Paco Bru, el hombre que lo fue todo en el fútbol español.

Francisco “Paco” Bru.
(archivo Santos Yubero)

Para muchos llegaba tarde aquel homenaje a Paco Bru. Al menos lo obtenía en vida y no una vez fallecido cuando las culpas corroen a los dirigentes e intentan arreglar aquello que no quisieron hacer antes. Lo que no cambió es que el acto se llevó a cabo por la insistencia de un periodista, pese a que la idea había estado rondando durante mucho tiempo por las instituciones. Fue Ramón Melcón quien desde las páginas del periódico El Alcázar volvió a insistir en la idea. Esta vez la Federación no miró hacia otro lado y aceptó el envite. Se programó para febrero de 1960 un partido homenaje en el Santiago Bernabéu, en el cual el homenajeado participó seleccionando a los jugadores. Estos fueron agrupados en dos combinados, Norte vs. Resto de España, compuesto de jugadores retirados durante la última década. El 11 de febrero, y con una mala climatología que dejó la asistencia en media entrada, saltaron al césped los dos equipos. Por la selección Norte jugaron Lezama, Gabriel Alonso, Jugo, Mencia (Lesmes I), Ontoria, Nando, Iriondo, Panizo, Zarra, Venancio y Gainza. Mientras que por el resto de España lo hicieron Trias, Seguer (Clemente), Lozano, Navarro, Muñoz, Gonzalvo III (Huete), Basora, Hernández, Cesar, Molowny (Montalvo) y Escudero. En la previa Paco Bru recibió multitud de regalos y agasajos, ademas de saltar al césped, antes de sentarte a ver el encuentro. Este, pese a mal tiempo y el estado del terreno de juego, fue vistoso. Aquellos veteranos no dieron esa noche clases de velocidad y rapidez, pero si de calidad y brillantez emulando los buenos tiempos pasados. En cuanto a los goles estos aparecieron, y si siempre se colocaba por delante los norteños (Venancio, Zarra y Ontoria), la igualada siempre llegaba por el resto de España (Molowny, Escudero y Seguer). Con el empate final a tres goles se cerraba una agradable jornada de reconocimiento público a la figura de Paco Bru.

En el centro Paco Bru recibe regalos durante su homenaje, arriba la selección resto de España y abajo la selección norte.
(Boletín Oficial del Real Madrid)

Por aquel entonces el homenajeado vivía y trabajaba en Madrid. Pese a sus 74 años seguía al pie del cañón como secretario técnico del madrileño Plus Ultra. Toda su vida había girado en torno al fútbol y así seguiría casi hasta el final de sus días. El cáncer hizo su aparición y en marzo de 1962 cambió Madrid por Málaga para estar más cerca de su hija. El advenimiento llegaría en abril de manera inesperada. Con su muerte se marchaba una de las figuras más importantes del fútbol nacional. Una persona que en las seis primeras décadas del siglo había sido jugador, entrenador, directivo, federativo, arbitro, secretario técnico y sobre todo el primer seleccionador-entrenador del combinado nacional.  La noticia de su muerte puede que no generara las líneas que hubiera merecido. Es posible que fuera debido a su pertenencia al Plus Ultra, entre segunda y tercera división en aquellos años, en la década anterior a su fallecimiento. El diario MARCA le dedicó su página final de manera completa, mientras que por ejemplo en ABC y Mundo Deportivo aparecieron pequeñas notas de prensa firmadas por las agencias Mencheta y Cifra, o en la Hoja del Lunes, donde Manuel Rosón, otro gran conocedor de los comienzos del fútbol en la capital, le dedicó una pequeña columna.

Sin embargo, la historia futbolística de Francisco “Paco” Bru Sanz (Madrid 1885) fue muy extensa y con un punto central que a la postre le ha convertido en un pionero y por lo que es más recordado: su participación en la selección española que acudió a los Juego Olímpicos de Amberes en 1920. Antes de llegar a ese cargo había sido de todo en el fútbol durante las dos primeras décadas del siglo XX. Pese a nacer en Madrid, emigro con su familia a Filipinas con apenas seis años, hasta que la perdida de la colonia española obligó a su familia a retornar a España. Se establecieron en Barcelona y allí comenzó su actividad deportiva. Fundó, jugó y presidió el Internacional de Barcelona; posteriormente jugó en el FC Barcelona y en el RCD Español, además de ser directivo de ambos clubes; fue secretario, en varias etapas, de la Federación Catalana de fútbol; fue periodista y acabo siendo arbitro, fundando el colegio de árbitros catalán, llegando incluso a dirigir la finales de Copa de España de 1916 y 1917. Entre medias le dio tiempo a organizar el primer partido femenino de fútbol celebrado en España, sobre el cual contaron su historia Fernando Arrechea y Eugen Scheinherr en las páginas de Los Cuadernos de fútbol en Cihefe (https://www.cihefe.es/cuadernosdefútbol/2015/06/el-spanish-girls-club-de-barcelona-las-pioneras-del-fútbol-femenino-espanol/). De su etapa arbitral se guardan dos anécdotas suyas, una de las cuales ha transcendido con el tiempo. La primera fue en la famosa semifinal que jugaron Real Madrid y Barcelona en el torneo copero de 1916. Bru estaba retirado como jugador, pero viajó a Madrid a cubrir el partido para El Mundo Deportivo. Parte de los jugadores azulgranas no llegaron a tiempo a la capital debido a un problema ferroviario y para completar el once culé tiraron de Bru. Este ya era arbitro, pero además seguía siendo socio azulgrana y eso le daba derecho a poder jugar con el once catalán. Hay que recordar que por aquel entonces eso era algo legal. En cuanto a la segunda anécdota siempre hubo mucha diversidad a la hora de narrarla, por lo que la mejor manera de contarla es tirar de las fuentes originales y recordar cómo se lo contó el mismo Paco Bru a Ramón Melcón para la serie de memorias que publico este sobre el madrileño. “Comencé vistiendo con los jugadores y lo primero que hice fue sacar un pistolón que llevaba en el bolsillo y dejarlo sobre el banco de la caseta. Me vestí, cogí la pistola y el pito y salí al campo. Al minuto todo el mundo sabía lo que yo llevaba en el bolsillo de la chaquetilla. Apenas comenzó a formarse el primer conato de bronca, pare el juego, me dirigí al grupo que llevaba la voz cantante y dije muy serio: “Ya estoy cansado de oírlos. O se callan o salen por lo alto de la tapia” […] El gesto dio resultado, pues desde entonces todo marcho sobre ruedas. […] no llegue a enterarme de si funcionaba el arma. A partir de aquel día no deje de llevarla en todos los partidos que arbitraba”. La situación tuvo lugar en un Universitary – Atlético de Sabadell que se planteaba conflictivo y nadie quería arbitrarlo. Seria Bru quien se ofreció voluntario para la que sería su primera experiencia como colegiado de manera oficial

Bru junto a Hans Gamper en su etapa de jugador azulgrana.

Pese a todos los cambios que vivió tras dos décadas vinculado al fútbol, Paco Bru seguía siendo amateur cuando le llegó el gran cometido. Durante 1919 ya andaba circulando en diversos ambientes y estamentos deportivos la idea de llevar una selección española a los Juegos Olímpicos de Amberes, pero no terminaba de estar claro ni cómo financiar la expedición, ni de qué forma elegir a los integrantes, ni quienes podrían ser. Ya entrado en el año 1920 se empezaron a solventar algunos de esos inconvenientes y se aclaró que los deportistas tenían que ser amateurs y no profesionales, algo que ejercían bajo cuerda algunos clubes y jugadores. En la asamblea federativa del primero de junio de 1920 se acordó, tras diversas propuestas para elegir al combinado y mucho debate, designar una lista de 25 jugadores. Sin embargo, no se tenía a quien preparar y dirigir a estos jugadores, ni tampoco se les había hecho jugar juntos en ningún momento. Para más inri los campos en España eran diversos depende de la geografía y el tipo de juego que se practicaba. Por el norte era campos blandos de césped mientras que el sur eran duros y secos sobre tierra, por lo cual tampoco estaba claro como amoldar al combinado elegido. Dado que los campos belgas donde se iba a disputar la competición eran muy similares a los del norte de España, se optó por jugar una serie de encuentros de probatura en los campos de esta zona de la península ibérica. Como punto final se decidió, semanas después, la designación de un triunvirato para elegir los jugadores. El trio estaría formado por Julián Ruete (hasta hacia poco presidente del Athletic de Madrid y en esos momentos directivo de la Federación), Jose Angel Berraondo (exjugador del Real Madrid y Real Sociedad y con cargo en la federación) y Luis Astorquía (uno de los fundadores del Athletic Club y presidente de la Federación Norte). Este último rechazó el cargo y entre Ruete y Berraondo tampoco había mucho interés en viajar por España y ser realmente los preparadores. Finalmente se opta por contratar a Paco Bru para que sea realmente quien los entrene y los vea jugar.

A diferencia de hoy en día, y dado que por aquel entonces la gran mayoría de jugadores eran amateurs, la preparación resulta un caos. Inicialmente se prepararon ocho partidos amistosos entre mediados de julio y comienzos de agosto en Vigo, Oviedo, Gijón, Bilbao y San Sebastián. En ellos se iban a enfrentar dos equipos: uno denominado “Posibles” y otro llamado “Probables”, siendo el primero el que se considera el titular. Los dos primeros encuentros jugados en el vigués campo de Coya resultan ser un enfrentamiento de los Posibles ante una selección de jugadores regionales con aspiraciones a entrar en el equipo. La mayoría de los teóricamente seleccionados no pueden ausentarte tantos días ni estar viajando por España sin tener problemas en sus empresas. También de fondo había discrepancias con las diversas federaciones y algunas presionaron no enviando inicialmente a sus jugadores, caso de las vascas. Debido a estos inconvenientes se suprimen los partidos en Asturias y se pasa a Bilbao donde los jugadores vascos si están presentes. En San Mames pese a varias ausencias Bru puede ir mejorando el equipo dando entrada a más jugadores de los teóricos titulares y empieza a hacerse una idea del once final. Las ultimas probaturas son en el campo irundarra de Amute donde Bru recibe la “ayuda” de Ruete y Berraondo que hacen de linieres en el primero de los encuentros. Después se jugará otro encuentro más en el mismo campo para que finalmente Ruete, Berraondo y Bru decidan los titulares y los suplentes. El gran problema de fondo son las presiones de cada federación y la prensa local de cada región indicando cuales son los mejores hombres. Esto unido al tema de los campos donde jugar, y la decisión del comité tras los partidos, hace que finalmente la selección sea un compendio de jugadores catalanes, gallegos y vascos. Ya metidos en agosto saldrían en tren desde Irún hacia Amberes la siguiente selección:

Porteros: Zamora (FC Barcelona) y Eizaguirre (Real Sociedad)

Defensas: Arrate y Carrasco (Real Sociedad), Otero (Real Vigo Sporting) y Vallana (Arenas Club).

Centrocampistas: Samitier y Sancho (FC Barcelona), Belauste y Sabino (Athletic Club), Eguiazábal (Real Unión) y Artola (Real Sociedad).

Delanteros: Pagaza (Arenas Club), Vázquez (Racing Ferrol), Moncho y Ramón (Real Vigo Sporting), Sesúmaga (FC Barcelona), Patricio (Real Unión), Pichichi y Acedo (Athletic Club) y Silverio (Real Sociedad)

El desfile de la delegación española en Amberes. En segundo plano Bru y el equipo de fútbol.

A la ciudad belga no fueron Ruete y Berraondo por lo cual Bru asumió el mando de la selección. Junto a él viajó Isidro, el encargado del material y Manuel Lemmel, exjugador del Barcelona y el Español, que haría de masajista y también de árbitro, dado que tanto el cómo Bru estaban inscritos como colegiados para la misma competición. Desde la federación tan solo viajo Luis Argüello, días después que la expedición, para ser el máximo representante del grupo. Precisamente con este, y con parte de los jugadores, tuvo Bru algunas discrepancias antes del debut. Con Argüello motivado por quien era el responsable de la expedición, algo de lo que Bru nunca quiso adueñarse de los galones más allá de la parte deportiva. Mientras que con los jugadores el problema vino porque varios querían imponer parte del once al seleccionador. Bru, que ya tenía tablas, consiguió solventar los problemas con los jugadores de cara al estreno de la selección, mientras que, con Argüello, pese a que le reconocieron lo que el quería, siguieron las tiranteces. El estreno llegaría el 28 de agosto en Bruselas ante Dinamarca, una selección que llevaba disputando partidos más de una década, y que era una de las favoritas del torneo. Debutarían aquel histórico día Zamora, Otero, Arrate, Samitier, Belauste, Eguiazábal, Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichichi y Acedo. Contra todo pronóstico dan la sorpresa ante Dinamarca venciendo 1-0 con gol de Patricio al poco del inicio de la segunda parte. Como curiosidad del encuentro hay que reseñar que Bru ejerció aquel día de linier durante el mismo, algo que hoy puede parecer extraño, pero era habitual en aquellos años el usar linieres del país de uno de los contendientes. Al día siguiente esperan, esta vez ya en Amberes, los anfitriones en la eliminatoria de cuartos de final. Estos resultan demasiado equipo para el combinado español y la selección cae derrotada por 3-1, marcando Arrate el gol hispano de penalti. Aquello que podía haber sido ser el final de la aventura olímpica fue un punto y aparte dada el extraño sistema de competición. Los cuatro vencedores de las eliminatorias de cuartos lucharían por un lado por la medalla de Oro en unas semifinales, mientras que los cuatro derrotados lucharían en un torneo de consolación por las medallas de Plata y Bronce, junto a alguno de los derrotados en la lucha por el Oro. Con este exótico planteamiento España se enfrentó a Suecia el 1 de septiembre. Aquel fue un partido bastante violento y que España remontó tras el inicial gol sueco, para finalizar venciendo por 2-1. Para la historia quedará el gol del empate español que a día de hoy sigue siendo recordado por una frase de Belauste previa a recibir el balón, y que será durante muchas décadas el gran exponente de la posteriormente llamada furia española. “Sabino, a mí el pelotón que los arrollo”, fue la legendaria frase que gritó Belauste para que su compañero sacara la falta hacia él y este se llevara balón y todos los suecos que se pusieron por delante hacia la red. En los minutos finales Acedo marcaría el gol de victoria española, mientras que los suecos fallarían un penalti. Tras los escandinavos tocaba Italia al día siguiente. Este sería otro partido marcado por la épica y es que se lesiona Pagaza durante la primera parte del encuentro, teniendo que jugar el resto del partido España con diez hombres. Pese a todo Sesúmaga marcará dos tantos, uno en cada parte, claro ejemplo de la superioridad técnica de lo españoles. A falta de diez minutos Zamora es expulsado tras golpear a un contrario cansado de sus reiteradas faltas, por lo que Silveiro se pone de portero. España tiene que aguantar el asedio final italiano con nueve hombres. Pese a todo no se mueve el marcador y con el 2-0 España sigue adelante.

España – Bélgica (Amberes)
De pie: Belauste, Acedo, Zamora, Artola, Patricio, Pichichi, Arrate, Eguiazábal, Vázquez, Sancho y Paco Bru. Agachados: Lemmel, Vallana y Pagaza.

Pese a que Bélgica había ganado ya la medalla de Oro, tras retirarse Checoslovaquia durante la final, a España aún le quedaba por jugar un partido y ese se convirtió en una final por el segundo puesto debida la descalificación de los checos. Ante los Países Bajos el combinado español se jugaba la medalla de Plata y quizás fue de los partidos más fáciles. España venció 3-1, dos goles de Sesúmaga y otro de Pichichi, para obtener la medalla de Plata de aquellos Juegos Olímpicos. Ademas de ese galardón, del que que nadie en nuestro país podía haber siquiera soñado, también se trajo Ricardo Zamora el reconocimiento al mejor portero del torneo, al haber sido designado dentro del once inicial, algo que también logró Sesúmaga. España volvió a España vía Irún, para recibir en San Sebastian un homenaje con partido incluido en Atocha al cual asistió la familia Real española. Bru por su parte sufrió el olvido de la federación a la vuelta de Amberes. Esta acordó dar la Medalla de Oro de la entidad al comité técnico, pero entendiendo que solo formaban parte de él Ruete y Berraondo. No sería hasta que la asamblea federativa de junio de 1921 cuando se enmendó el error y se le otorgo también a Bru la misma condecoración. Justo, aunque tardío, reconocimiento al primer seleccionador, que, si bien participó junto a sus compañeros en la elección, tuvo que lidiar en solitario en el país belga. 

Tras la experiencia olímpica Bru retornó a su trabajo remunerado, realizaba labores administrativas en el ayuntamiento de Barcelona, para al poco tiempo volver al fútbol. Entre 1923 y 1926 sería el auténtico hombre para todo en el RCD Español. Seria contratado como secretario técnico, pero acabaría dirigiendo al equipo (supliendo al inglés Edward Garry), organizando partidos por España y Europa e incluso viviendo en el chalet que por aquel entonces existía en el campo de la carretera de Sarria. Si en noviembre de 1925 se llevó al equipo a Praga y París, o una gira por las Islas Canarias, en el verano de 1926 participó en la exitosa gira, tanto deportiva como económica, del club perico por América. Fue larga, y eso le costó perder el campeonato regional de Cataluña, pero tras cuatros meses fuera de España el Español había jugado en Argentina, Uruguay, Chile, Perú y Cuba. Entre medias de su estancia en el Español, también le dio tiempo a volver a dirigir a la selección española en una etapa más desconocida. En diciembre de 1924, tras el fracaso de los Juegos Olímpicos de París, se concierta un amistoso ante Austria en Les Corts. Se designan un trío de seleccionadores para estrictamente elegir un grupo de jugadores. Se piensa nuevamente en Paco Bru para que los entrene y los dirija en aquel partido. España juega un mal partido, pero vence 2-1 a los austriacos con goles de Juantegui y Samitier. No sera hasta mayo y junio de 1925 cuando España haga una doble visita a Lisboa (0-2 a Portugal) y Berna (0-3 a Suiza) a los cuales no viaja Bru como entrenador por cuanto el Español no se lo permite. Si volverá a ser el entrenador en Valencia, cuando a mediados de junio Italia visite a España en Mestalla. Tras la victoria por 1-0, gol de Errazquin, volverían separarse los caminos de Bru y la selección.

El viaje por el nuevo continente con el Español trajo con el tiempo cambios en la vida de Bru. En Cuba le propusieron ser entrenador de un conjunto local y Bru aceptó. Pasaría dos años en la isla entrenando al Juventud Asturiana y a la selección Cubana hasta que retornaría a nuestro país en 1928. Esta vino en parte impuesta por el diario cubano “El País” y es que Bru ejerció como corresponsal en España para asuntos deportivos del citado diario. El “vicio” del banquillo volvió a tirarle y durante la temporada 28-29 comenzó su aventura en el Racing de Madrid. En el estaría hasta 1932 finalizando con una famosa gira del equipo madrileño por América, llena de peripecias y que tan bien plasmó Jose Ignacio Corcuera en un reportaje publicado hace años en Cihefe (https://www.cihefe.es/cuadernosdefútbol/2016/03/una-gira-hacia-el-desastre/ ) Entre medias a Bru le dio tiempo a ser seleccionador de Perú y con ese cargo fue el primer seleccionador del país sudamericano en el Mundial de Uruguay en 1930. La experiencia fue gratificante desde el punto de vista personal, pero no así en el plano deportivo puesto que los dos partidos de la fase de grupos se saldaron con sendas derrotas ante Rumanía y Uruguay.

Paco Bru y Pablo Hernández Coronado durante su etapa en el Real Madrid.
(MARCA Grafico)

Tras la experiencia de la excursión con el Racing, Bru acabó desencantado con el fútbol y opto por pasar a un segundo plano. Finalizó la excedencia, una de tantas que había pedido, y retorno al Ayuntamiento barcelonés. Allí seguía el fútbol como un simple aficionado hasta que una visita le hizo cambiar de idea. Tras un Barça-Madrid en Les Corts, con victoria blanca, recibió en su casa a Pablo Hernández Coronado, el hombre fuerte de la directiva madridista. Este le propuso volver a la actividad entrenando al conjunto madridista. Bru no se lo pensó mucho y aceptó la oferta para acabar sustituyendo en el banquillo a Robert Edwin Firth en el invierno de 1933. Desde ese momento hasta el comienzo de la guerra civil estaría unido al club blanco, donde lograría dos Campeonatos de España, y donde volvería a salir de gira en este caso por Alemania, Austria y Suecia. Tras el intervalo del trineo fratricida, Bru continuo en el Real Madrid hasta el final de la temporada 40-41, pero con un intervalo. Durante esta temporada llegaría su tercera etapa en la selección española. En enero de 1941 el combinado nacional volvía a la escena europea con un amistoso ante Portugal en Lisboa. Eduardo Teus, el antiguo jugador madridista y periodista, había sido elegido como seleccionador y pensó en Bru para que este entrenara al equipo que iba a elegir. Así lo hará el madrileño en aquel partido que se saldó con empate a dos.

Bru, a la derecha, en el estadio de Salésias antes de comenzar el Portugal-España en 1941.
(MARCA Grafico)

Pasarían los años, pero Bru seguiría incansable pasando por los banquillos de Granada y Málaga, donde también haría de secretario técnico en ambos equipos. En 1946 volvería al Español, solo en labores de despacho. A comienzos de los años 50 se iría al Real Zaragoza para compaginar la secretaria técnica y el banquillo, sitio este ultimo de donde se retiraría en 1951. Después un paso por los despachos en el Córdoba volvería a Madrid. A partir de 1953 se establecería en su ciudad de origen con un tranquilo cometido en la secretaria del Plus Ultra. De allí nunca se jubilaría y seria con la insistencia de Ramón Melcón cuando el fútbol español le intentara resarcir y homenajear a un hombre que tanto había sido en el fútbol patrio. Salvo balón, Francisco “Paco” Bru lo fue todo.

Bibliografía:

MARCA.

ABC.

El Mundo Deportivo.

Boletín Oficial del Real Madrid.

Amberes, allí nació la furia española (Félix Martialay).

Los 60 partidos de la selección española de fútbol (Fielpeña).

Enciclopedia del fútbol (Ramón Melcón y Miguel Vidal).




Análisis del sistema de juego 1-3-1-4-2 en un equipo alemán de la primera división

1. Introducción

El fútbol, como deporte, está adquiriendo cada vez más una dimensión mayor desde el punto de vista de la investigación y el estudio (Pascual, 2012). Este hecho ha provocado que los clubes cada vez más inviertan en diferentes profesionales que sean capaz de analizarlo con el fin de obtener ventajas competitivas en la competición. Este análisis se suele basar en dos aspectos fundamentales, en primer lugar, el análisis del rival, identificando fortalezas y analizando posibles debilidades que posteriormente permita manejar información para poder atacar las debilidades del rival y estar alerto ante las posibles amenazas del mismo durante la competición. En segundo lugar, el análisis propio del equipo, donde se buscar analizar y estudiar todos los aspectos relacionados con el modelo de juego que el entrenador va desarrollando con el fin de poder optimizar el rendimiento en competición.

Estas dos posibilidades han elevado al fútbol a una dimensión competitiva diferente, ya que tanto el estudio del rival como del propio equipo hace que cada vez más se estudien e identifiquen detalles y patrones que puedan decantar la balanza del resultado durante un partido, haciendo de esto una herramienta muy útil para los equipos que tienen menor presupuesto para adquirir jugadores de cierta relevancia, volviéndolos más competitivos en sus respectivas categorías o divisiones. Además tal y como indican Cabrera & Falces (2019) el análisis de determinadas acciones por ejemplo las situaciones a balón parado pueden ser útiles para el entrenador y la preparación posterior en los entrenamientos.

Este trabajo tiene como objetivo analizar la evolución y adaptación de los sistemas de juego durante la temporada 2019-2020 del RB Leipzig, equipo de la Bundesliga de Alemania. Para ello se visualizó los 25 partidos que se llevaban disputados antes del periodo afectado por el COVID-19 y se procedió al análisis descriptivo-narrativo del sistema de juego, tal y como son utilizados en otros trabajos sobre el análisis de juego (Martín-Barrero, 2016; Domínguez & Martín-Barrero, 2017) más empleados por el equipo: el 1-3-1-4-2.

2.1 Sistema 1-3-1-4-2

El sistema de juego 1-3-1-4-2 se compone principalmente de un portero, una línea de tres defensores, un mediocentro ofensivo por delante de la línea de tres defensores, cuatro jugadores en una posición más avanzada de medio campo (dos por dentro y dos en amplitud) y dos delanteros.

2.1.1¿Por qué este sistema?

Tras un buen tramo de la temporada jugando 1-4-2-2-2 llego el parón de navidad, en Alemania suele ser durante un mes, tiempo que aprovechan los equipos para interiorizar y automatizar nuevos conceptos, reforzar conceptos adquiridos y mejorar conceptos que se han mostrado más vulnerables con el paso de la temporada, pero la evolución del RB Leipzig como plantilla, como modelo de juego o como sistema a aplicar en los siguientes meses lo iba a marcar el mercado de invierno, ya que perdió una pieza clave en la forma de jugar y sobre todo de defender del RB Leipzig, como es Demme, que firmó por el Napoles y gano un pieza importante para desarrollar la idea ofensiva y sobre todo el “como jugar” con el que Julian Nagelsmann inicio la temporada, ese jugador fue Angeliño.

Volvió del parón navideño y continuo con el mismo sistema, 1-4-2-2-2, ya sin Diego Demme pero con la idea de volver a jugar con sistema de 3 en la cabeza del técnico alemán. Adaptó el equipo y sistema a la perdida de Demme, que fue haciendo ajustes en los siguientes partidos, no sin algún que otro fallo, tenía a Angeliño, un elemento que le daba profundidad por ambas bandas junto con Mukiele, pero faltaba tener equilibrio en medio campo, Adams no tenía la confianza total del técnico (solo 5 partidos disputados esta temporada en Bundesliga) y Laimer no llegaba a todo en el centro del campo, entonces llego el cambio de sistema con el que termino jugando hasta el parón por el COVID-19, el 1.3.1.4.2 que le daba a su equipo el equilibrio que buscaba en la fase defensiva y que mejor se ajustaba a la identidad del técnico en la fase ofensiva, una identidad que Julian había mostrado desde sus inicios en Hoffenheim y que hemos podido ver a lo largo de este escrito, dominar el partido a través de pausa – verticalidad – espacio, pausa en el inicio para pasar a ser vertical a partir de atacar los espacios generados.

Volvió a la línea de 3 fija, para tener una salida de balón más clara y limpia como en el inicio de la temporada, pero con una línea de 4 por delante, Angeliño y Mukiele por fuera y un doble pivote formado con Adams y Laimer, un media punta y dos puntas, 1-3-4-1-2, pero el equipo sufría mucho entre líneas, se partía con facilidad, le faltaba llegada con efectivos al área e incluso el jugador que ejercía de media punta, Dani Olmo, en ocasiones no interpretaba bien la relación de espacios con sus compañeros y acababa solapándose con puntas, entonces volvió a modificar el sistema en busca del tan ansiado equilibrio defensivo y ofensivo sobre todo en la zona del centro del campo y llego el 1-3-1-4-2, puso a Laimer como único pivote por delante de la línea de 3, ya con unas funciones muy marcadas en fase defensiva y unas funciones más acotadas en la fase ofensiva pero sobre todo siendo un elemento generador de equilibrio en ambas fases, por delante del jugador alemán una línea de 4, donde los 2 jugadores por fuera actúan como carrileros, posicionándose a la altura de la línea de 3 formando una línea de 5 en momentos de bloque medio o medio bajo, por dentro en pasillos interiores dos jugadores de perfil ofensivo, los media puntas que habían sido determinantes en la ocupación de espacios en fase ofensiva además de con un trabajo importante de sacrificio y ayudas defensivas y por delante como línea más adelantada a dos puntas muy versátiles y diferentes entre sí, como son Schick y Werner, otorgando un papel mucho más determinante a este último que con cualquier otro dibujo táctico.

2.1.2. Ventajas Defensivas

Equilibrio Defensivo

El ajuste de posicionar a Konrad Laimer como único pivote por delante de la línea de 3 y junto con 2 interiores por delante provoco que el equipo no se partiera en los momentos de presión alta y mantuviera la distancia entre líneas, mostrando un equipo más junto y sobre todo mejor preparado para el contrataque rival, ejerciendo Laimer como primer jugador en defender esas acciones, temporizando de manera que permite a los jugadores eliminados detrás de la línea de balón poder recuperar sus posiciones en fase defensiva (13)

13. Momento que podemos ver al equipo en bloque medio, orientando al rival hacia carril exterior y con una buena relación de distancias entre líneas.

