Chanchullos bajo el paraguas de la UEFA

Tras la inmensa decepción que supuso el Campeonato Mundial disputado en España durante el ya lejano 1982, había mucho trabajo por hacer. Si deportivamente se bordeó el ridículo, aun contando con ayudas arbitrales, tampoco es que en lo puramente económico se pudiera sacar pecho. El gran gestor que siempre fue Raimundo Saporta evitó el empleo de paños calientes al afirmar: “Reconozco mi fracaso, al no haber generado los beneficios económicos previstos. En todo caso tampoco se han registrado pérdidas”. Un modo curioso de contemplar la realidad, puesto que para la celebración del torneo se habían enterrado ingentes cantidades de dinero público, hubo varios sorteos de lotería extraordinarios, cuyo saldo engrosó la espectacular inversión, y hasta el Patronato de Apuestas Mutuas -la quiniela- contribuyó con varias jornadas de pronósticos mundialistas. Decir que aquel Campeonato no costó dinero, ya era mucho asegurar. Claro que en otros sitios también cocían habas. Y a calderadas.

Cuatro años antes, en la Argentina del dictador Videla, donde los anfitriones se hicieran con el título luego de haber comprado al portero de la selección peruana, súbdito argentino, por cierto, con oportunista doble nacionalidad, las cuentas seguían sin estar claras. De los pingües resultados cacareados al compás de tanta celebración se pasó a hablar de “equilibro financiero”, antes de dar por cerrada la contabilidad del evento 49 meses después, con un descalabro superior a los 60 millones de dólares, que algunas voces elevaban hasta la centena. Por una vez, Saporta parecía pecar de pesimista, pudo pensarse en marzo de 1983, cuando la Federación Española de Fútbol anunció la distribución de algo más de 1.400 millones de ptas., beneficios del Mundial de “Naranjito”, entre todos los clubes encuadrados en 1ª, 2ª y hasta 3ª División. “Los duelos, con pan, son menos”, tituló entonces un medio, evocando a Quevedo y sus coetáneos del Siglo de Oro. Porque se trataba de duelos, al fin y al cabo. Duelos para el erario público, enmarcados en el repentino fallecimiento del director general de la compañía comercializadora del evento, entre una gestión como mínimo muy opaca y amenazas de airear unas supuestas “auditorías de infarto”, jamás divulgadas.

Los clubes, o al menos parte de ellos, discreparon con Pablo Porta, presidente federativo, sobre la distribución de esa lluvia millonaria. Incluso hubo ayuntamientos muy críticos, argumentando lo que a todas luces se antojaba evidente: “Ha sido este consistorio, y no el club, quien llevó a cabo las obras de mejora en el estadio municipal. ¿Por qué ahora ese dinero va a la entidad deportiva, que no puso ni un céntimo? Debería ser esta casa consistorial la receptora del aguinaldo”. Desde la F.E.F. se respondió con altanería: “Este tipo de reclamaciones deben cursarse al Consejo Superior de Deportes. La Federación se limita a repartir cantidades derivadas desde el máximo órgano”. Algo que irritó mucho en los municipios reclamantes: “El señor Porta se escuda en el Consejo Superior de Deportes. El mismo órgano que al auditarle parece haber descubierto en su contabilidad un desfase de casi 200 millones, y amenaza descontárselos de su próximo presupuesto. Debería dar explicaciones y no evasivas, tanto al C.S.D. como ante nosotros. La Federación que preside no es un cortijo. O al menos no debería serlo”.

Si económicamente el Mundial´82 dejó un saldo de sombras y claroscuros, tampoco parece que se hiciera mucho examen de conciencia deportivo. Para cerrar la herida se supuso bastaría con dar por finiquitado al seleccionador hispano-uruguayo José Emilio Santamaría, sustituyéndolo por Miguel Muñoz, técnico nacional más laureado hasta entonces, renovar el elenco de futbolistas y consagrarse a las vírgenes de La Paloma, Begoña, o El Pilar. Al menos esa venía siendo la fórmula habitual. Pero esta vez incluso algo tan trillado ofrecía dudas.

Buena parte de los jugadores miraban con resquemor a la Federación, luego de que desde ésta se dinamitaran puentes con el sindicato futbolístico AFE, incumpliendo acuerdos, negando evidencias y convirtiéndose en voz de la patronal, como si al otro lado de la mesa se alineara un puñado de anarquistas transmutados desde 1920, y no las estrellas del espectáculo. Curiosamente, la Federación de Pablo Porta dependía para salir a flote del mismo colectivo con quien se mostraba beligerante; de los hombres a quienes ninguneaba, semana a semana, desde los últimos tres años.

La debacle española en su propio Campeonato Mundial se tradujo en renovación del equipo nacional. Juan Señor fue uno de los neófitos. Y suyo habría de ser el gol decisivo ante Malta, el 21 de diciembre de 1983.

Y en medio de tan enrarecido ambiente, el 27 de octubre de 1982, 112 días después de su último partido en el Santiago Bernabéu ante Inglaterra, a “la roja” le tocó debutar en la fase clasificatoria para la VII Eurocopa, cuya fase final iba a disputarse en Francia. Ese choque contra Islandia, en La Rosaleda, tenía mucho de reválida. Y desde luego no se superó con nota.

Basten algunos titulares de prensa para colegir el estado anímico: “Sigue la crisis”. “Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio”. “Un gol, y gracias”. “Sin mejoría”. “Querer y no poder”. El gol de Pedraza marcado al islandés Bjarnason en el minuto 59, si bien bastó para sumar dos puntos, apenas pudo disipar malos presagios. Los siete debutantes (Juan José, Bonet, Roberto, Juan Señor, Francisco, Pedraza y Martín Monreal), se repartieron media docena de aprobados y un notable en el caso del “colchonero” Pedraza, más bullicioso que efectivo, aunque a la postre su tanto resultara decisivo.

El 17 de noviembre nuestra selección empataba a 3 goles contra Irlanda en el Lansdowne Road dublinés. No hubo debutantes entre los nuestros, y con respecto al choque anterior el central Maceda sustituyó a Gerardo. España llegó a contar con una ventaja de 1-3 en el minuto 60 (goles de Maceda, el irlandés Martin en propia puerta y Víctor), pero Stapleton, con sendos tantos en 12 minutos, habría de aguar la fiesta. Tanto Miguel Muñoz, como buena parte de la prensa, creyeron adivinar brotes verdes donde hasta entonces sólo se viera páramo y maleza. El 16 de febrero de 1983, en el Sánchez Pizjuán sevillano, un tanto de Juan Señor, en lanzamiento de pena máxima, rubricaba otra sufrida victoria ante Holanda. La selección nacional seguía mostrándose roma en ataque, pese a contar con dos extremos clásicos, como Marcos y Carrasco, un falso delantero centro capaz de inventar diabluras, como Sarabia, las penetraciones de Juan José y Gordillo por sus respectivas bandas, y el sordo trabajo de Víctor Muñoz y el propio Señor en la zona ancha. Goikoetxea y Manu Sarabia, ambos del Athletic Club, debutaron aquella noche. En Zaragoza, el 27 de abril estalló de júbilo La Romareda con los goles de Santillana e Hipólito Rincón, que debutaba, ambos marcados en la segunda parte, para rubricar un triunfo ante Irlanda por 2-0. “Esta vez sí” pudo leerse al día siguiente en las portadas. “España, con mejor cara”. O “París está más cerca”.

El 15 de mayo, cuando nuestro Campeonato Nacional de Liga encaraba sus jornadas decisivas, tocó rendir visita a Malta, selección “Cenicienta” del grupo, estandarte de un fútbol tan precario como desconocido, y excursión que nadie quiso ver como posible escollo. “A ver cuántos caen”, se animó desde el papel prensa en las jornadas previas. “El golaveraje con Holanda pudiera ser decisivo en la victoria que damos por descontada”. Demasiado triunfalismo para una visita con cierto aroma a trampa, porque cuando los expedicionarios españoles pisaron el terreno de juego se les cambió la cara. “No son instalaciones de los años 40, sino prehistóricas”, atribuyó un medio al seleccionador Miguel Muñoz. “Ni en juveniles pisé campos así”, puso otro, en boca de algún futbolista. El enviado especial de “Marca” difícilmente hubiera podido encabezar su crónica pre-partido con menos fuerza: “¡Un campo de cardos!”. Desde Madrid, Amancio Amaro rememoraba cierta visita a un campo de otro fútbol con parecida precariedad: “En Chipre jugamos sobre tierra suelta. Cuando corrías, dejabas un pequeño surco. Masticábamos arena. Recuerdo en una de las bandas algo así como una valla alambrada. No son campos para jugar al máximo nivel, hoy día”.

España, con Juan Señor en la falsa posición de lateral derecho, un central como Bonet, pródigo en arrancadas, otro como Maceda, peligrosísimo si se incorporaba al ataque en jugadas de estrategia, Camacho para trotar por la banda izquierda, Víctor Muñoz, Gallego y Gordillo en el centro del campo, aunque de éste último se esperaban magníficos centros al punto de penalti, y Marcos Alonso, Santillana y Carrasco para fajarse con la zaga maltesa, pareció apostar por la goleada desde el pitido inicial. Y si bien se adelantó en el minuto 22 con gol de Señor, los malteses lograron dar la vuelta al tanteador con sendos tantos de Busuttil en los minutos 30 y 49. Rincón sustituyó a Marcos y Goikoetxea a Bonet, mientras Arconada, desde su área, arengaba al equipo dejándose la garganta, como buen capitán entre olas encrespadas. Carrasco estableció la igualada en el minuto 60. El definitivo tanto de una victoria muy sufrida, obra de Gordillo, se hizo esperar hasta cinco minutos antes de que el árbitro griego Vaggelis Giannakoudakis decretase la conclusión. Al público maltés, después de sentirse vencedor o acariciar un empate heroico, le sentó mal aquella derrota. Hubo algún incidente, resuelto con multa de la U.E.F.A., entonces presidida por Artemio Franchi, y aquí paz con mayor gloria para los contables.

Dos semanas después, España resolvía su visita a Reikjavic con otra victoria raquítica (0-1, gol de Maceda en el minuto 9). “Se mereció más”, declararon algunos seleccionados. Buena parte de los comentaristas deportivos, por el contrario, coincidían en su afirmación de que el fútbol español veía puerta con muchísima dificultad. “Casi todos los delanteros de nuestra Liga vienen de fuera. ¿Quién va a marcar, entonces, para la selección? No pidamos peras al olmo”. Pero sobre todo, antes y después del vuelo a Islandia algún periodista cuajado, como Belarmo, puso en su punto de mira la inanidad de nuestra Federación, incapaz de desactivar chanchullos como el pespunteado por la neerlandesa, con todos los parabienes de la UEFA.

“La selección española está luchando en la Eurocopa con armas deportivas -escribió-. Ahí la tienen, en el primer puesto del grupo 7º, con bastantes posibilidades de clasificarse. Y sin embargo, podría quedar apeada si al final se produce un empate a puntos con Holanda. Si los muchachos de Muñoz pierden con los neerlandeses decidirá el número de goles marcados por el equipo “tulipán” al maltés. Y fueron 6 los encajados por Malta en Aaachen (Alemania)”. Seis, cuando España sólo había podido obtener uno de diferencia en La Valetta. Los hechos que desde el papel prensa se censuraban tuvieron lugar de este modo.

El estadio de Ta´Qali, donde jugase España, como todos los del archipiélago maltés, permanecía clausurado por la F.I.F.A. a raíz de los incidentes acaecidos durante la fase previa para el Mundial de España´82. Castigados a jugar fuera de la isla, los malteses tuvieron que disputar en campo neutral su choque ante Islandia. Pero como de ese partido celebrado en Sicilia apenas salieran dos puñaditos de liras para la U.E.F.A., este órgano optó por no poner objeciones a la pretensión holandesa de llevar hasta Aachen -o Aquisgrán-, ciudad alemana sita a sólo 10 kilómetros de Holanda, el choque donde los insulares debían actuar como anfitriones. Malta, obviamente, no podía ni soñar con plantarse en la fase final de la Eurocopa. Y siendo consciente de su escaso potencial deportivo, puso precio a la aquiescencia: 100.000 florines, o sea en torno a cinco millones de ptas. de la época, por jugar virtualmente en campo adversario.

Así satirizó Sir Cámara el ninguneo de la UEFA a Pablo Porta y sus reclamaciones sobre el choque Malta-Holanda.

Parece que desde la F.E.F. se protestó, llegando a acompañar en su queja ante la U.E.F.A. recortes de prensa editada en Ámsterdam, donde se recogía tan generosa dádiva. Desde el máximo órgano futbolístico europeo se llamaron a andanas. Un átono acuse de recibo y el compromiso de velar por la idoneidad del marco, o la pureza competitiva. Brindis al sol que bien poco comprometía y nada iba a solucionar.

Fue la propia Federación Holandesa quien se encargó de todo, antes de disputarse el partido donde los naranjas se impusieron por 0-6. Las entradas no sólo llevaban el precio impreso en marcos y florines, sino que llegó a estamparse en ellas el escudo holandés. Algo por demás impropio si el encuentro tenía lugar en campo neutral, y a todos los efectos competía a Malta ejercer de anfitriona. Se organizaron caravanas de autocares desde distintos puntos de Holanda, hasta el otro lado de la frontera, e incluso festivas expediciones en bicicleta. Total, se trataba tan sólo de pedalear durante 10 kilómetros. Y por ende, cuando desde la Federación Española contactaron con la maltesa en demanda de dos plazas para Miguel Muñoz y Vicente Miera, que pensaban acudir como ojeadores, se indicó que debían contactar con la alemana, al ser ésta quien recibiera el encargo organizativo desde la U.E.F.A. El escrito alemán, a su vez, remitía a su homónima neerlandesa, “al ser ésta quien con encomiable deportividad vela por el buen fin del lance”. Holanda se lo guisaba y lo comía, mientras Malta hacía caja y en el despacho del señor Franchi se frotaban las manos con la esperanza de una buena taquilla, y mejor tajada en concepto de publicidad estática.

Tuvieron que transcurrir cinco meses para que el Comité de Competición de U.E.F.A. se dignara abrir un expediente informativo. Desde la española se continuó insistiendo en la tesis de que aquel partido nada tuvo de neutral y, normativa en mano, debía ser repetido en otro escenario. Los 100.000 florines graciosamente entregados a Malta, podían encubrir, por otra parte, una velada compra del resultado. Las respuestas, aun con distinta formación sintáctica, concluían en el mismo enroque: “La disputa de aquel partido fue avalada por el Comité Organizador de la Copa de Naciones”. Y como desde la calle Alberto Bosch se continuara clamando en el desierto, parece que en una reunión celebrada en París acabó zanjándose el caso, al no observarse ninguna incorrección procedimental.

“Amenazas -se condolía Belarmo en su razonada pataleta periodística-. Pruebas y antecedentes, como la repetición de aquel Borussia Moenchengladbach – Inter de Milán, donde el interista Bonisegna resultó herido por un botellazo en la cabeza. Los magnates europeos reunidos en Bruselas, igual que suecos ante la exposición de argumentos, y haciendo caso omiso al punto dos, sobre igualdad de trato para todas y cada una de las Federaciones afiliadas”. Como remate de su alegato se preguntaba si “esa UEFA caprichosa, a la cual no le caemos nada bien”, acabaría tomándose la revancha, “por ejemplo reduciendo el número de árbitros internacionales (españoles), poniendo obstáculos a la solicitud de finales o certámenes y, en definitiva, midiéndonos siempre con una vara muy especial”.

El buen periodista olvidaba que nuestra Federación estaba para pedir pocas exquisiteces, cuando venía de embadurnar con ingentes cantidades de mugre a los dos organismos balompédicos supranacionales -F.I.F.A. y U.E.F.A.-, mediante partidas de nacimiento falsas y certificados de nacionalidad expedidos a peso, en el tocomocho de los oriundos de pega. Porque no sólo se consintió colara una cuarentena de sudamericanos como lo que no eran, sino que dos de ellos -Rubén Valdez y Roberto Martínez- hasta formaron indebidamente en la selección española. Entonces se hubo de alcanzar un acuerdo tripartito bajo el mantel, en evitación de mayores escándalos, dando carpetazo a lo que muy bien pudo haber supuesto la descalificación de nuestro país durante un buen periodo. Lógico, por tanto, que el crédito de nuestro deporte rey hubiese bajado algún entero.    

Desde las ondas de “Antena 3”, José Mª García, mucho más ácido, también disparó sus dardos, tanto hacia la U.E.F.A. “nido de incapaces”, como apuntando a Pablo Porta y nuestra Federación “cuadrilla de chupópteros, pelotas y abrazafarolas”. Se reprochaba al presidente de la española su incapacidad para hacerse oír, su miedo a caer mal y verse sin cargos o parabienes en el órgano continental, regados con el maná de unas dietas por demás jugosas. Si otros hacían trampas y protestar no servía de nada, tal vez hubiera llegado el momento de bajar a las cloacas o hacer la maleta, abandonando la mullida poltrona para encerrarse en el bufete que Porta continuaba teniendo abierto en Barcelona.

Pablo Porta no dimitió. Y que se sepa, tampoco quiso sumergirse en ninguna cloaca. Tenía otros motivos de aflicción, como por ejemplo la sorda pugna que le enredaba con el primer gobierno socialista de la transición, su Consejero Superior de Deportes, Romà Cuyàs, y el ministro que pretendía imprimir un cambio sustancial al universo deportivo español, el más adelante responsable plenipotenciario de la U.E. para asuntos de seguridad común y exteriores, Javier Solana. Pero entre tanto siguieron desarrollándose algunos hechos.

