Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Tercera parte

Se cierra el ejercicio futbolístico 68-69 con un amistoso ante la Fiorentina, reciente campeón del Calcio, en tierras toscanas –2 a 0 a favor del Barça, ambos obra de Fusté–, y con una mini gira por los Estados Unidos, concretamente Nueva York y Chicago. Allí el Barça –reforzado por el canterano Sanjuán y el lateral arlequinado Arnal, que ocupa la plaza del lesionado Eladio– le gana dos partidos a la Juventus de Luis Del Sol, la Vecchia Signora, y un tercero a una selección norteamericana. Será precisamente durante ese viaje cuando se produzcan una serie de hechos que dinamitarán el inestable consenso existente en el seno de la Junta que preside Narcís de Carreras, profundizando la división interna del club.

En contra de la opinión de parte de la Directiva y amplios sectores de la afición culé, se le va a renovar el contrato a Salvador Artigas –el primer entrenador barcelonista desde Daucik que iniciaría su tercera temporada consecutiva en el banquillo–, pero casi inmediatamente, en una reunión del mismo Consejo, se realiza una votación acerca de la conveniencia de fichar o no a Helenio Herrera, a la sazón técnico de la Roma, como nuevo entrenador del Barça. El hecho resultaba tan increíble como insólito, habida cuenta de la recentísima ratificación de Artigas, no obstante lo cual, dicha votación arrojará un resultado favorable a la vuelta de HH, por once votos afirmativos (entre ellos, el del propio presidente), y siete en contra, lo que implicaba la automática rescisión del contrato que acababa de firmarse con el técnico catalán. Una decisión tan surrealista iba a ser, empero, justificada por cierto directivo con las siguientes palabras: “Yo siempre preferiré pasar vergüenza un día, que no todo el año”. Ante semejante estado de cosas, tres de los directivos del bando favorable a Artigas presentan su dimisión con carácter irrevocable.

Pere Baret parece estar detrás de este pulso, que podía convertirle en el auténtico Hombre fuerte del Barça, relegando a Carreras al papel de mera figura decorativa. El propio Baret, en compañía del gerente Joan Gich y el directivo Luís Viza, vuela a Italia para convencer al Mago a golpe de talonario, ofreciéndole unas cifras fabulosas: diez millones de pesetas de ficha anual, cincuenta mil de sueldo mensual, bonificaciones dobles y premios especiales por el título de Liga (dos millones) y los de Copa del Generalísimo y de Ferias ( un millón). Estas cantidades, que podían poner en peligro la estabilidad económica del club, tan laboriosamente conseguida, mostraban un elocuente contraste con los emolumentos percibidos por Artigas la temporada anterior: 2.333.000 pesetas en total.

El vicepresidente Agustí Montal, que había acompañado al equipo en su gira estadounidense, exhibió abiertamente su malestar nada más regresar a Barcelona, así como también los directivos dimisionarios. Y la crisis pasó de la Junta a la propia afición, que fue posicionándose a favor y en contra del fichaje de Herrera, aunque con mayor peso para sus detractores, puesto que el prestigio del técnico trotamundos –al que Enric Llaudet ya había querido traerse en 1965, con un cheque en blanco– no era ya el mismo de años atrás, y se censuraban tanto sus comportamientos de divo como su desmedido amor hacia el vil metal. Esta fuerte oposición va a hacer recapacitar a Carreras y a sus adictos, que –dónde dije Diego…– se volverán atrás en sus intenciones, y el día 13 de Junio, después de una nueva reunión y votación, expresarán públicamente su renuncia al fichaje de Don Helenio “en aras de la cohesión del club”, reiterando su confianza en Salvador Artigas, auténtico convidado de piedra en toda esta lamentable historia.

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Y era tal la pasión que ya entonces levantaban el Barça y sus continuas cuitas, que ese mismo día, mientras la Junta permanecía reunida, se va a producir una manifestación de un centenar de partidarios de HH ante “La Masía”, sede social del club, con el propósito de presionar a Carreras para que no cambiase el sentido de su voto. Al ser este negativo a sus preferencias, los manifestantes reaccionaron violentamente, intentando incluso agredir a varios periodistas. Un hecho verdaderamente insólito para la España de 1969, la misma que conjugaba la ausencia de libertades públicas con los Estados de Excepción. Pero el Barça ya era entonces, tal como había proclamado en su toma de posesión el propio Carreras, más que un club.

La primera consecuencia de estos graves acontecimientos, va a ser la automática dimisión de Pere Baret, la cabeza visible del complot proherrerista. Pero aun así, la fractura social era ya muy profunda, y si los resultados deportivos de la inminente temporada no acompañaban de salida, el volcán barcelonista podía entrar en erupción. Terriblemente incómoda era también la situación personal y profesional del propio Salvador Artigas, que había sido expresamente repudiado por más de la mitad de la Junta Directiva tan sólo unos días después de ser ratificado en el cargo, quedando el técnico catalán –como reza el dicho popular– “a los pies de los caballos”

UNA BRILLANTE PRETEMPORADA

Con semejante Espada de Damocles suspendida sobre su cabeza cana, Artigas inicia los entrenamientos con vistas a la nueva campaña 69-70. Son novedades en el equipo –aparte de Bustillo y Pujol, incorporados ya en el último torneo copero– los defensas Sanjuán, del filial Condal, y Romea, procedente del Badalona, los cedidos García Castany y Alfonseda (que vuelven de su triunfal estancia en el Calvo Sotelo de Puertollano), y Ramoní, un ex  jugador del Español que venía del Granada, club a donde se iban a cambio, tras su breve periplo barcelonista, Fernández y Juanito, al igual que lo haría también Palau –este a su equipo de origen, el Sabadell– a punto de arrancar la Liga. También causan baja tres nombres ilustres: Jorge Mendonça, Chus Pereda, y el veterano capitán Ferrán Olivella, que recibirá un merecido homenaje por sus muchos años de entrega a los colores blaugrana. El angoleño pasará al Mallorca, ascendido nuevamente a Primera, y el burgalés se marchará para la “Nova Creu Alta”, el tradicional cementerio de elefantes del Barça.

En su parlamento del día de la presentación, el presidente Carreras se expresa de la siguiente manera: “Hemos de borrar del diccionario barcelonista las palabras desgracia y mala suerte”. Y un detalle que no les pasó desapercibido a los informadores que cubrían el acto fue que los aficionados asistentes –no muy numerosos por cierto– no aplaudieron a los jugadores al aparecer estos en el terreno de juego. Era un síntoma palpable de la tensión latente que se vivía en Can Barça, tensión que podía explotar en cualquier momento. En otro orden de cosas, resultaba curioso observar cómo el Centro de Deportes Sabadell se iba llenando de antiguos jugadores barcelonistas, pues ya contaba con siete jugadores que tenían pasado azulgrana: Comas, Lluís Vidal, Pereda, Marañón, Torrent, Zaballa y Montesinos. Por el contrario, causaba baja en las filas arlequinadas Juan Seminario, que retornó al fútbol peruano.

La pretemporada presenta un apretado y extenso calendario de citas para la puesta a punto del equipo. Para empezar –y tras el primer amistoso en Granollers, saldado con un misérrimo 1 a 2– un nuevo torneo de verano, el de Palma de Mallorca. El Barça se enfrenta primero a un viejo conocido, el Hamburgo de Uwe Seeler, al que elimina por penalties después de concluir el tiempo reglamentario con empate a dos, y en la final se deshace apuradamente del Standard de Lieja belga merced a un solitario tanto de Pujol, marcado a ocho minutos de la terminación. Estos fueron los jugadores que inauguraron el palmarés del torneo palmesano: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol. Desde la Isla de la Calma el Barça vuela hasta Málaga para tomar parte en el “Costa del Sol”. Vence a los argentinos de River Plate también gracias a los penalties –después de un 0-0–, con Sadurní deteniendo hasta tres máximos castigos, y luego protagoniza un maratoniano partido ante el Corinthians, que se resuelve, una vez finalizado el tiempo reglamentario con empate a uno, mediante lo que ahora llamaríamos Gol de Oro, conseguido por los brasileños ¡en el minuto 142! Estos fueron los protagonistas del que sin duda habrá sido uno de los partidos más largos de toda la historia del Barça, sino el que más: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Rifé, Zaldúa (Castro), Bustillo, Pujol (Palau) y Rexach.

En plena juventud aun fallece el ex jugador azulgrana Alfonso Navarro Perona, conocido futbolísticamente como Navarro II y cariñosamente por los aficionados como Navarrito. Era hermano de Joaquín Navarro, el Fifo, que también había militado en el Barcelona en los primeros años 40, pero cuya carrera transcurrió mayoritariamente en las filas del Real Madrid. Navarro II, que actuó asimismo en el equipo merengue, pero también en una larga lista de clubes (Valladolid, Osasuna, Condal, Tarrasa, Lleida o Nástic de Tarragona), era un jugador tan genial como desconcertante, capaz de lo mejor y lo peor en el mismo partido. Se alineó con el Barça en la segunda mitad de los cuarenta, y regresaría fugazmente a “Les Corts” a mediados de la década siguiente.

En los mentideros futbolísticos barceloneses comienza a circular el insistente rumor de que el españolista Marcial puede fichar de un momento a otro por el club azulgrana. De confirmarse, sería una auténtica bomba, la gran noticia futbolística del verano del 69. Pero antes viene el “Gamper”. En su cuarta edición, el trofeo que honra la memoria del ciudadano suizo considerado como fundador del club cuenta con el morbo añadido de traer al “Camp Nou” nada menos que al verdugo azulgrana en la todavía reciente final de la Recopa, el Slovan de Bratislava. El Real Zaragoza –como un fleco de la “Operación Bustillo”– y el Estudiantes de La Plata, vigente campeón de la Libertadores y la Intercontinental, completan el lucido póker de participantes. En la primera ronda el Barça –amarga victoria– derrota a los eslovacos por 2 a 1, y en el encuentro final se impone por el mismo resultado a los aragoneses, con tantos de Bustillo y Pujol y este equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Palau, Zaldúa, Bustillo, Castro y Pujol.

El cuarto compromiso de esta sobrecargada pretemporada es el “Mohamed V”, que se celebraba en la mítica –gracias al cine– ciudad marroquí de Casablanca. Tras vencer al Sao Paulo por 2 a 0, el Barcelona va a adjudicarse el torneo gracias a los lanzamientos desde el punto de penalti, después de empatar a dos goles con el Bayern de Múnich, el fortísimo cuadro alemán donde militaban estrellas del calibre del guardameta Sepp Maier, el Kaiser Beckenbauer o el gran goleador Torpedo Muller. Hecho curioso fue que todos los lanzamientos que se necesitaron para superar a los bávaros –cuatro– los ejecutase el mismo jugador: Martí Filosía. Estos fueron los campeones del prestigioso trofeo magrebí: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Ramoní; Rifé, Zaldúa, Martí Filosía, Castro y Roselló.

Pero estaba escrito que la gran noticia de este verano barcelonista de 1969 no iban a ser las esperanzadoras victorias del primer equipo en los torneos estivales –por lo demás, poco trascendentes–, sino un fichaje que batiría todos los records establecidos hasta entonces en nuestro fútbol, el del rubio jugador blanquiazul Marcial Pina. El Español, que había realizado un fuerte desembolso económico para reforzarse y aspirar a conseguir algún título, acababa de descender sin embargo a Segunda División. Marcial, lógicamente, no deseaba jugar en dicha categoría, y los de “Sarriá” necesitaban dinero imperiosamente, y más después del estallido del “Caso MATESA”, un enorme escándalo financiero en el que se hallaba directamente involucrado su presidente, el empresario de maquinaria textil Juan Vilà Reyes. La “Operación Marcial”, tal como publicó un conocido semanario, podía suponer la salvación para ambos clubes. Al Español –regido provisionalmente por una Gestora– le aportaría una liquidez inmediata, y en cuanto al Barcelona, le permitiría ilusionar de nuevo a sus alicaídos socios y seguidores, ganando un gran jugador, un hombre que podía convertirse en el líder del equipo, una figura de la que los azulgranas habían estado huérfanos desde la marcha de Kubala y la de quien, con toda seguridad, hubiese recogido su cetro, el gallego Luis Suárez.

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Las cifras del traspaso eran mareantes, las más altas pagadas hasta la fecha en el fútbol español. Y mientras Marcial cruzaba la Diagonal, 18 millones de pesetas tomaban la dirección contraria, y los periquitos recibían también la cesión del prometedor delantero menorquín Roselló. Era una apuesta muy fuerte y arriesgada la que habían hecho Carreras y los suyos, pero parecía evidente que tras el fiasco con Helenio Herrera y toda la movida que este llevó aparejada, el presidente barcelonista necesitaba con urgencia de un revulsivo que devolviera la ilusión a unos socios y aficionados demasiado escépticos últimamente. De hecho, al conocerse oficialmente la noticia del fichaje, un numeroso grupo de hinchas culés se presentaron delante de las oficinas del club, en “La Masía”, para manifestar su alegría.

El partido de homenaje a Ferrán Olivella será el último acto de la preparación barcelonista de cara a la inminente Liga. El Gran Capitán se llevó el cariño y los aplausos del que fuera su público durante trece temporadas en el primer equipo –y también un buen pellizco económico, pues la recaudación ascendió a casi 6 millones de pesetas–, pero por desgracia tan emotivo acontecimiento no pudo redondearse con una victoria azulgrana, ya que el Palmeiras brasileño se impuso por 1 a 2. Pereda y Palau se alinearon en este encuentro por última vez en las filas del Barça. Ambos se unirían a un Sabadell que se estrenaba en competición europea –Copa de Ferias–, gracias al magnífico cuarto puesto logrado la temporada anterior.

Y justo antes de iniciarse la Liga, va a estallar también un escándalo futbolístico que a la larga acarreará trascendentales consecuencias. Se trata del denominado “Caso de los Paraguayos”. El Barça y el Valencia se interesarán por un joven y al parecer excelente jugador de nacionalidad guaraní, un tal Severiano Irala, procedente del Cerro Porteño, y al final son los azulgranas quienes se llevan el gato al agua, como vulgarmente se dice. A pesar de la prohibición de fichar futbolistas extranjeros, en vigor desde 1962, en distintos equipos españoles venían militando habitualmente numerosos jugadores de origen hispanoamericano, en su mayoría paraguayos. Eran los llamados oriundos, quienes –para poder tomar parte en nuestras competiciones– debían cumplir dos requisitos: ser hijos de padres españoles, y no haber actuado como internacionales en la selección absoluta de su país. Y precisamente ahora se va a descubrir que Irala ya había jugado con el combinado paraguayo, lo que por consiguiente le inhabilitaba para alinearse en España. Pero la cosa se complica aún más al conocerse que otros dos compatriotas suyos que ya tomaban parte en nuestras competiciones desde la temporada anterior –el valencianista Aníbal Pérez y un reciente fichaje del Real Madrid, el ex malacitano Sebastián Fleitas Miranda– también habían vestido la camiseta de la selección de Paraguay. Lógicamente, y ante este evidente agravio comparativo, el Barcelona va a poner el grito en el cielo por boca de su presidente, Narcís de Carreras, pero sus enérgicas protestas no hallarán eco alguno en la Federación, y quedarán reducidas a un mero desahogo, el Derecho al pataleo.

UN IRREGULAR INICIO LIGUERO

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Así las cosas, va a abrirse la Liga 1969-70 el día 14 de Septiembre, con un clásico por todo lo alto: Real Madrid-Barcelona en el Estadio “Santiago Bernabéu”. Marcial y el susodicho Fleitas van a acaparar todas las miradas. Artigas alinea de entrada a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol. Salen en tromba los azulgranas, y a los cinco minutos ya tienen un claro 0 a 2 a su favor, obra del ariete Bustillo. Pero paulatinamente el Madrid va ir metiéndose en el partido, y el juego se equilibra. El controvertido Fleitas acorta distancias, y a continuación el mismo jugador iguala el marcador, yéndose ambos equipos al descanso con un 2-2. En la reanudación, los merengues van a cobrar ventaja merced a un gol del veteranísimo Gento, y poco más tarde se producirá la jugada más polémica del encuentro.

En un lance cercano a su área, el defensa central blanco De Felipe entra sin contemplaciones a Bustillo, trabando la rodilla del atacante. El goleador aragonés queda tendido en la hierba, y el juego continúa durante un par de minutos, hasta que el árbitro, el vizcaíno Ortiz de Mendíbil, ordena que el lesionado sea retirado del césped, lo que harán entre su compañero Pujol y el portero rival Junquera. Le reemplaza Pellicer en el minuto 14 de esta segunda parte (en lo que constituye el primer cambio de un jugador barcelonista de campo en la historia de la Liga, merced a una nueva normativa que permite dos sustituciones por bando). Embriagada por la briosa reacción de su equipo, la afición del “Bernabéu” pide más goles, y Rexach les responde con un hermoso tanto de volea, que coloca en el marcador el definitivo empate a tres. Cuajó un magnífico partido el centrocampista gallego Santiago Castro.

Bustillo se rompe para toda la temporada

Bustillo se rompe para toda la temporada

Era un comienzo de Liga muy esperanzador, aunque enturbiado por la grave lesión de Bustillo, precisamente cuando este parecía haberse destapado como el delantero centro resolutivo y realizador que el Barça llevaba buscando desde los tiempos de Re. Gravedad que se va a confirmar tras las primeras radiografías. Este fue el parte facultativo: “Rotura total de la inserción inferior del ligamento lateral interno en sus dos capas superficial y profunda. Desinserción periférica del menisco interno. Rotura del ligamento cruzado anterior”. La intervención quirúrgica subsiguiente fue efectuada por el eminente e inevitable doctor Cabot en una clínica barcelonesa, y el tiempo de recuperación se calculaba en ocho o nueve meses, lo que venía a significar que la Liga ya había terminado para Bustillo cuando aún no había hecho más que empezar. El percance del ariete aragonés era un ladrillo más que venía a engrosar el muro de las irreconciliables diferencias que separaban al Madrid y al Barça. El club azulgrana se sentía perjudicado por los estamentos deportivos españoles capitaneados, paradójicamente, por el catalán Juan Antonio Samaranch), y consideraba que estos llevaban mucho tiempo barriendo para la capital, y que dicha actitud de discriminación y favoritismo no podía seguir manteniéndose ya impunemente.

Con Marti Filosía en lugar del lesionado Bustillo, el Barça se enfrenta a los daneses del Odense en partido correspondiente a los treintaidosavos de final de la Copa de Ferias. El choque del “Camp Nou” deja ya prácticamente decidida la eliminatoria, ya que vencen los locales por 4 a 0, con dos goles del citado Martí Filosía, otro de Zaldúa, y el restante marcado en propia puerta por los nórdicos, que, o bien eran muy inferiores a los noruegos del Lyn, o mucho había mejorado en Barcelona en tan sólo unos meses. Artigas alineó a: Reina; Franch, Gallego, Eladio (Romea); Ramoní, Castro; Pellicer, Marcial, Martí Filosía, Zaldúa (Rexach) y Pujol. La segunda jornada de Liga, sin embargo, volvió a mostrar a un Barça inoperante de cara a la portería contraria, un equipo romo que únicamente pudo superar al Deportivo de La Coruña en el último cuarto de hora, merced a un afortunado remate del central Gallego a la salida de una falta. Los blanquiazules, dirigidos por el antiguo jugador del Barça de las Cinco Copas José María Martín, fueron batidos por un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Zaldúa (Ramoní), Martí Filosía (Pellicer), Marcial y Pujol, cuya incisiva verticalidad levantó al público de sus asientos.

