Conclusiones: el Athletic no ganó la Copa de 1904
De Luis Javier Bravo Mayor, José Ignacio Corcuera y Víctor Martínez PatónCreemos haber explicado suficientemente cómo el quid de la cuestión está en lo ocurrido el 28-3-1904. Con el reglamento publicado del torneo el Athletic llevaba razón en afirmar que no había ningún equipo que cumpliera los requisitos de inscripción, y no reconocía potestad a la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball para cambiar dicho reglamento como lo había hecho el día 27-3-1904. Pero claro, el Athletic no era quién para juzgar la legitimidad o no de quien precisamente organizaba el torneo.
Entendemos que en el fondo lo que estaba haciendo el Athletic era reconocer implícitamente esa legitimidad solo al Madrid FC y a su presidente Carlos Padrós. Pero, ¿hasta qué punto no tuvo el propio Padrós responsabilidad en lo ocurrido?
Si como hemos visto la intención de este fue desde el principio organizar directamente el torneo, quizá pensase que podía ganar aún más fuerza y reforzar su prestigio si, siendo otro quien corriera con la organización, las cosas salían muy mal. De tal modo, nadie dudaría en lo sucesivo que sólo a Padrós debía corresponderle la organización. Como pitanza, se deshacía de Avecilla y una federación que no gobernaba.
Quizá la primera artimaña de Padrós tuviera como consecuencia que el Español de Barcelona no viniera a Madrid a jugar el Campeonato. Es cierto que no hay pruebas directas, pero lo que sí sabemos es que el Español dejó de venir anunció su retirada del torneo una vez que se hizo público que este no lo organizaría el Sr. Padrós sino la federación.
Los problemas de las eliminatorias madrileñas fueron fortuitos y no se le pueden achacar a nadie, pero lo que no sabemos es por qué no se cedió el Hipódromo salvo para el partido jugado por el Madrid. ¿Cuáles eran esas «causas de todos sabidas y que no es esta la ocasión de poner de manifiesto» a las que se refería Avecilla? ¿Tuvo algo que ver Padrós, quien sí había conseguido el Hipódromo para años anteriores y lo volvería a conseguir para los siguientes?
Esta interpretación gana fuerza precisamente por la visita que el Madrid y su presidente hicieron al Athletic tres semanas después del campeonato y la interpretación que dio de ella la prensa.¿Por qué habría el Madrid FC de desagraviar al Athletic cuándo él no había tenido ninguna responsabilidad de la organización del Campeonato de España? ¿O es que sí la había tenido? ¿Fue acaso el presidente madridista quien instó al Athletic a no reconocer legitimidad a la federación y a regresar a Bilbao el día siguiente de haber llegado a Madrid y sin haber jugado?
El caso es que la extraña actitud del Athletic tuvo a la larga su beneficio, pues aparte de llenar el campo de Lamiaco tres semanas después, Padrós volvió a organizar el Campeonato de España en la siguiente edición (1905) y quedaría aceptado como vencedor del año precedente al club que jamás lo ganó, al no prestarse a jugar siquiera. Así se entendió al Athletic, desde entonces, campeón de un torneo que no ganó: solo el organizador tiene potestad para decidir quién es el campeón. Y la Federación fue clara adjudicando el título al Español de Madrid. El Athletic Club quedó descalificado y en consecuencia ni siquiera podría tomársele por subcampeón.
Pero además hay que anotar que para dejar pocas pistas a los posibles interesados por el asunto las fechas de celebración del Campeonato se cambiaron en todas las historias publicadas para que cuadrara perfectamente la historia vendida por el Athletic. Desde el primer Anuario de la RFEF publicado en la temporada 1927-28 se dice que la fecha designada para el partido era el 26-3-1904 y que como no había campeón regional madrileño el Athletic no tuvo rival. Los dos días de diferencia que hay entre la fecha hasta ahora difundida y la real (28-3-1904) son suficientes para que ya sí hubiera representante madrileño, aunque hubiera sido designado por sorteo. No creemos, sinceramente, que el error en la fecha sea simplemente un error involuntario, sino antes bien parte de la propaganda para que perdurara el considerar al Athletic campeón aun sin serlo.
No queremos concluir este largo artículo sin llamar la atención sobre el Libro de Oro del Real Madrid, publicado con motivo de su cincuentenario en 1952. Editado por el propio club, su dirección recayó en Federico Carlos Sainz de Robles y su realización en Ediciones Ares. No sabemos quién fue el autor, pero sí sabemos que conocía perfectamente lo ocurrido en 1904 y que además contaba con información directa de la federación madrileña. No en vano reproduce las dos actas de reuniones que nosotros hemos copiado arriba, sino que afirma directamente tener mucha más información: «la publicación de todos ellos -que el autor conserva a disposición de los curiosos- sería interminable […]». Lástima que los curiosos de hoy no podamos tomar contacto con tan informado cronista. Y la pregunta que nos queda: ¿conservarán sus herederos toda esa valiosa información recopilada por el autor, incluidas las actas de la federación madrileña?
Para concluir queremos destacar que este episodio de la historia del fútbol español, tan escondido durante más de cien años y que nosotros hemos procurado desarrollar con toda la profusión posible, tuvo consecuencias muy importantes. Para empezar, la desaparición de la Asociación Madrileña de Clubs de Football y con ella todos sus proyectos nacionales que dejaron a España sin federación nacional hasta 1909. Y ante el hueco que esta entidad dejara, el Madrid FC no sólo volvió a tomar la organización del Campeonato de España, sino que ninguneando a la Federación desaparecida se permitió retrospectivamente nombrar campeón a quien no lo había sido. Tampoco podemos dejar de anotar que esta no sería la última trifulca montada por Madrid FC y Athletic Club contra una federación. La siguiente tuvo lugar en 1910, por razones en definitiva muy parecidas: no aceptaban la legitimidad de la federación, entonces la Federación Española de Clubs de Football fundada el 14-10-1909. Y es que seis años después los personajes seguían siendo los mismos. Pero eso ya es otra historia.
Luis Javier Bravo Mayor
José Ignacio Corcuera
Víctor Martínez Patón