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Introducción Cuando Paco Bru se desplazó a Barcelona en octubre de 1936 para buscar una salida a la situación del Madrid FC pudo comprobar que el mundo del fútbol, tal y como había estado funcionado hasta entonces, estaba en una situación bastante más delicada de lo que las circunstancias bélicas podían dar a entender. Repasando

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De la Olimpiada Popular a la Liga del Mediterráneo (Julio-Diciembre 1936)

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Introducción

Cuando Paco Bru se desplazó a Barcelona en octubre de 1936 para buscar una salida a la situación del Madrid FC pudo comprobar que el mundo del fútbol, tal y como había estado funcionado hasta entonces, estaba en una situación bastante más delicada de lo que las circunstancias bélicas podían dar a entender.

Repasando los hechos: tras el semifallido golpe de Estado, en la zona que se había mantenido fiel a la República se vivió unas convulsas semanas en las que las entidades sociales, públicas y privadas se vieron muy afectadas. La ciudad de Madrid vivía un angustioso asedio por parte de las fuerzas golpistas y la Federación Castellana, así como la Española, ambas incautadas por elementos del Frente Popular, no tenían más objetivo que respaldar el Batallón Deportivo, compuesto en su mayoría por futbolistas de los equipos modestos castellanos y deportistas afines a la Federación Deportiva Obrera1.

Suspendidas las competiciones oficiales de ámbito nacional2,3 y sin posibilidad alguna de que se organizase el campeonato regional habitual en los inicios de la temporada, los dos clubs profesionales madrileños, Madrid FC y Athletic de Madrid, a sugerencia de Ricardo Cabot, secretario de la Federación Española de Fútbol y único federativo que los incautadores mantuvieron en su puesto, miraron hacia Levante donde recibieron una buena acogida. De hecho el 20 de septiembre en los locales de la Federación Valenciana de Fútbol se realizó el sorteo del torneo con dos versiones: una con los seis equipos del Superregional de Valencia-Murcia y otra con ocho, donde se unían Madrid FC y Athletic.

La primera jornada, fijada para el 4 de octubre, quedó así: Madrid FC-Hércules FC; Valencia FC-Gimnástico FC; Levante FC-Murcia FC y Cartagena FC-Athletic Club. Los equipos madrileños se reubicarían en Valencia o Alicante para jugar sus partidos como locales.

Finalmente el propio presidente incautador de la Federación Española de Fútbol, señor Mengual, comunicó cuatro días más tarde a la Federación Valenciana que los equipos madrileños no participarían en ese campeonato4.

Paco Bru, por entonces entrenador del Madrid FC, aprovechando sus amistades en Barcelona propuso que el club madrileño fuese acogido en el campeonato catalán. Ya se vio que la respuesta en general fue favorable, tanto por los clubs como por el Sindicato de Profesionales del Fútbol5, pero la negativa del FC Barcelona que respaldó al presidente incautador de la Federación Catalana de Fútbol, Ramón Eroles, le cerró las puertas. La excusa era salvaguardar la catalanidad de una competición con tanta tradición como era el Campionat de Catalunya. Un hecho que Ricardo Cabot, lamentó6.

¿Qué motivos llevó realmente al presidente de la Catalana, con el apoyo del FC Barcelona, a cerrar las puertas a la participación del Madrid FC si, como se veía, iba a ser beneficioso económicamente para los clubs catalanes y el fútbol en general?

¿Influyó la negativa precedente de José María Mengual a que los clubs madrileños disputasen el superregional de Levante? ¿Qué segunda lectura podía tener el lamento de Ricardo Cabot?

Los meses previos al Golpe de Estado y la Olimpiada Popular de Barcelona

La Olimpiada Popular de Barcelona iba a ser el acontecimiento deportivo más importante del verano de 1936 en España. Por no hacer el relato muy extenso, pues merecería todo un monográfico, en esta olimpiada confluían muchos factores, algunos de los cuales venían ya de lejos, como la reivindicación nacionalista de la creación y reconocimiento de un Comité Olímpic de Catalunya (1913)7, reencarnado primero en la Confederació Esportiva de Catalunya (1922) y después en la Unió de Federacions Esportives (1933), y otros tan presentes como el boicot a los juegos fascistas de Berlín por principios ideológicos y políticos, como se verá en el presente artículo. Dos factores que tenían una concepción radicalmente opuesta del deporte y que gracias al enemigo común, el fascismo, acabaron alineándose en el mismo bando.

