La Veleta

El fútbol, desde sus orígenes, ha sido considerado un deporte masculino, dirigido a hombres fuertes y rudos. En los años 20 y 30 del siglo pasado, la práctica de esta disciplina por parte de las mujeres estaba prohibida, porque los médicos estimaban que era dañino para la salud. Además, en la sociedad estaba mal visto jugar a fútbol y era impensable ver a una fémina practicarlo.

Sin embargo, hubo pioneras dispuestas a romper los estereotipos y las reglas instauradas. Como fue el caso de Ana Carmona Ruiz, más conocida como Nita Carmona, una malagueña que nació el 16 de mayo de 1908 en el barrio de Capuchinos, y que se considera la primera futbolista de España. Pero lograr este hito no iba a ser nada fácil.

Fue el periodista veleño Jesús Hurtado, quién recopilando todas las figuras que habían pasado por el Vélez CF, dio con el apodo “Veleta”. Un mote que le llevaría a encontrar una historia única: “Preguntaba a las personas mayores del barrio y la mayoría ocultaban la verdad tras una sonrisa cómplice, algunos no querían hablar del tema, hasta que descubrí que detrás de ese nombre se encontraba Nita” asegura Hurtado.

Anita Carmona desafió las normas vistiéndose de hombre. Se cortó el pelo y se ocultaba con vendas el pecho para disimular la silueta. Gracias a esto y a la complicidad de sus compañeros, pudo jugar partidos con el Sporting de Málaga y el Vélez CF. “Por eso el apodo de Veleta, porque entraba al vestuario como una mujer y salía disfrazada como un hombre” añade Hurtado. 

Once del Vélez CF en 1922. En el centro, Anita Carmona. Archivo Jesús Hurtado

No obstante, como asegura el periodista, “este disfraz no serviría en muchas ocasiones, y ya fuese por los propios jugadores del equipo rival, que no veían bien que una joven jugase al fútbol y que hasta incluso les ganase a dar patadas, o por los propios aficionados que la delataban o denunciaban”.

Carmona fue castigada y descalificada por disputar partidos con los conjuntos malagueños y su familia la envió al pueblo (Vélez Málaga) tras descubrirla. Aconsejados por un tío médico que aseguraba ser la mejor opción “para no seguir poniendo en riesgo su vida”.

Fue gracias al párroco Francisco Míguez Fernández, fundador del Sporting de Málaga, que Nita pudo cumplir el sueño de practicar este deporte. “Para entrar en el club, Carmona comenzó como ayudante del masajista Juanito Marteache. Además, era la encargada de lavar las equipaciones. Al final, logró disputar algunos encuentros con el equipo, pero sólo los que celebraban fuera de casa para no ser reconocida”, expresa Hurtado.

Cartel del estadio creado por el párroco Francisco Míguez Fernández. Velezedario

De Anita apenas se tienen un par de fotografías, que el periodista Jesús Hurtado logró en sus investigaciones. “La que sale posando con el balón se la hizo en unos carnavales, las fotos en esa época eran costosísimas, y ella, para no levantar sospechas, dijo que iba disfrazada de futbolista”, afirma.

Anita Carmona vestida con la equipación del Sporting de Málaga. Archivo Jesús Hurtado.

Lamentablemente, la historia de Nita acabó pronto. La malagueña falleció en 1940, a los 32 años, debido a una fiebre exantemática, conocida entonces como ‘el piojo verde’. Anita Carmona fue enterrada en el cementerio de San Rafael, en un acto al que acudieron muchos jugadores y compañeros de equipo.

La última gran reivindicación de Nita fue que la enterrasen con la camiseta del Sporting de Málaga. Una muestra de amor a su gran pasión: el fútbol, del que, por mucho que se empeñasen, nunca lograron separarla.




Notas para una historia del fútbol femenino balear. El campeonato de 1971

Introducción

Este trabajo se plantea como un complemento a los artículos publicados en dos números de esta revista, los cuales recogían los principales avatares del fútbol femenino balear desde sus inicios hasta la actualidad. Como quedó plasmado en dichos artículos, el fútbol femenino en Baleares ha tenido dos principales etapas de actividad: una en los años 80 (núm. 101) y otra desde 1996 hasta nuestros días (art. 103). Antes de 1980 se dieron intentos de carácter aislado, que no llegaron a prosperar ni dar paso a movimientos de gran calado.

Sin embargo, quedaba pendiente de análisis una etapa que, a pesar de su brevedad aparente, fue más allá de algún partido aislado y que pudo sentar las bases de una competición que, finalmente, no prosperó. Se trata del proceso vivido a principios de los años 70, coincidente en el tiempo con el movimiento vivido en el resto del país y con evidentes similitudes en su origen, desarrollo y desaparición. En Baleares dicho movimiento se manifestó principalmente en Mallorca y, en menor grado, Ibiza. En cuanto a Menorca y Formentera no consta, hasta el momento, que hubiese movimiento alguno.

Por tanto, el artículo no es continuación de los dos anteriormente publicados, sino que completa la panorámica trabajando un episodio puntual pendiente de investigación y que por su peso específico merecía una revisión en detalle, crucial por lo que logró y cuya importancia se había olvidado por el paso del tiempo. Ahora, cuando se cumplen cincuenta años de aquellos hechos, cabe hacer una reivindicación de aquellas futbolistas pioneras a pesar de que sus esfuerzos no consiguieron levantar una competición en firme, tal como la que hoy conocemos.

Primeros pasos. Virgen de Lluc y la Soledad

Imagen 1. Escudos del CF Virgen de Lluc y del CD Soledad

A finales de 1970 encontramos en Baleares los primeros movimientos encaminados a la gestación de una competición futbolística femenina. Estos se dan en la capital y llegan a partir de una modesta barriada de la capital, Palma: Virgen de Lluc, humilde barrio residencial construido a mediados de los años 50 del siglo XX como viviendas de protección oficial y poblado por residentes de raíz obrera e inmigrante. Allí, como una de sus principales manifestaciones de organización social, nació en los años 60 el Club de Fútbol Virgen de Lluc, presidido por José Sempere Alfonsea (quien luego daría nombre al campo de fútbol del barrio).

El primer equipo masculino del CF Virgen de Lluc empezó a competir en 1969 y paralelamente la entidad desarrolló un dinámico fútbol base. Por ejemplo, en agosto de 1970 el club organizó un torneo juvenil en el que participaron primeros espadas del fútbol nacional como FC Barcelona y Atlético de Madrid, además de los locales SD la Salle y el mismo Virgen de Lluc.

Pero es que, además, pese a su entonces breve historia y merced a su empuje, el CF Virgen de Lluc mostró una visión moderna y transgresora del balompié de la que hasta entonces el resto de clubes baleares carecían. Así, en diciembre de 1970 formó su equipo femenino, siendo receptivo a los vientos de modernidad que recorrían el país. Una iniciativa que nadie más en el archipiélago balear había llevado a cabo, convirtiéndose así en club pionero del fútbol femenino insular y depositario de una fiebre que en el resto del país no dejaba de crecer.

En el mismo mes de diciembre surgió otro equipo femenino. Fue también en Palma y en un barrio obrero, la Soledad, formando parte del principal club de la barriada: el Club Deportivo Soledad, fundado en 1930 y hoy desaparecido. El grupo ya estaba formado, se trataba de una plantilla de trece jóvenes de entre 14 y 18 años que esperaba empezar a entrenar.[1] Una de sus jugadoras más destacadas era Catalina Calvo, hija del entonces entrenador del CD Soledad masculino, José Calvo. Por tanto, los vínculos familiares fueron clave para el impulso y formación del equipo soledista.

El naciente conjunto se autosignificó desde su nacimiento como rival del CF Virgen de Lluc, de lo que se deduce que a finales de 1970 las de Virgen de Lluc ya eran el equipo de referencia y que de momento eran las únicas formaciones existentes.

Primeros partidos

Primer amistoso de impacto

Según la prensa local, a principios de 1971 ya se habían jugado algunos partidos. Todos ellos de carácter amistoso, pues seguía sin haber competición oficial alguna.[2] Pero habían pasado prácticamente desapercibidos y poco más que como meros entrenos y probaturas de un fenómeno balbuceante, visto como exótico y hasta pintoresco. Faltaba organizar un partido de impacto, con suficiente apoyo mediático y público asistente, para darle suficiente entidad como fenómeno deportivo.

Era inevitable que tarde o temprano se concertara algún partido de relumbrón para medir fuerzas. Y así fue. A finales de diciembre ya se planificaba que CF Virgen de Lluc y CD Soledad se enfrentasen en un partido benéfico, pero no en un lugar cualquiera, sino en el campo del RCD Mallorca: el Estadio Lluís Sitjar.[3] En esta iniciativa tuvo un papel de peso el Diario de Mallorca, medio escrito que destacó por cubrir las evoluciones del fútbol femenino y el debate entorno a dicho fenómeno, significándose por encima del resto de medios, que poco o nada noticiaron acerca de las mujeres del balompié.

Este partido gozó con antelación de una cobertura suficiente gracias a los medios de comunicación mencionados, iba a tener carácter benéfico y se celebraría en un lugar de privilegio, el Lluís Sitjar. Se fijó para el 6 de enero, aunque fue aplazado para que el conjunto mallorquinista jugara un partido de Copa del Generalísimo aplazado contra el Real Murcia. El entonces presidente del RCD Mallorca, Guillem Ginard, ponía todas las facilidades para que el partido femenino se pudiera disputar.[4]

Imagen 2. Prolegómenos del CF Virgen de Lluc-CD Soledad, 20 de enero de 1971 (Bernat Comas, Historia del deporte en la barriada de la Soledad)

El 20 de enero de 1971, festividad local de San Sebastián, se jugó en el Lluís Sitjar de Palma el partido CF Virgen de Lluc-CD Soledad. El saque de honor lo hizo la Miss España y Miss Europa 1962, Maruja García Nicolau, y para evitar que el cansancio les pasase excesiva factura se jugaron dos partes de 30 minutos en lugar de los 45 habituales. El partido acabó en empate (1–1), con goles de Maria Campos (Virgen de Lluc) y autora desconocida, de penalti (Soledad). Hubo tanda de penaltis de desempate, en la que se impuso el CF Virgen de Lluc (3–0). Hubo trofeos para ambos conjuntos, patrocinados por varios comercios y el Diario de Mallorca, patrocinador principal. Se recaudaron 76.000 pesetas en taquilla, que fueron destinados al Asilo-Centro de Recuperación San Juan de Dios, por lo que podemos decir que fue un éxito de público.

En la misma noticia se informó que, a raíz del éxito obtenido, se preveía organizar una liga femenina en la que, además de CD Soledad y CF Virgen de Lluc, participarían otros equipos ya existentes en la Colonia de Sant Jordi (Ses Salines), Sant Joan y Capdepera.[5] Aunque nada de esto se confirmó a corto plazo, sí se daba a entender que había nuevos equipos en formación y que la idea de una liga femenina no quedaba tan lejos. Simplemente, era demasiado pronto.

Después del partido el devenir de los equipos protagonistas fue dispar. Mientras el CF Virgen de Lluc se confirmó como el equipo de referencia del fútbol femenino balear, el CD Soledad apenas duró unas pocas semanas hasta desaparecer.

Segundo amistoso de impacto

A raíz de un fenómeno que llamaba la atención de propios y extraños en toda España, tres semanas después se organizó otro partido a lo grande. Esta vez en el otro gran campo de la ciudad: el Estadi Balear, propiedad del CD Atlético Baleares. Se fijó para el 7 febrero y volvía a repetir el CF Virgen de Lluc, ya confirmado como adalid del fútbol femenino territorial.

Pero el rival fue un equipo peninsular: el Racing de Valencia, conjunto que no era un cualquiera. Fundado a finales de 1970, acababa de participar en la Copa Fuengirola Costa del Sol con el Peña Femenina Barcelonista (vinculada al FC Barcelona), Sizam Paloma (Madrid) y Polideportivo Fuengirola. Este torneo fue considerado como el primer campeonato oficioso disputado en España y por tanto era un rival de peso. En su plantilla jugaba, entre otras, Carmen Arce, Kubalita, quien llegaría a hacer carrera en el extranjero como portera.

Imagen 3. CF Virgen de Lluc (Hoja del Lunes, 8 de febrero de 1971)

Como en el primer partido, el partido gozó de una cobertura mediática envidiable. El saque de honor lo hicieron figuras de relumbrón: los componentes del grupo musical Fórmula V. Y para sorpresa de propios y extraños, las mallorquinas mostraron un nivel de juego suficientemente maduro como para imponerse al Racing (2–1), remontando un 0–1 adverso y con goles de Monserrat a pase de Campos (ambas jugadoras habían destacado desde el inicio como las mejores de su equipo). Sin duda el CF Virgen de Lluc continuaba progresando; además preveía jugar más partidos en los pueblos de Mallorca, en donde las solicitaban para jugar con nacientes conjuntos locales.[6]

Extensión del movimiento. Nuevos equipos

Hasta ese momento el fenómeno había sido sobre todo urbano y protagonizado por dos equipos, uno de los cuales además desapareció al poco tiempo. Pero durante los primeros meses de 1971 el movimiento se extendió más allá de Palma y se generalizó en los pueblos de Mallorca, de donde pronto surgirían noticias de bisoños conjuntos de jugadoras que soñaban con a entrenar y jugar partidos, emulando la consolidada competición masculina.

En unos casos las iniciativas darían lugar a equipos con aspiraciones competitivas; en otros quedaría en un simple intento que no iría más allá de varios entrenos y algún partido informal, sin llegar a más. Todo ello sería el germen de una competición oficial más adelante, organizada a mediados de año por la Federación Balear de Fútbol; pero no adelantemos acontecimientos.

Casos frustrados

Aparte de los movimientos iniciales reseñados en enero en la Colonia de Sant Jordi (Ses Salines), Sant Joan y Capdepera, posteriormente fueron apareciendo señales de otras iniciativas locales que evolucionarían con desigual suerte. Veamos algunos intentos que no fueron más allá.

En Andratx, desde febrero había un grupo de chicas entrenando.[7] La maduración del grupo fue lenta y hasta mayo no disputó, por fin, varios encuentros. A finales de dicho mes jugó dos partidos contra el CD Tagomago (Palma), ganándolos ambos (3–1 y 2–0),[8] [9] aunque no hay señales de más partidos desde entonces.

En Manacor, durante marzo se enfrentaron en el campo municipal los cursos de cuarto y quinto de bachillerato del Colegio la Pureza,[10] y simultáneamente empezó a entrenar el equipo del Perlas Manacor (factoría de perlas local), con veinte jugadoras.[11] Pero en ninguno de los dos casos se derivó en la creación formal de un equipo.

En Son Ferriol, barrio de Palma, durante marzo hubo entrenamientos de un grupo de chicas,[12] pero no llegó a más. Y en Artà, el 2 de mayo hubo un partido entre dos equipos locales, infantiles y juveniles,[13] [14] que tampoco tuvo continuidad.

Imagen 4. CD Tagomago (Diario de Mallorca, 16 de abril de 1971)

Finalmente, entre abril y mayo tenemos noticias de la actividad del CD Tagomago (Palma). En la imagen que acompaña estas líneas vemos, a diferencia del resto de conjuntos, que estaba formado por mujeres de cierta edad. Su nombre, evocador de una importante sala de fiestas palmesana en aquellos años, parece indicar una vinculación con dicho local y que su propósito era más lúdico y festivo que otra cosa. Tal vez por ello no llegó a participar en la competición oficial, a diferencia del resto.

Casos que prosperaron

Por otro lado, tenemos iniciativas que tuvieron un recorrido mucho más reseñable.

A finales de febrero surgió el AF Coll. Su primer partido fue en Marratxí, el 28 de febrero, contra el CF Virgen de Lluc, y según la prensa el novel conjunto fue literalmente arrollado. Apenas hay noticias, pero consiguió mantenerse hasta participar en el campeonato oficial de la Federación. Posteriormente trocó su nombre por el de Atlético Coll y podría proceder del barrio palmesano del Coll d’en Rebassa.

Otro lugar en el que también se consolidó un buen equipo fue el pueblo de Mancor de la Vall. El 11 de abril se jugó el partido de presentación del equipo local, integrado dentro de la infraestructura deportiva del CD Montaura local.

Imagen 5. CD Montaura (Diario de Mallorca, 16 de abril de 1971)

El encuentro enfrentó a las locales y al CD Tagomago (Palma), con victoria para las anfitrionas (1–0), adjudicándose el trofeo en litigio. Se preveía jugar el partido de vuelta el primero de mayo en el campo del CF Palma,[15] [16] de cuyo resultado carecemos. El CD Montaura cuajó de tal manera que llegó a participar en el campeonato oficial de la Federación Balear.

Finalmente, reseñar el caso de la UD Colonia. Este conjunto debía ser el conjunto ya mencionado en enero, después del amistoso CF Virgen de Lluc-CD Soledad, formado en la Colònia de Sant Jordi (Campos). Todavía tenemos muy pocas noticias de su evolución, y a pesar de caer rotundamente contra el CD S’Horta en marzo (0–4) persistió hasta formar parte del campeonato oficial de la Federación Balear.

Casos reseñables

Hay tres equipos que, por su significado, merecen ser destacados.

Hacia febrero, en S’Horta (Felanitx) surgió un conjunto femenino vinculado al club local, el CD S’Horta.[17] [18] Sus primeros encuentros fueron contra el equipo de referencia del fútbol insular, es decir, el CF Virgen de Lluc. Como era habitual en este tipo de amistosos, se concertó a doble partido en los campos respectivos.

Imagen 6. Cartel partido CD S’Horta-CF Virgen de Lluc (Dies i Coses, mayo-junio 2021)

El primer encuentro se jugó el 23 de febrero en el Estadi Balear de Palma y el resultado fue rotundo a favor de las palmesanas (3–0); algo normal, pues eran el equipo más potente y rodado. La vuelta se jugó en Sa Pobla el 21 de marzo, y hubo sorpresa: el partido acabó en empate (1–1) y en los penaltis se impuso el CD S’Horta. Este fue un hecho muy comentado, pues el CF Virgen de Lluc se había mantenido hasta entonces imbatido.

Hacía falta un tercer partido para deshacer el desempate, que se jugó el 28 de marzo en el campo parroquial de S’Horta. Cuando el partido iba 0–1 para las visitantes se armó una tangana entre jugadoras y en el público que obligó a parar el partido. Ya no se reanudó y a raíz de estos hechos el CD S’Horta no volvió a jugar. Aún tenían pendiente jugar el partido de vuelta con otro equipo en ciernes: la UD Colonia, y también como locales (en la ida habían ganado ampliamente por 0–4), pero también se canceló y el equipo desapareció.

El CD S’Horta fue un equipo tan potente como fugaz (dos meses de vida) y ha pasado a la historia como el primero que logró batir la hegemonía del primer dominador del fútbol insular, el CF Virgen de Lluc. De no haber desaparecido tan pronto seguramente hubiera participado en el campeonato oficial de la Federación Balear, con un papel más que destacable.

Imagen 7. CD S’Horta, febrero-marzo de 1971 (Dies i Coses, mayo-junio 2021)

En segundo lugar tenemos a los protagonistas de un partido amistoso disputado el 2 de mayo en el Estadi Balear. Así, entre abril y mayo se celebraron diversos actos polideportivos conmemorativos del Primero de Mayo organizados por Educación y Descanso, la rama deportiva de la Obra Sindical del régimen franquista. Contra lo que pueda pensarse, ésta no permaneció ajena a este movimiento

En dicho partido se enfrentaron, por un lado el CD Chile, equipo femenino formado e integrado dentro de la estructura de Educación y Descanso. Y por otro lado el CD Constancia, nuevo equipo y sección del histórico club de la ciudad de Inca, fundado en 1922. Se impuso el CD Chile (1–0) y ambos equipos recibieron trofeos de la Obra Sindical Balear.[19]

Ambos equipos tienen un componente histórico importante. Es significativo que dentro de la ya anquilosada estructura sindical del régimen surgiera un equipo femenino, cuando la Obra Sindical había limitado la participación deportiva de la mujer a deportes considerados “aptos” y “acordes con la feminidad de la mujer”, y el fútbol nunca se encontró entre ellos. Esto da la medida de la transversalidad que estaba logrando este fenómeno deportivo, el cual alcanzaba a todo tipo de sectores y sensibilidades.

El caso del CD Constancia también era crucial. Suponía que un club histórico de la isla (el de mejor palmarés, después de los dos equipos de la capital, RCD Mallorca y CD Atlético Baleares) acogía una sección femenina que, además, logró alcanzar como equipo un buen nivel deportivo y plantar cara a las capitalinas del CF Virgen de Lluc. De este modo ambos equipos representarían la rivalidad Palma-pueblos, tan habitual en la sociología mallorquina en muchos otros campos, y se sentaban las bases para generar una competición basada en rivalidades ya consolidadas y fácilmente asumibles por el aficionado de a pie.

Imagen 8. Escudo del CD Constancia (Inca)

Tercer amistoso de empaque

Tras los partidos disputados en los dos grandes campos de Palma (Lluís Sitjar y Estadi Balear), el 25 de abril se jugó un tercer amistoso de importancia. El protagonista fue el CF Virgen de Lluc, indiscutible dominador del fútbol femenino de la isla, y su rival otro equipo valenciano: el Valencia CF (nada que ver con el club homónimo masculino, pese a la similitud). Se jugaría nuevamente en el Lluís Sitjar.

En este caso el envite no era benéfico, sino telonero del partido masculino de Primera División RCD Mallorca-Valencia CF, con lo que se garantizaba una asistencia de público mayor y se intentaba abandonar el planteamiento del fútbol femenino solo como una exhibición excepcional o para fines caritativos. Se impusieron las valencianas (1–2) en lo que fue la primera derrota del CF Virgen de Lluc, que hasta entonces sólo había perdido contra el CD S’Horta en los penaltis.[20] [21]

Excursión a la península

A principios de mayo el CF Virgen de Lluc dio un salto cualitativo. En lugar de traer un equipo foráneo se trasladó a la península para participar en el torneo de Catarroja (Valencia). Esta fue su primera excursión fuera del archipiélago y mostraba que el equipo palmesano ya disfrutaba de cierta reputación como equipo de nivel más allá de las Baleares.

Así, participó en el triangular jugado entre el equipo local, el Sporting de Catarroja, además del Valencia CF y el mismo CF Virgen de Lluc. En el primer partido el Virgen de Lluc se impuso al Sporting de Catarroja (3–2) y el Valencia CF no se presentó a jugar sus partidos, lo cual dio el triunfo a las palmesanas. Se preveía desde allí realizar una excursión a Santa Pola (Alicante), para jugar otro torneo, pero no hay noticias de tal extremo.[22]

Movimientos en Ibiza

Los movimientos no fueron exclusivos de Mallorca. En Ibiza también se registran movimientos desde febrero de 1971. Así fue organizado el I Trofeo Insular Femenino, jugado durante las fiestas patronales de Santa Eulària des Riu entre la Peña Deportiva local y la SD Portmany (12 de febrero); el Trofeo Linares, en Sant Antoni de Portmany, entre los mismos equipos; o un amistoso (7 de marzo) en la capital ibicenca entre el CF Hospitalet y el SD Portmany. En todos los casos hay un equipo que siempre repite: la SD Portmany, que sería el más activo y regular durante este tiempo en la pitiusa mayor.

Llama la atención que en Ibiza los principales clubes de la isla, punteros deportivamente, acogieron a los nuevos equipos femeninos: SD Portmany (Sant Antoni), Peña Deportiva (Santa Eulària) y CF Hospitalet (Eivissa), además de estar repartidos por toda la geografía insular. Únicamente la SD Ibiza, entonces el club más representativo de la isla, se mantuvo al margen del fenómeno.

Imagen 9. SD Portmany (Mallorca Deportiva, 19 de abril de 1971)

Primer torneo interinsular

A causa de la actividad surgida tanto en Mallorca como en Ibiza y después de la disputa del primer partido contra un equipo peninsular en febrero (Racing de Valencia), era inevitable que surgiera alguna iniciativa para medir fuerzas entre islas. Así surgió la iniciativa del trofeo patrocinado por el semanario deportivo Mallorca Deportiva, que jugaron CF Virgen de Lluc y SD Portmany, entonces los equipos abanderados y más representativos de sendas islas.

En la ida, jugada el 18 de abril, las mallorquinas se impusieron en Sant Antoni de Portmany (1–4)[23] y del segundo no tenemos datos, aunque dado el resultado de la ida es más que probable que las mallorquinas se adjudicasen el torneo.[24]

Posible Liga española

Durante mayo se hablaba de una posible liga de fútbol femenino a España. Una propuesta que el Valencia CF llevaría a la próxima asamblea nacional de clubes de la RFEF y que podía acabar con la formación de una Primera División y, según la demanda existente, de una Segunda y Tercera. Sería el primer campeonato de liga nacional disputado en suelo patrio.[25] Pero no hubo más movimientos y la competición nacional no se organizó.

Primer campeonato oficial balear

En mayo el buen momento del fútbol femenino local era patente. Y como comentábamos antes, atendiendo a la cantidad de equipos existentes y los amistosos o pequeños torneos a doble (o triple) partido que entonces se disputaban, la Federación Balear de Fútbol decidió organizar un campeonato oficial.

El 7 de mayo la FBF publicó una nota en medios escritos para que las entidades interesadas en el tema se personaran en los locales federativos.[26] El llamamiento surtió efecto, pues a los pocos días el ente federativo pudo presentar públicamente el primer campeonato oficial de fútbol femenino. Se apuntaron seis equipos y el calendario fue publicado en prensa una semana después, el 15 de mayo.[27]

La competición distribuyó la competición en dos grupos con criterios geográficos. En el Grupo A, equipos de Palma: CF Virgen de Lluc, CD Chile y Atlético Coll; en el Grupo B, equipos de los pueblos: UD Colonia (Ses Salines), CD Constancia (Inca) y CD Montaura (Mancor).

La primera vuelta se concertó del 16 al 30 de mayo y la segunda para los días 6, 13 y 20 de junio, aunque esta última no se jugó al final. La fase final enfrentaría a los campeones de ambos grupos.

Grupo A

(16 mayo) V. Lluc – At. Coll (3–0)

(23 mayo) V. Lluc – Chile (6–0)

(30 mayo) Chile – At. Coll

Grupo B

(16 mayo) Constancia – Montaura (empate)

(23 mayo) Colonia – Constancia

(30 mayo) Montaura – Colonia

Final

(27 junio, Lluís Sitjar) V. Lluc – Constancia (3–2)

Imagen 10. Calendario del campeonato femenino (Diario de Mallorca, 15 de mayo de 1971)

Salvo los guarismos del CF Virgen de Lluc, que demostraban una superioridad incontestable sobre el resto (salvo en la final) carecemos del resto de resultados, dada la escasa o nula cobertura ofrecida por los medios.

Los equipos de los pueblos (UD Colonia, CD Constancia y CD Montaura) eran secciones de clubes masculinos ya existentes en la Colònia de Sant Jordi, Inca y Mancor de la Vall, respectivamente, y jugaban en sus mismos terrenos de juego.

En cuanto a los conjuntos palmesanos, había de todo. El CF Virgen de Lluc había nacido al amparo del club masculino, como es sabido; el CD Chile era un equipo de Educación y Descanso y no sabemos más de sus orígenes; en cuanto al Atlético Coll (antes AF Coll) parece clara su procedencia del barrio del Coll d’en Rebassa. En lo que respecta a los terrenos de juego, el partido CF Virgen de Lluc-CD Chile se jugó en el Estadio Balear y no sabemos los otros dos.

El campeonato agrupó a casi todos los equipos femeninos entonces en activo y mínimamente organizados. Se quedaron fuera, al menos, el CD Tagomago (Palma) y el Andratx. El CD S’Horta, como comentábamos, había desaparecido.

Final del campeonato. CF Virgen de Lluc, campeón

Antes de la final del campeonato, el 6 de junio se celebró en el Lluís Sitjar el I Maratón Futbolístico Internacional con la disputa durante catorce horas consecutivas de varios partidos consecutivos de carácter benéfico. Jugaron veteranos, juveniles, regional, fútbol de empresas y otras combinaciones (incluido un estrafalario partido entre finolis y folklóricas, cuya capitana era nada menos que Lola Flores), para acabar con un RCD Mallorca-Standard de Lieja.

Entre ellos se jugó un partido entre las finalistas del campeonato de liga femenino, CF Virgen de Lluc y CD Constancia, que acabo con victoria de las primeras (2–1)[28] y que fue preparatorio de la final disputada poco después.

Al fin, el 27 de junio de 1971 se jugó la final del campeonato femenino de Mallorca, también en el Lluís Sitjar. Tuvo lugar después del tradicional partido entre periodistas de prensa y de radio, disputado anualmente. Se impuso el CF Virgen de Lluc al CD Constancia (3–2), y pese a ser favoritas las palmesanas se impusieron remontando un 0–2 adverso, proclamándose así campeonas de la primera liga oficial de fútbol femenino.[29] Por desgracia no habría una segunda hasta años después.

Como anécdota, disponemos de las alineaciones de ambos equipos en la final. Por el CF Virgen de Lluc (Palma): Marilyn, Sara, Jiménez, Sánchez, Ramírez, Valades, Monserrat, Alemany, Campos, Oliva y Font. Por el CD Constancia (Inca): Amengual II, Ramis, Aloy, Cerdà, Rosselló, Fuster, Mita, Merino, Morro, Amengual y Coll.

Entrevista a la Zarra femenina

Fruto de la euforia del momento, el 28 de mayo el Diario de Mallorca publicaba una entrevista a la jugadora más destacada del momento: Maria Campos, del CF Virgen de Lluc, bautizada por el rotativo como “la Zarra femenina” por sus espectaculares números como goleadora: 26 goles en 13 partidos, es decir, una media de dos goles por encuentro.

Imagen 11. Entrevista a Maria Campos, jugadora del CF Virgen de Lluc (Diario de Mallorca, 28 de mayo de 1971)

El medio apuntaba, además, que el CF Virgen de Lluc solía jugar sus partidos como local en el Estadio Balear. En aquel momento (28 de mayo) llevaba un total de 14 encuentros jugados.[30]

Otros amistosos

Paralelamente a la disputa del campeonato oficial de la Federación Balear se siguieron jugando otros partidos, indicativos de la buena salud del fútbol femenino en ese momento. Reseñamos algunos que recibieron una cobertura informativa reseñable.

En mayo, en el Estadio Balear, se jugó un partido entre el CD Chile, también de Educación y Descanso, y el CD Tagomago (1–0). Se disputó previamente al amistoso entre los equipos masculinos Juventus Barbarela, equipo de Educación y Descanso (campeón de Baleares de 1971), y el alemán BSG Kofus.[31] Su disputa en el Estadio Balear indica que el fútbol femenino mantenía su lugar en escenarios de primera línea, incluso en partidos que no formaban parte del campeonato oficial recientemente celebrado.

El 20 de junio, en Pollença se jugó un partido entre el CD Montaura y el Atlético Coll (Palma) (3–1).[32] Eran equipos del campeonato oficial recientemente finalizado y, por tanto, de un nivel que iba más allá de una pachanga de solteras contra casadas.

Partidos estivales de fiestas

Durante el periodo estival cesó la competición oficial y llegaron las fiestas a los diferentes pueblos de la geografía mallorquina. Como no, entre los actos deportivos habituales se coló la novedad del momento y se programaron varios partidos de fútbol femenino. Destacamos aquellos en los que participaron los principales equipos del momento, descartando las formaciones improvisadas tan habituales en este tipo de festividades.

El 11 de julio, en Bunyola, se programó la presentación del equipo femenino de la localidad con un partido previo a la final del I Trofeo Quintos Bunyola de fútbol masculino. Iban a enfrentarse las locales (sin nombre definido) contra el CD Constancia, finalista del campeonato oficial.[33]

El 18 de julio, durante las fiestas de Santa Maria del Camí, se programó un partido entre el CD Chile y el CD Montaura. Un detalle importante a señalar: la prensa indicó que el CD Chile era entonces un equipo filial del CD Atlético Baleares,[34] detalle del que no hemos encontrado más datos y, en caso de no ser una errata, la supuesta vinculación no fue a más.

El 24 de agosto, durante las fiestas de Capdepera, se programó un partido entre el CF Virgen de Lluc y el CD Constancia. Se impusieron las de Palma (1–0).[35]

Finalmente el 5 de septiembre, durante las fiestas de Lloseta, se preveía un partido entre el CD Constancia y el CD Montaura.[36]

Crisis del movimiento

En otoño de 1971, reanudada la competición y pasadas las fiestas estivales, el impulso del fútbol femenino empezó a mostrar síntomas de flaqueza. Después de la celebración del campeonato oficial a mediados de año no se organizó otro similar y la actividad seguía circunscrita a pequeños torneos organizados por los mismos equipos, de manera informal y sin regularidad.

A finales de noviembre la Federación Balear de Fútbol convocó en nota oficial publicada en prensa a los presidentes de clubes femeninos a una reunión, el 2 de diciembre, para planificar la temporada.[37] Parecía que, tal como sucedió unos meses antes, de ahí podía salir una nueva competición que diese continuidad al fútbol femenino. Pero la ausencia posterior de noticias nos hace pensar que no hubo acuerdo, o peor todavía, que las propias protagonistas habían desertado. En cualquier caso, no habría liga femenina.

A principios de 1972 la actividad se reducía casi totalmente al CF Virgen de Lluc. El resto de conjuntos, si no habían desaparecido del todo, mantenían una actividad testimonial e irregular, condicionados por la falta de público, de organización y de medios, o por deserción de sus propias componentes. En la prensa surgía esporádicamente el rumor de formación de algún equipo; pero no cuajaba ninguna opción, como sí había sucedido unos meses antes.

Partidos internacionales

Fuera por necesidad o por la voluntad de dar un salto cualitativo, el CF Virgen de Lluc entró en una nueva etapa: la disputa de partidos contra conjuntos extranjeros. La carencia de equipos en Mallorca y de una competición local también era un condicionante importante.

Dichos equipos eran conjuntos que hacían un stage preparatorio en Mallorca o venían de vacaciones. El CF Virgen de Lluc aprovechaba su presencia para concertar un amistoso, puesto que su economía de club de barrio modesto no daba para costear viaje y alojamiento de equipos venidos exprofeso para jugar. Además, dichos conjuntos provenían de países donde el fútbol femenino era una realidad más consolidada, lo que les confería un nivel futbolístico más atractivo que el entonces existente en España.

El CF Virgen de Lluc todavía aspiraba a convertir el fútbol femenino en algo serio, más allá de ser objeto de exhibición o para fines caritativos, y para ello necesitaba rivales de nivel. Cada vez se hacía más evidente que jugar partidos (cada vez menos) contra rivales improvisados, faltos de preparación y manifiestamente inferiores técnicamente dejaría al fútbol femenino en un estado embrionario permanente, sin futuro ni posibilidades serias de crecimiento.

El 3 de enero de 1972 llegaban a Palma dos equipos ingleses: el Queens Park Rangers Ladies FC (Londres) y el Watford Ladies FC, de vacaciones pero también dispuestos a disputar partidos de entrenamiento. El CF Virgen de Lluc acordó la disputa de un triangular. Se gestionó el Lluís Sitjar, pero no pudo ser.[38] Finalmente se concertó el 6 de enero, en el campo del CF Virgen de Lluc.[39] No sabemos si finalmente se disputó.

El 18 de julio se jugó en Capdepera un partido entre el CF Virgen de Lluc y el inglés Oxford Athletic, de carácter benéfico. El equipo inglés era un potente conjunto: llevaba unos 220 partidos (184 victorias, 22 empates y 14 derrotas) y 914 goles, además de contar con siete internacionales en sus filas.[40] El partido se jugó, pero carecemos del resultado.

El 6 de agosto se preveía otro partido del CF Virgen de Lluc contra un equipo alemán: el SC 07 Bad Neuenahr (Renania-Palatinado), equipo alojado en un hotel de l’Arenal.[41] Se jugó en el Miquel Nadal de Palma, campo de la Federación Balear, y desconocemos el resultado final.

Para entonces (julio de 1972) el CF Virgen de Lluc atesoraba unos números impresionantes. Llevaba 48 partidos jugados con 45 victorias, dos empates y una sola derrota, y 110 goles en su haber.[42] Pero su futuro seguía siendo más sombrío que luminoso por la falta de rivales locales de entidad.

El RCD Mallorca femenino

Un hecho pudo revertir las circunstancias del fútbol femenino, entonces en pleno declive, cuando a finales de 1972 tres aficionadas del RCD Mallorca (Carmen Clarés, Carol Short y Pilar Sola) propusieron a la gerencia del club la idea de formar el equipo femenino. Fue informado el entonces presidente Juan de Vidal, quien habría dado su aprobación a la iniciativa.[43] Pero nada más se supo de un proyecto que tal vez hubiese llegado a tiempo de remontar una situación que se veía irrecuperable.[44] No sería hasta 2008 que la entidad mallorquinista fundaría su equipo femenino.

Últimos partidos

Después de estos partidos internacionales la actividad prácticamente desaparece. Sigue sin aflorar una competición local y no aparecía nadie capaz de rivalizar con el CF Virgen de Lluc. Durante 1972 la actividad se había reducido a periodos vacacionales (vacaciones navideñas y estivales), dependiendo de quien pasara por las islas para poder concertar algún partido. Todo esto fue espaciando la actividad del CF Virgen de Lluc.

Durante 1973 nada cambió. El fútbol femenino territorial se reducía al CF Virgen de Lluc, cuyo equipo estaba al borde del abandono por falta de competición, rivales, y, sobre todo, afición. Se registra algún amistoso contra el CD Constancia, y poco más.

A mediados de año, y después de meses de actividad, se anunció que un equipo finés llegaría a Mallorca para enfrentarse al CF Virgen de Lluc.[45] No se confirmó, pero se logró organizar un triangular con un equipo danés: el Gymnastik og Idraetsforeningen (literalmente, Gimnasia y Asociación Deportiva) y un equipo de enfermeras de la Seguridad Social de Barcelona. Los partidos se jugarían del 1 al 4 de julio en un campo por determinar.[46]

Imagen 12. Equipo del Gymnastik og Idraetsforeningen (Dinamarca) (Diario de Mallorca, 24 de junio de 1973)

El 1 de julio, en el Estadio Balear, se jugó el partido entre el CF Virgen de Lluc y las enfermeras, algunas de las cuales ya habían jugado en el RCD Espanyol y el FC Barcelona. Para días después se preveía el partido contra las danesas,[47] que no sabemos si llegó a jugarse

Pero jugar contra un equipo de enfermeras daba a entender que no había progresos reales y que no había nada mejor para mantener viva la competición, que seguía siendo algo anecdótico, irregular y con tintes hasta folclóricos. Este fue el último partido registrado del CF Virgen de Lluc, cuyo equipo debió desaparecer poco después. Así el fútbol femenino balear cerraba una primera etapa histórica con más sombras que luces.

Desaparición

Después del partido contra las enfermeras desaparecen completamente las noticias sobre fútbol femenino. Durante el resto de la década solo se notician algunos partidos de solteras contra casadas o pantomimas varias en el marco de festividades varias, sin valor deportivo alguno. Como ejemplo, el único partido femenino jugado en 1974 formaba parte de los actos del Sindicato Provincial del Espectáculo: un partido de bailarinas flamencas contra bailarinas pop en el Lluís Sitjar.[48] Una charlotada como muchas otras en las antípodas del deporte como práctica deportiva seria, organizada y rigurosa.

Habría que esperar hasta 1980 para que se organizase, al fin, una competición seria. Pero esa es otra historia, ya contada en los números 101 y 103 de Cuadernos de Fútbol.

Conclusiones

La eclosión en las Islas Baleares del fútbol femenino fue un fenómeno surgido en paralelo al resto del país entre 1970 y 1973 aproximadamente, aunque su punto álgido aconteció en 1971. Como es lógico, sigue unas pautas comunes al resto y a la vez tiene características muy particulares.

En Mallorca fue un fenómeno inicialmente urbano, extendiéndose después al resto de la isla. Luego se percibe un equilibrio bastante patente, coexistiendo tantos equipos en Palma como en el resto de la isla y bastante repartidos geográficamente, sin que pueda categorizarse según criterios geográficos o demográficos. Así, surgen en localidades de envergadura como Inca o Manacor y también en pueblos diminutos, como Mancor de la Vall o la Colònia de Sant Jordi.

En cuanto al resto de islas, en Ibiza hay un fenómeno paralelo pero con menos clubes y partidos. En el único enfrentamiento interinsular registrado quedó claro que el fútbol mallorquín llevaba clara ventaja. Menorca y Formentera permanecieron al margen.

Desde el principio queda muy clara la jerarquía de dicho deporte: el CF Virgen de Lluc (Palma) fue el primer conjunto en nacer y el último en desaparecer. Desde el principio y hasta su desaparición fue el equipo más potente y dinámico del archipiélago balear, sobre el que pivotó toda la actividad del periodo y que con justicia se adjudicó el campeonato de liga celebrado en 1971.

Entre finales de 1970 y mediados de 1971 el proceso se muestra ascendente y culmina en la celebración de la primera liga entre mayo y junio, en la que participan casi todos los equipos existentes y donde quedó clara la jerarquía de dos equipos por encima del resto: el CF Virgen de Lluc, en representación de Palma, y el CD Constancia, por parte de los pueblos.

Durante el verano se concertaron partidos en las diferentes fiestas estivales, algo que contribuiría a normalizar su existencia junto con los partidos masculinos habituales. El proceso, hasta ahora, parecía claro y en clara expansión.

Sin embargo, desde el otoño de 1971 el proceso pierde fuelle rápidamente y el fútbol femenino queda reducido a su principal exponente, el CF Virgen de Lluc. Esto ocurre en paralelo al declive del proceso en el resto del país.