En la tercera jornada, y a pesar del resultado –0 a 0–, tanto Pontevedra como Barça jugaron al ataque en “Pasarón”, aunque sus muchas oportunidades no se vieron coronadas por el éxito. Este fue el equipo presentado por Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé (Ramoní), Zabalza; Pellicer, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. El guardameta Reina, después de tres temporadas prácticamente en blanco (1966-69) parecía haberse ganado con sus últimas actuaciones la confianza de su entrenador, y muy pronto también la del flamante seleccionador nacional, Ladislao Kubala, que le convocará en su primera lista. Por el contrario, las acciones de Salvador Sadurní, que había cuajado muy buenas temporadas tras el retorno de Pesudo al Valencia, cotizaban ahora a la baja. Cosas del fútbol…

Los mentideros futbolísticos barceloneses no paran, y ahora hacen circular otro rumor muy persistente: que el entrenador azulgrana Salvador Artigas tiene los días contados. Los resultados hasta el momento, sin ser excelentes, tampoco eran malos, pero el técnico había quedado ya muy tocado por el “Caso Herrera”, que venía a demostrar palpablemente que no contaba con el respaldo mayoritario de la Junta Directiva y en cualquier momento podía saltar del banquillo. Mientras tanto, va a tener lugar la Asamblea General Ordinaria del club, donde se facilitarán datos como el número de socios con que contaba el Barcelona a 30 de Junio de 1969 –54.769–, o el monto total de la deuda de la entidad a la misma fecha, que ascendía a 32.260.384 pesetas, quedando aún pendientes de cobro importantes cantidades procedentes de la venta de “Les Corts”, con lo que bien se podía afirmar que la situación económica del Barcelona se encontraba bastante saneada.

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

Van a cesar como directivos los señores Moreta, Valls Taberner, Baret y Godó, que serán sustituidos por el antiguo jugador y entrenador Pepe Gonzalvo (Gonzalvo II), Jordi Martí Lluma, Antoni Amat y el doctor Gonçal Lloberas, respectivamente. Del discurso del presidente Carreras pueden entresacarse algunas frases significativas: “La labor deportiva en la pasada temporada fue mala. El Socio se merece mucho más. Hay que tener la humildad de reconocerlo así para mejorar todo lo que se pueda y tenga que ser mejorado. En un club como el Barcelona las soluciones son difíciles y han de ser producto de una labor de continuidad”. Sensatas palabras, las del primer mandatario barcelonista, aunque no siempre había predicado con el ejemplo…También hacía una llamada “a la sensatez y al buen humor” el nuevo miembro de la Junta Directiva barcelonista doctor Lloberas, un destacado profesional de la Medicina que entonces mantenía un interesante programa radiofónico.

Juego, emoción y goles, en cambio, con motivo de la visita del líder Athletic de Bilbao al feudo barcelonista. Los locales, en un buen partido, llegaron a tener un rotundo 3-0 a su favor (Zaldúa, Rexach y Pujol), que en los últimos minutos recortaron los vascos con un par de tantos. En el Barça, el jugador más destacado, domingo tras domingo, venía siendo el hábil y ratonero extremo Lluís Pujol, cuyas brillantes actuaciones le valdrían muy pronto una efímera internacionalidad. Jugaron ante los Leones: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. Y un gol de Rexach y otro de Pellicer van a derrotar nuevamente al Odense, ahora a domicilio y con esta alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Torres (Sanjuán); Ramoní, Zabalza (García Castany); Pellicer, Juan Carlos, Marti Filosía, Fusté y Rexach. El siguiente adversario del Barça en la competición ferial sería otro conjunto modesto, el Vasas Gyor húngaro.

En la Liga, muy igualada, el equipo comparte el liderato con Sevilla, Real Madrid y Zaragoza, pero el público está molesto con Artigas, y éste tampoco parece encontrarse muy a gusto, porque tras la quinta jornada –en la que el Barça sale derrotado una vez más de “Atocha” ante la Real Sociedad por 1 a 0, en un partido muy flojo de los azulgranas– el técnico presenta su dimisión con carácter irrevocable. La falta de confianza de la Directiva, y la gran presión que supone sentarse semana tras semana en el banquillo del “Camp Nou”, explican que el buen preparador catalán acabase por arrojar finalmente la toalla. Esta fue la última alineación que presentó el correctísimo Salvador Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté (Pellicer); Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. En total, había dirigido al Barça en 87 partidos oficiales, con el siguiente balance: 44 victorias, 24 empates y 19 derrotas, con 144 goles a favor y 77 en contra, y un porcentaje del 50,57 de encuentros ganados.

Para sustituirle provisionalmente es designado Josep Seguer, antiguo jugador internacional del club y a la sazón entrenador del filial Condal, en Tercera División. En líneas generales, todos los medios informativos barceloneses se hacen eco de la noticia poniendo de manifiesto la titubeante trayectoria que sigue el club a la hora de tomar decisiones. En la presentación de Seguer, un histórico del legendario equipo de las Cinco Copas, Narcís de Carreras va a pronunciar las siguientes palabras: “El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer, a la experiencia que atesora, une una buena fe capaz de mover montañas. Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol, y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan porque de esa forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso”

ARTIGAS DESPUÉS DEL BARÇA

No obstante Salvador Artigas va a permanecer muy poco tiempo en el paro. El Valencia había comenzado la temporada muy renqueante, y tras la quinta jornada (clasificado en decimotercera posición, con 3 puntos y un negativo) despedirá a su responsable, Joseíto, haciéndose cargo del equipo un antiguo jugador ché de la década de los 50, el catalán Enrique Buqué. Pero ante su escasa experiencia en los banquillos –tan sólo había dirigido a Badalona y Abarán en Segunda– Artigas va a ser contratado para formar con él una especie de tándem, entonces nada habitual. La fórmula, sin embargo, no les va a funcionar nada mal a los de “Mestalla” (estadio que, por cierto, aquella misma temporada pasa a denominarse oficialmente “Luis Casanova”, en honor del mítico presidente que había dirigido la Edad de Oro del club del murciélago). El Valencia va a concluir la Liga 69-70 en quinta posición, empatado a 35 puntos con el tercero, el sorprendente Sevilla preparado por el austríaco Max Merkel, el propio Barça (cuarto) y el Real Madrid (sexto), y en el subsiguiente torneo de Copa del Generalísimo llegará hasta la final, que disputaría en el “Camp Nou” contra el Real Madrid, cayendo derrotado ante los de la capital por 3 a 1, resultado adverso con el que los de la ciudad del Turia inician otra nueva serie de derrotas consecutivas en el encuentro decisivo (en el 71 perderían frente al Barça, y en el 72 sucumbirían a pies del Atlético de Madrid), una triple hiel que ya habían conocido a mediados de los años 40, cuando fueron derrotados en 1944 y 1945 por el Athletic de Bilbao, y en 1946 por el conjunto merengue.

El fichaje de Alfredo Di Stefano como nuevo entrenador valencianista de cara a la temporada 70-71, procedente de un Boca Juniors al que la Saeta Rubia había hecho campeón del Nacional de 1969, va a suponer el final de la breve etapa Buqué-Artigas. Pero el técnico catalán va a comprometerse inmediatamente con el Elche, localidad muy cercana a la turística Benidorm, sede de sus negocios particulares. Artigas, sin embargo, llega a un conjunto franjiverde muy debilitado ya, que apenas sí había podido mantener la categoría en la campaña anterior, y que estaba sometido a un acelerado proceso de descapitalización, pues acababa de desprenderse de dos de sus figuras, los internacionales Ballester (traspasado al Real Madrid) y Asensi (al Barça), siguiendo con su pragmática política de vender a sus estrellas con periodicidad bienal (Re en el 62, Cardona en el 64, Marcial en el 66, Lico en el 68…), para poder equilibrar así su modesta economía y seguir manteniéndose milagrosamente en Primera División. Pero ese modelo ya estaba en crisis, y el conjunto ilicitano (reforzado con el veterano Guillot y donde se mantenían Canós, Llompart y Vavá) va a comenzar desastrosamente la temporada 70-71, y tras la novena jornada, y ocupando la duodécima posición, Artigas será cesado. Se ocupan sucesivamente de la dirección de los de “Altabix” Otto Bumbel, Iborra y Llopis, que no podrán impedir el descenso el club de la ciudad de las palmeras tras doce maravillosos años formando parte de la élite del fútbol español.

Artigas permanecerá el resto de la temporada sin trabajo, pero apenas iniciado el curso siguiente, el 71-72, vuelve a sentarse en un banquillo. Esta vez su destino es “San Mamés”, no lejos de la otra ciudad donde poseía negocios, San Sebastián. Allí va a sustituir en la novena jornada, y debutando con victoria en el “Camp Nou”, al inglés Ronnie Allen, al frente de un Athletic donde destacaban, junto al mítico e incombustible Iribar, los Sáez, Arangúren, Larrauri, Zubiaga, Arieta, Villar, Uriarte, Carlos o los hermanos Rojo. En el Botxo será conocido como el Monje de Lezama, a causa de su perfil ascético y su cabeza cana, cubierta en los frecuentes días de lluvia norteña por la capucha del chubasquero, que le conferían cierto aspecto frailuno. Clasificará a los Leones en una discreta novena posición, y no renovará contrato.

Arranca la temporada 72-73 sin equipo, pero en febrero de 1973 va a recibir la llamada de un Sevilla todavía bajo el tremendo trauma de la muerte de Pedro Berrueco en “Pasarón” y que no conseguía salir del pozo de la Segunda División, aceptando la oferta para dirigir al cuadro hispalense. Era la primera vez que iba a alejarse de sus zonas de confort (Cataluña, Levante, País Vasco y región sudoccidental de Francia). No logrará el ansiado ascenso, pero sí un hito digno de reseñar, como fue eliminar al mismísimo Barça de la Copa del Generalísimo, venciéndole en el “Sánchez Pizjuán” por 3 a 1, y cayendo en el “Camp Nou” por un insuficiente 1 a 0. Tras dicho torneo va a abandonar definitivamente la profesión, centrándose en sus negocios particulares. Fallecerá en Benidorm casi un cuarto de siglo más tarde, el 6 de septiembre de 1997, víctima de un ataque cardíaco, a la edad de 84 años, siendo incinerado.




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Segunda parte

La temporada 68-69 arranca en Can Barça bajo el signo de la esperanza. Esperanza de que por fin el club azulgrana pueda romper la insultante hegemonía que el Real Madrid venía ejerciendo sobre el fútbol español desde hacía ya demasiados años. La Copa, brillantemente conquistada en el mismísimo feudo del club blanco tras la épica “Final de las botellas”, parecía avalar ese íntimo anhelo de todo el barcelonismo, encorajinado aún más si cabe por un hecho que va a tener lugar tan sólo unas pocas semanas después de dicho partido.

En efecto, la modorra estival va a ser violentamente sacudida de súbito por unas explosivas declaraciones del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, posiblemente escocido todavía por la reciente e inesperada derrota de los suyos en la final copera. Bernabéu, en su tradicional retiro veraniego de la localidad alicantina de Santa Pola, donde acostumbraba a dedicarse a la pesca, concederá una entrevista al semanario Murcia Deportiva, publicada el día 27 de julio, en la que –entre otras cosas– dice: “A Vila –por el presidente del RCD. Español– lo admiro. Sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club que se llama Español ya es digno de admiración”. Y también lanzaba esta otra andanada: “No están en lo cierto quienes dicen que no quiero a Cataluña. La quiero y la admiro…a pesar de los catalanes”.

Ni que decir tiene que estas polémicas y escasamente diplomáticas declaraciones –hoy las definiríamos como políticamente incorrectas– de un hombre que no solía morderse la lengua, van a caer como una auténtica bomba en toda Cataluña. La totalidad de la prensa barcelonesa se hará eco de ellas, repudiando las palabras del patrón de la Casa Blanca, y el habitualmente mesurado Narcís de Carreras, como portavoz más autorizado de la Gent Blaugrana, las va a valorar muy negativamente, añadiendo que: “Más peligrosos que los separatistas son los separadores”. Carreras, además, exigirá una rectificación pública a su colega madridista, pero Bernabéu pasa olímpicamente del tema, y continúa saliendo tranquilamente a pescar todas las mañanas en su barca (a la que había bautizado con el nombre de Saeta Rubia, borrado sin embargo cuando Alfredo Di Stéfano abandonó la disciplina merengue). El hecho va a enturbiar gravemente las relaciones entre ambos clubes, haciendo que muchos culés cierren filas ante lo que consideran una nueva agresión –siquiera verbal– del centralismo.

En medio de este clima de enfrentamiento latente, va a tener lugar la presentación oficial de la plantilla barcelonista el día 12 de agosto, fecha en la que se reanudan los entrenamientos a las órdenes del sempiternamente risueño Salvador Artigas. Son novedad las incorporaciones de Palau, Juan Carlos, Franch y Castro, amén del gaditano Juanito, quien ya había debutado en partidos amistosos en las postrimerías del curso 67-68, así como la promoción al primer equipo del canterano García Castany, cedido a Osasuna. Por el contrario, causa baja Lucien Muller, cuyo contrato finalizaba el anterior 30 de junio, regresando el francés a su país natal, donde apurará sus últimos días como jugador en activo en las filas del Stade de Reims, al lado de otro mito del balompié galo, Raymond Kopa, recientemente fallecido. Al Sabadell, e incluidos en la “Operación Palau”, van a irse Torrent, definitivamente traspasado, y Vidal y Pujol en calidad de cedidos, confiándose en que disfrutaran allí de una continuidad que pudiera beneficiarles de cara a un hipotético retorno. Estos son, pues, los futbolistas con los que contará el técnico catalán para afrontar los retos de la nueva temporada: Sadurní, Reina, Lucho, Torres, Gallego, Eladio, Franch, Olivella, Zabalza, Fusté, Fernández, Juan Carlos, Rifé, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa, Rexach, Juanito, Castro, Pellicer, Mendonça, Palau, García Castany y Jiménez,

El acto no pudo ser presidido por el máximo dirigente barcelonista, ya que Narcís de Carreras iba a sufrir un aparatoso accidente de automóvil aquella misma madrugada, cuando se dirigía a la Ciudad Condal desde su localidad natal, La Bisbal d´Empordá, en compañía del vicepresidente Sentís. En su lugar oficiaría otro de los vices, Miquel Sabaté i Pijoan (curiosamente también procurador en las Cortes franquistas entre 1967 y 1971), desplazándose a continuación la totalidad de los jugadores al centro hospitalario donde se encontraban internados Carreras y Sentís, para interesarse por su estado.

Tras varias sesiones de intensivos entrenamientos, se disputa el primer amistoso de la temporada, saldado con una fácil victoria azulgrana en Granollers por 5 a 1. El “Gamper” calienta ya motores. La revista Barça, el órgano oficioso del club, publica una entrevista y reportaje gráfico con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que se confiesa gran seguidor azulgrana. Este hecho viene a corroborar que en este momento el barcelonismo no caminaba ya en sintonía con la llamada España Oficial, puesto que tras su espantada eurovisiva Serrat había sido vetado en  radio y  televisión, considerado como persona non grata, y esa prohibición va a prolongarse durante muchos años, incluso hasta después de la muerte del propio Franco, y tan sólo desaparecería definitivamente con la Transición. También resultaba significativo que esta misma revista publicase artículos firmados por el periodista y escritor antifranquista aragonés Eliseo Bayo, quien algunos años más tarde, en 1974, sería detenido, acusado de actividades terroristas  a consecuencia del sangriento atentado perpetrado por ETA en la madrileña calle del Correo, y liberado posteriormente al no tener relación alguna con los hechos. Decididamente, este Barça de finales de los 60 era ya entonces bastante más que un simple club de fútbol…

La inauguración de la III edición del Trofeo “Joan Gamper” va a servir a modo de homenaje y desagravio hacia el equipo campeón de Copa, que por fin pudo dar la vuelta triunfal, y delante de su propio público. Para tomar parte en el cuadrangular habían sido contratados tres equipos de indudable renombre y atractivo para el aficionado: el siempre difícil Athletic de Bilbao, el Werder Bremen, uno de los “gallitos” de la Bundesliga alemana, y, a modo de auténtico plato fuerte, el Flamengo de Río de Janeiro, un cuadro de fútbol  preciosista y de gran calidad, donde militaba un viejo conocido de la afición culé, Walter Machado da Silva, el célebre chófer negro de Llaudet, frustrado fichaje un par de temporadas atrás, pues finalmente sólo pudo disputar partidos amistosos, siendo malvendido de vuelta a su país. El  21 de agosto el Barça se deshace sin mayores problemas del Werder Bremen por 3 a 0 (obra de Mendonça, Rifé y Juanito), mientras que los brasileños vencen al Athletic por un corto pero suficiente 1-0. La gran final se juega el día siguiente, y va a resultar un encuentro memorable, por su espectacularidad. Los azulgranas se imponen por 5 a 4 a un Flamengo donde Silva brilló a gran altura. Marcaron Mendonça y Palau –ambos por partida doble, y Fusté, y éste fue el equipo presentado por Artigas: Reina (Sadurní); Franch (Fusté), Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Palau, Mendonça, Pellicer (Pereda) y Rexach.

El siguiente test para este Barça dispuesto a todo es el Trofeo “Carranza”, que en esta edición se disputaba como “Homenaje al Fútbol Español”. Por lo tanto participaban en él cuatro de los más prestigiosos conjuntos nacionales: El Valencia –en calidad de vencedor de la última edición–, el Atlético de Madrid, el Real Madrid y el Barcelona. Quiso la fortuna que Madrid y Barça se enfrentasen en semifinales, reeditando de ese modo la reciente y polémica final de Copa. Existía el lógico afán  de revancha en las filas madridistas, pero otra vez iban a quedarse los blancos con la miel en los labios. Los azulgranas, con el joven delantero gaditano Juanito en plan estelar, van a derrotarles nuevamente, en esta oportunidad sin ningún autogol que pudiese de algún modo enturbiar el resultado (2 a 1). Abrió el marcador el propio Juanito, ante el delirio de sus paisanos, empató el veterano Paco Gento, y cuando el tiempo reglamentario estaba ya a punto de concluir, el bravo Zaldúa, un jugador especializado en marcarle goles a los merengues, va a conseguir el tanto de la victoria barcelonista en un vibrante choque que se disputó en todo momento con gran deportividad

Y como quiera que el Atlético de Madrid había derrotado con claridad al Valencia, la final ofrecía también ocasión para un nuevo desquite, esta vez el de los colchoneros, eliminados también un par de meses antes en una polémica semifinal copera. Artigas, sorprendiendo a propios y a extraños, va a prescindir de salida de algunos de los puntales de la victoria sobre los blancos –el triunfador Juanito, el goleador Zaldúa…–, pero más sorprendente aun será el arbitraje del colegiado asturiano Mariano Medina Iglesias, que expulsará del terreno de juego nada menos que a tres futbolistas: Gallego, Pereda y Ufarte. Un defensa rojiblanco, Calleja, va a conseguir el único gol del partido, y el valioso “Carranza” se marchará para las vitrinas del club de la calle del Barquillo.

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el "Camp Nou": Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el «Camp Nou»: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

Mas pese al revés, no cunde en absoluto el desánimo entre la afición. Hay confianza en el equipo, y este responde goleando estrepitosamente por 7 a 1, en un amistoso celebrado en el «Camp Nou», al Olympique de Lyon, uno de los primates de la Liga francesa, con goles marcados por Gallego, Zaldúa (2), Pereda, Fusté, Juanito y el condalista Roselló. En la portería azulgrana tuvo una excelente actuación el joven guardameta Mora, una de las grandes promesas de la cantera, y contaron también con algunos minutos otros dos chicos del filial, Paredes y Campos. Y con una alineación plagada de teóricos suplentes, y formada por Sadurní; Franch, Olivella, Borrás; Fernández, Juan Carlos; Oliveros, Castro (García Castany), Martí Filosía, Pellicer y Palau, el Barça va a imponerse también en el Trofeo “Concepción Arenal” de El Ferrol,  derrotando por 2 a 0 (Palau y Martí Filosía)  a un Real Zaragoza con todos sus titulares.

