Diego Armando Maradona y la Argentina Juvenil en el Mundial de Japón (1979). La creación de narrativas por parte de la Dictadura militar argentina

Introducción

El análisis a la figura de Diego Armando Maradona (30 de octubre de 1960-25 de noviembre de 2020) ha traspasado los límites de la cancha para introducirse en la conformación discursiva del pensamiento popular argentino-latinoamericano. Sus gambetas, que ya se hacían ver desde muy joven cuando integraba la clase 1960 en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors ––conocidos como Los Cebollitas––, han conducido a espacios de discusiones sociopolíticas en torno a sus acciones y sus silencios. Desde su adherencia a Fidel Castro y a todo el imaginario de la Revolución Cubana, o el respaldo a Carlos Menem y su gobierno neoliberal, lo sitúan en una cierta contradicción o movilidad ideológica propia de sus fintas, lo que ha causado la admiración o el rechazo a ambos lados de la cancha política. Aunque, sus primeros ademanes con el mundo político no fueron por decisión propia, sino impuestas por la dictadura militar (1976-1983) comandada por Jorge Videla[1]. En efecto, la generación que disputó el Mundial Juvenil en Japón (1979) fue entendida por el régimen como una continuación del Mundial Adulto, que se había desarrollado en Argentina un año antes: perfeccionar las narrativas patrióticas, lo que acercaría los jóvenes al régimen y legitimaría la institución.

En consecuencia, el presente escrito busca dar luces con relación a la instrumentalización político-discursiva que la dictadura militar argentina hizo de la selección de su país que participó, y ganó el Mundial de fútbol juvenil de Japón 1979. Específicamente nos centraremos en analizar un esfuerzo discursivo concreto que intentó resaltar: 1) una bandera de lucha por la unión nacional, y 2) un modelo normativo de lo que debían ser los jóvenes, en virtud de la hazaña deportiva comandada por su figura insigne, Diego Armando Maradona. Para ello; en primera instancia, describiremos la participación histórica de la selección juvenil y la importancia política que tuvo. Posteriormente, identificaremos y ponderaremos los elementos que permitieron las articulaciones discursivas. Para finalizar con una reflexión que intentará englobar las aristas del caso estudiado para problematizarlas en un contexto problemático de mayores dimensiones.

Para los entendidos en la materia, esto no necesariamente significa algo nuevo para el país trasandino. Sin ir más lejos, como mencionamos, un año antes del suceso, el régimen se esforzó en limpiar su imagen internacional y por unificar la nación con base en el cometido de los dirigidos por el director técnico Cesar Menotti (Roldán, 2007).

No obstante, cuando se habla del Mundial juvenil de 1979 la reflexión no necesariamente ha sido abundante. Es todavía un libro abierto que requiere ser revisado y pensado como un suceso igualmente provechoso para los objetivos de una cruenta dictadura. En efecto, para comprender esta época tan traumática, pero duradera, resulta útil estudiar fracciones de la historia que permitieron, en cierto sentido, la expansión del proyecto dictatorial de Videla. En este sentido, no es equívoco apuntar posibles relaciones entre un deporte tan popular en el país, los triunfos que se tuvo en este y un mando militar que estuvo dispuesto a usufructuar hasta el último momento de este periodo de oro que vivió la selección argentina.

  1. El camino hacia la gloria: Argentina en Japón 79’

Un año después de haberse consagrado campeones del mundo en su tierra, Menotti tenía otro desafío de envergadura: llevar a los pibes a la gloria máxima en la cita sub-20 desarrollada en Japón. Para ello, confió en el trabajo de scouting realizado por Ernesto Duchini que ojeó a talentos de la talla de Ramón Díaz, hábil y encarador delantero de River Plate; Juan Simón, defensa central de respetable presencia perteneciente a los registros de Argentinos Juniors; Gabriel Calderón, mediapunta de factura técnica envidiable que deslumbraba en Racing. Nombres más que interesantes, pero menores frente a la estrella y capitán del equipo: Diego Armando Maradona, quien ya encandilaba al mundo con la camiseta número “10” de Argentinos Juniors gambeteando rivales en los pastos de “La Paternal”, y atrayendo la atención de clubes extranjeros como el Sheffield United. La calidad de los mencionados más las tácticas del “flaco”, hacían presagiar que la cita en tierras niponas sería victoriosa. Fantasía que comenzaba a tomar forma en el Sudamericano sub-20 realizado en Uruguay a inicios de 1979 (12 de enero-31 de enero), en donde lograron darle sentido al “tiqui-taca” vertical que promulgaba Menotti. Aunque el título quedó en manos del local, la albiceleste generó esperanza hacia al futuro gracias a su buen juego, y la satisfacción de eliminar a Brasil en la última fecha por medio de la solitaria anotación de Hugo Alves. De hecho, la química generada más el antecedente reciente del título de la adulta implicó el favoritismo del plantel en la cita planetaria, como bien señala el propio Maradona: “era un orgullo muy grande porque yo estaba convencido de que él [Menotti] era el artífice de meternos en la cabeza a todos que ser campeones morales ya no servía para nada” (Maradona, 2000: 20).

En el torneo, el equipo fue imparable: veinte goles a favor y solo dos en contra, invictos. Con sendas goleadas a Indonesia y Argelia, ambas por 5-0, con una semifinal ganada a Uruguay que rememora todo lo que significa el “Clásico del Río de la Plata”: rusticidad, juego físico y “guapura”. Gracias a un 2-0, con los tantos de Ramón Díaz y de Maradona, la albiceleste llegó a su segunda final consecutiva en un año. El partido definitivo se jugó contra la Unión Soviética en el Estadio Olímpico de Tokio, donde se vislumbró un choque de paradigmas: el fútbol total de Menotti contra el pragmatismo y juego físico de Kornushov. Pese a que los soviéticos empezaron ganando gracias al cabezazo de Ponomarev, Argentina confió en sus capacidades, sin caer en el nerviosismo, logrando dar vuelta el resultado a través de los goles de Alves ––de penal––, Díaz ––en una jugada que recuerda al barrilete cósmico del “pelusa” contra los ingleses–– y Maradona ––tiro libre–– dando como marcador final un categórico 3 a 1. Nuevamente Argentina es campeón del mundo, nuevamente en Dictadura. Así, en este epígrafe nos proponemos desarrollar el discurso patriota que se construyó alrededor de este campeonato, en específico el focalizado en la figura de Diego Maradona comprendido en la época como el “pibe de oro”.

La final del campeonato no solo representaba la obtención de un título, sino el triunfo de una batalla ideológica que hacía suponer la legitimación de la lucha subversiva que lideraba Jorge Videla. Puesto que, la Unión Soviética simbolizaba el discurso antagónico: el comunismo. Ganarle a los soviéticos consistía una victoria en el plano de las ideas que perpetuaba los valores difundidos por la Junta Militar hace un año en el Mundial del 1978, a saber, la juventud como el actor protagónico y constructor de la nación con base en el orden, el sacrificio, la autoexplotación y el respeto a la autoridad (Bolchinsky, 2018: 99). Así, el proyecto político del régimen encontró en el fútbol un baluarte en su imaginario social, el cual se complementó con la figura de Dios y el nacionalismo exacerbado. En otras palabras, se reafirmó la narrativa disciplinadora, pues el éxito deportivo refrendó la victoria del orden versus la subversión y la nación contra el socialismo. De hecho, medios de la época como El Gráfico trabajaron esta idea señalando en su crónica sobre el partido decisivo cualidades futbolísticas y de “calidad” humana del plantel albiceleste: “[el equipo era] un grupo correcto dentro y fuera de la cancha[2], y más aún, el símbolo de una corriente futbolística generosa, espectacular y agradable”[3].

En este aspecto, podemos apreciar como al equipo argentino se le dio ciertos valores, los cuales hablaban de la integridad como personas. Más aún, representaba a la disciplina. Lo contrario al equipo soviético, quienes sufrieron de una invisibilidad narrativa transformándolos en unos desconocidos siendo que eran el otro finalista del torneo. Debido a que, se tenía que situar a la albiceleste como una agrupación honesta, digna representante de la nación y del esfuerzo del pueblo argentino. Se construyó un “nosotros” definido alrededor de los jóvenes, el cual era funcional a la idea de la Junta ––presente desde la configuración del Mundial 78’–– que entendía a este grupo como la “cara visible de la Argentina, testimonio de una supuesta potencialidad nacional, que dirigida en un sentido adecuado […] podría conducir al éxito de todo un pueblo” (Bolchinsky, 2018: 105). Demostrando que la subversión no era un valor que retribuía, sino la disciplina, el respeto y el orden. De modo que, se apuntó a los opositores como traidores y parásitos que impedían al país crecer como nunca antes se había visto.

La construcción del discurso no solo era propiciada por la Junta, también encontró agentes en otros actores sociales que, decididamente o no, articularon los significantes claves. Por ejemplo, el periodista en cancha de El Gráfico, Hernesto Onesime, señaló la importancia que adquirió la selección tanto en la historia de los mundiales juveniles como en el país anfitrión, pues la Argentina se transformó en un elemento valioso para la concepción futbolera de los japoneses. Esto se debía a que los jugadores, al igual que la patria: «[jugaban] con todos, acá ganamos todos. Esa es una de las tantas enseñanzas que dejaron con su victoria»[4]. Sobre esto, Maradona indicó que los nipones habían generado una buena relación con Argentina durante el transcurso de la Copa gritando los goles, aplaudiendo a los jugadores y celebrando los triunfos. De forma que, con la obtención del título el estadio se vino abajo aclamando a los campeones, pidiendo que acercaran el trofeo a las gradas vociferando “¡Ar-gen-tina, ¡Ar-gen-tina!(Maradona, 2000: 24).

Ahora bien, en la interna del camarín, antes del partido decisivo, Menotti realizó la última arenga al equipo. En las indicaciones se habló tanto del orden como la diversión por jugar al fútbol. El discurso del entrenador se había matizado con respecto al Mundial del 78, ya no había una disciplina total. Se lograba combinar aspectos técnicos con la magia pura del barrio. Dando como resultado un equipo con mucho poder ofensivo, en el cual el arco contrario era el principal objetivo. Esto deleitaba a los hinchas, y a la prensa en general. La mezquindad ––el mayor ejemplo de esto es el 0-0 contra Brasil en el 78’–– se había dejado de lado por un juego ambicioso, que honraba a la tradición del futbolista argentino de “buen toque” de balón. Las palabras de Menotti antes del partido clave lo revelan:

“señores, ustedes ya son campeones, no me importa el resultado de este partido, ya han demostrado que son los mejores del mundo. Nada de patadas o locuras. Vayan, jueguen y divierten a los 35.000 japoneses que están en las tribunas”[5].

Con esta plática los jugadores salían a disputar el partido más importante de sus cortas carreras. El triunfo no solo fue de ellos, Videla lo celebró como si en sus pies estuviera la responsabilidad de patear el penal de Alves. En este sentido, Maradona ha manifestado que es probable que la Junta los haya utilizado ––y al plantel del 78’–– con fines políticos para poder legitimarse en el poder, aunque no lo sabe con certeza cierta. Mas, esto no es causal para desvalorizar la obtención del título: “no sé si los milicos que estaban en el gobierno en aquel momento nos usaban […] Seguramente sí, porque eso hacían con todos. Pero una cosa no quita la otra: ni se puede ensuciar aquello por culpa de los milicos” (Maradona, 2000:21)

La celebración de la gente fue propia de un carnaval. Las plazas de las principales ciudades del país se aglutinaron de personas, no les importaba el frío de un crudo invierno, estar despierto a las 3:00 o 4:00 de la mañana–– se jugaba con una diferencia horaria aproximada de siete horas–– o estar en medio de un toque de queda. El fútbol le daba una nueva alegría a Argentina. Así, el regreso de los campeones fue caótico, en las calles el clamor popular lo hacía sentir.

No obstante, la alegría colisionó con la cruda realidad. En esas mismas fechas la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) arribó a Argentina por las denuncias internacionales sobre los crímenes de lesa humanidad (Franco, 2002. p, 200). Por consiguiente, podemos situar dos imágenes tan contradictorias como potentes: 1) las celebraciones por el segundo título mundial, y 2) la peregrinación de las madres hacia Plaza de Mayo con la angustia de no saber dónde estaban sus hijos (Lvovich, 2009). La tensión en el ambiente supuso que Videla estuviera unido junto al plantel. Para ello realizó diferentes conmemoraciones, hubo un pomposo recibimiento en la Casa Rosa a los dirigidos por Menotti, en donde se les recalcó su labor como representantes de la patria y de la nación frente al concierto internacional. Se siguió la línea de acción del mundial pasado, en el cual se acusó la existencia de una campaña “antiargentina”. Asimismo, se destacó la disciplina como baluarte del logro, reflejando en los pibes el orden que debía regir en la sociedad argentina: “han dado una prueba inequívoca de disciplina, de orden, que significa sin más reconocer el principio de autoridad. Había alguien que mandaba, imponía horarios, imponía exigencias y ustedes cumplieron” (Citado en Roldán, 2007: 137)

Igualmente, debemos señalar que la historia pudo haber sido distinta. Esto se debe a que seis jugadores del plantel ––Calderón, Simón, Barbas, García, Escudero y Maradona–– fueron llamados al Servicio Militar obligatorio[6]. Miguel Ángel Lara nos cuenta que los Militares al darse cuenta de que Maradona estaba en la lista de seleccionados, suspendieron temporalmente la convocatoria. Estos citan al capitán y le dictan sus obligaciones por la Argentina[7]:

“la nación necesita de usted, de su juventud, de quienes dan ejemplo en el mundo del deporte, así que debe asumir la responsabilidad de un duro trabajo y un gran esfuerzo como parte de la gran empresa [el Estado]; usted, joven jugador, puede y debe convertirse en ejemplo. Puede por su popularidad, y debe hacerlo porque su estatus de figura pública conlleva la responsabilidad de ser un buen ejemplo”[8].

De este modo, podemos observar como la Junta, al igual que en el 78’, tenía un plan para utilizar el fútbol a su favor, ya sea como ejemplo de disciplina o medio de legitimación. Resalta la figura de Maradona, ya que era la más apreciada entre los amantes del fútbol y famosa entre los espectadores comunes. Se había consolidado como jugador, y logró sobreponerse a su exclusión a último minuto de la lista de convocados para el Mundial adulto. Entendía que Japón 79’ podía ser su punto de inflexión como capitán de la escuadra. De igual forma, lo pensó el régimen, que centraron sus esfuerzos en crear una imagen de esfuerzo y amor a la bandera que debía hacer eco en todos los argentinos. Este imaginario podemos asociarlo a la construcción del “pibe de oro”. En efecto, en los próximos párrafos nos proponemos dar algunas perspectivas de esta idea.

            1.1 El pibe de oro y la resignificación del talento de barrio

El medio periodístico trasandino, y el público en general, quedó desconcertado cuando Menotti oficializó la lista de convocados para el Mundial de 1978, pues Diego Armando Maradona estaba excluido del torneo. Las razones apuntan a la juventud del jugador, Daniel Roldán manifiesta que no se pudo adaptar a la férrea disciplina instaurada por el entrenador (Roldán, 2007. p, 136). El propio Maradona da a entender que fue marginado por estos motivos (Maradona, 2000: 19), ya que se necesitaban jugadores de experiencia para enfrentar la competencia. Empero, una de las máximas del fútbol es que este siempre te da revanchas, como pudimos observar.

En este sentido, centrándonos en el “10”, se visualiza una consolidación de su persona más allá de lo deportivo. Puesto que, se estableció como una figura de resonancia popular capaz de movilizar sentimientos sin importar la clase social. Todos querían ser Maradona: algunos por su fama, otros por el orgullo de defender a su país exitosamente. Así nacía la leyenda, el “pibe de oro”, el héroe de orígenes humildes perteneciente a la modesta Villa Fiorito, que por su esfuerzo lograba romper las barreras sociales triunfando tanto a nivel personal como colectivo representado a la nación. En efecto, sucesos como llevar a su familia a conocer por primera vez el mar durante el transcurso del Sudamericano sub-20 en Uruguay, o ser la cara publicitaria de marcas como Coca-Cola o Puma a los diecinueve años (Maradona, 2000: 21).

Estas ideas hicieron eco en la Junta, quienes decidieron explotar este discurso manifestando la posibilidad de “ganarle” a la vida por medio del autosacrificio desmesurado. En otras palabras, transformar a la juventud en “hijos del rigor” alejándolos de caminos subversivos, en una lógica bastante paternalista: “en el imaginario militar de aquellos años, el joven no era “subversivo” per se, más sí un sujeto manipulable, que podía ser “engañado” y caer en las trampas de la subversión” (Bolchinsky, 2018: 102).

Ahora bien, la idea del “pibe de oro” no se remonta a la figura de Maradona, sino que tiene como origen la década de 1920 cuando el periodista Ricardo Lorenzo, alias Borocotó, construyó una teoría del fútbol argentino en El Gráfico (Archetti, 1998: 107). El uruguayo entendía que los futbolistas descendientes de británicos disponían de una serie de movimientos mecanizados y repetitivos aferrados a un plan previo. Una situación contraria vivían los nacidos en Argentina, que gozaban de una mayor inspiración individual, la cual implicaba un constante regateo al rival transformándolos en jugadores más sorpresivos que no se ajustaban a un libreto. Por consiguiente, los pibes eran los futbolistas que destacaron por su habilidad personal más que por el juego asociado (Archetti, 1998: 107-108). Lo interesante radica en que el pibe debía practicar en los potreros, Archetti manifiesta que este espacio se entiende como el territorio pampeano donde el gaucho deambulaba gran parte del día. De hecho, El Gráfico lo caracterizó de esta forma:

“un pibe de cara sucia, con una cabellera que le protestó al peine el derecho de ser rebelde; con los ojos inteligentes, revoloteadores, engañadores y persuasivos, de miradas chispeantes que suelen dar la sensación de la risa pícara […] su actitud debe ser característica, dando la impresión de que está realizando un dribbling con la pelota de trapo” (Archetti, 1998: 108-109).

Entonces, ¿podemos conceptualizar a Maradona como un pibe? Según Archetti, opinión compartida por Marcello Serra (2015), el astro argentino entraba en esta categoría. Es más, las eximias características del jugador lo hacían valer de la denominación del “pibe de oro” (Archetti, 1998: 111). Ahora, si deseamos problematizar esta “idea futbolera” con base en los aspectos políticos-sociales dicho a lo largo de este escrito, la propuesta queda bajo una interrogante. En virtud de que, no podía existir una plena libertad como la que gozan los pibes en un contexto autoritario, la construcción discursiva de Maradona queda sobredeterminada a los intereses de la Junta. Esta aprovechó las condiciones materiales en la cual surgió Diego para construir un imaginario sobre el esfuerzo personal: si él pudo, todos podemos. Incluso, como vimos, se les liberó de tareas vitales para el régimen como era el Servicio Militar, pues su obra en la cancha fue suficientemente trascendental para la nación.

En síntesis, el Mundial del 79’ fue la consolidación de los imaginarios patriotas instalados por la Dictadura a fin de legitimarse. Este creó diferentes formas de acción, ya sea por el rito de ver a los jugadores en la madrugada o por el gran recibimiento de la Junta en la Casa Rosada. Igualmente, el capitán del equipo, Maradona, se estableció como un símbolo de la historia futbolera, y como baluarte de la identidad nacional. La representación del pibe de oro asocia el esfuerzo personal como medio de superación.

Consideraciones finales

Finalmente, a pocos meses de que se cumpla el primer aniversario de la muerte de Diego Maradona, se vuelve necesario situar la atención en los orígenes de su figura con el objetivo de comprender el medio político-social en el que se cimentó su leyenda. Sus opiniones políticas que tanto hicieron eco al final de su carrera y en el retiro, son indispensables para comprender el porqué de su impacto más allá de la cancha, y para ello resulta fundamental situar el análisis en “sus primeros pasos”.

Asimismo, a partir de lo expuesto se puede proponer el rechazo a la clásica tesis que versa al deporte rey como el “opio moderno de los pueblos” (Alabarces, 2018, p. 239). Por el contrario, pensar el fútbol resulta un ejercicio necesario para comprender espacios tan extensos como el continente europeo o americano. Como hemos intentado dar en cuenta, el fútbol es una actividad que es bastante más complicada que un simple calmante para las masas[9]. Este ––dentro de muchas cosas–– puede ser un espacio en donde se dan importantes luchas políticas que son claves para el imaginario colectivo. Así, por ejemplo, tanto la concepción del cuerpo como las trayectorias de esfuerzo de los jóvenes argentinos toman nuevas direcciones y significaciones con eventos como el Mundial trabajado en el presente escrito[10]. Por ello, es que resulta importante recalcar el valor que tiene repensar sucesos futbolísticos de tal magnitud en tanto no se agotan en el mero hecho deportivo[11].

De este modo, el equipo juvenil argentino que participó en el Mundial de Japón (1979) se instauró en el discurso del régimen como un claro modelo de lo que debía ser la sociedad argentina, sobre todo los jóvenes: disciplinados, esforzados, amantes de la patria y ganadores. Todas estas características tomaron aún más fuerza en la figura de Maradona, emblema y capitán del equipo, que fue asimilado a la figura del “pibe de oro”. Esto fue una interpelación de las narrativas oficiales, lo que implicó la resignificación de un concepto que databa de la “antigüedad” del fútbol argentino con el fin de “actualizarlo” al nuevo contexto imperante.

Así pues, no solo fueron los resultados deportivos lo que llevó a la gente a madrugar en pleno toque de queda, también fue ese imaginario, ese ideal de auto-superación que veían en esos jóvenes, lo que los llamaba a creer que si era posible superar las adversidades solo con el esfuerzo individual.

Bibliografía

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Serra, M. (2015). Maradona entre la tierra y el cielo. Cuadernos de Información y Comunicación, 13-25.

[1] Hay que hacer la necesaria mención de que Videla fue el general que más tiempo estuvo en el poder, desde 1976 a 1981. Siendo reemplazado por Roberto Viola debido a la crisis institucional que vivía el país. En suma, se vivieron tres cambios de mandos más: Leopoldo Fortunato Galtieri (1981-1982) y Reynaldo Bignone (1982-1983).

[2] Las cursivas son nuestras.

[3] El Gráfico. (2020, 07 septiembre). 1979: La revista juvenil campeón mundial. Obtenido de https://www.elgrafico.com.ar/articulo/1098/33629/1979-la-revista-del-juvenil-campeon-mundial.

[4] Ídem.

[5] Cruz, E. (2020, 7 de septiembre). El fútbol soñado de aquéllos «pibes» que hacían madrugar. El Litoral. Obtenido de:

https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/257388-el-futbol-sonado-de-aquellos-pibes-que-hacian-madrugar-la-seleccion-del-79-que-deslumbro-al-mundo-deportes.html.

[6] Lara, Miguel Ángel. (2014, 4 de enero). Maradona, la milicia, la dictadura y el Mundial juvenil de 1979. Diario Marca online. Obtenido de:

https://www.marca.com/reportajes/2011/12/el_poder_del_balon/2014/01/27/seccion_01/1390857026.html

[7] Finalizado el torneo, Diego, en nombres de sus compañeros, pidió que se les suspendiera definitivamente la realización de la colimba, lo cual fue aceptado.

[8] Ídem.

[9] Por supuesto esta aseveración no es exclusiva para el fútbol. Así, por ejemplo, para comprender la expansión de los white collars (clase media profesional) y sus vicisitudes de Estados Unidos se debe tener en cuenta el impacto tuvo el baseball en sus espacios de sociabilidad. Algo similar podría decirse con el rugby y su vinculación sociocultural con la población sudafricana blanca. O con el cricket que a pesar de su herencia colonial británica es tremendamente popular en la India.

[10] Lo mismo podría decirse en referencia a los mitos que envuelven al fútbol mundial. Esto pudiendo observarse en el caso icónico del Real Madrid C.F. y las supuestas confabulaciones con la dictadura de Franco. Algo que ha dañado la imagen del club, lo cual ha invitado diversas refutaciones apoyadas por datos concretos. Vease, https://www.futbolgate.com/investigaci%C3%B3n/franco-y-el-real-madrid-cronolog%C3%ADa-de-una-mentira.

[11] Cabe señalar que esta caracterización no se agota en los estudios contemporáneos. De hecho, la literatura especializada se ha dedicado a establecer, por ejemplo, vínculos entre el deporte, el cuerpo, el género y/o articulaciones sociales-políticas. En este sentido, véase: Elias & Dunning (1992), Durán (2014), Scharagrodsky (2011), entre otros.




El gol más polémico en la vida de “El Divino”

Cuando se gana un partido internacional por 8-1 todos pueden pensar –según los modos de hoy- que en el vestuario habría ducha colectiva y que el Seleccionador andaría con mucho cuidado para no caer bajo el chorro colectivo que le dejara hecho una pena.

Pero aquella tarde del día 14 de abril de 1929 en la caseta –lo que hoy son vestuarios de cinco estrellas- había malos modos entre los jugadores. Unos les gritaban a otros sobre sus doscientas pesetas y que a ver quién se las pagaba. Los interpelados argüían que son cosas del juego y que nadie tenía la culpa de nada. El seleccionador, el prudente José María Mateos, se refugiaba en el grupo de directivos intentando hacerse invisible.

¿Qué había pasado para ese ambiente tan tenso?

Pues había pasado que en el primer tiempo se había jugado mal. Y, pese a la endeblez del conjunto de Francia, la victoria no parecía muy segura si se continuaba con ese juego tan ramplón y agarbanzado. El marcador señalaba un 2-0 bastante plácido para España.

El seleccionador, temiendo que su equipo se dedicara a sestear y los franceses consiguieran hacer el juego brillante del que venían anunciados, recordó a todos que cada gol de diferencia estaba primado con 50 pesetas por barba.

Aquella buena noticia no cayó nada bien. Todos miraron hacia Quesada. Y es que el defensa del Madrid, siguiendo órdenes de Zamora, que era el capitán, había lanzado un penalti en el minuto treinta y se le había ido fuera. Y con él, diez duros por cráneo.

Bien es verdad que no había sido un capricho de Zamora –que entonces estaba en el Español de Barcelona- sino que Félix Quesada era un experto en el lanzamiento de penas mortales. Se podían contar con los dedos de una mano los que había fallado en su vida. Pero aquel… Pasó rozando el poste izquierdo de Henric, pero por fuera… 

Evidentemente el seleccionador Mateos había dado en la tecla oportuna. El equipo salió arrollador. Gaspar Rubio, que todavía no había descubierto que tenía astrágalo, metió cuatro goles. Y los franceses más que dominados, estaban apisonados.

Y otro penalti. Zamora confesó que ya iba a ordenar que lo tirara también Quesada, con el fin de que pudiera rehabilitarse ante sus compañeros y el público, cuando le interpeló Marculeta: “No, Ricardo, Quesada no, que va a estar nervioso por el otro fallo; que lo lance Paco Bienzobas que es también un experto en estos lanzamientos”.

Zamora hizo caso al pequeño donostiarra, buen conocedor de su compañero de equipo, y le gritó a Bienzobas que lo lanzara. Perfecto. Gol. 