A pesar del todo, dicho equipo consigue resistir en solitario dos años más de manera heroica, hasta mediados de 1973, recurriendo a la disputa de partidos contra equipos extranjeros. Las posibilidades de Mallorca como destino vacacional de conjuntos extranjeros facilitó este recurso sin hacer un gasto suplementario que los clubes españoles no podían asumir. Esto convirtió el CF Virgen de Lluc en uno de los clubes más duraderos en España y en una referencia obligada de la historia del fútbol femenino español, resistiendo cuando muchos otros ya habían arrojado la toalla y muerto por inanición.

A pesar de la disputa del campeonato oficial por la Federación Balear de Fútbol, no hay ni rastro en los boletines anuales publicados por la RFEF. No hay ningún apartado dedicado a equipos femeninos, organigrama federativo, competiciones o participantes, ni siquiera ganadores. Es decir: si recurrimos exclusivamente a los anuarios de esa época da la sensación de que el fútbol femenino nunca había existido en las Islas Baleares.

En suma, el fútbol femenino balear vivió un primer episodio en 1971, en paralelo al resto del país, y que tuvo sus propias protagonistas, que vale la pena destacar y reivindicar ahora que se cumple justo medio siglo de los hechos.

Principales equipos

Nombre

Isla

Población

Duración

CF Virgen de Lluc

Mallorca

Palma

1970–1973

CD Soledad

Mallorca

Palma

1970–1971

CD Chile

Mallorca

Palma

1971

CD Tagomago

Mallorca

Palma

1971

Atlético Coll / AF Coll

Mallorca

Coll d’en Rebassa (Palma)

1971

CD S’Horta

Mallorca

S’Horta (Felanitx)

1971

CD Constancia

Mallorca

Inca

1971/1973

CD Montaura

Mallorca

Mancor de la Vall

1971

UD Colonia

Mallorca

Colònia de Sant Jordi (Ses Salines)

1971

Andratx

Mallorca

Andratx

1971

SD Portmany

Ibiza

Sant Antoni de Portmany

1971–1972

SCR Peña Deportiva

Ibiza

Santa Eulària des Riu

1971

CF Hospitalet

Ibiza

Ibiza

1971

Bibliografía

Prensa diaria y semanarios

  • Baleares
  • Diario de Mallorca
  • Diario de Ibiza
  • Hoja del Lunes
  • Mallorca Deportiva

Publicaciones locales

  • Bellpuig (Artà)
  • Dies i Coses (Calonge, Santanyí)
  • Montaura (Mancor de la Vall)
  • París-Baleares (Andratx)
  • Perlas y Cuevas (Manacor)
  • Anuarios de la Real Federación Balear de Fútbol.
  • Comas, Bernat (Beco): El deporte en la barriada de la soledad. Palma, 1987.

Ramis, Xesc: Historia de 100 años (100): el Mallorca y las mujeres (futboldesdemallorca.com).

[1] Diario de Mallorca, 11 de diciembre de 1970

[2] Diario de Mallorca, 8 de enero de 1971

[3] Diario de Mallorca, 25 de diciembre de 1970

[4] Diario de Mallorca, 2 de enero de 1971

[5] Diario de Mallorca, 21 de enero de 1971

[6] Hoja del Lunes, 8 de febrero de 1971

[7] Diario de Mallorca, 3 de marzo de 1971

[8] Diario de Mallorca, 27 de mayo de 1971

[9] París-Baleares nº 191, junio de 1971

[10] Perlas y Cuevas nº 249, 3 de abril de 1971

[11] Diario de Mallorca, 22 de marzo de 1971

[12] Diario de Mallorca, 2 de abril de 1971

[13] Diario de Mallorca, 2 de mayo de 1971

[14] Bellpuig nº 27, junio de 1971

[15] Diario de Mallorca, 16 de abril de 1971

[16] Montaura nº 15, junio de 1991

[17] París-Baleares nº 188, marzo de 1971

[18] Dies i Coses nº 202, mayo-junio 2021

[19] Diario de Mallorca, 5 de mayo de 1971

[20] Mallorca Deportiva, 26 de abril de 1971

[21] Diario de Mallorca, 27 de abril de 1971

[22] Diario de Mallorca, 5 de mayo de 1971

[23] Mallorca Deportiva, 19 de abril de 1971

[24] Mallorca Deportiva, 24 de mayo de 1971

[25] Diario de Mallorca, 7 de mayo de 1971

[26] Diario de Mallorca, 7 de mayo de 1971

[27] Diario de Mallorca, 15 de mayo de 1971

[28] Mallorca Deportiva, 7 de junio de 1971

[29] Mallorca Deportiva, 28 de junio de 1971

[30] Diario de Mallorca, 28 de mayo de 1971

[31] Diario de Mallorca, 22 de mayo de 1971

[32] Diario de Mallorca, 22 de junio de 1971

[33] Diario de Mallorca, 6 de julio de 1971

[34] Diario de Mallorca, 17 de julio de 1971

[35] Diario de Mallorca, 25 de agosto de 1971

[36] Diario de Mallorca, 2 de septiembre de 1971

[37] Diario de Mallorca, 2 de diciembre de 1971

[38] Diario de Mallorca, 5 de enero de 1972

[39] Diario de Mallorca, 6 de enero de 1972

[40] Diario de Mallorca, 18 de julio de 1972

[41] Diario de Mallorca, 4 de agosto de 1972

[42] Diario de Mallorca, 23 de julio de 1972

[43] Baleares, 21 de diciembre de 1972

[44] Ramis, Xesc: Historia de 100 años (100): el Mallorca y las mujeres (futboldesdemallorca.com)

[45] Diario de Mallorca, 13 de junio de 1973

[46] Diario de Mallorca, 24 de junio de 1973

[47] Diario de Mallorca, 1 de julio de 1973

[48] Diario de Mallorca, 31 de enero de 1974




Un nuevo gran paso para la profesionalización del fútbol femenino

En la última década, el fútbol femenino español está creciendo a pasos agigantados, pero todavía falta mucho por trabajar. Hemos podido ver como los grandes clubes del fútbol (masculino) invertían en femenino, destacando el FC Barcelona, que ha alcanzado la final de la máxima competición continental de clubes hace dos temporadas. Siempre se dice que mejor tarde que nunca, y así parece ser para el Real Madrid. Ha sido el último de los clubes grandes en tener un equipo de fútbol femenino, pero sabían de lo importante y necesario de su presencia. Así que el pasado julio, el C.D. Tacón, pasó a formar parte definitivamente del Real Madrid y recibir su nombre.

Pero no solo vemos apoyo por parte de los equipos, el fútbol femenino cada vez suma más aficionados. Para que todo el mundo pueda acceder y disfrutarlo, al igual que para darles el espacio de juego que merecen a las jugadoras, varios han sido ya los clubes que se han sumado a abrir sus principales estadios para que jueguen sus equipos femeninos. El último, aunque sin público por el COVID-19, fue el F.C. Barcelona en el Camp Nou. Pero si duda, el más sonado fue el lleno del Wanda Metropolitano hace dos años, con el encuentro entre los dos grandes favoritos de ese momento. 60793 personas se juntaron en el estadio rojiblanco para ver el duelo entre Atlético de Madrid y Barça que podía resolver la liga para las colchoneras. A estos dos, hay que sumarle San Mamés, que ya se abrió en 2003, el Reale Arena o Mestalla, entre otros.

Un crecimiento que va más allá de los clubes, ya que en el ámbito de la selección también se están dando importantes pasos. En el pasado mundial, la selección formada por las jugadoras que está abriendo el camino consiguió por primera vez superar la fase de grupos tan solo en la segunda participación española en un mundial. En octavos, tuvieron que hacer frente a la todopoderosa Estados Unidos. No solo no se vieron arrasadas, sino que les plantaron cara aguantándoles un empate durante cerca de 70 minutos. 

El último paso lo hemos vivido recientemente con el anuncio de una liga femenina profesional. Irene Lozano, presidente del Consejo Superior de Deportes hasta hace unos días, anunció el pasado septiembre el objetivo del Gobierno de hacerla profesional para la próxima temporada, y hace tan solo unos días confirmó la profesionalización para la temporada que viene.

La primera competición de fútbol femenino en España se disputó en 1981 y fue la Copa Reina Sofía, levantada por el Karbo Deportivo de La Coruña. Sin embargo, tuvimos que esperar unos años más para ver la primera liga. Se llevó a cabo en la temporada 1988/1989. Se denominó Liga Nacional y la desarrolló la Real Federación Española de Fútbol, en aquel momento presidida por Angel María Villar. La otra impulsora de esta competición fue María Teresa Andreu, presidenta del Subcomité de Fútbol Femenino. Tuvo lugar durante ocho temporadas, estuvo formada por nueve equipos compitiendo en un grupo único y fue considerada amateur o semiprofesional.

A partir de la temporada 1996/1997, se decidió ampliarla y cambiar el nombre a División de Honor Femenina. También se modificó el formato, pasando a ser 42 clubes divididos en 4 grupos según criterios geográficos. Los equipos se enfrentaban entre ellos a modo de liga y los cuatro campeones de cada grupo jugaban una fase final con partidos de eliminación directa y en campo neutral.

La desigualdad entre los distintos clubes hizo que se tuviera que reajustar el formato de la competición, volviendo a un modelo de liga más parecido al anterior o al masculino. Para la temporada 2001/02, fue cuando se realizó el cambio, recibiendo el nombre de Superliga Femenina. Recuperó el formato de grupo único, en un inicio con 14 equipos, pasando a 16 en 2008. Además, el campeón de la liga se clasificaba para la competición continental creada por la UEFA. El Levante U.D. fue el primero en poder disfrutar de la participación europea.

En 2009, en contra de lo que las protagonistas y los equipos querían, la Federación amplió la participación a 24 clubes. Con esto buscaban que los grandes equipos de la liga masculina entraran en esta competición. Para ello, se tuvo que volver al formato de grupos.

Esa configuración solo duró dos temporadas, hasta que en 2011/12 se llegó al formato actual, dejando a un lado la estructura de grupos. No obstante, a pesar de llevar 10 años con un grupo único, la idea de aumentar los clubes participantes y dividirlo en grupos ha seguido sobrevolando la liga.

A partir de aquí, estuvo bajo el amparo de la Liga de Fútbol Profesional aunque con ciertas tensiones con la Federación. Por ello, en 2019, la RFEF crea la Primera División femenina RFEF o Primera División PRO a la que se adscriben todos los clubes.

Desde 2016, Iberdrola es el principal sponsor de la liga, lo cual le ha dado un gran impulso a esta competición tanto en términos de visibilidad como presupuestarios.  

Este es el formato que más ha visto crecer al fútbol femenino español y alcanzar su máximo nivel internacional. Cada vez se valoran más fuera de España las jugadoras nacidas en esta Liga, como puede ser Ona Batlle jugando en el Manchester United. Pero también, muchas jugadoras de otras ligas quieren venir a jugar en esta.

En los últimos años, las futbolistas y los clubes junto con la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino y la AFE han luchado por hacer la liga lo más profesional posible y garantizar sus derechos. Como consecuencia de esto, la temporada pasada vivimos la huelga indefinida de las futbolistas. La llevaron a cabo con el objetivo de firmar el primer convenio colectivo, tras un año de infructuosas negociaciones. El 18 de febrero de 2020, se hace historia en el fútbol femenino español firmando ese primer convenio colectivo que regula el salario, jornadas de trabajo, bajas por embarazo o vacaciones, entre otras cosas. Este convenio fue denunciado por la AFE este año para mejorar las condiciones. 

Hasta el momento, esta liga no cuenta con el rango de profesional. Pero a partir de la temporada que viene, de acuerdo con el anuncio del Consejo Superior de Deportes, será ya una liga profesional. Pasará a llamarse Liga Ellas, estará formada por 16 equipos y tendrá una fundación asociada a ella con el mismo nombre. Iberdrola, sponsor de la actual liga y gran promotor del deporte femenino, sigue a la espera de saber si podrá seguir siendo el patrocinador ya que tienen contrato firmado hasta 2022.

La RFEF ya no será quien organice la competición, pero si quien la coordine, y serán los propios clubes los que la gestionarán, aunque bajo la supervisión del CSD hasta 2024. Otro de los temas importantes que se abordaron en la presentación de la nueva liga son los derechos televisivos, una de las cuestiones principales en los últimos años. Actualmente, 13 clubes cedieron los derechos a Mediapro hasta el verano 2022, mientras que los 5 restantes a través de la RFEF se los vendieron a RTVE. Irene Lozano anunció que una comercializadora independiente los gestionará, al igual que el resto de principales activos de la liga.

El punto más importante que se abordará con esta nueva liga será la profesionalización de las jugadoras, con la negociación de un nuevo convenio. La expresidenta del CSD comunicó en el acto de presentación de la competición que con la Liga Ellas se buscará aumentar el salario de las jugadoras (ahora el mínimo son 16.000 y con posibilidad de contrato parcial – parcialidad al 75%), mejoras de las condiciones y ayudas para los clubes más humildes.




Embajadoras del regate

Las Dick, Kerr Ladies en EEUU

No está registrado en la Guía Spalding, tampoco en los Archivos Históricos del Fútbol Americano, sin embargo, sabemos que, en 1922, cinco mil personas acudieron al Philadelphia Baseball Park para ver al primer equipo femenino de fútbol que jugaba en la ciudad.

Un poco de contexto

Esta historia comienza en 1898, cuando William Bruce Dick y John Kerr montaron una fábrica en Strand Road, en Preston. Una localidad de la zona de Manchester, Liverpool, Leeds; referentes futbolísticos de primer orden. Fabricaban materiales para tranvías y para otras obras eléctricas. Se llamaba Dick, Kerr & Co Ltd.

En 1914 llegó la Guerra Mundial. La Oficina de Guerra propuso a Dick, Kerr & Co la fabricación de proyectiles, y en 1915 la fábrica inició una producción de misiles que alcanzó los treinta mil por semana durante el período de guerra.

Mientras miles de hombres jóvenes se alistaron, las mujeres ayudaron a mantener viva la máquina de guerra y en pie al país. Fueron el ejército tapado de Gran Bretaña, asumieron sus tareas habituales y añadieron a estas las que hasta entonces habían hecho los hombres. Todas las ocupaciones fueron realizadas por mujeres. Las que trabajaban en municiones eran las Munitionettes. Trabajo duro donde los haya.

Para ayudarlas, el gobierno nombró supervisoras de bienestar femenino, y éstas propusieron, entre otras ideas para mejorar su estado de ánimo, que se les facilitase la práctica de actividades deportivas. Y así pasó que prácticamente todas las fábricas en el Reino Unido, de un extremo al otro del país, tuvieron un equipo femenino de fútbol.

Las Dick, Kerr Ladies jugaron su primer partido oficial el día de Navidad de 1917 en Deepdale, entonces hogar de Preston North End, en Lancashire. Frente a 10.000 personas nada menos. Las ganancias del partido se donaron a un hospital local.

Las Dick, Kerr Ladies continuaron jugando partidos benéficos después del Armisticio de noviembre de 1918 con gran éxito de convocatoria y de recaudaciones. En la primavera de 1920 jugaron un internacional contra el equipo de París. Y devolvieron la visita a las francesas en otoño: una gira con partidos en París, Roubaix, Le Havre y Rouen que sumaron más de sesenta y dos mil personas en las gradas.

Poco después jugaron frente a 53.000 personas en Goodison Park, en Liverpool, en el legendario partido del Boxing Day, derrotando a St. Helen’s Ladies 4-0.

En 1921, la popularidad de las Dick, Kerr Ladies estaba en todo lo alto, eran el equipo que toda la gente quería ver y habían sido contratadas para jugar un promedio de dos partidos a la semana en todo el Reino Unido. Jugaron más de sesenta partidos, seguían trabajando a tiempo completo en la fábrica. Las vieron unas novecientas mil personas.

Entonces, el 5 de diciembre de 1921, la FA (The Football Association) prohibió el fútbol practicado por mujeres porque “football is quite unsuitable for females and ought not to be encouraged”. Una frase que podemos traducir fácilmente: El fútbol es bastante inadecuado para las mujeres y no debe fomentarse.

La FA ordenó a todos los clubes miembros que no permitiesen partidos femeninos en sus campos. En consecuencia, la inmensa mayoría de los equipos formados durante la década de los años 10 se quedaron en el camino, sin embargo, las Dick, Kerr Ladies, que tenían campo propio, continuaron jugando contra toda adversidad hasta 1965.

En 1922 llegamos al momento que queremos rescatar aquí. El primer partido en el que un equipo femenino jugó en Filadelfia como broche final de una gira americana que no fue ni mucho menos lo esperado por las grandes futbolistas del Dick, Kerr ladies.

La gira en Norteamérica

Hay que reconocer mucho valor a estas mujeres que, en 1922, cruzaron el Atlántico para jugar en su segunda gira internacional. Una aventura respaldada por el Brooklyn Football Club y promovida por David Brooks, un exjugador del Newcastle United. La idea de partida era empezar la gira en Canadá y completarla en los EEUU. Ellas se desplazaban con la idea de jugar una veintena de partidos contra equipos femeninos.

Llegaron a Quebec y la frustración fue tremenda cuando les dijeron que desde el Dominion FA les había negado el permiso para jugar en Canadá. La Asociación de Fútbol del Dominio de Canadá no sólo se había negado a apoyar la gira, sino que, siguiendo las pautas de la FA británica, la había prohibido.

De los veinticuatro partidos en cuatro meses previstos, la gira se veía reducida a unos pocos partidos en unas semanas. Como si esa noticia no fuera lo suficientemente mala, fueron informadas de que jugaría únicamente contra equipos masculinos, incluido algún equipo profesional de la recién formada American Soccer League (ASL), porque, según les contaron, no había en EEUU equipos femeninos de calidad suficiente para enfrentarse a ellas.

Su primer impulso fue el de regresar a casa, pero decidieron considerarlo como un experimento. Finalmente, la gira duró siete semanas. Jugaron nueve partidos, ganaron tres, empataron tres y perdieron tres.

Las Dick, Kerr Ladies jugaron su primer partido de la gira contra Paterson Football Club el domingo 24 de septiembre de 1922, perdieron 6-3, el sábado 30, empataron con el J & P Coats FC 4-4 en Pawtucket, y al día siguiente, perdieron por dos goles, 7-5, en la ciudad de Nueva York ante Centro-Hispano.

Hasta ese momento la gira no podía catalogarse como una buena experiencia para ellas; partidos cancelados, malos hoteles, y, además, a efectos comerciales se estaba informando que el equipo era de Newcastle y no de Preston. Ante las razonables peticiones del equipo, la Asociación de Fútbol de los Estados Unidos tomo las riendas y gestionó el resto de la gira. Y las cosas cambiaron mucho y a mejor.

Las condiciones mejoraron y también las prestaciones del equipo, que hilvanó una racha de cinco partidos sin perder. Dos empates: 4–4 contra Washington Stars el 8 de octubre y 2–2 contra Fall River Marksmen el 15; y tres victorias: 5-4 contra New Bedford Whalers el 11 de octubre, 8-4 contra New York FC el 14 y 4-3 contra Baltimore SC el 22. Hablamos siempre de partidos contra equipos masculinos.

Octubre fue un gran mes para estas mujeres, que encontraron al fin un tiempo para disfrutar de su juego y muy buenos momentos para promocionar el fútbol entre las estadounidenses.

La gira terminaba en Filadelfia, ya en noviembre, el día 4 era la última cita, las futbolistas del Dick, Kerr Ladies jugaron contra los “Filis”, el Philadelphia Field Club de la ASL profesional.

Los «Filis» habían ganado el campeonato inaugural de la temporada 1921-22 de la nueva liga profesional. El equipo que se enfrentaría a las Dick, Kerr Ladies era un equipo renovado, básicamente lo integraba la plantilla de la temporada anterior del Bethlehem Steel FC, un equipo compuesto por jugadores de diversas nacionalidades – especialmente escoceses e ingleses – que durante la semana trabajaban en la planta de acero de la compañía, la Bethlehem Steel Corporation, empresa que en su momento fue la mayor constructora naval de los Estados Unidos y la segunda mayor productora de acero.

https://youtu.be/Qy10uLVF2PU

Imágenes de un partido de Dick, Kerr Ladies

Historias de Filadelfia

Según nos cuenta Ed Farnsworth tras sus últimas investigaciones, publicadas en The Philly Soccer Page, las futbolistas del Dick, Kerr Ladies llegaron a Filadelfia el martes 31 de octubre, se instalaron en el Hotel Washington, cercano al estadio en el que se iba a celebrar el partido, el Philadelphia Baseball Park.

Levi Wilcox, el especialista de fútbol del Philadelphia Inquirer de los años 20, escribió el 1 de noviembre de 1922 que, si bien se esperaba una gran asistencia de público, no se esperaba que, a pesar de que estas mujeres habían derrotado a todos los equipos femeninos de Inglaterra en los últimos tres años, fuesen a demostrar ser rival digno para los Filis.

Lo cierto es que el partido terminó con un 6-5 para el Philadelphia Field Club, y con un público entregado a ese modo de jugar “al estilo de la liga inglesa” del mejor equipo femenino del mundo.

La crónica de Wilcox del 5 de noviembre es una verdadera joya del periodismo deportivo de aquel momento. Gracias a ella descubrimos que el partido fue uno de los momentos más interesantes de los albores del fútbol en los Estados Unidos. Un partido entre veintidos deportistas de verdadero nivel haciendo las delicias de un público repleto de entusiasmo.

“El equipo inglés no solo brindó una exhibición de fútbol que rara vez se ve en los terrenos locales, sino que demostró que las mujeres pueden jugar al fútbol igual que los hombres, y decir que lo juegan bien es describir muy superficialmente su exhibición de ayer «.

Tanto los jugadores locales como las cinco mil personas que asistieron al partido salieron con un sentimiento de verdadero respeto hacia el equipo británico. Fue, además, el inicio de una afición por un deporte desconocido para mucha gente en la ciudad del valle de Delaware

Las Dick, Kerr Ladies en Pawtucket

¿Y después?

Ahora puede resultar anecdótico que tanto el equipo Philadelphia FC, como Jimmy Walder, el mítico árbitro que dirigió el encuentro, fueran suspendidos por la organización futbolística del Distrito Este, que se había mostrado contraria a que jugasen mujeres en campos de su territorio. Esto provocó una pequeña guerra política entre el Distrito Este y la AF estadounidense.

Lo que pasa de la categoría de anécdota a la de logro monumental es que el Dick, Kerr Ladies siguió jugando y mejorando en los años 30.  En 1937 fueron desafiadas por el Edinburgh Ladies a jugar en lo que consideraban la final de un campeonato del mundo. Aceptaron el desafío y ganaron el partido en el estadio de Squires Gate, en Blackpool, por 5-1 y la prensa las reconoció como Campeonas del Mundo.

Salvo el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, continuaron jugando hasta 1965, pero el cambio social alentado desde las instituciones del fútbol inglés había hecho estragos. En 1965 se disolvió el club por falta de jugadoras.

En 1969 la FA levantó la prohibición que cuarenta y ocho años antes había despedazado la historia de las mujeres en el fútbol.

Fuente: @dickkerrcup




Notas para una historia del fútbol femenino balear (y II). Reaparición y desarrollo (1996-actual)

Introducción

Este artículo da continuidad al publicado en el número 101 de esta misma publicación con la intención de completar una perspectiva general de la evolución del fútbol femenino en Baleares desde un punto de vista fundamentalmente cronológico y estadístico, sin entrar en detalles. Con ello se complementa el artículo susodicho y se termina de perfilar a grandes rasgos la evolución de un fenómeno sociodeportivo en auge, en paralelo con lo que sucede en el resto del Estado.

El propósito de esta segunda parte es fundamentalmente estadístico y descriptivo de la evolución de la competición en sí a nivel de equipos y categorías. Pero en este caso, y a diferencia de la primera parte, la vertiente gráfica tiene un papel más secundario (reducida a unas cuantas fotografías, pero no distribuidas acordemente con la cronología del texto) y tampoco hay un estudio a nivel de protagonistas, que obviamente darían para elaborar un trabajo mucho más extenso y exhaustivo; pero que excedería los límites del presente formato de investigación, así como las posibilidades en tiempo del autor para su elaboración.

Después de la desaparición de la competición local en 1990, ésta no se rehízo hasta seis años después. Las similitudes con el periodo anterior fueron mínimas, ya que los equipos y las protagonistas fueron enteramente nuevos. El fenómeno siguió circunscrito a la isla de Mallorca hasta una fecha muy avanzada (hasta 2009), y aun así el protagonismo del resto de islas siempre ha estado muy alejado de la preeminencia de la isla mayor. El formato de competición habitual siguió siendo la liga regular, siendo reestructurado a medida que la competición crecía y se desarrollaba. En cualquier caso, podemos decir que en 1996 el fútbol balear partía de cero a todos los efectos.

Temporada 1996-97

BEA sa Pobla, temporada 2002-03 (www.mallorcaweb.net/bea/)

BEA sa Pobla, temporada 2002-03 (www.mallorcaweb.net/bea/)

Este año la Federació de Futbol de les Illes Balears recuperó la competición con la reinstauración de la Liga Regional desaparecida en 1988, jugada de nuevo únicamente en la isla de Mallorca y en formato de liga. Dada la escasez de equipos se disputó a cuatro vueltas, con tan solo seis participantes: CD Sant Jordi (del barrio homónimo de Palma), UD Barracar (Manacor), PB Llubí, CD Margaritense (Santa Margalida), CF Mariense (Maria de la Salut) y CE Paguera (Calvià). Por tanto no hubo continuidad con la etapa anterior porque ninguno de los seis conjuntos tenía vinculación alguna con los existentes en los años 80. El primer campeón fue el CE Paguera, con gran diferencia sobre el resto (una sola derrota en 20 jornadas). No hubo segunda categoría.

Tanto Paguera como Sant Jordi fueron los equipos más longevos, pues duraron (salvo algunas interrupciones) hasta 2015. El resto tuvieron corta vida y no duraron más de dos temporadas, como luego veremos.

No hubo ninguna participación en la Copa de la Reina.

Temporada 1997-98

Esta temporada vivió un crecimiento considerable de la competición, que pasó de seis a once equipos. Se mantenían los mismos de la temporada pasada (salvo el CF Mariense) y surgieron el UD Alcúdia, CD Algaida, BEA sa Pobla, CE Llucmajor, CD Marratxí y CD Platges de Calvià. A partir de esta temporada, y gracias a este ostensible aumento de participantes, la competición pasó a disputarse a dos vueltas. El campeonato se lo adjudicó una de las incorporaciones: el CD Platges de Calvià, a cierta distancia del CD Marratxí y el campeón de la temporada pasada, el CE Paguera. El resto de equipos quedaron mucho más lejos.

Mención especial merecen dos de los nuevos equipos. Por un lado el CE Algaida, actual decano del fútbol femenino balear, que ha competido ininterrumpidamente durante 20 años y es el único superviviente de estos primeros años, a pesar de no ser un primer espada de la competición. Y por otra parte el CD Platges de Calvià, el primer gran dominador del fútbol local en esta etapa inicial, que ganó todos los campeonatos locales hasta la creación de la Liga Nacional (actual Segunda División) en la temporada 2001-02, donde militó y se mantuvo hasta la desaparición del equipo (no del club) en 2004, como veremos posteriormente.

Todos los equipos eran secciones de clubes masculinos. También llama la atención la ausencia casi total de equipos de la capital, representada únicamente por el CD Sant Jordi.

Este año tampoco hubo participación en la Copa de la Reina.

Temporada 1998-99

Este año la competición aumentó levemente de once a doce equipos, pero hubo convulsas transformaciones. Desaparecieron hasta cinco equipos de la temporada pasada: UD Alcúdia, UD Barracar, CE Llucmajor, CD Margaritense y CD Sant Jordi, que fueron sustituidos por otros tantos: CE Espanya, CD Ferriolense, CE sa Vileta, AE Serverina y CD Son Roca, además de sumarse el filial del CD Platges de Calvià.

En el campeonato repitió título el CD Platges de Calvià y subcampeonato el CD Marratxí, que consolidaban su hegemonía y empezaban a marcar las jerarquías en el fútbol femenino local.

Este año tampoco hubo participación en la Copa de la Reina.

Temporada 1999-00

Para esta temporada la competición seguía creciendo, de doce a catorce equipos. Este año desaparecieron el PB Llubí (uno de los fundadores de la competición) CE España y AE Serverina, después de un año de vida, y se incorporaban cinco novedades: CE Alquería, UD Collerense, SCD Independiente, UD Poblense y Santa Ponsa CF. Con la desaparición de la PB Llubí solo quedaba el CE Paguera como equipo fundador de la competición, condición que mantendría hasta desaparecer en 2015.

Un capítulo aparte se merecen dos de las incorporaciones de la temporada. Por un lado la UD Collerense, que en pocos años se convertiría en el principal estandarte del fútbol femenino balear[1]; y por otro lado la SCD Independiente, club palmesano que, a un nivel más discreto, se ha mantenido ininterrumpidamente hasta hoy[2]. A día de hoy ambos equipos, junto con el CE Algaida (1997), forman el podio de equipos veteranos del fútbol femenino local.

En la Liga Regional el CD Platges de Calvià se impuso por tercera vez consecutiva y a gran distancia de sus principales rivales, BEA sa Pobla y CD Marratxí, con unas cifras de escándalo: 25 victorias en otros tantos partidos, 359 goles a favor y 3 en contra. Los debutantes UD Collerense y SCD Independiente finalizaron en media tabla; entonces nada hacía presagiar que las del Coll se llegarían a convertir en la potencia que es ahora, ni que las del Inde acumularían hasta 20 temporadas consecutivas en activo.

Este año tampoco consta ninguna participación en la Copa de la Reina.

Temporada 2000-01

Este año la competición vivió por primera vez cierta estabilización. No hubo un crecimiento de equipos, ya que se mantuvo en catorce participantes, y además continuaron casi todos los existentes de la temporada pasada sin que hubiera altas y bajas masivas como había sucedido hasta entonces. Solo desaparecieron dos: CE Alqueria (después de un año de vida) y CD Marratxí, que había sido hasta entonces el principal rival del CD Platges de Calvià, y aparecieron dos más: CD Son Cladera y CD Murense.

Por cuarta vez consecutiva la Liga Regional se la adjudicó el CD Platges de Calvià (73 puntos), pero sin arrasar como en la temporada anterior; a escasa distancia se situaron el CE Algaida (71) y la UD Collerense (66), que en su segunda temporada de vida ya se colaba entre los mejores.

Este año tampoco consta ninguna participación en la Copa de la Reina.

Temporada 2001-02

CD Manacor, noviembre de 2005 (www.infobalear.com)

CD Manacor, noviembre de 2005 (www.infobalear.com)

Esta temporada la RFEF reestructuró en profundidad la competición nacional de fútbol femenino y creó una segunda categoría (llamada Primera Nacional), formada por seis grupos de ámbito geográfico. Por encima se situaba la nueva Superliga (actual Primera División). Para dotar la nueva categoría se acudió a los diferentes campeonatos regionales existentes en España en función de sus resultados deportivos y, cómo no, de la disponibilidad económica de los equipos para acometer los desplazamientos, mucho mayores en una categoría de ámbito suprarregional.

Un equipo mallorquín logró ingresar en la nueva categoría nacional: el campeón vigente, el CD Platges de Calvià, que fue ubicado en el Grupo 3 con los clubes de Cataluña. El resultado fue sobresaliente: las calvianenses quedaron segundas de grupo, aunque no les sirvió para optar al ascenso porque durante estos años solo el campeón de grupo disputaba la fase de ascenso. Esta temporada fue el FC Barcelona.

Mientras tanto el campeonato regional pasó de catorce a quince equipos. Aparte de la feliz baja del CD Platges de Calvià, por mor de su ascenso a Primera Nacional, hubo dos novedades: CF Can Pastilla y Recreativo Peña Arrabal. El nuevo campeón fue la UD Collerense, que tomaba el relevo de las calvianenses y con este triunfo lograba el ascenso a Liga Nacional. El BEA sa Pobla, segundo, se mantenía como principal alternativa; pero a gran distancia. Un hecho curioso fue que el Atlético Paguera (antes CE Paguera), campeón en la temporada inaugural del campeonato, esta vez quedó colista destacado.

En cuanto a la Copa de la Reina la RFEF también impuso un nuevo formato de competición. Desde ahora se disputó al final de la temporada, acabada la liga regular y con los ocho primeros clasificados de la Superliga. Por lo tanto los equipos baleares no tuvieron opción alguna de participar, a menos que militasen en Superliga, y para ello habremos de esperar a la temporada 2009-10.

Temporada 2002-03

En Primera Nacional (segunda categoría absoluta) hubo dos equipos mallorquines y el resultado volvió a ser excelente: el CD Platges de Calvià repitió segunda plaza y la UD Collerense debutó con un meritorio tercer lugar. Tampoco hubo opción de ascender, limitada al campeón (el FC Barcelona) que jugó la fase de ascenso a Superliga.

Por el contrario, el campeonato regional perdió participantes por primera vez y se redujo de quince a doce equipos. Aparte de la baja del UD Collerense (ascendido a Primera Nacional) desaparecieron CD Murense y UD Poblense. El campeón este año fue la AE Serverina, que salió victoriosa de su duelo particular con el BEA sa Pobla y gracias a ello logró ascender a Primera Nacional. Y por abajo el primer campeón, el Atlético Paguera, repitió como farolillo rojo destacado; pero se resistía a desaparecer.

Este año tampoco hubo participación en la Copa de la Reina por los motivos apuntados la temporada pasada.

La temporada acabó con el relevo del hasta entonces presidente de la Federació de Futbol de les Illes Balears, Antoni Borrás del Barrio, quien había ejercido el cargo desde 1985. Fue relevado por Miquel Bestard Cabot, el cual ha permanecido en dicho cargo hasta nuestros días[3]. Ello no supuso un cambio sustancial en el desarrollo del fútbol femenino balear, que siguió desplegándose paulatinamente.

Temporada 2003-04

En Primera Nacional compitieron por primera vez tres equipos mallorquines. Volvió a repetirse la historia de temporadas anteriores, aunque permutando el orden de clasificación: la UD Collerense hizo segundo y el CD Platges de Calvià, tercero. Y de nuevo el FC Barcelona, como campeón, jugó la fase de ascenso. En cambio el tercer equipo mallorquín en discordia, el debutante AE Serverina, quedó colista y además el equipo desapareció.

En la Liga Regional hubo un leve ascenso de participantes, de doce a trece equipos. Por un lado, dos bajas: la AE Serverina (ascendida a Primera Nacional) y el CD Ferriolense; por otro lado nacían CF Sóller, UD Son Oliva y renacía el CD Sant Jordi, desaparecido en 1998. El campeón fue el CE Algaida (72 puntos) a gran distancia del BEA sa Pobla (59), eterno segundo del campeonato regional. Ambos equipos se ganaron al ascenso a Primera Nacional.

No hubo ninguna participación en la Copa de la Reina, puesto que solo la disputaron los cuatro primeros clasificados de la Superliga.

Temporada 2004-05

CD Son Cotoner, noviembre de 2007 (www.infobalear.com)

CD Son Cotoner, noviembre de 2007 (www.infobalear.com)

La principal noticia de esta temporada fue la triste desaparición del equipo puntero de aquellos primeros años: el CD Platges de Calvià, a causa de una crisis del club calvianer que se llevó por delante toda la estructura de fútbol femenino. El club como tal sobrevivió; no así el equipo femenino, cuya potente estructura desapareció completamente a pesar de sus excelentes resultados y solo reapareció puntualmente en la temporada 2012-13, sin apenas brillo. Su disolución dejó a la UD Collerense como principal referente insular, un papel que desde entonces no ha abandonado.

En el Grupo 3 de Primera Nacional compitieron tres equipos mallorquines y se volvió a repetir la misma historia de las temporadas anteriores: la UD Collerense fue segundo y el recién ascendido BEA sa Pobla, tercero. Después del ascenso del FC Barcelona (campeón las tres temporadas anteriores, pero que no logró superar la fase de ascenso hasta la temporada pasada) parecía que este año, por fin, el fútbol balear iba a tener su oportunidad. Pero se coló otro equipo catalán: la UE l’Estartit, que se clasificó para la promoción de ascenso. El tercer equipo mallorquín en discordia, el recién ascendido CE Algaida, fue vicecolista y descendió.

Mientras tanto, la Liga Regional se incrementó de trece a quince equipos. Desaparecieron CF Can Pastilla y CE sa Vileta, pero surgieron CF Pollença, Port Pollença CF y CD es Raiguer. Por primera vez la competición estuvo dominada por equipos filiales: UD Collerense y BEA sa Pobla, que coparon los dos primeros puestos a gran distancia del resto. Como por su condición de filiales no podían ascender a Nacional el ascenso le correspondía al tercero, pero después de sucesivas renuncias le correspondió subir al CD Son Roca, séptimo clasificado.

No hubo participación mallorquina en la Copa de la Reina, puesto que solo la disputaron los ocho primeros clasificados de la Superliga.

Temporada 2005-06

En el Grupo 3 de Primera Nacional volvieron a competir tres equipos mallorquines, aunque solo uno de ellos repetía. La UD Collerense volvió a ocupar la segunda plaza de grupo y se quedó a las puertas, una temporada más, de jugar la fase de ascenso que correspondió, por segunda temporada consecutiva, a la UE l’Estartit. En tercer lugar quedó otro equipo mallorquín: el novel CD Soledad-Paguera (club de nuevo cuño, resultado de la fusión de CD Soledad y CE Paguera, incorporando el femenino de este último)[4] y que entró directamente en esta categoría en sustitución del BEA sa Pobla, tercero la temporada anterior y que optó por renunciar y descender. Y como comentábamos antes, el tercer equipo en discordia, el CD Son Roca, descendió después de una temporada desastrosa.

Esta temporada empezaron a ponerse de manifiesto dos problemas crónicos de la competición balear. Por un lado la gran diferencia a nivel deportivo existente entre la segunda categoría (Primera Nacional) y la competición regional, lo cual motivaba la renuncia de bastantes equipos al ascenso de categoría a pesar de habérselo ganado deportivamente. Esta temporada le tocó pagar los platos rotos al CD Son Roca, que en Liga Nacional fue colista con 26 derrotas en 26 partidos[5]. Por otro lado la falta de medios económicos impedía un desarrollo del fútbol femenino más allá del ámbito regional, y convirtió el ascenso de categoría en un suicidio que acabó con más de un equipo desapareciendo por deudas o renunciando a su plaza. Este año fue el caso del BEA sa Pobla, tercero la temporada pasada en Liga Nacional, pero que renunció a su plaza pese al buen resultado obtenido. Salvo la UD Collerense, el resto de clubes de la competición mallorquina adolecían de graves problemas deportivos y económicos cuando salían de la isla, tanto a nivel de resultados como de suficiencia económica.

Atlético de Paguera, noviembre de 2008 (www.infobalear.com)

Atlético de Paguera, noviembre de 2008 (www.infobalear.com)

La Liga Regional seguía creciendo lentamente, y esta temporada pasó de quince a diecisiete equipos. El ascenso del CD Son Roca a Nacional y la desaparición del Atlético Paguera (vía fusión) y CD Son Oliva fueron compensados por la llegada de CF La Unión y CD Manacor, así como el descenso voluntario del BEA sa Pobla desde Liga Nacional y la reaparición del CE sa Vileta después de un año de ínterin. El campeonato se lo adjudicó nuevamente el filial de la UD Collerense, empatado a puntos con el Recreativo Penya Arrabal. Sin embargo, quien ascendió fue el tercer clasificado: el CD Manacor, por la condición de filial del primero y renuncia al ascenso del segundo.

Este año tampoco no hubo participación mallorquina en la Copa de la Reina, puesto que solo la disputaron los ocho primeros clasificados de la Superliga.

Temporada 2006-07

En el Grupo 3 de Primera Nacional los equipos mallorquines vivieron una temporada de crisis absoluta[6]. Por un lado la UD Collerense, después de quedar subcampeón durante tres temporadas consecutivas y a las puertas de la fase de ascenso, esta vez quedó en media tabla. Por su parte, el CD Soledad-Paguera quedó en idéntica situación, aunque por encima de las del Coll: en quinta posición. Finalmente el CD Manacor, recién ascendido, quedó vicecolista y tan dañado que desapareció esta misma temporada.

La Liga Regional vio un aumento mínimo, de 17 a 18 equipos, pero a nivel de participantes hubo multitud de novedades. Debutaron hasta cinco equipos nuevos: CD s’Horta, CF Son Caliu, CD Son Cotoner, AD Son Sardina y Sporting Campos y desaparecieron cuatro, pero algunos de mucha entidad: BEA sa Pobla, Recreativo Santa Ponsa, CD Son Roca y el filial del CD Soledad. Por tercera vez consecutiva se impuso el filial de la UD Collerense, seguido de cerca por el novel CD Son Cotoner, que fue quien ascendió a Liga Nacional. Mientras tanto, debutó como colista un pequeño equipo llamado que, con el tiempo, se convertiría en un referente del fútbol femenino insular: la AD Son Sardina.

La situación de crisis del fútbol balear comentada en la temporada pasada se estaba agravando. Las desapariciones de equipos con una trayectoria importante empezaba a ser preocupante: CD Platges de Calvià y AE Serverina (2004), Atlético Paguera (2005), BEA sa Pobla y CD Son Roca (2006), y CD Manacor (2007), después de su paso por categoría nacional, habían desaparecido y daba la sensación de que intentar ir más allá del ámbito regional era un suicidio deportivo y económico. Solo la UD Collerense resistía en Liga Nacional, pero era la excepción. La falta de proyectos sólidos hacía que las del Coll también dominasen en categoría regional con su equipo filial y ostentasen un monopolio creciente, tanto por méritos propios como por deméritos ajenos.

Mientras tanto, a nivel regional la competición seguía creciendo. Desde esta temporada se disputó en Mallorca la Copa Federación, un nuevo torneo con los mismos equipos de la Liga Regional en formato de copa y que normalmente se ha jugado a principios de temporada, precediendo a la Liga. Su organización fue variando en temporadas posteriores (fechas, fases de juego, etc.), pero se ha mantenido en el calendario. Esta temporada se la adjudicó el filial de la UD Collerense, que logró hacer doblete de liga y copa.

