RESUMEN:

A lo largo de la historia, existen partidos de fútbol que quedan grabados en la memoria. En este caso, se remonta a Enero de 1973, cumpliendo ahora la nada despreciable cifra de cincuenta años. Son encuentros que, por un motivo u otro, hacen que aquel recuerdo se ponga de pie y vuelva a la actualidad.

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El Grecia, 2 – España, 3 de hace 50 años, y mi transistor.

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A lo largo de la historia, existen partidos de fútbol que quedan grabados en la memoria. En este caso, se remonta a Enero de 1973, cumpliendo ahora la nada despreciable cifra de cincuenta años. Son encuentros que, por un motivo u otro, hacen que aquel recuerdo se ponga de pie y vuelva a la actualidad.

Estábamos en cuarto curso de Bachillerato. Se estrenaba instituto dado que el anterior se había quedado pequeño y obsoleto. Las clases de los alumnos no eran mixtas como ahora, existía el cuarto masculino y el femenino.

Aquel partido ante Grecia comenzaba a las dos de la tarde, la expectación era enorme en España, pero a las tres y media teníamos que ir de nuevo al instituto, con lo cual no nos daba tiempo a verlo acabar por la televisión, entonces, en blanco y negro, por supuesto.

Así que no se me ocurrió mejor idea que cogerle el transistor a mi padre e ir oyéndolo por la calle. Para más inri, el partido había empezado con retraso, con lo cual, o lo acabábamos de oir en clase, o adiós muy buenas.

Cuando llegamos al instituto, solicitamos a la profesora de matemáticas que nos dejara escuchar los pocos minutos que faltaban para el final. Supongo que  Doña Pepita Porta estaría satisfecha con el comportamiento y el nivel de aprobados en su clase por lo que accedió a que nos reuniéramos alrededor del aparato. Grecia empató a dos en el minuto ochenta y dos y poco después Valdez marcó el gol que nos daba la victoria. Lógicamente, la celebración dio rienda suelta a la lógica algarabía del momento y, claro, los gritos de alegría de los alumnos debieron resonar en el pasillo del instituto, con tan mala fortuna de que “alguien” debió oírlos.

A los pocos segundos se presentó el diligente conserje que, por orden del director, -éste, un personaje que si hacía una mueca con el labio superior de la boca podía interpretarse que se estaba partiendo de risa-, ordenaba el requisamiento del transistor con lo que, para nosotros, se acabó el partido. Como en los toros, entre los chicos hubo “división de opiniones”, unos se acordaron de su padre y otros de su madre, de los del director, que el conserje bastante tenía ya. Qué cara de desaliento nos vería Doña Pepita que se fue como una bala a por el conserje para que nos lo devolviera, llegando incluso al despacho del mandamás. Menuda era ella. Fue recuperado, pero el partido ya había finalizado.

Si nuestra profe lee estas líneas desde el cielo, seguro que recordará este episodio, como de la misma manera todas las generaciones que pasaron por su docencia la siguen añorando con cariño, respeto y admiración.

En fin, es una historia que me introduce para narrarles lo que aconteció aquel día de 1973. Es la edad. Uno ya va teniendo más recuerdos que futuro.

España había quedado encuadrada en el grupo VII de clasificación para el Mundial a celebrar en Alemania en 1974 junto con las selecciones de Yugoslavia y Grecia. Las cosas no habían empezado bien. En el primer encuentro jugado el 19 de octubre de 1972 en el estadio Insular de Las Palmas contra los balcánicos, se empató milagrosamente a dos goles gracias al tanto marcado por Juan Manuel Asensi en el minuto 89 cuando todo el estadio daba por derrotados a los españoles.

Los yugoslavos tenían un equipo magnífico, con su figura Dzajic al frente, con un gran portero, Maric, un muro defensivo, Krivokuca, unos finos centrocampistas, Petkovic y Acimovic, y un delantero de categoría, Bajevic.

Al mes siguiente, Yugoslavia jugó su segundo compromiso venciendo en casa a Grecia por un gol a cero, con lo que se situaba al frente de la clasificación.

Ese mal comienzo en Canarias había que remediarlo en tierras helenas con el fin de no quedar eliminados a las primeras de cambio. Para Grecia era primordial vencer en su encuentro contra los españoles y, a su vez, nuestra selección no podía quedar anclada con un punto en caso de perder en tierras helenas.

Para preparar el trascendental encuentro del 17 de enero de 1973, los griegos organizaron un partido de entrenamiento contra el Panionios, que iba el quinto en la liga, ganándoles por dos a uno. Para el tercero en discordia del grupo, suponía un acontecimiento recibir a los españoles en su terreno, por lo que lo afrontaron concienzudamente: “Debemos ganarlo a toda cosa” afirmaba su seleccionador Billy Bingham.

Por su parte, España también se preparaba. El seleccionador Kubala hizo una lista con dieciseis jugadores (Reina, Iríbar, Gallego, Benito, Sol, Violeta, Macías, Asensi, Velázquez, Pirri, Amancio, Rexach, Valdez, Boronat, Gárate y Quini), citándolos para el martes 9 de enero en Barcelona. Allí podrían entrenar en campos similares al terreno de juego del Panathinaikos donde se iba a celebrar el partido, así que se avisó a los clubes San Andrés y Sabadell. Cuando se reunieron en la concentración, la relación de lesionados o enfermos era preocupante. Valdez e Iríbar con fiebre, Benito y Violeta llegaron con fuertes golpes como recuerdo del partido de liga del domingo anterior, y Quini y Sol con un tirón muscular. Este último tuvo que dejar la selección dado que no se recuperó a tiempo para poder viajar a Atenas. En su lugar, se llamó a José Luis “Pepe goles”, del Real Madrid.