13. Momento que podemos ver al equipo en bloque medio, orientando al rival hacia carril exterior y con una buena relación de distancias entre líneas.

Superioridad numérica en medio campo.

Poblando el centro del campo, los pasillos interiores quedaban mejor ocupados cuando el equipo se posicionaba en bloque medio o terminaba llegando a bloque bajo, los 2 interiores podían defender mejor el centro del campo rival con la seguridad de tener un compañero detrás realizando coberturas defensivas, generando así continuas superioridades defensivas en el centro del campo. (12)

Mejor ubicados para realizar la Presión Alta en los reinicios.

A partir de crear superioridades posicionales, posicionando a Carrileros, Puntas e Interiores en posiciones intermedias en los reinicios ante equipos que quieran proponer desde el inicio o que pudieran disputarle el dominio del balón, asegurando de esta manera una presión alta mejor organizada y provocando que el rival en muchas ocasiones tuviera que jugar directo hacia sus dos puntas, algo que no ocasionaba problema debido a la fortaleza en los duelos de Upamecano o el rombo defensivo formado por los 3 centrales y el pivote, Laimer.(14)

14. Ubicación de los jugadores del RB Leipzig en la presión alta realizada al Bayern Leverkusen.

14. Ubicación de los jugadores del RB Leipzig en la presión alta realizada al Bayern Leverkusen.

2.1.3 Desventajas Defensivas

Desajustes defensivos en carriles laterales.

Muchas ocasiones el sistema les permitía emparejarse 1c1 en los diferentes sectores del terreno de juego, el problema venia cuando el rival solo por posicionamiento jugaba con 2 jugadores en carriles exteriores, dependiendo la altura en la que recibiese los primeros, los laterales y la altura posicional de los segundos, los extremos, se generaban unos desajustes en los momentos de salto a la presión por parte de los carrileros del RB Lepzig, generándose situaciones de 1c1 con dificultad de que otros jugadores pudieran realizar ayudas defensivas. (15)

15. Mukiele salta con cierto retraso hacia el lateral rival, no llega y permite que se genere espacio a su espalda y dejar en situación de 1c1 al central que está siendo fijado por el extremo rival.

15. Mukiele salta con cierto retraso hacia el lateral rival, no llega y permite que se genere espacio a su espalda y dejar en situación de 1c1 al central que está siendo fijado por el extremo rival.

Zonas laterales del pivote defensivo

Es una debilidad que suele aparecer cuando se enfrenta a equipos que le disputan la posesión, con un alto nivel técnico, el hecho de buscar los espacios a la espalda de los interiores y en las zonas laterales del pivote genera muchas dudas a los centrales sobre quien saltar si conectan con ese jugador que esta entre líneas ya que en ocasiones se ven fijados por el punta o puntas del rival. (16.17)

16.17 Posicionamiento de los 2 jugadores del Schalke a espaldas del pivote. Posicionamiento de Havertz, jugador del Bayern Leverkusen, habilitándose en el espacio lateral del pivote defensivo y al punta fijando a los centrales.

16.17 Posicionamiento de los 2 jugadores del Schalke a espaldas del pivote. Posicionamiento de Havertz, jugador del Bayern Leverkusen, habilitándose en el espacio lateral del pivote defensivo y al punta fijando a los centrales.

2.1.4. Ventajas Ofensivas

Salida de balón

Con la salida de balón a partir del posicionamiento de 3 jugadores atas y 1 pivote por delante formando un rombo hizo que el equipo volviera a recuperar el salir limpio, que los centrales tuvieran más espacio y tiempo para poder ejecutar ese pase “lejos”, además el hecho de tener 2 interiores más 2 puntas en carriles interiores permitía a los centrales tener diferentes opciones de pase a diferentes alturas. (19)

Ante equipos que se posicionaban en bloque bajo e incluso solo con un punta amenazando una salida de 3 jugadores, decidían incorporar un central al medio campo, como pase intermedio que facilitase y mejorase la circulación del equipo de un carril exterior al otro con el fin de encontrar pases a espaldas del medio campo en carriles interiores si era posible. (18)

18. Vemos como Klosterman se incorpora en medio campo a la misma altura que el pivote defensivo, ofreciéndole la opción de pase en una altura intermedia para poder continuar la jugada buscando girar hacia carril exterior

18. Vemos como Klosterman se incorpora en medio campo a la misma altura que el pivote defensivo, ofreciéndole la opción de pase en una altura intermedia para poder continuar la jugada buscando girar hacia carril exterior

Relación de ocupación de espacios.

El hecho de tener 3 jugadores en medio campo permite al equipo disponer de mejores relaciones en pase corto y pase medio sobre todo tras el primer pase limpio desde centrales, la idea ya no era la de llegar a campo rival lo más rápido posible sino también con las mejores opciones de poder progresar y ser verticales por carriles interiores a través de generar 3os hombres y atacar los espacios previamente creados entre líneas.

Con los 2 puntas y los 2 carrileros fijando última línea defensiva del rival, amenazando al espacio entre líneas creado por su primera acción (fijar) o amenazando al espacio en profundidad a espaldas de línea defensiva rival, el posicionamiento de estos 4 jugadores, permitía que los 2 interiores se situaran en posiciones intermedias, declarándose muchas veces como hombres libres a espaldas del medio campo rival y siendo la primera opción para los centrales en el momento de salida de balón. (19).

19. Salida de balón ante el Bayern Leverkusen, donde generan superioridad 4c3 ya en la 1er momento de la fase ofensiva, podemos ver como carrileros y puntas actúan como fijadores para generar espacios en entre líneas y facilitar posible recepción en esos espacios para interiores o Werner.

19. Salida de balón ante el Bayern Leverkusen, donde generan superioridad 4c3 ya en la 1er momento de la fase ofensiva, podemos ver como carrileros y puntas actúan como fijadores para generar espacios en entre líneas y facilitar posible recepción en esos espacios para interiores o Werner.

Libertad de movimientos de Werner

Werner juega más por dentro pero sin perder ni su llegada ni su desequilibrio en pasillos exteriores, tiene total libertad para caer por donde el intérprete que puede dar soluciones a sus compañeros en la salida de balón si es necesario, en ocasiones viniendo a la altura del pivote para ser una opción más en la continuidad de la jugada en la salida de balón, generando apoyos cercanos a los interiores para poder facilitar la aparición de 3eros hombres o estando en carril exterior de inicio para desde ahí partir en diagonal con balón en el pie o recibiendo al espacio en carriles interiores creando muchas ocasiones de peligro.

2.1.5. Desventajas Ofensivas

Poca presencia en carriles alejados.

En esta ocasión a diferencia del sistema utilizado anteriormente, el 1.4.2.2.2, si que hay jugadores que da la amplitud y la opción de poder cambiar la orientación del juego hacia zona alejada como son los carrileros, pero en pocas ocasiones giraban el juego sobre todo en momentos en la fase de progresión.

2.1.6. Modificaciones del sistema

Este sistema reflejaba un mayor equilibrio en ambas fases, los futbolistas interpretaban de manera adecuada los contextos que se generaban y ejecutaban de forma óptima el modelo de juego con balón y sin balón, pero el modelo de juego del RB Leipzig como cualquier modelo de juego, como algo inacabado e incompleto que siempre está en continua evolución, continuo teniendo modificaciones, pequeños detalles que se ajustaban a las sinergias que se formaban entre futbolistas como la sociedad que formaron Angeliño y Werner en el pasillo interior y exterior izquierdo, una sociedad que ayudaba mucho al equipo a encontrar profundidad y espacios ante equipos que realizaban bloque bajo, con continuos cambios de posición, ocupando diferentes pasillos, sin importar quien por dentro fijando línea de medio campo rival y quien por fuera a la misma altura que la línea defensiva o entre líneas pero pegado a la línea de cal, todo ello llevaba a generar de manera más limpia la línea de pase más avanzada con el fin de poder ver lejos desde la fase de inicio.

Julian también comenzó a jugar con la altura de los carrileros, ya no solo el meterlos por dentro como con Anegeliño que tenía esa capacidad asociativa en carriles interiores, no así con Mukiele, sino también a combinar las alturas de estos en función de la presión alta del rival, el jugar con la altura de los carrileros no solo era para ofrecer una línea de pase a la salida de balón más optima en función de si el rival presionaba más alto o si por el contrario decida esperar en zona media sino también para generar espacios, el atraer a su par con su posición para generar espacios entre líneas que permitiese a los jugadores de carriles interiores tener espacios para poder recibir a espalda del medio campo rival.

Los puntas, también comenzaron a modificar su posicionamiento a medida que avanzaban los partidos con el 1.3.1.4.2, comenzaron a situarse fijando en los intervalos intralinea entre central-lateral o central-central, junto con los carrileros por momentos a la misma altura que la línea defensiva rival pero en carriles exteriores y los interiores se posicionaban a diferentes alturas, uno se acercaba a la zona del pivote para recibir y atraer al medio campo rival y el otro interior fijaba también junto a los puntas un intervalo intralinea en la defensa rival, entonces se generaba un espacio entre líneas donde siempre lo atacaba un jugador, un interior o bien un punta que eran el 1er receptor del pase desde centrales para descargar de cara y ya poner a su equipo en campo contrario de cara a portería rival y con múltiples opciones de pase por delante en los diferentes pasillos, el medio campo rival se veía atraído por el pivote defensivo y/o por las conducciones para dividir por parte de los centrales, ese posicionamiento global generaba muchas dudas a los rivales sobre cuando saltar o cuando proteger y reaccionaban de manera lenta y tarde a los estímulos creados por los jugadores del RB Leipzig en el aspecto posicional que siempre encontraban ventajas en diferentes espacios. (20.21)

20.21 Diferentes alturas de los carrileros en las 2 salidas de balón y como consecuencia de las alturas de los carrileros los espacios generados entrelineas para favorecer a los jugadores en carriles interiores.

20.21 Diferentes alturas de los carrileros en las 2 salidas de balón y como consecuencia de las alturas de los carrileros los espacios generados entrelineas para favorecer a los jugadores en carriles interiores.

Isaac Marcos Gutiérrez*

Alberto Martín Barrero**

Moisés Falces Prieto*

* Academia de Alto Rendimiento en fútbol Marcet. Barcelona, España.

** Profesor Grado en Ciencias del deporte en centro universitario San Isidoro.

3. Referencias

Cabrera, L. & Falces, M. (2019). Análisis conductual del saque de esquina en fútbol profesional. Revista digital de educación física, 58, 35-46.

Dominguez, M. & Martín-Barrero, A. (2017).   El Girona de Pablo Machín: Inicios y evolución táctica. Revista Abfutbol, 87, 57-81.

Martín-Barerro, A. (2016).  Modelo de juego: Leicester City FC: De la concepción teórica a la aplicación práctica. Revista Abfutbol, 82, 13-57.

Pascual, N. (2012). Análisis comparativo de los sistemas de juego en el fútbol siete alevín. Tesis doctoral. Universidad de Alicante.




Liderazgo entre bastidores

Desde que el fútbol trascendiese del grupito de amigos con postes al hombro, sufragando a escote aquella diversión, raro fue el equipo huérfano de algún líder. Eran éstos, hombres echados para adelante, tercos cuando hacía falta, convincentes, tenaces, y cargados de esa insensatez tan necesaria para trocar en realidad cualquier sueño teóricamente imposible. Gracias a ellos, los prados irregulares contaron con casetuchas donde cambiarse, los vallaron, hubo tanques de agua con la que desprender el barro, empezaron a parar los tranvías junto al campo antes y después de los partidos, y hasta la prensa dejó de ver en aquella actividad un barbarismo estrafalario, para acogerla entre los ecos de sociedad o el rincón de amenidades, antes de dedicarle espacio propio.

Luego, a medida que fueron llegando entrenadores británicos o húngaros, ese liderazgo iría adquiriendo acento extranjero. Imposible no admirar a quienes venían cargados de novedades, sentenciaban que el “foot-ball” era velocidad, y no conducción personal de la pelota, imponían unos mínimos disciplinarios y hasta, a menudo, calibraban el pronóstico y evolución de las lesiones con mucha mejor pupila que los mismísimos galenos. Aquel juego, entre una cosa y otra, iría virando de pasatiempo a competencia seria, donde nada era tan importante como asegurar la victoria. Establecido con firmeza el nuevo orden, a los líderes ya se les fueron pidiendo otras cosas: contagiar al elenco su espíritu ganador, inocular en cada cerebro la idea de que todos juntos, esforzándose al unísono, multiplicaban por cien la suma de valores individuales, apiñar a todos, pusilánimes o más aguerridos, tímidos o descaradotes, habilidosos o fortachones, como falange espartana en boca de las Termópilas. Esos líderes, naturalmente, acababan ostentando la capitanía sin el menor amago de rechazo.

Ricardo Zamora, indiscutible bajo el marco de nuestra primera selección nacional, luego de su entronización en los juegos Olímpicos de Amberes, desplegaría 16 años de indiscutido liderazgo. Hasta tal punto que, según testimonio de varios compañeros, era él mismo quien decidía las alineaciones cuando, ante el escaso número de técnicos consolidados, los seleccionadores no pasaban de federativos más o menos voluntariosos. Seguro que quienes no saltaban al campo rumiarían su decepción. Pero nadie elevó nunca el tono ni puso voz al reproche. ¿Cómo llevar la contraria a un mito, o discrepar con “El Divino”?. Fue la primera de una sucesión de estrellas con mando en plaza, sobre un firmamento donde también brillaron prestigiosas luciérnagas, deportivamente hablando, a quienes su empaque personal, inteligencia o empatía, los llevaba a tender lazos sin aparente esfuerzo. René Petit, Kubala, Agustín Gaínza, Helenio Herrera, Di Stéfano, Jesús Garay, Carlos Lapetra, Pirri, Johan Cruyff, Alexanco, Arconada, Fernando Hierro, Carles Pujol, Xavi Hernández, Iago Aspas o Sergio Ramos, constituyen destacados ejemplos del primer grupo. E Ipiña, Pasieguito, Lesmes I, Juancho Forneris, Castellanos, Paquito, José Mª García Lavilla y José Mª Bakero, entre otros muchos, evidencias del segundo.

Carmona, líder de un Deportivo Alavés puede que irrepetible, junto a un decepcionado Alfonso

Carmona, líder de un Deportivo Alavés puede que irrepetible, junto a un decepcionado Alfonso

Algunos líderes cimentaron como nadie los mejores momentos en la historia de sus clubes. El modesto Carmona, por ejemplo, fue argamasa en un Deportivo Alavés que dirigido por el balmasedano Mané acariciase aquella Copa de la UEFA. Él se puso gorra y galones para hacer equipo semanalmente, al grito de: “¡Venga, esta tarde todos de paseo y tortillas por Vitoria!”. Y allí no faltaba nadie. Ni el portero argentino, recién llegado, ni el uruguayo que pronto cobró desparpajo, tanto por la calles Dato, Siervas de Jesús y Cuchillería, como en las dos áreas de Mendizorroza. Otros más modestos aún, salvaron al Elche de la hecatombe convirtiéndose en cooperativistas. Gestionaban las taquillas, animaban al público desde los medios, regaban el césped de Altabix, sudaban las camisetas, las lavaban en casa y repartían beneficios, luego de haber atendido hasta la última factura. En ese mismo Elche, un César Rodríguez ya de vuelta sobre muchas cosas, demostraría que su cabeza daba para bastante más que marcar goles. Como jugador-entrenador ascendió a los franjiverdes de 3ª a 1ª en dos temporadas, y además los mantuvo entre la elite. El abulense Félix Barderas, “Felines”, santo y seña en Vallecas, tuvo que esperar 12 años para ver en primera a “su” Rayito. Estaba a punto de peinar los 34 otoños cuando por fin pudo saludar, vestido con sus eternos colores, a los capitanes de tronío. Y entonces sí, con la satisfacción del deber cumplido, creyó llegada la hora de colgar el pantalón corto. Luego aún sería entrenador rayista, tras forjarse como ayudante del uruguayo Héctor Núñez. Si eso no equivalía a devoción, tozudez y liderazgo, habría que inventar otro término.

Felines, líder en Vallecas y muchos años después con arrestos para sumarse en apoyo de causas solidarias o sociales. En este caso apoyando a trabajadores de la multinacional Coca-Cola.

Felines, líder en Vallecas y muchos años después con arrestos para sumarse en apoyo de causas solidarias o sociales. En este caso apoyando a trabajadores de la multinacional Coca-Cola.

A veces, el liderazgo deportivo es coral, consensuado y, mirándolo bien, hasta mancomunado. Lo pusieron en práctica un puñado de navarros con el escudo del Izarra estellés al pecho, la temporada 1943-44 en 3ª División. Puesto que carecían de entrenador, Luis Arza, capitán habitual, solía asumir funciones entre semana. Sexmillo y Aguirre, cedidos por el Club Atlético Osasuna, casi gozaban de puesto fijo. Los demás titulares podían recitarse de corrido: Goyeneche, Jordana, Urra, Felipe, Segundo Arza -hermano del internacional sevillista al que apodaron “Niño de Oro”-, Villanueva, Montoya. Cuando se producían bajas, fuere por sanción, lesiones o compromisos de índole laboral o militar, los ocupantes de esos huecos se decidían por consenso. En tal ambiente resultaba imposible llevarse mal.

Y no fue el de los estelleses un caso aislado. Aun con variantes, puesto que ya se vivían otros tiempos, aquel Pontevedra del “¡Ay que roelo!”, en el viejo Pasarón, tenía bastante de compromiso comunitario. “Lo que se consiguió, fue porque siempre actuamos como equipo”, recordaba Martín Esperanza, cerebro desde el centro del campo, como falso interior, durante las exequias del aragonés Ceresuela, recientemente fallecido. “Éramos amigos, muy buenos amigos dentro y fuera del campo; nos ayudábamos, buscando siempre lo mejor para el conjunto”. En suma, una especie de liderazgo colegiado. El salmantino Neme, Martín Esperanza y Fuertes, podían ser las figuras más reconocidas, pero Ceresuela con su buen carácter y bonhomía personal, tenía mucho de peón listo al quite. Un gol suyo, ante el Real Club Celta, proporcionó el primer ascenso granate a nuestra máxima categoría. La templanza de Vallejo, Calleja y Manuel Batalla, inocularon cierta mesura en la caldera y cráter del asturiano Fuertes, abrelatas por la banda derecha, un tanto imprevisible por su carácter volcánico, propenso a la erupción. Cuando Biosca, antiguo defensa “culé” y a la sazón entrenador granate, se echó a la calle en medio de un imponente aguacero, náufrago en una seria crisis personal, varios de aquellos jugadores salieron a por él, arropándolo con mantas, comprensión y buenas palabras, hasta componer de nuevo una piña a su alrededor y tornar el susto en anécdota. Admirable ejercicio de liderazgo cooperativo.

Ceresuela. Saque de honor en  conmemorando el cincuentenario de un gol que valió el primer ascenso pontevedrés a la máxima categoría.

Ceresuela. Saque de honor en conmemorando el cincuentenario de un gol que valió el primer ascenso pontevedrés a la máxima categoría.

Pero no siempre la capacidad de liderar va unida a la veteranía o las hojas de calendario. El aragonés Jesús Vallejo, con sólo 18 años capitaneaba a un Real Zaragoza sembrado de treintañeros, gracias a su exquisita educación, cabeza fría, buen talante, lealtad y nobleza. Nueve lustros antes, Javier Clemente, cuando todavía en edad juvenil entrenaba con el primer equipo del Athletic bilbaíno, mostraría madera de futuro líder durante su primera llegada a ese vestuario. Entonces éste se reducía a poco más que varios bancos corridos, junto a unas perchas, espacio para varias camillas de masaje, las duchas, retretes, y armaritos para toallas, jabón, colonia, Mercromina y vendas. Nada que ver con el lujo actual, los espacios para cada jugador, bajo su foto, y taquillas personalizadas. El caso es que Clemente tomó asiento donde mejor le vino y comenzó a cambiarse. “¡Eh, chaval!. -le advirtieron otros futbolistas-. Ese es el sitio de Echeve”. Clemente los miró, impertérrito, como si no hubiera entendido. “Que ahí se pone el capi, -le insistieron-; que estás quitándole el sitio”. Clemente continuó a lo suyo, entre un escueto “pues vale; ¿y…?”, mientras los demás jugadores aguardaban la llegada del otrora internacional Luis Mª Echeverría, peso pesado con muchas batallas a cuestas. Cuando el capitán rojiblanco hizo su aparición, deslizó una mirada al novato, invirtió dos segundos en decidir si convenía alardear de rango, y tras romper el silencio con un pespunte de conversación banal se situó en otro lado. Concluida la sesión preparatoria, Echeverría forzó un aparte con el neófito. “Mañana quiero volver a mi sitio -le dijo-. Y pasado, y al otro, y siempre. De manera que pregunta a los demás dónde no se pone nadie, y ahí hazte un nido”.

Los líderes de verdad no suelen desgastarse en conflictos banales ni crean problemas donde no los hay. Y por supuesto evitan la humillación de quienes forman en su mismo ejército. Una lección valiosa que al baracaldés le vino admirablemente, por más que tardase algún tiempo en asimilarla. Ya entonces era orgulloso, listo, y algo pagado de sí mismo. Aquel ego aún tuvo ocasión de ensancharse, cuando la prensa recibiera con alborozo sus primeras actuaciones, el graderío con esperanza y los seleccionadores nacionales con muchísima atención. Sin cumplir la veintena, era prometedora estrella rojiblanca. Papel que tan prematuramente no siempre se sabe digerir.

Poco después, durante una salida con otros compañeros, uno de ellos se detuvo ante varias jóvenes conocidas. A la más animada le faltaría tiempo para interrumpir las presentaciones: “A ti te conozco -dijo-. Y a ti también. Porque jugáis en el Athletic, ¿verdad?”. Clemente, algo molesto al no ser reconocido, se dejó traicionar. “¿Y yo qué? -inquirió-. ¿No te sueno de nada?”. La chica se encogió de hombros, mientras esbozaba un educado gesto de disculpa. Justo lo que haría a un pavorreal mostrar sus plumas: “¡Pues dicen de mí que soy el Bobby Charlton del Athletic!”.

Si la muchacha no estaba muy impuesta en las cosas del deporte rey, pudo, quizás, no quedar impresionada. Sin embargo el mayor de los hermanos Charlton, batuta de la selección inglesa campeona del mundo en 1966, estrella en la Copa de Europa coronada con su penacho de largas guedejas, sobreviviente a la catástrofe aérea del Mánchester United, distaba mucho de ser un futbolista más en el planeta del balón, hasta el punto de recibir oficialmente el rango de “Sir”.

Ramón de Pablo Marañón segó la carrera futbolística del más que prometedor Javier Clemente, pero su brutal entrada no acabó que el líder encerrado en el menudo cuerpo del baracaldés.

Ramón de Pablo Marañón segó la carrera futbolística del más que prometedor Javier Clemente, pero su brutal entrada no acabó que el líder encerrado en el menudo cuerpo del baracaldés.

Lástima que nunca supiésemos hasta dónde podía haber llegado la carrera del jovencísimo interior rojiblanco. El cántabro Ramón de Pablo Marañón, que paseara su segundo apellido por el At Madrid, Levante, Murcia, Barcelona, Córdoba, Gimnástico de Tarragona, Sabadell y Mallorca, siendo jugador vallesano segó tan brillante porvenir con un guadañazo alevoso en la antigua Creu Alta, a escasos minutos del pitido final y sin nada en juego. Varias intervenciones quirúrgicas y muchos meses en el dique seco sólo sirvieron para que el más adelante laureado entrenador y seleccionador coleccionista de filias y fobias, dilatase un tanto la despedida de los estadios. Durante años, Clemente afirmó sin ambages que aquella tarde fatídica su adversario quiso hacerle daño, que no fue la suya una entrada fortuita, y que además ni siquiera tuvo el gesto de pedirle perdón. Marañón -uno de los cuatro jugadores de relieve que durante el discurrir de un decenio ostentaran tal nombre en la élite-, aun degollando a tan prometedora estrella, no pudo amordazar al líder que su víctima llevaba dentro. Era, todavía, el tiempo de jornaleros con cepo y hacha en las punteras, ejerciendo su cacicazgo cada quince días en campo propio. Ello le permitió salir del trance sin mácula ni la durísima sanción que mereciera, para desdoro de aquel estamento arbitral. Por ende, ni Javier Clemente ni su salvaje agresor contaron nunca qué ocurrió durante aquellos 87 minutos de juego, si hubo algún lance, cruce de palabras o gestos, hasta cierto punto atenuantes para el verdugo.

Otros líderes, en cambio, supieron ejercer su papel entre bambalinas, sin saltar al campo cada domingo ni doctorarse en los banquillos. Durante 35 años, el Ferrol gozaría de uno, en la persona de Alfonso Varela Espiñeira, conserje en El Inferniño, cuando tal función englobaba el cuidado del campo, las tareas propias de un utillero, primeras curas a cualquier jugador lastimado, voluntariosas friegas de alcohol, a manera de masaje, y hasta, en los ratos libres, alguna ayuda al secretario extendiendo recibos. Aquel hombre, conocido por los miembros de la plantilla como Señor Varela, o “El Viejo”, asumía admirablemente, además, un valiosísimo rol aglutinante. Su mano izquierda, jovialidad y devoción racinguista, no pocas veces actuaron como providencial bálsamo.

Pues bien, desde 1949 hasta 1958, los ferrolanos tuvieron como portero a Zamorita, alias de Lorenzo Ruiz Vázquez, chico ágil a quien el apodo, en honor del más celebrado español bajo los tres maderos, probablemente le quedara largo, pese a suplir con valentía y vuelos formidables su carencia de centímetros. Una mañana, tanto él como varios compañeros siguieron ejercitándose con lanzamientos de penalti después del entrenamiento. Ocurría con cierta regularidad, pero aquella vez la sesión se eternizaba, desesperando al señor Varela. “Pero qué pasa -clamó al fin-. ¿Hoy no coméis, o es que os echaron de casa?”. Los jugadores, claro, siguieron como si oyesen llover. “Ya está bien -insistió el conserje-. Salid todos pitando”. Y entonces Zamorita deslizó su provocación: “No se ponga así, hombre. Ande, tíreme un penalti, y si me lo clava nos vamos”. Varela no estaba por la labor. Aunque fuese medio rápido tiempo atrás, con buen toque de balón durante su época de corto en el Ferrol, Galicia, Giralda y Racing, del que sería fundador, la edad y un asma crónico pesaban lo suyo. Pero le insistieron tanto y tenía tantas ganas de cerrar el portón, que acabó consintiendo: “Bueno, uno sólo y os marcháis”. Colocó la pelota sobre el ya muy pateado punto de cal, tomó distancia, acarició el cuero con su empeine y lo introdujo en el marco, arañando un poste. Las carcajadas estallaron como cohetes, sobre la incredulidad de Zamorita: “¡Menuda suerte, viejo! Ande, tíreme otro, que éste se lo paro”. Varela volvió a negarse, ahora con más ahínco, para acabar capitulando ante el coro de ruegos: “Está bien. Sólo si me dais palabra de que luego, entre o no la pelota, os cambiáis de ropa y hasta mañana”. Nueva toma de distancia, otro sprint, el golpe de empeine en el punto exacto y la pelota dentro, palmo y medio sobre la cepa del mismo poste. El jolgorio fue de órdago, para mayor enojo del portero, que terco y dolido continuó insistiendo: “Otro. Tiene que tirarme otro. ¡Por la Virgen que no salgo de aquí sin pararle uno!”. Pero Varela, esta vez, ya no quiso transigir. Dos dianas eran casualidad, y tres un milagro. De modo que entre gestos autoritarios, concluyó: “Un trato es un trato. Dijisteis otro y ya está. Además, podríamos estar hasta la noche sin que tú parases ninguno. A por vuestra ropa de calle y a casa, que si vosotros sois señoritos, a mí me queda mucha tarea aquí”.

Durante algún tiempo, Zamorita, titular casi indiscutible, tuvo que soportar bromas y sonrisitas, en tanto el señor Varela quitaba hierro a la cuestión. Y si pitaban un penalti favorable a los ferrolanos tampoco faltaba quien dijera: “¡Lástima que el árbitro no deje salir al señor Varela!. Porque el viejo lo marca, eso seguro”.

