España en los mundiales sub’20: Malasia 1997

Puede que el Mundial sub’20 de Qatar se cerrara de manera decepcionante para España, pero aquel año 1995 sí acabó marcando un hito en la historia de nuestro fútbol juvenil: por primera vez desde que la UEFA empezó a organizar el torneo allá por 1955, la selección española se proclamó Campeona de Europa sub’18. Debido a las peculiaridades del formato, forzadas por el progresivo aumento de naciones participantes, España no empezó su camino hacia el título continental juvenil hasta pocas semanas después del Mundial de Qatar, cuando superó a Rumanía y Ucrania en una ronda previa disputada en Palencia en el mes de mayo. En ese triangular jugaron varios de esos chavales que se habían hecho famosos para el gran público en el reciente torneo sub’20, como César, Mingo, Roger, Toni Velamazán o Joseba Etxeberria; aunque luego Goikoetxea sólo se llevó a los dos primeros a la fase final de Grecia en el mes de julio, con futbolistas de la talla de Rufete, Iván Ania, Miguel Ángel Angulo, Guti, Diego Ribera o Carlitos Domínguez la selección española no tuvo problemas para batir sucesivamente a Hungría (2-1), Turquía (3-0), Países Bajos (2-1) e Italia, a la que derrotó por un contundente 4-1 en la gran final con un triplete del sevillista Carlitos. Cuarenta y un años después, una generación de juveniles españoles podía presumir de ser la mejor de Europa. Algo empezaba a cambiar.

La siguiente temporada, en la que estaba en juego la clasificación para el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997, arrancó con una serie de amistosos en Italia y Austria cuyos resultados dejaron bastantes dudas sobre el futuro de la nueva generación, que perdió contra Italia, Francia y Alemania y sólo pudo superar a la selección austriaca. Por suerte, las cosas mejoraron en los partidos oficiales. En la primera fase previa del Campeonato de Europa, en octubre de 1995, los de Goikoetxea viajaron a Eslovaquia para medirse en un triangular a la selección local y a Ucrania. Una victoria por 2-1 sobre los ucranianos y un 0-0 ante los anfitriones bastaron para certificar el pase a la siguiente ronda, una eliminatoria a ida y vuelta contra Noruega que se disputaría entre abril y mayo de 1996. Con el rodaje adquirido en la “Copa del Atlántico” grancanaria y el “Memorial Paolo Valenti” en tierras italianas, España no tuvo problemas para superar a los nórdicos (3-1 en la localidad oscense de Monzón y 0-4 en Oslo) y obtuvo su billete para la fase final del Europeo sub’18.

Como era y sigue siendo habitual, el torneo se disputó a finales de julio, en esa ocasión en Francia y Luxemburgo, y, como sucediera en 1993, cuando expiró el contrato de Chus Pereda, España no contó en esa fase final con el seleccionador que había logrado la clasificación. El contrato de Andoni Goikoetxea finalizaba el 31 de julio de 1996 pero Javier Clemente decidió finiquitar a su ayudante un mes antes, tras la eliminación en la Eurocopa de Inglaterra, a raíz de unas declaraciones en las que Goiko se quejó del ostracismo al que se veía sometido en su trabajo. Responsable máximo de todas las categorías de la selección, en los últimos meses Clemente había asumido un mayor protagonismo en los equipos que teóricamente estaban a cargo de su segundo, como la sub’21, a la que el seleccionador absoluto dirigió en la fase final del Europeo celebrada en Barcelona en el mes de mayo, y la olímpica, cuya lista de convocados para los Juegos de Atlanta fue anunciada directamente por Clemente sin contar con Goikoetxea. Detalles que, unidos a las tensiones surgidas durante la concentración de la Eurocopa, aceleraron el adiós de un Goikoetxea que ya había anunciado su intención de buscarse un banquillo en algún club cuando acabaran los Juegos Olímpicos.

Tras despedir fulminantemente a su segundo, Javier Clemente no tardó ni tres días en contratar como sustituto a Iñaki Sáez, a quien conocía perfectamente de su etapa en el Athletic y cuyo nombramiento fue acogido con bastante escepticismo entre la prensa, pues su buen trabajo al frente de la cantera de Lezama quedaba empañado mediáticamente por su hasta entonces discreta carrera como técnico de primer nivel. En cualquier caso, Sáez viajó con Clemente a los Juegos Olímpicos de Atlanta y, por aquello de la coincidencia de fechas, fue Teodoro Nieto (quien a comienzos de los ochenta compaginó los cargos de seleccionador nacional femenino y de fútbol sala masculino, y que desde 1989 era el habitual encargado de la sub’15 y hombre para todo en el resto de combinados juveniles) el que dirigió al equipo español en este Campeonato de Europa sub’18 de 1996. Después de dos empates a cero consecutivos ante Inglaterra e Irlanda, España goleó a Italia por 3-0 en la tercera jornada y se aupó al primer puesto del grupo, por lo que, además de asegurarse la clasificación para el Mundial sub’20 de Malasia 1997, accedió a la gran final continental por segundo año consecutivo. En esta ocasión, sin embargo, la Francia de William Gallas, Mickael Silvestre, David Trezeguet y Thierry Henry demostró estar un peldaño por encima y se llevó el título gracias a un solitario gol de Henry. Junto a Francia y España, también obtuvieron su pasaje a Malasia las selecciones de Inglaterra, Bélgica, Hungría e Irlanda.

Esta vez, las seis selecciones europeas tendrían más competencia. Veinte años después de su nacimiento, el Campeonato Mundial Juvenil estaba plenamente consolidado en el calendario internacional y la FIFA había considerado oportuno ampliar el número de plazas. Los objetivos iniciales de promoción del fútbol juvenil habían quedado atrás: el desarrollo de las categorías de formación era ya un hecho en prácticamente todo el mundo y tanto las federaciones nacionales como los patrocinadores demandaban un torneo de mayor calibre que aumentara las oportunidades de participación y, consecuentemente, el mercado potencial. Así que, si Francia 1998 iba a ser la primera Copa del Mundo absoluta abierta a treinta y dos selecciones, Malasia 1997 sería el primer Campeonato Mundial Juvenil con veinticuatro participantes. Además de garantizar la presencia fija de un representante de Oceanía, la FIFA optó porque las nuevas plazas permitieran una mayor presencia de equipos asiáticos, africanos y americanos, dejando a Europa con los seis representantes que tenía desde aquella primera edición de Túnez 1977. Este reparto no se ha modificado desde entonces.

Pero el torneo aterrizó en Malasia no sin cierta polémica. La FIFA confió al país asiático la organización del undécimo Mundial juvenil gracias al interés del malayo Peter Velappan, por entonces secretario general de la Confederación Asiática (abiertamente enfrentado al presidente Joao Havelange, por cierto), y con el aparentemente sólido respaldo de las elevadas cifras de asistencia que a comienzos de los noventa registraba la liga local. Sin embargo, a finales de 1994 estalló en Malasia un caso de compraventa de partidos y apuestas ilegales que se saldó con medio centenar de jugadores y entrenadores apartados de la competición, y cuyas ramificaciones llegaron incluso a poner en duda algunos resultados del Mundial de Estados Unidos. Los incidentes acontecidos luego en el Mundial sub’20 de Qatar 1995, cuando varias selecciones denunciaron que sus jugadores habían sido abordados por desconocidos con sospechosas intenciones, también apuntaban a las mafias malayas de apuestas, y durante varios meses Havelange pareció dispuesto a retirar a Malasia la organización del torneo juvenil de 1997 para dársela a Nigeria (país que, recordemos, no había podido acoger el Mundial de 1995 por diversos problemas de última hora).

Finalmente, en su reunión de diciembre de 1995, el Comité Ejecutivo de la FIFA desoyó a su presidente y decidió mantener a Malasia como anfitrión del Campeonato Mundial Juvenil de 1997, pero para entonces la credibilidad del fútbol malayo estaba más que enterrada y su liga nunca volvió a alcanzar la popularidad de la que disfrutó antes del escándalo. La disputa del Mundial juvenil tampoco consiguió invertir esa tendencia: los estadios no se llenaron (ni mucho menos) y, por si fuera poco, durante el torneo también hubo varias detenciones relacionadas con presuntos intentos de amaños y apuestas fraudulentas, por lo que las autoridades locales decidieron poner escolta policial permanente a todas las delegaciones para evitar contactos indeseados.

