Los Magníficos del Real Zaragoza

Las últimas décadas del fútbol español han estado marcadas por un claro dominio de equipos con presupuestos ciertamente exuberantes, que apenas han permitido al resto de conjuntos poder pelear por la mayoría de entorchados. Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid principalmente y algunas etapas, temporales pero exitosas, de Valencia, Sevilla y Deportivo de la Coruña han copado prácticamente todos los títulos ligueros y coperos sin dejar apenas opciones a los modestos.

Por este motivo es difícil pensar, sobre todo para los más jóvenes, que hubo una etapa donde el fútbol no era el negocio multimillonario que representa hoy en día, y que algunos equipos ubicados en grandes ciudades del país, conseguían retener a sus estrellas sin que se produjeran los éxodos masivos actuales que acaban con los jugadores más prometedores aprovechando las grandes cantidades monetarias que pueden ofrecer los principales equipos. Un tiempo pasado donde existía un componente de igualdad y de lealtad, que hacía que muchos futbolistas pudieran iniciar y acabar sus carreras en el mismo equipo, dándole al fútbol de la época una dosis de romanticismo que actualmente se encuentra en un claro peligro de extinción.

Este es el caso de dos jugadores españoles que se convirtieron en leyenda del fútbol nacional de la década de los 60 sin jugar en ninguno de los denominados “Grandes” de nuestro país, llegando a participar activamente en la Selección Española y con un papel protagonista en los éxitos de aquel conjunto: Marcelino Martínez y Carlos Lapetra. Lejos de los focos de Madrid y Barcelona, ambos jugadores llegaron al primer equipo del Real Zaragoza a principios de los 60 integrando el mejor equipo que se recuerda en la capital maña y consiguiendo alzarse con los primeros títulos de la entidad.

Una década prodigiosa

La historia del Real Zaragoza como institución comenzaba a principio de los años 30, a partir de la unificación de los dos equipos precursores que subdividían la realidad futbolística de la ciudad. Sin embargo, habría que esperar tres décadas para presenciar la consolidación de un equipo puntero en cuya plantilla militaban varios de los mejores futbolistas de la época que hicieron las delicias del ambiente futbolístico de la capital zaragozana.

Aunque pocos podrían augurar que uno de los grandes estrenos cinematográficos de la época, como lo fue la película “Los Siete Magníficos” dirigida por John Sturges y protagonizada por Steve McQueen entre otros, sería clave de inspiración para nombrar a los legendarios futbolistas del Real Zaragoza en la década de los 60. Así surgió el apodo de “Los Cinco Magníficos” para bautizar al equipo integrado por: Canario, Santos, Villa, Marcelino y Lapetra; acompañados de otros jugadores internacionales con la selección española como Reija.

Un equipo surgido a partir del capital resultante tras la venta del antiguo campo del Torrero, que consiguió reunir en su plantilla a jóvenes talentos procedentes de diversas zonas de la geografía nacional y otros jugadores extranjeros ya consolidados de en la liga española. Así llegaron Reija y Marcelino procedentes del Deportivo de la Coruña y del Racing de Ferrol, Lapetra que dio el salto procedente del Guadalajara y los ex jugadores del Real Madrid: Villa y Canario.

Fue a partir de 1960 cuando comenzó a configurarse esta quinta con las llegadas de Reija, Marcelino, Lapetra y de un peruano llamado Juan Seminario que sería capaz de alzarse con el trofeo Pichichi con 25 goles en la temporada 61/62, imponiéndose a delanteros míticos como Ferenc Puskás. A todos ellos se unieron en la temporada 62/63, un joven tinerfeño de 22 años llamado Eleuterio Santos que despuntaba y de qué manera en el equipo de su ciudad; y el sevillano criado en la cantera del Real Madrid Juan Manuel Villa, que llegaba tras una buena temporada en la Real Sociedad.

Y desde ese momento los éxitos no dejaron de sucederse, comenzando por esa misma temporada 62/63 en la que el equipo maño consiguió alcanzar el subcampeonato de la por entonces llamada Copa del Generalísimo, dejando atrás a equipos como el Atlético de Madrid o Valencia. A pesar de que en la final no pudo sobreponerse a un esplendoroso FC Barcelona, que le endosó un serio correctivo en forma de 3-1 en la final disputada en el Camp Nou. Una final que el Zaragoza alternó con un más que meritorio quinto puesto en Liga, adquiriendo el billete para jugar en Europa la siguiente temporada clasificándose para la extinta Copa de Ferias.