Varela había tenido un formidable maestro en la figura del ovetense Caliche (Cipriano Pañeda López), que tras ocho temporadas en el primer club de su ciudad saltara al equipo ferrolano la temporada 1939-40, primera de posguerra. Defensa fuerte, adornado con una gran personalidad, convenció a todos los miembros de aquella plantilla para que destinasen un duro de las primas por victoria en casa -entonces salían a razón de 100 ptas. por cabeza-, para primar igualmente al conserje Varela Espiñeira, entendiendo que su sueldo era muy escaso. Desde entonces el hombre gozó de 11 duros extra cada vez que sus muchachos se imponían en campo propio. Once magníficas razones para celebrar los triunfos con más énfasis. De igual modo, el grupo de jugadores acostumbraba festejar los éxitos con unas tazas de ribeiro, en completa camaradería. Caliche, virtualmente abstemio, siempre los acompañaba y pese a que rara vez probase el vino, pagaba su ronda religiosamente, imponiéndose a cualquier protesta. Detalles de este tipo retrataban a un líder natural, capaz de mantenerse activo hasta los 40 años.

Andrés Felices, ya exfutbolista, pero con el escudo de su eterno C. D. Castellón sobre el pecho.

Andrés Felices, ya exfutbolista, pero con el escudo de su eterno C. D. Castellón sobre el pecho.

El defensa almeriense Andrés Felices Martínez, “Felices” en las alineaciones del Atlético Almería, Sevilla Atlético y primer equipo de la ciudad, Club Deportivo Castellón y Villarreal, también ejercería un importantísimo papel en el vestuario de Castalia, no mientras vestía de corto, sino durante su prolongada etapa como masajista albinegro.

Aunque sus cuatro temporadas en el club hispalense apenas le dieron para lucir fuera de su filial, pudo debutar entre los grandes ante la Real Sociedad de San Sebastián, en el viejo campo de Atocha, y marcar al gran extremo Garrincha, bicampeón mundial con vida lastimosamente desperdiciada, durante un amistoso contra el Botafogo brasileño. Fue pegajoso lateral izquierdo, por más que al fichar por el Castellón alternara su puesto natural con el de zaguero izquierdo, y hasta incrustándose en el eje destructivo, en funciones de lo que entonces se denominara “defensa escoba”. Nunca fue estrella, sino aguerrido hombre de club, moviéndose más por la 3ª División que por 2ª, y aun en categoría Regional. Pero ello no le supuso ningún obstáculo a la hora de hacer las maletas, rumbo a Johannesburgo, para enrolarse junto a otra decena de españoles en el proscrito fútbol sudafricano, ya avanzado el decenio de los 60.

Se vivían tiempos de “apartheid” en la otrora colonia anglo-holandesa, y aquel viaje suponía la subida a un tren sin posible retorno al profesionalismo, puesto que a todos cuantos allí intervinieran les serían negadas futuras fichas desde cualquier Federación englobada en la FIFA, secundando el boicot acaudillado por el COI. Andrés Felices hizo caja durante dos años, antes de colgar las botas con 35 abriles. Pero curiosamente, entre los océanos Atlántico e Índico, los grandes parques nacionales y los guetos o “bidonvilles” donde la población negra pechaba con su miseria, habría de encontrar un nuevo porvenir profesional, luego de que cierto masajista italiano le iniciara en su profesión.

A su vuelta, sirviéndose de libros sobre dicha materia proporcionados por el  entrenador Juan Ramón Santiago, pudo completar su bagaje, convirtiéndose durante 30 años de ejercicio en institución castellonense, merced a un carácter extrovertido, apasionado y no poco visceral. Era tanto su peso en aquel vestuario y tan admitido su predicamento entre los jugadores, que el delantero argentino Cioffi corría a abrazarle cada vez que anotaba un gol, antes de aceptar la felicitación de cualquier compañero. Había visto demasiadas entradas y salidas en los vestuarios por donde pasara, para no comprender que en plantillas con tanto voy y vengo, son contados quienes aceptan echarse el equipo a la espalda. Por eso supo y quiso asumir un rol tradicionalmente reservado a gallos veteranos, con mucha cresta y buenos espolones.

Una tarde, viendo a un rival lanzarse en solitario hacia la puerta castellonense, lanzó al campo un segundo balón para que el árbitro detuviese el juego. “Volvería a repetirlo mil veces, si a cambio os evito un gol”, comento luego ante sus jugadores, sin asomo de arrepentimiento. Expulsado en numerosas ocasiones por su comportamiento en los banquillos, tampoco es que guardara su mal genio en el vestuario. Sobre todo si se le cruzaba alguna figurita estrellada contra el suelo, como él denominaba a quienes por haber formado otrora en equipos grandes, miraban a todos por encima del hombro, cuando la realidad los había hecho descender varios peldaños. Lo supo bien el argentino Miguel Pérez, luego de que faltase gravemente al mítico exjugador blanquinegro Vicente Martínez “El Salao”. La discusión, resuelta a puñetazos, acabó entre denuncias y visitas al Juzgado. Felices hubo de pechar con la factura del odontólogo que reconstruyera la boca al antiguo exterior del Real Madrid. Otra bronca monumental con el técnico Carlos Virba hizo que éste le impidiese subir al autobús del equipo. Las aguas sólo volvieron a su cauce tras mediar el presidente de la entidad, Domingo Tárrega. Y para que nada faltase, en abril de 1997, tras la destitución de Francisco Causanilles hasta hubo de dirigir desde el banquillo a los castellonenses, ante el Valencia “B”, puesto que al entrenador sustituto, Osman Bendezu, desde la Federación no se le diligenciaba ficha en tanto siguiera sin rubricase un acuerdo de finiquito con su predecesor.

Este hombre, corriente como futbolista activo, supo inscribir su nombre en la historia castellonense. Cuando falleció, el 12 de setiembre de 2013, a los 79 años, la afición de la Plana enterró no sólo a un líder, sino también a un mito.

Compañero de Felices en la aventura sudafricana -aunque no coetáneo-, el atacante albaceteño Enrique Abietar (Madrigueras, Albacete Balompié, Murcia, Las Palmas, Cádiz y C. D. Castellón), tuvo el coraje de jugársela de verdad, pues sólo contaba 26 años cuando pusiera rumbo al confín del continente negro. Una fracaso deportivo allí, o cualquier dificultad de arraigo, hubiera representado la retirada cuando aún podían calculársele cabalmente otros seis o siete años de actividad a pleno rendimiento. Sólo sabía de aquel fútbol que las temporadas coincidían con años naturales, que iba a competir en una Liga profesional patrocinada, semejante a las europeas de baloncesto, y que pagaban bien. Del país, lo mismo que tantos españoles: que estaba muy lejos y su nivel económico debía ser bastante aceptable. Aún faltaban dos años para que el Dr. Christian Barnard, con su primer trasplante cardiaco, sacase a la Unión Sudafricana de la sección de sucesos en papel prensa, y la introdujera tanto en el colorín del “Hola” como en páginas científicas. Sus conocimientos del inglés, además, se reducían a varias frases presuntamente útiles, del método “¿Quiere usted saber inglés en 10 días?”: “Good morning; ¿how are you?”. “It is a beautiful country”. “I felt so much not seeing him yesterday”. “¿How do you feel?”. O evocando el monólogo de Miguel Gila, “My Taylor is rich and may mother is in the kitchen”, imprescindible en toda conversación civilizada.

Andrés Felices y Enrique Abietar serían testigos del nefando “apartheid” sudafricano. La población negra no podía sentarse en un banco público, siquiera, junto a los blancos.

Andrés Felices y Enrique Abietar serían testigos del nefando “apartheid” sudafricano. La población negra no podía sentarse en un banco público, siquiera, junto a los blancos.

Una vez en Johannesburgo, descubrió a otros futbolistas europeos que próximos a despedirse del balón pretendían llenar alforjas. Británicos, holandeses, italianos, algún eslavo, y hasta sudamericanos. Entre estos últimos, según se contaba por los mentideros, los había con falsa documentación, para de ese modo reengancharse luego en campeonatos de nivel medio, como el mexicano, los de Perú, Venezuela, Paraguay, Honduras o El Salvador, sin que su auténtica identidad quedase manchada. Pero sobre todo cruzaría caminos con Víctor Juanás, español nacido en Montauban (Francia), durante nuestra Guerra Civil, y también delantero en el Alcalá, el cuadro amateur “colchonero”, C. D. Badajoz, Las Palmas, Jaén, Cádiz o Atlético Baleares. Juntos habrían de desarrollar durante siete años una trayectoria paralela, y de regreso a España mantuvieron una de esas estrechísimas amistades que sólo puede quebrar la muerte. Las camisetas del Olimpia, Corinthians, Powerlies y Highlands Park, bien sudadas, fueron testigos mudos de éxitos compartidos, aplausos y decepciones. Ya en solitario, Abietar todavía iba a enfundarse la del Lusitano.

En aquellos clubes, mezcla de instituciones deportivas con la pura apuesta publicitaria, como era el caso de Powerlies -nombre de una empresa italiana fabricante de suministros eléctricos-, se jugaba con bastante tranquilidad, aun sin perder de vista el espíritu competitivo. Y ello, claro, permitió a Enrique Abietar reverdecer antiguos brotes goleadores, semejantes a los de aquella temporada en Castellón, cuando merced a su poderoso remate de cabeza contabilizara 18 dianas.

Área exclusiva para blancos en una playa sudafricana, durante los años 60 del pasado siglo. Aborígenes, indios, paquistaníes, y blancos, tampoco podían bañarse en el mismo sector, según la legislación impuesta por descendientes de antiguos colonos europeos.

Área exclusiva para blancos en una playa sudafricana, durante los años 60 del pasado siglo. Aborígenes, indios, paquistaníes, y blancos, tampoco podían bañarse en el mismo sector, según la legislación impuesta por descendientes de antiguos colonos europeos.

Seguir sus pasos por aquellas latitudes no es tarea fácil. Ni los suyos ni los del puñadito de compatriotas, porque los apellidos, lastimosamente, solían ser recogidos de cualquier manera en la prensa de Johannesburgo, Cape Town, Pretoria, Durban o Porth Elizabeth. Abietar, por ejemplo, apareció en esas páginas como Abeita, Aboita, e incluso Albertia. En realidad, casi nunca de forma correcta. No obstante, esos antiguos cronistas dejaban claro su peso no ya sobre el césped, sino en el equipo, allá por donde pasara. Quien viajase sin pespuntear un mediocre buenos días en inglés, supo contagiar compañerismo, entusiasmo y profesionalidad, empeño y entrega, mientras lograba arrancarse de corrido, ya sin el método de conversación en el bolsillo. Bien mirado, ocho años dan para mucho. Hasta para lucir capitanía y esmerarse en el liderazgo, cuando como en su caso se llevan por mochila otros siete de cuerpo a cuerpo distribuidos entre La Mancha, Andalucía, la región levantina y nuestros dos archipiélagos.

Ya retirado, Abietar se establecería en Roquetas de Mar. Excelente enclave para dejarse embeber con cada puesta de sol por sus doradas nostalgias.

Adauto Iglesias hubo de encarar alguna acusación de indisciplina durante su etapa en el Real Club Celta de Vigo. Trasplantado a Australia, sólo cosecharía éxitos. Internacional con ese país en 1962, permaneció entre los “Aussies” hasta su fallecimiento, acaecido el 12 de setiembre de 1991, a los 62 años.

Adauto Iglesias hubo de encarar alguna acusación de indisciplina durante su etapa en el Real Club Celta de Vigo. Trasplantado a Australia, sólo cosecharía éxitos. Internacional con ese país en 1962, permaneció entre los “Aussies” hasta su fallecimiento, acaecido el 12 de setiembre de 1991, a los 62 años.

También desde la lejanía, otros españoles blandieron el cetro en sus vestuarios. El portero Adauto Iglesias (Unión de Mieres, Caudal, Plus Ultra, Real Madrid, Celta, Langreano y La Felguera), a sus 29 años empezaba a pensar en desprenderse de gorra y rodilleras, cuando le llegó una propuesta desde Australia. Los antípodas pretendían tomarse en serio el fútbol europeo, sin dejar de lado el criquet y ni muchísimo menos el rugby, allí conocido como fútbol australiano. Había demanda de fútbol auténtico, con balón redondo, según el intermediario, porque a los muchos emigrantes europeos, croatas, sobre todo, aunque también italianos, escoceses, galos y hasta españoles, el rugby no acababa de llenarles. Le acompañó otro español jovencísimo, Juan Ignacio Arriola, canterano del Real Madrid que habría de fallecer repentinamente a 18.000 kilómetros de casa, abortando con su óbito la incorporación de José Luis, otro hermano también futbolista. Y Adauto, aquel que durante seis temporadas en el estadio Santiago Bernabéu sólo llegara a disputar 8 partidos de Liga y un buen número de amistosos, el veterano de quien cabía esperar tan sólo un propósito recaudatorio, enraizó en Oceanía hasta el punto de vivir una segunda juventud, representar internacionalmente a Australia y establecerse en el continente-isla, como hombre de negocios.

Alguien dio a entender, en algo parecido a una necrológica, que sus triunfos y liderazgo entre koalas y canguros tampoco tenían especial mérito, por aquello de que en el país de los ciegos cualquier tuerto sería rey. Craso error. Entre varios millones de invidentes, el tuerto, cualquier tuerto, sólo sería un bicho raro.

Para finalizar, y sin alejarnos de Oceanía, el madrileño Ángel Luis Viña Berlanga que llegase hasta la ciudad costera de Auckland en vacaciones, supo aprovechar como pocos un permiso para entrenar con el equipo y así mantener la forma. Además de ganarse plaza y ficha en aquel vestuario, festejó varios títulos de Liga consecutivos, siete de la Champions League Oceánica, se erigió en muy respetado capitán y no parece gratuito aventurar que tendrá una salida gloriosa de la entidad azul -porque la edad jamás perdona-, cuando crea llegó el momento de poner broche a una aventura espléndida.

El liderazgo deportivo no se conquista a golpe de talón, ni mediante campañas de marketing. Tampoco es patrimonio de profesionales talentosos con el balón en los pies. De hecho hubo, y todavía hay, dignísimos modestos sin cuyo grito oportuno, reconvención serena, elogio a tiempo, charla motivadora, reconocimiento al adversario y apego a los colores, nada sería igual, ni en sus equipos ni en nuestro fútbol.

Alguno, como Juancho Forneris, llegado desde Argentina en pos del balón, incluso pudo cumplir un último sueño de eternidad. Sus cenizas, conforme había dispuesto, fueron esparcidas por el antiguo Luis Sitjar, campo donde tantos años jugase el Real Club Deportivo Mallorca y él oficiara con singular entrega un devoto sacerdocio.

Existen, claro que sí, muchos líderes alejados de grandes focos, moviéndose entre bastidores sin bellos discursos ni el más mínimo aspaviento.




Bajo otra bandera. Futbolistas y entrenadores españoles que representaron a otros países en JJOO.

CONSIDERACIONES PREVIAS. LA CONDICIÓN DE “OLÍMPICO” Y LA CONDICIÓN DE “ESPAÑOL”

Procedemos a explicar los criterios utilizados para elaborar la base de datos de olímpicos españoles, base de nuestra Tesis Doctoral (Arrechea, 2017, 2018) y que ha servido para la elaboración del presente artículo, con explicación detallada de los casos dudosos.

Lo primero que debemos explicar es lo que consideramos como «olímpico». Atribuimos esa categoría a los participantes (deportistas o artistas, pues consideramos las Competiciones Artísticas disputadas entre 1912 y 1948 como plenamente oficiales) en Juegos Olímpicos de Verano e Invierno de la Era Moderna desde Atenas 1896.

En nuestra investigación aplicábamos un criterio restrictivo y sólo considerábamos “olímpicos” a los deportistas que habían llegado a debutar en competición, excluyendo a suplentes, lesionados, etc. Para el presente artículo aplicamos un criterio más amplio e incluimos a un futbolista que no llegó a debutar, e incluso a dos entrenadores (nacionalizados argentino y mexicano, respectivamente). Lo hacemos porque son pocos casos y, en el caso del futbolista, tenemos constancia de que acudió a los JJOO.

Por sorprendente que pueda parecer, aparecen en las bases de datos sobre olímpicos disponibles en Internet deportistas que fueron inscritos, pero no llegaron ni a desplazarse a los Juegos (existe una larga lista entre los españoles de París 1924). Incluso está documentado el caso de un español inscrito a la competición de tiro de Tokio 1964 que no era ni deportista, era un dirigente deportivo que estaba en los JJOO como turista y fue inscrito para poder entrar en la sede de competición (Arrechea, 2017, 2018).

En lo referente a la condición de «español» también existen casos especiales, ya que no todos los representantes del Comité Olímpico Español en JJOO han sido ciudadanos españoles, por ejemplo, el tenista (más conocido por su faceta de futbolista del RCD Español de Barcelona) olímpico en 1924 Ricardo Saprissa (ciudadano de El Salvador) o varios esquiadores andorranos hasta el reconocimiento del Comité Olímpico Andorrano en 1976.

Las normas respecto a la acreditación de la nacionalidad han ido variando, así Saprissa no tuvo problemas para defender los colores de España en 1924 pese a ser ciudadano salvadoreño y, sólo cuatro años después, el futbolista Juan Errazquin fue vetado para jugar con la Roja en Ámsterdam 1928 por ser ciudadano argentino (pese a lo cual, y como prueba fehaciente de lo laxas de las normas en la época, ya había jugado con la selección española en seis ocasiones).

Por otra parte, deportistas nacidos en España han defendido otras banderas en los Juegos.

La relación de futbolistas y entrenadores de fútbol nacidos en España, olímpicos en representación de comités olímpicos nacionales diferentes al español y cuya nacionalidad habían abrazado, es la siguiente*:

ADOLFO MENGOTTI ÁRNAIZ

OtraBandera01(Valladolid, 12 de noviembre de 1901 – 1984) fue un empresario y futbolista hispano-suizo. Hijo de un diplomático helvético en España y de una española natural de Burgos, nació en la Casa Mantilla de Valladolid. Jugaba en la posición de mediocentro y desarrolló su carrera deportiva en el Servette FC y en el Real Madrid, en este último club junto a su hermano Arturo. Fue el primer medallista olímpico vallisoletano, ya que obtuvo la medalla de plata en fútbol de los JJOO de París 1924, compitiendo con Suiza. ​

Tras su retirada como futbolista presidió el Club Suizo de Madrid y fue el representante de Nestlé en España.

JOSÉ LAGO MILLÁN

OtraBandera02

(Pontevedra, 1893 o 1894- ¿) fue un profesor de Educación Física, deportista y entrenador hispano-argentino. Emigró a Argentina a los veinte años, tras haber destacado en su Galicia natal en fútbol y ciclismo, y desarrolló una larga carrera como profesor y divulgador de la Cultura Física y el deporte y entrenador de numerosos deportes, destacando en atletismo y fútbol.

Fue el seleccionador argentino en los JJOO de Ámsterdam 1928, logrando una medalla de plata (Arrechea, 2019).

AGUSTÍN GÓMEZ DE SEGURA PAGOLA

OtraBandera03

(Rentería, Guipúzcoa, 18 de noviembre de 1922 – Moscú, URSS, 16 de noviembre de 1975) fue un político, entrenador y futbolista hispano-soviético. Llegado a la Unión Soviética en una de las expediciones de “Niños de la Guerra” se inició en el fútbol en Ucrania para pasar a Moscú y destacar en el Torpedo moscovita llegando a jugar con la selección de la URSS y formar parte de la selección olímpica en Helsinki 1952 (no llegó a jugar).

Regresó a España en 1956 llegando a jugar un partido con el Atlético de Madrid, desarrolló actividades políticas en la clandestinidad y fue detenido, debiendo exiliarse de nuevo en 1961, primero a Francia y, finalmente, de nuevo a la URSS.

ANTONIO LÓPEZ HERRANZ

OtraBandera04

(Madrid, 4 de mayo de 1913 – Los Ángeles, EE. UU., 29 de septiembre de 1959) fue un futbolista y entrenador hispano-mexicano. Tras desarrollar una carrera como futbolista en el Atlético de Madrid, Nacional, Madrid, el América mexicano, Hércules, Sabadell y Mallorca y verse involucrado en el más que sospechoso partido Hércules-Celta (0-5) de 1941, con rumores de sobornos y su despido de Alicante (Corcuera, 2009), regresó a México desarrollando una brillante carrera como entrenador. Fue el seleccionador mexicano en los Mundiales de Suiza 1954 y Suecia 1958, en lo que afecta a este artículo reseñar que era el seleccionador mexicano en los JJOO de Helsinki 1952, aunque finalmente los mexicanos no comparecieron a su partido de primera ronda frente a Noruega y los escandinavos pasaron ronda por incomparecencia del rival.

MANUEL “MANI” HERNÁNDEZ

OtraBandera05

(Madrid, 2 de agosto de 1948) es un futbolista y entrenador hispano-estadounidense. Sus padres fallecieron en un accidente y fue enviado junto a su tío, residente en Estados Unidos. Destacó en el soccer universitario rápidamente en los San José State Spartans, siendo considerado el mejor jugador universitario en 1968.

Jugó con EE. UU. en los Juegos Panamericanos de Cali 1971 y en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972.

Tras acabar el periodo universitario fue jugador profesional en equipos de la NASL y de la MISL (fútbol indoor).

Desde 1982 es entrenador de fútbol femenino en el Presentation High School.

PEDRO FEBLES GONZÁLEZ

OtraBandera06

(Santa Cruz de Tenerife, 18 de abril de 1958 – Caracas, Venezuela, 14 de diciembre 2011) fue un futbolista y entrenador hispano-venezolano. Como jugador desarrolló una larga carrera en varios clubes venezolanos (Deportivo Italia, Deportivo Galicia, Atlético San Cristóbal, Atlético Tachira, Marítimo Caracas) y fue veinticinco veces internacional con la Vinotinto, destacando su participación en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.

GIOVANNI SIMEONE BALDINI

OtraBandera07

(Madrid, 5 de julio de 1995) es un futbolista argentino nacido en España. Es hijo de Diego Pablo Simeone y ha jugado en River Plate, Banfield, Génova, Fiorentina y Cagliari. Internacional argentino Sub-20, Sub-23 y absoluto, disputó los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, su padre había disputado los de Atlanta 1996 (siendo medalla de plata).

* No aparecen en esta lista Sabino Barinaga Alberdi (Durango, Vizcaya, 15 de agosto de 1922 – Madrid, 19 de mayo de 1988), seleccionador de Marruecos en los JJOO de Múnich 1972, pues nunca se nacionalizó marroquí; ni Antonio Moyano Reina (Puente Genil, Córdoba, 1 de marzo de 1928 – San José, Costa Rica, 9 de marzo de 2010), seleccionador de Costa Rica en los JJOO de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, pues nunca se nacionalizó costarricense.

FUENTES PRINCIPALES CONSULTADAS:

Arrechea, F. (2017). España y los Juegos Olímpicos. Análisis de participación de los deportistas españoles en los JJOO de la Era Moderna e historia del movimiento olímpico español (Tesis Doctoral). UCAM.

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. Madrid: CIHEFE.

Arrechea, F. (2019). José Lago Millán. El gallego que cambió el deporte argentino. Cuadernos de Fútbol, 115, CIHEFE.

Corcuera, J. I. (2009). Compraventa de partidos: nada nuevo bajo el sol. Cuadernos de Fútbol, 4, CIHEFE.




Dos errores en la historia del Real Madrid

Dos errores en la historia del Mejor Club de la Historia, según declaración de FIFA de 11.12.2000, se han convertido con los años en dos verdades que en este artículo vamos a desmentir.

De una parte, se airea en la web oficial del Club que Mr. Johnson fue el primer entrenador del equipo, ocupando este puesto desde su fundación y hasta 1920, y aunque el autor del presente artículo ya denunció hace años el hecho ante el Club, jamás fue contestado ni corregida la errata. De otra, la misma web, que recoge información de los historiadores, sostiene que Don Carlos Padrós, tercer presidente oficial de la sociedad, dimitió en enero de 1908.

Ambas afirmaciones son falsas, e inciertas, arrastradas a través de la historia por los supuestos conocedores del devenir del Real Madrid.

A continuación, analizamos ambas falsedades, las desmontamos, y demostramos la verdad en cada caso.

Arthur Vere Scott Johnson, nacido en Dublín el 31 de agosto de 1878. Cuando llegó al Madrid FC tenía 24 años. Johnson falleció el 23 de marzo de 1929, a la edad de 50 años, como resultado de una neumonía. Murió en su casa en Wallasey, Merseyside, en Liverpool.

Arthur Vere Scott Johnson, nacido en Dublín el 31 de agosto de 1878. Cuando llegó al Madrid FC tenía 24 años. Johnson falleció el 23 de marzo de 1929, a la edad de 50 años, como resultado de una neumonía. Murió en su casa en Wallasey, Merseyside, en Liverpool.

MR. JOHNSON ALECCIONO AL EQUIPO, NUNCA LO ENTRENÓ. – Como revela una información poco conocida relativa a la vida de Mr. Johnson, (llamado realmente Arthur Vere Scott Johnson), este señor se marchó de Madrid hacia 1904 por lo que difícilmente pudo ser entrenador del Club más allá de esa fecha. Al parecer, según recoge Jeff Wiseman que relata lo conocido de la biografía del jugador, narrada por un nieto y un bisnieto, en un interesante artículo titulado precisamente ‘la vida de Arthur Johnson’, publicado en la revista digital Inmadrid, de los meses de mayo y junio de 2012, éste marchó a Reino Unido y, efectivamente, volvió a España ya en la siguiente centuria, pero a Valverde del Camino en Huelva, de manera esporádica, y por cuestiones profesionales ya que trabajaba para la empresa United Alkali Company, con sede en Liverpool, quien había adquirido en dicha zona tres minas de cobre. La compañía producía productos químicos para la fabricación de jabón, textiles y papel y vidrio, siendo la mayor fábrica del Reino Unido. Se apuntan sus visitas a las minas en 1913 y 1920.

Como es conocido, Johnson, por su origen sajón (pese a lo dicho tradicionalmente, sin embargo, había nacido en Dublín, Irlanda, el 31 de agosto de 1878) aleccionó a los imberbes mozos que en estos primeros años del siglo correteaban por las cercanías de la plaza de toros madrileña en pantalón corto, con el balón en los pies. De hecho, hasta publicó un decálogo en la revista deportiva del momento (Heraldo del Sport, del 22 de marzo de 1902) donde desgranaba como se debía jugar al moderno juego. Curiosamente, aunque llegó a Madrid en el año 1900, y el primigenio Real Madrid (entonces llamado Sociedad de Foot Ball) comenzó sus andanzas balompédicas en 1901, hasta abril de 1902 nuestro protagonista no empezó a jugar con los blancos (aunque debía ser socio con anterioridad, sin embargo curiosamente, no aparece en sus alineaciones hasta entonces).

Johnson será uno de los protagonistas de la primera competición en la que participó el Club por iniciativa de su insigne presidente, el ínclito Don Carlos Padrós que aprovechando la coronación del nuevo Rey Alfonso XIII, en mayo de dicho 1902, convenció al alcalde madrileño Alberto Aguilera para incluir un torneo de foot-ball en el programa de las fiestas. Como es conocido, no tuvo mucho éxito el novato equipo madrileño, quedando solo campeón de un torneo de consolación que se instauró para premiar a los que no llegaron a la final. Jugaron primeramente contra el Barcelona, siendo nuestro protagonista el capitán de aquel equipo, y el que marcó el gol del honor, el primero de la historia del Club, aunque finalmente perdieron. Posteriormente se enfrenará al Español de Barcelona ganando el referido trofeo, Copa de la Gran Peña, que lamentablemente no se conserva en sus vitrinas.

Durante el tiempo que estuvo Mr. Johnson en el equipo no llegó a ser su entrenador, porque el cargo no existía, aunque como capitán en estos primeros meses, y conocedor del juego, sirvió de instructor asesorando a sus compañeros. Las alineaciones las solía hacer precisamente el capitán, o la misma junta directiva (que la componían los mismos jugadores), y en la que nunca estuvo Johnson.

