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LA LIGA PERFECTA ¿EXISTE? Cuando se habla de un campeonato de liga, al menos en España se concibe una competición en la que se enfrentan todos contra todos a dos vueltas. La coordinación de las distintas competiciones nacionales (liga, copa, supercopa, copa de la liga), con las internacionales (tanto continentales como mundiales) y el calendario

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LA LIGA PERFECTA ¿EXISTE?

Cuando se habla de un campeonato de liga, al menos en España se concibe una competición en la que se enfrentan todos contra todos a dos vueltas. La coordinación de las distintas competiciones nacionales (liga, copa, supercopa, copa de la liga), con las internacionales (tanto continentales como mundiales) y el calendario de la selección absoluta (amistosos, liguillas de clasificación, fases finales) ha llevado a plantearse posibles cambios el modelo de la RFEF. El último afectó a la Copa del Rey (jugar a partido único las primeras rondas) y a la Supercopa (con formato final four). ¿Es intocable el formato de la liga con veinte equipos?

La temporada 1973/74 fue la última en Europa en la que todas las federaciones que formaban la UEFA completaron un campeonato de liga a dos vueltas, sin fases finales ni play-off. Con ella se cerraba un ciclo que había empezado en la temporada 1963/64, cuando por fin Alemania, entonces Occidental, estrenó la Bundesliga. Un año antes, el campeonato alemán se había disputado en una fase final a la que habían accedido los equipos mejor clasificados de las cinco zonas en que se subdividía el estado.

Desde que se empezaron a jugar los campeonatos nacionales, todos los países fueron adaptando las circunstancias geográficas, políticas y económicas de sus clubs. Un proceso que, dependiendo de la extensión del territorio, siguió más o menos los mismos pasos en toda Europa. En un principio, salvo casos como Inglaterra o Escocia, el campeonato nacional se jugaba en dos fases. La primera era regional o territorial, de la que se clasificaban los equipos que jugarían la segunda fase, la nacional. En muchos casos, esta fase nacional, se jugaba por eliminatorias directas, pero también hubo federaciones que la resolvían mediante una liguilla entre los equipos clasificados. Ejemplos del primer caso son Italia o Alemania; y del segundo Holanda o Suiza.

Un campeonato nacional de grupo único y a dos vueltas: un proceso muy largo en algunos casos

Inglaterra fue el primer país del mundo que organizó una liga nacional, la Football League. Fue en la temporada 1888/89. Fue el resultado de un acuerdo entre los clubs profesionales, al margen de la Federación, que era la responsable de la FA Cup, para garantizarse unos ingresos por taquilla anuales. El éxito provocó la aparición de otra liga, la Football Alliance, que acabó siendo asimilada por la primera, ya que contaba con clubs más poderosos económicamente.

Aquella Football League no nació con la intención de desbancar a la FA Cup, pero en la práctica lo consiguió. Inglaterra exportó ese modelo a sus vecinos de Escocia e Irlanda, donde también se jugaba ya la copa, organizando las primeras ligas por iniciativa de sus clubs más fuertes (1890/91).

En la última década del siglo XIX, el fútbol dio el salto decisivo al continente europeo. Se crearon clubs por todas partes, naciendo con ello todo tipo de rivalidades para demostrar qué equipo era mejor: tanto en el reducido círculo local como, en el sentido más amplio, regional o nacional. La desigualdad entre las zonas industrializadas y rurales provocó la aparición de núcleos futbolísticos y con ellos las competiciones locales.

Una vez asentados los clubs de referencia, el nacimiento del campeonato nacional era una consecuencia inevitable. Y el modelo inglés acabó siendo el objetivo. Según las dimensiones territoriales y la red de comunicaciones de cada país, poco a poco se fue consiguiendo esa liga nacional en la que participaban solo los clubs más fuertes de todo el país.

Fuera de las Islas Británicas, Bélgica, 1904/05, fue la primera liga nacional consolidada. Le siguieron Luxemburgo en 1909/10 e Islandia en 1912. El proceso continuó avanzando a la vez que Europa se convulsionaba con la I Guerra Mundial: Austria (1918/19), Danzig (1920/21), Irlanda del Norte (1920/21), Estado Libre de Irlanda, 1921/22), Suecia (1924/25), Hungría (1926/27), Letonia y Polonia (1927) y España (1928/29).