Porque frente al deporte de élite, oficializado en las distintas federaciones y en el Comité Olímpico Español, desde los años 20 se extendía por Europa la idea del deporte obrero. En España hasta la llegada de la II República esta corriente no tuvo un registro propio hasta que apareció la Federación Cultural Deportiva Obrera, fundada por iniciativa de la Juventudes Comunistas en 1931 y estrechamente relacionada con la Internacional Deportiva Roja (entidad a la que se afilió en enero de 1934) que fue ganando protagonismo desde Madrid extendiéndose a otras zonas de España8.

No solo se trataba de llevar el deporte a la clase obrera, sino de presentar una alternativa ideológica frente al deporte institucionalizado tradicional cuyo origen en siglo XIX estaba en la aristocracia y la alta burguesía, la misma que con la aceptación del profesionalismo -como era el caso del fútbol español- traicionaba el espíritu deportivo que hipócritamente decía defender en la Carta Olímpica. Esta confrontación se acentuó cuando el Comité Olímpico Internacional eligió Berlín como sede de los Juegos Olímpicos de 1936 por encima de la candidatura de Barcelona.

A la sombra de la Federación Cultural Deportiva Obrera, en marzo de 1936 se constituyó el Comité Català pro Esport Popular, si bien salpicando su base ideológica comunista con otras tendencias populistas y catalanistas, como podía ser la defendida por Esquerra Republicana9. Se aglutinaba el deporte obrero y el deporte popular, donde ya entraba la burguesía media y clases relativamente más acomodadas. Lo que sí se acentuaba era el enfrentamiento de un deporte de masas contra el mercantilismo y profesionalismo elitista del deporte oficializado en las federaciones deportivas y el Comité Olímpico Español, al que la II República ya había dado la espalda en los Juegos de 1932.

Uno de los objetivos de la Internacional Deportiva Roja fue boicotear la Olimpiada hitleriana de Berlín por lo que entre otras propuestas consignó a la Federación Cultural Deportiva Obrera tomar las disposiciones para organizar juegos populares españoles en verano de este año, al momento de la Olimpiada hitleriana de Berlín. Esta fiesta debe reunir a todos los deportistas progresistas de España, de Cataluña, etc., así como a los deportistas extranjeros. […] Todas las acciones deben ser orientadas hacia el reforzamiento general de la FCDO. La Internacional Deportiva tomará de su lado medidas para ayudar a la FCDO en la realización de su trabajo10.

Aunque las directrices dadas a la Federación Cultural Deportiva Obrera por parte de la Internacional Deportiva Roja no indicaban ninguna sede específica, finalmente Barcelona por diversos motivos fue la elegida para los juegos alternativos tomando el protagonismo el Comité Català por Esport Popular. Así se desprende de la carta dirigida al presidente de la República, D. Manuel Azaña, y publicada en la prensa barcelonesa el 22 de abril de 1936. El texto parece dictado por la Internacional Deportiva Roja:

“En nombre del Comité Catalá pro Sport Popular nos permitimos exponer a V.E. unos puntos de vista respecto a la actividad deportiva de las masas populares que nosotros consideramos importantísimos en el interés del buen desarrollo físico y moral del pueblo laborioso de España.

Nuestro Comité engloba a los sectores más importantes del deporte popular de Barcelona y Cataluña, y en las pocas semanas desde su creación ha ya realizado trabajos de máxima envergadura, como la Gran Concentración Deportiva Popular de Barcelona, organizada en el programa oficial de las fiestas de la República, los días 11 al 14 de abril de 1936. En esta concentración han participado equipos de cuatro regiones (Valencia, Castilla, Asturias y Cataluña) y la concentración ha resultado una grandiosa manifestación en pro de la nueva orientación deportiva, que por su carácter decididamente progresivo y cultural, forma el fundamento básico del movimiento deportivo popular.

Es el éxito de las tareas realizadas la alta significación del ideario propugnado y la importancia de los objetivos fijados, que nos inducen a exponer a V.E. cuanto sigue: 

La Diputación permanente de las Cortes del bienio negro acordó, a proposición del Gobierno radical-cedista, subvencionar con 400.000 pesetas a la Delegación que representaría a España en los Juegos Olímpicos de Berlín.

Dejando completamente aparte la cuestión técnico-deportiva sobre la calidad y las dudosas esperanzas del éxito de esta Delegación, debemos exponer a V.E. -en representación del Movimiento Deportivo Popular- dos objeciones:

La primera objeción es de orden moral: ¿Es admisible que la España del Frente Popular, que V.E tan dignamente dirige, expresión clara y neta de la voluntad antifascista del pueblo español, preste por su participación a la Olimpiada de Berlín su apoyo a un sistema de persecución y barbarie, al régimen fascista nacionalsocialista, que políticamente ligado a la reacción española combate a  la España progresiva y deportivamente representa la represión del verdadero pensamiento olímpico?