El 11 de agosto de 1983 fallecía Artemio Franchi cuando su coche patinaba sobre una carretera anegada de agua, en las inmediaciones de Siena. El presidente de la U.E.F.A. y vicepresidente de F.I.F.A., a la sombra del brasileño Joao Havelange, se convertía en historia, cerrando 10 años al frente del máximo órgano futbolístico europeo. Asumía el cargo provisionalmente su número dos, hasta la elección de un sucesor, y como es lógico hubiera sido absurdo confiar en cualquier giro de timón durante la interinidad. Distintos medios españoles especularon sobre si Pablo Porta pudiera ser el elegido, en lo que no dejaba de ser gratuito voluntarismo. Hasta el propio interpelado, consciente de no contar con los apoyos necesarios, se bajó del caballo con la boca pequeña: “No aspiro a presidir la UEFA. Y además no me planteo dejar al fútbol español en manos de gentes ajenas al fútbol”. Andanada en toda regla contra el poder político nacional, desde donde algunos elementos parecían tenérsela jurada. De todos modos, fuera quien fuese el nuevo mandatario deportivo europeo, no iba a zambullirse, de entrada, en ningún charco tan embarrado como el del choque Malta – Holanda.

El 5 de octubre, a modo de antesala en la decisiva confrontación entre Holanda y España, nuestra selección se midió con Francia amistosamente, en el parisino Parque de los Príncipes. La igualada final, con goles de Rocheteau y Señor, de penalti a falta de 8 minutos para la conclusión, hizo concebir esperanzas. Además debutaron Nimo, Salva y Güerri, con vistas a evaluar sus auténticas posibilidades. Aquel equipo galo estaba tachonado de estrellas, como Platini, Luis Fernández, Trésor o el propio Rocheteau, apuntaladas por buenos elementos como Zanon, Couriol o Ferreri. Un empate, a fuer de sinceros, que tenía algo de espejismo dada la pobreza del juego español. Casi por las mismas fechas, los holandeses arañaban una victoria fundamental en su visita a Irlanda. Del 2-0 favorable a los verdes durante el descanso, se pasó a un definitivo 2-3, con sorprendente hundimiento de los anfitriones en la reanudación. Miguel Muñoz y su ayudante, Vicente Miera, testigos presenciales de aquel partido, nada hicieron por ocultar su perplejidad: “Uno ya no sabe ni qué creer. Irlanda se ha venido abajo de forma escandalosa. No ha sido un partido muy normal”.

Titular de prensa encabezando la sospechosa actuación de Irlanda ante el equipo holandés.

El 19 de octubre, Belarmo firmaba el artículo encuadrado del diario deportivo “Marca”, que venía a ejercer de editorial. Ya desde el arranque sacudía duro: “Lo sucedido en Dalymount Park no sólo escama a Miguel Muñoz, que lo presenció; también deja perplejos a quienes, de una forma u otra, estamos en el fútbol. Irlanda iba ganando y los holandeses parecían perdidos. Nadie descubrirá lo que se habló en los vestuarios de una y otra selección, pero las posibilidades de que España se clasifique quedaron reducidísimas tras los goles encajados al guardameta irlandés, descalificado por nuestro cronista y por casi todos los que estuvieron presentes. En este fútbol dichoso nadie sabe si quien pierde, pierde bien, o si quien gana no lo hace apoyándose en las facilidades que le dan. De hechos como éste nacen las suspicacias. Y con pensar mal no basta para reclamar al juez. Esas pruebas que no hay manera de encontrar… Un partido no se vende, pero se “arregla”. Recordemos aquel nefasto Grecia – Yugoslavia”.

El periodista evocaba la visita de Miljanic y sus muchachos a suelo helénico, donde obtuvieron el resultado necesario para igualar en todo con la selección española de Kubala, forzando un choque de desempate entre ambas, celebrado en Frankfurt el 13 de febrero de 1974, donde Katalisnki, al doblegar a Iribar, dejó a nuestra selección fuera del Mundial germano correspondiente a 1974. También entonces el portero griego tuvo una actuación harto sospechosa, luego de que sus compañeros plantasen cara a los balcánicos en el inicio, y levantaran los brazos ostensiblemente tras el descanso. Durante los días previos al enfrentamiento entre griegos y yugoslavos, algunos medios extranjeros se hicieron lenguas sobre la eventualidad de que José Luis Pérez Payá, entonces presidente de la Federación Española, o cualquiera de sus adláteres, pudiera haber puesto precio a la victoria griega, el empate, o hasta una derrota por la mínima que clasificaba al cuadro español para la gran fiesta muniquesa.

“Hay libertad para pensar, pues, en los tejemanejes del fútbol -añadía el editorialista-. Aunque nadie se atreve a denunciar, con los fundamentos necesarios, qué sucede en los despachos, y hasta en las casetas de un estadio. Lo que sí parece evidente es que a España no se la quiere tanto como creemos. Acaso nuestra presencia en la Euro-84 no resulte a los franceses tan rentable y apetecible como la de Holanda. Y Francia, país organizador del certamen inmediato, cuenta ahora con el respaldo de “monsieur” Georges, presidente de la UEFA”.

Para numerosos medios nacionales, el papel de la F.E.F. fue mucho más triste que el de “la roja”, derrotada en Holanda.

Victimismos aparte, aquel partido entre irlandeses y “naranjas” también olió mal en distintas redacciones extranjeras. Irlanda no se jugaba nada, salvo la honrilla, y la honra, antaño sin posible precio, cotizaba muy a la baja en plena euforia consumista. Belarmo, por su parte, cerraba su disertación con redoble de tambores: “No se trata de una sospecha. El camino hacia París se ha salpicado de baches. Hay que morder en Rotterdam. Aunque no nos acepten; aunque nos repudien, como si el futbol fuera patrimonio exclusivo del Mercado Común”.

La agudeza de Sir Cámara también vio de este modo las posibilidades españolas de viajar a París.

Casi un llamamiento a somatén. Un remedo de rebeldía vieja, otrora inspiradora del eslogan “Si ellos tienen ONU nosotros tenemos dos”

Por fin el 6 de noviembre, en el Kuip Stadion de Rotterdam, nuestra selección sucumbía ante la holandesa por 2-1, con tantos de Houtman y Gullit, para los naranjas, y momentáneo empate de Santillana en el minuto 41. Los nuestros habían negociado una prima de 250.000 ptas. por jugador, en caso de victoria; el equivalente a unos cinco salarios mensuales netos, como media de la época. Los holandeses, pese a residir en un país cuyo poder adquisitivo doblaba el nuestro, tan sólo contaban con 150.000. Aquella catástrofe, en fin, sobrevino ante una selección que distaba mucho de parecerse a la apisonadora del Mundial Alemán, en 1974. Porque los “tulipanes”, en plena remodelación, constituían un equipo desigual, con alguna cara conocida, como Ronald Koeman, Willy van de Kerkhof, Gullit o el portero Schrijvers, y ausencias notables, como Krol o el “merengue” Metgod. Con ese marcador final, España necesitaba golear escandalosamente a Malta en su choque decisivo, para estar presente en la fase final. Misión en teoría imposible, aunque a veces los milagros existan. Sobre todo si para propiciarlos se cuenta con algo más que plegarias e incienso.

Cuando a la selección de Malta le tocó visitar a la holandesa, en Rotterdam, las casas de apuestas sólo admitían pronósticos sobre las veces que el portero maltés iba a sacar la pelota desde el fondo de su red; el triunfo naranja resultaba indubitable. Consciente de nadar en un mar de suspicacias, el presidente de la Federación Maltesa había defendido la incorruptibilidad de sus jugadores a lo largo de las jornadas previas. “Mi gente no se vende ni por muchos millones”. Al concluir el choque, España necesitaba una diferencia de 11 en el partido que debía encarar con los malteses.

El 21 de diciembre de 1983, víspera del día tradicionalmente reservado al “gordo” navideño, incluso la facción más futbolera del país seguía contemplando la clasificación española como una quimera. Para la improbable proeza se había elegido un escenario que jamás fallaba: Sevilla, con su público entusiasta y bullanguero. Distintas voces deslizaron opiniones y pronósticos. Johan Cruyff, por ejemplo, porfió en que ni su país natal ni España merecían estar en París, ante la poca cualificación de ambos. Bonello, el portero de Malta, quiso mostrarse categórico: “No volvería a mi país como me marcasen 11 goles”. Víctor Scerri, su seleccionador, advertía: “La derrota máxima de nuestro equipo fue por 8-0”.  Y el caso es que en parte por culpa de un formidable temporal, las cosas empezaron de un modo bastante feo. La expedición de Malta tuvo que hacer noche en Madrid y al día siguiente ni siquiera lograría entrenar, ante el lamentable estado del campo. La federación maltesa parecía tenérsela jurada a la española, por las sospechas de fraude denunciadas a raíz de su enfrentamiento con Holanda, y el presidente insular cursó por télex una protesta oficial a la U.E.F.A., de la que se hizo llegar copia a la calle Alberto Bosch, por cuanto consideraba maniobras reñidas con el “fair-play”, susceptibles de anticipar una encerrona. Horas antes del partido, al menos, el ambiente semejó haberse distendido bastante.

Titular del deportivo “Marca” en la previa del Holanda-Malta donde se decidían las posibilidades de nuestra selección. Aquella fase previa clasificatoria estuvo empedrada de razones para mostrarse suspicaz.

Conforme ya hiciese en La Valetta, Miguel Muñoz decidió situar a Juan Señor en el puesto teórico de lateral derecho, consciente de que los malteses jugarían con un solo punta. A Camacho se le encomendó avanzar por su banda izquierda, y a Goikoetxea y Maceda ejercer de arietes en cada saque a balón parado. Carrasco, Gordillo y Marcos debían romper los flancos, Sarabia enhebrar sus imposibles arabescos dentro del área, y la pareja Rincón – Santillana tener muy listas sus respectivas cañas. Hoy, todavía, los miembros de aquella expedición recuerdan con todo detalle el traslado en autocar desde el hotel de concentración hasta el estadio Benito Villamarín: “De pronto Rincón avanzó por el pasillo del autobús dando gritos. Creímos que se había vuelto loco. Estaba fuera de sí, arengándonos, obligándonos a gritar con él, convencido de que podíamos hacer realidad lo imposible. Nos sacó del marasmo y para cuando llegamos al vestuario hubiéramos podido partir poco menos que hacia la conquista de Constantinopla”.

Esa tarde el capitán habitual, Arconada, hubo de presenciar la contienda desde casa, lesionado para dos meses. La puerta iba a ser defendida por Paco Buyo, con Andoni Zubizarreta en la suplencia. El arquero gallego, que debutaba, parecía perdido en medio de aquella repentina explosión. Luego, en el campo, Señor lanzaba un penalti al poste cuando sólo se llevaban disputados 3 minutos, Santillana abriría la cuenta goleadora en el minuto 15, empataba Degiorgio, pese a su lentitud, 9 minutos después, y el propio Santillana repetía en el 26 y 29. Al descanso un raquítico 3-1 que poco bueno presagiaba, puesto que faltaban nada menos que 9 goles para acudir a Francia. Dos minutos después de reanudarse el partido, marcaba Hipólito Rincón, que repetiría en el 57. Seguían faltando 7 goles, y transcurrido el cuarto de hora en la segunda mitad el cómputo comenzó a medirse en razón de la necesidad: se debía cantar un gol cada 4 minutos.

Maceda estableció el 6-1 en el 62. El propio central levantino endosaba otro al resignado Bonello nada más sacarse del centro, y Rincón ponía el 8-1 en el minuto 64. Santillana establecía el 9-1 en el 66. Cuatro goles en el intervalo de 4 minutos. Ya sólo faltaban tres, y hubo que esperar casi un cuarto de hora para que Rincón, en el 78, dejase la cuenta a falta de dos. Sesenta segundos antes, además, el árbitro turco Erkan Göksel había expulsado al goleador maltés Digiorgio por segunda tarjeta amarilla. Sarabia anotaba el 11-1 a diez de la finalización, y Señor enmendaba el yerro de la pena máxima en el minuto 84. Misión cumplida: 12-1 en el marcador. Y todavía, a falta dos minutos para el pitido final, a Gordillo se le anulaba un tanto que ya nada representaba. Los malteses, contritos y desarbolados en la segunda parte, no habían hecho un partido sucio, pese a su jugador expulsado. De hecho se repartieron 5 tarjetas, una de ellas por retener la pelota indebidamente, mientras España vio un par. Después del antiquísimo 13-0 endosado a Bulgaria en el partido que parece se “inventaron” las primas, la selección acababa de obtener su segunda mayor goleada en 63 años, vigente aún hoy día.

La prensa neerlandesa quiso conocer las impresiones de su seleccionador nacional sobre el partido, y Kees Rijvers se mostró categórico: “No lo he visto. Preferí jugar a las cartas con amigos. Total, sabía que España iba a clasificarse. Si hubiera necesitado 15 goles los habría marcado igualmente”. A las preguntas sobre si pensaba en algún tipo de cambalache español, respondió con evasivas: “En el fútbol, a veces, pasa lo que debe pasar. Hoy era uno de esos días y el resultado español nos lo acredita”. Con tantos años en el fútbol y tras el partido de Malta en Aquisgrán, o la visita de su selección a Irlanda, quizás tuviese razones de muy primera mano para saber a lo que se refería. Por su parte, algunos medios europeos, sin insinuar abiertamente nada también miraron las cosas con lupa. Doce goles eran muchos, máxime para una selección tradicionalmente roma. Había resultado muy oportuno el desfondamiento maltés en la segunda parte. Y lo de encadenar cuatro goles en sólo cuatro minutos… “El caso es que sin haber prosperado la reclamación española por el partido de Holanda en Aachen, estarán en Francia”, fue conclusión generalizada.

Carrasco, Sarabia, Rincón y Santillana, cuarteto atacante español ante los malteses, caricaturizados por el lápiz de Conos.

Aquella sorprendente victoria también llevó el luto a una familia cordobesa, según recogiera la agencia “Efe”. El farmacéutico Ángel Escribano Serrano presenciaba el partido por televisión, en su casa de la Ronda de los Tejares, cuando comenzó a sentirse mal. Poco después fallecía, a los 59 años, víctima de un infarto. Desde luego no fue un partido a recomendar por los cardiólogos.

Desde la Federación Maltesa se anunció la apertura de una investigación interna, quién sabe si para acallar acusaciones no muy veladas desde los diarios sensacionalistas germanos. “Goleada con aroma a tongo”. “Malta perdió hasta la decencia”. “¿Fútbol o pantomima?”. Pura cortina de humo, quizás destinada a su propia feligresía. Maniobra eterna, al fin y al cabo: si no sabes qué hacer, constituye una comisión y procura eternizarla hasta que el problema se olvide.

Entre enero y junio de 1984, “la roja” disputó una sucesión de amistosos ante Hungría, por partida doble, Luxemburgo, Dinamarca, Suiza y Yugoslavia, certificando una falta de gol inspiradora de escasa confianza. Ya en la fase de grupos, sendos empates a uno con Rumanía y Portugal, y la sorprendente victoria por 0-1 ante la Alemania de Stielike, Brieguel, Matthäus, Littbarski, Allofs, Brheme, Rudy Völler y Rummenigge, posibilitaron el pase a semifinales, donde después de una prórroga ante Dinamarca sin alterar otro empate a uno, Sarabia anotaba el último y decisivo penalti de la tanda, cuando Elkjaer hubiera fallado el suyo. La selección gala, en la final, se imponía con autogol de Arconada, excelente durante todo el torneo, y otro tanto de Bellone mientras el árbitro miraba su reloj para dar las cosas por concluidas. Triunfo para los anfitriones por 2-0 y saldo negativo en la España subcampeona: 4 goles a favor y 5 en contra, como resumen de 480 minutos practicando un fútbol rácano.

Los jugadores malteses nada dijeron sobre su escandalosa derrota en Sevilla, bien porque poco tuviesen que comentar, o porque nuestros medios sólo dedicaran espacio a la épica, siempre más rentable en los kioscos. Circularon especulaciones sobre lo que pudo haber sucedido durante el descanso de aquel choque. Conversaciones en el palco, promesas, agasajos… Maledicencias, en apariencia, porque los apaños, cuando los hay, nunca tienen lugar con luz y taquígrafos. Bonello, el guardameta que aguantara estoicamente el chaparrón de goles, nunca, que se sepa, quiso despegar los labios en público. Transcurrido el tiempo, desde Pietá, Sliema, St. Joseph o La Valetta, llegaron cuentecillos rocambolescos: Unos limones hallados en el vestuario, tras el descanso, con posibles sustancias inyectadas; recomendaciones de levantar el pie; futuro asueto vacacional en nuestro suelo, con carácter de invitados… Tan sólo ganas de justificar lo difícilmente explicable. Pasaron los años. El fútbol español siguió su andadura, mejorando mucho, por fortuna, al tiempo que el maltés también avanzaba, bien es cierto que a menor escala. Hasta que durante la primavera de 2018, razones completamente ajenas al balón redondo me condujeron a Malta.