Mientras todo eso ocurría en los despachos, en los terrenos de juego los acontecimientos seguían su curso particular. Durante el año que faltaba para la disputa del Mundial sub’20, y mientras por la nueva sub’18 empezaban a aparecer algunos de los llamados a hacer historia en 1999, la generación mundialista española apenas disputó un par de encuentros amistosos. En enero de 1997, en la tradicional Copa del Atlántico en Gran Canaria, España derrotó claramente a Bélgica por 3-0 y a la selección canaria por 4-1 para alzarse con un nuevo título; ya en abril, venció a la República Checa por 2-0 en partido celebrado en la localidad valenciana de Burjassot. Aparte de eso, el apretado calendario no permitió más que alguna breve concentración para entrenar antes de que, el 5 de junio, Iñaki Sáez anunciara su primera convocatoria para un Mundial juvenil. Los jugadores elegidos quedaron citados el lunes 9 en Madrid, para partir dos días después hacia Malasia:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

CÉSAR LAINEZ Sanjuán 10/04/1977 Real Zaragoza

2

DF

Juan Luis Fernández REDONDO 17/01/1977 Real Betis

3

DF

Marc BERNAUS Cano 02/02/1977 FC Barcelona

4

DF

Francisco José Montoya Gómez, “CURRO MONTOYA” 13/02/1977 Valencia CF

5

DF

César Fernández de las Heras CANEDA 10/05/1978 Athletic de Bilbao

6

MC

ISMAEL Ruiz Salmón 07/07/1977 Racing de Santander

7

MC

Alberto RIVERA Pizarro 19/02/1978 Real Madrid

8

MC

Francisco Javier FARINÓS Zapata 29/03/1978 Valencia CF

9

DL

DIEGO RIBERA Ramírez 19/02/1977 Figueres

10

MC

IVÁN ANIA Cadavieco 24/10/1977 Real Oviedo

11

DL

Miguel Ángel ANGULO Valderrey 23/06/1977 Villarreal CF

12

MC

RAÚL GIL Marín 03/09/1977 Athletic de Bilbao

13

P

FELIP Ortiz Martínez 27/04/1977 FC Barcelona

14

MC

GERARD López Segú 12/03/1979 FC Barcelona

15

DF

Jesús María LACRUZ Gómez 25/04/1978 Osasuna

16

DF

Jerónimo Miñarro Navarro, “JERO” 19/09/1977 Valencia CF

17

DL

José Luis DEUS Rodríguez 12/02/1977 Deportivo La Coruña

18

MC

David ALBELDA Aliqués 01/09/1977 Villarreal CF

Aunque en la lista no había nombres tan destacados como los que viajaron a Qatar dos años antes, sí figuraban varios futbolistas que ya eran habituales en Primera división, como Farinós o Iván Ania, y otros que también sabían lo que era jugar en la máxima categoría de nuestro fútbol, como Redondo, Ismael, Deus, Alberto Rivera o Diego Ribera (como curiosidad, estos dos últimos habían batido en su día los récords de precocidad en Real Madrid y Valencia, respectivamente). Junto a ellos, un puñado de promesas de gran proyección que en su mayor parte acabarían haciéndose un hueco en el fútbol profesional, destacando por haber alcanzado la internacionalidad absoluta David Albelda (51 partidos), Miguel Ángel Angulo (11) y Gerard López (6), además del ya citado Farinós (2 partidos internacionales).

En cuanto al formato de este campeonato aumentado, la presencia de veinticuatro selecciones obligó, por una parte, a la lógica ampliación de la duración del torneo, añadiéndose una ronda de octavos de final y cinco días más a su calendario tradicional, y forzó también a los organizadores a habilitar al menos dos sedes más de las cuatro que, como mínimo, se requerían en anteriores ediciones. Así, el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997 se disputó del 16 de junio al 5 de julio y los equipos participantes quedaron repartidos de la siguiente forma:

GRUPO A

(Kuala Lumpur)

GRUPO B

(Kuching)

GRUPO C (Alor Setar)

GRUPO D (Kuantan)

GRUPO E

(Kangar)

GRUPO F

(Johor Bahru)

Malasia

Brasil

Ghana

España

Argentina

Inglaterra

Bélgica

Francia

EE.UU.

Paraguay

Hungría

Costa de Marfil

Uruguay

Rep. Corea

Rep. Irlanda

Japón

Australia

México

Marruecos

Sudáfrica

China

Costa Rica

Canadá

E.A.U.

Curiosamente, y pese al aumento de participantes, en esta undécima edición del Mundial sub’20 tan sólo había tres países debutantes: el organizador Malasia, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos. Como había venido ocurriendo en los mundiales absolutos disputados con 24 selecciones entre 1986 y 1994, se clasificarían para octavos de final los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros. Nuevamente, y a pesar de anteriores experiencias negativas, los partidos de la tercera jornada en cada grupo no se disputaron simultáneamente, al disponer las sedes elegidas de sólo un estadio y optar la organización por no desplazar a los equipos. Como también venía siendo habitual, ningún árbitro español fue seleccionado para participar en el evento, de hecho, la última presencia de un trencilla español en un Mundial juvenil databa de Chile 1987, en el que Emilio Soriano Aladrén dirigió dos partidos. Además del mayor número de participantes, la principal modificación introducida por la FIFA en este campeonato estuvo en la normativa de edad, ya que se permitió que fueran seleccionados para la fase final futbolistas nacidos a partir del 1 de enero de 1977 (desde Japón 1979, la fecha tope había sido la del 1 de agosto de veinte años antes de la disputa del torneo). Este criterio es el que sigue vigente en la actualidad.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Después de una semana escasa de adaptación a las difíciles condiciones climatológicas de Malasia, con temperaturas elevadas y una humedad extrema, España inició su camino en el Campeonato Mundial Juvenil de 1997 enfrentándose a Japón, un rival teóricamente inferior pero del que se esperaba que presentara bastante oposición. Iñaki Sáez dispuso el 4-2-3-1 que se convertiría en marca de la casa y el equipo comenzó dominando, llegando incluso a anotar un tanto por medio de Gerard López (quien acababa de anunciar su fichaje por el Valencia) que fue anulado por mano previa. Pero el fuelle se acabó pronto y, aunque los nipones no inquietaban, España tampoco era capaz de traducir en ocasiones su dominio; de hecho, el marcador sólo se pudo abrir gracias a un magistral lanzamiento de libre directo de Farinós en el ecuador de esa primera mitad.

Tras el paso por vestuarios, Japón sorprendió con un mayor descaro ofensivo y estuvo a punto de igualar el resultado en un par de oportunidades salvadas in extremis por Lainez y la defensa hispana, pero en el minuto 55 Angulo culminó una buena jugada individual por banda izquierda para convertir el 2-0 que parecía sentenciar el duelo. Sin embargo, los nipones no se amilanaron y, guiados por Shunsuke Nakamura, consiguieron reducir distancias diez minutos después, a través de un penalti por manos de Marc Bernaus que transformó Atsushi Yanagisawa, sin duda el atacante más incisivo del cuadro japonés durante todo el partido. A partir de ahí, España desapareció del campo y sólo la proverbial mala puntería de Japón privó a los asiáticos de volver a empatar, pues disfrutaron de ocasiones de sobra como para haber obtenido un resultado positivo.

18/06/1997

Primera jornada del Grupo D.

JAPÓN

(1)

Kobari; Mikuriya (-72, Nishi), Toda, Miyamoto, Yamaguchi, Jojo; Ono (-67, Fukuda), Myojin, Nakamura; Yanagisawa, Nagai (-82, Yamashita).

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Albelda (-74, Ismael), Gerard, Lacruz (-60, Rivera), Farinós, Angulo; Deus (-82, Diego Ribera).

Goles

0-1 Farinós (ESP, min. 23); 0-2 Angulo (ESP, min. 56); 1-2 Yanagisawa (JPN, min. 65)(p).

Árbitro

José Luis Da Rosa Varela (URU).

Tarjetas

Angulo (ESP, min. 13); Gerard (ESP, min. 31).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

Recuperada del susto, la selección juvenil española afrontó el segundo partido del grupo con más confianza. Los tres puntos ya cosechados y el empate entre Costa Rica y Paraguay en el otro encuentro de la primera jornada hacían que una victoria ante los sudamericanos asegurara la clasificación para los octavos; además, la entrada del racinguista Ismael por Albelda le dio al equipo más solidez, y la presencia de Iván Ania por Lacruz ofreció más variantes ofensivas. Con todo, Paraguay resistió bien y durante el primer tramo del encuentro el duelo estuvo muy parejo, con un buen nivel de juego por parte de ambos bandos pero que no cristalizaba en ocasiones. La balanza se decantó hacia el lado español a la media hora de partido, cuando el deportivista Deus enganchó un gran lanzamiento ante el que nada pudo hacer el meta Justo Villar, y el gol permitió a los de Sáez controlar sin más complicaciones el resto de la primera mitad.

La tímida reacción paraguaya tras el descanso dio paso a una nueva fase de dominio español en la que estuvo a punto de llegar el segundo tanto, pero lo que sucedió fue que, aprovechando un despiste defensivo, Gustavo Morínigo batió de cabeza a César Lainez para establecer la igualada. Quedaba media hora para el final y, como el primer día, España volvió a acusar el cansancio, aunque esta vez fue capaz de golpear con un nuevo gol de Deus, que culminó una gran jugada individual de Alberto Rivera. Sin embargo, la posterior expulsión de Gerard en un enganchón con un rival dejó al equipo otra vez a merced de su oponente, que afortunadamente no encontró la forma de poner en aprietos al portero español en los diez minutos que restaban. Con dos sufridas victorias y muchas dudas en torno al juego y al estado físico de sus componentes, la selección española cerraba su pase a octavos de final por la vía rápida.

20/06/1997

Segunda jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard, Iván Ania (-68, Rivera), Farinós (-86, Raúl Gil), Angulo; Deus (-80, Diego Ribera).

