140 años del nacimiento de Ramón Ángel Cremades, el primer presidente de la historia del Real Murcia

“Y si él vivió para el Real Murcia, lo menos que pueden hacer sus directivos, socios y admiradores, es perpetuar su recuerdo entre todos, y para perpetuarlo, nada más indicado, que la erección de un busto en La Condomina” 

Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, Levante Agrario, 23 de diciembre de 1930.

La familia Ángel Capdevila, originaria de la localidad catalana de Vic, trasladó su residencia a Murcia en el año 1859. El patriarca, fiel exponente de la pujante burguesía catalana, disponía de una situación económica muy desahogada, lo que le permitió acometer importantes negocios en una ciudad de mentalidad tradicional, que aún estaba muy lejos de subirse al tren de la modernidad.

Ramón Ángel Capdevila contrajo matrimonio con Teresa Cremades Alcaraz, una joven 22 años menor que él, natural de la localidad alicantina de Ibi, aunque criada en Aspe. La familia de la esposa, vinculada a la actividad comercial, encontró en Murcia la estabilidad laboral de la que había carecido en décadas anteriores. Tras el enlace, la pareja fijó su domicilio en un piso ubicado en el número 8 de la calle Marengo, en pleno corazón del barrio de Santa Eulalia, apenas a 300 metros de los terrenos que varias décadas después albergarían el campo de fútbol de La Condomina. En aquel piso nacieron sus dos hijos, Miguel y Ramón. A este último le cabe el honor de ser el primer presidente de la historia del Real Murcia. Su hermano Miguel fue vicepresidente, secretario y tesorero del club, fundó su primer equipo filial y fue el primer presidente de la Federación Murciana de Fútbol.

Miguel y Ramón estuvieron muy unidos. Compartieron profesión (ambos se licenciaron en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona) y aficiones. Incluso oficiaron sus bodas con apenas dos meses de diferencia. Fueron dos personas de grandes inquietudes que participaron en diversas manifestaciones culturales y artísticas, publicaron numerosos artículos en prensa, y fueron asiduos conferenciantes en los actos que se organizaban en la Murcia de principios del siglo XX. En cambio, parece ser que no practicaron ningún deporte con cierta regularidad, o al menos no ha quedado constancia documental de ello. Es muy probable que ambos conocieran el fútbol en Barcelona en los últimos años del siglo XIX, aunque no fue hasta la década de 1910 cuando comenzaron a tener un protagonismo especial en la vida deportiva de la ciudad.

Ramón Angel Cremades nació el 25 de noviembre de 1880 en el domicilio familiar situado en la calle Marengo. De niño cursó sus primeros estudios en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes, que estaba ubicado en la calle Santa Quiteria. A finales de siglo inició la licenciatura de Medicina y Cirugía, que finalizó en julio de 1903. El 16 de julio de 1904 contrajo matrimonio con Antonia García Celdrán, hija del empresario Juan Bautista García Albert. Es probable que existiera algún tipo de vínculo de amistad entre ambas familias que, tal vez, se mantuvo en el tiempo, pues tanto la madre de Ramón Ángel Cremades, como su padre político, eran naturales de Ibi y miembros de clanes que se dedicaban al comercio de productos textiles.  Los contrayentes fijaron su residencia en la calle del Trinquete 3 (actual calle Frutos Baeza). El matrimonio tuvo un único hijo: Miguel Ángel García, quien también estaría vinculado con el deporte local.

Ramón Ángel Cremades. Foto Archivo Pedro García

La construcción del campo de La Torre de la Marquesa, muy cerca del casco urbano de la ciudad, facilitó que en Murcia el fútbol se convirtiera en un deporte de masas. A partir de 1918, cientos de ciudadanos comenzaron a asistir como espectadores a los partidos de fútbol que disputaba el Murcia FC. Entre ellos se encontraba el doctor Ramón Ángel Cremades, quien se convirtió en asiduo de los partidos que disputó este equipo.

En 1919 se produjeron las desavenencias económicas entre los directivos y los jugadores del Murcia FC que motivaron que Alfonso Guillamón, presidente del equipo y arrendatario de La Torre de la Marquesa, decidiera clausurar la instalación, lo que trajo como consecuencia que la ciudad se quedara sin equipo de fútbol. 

Paralelamente a la desaparición del Murcia FC se había fundado la Federación Levantina de Fútbol, lo que suponía que, por primera vez en la historia, un equipo de la ciudad podía tener la oportunidad de participar en una competición oficial. En el mes de noviembre, el Cartagena FC (club de reciente creación) y el Club Deportivo Aguileño ya habían iniciado los trámites para inscribirse en la naciente entidad. Ante esta situación algunos jugadores y aficionados murcianos se movilizaron. En un principio se creó una comisión formada por Julián García-Villalba, Manuel García Calvo, Fernando Servet y Ginés de Gea, quiénes pidieron ayuda al médico Francisco García-Villalba. Tal vez fue éste durante la reunión que se celebró en su despacho quién les recomendó que se pusieran en contacto con su colega de profesión, Ramón Ángel Cremades, quien les podría dar el apoyo económico que tanto necesitaban para que la nueva entidad pudiera resolver los trámites necesarios para inscribirse en el Campeonato Regional Levantino. Las reuniones fueron fructíferas pues, a principios de diciembre de 1919, el diario El Liberal anunció el nacimiento del Levante FC.

Sin embargo, el objetivo de los fundadores del club de participar en competición oficial se fue al traste. Las negociaciones entre Ramón Ángel y Alfonso Guillamón para el traspaso del terreno de juego no fructificaron. En consecuencia, el club se vio obligado a retirarse del campeonato por no disponer de unas instalaciones adecuadas en las que disputar los partidos como local.

Finalmente, y una vez solventadas las diferencias entre Guillamón y Ángel, el Levante FC se inscribió en la Federación Levantina en el mes de febrero de 1920. Posteriormente la sociedad legalizó su situación en el registro de asociaciones. Ramón Ángel no quiso que el nuevo club se identificara con el extinto Murcia FC, y por este motivo el Levante no solo adoptó una nueva denominación, sino también nuevo escudo y un nuevo uniforme. El actual Real Murcia, disputó el primer partido de su historia el 28 de marzo ante el Cartagena.

Los primeros pasos fueron muy complicados, tal y como la relata la Revista Balompié en su número del 11 de mayo de 1922. “Si dificultades tuvo que resolver Guillamón no fueron menores las que tuvo que afrontar y resolver la nueva Sociedad. Afortunadamente a su frente estaba el Dr. Ramón Ángel que con su entusiasmo sin límites y su espíritu contemporizador, ha sabido orillar cuantos obstáculos pretendían entorpecer su labor. En este periodo hay una perfectísima organización, pero la Prensa no presta su concurso como es necesario y de ahí que la mayor parte de la afición se halle sin guía”.

Ramón Ángel Cremades ostentó la presidencia del Real Murcia durante dos etapas. La primera de ellas abarcó desde el nacimiento del club, a finales de 1919, hasta la conclusión de la temporada 1921-1922. En esta época, el presidente fundador del Real Murcia logró el objetivo de crear una estructura sólida, con el premio añadido de que el club consiguió el primer título de su historia, el Campeonato Regional de Levante de la temporada 1920-1921, lo que le otorgó la posibilidad de disputar el Campeonato de España. La intervención de Ramón Ángel también fue fundamental para lograr el fichaje de los dos primeros jugadores no canteranos de la historia del club: los militares catalanes Pedro Salvador y Francisco Juseph, quienes tuvieron un papel decisivo en la consecución del título, que tal vez el Real Murcia no hubiera logrado de no haber sido por aquellas gestiones que realizó su presidente.

El 16 de julio de 1922, el doctor Ramón Ángel Cremades dimitió de su cargo para dejar paso a un colega de profesión: Ángel Romero Elorriaga. La nueva junta directiva eligió a Ramón Ángel presidente honorario del club. Posteriormente, el 7 de enero de 1923, tras la dimisión de Romero Elorriaga, el doctor Ángel volvería a hacerse con las riendas del Real Murcia como presidente ejecutivo, manteniendo su condición de presidente honorario.

En enero de 1924 Ramón Ángel presentó su dimisión debido a las críticas recibidas por los malos resultados que estaba cosechando el equipo. Pese a dejar de formar parte de la junta directiva del Real Murcia siempre estuvo en la sombra, dispuesto a colaborar con el club cuando su concurso fuera necesario. Como veremos más adelante, su mediación sería decisiva para que el Real Murcia pudiera sobrevivir en el verano de 1930, en unos meses angustiosos en los que la entidad estuvo a punto de desaparecer.

Entre 1924 y 1930 Ramón Ángel ayudó al crecimiento del deporte murciano desde diversos ámbitos. Entre sus numerosas contribuciones podemos destacar las siguientes:

  • Representó los intereses de la Federación Murciana de Fútbol y del propio Real Murcia (en calidad de delegado) en cinco ocasiones en la Asamblea de Federaciones anual que se celebraba en Madrid. La primera vez que lo hizo fue el 2 de diciembre de 1925.
  • Se sumó a todos aquellos actos que pretendían crear un ambiente de cordialidad entre los miembros del Real Murcia a través de los homenajes (tan típicos en esta época) que de forma espontánea se le ofrecían a jugadores y colaboradores destacados del club. En estos años Ramón Ángel era socio honorario del Real Murcia.
  • Defendió firmemente los intereses del Real Murcia en las reuniones previas al nacimiento de la liga, cuando el club se quedó sin apoyos para competir en Segunda División. Después de una primera toma de contacto (que fue infructuosa) regresó a Madrid para exigir que se admitiera la participación del equipo murcianista en esta categoría. Sin embargo, contó con la oposición de clubes muy poderosos, entre ellos el Real Madrid, cuyos representantes estaban molestos con el Real Murcia por las arduas negociaciones del traspaso de Pachuco Prats.
  • Fue elegido vicepresidente de la Federación Murciana de Fútbol en octubre de 1928, cargo que ostentó durante dos temporadas.

Pero, por encima de todo, siempre estuvo atento a la trayectoria del Real Murcia. Ramón Ángel fue el presidente fundador del club y el principal artífice de que no desapareciera en agosto de 1930. Paradojas del destino, aquel verano sería el último de la vida de este murcianista tan ilustre.

El 22 de junio de 1930, el Real Murcia eligió una nueva junta directiva presidida por José María Reyes Ramírez. Nada más tomar posesión del cargo los nuevos dirigentes, que eran conscientes de la delicadísima situación económica por la que atravesaba la entidad, se quedaron sin el apoyo de varios directivos salientes que se habían comprometido a seguir colaborando con el sostenimiento económico del club. Por otra parte, la afición también mostró su descontento en el partido amistoso que se celebró el 29 de junio ante el Real Madrid, por la incertidumbre con la que se abría esta nueva etapa.

A principios de julio se produjo la dimisión en bloque de la junta directiva. Sus miembros claudicaron tras verse agobiados por una deuda muy importante motivada por el importante gasto que suponía hacer frente a los honorarios de una plantilla de jugadores profesionales, y por el enorme coste que ocasionaban los complicados desplazamientos al norte de España. Posteriormente se convocaron diversas reuniones para buscar alguna solución, pero la opinión generalizada era que la deuda se consideraba insostenible, y que en estas circunstancias la supervivencia del club era imposible. 

El mes transcurrió sin que se produjeran novedades. Mientras que el Real Murcia languidecía, buena parte de los antiguos directivos del club descansaban en sus residencias de vacaciones. A finales de julio Ramón Ángel tomó la iniciativa de hacer lo que estuviera en su mano para evitar la desaparición del club. A tal fin ideó un plan para aplazar o disminuir la deuda. A partir de ese momento se inició una carrera contrarreloj, en la que contó con la inestimable colaboración de José Iniesta Eslava y de Antonio Rubio Hernández.

Ramón Ángel y sus compañeros visitaron a numerosas personas con el fin de convencerles para que formaran parte de la nueva junta directiva, o bien para que colaboraran económicamente con el club. Durante los últimos días de julio y los primeros de agosto se produjeron contactos, no solo con residentes en la ciudad (si no que con el objetivo de involucrar al máximo número de personas) se desplazaron a poblaciones cercanas, encontrando una buena acogida entre los empresarios de Espinardo, El Palmar, Churra y Alcantarilla.

Aquel difícil trabajo se encontró con un inconveniente añadido. Debido a que era verano, muchos de los potenciales colaboradores se encontraban de vacaciones. Por ello el presidente fundador del Real Murcia y sus compañeros se vieron obligados a desplazarse el domingo 3 de agosto hacia la costa y recorrer los lugares de veraneo habituales de los murcianos de aquella época (Santiago de la Ribera, San Pedro del Pinatar y Torrevieja) para exponer el plan que tenían para reducir la deuda y para obtener los apoyos necesarios que aseguraran la supervivencia del club.

Una vez que Ramón Ángel obtuvo la promesa de colaboración un amplio sector de empresarios se convocó una reunión que tuvo lugar el miércoles 6 de agosto de 1930 en el Teatro Circo Villar. Aquel encuentro fue todo un éxito. Según contó el diario El Liberal en su edición del día siguiente el médico murciano “manifestó como su afecto hacia el Real Murcia le llevaba a procurar por su sostenimiento siquiera por un año más, dando cuenta de las condiciones en que se posicionaba la nueva junta. Con arreglo a las mismas, los señores que tienen créditos pendientes que no devengan intereses, no intentarán cobrarlos dentro de este año…”. Es decir que Ramón Ángel Cremades logró que algunos acreedores aplazaran las deudas y que otros las perdonaran en parte, o en su totalidad. Además, la gran mayoría de los asistentes se comprometieron a ayudar en lo que pudieran. Unos a colaborar económicamente para afrontar los pagos más urgentes; otros se ofrecieron para trabajar en beneficio del club para ayudar en aquello en que fuera necesario. Todos remaron en la misma dirección para lograr que el club sobreviviera. El propio Ramón Angel Cremades se comprometió a seguir involucrado y regresó a la junta directiva como vicepresidente de Luis Pardo.

El presidente fundador del Real Murcia había conseguido salvar al club apenas una década después de su nacimiento. El día antes de la celebración de la reunión, Nicolas Ortega Lorca agradecía en las páginas de El Tiempo su labor impagable y desinteresada. “Gratitud imperecedera hemos de guardar a quienes han gestionado la solución, de modo especial al Dr. Ramón Ángel, así como a los que han permitido que aquella pudiera ser factible”. Dos días más tarde el mismo periodista se congratulaba por el éxito que había tenido aquel histórico encuentro. “Ya ha tenido solución la cuestión deportiva murciana. El Real Murcia volverá a surgir potente sobre el césped de La Condomina. Alegrémonos todos y tengamos por lo menos unas frases de gratitud para quienes han dado cima a la empresa. Como testigo de lo actuado no me oculto para decir que han sido para nosotros de angustiosa intranquilidad los días que han precedido al domingo, fecha histórica para el fútbol murciano…don Ramón Ángel, con un interés digno de las mayores alabanzas y un entusiasmo grandioso se dedicó a buscar fórmulas que aseguraran la continuación de vida en el Real Murcia y como buen médico salvó al enfermo que estaba amenazado de muerte. Aprobada el acta de la anterior el señor Baleriola, dice que gracias a los trabajos que estos días ha realizado don Ramón Ángel, a quien la afición debe gratitud por sus desvelos, se ha encontrado Junta para el Real Murcia, añadiendo que dicho señor hará detalle detenido de las gestiones llevadas a efecto…después se levanta a hablar el Sr. Ángel Cremades (don Ramón) que es acogido con una ovación prolongada y estruendosa”.

El agradecimiento de la prensa murciana a Ramón Ángel también quedó reflejado en las páginas de La Verdad “no podemos menos de felicitar a estos señores y muy especialmente al doctor Ramón Ángel que, con un espíritu de verdadero sacrificio, demostrativo del gran cariño que profesa al Real Murcia, ha sabido allanar cuantas dificultades ha encontrado y formar una junta directiva de envergadura suficiente para levantar el decaído espíritu de nuestros aficionados. La actuación de Ramón Ángel es merecedora de un homenaje y en los comienzos de la temporada debe éste llevarse a cabo para demostrar que la afición murciana sabe agradecer a sus benefactores, pues en este caso a no ser por su intervención el Real Murcia hubiera ido a una muerte segura…hemos de poner de manifiesto el admirable esfuerzo de este gran deportista, con el que todo buen aficionado murciano tiene pendiente una deuda de gratitud”.

La labor de Ramón Ángel adquiere una mayor importancia si tenemos en cuenta que en esta época desaparecieron entidades tan importantes como el Iberia Sport Club de Zaragoza y el Racing Club de Madrid. Gracias a su ímprobo trabajo el Real Murcia pudo tomar parte en la Liga Regional de la temporada 1930-1931, en el que, al igual que una década antes, fue campeón. Sería la última alegría deportiva del primer presidente del Real Murcia.