Como las devociones a menudo suelen encontrar resquicios por donde colarse, tuve ocasión de contemplar alguna modesta instalación deportiva. El campeonato de fútbol maltés agotaba su calendario, con la previsible coronación del Valetta Football Club. Y un atardecer, mientras se teñían de cobre y malva las aguas de la turística Sliema Bay, observé a varias personas estirando una pancarta de balcón a balcón, festejando otro título para los de La Valetta. Me acerqué a ellos, dándoles la enhorabuena, al tiempo de desearles suerte en las eliminatorias previas de competición europea. Naturalmente, mi mediocre inglés me delató como extranjero, y ello propició una conversación pródiga en tópicos: “¡Ah, español! Ahí sí que tienen buen fútbol, aunque el Barcelona ya no sea lo que fue”. Por mi parte aduje que el balompié maltés había mejorado mucho, que hasta se había abierto a los extranjeros, y varios españoles venían actuando allí desde hacía unos años. Incluso algún entrenador, como Patxi Salinas. Les sorprendió que un visitante ocasional supiera algo acerca de su campeonato, y yo deslicé algunos nombres de entre la docena de compatriotas que, según creía, acababan de cerrar esa misma Liga: “Cornago, Jorge García, Gabilondo, Edu Vallecillo, Javier Polo…” Su curiosidad aumentó, dándome pie a enhebrar también la mía. ¿Cómo era posible que un campeonato semiprofesional tentase a extranjeros? Algunos, según sus palabras, aprovechaban para aprender inglés. A otros se les proporcionaba un trabajo, aunque la verdad era que todos cobraban. “Más, incluso, que muchos malteses, porque se supone pueden enseñarnos algo”. Me hablaron sobre pormenores de su “foot-ball”, dividido en cuatro divisiones, y con un torneo propio en Gozo, la única isla del archipiélago donde los turistas podían desfrutar de playa. Gozo estaba muy próximo, pero los traslados eran engorrosos. Primero por carretera hasta un puerto sito a 50 kilómetros, luego ida y vuelta en barco. Demasiado costoso y complicado. Ya en medio de una tertulia animada, traté de girar la conversación: “¡Cuántas cosas han pasado desde aquel 12-1 entre las selecciones de España y Malta!” -dije.

Después de lavarse las manos ante numerosos indicios de sospecha, la U.E.F.A. dio la impresión de respirar aliviada con el 12-1 a Malta. Ese resultado les ahorraba posibles dolores de cabeza.

Hubo risitas y los dos más jóvenes parecieron no entender a qué me refería. Sin dejar que la pelota botase, probé con otra andanada: “En España se dijeron cosas. Que pudo haber un acuerdo, que Malta se dejó llevar en la segunda parte”. Allí, al parecer, también circuló la rumorología. “Se cuentan cosas, ya sabe. Siempre hay quien lo conoce todo, sin saber en realidad nada”. La conversación habría languidecido, si el mayor de todos no hubiese deslizado con voz ronca: “Estamos agradecidos a España, porque engrasó la cuestión del estadio”. Y ante mi nueva pregunta, fue narrando algo para mí nuevo. Puesto que mi pobre inglés tropezaba con su verbo rápido y varias expresiones inusuales, uno de los reunidos, antiguo emigrante laboral en Italia, según dijo, fue traduciéndomelo en su italiano fluido: “Aquí somos pobres, y más lo éramos hace treinta y tantos años. Necesitábamos un estadio para partidos internacionales, pero no había dinero. Aunque la U.E.F.A. tuvo buenas palabras, su bolsillo siguió cerrado. Y jugamos contra España, ellos ganaron, y parece que quien mandaba en su Federación, hombre con peso en la U.E.F.A., engrasó el carro de las libras. Por fin hubo campo y luego todavía se mejoró, con dinero de la Unión Europea”.

Quise ver ese estadio, sito en la pedregosa franja central de la isla, una de las pocas áreas donde tan elevada densidad poblacional podía albergarlo. Como estuviese cerrado, hube de contentarme con su impresión exterior, francamente notable. A su lado se alzaba un pabellón deportivo cubierto. 

Obviamente no estuve ni en el palco ni en los vestuarios del Benito Villamarín, y por lo tanto ignoro lo que allí pudo hablarse, si es que se habló de algo. Cuanto escuché en Malta, entre el asentimiento de quienes me rodeaban, tampoco constituye ninguna prueba, aunque parezca encarrilar el vagón de las sospechas. “Pensar mal no basta para reclamar al juez -escribió Belarmo, con la presumible verosimilitud de quien moja su pluma en el tintero de la contemporaneidad-. Esas pruebas que no hay manera de encontrar… Un partido no se vende, pero se “arregla”. Hay libertad para pensar, pues, en los tejemanejes del fútbol, aunque nadie se atreva a denunciar con los fundamentos necesarios, qué sucede en los despachos.”

Vertiéndolo libérrimamente del román paladino al mester de juglaría, posibles o hasta muy probables chanchullos y cambalaches bajo el paraguas de la U.E.F.A.




25 de mayo de 1913. El primer partido de la Selección Española de Fútbol.

ANTECEDENTES

España llegó muy tarde al fútbol de selecciones. El primer partido internacional fue el Escocia-Inglaterra jugado el 30 de noviembre de 1872 y casi todas las naciones europeas disputaron sus primeros partidos a finales del siglo XIX o inicios del XX: Gales (1876), Irlanda (1882), Austria (1902), Hungría (1902), Bohemia (1903), Bélgica (1904), Francia (1904), Suiza (1905), Países Bajos (1905), Dinamarca (1906), Alemania (1908), Noruega (1908), Suecia (1908), Italia (1910), Luxemburgo (1911), Finlandia (1911), Rusia (1912)… Tras los JJOO de Estocolmo 1912, España (junto a Portugal y a varios países de los Balcanes) era casi una vergonzosa excepción, al no haber sido capaz de crear una selección nacional de fútbol.

Algún intento se había producido. Así, en 1905 se creó el primer comité olímpico español, el llamado Comité Español para los Juegos Olímpicos. Una iniciativa apoyada desde Grecia para que España acudiera a los Juegos Olímpicos Intercalados de Atenas 1906, con el marqués de Cabriñana como presidente y Carlos Padrós como responsable de los “deportes atléticos y el fútbol”. Se llegó a especular en prensa (Heraldo de Madrid, 28/03/1906) con enviar a Atenas al Athletic Club o al Madrid FC como “selección española de fútbol”. Finalmente, ningún deportista español viajó a esos JJOO de Atenas 1906 y el marqués de Cabriñana, tras enviar una carta de disculpa a los griegos, se vio obligado a devolver la subvención que había recibido desde Atenas (Arrechea, 2013, 2018). 

Pero Carlos Padrós (empresario y gestor deportivo de trayectoria bien conocida, por haber sido presidente del Madrid FC), no se rindió. En los años sucesivos protagonizó diversas iniciativas para controlar el fútbol y el deporte español.

El 21 de enero de 1907 enviaba una carta a Narciso Masferrer, director de El Mundo Deportivo, en la que hablaba de la proximidad de los Juegos Olímpicos de Londres 1908 y la necesidad de que España empezara a prepararse para dicha cita.

Además, explicaba que tenía planes para crear una selección nacional de fútbol y una Federación Española de Clubs de Foot-Ball. De hecho, anunciaba que había invitado a Madrid a la selección de Gibraltar, para que se creara el “team nacional español” y disputaran un partido amistoso.

Finalmente, ese España-Gibraltar a jugar en Madrid en 1907, nunca se disputó.

Pasaban los años y seguía sin crearse una selección española de fútbol (Arrechea, 2013, 2018).

Las posteriores escisiones y crisis tras la creación de la Federación Española de Clubs de Football (1909), supondrían nuevos problemas para lograr que el fútbol español contara con reconocimiento internacional y se creara una selección nacional.

 

EL PARTIDO

El 25 de mayo de 1913 se jugó en el Campo de Amute, en Fuenterrabía (Guipúzcoa), un partido de fútbol entre una selección española (organizada por una de la federaciones españolas de fútbol, la Real Unión Española de Clubs de Foot-ball) y una selección francesa (organizada por la Ligue de Football Association, federación francesa de clubes de fútbol presidida por Jules Rimet). Jugaron dicho encuentro:

ESPAÑA: Eizaguirre (Real Sociedad); Arrate (Real Sociedad), Bello (Irún Sporting); Figueroa (Irún Sporting), Echeverría (Real Sociedad), Pombo (Real Club Coruña); Angoso (Irún Sporting), Prada (Auténtico de Pontevedra), Arzuaga (Club Deportivo Bilbao), M. Elósegui (Real Sociedad), Minondo (Real Sociedad).

FRANCIA: Chayriguès (Red Star); Massip (Red Star), Gamblin (Red Star); Lhermitte (Cercle Athlétique de París), Barreau (F.E.C. Levallois), Pellan (C.S. Athlétiques); Niggli (U.S. Suisse), Turcan (Red Star), Devic (Cercle Athlétique de París), Fenouillière (Red Star), Denis (Cercle Athlétique de Vitry)[1].

De pie: Prada, Arrate, Bello, Eizaguirre, Echeverría, Angoso, Figueroa, Arzuaga, Berraondo (seleccionador). Sentados: Pombo, Minondo, Elósegui. Silueta en primer plano: Eizaguirre.

Para conocer las vicisitudes del encuentro, nos acercamos al mismo de mano de Félix Martialay. Decía el historiador del fútbol español, en su obra de referencia Amberes. Allí nació la Furia Española (2000):

“El encuentro se jugó el 25 de mayo de ese 1913. Arbitró el señor Berraondo, directivo de la Unión Española de Clubs y quien había llevado las gestiones de la contratación del equipo francés…

El señor Berraondo, además de arbitrar el encuentro, fue el seleccionador del equipo de la Unión Española de Clubs. Como todos los seleccionadores, recibió no pocas críticas por el equipo formado. El centro de tales censuras provenía por no haber contado con Massana y Amechazurra, ambos barcelonistas. Injustas críticas, porque la culpa no había sido del señor Berraondo, sino de la Federación Catalana, la oficial, que se negó a que figurara ningún componente del Barcelona, club que, como se sabe, formaba parte de la Football Associació Català. No obstante, el Barcelona puso a disposición de la Federación Catalana a los dos jugadores. Ni el club recibió respuesta a su ofrecimiento, ni los jugadores fueron llamados.

Los capitanes de los equipos eran, respectivamente, Barreau y Arzuaga. La gran figura que había atraído al público era el portero francés Chayrigués. Al final del encuentro, había no menor admiración por el joven Agustín Eizaguirre, de 17 años.

El primer tiempo terminó con empate a cero. Las dos delanteras jugaron muy bien, pero fueron superadas por las defensas, anulando cuantos intentos se hicieron por perforar las metas contrarias. Y los pocos disparos que iban hacia la red se encontraban con dos magníficos guardametas. Los mejores de esos primeros 45 minutos.

La selección francesa en Amute

 

Eizaguirre y Arrate en un lance del partido.

La segunda parte fue de una emoción tremenda. Ambos equipos iban a por la victoria con un ardor que quizá hubiera asustado a los profesionales de veinte años después. Se jugaba con nobleza, pero una nobleza que no economizaba una fuerza total. Prácticamente saltaban chispas en cada encontronazo.

En el minuto 75, Lepage[2] recibió el balón a cuatro metros de la puerta. Cruzó el balón al otro poste e hizo estéril el plongeon de Eizaguirre. El balón llevaba mucho efecto y aun cuando Eizaguirre lo detuvo, no pudo evitar que se le colara en la red. El gol llegó cuando mejor estaban jugando los españoles.

Un gol que los desmoralizó. El dominio pasó a ser francés. Todo daba la razón a quienes habían cantado que los franceses eran los poseedores de la mejor técnica futbolística de Europa.

Pero cuando faltaban cinco minutos para el final algo pareció suceder en el equipo español. Un especie de súbita fiebre. Un ímpetu soterrado. Como un escalofrío. Como si, de repente, tuvieran la inyección de un motor suplementario. Y todos se echaron hacia adelante con rabia.

Echeverria despejando de cabeza

El balón iba a trompicones, pero iba. Los franceses se replegaron como asustados. Parecían no explicarse cómo ese equipo mansamente entregado a su gol, replegado conformista y medrosamente, se había transformado en una especie de fiera colérica que les atacaba sin tregua y con una potencia tremenda.

Internada de Angoso por la izquierda. Entra en el área gala. Parece que va a chutar. Chayrigués se sitúa, en un salto, junto a su poste derecho intuyendo hacia allí el tiro del irundarra. Pero Angoso amaga el disparo y cede a Arzuaga que corría a su derecha. El tiro del bilbaíno empalmando el balón según le llegaba, llevó el balón al poste contrario. ¡El empate! ¡Uno a uno! Enorme entusiasmo en el público irunés, que recibió con inusitado júbilo y aplausos el gol español.

Pero ya no quedaba tiempo para más… Pese al torrente de balones que caía sobre Chayrigués y que volvía a darle patente de portero excepcional.

El señor Berraondo señaló el final del partido cuando los españoles atacaban desesperadamente la puerta visitante.

El equipo español jugó bien y a ratos muy bien. La figura fue Eizaguirre, que admiró a todos con sus extraordinarias paradas. En gran medida gracias a una línea de zagueros sensacional. Arrate no dejó moverse al ala izquierda francesa. Pero no fue nada sobresaliente la actuación de la línea media y de aquí las dificultades de la defensa hispana y la inoperancia de la delantera. La tripleta central falló lo indecible. Sin embargo, los extremos hicieran filigranas y enviaron balones como para que la victoria española hubiera sido clara y quizá abultada. Pero… Eizaguirre, Arrate, Angoso y Minondo fueron los mejores. De los franceses, Chayrigués; hizo un paradón asombroso a un tiro fuerte, raso y colocado de Minondo.

El resultado se consideró como un éxito. Pero tuvo unas consecuencias inesperadas para los unionistas.

Efectivamente, el 25 de mayo de 1913 se jugó en Amute un partido amistoso de fútbol España-Francia organizado por la Real Unión Española de Clubs de Foot-ball (RUECF), federación disidente de la Federación Española de Clubs de Foot-ball (FECF).

Como afirmó Víctor Martínez Patón (2014) sobre la RUECF:

“Fundada en San Sebastián el día 12-12-1912, tal y como se lee en las páginas de Vida Sportiva se hizo contra la inoperancia de la FECF; por ejemplo, se decía, España seguía sin haber jugado ningún partido internacional. Sus principales valedores fueron los directivos de la Real Sociedad y el propio presidente del Barcelona, Hans Gamper, quien a su vez lo había sido también de la FECF. Presidida por Enrique Pardiñas Barreiro, en efecto desde su fundación pretendió mostrar sus diferencias con la FECF. Entre otras y desde luego, la principal fue la organización del primero partido internacional de España, disputado contra Francia el 25-5-1913…

…la Unión de Clubs fue la primera federación española en obtener el título de Real, el 15-2-1913. Curiosamente también esto se lo negaron contumazmente algunos.

La UECF fue la primera federación pues en organizar un partido internacional y en ser nombrada Real. Eso muestra la fuerza que adquirió rápidamente, como también cabe inducir del hecho de que la FECF aceptara disolverse para fundar la RFEF.”

En efecto, la RUECF era una escisión liderada por el FC Barcelona y clubes guipuzcoanos (a la que se sumaron algunos equipos de Galicia, Vizcaya, Navarra o Valencia) de la FECF. No era la primera división federativa, aunque sí fue la última. En parte, gracias al partido que nos ocupa. Su resonancia internacional llevó a presiones de la FIFA y de la Casa Real para que las dos federaciones firmaran la paz y crearan una única y definitiva Real Federación Española de Fútbol en septiembre de 1913.

Sobre el partido en sí, respetando el relato inmejorable de Martialay, añadir algún detalle que avala, en nuestra opinión, la seriedad y oficialidad el mismo.

Gracias a las exhaustivas crónicas publicadas por “Corner” en Vida Sportiva el 1/06/1913, L. Arbizu en El Pueblo Vasco el 26/05/1913 y en El Mundo Deportivo el 29/05/1913, y “P. Akyko” en La Rioja el 28/05/1913, sabemos que el estadio de Amute (en el que ondeaban las banderas española y francesa) estaba lleno y que se habían desplazado hasta allí aficionados de todo el norte peninsular, así como numerosos franceses. La delegación francesa estaba presidida por Jules Rimet (L´Auto, 23/05/1913).

Asimismo, conocemos el buen estado del césped (“piso de hierba muy fina, completamente nivelado”) y el alto nivel de la selección francesa (“el equipo francés es el mismo que ha jugado con la selección inglesa hace un mes, y en él figuran los mejores jugadores de la vecina república”).

España vestía de blanco con el escudo nacional, y Francia de azul. El partido, arbitrado por el seleccionador español Berraondo (con Eugenio Angoso y José Arzac como jueces de línea), empezó a las 16:30 de la tarde de aquel 25 de mayo de 1913, tras una presentación formal de los jugadores “y una prolongada salva de aplausos”.

Reiteramos que la alineación francesa publicada por Martialay (2000) y por otros autores, era la anunciada (por ejemplo, en L´Auto el 23/05/1913). Pero, al parecer (siempre según la mayoría de los testigos presenciales), hubo cambios de última hora: Denis, Devic y Turcan substituyeron a Petel, Gravier y Lépage. Vida Sportiva y La Voz de Guipúzcoa mantuvieron como alineación gala la anunciada por los franceses antes de viajar. L´Auto, el 26/05/1913, ofreció una escueta reseña del partido sin dar las alineaciones completas, aunque mencionando a Lépage.  