Salvo la temporada 2012-13, que también se disputó en Eivissa, el torneo no ha ido más allá de la isla mayor.

La Copa de la Reina continuaba con el formato de los ocho primeros clasificados de la Superliga, así que este año tampoco hubo participación mallorquina.

Temporada 2007-08

La diferencia de potencial entre los dos grandes clubes mallorquines y el resto se seguía agrandando. Incluso el ascenso a Liga Nacional se veía como un suicidio a todos los efectos, pues los dos últimos equipos que habían logrado ascender (CD Son Roca y CD Manacor) desaparecieron en la misma temporada después de una temporada aciaga. Prueba de ello fue que esta temporada nadie ascendió: todos los equipos rechazaron esta opción ante el riesgo, tanto económico como deportivo, que la apuesta suponía.

En Primera Nacional, después de la convulsa temporada anterior se volvió a la tónica habitual: la UD Collerense volvió a ser el mejor equipo mallorquín y recuperó la habitual segunda plaza del Grupo 3, que seguía sin darle opciones a jugar la fase ascenso que en este caso disputó el campeón FC Barcelona. Por su lado, el debutante CD Son Cotoner quedó en una cómoda sexta plaza.

A nivel regional la competición seguía creciendo en número de clubes, con apenas bajas. El aumento de 18 a 20 equipos en Liga Regional obligó a una reestructuración de la categoría en dos grupos de diez (A y B). Se incorporaban a la competición UD Alcúdia, CE Montaura y CD Palma Son Gotleu; la única baja fue la del histórico Atlético Paguera, aunque solo durante esta temporada. Para decidir el campeón regional se disputó una final entre sendos campeones de grupo a doble partido, entre el filial de la UD Collerense y el CD Son Cladera. Una vez más, se impusieron las del Coll con autoridad (1–2 y 6–1) y lograban así su cuarto campeonato consecutivo. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó de nuevo el filial de la UD Collerense, que logró hacer otro doblete de liga y copa.

La Copa de la Reina mantuvo el formato de participación con los ocho primeros clasificados de la Superliga, así que tampoco hubo participación mallorquina.

Temporada 2008-09

Presentación del RCD Mallorca, temporada 2008-09 (www.futbolbalear.es)

Presentación del RCD Mallorca, temporada 2008-09 (www.futbolbalear.es)

Esta temporada fue clave en cuanto a la consolidación del fútbol femenino mallorquín a todos los niveles. Por un lado, veinte años después de que el CD Santa Maria Atlètic participase en la máxima categoría nacional, otro equipo conseguía lo propio: la UD Collerense. Por otro lado, la fusión de dos clubes de Palma (CD Ramon Llull y CD Son Cotoner) alumbró un nuevo club: el Sporting Ciutat de Palma, entidad que heredó y apostó desde el principio por potenciar el equipo femenino heredado del CD Son Cotoner y desde el mismo momento de su gestación se convirtió en la principal alternativa al equipo del Coll durante cinco temporadas.

En cuanto a equipos participantes, el movimiento fue considerable: hubo hasta nueve novedades, aunque paralelamente compensado por ocho bajas. Aparte del mencionado Sporting Ciutat de Palma hay que hacer énfasis en varios casos: en primer lugar la creación del RCD Mallorca (formado a partir del Recreativo Penya Arrabal), que duraría cinco temporadas[7]; también renació el CD Santa María, epígono del potente equipo de los años 80, aunque esta vez dentro de la infraestructura del club masculino pero que apenas lograría reeditar éxitos pasados; también reapareció el Atlético Paguera, campeón de la primera temporada 1996-97, luego de unos años deportivamente flojos y luego desaparecer a raíz de su fusión con el CD Soledad; finalmente reapareció el CD Son Roca, aunque solo un año y sin el potencial de años anteriores. Aparte nacieron Atlético Rafal, UD Arenal, CD Génova y CD Ses Salines. Por otra parte, hubo otras tantas bajas: CD es Raiguer, CD Son Caliu, CD Son Cladera, CD Son Cotoner, Sporting Campos, CF La Unión, CE sa Vileta y Recreativo Penya Arrabal, que como se ha dicho se transformó en el nuevo RCD Mallorca.

Como se ha dicho, después de cuatro subcampeonatos la UD Collerense consiguió proclamarse campeón del Grupo 3 de Liga Nacional: lo hizo de manera incontestable, con 26 victorias en otros tantos partidos, lo cual le dio derecho a disputar la fase de ascenso a Superliga contra la UD Tacuense (Tenerife) y Oiartzun KE en formato de liguilla a vuelta única. Las del Coll se impusieron a las guipuzcoanas en casa (4–1) y a las tinerfeñas fuera (0–1), con lo cual lograron el ascenso a la máxima categoría. Mientras tanto, el neonato Sporting Ciutat de Palma quedó en media tabla.

La Liga Regional repitió formato de dos grupos, con un leve aumento de 20 a 21 equipos. La final entre campeones de grupo se disputó a partido único entre el filial de la UD Collerense y el CD Ses Salines; una vez más, las del Coll se impusieron con solvencia (7–1) y sumaron su quinto campeonato de Regional consecutivo. El filial ascendió como campeón y también lo hizo el Atlético Paguera[8], después de las renuncias de CD Ses Salines y RCD Mallorca, gracias a la plaza libre que dejaba la UD Collerense en Liga Nacional después de ascender a Superliga. La Copa Federación se la adjudicó, por tercera vez, el filial de la UD Collerense que así sumó su tercer doblete liga-copa consecutivo.

La Copa de la Reina mantuvo el formato de participación con los ocho primeros clasificados de la Superliga, así que tampoco hubo participación mallorquina.

Temporada 2009-10

UD Collerense el día del ascenso a Superliga, 20 de junio de 2009 (www.futbolbalear.es)

UD Collerense el día del ascenso a Superliga, 20 de junio de 2009 (www.futbolbalear.es)

La temporada vino presidida por la expectación generada ante el debut de la UD Collerense en Superliga. Su ascenso coincidió con una reestructuración de la categoría por la RFEF, que la amplió de 16 a 24 equipos y pasó de uno a tres grupos, con dos fases de competición. El club logró mantener la categoría holgadamente (quedó segundo de su grupo) y además se clasificó para la Copa de la Reina, aunque cayó en la primera ronda de octavos de final contra el FC Barcelona; eso sí, de manera muy ajustada (2–1 en casa y 2–0 fuera).

Mientras tanto, en el Grupo 3 de Liga Nacional concursaron tres equipos mallorquines. El Sporting Ciutat de Palma repitió posición de media tabla; en cambio, el filial de la UD Collerense y el Atlético Paguera ocuparon las dos últimas posiciones y perdieron la categoría.

Este año la Federació de futbol de les Illes Balears creó una nueva competición entre las categorías nacionales y la competición regional: la Liga Autonómica, compuesta por los mejores equipos de la Liga Regional de Mallorca y el añadido de, al menos, un equipo del resto de islas del archipiélago para convertirla en una competición realmente balear. Así, esta temporada inaugural tuvo 12 equipos de Mallorca, uno de Menorca (CF Sporting Mahonés) y uno de Eivissa (CD Atlético Jesús) (hasta la fecha Formentera aún no ha aportado ningún equipo). Se impuso el equipo ibicenco, que ascendió a Liga Nacional. De este modo, por primera vez la competición fue más allá de la isla mayor y se extendió al resto del archipiélago balear.

Con la creación de la Liga Autonómica la Liga Regional quedó relegada a un segundo nivel y reducida a un solo grupo de ocho equipos. El campeón fue el CD Santa Maria, que a pesar de este prometedor triunfo en su segunda temporada de vida no lograría la relevancia que alcanzó el equipo fundado en los años 80. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por primera vez, el CE Algaida.

CD Atlético Jesús, temporada 2010-11 (www.futbolbalear.es)

CD Atlético Jesús, temporada 2010-11 (www.futbolbalear.es)

En cuanto a altas y bajas hubo cuatro novedades: CE Escolar y CF Porto Cristo (este último lograría un potencial importante, como veremos más adelante). En el resto de islas nacieron dos equipos más: CD Atlético Jesús, de Santa Eulària des Riu (Eivissa) y CF Sporting Mahonés (Menorca), muy destacables porque fueron creados para aglutinar el potencial deportivo de cada isla y así poder participar con garantías en la nueva Liga Autonómica; con éxito, pues como reseñábamos el equipo ibicenco fue el campeón. Solo hubo dos bajas de equipos: CD Son Roca y CE Montaura.

Temporada 2010-11

Fue la segunda temporada en Superliga de la UD Collerense. La competición seguía dividida en tres grupos con dos fases, y el equipo logró nuevamente la permanencia holgadamente al quedar segundo de su grupo y clasificarse de nuevo para la Copa de la Reina. En octavos de final cayó ante el Atlético de Madrid Féminas (1–0 fuera y 1–3 en casa).

Mientras tanto, en el Grupo 3 de Liga Nacional hubo dos equipos, uno de Mallorca y otro de Eivissa: el Sporting Ciutat de Palma, que empezaba a despuntar como potencia en ciernes al acabar en cuarta posición; y el Atlético Jesús, que fue penúltimo y descendió.

Esta temporada fue la de la consolidación de la UD Collerense y el poder emergente del Sporting Ciutat de Palma, que en poco tiempo podía convertirse en una alternativa real. A una distancia cada vez mayor se encontraban el resto de equipos, que naufragaban una y otra vez en cuanto pisaban la categoría nacional.

Sporting Ciutat de Palma, 17 de agosto de 2011 (www.futbolbalear.es)

Sporting Ciutat de Palma, 17 de agosto de 2011 (www.futbolbalear.es)

La Liga Autonómica en su segunda temporada se mantuvo en 14 equipos y misma procedencia por islas: 12 de Mallorca, uno menorquín (repetía el CF Sporting Mahonés) y uno ibicenco (el novel Atlético Isleño, que reemplazaba el Atlético Jesús ascendido a Nacional). Se impuso el RCD Mallorca, que ascendió a categoría nacional. Por otro lado la Liga Regional aumentó de 8 a 11 equipos y tuvo como campeón al CF Pilares la Soledad, equipo debutante, pero que entró con fuerza. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por primera vez, el CD s’Horta.

El balance de altas y bajas de equipos volvió a ser positivo. Nacieron hasta seis equipos: CE Campanet, CE Espanya (solo duró esta temporada), CF Pilares la Soledad, UD Poblense y ADS Serralta. También nació en Eivissa el Atlético Isleño para mantener la cuota ibicenca en la Liga Autonómica, pero desapareció al descender el CD Atlético Jesús desde Nacional. Por el contrario hubo tres bajas: UD Arenal, CF Pollença y CD Ses Salines.

Temporada 2011-12

Esta temporada la RFEF reestructuró las categorías nacionales. La Superliga dividida en tres grupos volvió al formato original de grupo único y bajo la denominación de Primera División; mientras tanto la Liga Nacional pasó a denominarse Segunda División, pero mantuvo los mismos siete grupos de competición. La UD Collerense siguió compitiendo en la máxima categoría y logró nuevamente la permanencia, aunque en adelante no consiguió clasificarse para la Copa de la Reina al no lograr clasificarse entre los ocho primeros.

En la rebautizada Segunda División el Sporting Ciutat de Palma confirmó su progresión deportiva y logró clasificarse en segunda posición; y rozó la gloria, pues la fase de ascenso a Primera División la jugaban los siete equipos campeones y el mejor segundo de todos los grupos. Mediante un cálculo de puntos por partido esta plaza fue asignada a un equipo canario, y por muy poco el Sporting no logró clasificarse. Por otro lado, el RCD Mallorca debutaba en la categoría con un último puesto y descendió.

Lo más destacado de esta temporada fue que la crisis económica empezaba a hacer estragos en la competición. El golpe más duro fue precisamente el que sufrió el Sporting Ciutat de Palma, que después de quedarse a un paso de disputar al ascenso a Primera División se vio forzado a renunciar a la categoría y compitió el año siguiente en Liga Autonómica. Por otro lado el campeón de Autonómica de este año también renunció a ascender, así como todos los siguientes clasificados, y nadie ascendió a Segunda. Ni siquiera una institución económicamente potente como el RCD Mallorca (entonces con su primer equipo masculino en Primera División) hizo frente a una inversión con garantías y su equipo naufragó en su estreno en Segunda.

En la Liga Autonómica se mantenían los 14 equipos. Se impuso el equipo filial de la UD Collerense, que renunció al ascenso y también renunciaron el resto de equipos, así que no hubo ascensos: subir era un suicidio económico que nadie quería asumir. En Liga Regional hubo 12 equipos y se impuso uno de los veteranos de la competición, el CE Algaida. Mientras el CD Santa María, lejos de reeditar los éxitos logrados en los años 80, quedaba colista de la competición. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicaba, por segunda vez, el CE Algaida, logrando así el doblete liga-copa.

En Eivissa, y en aras del despliegue de la competición por todo el archipiélago, la Federación estableció la primera competición local consistente en una Liga Regional de Fútbol 7. En esta primera edición se proclamó campeón la SCR Peña Deportiva, que se impuso a CF San Rafael, Atlético Isleño, SD Portmany y UE Sant Josep, por este orden. Todos los equipos participantes eran de nuevo cuño, salvo el Atlético Isleño.

Este año en Mallorca hubo más bajas que altas en la competición. Se incorporaban tres equipos: CD Consell, Recreativo San Agustín (que reemplazaba al CD Génova) y Sporting Sant Marçal. Por el contrario, hubo tres desapariciones: CE Campanet, CE España y CD Génova.

Temporada 2012-13

Sporting Illa de Menorca, 2012 (www.menorca.info)

Sporting Illa de Menorca, 2012 (www.menorca.info)

Esta temporada la crisis económica continuaba haciendo estragos en el fútbol femenino. La excepción fue la UD Collerense, que mantuvo su plaza en Superliga sin excesivos apuros; pero de ahí para abajo, el drama fue total: dos de los equipos con mejores expectativas de futuro, Sporting Ciutat de Palma y RCD Mallorca, fueron disueltos a finales de la presente campaña a pesar de sus buenos resultados en categoría regional. Lo mismo sucedió con el principal equipo de Menorca: el CF Sporting Mahonés, que esta temporada adoptó el nombre de Sporting Illa de Menorca, pero acabó desapareciendo esta misma temporada a causa de la crisis económica que llevó al club a su desaparición. Salvo este último caso hay que destacar que las desapariciones afectaban a los equipos femeninos; no así a los clubes, que continuaban existiendo –con mayores o menores apuros– en su vertiente masculina y que buscando su viabilidad sacrificaban sin contemplaciones la sección femenina al completo.

Debido a todo lo narrado, este año en Segunda División no hubo ningún equipo balear. Después de la renuncia del Sporting Ciutat de Palma, el descenso del RCD Mallorca y la renuncia de todos los equipos de Liga Autonómica a la plaza de ascenso nadie quiso aceptar el reto de subir.

La Liga Autonómica se redujo de 14 a 12 equipos y se impuso el Sporting Ciutat de Palma, pero que no solo renunció al ascenso, sino que además desapareció como equipo femenino. Los equipos que le siguieron (UD Collerense B, AD Son Sardina, RCD Mallorca…) también renunciaron a ascender por el riesgo económico que esto comportaba.

La Liga Regional se incrementó de 12 a 14 equipos, los mismos que perdía la categoría superior. Se impuso el tercer equipo de la UD Collerense, que mantenía y consolidaba su dominio en todas las categorías del fútbol balear. Colista (por segundo año consecutivo, a pesar del descenso) fue el CD Santa María, que en lugar de reeditar los éxitos logrados en los años 80 había quedado reducido a un equipo sin apenas relevancia. En cuanto a la Copa Federación cambió puntualmente de formato y solo se disputó en Fútbol 7, lográndola el tercer equipo de la UD Collerense y logrando el doblete liga-copa.

La segunda temporada de la competición en Eivissa se desdobló en dos, con la disputa de la Copa Federación y luego de la Liga Regional. Ambas se las adjudicó el CF San Rafael, que en la competición regular se impuso al filial del CD Atlético Jesús (que sustituía al Atlético Isleño), UE Sant Josep y SD Portmany. El campeón de la temporada pasada, la SCR Peña Deportiva, había desaparecido.

En el capítulo de altas y bajas, en Mallorca hubo tres incorporaciones: SD Joventut Bunyola (que recuperaba el triunfal equipo ya existente entre 1985 y 1988), CD Platges de Calvià (solo esta temporada) y Rotlet Molinar. Y tres bajas: UD Alcúdia, CF Pilares la Soledad y Recreativo San Agustín. Destaca la reaparición del CD Platges de Calvià, dominador de la competición mallorquina entre 1997 y 2004, pero con un equipo que en nada recordaba el brillante conjunto de años atrás y que desapareció al finalizar esta temporada.

Temporada 2013-14

AD Son Sardina, 31 de octubre de 2013 (www.futbolbalear.es)

AD Son Sardina, 31 de octubre de 2013 (www.futbolbalear.es)

En Primera División la UD Collerense hizo su mejor papel al quedar en décima posición, su mejor clasificación histórica. Pero esto no le sirvió para poder disputar por tercera vez la Copa de la Reina, que continuaba limitada a los mejores ocho equipos clasificados. A causa de la crisis y los problemas deportivos y extradeportivos del resto de clubes del fútbol femenino balear el club del Coll se convirtió en único y claro dominador en todos los ámbitos, aunque empezaba a perfilarse una nueva potencia en el horizonte: la AD Son Sardina, que con el tiempo tomaría el relevo del recientemente fenecido Sporting Ciutat de Palma. Desde esta temporada ambos clubes, Collerense y Son Sardina, formarían la columna vertebral del fútbol femenino balear.

Mientras tanto, la Segunda División siguió sin ningún participante balear por segunda temporada consecutiva por motivo de las renuncias a participar en masa de los equipos de Liga Autonómica. La crisis económica seguía haciendo estragos.

La Liga Autonómica se redujo de 12 a 11 equipos. Se impuso con autoridad la AD Son Sardina, que había ido aumentando su potencial desde su fundación en 2006 y mejorando su clasificación temporada tras temporada, y esta vez logró alzarse con el triunfo. En esta ocasión sí se aceptó al ascenso, después de dos temporadas de renuncias continuadas de todos los equipos. Le siguió el filial de la UD Collerense.

La Liga Regional también se redujo, de 14 a 12 equipos. Por segunda temporada consecutiva se impuso el tercer equipo de la UD Collerense y, a escasa distancia, el filial de la AD Son Sardina. Incluso el club del Coll tuvo a un cuarto equipo compitiendo, lo cual da una medida de la magnitud del liderazgo que había alcanzado en el fútbol femenino. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por primera vez, la AD Son Sardina.

Una mala noticia fue que la competición regional en Eivissa se disolvió después de dos temporadas de existencia y la representación del fútbol pitiuso quedó reducida nuevamente a un solo club, el CD Atlético Jesús. El resto de participantes (SD Portmany, CF San Rafael y UE Sant Josep) desaparecieron.

Athletic Marratxí, 2014 (www.sportsdecanostra.com)

Athletic Marratxí, 2014 (www.sportsdecanostra.com)

En cuanto a altas y bajas fue una temporada de extraordinario movimiento: ocho altas y diez bajas, que en la mayoría de casos puede atribuirse a las circunstancias económicas. Se incorporaban UD Arenal, Artà Atlètic, Bunyola CF, CE Campos (solo esta temporada), UEF Santa Maria, Santa Ponsa CF, CD Soledad (solo esta temporada) y CF Sporting de Mahón. En cambio desaparecían CE Escolar, Joventut Bunyola, CD Platges de Calvià, UD Poblense, Atlético Rafal, Rotlet Molinar, CD Santa Maria, CD s’Horta, Sporting Illa de Menorca y Sporting Sant Marçal. En algunos casos las altas y bajas no eran tales, sino jugadoras en bloque que cambiaban de club titular. Sería el caso del CF Bunyola (que sucedía a la SD Joventut Bunyola), el UEF Santa María (sucesor del CD Santa María) o el CF Sporting de Mahón (con el Sporting Illa de Menorca). En el caso de equipos de pueblos este proceso fácil de identificar; no así en

CF Porto Cristo, 2016 (www.portocristofc.com)

CF Porto Cristo, 2016 (www.portocristofc.com)

equipos de Palma.

Temporada 2014-15

Este año la UD Collerense cumplía su quinta temporada en la máxima categoría. Esta vez sufrió hasta el final para mantenerse, pero logró una 14ª posición (de 16) que salvó al equipo de ocupar una de las dos plazas de descenso directo. Mientras tanto, en Segunda División hacía acto de presencia un equipo balear después de dos temporadas de sequía: la AD Son Sardina, que en su debut en la categoría acabó ocupando la octava plaza y conservó la categoría sin problemas.

Mientras tanto, la Liga Autonómica se redujo nuevamente y pasó de 11 a 9 equipos. El filial de la UD Collerense fue el campeón en un igualado campeonato y aceptó el ascenso de categoría.

La Liga Regional, en cambio, aumentó de 12 a 15 equipos. El campeón fue un equipo de nuevo cuño esta temporada: el Athletic Marratxí, que desde su creación apostó con fuerza por el fútbol femenino y nada más nacer se impuso con autoridad. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por quinta vez, el filial de la UD Collerense.

En cuanto a altas y bajas las cifras fueron más moderadas que en la temporada pasada. Hubo cinco incorporaciones: el ya mencionado Athletic Marratxí, Interplà FC, CD Llosetense, CE Palmanyola i CF Pollença i Port. En cambio, desaparecieron cuatro equipos: CE Campos, CD Palma Son Gotleu, CF Port de Pollença y CD Soledad. Como en otras ocasiones algunos casos eran en realidad cambios de titularidad; así fue el caso del CF Pollença i Port, que relevaba al CF Port de Pollença después de un proceso de fusión.

Temporada 2015-16

El hecho más destacado de este año fue el descenso de la UD Collerense al quedar colista de la clasificación. En total estuvo siete temporadas consecutivas en Primera División, desde 2009 a 2016. En Segunda División hubo dos clubes: la AD Son Sardina cursó su segunda temporada en la categoría y logró un meritorio quinto puesto, y por su lado el filial de la UD Collerense quedó octavo, lejos del descenso, pero se vio forzado a perder la categoría por el descenso del primer equipo.

La Liga Autonómica pasó de 9 a 10 equipos. Este año fue un mano a mano entre tres equipos: Athletic Marratxí, CF Santa Ponsa y CF Porto Cristo. Finalmente se impusieron las del Port, que también ascendieron a Segunda División.

La Liga Regional, en cambio, adelgazó de 15 a 12 equipos. Los primeros puestos estuvieron copados por tres filiales: ADS Serralta, Athletic Marratxí y el cuarto equipo de la UD Collerense (el tercero jugaba en autonómica). Destaca el hecho de que el filial del ADS Serralta fuera el campeón mientras el primer equipo fue colista destacado en Autonómica. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por primera vez, el CF Porto Cristo.

Este año hubo dos altas y seis bajas de equipos, un balance claramente desfavorable. Se incorporaron a la competición CD Son Ximelis i CF Vilafranca, mientras que desaparecieron Artà Atlètic, Atlético Paguera, Cercle Solleric, CD Consell, CF Pollença i Port y CD Sant Jordi. Destaca la desaparición de dos equipos históricos que, salvo alguna interrupción, habían competido desde la creación de la competición en la temporada 1996-97: Atlético Paguera y CD Sant Jordi. El conjunto de Paguera tuvo el honor de ganar el primer campeonato, pero llevaba varias temporadas fuera de la primera línea.

Temporada 2016-17

CF Sporting de Mahón, 2017 (www.menorcaaldia.com)

CF Sporting de Mahón, 2017 (www.menorcaaldia.com)

Después de siete temporadas no hubo representación balear en Primera División. La UD Collerense había descendido y jugaba en Segunda, al igual que la AD Son Sardina. Ambos clubes hicieron una buena temporada, pero no tuvieron opciones de ascenso y vivieron su duelo particular para dirimir quién era el mejor equipo de las islas. Finalmente la diferencia fue mínima: las sardineras acabaron quintas y las del Coll, sextas: un sorpasso deportivo que, en realidad, no fue a mayores. Mientras tanto el recién ascendido CF Porto Cristo volvió a sufrir la maldición del tercero en discordia: fue colista y descendió. Nuevamente el fútbol femenino balear era dominado por dos entidades y a gran diferencia del resto, sin dejar lugar a un tercero en discordia ni por asomo.

La Liga Autonómica pasó de 10 a 11 equipos. El campeonato fue un mano a mano entre el CF Sporting de Mahón y el novel FC Mallorca Toppfotball, del que salieron vencedoras las menorquinas que además ascendieron a Segunda. Más atrás se situaba el Athletic Marratxí y el filial de la UD Collerense, cuyo fútbol base ya no se imponía con la contundencia de antaño al resto de conjuntos debido al afloramiento de canteras alternativas, especialmente la de la AD Son Sardina. Un fenómeno, en todo caso, positivo.

La Liga Regional pasó de 12 a 14 equipos y se impuso ajustadamente el CF Bunyola sobre el tercer equipo de la UD Collerense por mejor promedio de goles. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por primera vez, el Athletic Marratxí.

Mallorca Toppfotball, 2018 (www.mallorcatoppfotball.no)

Mallorca Toppfotball, 2018 (www.mallorcatoppfotball.no)

En el capítulo de altas y bajas, en total hubo seis incorporaciones: Esportiu sa Vileta, Sa Fortalesa UE, FC Mallorca Toppfotball, Pòrtol FC, CE Sineu y Sporting Son Ferrer. En cuanto a bajas, hubo tres: CE Palmanyola, CF Santa Ponsa y ADS Serralta. Destaca con luz propia la novedad del FC Mallorca Toppfotball por tratarse de un club-academia exclusivamente femenino para la formación de jugadoras noruegas residentes temporalmente en la isla[9].

Temporada 2017-18

Los tres equipos baleares de Segunda División repitieron el mismo guión de las últimas temporadas: la UD Collerense quedó tercero, a escasa distancia del liderato que daba paso a la fase de ascenso; la UD Son Sardina fue octavo, en tierra de nadie; y finalmente el tercero, el debutante CF Sporting de Mahón, cumplió con la tradición del tercer equipo en discordia al quedar penúltimo y descender nada más debutar. Quedaba clara la jerarquía de los dos grandes clubes, a gran distancia del resto.

En Liga Autonómica hubo 13 equipos. Se impuso por un estrecho margen el FC Mallorca Toppfotball al Athletic Marratxí y ascendió a Segunda División. Las de Marratxí habían encadenado tres temporadas rozando el campeonato y el ascenso a Segunda, sin lograrlo, y al final de esta temporada desaparecieron.

CD Atlético Baleares, 3 de septiembre de 2018 (www.atleticobaleares.com)

CD Atlético Baleares, 3 de septiembre de 2018 (www.atleticobaleares.com)

En la Liga Regional se redujo a 11 equipos y se impuso el tercer equipo de la UD Collerense. En cuanto a la Copa Federación se la adjudicó, por segunda vez, el CF Porto Cristo.

En cuanto a altas y bajas la estabilidad fue casi absoluta y sin apenas novedades. Hubo solo dos altas: UE Porreres y Santanyí CF, y la única desaparición fue el UEF Santa María, que además reapareció en la temporada siguiente.

Temporada 2018-19

De la temporada en curso la principal novedad es la aprobación por la RFEF de una reestructuración de las categorías nacionales y la creación de la Primera B entre la Primera y la Segunda División. Según la nueva disposición, los cuatro primeros clasificados y los mejores quintos de los diferentes grupos ascenderían a la nueva categoría. Además no habrá descensos a regional esta temporada, lo cual garantiza que al menos tres equipos baleares seguirán en categorías nacionales, pero no sabemos en cuáles (Primera, Primera B o Segunda).

Dicho esto poco podemos añadir a nivel de resultados, pues las competiciones se iniciaron hace pocas semanas. En Segunda División vuelven a competir tres equipos y está por ver si se mantiene la tónica de los dos grandes (UD Collerense y AD Son Sardina) y si el tercero recién ascendido (FC Mallorca Toppfotball) logra mejor resultado que sus predecesores hasta la fecha en su debut. Una cosa tiene asegurada: la permanencia, gracias a la futura reestructuración de las categorías nacionales.

La Liga Autonómica tiene 11 equipos (dos menos que el año pasado). El principal candidato al ascenso es un equipo de nueva creación: el CD Atlético Baleares, que vuelve a tener sección femenina después de la ya existente en la temporada 1984-85[10]. La mala noticia ha sido la desaparición de dos de los equipos más fuertes de los últimos años, Athletic Marratxí y CF Porto Cristo. La Liga Regional tiene 16, con cinco participantes más respecto el año pasado y también cinco de ellos son filiales.

Sí podemos reseñar que se ha producido un aumento espectacular de equipos, con hasta diez altas: UE Alaró, CD Atlético Baleares, PE s’Arenal (que sustituye a la UD Arenal), CD Cardassar, Colegio San Pedro, CE Felanitx, Recreativo La Victoria, UEF Santa Maria y CD San Roque y la UE Sami, de Ciutadella (Menorca). Por otro lado han habido cinco bajas: UD Arenal, Bunyola FC y Esportiu sa Vileta, además de las reseñadas de Athletic Marratxí y CF Porto Cristo.

Conclusiones

El fútbol femenino es hoy un fenómeno emergente en Baleares y en paralelo al resto del Estado. Se equipara paulatinamente con su homólogo masculino, de acuerdo con su creciente práctica y la reivindicación de vivirlo más allá de un papel pasivo como aficionado o espectador. En esta segunda época (1996-2018), aún en curso, el fútbol femenino balear muestra unas pautas generales que comparten muchos puntos con las que se dan en el resto del Estado, mientras otras son más acentuadas.

Después de las experiencias frustradas anteriores de los años 70 (casi residual) y años 80 (más lograda, pero frustrada a largo plazo), el fútbol femenino balear ha vivido desde 1996 un despliegue constante. Su desarrollo se encuentra en estos momentos en una fase de expansión indiscutible en todos los terrenos y en una progresiva equiparación con el masculino, aunque la distancia sigue siendo considerable.

Papel federativo

El apoyo de la Federació de Futbol de les Illes Balears actualmente es total en ese aspecto, libre de los atávicos prejuicios y resquemores que en buena parte lastraron el proceso iniciado y frustrado en los años 80. Muestra de ello son las selecciones de base, que compiten de tú a tú con otras regiones y con resultados deportivos y formativos excelentes. Hay que remarcar igualmente el papel creciente de la mujer en los colectivos arbitrales y de entrenadores, complementarios e indisociables a su práctica, y el constante aumento de licencias federativas.

Los medios de comunicación

La presencia en los medios de comunicación locales también ha mejorado, aunque en fechas mucho más recientes y más gracias a los éxitos de la selección nacional que de los clubes locales. Por ejemplo, entre 2014 y 2016 el único equipo balear en máxima categoría nacional era la UD Collerense; sin embargo, la atención recibida siempre fue mucho menor que la que recibió el RCD Mallorca, entonces en Segunda División. Por no hablar de la misérrima cobertura recibida por equipos femeninos de Segunda División, infinitamente menor que la de otros clubes de Tercera División o Regional Preferente masculina (cuarto o quinto escalón de competición, respectivamente).

El público

Donde todavía hay mucho camino por recorrer es en la asistencia de público, masiva últimamente en partidos de la Primera División femenina, pero todavía escasa en divisiones inferiores. Aun así, este problema es común al resto del Estado. Sí ha habido un cambio en la actitud, mucho más abierta y tolerante comparada con la registrada décadas atrás.

Dinámica interna de los equipos

El funcionamiento de los equipos femeninos en tanto que grupo humano tiene una particularidad que los diferencia de los masculinos: se crean sin una planificación previa que sí es habitual en el resto de áreas deportivas de cada club. En el fútbol femenino es muy frecuente el traspaso o traslado de equipos en bloque, en parte por preferencias de las jugadoras, y en parte por la insuficiente respuesta de la mayoría de clubes que no proporcionan una mínima estructura para el crecimiento en igualdad de condiciones que el masculino. Al surgir por vínculos de amistad (si el bloque es novel) o de carácter deportivo (si es un equipo ya existente y que migra desde otro club que ha descartado la sección) cuando este bloque desaparece la sección desaparece por falta de una estructura que dé continuidad al proyecto.

En la mayoría de ocasiones el equipo femenino fundacional no logra desplegarse con una estructura de fútbol base profesionalizada, que haga crecer su presencia dentro del club, y que termina por convertir el equipo femenino en un colectivo aparte, diferenciado del resto y que a la mínima crisis o cambio de planificación deportiva acaba disolviéndose o marchándose a otro sitio, lo cual hace que el proceso vuelva a empezar desde cero y sin un avance real.

Además, en momentos de crisis de los clubes, sea de índole deportiva o económica, el recorte siempre recaía sobre el eslabón más débil, y este suele ser el equipo femenino que desaparece en su totalidad. Este fenómeno afecta indistintamente a cualquier tipo de equipo, incluso a los de más tradición y mejor palmarés. Luego el club superaba dicha crisis; pero no se recomponía el equipo o se hacía con un potencial muy inferior. Parte de culpa de esta situación la ha tenido la falta de mujeres en cuadros técnicos directivos que ayuden a cambiar la situación (aparte de la imprescindible sensibilización de los hombres), aunque en los últimos años esto ha ido cambiando para mejor.

Secciones y clubes

Al igual que en los años 80, los clubes exclusivamente femeninos han sido una rara avis y tradicionalmente se ha preferido crear el equipo dentro de la infraestructura de un club tradicionalmente masculino, a pesar de que la experiencia no siempre es la mejor y así nos lo dice la historia, temporada tras temporada. El principal obstáculo para su desarrollo como clubes autónomos es el económico y arrastrar una afición todavía muy escasa hasta fechas recientes, lo cual las obliga a acogerse a los clubes de más tradición. Se ha dado algún caso exitoso muy recientemente, como es el caso del Mallorca Toppfotball, creado en 2016 en Alcúdia (Mallorca) con un novedoso formato de club-academia para la formación de jugadoras provenientes de Noruega (aunque también tiene jugadoras locales), que en tan solo dos años ha conseguido encaramarse a la Segunda División. Pero es un caso aislado y su pervivencia está por ver.

Un muro infranqueable

La competición balear crece a nivel local de una manera lenta pero progresiva, con algún parón puntual pero que se recupera al poco tiempo. Sin embargo se encuentra un muro casi infranqueable cuando llega a las categorías nacionales, a causa del incremento de gastos de desplazamiento (el factor insular es determinante, mucho más que en otros casos) y los compromisos de difícil conciliación (trabajo, estudios o familia), todavía de mayor peso que en el caso masculino. A ello hay que añadir la inexistencia del profesionalismo ni de una remuneración económica, que dificulta la dedicación de un tiempo mayor para poder participar en categorías de alto nivel, e incluso les cuesta dinero.

Jerarquía por equipos

En líneas generales el fútbol femenino en Baleares ha tenido unas jerarquías muy marcadas desde los inicios con clubes que han marcado la pauta desde los inicios. La tónica general ha sido que dos entidades hayan dominado el panorama futbolístico femenino, con gran diferencia sobre el resto; en algún momento la dupla se ha convertido en monopolio, pero han sido lapsos muy breves. Cuando ha habido un relevo de equipos protagonistas con frecuencia se mantenían las mismas jugadoras, y apenas cambiaba la situación más allá del nombre de los clubes protagonistas.

Así, como principal dominador de la competición en Mallorca, después de unas primeras temporadas con dominio del CD Platges de Calvià, su sucesor hasta la fecha ha sido la UD Collerense, que en algunos momentos ha llegado a ostentar el monopolio casi absoluto en todas las categorías a medida que la competición regional se ha ido desplegando. En cuanto al papel de segundo dominador los movimientos han sido mucho mayores y, por orden cronológico, lo han ostentado los equipos siguientes: CD Marratxí, BEA sa Pobla, CD Soledad, CD Son Cotoner, Sporting Ciutat de Palma y, finalmente, AD Son Sardina. Los intentos por consolidar un tercer espacio (RCD Mallorca o Athletic Marratxí, entre otros), hasta ahora, han sido infructuosos.

En cuanto al resto de islas, Menorca y Eivissa han carecido de competición local hasta fechas recientes. La creación de la Liga Autonómica en 2009 tuvo precisamente como objetivo extender la competición a todo el archipiélago, y por ello se estableció que hubiera al menos un club del resto de islas (excepto Formentera). Para ello se organizó un equipo de cada isla, el cual ha aglutinado las principales fuerzas de cada una de ellas. Previamente ya existía en ambas una estructura competitiva de fútbol sala, lo cual ha favorecido la llegada al fútbol 11 de jugadoras con garantías suficientes de adaptación; la integración fue un éxito; tanto es así, que un equipo de sendas islas ha logrado ascender a categorías nacionales (aunque fuese brevemente).

En Menorca todo el movimiento ha pivotado en torno al CF Sporting de Mahón (antes CF Sporting Mahonés); mientras, en Eivissa el aglutinador tradicional ha sido el CD Atlético Jesús. La asignatura pendiente en ambas islas es lograr que el movimiento futbolístico deje de estar centralizado en un solo club; en Eivissa se intentó con la competición regional propia entre 2011 y 2013, sin éxito, y en Menorca se ha intentado recientemente con el UE Sami (Ciutadella), cuyo resultado aún está por ver.

Jerarquía por islas

Es indiscutible que Mallorca ha tenido un peso mayoritario en todo este proceso, por no decir absoluto, hasta fechas recientes. La competición regional y su progresión en divisiones nacionales ha estado casi enteramente copada por clubes de la isla mayor. Hay que señalar que desde el principio el continuo surgimiento de equipos ha estado bastante repartido a lo largo y ancho de la geografía mallorquina. Eso sí: casi todos los que han alcanzado un primer nivel deportivo están concentrados en la capital Palma y el municipio limítrofe de Calvià.

En Menorca y las Pitiusas los movimientos fueron insuficientes para crear una estructura de competición local, y solo la creación de la Liga Autonómica en 2009 a instancias de la Federación ayudó a incorporar al resto de islas, aunque fuera con un solo equipo de cada. Pero ello ayudó a dinamizar un proceso que culminó en el caso de Eivissa con la creación en 2011 de una competición local, muy repartida geográficamente entre municipios de toda la isla, pero que desapareció en 2013 y no ha podido ser recuperada. Mientras tanto, en Menorca no ha cristalizado ninguna iniciativa hasta la fecha y casi toda la actividad se ha reducido a la capital, Maó.

Los antiguos protagonistas

En esta segunda etapa puede hablarse de un recomienzo partiendo casi de cero, pues los principales protagonistas de los años 80 han tenido un papel más bien discreto. Quien fuera el primer dominador del fútbol femenino insular entre 1981 y 1984, el CIDE, nunca volvió a inscribir equipo femenino. Por su parte en Santa Maria del Camí no volvió a haber equipo hasta 2008 y en Bunyola hasta 2012, y en ambos casos han estado muy lejos del papel preponderante que lograron antaño. El CD Atlético Baleares, campeón regional en 1985, ha recuperado muy recientemente la sección y su potencial es aún una incógnita. Finalmente, la barriada palmesana de Génova tuvo equipo femenino tres temporadas a través del CD Génova (2008-11) y el Recreativo San Agustín (2011-12).

El papel (ausente) de los grandes clubes

Los grandes clubes masculinos, al igual que en los años 80, tuvieron un papel más bien testimonial y protagonizaron participaciones tan breves como desafortunadas. Incursiones como las de la UD Poblense (1999-2002 y 2010-13) o el CF Sóller (2003-04) fueron anecdóticas y nunca llegaron a tener la fuerza conferida dentro de su estructura, en donde no fueron más que un simple apéndice como en muchos otros clubes. El caso del CD Manacor (2005-07) fue fugaz pero destacado, ya que llegó a ascender a categoría nacional; pero paradójicamente desapareció a causa de ello.

Un capítulo aparte merece el caso del RCD Mallorca. El club bermellón es una Sociedad Anónima Deportiva de vastos recursos económicos, gran proyección deportiva y social y larga tradición deportiva: desde su fundación en 1916 ha sido el principal club deportivo de las islas y goza de un extenso palmarés, sobre todo en las décadas de 1990 y 2000. Cuando funda su equipo femenino en la temporada 2008-09 el club estaba en Primera División y disputando la Copa de la UEFA, es decir, en un momento deportivo y económico dulce; sin embargo, desde el principio la apuesta por la sección femenina nunca tuvo solidez.

Desde el principio la filosofía de la sección fue la creación de un equipo potente pero sin crear ninguna estructura de fútbol base propia, viviendo año tras año de fichar del resto de canteras locales gracias al tirón de la institución. En su primera temporada (2008-09) ya tuvo la opción de ascender a Liga Nacional, pero renunció a ello a pesar de manejar millones de euros en presupuesto[11]. Sí logró subir a Segunda División en la temporada 2010-11, pero la planificación fue tan desastrosa que bajó en la 2011-12 después de 23 derrotas en 26 partidos. Finalmente fue disuelto en 2013, sin haber logrado ser una alternativa firme a los grandes clubes y sin haberle dado un mínimo relieve en el conjunto del club. Hay que decir que esas temporadas fueron convulsas y difíciles para el RCD Mallorca a todos los niveles, que acabó descendiendo a Segunda División después de 16 temporadas en Primera; aunque ello no supuso la desaparición del filial ni del fútbol base: solo el femenino desapareció. En fin, muchos aficionados ni supieron de su existencia.

Que el principal club de fútbol de las islas adoptase esta actitud tan escasamente planificada no contribuyó a dar ningún empuje al fútbol femenino, e incluso fue un obstáculo para los principales clubes y sus canteras, que cada año veían como sus mejores jugadoras fichaban por el equipo bermellón atraídos por su innegable impacto social. Máxime cuando casi todos los clubes de Primera y Segunda División A empezaban entonces a interesarse por el fútbol femenino y constituían su sección propia.