El sábado 13 de diciembre de 1930 Ramón Ángel, como era habitual en este día de la semana, compartió una tertulia en la que ofreció sus impresiones sobre la trayectoria del Real Murcia en el torneo de liga que había comenzado unas semanas antes. El doctor, como siempre optimista, vaticinó que el club haría una buena campaña. Al día siguiente cayó enfermo. La dolencia se agravó rápidamente. Enseguida se supo que Ramón Ángel estaba afectado por una pulmonía y se temía muy seriamente por su vida. El 18 de diciembre, hacia las 19:00 horas, falleció en su domicilio de la calle del Trinquete a los 50 años de edad.

La Revista Murcia Deportiva le dedicó un artículo de homenaje el 22 en el que plasmó algunas de sus aportaciones al progreso deportivo de la provincia en general y del Real Murcia, en particular.

 “A él le debemos la Federación Murciana, presidente del Comité Provincial en la desaparecida Federación Levantina fue el que más trabajó por la separación creándose la Federación Murciana que tan gran impulso ha dado al fútbol en nuestra región. Fue siempre un voluntario para los puestos de trabajo en cualquier deporte, fútbol, ciclismo, pedestrismo, atletismo, tuvieron siempre su eficaz ayuda…para terminar citaremos los cargos desempeñados. Presidente del Levante F.C.; Vicepresidente del Real Murcia, Presidente del Comité Provincial, Vicepresidente de la Federación Murciana, Presidente honorario del Real Murcia, Médico del mismo y Represente (sic…) del Real Murcia y de la Federación Murciana en cinco asambleas regionales…ha desaparecido un pedazo el más interesante sin duda del fútbol murciano

La prensa deportiva murciana, capitaneada por Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, inició una campaña para rendirle un homenaje que permitiera a las generaciones recordar la figura de Ramón Ángel. La afición murcianista tenía muy reciente en la memoria su desinteresada labor del verano anterior, gracias a la cual el club había logrado una supervivencia que se antojaba muy complicada y una estabilidad que le iba a permitir poder afrontar los siguientes años con una cierta solvencia.

El 23 de diciembre se creó una comisión para organizar el homenaje. Se decidió esculpir un busto con su figura y en dedicarle una placa en bronce. Ambas obras serían sufragadas por suscripción popular y se colocarían en un lugar preferente de La Condomina.  La comisión encargó el trabajo al escultor de Librilla, José Séiquer Zanón. La placa sería colocada al lado izquierdo de la entrada, en la tapia que se encontraba junto a las taquillas.

El 6 de diciembre de 1931 se descubrió la lápida antes de la disputa del partido entre el Murcia FC y el Elche FC. Los capitanes de ambos equipos depositaron sendos ramos de flores al pie del muro en el que fue colocada. José María Llanos, presidente de la Federación Murciana de Fútbol, pronunció un discurso en el que elogió la ímproba labor del fallecido. La lápida, en la que aparece la efigie de Ramón Ángel y unas alegorías deportivas, dice textualmente “A Ramón Ángel Cremades. La afición deportiva de Murcia. MXMXXXI”.

Lápida de bronce en homenaje a Ramón Ángel Cremades, descubierta el 6 de diciembre de 1931 en La Condomina. Actualmente se conserva en el estadio Nueva Condomina

Después de sucesivas reformas en el perímetro del estadio, la placa quedó enterrada y cayó en el olvido tras ser ocultada por una valla de publicidad. A finales del año 2011, el historiador Pedro García halló el lugar en el que estaba oculta y, con la inestimable colaboración de varios representantes de la Federación de Peñas Murcianistas, pudo rescatarla para que pueda ser contemplada por las futuras generaciones. En cierto modo, la placa de homenaje a Ramón Ángel tiene un simbolismo similar al busto de Pichichi, tan popular entre los seguidores del Athletic de Bilbao.

El recuerdo del esfuerzo que tuvo que hacer Ramón Ángel en el verano de 1930 para lograr la supervivencia del Real Murcia volvió a florecer en la primavera de 1932 cuando el Cartagena FC, que se encontraba sumido en una profunda crisis económica, pidió disputar un partido con el Murcia, con motivo del primer aniversario de la II República y desde el diario El Tiempo se recordó que “cuando hace dos temporadas estuvo el Murcia a dos dedos de desaparecer….el resurgir llegó, gracias a los esfuerzos denodados de un gran deportista ya fallecido don Ramón Ángel, y al desprendimiento y los entusiasmos de otros muchos que le secundaron”.

La memoria del fundador del Real Murcia quedó viva durante varias décadas. En 1941 se creó el Torneo de fútbol Ramón Ángel que enfrentaba a equipos infantiles de la ciudad y de pedanías. Esta competición se interrumpió poco después. En 1964 la Federación Murciana volvió a homenajear a la memoria de Ramón Ángel Cremades creando un torneo de aficionados que se llevaba su nombre. En esta competición podían participar jugadores de entre 18 y 23 años.

¿Ha sido Ramón Ángel Cremades el mejor presidente de la historia del Real Murcia? Esto es discutible y opinable, pues otros mandatarios que llegaron después también realizaron un excelente trabajo que fue fundamental para el crecimiento o la supervivencia del club. Lo que es indiscutible es que, de no ser por la labor del doctor Ángel Cremades, el club de fútbol más representativo de la ciudad no sería el Real Murcia, sino otro equipo que hoy tendría otra denominación, otro escudo y, (tal vez), otro color en su uniforme. El murcianismo nunca le estará lo suficientemente agradecido por todo lo que hizo por este club.




La maldición de Jesús Pagán

Jesús Pagán Ibáñez nació el 4 de diciembre de 1902 en Murcia, en concreto en el número 27 de la calle Plano de San Francisco. Era hijo de Juan Pagán Ruiz, un empresario muy conocido en la ciudad, y de Benita Ibáñez Garcés de Marsilla

Su trayectoria deportiva fue fulgurante. A los 16 años formaba parte del equipo suplente del extinto Murcia FC, mientras que un año después ya era titular en el nuevo club de la ciudad, el Levante FC (actual Real Murcia). Formó parte de la primera alineación de su historia en un partido oficial y fue integrante de la plantilla que ganó su primer título: el Campeonato Regional de la temporada 1920-21. En sus inicios jugaba de delantero, aunque cuando el club comenzó a participar en competiciones oficiales retrasó su posición. Para ello tuvo mucho que ver su físico privilegiado. Era alto, fuerte, expeditivo, muy rápido e iba bien de cabeza, pero además cuentan las crónicas que tenía unos recursos técnicos que no eran nada habituales en los defensas de la época, como el manejo del balón con ambas piernas. Las cualidades futbolísticas de Pagán eran tales que, en una ocasión excepcional, el 6 de enero de 1924, actuó como delantero centro en un partido amistoso ante una Selección de la Marina de Guerra. El Real Murcia ganó por 8-1 y Pagán marcó siete goles, lo que tal vez suponga un récord en la historia de la entidad.

A la izquierda Jesús Pagán con apenas 18 años cuando defendía la camiseta verde manzana del Levante de Murcia. A la derecha, tres años más tarde, con la camiseta roja del ya denominado Real Murcia (FOTOS ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

A la izquierda Jesús Pagán con apenas 18 años cuando defendía la camiseta verde manzana del Levante de Murcia. A la derecha, tres años más tarde, con la camiseta roja del ya denominado Real Murcia (FOTOS ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

A finales de 1924 Jesús Pagán era el gran símbolo del Real Murcia, tanto por sus aportaciones decisivas en el terreno de juego, como por su carisma. Por ello fue el capitán del entonces denominado “equipo rojo” el 25 de diciembre de 1924, día de la inauguración de La Condomina, en un partido que enfrentó a los granas y al Martinenc de Barcelona. La relación de elogios que le dedicaba la prensa domingo tras domingo es interminable. Su talento no había pasado desapercibido para otros clubes con más aspiraciones, pero el jugador murciano había declinado todas las ofertas que había recibido. La creación de la Federación Murciana de Fútbol supuso que el club podía aspirar a nuevos retos, especialmente porque dispondría de más facilidades para jugar el Campeonato de España, y ahí Pagán, erigido como indiscutible capitán del Real Murcia, tendría la oportunidad de medirse a los mejores jugadores del país.

Día de la inauguración de La Condomina. Pagán, capitán del Real Murcia, junto a Lakatos, capitán del Martinenc. En el centro se encuentra Josefina Pardo, hija de Luis Pardo, presidente del club murcianista (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Día de la inauguración de La Condomina. Pagán, capitán del Real Murcia, junto a Lakatos, capitán del Martinenc. En el centro se encuentra Josefina Pardo, hija de Luis Pardo, presidente del club murcianista (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

El Real Murcia ganó el Campeonato Regional de la temporada 1924-25, pero Pagán no tuvo la oportunidad de competir contra los mejores jugadores de España por un conflicto federativo que impidió la participación de los murcianos en la Copa del Rey Alfonso XIII. La temporada siguiente el club grana volvió a ganar la competición regional y esta vez sí pudo jugar el Campeonato de España. Le tocó medirse contra el Real Madrid y el Sevilla, mediante sistema de liguilla a doble vuelta. Era el momento para que Pagán demostrara sus cualidades.

Paralelamente, el día de Navidad de 1925 La Condomina cumplió su primer año de vida y el Real Murcia quiso celebrarlo a lo grande. Las gestiones de Manuel García Calvo, fundador, jugador, entrenador, y en aquel momento presidente del club, permitieron que el Real Madrid visitara por primera vez la ciudad. Lo hizo para jugar dos partidos amistosos que se celebraron los días 25 y 26 de diciembre. Contra todo pronóstico el Real Murcia derrotó en dos ocasiones al equipo madridista en apenas 24 horas. En el primero de estos encuentros, Pagán le hizo tal marcaje a Monjardín, el delantero más prestigioso de los madrileños, que su nombre subió enteros como un posible candidato a ser internacional. Para ello hay que analizar el contexto de la época. El experimentado Pedro Vallana, defensor del Arenas de Guecho y con una amplia trayectoria en la Selección, había sido defenestrado tras el gol en propia meta que supuso la eliminación de España de los Juegos Olímpicos de 1924 (unos años después volvería a jugar con el equipo nacional, pero esa es otra historia). En este contexto, la Selección solo disponía de dos defensas que parecían indiscutibles en las convocatorias: el céltico Pasarín y el madridista Félix Quesada, por lo que Pagán podría cubrir la ausencia de alguno de ellos, o incluso disputarles el puesto. No había mucha competencia porque los grandes clubes de España solían tener jugadores de calidad en sus delanteras, pero el nivel de los zagueros disminuía considerablemente, de ahí que a principios de la década de 1920 en el desconocido fútbol levantino aparecieran defensas como el alicantino José Torregrosa (Ver Cuadernos de Fútbol número 5) o el murciano Jesús Pagán con un nivel que no tenía nada que envidiar al de sus compañeros del Real Madrid, Barcelona o Athletic de Bilbao.

Los jugadores del Real Murcia posan antes de un partido de la temporada 1925-26. Pagán aparece sentado a la derecha de la imagen (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Los jugadores del Real Murcia posan antes de un partido de la temporada 1925-26. Pagán aparece sentado a la derecha de la imagen (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Los jugadores del Real Murcia posan antes de un partido de la temporada 1925-26. Pagán aparece sentado a la derecha de la imagen (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

El Real Murcia debutó en el Campeonato de España el 28 de febrero de 1926 en La Condomina ante el Sevilla. El resultado fue de empate a dos y según la prensa murciana el equipo local realizó un buen partido, aunque por encima de todo el enorme encuentro de Pagán mereció elogios unánimes de todos los periodistas. A este respecto Manuel García Calvo señaló en La Verdad que Pagán “es verdaderamente internacional y haré lo posible cerca del Comité de Selección Nacional para que lo vean jugar”. El cronista del diario le dedicó los elogios habituales.

La Verdad, 2 de marzo de 1926

La Verdad, 2 de marzo de 1926

El fin de semana siguiente el Real Murcia visitaba al Real Madrid. Era la primera vez que el equipo rojo jugaba un partido en Chamartín. Aquel encuentro causó una gran expectación entre la afición madridista que llenó las gradas para ver en acción al conjunto que apenas dos meses antes les había derrotado en dos ocasiones. Entre los jugadores murcianos sobresalía el nombre de Pagán, de quien los seguidores madridistas habían escuchado maravillas. Tal es así que incluso la revista Gran Vida le realizó un reportaje que titularía “Jesús Pagán e Ibáñez (el ídolo de Murcia)”.

Pagan05

La revista madrileña Gran Vida dedicó una página al que entonces era considerado “el ídolo de Murcia”

La revista madrileña Gran Vida dedicó una página al que entonces era considerado “el ídolo de Murcia”

En el Real Murcia se respiraba optimismo y se veía factible la posibilidad de dar la sorpresa en Chamartín. Sin embargo, poco antes del inicio del partido todo se vino abajo. Los murcianos salieron caminando con normalidad desde su hotel situado en la calle Gran Vía hacia el campo de Chamartín, pero algo inesperado ocurrió durante el trayecto. José Montoro centrocampista del club en un testimonio recogido por el semanario Murcia Deportiva el 9 de abril de 1951 (es decir 25 años más tarde) narró aquel suceso con detalle. “El mejor jugador del Murcia de todos los tiempos fue Jesús Pagán. Era un defensa inmenso. No fue internacional por ser supersticioso. Fue a Chamartín convocado para alcanzar los entorchados. Ante el asombro de todos, fracasó. No parecía el mismo aquella tarde. Cuando íbamos camino de Chamartín se nos cruzó un entierro. Pagán, muy nervioso, nos dijo que no daría pie con bola. Y así sucedió”. Nadie podía prever que este partido de Chamartín, en el que Pagán podía dar un paso de gigante para alcanzar la internacionalidad, sería, en realidad, el último partido de competición oficial que jugó en su carrera deportiva.

Alineación del Real Murcia en el histórico partido jugado en Chamartín el 7 de marzo de 1926. Jesús Pagán es el segundo por la izquierda (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Alineación del Real Murcia en el histórico partido jugado en Chamartín el 7 de marzo de 1926. Jesús Pagán es el segundo por la izquierda (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

El Real Madrid derrotó al Real Murcia por 6-2. Jesús Pagán hizo un partido horrible. Según coincidieron los periodistas de la época, “el peor de su vida”. La clave la encontramos en una conjunción de factores que fue más allá de la sugestión que pudo producirle la visión de la comitiva de aquel entierro.

  • En el calentamiento del partido se lesionó José Roselló, un defensa veterano con el que Pagán se entendía a la perfección. Por tal circunstancia tuvo que ser relevado por José Pardo, un canterano, inexperto, de poco nivel y a quien aquel partido le vino demasiado grande. Las enormes carencias de Pardo dejaron al descubierto las de Pagán, en una época en la que los equipos solo jugaban con dos defensas.
  • Era la primera vez en su vida que Pagán jugaba un partido de fútbol en césped. No se adaptó a la superficie. Cometió numerosos fallos porque no supo controlar el bote y la velocidad del balón, y además se resbaló en varias ocasiones.
  • También era la primera vez que Pagán jugaba ante tantos aficionados (las crónicas hablan de 20.000 espectadores que habían agotado las entradas varios días antes) Muchos de ellos tenían puestos sus ojos en aquel defensa del que todo el mundo hablaba tan bien. El zaguero murcianista no pudo con la responsabilidad que suponía refrendar sus opciones de aspirar a ser internacional ante tanto público.

La prensa murciana, que tenía esperanzas en que el club obtuviera un buen resultado y en que Pagán realizara un gran partido, se cebó de forma unánime y exagerada con el prometedor defensa.

El diario La Verdad resaltó que ni el propio Pagán había sabido explicar “el fracaso más grande de su vida de jugador” aclarando “que las causas ni él mismo ha sabido explicarlas”.

La Verdad, 9 de marzo de 1926

La Verdad, 9 de marzo de 1926

El diario El Liberal responsabilizó directamente a Pagán de la derrota.

El Liberal, 9 de marzo de 1926

El Liberal, 9 de marzo de 1926

El semanario Murcia Deportiva culpó de la goleada al defensa murciano, con una sentencia contundente: “jamás podrá estar Pagán peor que estuvo el pasado domingo”.

Murcia Deportiva, 11 de marzo de 1926

Murcia Deportiva, 11 de marzo de 1926

Las conclusiones eran unánimes. Pagán había perdido su gran oportunidad de estar en la agenda de la Selección Española de cara a futuras convocatorias, aunque se consideraba que a sus 23 años aún disponía de tiempo suficiente para llamar a las puertas de la internacionalidad.

Pero la maldición solo acababa de empezar. La semana siguiente, en concreto el 14 de marzo, el Real Murcia disputó un partido amistoso ante la UD Carthago. Durante el mismo Pagán se tuvo que retirar del campo por un golpe en el menisco que, aparentemente, no revestía demasiada gravedad, pero que a medio plazo acabaría retirándole de la práctica del fútbol. Su reaparición estaba prevista para el 11 de abril en otro encuentro amistoso ante el mismo rival, pero ese día el defensa murcianista no se presentó en el campo, alegando que no se le permitían sus obligaciones militares. Estas explicaciones no convencieron a los miembros de la junta directiva, quienes consideraron que la ausencia era injustificada y que, por tanto, el jugador había cometido un acto de indisciplina. El castigo fue apartarlo de la plantilla durante un tiempo indefinido. No había prisa por reintegrarlo porque la competición oficial ya había finalizado para el Real Murcia.