Pero todavía quedaba otro gesto para la cólera del equipo. El árbitro –el famoso Prince Cox, el de la siestecilla durante los himnos- estaba ya mirando el cronómetro cuando el ariete galo Nicolás salió desde su campo aprovechando que la defensa española estaba poco menos que en el centro del campo. Su pase, majestuoso, al desmarcado Veinante, sorprendió a Zamora fuera de su terreno. El interior azul tiró a puerta descubierta. Gol. Los ocho goles de diferencia se reducían a siete. Y allí se le iban a cada jugador 50 pesetas.

Los cronistas aseguraron que había sido una galantería de Zamora para que los franceses salvaran el honor con ese tanto. El portero español lo negó; había hecho lo imposible por parar ese balón, pero su zambullida había sido corta y tardía.

Fue el propio seleccionador quien desveló el caso unos años después. Contó:

“Teníamos ya ocho goles. Me hallaba yo sentado tras la meta que ocupaba Zamora. Nuestro dominio era total. Zamora vino tranquilamente hacia mí y me dijo sonriente: “Cada gol le cuesta a usted ciento diez duros ¿verdad? Le propongo un bonito negocio: ¿me da cincuenta duros y me dejo meter un gol? Se ahorrará usted sesenta duros”. Y en esta proposición fue cuando Veinante recibió el balón. Cuando llegó Zamora ya era tarde. Hizo lo que pudo para llegar… pero no llegó”.

Ello era el origen de la algarabía en la caseta. Todos reclamaban airadamente a Zamora y Quesada las cien pesetas que les habían hecho perder. El penalti fallado por el “experto” y el gol verbenero que había recibido “el mejor portero del mundo”, como recalcaban con retintín.  

Pero la huída del seleccionador Mateos era debida a que Zamora y Quesada querían rentabilizar el chaparrón de improperios que había caído sobre ellos. Al fin y al cabo habían ahorrado a la Federación nada menos que 1.100 pesetas. ¿Qué menos que repartir el botín? Con cincuenta duros cada uno se conformaba…




El viejo grito de “guerra” ¡Hip!, ¡Hip!, ¡Hip!… ¡Hurra!

Reconozco que soy tan aficionado a los viejos modos, a las tradiciones, si así quiere llamárselas, a los gestos primigenios como un fetichista futbolero lo es a coleccionar insignias, carteles de partidos, entradas o esos miles de objetos que hacen felices a infinidad de seres humanos, que no cambiarían el goce de repasar sus colecciones por nada del mundo.

También tengo que reconocer que me invade la ternura, hasta el lacrimeo, cuando me echo a la cara uno de esos folletos que edita la Federación para uso de la prensa antes de un partido internacional. Al leer, al lado de cada jugador, la palabra “caps” siento una especie de sofoco de novicia ante la llegada de la Superiora General de la Orden. E inmediatamente recuerdo ese ritual perdido en el que el capitán de la selección imponía al “misacantano” en el equipo nacional la gorrilla que le daba el espaldarazo de internacional. En España se produjo ese ritual por primera y única vez en San Mamés, allá por octubre de 1921.

¿A que sería precioso, por ejemplo, que el debutante saliera al campo con una camiseta cualquiera y allí, ante todo el equipo formado, el capitán le invistiera con la camiseta roja sangre de toro, dando fe de que ya era un internacional más? 

¿A que sería bonito que esas insignias federativas que se otorgan – u otorgaban- a los jugadores que cumplen los cinco, veinticinco… partidos con la Selección, les fueran entregadas en el mismo campo y por el presidente de la RFEF en vez de en un despacho o en un envío postal?

Y que conste que no colecciono hojas secas entre las páginas de los libros. No confundamos las cosas…

Hoy, revisando unas viejas fotos de partidos de la Selección, he recibido el golpe bajo del rito de los hurras. Y quizá hay que explicarlo. Dentro de lo posiblemente inexplicable. 

Los hurras vinieron de Inglaterra, aunque, parece ser que su origen está en los soldados prusianos de la Guerra de Liberación (1812-1813), que lo coreaban como grito de ánimo antes de lanzarse, sable en ristre, contra el enemigo. Se lo apropiaron los marineros ingleses, que lo utilizaron en ocasiones menos belicosas. Al recibir a bordo a un amigo ilustre. O al despedirlo. En el intermedio, al parecer, eran incontables las pintas de cerveza…

Como grito cordial o de ánimo pasó a los deportes ingleses. Lo coreaban, por separado, los contendientes antes de lanzarse al juego. Posiblemente, además de infundirse ánimo con él, corría por el subconsciente de los jugadores el mismo espíritu supersticioso que insufla a los jugadores de rugby de Nueva Zelanda, “All Blacks”, su danza y cánticos rituales.

Lo cierto es que, así como la imposición del “cap” no tuvo el mínimo éxito en España, el grito ritual del hurra se mantuvo hasta la Guerra de 1936-1939.

Bien, el más caracterizado, o el más conspicuo, o el capitán del equipo se encaraba con sus compañeros en fila, más o menos correcta, y les espetaba, lo más agresivamente posible y con enérgico gesto de su brazo: “¡Hip!, ¡Hip!, ¡Hip!”. La fila contestaba con no menor furor y rabia: ¡Hurra! 

Lo reglamentario era el dar la voz por tres veces. 

Luego venía la interpretación del himno que pillaba a cada cual en donde le pillaba. Eso sí, se cuadraban muy respetuosos hasta que acababa la música.

Posiblemente fuera la selección alemana la que acabó con la anarquía de la escucha del himno y por ende de los gritos rituales.

Ellos fueron los que formalizaron la colocación en fila de sus jugadores, en el centro del campo, para escuchar su himno. Y eso es lo que ha permanecido hasta el momento.

Los por mí añorados gritos rituales sólo han permanecido en viejas fotos, algunas de las cuales, como lagrimones nostálgicos, ofrezco aquí para compartir añoranza con los viejos aficionados supervivientes y como curiosidad para los jóvenes.




Un silbato vendido eliminó a España en Chile

Desde el Mundial de Brasil (1950), donde nuestra selección obtuvo un 4º puesto que supo a podio tras haber eliminado a Inglaterra, España no pudo estar presente en otra fase final hasta 1962, en Chile. Turquía y el “bambino” Franco Gemma con los ojos cubiertos, degollaron la esperanza de viajar a Suiza, en 1954. Escocia, con un punto más y peor golaveraje, volvía a impedir otra excursión en 1958, esta vez a Suecia. Pero Chile ya fue otra cosa. Para empezar, los nuestros tuvieron suerte, al corresponderles no un grupo de 3 selecciones en la fase clasificatoria, sino medirse a País de Gales como único adversario. Una victoria en Cardiff por la mínima, e igualada en Madrid a la vuelta, dieron opción a obtener pasaporte y billete para América si se superaba a Marruecos, campeón del Grupo II de África-Asia. Pero lo que se antojaba fácil, a punto estuvo de culminar en tremendo disgusto. Con el fin de calentar motores, los nuestros se habían medido en Sevilla ante Argentina, el 11 de junio de 1961, venciendo y convenciendo por 2-0, con goles de Luis Del Sol y Alfredo Di Stefano en la segunda parte. El 12 de noviembre se arañaba en Casablanca una sufrida victoria ante los marroquíes con gol, nuevamente de Luis Del Sol. Y en la vuelta, entre dudas y “ayes” del estadio Santiago Bernabéu, se volvía a repetir victoria mediante un raquítico y sorpresivo 3-2. La presencia española en el altiplano ya era un hecho, pudiendo presentar junto al Pacífico un equipo tachonado de estrellas.

Pedro Escartín, seleccionador nacional, presentó de inmediato su dimisión, tal como anticipara, cediendo el relevo a Pablo Hernández Coronado. Nuestra Federación, entonces, lucía engranajes y métodos obsoletos. Ni Escartín, ni Hernández Coronado, tenían mucho de estrategas. Podían entender de fútbol, de otro fútbol, en realidad, puesto que ambos provenían, no ya del blanco y negro, sino del cine mudo. Eran más delegados federativos que técnicos con el reloj puesto al día, y uno y otro, muy conscientes de sus limitaciones, se hacían ayudar por entrenadores de prestigio: el pentacampeón de Europa Miguel Muñoz, en el caso de Pedro Escartín, y “El Mago” Helenio Herrera por cuanto respecta al antiguo portero y secretario técnico Hernández Coronado. La elección de futbolistas podían realizarla los seleccionadores, pero designar quién jugaba, optar por la táctica más conveniente, ensayar estrategias y establecer patrones, corría a cargo de quienes en verdad estaban capacitados.

Alfredo Di Stefano, gran figura del fútbol europeo y de nuestra selección. Cuando el brasileño Didí se despedía de sus compañeros en el vestuario del Santiago Bernabéu, tras fracasar como “merengue”, se giró hacia Di Stefano, diciéndole: “A ti, Alfredo, te veré en Chile”. Y Di Stefano, sin volver la cara para mirarle, respondió: “No irás; estás acabado”. Didí volvería a proclamarse campeón mundial, en parte con la ayuda de un árbitro corrupto, mientras la “Saeta Rubia”, aquejado de problemas físicos, no pudo jugar ni un minuto”.

Durante los meses siguientes, el tándem H.H. – Hernández Coronado fue armando un elenco capaz de asustar a cualquiera. Y tras calentar motores ante Francia en el Estadio Olímpico de Colombes (empate a uno), el 31 de mayo de 1962 aquel potente conjunto debutaba sin suerte ante Checoslovaquia, puesto que pese a dominar y tras varios fallos en ataque, un error de marcaje a 10 minutos del final dejaba sólo a Stibrányi ante Carmelo Cedrún, para que anotase el único tanto. El 3 de junio, de nuevo en Viña del Mar, cargados de dudas y responsabilidad, los nuestros estuvieron a merced de la selección mexicana casi todo el choque. Reyes estrellaba un cabezazo en el marco, ya con Carmelo batido. Los aztecas parecían tener maniatados a sus oponentes cuando, en el último minuto y a la desesperada, Joaquín Peiró conseguía un triunfo que si bien insuflaba esperanzas, el once español no había merecido. Tocaba jugársela con Brasil, los vigentes campeones. Y aunque Pelé se hubiera lesionado durante el partido que midiese a la “canarinha” con Checoslovaquia, los Gilmar, Djalma y Nilton Santos, Didí, Garrincha, Vavá, Amarildo, Zito, Zósimo y Zagalo, se antojaban bocado de tiburón para quienes tan sólo lucieran como arenques despistados.

Helenio Herrera, no obstante, revolucionó su equipo, dando entrada a Araquistain, Echeverría, Collar y Adelardo. O lo que parecía más escandaloso, sentando en el banquillo a Carmelo, José Emilio Santamaría, Del Sol y Luis Suárez; esto es, genio y coraje  bajo el marco, la elegante seguridad atrás, el pulmón inagotable para la zona ancha, y la dirección sinfónica que pocos en el mundo eran capaces de imprimir a cualquier once. Pero hete aquí que cuanto se antojaba disparate funcionó muy bien. Brasil, ante tantos adversarios guarneciendo su portería, encasquilló cualquier asomo de verticalidad. Garrincha se estrellaba contra el paredón conformado por Vergés y Rodri. A Zito y Didí parecían fallarles sus dotes de improvisación. Echeverría se bastaba para despejar balones bombeados. Y en cuanto surgía la ocasión, Adelardo, Enrique Collar y Paco Gento salían al contragolpe. El extremeño Adelardo Rodríguez adelantaba a “la roja” en el minuto 34. El propio Adelardo anotaría un segundo gol en el minuto 60, anulado por el árbitro chileno Sergio Bustamante, para sorpresa general. Once minutos después, Amarildo establecía la igualada, España volvía a la carga y Vergés marraba una excelente oportunidad de marcar. A falta de 4 minutos, el propio Amarildo desbarataba el sueño. La selección de Helenio Herrera quedaba con 2 puntos, los mismos que México, pero con peor coeficiente, relegada al último puesto de su grupo.

Los escasos informadores españoles desplazados hasta el otro lado de la Cordillera Andina, simplemente transmitieron una decepción compartida a este lado del océano, en tantos hogares pegados al receptor de radio. Y es que si bien ese Mundial sería el primero televisado, en aquella España emergente de la autarquía eran pocos, poquísimos, quienes podían lucir en sus salones un “Askar”, “Philips”, “Grunding”, “Marconi”, “Iberia” o “Telefunken”, con su bailaora flamenca, una figurita de porcelana o el retrato de alguna primera comunión al lado. Nadie dijo nada sobre la sospechosa actuación del árbitro, ante Brasil. Tan sólo llegaron ecos ensordecidos del estupor en la F.I.F.A. al contemplar el elenco español, con Santamaría, antiguo mundialista uruguayo, Puskas, Di Stefano y Eulogio Martínez, también mundialistas o como mínimo internacionales con Hungría, Argentina y Paraguay, respectivamente. A lo largo de las semanas posteriores sólo se habló y escribió sobre las posibles razones del fracaso -la lesión de Di Stefano, que le impidiera disputar un sólo minuto-, el despego de Santamaría o Eulogio Martínez -quién sabe si porque no sintieran en demasía aquel escudo y colores-, o la deficiente preparación, sin amistosos de nivel, tan necesarios para corregir errores. Y también, con letra más pequeña o en voz baja, sobre el propósito de impedir para el futuro, tanto en competiciones UEFA como FIFA, aquel baile de nacionalizaciones, capaces de convertir un torneo de selecciones en algo semejante a la Copa de Europa, donde el Real Madrid triunfaba y el Barcelona o el Inter Milanés intentaban hacerlo, con futbolistas de Uruguay, Argentina, Francia, Hungría o Brasil en sus filas. Sergio Bustamante, el colegiado chileno ante España y unos cariocas formidables que a la postre revalidarían su título universal, no sólo parecía irse de rositas, sino que su nombre y peripecias bien poco dicen hoy a los buenos aficionados.

El pacense Adelardo Rodríguez Sánchez, aquel “chico tímido con acento extremeño que parecía asombrarse con todo”, al decir de los veteranos cuando lo recibiesen en el vestuario atlético, caricaturizado por Cronos. Bigoleador ante Brasil, aunque el árbitro anulase el tanto que hubiera supuesto un sorprendente 0-2 ante los campeones mundiales.

La realidad, lejos de nuestras fronteras, fue bien distinta, sin embargo.

Un periodista brasileño tuvo el cuajo de iniciar las pesquisas sobre aquella nefasta actuación del trencilla, concluyendo con el lugar, la cuantía económica, el modo y la fecha en que aquella compraventa concluyera cerrándose. Su acusación directa levantó una tormenta de órdago desde Manaus a Goiana, Brasilia, Recife, Belo Horizonte, Río, Sao Paulo y Porto Alegre, donde el fútbol no era un deporte, sino religión, conforme acreditara cierto político de la época en su arenga a los campeones: “Gracias por defender el orgullo nacional e insuflar esa esperanza tan necesaria en estos momentos difíciles. Las clases desfavorecidas obtienen de vuestro ejemplo la determinación que nos hará más grandes, competitivos y luchadores. Nada es inalcanzable cuando de verdad se persigue la meta. Nos lo habéis demostrado y ahora toda la nación debe seguir vuestros pasos, cumpliendo el sueño de un Brasil más desarrollado, feliz y unido. ¡Gloria a los campeones y gloria a Brasil!. ¡Gloria al pueblo que representáis! Porque este triunfo no sólo es vuestro, sino de todos”. El único sin motivos para mostrarse feliz bien pudiera ser Sergio Bustamante, cuya cabeza ya olía a pólvora.

Hijo de árbitro, cuidadoso en sus modales y con cierto don de gentes, desde muy joven había experimentado una carrera meteórica. Invitaciones desde el extranjero, relevante atención de los medios, buenas actuaciones a tenor de las crónicas y puertas abiertas en muchas instancias, en parte por haber mamado el fútbol desde la cuna, sólo podían traducirse en la pronta obtención de escarapela FIFA. Y gracias a ella, pudo dirigir el Brasil – España, decisivo para ambas formaciones. Ante la gravedad de lo publicado, el máximo organismo supranacional abrió una investigación o encuesta, sin que se hiciera público el resultado de la misma ni se tradujese en alguna resolución oficial. Volvían a imperar los protocolos no escritos del balón y sus jerarcas: la ropa sucia sólo se lavaba en casa, y la vida continuaba sin parches, tintes ni remiendos. Errónea manera de impartir justicia, porque existiendo daños a terceros toda transparencia siempre es poca. Oficiosamente, en cambio, a Bustamante se le aplicó un buen rejonazo.

Cinco años después de aquel fatídico día, un Sergio Bustamante en horas bajas invocaba su inocencia sin mucha convicción, desde un oscuro rincón en el purgatorio a donde lo desterrasen: “Las acusaciones contra mí fueron pura invención. Primero pensé en querellarme contra el calumniador. No veía otra posibilidad de salir al paso y defenderme de las injurias que atentaban contra mi reputación y honor. Lo que más me dolía era que todos, incluso mis mejores amigos, me volviesen la espalda. No querían mezclarse en un asunto de tal naturaleza y yo, claro, estaba solo y desorientado. Entonces decidí visitar a un alto funcionario chileno, le expuse todo con absoluta sinceridad y trató de tranquilizarme. Me dijo que olvidara ese asunto, que estaba convencido de mi integridad; que si hubiera tenido la más mínima sospecha o cualquier prueba acerca de mi corrupción, no me hubiesen dejado dirigir ningún partido más; que no temiera nada. Pero una infamia así deja huella, y aún me sigue doliendo”.

Los sobornos parecían ser moneda demasiado corriente en el fútbol sudamericano de los años 60 y 70. A “precios” muy asumibles, por otra parte.

Bonitas palabras para ocultar una muy real caída en desgracia. Tanto si la FIFA hallase pruebas o indicios, como si optara por cubrirse en salud, lo cierto es que Bustamante se vio relegado a dirigir partidos en Ligas inferiores, y a pesar de ello nunca se querelló contra nadie ni quiso defender su hipotética rectitud en ningún foro. Como mucho, si alguien se acordaba de él para acercarle un micrófono, o le dedicaba unas líneas, argüía en voz baja: “Es posible que haya tenido días donde mi labor no fuese acertada. Pero no era el peor árbitro. Me descendieron sin merecerlo, por razones que otros sabrán, quizás, y a mí no se me comunicaron”.

Otro callejón sin salida. Un regate más, en corto, para acreditar que el silencio no siempre es oro. Herida sin cicatrizar que, como ocurre ante cualquier mala praxis, volvería a reproducirse en pacientes con distinta ficha pero idéntica enfermedad. Porque en México, transcurridos 8 años, tornó a estallar otro escándalo apenas aireado, que no afectó a nuestra selección, una vez más sin presencia entre los mejores del planeta.         

Le tocó vivirla a Suecia y tuvo como nefando protagonista al árbitro brasileño Airton Vieira de Moraes, hombre que al saberse entre los 30 jueces invitados al mayor alarde balompédico del mundo aseguró ver cumplida su máxima ilusión. O por emplear sus propias palabras, “el sueño de toda una vida”. Una pesadilla, más bien, pues el destino le reservaba volver a casa sin haber debutado y con la carrera arbitral hecha trizas.

Orvar Bergmark, seleccionador sueco, narró así aquellos hechos para el diario “Dagens Nyheter” de Estocolmo:      

“Días después de conocerse la designación arbitral para el partido que debíamos disputar ante Uruguay, en Puebla, se recibió una llamada telefónica en nuestro lugar de concentración, preguntando por mí. Míster Bergmark, escuché atónito; puede comprar por 1.000 dólares a De Moraes, la persona que va a dirigir el partido Suecia-Uruguay. E inmediatamente escuché ese “clic” característico de la comunicación cortada. Entonces aún debíamos resolver nuestro choque contra Italia, y por tanto resultaba prematura cualquier cábala clasificatoria. Pero aun suponiendo en mi buena fe que pudiera tratarse de una broma o tontería de cualquier perturbado, se lo conté a Sandberg, jefe de expedición, cuya postura fue idéntica a la mía: rechazar ese hipotético soborno”.

Italia resolvió el partido por 1-0 y la expedición sueca hizo el viaje hasta Puebla con antelación suficiente para aclimatarse. Reinaba un buen ambiente y mucho ánimo, pues Italia, todo un clásico del fútbol europeo, tampoco es que hubiese mostrado gran superioridad sobre ellos. Y en esas, la misma voz volvió a pedir a través del hilo telefónico avisaran al seleccionador Bergmark:

“Todo está arreglado, me dijo con enorme seguridad. De Moraes está dispuesto a pitar de tal modo que Suecia salga triunfadora, por los 1.000 dólares de que hablamos. Intenté tirarle de la lengua, solicitando detalles. Y a medida escuchaba sus respuestas cobraba cuerpo la sensación de que no podía tratarse de un bromista; el asunto era para tomárselo muy en serio. Como nunca me había visto ante algo parecido, la experiencia de Sandberg constituyó para mí un gran consuelo. Y gracias a ello, extrayendo serenidad no sé de dónde, le dije que no íbamos a participar en ningún amaño, que podía despedirse de hacer negocios, porque de nuestros bolsillos no saldría ni medio dólar. Entonces ese anónimo “benefactor”, añadió sin alterarse: Muy bien, de Moraes aceptará la oferta uruguaya. Van a perder el partido”.

Sandberg no demoró en segundo en telefonear con Ken Aston, presidente del Comité de Árbitros de la FIFA, y como no lograse localizarle recurrió al mismísimo Stanley Rous, máximo responsable del organismo internacional, rogándole que pese a no ofrecerle más pruebas que esas dos llamadas telefónicas, tomase alguna medida urgente. Stanley Rous estuvo a la altura, sustituyendo al brasileño Vieira de Moraes por otro cuyo nombre se mantuvo en secreto hasta que ambos contendientes hubiesen llegado al estadio. Como ese hombre, el estadounidense Landauer, carecía de nivel para un dirigir un choque tan importante, los suecos protestaron, sin conseguir nada. Suecia necesitaba vencer a Uruguay por 2-0, y sólo pudieron marcarle un gol. Esa vitoria mínima permitía el acceso charrúa a cuartos de final, por golaveraje. Los rubios nórdicos sólo pudieron ver por televisión la victoria uruguaya ante la URSS (1-0), su gran partido en semifinales contra Brasil, poniéndoselo muy difícil a los futuros campeones hasta que un inmenso Jairzinho lograran desatascar el partido, y soñaron con que eran ellos y no el Uruguay de Mazurkiewicz o Luis Cubilla, quienes dirimían ante Alemania Occidental el encuentro por el tercer y cuarto puesto.

Los medios informativos y el periodismo gráfico solían hacerse eco de posibles sobornos a partir de los años 50 en el pasado siglo. Sin embargo corrieron un tupido velo sobre dos sonoros escándalos en el torneo que pretendía prestigiar al deporte rey. Por esa época había demasiadas cosas sobre las que no convenía hablar.

Avecinándose el Mundial de Alemania (1974) que coronaría en fútbol, aunque no en oro, a una Holanda vertiginosa, acaudillada por Johan Cruyff(*), y a la excelente Polonia de Lato y Deyna, el ya ex seleccionador Orvar Bergmark recogía en sus memorias una suma de reflexiones valiosas, imperantes, tan sólo, en ámbitos donde el fútbol aún no había descarrilado entre glorias a cualquier precio y empachos de dinero:

“Teníamos que luchar limpiamente por nuestros intereses. Podíamos ser los últimos, pero no los peores. Contaba la pureza del deporte, anques que nada. Podíamos haber ganado o perdido, pero siempre con la certeza de participar en una lucha honesta y limpia, sin que un árbitro comprado nos clasificase o eliminara. En los próximos Campeonatos creo que las designaciones arbitrales se harán públicas momentos antes de iniciarse cada partido. Al menos así debería hacerse”.

Por segunda vez, la FIFA promovió una investigación interna, con el foco puesto en Airton Vieira de Moraes, y fiel a sus costumbres nada se filtró a cerca de cuanto allí se pudo descubrir. Pero debió ser gordo, puesto que el Mundial de México se convirtió en mortaja deportiva de quien creyera haber cumplido “el sueño de toda una vida”.

El torneo que mitificase a Carlos Alberto, Gerson, Brito, Clodoaldo, Rivelino, Tostao, Edu, Pelé o Jairzinho, concluiría aplastando la carrera de otro brasileño, entre el olvido, cuando no el desinterés general.

Aquí, en España, ni el gol increíblemente anulado a Adelardo por un silbato chileno en venta, ni lo que pudo haber detrás de aquella “garganta profunda” telefoneando al seleccionador sueco, merecieron apenas la atención de nuestros medios. Tan sólo en febrero de 1973 el diario “Marca” se dignó recoger un extracto de cuanto narrase el periodista húngaro Istvan Somos, especializado en la persecución de chanchullos, para un medio de Budapest.

Corrían tiempos por la piel de toro, en los que no convenía hablar sobre demasiadas cosas. Quizás el fútbol tampoco intentase reventar los corchetes de aquella censura.

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(*).- Johan Cruyff, peleado con su Federación a raíz de que ésta firmase un acuerdo económico con la marca “Adidas”, sin beneficio para el elenco internacional, se negó a lucir los distintivos -trébol y tres rayas- de la marca. Paralelamente liquidó 7 millones de ptas. en concepto de distintas operaciones publicitarias, durante las tres semanas de aquella fase final. Esos 7 millones distaban mucho de constituir una tontería, cuando el salario medio en España durante 1974 rondaba las 20.000 ptas. mensuales brutas.




…Y España dio la espantada

La Copa de Europa de Naciones, denominación con la que naciese el torneo, Campeonato Europeo de Naciones, como era conocido cuando la selección española celebró su primer título en 1964, o la Eurocopa, su nombre oficial a partir de 1992, tuvo un arranque difícil, dubitativo y largamente esperado.

Su germen habría que situarlo en el fallido proyecto de aquella Copa de los Países Latinos, ideada por la Federación Francesa de Fútbol para 1925, sin que ninguno de los teóricos contendientes llegara a tomársela en serio. Dos años después, el galo Henri Delaunay volvía a la carga con una propuesta todavía más audaz, abierta a todos los países europeos, que imitase la Copa América implantada con éxito a partir de 1916. Pero aunque el austriaco Hugo Meisi abrazara la idea entusiasmado, las distintas Federaciones Nacionales prefirieron darle la espalda. Muchos de aquellos organismos balbucientes veían en la UEFA un ente entrometido en su quehacer, no la Federación de Federaciones surgida con el exclusivo propósito de establecer cierto orden, mediar en asuntos espinosos y salvaguardar un deporte cuyo crecimiento exponencial semejaba no tener fin. Desde ciertas Federaciones nacionales se contemplaban aquellos proyectos como competencia desleal hacia los torneos domésticos de Liga y Copa, muy en especial las británicas, siempre tan escrupulosas defendiendo su autonomía. Nadie podía asegurarles que semejante empeño internacional concluyera haciendo rodar sin puntilla las competiciones propias, llevándose por delante no pocos clubes. Y si el peso de las agrupaciones deportivas en Francia, Portugal, Alemania, Suiza, la región balcánica o los Países Bajos, frisara lo puramente testimonial, cabía decir todo lo contrario respecto a Hungría, Italia, España y los inventores del fútbol, o sea, el trío federativo de Gran Bretaña.