Finalmente, la última incursión ha sido la del CD Atlético Baleares (2018), fundado en 1920 y principal rival del RCD Mallorca a nivel insular. Es tan reciente en el tiempo que es imposible valorarla con un mínimo de perspectiva. Aunque de buenas a primeras el proyecto se ha querido vender como serio, ambicioso y con intención de llegar muy alto, aún es pronto para hacer una valoración con suficiente perspectiva.

En Menorca el principal club de la isla hasta su desaparición, el CF Sporting Mahonés, creado en 1974 y desaparecido en 2012, tuvo una sección durante tres temporadas hasta su desaparición que luego ha tenido continuidad bajo otras denominaciones. En cambio en Eivissa el principal club de la isla, la UD Ibiza, fundado en 1957, no ha llevado a cabo ninguna iniciativa al respecto.

Epílogo

La UD Collerense que se impuso al FC Barcelona (2–1) en octavos de la Copa de la Reina, 2 de mayo de 2010 (www.futbolbalear.es)

La UD Collerense que se impuso al FC Barcelona (2–1) en octavos de la Copa de la Reina, 2 de mayo de 2010 (www.futbolbalear.es)

La condición de deporte rey del fútbol ha sido, en realidad, un arma de doble filo para las féminas y con el que no se han encontrado en otros deportes. La firme implementación social del fútbol como deporte exclusivamente masculino por tradición, por los hábitos sociales continuados durante décadas, su omnipresencia en todos los ámbitos y la parafernalia de negocio y marketing que lo envuelve dificultan en sumo grado modificar el rumbo de un transatlántico deportivo-social, sin apenas margen de maniobra. Mientras en otros deportes (al menos, a nivel de selección) el progreso logrado es patente, las mujeres futbolistas aún chocan con unos hábitos firmemente establecidos que les impiden progresar como sus homólogas de otros deportes. Alcanzar un mínimo reequilibrio de la situación se antojaba imposible no hace mucho y aún queda un buen trecho por recorrer a todos los niveles.

Palmarés

Primera División (Superliga)

Temporada

Participantes

Clasificación

1996 – 2009

No hubo

2009-10

UD Collerense

5º (1ª fase), 2º (2ª fase)

2010-11

UD Collerense

6º (1ª fase), 2º (2ª fase)

2011-12

UD Collerense

12º (de 18)

2012-13

UD Collerense

13º (de 16)

2013-14

UD Collerense

10º (de 16)

2014-15

UD Collerense

14º (de 16)

2015-16

UD Collerense (descenso)

16º (de 16)

2016 – 2019

No hubo

Segunda División (Primera Nacional)

Temporada

Participantes

Clasificación

2001-02

CD Platges de Calvià

2002-03

CD Platges de Calvià, UD Collerense

2º, 3º

2003-04

UD Collerense, CD Platges de Calvià, AE Serverina (desap.)

2º, 3º, 14º

2004-05

UD Collerense, BEA sa Pobla (renun.), CE Algaida (desc.)

2º, 3º, 13º

2005-06

UD Collerense, CD Soledad-Paguera, CD Son Roca (desap.)

2º, 3º, 14º

2006-07

CD Soledad-Paguera, UD Collerense, CD Manacor (desap.)

5º, 7º, 13º

2007-08

UD Collerense, CD Son Cotoner

2º, 6º

2008-09

UD Collerense (ascenso), Sporting Ciutat de Palma

1º, 8º

2009-10

Sporting Ciutat de Palma, UD Collerense B (desc.), Atlético Paguera (desc.)

9º, 13º, 14º

2010-11

Sporting Ciutat de Palma, CD Atlético Jesús (desc.)

4º, 13º

2011-12

Sporting Ciutat de Palma (renun.), RCD Mallorca (desc.)

2º, 14º

2012-13

No hubo

2013-14

No hubo

2014-15

AD Son Sardina

2015-16

AD Son Sardina, UD Collerense B (desc.)

5º, 8º

2016-17

AD Son Sardina, UD Collerense, CF Porto Cristo (desc.)

5º, 6º, 14º

2017-18

UD Collerense, AD Son Sardina, CF Sporting de Mahón (desc.)

3º, 8º, 13º

2018-19

UD Collerense, AD Son Sardina, FC Mallorca Toppfotball

en curso

Copa de la Reina

Temporada

Participantes

Eliminatoria

1996 – 2009

No hubo

2009-10

UD Collerense

1/8 final

2010-11

UD Collerense

1/8 final

2011 – 2018

No hubo

Liga Autonómica (Baleares)

Temporada

Campeón

2009-10

CD Atlético Jesús

2010-11

RCD Mallorca

2011-12

UD Collerense B

2012-13

Sporting Ciutat de Palma

2013-14

AD Son Sardina

2014-15

UD Collerense B

2015-16

CF Porto Cristo

2016-17

CF Sporting de Mahón

2017-18

FC Mallorca Toppfotball

Liga Regional (Mallorca)

Temporada

Campeón

1996-97

CE Paguera

1997-98

CD Platges de Calvià

1998-99

CD Platges de Calvià

1999-00

CD Platges de Calvià

2000-01

CD Platges de Calvià

2001-02

UD Collerense

2002-03

AE Serverina

2003-04

CE Algaida

2004-05

UD Collerense B

2005-06

UD Collerense B

2006-07

UD Collerense B

2007-08

UD Collerense B

2008-09

UD Collerense B

2009-10

CD Santa Maria

2010-11

CF Pilares La Soledad

2011-12

CE Algaida

2012-13

UD Collerense C

2013-14

UD Collerense C

2014-15

Athletic Marratxí

2015-16

ADS Serralta B

2016-17

Bunyola CF

2017-18

UD Collerense C

Copa Federación Mallorca

Temporada

Campeón

2006-07

UD Collerense B

2007-08

UD Collerense B

2008-09

UD Collerense B

2009-10

CE Algaida

2010-11

CD s’Horta

2011-12

CE Algaida

2012-13

UD Collerense (*)

2013-14

AD Son Sardina

2014-15

UD Collerense C

2015-16

CF Porto Cristo

2016-17

Athletic Marratxí

2017-18

CF Porto Cristo

(*) Se jugó en modalidad Fútbol-7

Liga Regional (Eivissa)

Temporada

Campeón

2011-12

SCR Peña Deportiva

2012-13

CF San Rafael

Copa Federación (Eivissa)

Temporada

Campeón

2012-13

CF San Rafael

Principales equipos

Equipo

Duración

Atlético Paguera

1996-2005 / 2008-15

CD Sant Jordi

1996-98 / 2003-15

CE Algaida

1997

CD Platges de Calvià

1997-2004

BEA sa Pobla

1997-2006

AE Serverina

1998-2004

Esportiu sa Vileta

1998-2008

CD Son Roca

1998-2006 / 2008-09

UD Collerense

1999

SCD Independiente

1999

CF Port de Pollença

2004-14

CD Manacor

2005-07

AD Son Sardina

2006

CD Son Cotoner

2006-08

CD s’Horta

2006-13

CD Palma Son Gotleu

2007-14

Sporting Ciutat de Palma (1)

2008-13

RCD Mallorca

2008-13

Cercle Solleric (2)

2008-15

CD Atlético Jesús

2009

CF Porto Cristo

2009-18

CF Pilares la Soledad

2010-16

ADS Serralta

2010-16

UEF Santa Maria (3)

2013

CF Sporting de Maó (4)

2013

Bunyola CF (5)

2013-18

Athletic Marratxí

2014-18

(1) Surgido por fusión del CD Son Cotoner

(2) Sucesor del CF Sóller (2003-04) y UD Sollerense (2004-08)

(3) Surgido por fusión del CD Santa María (2008-13)

(4) Sucesor del CF Sporting Mahonés (2009-12) y Sporting Illa de Menorca (2012-13)

(5) Sucesor del SD Joventut Bunyola (2012-13)

Bibliografía

Páginas web

– Federació de Futbol de les Illes Balears, www.ffib.es

– Mallorca Regional, http://mallorcaregional.blogspot.com

Prensa

– Diari de Balears

– Diario de Mallorca

– Última Hora

Prensa digital

– Deporte Balear, www.deportebalear.com

– Fútbol Balear, www.futbolbalear.es

– InfoBalear, www.infobalear.com

– Sports de ca nostra, www.sportsdecanostra.com


[1] Diez cosas que quizá no sabías del UD Collerense. LaLiga.es, 20 de noviembre de 2015

[2] García Gargallo, Manuel: Los 50 años de la SCD Independiente Camp Redó (Palma). Un modesto tercero en discordia. Cuadernos de Fútbol, nº 89

[3] La asamblea elige a Bestard como nuevo presidente. Última Hora, 22 de junio de 2003

[4] El presidente del Paguera confirma que ya hay acuerdo de fusión con el Soledad. Infobalear.com, 18 de mayo de 2005

[5] Son Roca, lo importante es participar. Infobalear.com, 11 de febrero de 2006

[6] El Soledad y el Collerense llegan al primer tercio de la Liga con una trayectoria muy discreta. Infobalear.com, 18 de noviembre de 2006

[7] El RCD Mallorca femenino disputa su primer partido de Liga. Rcdmallorca1916.com, 15 de noviembre de 2008

[8] El equipo Femenino del At. Paguera jugará en 1ª Nacional. Futbolbalear.es, 9 de julio de 2009

[9] Su sitio web solo está en noruego e inglés y solo algunos textos están en un castellano muy básico, lo cual lo convierten en un caso peculiar.

[10] El Atlético Baleares presenta su equipo femenino. Última Hora, 6 de agosto de 2018

[11] La Fundació Illesport niega la subvención al Atlético Paguera femenino de fútbol. Futbolbalear.es, 4 de septiembre de 2009




Notas para una historia del fútbol femenino balear. Precedentes y una década olvidada (1980-90)

Introducción

Los artículos publicados en esta revista sobre los albores y el tortuoso desarrollo del fútbol femenino en nuestro país durante el Siglo XX (Martínez Calatrava, 20; Díez, 65; Corcuera, 68, 97 y 98) ofrecen una perspectiva muy general, a la par que ilustrativa, de una vertiente del balompié español escasamente conocida, por no decir ignorada e incluso maltratada. A ello hay que añadir la necesidad de un trabajo a nivel local o de casos específicos relevantes (Arrechea y Scheinherr, 66) que ayuden a suplir el tremendo vacío en cuanto a datos e informaciones que nos permitan obtener una perspectiva más detallada y fiable de este fenómeno.

Tradicionalmente los principales focos de desarrollo del fútbol femenino han estado focalizados en Cataluña, Madrid y Euskadi, territorios que han sido punteros en lo que a tradición deportiva se refiere a todos los niveles a lo largo del siglo XX (clubes, aficionados, práctica, competiciones, etc.). Aunque cabe mencionar que el primer club laureado oficialmente no fue madrileño, vasco ni catalán, sino gallego: el Karbo Deportivo de la Coruña, ganador de las tres primeras ediciones de la Copa de la Reina (entonces Campeonato de España) organizadas en 1983, 1984 y 1985. Aparte de los principales focos mencionados hubo otros secundarios, de menor relieve aparente, pero que a nivel local lograron cierta importancia como fenómeno social y que llegaron a tener una trascendencia mayor de lo que parece a primera vista.

El presente artículo, con la pretensión de esbozar una perspectiva local hasta ahora apenas trabajada (por no decir inexistente) expone el caso de las Islas Baleares. A día de hoy la implantación del fútbol femenino está más que consolidada en las islas y en franco crecimiento, después de un proceso lento pero continuo iniciado a mediados de los 90 y que llega hasta nuestros días; pero apenas se recuerda que hubo un precedente fallido en la isla de Mallorca, que no logró cuajar, durante la década de los 80. Hay que decir que Mallorca fue uno de los primeros territorios en España (aparte de los focos principales antes reseñados) en los que surgió una estructura de balompié organizada, coincidiendo y a rebufo del reconocimiento oficial que la RFEF otorgó al fútbol femenino en noviembre de 1980[1]. En los años 80 gozó de su propio campeonato regional y una estructura muy modesta, que durante unos años hizo albergar esperanzas de lograr un avance sustancial del papel de la mujer a nivel deportivo en el archipiélago que finalmente se frustró y tuvo que esperar unos años más.

A pesar de falta de información precisa en unos casos o de su inexistencia en otros se ha podido trazar una evolución aproximada que serviría de base para trabajos posteriores en mayor detalle y profundidad, e iniciar la divulgación de un fenómeno deportivo local hasta ahora desconocido.

Precedentes

1) El FC Venus

Nota de la fundación del FC Venus

Nota de la fundación del FC Venus

El primer precedente es, ante todo, una curiosidad impregnada de cierto exotismo. Nos retrotrae a los primeros años de presencia del fútbol (masculino, se sobreentiende) en el archipiélago, el cual se remonta a finales de 1902. Se trata de una nota de prensa publicada en 1904[2] en la que se informa de la reciente formación en Palma del Foot-ball Club Venus, un conjunto “de elegantes señoritas” (sic) creado a raíz de la incipiente afición que había surgido en la capital mallorquina en aquellos tiempos. No deja de ser mera anécdota y su interés no va más allá de ser una manifestación más del interés que el fútbol suscitaba en aquellos primeros años, pues nunca más vuelve a haber noticia alguna sobre este conjunto ni sobre futbol femenino en general en las décadas siguientes.

2) La gira de los equipos España FC y Valencia FC

Publicidad de los equipos España FC y Valencia FC (1932)

Publicidad de los equipos España FC y Valencia FC (1932)

En segundo lugar hemos que reseñar el paso puntual por el archipiélago de los equipos femeninos España FC (Madrid) y Valencia FC, cuya gestación y devenir ya ha sido tratado en otro artículo de esta publicación[3]. Ambos conjuntos disputaron un partido en Palma el 12 de junio de 1932 en el campo de Bons Aires, propiedad del actual RCD Mallorca, dentro de la gira que los equipos efectuaban por diversas ciudades de la península. Fue disputado dentro de los actos del día deportivo del club, acabó en empate (1–1) y precedió al acto principal de los festejos, el partido entre el primer equipo mallorquinista y el FC Bunyola, equipo de la localidad del entonces presidente mallorquinista, Andreu Homar[4]. A pesar de los vientos presuntamente favorables al progreso de la mujer que la Segunda República ofrecía en todos los ámbitos de la vida –incluido el deportivo– el partido no pasó de ser una simple anécdota y no generó ninguna iniciativa para secundarla.

3) Amago en los años 70

Durante la dictadura existieron en las islas conjuntos femeninos en otros deportes (el RCD Mallorca auspició una sección de baloncesto femenino a principios de los años 40, pero de escaso recorrido), siempre de acuerdo con la mentalidad tradicional y conservadora que pretendía compatibilizar el ejercicio físico saludable para la mujer sin desvirtuar el ideal femenino propugnado por el régimen. El fútbol se asociaba a valores como la furia, corpulencia física, pundonor, ímpetu y agresividad, incompatibles con el perfil de la mujer pretendido en el nuevo régimen, y por tanto se descartó cualquier iniciativa que potenciara este deporte entre las féminas. A lo sumo hubo algunas pachangas esporádicas sin trascendencia (favorecidas por la prensa deportiva local, entre aficionadas o mujeres de periodistas deportivos) en los años 60 y sin repercusión real.

Cartel del partido CD S’Horta – CF Virgen de Lluc. S’Horta (Felanitx), 28 de marzo de 1971 (archivo Maties Adrover Palmer)

Cartel del partido CD S’Horta – CF Virgen de Lluc. S’Horta (Felanitx), 28 de marzo de 1971 (archivo Maties Adrover Palmer)

Esta situación se mantuvo en Baleares sin variaciones hasta principios de los años 70 en que hubo un primer intento de organización de fútbol femenino en Mallorca. A lo largo de 1970 y 1971 se fundaron varios equipos a lo largo y ancho de la isla, que disputaron partidos amistosos entre ellos con algún trofeo en juego y normalmente de carácter benéfico (lo cual fue el pretexto ideal para calzarse las botas en unos tiempos plenos de dificultades y prejuicios). Su máximo exponente fue un equipo de la capital balear: el CF Virgen de Lluc[5], que fue considerado el más potente en su momento. En el resto de la isla afloraron varios equipos más: en sa Pobla (desconocemos el nombre), el UD Colonia (de la Colònia de Sant Jordi, en Campos), el CD s’Horta (Felanitx)[6], el Andratx y el Tagomago (Palma)[7].

Como se ha dicho estos equipos apenas subsistieron unos pocos años por falta de una competición que coordinase su actividad: el fenómeno fue languideciendo y, finalmente, se disolvió. De todas formas es una época pendiente de estudiar a fondo y que necesita una revisión más concienzuda para poder extraer conclusiones mínimamente acertadas. Y aunque hemos reseñado algunos de los equipos, ni siquiera tenemos localizados todos los que llegaron a actuar.

Temporada 1980-81

El reconocimiento oficial del fútbol femenino por la RFEF a finales de 1980 favoreció en Mallorca una rápida organización de varios conjuntos femeninos de manera más o menos organizada. La mayoría lo hizo dentro de la estructura deportiva de clubes ya existentes y, por tanto, totalmente masculinos (una especie de “sección femenina”) y sin que llegaran a tener una relevancia importante en ningún caso.

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 4, febrero-marzo 1982)

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 4, febrero-marzo 1982)

Un caso aparte es el Club Deportivo Santa María Atlètic, el cual merece una mención especial. Este equipo fue creado como club en la localidad mallorquina de Santa Maria del Camí, totalmente desvinculado del club de fútbol local y exclusivamente dedicado al fútbol femenino. Esta temporada fue el único club balear de estas características (a posteriori hubo dos más, como veremos luego, pero de corta vida) y, según la revista local del municipio, el primer club femenino de España y el primero en disputar un partido aprobado oficialmente por la RFEF[8]. Su idiosincrasia le permitió, después de unos primeros años con resultados más bien discretos, convertirse en el conjunto más potente de la isla. Probablemente de haber sido la sección femenina del club masculino de la localidad (el CD Santa Maria) no hubiera tenido la autonomía que le permitió alcanzar el potencial que logró después.

Uno de los primeros partidos de los que tenemos noticia fue un Santa Maria Atlètic-Esporles (0–0), jugado nada menos que en el estadio Lluís Sitjar de Palma, el 18 de enero de 1980. Que el partido se jugara en el principal estadio de Palma dice mucho del interés que había suscitado un fenómeno entonces reciente y en construcción.

Cartel de la Copa Reina Sofía, junio de 1981 (Revista de futbol feminino galego, 4)

Cartel de la Copa Reina Sofía, junio de 1981 (Revista de futbol feminino galego, 4)

En febrero de 1981 se publicó el calendario de la primera competición regional de Mallorca[9], con siete equipos en total. Cuatro de ellos eran de la capital, Palma: CD CIDE (club vinculado al centro escolar Centre Internacional d’Educació), Creaciones Deyá (vinculado a la empresa homónima), y Génova y Atlético Vivero, de sendos barrios. Del resto de la isla había tres más: Atlètic Consell, CD Esporles y el mencionado CD Santa Maria Atlètic. La competición daría inicio el 7 de marzo de los corrientes.

Por motivos que desconocemos la competición se canceló, aunque semanas después apareció en prensa un anuncio que puede darnos una pista de lo sucedido: la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB) hacía un llamamiento buscando mujeres árbitros para la competición femenina, que entonces aún no había empezado[10]. Es posible que la FFIB no dispusiese de suficientes árbitros o que éstos se negasen a arbitrar a mujeres. En cualquier caso el torneo previsto nunca se jugó.

Del 26 al 28 de junio de 1981 se disputó en la provincia de Tarragona la Copa Reina Sofía, embrión de lo que desde 1983 fue Campeonato de España y Copa de la Reina desde 1989. La disputaron 16 equipos distribuidos en cuatro grupos y los campeones luego disputaron semifinales y final. Por Baleares compitió el CIDE, que disputó sus partidos en el campo de Torreforta. El CIDE se impuso al Punta del Este de Tarragona (9–0), empató con el Condal de Barcelona (1–1) y en el último partido logró la gesta de empatar con el Karbo Deportivo de la Coruña (0–0), a la postre campeón y que contó el resto de sus partidos por victorias. Hay que decir que el Karbo ya estaba clasificado y el resultado era intrascendente, además de que cayó una lluvia torrencial que hizo materialmente imposible disputar el partido[11].

Temporada 1981-82

Para esta temporada la FFIB organizó la competición regional de otra forma, cuya base se mantendría durante toda la década. Debido a la escasez de equipos existentes (nunca superaron la media docena en toda la década) en lugar de un solo torneo se planificaron dos: la Liga Regional –competición regional propiamente dicha– y la Copa Presidente, que vendría a ser una repetición del primer torneo con los mismos equipos y similar formato de competición. Ambos torneos se jugaron inicialmente a dos vueltas y posteriormente a cuatro (la falta de datos nos impide saber cuándo se produjo este cambio), para alargar en lo posible la competición.

Equipo del CD Esporles, entre 1981 y 1983 (fondo Biblioteca Municipal de Esporles)

Equipo del CD Esporles, entre 1981 y 1983 (fondo Biblioteca Municipal de Esporles)

La primera Liga Regional tuvo seis participantes: Atlético Vivero, CIDE, Atlètic Consell, Esporles, Génova y Santa Maria Atlètic; es decir, los mismos equipos previstos en la fallida temporada anterior menos el Creaciones Deyá, que durante la temporada fue absorbido por el Atlético Vivero. El primer campeón fue el CIDE, que repitió campeonato durante los siguientes años y cuyo bloque de jugadoras –todas ellas en edad escolar, puesto que entonces no había categorías por edad– se reveló como el más potente. Sus principales rivales fueron Génova y Atlético Vivero; mucho más lejos se situó el Santa María Atlètic, un equipo aún débil, pero que con el tiempo adquiriría un relieve enorme. El resto de equipos (Consell y Esporles) fueron más bien comparsas, de escaso potencial, y desaparecieron al final de la temporada. La Copa Presidente, disputada justo después de la Liga, fue un calco de ésta. Parece que ambos torneos se disputaron a dos vueltas cada uno.

No tenemos noticias de que esta temporada se disputara la segunda edición de la Copa Reina Sofía, ni si algún equipo balear llegó a participar. Si así fue, seguramente fue el CIDE.

Temporada 1982-83

Esta temporada la competición seguía en crecimiento. Se mantuvieron activos los principales equipos: CIDE, Génova, Santa María Atlètic y Atlético Vivero; y surgieron dos nuevos, aunque efímeros: AD Son Sardina (del barrio homónimo de Palma) y CF Rubinis (de Binissalem), que relevaron a los desaparecidos Atlètic Consell y Esporles. El CF Rubinis[12], como el CD Santa María Atlètic, era un club únicamente femenino y así constan ambos en el anuario de la RFEF de 1983.[13]

El primer torneo importante de la temporada fue uno de nueva creación y organizado por el CIDE: la primera edición del Trofeo Miquel Thomàs, convocado a modo de torneo de pretemporada previo a la competición oficial. Se impuso el CIDE, que mantenía un alto nivel que le hacía destacar sobre el resto.

CF Rubinis, de Binissalem (Binissalem nº 40, 17 de octubre de 1982)

CF Rubinis, de Binissalem (Binissalem nº 40, 17 de octubre de 1982)

En la Liga Regional el CD CIDE logró su segundo título delante de Génova, subcampeón. Lo mismo sucedió en la Copa Presidente, aunque apenas disponemos de resultados y clasificaciones de la competición. Ni siquiera sabemos si ambas competiciones se jugaron a dos o cuatro vueltas.

El hecho más destacable fue la organización del Torneo Internacional Illes Balears 1983, a cargo del CIDE, en el que además del equipo local y el CD Santa Maria Atlètic participaron dos equipos británicos, uno de Cardiff (probablemente el Cardiff City Ladies FC) y Luton. Fue un primer contacto con equipos extranjeros, aunque no tuvo continuidad.

Por otro lado, esta temporada se disputó la primera edición oficial del Campeonato de España de clubes femeninos (Copa de la Reina a partir de 1989), primer torneo femenino oficial organizado por la RFEF (el campeonato liguero no existió hasta 1988, como luego veremos). El CIDE disputó los cuartos de final a doble partido contra la Peña Barcelonista Barcilona, uno de los equipos más potentes a nivel nacional; el resultado fue claramente adverso (0–3 en casa y 5–0 fuera).

Temporada 1983-84

La temporada tuvo básicamente los mismos equipos de la anterior, salvo dos: la AD Son Sardina y el CF Rubinis (Binissalem) habían desaparecido, después de un breve recorrido de una sola temporada. En total, cuatro equipos: Atlético Vivero, CIDE, Génova y Santa Maria Atlètic, a la postre fundadores del campeonato en 1981. Esta temporada el equipo de Santa María volvía a ser el único club genuinamente femenino existente[14].

Esta temporada destaca la existencia del subcomité de fútbol femenino dentro de la FFIB, presidido por Joan Crespí Pons. A diferencia del resto de comités y subcomités territoriales (competición y disciplina deportiva, apelación, jurisdiccional, etc.), el comité carecía de estructura definida que tenía el resto: vicepresidente, vocales o secretario. La estructura se reducía al presidente y el resto de cargos permanecían vacantes[15].

Abrió la temporada la disputa del II Trofeo Miquel Thomàs, organizado por el CIDE. En la Liga Regional nuevamente se impuso el CIDE, seguido del Génova; en la Copa Presidente repitió título el equipo escolar.

En el II Campeonato de España (Copa de la Reina) el CIDE, en calidad de campeón, volvió a disputar los cuartos de final de la Copa. Como en la temporada anterior se enfrentó al campeón catalán, la Peña Barcelonista Barcilona, ya que los emparejamientos solían hacerse por proximidad geográfica. Esta vez la ronda estuvo más disputada (2–1 en casa y 4–1 fuera), aunque volvieron a imponerse las catalanas.

Temporada 1984-85

Este año hubo cambios sustanciales en la competición. La novedad más destacada fue la desaparición del que fue club dominador de la competición regional durante sus primeras ediciones, el CD CIDE. Realmente quien desaparecía era el club; pero no el equipo de jugadoras, cuyo bloque se mudó para competir con otros colores. Este año compitió como equipo femenino del CD Atlético Baleares, uno de los clubes con mayor solera de las islas, originado en 1920 y que dio la oportunidad al equipo de disputar sus partidos en uno de los campos más atractivos de la capital, el Estadio Balear[16].

El subcomité de fútbol femenino dentro de la FFIB continuaba presidido por Joan Crespí Pons. Su estructura seguía bajo mínimos, reducida al presidente y el resto de cargos (vocalías, tesorería, etc. vacantes[17].

CD Atlético Baleares (Baleares, 7 de febrero de 1985)

CD Atlético Baleares (Baleares, 7 de febrero de 1985)

Por otro lado había desaparecido el equipo del Atlético Vivero, uno de los fundadores de la competición en 1981. A su vez nacía el CF Son Forteza, fundado muy probablemente con las jugadoras del Atlético Vivero al tratarse de barrios limítrofes. Hay que añadir que el CF Son Forteza nació como club independiente, no como sección de un club masculino, y acompañaba al CD Santa María Atlètic en esta condición[18].

La Liga Regional se disputó con cuatro equipos. Fue disputada a cuatro vueltas, extremo que tal vez ya se produjo en temporadas anteriores, pero que no hemos podido comprobar por la escasez de datos. Se impuso el CD Atlético Baleares (ex CIDE), así que se dio una curiosa paradoja: las mismas jugadoras reeditaron título, pero con un club distinto. Subcampeón fue por primera vez el CD Santa María Atlètic, que empezaba a despuntar como principal alternativa. En la Copa Presidente se impuso el Génova, que esta temporada competía dentro de la disciplina de la Unión Expontánea CF de Génova.

En el III Campeonato de España (Copa de la Reina) se repitió el guión de temporadas pasadas. El campeón regional disputó los cuartos de final contra su homólogo catalán, la Peña Barcelonista Barcilona, por tercera vez consecutiva. Las catalanas volvieron a superar a las mallorquinas (4–0 fuera y 0–0 en casa).

Además, hay un hito remarcable esta temporada. Por primera vez una jugadora mallorquina (Francisca Orell) es convocada para jugar con el combinado nacional: fue un Hungría-España, disputado el 27 de abril de 1985, aunque Orell no llegó a debutar.[19] [20]

Temporada 1985-86

Esta temporada la competición empezaba a mostrar signos de agotamiento. Los dos torneos oficiales se seguían disputando a cuatro vueltas para abarcar el mayor número de fechas posibles ante la falta de un incremento de equipos, que año tras año seguía estancado en una horquilla de entre cuatro y seis participantes.

Por otro lado, el subcomité de fútbol femenino de la FFIB había sido reestructurado y completado en su formación. El hasta ahora presidente Joan Crespí fue sucedido por Joan Mestre Sastre. Y, por fin, el resto de cargos del comité fueron ocupados: como vicepresidente figuraba Joan Josep Morales Pol y como secretario, al fin, aparecía una mujer: Francesca Martorell Lladó[21].

El grupo de jugadoras campeonas de liga (el CD Atlético Baleares) volvió a cambiar de sede social después de una sola temporada en el club blanquiazul y, además, cambió de población: se trasladó de Palma a Bunyola, localidad situada a unos 20 kilómetros al norte de la isla, y se integró en la estructura deportiva del SD Joventut Bunyola. Aquí el equipo gozaría de mayor estabilidad durante tres temporadas, además de unas condiciones excepcionalmente positivas, ya que fueron tratadas casi en plano de igualdad con el primer equipo masculino, un hecho hasta entonces inaudito.

El CF Son Forteza había desaparecido después de una temporada de vida[22]. A su vez, nacieron dos equipos nuevos: el CD Son Roca (del barrio homónimo de Palma) y el CD Costa de Calvià, del mismo municipio; ambos formaban parte de clubes masculinos. Sendos equipos fueron extremadamente débiles en su concurso, hasta el punto de recibir goleadas con dos dígitos en más de una ocasión.

La selección española femenina en el Estadio Balear (Baleares, 3 de noviembre de 1985)

La selección española femenina en el Estadio Balear (Baleares, 3 de noviembre de 1985)

La Liga la disputaron cinco equipos. Se la adjudicó la SD Joventut Bunyola, es decir, el mismo grupo de jugadoras desde el inicio de la competición y bajo otras siglas. Subcampeón fue por segunda vez el CD Santa Maria Atlètic, que se consolidaba como principal alternativa. En la Copa Presidente (mismos equipos de la Liga, menos el CD Costa de Calvià), jugada inmediatamente después, se repitieron las tornas.

El IV Campeonato de España (Copa de la Reina) fue un calco de los disputados hasta la fecha. Las campeonas de Liga (que eran las mismas jugadoras, ahora como SD Juventud Bunyola) jugaron los cuartos de final con el campeón catalán: la Peña Barcelonista Barcilona. Y como cada año se impusieron las catalanas (0-0 en casa y 5-0 fuera).

Por otro lado, a nivel nacional el fútbol mallorquín volvía a tener un papel a escala nacional. El 3 de noviembre de 1985 se jugó el primer partido de la selección española en tierras baleares. Se disputó contra Italia, entonces una potencia a nivel europeo, con dos jugadoras mallorquinas: Maria Cruz Muñoz (CD Santa Maria Atlètic) y Maria Mestre (SD Joventut Bunyola). Se perdió por la mínima (2–3), pero dando una buena impresión[23].

Temporada 1986-87

Esta temporada fue casi un calco de la anterior. La competición seguía sin crecer, puesto que participaron los mismos equipos con la salvedad del CD Costa de Calvià, que había desaparecido.

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 40, junio 1986)

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 40, junio 1986)

La Liga se la adjudicó de nuevo la SD Joventut Bunyola seguido del CD Santa María Atlètic, un resultado esperable a todas luces. Una vez más, ambos equipos ponían tierra de por medio respecto al resto de rivales y triunfo final de las de Bunyola. Sin embargo, la historia fue diferente en la Copa Presidente: por primera vez se invirtieron los papeles y las de Santa Maria se hicieron con su primer título por delante de las de Bunyola. Empezaba a avistarse un relevo en el dominio del fútbol femenino mallorquín, que se confirmaría la temporada siguiente.

En el V Campeonato de España (Copa de la Reina) el sistema de competición había cambiado. En esta ocasión no participaba uno sino los dos primeros clasificados de cada campeonato territorial. En cambio el principio de proximidad geográfica seguía vigente, así que inevitablemente los dos equipos mallorquines contendieron contra dos catalanes. Y volvió a repetirse la historia, porque las catalanas se impusieron en ambos casos, aunque estuvo notablemente reñido: la SD Joventut Bunyola se enfrentó al CFF Vallès Occidental de Sabadell (5–5 en casa y 3–1 fuera) y el CD Santa María a la todopoderosa Peña Barcelonista Barcilona (2–2 en casa y derrota fuera).

A pesar de padecer cierto estancamiento, el fútbol femenino en Baleares empezaba a ser reconocido. Así se puso de relieve en la Gala del Fútbol Balear organizada anualmente por la FFIB, que este año introdujo el fútbol femenino entre sus galardones. En la categoría de mejor jugadora fue ganadora Francisca Orell, del SD Joventut Bunyola.

Temporada 1987-88

En esta temporada los síntomas de crisis en la competición ya son manifiestos. Fueron cuatro los equipos que participaron en la competición –que seguía sin crecer– y solo dos continuaban de la temporada pasada. Había desaparecido otro de los fundadores de la competición: el Génova, además del CD Son Roca. Fueron sustituidos por dos equipos de la ciudad de Sóller: el Port de Sóller y el equipo del colegio Sagrats Cors, ambos de muy poco potencial. El CD Santa María Atlètic continuaba siendo el único club únicamente femenino.[24] Aparte de la rivalidad entre los dos grandes (SD Joventut Bunyola y CD Santa María Atlètic) por debajo seguía sin haber una base sólida para crecer. El fútbol femenino seguía sin arrancar.

SD Joventut Bunyola, entre 1985 y 1988 (archivo Francisca Orell Salom)

SD Joventut Bunyola, entre 1985 y 1988 (archivo Francisca Orell Salom)

En la Liga Regional se consumó el relevo deportivo y se impuso el CD Santa María Atlètic. Por detrás, a poca distancia, la SD Joventut Bunyola. Y mucho más atrás los equipos de Sóller, meros comparsas, que recibieron goleada tras goleada (excepto cuando se enfrentaron entre ellos). En la Copa Presidente se repitió la historia y es posible que se jugase por eliminatorias, ya que se jugó un partido a modo de final entre las de Santa María y las de Bunyola.

En el VI Campeonato de España (Copa de la Reina) se volvió al formato original y solo participó el campeón regional; en cambio, el criterio de proximidad fue desechado y por fin cabía la posibilidad de no enfrentarse a un equipo catalán, que seguían siendo los más fuertes. El CD Santa Maria Atlètic fue emparejado con un equipo de Madrid, pero desconocemos cuál; podría ser el FF Parque Alcobendas o el Olímpico Fortuna, dos de los conjuntos entonces más potentes de la Comunidad de Madrid. No hay noticias de la eliminatoria y es posible que ni siquiera se jugase por un problema de vuelos y fechas. En cualquier caso el equipo no siguió adelante.

Temporada 1988-89

Esta temporada vino marcada de inicio por la iniciativa de la RFEF de reorganizar la competición de fútbol femenino para promover su desarrollo y ofrecer una competición más atractiva, hasta entonces reducida a unos primitivos campeonatos regionales de fuerza y organización muy desiguales entre ellos. Así se creo, por primera vez, un campeonato de ámbito estatal: la Liga Nacional Femenina (más conocida popularmente como Superliga, nombre que adoptó de 2001 a 2011). No sabemos cuál fue el criterio para seleccionar los equipos participantes en el nuevo campeonato nacional femenino, pero sin duda entre los factores se encontraban los méritos deportivos contraídos y la búsqueda de cierta paridad geográfica, a pesar de que el desarrollo del fútbol femenino a lo largo y ancho del Estado aún era tremendamente desigual.

Esto, inevitablemente, afectó a la competición isleña: Baleares era una de las territoriales que tenían campeonato propio y cierta tradición, así que podía optar a inscribir, al menos, a un equipo. Esto obligaba a replantear de arriba abajo la competición local. El principal dilema era el económico: la partida presupuestaria adjudicada por la FFIB para el fútbol femenino era tan reducida que, para aquella temporada, hubo que escoger: o se financiaba la competición regional o la participación de un equipo mallorquín en la nueva Liga Nacional Femenina. Una de dos. No había opción.

Finalmente se optó por la opción de Liga Nacional y el campeón regional vigente, el CD Santa María Atlètic, fue inscrito en la nueva competición en calidad de equipo fundador. En consecuencia, las competiciones locales oficiales (Liga y Copa Presidente) fueron canceladas. Desconocemos los detalles que llevaron a la decisión final, pero podemos aventurar algunos:

1) En las últimas temporadas la competición regional había quedado reducida virtualmente a dos equipos que se repartían victorias y subcampeonatos, mientras a una distancia cada vez mayor se situaba el resto. Prueba de ello fue la desaparición de la “clase media” fundadora (Génova y Atlético Vivero) y su sustitución por equipos cada vez más débiles y fugaces que restaban emoción y calidad a la competición. Además el equipo femenino de la SD Joventut Bunyola dejó de funcionar en 1988, aunque no sabemos si esto se produjo antes o después de la desaparición del campeonato regional.

2) Segundo, hay que entender lo que suponía la creación de la Liga Nacional. Nunca había existido una liga nacional femenina hasta entonces y era una oportunidad única poder participar en ella y directamente en primera categoría, un “escaparate” a nivel nacional y contra los mejores clubes del momento. Algo parecido a lo que sucedió con la liga masculina en 1929, aunque las circunstancias sociales y deportivas fueron muy distintas. Luego, la nueva competición no tuvo el impacto esperado ni supuso un espaldarazo fulgurante para el fútbol femenino; pero entonces nadie podía saberlo y era necesario arriesgarse.

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 50, mayo 1988)

CD Santa Maria Atlètic (Coanegra nº 50, mayo 1988)

El campeonato inaugural de Liga Nacional se disputó del 4 de diciembre de 1988 al 30 de abril de 1989, con un total de nueve equipos. De Cataluña, como territorial más potente, figuraban cinco clubes: CF Barcelona, PB Barcilona, RCD Espanyol, CE Sabadell y CFF Vallès Occidental (Sabadell). Dos de la Comunidad de Madrid: Olímpico de Fortuna (Madrid) y CFF Parque Alcobendas. Uno de Castilla y León, el Puente Castro FC (León). Finalmente, uno de las Islas Baleares: el CD Santa Maria Atlètic. Por tanto, el fútbol mallorquín estuvo presente como equipo fundador de la Liga Nacional en una categoría plagada de equipos catalanes y madrileños, a la postre pertenecientes a las territoriales más potentes del país.

El CD Santa María Atlètic era uno de los equipos más humildes de la nueva Liga Nacional y, a la vez, quien lo tenía más difícil para disputarla, por insularidad y la lejanía geográfica respecto al resto de rivales que dificultaba –y encarecía– sobremanera su participación. Así que jugó su liga particular con el otro “verso suelto” de la competición, el Puente Castro FC, para evitar el último puesto. Logró arrancar dos meritorios empates en casa contra Parque Alcobendas (1–1) y Sabadell (2–2), e incluso firmó una victoria por goleada contra las leonesas (6–0) a las que ganó el goal average particular (2–0 en León); pero no puedo evitar el farolillo rojo final. De todas formas ser colista no era algo dramático a nivel deportivo, ya que la competición aún carecía de segunda categoría (no fue creada hasta 2001) y, por consiguiente, no había ninguna posibilidad de descender. Bastaba con confirmar la inscripción para seguir compitiendo; pero esto no fue posible, como veremos a continuación.

Mientras tanto, a nivel insular la actividad futbolística femenina se disolvió como un azucarillo. Con la desaparición de los torneos oficiales y el cese de actividad de uno de los dos grandes equipos, el SD Joventut Bunyola, el paisaje se convirtió en un erial. No hay noticias de torneos oficiosos, partidos amistosos o cualquier otra iniciativa que sostuviera el fútbol local. Entonces todo se centraba en el equipo de Liga Nacional –era el único que seguía en activo–, que cosechaba derrota tras derrota, y encima el seguimiento en prensa era menor que el de cualquier partido masculino de Segunda Regional. Para más inri, la partida presupuestaria para financiar la aventura nacional era del todo insuficiente y los propios directivos del CD Santa Maria Atlètic tenían que poner dinero de su bolsillo para cuadrar las cuentas. Un mal fario para la temporada siguiente.

Aquel año se disputó la séptima edición del Campeonato de España, llamado por primera vez Copa de la Reina, nombre que ha mantenido hasta la actualidad. No nos consta ninguna participación mallorquina en el torneo.

Temporada 1989-90

Debido a los elevados costes que suponía la participación en la Liga Nacional Femenina el CD Santa Maria Atlètic decidió renunciar a la participación y nadie lo reemplazó porque ya no quedaba ningún club organizado en la isla. Habría que esperar 20 años para ver a otro club balear en la máxima categoría: la UD Collerense (Palma), en la temporada 2009-10.

Evidentemente la competición regional tampoco se reemprendió por falta de equipos disponibles, ni se jugó torneo alguno. Como único club organizado quedaba el propio CD Santa Maria Atlètic que, al encontrarse en una situación económica muy frágil debido al esfuerzo realizado en Liga Nacional y no teniendo contra quien competir, languideció hasta desaparecer durante la temporada. Así fue como el fútbol femenino balear desapareció completamente hacia 1990.