Esta situación se prolongó durante más de un mes y medio. El 3 de junio Pagán reapareció en un amistoso ante el Sevilla, pero a los pocos minutos se resintió de su lesión en el menisco y se tuvo que retirar del terreno de juego. El 27 de junio volvió a jugar contra el Elche, en un partido en el que coincidió en el terreno de juego con el nuevo fichaje del Real Murcia, el vasco Pachuco Prats, quien sí lograría ser internacional durante su etapa en el equipo grana. Pagán, faltó de forma y mostrando enormes limitaciones por culpa de su lesión, realizó un partido flojo. Los desencuentros entre el jugador y la junta directiva del Real Murcia propiciaron que la prensa llegara a especular que Pagán abandonaría el club y ficharía por el Lorca, pero fue el propio jugador quien acalló esos rumores y anunció que seguiría en el equipo de su vida una temporada más, con la intención de volver a convertirse en el jugador de referencia.

El 4 de septiembre Pagán formó parte de la alineación que disputó el primer partido de pretemporada ante el Betis, encuentro en el que volvió a resentirse de la lesión. Reapareció tres meses después en otro partido amistoso ante el Alicante que el Real Murcia ganó por 10-0. Pese al contundente marcador, la prensa le dedicó duras críticas por entender que había perdido muchas facultades. Tal es así que su puesto en partidos de competición oficial fue ocupado por José Flores, ex jugador del Español, quien formó tándem defensivo con José Roselló. Incluso el teórico cuarto defensa de la plantilla, el cartagenero Carlos Vaso, estaba por delante de Pagán en las alineaciones.

Uno de los días más duros para Pagán debió ser el 25 de diciembre de 1926. Se conmemoró el segundo aniversario de La Condomina en un amistoso ante el Baracaldo, el primer club vasco que jugó un partido de fútbol en Murcia. El día de la inauguración del nuevo campo de fútbol Pagán había sido el capitán del Real Murcia, mientras que el año anterior había realizado un encuentro tan destacado, lo que unido a su trayectoria, le había convertido en candidato a ser internacional. En esta ocasión también estuvo en el terreno de juego, e incluso se hizo la foto de rigor junto a sus compañeros, pero no jugó y finalmente sus servicios fueron requeridos…como juez de línea.

Pagán, segundo de pie por la izquierda, posó por última vez en La Condomina junto a sus compañeros antes del partido amistoso disputado ante el Baracaldo, con motivo del segundo aniversario de la inauguración del estadio murcianista, aunque a la postre sería uno de los jueces de línea del encuentro (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Pagán, segundo de pie por la izquierda, posó por última vez en La Condomina junto a sus compañeros antes del partido amistoso disputado ante el Baracaldo, con motivo del segundo aniversario de la inauguración del estadio murcianista, aunque a la postre sería uno de los jueces de línea del encuentro (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Jesús Pagán tuvo una última oportunidad. Fue en Sevilla en un amistoso ante el Betis y una vez más se volvió a resentir de su lesión de menisco, pero en esta ocasión el aviso fue tan serio que se vio obligado a estar inmovilizado durante varias semanas. El carismático defensa murcianista terminó por convencerse de que la lesión que se produjo una semana después de haber visto aquel entierro en Madrid no estaba bien curada. Se puso en manos del doctor Manuel Bastos, el traumatólogo más prestigioso de España, quien certificó que Pagán tenía el menisco destrozado, y que buena parte del daño causado se había debido a las ansias del futbolista por jugar sin estar plenamente recuperado. El defensa murcianista estuvo en tratamiento durante más de un año, pero fue imposible lograr un restablecimiento total, por lo que se vio obligado a retirarse de la práctica del fútbol.

El inquieto Pagán probó suerte en el mundo de los toros, pero su debut como novillero el 22 de julio de 1928 en la plaza de La Condomina fue un fracaso. Unos meses después por motivos que no están nada claros (tal vez fueran económicos) un empresario taurino y varios matones le propinaron tal paliza que tuvo que ser atendido en la Casa de Socorro.

En el verano de 1929 Jesús Pagán debutó como entrenador del Imperial, e incluso en un partido amistoso ante el River Thader se atrevió a jugar de delantero y marcó un gol. El último. Disputó algunos encuentros más de carácter informal hasta que en 1931 ingresó en el Colegio Murciano de Árbitros, convirtiéndose en uno de sus miembros más destacados durante los años de la Segunda República. Tras la Guerra Civil marchó a Madrid donde trabajaría en la Dirección General de Prisiones. Nunca se olvidó del Real Murcia, como lo demuestra el hecho de que le enviara un telegrama de felicitación tras el ascenso a Primera División logrado en la temporada 1982-83.

Pagán, durante un partido en el campo de La Torre de la Marquesa, intenta despejar un balón de cabeza (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Pagán, durante un partido en el campo de La Torre de la Marquesa, intenta despejar un balón de cabeza (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCÍA)

Jesús Pagán Ibáñez Garcés de Marcilla (en los últimos años de su vida añadió el segundo apellido materno) falleció en Madrid el 22 de mayo de 1989. Era el último superviviente, el mayor referente y el gran capitán de la primera generación del Real Murcia, la que logró el primer título de su historia, la que inauguró La Condomina y la que derrotó al Real Madrid dos veces en 24 horas. La generación que injustamente permanece en el olvido.

PD1: Jesús Pagán es posiblemente el jugador murciano del Real Murcia que jamás haya estado más cerca de ser internacional. Su nombre comenzó a sonar a raíz del gran marcaje que le realizó al madridista Juan Monjardín. Apenas un año después las opciones de jugar con la Selección Española de su compañero, el vasco Pachuco Prats, se dispararon tras un excepcional marcaje que le hizo al barcelonista José Samitier. Finalmente, Prats sí se convertiría en el primer internacional de la historia del Real Murcia, lo que demuestra que las opciones de Pagán fueron reales.

PD2: El Real Madrid disputó el segundo partido del primer aniversario de La Condomina sin Juan Monjardín, quien fue protagonista de una llamativa anécdota que ilustra la escasa disciplina interna que existía en el fútbol de los tiempos anteriores al profesionalismo. Al finalizar el primer encuentro entre el Real Murcia y el Real Madrid, un directivo de Cieza se acercó al jugador madridista y le ofreció una cantidad económica por dejar “tirados” a sus compañeros y reforzar al Cieza en un amistoso ante la Unión Deportiva de Murcia, que se jugaba a la vez que el segundo encuentro entre el Real Murcia y el Real Madrid. El jugador aceptó la oferta, y sin contar el verdadero motivo de su marcha a la directiva de su club abandonó a sus compañeros.

Esa misma noche se tuvo conocimiento de que un tren de pasajeros que cubría el trayecto entre Murcia y Madrid había descarrilado entre las estaciones de Blanca y Cieza, y que, posteriormente, había chocado con un tren de cercanías que no había podido ser avisado por la rotura del telégrafo. A consecuencia del choque falleció el maquinista del segundo tren y durante algunas horas hubo una gran confusión sobre el alcance del accidente. Algún confidente, nervioso por lo sucedido, y temiendo que el jugador podía haber resultado herido, contó cuál había sido la verdadera razón de la marcha del delantero madridista. Al final se supo que el jugador no viajaba en el tren accidentado, pero los motivos de su deserción quedaron al descubierto.

PD:3 Este artículo se centra en profundidad en el meteórico descenso a los infiernos del que fue el defensa más carismático del Real Murcia en la primera mitad del siglo XX. No se recoge la trayectoria deportiva completa de Jesús Pagán, porque a este respecto ya existe una excelente biografía elaborada por Pedro García, que ha sido publicada en el volumen II de la Historia del Real Murcia.




125 años de fútbol en la ciudad de Murcia

Las investigaciones por datar el año exacto del origen del fútbol en una localidad se encuentran con la dificultad de que la documentación que ha llegado hasta nosotros es muy escasa, por lo que han surgido teorías de todo tipo para elegir una fecha concreta. Si nos circunscribimos a la Región de Murcia, hay quien considera que en Lorca ya se jugaba a este deporte en 1895 por una fotografía en la que aparecen tres palos que se asemejan a una rudimentaria portería de fútbol. Asimismo, la tradición oral indica (sin que se aporte ningún tipo de documentación original que lo demuestre) que en Águilas comenzó a jugarse al fútbol en 1896, y es por ello que en 1996 se celebró el centenario del fútbol aguileño. No deja de ser una fecha aleatoria, sobre todo porque hay fundadas sospechas de que los primeros partidos de fútbol debieron disputarse antes de aquel año.

La novedad a la hora de trazar la historia del origen del fútbol en la Región de Murcia es la aparición de los programas de la asignatura de gimnástica higiénica de los cursos tercero y cuarto de bachillerato del Instituto Provincial de Murcia correspondientes al curso escolar 1894-1895, elaborados por el profesor de gimnasia Francisco Medel y que fueron impresos en un cuadernillo. Este documento tiene una gran importancia histórica, pues demuestra que el primer intento de propagar el deporte del fútbol en la ciudad de Murcia se remonta a 1894, y no a 1903 como se creía hasta ahora, en función de la información reflejada en la prensa de la época.

La historia sobre el nacimiento del fútbol en la ciudad de Murcia se ha construido tradicionalmente sobre el testimonio oral plagado de incorrecciones que dos deportistas de principios del siglo XX, Abelardo Font y José Girón, realizaron a un periodista del diario La Verdad en el año 1924. Este relato fue copiado en 1941 por Luis Peñafiel (Fielpeña) en su obra Historial del Murcia F.C., y posteriormente ha sido reproducido en cadena por decenas de autores, quienes le han dado presunción de veracidad, pese a que no existe ninguna fuente original que lo sustente.

Font y Girón vinculan el origen del fútbol en Murcia con sus primeros recuerdos, y es por ello que manifiestan que este deporte fue introducido “allá por el año 1902” por un joven inglés que debería llamarse Edward (lo castellanizan a Eduardo) Coolk, y que posteriormente fue el profesor de gimnasia Francisco Medel quien lo popularizó gracias a su influencia social. Este testimonio es erróneo, porque como se demostrará a continuación, Medel, quien fue el verdadero introductor del fútbol en la ciudad de Murcia, conocía este deporte, al menos desde la década anterior, e incluso tenía previsto enseñar su práctica a los alumnos del Instituto Provincial durante el curso 1894-1895. Es decir, que en Murcia el fútbol se conoce desde hace 125 años.

Veamos los testimonios copiados en cadena que consideran equivocadamente a Coolk como el introductor del fútbol en Murcia.

Font y Girón, 1924

Font y Girón, 1924

Fielpeña, 1941

Fielpeña, 1941

Aullón, 1983

Aullón, 1983

Como se puede apreciar los tres textos coinciden en los aspectos básicos. Según Font y Girón un estudiante inglés llamado Eduardo Coolk llegó a Murcia en el año 1902 y se matriculó en el colegio San Antonio. Afirman que hasta su llegada el fútbol no era conocido en la ciudad, y que fue este alumno quien enseñó el juego a sus compañeros. Asimismo, manifiestan que el profesor Francisco Medel “acogió con simpatía y entusiasmo el nuevo deporte”. La interpretación que hace Fielpeña es aún más contundente, pues no tiene reparos en presentar a Francisco Medel como un completo desconocedor del deporte del fútbol, e incluso afirma que Coolk le entregó el primer reglamento que llegó a Murcia, algo que no es cierto.

De entrada si echamos un vistazo a la relación de alumnos matriculados en el colegio San Antonio entre los años 1896 y 1904 podemos comprobar como no hay ningún estudiante llamado Edward (Eduardo) Coolk, o con un nombre parecido.

El nombre de Edward (Eduardo) Coolk no aparece en la relación de alumnos matriculados en el colegio San Antonio entre 1896 y 1904. No se conservan listados posteriores

El nombre de Edward (Eduardo) Coolk no aparece en la relación de alumnos matriculados en el colegio San Antonio entre 1896 y 1904. No se conservan listados posteriores

Hay una prueba irrefutable que demuestra que Medel conocía el reglamento del fútbol, al menos desde la década anterior: el cuadernillo en el que se recoge el extenso programa lectivo que elaboró el profesor para impartir a los alumnos de tercero y cuarto de bachillerato del Instituto Provincial de Murcia durante el curso 1894-95, y que incluye una lección (la 49) dedicada a la enseñanza de las reglas básicas para la práctica del tenis y el fútbol.

Primera página del programa de “gimnástica higiénica” de los cursos tercero y cuarto de bachillerato correspondiente al curso 1894-1895

Primera página del programa de “gimnástica higiénica” de los cursos tercero y cuarto de bachillerato correspondiente al curso 1894-1895

En la lección 49 del programa se aprecia que Francisco Medel tenía previsto explicar a sus alumnos el reglamento y las nociones básicas del fútbol durante el curso escolar

En la lección 49 del programa se aprecia que Francisco Medel tenía previsto explicar a sus alumnos el reglamento y las nociones básicas del fútbol durante el curso escolar

La información recogida en el programa escolar puede hacer pensar que Medel consideraba el fútbol como un mero entretenimiento exótico que podría despertar la curiosidad de sus alumnos. Esto no es cierto ya que el profesor se mostró como un firme defensor de la práctica de deportes como el tenis o el fútbol por el beneficio que causaban a la salud de los estudiantes, y así lo corroboró en un artículo publicado en Las Provincias de Levante hace 125 años. En concreto el 10 de septiembre de 1894. Por tanto, no fue un estudiante inglés quien trajo el primer reglamento a la ciudad de Murcia, ni mucho menos quien enseñó a Medel el deporte del fútbol en 1902.

Artículo publicado por Francisco Medel en el diario Las Provincias de Levante el 10 de septiembre de 1894, en el que defiende los beneficios de la práctica del fútbol

Artículo publicado por Francisco Medel en el diario Las Provincias de Levante el 10 de septiembre de 1894, en el que defiende los beneficios de la práctica del fútbol

Así pues, fue Francisco Medel y no Eduardo Coolk el pionero del fútbol en la ciudad de Murcia. Tal vez el alumno ni siquiera se apellidara así, ya que los errores de los periodistas de los años 20 a la hora de transcribir los apellidos extranjeros eran más que frecuentes. Al final de este artículo se hablará de la hipotética relación de este joven con el desarrollo del fútbol en Murcia durante la primera década del siglo XX.

Francisco Medel Asensi nació en Alicante. A mediados de la década de 1880 se trasladó a Madrid para inscribirse en la Escuela Central de Profesores y Profesoras de Gimnástica. Este centro había sido creado tras una ley promulgada el 9 marzo de 1883 y tenía por objeto formar a los docentes destinados a los institutos, escuelas normales de maestros y maestras, y demás establecimientos de enseñanza. Durante su estancia en la escuela de profesores Medel practicó varios deportes, destacando en esgrima, especialmente en las disciplinas de sable y florete. En marzo de 1887 participó en la fundación de la Sociedad Gimnástica de Madrid. El 25 de junio de 1889 obtuvo el título de profesor oficial de gimnasia tras superar el examen de reválida realizado en la propia Escuela Central de Gimnástica de Madrid con la calificación de sobresaliente. El título fue expedido por el Ministerio de Fomento el 16 de enero de 1893. Aquel mismo mes fue destinado al Instituto Provincial de Valencia como catedrático de gimnasia, donde estuvo por espacio de poco menos de año y medio hasta su cese, que se produjo a finales de junio de 1894.

El 1 de septiembre de 1893 se publicó una Real Orden firmada por el ministro de Fomento, Segismundo Moret, que establecía la gimnástica higiénica como asignatura obligatoria en los institutos provinciales desde el primer curso. En consecuencia se hizo necesaria la presencia de un profesor de gimnasia en el Instituto de Murcia. En un principio, y de forma provisional, se nombró a Francisco Moreno Giménez, director del Gimnasio Higiénico, pues no se dispuso de tiempo suficiente para encontrar una persona que acreditara la titulación requerida para impartir las clases durante el curso 1893-1894. Moreno Giménez desarrolló su labor como profesor de gimnasia desde enero de 1894 hasta la finalización del curso escolar. Posteriormente sería sustituido por Francisco Medel, quien logró la plaza en el concurso convocado a tal efecto.

Medel trasladó su residencia a Murcia a principios del verano de 1894. Le acompañaron su esposa, Carmen Vázquez Rubio, quien años más tarde ejercería ocasionalmente como profesora de gimnasia, y su hijo, Eduardo. La familia aumentaría con el nacimiento de otros cinco vástagos: Francisco, Joaquín, Aurora, Salvador y Carmen. El 12 de julio tomó posesión como profesor numerario de gimnástica del Instituto Provincial de Murcia. También impartiría clases en el colegio de los Sagrados Corazones y en el colegio San Antonio. Su trabajo en el instituto se desarrollaba entre las 7:30 y las 8:30 de la mañana. Según el horario que le había sido asignado, los alumnos de primer y segundo curso debían asistir los lunes y los jueves, los de tercer curso los martes y los viernes, y los de cuarto curso, los miércoles y los sábados, aunque este último día lo reservaría para realizar excursiones.

