RESUMEN:

Chús Pereda va a a ser una de las grandes estrellas del fútbol español en los años 60. Despuntará en el Indauchu bilbaíno, aparecerá por el Real Madrid demasiado pronto, comenzará a brillar en el Sevilla, y realizará el grueso de su carrera deportiva en las filas del Barça, siendo figura clave en el que

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Chús Pereda, el «calvo de Medina de Pomar» (Primera parte)

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Chús Pereda va a a ser una de las grandes estrellas del fútbol español en los años 60. Despuntará en el Indauchu bilbaíno, aparecerá por el Real Madrid demasiado pronto, comenzará a brillar en el Sevilla, y realizará el grueso de su carrera deportiva en las filas del Barça, siendo figura clave en el que durante muchos años fue el mayor éxito de nuestra Selección, la Eurocopa de 1964.  Luego, una vez retirado tras pasar por Sabadell y Mallorca, su labor va a ser crucial en las categorías inferiores del combinado nacional, conduciéndolo a importantes triunfos.

Y todo empezó en una pequeña localidad de la provincia de Burgos, el 15 de junio de 1938, cuando vino al mundo un chaval inquieto y despierto, cuya habilidad con un balón en los pies llamaría muy pronto la atención de sus paisanos. En aquel tiempo España libraba todavía  una terrible guerra civil, a la cual le faltaban los últimos coletazos, aunque estos se producían ya lejos de Medina de Pomar, un pueblo con mucha historia y cabecera de la comarca de Las  Merindades, con algo menos de tres mil habitantes y más cerca de Bilbao que del propio Burgos, detalle este que va a tener su importancia en la biografía de Jesús María Pereda y Ruíz de Temiño. Su padre poseía una carnicería en Medina (hecho que de algún modo le ve a emparentar con otro grande de nuestro fútbol, el coruñés Luís Suárez Miramontes ), pero deseaba que su hijo tuviera otros horizontes. Había vivido en Chile antes de su matrimonio, y también había jugado al fútbol, y aunque prefería que Jesús estudiase, tampoco va a poner obstáculos a su desmedida afición por la pelota. Y su llamativa destreza  con ella va a llevar al chico al equipo juvenil de Medina de Pomar.  Juega preferentemente como extremo derecho -un puesto que se adaptaba bien a sus condiciones físicas: 1,70 de estatura y 70 kilos de peso-, y destaca por su capacidad de penetración y potencia de disparo, con una gran rapidez para armar la pierna, lo que se traduce en la consecución de muchos goles. Y muy pronto todo ese talento llegará a oídos de otros clubes.

          DE GARELLANO AL BERNABÉU Uno de ellos, el vizcaíno Valmaseda, militaba entonces en categoría regional, y va a proponerle a un Pereda adolescente unirse al equipo, poniendo a su disposición un taxi para llevarle los domingos a los partidos. Enseguida se hace imprescindible, y es elegido para formar parte de la Selección Juvenil de Vizcaya, momento en el que le ficha un conjunto de superior categoría, el Indauchu, del barrio homónimo de Bilbao, que acababa de subir a Segunda División, y en cuyas filas van a actuar algunas viejas glorias muy ilustres: nada menos que Zarra, Iriondo, Panizo y el ex-realista Ontoria, todos ellos internacionales. En su primera temporada, todavía con 17 años, Chús juega poco (solamente 3 partidos, pues arriba casi al final, con un único gol en su haber ), pero en la segunda, la 56-57, se va literalmente a salir -36 partidos y 16 tantos-, junto a un ramillete de futuras figuras, como Cobo, Eusebio Ríos, Isasi o Miguel Jones.

Comienza la siguiente campaña en el mismo excelente estado de forma, pero cuando lleva ya 9 dianas en tan sólo 13 partidos, el secretario técnico del Real Madrid, el antiguo jugador internacional Ipiña, le ofrece al presidente indauchutarra, Jaime de Olaso, 850.000 pesetas por el traspaso de Pereda, y el de Medina de Pomar hace las maletas con destino a la capital, con sólo 19 años de edad y toda la ilusión del mundo. Tras un breve período de aclimatación, va a debutar con los blancos en la jornada número 21, el 9 de febrero de 1958, ante su nuevo público y frente a un rival teóricamente asequible, el Real Jaén. Vencen los madridistas por 3 a 0 ( Rial 2 y Gento ), y esta fue su formación en el estreno de Chús en Primera División: Juan Alonso; Atienza II, Marquitos, Lesmes II; Santistéban, Zárraga; Pereda, Marsal, Di Stefano, Rial y Gento.