DECEPCIONANTE PRIMERA VUELTA: TROPIEZOS FRENTE A LOS MODESTOS

Sin embargo, estas fundadas expectativas van a sufrir un serio contratiempo en el partido inaugural de la Liga 68-69, adelantado al sábado 14 de septiembre. La Real Sociedad, un equipo sobre el papel muy inferior entonces,  arrancará un sorprendente empate a cero en el mismísimo feudo barcelonista –al igual que en la temporada anterior–, merced en gran medida a la extraordinaria actuación de su guardameta, el joven Esnaola. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé. Filosía sustituyó en el eje del ataque a Mendonça, ausente por motivos personales, y Rexach, debido a sus deberes militares, tampoco pudo ser de la partida.

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

El resultado va a dejar un tanto perpleja a la afición culé, que tardaría cierto tiempo en volver a ver a su equipo in situ, ya que los azulgranas debían desplazarse acto seguido a la localidad suiza de Lugano, para disputar el encuentro de ida de los dieciseisavos de la Recopa frente los locales, y a continuación rendirían visita consecutivamente a dos campos harto difíciles: el «Manzanares», donde se medirían otra vez al Atlético de Madrid, su recentísimo verdugo del “Carranza”, y el «Estadio Insular», en el que tendrían que verse las caras con la UD. Las Palmas, el equipo revelación de la campaña 67-68. No era el comienzo soñado, pero tampoco había tiempo para demasiadas lamentaciones…

Y las cosas no pudieron comenzar mejor el miércoles europeo. En tierras helvéticas, en un partido duro y reñido donde incluso el rocoso Gallego resultó noqueado por un delantero rival, el Barça obtuvo una valiosa victoria que ponía muy en franquía la eliminatoria. Se trataba de un oponente teóricamente asequible, pero en el ánimo de Artigas y sus muchachos pesaba todavía el recuerdo de la negativa experiencia del año anterior frente al Zurich, un conjunto de similar potencial, y tal vez por eso el entrenador azulgrana planteó el encuentro con muchas precauciones, haciendo debutar al paraguayo Pedro Fernández Cantero en la medular, junto a su tocayo Zabalza. Y fue precisamente el navarro quien conseguiría el único gol del partido, de lejano y potente disparo. Por aquellas mismas fechas iba a ser noticia también la renovación del contrato de Fusté, uno de los cerebros del equipo. La firma se había venido retrasando desde las postrimerías de la temporada anterior, ya que ambas partes no terminaban de ponerse de acuerdo en lo referente a las cantidades a percibir por el jugador. El de Linyola va a pasar a cobrar algo más de un millón de pesetas por cada uno  de los tres años suplementarios acordados, y en el momento de su retirada, el club se comprometía a organizar en  beneficio del futbolista un encuentro de homenaje.

El compromiso frente al Atlético de Madrid, una excelente piedra de toque para calibrar las auténticas aspiraciones al título del Barcelona, va a salir sin embargo a pedir de boca. Un gol marcado por Chus Pereda de fuerte disparo desde fuera del área le  proporcionará al Barça dos puntos importantísimos, sirviendo como revancha de la accidentada final del «Carranza». El partido registró también el debut oficial del ex arlequinado Palau. Y se redondeó la jugada con otro magnífico resultado en Canarias, ya que un empate sin goles en el mismo escenario donde sólo un año antes el Barça había recibido un severo correctivo por parte de los Tonono, Castellano, Guedes, Gilberto II, Germán y compañía, por fuerza tenía que considerarse muy positivo. La zaga estaba mostrándose inexpugnable en estas primeras jornadas –ni un solo tanto en contra había recibido aún–, y únicamente faltaba que los delanteros ajustasen el punto de mira y vieran puerta por fin. El Real Madrid, con tres victorias en otros tantos partidos, comandaba ya la clasificación, pero nadie esperaba que pudiese mantener un ritmo semejante durante mucho tiempo. Y finaliza el mes de septiembre con la celebración de la Asamblea General Ordinaria del club. El clima reinante es de moderado optimismo y fe en el futuro, y como rasgo más destacado del acto figura el anuncio por parte de Carreras del déficit de la entidad, que se eleva ya únicamente a 13.233.000 pesetas.

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

La Selección Española de Fútbol, ahora bajo las órdenes del doctor Eduardo Toba, sustituto de Balmanya en el cargo, ultima su preparación de cara  a la fase previa del Campeonato del Mundo a celebrar en México en 1970, y en la que le corresponde  enfrentarse a los combinados nacionales de Yugoslavia, Bélgica y Finlandia. En Lyon se disputa un partido amistoso contra Francia (España vencería finalmente por 1 a 3), para el que el flamante seleccionador va a convocar nada más ni nada menos que a seis jugadores azulgranas: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza y Pereda. Torres y Zabalza son nuevos en las lides internacionales, mientras que Pereda –Campeón de Europa en el 64– regresa a la convocatoria después de casi tres años de ausencia desde la última llamada. Hacía mucho tiempo que el Barça no aportaba tantos hombres al equipo nacional, pero el gran estado de forma de su línea defensiva no le había pasado desapercibido a Toba.

Después del favorable marcador traído de tierras helvéticas, el encuentro de vuelta contra el Lugano no reviste mayores dificultades. El Barça vence por un claro 3 a 0, siendo Mendonça –en dos ocasiones– y Zaldúa los autores de los goles. Muchísimos más problemas, sin embargo, planteará la visita del Pontevedra en la cuarta jornada de Liga. Pese a saltar al «Camp Nou» con varias sensibles bajas, los gallegos aguantan el cero a cero inicial hasta escasos minutos del final, arropados principalmente en la gran actuación de su portero Cobo, que lo va a parar todo a excepción del remate de Fusté en el minuto 86, que a la postre les daría los dos puntos a los locales. Por vez primera en lo que iba de temporada jugaron los mismos once hombres que se habían proclamado campeones de Copa ante el Madrid. Un Madrid que, por cierto, sumaba ya 8 puntos, dos más que el Barça, aunque el próximo calendario de los de Artigas parecía bastante más asequible que el madridista, ya que los blancos debían rendir visita a «Mestalla» y el «Manzanares» antes de recibir a los barcelonistas en su estadio, el día 16 de Noviembre.

Pero las cosas empezaron a torcerse en «Los Cármenes», ante el recién ascendido Granada. Un fallo del habitualmente segurísimo Sadurní, que acosado por el paraguayo Ferreira  –el mismo jugador que había estado a prueba por el Barça unos meses antes– acabó introduciendo la pelota en su propia portería, fue suficiente para que los andaluces se llevasen el partido, defendiendo después numantinamente el resultado frente a un Barça que no arriesgó lo necesario. Es la segunda gran decepción de la temporada, cuando el tropiezo ante la Real en el arranque liguero ya casi se había olvidado. Solamente se llevaban disputadas cinco jornadas, y el Real Madrid ya aventajaba en cuatro puntos a los azulgranas. Artigas – que alineó en la Ciudad de la Alhambra a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pellicer, Mendonça, Fusté y Palau– fue muy criticado por prescindir de Pereda, Zaldúa y Rexach.

SalvadorArtigas204Preocupaba enormemente la ineficacia realizadora de la vanguardia barcelonista  –tan sólo dos goles marcados en cinco partidos de Liga–, y para paliar dicho problema, la Junta de Carreras va a entablar negociaciones con el Real Zaragoza, con vistas a hacerse con los servicios del joven delantero centro internacional aragonés Miguel Ángel Bustillo. Balmanya, en su calidad de secretario técnico, cierra la operación a orillas del Ebro: el Zaragoza ingresará 8 millones de pesetas, más los  traspasos de Oliveros y Borrás, dos futbolistas que contaban muy poco para Artigas. La afición y la prensa barcelonesa reciben el fichaje con relativo escepticismo, pues Bustillo –todavía una promesa, al fin y al cabo– no era un hombre que ilusionase de manera especial a un público tan exigente como el del «Camp Nou». Curiosamente, el siguiente  visitante del estadio azulgrana era…el Real Zaragoza. Tal vez picados en su amor propio, los delanteros barcelonistas se destapan finalmente esa tarde, y les endosan cuatro dianas a los maños, un equipo muy venido a menos últimamente.

Mendonça hizo dos tantos –uno de ellos de cabeza, precioso– y Zaldúa y Rexach (el de este último también de magnífica factura), redondearon una feliz tarde de fútbol en la que el Barça se reencontró con el gol. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pereda, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero el Real Madrid, que venció en Valencia en el último minuto, no aflojaba. Claro que todavía quedaban muchos puntos por disputar, y también momentos para emocionarse sinceramente, como el homenaje que se le tributaría el día 23 de octubre en el «Camp Nou» a Sandor Kocsis, el entrañable y legendario Cabeza de Oro, el fenomenal futbolista húngaro a quien el público culé no había olvidado. El Estadio registra una estupenda entrada, recaudándose algo más de 2 millones de pesetas. El adversario no era un equipo cualquiera, sino el Hamburgo alemán, el mismo conjunto al que se enfrentó Kocsis en aquella reñidísima semifinal de la Copa de Europa 1960-61, y que sólo pudo ser eliminado tras un tercer partido en el Estadio «Heysel» de Bruselas, desempate que fue posible porque el magiar consiguió un milagroso gol con la testa en el último minuto del choque de vuelta disputado en la ciudad hanseática. Con anterioridad, el equipo de la Agrupación de Veteranos del Barcelona va a enfrentarse al mítico conjunto de las Cinco Copas, disfrutando el público de lo lindo con las evoluciones de los ases de ayer. El partido propiamente dicho concluyó con la victoria germana por 2 a 3. Reforzaron al Barça expresamente para la ocasión el valencianista Waldo, el canario Guedes, el vallesano Arnal, el pontevedrés Roldán y el interista Luis Suárez, quien por fin se reconcilió con su antigua parroquia tras el célebre incidente de la butifarra del verano del 65.

Noviembre arranca, futbolísticamente hablando, con la disputa de la séptima jornada del Campeonato Nacional de Liga. El rival de turno es el siempre difícil Elche, y el escenario el campo de «Altabix», abarrotado en una tarde de mucho viento, tanto, que hasta hizo doblegarse con su fuerza a las palmeras. El comienzo del partido se retrasó más de la cuenta, ya que hubo que reubicar al numerosísimo público asistente. El Barça –que formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach– despachó un gran encuentro, y se llevó dos valiosos puntos con toda justicia. Pereda y Rifé hicieron los goles barcelonistas mientras que Vavá, casi al final, salvaba el honor ilicitano. Y unos días más tarde, el «Camp Nou» va a acoger otro partido amistoso,  esta vez a beneficio de la Cruz Roja, entre una selección catalana –en la que figuran numerosos jugadores azulgranas– y el Atlante mexicano. Vencieron los catalanes por 2 a 0, marcados por Rexach y Pujol, el jugador cedido por el Barça al Sabadell, y que estaba realizando una fenomenal campaña en las filas laneras, lo cual con toda seguridad le valdría el ser repescado por el Barcelona para la próxima temporada.

Llega la octava jornada de Liga. En principio, parecía propicia para recortar distancias, ya que el Real Madrid se enfrentaba a su eterno rival en el «Manzanares», y el Barça recibía la visita del Málaga, aunque los de la Costa del Sol estaban despachando hasta la fecha una buena campaña, destacando en sus filas el goleador paraguayo Fleitas, uno de tantos oriundos  como entonces militaban en el fútbol español. El partido respondió a la tónica que ya venía siendo habitual en el «Camp Nou», salvo la tarde del Zaragoza: mucha presión local, con profusión de vicegoles, y acertadas intervenciones del cancerbero visitante, en esta ocasión Goicoechea. Para colmo, a los 25 minutos del segundo tiempo el árbitro, el navarro Zariquiegui, expulsó a Pereda y al andaluz Monreal por agresión mutua, lo cual venía a representar un serio contratiempo para los azulgranas, ya que el burgalés sería castigado con total seguridad con algún partido de suspensión, perdiéndose así el importante choque del «Santiago Bernabéu» la semana siguiente. Pero al menos el Barça salvó los muebles, porque a sólo 8 minutos del final un fallo del guardameta vasco del Málaga le dio ocasión a Rexach para anotar el gol de la pírrica victoria. Sin embargo, el Real Madrid no cedía, y salió del feudo colchonero con un nuevo triunfo, ocho de ocho. Como para minarle la moral al más pintado…Artigas presentó ante  los malacitanos a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Palau, Zaldúa, Pereda y Rexach

Y llega el día –o mejor dicho, la noche– del gran duelo. Las cámaras de TVE lo llevaron a los hogares de toda España, pero no en su integridad, como era lo normal, porque únicamente se conectó con el Estadio «Santiago Bernabéu» muy avanzada la primera parte, cuando ya se había movido el marcador. El Barça puso en liza a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Palau, Fusté y Rexach. Buen primer tiempo azulgrana, adelantándose los de Artigas por mediación de Zaldúa, habitual verdugo madridista, pero el ímpetu blanco equilibra pronto la contienda merced a un remate de cabeza de Pirri, tanto conseguido en posición dudosa. En la segunda parte parece que el encuentro puede terminar en tablas, hasta que en el minuto 32 un oportunista José Luís se aprovecha de un choque entre Eladio y Sadurní para marcar el gol de la victoria local. Con este resultado, el Madrid aventajaba ya al Barça en 6 puntos, y pese a la buena marcha de la UD. Las Palmas, ponía ya bastante tierra de por medio respecto a sus perseguidores con un registro espectacular e insuperable: nueve triunfos en otros tantos partidos.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Ventaja que se aminora un poquito en la siguiente jornada, décima del campeonato, ya que los de la capital van a dejarse su primer punto de la temporada en «Pasarón», al no poder doblegar al siempre difícil Pontevedra del Hai que roelo. dirigido por el ex madridista Héctor Rial, y tener que conformarse con un empate. El Barça, por su parte, se enfrenta a un capitidisminuido Español en el «Camp Nou». Pereda sigue fuera del equipo por sanción, y debuta en encuentro oficial el cántabro Juan Carlos. Fue un derbi arquetípico, parco en buen fútbol y pródigo en incidencias, que registró la gravísima lesión del lateral derecho internacional blanquiazul Osorio. Los delanteros barcelonistas continuaban con la pólvora mojada, y tuvo que ser un defensa, Torres, quien lograse el único gol del partido, cuando ya éste daba sus últimas boqueadas. Jugaron de azulgrana: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Y un hecho curioso y remarcable de estos postreros días de noviembre de 1968 va a ser la revelación pública de que el delantero barcelonista Jorge Alberto Mendonça era Testigo de Jehová. Posiblemente muchos aficionados supieron por vez primera de la existencia de esta confesión religiosa –autorizada oficialmente tan sólo un año antes, en el marco de una nueva ley de libertad de cultos inspirada por la doctrina del Concilio Vaticano II– gracias a la noticia de que el buen futbolista angoleño profesaba dicha fe. Mendonça era unánimemente considerado como un hombre inteligente, dentro y fuera del campo, y esta declaración suya fue muy comentada.

El último mes del año 68 comenzó mal para los aficionados culés, con otra nueva gran decepción. El Barça va a tropezar ante el recién ascendido y vicecolista Deportivo de La Coruña en «Riazor» –1 a 0–, y se situaba ya a siete puntos del líder Madrid, y a tres de la UD. Las Palmas, segunda en la general. Estos fueron los hombres que encajaron la tercera derrota de la temporada: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Pereda, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. La delantera continuaba bajo mínimos –once goles en otros tantos partidos–, y aunque la defensa era la menos batida de toda la categoría (tan sólo cinco dianas, y ninguna de ellas recibida en el «Camp Nou»), eso no le servía a nadie de consuelo. Tampoco colaba el argumento de que el desplazamiento hasta La Coruña –en el tren expreso conocido popularmente como el Shangai– era muy largo y pesado, y que el equipo había llegado muy cansado a la ciudad gallega. La afición estaba empezando a impacientarse, y ni jugadores ni técnicos se libraban ya de sus críticas. En unos pocos meses, el ambiente de euforia con que había arrancado la temporada parecía haberse volatilizado.

Algo se calmó la cosa, no obstante, gracias a los cuatro goles que el Barça va a endosarle al colista Córdoba en el «Camp Nou». Fusté, Juanito, Pereda y Palau fueron sus autores, con el siguiente equipo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach. Tampoco era mal resultado el empate a uno conseguido en «San Mamés», por mucho que el Athletic no fuera ni su sombra. Ante unos renqueantes leones –o más bien “cachorros”– Pereda puso por delante a su equipo a los 30 segundos de juego, aunque el joven Igartua obtuvo finalmente el empate con un buen disparo (actuaron en la Catedral : Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach). Pero la ventaja del Madrid no se reducía, pues si bien empató en su casa sorprendentemente ante el Elche, al domingo siguiente vencía con todo merecimiento a un buen Málaga en «La Rosaleda», mientras el Barça se imponía con apuros al Sabadell en el «Camp Nou», merced a dos goles de Zaldúa. La nota triste del partido la constituyó la aparatosa lesión sufrida por Gallego, quien en un choque fortuito con su compañero Eladio recibió un fuerte golpe en la cabeza, resultando conmocionado. Artigas presentó el siguiente once frente a los de Pasieguito: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach.

La mañana festiva del 25 de diciembre el Barça recuperó una hermosa tradición, regalándoles a sus socios un partido internacional navideño, algo que hoy sería de todo punto impensable, pero que en 1968 –cuando no existían ni la AFE ni la Liga de Fútbol Profesional, y ni tan siquiera se vislumbraban aun en lontananza– era perfectamente factible. El adversario tenía un innegable atractivo: el Sparta de Praga, un conjunto que había protagonizado emocionantes duelos con los azulgranas en el pasado, en los felices y lejanos años 20, y que aportaba  cierto morbo, el  que desprendían entonces los conjuntos del Este de Europa, pertenecientes a  países de más allá  del Telón de Acero. En un buen partido, los checos –que aquel mismo año se habían enfrentado al Real Madrid en la Copa de Europa– sucumbieron ante el Barça por 3 a 1.

La primera vuelta del torneo liguero concluyó el 30 de diciembre con un clásico, Valencia-Barça en «Mestalla». En las filas barcelonistas era baja Gallego, aun no repuesto del todo del violento coscorrón del día del Sabadell. Su lugar lo ocupó el veterano Olivella. El partido fue decepcionante, pues las defensas dominaron por completo a los ataques y el marcador inicial no se alteró. Actuaron frente a los chés: Sadurní; Franch –que debutaba oficialmente–, Olivella, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé. El Real Madrid – que venció en el «Bernabéu» al Las Palmas en un gran encuentro –se proclamaba oficioso Campeón de Invierno, con 27 puntos y 11 positivos (un registro asombroso), aventajando a catalanes y canarios en siete puntos, y dejando la Liga prácticamente sentenciada cuando todavía restaba por disputarse su segunda mitad. La  trayectoria de los merengues era, sencillamente, impresionante, pues marchaban imbatidos, y tan sólo habían cedido tres empates. Habían marcado 29 goles, y únicamente  encajado 12, y su delantero Amancio –que acababa de jugar con la Selección de la FIFA en un amistoso ante Brasil– figuraba a la cabeza de la tabla de realizadores con 10 tantos.

Los números del Barça, sin ser malos, no resistían la comparación con los blancos: 8 victorias, 4 empates, y 3 derrotas, con 18 goles a favor y –el único dato positivo– solamente 6 en contra, todos ellos recibidos fuera de su estadio. La zaga azulgrana era, de largo, la mejor del campeonato, pero la vanguardia dejaba mucho que desear, saliendo a poco más de un gol por partido, un registro que era superado nada menos que por nueve equipos. Únicamente un milagro, en forma de una desastrosa racha madridista, podía concederle opciones al equipo de Artigas, pero había que contar también  con los amarillos de la Unión Deportiva Las Palmas.