El profesor pudo constatar que en la ciudad de Murcia la práctica deportiva era más bien escasa. Tenían una cierta aceptación la gimnasia y la esgrima, deporte este último que tenía a un nutrido grupo de seguidores entre los representantes de los estratos más elevados de la sociedad. También se organizaban carreras ciclistas, aunque de forma muy esporádica. Desde el punto de vista del espectador, uno de los entretenimientos más populares eran las peleas de gallos, por aquel entonces consideradas como un deporte.

La actividad laboral de Medel no se limitó a su trabajo como profesor de gimnasia. Desde su llegada a Murcia mostró un afán desmedido por enseñar cualquier deporte a las personas que estuvieran interesadas en aprender, o en perfeccionar sus conocimientos. Su sólida formación y su hiperactividad le convirtieron en un breve lapso de tiempo en la mayor personalidad de la ciudad en materia deportiva.

El primer gran problema que encontró Medel a la hora de impartir su asignatura en el Instituto Provincial fue la incomprensión de los padres de mentalidad más conservadora, quienes entendían que la gimnasia era una materia prescindible para la formación académica, y que incluso podría entrañar riesgos para la salud de sus hijos, especialmente por las largas marchas a pie a parajes alejados de la ciudad. Ante esta situación a Medel no le quedó más remedio que establecer una comunicación fluida para convencer a estos padres de que las dos excursiones mensuales que tenían que realizar obligatoriamente los alumnos, en cumplimiento de la Real Orden de 1 de septiembre de 1893, eran beneficiosas para éstos. El profesor concibió la prensa como un medio rápido y eficaz para lograr esta comunicación. De modo que no solo escribió varios artículos defendiendo las distintas actividades de su asignatura, sino que una vez iniciado el curso escolar publicó regularmente resúmenes de estas excursiones con el objetivo de tranquilizar a los progenitores.

Entre septiembre y octubre de 1894 Francisco Medel utilizó el diario Las Provincias de Levante para dar explicaciones sobre los beneficios de su asignatura

Entre septiembre y octubre de 1894 Francisco Medel utilizó el diario Las Provincias de Levante para dar explicaciones sobre los beneficios de su asignatura

La realización de estas marchas conllevaba otro aspecto que consideramos importantísimo en el presente estudio. Tal y como indica Medel en la introducción de su programa de gimnasia, los juegos (entre ellos el fútbol) serían efectuados en el campo, aprovechando que los alumnos podían disponer de un amplio espacio al aire libre para practicarlos, lo que era imposible en Murcia, ya que la ciudad se hallaba completamente rodeada por la huerta. Por consiguiente las excursiones cumplían una doble función: por un lado los alumnos realizaban las obligatorias marchas a pie, y por otro lado, el destino era un lugar en el que se podían desarrollar los juegos recogidos en el programa escolar.

Medel advirtió en el programa que aprovecharía las excursiones para llevar a cabo los juegos expuestos en el mismo

Medel advirtió en el programa que aprovecharía las excursiones para llevar a cabo los juegos expuestos en el mismo

Además de la incomprensión de algunos padres, el profesor encontró un segundo problema a la hora de impartir su asignatura: el de las reticencias de sus propios alumnos. Medel era extremadamente exigente. Un vistazo al programa nos hace pensar que el aprobado no debió ser nada sencillo para unos jóvenes que no estaban habituados a hacer ejercicio. El primer y segundo curso de bachillerato constaban de 40 lecciones de las que 26 eran prácticas. En tercero y cuarto de bachillerato la exigencia era mayor. El programa constaba de 64 lecciones (53 eran prácticas, incluyendo las siete últimas que eran de formación militar). Hay un dato esclarecedor sobre el nulo interés que tenían los alumnos por cursar esta asignatura. La entrada en vigor del plan de estudios impulsado por Alberto Bosch en julio de 1895 convirtió a la gimnasia en una materia no obligatoria. Ningún alumno del Instituto Provincial se matriculó en la asignatura impartida por Medel mientras ésta fue optativa.

En este documento se refleja el contenido de algunas de las 64 lecciones del programa de Gimnástica Higiénica elaborado por Francisco Medel para tercero y cuarto de Bachillerato

En este documento se refleja el contenido de algunas de las 64 lecciones del programa de Gimnástica Higiénica elaborado por Francisco Medel para tercero y cuarto de Bachillerato

El curso académico se inició a principios de octubre. El 12 de noviembre, y siguiendo el programa previsto, el diario Las Provincias de Levante publicó un artículo enviado por Medel en el que el profesor ofrecía detalles de la primera excursión, cuyo destino fue el santuario de la Fuensanta, reflejando para tranquilidad de los padres, que “todos los alumnos regresaron con muy poco cansancio y muy animosos”. Posteriormente este diario informaría de excursiones a lugares como el convento de los Jerónimos, las faldas de la Cresta del Gallo, la localidad de Monteagudo, los alrededores de la plaza de toros, o lugares indeterminados de la huerta.

El análisis de la información que aparece en la prensa permite comprobar que, efectivamente, Medel aprovechaba las explanadas que encontraba en el lugar de destino de las marchas a pie para desarrollar los juegos y deportes previstos en el programa escolar. En consecuencia, el 14 de diciembre Las Provincias de Levante informó que el profesor llevó a sus estudiantes a los alrededores de la plaza de toros y que allí realizaron diversos ejercicios corporales y los juegos llamados los pilares y el ratón y el gato, “siendo muy del agrado de los alumnos”. Asimismo, el 19 de enero de 1895 este periódico indica que los alumnos de Medel recorrieron cinco kilómetros, además de haber efectuado “los juegos del embudo-volante, la pelota vertical, los zancos, el tejo francés y el paso”, correspondientes a las lecciones 38 y 39 del programa escolar.

Noticia publicada el 19 de enero de 1895 en Las Provincias de Levante (imagen de abajo), en la que se demuestra que Medel cumplía el programa de la asignatura (imagen de arriba)

Noticia publicada el 19 de enero de 1895 en Las Provincias de Levante (imagen de abajo), en la que se demuestra que Medel cumplía el programa de la asignatura (imagen de arriba)

Lamentablemente las noticias sobre las excursiones desaparecen en las semanas siguientes. La última información es la que se publicó el 8 de marzo, en la que solo se refleja que el día anterior los alumnos de primer curso hicieron una excursión a la huerta en la que recorrieron diez kilómetros en tres horas al paso militar. A partir de entonces, por algún motivo que desconocemos, Medel dejó de colaborar en Las Provincias de Levante.

Así pues, la pregunta que surge y que no podemos responder es la siguiente ¿llegó Medel a impartir a sus alumnos la lección 49 en la que tenía explicar la descripción del campo de fútbol, la colocación de los jugadores, las reglas para practicar el fútbol, el número de jugadores, y los objetos y fines de este deporte? Atendiendo a la demostrada escrupulosidad con la que el profesor cumplía su programa es probable que esa lección se impartiera y tal vez un rudimentario balón de fútbol rodara por algún descampado cercano a la huerta de Murcia durante el curso escolar 1894-1895, lo cual si ocurrió ni siquiera mereció una breve reseña en la prensa de la época, pero este hecho no se puede demostrar fidedignamente, más allá de la mera hipótesis. Lo que ha quedado claro es que la primera referencia sobre el interés por fomentar la práctica del fútbol en la ciudad de Murcia data de septiembre de 1894 y que Francisco Medel fue el introductor de este deporte.

En el curso siguiente el papel de Medel como profesor de gimnasia quedó postergado a un segundo plano. Como se ha reflejado con anterioridad, la entrada en vigor del plan de estudios impulsado por Alberto Bosch en julio de 1895 convirtió a la gimnasia en una asignatura optativa y los alumnos literalmente “huyeron” de esa materia. Durante los años en los que Medel ejerció como profesor de gimnasia en Murcia se produjeron numerosas reformas de los planes de estudios de segunda enseñanza, fiel reflejo de la alternancia política del periodo de la Restauración. Estos cambios afectaron de forma especial a la materia de gimnasia, pues en unas ocasiones fue una asignatura optativa, en otras ocasiones fue obligatoria en determinados cursos, e incluso, tras la aprobación de la Real Decreto de 20 de julio de 1900, llegó a convertirse en una materia obligatoria para los alumnos de todos los cursos.

Al margen de su trabajo como profesor, la labor de Medel fue fundamental para el desarrollo del deporte murciano en la última década del siglo XIX. Ya en septiembre de 1894 había comenzado a impartir lecciones de esgrima. En abril de 1896 fue nombrado director técnico del Club Velocípedo Murciano. Además, a partir de este año reanudó su labor como articulista de prensa con el objetivo de difundir de forma teórica sus conocimientos. En mayo de ese año fue nombrado corresponsal de la revista deportiva La Regeneración Física, una publicación que prestaba una atención especial a la gimnasia, mientras que en 1897 se convirtió en corresponsal en Murcia de la revista catalana Los Deportes. A partir de 1899 este medio comenzó a publicar con cierta regularidad noticias futbolísticas. De este modo se puede afirmar, con total seguridad, que antes del final del siglo, Medel (quien recibía la revista todas las semanas) no solo conocía perfectamente el reglamento del fútbol, sino que estaba al tanto de las novedades que se producían en este deporte.

Asimismo cabe destacar su faceta de inventor. El 15 de julio de 1897 la Academia de Medicina de Murcia informó favorablemente “de la utilidad y valor higiénico” de la plancha dorsal y el cinturón gimnástico inventados por Medel. Por la plancha dorsal le fue concedida la medalla de bronce en el noveno congreso internacional de Higiene celebrado en Madrid en abril de 1898. También inventó un dinamómetro para apreciar la fuerza de tracción y abducción branquial.

El papel de Medel como profesor de gimnasia adquirió una gran importancia tras la entrada en vigor del Real Decreto de 20 de julio de 1900 que modificó el plan de estudios de segunda enseñanza. La reforma introducida por el ministro murciano Antonio García Alix convertía a la gimnasia en una asignatura obligatoria para los alumnos de todos los cursos. Según esta reforma los profesores de educación física debían impartir 18 horas semanales. Se desconoce si Medel realizó un programa escolar similar al del curso 1894-1895.

En el año 1902 el fútbol había arraigado en varias ciudades españolas. En el mes de mayo se celebró en Madrid la primera competición nacional: la Copa de la Coronación, como parte del programa de actos lúdicos y deportivos que se elaboró con motivo de la coronación del Rey Alfonso XIII. Esta competición no alcanzó un gran éxito, pero su celebración sí fue divulgada por los periódicos de provincias (entre ellos los de Murcia) a través de la información proporcionada por las agencias. Durante el verano de este año se celebró, también en Madrid, la asamblea del profesorado oficial de educación física. En las sucesivas reuniones se discutió cuál debía ser el camino a seguir en el futuro. Se hizo una llamada a los presentes para que realizaran actividades que motivaran a los alumnos, e incluso quedó implícita la posibilidad de llevar a cabo algún tipo de innovación. Así lo explica el periódico Los Deportes el 13 de julio de 1902. “Hasta ahora en materia de educación física, hemos ido tumbo tras tumbo, hasta caer en ciertos abismos de donde es difícil levantarse…si los profesores de gimnástica comprenden cuál es su misión deben dedicarse ante todo y sobre todo a cumplir dos fines principalísimos: el de hacer un culto de su enseñanza, atraerse a los alumnos para que practiquen con gusto las clases, excursiones, etc., se aficionen y dediquen a los deportes, se persuadan por ellos mismos de la bondad de tal enseñanza, llevando esa persuasión a sus familias, trabajando con afán y sin desalientos en consolidar su unión con los demás compañeros”.

De la lectura de este artículo se desprenden varias dudas: ¿se dieron órdenes expresas a los profesores de gimnasia para que enseñaran en profundidad nuevos deportes a sus alumnos?…¿una de las formas de “consolidar la unión con los demás compañeros” sería el fomento de la práctica de algún deporte de equipo, más allá de enseñar las reglas básicas del mismo? Estas noticias adquieren sentido porque se ha constatado que las primeras noticias publicadas por la prensa sobre la celebración de partidos de fútbol en Murcia y en Alicante datan de enero de 1903 y porque los iniciadores de este deporte en ambas ciudades fueron los profesores de gimnasia de ambos institutos, Francisco Medel Asensi y José Muñoz Gomis.

Esta vez Medel se lo tomó muy en serio. El 31 de octubre de 1900 el profesor había inaugurado el Gimnasio Modelo. Este dato es importante porque según informan tres diarios murcianos, el 18 de enero de 1903 los alumnos de este gimnasio acudieron a la plaza de toros “para ejercitarse en el juego del foot-ball”. La situación no era ni mucho menos extraña, pues ante la falta de lugares adecuados para practicar deportes al aire libre, era habitual utilizar la plaza de toros para la celebración de pruebas gimnásticas. La actividad debió gustar a los jóvenes, pues se acordó que todos los domingos acudieran a practicar “ejercicios de foot-ball”.

El 25 de enero los alumnos del gimnasio de Medel volvieron a utilizar la plaza de toros como un improvisado campo de fútbol. Sería la última vez que se ejercitarían en aquel lugar, pues a partir de la semana siguiente los estudiantes del Instituto Provincial acondicionarían una explanada llena de piedras, situada a más de cuatro kilómetros de su centro educativo, en concreto junto al campo de tiro de Espinardo. El motivo del traslado se fundamentó en que estos alumnos realizaban prácticas de tiro, de modo que la posibilidad de disponer junto a aquel lugar de una explanada que podía ser utilizada como un campo de juego para practicar varios deportes, entre ellos el fútbol, era de gran ayuda para el profesor. Es decir, que Medel enseñó la práctica del fútbol al unísono a dos grupos diferentes: los alumnos de su gimnasio y los estudiantes de quinto de bachillerato del Instituto Provincial.

Los jóvenes disputaron varios partidos en Espinardo, siempre bajo el arbitraje del profesor, pero este intento por consolidar el fútbol apenas se extendió poco más de dos meses. En concreto hasta finales de marzo de 1903, cuando Medel constató que por mucho empeño que pusieran sus alumnos, aquel lugar no reunía las condiciones mínimas para organizar partidos de fútbol contra equipos de otras localidades, como el que pretendían celebrar contra un equipo de Lorca. En última instancia el profesor realizó una petición al alcalde de Murcia para que construyera un campo de deportes. No tuvo éxito, y el fútbol ya no volvería a la ciudad hasta los primeros meses del año 1905.

Al principio de este artículo se ha analizado el papel de Eduardo Coolk, a quien Font y Girón presentan como estudiante del colegio San Antonio. Es posible que fuera quien reintrodujo el fútbol a principios de 1905. La información que ha llegado hasta nosotros nos permite interpretar que Coolk, quien debía tener entre 10 y 12 años, pudo trasladarse a Murcia a mediados o a finales de 1904. Su interés por difundir la práctica del fútbol entre sus compañeros despertó las simpatías de Francisco Medel, quien debió entender que se presentaba una gran oportunidad para popularizar este deporte entre sus alumnos más jóvenes. Fielpeña recoge en su obra sobre la historia del Real Murcia el relato de un partido de fútbol disputado en el patio del colegio San José, cercano a la plaza de toros, entre los alumnos del colegio San Antonio y el colegio San José. De acuerdo con esta información, aquel encuentro fue el punto de partida para que los alumnos aspiraran a retos mayores bajo la tutela de Medel. De Eduardo Coolk nada más se supo.

La ausencia de Coolk en la relación de alumnos matriculados en el colegio San Antonio entre 1896 y 1904 es una prueba de peso para demostrar que fue imposible que introdujera el fútbol en la ciudad en 1902, pero además la descripción de Font y Girón no guarda ninguna relación con los acontecimientos que sucedieron en 1903; en cambio sí tiene muchas similitudes con lo que ocurrió en 1905.

–          En el relato se afirma que los equipos vestían de rojo y azul (se refiere a que la camiseta era blanca con bandas diagonales rojas y azules). Sin embargo según aparece en la edición de El Diario de Murcia del día 26 de marzo de 1903 en aquel momento vestían de blanco y rojo. En cambio, según informa El Liberal el 26 de abril de 1905, en este año sí vestían tal y como indican Font y Girón

–          Los autores del testimonio original citan a 19 jugadores como los primeros practicantes del fútbol en la ciudad. Nada se sabe de ellos en 1903. Curiosamente casi todos estos jóvenes jugaron en 1905 un partido en la plaza de toros que causó una gran expectación ya que se promocionó como un acto de las fiestas de abril y atrajo a miles de espectadores.

–          Los recuerdos de Font y Girón saltan desde 1903 a 1908 y no se detienen en 1905, pese a que la actividad futbolística que se desarrolló a principios de este año fue conocida por muchísimas más personas que en 1903, lo que demuestra que ubican equivocadamente en ese año los acontecimientos que en realidad se produjeron en 1905.

