Enrique Fernández: dos ligas consecutivas, una copa latina … y a la calle (1947-1950)
De Fernando Cuesta FernándezEn los años 40 el Barça ya tenía una larga tradición en eso de utilizar como entrenadores a antiguos jugadores azulgranas. Así, Greenwell, Forns, Platko, Planas, Guzmán, Nogués, Samitier y quien hoy nos ocupa, Enrique Fernández, van a ocupar su banquillo, buscando tal vez unos mejores resultados deportivos bajo la batuta de profesionales que ya conocían la casa, en mayor o menor grado, una política que se prolongaría en las décadas siguientes hasta llegar a la actualidad, con un ex-futbolísta culé tan carismático como el asturiano Luís Enrique Martínez al frente del equipo.
Después de tres años confiando en Josep Samitier, en los que el Barça había ido claramente de más a menos, la Junta Directiva presidida por Agustí Montal i Galobart, tal vez con la vista puesta ya en la cercana celebración del 50 Aniversario de la entidad blaugrana, decidió la contratación de otro antiguo jugador del club para dirigir al equipo, el uruguayo Enrique Fernández, que había militado en el conjunto barcelonista durante la temporada inmediatamente anterior al estallido de nuestra Guerra Civil, la 35-36, dejando muy buen sabor de boca entre los aficionados catalanes por su gran clase futbolística sobre el césped.
Enrique Fernández Viola era natural de Montevideo, la capital de la República Oriental del Uruguay, donde va a nacer el 10 de junio de 1912. Debuta profesionalmente como futbolista en 1931, en las filas de Nacional, uno de los dos grandes cuadros charrúas, pasando más tarde por otros dos conjuntos de la vecina Argentina, Talleres e Independiente de Avellaneda, para regresar a Nacional y cruzar «el Charco» en 1935, enrolándose en la plantilla del Barça. Internacional en 8 ocasiones con la «Celeste» ( con la que gana la «Copa América» de 1935 ), ocupaba la posición de interior izquierdo, desempeñándose con una gran calidad técnica y una más que notable capacidad de trabajo, y se va a insertar en un plantel azulgrana que ya iba mostrando evidentes signos de recuperación , acercándose al nivel de la década anterior después de varios años dando tumbos por las competiciones debido a la retirada o a la marcha de sus mejores futbolistas. En ese Barça de la temporada 35-36, va a encontrarse con jugadores tan destacados como los guardametas Iborra y Nogués, los defensas Areso y Zabalo, los medios Raich y Balmanya, y los delanteros Ventolrá, Escolá y Munlloch.
Esto es lo que escribe acerca de Enrique Fernández el historiador barcelonista Jaume Ramón en un artículo publicado el 18 de diciembre de 1968 en el «Extra» navideño de la revista «Barça», que hacia el numero 683 de dicha publicación: «Ficha por el Barcelona en la temporada 1934-35, a las postrimerías de la misma, jugando el Campeonato de España en el que somos eliminado por el Levante en tercer partido jugado en «Torrero» (Zaragoza). En la temporada 1935-36 es donde el uruguayo nos demuestra su gran clase formando ala con el joven Munlloch. Su infiltración en el área es prodigiosa, así como sus lanzamientos al extremo. Fernández se convierte en la estrella del Barcelona y es hombre base del equipo. La Guerra Civil le devuelve a su país de origen, retornando de él para ser entrenador del equipo en las temporadas 1947-48 y 1948-49…»
Fernández va a jugar vestido de azul y grana un total de 39 partidos, marcando 22 goles. El Barça se clasifica en la Liga en quinta posición, pero en la Copa de España llega hasta la final, en lo que va a ser el último Madrid-Barça antes de la Guerra Civil, disputado el 21 de junio de 1936 en el campo valenciano de «Mestalla», y que terminó con el resultado de 2 goles a 1 favorable a los blancos, dejando para la posteridad la famosa imagen de la postrer parada de Ricardo Zamora a disparo del azulgrana Escolá, atenazando el balón entre una nube de polvo a falta de unos pocos minutos para la conclusión del choque. Así formó el Barça aquella tarde: Iborra; Areso, Bayo; Argemí, Franco, Balmanya; Ventolrá, Raich, Escolá, Fernández y Munlloch. El estallido del conflicto fratricida va a pillar a Enrique Fernández fuera de España, de vacaciones en su país, y aunque tenía contrato en vigor ya no regresará, por razones obvias. Vuelve a enrolarse en Nacional, con expreso permiso del Barcelona, pero una grave lesión de menisco en la rodilla derecha le retira de la práctica activa del fútbol prematuramente, con tan sólo 24 años. Pero continuará ligado al «Deporte-Rey» como entrenador, faceta en la que va a destacar tanto o más que como jugador, y así a mediados de la década de los años 40 nos lo encontramos ya dirigiendo precisamente a Nacional, uno de los equipos de su vida
Va a ser Rossend Calvet, un personaje clave en el Barça de esos años, una especie de «superfuncionario» que no sólo se ocupaba de aspectos jurídicos – su especialidad, ya que era abogado -, quien recomiende encarecidamente su fichaje. Se va a desplazar a Barcelona en barco – no olvidemos que estamos en 1947, con la aviación comercial aun en mantillas -, arribando a la Ciudad Condal tras un largo y tedioso periplo, y el club rodea su llegada de un insólito secretísimo, ordenándole que no haga declaraciones a la prensa, algo por lo que después los propios dirigentes blaugranas van a pedir disculpas a los medios informativos.
