Helenio Herrera en Rimini

El pasado mes de Febrero tuve la oportunidad de acompañar a la República Italiana a un grupo de profesoras y alumnos de ambos géneros de la Escuela Oficial de Idiomas, en la disciplina de italiano, en su viaje por las ciudades de Bolonia, Ravenna, Forlì, Rimini y San Marino.

Al permanecer unas horas en Rimini –según dicen, se la conoce como la Benidorm de Italia-, y transitar por su calles plenas de historia, los pajarillos de la memoria comenzaron a revolotear para recordar lo que desde mi juventud había oído y leído. Helenio Herrera, también conocido por “H.H.” o “El Mago”, entre otros, había sido técnico del club local en esta bella ciudad de la región de Emilia-Romaña en dos etapas.

HHRimini01De Helenio Herrera Gavilán está todo dicho, o casi todo. De hecho, mis compañeros de CIHEFE Fernando Cuesta y José Hernández ya han dedicado muchas páginas a su figura (ver los Cuadernos nº 52, 54, 71 y 72). En esta ocasión vuelvo sobre él para recordar, en concreto, su paso por el club italiano de Rimini.

No se trata aquí de glosar su tan dilatada y exitosa carrera del técnico nacido en Buenos Aires (de padres españoles) y fallecido en Venecia en 1997. Según él mismo afirmaba, siempre dijo que había nacido en 1916. Años después de su muerte, se descubrió algo insólito. Su viuda, Fiora Gandolfi, manifestó a la prensa en marzo de 2000 que acababa de descubrir, que su marido no había nacido cuando él decía, sino seis años antes, en 1910. El guiño había sido muy simple: H.H. había modificado su fecha de nacimiento en el pasaporte añadiendo al cero de 1910 una pequeña coleta para transformarlo en un seis. Como dijo Fiora entonces: “Helenio era así, un genio en todos los aspectos de su vida”.

Después de entrenar, entre otros, a equipos como el Real Valladolid, Atlético de Madrid -ganó las Ligas de las temporadas 1949-50 y 1950-51-, Málaga, Coruña, Sevilla, Os Beleneses, Barcelona –donde obtuvo 2 Ligas, 2 Copas de España y 1 Copa de Ferias-, perpetuándose durante varios años al frente del Inter de Milán – con el que conquistó 2 Copas de Europa, 2 Copas Intercontinentales y 3 títulos de Liga-, Roma y de nuevo Inter de Milán en la temporada 1973-1974, Helenio sufrió un infarto a principios de 1974 por el que permaneció algunos años alejado de los banquillos.

HHRimini02Volvió en la temporada de 1976-77 para entrenar en el club de Rimini, encuadrado en la Serie B (equivalente a la Segunda División en España), junto con otro técnico, Giorgio Perversi, desde las jornadas 8ª a 13ª. Posteriormente, ya a partir de la 14ª jornada y hasta el final de la Liga, el entrenador del Rimini fue Angelo Bechetti.

Estos fueron los resultados:

8ª jornada, 14-11-1976: Rimini 2-0 Brescia.

9ª jornada, 21-11-76: Avellino 0- 2 Rimini.

10ª jornada, 28-11-1976: Rimini 2-0 Taranto.

11ª jornada, 05-12-1976: Rimini 0-1 Lecce.

12ª jornada, 12-12-1976: Vicenza 1-0 Rimini.

13ª jornada, 19-12-1976: Rimini 1-2 Pescara.

Aquella temporada Rimini quedó clasificado en el décimo segundo lugar de la tabla, con 9 partidos ganados, 15 empatados y 14 perdidos, con 25 goles a favor y 27 en contra.

En aquella temporada, coincidió con un jugador llamado Paolo Sollier, centrocampista de difícil carácter, ácrata. Muchos pensaban que Helenio Herrera chocaría con Sollier al poco de tenerlo a sus órdenes. Sin embargo, su relación fue otra. Según contaba el propio jugador: “H.H. exigía el cien por cien de cada uno de nosotros. Yo daba el 101%.” Según se cuenta, poco antes de la Navidad de 1976, Sollier quería ir a París con una amistad. Necesitaba cuatro días, si bien los jugadores solo disponían de tres jornadas de vacaciones y no sabía cómo pedirle al entrenador un día más. Herrera terminó dándole las llaves de su apartamento en París aunque Sollier las rechazó. La única condición para obtener el permiso era que el jugador se entrenara al menos una vez durante su estancia en la capital francesa. Parece que Sollier se entrenó en los Jardines de Luxemburgo. Sollier respondió en el terreno de juego posteriormente respondiendo satisfactoriamente al entrenador. Se cuenta que cuando Helenio se fue de Rimini, dejó un paquete para entregárselo a Sollier. Era un cojín, donde podía leerse una leyenda en árabe, que invitaba a la revolución permanente. “Un piccolo regalo de tu amigo, Helenio Herrera”.

Más tarde, en una segunda etapa, retornó de nuevo al banquillo de Rimini en la temporada 1978-1979 en calidad de asesor técnico, que seguía militando en la Serie B;  esta vez en colaboración con el entrenador Giovanni Bonanno, dado que, según la normativa italiana de entonces, por su avanzada edad, no podía obtener la calificación de entrenador como tal. Helenio permaneció en el club desde marzo de 1979 durante dos meses. Giorgio Sereni había sido el técnico hasta la jornada nº 22. Desde la vigésimotercera, tanto Bonanno como Herrera se hicieron cargo del equipo; sin embargo, “El Mago” solamente permaneció en la estructura del club hasta la jornada nº 30, ocho encuentros.

Los resultados se que obtuvieron en estas 8 jornadas, fueron:

Jornada nº 23, 11-3-1979: Rimini 1-0 Sambenedettese.

Jornada nº 24, 18-3-1979: Brescia 2-1 Rimini.

Jornada nº 25, 25-3-1979: Cesena 1-0 Rimini.

Jornada nº 26, 01-4-1979: Rimini 2-2 Foggia.

Jornada nº 27, 08-4-1979: Bari 0-0 Rimini.

Jornada nº 28, 14-4-1979: Rimini 1-2 Ternana.

Jornada nº 29, 22-4-1979: Lecce 1-0 Rimini.

Jornada nº 30, 29-4-1979: Rimini 0-0 Spal, de Ferrara.

En total, una victoria, tres empates y cuatro derrotas. Al final del campeonato, el Rimini quedó clasificado en el puesto 19º, con 24 puntos, consecuencia de haber ganado 3 encuentros (menor número de victorias en el Campeonato), 18 empates y 17 derrotas, con 17 goles a favor y 39 en contra. Con estos números descendió a la Serie C1 junto con Foggia, Nocerina y Varese.

Posteriormente en 1979 volvió a entrenar  al Barcelona donde ganó en 1981 la Copa del Rey al Sporting de Gijón por 3 goles a 1.

Cuando H.H. falleció, su figura fue glosada durante el funeral por uno de sus hijos, Helios, por el alcalde veneciano Massimo Cacciari, por los periodistas Emanuel Horodiceanu y Giorgio Lago, así como por su pupilo predilecto Giacinto Facchetti. El féretro fue cargado en una góndola, con cuatro gondoleros, para hacer su último viaje hasta el cementerio de San Michele. Allí, el cuerpo de Herrera fue incinerado en una ceremonia privada y las cenizas enterradas en un lugar soleado y alto, como Herrera había dispuesto.

HHRimini03Por cierto, el gran defensa Facchetti recibió de manos de Helios, el cuaderno con los secretos futbolísticos del “Mago”. Facchetti agradeció a la viuda de H.H., “…que haya respetado su voluntad al darme un material tan personal, porque este libro era un misterio, yo no sabía que lo conservaba”.

Actualmente, el Rimini Calcio figura en la Lega Pro, Grupo 2º (equivalente a la Segunda División B de España) clasificado en los últimos lugares de la misma.




Helenio Herrera. 1958-1960. Segunda parte

HelenioHerrera201Antes del inicio de la temporada 1959-60 Helenio Herrera, en funciones de secretario técnico, va a visitar Perú y Argentina, para presenciar partidos y observar jugadores. Le van a acompañar en el viaje su mujer y sus hijos Helenio y Rocío, y  regresará con tres contrataciones: los peruanos Miguel Loayza y Juan Seminario, jóvenes y grandes figuras en el país andino, y el guardameta argentino Carlos Medrano. Van a ser fichajes baratos (1 millón los dos peruanos, y 900.000 pesetas el argentino), pero el Barça va a sacar muy poco provecho de ellos. El arquero no podrá discutirle la titularidad a un Ramallets de nuevo en gran forma, aunque su presencia  le servirá como estímulo  para no dormirse en los laureles, y en cuanto a los dos restantes, uno de ellos, Loayza,  apenas sí jugará, abducido por los encantos de la gran ciudad a juicio de quienes siguieron entonces su trayectoria barcelonesa, y el otro, Seminario, ni siquiera llegaría a debutar, pues problemas burocráticos (al parecer había firmado también una opción con un intermediario)van a impedir su alineación. Terminaría yéndose cedido al Sporting de Lisboa, quedando posteriormente desvinculado del club azulgrana.

El verano del 59 va a ser parco en movimientos de jugadores en Can Barça, pues únicamente se marchan el guardameta Estrems, que pasa al Real Valladolid, su colega Larraz, y el delantero paraguayo Hermes González, que irá a engrosar las filas del Real Oviedo, siendo alta los ya mencionados junto con el extremo gallego Suco, procedente del Racing de Ferrol -que se incorpora una vez iniciada la temporada-, y el lateral canterano Pinto, que venía actuando asiduamente en el Condal. De modo que para afrontar las cuatro competiciones de esta superexigente temporada 59-60 -Copa de Europa y Copa de Ferias van a solaparse en el calendario intersemanal- Helenio Herrera va a contar con los siguientes efectivos: Ramallets, Medrano, Olivella, Rodri, Brugué, Rifé, Gracia, Pinto, Flotats, Gensana, Segarra, Vergés, Tejada, Suco, Loayza, Kubala, Ribelles, Evaristo, Kocsis, Eulogio Martínez, Luís Suárez, Czibor, Villaverde y Coll.

En la pretemporada va a producirse un resultado sensacional, incluso tratándose de un partido amistoso: Barça 12-Viena 1. Marcaron Evaristo (5), Suárez (2), Martínez (2), Villaverde, Tejada y Gensana. Y también tiene lugar  la primera participación del Barcelona en el trofeo gaditano «Ramón de Carranza», que se iba a convertir muy pronto en todo un clásico de nuestro fútbol estival. En el primer encuentro los blaugranas derrotaron al Standard de Lieja belga por 4 a 3, con goles de Czibor (2), Kocsis y Evaristo, clasificándose para la final, donde les esperaba nada menos que el Real Madrid, tetracampeón de la Copa de Europa. El encuentro va a ser muy disputado, y se saldará con victoria madridista por 4 tantos a 3 (Czibor, Villaverde y Evaristo hicieron los goles barcelonistas), y también con la grave lesión de Kocsis a consecuencia de una dura entrada de Santamaría, que abortaría su gran momento de juego y le mantendría alejado del equipo durante toda la primera vuelta de la inminente Liga.

HelenioHerrera202LIGA 59-60: PRIMERA VUELTA

La Liga 59-60 rompe el fuego el domingo 13 de septiembre de 1959. Para el Barça lo hace con un encuentro siempre atrayente, la visita del Athletic de Bilbao al «Camp Nou». Y los de Herrera van a prolongar el estado de gracia de la temporada anterior derrotando con claridad a los vascos por 4 a 1. Evaristo, Suárez, Martínez y Czibor hicieron los goles locales y Torre el bilbaíno,  en un partido arbitrado por el guipuzcoano González Echeverría y que presentó las siguientes alineaciones: por los azulgranas, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Villaverde, Evaristo, Martínez, Suárez y Czibor, y por los rojiblancos, Carmelo; Orúe, Garay, Rentería; Aguirre, Etura; Arteche, Marcaida, Torre, Uribe y Echave. Ya no estaba el veteranísimo y legendario Piru Gainza con los leones, y Kubala seguía ausente de la alineación titular, igual que a finales de la temporada anterior

Sin embargo la segunda jornada de competición se va a saldar con una sorpresa mayúscula: el recién ascendido Elche, con César como jugador-entrenador, derrota contra todo pronóstico por 2 a 1 al conjunto catalán en su feudo de «Altabix». El dominio va a corresponder al Barça, pero los ilicitanos van a ser más efectivos de cara a la meta contraria. Se adelantaron los de Herrera con un tanto de Suárez, pero Pahuet y Cardona van a darle la vuelta al marcador. El Barça se quedaba así a dos puntos del líder, el Atlético de Madrid.

La tercera jornada, no obstante, será más favorable, 6 a 0 a Osasuna en la Ciudad Condal, en un partido cuya primera mitad finalizó sin que se modificase el resultado inicial, aunque en la reanudación los blaugranas van a arrollar a los navarros con goles de Evaristo (3), Martínez (2) y Segarra. En la tabla, nada menos que siete equipos empatados en cabeza con 4 puntos cada uno, R. Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Real Sociedad, Valladolid, Granada y Betis, dentro de una tónica de gran igualdad.

Pero unas semanas antes, el 3 de septiembre, el Barça iba a debutar en la Copa de Europa, con la esperanza de llegar muy lejos en el torneo. El sorteo va a enfrentarle al CDNA de Sofia, campeón de Bulgaria, y para allá se irá la expedición azulgrana, de la que no formaban parte sus tres jugadores húngaros (Kubala, Kocsis -aunque este se hallaba lesionado- y Czibor), pues al tratarse de exiliados políticos entraba dentro de lo posible que fueran detenidos por las autoridades comunistas, puesto que ambos países, Hungría y Bulgaria, se hallaban bajo la órbita soviética y eran integrantes del llamado «Pacto de Varsovia». El partido va a terminar con un resultado favorable a los intereses azulgranas, empate a dos goles, marcados por  Segarra y Martinez. Se jugó duro en el Estadio del Ejército, y Luís Suárez falló un penalty. Esta fue la primera alineación que presentó el Barcelona en un torneo que al principio iba a resistírsele, pero a la larga le reportaría grandes satisfacciones: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Ribelles, Evaristo, Martínez, Suárez y Villaverde.