Esa buena temporada serviría de consagración para un equipo joven al que se le apreciaban maneras, pero que necesitaba de algún fichaje de cierto relumbrón para adquirir la experiencia necesaria para alzarse con el primer título de su historia. Con esa idea en la cabeza, la directiva zaragozana llegó a un acuerdo para hacerse con los servicios de todo un campeón de la Copa de Europa como Darcy Silveira dos Santos “Canario”, que llegaba procedente del Sevilla.

Imagen de los 5 Magníficos. Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/deportes/futbol/real_zaragoza/2014/04/23/real_zaragoza_los_anos_magnificos_283744_611027.html

Una pieza principal del esquema maño que completaría su quinteto ofensivo cuyas prestaciones no tardarían en hacerse patentes. Pues a un meritorio cuarto puesto en Liga al término de la competición 63/64, el Zaragoza conseguiría alzar el primer título nacional de su historia tras vencer en la final de la Copa del Generalísimo al Atlético de Madrid con goles de Villa y Lapetra. Aunque el exitoso curso no acabaría en esa final, ya que el Real Zaragoza también se alzaría con la Copa de Ferias tras derrotar por 2-1 en la gran final disputada en el Camp Nou, al vigente campeón de la competición: el Valencia. Villa y Marcelino rubricarían los tantos de la finalísima para el conjunto aragonés, que en su periplo por Europa había dejado fuera a conjuntos tan poderosos como la Juventus de Turín en cuartos de final o el Ligeois belga en semifinales. Un glorioso éxito que llevaría al Zaragoza a participar en la Recopa de Europa del siguiente año.

Tras los primeros triunfos tanto en el contexto nacional como continental, la temporada 64/65 se presentaba como una ocasión espléndida para establecerse en la élite futbolística nacional. El buen trabajo desde la dirección consiguió retener a los futbolistas más codiciados y, a pesar de no conseguir ningún fichaje de relumbrón en el mercado estival, sería más que suficiente para repetir los éxitos del curso anterior. Un tercer puesto en Liga clasificaría al equipo para la Copa de Ferias, mientras que en territorio copero conseguirían alcanzar su tercera final consecutiva, aunque en esta ocasión sucumbió en la final ante el Atlético de Madrid. En el terreno europeo, el equipo maño tuvo una participación más que meritoria llegando hasta semifinales de la Recopa donde cayó eliminado ante el West Ham por un global de la eliminatoria de 3-2, quedándose a las puertas de una final que hubiese sido histórica para aquella generación.

Un Zaragoza temible y ya consolidado entre los equipos punteros del país, comenzaba una temporada 65/66 con el deseo y obsesión de dar un paso más allá. Manteniendo sus pilares a salvo una temporada más, a pesar de las ofertas que rondaban a sus estrellas, se disponían a repetir finales y trofeos. El primero llegaría tras vencer, en su cuarta final consecutiva de la Copa del Generalísimo, al Athletic Club de jugadores como Iribar. Dos de los más altos exponentes de la delantera aragonesa como Villa y Lapetra, firmarían los goles que darían al Zaragoza su segundo título en cuatro años, obteniendo el premio extra de volver a disputar la Recopa de Europa. Y a punto estuvieron de recalcar el palmarés de la temporada 63/64, pero un mal partido de vuelta en la final de la Copa de Ferias contra el Barcelona acabó con el sueño zaragozano.

La temporada 66/ 67 comenzaría con una gran ilusión por reeditar la buena actuación en la Recopa de Europa donde el equipo maño partía como uno de los favoritos. Aunque su participación en la segunda máxima competición continental se acabaría en cuartos de final, tras una eliminatoria muy equilibrada con el Glasgow Rangers. No tan bueno sería su periplo por la Copa del Generalísimo, cayendo en dieciseisavos de final frente a un equipo menor como el CD Europa, dando al traste con las ilusiones de conquistar otra corona en su competición fetiche. Sin embargo, el curso fue salvado con un meritorio quinto puesto en Liga y su correspondiente clasificación para la siguiente edición de la Copa de Ferias.