Epílogo

La competición femenina desapareció completamente durante seis años y no reapareció hasta la temporada 1996-97, cuando se volvió a organizar la Liga Regional en Mallorca con seis participantes. Ninguno de ellos tenía vinculación alguna con los equipos existentes en los años 80, así que no podemos hablar de continuidad: fue una etapa totalmente nueva, con protagonistas nuevos y partiendo de cero. Tanto es así que la década relatada en este artículo fue totalmente olvidada hasta ahora.

Desde 1996 el campeonato femenino fue creciendo gradualmente hasta llegar a nuestros días. Esta segunda etapa, mucho más conocida y reciente, merece un artículo aparte que complete la perspectiva general del fútbol femenino balear desde sus orígenes hasta hoy.

Conclusiones

1. Protagonistas

Podemos distinguir dos grandes líneas de desarrollo del fútbol femenino en estos años:

a) Por un lado tenemos el bloque de jugadoras que, con las bajas e incorporaciones normales en el transcurso de la década, compitió con las siglas del CIDE (entre 1981 y 1984), del CD Atlético Baleares (1984-85) y finalmente de la SD Joventut Bunyola (1985-88). Sus jugadoras empezaron a competir juntas con una edad equivalente a la actual categoría cadete, crecieron y se retiraron en plena mayoría de edad, es decir, aproximadamente de los 14 a los 23 años. El conjunto, ensamblado y compenetrado desde sus inicios, lideró la competición y mantuvo su potencial hasta su desaparición en 1988, aunque en la última temporada fue superado en resultados por el CD Santa María Atlètic.

b) Por otro lado, el CD Santa Maria Atlètic. El equipo nació con un potencial más bien escaso y bien pudo ser uno de los primigenios conjuntos de escaso recorrido, que desaparecía al poco de nacer. Pero poco a poco se fue consolidando y, a mediados de la década, se convirtió en la principal alternativa al primer bloque mencionado, reduciendo progresivamente las distancias hasta lograr superarlo. A finales de los años 80 logró posicionarse como el conjunto más fuerte de Mallorca y tocó la cima al debutar en Liga Nacional Femenina como equipo fundador.

No podemos contraponer ambos conjuntos como una rivalidad entre la capital y los pueblos, ya que la composición de sendos bloques era muy variopinta en su procedencia.

2. Organización

Tan solo se fundaron tres clubes exclusivamente femeninos: CF Rubinis de Binissalem (1982-83), CF Son Forteza (1984-85) y CD Santa Maria Atlètic (1980-90). A excepción del último caso, que como dijimos fue exitoso, apenas duraron una temporada. Esta fórmula daba una independencia y hasta cierto empoderamiento a las jugadoras, que podían organizarse a su manera, pero también las exponía a una mayor precariedad económica y las obligaba a crear una afición entonces casi inexistente fuera de los clubes masculinos.

El resto de jugadoras se organizaron en los clubes de fútbol tradicionales como sección femenina. Ello les permitía gozar de una estructura deportiva consolidada y cierto apoyo económico y social; pero a nivel deportivo apenas tuvieron relevancia, ya que tanto el primer equipo masculino como el fútbol base siempre tuvieron prioridad. Su papel fue de curiosidad y exotismo que, en el fondo, nunca se tomó realmente en serio en su vertiente estrictamente deportiva y competitiva.

3. Fases

Cronológicamente podemos distinguir tres fases:

a) Entre 1981 y 1985 la competición muestra visos de crecimiento. La mayoría de conjuntos gozan de cierta estabilidad (salvo algunos fugaces, como en cualquier proceso de este tipo), se establecen jerarquías entre ellos y se intuye un crecimiento en la afición y práctica.

b) A partir de 1985 la competición se estanca. El número de equipos sigue siendo el mismo, oscilando siempre entre cuatro y seis equipos. Ante este hecho era imposible crear divisiones inferiores ni categorías de base. Empiezan a desaparecer los equipos de “clase media” y los nuevos que se crean no mejoran la situación debido a su escasa duración y discreto nivel. Se consolidan los dos grandes equipos y las diferencias respecto al resto aumentan, restando emoción a la competición.

c) Cuando se crea la Liga Nacional (Superliga) en 1988 el fútbol femenino insular pudo dar un salto cualitativo con la presencia de un equipo en la nueva competición nacional, pero en lugar de eso le supuso la puntilla final. La competición local desaparece y con ello los pocos equipos que seguían activos. El apoyo federativo era escaso y el económico también, pero no hubo músculo suficiente para mantener la llama viva de manera oficiosa. En 1989, cuando pudo reiniciarse la competición regional, todo había desaparecido.

4. Los medios de comunicación

El seguimiento de los medios de comunicación de la época era prácticamente nulo y con frecuencia utilizaba un lenguaje entre paternalista y hasta sonrojante con comentarios presuntamente socarrones, pícaros y rozando la vulgaridad, lejos del estilo mínimamente exigible en el mundo periodístico.

La competición aparecía con irregularidad y sumo descuido. Entonces la prensa escrita reseñaba semanalmente la agenda de partidos del fin de semana (viernes o sábado) y los resultados (lunes o martes); en el caso del fútbol femenino era habitual que apareciera en uno de los casos, o en ninguno, sin justificación aparente y con total irregularidad. Las notas de prensa eran prácticamente inexistentes. Entonces hasta las categorías más bajas del fútbol base gozaban de un seguimiento pormenorizado de sus resultados, jornada a jornada; de las féminas tan solo hay menciones aisladas y fugaces.

Ni siquiera las sucesivas ediciones de la Copa de la Reina, con participaciones desde los cuartos de final de 1982 a 1986, o la temporada 1988-89 de Liga Nacional Femenina apenas obtuvieron eco en los medios más allá de mencionar algún resultado.

5. Los clubes

El papel de los principales clubes mallorquines durante estos años se resume en un papel más bien pobre. Su participación activa hubiera sido clave para su crecimiento gracias a sus recursos, afición e infraestructura; pero en general demostraron escasa sensibilidad y visión de futuro. Algunos partidos se celebraron en los principales campos de la isla; pero no pasaron de ser casos aislados, movidos más por la expectación causada como exotismo que como acto deportivo, y no tuvieron repercusión posterior. Solo el CD Atlético Baleares tuvo un papel activo, pero durante una sola temporada y en condiciones de franca inferioridad: las jugadoras no cobraban, a diferencia de los hombres; reciclaban los uniformes desechados por estos, y muchos seguidores jamás supieron que existían. Esto da una idea del trato y la importancia que se daba al fútbol femenino en los clubes, de manera generalizada.

6. La Federació de Futbol de les Illes Balears

El apoyo federativo fue más bien escaso. Es sintomático que el comité de fútbol femenino en los años 80 estuviera incompleto durante varios años (reducido a una persona, su presidente), y que además no llegara a estar presidido por una mujer. Sobre todo destaca el hecho de que en 1988, ante la oportunidad de inscribir un equipo en la Liga Nacional, en lugar de ampliar el presupuesto y redoblar esfuerzos, el ente federativo obligase a las féminas a financiar solo una competición. Algo así, para una competición entonces en crisis, fue letal a corto plazo.

7. La afición

Cabe suponer que Mallorca (y Baleares) fue uno de los territorios teóricamente más avanzados y proclives al deporte femenino gracias al alud de ideas y modernidad que trajo el fenómeno del turismo. Sin embargo, la reacción del aficionado medio fue más o menos la misma que en resto del país y las jugadoras tuvieron que soportar todo tipo de comentarios y comportamientos basados en una mentalidad atávica. Aparte del entorno más inmediato de familiares y amigos, el fútbol femenino tuvo que enfrentarse a un estado de cosas que basculaba entre la indiferencia, la incomprensión, el desprecio e incluso la agresividad verbal.

Posiblemente este fuera el factor de mayor peso que provocara, a finales de los años 80, que el fútbol femenino local acabara desapareciendo después de un arranque ilusionante a principios de la década.

Palmarés

Liga Regional Mallorca (1981-88)

Temporada

Campeón

1980-81

Cancelada

1981-82

CD CIDE

1982-83

CD CIDE

1983-84

CD CIDE

1984-85

CD Atlético Baleares

1985-86

SD Joventut Bunyola

1986-87

SD Joventut Bunyola

1987-88

SD Joventut Bunyola

1988-89

Cancelada

Copa Presidente Mallorca (1982-88)

Temporada

Campeón

1981-82

CD CIDE

1982-83

CD CIDE

1983-84

CD CIDE

1984-85

Unión Expontánea CF (Génova)

1985-86

SD Joventut Bunyola

1986-87

CD Santa Maria Atlètic

1987-88

CD Santa Maria Atlètic

1988-89

Cancelada

Copa Reina Sofía – Campeonato de España – Copa de la Reina (1980- )

Temporada

Participantes

Eliminatoria

1980-81

CD CIDE

Cuartos de final (liguilla)

1981-82

Sin datos

Sin datos

1982-83

CD CIDE

Cuartos de final

1983-84

CD CIDE

Cuartos de final

1984-85

CD Atlético Baleares

Cuartos de final

1985-86

SD Joventut Bunyola

Cuartos de final

1986-87

SD Joventut Bunyola y CD Santa Maria Atlètic

Octavos de final (?)

1987-88

CD Santa Maria Atlètic

No disputada (?)

1988-89

Sin datos

Sin datos

Liga Nacional Femenina (Superliga) (1988- )

Temporada

Participantes

Clasificación

1988-89

CD Santa Maria Atlètic

10º (de 10)

Bibliografía

Publicaciones

– Anuarios de la RFEF (1980 a 1987 y 1989)

– Cuadernos de Fútbol

Páginas web

– http://mallorcaregional.blogspot.com/

Prensa

– La Almudaina

– Baleares

– Diario de Mallorca

– Última Hora

Revistas locales

– Alpic (Esporles)

– Binissalem

– Coanegra (Santa Maria del Camí)

– Dies i Coses (Calonge, Santanyí)

– Es Castellet (Bunyola)

– París-Baleares (Andratx)

– Sóller

Testimonios

– Maties Adrover Palmer

– Francisca Orell Salom

 


[1] Vicente Martínez, “Los primeros pasos del fútbol femenino en España”. Cuadernos de Fútbol, 20

[2] La Almudaina, 9 de abril de 1904

[3] José Ignacio Corcuera, “Pedradas al fútbol femenino en España”. Cuadernos de Fútbol, 97

[4] Manuel García, “El primer partit de futbol femení a Mallorca, 1932”. Última Hora, 5 de abril de 2016

[5] Dies i Coses, 111 (marzo 2006)

[6] Dies i Coses, 111 (marzo 2006)

[7] París-Baleares, 191 (junio 1971)

[8] Coanegra, 3 (dic. 1981-ene. 1982)

[9] Baleares, 21 de febrero de 1981

[10] Baleares, 17 de marzo de 1981

[11] Carlos Castro: “Érase una vez. 1981.” FF. Revista de fútbol feminino galego, 4 (enero 2014), pág. 3-5

[12] Binissalem, 40 (17 de octubre de 1982)

[13] Anuario RFEF 1983, pág. 205

[14] Anuario RFEF 1984, pág. 243

[15] Anuario RFEF 1984, pág. 223

[16] Última Hora, 7 de febrero de 1985

[17] Anuario RFEF 1985, pág. 217

[18] Anuario RFEF 1985, pág. 236

[19] Baleares, 7 de abril de 1985

[20] Última Hora, 23 de abril de 1985

[21] Anuario RFEF 1986, pág. 132

[22] Anuario RFEF 1986, pág. 145

[23] Baleares, 4 de noviembre de 1985

[24] Anuario RFEF 1987, pág. 115




¿Fútbol femenil?

FutbolFemenil01Mediante este artículo pretendo compartir mi experiencia jugando futbol y la importancia que tiene en la actualidad.

Mi nombre es María José soy mujer y juego fútbol, probablemente pensaran ¿Una niña jugando fútbol en México?, no es fácil.

Así es, todo esto se remonta 6 años atrás, cuando no sabía nada de fútbol y solo lo veía como una actividad extra. Comencé a jugar los domingos en la liga de un parque muy conocido en la ciudad donde vivo. Participaba en un equipo mixto llamado Portugal; sin embargo, solo jugaba unos minutos cuando el equipo estaba completo y de titular cuando los niños no podían asistir o llegaban tarde al partido, sin importar que los días sábados me presentara a entrenar. A pesar del avance en los entrenamientos, muchas veces me tocó esperar en la banca por el simple hecho de ser niña. Con el tiempo y después de soportar comentarios machistas y burlas por mi forma de correr o golpear el balón, comparaciones con niñas mayores y con más años de experiencia, dejé de ir a jugar, un día me descubrí pensando ¿Para qué regresar?, no es para mí. Así que con el fin de despedirme de mi equipo y de las pocas amigas que tuve  fui a entregar el uniforme, por alguna razón los pensamientos que cruzaban por mi cabeza ese día eran: que yo podía ser mejor persona que ellos y que finalmente por el trato recibido me enseñaron a respetar y apoyar los sueños de las demás personas.

FutbolFemenil02Cuando regresé a casa decidí darle un cambio a mi vida, tomarme más en serio el fútbol, dejé de verlo como un deporte y lo convertí en mí pasión, en mi vida entera, por muy corta que sea. Me anime a entrar a un equipo femenil donde ya todo era de manera seria y semiprofesional. Mi primer año ahí fue de los mejores que llevo en el fútbol, cada año jugábamos dos torneos. En el primero afortunadamente salimos campeonas invictas. El problema empezó cuando los mismos equipos de esa liga ya no quisieron jugar contra el equipo en el segundo torneo por ser un rival muy fuerte. Y la liga no nos aceptó. Así que teníamos dos opciones ir a jugar a la capital cada quince días o meternos a una liga varonil. Fue una decisión difícil para todo el equipo pero llegamos al acuerdo de meternos a una liga varonil fue un reto importante para todas. Nos marcaban unas golizas que nos enseñaron a manejar la derrota amarga y cruel y seguir disfrutando de la victoria obtenida.

En el siguiente año decidí quedarme en el mismo lugar con la misma entrenadora muchas de mis compañeras se cambiaron de equipo, por lo que en el próximo equipo quedamos alrededor de once niñas de diferentes edades. En estas condiciones no podíamos participar en ninguna liga, solo podíamos jugar partidos amistosos este año lo concluí conociendo a mis ídolos, continué practicando futbol y siguiendo los partidos de diferentes partes del mundo.

El tiempo no se detiene y se aproximaba otra difícil decisión, tenía dos opciones seguir en fútbol soccer para seguir jugando o irme a fútbol rápido pero esperarme hasta cumplir 18 años para poder jugar. Así que opte por irme a fútbol rápido y prepararme para que cuando cumpla los 18 años tenga la posibilidad de entregar lo mejor de mí dentro de la cancha.

FutbolFemenil03Tal vez mi historia sea una más de tantas que existen, comprendí que el futbol femenil en México puede llegar a ser tan importante como el varonil si continua teniendo el apoyo que hasta hoy ha logrado, durante estos años he compartido la cancha con niñas y mujeres que tienen pasión por este deporte, los niños seguirán siendo los jugadores que sin esfuerzos obtengan los mejores salarios y posiciones; pero tengo fé en mí país en mi gente y espero que algún día también llenemos estadios, seamos ídolos de los pequeños y contemos con mayores recursos que los actuales.

Me falta mucho por mejorar, pero no me canso ni me rindo porque quiero jugar de titular a mis 18 años y espero poder seguir de cerca el crecimiento de la rama femenil en el futbol, sueño con narrar el primer partido de futbol femenil con estadio lleno en México.

He escuchado que los personajes con mayor éxito en el mundo comenzaron con un sueño, yo comencé el mío y ¿Tú?

FutbolFemenil04




…Y piedras en el camino

Durante el decenio de los 70 en el pasado siglo, nuestro país protagonizó una rápida e intensa transformación política, social, económica e ideológica. Cubiertas las necesidades más perentorias, logro recién alcanzado tras el absoluto fracaso autárquico, la sociedad española, como ocurre siempre en todo grupo humano, quiso conquistar libertades y derechos hasta entonces vedados. Primero se enterró al régimen heredero de la Guerra Civil, sin revanchismo ni apenas loas nostálgicas. Después irían asomando, balbucientes, los partidos políticos, el movimiento sindical, los convenios laborales negociados, no impuestos dictatorialmente, conforme fue práctica del sindicato vertical a lo largo de los ocho lustros precedentes… Se empezó a hablar del divorcio, como meta a conquistar, e incluso de aborto con cargo a la Seguridad Social. La legalización del Partido Comunista, por encima del simbolismo, tuvo mucho de compromiso respecto a no dar marcha atrás.

Viñeta de “As-Color”, setiembre 1971. Hombrecitos rijosos y sal gorda. Todavía, muchos cambios por fraguar.

Viñeta de “As-Color”, setiembre 1971. Hombrecitos rijosos y sal gorda. Todavía, muchos cambios por fraguar.

Paralelamente, muchos españoles deglutieron la hiel del paro, cuando la obsolescencia empresarial, fruto de anteriores complacencias, imposibilitó competir en el mercado exterior. Hubo huelgas, manifestaciones convocadas más con ánimo de reafirmación social que a la búsqueda de soluciones, retorno de emigrantes, no porque la locomotora económica europea gripase, sino porque otra sangre más barata -turca y magrebí, especialmente- empezaba a engrasar bielas teutonas, helvéticas o belgas. El dinero, siempre cobarde y amasado, quizás, al abrigo de subvenciones, dádivas y componendas, partía rumbo a Suiza, Liechtenstein o Luxemburgo, dubitativo ante lo que por nuestros pagos pudiese acontecer. Hasta en la Iglesia Católica, tan apiñada junto al palio de Franco, surgían voces críticas. De Norte a Sur y de Este a Oeste prendía el virus reivindicador.

Las pocas, muy pocas futbolistas españolas, también creyeron llegado el momento de exigir un reconocimiento, si no similar al del fútbol masculino, como mínimo carente de trabas y anatemas. Los propios medios de difusión irían desterrando antiguas burlas o chascarrillos, para mirar hacia las neófitas émulas de Migueli, Rexach, Marcial, Iribar o Del Bosque, no como a bichos raros, sino con la curiosidad reservada a discordantes fenómenos de moda. Pero era tan escaso, tan clandestino el balompié practicado por nuestras féminas, que esos medios hubieron de situar su punto de mira no en viejos campos regionales, con casetas desvencijadas y duchas donde el agua acostumbraba a salir casi siempre fría, sino al otro lado de los Pirineos o allende el Atlántico.

Así, el 21 de julio de 1971, se supo que Juan Bulnes, entrenador de fútbol profesional, recibió el encargo más arriesgado de toda su carrera: conformar con urgencia una selección nacional femenina, capaz de representar dignamente a Perú. “Me dieron sólo 13 días con respecto a la fecha señalada para el partido ante México, en el Estadio Nacional de Lima”, señalaba el técnico. Un plazo tan escaso, partiendo desde el cero absoluto, como para justificar medidas desesperadas. “Tuve que valerme de la prensa, especialmente de la deportiva, como medio de promoción. Solicitaron muchachas deseosas de jugar al fútbol y se presentaron 300 sólo en Lima”. Algunas de ellas se habían vestido de corto esporádicamente, para jugar de forma amistosa, por carnaval. Otras eran, tan sólo, espectadoras habituales de fútbol masculino. Y la mayoría bienintencionadas jóvenes dispuestas a apoyar tan novedosa iniciativa, por más que estuviesen ayunas de todo conocimiento balompédico. Tres días antes del choque quedó conformada la selección. Nadie, ni los mismos medios que tan decisivamente habían colaborado en el llamamiento, soñaba con desarrollar un papel decoroso ante las mexicanas, jugadoras con amplia experiencia nacional e internacional. Pero los milagros, al menos cuando hay un balón de por medio, existen. Y la derrota por 3-2 supo casi a victoria. “Sobre todo porque nuestras jugadoras, al no haber calzado nunca botas de tacos, saltaron al campo con zapatillas de baloncesto -señalaba Juan Bulnes-. Las aztecas, en cambio, muy preparadas ya, lo hicieron con botas reglamentarias”.

Las peruanas podían jugar al fútbol, pero por nuestros pagos las jóvenes que pretendían seguir su ejemplo eran tildadas de marimachos. Para prueba, este chiste de Villena fechado en 1972.

Las peruanas podían jugar al fútbol, pero por nuestros pagos las jóvenes que pretendían seguir su ejemplo eran tildadas de marimachos. Para prueba, este chiste de Villena fechado en 1972.

Ese partido constituyó un formidable espaldarazo a la Liga de Fútbol Femenina, creada dos días antes. Hasta tal punto que la Federación Peruana anunció el inmediato inicio de gestiones para reconocer y englobar dicha sección en sus competiciones. Otro partido ante Argentina, mucho más complicado y resuelto con dulce derrota por 1-0, condujo a la constitución permanente de un seleccionado, con entrenamientos regulares, así como al inicio de la Liga Regular femenina. En 1972, ocho equipos limeños, con toda su documentación en regla, se disputaban el título de Apertura. Otros dos elencos se hallaban en formación. La meta más próxima pasaba por disputar, con 20 conjuntos distribuidos en 10 de 1ª División y otros tantos de 2ª, un Campeonato Metropolitano. Todo ello sin perjuicio de los que pudiera ir surgiendo en otras áreas del país, como Arequipa, donde competían 10 conjuntos, o Cuzco, Pucalipa e Iquitos, en plena amazonia.

“La Mujer no pierde su condición básica de femineidad por jugar al fútbol”, se creía obligado a enfatizar Juan Bulnes, quien además aseveraba: “Puesto que también he entrenado a hombres, puedo fundamentar mis comparaciones. Ellas son más constantes, muestran más deseos de superación que el varón y se toman muy en serio lo que hacen”. Para él, además, todo había dado un gran vuelco: “Por fin hay mucho donde escoger. Buenas jugadoras, como Olga Pinto, medio volante y capitana de la selección; Norma Quiñones, defensa central; María Véliz, apodada “La Pitín”, por el puntal del Alianza de Lima “Pitín” Zegarra; Vicky Konja, punta de lanza; Leonor Ruiz, guardameta… Y contamos con el futuro representado por varias chiquillas de 13 años que son una revelación”. Como alguien sugiriese  que el fútbol femenino pecaba de blandenguería, excesivo tiqui-taca propio de guante blanco y salón, negaba: “Durante la gira que las mexicanas hicieron por Perú en enero, apenas seis meses después de nuestro debut, se pegaron igual que hombres tras el pitido final en Huacho y Ciudad Trujillo. Las aztecas juegan duro, son más potentes y seguramente nos veían como una perita en dulce. Así que salir derrotadas 2-0 les escoció. Tienen carácter, ya lo creo. Lo van a demostrar ante Dinamarca, Italia e Inglaterra, partidos que ya están preparándose”.

Le sobraban razones para mostrarse orgulloso, tras semejante salto, sin red, desde la nada al infinito.

Este tipo de noticias servía para enardecer a nuestras diseminadas jugadoras, a quienes apenas nadie quería tomar en serio. Si allá por Perú, país menos evolucionado económica y socialmente, otras jóvenes como ellas acababan de lograr el ansiado reconocimiento, no era cuestión de rendirse, sino de apretar los dientes y redoblar esfuerzos.

Las suecas del Djurgarden inspiradoras de tan discutibles comentarios.

Las suecas del Djurgarden inspiradoras de tan discutibles comentarios.

Y eso que de los Pirineos a la punta de Tarifa seguían imperando mentalidades muy estrechas. Ciertas gracietas pasadas de época daban la impresión de recordar a los lectores de prensa que nuestro país permanecía impermeable ante ciertas modas. En julio de 1968 y bajo el título de “Quiero un abrazo”, “Marca” reprodujo una instantánea de Europa Press, con el siguiente pie: “Estas o parecidas palabras debió pronunciar la jugadora del Djurgarden que acude a abrazar a su compañera, autora del gol de la victoria (2-1) sobre el Oxabac, en el partido disputado en Estocolmo entre dos equipos femeninos. La portera del Oxabac, como es una chismosa, diría no sé qué de offside. Los espectadores que ríen, al fondo, hubieran también querido abrazar a la goleadora, según las malas lenguas”.

Rara vez, en tan poco espacio, se habrá amontonado tanto tópico. El de la portera chismosa, cual si fuera guardesa de finca urbana, y no de redes. El de la sueca apetitosa, en tiempos de cacería rijosa, torpe y patética, a las “suecas” de Benidorm, Magaluf o Torremolinos. Y, claro está, el de considerar ridículas a las mujeres futbolistas. ¿De qué otra cosa, si no, se reían los espectadores del fondo? Si es que lo hacían. Porque la mala calidad de la foto impedía asegurarlo.

Otro suelto procedente de Inglaterra, cuyas féminas venían asomando al césped con mayor o menor regularidad desde los años 50, apuntaba en idéntica dirección durante el otoño de 1970. “Si no meten goles los hombres, el fútbol será cosa de mujeres” lo titularon. Por esa época, recordémoslo, el antiguo defensa escoba se había convertido en líbero, los medios volantes asfixiaban al adversario, como perros de presa, y a los interiores, después de bregar por la zona ancha, apenas si les restaba fuelle para ejercer de segundos puntas. Resumiendo, triunfaba el cerrojo, muchos partidos se resolvían con escuetos 1-0 y empates sin goles, imperaba el aburrimiento y la falta de emoción. Ante la falta de estímulos, cada vez acudía menos público a los estadios. La televisión, por ende, empalidecía a los mitos. Con excepción de Johan Cruyff, George Best, “Torpedo” Müller, Franz Beckenbauer, o los Mazzola y Pelé ya para escasos trotes, casi nadie merecía consideración de astro. Los partidos femeninos, ante tanta improductividad, podían reivindicar su propio hueco.

Y algunos grupitos de pioneras a punto estuvieron de conseguirlo.

En Noviembre de 1971, El Cuervo, de Lebrija, disputaba con asiduidad choques benéficos. María Auxiliadora Gómez, gran estrella bajo los palos, quinta de siete hermanos, y a sus 19 primaveras, según el DNI dedicada a “sus labores”, protagonizó una entrevista para “As” firmada por Salvador Recio, quien, por cierto, tampoco es que luciese mucho en algún párrafo: “…el equipo femenino de El Cuervo puede destacar por sus virtudes futbolísticas, pero fundamentalmente lo hace por la belleza de las componentes del conjunto”. La vieja y casposa condescendencia contra la que luchaba su entrevistada. Porque María Auxiliadora ponía los puntos sobre las íes tan pronto le daban voz: “Cuando nos iniciamos en el fútbol, no estaba muy segura de que fuese un deporte para la mujer. Pero después, al practicarlo con asiduidad y el entrenamiento adecuado, me he convencido de que no es sólo cosa de hombres”.

El Cuervo, representativo de la barriada lebrijana de igual nombre, surgió por amistad y ante la falta de diversiones: “No son muchas las que hay por aquí, donde sólo somos unos 8.000 habitantes y estamos a 7 Kilómetros de Lebrija, a más de 70 de Sevilla y a 25 de Jerez de la Frontera. Sólo el cine, y para las películas que ponen…” Orgullosa de la obra común, aparte de reivindicar una muy necesaria emancipación, cubrían necesidades no cubiertas por la entonces precaria infraestructura social; “Toda la barriada viene a vernos. Y por ejemplo, entre las obras ya realizadas, hemos hecho una vivienda a una señora que la necesitaba de manera perentoria”.

Como colofón, al periodista volvía a escapársele cierto tono antiguo: “El solo anuncio de la presencia de este conjunto de bellas muchachas, obra el milagro de la concurrencia como  ningún otro espectáculo”.

Las jóvenes lebrijanas de El Cuervo, posando con toda su ilusión.

Las jóvenes lebrijanas de El Cuervo, posando con toda su ilusión.

Durante el verano de 1973, época escasa en noticias con el balón de protagonista, “As-Color” titulaba: “El balompié femenino por las nubes”. Y como subtítulo contundente: “Tampoco en fútbol quieren quedarse atrás”. Luego, en el brevísimo desarrollo, volvía a colarse un innecesario párrafo machistoide: “Estas muchachas -las que patean el esférico con habilidad y potencia, insisto-, al tradicional valor estético de sus piernas han unido un nada despreciable valor crematístico. Como ejemplo, ahí tienen ustedes a dos figuras del fútbol femenino europeo. Son las alemanas Mónica Gadorf y Christina Nausser. El club italiano ACF Padua está dispuesto a pagar un millón de pesetas por cada una, además de asegurarles un sueldo mensual de 60.000 y 40.000 ptas. respectivamente. ¡Para que luego digan los escépticos que el fútbol femenino es simplemente una moda pasajera!”.

Esas 60.000 ptas. de 1973, representaban 5 veces el salario de una dependienta de comercio bien pagada, dos veces y media sobre lo liquidado por un maestro con plaza fija, y casi el doble de lo que hubiesen firmado muchos apoderados de banca, o jefes de negociado en la Administración, con numerosas personas a su cargo.

Pero por nuestros pagos, las jóvenes futbolistas no veían ni cinco céntimos.

Victoria Hernández a sus 14 años. A punto estuvo de ingresar en un equipo francés.

Victoria Hernández a sus 14 años. A punto estuvo de ingresar en un equipo francés.

Apenas un año antes, el Stade Reims femenino, en gira por España, había disputado varios partidos. Al enfrentarse al Olímpico de Villaverde -sin duda el conjunto más serio del área centro-, les llamó la atención Victoria Hernández. Los medios echaron a volar su imaginación, barajando cifras de traspaso por demás imposibles, sustentadas -eso si era cierto- en que la chica llegó a ser sometida a prueba. Todo resultó un bluf, gira incluida, porque de los 5 partidos acordados únicamente se disputaron cuatro, en parte por la bisoñez de quienes entonces regían a nuestros modestos equipos: “Al volver de Játiva dijeron que sus chicas estaban muy fatigadas y se fueron a Francia, sin jugar el quinto encuentro. Bien es verdad que parte de la culpa es nuestra, pues no habíamos firmado ningún contrato; confiamos en su palabra (…) y se marcharon sin decir adiós”.

Victoria, a sus 14 años, era una de nuestros puntales más firmes, pese a que su modestia le impidiese reconocerlo. “Hay mejores que yo. Por ejemplo la valenciana Clarmunt. Y otras…” Aseguraba no sentirse frustrada al difuminarse su salida hacia Francia, porque, aun presentándose más adelante otras oportunidades, “es muy probable que no me marchara”. Actuaba de interior y pretendía hacer de aquel fútbol semiclandestino un deporte con todas las de la ley. Labor ardua, en cualquier caso, puesto que tanto Federación Española de Fútbol como Sección Femenina seguían llenando de piedras el incierto camino.

Justo durante el verano precedente, España hubiese podido servir de escenario al III Mundial Femenino de la historia. Ninguno de nuestros estamentos debería haber puesto un céntimo para su celebración, porque todo corría a cargo del organismo que desde Turín auspiciaba ese fútbol, como una especie de FIFA alternativa y paralela. Pero tanto la Sección Femenina, como la Delegación Nacional de Deportes, se opusieron con rotundidad, mientras desde la FEF presidida por José Luis Pérez Payá, todos se lavaban las manos. “El balompié de las piernas bonitas”, conforme numerosos medios lo habían bautizado, parecía estorbar a muchos.

Cuando en 1971 una “selección” apócrifa de España se midió a Italia en su terreno, todo fueron impedimentos, precariedad y obstáculos. La Federación advirtió seriamente a las jugadoras sobre la imposibilidad de lucir el escudo nacional, saltar al campo con banderas, o considerarse genuinas representantes de nuestra nación. Las chicas, cuya edad media no alcanzaba los 15 años, viajaron hasta Valencia, donde varias habrían de dormir sobre el suelo de un piso vacío, antes de poner rumbo a territorio transalpino. Un señor, que había llevado a varias hasta su destino, desapareció el día de vuelta, dejándolas tiradas. Menos mal que cierto redactor de “As” sufragó los billetes de retorno. Por supuesto fue este diario el único de tirada nacional, ocupándose de tan azarosa epopeya. En el hotel italiano, según queja generalizada, se escatimaba la comida, probablemente al no dar más de sí el precio acordado. Casi fue un milagro perder sólo 8-1. Las italianas, con 6 años más de media y muy bien entrenadas, parecían volar. ¿Qué podía hacer Maribel, ante ellas, nuestra benjamina, con sólo 11 años?

Nada de aquello pareció concernir a la FEF.

Concepción Sánchez Freire “Amancio”, estrella del Olímpico Villaverde, en 1973.

Concepción Sánchez Freire “Amancio”, estrella del Olímpico Villaverde, en 1973.

Incluso cuando desde la propia FIFA recomendaron a Pérez Payá dedicase cierta atención al fenómeno, incluyendo alguna partida económica para su desarrollo, nuestro máximo mandatario continuó impertérrito. Hubo nuevos requerimientos, porque desde FIFA se miraba con aprensión al organismo turinés capaz de organizar un Campeonato del Mundo anual, mientras aseguraba no querer ningún trato con el fútbol masculino y sus rectores. Si aquellos italianos lograban estructurar la versión femenina, extenderla por el orbe y hacer negocio mediante el “marchandaising” y la implicación de marcas comerciales, podían servir de inspiración a otros proyectos. Y no, eso sí que no. Por nada del mundo tolerarían que la Copa de Europa, sin ir más lejos, acabara organizándose por un puñado de clubes potentes, al margen de la UEFA. Tenían que acabar con la sede turinesa de un plumazo, por  constituir un malísimo ejemplo. Y para derrotarla, nada como abrir los brazos a las féminas. Dicho de otro modo, englobar cuanto antes  a las mujeres en las distintas Federaciones Nacionales.

Pérez Payá, finalmente, no tuvo más remedio que designar a un delegado federativo como interlocutor con el fútbol femenino. Y puesto que ninguno de los clubes grandes viese en el empeño otra cosa que un engorro, acabó en el carguito Pedro Ruiz Cossío, presidente del Rayo Vallecano. Quizás porque todo espaldarazo ilusiona, sus primeras manifestaciones estuvieron cargadas de optimismo, al tiempo que prometía ayudas. Luego, sin embargo, hizo lo posible por desacreditar cuanto debería haber impulsado, destinando la parca dotación dineraria a choques entre artistas de cine y variedades.

Por suerte, un puñado de hombres más anónimos seguían empeñados en pulir lo que desde muchos ámbitos seguía viéndose como simple sarampión. Fco. Javier Jiménez Velasco, José Mérida, Miguel Ángel Rubio, Miguel Yuste o Manuel Carlón, fueron sólo algunos. En Cataluña, gracias al dinamismo de Montserrat Fabregat, capaz de vincular en su proyecto a F. C. Barcelona y R. C. D. Español, acabó organizándose un campeonato regional…

Lo difícil, empero, era hacer que los clubes femeninos se mantuviesen vivos durante varios años. Surgían muchos, es cierto, pero ante las dificultades de toda índole y el reducido número de partidos que lograban disputar por año, raro era no desinflarse. En la localidad vizcaína de Galdácano, por ejemplo, un grupo de jóvenes se decidió a constituir el Goranta: “Todo empezó en plan de broma -confesó una de sus portavoces-. Pensábamos jugar contra los chicos, ellos con un pie atado. Pero al final lo hicimos contra otro equipo de chicas, pasándolo de miedo”. Ese conjunto, compuesto entre otras por Charo, Blanca, Marieli, Pili o Emili, se mantuvo durante 4 años, tras debutar en las fiestas de Santa Cruz, durante lo que podríamos considerar temporada 1967-68. Se enfrentaron a conjuntos de Amorebieza, Zalla, La Arbolada, San Miguel y Ortuella, pero no hubo relevo generacional en el pueblo. Eso sí, mostraron su rotunda negativa a vestir de blanco, como el hoy centenario Club Deportivo Galdácano: “Salimos con una raya roja en diagonal, sobre el fondo blanco, porque de ninguna manera queríamos vestir con la camiseta del Real Madrid”.

Conchi “Amancio” en el centro, con el Valdobbiadene, durante la segunda mitad de los 70. A su izquierda la danesa Susi Augustsen, excepcional goleadora y gran estrella europea.

Conchi “Amancio” en el centro, con el Valdobbiadene, durante la segunda mitad de los 70. A su izquierda la danesa Susi Augustsen, excepcional goleadora y gran estrella europea.

Parece que en todo el territorio nacional llegaron a coexistir, durante la segunda mitad de los años 70, cerca de 300 equipos. No menos de 4.500 muchachas dándole al balón cuando podían, tras salir del Instituto, la fábrica, o el taller, robando tiempo a sus domingos y soñando despiertas. Algunas, por muy distintas razones, deberían ser recordadas hoy como los pioneros masculinos de 80 años atrás. Y encabezando la lista Conchi Sánchez Freire, a la que apodaron “Amancio” tras marcar 5 goles en aquel partido Sizam-Mercacredit, el 8 de diciembre de 1970. La primera profesional española, aunque para vivir del fútbol necesitase ir a Italia, cuando en 1973 el Gamma-3 la tentó con una ficha de 75.000 ptas. anuales. Tenía 15 años y apenas ninguna duda. En 3 temporadas festejaría 2 títulos de Liga y uno de Copa. Luego fue pasando por el Valdobbiadene (2 Ligas en otras tres campañas), el Conegliano (doblete en Liga y Copa la campaña de presentación), Gorgonzola, Trani, Cagliari, Lazio, Prato, Verona… En total, 10 títulos de Liga y 5 de Copa, alineándose como ariete al principio, y más adelante en posición de extremo. En 1997, próxima a cumplir los 40, fichó por el Arsenal londinense, para colgar las botas después de 24 años sobre el césped. Afincada en Bristol, llegó a abrir una escuela para niños futbolistas.

Todavía en 1986, el fútbol seguía siendo cosa de hombres para los publicistas de “Soberano”.

Todavía en 1986, el fútbol seguía siendo cosa de hombres para los publicistas de “Soberano”.

Victoria Hernández también supo resarcirse de aquella decepción con el Stade Reims, enarbolando como pocas la bandera de una longevidad prodigiosa. Nada menos que 27 años activa, hasta cumplidos los 40, le permitieron retirarse a lo grande, con los títulos de Liga, Copa y Recopa en su última temporada, además de competir con la selección española de verdad, luego de que la Federación Española acabase reconociendo al fútbol femenino. Siempre, durante aquellos 27 años de ilusión, sin el menor estímulo económico, simultaneando la pelota con ocho horas de jornada en una fábrica de vaqueros y, cuando ésta cerró, en cierta distribuidora de productos farmacéuticos.

Comparada con estas carreras, la de Ángela Martín, 11 años activa, desde las 14 hasta sus 25 primaveras, casi se antoja breve episodio. Más corto fue el periplo de la central Beli Fuentes (5 años), o Isabel Sánchez Freire, hermana de Conchi “Amancio”, la benjamina de aquella selección no respaldada por nadie, y conocida para el fútbol como “Maribel”. Jugó sólo 4 años, hasta celebrar su decimoquinto cumpleaños. Pero su hijo Rufo Familiar no sólo iba a heredar aquella afición, sino el mismo espíritu aventurero que la impulsase a romper moldes. Así se explican sus experiencias en el exótico fútbol de Filipinas o Tailandia.

De todas ellas se ocupó más de una vez “As”. Con menos frecuencia, empero, de la que hubiesen merecido. Otras, como Trinidad García, Estrella Pascua, Reyes González o Yolanda, que cambió la pequeña portería de balonmano por la de postes blancos y larguero inalcanzable, tuvieron menos suerte. Igual que quienes vieron cómo la Federación Española concluía dando su brazo a torcer, no por convicción, sino por puro oportunismo. De todas ellas apenas si ha quedado algo más que unos nombres de pila.

El reconocimiento de nuestro fútbol femenino se produjo en 1983, cuando Italia, Bélgica, Inglaterra, Noruega, Francia, e incluso Portugal, ya gozaban de competiciones muy encarriladas y absoluto apoyo oficial. Ayudó en aquel paso, y no poco, la belicosidad del todavía embrionario sindicato de futbolistas españoles AFE, que en noviembre de 1980 estuvo deslizando la nada desdeñable amenaza de paralizar las competiciones mediante una huelga, en defensa de sus históricas reivindicaciones. Hacía falta un golpe de efecto, convinieron en la FEF; algo que desviase la atención pública. Y al órgano federativo se le ocurrió, entonces, anunciar a bombo y platillo su pláceme para un fútbol femenino federado. Sólo un par de semanas antes, ese proyecto había sido rechazado de plano por los clubes masculinos. Pero de pronto, el tan denostado balompié de féminas podía servirles de salvavidas.

Aún hizo falta tiempo para estructurar las categorías por edades y, sobre todo, para que muchas chicas jovencísimas alcanzasen la edad senior imprescindible en competiciones “adultas”. Sin embargo el gran paso, tan anhelado, ya era un hecho.

Fue, probablemente, el gran día de Rafael Ruiz Muga, hombre que como Quijote de la región centro venía luchando, apenas sin el apoyo de ningún Sancho Panza, contra incontables molinos de viento. Había mucho, muchísimo por hacer, pero con la Federación Española como avalista, todo iba a resultar bastante más fácil, conforme irían demostrando distintos teletipos. Rara era la quincena que no se creaba algún equipo. En la comunidad canaria, Cataluña, Euskadi, Galicia, Castilla…  A veces surgían de la nada. Otras, a partir de antiguas formaciones náufragas o a la deriva.

Como ilustración sobre lo complicado que fue poner en marcha ese tren, sirva este dato de Vizcaya, territorio donde no pocas chicas llevaban vistiéndose de futbolistas desde los aún muy intransigentes años 60. La Temporada 1982-83 echó a andar la Liga Territorial, con sólo dos equipos: Txorierri Neskak y Ollargan. El primero, compuesto con integrantes del Sondika Femenino, luego de que Volney Alonso, presidente del Club Deportivo Erandio y directivo de la Federación Vizcaína, las animase, habría de cosechar casi todos los torneos en litigio durante su breve existencia, comprendida entre 1982 y 1986. La campaña 83-84, ya compitiendo cuatro equipos, repitieron título, lo mismo que en la edición 84-85, con otros dos clubes más en liza. Aquellas jóvenes, Inma, Elisa, Puri, Esther San José, Amaia, Rosi, Esther Goirigolzarri, Maribel, Itziar, Paloma, o las internacionales Ana Astobieta, Laura, o Maite, se despidieron con otra Liga Territorial en su cuarta y última gloriosa temporada.