Mas pese a la alegría por el resultado, el regreso en vuelo charter va a ser muy azaroso. El avión se encontrará con una fuerte tormenta sobre el Mediterráneo occidental, y todos los pasajeros las van a pasar canutas, lo cual dará pie a otra de esas jugosas anécdotas que cincelarían la leyenda herreriana, cuando al técnico, para levantar la alicaída moral de los suyos, que ya estaban casi rezando por sus amenazadas vidas, no se le ocurrió otra cosa que gritar de repente «¡ Mañana entrenamiento a las once !», lo cual distendió un poco el ambiente, tranquilizando relativamente a la expedición catalana, que poco después aterrizaría sana y salva en la Ciudad Condal, aunque con el susto todavía en el cuerpo..

El encuentro de vuelta va a servir para inaugurar la iluminación nocturna del «Camp Nou», y por supuesto también para dejar en la cuneta al cuadro búlgaro, que sucumbirá por 6 goles a 2, conseguidos por Kubala y Evaristo, tres cada uno. Y a la semana siguiente nuevo compromiso europeo. Partido de vuelta valedero para la Copa de Ferias, con devolución de visita al Inter, en la capital lombarda. Otra exhibición barcelonista, con triunfo final por 2 a 4, obra de Martínez (2), Kubala y Tejada. El Barça seguía pisando fuerte en el continente…

Partido importante en la cuarta jornada liguera, con visita al «Metropolitano», uno de los terrenos más difíciles de la categoría, y que al final no lo va a ser tanto, pues los azulgranas se impondrán merced a un solitario tanto marcado por Czibor  en el minuto 64, subrayando la superioridad catalana sobre los colchoneros. Con este resultado el Barcelona se encaramaba a la cabeza de la clasificación, superando en un punto a Real Madrid, Oviedo, Betis y un sorprendente Elche. Posición que mantiene al domingo siguiente, tras golear al Sevilla en el «Camp Nou», 5 a 0, con dianas de Kubala (2), Czibor (2) y Martínez.

Pero los de Herrera van a perder el liderato siete días más tarde, en Oviedo, al caer derrotados por 2-0 ante el conjunto carbayón (Lalo y Segarra en propia meta). El líder es ahora el Real Madrid, empatado a 9 puntos con los azulgranas.  Y en la séptima jornada se produce un resultado espectacular, pues el Barça aplastará a una flojísima Unión Deportiva Las Palmas en el «Insular» nada menos que por 0 a 8, en una exhibición ofensiva donde pusieron los goles Martínez, Villaverde, Gensana, Suárez (3)y Evaristo (2). El Madrid seguía encabezando la clasificación tras derrotar también muy ampliamente a Osasuna en el «Bernabéu», 7 a 0.

De regreso a la Copa de Ferias, el Barça va a viajar hasta la capital yugoeslava para medirse a una Selección de Belgrado. Nuevamente. al igual que ocurrió con el desplazamiento a Bulgaria, se quedan en Barcelona los húngaros. Al final, el marcador señala un esperanzador empate a uno, siendo Evaristo el autor del tanto azulgrana. Y en la Liga el Barça logra alcanzar a los merengues en la cabeza, aprovechando que estos empatan a 3 en el derbi madrileño, mientras que los catalanes se deshacen sin grandes dificultades del Real Valladolid por 5 a 1, aunque fueron los blanquivioletas los que se adelantaron en el marcador. Martínez (2), Suarez (2)y Kubala hicieron los goles locales. El Barcelona es líder por mejor coeficiente de goles.

Nuevo compromiso internacional entre semana, en esta ocasión de la Copa de Europa, partido de ida de los octavos de final . Se trata de una visita muy complicada, a «San Siro», para enfrentarse con el Milan, pero el momento dulce de los discípulos de Herrera les conduce de nuevo a un sonado triunfo sobre una de las mejores escuadras continentales, 0 a 2, con goles de Vergés y Suárez, que dejan ya muy encarrilada la eliminatoria. Y la jornada liguera número nueve trae nuevo cambio de líder, pues el Barça no puede pasar del empate a cero en «Los Cármenes» frente al Granada, en un partido gris donde los andaluces fueron incluso mejores. Los madrileños encabezaban la tabla con un punto más que los catalanes, y tras ellos, a cierta distancia, se asomaban los dos Atléticos.

En la décima jornada el Barça va a recuperar la cabeza al vencer por 3 a 0 y sin mayores complicaciones a la Real Sociedad en el «Camp Nou» (Gensana, Suárez y Kubala), mientras que el Madrid pinchaba en «Buenavista» ante un  Oviedo que realizó un gran partido y se hizo merecedor a la victoria, aunque al final el marcador señaló un injusto empate a uno. Los dos grandes ya les sacaban tres puntos a sus inmediatos perseguidores, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao. Finalizaba el primer tercio del campeonato, y los números del Barça eran excelentes: siete victorias, un empate y dos derrotas, con 33 goles a favor y tan sólo 6 en contra, lo cual arrojaba un balance de 15 puntos y 5 positivos. Y al domingo siguiente, en el «Santiago Bernabéu», se enfrentarían una vez más los dos colosos, con el liderato y buena parte del título en juego..

Pero antes el Barça tendría que recibir al Milán en el «Camp Nou», para dirimir el pase a la siguiente ronda de la Copa de Europa. Aunque los milaneses no van a ser enemigo, pues sucumbirán por 5 a 1, con tantos de Czibor (2), Martínez, Segarra y Kubala. Clasificados para cuartos de final, y líderes en la Liga. No parecía aquel precisamente el peor momento para enfrentarse a uno de los partidos cumbre de la temporada…

Sin embargo, en la Capital iban a pintar bastos. El Real Madrid se impondría por 2 goles a 0, abriendo brecha en la clasificación. El Barça no estuvo a la altura que se esperaba, y el Madrid acabó llevándose la victoria. Mateos marcó a poco de comenzar el encuentro, y Di Stefano, faltando ocho minutos para el final, redondeó el resultado. Estas fueron las alineaciones, a las órdenes del colegiado     vizcaíno señor  Gardeazábal: por el Madrid, Domínguez; Marquitos, Santamaría, Ruiz; Vidal, Zárraga; Herrera, Didí, Di Stefano, Mateos y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Suco, Evaristo, Martínez, Suárez y Villaverde. Ausencias importantes en los dos bandos  (Puskas, Kubala, Czibor…), y un debut en las filas barcelonesas, el del joven extremo gallego Suco. El Real Madrid aventajaba ahora en 2 puntos a los azulgranas, en 3 al Athletic, y en 4 a su eterno rival rojiblanco.

Duodécima jornada, y nuevo cambio de líder. El Real Madrid va a tropezar en «Zorrilla» ante un reforzado Valladolid que no estaba realizando una mala campaña. El estado del terreno de juego, muy embarrado, no favorecía el juego madridista, más técnico, y el entusiasmo y el coraje de los castellanos pusieron el resto: 3 a 1, con goles de Morollón, Mirlo y Endériz para los locales, y Gento para los blancos. Y como quiera que el Barça se deshiciese sin ninguna dificultad del Betis en el «Camp Nou», 6 a 0 (Evaristo, 2, Vergés, Martínez, Gensana y Kubala), eran ahora los de Herrera quienes pasaban de nuevo al frente de la tabla por mejor coeficiente de goles, mientras el Athletic de Bilbao se acercaba peligrosamente, a tan solo un punto de la cabeza.

Y nuevo compromiso intersemanal, esta vez valedero para la Copa de Ferias: Barça 3 (Kubala, Evaristo y Martínez)-Selección de Belgrado 1. Un nuevo paso adelante hacia los objetivos de una temporada tan exigente. Pero en la Liga, el número 13 va a traerles mala suerte a los pupilos de Herrera, que en dicha jornada rinden  visita en «Mestalla» y saldrán derrotados por 2 a 0, siendo ambos tantos obra del delantero uruguayo Héctor Núñez. El partido ya se torció en el primer minuto, cuando abrieron el marcador los «ches», y pese al insistente dominio azulgrana estos no consiguieron igualar el choque, viendo como los levantinos, por el contrario, les hacían un nuevo gol. El Madrid recuperaba otra vez la cabeza, con un punto de ventaja sobre el Athletic y dos sobre el Barça.

La decimocuarta jornada no va a contemplar alteración en el pulso madrileño-catalán, aunque será muy negativa para un Athletic de Bilbao fuertemente goleado  (5 a 0)en el «Sánchez Pizjuán»  por un excelente Sevilla donde brillaban los jóvenes Szalay y Chús Pereda (dos tantos cada uno)y el paraguayo Agüero (autor de la diana restante). El Real Madrid derrota a la Real Sociedad en «Atocha» por 1 a 3, tras un excelente partido, mientras que el Barça va a tener muchos problemas para superar al Español en el «Camp Nou», lo que únicamente conseguirá gracias a un gol de penalti marcado por Kubala.

Y la primera vuelta del campeonato 59-60 va a finalizar el 27 de diciembre de 1959, abriendo aun mayor brecha el Real Madrid, que derrota al Las Palmas en el «Bernabéu» por un corto pero suficiente 2 a 0, obra de Gento y Didí, mientras que el Barcelona caía al tercer puesto al ser justamente derrotado en Zaragoza  por 3 a 1, en un partido donde sus grandes estrellas, Kubala y Suárez, no estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellas, salvando Villaverde el honor catalán. La tabla marcaba la mayor distancia hasta la fecha entre merengues y culés, cuatro puntos, con la perspectiva de tener que desplazarse los segundos en la próxima jornada al siempre difícil «San Mamés», para medirse a un conjunto rojiblanco que se había encaramado ya al segundo lugar de la general, a tres puntos del líder.

HelenioHerrera203LIGA 59-60: SEGUNDA VUELTA

1960 no empieza nada bien para los intereses del Barça, pues el domingo 3 de enero va a recibir un fuerte varapalo en «la Catedral». El cuadro azulgrana, diezmado por la gripe,  comparece con una alineación de circunstancias a un partido muy intenso donde si bien comienza marcando Martínez, el tanto visitante enrabietará a los leones, que se desmelenarán y terminan goleando a los de Herrera, merced a dos tantos de Arieta, y sendas dianas de Arteche y Marcaida. Gracias a que el Real Madrid regresó también de vacío en su visita a «Heliópolis», derrotado por el Betis por 1 0, la distancia entre ambos seguía siendo la misma, cuatro puntos, con el Athletic a uno solo de los merengues. Al domingo siguiente no se alteraría la distancia entre madrileños y catalanes, pero al no poder pasar del empate el Athletic en Valladolid, los vascos aflojarían un poco. El Real Madrid venció con muchos apuros al Valencia en el «Bernabéu» (2 a 1), y el Barça se impuso también sin brillantez al Elche en el «Camp Nou», 2-0, con goles de Kocsis y Suarez.

La jornada número 18 sí va a ser positiva, puesto que el Real Madrid tampoco regresó de «Sarriá» con los dos puntos, concediendo un empate a uno, y el Barcelona triunfó en el siempre difícil terreno de «San Juán», en un partido vibrante que sirvió para hundir un poco más a Osasuna en el fondo de la tabla. Los pamplonicas llegaron a igualar en dos ocasiones los goles de Suárez y Martínez, pero no pudieron impedir que el delantero hispanoparaguayo consiguiera finalmente el tanto de la victoria. El Athletic, por su parte, resolvió bien la papeleta, derrotando ampliamente al Granada en «San Mamés», por 3 a 0. A falta de doce jornadas por disputarse, la clasificación quedaba así: primero el Real Madrid, con 26 puntos, segundo el Athletic de Bilbao con 25, y tercero el Barça con 23. Más atrás, a la expectativa, quedaban Atlético de Madrid, Sevilla y Betis.

Al domingo siguiente todo va a quedar igual, pues vencieron los tres de arriba (con apuros el Madrid, brillantemente el Athletic en «Atocha», y con cierto desahogo el Barça en su feudo). Los azulgranas se impusieron por la mínima, 2 a 1, a un Atlético de Madrid que con ese resultado parecía descartado ya para cualquier aspiración al título. El partido fue muy competido en su primera mitad, pero en la segunda el Barça se adelantó  con goles de Evaristo y Kubala, este último al transformar un penalty, y únicamente acortarían distancias los rojiblancos a cinco minutos del final, por mediación de Polo.

Jornada 20. En ella va a ser el Athletic el más perjudicado, al caer en su propio campo frente al Real Madrid, 1 a 3, con cual pierde la segunda posición en favor del Barça. Sobre un terreno pesado, paradójicamente, los blancos van a ser mejores. Puskas, en dos ocasiones, y Pepillo hicieron los goles madridistas, mientras que Uribe marcaba para los vascos, inaugurando el marcador. El Barcelona va a pegar el acelerón imponiéndose en el terreno de otro de los conjuntos destacados de la temporada, el Sevilla. Los azulgranas dominaron ampliamente la parcela central del «Sánchez Pizjuán», y lograron un contundente 0 a 3, obra de Campanal, en propia meta, Suárez y Segarra. El Madrid era líder con 30 puntos, seguido de Barça y Athletic  con 27.

La vigesimopimera jornada no va a modificar esas posiciones en lo referente a blancos y azulgranas, aunque relegará a los rojiblancos bilbaínos a la tercera plaza, merced a su derrota en «Heliópolis». El conjunto blanco apaliza sin piedad al Elche en el «Bernabéu», 11 a 2, en un partido en el que Pepillo marcó cinco goles y Puskas logró cuatro, y el Barça se deshace en el «Camp Nou» con más dificultades de las previstas del Real Oviedo, que montó peligrosas contras. Evaristo (2)y Gensana anotaron para los de Herrera, mientras que el tanto asturiano lo hizo Vergés en propia meta. Real Madrid primero con 32 puntos, Barça segundo con 29, y Athletic tercero con 27, cuesta abajo últimamente. Pero antes de que dé comienzo un histórico sprint  final entre madrileños y catalanes, la Copa de Europa va a retornar al «Camp Nou». El adversario de los azulgranas en los cuartos de final es el Wolverhampton Wanderers, el campeón de Inglaterra, conocido popularmente como «The Wolves» («los lobos»). Sin embargo no va a ser enemigo en la ida, derrotado ampliamente por 4 a 0 (Villaverde en dos ocasiones, Kubala y Evaristo), un marcador que les pone las cosas muy difíciles para la vuelta.