El fútbol español es un caso particular, porque desde 1914 el Campeonato de España, renombrado Copa del Rey, siguió el sistema de dos fases: campeonatos regionales y eliminatorias con los equipos clasificados. Sin embargo, como consecuencia de la aparición del fútbol profesional, acabó implantándose el Campeonato Nacional de Liga y, en un sentido estricto, España se convirtió en una federación con dos campeonatos nacionales: Liga y Copa. Hay que señalar que en los primeros años, ganar la Copa tenía un mayor reconocimiento que ganar la Liga, hasta que, después de la Guerra Civil, con la supresión de los campeonatos regionales y reestructuración de las competiciones, la Liga asumió el primer puesto en la jerarquía, relegando la Copa a un segundo lugar, aunque retuvo un prestigio muy grande.

Retomando el orden cronológico de la implementación de las ligas nacionales, tras la española se crearon: Estonia (1929), Italia y Dinamarca (1929/30), Finlandia (1930), Lituania (1931), Albania (1932), Francia y Suiza (1933/34), Checoslovaquia, Chipre, Rumanía y Yugoslavia (1934/35), Unión Soviética (1936), Bulgaria (1937/38) y Portugal (1938/39).

Antes de la II Guerra Mundial solo quedaban cuatro países que mantenían el formato de campeonatos regionales y fase nacional final: Alemania, Grecia, Holanda y Noruega. Gales era la única federación que mantenía la convivencia de varias ligas locales o comarcales al margen de la Copa, dado que sus clubs profesionales estaban afiliados a la Federación Inglesa.

El fútbol europeo se tomó unos años para recuperar el pulso tras la II Guerra Mundial. Poco a poco se fueron restableciendo los campeonatos nacionales unificados y con la Copa de Europa de Clubs Campeones de Liga, el proceso se completó con Holanda (1956/57), Grecia y Turquía (1959/60), Noruega (1961/62) y, finalmente, Alemania Occidental (1963/64).

Las 32 ligas de la temporada 1963/64 se disputaron a dos vueltas. Inglaterra contó con 22 equipos, la que más, e Islandia con seis, la que menos. En el resto de ligas, hubo la siguiente participación: Unión Soviética, 20 conjuntos; Escocia, Francia, Italia y Turquía, 18; Alemania Occidental, Bélgica, Bulgaria, España, Grecia y Holanda, 16; Alemania Oriental, Austria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Portugal, Rumanía, Suiza y Yugoslavia, 14; Albania, Chipre, Dinamarca y Finlandia, 12; Noruega, 10; y Malta, 8. En total, 456 clubs y 6432 partidos programados. No se celebraron todos porque Chipre tuvo que interrumpir su campeonato por graves enfrentamientos entre las comunidades turca y helena.

Esta tendencia se afianzó a lo largo de once temporadas. Al igual que el proceso de la liga española, donde el número de equipos fue aumentando según progresaban los recursos económicos del país y de los clubs, en Europa sucedió algo parecido, salvo algún reajuste circunstancial debido a la adaptación de calendarios o de cuestiones técnicas. En la temporada 1973/74 el número total de clubs que disputaron ligas de máximo nivel nacional ascendió a 491, que disputaron un total de 7432 partidos. Inglaterra se mantenía con sus 22 participantes e Islandia continuaba siendo la liga más breve, aunque había pasado a ocho equipos. Las otras ligas tuvieron estos números: Francia (20 clubs); Alemania Occidental, Escocia, España, Grecia, Holanda, Rumanía y Yugoslavia (18); Austria (17); Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, Turquía y Unión Soviética (16); Albania, Alemania Oriental, Chipre, Irlanda, Suecia y Suiza (14); Dinamarca, Finlandia, Irlanda el Norte, Luxemburgo y Noruega (12); y Malta (10).

La valoración externa relacionaba el número de equipos que disputaban la liga con el potencial futbolístico del país. Ese criterio se aplica principalmente en las ligas que tenían menos de 14 participantes, la mayoría de ellos conjuntos aficionados o semiprofesionales.

