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RESUMEN:

Esta historia ya comenzó mal en Las Palmas. España compartía grupo de clasificación para el Mundial a disputar en Alemania en 1974 con las selecciones de Yugoslavia y Grecia, con la deuda de no haber estado ni en el de México 70 ni en la Eurocopa de Bélgica del 72. Aquella noche del 19 de

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50 años del gol de Katalinski

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Esta historia ya comenzó mal en Las Palmas. España compartía grupo de clasificación para el Mundial a disputar en Alemania en 1974 con las selecciones de Yugoslavia y Grecia, con la deuda de no haber estado ni en el de México 70 ni en la Eurocopa de Bélgica del 72.

Aquella noche del 19 de octubre de 1972 en el estadio de la Unión Deportiva,   aún pudo acabar peor si no es por el gol que anotó el azulgrana Asensi “en el cuarto minuto del descuento” y que valió para, al menos, obtener un agónico empate a dos frente a los balcánicos en la primera jornada. La prensa calificó el resultado con comentarios del estilo de “…grave situación…”, “…casi irremediable traspié de la selección española…”. Y no les faltaba razón, los nubarrones volvían a aparecer en el horizonte de la selección.

Para colmo, en su segundo encuentro Yugoslavia venció a los griegos por un gol a cero con arbitraje muy casero -según se informó- del trencilla alemán Tschenscher, con lo cual ya se remaba a contra corriente en el grupo, teniendo en cuenta que solamente el primero de grupo se clasificaba para Alemania. Menos mal que en Enero de 1973, los “Kubala boys” ganaron en Atenas por 2-3, partido sobre el que ya escribimos el año pasado en estos Cuadernos de Fútbol de CIHEFE.

Al mes siguiente, parecía que la situación mejoraba al vencer de nuevo a los helenos en La Rosaleda de Málaga por 3-1. Un año después del disgusto del Insular, se empató a cero en Zagreb, donde lo más destacado fue un remate de Roberto Martínez al poste.

España había jugado sus cuatro encuentros con dos victorias y dos empates, con una diferencia de tres goles a favor; por su parte, Yugoslavia tenía una victoria y dos empates en su mochila, con un margen de un gol a favor; Grecia, con cero puntos, estaba eliminada.

Faltaba  un encuentro para finalizar el grupo. Grecia-Yugoslavia. El futuro de la selección estaba en manos de los locales. El empate valía para clasificarse a los españoles y también la victoria visitante por menos de dos goles; si los yugoslavos ganaban por dos de diferencia, ambas tendrían que disputar un temido partido de desempate al tener la misma diferencia entre goles anotados y encajados; y no imaginemos si Yugoslavia ganaba por más de tres, España quedaría fuera.

El 19 de diciembre del 73, Yugoslavia se presentó en Atenas. A las dos menos cuarto de la tarde comenzaba el encuentro. Como representación española, asistieron los directivos don José Luis Pérez Payá y don Andrés Ramírez, así como Ladislao Kubala. El seleccionador, por esas cosas de estar informado para el caso de tener que disputar un partido de desempate; los otros dos, para intentar una derrota griega. ¿Asunto primas? . Según informaban en sus páginas las revistas de la época “Barrabás” y “Fútbol In”, el señor Pérez Payá llevaba un millón y medio de pesetas para animar a los griegos…Se especulaba con que los balcánicos también iban preparados, un millón al portero y medio millón al griego Domazos.

Por otra parte, el árbitro del encuentro había sido sustituido, designándose en última instancia al alemán Tschenscher, que ya había pitado el partido de ida en Belgrado.

Aunque el estadio Karaiskakis tenía un aforo para cuarenta y cinco mil personas, solo lo presenciaron seis mil, cuatro mil de ellos yugoslavos. Como si jugaran en casa.

A los quince minutos ya ganaban los balcánicos por dos goles, anotados por Bajevic y Karasi. Parecía que estaba todo sentenciado para los españoles pues era más que previsible una goleada, si bien los griegos lograron establecer la igualada antes de finalizar la primera parte. Con ese resultado, España estaba clasificada para el Mundial, pero faltaba el segundo tiempo. A los 62 minutos Surjak marcó el tercero para Yugoslavia y a falta de veinticinco segundos para finalizar el tiempo reglamentario Karasi anotó el cuarto, la puntilla. Era inevitable un partido de desempate. Tanto España como Yugoslavia tenían 6 puntos, los nuestros con 8 goles a favor y 5 en contra y los balcánicos 7 goles marcados y 4 recibidos, idéntica diferencia.