La fecha número 22 tampoco cambia nada, ya que los dos primeros se imponen a los dos últimos de la general. Con más apuros el líder, que vence a Osasuna en Pamplona por 1 a 2, y aparatosamente el Barça, que le endosa otros ocho goles, al igual que en la primera vuelta, a la UD. Las Palmas. 8 a 0, en tarde inspiradísima de Eulogio Martínez, autor de cinco tantos, completados por los que hicieron Suco, Vergés y Olivella. El Bilbao ganaba al Valencia, pero aun le separaban cinco puntos del primer clasificado, y diría adiós a sus remotas aspiraciones siete días más tarde en «Sarriá», derrotado por el Español gracias a un solitario gol de Braga. El Barça, por el contrario, parecía lanzado, y el barro de «Zorrilla» no fue obstáculo para que superase ampliamente por 1 a 4 al Valladolid, con tantos de Suárez, Evaristo y Martínez (2), marcando el defensa Matito para los locales. La Liga ya perecía únicamente cosa de dos, con el Madrid en primera posición, y el Barça a tres puntos.

Que se reducirían a solamente uno al concluir la jornada 24. El Real Madrid visitaba el «Sánchez Pizjuán», y salía claramente derrotado por 4 a 1 tras un gran encuentro del Sevilla, con tantos de Szalay (2), Pereda y Antoniet, y Puskas por los merengues. El sevillista Ruiz Sosa y el ex-madrididista Chús Pereda rayaron a gran altura, y el guardameta Dominguez evitó una mayor goleada. Momento dulcísimo para un Barça que aun tenía que recibir a su gran rival en el «Camp Nou», y que el día 2 de marzo de 1960 iba a escribir una de las páginas más brillantes de su historial en «Molineux Ground», el terreno del Wolverhampton.

El húngaro Sandor Kocsis, «Cabeza de Oro», regresa al equipo titular, y lo hace a lo grande, obteniendo un póker de goles. Hasta la fecha ningún equipo del continente había vencido en un campo británico en partido de competición europea, y precisamente el Barça de Herrera va a ser el primero en lograr semejante proeza. Los azulgranas se imponen por 2 a 5 (Villaverde hará el otro gol catalán)y cómo sería su exhibición, que al finalizar el partido los ingleses van a formar un improvisado pasillo para aplaudir a los sudorosos y exhaustos barcelonistas, en una hermosa muestra de  fair play.

De nuevo en la Liga, el Real Madrid respira un poco gracias al relativo frenazo del Barça en «Atocha», donde no consigue romper el 0-0 inicial, en buena medida por culpa de la magnífica actuación del meta realista Araquistáin. Y como el Madrid no desaprovecha la visita del Oviedo a la capital, y les endosa un concluyente 8 a 1 a los azules, su ventaja va a aumentar ahora a dos puntos. Puskas, el asturiano Chús Herrera y Di Stefano marcaron por partida doble. A la semana siguiente los blancos debían desplazarse a Barcelona para disputar un encuentro que se antojaba decisivo para el título. Si ganaban los locales, y conseguían igualar o superar el 2 a 0 adverso del «Bernabeu», ya sólo dependerían de ellos mismos, aunque con semejante tónica de igualdad tal vez habría que echar mano de las matemáticas para dilucidar un posible empate a puntos…

El 20 de marzo de 1960 va a tener lugar uno de esos choques que se producen cada año y acostumbran a calificarse como «el partido del siglo». Estas serán las formaciones presentadas por ambos equipos: por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Coll, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde, y por el Real Madrid, Dominguez; Marquitos, Santamaría, Miche; Vidal, Ruiz; Herrera, Pepillo, Di Stefano, Puskas y Gento. Llamaban la atención las ausencias de Kubala, Evaristo, Czibor, Gensana y Tejada por el bando azulgrana, y las de los brasileños Canario y Didí, reciente campeón mundial, en los blancos. El árbitro fue el señor González Echeverría, perteneciente al colegio guipuzcoano. El Real Madrid planteó el encuentro a la defensiva, consciente de que un resultado positivo en el feudo azulgrana le daría prácticamente el título, y el marcador inicial va a mantenerse hasta el minuto 5 de la segunda parte, cuando Kocsis acierta a batir a Domínguez. Di Stefano conseguirá empatar pronto, en el 58, pero Eulogio Martínez deshará la igualada inmediatamente, en el 60, y dos minutos más tarde Villaverde establece el 3 a 1 definitivo ante el delirio del público culé, equilibrando así el tanteador de la primera vuelta.

El Barça alcanzaba así el liderato, por mejor cociente general de goles (2,77 por 2,48 de los blancos). Restaban solamente cuatro jornadas, y el calendario parecía ligeramente más benigno para los madridistas, que recibirían en el «Bernabéu» al Valladolid  y a la Real Sociedad, debiendo desplazarse a Granada-todos ellos conjuntos de la parte baja de la clasificación-y a Las Palmas (con la Unión deportiva ya desahuciada), mientras que el Barça iría al campo del Betis y al del Español, enfrentándose a Valencia y Zaragoza en el «Camp Nou».

Nada cambió en la jornada número 27, aunque el Valladolid a punto estuvo de dar la gran sorpresa en terreno madridista, donde realizó un magnífico encuentro y solamente pudo ser derrotado merced a un discutido gol logrado por Puskas. El Barça, por su parte, despachó brillantemente su visita a «Heliópolis», donde superó al Betis por 0 a 3, con tantos de Martínez, Evaristo y Kocsis. Y entre semana tuvo que afrontar nada menos que el partido de ida de la final de la Copa de Ferias, que en el estadio de St. Andrews le enfrentaría al Birmingham City. Pero los de Herrera, luchando en tres frentes-aun quedaba la Copa del Generalísimo-sacaron un excelente resultado en terreno británico, 0 a 0, que hacía prever los mejores augurios para el encuentro de vuelta. Jugaron: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Coll, Kocsis, Eulogio Martínez, Ribelles y Villaverde (todo el ataque titular de la campaña anterior-Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor-estuvo ausente, y ni con esas…)

La vigesimoctava jornada tampoco alteró la clasificación, aunque el Real Madrid volvió a sacar adelante su compromiso con muchos apuros, en un partido no apto para cardíacos disputado en «Los Cármenes» y que presentaba un preocupante empate a tres hasta que un defensor granadino, a escasos minutos de la terminación, introdujo el balón en su propia portería, dándoles los dos puntos a los merengues. El Barça tampoco resolvió con facilidad su compromiso ante un Valencia, que nunca arrojó la toalla. Gensana y Martínez adelantaron a los catalanes, y el brasileño Joel acortó distancias, poniéndoles el corazón en un puño a los socios y seguidores barcelonistas. Si la semana siguiente el Barça era capaz de alzarse con la victoria en «Sarriá», podía meterse medio título en el bolsillo, ya que mantenía su ventaja en el cociente general. Pero no sería nada fácil…

Y efectivamente no lo fue, pues el empate inicial se mantuvo hasta nueve minutos antes del final, cuando Suárez remató de volea un córner botado por Evaristo, y Eulogio Martínez, materialmente bajo los palos, sólo tuvo que empujar la pelota al fondo de las mallas, consiguiendo dos puntos de oro.  Estas fueron las alineaciones en uno de los derbis barceloneses más emocionantes y decisivos de la historia de ambos conjuntos: por el Español, Vicente; Argilés, Bartolí, Dauder; Sastre, Recamán; Ribera, Muñoz, Indio, Ribas y Camps, y por el Barça, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Martínez, Kocsis, Evaristo, Suárez y Villaverde, con el navarro Zariquiegui  como árbitro. Mientras, el Real Madrid vencía por 4 a 0 a la Real Sociedad en el «Bernabéu», con tres goles de Pepillo y otro del donostiarra  Irulegui en su propia meta, pero mejorar el cociente azulgrana parecía ya fuera de su alcance. De modo que si el Barça era capaz de vencer al Zaragoza en el último partido, al calor de todo su público, revalidaría el título, independientemente de lo que hiciese el Real Madrid en su visita a Canarias. En la Ciudad Condal ya estaban preparando el festejo, con globos, flores y sardanas…

Y aquella tarde, la del 17 de abril de 1960, todo salió a pedir de boca en Can Barça. Los azulgranas se impusieron contundentemente al cuadro aragonés por 5 goles a 0. Abrió el marcador Gensana en la primera mitad, y luego en el segundo tiempo fueron cayendo los tantos en el portal año, obra de Segarra, Martínez (2) y Evaristo o Suárez, según las fuentes. Apoteosis y vuelta triunfal al «Camp Nou». Pero el espectáculo no se detenía…La Diosa Fortuna había querido que el rival barcelonista en las semifinales de la Copa de Europa, cuyo encuentro de ida se celebraría solamente cuatro días más tarde, fuese….¡ el Real Madrid !

La victoria por la mínima de los blancos en el «Insular» no les sirvió para nada, pero casi sin tiempo para descansar iban a disponer muy pronto de una oportunidad para tomarse la revancha. El primer partido se jugaría en la capital, y esperaban recibir a un Barça un tanto relajado por la celebración del triunfo liguero tras un campeonato más reñido que ninguno anterior, pues jamás había tenido que recurrirse al cociente general de goles para conocer el nombre del campeón (3,07 frente a 2,55), reflejo de la enorme igualdad existente. Ambos equipos finalizaron con 46 puntos y 16 positivos, que en el caso de los azulgranas se habían conseguido merced a 22 victorias y 2 empates (con 6 derrotas, el doble que en la campaña anterior), marcando 86 goles y encajando 28. Era el octavo entorchado liguero que conquistaba el club catalán desde el inicio de la Liga, allá por 1929, con lo cual afianzaba su hegemonía en lo tocante al Torneo de la Regularidad.

HelenioHerrera204ELIMINACIÓN ANTE EL MADRID Y CESE FULMINANTE

De cara al trascendental encuentro europeo del «Bernabéu», el Barça se concentra en La Berzosa, en plena Sierra de Madrid. Y allí van a producirse algunos incidentes que de algún modo condicionarán el desenlace de la eliminatoria. Cuenta la leyenda barcelonista que los jugadores, alentados por Herrera-que se había distinguido siempre por apoyar las reivindicaciones  económicas de sus chicos-van a pedir que la Directiva aumentase la prima, a lo que esta al parecer se negó (aunque según algunas fuentes, lo que en realidad sucedió fue que un portavoz de los futbolistas preguntó si se iba a mantener la prima extraordinaria percibida tras eliminar tan brillantemente al Wolverhampton, o si se volvería a las cantidades estipuladas a comienzos de temporada). El club atravesaba por una grave situación financiera, lastrado por el enorme desembolso que había supuesto la construcción del «Camp Nou», y además la masa salarial de la primera plantilla había experimentado un considerable incremento desde la llegada al banquillo de HH, pasando de 9 millones de pesetas en la campaña 57-58 a 21 al finalizar el curso siguiente. También van a producirse algunos roces entre determinados futbolistas, todo lo cual no constituía precisamente el mejor clima para afrontar un partido tan delicado.

La noche del 21 de abril de 1960 van a saltar al terreno de juego del «Santiago Bernabéu» los siguientes hombres: por el Real Madrid, Domínguez; Marquitos, Santamaría, Pachín; Vidal, Ruiz; Herrera, Del Sol, Di Stefano, Puskas y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Coll, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde. En las filas madridistas eran novedad Pachín, procedente de Osasuna, y Del Sol, la gran estrella del Betis, mientras que en el conjunto azulgrana se echaban en falta nombres como Olivella, Tejada, Kubala, Evaristo o Czibor. Los azulgranas no van a realizar un buen partido y caen derrotados por 3 a 1, aunque se mantuvo con una derrota por la mínima hasta tres minutos del final. Di Stefano, en dos ocasiones, y Puskas hicieron los tantos merengues, mientras que Martínez anotaba por los catalanes. No era un buen resultado, pero tampoco una diferencia insalvable.

Sin embargo en el partido de vuelta, celebrado en la festividad de la Virgen de Montserrat, el Barça no sólo será incapaz de igualar la ventaja madridista, sino que va a ser batido de nuevo en toda regla, y el resultado aun pudo ser peor, de no mediar una gran actuación de Ramallets. Puskas, por partida doble, y Gento van a ser los verdugos del cuadro catalán, cuyo honor salvará el solitario tanto de Kocsis. La derrota-la primera que el equipo sufría en su propio feudo desde hacía un par de temporadas-lógicamente sienta fatal en la Junta presidida por Miró-Sans, quien va a tomar la decisión de destituir fulminantemente de su cargo a Helenio Herrera, algo que se hará efectivo tres días después de la debacle, el 30 de abril. Mas pese a ello, HH no se va a quedar precisamente en la calle….

El técnico hispanoargentino tenía como es natural buenos partidarios en Barcelona, avalado por sus grandes éxitos, pero también había un sector nada despreciable de la afición y de la prensa que no le tragaba. Y en previsión de unos problemas que acabaron por presentarse, meses antes de su cese ya había firmado un precontrato con el Inter de Milán, uno de los principales equipos italianos, que le ofrecía una remuneración de lo más generosa. De modo que no le importó demasiado tener que volver a hacer las maletas. Aunque  primero, como vulgarmente se dice, «la armó»…Al día siguiente de ser despedido, y en compañía de cierto periodista deportivo, se dio el gustazo de pasear por medio de las Ramblas. Naturalmente muchos aficionados le reconocieron, y comenzaron a asaetarle a preguntas acerca de lo que había sucedido realmente en la eliminatoria contra el Madrid. Y en un momento dado, como diría Johan Cruyff, su presencia provocó un gran tumulto e incluso fue levantado en hombros por algunos simpatizantes, acudiendo la policía a ver lo qué motivaba aquella alteración del orden público. De ahí surgió la leyenda de que HH había sido agredido, algo que él mismo desmentiría en sus «memorias», publicadas poco después. Provisionalmente su segundo, Enric Rabassa, iba a sustituirle en el banquillo del Barça para afrontar el encuentro de vuelta de la final de la Copa de Ferias, a la espera de la contratación de  un técnico de mayor prestigio y garantía.

UN TRABAJO EN ITALIA

Una vez en Italia, Helenio Herrera va a encontrarse con un panorama muy diferente al que dominaba entonces en el fútbol español. En el país transalpino el Deporte Rey se vivía con igual o mayor pasión que entre nosotros, pero los clubes estaban capitaneados por grandes industriales, que los gestionaban como si se tratasen  de una más de sus empresas. Angelo Moratti (1909-1981), el hombre que le contrata en 1960, es el patrón del Inter, un magnate del mundo del petróleo, y le va a conceder carta blanca. Pero aun así, pudiendo trabajar a su aire, sin molestas intromisiones directivas, sus primeras temporadas en el Calcio no serán todo lo triunfales que HH y los tifossi hubiesen deseado, pues la Juventus de Turín y el Milan son temibles competidores, y se alzan con el scudetto de las campañas 60-61 y 61-62, respectivamente, a pesar de que los negriazules poseen un magnífico equipo, liderado por un Luís Suárez en plena forma, que había abandonado al Barça en 1961, previo pago de 25 millones de pesetas, una cantidad de dinero entonces exorbitante.