PARAGUAY

(1)

Villar; Gustavo Florentín (-80, González), Cañete, Hernán Florentín, Da Silva, Tiozzo; Esquivel, Morínigo (-86, Domínguez), Cáceres; Román, Samudio (-75, Melgarejo).

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 30); 1-1 Morínigo (PAR, min. 65); 2-1 Deus (ESP, min. 78).

Árbitro

Saad Mane (KUW).

Tarjetas

Gustavo Florentín (PAR, min. 14); Tiozzo (PAR, min. 16); Morínigo (PAR, min. 19); Hernán Florentín (PAR, min. 40); Redondo (ESP, min. 44); Esquivel (PAR, min. 53). Expulsado Gerard (ESP, min. 80) por roja directa.

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 9.000 espectadores.

Gracias a la inexplicable insistencia de la FIFA en no programar los últimos partidos de la fase de grupos a la misma hora, España arrancó su tercer partido con el primer puesto ya asegurado gracias al empate registrado minutos antes entre Japón y Paraguay. Costa Rica, que había sido duramente goleada por los nipones en la segunda jornada (6-2), aún albergaba opciones de clasificación, pero pronto quedó claro que no tenía el nivel suficiente para conseguir ante España la victoria que necesitaba: a los dos minutos, Rivera recibió dentro del área y batió sin dificultades la meta centroamericana, poniendo la primera piedra de una sencilla goleada. David Albelda, con un gran disparo, y Farinós, de penalti, finiquitaron el duelo en menos de media hora, y el resto del partido fue un entrenamiento con público que Iñaki Sáez aprovechó para dar descanso a varios apercibidos y que Diego Ribera rubricó con un buen remate en el minuto 78.

23/06/1997

Tercera jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(4)

Felip; Lacruz, Jero, Caneda (-46, Raúl Gil), Bernaus; Albelda, Ismael, Rivera, Farinós, Angulo (-46, Iván Ania); Deus (-58, Diego Ribera).

COSTA RICA

(0)

González; Villavicencio, Nassar, Pablo Chinchilla, Torres (-46, Bolaños); Sequeira (-80, Durán), Fonseca, Bryce, Castro; Solís, Ledezma (-30, Marvin Chinchilla).

Goles

1-0 Rivera (ESP, min. 3); 2-0 Albelda (ESP, min. 23); 3-0 Farinós (ESP, min. 24)(p); 4-0 Diego Ribera (ESP, min. 78).

Árbitro

Karl-Erik Nilsson (SUE).

Tarjetas

Nassar (CRC, min. 33); Jero (ESP, min. 42); Iván Ania (ESP, min. 77).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

España era, junto a Inglaterra y Brasil, la única selección que había conseguido pleno de victorias en una primera fase que se saldó sin sorpresas, pero las sensaciones del equipo español distaban mucho de ser las de un claro aspirante al título. Ingleses y brasileños habían mostrado un mayor nivel de juego (en el caso sudamericano, refrendado con un claro 3-0 ante la Francia de Henry, Trezeguet y Anelka y un apabullante 10-3 a Corea del Sur), y otras selecciones como la propia Francia, Argentina o Uruguay, aunque tampoco habían brillado demasiado, sí daban la impresión de poseer un mayor potencial ofensivo.

En la primera ronda eliminatoria, los de Sáez se las verían con Canadá, un correoso equipo que había acabado tercero en el grupo E después de empatar con Australia, caer por la mínima ante la albiceleste y ganar a Hungría, y se esperaba que los juveniles españoles dieran por fin el nivel que se les presuponía. Sin embargo, España volvió a dejar muchas dudas. Incapaz de superar la ordenada presión de la defensa norteamericana, la selección española tardó casi media hora en hacerse con los mandos del partido, y sólo lo consiguió gracias al empeño de Alberto Rivera, que se echó el equipo a sus pequeñas espaldas y pudo incluso abrir el marcador con un gran disparo que se estrelló en el larguero.

La insistencia del madridista permitió a España disfrutar de sus mejores minutos tanto al final de la primera parte como al comienzo de la segunda, pero pronto las luces volvieron a apagarse. Tras una buena oportunidad de Deus, que se quedó sin ángulo para culminar la jugada cuando ya había regateado al meta Franks, Canadá dio un paso adelante y dispuso de varias ocasiones claras, entre ellas un remate al palo. Por fortuna, cuando peor lo estaban pasando los de Sáez, Deus culminó una acción aislada con un disparo lejano que sorprendió por bajo al portero canadiense. El tanto sirvió para que España se serenara y, pese a lo estrecho del marcador, supo manejarse bien en el tramo final, sin pasar excesivos agobios y sellando su pase a cuartos de final con un gol de falta de Rivera, el gran protagonista del partido, en el último minuto.

26/06/1997

Octavos de final.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-81, Albelda), Rivera, Farinós (-73, Iván Ania), Angulo; Deus (-78, Diego Ribera).

CANADÁ

(0)

Franks; Clarke, Devenney, McCauley, Skinner; Mathot (-79, Stathopoulos), Aristodemo, Bent, Kindel; De Rosario (-46, Jordan), Stalteri.

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 77); 2-0 Rivera (ESP, min. 90).

Árbitro

Abderrahim El Arjoun (MAR).

Tarjetas

Ismael (ESP, min. 12); Gerard (ESP, min. 25); Clarke (CAN, min. 50); Farinós (ESP, min. 69).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 10.000 espectadores.

Mientras España seguía avanzando con más sombra que luces, en Brasil todo era festivo. Tres días después del 10-3 a Corea del Sur en el último partido de la fase de grupos, la canarinha se superó en el partido de octavos con un escandaloso 10-0 a Bélgica que aupó al equipo de Toninho Barroso a lo más alto de las listas de candidatos. El problema para Brasil era que iba por la parte más dura del cuadro, ya que en cuartos de final tendría que enfrentarse a la potente selección de Argentina, que contaba con jugadores como Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Walter Samuel, Lionel Scaloni o el portero Leo Franco y que había vencido con justicia a la Inglaterra de Michael Owen y Jamie Carragher. De ese duelo entre las potencias sudamericanas saldría el rival de España en semifinales en el hipotético caso de que los de Sáez superaran a la República de Irlanda, que en octavos se había deshecho de Marruecos gracias a un gol de oro de su benjamín Damien Duff. En el resto de partidos, Uruguay y Ghana vencieron sin problemas a Estados Unidos y Emiratos Árabes, respectivamente, por sendos 3-0; Francia derrotó a México con un agónico gol de Peter Luccin en el último minuto y Japón superó también por la mínima a Australia.

Después de derrotar a Canadá, la selección española se trasladó a la capital de Malasia, Kuala Lumpur, para medirse a una selección irlandesa que, como ya se sospechaba, maniató a España desde el primer minuto con una intensa e incómoda presión en el centro del campo que impidió a los de Sáez controlar el partido. Con acciones a balón parado y mucho juego directo, Irlanda creaba numerosos problemas a la zaga española y disfrutó de varias ocasiones de gol en la primera media hora. Por su parte, España sólo pudo poner en apuros al meta O’Connor en un par de oportunidades ya cerca del descanso, gracias a las combinaciones entre Deus, Angulo y Gerard.

El paso por los vestuarios no sirvió para que España aclarara sus ideas, sino para que Irlanda cogiera más impulso. El ariete Trevor Molloy siguió percutiendo sobre la defensa española y, pocos minutos después de haber obligado a Lainez a emplearse a fondo para evitar el primer gol, fue objeto de un discutido penalti por parte del cántabro Ismael. El mismo Molloy lo transformó sin problemas y trasladó al marcador la sensación de superioridad que Irlanda estaba dejando desde el principio sobre el césped. Después del tanto, los irlandeses se replegaron para buscar las contras con la velocidad de sus extremos Alan Kirby y Damien Duff y España pudo tocar con menos agobios, pero las ideas escaseaban y los nervios empezaron a aflorar. Las imprecisiones eran continuas y no parecía haber forma de penetrar en la ordenada defensa rival. Sólo en los últimos minutos, casi a la desesperada, consiguieron los de Sáez rondar con peligro la portería irlandesa, pero primero un defensa casi sobre la línea y luego O’Connor salvaron sendos remates de Deus que ya se colaban. El equipo juvenil español, incapaz de hilvanar acciones colectivas brillantes y carente de soluciones individuales, se mostró futbolísticamente impotente ante un rival al que le bastó con ser un poco más rocoso y ordenado que los anteriores para eliminar al cuadro de Iñaki Sáez.

29/06/1997

Cuartos de final.

ESPAÑA

(0)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-69, Diego Ribera), Rivera (-86, Albelda), Farinós (-69, Iván Ania), Angulo; Deus.

IRLANDA

(1)

O’Connor; Cummins, Worrall, Hawkins, Ryan; Morgan, Inman, Kirby (-89, Baker), Duff; Molloy (-66, Murphy), Fenn.

Goles

0-1 Molloy (IRL, min. 52)(p).

Árbitro

León Francisco Padró Borja (MEX).

Tarjetas

Fenn (IRL, min. 88).

Estadio

Shah Alam (Kuala Lumpur). 9.000 espectadores.