 

LOS PROTAGONISTAS

Ya hemos comentado que el seleccionador español (primer seleccionador, así debería ser recordado, aunque con posterioridad lo fuera en otras etapas) y árbitro del encuentro, fue Berraondo.

Los datos biográficos divulgados sobre él nos indicaban que se llamaba José Ángel Berraondo Insausti, que había nacido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 4 de noviembre de 1878 y que había fallecido en Zaragoza el 11 de abril de 1950.

Nuestras consultas en el Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián nos dicen que su nombre real y completo era Ángel José Francisco Berraondo Ynsausti, y que fue bautizado el 4 de marzo de 1878 en la Basílica de Santa María del Coro de la capital guipuzcoana, por lo que podemos descartar por incorrecta la fecha de nacimiento tradicionalmente aceptada, así como el orden de sus nombres de pila y la ortografía de su apellido materno.

Berraondo se había iniciado en el fútbol en Inglaterra y fue jugador del Madrid FC, del San Sebastián FC y de la Real Sociedad, como entrenador dirigió a la Real Sociedad y al Real Madrid, además de haber sido el seleccionador nacional en cuatro etapas (1913, 1920, 1921 y 1927-1928). Asimismo, fue directivo del Madrid FC, de la Real Sociedad y de las diferentes federaciones, árbitro y periodista deportivo.  

Sobre la composición del equipo, hemos visto como los jugadores del FC Barcelona Manuel Amechazurra y Alfredo Massana, habían sido inicialmente convocados, pero no acudieron. Fueron substituidos por Bello y Estomba, del Irún Sporting.

Estomba finalmente no pudo jugar, ocupando su plaza en el centro del campo Echeverría (o “Casanova”, según varios medios, como El Mundo Deportivo o El Pueblo Vasco). Aclararemos este punto más adelante. Algún medio (Vida Sportiva) también apuntó a Eugenio Rezola (Club Deportivo Bilbao) como delantero, en una posición que finalmente ocupó Manuel Elósegui (Real Sociedad).

Ausentes los convocados barceloneses, quedaba la base del equipo en los dos potentes clubes guipuzcoanos de la RUECF (Real Sociedad e Irún Sporting), con el refuerzo del veterano Arzuaga (del Club Deportivo Bilbao) y los considerados dos mejores jugadores gallegos (Pombo y Prada), que se desplazaron exprofeso hasta Guipúzcoa para el partido.

Estos fueron los once primeros internacionales españoles, con los datos biográficos y deportivos que, de los mismos, hemos obtenido:

– José Agustín Eizaguirre Ostolaza. Portero. Real Sociedad de San Sebastián.

Nacido en Zarauz (Guipúzcoa) el 20 de febrero de 1896.

Fallecido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 28 de noviembre de 1961.

Se formó en varios modestos equipos guipuzcoanos (Cantábrico, Athletic, Amaikak-Bat) antes de llegar a la Real Sociedad en 1912 (El Pueblo Vasco, 14/08/1913).

Considerado una de las primeras estrellas del fútbol español y el primer gran guardameta. Suplente de Ricardo Zamora en Amberes 1920, abandonó el equipo olímpico regresando a casa, lo que le privó de la medalla de plata obtenida por España.

Padre del también guardameta internacional Ignacio Eizaguirre Arregui.

 

– José Mariano Arrate Esnaola. Defensa. Real Sociedad de San Sebastián.

Nacido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 12 de agosto de 1892.

Fallecido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 24 de diciembre de 1963.

Tras jugar en varios modestos equipos donostiarras (Luchana, Athletic), llegó a la Real Sociedad en 1911. Compaginó toda su carrera deportiva con su trabajo como gruista.

El único jugador (con la excepción matizada de Eizaguirre) que estuvo en el partido de 1913 y en los JJOO de Amberes 1920. En la Ceremonia Inaugural de los Juegos Olímpicos portó el cartel de “España”.

 

 

 

 

 

  • Saturnino Bello Pérez. Defensa. Irún Sporting.

Nacido en Pasajes (Guipúzcoa) el 30 de noviembre de 1889.

Entró en el equipo a última hora por la ausencia del azulgrana Manuel Amechazurra.

Futbolista ligado a Irún toda su carrera, tras finalizar la misma trabajó como conserje en el Stadium Gal.

 

  • Enrique Figueroa Echeveste. Centrocampista. Irún Sporting.

Nacido en Irún (Guipúzcoa) el 7 de febrero de 1890.

Medio de calidad, ligado toda su carrera con los clubes de su ciudad natal, emparentado con los Estomba, también futbolistas.

 

  • Bonifacio Echeverría Esponda Centrocampista. Real Sociedad de San Sebastián.

Nacido en Ayacucho, Buenos Aires (Argentina) el 4 de octubre de 1886, de padre vasco español (de San Sebastián, Guipúzcoa) y madre vasca francesa (de San Juan Pie de Puerto, Baja Navarra).

Entró en el equipo como solución de emergencia, tras la ausencia de Massana y la posterior lesión del suplente de éste, Estomba.

“Casanova” según varios medios (El Mundo Deportivo 29/05/1913). Jugaba muchos partidos con nombres falsos porque su familia no le dejaba ser futbolista. El alias “Casanova” era una traducción libre de su apellido (Etxeberria significa “La nueva casa” en euskera).

Llegó a España en 1903, primero a Barcelona y posteriormente a San Sebastián. Fue fundador del San Sebastián FC y también jugó con el San Sebastián Recreation Club.

Más tarde se trasladó a Burdeos (Francia), para estudiar, y jugó con el Stade Bordelais.

Tras regresar a San Sebastián jugó con el Club Ciclista en la Copa del Rey de 1909 (ganándola) y, posteriormente, en la Real Sociedad (El Pueblo Vasco, 26/11/1913).

Es difícil precisar cuál era su nacionalidad en 1913 (argentina, española y/o francesa).

 

 

 

 

  • José Pérez Pombo. Centrocampista. Real Club Coruña.

Nacido en 1892 en La Coruña.

Fallecido el 20 de enero de 1924 en La Coruña.

Medio de gran calidad, considerado una de las primeras estrellas del fútbol gallego, destacando tanto con el María Pita como con el Real Club Coruña.

Su hermano Luis y su cuñado Carpio también fueron futbolistas. Su hermana Araceli fue una destacada tenista y pionera española del bobsleigh (Ventureira & Rodríguez Cudeiro, 2020).

José, asimismo, fue atleta, árbitro (muy polémico) y autor de un libro sobre fútbol (Compendio del reglamento de foot-ball).

 

– José Florentino Angoso Rojas. Delantero. Irún Sporting.

Nacido en Irún (Guipúzcoa) el 14 de marzo de 1895.

Fallecido en Fuenterrabía (Guipúzcoa) el 30 de septiembre de 1928.

Formado como futbolista en Bilbao, donde estudió, se incorporó al Irún Sporting en 1910.

Asimismo, jugó en el “La Vie au Grand Air du Medoc”, en Burdeos.

Estaba considerado uno de los mejores extremos derechos de su época y también practicó tenis a buen nivel (El Pueblo Vasco, 17/12/1913).

Su hermano Eugenio fue uno de los jueces de línea del partido.

 

 

 

  • Cipriano Prada Arnedo. Delantero. Auténtico de Pontevedra S. C.

Nacido en Haro (La Rioja) el 26 de septiembre de 1887.

Sus padres eran, respectivamente, de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) y de Samaniego (Álava). Cipriano residió de niño en Haro (La Rioja) y en Bilbao (Vizcaya). Todo ello antes de instalarse en Pontevedra, capital en la que la familia Prada regentaría el Hotel Méndez Núñez, en la plaza de San José.

Gran estrella del fútbol de Pontevedra a inicios del siglo XX, su prestigio como futbolista le llevó (junto a su compañero Edmundo Novoa) a reforzar al Madrid FC en la Copa de 1908.

Además del España-Francia de 1913, también jugó con la selección del norte de España en 1909 en Toulouse contra una selección del sur de Francia.

Tras retirarse como futbolista, fue un destacado árbitro.

 

  • Juan Sandalio Arzuaga Anitua. Delantero y capitán. Club Deportivo Bilbao.

Nacido en Bilbao (Vizcaya) el 3 de septiembre de 1880.

Fallecido en Logroño (La Rioja) el 26 de agosto de 1951.  

De niño estudió en Inglaterra y destacó en rugby, especializándose en fútbol cuando se trasladó a Mittweida para estudiar Ingeniería Eléctrica en 1902 (El Nervión, 21/10/1909), aunque justo antes de viajar a Alemania ya había debutado en Bilbao en dicho deporte. En sus años en Mittweida adquirió popularidad como jugador de fútbol y de rugby, así como árbitro (La Gaceta del Norte, 11/09/1924).

Fue un destacadísimo jugador del Athletic Club y del Club Deportivo Bilbao. También reforzó al Recreation Club de San Sebastián, al Madrid FC y al FC Barcelona en algunos partidos. Sería entrenador del Athletic (Arrechea & Scheinherr, 2017), presidente del Club Deportivo Bilbao y autor de un libro sobre fútbol (Técnica y práctica del Football Asociación).

Debe ser recordado como el primer capitán y goleador de la selección española de fútbol.

 

  • Manuel Elósegui Alday. Delantero. Real Sociedad de San Sebastián.

Nacido en Logroño (La Rioja) el 2 de enero de 1895, de padres guipuzcoanos.

Fallecido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 2 de julio de 1969.

Entró en el equipo tras varias especulaciones sobre la presencia de Rezola (Club Deportivo Bilbao).

Miembro de una destacada familia donostiarra, primo hermano (por partida doble, ya que tantos sus respectivos padres como sus madres eran hermanos) del gran atleta José Luis Elósegui Alday (campeón de España de salto con pértiga, salto de longitud, triple salto y salto de altura en numerosas ocasiones, entre 1917 y 1923).

Sin parentesco cercano con el otro Elósegui que jugaba en la Real Sociedad en la época (Saturnino Elósegui Cortadi).

 

  • José Miguel del Tránsito Minondo Beltranena. Delantero. Real Sociedad de San Sebastián.

Nacido en la Ciudad de Guatemala el 14 de agosto de 1887.

Fallecido en la Ciudad de Guatemala el 4 de diciembre de 1978.

Su familia era de origen español y había hecho una gran fortuna en Centroamérica con el cultivo de café.

José Minondo llegó a San Sebastián en 1898 para estudiar, y según su testimonio, ya se inició en el fútbol en esa época. Con posterioridad estudió en Suiza y en Francia y jugó con el F.C. Bienne, el F.C. Floria y el F.C. Vereinigete. También practicó rugby, lucha y boxeo.

En 1910 regresó a San Sebastián y se incorporó a la Real Sociedad hasta diciembre de 1913, cuando regresó a Guatemala (El Pueblo Vasco, 12/12/1913).

En el país centroamericano siguió vinculado al deporte, de hecho, se le considera el introductor en el mismo de varias disciplinas como el tenis o el cricket, y llegó a disputar el primer partido internacional de Guatemala en fútbol el 14 de septiembre de 1921 (Guatemala 9-Honduras 0), su hermano Fernando Minondo (nacido en San Sebastián en 1901) también jugó ese encuentro y marcó tres de los tantos locales.

Probablemente, nos encontremos ante el único futbolista de la historia que ha disputado los primeros partidos internacionales de dos países (España y Guatemala).

José y Fernando no fueron los únicos futbolistas de la numerosa (eran doce hermanos) familia Minondo Beltranena. Otro hermano (Martín), que había estudiado en Mittweida (Alemania), también fue futbolista en varios equipos donostiarras (Arrechea & Scheinherr, 2017). 

Al igual que con Bonifacio Echeverría, resulta osado afirmar cuál era la nacionalidad en 1913 (española y/o guatemalteca) de José Minondo. Ambos, en todo caso, son los primeros oriundos en la selección española de fútbol.

 

CONCLUSIONES

La historia oficial ha borrado este partido de la selección española de 1913, como si nunca hubiera existido, o como si se tratara de una suerte de pachanga, sin trascendencia ni seriedad.

No siempre fue así, en los años veinte y treinta hubo intentos de reivindicarlo, por parte de figuras destacadas del fútbol nacional.

Por ejemplo, Juan Monjardín (célebre futbolista gallego), escribía en el diario coruñés El Orzán, el 25 de junio de 1924:

“Muchos son los aficionados que se hallan en la creencia de que el primer partido oficial en que una selección española tomó parte fue el jugado en Bruselas, el 28 de agosto de 1920, entre Dinamarca y España, con ocasión de los juegos olímpicos amberinos…

… Nada más lejos de la realidad…

Amute, el entonces campo del “Racing” de Irún, ha sido el primer terreno en que jugó una selección hispana.

Recordemos…

Fue el domingo 25 de mayo de 1913. A las cuatro y media de la tarde, y arbitrando Berraondo, se alinearon los equipos representativos de la Real Unión Española de clubs de fútbol y de la Liga Francesa de Fútbol…”

Parece que fue en Galicia donde se concentró la defensa de la oficialidad del partido de 1913 durante años. El 16 de agosto de 1931, El Ideal Gallego publicaba una lista de los futbolistas internacionales gallegos que incluía a Cipriano Prada[3] y a José Pérez Pombo, por haber disputado el España-Francia de 1913:

El Ideal Gallego, 16/08/1931

Años después, retomó el tema Salvador Diaz Yraola (no “Iraola”, como suele escribirse), personaje de gran importancia para el fútbol guipuzcoano y nacional, como directivo y periodista. Llegó a ser seleccionador nacional (formando un triunvirato con Manuel Castro y José María Mateos) en 1922.

Escribía Diaz en As, el 28 de enero de 1935:

“Oficialmente, según el “palmarés” de los encuentros internacionales, que para gloria del fútbol español figuran en el archivo de la Federación Nacional, el próximo «match’’ contra Francia en Madrid es el sexto que galos e hispanos van a celebrar…

…Existe, sin embargo, una página más en el historial del futbol español, la que describe su primer paso al campo de las contiendas internacionales, y precisamente contra Francia, que, si bien es verdad que no figura en el libro de oro de la entidad suprema nacional, los que procedemos de la «vieja guardia” la conservamos cariñosamente entre los recuerdos,

¡ay!, de nuestros primeros amores deportivos…

Un poco de historia. Allá, por el año 1912, una disidencia entre los clubs primates originó la fundación de la Real Unión Española de Clubs de Futbol. Al frente de esta entidad figuraban la Real Sociedad de San Sebastián, el Barcelona, el Club Deportivo de Bilbao, el Irún Sporting Club, el Real Club Coruña y el Auténtico Pontevedra Sporting Club.

España no había tenido, hasta tanto, ningún género de relaciones internacionales.

Tan solo nos habían visitado algunos equipos extranjeros, y entre estos, queremos recordar los que vinieron al antiguo campo de Ondarreta a participar en el gran torneo internacional de Pascuas 1912, invitados por la Real Sociedad: los famosos checos del Sparta de Praga.

La naciente R. U. E. C. F., dirigida por un grupo de prestigiosos deportistas, los Sáez Alonso, Olave, Berraondo, Angoso, Arzuaga, Gamper, etc., demostrando su inquietud, unió a su calendario nacional el primer «match» internacional.

Y para ello concertó un encuentro con el equipo representativo de la Liga Francesa de Futbol Asociación (entidad consagrada exclusivamente al deporte del balón, la que reunía los clubs más potentes en la especialidad y en franca divisoria con la U. S. F. S. A., que a la sazón pretendía llevar la dirección de todos los deportes en Francia).

Presidente de la Liga Francesa de Futbol Asociación era monsieur Rimet, el que actualmente lo es de la Federación Francesa y de la Federación Internacional de Fútbol.

Este «match» se jugó el 25 de mayo de 1913, en el campo fronterizo de Amute, propiedad del Irún Sporting Club.”

Pasados los años, esta reivindicación del partido de 1913 fue cayendo en el olvido. El encuentro en sí, con sus alineaciones y vicisitudes, fue recuperado por historiadores como Félix Martialay, pero la batalla por su oficialidad se abandonó. Los motivos son variados:

La RUECF siempre ha tenido “mala prensa” y se le ha considerado como una federación “rebelde” que dificultó el reconocimiento internacional del fútbol español. Se han hecho esfuerzos evidentes por borrarla de la historia.

Como hemos visto fueron mucho más activos que sus rivales de la FECF, lograron formar una selección nacional y disputar un primer encuentro.

Incluso, inmediatamente después de este España-Francia de Amute, ya se estaba hablando de un España-Inglaterra a jugar en Bilbao (La Rioja, 28/05/1913), la desaparición de la RUECF abortaría esos planes para consolidar a la selección.

El encuentro de Amute y su repercusión aceleró las cosas, forzó una intervención de la FIFA y de la Casa Real y propició el nacimiento de una única federación (la RFEF). Nueva federación, por cierto, que tardaría siete años en formar otra vez una selección nacional.

Antes de septiembre de 1913 existían en España dos federaciones, ambas se disolvieron para crear una nueva. Lo que ocurre es que la nueva (RFEF), por diferentes motivos decidió identificarse erróneamente con una de las federaciones disueltas (la FECF) y reivindicar el año de fundación de ésta (1909) como propio, para celebrar el centenario en 2009 y no en 2013, como hubiera sido lógico.