Pero finalmente en 1962-63 el título va a ir a parar a las vitrinas del club lombardo, que un año más tarde derrotará a un envejecido Real Madrid en la final disputada en el Prater vienés, coronándose como nuevo Rey de Europa. Es el triunfo de una escuadra donde brillan los Sarti, Burgnich, Guarneri, Facchetti, Tagnin, Picchi, Jair, Mazzola, Milani y Corso, a los que pronto se unirán los Bedin, Domenghini o Peiró, todos ellos dirigidos por la mágica batuta de HH y liderados en el campo por el insuperable talento de Luís Suárez. Ese mismo año 1964 caerá también la Copa Intercontinental, al batir al Independiente de Avellaneda. Y en la campaña siguiente, la 64-65, la Grande Inter hará triplete:  un nuevo scudetto, su segunda Copa de Europa consecutiva, conquistada en el mismísimo «San Siro» ante el Benfica de los Costa Pereira, José Augusto, Torres, Eusebio, Coluna y Simoes, y otra Intercontinental, también a expensas de Independiente. Es el momento álgido del club y de Herrera, aunque su equipo no conseguirá despertar la misma admiración a la que se hicieron acreedores el Madrid de las cinco primeras Copas de Europa, el Ajax de Cruyff, el Milan de Arrigo Sacchi o el Barça de Guardiola, al considerarlo el paradigma del odioso catenaccio, en un momento en que el fútbol ofensivo comenzaba a recular, mirando más a la portería propia que hacia la contraria.

El Inter de Herrera obtiene un tercer título de Liga en la temporada 65-66, pero va a ser eliminado en semifinales de la Copa de Europa por el Real Madrid «Ye-yé», y allí terminará su breve reinado. Al año siguiente, 1967,  conseguirá de nuevo alcanzar su tercera final continental, en Lisboa, donde caerá contra todo pronóstico frente a un semidesconocido Celtic de Glasgow, cuyos once jugadores procedían todos de la ciudad escocesa o sus alrededores y les superan por 2 a 1, en un encuentro que no pudo disputar Luís Suárez por lesión. En 1968, coincidiendo con el abandono de la presidencia por Moratti, HH pondrá fin a su etapa interista, pasando a La Roma, donde ganará la Copa de Italia de 1969, y se mantendrá, con algún paréntesis, hasta 1973. En el curso 73-74 retorna al Inter, pero un infarto, a principios de 1974, le aparta del banquillo, siendo sustituido por Luís Suarez. Algún tiempo después volverá a la brecha dirigiendo al modesto Rímini, en la Serie B, al cual consigue salvar del descenso en primera instancia, pero que pese a toda su sabiduría se precipitará al pozo más adelante. Es su último trabajo en Italia, al margen de escribir autorizadas columnas, impartir doctas conferencias, conceder sabrosas entrevistas, y-por supuesto-contemplar y disfrutar la vida serenamente desde el dorado retiro de su palacete veneciano.

HelenioHerrera205BARCELONA, 20 AÑOS DESPUÉS: EL LARGO ADIÓS

Sus grandes éxitos al frente del Barça habían movido a los responsables de la Federación Española de Fútbol a utilizar en la temporada 1959-60 sus servicios como entrenador del combinado nacional, algo que repetirían con vistas  al Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Chile en 1962, cuando ya Herrera dirigía en el Calcio. Esa etapa de la carrera profesional de HH está minuciosamente documentada en el magnífico artículo que le dedica José Hernández Armenteros, y que fue publicado en los números 52 y 54 de «Cuadernos de Fútbol», de modo que únicamente haré mención de ella. En enero de ese mismo año 62 también va a regresar a la Ciudad Condal por unas horas con el Inter de Milán, para disputar un amistoso internacional en el «Camp Nou», registrando el coliseo azulgrana una gran entrada en un partido que concluyó con victoria barcelonista por 2 goles a 1, obra de Pereda y Zaballa, siendo Corso el autor el tanto negriazul. Volvió de nuevo como visitante al feudo culé en el verano de 1965, con ocasión del encuentro, igualmente con carácter amistoso, que sirvió como presentación del cuadro catalán ante su público. En esta ocasión el Barça derrotó más ampliamente a los milaneses, por 4 a 1, causando una magnífica impresión en un choque marcado por un feo gesto que Luís Suárez dirigió al que había sido su público, motivando que Herrera le sacase del campo.

Enric Llaudet, presidente de la entidad blaugrana entre junio de 1961 y enero de 1968, intentó en varias ocasiones contratar de nuevo a HH, una de ellas en el citado año 1965, cuando llegó a ofrecerle un cheque en blanco. Pero la oportunidad en la que Herrera estuvo más cerca que nunca de volver a sentarse en el banquillo del «Camp Nou» tuvo lugar en junio de 1969, apadrinada por el sucesor de Llaudet, Narcís De Carreras, y por el auténtico hombre fuerte de su ilusoria «Junta de Unidad», el polémico hombre de negocios Pere Baret, que en las postrimerías de aquel mismo año sería candidato a la presidencia barcelonista. Las cantidades ofrecidas eran astronómicas, superiores a los 10 millones de pesetas por temporada, y el hecho produjo un auténtico cisma en la Directiva y la afición culé, pero finalmente todo quedó en agua de borrajas (haremos amplia alusión a este mismo tema en un próximo artículo acerca del técnico catalán Salvador Artigas, que a corto plazo fue el auténtico damnificado por el Affaire Herrera)

De su otoñal dolce vita veneciana, en compañía de su tercera y última esposa, la periodista italiana Fiora Gandolfi, le va a sacar uno de sus equipos de referencia, el Barça, tras la destitución de Quimet Rifé, en marzo de 1980. Los catalanes marchaban francamente mal clasificados en la Liga española (figuraban en octavo lugar), y no sólo estaban totalmente descartados para el título, sino que sobre el club pendía la amenaza de no clasificarse para ningún torneo europeo, lo cual sería la primera vez que ocurriría en toda su historia. Era necesario, pues, dar un golpe de timón a la nave azulgrana, pero a aquellas alturas de la temporada muy pocos técnicos solventes se hallaban aun con el cartel de «libre», y un Josep Lluís Núñez cada vez más  cuestionado va a pensar en el «Mago», cuando justamente se cumplían 20 años de su marcha del «Camp Nou»

Liderado por un Herrera casi ya septuagenario desde el banquillo (como ya indicamos, la verdadera edad de HH va a estar siempre envuelta en el misterio), auxiliado por su antiguo Gran Capitan, Joan Segarra, como segundo, el Barça mejorará notablemente sus pobres prestaciones (6 partidos ganados, 4 empatados y una sola derrota), y va a finalizar en cuarto lugar-aunque a 15 puntos del campeón, el Real Madrid-consiguiendo seguir enganchado a Europa, al clasificarse para la Copa de la UEFA, batiendo récords una temporada más (es el único club  que ha estado permanentemente presente en competición continental desde que estas se iniciaron en 1955). Cumplida la misión con éxito, el veterano técnico va a retornar a orillas del Adriático, ejerciendo desde la distancia el descansado cargo de asesor presidencial.

Pero va a tomar las riendas del equipo nuevamente a poco de comenzar la temporada siguiente, 1980-81. Ladislao Kubala, tras finalizar la Eurocopa de Italia, había abandonado después de once años el puesto de Seleccionador Nacional, aceptando la oferta de Núñez para dirigir al Barça, tarea en la que contará con dos auténticos refuerzos de lujo: el gran goleador asturiano Enrique Castro Quini, y el joven zaguero vasco José Ramón Alexanko. Sin embargo las cosas no van a funcionar. El Barça camina a trompicones por la Liga-marcha undécimo clasificado en la novena jornada-, y el detonante de la crisis  se produce al ser estrepitosamente eliminado el equipo de la Copa de la UEFA por el Colonia, que tras ser derrotado en la ciudad renana por 0 a 1, va a golear a domicilio a los blaugranas en el «Camp Nou», 0 a 4.

Con Herrera al mando, las cosas vuelven a mejorar, y ahora con mayor brillantez que el año anterior. El equipo se recupera y pasa a los primeros lugares, discutiendo el título de Liga a Atlético de Madrid, Real Madrid y Real Sociedad, y tal vez únicamente el secuestro de Quini, perpetrado en el peor momento, cuando el Barça iba lanzado, le va a alejar del campeonato, aunque sí logrará alzarse con la Copa del Rey de 1981, al derrotar en la final disputada en el «Vicente Calderón» al Sporting de Gijón por 3 a 1, precisamente con dos dianas de «el Brujo» a sus antiguos compañeros. HH dejará para la historia y su leyenda particular nuevas y jugosas anécdotas, como por ejemplo cuando, en vísperas de un Barça-,Madrid declarará que el desaparecido Juanito «se marcaba solo», algo que va a producir la airada reacción del temperamental  jugador merengue, que marcará un gol en el partido y se irá derechito hacia el banquillo barcelonista para recomendarle a su provecto entrenador «que se vaya al asilo»

Pero HH no va a hacerle caso al futbolista nacido en Fuengirola, y en lugar  de ingresar en una residencia geriátrica retornará a su confortable palacete veneciano, donde aun disfrutó de bastantes años de plácida y placentera vida, hasta que por fin su corazón se detuvo el 9 de noviembre de 1997. Recibiría sepultura en un lugar elevado, cara al sol, tal como había pedido en alguna ocasión, un sitio desde donde podría gozar de una panorámica mayor que la ofrece un banquillo situado a ras del terreno de juego. Había sido un hombre carismático y genial, un técnico que escribió páginas brillantísimas, tanto en su profesión como en la más que centenaria historia del fútbol mundial, una de esas personalidades irrebatibles cuyo recuerdo siempre permanecerá imperecedero en la memoria de los aficionados y cuya fama será transmitida a las generaciones futuras.

MUCHO MÁS QUE UN ENTRENADOR: UN TÉCNICO CARISMÁTICO Y REVOLUCIONARIO

La pregunta del millón: ¿qué aportó Helenio Herrera al fútbol europeo de mediados del siglo XX? ¿Cuáles fueron las innovaciones que este técnico visionario  introdujo en el oficio de entrenar? Pues no precisamente pocas, y estas atañen a aspectos tales como el estudio metódico del rival, la preparación psicológica, física y táctica de los suyos, la profesionalización definitiva del propio jugador, o los sistemas mediante los que estos evolucionan  sobre el terreno de juego. Desmenucémoslos

Herrera fue un estudioso del fútbol, un técnico adelantado a su tiempo y que trataba de no dejar nada al azar, a esa «dinámica de lo impensado» como a veces se ha definido al más popular y universal de los deportes. Preparaba los partidos minuciosamente, gracias a que confeccionaba  fichas de todos los jugadores de los equipos rivales, con sus principales características, valiosas anotaciones que guardaba en cuadernos, aunque no los exhibía públicamente, a diferencia de la famosa «Libreta de Van Gaal». (este auténtico tesoro sería heredado a su muerte por uno de sus jugadores-fetiche, el lateral izquierdo interista Giacinto Facchetti, pionero de los carrileros). Es un hecho sobradamente conocido que cuando fichó por el Inter de Milán fue su propio hijastro, el cineasta y escritor asturiano Gonzalo Suárez, a la sazón periodista deportivo que firmaba sus artículos y crónicas con el seudónimo de «Martin Girard» , quien le pasaba informes de los equipos con los que iba a competir el cuadro negriazul, . Incluso cuando finalizaba la temporada les entregaba a sus jugadores un detallado plan de trabajo para las vacaciones, que incluía ejercicios físicos a realizar y una dieta alimenticia a seguir, para evitar que compareciesen el día de la presentación oficial del equipo con sobrepeso. Y es que HH estaba en todo…

Pero su aportación no se quedaba únicamente en la preparación táctica, simbolizada por el uso de la pizarra magnética y el concepto de «libero», un futbolista descargado de otras tareas, y que podía colocarse indistintamente delante o detrás de la línea defensiva, ya fuera apagando fuegos y barriendo balones (el «defensa escoba»)o iniciando el juego, buscando el pase a los compañeros mejor situados. Por ello se le tildaba de defensivo (hoy le llamaríamos «amarrategui»), atribuyéndosele ser el inventor del catenaccio, pero el beton suizo o el «cerrojo» que practicaba la Real Sociedad de Benito Díaz, el legendario «Tío Benito» , son cronológicamente anteriores. HH prescribía marcajes individuales, que fueron la tónica general hasta hace algunas décadas, cuando se impuso por doquier la cobertura zonal, y los marcajes al hombre se convirtieron en algo poco menos que herético.

Todo buen aficionado ha oído hablar maravillas de sus grandes dotes como psicólogo, un aspecto en el que fue también pionero. HH era un excepcional motivador para sus jugadores, de los que sacaba siempre el mayor partido, convenciéndoles de que eran superiores a sus rivales, no importaba el renombre que estos tuvieran. Conocía perfectamente al futbolista por haber sido «cocinero antes que fraile», sabía de su mentalidad, y dado su carácter de  hombre experimentado y cosmopolita, hecho a sí mismo, culto y  conocedor de varios idiomas, lograba meterse a sus pupilos en el bolsillo, y tenía un gran ascendiente sobre ellos. El jugador de aquella época, años 50 y 60,  era, por lo general, mucho más ingenuo y menos viajado que el actual, que casi desde edad infantil cuenta ya con un representante y se las sabe todas, y de ese modo caía fascinado ante la personalidad de HH, y este hacía con el lo que quería

Se ha llegado a hablar de magia e hipnotismo, de rituales y juramentos antes de saltar al césped, sobre todo en los partidos importantes. Eso forma parte de la leyenda de Herrera, pero lo cierto es que era un auténtico mago motivando a sus pupilos, y sabía generar como nadie el necesario de espíritu de grupo. Entre otras cosas, lo hacía colocando carteles en el vestuario, que con frases sencillas, claras y rotundas convenciesen al jugador de que era mejor que su contrincante, y le predispusiesen a salir y comese el prau, como decimos en Asturias. También le acompañaban acusaciones de que drogaba a sus futbolistas, en una época donde no existían los controles antidoping. Lo cierto es que los estimulaba a base de té y café, llegando a administrarles aspirinas, con mucha parafernalia y disimulo, consiguiendo un efecto placebo. Y para rematarlo, era un maestro absorbiendo buena parte de la agresividad de los públicos contrarios,  al desfilar ante ellos ostensiblemente en la previa, y así estos se desahogaban a voz en grito, y cuando salían los suyos al campo la pitada y la hostilidad eran menores.