Las siguientes temporadas el equipo trataría de mantenerse en la zona alta del fútbol nacional, pero tras algunas participaciones más que dignas en la competición copera y en la Copa de Ferias, en la temporada 69/ 70 se produjo el decaimiento del equipo refrendado con la decimotercera posición liguera que acabaría con la racha triunfal de un equipo de leyenda y que será recordado para la posteridad en la capital maña.

El papel de los zaragocistas en una selección campeona

No hay duda de que la selección española de la década de los 60 ha sido una de las más exitosas y legendarias de toda la historia del fútbol nacional. Aunque no solo por su manera de entender el juego o por los futbolistas que en ella coincidieron y que forman parte del patrimonio futbolístico de nuestro país, sino que principalmente han sido, son y serán recordados por alzar por primera vez la Eurocopa tras vencer a la Unión Soviética en la final disputa en el mítico Santiago Bernabeu en 1964.

Nombres de relumbrón como los madridistas Amancio Amaro y Zoco, los barcelonistas Fusté, Pereda y Zaballa o los jugadores que ya por aquel entonces se encontraban fuera de nuestras fronteras como es el caso de Luís del Sol y de nuestro único balón de oro, Luis Suárez, participaron e integraron una selección que aspiraba a todo. Unos jugadores que apenas necesitan presentación aún hoy en día, mitos de nuestro fútbol que integraban una selección de ensueño que consiguió alcanzar un entorchado muy deseado y pionero.

Sin embargo, más allá de todo este elenco de estrellas se encontraban otro grupo de futbolistas menos conocidos a nivel continental, pero con un talento increíble que se constituyeron como un arma muy eficaz. En este punto, el Real Zaragoza a través de “Los Magníficos” tuvo un papel principal en la configuración de esta selección, puesto que el equipo maño fue el conjunto junto al FC Barcelona que más jugadores aportó a la convocatoria de la fase final de la Eurocopa de la Selección Española de 1964 con un total de cuatro, dos más que el todopoderoso Real Madrid (que se había proclamado campeón de Liga esa temporada).

Aunque no cabe duda que la iniciativa, más que controvertida y criticada entre aficionados y periodistas, de contar con cuatro jugadores del equipo aragonés fue únicamente tomada por el seleccionador José Villalonga. Una decisión difícil y que demostraba una gran personalidad por su parte al dejar fuera de la convocatoria final, debido a problemas físicos y decisiones técnicas, a futbolistas de la talla de: Betancort, Isidro, Gento, Serena, Segarra, Adelardo o Collar.

Sin embargo, el técnico tenía plena confianza en la base de jugadores del equipo zaragozano que ese curso se había proclamado campeón de la Copa del Generalísimo. De esta manera formaron parte de aquella expedición final: Reija, Villa, Marcelino y Lapetra. Pero lejos de lo que muchos podían pensar al comienzo de la fase final, el papel de los jugadores zaragocistas en aquella Eurocopa distaría mucho de considerarse residual, hasta el punto de convertirse en protagonistas ineludibles del triunfo español.

A comienzos del año 1964, la UEFA había convenido que sería España el país que albergaría las semifinales y la final de aquella Eurocopa. Un motivo más para la motivación del conjunto nacional, que llegaba hasta esa ronda tras imponerse en octavos y cuartos de final a las selecciones de Irlanda del Norte e Irlanda, respectivamente.

En semifinales esperaba un combinado altamente incómodo y fuerte físicamente como la selección de Hungría, una de las grandes potencias de la época que se encontraba dirigida por Lajos Baróti y donde brillaban jugadores de la talla de: Albert, Nagy o Fenyvesi. Como se esperaba, el partido se caracterizó por una igualdad manifiesta entre ambos conjuntos, por lo que tan solo un error defensivo o una brillantez individual podrían decantar la balanza. Un Santiago Bernabéu hasta la bandera con más de 100.000 espectadores, llevó en volandas a la selección para imponerse en la prórroga al combinado húngaro con un gol de Amancio. Un partido donde los zaragocistas Lapetra y Marcelino partieron en el once titular, ocupando la delantera española por expreso deseo del técnico y resultaron importantes en la victoria final.

