El diseño de la cancha de fútbol

Aunque a lo largo del tiempo se han realizado modificaciones a las reglas del juego, con su incorporación siempre se ha pretendido conservar la idea original del balón-pie y así evitar que se desnaturalice la práctica de este deporte.

Al efectuar una revisión de las enmiendas realizadas hasta ahora, se puede apreciar que estas tienen por objeto permitir que el juego se desarrolle de forma expedita, o bien como ha ocurrido en el último tiempo, para favorecer el desarrollo de un juego más ofensivo por parte de los equipos.

A lo largo de la historia del fútbol moderno pocos han sido los cambios que han tenido relación directa con las características del terreno de juego. A pesar de ello, se puede apreciar una evolución progresiva en la configuración del campo de juego desde los inicios del futbol moderno hasta la actualidad.

Algunas características reconocibles en el campo de juego actual son su simpleza, la economía de elementos utilizados, la combinación armónica entre puntos, líneas rectas y curvas, y la síntesis lograda en su diseño, la que permite identificar claramente las partes que la componen, así como la función que cada una de ellas cumple dentro del total.

Como una forma de constatar lo señalado, procederemos a realizar un seguimiento a las distintas modificaciones y/o enmiendas en las reglas del juego que han repercutido directamente en el diseño del campo de juego y que le han permitido alcanzar su composición actual. Para lo cual se han escogido tres instantes en la historia de este deporte, los que se ha estimado representan de buena forma la evolución dentro de este proceso.

Fase 1: Diseño de la cancha según las 14 reglas de 1863

El 26 de Octubre de 1863 se reúnen en Londres representantes de once clubes ingleses, quienes deciden fundar la Asociación de Fútbol (The Football Association) y utilizar las entonces denominadas Reglas de Cambridge (1848) como base para elaborar las primeras reglas unificadas para la práctica del fútbol, con lo cual se llega a un acuerdo definitivo de 14 reglas.

Fase 2: Diseño de la cancha según las modificaciones reglamentarias de 1891

En 1886 se funda la IFAB (International Football Association Board) y se establece como el único organismo legitimado para regular, cambiar y ejecutar las reglas del Fútbol para todo el mundo, situación que se mantiene hasta la actualidad. En Junio de 1891 la IFAB realiza una serie de modificaciones reglamentarias que constituyeron un aporte para el desarrollo del juego.

Fase 3: Diseño de la cancha en la actualidad

Las restantes modificaciones se sucedieron cronológicamente a contar del 1902 en adelante y ellas contribuyeron a finalizar el proceso que culminará en el diseño del campo de juego que conocemos actualmente (2018).

Como complemento  y para ilustrar cada una de las fases a revisar en el presente texto, se estimó conveniente utilizar imágenes con la representación gráfica a escala del campo de juego, lo que permitirá constatar claramente la evolución del proceso entre cada caso.

Fase 1 (Las 14 reglas de 1863)

A continuación se indica lo dispuesto en las primeras reglas de la Asociación de Fútbol en relación con el diseño del campo de juego.

La demarcación del campo de juego sólo se señala con la instalación de unas banderas que se ubican en los vértices del terreno. Aún no se pintaban líneas y no hay indicios de la utilización de otro tipo de marca para designar el campo de juego.

Las porterías estaban definidas por dos postes verticales aislados, con una separación de 7,32 metros (8 yardas) cada uno. No se contemplaba algún elemento horizontal que los uniera, así como tampoco se establecía la altura para cada poste. Tiempo después (1866) se incorpora una cinta o soga entre ambos postes, a una altura de 2,44 metros, con lo que se determina que el gol se consigue al traspasar el balón entre los postes y la cinta.

Cancha01Comentarios Fase 1

A contar de 1863 se instaura un primer trazado para el campo de juego, el cual podemos observar que se reduce a su mínima expresión. Dicho trazado queda definido por la utilización de las cuatro banderas que se ubican en los vértices del rectángulo, las que se constituyen en la única referencia para una percepción de los límites del campo de juego.

A todas luces lo señalado resulta insuficiente para definir el trazado del campo de juego con un rango de percepción o visibilidad mínima necesarios para un desarrollo del juego equivalente al que conocemos hoy en día.

La carencia de líneas referenciales para delimitar el terreno de juego, nos permite vislumbrar una todavía incipiente fisonomía en lo que a definición del campo de juego se refiere. Aunque la mayor evidencia que surge tiene relación con la naturaleza del juego, la cual se vislumbra bastante alejada a lo que hoy entendemos por fútbol. En ese sentido y bajo estas condiciones, para contar con un desarrollo del juego adecuado tiene que haber existido un importante grado de colaboración por parte de los involucrados.

Con la incorporación de unas incipientes porterías definidas sólo por dos postes (similar al rugby), se completa la implementación de los elementos de apoyo requeridos en ese entonces para permitir el desarrollo del juego. La ausencia de travesaño en las porterías se adjudica a que en los inicios la forma de conseguir goles era conduciendo el balón controlado, es decir pegado al pie, por lo que en ese entonces el larguero era innecesario.

Fase 2 (Modificaciones Reglamentarias de 1891- IFAB)

En las modificaciones reglamentarias realizados en 1891 por la IFAB, se incorpora el trazado de las líneas de banda y de meta, para la demarcación de los límites del terreno de juego.

El centro del campo se marca con un punto y se traza un circulo de 9,15 metros (10 yardas) de radio con centro en el mismo punto.

Se definen las porterías con la incorporación de un travesaño como elemento de unión entre los dos postes verticales. La distancia del horizontal al suelo seria de 2,44 metros (8 pies).  Además se comienza a aceptar el uso de la red en las porterías.

Una de las principales novedades de este período se produjo con la introducción de la pena máxima, la cual fue llamada “disparo de la muerte” en sus inicios y posteriormente conocida como lanzamiento penal. Para implementarlo se incorporó el trazado de una línea paralela a la línea de meta, definida como línea penal. Ambas líneas se ubicaron a una distancia de 11 metros (12 yardas) entre sí. También se incluyó una línea segmentada, a 5,5 metros del área penal, que no tenía que ocupar todo el ancho del terreno necesariamente y detrás de la cual debían permanecer los jugadores hasta la ejecución del lanzamiento.