En lo referente a sus métodos de entrenamiento, Helenio Herrera también fue un innovador.  Seguía un plan de trabajo semanal sistemático, que redundaba en la profesionalización de sus pupilos, superando el semiamateurismo que hasta entonces había presidido el fútbol español en lo tocante a la preparación, y haciendo hincapié en el aspecto físico, una faceta en la que nuestro país estaba bastante atrasado con respecto a otras naciones europeas. El lunes baño y masaje para los que habían jugado el domingo, con presencia de toda la plantilla. El martes una sesión suave. El miércoles trabajo fuerte, eminentemente físico-era el día más temido por los futbolistas-. El jueves continuaba a ese nivel, e incluía el partidillo entre todo el grupo que ya se ha convertido en un clásico. El viernes se volvía a entrenar  suave. El sábado se dedicaba al viaje,  o se efectuaba la concentración si se jugaba en casa, y de ese modo los chicos saltaban al campo el domingo (entonces casi siempre se jugaba ese día) con auténtica «hambre de balón». Y corriendo como gamos, porque para Herrera el fútbol moderno estaba basado en la velocidad, con la cual podían ganarse todas las batallas individuales: «piensa rápido, y juega rápido» era uno de sus lemas más queridos, repetido hasta el paroxismo.

Su sistema de juego en el Barça presentaba un equipo armado desde atrás, con un hombre libre-aunque entonces aun no se le denominaba así-apoyando a la defensa, un centro del campo fuerte, extremos retrasados («complejos» los llamaba él, y los utilizaría también en el Inter, como era el caso del teórico «11», Mario Corso)y contras letales en campo contrario. Esa filosofía, aplicada en los desplazamientos, podría ejemplificarse perfectamente con la siguiente frase: «A Antonio (Ramallets)que no le marquen, que arriba ya Tejada, Evaristo, Eulogio, Kubala, Kocsis o Suárez enchufarán alguna…

Gestionaba  el vestuario como un verdadero jefe de personal. Defendía a capa y espada los intereses de quienes le respondían en el campo, y de ese modo exigía a la Directiva que recompensase económicamente su buen rendimiento, algo que le trajo muchos problemas en un Barça endeudado hasta las cejas. Pero ejercía igualmente otras funciones, afines a lo que siempre se ha conocido como «Secretaría Técnica», pues realizaba fichajes por su cuenta y riesgo. Pedía-y solían concedérselos-plenos poderes, y no quería ver a los directivos ni en pintura, invadiendo su terreno. A ellos también les desagradaba ese modus operandi, pero mientras el equipo marchase bien hacían de tripas corazón transigían, aunque afilaban sus cuchillos para cuando pintasen bastos….HH y los medios informativos se retroalimentaban. Al técnico le encantaba gozar incluso de mayor  protagonismo que sus propios  jugadores, y para la prensa era todo un caramelo, alguien que les regalaba continuamente declaraciones sensacionales y magníficas y ocurrentes frases para componer  los titulares. Pero también va a denunciar una vez fuera del club la existencia de lo que hoy llamaríamos  «el Entorno  culé», en fecha tan temprana como 1962, refiriéndose a periodistas, dirigentes y aspirantes a serlo. Para el Barça » el Entorno» venía  a ser algo parecido, salvando todas las distancias, a lo que representaba en los Estados Unidos el «complejo militar-industrial» que censurase el presidente Eisenhower en su discurso de despedida de la Casa Blanca: una realidad inexcusable y mediatizadora  que se hallaba siempre presente, al margen de la buena o mala marcha del equipo, aunque naturalmente los resultados negativos tenían  la virtud de activarla.

Esa personalidad ególatra y fecunda, seductora y moldeada a sí misma a través de una vida rica en experiencias, se manifestaba también en su vida privada. Entrenó en Francia, España e Italia, y se casó con una mujer de cada una de dichas nacionalidades. La francesa le dio cuatro hijos, dos la española María Morilla-que aportó asimismo uno anterior, el citado Gonzalo Suárez- y finalmente tuvo otro con  la italiana. Y es que también en el amor fue cosmopolita y trotamundos, de manera que nada en su trayectoria resultaba  ordinario, vulgar, común…Helenio Herrera, genio y figura.

Para la realización de este trabajo, se han consultado las siguientes fuentes bibliográficas, hemerográficas y digitales:

HISTORIA DEL CAMPEONATO NACIONAL DE LIGA. Enrique y Nicolás Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones. 1970

HISTORIA DE LA COPA. Enrique y Nicolás Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones. 1971

¡ BARÇA, BARÇA, BARÇA ¡ HISTORIA del  F.C. BARCELONA. Jaume Ramón. La Gran Enciclopedia Vasca. 1974

CRÓNICAS DEL BARÇA. Antoni Closa. El Observador. 1991

YO. MEMORIAS DE HELENIO HERRERA. Planeta. 1962

HELENIO HERRERA. Pere Escobar y Pichi Alonso. Barcanova. 1998

CARA I CREU. EL  F.C. BARCELONA SOTA EL FRANQUISME. 1939-1975. Jaume S. Sabartés. Laia. 1982

REVISTA «BARÇA»

BD FUTBOL

LA WEB DEL CULÉ




Helenio Herrera: el primer entrenador mediático. 1958-1960 (Primera parte)

HelenioHerrera01En 1958 las estrellas del fútbol español podían llamarse Di Stefano, Kubala -ambos ya veteranos -, Luís Suárez, Gento (mucho más jóvenes), Kopa, Rial, Peiró, Collar, Segarra, Garay, o cualquiera de los ases extranjeros que invadieron nuestro mercado en dicha fecha (Puskas, Vavá, Walter, Kocsis, Czibor, Sánchez Lage…), pero siempre se trataba de jugadores, de los atletas, artistas o actores que protagonizaban el espectáculo. Había entre nosotros técnicos de renombre y prestigio, por supuesto, como por ejemplo el eslovaco Ferdinand Daucik, que ya había dirigido nada menos que a Barcelona, Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid, pero ninguno de los ocupantes, siempre provisionales, del banquillo era capaz de eclipsar a los que intervenían sobre el césped. ¿ Ninguno… ?

Esta aseveración no es cierta del todo, pues sí existía un técnico con el suficiente carisma como para erigirse en una estrella tan refulgente como los futbolistas que actuaban a sus órdenes. Se llamaba Helenio Herrera, un trotamundos difícil de encasillar en una nacionalidad concreta (había nacido en Argentina, de padres españoles -andaluces por más señas -, su carrera como jugador se había iniciado en el Marruecos Francés, para luego continuar en la Metrópoli, y se había forjado como entrenador en el país vecino y en España, con un breve paréntesis portugués). Su currículo profesional presentaba ya algunos brillantes triunfos, y en nuestra tierra había llevado al Atlético de Madrid a la conquista de dos títulos de Liga consecutivos, en las temporadas 1949-50 y 1950-51, logrando con el Sevilla un casi imposible subcampeonato, superando los hispalenses al mismísimo Barça y a los dos Atléticos,  y clasificándose para jugar la Copa de Europa. Sus conocimientos tácticos y técnicos estaban, pues, fuera de toda duda, pero a ellos añadía una fuerte y acusada personalidad, y unas dotes de psicólogo y motivador por entonces inéditas en el mundo del fútbol.

Por todo ello no resultó extraño que Francesc Miró-Sans, el presidente azulgrana,  pensara en él para ponerle al frente de un Barça que acababa de estrenar un estadio de fábula y contaba con una plantilla de ensueño, pero no acababa de remontar el vuelo en el sentido triunfal que desearía  su gran masa de socios, aficionados y seguidores. Y con Herrera va a irrumpir -arrolladoramente, como todo lo suyo -la modernidad, pues el flamante técnico culé era rabiosamente moderno, tanto por su intensa relación con los medios informativos como por el hecho de que su propia identidad podía ser etiquetada en  unas llamativas y sonoras siglas, «HH», precisamente en un tiempo donde estaba muy presente, de candente actualidad, la existencia de un arma nuclear terriblemente letal, la «Bomba H», lo cual daba pie para todo tipo de chascarrillos. Y es que Helenio Herrera, al igual que ocurría con algunos famosos directores cinematográficos del momento, que eran más importantes que sus estrellas, y cuyo nombre constituía el principal reclamo de cara a la taquilla (privilegio del que participaban un selecto grupo de elegidos: Alfred Hitchcock, el primero de ellos, John Ford, Frank Capra, Billy Wilder, Federico Fellini o Ingmar Bergman), tenía el don de eclipsar, o casi,  a las figuras que estaban a sus órdenes.

UNA BIOGRAFÍA APASIONANTE

La biografía de Helenio Herrera es digna de una buena novela o una gran película. Contiene la cantidad precisa de elementos fuera de lo corriente como para  hacer atractiva una historia, en cuyo transcurso se forja una personalidad excepcional, ambiciosa, excesiva, irritante a veces, pero siempre fascinante. HH siempre abonó su mito con algo de misterio, su trayectoria no siempre aparece nítida, sino que existen en ella algunas zonas de sombra -aunque no empañan un ápice su extraordinaria aventura, llena de éxitos y boutades -tales como la cuestión de su verdadera edad, e incluso el hecho de haber jugado o no en la Selección Francesa.

Su nacimiento se fecha a menudo en 1916, los días 10 o 19 de abril -hay discrepancias sobre la fecha en que fue registrado -, pero bien pudo haber tenido lugar en 1910, o 1913, tal como aparece en algunas fuentes. La verdad es que Herrera siempre ofreció un aspecto de madurez física e intelectual, bastante por encima de sus futbolistas, lo que ya era palpable cuando dirigía al Atlético de Madrid, con sólo 33 o 34 años oficiales. La impresión que nos comunica es la de un hombre de mundo, con larga experiencia vital a sus espaldas, conocedor de todos y cada uno de los resortes que pueden motivar a un futbolista profesional de veintitantos, ingenuo, elemental y mucho menos formado que él. Era un autodidacta que había hecho acopio de esas vivencias a través de un largo periplo cosmopolita, e irradiaba un influjo irresistible sobre sus pupilos. Yo, personalmente, me inclinaría por 1910 como fecha de nacimiento, pero para nuestro trabajo no constituye un dato excesivamente relevante. Lo que importa es cómo se va a ir forjando el carácter de un hombre hecho a sí mismo, como dirían los norteamericanos (self made man), con esa magnética personalidad y una gran confianza y seguridad en sus potencialidades, así como un innegable componente ególatra y exhibicionista (lógico dada la naturaleza del trabajo que le hizo famoso), pero siempre fundado en una capacidad técnica, táctica y psicológica fuera de lo común, que le condujo a la cima, al éxito y a la gloria, en un campo tan difícil y competitivo como el del fútbol profesional.

Hasta nosotros ha llegado la imagen de un Helenio Herrera hipermediatico (cuando prácticamente ningún colega suyo lo era), con una irrefrenable incontinencia verbal, aureolada por ese puñado de frases que siempre se repiten al referirse a él -«se juega mejor con diez que con once», «ganaremos sin bajar del autobús»…-, pero, amén de ser un pionero en el empleo a su favor de los modernos medios de comunicación, fue un técnico magnífico, carismático y revolucionario, que introdujo métodos y sistemas novedosos, y colocó buena parte de los cimientos del fútbol moderno.

Como lugar de origen aparece Buenos Aires, lo que le convierte teóricamente en ciudadano argentino, aunque sea la República del Plata el país que menos incidencia vaya a tener en su formación posterior. Es inscrito como Helenio Herrera Gavilán (al parecer por un error, pues el deseo paterno era llamarle «Heleno»). Sus padres fueron dos emigrantes españoles, andaluces para más señas, Francisco Herrera, «Paco el Sevillano», un carpintero de ideas anarquistas, y María Gavilán, una criada. El matrimonio trabajaba en Gibraltar, el padre en los astilleros, y la madre sirviendo en casa de unos ingleses, pero no salían de pobres, y además tuvieron que sufrir la muerte de sus tres hijos. La emigración, pues, aparecía ante sus ojos -como para tantos otros millones de menesterosos -como la única posibilidad de abandonar una situación tan penosa y lamentable, y pusieron en ella todas sus ilusiones y sus parcos ahorros, subiéndose en Algeciras a un barco que zarpaba rumbo a la Argentina.

Por esa razón  Helenio va a ver la luz en la gran urbe porteña, pero por poco tiempo, porque tampoco dicho país demostró ser El Dorado para la familia Herrera, que sólo algunos años después de llegar al Nuevo Mundo van a tomar de nuevo sus humildes bártulos para abordar otro buque. En esta ocasión el destino será la zona francesa del Protectorado de Marruecos, y en concreto la ciudad de Casablanca, de reminiscencias tan cinematográficas ella. En su infancia el futuro entrenador va a conocer privaciones y miseria, y por lo tanto resulta lógico que el dinero pasara a ser una de sus principales preocupaciones. Esa fama de «pesetero» que siempre le acompañó estaba más que justificada por las circunstancias de su propia biografía: hermanos muertos en plena niñez y que no llegó a conocer, y unas precarias condiciones, habitando en chabolas de los barrios marginales de Casablanca y buscándose la vida desde muy crío. Todo eso fue moldeando un carácter inconformista y ambicioso, que le convirtió en un ganador. Su currículo profesional es impresionante: 7 campeonatos de Liga (4 en España y 3 en Italia), 3 de Copa (dos en nuestro país y la otra en Roma), 2 Copas de Europa y otras 2 Intercontinentales con el Inter, y 1 Copa de Ferias con el Barça, amén de muchos otros trofeos menores. Es evidente, a la luz de tanta orfebrería conquistada, que «HH» era mucho más que un bocazas arrogante y prepotente: un técnico preparadísimo, cerebral e innovador, cuyas responsabilidades excedían en mucho a las de un simple ocupante temporal del banquillo, invadiendo funciones más propias de un secretario técnico, un directivo, o incluso un presidente de club.

