RESUMEN:

En una época donde el profesionalismo estatal comenzaba a fraguarse, en la actual cabecera de la comarca Saja-Nansa cántabra, Cabezón de la Sal, nació el 10 de noviembre de 1909 Sirio Blanco, un mediocentro que haría las delicias de sus vecinos asturianos y de varios equipos galos durante la Guerra Civil española. No obstante, tanto

ETIQUETAS:

PDF

Sirio Blanco, la leyenda del Real Oviedo que es recordada en Francia

De
Download PDF

En una época donde el profesionalismo estatal comenzaba a fraguarse, en la actual cabecera de la comarca Saja-Nansa cántabra, Cabezón de la Sal, nació el 10 de noviembre de 1909 Sirio Blanco, un mediocentro que haría las delicias de sus vecinos asturianos y de varios equipos galos durante la Guerra Civil española.

No obstante, tanto él como su familia se mudaron al barrio gijonés de Ceares, en cuyo equipo, el Club Fortuna, se le brindó la oportunidad de jugar federado a la edad de 15 años. La entidad terminaría fusionándose con el Unión Deportivo Rácing de Viesques en 1926, por lo que Sirio pasó a pertenecer al recién formado Club Gijón. Bajo esta nomenclatura tiene lugar el primer gran éxito futbolístico del cántabro, pues el Club Gijón logra imponerse por tres a dos al Hércules en la final de España por equipos amateur celebrada en Montjuic en 1930.

Aquella proeza era el salto perfecto de algunos jugadores al profesionalismo balompédico, siendo el Sporting de Gijón uno de los destinos más usuales. No obstante, el pase de Sirio Blanco fue completado por el otro gran asturiano, el Real Oviedo -Oviedo FC durante la República-, quien fichó al habilidoso jugador en 1931 con las miras puestas en un ascenso a Primera División Nacional. Además de un emolumento, el club ovetense ofreció al Club Gijón jugar un partido de exhibición a cambio de efectuar el traspaso de Sirio, oficializándose el fichaje.

La entrada de Sirio en el once sirvió para añadir un plus de calidad a una plantilla que consiguió el ascenso apenas dos años después, en 1933, cuando lideraron la clasificación con 27 puntos a través de un elenco de ensueño con Casuco, Gallart o el celebérrimo delantero nacional Isidro Lángara.

En su estreno en la élite, el conjunto carbayón se hizo con otro internacional español como fue Herrerita, quien permaneció en la entidad hasta 1936 igual que Sirio. Suya fue la ocurrencia de apodar al mediocentro ‘El Ferré’, un compuesto del hierro utilizado en la reparación de automóviles que hacía referencia a la capacidad de Sirio por organizar a su equipo y sorprender al rival.

Con la llegada de la Guerra Civil, Sirio Blanco abandonó el club y Asturias para exiliarse en Francia a la espera de novedades en la resolución de la contienda. El periódico galo L’Auto confirmó su fichaje por el Sète el 29 de abril de 1937, presentándolo con gran énfasis: «viene de Oviedo donde jugaba de interior justo detrás del famoso Lángara. La nueva incorporación sétoise también puede jugar de mediocentro, y posiblemente haga su debut en un partido amistoso».

Les Dauphins’ eran uno de los clubes más punteros del campeonato estatal francés, ganando la liga y copa de 1934 y posteriormente repitiendo entorchado liguero en 1939. La cercanía de la ciudad con Cataluña fue un reclamo para el desembarco de diversos jugadores del FC Barcelona durante la contienda. Cuando arribó Sirio ya estaba Josep Raich en dinámica, pero posteriormente se unirían jugadores de la talla de Balmanya y Escolà.

Aquel partido amistoso al que referenció L’Auto para el debut de Sirio no fue otro que el jugado contra la selección vasca de Euskadi el 30 de mayo de 1937, siendo el Sète uno de los pocos equipos que lograron vencer al conjunto por tres goles a uno. Las alineaciones de ambos contrincantes fueron las siguientes:

SÈTE: Llense; Mercier, Franqués; Schmitt, Raich, Sirio; Cammarata (Laurent 46`), Gabrillargues, Koranyi, Petrach, Presch.

EUSKADI: Blasco; Areso, Roberto; Cilaurren, Muguerza, Zubieta; Gorostiza, Luis Regueiro, Lángara, Larrínaga, Emilín.

Los goles fueron obra de Cammarata y Koranyi por partida doble en los locales, mientras que el ex compañero de Sirio, Isidro Lángara, anotó el de los vascos. A pesar de ser un partido de exhibición, la crónica asegura que se puso en juego una copa para el ganador.

No obstante, el paso del español por el Sète fue muy fugaz, enrolándose a las pocas semanas con el Toulouse, un equipo que venía de fundarse el 20 de marzo de 1937 y que afrontaba su primera temporada en Segunda División. Hacía allí pusieron rumbo varios jugadores de la plantilla del Sète, entre los que destacaba uno de los goleadores del anterior partido, Henri Cammarata. Sirio permaneció en el club durante dos temporadas hasta 1939, gozando de protagonismo en el once inicial del club neonato.

Con la contienda acabada y la vuelta de los equipos de fútbol españoles a la progresiva normalidad, el Real Oviedo formalizó de nuevo la ficha de Sirio Blanco para poder contar con él en el regreso a los ruedos de la élite del balompié. Jugó desde 1941 hasta 1947, momento en el que abandonó entre sentidos homenajes el club de su vida a la edad de 38 años. Sin embargo, aquel cierre de ciclo no supuso el fin en la carrera del técnico mediocentro, pues todavía llegó a los 40 años como jugador en activo en el equipo de Talavera de la Reina, un menester que complementó con labores de entrenador. Aquel reto fue aceptado por el jugador debido a una amistad que mantenía con uno de los dirigentes de la entidad.

Una vez en el retiro regresó a Gijón, donde siguió sus pinitos de entrenador a la par que ejercía el oficio de agente de publicidad en eventos. Fallecería en la ciudad el 28 de enero 1973 a la edad de 64 años, dejando un legado inmenso canalizado en aquel campeonato amateur con el Club Gijón, el ascenso a Primera con el Real Oviedo o sus años en diversos equipos franceses antes de volver al conjunto ovetense.

Publicado en: active