La fundación del Real Madrid (respuesta a Franco)
De Víctor Martínez PatónEn el mes de octubre de 2013 publiqué junto con mi buen amigo Luis Javier Bravo Mayor un artículo al que dimos en llamar «La aguja del pajar» en que expusimos con todo el detalle conocido los orígenes primeros del fútbol en la ciudad de Madrid y la fundación del Real Madrid CF. Como allí se decía, las noticias que teníamos hasta la fecha eran siempre repeticiones de lo dicho por Rosón en 1940 en su Historia del Real Madrid y ampliado en el Libro de Oro de 1952.
Este artículo, extenso por lo demás, recibió respuesta de Juan Luis Franco Sánchez, publicada en el número 49 de estos Cuadernos de Fútbol, titulada «¿En qué siglo se fundó el Real Madrid?» en que afirma añadir cinco «piezas al puzle» que en su opinión serían de utilidad para aclarar los puntos que Bravo Mayor y yo decíamos que necesitaban de más claridad.
Nosotros sosteníamos la tesis de que el Madrid se fundó a primeros de octubre de 1901, y Franco lo que viene a plantear es que quizá lo único ocurrido en esa fecha fue una tramitación administrativa que culminaría en abril de 1902, y que en realidad la sociedad era de fecha anterior. En definitiva, por qué el Madrid no iba a ser la Sociedad de Foot-ball de Luis Bermejillo que ya jugaba al fútbol a finales de 1897.
A pesar de que el texto de Franco es muy bienvenido, no podemos ocultar nuestra sorpresa por la confusión conceptual que está en la base de su respuesta. Lo cual a pesar de que no deja él de acusarnos a nosotros precisamente de lo mismo.
En el fondo vuelve a plantearse una vez más el tan manido tema de las fundaciones de los clubs, cuestión para nosotros ya resuelta en el artículo de febrero de 2011: «Sociedades y equipos: criterios para un análisis histórico». En aquel texto, que no ha sido contestado por nadie, nos adscribíamos a la doctrina que entiende que el momento genético del contrato de sociedad es el acuerdo de voluntades, con independencia de cualquier formalidad (forma escrita, registro administrativo, etc.).
Sobre esa base escudriñamos los textos encontrados sobre el origen del fútbol en Madrid y con exquisito cuidado establecimos cinco sociedades diferentes en los orígenes del fútbol madrileño:
- Sociedad de Foot-ball: presidida por Bermejillo y existente desde finales de 1897.
- Equipo de los Ingenieros de Minas.
- Nueva Sociedad de Foot-ball, fundada en octubre de 1900 en una taberna de la calle de la Cruz, probablemente presidida por Julián Palacios.
- Sky FC, fundado en octubre de 1900 y presidida por Ángel Mayora. En 1902 cambió su nombre por el de New FC.
- Madrid FC, fundado en octubre de 1901 y presidida también por Julián Palacios, jugó su primer partido el 6-10-1901.
Como el propio Franco recuerda en su texto nosotros mismos dijimos que la aparición de nuevas fuentes nos permitirían matizar nuestra tesis o reafirmarla, pero lamentablemente a fecha de hoy ningún texto nuevo ha aparecido.
Lo que quizá no expusimos con claridad es que cuando hablábamos de apuntalar nuestra tesis con nuevas pruebas nos referíamos al número de sociedades, no una vez más al concepto de sociedad y a su momento genético. Por qué afirmamos que había cinco sociedades está explicado en nuestro texto y admite ampliación, matización y corrección, pero nuestro concepto de sociedad es firme. Es lícito tener otro concepto y hasta varios conceptos distintos dependiendo del momento cronológico o del interés de quien escribe, pero nosotros partimos de uno unívoco, claro y distinto.
Cierto es que muchas veces no es fácil establecer con precisión la fecha del «acuerdo de voluntades», y que es posible encontrar diversas hipótesis plausibles en casos de ausencia de pruebas, pero ese es un problema distinto.
Franco sostiene, a modo de hipótesis vacía de prueba, que el Madrid FC en 1901 no se fundó sino que se registró administrativamente. Y que de hecho, dice él, es lo que nosotros queremos decir (aunque no nos demos cuenta). Ocurre que ni nosotros queremos decir eso, ni existe prueba alguna que lo sostenga. Y nosotros no fingimos hipótesis (hypotheses non fingimus).
Sobre la base del concepto de sociedad expuesto, unívoco, claro y distinto, de su momento genético, y con los textos de que disponemos, insistimos en la tesis que mantuvimos en «La aguja del pajar», sin que ninguna de las cinco «piezas del puzle» que Franco afirma añadir aporten en realidad nada más allá de confusión a lo que nosotros intentamos aclarar en aquel artículo. Veámoslo someramente, encabezando los párrafos con la afirmación de Franco.
Pieza 1: unifiquemos criterios. Nos remitimos íntegramente al artículo «Sociedades y equipos: criterios para un análisis histórico» de febrero de 2011, afirmando no obstante que nosotros no pretendemos «unificar criterios» diversos, sino establecer uno general.
Pieza 2: parámetros para constituir un club en el siglo XIX. Ídem. Es un error establecer «parámetros» diferentes para la constitución de una sociedad dependiendo de cualquier clasificación aleatoria que se pretenda (fecha de constitución, objeto social, etc.). Con esos errores pretendimos terminar en el artículo anterior.
Pieza 3: nueva normativa sobre asociaciones a principios del siglo XX. Confunde el derecho civil por el que se rigen las sociedades (y del mercantil como especialidad del civil) con el derecho administrativo relativo al registro de estas sociedades.
Pieza 4: sociedades y clubs. De acuerdo en que son dos términos diferentes que designan la misma realidad. Ya quedó expuesto en nuestro artículo doctrinal.
Pieza 5: El Madrid del XIX. En este punto, a modo de conclusión de lo anterior, expone aunque sin claridad que el Real Madrid podría haberse fundado en el siglo XIX. Sí, cierto, e incluso antes, pero no sustenta su afirmación en ninguna prueba. Se limita a reproducir un texto de 1924 que copia el de Alejandro Barba de 1911 que nosotros citábamos en nuestro artículo y las meras hipótesis de que quizá las cosas no son como nosotros las contamos y que pudieron ser de otra forma. Lo hace introduciendo el nombre peculiar de «Protomadrid» aunando con él a todas las sociedades anteriores al Madrid FC, en un ejemplar y raro ejercicio de esencialismo retrospectivo huérfano además de toda prueba.
Agradecemos en consecuencia sinceramente el esfuerzo y la amabilidad de Juan Luis Franco por intentar añadir «piezas al puzle» del origen del fútbol en Madrid.