Comenzó pateando latas por los áridos descampados de Casablanca, para más tarde  confeccionar improvisadas pelotas de papel o de trapo, utilizando para ello las medias de su madre. De ahí pasó a los equipos federados del fútbol base marroquí, hasta pegar el gran salto a la Metrópoli. En Francia va a ir retrasando progresivamente su posición sobre el terreno de juego, hasta afianzarse en la línea defensiva. Nunca fue un gran jugador, pero suplió esas  carencias a base de coraje, entrega y empuje, derrochando nervio y velocidad, que iban a ser sus premisas una vez convertido en entrenador. Militará en varios clubes galos (Français, Red Star, CASG, Charleville, Stade Français…), a la vez que trabaja en diversos oficios y para importantes empresas como Citröen y Saint Gobain (el fútbol francés no podía considerarse entonces, en el período de Entreguerras, una actividad del todo profesional, como de hecho ocurría en muchos otros países). Vivirá  algunos malos tragos durante la Guerra y la ocupación alemana, como por ejemplo cuando tiene que huir de París en bicicleta y se encuentra de manos a boca con tropas nazis que se batían en retirada, pero su proverbial buena estrella –baraka lo llamarían en la Casablanca de su infancia-, nunca le va a abandonar, y consigue salir airoso de ese y algún otro trance peligroso.

Al llegar la paz, y antes de colgar las botas, comienza a entrenar, poniendo en práctica todo lo que había aprendido. El Puteaux es su primer club, y luego pasa al Stade Français. Allí va a descubrir a futbolistas tan destacados como el magrebí Larbi Ben Barek o el guardameta Marcel Domingo, a los que luego tendrá bajo sus órdenes en España. Y hablando de España…Su buen hacer en los banquillos no va a pasar desapercibido en nuestro país, a medida que se reanudan los contactos internacionales a nivel de clubes, y el Atlético de Madrid le hace una oferta que no podrá rechazar. Pero sucede que los colchoneros ya tienen entrenador, Taioli, y van a ceder a Herrera a un recién ascendido, el Real Valladolid, para que se vaya fogueando y tomándole la medida a  nuestras competiciones. Pucela es, por lo tanto, la primera singladura de su periplo español, tras pasar por su Argentina natal, el Protectorado de Marruecos y Francia

En el «Metropolitano» va a contar con una excelente plantilla, en la que -aparte de su compatriota Domingo y de Ben Barek, apodado «la Perla Negra» -figuran los Riera, Aparicio, Lozano, «Lobito» Hernández, Silva, Mújica, Juncosa, Miguel, Pérez Payá, Carlson o Escudero. HH los convierte en el mejor equipo español, ganando las ligas de 1949-50 y 1950-51, amén de otros trofeos de menor relieve, aunque luego los rojiblancos madrileños tendrán que ceder el cetro de la supremacía futbolística nacional al Barça de «las Cinco Copas», dirigido desde el banquillo por Daucik y en el terreno de juego por el portentoso Laszi Kubala, un personaje que volverá a cruzarse en su camino años más tarde. Una vez agotada la racha triunfal, y al cambiar el club de presidente, empiezan los problemas, y Herrera cesará en su puesto, para acto seguido hacerse cargo de un equipo en apuros, el Málaga, al que sin embargo no conseguirá salvar, a pesar de la evidente mejora de su juego. Estamos en la temporada 52-53, y de cara a la liguilla de promoción va a ser contratado por el Deportivo de La Coruña, que de su mano logrará la permanencia. Durante su breve estancia en «Riazor»  conoce a un prometedor juvenil llamado Luisito Suárez, cuyo enorme talento le maravilla. Años más tarde se convertiría en su jugador-franquicia.

Del norte al sur….Le ficha el Sevilla, presidido entonces por Ramón Sánchez  Pizjuán, donde va a pasar cuatro años inolvidables. Promueve a jugadores jóvenes como el asturiano Campanal, un superatleta -, el melillense Pepillo o el coriano Ruiz Sosa, que se convierten en figuras, y con el club hispalense aportará numerosos efectivos a la Selección Nacional, logrando también que veteranos como el navarro Arza rindan a su lado como en sus mejores tiempos (obteniendo el «Pichichi» en 1954-55). El equipo andaluz transita siempre por los primeros lugares, en 1955 llega a la final de Copa, perdiendo únicamente por 1 a 0 ante el Athletic de Bilbao de Daucik -que al año siguiente hará «doblete»-, alcanza el subcampeonato en 1956-57, y por consiguiente el derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Europa, y vence también en los prestigiosos trofeos «Teresa Herrera» y «Carranza».

Pero con la súbita muerte de Sánchez Pizjuán, al que se hallaba muy unido y que le había otorgado auténtica carta blanca para dirigir al equipo, comienzan nuevamente los problemas, de modo que aprovechando un incidente con un directivo sevillista Herrera fuerza su marcha del club, cuando todavía le restaban dos años de contrato. La Federación le suspende precisamente por ese período de tiempo, obligándole a reincorporarse posteriormente a la entidad andaluza para cumplir lo firmado. Es entonces cuando decide marcharse a  Portugal, donde la sanción federativa española no tiene efecto. Allí se hace cargo del Os Belenenses de Lisboa (1957-58), consiguiendo buenos resultados, pero en febrero del 58 ya le contactan los emisarios del Barça, para que intente reflotar un conjunto que camina sin pena ni gloria y ya hace cinco años que no gana la Liga. En un principio HH les da largas, pero en abril accede a desplazarse a la Ciudad Condal y tomar las riendas del cuadro azulgrana. El Barça, a todo esto, ya había conseguido que le retirasen la suspensión federativa, aflojando un millón de pesetas para indemnizar a los hispalenses y otras 200.000 para los lusos, como desagravio por privarles de su técnico. De modo que va a dar comienzo la «Era Herrera» en Can Barça. Su alargada sombra planeará después, durante toda la década de los 60, sobre el club catalán, que está muy cerca de volver a contar con sus inestimables servicios en 1965 y 1969. Finalmente, cuando ya su gran prestigio sea únicamente historia, logrará de algún modo reverdecer viejos laureles en 1980 y 1981, primero clasificando al equipo para la Copa de la UEFA, y más tarde conquistando la Copa del Rey, su última victoria en el banquillo.

FICHAJE POR EL BARÇA

Herrera dirigirá al Barça en los dos últimos compromisos ligueros, ya intrascendentes, que se saldan con una derrota por la mínima en Pamplona ante Osasuna (2 a 1, con gol de Suarez) y una clara victoria frente al Granada en el «Camp Nou», 4 a1, con dos goles de Basora, más sendos tantos de Martínez y Suárez. Al final, el cuadro azulgrana se clasificará nuevamente en tercera posición, perdiendo por segundo año consecutivo la posibilidad de jugar la Copa de Europa, al vencer el Real Madrid en ambos torneos, derecho que le corresponde al Atlético de Madrid, subcampeón. Este es el balance azulgrana en el campeonato 57-58: tercero, con 38 puntos y 8 positivos, a siete del campeón y a 4 del subcampeón. 17 victorias, 4 empates y 9 derrotas, con 69 goles a favor  y 38 en contra, aventajando en sólo dos puntos a un Valencia que había sufrido un campaña de lo más accidentada, a causa de la riada que devastó la ciudad del Turia en octubre del 57.

Va a sentarse en el banquillo en el partido de vuelta de la final de la primera edición de la Copa de Ferias, torneo que ya se les había puesto de cara a los azulgranas tras el empate a dos conseguido en la capital británica. Y pese al gran potencial de la selección londinense, formada por jugadores del Totenham, Arsenal, West Ham y Chelsea entre otros clubes, el Barça -que todavía viste el uniforme representativo de la Ciudad Condal-, aplasta a los ingleses por un contundente 6 a 0, obtenidos por Suárez y Evaristo (por partida doble), Martínez y Vergés. Así formó el primer campeón del torneo ferial aquel 1 de mayo de 1958: Ramallets; Olivella, Brugué, Segarra; Vergés, Gensana; Tejada, Evaristo, Martínez, Suárez y Basora. Ocho jugadores nacidos en Cataluña en el equipo.

Y en cuanto a la Copa del Generalísimo, bajo sus órdenes el equipo eliminará con facilidad al Real Zaragoza (3-4 en La Romareda, con tantos de Suarez, 3, y Kubala,  y 8 a 0 en el Camp Nou (Kubala 2, Martínez 2, Suárez 2 y Tejada 2) y al Valencia, derrotado en la Ciudad Condal por 3 a 0 (Gensana, Tejada y Kubala), y en «Mestalla» por 0 a 1 (Martínez), cayendo en semifinales ante el Athletic de Bilbao, que a la postre sería el campeón. Se impusieron los leones en «San Mamés» por 2 a o, pero en la vuelta, en un encuentro vibrante disputado bajo la lluvia, con un campo impracticable, el Barça estuvo a punto de forzar un tercer partido de desempate, al vencer por 4 a 3 (Basora 2, Martínez y Tejada)

Se va a cerrar la temporada 57-58 con un partido internacional amistoso en el «Camp Nou» entre el Barça y el Enschede holandés, que sirve de homenaje a Basora, quien abandona el fútbol con sólo 32 años, y todavía rindiendo a plena satisfacción. Van a vencer los azulgranas con un marcador sin paliativos, 8 a 3, con goles de Evaristo (3), Martínez, Segarra, Kubala, Tejada y el recién fichado Kocsis, y esta fue la formación que puso en liza Herrera aquel 29 de junio de 1958: Ramallets (Estrems); Olivella, Gensana, Gracia; Segarra (Suárez), Bosch; Tejada Kubala, Martínez (Evaristo), Kocsis y Basora, que -a diferencia de lo habitual -jugó el encuentro íntegramente.

HelenioHerrera02TEMPORADA 1958-59: PRIMERA VUELTA

Las principales novedades van a ser por una parte la marcha de un auténtico mito como Estanislau Basora, que como ya hemos dicho  se retira del fútbol con únicamente 32 años de edad  y aun en plenitud de facultades (de hecho, en su última temporada en activo había vuelto a ser internacional, y en el partido oficial que supuso su adiós, en las semifinales de la Copa ante el Athletic de Bilbao, se despidió marcando dos goles), y también la de Andreu Bosch, que a los 27, cuando los futbolistas llegan a su madurez, abandona el Barça para integrarse en las filas del Real Betis Balompié, que acababa de retornar a la élite después de muchas temporadas vegetando en categorías impropias de su brillante historial. Por contra, el club azulgrana va a realizar dos verdaderos fichajes de lujo, los delanteros húngaros Sandor Kocsis y Zoltan Czibor, integrantes de la mejor selección magiar de todos los tiempos.

Kocsis y Czibor, enrolados en el Honved, el equipo del Ejército, no van a regresar a su país en el momento que se produce la insurrección popular contra el régimen estalinista y satélite de Moscú, inmediatamente sofocada a sangre y fuego por los tanques soviéticos. Kocsis, «Cabeza de Oro», se refugiará en el fútbol suizo, concretamente en el Young Fellows, mientras que Czibor, el «Pájaro Loco», lo hará en Italia, donde jugó algunos amistosos con la AS Roma. Uno y otro llegan a la Ciudad Condal antes de finalizar la temporada 57-58, y se alinean en algunos amistosos. Son dos jugadores ya veteranos -ambos van a cumplir 29 años -, pero todavía le darán bastantes tardes de gloria al Barça, sobre todo Kocsis, quien permanecerá en la entidad catalana por un período de ocho temporadas. También se incorporan al equipo el defensa Rodri, que ya había jugado en Primera División dos años antes, con el Condal, Llorenç Rifé -otro zaguero -y el guardameta Larraz, así como Coll, que igualmente había militado en el filial. Por contra, Sampedro, el héroe de la final copera del 57, pasa a las filas condalistas, al igual que Biosca, que intenta recuperarse de la grave lesión sufrida en dicha competición, aunque finalmente no lo logrará y se verá obligado a retirarse, .

Así queda configurada la plantilla barcelonista de cara a la inminente temporada 58-59: Ramallets, Estrems, Larraz, Olivella, Rodri, Brugué, Rifé, Gracia, Flotats, Segarra, Gensana, Vergés, Tejada, Hermes González, Kubala, Ribelles, Evaristo, Kocsis, Eulogio Martínez, Suarez, Villaverde, Czibor y Coll. Herrera ha hecho oídos sordos a los propósitos de la directiva azulgrana, que barajaban el desprenderse de algunas de las figuras del equipo (concretamente Ramallets, Segarra, Evaristo y Luís Suárez), alegando que su rendimiento en la última temporada dejaba bastante que desear. Por el contrario, el nuevo técnico va a confiar ciegamente en ellos, que le responderán realizando todos una magnífica temporada. Herrera introducirá también una importante innovación en el trabajo cotidiano que tiene lugar en Can Barça, pues el equipo deja de entrenar en «Les Corts» para pasar a hacerlo en el «Camp Nou» («se debe entrenar donde se juega», fue su explicación).

Herrera pone todo su énfasis en conseguir un conjunto rápido y fuerte, físicamente a punto. Un equipo bien armado desde atrás, fortaleciendo la parcela defensiva, logrando el control del centro del campo, y siempre con una gran velocidad de ejecución, sorprendiendo en ataque, tanto por la intrínseca calidad de sus delanteros (podía presentar dos líneas de ataque completamente diferentes pero de una similar calidad) como por la explosiva rapidez de sus contras. Todo ello se pondrá ya de manifiesto antes de iniciarse el campeonato de Liga. El Barça va a realizar una gira por diversos países europeos (Suiza, Bélgica y Holanda), que arroja un balance espectacular: cinco partidos jugados, con tres victorias y dos empates, marcando la friolera de  26 goles goles y encajando 8. Los augurios no pueden ser mejores. Y van a confirmarse ya en el encuentro que abre la Liga 58-59, en el Camp Nou frente al Valencia.

Esa primera jornada se disputa el domingo 14 de septiembre de 1958, y ambos equipos presentan las siguientes alineaciones: por el Barça, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Evaristo, Martinez, Kubala y Czibor, y por el Valencia, Goyo; Mestre, Quincoces, Sócrates; Sendra, Piquer; Mañó, Ricardo, Machado, Walter y Fuertes. Tras un primer tiempo anodino, que terminó con victoria mínima barcelonista por 1 a 0, en la reanudación el equipo azulgrana se va a desatar, consiguiendo cinco nuevos goles. Los autores de los tantos serán Evaristo (2, uno de ellos el que abrió la «lata»), Martinez (2), Tejada y Czibor, despachando este último un magnífico encuentro, así como el debutante Rodri, que realizará un excelente marcaje al delantero brasileño Machado, bastante más alto que el zaguero catalán.  Arbitró el señor Ortiz de Mendíbil, del colegio vizcaíno.