Austria, en la temporada 1974/75, adoptó una liga de diez equipos a cuatro vueltas. Escocia hizo lo mismo en la temporada 1975/76. Y Suiza, en la 1976/77, introdujo dos fases: una primera regular y una segunda en la que la mitad de los equipos jugaban por el título y la otra por la permanencia, con la particularidad de que los clubs arrastraban solo la mitad de los puntos de la primera fase. Albania, en la misma temporada, aplicó un formato parecido al suizo, si bien los resultados de la primera fase se acumulaban en la segunda.

El atractivo deportivo y la rentabilidad del campeonato nacional

Con esas innovaciones, la uniformidad de criterio para organizar el campeonato nacional se rompió en Europa. Poco a poco, cada vez más federaciones fueron replanteándose la viabilidad de una competición que debía ser igualmente atractiva para el público, justa a la hora de determinar el ganador y rentable económicamente para mantener un nivel competitivo entre los participantes.

Hay que tener en cuenta, además, que en todo campeonato nacional intervienen diversos factores que actúan de tal manera que lo convierten en una competición imperfecta. Porque por encima de un torneo liguero, está el calendario de la federación y, a la vez que los clubs tienen intereses propios, existe una selección nacional con la que hay que compartir los mismos jugadores. A esto se añaden las competiciones internacionales de clubs, entrando así la UEFA y la FIFA en juego.

Repasando la historia de los campeonatos europeos, desde que organizaron el grupo único por primera vez hasta la actualidad, muy pocas federaciones se han mantenido firmes con el formato de doble vuelta: Inglaterra (1888/89), Italia (1929/30), Francia (1933/34), Portugal (1938/39), Holanda (1956/57), Noruega (1961/62) y Alemania (1963/64).

A lo largo de los años, las federaciones europeas han ido probando diferentes formatos. España misma, en la temporada 1986/87, prolongó su campeonato regular con una segunda fase. Tras las 34 jornadas habituales, los 18 equipos se dividieron en tres grupos de seis. Era evidente que del 1 al 6 se disputarían el título y del 13 al 18 la permanencia. Quedaron en zona de nadie los clasificados entre el 7 y el 12. El campeonato cubrió 44 jornadas, siendo el más largo de la historia española. En Europa solo lo ha igualado Escocia, que en varias ocasiones llegó a disputar su liga de doce equipos a cuatro vueltas. No entra en este apartado la extraña liga que se desarrolló en Israel, cuando, por motivos de guerra, se fusionaron las campañas 1966/67 y 1967/68 en un solo campeonato con 16 equipos a cuatro vueltas, o sea, 60 partidos en total. Respecto al número de clubs participantes, lo tiene la Unión Soviética: 26 equipos en 1938, aunque jugaron a una vuelta, por lo que cada uno jugó 25 partidos.

Más que las virtudes de un formato, se suelen resaltar los inconvenientes.

Una liga tradicional a doble vuelta, en efecto, solo enfrenta a los equipos favoritos dos veces. En caso de que cada uno gane sus partidos como local, el campeonato queda en función del rendimiento mostrado ante los equipos clasificados por debajo. En eso también hay que tener en cuenta el número de participantes. Con una liga con 20 o 18 equipos, suele haber una gran diferencia entre los clubs. Los mejores habitualmente enlazan prolongadas rachas de buenos resultados y, en caso de no obtener la victoria en un partido contra un rival notablemente inferior, se suele calificar como tropiezo.  Cuantos menos equipos intervienen, más intensa es la competición. Suele haber un porcentaje de derrotas alto. Pero en ninguno de los dos casos se garantiza que quede vencedor el mejor, sino el que ha sido más regular. Por eso hay entrenadores que buscan un sistema de juego que les asegure un alto porcentaje de triunfos, que son los que les servirán para hacerse con el título liguero, aunque pierda algún partido contra un supuesto rival directo. Ante esto es fácil recordar la frase de Miljan Miljanić, tras haber perdido por 6-1 en La Romareda ante el Real Zaragoza, que marchaba en segunda posición: más vale perder un partido por seis goles que seis partidos por un gol. El Real Madrid venció ese campeonato de 1974/75 con doce puntos de ventaja sobre el equipo zaragocista, cuando la victoria valía dos puntos.