A pesar de que, según la unánime opinión del barcelonismo, los árbitros habían favorecido en varias ocasiones puntuales al Real Madrid, concediéndole goles muy dudosos y perdonándole penas máximas bastante claras, el aficionado blaugrana no podía estar muy contento con su equipo. Había concebido grandes esperanzas tras el triunfo copero y la espléndida pretemporada realizada, pero su Barça no acababa de carburar. Le costaba Dios y ayuda hacer un gol, y no daba el espectáculo que sus numerosos y fieles socios y seguidores anhelaban. Por el contrario, practicaba las más de las veces un fútbol ramplón y adocenado, el mismo que lamentablemente había sido habitual en los últimos años. Las alegrías de la Copa sonaban ya como algo muy lejano, una especie de efímero espejismo. 1969 comenzaba, pues, sin muchos motivos para el  optimismo de  una hinchada que acumulaba ya demasiados fracasos en sus castigadas retinas.

UNA SEGUNDA VUELTA AUN PEOR: NI SIQUIERA SUBCAMPEONES; RELEGADOS A LA TERCERA PLAZA

El balón volvió a rodar de nuevo la víspera de Reyes, en el vetusto campo de «Atocha». El Barça necesitaba imperiosamente la victoria, y Artigas planteó el partido al ataque, pero la muralla realista  –una vez más– resistió bien los embates azulgranas, y para más inri un par de contragolpes pusieron el marcador muy favorable para los locales. El partido terminó finalmente 2 a 1, ya que Zaldúa acortó distancias. La ventaja merengue se ampliaba así a ocho puntos, y la UD. Las Palmas pasaba a la segunda posición. Estos fueron los once que jugaron en la Bella Easo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé.

La visita del Atlético de Madrid colocaba al Barça entre la espada y la pared. Pero en esta oportunidad las cosas marcharon a pedir de boca. Pese a que los colchoneros se adelantaron con un tanto de Luis Aragonés, anotando así el primer gol que conseguía un visitante aquella temporada en el «Camp Nou», ello no fue óbice para que saliesen claramente  derrotados del feudo barcelonista. Juanito en dos ocasiones (uno de ellos de penalti), Zaldúa y Palau pusieron un claro 4 a 1 en el marcador, en una tarde desapacible en la que el equipo se reconcilió con su público. A la semana siguiente se disputaría en el mismo escenario un partido aún más crucial, ante la UD. Las Palmas, con el segundo puesto en juego, ya que los canarios aventajaban al Barça por un punto. Fueron los triunfadores de un gran partido jugado bajo la lluvia: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach

En el trascendental choque contra el cuadro amarillo, el Barça ejerció el dominio territorial, pero éste fue a la postre ineficaz, ya que los canarios opusieron un acertado dispositivo táctico que acabó  brindándoles una valiosísima victoria, gracias al gol marcado a última hora por Niz. Antes lo habían hecho Germán y Gallego, poniendo este último en evidencia al inoperante ataque barcelonista, que se resintió de la ausencia por lesión de Rexach, muy activo ante el Atlético de Madrid,  sustituido por un Quimet Rifé en horas bajas, que nada tenía que ver con el jugador que había conseguido la internacionalidad en la temporada anterior.

El título, por supuesto, representaba ya una quimera inalcanzable, pero también peligraba el subcampeonato. Y en un momento tan delicado, llegaban los cuartos de final de la Recopa (el Barça había quedado exento en octavos). El adversario era el modestísimo Lyn de Oslo, con jugadores que ni siquiera podían considerarse profesionales del fútbol, y que acudían a entrenar una vez concluida su cotidiana jornada laboral (ya que desempeñaban ocupaciones tan variopintas como técnico de refrigeración, conserje de hotel, maestro de escuela o cajero de banco, amén de algunos oficinistas y estudiantes). Debido  al rigurosísimo invierno escandinavo, con los campos absolutamente cubiertos de nieve y hielo y temperaturas muy por debajo de los 0 grados, los dos partidos se jugarían en Barcelona. Sobre el papel, los azulgranas no deberían tener ningún problema para superar a los animosos aficionados noruegos.

Pero casi nada salió tal como se esperaba. En el primer enfrentamiento, retransmitido en directo por las cámaras de TVE a todo el país –y con sólo unos dos mil espectadores en las frías gradas -, el Barça únicamente fue capaz de vencer, y a duras penas, por un escuálido 3 a 2, en un pésimo partido del que tan sólo se salvaron Zaldúa y Gallego, ambos llenos de pundonor ( los goles fueron obra de Zaldúa, Pellicer y Zabalza). Estos fueron los once barcelonistas que no convencieron a nadie: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Zabalza); Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé (Palau). Mas lo peor estaba aún por venir…Una semana más tarde, el sonrojo y la vergüenza alcanzarían ya cotas mayúsculas. Los nórdicos se van a adelantar en el marcador por 0 a 2, poniendo al equipo catalán contra las cuerdas, al borde mismo de la eliminación. El escasísimo público que se había desplazado hasta el «Camp Nou» no podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pero a pocos instantes del final, Gallego –que en los últimos partidos estaba mostrándose muy peligroso en ataque – se situó como ariete, y entre  Pellicer y el de Puerto Real (éste a tan sólo 6 minutos del final) consiguieron dos milagrosos tantos que salvaban los muebles y clasificaban al Barça para semifinales, aunque por los pelos. Justo es reseñar la alineación que cayó tan bajo: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Palau (Olivella), Juan Carlos (Fernández) y Rifé.

El enfado de la afición no podía estar más justificado. Habían sido dos partidos de lo peor que había presenciado el «Camp Nou» en sus cerca de  doce años de existencia, y de ellos podía extraerse una consecuencia abrumadora: la calidad del fútbol español –cuyo combinado nacional acababa de ser eliminado en la fase previa del Mundial de México-70 por la nada brillante selección de Bélgica cuando aún restaban tres encuentros por disputarse– se encontraba bajo mínimos históricos.

De regreso a la Liga, y con el título  perdido un año más –y ya iban nueve…–, prosiguen los resultados irregulares. En «Pasarón» se vence al Pontevedra por 0 a 1, con gol de Zaldúa. Artigas presentó en la ciudad gallega una alineación muy conservadora, formada por: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fernández; Pellicer, Juan Carlos, Zaldúa, Zabalza y Rifé. El Granada también va a ser batido ampliamente en el Estadio por 4 a 0, en partido televisado, con tantos de Franch, Gallego, Zaldúa y Juan Carlos, y este equipo, que jugará casi todo el partido con un hombre más, debido a la muy temprana expulsión del granadinista Lorenzo: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé. Después se empata a cero en Zaragoza, en un encuentro en el que los aragoneses desperdiciaron un penalti y en sus filas jugó su último partido contra el Barça el ariete Bustillo, que en el próximo torneo de Copa se incorporaría ya al Barcelona. Esta fue la alineación azulgrana en «La Romareda»: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Pellicer, Fusté, Juanito, Zabalza y Rifé. Una vez más, un once bastante conservador.

Pero después de estos buenos resultados, llega de nuevo la decepción. El Elche va a llevarse un punto del «Camp Nou» en un pésimo partido de los de Artigas. Se adelantó en el marcador Fusté, de un certero disparo, pero el ariete internacional ilicitano Vavá  establecería el empate definitivo al trasformar un máximo castigo. Los franjiverdes, entrenados por el técnico uruguayo Roque Gastón Máspoli, el legendario guardameta campeón del Mundo en el Maracanazo de 1950, causaron una grata impresión, todo lo contrario que un Barcelona, que formó con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach, que reaparecía pero no aportó nada positivo. En la clasificación general, los canarios de la UD. Las Palmas cobraban ya dos puntos de ventaja sobre el Barça –que venían a ser tres debido a su mejor goal average particular–, mientras que el Real Madrid se iba ya a  los nueve puntos, sin conocer todavía la derrota en la jornada 21.

Es un momento delicado por el que atraviesa el equipo, y la Directiva decide concentrar a toda la plantilla durante unos días en  S´Agaró, en plena Costa Brava, de cara a preparar  el próximo desplazamiento a Málaga. Y la medida parece surtir efecto, porque el Barça va a cuajar su mejor encuentro en campo contrario, a pesar de la lluvia y el barro que se encuentran en «La Rosaleda», y para el minuto quince de la primera parte  ya vencían por 0 a 3, conseguidos por Pereda, Pellicer y Juan Carlos. El cuadro azulgrana presentó la siguiente formación: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Marti Filosía –que volvía de este modo a la titularidad, muchos meses después de su última actuación oficial–, Juan Carlos y Rifé.

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

El resultado de Málaga y  la visita del Real Madrid, todavía imbatido a esas alturas de la competición, despiertan de nuevo el interés del aficionado, animando el alicaído cotarro futbolístico. Podía ser tal vez el “Día de la Venganza”, o mejor dicho la noche, puesto que el duelo sería televisado en directo. El primer tiempo va a transcurrir con dominio madrileño, pero no se moverá el marcador. En la segunda mitad cambian las tornas, y el Barça toma la iniciativa. A los 25 minutos de la reanudación, un saque de esquina botado por Pellicer es rematado de espectacular chilena por Zaldúa, de espaldas a la portería, batiendo a Betancort. Es el delirio en las gradas, donde se ve posible el romper por fin la larguísima imbatibilidad merengue. Avanza inexorable el cronómetro, y parece que el clásico puede terminar con la mínima aunque suficiente victoria barcelonista, cuando a sólo cuatro minutos del final se produce una de esas jugadas absurdas llamadas a pasar a la historia: Gallego, habitualmente segurísimo, intercepta ingenuamente dentro del área, con ambas manos, un centro madridista sin aparente peligro. El gran defensa andaluz, en un instintivo acto reflejo, realiza un perfecto blocaje que el colegiado vizcaíno Ortiz de Mendíbil castiga, lógicamente, con penalti. Lo lanza el especialista Gento, burlando a Sadurní y abortando de ese modo la gran ilusión azulgrana. El Madrid seguirá imbatido una jornada más, y aunque establecerá un nuevo record de partidos sin conocer la derrota, no podrá concluir invicto el campeonato, ya que terminará cayendo derrotado en Elche, en el encuentro número 28. Estos fueron los protagonistas de esa frustrada ilusión culé: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé.

Por estos días –y como evidente consecuencia de la eliminación de nuestro combinado en la fase previa del Mundial-70–, va a ser cesado de su cargo el seleccionador nacional, doctor Toba. Para sustituirle, la Federación Española de Fútbol  nombrará  un triunvirato de interinos formado por los entrenadores de los tres conjuntos que marchaban al frente de la clasificación: Miguel Muñoz del Real Madrid, Luis Molowny de la Unión Deportiva Las Palmas y Salvador, Artigas del Barcelona, cuya misión será cumplir decorosamente con los compromisos que aún le restaban a nuestro equipo representativo hasta final de temporada (dos amistosos contra Suiza en Valencia y México en Sevilla, respectivamente, y dos encuentros oficiales valederos para un Mundial al que España lamentablemente no iba a acudir: la visita de la selección de Yugoslavia a la Ciudad Condal,  al propio “Camp Nou”, y el desplazamiento a Helsinki, para contender contra los teóricamente flojos finlandeses).

El Barça visita a continuación a su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, que atravesaba por una delicada situación a pesar de los refuerzos contratados a golpe de talonario, entre los que destacaban el ex colchonero Glaría y el centrocampista Lico, procedente del Elche. Los azulgranas van a despachar un partido muy discreto, teniendo su elemento más destacado en la figura de Salvador Sadurní, quien –haciendo honor una vez más a su nombre de pila – realizará varias paradas de antología y salvará a su equipo de una segura y merecida derrota. El empate a cero se considera, por lo tanto, como un mal menor para un Barcelona que formó en «Sarriá» con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rifé.

En la jornada número 26 el Barça golea en el «Camp Nou» al Deportivo de La Coruña por 4 a 1. Los tantos fueron marcados por Martí Filosía (2), Zaldúa y un jugador gallego en su propia meta. Pero el hecho más destacado –aparte del destape goleador del espigado delantero de Palafrugell– fue el debut en las filas barcelonistas del extremo izquierdo del filial Atlético de Cataluña, Nieto, que pasará desapercibido. Esta fue la alineación de la tarde de la fugaz presentación del jugador granadino: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa y Nieto. Y una mala noticia: Juan Carlos es intervenido quirúrgicamente por el prestigioso doctor Cabot de una rotura del menisco de su rodilla derecha. El tiempo de recuperación se cifraba en dos meses, con lo cual el joven centrocampista cántabro le decía prácticamente adiós a su primera temporada como jugador azulgrana. Por estas fechas también Mendonça es intervenido por el mismo galeno de una osteopatía dinámica  del pubis, pero su pronóstico era bastante más positivo, pues se calculaba que en el plazo de un par de semanas podría iniciar los ejercicios de recuperación.

Ante un Córdoba ya desahuciado, pero en el que se notaba la sabia mano de su técnico, Ladislao Kubala, el Barça cumple una nueva estación de su Via Crucis particular en esta temporada, siendo derrotado por 2 goles a 1. El tanto barcelonista lo anotó Nieto, y el equipo formó de la siguiente manera en «El Arcángel»: Sadurní; Torres, Olivella, Franch; Gallego, Pellicer; Rifé, Zaldúa. Martí Filosía, Castro –que hacía de este modo su debut– y Nieto. También se conoce por estos días el nombre del próximo rival del Barça en las semifinales de la Recopa. Se trataba del potente conjunto alemán del Colonia, en cuyas filas militaban varios internacionales germanos, entre los que destacaba con luz propia la auténtica figura del equipo renano, el magnífico centrocampista Wolfgang Overath, indiscutible en el combinado nacional teutón. Y hablando de Alemania, país donde por estos años 60 residía un buen número de emigrantes españoles que habían tenido que  buscarse la vida fuera de nuestro país, el Barça va a desplazarse a la localidad de Essen, en plena Cuenca del Rühr, para disputar un encuentro amistoso frente a una selección local, que se alzará con la victoria por 1 a 0.

Los azulgranas  vuelven a decepcionar a todos los suyos con otra nueva derrota en el «Camp Nou», esta vez ante el Athletic de Bilbao,  en un partido nocturno y lluvioso en el que la única nota positiva fue la actuación de Carles Rexach, a quien el triunvirato seleccionador va a convocar muy pronto, haciendo así su debut en la selección absoluta. Con este grave tropiezo en la antepenúltima jornada, se esfuman ya por completo las esperanzas de conseguir al menos el subcampeonato, puesto que la distancia que separaba a barcelonistas  de  canarios era matemáticamente insalvable: cuatro puntos que en la práctica eran cinco, debido  al mejor balance particular de los amarillos. Fusté desperdició un penalti, lanzado ingenuamente a las manos de Iribar, y el Barça presentó a: Sadurní; Franch, Olivella, Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Pellicer, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Sin embargo, el encuentro de ida de las semifinales de la Recopa, ante un adversario bastante más potente que los últimos rivales barcelonistas, va a arrojar un excelente resultado para los intereses azulgranas de cara a la  vuelta, empate a dos, con tantos  conseguidos por Zabalza y Fusté. Artigas sorprendió a propios y a extraños retirando a Rifé de la banda y situándolo en la medular, con la expresa misión de secar a la gran estrella germana Overath, el cerebro de su equipo, y Quimet cumplió sobresalientemente con el encargo. Hubo que lamentar, no obstante, la lesión de Gallego, el más firme puntal de la defensa catalana, que, aunque no tendría que pasar por el quirófano, sería baja ya para lo que  restaba de temporada. Esta fue la alineación presentada por el Barça a orillas del Rin: Sadurní; Franch, Gallego (Olivella), Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa (Castro), Martí Filosía, Pellicer y Rexach.

Por estos días se produce también una noticia triste: el fallecimiento de Andrés Witty, el socio número 1 del Barcelona, uno de los hombres que secundó a Gamper en los momentos fundacionales del club, casi setenta años atrás. Pero la moribunda Liga 68-69 tampoco depara muchas alegrías…El Barça rinde visita a la «Nova Creu Alta», para medirse a un sorprendente Sabadell que estaba despachando la mejor temporada de su historia, ya que al final lograría clasificarse en cuarto lugar, por delante de históricos del calibre de Valencia, Zaragoza o los dos Atléticos, lo cual le iba a dar derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Ferias. El encuentro, de mero trámite para ambos equipos, se saldó con un soso cero a cero, y el Barcelona presentaría la siguiente alineación: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Juanito, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

El Barcelona se va a despedir de su mediocre Campeonato de Liga 68-69 con un nuevo empate, en esta ocasión ante el Valencia (1 a 1). Se trata del partido número 1000 de los azulgranas en el Torneo de la Regularidad, y por ese motivo los levantinos les harán entrega de un obsequio en los prolegómenos del choque. Artigas presentó una alineación revolucionaria, con una delantera muy joven: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Pereda, Fernández; Pellicer, Juanito, Palau, Castro y Nieto. Palau fue el goleador de la noche. Y es la hora de hacer balance…Con 36 puntos, 40 goles a favor y –eso sí– tan sólo 18 en contra, el Barça no puede pasar de un decepcionante tercer  puesto, superado incluso por la UD. Las Palmas, ya toda una brillante realidad, y a nada menos que a once puntos del campeón, el Real Madrid. Descendían a Segunda División Córdoba, Málaga y Español, y esto último podía constituir un pobre consuelo para algunos barcelonistas, al observar las desgracias del otrora gran rival ciudadano.

No obstante, en la Recopa van a soplar mejores vientos, una vez superado el sorpresivo trauma del Lyn noruego. En el partido de vuelta de las semifinales, el «Camp Nou» vivirá una de sus “noches mágicas” europeas. En uno de los mejores encuentros de los últimos tiempos, el Barça, con tres goles de Fusté y uno de Martí Filosía, borra literalmente del césped al difícil Colonia –4  a 1– y se clasifica con gran brillantez para la final, a celebrarse en la ciudad suiza de Basilea. La magistral actuación del Noi de Linyola  le abre de nuevo las puertas de la selección nacional. Jugaron por el Barcelona: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach. En los últimos minutos del partido, Pereda salió en sustitución de Pellicer.

                                            LLANTO Y CRUJIR DE DIENTES

Este resultado hace renacer  las ilusiones de la afición, bastante alicaída últimamente. Se confía en volver a ver de nuevo a un Barça pletórico en la Copa del Generalísimo, donde iba a estar  reforzado por Bustillo –el ariete titular de la selección– y el repescado Pujol, que había despachado una fenomenal temporada en ese sorprendente Sabadell clasificado en  cuarto lugar. Pero la baja de Gallego, y la desgraciada lesión de Torres, su sustituto en el eje de la zaga, van a partir por la mitad a la línea más regular y entonada del equipo. Sobre un «Atocha» muy embarrado, como era tradicional –¡ esa manguera ¡… –, el de Balaguer quedará muy pronto fuera de combate  por culpa de una luxación de clavícula con desgarro de ligamentos, y eso explica en buena medida la posterior debacle azulgrana. Los donostiarras se imponen por un aplastante 5 a 1, que aun pudo ser más amplio, ya que Sadurní detuvo un penalti, y a los locales les fue anulado un gol. Rexach salvó el maltrecho honor de un Barcelona que formó de la siguiente manera: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol

El Barça está ya prácticamente fuera del Torneo del KO, pero algunos todavía se aferran a un clavo ardiendo. El equipo se vacía en un esfuerzo titánico, y a punto está de igualar la eliminatoria. No lo consigue, pero por muy poquito, ya que el emocionante encuentro de vuelta concluye con un insuficiente 3 a 0 (Zaldúa 2, y Pujol), y Esnaola, como ya venía siendo habitual, les va a hacer la Pascua a los azulgranas una vez más, realizando soberbias paradas. El equipo fue el mismo que en el partido de ida, con el cambio obligado del lesionado Torres –que también sería intervenido por el inevitable doctor Cabot- por Olivella, el veterano capitán que se perfilaba como titular en la inminente final de Basilea.

