RESUMEN:

El firmante de este artículo siempre había creído que el legendario jugador Quincoces (Francisco Jacinto Fernández de Quincoces y López de Arbina) no había jugado en otro equipo que no fuera el Barakaldo, el Deportivo Alavés o el Real Madrid. Pero, de vez en cuando, al ir a archivar o consultar algún documento, se encuentra

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Quincoces jugó en el F.C. Barcelona.

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El firmante de este artículo siempre había creído que el legendario jugador Quincoces (Francisco Jacinto Fernández de Quincoces y López de Arbina) no había jugado en otro equipo que no fuera el Barakaldo, el Deportivo Alavés o el Real Madrid. Pero, de vez en cuando, al ir a archivar o consultar algún documento, se encuentra uno con otras informaciones que le sorprenden y le llevan a conocer más en profundidad el asunto.

En este caso, leí que Quincoces había formado parte del Fútbol Club Barcelona en una gira que realizó el conjunto catalán por tierras sudamericanas allá por el mes de agosto y principios de Septiembre de 1928.

La expedición estuvo compuesta por veintiún jugadores: dieciséis del equipo catalán Plattko, Llorens, Walter, Mas, Bosch, Castillo, Carulla, Guzmán, Roig, Martí, Piera, Sastre, Samitier, Arocha, Parera y Arnau, otros cuatro cedidos para la  ocasión por el Real Unión de Irún, Echeveste, Regueiro, Errazquín y Garmendia, y Jacinto Quincoces, del Deportivo Alavés. Nuestro defensa internacional afirmaba que “El Barcelona iba detrás de mí y me llevaron de refuerzo…yo no entendía bien aquello de ser refuerzo, porque ellos tenían una gran defensa con Plattko, Walter y Mas”. El plantel lo completaban el entrenador Román Forns, el doctor Moragas que, a su vez, hacía también las funciones de representante del club, el delegado Torres Ullastres, el masajista Cazcarra, el cuidador Modesto y el árbitro Vilalta, que actuaría en algunos partidos.

Los cinco jugadores invitados o, como se les denominó “…los cinco que van como reforzantes o sustitutos”, llegaron a Barcelona el día tres de julio para unirse a la disciplina del club azulgrana. Dos días después, en el barco “Infanta Isabel de Borbón” iniciaron su singladura haciendo escala en Santa Cruz de Tenerife y Río de Janeiro.

Para entonces, Quincoces, siendo jugador del Deportivo Alavés  (equipo que sería incluido posteriormente en la Segunda División en el inicio del Campeonato de Liga), ya había sido internacional con España. De hecho, había participado en los IX Juegos Olímpicos, celebrados en Holanda, en los partidos disputados contra Méjico el 30 de mayo de 1928, lo que supuso su debut con la camiseta nacional, con victoria por siete a uno; empate a un gol ante Italia en cuartos de final el 1 de junio, y derrota en el partido de desempate por uno a siete el 4 de junio.

Respecto a las intenciones del club azulgrana de incorporar a su plantilla a cualquiera de los cinco refuerzos, el entrenador Forns afirmó en una entrevista que las conversaciones con el Real Unión y el Alavés había resultado fáciles y felices pero que el Barcelona era incapaz de faltar a su hidalguía y que cuando volvieran de la gira, los cinco jugadores regresarían a sus equipos “con todo nuestro agradecimiento”. Así mismo, explicaba que Quincoces sería un buen suplente para los defensas Walter y Mas. Es decir, más bien parecía que se trataba de una toma de contacto con dichos jugadores por si interesara incorporarlos en un futuro.

Forns era un gran aficionado al piano. La noche antes del debut en tierras argentinas estuvo tocando en el hall de hotel dejando esta puntillita para quien había sido seleccionador en los Juegos de Amsterdam “…todos los entrenadores deberían saber cómo se toca el piano, pues ello sería el único medio de conducir a los jugadores por el buen camino de las costumbres domésticas ¡Ah, si el Sr. Berraondo hubiera sabido tocar el piano, aunque fuera el manubrio, en Amsterdam…! Se refería al partido de desempate. En fin, manifestaciones de aquellos años…

El primer partido se disputó el día cuatro de agosto en Buenos Aires frente a la selección de Argentina, con derrota por tres goles a uno. Arbitró el español Vilalta -que para eso se había embarcado-, presentando el Barcelona este equipo: Plattko, Walter, Mas, Martí, Roig, Carulla, Piera, Regueiro, Samitier, Arocha y Garmendia. El gol español fue anotado por Samitier a los veinticinco minutos, si bien, los argentinos remontaron posteriormente con tres goles anotados por Orsi (dos) y Tarasconi.

Al día siguiente, nuevo encuentro ante Argentina y, esta vez, empate a cero, con Vilalta de linier. El tercer envite, arbitrado por el trencilla español, se disputó ante el Independiente de Avellaneda el día once, pero no pudo terminar peor, derrota por cuatro goles a uno. Cuatro días más tarde, vuelta a Buenos Aires, otra vez partido contra la selección local, y una derrota más, por uno a cero. Repitió Vilalta como juez de línea.

Llegado el sábado 18 de agosto, había programado otro encuentro, esta vez ante el Boca Juniors. El Barcelona tenía las bajas de Plattko, Mas, Martí y Carulla, por lo que el míster Forns optó por Quincoces para ocupar un puesto en la defensa. El Barcelona formó con Llorens, Walter, Quincoces, Guzmán, Roig, Bosch, Piera, Regueiro, Sastre, Arnau y Garmendia. Como curiosidad, el primer tiempo se jugó con un balón del Barcelona y la segunda parte con una pelota argentina. Se produjo la primera alegría de la gira, venció el Barcelona por dos a uno, ambos marcados por Sastre. La información que llegó a España  respecto a Quincoces es que estuvo a la altura del partido cumpliendo con solvencia la lesión de Mas. ¿Adivinan quién fue un linier?.

