
Durante mucho tiempo, el fútbol no necesitó a los representantes de jugadores. Había de sobra con los intermediarios, por lo general gente del balón y su mundillo, antiguos árbitros, entrenadores sin mucha suerte, pícaros con florido discurso y negociantes de diverso espectro, que un día hallaron su particular beta aurífera en un compro, cambio y…