Coincidiendo con su estancia en Madrid nuestro protagonista casó con una hermana de su compañero de piso (vivían en calle Bailén, número 18), llamada Ada Silver, con quien tuvo una hija, en 1903, a quien le puso un nombre muy español, Carmen, marchando a Reino Unido para 1904 donde nació su segundo hijo al año siguiente. La seriedad con la que el inglés se tomaba el juego era tal que Julián Palacios contaba que se casó un sábado (según Wiseman lo hizo el 19 de abril de este 1902 en Madrid; Salazar aclara que fue en una iglesia anglicana) y jugó un partido al día siguiente.

Como queda dicho, en estos primeros momentos de las sociedades de foot-ball, la figura del entrenador no existía (en el caso del Madrid el club no contó con entrenador “pagado” hasta 23 años después). En estos inicios era habitual que la designación del equipo la realizara la Junta directiva, y, en este caso, al ser las mismas personas que luego se vestían, el que hacía las veces de líder ó elemento más destacado del equipo, cargo no demasiado específico pero que bien por sus condiciones o temperamento aparecía incluso como el capitán; se harían muy importantes las aportaciones en este Madrid FC, además de nuestro protagonista, de Giralt, Lizárraga (en 1904), Berraondo, Federico Revuelto ó, posteriormente Castell (cuando en 1914 dimitió Irureta), De Miguel ó Santiago Bernabéu, que empezó ejerciendo de capitán en 1915, tras Castell.

Así pues, JOHNSON SOLAMENTE ASESORA y ejerce de capitán. Sin embargo, en sus ausencias, José Giralt se erige en el nuevo capitán del equipo. Pachí (Paché ó Pataché) como era llamado popularmente debía tener una fuerte personalidad que la mostraba también en el campo con un juego físico muy propio de la época siendo considerado un ejemplo de jugador de raza, de buen juego, pero de carácter rudo y muy violento.

Abundando en este asunto, y acerca de estos primeros años del Club, decía Manuel Yarza (jugador del Madrid entre 1903-1908) en el suplemento de Marca conmemorativo del cincuenta aniversario del Real Madrid, de fecha 30.3.1952 “(…) En cuanto al juego, aparte de ser bastante duro, como le dije antes, teníamos mucho sentido común: atacábamos por el sitio más débil y nos defendíamos por el lugar más fuerte. Este era y es el verdadero secreto del futbol. Todo esto sin necesidad de entrenadores, ni sin que nadie nos dijera nada desde la banda. Para eso estaba el capitán. (…)”

El portero Eduardo Teus (1912-1919), a propósito de ello apuntaba también en el mismo diario que “reinaba entonces una irresponsable indisciplina (…) porque como los jugadores éramos amateurs, no tolerábamos órdenes de ningún género (…). Y todo era un problema. No se aceptaba ser suplente, porque el amor propio herido enconaba cualquier lógica sustitución. Y cada uno hacía lo que le venía en gana”.

Para 1917, según Castell (1913–1921) se entrenaban ellos solos (sic) “Un entrenador era demasiado lujo. Pocos equipos lo tenían”.

En la anarquía en la que se actuaba en esta época incluso se entiende que el Secretario Julio Chulilla se atreviera a adelantar el equipo que jugaría durante la temporada. Al respecto, El Debate de 24 de diciembre de 1917 al hacer la crónica de uno de los amistosos del equipo decía “los chicos de Chulilla” lo que abogaría la circunstancia de que el Secretario estuviera implicado en la alineación del equipo.

Para 1918 El Debate felicita a Machimbarrena (1911-1918) “capitán de los campeones de España, que hoy por hoy ha logrado formar un equipo digno del título que tan legítimamente ostenta”. Lo que sin duda indica que el capitán, y en este caso Machim, era el ‘alineador’ (no tanto el entrenador que, se insiste, aún no tenía).

Realmente hasta el segundo trimestre de 1920 el Club no tuvo algo parecido a un entrenador. Juan Cárcer, que fue portero del equipo entre 1911 y 1915, se incorporará al Madrid en calidad de preparador físico, paso previo para el puesto de primer entrenador profesional, que se produjo en 1925, aunque ya desde 1923 ‘hacia de todo’: preparar, alinear y entrenar de manera oficiosa. En su necrológica ABC de 5.10.1962 comentaba que Juan Cárcer fue un pionero de la profesión en España, “el primer entrenador que hubo en nuestro país” llega a decir. Además, apuntaba que había implantado el balón medicinal y el ejercicio de la comba entre los futbolistas.

Primera foto del equipo del Madrid FC. Marzo de 1902 donde pese a lo que se ha venido publicando, no aparece el Sr. Johnson.

Primera foto del equipo del Madrid FC. Marzo de 1902 donde pese a lo que se ha venido publicando, no aparece el Sr. Johnson.

El ya referido diario Marca de 1952 decía, sin embargo, que el cargo de entrenador fraguó en el club tras la excursión americana (1926), siendo Santiago Bernabéu, el delegado de la expedición, quien más énfasis puso en ello. Dada la camaradería que había entre los jugadores se eligió a uno que acaba de colgar las botas, Juan Cárcer, “que asumió la función de entrenador, después de discutir el sueldo y sus atribuciones. Hubo rebaja en el primer punto. Cárcer se avino a percibir 500 pesetas en los meses de actividad. Y 250 en los de verano. Dejando a la junta la formación de equipos, cosa que había pedido en las conversaciones el entrenador. Después de dos temporadas de ensayo, 1926.27 y 1927.28, Cárcer dejó el cargo en manos de otro antiguo jugador del Madrid”, Berraondo. No fue así realmente.

Tras diversas investigaciones y consultas se deduce, como se ha apuntado, que la sociedad designó a Juan Carcer como preparador físico ya en 1920, y poco a poco se fue introduciendo en las labores de entrenador, siendo elegido el 5 de noviembre de 1922 preparador, haciendo tándem con Eduardo Teus, a raíz de la discusión surgida por la designación de la directiva de cambiar la posición de Juan Monjardín de ariete a medio centro. Este cambio provocó las iras de la afición, que afectó a la directiva. Para zanjar el asunto, ésta nombró oficialmente a Juan Carcer y Eduardo Teus entrenadores en la junta general de este día, ‘pasando la pelota’ a ambos. Apenas dos meses después, enero de 1923, Juan Carcer ya aparece en solitario como entrenador del equipo que, aunque dimitió en abril de 1924 (por el intento de algunos jugadores de profesionalizarse, siendo sustituido por Bernabéu y Sicilia, que duraron solo unos meses), volverá al cargo en enero de 1925 cuando le ratifique la junta general. Ya en junio de este mismo año se le asignó además sueldo (el ya mencionado de 500 ptas).

Así pues, queda demostrado que Arthur V. S. Johnson no pudo ser nunca entrenador del equipo, y menos ejercer desde 1902 y hasta 1920 porque en ese periodo no hubo ningún entrenador en la sociedad, como se ha expuesto.

Además, ‘desfacemos’ otro entuerto: como también se ha dicho en el presente artículo, Jonhson empezó a alinearse con el Madrid el 6 de abril de 1902 por lo que tampoco es cierto que aparezca en la fotografía que ha sido entendida como la primera de la historia del Madrid FC. En dicha foto, con el fondo de la Casa de las Bolas aparecen los jugadores que actuaron en el primer partido del Club tras la asamblea general del día 6 de marzo, disputado el 9 siguiente, y que se publicó en la portada de Heraldo del Sport del día 15, y en aquel partido no actuó nuestro protagonista.

Juan de Cárcer, exjugador del Madrid y su primer entrenador

Juan de Cárcer, exjugador del Madrid y su primer entrenador

DON CARLOS PADROS DIMITIO DE LA PRESIDENTE DEL REAL MADRID EL 12 DE ABRIL DE 1907, NO EL 4 DE ENERO DE 1908.- La llegada de los hermanos Padrós a la sociedad produjo una novedosa forma de hacer las cosas algo más seria y formal de lo que hasta ese momento se hacía. Quizá por ello precisamente Don Carlos Padrós será reconocido como el fundador del Club. Aunque no fue realmente el que lo constituyó, sí fue el hombre que de forma metódica le dio el marchamo de “club señor” que ha mantenido a lo largo de más de un siglo. Lo legalizó y le dió la impronta que posteriormente se ha perpetuado como elemento definidor de la sociedad: seriedad, solvencia y caballerosidad. Con anterioridad un grupo de estudiantes madrileños ya habían fijado el germen del futuro Madrid a través de la Sociedad de Foot Ball que nació en 1901.

Don Carlos Padrós, tercer presidente del Madrid FC dimitido en 12.4.1907

Don Carlos Padrós, tercer presidente del Madrid FC dimitido en 12.4.1907

Padrós será la figura sobre la que pivote la promoción del deporte en aquel inicio de siglo, en los momentos más difíciles para España con la pérdida de las colonias y el afán de regeneración que invadía el país. Él materializa este espíritu con la creación de un club de fútbol dotándolo de una estructura empresarial (entendido desde el punto de vista de la época; él nunca creyó en el profesionalismo de este deporte), perfectamente apoyado en su hermano Juan y aprovechando las “influencias” ante el Duque de Sesto, su amigo el Conde de Romanones y hasta del propio Rey de España, para consolidar el ambicioso proyecto, que cristalizó (ya ausente) en el posterior Real Madrid C.F., elegido por FIFA en el año 2000 “mejor club de fútbol del siglo XX”.  Él, en definitiva, sería el auténtico prócer que encauzó este deporte dotándolo de infraestructuras sólidas para su definitiva difusión; así creó la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball, germen de la futura Federación Española de Fútbol (en la que también participó activamente); a su persona se debe que España (aunque debería ser el propio Real Madrid) aparezca como fundadora de la FIFA ya en 1904; él y sólo él fue el creador de la futura Copa de España y pudo haber hecho más si la incomprensión de todos no le hubiera hecho abandonar sus ambiciosos proyectos futbolísticos. En efecto, con ser muy loables sus intenciones, su propia personalidad, arrogante y despótica, aunque dialogante y culta (“Don Carlos era tan educado y caballero como intransigente y soberbio a la hora de defender sus posiciones. Demasiado recto, demasiado sabio, demasiado digno”), le crearon muchos enemigos hasta el punto de que desilusionado abandonó todo vínculo con el fútbol en 1907. Un ejemplo de ello está en sus enfrentamientos con los hermanos Giralt que llegaron a ser incómodos compañeros de viaje por la diferente forma que tenían de ver este novedoso deporte, ó su último enfrentamiento con el Club Vizcaya que fue el detonante de su definitiva marcha.

Don Carlos en los primeros meses de 1902, en inicial colaboración con Julián Palacios (relación que luego se rompió), y con su propio hermano Juan, comenzaron a fraguar la posibilidad de que el foot-ball que practicaban en los alrededores de la plaza de toros, tuviera más protagonismo que el que en ese momento tenía. Para ello se entrevistaron con el alcalde, Don Alberto Aguilera, para incluir el foot-ball en el programa que se estaba diseñando por la coronación del niño Alfonso como nuevo monarca Alfonso XIII, previsto para mayo, pretendiendo con ello darle al novedoso deporte la publicidad y difusión que aún no tenía. Aquello provocó precisamente la necesidad de legalizarse dando lugar a la aprobación de sus Estatutos y la celebración de una junta general constitutiva que se ha entendido como la de creación de la sociedad, aunque ésta ya funcionaba, sin legalizar, al menos desde octubre de 1901, según el artículo publicado en esta misma revista Cihefe, por Bravo Mayor y Martínez Patón, en el número 47.

Precisamente será su hermano Juan Padrós el primer presidente oficial de la junta directiva que salió elegido el 6 de marzo de 1902, que será relevado un año después por Miguel Guijarro y a quien relevará meses más tarde Don Carlos. Este hecho ocurría el 4 de octubre de 1903, dando inicio a un periodo plagado de altibajos que incluyen la fusión con el Moderno (el denominado Madrid-Moderno FC que duró apenas unos meses entre enero y octubre de 1904) ó la fuga de un nutrido grupo de jugadores de lo más selecto de la sociedad (entre ellos los hermanos Giralt, ó Eustaquio Celada, ‘el jugador más completo del Madrid de su época’ según Bernardo de Salazar), precisamente por no comulgar con los rectos planteamientos de Don Carlos, quien finalmente dimitió de su cargo el 12 de Abril de 1907 dejando a la sociedad descabezada hasta casi un año después cuando, en junta general, salió elegido nuevo presidente el militar D. Adolfo Meléndez en la noche de Reyes de 1908.

La Correspondencia de España del 13.4.1907 donde se informa de la dimisión de Don Carlos Padrós como presidente del Madrid FC. Ya lo había intentado dos años antes por la incomprensión de su actividad en la promoción y difusión del fútbol. La junta directiva le nombra presidente honorario, pero deja la presidencia vacante.

La Correspondencia de España del 13.4.1907 donde se informa de la dimisión de Don Carlos Padrós como presidente del Madrid FC. Ya lo había intentado dos años antes por la incomprensión de su actividad en la promoción y difusión del fútbol. La junta directiva le nombra presidente honorario, pero deja la presidencia vacante.

ABC del 17 de abril de 1907 que también informa de la dimisión de Don Carlos Padrós.

ABC del 17 de abril de 1907 que también informa de la dimisión de Don Carlos Padrós.

Este paréntesis sin presidente es inédito en la historia de la sociedad, por cuanto todos establecen que en ese periodo el presidente seguía siendo Don Carlos.

No fue así.

La propia prensa publica oportunamente la dimisión del presidente, y hasta en las informaciones de los meses posteriores obvia hablar de Don Carlos como presidente, llamándole presidente honorario (cargo que sí aceptó cuando dimitió) e incluso apuntando la zozobra del proyecto futbolístico que en octubre se especulaba como club acabado y en fase de desintegración, ante la ausencia del patriarca.

Hasta su dimisión, Don Carlos llevaba ya un tiempo preocupado porque como representante de España en la F.I.F.A., a la que pertenecían diversos países europeos, éramos los únicos que no teníamos aún Federación Nacional, anhelo de Don Carlos que no consiguió dar forma, a pesar de sus múltiples esfuerzos, y que cuajó precisamente en 1909 y a espaldas del Madrid FC, aunque ese asunto se tratará en otro momento.

Otro de los temas que traían de cabeza al comerciante eran las formas que se practicaban en el foot-ball de la época, siendo él el que organizaba los torneos y el que recibía los palos por su recto comportamiento con respecto a la interpretación de las reglas del juego, llegando a suspender el campeonato local de este mismo año 1907 recibiendo las críticas de los presidentes de los otros cuatro clubs madrileños participantes, Athletic de Madrid, Moncloa, Excelsior e Iris. Al punto que cuando se reconsidera la cuestión y se decide disputar el torneo local para que el ganador pudiera disputar la Copa de España de este año 1907, solo se inscriben el Madrid y el Hispania (nuevo nombre que tenía el antiguo Excelsior), boicoteando el torneo el resto de los equipos. La eliminatoria a doble partido, la ganó el Madrid.

Para colmo de males, y la razón que definitivamente llevó a Don Carlos a abandonar el Madrid, y el fútbol en general, fue el enfrentamiento que tuvo lugar durante el Campeonato de España de este mismo año, con el Club Vizcaya. Ya antes de iniciarse la disputa de la Copa de España, el presidente del Athletic Club de Bilbao se queja de la desconsideración de don Carlos de no consensuar las bases del torneo. El Sr. Padrós para evitar ‘roces’ sale al paso de las declaraciones anunciando que este será el último año que organice el Madrid el campeonato encomendándolo para los siguientes a la futura Federación nacional que debía constituirse.

Se disputó el campeonato, y continuaron los problemas. En una reunión previa celebrada en la casa de Don Carlos Padrós a la que asisten los clubs participantes: Vizcaya, Vigo, Huelva, Madrid, y Hamilton de Salamanca, el Vizcaya pretende que se dispute por eliminatorias, y el Madrid y el resto de los equipos deciden que se dispute por sistema de liguilla, con lo que suponía en cuanto a fechas y el cansancio de los equipos al intentar disputar cuatro partidos en otros tantos días.

Precisamente tras la primera jornada, se deben suspender los partidos de la segunda jornada al día siguiente para que puedan descansar los jugadores. En el banquete que se celebra este día, se echa de menos la presencia de los equipos catalanes ausentes en el torneo, e incluso del equipo vasco que delega su asistencia en su presidente que asiste solo.

El Vizcaya protesta también porque considera que el Madrid tiene un calendario más asequible y además acusa a Padrós de aprobar la presencia del Vigo y el Hamilton de Salamanca que no estaban legalizados. Para dar fe de todo ello, se presenta con un notario en el partido final, que se ve obligado a jugar por imposición del jurado del torneo, dado que tras la disputa del calendario oficial se ha producido un empate entre el Madrid y el Vizcaya. El Vizcaya entiende que él es el ganador (por una mejor diferencia de goles), y el Madrid que hay que desempatar. Finalmente se juega el partido.

Así el Madrid, tras tres triunfos consecutivos (1905, 1906 y 1907, se adjudica en propiedad la Copa de España en juego, regalo del Rey Alfonso XIII.

Heraldo de Madrid de 31.3.1907 que refiere la clasificación del Campeonato de España de este año.

Heraldo de Madrid de 31.3.1907 que refiere la clasificación del Campeonato de España de este año.

Equipo del Madrid FC campeón de España de 1907. De pié Berraondo, J. Yarza, Alcalde, E. Normand, M. Yarza, Quirante. Agachados Parages, Prast, J. Giralt, Revuelto, A. Giralt.

Equipo del Madrid FC campeón de España de 1907. De pié Berraondo, J. Yarza, Alcalde, E. Normand, M. Yarza, Quirante. Agachados Parages, Prast, J. Giralt, Revuelto, A. Giralt.

Una jugada del partido final.

Una jugada del partido final.

Finalmente, tras la disputa del torneo, la directiva del Vizcaya publica una nota oficial en la que no reconoce al Madrid como campeón.

El Imparcial 13.4.1907 donde el Vizcaya comunica que no reconoce al Madrid como campeón de España.

El Imparcial 13.4.1907 donde el Vizcaya comunica que no reconoce al Madrid como campeón de España.

Y apenas unos días después, el Sr. Padrós dimite con carácter irrevocable. Sus desvelos por el progreso y mejora del foot-ball en Madrid y en España no fueron bien entendidos por diversos sectores de la sociedad futbolística, y dimite de la presidencia del Club, aunque aún organizará algunos torneos universitarios en los meses posteriores hasta abandonar definitivamente.

Centrará su actividad en la política y la agricultura. Como ser polifacético que era, se entretiene también con sus ‘hobbys’: los coches y la esgrima.

Ausente el prócer, Don Carlos, el Madrid se mantendrá activo, pero con grandes lagunas en su día a día, salvados en parte por los desvelos de jugadores como Berraondo, Prast, Ruete y otros que mantienen viva la llama merengue, pero sin el vigor y el compromiso con el que había llevado la nave blanca el distinguido comerciante. Incluso en el inicio de la temporada siguiente, 1907.08 la prensa especula con la desaparición de la sociedad.

Diario Universal, del 13 de octubre de 1907 donde se informa de la desorganización que padece el Madrid.

Diario Universal, del 13 de octubre de 1907 donde se informa de la desorganización que padece el Madrid.

El País, del 12 de ocubre de 1907 donde también se informa de la decadencia del fútbol en el Madrid, apuntando la posible disolución del Madrid FC.

El País, del 12 de ocubre de 1907 donde también se informa de la decadencia del fútbol en el Madrid, apuntando la posible disolución del Madrid FC.

No será así; apenas iniciado el año 1908, se reúne la junta general del Club eligiendo como nuevo presidente al militar Don Adolfo Meléndez que, con alguna laguna por su ausencia con motivo de la guerra de África, en la que estuvo presente durante largos periodos, se mantendrá en la dirección del Club hasta 1914. Y aunque el militar intentará declinar el compromiso de la presidencia en las sucesivas reelecciones, nadie de la sociedad se veía con fuerzas para asir la nave, y mantendrán a Meléndez contra su voluntad, y en la lejanía, como presidente del Club de manera oficial todos esos años, aunque en su ausencia tomaron notoriedad Berraondo, Vega de Seoane, Julián Ruete, Federico Revuelto y Pedro Parages ó Julio Chulilla que mantuvieron el Club vivo. En estos primeros años de este periodo, entre 1908 y 1912, como se ha dicho, la sociedad vivió momentos convulsos e incluso se insistía en su desaparición ó su fusión con la Real Sociedad de San Sebastián, por la vinculación de Berraondo o Vega de Seoane con el club vasco, aunque por suerte ni desapareció si se fusionó con ningún otro Club.

Diario Universal del 16 de enero de 1908 informando de la composición de la nueva junta directiva del Madrid, que presidirá Adolfo Meléndez.

Diario Universal del 16 de enero de 1908 informando de la composición de la nueva junta directiva del Madrid, que presidirá Adolfo Meléndez.

Para 1914 la elección como presidente de otro comerciante, Don Pedro Parages, antiguo jugador blanco, consiguió el equilibrio necesario para empezar a crecer como sociedad, aunque el personaje, ya desde 1912 había ejercido como presidente en la sombra, consiguiendo la construcción de un nuevo campo que le fue muy útil a la sociedad para despegar….

Unos años después, coincidiendo con la primera guerra mundial, Bernardo de Salazar apunta que hacia 1918, ante la ausencia de Parages, que estaba en Francia, Carlos Padrós se acercó a la sociedad, aunque este detalle no está suficientemente contrastado.

Don Carlos ya nunca volvió a estar presente en la vida de la sociedad, incluso cuando murió, en 1950, nadie del Club asistió al entierro, ni tampoco se manifestó en ningún sentido, lamentablemente. Don Santiago no lo creyó conveniente.

En estos periodos posteriores a su vinculación con el Madrid, ejerció de político liberal (se incorporó a la candidatura monárquica ya en 1910), siendo diputado por elección directa (se hablaba de que se había gastado 50.000 duros para salir diputado) por la circunscripción de Mataró. Durante 5 legislaturas (de 1911 a 1918) con plausibles aciertos. Le nombraron hijo adoptivo de Mataró en marzo de 1916. Tras los años dedicados al deporte, Carlos Padrós se centró en la promoción e innovación en la agricultura.

Sin embargo, para su nieta, Carmen Igual Padrós, el gran trauma de Don Carlos que nunca superó fue el compromiso del Presidente Usera en 1932, cuando se acercaron a su casa a recoger la Copa de España ganada en propiedad en el periodo 1905-08 (que reposaba en una vitrina de su casa en la calle Arenal) al coincidir la conquista de la primera Liga madridista, con la intención de inaugurar una sala de trofeos en la sede del Club. El Sr. Usera le prometió regalarle una réplica, que nunca llegó.

Confío que con esta información consigamos deshacer los dos errores que la historia de la Sociedad arrastra desde hace demasiado tiempo.

Referencias:

ABC del 17 de abril de 1907

ABC del 5.10.1962

Bahamonde, Angel. El Real Madrid en la historia de España. Taurus. Madrid 2002.

Diario Universal, del 13 de octubre de 1907

Diario Universal del 16 de enero de 1908

Heraldo de Madrid de 31.3.1907

El Debate de 24 de diciembre de 1917

El Imparcial 13.4.1907

El País, del 12 de ocubre de 1907

Heraldo del Sport, del 15 y 22 de marzo de 1902.

La Correspondencia de España del 13.4.1907

Leyendablanca.galeon.com pagina web consultada el 22.11.2018

Libro de oro del Real Madrid: Libro del cincuentenario editado por el Real Madrid. Ediciones Ares, Madrid 1952.

Marca, suplemento del cincuenta aniversario del Real Madrid. 30.marzo.1952.

Pasamontes, Juan Carlos. Todos los jefes de la casa blanca. De Julián Palacios a Florentino Pérez. Alhambra Editorial, Madrid 2003.

Real Madrid: 100 años de leyenda 1902-2002. Libro oficial del centenario editado por el Real Madrid. Editorial Everest 2002. 2 tomos

Salazar, Bernardo de: Cien años del Real Madrid. Editorial As, 12 tomos. Editorial As, Madrid 2002

Un veterano. 40 años de historia del Real Madrid. Ediciones Alonso Madrid 1940.

Wiseman, Jeff. ‘la vida de Arthur Johnson’. Inmadrid, revista digital, mayo y junio de 2012.




José Lago Millán. El gallego que cambió el deporte argentino

La biografía de José Lago Millán es conocida superficialmente a pesar de que fue seleccionador nacional argentino de fútbol, en el presente artículo intentaremos ampliarla y reivindicarla como una figura clave en el desarrollo del deporte argentino.

JoseLagoMillan01José Lago Millán nació en el barrio de San Bartolomé de Pontevedra en 1893 o 1894 (en abril de 1928 tenía 34 años) (Serra, 1928) y llegó a Argentina muy joven, según algunas fuentes a los trece años, aunque el propio Lago explicó en una entrevista a la revista gallega de Buenos Aires Céltiga que fue en 1913, por lo tanto, con veinte años aproximadamente (Figuras Deportivas, 1928).

Graduado en Educación Física, fue profesor de Cultura Física en la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) y en el colegio “Mariano Moreno” y un auténtico sportsman que destacó en fútbol, atletismo, natación, baloncesto y calistenia. Su interés por las Ciencias del Deporte era amplio y multidisciplinario, interesándose asimismo por la Psicología del Deporte.

Las biografías que circulan sobre él afirman que nunca fue futbolista, lo que estamos en condiciones de desmentir. En el mencionado reportaje publicado en Céltiga en 1928 se explicaba: “Practicó foot-ball alternando con los Otero, Moncho Encinas, Losada, hermanos Avoales, Rey y otros «ases» pontevedreses de aquella época, algunos de los cuales, todavía hoy brillan con rutilante luz. El Sporting, fue naturalmente, el cuadro de sus entusiasmos, y de todas sus actuaciones en el mismo, recuerda con más satisfacción una, allá por el año 12, en que jugando contra el Fortuna de Vigo, y actuando él de half derecho, empataron a 2 goals. Podía calificarse de victoria moral, ya que por aquel entonces, el club vigués era el que «tallaba».

En 1912 fue campeón de Galicia de ciclismo.

En 1927 se le encargó la dirección de la selección nacional argentina de fútbol para mejorar su condición física (entre 1923 y 1926 había dirigido al equipo de atletismo argentino), dirigió a la albiceleste en el Campeonato Sudamericano Perú 1927 (siendo campeones) y en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 (siendo medalla de plata). También ganó dos ediciones de la Copa Newton (uno de los torneos que disputaban Argentina y Uruguay).

Todavía en 1937 regresaría a la selección argentina como ayudante del también gallego (aunque nacido en Argentina) Manuel Seoane.

Él mismo explicaba en Céltiga en 1928 cuál era su método de entrenamiento: “No es ningún secreto, el sistema de entrenamiento que seguí, desde que salimos de Buenos Aires, como durante la estancia en Lima. Desde luego, la vida metódica de que hice referencia. No beber; fumar lo menos posible; no tomar excitantes, etc. En cuanto a ejercicios, les hacía alternar pruebas atléticas, tales como sprints, marchas cortas, saltos, etc., con partidos de basketball, wolley-ball, medicine-ball, tiros al arco, y una vez por semana, hacíamos un picado. Diariamente hacíamos gimnasia. Con todo ello, los muchachos obtuvieron un excelente estado de preparación que, unido al entusiasmo de que estaban sobrados, les dio la victoria que hoy exhiben orgullosos”.

JoseLagoMillan02El interés de Lago Millán por la divulgación de la Cultura Física fue descomunal, prueba de ello es que, a partir de febrero de 1930 inauguró una sección semanal en el diario bonaerense Crítica llamada “El Valor de la Educación Física” en el que daba consejos sobre salud y ejercicios físicos, además respondía a las consultas que le efectuaban los lectores.

Los temas principales eran: “la salud, el vigor, las dietas, el reposo, actividades para la mujer, enfatizando como tema dominante, a lo largo de todas las entregas, el problema de la obesidad” (Bana, 2007).

La lectura de los artículos de Lago Millán denota una actualidad y modernidad sorprendentes, con énfasis en la defensa de la naturaleza, el rechazo a la vida sedentaria, a la medicación excesiva y al consumo de drogas, alcohol, etc., en un tono higienista, regeneracionista y moralista no ajeno a la tradición deportiva española iniciada por Narciso Masferrer y otros divulgadores en publicaciones como Los Deportes (1897-1910).