El régimen nacionalsocialista utiliza el movimiento deportivo para sus fines reaccionarios, para la militarización de la juventud y para la preparación de la guerra. Con su sistema terrorista suprime cualquier expresión de la libertad deportiva, excluye del ejercicio de sus derechos deportivos a los pertenecientes a “razas inferiores” y reprime el movimiento deportivo popular con medidas bárbaras.

Son estos los hechos contra los cuales se han levantado los mejores y más ilustres hombres alrededor del mundo para combatir la participación en la Olimpíada de Berlín de los verdaderos deportistas. Las fuerzas democráticas del mundo entero son contrarias a la participación, y, por lo tanto la España democrática, tampoco puede ser una excepción. España no puede y no debe participar en la Olimpíada de Berlín, porque ésta no es una Olimpíada, no es la fiesta deportiva de la fraternidad, sino es una demostración fascista preparada bajo el signo de la guerra y el fratricidio.

La fiesta deportiva de la fraternidad es aquella preparada por el Comité Catalá pro Sport Popular: la Olimpíada Popular de Barcelona, organizada para el final de julio de 1936 en colaboración con los sectores deportivos populares de toda España y de otras naciones, y que por su verdadera significación olímpica será un encuentro de deportistas nacionales y extranjeros, bajo el signo “del progreso, de la cultura y de la fraternidad entre los hombres y los pueblos”.

La segunda objeción es de orden social: ¿Es admisible que la España democrática, progresiva y humana gaste 400.000 pesetas en subvencionar una iniciativa que por su efecto objetivo es contraria a los intereses y a la tendencia de la España del Frente Popular y por sus resultados deportivos, en el mejor caso, no representaría más que unas marcas individuales más o menos importantes para la totalidad del pueblo de España?

Centenares de millares de jóvenes, los mejores del pueblo trabajador de España, aman el deporte y no pueden practicarlo por falta de campos deportivos, de piscinas, de gimnasios, etc. Millares y millares de Peñas y Clubs modestos viven vegetando sin orientación deportiva, sin posibilidad de aumentar su nivel deportivo y cultural -¡por falta de los medios más modestos!-. Millares de deportistas modestos practican entre muchas dificultades atletismo, fútbol, natación, etc., y no tienen la posibilidad de realizar la tarea elevada y significativa del contacto fraternal entre los deportistas de otras regiones y otros países. 

En la Olimpiada Popular que el CCDP organiza que reunirá a finales de julio en Barcelona a los deportistas populares de todas las regiones de España con los de Francia, Suiza, URSS, Checoslovaquia, etc., y que será el primer paso marcado en el camino del verdadero deporte popular, que muchos millares de jóvenes, toda la juventud de España, esperan.

Es en el interés de estos centenares de millares de deportistas y en el interés de las futuras generaciones que nos permitimos exponer a V.E. una proposición concreta que no es solamente la expresión del ideario del Comité Catalá Pro Sport Popular, sino es auténticamente el pensamiento de todos los sectores deportivos populares de la España entera. 

Proponemos: 1º Que las 400.000 pesetas previstas por el Gobierno del bienio negro para subvencionar la participación de una Delegación española a la Olimpíada de Berlín sean utilizadas inmediatamente para los fines del movimiento deportivo popular, determinando los detalles de su utilización en colaboración con los auténticos sectores del deporte popular.

2º Que una parte adecuada de esta suma sea concretamente destinada para los fines de la primera manifestación internacional del movimiento deportivo popular de España, que es, precisamente, la Olimpíada Popular de Barcelona.

Interpretamos la opinión de la juventud progresiva de toda España cuando nos permitimos remarcar que con el destinar la suma prevista para la Olimpíada de Berlín a los fines del movimiento deportivo popular, la España democrática y progresiva marcará la pauta al mundo entero, asentando por primera vez la base del progreso cultural y deportivo de las masas populares. 

Es por esta razón que estamos convencidos que V.E. interpretará justamente el pensamiento  de la juventud deportiva popular, expresado en las presentes líneas, dando satisfacción a las justas aspiraciones de los deportistas populares y apoyando con el Gobierno que V.E tan dignamente preside la iniciativa moral y cultural del movimiento deportivo popular. 

Firmado: Jaime Miravitlles, Gumersindo Brunet y Luis Otín. 