Una vez en el hotel, Kubala regaló a los jugadores una equipación de entrenamiento de color azul; en la camiseta, en vertical, el nombre de España en el pecho, y a la altura de la cintura la “K” de Kubala. Al parecer, alguien cercano o el mismo seleccionador llevaban la representación de aquellas prendas.

En los días posteriores, se disputó un partidillo de entrenamiento contra el juvenil del Barcelona. Actuó de árbitro Quini, siendo los linieres Iríbar y Asensi. La alineación estuvo compuesta por Reina, Boronat, Violeta, Gallego, Macías, Benito, Pirri, Velázquez, Amancio, Gárate y Rexach. Cuando había transcurrido media hora, se cambió de árbitro, cogiendo el silbato el seleccionador, aprovechando para efectuar ligeras modificaciones en el equipo. Ganó la selección cuatro a dos.

Se decidió que el capitán de España sería Amancio y que si había penaltis los lanzarían, por este orden, Pirri, Rexach y el gallego sabio.

Días más tarde, otro partido de entrenamiento, esta vez contra el Calella, de Tercera División (donde figuraba el ex internacional Mingorance), con avería del autobús incluida camino del estadio (y allí que se pusieron a empujarlo las figuras del panorama futbolístico de España. Al parecer, la foto dio la vuelta por la prensa de entonces). Jugaron Iríbar (Reina), José Luis, Violeta, Gallego, Macías, Pirri, Velazquez (Benito), Asensi, Amancio (Boronat), Gárate (Quini) y Rexach. Reina arbitró el primer tiempo, e Iríbar lo hizo en la reanudación. Ganó la selección por dos a cero en un partido que duró 65 minutos. Mientras tanto, como Valdez continuaba con fiebre, se llamó al valencianista Claramunt para unirse al equipo, por si era necesario.

Se filtró que la prima por cabeza por ganar en Grecia sería de 100.000 pesetas, ampliable hasta un millón si se conseguía la clasificación para el Mundial.

En fin, que se llegó al decisivo día diecisiete en Atenas, estadio de Alexandras, del Panathinaikos, arbitrado por el alemán del este Sr. Rudolf Glöckner, que había sido el colegiado de la final del Mundial de 1970 entre Brasil e Italia. El partido comenzó con varios minutos de retraso porque el trencilla exigió que la bandera de su país estuviera a la misma altura que la de España y Grecia. En realidad, no fue intencionado sino que se había agotado la polea y hasta ahí llegaba.

El seleccionador Ladislao Kubala alineó a José Ángel IRÍBAR Cortajarena (Ahtletic de Bilbao), José Luis López PEINADO (Real Madrid CF.), José Luis Díaz MACÍAS (CD. Málaga) –debutante-, sustituido por José CLARAMUNT Torres (Valencia CF.) a los 57 minutos, José Luis VIOLETA Lajusticia (Real Zaragoza), Francisco Fernández Rodríguez “GALLEGO” (CF. Barcelona), Gregorio BENITO Rubio (Real Madrid CF.), José Martínez Sánchez “PIRRI” (Real Madrid CF.), Juan Manuel Asensi Ripoll (CF. Barcelona), AMANCIO Amaro Varela (Real Madrid CF.), José Eulogio GÁRATE Ormaechea (Atlético de Madrid) sustituido por Enrique Castro González “QUINI” (Sporting de Gijón) a los 57 minutos  y Valdez (Valencia CF.).

En el banquillo de suplentes quedaron Miguel REINA Santos (CF. Barcelona), Marco Antonio BORONAT Gimeno (Real Sociedad), Carlos REXACH Cerdá (CF. Barcelona) y Manuel VELÁZQUEZ Villaverde (Real Madrid CF.).

Valdez adelantó a España a los 38 minutos, resultado con el que se llegó al descanso; en la reanudación, Koudas empató a los 54 minutos, volviendo a marcar Claramunt a los 71; en los minutos finales, empató de nuevo el griego Domazos, minutos 82, y cuando faltaban cinco para finalizar el encuentro, Valdez marcó el definitivo gol que dio la victoria a España. Menos mal…

En los partidos posteriores del Grupo, España ganó en casa a los helenos por tres a uno, empató a cero en Yugoslavia, y los balcánicos vencieron en Grecia por dos a cuatro; lamentablemente, el cuarto gol anotado por Karasi fue en el último minuto cuando, de haber finalizado dos a tres, la diferencia de goles le habría dado a España el pase directo al Mundial. Pero como no fue así, en la clasificación final, quedaron empatados Yugoslavia y España a seis puntos y con la misma diferencia de goles (+3) por lo que hubo de disputarse un encuentro de desempate, de mal recuerdo para los españoles. El 13 de febrero de 1974, los del este ganaron uno a cero, con gol de Katalinski, esfumándose el sueño para España.

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