La sección de Millán Lago en Crítica sufrió modificaciones y altibajos, en marzo de 1930 cambió de título y adoptó el de “Prolongue su vida”, aunque la línea argumental era similar, el lenguaje se tornó más coloquial y su frecuencia, diaria (Bana, 2007).

JoseLagoMillan03Todavía en los años cuarenta pueden encontrarse artículos de Lago Millán en publicaciones oficiales argentinas del Departamento de Instrucción Pública, en la misma época publicó un muy divulgado Método de natación. En esos años fue profesor de Educación Física en varios colegios argentinos, aunque abandonó el deporte de élite y ello hizo que desapareciera de los focos.

Creemos probada su determinante contribución a la modernización del deporte argentino, así como a la Cultura Física en su conjunto.

FUENTES PRINCIPALES CONSULTADAS

Bana, O. A. (2007). Crítica. Cuerpo y poder en la década de 1920. XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. San Miguel de Tucumán: Departamento de Historia, Universidad de Tucumán.

Figuras Deportivas. José Lago Millán (Entrenador del Equipo Nacional Argentino) (1928, 10 de febrero). Céltiga, revista gallega. Número 75, pp. 11-14.

Serra, S. (1928, 25 de abril). Lo que nos dijo J. Lago, el entrenador del “team” olímpico argentino. El Mundo Deportivo, p. 1.




Los entrenadores olvidados del Real Madrid (2ª parte)

Hace unos meses reivindique desde Los Cuadernos de Futbol a dos entrenadores del Real Madrid que pese a ser los entrenadores titulares en partidos oficiales, se les niega tal reconocimiento desde el club. (http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2018/09/los-entrenadores-olvidados-del-real-madrid/) Este mes amplio la lista con otro entrenador más que estando en el mismo caso que los mencionados de Moleiro y Grosso, no se le nombra igualmente en ningún listado oficial.  Aplico el mismo criterio que en el anterior reportaje, contando como válidos aquellos partidos que el 2º entrenador no suplió por enfermedad o sanción, sino tan solo por decisión propia del primer entrenador o del propio club.

Antonio Ruiz Cervilla

Nacido en Guadalupe (Murcia) en 1937 se incorporó a la disciplina madridista en los juveniles debutando con el primer equipo de manera oficial a finales de la temporada 56-57, consiguiendo en apenas dos meses estrenarse en 3 competiciones distintas: Liga, Copa y Copa Latina. Anteriormente en esa misma temporada ya había jugado varios partidos amistosos con el primer equipo. Perteneció al club durante 6 temporadas hasta el final de la temporada 61-62, disputando 91 partidos oficiales. A excepción de la temporada 59-60, no fue un titular indiscutible aunque si un recambio habitual y buen cumplidor sobre el campo. 4 Ligas, 1 Copa del Generalísimo, 4 Copas de Europa y 1 Intercontinental contemplan su paso por el Real Madrid. Para la temporada 62-63 fue cedido al Deportivo de la Coruña, primer paso para desvincularse de la disciplina blanca. De Coruña paso al año siguiente al Málaga, para posteriormente jugar durante 4 temporadas en el equipo de su tierra, el Real Murcia. Su dos últimos años como futbolista en activo los pasó en el Castellón donde se retiró en el verano de 1970.

EntrenadoresRMCF01Tras colgar las botas comenzó en la temporada 70-71 su periplo por los banquillos dirigiendo al Imperial de Murcia que jugaba en 3ª División. Tras un año retornó a la disciplina blanca para entrenar al conjunto juvenil del Real Madrid Juvenil con el que llego a la final del campeonato de España, cayendo derrotado ante Las Palmas, curiosamente en la única derrota que sufrió aquel equipo en esa temporada.

Durante el verano de 1972 acaeció un gran cambio en el futbol madrileño. El equipo del Plus Ultra se separaba de la entidad aseguradora en la cual nació, para pasar a depender del Real Madrid al quedarse este con sus derechos federativos. En este acuerdo de colaboración tuvo gran importancia Antonio Ruiz ya que fue elegido para entrenar al Plus Ultra en esta nueva etapa. El murciano había conseguido durante el verano ser el número 1 de la promoción de entrenadores del XXXI Curso Nacional, y dado que pertenecía al Real Madrid, ambas directivas llegaron a un acuerdo para que éste fuera el entrenador de los azulones. El 7 de agosto el Plus Ultra realizó la presentación de su plantilla en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, con apenas dos incorporaciones nuevas en una plantilla de 19 jugadores, en la cual el Real Madrid mantenía a siete jugadores cedidos. Durante las dos temporadas que Ruiz estuvo en el Castilla, finalmente se cambió el nombre de Plus Ultra antes de comenzar el campeonato, se quedó ambas veces muy cerca de jugar la promoción de ascenso a la 2ª División. Las buenas actuaciones propiciaron que el club pensara en el para otro puesto de más calado.

Si al Castilla no le iban mal la cosas, en el primer equipo era todo lo contrario y en Enero de 1974 el sempiterno Miguel Muñoz abandonaba el banquillo madridista. El relevo no estaba previsto y cogió al club con el pie cambiado teniendo que poner un relevo de urgencia hasta final de la temporada, resultando elegido Luis Molowny. Para la temporada 74-75 se fichó a un técnico yugoslavo, Miljan Miljanic quien revolucionó y actualizó al Real Madrid. Con Miljanic apareció la figura del preparador físico representada por Srećko Radisic que introdujo grandes novedades en la forma física de los jugadores. Convirtió las sesiones de entrenamiento en largas sesiones físicas, se empezó a hablar y a jugar más con las tácticas y se estableció una mayor fluidez en la comunicación. El club no quiso dejar solo al entrenador y optó por poner a gente de la casa cerca suya. Los elegidos fueron Antonio Ruiz, quien dejaba el Castilla para ocupar el puesto de segundo entrenador, y Juan Santisteban. Durante las siguientes cinco temporadas Ruiz ocuparía aquel cargo, las tres primeras con el técnico yugoslavo y los dos siguientes con Molowny. Fue en la primera temporada cuando Antonio Ruiz tuvo que tomar las riendas en un partido europeo y por una causa inédita en la historia moderna del Real Madrid: el entrenador titular se negó a viajar a un desplazamiento.

EntrenadoresRMCF02Para la temporada 74-75 el Real Madrid abordó el asalto a la Recopa. En primera ronda comenzó con un rival sencillo: el Fram de Reikiavik, al que elimino por 0-2 y 6-0. En octavos de final tocó el Austria de Viena, al cual también se eliminó gracias a un 3-0 en Madrid y un empate a 2-2 en el Prater. Como quiera que el bombo y el destino son siempre caprichosos, al Madrid, y por tanto a Miljanic, le tocó enfrentarse con el Estrella Roja de Belgrado para la eliminatoria de cuartos de final. El técnico yugoslavo afrontaba como rival al equipo de su vida, donde había sido jugador y entrenador, dándole cuatro Ligas y tres Copas de Yugoslavia desde el banquillo. Era un partido con gran carga sentimental para el técnico. Tanto era así que en la previa del partido ya aseguró que, a nivel deportivo, era el trance más duro de su vida. Tras el parón invernal la ida se jugó en Marzo en Chamartín, donde el Real Madrid derrotó por 2-0 al conjunto yugoslavo. Ese 2-0 no terminó de convencer a los madridistas, puesto que el margen podía haber sido mayor y el viaje a Belgrado hubiera sido más tranquilo. Al final del partido en vestuarios Miljanic dejó una frase a la prensa, que a priori parecía exagerada pero que visto los acontecimientos de la vuelta parecía toda una declaración de intenciones: “Ha sido el partido más difícil de mi vida”.

Conforme llegaba la vuelta, programada para el 19 de marzo, la frase de Miljanic cobraba más sentido y los rumores empezaron a sonar con más fuerza: existía la posibilidad que Miljanic no viajara a Belgrado con el equipo por decisión propia. Antes del partido de vuelta, el Madrid visita Sarriá y allí, al término del partido, Miljanic seguía sin aclarar nada: “No me hagan preguntas de mi vida privada ni de si iré con el Madrid a Belgrado. Esto es algo que me pertenece a mí. En treinta y cinco años de vida en el Estrella Roja he cambiado por primera vez para ser profesional en el Madrid”. Antes de viajar a Belgrado visita Chamartín el Celta de Vigo, y ya para entonces los rumores habían dejado paso a la noticia oficiosa: Miljanic no viajaría con el equipo. En la rueda de Prensa posterior al partido, Miljanic seguía esquivando la confirmación llegando a decir que él quería viajar pero que era el club el que tenía que decidir, sorprendiendo aún más a los periodistas, y emplazaba a los medios al día siguiente.

EntrenadoresRMCF03La víspera de viajar a Belgrado se confirmó finalmente que sería Antonio Ruiz quien se sentaría en el banquillo de Belgrado. Miljanic se mostraba apesadumbrado y no tenía fuerzas ni ánimos para enfrentarse al equipo de su vida, máxime cuando podía eliminarlo de Europa, por lo que delegó las tareas técnicas en Ruiz, quien había viajado varias veces con anterioridad a Yugoslavia para espiar el rival. Al murciano le apoyaría Radisic quien conocía bien el entorno del conjunto yugoslavo. Todo esto fue consensuado y autorizado por Santiago Bernabéu, quien entendía al yugoslavo aunque no lo compartía, pero sabía que hacerle viajar a disgusto podía ser incluso contraproducente para el equipo. El propio Bernabéu, que viajo al frente de la expedición a Belgrado, asumía con determinación el hecho: “Yo tomé la decisión de que no viajase. Le veía preocupado. Era lógico, tantos años aquí. Así que el responsable de lo que pase soy yo”.

Ruiz dirigió al equipo en Belgrado en un encuentro anómalo y que el Estrella Roja igualó el marcador de la ida, con otro elemento digno de aquella eliminatoria extraña: el segundo gol local fue obra del portero por medio de un penalti. La prórroga no alteró el marcador por lo cual ambos equipos tuvieron que dilucidar el vencedor desde el punto de penalti. Allí Ruiz tuvo que decidir sobre la marcha quienes serían los elegidos para lanzar las penas máximas. Ambos equipos lograron transformar los cinco primeros penaltis, por lo cual el que fallara se iba fuera. Djorjevic fallo el suyo por lo cual Benito tuvo en sus botas el alcanzar las semifinales, pero su disparo se fue por alto. Petrovic acertó en el séptimo lanzamiento mientras que Santillana fallaba el suyo dándole el pase a la siguiente ronda al Estrella Roja. En vestuarios se mostraba apesadumbrado por el resultado y por no poder haberle dado la satisfacción de la victoria al club y a Miljanic. Este por su parte siguió el encuentro por televisión desde su casa de Madrid, a la cual fueron invitados una veintena de periodistas de ambos paises que presenciaron el partido junto a él. Varias veces le preguntaron durante el partido por diversas decisiones de Ruiz, a lo que el siempre respondía que no sabía y que si así se había decidido sería porque Ruiz lo había considerado de esa manera. Con tan triste resultado Antonio Ruiz entraba en la historia blanca al dirigir su primer partido oficial del Real Madrid.

Con este texto y de esta forma rescato un nuevo caso de un entrenador al cual se le omite, no se si deliberadamente o no, del listado de técnicos oficiales del Real Madrid.

EntrenadoresRMCF04José Morales Berriguete “Moleiro”

Quiero aprovechar esta nueva entrega para anotar en el haber de Moleiro otro partido más, que sería el 6º, en el cual fue entrenador oficial del Real Madrid. En Mayo de 1964 el Real Madrid afrontaba la ida de los cuartos de final de la Copa del Generalísimo ante el Atlético de Madrid, solo 4 días antes de que jugara la final de la Copa de Europa en Viena ante el Inter de Milan. Aunque el rival copero era el eterno rival, Miguel Muñoz optó por viajar con antelación a Viena con el equipo titular dejando en Madrid un conjunto de reservas que serían los que se enfrentarían a los rojiblancos. Moleiro dirigió al equipo en el Bernabéu que pese a todo logro sacar un meritorio empate a 2 y dejar abierta la vuelta 4 días después de la final de Viena. De los jugadores madridistas que disputaron aquel derbi tan solo uno jugó días más tarde en Viena: Felo.




Los entrenadores olvidados del Real Madrid

La figura de los entrenadores es posiblemente la que más cambios ha sufrido en la historia del fútbol. Desde no ser necesaria en la prehistoria del balompié, los propios jugadores se organizaban ellos mismos, hasta llegar a tener tal control de la institución que llegan a decidir el futuro del club en cuanto a fichajes, modelo de juego en todas las categorías del mismo o la estructura interna de la entidad. Entre medias otros cambios como aquellas duplas de seleccionador y entrenador, para dirigir a la selección española o la incorporación de ayudantes para la parcela física de los entrenamientos. Al mismo tiempo que han pasado a ser un elemento muy importante, llegando a pagarse cláusulas de rescisión, siguen siendo el elemento más débil en la combinación con los jugadores. Como bien se ha dicho muchas veces, siempre es más fácil echar a uno a que a once.

Hoy queremos rescatar y recordar el caso de un par de entrenadores del Real Madrid, que pese a tener ese cargo en partido oficiales, han quedado arrinconados en la historia sin aparecer en la relación oficial de entrenadores blancos. Para la elaboración de estos casos no he tenido en cuenta aquellas veces en las cuales se ha sustituido al entrenador titular por sanción o enfermedad, sino que he tomado en cuenta aquellos casos en los cuales el entrenador titular no ha asistido al partido por decisión propia o bien aquellos casos en los cuales el cargo ha tenido que ser ejercido por alguien de manera interina debido a la destitución del entrenador.

José Morales Berriguete “Moleiro”

EntrenadoresOlvidados01Nacido el 30 de Marzo de 1915 en Carabanchel, cuando aún este era un pueblo en las afueras de Madrid, debutó a los 15 años de manera amateur en la Gimnástica de Carabanchel, jugando en los solares del Campo del GAS y en los campos existentes en las afueras de la zona Sur de Madrid. De allí pasó en poco tiempo al RCD Carabanchel para acabar fichando en 1934 por la AD Ferroviaria y pasar a jugar en el antiguo campo del barrio de Las Delicias. En el conjunto “ferroviario” permaneció hasta el comienzo de la Guerra Civil. Tras el obligado parón, siguió formando parte del mismo plantel cuando éste quedó encuadrado en el Grupo IV de la 2ª División. Allí jugaría casi todos los partidos siendo una pieza importante pero no como interior izquierdo, su posición natural, sino como medio derecho en una ubicación que como confesaría años más tarde no era de su simpatía. Pese a que la Ferroviaria estuvo a dos puntos de jugar la liguilla de ascenso a la primera división, no fue tentado con ninguna oferta para cambiar de equipo por lo que continuó en Madrid. La Ferroviaria, recordemos que era un equipo de barrio, perdió la categoría en los despachos para la siguiente temporada, la 40-41, y es que con la reestructuración que hizo la Federación para la 2ª División, muchos equipos ya volvían a funcionar a pleno rendimiento tras la Guerra, mandó a varios equipos madrileños a la tercera división. Allí Moleiro lograría un récord que perdura a día de hoy, aunque  ex aequo con Julián Vergara: lograr 10 goles en un partido de competición oficial. Tan histórico hecho sucedió en la 5ª jornada del campeonato liguero, cuando la Ferroviaria visitó en Pamplona el campo de San Juan para enfrentarse al Rochapeano. Jugando de delantero centro logro 10 de los 12 goles que los madrileños lograron aquel día. El que quiera conocer más sobre aquella hazaña puede consultar el reportaje escrito por Luis Javier Bravo Mayor y José Vicente Olmos en los Cuadernos de Fútbol de Cihefe:

(http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2017/05/el-desconocido-record-de-moleiro-y-vergara/)

Moleiro continuó en el conjunto ferroviario hasta Abril de 1942. Por aquel entonces una oferta del Málaga hizo que el carabanchelero meditara mucho el abandonar la capital y probar suerte en el sur, pero a última hora se cruzó primero el Atlético-Aviación, quien le hizo una oferta, y posteriormente el Real Madrid, quien con una oferta idéntica acabo fichando a Moleiro. Las buenas relaciones existentes entre los madridistas y los ferroviarios, ademas de las mayores simpatías blancas del propio jugador, propiciaron que acabara enfundándose la camiseta blanca. Las casualidades de la vida hicieron que el estreno oficial del de Carabanchel, apenas 3 días después de firmar contrato, fuera en el campo de la Ferroviaria, en la primera eliminatoria de Copa. El Madrid venció 1-3 en el campo de Delicias en un partido donde ademas de Moleiro, también debutaron con los blancos el internacional Rovira y Clemente. El de Carabanchel llegaba con 27 años, edad un tanto tardía, a la cima del fútbol madrileño y a uno de los equipo punteros de España en aquel entonces.

Moleiro peloteando el día de su debut.

Moleiro peloteando el día de su debut.

Su carrera en el Madrid, de manera oficial, abarca hasta el final de la temporada 47-48 donde jugaría más de un centenar de partidos entre amistosos y oficiales, algunas veces por etapas ya que las lesiones le privaron de aumentar esa cantidad, debido a su fútbol físico y fuerte. La temporada 46/47 prácticamente se la paso en blanco al sufrir una lesión en la primera jornada liguera en Oviedo. Entre medias logró alcanzar la internacionalidad con la selección española, al jugar ante Portugal en Lisboa en 1945 en el primer partido de España tras 3 años sin disputar encuentros internacionales. Sin embargo aquel debut fue el comienzo y el final, debido a su mala actuación motivada por unas molestias en el pie derecho que se transformaron en lesión durante el partido. Recordemos que por aquel entonces no había cambios de jugadores durante el encuentro. A partir de 1948 las lesiones no le dejaron jugar más de manera oficial con el Real Madrid, aunque sí haría algunas apariciones en encuentros amistosos con los blancos, hasta que comenzó a jugar con el Plus Ultra, equipo que tenía un acuerdo de colaboración con el Real Madrid, para jugar con el equipo asegurador durante un tiempo y donde acabaría retirándose al comienzo de la década de los 50.

Un vez retirado no dejo de pertenecer al club ya que siguió enrolado en la «Casa Blanca». Ya fuera para jugar partidos con los veteranos, caso del encuentro homenaje al rojiblanco Campos donde se enfrentaron a las viejas glorias colchoneras, probar y elegir a los chavales que se presentaban a las pruebas de acceso a las categorías inferiores o como auxiliar y entrenador madridista, donde comenzó una larga carrera en la “sombra”, en la cual lo mismo entrenaba al equipo juvenil que logró la Copa Ramón Triana ante el Atlético de Madrid, en el viejo Metropolitano en 1955, que hacía de segundo entrenador cuando Villalonga se llevaba a los titulares de gira y entrenaba a los suplentes en Chamartín, que viajaba a Ginebra con el equipo amateur madridista para participar en un torneo internacional. Poco a poco se fue haciendo un hueco en la estructura hasta convertirse en julio de 1956 de manera habitual en el segundo entrenador. Primero con Pepe Villalonga para continuar con Carniglia, Fleitas, Miguel Muñoz y Molowny. La dupla Muñoz-Moleiro sería la más estable y harto conocida en el banquillo de Chamartín, puesto que ambos estarían juntos durante 14 años hasta la salida de Muñoz.

En el centro de la imagen Muñoz y Moleiro separados por el Doctor Iglesias y los masajistas Legido y Benedicto en las esquinas, durante un partido en 1959. (ABC)

En el centro de la imagen Muñoz y Moleiro separados por el Doctor Iglesias y los masajistas Legido y Benedicto en las esquinas, durante un partido en 1959.
(ABC)

En la década de los años 60 el Real Madrid solía jugar bastantes partidos amistosos entre semana, en los cuales se probaba a jugadores, se ponía a punto a recién salidos de lesiones o simplemente se daban minutos para ver si los suplentes podían competir por un puesto en el once inicial. Varios de estos partidos quedaron bajo la responsabilidad de Moleiro, que hacia las funciones de primer técnico madridista ante la ausencia de Muñoz. El buen hacer no quedó oculto y finalmente Moleiro, que siempre estaba en la sombra, tuvo que tomar finalmente las riendas del primer equipo en vísperas de un partido oficial.

EntrenadoresOlvidados04En Febrero de 1962 el Real Madrid afrontaba un duro envite en los cuartos de final de la Copa de Europa: la Juventus de Turín. Como quiera que en aquellos tiempos los vídeos para estudiar al rival eran aún una quimera, Miguel Muñoz emprendió viaje a Turín junto al por aquel entonces delegado de fútbol madridista,  Emil Osterreicher, para presenciar el derby local entre el Torino y la Juventus. El Madrid en Liga tenía una cómoda ventaja de 6 puntos, las victorias aún valían dos, y el rival que visitaba Chamartín era el colista de la clasificación: el Tenerife. No parecía un rival temible con el cual dejar al cargo a Moleiro. Sin embargo la teoría se dio de bruces con la realidad y un Tenerife encerrado atrás, unido a un Madrid romo en ataque, propiciaron que los insulares finalizaran el partido con el 0-0 inicial y fueran el primer equipo que puntuara aquel año en el Bernabéu. Moleiro por su parte en vestuarios se lamentaba de que había sido el primer encuentro sin Muñoz y no había conseguido ganar, aunque consideraba justo el resultado visto el juego de ambos equipos sobre el terreno de juego.

Sin embargo el tropiezo blanco no cercenó el crédito de Moleiro y apenas un mes más tarde volvió a ser el entrenador madridista en Liga. Tras eliminar a la Juventus, con un partido de desempate en París incluido, el Madrid recibía en semifinales al Standard de Lieja y nuevamente Miguel Muñoz, avión mediante, iba de observador del rival. A Moleiro en cambio le tocó viajar con el equipo a Barcelona, para enfrentarse en Sarriá al Español. El Madrid llegaba con 5 puntos de ventaja sobre el Barcelona a falta de 8 en litigio, por lo que el partido podía dejar sentenciada media liga. Con un gol de Bueno para los visitantes y otro de Indio para los locales, el Madrid arañaba un empate en la ciudad condal que prácticamente dejaba finiquitada la liga para los blancos. De este partido reseñar una curiosidad que se da mucho hoy en día con bastante revuelo en la prensa según los contendientes, pero que ya sucedía hace más de 50 años: el españolista Santos no disputó el partido debido a una cláusula privada, prohibida por la Federación, por la cual el jugador que venía del Plus Ultra no podía enfrentarse al conjunto blanco.

EntrenadoresOlvidados05Con el paso del tiempo el “comodín” Moleiro volvió a usarse más veces en partidos oficiales. En Enero de 1964 Muñoz viajo a Milán para espiar al conjunto “rossonero” en su partido ante el Inter en vísperas de un enfrentamiento europeo con los blancos, por lo que Moleiro se sentó en el banco ante el Elche, al que el Madrid derrotó por 1-0. En la Copa del Generalísimo de 1966, recordemos que se jugaba al término de la Liga, Moleiro volvió a ser el entrenador en dos partidos. En la vuelta de Octavos de Final el Madrid visitaba Málaga, al mismo tiempo que Muñoz volaba a Belgrado para observar al Partizán que en apenas unos días seria el rival de los madridistas en la final de la Copa de Europa de Heysel. El empate a 1 en La Rosaleda motivó un tercer partido, en el campo neutral de Mestalla, que supuso la victoria 2-0 y la clasificación de los madridistas. En la siguiente eliminatoria de cuartos el sorteo decidió que el Real Betis se enfrentara a los blancos, primero en Sevilla. Como quiera que el partido del Villamarín se tenía que jugar apenas 3 días antes de la final de Heysel, en la entidad blanca no quisieron arriesgar y a Sevilla se desplazó Moleiro con un equipo de suplentes para jugar la ida. Los Betancort, Calpe, Santamaría, Casado, Tejada, Miera, García Ramos, Félix Ruiz, Blanco, Puskas y Bueno, salieron derrotados por 3-2, derrota que no se pudo remontar en la vuelta al empatar ambos equipos a 2, cuatro días después de que Paco Gento levantara la ansiada 6ª Copa de Europa con el equipo titular que no viajo a Sevilla en la ida.

Miguel Muñoz y Moleiro en el viejo banquillo descubierto de Chamartín.

Miguel Muñoz y Moleiro en el viejo banquillo descubierto de Chamartín.

Moleiro continuó con el paso de los años su labor junto a Muñoz, hasta que este decidió dimitir en 1974. La entrada temporal de Molowny no alteró la figura de Moleiro, puesto que siguió en su labor hasta final de temporada. Con el fichaje de Miljanic llegaron nuevos aires a la «Casa Blanca» y desde la parcela deportiva se decidió poner de segundos a dos jóvenes técnicos de la casa, que también habían sido jugadores, Antonio Ruiz y Juan Santisteban, junto a la llegada de un preparador físico del agrado de Miljanic. Puede que los nuevos tiempos le fueran extraños a Moleiro, pero lo cierto es que tan en la sombra como siempre estuvo, también fue su salida del banquillo blanco de la cual hay poca información, salvo que comenzó la temporada 74-75 ayudando en los equipos juveniles del club blanco.

Presentación del Real Madrid 73-74, última temporada del dúo Muñoz y Moleiro, este último a la derecha de la imagen en la fila superior, con chándal azul.

Presentación del Real Madrid 73-74, última temporada del dúo Muñoz y Moleiro, este último a la derecha de la imagen en la fila superior, con chándal azul.

Ramón Moreno Grosso

EntrenadoresOlvidados08Nació en Madrid el 8 de Diciembre de 1943, donde daría sus primeros pasos futbolísticos en el equipo del colegio de Nuestra Señora del Recuerdo y posteriormente en Los Salesianos de San Blas. Socio madridista desde los 4 años y con un padre que primero en los campos de tierra de Vicálvaro y posteriormente en el Primitiva Amistad jugo al fútbol, estaba claro que el pequeño Ramón tenia bastantes probabilidades de llegar lejos en el balompié. Las dificultades económicas hicieron que tuviera que dejar los estudios y ponerse a trabajar para llevar un jornal a casa, lo que hizo que su llegada al Real Madrid fuera un tanto casual.

Cierto día acompañó a un amigo que iba a apuntarse para las pruebas de incorporación a los equipos inferiores del Real Madrid, y pese a no tenerlo en mente, la insistencia de su amigo y el empleado que los atendió, acabo haciendo que Grosso se apuntara a las mismas. Días después fue citado para las pruebas, donde José Morales «Moleiro», histórico segundo entrenador madridista, era el encargado de realizar las pruebas. Éste previamente hablaba con los aspirantes repartiendo los números de cada equipo. Como era habitual, existía abundancia de delanteros por lo que cada uno solo jugaba 15 minutos del partidillo.  Aunque Grosso era delantero opto por presentarse como defensa central conocedor de que esta forma podría  jugar más minutos. Gracias a esta treta consiguió jugar el partido completo y ser elegido por los técnicos para pasar a formar parte de los equipos inferiores del Real Madrid. Al poco tiempo de formar parte de la plantilla, confeso cuál era su demarcación habitual y finalmente paso a ser el ariete titular del Juvenil B.

El por qué de ser conocido en el mundo futbolístico por el apellido materno tiene una curiosa anécdota. Un sábado recibió un telegrama comunicándole que no se presentase a una concentración para la que previamente ya había sido convocado. Una enorme decepción que se tradujo en una bronca al lunes siguiente en las instalaciones del club. El madrileño se presentó y Miguel Malbo, responsable de las categorías inferiores le espetó: «¿Por qué no viniste a jugar el domingo? Tendrás una buena disculpa, porque esto es una falta grave», a lo que Ramón le enseño el telegrama que le indicaba que no acudiese. Malbo extrañado, investigo lo sucedió y pronto se aclaró el entuerto: en el Juvenil A había otro jugador llamado Moreno y el encargado de cursar los telegramas le había confundido con Moreno Grosso. Para evitar futuros problemas, Malbo dicto sentencia: «De ahora en adelante tu serás Grosso». El «bautizo» surtió efecto y desde ese momento hasta su retirada pasó a ser conocido por su segundo apellido.