La convulsión política de los años 30, con el resurgimiento germano a partir de postulados beligerantes en lo internacional, más que reprobables por cuanto al Derecho Humanitario, y marcadamente racistas para el consumo interno, unidas al fascismo de Mussolini en Italia y la Guerra Civil española, imposibilitaron cualquier nuevo intento. La II Guerra Mundial, entre masacres monstruosas, siembra de odios nacionales y subsiguiente tarea de reconstrucción, aplastó textualmente el decenio del 40 y primera mitad de los años 50. Sólo cuando Europa o parte de ella comenzó a levantarse gracias al denodado esfuerzo de dos generaciones y la ayuda del Plan Marshall, Henri Delaunay, y su hijo Pierre, secretario general de UEFA, volverían a la carga. Y esta vez sí, con tantas heridas que restañar, desde varios estamentos se entendió que el fútbol podía servir como argamasa europea y antídoto ante futuros brotes de imperialismo exacerbado.

Hasta 1960 resultó imposible celebrar la primera fase final, en Francia, con la URSS, Yugoslavia, Checoslovaquia y los anfitriones ocupando el cuadro de honor. Henri Delaunay, fallecido dos años antes, no pudo ver consumado un sueño al que su hijo Pierre, elegido secretario del comité organizador, acabaría dando forma. Alemania Federal, Inglaterra e Italia, naciones con un fútbol potente, optaron por no estar presentes entre los 17 países inscritos. Irlanda fue eliminada por Checoslovaquia en una ronda previa que redujese los participantes a 16. Y luego, ya en el primer cruce eliminatorio, la selección española pulverizó a Polonia con un 2-4 en el choque de ida y 3-0 en el de vuelta, gracias a un elenco donde destacaban Ramallets, Olivella, Garay, Gracia, Segarra, Gensana, Kubala, Di Stefano, Luis Suarez y Paco Gento, a las órdenes de Helenio Herrera. La URSS, que hubiera sido el rival de España en cuartos de final, estableció durante esa primera edición un récord de espectadores al congregar en el moscovita Estadio Lenin más de 100.000 almas (29-IX-1958). Y los nuestros darían la espantada cuando el Régimen de Franco, tan visceralmente anticomunista, negó la entrada a la expedición soviética.

Comunicación inicial del Ministerio de Asuntos Exteriores al Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, con negativa gubernamental a una hipotética participación española en la Copa de Europa de Selecciones.

Al menos así se ha venido simplificando unos hechos más confusos, llenos de claroscuros, vaivenes y empeños contradictorios, cuya exposición nunca fue abordada a fondo.

Historia que va siendo hora de desglosar, siguiendo un orden cronológico.  

El 7 de agosto de 1957, P. Delaunay dirigía un escrito a todas las Federaciones nacionales afiliadas, adjuntado al primer boceto de proyecto un cuestionario con solicitud de respuesta, acerca de dos puntos fundamentales: 1.- Si se apostaba por un torneo con partidos de ida y vuelta o tan sólo a un choque, en terreno de las selecciones extraídas de la urna en primer lugar durante el sorteo. Y 2.- Si la duración del mismo, desde las eliminatorias previas hasta su gran final, debería extenderse durante 2 o 3 años.

El 12 de agosto, a vuelta de correo, el presidente de la Española respondía apostando por partidos de ida y vuelta y una duración de 2 años.

Luego de distintos tiras y afloja, el 22 de enero de 1958 Pierre Delaunay hacía llegar el Reglamento del Torneo a todos los secretarios de las Federaciones en principio interesadas, al tiempo de solicitar les fuera remitido antes del 15 de febrero un listado de componentes en las selecciones previstas. Se anticipaba, además, el deseo de establecer cuanto antes el calendario de cruces, para que las distintas Federaciones pudieran confeccionar sus propios proyectos de competición doméstica. El secretario general de nuestra Federación respondería con diligencia, pues 5 días después, estudiado el Reglamento de Competición, matizaba mediante una única apostilla “ya salvada en parte por esa Secretaría”, consistente en que “los dos partidos de cada eliminatoria se celebren siempre dentro de la misma temporada, a fin de permitir a las Asociaciones afiliadas conocer con la antelación posible el resultado de las eliminatorias y confeccionar su calendario internacional propio”.

El hombre propone, y las circunstancias descomponen, como bien es sabido. Y la premura con que en el seno de UEFA se pretendía poner en marcha aquel invento iba a tropezar con nuevas dificultades. Por fin, el 3 de junio de 1958, finalizadas todas las competiciones domésticas, se reunía en Estocolmo la comisión de estudio para la Copa de Europa de Naciones, presidida por Gustav Sebes (húngaro) y compuesta, además, por Constantin Constantaras (griego), Alfred Frey (austriaco), y el propio Pierre Delaunay. Sólo tres días después, en los salones del Hotel Floresta, de Estocolmo, 16 representantes de las 17 federaciones inscritas cerraban la ronda de primeros cruces. José Luis Costa ejerció como representante español y Rumanía excusó su asistencia. La suerte arrojó el siguiente cuadro eliminatorio:

HUNGRÍA – U.R.S.S.

POLONIA – ESPAÑA

ALEMANIA ORIENTAL – PORTUGAL

YUGOSLAVIA – BULGARIA

TURQUÍA – RUMANÍA

DINAMARCA – vencedor del cruce CHECOSLOVACIA – EIRE

FRANCIA – GRECIA

AUSTRIA – NORUEGA

Se hacían patentes, además de las tres ausencias ya descritas (Italia, Inglaterra y Alemania Federal) las “deserciones” de Suecia, Escocia, Suiza, Austria, Holanda y Bélgica. Por el contrario, todo el bloque del Telón de Acero abrazaba la iniciativa. Era obvio que las heridas de la reciente gran sangría europea no acababan de cicatrizar.

El 1 de julio de 1958, apenas apagado el eco de bienvenida hacia este torneo por fin efectivo, Ramón Sedó, Director General de Política Exterior (organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores), remitía un escrito a José Antonio Elola-Olaso, Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, en estos términos:

“Mi querido amigo:

He pasado a consulta de la Superioridad lo que me planteas en tu carta del 14 de julio, adjunto a la cual me remitías un informe sobre la organización de la Copa de Europa de Naciones.

Sigue siendo criterio de la Superioridad el no a la autorización a que se celebren encuentros deportivos entre equipos españoles y equipos de la Unión Soviética.

En vista de ello, y para evitar que se produzcan circunstancias similares a las que tuvieron lugar con motivo del campeonato de baloncesto, se ha creído oportuno decidir que la Federación Española de Fútbol se abstenga desde ahora de participar en la Copa de Europa de Naciones.

Recibe un saludo muy cordial de tu buen amigo.

Ramón Sedó”

Traslado a la FEF sobre postura del gobierno respecto a la inconveniencia de participar el torneo internacional.

1 de julio de 1958, repetido queda para mayor énfasis. Ya desde entonces, la cúpula gubernamental española ordenaba a la F.E.F. desandar lo avanzado. Al día siguiente, es decir sin pérdida de tiempo, desde la D.N.D. el propio José Antonio Elola-Olaso firmaba una escueta notificación dirigida al presidente de la Española, Alfonso de la Fuente Chaos, cerrando cualquier posibilidad de  duda:

“Mi querido amigo:

A los efectos oportunos te remito copia de la carta que recibo del Director General de Política Exterior, dándome traslado de la decisión de la Superioridad en el sentido de que esa Federación debe abstenerse de participar en la Copa de Europa de Naciones.

Debo señalarte que esta comunicación tiene carácter reservado.

Recibe un fuerte abrazo de tu buen amigo y camarada.

José A. Elola-Olaso

SALUDO A FRANCO

¡ARRIBA ESPAÑA!”

Imposible narrar los movimientos que sin duda tuvieron lugar a partir de esta fecha, sin escritos y entre bastidores, como correspondería a una “materia reservada”. Porque los hubo, sin duda, ante la evidencia de que un año después, concretamente el 11 de junio de 1959, el secretario general de la Española volvía a contactar con las oficinas de UEFA en París, interesándose sobre si distintas disposiciones de FIFA serían de aplicación en los inminentes partidos de fase previa, a dirimir ante Polonia. La respuesta afirmativa, expedida el día 16 desde París, además de confirmar la vigencia del reglamento FIFA en materia de competiciones, ofrecía la novedad de subtitular aquella Copa de Europa como Trofeo Henri Delaunay.

Solventada con holgura su primera eliminatoria, nuestra Federación volvía a recibir un despacho fechado en Berna (Suiza), con indicaciones sobre los Cuartos de Final entre la URSS y España. Su traducción textual del francés recogía un párrafo curioso, justificable si en el ínterin se hubiera producido algún tipo de encontronazo o discrepancia:

“Para evitar todo malentendido, tenemos que confirmarles que los partidos URSS-España y España-URSS, correspondientes a ¼ de final de la Copa de Europa, se jugarán como sigue:

Comunicación de UEFA a la FEF sobre fechas de eliminatoria ante la URSS.

URSS-España   29 Mayo 1960, en Moscú

España-URSS     9 Junio 1960, en Madrid

Tercer partido 16 Junio en Roma o París (este último acuerdo quedaría supeditado a un entente entre los representantes de ambas Federaciones)”.

El mismo escrito informaba sobre la designación del Sr. Sebes como delegado de UEFA en Moscú, y los Sres. Schwartz o Crahay en Madrid. Con respecto a los árbitros, de nacionalidad británica, quedaba para más adelante  su designación definitiva. Y antes de la cordial despedida, se sugería establecer comunicación directa entre ambas federaciones, acerca de la organización de partidos y desplazamiento de los equipos.

Aparentemente, la Superioridad política franquista parecía haber aparcado su anterior negativa a que el deporte español se mediera con cualquier formación soviética. Un texto del presidente de la FEF fechado el 23 de enero de 1960, teniendo como destinatario al Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, Sr. Elola-Olaso, confirma sin ambages el pláceme gubernamental, al tiempo de añadir detalles relacionados con el protocolo de la época, mucho más próximo a la política que al deporte. Sus primeros párrafos ya resultaban reveladores:

“Conforme en su día anticipé verbalmente a V. E. y usando la expresa autorización que me había sido concedida por la Superioridad, el día 12 del pasado mes y en el domicilio de la Federación Francesa, en París, me entrevisté con el Sr. Valentin S. Granatkin, presidente de la Sección de Fútbol de la URSS, para tratar de las fechas y demás detalles de los partidos de cuartos de final. Ambos estuvimos asistidos por nuestros respectivos adjuntos.

La entrevista se desarrolló en términos de absoluta corrección y cordialidad deportiva, y se ciñó estrictamente al objeto de la misma: puntualizar los detalles de los partidos URSS-España, que por imperativos del sorteo y de los resultados anteriores han de jugarse”.

Resulta obvio el empeño del presidente federativo en deslindar política y deporte, remarcar la cordialidad y corrección soviética, y dejar sentada la obligación de disputar esos encuentros, no por capricho, sino como resultado del puro azar. Además se recogían las diferencias surgidas entre ambas representaciones para fechar los partidos. Nuestra Federación pretendía liquidarlos cuanto antes, tal vez temiendo una impredecible revocación del pláceme gubernamental. El mandatario soviético habría advertido sobre la imposibilidad de jugar en pleno invierno, ante la crudeza climatológica moscovita. Y nuestro presidente federativo se enrocó en el 29 de mayo y 9 de junio, descartando de plano la propuesta de Valentin S. Granatkin, consistente en dejarlos para finales de junio, “cosa que no convenía a nuestra Federación, no sólo porque trastornaba nuestro calendario de Copa S. E. el Generalísimo, sino porque, iniciada a finales de abril o primeros de mayo la temporada rusa, estarían en mejores condiciones de entrenamiento que nuestro equipo, justamente al borde del final de temporada”. El mandatario de la URSS se habría avenido, finalmente, comprometiéndose a aplazar el encuentro internacional ya previsto con Suecia.

La URSS, por cualquier lado que se mire, mal podía haber ofrecido más facilidades.

Dicho escrito recogía otros acuerdos: La composición de grupos expedicionarios por un total 22 personas, incluidos futbolistas, médico, masajista, técnicos y directivos; que los gastos de viaje a Moscú y Madrid corrían a cargo de cada una de las Federaciones, y el alojamiento en las respectivas capitales, durante un tiempo máximo de 5 días en habitación doble para los jugadores e individual para los demás componentes, todas ellas dotadas de baño, serían gentileza del anfitrión, incluyendo extras de hotel; que tanto en Moscú como en Madrid cada delegación dispondría de un autocar para el equipo y un coche ligero a disposición de los directivos; que los imprescindibles visados, ante la inexistencia de relación diplomática entre ambos países serían depositados en sus  cancillerías de París; o que ante la eventualidad de precisarse un partido de desempate, éste, en principio, tendría lugar el 16 de mayo, aun sin acuerdo sobre el lugar, puesto que Granatkin invocase la ciudad de Leipzig, y Roma el presidente de la Española. Con evidente intención de disipar recelos, en el penúltimo párrafo se volvía a la despolitización de los enfrentamientos:

“Al finalizar la entrevista, el Sr. Granatkin manifestó espontáneamente que la Selección de Fútbol de la URSS se congratulaba sobremanera de tener ocasión de que las selecciones de los dos países compitieran en una prueba deportiva tan importante como la Copa de Europa de Naciones, augurando una acogida cordial y afectuosa para la representación futbolística de España cuando viajaran a Moscú, donde seremos tratados con hospitalidad y afecto”.

El último, en cambio, no disipaba temores sobre cualquier conato de vuelta atrás:

“Formulo, por tanto, a V. E., la solicitud de autorización definitiva para cerrar este convenio, al que se ha llegado con la representación del fútbol ruso con toda facilidad y comprensión, y sin que en ningún momento nos hayamos salido de la más estricta esfera deportiva.

Por Dios, España y su Revolución Nacional-Sindicalista.”

Vísperas del choque ante la URSS. Nada hace pensar en posibles complicaciones, a tenor de la correspondencia cruzada desde la FEF con la secretaría de UEFA.

Todo parecía seguir un orden lógico y sin sobresaltos, a tenor de la carta dirigida desde Berna a la FEF -entonces sita en la calle Alberto Bosch- con matasellos del 20 de abril. En ella se posponía cualquier remate o decisión relacionada con la disputa de la fase final, a la reunión fijada en Madrid (10 de junio) por los miembros de la Comisión. Es decir, al día siguiente de jugarse el partido de vuelta España-URSS. En idéntico sentido, el 9 de mayo de 1960, el presidente Alfonso de la Fuente solicitaba por escrito al Ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, se sirviera gestionar un pasaporte especial a José Luis Costa, miembro del Comité Técnico federativo, puesto que se le había encargado presenciar el partido amistoso que la URSS iba a dirimir el 19 de mayo, 10 días antes de enfrentarse a España, toda vez que su informe resultaría utilísimo al entrenador hispano. El día 11, otra comunicación dirigida al propio Camino Alonso Vega, acompañaba un listado de expedicionarios para el partido a disputar en Moscú, 48 días después. Relación “ceñida estrictamente a la órbita federativa, en la que se comprenden miembros directivos, técnicos y jugadores, es decir, personas de absoluta seguridad política y de estricta significación deportiva”.

En la misma nota se anticipaba el alto número de periodistas que habían mostrado interés ante la posibilidad de desplazarse a la capital soviética, así como algunas personas “de excepcional relieve en la vida española”, añadiendo que “no ocultándose a V.E. el natural deseo de la Prensa de mantener informado al público sobre acontecimiento deportivo de tanta significación, me permito rogarle considere la viabilidad de autorizar el desplazamiento a Moscú de un número reducido de las personas antes citadas”.

Cabe precisar que si la obtención de un pasaporte convencional ya comportaba cierto fárrago en 1960, los especiales, es decir aquellos que permitieran la entrada en cualquier país del Telón de Acero, se otorgaban con cuentagotas y excepcionalidad. Para evitar la proliferación de pasaportes corrientes, ante desplazamientos turísticos se otorgaban permisos colectivos de salida, sin otra validez que la justificada en fechas concretas de ida y vuelta por el organizador. Quienes se decidían a solicitar uno individual, debían especificar la motivación del viaje, si éste o éstos serían puntuales o recurrentes, presentar certificados de penales, cumplimiento del servicio militar obligatorio, tener al día las revisiones de cartilla castrense, y hasta en ciertos casos avales de la empresa donde se prestaran servicios. Estos pasaportes incluían siempre la siguiente nota: “Este documento no es válido para viajar a la URSS, China Popular, Albania, Vietnam, Corea del Norte y todos los países del Telón de Acero”. Además, en torno a un centenar de naciones exigían visado, pocas veces al alcance del españolito medio.

El 12 de mayo, la FEF trasladaba a la Soviética su programa de viaje: Salida desde Madrid el miércoles 25 hacia Bruselas; estancia en la capital belga hasta el jueves 26, para aterrizar en Moscú el mismo día a las 13,30 horas. Retorno el martes 31, a las 07,10 con escala en Bruselas y llegada a barajas a las 19,20. Se cifraba en 22 el número de visitantes oficiales, así como el acuerdo alcanzado de cuantificar en 1.000 dólares el monto por alojamiento y atenciones, idéntica cantidad a la destinada cuando España hubiera de ejercer como anfitriona. Dos días después, un nuevo escrito a la UEFA servía para notificar la lista de preseleccionados españoles, compuesta por estos 20 jugadores:

Antonio Ramallets Simón

José Vicente Traín

Sigfrido Gracia Royo

Juan Segarra Iracheta

Martín Vergés Massa

Enrique Gensena

Luis Suárez Miramontes

Eulogio Ramiro Martínez

Carmelo Cedrún Ochandategi (citado en la nota como “Sedrún”)

Jesús Garay Vecino

Jesús Mª Pereda Temiño (consignado como José Mª)

Enrique Pérez Díaz

Marcos Alonso Imaz

Feliciano Muñoz Rivilla

Joaquín Peiró Lucas

Francisco Gento López

Alfredo Di Stefano Laulhé

Enrique Collar Monterrubio

Jesús Herrera Alonso

Luis del Sol Cascajares.

Tan sólo 15 de ellos conformarían la expedición final.

El 18 de mayo, el presidente de la FEF Alfonso de la Fuente decidía no enviar a su homónimo de la Asociación de la Prensa un escrito ya redactado, dándole cuenta de gestiones ante la Dirección General de Seguridad, cara a hipotéticos permisos de viaje a informadores, saldadas con un ominoso silencio administrativo. La misma nota incluía un anexo con desglose de cuantos habían mostrado interés por desplazarse hasta Moscú:

José Javier Erostarbe, de “Unidad” de San Sebastián

José Mª Unibaso Landa, de “la Gaceta del Norte”, Bilbao

Eduardo Teus López-Navarro, de “Ya”, Madrid

Ramón Melcón Bartolomé, de “El Alcázar”, Madrid  

José Vicente Puente, de “ABC”, Madrid

Pedro Escartín Morán, de “Radio España”, Madrid

Lorenzo López Sancho, de “ABC”, Madrid

Santiago García, de “La Vanguardia”, Barcelona

Ramón Mandiola, de “El Correo Español-El Pueblo Vasco”, Bilbao

Emilio López Jimeno, de “El Mundo Deportivo”, Barcelona

Antonio Valencia, de “Marca”, Madrid

Jaime Capmany, de “Arriba”, Madrid

Alberto Martín Fernández, de “Madrid”

Salvador López de la Torre, de “Informaciones”, Madrid

Enrique Gil de la Vega, de “Pueblo”, Madrid

Algunos de estos periodistas, todos ellos firmas o voces relevantes, eran más conocidos por sus seudónimos: Joma (José Mª Unibaso), Monchín (Ramón Mandiola), o Gilera (Gil de la Vega).

Sin duda, el arrepentimiento a última hora de Alfonso de la Fuente tuvo que ver con una postrera nueva intentona ante Carlos Arias Navarro, Director General de Seguridad, a quien dirigió otro escrito el día siguiente, es decir el 19. Acompañando al mismo, junto al elenco de informadores, se añadía una brevísima “relación de personas que desean ir a Moscú”:

Francisco Román, de Barcelona

Luis Guijarro, de Madrid

Salvador Vallina, de Madrid

Gonzalo Rodríguez del Castillo, de Madrid

Lorenzo Agustí Clavería, de Lérida

Fernando Gaviria, de Madrid

Feliciano Cordero López, de Madrid

Dolores Villoslada Barbudo, de Madrid

Destacaba entre ellos Luis Guijarro, el gran intermediario futbolístico de esa época y futuro factótum de tantos torneos veraniegos.

Solicitud desde la UEFA sobre reconsideración de la negativa española a enfrentarse a la URSS.

El 20 de mayo, la secretaría general de UEFA despachaba desde Berna un comunicado a la Federación Española, agradeciendo el listado de preseleccionados, confirmando las 17,30 horas como inicio del partido en Madrid ante la URSS, el día 9 de junio, y anunciando comunicación telegráfica con el árbitro asignado.

Pero de pronto, todo saltaba por los aires. Durante los días 21 y 22, a escasas 72 horas de tomar el avión rumbo a Bruselas, los teletipos de media Europa escupían el notición: España se negaba a viajar a Moscú.

Oferta de alternativas a la Federación Española girada desde la UEFA.

A partir de ese instante, una suma de movimientos de muy diversa índole se solapaban a manera de letanía. Ebbe Schwartz hacía llegar al presidente federativo español un telegrama en francés, conminándole “sincera y seriamente, por la amistad del fútbol europeo, a jugar el inmediato domingo en Moscú”. Desde Berna, otro radio cable firmado por el Comité Ejecutivo de UEFA exigía a España jugar ante la URSS, “evento enteramente deportivo”. Y en un último intento conciliador, también mediante radio cable urgente expedido a Madrid desde la UEFA, se proponía en francés:

“Ante la imposibilidad de su equipo para viajar a Moscú, estudien seriamente su disponibilidad a enfrentarse al equipo de la URSS en campo neutral, sean en partidos de ida y vuelta, o soló de ida, jugándose la vuelta en Madrid”.

Obviamente, la Federación Soviética, que tampoco podía permanecer quieta, envió a los comités ejecutivos de FIFA y UEFA un informe-denuncia en tres folios, tan meticuloso como ponderado, redactado en francés y con copia a la Federación Española en ruso, probablemente para evitar conflictos como consecuencia de algún desliz en la traducción, según costumbre en el área diplomática. Tras repasar pormenorizadamente los distintos contactos mantenidos entre ambas Federaciones, y desglosar sus conclusiones, se condolía por “el mucho dinero ya gastado en la acogida del equipo español y acondicionamiento del estadio, impresión de programas, cartelería, etc.”, al tiempo de requerir desde los organismos supranacionales a la española sobre si “el equipo español iba a viajar finalmente a Moscú, y si la FEF tuviera intención de organizar el partido de vuelta en Madrid (puesto que) durante tres días no había confirmado ni desmentido lo avanzado a través de notas de agencia”.

La UEFA trató vanamente que España reconsiderase su posición, sin el más mínimo resultado.

Ya en su parte final, los soviéticos Granatkin y Mochkarkin, presidente y secretario de la Federación de la URSS, se mostraban más duros, llevando el asunto a su exacto territorio: el político. “Se conoce desde hace tiempo, que el gobierno español es refractario a los contactos deportivos amistosos. Que no es ésta la primera vez que hace descarrilar los encuentros deportivos organizados por las federaciones internacionales. Los futbolistas soviéticos se entristecen ante la decisión de anular los partidos entre España y la URSS en esta Copa de Europa. Desgraciadamente, la Federación Española no ha hecho todo lo necesario para que se celebren los partidos fijados y no ha protestado contra la intervención de las autoridades franquistas. Suponemos que es la Federación Española quien debe hacerse responsable del fracaso de esta gran manifestación deportiva”.

Copia en cirílico de la reclamación cursada por la Federación Soviética ante FIFA y UEFA, dirigida a la Española.

Su más espectacular eclosión, como ocurre en cualquier alarde pirotécnico, se desgranaba en la traca final:

“La Federación de Fútbol de la URSS espera que la UEFA y FIFA protesten enérgicamente contra el fiasco del partido de Copa de Europa orquestado por el gobierno español, y contra la intervención de autoridades franquistas en la actividad de las organizaciones internacionales de fútbol.

La Federación de Fútbol de la URSS informa a las federaciones Internacional y Europea que deben satisfacer su reivindicación económica sobre el gran gasto ocasionado con ocasión del partido anulado en Moscú, y obliguen a la Federación Española a reembolsaros la suma de 600.000 rublos”.

Hasta ahí los hechos desnudos. Todo lo demás no sería sino pura hipótesis.

Que el Régimen nunca tuvo verdadera intención de aflojar tiranteces con la Unión Soviética, resulta obvio. Que la FEF a través de su presidente, mantuvo especial empeño en que aquella doble confrontación se celebrase, también. Y no menos clara se antoja la displicencia de Carlos Arias Navarro, Director General de Seguridad, con su silencio ante el interés de los medios informativos por desplazar hasta Moscú a sus mejores elementos. Personas, por cierto, sobradamente significadas en su lealtad al poder establecido. Por razones de difícil comprensión, hoy día, a los jerarcas franquistas no les interesó aplicar vaselina, en tiempos de “guerra fría”, conscientes de que el horno internacional estaba para pocos bollos. O sea que ni FIFA ni UEFA se arriesgarían a pisar ningún charco con apariencia pantanosa. La Federación Española lo tenía todo listo para competir en Moscú el 29 de mayo, hasta el punto de haber adquirido distintos obsequios, perfectamente desglosados en la correspondiente memoria:

“A la Federación: 1 Quijote en “aventura de los borregos”, bronce con base de piedra.

A su Presidente: Una grupa enjaezada andaluza, bronce con base de mármol (pequeña).

A otros directivos: 2 platillos damasquinados, 12 cms. diámetro

                             2 platillos damasquinados, 10 cms. diámetro. 

                             1 platillo damasquinado, 9 cms. diámetro.

Al entrenador:      1 platillo-cenicero damasquinado, 8 cms.

A jugadores, masajista, etc.: 18 tizonas id. Nº 4.

Al árbitro:              un platito-cenicero damasquinado.

A jueces de línea; 2 dagas damasquinadas Nº 4.

Complemento para todos: 32 juegos llavero y porta billetes con insignia de la RFEF sobre fondo esmaltado”.

Un informe apócrifo, sin membrete ni ficha, elaborado por personal federativo de la Española presumiblemente en torno al 8 de junio, es de suponer que en respuesta a solicitud de jerarquías políticas, supo anticipar con clarividencia de oráculo la inacción de los máximos organismos supranacionales. Lo titularon “Qué puede pasar”, y a tenor de lo establecido en el artículo 25 del Reglamento de la prueba, los estatutos de UEFA y el articulado de FIFA en sus números 18 y 27, concluía que las acciones disciplinarias no iban a pasar en ningún caso de: A.- la advertencia. B.- la amonestación. C.- la multa. D.- la suspensión. E.- la expulsión. Que el Congreso estaba facultado a imponer multas no mayores de 10.000 francos suizos, y el Comité Ejecutivo de hasta 500. Que las penas disciplinarias sólo podían aplicarse a asociaciones nacionales que hubieran transgredido estatutos o reglamentos, o faltado a sus obligaciones con la Federación. Y que la suspensión tan sólo podría decretarse mediante acuerdo en Congreso Ordinario o Extraordinario, o a través del Comité Ejecutivo, en este caso ante situaciones de absoluta necesidad y urgencia, y a reserva de ratificación en el siguiente Congreso. Todo ello sin perjuicio de que la suspensión fuera ejecutiva tan pronto se notificara.