En lo humano, se le recuerda como un hombre sumamente educado y correcto – aunque también se le atribuye algún enfrentamiento sonado con determinado periodista barcelonés – , mientras que en lo profesional fue un entrenador muy competente en los aspectos técnicos. Hoy diríamos de él que sabía leer perfectamente los partidos, y era capaz de improvisar sobre la marcha, cambiar de táctica según iba el encuentro. No se trataba de un hombre excesivamente versado en materia de preparación física, al igual que ocurría con su predecesor Samitier. Lo suyo era la motivación psicológica de los jugadores, y el planteamiento del partido y sus oportunas variaciones, pero conocía muy bien sus limitaciones y carencias, e intentaba ponerles remedio. De ese modo, en sus primeros tiempos como responsable del Barça se hacía asesorar en dicho apartado por alguien más capacitado, y recibía lecciones por parte de un profesor de Educación Física, para luego poder llevar a la práctica esos conocimientos en las sesiones de entrenamiento. Fernández en un principio va a mostrarse también reticente ante las nuevas tácticas, concretamente la famosa «WM», que ya había esbozado su antecesor en el cargo, retrasando a tal efecto al medio centro, e incrustándolo entre los dos zagueros y encomendándole la misión de salvaguardar la parcela central de la línea defensiva, pero finalmente acabará asimilando esta novedad, que ya se aplicaba en el resto de Europa y en otros clubes españoles.
PRIMER ACTO: 1947-48
Estos son los efectivos humanos con los que el técnico nacido en Montevideo va a contar para su primer curso en «Les Corts»: Velasco, Quique, Elías, Curta, Sans, Gonzalvo II, Gonzalvo III, Calvet, Navarro II, Basora, Seguer, Colino, Cesar, Periche, Bravo, Badenes, Escolá, Canal, Rueda, Amorós, Da Silva, Valle, Noguera y Florencio. Destaca la presencia de dos «ases» de importación llegados con la temporada ya iniciada: el brasileño Lucidio Batista Da Silva, que no cuajaría (las malas lenguas hablaban de su intensa vida nocturna…), y el argentino Florencio Cafferatti, un jugador de extraordinaria clase al que una grave lesión cortó de raíz la que podía haber sido una brillantísima carrera en el Barça. En esa excelente plantilla los hombres clave van a ser el guardameta Velasco, los dos hermanos Gonzalvo, y la fructífera sociedad atacante Basora-César.
El equipo arranca el Campeonato Nacional de Liga 47-48 rondando los primeros lugares de la clasificación. En la octava jornada, tras golear por 4 a 0 al Sporting de Gijón, se sitúa como líder, empatado a puntos con Valencia y Celta, pero pierde dicha posición a domingo siguiente, al salir fuertemente derrotado por el Sevilla en «Nervion», donde se deja también la imbatibilidad de la que disfrutaba hasta entonces. Se va a alejar de la cabeza al perder de nuevo en «Sarriá» en la jornada undécima ( 2 a 1 ), y empatar al domingo siguiente con el Valencia en «Les Corts» ( 1-1 ). La derrota en «San Mamés» ( 3-2 ) en la fecha 13 le aleja ya de la cabeza en cuatro puntos. El Valencia lidera la tabla con cinco puntos de ventaja en la jornada 16, una vez rebasado el ecuador de la competición, pero a partir de ese momento los levantinos irán aflojando, mientras que el Barça esprintará : 4 a 2 al Real Madrid en «Les Corts» (jornada 17), 2-1 al Sabadell también en su feudo (jornada 18), colocándose segundo, a tres puntos de los «Chés».