Desde la base de cada poste vertical se trazaba una línea semicircular de 5,5 metros de diámetro (6 yardas) cada una hacia el campo de juego. Con el trazado de ambas líneas hasta su punto de intersección se delimita un sector denominado como área de gol, en forma de una “M” circular. Durante la ejecución del penal el portero podía adelantarse hasta los 5,5 metros señalados por el área de gol.

También se incluyó la demarcación del cuadrante para la ejecución de los lanzamientos de esquina.

Cancha02Comentarios Fase 2

Con la incorporación del rectángulo definido por las líneas de banda y de meta, se incorpora la convención moderna de lo que entendemos por terreno de juego para la práctica del fútbol. Además de que se comenzaba a contar con elementos referenciales adecuados para señalar los límites del campo de juego.

Una de las modificaciones importantes fue que se definiera el arco de fútbol en forma de pórtico, es decir, como un elemento unitario compuesto por dos postes verticales y uno horizontal, ya que ello permitió que los goles se pudieran conseguir por medio de disparos al arco, no siendo ya obligatorio tener que ingresar al arco con el balón controlado. A partir de entonces se da forma definitiva a la razón de ser del juego, al objetivo final por el cual se despliegan los esfuerzos al interior del campo de juego para la concreción de las anotaciones por parte de cada uno de los equipos.

La incorporación de la línea penal para la ejecución de la pena máxima implicaba que el lanzamiento no se ejecutaba desde un punto específico, sino que era preciso ubicar el balón en cualquier posición sobre la línea.

Al menos como una curiosidad quedará el trazado de la línea en forma de “M” que se estableció durante este período para el área de meta. Más allá de constituirse en una referencia por su ubicación en las inmediaciones de la portería, es probable que por la particularidad de su trazado algo perturbador, haya aportado una dosis de confusión al desarrollo de las acciones en ese sector del campo de juego.

Fase 3 (Modificaciones de 1902 a 1988)

Con las modificaciones que corresponden al presente período se completa la configuración de la cancha de fútbol tal como la conocemos en la actualidad:

En 1902 se hizo una revisión a las reglas y se estableció el lanzamiento penal desde un lugar fijo, lo que trajo consigo la incorporación del punto penal ubicado en el eje central del campo de juego y perpendicular a la portería a una distancia de 11 metros. Ya no se justificaba la línea penal, la cual se suprime y por lo tanto se redefine el área penal (área grande), cuyo trazado se realiza ahora en torno a la portería y corresponde a un rectángulo de 16,5 metros de ancho por 40,32 de largo. Estas modificaciones realizadas en torno a la portería impulsaron posteriormente a replantear el área de meta en forma de “M”, la cual es reemplazada por la que también conocemos hoy como el área chica, la que corresponde a un rectángulo de 5,5 metros de ancho por 18,32 de largo.

Se incorporó además una línea en el centro del campo de juego, la cual lo divide en dos partes iguales. En 1937 se incorporan el semicírculo que se ubica al borde del área grande, con centro en el punto penal y con un radio de 9,15 metros (10 yardas).

La utilización de las redes detrás de cada portería se introdujo en 1938.

En 1977 se adoptaron unas marcas a 9,15 metros (10 yardas) de las esquinas de la cancha, utilizadas como referencia para la ubicación de la barrera durante los lanzamientos de esquina, aunque su uso no sería obligatorio.

A contar de 1988 se impuso la obligación de que las porterías fuesen de color blanco.

Cancha03Comentarios Fase 3

Como se puede apreciar en las imágenes, con las modificaciones realizadas a comienzos del siglo XX (1902), prácticamente quedará definido el diseño del campo de juego que prevalecerá hasta la actualidad.

Se incorpora en los extremos del campo de juego un notorio efecto de direccionalidad hacia ambos pórticos. Esto se consigue con la utilización de un trazado que se origina en cada portería, en torno a las cuales se define en primera instancia el área penal, para luego continuar la secuencia con el área grande. Por ello es que la línea central también marca un eje de simetría en el campo de juego y a la vez de separación entre ambas situaciones contrapuestas. Esto se puede apreciar con mayor claridad al comparar por ejemplo, la cancha de fútbol con una cancha de rugby, en la que predomina un trazado basado en la ortogonalidad, a pesar de que en sus extremos también cuenta con postes que se pueden considerar equivalentes a los arcos del fútbol.

En lo que se refiere a la geometría del trazado, la línea central se constituyó en un elemento de apoyo para el círculo central, el que hasta ese momento y de acuerdo al trazado anterior, prácticamente «flotaba» en las inmediaciones del centro del terreno de juego. Desde este momento y con el complemento de la línea central, el círculo se ubica de forma evidente en el centro geométrico del rectángulo.

Con la aparición de una línea ubicada al centro del terreno se incorporó por vez primera un elemento que permitió a los jugadores contar con una referencia para la división del campo de juego en dos áreas equivalentes. Con ello se estableció con claridad el sector dentro del campo de juego que le corresponde a cada equipo y durante el desarrollo del juego, el traspaso de dicha frontera en dirección al arco contrario implica para uno de los equipos el avance desde una posición defensiva a otra ofensiva, mientras que para el otro equipo ocurre exactamente a la inversa, es decir, representa necesariamente un retroceso en sus posiciones dentro del campo de juego.

El actual trazado de la cancha culmina con la incorporación del característico semicírculo que se ubica sobre la línea frontal de cada área penal, cuyo propósito es definir la distancia de los restantes jugadores al momento de ejecutar el lanzamiento penal.

Como se ha podido apreciar en este recorrido, las modificaciones y/o enmiendas en lo que al diseño del campo de juego se refiere no han sido tan numerosas y como en todo proceso de diseño, la mayor parte de los cambios significaron avances, pero algunos de ellos también implicaron retrocesos. Cada una de las etapas analizadas ha sido significativa y han formado parte de un proceso en que a lo largo del tiempo se fue configurando un diseño que hoy en día nos resulta tan reconocible así como consolidado en su configuración.