Como colofón, el Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mª Castiella, dirigía una carta al presidente Federativo español, Alfonso de la Fuente Chaos, en estos términos:

“Te devuelvo adjunto el escrito presentado por la Federación de Fútbol de la URSS al Comité Ejecutivo de la UEFA, de acuerdo con los deseos expresados en tu carta de fecha 9 del actual.

Por el informe que con la misma me enviabas y por las noticias que anteriormente ya tenía sobre el caso, considero muy hábiles y satisfactorias las gestiones por ti realizadas para neutralizar las protestas soviéticas en el seno de la UEFA. Esperemos que obtengáis el mismo éxito si los rusos se obstinan en apelar contra lo actuado por la UEFA y para ello, efectivamente, debéis estar prevenidos.

Un fuerte abrazo de tu buen amigo,

Fernando María Castiella”

Cualesquiera que fueren esas “hábiles y satisfactorias gestiones” de Alfonso de la Fuente, surtieron efecto. Un escándalo resuelto con medidas punitivas que sólo contribuirían a acentuar la polvareda, probablemente hubiera supuesto la defunción del neonato torneo. Así debieron entenderlo en el seno de la UEFA. ¿Podían, acaso, mostrarse duros contra un país occidental, tras la renuncia a competir de parte de ese bloque -precisamente detentor del fútbol más avanzado- cuando 8 de los 17 inscritos para la edición inaugural pertenecían al Telón de Acero? ¿No quedaría entonces señalada la Copa de Europa de Selecciones como competición para países comunistas, al estilo de lo acontecido con el fútbol de los Juegos Olímpicos?  

La URSS se clasificó para la fase final por incomparecencia hispana, uniéndose a Francia, Yugoslavia y Checoslovaquia. La selección soviética, imponiéndose a los checoslovacos por un contundente 3-0, alcanzó la final. A su vez Yugoslavia, con muchos apuros, pudo contra unos galos si sus estrellas Raymond Kopa, de origen polaco, y Just Fontaine, con ancestros españoles, por 5-4. El equipo soviético habría de decantar en la prórroga el choque definitivo, merced a un cabezazo de Ponedelnik. Aquel desenlace tuvo mucho de sorpresa. Francia atravesaba una de sus mejores épocas, practicando un fútbol descarado, primoroso en ataque, al servicio de Fontaine y sus remates demoledores. De Checoslovaquia, poderosísima en tiempos prebélicos, también se esperaba algo más.

Aquella Copa de Europa disputada entre selecciones iría afianzándose, hasta el punto de que para la siguiente edición, con fase final dirimida en el madrileño estadio Santiago Bernabéu, se inscribieron 29 países; doce más, y ya con Inglaterra e Italia en el bombo. La UEFA, tratando de cerrar heridas, había otorgado a nuestro país la culminación del evento, siempre y cuando garantizase el hipotético acceso a nuestra capital de cualquier selección adscrita al Telón de Acero. Iribar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino, Luis Suárez y Carlos Lapetra, se impusieron a Hungría por 3-1 en semifinales, y 2-1 a la URSS en el choque decisivo, merced a un gol de Marcelino celebrado por todo lo alto. Durante este último encuentro se escucharon cánticos de apoyo a la URSS en perfecto castellano –“¡Rá, rá, rá, Rusia ganará!”– y volaron octavillas del clandestino Partido Comunista. El Régimen no sólo había obtenido el perdón de la UEFA, sino que volvía a derrotar al enemigo comunista, justo cuando se engalanaba con los fastos de unas bodas de plata en el poder, eufemísticamente bautizadas como “25 años de Paz”.

Pero esa ya es otra historia donde el fútbol poco tuvo que ver.




Quini y la Selección. Parte I (1970-76)

La extensa y fecunda trayectoria de Quini en el fútbol español tendría su refrendo en el combinado nacional, con el que prolongó su relación durante trece largos años (1970-82), siendo incluido en 51 convocatorias, cifra nada desdeñable. Con todo, su estancia en la Selección no le deparó en general grandes satisfacciones. Nunca llegó a alcanzar el estatus de titular indiscutible pese a la confianza que Kubala y, en menor medida, Santamaría, demostrarían en sus cualidades con sus repetidas llamadas (lógicas por otra parte dada su habitual relación con el gol). Disputaría en total 35 partidos internacionales (sólo 14 completos), de los cuales 22 fueron de competición y 13 de carácter amistoso. Saltó al campo 24 veces en el once inicial, saliendo del banquillo en otras once ocasiones. Únicamente ocho goles jalonan su historial con la absoluta.

Periodo 1970-72.

Clasificación para la Eurocopa de Bélgica

La irrupción de Quini como promesa goleadora en el Real Gijón de Segunda División había llevado a Kubala a incluirlo en los entrenamientos previos al encuentro a disputar en La Línea de la Concepción contra Finlandia en 1969, en el debut del técnico con la Selección. No sería de la partida en aquella ocasión, pero no tendría que aguardar mucho.

Apenas un año más tarde, ya como “Pichichi” en la categoría de plata y campeón europeo amateur como principales credenciales, el entrenador hispano-húngaro le otorgaría galones de internacional absoluto.

(1970-71)

28-10-70              Amistoso                          España 2 Grecia 1                         1 gol               La Romareda

Quini tendría un afortunado debut en el combinado nacional. Salió tras el descanso sustituyendo a Gárate y marcaría el segundo gol español, de cabeza, a los 69 minutos. Sobre su actuación, en el vértice del ataque, se comentó: “Quini, que salió en la segunda parte para cubrir el puesto de Gárate, ha tenido el acierto del gol y, en general, ha mostrado hechuras para figurar dentro de algún tiempo con todos los honores en el primer conjunto representativo español, pero la baja del atlético se ha notado en la conjunción de la delantera, porque Adelardo y Luis compusieron con su ariete un terceto de buen entendimiento en la primera mitad”. (Rienzi / As)

11-11-70        Clasific. Eurocopa        España 3 Irlanda del Norte 0                  Ramón Sánchez Pizjuán

Kubala optó por Quini, ante la baja de Gárate, para actuar como delantero centro del equipo nacional. El juego español en la primera parte no convenció, pese al triunfo momentáneo por 1-0, por lo que el seleccionador decidió realizar los dos cambios al descanso y modificar el equipo. Lora reemplazaría al asturiano. La acción más destacada del “Brujo” sería su participación en el primer gol, al porfiar por un balón al borde del área y cederlo con el pecho a Rexach, quien empalmó un extraordinario disparo por la escuadra.

Así lo vio la prensa: “Quini no recibía servicio alguno y estaba sin atreverse a luchar baldíamente. No había mando de línea media ni dirección de juego”. (Gilera / ABC).

Quini se fue a la caseta porque no había dado una…”. (Antonio Valencia / Marca).

17-3-71                Amistoso                         España 2 Francia 2                                               Luis Casanova

En esta ocasión Quini sustituyó a Arieta II al descanso y mejoró, en general, las prestaciones del ariete bilbaíno. Pero marró una clara oportunidad tras robar un balón al defensa central y plantarse solo ante el meta. Envió el esférico alto. Empezaba a manifestarse una circunstancia que terminaría haciéndose habitual: la escasa fortuna que acompañaría al delantero asturiano durante su etapa internacional.

El gol se veía venir y Quini tuvo una ocasión de oro que desaprovechó tirando fuera…”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

Quini, con toda la puerta sola, y sin portero, echó el balón fuera.  ¿Dónde estabas, Gárate?”. (Sección «Al borde de la pantalla» / El Mundo Deportivo)

sustituido (…) por Quini –que supo luego estar en la brecha y ayudó atrás, descomponiendo así la zaga enemiga–… ”. (Gerardo García / As)

09-5-71          Clasific. Eurocopa               Chipre 0 España 2                                               GSP

Se daba por descontado la victoria ante Chipre, el «rival pobre del grupo», antes de enfrentarse a la Unión Soviética, pero hubo que trabajar el triunfo sobre un terreno de juego impracticable. España apenas se vio en apuros, pero hasta el final del encuentro no aseguró los dos puntos con un segundo gol. Kubala puso en liza un 4-3-3 con Amancio, Quini y Churruca en punta de ataque. De nuevo era el sportinguista el elegido para suplir la baja de Gárate. Tampoco en esta ocasión sonrió la fortuna al delantero, que estrelló un disparo en el poste.

Los dos «gijoneses», Churruca y Quini,  de Zarauz y Oviedo  respectivamente, no solían gozar de los parabienes de la crítica en la Selección.

Los dos «gijoneses», Churruca y Quini, de Zarauz y Oviedo
respectivamente, no solían gozar de los parabienes de la crítica en la Selección.

Aun con todo, tenemos que comenzar por decir que, aparte el hecho incuestionable de que Pirri marcó un gol providencial –a los pocos minutos de juego– que iniciaba la victoria y que daba esperanzas a nuestros jugadores, y que si bien Quini tuvo mala suerte en dos remates, y que Amancio y el propio Quini pudieron y debieron marcar goles en el segundo tiempo, estrellando dos balones en los postes, no es menos cierto que el fútbol de la selección estuvo totalmente carente de sentido posicional”. (Manuel Sarmiento Birba / As)

Jugó bien Amancio, el mejor, aunque no le acompañó la suerte rematadora. Quini y Churruca anduvieron perdidos, demasiado poseídos de sus acciones ofensivas, empeñados en jugar sin apoyos y sin apoyarse en nadie”. (Gilera / ABC)

España tuvo numerosas ocasiones de gol, pero la pelota no quiso entrar. La fortuna volvió a mostrarse esquiva con el ariete astur, como queda de manifiesto en el siguiente párrafo, del propio Gilera:

Gol hecho era un disparo de Amancio al poste cuando faltaba un minuto para terminar el encuentro. Gol hecho era el de Quini, a los siete minutos de la segunda parte, cuando picó un balón y lo estrelló también en el mismo poste, teniendo a dos compañeros, Amancio y Pirri, en el centro y a puerta vacía. Gol hecho también otro de Amancio adelantándose a la salida del portero, desastroso Elefterides, para mandar el balón a las nubes. Y para completar el cuarteto, en la primera parte, y ya con ventaja de un gol, un pase defectuoso de Fokis, otra catástrofe, a su portero lo intercepta Quini, quien cruzó demasiado el balón con toda la puerta por delante”.

(1971-72)

27-10-71        Clasific. Eurocopa        España 0 Unión Soviética 0                   Ramón Sánchez Pizjuán

El empate ante los rusos dejaba a la Selección fuera de la Eurocopa. España jugó bien y dispuso de oportunidades, pero la pelota no quiso entrar. Kubala optó por una formación ofensiva con Amancio, Quino y Churruca en la delantera, situando a Quini en el centro del campo, en misión de enlace, en lugar del lesionado Pirri. Aunque en la segunda mitad, volcados en la meta soviética, el 4-2-4 hispano fue diáfano. Gerardo García en As, señalaría antes del encuentro: “Pero la alineación de Quini, cuyas características son bastante parecidas a las del ariete valencianista y ex bético, y actualmente con la misión de realizar en el centro del campo la labor que tenía encomendada el madridista, nos hace echar de menos al ceutí en estas vísperas del choque”.

Tras el partido se podía leer: “Quino y Quini fueron de los más destacados, pero no consiguieron ningún gol, aunque, como Amancio, hicieron todo lo posible. Pero en el fútbol con la intención no basta”. (Rafael Martínez García en Cohetes / Marca).

En las páginas del mismo diario Belarmo recogía la siguiente conversación con Quini:

Hemos hablado –le recordé- de goles. Y del que usted podría marcar. ¿Se acuerda?

-Y lo hubiera logrado en ese remate del segundo tiempo. Desde mi punto de vista hice lo que debía al empalmar sobre la marcha. La pelota salió alta. La cogí mal, que si no…”. (Marca).

12-1-72                Amistoso                         España 1 Hungría 0                                  Santiago Bernabéu

La cerrada defensiva de los soviéticos animó a los húngaros a plantear un cerrojo todavía mayor. Quini jugaría la última media hora de partido tras sustituir a Rexach. Ocupó la demarcación de interior que previamente habían ocupado Luis, y después Amancio, a lo largo del encuentro. Así lo explicaba Kubala en declaraciones a Belarmo en Marca:

“- ¿A qué vino colocar a Amancio de interior después del intermedio?

-Verá; necesitábamos un creador en medio campo en cuanto se produjo la sustitución de Luis.

Por juego no hubiéramos logrado nada mejor. A los demás les tocaba luchar y combatir. Así lo hicieron (…) Después, Quini, que está acostumbrado a la función de enlace y que no permitía los movimientos del adversario”.

En la crónica de Gerardo García en As se indicaba: “Y Kubala e Illovszki, como si estuviesen de acuerdo, hicieron sus cambios a pares y al mismo tiempo: Arieta y Quini, por Rexach y Amancio, en el que Laszi no confía como centrocampista (…) Y el conjunto español recobró nuevos bríos y actuó con más velocidad, gracias al empuje de Quini y a pesar del individualismo de Quino”.

Por su parte, Gilera escribía en ABC: “Nuestra selección jugó mejor el primer tiempo que el segundo, aunque en éste lograra la victoria. Fue aprovechar una ocasión. Pero el equipo iba ya sin brújula tras los cambios de Amancio y Rexach por Quini y Arieta. El asturiano salió en tromba, con sus espléndidas facultades, en afán individualista. El bilbaíno hizo el gol, que ya es hacer algo.”.

16-2-72          Clasific. Eurocopa        Irlanda del Norte 1 España 1                         Boothferry Park

Kubala sacó un equipo eminentemente defensivo en tierras inglesas, adonde hubo de ser trasladado el encuentro debido a los disturbios en el Ulster. Hasta siete jugadores, cinco zagueros y dos centrocampistas, se dedicaron a contener y marcar férreamente a los irlandeses dejando a Aguilar, Quino y, en menor medida, Rojo en la delantera. Quini se desenvolvió por el mediocampo en tareas de contención hasta que un codazo de Hunter en una melee le dejó fuera de combate, con rotura de la bóveda del ojo.

Los madridistas Aguilar, Benito, Pirri y Zoco visitaron al «Brujo» durante su convalecencia  en la clínica. No faltaron las bromas.

Los madridistas Aguilar, Benito, Pirri y Zoco visitaron al «Brujo» durante su convalecencia
en la clínica. No faltaron las bromas.

Destacamos las declaraciones de Quini a Gerardo García en el diario As: “Estoy muy apenado, pero con valor y optimismo. Esta lesión me ha venido en mal momento. En un centro de Aguilar, creo que Neill o Hunter –no sé cuál de los dos– me dio un codazo intencionado. Una auténtica canallada. De verdad, Gerardo, que si en aquel momento tengo una pistola, hubiese sido capaz de largarle unos cuantos tiros. Porque eso no puede hacerse con esa mala fe. Creía que esta lesión me tendría mucho tiempo inactivo, pero el doctor me ha dicho que tras la operación en Madrid, sólo será un mes mi ausencia de los terrenos de juego”. (Reaparecería en el Vicente Calderón dos meses y medio después, el 30 de abril).

Durante esta etapa Quini actuó en siete encuentros, sólo dos de ellos completos, con resultado de cuatro victorias y tres empates. Fue titular en cuatro ocasiones. Alternó la demarcación de delantero centro con la de interior de enlace, jugando también como centrocampista. Anotó un único gol, estrellando un balón en el poste.

Período 1972-74.

Clasificación para la Copa del Mundo de Alemania Federal

A pesar de ser uno de los habituales en las convocatorias de la Selección, convertido ya en “el suplente de Gárate”, Quini dispondría de pocos minutos.

(1972-73)

17-01-73        Clasific. Mundial                    Grecia 2 España 3                                               Alexandras

Salió España con muchas precauciones temiendo la primera media hora griega. Al final no hubo tal y se pudo incluso golear pese a encajar dos goles. Cinco jugadores de contención, con el madridista José Luis desdoblándose en funciones de apoyo a Pirri y Asensi en medio campo. Delante: Amancio, Gárate y Valdez (el gran triunfador del encuentro). Quini sustituyó a Gárate en el minuto 57, con 1-1 en el tanteador. Su acción más destacada fue la intervención en el tercer gol español, en una internada desde el centro del campo con apertura a Amancio y desmarque al primer palo para arrastrar a la defensa y dejar libre al valencianista, listo para el remate, en el segundo.

(…) y porque nuestros representantes siguieron buscando el gol por el mejor camino, por el de los extremos, hasta encontrarlo de nuevo en la gran jugada que trenzaron Pirri, Quini, Amancio y Valdez, quien, a centro del «fifo», terminó rematando de cabeza el definitivo 2-3”. (Gerardo García / As)

Quini (1). Buenas intenciones, lentitud visible y una actuación neutra”. (Antonio Valencia / Marca)

(…) un Gárate que comenzó algo vacilante, para vaciarse a continuación, hasta que, ya no pudiendo más, pidió el cambio y fue reemplazado por Quini, que luchó en el área griega como un titán; ”. (Manuel Sarmiento Birba / As)

(1973-74)

13-02-74        Clasific. Mundial                 Yugoslavia 1 España 0                                         Waldestadion

Naufragó el equipo español en el desempate celebrado en Fráncfort. Nunca pudo con el cuadro yugoslavo, al que no llegó a crear ocasiones de gol. Quini sustituyó a Amancio (el jugador más destacado hasta entonces) en el minuto 73, situándose como extremo derecho, con Gárate y Valdez como compañeros de línea. La prensa fue clara al respecto:

No se explicaba uno que en el banquillo del seleccionador fallase lo que tantas veces le ha salvado en el último extremo de las actuaciones mediocres: la sustitución acertada de las piezas que fallaban más clamorosamente del conjunto en el primer tiempo. Hoy ha aguantado con ellos; haciendo esperar a Quini y a Marcial en un calentamiento inacabable, para botarlos al césped cuando ni un par de Pelés podían haber rehecho una escuadra que se había ido a pique”. (Antonio Valencia / Marca)

Cuando Kubala ordenó el cambio de Juan Carlos y Amancio por Marcial y Quini, ya era tarde, porque nadie tenía posición y ellos no llegaron a entrar en juego, cosa que suele suceder a los jugadores que se suben al tren en marcha”. (Gilera / ABC)

Nada remedió en el equipo de Kubala, la entrada de Marcial y Quini, ya que uno de ellos ocupó el lugar del único hombre que creaba peligro; el madridista Amancio”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

23-02-74                    Amistoso                España 1 Alemania Federal 0                                           Sarriá

Aún con la resaca de la decepción por la eliminación mundialista, hubo que jugar el partido amistoso acordado con la anfitriona del máximo evento futbolístico. Los rumores daban por hecho cambios inminentes, tanto en la Federación (Pablo Porta por Pérez Payá) como al frente del combinado nacional (Santamaría por Kubala). El choque, una piedra de toque de prestigio para la Selección, fue muy diferente del celebrado una semana antes. España jugó de tú a tú a los futuros campeones, lo que reforzaría el chascarrillo de que Kubala ganaba las batallas y perdía las guerras. Quini fue el delantero centro titular flanqueado por Roberto Martínez y su compañero Churruca en las bandas. Salió con la clara misión de no dejar evolucionar a Beckenbauer, a quien persiguió por el terreno de juego. Parte de la crítica, como en otras ocasiones, censuró el juego del sportinguista, al que no se terminaba de ver como el “9” del combinado nacional:

Asensi, Marcial y Claramunt han mejorado con mucho su actuación como bloque en el centro del campo, donde se han visto ayudados cuando ha sido preciso por un Churruca y un Quini que han hecho olvidar hoy a sus compañeros de selección que ocuparon sus respectivos hace diez días”. (Gerardo Martínez / AS)

Quini (0)..̶  Combatió, pero no acertó en el centro de la delantera”. (Antonio Valencia / Marca)

A este respecto, es interesante reseñar lo que el propio protagonista indicaba en el delicioso libro Compañero Quini, el difícil camino del gol (1977), escrito por su compañero de equipo José Manuel. Así se expresaba:

Beckenbauer interceptó un disparo de Quini tras formidable jugada de Marcial (en el suelo).       Foto J. Gálvez / As color

Beckenbauer interceptó un disparo de Quini tras formidable jugada de Marcial (en el suelo).
Foto J. Gálvez / As color

A pesar de todo recibí algunas críticas porque no marcaba goles y «mi nombre quería decir gol»; tenía que marcar, y si no lo hacía, ya podía jugar como jugase, que no se me juzgaba con objetividad predominando el «pero…». Recuerdo un partido en Barcelona, en Sarriá, el 25 (sic) de febrero de 1974, jugando frente a la Selección Alemana. Salí con la misión específica de no dejar evolucionar a ese fenómeno del fútbol mundial que es Beckenbauer, en sus acciones de ataque y ordenador del juego. El partido finalizó con 1-0 a nuestro favor y yo había conseguido mi objetivo, estoy seguro que lo conseguí, salí muy satisfecho; me dije a mí mismo: «Quini, misión cumplida, hiciste un buen partido», frase parecida a la que me dijo el seleccionador. Pues bien, mi sorpresa fue cuando en la prensa especializada se me calificó con un soberano cero. Esto no me suele influir, pero aquel día me encontré decepcionado, me parecía injusto. Creo que hay algunos críticos que juzgan demasiado alegremente la actuación de un futbolista, sin saber qué misión tiene en el campo, que es lo que se debe juzgar. Hay algunas veces que tales críticas, no digo que sean malintencionadas, pero sí poco meditadas, pueden, y de hecho hacen daño a muchos. En mi humilde opinión, no creo que ningún futbolista salga al campo a vegetar, le saldrá bien o mal lo que hace, pero lo intentará todo. Lo que le libra del cero, que significa nada, nulo, negativo y sin ningún valor, y el solo hecho de estar 90 minutos partiéndote los cuernos como un cabrón, porque cuando no te salen bien las cosas, corres más y te cansas más, merecen el «uno» por lo menos”.

Tres partidos en total, dos de competición (saliendo del banquillo) y uno amistoso en el que disputó los noventa minutos. Alternó la posición de ariete con la de extremo derecha.

Período 1974-76.

Clasificación para la Eurocopa de Yugoslavia

El recién ganado “Pichichi” unido a los problemas físicos de Gárate convirtieron a Quini en el principal referente ofensivo de la Selección. Probablemente sea la única etapa de su carrera deportiva en la que ostentara semejante estatus. Se alineó en siete de los nueve partidos oficiales disputados, partiendo siempre en el once titular.

25-9-74          Clasific. Eurocopa        Dinamarca 1 España 2                                   Idrætsparken

Frente al, a priori, combinado más débil del grupo, donde se mezclaban jugadores amateurs con profesionales que jugaban en el extranjero (algunos de los cuales pronto cobrarían una bien merecida fama) España inició su andadura continental con una apurada victoria tras un pésimo partido. El 4-4-2 de Kubala, con Roberto Martínez y Quini en la delantera, funcionó en la primera mitad, más por las precauciones defensivas del cuadro local que al juego hispano. Al final, tras la auto expulsión de Claramunt, llegaron los agobios defensivos y sólo dos magistrales intervenciones de Iríbar permitieron el triunfo. Un Quini muy desasistido en la primera mitad se centró en labores defensivas en la segunda, dejando a García Soriano (sustituto del lesionado Roberto Martínez) solo en punta.

El diario As dedicó su sección “nuestro marcaje” a Quini, señalando: “La selección nacional española comenzó jugando con dos hombres-punta: Quini y Roberto Martínez. Sin embargo, ambos lo hicieron muy abiertos, casi pegados a las bandas. Al madridista le benefició su posición, porque está acostumbrado a desbordar por banda, mientras que al asturiano le perjudicó. Se encontró completamente desamparado por el resto de sus compañeros y delante de un enjambre de piernas danesas muy difícil de superar.

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, Quini se desmarcó continuamente, pero no tuvo apoyo, perdiendo su sitio en el campo. (…) Casi al final del primer período bajaría a ayudar a la defensa.

En la segunda parte sus intervenciones fueron escasas (…) y cuando fue expulsado Claramunt pasó a reforzar el medio campo. Durante esos minutos intentó poner orden, pero sin conseguirlo. Sin embargo, cortó cuatro balones de peligro para el portal de Iríbar”.

Antonio Valencia dejaba el siguiente apunte en Marca: “No había más cera que ardiese en el equipo español sino Roberto, porque a Quini, que no es jugador de punta en su equipo, le hacen jugar así en la selección y no dio una a derechas”.

12-10-74        Copa de la Hispanidad          Argentina 1 España 1                           Estadio de Núñez

El combinado nacional cruzó el charco para disputar la II Copa de la Hispanidad (trofeo 12 de octubre) frente a la selección albiceleste, que estrenaba técnico en la figura de César Luis Menotti. El encuentro tendría lugar en el feudo de River. Kubala anunció un 4-3-3 con el bético Benítez, y los sportinguista Quini y Churruca en la delantera. El sentir general de la crítica acerca de las habituales convocatorias de los rojiblancos queda meridianamente expresado en el siguiente párrafo que Manuel Sarmiento Birba, asturiano por más señas, publicaba en el diario As:

De Benítez, Quini y Churruca se espera que colaboren y que los dos últimos jueguen con la eficiencia que muestran en sus evoluciones en El Molinón y no su indolencia y cierta insuficiencia técnica cuando juegan lejos de los aledaños astures. Casi como si el olor a sidra los empujase a justificar la convocatoria de Kubala, que, por lo que se refiere a Quini, pocas veces se ha visto compensada con una participación destacada. Esperemos que el recuerdo del verde paisaje de Somió o la playa de San Lorenzo sirva –aparte de la presencia aquí del señor Viejo Feliú y del entrenador Pasieguito– para que un día, «por fin», justifiquen la convocatoria de Kubala siempre o casi siempre fiel a la llamada de estos muchachos. Y que la tertulia futbolística de Luis Canal nos perdone la duda respecto de las posibilidades del dúo de atacantes en punta del viejo e histórico Spórting”.