Las 400.000 pesetas a las que hace referencia el escrito fueron aprobadas en mayo de 1935 en Consejo de Ministros presidido por Alcalá Zamora. Según se acercaba la fecha para la selección de los deportistas que tenían que formar la delegación española en Berlín 1936, la falta de la subvención acordada inquietaba cada vez más al Comité Olímpico Español. Los temores se confirmaron con la vitoria del Frente Popular en las elecciones en febrero de 1936 que una vez asentado en el Gobierno creó el Grupo Parlamentario de Educación Física y Deportes el 5 de junio, presidido por el diputado del Front d’Esquerres José Antonio Trabal.

Por su parte, el Comité Català pro Esport Popular ahora ya constituido dentro del Comité Organizador de la Olimpiada Popular, evitando la oferta al presidente de la República Española, consiguió que el honorable Luis Companys aceptase la presidencia de honor. Así daba la noticia El Mundo Deportivo en su edición del 13 de mayo:

El presidente D. Luis Companys, recibió a la delegación del COOP que había venido para expresarle su agradecimiento por haber aceptado la presidencia de honor de la Olimpíada Popular.

Jaime Miravitlles expresaba al señor presidente el sentido y la significación de la Olimpíada Popular, dándole cuenta de que el Comité organizador había  invitado especialmente a los representantes de las pequeñas naciones y de las razas perseguidas, interpretando así su tarea de defensa, con la Olimpíada Popular, del verdadero pensamiento olímpico. Fueron invitados deportistas judíos de Palestina y negros de los Estados Unidos de América. 

En las competiciones fraternales se encontrarán los equipos nacionales de Cataluña, Euzkadi, Galicia y Marruecos con las delegaciones nacionales de Alsacia, Irlanda, etc. Así la Olimpíada Popular y toda Cataluña demostrarán al mundo entero de ser los defensores de la fraternidad entre los hombres, las naciones y las razas.

El señor Companys ha escuchado con mucho interés y ha contestado diciendo: “El gobierno de Cataluña hará todo lo que pueda para apoyar a la Olimpíada Popular de Barcelona y para contribuir con éste su apoyo a que la Olimpíada Popular sea un verdadero gran éxito.

Nótese las nacionalidades citadas pues propiamente ninguna se correspondía con un estado reconocido internacionalmente en 1936. Ni si quiera lo era Irlanda, ya que se citaba a una delegación conjunta representativa de toda la isla británica, es decir el Ulster y la República Libre de Irlanda. También llaman la atención que de Palestina y de los Estados Unidos las delegaciones acuden bajo criterios étnicos conflictivos entonces y ahora. Aunque lo que más llama la atención es la presencia de Alsacia, región entonces -y hoy- perteneciente a Francia pero de profunda tradición germanófila y con manifiestas simpatías por su incorporación a Alemania, la del III Reich, por supuesto.

Otra cuestión era precisar hasta dónde las entidades pertenecientes a la Unió de Federacions Esportives realmente se comprometieron con el Comité Català pro Esport Popular de cara a la participación en la Olimpiada Popular. Por ejemplo, en fútbol se entendía que la Federación Española no había puesto dificultades a la participación de los jugadores aficionados12, mientras que desde la Federación Española de Atletismo no se concedía permiso a los atletas afiliados y en Natación la Federación Española llegaba a un acuerdo con el Comité Organizador de la Olimpiada Popular para que se respetaran los reglamentos internacionales en ese deporte y así dar permiso a sus afiliados no profesionales para poder participar, aunque compartiendo la piscina de Montjuich porque coincidían las fechas con los Campeonatos de Cataluña senior, junior y femenino.

Demostrada la intervención directa del KOMINTERN con fines proselitistas para su causa, el trato que desde Barcelona se dio a estos juegos, refundiendo la idea del deporte obrero con la de la tradición olímpica catalanista, hacía de este evento una oportunidad para mostrar la bandera catalana ondeando junto con las de otras naciones. El empuje nacionalista en España quedaba sellado con la participación por separado de las delegaciones de Cataluña, Euskadi y Galicia, bendecido por el presidente de honor, evidentemente.

Aunque en El Mundo Deportivo del 18 de julio se podía leer:

Como ya fue anunciado en una nota remitida por el Comité Organizador ayer quedaron trasladadas las oficinas de los Juegos Populares al Hotel número 1 de la Plaza de España, titulado con tal motivo “Hotel Olímpico”.

Y allí acudimos ayer al mediodía para darnos cuenta de las instalaciones de tales oficinas y también de los alojamientos destinados en los pisos superiores a los atletas visitantes.