Notas:

(1) No se incluyen en la presente revisión las reglas que tienen relación con las dimensiones del terreno de juego. Tampoco se incluyen las que tienen relación con la superficie de juego.




El fútbol nació sin penalty

De 1863 data el primer Código del fútbol. Sus históricas 17 reglas configuraron el Reglamento por el que se regiría el deporte del fútbol.

Pero entre aquella normativa que definía todos los aspectos del “football”, aunque en la actualidad nos pueda parecer inaudito, no figuraba el penalty.

Pero, a medida que se jugaban partidos, debido a la dureza y hasta violencia con la que los jugadores defensores se empleaban contra los atacantes del equipo contrario para evitar el goal, no hubo más remedio que poner coto a los desmanes que se estaban alcanzando dando entrada en el Reglamento, en 1891, a la sanción del penalty. Al respecto, consideramos obligada lectura el artículo del Presidente de CIHEFE, Víctor Martínez Patón, sobre la etimología de la palabra, publicado en estos Cuadernos de fútbol en Marzo de 2011.

Dicha figura del penalty, en su principio, solo se contemplaba en estas cuatro faltas sancionables:

a)    Poner zancadilla a un adversario.

b)    Agarrar a un contrario.

c)    Empujar a un adversario.

d)    Jugar intencionadamente el balón con la mano.

Pero, además, era obligatorio que para que el árbitro sancionara al equipo infractor con penalti, tenía que recibir reclamación del bando perjudicado. Esta normativa duró hasta que en la temporada de 1896-1897 quedó la aplicación del castigo a la libre consideración del árbitro del encuentro.

En los albores del fútbol se decía que “…el penalty se ha instituido para castigar brutalidades cometidas dentro del área o para compensar en justicia, las posibilidades de conseguir un tanto frustrado por la intervención vituperable del contrario”. Ahí queda eso.

Posteriormente, en la temporada de 1901-1902, se incluyeron dentro de los hechos sancionables con penalti estos otros dos conceptos:

e)    Saltar sobre un contrario.

f)     Dar puntapiés a un adversario.

En la temporada siguiente se delimitó el área del máximo castigo para en la correspondiente a la 1905-1906 añadir a los hechos punibles lo siguiente:

g)    Cargar en forma violenta o peligrosa.

Finalmente, en 1915 se incluyeron otros casos de penalti:

h)   Golpear a un contrario.

i)     Cargar por detrás a un adversario.

Por otra parte, había un buen número de decisiones oficiales aclaratorias respecto de las nueve faltas concretas que determinaban la sanción del penalti que, al menos, no dejan de resultar curiosas.

Veamos:

“1. Si se cambia el portero sin previa notificación al árbitro, y el nuevo guardameta toca con la mano el balón dentro del área de penalti, deberá concederse un penalti”.

“2. Las reglas de juego están hechas para que existan las menos interrupciones posibles, y los árbitros no deben conceder penalti por infraccionar técnicas supuestas”.

“3. Si un jugador echa intencionadamente la zancadillas a un contrario que se encuentra en posición “offside”, dentro del área de penalti, y que no obstruye el paso ni trata de jugar el balón, será castigado con penalti”.

“4. Cuando un jugador del bando defensor es expulsado del campo por dar un puntapié o un golpe a un contrario dentro del área de penalti, el árbitro está facultado para conceder además un penalti al bando contrario”.

“5. En el caso de que una infracción de las sancionables con penalti se cometiera sobre la línea misma del área, el árbitro concederá el máximo castigo, pues la línea es una continuación del área de penalti”.

“6. Es posible conceder un penalti sin tener en cuenta para ello el sitio donde se encuentra el balón en el momento de cometerse la falta, siempre que la pelota se halle en juego”.

“7. Si antes de haber dado la vuelta completa en el contacto del pie con el balón al tirar un penalti estaba la pelota sin hallarse aun en juego, es preciso repetir el penalti y nunca dar balón neutral por las razones apuntadas”.

“8. En el caso de que el encargado de ejecutar el penalti una vez que el árbitro dio la señal trata de engañar al portero dando, por ejemplo, una patada al aire para luego tirar y marcar, el tanto será anulado y repetido el saque por no haberse hecho en las condiciones de regularidad previstas”.

“9. En caso de necesidad la duración del juego puede ser prolongada a fin de permitir al final del primer tiempo, o fin del partido ejecutar un penalty. Es decir, que la duración del juego debe ser prolongada hasta el momento que el penalti termine de efectuarse”.

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Cuando el reglamento decide el campeón. Las Copas del Generalísimo para juveniles resueltas por lanzamiento de corners y por la edad de la plantilla.

Ida y vuelta, goles con doble valor fuera de casa en caso de empate, prorroga y penaltis: éste es el camino habitual reglamentado que tienen establecidos los equipos en su lucha por ganar los enfrentamientos en los distintos torneos eliminatorios. Sin embargo para llegar a este simple mecanismo  con el paso de los años se han ido probando distintos métodos para decidir un ganador en caso de empate. Desde el más reciente gol de oro, hasta sorteos en bombos, lanzamientos de moneda al aire, disputar partidos de desempate hasta que uno de los contendientes ganara, etc. muchas han sido las formas de elegir el vencedor. Hoy vamos a recordar dos maneras concretas de elegir un ganador en una final de una competición oficial en España. Decisiones extrañas a día de hoy pero sin embargo válidas según el reglamento de la competición en ese momento. En concreto vamos a recordar una final en la cual se decidió el ganador por el mayor número de corners lanzados por uno de los contendientes, mientras que en otra final veremos cómo se le otorgó el título al equipo que tenía la plantilla con la media de edad más joven.

El Campeonato de España de Juveniles, también conocido como Copa del Generalísimo para equipos juveniles, comenzó a jugarse en 1951. A imitación de su hermano mayor, la Copa para equipos profesionales, ésta también se disputaba al finalizar la liga y tenía como aliciente el disputarse la final como antesala de la gran final de la Copa en el mismo escenario que los jugadores profesionales. En esta primera edición llegaron a la final el equipo juvenil del CF Barcelona y el Sueca con victoria clara de los azulgrana por 5-1. Ambos equipos jugaron el 27 de mayo en el estadio de Chamartín, antes de la final profesional entre el Barcelona y la Real Sociedad que ganaron los primeros por 3-0.