En la segunda jornada al Barça le toca visitar el siempre difícil terreno de «Atocha». Las crónicas de la época nos hablan de un partido de escasa calidad, con dos equipos demasiado precavidos que hicieron tablas. Evaristo logró el gol azulgrana. Tampoco va a ser muy destacado el juego barcelonista en la tercera jornada, donde se impone fácilmente al Granada en el «Camp Nou», con goles de Czibor, Kubala y Suárez. Los azulgranas son terceros en la tabla, con 5 puntos, a uno del sorprendente líder, el Betis, que acababa de volver a Primera División tras década y media de ausencia, y contaba sus partidos por victorias.

Pero la cuarta fecha va a traer cambio de líder, pues los bélicos ceden su primer encuentro en «Sarriá», frente al Español, lo que va a aprovechar el Real Madrid para encaramarse a lo más alto de la clasificación, tras aplastar a Osasuna en el «Bernabéu» por 8 a 0. Aunque el Barça no pierde comba y se sitúa en segunda posición, merced a un brillante partido en el flamante «Sánchez Pizjuán» hispalense, superando  a un entusiasta Sevilla por 0 a 2, marcados por Evaristo y Segarra, en un choque que contó con la nota negativa de la grave lesión del central barcelonista Brugué, lo que obligó a los catalanes a jugar la segunda parte con sólo diez hombres (¿ tal vez se acuño allí la célebre frase de Helenio Herrera ?)

La quinta jornada deja las cosas por la alturas tal como estaban. El Real Madrid derrota en Sevilla a un Betis que parece deshincharse tras su fulgurante comienzo (2 a 3), mientras que el Barça se deshace con facilidad del Athletic de Bilbao por 3 a 0 en el «Camp Nou», donde los «leones» no fueron tan fieros, con goles de Czibor, Kubala y Suárez. Un punto arriba los madrileños. Distancia que se va a mantener en la sexta jornada, con victoria de los blancos en la capital (3 a 0 al Zaragoza), y gran triunfo azulgrana en «Sarriá», con un Kubala como en sus mejores tiempos. Suárez, Tejada y Evaristo hicieron el claro 0 a 3. Al domingo siguiente, enfrentamiento en la cumbre en el «Camp Nou», Barça-Real Madrid, separados ambos por un solo punto, mientras que el Atlético de Madrid era tercero, a tres puntos de los azulgranas y cuatro de los merengues.

El 26 de octubre de 1958, en la séptima jornada, el Barça se va a alzar con el liderato al derrotar ampliamente al Real Madrid por 4 a 0, dominándole en todos los terreno. El brasileño Evaristo de Macedo realizó un partido compuestísimo, anotando tres goles, siendo el cuarto obra de Tejada. Fueron expulsados Czibor y Santamaría, y ambos equipos formaron de la siguiente manera, a las órdenes del colegiado vizcaíno señor Birigay: por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Flotats, Segarra; Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor, y por el Real Madrid, Alonso; Marquitos, Santamaría, Lesmes II; Santistéban, Zárraga; Kopa, Rial, Di Stefano Puskas y Gento. Ahora el Barça encabezaba la clasificación con 13 puntos, aventajando los madridistas en uno y a los colchoneros en tres. Los azulgranas eran ya el único equipo imbatido, y tan sólo habían encajado un gol en siete jornadas de competición.

Pero la general va a dar un vuelco a la jornada siguiente, en la que los pupilos de Herrera regresan de su visita a «El Molinón» con una sorprendente derrota a pies del Sporting de Gijón, que ya les había superado en el mismo escenario la temporada anterior. Más rápidos y entusiastas, los asturianos se impusieron a la mayor técnica catalana con goles de Rodríguez II e Iborra, mientras que Evaristo marcaba para el Barça. El Real Madrid era nuevo líder con 14 puntos, tras endosarle una «manita» a sus eternos rivales ciudadanos en el «Bernabéu» (5 a 0). Después venía el Barça con 13, aventajando en tres a Atlético y Athletic. La Liga parecía cosa de dos…

Impresión que se vería corroborada tras la novena jornada. El Atlético de Madrid no podía pasar del empate en el «Metropolitano» ante el Sporting, lo mismo que el Athletic de Bilbao en su visita a «Atocha», mientras que Madrid vencía en Oviedo (0 a 2), y el Barça hacía lo propio con un defensivo Celta en el «Camp Nou» (2 a 0, obra de Gensana y Evaristo, que pasaba a encabezar la clasificación de goleadores). Y hagamos un inciso en el devenir de la Liga, para reseñar que el 12 de noviembre de 1958 el Barça se va a estrenar en la segunda edición de la Copa de Ciudades en Feria, rindiendo visita al terreno del Basilea helvético, un campo que volvería a cruzarse en su historia en un par de señaladas ocasiones. Los azulgranas saldrán victoriosos por 1 a 2, con tantos de Evaristo y Gensana, poniendo en franquía la eliminatoria, cuyo partido de vuelta ya no se haría esperar demasiado, tan sólo unos dos meses escasos…

Vuelve la Liga, que consume su primer tercio. El Barça se desplaza a otro complicado terreno norteño, el «San Juán» pamplonica, donde tampoco consigue salir con los dos puntos. Cuentan que fue un gran partido, en el que se adelantó la escuadra catalana por medio de Suárez, remontaron los navarros a base de furia, y Tejada, casi al final, logro la igualada definitiva. Y como quiera que el Real Madrid batía en la capital al Valencia (3 a 0), se afianzaba en el liderato, con dos puntos de ventaja sobre los azulgranas, y con el resto de seguidores ya a una considerable distancia. Los números del Barça en este primer tercio de competición eran magníficos: 16 puntos y 6 positivos (7 victorias, 2 empates y sólo una derrota, con 27 goles a favor y únicamente 5 en contra), pero es que el Madrid se mostraba intratable, pues salvo la fuerte derrota del «Camp Nou», contaba todos sus partidos por victorias, habiendo marcado la escalofriante cifra de 35 tantos.

No obstante en la undécima jornada los blancos van a ceder un nuevo punto, pues en San Sebastián no pasaron de un empate a cero ante la siempre correosa Real Sociedad en el curso de un mal partido, lo que aprovechó el Barça (que se impuso con cierta dificultad al Betis en la Ciudad Condal, a despecho del marcador final, 4 a 1, con tantos de Evaristo, Kubala, Kocsis y Suárez), para aminorar la ventaja merengue a un solo punto. Sin embargo siete días más tarde los de Herrera van a tropezar en «La Romareda» ante el Real Zaragoza, que les derrotó por 2 a 1, siendo Tejada el autor del tanto culé El Real Madrid, triunfador del Granada en su feudo por 2 a 0, va a despegarse ahora en cabeza, aventajando a los azulgranas en tres puntos.

La decimotercera jornada no trajo cambio alguno en cabeza. El Real Madrid venció en su desplazamiento al «Sánchez Pizjuán» por 1 a 3  a un Sevilla que se debatía en los últimos lugares, y que en nada recordaba a aquel equipo combativo que tanto se había significado precisamente con HH en el banquillo. Di Stefano seguía como en sus mejores tiempos, y había venido a unírsele un Puskas ya veterano y con sobrepeso, pero letal ante la meta contraria. El Barça, por su parte, no tuvo problemas para deshacerse de la UD. Las Palmas por un claro 5 a 1, marcados por Suárez (2), Evaristo, Kubala y Felo en propia puerta. Continuaban los tres puntos de diferencia de los blancos sobre los de Herrera.

Que bajaron a sólo dos el domingo siguiente. En el «Bernabéu» Real Madrid y Athletic de Bilbao hicieron tablas, en un buen partido donde Carmelo le detuvo un penalti a Di Stefano, mientras en el «Camp Nou» el Barça destroza literalmente a un Atlético de Madrid dirigido por Daucik pero incapaz de aspirar a nada, a pesar de los dos grandes refuerzos de su delantera, el angoleño Mendonça y el brasileño Vavá, campeón del Mundo con Brasil en Suecia. Evaristo en dos ocasiones -no había estado con la Canarinha pero aquí era «Pichichi»-, Tejada, Czibor y Vergés redondearon el escandaloso 5 a 0.  Y la primera vuelta va concluir dos semanas más tarde, el Día de los Inocentes, y nada menos que con un cambio de líder, pues el Barcelona, rotundo triunfador en Oviedo, va a aprovecharse  de la inesperada derrota madridista en «Sarriá» frente al Español por 2 a 0, en otro de esos típicos partidos donde el equipo técnicamente superior se ve sorprendido por la velocidad y el nervio del teóricamente inferior, que le va a derrotar con goles de Aguirre y Coll. Mientras tanto, el Barça despachaba un magnífico encuentro en «Buenavista», con un extraordinario Luís Suárez llevando la manija. 2 a 4, y goles de Evaristo (2), Tejada y Suárez.

Al término de la primera fase del campeonato, el Barça encabezaba la clasificación por su mejor tanteo particular con el Real Madrid. Ambos sumaban 24 puntos, que en el caso de los azulgranas se desglosaban de la forma siguiente: 11 victorias, 2 empates y 2 derrotas, con 48 goles a favor y 11 en contra. Los de Herrera habían conseguido alcanzar y superar a los madridistas en capacidad goleadora merced a sus últimos abultados resultados. Y si su ataque resultaba demoledor, su defensa era también la menos batida de todo el campeonato. La segunda vuelta, con las difíciles salidas a «Mestalla»,  «San Mamés», «Bernabéu» y «Metropolitano», se presentaba apasionante, con los dos Atléticos a la expectativa por si los de arriba se dormían…

TEMPORADA 1958-59. SEGUNDA VUELTA

El Barça inicia la segunda ronda con un siempre complicado desplazamiento a «Mestalla», a pesar de que el Valencia ya no era el equipo temible de la década anterior o la primera mitad de los 50. Pero los azulgranas se impondrán por completo a los «Chés», no reflejando el resultado su absoluta superioridad, 1 a 2, con goles de Tejada y Coll, y el mérito añadido de que no se alineó ninguna de sus dos grandes figuras, Kubala y Suárez. Y como el Real Madrid le endosó nada menos que diez goles a la UD. Las Palmas en el «Bernabéu», ambos equipos seguían comandando la general, con el Athletic de Bilbao a cuatro puntos.

El Día de Reyes, el «Camp Nou» volvió a ser escenario de un partido de la Copa de Ferias. Rendía visita el Basilea suizo, que va a ser nuevamente derrotado (5 a 2, con tantos de Czibor, en dos ocasiones, Villaverde, Evaristo y Hermes González) y por consiguiente eliminado de la competición. Y la decimoséptima jornada resultará bastante favorable para los intereses blaugranas, puesto que el Barça va a derrotar por 4 a 2 a la Real Sociedad en el «Camp Nou», con goles de Evaristo, Vergés, Tejada y Ansola en propia meta, mientras que el Real Madrid sólo podía cosechar un triste empate a cero en el feudo de uno de los colistas, el Sporting de Gijón, de modo que los de Herrera eran ahora líderes en solitario con un punto más que los merengues.

Todo va a seguir igual tras la jornada número 18. El Madrid derrota al farolillo rojo,  el Celta, por 3 a 0 en la capital, y el Barça se impone claramente al Granada en «Los Cármenes» por 1 a 4, con goles de Suárez, Coll y Evaristo (2). Y tampoco la fecha siguiente altera las cosas, con apurada victoria madridista en Pamplona ante Osasuna, 1 a 2, y fácil triunfo barcelonista sobre el Sevila en la Ciudad Condal, 4 a 0, con hat-trick de Tejada, y Czibor completando la goleada.  Pero el panorama bien podría cambiar siete días más tarde, pues el Barça visitaba en «San Mamés» a un Athletic que todavía  contaba con remotas aspiraciones, mientras que el Real Madrid recibía a un buen Betis, aunque no se esperaban sorpresas.

Y el Barça va a salvar el difícil obstáculo con nota, superando a los bilbaínos en su propio feudo, tal como había vaticinado un optimista Helenio Herrera, que también profetizaba la victoria de los suyos en el mismísimo «Bernabéu». El partido, arbitrado por el colegial valenciano señor Asensi, fue intenso y vibrante, y se saldó con victoria catalana por 1 a 2. Llevaron la iniciativa los locales, pero los contraataques visitantes fueron siempre peligrosos. Se adelantó el Barça en el marcador por mediación de Tejada, en el minuto 15, empató Uribe en el 50, y finalmente Segarra deshizo la igualada a cinco del final. Fue expulsado Eulogio Martínez. Estas fueron las alineaciones: por el Athletic, Carmelo; Orúe, Etura, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Aguirre, y por el Barça, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Evaristo, Martínez, Suárez y Coll. Como se ve, ausencias importantes en ambos conjuntos: Garay, Merodio, Gainza, Kubala y Czibor.

La jornada 21 deja también las cosas como estaban, a la espera del encuentro en la cumbre, Real Madrid-Barça, la semana siguiente. Los blancos triunfaron en Zaragoza por 1 a 2, con goles de Gento y Puskas, mientras el Barça se imponía a su rival ciudadano el Español, por 5 a 3, en un partido emocionante y con muchos goles, disputado sobre un campo prácticamente anegado a causa de la lluvia, con tantos de Tejada, Kocsis (2), Suarez y Kubala.

Y por fin llega el gran día, el 15 de febrero de 1959, con una expectación inusitada. El partido es incluso televisado en directo por una incipiente TVE que aun llegaba a escasos puntos del país, pero cuya señal podía ya ser captada en Barcelona, donde se agotaron las existencias de receptores. A las órdenes del colegiado cántabro señor García Fernández, ambos equipos formaron de la siguiente manera: por el Real Madrid,  Domínguez; Marquitos, Santamaría, Miche; Santistéban, Zárraga; Herrera, Kopa, Di Stefano, Puskas y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Coll. Los azulgranas se defendieron con acierto hasta casi el final del choque, cuando Chús Herrera remató una buena jugada de Kopa, consiguiendo el único tanto del encuentro, que devolvía el liderato a los merengues, con un punto de ventaja sobre su gran rival. La Liga ya era únicamente cosa de dos, pues el Athletic de Bilbao no había podido seguir el ritmo de ambos colosos, y se había venido abajo definitivamente.