En la fecha 19 todo sigue igual, pues ambos «gallitos» caen en sus respectivas salidas a Sabadell y Vigo, y por el mismo resultado, 3 a 2, mientras que Atlético de Madrid y Sevilla presentan su candidatura al título. En la jornada 20 el Valencia cae en Bilbao ante el Athletic, y el Barça golea en casa a la Real Sociedad, situándose a sólo un punto de los levantinos, mientras que el Atlético de Madrid pierde 1 a 0 en Alcoy, y el Sevilla cae por 2-0 en Tarragona frente al Nástic. En la 21, el Valencia aplasta al Oviedo en «Mestalla» ( 6-1 ), el Barça triunfa 1-4 en Gijón, y el Atlético de Madrid aguanta el tirón (5-2 al Nàstic en el «Metropolitano»), mientras que el Sevilla se deshincha (cae 2-3 en «Nervion» ante el Real Madrid). Valencia es primero, segundo el Barça a un punto, y terceros los «colchoneros» a 2.. En la siguiente jornada, la que hace el número 22 de la competición, el Valencia gana 0-2 en «El Collao» al siempre animoso Alcoyano, el Barça aplasta al Sevilla en «Les Corts» ( 6-0 ), y los eternos rivales madrileños hacen tablas. El título parece ya un mano a mano entre valencianos y catalanes.
Jornada 23. Respiro del Valencia, que derrota por 3 a 1 al Nástic en «Mestalla», mientras que el Barça no pasa del empate ( 2 a 2 ) en el «Metropolitano». Dos puntos arriba los «Chés», con la perspectiva de recibir al Barça en la Ciudad del Turia en la penúltima jornada. Parecían claros favoritos para revalidar el título… Pero en la jornada 24 no pasan del empate en Madrid, frente a los merengues, mientras que el Barça golea al Español en «Les Corts» y se sitúa a un solo punto. Y por fin, en la jornada número 25, disputada el 4 de abril de 1948, esto es lo que nos cuenta la estupenda «Historia de la Liga» de Enrique y Nicolás Fuentes, publicada en 1969-70: «En Mestalla gran expectación por un partido que iba a decidir el título en la temporada que se estaba acabando. Una mala tarde de la defensa valenciana, en especial de su guardameta, facilitó la victoria del Barcelona y con ello las máximas, casi absolutas posibilidades, de lograr el triunfo final por parte de los azulgranas. Se adelantó Seguer para los catalanes en la primera parte, y luego empató Igoa, pero el segundo tiempo ya tuvo neto color blaugrana, con dos nuevos tantos obra de César y Badenes, ante el entusiasmo de miles de hinchas culés desplazados a Valencia». Así formaron ambos equipos, a las órdenes del árbitro señor Galende: por el Valencia, Ignacio Eizaguirre, Díaz, Juan Ramón, Pomar, Puchades, Asensi, Seguí, Rubio, Morera, Igoa y Epi, y por el Barça, Velasco, Elías, Curta, Gonzalvo III, Calvet, Gonzalvo II, Basora, Seguer, César, Badenes y Valle. Siete días más tarde, el 11 de abril de 1948, en la jornada 26 y última, el Barça remacha su éxito de la semana anterior venciendo con claridad al Athletic de Bilbao, 3 a 0 (Seguer, Badenes y Valle). Se proclama Campeón de Liga por tercera vez en su historia, con 37 puntos y 11 positivos. Había ganado 15 partidos, empatado 7 y perdido solamente 4, con 65 goles a favor y 31 en contra.
En la Copa del Generalísimo, sin embargo, no va a poder revalidar ese éxito, pues en la primera ronda en la que interviene, octavos de final, el Atlético de Madrid se muestra como un rival insuperable: 2-0 en el «Metropolitano» y 0 a 0 en la vuelta en «Les Corts». Cerrará la temporada brillantemente, no obstante, conquistando el llamado «Torneo de Históricos», una competición que la Federación improvisó al ser rápidamente eliminados de la Copa Barcelona, Real Madrid y Athletic de Bilbao, disputándose en formato de liguilla a doble vuelta, y alzándose los blaugranas con el triunfo, al igual que hacen en La Coruña, llevándose el trofeo «Teresa Herrera» al derrotar al Oporto por 2 a 1, con goles de Seguer y Noguera.