Para la edición juvenil de 1952 encontramos una de las primeras incidencias que en posteriores ediciones tendría que ver mucho con el ganador del título. A semifinales llegaron Atlético de Madrid y Barcelona por un lado y Real Sociedad y Plus Ultra por el otro. Los primeros jugarían por la mañana en el viejo Metropolitano, mientras que los segundos lo harían por la tarde en el nuevo Chamartín. Para este campeonato se habían establecido algunas reglas concretas tales como que los partidos tendrían una duración de 70 minutos en dos tiempos de treinta y cinco y lo que más atañe a nuestra historia: en caso de terminar alguno de estos partidos en empate se jugaría al día siguiente una prórroga de 30 minutos en la cual se proclamaría vencedor el que marcara el primer gol. Si transcurrido esos 30 minutos sin que ningún equipo viera puerta, el ganador seria el equipo que tuviera más corners a su favor. Si aun así no se pudiera decidir un ganador, se optaría por declarar vencedor al equipo cuyo conjunto de jugadores alineados sumaran menor edad en total. Hoy se antoja extraño el decidir un campeón de un torneo oficial de esa manera, pero en aquellos años así estaba reglamentado.

CampeonatoJuvenil01En el Metropolitano, una jugada entre Collar, el que fuera histórico capitán rojiblanco, y Moreno colocaba el 1-0 en el marcador que campeó hasta el último minuto de partido, donde el barcelonista Pons logro el empate, lo que a la postre significaba tener que ir a un partido de desempate. En Chamartín, pese a que el Plus Ultra se adelantó por medio de Poyan, el mejor fondo de la Real Sociedad unido a un terreno de juego más pesado, contribuyo a que los realistas le dieran la vuelta al partido en la segunda parte hasta finalizar venciendo por 2-6. Mateos marco el otro gol del equipo asegurador mientras que Laguardia, Huercanos por 2 veces, Sistiaga de penalti, Querejeta y Esnaola, marcaron por los visitantes.

Nuevamente se vieron las caras tras 24 horas rojiblancos y azulgranas en el Metropolitano y esta vez fue más rocambolesco el intentar decidir un ganador. Con bastante público presente, ambos equipos se mostraron muy nerviosos durante el encuentro ante el temor de encajar un gol y perder de inmediato la eliminatoria. Al finalizar el partido nuevamente en empate, esta vez a cero, llegaron las discrepancias. Pese a que se sabía que el finalista seria el conjunto que había lanzado mas corners, se entendía que esto era ejemplo de qué equipo había sido más atacante, cada equipo lo interpreto a su manera y obviamente favorable a sus intereses. El Atleti argumentaba que solo eran válidos los corners de la prorroga recién jugada, que estaba claro que le daba como ganador, mientras que el Barcelona sostenía que la prorroga era una continuación del partido anterior y por ende la suma de corners tenía que hacerse de ambos encuentros, resultado que le daba la victoria. Estaba claro que si no se ponían de acuerdo en esto, era inútil elegir la opción del cómputo global de edades.

¿Y quién era el finalista entonces? Debido a que nadie se puso de acuerdo, el Comité de Competición de la Federación Española tuvo que tomar cartas en el asunto y reunido de urgencia acordó que ambos equipos jugaran al día siguiente un nuevo partido, pero esta vez dejando todo atado y bien atado. Se jugaría un nuevo partido de 30 minutos, con dos tiempos de 15 minutos, donde si persistiera el empate sería vencedor el equipo que hubiera lanzado mayor número de corners en este partido sin tener en cuenta los anteriores. Si aun así persistiera el empate se daría el triunfo al equipo cuyos jugadores sumaran en conjunto menor edad y si por azares del destino, tuvieran ambos conjuntos la misma edad grupal, se decidiría el ganador con el lanzamiento de una moneda. Todo esto se volvería a decidir en un partido a jugar en el Metropolitano pero esta vez a puerta cerrada.

Esto último no gusto al aficionado rojiblanco y madrileño. El público congregado en gran número no entendía por qué no se podía asistir al partido. Los ánimos empezaron a caldearse y llegado el momento los aficionados intentaron entrar forzando una de las puertas del acceso al estadio. Los trabajadores del club, personal federativo e incluso directivos rojiblancos intentaron frenar al público, pero la avalancha fue tal que tuvieron que desistir de ello y finalmente entro al estadio todo el que quiso.

La pasión por el fútbol llevo a los aficionados a forzar las puertas para entrar al estadio.

La pasión por el fútbol llevo a los aficionados a forzar las puertas para entrar al estadio.

En cuanto al partido finalmente hubo ganador de la manera habitual, el Atlético de Madrid derroto 2-1 al Barcelona, aunque por si acaso el primer córner lanzado por los rojiblancos al poco de comenzar casi se celebró en las gradas como si fuera un gol. El primer del partido fue obra de Enrique Collar, quien a pase de su hermano Antonio, disparó a puerta con tal mala suerte para el Barcelona que se le escapó de entre las manos a su portero. En la segunda parte Bosch empata para los azulgranas para poco después marcar Antonio Collar el gol rojiblanco definitivo.

Al día siguiente, con más descanso para la Real Sociedad, esperaba la gran final en Chamartín. A las 16:00 el partido de los juveniles y a las 17:30 la gran final de los “mayores” entre el Barcelona y el Valencia. El partido no pudo ponerse mejor para la Real Sociedad, al minuto de juego marcaba Huercanos quien poco antes del primer cuarto de hora volvería a marcar. Un 2-0 que podía pesar como una losa para un Atleti que había tenido que jugar tantos partidos seguidos. Sin embargo nada más lejos de la realidad, el Atleti se sobrepuso y poco después Collar acortaba distancias antes del descanso y Moreno, 7 minutos después, colocaba el empate en el marcador y dejaba todo como al principio. Tras el descanso, Collar nuevamente, ponía en ventaja al Atleti y a la Real Sociedad no le quedo más camino que atacar pero siempre encontrándose de frente a una defensa del Atleti seria y bien asentada. Los rojiblancos siguieron controlando el partido y finalmente, en otra jugada de los hermanos Collar, llego el cuarto y definitivo que daba el título al Atlético de Madrid después de tantas peripecias.  En la final “adulta” el Barsa de Kubala, César y Basora derrotaba al Valencia de Puchades, Pasieguito y Badenes por 4-2 tras ir a la prórroga.