Tan sólo  un triunfo en  la Recopa podía salvar la temporada, ejerciendo de reparador bálsamo sobre el dolorido cuerpo barcelonista. En teoría –y después de eliminar brillantemente al duro Colonia– el rival que esperaba en  Basilea, el semidesconocido equipo eslovaco del Slovan de Bratislava, no parecía un adversario demasiado temible, pero el panorama azulgrana en aquellos momentos no era precisamente lo que se dice muy alentador, ya que a los lesionados Gallego, Torres y Juan Carlos, venía a unírseles una nueva baja, la de Martí Filosía (lastimado en una muñeca en el curso de un amistoso internacional de preparación contra el Stoke City inglés, que se saldó con una inoportuna derrota por 2 a 3 ), y tampoco podrían alinearse Bustillo y Pujol, por no estar inscritos previamente para la competición.

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch,
Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

El 21 de mayo de 1969 saltan al terreno de juego del Estadio «Sant Jakob» de Basilea los siguiente once barcelonistas: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach. Pero apenas iniciado el encuentro, a los 30 segundos, marcan ya los centroeuropeos gracias a un fallo de Olivella. A continuación se lesiona Franch, que tiene que ser sustituido por Pereda. Al cuarto de hora las cosas parecen comenzar a enderezarse cuando Zaldúa consigue el empate, aunque la alegría azulgrana dura poco, pues dos nuevos errores de Olivella sitúan el marcador en un peligroso 3 a 1 favorable a los eslovacos.

En la  segunda mitad, Mendonça –que reaparecía tras largo tiempo sin jugar– reemplaza a Castro. Rexach acorta distancia al marcar con un lanzamiento directo de córner, lo que ahora se conoce como gol olímpico, pero Zaldúa yerra dos claras ocasiones, y el partido termina con 3 a 2 a favor del Slovan. Un encuentro, en suma, marcado por el signo del infortunio, y que guarda muchas similitudes con otra final, la de la Copa de Europa perdida en la  vecina Berna en 1961 mismo resultado, semejante entidad del rival, parecidos errores defensivos, idéntica desgracia ante el marco contrario -, colofón digno para una temporada funesta, que sin embargo aún guardaba en la recámara alguna mayúscula sorpresa…




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Primera parte

Los entrenadores de fútbol, al igual que los políticos norteamericanos o los militares del Pentágono, pueden dividirse en halcones y palomas. Hablando en clave blaugrana, si Roque Olsen era evidentemente un halcón, su sucesor encajaría más en la categoría de paloma, a despecho de la dureza de sus primeros métodos de preparación, porque se trataba de un hombre afable, risueño y correctísimo. Así pues, va a producirse un giro copernicano, de 180 grados, en el banquillo del Barça, ya que al argentino Olsen, hombre con fama de hosco y poco diplomático con la prensa y auténtico sargento de hierro para sus pupilos, le reemplazará un técnico en las antípodas de su carácter, el catalán y barcelonés Salvador Artigas (aunque alguna fuente –BD Fútbol– da la localidad toledana de Talavera de la Reina como su lugar de origen), persona cordial y mesurada donde las hubiera.

El relevo acontece en un momento en el que el crédito del máximo dirigente blaugrana, Enric Llaudet, se está agotando a marchas forzadas, mientras crece la oposición hacia su gestión, tildada de personalista y autoritaria, sobre todo en las páginas del influyente semanario Revista Barcelonista (conocido popularmente por las siglas «RB”). Llaudet está ya con el agua al cuello tras otra temporada de fracasos y mal juego (el título de Copa de Ferias conseguido frente al Zaragoza pertenecía en estricta justicia a la anterior campaña, la 65-66, y la final se había aplazado a causa de la disputa del Mundial de Inglaterra), porque las tres competiciones correspondientes al curso 66-67 se habían saldado con otros tantos reveses. El empresario textil parecía estar ya en las últimas, aislado y dando palos de ciego, y si la baza de Olsen había sido una decidida apuesta por la disciplina, para meter en cintura a una plantilla excelente pero aparentemente acomodada, con Artigas se va a jugar la carta de una preparación física más exigente y un mayor rigor defensivo, conceptos deficientemente implantados en el primer equipo del Club de Futbol Barcelona, la denominación oficial del Barça en el año 1967.

Se barajaban diversos nombres para ocupar el cargo (los brasileños Otto Bumbel y Aymoré Moreira, el chileno Fernando Riera, el argentino Renato Cesarini, el uruguayo Roque Gastón Máspoli…), pero finalmente el elegido va a ser un técnico cuya carrera profesional había transcurrido casi en su práctica totalidad en tan sólo dos clubes, uno español y el otro francés, y ambos no separados por demasiada distancia: la Real Sociedad de San Sebastián y el Girondins de Burdeos. Y la suya era una biografía más que curiosa… Para empezar, existe cierta discrepancia con respecto a su fecha de nacimiento, que el Diccionario de técnicos y directivos del Fútbol Club Barcelona (Ángel Iturriaga. Editorial Base, 2011) sitúa en 1913, en la Ciudad Condal, mientras que el Diccionari del Barça (Antoni Closa, Jordi Blanco i altres. Enciclopedia catalana S.A., 1999), la data un año más tarde, en 1914. Incluso en alguna fuente aparece la muy improbable fecha de 1918. La tan socorrida Wikipedia, por su parte, sostiene que Salvador Artigas Sahún había nacido en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Ya contara con 53 o 54 años de edad, su cabello plateado le hacía aparentar alguno más. Como futbolista había hecho sus primeras armas en el Cataluña y el San Martín, pasando a continuación al juvenil del Barça. Perteneció al primer equipo azulgrana entre los años 1932 y 1934, alineándose en un total de 10 partidos, 3 de ellos correspondientes a la Liga 32-33, con el balance de un gol marcado en esa misma temporada, frente al Español. A juicio de quienes le habían visto jugar, era un interior derecho «habilidoso, ratonil y filtradizo», que dominaba la pelota y tenía una gran facilidad como distribuidor de juego, por su soltura de tobillos, un buen chutador que colocaba el balón fulminantemente con ambos pies. Pese a ello, y a militar en un Barça de transición, muy alejado de los títulos nacionales y de las posiciones de cabeza, tuvo que abandonar la disciplina azulgrana en 1934, con poco más de 20 años, pasando al FC. Levante, uno de los dos clubes que algunos años más tarde iba a dar lugar a la fusión de la que resultaría el actual Levante Unión Deportiva.

En Valencia, y actuando en Segunda División, Salvador Artigas va a vivir en primera persona uno de los momentos culminantes de la historia levantinista, la eliminación del mismísimo Barça en los cuartos de final de la Copa de 1935, en plena II República. En el partido de ida, disputado en «Les Corts», ya se produjo un esperanzador empate a 2, siendo Artigas el autor del primer tanto de los suyos. En la vuelta, en el terreno de juego del «Camino Hondo», hubo de nuevo tablas (1-1), teniendo que dilucidar ambos equipos el pase a la siguiente ronda en un encuentro de desempate que se celebró el martes 11 de junio de 1935 en el campo zaragozano de «Torrero», y donde los del Grao superaron sorprendentemente al Barça con un claro 3 a 0. Estas fueron las alineaciones que protagonizaron tan histórico choque: por el Levante, Vidal; Calpe (padre del posterior lateral granota y madridista Antonio Calpe), Puig I; Núñez, Dolz, Porrera; Puig II, Artigas, Calero, Felipe y Aparicio, y por el Barça, Nogués; Zabalo, Arana; Guzmán, Berkessy, Lecuona; Ventolrá, Morera, Escolá, Enrique Fernández y Ramón. Como puede observarse, un cuadro cuajado de internacionales y futbolistas importantes, que no pudieron evitar encajar dos goles de Aparicio y uno de Felipe. Los valencianos caerían en semifinales ante el Sabadell, que también sería derrotado en la final por un Sevilla que conquistaba así su primer Campeonato de España. Al año siguiente, un infausto día de julio, estallará nuestra Guerra Civil.

Artigas jugará por última vez con el Levante en febrero de 1937, unos meses antes de que el conjunto de los Poblados Marítimos se proclamase campeón de un improvisado torneo disputado en la zona republicana, la llamada «Copa de la España Libre» ( Trofeo Presidente de la República, o sea, Manuel Azaña ), en la que intervienen equipos catalanes y valencianos , y cuya final va a enfrentarles con sus rivales ciudadanos de «Mestalla», a los que derrotará por un gol a cero el 18 de julio de 1937 –menuda fecha…– en un encuentro celebrado en Barcelona, en el campo de «Sarriá»

Por razones obvias –estábamos en 1967– la prensa de la época no lo mencionó, pero posteriormente se ha presentado siempre a Salvador Artigas como antiguo piloto de caza del bando republicano, a veces incluso de forma un tanto melodramática como «el último aviador de la República», a los mandos del último aeroplano que despegó del territorio aún controlado por la República rumbo a un incierto exilio francés, como si se tratara de una versión masculina y catalana de Hanna Reitsch, la aviadora que le propuso a Hitler abandonar un Berlín en llamas. Poco se sabe de este interludio bélico en su biografía, aunque a juzgar por lo publicado en la página web de ADAR (Asociación de Aviadores de la República), parece suficientemente probada su participación en el conflicto fratricida. De dicha fuente extraemos la siguiente información:

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

«Salvador Artigas Sahún nació en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Durante la Guerra Civil se inscribe en las convocatorias gubernamentales para alumnos-piloto y viaja a Francia, donde realiza el curso de vuelo elemental en la escuela de vuelo de Agen, completando su formación militar en la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí, cerca de Los Alcázares, Murcia, que dirigía el comandante Isidoro Giménez. En el mes de agosto de 1938 se incorporó a la 3º escuadrilla de Polikarpov I-16 (un monoplano de fabricación soviética, conocido popularmente como Mosca por los republicanos y Rata por los nacionales) del Grupo 21, en la que combatió en la batalla del Ebro y campaña de Cataluña, donde voló como punto izquierdo del Jefe de Escuadrilla Ángel Sanz Bocos Vallecas. El 6 de febrero de 1939, los aviones restantes de la escuadrilla recibieron la orden de despegar y aterrizar en el aeródromo de Toulouse, pero se produjo un ametrallamiento de su base por parte de la aviación nacional, en el que se incendiaron los aviones de Vallecas y varios pilotos, por lo que sólo pudieron despegar los moscas de Artigas, José Balsa Gutiérrez y Carreras. Artigas no localizó el aeródromo de Toulouse pero reconoció el campo de Agen donde había hecho sus prácticas de vuelo y aterrizó con sus compañeros, siendo trasladado al campo de concentración de Gurs».

Permanecerá internado durante algún tiempo en dicho campo, situado en el departamento de los Pirineos Atlánticos y que era conocido como «el campo de los vascos», a causa de la gran cantidad de prisioneros de dicha procedencia que albergaba. A este respecto, resulta curioso recordar lo que se escribía sobre Artigas en un número extra del diario El Mundo Deportivo titulado «40 años de campeonatos nacionales de Liga» y publicado en noviembre de 1968. En la ficha biográfica correspondiente al entonces entrenador del Barça, se decía lo siguiente: «Cuando estalló el Movimiento Nacional sus padres se trasladaron a Burdeos ( Francia ), y allí Artigas continuó su carrera deportiva jugando con el Girondins donde formaban algunos españoles como Mateo, Urtizberea, Mancisidor, y entrenaba el conjunto francés el prestigioso técnico Benito Díaz». Como se ve, ninguna mención  a aviones republicanos, campos de concentración o exiliados…Y efectivamente, en la temporada 38-39, tras salir de Gurs a instancias del mencionado  Benito Díaz, va a militar brevemente en el cuadro bordelés, pasando en la campaña siguiente al Le Mans Union Club 72, donde le va a pillar otro conflicto bélico, este de dimensiones aún mayores: la Segunda Guerra Mundial.

Continuará jugando al fútbol en el país vecino, derrotado, dividido y ocupado, donde no obstante seguirán disputándose competiciones a nivel regional, y tras la Liberación se integrará en un cuadro bretón, el Stade Rennais, entre los años 1944 y 1949, fecha esta última en la que decide regresar a España, de nuevo de la mano del Tío Benito, sin que al parecer tuviera grandes problemas. Jugará durante tres temporadas en la Real Sociedad, al lado de futbolistas de la talla de Bagur, Ignacio Eizaguirre, Murillo, Marculeta, Ontoria, Pérez, Caeiro, Basabe, Epi, Castivia, Igoa, Barinaga o Alsúa II. Con él en sus filas, los txuri urdin llegarán a la final de la Copa del Generalísimo de 1951, en la que serán derrotados por el Barça (3 a 0), aunque Artigas no se alineará en dicho partido. En total, sumará 70 presencias ligueras con el conjunto guipuzcoano.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

En 1952 atraviesa de nuevo la frontera francesa y da comienzo a su carrera como técnico ocupando el banquillo de su último club galo, el Stade Rennais. En 1955 regresa a España, y entonces su destino será de nuevo el club donostiarra, de cuya preparación se ocupará hasta 1960, consiguiendo mantenerlo siempre en posiciones desahogadas de la zona media de la tabla, salvo en su última campaña como técnico realista, la 59-60, en la que los de «Atocha», clasificados en el puesto decimocuarto entre 16 equipos, se verán obligados a disputar la promoción de permanencia ante el Córdoba, saliendo finalmente airosos. Entonces cruzará de nuevo el Bidasoa y la frontera, y se hará cargo del Girondins, donde realizará una destacada labor por espacio de siete temporadas, alcanzando la final de la Copa de Francia en 1964, y clasificándose como subcampeón de Liga en 1964-65 y 1965-66.

TIEMPOS DE MUDANZA EN CAN BARÇA

Acorralado por un verdadero clamor opositor, Llaudet va a iniciar su última temporada como máximo dirigente barcelonista tirando, una vez más, la casa por la ventana. El club se deshace a precio de saldo de jugadores que no le interesan, en los que ya no cree, y ficha a cambio de elevadas sumas de dinero a valores aun por contrastar. Así, el canario Foncho –que en absoluto había realizado una mala temporada, llegando incluso a ser seleccionado para el equipo nacional, aunque al final no jugara– va a irse al Real Zaragoza, entrenado ahora, curiosamente, por Roque Olsen. Zaballa, el máximo goleador azulgrana en la pasada Liga, Montesinos y Seminario tomarán el camino de la vecina Sabadell (un itinerario que a partir de ese momento va a convertirse en habitual),  Silva retorna a Brasil en el marco de una operación deficitaria, ya que no se pudo recuperar íntegramente el fuerte desembolso hecho por el carioca, y los jóvenes Rodés, Mas y García Castany –un muy prometedor juvenil gerundense, de excelente planta y magnífica técnica– recalarán en Osasuna, a modo de compensación por el fichaje de un destacado jugador pamplonica, el medio Pedro Mari Zabalza.

Del Deportivo de La Coruña vendrá Pellicer, un delantero gallego del que se esperaba que pudiese reeditar los triunfos de sus paisanos Luis Suárez, Amancio o Veloso, y que había llamado la atención últimamente, marcándoles cinco goles a dos rivales tan cualificados como Real Madrid y Español. Otro fichaje de cierto relieve va a ser el del exterior derecho del Sevilla, Oliveros, al que no tardaría en unírsele un futbolista mucho más modesto, Jiménez, un andaluz procedente del Badajoz de Tercera División, que se había proclamado   máximo goleador español de todas las categorías nacionales en la temporada anterior. Como tercer portero el Barça contratará también los servicios del pontevedrés Lucho, e igualmente, y a título de prueba, van a aterrizar en el «Camp Nou» tres jóvenes jugadores paraguayos en calidad de oriundos –es decir, hijos de padres españoles y que aún no habían sido internacionales– Sus nombres: Aranda, Samaniego y Fernández, que a la postre será el único que se quede. Y al frente de ellos y del resto de la plantilla, de manera un tanto sorprendente, Llaudet va a colocar al técnico catalán Salvador Artigas como responsable del primer equipo azulgrana.

El domingo 4 de junio de 1967 el diario El Mundo Deportivo anuncia la contratación de Artigas como nuevo entrenador barcelonista, y publica la siguiente nota oficial emitida por el club:

«El C. de F. Barcelona comunica a sus señores socios y simpatizantes haber llegado en el día de hoy a un acuerdo con don Salvador Artigas, contratando sus servicios de entrenador para la plantilla profesional del club en la temporada 1967-68. El señor Artigas se desplazará a nuestra ciudad el próximo día 12, para firmar el oportuno contrato»

En varios medios franceses se confirma el acuerdo, añadiéndose que el técnico catalán  –»aunque no existe ninguna razón que le obligue a separarse del Girondins, donde es muy apreciado, profesional y personalmente– tiene intereses familiares que le atraen a trasladar su residencia a Barcelona». Por su parte, el presidente Llaudet había comunicado la noticia al Consejo Consultivo del club en el curso de una reunión celebrada el viernes 2 de junio. La decisión de contratar a Artigas la había tomado el propio Llaudet, junto con su Consejo Directivo. El Mundo Deportivo informaba también que las condiciones económicas del nuevo entrenador consistían en el cobro de un millón de pesetas en concepto de ficha, más un sueldo mensual de 25.000 cucas.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas va a llegar a la Ciudad Condal el 11 de junio, a última hora, tras viajar en su automóvil particular  desde San Sebastián, mientras que su esposa, Ana Jato, se desplazaría desde la localidad alicantina de Benidorm (donde el matrimonio poseía otro par de negocios –una zapatería y una peluquería–, que se unían así a las dos tiendas de calzado que ambos regentaban en la capital guipuzcoana), y por el mismo medio de locomoción. El día 13 va a firmar contrato en «La Masía» y será presentado oficialmente a la prensa. Llaudet comunica la noticia a los distintos medios, en el transcurso de un acto en el que también tomará la palabra el decano de los informadores deportivos barceloneses y director de El Mundo Deportivo, José Luis Lasplazas, que glosará tanto sus conocimientos técnicos como «sus valiosas cualidades humanas». El presidente azulgrana contará asimismo que en uno de sus viajes a Milán, realizado con la intención de traerse de nuevo a Helenio Herrera, este le había recomendado el nombre de Artigas, del cual tenía las mejores referencias, como una posible opción para el banquillo azulgrana. Llaudet añadirá que espera que Artigas «haga comprender a la plantilla barcelonista (que teóricamente define como formada por elementos muy buenos), que aparte de ser hombres de clase deben de poner el esfuerzo necesario a que están obligados como profesionales. En tal caso no hay duda que habremos conseguido el objetivo propuesto».

Al ser entrevistado, Artigas confesará que firmar por el Barça constituía el momento culminante de su vida deportiva. Va a reconocer que se tenían depositadas grandes esperanzas en su trabajo, y que confiaba en no defraudar a nadie, añadiendo que «sólo ambicionaba formar con los jugadores y la directiva un sólo equipo, con una dignidad enorme y unos grandes deseos de triunfar y satisfacer a esa gran masa de aficionados, a la corriente de opinión de Cataluña y de cuantos quieren al Barcelona en el mundo entero». También esperaba sacar el máximo provecho de sus nuevos pupilos, conocerlos lo más pronto posible y empezar el trabajo en las mejores condiciones de cara a la próxima temporada, haciéndose una idea de las posibilidades físicas y técnicas de cada hombre. Y finalizaba declarando que su deseo era terminar su vida deportiva en el Barça.