No olvidemos tampoco que el caso español no era excepcional. La misma Francia también vivía una división similar, con dos federaciones que se disputaban el control del fútbol galo, la LFA se había escindido de la USFSA en 1910.

La Ligue de Football Association, presidida nada más y nada menos que por el futuro presidente de la FIFA y padre del Mundial de fútbol, Jules Rimet (presente en el partido de Amute, como hemos visto), no era una mera “liga de fútbol”, como su nombre puede inducir a pensar (y, de hecho, algunos autores han malinterpretado). La LFA era una federación de clubes de fútbol y estaba integrada desde 1912 en el Comité français interfédéral (CFI), una entidad polideportiva nacional. Era la federación que organizaba los partidos de la selección francesa de fútbol (excepto los de los Juegos Olímpicos, que seguía organizando la USFSA).

En 1913, además del partido del 25 de mayo jugado en Amute contra España, Francia jugó otros cinco partidos amistosos:

12 de enero, en Saint-Ouen: Francia 1-Italia 0.

16 de febrero, en Bruselas: Bélgica 3-Francia 0.

27 de febrero, en Colombes: Francia 1-Inglaterra 4.

9 de marzo, en Ginebra: Suiza 1- Francia 4.

20 de abril, en Saint-Ouen: Francia 8- Luxemburgo 0.

El 25 de mayo finalizaron la temporada en Amute, con el España 1- Francia 1.

La composición del equipo que se enfrentó a España era similar a la de los partidos previos de 1913, con varios de los mejores jugadores franceses del momento:

El portero Pierre Chayriguès (Red Star Amical Club) jugó los partidos contra Italia, Bélgica, Inglaterra y Luxemburgo. También el de España.

El defensa Fernand Massip (Red Star Amical Club) jugó el partido contra Inglaterra. Y el de España.

El defensa Lucien Gamblin (Red Star Amical Club) jugó los partidos contra Inglaterra y Luxemburgo, así como el de España.

El medio Gaston Barreau (FEC Levallois) jugó todos los partidos de 1913 (contra Italia, Bélgica, Inglaterra, Suiza, Luxemburgo…y contra España).

Los medios Lhermitte (C.A. de París) y Pellan (C.S. Athlétiques), y los delanteros Niggli (U. S. Suisse), Fenouillière (Red Star Amical Club), Turcan (Red Star), Devic (Cercle Athlétique de París) y Denis (Cercle Athlétique de Vitry) sólo jugaron con la selección francesa en 1913 el partido contra España, pero Victor Denis, Émilien Devic y René Fenouillère ya habían sido internacionales con anterioridad. 

René Fenouillère (que, desgraciadamente, caería en la Primera Guerra Mundial) era un viejo conocido de la afición española, ya que había jugado en el Español de Barcelona y en el FC Barcelona, también había sido olímpico en Londres 1908.   

Hemos visto, con anterioridad, algunos de los motivos por los que este España-Francia no fue reconocido como “oficial”. El rival fue presentado como “el equipo de la Liga de Fútbol Asociación de Francia”.  

Además, la federación responsable (la RUECF) desapareció, y cayó sobre ella cierta tendencia al descrédito y el olvido. Asimismo, España no volvió a jugar hasta 1920, ya bajo el control de la nueva RFEF, para la que era mejor considerar como inicio de la historia de la selección española el debut en Amberes, que retrotraerse siete años antes y atribuir el mérito a otra federación, ya finada.

¿Pero por qué Francia no ha incluido este partido en su palmarés? Los motivos son diversos. Por una parte, no existía reciprocidad. ¿Por qué incluir en el listado de partidos de la selección francesa un partido que el rival (España), no consideraba “oficial”? Además, en los años anteriores a este partido, se habían disputado varios encuentros entre combinados franceses y selecciones regionales españolas:

En 1909, un Sur de Francia-Norte de España.

En 1912, un Francia-Cataluña, un Selección Vasca-Francia y un nuevo Cataluña-Francia.

El hecho de que la selección española de 1913 fuera, de facto, una selección del Norte de España (con nueve jugadores de equipos vascos y dos de equipos gallegos), pudo contribuir a una cierta confusión, y a que los galos consideraran a esta “selección de la Real Unión Española de Clubs de Foot-ball” como a un combinado regional español, similar a los de 1909 o 1912.

De todas formas, también podemos encontrar en Francia defensores de la oficialidad del encuentro. Uno de ellos fue, nada más y nada menos que Pierre Chayriguès, portero y estrella del equipo Bleu.

En 1927 Chayriguès publicó sus memorias deportivas en Match, y recordaba así el partido de 1913 contra España (Match, 18/10/1927):

“Nuestro siguiente viaje nos llevó en una dirección completamente diferente. Veníamos de la Suiza alemana, de un clima septentrional, y fuimos, menos de un mes después, al País Vasco, en Guipúzcoa, en Irún, para enfrentarnos a los representantes de la Real Unión Española, es decir al equipo de España, ni más ni menos. El fútbol no había logrado aún el progreso en la Península Ibérica que logró después. Técnicamente -esta afirmación les parecerá muy atrevida- nuestros adversarios nos eran inferiores. Ellos tenían para dar y vender, sin embargo, coraje, ardor, determinación. Y a pesar de la clase de la mayoría de nuestros jugadores, los Massip, Barreau, Gamblin, Niggli, Lhermitte, el resultado fue de empate.”      

En nuestra opinión, no existen motivos objetivos para seguir excluyendo a este España 1-Francia 1, jugado el 25 de mayo de 1913, de los listados de partidos de las selecciones nacionales de España y de Francia.

Para los franceses sería un tema menor, pues su trayectoria se había iniciado en 1904.

Para España supondría adelantar siete años el debut, y sobre todo una rehabilitación para la RUECF, para sus dirigentes y, especialmente, para los once jugadores que defendieron en Amute los colores de “La Roja”.

Perdón, de “La Blanca”.     

 

AGRADECIMIENTOS: Lartaun de Azumendi, Rubén Ventureira, Leoncio Feijoo, Chester Urbina, Víctor Martínez Patón, Arquivo Municipal de Pontevedra, Ayuntamiento de Haro (La Rioja).

 

FUENTES

Arrechea, F. (2013). Primeros intentos de crear una selección española de fútbol (1905-1907). Cuadernos de Fútbol, 42.

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. Madrid: CIHEFE.

Arrechea, F. & Scheinherr, E. (2017). Mittweida (Alemania), capital del fútbol español. Cuadernos de Fútbol, 92.

Feijoo Lamas, L. (2017). Albores del fútbol pontevedrés. Pontevedra: edición del autor.

Martialay, F. (2000). Amberes. Allí nació la Furia Española. Madrid: RFEF.

Martínez Patón, V. (2014). Las siete federaciones españolas de fútbol (IV). Cuadernos de Fútbol, 51.

Ventureira, R. & Rodríguez Cudeiro, J. L. (2020). Irene y las puertas del fútbol. Historia de una pionera. A Coruña: Vía Láctea.

 

[1] La alineación de Francia publicada por Félix Martialay (2000) y por otros autores, era la anunciada por la prensa francesa (por ejemplo, en L´Auto el 23/05/1913, en Le Journal el 24/05/1913 o en Le Petit Journal el 25/05/1913), con Petel, Gravier y Lépage en la delantera. Pero hubo cambios de última hora (según la mayoría de los cronistas presentes en Amute): Denis, Devic y Turcan substituyeron a Petel, Gravier y Lépage. Vida Sportiva y La Voz de Guipúzcoa mantuvieron como alineación francesa la anunciada por L´Auto. El mismo L´Auto, el 26/05/1913, publicó una muy breve reseña del encuentro sin dar alineaciones completas (aunque mencionando a Lépage).    

[2] Según la mayoría de las fuentes consultadas (El Mundo Deportivo, El Pueblo Vasco, La Rioja, La Gaceta del Norte…), Lépage finalmente no jugó y su puesto lo ocupó Denis. Las crónicas consideran el gol francés un tanto en propia meta de Eizaguirre, deslumbrado por el sol. Vida Sportiva y La Voz de Guipúzcoa difieren y mantienen a Lépage en la alineación, atribuyéndole el gol galo.  También L´Auto, en su breve reseña del 26/05/1913, menciona a Lépage.     

[3] Hemos podido aportar en nuestra investigación que Cipriano Prada era riojano de nacimiento y gallego de adopción.




Islas Feroe sí y País Vasco no

Para muchos ciudadanos españoles especialmente identificados con su comunidad no deja de ser una cuestión curiosa que oficialmente haya regiones que tengan cabida en el concierto deportivo internacional mientras que la suya no. Y sin ánimo de menospreciar a territorios como las Islas Feroe o Gibraltar se hace comprensible que también reclamen su sitio, teniendo en cuenta que –intentando evitar una interpretación supremacista-, su peso económico y social y su tradición cultural y deportiva no es menor. Se plantean la pregunta ¿Por qué Islas Feroe sí y País Vasco no?

LA FEDERACIÓN VASCA DE FÚTBOL SOLICITA SER ADMITIDA EN LA FIFA Y EN LA UEFA

El pasado 15 de diciembre representantes de la Federación Vasca de Fútbol (FVF) y del Gobierno Vasco registraron la solicitud formal de integración como miembro de pleno derecho en las sedes de la FIFA, en Zúrich, y de la UEFA, en Nyon. La comitiva estaba formada por Luis María Elustondo, presidente de la FVF, Nerea Zalabarria, vicepresidenta de dicha entidad, Jon Redondo, director de Actividad Física y Deporte del Gobierno Vasco y David Salinas-Armendariz, abogado especializado en Derecho Deportivo. Componía la documentación presentada junto a la solicitud de ingreso una copia de los estatutos de la federación, un dosier divulgativo sobre el historial de la selección vasca desde 1915, un informe legal emitido por el Gobierno Vasco donde se fundamenta la capacidad representativa de la FVF y el documento del acuerdo aprobado (43 votos a favor y solo una abstención) en la Asamblea General de la FVF del 12 de diciembre de 2018 en Durango.

La FVF recogió estos actos en una nota de prensa donde se exponía que tal petición se fundamentaba en tres puntos:

  1. Solicitud formal por parte de la Federación Vasca de Fútbol de su integración directa como miembro de pleno derecho. A tal efecto, la Federación Vasca de Fútbol ha solicitado la instrucción de un expediente común y conjunto entre FIFA y UEFA en el cual se cumplimenten todas las exigencias formales estatutarias que ha de observar la EFF-FVF para la efectiva integración en ambos organismos y pueda materializarse, asimismo, un acuerdo entre todas las partes. En este acuerdo se concretarían las condiciones de entrada de la EFF-FVF con la aquiescencia de la RFEF, habilitándose un plazo de un año para cerrar el citado acuerdo. El acuerdo con la RFEF recogería los términos convenidos para la integración.
  2. En relación con este punto, la EFF-FVF ha solicitado que sea emitido un dictamen motivado donde FIFA y UEFA expliciten las condiciones y requisitos que para el caso concreto de la EFF-FVF sea necesario cumplimentar para su definitiva admisión en ambos organismos (en el caso de que a día de hoy no cumpla alguno de ellos).
  3. La EFF-FVF ha manifestado su firme compromiso, total disposición y buena fe de cara a trabajar “para remover los obstáculos existentes y dar cumplimiento a todas las exigencias que se presenten para una integración pactada entre todas las partes”. Según han subrayado, el objetivo es materializar el deseo histórico del fútbol vasco, representado legalmente por la Federación y expresado con claridad en el acuerdo asociativo adoptado en la Asamblea General de diciembre de 2018 en Durango.

En otras palabras: se da el plazo de un año para que, partiendo de un firme compromiso, una total disposición y buena fe por parte de la FVF, tanto la FIFA, como la UEFA y la propia RFEF se pongan al día y remuevan los obstáculos existentes y den cumplimiento a todas las exigencias que se presenten para una integración pactada por todas las partes.

Es evidente que en su propia solicitud ya se prevé una primera respuesta negativa a su solicitud pues se reconoce expresamente la existencia de unos obstáculos que deben ser modificados o eliminados. Debe de ser una observación aportada por el experto en Derecho Deportivo don David Salinas-Armendariz. El problema es que no se trata de detalles nimios, sino que conlleva una profunda revisión de los estatutos de las tres entidades superiores a la FVF con la implicación de la legislación del Estado Español, así como el replanteamiento de algunas definiciones dentro del Derecho Internacional tanto deportivo como político. Se hace llamativo que todas estas cuestiones, en las que como veremos deben intervenir y ponerse de acuerdo 211 federaciones de fútbol, un Consejo de Ministros y todas las Comunidades Autónomas españolas, se tengan que resolver en el plazo que la propia FVF fija e impone: un año.

Antes de profundizar en esos obstáculos que se exige remover no debemos caer en el error de descontextualizar este acto pues se inscribe en un proceso mucho más amplio como es el de regular la participación del País Vasco como entidad independiente en el concierto deportivo internacional. De hecho las autoridades deportivas vascas flamean su membresía en la Tug of War International Federation (ToWIF) –en la que por cierto no hay inscrita ninguna federación que se diga española- que reglamenta el juego de la cuerda (deporte que consiste en la disputa entre dos equipos que tiran de una cuerda en dirección opuesta) a lo que hay que añadir que la Federación Vasca del Juego de la Cuerda, respaldada por el gobierno autonómico, será la encargada de organizar el próximo mundial de este juego que se disputará en Guecho en 2021. También había sido admitida la Federación Vasca de Surfing en la International Surfing Association pero fue expulsada a instancias de la Federación Española de Surfing. No cabe duda de que la inminente inclusión de esta actividad en el programa olímpico le obliga a cumplir con las condiciones que exige el COI. Con todo, la Federación Vasca de Surfing ha vuelto a presentar una solicitud de admisión.

No es la primera vez que sucede que una federación deportiva autonómica es aceptada internacionalmente para luego revocarse esa decisión. Ya pasó con Cataluña: la Fédération International de Roller Sports (FIRS), que no pertenece al COI, tras incurrir en importantes irregularidades, aceptó de manera provisional la admisión de Cataluña en marzo de 2004. Seguidamente la selección catalana ganó fácilmente el Mundial B de Hockey sobre Patines disputado en Macao y obtuvo el derecho a particiar en el Absoluto, pero ya en noviembre de ese año, en la Asamblea General de la FIRS, se revocó tal decisión por no haberse ajustado al reglamento y desposeyó a la federación autonómica de su título.

Y siguiendo con la contextualización de los hechos, no podemos omitir su carga exclusivamente política. El propio presidente de la FVF ya nos dio un anticipo cuando a mediados de noviembre aseguró que el ejecutivo de don Pedro Sánchez le había prometido que las selecciones vascas jugarían competiciones oficiales internacionales. Declaraciones hechas poco después de que el Gobierno español de coalición llegase a un acuerdo con los partidos regionalistas vascos para la aprobación de los presupuestos generales del Estado. Posteriormente, siguiendo una moda muy al uso de la política española, el señor Elustondo se desdijo. ¿Sería para desligar esa supuesta promesa con la documentación entregada a FIFA y UEFA un mes más tarde? Aun así, todo apunta a que la delegación vasca tiene una baza en la manga que le respalda -lo que no sabemos si será suficiente- para exigir que se cambien definiciones internacionales, estatutos y leyes para que sus peticiones sean atendidas favorablemente.

Retomando el tema central, es preciso señalar que el señor Elustondo llegó a hablar, al parecer de manera informal, poco después de ese 12 de diciembre de 2018 –fecha del acuerdo dentro de la FVF- con don Luis Rubiales, presidente de la RFEF, quien, como era de esperar, no dio cuerpo a esa idea, apuntando además que el señor Elustondo debía dimitir si realmente se sentía identificado con esa propuesta.

Se entiende así que la FVF no hubiese hecho pública una primera negociación directamente con la RFEF antes de ir a Suiza y anunciar a bombo y platillo la entrega de tan extensa documentación. Porque para que el País Vasco pueda competir con identidad propia en un Mundial o en un Europeo pasa obligatoriamente por el respaldo de la RFEF y del Gobierno de España –se supone que las conversaciones entre el Sr. Sánchez y el Sr. Urkullu se circunscribían al tema económico, si bien los dos presidentes también tienen derecho a hablar de fútbol, aunque demuestren abiertamente su extrema ignorancia en cuestion de reglamentación deportiva nacional e internacional-.

¿QUÉ OBSTÁCULOS IMPIDEN QUE LA SELECCIÓN VASCA JUEGUE UN MUNDIAL Y UNA COPA DE EUROPA DE NACIONES?

Exponía FVF en su escrito tanto a FIFA como a UEFA que habría que remover aquellos obstáculos que impidiesen llevar a buen término su solicitud. Hagamos un repaso legal:

Estatutos de la FIFA

Citamos directamente los estatutos de la FIFA:

Capítulo II Miembros, Artículo 11 Admisión, apartado 1:

Todas aquellas federaciones miembro responsables de organizar y supervisar el fútbol en todas sus formas en su país podrán convertirse en miembro de la FIFA. Por esta razón, se recomienda a las federaciones miembro que integren en su seno a todos los grupos de interés determinantes en el fútbol. Se reconocerá como federación miembro a una sola por país, bajo reserva de lo estipulado en los apdos. 5 y 6 [donde se hace referencia a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte] del presente artículo.