El Jefe del Estado, Francisco Franco, entrega al capitán rojiblanco Collar el trofeo obtenido.

El Jefe del Estado, Francisco Franco, entrega al capitán rojiblanco Collar el trofeo obtenido.

Con estos antecedentes sobre la reglamentación para elegir al ganador de una eliminatoria, llegamos al Campeonato de 1953. A mediados de Junio se jugaron las semifinales. En el campo neutral de Mestalla, se enfrentaron los juveniles del Real Madrid y del Español, con victoria blanca por 2-0, mientras que en el neutral de San Sebastián, el Barcelona derroto por 2-1 al Astillero de Santander. Una semana más tarde, y como previa de la final de Copa entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao que se disputaba en Chamartín, se vieron las cara Real Madrid y Barcelona.

A las 16:00 de la tarde Moleiro, técnico blanco, salió de inicio con Salazar, Fernández, Mata, Martín, Trujillo, Blanco, Vidal, Sánchez González, Comos, Marsal y Polo; mientras que Llorens, técnico azulgrana, lo hizo con Albadalejo, Martorell, Cruset, Simó, Ascón, Gallito, Vieder, Oliver, Ortoll, Admella y Navarro. Pese a que ambos conjuntos tuvieron de ocasiones para marcar, incluso el Barcelona fallo un penalti, ninguno fue capaz de ello, en un partido muy disputado y que agradó al público presente. Dado el 0-0 final se hacía necesario un nuevo partido de desempate. Pese a que un principio se pensó en jugarlo en el Metropolitano, finalmente se acabó eligiendo nuevamente Chamartín como sede del encuentro dos días después. A las 18:30 saltaron al césped. Un único cambio en el Barcelona, Pares por Vieder, mientras que el Madrid jugo con el mismo once del primer partido. El primer tiempo no fue aprovechado por las delanteras lo que hizo que el centro del campo de ambos conjuntos fuera lo mejor de ambos equipos. En la segunda parte el Real Madrid fue más práctico,  atacó con más profundidad y consiguió acercarse con más peligro que el Barcelona. Entre la defensa y el meta azulgrana impidieron que marcaran los madridistas y varias de esas veces el balón acabó en córner. Poco a poco avanzaron los minutos hasta que llego el pitido final con el marcador sin moverse del 0-0 inicial. Era el partido de desempate y como estaba reglamentado no había más partidos sino que se tenía que decidir el campeón por la cantidad de corners lanzados en ese partido. En ese apartado no hubo color, el Real Madrid lanzo 5 corners contra 1 del Barcelona. Gracias a esa peculiaridad del reglamento, el Real Madrid fue proclamado Campeón Nacional y el vicepresidente de la Federación Española,  señor Tuzón, entrego al capitán madridista el trofeo conseguido.

Y el Real Madrid se llevó el campeonato por lanzar más corners.

Y el Real Madrid se llevó el campeonato por lanzar más corners.

En las siguientes temporadas continuó la tónica de jugar las finales del Campeonato Juvenil antes de la final de Copa y en el mismo escenario donde se jugaba. En 1954 el Plus Ultra, filial madridista, derroto 2-1 al Español en Chamartín; en 1955 la Real Sociedad venció 2-0 al Español; para 1956 el Atlético de Madrid fue el primer equipo que repetía título por primera vez, al golear 4-0 al Real Zaragoza en Chamartín. Para 1957 hubo un cambio de la ubicación de la final de Copa de los profesionales, al enfrentarse el Barcelona y el Español tenía más sentido ubicar la final en Barcelona. El campo elegido fue Montjuich, pero sin embargo la final juvenil se optó por llevarse al estadio de Sarriá en sesión de matinal donde el Real Murcia goleo por 6-1 al Txori-Erri de Bilbao. Por la tarde, en Montjuich si se hizo la entrega de la Copa al capitán del Murcia. Al año siguiente, de vuelta en Chamartín, el Atlético de Madrid gana su tercer título derrotando al Alicante por 2-1.

Llegamos a junio de 1959. Hasta semifinales llegan Sevilla y Real Madrid por un lado y Galdácano y Barcelona por otro. En la ida en el Sanchez-Pizjuán se produce un lleno espectacular que desbordo todas las expectativas llegando incluso a quedarse público sin poder acceder al estadio, y eso que estamos hablamos de un partido de juveniles. El Sevilla no defraudo a su afición y en una muy buena segunda parte dejó prácticamente encarrilada la eliminatoria al vencer 3-0 a los madridistas.  Por su parte el Barcelona en San Mames, logró imponer su superioridad y derrotó al conjunto vasco por 1-3. Una semana más tarde, el Barcelona logra derrotar nuevamente al Galdácano por 4-1 y se clasifica para la final. En la otra semifinal, disputada en el Bernabéu, el Sevilla se atrincheró en su área para defender el resultado y aprovechar la contra para crear peligro. La táctica surtió efecto y el Real Madrid no pudo remontar, se tuvo que conformar con ganar por 1-0.

De antemano se avisaba lo que podía suceder en caso de empate sobre el césped.

De antemano se avisaba lo que podía suceder en caso de empate sobre el césped.