De todo esto se deduce que Font y Girón fueron ajenos a los primeros escarceos que se produjeron en 1903 con unos cuantos alumnos del Instituto Provincial y del gimnasio Modelo. Su memoria futbolística se inicia con la llegada a Murcia de Eduardo Coolk que ellos sitúan equivocadamente en 1902, cuando debió producirse hacia 1904. Las noticias sobre la estancia del estudiante británico en Murcia sólo se basan en dos relatos orales: el de Font y Girón en 1924, y el de Alfonso Guillamón Conesa, quien en la década de 1960 aseguró que lo había conocido personalmente. El resto de las informaciones que se han publicado sobre Coolk parten de la interpretación que otros autores han realizado sobre estos testimonios, o sobre el relato de terceras personas que dieron credibilidad a los mismos.

Ya se ha comentado anteriormente que en 1905 se celebró en la plaza de toros un encuentro de fútbol incluido en el programa de las hoy conocidas como Fiestas de Primavera. Se disputó el 26 de abril y enfrentó a dos equipos de la ciudad bajo el arbitraje de Francisco Medel. Se trata del partido más importante que se jugó en Murcia en la primera década del siglo XX. Según el diario El Liberal este enfrentamiento atrajo a unas 5.000 personas. Aún teniendo en cuenta que las estimaciones de la prensa debieron ser exageradas, a Medel también le cabe el honor de ser el organizador del primer partido de fútbol que registró una asistencia masiva de espectadores, como así reconoce en su hoja de servicios. Fue un final agridulce para el profesor de gimnasia porque al término del encuentro se produjeron incidentes de cierta importancia entre los jugadores de ambos equipos, lo que motivó que Medel, abochornado por la imagen ofrecida ante el numeroso público, arrojara la toalla y se alejara definitivamente del fútbol.

Imagen más antigua que se conserva de un partido de fútbol jugado en Murcia.  El escenario es la plaza de toros y el año podría ser 1903, atendiendo a que uno de los dos equipos no lleva banda diagonal en la camiseta. Es muy probable que el árbitro fuera Francisco Medel, de quien describen que solía ir provisto de un bombín.  FOTO: Archivo Pedro García

Imagen más antigua que se conserva de un partido de fútbol jugado en Murcia. El escenario es la plaza de toros y el año podría ser 1903, atendiendo a que uno de los dos equipos no lleva banda diagonal en la camiseta. Es muy probable que el árbitro fuera Francisco Medel, de quien describen que solía ir provisto de un bombín. FOTO: Archivo Pedro García

El 31 de agosto de 1911 Francisco Medel cesó como profesor del Instituto Provincial de Murcia tras pedir el traslado al de Almería. Aquel hombre que durante más de una década y media había sido la mayor personalidad de la ciudad en materia deportiva se marchó hastiado por la incomprensión de los políticos locales, con los que tuvo numerosos desencuentros que omitimos porque no guardan relación directa con la temática de este artículo. El profesor Medel fue un hombre avanzado a su tiempo e injustamente olvidado con el paso de las décadas. Hoy en día sigue siendo un perfecto desconocido en Murcia, pese a que fue la persona que introdujo el fútbol en la ciudad, y pese a que su papel fue decisivo para que el deporte dejara de ser una actividad marginal.




Cien años de La Torre de la Marquesa, el primer campo de fútbol del Real Murcia

A lo largo de su casi centenaria historia, el Real Murcia ha jugado como equipo local en tres campos de fútbol diferentes: La Torre de la Marquesa (1920-1924), La Condomina (1924-2006) y La Nueva Condomina (desde 2006 en adelante).

El campo de fútbol de La Torre de la Marquesa, inaugurado el 27 de enero de 1918, tiene una gran importancia en la historia del Real Murcia. En aquel pequeño terreno de tierra, en el que crecía descontroladamente la hierba, el equipo grana, entonces denominado R. Levante FC, disputó el 28 de marzo de 1920 el primer encuentro de su casi centenaria historia ante el Cartagena FC. También en aquel lugar jugó su primer encuentro de competición oficial, un partido del Campeonato Regional de Levante ante el Club Deportivo Albacetense que se celebró el 12 de diciembre de 1920, y allí disputó el primer partido internacional de su historia, el 10 de mayo 1923 ante el FC Nuremberg.

Pero, por encima de todo, aquel terreno de juego fue fundamental para que el fútbol se transformara en un deporte de masas en la ciudad de Murcia y, como consecuencia de  ello, que se sembrara el germen del murcianismo. Tal es así que, pese a que apenas acogió los partidos del Real Murcia durante poco más de cuatro años y medio, el campo de la Torre de la Marquesa se convirtió en todo un símbolo, hasta el punto de que varias décadas después de su demolición, aquellos seguidores murcianistas más antiguos proclamaban orgullosos su fidelidad al club, haciendo constar que eran aficionados al Real Murcia “desde los tiempos de La Torre de la Marquesa”.

Las primeras noticias sobre la práctica del fútbol en la ciudad de Murcia datan del mes de enero de 1903. Los primeros escenarios que utilizaron los estudiantes murcianos para  jugar a este novedoso deporte fueron la plaza de toros y, posteriormente, un terreno irregular situado junto al campo de tiro de Espinardo. Este último, que se encontraba a unos cinco kilómetros del núcleo urbano de Murcia, fue habilitado como campo de fútbol debido a las dificultades existentes para encontrar un lugar adecuado cerca de la ciudad, ya que ésta se encontraba completamente rodeada por la huerta.

La lejanía del campo de Espinardo respecto a la ciudad fue un factor muy importante para que la afición al fútbol no arraigara entre los murcianos durante las dos primeras décadas del siglo XX. Además, aquel terreno de juego ofrecía otros graves inconvenientes. Apenas medía unos 60 metros de largo, se encontraba inclinado hacia una de las bandas, y parte de su superficie se encontraba en mitad de un camino vecinal, de modo que cuando se acercaba un carruaje la práctica futbolística tenía que interrumpirse. Un testimonio del ex jugador del Real Murcia, Antonio Alburquerque indica que había un pequeño árbol en mitad del terreno. Pese a todas estas irregularidades, el campo de Espinardo acogió partidos de fútbol entre 1903 y 1917, debido a la imposibilidad de acondicionar otro lugar para la práctica de este deporte.

La primera iniciativa para construir un campo de fútbol de dimensiones reglamentarias surgió tras un acontecimiento muy llamativo. En la Semana Santa de 1917 el Athletic Club de Murcia (así se denominaba aquel año el club más importante de la ciudad) y el Sporting Club Carthago de Cartagena convinieron la disputa de dos partidos, uno en el campo de cada equipo. El primer encuentro se celebró el 13 de abril en el terreno de juego de los murcianos y finalizó con la victoria de los visitantes por 1-2. La prensa de ambas ciudades se quejó del deplorable estado del terreno de juego. El diario El Tiempo de Murcia publicó que “todas las capitales cuentan con un buen campo de sport donde los jóvenes de buenas costumbres pueden ejercitarse, apartándose de vicios perniciosos y adquiriendo por ese constante ejercicio que hacen al aire libre fortaleza y salud. Y Murcia debe tenerlo también”. Más duro fue El Eco de Cartagena, cuyo enviado a Murcia escribió que “el terreno de juego es de lo más malo que puede haber para estos menesteres. De dimensiones irrisorias y de un piso verdaderamente infernal. Por un lado, una carretera llena de surcos y por otra una pendiente pronunciadísima, de esas de las de peligro de muerte”.

El 29 de abril en el viaje de vuelta, tras disputar el encuentro de Cartagena, el entonces jugador del Athletic Club de Murcia, Alfonso Guillamón, comunicó a sus compañeros que  buscaría un terreno cercano a la ciudad para acondicionarlo como campo de fútbol porque estaba convencido de que en un campo de fútbol con unas condiciones adecuadas, el club conseguiría mejores resultados. En principio, la nueva instalación ofrecería tres importantes ventajas.

– Se le proporcionaría a los deportistas murcianos un lugar adecuado para jugar al fútbol

– La proximidad al núcleo urbano facilitaría la asistencia de aficionados

– La disponibilidad de un terreno de juego con dimensiones reglamentarias, permitiría que la junta directiva pudiera concertar partidos de fútbol con equipos importantes de otras provincias, que se hubieran negado a jugar en el campo de Espinardo.

Poco después de aquel 29 de abril, Alfonso Guillamón y Ricardo Servet recorrieron los caminos anexos a los huertos que rodeaban la ciudad en busca de un terreno y parece ser que durante el verano lograron su objetivo. El propio Guillamón contó, varias décadas después, que tras dar varias vueltas por los alrededores de la ciudad intentando buscar una ubicación adecuada para construir el nuevo campo de fútbol, él y Servet se fijaron en un pequeño huerto que estaba situado frente al asilo de ancianos, y muy cercano a un caserón conocido como La Torre de la Marquesa.

El terreno, que llamó la atención de Guillamón y Servet por su forma rectangular, estaba ocupado por árboles frutales (sobre todo por membrilleros y granados) y plantaciones de maíz, pimientos, tomates y lechugas. Después de indagar sobre la propiedad de las tierras, supieron que éstas pertenecían a Diego Chico de Guzmán, conde de la Real Piedad, que a su vez se las tenía arrendadas a dos personas, Nicolás Cano, más conocido como Colás, quien era propietario de un establecimiento que servía de tienda y de merendero, y a una mujer anciana llamada María.

Como se aprecia en esta fotografía el campo de la Torre de la Marquesa (señalado por el círculo de color rojo) se encontraba a las afueras del núcleo urbano

Como se aprecia en esta fotografía el campo de la Torre de la Marquesa (señalado por el círculo de color rojo) se encontraba a las afueras del núcleo urbano

En primer lugar, Guillamón y Servet se entrevistaron con José Miñano, administrador de la finca, y le hicieron una oferta para arrendar aquella propiedad con el fin de convertirla en un campo de fútbol. En un principio, Miñano no era partidario de comunicarle al propietario la sorprendente petición que le habían hecho aquellos visitantes. Finalmente accedió, y ante su sorpresa, resultó que el conde de la Real Piedad, que era aficionado al deporte, aceptó la propuesta, aunque con dos condiciones: por un lado, Guillamón y Servet debían llegar a un acuerdo con los arrendatarios, a quienes tendrían que indemnizar por el traspaso, y por otro lado, el conde se reservaba el derecho de recuperar la propiedad en el momento en que lo creyera conveniente. En un principio se acordó que la cesión del terreno a Alfonso Guillamón sería por tres años.

Tras convencer al conde de la Real Piedad, Guillamón y Servet se entrevistaron con los arrendatarios. Con Colás no hubo problemas para llegar a un acuerdo. Se le propuso cederle en exclusiva la explotación de la cantina del campo de fútbol y, además, los directivos del futuro Murcia FC accedieron a pagarle una deuda económica. Era una muy buena oferta para aquel hombre, cuyo ventorrillo era conocido porque en él se había producido un asesinato en el año 1901. María, la otra arrendataria, puso más impedimentos. Esta mujer no había oído hablar de fútbol en su vida y tenía muchas dudas acerca de las verdaderas intenciones de aquellos visitantes. Después de varias conversaciones que estuvieron a punto de agotar la paciencia de los directivos, éstos lograron llegar a un acuerdo económico con la anciana y, de este modo, consiguieron que aquel huerto cercano al caserón de La Torre de la Marquesa se transformara en el primer campo de fútbol digno que existió en el municipio de Murcia. Por fin se colmaba una antigua aspiración que se perseguía desde el año 1903.

El guardameta murciano Juseph se dispone a detener un balón. Al fondo del antiguo caserón que dio nombre al campo de fútbol

El guardameta murciano Juseph se dispone a detener un balón. Al fondo del antiguo caserón que dio nombre al campo de fútbol

Durante el otoño de 1917 se realizaron las reformas pertinentes. Se explanó el terreno y se cercó el perímetro con una tapia de piedra. Una vez finalizadas las obras era el momento de fundar un club, reanudar la actividad del Athletic de Murcia, o reconstituir alguno de los antiguos clubes de la ciudad. Finalmente, Alfonso Guillamón decidió que, por  tercera vez en la historia, la sociedad deportiva se denominara Murcia Foot-Ball Club, como en 1906 y en 1910, aunque, en esta ocasión, la tradicional camiseta blanca fue sustituida por una camiseta rojiblanca con rayas muy anchas.

A nivel administrativo, el nuevo Murcia FC dio sus primeros pasos en noviembre de 1917, bajo la presidencia de Guillamón. A principios del mes siguiente el huerto ya se había transformado en un campo de fútbol de tierra. El terreno de juego estaba rodeado de moreras. Junto al mismo había una acequia. Los aficionados se desplazaban desde la ciudad por el arco de la Aurora y el camino del Portillo de San Antonio, bordeando la huerta, a través de sendas estrechas, que en los días de lluvia quedaban convertidas en un inmenso barrizal.

La nueva instalación fue acogida con una enorme ilusión por los jóvenes deportistas de la ciudad, quienes inmediatamente concertaron varios partidos de entrenamiento. La inauguración oficial se fijó para el 8 de diciembre, día en el que estaba previsto que se enfrentaran dos equipos compuestos por jugadores del Murcia FC. Sin embargo, el partido tuvo que ser aplazado por la lluvia.

La junta directiva acordó retrasar la inauguración del campo hasta fechas navideñas, pero la meteorología volvió a ser adversa. Finalmente se decidió que el partido de inauguración enfrentara al Murcia FC y al Hispania de Orihuela y que se celebrara el 27 de enero, a partir de las 15:00 horas.

Para la ocasión, los directivos murcianos contrataron a una charanga de la entonces pedanía de Santiago y Zaraíche. En la víspera hubo pasacalles por toda la ciudad, lanzamiento de cohetes y reparto de prospectos. Sin embargo, a la hora del partido la climatología volvió a jugar una mala pasada a toda la familia futbolística. A mediodía cayó sobre la ciudad un fuerte aguacero que dejó el terreno de juego en pésimas condiciones. Este contratiempo influyó para que la concurrencia de público fuera escasa. La alineación del Murcia FC estuvo compuesta por Gálvez: Fernández, Maldonado: Gilabert, Saura, Abellán; Sánchez Hernández, Tomás, Plaza, Marcos Porcel y Alburquerque. Únicamente se mantenían cuatro jugadores de la alineación que presentó el Athletic Club de Murcia nueve meses antes, en el que fue el último partido de su corta historia. El debut no pudo ser más positivo para los murcianos que derrotaron a su rival por un contundente 10-0.

Cartel anunciador del partido de inauguración del campo de La Torre de la Marquesa

Cartel anunciador del partido de inauguración del campo de La Torre de la Marquesa

Entre 1918 y 1919 el Murcia FC disputó 39 partidos en La Torre de la Marquesa, todos  amistosos y la mayoría de ellos arbitrados por Alfonso Guillamón, que tenía fama de ser excesivamente parcial en defensa de los intereses del club que presidía. La disolución del Murcia FC vino motivada por un enfrentamiento entre la directiva y los jugadores a raíz de una discusión originada por motivos económicos. En abril de 1918 la directiva del Murcia FC había contratado al cartagenero José Ausejo, uno de los mejores jugadores de la región, a cambio de un sueldo diario de 2,50 pesetas. Era el primer jugador que cobraba por jugar en un club de la ciudad y ello no le gustó a varios de sus compañeros. La situación se fue recrudeciendo con el paso de los meses, a raíz de que otros jugadores comenzaran a pedir compensaciones económicas.

El 22 de junio de 1919, tras un encuentro disputado en Cartagena, el Murcia FC recibió 250 pesetas en concepto de dietas. Los jugadores pidieron que este dinero fuera repartido entre ellos, lo que originó un cisma dentro del club. Después de muchas discusiones Guillamón entregó esta cantidad, pero la situación le acarreó tal disgusto que cerró La Torre de la Marquesa y, de este modo, dejó a la ciudad sin fútbol.

Unos meses después, y al socaire de la constitución de la Federación Levantina de Fútbol, que posibilitaba que un club de Murcia pudiera participar por primera vez en competiciones federadas, varios jugadores se entrevistaron con distintas personalidades de la ciudad aficionadas al fútbol, para lograr que alguna de ellas fundara un nuevo club. Las conversaciones dieron sus frutos con la creación del R. Levante FC (más tarde, Real Murcia), presidido por el doctor Ramón Ángel Cremades. Sin embargo, Guillamón, dolido por el comportamiento de los futbolistas, se negó a traspasar el campo de fútbol a los dirigentes del nuevo club, lo que motivó que éste no pudiera participar en el Campeonato de Levante de la temporada 19-20 en el que se había inscrito, al no disponer de un terreno de juego. Finalmente, se produjo el acuerdo, y el 28 de marzo de 1920 el actual Real Murcia disputó el primer partido amistoso de su historia en La Torre de la Marquesa ante el Cartagena FC.