A pesar de llegar con la vitola de subcampeón de Europa, España trasladó durante casi todo el campeonato una imagen plomiza que se acentuó en esta triste despedida. El cansancio acumulado tras una larga temporada y la extrema humedad del clima malayo afectaron a los jugadores, que también tuvieron algún que otro problema con las comidas, pero todas las excusas resultaban endebles dado el bajo nivel teórico de los rivales a los que se había enfrentado la selección. En cualquier caso, como el torneo nunca estuvo cerca de despertar en nuestro país la expectación de la anterior cita mundialista juvenil, el traspié fue asimilado sin demasiada dificultad.

Más difícil le resultó a Brasil digerir su derrota en cuartos de final ante Argentina. Después de haber marcado veinte goles en los dos partidos anteriores, los jóvenes brasileños se quedaron sin pólvora ante una selección albiceleste de enorme calidad que se llevó el choque con dos goles en el tramo final. Por la otra parte del cuadro, Uruguay se deshizo de Francia en la tanda de penaltis tras empatar a uno en el tiempo reglamentario, y Ghana superó a Japón por 2-1 con un gol de oro del jovencísimo Peter Ofori Quaye. En semifinales, Irlanda volvió a hacer gala de su solidez y fortaleza, pero no pudo remontar el gol de Bernardo Romeo al comienzo de la segunda parte y la Argentina de Pékerman logró su pase a la final por segunda edición consecutiva. En la otra semifinal, Uruguay se colocó con un cómodo 2-0 frente a Ghana antes del descanso pero tuvo que ver cómo los africanos igualaban el marcador para forzar la prórroga; en el tiempo extra, un gol de oro del lateral Álvaro Fabián Perea (quien fallecería pocos meses después en un accidente de tráfico) clasificó a los charrúas para su primera final mundialista sub’20.

En ella, Uruguay vendió cara su derrota y se adelantó con un gol del centrocampista Pablo García (Osasuna, Real Madrid, Celta, Murcia), pero Esteban Cambiasso y Diego Quintana le dieron la vuelta al marcador antes del descanso. El bajón físico uruguayo en la segunda parte impidió que saltara la sorpresa y Argentina se hizo con su tercer entorchado mundial juvenil, el segundo consecutivo. A pesar de la derrota final, la técnica, velocidad y puntería mostradas por la pareja de delanteros charrúas durante todo el campeonato les valió para copar los premios a los mejores jugadores: Nico Olivera (Sevilla, Valladolid, Córdoba) se llevó el Balón de Oro y Marcelo Zalayeta (que también pasó por el Sevilla) el de Plata, aunque en sus carreras posteriores no refrendaron todo el potencial que se les adivinó en Malasia. Más lejos llegó (y desde luego mejor recuerdo dejó en España, por sus años en Valencia y Zaragoza) el tercer clasificado en esas votaciones, el argentino Pablo César Aimar, que con sólo diecisiete años ya empezaba a destacar entonces en un gran River Plate.

En cuanto a los máximos goleadores, la tremenda exhibición brasileña en esos mágicos partidos contra Corea del Sur y Bélgica permitió que Adailton Martins se llevara la Bota de Oro con comodidad: sus diez goles en cinco partidos (seis de ellos, a los surcoreanos) batieron por fin el récord anotador en un Mundial sub’20 que conservaba Ramón Díaz desde 1979. Como ya entonces podía sospecharse, esa gran tarde ante Corea no fue más que un espejismo, ya que en su carrera profesional, desarrollada casi por completo en Italia (Parma, Hellas Verona, Genoa, Bolonia), Adaílton no volvió a destacarse como goleador de primer orden. Más nivel apuntaba y alcanzó el ganador de la Bota de Plata, el francés David Trezeguet, que anotó cinco goles en Malasia; mientras que el también brasileño Alex de Souza (que logró cierto renombre en Europa durante su paso por el Fenerbahce turco entre 2004 y 2012) recibió la de Bronce gracias a sus cuatro dianas. También marcaron cuatro goles, aunque en más minutos que Alex y quedando por ello sin galardón, los argentinos Juan Román Riquelme y Bernardo Romeo, el uruguayo Zalayeta, el japonés Yanagisawa y el australiano Kostas Salapasidis (quien los consiguió todos en la victoria de su selección ante Argentina por 4-3 en la primera fase y que luego tuvo un poco productivo paso por la S.D. Compostela).

Terminaba así un campeonato, otro más, sin mayor relieve para España. Imposible imaginar entonces que, menos de dos años más tarde y con otra generación que tampoco despertaba grandes expectativas, la selección española alcanzaría la cima del fútbol juvenil. Pero esa es otra historia que ya fue contada en otra ocasión.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

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España en los mundiales sub’20: Qatar 1995

En agosto de 1991, la selección española dirigida por Juan Santisteban alcanzó en Italia el subcampeonato mundial sub’17. Era sólo la cuarta edición del torneo (la primera que se disputaba en ese rango de edad, ya que los tres campeonatos anteriores habían sido sub’16), pero la breve historia de la categoría demostraba que los países que llegaban lejos en esos Mundiales solían realizar también un gran papel dos años después en el campeonato sub’20: los casos de Nigeria, la URSS o Portugal eran especialmente relevantes en este sentido. Por desgracia, como quedó apuntado en el artículo publicado en el número anterior de estos “Cuadernos de Fútbol”, en el verano de 1991 España tenía ya imposible acudir a la fase final del Campeonato de Europa sub’18 de 1992 y, por tanto, al Mundial sub’20 de Australia 1993: Alemania e Italia habían sido rivales demasiado potentes para una selección española que tampoco fue capaz de derrotar a Malta en ninguno de sus dos partidos. De aquel equipo juvenil de discretísimos resultados (tres empates, tres derrotas y sólo dos goles a favor) podríamos destacar a Julen Guerrero, Javi Navarro, Fernando Sanz, Javier De Pedro o Patricio Rubio “Patri”, por entonces una de las más grandes promesas del fútbol español.

Ni ellos ni los brillantes subcampeones sub’17 (César Palacios, Quique Medina, Ramón, Sandro, Robaina, Dani García Lara o Pepe Gálvez, entre otros) pudieron disputar un Mundial sub’20 en el que, una vez más, se demostró la validez de aquella teoría que relacionaba ambas categorías. En Australia, primer país que albergaba dos veces el Campeonato Mundial Juvenil, Brasil se llevó su tercer título al derrotar en la final a Ghana, cuya selección estaba formada mayoritariamente por los chavales que en 1991 habían vencido a España en la final del Mundial sub’17. En el bando brasileño deslumbró Adriano Gerlin da Silva (Adriano Codorninha acabó siendo su apodo futbolístico), otro jugador que también había brillado dos años antes, aunque en su carrera posterior no logró más éxitos reseñables.

Por aquel entonces, de la mano de su nuevo presidente, el sueco Lennart Johansson, y mientras medio continente redefinía sus fronteras y nuevas naciones se unían al organismo, la UEFA iniciaba un proceso de reestructuración de sus competiciones, motivado en parte por esos profundos cambios en el mapa político europeo pero también por cuestiones económicas y puramente deportivas. Así, por ejemplo, nació la Liga de Campeones y se amplió la fase final de la Eurocopa absoluta a dieciséis selecciones. En categorías inferiores, se volvió a modificar el formato del Campeonato de Europa juvenil para devolverle su tradicional carácter anual; además, aunque se seguirían clasificando sólo ocho selecciones para su fase final, en ésta habría dos grupos cuyos líderes se jugarían el título en una final directa. La primera edición de este renovado torneo tendría lugar en julio de 1993, en Inglaterra.

Pero volvamos otra vez atrás en el tiempo y regresemos a España. Una vez terminado el Mundial sub’20 de Portugal 1991, Vicente Miera, el nuevo seleccionador absoluto, decidió hacerse cargo también del combinado que debería competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona, relegando al puesto de ayudante a Kubala, que había sido contratado meses antes para dirigirlo. En cuanto a Jesús Pereda, dejó de ser el segundo entrenador de la absoluta, aunque mantuvo sus cargos como seleccionador sub’18 y sub’21. La etapa de Miera, que había firmado con la misión de acabar lo más dignamente posible la fase de clasificación para la Eurocopa de 1992, fue tan breve como se esperaba: la histórica derrota en Islandia en su debut oficial sólo vino a confirmar que no permanecería en el banquillo más allá de lo inicialmente estipulado. En junio de 1992, dos meses después de que el cántabro dirigiera el primer encuentro de clasificación para el Mundial de Estados Unidos (victoria por 3-0 contra Albania), Ángel María Villar comunicó que el seleccionador sería sustituido tras el verano por Javier Clemente. Miera, eso sí, se despidió de la RFEF por todo lo alto, colgándose la medalla de oro olímpica en los Juegos de Barcelona.

Aunque Javier Clemente no contaba con Pereda para sus planes de futuro, el nuevo seleccionador decidió mantenerle al frente de la sub’18 durante esa temporada 1992/1993, ya que el contrato del técnico burgalés finalizaba el 30 de junio, apenas tres semanas antes del inicio de la fase final del Europeo de la categoría. Pereda logró clasificar al combinado juvenil para esa cita, pero tuvo que abandonar su cargo sin poder disputarla. Andoni Goikoetxea, segundo de Clemente en la absoluta, añadió a sus funciones como seleccionador sub’21 la dirección de la sub’18 y aquel grupo, compuesto por muchos de los jugadores que habían sido subcampeones mundiales sub’17 dos años antes, alcanzó la tercera plaza final. ¿Qué hubieran hecho de haber llegado al Mundial sub’20 de Australia? Desgraciadamente, nunca lo sabremos.