Un equipo argentino muy remozado con respecto al que disputó el reciente Mundial (sin los jugadores de Independiente, que jugaban un día después el partido de ida de la Final de la Libertadores), no pudo con el oficio del conjunto español que, por primera vez, no salía derrotado en el país sudamericano. El encuentro tuvo una primera mitad bastante tediosa y una segunda más animada. Pese a la disposición anunciada, el conjunto de Kubala casi nunca atacó con tres puntas, pues Quini (sustituido por Villar a los 68 minutos) y sobre todo, Benítez, actuaron muy retrasados. Pirri fue el hombre del partido y el rapidísimo Ferrero el atacante más peligroso por parte local. No tardaría mucho en recalar en España, en las filas del Sporting, donde tendría por compañeros a dos de sus rivales ese día. Así lo vio la prensa:

Por lo que concierne a los hombres en punta, bien Churruca, de forma especial en el segundo tiempo, mientras que Quini y Benítez, dentro de su entusiasmo y anhelos, no estuvieron muy afortunados”. (Sarmiento Birba / AS)

Quini (1).- No llegó a rematar ni a situarse en posición, porque se movió por lugares excéntricos. Salvo el cabezazo de la primera parte que se encontró Sánchez, no tuvo peso en este carácter, sino como peón de derecha”. (Antonio Valencia / Marca)

La mejor oportunidad la tuvieron a los seis minutos de juego, en un cabezazo de Quini, que milagrosamente lo salvó el guardameta Sánchez enviando a córner. (…)”. (Massa / ABC)

20-11-74        Clasific. Eurocopa              Escocia 1 España 2                                               Hampden Park

Si Dinamarca era la más floja, Escocia se presentaba como el auténtico «coco» del grupo. Y la confianza que la crítica periodística tenía en el conjunto español no era, digamos, como para lanzar cohetes. Así se deduce de lo reflejado por Carmelo Martínez en la sección Hora Cero del diario Marca: “He leído a casi todo el mundo –y que me perdonen los del «casi»–  y, a lo Sherlock Holmes, he podido sacar dos conclusiones: que a nadie le va a extrañar que perdamos y que, si perdemos, no pasa nada.

El «Brujo» en Glasgow en su gran día con la Selección.

El «Brujo» en Glasgow en su gran día con la Selección.

En la primera teoría, estoy completamente de acuerdo. Con las bajas de por aquí y a pesar de las bajas de allá, ganar en el Hampden Park es el sueño de una noche de noviembre, empatar sería una heroicidad y, en pura lógica, mi querido y admirado Fielpeña se acerca mucho más en su pronóstico de que podemos perder tranquilamente por dos tantos de diferencia”.

Ante el esperado empuje escocés, Kubala planteó el encuentro con un flexible 5-3-2 (que el técnico calificaba como un sistema ofensivo, declaración que fue acogida con no poca ironía por parte de la prensa). Pesaban como una losa las bajas por lesión (Pirri, Asensi, Claramunt, Gárate, Irureta y Jesús Martínez), aunque los británicos señalaban que a ellos también les faltaban elementos (Buchan, Holton, Morgan, Derek Johnstone…).

Pese a todos los pronósticos, se consiguió la hombrada. Con Planas, Villar y Quini en el centro del campo, éste en labor de enlace constante (escorado a la izquierda durante gran parte del encuentro), y Rexach y Roberto Martínez como jugadores más adelantados, España fue capaz de remontar el marcador ante los más de noventa mil espectadores que poblaban los graderíos. Un Iríbar colosal, que detuvo un penalti con 1-0 en el marcador, y el entramado diseñado por Kubala, que funcionó a la perfección, fueron claves en el resultado final, que pudo ser más abultado si el árbitro no hubiese anulado incomprensiblemente un tercer gol a Quini, quien por fin pudo desquitarse de anteriores actuaciones con un partido pleno de eficacia. En esta ocasión la crítica se rindió a su juego:

Quini (3).- Cuando un jugador juega de media punta y marca los tres goles del equipo –los dos válidos y el invalidado– su juicio tiene que ser forzosamente positivo. Fue exactamente el rematador que tuvo el equipo español”. (Antonio Valencia / Marca)

Eloy S. Castañares recogió en el As las manifestaciones del jugador:

Dos goles que han valido un triunfo que puede ser histórico. Dos goles obra de Quini, máximo goleador de la Liga pasada, pero con un solo gol en su haber formando parte de la selección hasta ahora.

–Enhorabuena.

–Gracias.

–¿Y los goles?

–Bueno, los marqué yo como los podía haber hecho otro cualquiera. Lo importante es que se ha ganado.

–Con dos goles suyos –insisto.

–Sí. La verdad es que ya nadie confiaba en mí como jugador de la selección. Parecía que no servía para ella. Sí; por eso estoy muy contento de haberlos marcado.

Y después, emocionado, sigue:

–Por eso quiero brindar estos goles a Kubala. A él que ha seguido confiando en mí, a pesar de los pesares. En su honor, pues, han sido estos goles.

Puede que para Quini haya comenzado una nueva racha en la selección. Como goleador, claro”.

Un día después, el diario Marca daría protagonismo al delantero al incluirlo en la sección «El nombre del día». Así glosaban su figura:

En el término de noventa minutos de juego, el delantero gijonés Quini ha pasado de la oscuridad a la gloria. De la oscuridad internacional se entiende, puesto que en el plano nacional se lo disputan los clubs ya desde hace varias temporadas, y no ha cambiado de camiseta, para ponerse otra de más lujo, sencillamente porque en El Molinón no han querido.

No, Quini no era un oscuro jugador nacional, sacado con pinzas de su equipo para trasplantarlo a la selección. Porque Quini si hubiese sido un oscuro obrero o un delantero solamente acometedor no habría alcanzado el Pichichi de la última temporada, que todos los años lo ha discutido con otros jugadores casi hasta el final de la Liga.

quiniseleccion05Pero Quini –como en su época le pasó a Panizo– no entraba en la selección. En ella sí que se convertía en un jugador oscuro, lleno de voluntad, de buenos deseos, de afán de entrega, pero sin capacidad de resolución ni de enlace con los compañeros que le escoltaban en su puesto de ariete primero o de ariete segundo.

Pero ¿cuáles eran las razones? Si se examina el caso Quini con cierto detenimiento podrá llegarse a la conclusión de que Quini jugaba en el equipo nacional en un sitio que no le va, que no es el que se adapta a sus características. Aunque salga con el nueve sobre la camiseta rojiblanca de su asturiano equipo, Quini no juega de «nueve». Quini necesita más espacio para desarrollar su juego, para meterse al remate desde atrás, para pelear en el puesto de mediapunta.

Ahora, en Escocia, se lo han dado, al fin, y Quini ha marcado nada menos que tres goles, aunque el señor Linnemayer se empeñase en escamotearle uno. Quini ha triunfado haciendo lo que él sabe. Y aquí nos alegramos de todo corazón”.

Para el archivo queda la opinión del interesado, que consideraba que no había jugado ni mucho menos su mejor partido con el combinado nacional: “En otras ocasiones, repito, he estado mejor, pero como no «mojé» pues nadie dijo nada”. (Marca)

05-2-75          Clasific. Eurocopa              España 1 Escocia 1                                               Luis Casanova

Partido crucial, sobre todo para Escocia pues, si perdía, decía prácticamente adiós a sus posibilidades de clasificación. Kubala alinearía un equipo muy similar al utilizado en Glasgow, aunque con un esquema táctico bien diferente. Las principales novedades radicaban en la inclusión del jovencísimo defensa madridista Camacho, de apenas 19 años, y en la vuelta al eje del ataque de Gárate tras casi un año de ausencia en las convocatorias. En El Mundo Deportivo Ramón Rovira hacía la siguiente consideración del trío atacante español: “En la delantera, no podía faltar Quini, el verdugo de Glasgow. Le acompañan esta vez Rexach, al igual que en la capital escocesa, y Gárate sustituyendo a Roberto Martínez. Si el azulgrana bisa su partido de Hampden Park, se notará menos la frialdad de Gárate que podrá así demostrar lo bien que se mueve en los últimos metros; pero si el azulgrana se contagia del atlético, veremos una lucha demasiado desigual entre el gijonés y la dura zaga escocesa, que sólo podría equilibrarse con la llegada de refuerzos desde el centro del campo”.

Llegado el partido, un gol en frío de Jordan al minuto de juego complicó sobremanera el encuentro para los españoles, que se las vieron y se las desearon para llegar a los dominios de Harvey debido a los peligrosos contraataques escoceses. El trío de vanguardia local acusaba falta de apoyo desde el mediocampo, con Quini en posición intermedia sin recibir juego, y el choque pronto derivó en un intenso toma y daca con abundancia de brusquedades y mejores perspectivas para los visitantes, que gozaban de las mejores oportunidades. En la segunda mitad Kubala reorganizó al equipo, emparejando a Camacho con el peligroso Cooke, y las prestaciones del combinado nacional mejoraron. Tras la sustitución de Gárate por el sportinguista Megido, que actuó de extremo derecho, Quini pasaría al eje del ataque. El empate llegó en una de las pocas jugadas cohesionadas de los españoles, con centro de Rexach desde la izquierda y doble remate del debutante Megido que Buchan despejó con la mano ya dentro de la portería (según el juez de línea), pese a las protestas de los escoceses. Al final se dio por bueno el empate en un choque que serviría para confirmar las excepcionales dotes de marcaje de Camacho, considerado casi por unanimidad como el mejor jugador hispano junto a Rexach. Así lo vio la prensa:

“(…) ¡Si Rexach luchara siempre así…! A su lado Quini fue todo voluntad pero con la pólvora mojada. Tuvo un par de ocasiones de oro para intentar al menos el remate pero se entretuvo como si el peso de la responsabilidad fuese una losa que le impidiese disparar con la prontitud que lo hace cuando viste los colores del Sporting. ”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

El delantero explicaría en Marca su visión de lo sucedido:

Tuve tres oportunidades de gol pero deberán darse cuenta de lo difícil que es rematar cuando se coge la pelota en la raya de fondo, porque cuando llegas a eso te caen encima dos contrarios. No se puede dominar el cuero, y para un delantero centro son los disgustos cuando llega a esa situación”.

16-11-75        Clasific. Eurocopa              Rumanía 2 España 2                                             23 de Agosto

Después del tropiezo en casa con Rumanía (1-1) y la victoria sobre Dinamarca (2-0) Quini volvió a alinearse con el combinado nacional en el último y decisivo encuentro de la fase de grupos, frente al cuadro rumano. Kubala, como casi siempre fuera de casa, planteó un esquema prudente con cuatro defensas, en el que Pirri actuaba de líbero y en ataque se convertía en un centrocampista más, poblando el mediocampo con Villar, Migueli (en función de marcaje a Georgescu) y Del Bosque junto al auxilio constante de Quini y Rojo por las bandas, con Santillana como futbolista más adelantado. Contrariamente a lo que podía esperarse España salió sin complejos, al ataque, ligando un fútbol de toque, con relevos y apoyos continuos entre los jugadores que desarboló el presumible acoso local. Sólo tras el descanso, Rumanía modificó el equipo y comenzó a carburar, aunque el segundo gol español pareció dejar el encuentro sentenciado. No fue así debido a cierto infortunio (un inexistente penalti sumado a un segundo tanto local conseguido con un disparo que golpeó en Benito, desviando la trayectoria del esférico) y al lógico arreón final de los rumanos, que buscaban la clasificación a la desesperada. A falta de dos minutos para los noventa reglamentarios Satrústegui sustituyó a Quini, en un partido que convenció a la crítica, sobre todo en su primera mitad.

Con un buen encuentro en Bucarest se logró la clasificación.

Con un buen encuentro en Bucarest se logró la clasificación.

Quini (1).- Anduvo bien el asturiano en un trabajo que no es de su competencia, por la banda derecha. Defendió con acierto tras el descanso y en el primer tiempo estuvo a punto de marcar un gol después de un remate excelente de cabeza que desvió Raducanu y la pelota pegó en el travesaño”. (Cronos / Marca)

De un mando español, repito, indiscutible, que nació de todo lo expuesto y de que Rumanía mantenía siempre cuatro zagueros para dos atacantes españoles, porque Quini trabajaba más ayudando a los centrocampistas de su equipo que esperando en punta los pases de éstos”. (Gerardo García / As)

España, con tres victorias y tres empates, superaba por vez primera en la era Kubala la fase de grupos. En el emparejamiento de Cuartos de Final esperaba un rival de aúpa: Alemania Federal.

24-4-76          Cuartos Final Eurocopa    España 1 Alemania Federal 1                      Vicente Calderón

La baja de Pirri a última hora trastocó los planes del seleccionador, quien finalmente se decantó por el también madridista Sol como sustituto, pasando Camacho al centro del campo en misión de marcaje. En punta tres hombres, con el sportinguista Churruca por banda derecha (posición en la que se había desenvuelto buena parte de la temporada tras la llegada de Ferrero), Santillana en función de ariete y Quini como falso extremo izquierda (en realidad Kubala dejó sin marcaje específico a Vogts, para que fuera éste el encargado de sacar el balón jugado), quien debía emparejarse con Beckenbauer. El partido tuvo dos fases bien diferenciadas. En la primera mitad el conjunto español desplegó un gran juego y llegó a tener maniatado al cuadro germano. El gol de Santillana, que fue una pesadilla para Schwarzenbeck cada vez que el balón llegaba a su área, era el justo premio al empuje y ambición de los locales. Al descanso Schoen se vio obligado a variar el once, dando entrada a Cullman para situar a Bonhof sobre el nueve español lo que permitió también una mayor libertad a Beckenbauer, quien durante la primera mitad apenas sí había salido de su parcela. El conjunto teutón se mostró más suelto y se hizo acreedor al empate, aunque éste llegara gracias a un zapatazo de Beer desde muy lejos. Quini, tocado, debió dejar su puesto a Satrústegui a nueve minutos del final. Las espadas estaban en todo lo alto, aunque pocos confiaban en una victoria en tierras germanas.

La trampa de Kubala consistió en poner a Quini de policía de Beckenbauer. De esta forma el «Káiser» no pudo desdoblarse con comodidad en funciones atacantes durante todo el partido. Como Schwarzenbeck controlaba a Santillana y Churruca se escoraba frecuentemente a la derecha, donde era marcado por el terrorífico Dietz, el hombre libre de los germanos era Vogts, un verdadero perro de presa, una lapa para su par, pero con talentos ofensivos a cien leguas por debajo de los de Beckenbauer.

Como Vogts sólo cogía a Quini cuando éste se desmarcaba hacia la izquierda en momentos de presión española, la delantera alemana en los primeros 45 minutos no estuvo jamás bien servida y fueron escasos, escasísimos, los momentos de peligro por los que pasó el portal de Iríbar”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

Eso en la primera mitad, porque en la segunda Vogts, sin nadie a quien marcar ni que le marcara a él, realizó una función de volante magnífica, en un constante sube y baja, siendo uno de los elementos más determinantes para el resultado final.

Y por eso, también, Quini, que estaba marcado por Vogts, se pegaba a Beckenbauer para impedirle al capitán alemán que tuviese la libertad de movimientos de que había disfrutado en la eliminatoria Real Madrid-Bayern, siguiendo, además, casi siempre a Franz cuanto éste intentaba irse hacia adelante”. (Gerardo García / As)

El Káiser y el Brujo formaron «pareja de baile» hasta en tres ocasiones actuando con  sus respectivas selecciones, con resultado de una victoria, un empate y una derrota para cada uno.  Claro que el triunfo hispano fue en partido amistoso. El equipo de Kubala ganaba las batallas, no las guerras.

El Káiser y el Brujo formaron «pareja de baile» hasta en tres ocasiones actuando con
sus respectivas selecciones, con resultado de una victoria, un empate y una derrota para cada uno.
Claro que el triunfo hispano fue en partido amistoso. El equipo de Kubala ganaba las batallas, no las guerras.

Quini (2).- Kubala le dio un trabajo oscuro, que le obligó a multiplicarse, porque sacó balones de la defensa y siempre estuvo presente en el área. Por otra parte, cuando Beckenbauer arrancaba, Quini era quien le atajaba o le seguía. Quizá le sobrase algún regate en el borde del área, pero por alto disputó y ganó muchos balones”. (Cronos / Marca)

Cabe señalar que seguía habiendo cierta crítica que no terminaba de «ver» al goleador asturiano en el once titular. De ahí que, de vez en cuando, saltara la sorpresa:

Lo contrario sucedió con la selección, que superó el rendimiento que podía esperarse. Ha sido éxito de Kubala el planteamiento, ya que tuvo poco donde elegir. El rendimiento de Quini y de Sol fue muy superior al que cabía esperarse”. (Fielpeña / Ya)

Un día después, Gerardo García hacía un interesante análisis en el As sobre los corsés tácticos que los entrenadores solían imponer a los futbolistas, en lugar de otorgarles la necesaria libertad para desarrollar su juego. De nuevo los sportinguistas, Quini y Churruca, salían a la palestra. Aunque en esta ocasión como reconocimiento a su juego:

Empezaba la citada crónica felicitando a Kubala por el planteamiento que hizo del encuentro y a sus jugadores por lo fielmente que intentaron llevar a la práctica la táctica de Laszi; y llegaba a la conclusión de que la selección había realizado un «fútbol-total», que –justo es confesarlo– casi nadie esperábamos. Y es que estábamos acostumbrados a ver jugar a Pirri a lo Pirri sí, pero no solemos ver nunca a Camacho, a Capón, ni siquiera a Quini y Churruca jugar como lo hicieron ante los alemanes, ante los que demostraron que si se les deja libertad de movimientos o, mejor aún, si les da de antemano esa libertad y se la orientan, en función del juego de todos los demás componentes del equipo, pueden rendir todos nuestros jugadores, sin excepción, muchísimo más de lo que rinden habitualmente.

(…) De cualquier forma, la actuación del sábado de los Kubala-boys fue, en general, un sorprendente y ejemplar descubrimiento. Empezando por Sol, que volvió a brillar como en sus días de mayor esplendor, y terminando por un Churruca auténticamente desconocido. A ver si algunos técnicos nos sorprenden también de ahora en adelante con una decisión inspirada en este España-Alemania, quitándoles a sus jugadores ese corsé táctico que les ponen antes de salir a jugar cada partido”.

22-5-76          Cuartos Final Eurocopa    Alemania Federal 2            España 0                           Olympiastadion

Tampoco pudo contar con todos sus hombres Kubala en el partido de vuelta. Y en esta ocasión las bajas afectaron sobre todo a la parcela defensiva, tres de cuyos puntales: Iríbar, Benito y Migueli, no llegaron a viajar. Recuperaba eso sí a dos hombres básicos en el mediocampo del equipo nacional: Pirri y Asensi. Todo ello motivó la curiosa circunstancia de que en terreno alemán España iba a actuar con un once sensiblemente más ofensivo que en su propio campo. Probablemente, de haber podido elegir, el técnico magiar hubiera intercambiado las alineaciones, pero… El pesimismo reinaba entre los enviados especiales de la prensa. Rienzi publicó un genial artículo en As del que extraemos los siguientes párrafos:

Nuestra suerte, la suerte de Kubala (?), es que para este partido de hoy, frente a los campeones de todo, las lesiones le hayan mordido con saña la selección, porque parece como una constante histórica que el fútbol español tenga que ir siempre por esos mundos de Dios, disfrazado de mártir o de héroe, porque héroe será si esta tarde pone K.O. al alemán de un directo en su orgullosa fortaleza. Y es que la estrella que nos persigue nos obliga, como decimos, a ir en la cuesta arriba, a medirnos por norma en inferioridad de condiciones y, por tanto, a la obtención, en el mejor de los casos, de victorias pírricas que le dan al historial de nuestro equipo nacional un carácter trágico que no es de ahora, sino de siempre, desde los tiempos de Amberes. Y así las gestas del fútbol español, las que han quedado para la historia, tienen cierto olor a humo y sangre como las del Dos de Mayo, y los nombres de los Zamora, Belauste, Zarra, Pirri…, forman una corta, pero heroica relación que el español recuerda con el mismo énfasis que la de los Daoiz y Velarde. En suma, prototipos de una raza que, en el deporte o fuera de él, se lo tuvieron que ganar todo en las cuestas arriba.

¿Que perdemos? Normal. Ellos son los campeones de todo; nosotros los campeones de nada. ¿Qué empatamos? Pues el miércoles a Basilea, allí, muy cerquita de la U.E.F.A., por si se pierde algún mamporro que nos lo podamos encontrar. ¿Qué ganamos? Pues hazaña que guardaremos rápidamente en la más hermosa vitrina, la de las cuestas arriba. Bahamontes, Pérez de Tudela… No se empeñen, las cuestas abajo no las inventó un español”.

El planteamiento fue muy similar aunque los mimbres eran diferentes. Con Capón y Camacho en los laterales, Sol actuó de marcador y Pirri de libre. El centro del campo lo ocuparon Villar, Del Bosque y Asensi, formando en la delantera los mismos tres hombres que en Madrid, con idénticas funciones. Y de nuevo España volvió a sorprender a Alemania. Con un juego lento, eso sí, pero trenzado, de pases precisos, técnico, con superioridad numérica en el centro del terreno merced a la incorporación de Pirri a la línea de medios. El conjunto español iba superando las líneas rivales hasta plantarse en las inmediaciones del área con cierto peligro. El gol pudo y debió llegar en dos claras oportunidades: un precioso cabezazo de Santillana que rozó la base del palo y un remate de Quini en difícil escorzo, con Maier batido, que se estrellaría en el travesaño. Imaginar lo que podría haber pasado de habernos adelantado en el marcador no son más que conjeturas. Casi de inmediato llegó el primer tanto alemán, un auténtico golazo de volea conseguido por Hoeness al rematar un centro de Beer desde la banda derecha. El hecho de que el balón hubiera salido por la línea de banda antes del centro, como reclamaron los jugadores españoles, no hizo rectificar al colegiado francés, señor Wurtz.

El infortunio seguiría cebándose en el cuadro nacional y el debutante Cortabarría habría de reemplazar a Sol, lesionado. Y poco antes de llegar al descanso llegaría la puntilla, al obtener el gigantón Toppmöller el segundo gol alemán tras una internada de Beckenbauer, con taconazo hacia atrás, quien volvió a recibir el cuero en posición antirreglamentaria sin que el árbitro observara nada punible en la acción. Las encolerizadas protestas de los españoles sólo servirían para que Pirri viera tarjeta amarilla en medio del rugido de satisfacción del estadio. Para colmo Villar habría de quedarse en la  caseta con molestias, siendo sustituido por el españolista Ramos. Y aun así…

Marca recogió en su portada el acrobático remate de Quini al travesaño. De haber entrado…

Marca recogió en su portada el acrobático remate de Quini al travesaño. De haber entrado…

Con todo la Selección continuó dando la cara en el segundo tiempo. Alemania jugó más suelta. Y realizó varias internadas con disparos muy claros, que salieron muy desviados. Por si fuera poco, descargó un tremendo aguacero que puso el campo aún más rápido e hizo que el juego fuera más físico. Ideal para el conjunto de casa. Pero ni por esas. El tiqui-taca español… sí, un tiqui-taca de la época, con los condicionantes físicos y técnicos de entonces, persistía en el intento. Y hubo alguna que otra ocasión que, de haber entrado… Pero no lo hizo. Sólo rozando el último minuto un centro de Ramos lo remató espectacularmente Quini, en plancha, prácticamente a ras de suelo, batiendo a Maier. Fuera de juego. Ese sí estuvo claro para el árbitro. No hubiera cambiado nada.

El doble enfrentamiento contra el combinado alemán marcó el punto álgido en cuanto al fútbol desplegado por el equipo nacional durante los años setenta. No toda la prensa lo reconoció:

Churruca empezó bien, pero Dietz acabó tomándole la medida, y Quini, que volvió a ser uno de los que más se sacrificó, fue también el menos afortunado: su tiro al poste, un par de ocasiones perdidas y el gol en fuera de juego lo demuestran bien claramente. Impidió, sí, que Beckenbauer fuese el habitual líbero local, pero Vogts salió ganando.

(…) En general, pues, un partido con más pena que gloria, pero todo el conjunto de Kubala mereció mejor suerte; un equipo que pudo haber finalizado el primer tiempo con el marcador a su favor y que tuvo que jugar la segunda parte con la eliminatoria cuesta arriba por los caprichos de un árbitro, mientras que los alemanes actuaban ya a su aire y sin realizar precisamente un gran encuentro.

La suerte y las ayudas arbitrales siguen constituyendo la peana sobre la que alza sus triunfos el buen fútbol germano. ¡Así, cualquiera…!” (Gerardo García / As)

Es cierto que Camacho no ha podido con Hoeness, que Villar –que tuvo que retirarse lesionado– fue incapaz de frenar a Wimmer, pero como todo esto ha sido compensado con el acierto y la entrega de los dos gijoneses, delante; de Pirri y Cortabarría, detrás; de Capón en diversas funciones; de Santillana en su desigual lucha con Schwarzenbeck, la selección ha estado tan a la altura de su rival, que no hubiera sido injusto haber tenido que desempatar en Basilea (…).

En los cuarenta y cinco minutos finales (…) nuestra selección achuchaba, y Quini –un stajanovista del fútbol y de la ilusión– tuvo una ocasión en la que, después de hacer lo difícil, falló lo fácil (…)

Quini (3).- Además de vigilar con éxito a Beckenbauer fue quien hizo un fútbol más ofensivo. Dio con un balón en el travesaño y marcó un gol que le anularon por offside”. (Cronos / Marca)

 “Luego, como digo, en la segunda mitad, tormenta en la atmósfera y mejor juego alemán que no sirve más que para demostrar lo que temíamos: una superioridad total de los germanos sobre un equipo que Kubala se ha sacado de la manga, quizá porque no tenga más elementos, pero también porque persiste excesivamente en aquellos hombres que en otras ocasiones le han podido dar un resultado. Si Churruca se ha salvado de la mediocridad, bien que sólo en la primera parte, Quini, no lo ha hecho. Los asturianos, como se sabe, están en Segunda y la moral de haber perdido la categoría no creemos que sea un acicate para jugar en la selección española (…)

Del equipo español, como ya queda señalado, se han salvado Pirri, la primera parte de Churruca y dos o tres jugadas en la segunda y, en plan atacante, el joven Ramos. Los demás, mediocres, adocenados y con tono de perdedores”. (Jesús Ichaso / La Vanguardia)

 “(…) Pocas oportunidades, pues, para ambos equipos, y gol de Quini, cuando las manecillas del reloj estaban rozando el minuto 45, cuya anulación, caso de que el resultado hubiese sido mínimo en aquellos momentos, hubiese producido muchísimas más protestas de las que produjo pero… todo estaba ya decidido”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

El propio Ramón Rovira finalizaría su crónica con una interesantísima reflexión, que cobra aún mayor relevancia transcurridos estos cuarenta años, teniendo aún recientes los triunfos del equipo nacional:

En los comentarios antes del «match» ya decíamos, entre otras cosas, que la gran desventaja de España frente a Alemania era la enorme, abismal casi, diferencia de poderío físico que había entre las dos formaciones. Hoy esta diferencia se ha hecho patente, no ya en la última media hora en la que ya todo estaba visto para sentencia, sino desde los primeros minutos. Los germanos acudían con una fuerza, con una agresividad, a todos los balones, que les hacían dueños de todos los rebotes, de todos los balones sueltos. Y no porque los españoles se arrugasen, no porque se desentendiesen de la lucha, sino porque el poderío físico de los alemanes hacía que los lances pareciesen un combate entre un peso pluma y un peso pesado. No se trataba de no querer, que sí quisieron todos, sino de un no poder.

La falta de reservas físicas de los jugadores españoles en los finales de temporada viene siendo ya tradicional, y la selección no podía ser una excepción. Cuando la genialidad, el poder de improvisación, no pueden decidir un encuentro, cuando los once jugadores están en plenitud de facultades, las esperanzas de la victoria se rebajan en una proporción alarmante, y más cuando son baja del equipo hombres como Benito y Migueli, piezas fundamentales del equipo tanto por su contundencia como por su rendimiento a tope durante los noventa minutos. No se le puede pedir peras al olmo. Aunque Alemania y España se han acercado bastante en lo que a técnica se refiere, la distancia es sideral en cuanto a preparación física, y en el fútbol actual se requiere correr durante todo el partido. Mientras no consigamos esto, jamás seremos una potencia de primer orden”.