Bajo un calor sofocante y como previa de la final de Copa del Generalísimo entre el Barcelona y el Granada, los equipos juveniles de Sevilla y Barcelona saltaron al césped de Chamartín para dilucidar en 70 minutos, recordemos que esta era la duración de los partidos en esta competición,  quién sería el campeón de España de esta categoría. El Sevilla jugo de inicio con Carmet, Carmona, Marín, Rico, Flores, Vergara, Aragón, Ramoncito, Castro, Díaz y Breval. Por su parte el Barcelona lo hizo con Sadurní, Villar, Arruebo, Marín, Ruiz, Teixidor, De la Fuente, Domínguez, Fusté, Escolá y Toll. Pese a que la igualdad fue la nota predominante del encuentro, el Barcelona consiguió irse al descanso con victoria momentánea debido al gol de Domínguez. En la reanudación el Sevilla estiró sus lineas y comenzó a dominar el encuentro con más claridad para poco a poco darle la vuelta al marcador con sendos goles de Ramoncito y Díaz. El Sevilla se vio con los deberes hechos y dejó la intensidad con la que estaba jugando para ir cediendo ante el Barcelona quien volvió a empatar a 8 minutos del final, nuevamente por medio de Domínguez. Con el pitido final se retomaba la incertidumbre y se abría un nuevo envite para dentro de 2 días.

CampeonatoJuvenil06Para el partido final ambos equipos jugaron con los mismos onces, a excepción de la portería azulgrana que esta vez fue defendida por Rodri en lugar de Sadurní.  Poco público en la nocturna de Chamartín que no salió aburrido aunque si indignado por el resultado. Al igual que en el primer partido, el Barcelona volvió a adelantarse en el marcador. Esta vez una salida en falso hacia un balón que no consiguió atrapar, se transformó en un centro de Domínguez hacia Escolá para que este no perdonara. El Sevilla buscó con apremio el empate, pero en la ocasión más clara de la primera parte Flores fue sujetado al ir a rematar por un defensa culé en un penalti que no vio el árbitro. Para más desgracia sevillista al empezar la segunda parte, otro fallo del meta andaluz propició el segundo gol del Barcelona obra de Toll. La reacción sevillista fue fulminante. Saque de puerta y jugada trenzada sevillista que pasa por todos los jugadores sin que ningún rival culé la obstaculice hasta que Díaz de cabeza la aloja en las mallas de Rodri. En las gradas se desató una larga ovación y el flamear de pañuelos. Esto catapultó al Sevilla quien asedio la meta culé en pos de la victoria que le fue esquiva. Tan solo en el último minuto de partido, Aragón logro empatar la contienda y pocos instantes después el árbitro pitó el final del partido. El reglamento estaba claro y a partir de ese momento comenzaron las sumas de las edades para dar con un ganador. Los jugadores del Sevilla dieron una suma total de doscientos diecinueve años, once meses y seis  días, por su parte la los barcelonistas dieron un total de doscientos diecisiete años, once meses y veinte días. El titulo se iba para la ciudad condal en medio de una bronca del público presente que entendía que no era lo correcto pese a lo que marcaba el reglamento.

CampeonatoJuvenil07A distancia de tantos años puede parecer extraño la manera en la cual se resolvieron ambos campeonatos, de la misma manera que a los jugadores de los años 40 les podría parecer raro el tener que jugarse un título a lanzamientos de penalti, los 3 cambios por partido o el sistema de tarjetas amarillas y rojas. Los reglamentos se han ido modificando, para bien o para mal, y nos dejan para el recuerdo estas historias que ahora vemos un poco extrañas.




Sistemas de clasificación en España a lo largo del tiempo

En un principio, la clasificación se establecía exclusivamente en base a los puntos obtenidos por cada equipo (2 puntos por victoria, 1 por empate, 0 por derrota), sin tener en cuenta para nada los goles marcados o encajados por cada equipo. Si dos o más equipos quedaban empatados a puntos, había que jugar partidos de desempate entre ellos para resolver la igualdad.

De cara a la temporada 1927-1928, la RFEF introdujo lo que entonces se llamó el “goal-average”, pero dio libertad a las Federaciones Regionales para seguir utilizando el sistema antiguo. Así, durante dos o tres años nos encontramos con algunos Campeonatos Regionales que se resuelven por puntos y otros que lo hacen por “goal-average”. Sin embargo, todas las competiciones de carácter nacional (la Copa y desde la temporada 1928-1929, la Liga) ya utilizan el “goal-average”.

En sus primeros años, el “goal-average” se aplicaba del siguiente modo:

  1. Los equipos se ordenan por puntos (siguen siendo 2 puntos por victoria)
  2. Si dos equipos quedan empatados a puntos, se miran los enfrentamientos directos entre ellos, y queda primero el que más goles hubiese marcado en dichos enfrentamientos. Si los dos han marcado los mismos goles, se acude al “goal-average” general, es decir el cociente entre los goles marcados y los goles encajados por cada equipo en todos los partidos disputados. Si aún así sigue habiendo igualdad, hay que recurrir a partidos de desempate.
  3. Si quedan más de dos equipos empatados  puntos, hay que recurrir a la llamada “liguilla particular”, consistente en hacer una clasificación teniendo en cuenta solamente los partidos disputados entre los equipos empatados. Los equipos se ordenan por puntos conseguidos en esta liguilla particular y, en caso de igualdad, por el cociente entre goles marcados y encajados, contando solamente los de la liguilla. Si sigue habiendo igualdad, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición. Si todavía siguen igualados, hay que recurrir a partidos de desempate.

Esta fórmula se aplica hasta la temporada 1952-1953 incluida. A partir de entonces, se introduce la siguiente variación en el punto 3, es decir, en la “liguilla particular”:

  1. Si quedan más de dos equipos empatados  puntos, hay que recurrir a la llamada “liguilla particular”, consistente en hacer una clasificación teniendo en cuenta solamente los partidos disputados entre los equipos empatados. Los equipos se ordenan por puntos conseguidos en esta liguilla particular. Si quedan equipos empatados a puntos dentro de la liguilla, se procede según cuál sea el caso:
    1. Si los equipos empatados son dos, se miran los enfrentamientos directos entre ellos dos y queda delante el que más goles haya marcado. Si así no se deshace el empate, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición, y si ahí también hay igualdad, hay que jugar partidos de desempate.
    2. Si los equipos empatados son todos los que participaban en la liguilla particular, se ordenan por el cociente entre goles marcados y encajados en esta liguilla particular. Si sigue habiendo igualdad entre algunos de ellos, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición, y si algunos siguen igualados, hay que  recurrir a partidos de desempate.
    3. Si los equipos empatados son más de dos, pero no son todos los que formaban la liguilla particular, se recurre a una nueva liguilla particular entre estos equipos empatados, con tratamiento idéntico a ella. Así puede ser necesario a recurrir sucesivas veces a dicha liguilla particular, según se vayan desempatando unos equipos y sigan igualados otros.