La siguiente edición del Europeo juvenil, la de la temporada 1993/1994, era clasificatoria para el Mundial sub’20 de 1995, y la Real Federación Española de Fútbol supo moverse en los despachos para conseguir que la fase final se disputara en Extremadura. Automáticamente clasificada como anfitriona, España dedicó la temporada a disputar amistosos y obtuvo variopintos resultados: se midió dos veces a Portugal (2-2 en León y 1-1 en tierras lusas seis meses después); venció en la “Copa del Atlántico” grancanaria a Países Bajos (2-0) y Alemania (2-1); cayó derrotada en Grecia (3-0, aunque con jugadores menos habituales); y disputó en Italia el torneo “Paolo Valenti”, en el que se midió a Eslovaquia (derrota por 0-1), Israel (1-1) y Rumanía (victoria por 6-1). Por último, en los meses de mayo y junio, la selección juvenil disputó dos partidos preparatorios en tierras extremeñas, venciendo a Islandia en Almendralejo (2-0) y perdiendo en Cáceres ante la República Checa (1-2).

El Campeonato de Europa sub’18 de 1994 se celebró del 24 al 31 de julio, siendo sedes las localidades de Cáceres, Badajoz, Almendralejo, Don Benito y Jerez de los Caballeros. Los ocho participantes se dividieron en dos grupos, quedando España emparejada con Rusia, Bielorrusia y Alemania, tres países que no existían como tales apenas cinco años antes. En Almendralejo, los de Goikoetxea se impusieron a Rusia por 4-2 y a Bielorrusia por 4-1 (en ambos partidos España se puso con 4-0 y encajó los goles rivales en los últimos minutos). Un empate en la tercera jornada, disputada en Cáceres, le hubiera servido a España para pasar a la final, pero Alemania venció 1-3 con un doblete de Lars Ricken, la gran promesa del Borussia Dortmund. Germanos, rusos y españoles acabaron empatados a seis puntos y fue la diferencia de goles la que decidió las posiciones definitivas. Alemania, con +4, lideró el grupo por delante de España (+3) y Rusia (0), de modo que los alemanes se clasificaron directamente para la final, en la que caerían en los penaltis ante Portugal. En el partido por el bronce, en Mérida, España goleó a Países Bajos por 5-2, mientras que Rusia se hizo con la quinta plaza (la última que daba acceso al Mundial sub’20) al ganar a Francia.

Aunque no se había logrado el título continental, lo cierto era que la selección de Goikoetxea había mostrado un buen nivel y parecía tener mimbres suficientes como para destacar en el Campeonato Mundial del año siguiente, un torneo cuya disputa estuvo en el aire durante bastante tiempo. Después de haber sancionado al país por un caso de falsificación de edades en el torneo olímpico de Seúl 1988, la FIFA quiso compensar a Nigeria con la concesión del Campeonato Mundial Juvenil de 1995, primer gran evento futbolístico que acogería el África negra. Fue, sin embargo, una decisión notablemente arriesgada que no salió bien: la inestabilidad política del país y unos brotes de malaria y meningitis en dos de las sedes elegidas forzaron a la FIFA a suspender el campeonato cuando sólo faltaba un mes para su inicio. Era el 9 de febrero de 1995 y comenzaba una frenética carrera en la que primero se habló de cancelación definitiva, luego de aplazamiento y, finalmente, de traslado a otro país. Tras muchas deliberaciones, el 16 de marzo se decidió que Nigeria no reunía las condiciones mínimas necesarias para organizar el torneo con seguridad y, cuatro días más tarde, se acordó que el Mundial juvenil de ese año se disputaría en Qatar del 13 al 28 de abril.

Si a principios de año, cuando la disputa del Mundial en Nigeria aún no peligraba oficialmente, ya se habían producido algunas discusiones sobre la conveniencia o no de que Goikoetxea llevara al torneo a las principales figuras españolas en edad juvenil (varias de las cuales ya aparecían con regularidad en los primeros equipos de sus respectivos clubes), la polémica aumentó en abril, un mes de suma importancia en las competiciones ligueras. El debate se centraba especialmente en la figura de Raúl González Blanco, que a sus diecisiete años ya era un fijo en las alineaciones de un Real Madrid que, además, sufría varias bajas en la delantera. La directiva madridista manifestó en numerosas ocasiones su disconformidad con la hipotética convocatoria de su joven figura, pero Javier Clemente (que era quien mandaba en todas las categorías de la federación) nunca fue un seleccionador muy receptivo a ese tipo de quejas y, como se esperaba, Raúl figuró en la relación de convocados que se hizo pública el 31 de marzo. Al menos, aunque la concentración de los juveniles comenzó el día 3 de abril, la RFEF sí permitió que el delantero jugara el día 9 con su club antes de embarcar hacia Qatar. Raúl, por cierto, marcó en ese partido ante el Zaragoza en el que se cumplía una vuelta desde su debut oficial con el primer equipo.

En cuanto al resto de convocados, llamaba la atención la presencia de tres porteros (sólo Burundi y Australia viajaron al Mundial también con tres guardametas): uno de ellos, Javier López Vallejo, era precisamente el único componente del equipo subcampeón mundial sub’17 de 1991 que, por edad, todavía podía acudir al Campeonato del Mundo Juvenil en 1995. Por otro lado, el hecho de que en la lista hubiera varios jóvenes de 17 o 18 años recién cumplidos marcaba una clara diferencia con respecto a anteriores plantillas mundialistas, en las que Chus Pereda solía apurar mucho más el límite de edad, pero todo el país coincidía en señalar que se trataba del mejor conjunto posible formado por futbolistas menores de 20 años. Las ausencias más destacadas con respecto al equipo base del Europeo juvenil de 1994 eran las del mediocentro del Barcelona Albert Celades, por culpa de una lesión, y la de Diego Ribera, joven delantero del Valencia cedido en el Hércules, por decisión técnica. Los dieciocho elegidos fueron los siguientes:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Javier LÓPEZ VALLEJO 22/09/1975 Osasuna

2

DF

Alberto SÁNCHEZ González 09/05/1976 Real Madrid

3

DF

David CORDÓN Mesa 12/11/1975 Atlético de Madrid

4

MC

LUIS MARTÍNEZ Arasa 10/11/1975 Real Madrid

5

DF

CÉSAR Martín Villar 03/04/1977 Real Oviedo

6

DF

Luis Carlos CUARTERO Laforga 17/08/1975 Real Zaragoza

7

DL

RAÚL González Blanco 17/06/1977 Real Madrid

8

MC

Miguel Ángel Salgado Fernández, “MÍCHEL SALGADO” 22/10/1975 Celta de Vigo

9

MC

Iván DE LA PEÑA López 06/05/1976 FC Barcelona

10

MC

ROGER García Junyent 15/12/1976 FC Barcelona

11

DL

Joseba Andoni ETXEBERRIA Lizardi 05/09/1977 Real Sociedad

12

MC

Miguel Ángel Sánchez Muñoz, “MÍCHEL” 30/10/1975 Rayo Vallecano

13

P

Manuel Martínez García, “MANU” 06/01/1976 FC Barcelona

14

DL

Fernando MORIENTES Sánchez 05/04/1976 Albacete

15

MC

RAÚL OTXOA Sainz de Aja 14/08/1975 Athletic de Bilbao

16

DL

Antonio VELAMAZÁN Tejedor 22/01/1977 FC Barcelona

17

DF

Carles Domingo Pladevall, “MINGO” 10/06/1977 FC Barcelona

18

P

GORKA López Ochando 07/01/1976 CD Tenerife

Raúl encabezaba un grupo de grandes proyectos de futbolistas en el que también resaltaba el nombre de Iván De la Peña, la otra gran perla de la cantera patria, que aún no había debutado en la máxima categoría pero a quien se consideraba la principal promesa del F.C. Barcelona y su llamada “quinta del Mini”. Con la presencia de ambos jugadores, la atención mediática hacia el campeonato estaba más que garantizada; de hecho, durante el torneo el propio Raúl escribió una columna diaria en Marca contando sus vivencias. Junto a ellos, otros jóvenes valores que empezaban a brillar en Primera, como Fernando Morientes o Míchel Salgado, y un amplio grupo de chavales que, en su mayor parte, no tardarían en consolidarse en la máxima categoría.

Por supuesto, Raúl (102 partidos, 44 goles) fue quien más acabaría destacando en la selección absoluta, junto a Joseba Etxeberria (53 partidos, 12 goles), Fernando Morientes (47 partidos, 27 goles) y Míchel Salgado (53 partidos). También cumplió con buena nota el central César (12 partidos, 3 goles), mientras que su irregular y errática carrera hizo que Iván De la Peña tuviera que esperar mucho más de lo que cualquiera hubiera imaginado allá por 1995 para debutar con España: lo hizo en 2005 y sólo sumó 5 internacionalidades. Del resto, López Vallejo (Osasuna, Villarreal, Recreativo, Zaragoza), Cuartero (siempre en el Real Zaragoza), Roger (Barcelona, Espanyol, Villarreal), Toni Velamazán (Barcelona, Oviedo, Albacete, Extremadura, Espanyol), Míchel (Rayo, Murcia, Málaga) y Mingo (Sporting, Rayo, Betis, Albacete, Nàstic) sumaron igualmente muchos partidos en Primera, aunque sin el premio del debut internacional. De entre los que no llegaron a brillar en el fútbol profesional, seguramente el caso más curioso sea el de Luis Martínez Arasa, canterano madridista que, tras pasar por Rayo, Leganés y Murcia, decidió colgar las botas con sólo veinticinco años para dedicarse al mundo de la escena.