Vicente Sasot va a dirigir al equipo en el Trofeo Ibérico de Badajoz, donde se enfrentará a los portugueses del Sporting lisboeta y a los brasileños del Flamengo carioca, pero antes de partir para tierras extremeñas, el 20 de junio, tendrá lugar en los vestuarios del «Camp Nou» una presentación privada de Salvador Artigas a la plantilla, realizada a puerta cerrada, de riguroso incógnito, sin convocar siquiera a la prensa. Llaudet, acompañado de varios de sus directivos, introducirá al nuevo técnico ante 25 jugadores. Artigas, por su parte, únicamente afirmará que «venía a trabajar con la mayor de las ilusiones, puesto el corazón al servicio del Barcelona» Días más tarde, tras ver en acción a sus chicos en Badajoz (se clasificaron en última posición en el triangular, empatando con los lusos y perdiendo ante los brasileños en un partido muy duro y accidentado), Artigas declarará que «el Barcelona es un buen equipo, no el gran conjunto que todos quisiéramos que fuera», añadiendo lo siguiente cuando se le pregunta por lo que le falta al Barça:

«Lo que le falta al Barcelona todos lo saben. Si queremos que sea este gran equipo hay que cubrir esos huecos. Si, por el contrario, optamos por recurrir a la cantera, echando mano de estos jóvenes valores –y estaba refiriéndose evidentemente, a los Rexach, Pujol, Vidal, Borrás, Mora, Martí Filosía…– que si estoy conforme con todos reúnen unas condiciones estupendas, tendremos que tener paciencia…y aguantar a estos muchachos a que se pulan. A que cuajen. Son los únicos caminos a seguir» Y acto seguido dan comienzo las vacaciones.

SUDANDO LA CAMISETA

En el "Camp Nou" se alza el telón de la temporada 67-68

En el «Camp Nou» se alza el telón de la temporada 67-68

A las órdenes de Salvador Artigas, la plantilla reanuda los entrenamientos el día 3 de agosto, con la siguiente nómina de futbolistas: Sadurní, Reina, Lucho, Benítez, Torres, Gallego, Eladio, Olivella, Torrent –repescado del Sabadell–, Muller, Zabalza, Fernández, Borrás, Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté, Rexach, Rifé, Pellicer, Pereda, Vidal, Pujol, Martí Filosía, Endériz, Jiménez y Zaballa, quien muy pocas fechas antes del comienzo de la Liga firmará por el Sabadell.

Y al igual que el año anterior, la presentación oficial del conjunto azulgrana tiene lugar aprovechando la celebración del II Trofeo “Juan Gamper” (tal cómo se denominaba entonces). Participan, junto con el Barça, el Bayern de Múnich alemán, el Boca Juniors argentino y el Atlético de Madrid, y van a ser los anfitriones quienes finalmente se lo queden, derrotando en el primer partido a los bávaros por 2 a 1, y en la final a los colchoneros por idéntico resultado. El equipo parece hallarse en un buen momento de forma, y tal vez no eran ajenos a ello los métodos de entrenamiento de Artigas, que estaban causando sensación por lo inusuales. Se basaban en el footing campo a través, y también en la utilización de pesas y halteras –que habían quedado arrinconadas en las instalaciones del club desde los ya lejanos tiempos de Brocic–, y a causa de su dureza, el preparador será bautizado popularmente como Mister KO.

Cuando el 1 de Septiembre de 1967 el presidente Enric Llaudet comparece ante la Asamblea General Ordinaria, su posición ya era prácticamente insostenible. Cinco de sus directivos habían presentado la dimisión, y el Consejo Consultivo que se había sacado de la manga, pretendiendo aglutinar a diferentes personalidades barcelonistas, nacía prácticamente muerto, con la renuncia de un hombre tan carismático como Nicoláu Casáus en su primera reunión. La situación de Llaudet era muy precaria debido al fallido “Caso Osés”, y contaba también con una dura oposición, ejemplificada tanto por el activo hombre de negocios Pere Baret, como por el ya citado semanario “RB”, inspirado por su editor Carles Barnils, muy crítico hacia su gestión.

También sudaba de lo lindo "Mister KO"...

También sudaba de lo lindo «Mister KO»…

En la Asamblea, Llaudet no va a tener más remedio que recular y convocar elecciones anticipadas para enero de 1968, y unos días más tarde, en el transcurso de una entrevista concedida al prestigioso periodista Manuel del Arco, anunciará que no piensa presentarse a la reelección, así como su convencimiento de que –en aras de la unidad del club– era necesario que hubiera un único candidato, para no ahondar más en las divisiones internas y tratar de restañar las heridas abiertas en el seno de la entidad. Acto seguido, Llaudet deja el club en manos de una Gestora y se descuelga con algo muy típico de su singular personalidad: marcharse de safari a África. Se abre de este modo una especie de interregno de facto, donde pueden vislumbrarse ciertas maniobras para hacerse con el control del club, pero cobra cada vez mayor fuerza el papel de Narcís de Carreras, un prohombre de la industria textil, el sector que había pilotado ininterrumpidamente la nave azulgrana desde hacía casi un cuarto de siglo. Carreras, un destacado militante de la Lliga en su juventud, y secretario personal y albacea testamentario de Francesc Cambó, el legendario político conservador catalán, poseía una bonita colección de cargos profesionales y civiles (incluido el de Procurador en Cortes por su provincia natal, Girona), pero sobre todo era un hombre muy respetado por el barcelonismo más allá de  facciones y capillas, una figura capaz de aunar voluntades en lugar de restarlas. Había ejercido ya importantes responsabilidades directivas en el pasado, formando parte de las juntas de Agustí Montal i Galobart (1948-52) y Enric Martí Carreto (1952-53), dimitiendo de su cargo a raíz del turbio “Caso Di Stefano”, y también había sonado como presidenciable en los comicios de 1953 y 1961 (en los primeros se dijo que había sido vetado por la Falange, y en los segundos declinó la posibilidad de presentarse). En esta ocasión la cosa parecía ir en serio, y Carreras se perfilaba cada día más como la única personalidad capaz de reconducir la grave situación por la que atravesaba el club.

Y pasando de despachos, conciliábulos y mentideros  para volver  a los terrenos de juego, el Campeonato Nacional de Liga 1967-68 arranca para el Barça el día 10 de Septiembre de 1967, con un difícil desplazamiento a Zaragoza. Artigas va a alinear en «La Romareda» a Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Oliveros, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rexach, quien de este modo debuta oficialmente en competición liguera. El partido resultó emocionante hasta su último suspiro, pues a poco más de un cuarto de hora para la conclusión vencía el Barça por 1-2, con tantos marcados por Fusté y Rexach, pero una gran reacción zaragocista le dio la vuelta al marcador, y los aragoneses terminaron venciendo por 3 a 2. A los azulgranas se les quedó cara de tontos, como acostumbra a suceder en estas ocasiones, y regresaron a la Ciudad Condal de vacío. El juego del equipo no había convencido, pero la semana siguiente iba a deparar un auténtico plato fuerte. Nada más ni nada menos que un derbi Barça-Español en el «Camp Nou»

Y como suele ocurrir en este tipo de enfrentamientos, prevalecieron los nervios y la incertidumbre por encima de la calidad futbolística, que dejó bastante que desear. Tan sólo a ocho minutos del final pudieron los barcelonistas romper el empate inicial, merced a un providencial gol del defensa Gallego. Estos fueron los apurados triunfadores del partido de “la Máxima”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Vidal, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero tampoco pintaban mucho mejor las cosas en la Copa de Ferias, el habitual torneo europeo de consolación para el Barça. Al igual que un año antes, el sorteo le había emparejado con un rival teóricamente inferior, el Zúrich suizo, pero una vez más va a saltar la sorpresa. Los helvéticos se impusieron en su terreno por un claro 3 a 1, ante una formación azulgrana con demasiados jugadores no habituales: Reina; Borrás, Olivella, Torres; Gallego, Torrent; Rifé, Pereda, Zaldúa, Endériz y Jiménez. Zaldúa abrió el marcador (tras serle anulado otro tanto minutos antes), pero los suizos empataron en las postrimerías del primer tiempo, se adelantaron mediada la segunda parte, aprovechándose del bajón físico de los centrocampistas azulgranas, y remacharon su sorprendente victoria en los minutos finales del partido con un nuevo gol, poniendo en evidencia una vez más a la zaga barcelonista.

En el encuentro de vuelta el Barça únicamente fue capaz de vencer por la mínima, gracias a un solitario tanto obra también del navarro Zaldúa, expresando el público su enfado por el deficiente juego del equipo con un masivo lanzamiento de almohadillas. Resultado: eliminados de la competición continental por segundo año consecutivo a las primeras de cambio, y por rivales muy modestos. El malestar y el desaliento comenzaban a cundir nuevamente entre la sufrida afición barcelonista, un año más. Fueron los protagonistas del fiasco: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Casi todos los teóricos titulares, pero ni con esas…

El empate sin goles arañado en «San Mamés», en un encuentro donde las defensas se impusieron a las delanteras y que registró también las expulsiones de Benítez y el bilbaíno Rojo, no fue suficiente para mitigar ese decaído estado de ánimo. Actuaron en La Catedral: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Muller; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Al domingo siguiente el Atlético de Madrid arrancaría un merecido empate del «Camp Nou». La iniciativa fue siempre de los azulgranas, pero los colchoneros, jugando al contragolpe –como a ellos siempre les ha gustado–, se adelantaron con un tanto de Luis, aunque dos minutos después empataría Rexach. Este fue el equipo que presentó Artigas: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Pellicer, Mendonça, Fusté y Rexach.

Las cosas, no obstante, empezarían a mejorar en la quinta jornada, en «Mestalla», donde por fin el Barça cuajó un gran encuentro y derrotó al Valencia por 1 a 2, con goles de Fusté y Mendonça, más otro tanto anulado y un penalty escamoteado por el árbitro. Jugaron –y lo hicieron francamente bien– estos once: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero una semana más tarde tocó sufrir de nuevo ante el modesto Betis, entrenado por el mítico César, al que tan sólo se pudo superar por un raquítico 2 a 1 (Oliveros y Fusté), con la siguiente formación: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Tampoco fue para lanzar voladores, a pesar del positivo cosechado, el empate a uno – Zaldúa y el ex  barcelonista Zaballa– logrado frente al Sabadell en la «Nova Creu Alta», el flamante feudo arlequinado, donde Artigas puso en acción a: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Al Córdoba se le venció también apuradamente en el «Camp Nou» –3 a 2–, con tantos de Zabalza, Zaldúa y Rifé, este último a sólo tres minutos del final, remontando un resultado adverso e introduciendo algunos cambios en el equipo (Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Pellicer, Fusté y Rexach). Pero las cosas volvieron a mejorar en Elche, donde el Barça ganó con solvencia (0 a 2), gracias a sendas dianas de Vidal y Rifé, con un excelente marcaje de Gallego sobre Vavá, el goleador local, y esta alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Vidal, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

El descalabro va a llegar, no obstante, en la visita al «Estadio Insular», donde la Unión Deportiva Las Palmas, el equipo revelación del campeonato, les endosará un severo correctivo a los azulgranas –4 a 1–, aunque  estos no jugaron tan mal, e incluso lograron adelantarse en el marcador con un tanto de Zaldúa. Recibieron la paliza de los canarios: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los platos rotos los va a pagar al domingo siguiente el Pontevedra, que salió goleado del «Camp Nou» por 4 a 0, en un  choque en el que marcaron Rexach –por partida doble–, Eladio y Mendonça. Jugaron los mismo once que habían sido goleados por los amarillos.

Sobre el papel la salida más comprometida de la temporada era la visita al «Santiago Bernabéu», terreno donde el Barça únicamente había obtenido una victoria en Liga en los últimos 18 años. En una noche muy fría, con no demasiado público y televisión en directo, ambos conjuntos –los dos máximos aspirantes al título, con permiso del Atlético de Madrid– presentaron las siguientes alineaciones: por los propietarios del terreno, Betancort; Calpe, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento, y por el Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los azulgranas tenían poco que perder y mucho que ganar, y no les va a ir mal del todo, pues cuajarán un meritorio partido ante el siempre difícil Real Madrid. Se adelantaron en el marcador los blancos, por medio de un discutido penalty que transformó el veterano Gento mediado ya el segundo tiempo, pero Zaldúa igualó la contienda trece minutos más tarde. En definitiva, un excelente resultado, que permitía al Barça mantenerse en el grupo de cabeza, a la zaga del líder, el Atlético madrileño, y en compañía de merengues y canarios.

Y una semana más tarde, en vísperas de Navidad y ante el Málaga, el Barça alcanzaba el liderato, algo que no ocurría desde los albores de la temporada 65-66. No obstante, los de la Costa del Sol opusieron una fuerte resistencia y vendieron cara la derrota, aunque el buen guardameta Américo no pudo evitar el tanto del navarro Zabalza, que daba la victoria a los pupilos de Artigas. El Barça era primero, empatado a puntos con los colchoneros. Un magnífico regalo de Pascuas para todos sus aficionados, con los siguientes once futbolistas haciendo las veces de “Papá Noel”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero ya dice el refrán  que “dura poco la alegría en la casa del pobre”, y el Barça de aquellos años 60, a despecho de su brillante historial y su enorme proyección, distaba todavía de ser el gran equipo de décadas anteriores. El último día de 1967 le tocaba visitar al colista Sevilla, un histórico en horas muy bajas, en horario matutino, y salía del «Sánchez Pizjuán» sin su efímero liderato, y también con la sensible baja de Jorge Mendonça, expulsado por el juez de la contienda –muy protestado– junto con el hispalense Isabelo, con quien había tenido sus más y sus menos. Había marcado primero Lora (un futuro internacional), y ya en la segunda mitad igualó Fusté al convertir un máximo castigo, para ser finalmente el sevillista Bergara quien desequilibrase el marcador a falta de un cuarto de hora para la conclusión, mediante otro penalty. Jugaron los mismos que habían vencido al Málaga siete días antes, y así terminaba para el Barça, futbolísticamente hablando, el año 1967, trescientos sesenta y cinco días más bien parcos en satisfacciones y triunfos.

ENTRAMOS EN EL EMBLEMÁTICO 68

Con la mirada puesta en el inminente relevo de Enric Llaudet como presidente del club, el equipo afronta la primera cita deportiva del nuevo año 1968, frente a una Real Sociedad que, a guisa de ejemplo, había caído en el «Bernabéu» por un aplastante 9 a 1. Era baja Mendonça, sancionado con un partido de suspensión por el Comité de Competición (también Salvador Artigas resultó multado por sus declaraciones al finalizar el encuentro del «Sánchez Pizjuán”), y su puesto iba a ser cubierto por Pellicer, al que acompañaron Sadurní, Benítez, Gallego, Eladio, Torres, Zabalza, Rifé, Pereda –que también reaparecía tras una larga ausencia del once titular–, Fusté y Rexach. El partido no hizo sino confirmar la fama que desde siempre arrastraban los de «Atocha» como equipo ultradefensivo. Los donostiarras saltaron al «Camp Nou» con la única intención de no recibir muchos goles, y tal vez arrancar algún punto, y lo consiguieron, gracias –entre otras cosas– a la portentosa actuación de su joven guardameta Esnaola. El resultado final –0 a 0– constituyó una de las grandes sorpresas del campeonato, y supuso un serio golpe para las aspiraciones barcelonistas de conquistar el título. Pero el equipo se congraciaría con sus seguidores tan sólo una semana más tarde, frente al Real Zaragoza.

Fue aquel un encuentro para recordar. Y no solo por los cuatro goles blaugranas (Mendonça en dos ocasiones, Zaldúa y Rifé) por ninguno de los maños, sino también por la sencilla y emotiva ceremonia que tuvo lugar en sus prolegómenos. El presidente saliente, Enric Llaudet, que unos días después cedería los trastos a su sucesor, Narcís de Carreras, se dirigió al centro del terreno de juego, posó para los reporteros gráficos junto a sus futbolistas, se despidió cariñosamente de su leal capitán, José Antonio Zaldúa, y por último se fundió en un efusivo abrazo con el mandatario entrante, abandonando instantes después el césped con lágrimas en los ojos, aclamado por un público que, si bien le había criticado –y con razón– anteriormente, en aquella hora deseaba premiar, por encima de todo, su innegable entrega e inquebrantable fidelidad al club de sus amores. Actuaron: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça Fusté y Rexach.

Tres días más tarde, el 17 de enero de 1968, en el Salón de Actos del Fomento Nacional del Trabajo, la antigua –y también futura– patronal catalana, tuvo lugar la proclamación de Narcís de Carreras, único candidato, como nuevo presidente del que entonces se denominaba oficialmente “Club de Fútbol Barcelona”. En un acto de 33 minutos de duración, estas fueron las últimas palabras de Enric Llaudet como presidente del Barça: “Es para mí una satisfacción dejar el club en manos de una persona tan barcelonesa, tan barcelonista y tan catalana como es el amigo Carreras. Otra cosa sería que lo tomara una persona que yo no considerara apta para llevar el club. Con el señor Carreras podemos dormir tranquilos. Y nada más. Mi corazón está con vosotros, ahora y siempre”. Del discurso del nuevo mandatario entresacamos algunas frases: “La emoción del momento; la emoción de llegar a la presidencia del Barcelona y la emoción de sentirme al lado de Llaudet y su junta, no es para explicarlo. Vengo con todo aquel entusiasmo que vosotros podéis pedir, porque el Barcelona es algo más que un club de fútbol; el Barcelona es algo que llevamos todos los barcelonistas muy adentro. No encuentro palabras para poder daros las gracias. Solo os hago una promesa: que pondremos todo nuestro esfuerzo y trabajo para que el Barcelona ocupe siempre un lugar destacado. Lo primero será procurar que el equipo gane partidos, porque la fuerza la da el equipo. Por lo demás, vamos a continuar la obra de Llaudet y, como él mismo nos ha pedido, a mejorarla con fe y entusiasmo. Por el Barcelona lo daremos todo. Damos gracias a Llaudet y a su junta por esta realidad que nos ha legado. Nada más. Me despido de vosotros con una sola palabra: ¡Visca el Barça!“

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Posiblemente en este emotivo acto se pronunció por vez primera –si no con esas mismas palabras, al menos con idéntico sentido– una frase llamada a hacer historia: “El Barça es más que un club».

El nuevo Consejo Directivo estaba formado por los siguientes cargos y señores: Presidente: Narcís de Carreras; Vicepresidentes: Miquel Sabaté, Josep M. Sentís y Agustí Montal; Tesorero: Josep Escaich; Vicetesorero: Felix Valls Taberner; Contable: Pere Viladomiu; Vicecontable: Esteve Bassols; Secretario: Marcel.lí Moreta; Vicesecretario: Román La Rosa, y Vocales: José María Azorín, Pere Baret, Miquel Cabré, Raimón Carrasco, Joan Gich, Miquel Granada, Joan Piera, Joan Uriach, Andreu Valldeperas, Josep Vergés y Lluís Viza.

Se trataba de una Junta teóricamente “de unidad”, como tantas veces se había invocado en los últimos meses, en la que iban a tomar asiento destacadas personalidades barcelonistas, representando distintas sensibilidades, con ideas y maneras muy diferentes de ver las cosas ¿Acertarían a recomponer la palpable y evidente fractura social? Eso era algo que sólo el tiempo podría decir. Lo próximo, por lo pronto, era proseguir con las escaramuzas futbolísticas, encaminadas a lograr un título que se resistía pertinazmente desde hacía casi ocho años. Y, de paso, resolver también algunos flecos –como se diría hoy– relacionados con la plantilla. Nos estamos refiriendo, concretamente, al caso de dos jugadores sudamericanos: el brasileño Walter Machado da Silva y el uruguayo Eduardo Endériz. Silva, que había sido cedido al Santos, va a ser traspasado definitivamente al Flamengo carioca. Se cerraba así una operación desafortunada desde el principio, aunque al menos con la recuperación de siete millones y pico de pesetas, más de las dos terceras partes del dinero invertido en su fichaje, pero su breve periplo barcelonista quedaría para siempre en los anales del club como uno de los mayores despropósitos de toda su historia. Y en cuanto a Endériz, un futbolista que tampoco había podido alinearse con asiduidad –aunque en su caso debido a pura mala suerte, en forma de continuas lesiones–, va a ser transferido a un Sevilla que se debatía en la cola de la clasificación, y necesitaba perentoriamente refuerzos que le ayudaran a salir del pozo.