Como se puede ver, se ha dotado al desempate por liguilla de una recursividad, si bien hay que hacer notar que a la hora de mirar el cociente de goles solo se mira el de la liguilla de último nivel y, en caso de igualdad, se mira el cociente de goles general, sin tener en cuenta los de las liguillas de niveles intermedios.

Por ejemplo: supongamos una liga de veinte equipos, de los que cinco acaban empatados a puntos. En la liguilla particular entre los cinco (nivel 1), uno queda “desempatado” y los otros cuatro siguen empatados a puntos. Vamos a la liguilla particular entre los cuatro (nivel 2), y siguen empatados a puntos todos ellos. Miramos el cociente de goles de esta liguilla de nivel 2 y, si sigue habiendo igualdad, miramos directamente el cociente de goles global, sin mirar el cociente de la liguilla de nivel 1.

Este sistema estuvo en vigor hasta la temporada 1986-1987 (la de la mal llamada liga de los play-offs). A partir de la temporada 1987-1988 se reemplazó el cociente por la diferencia de goles (goles marcados menos goles encajados, en lugar de goles marcados entre goles encajados). El resto de condiciones de la clasificación siguió exactamente igual, incluidas las liguillas particulares a varios niveles.

La siguiente modificación se produjo a partir de la temporada 1995-1996 y consistió en que a partir de esa temporada las victorias otorgasen tres puntos en lugar de dos. Es una modificación que ya se había implantado anteriormente en las ligas de otros países o incluso en el Campeonato del Mundo (desde 1994), y que entró en vigor para las competiciones europeas también en la temporada 1995-1996.

La última modificación hasta la fecha se produjo en la temporada 2004-2005, y consistió en que si dos o más equipos siguen empatados después de aplicar todos los criterios anteriores, se clasifica primero el que más goles haya marcado en toda la competición. Es decir, cuando hay igualdad en la diferencia de goles general, se acude al número de goles marcados. Esta condición no se tiene en cuenta en las liguillas particulares; solamente en el total de la competición.

Adicionalmente, después de todo lo anterior, los últimos Reglamentos de la RFEF incluyen como criterio para deshacer desempates la clasificación del “Juego Limpio”. Es una medida que nunca se ha tenido que utilizar en una competición en categoría nacional.

Resumen cronológico:

  • Hasta 1927: Clasificación solo por puntos (2 puntos por victoria, 1 por empate).
  • 1927 a 1953: Se tiene en cuenta el “goal-average” (cociente de goles) y la liguilla particular a un nivel.
  • 1953 a 1987: Se amplía la liguilla particular a tantos niveles como sea necesario.
  • 1987 a 1995: Se cambia el cociente de goles por la diferencia de goles.
  • 1995 a 2004: Las victorias pasan a valer tres puntos.
  • 2004 hasta ahora: En caso de igualdad, se tiene en cuenta quién ha marcado más goles en el total de la competición.

Nota final:

En las clasificaciones de una competición no finalizada, los criterios de desempate entre dos o más equipos (enfrentamientos directos entre dos o liguillas particulares) solo se aplican cuando ya se han jugado todos los partidos entre los equipos implicados.




La tarjeta blanca en el fútbol español

TarjetaBlanca01¿Por qué usar tarjetas?

El uso de las tarjetas en el fútbol nació como necesidad en 1966 durante la disputa del Mundial de Inglaterra, en concreto en el partido de cuartos de final que enfrentó a los anfitriones con Argentina. Hasta entonces, los árbitros amonestaban o expulsaban a los jugadores y entrenadores verbalmente, y así lo hizo el colegiado Rudolf Kreitlein con Bobby y Jack Charlton, pero parece que nadie se percató, ni en el campo ni en las gradas, de las sanciones. Fue entonces cuando un destacado ex árbitro inglés, Keneth George Aston, pensó en un sistema que evitara cualquier malentendido, naciendo de esta forma las tarjetas. Empleó el sistema de señalización de los semáforos: el amarillo precaución y el rojo peligro, es decir, expulsión. Otro de los motivos por los que se recurrió a este método fue para salvar las dificultades lingüísticas que podrían provocar las amonestaciones verbales en partidos internacionales, donde fácilmente pueden concurrir tres idiomas sobre el terreno de juego: los de los dos equipos y el del colegiado, de distinta nacionalidad a ambos.

Este sistema se utilizó por primera vez en el Mundial de México celebrado en 1970, con el soviético Kakhi Asatiani ostentando el dudoso honor de ser el primer futbolista al que se le mostró una tarjeta amarilla y el chileno Carlos Cazely el primero en ver la tarjeta roja, además de forma directa. Aunque las tarjetas no eran de uso obligatorio inmediato, fue después de esta Copa del Mundo, a mediados de la temporada 1970/71, cuando todas las federaciones empezaron a aceptar la implantacióndel mismo sistema en sus respectivos campeonatos; pero tal y como se dice ‘Spain is different’, y en las competiciones españolas se comenzaron a utilizar la tarjeta blanca para amonestar y la tarjeta roja para expulsar.

Llega la tarjeta blanca a España

Entre el saber popular existen muchas teorías de cómo funcionaba esta tarjeta blanca. Algunos hablan de que cuatro tarjetas blancas equivalían a una roja, otros que era la precursora de la tarjeta amarilla en los partidos, como una amonestación de carácter más suave y muchas más teorías. Por si fueran pocas, en 2014 el presidente de la UEFA, Michel Platini, propuso el uso de una tarjeta blanca que significara la expulsión temporal de un futbolista durante un periodo de unos 10 minutos. Pero lo cierto es que la tarjeta blanca era como la tarjeta amarilla, idéntica frente al reglamento; una tarjeta blanca servía como amonestación y dos cartulinas de este color en un mismo partido equivalían a una tarjeta roja.