Aquí surge el primer conflicto legal ya que la RFEF es miembro de la FIFA y como tal ordena el fútbol en todo el Estado Español y por lo tanto aglutina todas las actividades de este deporte en este territorio, incluido el País Vasco como marca la ley. Según este artículo –solo una federación por estado-, siendo ya la RFEF miembro de la FIFA, no puede aceptarse la membresía de ninguna otra federación que pertenezca a España, como país internacionalmente definido y reconocido.

Capítulo II Miembros, Artículo 11 Admisión, apartado 2:

Únicamente podrán convertirse en miembros aquellas federaciones afiliadas a la confederación correspondiente. El Consejo podrá promulgar las directrices pertinentes que regulen el proceso de admisión.

El segundo conflicto con la solicitud del Gobierno Vasco es que la FVF no está afiliada a la UEFA, confederación continental a la que geográficamente corresponde, por lo que su solicitud para inscribirse en la FIFA preceptivamente deberá pasar por una admisión previa en la UEFA.

Estatutos de la UEFA

Una vez comprobado que la visita a Zúrich ha sido una pérdida de tiempo, marchemos a Nyon, sede de la UEFA para ver qué posibilidades tiene de prosperar esta solicitud. Allí los estatutos también son bastante diáfanos cuando hacen referencia a las condiciones para ser miembro de esta confederación futbolística:

Capítulo III, Artículo 5, Apartado 1

La membresía de la UEFA está abierta a las federaciones de fútbol nacionales situadas en el continente de Europa, con sede en un país que esté reconocido como un estado independiente por la mayoría de miembros de las Naciones Unidos y que sean responsables de la organización e implementación del fútbol y asustos relacionados con su práctica en el terriotiro de su país.

Volvemos a topar con nuevos conflictos legales. Por un lado la representación del Estado Español –definido por la Constitución española que está vigente y rige en todo su territorio del que forma parte el País Vasco-, internacionalmente reconocido por la mayoría de los miembros de la ONU, ya está cubierta por la RFEF. Si la FVF entrase en la UEFA debería asumir las mismas funciones que tiene la RFEF, con lo que habría una duplicidad institucional. Parece obvio que no puede haber dos federaciones de un mismo estado… salvo que sea producto de un cisma interno.

Que no es el caso de la FVF porque no ha solicitado su admisión como representante del Estado Español –aunque si lo hubiese hecho hubiese topado con la legislación española-, sino del territorio del que legalmente asume su competencia, es decir, del País Vasco, a lo que se le exige cumplir con una condición: el reconocimiento como estado independiente por la mayoría de miembros de la Naciones Unidas.

Llegado a este punto, según la UEFA, no basta la autoproclamación de estado soberano e independiente para formalizar la membresía. Ahí está el caso de la República Turca del Norte de Chipre que goza oficialmente del reconocimiento del gobierno de Turquía y nadie más. Es un estado de hecho pero no de derecho y, por lo tanto, se encuentra fuera de los organismos internacionales. Los intentos hasta ahora formalizados por la Federación Turca de Fútbol de Chipre han sido vetados por el gobierno chipriota a través de su correspondiente federación de fútbol.

La FVF ha preferido poner como ejemplo el caso de Kosovo, definiéndolo como ejemplo de territorio no estado que forma parte de la FIFA y la UEFA. La elección es desafortunada: Kosovo sí es un estado. Proclamó unilateralmente su constitución como estado independiente de Serbia el 17 de febrero de 2008. Entonces la Federación de Fútbol de Kosovo  cursó su solicitud de ingreso en la FIFA y en la UEFA que finalmente fue aprobada -ocho años más tarde- por la UEFA en el congreso ordinario de mayo de 2016 y días más tarde por la FIFA, pese a la oposición de Serbia. El motivo legal para proceder a su admisión es que Kosovo sí cumple con el requisito del reconocimiento internacional pues actualmente hay 90 de los 193 estados miembros de la ONU -entre ellos los Estados Unidos de Norteamérica y la mayoría de los países miembros de la Unión Europea- que han respaldado diplomáticamente su existencia como estado independiente de Serbia.

Es evidente que para que la UEFA acepte el reconocimiento internacional de una selección de fútbol vasca a través de la ONU se exige un protocolo diplomático que incluya en primer lugar la constitución de un Estado Vasco que goce a su vez de una aprobación mayoritaria internacional. Un proceso que hoy por hoy no se puede llevar a cabo en un año, por muy rápido que se sucedan los acontecimientos.

Estatutos de la RFEF

La cuestión es que antes de presentar la documentación en Suiza ni siquiera se habían superado los obstáculos, llamémosles domésticos, porque para que la FVF pudiese hacer esa solicitud de reconocimiento internacional en primer lugar tenía que haberlo resuelto en España, con la RFEF que es la responsable del fútbol del Estado Español. Por mucho que la FVF se justifique alegando que el mismo día que se presentó en Suiza envió un escito a la RFEF informando de sus actividades, no es el mejor inicio de unas conversaciones que se podía haber elegido, salvo que se haya evitado intencionadamente recibir por anticipado ese previsible no como respuesta absoluta y así neutralizar una presumible calificación como un acto de desacato o rebeldía el haber seguido adelante. El NO de la RFEF se desprende directamente de los estatutos de la propia RFEF:

Título I De la RFEF, Artículo 5 Competencias de la RFEF, apartado d) :

Ostentar la representación de la FIFA y de la UEFA en España, así como la de España en las actividades y competiciones de carácter internacional celebradas dentro y fuera del territorio del Estado. A tal efecto es competencia de la RFEF la selección de los futbolistas que hayan de integrar cualesquiera de los equipos nacionales.

Artículo que cierra a cualquier otra entidad del territorio español la opción de representar y competir total o parcialmente en el terreno internacional pues es la RFEF la única con esta competencia.

Y cuando se hace referencia expresa de las Federaciones de ámbito autonómico los estatutos de la RFEF dictan:

Título II De las Federaciones de ámbito autonómico, Artículo 8, Las Federaciones de ámbito autonómico:

  1. Las Federaciones de ámbito autonómico se rigen por la legislación española general, por la específica de la Comunidad Autónoma a la que pertenecen, por sus Estatutos y Reglamentos y, además, por sus propias disposiciones de orden interno
  2. En todo caso, se deberán reconocer expresamente a la RFEF tanto las competencias que le son propias como las públicas de carácter administrativo que le corresponden, en uno y otro caso, en virtud de lo que establecen la Ley del Deporte, el Real Decreto sobre Federaciones deportivas españolas, los presentes Estatutos y su Reglamento General

Artículo 10, Integración en la RFEF, apartado 2, punto c)

  1. c) [Las Federaciones de ámbito autonómico deberán aportar la siguiente documentación] Declaración de reconocer los órganos jurisdiccionales y disciplinarios de la RFEF y el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Con ello se deja muy claro que las Federaciones de ámbito autonómico, como la FVF, por el hecho de formar parte de la RFEF asumen y cumplen los estatutos de la RFEF y con la legislación española.

La Ley española

Reseñemos que los estatutos de la RFEF están redactados conforme al Real Decreto 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones deportivas españolas normativa que todos los ciudadanos españoles estamos obligados a cumplir. De este Real Decreto subrayamos:

Sección 1ª Régimen Jurídico, Artículo 1, punto 2:

Las Federaciones deportivas españolas están integradas por federaciones deportivas de ámbito autonómico, clubes deportivos, deportistas, técnicos, jueces y árbitros, ligas profesionales si las hubiere y otros colectivos interesados que promueven, practican o contribuyen al desarrollo del deporte.

Respecto de los otros colectivos interesados, los Estatutos federativos recogerán el régimen de su creación, reconocimiento y formalidades de su integración federativa.

Dado que la FVF es una federación de ámbito autonómico este apartado confirma le legalidad del Título II De las Federaciones de ámbito autonómico, Artículo 8, Las Federaciones de ámbito autonómico del Estatuto de la RFEF.

Más adelante el Real Decreto señala:

Sección 3ª Representación internacional, Artículo 5, punto 1:

Las Federaciones deportivas españolas ostentarán la representación de España en las actividades y competiciones deportivas oficiales de carácter internacional celebradas fuera y dentro del territorio español. A estos efectos, será competencia de cada Federación la elección de los deportistas que han de integrar las selecciones nacionales.

Es la propia ley española la que confirma que la selección nacional solo es competencia de la federación nacional, sea el deporte que sea –incluido el juego de la cuerda-. Pero si había alguna duda:

Sección 4ª Integración y representatividad de las Federaciones autonómicas, Artículo 6, punto 1:

Para la participación de sus miembros en actividades o competiciones deportivas oficiales de ámbito estatal o internacional, las Federaciones deportivas de ámbito autonómico deberán integrarse en las Federaciones deportivas españolas correspondientes.

Otro obstáculo importante para las intenciones de la FVF ya que su participación en competiciones internacionales siempre será bajo la integración en la RFEF de obligado cumplimiento legal, como ha venido siendo hasta ahora: los jugadores vascos han venido disputando -¡y hasta se han proclamado campeones!- Mundiales y Eurocopas integrados en la Selección Española.

Y finalmente es obligatorio señalar una posible grave irregularidad en el acto protagonizado por la delegación vasca en Suiza, puesto que el Real Decreto ordena:

Sección 2ª Inscripción de las Federaciones deportivas españolas las Federaciones internacionales, Artículo 9, punto 1

Las Federaciones deportivas españolas, se inscribirán en su caso, en las correspondientes Federaciones deportivas internacionales, con la autorización expresa de la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes.

Esta es la duda: ¿Hubo la correspondiente autorización expresa de la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes? ¿Hubo una solicitud previa para recibir la prescrita autorización? ¿Actuó la FVF por su cuenta y riesgo con el apoyo o con la complicidad del Gobierno Vasco estimulada por la promesa del ejecutivo de don Pedro Sánchez?

Sea la respuesta que sea, queda muy lejos de que se pueda interpretar buena voluntad por parte de la FVF para encontrar alguna solución a su planteamiento.

Este ha sido un recorrido por los estatutos de las entidades implicadas donde podemos focalizar los obstáculos existentes que se solicita remover para obtener una solución feliz –para la FVF- y de buena fe –si es que la hubo en la propia iniciativa-.

POSIBLES SOLUCIONES

Enterado a través de la prensa –y no directamente y con antelación por la propia FVF como dictaría un protocolo lógico- el secretario de Organización Estratégica y Relaciones Internacionales de la RFEF, Jorge Mowinckel comentó que la solicitud de la FVF era inviable porque el País Vasco no es un estado internacionalmente reconocido. Y tiene toda la razón el señor Mowinckel porque con la ley en la mano no hay más salida.

Por eso mismo una solución sería la constitución de un Estado Vasco independiente –objetivo político defendido por algunos partidos vascos- que fuese recibido favorablemente y de forma mayoritaria por la comunidad internacional en el seno de las Naciones Unidas. Esa es la diferencia de fondo -como ya hemos explicado- entre el caso de Kosovo y el de la República Turca del Norte de Chipre.

Hablar de un Estado Vasco separado de España ya son palabras mayores. Entonces sí sería una minucia discutir si el País Vasco tiene o no derecho a entrar en la UEFA comparado con lo que supondría la secesión política de parte del actual territorio español. Siendo realistas, iniciar la vía del separatismo de manera unilateral implicaría que se repitiese un escenario y unos hechos parecidos a los que se produjeron en Cataluña durante el mes de octubre de 2017. Tres años más tarde –mirando siempre desde la perspectiva de la solicitud vasca-, Cataluña –que no recibió ningún apoyo internacional entonces- sigue participando en el panorama deportivo internacional a través de su pertenencia a España.

Pero la nota de prensa de la FVF no habla en ningún momento de la constitución de un Estado Vasco. Eso es un tema que pertañe a los partidos políticos que tienen la responsabilidad sobre los asuntos de Estado. La solicitud de la FVF es más elemental: simplemente pide poder competir internacionalmente con una selección propia. Y se acogen al agravio comparativo: Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda del Norte, Islas Feroe y Gibraltar por citar las federaciones sin estado propio que tienen membresía en la UEFA. No les interesa recordar el caso ya citado de la República Turca del Norte de Chipre ni el del Protectorado del Sarre, cuya federación fue fundadora de la UEFA –llegó a jugar las eliminatorias previas para el Mundial de 1954- y dejó de formar parte de la misma cuando el pequeño estado acabó integrándose en la antigua República Federal Alemana en 1956.

Entonces… ¿Por qué las Islas Feroe sí, y el País Vasco no? Ese es su dilema. Y la solución no pasa por la RFEF porque toda su reglamentación está regulada por el ya citado Real Decreto 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones deportivas españolas que es el auténtico obstáculo –junto a la aprobación en Asamblea de la RFEF-. Por eso, para políticos como don Pedro Sánchez, presidente del Gobierno Español, y para don Íñigo Urkullu, presidente del Gobierno Vasco -ambos muy por encima de lo que pudiese decidir la Asamblea General de la RFEF-, este conflicto es una nimiedad ya que el tema se arreglaría conversando sobre una mesa. Porque, en efecto, en España la solución pasaría por un nuevo Real Decreto que regule las competencias de las federaciones deportivas autonómicas y legitime la representatividad de los terriotorios que componen España en las competiciones internacionales. Eso se resuelve en un Consejo de Ministros y… ¡Ya está!

¿Ya está? ¡No!

Primero porque tal ley implicaría la pérdida de las competencias estatales en materia deportiva y la desaparición automática de la selección española en todos los deportes puesto que todas las comunidades autonómicas gozarían del reconocimiento y la capacidad para competir internacionalmente, salvo que la supuesta nueva ley estuviese basada en una arbitraria discriminación y solo concediese tal beneficio a ciertas regiones.

Segundo, porque en esa ley también debería incluirse una nueva definición de los territorios integrantes del Estado Español para que en su aplicación se ajustase a los estatutos de FIFA y UEFA que solo admiten una única entidad representativa por Estado. Lo malo es que solo la Constitución Española, que por rango de ley va por encima de todas las demás, está capacitada para redefinir la integración del Estado Español… ¡estaríamos hablando de modificar la Constitución!

Y si no se quiere tocar la Constitución porque complicaría mucho el tema, no queda más remedio que requerir a FIFA y UEFA que modifiquen sus estatutos para dar cabida a la solicitud de la FVF -ya que la vía española no es suficiente- algo que se escapa de las competencias del presidente del Gobierno Español y del Gobierno Vasco, aunque ellos lo ignoren. Con ello volvemos a tropezar con el Derecho Deportivo Internacional.

 Así que desde la FVF se repiten la pregunta ¿por qué Islas Feroe sí y País Vasco no?

Una respuesta inmediata es que las condiciones que se exigían cuando las Islas Feroe fueron aceptadas ya no rigen; actualmente son otras -las que ya hemos repasado-. La UEFA y la FIFA han tomado estas medidas para controlar la incorporación de nuevas federaciones y, sobre todo, evitar conflictos políticos, algunos de ellos provocados por enfrentamientos bélicos de muy compleja solución. Con esta postura la UEFA está vetando la membresía de territorios como la Isla de Man, las Islas del Canal que dependen directamente de la Corona Británica o de regiones como Chipre Septentrional, Abjasia, Crimea, Osetia del Sur… Como vimos, el caso de Kosovo salió adelante pese al veto de Serbia porque el apoyo internacional fue suficiente.

Así pues, para que se atiendese favorablemente la reivindación vasca sería necesario que la Asamblea General de la UEFA aprobase la modificación pertinente de sus estatutos, algo complejo máxime cuando tales cambios harían referencia a la alteración territorial de sus miembros y a la naturaleza de sus entidades ya que facilitaría la admisión de cualquier espacio geográfico que así lo solicitase. Algo parecido sucedería en la FIFA. Esto significa que, por mucho que el Gobierno de España, en el supuesto de que se llegase a un acuerdo -incluyendo una reforma de la Constitución- con el Gobierno Vasco e impulsase la idea sobre una selección vasca, el recorrido de la propuesta chocaría  de lleno con los estatutos de ambas instituciones deportivas internacionales. Eso aceptando la propuesta del escrito de FVF donde se apela a la buena fe, ya que de lo contrario la UEFA podría entender que el Gobierno de España –si ignorase la decisión de la Asamblea federativa y obligase a la RFEF a apoyar una proyección internacional oficial de la FVF- estuviese incurriendo en una intromisión política con lo que podría suspender las funciones de la entidad española.

Finalmente, recordemos que por encima de estas instituciones internacionales –FIFA y UEFA- legalmente no hay ningún estado sino que se someten voluntariamente al arbitrio del Tribunal Arbitral du Sport y aceptan sus resoluciones.

Lamentablemente para los objetivos de la FVF, el TAS tampoco da muchas esperanzas. Tenemos como precedente más próximo el caso de la isla caribeña de Bonaire que sí cumplía el requisito primero exigido por la FIFA, pues había formalizado su membresía en la CONCACAF -y además contaba con el apoyo tutelar de la Federación Holandesa-, pero por su condición legal dentro de Holanda –definida oficialmente como un municipio holandés de pleno derecho- el TAS sentencia que ya está representada por la Federación Holandesa de Fútbol según dictan los estatutos de la FIFA (el citado Capítulo II Miembros, Artículo 11 Admisión, apartado 1). Para el TAS, un jugador de Bonaire tiene legalmente el mismo recorrido que un jugador de Ámsterdam para jugar en la selección nacional por lo que no ha lugar a que Holnda cuente con dos miembros en la FIFA. Con esta decisión del TAS se impide a Bonaire formalizar su inscripción y por consiguiente la participación en las eliminatorias para la Copa del Mundo.