Como ya se ha señalado, Austria introdujo la fórmula de 10×4. Se genera una competición muy intensa, pero la experiencia de más de 50 años con formatos parecidos ha demostrado que en la mayoría de los casos el campeonato se ha decidido con varias jornadas con antelación. Eso sucedió incluso en Escocia, donde Rangers y Celtic tenían un mano a mano constante. Los escoceses llegaron a implementar el campeonato a 12×4, y lo único que consiguieron fue que las diferencias se incrementasen. Este 10×4 está teniendo más éxito en los países con una extensión territorial moderada o pequeña y con menor peso en el concierto internacional. En las ligas más fuertes es claramente inviable.

Para evitar campeonatos excesivamente cargados de jornadas, algunas federaciones han optado por el sistema 12×3. El gran inconveniente está a la hora de medir los enfrentamientos directos, porque habrá un equipo que tendrá jugados dos partidos en casa y uno fuera, lo que le da cierta ventaja respecto a su rival.

También ha habido federaciones que han aplicado el play-off o eliminatorias directas entre los primeros clasificados. Suecia y Finlandia recurrieron a este sistema. Hubo temporadas en las que llegaron a participar los ocho primeros y en otras solo los cuatro mejores. En todos los casos, se hace difícil de entender que un equipo clasificado en cuarto lugar, finalizada la serie regular, llegue a los play-offs prácticamente con las mismas posibilidades que el que acabó en primera posición. En Suecia se disputó el campeonato bajo este formato en nueve ocasiones (1982 – 1990) de las cuales, en cuatro ocasiones quedó campeón un equipo que no había ganado la serie regular. Finlandia, las tres veces que hubo play-off (1984, 1985 y 1990) vio cómo quedó campeón un equipo que no había ganado la serie regular.

La introducción de dos fases ha tenido bastantes seguidores. Viene a ser una especie de liga mixta: partiendo de la serie regular, luego los equipos se dividen en grupos donde, generalmente también a doble vuelta, se disputan el título o la permanencia. Así pretendía ser nuestra liga de 1986/87, pero fracasó porque no supo colocar a los seis equipos del medio. En Europa se ha desarrollado las dos fases en ligas con 12, 14 y hasta 16 equipos. En teoría consiguen que los enfrentamientos directos sean más decisivos, pero en la práctica, el equipo vencedor suele aumentar sus diferencias sobre sus perseguidores. Además, suelen coincidir en el grupo equipos con aspiraciones al título con otros que ya no tienen mucho que hacer, con lo que les falta motivación. Para la permanencia ocurre algo similar, ya que igualmente concurren equipos que están prácticamente salvados frente a otros que se toman esos partidos como verdaderas finales.

El número de participantes más incómodo para aplicar las dos fases es de 16. La serie regular ya genera 30 jornadas. En países como Bélgica, el grupo por el título es de seis equipos, que a doble vuelta, acaban jugando 40 fechas. Otros países prefieren jugar esta segunda fase a una vuelta, con el inconveniente que provoca que se juegue solo en campo de uno entre los rivales directos.

Sobre las puntuaciones, cuando se aplican dos fases, hay dos criterios principales: acumular puntos y resultados de la primera fase en la segunda —como se hizo en la liga española de 1986/87— o, para dar mayor valor a los partidos entre rivales directos, hacer que los equipos accedan a la segunda fase con la mitad de los puntos conseguidos. En este segundo caso, en la práctica, se pretende reducir la importancia de la primera fase y cargar el máximo de interés en la fase final. Con ello, la ventaja del club ganador de la primera fase se ve notablemente reducida y aumentan las opciones de sus perseguidores.

Por último, hasta esta temporada, en Europa no se había practicado el sistema muy utilizado en los países latinoamericanos: dos campeonatos por separado y cada uno con estructuras diferentes: apertura y clausura. Este año Malta ha dado el paso. Veremos si se consolida o queda en anécdota, como los campeonatos del play-off de Suecia y Finlandia.

Los campeonatos nacionales europeos en la temporada 2024/25

En la temporada 2024/25, de las 54 que conforman la UEFA, solo 16 federaciones organizaron un campeonato nacional a dos vueltas: España, Inglaterra e Italia (20 equipos); Turquía (19); Alemania, Francia, Holanda, Polonia y Portugal (18); Bielorrusia, Luxemburgo, Noruega, Rusia, Suecia y Ucrania (16), y Kazajistán (13).

El resto de federaciones desarrolló hasta 17 modelos diferentes de campeonatos nacionales.