El campo de La Torre de la Marquesa fue el escenario del despegue definitivo del fútbol murciano que comenzó a fraguarse en la temporada 1920-21, cuando el Levante FC se proclamó campeón de la región levantina, que comprendía las provincias de Castellón, Valencia, Albacete, Alicante y Murcia. Sin embargo, el campo de La Torre de la Marquesa comenzó a tener los días contados desde el mismo momento en el que las autoridades se dieron cuenta de que aquella parcela (tanto por su localización, como por sus dimensiones) era ideal para atender necesidades más importantes que albergar partidos de fútbol. Por otra parte, el club necesitaba un nuevo terreno de juego porque el aumento de popularidad del fútbol a principios de la década de 1920, no estaba en consonancia con una instalación que ofrecía muy pocas comodidades a los espectadores.

La idea de Guillamón y Servet de arrendar aquel huerto y convertirlo en una amplia explanada influyó en el planeamiento urbanístico de la ciudad. En 1920, apenas dos años después de la inauguración del campo de fútbol, los políticos murcianos ya habían puesto sus ojos en aquel terreno para que albergara la nueva cárcel (aunque para ello también era necesario demoler el torreón que dio nombre al campo de fútbol y que se encontraba en un estado ruinoso). Poco después se llegó a la conclusión de que otra parte del norte de la explanada podría albergar la estación del ferrocarril Murcia-Caravaca. Ambos edificios siguen en pie a día de hoy.

De este modo, el conde de la Real Piedad llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Murcia, que adquirió la propiedad del terreno en el que se encontraba el campo de fútbol de La Torre de la Marquesa, si bien parte del mismo fue cedido en 1923 al Estado para ubicar la cárcel, cuya construcción comenzó ese mismo año en un terreno anexo al del campo de fútbol. La Torre de la Marquesa albergó por última vez un encuentro del Real Murcia el 7 de diciembre de 1924. Aquel día las obras del nuevo “stadium” de La Condomina estaban muy próximas a su finalización.

Entre 1920 y 1924 el Real Murcia disputó en La Torre de la Marquesa 13 partidos oficiales, 12 correspondientes al campeonato regional levantino, y uno del campeonato de España ante el Sevilla, celebrado el 17 de abril de 1921, y. al menos, 143 partidos amistosos. El guardameta Francisco Juseph y el defensa Jesús Pagán, dos mitos del murcianismo cuya figura ha sido casi olvidada con el paso de las décadas, fueron los futbolistas que disputaron más partidos en este terreno de juego.

A finales de la década de 1920, y una vez construidas la cárcel (izquierda) y la estación de Caravaca (derecha) aún era posible ver parte del terreno que ocupó el campo de La Torre de la Marquesa en mitad de la huerta

A finales de la década de 1920, y una vez construidas la cárcel (izquierda) y la estación de Caravaca (derecha) aún era posible ver parte del terreno que ocupó el campo de La Torre de la Marquesa en mitad de la huerta

El romanticismo del campo de fútbol de la Torre de la Marquesa parte de sus propias imperfecciones. Era un terreno de juego plagado de incomodidades en el que sólo algunos privilegiados podían ver el fútbol sentado en sillas de madera. La gran mayoría del público lo presenciaba de pie, detrás de una cuerda que nunca estaba tensa porque los aficionados solían apoyarse en ella. Otro inconveniente era la propia actitud del público que, con frecuencia, solía cruzar por algún lugar del terreno de juego para cambiar su ubicación, lo que hizo que los partidos tuvieran que detenerse en las ocasiones (que no fueron pocas) en las que la presencia de los espectadores influía en el desarrollo del juego.

Algunos jóvenes más osados buscaban una mejor perspectiva y presenciaban el encuentro sentados en la tapia que circundaba el terreno de juego, o subidos en las moreras de alrededor. Existía una caseta que estaba situada a unos 50 metros del recinto en la que se guardaban los pocos utensilios que se utilizaban, como las redes de las porterías. Era una pequeña habitación sin duchas, que en ocasiones se utilizaba como vestuario, aunque lo habitual era que los jugadores llegaran al campo de fútbol ya equipados. En la última época la directiva habilitó un espacio para que los redactores deportivos de los periódicos pudieran trabajar con cierta tranquilidad, e incluso se instaló un rudimentario marcador. Pese a todos estos inconvenientes, el entorno del campo de fútbol en mitad de la huerta llamaba la atención a aquellos jugadores que lo visitaban por primera vez, tal es el caso del sevillista, Pepe Brand, quien dejó escrito en su diario que el campo “es muy bonito porque está rodeado de la huerta, que parece un jardín”.

En esta imagen se observa como muchos jóvenes presenciaban los partidos sentados en la tapia del recinto

En esta imagen se observa como muchos jóvenes presenciaban los partidos sentados en la tapia del recinto

Los únicos recuerdos que quedan del campo de La Torre de la Marquesa son un puñado de fotografías y el balón que se utilizó en el partido de inauguración que ha sido conservado durante estos cien años por la familia Guillamón. La mayor parte de vivencias y anécdotas con los que cientos de murcianos aprendieron a amar a un equipo de fútbol  han quedado sepultadas en el olvido con el discurrir del tiempo. Más que un campo de fútbol, La Torre de la Marquesa fue símbolo para el murcianismo. Cien años después, la zona sur de aquel terreno está ocupada por la plaza Circular, que es el lugar en el que los seguidores del Real Murcia se reúnen para festejar sus grandes acontecimientos. Posiblemente sean los únicos aficionados de un club español que celebran sus triunfos en el mismo lugar en el que estaba ubicado el primer campo de fútbol de su equipo.




Un siglo de rivalidad futbolística entre Murcia y Cartagena

El pasado 19 de marzo el estadio Cartagonova fue escenario de un nuevo encuentro entre los equipos más representativos de Cartagena y Murcia; en este caso, entre el FC Cartagena y el Real Murcia. El partido se desarrolló con la pasión habitual que tradicionalmente suscitan los enfrentamientos entre los clubes más representativos de ambas ciudades, pero desde un punto de vista histórico se trataba de un encuentro especial porque este mes de abril se cumplen cien años del inicio de la rivalidad futbolística Murcia-Cartagena, una rivalidad surgida a raíz de unos incidentes acaecidos, precisamente, muy cerca del Estadio Cartagonova: en el antiguo campo de fútbol de Los Mayores, que estaba situado en las inmediaciones de la Alameda de San Antón.

El primer partido de fútbol documentado entre un equipo de Murcia y uno de Cartagena data del 26 de noviembre de 1911. No fue un encuentro entre los equipos más importantes de ambas ciudades ya que la expedición murciana que se desplazó a Cartagena estaba compuesta en su mayor parte por suplentes del Murcia FC. El dato más llamativo del choque entre el Sport Club Carthago y el Sporting Club de Murcia, que finalizó con victoria local por 3-0, radica en que todos los tantos fueron conseguidos por jugadores británicos.

Poco después de aquel partido, en la Murcia futbolística se abrió un lapso de más de cuatro años de casi total oscurantismo. Durante este periodo no existió ninguna sociedad que tuviera la capacidad organizativa suficiente como para desarrollar una actividad constante, siquiera durante unos meses, hasta 1916, año en que se fundó el Athletic Club. Algo parecido sucedió en Cartagena, ciudad en la que las noticias futbolísticas también son muy escasas hasta este mismo año. Precisamente durante el verano de 1916 se produjo un doble enfrentamiento en Cartagena entre los equipos más representativos de ambas ciudades que se desarrolló sin incidencias destacadas.

Hasta la creación de la Federación Levantina en 1919 ningún equipo de la región participó en competiciones oficiales. En Murcia existía la costumbre de organizar partidos amistosos durante las fiestas locales, ya que al tratarse de un evento incluido en el programa de festejos el acontecimiento concitaba la atención de un mayor número de espectadores.  De este modo en 1917, y con motivo de las Fiestas de Abril, hoy Fiestas de Primavera, el Athletic Club de Murcia se puso en contacto con el que entonces era el primer equipo de Cartagena, el Sporting Club Carthago, para invitarle a disputar un partido amistoso. El Sporting aceptó la petición con la condición de que los murcianos le devolvieran la visita, algo que era costumbre en la época. Cada afición tendría la oportunidad de ver a su equipo y ambos clubes podrían obtener ingresos económicos en concepto de taquilla.

El escenario del primer partido fue el campo del Tiro Nacional, denominado así porque se encontraba en una parcela anexa al campo de Tiro de Espinardo, y que estaba situado a unos cinco kilómetros del núcleo urbano de Murcia. Se trataba del único campo de fútbol existente en el municipio, ya que la ciudad se encontraba completamente rodeada por la huerta y por este motivo era imposible encontrar otro lugar (al margen de la plaza de toros) para organizar un partido de fútbol. El terreno de juego, que se usaba desde 1903, presentaba un estado deplorable, incluso para las pocas exigencias de los jugadores de la época. El campo, de reducidas dimensiones, estaba atravesado por un camino vecinal (de modo que cuando se acercaba un carruaje había que detener el juego) y además estaba inclinado hacia una de las bandas. A todo esto se le sumaba que el Athletic llevaba casi un año sin utilizarlo, por lo que un grupo de jóvenes de la ciudad se tuvo que esforzar para limpiarlo de piedras y otros obstáculos hasta dejarlo en un estado que permitiera albergar un partido de fútbol.

Era la primera vez que el club más representativo de Cartagena jugaba en Espinardo. La impresión que produjo aquel campo a los periodistas de esta ciudad distó mucho de ser aceptable. El redactor de El Eco de Cartagena incidió en las escasas dimensiones del terreno de juego (aproximadamente 60×40) y en que la distancia desde el saque de esquina hasta la portería era de sólo 18 metros. La Tierra realizó una descripción muy completa “llegamos al campo y nuestra desilusión es enorme. El terreno de juego es de lo más malo que puede haber para estos menesteres. De dimensiones irrisorias y de un piso verdaderamente infernal. Por un lado una carretera llena de surcos y por otro una pendiente pronunciadísima de esas de las de peligro de muerte.”

La jornada presentaba un grave inconveniente que podía haber retraído la presencia de aficionados, pues a la lejanía del campo de fútbol, se le sumó la climatología adversa. Durante toda la tarde reinó un fuerte viento; no obstante, las ganas de los murcianos por ver un partido de fútbol y la publicidad otorgada al evento pesaron más, lo que motivó que el campo estuviera lleno. Ganó el Sporting por 1-2, pero si este partido ha pasado a la historia ha sido por un incidente aislado. Cuando los cartageneros obtuvieron el 0-2 algunos aficionados locales lanzaron piedras al terreno de juego, una de las cuales parece ser que golpeó levemente a Monche, el autor del tanto, un futbolista natural de Mazarrón que había jugado con el equipo murciano durante el año anterior. No debió tener importancia este impacto ya que dos de los tres redactores cartageneros que se desplazaron hasta Murcia ni siquiera mencionaron el incidente.

El domingo 29 de abril se produjo la devolución de la visita. El encuentro iba a ser una fiesta en la que estaba previsto homenajear a la tripulación del submarino Isaac Peral, que había llegado al puerto de Cartagena dos días antes. La prensa cartagenera no calentó el partido. Al contrario, si en algo se detuvo fue en elogiar las virtudes de los mejores jugadores del Athletic.

El partido se tenía que haber celebrado en el campo del paseo Alfonso XIII (que popularmente ha pasado a la historia como campo de la Alambrada, porque se cercó con una alambrada de espino), pero durante parte de la mañana llovió de forma torrencial y el terreno de juego quedó anegado. Ante la amenaza de suspensión, la única solución fue trasladar el partido al antiguo campo de Los Mayores.

Según la prensa se congregaron alrededor de 4.000 espectadores. Es muy probable que esta estimación sea exagerada, pero de lo que no cabe duda es que aquella visita del Athletic Club de Murcia fue todo un acontecimiento. Además los aficionados locales pudieron disfrutar de un encuentro que tuvo un desenlace favorable para su equipo que obtuvo una cómoda victoria.

El partido transcurrió con relativa normalidad, incluso las distintas fuentes consultadas coinciden en que el público despidió a los jugadores murcianos con aplausos. A partir de ahí cambió todo. Según escribió un redactor de El Tiempo “el partido terminó a las seis, hora en que los jugadores murcianos tomaron el coche para ir a la fonda, más un grupo de mozalbetes de 18 a 25 años en número de varios cientos apedrearon el coche dando lugar con esto a que ocho números de policía con un cabo tuvieran que ir escoltando el coche. La manifestación de barbarie no se contentó con ir hasta la entrada de Cartagena, sino que continuó hasta la fonda”. El redactor afirmó que los presentes fueron animados por un jugador del Sporting Club Carthago. Después de aquellos incidentes ambos clubes rompieron las relaciones.

Formación que presentó el Athletic Club de Murcia en el controvertido encuentro disputado el 29 de abril de 1917 en Cartagena

Formación que presentó el Athletic Club de Murcia en el controvertido encuentro disputado el 29 de abril de 1917 en Cartagena

Aquel mismo día la ciudad de Murcia inició una nueva etapa futbolística. Alfonso Guillamón, jugador del Athletic, comentó durante el viaje de vuelta que era necesario construir un campo de fútbol con dimensiones reglamentarias para que el club pudiera progresar. Pocas semanas después el Athletic Club de Murcia desaparecía y cedía el testigo al Murcia Foot Ball Club, que sería presidido por el propio Guillamón, quien logró encontrar un lugar adecuado para construir un nuevo campo de fútbol. El 27 de enero de 1918 el Murcia FC inauguró el campo de La Torre de la Marquesa en un partido amistoso ante el Hispania de Orihuela.

Uno de los primeros acuerdos de la directiva del Murcia FC fue negarse a mantener cualquier tipo de relación con el Sporting Club Carthago. En mitad de la tensión futbolística entre ambas ciudades entró en escena un tercer equipo: el Stadium de Madrid. A finales de 1917 el Sporting Club Carthago se adhirió a la Federación Sur con el objeto de obtener autorización para celebrar partidos amistosos contra equipos federados. El equipo cartagenero contrató al Stadium para disputar un encuentro el 1 de enero de 1918. La historia se repitió y la expedición madrileña fue apedreada cuando se dirigía a la estación para tomar el tren de vuelta.

Tal situación hizo reflexionar a la junta directiva del equipo cartagenero que se puso en contacto con la del Stadium para invitarle de nuevo a Cartagena en un acto de desagravio. Ambos clubes concertaron la disputa de dos partidos los días 31 de marzo (Domingo de Resurrección) y 1 de abril, a cambio de los cuales el club madrileño percibiría 400 pesetas.

Los dos encuentros entre el Sporting Carthago y el Stadium terminaron en empate. La directiva cartagenera propuso disputar un tercer partido al día siguiente, 2 de abril, para determinar un vencedor, aunque el objetivo prioritario era obtener unos mayores ingresos económicos, ya que la afluencia de espectadores no había sido la esperada porque la climatología había sido adversa. Inesperadamente se encontraron con la negativa de los futbolistas del Stadium, quienes se habían comprometido a jugar ante el Murcia FC.

La visita del Stadium a Cartagena coincidía con las Fiestas de Abril en Murcia. Por este motivo Alfonso Guillamón se puso en contacto con los futbolistas madrileños para concertar dos partidos los días 3 y 7 de abril, a cambio de una cantidad económica que se repartirían los componentes de la expedición. Los contactos fueron rápidos porque el jugador del Stadium que actuó como enlace fue Juan García Calvo, un futbolista formado en Murcia que se encontraba provisionalmente en Madrid estudiando Bellas Artes. Se da la circunstancia de que Manolo, hermano de Juan, era jugador del Murcia FC, aunque en aquellas fechas estaba ausente porque se encontraba realizando el servicio militar.

El acuerdo Murcia-Stadium, rubricado por Alfonso Guillamón y por Llorente, capitán del equipo madrileño, se realizó en contra del criterio del directivo que se había desplazado con la expedición, un tal Elises, quien a instancias de la junta directiva del Sporting Club Carthago había firmado un documento en el que negaba el permiso a los jugadores del Stadium jugar en Murcia, esgrimiendo el argumento de que el Murcia FC no estaba inscrito en ninguna federación. Asimismo, tres jugadores del Stadium se negaron a jugar en Murcia: el guardameta Pablo Hernández Coronado (quien varias décadas más tarde sería seleccionador español), Manzanedo (jugador del Madrid FC que reforzaba al Stadium) y Clavé (jugador del Racing de Madrid que, igualmente, reforzaba a los visitantes). El resto de la expedición hizo caso omiso a la orden de Elises de marchar directamente a Madrid.

Esta situación indignó a la junta directiva del Sporting Club Carthago, hasta tal punto que hizo todo lo posible para que los encuentros no se celebrasen. Los cartageneros enviaron un comunicado al gobernador civil manifestando que los partidos concertados entre el Murcia FC y el Stadium tenían que ser suspendidos porque el representante de este club había firmado un documento en el que se comprometía a que el Stadium no jugaría en Murcia, y que si lo hacía el club madrileño tendría que devolver las 400 pesetas al Sporting, algo a lo que Elises no estaba dispuesto.