Resultaba imposible prever entonces (para algunos de nosotros continúa siendo difícil de creer) que sí pudiéramos serlo. Contando con la posesión de balón y haciendo que el rival fuera el que corriese sin descanso tras el esférico. Pero eso ya es otra historia.

En total fueron seis encuentros de competición y uno amistoso. En dos de ellos fue sustituido por Satrústegui. Ocupó diversas demarcaciones, abarcando un amplio terreno. Como delantero lo hizo casi siempre en posiciones retrasadas o pegado a una banda. Dos goles anotados, otros tantos anulados y un par de remates repelidos por el larguero fueron su contribución más destacada.

“Referencias”

– Fernández Cuervo, José Manuel (1977). Compañero Quini. El difícil camino del gol. Gijón. La Industria.

Prensa

ABC. Madrid.

As. Madrid.

As color. Madrid.

Marca. Madrid

El Mundo Deportivo. Barcelona.

La Vanguardia. Barcelona.

Ya. Madrid.




Los jugadores de la selección

jugadoresseleccion01Han sido 775 los jugadores que se han alineado en 9.114 ocasiones en los 668 partidos que ha disputado la Selección española absoluta de fútbol, constituyéndose por sus cualidades deportivas a criterio de los entrenadores en los elegidos en representar en las distintas competiciones a España, vistiéndose con la elástica de la Selección Nacional, denominada como “La Roja” y también conocida en los albores de su creación por el lema de  ”La furia española”. El comienzo fue el 28 de Agosto de 1920 en Bruselas, el equipo nacional participó en la VII Juegos Olímpicos ante Dinamarca ganándole con un gol marcado por el jugador del Real Unión de Irún, Patricio Arabolaza, desde esta fecha hasta  el partido amistoso que se ha disputado en el estadio londinense de Wembley, el 15 de Noviembre de 2016, con el resultado de 2-2, marcando los goles del empate la Selección de España en los minutos 89 y 95 del partido, han sido 668 los partidos que se han disputado entre estas dos fechas, partidos amistosos, de clasificación para los Campeonatos del Mundo y Europeos, partidos disputados en las distintas sedes de los Campeonatos del Mundo y Europeos, así como algunos de Juegos Olímpicos, Copa de la Hispanidad, Copa de Confederaciones y Copa R.F.E.F.. Se ha conseguido un título de campeón del mundo el 11 de Julio de 2010 en el estadio de Soccer City de la ciudad Surafricana de Johannesburgo ante la selección de Holanda, merced a un gol del jugador de Fuentealbilla (Albacete),  Andrés Iniesta, que en la prórroga del partido en el minuto 116 de juego tras recibir un balón dentro del área consiguió batir al guardameta de los Países Bajos Maarten Stekelenburg  tras una prodigiosa volea. También se han conseguido 3 Campeonatos de Europa en las ediciones del año 1964 que se jugó siendo el país anfitrión tras vencer a la Unión Soviética por 2-1, impresionante el gol de la victoria conseguido por Marcelino que remató de cabeza un centro a media altura por la derecha de Pereda, así mismo en el Campeonato de Europa de 2008 de Austria y Suiza con un gol de Fernando Torres se ganó a la selección de Alemania, superando en velocidad al teutón Lahm y con un toque sutil al balón consiguió eludir la salida de Lehmann para alojarlo en la red, también en el Campeonato de Europa de Polonia y Ucrania de  2012 al ganar a Italia por el contundente resultado de 4-0 convirtiéndose en la única Selección que ha ganado  2 Campeonatos de Fútbol Europeos consecutivos.

jugadoresseleccion02Formación de la Selección de España, campeona de Europa 1.964: Arriba: Iribar, Zoco, Olivella, Fusté, Calleja, Rivilla. Agachados: Amancio, Pereda, Marcelino, Luis Suárez, Lapetra.

jugadoresseleccion03Formación de la Selección de España, campeona de Europa 2008: Arriba: Casillas, Marchena, Sergio Ramos, Capdevila, Senna, Fernando Torres. Agachados: David Silva, Iniesta, Xavi, Fàbregas, Puyol.

jugadoresseleccion04Formación de la Selección de España Campeona del Mundo 2010: Arriba: Pedro, Busquets, Sergio Ramos, Capdevila, Piqué, Xabi Alonso. Agachados: Casillas, Iniesta, David Villa, Xavi, Puyol.

Jugadores que más partidos han disputado con la Selección Nacional Absoluta.

En el estadillo que se acompaña aparecen los jugadores que han disputado mayor número de partidos con la Selección Nacional Absoluta. Iker Casillas se ha erigido en el principal exponente de todos, superando con solvencia a los jugadores que le siguen. Se significan las temporadas que iniciaron y finalizaron, así como los Campeonatos del Mundo y de Europa en que han participado. Se aprecia de que los 11 que han superado los 100 partidos, 9 de ellos están aún en activo.

Sergio Ramos

Sergio Ramos

Casillas

Casillas

Xavi

Xavi

Jugadores

TPDI

TPF

Mundial/Eurocopa

Pt.

Equipos y partidos

1

Casillas

99/00

2016/17

M02/06/10/14E04/08/12/16

167

R.Madrid 162/Oporto 5

2

Sergio Ramos

2003/04

2016/17

M06/10/14E08/12/16

140

Sevilla 4/R.Madrid 136

3

Xavi

98/99

2016/17

M02/06/10/14E04/08/12

133

Barcelona 133

4

Zubizarreta

81/82

97/98

M86/90/94/98E88/92/96

126

Athletic 14/Barcelona 77/Valencia 35

5

Iniesta

2002/03

2016/17

M06/10/14E08/12/16

115

Barcelona 115

6

Xabi Alonso

2000/01

2016/17

M06/10/14E04/08/12

114

R.Sociedad 12/Liverpool 49/R.Madrid 53

7

Fàbregas

2011/12

2016/17

M06/10/14E08/12/16

110

Arsenal 58/Barcelona 33/Chelsea 19

8

FernandoTorres

2000/01

2016/17

M06/10/14E04/08/12

110

At. Madrid 42/Liverpool 40/ Chelsea 28

9

Silva

2004/05

2016/17

M10/14E08/12/16

109

Valencia 38/Manchester City 71

10

Raúl

94/95

2016/17

M98/02/06E00/04/08

102

R. Madrid 102

11

Puyol

96/97

2013/14

M02/06/10E04/08/12

100

Barcelona 100

12

David Villa

2001/02

2016/17

M06/10/14E08/12

97

Zaragoza 1/Valencia 64/Barcelona 27/At.Madrid 5

13

Busquets

2008/09

2016/17

M10/14E12/16

94

Barcelona 94

14

Hierro

87/88

2002/03

M94/98/02E92/96/00

89

R.Madrid 89

15

Piqué

2006/07

2016/17

M10/14E12/16

85

Barcelona 85

16

Camacho

73/74

88/89

M82/86E84/88

81

R.Madrid 81

17

Cazorla

2003/04

2016/17

M14E08/12/16

77

Villarreal 34/Málaga 11/Arsenal 32

18

Gordillo

76/77

95/96

M82/86E80/84/88

75

Betis 59/R.Madrid 16

19

Butragueño

81/82

94/95

M86/90E88/92

69

R.Madrid 69

20

Marchena

97/98

2015/16

M06/10E04/08/12

69

Valencia 62/Villarreal 7

21

Arconada

75/76

88/89

M82E80/84

68

R.Sociedad 68

22

Míchel

81/82

95/96

M86/90E88/92

66

R.Madrid 66

23

Luis Enrique

89/90

2003/04

M94/98/02E96/00

62

Sporting 1/R. Madrid 23/Barcelona38

24

Nadal

86/87

2004/05

M94/98/02E92/96/00

62

Mallorca 16/Barcelona 46

25

Capdevila

98/99

2013/14

M10E08/12

60

Deportivo 12/Villarreal 48

26

Pedro Rdgez

2007/08

2016/17

M10/14E12/16

60

Barcelona 51/Chelsea 9

27

Víctor Muñoz

76/77

90/91

M86E84/88

60

Zaragoza 4/Barcelona 56

28

Arbeloa

2004/05

2016/17

M10E08/12

56

Liverpool 9/ R.Madrid 47

29

Julio Salinas

82/83

99/00

M86/90/94E88/96

56

Athl. 8/At.Madrid 9/Barcel. 30/Deport.7/Sport. 2

30

Santillana

70/71

87/88

M78/82E76/80/84

56

R.Madrid 56

31

Sergi Barjuán

91/92

2004/05

M94/98E96/00

56

Barcelona 56

32

Abelardo

89/90

2002/03

M94/98E92/96/00

54

Sporting 14/Barcelona 40

33

Alkorta

84/85

2001/02

M90/94/98E92/96/00

54

Athletic 20/R.Madrid 34

34

Etxeberria Jos.

94/95

2009/10

M98E00/04

53

Athletic 53

35

Míchel Salgado

94/95

2008/09

M06E00/04/08

53

Celta 7/R.Madrid 46

36

Albelda

96/97

2012/13

M02/06E04/08

51

Valencia 51

37

Albiol

2004/05

2016/17

M14E08/12/16

51

Valencia 16/R.Madrid 24/Nápoles 11

38

Joaquín Sánch.

2000/01

2016/17

M02/06E04/08

51

Betis 42/Valencia 9

39

Jordi Alba

2008/09

2016/17

M14E12/16

50

Valencia 11/Barcelona 39

40

Iribar

61/62

79/80

M66E64/68/72/76

49

Athletic 49

41

Sanchís Hont.

83/84

2000/01

M90E88/92

48

R.Madrid 48

42

Guardiola

90/91

2005/06

M94E96/00

47

Barcelona 46/Brescia 1

43

Helguera

96/97

2008/09

M02E00/04

47

Espanyol 3/R.Madrid 44

44

Morientes

93/94

2009/10

M98/02E00/04/08

47

R.Madrid 35/Mónaco 3/Liverpool 5/Valencia 4

45

Cañizares

89/90

2007/08

M94/06E00

46

Celta 5/R.Madrid 5/Valencia 36

46

Valerón

96/97

2015/16

M02E00/04

46

At.Madrid 14/Deportivo 32

47

Zamora Ric.

28/29

35/36

M34

46

Barcelona 8/Espanyol 24/R.Madrid 14

48

Baraja

93/94

2009/10

M02E04

43

Valencia 43

49

Gento

52/53

70/71

M62/66E60/64/68

43

R.Madrid 43

50

Amancio

58/59

75/76

M66E64/68/72

42

R.Madrid 42

51

Gallego Ric.

78/79

91/92

M82/86E84/88

42

R.Madrid 42

52

Asensi J.M.

66/67

80/81

M78E76/80

41

Elche 4/Barcelona 37

53

Guerrero

91/92

2005/06

M94/98E96/00

41

Athletic 41

54

Pirri

63/64

79/80

M66/78E68/72/76

41

R.Madrid 41

55

Señor

78/79

89/90

M86E88

41

Zaragoza 41

56

Mata

2006/07

2016/17

M10/14E12/16

41

Valencia 11/Chelsea 21/Manchester United 9

57

Mendieta

91/92

2006/07

M02E00/04

40

Valencia 27/Barcelona 5/Lazio 8
  Otr. Jugadores      

5182

 

Composición de los jugadores que han disputado partidos con la Selec. Nacional

Se especifica en este cuadrante con la columnas Al., que representa al número de alineaciones de cada jugador. Comprobando el estadillo observamos que los jugadores que se han alineado en una ocasión representan casi el 25% (193) del total de jugadores (775), significando una amplia mayoría. Fijándose el cómputo medio de todos los jugadores en 11’75 alineaciones. 

Al.

Jugad.

Total

Jugadores

Al.

Jugad.

Total

Jugadores

1

193

193

 

38

3

114

Alfonso P./Mart.Vázquez/Vicente R.

2

93

186

 

39

1

39

Goikoetxea Andoni

3

67

201

 

40

1

40

Mendieta

4

58

232

 

41

5

205

Asensi J./Guerrero/Pirri/Señor/Mata

5

37

185

 

42

2

84

Amancio/Gallego Ricardo

6

24

144

 

43

2

86

Baraja/Gento

7

24

168

 

46

3

138

Cañizares/Valerón/Zamora Ricardo

8

17

136

 

47

3

141

Guardiola/Helguera/Morientes

9

14

126

 

48

1

48

Sanchís Hontiyuelo

10

12

120

 

49

1

49

Iribar

11

14

154

 

50

1

50

Jordi Alba

12

16

192

 

51

3

153

Albelda/Albiol/Joaquín Sánchez

13

14

182

 

53

2

106

Etxeberria/Míchel Salgado

14

16

224

 

54

2

108

Abelardo/Alkorta

15

16

240

 

56

4

224

Arbeloa/J.Salinas/Santillana/Sergi B

16

10

160

 

60

3

180

Capdevila/Pedro/Víctor Muñoz

17

3

51

 Belsué/Luque/Isco

62

2

124

Luis Enrique/Nadal

18

15

270

 

66

1

66

Míchel

19

3

57

Gorostiza/Kubala/Tomás Reñones

68

1

68

Arconada

20

7

140

 

69

2

138

Butragueño/Marchena

21

8

168

 

75

1

75

Gordillo

22

9

198

 

77

1

77

Cazorla

23

4

92

Claramunt/Pablo I./Puchades/Saura

81

1

81

José Antonio Camacho

24

1

24

Paco Llorente

85

1

85

Piqué

25

6

150

 

89

1

89

Hierro

26

4

104

Chendo/Juanito Gu./Kiko/Rivilla

94

1

94

Busquets

27

1

27

Tendillo

97

1

97

David Villa

28

5

140

 

100

1

100

Puyol

29

2

58

Garay/Roberto Fdez

102

1

102

Raúl

30

3

90

Bakero/Zamora J.Mª./Koke

109

1

109

David Silva

31

1

31

Di Stéfano

110

2

220

Fàbregas/Fernando Torres

32

3

96

Luis Suárez/Migueli B./Satrústegui

114

1

114

Xabi Alonso

33

1

33

Gainza

115

1

115

Iniesta

34

4

136

Alexanko/Juanito Gó./Julio Alberto/Reina J.

126

1

126

Zubizarreta

35

4

140

Carrasco/Jesús Navas/Quini/Ramallets

133

1

133

Xavi

36

4

144

Ferrer/Gallego F./Goikoetexea J.A./Maceda

140

1

140

Sergio Ramos

37

1

37

Amor

167

1

167

Casillas
       Total 775 Jugadores 9.114 Alineaciones        

Lugar de nacimiento de los jugadores Selección Nacional Absoluta.

En el cuadrante que se acompaña destacan por el número de jugadores internacionales las provincias de la comunidad de Euskadi de Vizcaya y Guipúzcoa, que han sido un auténtico filón de jugadores para la Selección Nacional, significar que 152 jugadores de los 176 de estas provincias han nacido antes de 1967, por lo que cuentan o han contado con más de 50 años de edad, 10 jugadores están aún están en activo. En cuanto a las alineaciones de los partidos, las provincias con mayor número de población de Barcelona y Madrid superan ambas ampliamente las 1.000 alineaciones de jugadores.

País y Provincia

Intern.

Alineac.

 

País y Prov.

Intern.

Alineac.

1

Vizcaya

101

878

 

34

Lugo

5

27

2

Guipúzcoa

75

741

    Toledo

5

56

3

Barcelona

74

1.144

 

36

Álava

4

138

4

Madrid

73

1.169

    Baleares

4

81

5

Asturias

39

563

    Palencia

4

18

6

Valencia

37

424

 

39

Paraguay

3

10

7

Sevilla

29

417

    Marruecos

3

23

8

Navarra

28

292

    Albacete

3

140

9

Cantabria

22

257

    Burgos

3

57

10

Las Palmas

19

258

    Huelva

3

7

11

Coruña

17

153

    Jaén

3

9

12

Cádiz

16

211

 

45

Cuba

2

4

13

Pontevedra

16

116

    Filipinas

2

6

14

Argentina

13

125

    Hungría

2

23

15

Alicante

12

163

    Italia

2

19

  Castellón

12

86

    Almería

2

5

  Santa C. Tenerife

12

105

    Ciudad Real

2

4

18

Zaragoza

11

132

    Huesca

2

4

19

Badajoz

9

101

    Zamora

2

2

  Tarragona

9

62

 

53

Alemania

1

5

21

Lleida

8

187

    Dinamarca

1

2

22

Córdoba

7

25

    Francia

1

2

  Girona

7

38

    Inglaterra

1

11

  Málaga

7

147

    Suiza

1

1

  Murcia

7

115

    Uruguay

1

16

26

Brasil

6

59

    Guinea

1

4

  Cáceres

6

85

    Mauritania

1

9

  La Rioja

6

41

    Ávila

1

26

  Salamanca

6

80

    Melilla

1

2

  Valladolid

6

72

    Ourense

1

18

31

Ceuta

5

77

    Segovia

1

1

  Granada

5

16

    Soria

1

16

  León

5

26

    Teruel

1

3

Composición por años de los partidos disputados por la Selección

Han sido 668 los partidos que ha disputado la Selección española absoluta desde el año 1920 en donde se proclamaron subcampeones olímpicos y de ahí le viene el apelativo de “La furia española”, Belauste, que se da la circunstancia que es el mayor de edad de todos los 775 jugadores seleccionados en su historia, en el partido que disputó la selección ante la selección de Suecia, según cuentan las crónicas, le dijo a Sabino, compañero suyo del Athletic, que le lanzase el balón al área, pidiéndoselo al grito “A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo”, cuando controló el balón logró introducirse él mismo en la portería sueca con el balón, zafándose con su testarazo de 3 jugadores suecos y el portero, que no pudieron impedir el gol, presto de furia. Ya como colofón se logró culminar con la proeza de proclamarse campeón del mundo en el año 2010 en Suráfrica al lograr vencer a la selección de Holanda por 1 a 0, con el cariñoso apelativo de “La roja”. A partir del año 1978 la selección se ha prodigado en disputar mayor número de  partidos que en años anteriores.

Año Partidos   Años Partidos   Años Partidos

1920

5

 

1956

1

 

1987

7

1921

2

 

1957

7

 

1988

13

1922

2

 

1958

4

 

1989

8

1923

3

 

1959

5

 

1990

11

1924

3

 

1960

8

 

1991

8

1925

5

 

1961

7

 

1992

9

1926

1

 

1962

6

 

1993

9

1927

3

 

1963

5

 

1994

15

1928

5

 

1964

5

 

1995

9

1929

3

 

1965

5

 

1996

11

1930

4

 

1966

6

 

1997

6

1931

4

 

1967

5

 

1998

10

1932

1

 

1968

7

 

1999

10

1933

4

 

1969

6

 

2000

14

1934

5

 

1970

5

 

2001

9

1935

3

 

1971

6

 

2002

13

1936

4

 

1972

6

 

2003

11

1941

3

 

1973

6

 

2004

13

1942

3

 

1974

5

 

2005

12

1945

2

 

1975

4

 

2006

14

1946

1

 

1976

3

 

2007

12

1947

2

 

1977

6

 

2008

16

1948

3

 

1978

12

 

2009

16

1949

5

 

1979

6

 

2010

17

1950

8

 

1980

11

 

2011

12

1951

3

 

1981

13

 

2012

16

1952

4

 

1982

10

 

2013

17

1953

4

 

1983

7

 

2014

12

1954

3

 

1984

13

 

2015

9

1955

5

 

1985

9

 

2016

15

     

1986

12

     

Algunos apuntes de la Selección Nacional Absoluta

De los jugadores que han intervenido con la Selección nacional absoluta de España, destacar las alineación titular de la temporada 1987-88 en el Real Madrid C.F., 9 de sus jugadores fueron seleccionados, los otros dos jugadores eran extranjeros, así la alineación era: Buyo; Chendo, Sanchís, Tendillo, Camacho; Míchel, Jankovic, Gordillo; Butragueño, Hugo Sánchez y Martín Vázquez. También destacar la alineación titular de la temporada 2012-13 del F.C. Barcelona en donde 8 de sus jugadores fueron seleccionados por España, los otros 3 eran extranjeros. Así la alineación titular era: Víctor Valdés; Dani Alves, Mascherano, Piqué, Jordi Alba; Pedro, Busquets, Xavi, Iniesta; Fàbregas, Messi.

jugadoresseleccion08Formación del Real Madrid C.F. temporada 1987-88, todos seleccionados a excepción de Hugo Sánchez y Jankovic (extranjeros). Aparecen arriba: Chendo, Buyo, Míchel, Jankovic, Gordillo, Camacho. Abajo: Butragueño, Martín Vázquez, Hugo Sánchez, Sanchís y Gallego (este último también seleccionado en esta temporada).

jugadoresseleccion09Formación del F.C. Barcelona temporada 2012-13: Todos los jugadores a excepción de Messi, Dani Alves y Mascherano (extranjeros) seleccionados por la Selección Española. Arriba: Pedro, Mascherano, Busquets, Piqué, Víctor Valdés. Abajo: Messi, Dani Alves, Fàbregas, Iniesta, Xavi, Jordi Alba.

Entre los jugadores que tienen alguna relación familiar de hermanos o padres e hijos destacar.

Hermanos: Alfonso y Luis Olaso (1), Eneko Arieta I y Antón Arieta II, José Gonzalvo II y Mariano Gonzalvo III (6), Julio y Patxi Salinas (3), Francisco Lesmes I y Rafael Lesmes II, Aitor y Luis María López Rekarte, Pedro y Luis Regueiro (4), Marcelino Chirri I e Ignacio María Chirri II, Gabriel y Juanito Alonso, José Francisco Rojo I y José Ángel Rojo II (1). Entre paréntesis se indican los hermanos que coincidieron juntos en los partidos que se señalan.

Padres e Hijos: Perico Alonso y Xabi Alonso, Herrerita y Chus Herrera, Miguel Reina y José Manuel Reina, Manuel Sanchís Martínez y Manuel Sanchís Hontiyuelo, Eusebio Ríos y Roberto Ríos, José Agustín Aranzábal “Gaztelu” y Agustín Aranzábal, Marcos Alonso Imaz “Marquitos” y Marcos Alonso Peña.

Han sido 53 los guardametas que han sido seleccionados, siendo Casillas, Zubizarreta, Arconada, Iribar, Cañizares y Zamora los que más partidos han disputado, se han alineado 762 veces mientras que los jugadores de campo en  8.352 ocasiones, por lo que se aprecia que estableciendo la relación de proporción, han sido menos los guardametas que han participado en las alineaciones de la Selección que el resto de sus compañeros.

El jugador más veterano en debutar con la selección española ha sido el húngaro del Real Madrid, Ferenc Puskas que con 34 años y 7 meses jugó en Casablanca el día 12 de noviembre de 1961 ante la selección de Marruecos, anteriormente jugó con la selección de Hungría en donde llegó a disputar la final del Campeonato del Mundo de 1954 en Suiza, ante Alemania, que pese a estar lesionado de tobillo obtuvo su cuarto gol del torneo, le sigue en veteranía Vicente Engonga que con 32 años y 11 meses debutó ante la selección de Rusia en Granada el día 23 de Septiembre de 1998. El jugador más joven en debutar con la selección absoluta de España ha sido Ángel Zubieta que con 17 años y 9 meses hizo su presentación en Praga ante la selección de Checoslovaquia el día 26 de Abril de 1936, le sigue el jugador Bojan Krkic Pérez que saltó al campo del Carlos Belmonte en Albacete ante el combinado de Armenia a la edad de 18 años y 13 días el día 10 de Septiembre de 2008.

Los jugadores más veteranos en disputar partidos con la Selección han sido: Luis Suárez, el único jugador español poseedor de un Balón de Oro en 1960, que habiendo nacido el 02.05.1935 disputó el partido amistoso ante Grecia el 12.04.1972 con 36 años y 11 meses, le siguen en veteranía los guardametas, Ramallets “el gato de Maracaná” con 36 años y 10 meses, Zubizarreta con 36 años y 8 meses,  y Cañizares con 36 años y 6 meses, quedando a continuación el veloz extremo Paco Gento con 36 años. Otros jugadores que superan la edad de 35 años jugando partidos con la Selección son:  Aduriz (35:09), Nadal (35:09), José María Peña (35:07), Di Stéfano (35:05), Isacio Calleja (35:05), Puskas (35:02), Ricardo Zamora (35:01) y Casillas (35:01).

Cabe resaltar la anécdota del guardameta José Francisco Molina, perteneciente a la disciplina del Atlético de Madrid en el partido que se disputó el 24 de Abril de 1996 en Oslo la Selección española ante la Selección de Noruega que acabó con el resultado de empate a 0, su compañero de equipo Juanma López se lesionó a falta de 12 minutos para concluir el tiempo reglamentario, el entrenador Javier Clemente que había realizado 4 de los 5 cambios previstos no tenía jugadores de campo para efectuar el cambio recurriendo a Molina, que retocó su dorsal del número 13 al 18, lo situó en la posición de delantero, estando afortunado en su debut pues incluso disparó con contundencia a la base del poste noruego.

En partidos amistosos la Selección Nacional ha realizado hasta 7 sustituciones por partido, sin embargo en el partido que se disputó en Getafe el 5 de Junio de 2004 ante la selección de Andorra cubrió todas las expectativas, puesto que hasta 22 jugadores de la Selección española saltaron al césped del Coliseum Alfonso Pérez, solo el jugador del Deportivo Albert Luque que cubría la baja por lesión del jugador del Valencia  Vicente Rodríguez disputó todos los minutos de juego.

Los jugadores de la Selección que han figurado en más equipos siendo en los mismos seleccionados han sido Julio Salinas que ha figurado en 5 equipos: Athletic, Atlético de Madrid, Barcelona, Deportivo y Sporting. Le siguen con 4 equipos Morientes: Real Madrid, Mónaco, Liverpool, Valencia y  David Villa: Zaragoza, Valencia, Barcelona y Atlético de Madrid. Han intervenido también en 3 equipos 22 jugadores, en 2 equipos 123 jugadores y en 1 equipo 627 jugadores. Sumando ambos conceptos aparecerán 775 jugadores y 952 equipos.

En la selección nacional también se han alineado jugadores nacidos en otros países que tras su formación deportiva en España adquirieron la nacionalidad española. Destacar a los húngaros Puskas y Kubala, los argentinos Touriño, Juan Carlos Heredia, Rial, Roberto Martínez, Valdez, Pernía, Rubén Cano, Pizzi y Di Stéfano, los brasileños Bezerra, Catanha, Donato, Diego Costa y Senna, los paraguayos Heriberto Herrera, Jara y Eulogio Martínez y al uruguayo José Emilio Santamaría. Hubo otros que habiendo nacido en el extranjero, sus padres eran españoles, considerándose circunstancial su lugar de nacimiento. Caso especial es Pier Luigi Cherubino que nació en Roma de padres italianos, pero su infancia la desarrolló en Puerto de la Cruz de la isla de Tenerife.