      Y un par de semanas más tarde vuelve a vestirse de corto,  esta vez en partido de Copa de Europa y ante otro equipo español, el Sevilla,  un club que va a ser importante en su carrera, aunque él todavía lo ignore, lógicamente. En la ida habían vencido los merengues por un apabullante 8 a 0, de manera que el encuentro suponía ya un mero trámite, aunque no para el delantero burgalés. Se resolverá con empate a 2, y ambos tantos llevarán su firma. Las cosas parecían marchar bien…Pero jugar en aquel Madrid estaba muy caro, y de hecho no volverá a saltar al campo hasta la última jornada liguera, con los blancos ya campeones (al igual que triunfarían en la Copa de Europa, la tercera para sus vitrinas). Y en la “Copa del Generalísimo” tendrá que ser una de las raras lesiones de Gento -aun no figuraba en la plantilla madridista Manolín Bueno- la que le permita nada menos que disputar una final, en el habitual marco del  Santiago Bernabéu y ante un Athletic de Bilbao que aquella tarde dio la campanada, y se llevó el trofeo con once jugadores nacidos en Vizcaya, los famosos Once Aldeanos, que batieron al Real Madrid por 0 a 2 (Eneko Arieta y Mauri)

         EN ZORRILLA Y NERVIÓN

Pero aquel iba a ser su último partido con el conjunto merengue. Ante la mucha competencia (Kopa, su tocayo Chús Herrera, Mateos, Rial, Puskas, Gento…) va a aceptar el ir cedido al Real Valladolid, para ayudar a los blanquivioletas a recuperar la categoría recién perdida. Y en el viejo  Zorrilla” rendirá muy satisfactoriamente (27 partidos y 9 goles), cumpliendo con la misión encomendada. Pero ya no retornará al Real Madrid, sino que tomará el camino del Sur, como parte de la Operación Pepillo, instalándose en un Sevilla renqueante, que dirigido por el técnico catalán Luís Miró va a recuperar sensaciones agradables, con una delantera de gran clase y finura -“de cristal” la denominan los aficionados hispalenses-, formada por Agüero, Diéguez, Antoniet, Pereda y Szalay, con incrustaciones de Loren y Rivera.

      Esa brillantez le lleva a la Selección Española, primero en un par de ocasiones con los Sub-21, y por fin, el día de San Isidro de 1960, en Madrid frente a Inglaterra, en un amistoso donde  España vapulea a los británicos  por 3 a 0 (uno de Peiró y dos de Eulogio Martínez) con el siguiente equipo: Ramallets; Pachín, Garay, Gracia; Segarra, Vergés; Pereda ( Del Sol ), Eulogio Martínez, Di Stefano, Peiró y Gento . Y cuando Luís Miró es nombrado nuevo entrenador del Barça, en el verano de 1961, el técnico recomienda encarecidamente el fichaje de Pereda, así como el de su compañero Szalay, un buen extremo húngaro. Es un completo Plan Renove el que afronta en aquellos el club azulgrana, tras el final de ciclo del gran equipo dirigido por Helenio Herrera, certificado por la derrota de Berna ante el Benfica, cuando los malditos postes de sección  cuadrada del Wankdorfstadion se cansaron de repeler disparos catalanes con marchamo de gol. De ese modo, aparte los dos sevillistas, van a llegar Pesudo, Benítez, Páis, Zaballa, Zaldúa y Vicente, mientras que se van Kubala y Ramallets (retirados), Luís Suárez -traspasado al Inter de Milán en una operación interesante en lo económico aunque desastrosa en lo deportivo), Tejada, Czibor, Ribelles o Coll. Pero de lo que le acontecerá al futbolista de Medina de Pomar en Can Barça ya hablaremos el mes próximo…

 

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