El presidente del Sporting Club Carthago, el conocido político y abogado, José García Vaso, y otros dos directivos se desplazaron a Murcia para entrevistarse con el gobernador civil con el objeto de que suspendiera los partidos, pero se dio la curiosa circunstancia de que el gobernador civil era el padre de un jugador del Murcia FC. Finalmente los encuentros se disputaron, bajo el pretexto de que era la primera vez que un equipo madrileño jugaba en la ciudad y la visita del Stadium había causado tal expectación que se temía que la suspensión podría causar desórdenes públicos.

Formación del Stadium que se enfrentó al Murcia FC el 3 de abril de 1918 en el campo de La Torre de la Marquesa

Formación del Stadium que se enfrentó al Murcia FC el 3 de abril de 1918 en el campo de La Torre de la Marquesa

Tras el final del primer partido se reunieron todas las partes (gobernador civil, directivos de los tres equipos implicados y jugadores del Stadium) para aclarar la situación. Alfonso Guillamón le propuso a José García Vaso pagarle las 400 pesetas requeridas, pero el presidente del club cartagenero rehusó el ofrecimiento porque según él era una cuestión que tenía que dirimir con el club madrileño y no con el Murcia. El gran perjudicado de esta situación fue el Stadium porque tras su regreso a Madrid todos los jugadores que no obedecieron las órdenes de Elises fueron dados de baja por el club y sancionados durante seis meses por la Federación Regional Centro.

Aquel desencuentro ahondó aún más la crisis futbolística Murcia-Cartagena. El diario El Liberal publicó una carta de Alfonso Guillamón dirigida al capitán del Sporting Carthago, Antonio Para en la que reprochaba la actitud del presidente de su club y afirmaba que no había podido determinar si aquella visita al gobernador civil había sido por dinero, para suspender el partido anunciado para aquella tarde, o para encarcelar a los jugadores del Stadium por estafadores. Desde Cartagena tampoco se dieron pasos para lograr una reconciliación y durante las semanas siguientes, representantes de ambos clubes utilizaron la prensa para cruzarse acusaciones y amenazas.

Alineación del Murcia FC en un partido disputado a finales de 1918, también ante el Stadium. Alfonso Guillamón, vestido de traje, se encuentra a la derecha de la imagen

Alineación del Murcia FC en un partido disputado a finales de 1918, también ante el Stadium. Alfonso Guillamón, vestido de traje, se encuentra a la derecha de la imagen

Finalmente, en enero de 1919 imperó la cordura. Casi dos años después de la ruptura de relaciones Juan Teruel, vicesecretario del Sporting Carthago, envió una carta a Alfonso Guillamón, disculpándose por los incidentes sucedidos en Cartagena, e instando a normalizar las relaciones entre ambos clubes. “La protesta del Sporting contra determinados elementos del Stadium de Madrid era justificadísima. Dicha protesta ustedes la interpretaron como animosidad del Sporting hacia el Murcia F.C. y tal animosidad no existe. Nosotros procuraremos demostrarlo con nuestros actos…en cuanto a lo sucedido en ésta cuando la última visita del Athletic Club de Murcia, claro está que el Sporting Club Carthago no puede ser responsable de los actos de cierta parte del público, puesto que él mismo es el primero en censurarlo. En esto no cabe más que evitar (y esto es posible en ustedes y en nosotros) la repetición de estos actos. Así pues debe olvidarse lo pasado y poner todos de nuestra parte, para que cese de una vez para siempre la tirantez de relaciones que actualmente existe”

Lo que en un principio era el contenido de una carta privada trascendió a la prensa. No gustó en Cartagena que esto sucediera, pero la publicación de estas palabras produjo un efecto positivo. Finalmente, y tras las oportunas disculpas, por fin el 18 de mayo de 1919, es decir más de dos años después de que se produjeran los incidentes que propiciaron la ruptura de relaciones, los equipos más importantes de Murcia y Cartagena: el Murcia FC y el Sporting Club Carthago disputaron un partido de fútbol. El escenario fue el campo de La Torre de la Marquesa. Ganó el equipo murciano por 3-0. Los cartageneros quedaron tan encantados con el trato recibido que invitaron al Murcia FC a inaugurar su nuevo campo de fútbol, cuando en principio estaba previsto que lo hiciera el Club Deportivo Aguileño. Este enfrentamiento se produjo el 22 de junio. Como anécdota, durante el descanso los jugadores de ambos equipos fueron invitados a cerveza. Ganaron los locales por 3-1. Curiosamente este partido fue el último de la historia del Murcia FC.

La reconciliación deportiva entre ambas ciudades se produjo en un momento muy importante ya que en 1919 se fundó la Federación Levantina de Fútbol, lo que facilitó la oportunidad a los equipos de fútbol de las regiones de Valencia y Murcia de participar, por primera vez en la historia, en competiciones federadas. Una serie de circunstancias propiciaron que durante este año se constituyeran nuevos equipos de fútbol en Alicante (Natación), Valencia (Valencia FC), Cartagena (Cartagena FC) y Murcia (R. Levante, actual Real Murcia), todos ellos con metas muy ambiciosas. La progresión del fútbol como deporte de masas era imparable.

Las relaciones futbolísticas entre Murcia y Cartagena se normalizaron, pero los detalles de aquel desencuentro continuaron en la memoria de aquellos que lo habían vivido en primera persona. Cuando en 1936 el Cartagena fichó como entrenador a Juan Manzanedo (también conocido como Baúles) aún se elogiaba su actitud por haber sido uno de los jugadores del Stadium que 18 años antes se había negado a jugar en Murcia.

Anécdotas al margen, el mes de abril de 1917 ha pasado a la historia futbolística de la Región de Murcia porque fue el punto de partida de una rivalidad entre las ciudades de Murcia y Cartagena que ahora cumple 100 años.




La primera muerte violenta de un futbolista español en un partido de competición oficial (Cieza 1941)

La muerte de futbolistas en activo (o ya retirados, pero aún muy jóvenes) causó un gran impacto social desde el mismo momento en el que el fútbol comenzó a ser un deporte de masas. Especialmente sentidos  fueron los fallecimientos del uruguayo Abdón Porte, quien el 5 de marzo de 1918 se disparó un tiro en mitad del campo del Nacional de Montevideo al no asimilar la pérdida de la titularidad del club de sus amores, y el del argentino Jacobo Urso quien falleció el 6 de agosto de 1922 a consecuencia de las heridas que se produjo tras un encontronazo con un rival en un partido entre el San Lorenzo de Almagroy el Club Atlético Estudiantes. Si no se hubiera obstinado en seguir jugando para no dejar a su equipo en inferioridad numérica, muy probablemente hubiera salvado su vida.

En España el éxito de la Selección en los Juegos Olímpicos de Amberes hizo que el fútbol nacional entrara en una nueva dimensión. A partir de la década de 1920 se generó un enorme impacto social cuando se conoció la noticia del prematuro fallecimiento de futbolistas retirados que murieron a una edad muy temprana, bien por causas naturales, como los ex madridistas Sotero y Machimbarrena(a quienes el Real Madrid les erigió una estatua) el bilbaíno Pichichi, elevado a la categoría de mito, o su compañero Larraza, quien falleció en un accidente de motocicicleta en 1926, cuando aún se encontraba en activo.Un mayor tinte dramático tuvieron las muertes de Enrique Gómez Muñoz “Spencer”, el icono sevillista de la época, fallecido el 14 de marzo de 1926 tras una apendicitis mal curada que se agravó por sus deseos de jugar poco después de la operación, y del chileno David Arellano, fallecido el 3 de mayo de 1927 tras una acción tan increíble como desafortunada durante el transcurso de un partido amistoso entre el Valladolid y el ColoColo. También hubo que lamentar algunas muertes de jóvenes que disputaban partidos informales, como la de Antonio Luque, un estudiante que falleció a principios de abril de 1933 en el Estadio Universitario de Sevilla tras recibir una patada en el vientre.

Bendición del campo de la Avenida de la Libertad de Cieza en 1924

Bendición del campo de la Avenida de la Libertad de Cieza en 1924

En la provincia de Murcia el primer fallecimiento conocido de un jugador en activo fue el de Ginés Meseguer Navarro, defensa izquierdo del Club Deportivo Muleño, acaecido a principios de mayo de 1924. Ginés murió a consecuencia de una enfermedad que tuvo un desenlace muy rápido. La conmoción fue mayor cuando se conoció el fallecimiento, con apenas 22 años, de Antonio García, jugador del FC Barcelona, y natural de la pedanía murciana de Puente Tocinos, quien murió el 5 de enero de 1931. García había sido uno de los primeros murcianos en marcar un gol en Primera División. También hay un lugar en la historia negra del fútbol español para el triste suceso que ocasionó la muerte del ex jugador del Murcia FC, Fernando Vigueras, quien falleció el 25 de junio de 1933 tras ser apaleado por policías de Argel, cuando se encontraba en esta ciudad realizando una gira con el equipo que militaba en aquel momento: el Athletic de Madrid.

Si en la provincia de Murcia hubo una población que fueespecialmente castigada en cuanto al número de futbolistas que fallecieron mientras se encontraban en activo, esa fue Cieza. En el otoño de 1924 murió José Rodríguez, defensa del recientemente constituido Club Deportivo Cieza, a consecuencia de una enfermedad. Idéntica suerte corrió su compañero Luis Lucas Zamora, uno de los tres “Zamoras ciezanos” que formaban la saga de delanteros locales de mayor renombre que existió en esta localidad en los años anteriores a la Guerra Civil. Luis era miembro de un nuevo Club Deportivo Cieza, fundado en 1931 tras la fusión entre el CD Cieza y el Cieza FC y que alcanzó su cénit en 1932, cuando llegó a semifinales del Campeonato de España de Aficionados. El jugador,hijo del Secretario Técnico del Club, Antonio Lucas Piñera, un perito industrial muy respetado en la población,falleció de forma repentina a principios del mes de diciembre de 1933. Por aquel entonces el portero titular del Cieza era el padre de José Antonio Camacho.

El 14 de diciembre de 1941 Cieza fue el escenario de un trágico episodio que tuvo como desenlace la primera muerte violenta de un jugador español en un partido de competición oficial, si entendemos como violenta la muerte producida por una fuerza externa que irrumpe en el organismo de forma letal. El triste acontecimiento se produjo en el campo de la Avenida de la Libertad. El infortunado fue el guardameta local, Joaquín. El jugador con el que se produjo el encontronazo mortal fue Lucas, delantero de la Gimnástica Abad de Cartagena.

Ángel Lucas Martínez, natural de la pedanía murciana de El Palmar, inició su carrera deportiva en el Sporting de San Antón, uno de los numerosos equipos de base que se fundaron en la ciudad de Murcia a principios de la década de 1930. Era un delantero centro que no tenía muchos recursos técnicos, pero sí una cierta facilidad para hacer goles. Sus buenas actuaciones con el Sporting de San Antón despertaron el interés del Cartagena, aunque continuó su carrera en el Club Deportivo Alhameño, una entidad de reciente creación que se había hecho un hueco entre los mejores equipos de la Federación Murciana. Su buena temporada en el equipo de Alhama no pasó desapercibida para los ojeadores del entonces denominado Murcia FC. Después de pasar varias pruebas se incorporó al Murcia (1931-32). Más tarde alCastellón (1932-33) y tras un breve paso por la UD Muleña, al Imperial (1933-34). En el verano de 1934 fichó por el Alicante, club en el que permaneció entre 1934 y 1941 (salvando el paréntesis de los años de la Guerra Civil, época en que regresó a Murcia y se alineó en algunos partidos amistosos con el Imperial). En 1941 firmó por la Gimnástica Abad de Cartagena, club de Primera Regional, y que casualmente representaba a un barrio que tenía el mismo nombre que el barrio en el que había dado sus primeros pasos como futbolista en Murcia: San Antón.

 Lucas (agachado a la derecha del todo) posando con sus compañeros durante su etapa en el Alicante

Lucas (agachado a la derecha del todo) posando con sus compañeros durante su etapa en el Alicante

Lucas estuvo a punto de fichar por un equipo de Primera División en dos ocasiones. A finales de agosto de 1933 defendió los colores del Betis en dos partidos amistosos disputados en Linares, aunque el club sevillano desestimó su fichaje. En agosto de 1935 fue requerido por el Osasuna, recién ascendido a Primera División, para disputar dos partidos amistosos en Málaga ante el Malacitano, en uno de los cuales llegó a marcar. La actuación de Lucas en aquellos encuentros agradó hasta tal punto a los técnicos osasunistas que aconsejaron a la junta directiva que tramitara su fichaje. Sin embargo, la operación se frustró debido a que el equipo alicantino pidió 5.000 pesetas por el traspaso.

La dilatada trayectoria futbolística que atesoraba Lucas en diciembre de 1941 contrastaba con la escasa experiencia del ciezano Joaquín Salmerón Ballestero. Este joven guardameta, quien recientemente se había hecho con la titularidad del marco del Club Deportivo Cieza, únicamente había jugado partidos de competición oficial defendiendo la porteríadel equipo de su localidad natal. Su trayectoria deportiva como jugador federado se inició en el otoño de 1939. Por aquel entonces en el seno de los Salmerón Ballestero aún estaba muy reciente la tragediade haber perdido al cabeza de familia, el Guardia Civil Francisco Salmerón Molina, quien falleció con apenas 48 años en uno de los episodios más conocidos de la Guerra Civil: el asalto al Santuario de la Virgen de la Cabeza de Andújar.

Tras el final de la Guerra, el fútbol ciezano había vivido varios éxitos. El Club Deportivo Cieza se había proclamado campeón Regional de Aficionados en la temporada 1939-1940 y campeón de Segunda Regional en la temporada 1940-1941, en una fase final en la que tuvo como rivales al Almansa, Benalúa de Alicante y Alone de Guardamar. En esta última temporada el joven guardameta Joaquín se había hecho con la titularidad del marco ciezano

El Club Deportivo Cieza disputaba sus partidos en el campo de la Avenida de la Libertad, ubicado en el Camino de Murcia, frente a la plaza de toros de la localidad. Este terreno de juego, que había sido inaugurado y bendecido el 25 de agosto de 1924, acogía el 14 de diciembre de 1941el primer encuentro de la fase de ascenso de la Primera Regional Murciana entre el Club Deportivo Cieza y la Gimnástica Abad de Cartagena. En esta categoría también militaban el Crevillente y el Eldense, equipo este último que finalmente se proclamó campeón y que, como tal, disputó la liguilla para ascender a Segunda División debido a la desaparición de la Tercera División.

Aquel 14 de diciembrefaltaban menos de dos meses para que se cumplieran 10 años desde que Lucas lograra su primer gol como profesional. Lo hizo con la camiseta del Murcia FC el 7 de febrero de 1932 en el campo de Casa Rabia, ante el Cataluña. Fue un gol “muy de la época” cuando aún las reglas del fútbol permitían que el delantero pudiera cargar al portero en el área pequeña. Lucas consiguió el tanto trasdisputar el balón con el guardameta, Cabo en una acción que fue elogiada por José Servet “Indian” en la revista Murcia Deportiva “Lucas hizo una jugada valiente, pues el marcar el goal le valió un batacazo al chocar con Cabo”. Una acción muy similar sería la que desencadenaría la tragedia en aquella fría tarde ciezana.

Cieza y Gimnástica Abad ya se había visto las caras en la primera fase del campeonato. No se sabe si había cuentas pendientes entre algunos jugadores, pero casi todas las crónicas coinciden en que desde el principio del encuentro ambos equipos se emplearon con excesiva dureza. Mediada la primera parte ganaba el Cieza por 2-0 cuando se produjo la desafortunada acción que le costaría la vida al portero local. En un centro al área pequeña disputaron el balón el guardametaJoaquín y el delantero  Lucas, que saltó con el portero como tantas veces había hecho a lo largo de su dilatada carrera futbolística, pero con tan mala suerte que en esta ocasión Lucas golpeó con la rodilla en el vientre del cancerbero ciezano. Como consecuencia del impacto la espalda de Joaquín chocó contra el poste de madera de su portería. La presión de la rodilla de Lucas le hundió varios órganos durante unos segundos que tuvieron que hacerse eternos.

Varios directivos y técnicos del Cieza, entre ellos el conocido entrenador Andrés Balsa (ex del Valencia, Celta y Deportivo de la Coruña, entre otros) saltaron al campo para atender a Joaquín quien se encontraba inconsciente. Inmediatamente se dieron cuenta de la gravedad de la situación, pero no quisieron exteriorizarla  para evitar la excitación del público que tenía fama de ser demasiado apasionado. Joaquín Salmerón fue conducido rápidamente al Hospital de Cieza, en tanto que se reanudaba el partido con el defensa local, Eusebio, como improvisado portero.

Joaquín Salmerón llegó a recobrar el conocimiento, pero el triste desenlace fue cuestión de horas. Los médicos del Hospital de Cieza, impotentes ante el grave estado del joven deportista, reclamaron la presencia de un especialista. Inmediatamente se desplazó desde Murcia el doctor Ramón Sánchez Parra, quien dictaminó la extrema gravedad del paciente. La única solución posible para salvar la vida de Joaquín era una operación urgente, a la desesperada. En ella se evidenció que como consecuencia del choque entre la rodilla de Lucas y el poste, Joaquín había sufrido graves destrozos internos en el hígado, vejiga e intestinos. Joaquín Salmerón falleció hacia las 4:00 del lunes día 15 de diciembre.