La progresión de Grosso fue meteórica. Comenzó en 1959 y tras una campaña en el Juvenil B, pasó al Juvenil A para pasar en la temporada 62-63 al equipo amateur donde se proclamó Campeón de España, tras derrotar 1-0 al Barcelona en Valencia. A la vuelta de vacaciones fue seleccionado para el equipo español que asistió a los Juegos del Mediterráneo, donde en las sedes de Nápoles, Salerno y Benevento el combinado español logro la medalla de Bronce del evento. Grosso jugó los 5 partidos del torneo marcando 8 goles en total: 3 a Turquía, 3 a Malta y sendos goles a Libia y Marruecos. En la «Casa Blanca» son sabedores del potencial del chaval y no quieren estancarlo, por lo cual deciden cederlo al Plus Ultra a su vuelta, que por aquel entonces jugaba en 3ª División. Comienza la temporada 63-64 en el equipo asegurador y a mitad de la misma, con el equipo líder con 14 victorias y 1 empate, Grosso lleva 13 goles en 15 partidos. Sus actuaciones no pasan desapercibidas ni en las oficinas madridistas de Valenzuela ni en las rojiblancas de Barquillo. El Atlético de Madrid no marcha bien, a mitad del calendario se encuentra en posiciones de descenso y con un cambio de entrenador: el ex delantero madridista Sabino Barinaga se hace cargo de la nave rojiblanca. Éste demanda refuerzos y Javier Barroso, presidente rojiblanco, piensa en Grosso.

Grosso, Velázquez y el entrenador Pedro Eguiluz en los Juegos del Mediterráneo.

Grosso, Velázquez y el entrenador Pedro Eguiluz en los Juegos del Mediterráneo.

A comienzos de Enero se desencadenan los acontecimientos: Barroso se presenta en las oficinas de Antonio Borrachero, presidente del Plus Ultra, para solicitar la renuncia de los derechos del jugador para que el Real Madrid lo pueda ceder al Atleti. Borrachero le pide consultarlo ante su junta directiva ya que es un quebranto para el club el perder al jugador, a la vez que algún directivo amenaza con dimitir si se producía la salida. El jugador por su parte admitía estar un poco asustado por lo rápido que iba todo y por la responsabilidad que se le iba a dar, dado que se le atribuía el papel del salvador del equipo. Finalmente el día 10 de Enero de 1964 el Real Madrid cedía por lo que restaba de Liga al jugador al Atlético de Madrid.

Por la mañana Borrachero, tras 2 horas de reunión de su junta directiva, rescinde a favor del Madrid el acuerdo de cesión que tiene sobre Grosso vista la grave situación en la que se encontraba uno de los grandes equipos de la capital, tal y como indicaba en una nota oficial al término de la reunión el club asegurador. Por la tarde los dos gerentes de Real Madrid y Atlético de Madrid redactan el contrato que envía a Grosso a vestir la camiseta rojiblanca. El club blanco lo cedía de manera gratuita hasta el 27 de Abril que finalizaba el campeonato liguero. El madridista seguiría teniendo de momento ficha de jugador aficionado y no podría enfrentarse al Real Madrid en el encuentro que tenían pendiente en el Metropolitano ambos equipos. 2 días después se produce el debut de Grosso con la casaca rojiblanca. En un Metropolitano con una floja entrada, el Atleti sucumbe 0-1 ante el Murcia a falta de 8 minutos. La desolación era evidente, hasta que en un córner sacado por Collar falla el meta visitante y Griffa acierta a cabecear a la red. Con el empate a 1 y un Atleti volcado en la meta murciana, un centro de Adelardo es rematado por Grosso quien de esta manera daba la vuelta al marcador y conseguía la victoria y un poco de tranquilidad a la parroquia rojiblanca. Un buen debut para el madridista.

El resto de la cesión fue buena. Sin llegar a ser el salvador que todos solicitaban, sí fue un buen complemento para el equipo rojiblanco que consiguió remontar hasta quedar en la 7ª plaza, lejos del descenso. Grosso jugo 12 partidos de los 15 posibles consiguiendo 3 goles ante el Murcia, Oviedo y Español. Una vez finalizada la liga, el madridista retornó a la disciplina blanca donde el Madrid opta por hacerle jugar en el primer equipo los partidos de Copa de Generalísimo que restaban por disputar,  marcando 3 goles en 6 partidos, incluyendo una eliminatoria de 3 partidos contra el Atlético de Madrid.

La temporada 63-64 será también la última de Di Stéfano con la camiseta blanca, tras el enfrentamiento de éste con Muñoz en la final de Viena. Con la baja del argentino el Madrid piensa en el canterano para formar parte de la delantera blanca en la temporada 64-65 y le hace ficha profesional del primer equipo por lo cual éste opta por dejar el trabajo de pulidor en la Platería Meneses  y se decanta por el fútbol en exclusividad. La decisión no fue errónea ya que Grosso comenzó una larga carrera en el Real Madrid de gran éxito, en la cual formo durante 12 años parte de la primera plantilla madridista hasta su retirada, con un balance de  7 Ligas, 3 Copas y 1 Copa de Europa. Con la selección española se proclamó campeón del mundo de selecciones militares, ademas de ser internacional absoluto 14 veces. Consciente de su fútbol, pese a llegar a ser máximo goleador del equipo dos temporadas, con el paso del tiempo fue retrasando su posición para ayudar al equipo en otras labores. Su retirada llego en 1976 y el club le homenajeó mediante un partido ante el Slavia de Praga donde el público le rindió homenaje, rozando el lleno del estadio, a un chaval de barrio que llegó a ser capitán del Real Madrid. Para poder definir a Grosso no hay nada mejor que recordar la final de Copa del Generalísimo de 1974. Aquel día otro histórico del madridismo, Ignacio Zoco, estaba ante su último partido con la camiseta blanca. Como quiera que el resultado ya estaba decidido, 4-0 a favor de los blancos, Grosso que ejercía de capitán madridista pidió el cambio en los instantes finales para que saliera en su lugar Zoco y fuera éste quien tuviera el privilegio de recoger y alzar el  título de Copa.

Boskov y Grosso en el banquillo del Bernabéu en la temporada 81-82 (ABC)

Boskov y Grosso en el banquillo del Bernabéu en la temporada 81-82
(ABC)

Tras la retirada, y pese a que Grosso había declarado un par de años antes que no quería seguir ligado al fútbol y menos de entrenador profesional, se desdijo de aquellas palabras para comenzar poco después a entrenar al Magerit juvenil. No pasó mucho tiempo y retornó a la “Casa Blanca”, primero como coordinador de equipos en la cantera madridista, aunque también le usaban como observador por lo que Raimundo Saporta, en el verano de la muerte de Bernabéu, le mandó a ver jugadores en una gira por Sudamérica. En 1979 ascendería a entrenar a los Juveniles, para en 1981 dar el salto y pasar a ser ayudante de Vujadin Boskov en la última temporada de éste como entrenador de la primera plantilla. Con la incorporación de Amancio como entrenador del Castilla, pasó a ser su segundo y tras promocionar éste al primer equipo, continuó como ayudante suyo. Desde ese momento sería de manera habitual el 2º entrenador del primer equipo con Amancio, Luis Molowny, Leo Beenhakker, John Toshack, la dupla Di Stefano/Camacho y Radomir Antic. Entre tantas temporadas también hubo un paréntesis para entrenar al Castilla, junto a García Remón al no tener éste el carnet de entrenador nacional, durante gran parte de la temporada 86-87.

Al igual que paso con Moleiro, en determinados momentos Grosso tuvo que tomar el mando del primer equipo y ser el entrenador titular en diversos partidos oficiales. Su debut acaeció a finales de Marzo de 1986 con la visita a las Islas Canarias del conjunto merengue. Con un Madrid recién proclamado Campeón de Liga, los blancos centraban el objetivo en revalidar el título de la UEFA conseguido el año anterior. Nuevamente tocó como rival un conocido de aquellos años, el Inter de Milán, por lo que Molowny quiso preparar el partido a conciencia viajando a Milán para presenciar el derby de la Madonnina. Pese a que finalmente este partido se aplazó, Molowny no volvió a España y fue Grosso quien dirigió al Real Madrid en el Insular de Las Palmas. Allí, con un Madrid pleno de ausencias y lesiones, vivió uno de los partidos más raros de su carrera, ya que alcanzo el minuto 81 con victoria 1-3 en el marcador para acabar perdiendo el partido por 4-3 antes del pitido final.

Grosso en el banquillo del Insular en Marzo de 1986.

Grosso en el banquillo del Insular en Marzo de 1986.

Tras eliminar al Inter, por cuarta vez en seis temporadas, el Madrid afrontó la doble final de la UEFA ante el Colonia, y nuevamente Molowny hizo de espía viajando a Alemania para ver al rival. En el envite que disputó el Madrid en el vetusto Atocha, Grosso repitió como entrenador titular en un partido en el que al igual que el anterior volvió a salir goleado, esta vez por 5-3 ante la Real Sociedad, con una segunda parte en la cual el Madrid tocó fondo tras el duro partido de semifinales, prórroga incluida, que había jugado entre semana ante el Inter.

En el posterior trienio triunfal liguero de Leo Beenhakker también tuvo que salir como primer entrenador en alguna ocasión. En concreto en un nuevo desplazamiento, esta vez al Martínez Valero de Elche. Sucedió en la penúltima jornada liguera de la temporada 88-89. Con un Madrid ya Campeón de Liga y a expensas de jugar las semifinales de Copa del Rey, el holandés ya estaba organizando su vuelta a los Países Bajos toda vez que no iba ser el entrenador del Real para la siguiente temporada. Debido a las distintas gestiones que tenía que realizar no se desplazó a Elche y fue nuevamente Grosso quien por tercera vez dirigía al equipo de manera oficial. A la tercera fue la vencida y finalmente pudo estrenar su casillero de entrenador con una victoria por 1-3, pese a jugar con un equipo de reservas.

EntrenadoresOlvidados12El madrileño volvió a sentarse un par de años después como entrenador titular madridista, aunque en esta ocasión las circunstancias fueron bien distintas. La temporada 90-91 fue pródiga en problemas para los blancos, la ausencia de buen juego unida a los resultados propicio el cese de John Benjamin Toshack como entrenador blanco en el mes de noviembre. Para intentar encauzar el rumbo se encargó el banquillo a Alfredo Di Stéfano, quien en esas fechas estaba de asesor presidencial, y se instauró un triunvirato con dos ayudantes: José Antonio Camacho y Ramón Grosso, para intentar enderezar la nave blanca. Aquel experimento duró unos meses y la eliminación europea, 1-3 ante el Spartak de Moscú en el Bernabéu, unida a la necesidad imperiosa de clasificarse para Europa en un club que estaba en proceso electoral, precipitó un nuevo cambio en el banquillo: Di Stéfano se iba y llegaba Radomir Antic. Sin embargo el serbio no se sentó en el banquillo blanco inmediatamente, por lo que el partido liguero del 25 de Marzo tuvo en el banco local como inquilino a Ramón Grosso. Sería la 4ª vez de manera oficial que lo haría y esta vez se saldaría con un empate que no desentonaría con el juego madridista de aquellas fechas. La llegada de Benito Floro y su segundo Pepe Carcelén, retiraría del primer equipo a Grosso, quien volvería a las categorías inferiores y a labores de ojeador para el Real Madrid durante los siguientes años, hasta que una desgraciada enfermedad le alejara del césped de la Ciudad Deportiva y nos privara en 2002 de aquel chaval que tomó el simbólico relevo de Di Stéfano en la delantera blanca, el día del partido homenaje a la “saeta rubia”

Radomir Antic y Ramón Grosso en la última etapa del madrileño.

Radomir Antic y Ramón Grosso en la última etapa del madrileño.

Al igual que Moleiro, Grosso fue siempre un hombre de club que sin hacer ruido desarrolló una labor sorda pero de gran valor para el funcionamiento del club, y que dado que están alejados de los focos mediáticos y las primeras páginas de la prensa deportiva, parece que queda oscurecida y olvidada. Con este reportaje quiero recordar en parte la labor de estos dos madridistas y que en cierta manera se revalorice su figura y se le dé la importancia que merece, puesto que si el Madrid ha alcanzado la gloria actual es gracias a todos aquellos que tanto delante como detrás de los focos trabajan día a día para el Real Madrid.




Palmarés de jugadores y técnicos (II). Propuesta

La propuesta que se hace a continuación es una de las muchas posibles y sólo tiene como objeto poner sobre el tapete la cuestión, sin mayor trascendencia ni por supuesto pretensiones dogmáticas. Se ha intentado mantener un criterio lo más inclusivo posible y tratar de desarrollarlo hasta las últimas consecuencias.

Al final del mismo se reproduce la normativa federativa en vigor, para permitir profundizar en algunos aspectos relativos al tema que estamos tratando.

PROPUESTA

I. PARTICIPACIÓN

II. PERMANENCIA

III. TIPO DE COMPETICIÓN

ACLARACIONES

IV. Permanencia

V. Los jugadores filiales

NORMATIVA REGLAMENTO RFEF

VI. Clubes patrocinadores y filiales

VII. La alineación de los futbolistas

VIII: De los futbolistas y sus licencias

Propuesta para conformar el Palmarés de jugadores y técnicos.

Será requisito indispensable haber formalizado contrato con un club y disponer de la preceptiva licencia federativa para formar parte de una plantilla a efectos reglamentarios (es decir para poder participar en cualquier competición oficial).

I. PARTICIPACIÓN

I.- En el ámbito nacional:

Todo miembro de la plantilla, juegue o no, es acreedor a cualquier logro o fracaso del club al que pertenece.

Entendiendo por plantilla a los miembros del primer equipo, y considerando que:

Todo jugador del filial o de las categorías inferiores que entre en la convocatoria para un partido oficial forma parte de la plantilla en la competición para la que haya sido convocado.

Entendiendo por entrar en una convocatoria:

Viajar con el equipo (si el partido es fuera de casa) o ser incluido en la concentración previa (si se juega como local), aunque después el jugador sea uno de los descartes y termine presenciando el choque desde la grada.

II.- En el ámbito internacional:

Todo miembro de la plantilla, juegue o no, es acreedor a cualquier logro o fracaso del club al que pertenece.

Entendiendo por plantilla a los jugadores inscritos por el club en cada una de las competiciones que dispute (de ser obligatoria la presentación de un listado de participantes, en caso contrario se mantendría lo dispuesto para los campeonatos nacionales).

Los integrantes de la Lista B no tendrán dicha consideración salvo que reemplacen a algún elemento de la Lista A, siendo incorporados a la misma, o bien el club los utilice en el transcurso de la competición (p.ej. figurando en alguna convocatoria) [1].

Cualquier futbolista del filial o de las categorías inferiores que sea inscrito por su club en un torneo oficial formará parte de la plantilla a todos los efectos en dicho campeonato, aunque no llegue a entrar en ninguna convocatoria.

II. PERMANENCIA

Para que un jugador o técnico pueda ser proclamado campeón (o para que cualquier éxito o fracaso del equipo en el que haya militado figure en su palmarés), es condición necesaria que éste forme parte de la plantilla en el momento en que se produzca dicho acontecimiento.

Es decir todo miembro del plantel que haya abandonado la disciplina del club, ya sea por cesión o porque haya finalizado su vinculación con el mismo no sería acreedor a los futuros logros obtenidos por el grupo. Sí podría incorporar a su palmarés los éxitos conseguidos hasta el momento de su marcha.

En el caso de los lesionados o sancionados de larga duración, continuarán formando parte de la plantilla durante la temporada en la que se haya producido tal circunstancia en tanto mantengan su licencia federativa.

Si un club da de baja la ficha de un futbolista con el fin realizar una nueva incorporación ese jugador dejaría de formar parte de la plantilla como norma general* (casos de sanción, rescisión de contrato, cesiones a filiales para liberar fichas…).

*Se realizarán excepciones con los futbolistas lesionados de larga duración, siempre que mantengan vinculación contractual con el club, y con aquellos jugadores imposibilitados para continuar con la práctica deportiva por motivos de salud así como los que fallezcan en el transcurso de la temporada. Todos ellos serán acreedores a los éxitos de sus compañeros siempre que la desgracia sobrevenga ya iniciada la competición (y únicamente en los torneos que estuvieran ya en juego)[2].

En ningún caso continuarán formando parte de la plantilla en la/s temporada/s siguiente/s los futbolistas sancionados o lesionados que no dispongan de la preceptiva licencia federativa.

En el caso de los técnicos. Cuando un entrenador se vea incapacitado para desempeñar su labor por accidente o enfermedad y sea el segundo de a bordo quien dirija al conjunto hasta su restablecimiento, éste debería ser considerado también técnico campeón en una competición por acumulación (Liga). En los torneos por eliminación cabría argüir que sólo el entrenador que esté al frente del equipo en la final debiera ser considerado como tal. Aunque al tratarse ésta de una propuesta lo más inclusiva posible, aceptaremos en principio que también pueda incorporarlo a su palmarés quien haya dirigido al conjunto durante las fases previas.

En caso de fallecimiento, serían de aplicación los mismos criterios expuestos anteriormente para los futbolistas.

Fijados los criterios anteriores, los requisitos que todo jugador o entrenador habría de cumplir según el tipo de torneo serían:

III. TIPO DE COMPETICIÓN

1.- Torneos ligueros o de acumulación (Campeonatos de Liga, Campeonato Sudamericano hasta 1967…).

Todo miembro de la plantilla que figure en el club en el momento en que se logre matemáticamente el título, ascenso, descenso…puede incorporarlo a su palmarés, aunque se desvincule del equipo antes del fin de la competición.

Respecto a los campeonatos de selecciones, todo miembro del plantel inscrito en el mismo aunque no pueda participar por lesión o sanción. Salvo que sea sustituido por un compañero en la lista definitiva, en cuyo caso se entiende que queda apartado del torneo.*

2.- Torneos coperos o de eliminación (Copa del Rey, UEFA, Copa de Europa, Eurocopa hasta 1976, Copa América desde 1975…).

Todo miembro de la plantilla que figure en el club cuando se obtiene el triunfo final (en las competiciones nacionales y las internacionales que no precisen de lista de inscripción).

En las competiciones internacionales que así lo estipulen, todo miembro del plantel inscrito en las mismas que figure en el club cuando se obtiene el triunfo final.

En el caso de la Eurocopa (hasta 1976), todo miembro del plantel que entre en la última convocatoria (para disputar la fase final en la sede correspondiente).*

Con respecto a la Copa América, habría que diferenciar las ediciones sin sede (de 1975 a 1983), disputadas a lo largo de varios meses, en cuyo caso sería acreedor al triunfo cualquier jugador incluido en una convocatoria durante la segunda fase del torneo (semifinales y final).

Desde 1987, todo miembro del plantel inscrito en la competición aunque no pueda participar por lesión o sanción. Salvo que sea sustituido por un compañero en la lista definitiva, en cuyo caso se entiende que queda apartado del torneo.*

3.- Mini torneos (Supercopas, Intercontinental, Mundial de Clubes, Copa Confederaciones…)

Todo miembro de la plantilla que figure en el club en el momento del triunfo final, aunque quede desvinculado del mismo con posterioridad (en el caso de competiciones de clubes nacionales e internacionales sin lista de inscripción).

En las competiciones internacionales que obliguen a presentar un listado de futbolistas, todo miembro del plantel inscrito en las mismas, aunque quede desvinculado del club con posterioridad al triunfo final.

Respecto a los campeonatos de selecciones, todo miembro del plantel inscrito en el mismo aunque no pueda participar por lesión o sanción. Salvo que sea sustituido por un compañero en la lista definitiva, en cuyo caso se entiende que queda apartado del torneo.*

4.- Torneos con fases previas y fases finales (Copa del Mundo, Eurocopa desde 1980…).

Todo miembro de plantel inscrito en la fase final del campeonato, aunque no pueda participar por lesión o sanción. Salvo que sea sustituido por un compañero en la lista definitiva, en cuyo caso se entiende que queda apartado del torneo.*

*Quedaría fuera del certamen cualquier jugador que deje de formar parte del grupo, bien porque sea expulsado de la concentración o cause baja voluntariamente.

Aclaraciones

IV. Permanencia

Consideramos necesario que el jugador esté en la plantilla cuando finalice la competición de que se trate con el fin de evitar situaciones paradójicas. Por ejemplo:

– Si un sujeto juega la primera eliminatoria de Copa con el equipo X y luego se va a jugar al equipo Y. Si la final es X contra Y, el jugador ganaría el torneo en todo caso.

– Si un sujeto juega unos partidos de Liga con el equipo X y otros con el conjunto Y, y el equipo X gana la liga y el Y baja de categoría, el jugador ganaría la liga y bajaría a segunda al mismo tiempo.

V. Los jugadores filiales

La aparente contradicción que podría suponer el que un jugador de las categorías inferiores, que haya militado también en el primer equipo, pueda ser acreedor a los éxitos o fracasos tanto del filial como de la primera plantilla no es tal,  porque se trata de niveles de competición distintos.  Una cosa es el fútbol de élite y otra el resto de categorías. (Excepción hecha del caso, ya tratado en el informe previo, en el que primer equipo y filial se enfrenten en una final como sucedió con el Real Madrid y el Castilla en la Copa de 1980. Una particularidad que podría llegar a permitir como caso absolutamente extremo –soslayando la norma que el presente escrito pretende defender– que un futbolista pudiera resultar a la vez campeón y subcampeón de una competición, con dos conjuntos distintos pero pertenecientes al mismo club. Algo que sólo ocurriría en circunstancias muy particulares –caso Pérez García–, porque aunque el elemento del filial llegase a disputar minutos con ambos conjuntos en el torneo uniría su destino al del equipo con el que jugara la final del mismo).

La cantera sirve para formar, y en su caso surtir de jugadores al primer equipo cuando el club lo considere oportuno. La legislación le permite utilizarlos en diferentes competiciones como futbolistas del filial. Una vez obtengan ficha del primer equipo quedarían desvinculados del filial y de sus logros.

Cabe señalar que la reglamentación actual permite que los jugadores con ficha del filial menores de 23 años puedan subir a la primera plantilla y volver a bajar al cuadro de la cantera sin ningún tipo de limitaciones (sólo con ciertas restricciones en función de la licencia) o sea se trata de auténticos comodines. Desde la temporada 2013-14 los jugadores con ficha del filial mayores de 23 años no pueden subir al primer equipo.

Por otro lado, también pueden ser alineados futbolistas menores de 23 años provenientes de clubes con los que se haya establecido convenios de colaboración (dentro del marco de la federación regional correspondiente), pudiendo estos regresar al club de origen salvo en el caso de que lleguen a disputar diez encuentros de carácter oficial, en cuyo caso no podrían retornar ni bajar de categoría.

También en las selecciones se dan estos casos. Un juvenil puede ser llamado por la Sub-20 o Sub-21, volver a bajar a la Sub-18 o incluso debutar con la absoluta llegado el caso, sin dejar de ser juvenil. Podría suceder que un jugador compitiese en un torneo oficial con la Sub-20 y esa misma temporada jugase con la absoluta un Mundial o una Eurocopa.

Esto hace que un jugador como Munir (19 años), que ha disputados diez partidos ligueros, haya podido jugar en el filial hasta el último momento. Sin ser futbolista con ficha del primer equipo ha jugado Champions, Copa del Rey y Liga, haciéndose con los tres títulos, al tiempo que con el Barça B ha descendido a 2ª B. Y cabe añadir que es internacional absoluto, al jugar en partido oficial contra Macedonia.

Extractos del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol (junio 2014)

Libro II

De los Estamentos del Fútbol

CAPÍTULO II

VI. CLUBES PATROCINADORES Y FILIALES, EQUIPOS PRINCIPALES Y EQUIPOS DEPENDIENTES

Sección 1ª Disposición General Artículo 108. Disposición General.

1. Los clubes pueden tener filiales o equipos dependientes en todas las divisiones o categorías inferiores a la que estén inscritos, si bien limitándose este derecho a sólo uno en cada una de aquéllas, de manera que en cada división solo podrá haber un equipo del mismo club o un filial de este.

2. Tratándose de los de Primera, Segunda y Segunda División “B” tendrán además de esta facultad, la obligación, salvo disposición legal que lo impida, de tener inscritos tomando parte  activa en las competiciones, un equipo por cada una de las categorías, desde juveniles hasta prebenjamines, ambos inclusive, en las competiciones que tenga establecidas la Federación de ámbito autonómico de su domicilio. En la especialidad de Fútbol Sala, los clubes con algún equipo adscrito a Primera División de Fútbol Sala, Segunda División de Fútbol Sala o Segunda División B de Fútbol Sala tendrán la obligación, salvo circunstancia especial que lo impida, de tener inscrito tomando parte activa en las competiciones, un equipo juvenil.

3. La relación de filialidad o dependencia no podrá servir de instrumento para eludir el espíritu de las disposiciones reglamentarias ni para cualquiera finalidad distinta a la que es propia y específica de aquella clase de situaciones.

4. Todo eventual pacto que contravenga este espíritu se considerará como interpretación en fraude a la Ley y, por tanto, radicalmente nulo y por no puesto.

5. Las normas sobre la alineación de futbolistas en equipos o clubes de categoría superior, se regulan en las normas relativas a la alineación y sustitución de futbolistas.

Sección 2ª Clubes patrocinadores y filiales[3]. Artículo 109. Relación de filialidad.

1. Los clubes podrán establecer entre sí convenios de filialidad, siempre que pertenezcan a la misma Federación de ámbito autonómico, que el patrocinador milite en categoría superior a la del patrocinado y que éste obtenga la expresa autorización de su Asamblea, extremo éste último que deberá notificarse a la RFEF y a la Federación de ámbito autonómico respectiva, según se trate de clubes nacionales o no.

2. La relación de filialidad sólo podrá convenirse al término de la temporada de que se trate, debiendo formalizarse por escrito firmado por los Presidentes de los clubes afectados, que se trasladará a la RFEF y la Federación de ámbito autonómico respectiva, a más tardar antes del 30 de junio para que tenga efectos en la siguiente temporada.

3. La situación de filialidad tendrá la duración que expresamente se establezca en el correspondiente convenio, y se entenderá finalizada a su vencimiento. A tal efecto, no se admitirán convenios que no recojan la duración de mismo, que deberá ser por temporadas completas

4. El vínculo de filialidad no podrá resolverse en el transcurso de la temporada y, al término de la que se produzca tal resolución, ésta no enervará, para la inmediatamente siguiente, las consecuencias competicionales derivadas de la condición de patrocinador y filial en que actuaron los clubes.

5. Los clubes filiales no tendrán la misma denominación que la del patrocinador, y éste sólo podrá disponer de uno de aquéllos en cada una de las divisiones de las categorías nacional y territorial, excepto tratándose de las de juveniles o de las inferiores a éstas.

6. Ningún filial podrá ser patrocinador de otros.

«Sección 3ª Equipos principales y equipos dependientes[4].

Artículo 110. Relación de dependencia.

Se entiende por equipos dependientes de un club los que conforman su propia estructura, estando adscritos a divisiones o categorías distintas e inferiores.

Libro III

De las competiciones

Título III

De los partidos

CAPÍTULO II

VII. LA ALINEACIÓN DE LOS FUTBOLISTAS EN LOS PARTIDOS

Sección 2ª. Alineación de futbolistas inscritos en clubes filiales y en equipos dependientes

Artículo 226. Alineación de futbolistas inscritos en clubes filiales (COLABORADORES).

El vínculo entre el club patrocinador y los filiales llevará consigo las siguientes consecuencias:

a) Los futbolistas podrán alinearse en cualquiera de los equipos que constituyen la cadena del patrocinador, siempre que hayan cumplido la edad requerida en la categoría y que se trate de un equipo superior al que estuvieren inscritos. Cuando se produzca la circunstancia prevista en el apartado anterior, el futbolista podrá retornar al club de origen salvo que hubiere sido alineado en el superior en diez encuentros, de manera alterna o sucesiva, en cualesquiera de las competiciones oficiales en que éste participe, sea cual fuere el tiempo real que hubiesen actuado.

Se exceptúan de este cómputo los futbolistas con licencia “P” en edad juvenil o cadete, «J», «C», «I», «AL», «B», «PB» y “DB”.

b) Si la alineación de los futbolistas de los filiales lo fuera en el primer equipo del patrocinador, aquéllos deberán ser menores de veintitrés años, con la excepción prevista en el apartado c) del presente artículo.

c) Tratándose de futbolistas con la condición de portero, y únicamente en las competiciones profesionales, podrán ser alineados en el primer equipo del patrocinador siempre que sean menores de veinticinco años, con independencia de que su licencia sea de profesional o de no profesional.

Artículo 227. Alineación de futbolistas inscritos en equipos dependientes (FILIALES).