Se especuló mucho con que el último gol llegó con el tiempo reglamentario casi cumplido y se achacó a la mala suerte por esos pocos segundos que sobraron para que la selección lograra el objetivo. Quizá se podían hacer otras consideraciones: recordar que Asensi empató en la prórroga en Las Palmas; por otra parte, si esta situación de igualdad a puntos y diferencia de goles se hubiera regido por la normativa de la Liga española de entonces, los yugoslavos tendrían un cociente a favor de 1,75 frente al 1,60 de los españoles. Es más, si se hubieran tenido en cuenta los resultados de los dos partidos jugados en Las Palmas y Zagreb (2-2 y 0-0), según el criterio por el que se decidían los empates en las Copa de Europa, los goles anotados por los yugoslavos habrían valido doble inclinando de esta forma la balanza a su favor. Así pues, al desempate.

La siguiente cuestión era decidir fecha y ciudad donde celebrarlo. Los yugoslavos querían jugar a la semana siguiente de su victoria en Grecia, es decir, el 26 de diciembre y en el mismo estadio, pero España estaría en plenas fiestas navideñas lo que motivó la negativa de la Federación, además de que en una semana no daba tiempo para conjuntar un equipo de garantías. Por otra parte, el reglamento de la F.I.F.A. establecía que todas las eliminatorias de los grupos debían estar concluidas antes del 31 de diciembre de 1973. La Federación española, a través de su presidente, Sr. Pérez Payá, solicitaba que el encuentro se disputara como mínimo a partir de mediados de Enero (en concreto el día 16) y jugarlo en París, a lo que la F.I.F.A. no se oponía.

La Federación Yugoslava esgrimía estos argumentos para no jugar en Enero:

“No podemos aceptar el 16 de Enero  por lo siguientes motivos:

Todos nuestros candidatos del equipo nacional están de descanso. Dzajic, ha vuelto al ejército. Los entrenamientos han sido terminados, porque, desde hace años, el campeonato yugoslavo se suspende en el período comprendido desde primeros de diciembre hasta finales de marzo debido al invierno.

Antes del partido de Atenas había propuesto a la Federación Española de fútbol establecer juntos una fecha para el tercer partido. Pero la Federación rechazó discutir sobre tan importante problema. Solo hablaría después del parido Grecia-Yugoslavia de Atenas.

Si aceptamos el 16 de enero, esto significaría que nuestro equipo nacional no estaría preparado, y así jugaría contra España bajo condiciones no iguales y no deportivas.”

Total desacuerdo.

Con el fin de dar carpetazo a las diferencias existentes, el Comité Organizador del X Campeonato del Mundo, después de varias reuniones y escuchar a ambas partes, decidió que ni Enero ni nada. El desempate se jugaría en Febrero de 1974, el día 13 (menos mal que era miércoles…) a las 7,30 de la tarde. ¿Dónde? en Francfort, Alemania, país donde se disputaría el evento. A los españoles no les pareció mal pues esta ciudad se encontraba más alejada de la frontera yugoslava que Munich (se había especulado con esta posibilidad), y para los yugoslavos también porque allí poseían una gran colonia de exiliados y trabajadores emigrados. Todos contentos, ya se tenía fecha.

Para mantener viva la llama de la clasificación, en algún periódico se leía en letras grandes “España-Brasil, inauguración del Mundial 1974”. Eso sí, a menor tamaño se incluía “desempate el 13 de febrero, en Francfort, si eliminamos a Yugoslavia…” “En el grupo de España (o Yugoslavia), Escocia y Zaire completan el cuartero”.

A partir de conocer la fecha del desempate, todo el mundo futbolístico de España giró su mirada hacia ese partido.

Las agencias de viajes ofertaban:

“3 días, del 12 al 14 de febrero, vuelo regular Iberia. Hotel, Habitación con baño. Traslados.

Entrada al campo en asiento de Tribuna cubierta.

Entrega de la entrada a la inscripción en Madrid.

Todos estos servicios por 1.290 pesetas mensuales (sin entrega inicial)”. Lo que no detallaba era cuántos meses había que seguir pagando después.

Así pues, manos a la obra. El 31 de Enero Kubala dio a conocer una lista previa con estos 22 jugadores:

Porteros: Iríbar (Athletic de Bilbao), Reina (Atlético de Madrid) y Deusto (Málaga).

Defensas: Sol (Valencia), Gallego (Barcelona), Benito (Real Madrid), Jesús Martínez (Valencia), Capón (Atlético de Madrid) y Uría (Oviedo).

Medios: Costas (Barcelona), Juan Carlos (Barcelona), Claramunt (Valencia), Pirri (Real Madrid), Asensi (Barcelona), y Marcial (Barcelona).