Selección española de 2017. Aún hay gradas semivacías, pero viniendo de donde viene nuestro fútbol femenino, su progresión resulta formidable.

Selección española de 2017. Aún hay gradas semivacías, pero viniendo de donde viene nuestro fútbol femenino, su progresión resulta formidable.

Indudablemente debía hacerse duro entrenar bajo la lluvia, con frío, poca luz y sobre el fango, para luego saldar la temporada con 7, 10, o como máximo 12 enfrentamientos. Se necesitaba mucha devoción por el esférico.

En 1991 se disputó el primer Campeonato Mundial Femenino organizado por la FIFA. Treinta años después del que montase, con enorme acogida entre el público, aquella otra Federación desde Turín, un organismo del que hoy nadie se acuerda. Nuestra selección nacional, ya con escudo en las camisetas y sin impedimentos para que sus jugadoras se envolviesen en banderas, si les apetecía, mejoró tan rápida como constantemente. Llegaron los patrocinios. A veces hasta se abrían campos grandes y emblemáticos, como el viejo San Mamés, para acoger determinados choques…

Las mujeres, por fin, conquistaban otra meta, pese a las muchas piedras que durante decenios fueron arrojando en su camino.




Pedradas al fútbol femenino en España

Antaño ya se analizaron en esta publicación algunas razones determinantes del tardío desarrollo que el futbol femenino vivió por nuestros pagos. Elementales argumentos de espacio dejaron, entonces, varios puntos sin enhebrar. Déficit que ahora corregimos con éste artículo y el que, a modo de corolario, verá la luz el mes próximo.

Si en “El lastre congénito del fútbol femenino español” se partía del triunfo franquista en la Guerra Civil, y la inmediata entrega del deporte a Falange -a su Sección Femenina por cuanto al de las mujeres respecta-, aquí cabe retroceder algo más aún. Hasta Galicia durante el periodo 1921-1924, puesto que allí una chica llamada Irene no sólo ejercía como guardameta y capitán, sino que estuvo haciéndolo junto a diez varones en un equipo que llevaba su nombre, el Irene Football Club. Aunque la entidad fuese modestísima y compitiera sin federar en partidos de Feria, exhibiciones y amistosos, lo insólito del caso hizo que algunos medios recogieran tamaña novedad.

Transcurridos un par de lustros, allá por 1932, cuando la mitad de nuestros ancestros iban a ver reconocidos, por fin, distintos derechos fundamentales tras proclamarse la República, un puñadito de chicas jóvenes volvieron a agruparse en torno al balón.

“Nadie había hecho tanto por la mujer española como el gobierno de la II República”, recogen hoy algunos manuales de bachillerato. Y: “Por primera vez, las mujeres pudieron participar activamente en el devenir político, al otorgárseles derecho al voto. Clara Campoamor, Julia Álvarez Resano, María Zambrano, Federica Montseny, Victoria Kent o Margarita Nelken, hasta tuvieron cabida en importantes órganos administrativos, sociales, o de decisión”. Verdad, en líneas generales, aún necesitada de amplios matices.

Porque la promulgación del voto femenino fue objeto de muy encendidos debates entre republicanos convencidos, ante la posibilidad de que a la postre no acabaran votando las mujeres, sino indirectamente sus confesores, reacios a cuanto la nueva doctrina política pretendía alterar. Por otra parte, y aun contando con las muy combativas sufragistas, el papel real de nuestras bisabuelas tampoco es que cambiase mucho. Tantos siglos de tradición, de “tú te callas porque yo lo digo”, de “aquí mando yo”, requerían un tiempo para germinar y florecer, que la República no tuvo. Aquella, empero, desde un punto de vista puramente deportivo, y banal por tanto, pudo haber sido una buena oportunidad para que las mujeres tomasen el fútbol al asalto, y no precisamente como espectadoras. Pero incluso entonces serían utilizadas por avispados oportunistas, gente que sólo vio en tan drástica apertura un opíparo negocio, a su costa.

La Agencia Artística Abaurrea fue quien mejor explotó aquel filón, conformando a toda prisa dos equipos femeninos, Valencia F. C. y España F. C., de Madrid, a los que envió de gira por Zaragoza, Córdoba, Palma de Mallorca, Madrid, Huelva, Sevilla, Badajoz o Málaga, entre otras capitales de provincia, coincidiendo, para engordar taquillas, con la celebración de fiestas o ferias patronales.

Anuncio de la Agencia Abaurrea en el periódico sevillano “La Unión” (15-IV-1932). Mientras algunas mujeres trataban de liberarse, los oportunistas encontraban nuevas fórmulas para hacer caja a su costa.

Anuncio de la Agencia Abaurrea en el periódico sevillano “La Unión” (15-IV-1932). Mientras algunas mujeres trataban de liberarse, los oportunistas encontraban nuevas fórmulas para hacer caja a su costa.

Se trataba, en realidad, de elencos muy bien avenidos, puesto que viajaban y se hospedaban juntos, allá donde dirimiesen choques de exhibición. El morbo, obviamente, debía actuar como fuerza movilizadora en los graderíos, y no parece que la prensa se tomara muy en serio a las 22 muchachas, atendiendo a lo anodino de sus reseñas, al emplazamiento de éstas, no en la sección deportiva, sino en la de espectáculos, y a un inequívoco tono entre publicitario y de gacetilla social: “(Los conjuntos), cuya mejor garantía es haber contendido recientemente en Madrid, Zaragoza y Granada con un rotundo éxito tanto deportivo como económico, están formados por unas «equipiers», que a su calidad femenina unen una gran destreza deportiva, realizando un juego limpio, valiente y emocionante», glosaría la prensa sevillana, según testimonio de nuestro compañero Alfonso Del Castillo. O el más condescendiente “algunas jugadoras lucieron una curiosa destreza en lides tan varoniles”, en otros diarios de las ciudades en gira.

Flor de un día, en suma. Los dos equipos de Abaurrea duraron tanto como la provocativa novedad. Y de aquellas esforzadas futbolistas no quedó ni rastro; tal fue el interés con que los medios se tomaron la gira.

Otros deportes femeninos sí llegaron en enraizar, luego de verse favorecidos por el ventarrón republicano. El de frontón con raqueta, por ejemplo, vigente hasta mediados de los 50, y durante cuya edad de oro las raquetistas viajaban contratadas no sólo de Madrid a Valencia o Barcelona, sino incluso a China y Filipinas. “Chiquita de Anoeta”, María Consuelo, Agustina, Angelita, Matilde “La Madrileña”, Pili, Toñi, Mari “La Ciclón”, Irura, Marichu, que habría de casarse con el torero Curro Caro, fueron algunas estrellas de relumbrón. Eran chicas normales en un universo franquista donde exhibirse ante hombres en “paños menores” estaba oficialmente muy mal visto, por más que el mundo real, el del día a día, evolucionase por sendas divergentes. El maestro de periodistas Eduardo Haro Tecglen rememoró más de una vez a cierta novia raquetista, contratada en el frontón madrileño Chiki Jai. Puesto que el amor le llevaba a pasar mucho tiempo en aquellas instalaciones, el más adelante reputado columnista adquirió fama de entendido, hasta el punto de requerírsele como augur en “pelotillas” y “quinielas”. Para la sociedad bien-pensante, en cambio, “raquetista” venía a ser sinónimo de buscona, allá por los 60 del desarrollismo, tiempo ya de bikinis y afluencia extranjera buscando solazarse en nuestro litoral. Eso, al menos, refleja este diálogo extraído de un sainete radiofónico:

“- Y al chico, ¿dónde lo tienes esta vez?.

– Por ahí, mujer. Con su deporte y sus cosas. Esperemos no se líe con una cupletista, como el tío Alejandro…

– Chica, si hace deporte lo tendrá más fácil con una raquetista. Siempre será más sano, digo yo.

– Quita, quita. ¡Qué más dará raqueta y pantaloncito corto, que plumas y lentejuelas! Total, todo es enseñar muslo entre humo de tabaco y hombres vociferantes.

– Pero las deportistas…

– Nada, nada. Para deporte la equitación, que van bien tapaditas.”

Hasta 1955 no es fácil encontrar referencias al fútbol femenino en nuestra prensa, por la sencilla razón de estar proscrito a instancias de la Sección Femenina. Y cuando asomaba, casi siempre era mediante notas de agencia destinadas al rincón de curiosidades y pasatiempos. Malo, pero que muy malo, si las futbolistas merecían honores de editorial, como evidenció Martínez Gandía, una de las más prestigiosas firmas de “Marca”, el 6 de enero de 1951. Como regalo de reyes, su expansión titulada “Las ladies futbolistas” tendríamos que considerarla casi juguete bélico:

“Un periódico acaba de lanzar esta insospechada interrogación: ¿Deben las mujeres jugar al fútbol? Nuestra contrainterrogación es: ¿Debe llamarse mujeres a las mujeres que juegan al fútbol?

Pues por lo que leemos, hay mujeres que juegan al fútbol, no en un partido así, a la broma bromita, sino en serio, encuadradas en un club y todo. Así, no hace mucho, se celebró un encuentro internacional femenino, entre equipos de Inglaterra y Francia. Y también nos enteramos de que el Dick Kerr´s Ladies, de la ciudad de Preston, en Lancashire, es el más potente de los clubes femeninos británicos de fútbol.

Las mujeres, en el fútbol, están bien en la tribuna, y si están bien en la tribuna, tampoco estarán mal fuera de ella, pero sin invadir nunca el terreno de juego. Una mujer vestida de futbolista y con esas botazas tan enormes, resulta de una comicidad tan espesa que sólo sería reída por espectadores de cerebro primitivo. O sea que para el espectador moderno, ni siquiera la cosa tendría gracia.

Comprendemos por algunas razones domésticas, que ciertas mujeres sientan interés por aprender boxeo, lucha libre, lanzamiento de peso y otros deportes, por lo que puedan tener de aplicación en posibles situaciones, y por lo que puedan contribuir en un momento dado a imponer un criterio; pero la finalidad de la mujer jugando al fútbol no la vemos por ninguna parte.

Y desde luego apostamos veinte contra uno a que esas “ladies” que practican el fútbol en Inglaterra, y esas “mademoiselles” que hacen lo mismo en Francia, tienen las piernas más feas que la pata de un borriquito.

Compréndalo ustedes. De no ser así, habrían elegido el patinaje artístico”.

Chiste aparecido también en “Marca”, en vísperas de un partido internacional España-Polonia (junio de 1959). Para este tipo de “razones domésticas” recomendaba Martínez Gandía algún conocimiento de lucha libre y boxeo.

Chiste aparecido también en “Marca”, en vísperas de un partido internacional España-Polonia (junio de 1959). Para este tipo de “razones domésticas” recomendaba Martínez Gandía algún conocimiento de lucha libre y boxeo.

Sin duda, don Rafael Martínez Gandía era hombre de su tiempo. Pero ateniéndonos a su propia escala, tampoco es que pudiese alardear de un cerebro último modelo.

Durante la segunda mitad de 1954, pocos, muy pocos diarios, quisieron hacerse eco de una nota de teletipo, según la cual, el Oberelbert, equipo renano encuadrado en una de las numerosas ligas teutonas antecesoras de la Bundesliga, elevó una consulta a su Federación Regional, sondeando se le autorizase a incluir en sus alineaciones dos o tres muchachas, “ante la falta de mejores representantes masculinos”. Un anónimo redactor, añorante, quizás, de tiempos muy turbios, no quiso hurtarnos su punzante sorna, a modo de comentario: “¡Pues sí que ha decaído la hasta hace bien poco poderosa Alemania! ¿Será culpa de Coca-Cola y las tragaperras musicales?”.

Poquito después, en febrero de 1955, Albania, y ya era raro, asomaba incluso a los medios del Movimiento. Aquel país encerrado en sí mismo, ultracomunista, maldito incluso para la mismísima Unión Soviética, a raíz de su adscripción maoísta, cuya visita estuvo expresamente prohibida a los españoles hasta avanzados los años 80, mediante nota impresa en los pasaportes, si saltaba a las linotipias había que ponerse en lo peor. Persecución a los escasos cristianos sumidos en la clandestinidad. Imágenes de templos convertidos en polvorines, porquerizas o graneros. Destrucción de crucifijos. Tractores con tracción por cadena, como los tanques, arando campos comunales, “susceptibles de convertirse en panzers, ante una hipotética invasión”… Pero esa vez no iba de adoctrinamiento ideológico, o apostólico, sino de mofa.

“El mejor futbolista de Albania es una mujer”, titularon. Añadiendo a continuación: “Myriam Teliti se llama la balompédica dama, a la que parecen dispuestos a incluir en su equipo nacional”.

Ni siquiera hizo falta añadir comentarios. En España se había apuntado mediante toda suerte de argumentos que el comunismo, con mandos femeninos en el ejército, lanzadoras de peso y jabalina en los Juegos Olímpicos, o venerables matronas conduciendo trenes, convertía a las mujeres en marimachos, extirpando, al mismo tiempo, todo asomo de virilidad a sus hombres.

El diario “Marca”, por cierto, tan sólo recogió este hecho en el recuadro anecdótico que por esa época cubría vacíos publicitarios.

En Inglaterra trataron de hacer algo serio del fútbol femenino allá por 1957, conforme atestigua la instantánea.

En Inglaterra trataron de hacer algo serio del fútbol femenino allá por 1957, conforme atestigua la instantánea.

En marzo de 1957 Keystone-Nemes, agencia de noticias dirigida desde Madrid por el exjugador húngaro del Santander y Real Madrid Jorge Neufeld Nemes, distribuyó una foto con respetuoso pie, titulado “Las mujeres juegan al fútbol”: “El deporte femenino avanza a pasos agigantados, como si se hubiera calzado las botas de siete leguas del cuento. Véase este grabado y sáquese de él la deducción lógica. No se trata de un encuentro más, sino de un partido internacional jugado entre las selecciones de Alemania y Holanda, que terminó con el resultado de 4-2 favorable a las germanas. En la fotografía se ve a Christina Kleinhans, de 19 años, y a Dutch Faber, de 26, jugadora holandesa. Observan que la primera tira a gol con el mejor estilo”.

Demasiada condescendencia para semejante provocación, puede que considerase alguien. Porque lo cierto es que apenas unos días más tarde, el 25 de abril, el diario deportivo “Marca” recogía bajo el titular de “Si las mujeres jugasen…” otra imagen de “Fiel”, con un texto destinado tanto a poner las cosas en su sitio, como a reivindicar un humor carpetovetónico: “Parafraseando la letra de la canción zarzuelera, podríamos cantar aquello de Si las mujeres jugasen… Y añadir una serie de sugerencias que preferiríamos dejar a la propia iniciativa del lector, que no todo vamos a decirlo nosotros. Y viene ello a cuenta de esta fotografía, que recoge un momento del partido femenino de fútbol entre las selecciones de Alemania Oeste y Holanda Este ganado por la primera 6-1, en el que vemos a la portera alemana -quizá una buena cotilla, para estar a tono con el cargo- fraulein Quast. Lo que más nos sorprende es lo que dice el pie de la Agencia: Que al partido, celebrado en Frankfurt, asistió poco público. Aquí con una selección bien hecha, el lleno estaba asegurado. ¡Palabra!”.

Y por si la idea aún no hubiese quedado clara, el mismo medio reincidía con fecha 10 de mayo, bajo otra foto de “Cifra” titulada a secas “Fútbol femenino”: “Estas chiquillas son jugadoras de un equipo de fútbol inglés. Ellas, aficionadas todavía, tienen que preocuparse hasta de las botas para preparar su gira por Portugal, próximo país a visitar, dando a conocer su juego. El caballero de gafas es su preparador. Él les enseña a jugar mejor y ellas, para no olvidar las labores caseras, se cosen los jerséis o zurcen los pantalones”.

Quizás cuando el redactor de “Marca” invocaba “una selección bien hecha”, estuviese pensando en lo que el humorista navarro Serafín ilustró 15 años después (1972).

Quizás cuando el redactor de “Marca” invocaba “una selección bien hecha”, estuviese pensando en lo que el humorista navarro Serafín ilustró 15 años después (1972).

Excesiva reiteración para no pensar en directrices o consignas. Porque en marzo de 1959, se recogía una crónica de Félix Centeno desde Buenos Aires, sobre el avance del fútbol con féminas en Argentina, donde a los dos equipos existentes desde hacía tres meses acababa de sumarse un tercero y ya se anunciaba la creación del cuarto, todos ellos con sede en la periferia bonaerense. Desde las provincias de interior, además, se pedía una gira, para ver si merecía la pena crear en ellas otras entidades. “Lo cierto es que a los partidos va mucha gente -argumentaba Félix Centeno- y que el espectáculo de las futbolistas no tiene nada de ridículo. No juegan, desde luego, como los equipos masculinos. Pero tampoco se trata de una charlotada femenina. Ponen pasión, entusiasmo, hacen pases, tiran a gol…” El cronista recogía, igualmente, cómo caía entre la población semejante despliegue de habilidades: “Los clásicos protestan. Dicen que la mujer ha nacido para funciones delicadas, y que el fútbol es una hermosa brutalidad. Quienes se autocalifican de modernos dicen que las mujeres deben hacer los que les dé la gana, y por lo tanto jugar al fútbol, si les apetece”. No obstante, la crónica de uno de esos encuentros no deja de rezumar cierta condescendencia, producto, al fin y al cabo, de la época: “Así y todo, tiraron a gol varias veces. Algunas, el esférico salió a un lado o cruzó la valla sobre el larguero, pero en otras ocasiones hizo falta la intervención directa de las dos señoras o señoritas porteras (porque en ambos equipos alternan las solteras y las casadas, algunas de éstas respetables aunque juveniles mamás). Y en todos los casos pararon el balón. Es más, hubo tres penaltis, como lógica consecuencia de la pasión que ponían cuando llegaba el peligro. Y fueron detenidos los tres. Se dirá que llevaban poca fuerza, pero eso no quita para demostrar que las guardavallas tenían vista y mérito”.

Hasta ahí todo correcto. Podría haber sido un artículo laudatorio, incluso. Si algún redactor no hubiese añadido un pie de foto bastante reñido con cuanto antecede: “No Lo pueden evitar. Antes de salir al campo a patalear y sudar, las chicas, ante el espejo, se arreglan el peinado y se pasan la barra de colorete por los labios. Y en el descanso se vuelven a recomponer la figura”.

Pero no era Argentina el único país americano donde ellas querían jugar al fútbol. En la fértil Costa Rica, enclave futbolero donde los haya, como justifican los numerosos campeonatos de la CONCACAF  arrebatados por los “ticos” a México, cuatro equipos de muchachas luchaban por asentarse. Una crónica de Zoquiñas -alias periodístico de José Mª Penabad- fechada en diciembre de 1956, aseveraba que las futbolistas costarricenses estaban entre las mejores de América. “Ni las inglesas y holandesas o italianas pueden hacerles mella. Verlas jugar es un espectáculo magnífico. Es un ballet, que tiene por meta incansable y desorganizada la de ir detrás de la pelota de cuero. Y tan perdonable en su “despiste” como, en conjunto, es bella la armonía de sus esbeltas figuras”. Existían cuatro equipos reales, con directiva, socios y un mínimo de estructura. Y como aún no existiese ningún campeonato regular, disputaban abundantes amistosos entre sí o contra formaciones del área caribeña. El máximo responsable de dos de esos conjuntos, América e Independiente, se despachaba sin ambages contra los regidores locales: “Nuestro vicepresidente de la Dirección General de Deportes dice que los médicos creen que es una temeridad consentir a las chicas la práctica del fútbol, por no reunir el suficiente vigor, y además que es perjudicial por una serie de enfermedades que la mujer lleva consigo. Enfermedades que se le presentan a medida que desarrolla esfuerzo físico”.

La gran estrella “tica”, su ariete Greis Mora, llegó a ser calificada por la prensa de Curaçazo “mejor ariete que el de la selección masculina costarricense”. Al menos hacía gala de una velocidad endiablada y gran regate, tenía 20 años y en su casa, desde que tuvo uso de razón, afirmaba no haber oído hablar sino a todas horas de fútbol. Precoz donde las haya, con 14 años ya era titular del Deportivo Costa Rica, en posición de extremo izquierdo. Otra buena realizadora era Dulcia Meoño Bermúdez, interior del Independiente a sus 19 años.

Respecto a la predisposición de estas jóvenes para asimilar tácticas, conceptos y sistemas, Pachico, entrenador forjado en una escuela brasileña cuya labor se distribuía entre un club masculino de 1ª División y dos femeninos, aseguraba: “Son más disciplinadas que los hombres. Asisten a todos los entrenamientos, si bien hay que reconocer su falta de puntualidad. En ellas no hay improvisación; salen al campo pendientes de hacer lo que les mande”. Entre sus pupilas existía amplio espectro de edad: “Alguna pasa de los 30 años, pero se nos acaba de casar la portera, con 22, y el marido no quiere que siga jugando. Otras riñen con el novio por la misma causa”.

Todo esto, lo de los novios celosos y maridos proclives a la prohibición, sería muy bien comprendido por los españoles de su tiempo. Cuesta más trabajo entender que argumentos muy similares a los del vicepresidente de deportes caribeño iban a ser esgrimidos, 15 años después, sin medias palabras ni falsos pudores, por los máximos jerarcas de nuestra Delegación Nacional de Deportes y la Sección Femenina.

Por supuesto, en 1956, 57 ó 58, ningún gobernador civil hubiese autorizado la celebración de partidos de fútbol femenino entre nosotros. España era diferente, como rezase el eslogan turístico destinado a incentivar visitas desde el extranjero.

La vida seguía a este lado de los Pirineos, con sus penurias, pequeños anhelos y largas jornadas laborales, refractaria a casi cualquier innovación.

El 11 de marzo de 1961, “Marca” daba cabida a un nuevo y breve suelto, bajo el genérico título de “Mujeres”. Cualquier adjetivación se nos quedaría corta, hoy día:

“En Londres existe un equipo femenino de fútbol, compuesto por mujeres de 15 a 18 años, que ya la pasada temporada consiguió cinco victorias en los nueve encuentros disputados, algunos de ellos ante equipos masculinos. Se trata de The Smashers. El mejor triunfo lo logró frente a un club masculino de Gainsborough, por el claro resultado de 8-4. Ahora, en unas declaraciones publicadas, las muchachas de The Smashers han manifestado que se entrenan cuidadosamente, sacrificando reuniones sociales, pero sin olvidar sus estudios. Se observará fácilmente el espíritu deportivo de los equipos masculinos ingleses enfrentados al femenino en cuestión. Total, con soltar un ratón en el campo…”

El machismo estaba omnipresente en la sociedad española de los 50. Cartel, hoy impensable, de una película estrenada durante 1958.

El machismo estaba omnipresente en la sociedad española de los 50. Cartel, hoy impensable, de una película estrenada durante 1958.

Y aún hay más. En abril de 1962, el mismo medio se hacía eco de la preocupante merma de espectadores registrada en los campeonatos de Gran Bretaña, achacable, en buena medida, a la presión de muchas novias y esposas:

“Una de las conclusiones a que han llegado los técnicos especialmente contratados, es que las mujeres son culpables del descenso de espectadores que se observa en los campos de fútbol. Según estos informadores, esposas y novias sirven de freno a los hombres, no dejándoles ir solos al fútbol. Uno de los técnicos añade que debe proporcionarse un fútbol con más emoción, y en condiciones confortables, atrayendo así a esposas e hijos de los espectadores habituales”.

Las féminas, según “Marca”, medio deportivo nacional de referencia, no sólo no valían para jugar al fútbol, sino que pretendían llevarlo a la extinción. Pasaban por alto, sin embargo, un pegadizo éxito musical de la época, muy festivalero, cuya vocalista se preguntaba:

“Por qué, por qué,

cada domingo por el fútbol me abandonas

y yo me quedo en casa siempre sola.

¿Por qué? ¿Por qué,

no me llevas contigo alguna vez?”.

Contrasta el trato otorgado a las mujeres futbolistas, no sólo en esta cabecera, sino en las de información general, con el dispensado a deportistas de otras especialidades. El 17 de mayo de 1957, el propio “Marca” justificaba así otra imagen de la agencia Keystone-Nemes, titulada “Mamá va a jugar al tenis”:

“Para ejemplo de esas madres de familia que no tienen tiempo para nada, ahí está la fotografía. Se trata de Lorna Cawthrone, conocida jugadora de tenis que, a pesar de tener una chiquilla de pocos meses -Zoe se llama- y otra de tres años -Trudy es su nombre-, no pierde sus partidos de entrenamiento ni de Campeonato. Ella toma a la más pequeña en brazos, bien envuelta en los pañales; coge a la otra de la mano, portadora de la raqueta, y se marcha a disputar a pelotazo limpio el triunfo a su rival. Mamá Lorna es todo un ejemplo”.

Y no es que el tenis, deporte muy bien visto desde la Sección Femenina, gozase del natural privilegio, o que tras los éxitos de Lilly Álvarez la raqueta hubiese conquistado un merecido puesto en el Olimpo deportivo patrio. Cuatro años más tarde, el 11 de marzo de 1961 y sirviéndose como coartada de otra imagen distribuida por “Alfil”, algún redactor de “Marca” escribió:

“Los franceses han concebido la idea de introducir una innovación en las carreras de caballos: los jockeys femeninos. De esta manera, este deporte adquiere un nuevo interés, en medida proporcional a la belleza de las jóvenes amazonas. En Cagnes-sur-Mer se ha celebrado la primera carrera de esta modalidad. Acudió mucho público y se cruzaron apuestas por valor de más de 7 millones de francos antiguos. Resultó ganadora la hija del actor René Lefévre. Y aquí tienen ustedes a las 13 chicas participantes”.

Hasta el piragüismo femenino era digno de todo respeto para el citado diario. Para muestra, otro pie de foto aparecido en agosto de 1957:

“Se puede ser guapa, francamente guapa y delicada, como la chica de la foto, y practicar al mismo tiempo un deporte fatigoso y violento como es el remo. La chica se llama Gitta Holmnielsen, es miembro del Lyngbi Dame Rockclub, de Copenhague, y acaba de participar en unas pruebas celebradas en el lago del Hyde Park londinense, donde el fotógrafo aprovechó la ocasión para impresionar el clisé. Gitta, destacada piragüista danesa, va a tomar parte en los Campeonatos de Europa que tendrán efecto el mes próximo en Duisburg (Alemania), a donde concurrirá también un grupo de remeros españoles”.

Remeros. Maticémoslo, por si alguien no hubiese reparado en ello. Las españolas, como mucho, sólo podían tomar los remos en el estanque del Retiro.

Igualito, pero que igualito, el prisma empleado para enjuiciar a tenistas, jugadoras de fútbol, y piragüistas o amazonas.

Y eso que ellas aún no osaban vestir de corto y perseguir la pelota por nuestros campos embarrados. O mejor dicho, no lo hacía nadie, aparte de Pepita Antolín, que en 1958 llevaba 20 años arbitrando partidos de Educación y Descanso. Justo en febrero de 1961, tres años después de colgar el silbato, harta de que le negasen toda posibilidad de ingreso en la Federación Española de Fútbol, la prensa se ocupó de ella. Nunca había cobrado un céntimo por pitar, seguía entrenando, porque pese al retiro tampoco iba a hacer ascos a dirigir algún partidillo informal, y practicaba baloncesto y atletismo, entre otros deportes. Fuentes Guío, su entrevistador, tampoco es que empezase con muy buen pie:

“A pesar de practicar todas las ramas del deporte, no comprende cómo pudo verse envuelta en lo de ser árbitro. Ni nosotros tampoco lo comprendemos, porque Pepita es muy femenina”.

Sus inicios fueron fruto de la casualidad. Un domingo por la mañana fue a ver un partido de juveniles; el balón llegó a sus pies antes de iniciarse el choque y sin pensárselo comenzó a regatear mientras avanzaba y concluía disparando a gol. Acabó jugando ese partido, en el puesto de interior, y su equipo salió triunfante. Siete días después, uno de aquellos chicos fue a buscarle con intención de que les arbitrara. Pensó, incluso, en la posibilidad de que estuviese tomándole el pelo. Pero ese muchacho insistió lo bastante para extraerle el sí, por más que ni siquiera estuviese familiarizada con el Reglamento. Una vez sobre el campo terrizo, quizás por efecto de la sorpresa al ver a una chica tan joven dirigiendo a 22 adolescentes, el público le aplaudió muchísimo. Tenía 15 años y la autoestima por las nubes.

Todavía en 1972 había quien convertía a las porteras de finca urbana en afanosas guardametas. Y peor aún, prensa escrita que reía estas “gracias”.

Todavía en 1972 había quien convertía a las porteras de finca urbana en afanosas guardametas. Y peor aún, prensa escrita que reía estas “gracias”.

Le faltó tiempo para comprar un “Reglamento del Fútbol”. El de Pedro Escartín, con toda probabilidad. Lo de pitar partidos de Educación y Descanso fue tan sólo la consecuencia más lógica. “Me han querido sacar a hombros muchas veces -confesaba orgullosa-. Pero yo no me he dejado coger”. Nunca tuvo problemas serios, quizás porque aquellos choques, de aficionados puros sin ninguna expectativa de vuelos más altos, cuya organización corría a cargo del sindicato vertical, estuviesen presididos habitualmente por el “fair-play”. “Sólo una vez me gritó uno que fuese a fregar”. El partido más difícil entre cuantos tuvo ocasión de dirigir fue el disputado en Vallecas, entre un equipo de Falange y otro de la Legión. Faltó poco para que saltasen chispas.

El redactor, naturalmente, ponía todo su empeño en retratarla como una mujer normal. Muy mujer, incluso. No fueran a derivarse dudas acerca de su feminidad, por lucir trencilla y silbato. “En sus años de iniciación, Pepita tuvo un novio a quien molestaba que ella ejerciese de árbitro. Pero terminó acostumbrándose, tomándolo a broma. Un día fue a verla al campo, y para que no le impidieran el paso dijo: Soy el esposo del árbitro”.

Lamentablemente, Pepita Antolín no pudo cumplir su sueño de colegiarse con todas las de la ley. Un artículo prohibía a las mujeres ejercer el arbitraje. Durante algún tiempo creyó, o le hicieron creer, que aquella norma acabaría desapareciendo un día. Pero cuando el día se convirtió en años y éstos en lustros o decenios, acabó desinflándose. Si no iban a admitirla en la F.E.F., tampoco valía la pena continuar.

Otra vocación frustrada. Una mujer adelantada a su tiempo, dándose de bruces contra la realidad.

Pero cuidado, tampoco vayamos a pasarnos de frenada. Porque desde Inglaterra, país mucho más tolerante con las mujeres que se decidían a practicar el fútbol, una nota de Alfil fechada el 7 de noviembre de 1966 informaba que cuatro muchachas, después de haber aprobado sus exámenes para convertirse en árbitros, no podrían ejercer. Allí también se había blindado la Football Association, introduciendo una norma prohibicionista para los arbitrajes femeninos. Margaret Wood, de 18 años, natural de Stockport, Ruth Hopkins, de Hereford, Joanna Morris, de Creewe, y Joan Wooldridge, de Eltham-Londres, las tres con 19 años, ni muchísimo menos aceptaron el veto con plácida resignación. “Esta actitud resulta increíble -manifestó Joanna, la más combativa-. Si hubiera mujeres árbitros, la conducta de los jugadores mejoraría. Y desde luego no emplearían palabrotas”.

Justo un mes antes, y desde Venezuela, llegaban noticias acerca de un equipo femenino fundado por Ángel Murcia Rodríguez, emigrante de la región murciana que, no podía ser de otro modo, bautizó al club como Real Murcia. “El citado conjunto lleva ya jugados 3 encuentros -aseguraba otra nota de la misma agencia-, y la figura del mismo es conocida por La Pelé”.

Así seguía viéndose el fútbol femenino en agosto de 1972. A los españoles nos costaba erradicar tanta caspa cronificada.

Así seguía viéndose el fútbol femenino en agosto de 1972. A los españoles nos costaba erradicar tanta caspa cronificada.

Entre nosotros, las cosas no mejoraron por cuanto al fútbol femenino respecta, durante el prodigioso decenio del “Seat 600”, las excursiones a monte y playa en “Vespa” o “Lambretta”, el pluriempleo, los receptores de televisión reinando desde el salón de muchos hogares, con o sin bailaora flamenca sobre el aparato. Ni siquiera despegaría de verdad el deporte de mujeres, en su conjunto, pese al conocido slogan de “Contamos contigo”. Ese “contigo” debía ir dirigido sólo al género masculino. Baste, como referencia, el número de federadas durante el curso 1970-71, según registros de la Delegación Nacional de la Sección Femenina. Los 10 deportes mayoritarios -baloncesto, balonmano, voleibol, natación, atletismo, gimnasia educativa y deportiva, tenis de mesa, hockey-sala y sobre hierba- englobaban a 110.279 practicantes, incluido, claro está, el deporte junior y los Campeonatos Escolares. Baloncesto, con casi la mitad de esas fichas (53.584), y balonmano (14.225), se llevaban la palma. El hockey, tanto en su modalidad de sala, como sobre hierba, gozaba de mucho menos gancho, o instalaciones donde practicarlo (1.209 y 886 fichas, respectivamente). Atendiendo a su distribución provincial, Madrid y Barcelona encabezaban el ranquin, con 6.912 y 5.863. Alicante (4.349) era la tercera, para sorpresa de muchos. Y Valencia la cuarta, con 277 fichas menos. Barcelona y las provincias norteñas arrojaban el mayor nivel técnico, que en honor a la verdad y salvo excepciones, referidas sobre todo a la natación, tampoco es que rayase a gran altura. Por supuesto, ni fútbol ni ciclismo existían para la Delegada Nacional de Sección Femenina, como pudo colegir Lomana en su entrevista a Doña Alicia Lage Cuñado, mandamás del deporte femenino en España, allá por la primavera de 1971, para el aún balbuciente diario “As”.

“El fútbol en nuestro caso, ha nacido viciado. No como deporte, sino como espectáculo que comenzó a organizarse en las distintas Facultades, para recaudar fondos cara a los viajes de paso del Ecuador o fin de carrera. (…) Por ese mal nacimiento no es deporte, sino espectáculo con muchos intereses por medio; recuerdo el caso de aquellas artistas… Y por supuesto ni está federado ni sus participantes pertenecen a la Mutualidad. Es un espectáculo pirata”.

La farmacéutica y Regidora Central de Educación Física y Deporte Femenino se refería, con su velada invocación a “las artistas”, a unas matinales benéficas organizadas en Vallecas, ya tratadas en el artículo aludido al inicio. Ciertamente, esos choques entre Modernas y Folclóricas, o Artistas de Cine y del Folclore, eran por cuanto al fútbol se refiere, lo que el Bombero Torero al más genuino espectáculo taurino. Cuando el entrevistador reprochaba a su anfitriona su empeño en ignorar a las muy, pero que muy escasas futbolistas, sumidas, claro está, en pleno limbo, “la señorita Alicia”, como fuera presentada al lector, se engallaba un tanto:

“No ignoramos, digamos que no entran en consideración. Pero nos preocupa, de todas formas, y estamos recabando estudios y opiniones desde hace algún tiempo”.

También sobre el ciclismo femenino, cuyo Campeonato Mundial iba a disputarse en Barcelona, su improbable aceptación estaba analizándose:

“Lo que no podemos hacer es dar vía libre a un deporte, de buenas a primeras, con urgencias, precisamente porque en España vayan a tener lugar esos campeonatos el próximo año. ¿Con qué fines lo hacen? ¿Hasta ahora se habían ocupado de ello? Estamos en una etapa de asesoramiento físico, médico y técnico. Y creo que el margen de tiempo con que contamos hasta el próximo verano, hace prácticamente imposible que vayamos a tener participantes españolas”.

Es bien sabido. Nada, para dilatar sine die cualquier decisión, como constituir comisiones de estudio y análisis.

Pero por mucho que se empeñase la Sección Femenina, órgano apolillado e inútil en los albores de 1971, ya con cita ineludible en el desguace, la voluntad, testarudez bendita, incluso, de unas cuantas jóvenes devotas del balón, iba a resultar irrefrenable. Importaba poco cuantas pedradas tuviesen que esquivar, o los guijarros que durante todo el decenio irían poniéndoles en el camino justo quienes, como máximos regidores del fútbol nacional (Federación Española), deberían haberlas ayudado. Pequeños detalles, como el partido disputado la Navidad de 1970, en un Camp Nou con gran entrada y Ramallets dirigiendo desde el banquillo a las vencedoras, apuntaban inequívocamente hacia un cambio no sólo de permisividad social, sino incluso ideológico. Un poco antes, el 8 de diciembre de 1970, en el estadio del Boetticher, de Villaverde, las chicas de Sizam se habían impuesto a las del Mercacredit por 5-1 -en realidad se trataba de un único equipo, dividido para la ocasión- ante 8.000 personas tan entusiasmadas por la novedad como para desgoznar los portones, en sucesivas avalanchas. Muchos, erróneamente, se empeñan en considerar este encuentro como el pistoletazo de salida para el fútbol femenino actual, cuando al menos por el Norte otras muchas chicas se les habían adelantado tres años y medio.

El Movimiento inamovible se deslizaba, imparable, ladera abajo, hacia su propia extinción. Europa seguía traspasando nuestras fronteras en el equipaje de cuantos turistas nos visitaban, o en las distintas experiencias de tres millones de emigrantes en Suiza, Francia, Austria, Bélgica y sobre todo Alemania, cuando volvían a casa, si no en verano, cada 25 de Diciembre. Y al calor de toda aquella paulatina y gigantesca mutación, nuestras tías, madres y abuelas, acabaron cobrando consciencia de su ser individual y colectivo, de su autonomía, negándose, conforme ocurriese hasta entonces, a actuar como un apéndice del varón.

Colofón del partido disputado en el Camp Nou barcelonés, el 25 de diciembre de 1970. Ramallets y sus pupilas reciben el aplauso de un público todavía incrédulo. Las españolas no es que quisieran jugar fútbol. ¡Es que ya lo hacían!

Colofón del partido disputado en el Camp Nou barcelonés, el 25 de diciembre de 1970. Ramallets y sus pupilas reciben el aplauso de un público todavía incrédulo. Las españolas no es que quisieran jugar fútbol. ¡Es que ya lo hacían!

Se anunciaban tiempos nuevos, donde los obstáculos, físicos o mentales, iban a caer como castillos de naipes.

Y eso que por lo tocante a nuestras voluntariosas futbolistas, la cristalización de sus reivindicaciones tardaría en ser un hecho.




El lastre congénito del fútbol femenino español

Probablemente carezca de sentido cargar tintas sobre la endeblez de nuestro fútbol femenino, sin mirar hacia atrás. Esa inconsistencia, puesta una vez más de manifiesto durante el reciente Campeonato Mundial, resulta mucho más llamativa al contrastarla con los éxitos masculinos, tanto en competiciones de clubes como de selecciones nacionales. Nuestro tenis, por ejemplo, baloncesto, gimnasia, natación, hockey, atletismo, karate o judo, no presentan una zanja tan considerable, sobre todo durante los últimos 20 ó 25 años, entre hombres y mujeres. ¿Qué ocurre, entonces, con respecto al fútbol?. ¿Por qué nuestras jóvenes están a años luz de los practicantes masculinos, cuando buena parte de África, Asia y América Central o del Sur, apenas si constituirían competencia por mor de atavismos culturales, emparentados con la escasa libertad social otorgada al 50 % de su población?. Pues bien, el actual lodo hunde sus raíces en polvos muy viejos. Y sólo revisando nuestra historia entenderemos cómo se ha llegado a la actual inanidad.

Tras la Guerra Civil, el deporte quedó en manos del Movimiento, del Ministerio Nacional de Movimiento, conforme se denominaba entonces, o para entendernos mejor, de la Falange. Y el deporte femenino, en un país drásticamente dividido por sexos a efectos educativos, religiosos y legales, bajo tutela de la Sección Femenina acaudillada por Pilar Primo de Rivera. El ideario falangista con respecto a la mujer no podía estar más alejado del aperturismo entrevisto durante el turbulento paréntesis republicano. Tanto para los purpurados como para los y las camisas azules, el sacrosanto deber de la mujer nueva consistía en ofrecer hijos sanos a la patria, educarlos en la fe cristiana y convertirlos en adalides del nuevo orden. Así lo recogía el Anuario de la Sección Femenina correspondiente a 1940, bajo firma de Carmen de Icaza:

“Todo niño que en la nueva España nace tiene derecho a ser formado fuerte y sano, ya desde el momento en que su ser se acusa. A ser recibido con alegría en un marco decoroso y pulcro. Todo niño tiene derecho al calor, a la ternura y a la crianza de su propia madre. A crecer en un ambiente limpio, saludable, educador y optimista. A una formación cristiana, intelectual y físicamente equiparada, que lo vaya haciendo para el mañana lleno de fe, de eficiencia y de fuerza. Todo niño que en España nace, a través de los brazos de su madre, pertenece a España”.

Y por si la idea no hubiese quedado clara, se insistía hasta la saciedad con retórica de bayoneta y trincheras desde las páginas de “Medina”, órgano de la Sección Femenina. Sirva como ilustración este parrafito aparecido en su número de diciembre de 1943:

“A la madre española, pura de pensamiento, casta de cuerpo, discreta y prudente, suavemente enérgica, piadosamente caritativa, modesta e inteligente, sumisa pero digna, señora siempre, debe nuestra Patria su característica moral, sus usos y costumbres, su modo de ser y de sentir íntimo, pues ella tiene la importante y trascendental misión de inculcar en la juventud grandes ideales, percepción clara de los hechos, honrado sentir de los afectos, y de tallar su carácter a suaves golpes de cincel para formar hombres nobles, valerosos y patriotas con suficiente espíritu de sacrificio para ofrecer la vida por la Patria, si así lo exigen las circunstancias”.