El formato más seguido fue el de diez equipos para cuatro vueltas (10×4), con un total de 36 jornadas. Fueron once federaciones que lo adoptaron: Albania, Azerbaiyán, Croacia, Eslovenia, Estonia, Georgia, Irlanda, Kosovo, Letonia, Lituania y Montenegro.

Tres vueltas por campeonato aplicaron Andorra e Islas Feroe (10 equipos cada una), Armenia (11 equipos) y Bosnia, Hungría y Macedonia (12 equipos). Estos campeonatos se desarrollaron sobre 27, 30 y 33 jornadas respectivamente.

Los campeonatos de dos fases tuvieron también una importante incidencia. Dependiendo del número de equipos que participaban en la primera fase, o fase regular, se reorganizó la segunda, o fase final. La mayoría empezaban con una fase regular con el formato tradicional de liga a dos vueltas. Luego el grupo único inicial se partía en subgrupos y se definían el campeón, los equipos que entraban en competiciones europeas y los descensos. En esa fase final es donde se produjo una mayor casuística.

Serbia, Bélgica, Chequia, Rumanía, Bulgaria y San Marino tuvieron una fase regular con 16 equipos, o sea, 30 jornadas. Pero cada país aplicó su criterio para la fase final:

  • Serbia: dos grupos de ocho equipos a una vuelta. Del 1 al 8 por el título y del 9 al 16 por la permanencia. En total 37 jornadas.
  • Bélgica: formaron tres grupos, que completaban dos vueltas. Seis equipos por el título; otros seis para disputar una plaza europea, y cuatro para decidir la permanencia. Los equipos arrastraban la mitad de los puntos logrados en la fase inicial. En total, unos equipos jugaban 40 jornadas, mientras que los cuatro últimos cubrían 36.
  • Bulgaria: dos grupos de cuatro a dos vueltas. Del 1 al 4 por el título y del 5 al 8 para disputar plazas europeas. En total jugaban 36 jornadas. Hubo un tercer grupo, de ocho equipos, del 9 al 16, que jugaban a una vuelta la permanencia. Estos disputaban 37 jornadas. En todos los casos se acumulaban los resultados y puntuaciones de la fase regular.
  • Chequia: propiamente dos grupos de seis equipos. Del 1 al 6, por el título y del 11 al 16, por la permanencia, solo a una vuelta, es decir, cinco jornadas. Los cuatro clasificados entre 7 y 10, por eliminatorias (semifinales y final a doble partido), competían por una plaza con derecho a Europa.
  • Rumanía: un grupo a dos vueltas por el título para los seis primeros, que accedieron con la mitad de la puntuación alcanzada en la primera fase. Los clasificados del 7 al 16, diez conjuntos, a una vuelta y partiendo con la mitad de los puntos de la primera fase, se disputaron la permanencia. El campeonato rumano tuvo 40 jornadas para conocer al vencedor y 39 para la permanencia.
  • San Marino: la fase regular a dos vueltas decidió el campeón nacional; pero el resto de puestos con derecho a competiciones europeas se resolvió mediante un complicado sistema de eliminatorias.

Chipre, Grecia e Israel partieron de una fase regular con 14 equipos:

  • Chipre e Israel: los clasificados del 1 al 6, a dos vueltas, se enfrentaban por el título. Del 7 al 14, ocho equipos a una vuelta, decidían el descenso. De esta manera, el número global de jornadas fue de 36 y 33 respectivamente.
  • Grecia: los clasificados del 1 al 4 por el título, y del 5 al 8 por plazas europeas. Ambos grupos a dos vueltas, que junto a las 26 fechas de la fase regular hacían un total de 32 jornadas. Los clasificados del 9 al 14, seis equipos, jugaron a doble vuelta la permanencia. Estos equipos disputaron 36 jornadas en total.