Delanteros: Rexach (Barcelona), Gárate (Atlético de Madrid), Quini (Sporting de Gijón), Valdez (Valencia), Galán (Oviedo) Amancio (Real Madrid) y Rojo (Athletic de Bilbao).

Quedaba pendiente hacer seis descartes pues los viajeros a Alemania solamente serían dieciséis.

Los seleccionados se concentraron en Eurovillas, a las afueras de Madrid, el 4 de febrero, después de disputar la 21ª jornada de Liga, donde además de la lógica convivencia, estudio de tácticas, ejercicios, lanzamientos de penaltis, etc. también les fueron programados momentos de ocio; así, pudieron ver películas  como “Diamantes para la eternidad”, “Quiero vivir”, o “Que viene Valdez”, entre otras.

Para continuar con la preparación, se programó un primer partido de entrenamiento el miércoles día 6 contra la Agrupación Deportiva Torrejón, equipo de la Primera Regional Madrileña, entrenado por el húngaro Toth, compatriota de Kubala.

El seleccionador alineó a Deusto (sustituido por Reina), Capón, Costas, Gallego, Uría, Pirri, Claramunt, Marcial, Rexach (sustituido por Galán), Quini y Rojo.

Por su parte, el Torrejón formó con Bermejo, Salcedo, Alarcón, Villaverde, Perdiguero, Soto, López, García, González, Ortiz y Domingo.

El partido duró una hora, sin intermedio, siendo el resultado 7-0 a favor de los seleccionados.

Dos días más tarde, nuevo encuentro, esta vez, frente al Atlético de Madrid. Se celebró en el estadio Vicente Calderón a las seis y media de la tarde. En principio iba a ser a puerta cerrada, pero fuera del recinto había aproximadamente veinte mil personas reclamando entrar por lo que no hubo más remedio que abrir las puertas ante la expectación existente. Arbitrado por el Sr. Camacho, España formó con Iríbar, Sol, Jesús Martínez, Benito, Uría, Juan Carlos, Claramunt, Asensi, Amancio, Gárate y Valdez. Por su parte, el Atlético de Madrid de Juan Carlos Lorenzo (que vistió con camiseta azul y pantalón blanco para dar sensación de tener enfrente a Yugoslavia…) alineó a Rodri, Raya, Ovejero, Panadero Díaz, Bermejo, Benegas, Ufarte, Salcedo, Becerra, Irureta y Alberto.

La primera parte finalizó con victoria de la selección por 3-1, marcados los tres por Amancio, y Salcedo por los rojiblancos.

En el segundo tiempo, ambos equipos modificaron las alineaciones. España jugó con Deusto (sustituido por Reina), Capón, Costas, Gallego, Quique (del Atlético de Madrid), Pirri, Marcial, Quini, Rexach, Galán y Rojo. El Atlético con Pacheco, Raya, Heredia, Ovejero, Panadero Díaz, Bermejo, Salcedo, Cabrero, Ufarte, Becerra (sustituido por Emilio) y Alberto.

Se marcaron cuatro goles más, anotados por Pirri y Galán por los seleccionados, y Emilio y Salcedo por los colchoneros, finalizando el encuentro 5-3.

Llegó la hora de los descartes: Reina, Costas, Gallego, Pirri, Galán y Rojo. Lo más sorprendente fue la baja de Pirri, dado que no estaba lesionado y había jugado a gran nivel el partido ante el Atlético.

Al respecto, Kubala justificó su decisión alegando de Reina que “…Deusto tuvo en Sttutgart una actuación brillante y además está Iríbar, con su experiencia…”; respecto a Gallego indicó que “…Benito está fuerte…”; sobre Costas “…Jesús Martínez se compenetra muy bien con Sol…; de Pirri “…necesito hombres que marquen al contrario…”; en cuanto a Rojo “…es zurdo, mientras que Rexach puede ocupar las dos puntas…”; y por último, sobre Galán manifestó “…le falta experiencia…”.

En fin, para que no le faltara detalle al asunto, se aplazó la jornada nº 22 de la liga.

Los encuentros se disputaron en cuatro fechas distintas, algo inaudito para la época; estos fueron los resultados:

Domingo 24: Murcia, 0 – Granada, 0.

Domingo 24: Atlético de Madrid, 2 – Racing de Santander, 1.

Lunes 25: ningún partido.

Martes 26: Málaga, 1 – Español, 1.

Miércoles 27: Athletic de Bilbao, 2 – Castellón, 0.

Miércoles 27: Barcelona, 4 – Real Sociedad, 1.

Miércoles 27: Oviedo, 1 – Celta, 1.

Miércoles 27: Valencia, 2 – Elche, 0.