CONCLUSIÓN

Es posible que a lo largo de la lectura de este artículo se haya extendido demasiado las explicaciones para ir entendiendo paso a paso lo que realmente la FVF pretende de buena fe resolver en el plazo de un año.

Llama la atención, siendo conscientes todos los implicados del corto recorrido de su solicitud que no hayan tenido ningún reparo en dar a conocer sus pretensiones –exigencias incluidas- ante FIFA y UEFA. No cabe duda de que han contado con el benepláctico de importantes personalidades porque esta actuación en sí va más allá de las competencias deportivas y se enmarca en un contexto político cuyo objetivo –el mismo que  pretenden los partidos secesionistas vascos- es un cambio político profundo de la realidad española y vasca.

Así pues, con la legislación vigente y la realidad política actual, hoy por hoy y dentro de un año también, la única posible respuesta es la que adelantó el señor Mowinckel: Islas Feroe sí y País Vasco no.




La selección de Barcelona y el primer intento de un campeonato de España de regiones

Tradicionalmente se ha dicho que la selección catalana de fútbol tiene su origen en los partidos organizados por la Asociación de Clubs de Foot-ball en 1903-1904 (como veremos realmente se iniciaron en 1902). Por ejemplo:

 «Ya en el año 1903 tenemos claros precedentes o embriones de la selección nacional catalana de fútbol que debutaría el 6 de abril de 1904. Así, por ejemplo, fuera de palmarés, diremos que el 24 de septiembre de 1903 se hizo un partido entre dos combinados para escoger la verdadera selección de Cataluña que pudiera enfrentar su potencia contra los mejores clubs y selecciones de todo el continente. Aquel día de la Merced formaron la misión que los mejores integraran la primera selección de Cataluña al año siguiente:

Combinado rojo de Cataluña: Morris, Domènech, Hamilton, Castells, René, Oliveres, Biada, Black, Guirvan, Steimberg y Harris.

Combinado blanco de Cataluña: Marial, Garriga, Carril, Roig, H. Morris, Darné, Green, Garcia, Bru, Cenarro y Montells.» [1]

En el presente artículo demostraremos que el combinado creado por la Asociación de Clubs de Foot-ball no era ni pretendía ser una selección de Cataluña. Era la selección de la Ciudad de Barcelona. Además su objetivo no era competir con clubs o selecciones extranjeras, su objetivo era competir en el Campeonato de España de regiones y/o ciudades que Carlos Padrós y su Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball estaban intentando organizar en Madrid.

Carlos Padrós y Rubio

Carlos Padrós y Rubio

El primer partido de esta selección barcelonesa se disputó en Tiana el 15 de septiembre de 1902 con motivo de las Fiestas de esa localidad. En Los Deportes tenemos cumplida crónica de aquel partido Tiana-Barcelona (3-3).

«Deseosa la colonia veraniega de tan pintoresco pueblecillo, de celebrar la fiesta mayor con algún festival ameno y moderno, y atendido á que en dicho punto residen actualmente buen número de aficionados al football, entre los que se cuentan jugadores de los Clubs “Barcelona”, “Universitari”, “Irish”, “Red Star”, y “X”, los que se han acondicionado un campo, que si bien sus dimensiones y condiciones (60 por 30 metros) no permiten desarrollar partidos formales, es suficiente para pasar entre ellos buenos momentos practicando ensayos, idearon tiempo atrás invitar á algunos jugadores de los Clubs: “Barcelona”, “Catalá”, “Español”, “Irish” y “Catalonia”, quienes se trasladaron el lunes último á Tiana para luchar con el bando  formado por jugadores de Tiana y Montealegre. El partido fue muy interesante, pues el primer tanto lo logró el Tiana y el segundo el bando “Barcelona”; resultando también empate á tres. Para resolver el empate, se prolongó el partido 10 minutos sin resultado, á cuyo fin se convino que en breve vinieran los de Tiana á Barcelona para celebrar la revancha en alguno de los campos de aquí y disputarse en definitiva el objeto de arte que los tianeses concedían como premio.

Lograron tantos Mascará, Forns y Ros de Barcelona, y Armenteras 2.° y Castellá 1º

Formaron el bando Tiana: A. Williams, Armenteras 1º, Pochs, B. Williams, Aballi, Castellá 2°, Castellá, Noble, Armenteras, Raventós. Castellá.

y el “Barcelona”: Forns, Mascaró, Ossó, Gutiérrez, Casanellas, Camps (S.), Ros, Mas, Escardó, Marial habiendo podido jugar sólo breves minutos en este bando, Martí, del “Catalá”, que hubo de retirarse indispuesto del terreno.

Ejerció de Juez  García 2°, del “Catalá”.

El terreno estaba rodeado de sillas que ocupaba la Colonia, descollando los agraciados rostros del bello sexo allí congregado.

En el tren de las 8 regresaron los expedicionarios muy satisfechos de los agasajos y atenciones de que fueron objeto durante su estancia en Tiana.»[2]

En abril de 1903 aparecen las primeras noticias sobre los planes de Padrós para organizar un Campeonato de España de regiones o ciudades (con participación, por cierto, de Gibraltar) y la necesidad de formar una auténtica selección de Barcelona. Albert Serra escribe en La Vanguardia:

«Relacionado con la idea que en nuestras anteriores notas publicamos, referente á la posibilidad y conveniencia de la formación de un «team» (bando) en esta ciudad, compuesto de los mejores elementos de cada Club, se nos ha comunicado por el secretario de la «Association Clubs Football», que ha recibido dicha asociación una carta de Madrid, en la que se le pregunta «si, caso de efectuarse en el mes de mayo próximo un gran concurso inter-regional en aquella capital, podría concurrir Barcelona con un «team» formado interclubs». . .

La respuesta que, por acuerdo, ha remitido la Asociación ha sido afirmativa, y de ello nos congratulamos, pues además de las esperanzas que dicho «team» llevará consigo, favorecerá este hecho la fraternidad y unión entre los diversos Clubs de esta capital. Parece que á dicho concursó interregional serán invitadas todas las capitales de España que cuentan con elementos para la lucha, y también se admitirá, por extensión al Club de Gibraltar.

Felicitamos por su acuerdo á la Asociación y le ofrecemos nuestro incondicional concurso para coadyuvar al logro de tan levantada idea.

También abriga el propósito dicha Asociación de celebrar un gran partido de «football» Association, como remate de temporada, en el Parque de esta capital, cuyo partido se disputaría entre dos bandos de esta, eligiéndose por selección plebiscitaria de entre todos los Clubs los mejores 22 jugadores de primeros «teams».

Estimando la idea elevada y noble y deseando echar nuestro cuarto a espadas, sin otro fin que el de contribuir al esplendor y éxito de tal fiesta, presentaremos nuestros 22 jugadores, que estimamos han de dar mayor lucimiento al acto. Estos son: Delanteros: W. Black, Green, Gamper, Steinberg, Cenarro, Pons, Girvan, Mora, Parsons (si juega), Vidal y H. Morris (si juega); si no Casanellas,

(Medio delanteros) Meyer, Juan Monis, Soler (si juega), Galiardo, Ortiz, Gay y Darné.

Defensores. Hamilton, Carril ,Garriga y Withy.

Puerta.—S. Morris y Acha

Cuyos jugadores podrían combinarse  para formar los dos bandos en la siguiente forma:

rojos, W. Black, Gamper, Cenarro, Casanellas y Fons (delanteros) Galiardo, Meyer y Grass, (medio) Hamilton y Witty, defensa, y Acha, puerta.

Los blancos podrían alinearse a su vez del modo siguiente

Green, Steimbry [sic], Girvan, Mora y Pons, delanteros; Ortiz, J. Morris y Darné, medio; Carril y Garriga, defensa, y S. Morris, puerta.

De este modo se lograría obtener un partido bien nivelado é interesante y amistoso al propio tiempo lo que redundaría en beneficio de todos, de los jugadores porque terminarían las rencillas y prevenciones entre ellos y de los aficionados porque disfrutarían de gratas emociones.»[3]

En la misma línea Escardó escribe en Los Deportes:

«Proyectos: Próximo el fin de la actual temporada, la «Asociación Clubs de Foot-Ball», para cierre de la misma, tiene proyectado un partido entre dos bandos formados con los veintidós jugadores de más valía de los Clubs de ésta, y para cuyo encuentro se solicitará la Plaza de Armas del Parque de esta ciudad.

El próximo viernes, en reunión convocada al efecto, deberán presentar los representantes de los Clubs los nombres de los jugadores que en su criterio deban figurar en los equipos, cuya formación será por mayoría de votos, y que según nuestro criterio será probablemente:

Guardametas: Morris (S.), y Marial.

Defensores: Hamilton, Gass, Carril, Garriga.

Medio defensores: Morris (J.), Cenarro, Galiardo, Darné, Meyer, y Viñas.

Delanteros: Gamper, Steimberg, Parsons, Blak, Girban, Green, Ponz, Casanellas, García, Gutiérrez, Lasaleta.

El «Madrid F. C.», que para fiestas próximas á celebrar en la villa y Corte, manifiesta deseos de medir sus fuerzas con bandos inter-regionales, se ha dirigido á la «A. C. de F.» refiriéndose á uno compuesto de los mejores jugadores de la localidad, á lo que se ha contestado afirmativamente. Es casi seguro sea la invitación extensiva al «Club de Gibraltar».»[4]

Àngel Ponz i Junyent

Àngel Ponz i Junyent

En mayo se anuncia el primer equipo (con 10 extranjeros y un único jugador nacido en Barcelona: Àngel Ponz Junyent, del Español) y lo suplentes, además del uniforme (blanco) que lucirá la selección barcelonesa:

«En la reunión que, conforme anunciamos, tuvo lugar el 1º del corriente quedaron elegidos por mayoría de votos los siguientes jugadores, que equiparan los bandos que lucharán por final de temporada. Son estos:

Guardametas :S. Morris, Reig. -Suplentes: Acha, Marial.

Defensores: Hamilton, Gass, Garriga, Carril. – Suplente, Wity

Medios: Meyer, J. Morris, René, Hereford, Cenarro, Galiardo.-Suplentes: Darné, Vidal, Castillo.

Delanteros: Gamper, Blak, Steinberg, Girban, Ponz, Green, Lasaleta, Parsons, Harris, Casanellas. -Suplentes, Biada, E. Morris, Gutiérrez, Gueix, Montell, García, (E.)

Con los cuales se formó por elección el bando: S. Morris, Hamilton, Gass, J. Morris, Mayer (capitán), René, Gamper, Blak, Steinberg, Girban, Ponz. que luchará el día 17 en el campo del «Hispania», bajo el falto del Presidente de la «A. C. F», con el otro formado por los restantes jugadores; capitaneados por Cenarro. Los primeros usarán uniforme blanco, siendo el que irá á Madrid, si así se ultima, y los del otro bando llevarán uniforme variado cada jugador siempre que no sea blanco.»[5]

Para el 17 de mayo se anuncia ese partido en el campo del Hispania entre el equipo A de Barcelona (uniforme blanco) y el equipo B (con uniforme variado, cada jugador con el de su club):

«Como decíamos en el número correspondiente al 3 del corriente, esta tarde a las 4 tendrá, lugar en el terreno de la calle de Muntaner, propiedad del «Hispania A. C.» el partido organizado por la «Asociación Clubs de Foot Ball» para cierre de la presente temporada. Los bandos, salvo pequeñas modificaciones por indisposición de algún que otro jugador, se presentarán en la forma que conocen nuestros lectores. La «A. C. de F.» ha tomado cuantas medidas le han sido posibles para que haya en el terreno el mayor número de sillas posible, dado los muchos espectadores que probablemente presenciarán el desarrollo de la lucha, á quienes no tan solo hacemos presente se abstengan de hacer manifestaciones impropias de su cultura, sino que hasta nos atrevemos á suplicar que sepan imponerse á quien faltase á la corrección debida.»[6]

Escardó (que jugó con los «variados») nos ofrece amplia crónica del partido días después. Finalmente Ponz no jugó y en su lugar lo hizo José Biada.

17/05/1903 Muntaner (5000 espectadores)

«Blancos» 4-0 «Variados» (Black 3, Viada 1)

Árbitro: Eduard Alesson.

Bando blanco: Samuel Morris, John Hamilton, Emil Rudolf Gass, Miguel Morris, George Meyer, René Victor Fenouillère, José Viada, Udo Steinberg, George Girvan, Hans-Max Gamper, W. Black

Bando variado: Vicente Reig, Lluís Garriga, Arthur Frederick Witty, Francisco Gutiérez, Joaquín Darné, Joaquín Escardó, Victoriano de La Riva, White, Eusebio García, Stanley Charles Harris, Bernardo Lassaletta

«El mayor éxito coronó el cierre de la temporada. Organizado por la «A. C. de F.», el céntrico terreno del «Hispania A. C.» se vio invadido por numeroso público que algunos hacen ascender á 5000 personas, contenido por las hileras de sillas dispuestas en las líneas laterales del terreno y por cuerdas en los de la meta. El ánimo de los espectadores no iba predispuesto á favor de ninguno de los dos bandos, por lo cual al aplaudir las buenas jugadas lo hizo con gran imparcialidad y sensatez. Lástima grande que el día no favoreciese tan hermosa y simpática fiesta, pues el fuerte viento reinante, pareció arreciar aun más á las 5, hora en que á la señal del juez señor Alesson, se alinearon los dos bandos, en la forma siguiente:

Bando blanco: Morris S.., Hamilton, Gass, Morris J., Meyer, Rene, Biada, Steimberg, Guirvan, Gamper, Blak.

Juez de línea: D. Guillermo Oliveras (del «Salud S. C.») y á su frente con uniformes variados:

Lasaleta, Harris, García, Wite, La Riva, Escardó, Darné, Gutiérrez, Witty, Garriga, Reig.

Juez de línea: D. José Solá (del «Iberia S. C.»)

Apenas dada la salida recoge el bando blanco la pelota, sortea las líneas de sus contendientes y se apunta un tanto en menos de un minuto. Se rehacen estos y logran, después de grandes esfuerzos y por medio de una bonita arrancada un tanto, premiado con la consiguiente ovación. Transcurre todo el partido con notable dominio del bando blanco, que al finalizar había pasado otras voces la meta de su contrincante. En este partido y gracias á no emplear la carga, pudimos admirar las filigranas y derroche de buenas jugadas de los maestros, que hicieron una labor meritísima; Blak, fue el héroe de la jornada, pues con sus vertiginosas carreras y excelente colocación entró 4 tantos, uno de ellos anulado por off-side; Steimberg, hizo las delicias del público con su elegante juego, á la vez que Gamper demostró la eficacia de sus dribblings, siendo secundado discretamente por Biada; en cuanto á Guirvan, se apreciaron sus buenas condiciones para delantero. Respecto á los medios nada diremos, pues aun cuando jugaban por primera vez en una misma línea, demostraron ser justa su reputación de excelentes jugadores. Gass y Hamilton no pudieron desarrollar todo su juego lo mismo que Morris (S.), pues los inútiles esfuerzos de los delanteros contrarios fueron todas las veces magistralmente anulados. De los vencidos se distinguieron Garriga, Darné y Reig, por la tenacidad con que defendieron sus terrenos. En cuanto al juez, falló el partido con su reconocida imparcialidad.»[7]

El 21 de mayo se juega un nuevo partido entre dos combinados de clubes barceloneses, el Campeonato de España se había aplazado a noviembre:

21/05/1903 Muntaner

«Rojos/Blancos» 3-1 «Blancos» (Gamper, 2, p.p. / Green)

Arbitro: Eduard Alesson.

Bando rojo-blanco: Vicente Reig, Joaquim Carril, Lluís Garriga, Guillem Galiardo, Joaquim García Cenarro, Martial Armelin, Gustavo H. Green, José Viada, Sebastián Casanellas, Stanley Charles Harris, Bernardo Lassaletta

Bando rojo-blanco: Samuel Morris, John Hamilton, Emil Rudolf Gass, Miguel Morris, George Meyer, René Victor Fenouillère, Àngel Ponz, Udo Steinberg, George Girvan, Hans-Max Gamper, W. Black

«El pasado jueves, con motivo del partido de beneficencia á favor de la «Assoacition [sic] Amicale Française» se vio otra vez muy animado el terreno del «Hispania», galantemente cedido para tan hermosa fiesta. En él, tuvo lugar otro partido de entrenamiento del bando que llamaremos local que vestía el uniforme rojo-blanco contra un bando blanco, compuesto por los señores:

Reig, Carril, Garriga, Galiardo, Cenarro, Armelin, Green, Biada, Casanellas, Harris, Lasaleta

Figuraba en el bando rojo Ponz, que el pasado domingo estuvo representado por Biada. El partido fué muy emocionante, y aunque dominan los rojos, favorecidos por el declive y por el sol, no apuntan su primer tanto hasta más de la mitad de la primera parte, entrado por Gamper. Los blancos inician vigoroso ataque y después de enérgicas tentativas logra Green para su bando un tanto 5 minutos antes de terminar esta. Queda pues en el descanso empate á un tanto, aun cuando se muestra el dominio del bando rojo, el que lanzó 3 saques de meta y 5 de rincón por O y 1 respectivamente de los blancos; siendo la opinión de que al cambiar sus posiciones se apunten resultados imprevistos.