SEGUNDO ACTO: 1948-49
De cara a la temporada 48-49 estas van a ser las principales novedades que se producen en la plantilla azulgrana: causan baja Sans, Colino, Periche, Badenes, Rueda, Amorós, Escolá, Da Silva, Valle y tres futbolistas internacionales y muy importantes en el Barça de los años 40: Escolá, Bravo y Mariano Martín, minado este último por numerosas lesiones, mientras que son alta el guardameta Ramallets, tras su cesión al Valladolid, el defensa leonés Ricardo Rodríguez «Calo (hermano de César), los catalanes Cerveró, Virgós, Sagrera, Torra, y Serratusell, y los argentinos Nicolau y Marcos Aurelio, este ya avanzado el campeonato.. La Liga comienza el 12 de septiembre de 1948, y el Barça arranca con mucha fuerza ( 5 a 2 en «Les Corts» al Real Oviedo, con cuatro goles de César). Al domingo siguiente logra un gran triunfo en el nuevo estadio de «Chamartin» ante el Real Madrid, 1 a 2, y los azulgranas se convierten en líderes. Nueva goleada en la tercera cita liguera (5 a 1 al Coruña en la Ciudad Condal), y primer punto perdido en la cuarta (empate a dos en Tarragona), pero el Barça continúa en cabeza, aunque en la sexta fecha, al perder 1-0 en Sabadell, el Valencia le alcanza en la cabeza de la tabla, superándole al domingo siguiente, donde el Barça tan sólo consigue un empate en «Balaídos» frente al Celta ( 2-2 )
Recupera la primera posición en la octava jornada, tras vencer precisamente al Valencia en «Les Corts», en un encuentro trepidante en el que se pone 4 a 0 en el descanso (con «hat-trick» de Cesar), pero en la segunda mitad casi ve como los «Chés» le empatan el partido que finaliza 4 a 3, después de otro «triple» del levantino Seguí. Pero en la novena jornada es derrotado 2 a 0 en el «Metropolitano», y el Atlético de Madrid le rebasa por un punto. Luego sería el Real Madrid quien comandase la tabla durante varias jornadas de la 10 a la 14, siempre entre una gran igualdad, seguido por Atlético de Madrid, Barça y Valencia, hasta que en la fecha 15 los azulgranas derrotan nuevamente a los merengues, esta vez en «Les Corts» por 3 a 1, y son los colchoneros quienes se ponen en cabeza. Vuelve el Real Madrid a situarse arriba entre la 16 y la 18, pero en la 19 el Barça le iguala al ganar al Sabadell (1 a 4), y perder los blancos en Valladolid.
Siguen ambos conjuntos empatados en la jornada 20, con Atlético y Valencia ya distanciados a 4 puntos, pero se estrecha la cabeza al domingo siguiente, pues pierden ambos líderes, y la derrota catalana, precisamente en «Mestalla» ( 4-2 ), da nuevamente alas a los valencianistas, mientras que los rojiblancos se acercan también. Pero en la jornada 22 el Barça se pone de nuevo líder, aprovechando varios tropiezos (caen el Real Madrid en su propio feudo ante el Oviedo, y el Atlético Madrid sale goleado de «Les Corts», 4 a 0). Se aprieta de nuevo la clasificación en la jornada 23, pues el Barça pierde 2 a 0 en «San Mamés». El Valencia se sitúa a un punto, el Real Madrid a 2, y el Atlético a 3. En la jornada vigesimocuarta el Madrid vence en La Coruña ( 0 a 3 ), el Barça golea al Valladolid en «Les Corts» ( 6-0 ), y el Valencia aplasta al Athletic de Bibao en «Mestalla» (5 a 0), con lo que todo queda igual a falta sólo de dos encuentros.
El Barça tiene que visitar el siempre difícil terreno de «Nervión», pero allí va a superar claramente a los locales, pese al apretado 1 a 2 final. El Real Madrid, por su parte, saca adelante su compromiso ante el Nàstic de Tarragona, pero al hallarse a dos puntos del Barça, y con el «goal average» particular a favor de los catalanes, pierde ya todas sus opciones, al igual que el Atlético, a tres puntos. De modo que el único que podía arrebatarle el título al Barça era el Valencia. Si los de Enrique Fernández perdían el último partido ante su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, en «Les Corts», y el Valencia lograba derrotar al Sevilla en «Mestalla», sería campeón, pues tenía un mejor registro que el Barça en sus dos confrontaciones entre ambos. Pero no se va a dar el caso.