Así lo comunicó la Federación Española de Fútbol el día 15 de enero de 1971, atendiendo a las peticiones de los árbitros,tal y como se recoge en la prensa, donde se explica que el Comité de Competición decidió autorizar al Colegio Nacional de Árbitros la implantación de este sistema de tarjetas. Desde entonces aparece en las incidencias de todas las crónicas de partidos en el fútbol español.

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Quini, el primer futbolista en recibir tarjeta blanca en Primera División

No fue hasta nueve días después, el 24 de enero de 1971, en la disputa de la Jornada 19, cuando se viera la primera tarjeta en Primera Divisiónpara amonestar a un futbolista.Fue en el campo de Sarrià durante la disputa de un Español – Sporting de Gijón, y la vitola de ser primer árbitro de la categoría de oro del fútbol españolque se echó la mano al bolsillo para sacar una tarjeta recae sobre Balaguer García, del colegio mallorquín, que lo hizo para amonestar a Enrique Castro ‘Quini’ en un lance del encuentro por las continuas protestas del Brujo al trío arbitral.

Peculiar forma de estrenar el tarjetero, pero a Quini le jugó una mala pasada la juventud, puesto que contaba con tan sólo 21 años en la que fue su primera temporada en Primera División. Esta fue además la primera amonestación –tanto verbal como mediante tarjeta- de las 14 que recibió el Brujo a lo largo de sus 19 temporadas en activo.

TarjetaBlanca04No obstante, esta amonestación a Quini no fue la primera que se vivió en el fútbol español profesional. Este honor recae sobre Julián Riera Navarro, defensor del San Andrés, y es que en la mañana de aquel 24 de enero se disputó también la jornada de Segunda División, comenzando a las 11:45 horas el San Andrés – Burgos y a las 12:00 horas el Mallorca – Moscardó. Según la hemeroteca, Riera fue el primer amonestado de su partido donde hubo otras tres tarjetas blancas más, mientras que Villaverde, del Moscardó, fue el primer amonestado del suyo en el minuto 64, es decir, cuando en Sant Andreu se llegaba al minuto 79 aproximadamente. Esto nos hace suponer que fue Riera el primer futbolista que vio una tarjeta blanca en el fútbol español, mostrada por el árbitro Luis María Juango Ruíz.

Las crónicas de la época nos hablan del buen recibimiento que tuvieron en su estreno las tarjetas blancas, en especial entre el público.

TarjetaBlanca05¿Por qué el color blanco?

El fútbol mundial funcionaba con la tarjeta amarilla y la roja, salvo el fútbol español. No está muy claro el por qué la Federación Española de Fútbol optó por este color yendo a contracorriente del resto, pero Andrés Ramírez, quien fuera secretario general de la Federación, tiene la clave. Al parecer, Ramírez no pudo acudir al Mundial de México por problemas profesionales, algo en lo que influyó el hecho de que la selección española no lograra la clasificación en la fase previa, por lo que tuvo que seguir el torneo por televisión. En 1970la mayoría de los televisores todavía eran en blanco y negro y el de su casa no era una excepción, por lo que así fue como vio los colores de las tarjetas desde su domicilio, tomando por equivocación el amarillo como blanco. Fue por este peculiar motivo por el que se implantaron las cartulinas blancas por decisión del organismo federativo a partir de entonces.

Pero la Federación Española no podía ir contra el mundo eternamente en este aspecto, y fue en verano de 1976 –cinco años después de su implantación- cuando decidieron adaptar la normativa internacional y traer las tarjetas amarillas al fútbol español. En septiembre de aquel mismo año, el presidente del Comité Nacional de Árbitros de España, José Plaza, anunció este cambio para las competiciones españolas, siendo la temporada 1976/77 la primera en la que se sacaron tarjetas amarillas en el fútbol español, siendo el primer futbolista en recibir esta sanción Diego, de la Real Sociedad, en el partido inaugural de la temporada frente al Real Zaragoza a los 12 minutos “por violencia” el 4 de septiembre de 1976. Un dato curioso es que durante todo este tiempo, los equipos españoles que disputaron competiciones europeas veían cómo a sus jugadores les mostraban tarjetas blancas en España y amarillas en Europa.

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 Para entonces, el término “tarjeta blanca” ya había calado en el vocabulario popular, sin distinción entre aficionados y periodistas. Tanto fue así que se empleaba para columnas de opinión –como vemos en ‘Marginales’ del diario ABC- e inclusoalgunos periodistas continuaron empleando este término mucho después de que la cartulina se coloreara de amarillo en el fútbol español, encontrando crónicas de una década después en la que todavía se habla de la tarjeta blanca como método de sanción.

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Sí, la tarjeta blanca existió en el fútbol español y, a pesar de hacerlo de forma anecdótica durante un lustro y de que la memoria colectiva se haya olvidado de ella, sirve para dejarnos alguna anécdota como su origen, el hecho de que a la Federación le costó cinco años rectificar su decisión, que los futbolistas que disputaron competiciones internacionales pudieran ver cartulinas de tres colores a lo largo de las temporadas: blanca, amarilla y roja, o para conocer que el primer futbolista del fútbol español profesionalen ser amonestado mediante una tarjeta blanca fue, presumiblemente, Julián Riera, defensor del San Andrés, mientras que el pionero en la Primera División fue Enrique Castro ‘Quini’ (Sporting de Gijón) en 1971 y el primero en hacerlo con una tarjeta amarilla fue Diego (Real Sociedad) en 1976. Una anécdota más del fútbol español que tampoco debe caer en el olvido.

Referencias:

–          González, Luis Miguel (2013). Las mejores anécdotas de árbitros. Barcelona: Editorial Esfera.

–          Hemeroteca de ABC

–          Hemeroteca de Diario As

–          Hemeroteca de El Mundo Deportivo

–          Hemeroteca de La Vanguardia

Agradecimientos:

A José Hernández Armenteros y Luis Javier Bravo Mayor por su inestimable ayuda.