Alineación Selección Española Final de la Eurocopa 1964. Fuente: https://equiposdefutbol2.blogspot.com/2016/06/seleccion-de-espana-1963-64.html

Sin embargo, el protagonismo decisivo de esta delantera no sería plausible hasta la finalísima que se disputaría cuatro días después en el mismo escenario, contra uno de los combinados más temibles de la década como la Unión Soviética del mítico portero, Lev Yashin. Una final que acabaría por encumbrar la figura de Marcelino como autor del segundo tanto de un partido disputadísimo, que acabaría por suponer el primer gran título para las vitrinas de un país que ya por aquel entonces respiraba fútbol. El gol más importante de la carrera del delantero frente a uno de los mejores guardametas de la historia, que suponía la consagración de una idea futbolística, de un país y de una generación irrepetible en el seno del Real Zaragoza.

Webgrafía

https://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2015/06/historia-de-la-eurocopa-ii-espana-1964/

https://equiposdefutbol2.blogspot.com/2016/06/seleccion-de-espana-1963-64.html

https://www.heraldo.es/noticias/deportes/futbol/real_zaragoza/2014/04/23/real_zaragoza_los_anos_magnificos_283744_611027.html

https://www.realzaragoza.com/club/historia/los-magnificos




Cuando Ramallets jugó con el Real Zaragoza.

Antonio Ramallets Simón, nacido en Barcelona el 1 de Julio de 1924 y fallecido a los 89 años el 30 de julio de 2013, fue, como todos sabemos, uno de los guardametas más brillantes de la historia del Fútbol Club Barcelona, así como de la Selección Española.

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Brevemente, indicaremos que desde que comenzara a alinearse como jugador aficionado local con el Racing del Guinardó, así como después ya con el CE. Europa, San Fernando (Cádiz), Mallorca, Valladolid y finalmente el Barcelona, en la amplia trayectoria del mítico portero figuran en su hoja de servicios con la camiseta del Barcelona  6 títulos de Liga, 5 Copas, 2 Copas Latinas, 2 Copas Eva Duarte, así como 2 Copas de Ferias.

Igualmente, fue el portero menos goleado de la Liga en cinco ocasiones. Se hizo con la titularidad de la portería del Barcelona el 20 de noviembre de 1949 en el Campeonato de Liga, jugando contra el Celta de Vigo, cuando el portero titular Velasco sufrió una lesión, si bien Ramallets ya había debutado anteriormente como portero titular en Liga en la temporada anterior, 1948-49, en partido celebrado en Les Corts el 28 de noviembre de 1948, en la décimo segunda jornada, contra el Sevilla, con resultado de dos goles a uno a favor del equipo local.

Por otra parte, fue internacional en 35 ocasiones con España. Ramallets debutó con en partido oficial en el Campeonato del Mundo de 1950, nada menos que en el estadio Maracaná, contra Chile con victoria de España por dos goles a cero. Pero, al igual que ocurrió en el Campeonato de Liga, Ramallets ya había jugado anteriormente con la camiseta de España jugando en el país azteca contra la selección de Méjico. Había viajado con otro portero, Dauder, que lo era del Gimnástico de Tarragona, y posteriormente lo fue, del Atlético de Madrid y del Celta de Vigo. Al lesionarse Dauder en un entrenamiento, actuó Ramallets, en las fechas de 26 y 28 de mayo de 1950 con resultados 1-3 a favor de España y 0-0 en el segundo encuentro, aunque según los archivos, este cero a cero oficial, celebrado bajo un sol abrasador a las 12 del mediodía, se ganó realmente por 1 a 0. La razón estuvo en la rapidez con que el árbitro del encuentro señaló el final del partido después de que el lanzamiento de nuestro jugador Rosendo Hernández hubiera traspasado la línea de gol del portero mexicano Carvajal; no valió el gol y en consecuencia, los organizadores no quisieron entregar el Trofeo que se disputaba a la Selección española, aunque al final, entrando en razones, concedieron la Copa cuando los jugadores ya estaban en el vestuario.