Austria, Dinamarca, Eslovaquia, Finlandia, Gales e Islandia realizaron la fase regular con doce equipos, que jugaron 22 jornadas. A partir de ahí hubo tres modelos:

  • Dinamarca, Eslovaquia y Gales: formaron dos grupos de seis. Los clasificados del 1 al 6 por el título y del 7 al 12 por la permanencia. Se acumulaban los resultados y puntuaciones de la fase regular. Entre la fase regular y la segunda fase todos los equipos disputaron 32 jornadas.
  • Austria: formaron dos grupos de seis. Los clasificados del 1 al 6 por el título y del 7 al 12 por la permanencia. A diferencia de las tres federaciones anteriores, en Austria solo se arrastró la mitad de la puntuación alcanzada en la fase regular.
  • Finlandia e Islandia: tras la fase regular, los clasificados del 1 al 6 jugaron por el título y del 7 al 12 por la permanencia. Ambos grupos lo hicieron a una vuelta, con lo que el campeonato se desarrolló sobre 27 jornadas.

Escocia encontró un formato más complicado. La fase regular para los doce equipos participantes se prolonga por tres vueltas. Tras esas 33 jornadas, los clasificados del 1 al 6 se disputaron el título y los de 7 al 12 la permanencia, ambos grupos a una vuelta. Con ello cubrieron un calendario de 38 jornadas. Irlanda del Norte siguió el mismo formato que Escocia.

Gibraltar contó con once equipos en su máxima categoría. La fase regular a dos vueltas, 20 jornadas, dio paso a la ronda final, a la que accedieron los seis primeros. Estos, a una vuelta, decidieron el título. El campeonato gibraltareño ocupó 25 fechas.

Moldavia solo tuvo ocho equipos en su máxima categoría. Tras la serie regular de 14 jornadas, los seis primeros, a dos vueltas, se disputaron el título. Esto hizo un total de 24 fechas.

Finalmente, Malta, que desde hace años viene probando diferentes formatos, esta temporada optó por el modelo sudamericano de apertura y clausura para sus doce equipos. Tanto apertura como clausura constaron de dos fases: en la primera los doce conjuntos se enfrentaron a una vuelta; y en la segunda se dividieron del 1 al 6, donde se decidía el vencedor, y del 7 al 12 para completar una vuelta cada grupo. Esto hizo 16 fechas para apertura y otras 16 para clausura. En la presente edición, como los dos primeros de apertura no coincidieron con los dos primeros de clausura, el reglamento, para estos casos, programó una final a cuatro para decidir el campeón nacional de la temporada 2024/25.

No existe la liga perfecta

El ejemplo de España en la 1986/87 quedó más bien en anécdota histórica porque, ni influyó en el desenlace del calendario, ni supuso romper con la tendencia bicéfala de la Liga.

Sin embargo, en Europa hay países que vienen modificando el formato de su campeonato e introduciendo innovaciones y cambios con relativa asiduidad.

Respecto a la temporada 2023/24, ha habido tres federaciones que cambiaron el formato: Armenia (pasó de 10×4 a 11×3), Bulgaria (misma fase regular, pero redujo la fase por el título de seis a cuatro equipos), y Malta (con apertura y clausura). También hubo cambios en las ligas a doble vuelta: Kazajistán redujo de 14 a 13, y Turquía los hizo de 20 a 19, aunque estos reajustes se deben a cuestiones reglamentarias referidas a licencias y temas económicos de los clubs.

En lo que llevamos del siglo XXI, se puede comprobar que muy pocos campeonatos han mantenido el mismo formato a lo largo de estos 25 años. De hecho, solo han sido cinco: Alemania (18×2), Escocia (12×3+6×1), España (20×2), Holanda (18×2), Inglaterra (20×2). Escocia es la única que ha sido fiel al mismo tipo de campeonato con dos fases. El resto de las federaciones han buscado soluciones muy diferentes, alternando la clásica liga a dos vueltas con otros sistemas. Fácilmente se deduce que, cuando hay tantas variaciones, replanteamientos, pruebas y adaptaciones, no existe ninguna que acabe de convencer.

Así se ordenan las federaciones, de más a menos:

12 formatos: Gibraltar (7×4, 8×3, 6×3, 5×4, 7×2, 7×3, 6×4, 8×2, 8×3, 10×3, 11×2+6×2, 11×2+6×1).

9: Armenia (8×4, 12×2, 9×2+6×2, 8×6, 6×5, 9×4, 10×2+6×2, 10×4, 11×3), Bulgaria (14×2, 14×2+6×2, 16×2, 14×2+7×2, 12×2+6×2, 10×4, 14×2+6×1, 16×2+6×1, 16×2+4×2), Moldavia (8×4, 10×4, 12×3, 14×3, 9×4, 10×3, 11×3, 10×2, 8×2+6×2).