Tras verse despojada de la organización del Mundial sub’20, Nigeria renunció a participar en él, a pesar de que se le había mantenido su plaza como anfitriona. De hecho, la Confederación Africana llegó a debatir si Camerún y Burundi debían o no sumarse a la protesta nigeriana y renunciar al campeonato, aunque finalmente se optó por que sí lo disputaran. La selección juvenil de Qatar sustituyó a la de Nigeria y los grupos, que ya se habían sorteado, no sufrieron más alteración:

GRUPO A

(Doha)

GRUPO B

(Doha)

GRUPO C

(Doha)

GRUPO D

(Doha)

Brasil

España

Portugal

Alemania

Qatar

Chile

Países Bajos

Australia

Siria

Burundi

Honduras

Camerún

Rusia

Japón

Argentina

Costa Rica

Entre los participantes destacaba especialmente la presencia de Burundi, país que entonces estaba de triste actualidad por la cruenta guerra étnica que se desarrollaba tanto en su interior como en la vecina Ruanda. Además, era noticia el regreso de Argentina a las competiciones internacionales sub’20 después de la sanción impuesta por la FIFA tras los incidentes que la albiceleste había protagonizado en Portugal 1991. Por primera vez en un Mundial juvenil, cada victoria en la fase de grupos valdría tres puntos (medida que había sido instaurada en el Mundial de Estados Unidos 1994), y también por primera vez en un torneo FIFA se autorizaron tres cambios por encuentro (en Estados Unidos el tercer cambio sólo se había permitido en caso de lesión del portero). Así mismo, se mantenía la regla del “gol de oro”, instaurada en los Mundiales juveniles en 1993 para resolver los empates en las prórrogas, y tampoco esta vez hubo árbitros españoles entre los designados por la FIFA para el evento.

Todos los partidos se disputaron en Doha, la capital del emirato, usándose sólo tres estadios cuyos terrenos de juego, obviamente, sufrieron las consecuencias de la acumulación de encuentros. Por lo menos, los organizadores fueron capaces de ordenar el calendario para que los partidos de la tercera jornada de cada grupo se jugaran a la misma hora. El calor fue intenso, sobre todo en los partidos que se disputaban en el primer turno del día, a media tarde, y quienes viajaron allí destacan el escaso ambiente futbolístico que se respiraba en una ciudad que, salvo en las últimas rondas, permaneció prácticamente ajena a la disputa del campeonato. Además, hubo varios sucesos extraños que se investigaron como intentos de soborno a jugadores de Camerún, Portugal, Honduras, Chile y Burundi, y que se saldaron con cinco detenidos que fueron rápidamente expulsados de Qatar. Aunque no se pudo confirmar si hubo o no compra de partidos, las investigaciones apuntaban a mafias malayas de apuestas ilegales, por lo que se llegó a hablar de la posibilidad de que la FIFA privara a Malasia de la organización de la siguiente cita mundialista sub’20. Al final, y como tantos otros, el caso se perdió en el baúl de los asuntos olvidados.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Qatar 1995, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Qatar 1995, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Burundi, el primer rival en Qatar 1995, era toda una incógnita para los técnicos y jugadores españoles. La única información que se tenía sobre los africanos era que habían sido subcampeones continentales y que, antes de viajar al torneo, se habían visto obligados a permanecer recluidos durante varias semanas en un hotel de su capital, Buyumbura, por culpa de la guerra que asolaba su país. Había cierta inquietud ante el verdadero nivel que pudiera mostrar esa desconocida selección, pero los temores se disiparon rápidamente. Fuertes y enérgicos, los burundeses intentaban atacar en cuanto podían, pero eran tan poco disciplinados tácticamente que España no tuvo ningún problema para dominar el partido de cabo a rabo. Goikoetxea planteó un ofensivo 3-5-2, con Míchel Salgado y Roger como carrileros y De la Peña llevando el peso de la organización ofensiva; la constante movilidad de los centrocampistas españoles y su gran nivel técnico fue una pesadilla para casi todos sus rivales durante el campeonato, y Burundi no tenía ni los mimbres tácticos ni la disposición mental necesarios para frenar sus combinaciones.

El primer gol, obra de Morientes al recoger un balón rechazado por el poste, se hizo esperar más de veinticinco minutos, pero para entonces España había sumado ya un buen puñado de ocasiones (las más claras, en las botas de Toni Velamazán) y de ahí al descanso sólo tuvo que afinar un poco más la puntería para dejar resuelto el partido con tantos de Raúl y Roger, éste de penalti cometido sobre el delantero madridista. La segunda parte discurrió por los mismos derroteros, con España atacando al compás que marcaba Iván De la Peña y los defensas y centrocampistas de Burundi corriendo sin orden y, en ocasiones, llegando bastante tarde: sus entradas, tan inocentes como duras, les hicieron acabar con nueve jugadores. Joseba Etxeberria, que había sustituido en el descanso a Morientes, con problemas musculares, anotó el cuarto; Ndayishimiye logró un muy celebrado gol del honor para los africanos; y Etxeberria cerró la cuenta con un gran remate de chilena tras un barullo en el área. El partido estaba más que finiquitado, pero De la Peña no supo entenderlo y acabó viendo su segunda amarilla por protestar. La expulsión del cántabro fue el único lunar de una tarde tan calurosa como plácida en la que España sumó sus tres primeros puntos con mucha suficiencia.

13/04/1995

Primera jornada del Grupo B.

BURUNDI

(1)

Mahigihigi; Ndabaniwe, Bizimana, Saleh, Ahishakiye; Masudi (-24, Mbanza), Daudi, Ndayishimiye, Maulidi; Willonja (-71, Butunungu), Rukundo.

ESPAÑA

(5)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez (-61, Otxoa), De la Peña, Salgado, Roger, Velamazán; Raúl (-55, Míchel), Morientes (-46, Etxeberria).

Goles

0-1 Morientes (ESP, min. 26); 0-2 Raúl (ESP, min. 36); 0-3 Roger (ESP, min. 40)(p); 0-4 Etxeberria (ESP, min. 72); 1-4 Ndavishimiye (BDI, min. 82); 1-5 Etxeberria (ESP, min. 86).

Árbitro

Márcio Rezende de Fleitas (BRA).

Tarjetas

Mbanza (BDI, min. 30); De la Peña (ESP, min. 46); Salgado (ESP, min. 60); Maulidi (BDI, min. 87). Expulsados Saleh (BDI, min. 61) por roja directa; De la Peña (ESP, min. 87) por doble amarilla; Ahishakiye (BDI, min. 90) por roja directa.

Estadio

Al Ahli (Doha). 1.000 espectadores.

De Japón, que había sorprendido a Chile en la primera jornada con un empate en los últimos instantes, se esperaba bastante más oposición, y los pronósticos se cumplieron. Dada la baja de De la Peña, Goiko apostó por situar a Roger García Junyent como organizador, dando entrada a Mingo en el carril izquierdo. Menos genial que el cántabro pero algo más constante, al principio Roger no desentonó e incluso fue el encargado de abrir el marcador a los ocho minutos, entrando desde segunda línea para cabecear a las mallas un buen centro de Salgado, que poco antes había estrellado un disparo en el poste. Sin embargo, España no supo plasmar en más goles su buen inicio y, poco a poco, Japón empezó a sentirse más cómoda, buscando la velocidad de sus puntas a base de balones largos y sembrando las dudas en la zaga española.

Tras el descanso, la selección asiática dio un paso adelante y España perdió consistencia. Los cambios de Goikoetxea para tratar de recuperar el control no surtieron efecto y, a falta de veinte minutos, llegó el empate. Hidetoshi Nakata, que ya lo había intentado en la primera parte, consiguió batir a López Vallejo con un gol olímpico, y durante varios minutos no estuvo nada claro que España fuera a ser capaz de volver a ponerse por delante. Pero entonces apareció el líder del equipo, Raúl, para cazar un balón suelto en el área tras un córner y perforar la meta nipona por segunda vez. En los últimos minutos, López Vallejo abortó los intentos de reacción japonesa y, con seis puntos, la selección española certificaba su pase a cuartos de final.

17/04/1995

Segunda jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(2)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez, Roger, Salgado, Mingo (-46, Míchel), Velamazán (-87, Sánchez); Raúl, Etxeberria (-60, Otxoa).

JAPÓN

(1)

Honda; Suzuki, Akiba, Kumagai, Matsuda, Yamanishi (-46, Omori); Yamada, Oku (-55, Ito), Nakata; Yasunaga, Oki.