Ambos equipos sacaron adelante su partido. El Valencia venció a los hispalenses por 2 a 0, y aunque el Barça pasó por más apuros (se adelantaron los «pericos», pero luego dos tantos de Cesar le dieron la vuelta al marcador), finalmente pudo revalidar su título por primera vez (era su cuarto entorchado liguero). Tras 26 jornadas había obtenido 37 puntos y 11 positivos, sin perder un solo punto en «Les Corts», con 16 victorias, 5 empates y otras tantas derrotas, habiendo marcado 66 tantos, y encajado solamente 36. Además, César Rodríguez se proclamaba también máximo goleador del campeonato, con 28 dianas. La celebración, ante su propio público, no pudo ser más entusiasta, justo en puertas de conmemorar las Bodas de Oro de la entidad.
Esta temporada va a ser testigo también del primer gran triunfo internacional del Barça. Se disputa la primera edición de la «Copa Latina», participando los campeones de Liga de España, Portugal, Francia e Italia, preludio de las competiciones internacionales que van a aparecer a mediados de la década siguiente (Copa de Europa y Copa de Ciudades en Feria). Los partidos se celebran en terrenos españoles, y el Barça se deshace primeramente del campeón galo, el Stade de Reims, venciéndole en «Les Corts» por 5 a 0, y consigue el trofeo al derrotar en la final, disputada en Madrid el 3 de julio de 1949, en el flamante e inconcluso estadio de Chamartín, al Sporting de Lisboa por 2 a 1, con goles de Seguer y Basora y la siguiente alineación: Velasco; Calvet, Curta, Calo; Gonzalvo III, Gonzalvo II; Basora, Seguer, Canal, César y Navarro II
Con anterioridad el Barça había conquistado también la Copa «Eva Duarte», lejano precedente de la actual «Supercopa de España», que enfrentaba al Campeón de Liga y al de Copa, al derrotar al Sevilla por 1 a 0 en Valencia, con un gol de César (19 de diciembre de 1948). No le va a ir tan bien, sin embargo, en la Copa del Generalísimo de 1949. Elimina a partido único al Girona ( 9 a 0 ), y luego al Granada (2 a 2 en la ciudad de La Alhambra y 5 a 2 en Barcelona), pero cae ante el Valencia, pues no consigue remontar el 3-1 adverso encajado en «Mestalla», al vencer únicamente por 3-2 en «Les Corts». No obstante, el balance final de la temporada es magnífico
TERCER ACTO Y TELÓN: 1949-50
La tercera temporada de Enrique Fernández al frente del Barça, la 1949-50, presenta las naturales novedades. En la lista de bajas figuran Quique, Noguera y Florencio, mientras que se incorporan Isal, Corró, los sudamericanos Prais y Salaberry – ambos compatriotas del técnico charrúa – , Matamala, el argentino Giménez, y Areitio ( estos dos últimos, una vez iniciada la campaña ). La Liga da comienzo el 4 de septiembre de 1949, con mal pie. El Barça es derrotado por 3 a 1 en «San Mamés», pero a la semana siguiente consigue una goleada histórica sobre el Nástic de Tarragona en «Les Corts», 10 a 1. Sin embargo su irregularidad – que va a ser la tónica de toda la temporada – se pone una vez más de manifiesto al ser vapuleado en el nuevo «Chamartín» por el Real Madrid ( 6-1 ). En la cuarta jornada, no obstante, logra otro marcador asombroso, 7 a 0 sobre el Sevilla en la Ciudad Condal, para proseguir con sus altibajos cayendo en la quinta fecha en «Riazor» , ante el Coruña, con una derrota sin paliativos, 3 -0.
Pierde la Copa «Eva Duarte» ante el Valencia, vigente campeón copero, por un marcador estratosférico, 7 a 4, aunque muy pronto el club va a celebrar con brillantez sus Bodas de Oro. La Junta Directiva que preside Agustí Montal i Galobart le dará el mayor realce a la efeméride, y entre un aluvión de actos de tipo deportivo, cultural y social, programa un torneo triangular donde el Barça se enfrenta al Boldklubben de Copenhague danés y al Palmeiras de Sao Paulo brasileño y del que sale vencedor, entre vibrantes sardanas, emotivos homenajes y espectaculares sueltas de palomas. Pero una vez reanudado el campeonato liguero, la situación no mejora un ápice.