Estos postulados sobrevivieron a la derrota del Eje Hitler-Mussolini, a la distensión entre aliados y Franco, la decapitación política de Serrano Suñer y el paseo triunfal de Eisenhower por la Gran Vía madrileña, conforme acredita esta perla de la Enciclopedia Elemental para Niñas, editada por la Sección Femenina en 1957 para su distribución por todas las Escuelas Nacionales:

“El destino de la mujer es ser esposa y compañera del hombre, formar con él una familia y educar y cuidar bien a sus hijos. El lugar donde la mujer desarrolla sus actividades es la casa, porque allí vive la familia. Pero su misión no es sólo material; sus deberes no son sólo cuidar de los hijos y del marido corporalmente, sino que de éste debe ser la compañera, y de aquellos la primera educadora; por ello debe prepararse, moral y materialmente, para ser capaz de lo que de ella se espera. Esta preparación es el medio que la hace apta para desarrollar su misión en el momento oportuno”.

Consecuentemente, el deporte femenino debía servir para hacerlas más sanas y fuertes, pero eso sí, desterrando de raíz cualquier efecto colateral que afectase a su capacidad reproductiva o las llevase a relajar la rígida pudibundez nacional-católica. El volumen titulado “La Sección Femenina, historia y misión” (1944) lo explicaba bien clarito:

“Por medio de los diversos planes de Formación, la educación física alcanza a grandes masas de mujeres. Un estudiado método de gimnasia educativa prepara sanas, fuertes, alegres y limpias, a las futuras madres españolas”.

Tras semejante premisa, se comprenderá que el deporte femenino franquista no fomentara la competitividad:

“Medina”, órgano de la Sección Femenina. Sus portadas de aparente modernidad servían de escaparate a ideas muy rancias.

“Medina”, órgano de la Sección Femenina. Sus portadas de aparente modernidad servían de escaparate a ideas muy rancias.

“La Sección Femenina de Falange cuida de que el deporte sea una escuela; allí se enseña a ganar sin petulancia y a perder sin despecho”.

Y que de entre el amplio abanico deportivo, sólo unas pocas disciplinas se antojaran aconsejables. La gimnasia en primer término, por su “belleza en el ritmo, gracia y delicadeza en los movimientos, que llevarán al espíritu estampas de viva armonía” (Anuario de la Sección Femenina, 1954). Y a poca distancia el baloncesto, balonmano y hockey. Del atletismo, hasta bien adentrados en los 50, mejor ni hablar. Durante ese mismo decenio se volvería la vista hacia el tenis y la hípica, modalidades únicamente posibles en el seno de la alta, muy alta burguesía, o entre aristócratas del régimen. El fútbol, por supuesto, deporte de choque y contacto, agresivo, viril, en su más peyorativo concepto, constituía anatema absoluto.

En 1940, con miles de familias guardando luto todavía, se disputaba el Primer Campeonato Nacional de Hockey de la Sección Femenina. Sus jugadoras, bien abrochado el último botón de sus camisas, con una especie de “baby” o peto por encima, falda cubriendo las rodillas y medias de lana hasta la rótula, cabe pensar no se hallaran muy cómodas. Dicho campeonato siguió disputándose con carácter anual durante el primer decenio posbélico, registrando cierto dominio de las formaciones madrileñas y gallegas. Y casi al mismo tiempo, la propia Sección Femenina sería encargada de organizar los Juegos Universitarios Nacionales, cuya primera edición tuvo lugar en abril de 1942, con todas las participantes saludando a la romana durante el acto inaugural. Aquella vez sólo hubo competiciones de balonmano (balón a mano se escribía entonces), baloncesto y hockey, con presencia de todos los distritos universitarios, incluido el Territorial de Marruecos, aunque algunos no litigaran en las tres actividades.

Gimnasta de la Sección Femenina, en julio de 1941. Su atuendo por fuerza debía resultarle incómodo.

Gimnasta de la Sección Femenina, en julio de 1941. Su atuendo por fuerza debía resultarle incómodo.

Los reglamentos de aquella cita, o el contenido de la Circular Nº 206, de escrupulosa observancia en futuras concentraciones, hoy inspirarían una sonrisa conmiserativa: .- “Ningún acto deportivo (o de la clase que sea…) que deba realizarse en domingo por la mañana comenzará antes de las once, y por ningún motivo se citará a las camaradas para esos actos antes de las diez, con el fin de que puedan tranquilamente oír misa con tiempo suficiente antes de empezar”. .- “Se evitará a toda costa desplazar camaradas a provincias o de provincias a Madrid, en trenes cuya llegada sea en domingo por la mañana, porque fácilmente se retrasan y pueden quedarse sin misa”..- “Los pantalones azules de gimnasia deben ser de una amplitud tal que parezcan enteramente como faldas con vuelo. La longitud debe ser exactamente hasta media pantorrilla, de forma que al subir la goma y ajustársela justo por encima de la rodilla quede ésta  totalmente cubierta por la falda”..- “Ningún camarada podrá salir a la calle con el traje de gimnasia sin ponerse el abrigo encima, aunque la competición o concurso se celebre en verano”.

La decencia llevada hasta límites fundamentalistas mantuvo vivos los castísimos pololos hasta mediados los 60, por más que en la Alemania hitleriana, faro y guía de tantos falangistas, las muchachas practicaran deporte en “shorts” e incluso la amante del führer se mostrase ante las cámaras mientras practicaba ejercicios, con pantaloncillos semejantes a los de tantas “pin-up” estadounidenses. Cualquiera diría que aquellos pololos fueran relevante creación española, releyendo cuanto sobre ellos quedara recogido en “Teresa”, revista de la Sección Femenina (junio de 1955), coincidiendo con el ingreso de España en la Federación Internacional Católica de Educación Física:

“El traje de gimnasia de la Sección Femenina aúna perfecta y graciosamente las exigencias de la moral con la libertad de movimientos indispensable en las prácticas de Educación Física”.

Campamento de la Sección Femenina en la playa, julio de 1942. Canastas junto al mar y chicas bien tapaditas, con falda cubriendo las rodillas y camisa abotonada hasta el cuello.

Campamento de la Sección Femenina en la playa, julio de 1942. Canastas junto al mar y chicas bien tapaditas, con falda cubriendo las rodillas y camisa abotonada hasta el cuello.

Y es que el atuendo femenino, deportivo o de calle, constituía auténtica obsesión de clérigos, educadores, biempensantes y responsables de la censura: “La silueta debe ser sencilla y lo más ajustada posible al natural, si bien evitando que el vestido sea tan ceñido que señale toda la anatomía del cuerpo, porque esto, además de antiestético, es inmoral”. (Formación Político-Social, texto para 2º Curso de Bachillerato Femenino, 1961). O todavía en 1968, con nuestras playas bien pobladas de bikinis sobre epidermis extranjeras, en el manual de Economía Doméstica para Bachillerato, Comercio y Magisterio: “No hay que tomar deporte como pretexto para llevar trajes de deporte escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad deportiva, pero no que estas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte como pretexto para independizarnos de la familia, ni para ninguna libertad contraria a las buenas costumbres”. Y en el mismo libro de texto e idéntica edición, dos párrafos más. Primero: “Mientras menos utilicemos los pantalones, será mejor. Pero si la motocicleta, y la bicicleta, y la pesca, y el caballo los hace casi necesarios por ser más convenientes que las faldas, y en este sentido más decentes, reduzcamos su uso a estos fines y con estos fines de “propiedad” y de decencia. No como una gracia, sino como una necesidad. En general, favorecen menos que las faldas, sobre todo a la contextura de la mujer española, muy mujer y con formas muy acusadas, que no encajan con la línea recta, varonil, del pantalón”. Y segundo, que la lección quedase clara: “Para ir en bicicleta es muy conveniente el uso de la falda-pantalón, que, conservando la línea y gracia femenina, permite toda serie de movimientos. Nunca se arrepentirán las muchachas de ser modestas, ya que no sólo no les resta ningún encanto, sino, al contrario, les conserva, aún en medio de la mayor camaradería, el pudor y la feminidad, cualidades esenciales de la mujer”.

“Teresa” tomó el relevo a “Medina” como medio para acercar a la mujer el ideario falangista. Aunque en la imagen -número de 1956- se tratara de vender la idea de una muchacha nueva e independiente, los dogmas y modelos de su interior seguían anclados al pretérito.

“Teresa” tomó el relevo a “Medina” como medio para acercar a la mujer el ideario falangista. Aunque en la imagen -número de 1956- se tratara de vender la idea de una muchacha nueva e independiente, los dogmas y modelos de su interior seguían anclados al pretérito.

Puesto que resultaba imposible un fútbol con faldas o en pololos, sin agarrones, bajo la lluvia o con las jugadoras rebozadas en el lodo invernal, pródigo en escorzos de discutible candor, y todo ello sin perder la tan esencial feminidad, sencillamente el deporte rey quedó tachado para las españolas, lo mismo que el boxeo, la lucha greco-romana o el rugby, entre otras disciplinas. ¿Qué más daba a los biempensantes, mientras miles y miles de muchachas pudieran ejercitarse en modalidades “más acordes a su condición”?. Una de esas actividades, ofensiva de verdad bajo nuestro actual prisma, pero que en noviembre de 1942, cuando fuera sugerida desde “Medina” a sus lectoras, obviamente no levantó la más mínima ampolla, se diría surgida de la caverna más prehistórica. “Las cosas que hacen falta para practicar este deporte” rezaba el título sobre una serie de ilustraciones esquemáticas. Y a continuación, enumeraba:

“Cepillo para dar brillo al suelo.

Un delantal.

Una escoba.

Unos zorros.

Una caja de cera.

Una gamuza.

Un bote de limpiacristales.

Un plumero”.

El deporte, efectivamente, consistía en lo que imaginan:

“Después de un buen baño, el mejor deporte es este tan sanísimo de limpiar la bañera. Para que los efectos sean completos, hazlo sin doblar las rodillas”.

Un magnífico ejercicio para los brazos es este de barrer un ratito por la mañana con los balcones abiertos. Da optimismo y unos colores estupendos”.

Tampoco está mal para tener un busto bonito esto de limpiar los cristales. Y al mismo tiempo da tanto gusto ir quitando esas manchas del cristal como si las quitásemos del cielo”.

“Para conseguir unas piernas fuertes y bien formadas, nada mejor que sacar brillo al suelo. Quita el frío y vuestros ojos también adquirirán lustre”.

“Si el ciclismo hace unas buenas piernas, tampoco se queda atrás la máquina de coser para proporcionároslas. Cosed kilométricas costuras y ya veréis el resultado”.

“Limpiar el polvo de esas cosas que están tan altas da elasticidad al cuerpo, consiguiéndose así un talle esbelto, además de unos tobillos finos si te empinas de vez en cuando”.

Gimnasia doméstica según la Sección Femenina. Alguien debió pensar que la ocurrencia tenía gracia y no resultaba ofensiva.

Gimnasia doméstica según la Sección Femenina. Alguien debió pensar que la ocurrencia tenía gracia y no resultaba ofensiva.

Horroroso en verdad. Gracieta sin gracia sobre las labores domésticas. ¿Burla infumable o machistada de pésimo gusto?. Y aún  quedan, que conste, el abrillantamiento de metales, el encerado de las mesas, la limpieza de telarañas, el planchado y el sacudido de alfombras. Eso sí, esta actividad “a unas horas prudentes, para que no impongan la multa”.

Pero lo que son las cosas, todavía en marzo de 1961, desde la ya citada “Teresa”, revista de la Sección Femenina, un suelto sin firma reincidía en la afrenta bajo el título de “Gimnasia Casera”:

“Una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad, tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de su casa. Solamente la limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo eficacísimo, y si se piensa en los movimientos que son necesarios para quitar el polvo en los sitios altos, limpiar los cristales, sacudir los trajes, se darán cuenta de que realizan tantos movimientos de cultura física que, aun cuando no tienen como finalidad la estética del cuerpo, son igualmente eficaces para este fin”.

Indudablemente, quienes escribían estas cosas hubiesen sufrido un síncope al imaginar un hipotético campeonato de liga femenino.

Once años después de la Gimnasia Casera y ya con un fútbol femenino balbuciente, los había reticentes en su visión más machista.

Once años después de la Gimnasia Casera y ya con un fútbol femenino balbuciente, los había reticentes en su visión más machista.

Durante esos mismos años 60, sobre todo a lo largo de su segunda mitad, España pasó de la alpargata al “Seat 600” o la “Vespa”, del porrón y la gaseosa a una Coca-Cola de cuando en cuando y el vermut dominical, de la copla y el bolero a las versiones de “hits” norteamericanos o, más escandaloso todavía, a la melena tipo “beatle” y las primeras muestras de contestación juvenil. Además, nuestros emigrantes en Suiza, Francia, Bélgica o Alemania, contaban durante sus visitas al pueblo, en vacaciones, que eran posibles otros modos de hacer las cosas, con más representatividad social en las empresas y el gobierno, menos censura y curas que sólo mandaran en las iglesias. Quienes se negaran a creerlo, siempre podían mirarse en el espejo de los turistas. ¿Acaso daban la impresión de vivir acomplejados?. El régimen, por convicción o a regañadientes, tuvo que aflojar la mano. Aunque podía multarse a las parejas por besarse en público, al menos sus nombres no eran recogidos en el periódico del día siguiente, junto a las sanciones aplicadas. Las mujeres podían salir en verano sin vestir medias, porque a muy pocos gobernadores civiles se les ocurría ordenar a sus guardias perseguirlas, bolígrafo en mano. Y esos mismos guardias, como por ensalmo, comenzaron a hacer la vista gorda en las playas si los trajes de baño quedaban un tanto fuera de las aún vigentes normas. En otras palabras, las españolas, sobre todo ellas, pues los varones gozaron por lo general de mucha más tolerancia, empezaban a ser tratadas con no tanta diferencia respecto a nuestras visitantes.

Otro chiste machistón publicado en 1972, cuando las mujeres sólo pretendían se les dejase jugar en paz.

Otro chiste machistón publicado en 1972, cuando las mujeres sólo pretendían se les dejase jugar en paz.

Y así, casi imperceptiblemente, el fútbol comenzó a verse si no como deporte femenino, como actividad en la que podían participar de vez en cuando un puñado de artistas. Fueron las concurridas matinales de Vallecas, donde unas cuantas folklóricas se medían a actrices, balón de por medio y con finalidad benéfica, ante las cámaras del No-Do y numerosos fotógrafos de prensa. Pura charlotada, no nos engañemos; un pretexto para lucir palmito y llegar mediante caridad hasta donde la justicia social no alcanzaba. Pero si se consentía jugar a damas de la lentejuela, el cine o los faradaes, ¿por qué iba a prohibirse la misma práctica a jóvenes ajenas al artisteo?. Aquellas folklóricas, sin imaginarlo siquiera, acababan de entreabrir un portillo por donde iban a colarse cientos de futuras futbolistas.

Pero antes hubo muchos más festivales que aprovecharon a conciencia el filón recién descubierto. En las universidades, de Norte a Sur, se organizaban partidos femeninos cara al paso del ecuador o el viaje de fin de curso. Encuentros en los que intervenían estudiantes y teóricas aficionadas sin nada que ver con el campus. Partidos bajo tutela del Rector o el Decano, esto es sin solicitar autorización a los Gobiernos Civiles, en cuyos descansos se pasaba el cepillo -cobrar entrada hubiese constituido infracción punible- o se vendían boletos para cualquier sorteo. Iniciativas que en la transición de los 60 a los 70, por aquello de la novedad, solían gozar de hueco en diarios  provinciales. Luego, algunas de esas chicas u otras de su vecindad, acabarían formando equipos semiclandestinos, que en ausencia de competiciones oficiales se enfrentaban amistosamente entre sí. Uno de los pioneros en la vertiente norte fue el de Munguía, cuyas jugadoras, balbucientes por cuanto a técnica, parecían fiarlo todo al empuje, la acometividad y una encomiable preparación física. Por la zona centro madrugaron el Sizam, Atlético San Cristóbal, Cultural de Madrid u Olímpico de Villaverde, en Valencia el Marcol…

Aunque los partidos entre artistas y folklóricas tuviesen mucho de esperpento paradeportivo, abrieron una brecha por donde muchas jóvenes acabaron practicando el fútbol de verdad.

Aunque los partidos entre artistas y folklóricas tuviesen mucho de esperpento paradeportivo, abrieron una brecha por donde muchas jóvenes acabaron practicando el fútbol de verdad.

Sin embargo aún quedaba mucho por hacer, como atestigua un artículo del Dr. Echevarren titulado “Deportes para la mujer”, entregado a la imprenta en 1973. Dicho doctor, galeno de la Real Sociedad de San Sebastián y reputado especialista en Medicina Deportiva cuando dicha rama pugnaba por abrirse camino, seguía con bastante fidelidad los postulados del decenio anterior, argumentando sus objeciones. Entre los aconsejables citaba balonvolea “sus ventajas estriban en que es un deporte completo de ejecución, no requiere choque con el contrario y el propio balón choca excepcionalmente con el cuerpo de la mujer”, montañismo “su acción sedante la consideramos como excelente, aunque no suceda otro tanto con la alta montaña y la escalada, por la potencia y resistencia que requieren”, tenis, esquí “pruebas de velocidad y habilidad, no así las de saltos y fondo”, patinaje, esgrima, ciclismo “cicloturismo, por ser un ejercicio bueno que complace, por otra parte, el afán de desplazamiento de nuestra juventud; el ciclismo de competición, en pista o en carretera, lo consideramos inadecuado para la mujer”, baloncesto, pelota vasca “en sus modalidades de raqueta en frontón, reúne las condiciones del tenis; es la única faceta en nuestro país que ha pasado al profesionalismo, junto a las profesoras de educación física”, y hockey sobre hierba. Entre los no convenientes incluía la equitación “la monta de competición a la inglesa produce unos repetidos golpes en los genitales externos y como consecuencia congestión pélvica, a lo que ponen reparos los ginecólogos”, balonmano “inconvenientes: el choque de la portera con el balón, el choque cuerpo a cuerpo entre jugadoras y la gran profusión de lesiones en los dedos y muñecas, con deformaciones clásicas como el pulgar y demás articulaciones interfalángicas”, judo “por ser un deporte de lucha, prácticamente cuerpo a cuerpo, ofreciendo su práctica una serie de actitudes y posturas contrarias a la elegancia y feminidad”, rugby, boxeo y lucha, sobre los que “huelga todo comentario, porque incluso dentro de los países en que las mujeres cultivan mucho el músculo, no tienen aceptación”, y el fútbol, por descontado, al que dedicaba más extensión, reconociendo que “en su rama femenina acaba de iniciarse en nuestro país”.

Tal vez por ello, porque parecía encontrar adeptas y congregaba a un buen número de espectadores varones, probablemente más próximos al morbo que a la pura curiosidad, se mostraba inflexible:

“En primer lugar quiero dejar bien sentado que “eso” que juegan las mujeres con un balón no es fútbol. Es una parodia o una representación bufa, pero nunca el deporte por todos conocido. La mujer no reúne condiciones para este deporte duro, de contactos directos, potencia, resistencia y lesiones frecuentes. Una de las facetas más características del fútbol es su dureza, su violencia incluso, tan desacordes con el sexo femenino.

Como espectáculo, como diversión para fines benéficos, puede admitirse, pero siempre sin considerarlo un deporte, sino todo lo contrario, una caricatura burda, sólo suavizada por la belleza física de las participantes. Muchas veces no pasa de ser un pretexto para ver de cerca y en crudo a las vedettes más famosas. Creo que se debe ir en contra de este deporte en plan de competición”.

Pese a juicios tan drásticos constituiría un error incluir al Dr. Echevarren en el museo carpetovetónico. El buen facultativo podía ser hombre de su tiempo, aunque en modo alguno habitante de la cueva megalítica. Quedaba de manifiesto al proyectar sus deseos de futuro justo a renglón seguido, apostando por la incorporación femenina a todas las áreas, incluida su profesionalización deportiva:

“Quiero tocar un punto interesante, que es el deporte como actividad profesional de la mujer. Normalmente la mujer no ha considerado el deporte como un medio de vida, pero estimo muy interesante su incorporación a este. Es otra fase más de la incorporación de la mujer a la vida actual. Recomiendo sinceramente el incremento de la participación femenina en los cuadros de Profesorado de Educación Física, de entrenadoras en los deportes adecuados, y de monitores y auxiliares deportivos con objeto de mejorar la enseñanza y elevar el nivel técnico de nuestro deporte.

Flaco favor hizo el film “Las Ibéricas F. C.” al balompié femenino español. Su vuelo,  cinematográficamente, también fue pesado y rasante.

Flaco favor hizo el film “Las Ibéricas F. C.” al balompié femenino español. Su vuelo, cinematográficamente, también fue pesado y rasante.

Estamos convencidos de que el día que nuestras hijas tengan más profesoras de Educación Física y entrenadoras profesionales competentes, les harán partícipes de la ilusión y la alegría que da el deporte, y se nos dará una juventud femenina aficionada a las prácticas deportivas, mejorando indudablemente las condiciones físicas y síquicas de la mujer”.

La visión que el doctor de la Real Sociedad tenía sobre el fútbol femenino venía a ser semejante a la de casi todo el país, incluido un alto porcentaje de señoras. Y los medios de comunicación, salvo excepciones, contribuían poco al derribo de prejuicios. Muchos humoristas pusieron su foco en las jugadoras, tanto por la novedad como porque resultaba fácil hacer caja con ocurrencias tópicas, donde la mujer salía malparada. Paralelamente, el cine también aportó su ración de oprobio con “Las Ibéricas”, dirigida por Pedro Masó en 1971, comedia más bien bufa no sobre el fútbol femenino, sino sobre chicas que se empeñaban en practicarlo. Entre su amplio reparto contó con la participación de Rosanna Yani, María Kosti, Tina Sainz, La Contrahecha, Ingrid Garbo, José Sacristán, Rafaela Aparicio, Antonio Ferrandis, Rafael Alonso, Fernando Fernán Gómez, Simón Andreu, Pilar Bardem, Manolo Gómez Bur, Luis Sánchez Polac “Tip”, José Luis Coll, Pedro Osinaga, Valentín Tornos o Venancio Muro. Sus guionistas, al amparo del aperturismo blanco subsiguiente a la Ley de Prensa de Fraga Iribarne, la saludada mediante el eslogan “con Fraga hasta la braga”, y puesto que aún no corrían tiempos de destape, vistieron a las deportistas con camisetas ceñidísimas, shorts de vedette y medias de modelo en almanaque para camioneros. Las escasas escenas de fútbol, del fútbol practicado por las protagonistas, que sin duda buscaban desatar libídines, no hicieron ningún favor a quienes de verdad querían disfrutar jugando y para ello se entrenaban a deshoras. Respecto a chistes y comics, sólo un dibujante de la escuela Bruguera, el hoy clásico José Escobar, padre de “Zipi y Zape”, “Carpanta”, las corrosivas “Doña Tula, suegra” y “Doña Tomasa”, o “Toby”, hizo jugar al fútbol coyunturalmente a otra de sus creaciones, la cumplidora “Petra, criada para todo”, sin humillarla. Puro espejismo, puesto que las mujeres futbolistas, las empeñadas en “hacer cosas de hombres”, digámoslo sin ambages, serían caricaturizadas con trazo bastante grueso: superficiales, presumidas, frívolas… Más o menos como ocurriese dos lustros atrás, al ir conquistando un espacio en oficinas y despachos.

Pero a pesar de todo, las españolas seguían queriendo ser futbolistas.

El Olímpico Villaverde, la temporada 1971-72

El Olímpico Villaverde, la temporada 1971-72

Y lo eran, desde edad tempranísima. Porque como no había ninguna competición específicamente reservada a categorías inferiores, las distintas Ligas que comenzaron a disputarse cuando declinaban los 60estaban pobladas de muchachitas con 14, 15 ó 16 años. Tanto era así, que las de 18 pasaban por veteranas.

“Petra”, de Escobar. Por un día futbolista, pero eso sí, luciendo su eterna cofia.

“Petra”, de Escobar. Por un día futbolista, pero eso sí, luciendo su eterna cofia.

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El debut internacional de la selección femenina -por más que cabría discutir sobre la oficialidad de esos primeros choques, al no estar organizados por la FEF- tuvo lugar ante Portugal, en el campo murciano de La Condomina. Y el segundo ante Italia, en Turín, donde nuestras representantes casi se vieron aplastadas. Antes, de cualquier modo, se había disputado un amistoso entre las preseleccionadas y el Fuengirola femenino. Puesto que las jugadoras ya no eran unas cuantas folklóricas dispuestas a entretener mañanas dominicales, la prensa deportiva comenzó a hacerse eco de aquellos choques y hasta mostró interés por quienes más destacaban. Con ello, los aficionados supieron que en nuestro país había émulos de Pirri, Gárate, Adelardo, Marcial o Gallego, y que una de las jóvenes mejor dotadas respondía al nombre de Victoria Hernández, capitana del Olímpico Villaverde, bastante tímida, probablemente a causa de sus 13 años largos, admiradora de Pelé, Bobby Charlton y Pirri: “son tres fenómenos”, que con el 10 a la espalda disparaba a puerta frecuentemente, caía por la banda y se dejaba sentir en la construcción del juego. Contra Italia, por lesión de la guardameta, tuvo que situarse bajo los palos. Y pese a extrañar esa posición, aun encajando una goleada, fue la más brillante de nuestro equipo. “Lloré mucho aquella noche”, confesó a Miro en un reportaje de “As”. Su padre, Santiago Hernández, jugó en el Boetticher madrileño, lo mismo que Felipe, uno de sus hermanos: “Mi hermano me enseña mucho. Creo que deberíamos jugar contra los hombres… Vamos, contra juveniles, para ir adquiriendo experiencia”, argumentaba.

Victoria Hernández, internacional con 13 años, la temporada 1971-72

Victoria Hernández, internacional con 13 años, la temporada 1971-72

Otra destacada durante la campaña 1971-72 era Concepción Sánchez Freire, Conchi en las alineaciones y “Amancio” para compañeras y el escaso público congregado junto al césped de Villaverde. Con 14 años trabajaba en una empresa de decoración, había practicado el balonmano y no desdeñaba una buena partida de ajedrez. Calculaba haber jugado más de 50 partidos, llamando la atención en su debut, al notar cinco goles. “He disputado los dos choques internacionales”, se enorgullecía; “y el de preselección”. Como Victoria,f ormaba parte del Olímpico de Villaverde, donde había suscrito ficha por dos años. Le gustaban los Pop-Tops y Raphael, vestir bien, el cine, pero por encima de todo, el fútbol. En suma, no podía ser más normal, aunque durante la charla con Miro demostrase vivir en el país de las hadas: “Creo que si nos preparásemos bien podríamos conseguir hasta un segundo lugar, si interviniéramos en el Campeonato Mundial. No sueño. Vi jugar a las francesas, italianas y portuguesas, y las españolas tenemos más garra y amor propio”. No parecía advertir que el amor propio rara vez enjuaga deficiencias técnicas o tácticas, que si Italia las había apalizado sería porque el fútbol requiere coraje y bastante más. Estaba muy fuera de la realidad: “Es evidente que el fútbol femenino existe. El “boom” fue bien acogido en todo el mundo, menos en España. A los españoles les molesta que juguemos tan bien o mejor que los hombres. No tenemos tanta propaganda como ellos, pero hacemos más goles”. La humildad, indudablemente, no figuraba entre sus virtudes.

El desarrollo del fútbol femenino durante los años 70 se vio frenado por visiones tan troglodíticas como la del chiste. Sin duda herencia de dos decenios por demás represivos.

El desarrollo del fútbol femenino durante los años 70 se vio frenado por visiones tan troglodíticas como la del chiste. Sin duda herencia de dos decenios por demás represivos.

Esa referencia al Mundial, sin embargo, no resultaba baladí. Durante el invierno de 1972 llegó a oficializarse el interés italiano por celebrar en nuestro suelo el inminente Campeonato del Mundo. Algo que ratificaría en “As-Color” el organizador técnico de la Federación Europea Femenina de Fútbol, señor Rambaudi: “Iré a la capital de España con el presidente, Vinicio Lucci, para conversar con las jerarquías deportivas. De estas conversaciones saldrá si se juega o no el mundial en España”. Puesto que al periodista le preocupaba quién se haría cargo de la factura, Rambaudi tranquilizaba: “Por ese aspecto no habrá que preocuparse. Nuestra Federación Internacional cubrirá todos los gastos que ocasione el mundial. Lo que nos interesa es que los rectores del deporte en su país nos autoricen y apoyen en esta idea que votamos, unánimemente, en el último mes del año pasado”. Respecto a sus razones para elegir España, el italiano eludía cualquier concreción: “El primer mundial se disputó en Italia y fue un éxito grande; el segundo en México, que también resultó brillante. Ahora le corresponde a un país europeo y nada mejor que la Península Ibérica, por su gente, su sol, sus turistas… Nuestro interés es propagar el fútbol femenino y creo que será un espectáculo simpático e interesante que gustará a los españoles”. Sólo necesitaban el pláceme oficial. Y ahí estaba el quid de la cuestión; en dilucidar qué organismo estaba capacitado para ofrecer su aquiescencia. Nuestros federativos aseguraban no saber nada sobre el particular. Desde la Internacional Europea de Fútbol Femenino con sede en Turín, organismo creado el 25 de febrero de 1970, independiente de la FIFA, si no directamente hostil, se trabó contacto con la Delegación Nacional de Deportes, que a decir verdad estaba para otras cosas. Las razones pespunteadas por voz de Rambaudi traslucían el conflicto de intereses: “No mandamos ninguna carta a la Federación Española porque creemos que el Fútbol Femenino debe gobernarse solo, mediante una entidad aparte. Bastantes problemas tiene ya la Federación, con el fútbol masculino”.

A la postre, ese modo de proceder imposibilitaría el pretendido mundial español. Y lo que aún iba a ser peor, con las chicas fuera del paraguas federativo, dirigidas contra la apisonadora que ya por entonces venían a ser UEFA y FIFA, la posibilidad de desarrollar el fútbol femenino sufrió un parón considerable, por más que en la Internacional Europea de Fútbol estuviesen lanzados a 1000 por hora. Prueba de esa precipitación es que en un plazo brevísimo ya sumaran dos campeonatos mundiales y encarasen el tercero.

La noticia de un hipotético mundial femenino en España no sirvió para desterrar de la prensa imágenes tan esperpénticas como la de este partido Bunnys - Lecheras  disputado en Inglaterra (1972).

La noticia de un hipotético mundial femenino en España no sirvió para desterrar de la prensa imágenes tan esperpénticas como la de este partido Bunnys – Lecheras disputado en Inglaterra (1972).

En 1970 tuvo lugar el primero. Puesto que se partía de cero, hubo que buscar esponsorización hasta para el trofeo que izasen las campeonas, a la postre donado por la firma de vermuts Martiny & Rossi. A la final, disputada en el estadio Comunale de Turín, asistieron 50.000 personas picadas por la curiosidad. Lástima para los anfitriones que Dinamarca se impusiera a las “azurri” por 2-0, porque la fiesta quedó bastante aguada. El segundo mundial se disputó al año siguiente, en México, con buena afluencia de público. Y nuevamente Dinamarca doblegó a las mexicanas en la final. La edición que no pudo llevarse a cabo en nuestro suelo estaba prevista para julio de 1972. A la fase final llegarían 8 selecciones: seis europeas y dos americanas, tras clasificarse en unas eliminatorias previas. Perú, Chile, Argentina y México, por cuanto respectaba a América, y Francia, Inglaterra, Holanda, Suecia, Suiza, Austria, Polonia, Checoslovaquia e Italia, entre las europeas, se daban por contendientes seguras. Dinamarca, como vigente campeona, y España, como pretendida organizadora, se clasificarían de oficio para la fase decisiva, con lo que únicamente quedaban 6 vacantes a resolver entre las 13 selecciones inscritas.

Llama la atención una ausencia casi generalizada del bloque soviético, por otra parte adalides del deporte femenino. Ni Yugoslavia, ni Hungría, la propia URSS, Bulgaria, Rumanía o la Alemania del Este, cuyos equipos masculinos solían encontrar pocas complicaciones para adueñarse del oro y la plata olímpica cada cuatro años, ante el amateurismo marrón de sus futbolistas más señeros, figuraban en la línea de salida. La otra Alemania, la del milagro económico, locomotora de una Comunidad Económica Europea todavía de 7 miembros, tampoco formaba parte de la Internacional Europea de Fútbol Femenino. Ni Brasil. El organismo había nacido cojo, famélico y despistado. Demasiado lastre para adelantar por la derecha a UEFA, Confederación Sudamericana y FIFA. Como habrán colegido, acabaría desangrándose.

Sin embargo la posibilidad de que nuestra península acogiese aquel evento, mantuvo en tensión a los informadores, siquiera durante dos o tres meses. Obviamente, que nadie busque en las hemerotecas tablas de resultados o clasificación de las distintitas ligas femeninas. Si la prensa no recogía competiciones regionales masculinas, reguladas por cada territorial, mal iba a hacerse eco de las féminas. Pero ocasionalmente saltaban a la rotativa algunos flashes. Ocurrió por ejemplo en abril de 1972, cuando Gloria Angulo Muñoz, madrileña de 17 años, portera del Atlético San Cristóbal, se convirtió en la primera jugadora en pasar por quirófano para ser intervenida de menisco. La chica, “guapa y muy simpática”, según la redactora Matilde Jorge, llevaba sólo un año bajo el marco y se había lesionado sola, en un entrenamiento. Como tantas otras, llegó al fútbol poco menos que por casualidad: “Jugué un partido organizado por Radio Madrid para su emisión “Los Formidables” y dicen que no lo hice mal. A mí me gustó la experiencia y comencé a entrenar. Quisiera ser alguien en este deporte”. Entre sus familiares, si bien había afición, nadie probó suerte nunca, con seriedad, en el mundillo del balón: “En todo caso un primo, que fue delegado de juveniles en el Atlético de Madrid, pero nadie, que yo sepa, ha pateado el cuero”. Al margen del fútbol, estudiaba y ayudaba a su madre, modista. Y por supuesto, su afición le costaba dinero: “Sin embargo en un futuro próximo pienso que serán los clubes quienes corran con los gastos. Al fútbol femenino le espera un porvenir halagüeño. Falta que nuestra Federación se ponga a nivel internacional y lo acepte, reglamentándolo. España no debe perder el tren, porque el “Contamos contigo” no puede ni ser sólo un slogan. ¿Aquí estamos!”.

Gloria Angulo. Su condición de primera jugadora operada de menisco la convirtió en efímero personaje de actualidad.

Gloria Angulo. Su condición de primera jugadora operada de menisco la convirtió en efímero personaje de actualidad.

También ella confundió deseos y realidad. Continuó jugando, eso sí, porque la intervención del doctor Jesús Gálvez en el Sanatorio Zurbarán fue un éxito, pero nuestro balompié femenino tras una salida de pura sangre experimentó ese clásico frenazo de burro manchego. Desatendido desde los poderes oficiales, con la Federación Española muy atareada durante los primeros días de la transición entre el escándalo de los falsos oriundos, las denuncias de alineación indebida interpuestas por At Bilbao y Real Sociedad, e incluso pendiendo sobre sus cabezas una buena espada de Damocles por haber otorgado el internacionalato a quienes nada tenían de súbditos españoles, la ilusión de tantas muchachas iría evaporándose. Y entonces, las secciones deportivas en papel volvieron a nutrirse de noticias e imágenes bufas, con mujeres pateando esféricos, siempre con mini-shorts e incluso calzando zapatos de tacón. Por no abochornarnos, baste con dos muestras: “Trascendental partido disputado en Inglaterra entre las Bunny Girls y las Lecheras de Unigate”. Las “bunnys”, claro, con rabito de conejo, a lo “Play-Boy”. O fotos con féminas despampanantes rodeadas de balones, a los que no sabían ni cómo impulsar, y pies de imagen tan ocurrentes como “¡Menuda delantera!. Con otras cuatro así no hay título que se resista”. Sólo de tarde en tarde alguna noticia juiciosa: “El británico Queens Park Rangers femenino proyecta viajar a España para jugar en Mallorca y Madrid a lo largo de 1972”.

El primer Campeonato Nacional de Liga Femenino se hizo esperar hasta la campaña 1988-89.Cincuenta y nueve años después de que se creara el masculino. Participaron 9 equipos y se alzó con el título la Peña Barcelonista Barcilona. El segundo torneo fue para las jugadoras del Athletic Villa de Madrid. Y los siguientes para el Oiartzun, el Añorga de San Sebastián y el madrileño Oroquieta de Villaverde. Como pese a vivir espartanamente los balances de casi ningún club cuadraban, se pasó del grupo único a varios confeccionados por criterios de proximidad geográfica, con eliminatorias posteriores a ida y vuelta. Observando que mediante esta fórmula el torneo perdía adeptos, los clubes exigieron a la Federación un retorno a los orígenes, ya con más participantes. Poquito a poco irían aflorando futbolistas muy aceptables, se inscribieron extranjeras, algunas de calidad -en el Barcelona, sobre todo- y otras -particularmente una en el Rayo Vallecano- estrella de papel cuché por su relación personal con figuras masculinas… Pero aun con todo, ciertos detalles seguían separándonos de otros confines por cuanto se refiere a rango y consideración popular de las futbolistas. En Italia, las colecciones de cromos editadas por Panini, los “Claciatori”, reservaban un huequecito a la 1ª División femenina, temporada tras temporada. En Brasil, los editores de cromos llegaban más lejos, recogiendo retratos individuales de las teóricas titulares, equipo por equipo. Nuestros niños y no tan niños versados en el coleccionismo, bien al contrario serían incapaces de aventurar dos nombres de chicas internacionales, puesto que nunca asoman al autoadhesivo y rara vez a los medios genéricos.

Aquellas pioneras, las que saltaban a instalaciones universitarias con falditas de baloncesto bien plisadas, o quienes recién cumplidos los 14 y 15 años alimentasen quimeras de estrellato, construyeron sobre arenas movedizas un meritorio cimiento, aún a costa de ponerse al mundo por montera y prescindir del qué dirán. Hoy, ya madres, tías, o incluso abuelas, podrían presumir de haber derribado no molinos de viento con aspas fantasmagóricas, sino gigantescos prejuicios, burlas asomadas a la siempre discutible superioridad, y desdenes sin cuento. Aquellas pioneras han de sentirse satisfechas, también, observando como sus sucesoras engrosan hoy Ligas tan competitivas como las de Inglaterra, Italia, los Estados Unidos o Alemania. Su esfuerzo y bendita cabezonería no fue en vano.

Una formación de nuestra selección femenina absoluta. No ha de faltar mucho para que se sumen con algún logro a los éxitos continentales de nuestros cuadros inferiores.

Una formación de nuestra selección femenina absoluta. No ha de faltar mucho para que se sumen con algún logro a los éxitos continentales de nuestros cuadros inferiores.

Respecto a nuestro equipo nacional, ya llegarán los éxitos. No debiéramos perder de vista que el incipiente fútbol masculino también vivió una minoría de edad. Y que si pudiésemos enfrentar en el túnel del tiempo a un equipo actual de 3ª División con cualquiera de los participantes en el campeonato inaugural, los de 3ª seguramente resolverían a su favor el hipotético choque, con suficiencia y sin aprietos.

Mediando esfuerzo, sacrificio y ganas, los triunfos siempre llegan. También los de nuestra selección femenina, por más que su viaje histórico, el del deporte femenino en general y sobre todo el del fútbol, haya tenido mucho de agobiante travesía del desierto.

Lo dicho, celebrar éxitos va a ser simple cuestión de tiempo.




El “Spanish girl’s club“ de Barcelona. Las pioneras del fútbol femenino español.

Femenino01El 9 de junio de 1914 se jugó el primer partido de fútbol femenino en España entre dos combinados de un club llamado Spanish Girl´s Club, formado en Barcelona y organizado por Paco Brú Sanz (jugador del Barça y empleado del ayuntamiento de Barcelona, futuro seleccionador nacional en Amberes 1920). El presente artículo pretende recuperar la memoria de aquellas pioneras y rendirles un modesto homenaje ahora que se aproxima el debut de la selección española femenina en un Mundial.

Palabras clave: fútbol femenino, Barcelona, historia del fútbol, Paco Brú, Narciso Masferrer, regeneracionismo, feminismo, machismo.

La Unión Ilustrada. 21 de junio de 1914

La Unión Ilustrada. 21 de junio de 1914

Meses antes de que Paco Brú formara este equipo femenino existió otro club en Barcelona cuya directiva estaba formada exclusivamente por mujeres[1], aunque sus jugadores eran varones. Esta experiencia liderada por Brú[2] fue la primera en la que las mujeres tomaban protagonismo en el terreno de juego, se trató además de un club perfectamente organizado que disponía incluso de local en la sociedad «L´Amistat» de la calle Consell de Cent.

Como cabría esperar en la España de 1914 este club de fútbol femenino resultó sorprendente y polémico, y las reacciones en la prensa oscilaron entre el estupor y la simpatía, con algunos comentarios no exentos de machismo y misoginia.

Tras 45 días de entrenamiento y algunos problemas con los padres de las jugadoras por el uniforme y por la exigencia de Brú de que todas se ducharan tras los entrenamientos y los partidos, el entrenador las consideró listas para presentarse en público y el 9 de junio de 1914, a las cinco y cuarto de la tarde, se efectuó el primer partido en el campo del RCD Español. Las jugadoras del Spanish Girl´s Club se dividieron en dos equipos (Montserrat y Giralda) y, con el propio Brú como árbitro, disputaron un encuentro que levantó expectación. Se trató de un partido benéfico a favor de la Federación Femenina contra la Tuberculosis presidido por el Capitán General de la Región general César Víctor Augusto del Villar y Villate, acompañado de su hija.