Goles

1-0 Roger (ESP, min. 8); 1-1 Nakata (JPN, min. 69); 2-1 Raúl (ESP, min. 83).

Árbitro

Zeli Sinko (CIV).

Tarjetas

César (ESP, min. 13); Roger (ESP, min. 50); Oku (JPN, min. 52); Velamazán (ESP, min. 61); Omori (JPN, min. 79).

Estadio

Al Ahli (Doha). 4.000 espectadores.

Chile había viajado a Qatar con grandes aspiraciones, al contar con buena parte del plantel que había sido tercero en el Mundial sub’17 de Japón 1993, pero llegó al tercer partido con muchas urgencias. Tras el empate contra Japón en la primera jornada, los sudamericanos se habían vuelto a dejar sorprender y Burundi había arañado una histórica igualada que dejaba la lucha por la segunda plaza totalmente abierta: para pasar a cuartos, Chile debía ganar a España, o bien empatar y esperar el mismo resultado en el otro encuentro del día, que se jugaba simultáneamente. Por su parte, con los deberes hechos, Goikoetxea reservó a César, Salgado, Roger y Toni Velamazán, apercibidos tras las dos primeras jornadas; además, el seleccionador dio a sus dos porteros suplentes la oportunidad de debutar en el campeonato, jugando cada uno una parte. Pero ni los cambios ni tener el liderato asegurado afectaron a España, que salió igual de enchufada que en los partidos anteriores y finiquitó el duelo en veinte minutos. Etxeberria, que remató dos buenas jugadas de Míchel y Mingo, y Raúl Otxoa, a pase también de Mingo, pusieron el 3-0, mientras el otro Raúl se topaba con el portero sudamericano en dos claras ocasiones servidas por De la Peña, clave también en los goles anteriores.

La expulsión del chileno Fernández poco antes del descanso cerró definitivamente el partido y dio paso al correcalles de la segunda parte, que inauguró el rayista Míchel a los dos minutos de la reanudación. Sebastián Rozental, la gran promesa chilena de aquella generación, recortó distancias enseguida, pero Otxoa anotó el segundo de su cuenta particular. Al segundo gol de Chile, obra de Dante Poli, respondió De la Peña transformando un penalti cometido sobre Etxeberria, y poco después Frank Lobos subía el definitivo 6-3 al electrónico. Un auténtico despropósito goleador plagado de despistes defensivos por ambos bandos y en el que brilló con luz propia un Iván De la Peña ansioso por hacerse perdonar la expulsión del debut ante Burundi.

19/04/1995

Tercera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(6)

Manu (-46, Gorka); Sánchez, Cuartero, Cordón, Mingo; Luis Martínez, De la Peña, Ochoa, Míchel; Raúl (-46, Morientes), Etxeberria.

CHILE

(3)

Salas; Fernández, Vargas, Poli, Aros (-54, Valenzuela); Valle (-59, Tapia), Barraza, Lobos, Uribe; Rozental, Martel (-46, Madrid).

Goles

1-0 Etxeberria (ESP, min. 9); 2-0 Etxeberria (ESP, min. 13); 3-0 Otxoa (ESP, min. 20); 4-0 Míchel (ESP, min. 47); 4-1 Rozental (CHI, min. 52); 5-1 Otxoa (ESP, min. 61); 5-2 Poli (CHI, min. 77); 6-2 De la Peña (ESP, min. 80)(p); 6-3 Lobos (CHI, min. 83).

Árbitro

Pascual Rebolledo Cárdenas (MEX).

Tarjetas

Fernández (CHI, min. 29); Vargas (CHI, min. 44); Sánchez (ESP, min. 77); Salas (CHI, min. 79). Expulsado Fernández (CHI, min. 40) por doble amarilla.

Estadio

Al Ahli (Doha). 3.000 espectadores.

En la primera fase se habían producido varias goleadas más, como el 6-0 de Brasil a Siria o el 7-1 que encajó Honduras a manos de Países Bajos (sin Clarence Seedorf ni Patrick Kluivert, retenidos por un Ajax que ese año acabaría llevándose la Liga de Campeones) en un partido que tuvo que ser suspendido antes del minuto 80 porque los hondureños se quedaron con seis jugadores: cuatro centroamericanos fueron expulsados y otro cayó sospechosamente lesionado justo después de encajar el séptimo gol, con los tres cambios ya hechos. Pero, con trece goles marcados, España era claramente la selección más realizadora y, por su juego y la calidad de sus hombres de ataque, era considerada por muchos expertos como clara favorita al título. Gracias a las retransmisiones televisivas de TVE, en nuestro país se tenía esa misma sensación, y la afición y los medios de comunicación volcaron sus miradas hacia aquel grupo de juveniles que parecía anunciar la llegada de una nueva e ilusionante época para el fútbol español.

El primer escollo en la fase eliminatoria sería Rusia, que había dado una buena imagen en su duelo ante Brasil (0-0) pero que no parecía un rival excesivamente complicado para un equipo que llegaba en un grandísimo momento de forma. Nuevamente, un arranque demoledor de España puso las cosas claras en menos de veinte minutos: un gol de Raúl en la primera jugada de peligro y otro doblete de un Joseba Etxeberria en estado de gracia dejaron todo resuelto por la vía rápida. Los rusos no opusieron más resistencia y la selección española comenzó a acumular llegadas y jugadas de fantasía, con Iván De la Peña como maestro de ceremonias. En la segunda parte, Etxeberria, que había llegado al Mundial como un perfecto desconocido (aunque ya había jugado unos pocos minutos en el primer equipo de la Real Sociedad), reafirmó su particular consagración futbolística y mediática con otro gol más, el séptimo en cuatro partidos. Casi a continuación, Rusia recortó distancias gracias a un penalti cometido por Cuartero y transformado por Lipko, pero en ningún momento se atisbó el menor indicio de remontada. Goikoetxea retiró a sus tres estrellas del campo y el partido discurrió sin más novedad hasta que el egipcio Gamal Al-Ghandour decretó el final. Diez años después del histórico subcampeonato en la URSS, España volvería a disputar unas semifinales de un Campeonato Mundial Juvenil.

23/04/1995

Cuartos de final.

ESPAÑA

(4)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez, De la Peña (-66, Míchel), Salgado, Roger, Velamazán; Raúl (-75, Morientes), Etxeberria (-66, Otxoa).

RUSIA

(1)

Kharin (-46, Gusev); Lipko, Semak, Khokhlov (-31, Solomatine), Zezine; Lepechin, Pateev (-46, Krivov), Berketov, Egounov; Lysenko, Radimov.

Goles

1-0 Raúl (ESP, min. 3); 2-0 Etxeberria (ESP, min. 13); 3-0 Etxeberria (ESP, min. 21); 4-0 Etxeberria (ESP, min. 62); 4-1 Lipko (RUS, min. 65) (p).

Árbitro

Gamal Al-Ghandour (EGY).

Tarjetas

Lysenko (RUS, min. 82).

Estadio

Al Ahli (Doha). 4.000 espectadores.

En el resto de partidos, Brasil superó con muchos apuros a Japón por 2-1, tras empezar perdiendo, y Portugal tuvo que esperar al tiempo extra para doblegar a Australia por ese mismo marcador gracias a un gol de oro de Joaquim Agostinho (que ficharía por el filial del Real Madrid tras este campeonato y tendría un irregular paso por el fútbol español, en las filas de Salamanca, Las Palmas y Málaga, principalmente). El rival de España sería Argentina, que había superado sin excesivos problemas a Camerún (2-0) y era la única selección que llegaba a semifinales sin haber liderado su grupo de la primera fase. La albiceleste iba de menos a más en el torneo y contaba con un plantel con bastante experiencia en la primera división argentina y en el que ya entonces destacaban tres jugadores que pasaron luego por la liga española en algún momento de sus carreras: Juan Pablo Sorín (Barcelona, Villarreal), Ariel Ibagaza (Mallorca, Atlético de Madrid, Villarreal) y Leo Biagini (Atlético de Madrid, Mérida, Mallorca, Rayo, Sporting, Albacete). Pese a ello, España confiaba en imponer su atractivo juego ofensivo para poder plantarse en una final que ilusionaba a todo el país.

Por desgracia, todos los problemas que se habían vislumbrado en momentos puntuales durante los partidos anteriores se manifestaron de golpe en el peor momento posible. Aunque Goikoetxea optó por un 4-4-2 (con Salgado actuando como lateral derecho puro y no como carrilero largo) algo más cauteloso de lo habitual, España salió con la misma ambición ofensiva de siempre, pero en esos primeros minutos el portero Joaquín Irigoytia realizó unas cuantas paradas de mérito que permitieron a su equipo tomar aire para iniciar su tenaz labor de desgaste. Con una presión intensa sobre De la Peña y un férreo marcaje a Raúl y Etxeberria, los de José Néstor Pékerman lograron maniatar a su rival a base de robos y faltas tácticas en zonas poco peligrosas. Sin continuidad en ataque, la defensa española mostró los mismos problemas de encuentros anteriores y, en una de las primeras aproximaciones argentinas, Biagini aprovechó un balón suelto en el área tras un mal despeje de César para sorprender a López Vallejo con un chut al palo corto. Obligada a remontar por primera vez en el torneo, a partir del gol España sólo fue capaz de generar peligro a balón parado, con sendos lanzamientos de Roger y De la Peña, pero Irigoytia desvió ambos disparos en dos excelentes intervenciones.