Algo sí había hecho bien Llaudet durante sus dos mandatos: reducir notablemente la deuda, y ponerla en el camino de su extinción. A 17 de enero de 1968, el día que Carreras y su Junta tomaron posesión, la deuda del Barça ascendía a 178.383.853 pesetas –cincuenta y tantos millones menos que en junio de 1961, cuando Llaudet se hizo cargo del club–, y además faltaban por cobrar todavía gran parte de los 226 millones en que se había vendido «Les Corts», con lo que cuando concluyese el pago aplazado de dichos terrenos, y si no se emprendían nuevas aventuras financieras, las cuentas barcelonistas se equilibrarían por vez primera en muchos años.

Ya sin Silva y sin Endériz, el Barça va a afrontar una difícil salida a «Sarriá», para medirse nuevamente con su eterno rival ciudadano. El Español de los Cinco Delfines no era ya el de la temporada anterior –cuando había alcanzado un muy meritorio tercer puesto liguero–, pero a buen seguro que pondría toda la carne en el asador para derrotar a los azulgranas. El partido, en efecto, se desarrolló según el guión habitual en esta clase de enfrentamientos –es decir: nervios y precauciones defensivas, brusquedades y emoción por doquier–, y terminó decantándose finalmente del lado blanquiazul gracias a un solitario gol marcado a los 26 minutos de la segunda parte por el ex barcelonista Cayetano Re, quien se erigía así en el verdugo de su antiguo equipo, del que había tenido que salir por la puerta falsa tras un nebuloso episodio en el que brilló la proverbial falta de tacto del inefable Roque Olsen. La alineación barcelonista fue la misma que se había impuesto contundentemente al Zaragoza.

El Athletic de Bilbao visita el «Camp Nou» el último domingo de enero. Los vascos llegan con su goleador Uriarte y mucha ambición, pues tan sólo se encuentran a cuatro puntos de la cabeza. El encuentro resultó muy complicado para los locales, y se resolvió con un triunfo mínimo por 1-0, marcado por Oliveros, que reaparecía, al rematar de forma magnífica un buen centro de Quimet Rifé. En los últimos compases el árbitro, Antonio Rigo Sureda, del Colegio Balear (que también había pitado el partido de la primera vuelta) expulsó a Benítez y al bilbaíno Sáez por una mutua agresión. El defensa uruguayo –que va a negar que se produjese dicha agresión, declarando que “a partir de ahora tendré que jugar con un lirio en la mano”– será sancionado por el Comité de Competición con cuatro partidos de descanso para que refrenase sus ímpetus. Artigas presentó el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Tras esta jornada el Barça comparte el segundo puesto de la clasificación general con el Atlético de Madrid y la Unión Deportiva Las Palmas, todos con 23 puntos, a tres del líder, el Real Madrid.

El mes de febrero comienza con un gran choque en las alturas. El Barça visita el campo del Atlético de Madrid en un partido que podía ser decisivo para el futuro de sus aspiraciones,  relanzándolas o, por el contrario, frenándolas en seco. La alineación azulgrana fue la formada por Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Un gol de Zaldúa a los 31 minutos de juego, rematando un saque de esquina botado por Oliveros, le va a suponer al Barça dos valiosísimos positivos, amén de permitirle superar –en la tabla y en el goal average particular– a un adversario directo en la lucha por el título. Sin embargo al domingo siguiente, y pese a jugar en casa, al amparo de su público, el equipo no sabrá rentabilizar el pinchazo del líder, que no pudo pasar del empate en el «Bernabéu» frente al Athletic bilbaíno. El Valencia será un hueso demasiado duro de roer, y se va a llevar un punto para «Mestalla». Se adelantaron en el marcador los azulgranas –que pusieron en liza a los mismos once hombres que acababan de triunfar en Madrid– por mediación de Mendonça, pero en el último minuto el valencianista Terol se va a aprovechar de un mal saque de puerta de Sadurní para equilibrar la contienda in extremis. Por consiguiente, continúan los tres puntos de desventaja con respecto a los merengues, pero en la próxima jornada había fundadas posibilidades de menguar esa diferencia, ya que mientras que los de Artigas visitaban la cancha de un Betis vicecolista, los pupilos de Muñoz tendrían que vérselas en el Estadio de la ribera del Manzanares con su eterno rival colchonero, también muy necesitado de puntos.

Pero tan optimistas previsiones saltaron hechas añicos a causa del morrocotudo batacazo que el Barça se pegó en el «Benito Villamarín», el auténtico sorpresón de la jornada. Sobre  un terreno embarrado ambos equipos jugaron abiertamente al ataque, pero los béticos tuvieron su tarde, y llegaron a ponerse con un rotundo 4-1 a su favor, reducido por los catalanes en los últimos minutos. Quino, Rogelio y Landa (2) marcaron por los andaluces, mientras que Fusté de penalty y Zaldúa en dos ocasiones lo hicieron por los barcelonistas, que presentaron la siguiente alineación: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. El Real Madrid, que no pasó del empate en el derbi capitalino, incrementaba no obstante su ventaja a cuatro puntos, y los azulgranas quedaban relegados al tercer puesto por un cada día más entonado Las Palmas.

Entretanto, el Barça se refuerza de cara al futuro. Santiago Castro, interior del Racing de Ferrol y uno de los jugadores más destacados de la Segunda División, es el primer fichaje para la próxima temporada. El defensa condalista Paredes marcha cedido al cuadro departamental como parte de esta operación. Y es también por estas mismas fechas cuando se da carpetazo definitivo al incómodo “Caso Silva”. El jugador, aun perteneciente al Barça, hace un viaje relámpago hasta la Ciudad Condal para formalizar su traspaso al Flamengo. El futbolista aprovecha la coyuntura para agradecer las muchas muestras de simpatía recibidas, pero asegura que no volvería a repetir la experiencia. Y el mes de febrero se despide con otro derbi regional, Barcelona-Sabadell en el «Camp Nou». Los vallesanos se lo pusieron difícil al Barça, y a sólo siete minutos de la conclusión el marcador señalaba un peligroso empate a uno, con goles de Palau –el tanto que abrió la cuenta– y Mendonça. Pero Oliveros y Eladio enmendaron finalmente tan amenazante situación. El once barcelonista (que venció pero no convenció)  fue el siguiente: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Pero sin duda la gran alegría de la jornada se la dio a todos los culés el mismísimo Real Madrid, al caer derrotado en su propio feudo ante el Valencia por 0 a 2, inyectando de ese modo una gran dosis de emoción a la Liga, pues su ventaja con respecto a Barça y Las Palmas se reducía ahora a sólo dos puntos, y con la perspectiva de varios enfrentamientos directos entre los tres conjuntos, sin descartar aún del todo a Atlético de Madrid, Valencia y Athletic de Bilbao.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

En otro orden de cosas, se da ya por hecho –aunque se desmienta oficialmente– el fichaje del seleccionador nacional Domenec Balmanya como próximo secretario técnico del Barça (incluso se baraja la cifra de siete millones y medio de pesetas por cinco años de contrato). Pero el entrañable Mingu no podrá incorporarse a la disciplina azulgrana hasta el día 1 de Julio, justo cuando expira su vínculo con la Federación Española de Fútbol. La noticia es bien acogida por el barcelonismo, ya que el organigrama del club había carecido de dicha figura desde los ya lejanos tiempos de Pep Samitier, quien abandonó el cargo a causa de sus desavenencias con Helenio Herrera a finales de los años 50, frustrándose posteriormente, por diversas razones, tanto la llegada del prestigioso Pedro Escartín como la del polémico Casildo Osés.

El primer domingo del mes de marzo el Barça se desplaza hasta la Ciudad de los Califas para disputar un encuentro trascendental frente a un Córdoba que también se juega mucho. Salvador Artigas va a presentar en «El Arcángel» una alineación que podría calificarse como revolucionaria, pero también de acusado matiz conservador, compuesta por los siguientes once futbolistas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Rifé, Vidal, Mendonça, Zabalza y Pujol. Los andaluces pusieron mucho entusiasmo en la pelea, pero eso no pudo evitar que un gol de Pujol a los 70 minutos diese el triunfo al Barça. El Madrid, por su parte, venció también a domicilio, en el campo del vicecolista Betis. El Elche, un visitante casi siempre incómodo, era el siguiente rival a recibir en el «Camp Nou», y en esta ocasión también va a dar mucha guerra antes de entregar el partido. Marcó primero Mendonça, y empató acto seguido Lico, una de las estrellas ilicitanas. Volvió a adelantarse el Barça con un gol de Vidal, pero nuevamente equilibró el marcador otra gran promesa alicantina, el jovencísimo Asensi (18 años). Finalmente Zabalza y Oliveros establecieron el 4-2 definitivo. Esta fue la alineación azulgrana: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Vidal, Mendonça, Pujol y Rifé. Continúan los dos puntos de ventaja del Real Madrid, y la UD. Las Palmas, también a dos del Barça, iba a ser el próximo equipo que pasase por el «Camp Nou», en un encuentro que se antojaba trascendental para el futuro del campeonato.

Una de rumores…El Sabadell pretende hacerse para el torneo de Copa con los servicios de Torrent, que ya había jugado las dos temporadas anteriores con los arlequinados y que en esta campaña no estaba contando demasiado para Artigas. Y otro más: el Barça está interesado en el lateral del Badalona Franch. A cambio, iría al equipo costeño el defensa condalista Ortí. También se especula con la posibilidad de que el codiciado volante ilicitano Lico pase a un club grande. Se habla del Barcelona, pero su elevada cotización –ocho millones– hace su fichaje poco menos que imposible. Y también por estos días, la gran familia azulgrana va a vestirse de luto a consecuencia de la tragedia acaecida en el hogar del dinámico directivo Pere Baret. En un incendio declarado en el domicilio familiar, situado en la parte alta de Barcelona, fallece su hijo de once años, Jordi. El propio Baret sufre también graves quemaduras.

Llegan los amarillos, dirigidos por el ex madridista Luís Molowny. Los de Artigas, con varias importantes reapariciones, formaron así: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Rexach y Rifé. El Barça va a marcar dos goles en los primeros diez minutos, obra de Zaldúa y Muller, con lo que el partido queda prácticamente decidido. Y si no se logró superar el goal average  favorable a los canarios  por el fuerte varapalo de la primera vuelta, en buena medida fue por culpa de la muy protestada actuación del árbitro de turno, el balear  Rigo –ya todo un viejo conocido de la afición barcelonista en general y de Julio César Benítez en particular–, que pasó por alto dos claros penalties en el área visitante, uno hecho a Zaldúa, y el otro cometido sobre Mendonça. Con este resultado, la cabeza de la Liga echaba chispas. El Madrid se había dejado un punto en «El Arcángel», y ya sólo aventajaba en uno al Barça, con quien tendría que enfrentarse quince días más tarde en el «Camp Nou». El gran sueño de todo el barcelonismo parecía aun posible…

Pero las cosas empezaron a torcerse en el campo de «Pasarón». Decepcionante encuentro del Barça y derrota mínima –1 a 0– frente al correoso Pontevedra. A Artigas se le criticó su planteamiento ultradefensivo, que no se modificó hasta que marcaron los gallegos, pero ya era demasiado tarde. Los barcelonistas –que vistieron camiseta blanca por la similitud de colores con los locales– formaron con: Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Zaldúa, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rifé. Como puede observarse, un equipo plagado de jugadores de retaguardia. El líder, que cumplió con su obligación venciendo al Elche en el «Bernabéu» por 2 a 0, aprovechó el inesperado tropiezo catalán para volver a colocarse con tres puntos de ventaja. Una ventaja que podía ser ya definitiva, pues aunque los azulgranas salieran vencedores en el partidazo del día 7 de abril, todavía seguirían estando a un punto de los blancos, con lo que estos continuarían dependiendo únicamente de sí mismos.

Dos noticias más de estos últimos días de marzo. Por una parte, reseñar el leve accidente de tráfico que sufrió el entrenador barcelonista Salvador Artigas, cuando en compañía de su familia se dirigía en su flamante “Porsche” a Benidorm, localidad alicantina en la que poseía varios negocios y una residencia, y por otra, el anuncio ya oficial del fichaje de Domenec Balmanya, todavía seleccionador nacional, como director técnico del Barça para la próxima temporada. Lo hizo el presidente Carreras en el transcurso de una rueda de prensa convocada en “La Masía”, con la que pretendía inaugurar una serie de periódicos contactos con los medios informativos, para ponerles al corriente de la actividad del club.

LÁGRIMAS…

En la tarde del sábado 6 de abril, en vísperas del trascendental y decisivo partido contra el Real Madrid, el barcelonismo recibió, entre conmocionado e incrédulo, la terrible noticia de la muerte de Julio César Benítez. Víctima de un rápido proceso, que afectó a todos sus órganos hasta producirle un paro cardíaco, el jugador había fallecido alrededor de las 16 horas, en la clínica barcelonesa de la Cruz Roja. La causa del óbito, según se informó, había sido al parecer una intoxicación producida por la ingesta de unos mariscos en mal estado, que el futbolista charrúa había consumido en el curso de una reciente excursión a Andorra, en compañía de su ex compañero de equipo Rodri y las esposas de ambos. En el principado pirenaico ya se sintió indispuesto, pero no le concedió demasiada importancia. Acudió a entrenar el martes, con aparente normalidad, pero empeoró rápidamente, aunque con el tratamiento administrado, y gracias a su fuerte naturaleza, experimentó una evidente mejoría, y el jueves y el viernes se le creyó ya fuera de peligro. En un principio se le diagnosticó una simple urticaria. Sin embargo, el futbolista uruguayo ya había padecido una grave hepatitis años atrás –concretamente en 1963–, que le obligó a guardar reposo absoluto y le tuvo apartado de los terrenos de juego durante varios meses.

En la madrugada del sábado se va a agravar su estado, y a las 6 de la mañana es trasladado a la Cruz Roja. A primera hora de la tarde, los médicos que le cuidaban hicieron público el siguiente parte facultativo: “El paciente Julio César Benítez Amoedo sufre un proceso tóxico infeccioso que ha dado lugar a un cuadro de colapso con manifestaciones purpúricas y fallo renal agudo. Pronóstico: gravísimo”. Poco después, en presencia de compañeros y directivos, dejaba de existir. Al parecer, algunas de sus últimas palabras, fruto del delirio, fueron “Pasa la pelota, Eladio”, “¡Ya es nuestro el partido!”, “¡Faltan cuatro minutos y ganamos dos a cero!” Genio y figura.

La triste noticia se extendió por la ciudad como un reguero de pólvora. Nadie podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Y es que parecía increíble que un deportista joven como Benítez, la imagen misma de la salud y la fortaleza, aquel niño grande de temperamento volcánico en el campo, pero bondadoso corazón fuera de él, pudiera haber muerto víctima de algo tan minúsculo como una bacteria o un virus. Pero las decenas de miles de socios y seguidores culés no tuvieron más remedio que rendirse ante la terrible evidencia al contemplar el cuerpo sin vida del ídolo caído, expuesto en la capilla ardiente que se instaló en el antepalco del «Camp Nou», para recibir el último adiós de sus admiradores, y ante el que desfiló ininterrumpidamente durante 24 horas una ingente cantidad de personas.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Por supuesto, el partido que debía disputarse al día siguiente se aplazó de mutuo acuerdo entre las directivas de ambos clubes, fijándose para el martes día 9. Lo deportivo pasaba así a un segundo plano ante la magnitud del drama humano que se estaba viviendo en Can Barça. Nunca, en los casi 69 años de existencia de la entidad azulgrana, había muerto un jugador en activo, en plena temporada, ni nunca ha vuelto a ocurrir. El sepelio, celebrado el lunes 8, a las cuatro de la tarde, en la Iglesia Parroquial de San Odón, se convirtió –y pocas veces el tópico fue tan cierto y certero– en una impresionante manifestación de duelo. El féretro, cubierto con la bandera azul y grana, fue llevado en hombros por sus compañeros, relevándose, entre el gentío que abarrotaba los aledaños del «Camp Nou», escenario tantas tardes y noches de las proezas futbolísticas del malogrado Julio César. Su madre vino expresamente desde Uruguay. Se calcula que unas cien mil personas siguieron in situ la salida de los restos mortales de Benítez hacia el cercano Cementerio de Les Corts, donde recibió cristiana sepultura. Decenas de coronas, enviadas por los principales clubes españoles y por anónimos aficionados colmaron hasta los topes una flotilla de furgonetas. Fue un acto para recordar, sincero y sentido.

Sin embargo, corrieron por la Ciudad Condal insistentes rumores acerca de la muerte del futbolista, rumores que no coincidían para nada con la versión oficial. Eran historias fantásticas, que hablaban incluso de un asesinato por envenenamiento, relatos más propios de la Serie Negra que de las páginas deportivas, y según  alguna de ellas, el jugador uruguayo habría perecido víctima de una venganza, perpetrada por cuenta de algún personaje importante y poderoso a causa de líos de faldas. Sea como fuere, su propia viuda –una antigua artista de la noche zaragozana– concedería una entrevista muchos años más tarde, al cumplirse el 40 aniversario del inesperado óbito, en el curso de la cual abundaba en la teoría del envenenamiento, añadiendo que al cadáver de su marido se le practicó una biopsia, cuyos resultados no le fueron nunca revelados a ella, y asegurando que este no había comido ninguna clase de marisco. Al margen de esto, diversos testimonios dan fe de que el futbolista no se cuidaba precisamente como correspondería a un deportista profesional. Seguramente jamás sabremos toda la verdad acerca de lo ocurrido.

Elucubraciones aparte, el mazazo que sufrió la plantilla barcelonista fue de una  dimensión tal, que ante la fulminante desaparición del querido compañero se olvidaron por unas horas de todo lo demás, incluido el título que Barça y Real Madrid tenían que dilucidar sobre el cuidado césped del «Camp Nou». Pero la vida sigue, y –como dicen siempre los americanos– “el Espectáculo debe continuar”. De modo que los artistas hicieron de tripas corazón, y se aprestaron a interpretar su papel lo más dignamente posible. La irreparable ausencia de Benítez en el lateral derecho de la defensa fue cubierta, al igual que en otras ocasiones, por el siempre eficaz Antoni Torres, y por lo tanto el Barça saltó al terreno de juego en la tarde-noche del martes 9 de abril con su equipo de gala: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Se guardó, como es natural, un minuto de silencio en memoria del gran ausente, y nunca fue mayor ni más ominoso un homenaje semejante en el coliseo barcelonista.

Cuando por fin echó a rodar el balón, el Barça no tardó en adelantarse en el marcador, merced a un cabezazo de Zaldúa, el bravo futbolista de Elizondo, a los 12 minutos de juego, pero el Madrid empató por mediación de Pirri al filo del descanso, y en la segunda parte ya no se alteraría el resultado, a pesar de la fuerte presión azulgrana. El partido terminó pues en tablas, y los tres puntos de ventaja que mantenía el equipo blanco, a falta de otras tantas jornadas para la finalización del campeonato, parecían ya una distancia insalvable. Y se ampliaron a cuatro en la jornada siguiente, puesto que mientras los de la capital solventaban su compromiso ante el Pontevedra con una victoria, mínima pero suficiente, el Barça –a pesar de jugar muy bien y crear numerosas oportunidades– no pudo pasar del empate en «La Rosaleda» malacitana. Rexach abrió el marcador, pero el brasileño Wanderley (hermano del goleador valencianista Waldo) lo equilibró de nuevo al batir a Reina, que sustituía al habitual arquero titular, Sadurní. Los merengues se proclamaron campeones de Liga por decimotercera vez al domingo siguiente, al derrotar por un apretado 2 a 1 a la UD Las Palmas, mientras que el Barça se aseguraba también prácticamente el subcampeonato por segundo año consecutivo tras vencer holgadamente al Sevilla, al que enviaba a Segunda División merced a dos goles de Zaldúa y otro de Rexach (3 a 0), resultado que aun pudo ser mayor de no mediar varios disparos a la madera. Esta fue la alineación que Salvador Artigas puso en liza frente a los desahuciados jugadores hispalenses: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach.

