
Como un zíngaro bohemio y genial, Zoltan Czibor era un futbolista desconcertante e imprevisible, capaz de maravillar al Respetable en sus mejores tardes, y de recibir broncas con abundante música de viento cuando no le salían bien las cosas. Un talento artístico parangonable al de ciertos toreros, que aborrecen los términos medios y las corridas…