Goikoetxea movió ficha en el descanso y retiró a Míchel Salgado y a Luis Martínez, el habitual mediocentro defensivo, para dar entrada a Raúl Otxoa y Míchel. Esto suponía pasar a defender casi exclusivamente con tres hombres y parece que, al ver los cambios, Pékerman comentó a sus ayudantes que España se acababa de suicidar. Aunque César estuvo a punto de empatar en un remate de cabeza que un defensor argentino salvó sobre la línea, la albiceleste sentenció el partido en el minuto 53: después de un robo de Ibagaza en el centro del campo, y con la defensa española mal situada, Biagini centró al área, un compañero dejó pasar y Coyette, aprovechando el hueco que generaba la falta de un lateral derecho, batió al portero español de tiro cruzado. Casi a continuación, Velamazán se autoexpulsó en un incidente con Irigoytia y España dejó de creer en la remontada. Jugando cómodamente a la contra, Argentina tuvo varias ocasiones y terminó por marcar el tercero a falta de diez minutos, en un buen contragolpe llevado por Ibagaza y Biagini que culminó Cristian Raúl Chaparro tras recoger el rebote en el palo de su primer remate. El sueño de España de conquistar su primer Mundial se desvanecía ante un equipo quizás sin tantas estrellas, pero sin duda mucho más maduro y trabajado.

25/04/1995

Semifinal.

ESPAÑA

(0)

López Vallejo; Salgado (-46, Otxoa), Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez (-46, Míchel), De la Peña, Roger, Velamazán; Raúl, Etxeberria (-58, Morientes).

ARGENTINA

(3)

Irigoytia; Lombardi, Pena, Domínguez, Sorín; Larrosa (-79, Chaparro), Juan, Ibagaza, Coyette; Guerrero (-59, Bayón), Biagini.

Goles

0-1 Biagini (ARG, min. 21); 0-2 Coyette (ARG, min. 54); 0-3 Chaparro (ARG, min. 81).

Árbitro

Hermann Albrecht (ALE).

Tarjetas

Guerrero (ARG, min. 12); Larrosa (ARG, min. 23); Juan (ARG, min. 37); Velamazán (ESP, min. 39); Pena (ARG, min. 42); De la Peña (ESP, min. 56); Coyette (ARG, min. 59); Bayón (ARG, min. 66); Roger (ESP, min. 72); Otxoa (ESP, min. 78). Expulsado Velamazán (ESP, min. 55) por doble amarilla.

Estadio

Khalifa International Stadium (Doha). 10.000 espectadores.

La decepción por la derrota fue enorme, tanto en la concentración española en Qatar como entre todos los aficionados que habían seguido con inusitado interés las andanzas de aquel grupo de chavales por el Golfo Pérsico. Las críticas no se hicieron esperar: centradas en su mayor parte en Andoni Goikoetxea (aunque tampoco se desaprovechaba la ocasión para, de rebote, atizar a su superior, Javier Clemente), incidían en la mala organización defensiva del equipo, en la falta de soluciones tácticas desde el banquillo cuando las cosas se complicaron o en el cambio de Etxeberria cuando, con 0-2, aún había tiempo para intentar la remontada. En general, se tenía la sensación de que se había desperdiciado una oportunidad irrepetible de ganar el título mundial, toda vez que Brasil, la otra finalista, no había deslumbrado con su juego y Argentina parecía un equipo de menos talento que el español.

Al suplicio de tener que jugar el partido por el tercer puesto se añadió el hecho de hacerlo a media tarde, bajo un calor asfixiante de cerca de cuarenta grados y ante una Portugal que también tenía motivos para lamentar su suerte en semifinales: había aguantado el 0-0 ante Brasil durante noventa minutos, pero se quedó con nueve hombres en dos acciones casi consecutivas cerca del final y, ya en el descuento, encajó un gol tan definitivo y doloroso como si hubiera sido de oro. El único interés del duelo ibérico estaba en la lucha individual de Joseba Etxeberria por batir el récord goleador en un Mundial sub’20, en poder del argentino Ramón Díaz, con 8 goles en Japón 1979, pero Goikoetxea decidió darle la titularidad a Morientes, lo que causó no poca sorpresa. Iván De la Peña, por su parte, intentaba arañar votos para obtener el Balón de Oro al mejor jugador (aunque lo tenía muy complicado después de su discreto partido de semifinales) y fue quien le puso algo de chispa a una primera parte que España dominó sin problemas. Míchel Salgado abrió el marcador con un gran zurdazo cruzado desde el interior del área, y el propio De la Peña anotó el segundo con un disparo raso, bastante lejano, que sorprendió a Nuno Avelino.

El partido parecía propicio para que, en la segunda parte, Etxeberria lograra su propósito, pero los de Goikoetxea se confiaron, bajaron el ritmo y Portugal aprovechó tres balones largos a la espalda de la errática defensa española para darle la vuelta al marcador. Nuno Gomes (que entonces aún usaba su apellido real, Ribeiro) marcó el primero en una rápida contra después de una pérdida de De la Peña; Dani (quien luego pasaría sin mucha gloria por Ajax y Atlético de Madrid) hizo el segundo tras un buen desmarque por la derecha; y Nuno Gomes culminó la remontada empujando a la red una generosa dejada de Agostinho, precedida de una pared que dejó a ambos completamente solos ante López Vallejo. El descalabro, producido en apenas quince minutos, dejó sin respuesta a España, que se despidió de Qatar con un sabor de boca más que amargo.

28/04/1995

Tercer y Cuarto puesto.

ESPAÑA

(2)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón (-46, Mingo); Luis Martínez, De la Peña, Salgado, Roger, Otxoa (-68, Sánchez); Míchel, Morientes (-46, Etxeberria).

PORTUGAL

(3)

Nuno Avelino; Rui Oscar, Soares, Carlos Felipe, Mariano (-61, Edgar Ribeiro); Diogo, Madureira (-46, Silva), Bruno (-46, Ramires), Agostinho; Dani, Nuno Gomes.

Goles

1-0 Salgado (ESP, min. 25); 2-0 De la Peña (ESP, min. 38); 2-1 Nuno Gomes (POR, min. 68); 2-2 Dani (POR, min. 73); 2-3 Nuno Gomes (POR, min. 82).

Árbitro

Rahman Al Zaid (KSA).

Tarjetas

Madureira (POR, min. 22); Carlos Felipe (POR, min. 30); Salgado (ESP, min. 49); Dani (POR, min. 51); Diogo (POR, min. 57); Soares (POR, min. 79); De la Peña (ESP, min. 86).

Estadio

Khalifa International Stadium (Doha). 50.000 espectadores.

En la final, Argentina volvió a hacer gala de su oficio para doblegar a Brasil por 0-2, con goles de Leo Biagini y Francisco Guerrero. En un equipo que destacó más como bloque que por sus individualidades, el único argentino que obtuvo un galardón individual en Qatar fue su portero, Joaquín Irigoytia, que se llevó el Balón de Bronce como tercer mejor jugador del campeonato pero que en su carrera posterior (en la que pasó discretamente por el Hércules) no pudo confirmar el gran nivel que apuntó en Doha. El portugués Dani obtuvo el Balón de Plata, y el Balón de Oro fue para el delantero brasileño Caio, que cimentó su éxito en los partidos de cuartos y semifinales, en los que fue el autor de los tres goles brasileños. Tampoco él cuajó como estrella profesional: su paso por Inter de Milan y Nápoles fue tan breve como poco destacado y, de vuelta en Brasil, no logró asentarse como goleador, aunque jugó para varios de los mejores equipos del país. En cuanto a los máximos realizadores, los siete goles de Joseba Etxeberria fueron más que suficientes para que el de Elgoibar se llevara la  Bota de Oro. Caio, con cinco goles, y Dani, con cuatro, le secundaron en este galardón, aunque también marcaron cuatro tantos el chileno Rozental, el australiano Mark Viduka y el portugués Nuno Gomes.

Joseba Etxeberria regresó a España como máximo goleador de Qatar'95 (fuente: http://www.miathletic.com)

Joseba Etxeberria regresó a España como máximo goleador de Qatar’95 (fuente: http://www.miathletic.com)

Aunque entonces era imposible saberlo, con este título (por entonces el segundo de Argentina en la categoría, tras el recordado de Maradona y Ramón Díaz en Japón 1979) se iniciaba una larga época de dominio casi aplastante de las selecciones juveniles argentinas en los Mundiales sub’20, primero de la mano de Pékerman y luego de la de su ayudante Hugo Tocalli. Paralelamente, el fútbol español y mundial entraba de lleno en su edad moderna: el despegue económico de las grandes ligas gracias al dinero de patrocinadores y televisiones, una nueva corriente de juego ofensivo que empezó a asentarse en muchos países y la sentencia del famoso caso Bosman provocaron un auténtico cambio de paradigma en el deporte rey al que contribuyeron (y del que se beneficiaron) muchos de los jugadores presentes en Qatar 1995. Una nueva era que, obviamente, también se dejaría notar en los siguientes Campeonatos Mundiales Juveniles.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.