Jugadores que pertenecían a equipos de la 2ª División siendo internacionales.

 

Jugadores

Nombre y Apellidos

Equipo

Tpda

1

Quincoces

Jacinto Francisco Fdez de Quincoces y López

Alavés

1928-29

2

Antero

Antero González de Audicana Inchaurraga

Alavés

1928-29

3

Olivares

Manuel Olivares Lapeña

Alavés

1929-30

4

Ciriaco

Ciriaco Errasti Siunaga

Alavés

1929-30

5

Lángara

Isidro Lángara Galarraga

Oviedo

1932-33

6

Elícegui

Juan Antonio Elícegui Cans

Real Unión

1932-33

7

Chacho

Eduardo González Valiño

Deportivo

1933-34

8

Vega

José Vega Lago

Celta

1935-36

9

Zoco

Ignacio Zoco Esparza

Osasuna

1960-61

10

Lora

Enrique Lora Millán

Sevilla

1968-69

11

Quino

Joaquín Sierra Vallejo

Betis

1969-70

12

Quini

Enrique Castro González

Sporting

1976-77

13

Gordillo

Rafael Gordillo Vázquez

Betis

1978-79

14

Christiansen

Thomas Christiansen Tarín

Barcelona B

1992-93

15

Salva

Salvador Ballesta Vialcho

At. Madrid

2000-01

Composición de los jugadores Selección por equipos y alineaciones

Se adjunta cuadrante de los equipos  de la Liga y de otras competiciones que han dispuesto con jugadores seleccionados por la Selección nacional absoluta de España, constituyen 952 jugadores, significando que algunos han sido seleccionados en varios equipos, que a su vez han sido alineados 9.114 veces, de entre los equipos extranjeros figuran 56 seleccionados con 641 alineaciones. Destacar al F.C. Barcelona y Real Madrid C.F., que han superado la centena de jugadores seleccionados, siendo además los equipos que sobrepasan y se acercan a los dos millares de alineaciones. Los equipos ingleses del Liverpool, Arsenal y Chelsea superan la centena de alineaciones de los jugadores seleccionados por España. Significar a los jugadores aún en activo que más veces han sido seleccionados figurando en equipos extranjeros son: Cesc Fàbregas-77 (Arsenal 58, Chelsea 19), David Silva-71 ( Manchester City) y Fernando Torres-68 (Liverpool 40, Chelsea 28).

Equipos

Internac.

Alineac.

 

Equipos

Internac.

Alineac.

Barcelona

129

2.060

 

Lazio

1

8

Real Madrid

120

1.933

 

Getafe C.F.

2

7

Athletic

99

821

 

Torino

1

7

Valencia

70

812

 

Granada

3

6

Atlético Madrid

89

668

 

Murcia

2

6

Real Sociedad

44

325

 

Málaga C.D.

3

5

Betis

27

241

 

Oporto

1

5

Deportivo

26

208

 

Sporting de Vigo

2

5

Sevilla

39

199

 

Albacete

1

4

Zaragoza

25

195

 

Rayo Vallecano

3

4

Espanyol

42

163

 

Burgos

1

3

Sporting

19

162

 

Cádiz

1

3

Liverpool

7

160

 

Europa

2

3

Villarreal

13

137

 

Mónaco

1

3

Arsenal

5

119

 

Racing Sama

1

3

Chelsea

8

109

 

Barcelona B

1

2

Celta

20

88

 

Borussia Dortmund

1

2

Manchester City

5

89

 

Castellón

2

2

Mallorca

10

57

 

Córdoba

2

2

Real Unión

9

53

 

Leeds United

1

2

Oviedo

16

52

 

Newcastle

1

2

Arenas

8

47

 

Olimpique Marsella

1

2

Las Palmas

7

39

 

Benfica

1

1

Bayer Munich

3

32

 

Brescia

1

1

Alavés

6

28

 

Deportivo Ovetense

1

1

Manchester United

3

28

 

Ferrol

1

1

Málaga C.F.

9

25

 

Fortuna de Vigo

1

1

Osasuna

9

25

 

Fiorentina

1

1

Racing

7

23

 

Hércules

1

1

Tenerife

4

21

 

Levante

1

1

Juventus

3

20

 

Logroñés

1

1

Nápoles

3

20

 

Milan

1

1

Valladolid

11

17

 

Pontevedra

1

1

Fenerbahçe

1

13

 

Racing de Madrid

1

1

Inter

3

13

 

Sampdoria

1

1

Elche

4

11

 

Swansea

1

1

 

 

 

 

Tottenham

1

1




1938. La gira del equipo nacional por Andalucía y Norte de Africa (II)

Como ya vimos en la entrega anterior el equipo nacional quedó concentrado en Alcalá de Guadaira después de haber jugado en Cádiz, Málaga y Granada.

Bajo las órdenes de Ramón Encinas los 20 jugadores intensificaron la preparación con sesiones de índole físico en los pinares que rodean el Hotel Oromana, y con otras de carácter técnico en el terreno sevillista de Nervión.

Fuente: FE 27 de enero de 1938

Fuente: FE 27 de enero de 1938

Fuente: FE 27 de enero de 1938

Fuente: FE 27 de enero de 1938

El primero de los dos encuentros a celebrar en Sevilla se fija para el domingo 16 de enero y el segundo para el siguiente, el domingo 23, mientras que para el día 30 está previsto jugar en Lisboa contra Portugal.

El primer partido, organizado por la Federación Regional Sur, se juega a beneficio del Ejército  y en colaboración con los obreros de las fábricas militares. La prensa local en los días previos se encarga de alentar la expectación de cara al partido, planteando el reto de igualar lo conseguido en las otras ciudades andaluzas con comentarios como este, aparecido en FE el día 14 de enero: “Granada, Cádiz y Málaga ofrecieron a los organizadores buenas taquilllas. A pesar del mal tiempo, las recaudaciones obtenidas, según nos informan, fueron considerables. Sevilla no ha de ser menos. ¿No es cierto?”.

Fuente: FE 13 de enero de 1938

Fuente: FE 13 de enero de 1938

Para favorecer la asistencia de público al partido se resuelve facilitar la presencia de los socios del Betis Balompié y del Sevilla FC, que sólo deberán pagar la mitad de la entrada correspondiente.

Fuente: FE 15 de enero de 1938

Fuente: FE 15 de enero de 1938

El equipo nacional se enfrenta a una llamada selección andaluza, aunque en realidad el equipo está formado por jugadores que militan en los clubs sevillanos, independientemente del origen geográfico de los jugadores, además de otros,  como Tabales, Irastorza y Leoncito, que se hallan en la capital andaluza.

El equipo nacional, con camiseta verde y pantalón negro, forma con Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces; Germán, Soladrero, Aranaz; Epi, Agustín, Campanal, Herrerita y Vázquez.

La selección andaluza, a la que dirige Pepe Brand, viste camisolín rojiblanco y pantalón azul, y alinea a: Tabales; Joaquín, Deva; Peral, Bohórquez (Félix), Irastorza; Saro, Torróntegui, Hoyos, Leoncito y Valera.  El árbitro, como en todos los encuentros anteriores,  es el sevillano Manolo Ocaña.

El equipo nacional se impone por 3 tantos a 1, a pesar de que se adelantan los locales con gol de Leoncito en la primera parte. Tras el descanso llega el empate en una falta que Agustín desde el borde del área coloca en la escuadra de la meta defendida por Tabales. En la segunda parte el extremo Epi desarbola con frecuencia a la defensa andaluza. Una jugada suya por banda termina en un centro preciso para que Campanal haga el 2-1. El mismo Epi, el gran triunfador de la tarde, hace el 3-1 a pase de Vázquez.

GiraAndalucia205GiraAndalucia206El encuentro del domingo 23 vuelve a repetir el escenario del campo de Nervión, aunque cambia en esta ocasión el destino de los ingresos  del encuentro. Será Auxilio Social, el organismo dependiente de la Falange, el beneficiario de la recaudación.

Fuente: FE 21 de enero de 1938

Fuente: FE 21 de enero de 1938

El día 23, en palabras textuales de la prensa del momento, “el campo de la avenida de Eduardo Dato volvió a registrar una gran entrada. Había interés en ver al equipo nacional y respondió el público como el acontecimiento se merecía. Auxilio Social, a cuyo beneficio se celebraba el encuentro, puede estar satisfecho. A las tres en punto saltan los equipos al campo. Formados en el centro del terreno, en unión del árbitro y de los jueces de línea, escuchan, brazo en alto, el himno de la Falange. “

Ramón Encinas cambia la alineación respecto al domingo anterior, dando entrada a Ipiña y Vergara. El equipo forma, pues, con: Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces; Aranaz, Germán, Ipiña; Epi, Vergara, Campanal, Herrerita y Vázquez. También cambia la vestimenta, pues se pasa a camiseta blanca y pantalón negro, con el yugo y las flechas como escudo del equipo. Será el uniforme que se vestirá en el partido de Lisboa una semana después.

Dibujo de Guillermo Eizaguirre. Fe 25 de enero de 1938

Dibujo de Guillermo Eizaguirre. Fe 25 de enero de 1938

La selección andaluza, de nuevo con camiseta rojiblanca y pantalón azul, alinea a InchaustI; Zabala, Deva; Peral, Soladrero, Alcázar; Saro, Torróntegui, Leoncito, Agustín y Emilín. El equipo se refuerza respecto a la semana anterior con jugadores del equipo nacional como Inchausti, Zabala, Soladrero, Agustín y Emilín.

En la segunda parte Emilín pasa al equipo nacional y Vázquez al andaluz, Peral  e Inchausti se alinean por Ipiña y Eizaguirre, mientras que sus puestos en la selección andaluza los ocupan Félix y Tabales.

Saro adelanta al equipo local en la segunda parte, empatando a falta de diez minutos Vergara.

Fuente: FE 24 de enero de 1938

Fuente: FE 24 de enero de 1938

El viernes 28 de enero, desde la céntrica Plaza Nueva de Sevilla, partía la expedición hacia Lisboa en autobús, haciendo noche en Badajoz ese mismo día. Dieciséis jugadores (Eizaguirre e Inchausti como porteros, Ciriaco, Quincoces y Zabala como defensas, Aranaz, Germán, Soladrero y Peral, medios, Epi, Saro, Campanal, Vergara, Agustín, Herrerita y Vázquez delanteros), el entrenador Ramón Encinas, el masajista Birichinaga y el vicepresidente de la Federación Juan López García, componen la expedición, que es despedida por el presidente de la Federación Regional Sur Antonio Calderón.




1938. La gira del equipo nacional por Andalucía y Norte de África (I)

La decisión de la FIFA en noviembre de 1937 de permitir a la Federación de Fútbol instalada en el bando rebelde la organización de partidos de carácter internacional, aunque sin darles el carácter de oficial, llevó a esta Federación a organizar dos partidos amistosos contra Portugal. El primero se jugó en Vigo el 28 de noviembre de 1937 y terminó con la victoria del conjunto luso por 1-2, en lo que supuso la primera derrota en partido de selecciones con Portugal. La falta de competición en los seleccionados, no se jugaba desde el inicio de la guerra civil, fue la principal causa esgrimida para explicar la derrota, a pesar de que se habían jugado varios encuentros preparatorios en Irún, San Sebastián, Pamplona, Vitoria, Bilbao, Santander, Valladolid, Burgos y Ferrol.

De cara al segundo partido con Portugal, previsto en Lisboa a finales de enero, se decidió intensificar la preparación, concentrando a los seleccionados en Sevilla y realizando una gira por diversas localidades andaluzas.

Así el 31 de diciembre llegaban a Sevilla 15 jugadores: Inchausti (Zaragoza), Ciriaco (Madrid FC), Quincoces (Madrid FC), Zabala (Athletic Club), Aranaz (Osasuna), Germán (Racing), Ipiña (Athletic Madrid), Epi (Donostia), Vergara (Osasuna), Agustín (Celta), Herrerita (Oviedo FC), Soladrero (Oviedo FC), Emilín (Oviedo FC), Vázquez (Deportivo) y Olivares (Zaragoza). Allí se les unieron los sevillistas Eizaguirre, Campanal y Joaquín y los béticos Peral y Saro, para totalizar 20 jugadores.

Quien no llegó a Sevilla fue el seleccionador Amadeo García Salazar, al sufrir un grave accidente automovilístico en las inmediaciones de Valladolid cuando se dirigía a la capital andaluza desde Vitoria. Fue Ramón Encinas, el técnico gallego que había dirigido al Sevilla en la última campaña liguera, quien se hizo cargo de los seleccionados.

El día 2 de enero se celebra en Cádiz el primer partido, frente al conjunto local. El encuentro, cuyos beneficios económicos se destinan al Ejército, despierta bastante expectación y se pone en juego un trofeo donado por la Diputación Provincial. Pero ala hora del partido “el terreno de juego estaba convertido en una laguna. A las tres en punto de la tarde llegaron las autoridades que tomaron asiento en la tribuna, junto al vicepresidente de la Federación Española de Fútbol, señor López García, y los directivos del Cádiz FC. La hija del gobernador civil hizo el saque de honor, siendo obsequiada con ramos de flores por Quincoces y Beguiristain, capitanes del once nacional y del Cádiz”.

A las órdenes de Manuel Ocaña los equipos formaron así:

Equipo Nacional, con camiseta verde y pantalón negro: Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces; Aranaz, Germán, Ipiña; Epi, Vergara, Campanal, Herrerita y Vázquez.

Cádiz, con camiseta amarilla y pantalón azul: Inchausti; Núñez, Joaquín; Peral, Beguiristain, Alcázar; Saro, Agustín, Torróntegui, Leoncito y Bracero.

El equipo cadista sólo alinea realmente a 2 jugadores propios (Núñez y Beguiristain), pues los otros que juegan o pertenecen al seleccionado o acuden al partido para reforzar al conjunto local, en los casos de Alcázar, Torróntegui, Leoncito y Bracero.

Aunque nada más iniciarse el encuentro Bracero bate a Eizaguirre, la superior calidad del seleccionado se impone. Empata Campanal con un tiro desde fuera del área, y Vázquez hace el segundo también con otro tiro lejano que se le escapa de las manos a Inchausti.

Antes de acabar la primera parte Epi hace el tercero y Campanal el cuarto, bajo una lluvia torrencial.

En la segunda parte una lesión de Joaquín le obliga a abandonar, siendo sustituido por el sevillista Félix. A la media hora del partido Campanal hace el quinto a pase de Herrerita.

Al día siguiente en el Ayuntamiento se hace entrega del trofeo donado por la Diputación Provincial.

GiraAndalucia01El jueves 6 de enero, aprovechando la festividad del día de Reyes, el equipo se desplaza a Málagapara enfrentarse a una selección local. El campo de los Baños del Carmen aparece exornado con toda la parafernalia propia del momento: banderas, guirnaldas patrióticas y bandas de música que antes del partido interpretan los himnos de Falange, el Oriamendi y el Nacional, mientras que jueces, jugadores, autoridades y público escuchan en silencio y brazo en alto.

Es de nuevo Manuel Ocaña el encargado de dirigir el encuentro, formando así los conjuntos:

Equipo Nacional, con camiseta verde y pantalón negro: Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces; Germán, Soladrero, Ipiña; Epi, Vergara, Campanal, Herrerita y Vázquez.  Soladrero por Aranaz es la novedad respecto al partido de Cádiz.

Selección Local, con camiseta blanquiazul y pantalón blanco: Pedrín; Chales, Zabala; Peral, Segura, Aranaz; Inciarte, Llona, Calderón, Agustín y Ochoa. En esta ocasión son 4 los jugadores del seleccionado (Zabala, Peral, Aranaz y Agustín) los que refuerzan al equipo local, mientras que el resto del combinado es una amalgama de jugadores malagueños (Pedrín, Chales) con jugadores de otros equipos.

A los 15 minutos Vergara hace el 0-1, al rematar una  jugada de Campanal, empatando al poco tiempo Agustín. Campanal marca el 1-2 en un gran tiro y a los 30 minutos de nuevo el ariete asturiano marca el 1-3 rematando de cabeza una jugada por la banda de Epi. Y a falta de 2 minutos para el descanso un nuevo remate cabeza de Campanal es el cuarto tanto, tras jugada por la otra banda de Vázquez.

Al inicio de la segunda parte Saro suple a Vergara en el equipo nacional, y al poco tiempo del reinicio Calderón hace el segundo gol del equipo local. Pero la selección impone su mayor calidad y marca dos nuevos tantos: Saro el quinto y Campanal el sexto.

En un choque con un contrario se retira Quincoces lesionado, siendo sustituido por Joaquín. El partido finaliza con victoria para el equipo nacional por 2-6

GiraAndalucia02El domingo 9 de enero es el Stadium de Los Cármenes el marco elegido para el tercer partido de la gira. Al igual que en los dos anteriores la recaudación obtenida irá en beneficio del Ejército, y la prensa local se encarga de caldear el ambiente previo para que la afición responda:  “Cádiz y Málaga han dado la nota de patriotismo agotando todas las localidades, y haciendo una recaudación brillantísima. Granada no puede ser menos en este alarde de buenos sentimientos”.

A las tres y cuarto en punto comenzó el partido, después de que dos bandas de música de Falange Española Tradicionalista interpretaran los correspondientes himnos, “ante el respetuoso saludo del público y de los jugadores alineados en el campo y que terminaron con entusiásticos vivas a España y a Franco”.

Es de nuevo el colegiado sevillano Manuel Ocaña quien dirige el encuentro formando a sus órdenes los siguientes onces:

Equipo Nacional, con camiseta verde y pantalón negro: Eizaguirre; Ciriaco, Joaquín; Germán, Soladrero, Aranaz; Epi, Agustín, Campanal, Herrerita y Saro.

Recreativo de Granada, con camiseta y pantalón blanco: Inchausti; Zabala, Chales; Torquemada, Segura, Bombillar; Ochoa, Ruibal, Calderón, Sanmillán e Inciarte. El equipo granadino, además de Inchausti y Zabala del equipo nacional fue reforzado con los malagueños Chales y Segura.

Herrerita marca el 0-1 para el combinado nacional, con el que termina la primera parte. Epi, en jugada personal en la que burla al portero Inchausti, hace el 0-2  y una nueva jugada personal de Epi sirve en bandeja a Campanal para que haga el tercer tanto, resultado con el que finalizó el partido.

Después del partido los directivos del club granadino obsequiaron a la expedición con una zambra gitana celebrada en la Escuela de Estudios Árabes.

GiraAndalucia03El día 11 de enero el equipo nacional volvió a Sevilla, concentrándose en Alcalá de Guadaira, concretamente en Oromana, donde continuaría la preparación para el partido de Lisboa.

Allí les esperaba una intensificación de los entrenamientos, dado que no tendrían que desplazarse de forma continua como en esta primera semana de enero, y dos partidos más en Sevilla.




“Y así…hasta que llegó Luis Aragonés”

España tenía que disputar la liguilla de clasificación para el IX Mundial a celebrar en Méjico en 1970 contra las selecciones encuadradas en el grupo VI, Yugoslavia, Bélgica y Finlandia.

Los resultados que había obtenido hasta el encuentro ante Finlandia, habían sido de esperanzador empate logrado en Belgrado (0-0); decepcionante nuevo cero a cero ante Bélgica en el estadio Santiago Bernabéu; derrota ante la misma selección belga por 2-1 en Lieja; y, por fin, una victoria ante los yugoslavos por dos a uno en el Camp Nou de Barcelona.

Pero Bélgica, para entonces, ya tenía en su casillero 9 puntos como consecuencia de cuatro victorias, un empate y ninguna derrota, números suficientes para tener el billete para Méjico en el bolsillo. España alcanzaba los 4 puntos, Yugoslavia, 3, y Finlandia ninguno. A España le restaban por disputar los dos intranscedentes encuentros ante los finlandeses; ya se pueden imaginar que, aunque se ganaran ambos, sería imposible alcanzar a los belgas.

Mientras tanto, como preparación (¡?), se habían jugado otros dos encuentros ante Suiza con victoria pírrica por 1-0 y otro empate ante Méjico, a cero, en Sevilla.

Y el calendario alcanzó el 25 de junio de 1969. Viaje a Helsinki. Al frente de la expedición, los seleccionadores Luis Molowny, Miguel Muñoz y Salvador Artigas, ya en su último partido al frente del equipo pues Ladislao Kubala  había sido designado como posterior seleccionador.

En el Estadio Olímpico de Helsinki, a las seis de la tarde, con camiseta roja y pantalón azul, la alineación que presentó España para su encuentro internacional nº 180 fue la formada por Sadurní, Martín II, Glaría IV (capitán), Tonono, Vidagañy, Zabalza (Fusté, 46’), Grosso, Velázquez, Amancio (Ballester, 74’ –debutante nº 359-), Bustillo y Asensi.

El resultado al final del encuentro, contundente: 2-0 a favor de Finlandia.

Consultando la hemeroteca de aquellas fechas, las voces de protesta e indignación se alzaron contra todo los que sonara a fútbol español. Según se decía, desde 1920 cuando España jugó su primer partido en la Olimpiada de Amberes, esta derrota había sido el mayor fracaso de la historia.

Para los finlandeses, que eran “amateurs”, representaba una satisfacción jugar el primer partido de su historia contra España y, sobre todo, dado el carácter profesional de los jugadores españoles. Sus jugadores, a veces, iban al partido en bicicleta desde el taller donde trabajaban, para no llegar tarde por los atascos de la circulación…En algún comentario previo al encuentro, hasta se venía a pedir que no fueran crueles los españoles a la hora de golearles.

Para nuestros jugadores, ninguna preocupación. Para ellos, era algo así como un entrenamiento con público, pues el fútbol no interesaba demasiado a los espectadores y menos para verlos perder.

Según la clasificación de selecciones nacionales que en 1968 había elaborado “France Football”, Finlandia ocupaba el último lugar, “ex aequo” con Luxemburgo. Hasta entonces, en su historial, los finlandeses habían jugado 15 partidos con el balance de un empate y 14 derrotas, encajando 53 goles y solamente pudiendo marcar diez; es decir, en quince encuentros únicamente había conseguido un punto.

Los comentarios fueron de todo tipo. Tengan en cuenta que estamos en 1969, hace casi 47 años. Por su lectura, observarán que muchas de las opiniones que relatamos a continuación, probablemente estén ahora mismo, en 2016, de vigente actualidad y coincidan con lo que muchos de ustedes pueden pensar. Así se escribe la historia…

Por ejemplo:

El acreditado periodista Cronos, en “Marca” decía en su crónica “La explicación de lo inexplicable” entre otros párrafos: “¿Tiene explicación esto? Todo lo que sucede es susceptible de contar, pero hay muchas cosas que aunque se cuenten, resulta difícil o imposible explicarlas. Todavía, no acierto a comprender las razones que determinaron este fracaso, el mayor de la historia futbolística española. El fondo editorial del mismo Marca se titulaba “¡Fuera, fuera, fuera!”.

Pedro Escartín, periodista del diario “Pueblo”, ex árbitro internacional y ex seleccionador nacional , afirmaba:

LuisAragones01“La solución a todos estos resultados estriba en el fútbol aficionado. Ahí es donde surgen los jugadores. Y como no hay jugadores en esta categoría…Por otra parte, creo que en estos momentos no contamos con jugadores de talla. Los hay de club, pero no hay fenómenos”.

En el periódico “Dicen”, en su columna “Tema”, con el título de “Indignación”, entre otros comentarios se hacían los siguientes: “…Al fútbol español le sobra soberbia y le falta humildad…Y lo más lamentable es que este estado de engreimiento, este complejo de superioridad, ha llegado a las altas esferas futbolísticas, que de verdad creen que el valor de nuestro fútbol en el césped, está relacionado con las cifras que incesantemente pagan las mal administradas y peor controladas tesorerías de los clubs españoles…Los males del fútbol español, está visto, no tienen remedio”

Ramón Melcón, ex árbitro, opinaba:

LuisAragones02“El fútbol español es un desastre y el de la selección acusa todos los defectos de los clubs, corregidos y aumentados, ya que los jugadores no se ven más que cuando tienen que jugar un partido. ¡Mucha cultura física, muchas carreritas y tal, pero de balón cada día menos! Y así pasa, que el jugador –salvo excepciones, claro- no sabe controlar la pelota, no sabe pasar, no sabe jugar, en una palabra…¡Si no se tira a puerta, no se pueden meter goles!. Y esto se ha olvidado casi por completo. Un desastre! ”.

El periodista Gilera, afirmaba:

“Los jugadores llevan desde agosto pasado pegándole patadas al balón, con equipos que prolongan la temporada con encuentros amistosos. Todo eso pesa una barbaridad. Los hombres juegan sin ganas. Porque uno de los principales problemas se encuentra en el calendario oficial de cada temporada. Eso es lo que hay que estudiar”.

Pérez de Lema, de “El Alcázar”, se expresaba así:

“¿Soluciones? Se debe cortar la Liga, que es excesivamente larga. Hay que crear una división de Honor, con media docena de equipos que puedan actuar en las competiciones europeas. Y, con los demás hacer una Primera División. Esto permitiría que los internacionales tuvieran más tiempo para jugar juntos y formar ese indispensable cuerpo base para la selección nacional. Hasta ahora, todo lo hecho es meramente casual y no merece ser tenido en cuenta.”

Francisco Yagüe, de “Informaciones”, decía:

“Lo de Finlandia ha sido algo así como tomarle el pelo al público español…Yo propondría que la Federación sancionase a los once jugadores que se enfrentaron a Finlandia. Lo mismo que establece un baremo de primas, por ejemplo, estableciese bien, un baremo de responsabilidades… Lo de Helsinki ha sido de cachondeo”.

Jaime Lazcano, ex jugador, manifestaba:

“Todo son recepciones, banquetes, copas, elogios, regalos…pero se han olvidado de fomentar el deporte desde su arranque. Y la verdad es que hay que arrancar desde abajo con un estilo espartano. Hay que sacrificarse para triunfar”.

“Y la juventud de hoy, con todas las comodidades que tiene, no quiere saber nada de sacrificios. No tiene afición, ni ese espíritu de sacrificio indispensable. ¡No hay jugadores!, en pocas palabras. Y aunque parece paradójico, el súper profesionalismo es el fracaso del deporte en general y del fútbol en particular. La gente se ablanda por exceso de comodidad, porque le dan todo hecho…ponen poco de su parte luego. Hay que jugar sin pensar en el dinero, como hacíamos nosotros, como hacía Di Stéfano, sin ir más lejos, que era un verdadero ejemplo de auténtica afición”.

LuisAragones03Carlos Pardo, en su columna de El Mundo Deportivo, decía esto: “…Si este resultado deshonroso, no quizá “per se” sino como gota final que desborda un vaso de errores, complacencias y comodidades, no hace temblar hasta los cimientos de todo el edificio federativo del fútbol español, eliminado de Méjico y perdiendo incluso ante el más pequeño adversario de su grupo, en partido que no contaba ya por estar ambos fuera de combate, es que no hay salvación para este fútbol de nuestros pecados, del que nadie, por mal que lo haga, quiere apearse. La palabra dimisión está borrada hace tiempo del diccionario del fútbol español en todos los niveles… Pueden los “millonarios” de nuestro fútbol volver a sus playas lujosas, a sus “chalets”, y sus canoas, a sus automóviles deportivos, a su vida fácil y fastuosa, aupados a ella por el entusiasmo de estos miles de fanáticos que con su admiración han puesto el fútbol en su terreno imposible, tanto desde el punto de vista social y económico…Algo que debe convulsionar al fútbol español…si es que hay todavía seriedad”.