El vínculo entre el equipo principal y los dependientes llevará consigo las siguientes consecuencias

1. Los futbolistas menores de veintitrés años inscritos en equipos dependientes de un club, según se define en el artículo 110, podrán ser alineados en categoría o división superior y retornar a la de origen, en el transcurso de la temporada, sin ninguna clase de limitaciones, salvo las que a continuación se indican:

En la modalidad principal:

a) Los futbolistas con licencias “DB”, «PB», «B», «AL» e «I» podrán alinearse en la categoría inmediatamente superior, con la licencia que originariamente les fue expedida, siempre que hayan nacido en el año natural posterior a lo establecido como mínimo para cada una de ellas.

b) Los futbolistas cadetes, con quince años cumplidos, pueden hacerlo en competiciones de Juveniles u otra categoría superior, con la licencia que les fue expedida originariamente.

c) Las licencias «C» e inferiores, facultan para alinearse en todos los equipos del club que los tenga inscritos, siempre que lo sean de división superior.»

Artículo 229. Edad de los futbolistas.

Las edades a las que se contrae la presente sección se entenderán referidas al día 1º de enero de la temporada de que se trate.

VIII. DE LOS FUTBOLISTAS Y SUS LICENCIAS

CAPÍTULO I DISPOSICIÓN GENERAL

Artículo 114. Definición.

1. Se entiende por inscripción de un futbolista su vinculación a un club mediante la formalización de un compromiso o contrato, según los casos, que establezca de mutuo acuerdo tal relación y vinculación.

2. La licencia de futbolista es el documento expedido por la RFEF, que le habilita para la práctica de tal deporte como federado, así como su reglamentaria alineación en partidos y competiciones tanto oficiales como no oficiales.

3. La licencia definitiva del futbolista es el documento que confirma su inscripción por un equipo de un club. A través de tal inscripción, se obliga a aceptar los Estatutos, Reglamentos y demás disposiciones de la RFEF, así como los de la FIFA y UEFA.

4. Para la inscripción de futbolistas en equipos adscritos a competiciones de carácter profesional, las licencias deberán ser visadas, previamente a su expedición, por la LNFP. Cuando se trate de la primera inscripción del futbolista como profesional, la solicitud de inscripción ante la LNFP deberá estar acompañada del certificado expedido por la RFEF acreditando el cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 118 del Reglamento General.

Artículo 119. La cancelación de las licencias.

1. Son causas de cancelación de las licencias de los futbolistas las siguientes:

 a) Baja concedida por el club.

b) Imposibilidad total permanente del futbolista para actuar.

c) No participar el club en competición oficial o retirarse de aquélla en la que participe.

d) Baja del club por disolución o expulsión.

e) Transferencia de los derechos federativos.

f) Expiración del contrato o resolución del mismo, tratándose de profesionales.

g) Acuerdo adoptado por los órganos competentes.

h) Fusión de los clubs cuando, tratándose de futbolistas aficionados o de categorías inferiores, o de fútbol sala o femenino opten por no seguir inscritos.

i) Cualquiera otra causa de las establecidas específicamente en el presente ordenamiento jurídico para las diferentes clases de futbolistas.

2. Tanto el futbolista profesional que finaliza su carrera deportiva al vencimiento de su contrato, como el no profesional que cesa en su actividad, deberán permanecer inscritos durante treinta meses en la RFEF, computándose dicho término a partir del día en que el futbolista jugó su último partido oficial.

3. La cancelación de la licencia resuelve todo vínculo entre el futbolista y el club, permitiendo al primero adscribirse en el que desee, tanto del lugar de su actual residencia como de otro, si bien su alineación estará condicionada a las disposiciones y previsiones establecidas en el presente Reglamento General.

Artículo 121. Número de licencias por equipos.

1. Los clubes de Primera, Segunda División podrán obtener hasta un máximo de veinticinco licencias de futbolistas en su primer equipo.

Artículo 124. Periodos de solicitud de las licencias.

1. Tratándose de las Divisiones Primera, Segunda y Segunda “B” de Fútbol y Primera y Segunda División de Fútbol Sala, los futbolistas sólo podrán formalizar su inscripción durante los dos períodos anuales establecidos para tal fin. El primero de ambos deberá estar comprendido en el espacio temporal que abarca desde el comienzo de la temporada hasta el inicio de los Campeonatos Nacionales de Liga de las respectivas categorías de ámbito estatal, y su duración nunca será superior a doce semanas. El segundo período de inscripción se establecerá a mediados de temporada y su duración no será superior a cuatro semanas.

2. Como excepción a la disposición general contenida en el apartado anterior, podrán inscribirse fuera de los dos períodos de solicitud de licencias aquellos futbolistas con licencia “P” cuyos contratos hubieran vencido antes de que los referidos períodos concluyan.

3. También podrá autorizarse excepcionalmente la expedición de licencia fuera de los períodos reglamentarios cuando un futbolista de la plantilla cause baja por enfermedad o por lesión que lleve consigo un período de inactividad por tiempo superior a cinco meses, ello siempre y cuando la inscripción del futbolista sustituto no requiera la expedición de Certificado de transferencia internacional. La concurrencia de tal circunstancia de enfermedad o lesión, así como el propósito del club de solicitar la baja federativa en base a la misma, deberá ser notificada, de forma fehaciente, al futbolista afectado con, al menos, diez días de antelación a la fecha de solicitud de la citada baja federativa, a fin de que pueda efectuar, si así lo desea, las alegaciones que considere oportunas. Para poder autorizar la inscripción de un futbolista en sustitución de un lesionado deberá acreditarse documentalmente que la lesión se haya producido una vez cerrado el periodo de inscripción correspondiente. La competencia para otorgar la autorización corresponderá a la RFEF o, en su caso, a la Liga Nacional de Fútbol Profesional, a solicitud del club interesado, previo expediente en el que se acredite el hecho a través de certificación expedida por un tribunal médico integrado, al menos, por dos facultativos de la Mutualidad de Previsión Social de Futbolistas Españoles. Dicha autorización, si procede otorgarla, tendrá una validez máxima de quince días, transcurridos los cuales sin que se formalice la licencia, caducará. El sustituido no podrá reintegrarse a su club, ni inscribirse en ningún otro, aunque obtenga el alta, antes de que transcurra el referido período de cinco meses. Transcurridos los cinco meses, el futbolista podrá reintegrarse a su club siempre que aporte un certificado de la referenciada Mutualidad, haya licencias libres en el equipo y suscriba, con autorización de la RFEF, licencia nueva.

4. En Tercera División, el período de solicitud de licencias será el que para cada temporada determine la RFEF.

5. En las restantes categorías nacionales, los clubs podrán solicitar y obtener licencia de futbolistas, a lo largo de la temporada, precluyendo tal derecho respecto de las cuatro últimas jornadas de la competición en que participen.

Artículo 125. Duración de la licencia.

Las licencias tendrán la misma duración que el compromiso, sea o no contractual, del futbolista con el club, salvo que concurra cualquiera de las causas de extinción previstas en la legislación vigente para los futbolistas profesionales o las que reglamentariamente se prevén en relación con los que no poseen aquella cualidad.

 


[1] En el caso de la Champions un club puede presentar una lista A diferente (con un límite de 3 jugadores nuevos) en cada una de las rondas clasificatorias y los partidos del play-off. Antes de iniciar la fase de grupos ha de presentar una Lista A definitiva para el torneo que no exceda de 25 futbolistas. A partir de dieciseisavos y hasta el 1 de febrero se permite la inclusión de 3 nuevos jugadores en la lista, siempre que esto no provoque  que se exceda del número de futbolistas permitido, de lo contrario el club deberá retirar elementos de la misma. Por lo que se refiere a la Lista B, se pueden inscribir a un número ilimitado de jugadores (para la edición 2014-15 se ponía como condición que hubieran nacido a partir del 1 de enero de 1991), pudiendo presentar una lista B para cada partido antes de las 24:00 CET del día anterior al encuentro.

[2]  Por señalar una posibilidad extrema, si un futbolista se lesiona durante la concentración previa al primer partido liguero, que supongamos es fuera de casa, sí (pues habría entrado ya en una convocatoria oficial y no podría ser reemplazado en la misma).

Si se lesiona en la concentración previa al primer partido, en casa, y da tiempo a que otro jugador lo sustituya en la convocatoria, entonces no.

[3]  En este caso filial debe entenderse como un club con el que se ha suscrito un convenio de colaboración.

[4]  El término dependiente es utilizado para denominar los equipos de las categorías inferiores de un club, lo que normalmente entendemos por filiales.




Vic Buckingham: flema británica para el banquillo del Barça. 1970-71. Segunda parte

El Barça inicia los entrenamientos de cara a la nueva temporada. Son 24 los jugadores que componen la plantilla, a saber: Sadurní, Reina, Mora, Rifé, Gallego, Eladio, Franch, Ramoní, Romero, Torres, Zabalza, Juan Carlos, Fusté, Rexach, Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany, Bustillo, Dueñas, Martí Filosía, Asensi, Castro y Pujol. Doce catalanes y el resto foráneos, fifty-fifty. También arranca sus actividades el nuevo filial azulgrana, procedente de la fusión entre el Condal y el Atlético de Cataluña. Su nombre: Barcelona Atlético. Y así se expresaba su nuevo presidente, el señor Viladomiu: “El nombre de Barcelona Atlético lo tenía aprobado el Barcelona. Las decisiones fundamentales las toma el Barcelona. En la parte técnica, el club es una continuación de los sistemas de Buckingham”. Sus últimas palabras suponían una interesante declaración de principios, pero durante muchos años la promoción de futbolistas para el primer equipo va a ser escasa, y su engarce en éste muy problemático, y habrá que esperar hasta la llegada de Johan Cruyff al banquillo barcelonista, en 1988, para encontrar por fin una auténtica política de cantera, cuyos frutos serán a la larga esplendorosos.

La  plantilla barcelonista se traslada a la localidad pirenaica de La Molina dentro de la primera fase de su preparación, para pasar unos días en plena naturaleza, oxigenándose con el aire puro de la montaña. Ni que decir tiene que el gran objetivo para la inminente campaña 70-71 es la conquista del título de Liga, diez años después de la obtención del último entorchado (1959-60). Sorprendentemente Asensi –que cumplía el servicio militar– va a presentarse lesionado. Y tras una serie de amistosos intrascendentes, útiles tan solo para mejorar la puesta a punto, el Barça debuta ante su afición en la V edición del Trofeo “Joan Gamper”. El rival es el Dynamo de Moscú, un buen equipo ruso aunque no demasiado conocido en Occidente, y cuyo mayor atractivo de cara al aficionado lo constituía la presencia en la portería del mítico guardameta soviético Lev Yashin, a la sazón ya a punto de retirarse, y hasta la fecha de hoy el único cancerbero que ha conseguido ganar el prestigioso “Balón de Oro”

Pero el compromiso va a saldarse con una estrepitosa derrota azulgrana por 0 a 5. Haciendo gala de una excelente preparación física y de un fútbol ágil y moderno, los moscovitas destrozarán  literalmente al Barcelona, poniendo al desnudo todas sus carencias, tanto ofensivas como defensivas. Reseñemos para la historia la alineación que sufrió tan doloroso varapalo: Reina; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Alfonseda (Fusté), Dueñas, Bustillo, Castro (García Castany) y Rexach. En el partido para el tercer y cuarto puesto los locales vencerán al Schalke 04 alemán por 1 a 0 (con gol de Fusté), pero no conseguirán disipar la pésima impresión dejada la noche anterior en el ánimo de sus incondicionales. El trofeo lo conquistará finalmente el Ujpest Dosza húngaro, que vence a los rusos por 3 a 1 en una brillante exhibición. Era la primera vez que el Barça no se alzaba con el Gamper.

Un grupo de socios barcelonistas pide que el “Camp Nou” lleve el nombre del presidente que promovió su construcción, Francesc Miró-Sans. Su petición será estudiada en la Asamblea Ordinaria. La duración de ésta va a ser únicamente de 53 minutos, ya que no se producirá discusión alguna en ninguno de los puntos del orden del día, y al final tampoco se presentará la solicitud de cambio de denominación para el Estadio, puesto que el propio ex mandatario renunció expresamente a ello por carta, al comprobar que la idea no había tenido una favorable acogida. De modo que el recinto en el que el Barça disputaba sus partidos va a seguir siendo conocido oficialmente como “Estadio del Club de Fútbol Barcelona”, aunque popularmente todo el mundo continuaría refiriéndose a él como “el Camp Nou”, o a veces “el Nou Camp”

PRIMERA VUELTA DE UN CAMPEONATO DE LIGA IGUALADÍSIMO

En los siguientes amistosos, tras la debacle sufrida ante los rusos del Dynamo, el Barça no acaba de convencer, y en ese clima dubitativo con respecto a las auténticas posibilidades del equipo  va a producirse el debut liguero, rindiendo visita al siempre difícil “San Mamés”. En la Catedral, sin embargo, los azulgranas no harán en absoluto un mal partido y conseguirán arrancar un valioso positivo (1 a 1). Se adelantó en el marcador Pujol, pero terminó empatando Uriarte. Esta fue la alineación barcelonista: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero –que sustituía al sancionado Eladio–; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial (Fusté) y Pujol. Estas buenas sensaciones se confirmarían a la semana siguiente, con una rotunda victoria sobre el Real Zaragoza en el “Camp Nou”, por 5 goles a 2. El equipo fue el mismo que se trajo un punto de Bilbao, y los cinco goles fueron obra de Rexach (2), Juan Carlos (2) y Zabalza.

Pero este repentino optimismo, se va a ver algo mermado con un par de desagradables sorpresas. Tanto Dueñas como Asensi, los dos fichajes-estrella de la temporada, tendrán que ser intervenidos quirúrgicamente a causa de sendas lesiones de origen no muy claro. Y en el caso del alicantino, este se verá obligado a pasar de nuevo por la mesa de operaciones algunas semanas más tarde. Decididamente, en el Barcelona siempre ocurrían cosas de lo más inesperado… Aunque al menos en cuanto a resultados no había demasiada queja. En la tercera jornada se pudo ganar en Vigo, pero el empate –1 a 1– tampoco era una mala noticia. Gol de Martí Filosía en “Balaídos”, y la siguiente formación: Sadurní; Rifé, Gallego (Romero), Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Fusté y Pujol.

Primera eliminatoria de la Copa de Ferias frente a un adversario poco temible, el Katowice polaco, un modesto equipo procedente de la región minera de Silesia. Triunfo a domicilio con gol de Rexach, y este equipo: Sadurní; Rifé, Gallego Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Fusté y Pujol. El pase a la siguiente ronda parecía asegurado, aunque en el “Camp Nou” los polacos  a punto están de dar la gran sorpresa, pues se adelantan con un peligrosísimo 0 a 2, que dejaría al Barça fuera del torneo. Pero los azulgranas reaccionan en la segunda mitad, y terminan imponiéndose por 3 a 2, con tantos de Pujol, Martí Filosía y Rexach. Jugaron los mismos once que en Katowice, con Marcial reemplazando a Fusté en el segundo tiempo. Durante el partido tuvo lugar un lamentable incidente entre Gallego y parte del público. Y es que el central gaditano andaba de los nervios estos días, porque también se las vio tiesas con el fotógrafo de la revista RB Horacio Seguí, un gran profesional de acrisolado barcelonismo. El club le impuso una sanción al futbolista por estos hechos.

Que Carles Rexach atravesaba por un extraordinario momento de forma, va a volver a ponerse de manifiesto en la cuarta jornada, con motivo de la visita del Sabadell al “Camp Nou”. Se adelantaron los laneros por obra del prematuramente desaparecido Rafael De Diego, pero Marcial, Torres y Rexach –con dos extraordinarios tantos– le dieron la vuelta al marcador, hasta situar en él un claro 4-1. Con razón la mencionada RB bautizó aquella semana al de Pedralbes como “el Niño de Oro del fútbol español”, en el curso de un impactante reportaje gráfico realizado en la cámara acorazada de una entidad bancaria barcelonesa. Estos fueron los hombres que derrotaron a los vallesanos entrenados por Pasieguito: Sadurní: Rifé, Romero, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Reina y Fusté reemplazaron a Sadurní y a Marcial, ambos lesionados.

La sonrisa del técnico inglés delata que las cosas marchaban bien...

La sonrisa del técnico inglés delata que las cosas marchaban bien…

El excelente momento del Barça quedó confirmado al domingo siguiente, en su visita a Elche. Tarde de mucha lluvia y campo impracticable, pero aun así los azulgranas se alzan con la victoria por 0 a 1 (gol de Pujol), un resultado que pudo ser aún mayor si Martí Filosía no llega a desperdiciar un máximo castigo. Esta fue la alineación: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos (Romero), Martí Filosía, Marcial y Pujol. Y en partido nocturno adelantado al sábado, los blaugrana van a dar buena cuenta del Español en un derbi que tan sólo tuvo color local, con goles de Martí Filosia (2) y Marcial. El equipo fue el mismo que había triunfado en “Altabix”, con el único cambio de Romero por Eladio, lesionado.

Debido al nombramiento de Joan Gich como nuevo Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, quedaba vacante el puesto de gerente en el organigrama barcelonista, y Montal lo va a cubrir con un hombre joven (39 años), el economista Armand Carabén. Carabén, un excelente profesional que se movía en círculos próximos a la oposición socialista catalana, aunque totalmente ajeno al fútbol hasta aquel momento, va a ser pieza clave en futuras y trascendentales operaciones, algo a lo que tampoco será ajena la nacionalidad de su esposa, Marjoleen De Meer, procedente de los Países Bajos. Y en este clima de euforia por la buena marcha del equipo, el Barça va a visitar el siempre complicadísimo “Santiago Bernabéu”. El Real Madrid no atravesaba entonces por su mejor momento, aunque dichos partidos en la cumbre eran siempre impredecibles. Pero en esta ocasión nada raro va a suceder, y los azulgranas regresarán de la capital con dos valiosísimos puntos en la buchaca, algo que tan solo había ocurrido en una oportunidad en las dos últimas décadas, concretamente en la temporada 65-66. Zabalza será el autor del único gol del partido, marcado en la primera parte de fuerte disparo, y ello va a permitir al Barcelona mantenerse imbatido tras siete semanas de competición, compartiendo la cabeza de la tabla con el Atlético de Madrid. Estos fueron los héroes del “Bernabéu”, recibidos triunfalmente a su llegada al Aeropuerto del Prat, horas después: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Una alineación que, con el único cambio de Eladio en el lateral izquierdo, estaba ya convirtiéndose en clásica. Y es que las cosas, cuando funcionan, es mejor no tocarlas.

Martí Filosía, la gran apuesta personal de Buckingham.

Martí Filosía, la gran apuesta personal de Buckingham.

Pero, no obstante, había un amplio sector de la afición barcelonista que le negaba  sistemáticamente el pan y la sal a uno de sus jugadores: Martí Filosía. El espigado delantero de Palafrugell nunca había gozado de muchas simpatías en la grada, pese a su origen catalán y ampurdanés. Se le consideraba demasiado frío y lento, y con escaso espíritu combativo, reproches similares a los que poco antes había recibido otra perla de la cantera, su gran amigo Carles Rexach. Sisu interpretaba el fútbol de manera muy distinta a Zaldúa, por poner un ejemplo de jugador con limitados recursos técnicos, pero que suplía esa carencia a base de una constante entrega, de un continuo batallar durante los noventa minutos, por lo cual gozaba del favor general del público culé. Filosía, por el contrario, era un futbolista de notable clase, dotado de un buen disparo con ambas piernas y un excelente remate de cabeza, con una visión de la jugada que le permitía desplazar el esférico al primer toque y jugar incluso sin balón, pero declinaba la persecución de pelotas imposibles de alcanzar, negándose a realizar baldíos esfuerzos pulmonares, y ese concepto del fútbol tan moderno, tan adelantado a su tiempo, no sintonizaba con el gusto de un aficionado rutinario y conservador, que creía únicamente en las virtudes de “sudar la camiseta”, haciendo de él un elemento tan polémico como incomprendido.

La derrota ante la Juventus de Turín  -1 a 2- en la siguiente eliminatoria de la Copa de Ferias, va a suponer un relativo jarro de agua fría. El equipo italiano no fue mejor, pero sí más resolutivo, destacando sus grandes estrellas Anastasi y Haller, así como  los jóvenes Causio y Bettega. Marcial hizo el gol de un Barcelona que formó así: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Y otra desagradable sorpresa la  constituirá el nuevo patinazo en el “Camp Nou” ante un Valencia muy serio, que aquella temporada contaba con Alfredo Di Stéfano en el banquillo. Con el marcador 0 a 1, Martí Filosía malogró un penalty, incidencia que en absoluto ayudaba a mejorar sus profundas diferencias con buena parte del público. La alineación azulgrana fue la misma que unos días antes había caído también ante la Juve.

Y en medio de estas contrariedades, al menos un par de buenas noticias: la recuperación de Dueñas y Asensi marchaba viento en popa, y ambos jugadores  podrían reforzar en breve a una delantera cuya producción goleadora comenzaba a descender de nuevo en los últimos partidos, aunque la causa de ello radicase en el superior nivel de los equipos a los que se enfrentaba el Barça, bastante más sólidos que los Zaragoza, Sabadell o Español. Sólido era también el Sevilla preparado por el austríaco Max Merkel, pero en el “Sánchez Pizjuán” los azulgranas van a recuperar los dos positivos que les había birlado el Valencia (0 a 1). Nuevo gol de Rexach, que fue suficiente para doblegar a los hispalenses y situar al Barcelona como líder, con la siguiente alineación: Reina; Rifé (García Castany), Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial  (Alfonseda) y Pujol. A reseñar el hecho de la presencia de Miguel Reina en la portería, decisión con la que Buckingham  inauguraría una etapa en la que el cordobés actuaría en terreno contrario, mientras que Sadurní lo haría en el “Camp Nou”, donde recibía más apoyo que el guardameta andaluz. Al regreso del equipo, nuevo recibimiento jubiloso en El Prat. Parecía que volvían las buenas costumbres…

Y hablando de volver…El que también retornaba a la selección española era Quimet Rifé, que ya había sido internacional absoluto en 1967-68, en la época de Balmanya. Entonces lucía el número 7 a la espalda, pero ahora lo hará como lateral derecho, demarcación en la que estaba desempeñándose con notable solvencia. Junto con sus compañeros de equipo Gallego y Rexach, va a formar parte del combinado nacional que batirá por 3 a 0 a Irlanda del Norte en el “Sánchez Pizjuán” sevillano, encuentro en el que Charly inauguraría el marcador con un terrorífico disparo de los suyos, desde una buena distancia. Con los del Ulster jugó el gran George Best, pero el nivel de sus compañeros dejaba mucho que desear, y el melenudo astro del Manchester United no podía hacerlo todo él sólo…

Tocaba ahora desplazarse a Turín, a intentar remontar el adverso marcador del encuentro de ida. Era una misión muy difícil, y no se va a culminar con éxito. Los piamonteses volvieron a triunfar por 2 a 1, y pusieron punto final a la andadura del Barça por una Copa de Ferias que iba a desaparecer en esta misma temporada, sustituida por un torneo de hechuras similares, pero organizado directamente por el máximo ente futbolístico continental, la Copa de la UEFA. Esta fue la alineación que resultó derrotada en el “Estadio Communale”: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos (García Castany), Alfonseda, Marcial (Martí Filosía) y Pujol. Y mientras esto ocurría, el Real Zaragoza –que deambulaba por los puestos de cola de la clasificación– va a dirigirse al Barça en busca de refuerzos, concretamente pretendiendo el fichaje de Zaldúa, que en esta temporada no estaba contando para nada en los esquemas de Mr. Buckingham. Y cuando todo hacía indicar que ya existía acuerdo por parte del jugador y de la Directiva, el traspaso va a quedar en agua de borrajas. Montal se compromete con el bravo delantero a organizarle un partido de homenaje en una fecha aún por designar. El navarro cumplía ya su décima temporada en el club, y era aun relativamente joven –29 años–, pero sus días como azulgrana parecían estar ya contados…

En un encuentro marcado por el signo de las reapariciones –Eladio y Bustillo–, el Granada le puso las cosas bastante difíciles en el “Camp Nou” al Barça, que solamente pudo ganar por un apretado 2 a 1, con goles de Alfonseda y Rexach. Éste fue el equipo: Sadurní; Romero, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Bustillo, Alfonseda y Pujol. Ni el lateral izquierdo ni el ariete cuajaron una buena actuación, y el futuro barcelonista de ambos se antojaba incierto. En el caso de Eladio, a causa de su relativa veteranía –30 años–, y en el del delantero aragonés, porque se temía que ya no volvería a recuperar el nivel anterior a su gravísima lesión en el “Bernabéu”. El  Barça continuaba, una semana más, al frente de la clasificación general.

En “Atocha”, sin embargo, los pupilos de Buckingham van a salir derrotados por primera vez en campo contrario en partido de Liga. No se les daba nada bien el terreno de la Real Sociedad a los azulgranas, que encajaron el solitario gol de Arzac en el minuto 79, cuando acariciaban ya un valioso positivo, y formaron así: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosa, Marcial y Pujol. Y una semana más tarde un buen Sporting de Gijón, retornado este año a la máxima categoría y con jugadores tan estupendos  en sus filas como los internacionales Quini y Churruca, sucumbe por 2 a 0 en el “Camp Nou”, siendo los autores de los goles barcelonistas Alfonseda y Martí Filosía, y esta la alineación del líder: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Pujol (ocho catalanes, ojo al dato). Y aprovechando la festividad del 8 de diciembre, el Estadio va a vestirse de gala para recibir al vigente campeón de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental, el Feyenoord de Roterdamm, en un entretenido partido amistoso que finalizó con victoria azulgrana por 3 tantos a 2 (Rexach, en dos ocasiones, y Martí Filosía fueron sus autores). Otro de los grandes atractivos de este choque internacional lo constituyó el debut de Asensi como jugador barcelonista, casi medio año después de su fichaje. El alicantino mostró buenos detalles, pero acusó, lógicamente, su prolongada inactividad. El público culé, por su parte, no acudió al “Camp Nou” en el número que cabía esperar tratándose de un rival tan cualificado.

Tras su visita a “La Rosaleda” malacitana, el Barça va a seguir al frente de la Liga merced a una nueva victoria –0 a 1– conseguida por medio de otro afortunado gol de Charly Rexach. En el Aeropuerto del Prat, una vez más, se producirá un cariñoso recibimiento a altas horas de la noche. Y es que la sufrida hinchada blaugrana se sentía legítimamente feliz de ver cómo el equipo de sus amores volvía a ocupar una posición acorde con su historial. Estos fueron los jugadores que derrotaron al Málaga: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Fusté (García Castany). Como es lógico, los triunfos tenían una clara repercusión sobre la economía del club, y así lo confirmaba el propio Montal: “En lo que llevamos de Liga se ha recaudado un cincuenta por ciento más que en la anterior”. Y añadía: “Hasta ahora Buckingham ha sabido coordinar a los jugadores. Rexach no tiene precio”

La derrota en Las Palmas, sobre todo por la forma en que esta se produjo –en dos de los goles canarios tuvo una desafortunada intervención Eladio– no va a contribuir sin embargo a ensombrecer un panorama por lo demás bastante despejado, sino que será interpretada como un mero accidente. Tanto “Atocha” –escenario de la anterior– como el “Insular”, parecían campos gafes para un Barça capaz de imponerse en el “Bernabéu”, el “Manzanares” o “Mestalla”, pero al que se le atragantaba puntuar en los  feudos de dos clubes mucho más modestos, aunque sus características no les iban en absoluto a los azulgranas, bien sea por el empleo pertinaz y contumaz de la manguera en el caso de los norteños, o por lo muy pesado y largo del viaje a las Islas Afortunadas. Esta fue la alineación barcelonista ante los amarillos: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Pujol (sustituido por Asensi, que hacía de este modo su debut en partido oficial). Rexach y Marcial hicieron los dos tantos catalanes, que no sirvieron para sacar nada positivo.

Mr. Buckingham en el banquillo del "Camp Nou", junto a su ayudante Rodri, y acompañado de Ángel Mur Sr., el utillero Claudio Pellejero, y los suplentes de aquella tarde: Reina, Romero y García Castany.

Mr. Buckingham en el banquillo del «Camp Nou», junto a su ayudante Rodri, y acompañado de Ángel Mur Sr., el utillero Claudio Pellejero, y los suplentes de aquella tarde: Reina, Romero y García Castany.