Reanudado otra vez el juego, dominan igualmente los rojos, quienes en una de las tentativas á meta, se adjudican un tanto entrado involuntariamente por un jugador blanco. Emprenden estos heroicas arrancadas en los que se distinguen Green y Casanellas con un magnífico remate del primero y otra del segundo con Biada,  también muy aplaudida. Poco antes de terminar añade Gamper otro nuevo tanto á los de su bando que resulta vencedor  por 3 tantos á 1. El público, satisfecho de la labor de los maestros o catedráticos, como dicen mis colegas, y sobre todo de los discípulos, entre los cuales alguno hay en disposición de conquistarse el título. Green y Casanellas fueron el alma de la línea de ataque, Cenarro el excelente medio de costumbre, Garriga y Carril á cual mejor y Reig incomparable. Respecto á los maestros ratificamos lo dicho al reseñar el partido del pasado domingo, y solo añadiremos que Ponz, con su inteligente juego completó la línea de ataque.

Un tiempo espléndido contribuyó á dar realce á la fiesta, asistiendo nutrida representación del bello sexo, cuyas toiletes de tonos claros matizaban el compacto marco con que abigarrada multitud rodeaba el terreno deportivo. Este bando (rojo) practicaba el entrenamiento en previsión de la probable concurrencia al concurso regional próximo á celebrarse en la villa y corte de España, y que debido á notable modificación de las condiciones de inscripción acordó la «A. C. de F.», en sesión del 19, no inscribirse.»[8]

Para finales de junio para celebrar el Fin de Temporada estaba anunciado otro partido de entrenamiento en la Plaza de Armas que no se jugó, las alineaciones previstas son las que se suelen dar para el supuesto partido de la Fiestas de la Merced.

Pasadas las vacaciones estivales en septiembre se retoma el proyecto y se anuncia un nuevo partido:

«Reunida «la Asociación Clubs de F.» con asistencia de los representantes de los Clubs: Barcelona, Español, Hispania, Catalá, Irish, Internacional, Iberia, X y Salud, dióse cuenta de una comunicación de este último Club, relativa á la proyectada fiesta de que dimos cuenta en el número anterior, acordándose por unanimidad cooperar á la misma. En su consecuencia, procedióse al nombramiento de los jugadores, formándose dos bandos, el blanco, con Hacaisamta, Wity, Alrnasqué, Vidal, Cenarro, Roig, D’Acosta, Lloret, Blak, Green, Casanellas y el azul con los jugadores señores: Biada, García, Steiuberg, Girban, Brú, Ortiz, Darné, Morris, Carril, Cuervo, Izquierdo.

Acordóse también que, si alguno de los expresados no pudiese asistir al partido, que tendrá lugar el próximo martes, el Club á que pertenezca debe mandar sustituto.»[9]

El 8 de septiembre de 1903 se disputa el anunciado encuentro con motivo de las Fiestas del barrio de la Salud:

08/09/1903 Salut

«Blancos» 4-3 «Rojos» (p.p., Morris, Jorro, ? / Black, Cenarro, Rodríguez)

Arbitro: Eduard Alesson.

Bando blanco: Hacaisamta, Alfons Almasque, José Quirante, F. Roig, Joaquim García Cenarro, José Vidal, Sebastián Casanellas, Joseph Black, Lloret, Rodríguez, D´Acosta

Bando rojo: Izquierdo, Cuervo, Joaquim Carril, Darné, Miguel Morris, Josep Ortiz, José Viada, Eusebio García, Francisco Brú, José Maria Jorro, Pascuet

«En el terreno del «Salud» un animado ensayo ocupó la tarde, practicándose en todos los terrenos el entrenamiento de los jugadores que debían ocurrir al partido organizado por el «Salud S. C.» con motivo de la fiesta mayor de aquella barriada, y que tuvo lugar el pasado martes.

Mucho antes de la hora anunciada, parecía el Parque de la Salud el punto de la concentración numeroso gentío que por diversos caminos allí se dirigía, llenando todo el espacio previamente dispuesto, siendo insuficientes las- numerosas hileras de sillas para acomodar á los allí reunidos.

Sensación muy grata esparce el ánimo del invitado al presenciar antes sus admirados ojos, el soberbio espectáculo de tan bello cuadro como presenta el campo y sus espectadores, las cercanas colinas y puntos de mira, llenos también de compacto gentío, y por fondo el panorama de la populosa ciudad de los condes. La imaginación bulle y en alas de atrevida fantasía, fórjase la ilusión de presenciar espectáculo análogo á la fiesta del valor y de la cortesía, los torneos, tan en boga en la edad media. El campo con sus albas líneas y rojo-blancas banderolas, aseméjase al palenque en el que presto medirán sus fuerzas valerosos adalides, á quienes los espectadores en premio de su labor, adjudicarán un aplauso, que aumentará su valor al infinito al añadir el de las bellas, que engalanadas á cual más y en noble competencia, matizan con sus trajes de alegres tonos el oscuro de los espectadores. El rumor producido por suave murmullo de tanta muchedumbre, seméjase al lejano eco de delicada música que en alas de la juguetona brisa los envuelve en sus arrullos, con los que se mezclan los acordes de la banda del Asilo Naval que penetra en el recinto, para amenizar la fiesta.

Entonces, dominando sobre todo el agudo metal del silbato del juez, hiende los aires y ordena á los jugadores ocupen sus puestos, colocándose el equipo blanco, favorecido por el declive del terreno:

Hacaisamta (E.) Almasqué (C.), Quirante (B.) Roig (I), Cenarro (E.), Vidal (B.) Casanellas (E.), Black (H.), Lloret (X.), Rodriguez (E.), D’Acosta (H.)

alineándose el colorado pues á falta de algunas camisas azules se utilizaron las rojas del «Salud», vueltas al revés:

Pascuet (H.), Jorro (B.), Brú (Int) García (C.) Badia (C.) Ortiz (H.), Morris (H.), Darné (C.) Carril (E.), Cuervo (Int.) Izquierdo (H )

Dan éstos la salida, invadiendo al momento el campo contrario en que despliegan por algún tiempo el juego, hasta que los blancos atacan ciñéndolo á mitad del terreno, cuando la pelota, siempre sumisa á los golpes de los jugadores, disgustada por tanto trabajo inútil, optó por dar fe de muerte reventando estrepitosarnente en la línea la defensa blanca, yendo á caer completamente marchita impelida por vigoroso golpe, en la propia línea contraria. Sustituida por otra, continúa aún nivelado el juego, arremetiendo ya una y otra de las líneas de ataque, hasta que la blanca arma lío frente á la meta opuesta, forzada por Black en un magnífico golpe de cabeza que le vale una ovación.

Rehácense los rojos llegando á dominar algo, pero sin otro resultado que obligar á Hacaisamta á demostrar no se le han oxidado los puños durante el verano; llegando en esta forma al descanso.

A. pesar de que los blancos llevan ventaja y recientes hechos demostraron hasta la evidencia lo muy arriesgado que es hacer calendarios, el papel rojo cotizase en alza, pues con el cambio de situación se espera torne algo más que la recíproca.

Salen los blancos y pretenden ejercer en campo rojo pero éstos, que no están propicios para ello, les rechazan y dominan, dando ocasión á que Brú, 10 dé un disgusto al portero blanco.

Con el empate, cobran éstos mayor empeño, dando felices arrancadas, una de ellas soberbia de Casanellas, que después de varias jugadas es rematada entrando tanto Cenarro. Nuevos aplausos; el interés del público aumenta al compás del de los jugadores; las arrancadas se suceden sin interrupción y en una de ellas y por infracción del reglamento en el área de penalidad; se aplica á los blancos un saque de castigo con el que Morris añade un tanto al bando rojo, al que aporta otro al poco rato Jorro, entrando con mucha oportunidad en un golpe libre; con esto acrecientan sus deseos de asegurar el éxito; dominando casi constantemente, cuando Rodriguez en una arrancada les demuestra que no se puede vivir confiado, tirando una pelota que penetra muy oblicuamente en la puerta y rechaza después el portero, dando lugar á dudas que desvanece el juez adjudicando tanto á los blancos. Colocada nuevamente la pelota en el centro del terreno, con el nuevo empate desarróllase el juego en toda su intensidad; la pelota no recobra ni por un momento su inestable equilibrio, siendo rechazada con pasmosa rapidez, hasta que un saque (le rincón hace cambiar el resultado añadiendo un tanto á los rojos.

Después, tentativas heroicas de los blancos, anuladas algunas veces con acierto y otras con no escasa fortuna por los rojos, que so limitan á jugar á largas ó mejor á pasar tiempo, quedando vencedores por 4 tantos contra 3.

En resumen, el partido resultó el más animado y mejor de la temporada estival y buen preludio para la próxima 1903- 4; todos los jugadores pusieron su mejor voluntad; Hacaisamta, aunque vencido, demostró ser el portero de talla que tanto admiramos, al que Izquierdo procuró imitar; la defensa blanca muy enérgica, contrastando con lo mesurada de los rojos, descollando Carril; en los medios se aprecié la buena labor de costumbre en Cenarro, Darné y Morris, secundados inteligentemente por Ortiz, Vidal y Roig, y finalmente, los delanteros blancos con mejor combinación que los colorados, pero sin la seguridad de éstos frente á meta, siendo Black y Casanellas los que mejor combinaron. En cuanto al juez, D. Eduardo Alessón, falló con su imparcialidad acostumbrada, demostrando que á su conocimiento del reglamento une el mayor prestigio sobre los jugadores.

Después de los ¡hurras! los vencedores y á su frente el juez, recibieron de manos del Presidente del «Salud S. C.» D. Juan Galobart, una artística medalla con su correspondiente estuche, la que es sin duda la más artística y mejor laborada de las hasta hoy otorgadas. En el anverso y rodeando á la insignia del «Salud» vense los atributos del foot-ball, lawn-tennis, croket, excursionismo, baile, declamación y en el reverso, la siguiente inscripción: en la del juez: A D. E. Álessón Referée del Match de Foot-ball, 8 de septiembre 1903.Y  en las de los

jugadores: Al vencedor del Match de Foot-ball, 8 de septiembre, 1903.

Los invitados se retiraron sumamente complacidos de tan hermosa fiesta deportiva, presentado el desfile magnifico golpe de vista.

Réstanos sólo, renovar nuestros plácemes al «Salud S. C » por la fiesta reseñada, plácemes que sin duda en breve plazo se le tributarán por otros motivos.»[10]

Para el 16 de septiembre de 1903 se anuncia el regreso a Tiana para jugar un nuevo amistoso:

«Con motivo de la fiesta mayor de Tiana, al igual que el año pasado, el equipo «Barcelona» medirá sus fuerzas con el bando Tiana-Montealegre, en aquella población, el próximo miércoles.»[11]

El partido finalizó Tiana-Montealagre 7 – Barcelona 2

«A lo reseñado referente al pasado domingo, debemos añadir el viaje del equipo «Barcelona» á Tiana, efectuando el miércoles próximo pasado, primer día de la fiesta mayor. Galantemente invitados por aquel Casino, pasaron á la llevantina los jugadores que luciendo el uniforme de sus Clubs respectivos, presentaron la alineación: Hacaisamta, Martí, Carril, E. Salazar, Cenarro, Más, Mascaró, Jorro, Ossó, Biada, Balat. Colocándose á su frente el Tiana-Montealegre, formado: Castellá (A.), Raventós, Castellá, Albéniz, Noble, Castella P., Armenteras, Omedes, Witi, Aballi, Williams G.

En el pintoresco campo al que se ha dado este año mayor extensión, tuvo lugar una nueva Odisea; el nítido azul de la bóveda celeste era el dosel que al juntarse en el horizonte con el oscuro del mar, cerraba por el otro con los elevados cerros coronados de pinos el cuadro cuyo alegre colorido era formado por el contraste producido por la mezcla de los variados uniformes de les barceloneses con el blanco de sus contendientes. A la señal del juez muévese la pelota y hábilmente conducida por la línea de ataque del «Barcelona» pasa la meta en menos de un minuto. No se amilanan los blancos, antes al contrario crécense y no tan sólo logran llegar al descanso empatados, sino que en la segunda parte toman el ataque y fuerzan una tras otra seis veces la meta del «Barcelona» por una sola en contra. La vista de aquellos en su mayoría noveles jugadores revueltos en confuso tropel con los ya duchos barceloneses, semeja lucha de titanes, que movidos por su mucho entusiasmo consiguieron para el bando combinado Tiana-Montealegre una victoria de 7 tantos contra 2 sobre su poderoso contrincante el equipo «Barcelona». El distinguido sportman Sr. Alcalá con su rectitud en los fallos y conocimiento del reglamento fallé el partido á satisfacción de los contendientes, siendo secundado eficazmente en las líneas por Gaissert y Amat, por el Barcelona y Tiana respectivamente. La banda del Asilo Naval de ésta, contribuyó á amenizar el partido, cuyos incidentes fueron seguidos con gran interés por la distinguida colonia veraniega y nutridos grupos de vecinos de aquella villa, entre los que destacaban bellísimas señoritas ataviadas elegantemente, quienes premiaron con entusiastas aplausos la labor de los jugadores. Después éstos fueron obsequiados con un tente en pié, que les dio fuerzas para hacer en la clásica tartana el viaje hasta Mongat, regresando á ésta sumamente complacidos de las atenciones que le dispensó el Casino.

Al felicitar á éste y á los del Tiana-Montealegre por el feliz resultado, lo hacemos también por ser el 2.° año que la excursión se realiza y esperamos que al no ser la última, el Casino cuyas simpatías por el deporte se han demostrado en esta ocasión una vez más, organice la próxima otorgando algún premio para con él estimular á los contendientes.»[12]

En octubre los acontecimientos parecen precipitarse, se anuncia el Campeonato para noviembre y se publican sus bases:

Escardo03«La «Asociación Clubs de F.», ha recibido correspondencia de la de Madrid, invitado a los Clubs barceloneses á concursar en el campeonato regional, que, corno recordarán nuestros lectores, se aplazó en Mayo último. Dicho campeonato principiará á primeros del próximo noviembre, disputándose los concursantes la COPA donación de SS. AA. RR. los Serenísimos Príncipes de Asturias y las once medallas de oro cedidas por el Excmo. Sr. Marqués de Argüelles.

Como sea que la Asociación ha de contestar antes del 15 corriente y por tanto también antes de la reunión próxima, las directivas de los Clubs que deseen inscribirse deberán dirigirse antes de dicho día al Presidente de la «A. C. de F.» Sr. Alessón.» [13]

Finalmente se anuncia que no es posible disputar ese Campeonato de España de regiones o ciudades y las medallas de oro previstas se destinan al Campeonato de Madrid:

«Las medallas de oro regaladas por el Marqués de Argüelles para el Campeonato de España, han sido cedidas por dicho señor para el Campeonato de Madrid, por no poderse celebrar por ahora el Campeonato de España. E1 domingo 15 comenzará á jugarse dicho Campeonato entre las sociedades federadas.»[14]

CONCLUSIONES

En 1902-1904 no existía una Federación Catalana de Fútbol, existía una Asociación de Clubs de Barcelona y lo que crearon en esa época era la selección de la Ciudad de Barcelona con el objetivo de participar en el Campeonato de España de regiones o ciudades que estaba impulsando desde Madrid Carlos Padrós.

Dicho Campeonato no se disputó en 1903, pero sería una realidad a partir de 1915 (Copa Príncipe de Asturias).

Identificar a aquel combinado de los clubes de Barcelona formado mayoritariamente por extranjeros con una «selección nacional de Cataluña» parece un ejercicio de reconstrucción histórica que no compartimos.

La selección catalana de fútbol fue creada en 1910 tras unos partidos de prueba (nuevamente entre bandos «rojos» y «blancos» el 18 de noviembre de 1909 y frente al FC Barcelona el 9 de febrero de 1910) realizando su debut en Mahón el 20 de marzo de dicho año en partido amistoso FC Mahonés 0-7 Cataluña.

Escardo04


[1] Raduà i Domènech, J. M. (2005) Història de totes les seleccions esportives catalanes (1904-2005), Barcelona: Plataforma Proseleccions Catalanes, pp.159-160.

 

[2] «Un delantero» (1902, 21 de septiembre) «Partido en Tiana», Los Deportes, p. 572

 

[3] A. S. (1903, 22 de abril) «Notas de sport: foot-ball«, La Vanguardia, p. 7

 

[4] Escardó, J. (1903, 26 de abril) «Foot-ball«, Los Deportes, p. 363

 

[5] Escardó, J. (1903, 3 de mayo) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 281-282

 

[6] Escardó, J. (1903, 17 de mayo) «Foot-ball«, Los Deportes, p. 314

 

[7] Escardó, J. (1903, 24 de mayo) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 329-330

 

[8] Escardó, J. (1903, 24 de mayo) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 330-331

 

[9] Escardó, J. (1903, 6 de septiembre) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 567-568

 

[10] Escardó, J. (1903, 13 de septiembre) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 584-585

 

[11] Escardó, J. (1903, 13 de septiembre) «Foot-ball«, Los Deportes, p. 585

 

[12] Escardó, J. (1903, 20 de septiembre) «Foot-ball«, Los Deportes, pp. 598-599

 

[13] Escardó, J. (1903, 11 de octubre) «Foot-ball«, Los Deportes, p. 649

 

[14] De Linares, M. L. (1903, 8 de noviembre) «De Madrid», Los Deportes, p. 719