El periodista Rienzi, comentaba:

“…Y en cuanto a los directivos, está declarada desde hace años una crisis que no tiene fácil solución, porque, salvo excepciones, hay dos clases de conspicuos en nuestro fútbol: los que llegan poniendo su libreta de cheques a disposición de los clubs, y a cambio imponen su criterio hasta en las alineaciones, aunque sean supinos ignorantes en la materia…y los que, en posesión de unos mayores conocimientos, no quieren complicarse la vida ni arriesgar el cargo y van a favor siempre de la corriente, aunque ésta le lleve al club al despeñadero.”

José María Lorente, desde su columna “Ventanal” del diario “Arriba” se expresaba de esta manera: “…Hay que ir a soluciones drásticas. Hay que limpiar de raíz todos los males que aquejan a nuestro fútbol…Otro paso:  Exigencia a los clubs. En su política de formación de la propia cantera. En su régimen administrativo. En el cumplimiento de sus obligaciones. Basta ya de alocados desembolsos, que aún realizados a título personal, no sirven sino para hipotecar al club. La política personalista está siendo el mal más grave de nuestro fútbol porque en el afán de imitar lo de fuera, sólo sabemos imitar lo que no vale. Y con esta política, los directivos que pueden realizar una función terminan por marcharse. Y los entrenadores tienen que pasar por carros y carretas. Y los jugadores, con el régimen proteccionista, se suben al pódium de la vanidad. El club es la célula más importante del fútbol. La más importante de cualquier deporte. Pero como todo organismo, el fútbol exige que esas células sean sanas. De lo contrario, sólo podemos esperar descalabros”.

Miguel Ors, desde las páginas de “Pueblo” escribía: “…otras veces, en tesituras similares, se han buscado, encontrándose casi siempre, culpables. ¿Quiénes lo son ahora? Quizá el sistema, el mundo  reblandecido y aburguesado del fútbol español. ..Este ridículo culmina una línea ascendente de fracasos que reclaman inexorablemente medidas que conduzcan a una seria y auténtica eficacia y responsabilidad…Bochornoso. Sencillamente bochornoso. Algo le sobra a nuestro fútbol…”

Ricardo Zamora, se expresaba en estos términos:

“Primero: el jugador de hoy vive con otros muchos problemas más aparte del fútbol. Segundo: dado como hoy está montada la organización del fútbol, considero que dedican escaso tiempo al estudio y práctica del mismo. Tercero: que le resulta todo, inclusive la vida, demasiado cómoda”.

Como habrán leído, opiniones para todos los gustos.

Más tarde, el Pleno de la Federación Española de Fútbol se celebró el 11 de julio de 1969. Había dos temas importantes: uno, el análisis de la actuación de la Selección nacional y las medidas a tomar para evitar los fracasos tenidos en la temporada que finalizaba; y, otro, ver en qué quedaba la propuesta del presidente del Sabadell, Sr. Rosón, que pedía la ampliación de la Primera División a 18 clubs.

En cuanto al tema de la ampliación, no se aprobó. Hubo 136 votos “no”, 86 “sí” y dos abstenciones. Se pensaba que si la Liga en Primera se convertía en 34 jornadas, más 7 de Copa, más miércoles europeos de los clubs, más torneos de verano, más el mes de descanso…¿qué fechas quedaban para la Selección?. Por otra parte, parece que ya había demasiados equipos “de segunda” en Primera, y una nube de jugadores no sólo de “segunda” sino de “tercera” en los equipos punteros…

Posteriormente a todos estos comentarios y acontecimientos, la trayectoria de la Selección Española, fue la siguiente:

Eurocopa de Naciones:

1972: No clasificados.

1976: No clasificados.

1980: Eliminados en la primera fase.

1984: Subcampeón (junto con la victoria a Malta, de las pocas alegría que tuvieron lugar).

1988: Eliminados en la primera fase.

1992: No clasificados.

1996: Eliminados en cuartos de final.

2000: Eliminados en cuartos de final.

2004: Eliminados en la primera fase.

2008. CAMPEONES DE EUROPA.

2012: CAMPEONES DE EUROPA.

2016: ¿?

Campeonatos del Mundo:

1974: No clasificado.

1978: Eliminados en la primera fase.

1982: Eliminados en la segunda fase.

1986: Eliminados en cuartos de final.

1990: Eliminados en octavos de final.

1994: Eliminados en cuartos de final.

1998: Eliminados en la primera fase.

2002: Eliminados en cuartos de final.

2006: Eliminados en octavos de final.

2010: CAMPEONES DEL MUNDO.

Como verán, hasta 2008, con la llegada de Luis Aragonés, el “Sabio de Hortaleza” y su arenga al fútbol, que se denominó en su día “LA GRAN SENTADA”, España deambuló sin gloria alguna por el fútbol europeo y mundial. Así, dijo “Se necesita una gran sentada de todos los estamentos alrededor de la selección; si no nos unimos más, va a ser difícil. El espíritu de equipo lo debemos dar entre todos“. Vicente del Bosque continuó la obra, como todos ustedes saben.

LuisAragones04Decía Honoré de Balzac que “el bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, y el elegante se viste”. Si me lo permiten, haciendo un símil con la camiseta española a lo largo de su historia, ¿se han vestido todas estas…? .

Con la fulgurante eliminación en el Mundial de 2014 ¿volvemos a lo de siempre? ¿quizá un paréntesis en la instalación del éxito?. No sé si esta película  la hemos visto alguna vez. Juzguen ustedes.

Fuentes consultadas: Diario “As”, “Marca”, “Dicen”, “Arriba”, “El Mundo Deportivo”, “Pueblo” y “El Alcázar” de fechas 26 y 27-6-1969.




Del nacimiento y demás circunstancias de Ricardo Zamora

RicardoZamora01«De mi nacimiento y demás circunstancias, las gentes saben más que yo; muchas hay que me vieron nacer, y grabado se les quedó el día y la hora. Claro que sus datos no concuerdan con los míos, y en disputar cuáles son los exactos no me enredo, que mi fe de bautismo y certificado de nacimiento, capaces son de tomarlos como falsos y amañados. No obstante, conste que éste último asegura que nací el 21 de enero de 1901.» (1)

Así empieza el Capítulo 1 («De mi nacimiento y demás circunstancias») de las Memorias de Ricardo Zamora, publicadas por Abc en 1988 y nos parece una forma harto curiosa de empezar unas memorias. Curiosa por la ambigüedad sobre el lugar (no especificado) y la fecha (sobre la que se reconoce controversia) de nacimiento del protagonista quien lo relata en primera persona, reconociendo que existía polémica al respecto y no queriendo (o pudiendo) zanjar la misma.

Puede sorprender esta cuestión a muchos de los lectores, para los que el lugar y fecha de nacimiento del mítico portero Ricardo Zamora Martínez (Barcelona, 21 de enero de 1901) es algo evidente. Así por ejemplo el 21-1-2001 Bernardo Salazar en As (págs. 23-25) y Enrique Ortego en Abc (págs. 22-24) publicaron sendos artículos celebrando el centenario de Zamora sin hacer referencia alguna a posibles dudas.

Sin embargo es un viejo tema recurrente para algunos, una de esas polémicas Guadiana que aparece y desaparece cuando le apetece, aunque siempre sin abandonar el acotado espacio de las conversaciones de sobremesa ni el formato del chascarrillo informal.

Creemos llegado el momento de poner negro sobre blanco este viejo tema «del nacimiento y demás circunstancias de Ricardo Zamora» y todo lo que sabemos sobre el mismo con el mayor respeto y rigor. El personaje lo merece: Ricardo Zamora, «El Divino». Uno de los mejores guardametas de la historia del fútbol. Portero del Español, Barcelona, Real Madrid. Exiliado en Niza durante la Guerra Civil jugó en el Olympique nizardo junto a Samitier. Internacional en 46 ocasiones, medalla de plata en Amberes 1920. Auténtico fenómeno sociológico en su época, su popularidad le llevó a protagonizar dos películas: Por fin se casa Zamora (1926) y ¡¡¡Campeones!!! (1943). Entrenador de numerosos equipos, seleccionador de España y Venezuela. Comentarista y periodista deportivo. El trofeo al portero menos goleado de la Liga lleva su nombre. Su hijo Ricardo Zamora de Grassa (1933-2003) también fue portero de varios equipos…

Sobre la fecha de nacimiento

La fecha generalmente aceptada de 21-1-1901 en Barcelona consta desde antiguo. No solo es la que Zamora da en sus memorias de Abc, sino que era la que había utilizado el propio Zamora durante toda su vida deportiva; pueden verse a este respecto las fichas federativas.

Sin embargo no es cierto que esta sea la fecha que consta en el Registro Civil, como pretende Zamora. Su inscripción se produjo en el juzgado del Distrito Universidad de Barcelona el 16-2-1901, y en ella consta que dos días antes (14-2-1901) el niño Ricardo Antonio Pablo Zamora Martínez había nacido a las 6 de la mañana en el piso segundo del número 189 de la calle Diputación de la Ciudad Condal. Primera divergencia con lo que Zamora explicaba en sus memorias: su certificado de nacimiento NO indica que naciera el 21 de enero de 1901, indica el 14 de febrero de 1901.

¿Por qué esta divergencia? ¿Por qué estas dos fechas? A priori cabría pensar varias interpretaciones, incluso en un simple descuido de los padres que habiendo olvidado inscribir al niño en el día prefirieron mentir y dar una fecha próxima a la inscripción. Pero siendo esto posible, parece improbable precisamente por el hecho de que Zamora se apoyara para dar la fecha de 21-1-1901 precisamente en el documento que demostraba lo contrario.

Poco más podemos decir, salvo constatar la diferencia y recordar las palabras de Zamora: “muchas hay que me vieron nacer, y grabado se les quedó el día y la hora. Claro que sus datos no concuerdan con los míos”. Una lectura atenta no permite descartar que Zamora esté reconociendo que “sus datos” (21-1-1901, según dice el Registro Civil) sean peores que los de aquellos que lo vieron nacer y a quienes se les quedó grabado el día y la hora.

De hecho si Zamora conocía su inscripción en el Registro Civil sabía a ciencia cierta que su afirmación era falsa, por lo que en tal caso esta interpretación del texto sería la buena y en consecuencia Zamora no estuviera sino reconociendo que no había nacido cuando decía.

No podemos descartar que este raro problema con las fechas sea consecuencia directa de lo que explicamos en el punto siguiente.

Sobre la identidad de sus padres

Nada dice Zamora en sus memorias sobre sus padres, pero siempre que se habla de ellos se hace en los mismos términos. Así por ejemplo Félix Martialay en ¡Amberes! Allí nació la furia española (pág. 118) dice:

Pese a haber nacido en Barcelona, su padre era un médico gaditano; su madre, valenciana.

Nos encontraríamos pues ante el Sr. Zamora, médico gaditano, y la Sra. Martínez, de origen valenciano. Padres además de otros dos hijos, Amparo y Francisco, fallecidos ambos jóvenes.

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Sin embargo la partida de nacimiento vuelve a llevarnos la contraria. Su madre en efecto era valenciana, de 39 años, y se llamaba María de los Desamparados Martínez Mauricio. Pero su padre, don Francisco Zamora Bon, de 51 años, no era médico; el Sr. Zamora era un jornalero natural de Alberique (Valencia), que además se encontraba ausente (“está ausente”) en el momento del nacimiento e inscripción de Ricardo Zamora.

¿Fantasía pues o simple error lo del “médico gaditano” que decía Martialay? No. Al médico lo tenemos en la misma partida de nacimiento, ya que es precisamente quien comparece en el juzgado para inscribir al niño. Se trata del doctor Gaspar Baldó Galiana, nacido en Cádiz, aunque alicantino de origen y de residencia antes de trasladarse a Barcelona, soltero y de 34 años; es quien ha asistido a la madre en el parto y quien comunica que Francisco Zamora Bon «está ausente».

El doctor Gaspar Baldó Galiana no era un simple médico en la Barcelona de la época. Era el médico del Registro Civil del distrito de la Lonja, del Frontón Palace y de la compañía «España S.A. Previsión y Seguros Sociales».

Al enviudar la madre de Zamora el Dr. Baldó se casó con ella, y Ricardo se convirtió en su «hijo entenado». He aquí la sorpresa: el médico que asistió en el parto y que inscribió al niño en el Registro Civil se convertía años más tarde en el esposo de la madre y en el padrastro del niño al que inscribió «en ausencia del padre». Un niño que no pocas veces habló del Dr. Baldó como “mi padre”.

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El doctor Gaspar Baldó Galiana (1867-1928) en sus últimos años.

El doctor Gaspar Baldó Galiana (1867-1928) en sus últimos años.

Sobre el lugar de nacimiento

Si dudas hay sobre la fecha de nacimiento, no menos hay sobre el lugar. Cuando falleció Zamora (8-9-1978) escribió Pedro Escamilla en Marca (2): «Había nacido el día 21 de enero de 1901. Los historiadores no se ponen demasiado de acuerdo, pues, aunque la creencia general es que nació en Barcelona, en la calle Diputación, precisamente entre Villarroel y Casanovas, hubo algunos que afirmaron que su lugar de nacimiento fue Castellón de la Plana.»

En efecto, es un rumor o chascarrillo que circula en los mentideros de los historiadores del fútbol desde hace decenios: Ricardo Zamora no habría nacido en Barcelona en febrero de 1901 (pese a ser inscrito en la capital catalana como si así hubiera ocurrido) sino en la provincia de Castellón (generalmente se dice en Castellón de la Plana, en alguna ocasión se menciona Torreblanca) unas semanas o meses antes.

En el Diario Mediterráneo de Castellón el 10 de septiembre de 1978 pudo leerse: «¿Tenía Zamora ascendencia castellonense? No sabemos si en los antepasados cercanos a Zamora había algún castellonense, pero la verdad es que el gran portero estuvo muy ligado a Castellón, ya veremos por qué, a lo largo de los años 20. Al margen de ello, en el Diario de Castellón ya en agosto de 1928, cuando comienza a hablarse del fichaje de Ricardo por el Madrid, se dijo el día 3: «Se dice que Zamora se va al Madrid, lo sentimos mucho por nuestro comprovinciano

Es un rumor antiguo, como podemos constatar en esta referencia indirecta de 1978 y directamente en la prensa de los años 20-30. Por ejemplo en El Luchador: Diario Republicano el 6 de septiembre de 1932: «Todos sabéis algo de Zamora. Su prestigio ha conseguido traspasar las fronteras. Zamora es popular en todas partes. Nació en Castellón en 1901. Tiene, por tanto 31 años.»

Lamentablemente para esta incógnita no podemos aportar ni una sola prueba que afirme o desmienta nada, y es muy probable que no exista. No deja de ser llamativo que en las citadas memorias de Abc no diga Zamora nada sobre su lugar de nacimiento, pero ninguna conclusión puede extraerse de ello. Hasta la fecha no hemos encontrado la fe de bautismo, y quizá solo sea ese documento el que nos pudiera ayudar a resolver la incógnita. Mientras tanto la prudencia nos exige mantener a Barcelona como la cuna de Zamora.

Conclusiones:

– Ricardo Zamora nació oficialmente en Barcelona el 14 de febrero de 1901, sus padres eran valencianos.

– Según el testimonio del propio Ricardo Zamora recogido en sus Memorias publicadas en ABC en 1988 su nacimiento se produjo el 21 de enero de 1901. No indicaba el lugar.

– El rumor según el cual Ricardo Zamora habría nacido en Castellón aunque fuera inscrito en Barcelona semanas después por problemas familiares viene circulando desde los años 20 del pasado siglo como mínimo. No podemos certificarlo y no entraremos en los problemas familiares ni en el detalle de los chismes o rumores.

Notas:

(1) ZAMORA, R. , Memorias de Ricardo Zamora, Abc, 17 de enero de 1988.

(2) ESCAMILLA, P., Ricardo Zamora, «el divino», Marca, 9 de septiembre de 1978.




Castellanos, un manchego internacional.

Con motivo de la reciente exposición sobre la historia de la Selección Española de Fútbol, llevada a cabo en la biblioteca municipal de la localidad de Manzanares (Ciudad Real) por nuestro compañero de CIHEFE,  además de paisano y amigo, Julio Jareño Pastor, pudimos observar que a lo largo de la historia de nuestra Selección A, diez jugadores castellano manchegos han debutado en la misma.

Entre ellos, el internacional que hoy traemos a las páginas de nuestra revista, ÁNGEL CASTELLANOS CÉSPEDES, para recordar su magnífica trayectoria.

Castellanos, conocido así en el mundo futbolístico, nació en Miguelturra el 15 de noviembre de 1.952.

Desde sus primeros años como juvenil, ya destacaba sobre el resto de jugadores. Como puede comprobarse en la publicación que la Agencia de Publicidad General Publimanchega editó en Ciudad Real para la temporada 1969-70, después de jugar con el equipo juvenil de la capital, donde se proclamó Campeón Juvenil de Castilla, debutó con el Club Deportivo Manchego en Adra (Almería) en partido de Liga, 3ª jornada del Grupo VI de Tercera División, un 21 de septiembre de 1.969, con resultado final de empate a uno. Según la crónica de aquel partido, se escribió de él que “Castellanos tuvo un buen debut, y es de esperar que irá a más. Se mostró valiente”. La verdad es que el autor de dicha crónica no iba descaminado.

Para los nostálgicos mancheguistas, la alineación de aquel encuentro fue: Campos, Quesada, Marcelino, Emilín, Tomé, Camino, Julito, Ramón, Castellano, Castro y Menacho. Como puede leerse, Castellanos debutó en el fútbol de delantero centro. El gol de Club Deportivo Manchego lo marcó Ramón, de penalti, a los 20 minutos de la segunda parte.

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De aquellos primeros años como jugador del C.D. Manchego, reproducimos una fotografía en la que se aprecia a Castellanos muy joven, en una formación con dicho equipo.

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En el campo de la Puerta de Santa María -ya desaparecido-, y con el edificio del Seminario a la espalda del equipo, como testigo del encuentro, el C.D. Manchego forma, de pie,  con Campos, Tomé, Enrique, Quesada, Castellanos y Cortina; agachados, Julito, Eguren, Iglesias, Menacho y Gerardo. También figuran el Sr. Hériz, entrenador, y Sr. Cerro, directivo.

En 1.970, el Sabadell, en su búsqueda de jóvenes valores por toda la geografía nacional, encontró en Castellanos una joya que llevarse  al equipo arlequinado. El traspaso se produjo el 9 de junio de 1970, cuyo documento gráfico se acompaña.

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La firma de dicho traspaso de Castellanos al Centro de Deportes Sabadell, se llevó a cabo en Manzanares (Ciudad Real) en el domicilio del intermediario o representante de futbolistas -como se denominaba en aquellos años-, José López Cava, conocido periodísticamente y en el mundo del fútbol como “Jolopca”, mi padre.

Según hablan los archivos, para adquirir experiencia, y esto solo podía producirse a base de jugar partidos, nuestro personaje fue traspasado al Tarrasa, si bien, regresó al Sabadell de la mano del entrenador Pasieguito, jugando en la temporada de 1.971-72 tres de los últimos partidos de Liga:

–      2 de abril de 1972, jornada 28, Sabadell, 0- Sevilla, 0, encuentro de su debut en Primera División sustituyendo a Piñel. Vaya para la historia que la alineación de aquel encuentro fue Martinez, Franch, Piñel ( a quien sustituyó Castellanos), Martín, Marañon (Vidal I), Montesinos, Cristo, Jenaro, Zaldúa, Romero y Quiles.

–      30 de abril de 1972, jornada 32, Sabadell, 3- Real Sociedad, 1, sustituyendo a Montesinos.

–      Y 7 de mayo de 1972, jornada 33, Español, 2 – Sabadell, 1, sustituyendo a Arnal.

En la temporada 1972-73, fue traspasado al Granada junto con Quiles. Por primera vez, jugó desde el minuto 1 un encuentro en Primera División. En la jornada que abría el Campeonato un 2 de septiembre de 1.972, con empate a cero frente al Zaragoza, y con arbitraje del Sr. Camacho, la alineación del Granada de aquel día fue la formada por: Ñito, Zunino, Pla, Falito, Santos, (Santi), Castellanos, Chirri, Porta, Dueñas, Fontenla y Garre (Quiles). En esta temporada, Castellanos ya jugó 32 encuentros de Liga, totalizando en sus temporadas en Granada casi un centenar de encuentros de Liga y 5 goles marcados, hasta su traspaso al Valencia Club de Fútbol.

Como dato estadístico, su primer gol en Primera División lo marcó frente al Oviedo, el 11 de Febrero de 1973, en la jornada 21, cuyo resultado final fue de 4 a 0 a favor del Granada, que terminó en décimotercer lugar en la Liga.

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Fue internacional con la Selección Amateur en cuatro ocasiones. Debutó el 9 de Enero de 1974 frente a Grecia, en Atenas, en el Estadio Leoforos Alexandaras,  en la fase de clasificación para el III Campeonato de Europa, en la liguilla del grupo 4º. España formó así: Urruti, castellanos, Guisasola, Geñupi, Murillo, Oyarzábal, Fernández Amado (Albaladejo), Cardeñosa, Megido, Leal (Benitez) y Quiles.

España ganó 0-1 y debutaron, junto con Castellanos, Urruti, Murillo, Albaladejo y Benitez.

El segundo encuentro lo disputó frente a Turquía el siete de marzo de 1974, en la misma fase de clasificación que el encuentro anterior, en el Estadio José Zorrilla, de Valladolid, con resultado final a favor de España por 3 goles a 1. La alineación de aquel encuentro fue la formada por Castro, Castellanos, Ferrer, Guisasola, Murillo, Alabanda, Oyarzábal, Geñupi, Cardeñosa (Albaladejo),Pepe Juan, Megido y Quiles. Debutó Alabanda, recientemente fallecido a mediados de Junio.

El siguiente partido fue el 26 de abril de 1974, ya disputado durante la fase final del III Campeonato de Europa Amateur en el estadio Na Kantridi, en Rijeka. Esta vez, en semifinales, España perdió por 2 a 1, siendo eliminada. La alineación estuvo compuesta por Artola, Carrete (Redondo), Castellanos, Alabanda, Albaladejo, Tomé, Planelles (Marfil), Fernández Amado, Cuesta, Burguete y Quiles. Debutaron Artola, Carrete, Redondo, Tomé, Marfil y Burguete.

Y por último, el 28 de abril de 1974, Castellanos jugó como internacional Amateur, en el mismo estadio, el encuentro por el tercer y cuarto puesto del Campeonato contra Holanda, con resultado de 2 goles a 2, con prórroga y penaltis a favor de España por 4 a 2. La alineación que presentó España fue Artola, Redondo, Castellanos, Alabanda, Marfil, Tomé, Cuesta (Planelles), Fernández Amado, Rivero (Carrete), Satrústegui y Quiles. Debutó Rivero, del San Andrés.

Y acorde con dicha trayectoria, el 25 de septiembre de 1974, llegó el debut con la Selección Española A. Se produjo en Copenhague, ante Dinamarca, en el estadio Idraetsparken, en la fase de clasificación para la Eurocopa de Naciones. España ganó 1 a 2 con goles de Claramunt, de penalti, y Roberto Martínez. El equipo nacional formó con camiseta y pantalón azul, con Iribar, Sol, Jesús Martínez, Benito, Capón, Claramunt, Castellanos, Asensi, Marcial, Roberto Martínez (García Soriano) y Quini, siendo el seleccionador Ladislao Kubala.

Aquel día debutó también García Soriano.

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Posteriormente, Castellanos fue convocado también para disputar el encuentro de la II Copa de la Hispanidad, trofeo 12 de Octubre, disputado en tal fecha de 1974 ante Argentina, con empate a uno final, jugado en Buenos Aires, en el Estadio de Núñez, del River Plate. Con camiseta roja y pantalón azul, España formó con Iribar, Sol, Castellanos, Benito, Capón, Claramunt, Pirri, Irureta, Benítez (García Soriano) Quini (Villar) y Churruca. El gol de España fue marcado por Pirri y debutó Benítez.

El tercer y último partido jugado por Castellanos se celebró prácticamente un mes después, el 20 de noviembre de 1974 y que, como el disputado en Dinamarca, era clasificatorio para la Eurocopa de Naciones. El rival fue Escocia, celebrándose en el estadio Hampden Park de Glasgow. España, con camiseta roja y pantalón azul, ganó 1 a 2, con goles de Quini que remontó al marcado por Bremner. En aquel encuentro Iribar igualó el record de Zamora con 46 encuentros internacionales. La alineación de España fue Iribar, Castellanos, Benito, Migueli (Sol), Costas, Capón, Villar, Quini, Planas II, Roberto Martínez y Rexach. Debutaron Migueli y Planas II.

Nuestro manchego, afincado actualmente en Granada, fue también convocado para otro encuentro, si bien no llegó a disputar ningún minuto. Fue el encuentro frente a Rumanía celebrado en Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu el 17 de abril de 1975. El resultado fue de empate a uno, con gol de Velázquez, por parte española. Debutaron Del Bosque y Santillana.

Ya en 1976, fichó por el Valencia Club de Fútbol, donde permaneció durante 10 temporadas, siempre jugando de titular. y donde consiguió varios títulos tal como la Copa del Rey de la temporada 1978-79, celebrada el 30 de junio de 1979 en el estadio Vicente Calderón, frente al Real Madrid, con victoria por 2 a 0 con goles de Kempes.

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También conquistó la Recopa de 1980, disputada un 14 de mayo, con victoria para el equipo che en la tanda de penaltis, marcando Castellanos su gol en el lanzamiento que le correspondió. El Valencia formó con Pereira, Carrete, Botubot, Arias, Tendillo, Solsona, Saura, Bonhof, Subirats (Castellanos), Kempes y Pablo.

E igualmente, se proclamó vencedor de la Supercopa de Europa, en final jugada a doble partido ante el Nottingham Forest de Inglaterra, el 17 de diciembre de 1.980, en el encuentro de vuelta, al ganar el Valencia por 1-0, gol de Morena, gracias al valor doble de los goles marcados en campo contrario. En la ida se había impuesto el conjunto inglés por 2 a 1.

Más tarde, con el transcurrir de los años, en 1986, Castellanos regresó al Granada, para participar en el ascenso a Segunda A del equipo granadino en la temporada 86-87, junto con el Tenerife, Lleida y Real Burgos, aunque este Granada ya era un equipo muy distinto al que figuró él en años anteriores. Los tiempos y las circunstancias habían cambiado.

En fin, Castellanos, Ángel Castellanos, jugador de fortaleza total, de grandes facultades, de rendimiento singular en los terrenos de juego, tanto en las demarcaciones de lateral, líbero, centrocampista, interior o marcador. En resumen, un jugador de fútbol completo como pocos, es a quien traemos a nuestra revista de CIHEFE, cuya trayectoria, es resumida en pocas páginas para las que él merece, si bien lo hacemos con todo el cariño y aprecio a este gran futbolista.