Miércoles 27: Las Palmas, 1 – Sporting de Gijón, 0.

Jueves 28: Zaragoza, 2 – Real Madrid, 1.

No sin cierta ironía, el periodista amigo de mi padre, Jesús Fragoso del Toro, escribía en el diario “Marca” el 25 de febrero en el apartado de “incidencias” de su crónica del Atlético de Madrid lo siguiente: “Vamos a ver si nos entendemos. Partido correspondiente a la jornada vigésimo segunda (que debió celebrarse el pasado día 10, pero que fue aplazada al próximo miércoles día 27) y que se adelantó a ayer día 24 (cuando se había jugado la jornada vigésimo tercera, como es sabido, el domingo día 17). ¿Está claro?”.

Llegó la hora de viajar a Francfort. Lunes 11. Además del seleccionador y de los jugadores, una amplia representación: el Doctor Sr. Delgado, el masajista Sr. Mur, el funcionario de la Federación Sr. Del Amo, y el utillero Sr. Alonso. Además, el presidente de la Federación Sr. Pérez Payá, los directivos federativos Sres. Ramírez, Borrachero y García Berlanga; y como invitados Don José Núñez y don José María de la Concha (Real Betis Balompié), don José Luis Pérez Pla (Atlético de Madrid), don Rafael Serrano y don Manuel García (C.D. Málaga), el señor Rosa (Valencia CF), el secretario de la Delegación Nacional de Deportes, don Antonio Navarro, etc.

El día del partido, el palco del estadio abarrotado, además de los anteriores, también estaban presentes el Sr. Montal (Barcelona CF), Sr. Meler (RCD Español) y un gran número de entrenadores y técnicos del panorama futbolístico del momento como, entre otros, Miguel Muñoz, Mariano Moreno, Rinus Michels, Max Merkel, Emil Osterreicher, Agustín Domínguez, no faltando populares figuras como el tenista Manuel Santana o el cantante Julio Iglesias.

El miércoles 13 de febrero de 1974 era el día. Había que ganar o adiós al Mundial. Mi amigo Carlos García Alcázar me invitó a verlo en su casa con la “televisión en directo” como entonces se anunciaba. En el salón, ambos acompañamos a su padre, el prestigioso médico de Manzanares D. Emiliano García Roldán, para presenciar entusiasmados la presumible victoria de España.

A las siete y media de la tarde, en el estadio Waldstadion de Francfort, con el trío arbitral a la cabeza se presentaron ambos equipos sobre el terreno de juego. Quince mil españoles en las gradas que se hicieron notar cantando el “Viva España” de Manolo Escobar mientras los capitanes procedían al saludo protocolario de sorteo de campo. Lástima que asistieron más del doble de aficionados yugoslavos gritando a su vez contra el cántico español.

Kubala presentó esta alineación: Iríbar, Sol, Benito, Jesús Martínez, Uría, Juan Carlos, Claramunt, Asensi, Amancio (capitán), Gárate y Valdez. En el minuto 73, Marcial sustituyó a Juan Carlos y Quini a Amancio.

Miljanic (que fue expulsado a los 75 minutos) alineó a Maric, Buljan, Hadziabdic, Katalinski, Bogicevic, Oblak, Karasi, Acimovic, Petkovic, Surjak y Djazic. No efectuaron cambios.

Pronto se diluyeron las esperanzas. A los 13 minutos una falta lanzada por Buljan le llegó al  defensa Katalinski que cabeceó a placer, hacia abajo; Iríbar logró despejar pero el balón le quedó de nuevo a merced del rematador marcando sin más dificultad el 1-0. Por mucho que don Emiliano nos animó, a Carlos y a mí se nos quedó una cara de desaliento que no podíamos con ella.

Lo que vino después, nada de nada, pésimo encuentro de la selección, no dieron una; que si los cambios de Kubala no fueron acertados, que si la defensa no estuvo acertada, que si los goleadores de la Liga Marcial y Quini no habían podido con la defensa yugoslava…y que si Pirri se había quedado en Madrid…Según las crónicas de hace cincuenta años, solamente Benito, Claramunt y Amancio (…fue sustituido) se habían librado del naufragio. La prensa española emitía sus opiniones con titulares como ”se perdió la guerra””El peor partido de todos, incluido el seleccionador” “Ridículo en Francfort”, etc.

Aquella noche nació un nombre para la leyenda negra de la España futbolera. Josip Katalinski, nacido en Sarajevo (Bosnia) que jugó 43 partidos con Yugoslavia anotando 10 goles. Se retiró con  30 años a causa de las lesiones, falleciendo en 2011 con 63 años.

Esta historia ya comenzó mal en Las Palmas.

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