En las primeras reinaba una actividad febril que contrastaba un poco con la tranquilidad casi absoluta que se apreciaba en los segundos. Y es que la huelga de transportes había anulado todas las previsiones. Los cientos de habitaciones del Hotel están ya pintadas, reparadas e iluminadas. Pero faltaba en ellas lo más esencial que son las camas que están esperando hace varios días. Se nos dijo -y la actividad febril de las oficinas no es ajena a la circunstancia- que por la tarde veinte camiones de intendencia militar corregirán la cosa transportando al Hotel Olímpico y también al Estadio todas las camas que son necesarias para alojar a los dos millares de participantes que se esperan lleguen hoy y suponemos que a estas horas todos los desazones a tal respecto deben haberse aliviado.

En esas mismas páginas se daba cuenta de que el autor del artículo no encontró a los atletas norteamericanos, pero en documento gráfico se registraba la presencia de siete nadadores checoslovacos. Era de suponer que para ellos sí habría camas, porque resolver el problema de alojamiento para dos mil personas –los componentes de la anunciada representación francesa- en un día y con los medios de entonces ya revestía una complicada solución.

El mismo domingo 19 El Mundo Deportivo publicó un avance del programa completo de los juegos populares en el que se comprobaba que la ceremonia de inauguración iba a ser ese mismo día, aunque la única actividad deportiva programada para las dos primeras fechas era la de Ajedrez que aparecía en el programa aprovechando que en los días previos se había celebrado el Torneo de Barcelona en el que participaron conocidos maestros, de los cuales nueve prolongaron su estancia en la ciudad para satisfacción del Comité Organizador11. Para el 21 ya estaba anunciado el inicio los torneos de fútbol, rugby, tenis, natación y boxeo, aunque no se adelantaba el nombre de los equipos contendientes. Si se especificaba los componentes de la delegación francesa, por delegaciones: F.S.G.T. (17 hombres y 7 mujeres), Federación Francesa de Atletismo (22 hombres) y F.S.G.T. Côte d’Azur (33 hombres). Un total de 79 deportistas de los 2.000 que se anunciaba que iban a participar.

Aun así, nunca se podrá saber si el certamen hubiese llegado a rivalizar con los Juegos Olímpicos de Berlín como pretendía anunciar la prensa afín al gobierno frentepopulista que resaltaba una alta participación tanto de naciones como de atletas, así como una perfecta organización…

(continúa)

1 Martialay, Félix: El fútbol en la guerra. Tomo V: Federación Castellana. Páginas 23-44. CIHEFE, Madrid 2016.

2 Circular de la Federación Española de Fútbol del 29 de septiembre de 1936.

3 Acta de la Asamblea de la FIFA de los días 6 y 7 de noviembre de 1937 en París.

4 Martialay, Félix: El fútbol en la guerra. Tomo V: Federación Castellana. Páginas 65-72. CIHEFE, Madrid 2016.

5 Del Olmo, José: El Sindicato de Profesionales del Fútbol 1936-1937. Segunda parte.  Cuadernos de Fútbol Nº 140. CIHEFE, digital, marzo 2022.

6 Martialay, Félix: El fútbol en la guerra. Tomo VIII: Federación Catalana. Páginas 175-191. CIHEFE, Madrid 2016.

7 Martialay, Félix: Amberes. Allí nació la furia española. Páginas 41-45. Real Federación Española de Fútbol, Madrid 2000.

8 Gounot, André: El proyecto de la Olimpiada Popular de Barcelona. Páginas 115-123.  Cultura, Ciencia y Deporte, Nº 3, Vol. 1. Murcia 2005.

9 Gounot, André: El proyecto de la Olimpiada Popular de Barcelona. Páginas 115-123.  Cultura, Ciencia y Deporte, Nº 3, Vol. 1. Murcia 2005.

10 Gounot, André: El proyecto de la Olimpiada Popular de Barcelona. Páginas 115-123.  Cultura, Ciencia y Deporte, Nº 3, Vol. 1. Murcia 2005.

11 Inicialmente la Olimpiada Popular estaba programada para empezar el día 21. Sin embargo, el Comité Organizador adelantó la fecha de inauguración al domingo 19 para así añadir al programa el torneo de Ajedrez aprovechando el Torneo de Barcelona, ganado por el maestro peruano Esteban Canal. Nótese lo descargado que estaba la programación de eventos para esas dos primeras fechas añadidas de forma improvisada.

12 El certamen de fútbol sí podía traer consecuencias negativas para la Federación Española dado que iban a participar representantes de países no afiliados a la FIFA. Por eso se debía encargar de confeccionar los equipos la Federación Cultural Deportiva Obrera en el resto de España y el Comité Català pro Esport Popular en Cataluña, ya que de depender directamente de la FEF se exponía a una sanción de la FIFA.

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