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Fueron cuatro de los integrantes de una de las más famosas delanteras del Athletic Club de Bilbao. Junto con Gaínza formaron el quinteto de “los catedráticos”. Según la historia del club, la segunda más recordada después de la formada por Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza que, entrenada por Mister Pentland, se la conocía

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Iriondo, Venancio, Zarra y Panizo volvieron a encontrarse

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Fueron cuatro de los integrantes de una de las más famosas delanteras del Athletic Club de Bilbao. Junto con Gaínza formaron el quinteto de “los catedráticos”. Según la historia del club, la segunda más recordada después de la formada por Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza que, entrenada por Mister Pentland, se la conocía como la “delantera maravilla”.

Al finalizar la Guerra civil, el Athletic no tuvo más remedio que reconstruir un equipo que había quedado diezmado, teniendo que partir de cero para conformar una plantilla de éxito. Comenzó a reclutar chicos jóvenes, promesas futbolísticas. De esta manera, fueron llegando al club Iriondo, Zarra, Panizo y Gainza.

Posteriormente, los bilbaínos encontraron a su quinto delantero, jugador fuerte y corpulento, Venancio Pérez, fichado de la S.D. Erandio. Durante dos temporadas fue cedido al Baracaldo, repescándose mientras tanto a Iraragorri, que ya había formado parte de la primera delantera histórica. Venancio volvió a la disciplina vasca en la temporada 1949-50, por lo que finalmente quedó compuesto el quinteto.

Esta delantera, respecto a los jugadores motivo de este artículo (Gaínza continuó en el Athletic hasta la temporada de 1958-59), se fue deshaciendo con el transcurrir de las temporadas. Así, Iriondo dejó el Athletic al final de la temporada 1952-53 para fichar en la siguiente por el Baracaldo, donde participó en las tres primeras jornadas de liga (ante los equipos de La Felguera, Baracaldo y Caudal de Mieres); a partir de la cuarta llegó a la Real Sociedad y, más tarde, su destino fue la S.D. Indauchu, como entrenador-jugador. Por su parte, tanto Venancio, como Zarra y Panizo abandonaron el club dos temporadas después, al finalizar la liga 1954-55; en la siguiente, Venancio, ya con 34 años, fichó por el Baracaldo de Segunda división, disputando 12 partidos de liga y anotando 8 goles en el curso 1955-56. Zarra, con la misma edad, llegó a la S.D. Indauchu que también estaba en la División de plata, jugando 27 partidos y marcando 17 goles. Panizo, con 33 años, al igual que su compañero Telmo, también se enroló en las filas del conjunto vizcaíno, jugando 11 partidos y anotando 1 gol.

El Indauchu, por aquel entonces, era nuevo equipo de Segunda. Había ascendido en la Fase Final quedando clasificado primero del grupo uno, ganando 8 encuentros, empatando 3 y perdiendo otros 3, enfrentándose al Club Langreano, C.F. Ferrol, U.D. Salamanca, Gimnástica de Torrelavega, R. Europa Delicias, Burgos C.F. y Pontevedra C.F. 

Por coincidencias del destino, aquellos cuatro jugadores, aunque defendiendo diferentes intereses, volvieron a reunirse en un terreno de juego. El 12 de octubre de 1955, en el campo de Garellano, el encuentro de Segunda División correspondiente a la quinta jornada del Grupo Norte, deparó el enfrentamiento entre la S.D. Indauchu y el C.D. Baracaldo.

En los locales, además de Iriondo, Zarra y Panizo figuraba también en su plantilla el jugador de la talla de Ontoria; por su parte, el Baracaldo tenía en sus filas al mítico portero Lezama.

Arbitrado por el colegiado José Luis Irlés, los equipos presentaron estas formaciones: por parte del Indauchu, Abeijón, Baliño, Zamacona, Olivares, Ontoria, Uría, Urizar, Isasi, Zarra, Panizo e Iriondo. Por el Baracaldo jugaron Lezama, Bastida, Venancio, Olarieta, Goyo, Gorostiza, Onaindía, Urruchurtu, Ibarrondo, Cortázar y Beitia.

Se dio la circunstancia de que Rafael Iriondo, que era entrenador-jugador local, jugó su único encuentro vestido de corto.

Vencieron los locales por 1-0 con gol de Ontoria a los 21 minutos, en un disparo por alto que no pudo atajar Lezama. Recordando viejos tiempos, destacó por su juego el ala Iriondo-Panizo haciendo las delicias del público que asistió al encuentro, teniendo el interior izquierdo tuvo una gran oportunidad de gol al enviar el balón al travesaño de la meta baracaldesa.

En el minuto 32 pitó el árbitro mano de un defensa visitante, pero, según las crónicas, sacó descaradamente la pelota del área y ordenó tirar golpe franco en vez de penalti, con la consiguiente bronca del respetable.

Venancio, que en sus tiempos del Athletic jugaba de interior derecha, pasó a reforzar la delantera en los últimos minutos recordando años pasados, aunque sin resultado práctico, pues no pudo lograr el tanto del empate.

Terminando el encuentro, el árbitro expulsó al baracaldés Cortázar creyendo que había agredido con el pie al meta local Abeijón al disputarle la pelota. No tuvo mucha fortuna aquella tarde el Sr. Irlés.

En el partido de la segunda vuelta, jugado el 23 de febrero de 1956, el Baracaldo ganó 3-2 al Indauchu. Solamente jugaron Venancio, por parte local y Zarra por la visitante, marcando éste los dos goles de su equipo.

Después de las 30 jornadas de liga, el Indauchu quedó clasificado en octavo lugar y dos puestos más abajo los de Baracaldo, con 30 y 28 puntos respectivamente.

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