Por último, el 19 de agosto se jugó el último amistoso en Argentina ante un combinado de la Liga Rosarina, perdiendo por cuatro goles a cero.

Después del periplo por tierras argentinas, el viaje continuó hacia Uruguay. Allí, el domingo 26 de agosto se enfrentaban al Peñarol de Montevideo. Estaba previsto que jugara Quincoces; de hecho, así estaba anunciado en las alineaciones dado que Walter se encontraba indispuesto, aunque finalmente pudo jugar, quedando el defensa español en el banquillo. Se empató a uno, con gol de Samitier.

Ya en septiembre, el día 1 tocaba jugar contra el Nacional de Montevideo en el estadio del Parque Central. Derrota por tres a cero para cerrar el ciclo sudamericano. Quincoces se alineó por segunda ocasión con los azulgranas, pasando desapercibido. Jugaron Llorens, Walter, Quincoces, Martí, Roig, Carulla, Regueiro, Sastre, Samitier, Arnau y Parera.

En total, ocho partidos jugados con el resultado de una victoria, dos empates y cinco derrotas. Cinco goles a favor y diecisiete en contra.

La tercera vez de Quincoces con el Barcelona no se produjo hasta el año siguiente, si es que puede afirmarse que jugó en el conjunto azulgrana como tal y no formando parte de un combinado Barcelona/Alavés como veremos más adelante. Se rumoreaba que los azulgranas seguían tras los pasos para incorporarlo al club. Según manifestaba el propio jugador, él no sabía nada salvo lo que decía la prensa, aunque declaraba todas sus simpatías por Barcelona y por el Barcelona. Al parecer, se venían teniendo relaciones “cordialísimas” entre el Alavés y el Barcelona. Quincoces podría ser el preferido de todos los jugadores del conjunto vasco pero por entonces estaban centrados en la Liga para ascender a Primera División. Por su parte, el delegado vitoriano Sr. García de Salazar comentaba que en el club no se habían recibido proposiciones de traspaso del Barcelona ni del Athletic de Bilbao ni de “algún” club de Madrid.

Aquel partido se disputaría ante el Sportivo Barracas argentino el 17 de Marzo de 1929. Ya antes, el 2 y el 7 de febrero, el Barcelona había vencido al mismo equipo por dos a uno, y tres a dos. El tercer encuentro programado para aquellas fechas hubo de suspenderse por la lluvia, partiendo los sudamericanos hacia Italia para continuar su gira por Europa, esperando volver para mediados de marzo a tierras catalanas.

En el Barcelona las cosas no iban bien. Habían sido eliminados de la Copa de España por su eterno rival el R.C.D. Español en semifinales. Los periquitos vencieron en la ida en Sarriá por dos goles a cero y en la vuelta les sirvió el empate a uno en Les Corts. Igualmente, en la Liga, la primera de la historia, tampoco era un camino de rosas. Aunque en la primera jornada se había vencido al Racing de Santander por cero a dos en los campos del Sardinero, posteriormente, perdieron en casa frente al Real Madrid (1-2), en Atocha (3-0), se empató de nuevo en casa frente al Arenas de Guecho (2-2) y en el Stadium Metropolitano volvieron a caer derrotados el diez de marzo, por un resultando contundente (4-1). Eso sí, la reacción no se hizo esperar, pasó de estar penúltimo en la clasificación en la quinta jornada, con un partido ganado, uno empatado y tres perdidos, a ganar la Liga con dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid, con once victorias, tres empates y solo cuatro derrotas.

La siguiente jornada a disputar el 17 de marzo se trasladó al día 24 dado que la selección española tenía programado partido contra Portugal. Para dicha fecha del diecisiete, el Barcelona organizó un amistoso contra el Deportivo Alavés ampliable a otro, dos días después, por si el Sportivo no volvía de Italia. Mientras tanto, el locales tenían lesionados a Samitier, Arocha, Piera, Mas, Plattko, Vidal, Martí y Parera. Los argentinos del Barracas aparecieron por la capital el día 15, pero jugar contra los titulares azulgranas no era posible por la cantidad de bajas, así que se optó por una solución salomónica: conjuntar un equipo combinado de barcelonistas y alaveses, decidiéndose jugar el 17 contra el Barracas y el 19 contra el Alavés.

Por fin, el 17 de marzo, en el estadio Les Corts, se celebró el encuentro entre el Barcelona/Alavés y el Sportivo, con el Sr. Comorera como árbitro de la contienda. Los precios de las entradas, a dos pesetas. Esta fue la alineación que presentaron el combinado, eso sí, uniformados con la camiseta azulgrana: Plattko (Barcelona), Walter (Barcelona) Quincoces (Alavés), Urquidi (Alavés), Castillo (Barcelona), Sanmartín (Alavés), Modesto (Alavés), Ramón (Barcelona), Campadabal (Barcelona), García (Barcelona) e Ibarrarán (Alavés). Vencieron los argentinos por un gol a dos, anotando el gol del combinado Campadabal en la segunda parte cuando los sudamericanos dominaban por dos a cero en el marcador. Las crónicas informaron que los alaveses no convencieron, exceptuando a Quincoces que, sin haber hecho grandes cosas, había demostrado hallarse muy por encima de sus compañeros de equipo, siendo un buen complemento del otro defensa, Walter. Dos días después, se enfrentaron el Barcelona y el Alavés, pero es otra historia.

Por cierto, Quincoces finalmente no llegó a fichar por el conjunto catalán. Continuó en el Deportivo Alavés hasta la temporada de 1931-32 cuando fue traspasado al Real Madrid.

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