El Barça se mantendrá siempre alejado de la cabeza de la clasificación, en una temporada muy igualada y abierta, marcando muchos goles, pero también encajando bastantes. Y dos derrotas consecutivas ante el Real Madrid en «Les Corts» ( 2-3 ) y Sevilla en «Nervión» – 5 a 2 – van a suponer, tras la disputa de la jornada 17 (22 de enero de 1950), la dimisión de un Enrique Fernández que además estaba abiertamente enfrentado a varios miembros de la plantilla (en concreto, se hablaba de César y los hermanos Gonzalvo, y se especulaba con la posibilidad de que los jugadores le hubiesen hecho «la cama»). En ese momento el equipo era octavo, a 6 puntos del líder, el Real Madrid, con un negativo y un balance provisional de 8 victorias, 1 empate y 8 derrotas. Le va a sustituir un hombre de la casa, Ramón Lloréns, antiguo guardameta de los años 20 y primeros 30, y a la sazón responsable del equipo de Aficionados. Con él en el banquillo, el Barça acabará la Liga en quinta posición, con 29 puntos, a cuatro del campeón, el Atlético de Madrid.
El balance de Enrique Fernández como entrenador barcelonista se va a resumir en un total de 81 partidos oficiales dirigidos, con 46 victorias, 15 empates y 20 derrotas, 211 goles a favor y 121 en contra. El tanto por ciento de partidos ganados va a ser del 56,79 %. No obstante, y pese al excelente bagaje deportivo ( 2 Ligas y una Copa Latina como principales conquistas ), la estancia de Fernández en el banquillo del Barça no fue precisamente un lecho de rosas. Tendrá enfrentamientos puntuales con algunos miembros relevantes de la plantilla – aparte de los ya mencionados, el más grave se producirá con el defensor Jaume Elías, quien tras chocar con él no volverá a ser alineado -, y sus relaciones con Samitier, secretario técnico del club, no van a ser precisamente idílicas, sino un claro motivo de fricción, especialmente en sus últimos meses como blaugrana, cuando va a tener que soportar además varias pañoladas en el estadio a causa de la mala marcha deportiva del equipo – el público nunca acaba de comprender que no siempre se puede ganar – y abundantes críticas por parte de la prensa.
Una vez fuera del Barça, el buen técnico uruguayo regresará a su país para dirigir a Nacional, entre 1950 y 1952, pero al año siguiente volverá a España, para ocupar el banquillo de un Real Madrid que llevaba 20 años sin ganar la Liga. Claro que los blancos, tras rocambolescas vicisitudes, se van a hacer con los servicios de un jugador argentino de ralos cabellos rubios y vocación todoterreno, Alfredo Di Stefano, y con él omnipresente sobre el campo, Enrique Fernández se apuntará su tercera Liga española, en la temporada 53-54, rompiendo así con la larguísima sequía merengue en el Torneo de la Regularidad.
No obstante abandonará la entidad presidida por Santiago Bernabéu a mediados del curso siguiente, concretamente tras la jornada 14 y con el equipo situado como líder. Rescinde su contrato de mutuo acuerdo con el club, y el militar cordobés José Villalonga, futuro seleccionador español, toma las riendas del equipo blanco, volviendo a revalidar el título. Fernández dirigirá con posterioridad al Colo-Colo chileno ( con el cual vuelve a ganar un campeonato liguero ), al Sporting de Lisboa, al Real Betis Balompié ( en la campaña 59-60, hasta su cese tras la décima jornada, con los verdiblancos en zona de promoción, siendo sustituido por Sabino Barinaga), a Gimnasia y Esgrima de La Plata – en dos períodos diferentes -, al River Plate bonaerense, al Palestino chileno, y a la Selección de Uruguay entre 1967 y 1969. Va a fallecer en la misma ciudad que le vió nacer, Montevideo, el 6 de octubre de 1985, a los 73 años de edad, dejando tras de sí el recuerdo de un excelente profesional, tanto dentro como fuera del terreno de juego, aunque en una plaza tan difícil como siempre ha sido Barcelona le tocase también recibir críticas, no siempre del todo justificadas.