En la última jornada los azulgranas le devolvieron el empate de la primera ronda a una Real Sociedad que se veía así obligada a disputar la promoción si quería mantenerse en la máxima categoría. Gallego fue el autor del tanto barcelonista, conjunto que formó en «Atocha» con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Zabalza; Rifé, Pereda, Mendonça, Zaldúa y Rexach. Con este resultado, el Barça se proclamaba subcampeón de Liga con 39 puntos, a tres del Real Madrid (15 victorias, 9 empates y 6 derrotas, con 48 goles a favor y 29 en contra). El máximo realizador del equipo había sido Zaldúa, con 12 tantos, mientras que Gallego era el único jugador que se había alineado en todos los partidos. Un año más –y ya iban…– el Barça se jugaría la posibilidad de salvar la temporada en el Torneo del KO. El equipo, ciertamente, había mejorado con relación a campañas anteriores, pues había mostrado una mayor regularidad, y en determinados momentos de la competición pareció incluso capaz de alzarse con el título, pero seguía faltándole ambición y pegada en los instantes decisivos, defectos de los que –polémicas arbitrales al margen– no adolecía su gran rival, el Real Madrid.

Varios jugadores barcelonistas finalizaban sus contratos el día 30 de junio de 1968. Se trataba de Olivella, Gallego, Muller, Fusté, Rifé y Torres. De este sexteto, Muller era quien lo tenía más claro, ya que en dicha fecha quedaría libre, y seguramente colgaría las botas –contaba ya  34 años–, con la intención de convertirse en entrenador. Olivella –32 recién cumplidos– renovaría probablemente por una campaña más, como premio a sus muchas temporadas de fieles servicios al club, y en cuanto al resto, se daba casi por segura la continuidad de todos ellos, dada su edad y su rendimiento. Y en lo tocante al capítulo de refuerzos para el curso siguiente, el Barça va a fichar a Juan García Torres, Juanito, un delantero del Cádiz –del Grupo Sur de la Segunda División–, que jugaba preferentemente por la zona derecha del ataque y al que sus paisanos conocían como el “Amancio gaditano”, pues era todo un ídolo en el «Ramón de Carranza». También se especulaba con la posibilidad de contratar a Palau, goleador del Sabadell y un futbolista que parecía ser del agrado de Balmanya, el nuevo director técnico blaugrana.

…Y SONRISAS

En la entonces denominada “Copa de Su Excelencia el Generalísimo”, al Barça le  toca emparejarse en dieciseisavos con el Sporting gijonés, entonces también oficialmente conocido como “Real Gijón”. El primer partido se va a disputar en el «Camp Nou», y allí, en un encuentro mediocre sin más historia que los goles y la grave lesión del defensa rojiblanco Florín, el Barça  decantará  claramente la eliminatoria a su favor, pues el 5 a 0 final no concedía ya demasiadas opciones a los asturianos de cara a la vuelta. Jugaron: Sadurní; Borrás, Olivella, Torres; Pellicer, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Martí Filosía y Rexach, y marcaron los tantos Martí Filosía –que volvía al equipo titular muchos meses después de su debut–, Rexach, Mendonça, Zaldúa y el defensa visitante Echevarría en propia puerta. En  la devolución de visita a «El Molinón», el Barça presentó una formación con garantías (Reina; Torres, Olivella, Eladio; Zabalza, Torrent; Oliveros, Martí Filosía, Mendonça, Fusté y Rifé), pero en los primeros compases va a saltar la sorpresa, puesto que los locales, con una salida en tromba, se colocaron muy pronto con un claro 2 a 0 a su favor. Sin embargo el partido fue calmándose poco a poco, tal como convenía a los intereses azulgranas, y el Barça pasó a controlar la situación, no obstante lo cual el marcador ya no se movería.

Rexach y Pujol, dos futbolistas que seguían vidas paralelas (ambos tenían la misma edad, procedían de las categorías inferiores y debutaron en el primer equipo con una semana de diferencia), se incorporan al Servicio Militar, y por consiguiente van a ser baja para lo que resta de torneo copero. Por otro lado, el Sabadell se interesa por Torrent, pero todavía no existe acuerdo entre ambos clubes. Y con vistas también a la siguiente temporada, el Barça va perfilando su nuevo organigrama: Joan Gich es nombrado Gerente, y Domenec Balmanya anuncia sensibles cambios en la parcela técnica. El próximo adversario en la Copa será la Real Sociedad, una vez solventada con éxito su promoción de permanencia ante el Real Valladolid. Era novedad en las filas catalanas Pereda, que en las dos últimas temporadas había actuado muy poco por culpa de una inoportuna racha de lesiones. Artigas, antiguo jugador y entrenador realista, pensó que en un campo embarrado –como casi siempre lo estaba el viejo «Atocha»– sería positiva la aportación de Chús, un futbolista formado precisamente en terrenos norteños y pesados (se había revelado en el Indauchu bilbaíno). Saltaron pues al feudo donostiarra los siguientes hombres: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Torrent, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Y la victoria sonrió esta vez al Barça por 0 a 2, marcados por el guardameta local Zubiarraín en su propia puerta y por el resucitado Pereda. En la vuelta, el Barça aplastará a los blanquiazules con un inapelable 6 a 1 (Mendonça 3, Rifé, Pereda y Gallego). Y el sorteo de cuartos de final va a deparar un duelo de históricos que hacía tiempo que no se producía: Athletic de Bilbao-Barcelona, con la ida en el «Camp Nou». Una eliminatoria sobre el papel muy complicada.

Noticias de las categorías inferiores… El equipo infantil del Barça se proclama campeón de España en la fase final celebrada en Málaga, con estos resultados: 2-1 al Sevilla, 5-0 al OJE de Salamanca, 1-0 al Puerto malagueño, y 2 a 0 al Inmaculada de Gijón. Por otra parte el Condal, que militaba en Tercera División, reforzado por el jugador barcelonista Jiménez –y durante la temporada regular también por Martí Filosía–, va a intentar el asalto a la Categoría de Plata del fútbol español, pero es eliminado por el Orense, al perder en la ciudad gallega por 2 a 0, y vencer en el «Camp Nou» por un insuficiente 2-1. Es de reseñar que los orensanos habían ganado absolutamente todos sus partidos de Liga en su grupo de Tercera, una proeza insólita que reflejaron puntualmente numerosos medios de comunicación.

Se celebra el encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa del Generalísimo en el estadio azulgrana. Vence el Barça por un muy esperanzador 3-1, aunque el partido distó mucho de ser un paseo para los catalanes, ya que su tercer tanto no llegó hasta el minuto 89. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Fue precisamente Quimet quien abrió el marcador, para empatar luego el defensor vasco Echeberría, redondeando Oliveros el resultado definitivo con dos oportunas dianas. Chus Pereda, que estaba a punto de cumplir treinta años y parecía atravesar una segunda juventud, cuajó una fenomenal actuación. En la vuelta en La Catedral, el héroe del partido va a ser Salvador Sadurní, que lo paró todo haciendo honor a su nombre de pila, y el Barça siguió adelante en la competición merced al empate sin goles conseguido en «San Mamés»

Por estas fechas se produce otra triste noticia para la gran familia barcelonista. Fallece Modesto Amorós, quien durante la friolera de 46 años estuviera al servicio del Barça como utillero y cuidador del material (siendo sustituido en dicho puesto, al jubilarse, por Claudio Pellejero). Con él se iba un trozo de historia viva del Barcelona, casi medio siglo, y también una gran persona, muy querido por todos los jugadores con los que tuvo estrecha relación. Y en otro orden de cosas, el Real Murcia realiza gestiones –aunque sin éxito– para conseguir los servicios de Borrás y Vidal, al mismo tiempo que aterrizan en el «Camp Nou» una serie de futbolistas, para ser sometidos a prueba: los paraguayos Ferreira y Colman, el goleador leonés García, y el veloz extremo zurdo avilesino Emiliano. Ninguno de ellos se quedaría en el Barça.

Las semifinales de la Copa van a deparar un auténtico plato fuerte a los aficionados, un Atlético de Madrid-Barcelona que para los azulgranas podía constituir la revancha de la eliminatoria del año anterior, en la que habían sido doblemente derrotados por los colchoneros. El primer partido, disputado en el «Manzanares» bajo un fuerte calor, termina con un escueto 1 a 0 favorable a los propietarios del terreno, tanto conseguido a los nueve minutos  de juego por el rojiblanco Luis al rematar de cabeza una falta botada por Ufarte. El resultado podía considerarse francamente benigno para el Barça, que no había hecho un buen partido pero esperaba darle la vuelta a la eliminatoria con el apoyo de su público.

Otro refuerzo más: Juan Carlos Pérez, conocido futbolísticamente como Juan Carlos, centrocampista del Racing montañés, y a quien llamaban “el Pirri de Santander”. Con esta nueva adquisición prosigue la política de fichajes modestos, a la espera de que cuajen en magníficas realidades. Mientras, la cantera catalana le ofrece al Barça un ramillete de jóvenes con un envidiable futuro por delante: el guardameta Mora, el defensa Sanjuan, el interior García Castany, el punta Alfonseda…Y una esplendorosa realidad, sin ir más lejos, es Gallego, indiscutible central de la Selección Nacional, que va a ser galardonado con el Trofeo “Patricio Arabolaza”, instituido por los diarios “Arriba” y “Marca” para premiar la Furia Española.

Se disputa en el «Camp Nou», coincidiendo con la Verbena de San Pedro, el decisivo encuentro de vuelta de la semifinal Barça-Atleti. Fue un choque pleno de nervios y plagado de incidencias, en la mejor tradición copera. En la primera parte se adelantaron los madrileños con gol de Adelardo, poniendo las cosas muy cuesta arriba. Ya mediada la segunda mitad va a producirse la jugada más polémica del partido. Mendonça es objeto de penalty en el área colchonera, por sendos agarrones de San Román y Griffa. La clara falta, que no dejaba lugar a dudas, va a ser señalada por el colegiado balear señor Rigo (un árbitro ya sobradamente familiar para jugadores y aficionados barcelonistas), siendo muy protestada por los visitantes. El máximo castigo lo lanza Fusté, equilibrando el marcador, y muy poco después Zaldúa hace el 2-1 que empata la eliminatoria (en 1968, conviene recordarlo de nuevo, no se aplicaba aún el valor doble de los tantos conseguidos en campo contrario en caso de igualdad). El partido entra entonces en una fase de gran emoción e incertidumbre, hasta que – ya en período de descuento, pues se habían perdido varios minutos en atender y retirar al jugador rojiblanco Iglesias, lesionado– será nuevamente el navarro Zaldúa, entrando al remate de forma harto heterodoxa ¡con la rodilla!, quien consiga el tanto que le da al Barça al pase a la final.

Como es lógico y natural, se desborda la alegría entre los seguidores barcelonistas, que en gran número invaden el terreno de juego para abrazar alborozados a sus ídolos. Es en ese preciso momento cuando tiene lugar un lamentable incidente, ya que la Policía Armada –los tristemente célebres Grises– va a disolver con contundencia –a porrazo limpio, vamos– una espontánea manifestación de júbilo, de carácter estrictamente deportivo, produciéndose las correspondientes carreras y contusiones, algo a lo que el público que permanecía en las gradas responderá increpando a las fuerzas represivas y lanzando masivamente almohadillas, en una escena insólita en nuestros campos, y que de nuevo tiñe de sangre el coliseo blaugrana, al igual que sucediera en «Les Corts» en 1952, en el curso de aquel Barça-Español que pudo degenerar en auténtica catástrofe (y que al parecer se cobró alguna víctima mortal) Pero también va a haber  sus más y sus menos en el mismísimo vestuario de los flamantes finalistas… En esta ocasión, los protagonistas fueron el directivo blaugrana Pere Baret y el ex  presidente de la entidad Enric Llaudet, quien arremetió contra el primero con la intención de agredirle, lo que causó una gran sorpresa entre todos los presentes, a despecho de las malas relaciones que siempre habían mantenido en el pasado ambos personajes.

Sin embargo, incidentes al margen, lo destacable era que –cinco años después– el Barça iba a jugar de nuevo una final de Copa. Claro que en esta ocasión las cosas no parecían tan sencillas como en 1963, cuando se derrotó por un claro 3 a 1 a un entonces bisoño Real Zaragoza y en el propio «Camp Nou», bajo la mirada del Dictador y todos sus dignatarios. En esta oportunidad, el adversario iba a ser nada menos que el Real Madrid, y el escenario del choque el mismísimo estadio «Santiago Bernabéu», un marco nada neutral y bastante más hostil para los azulgranas de lo que lo fuera el feudo catalán para los aragoneses. Y la prensa madrileña, una vez que se conoce que el omnipresente Rigo será el árbitro de la final, tampoco contribuye a rebajar precisamente la tensión, insinuando cierta parcialidad del colegiado balear. Tal era el enrarecido ambiente que le esperaba el Barça en la Casa Blanca  el 11 de julio de 1968.

Pero mientras llegaba el momento de la verdad, la hora de meterse en la boca del lobo y jugarse toda la temporada a una sola carta, el equipo de Artigas ultima su preparación con un par de encuentros amistosos internacionales en el «Camp Nou». El primero sirve como presentación para Juanito, uno de los nuevos fichajes, y tiene como rival a un prestigioso cuadro austriaco, el Rapid de Viena. El resultado es de empate a dos, y el menudo delantero gaditano va a apuntar buenas maneras, marcando uno de los tantos barcelonistas. El otro partido tiene como rival a los portugueses de Os Belenenses, y termina con una clara victoria azulgrana por 4 a 1. En este choque puede alinearse el quinto Carles Rexach, gracias a un permiso concedido por sus superiores militares.

El día 11 de julio, en el «Santiago Bernabéu» y con toda la afición española congregada delante del  televisor, va a disputarse algo más que una final de Copa, uno de esos partidos llamados a convertirse en historia de nuestro fútbol. Y no precisamente por su nivel de juego, tirando a mediocre, sino por el cúmulo de  incidencias que se producirían dentro y fuera del césped, así como por la significación tan especial que tendrá el resultado final. A las órdenes del colegiado balear Antonio Rigo Sureda, puesto en la picota por el madridismo ya antes de que echase a rodar el balón, los dos equipos finalistas saltan al campo con las siguientes alineaciones: por el Real Madrid, Betancort; Miera, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, José Luis y Miguel Pérez, y por el Barcelona, Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach. Actúan como capitanes el cántabro Miera y el navarro Zaldúa, respectivamente.

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería...

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería…

En el Madrid hay ausencias importantes, como las de los habituales titulares Junquera, Calpe, De Felipe –lesionado casi toda la temporada–, y sobre todo su ala izquierda, compuesta por Velázquez y el veterano Gento, mientras que el Barça presenta a su once de gala, ya que a última hora Rexach ha recibido permiso de sus mandos para desplazarse hasta Madrid, lo cual deja fuera de la alineación al andaluz Ángel Oliveros, que venía actuando muy satisfactoriamente durante todo el torneo. El partido se pone muy pronto en franquía para el Barcelona, ya que a los 6 minutos de juego un centro de Rifé es desviado hacía su propia portería por el central madridista Zunzunegui, batiendo involuntariamente a Betancort. A partir de ese momento el equipo blanco se lanzará a un furibundo acoso sobre el portal defendido de forma sensacional –y en ocasiones providencial– por Sadurní, con esporádicos contragolpes del lado azulgrana. El Barça sobrevive como gato panza arriba, y la presión del Madrid se acentúa aún más si cabe en la segunda mitad, período en el que van a producirse algunas jugadas conflictivas dentro del área barcelonista, sobre todo un presunto derribo a Serena que exacerbará de tal forma los ánimos de los seguidores locales, hasta el punto de ocasionar el lanzamiento de numerosos envases de vidrio desde las gradas al terreno de juego, con grave riesgo para la integridad física de los futbolistas. Pero el marcador ya no se  moverá, y el Barcelona va a proclamarse nuevo campeón de Copa tras cinco largos años de sequía de títulos nacionales.

El General Franco hace entrega del trofeo que lleva su nombre a Zaldúa, el capitán azulgrana, pero los jugadores azulgranas no podrán dar la tradicional vuelta de honor alrededor del campo debido a la lluvia de objetos arrojados desde la grada con una total falta de deportividad y civismo, impactando alguno de ellos incluso en la propia copa y abollándola. Pero al parecer aquella cálida noche de julio el mal comportamiento no fue algo privativo de varios centenares –si no miles– de exaltados hinchas madridistas… En el palco de autoridades se va a producir una jugosa anécdota de tintes surrealistas, siempre según testimonios del bando catalán: al finalizar el encuentro con la victoria culé, la esposa del ministro de la Gobernación, general Camilo Alonso Vega, le dice al presidente madridista: ¡Qué pena, Santiago, hemos perdido!” Alonso Vega, tratando de mostrarse diplomático, tercia: “Anda, mujer, felicita al presidente del Barcelona” –por Narcís de Carreras, allí presente–, a lo que doña Ramona Bustelo, ni corta ni perezosa, responde, dejando las cosas aun peor: “Claro, le felicito. Porque Barcelona también es España, ¿no?» A Carreras no le sale del alma otra cosa más que un elocuente no fotem, Senyora ( “no me j…, Señora” )

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

En Barcelona el recibimiento a los triunfadores del «Bernabéu» va a ser apoteósico, como hacía muchos años que no se veía en la Ciudad Condal. En el Aeropuerto de El Prat les aguardaban millares de aficionados, exhibiendo pancartas tan expresivas como una que rezaba “Bienvenidos héroes, supervivientes de la selva virgen”, u otra donde, debajo de una botella, podía leerse ”Arma secreta del Real Madrid”. El partido va a ser conocido desde aquel momento como la Final de las botellas (y hablando de botellas, a raíz de este encuentro la Federación Española de Fútbol va a prohibir la venta de bebidas con envase de cristal en todos los campos del país, pagando el pato, como tantas veces, justos por pecadores). Más tarde, la expedición barcelonista acudirá a la Basílica de La Mercé, a postrarse a las plantas de la Patrona de la ciudad, para terminar su recorrido triunfal en la Plaça Sant Jaume, el tradicional escenario de las grandes solemnidades culés, entre el clamor y los vítores de una auténtica muchedumbre que colapsaba los accesos. En el Ayuntamiento, el presidente Carreras, en catalán, ofreció la Copa a la ciudad y a sus seguidores, respondiéndole el Alcalde, señor Porcioles, también en lengua vernácula. Con posterioridad a este acto protocolario, fueron presentados desde el balcón del Consistorio todos y cada uno de los jugadores del equipo campeón de España, aclamados por su fervorosa hinchada.

Tampoco tenía desperdicio el inefable parte médico que hizo público el Real Madrid después de finalizado el encuentro: “José Luis: conmoción cerebral al recibir una patada de Pereda sobre la apófisis mastoides. Pirri: luxación de la articulación acromion clavicular, por la voltereta que le hizo dar Eladio. Será operado el sábado por la mañana en el Sanatorio Ruber. Serena: contusión sobre el muslo derecho por rodillazo de Zabalza”. Evidentemente, en lugar de tratar de calmar unos ánimos muy exaltados, venía a echar más leña al fuego…

Y con las imágenes de la gesta del «Bernabéu» aún muy vivas en la retina de los aficionados, cae definitivamente el telón sobre la temporada futbolística 1967-68, que para el Barça y el barcelonismo había sido una de las más agitadas de los últimos años, con un relevo presidencial, una trágica desaparición, y un valioso título cosechado en sus postrimerías. Los culés confiaban en que el equipo hubiese enderezado ya su errático rumbo anterior, y esperaban que el trofeo recién conquistado marcara el comienzo de una nueva era de satisfacciones y éxitos deportivos, bajo la batuta del triunvirato Carreras -Balmanya-Artigas. La situación económica del club estaba mejorando, lenta pero perceptiblemente, y la gran inyección financiera que había supuesto la venta de «Les Corts» iba notándose ya en la paulatina reducción de la deuda. Optimismo era lo que se respiraba en este largo, cálido y por tantas razones inolvidable verano de 1968.