El Giralda se impuso por 2-1. Ésta fue la crónica de El Poble Català (la más neutra y correcta, con comentarios favorables) el día siguiente, con las alineaciones completas:

Femenino03

Brangulí (autor), (9 de junio de 1914): "Primer partit de futbol femení". Arxiu Nacional de Catalunya. Fons ANC1-42/Brangulí (fotògrafs). Signatura: 026242. Reproducida con autorización.

Brangulí (autor), (9 de junio de 1914): «Primer partit de futbol femení». Arxiu Nacional de Catalunya. Fons ANC1-42/Brangulí (fotògrafs). Signatura: 026242. Reproducida con autorización.

El mismo día 10 El Diluvio publicó esta otra crónica, en la que aparecían comentarios menos afortunados sobre los peinados y sobre el supuesto miedo de las jugadoras cuando el balón les iba al pecho. Se anunciaban partidos en varias localidades catalanas, además de una gira que incluía Palma de Mallorca, Valencia y «Pamplona durante las fiestas de San Fermín»:

Femenino05El 11 de junio aparecía otra crónica en el Mundo Deportivo, ésta aún menos afortunada que las anteriores y repleta de comentarios machistas:

Femenino06Los dos equipos del club (Montserrat y Giralda) prosiguieron con sus partidos amistosos durante la primavera y el verano de 1914. Tenemos crónicas diversas de nuevos encuentros, como el del 11 de junio (empate a uno), por ejemplo esta de El Diluvio el 12 de junio:

Femenino07El 14 de junio en Sabadell (campo del Atlètic): Montserrat 4 – Giralda 1. Con homenaje y ovaciones en la ciudad vallesana incluídos. Crónica de El Diluvio el 17 de junio de 1914:

Femenino08El 21 de junio viajaron a Mataró (campo del Tiro Nacional). El Diluvio informó el 26 de junio de 1914 sin dar el resultado:

Femenino09El 29 de junio disputaron un nuevo encuentro en Barcelona (campo del España) con victoria del Montserrat 2-1.  Informó brevemente El Poble Català el día 30:

Femenino10El 6 de julio de 1914 se disputaría el primer partido de fútbol femenino fuera de la provincia de Barcelona. En Reus (Tarragona) «ante numerosa y distinguida concurrencia»: Giralda 2 – Montserrat 0. Informó La Vanguardia el 7 de julio de 1914.

Femenino11No tenemos más noticias del Spanish Girl´s Club. Parece que se negoció la posibilidad ya apuntada de que jugaran en Pamplona un partido que serviría para inaugurar el nuevo campo del Punching Club, pero no se concretó[3]. Según Garcia Castell en agosto de 1914 debían iniciar una gira por el sur de Francia que se abortó por el estallido de la Primera Guerra Mundial, llega a afirmar Garcia Castell que «Después de Bélgica, fueron las primeras victimas de la guerra»[4]. Fue el triste final de este primer club de fútbol femenino en España.

En 1923 el fútbol femenino regresó a Barcelona con la disputa de dos partidos internacionales amistosos Francia-Inglaterra organizados por el Sindicato de Periodistas en beneficio de las «Casas baratas para periodistas». El saque de honor en uno de ellos fue realizado por el siempre omnipresente en eventos y avances deportivos Narciso Masferrer Sala (periodista, dirigente y fundador de clubs y federaciones, divulgador deportivo y olímpico, etc.) Un referente en el regeneracionismo, un auténtico apostol del deporte y la educación física en nuestro país que también apostaba por el deporte femenino. Pese a la presencia de Masferrer (director de Stadium) en los encuentros, la crónica publicada por el periodista Enrique Guardiola en dicha revista el 15 de septiembre de 1923 (Girls contra Mademoiselles. Fiesta deportiva en favor de los periodistas) fue soez, machista y ridícula (incluso para la época) con comentarios de este nivel: «…hemos de confesar que el fútbol no se ha hecho para la mujer y que la mujer no se ha hecho para el fútbol…» , «Nosotros le tenemos horror al marimacho. Y es indudable que el fútbol femenino tiende a la formación del más completo, perfecto, acabado y espeluznante tipo de marimacho…», «(el fútbol) es un deporte al que sin exagerar podríamos calificar de esencialmente antifemenino»…

Ramon Claret y Joan Bert (autores), (1914-1920 ): "kickoff de Narcís Masferrer a un partit de futbol femení".  Arxiu Nacional de Catalunya. Fons ANC1-64/Bert i Claret (fotoperiodistes). Código de Referencia: ANC1-64-N-1712 Reproducida con autorización

Ramon Claret y Joan Bert (autores), (1914-1920 ): «kickoff de Narcís Masferrer a un partit de futbol femení». Arxiu Nacional de Catalunya. Fons ANC1-64/Bert i Claret (fotoperiodistes). Código de Referencia: ANC1-64-N-1712 Reproducida con autorización

Terminaba de esta forma tan penosa una aventura futbolística femenina avanzada a su tiempo en decenios que no debe ser olvidada. Hasta noviembre de 1980 la RFEF no reconocería al fútbol femenino y aún queda un largo recorrido por hacer en matería de igualdad. Pero todo largo camino se inicia con un tímido paso como el que dieron Paco Brú y las chicas del Spanish Girl´s Club de Barcelona en aquella primavera-verano de 1914. Un camino que de momento ha llevado a las futbolistas españolas hasta el Mundial de Canadá.

Caras y caretas. 11 de julio de 1914

Caras y caretas. 11 de julio de 1914

El Mundo Deportivo. 9 de junio de 2014.

El Mundo Deportivo. 9 de junio de 2014.

Agradecimientos: Arxiu Nacional de Catalunya

Fuentes consultadas: Miserachs, Jaume (2014, 9 de junio): 100 años del primer partido de fútbol femenino. El Mundo Deportivo.

 


[1] Arrechea, Fernando: El Helénico FC de Barcelona. Un equipo dirigido por mujeres en 1913. http://www.cihefe.es/el-helenico-fc-de-barcelona-un-equipo-dirigido-por-mujeres-en-1913/ CIHEFE. Consultado el 25 de mayo de 2015.

[2] Varios artículos posteriores dan protagonismo en esta aventura al jugador-entrenador inglés del FC Barcelona Jack Greenwell, pero no hemos podido confirmarlo. Vid. Garcia Castell, Joan (1968):  Història del futbol català. Aymà S.A. Editora, Barcelona. p.129.

[3] Caspistegui Gorasurreta, Francisco Javier: Entre belleza y salud: los límites del deporte femenino, 1900-1950. http://www.euskonews.com/0283zbk/gaia28302es.html Euskonews&Media . Consultado el 25 de mayo de 2015.

[4] Garcia Castell, Joan (1968): op. cit. p.129.



España en los mundiales sub’20: Tailandia 2004

Tras experimentar cierto auge a comienzos del siglo XX, especialmente en el Reino Unido, la maquinaria del profesionalismo masculino y las convenciones sociales imperantes bloquearon el crecimiento y desarrollo del fútbol femenino y lo convirtieron en algo anecdótico e injustamente marginal en la inmensa mayoría de naciones, incluidas las que se decían futbolísticamente desarrolladas pese a estar excluyendo de facto de la práctica del balompié a la mitad de su población. Olvidado o incluso prohibido por las federaciones nacionales y triste víctima de una inmensa nube de prejuicios, la propia FIFA lo ignoró por completo durante muchas décadas, hasta que el avance de los tiempos y el progreso de la sociedad exigieron un cambio de postura que, si bien no todos los estamentos implicados parecen haber adoptado con plena convicción, sí ha servido al menos para que el balón empiece a rodar de verdad en todo el planeta. Los efectos negativos de ese siglo perdido se ven todavía hoy en el día a día del fútbol femenino y se seguirán arrastrando durante mucho tiempo, pues el fútbol sigue siendo un mundo eminentemente masculino (e incluso machista) tanto en sus estructuras como en casi todo lo que le rodea, pero cabe pensar que el futuro será siempre mejor que el presente y el pasado. Y en esa progresión tienen lógicamente mucho que ver los Mundiales, tanto absolutos como de categorías inferiores.

Aunque anteriormente la FIFA ya había organizado algún torneo internacional de selecciones, el primer Mundial oficial de fútbol femenino en categoría absoluta se celebró en China en 1991. El reducido número de participantes (sólo doce países, por los veinticuatro que jugaban entonces el masculino), que los partidos duraran 80 minutos o que esa primera edición no se llamara Copa del Mundo de la FIFA, como el torneo masculino, sino “Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino por la Copa M&M’s” dejan bien a las claras las cautelas con las que el organismo inició el camino de la normalización. Las distancias entre aquellos países en los que el fútbol femenino tenía ya cierta consideración y los que seguían poniendo trabas a su desarrollo, a veces simplemente ignorando su existencia, eran enormes (y aún hoy son difíciles de salvar), así que las dudas sobre el nivel de juego y la aceptación del público parecían hasta cierto punto lógicas. Y es que por entonces sólo Asia (desde 1975), Oceanía (desde 1983) y Europa (desde 1984) celebraban campeonatos oficiales de selecciones femeninas, de manera que el resto de confederaciones tuvieron que crearlos de la nada para organizar la clasificación mundialista. Las incógnitas sobre lo que se vería en esos primeros campeonatos, por tanto, eran muchas.

Pero si hace apenas veinticinco años el panorama en categoría absoluta era francamente desolador, por debajo las cosas estaban aún peor. El escaso número de practicantes y la falta de interés de los dirigentes por la promoción de su deporte entre las mujeres dejaron completamente olvidadas las categorías inferiores hasta la temporada 1997/1998, en la que la UEFA organizó el primer torneo continental oficial en categoría juvenil. Antes de ese primer Campeonato de Europa sub’18 ninguna confederación se había planteado organizar un torneo juvenil femenino (o, al menos, no había ejecutado la idea), mientras que en categoría masculina se venían disputando regularmente desde al menos veinte años antes en todos los continentes (en el caso europeo, desde hacía más de cuarenta años). Como hiciera a mediados de los setenta en el ámbito masculino, tuvo que ser la FIFA quien tirara del carro del fútbol formativo al crear el Campeonato Mundial de Fútbol Femenino Juvenil, ideado en principio para selecciones sub’19 (como aquel primer Mundial juvenil de Túnez del lejano 1977) y cuya primera edición se disputó en Canadá en el verano de 2002. Al igual que en los dos primeros Mundiales absolutos femeninos, sólo doce equipos viajarían a Norteamérica, en una decisión que volvía a evidenciar tanto el interés por abaratar los costes de un evento que no llamaba la atención de los patrocinadores como el temor a que la competición quedara deslucida por abruptas diferencias de nivel entre los contendientes. Al fin y al cabo, y por triste, injusto e indignante que parezca, a comienzos ya del siglo XXI nadie sabía realmente qué se podía esperar de unas futbolistas juveniles.

Por desgracia, España no pudo estar presente en esa primera cita, a pesar de que en los años anteriores venía consiguiendo buenos resultados en el Campeonato de Europa sub’18, siempre con Ignacio Quereda en el banquillo (el madrileño es seleccionador absoluto desde 1988 y fue también el encargado del combinado juvenil entre 1997 y 2005). Así, por ejemplo, la selección española alcanzó un sorprendente y magnífico subcampeonato en la tercera edición del Europeo juvenil, en la temporada 1999/2000. Después de pasar dos rondas previas, en las que dejaron fuera a Islandia, Eslovaquia, Noruega, Inglaterra e Irlanda, las españolas se plantaron por primera vez en una fase final a la que entonces sólo accedían cuatro participantes y que presentaba un peculiar sistema de competición: una liguilla a una vuelta rematada con una final entre los dos primeros clasificados. España perdió con Alemania en la primera jornada pero derrotó luego a Suecia y a la anfitriona Francia, de modo que el título se decidió en un nuevo partido entre alemanas y españolas que cayó del lado germano por 4-2. Laura del Río, que anotó siete tantos en esos cuatro partidos de la fase final, fue la jugadora más destacada de una selección sub’18 en la que también estaban Sandra Vilanova o Eli Ibarra, por citar a dos futbolistas con larga trayectoria posterior en la absoluta.

Aquel año 2000 fue el primer gran momento del fútbol juvenil femenino español, que a partir de entonces siguió ofreciendo un buen rendimiento. La temporada siguiente, con el torneo catalogado ya como sub’19, España fue de nuevo una de las cuatro clasificadas para la fase final, que esta vez se disputó en Noruega con formato directo de semifinales y final. Las de Quereda terminaron en cuarta posición, tras perder sucesivamente con Alemania y Dinamarca. Con esa trayectoria reciente parecía factible que la selección española fuera una de las cuatro representantes del viejo continente en el primer Mundial sub’19, pero para eso habría que ganarse el billete en el Europeo de 2002, que serviría como clasificatorio mundialista. Establecida como cabeza de serie gracias a sus buenos resultados de los años anteriores y exenta por tanto de las dos primeras fases previas, España superó a Bélgica y Yugoslavia en una ronda preliminar en las localidades de Las Galletas y Los Cristianos, en el sur de Tenerife, y logró estar nuevamente presente en la fase final, que se disputó en Suecia y que acogió por primera vez a ocho combinados. Pero, por desgracia, esta vez no se pudo acceder a semifinales: encuadradas junto a Alemania, Suecia y Francia, las españolas perdieron con alemanas y francesas y acabaron en tercera posición de ese potentísimo grupo, quedando por tanto fuera del primer Mundial juvenil femenino de la historia.

En la cita canadiense, las selecciones norteamericanas impusieron su ley y Estados Unidos, que apabulló goleada tras goleada a todas sus rivales, se llevó el título mundial al derrotar en la final a las anfitrionas con un gol de oro de Lindsay Tarpley; la tercera plaza fue para Alemania, la campeona de Europa, que superó a Brasil en la tanda de penaltis de la final de consolación. La estrella del campeonato fue la canadiense Christine Sinclair, que se llevó tanto el Balón de Oro a la mejor jugadora como la Bota de Oro a la máxima goleadora (con diez goles en seis partidos). Otras futbolistas que, como la propia Sinclair, estuvieron en ese primer Mundial juvenil y se han convertido en importantes figuras son la estadounidense Heather O’Reilly, la alemana Anja Mittag, la francesa Camille Abily o la brasileña Marta (que con sólo 16 años ya dio muestras de lo que estaba por venir, ya que fue galardonada con el Balón de Plata). El público de Canadá respondió de forma abrumadora y la final ante sus vecinas del sur fue presenciada en directo por casi 48.000 espectadores. La FIFA se mostró más que satisfecha con esos resultados y, con el mismo fin que había inspirado la rotación continental de sedes de los primeros mundiales juveniles masculinos, el de promocionar el deporte por todos los rincones del mundo, concedió a Tailandia la organización de la siguiente edición del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino sub’19. En esa elección también influyó, claro, el empeño personal del tailandés Worawi Makudi, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y director entonces de su comisión de fútbol femenino.

En la temporada 2002/2003 la selección española sub’19 volvió a clasificarse para la fase final del Europeo, pero volvió también a quedarse fuera de las semifinales: la victoria contra Francia y las derrotas contra Países Bajos y Noruega condenaron a España a la cuarta posición de su grupo. Y entonces, al año siguiente, llegó el tan ansiado éxito. Tras superar en la primera ronda previa a Bélgica, Islas Feroe y la anfitriona Bosnia-Herzegovina, España se deshizo de Dinamarca, Irlanda y Eslovaquia en la Ronda Élite (que se jugó en la localidad cordobesa de Lucena) y se metió una vez más en la fase final del Campeonato de Europa sub’19. El torneo se celebraría en Finlandia entre julio y agosto de 2004 y pondría en juego las plazas europeas para el Mundial de Tailandia, a disputarse en el mes de noviembre. Tras una concienzuda preparación, las españolas debutaron en esa fase final con una victoria por 3-1 frente a Suiza y se garantizaron el pase a semifinales (y, por tanto, la histórica clasificación para el Mundial sub’19) al golear 4-0 a las finesas en la segunda jornada. El estrepitoso 0-7 encajado después ante Alemania, en un partido que Quereda usó para dar minutos a las menos habituales, no cambió nada en la clasificación del grupo, pero tanto el técnico español como su colega alemana Silvia Neid (actual seleccionadora absoluta germana) coincidieron luego en señalar que resultó psicológicamente decisivo para lo que estaba por venir.

Ya en semifinales, España derrotó a Italia con un solitario gol de Miriam Diéguez en el último minuto y se coló en su segunda final continental juvenil, en la que debería verse nuevamente las caras con Alemania, que había aplastado a Rusia por 8-0 en la otra semifinal. Algo confiadas por su manifiesta superioridad durante todo el torneo (23 goles a favor y ninguno en contra) y contra una España que no tuvo nada que ver con la de seis días antes y jugó un enorme partido, las alemanas se vieron sorprendidas desde el comienzo y no pudieron desplegar su juego habitual. Jade Boho adelantó a España con un golazo de vaselina antes de la media hora y, aunque Alemania empató al borde del descanso, las de Quereda se volvieron a poner por delante al comienzo de la segunda parte con un gran lanzamiento de falta de la capitana Iraia Iturregi. A partir de ahí, la selección española se mantuvo firme en defensa y logró culminar su gesta alzándose con su primer (y único hasta la fecha) título continental sub’19. Así, durante un año España pudo presumir de ser campeona de Europa juvenil tanto en hombres como en mujeres, algo que hasta ahora no ha conseguido ningún otro país.

Quedaban poco más de tres meses para la disputa del Mundial sub’19 de Tailandia 2004, el primer mundial de fútbol que disputaría una selección española femenina, así que no había demasiados motivos para retocar la lista de seleccionadas. Sólo dos de las dieciocho campeonas de Europa no viajaron al sudeste asiático (Ana Belén Aguilera “Chicho” y Ohiana Galdona, ambas defensas), incorporándose al grupo un total de cinco jugadoras. La ausencia más destacada, no obstante, seguía siendo la de Adriana Martín, goleadora más que consolidada ya en Primera división y que había brillado con la selección juvenil durante los dos años anteriores pero que se mantenía ausente del grupo por decisión técnica desde la concentración previa al Europeo. La convocatoria definitiva se hizo pública el 27 de octubre de 2004, quedando concentradas las veintiuna elegidas en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas entre el 2 y el 5 de noviembre, día en el que iniciaron el largo viaje a Tailandia. Estas fueron las seleccionadas:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

LUCÍA MUÑOZ Mendoza 08/12/1985 CE Sabadell

2

DF

Irantzu CASTRILLO Sáinz de Murieta 09/07/1985 Athletic de Bilbao

3

DL

Verónica BOQUETE Giadans 09/04/1987 Xuventú Aguiño

4

MC

Miriam DIÉGUEZ de Oña 04/05/1986 RCD Espanyol

5

DF

RUTH GARCÍA García 26/03/1987 Levante UD

6

DL

Aintzane ENCINAS Gómez 22/04/1988 Real Sociedad

7

DL

NATALIA PABLOS Sanchón 15/10/1985 Rayo Vallecano

8

MC

Nuria ZUFÍA Elizalde 04/04/1985 Lagunak

9

DL

JADE Boho Sayo 30/08/1986 AD Torrejón

10

MC

IRAIA Iturregi Sustatxa 24/04/1985 Athletic de Bilbao

11

MC

Ana María Romero Moreno, “WILLY” 14/06/1987 CD Híspalis

12

DL

Irune MURUA Cuesta 23/04/1986 Athletic de Bilbao

13

P

María Sánchez Mina, “MARIATXI” 14/05/1986 CD Amaya

14

DF

SILVIA Doblado Peña 22/03/1987 CD Rayco

15

DF

Ane BERGARA Artieda 03/02/1987 Lagunak

16

MC

Carmen FERRER Tatay 10/11/1986 Levante UD

17

MC

JULIA de la Paz Vera Valhondo 09/07/1987 Sporting Plaza Argel

18

DF

ZURIÑE Gil García de Azilu 20/02/1987 Athletic de Bilbao

19

DL

JUDITH Acedo Guerrero 26/01/1986 FC Barcelona

20

MC

Irene SAMPIETRO Guillén 03/11/1986 Transportes Alcaine

21

P

María Rodríguez Naves, “MARU” 10/05/1987 Oviedo Moderno
En la convocatoria observamos varios nombres que resultarán muy conocidos para los seguidores del fútbol femenino español, bien por sus apariciones en la selección absoluta o bien por sus muchos años jugando en la máxima categoría. Así, podemos destacar a Ruth García y Miriam Diéguez (FC Barcelona), Ane Bergara (Real Sociedad), Natalia Pablos (Arsenal) o Vero Boquete (Frankfurt), que forman parte de la preselección de 35 futbolistas para el ya inminente Mundial absoluto de Canadá y que muy probablemente acaben vistiendo la camiseta de España en esa histórica cita. Igualmente tuvieron su momento en la absoluta Lucía Muñoz (gran promesa de la portería que se retiró prematuramente por una lesión, aunque años más tarde regresó al fútbol en activo en segunda división, con el Híspalis, y desde 2013 pertenece a las filas del Sevilla), Ana Romero “Willy” (su ausencia de las últimas convocatorias es uno de esos misterios que sólo Quereda puede resolvernos) o Iraia Iturregi (capitana del Athletic Club, suma ya más de 300 partidos de liga a sus espaldas), mientras que otras como la guardameta Maru, la atacante (y escritora) Aintzane Encinas o la delantera Irune Murua son auténticas instituciones en sus respectivos equipos (Oviedo Moderno, Real Sociedad y Athletic). Por último, cabe destacar la historia de otra clásica de la liga española como Jade Boho, ariete vallisoletana criada en Madrid y de origen ecuatoguineano que, ante la tardanza de Quereda para convocarla con la absoluta española, acabó decantándose por representar internacionalmente al país africano; para su desgracia, un problema burocrático al tramitar el cambio de equipo nacional le privó de disputar con Guinea Ecuatorial el Mundial absoluto de Alemania 2011, pese a que para entonces ya se había proclamado subcampeona de África con dicha selección.

El reparto de plazas entre las distintas confederaciones instaurado en Canadá 2002 se mantuvo en Tailandia 2004: anfitrión aparte, habría cuatro equipos de Europa, dos de Asia y de la CONCACAF y uno de Sudamérica, de África y de Oceanía. El sorteo se celebró el 11 de junio, cuando aún no habían concluido los clasificatorios de Europa y África; una vez resueltos esos torneos, el cuadro de la primera fase presentó este aspecto:

GRUPO A

(Bangkok, Chiang Mai)

GRUPO B

(Chiang Mai, Bangkok)

GRUPO C

(Phuket, Bangkok)

Tailandia

Brasil

España

Alemania

Italia

Rusia

Australia

Nigeria

EE.UU.

Canadá

China

Rep. Corea

El Campeonato Mundial de Fútbol Femenino Juvenil de Tailandia 2004 se disputaría entre el 10  y el 27 de noviembre, repitiendo presencia mundialista con respecto a la primera edición las selecciones de Brasil, Nigeria y Australia (campeonas y únicas representantes de sus respectivas confederaciones), así como Canadá, Estados Unidos (ambas inalcanzables en la CONCACAF) y Alemania. Pasaban a cuartos de final las dos primeras clasificadas de cada grupo y las dos mejores terceras, por lo que España partía con bastantes esperanzas de superar esa primera fase a pesar de la evidente dificultad del grupo C. En cuanto a la organización, se habilitaron tres sedes: la capital Bangkok (con dos estadios), y las turísticas ciudades de Chiang Mai, al norte del país, y Phuket, en la isla homónima, remodelándose en profundidad los cuatro estadios utilizados. El calendario se diseñó para que los partidos de la tercera jornada se disputaran simultáneamente en cada grupo, desplazándose dos selecciones de su sede principal (la primera que figura en la tabla, en la que se jugaban las dos primeras jornadas íntegramente) para disputar ese tercer encuentro.

El público tailandés respondió de forma numerosa, aunque las cifras de asistencia estuvieron lejos de las alcanzadas en Canadá dos años antes. El calor y la humedad fueron intensos, a pesar de la época del año, y también hubo ciertos problemas con los transportes, sobre todo en los primeros días, pero no llegaron a ocurrir incidentes dignos de reseña. Como era ya norma en los torneos femeninos, la FIFA únicamente envió árbitros de dicho sexo: doce principales y dieciséis asistentes. Entre ese grupo de auxiliares estuvo la coruñesa Yolanda Parga Rodríguez, de sólo veintiséis años, que inició en Tailandia una larga trayectoria en campeonatos internacionales de selecciones que, si nada se tuerce, continuará en Canadá 2015. La española actuó en dos partidos del grupo A y también en el encuentro por el tercer y cuarto puesto.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Tailandia 2004, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Tailandia 2004, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

El debut en un torneo siempre es importante, pero en esta ocasión lo era aún más. España iniciaba su andadura en el Mundial sub’19 de Tailandia enfrentándose a la selección con la que teóricamente debería jugarse el pase a los cuartos de final, puesto que en las quinielas tanto Corea del Sur (que había ganado su torneo continental ante la potente China) como sobre todo Estados Unidos (sempiterna favorita) parecían superiores a los equipos europeos. Un buen resultado ante Rusia encarrilaría el pase a las eliminatorias, mientras que una derrota obligaría a puntuar ante las favoritas y a estar pendiente de los marcadores que se dieran tanto en este grupo como en los otros dos, por aquello de ver quiénes pasaban como mejores terceras. Lo que no entraba en ninguna ecuación era que España, la campeona de Europa, saliera goleada ante el tercer clasificado del reciente Europeo, pero precisamente eso fue lo que ocurrió aquel 11 de noviembre en Phuket.

Quereda apostó por su once base, dando la oportunidad a la navarra Mariatxi en la portería (ella y Lucía Muñoz se habían alternado en la titularidad durante el Europeo) y plantando un 4-4-2 en el que Vero Boquete actuaba como segunda punta, aunque luego la joven promesa gallega se incrustaba en la línea media cuando tocaba defender. El partido se puso cuesta arriba muy pronto, en el minuto 10, cuando Elena Terekhova aprovechó un fallo de la zaga española al tirar el fuera de juego para adelantar al combinado ruso, y a partir de ahí casi todo jugó en contra de España. La colegiada local, muy errática durante todo el encuentro, anuló un tanto a Jade por un muy discutido fuera de juego, aunque minutos después Nuria Zufía logró empatar la contienda con un buen cabezazo a centro de Iraia. España siguió acercándose a la meta rival, pero las imprecisiones en el remate y los despistes defensivos tiraron por tierra el buen trabajo de creación. Así, a diez minutos para el descanso, un gol olímpico de Ekaterina Sochneva volvió a adelantar a Rusia, que no estaba haciendo mucho para merecer esa ventaja pero que incluso pudo haber aumentado la cuenta antes de la pausa.

La segunda parte arrancó con España volcada en ataque, asociándose quizás con lentitud pero con bastante eficacia, y así llegaron varias ocasiones para conseguir el empate. Por desgracia, la guardameta Elvira Todua se empleó a fondo para evitarlo, y donde no llegaba la rusa aparecía el larguero, como en un remate de Vero Boquete, o la colegiada tailandesa, que anuló un nuevo tanto a las españolas por una falta previa que también resultó muy discutida. Los nervios comenzaron a aflorar en el equipo de Quereda y Rusia aprovechó los espacios para sentenciar el partido al contraataque: primero fue la recién incorporada Olga Petrova quien batió por alto a Mariatxi y luego, ya casi al final, la central Zuriñe culminó la aciaga tarde española marcando en propia puerta un cuarto gol que complicaba muchísimo la clasificación para cuartos de final.

11/11/2003

Primera jornada del Grupo C.

RUSIA

(4)

Todua; Sedova, Semenchenko, Tsybutovich, Kharchenko (-76, Gomozova); Titova, Morozova, Sochneva (-82, Fomina), Tsidikova; Peshina (-69, Petrova), Terekhova.

ESPAÑA

(1)

Mariatxi; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía (-70, Julia), Iraia, Natalia Pablos (-75, Willy); Boquete, Jade.

Goles

1-0 Terekhova (RUS, min. 10); 1-1 Zufía (ESP, min. 24); 2-1 Sochneva (RUS, min. 36); 3-1 Petrova (RUS, min. 76); 4-1 Zuriñe (ESP, min. 88)(p.p.).

Árbitro

Pannipar Kamnueng (TAI).

Tarjetas

Sedova (RUS, min. 32); Kharchenko (RUS, min. 48); Silvia (ESP, min. 71).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 5.000 espectadores.

La derrota ante Rusia hizo mucho daño tanto por lo abultado del marcador como por la forma en que se había desarrollado el partido, ya que las rusas apenas necesitaron realizar cinco lanzamientos entre los tres palos para anotar cuatro goles. España se mostró técnicamente superior, pero la falta de contundencia en ambas áreas supuso un lastre demasiado pesado. Con cero puntos y una diferencia de goles alarmantemente negativa, las de Quereda debían vencer a Corea en la segunda jornada por el margen más amplio posible y esperar que el resto de marcadores favorecieran a sus intereses. El técnico madrileño sólo introdujo una novedad en el once, la de su peculiar rotación en la portería, y España salió dispuesta a demostrar ante las surcoreanas que la derrota de la jornada inaugural había sido un accidente. Eso mismo, claro, buscaba Corea del Sur, que había perdido 3-0 ante Estados Unidos y que en los primeros minutos tuvo un par de ocasiones en las botas de Park Eun Sun, polivalente jugadora que en la primera jornada había actuado como central pero que a partir de la segunda volvió a su puesto natural en la delantera.

Las españolas se sobrepusieron a ese arranque y pasaron a dominar el juego, adelantándose en el marcador a los veinte minutos con un cabezazo de Jade en un saque de esquina. Llegaron entonces un par de oportunidades más que podrían haber dejado el partido visto para sentencia, pero nadie acertó y, poco a poco, las campeonas asiáticas empezaron a sentirse más cómodas sobre el campo y a rondar la portería española, aunque no llegaron a disparar entre los tres palos en toda la primera mitad. Tras el paso por vestuarios, la República de Corea redobló su insistencia y vio cómo se le anulaban dos buenas acciones por discutidos fueras de juego antes de que Jade se escapara en una contra y batiera por segunda vez la meta de Jun Min Kyung. Pero el gol, en vez de tranquilizar a España, espoleó a su rival, que logró recortar distancias un cuarto de hora más tarde al transformar Park Eun Sun un lejano libre directo. Con el 2-1, Corea se volcó y Lucía Muñoz tuvo que realizar varias paradas de mérito para asegurar un triunfo que, pese a esos apuros de última hora, pudo haber sido incluso más amplio si Irune Murua hubiera aprovechado la ocasión de la que dispuso en el descuento.

14/11/2004

Segunda jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(2)

Lucía Muñoz; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía, Iraia, Natalia Pablos (-76, Willy); Boquete (-90, Murua), Jade (-82, Julia).

REP.COREA

(1)

Jun Min Kyung; Cha Yun Hee, Lee Ye Eun, Park Mi Jung, Yoon Young Geul, Lee Jin Hwa; Song Yu Na (-65, Park Eun Jung)(-79, Jeon Jae Min), Lee Yang Mi; Kim Joo Hee, Park Eun Sun, Han Song I (-55, Jung Sey Hwa).

Goles

1-0 Jade (ESP, min. 19); 2-0 Jade (ESP, min. 57); 2-1 Park Eun Sun (KOR, min. 72).

Árbitro

Deidre Mitchell-Zealand (RSA).

Tarjetas

Lee Jin Hwa (KOR, min. 6); Yoon Young Geul (KOR, min. 13); Natalia Pablos (ESP, min. 22); Miriam (ESP, min. 69); Park Eun Sun (KOR, min. 79).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 13.563 espectadores.

El 18 de noviembre, cuando se disputó la tercera y definitiva jornada en el grupo C, la primera fase había concluido ya en los otros dos grupos, por lo que las de Quereda tenían perfectamente claros todos los cálculos: tendrían que puntuar ante las vigentes campeonas mundiales juveniles para seguir adelante. Con tres puntos y una diferencia de goles de -2, una nueva derrota impediría mejorar los guarismos de Nigeria (tercera del grupo B con cuatro puntos) y de Australia (tercera del grupo A con tres puntos, como España, pero con una diferencia de goles de 0). Así pues, un empate garantizaría superar a las australianas y pasar junto a las africanas como una de las dos mejores terceras; eso en el peor de los casos, porque ese puntito podría incluso suponer la clasificación directa como segunda de grupo, en función del resultado que se diera en el partido que Rusia y Corea del Sur disputarían simultáneamente en Bangkok.

Dentro de la evidente complicación, en la expedición española había cierto optimismo porque el juego desplegado en los partidos anteriores había sido bueno y porque las norteamericanas llegaban ya clasificadas como primeras de grupo después de haber goleado a Corea (3-0) y Rusia (4-1) y darían descanso a varias jugadoras clave. Entre otras, el seleccionador Mark Krikorian dejó en el banquillo a las centrocampistas Angie Woznuk y Megan Rapinoe y a la atacante Amy Rodríguez, y España aprovechó las circunstancias para controlar prácticamente en todo momento al potente equipo estadounidense. Con el mismo once que había derrotado a Corea del Sur (rompiéndose así la alternancia en la portería a favor de Lucía Muñoz) y su habitual juego pausado pero seguro, la selección española sub’19 puso en bastantes apuros a la guardameta Ashlyn Harris, que al filo de la media hora salvó apuradamente en dos tiempos un gran lanzamiento de Miriam Diéguez en la ocasión más clara del primer tiempo. También Natalia y Vero Boquete disfrutaron de buenas oportunidades, mientras que sus rivales sólo generaron peligro por medio de Jessica Rostedt. Y fue precisamente Rostedt quien, al borde del descanso, aprovechó un despiste en su marca para escaparse por velocidad y controlar un pase largo a la espalda de la defensa hispana; tras una hábil maniobra, la estadounidense batió a Lucía sin remisión y sumó su tercer tanto en el campeonato.

El gol supuso un duro mazazo para la confianza de la selección española, que en la segunda parte tardó en volver a entrar en el partido. La presencia de Amy Rodríguez le dio más profundidad al ataque americano y España sufrió varios sustos, aunque la buena actuación de Lucía Muñoz mantuvo al equipo con vida hasta el final. El objetivo estaba a un solo gol de distancia y las de Quereda lo intentaron por todos los medios, dominando claramente durante muchos minutos. Los ajustes tácticos introducidos con los cambios funcionaron y prácticamente todas las jugadoras del ataque español tuvieron su oportunidad para marcar, pero Harris se mostró inexpugnable y el partido se consumió con dos nuevas intervenciones salvadoras de Lucía. Pese a la buena imagen mostrada, España se iba de su primer Mundial juvenil femenino a las primeras de cambio.

18/11/2004

Tercera jornada del Grupo C.

EE.UU.

(1)

Harris; Holmes, Buehler, Sauerbrunn, López; Logterman, Gray, Schnur (-58, Redmond), Orand; Rostedt (-46, Amy Rodríguez), Hanks.

ESPAÑA

(0)

Lucía Muñoz; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía (-56, Murua), Iraia, Natalia Pablos (-74, Willy); Boquete, Jade.

Goles

1-0 Rostedt (USA, min. 44).

Árbitro

Virginia Tovar Díaz (MEX).

Tarjetas

Iraia (ESP, min. 83).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 9.652 espectadores.

Al final la selección española cayó al último puesto de su grupo y a la décima posición final. La victoria de la República de Corea por 2-0 ante Rusia generó un triple empate a tres puntos en el que los resultados de la primera jornada fueron decisivos: con la misma diferencia de goles que las surcoreanas (-2), Rusia acabó segunda de grupo merced al mayor número de tantos anotados, mientras que el combinado asiático, pese a acabar por delante de España (que finalizó con un golaveraje de -3), caía eliminado como el peor tercero de los tres grupos. Las juveniles españolas regresaron a casa en el anonimato propio de quien sale por la puerta de atrás de un torneo sin enviados especiales y que aquí sólo se pudo seguir en televisión a través de Eurosport, pero con una valiosa experiencia y unos bellos recuerdos de un paradisíaco lugar, Phuket, que apenas un mes después sufriría el impacto del terrible tsunami que asoló el sudeste asiático el 26 de diciembre de 2004.

Lógicamente ajena al desastre que estaba por llegar, la competición siguió adelante. En cuartos de final, China derrotó a Canadá por 3-1, aprovechándose de una tempranera acción que supuso un penalti a favor y la expulsión de la portera canadiense, mientras que Estados Unidos también cumplió sin apuros ante Australia (2-0). En cambio, Brasil y Alemania tuvieron que sudar durante toda una prórroga (el gol de oro ya había sido eliminado por FIFA) para deshacerse de Rusia y Nigeria, respectivamente. Las brasileñas se vieron fuera del torneo durante muchos minutos, hasta que la ariete Cristiane apareció en el descuento para lograr el empate a dos; luego, dos tantos en la segunda parte de la prórroga ante unas desmoralizadas rusas pusieron el definitivo 4-2 en el electrónico. Más aún sufrió Alemania, que también logró empatar en los últimos compases del tiempo reglamentario con un gol de Mittag pero que en la prórroga no fue capaz de romper el 1-1. En la tanda de penaltis, las de Silvia Neid se mostraron más acertadas que las nigerianas y se llevaron el triunfo por 5-4.

Alemania no acusó el cansancio en semifinales y se impuso con claridad y justicia a Estados Unidos por 3-1, mientras que China consiguió frenar el ímpetu ofensivo brasileño y, con dos goles en la primera parte, selló su pase a la gran final. Después de que las estadounidenses superaran con un cómodo 3-0 a Brasil en el partido por el bronce, en el encuentro por el título Alemania se encontró con un tempranero gol de Simone Laudehr que allanó su camino a la victoria. Un juego sólido y sin fisuras y un segundo tanto obra de Melanie Behringer en los últimos minutos permitieron a la selección europea conquistar en Bangkok su primer Campeonato Mundial Juvenil femenino.

En cuanto a los galardones individuales, la brasileña Marta (que a esas alturas ya había brillado en el anterior Mundial juvenil, en el Mundial absoluto de Estados Unidos 2003 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004) demostró estar un par de pasos por delante del resto de futbolistas de su edad y se llevó el Balón de Oro como mejor jugadora, superando en las votaciones a Angie Woznuk, cerebro de la selección estadounidense, y a la atacante alemana Anja Mittag. Por su parte, la delantera canadiense Brittany Timko (que hoy, debido a su matrimonio, se apellida Baxter) se alzó con la Bota de Oro al anotar siete goles en cuatro partidos, mientras que Anja Mittag se llevó la de Plata con seis tantos. Tras ellas, nada menos que nueve jugadoras (la brasileña Cristiane, la estadounidense Megan Rapinoe o la alemana Celia Okoyino Da Mbabi -hoy Celia Šašić-, entre otras) anotaron tres goles, por lo que hubo que utilizar los criterios de desempate para otorgar la Bota de Bronce, que finalmente recayó en la estadounidense Angie Woznuk por haber dado también tres asistencias (igual que Marta, pero disputando menos minutos que la genial brasileña). La selección española también tuvo su pequeña mención en los reconocimientos individuales: pese a jugar sólo tres partidos, a sus diecisiete años Vero Boquete fue elegida por el Grupo de Estudios Técnicos de la FIFA como una de las cuatro mejores delanteras del torneo, junto a Timko, Mittag y Cristiane. No tenían mal ojo las expertas designadas por la FIFA, entre las que se encontraba la actual seleccionadora sueca Pia Sundhage.

El torneo, en definitiva, sirvió para confirmar que el fútbol femenino juvenil avanzaba a buen ritmo, y la edición de 2006, que se celebró en Rusia, acogió ya a 16 selecciones de categoría sub’20 en lugar de las doce sub’19 de los dos primeros campeonatos. Paralelamente, la FIFA empezó a plantearse la creación de un torneo sub’17 que completara y racionalizara las etapas formativas del fútbol femenino y las equiparara definitivamente a las del masculino. Aunque esa categoría era entonces completamente inexistente en el calendario oficial internacional, la mayoría de equipos sub’19 presentaba siempre un buen número de jugadoras de 16 y 17 años, lo que indicaba que la materia prima existía y era prontamente detectada (y promocionada) por los clubes y federaciones nacionales. Ese nuevo Mundial sub’17 terminaría naciendo en 2008 y supondría también la creación de torneos continentales para esa edad en todas las confederaciones, pero esa es otra historia.

Por desgracia, España no ha vuelto a clasificarse para un mundial juvenil. Lejos de suponer un trampolín para seguir creciendo, la presencia en Tailandia 2004 dio paso a una larga época de sinsabores en categoría sub’19: la selección española no estuvo en las fases finales de los Europeos de los años 2005, 2009 y 2013 y se quedó fuera de las cuatro primeras plazas en 2007 y 2011, perdiendo por tanto la opción de disputar los sucesivos Mundiales sub’20 celebrados hasta la fecha. Los resultados en los Campeonatos de Europa de los años pares (los no clasificatorios) tampoco han acompañado, y sólo recientemente se han vuelto a conseguir grandes logros, con dos subcampeonatos en 2012 y 2014 que, sumados a los éxitos en categoría sub’17, vuelven a generar esperanzas sobre el futuro del fútbol femenino español.

Porque, a pesar de las muchas dificultades y zancadillas, de la escasa atención del público y los medios (y, en ocasiones, de la propia RFEF), las futbolistas españolas que brillaron como juveniles a principios de siglo (y muchas de las que luego no pudieron reeditar esos triunfos en los años siguientes) no han dejado de dar pasos hacia adelante. Esperemos que la participación en la Eurocopa absoluta de 2013 y, sobre todo, la histórica presencia en el Mundial de Canadá que arranca el próximo mes de junio no sean un mero paréntesis, sino un auténtico punto de partida para un futuro mejor.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.futfem.com

podemosjugar.x10host.com

www.rsssf.com

www.sefutbol.com

www.txapeldunak.com

www.uefa.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, El Mundo Deportivo, Marca.