La noticia causó una gran conmoción social. El juzgado de Cieza ordenó la inmediata detención de Ángel Lucas, aunque éste fue puesto en libertad poco después ya que no se le podía atribuir ningún delito porque la acción fue fortuita. Inmediatamente la Federación Murciana de Fútbol se puso en marcha para organizar un partido homenaje a Joaquín Salmerón con el fin de recaudar fondos para su madre, Juana Ballestero Haro, quien tras la muerte de Joaquín quedó en una situación económica precaria.

Joaquín Salmerón

Joaquín Salmerón

Se llegaron a disputar hasta cuatro partidos benéficos: uno en Alicante, entre el Alicante y el Lucentum; otro en Elche, entre dos equipos locales; un tercero en Cieza, entre el equipo local y un combinado de jugadores del Real Murcia y el Imperial, y el cuarto (el más importante de ellos por su repercusión) se jugó el 15 de marzo de 1942 en La Condomina, entre el Real Murcia y un combinado madrileño formado por jugadores del Real Madrid y el At. Aviación.

El fallecimiento de Joaquín Salmerón ha pasado a la historia por ser la primera muerte violenta  producida en un campo de fútbol español en un partido de competición oficial. Con el paso de los años Joaquín cayó en el olvido.Ángel Lucas continuó una temporada más en activo. El ya veterano delantero fichó por el Imperial, e ironías del destino, uno de sus últimos partidos como jugador semiprofesional lo disputó en el campo de la Avenida de la Libertad de Cieza, apenas unos días después de que se cumpliera el primer aniversario de aquel fatídico 14 de diciembre de 1941.

ANGEL LUCAS MARTÍNEZ “Lucas”

LUGAR DE NACIMIENTO: El Palmar (Murcia)

TRAYECTORIA

TEMPORADA

CLUB

CATEGORÍA

1929-30

Sporting San Antón (Murcia)

No Federado

1930-31

CD Alhameño

Segunda Regional

1931-32

Murcia FC

Segunda División

1932-33

CD Castellón

Segunda División

1933-34

UP Muleña

Segunda Regional

1933-34

Imperial FC

Tercera División

1934-35

Alicante FC

Primera Regional

1935-36

Alicante FC

Primera Regional

1939-40

Alicante FC

Segunda División

1940-41

Alicante FC

Tercera División

1941-42

Gimnástica Abad (Cartagena)

Primera Regional

1942-43

Imperial FC

Primera Regional

JOAQUÍN SALMERÓN BALLESTERO  “Joaquín”

LUGAR DE NACIMIENTO: Cieza (Murcia)

TRAYECTORIA

TEMPORADA

CLUB

CATEGORÍA

1940-41

Club Deportivo Cieza

Segunda Regional

1941-42

Club Deportivo Cieza

Primera Regional




La constitución de la Federación Murciana de Fútbol

La constitución de la Federación Murciana de Fútbol

Desde el año 1919 los equipos de fútbol de Murcia y Albacete estaban adscritos a la Federación Levantina que englobaba, además de los clubes de las dos provincias citadas, a los de Castellón, Valencia y Alicante.

En 1923 varios deportistas murcianos encabezados por Manuel García Calvo, secretario del Real Murcia y director de la revista Murcia Deportiva, maduraron la posibilidad de fundar la Federación Murciana de Fútbol. El principal argumento esgrimido por los partidarios de la escisión radicaba en las dificultades que conllevaban los largos desplazamientos que tenían que realizar los equipos murcianos a las provincias de Valencia y Castellón, y la complicación para llevar a cabo los papeleos y trámites en la sede de la Federación Levantina que se encontraba en Valencia. Los defensores de la escisión razonaban que la creación de la Federación Murciana impulsaría el progreso del fútbol en las provincias de Murcia y Albacete. Se argumentaba que desde el norte de Albacete hasta la costa murciana todos los pueblos contaban con un equipo de fútbol, y algunos con varios, que se limitaban a disputar partidos amistosos debido a los grandes inconvenientes que existían para federar un club.

Pese a que el argumento anterior era lógico, en el fondo subyacía un mal disimulado rencor por las tirantes relaciones entre el Real Murcia y los rectores de la Federación Levantina. La revista Murcia Deportiva protestó en numerosas ocasiones por el presunto caciquismo y las decisiones arbitrarias que supuestamente había tomado la Federación Levantina en varias ocasiones en contra del Real Murcia. Asimismo, los directivos de este club se quejaban de que ejercían un papel secundario en la Federación Levantina, en la que el alicantino José Agulló Asensi, directivo del Natación y enemigo deportivo acérrimo de los murcianos, gozaba de una gran influencia.

En el verano de 1923 se realizan los primeros pasos para lograr una autonomía. En octubre se constituye la Federación Local Murciana de Football con el objetivo de organizar competiciones locales. El éxito de esta entidad fue rotundo, pues en apenas un mes se afiliaron 23 equipos de la ciudad de Murcia y sus alrededores. El 28 de octubre comienza el campeonato de liga en Segunda Categoría y en Infantiles. El 1 de diciembre la Federación Local Murciana de Football legaliza su situación.

Se había cumplido el primer objetivo de crear un organismo que regulara los campeonatos locales, pero la meta era constituir una Federación Murciana, independiente de la Levantina, y afiliada a la Federación Española de Fútbol. Miguel Ángel Cremades y Manuel García Calvo hicieron todo lo que estuvo en su mano para que la separación fuera posible, especialmente el segundo quién sería el principal ejecutor de la idea y quién realizó diversos desplazamientos a Valencia y a Madrid con el fin de reunir la documentación necesaria para presentarla en la Asamblea de Federaciones que se celebraba en Madrid entre los días 25 y 27 de junio de 1924.

El 27 de junio tuvo lugar la exposición de Manuel García Calvo en defensa de la escisión. En el turno de réplica Alfredo Milego, presidente de la Federación Levantina, manifestó «que no echa a nadie pero que si quieren separarse no habrá inconveniente». Curiosamente, la única persona que se opuso a la creación de la Federación Murciana fue el presidente de la Federación Asturiana. Después de esta inesperada objeción, Ricardo Cabot, presidente de la Federación Catalana, propuso la admisión de la Federación Murciana, que finalmente se llevó a cabo.

A partir de ese instante la naciente federación tuvo que trabajar contrarreloj para solventar los trámites que le permitieran constituirse con la antelación suficiente como para poder organizar el Campeonato Regional en la temporada 1924/1925. Los padres de la nueva entidad fijaron el 7 de septiembre como día para celebrar la asamblea de constitución. Durante el verano se conocieron  cuáles eran los documentos que tenían que presentar las sociedades que tuvieran la intención de asistir a la asamblea.

  • 1- Solicitud de ingreso del club aspirante
  • 2- La certificación del Gobierno Civil de estar constituidos legalmente.
  • 3- Dos ejemplares de los Estatutos y Reglamento de las sociedades. respectivas autorizados por el Presidente y el Secretario.
  • 4- Un dibujo a color, reproduciendo el uniforme usado por los jugadores.
  • 5- Descripción del lugar dónde estaba emplazado el campo y las medidas. del mismo, desnivel…etc., expresando también si la valla era de madera o de obra y la cabida del mismo.
  • 6- Composición de la Junta Directiva con expresión de nombres, apellidos y domicilio de los mismos.
  • 7- Designación de domicilio social para la remisión de comunicados.

El 7 de septiembre, a las 10:00 horas, se celebró la asamblea constituyente de la Federación Murciana de Fútbol en el Teatro Circo Villar, situado en el número 10 de la calle Caravija de Murcia. A esta reunión estaban convocados los representantes de los 29 clubes que cumplieron los requisitos exigidos para participar en la competición. Únicamente se permitía la asistencia de un representante por cada equipo para agilizar los trámites y evitar las aglomeraciones.

Finalmente asistieron a la asamblea representantes de 25 de los 29 clubes admitidos. Excusaron su presencia las juntas directivas del Almansa, Archena, Cieza e Iberia de Murcia.

RELACIÓN DE CLUBES FUNDADORES DE LA FEDERACIÓN MURCIANA DE FÚTBOL

CLUB                                       REPRESENTANTE

Alcantarilla Football Club Vicente Escobedo
Almansa Football Club
Alquerías Football Club Juan Martínez
Athlétic Club Jumilla Gabriel Carrión
Archena Football Club
Caravaca Football Club José López Palazón
Cartagena Football Club Carlos Ávalos
Cehegín Football Club Miguel Ángel García
Club Deportivo Cieza
Club Deportivo Europa (Murcia) José Asensio
Club Deportivo Mercantil (Cartagena) José Guillén
Club Deportivo Muleño Martín Perea
Club Deportivo Murciano Luís Morillas
Club Hellín Deportivo Juan Muñoz
Deportivo Balompié (La Ñora) José Ballesta
Football Club Deportivo Abanillense Julio Sánchez
Ford Football Club (Murcia) José Antonio Cascales
Iberia Football Club (Murcia)
Imperial Football Club Salvador Barceló
La Unión Football Club Asensio Saez
Lorca Football Club José García
Real Club Deportivo Español (Murcia) Enrique de la Plaza
Real Murcia Football Club Alfonso Guillamón
Real Unión Deportiva Albacetense Ceferino de Haro
River Thader (Murcia) Enrique Beviar
Sport Club Jumilla Juan Bernal
Unión Balompié de Beniaján Bernardino Barceló
Unión Deportiva Murcia Manuel Martínez
Unión Deportiva Muleña Constantino Herrero

En la lista no figuran el Espinardo Football Club y el Stadium Peral Football Club de Cartagena. Estos equipos no fueron invitados a la asamblea porque no habían cumplido los requisitos exigidos por la Federación. Ambos clubes formalizaron su inscripción unos días después y fueron admitidos para participar en la competición. Se cree que el Fortuna Football Club y la Agrupación Ferroviaria de Murcia también realizaron su inscripción a lo largo del mes de septiembre u octubre, pero al igual que otros equipos (Caravaca, Deportivo Abanillense, Alquerías…etc.) renunciaron a competir.

Durante la mañana se leyeron y aprobaron 79 de los 83 artículos de los estatutos de la Federación. La asamblea se reanudó a las tres y media de la tarde. En primer lugar se aprobó el reglamento y, posteriormente, se suscitó un amplio debate acerca de la división de las categorías y de la confección de los grupos. Una de las decisiones más importantes fue la de establecer las divisiones. Finalmente los directivos de la Federación y los representantes de los clubes acordaron la creación de tres categorías diferentes que quedaron estructuradas de la siguiente forma:

La División 1 recibió el nombre de Primera Categoría Grupo A

La División 2 recibió el nombre de Primera Categoría Grupo B

La División 3 recibió el nombre de Segunda Categoría

Los presentes decidieron dividir a los equipos en función de su nivel. Esta situación supuso un gran problema, pues la mayoría de los clubes inscritos nunca habían participado en competiciones federadas. Por tanto, la decisión de que un equipo compitiera en una división superior o inferior quedaba al criterio (en muchos casos arbitrario) de los asistentes, o a su influencia en la naciente entidad.

Finalmente los equipos quedaron divididos de la siguiente manera

Primera Categoría Grupo A: Cartagena Football Club, Club Deportivo Murciano, Real Murcia y Real Unión Deportiva Albacetense.

Primera Categoría Grupo B: Alcantarilla Football Club, Almansa Football Club, Athlétic Club Jumilla, Club Deportivo Cieza, Club Deportivo Mercantil de Cartagena, Club Deportivo Muleño, Club Hellín Deportivo, La Unión Football Club, Lorca Football Club y Unión Deportiva de Murcia, (se acordó que los equipos quedarían divididos en dos grupos atendiendo al criterio de proximidad geográfica).

Segunda Categoría: Todos los demás equipos federados (también serían divididos en varios grupos atendiendo al criterio de proximidad geográfica)

Más tarde se realizó la votación para elegir a la junta directiva que quedó compuesta de la siguiente manera:

Presidente: Miguel Ángel Cremades

Secretario: Manuel García Calvo

Tesorero: Fernando Perals

Vicepresidente: Un representante de la Junta Directiva del Cartagena. (sería elegido su presidente, Carlos Ávalos)

Vicesecretario: Un representante de la Junta Directiva de la Real Unión Deportiva Albacetense.

Contador: Un representante de la Junta Directiva del Real Murcia.

Asimismo, fueron elegidos varios vocales para representar a los equipos de todas las divisiones.

El 13 de septiembre la nueva entidad presentó la reforma de sus reglamentos en la delegación del Gobierno Civil. A partir de lo sucesivo la antigua Federación Local Murciana de Football pasaría a llamarse Federación Regional Murciana. La sede quedó establecida en la calle del Príncipe Alfonso (actual calle Trapería) 62.

Tras el júbilo inicial no tardaron en llegar los inconvenientes. Varios clubes se vieron desbordados, bien por las cuotas, o bien por otros requisitos impuestos por la Federación Murciana, y renunciaron a participar en la competición. El primero de ellos fue la Unión Muleña. Más tarde otros equipos como el Deportivo Abanillense, el Alquerías, el Club Deportivo Iberia o el Caravaca tomaron la misma decisión. El Almansa se disolvió tras la dimisión de su junta directiva por unos incidentes que se produjeron en un partido amistoso.

Una cuestión que también supuso un problema para algunos clubes fueron las infraestructuras. Varias poblaciones no disponían de un terreno de juego convenientemente acondicionado para albergar partidos de fútbol oficiales. Es posible que alguno de los equipos que renunciaron a participar lo hiciera por la imposibilidad de encontrar un recinto adecuado. En esta situación estaba el Archena, que tuvo que utilizar el campo de la Avenida de la Cierva de Mula como escenario de sus partidos.

Tras confeccionar las categorías la Federación Murciana estableció un plazo para la presentación de las licencias que serían expedidas todos los días no feriados entre el 6 de octubre y el 6 de noviembre de 16 a 17 horas. Una vez finalizado el plazo de presentación de las licencias la entidad ultimó el calendario.

El organismo dividió a los equipos inscritos Primera Categoría Grupo B y en Segunda Categoría en varios grupos siguiendo un criterio de proximidad geográfica. Esta división obedeció a la escasez de fechas, ya que el inicio del campeonato se tuvo que retrasar hasta el mes de diciembre, y a las dificultades que tenían algunos clubes para desplazarse debido a las malas comunicaciones de la época.

Primera Categoría Grupo A: Cartagena Football Club, Club Deportivo Murciano, Real Murcia y Real Unión Deportiva Albacetense

Primera Categoría Grupo B:

Sección Norte: Athlétic Club Jumilla, Club Deportivo Cieza, Club Deportivo Muleño y Hellín Deportivo.

Sección Sur: Alcantarilla Football Club, Club Deportivo Mercantil de Cartagena, La Unión Football Club, Lorca Football Club y Unión Deportiva de Murcia. Los campeones de ambas secciones debían de disputar una eliminatoria a doble partido para dilucidar la única plaza de  ascenso

Segunda Categoría:

Sección Norte: Archena Football Club, Cehegín Football Club y Sport de Jumilla.

Sección Centro: Beniaján Football Club, Imperial de Murcia, Ford de Murcia y Real Club Deportivo Español de Murcia.

Sección Sur: Club Deportivo Europa de Murcia, Espinardo Football Club, River Thader de Murcia y Stadium de Cartagena. Los campeones de ambas secciones debían de disputar una liguilla a doble partido para dilucidar la única plaza de  ascenso.

La primera jornada de liga se celebró el 14 de diciembre. El primer partido en comenzar fue el Español de Murcia-Beniaján, correspondiente al Grupo Centro de Segunda Categoría, que se disputó en el campo de La Torre de la Marquesa de Murcia. Saura, delantero del Español, fue el primer jugador de un equipo adscrito a la Federación Murciana en marcar un gol.

El campeón de Primera Categoría, Grupo A (que finalmente fue el Real Murcia) debía de participar en el Campeonato de España y enfrentarse en la primera eliminatoria a los campeones de las regiones Centro y Sur. Sin embargo, la antigua Federación Levantina, ahora llamada Federación Valenciana, se opuso por sus malas relaciones con la entidad murciana. Alfredo Milego, movió todos sus hilos para desacreditar a la Federación Murciana a la que acusó de no pagar una deuda. Al final, y a propuesta de la Federación Valenciana, se realizó una votación en la que la mayoría de los participantes se mostraron en contra de la participación de los murcianos, lo que determinó la exclusión del Real Murcia del Campeonato de España.

La Federación Murciana de Fútbol celebró su asamblea ordinaria el 7 de junio de 1925. La junta directiva consideró que la organización del Campeonato Regional había sido un éxito. El trabajo de Manuel García Calvo, Miguel Ángel Cremades y los partidarios de la creación de una federación propia sentó las bases de una entidad que ha cumplido 85 años de vida y que actualmente se denomina Federación de Fútbol de la Región de Murcia.