Pero no es la pretensión de este artículo describir una vez más la amplia biografía del mito azulgrana bautizado, entre otros, con el sobrenombre de “El gato de Maracaná”.

Traemos a Ramallets a “Cuadernos de fútbol” para ampliar el detalle de su participación, al menos por una vez, con el equipo de fútbol del Real Zaragoza.

En la temporada de 1960-1961 Ramallets había jugado, entre otros,  26 partidos de Liga. El Barcelona había perdido la final de la Copa de Europa el 31 de mayo de 1961 en la famosa final jugada contra el Benfica portugués.

Cuando finalizó aquella temporada, Ramallets no había pensado, ni mucho menos, que sería la última de su vida deportiva como jugador de campo. Así, cuando comenzó la pretemporada de la siguiente, 1961-1962, el portero se presentó en el club y comenzó a entrenarse normalmente. En los amistosos que se jugaron, Ramallets se alineó con asiduidad. El detonante fue cuando el equipo se desplazó a Cádiz para disputar el Trofeo Ramón de Carranza en agosto de 1961, donde participaban además del equipo catalán, el River Plate argentino, el Peñarol de Montevideo y el Atlético de Madrid.

El Barcelona había fichado a un joven portero, Pesudo. El día antes de jugarse el primer partido contra el River Plate (26 de agosto, 2-0), el entrenador le indicó a Ramallets que iría con Garay, en representación del Barcelona, a la recepción que se iba a celebrar en el Ayuntamiento. Dicha invitación significaba que no jugaría nuestro portero aquel encuentro de semifinal contra los argentinos, porque solo a los que no iban a actuar se les enviaba a este tipo de eventos. Según hablan los archivos, a Ramallets no le sentó nada bien aquello. Un jugador de su categoría, tantos años defendiendo la portería del Barcelona, no merecía este trato. Y como vio que no iba a jugar mucho aquella temporada, o quizás nada, tomó la determinación de retirarse. Cuando regresaron a Barcelona, después de conquistar el Trofeo Carranza frente al Peñarol (27 de agosto, 2-1 con Pesudo de portero titular), Antonio Ramallets fue a ver al presidente del club planteándole la cuestión de su retirada. Tenía todavía un año más de contrato. El presidente Llaudet, no puso inconveniente a la decisión del jugador.

El 6 de marzo de 1962, en el estadio azulgrana, se le tributó un homenaje a Ramallets, con un encuentro a disputar contra el equipo alemán del Hamburgo, que en la edición de la Copa de Europa anterior había sido un rival dificilísimo, cuando por fin consiguió eliminarlo en un encuentro de desempate disputado en Bruselas (Estadio Heysel, el 3 de mayo de 1962, con resultado de 1 a 0, gol de Evaristo a los 43 minutos). El Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, Don José Antonio Elola, a quien acompañó el Delegado Regional, don Juan Antonio Samaranch, le hizo entrega de la Medalla al Mérito Deportivo. El partido finalizó con victoria azulgrana por 5 goles a 1. La alineación azulgrana fue la formada por Ramallets, Benítez, Gensana, Chicao, Segarra, Garay, Zaballa, Evaristo, Martínez, Seminario y Villaverde. Ramallets se retiró a los 24 minutos del primer tiempo, se dice, después de realizar una de las mejoras paradas de su trayectoria, siendo sustituido por Sadurní.

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Cuando la afición española se enteró de la decisión del guardameta y, sobre todo, los demás clubs, no le faltaron ofertas para continuar en activo. Aunque los ofrecimientos fueron muy importantes, Ramallets no quiso volver a jugar. Lo tenía todo ya pensado y decidido y prefirió mantenerse en su postura.

Únicamente, cuando el Zaragoza –club al que entrenó posteriormente- después de mucho insistir por medio de su amigo César Rodríguez, entrenador del equipo, le pidió que les acompañara a la gira que el equipo maño iba a realizar por Sudamérica, al estar lesionado el guardameta Yarza, y dada la repercusión que su presencia tendría en dicha gira, y pensando en que podía quedarse posteriormente en Chile para poder ver in situ el Campeonato Mundial, Ramallets accedió a acompañarlos.

Los partidos que el Zaragoza disputó fueron:

29-4-1962: Argentina – Zaragoza: 1-0.