7: Georgia (12×2+6×2, 10×4, 16×2, 14×2, 11×3, 12×2+8×2, 7y7x2+play-off), Kazajistán (16×2, 17×2, 12×2+6×2, 18×2, 19×2, 14×2, 12×3), Lituania (10×4, 9×4, 8×4, 10×3, 12×3, 8×4+6×1, 6×4), Malta (10×2+6×2, 12×2+6×2, 12×3, 14×2, 16×2, 12×2+6×1, [12×1+6×1]x2).

6: Azerbaiyán (11×2, 12×2+6×2, 14×2, 18×2, 10×4, 8×4).

5: Andorra (9×2+4×2, 8×2+4×2, 8×3+4×2, 8×4, 10×3), Israel (12×3+6×1, 12×3, 16×2+6×1, 16×2+8×1, 14×2+6×2), Kosovo (16×2, 14×2, 12x+6×2, 12×3, 10×4), Letonia (8×4, 10×2+6×2, 9×4, 10×3, 10×4), Macedonia (14×2, 12×2+6×2, 12×3, 10×3+6×1, 10×4), Polonia (16×2, 8y8x2+8×2, 14×2, 16×2+8×1, 18×2), Serbia (12×2+6×2, 12×3, 16×2, 16×2+8×1, 20×2), Turquía (18×2, 18×2+4×2, 21×2, 19×2, 20×2).

4: Albania (14×2, 10×4, 12×3 y 10×4+play-off), Bielorrusia (16×2, 14×2, 12×3, 12×2+6×2), Bosnia (20×2, 16×2, 12×2+6×2, 12×3), Chequia (16×2, 16×2+6×2, 18×2, 16×2+6×1), Chipre (14×2, 14×2+4×2, 12×2+6×2, 14×2+6×2), Croacia (12×2+6×2, 16×2, 12×3, 10×4), Eslovaquia (10×4, 12×2+8×2, 12×3, 12×2+6×2), Estonia (8×4, 10×4, 10×3+4×1, 10×3+6×1), Finlandia (12×3, 12×2+8×1, 14×2, 12×2+6×1), Hungría (8y8x2+12×2, 12×3+6×1, 12×2+6×2, 16×2, 12×3), Luxemburgo (12×2+4×2, 14×2, 16×2), Rumanía (16×2, 18×2, 14×2+6×2, 16×2+6×2).

3: Bélgica (18×2, 16×2+6×2, 18×2+4×2), Eslovenia (12×3, 12×2+6×2, 10×4), Gales (18×2, 17×2, 12×2+6×2,) Grecia (18×2, 16×2, 14×2+6×2), Irlanda (12×3, 10×3, 10×4), Irlanda del Norte (10×4, 12×3+6×1, 16×2), Islandia (10×2, 12×2, 12×2+6×1), San Marino (8y7x3+play-off, 15×2+play-off, 16×2), Suiza (12×2+8×2, 10×4, 12×3+6×1), Ucrania (14×2, 16×2, 12×2+6×2).

2: Austria (10×4, 12×2+6×2), Dinamarca (12×3, 14×2+6×2), Feroe (10×2, 10×3), Francia (20×2, 18×2), Italia (18×2, 20×2), Montenegro (12×3, 10×4), Noruega (14×2, 16×2), Portugal (16×2, 18×2), Rusia (16×2, 16×2+8×2), Serbia y Montenegro (18×2, 16×2), Suecia (14×2, 16×2).

1: Alemania (18×2), Escocia (12×3+6×1), España (20×2), Holanda (18×2), Inglaterra (20×2).

Nota: la primera cifra indica el número de equipos participantes multiplicado (x) por el número de vueltas previsto en el campeonato. Una liga, como la española, está señalada con 20×2, o sea, 20 participantes que disputan dos vueltas. Cuando aparece el signo +, se hace referencia a que hay una segunda fase, el número de equipos que acceden al grupo que disputa el título y el número de vueltas que juegan. También se han añadido los play-offs, cuando ha procedido. Georgia, Polonia y San Marino tuvieron campeonatos en los que en la primera fase los equipos ya estaban divididos en dos grupos, y posteriormente se jugó una fase final.

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