Pero muy poco le va a durar la primera posición a los merengues, pues la van a perder  tan sólo siete días más tarde, derrotados en su visita al «Metropolitano» por el Atleti. 2 a 1 a favor de los rojiblancos, con goles de Peiró y el brasileño Vavá para los colchoneros, y Di Stefano para los blancos.  Y mientras, el Barça daba buena cuenta del Sporting de Gijón por 4 a 1, con tantos de Kubala, Tejada (2) y Suárez. Con ese resultado, los de Herrera eran ahora  líderes con un punto de ventaja sobre los de la capital, y tenían el goal average particular a su favor. Y la jornada 24 no va a traer alteraciones, aunque al Barça le costó mucho trabajo sacar los dos puntos de «Balaídos», gracias a un oportunismo gol logrado por Segarra -que se estaba especializando en conseguir tantos decisivos-en el minuto 85. La crónica del partido reseña un curioso incidente, la persecución de los jugadores barcelonistas a un juez de línea, que al levantar el banderín había hecho que el árbitro, Ortiz de Mendibil, les anulase un gol. El Real Madrid, por su parte, derrotó sin problemas al Oviedo en el «Bernabéu» (4 a 0)

La jornada 25 aumentó la ventaja catalana  sobre su único perseguidor. El Real Madrid  tropezó en «Mestalla», donde no pudo pasar del empate a uno ante el Valencia, y gracias, pues Walter falló un penalti en el último minuto. Mientras, en el «Camp Nou» los azulgranas golearon a Osasuna, 6 a 0, con tantos de Evaristo (2), Gensana, Suárez, Kubala y Tejada. La única nota negativa del partido fue la grave lesión del delantero brasileño Evaristo, que hasta aquel momento comandaba la tabla de realizadores, y al que una rotura de ligamentos va a dejar fuera de combate para todo lo que restaba de temporada. Ahora eran dos los puntos de ventaja de los de Herrera.

No se alteró la clasificación en la jornada siguiente, la que hacía el número 26. El Madrid goleó sin contemplaciones a la Real Sociedad (6 a 1), y el Barça también se deshizo a domicilio del Betis merced a una gran segunda parte, una vez expulsado del campo la gran figura verdiblanca, Del Sol. Empate a uno en la primera mitad, obra de Lasa y Segarra, y vendaval catalán en la reanudación, con tantos de Czibor   (2), nuevamente Segarra y Ribelles, amén del bético Castaño, hasta redondear el 5 a 2 final. Tampoco habría cambios en la fecha 27. El Real Madrid venció con claridad al Granada en «Los Cármenes (0 a 3), y el Barça derrotó por el mismo resultado al Zaragoza en la Ciudad Condal, siendo los autores de los goles Martínez, en dos ocasiones, y Kocsis, que apenas sí había entrado en el equipo hasta entonces. Seguían los dos puntos de ventaja.

Que se mantendrían también a finalizar la vigesimoctava jornada. El Real Madrid aplastó a un apurado Sevilla en el «Bernabéu» (8 a 0), pero los dos positivos que se trajo el Barça de Canarias le hacían ya casi acariciar nuevamente el título. Buen partido de los azulgranas en el «Insular», con goles de Luís Suárez y Eulogio Martínez, uno en cada tiempo. Continuaban los dos puntos de ventaja, a falta únicamente de cuatro por disputarse, y con un calendario muy favorable para los pupilos de Herrera que si bien debían visitar el siempre difícil «Metropolitano» al domingo siguiente, en la última jornada, recibirían en Barcelona a un Oviedo que seguramente ya no se jugaría nada.

Y el «Alirón»  no va a hacerse esperar, pues el empate barcelonista en el feudo colchonero, 1 a 1, unido a la derrota de los merengues en «San Mamés» (4 -1), significará que de nuevo, seis años después de su último título, el Barça se proclama con toda brillantez campeón de Liga. Buen partido en la capital, con goles de Vavá y Segarra, ambos en la primera mitad, y un Atlético que mereció mejor resultado, y debacle madridista en Bilbao, donde el Athletic desarboló a los blancos en la segunda parte, con un hat-trick de Maguregui, siendo Gento expulsado. Los azulgranas ya aventajaban a los madrileños en tres puntos, y eran matemáticamente campeones.

Y le pusieron un broche de oro a su gran campeonato al domingo siguiente, 19 de abril de 1959, al derrotar al Real Oviedo en el «Camp Nou» por un inapelable 7 a 1, ante el alborozo de su público, con goles de Martínez (3), Tejada (2), Suárez y Kubala, este último al transformar un penalti, mientras que el argentino Sánchez Lage salvaba el honor asturiano. A las órdenes del colegiado alicantino señor Bañón (hermano de un antiguo guardameta internacional del Real Madrid), ambos equipos formaron de siguiente manera: por el Barça, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Kubala, Martínez, Suárez y Czibor, y por el Oviedo, Barea; Marigil, Alarcón, Laurín; Casamitjana, Álvarez; Cuervo, Sánchez Lage, Romero, Lalo y Amarilla. Poco importaba ya su resultado, pero el Real Madrid fue incapaz de vencer en el «Bernabéu» al Español (3 a 3), con lo cual los blancos finalizaban la competición de la regularidad a cuatro puntos de distancia de su gran adversario.

Con esta victoria, la séptima en su palmarés, el Barça rompía el empate que existía en el apartado de títulos ligueros, con los tres grandes históricos, Athletic de Bilbao, Barcelona y Real Madrid, liderando la clasificación de entorchados con 6 campeonatos cada uno. El cuadro de Herrera va a pulverizar todos los registros existentes en la Liga española, desde que esta pasó a ser disputada por 16 equipos en la temporada 50-51. El equipo azulgrana  batirá el récord de puntos conseguidos, 51 (y por lo tanto también el de positivos, obteniendo 21), de victorias (24, con sólo 3 empates y únicamente 3 derrotas), y de goles marcados, consiguiendo 96 tantos, a una media de 3 por partido, aunque no el de goles encajados, pues si bien sólo vio perforada su meta en 27 ocasiones, tanto el Real Madrid, el año anterior, como el propio Barça, en la temporada 55-56, habían recibido uno menos, 26.

Pero no todo iban a ser rosas en Can Barça… Una personalidad tan arrolladora como la de Helenio Herrera tenía que entrar inevitablemente en conflicto con alguien del club, era sólo cuestión de tiempo. En lo tocante a las relaciones con el vestuario, lo único que va a ensombrecer un panorama triunfal será el llamado «Caso Kubala». La que hasta aquel momento era la principal estrella del conjunto azulgrana. ya enfilaba su declive, y Herrera, que no tenía un pelo de tonto, se dio perfectamente cuenta de ello. El técnico respetaba y admiraba a Kubala como el grandísimo jugador que había sido, pero consideraba que a sus cerca de 32 años ya carecía de la velocidad y la continuidad en el esfuerzo que mostraba antes, aunque conservase incólume toda su enorme clase, que entre otras cosas le permitía seguir siendo un maestro en la ejecución de penalties y golpes francos. Pero sus facultades ya no eran las idóneas para los reñidos partidos en campo contrario, de ahí que en varias ocasiones le sustituyese por un hombre de bastante menos calidad como era Ribelles, pero mucho más joven y trabajador.

Y además le va a entregar la manija del equipo a Luís Suárez, un descomunal talento emergente, en detrimento del hispanohúngaro, lo cual va a producir un auténtico cisma en las gradas del «Camp Nou», dramáticamente divididas entre «suaristas» y «kubalistas». Todo eso, lógicamente, no es del agrado de Laszi, que reaccionará con una especie de huelga de brazos caídos, borrándose de numerosos partidos, alegando dolencias y enfermedades casi imposibles de verificar. De modo que la Directiva, informada de la situación por Herrera, va a presentarle una especie de ultimátum: o se volvía a reintegrar al seno del equipo, con su mejor voluntad de colaboración, o se le concedería la baja. Y en esas estaba el Barça cuando arranca el torneo copero, y de ahí que Kubala no tomase parte en él.

También se va a producir un conflicto de competencias con el cuasi sempiterno secretario técnico del club, el legendario Josep Samitier, el «Mago del balón», el home llagosta de los Felices 20. Porque Herrera era bastante más que un simple entrenador, y a la manera de los managers británicos su alargada mano pretendía llegar a todos los rincones, pidiendo -y por el momento logrando -plenos poderes. No contento con preparar  al equipo, física y tácticamente, y hacer las alineaciones, también decidía y realizaba contrataciones personalmente de jugadores, y marcaba incluso la política de primas y fichas, algo que, por descontado, no les hacía ninguna gracia a Miró-Sans y a sus directivos, ni tampoco al veterano Samitier, que harto de ser puenteado y ninguneado, va a terminar por coger los bártulos e irse de nuevo al Real Madrid de su buen amigo Santiago Bernabéu, como ya ocurriese en su etapa de jugador, a principios de los años 30.

UNA NUEVA COPA Y «DOBLETE»

Con la euforia por el título de Liga aun muy presente, una semana más tarde el «Camp Nou» va a abrir otra vez sus puertas para iniciar la disputa de la «Copa de Su Excelencia el Generalísimo». El primer rival, sobre el papel, no parecía muy temible: el Real Murcia, a la sazón militando en Segunda, donde había finalizado la Liga en un discreto sexto lugar. Pero se hizo realidad aquello de que «no hay enemigo pequeño», y los pimentoneros  se van a llevar para su tierra un sorprendente e ilusionan empate a 2. Chancho en su propia puerta, y Martínez hicieron los dos goles blaugranas en este decepcionante encuentro. Pero los de Herrera, y por los pelos, conseguirán decantar la eliminatoria a su favor al vencer en «La Condomina» por un solitario 0 a 1, obra de Martínez, que parecía haber tomado el relevo goleador del  lesionado Evaristo.

Y antes de encarar la siguiente ronda copera, los octavos de final, el Barça va a afrontar una nueva eliminatoria de aquella «guadianesca» segunda edición de la Copa de Ferias. El contrincante de turno era un buen equipo italiano, el Internazionale de Milán, el «Inter», y el resultado será claramente favorable para los intereses catalanes, 4 a 0, con tantos de Ribelles (en dos ocasiones), Villaverde y Segarra.. De regreso al «Torneo del KO», espera un recién descendído, el Sporting de Gijón. 0 a 0 en la ciudad asturiana, y un set  en blanco en el «Camp Nou» (6 a 0), obra de Martínez (3), Kocsis (2) y Suárez.

El siguiente adversario va a ser el Betis, que había cuajado un buen torneo liguero pero no parecía un enemigo de cuidado para este Barça enrachado. Tanto, que ya en «Heliópolis» quedó resuelta la eliminatoria: 0 a 6 a favor del Barça, con cuatro tantos de un Kocsis que empezaba a salirse, rematando la faena Martínez y Segarra. El encuentro de vuelta fue de mero trámite, aunque el marcador concluyó con un tanteo mucho más ajustado, 4 a 3 a favor de los locales, con goles de Gensana (2), Suárez y el inevitable Kocsis.

Las semifinales presencian un nuevo enfrentamiento en la cumbre, Real Madrid-Barça, que podía servir de revancha para los blancos, recientes campeones de la Copa de Europa por cuarta ocasión consecutiva, tras batir al Stade de Reims francés en Stuttgart. El partido de ida se jugó en el «Bernabéu», y al descanso se va a llegar con un claro 2 a 0 a favor del Madrid. Pero en el vestuario visitante, cuando todos los jugadores azulgranas esperaban recibir una soberana bronca por parte de Herrera, este les va a sorprender con uno de sus clásicos goles de efecto, felicitándoles efusivamente y asegurándoles que aquel encuentro ya estaba ganado, pues los madridistas se habían vaciado por completo  en la primera mitad, y no tardarían en venirse abajo en la reanudación.

Y dicho y hecho. En una fabulosa segunda parte, y espoleados por las mágicas palabras de su entrenador,  los pupilos de HH van a darle la vuelta al marcador, imponiéndose finalmente por un rotundo 2 a 4, con dos dianas de Suárez y otras dos de…Kocsis. La vuelta, a pesar de tratarse del Madrid, fue también un trámite, y los catalanes volvieron a superar a sus grandes rivales con un 3 a 1, marcando Suárez por partida doble y Villaverde (aquel día Kocsis no «mojó»). Ya estaba el Barça en la final, donde tendría que verse las caras con un contrincante inédito, el Granada, que para asombro de propios y extraños había ido salvando eliminatorias, hasta llegar al partido decisivo.

Con los azulgranas como grandes favoritos, va a celebrarse este el día 21 de junio de 1959, en el entonces acostumbrado marco del «Santiago Bernabéu». Arbitró el colegiado valenciano señor Asensi, a cuyas órdenes los equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Barça, Estrems (en lugar del titular Ramallets); Olivella, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde, y por el Granada, Piris; Becerril, Vicente, Larrabeiti; Ramoní, Pellejero; Vázquez, Carranza, Loren, Benavídez y Arsenio. El partido no tuvo color, y los de Herrera se impusieron por un amplio 4 a 1, obra de Kocsis (2), Martínez y Tejada, mientras que Arsenio hacía el gol del honor para los nazaríes. Con este resultado el Barcelona volvía a lograr el «doblete», el tercero de su historia tras los conseguidos en 1951-52 y 1952-53.

Va a echarse el cierre a una temporada inmejorable con la disputa de un interesante partido internacional amistoso en el «Camp Nou», que enfrentó a un equipo del Barça y al conjunto brasileño del Santos, donde actuaba la gran sensación del Campeonato del Mundo jugado en tierras suecas el año anterior, el jovencísimo Edson Arantes do Nascimento, «Pelé». La alineación puesta en liza por los azulgranas no era la más idónea para enfrentarse a los paulistas, y el resultado fue bastante escandaloso, 1 a 5 favorable a los sudamericanos. El Barça contó con el refuerzo de dos futbolistas del Español, Bartolí y Recamán, y formó de la siguiente manera: Larraz; Rifé I, Bartolí, Pinto; Verges, Recamán; Villaverde, Evaristo, Kocsis, Ribelles y Czibor. Pero de cara a la temporada siguiente la afición no podía ser más optimista, animada por el gran reto de disputar por vez primera la Copa de Europa, y tratar de poner fin a la hegemonía madridista en dicha competición.

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