3-5-1962: Argentina – Zaragoza: 2-0.

6-5-1962: Chile – Zaragoza: 2-0.

9-5-1962: Chile – Zaragoza: 2-0.

13-5-1962: Perú – Zaragoza: 1-4.

16-5-1962: Perú – Zaragoza: 3-1.

En los dos encuentros jugados en Buenos Aires actuó como portero Piñol. De igual manera, los encuentros jugados en Santiago de Chile los disputó también Piñol como portero titular.

Por fin, el 13 de mayo, Ramallets actuó como titular en Lima, en el primer encuentro celebrado en Perú. ¡Y en qué partido fue a debutar ! La alineación del Zaragoza aquel día fue la compuesta por: Ramallets, Cortizo, Delgado, Zubiaurre, Isasi, A. González, M. González (Altalur), De la Torre, Martínez, Seminario y Lapetra. Entre dichos jugadores, dos eran peruanos, Delgado y Seminario.

Por parte peruana, la formación que presentó fue la formada por: D. Zegarra, De la Vega, Bravo, Fleming, Donaire, Grimaldo, V. Zegarra, Nieri, Flores (Lobatón), Uribe y Montalvo.

Con una asistencia de 26.000 espectadores, el primer tiempo finalizó con 1 a 0 a favor del Zaragoza, gol marcado por Seminario, de penalti, a los 17 minutos. En la segunda parte, Altalur, Martínez y Seminario completaron los goles del Zaragoza, marcando por parte de Perú, Lobatón, casi al final del encuentro.

Fue un partido plagado de incidencias, con una trifulca que duró aproximadamente quince minutos, lo que obligó al árbitro Yamasaki a pitar el final del partido once minutos antes del tiempo reglamentario de la primera parte. El motivo se produjo cuando el trencilla expulsó al jugador del Zaragoza, Seminario, y a Bravo, de la selección de Perú, después de que ambos se enzarzaran en una discusión en la que Seminario propinó un puñetazo a Bravo. Muchísimos aficionados se lanzaron al terreno de juego teniendo que intervenir la Policía para que el asunto no tuviera más consecuencias.

Cuando iba a comenzar la segunda parte, los jugadores del Zaragoza no querían salir de su caseta porque aducían que no tenían suficientes garantías para su integridad física. Ante la numerosa insistencia del público asistente, la Federación Peruana, convenció a los españoles  para regresar y jugar la segunda parte. Hecho insólito fue que Seminario y Bravo volvieron al terreno de juego, después de haber sido expulsados. El árbitro del encuentro Sr. Yamasaki fue sustituido, a su vez, por otro colegiado el Sr. G. Hernández.

Tres días más tarde, de nuevo Perú se enfrentó al Zaragoza, esta vez con victoria peruana por 3 goles a 1. Este encuentro lo jugó de nuevo el portero zaragocista Piñol. De este último encuentro, las Agencias de información españolas dieron únicamente una breve noticia del acontecimiento, no constando como partido disputado por el Real Zaragoza en muchas de las fuentes consultadas por el firmante de este artículo. Dejamos constancia de las alineaciones y goles del encuentro: Selección de Perú: R. Bazán, W. Fleming, Donaire, Guzmán, De la Vega, Grimaldo, Zegarra, Nieri, Flores (Lobatón), Uribe (Zeballos) y Montalvo. Por parte del Real Zaragoza formaron: Piñol, Cortizo, Cuéllar, Zubiaurre, Isasi, González, Marcelino, De la Torre (Duca), Chapela, Seminario y C. Lapetra (R. Lapetra). Los goles fueron marcados, en el primer tiempo, por Zegarra a los 41’ empatando Chapela seguidamente. En la segunda parte, goles de Flores y Zegarra a los 6’ y 36’ minutos respectivamente. Arbitró el colegiado Sr. A. Tejada. Posteriormente, ya en la temporada de 1962 y posteriores, entrenó a diversos equipos, entre ellos, Valladolid, Zaragoza, Murcia y Logroñés, entre otros.

P.D.- Mis sinceros agradecimientos a mi compañero Fernando Arrechea, así como a Ernesto Miguel Moreno Ampuero, de Perú.