El año 1970 va a terminar con un gran choque por todo lo alto en el “Camp Nou”, pues se enfrentaban dos de los máximos aspirantes al título, Barça y Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga. El partido será televisado en directo a toda España, y ese detalle, unido a lo desapacible de una noche metida en frío y lluvia, hizo que los graderíos no presentasen el buen aspecto que cabía esperar, registrándose poco más de media entrada. Sin embargo el equipo no se dejó llevar por el ambiente invernal, y sentenció el encuentro en una excelente primera mitad (2 a 0), con tantos de Marcial y Rexach. Presionaron más los colchoneros en la reanudación, pero no consiguieron batir a Sadurní, de manera que el Barça iba a proclamarse campeón de invierno, coincidiendo con el final de la primera vuelta. Los azulgranas contaban con 22 puntos, por 21 el Valencia y el Atlético de Madrid, con el Real Madrid más distanciado, aunque a sólo tres de la cabeza. Habían ganado 10 partidos, empatado 2 y perdido 3, con 26 goles a favor y 12 en contra. Esta fue la alineación que recuperó el liderato para los de Mr. Buckingham: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol.

Carles Rexach, de quien su madre confiesa que “de pequeño dormía con un balón en la cama”, marcha al frente de la tabla de goleadores, aunque no le va muy a la zaga el rojiblanco José Eulogio Gárate, uno de los mejores realizadores de la época, por más que se tratase de un período muy parco en tantos, donde los sistemas defensivos casi siempre les podían a los atacantes, con la subsiguiente merma de espectacularidad en el juego. Y ya que hablamos de goles, es de reseñar que en el tradicional partido que el club regalaba a sus socios la mañana de Navidad, un equipo barcelonista formado por los suplentes habituales –y con el tercer guardameta de la plantilla, Mora, bajo los palos– va a ser ampliamente derrotado por el potente conjunto búlgaro del Bandera Roja de Sofía, que vencerá por 1 a 4, poniendo cierta nota de incertidumbre entre la afición, con respecto al hipotético rendimiento de dichos jugadores si tenían que integrarse en el once titular.

UNA SEGUNDA VUELTA DE INFARTO

El equipo azulgrana inaugura 1971 con un resultado adverso. En el arranque de la segunda vuelta, jornada 16, se enfrenta al Athletic de Bilbao en el “Camp Nou”, y pierde por un sorprendente 0 a 1. El único gol bilbaíno lo marcó Zubiaga a cinco minutos del final, y el guardameta vasco Iribar cuajó una actuación portentosa. En la clasificación general, el Barça cae a la tercera posición con 22 puntos, a uno de los líderes, Valencia y Atlético de Madrid. Pero a Mister Buckingham no parece preocuparle demasiado la derrota ante los Leones: “ Se ha jugado para ganar y eso es lo que cuenta de cara al futuro”. Estos fueron los once barcelonistas que patinaron en el primer encuentro del año: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol. En la segunda parte Alfonseda sustituyó a Pujol.

En la decimoséptima jornada el Barça va a recuperar los dos puntos que cedió ante el Athletic, derrotando al Real Zaragoza a domicilio por 1 a 2 en un partido en el que no pudo alinearse el máximo goleador del equipo, Carles Rexach, debido a unas ligeras molestias en el muslo derecho. El gol que abrió el marcador lo consiguió el zaragocista Martín, pero Marcial –que jugó un encuentro sensacional– y Pujol van a remontar para los de Buckingham, que presentó en “La Romareda” el siguiente once: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Alfonseda, Marcial, Martí Filosía, Asensi (Zabalza) y Pujol. A la jornada siguiente  visita el “Camp Nou” el Celta, en partido que también va a ser televisado en directo. El juego dejará bastante que desear, y tal vez el detalle más curioso es que los tres goles del encuentro (2 a 1 a favor del Barça) serán obra de jugadores celestes. Los azulgranas fueron anotados involuntariamente por los celtistas Manolo y Costas al desviar un par de balones comprometidos, mientras que el único que subiría al casillero de los de “Balaídos” lo hizo el delantero Doblas. Jugaron por los locales: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Marti Filosía (Asensi), Marcial y Pujol. La visita de la expedición viguesa sirvió también  para que ambas directivas rubricasen el pase del medio internacional Enrique Costas al Barça, fichaje que se haría público pocos días más tarde. Su precio: diez millones de pesetas y el traspaso del centrocampista gallego Santiago Castro al Celta. Por cierto: los azulgranas eran líderes de nuevo con 26 puntos, uno más que el Atlético de Madrid.

El siguiente desplazamiento era de los más cortitos, sólo hasta la “Nova Creu Alta”. Y al igual que en la temporada anterior, salta nuevamente la sorpresa y el Sabadell se impone por un ajustado 2 a 1. Garzón abrió el marcador, empató Rexach, y otra vez Garzón hizo el tanto definitivo. Con este resultado, el Barça cedía la primera plaza al Valencia, que ahora le aventajaba en un punto. Pero tal vez la nota más negativa del partido fue la pérdida del eficaz centrocampista cántabro Juan Carlos, que resultó lesionado de gravedad en un tobillo a consecuencia de un choque con un paisano suyo, el ex barcelonista Marañón, el mismo jugador que también había estado involucrado en la gravísima lesión sufrida la temporada anterior por el bilbaíno Javier Clemente. Estos fueron los  hombres que cayeron una vez más ante los correosos arlequinados: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Juan Carlos (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Pujol (Alfonseda)

Se inicia febrero con otro inesperado tropiezo en el “Camp Nou”, al empatar a cero con el colista Elche en un partido sencillamente lamentable. Esta fue la alineación azulgrana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, García Castany; Rexach, Marcial, Alfonseda (Martí Filosía), Asensi y Pujol. Juan Carlos pasa por el quirófano para ser intervenido de una rotura de los ligamentos tibio-peróneos. El plazo de recuperación marcado es de dos meses y medio, con lo que se pierde ya lo que resta de Liga. Y en la jornada 21, nada menos que un derbi: Español-Barcelona en “Sarriá”. Pero en esta ocasión la bolita va a caer del lado de los azulgranas, que en un partido tenso y de escaso juego –el derbi arquetípico, vamos…– se imponen por 0 a 1, con un gol marcado por el discutidísimo Marti Filosía en el minuto 42 del primer tiempo. La alineación barcelonista fue la siguiente: Reina; Rifé, Gallego, Paredes – que hacía así su debut oficial–; Torres, Zabalza (Asensi); Rexach, Romero, Marti Filosía, Marcial y Pujol. En la clasificación general, el Barça es tercero, a un punto del líder, el Valencia.

No deja de ser curioso que un Barça-Real Madrid se celebre el “Día de los Enamorados”, pero el calendario había fijado la fecha del 14 de febrero, y ambos equipos van a saltar al bien cuidado césped del “Camp Nou” para cumplir con su obligación lo mejor posible. También llamaba la atención que el encuentro no fuese televisado en directo, con lo que se preveía una suculenta taquilla para las arcas barcelonistas. Y si bien entró dinero en cantidad, en cambio los dos puntos  saldrían rumbo hacia la capital, ante la desilusión del numerosísimo público que se congregó en el feudo culé. Grande hizo el gol madridista, y el Barça formó con: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Romero; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol (Alfonseda).

La lucha por el título se había complicado bastante para el Barça, después de los negativos resultados ante Athletic, Elche y Real Madrid, dejando escapar cinco puntos valiosísimos, y el siguiente desplazamiento era nada menos que a “Mestalla”, donde aguardaba el Valencia de Di Stéfano, que esta temporada estaba rindiendo a un magnífico nivel, con un sistema defensivo muy difícil de batir. En la alineación barcelonista van a producirse dos importantes novedades: la reaparición de Fusté, el hombre sobre el que había pivotado el juego azulgrana durante casi una década, y el debut en partido oficial de Teófilo Dueñas en el centro del ataque. Con ellos en el equipo, el Barça cuajará una magnífica actuación, y tan sólo la mala suerte le va a privar de llevarse los dos puntos en litigio, teniendo que conformarse con un muy meritorio empate a uno, que sin embargo no le servía para neutralizar el goal average particular favorable a los chés. Al inicial tanto de Rexach, respondieron los levantinos con una jugada muy afortunada que les dio el empate, ya que un fuerte disparo de Paquito, rechazado por  la madera, rebotó en Reina y se introdujo en la portería catalana. Muchos aficionados culés en las gradas, y numerosas oportunidades para los pupilos de Mister Buckingham, que formaron de la siguiente manera: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Fusté; Rexach, Marcial (Zabalza), Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

La nota emotiva del choque de “Mestalla” había girado en torno al debutante Dueñas, cuyo padre falleció la noche anterior, aunque al hijo no se le comunicó la noticia hasta la terminación del partido. Y tal vez como homenaje póstumo hacia su progenitor, el futbolista manchego va a tener ante su nuevo público la presentación que sueñan todos los futbolistas: tres goles y una soberbia actuación. La víctima será el Sevilla, que cayó derrotado por 5 a 2. Pujol y Marcial hicieron los otros dos goles de un Barça que formó así: Reina; Rifé, Gallego, Paredes (Eladio); Torres, Asensi; Rexach, Marcial, Dueñas, Marti Filosía y Pujol. La facilidad rematadora de Dueñas mereció amplios comentarios, e incluso hubo  quienes le compararon con el mítico César Rodríguez. ¿Había encontrado por fin el Barça ese ariete goleador que parecía negársele una y otra vez? En la clasificación, los azulgranas eran ahora cuartos, pero a un solo punto del equipo que la encabezaba, el Valencia. No se recordaba una pugna tan reñida por el título desde hacía muchísimo tiempo, ya que hasta cuatro equipos (Valencia, Barça, Atlético de Madrid y Real Madrid) mantenían una cerrada pugna. Y las aspiraciones barcelonistas van a recibir un fuerte espaldarazo a la semana siguiente, tras su brillante triunfo por 0 a 2 en “Los Cármenes”, el siempre espinoso feudo del Granada. Goles de Rexach, que continuaba pisando fuerte de cara al “Pichichi”, y esta alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

La siguiente víctima del excelente estado de forma culé es la Real Sociedad, que sale goleada del “Camp Nou” por 4 a 0, con tantos de Fusté, Asensi y dos de Rexach, uno de ellos de penalty. Jugaron: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Marcial. Y nueva confirmación de este momento tan dulce, y de las muy fundadas aspiraciones al título, con otro valiosísimo triunfo a domicilio en Gijón, aunque los goles –marcados por Asensi y Rexach– no llegaron hasta los últimos diez minutos. Se alinearon en “El Molinón” los mismos once que habían goleado a la Real una semana antes. Parecidas dificultades tuvo el Barça para derrotar al Málaga en la jornada 28. Solamente un gol de Fusté a los 32 minutos de la segunda parte pudo doblegar a la buena defensa malacitana. La alineación triunfadora fue la siguiente: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi (Zabalza); Rexach, Fusté, Dueñas (Alfonseda), Martí Filosía y Marcial. Y a la jornada siguiente se despide la Liga del “Camp Nou” con otro ajustado triunfo ante la UD. Las Palmas –2 a 0–, con goles de Martí Filosía Y Rexach. Los azulgranas formaron con el mismo equipo que había superado al Málaga, con los recambios de Zabalza y Alfonseda. Ya tan sólo restaba un encuentro para finalizar tan disputada Liga, y nada estaba aún decidido…

Una fotografía polémica. Haciendo alarde de un sentido del humor no muy bien aceptado por los "culés", Buckingham le suplica a Daucik, entrenador del Español, para que sus pupilos derroten al Valencia.

Una fotografía polémica. Haciendo alarde de un sentido del humor no muy bien aceptado por los «culés», Buckingham le suplica a Daucik, entrenador del Español, para que sus pupilos derroten al Valencia.

De los cuatro aspirantes al título, el único ya descolgado era el Real Madrid, pero tanto Valencia –que acababa de solventar in extremis sus dos últimos partidos– como Atlético de Madrid podían arrebatarle el campeonato al Barça. Encabezaba la tabla el conjunto ché con 43 puntos, seguido del cuadro catalán con 42 y el Atlético de Madrid con 41. Los levantinos visitarían en la última jornada a un Español que no se jugaba nada en “Sarriá”, mientras que colchoneros y culés se verían las caras en la ribera del Manzanares. En todo caso, al Barça no le convenía un empate final a puntos con los de “Mestalla”, ya que estos tenían a su favor el goal average particular. Lo más seguro era ir a ganar a Madrid –con lo que seguirían superando en la clasificación a los rojiblancos–, y esperar que el Valencia perdiese en terreno blanquiazul. No lo tenían nada fácil los de Buckingham, que no dependían de sí mismos, pero todo estaba aún por dilucidarse.

Y lamentablemente, las cosas no salieron bien en esta última jornada de infarto y transistores, y el Barça no pudo cantar el tan ansiado alirón, que ya venía resistiéndose desde hacía once años. El Valencia no consiguió puntuar en “Sarriá”, de donde salió derrotado por un gol del españolista Lamata, pero Atlético y Barcelona hicieron tablas –1 a 1–, que era precisamente el peor resultado para ambos, pues una victoria de cualquiera de los dos le hubiese dado el título al vencedor. El Barça abrió el marcador  en el minuto 14 del segundo tiempo por mediación de Martí Filosía, cuando ya había marcado también el Español, y durante unos instantes fue virtual campeón, pero la alegría duraría  solamente cuatro minutos, pues el colchonero Luís no tardó en igualar la contienda, sin que ya el resultado volviera a alterarse. Jugaron de azul y grana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Marcial; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol. A las 18 minutos del segundo tiempo Asensi sustituyó a Dueñas, y a los 31 Zabalza reemplazó a Fusté. Según parece en los vestuarios, una vez acabado el partido, Agustí Montal no pudo reprimir las lágrimas. Y es que se había estado muy cerca en esta ocasión, rozando la gloria con la punta de los dedos…

El equipo que estuvo a punto de coronarse Campeón de Liga en el Estadio del Manzanares: Reina, Rifé, Eladio, Torres, Gallego, Marcial, Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

El equipo que estuvo a punto de coronarse Campeón de Liga en el Estadio del Manzanares: Reina, Rifé, Eladio, Torres, Gallego, Marcial, Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

El Barça había obtenido idéntica puntuación que el nuevo campeón –43– y nada menos que 20 positivos de treinta posibles, pero algunos tropiezos en su campo habían resultado mortales de necesidad, sobre todo la inesperada derrota por 0 a 2 ante el propio Valencia en la primera vuelta. Los levantinos no ganaban el Torneo de la Regularidad desde la temporada 46-47, y en su triunfo había sido clave la fortaleza defensiva. Alfredo Di Stéfano, que tantos y tantos partidos le había amargado al Barça en su época de jugador madridista, parecía abonado a repetir la jugada, ahora desde el banquillo. Pero la campaña azulgrana no era para echarla en saco roto, pues había sido capaz de mantener el pulso hasta el mismo final, y ello hacía augurar que el tan ansiado triunfo liguero podía no estar ya muy lejano… Además, el desenlace de este reñidísimo campeonato confirmaba que el Real Madrid había perdido la supremacía del fútbol español (dos temporadas consecutivas sin ganar la Liga), y eso representaba siempre una buena noticia en Can Barça. Y por añadidura no todo era decepción, puesto que Carles Rexach había conquistado el Trofeo “Pichichi” al máximo goleador, con 17 tantos, los mismos que el atlético José Eulogio Gárate, que compartió con el de Pedralbes el codiciado galardón. Desde que Cayetano Re lo obtuviese en la temporada 64-65, ningún otro jugador azulgrana había vuelto a inscribir su nombre en él.

REVANCHA EN LA COPA

Por lo tanto, con el buen sabor de boca que el equipo había dejado en la afición, se esperaba mucho de la Copa. Y el primer adversario no era precisamente de los más temibles: el modesto equipo castellonense del Villarreal, ascendido a Segunda División la temporada anterior. Pero en el partido de ida disputado en “El Madrigal” (el actual “Estadio de la Cerámica”) va a producirse una desagradable sorpresa, pues los locales, contra todo pronóstico, se impondrán al Barça por 1 a 0, en un encuentro en el que el reciente fichaje Enrique Costas –que acababa de firmar por tres temporadas– debutó oficialmente con los azulgranas, que formaron así: Reina; Rifé, Paredes, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Fusté, Dueñas, Marcial y Alfonseda. Como puede verse, casi el equipo de gala, con las únicas ausencias de Gallego, Asensi y Martí Filosía.

En un flojo partido de vuelta, el Barça conseguirá pasar la eliminatoria, aunque no sin apuros. Discreto triunfo por 2 a 0, con goles de Martí Filosía y Dueñas y la siguiente alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Martí Filosía, Dueñas, Marcial y Asensi. A destacar que por estas mismas fechas el entrenador barcelonista, Mister Buckingham, se encontraba aquejado de serias molestias en la espalda, que le impidieron viajar  a Villarreal –donde dirigió al equipo su segundo, Rodri– e incluso sentarse en el banquillo en el “Camp Nou”, teniendo que presenciar el encuentro desde el túnel que daba acceso a los vestuarios. Estos problemas de salud ponían en grave riesgo su continuidad al frente del Barça.

Los octavos de final de la Copa van a deparar un nuevo enfrentamiento entre los dos clubes con mejor historial hasta entonces –y también hasta la fecha– en el Torneo del KO: Barça y Athletic de Bilbao. El encuentro de ida se juega en la Catedral, y el equipo azulgrana regresa con una derrota por la mínima –1 a 0–, que confiere al partido de ida un gran interés, porque la remontada era perfectamente posible. Actuaron en “San Mamés”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Martí Filosia (Dueñas), Asensi, Marcial (Zabalza) y Pujol. En el minuto 20 de la primera parte resultó lesionado Martí Filosía, y ahí va a terminar la temporada para el polémico delantero de Palafrugell. Será intervenido quirúrgicamente de una “ruptura de la vaina de los peróneos del tobillo izquierdo”, lo cual le va a suponer unos dos meses de inactividad.

En un estupendo partido, televisado en directo a toda España –al igual que lo había sido el choque de ida– el Barça va a imponerse al Athletic por un claro 3 a 0. Abrió el marcador Rojo II, al introducir el balón dentro de su propia meta, y luego Dueñas y Rexach (este último al transformar un penalty) redondearon el resultado. Era un triunfo de los que daban prestigio, ya que marcarle tres goles al fenomenal guardameta José Ángel Iribar no estaba al alcance de todos los equipos. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas (Dueñas); Rexach, Marcial, Asensi, Zabalza y Pujol.

En otro orden de cosas, el defensa barcelonista Franch va a aceptar la oferta del Sabadell, y se enrolará en el conjunto arlequinado. Se despide declarando: “Si no he podido triunfar en el Barcelona no ha sido por culpa mía”. Pero mucho más dulce será la despedida de José Antonio Zaldúa, el bravo jugador navarro que había capitaneado al Barça en las últimas temporadas –desde que la llegada de Gallego desplazara a Olivella del equipo titular–, teniendo el honor de levantar el primer “Gamper”, la Copa de Ferias del 66, y sobre todo la épica Copa del 68, la de la Final de las botellas. En su última temporada como azulgrana, Mister Buckingham no había contado en absoluto con él en partido oficial, e incluso se había especulado con su posible traspaso al Zaragoza, pero sin embargo, y siguiendo el camino de tantos antiguos compañeros suyos, su destino va a ser la “Nova Creu Alta”. Aunque antes de engrosar las filas del Sabadell, el Barcelona le va a rendir el merecido homenaje a su incansable entrega y honradez profesional, con un partido ante el Standard de Lieja, en el que los blaugranas se impondrán por 2 a 1.

Los cuartos de final no van a constituir tampoco ningún problema para el Barça, debido a la escasa entidad del rival, el Deportivo de La Coruña. Goleada en el “Camp Nou” –4 a 0–, con tantos de Dueñas, Rexach (2, uno de penalty) y Marcial. En la segunda parte va a reaparecer durante unos minutos el cántabro Juan Carlos, ya repuesto de la grave lesión sufrida en terreno vallesano. Esta fue la formación barcelonista que dejó prácticamente sentenciada la eliminatoria: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Dueñas, Asensi y Rexach. En “Riazor” el conjunto azulgrana se tomará las cosas con calma, y el resultado final será un anodino empate a cero, con este once: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Zabalza; Alfonseda, Costas, Dueñas, Marcial y Rexach.

Pero en las semifinales aguarda un auténtico coco, el Atlético de Madrid. Y eso ya son palabras mayores, aunque el primer partido, disputado a la vera del Manzanares, arroja un estupendo resultado, que coloca a los barcelonistas con muchas posibilidades para alcanzar la gran final. 0 a 1, con gol de Marcial, y el siguiente equipo, que hizo un fútbol muy serio: Reina; Rife, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Pujol (Alfonseda). Por estos mismos días también se produce un simpático acontecimiento, y es el homenaje que se celebra en la localidad costera de Calella en beneficio de Eulogio Martínez, el mítico delantero barcelonista de los años 50 y primeros 60, inolvidable autor, entre otros muchos goles, del primer tanto que subió al marcador del “Camp Nou”, la tarde de su inauguración ante la Selección de Varsovia. El Abrelatas atravesaba por una delicada situación económica, y un grupo de amigos se conjuró para echarle una mano y ayudarle a salir del  trance. El acto resultó un éxito económico y de público, y en él pudo verse en acción a los Veteranos del Barça, demostrando aquello de  que “Quien tuvo, retuvo…” El entrañable Eulogio –al que sus eternos problemas con el peso y una terrible desgracia familiar habían amargado los últimos tramos de su carrera deportiva– se ganaría el sustento de ahí en adelante regentando un bar, hasta que años después, mediada la década de los años 80, un lamentable accidente de tráfico segó su vida cuando aún no había cumplido los cincuenta.

Los problemas de salud de mister Buckingham no terminaban de remitir, y ante esa tesitura la directiva barcelonista va a plantearse el relevo en el banquillo. Su sucesor será un técnico de primerísimo nivel, el holandés Rinus Michels, que acababa de llevar al Ajax de Ámsterdam a la conquista de su primera Copa de Europa. En el entorno culé se piensa que la elección de Michels constituye la prueba fehaciente de que aún se mantenía muy vivo el interés por fichar, tan pronto como la normativa lo permitiera, a Johan Cruyff, que ya era aclamado sin ningún género de dudas como el mejor jugador de Europa, por no decir del mundo.

En ese clima de moderado optimismo de cara al futuro, va a producirse la clasificación del Barça para una nueva final de Copa. No sin apuros, ciertamente, porque el Atlético de Madrid empatará en el “Camp Nou”, fallando alguna que otra ocasión cantada, pero el 1 a 1 pasaporta a los azulgranas hasta el partido definitivo, que se jugaría en el Estadio “Santiago Bernabéu”, entonces escenario habitual de este tipo de eventos, y con el campeón de Liga, el Valencia, como adversario. Abrió el marcador Teófilo Dueñas, y Gárate logró la igualada. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial (Asensi), Dueñas, Zabalza y Pujol. El próximo entrenador, Rinus Michels, asistió al encuentro, y tomó buena nota de las evoluciones de los que muy pronto iban a ser sus pupilos.

El  domingo 4 de julio de 1971 era la fecha señalada para la disputa de esta nueva final de Copa mediterránea entre valencianos y catalanes –la tercera ya, tras las dos casi consecutivas de los años 1952 y 1954–. En una noche muy calurosa, y a las órdenes del colegiado guipuzcoano señor Sainz Elizondo, ambos equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Valencia, Abelardo; Sol, Barrachina, Vidagany; Jesús Martínez, Claramunt I; Sergio (Claramunt II), Poli, Ansola (Forment), Paquito y Valdez, y por el Barça: Reina, Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Asensi. El partido –y no es ningún tópico– va a resultar no apto para cardíacos. Se adelantaron los levantinos mediada la primera parte merced a un discutido penalty que transformó Pepe Claramunt. Poco después –a los 32 minutos–, Marcial, lesionado,  hubo de ser sustituido por el veterano Fusté, cuyo concurso iba a ser decisivo en el encuentro. Recién comenzada la segunda mitad los chés incrementaron su ventaja, al marcar Paquito en acrobática postura y desde muy cerca, tras un fallo defensivo azulgrana. La cosa pintaba muy mal para el Barça, pero entonces apareció Fusté, que aprovecharía un golpe franco para batir a Abelardo, acortando distancias. Y una nueva sustitución se iba a producir en el bando barcelonista, en el minuto 17 de este segundo período, cuando abandona el terreno de juego Dueñas para ser relevado por Alfonseda. Zabalza va a lograr la igualada con un tiro lejano, que cogerá a Abelardo a contrapié, y con ese resultado se llegará a la prórroga, tras ser expulsado Sol, y con Gallego lesionado cuando ya estaban agotados los dos cambios reglamentarios, quedando el gaditano como una mera figura decorativa. En una jugada confusa, en la que los valencianistas reclamaron falta a su portero, Zabalza va a adelantar al Barça, pero Valdez, al cepillar un balón a la salida de un córner, establecerá un nuevo empate casi inmediatamente. Se juegan ya los últimos minutos del choque, y cualquiera de los dos equipos puede decantar la balanza a su favor, pero Fusté se sacará de su chistera un gran pase en profundidad a Alfonseda, y el delantero catalán va a conseguir el gol de la victoria, que coronará al Barcelona como nuevo campeón de Copa, trofeo que el general Franco entregaría instantes después a un exultante Quimet Rifé.

La expedición azulgrana regresó de Madrid el lunes día 5, por la tarde. En el Aeropuerto del Prat se habían congregado miles de barcelonistas para recibirla, muchos de los cuales escoltaron a los triunfadores durante todo el trayecto hasta la Plaça Sant Jaume, donde el trofeo sería ofrecido a la ciudad, una ciudad que volvía a vibrar de nuevo con la victoria de su club más representativo, en una final que ha pasado a la historia por los muchos goles marcados y por toda la emoción acumulada hasta el postrer pitido del juez de la contienda. Algunos días más tarde, Vic Buckingham se despedía de todos los barcelonistas por medio de una carta abierta, en la cual expresaba su tristeza por tener que dejar la dirección técnica del equipo, y hacía una valoración de las cualidades de cada miembro de la plantilla. Va a dejar tras de sí una estela de caballerosidad y simpatía, y los culés le valorarán como a un auténtico gentleman.

    Rinus Michels ya ejerce de entrenador en "Can Barça". Y con él, Martí Filosía regresa al banquillo de los suplentes.

Rinus Michels ya ejerce de entrenador en «Can Barça». Y con él, Martí Filosía regresa al banquillo de los suplentes.

Uno que se va, y otro que viene…Rinus Michels suscribe contrato como nuevo entrenador del Barcelona el martes 13 de Julio (supersticiosos abstenerse). De sus primeras declaraciones como tal –y en castellano– entresacamos algunos párrafos: “no puedo olvidarme de Buckingham y lamento mucho que una inoportuna lesión le haya obligado a dejar el puesto. Me gustaría llevar al Barcelona al primer plano del fútbol nacional, convertido en el mejor equipo de España. También deseo hacer un brillante papel en la Recopa, para que el club pueda recuperar su prestigio internacional, un tanto maltrecho en los últimos años. No puedo hablar a fondo de la plantilla, pero tengo la impresión que con unos pequeños retoques se puede lograr un gran equipo”.

En Madrid se celebra el pleno anual de la Federación Española de Fútbol. Se aprueba el calendario para la Liga 71-72, correspondiéndole al Barça jugar su primer partido en el “Camp Nou”, frente a la Real Sociedad, y a la semana siguiente desplazarse hasta “Sarriá” para contender con el Español. También resultó aprobada la propuesta del Barcelona para que los árbitros fueran designados por sorteo, y no por libre designación del Comité Nacional para cada jornada. A todo esto, la plantilla barcelonista se encontraba ya disfrutando de sus vacaciones. Haciendo un somero balance de la temporada concluida, Rexach se alzaba como el máximo goleador en partidos oficiales, consiguiendo 20 tantos, mientras que Torres no había faltado a ninguna cita, todo lo contrario que Zaldúa, Ramoní, Mora y Franch, que quedaron inéditos, salvo en amistosos. Los cuatro abandonarían en breve la disciplina blaugrana, aunque el prometedor Mora lo hará en calidad de cedido. Su destino va a ser el Elche, donde se reencontraría con sus antiguos compañeros Sanjuán y Romea, y también con los canteranos Chiva y Sitjá, que ni siquiera llegaron a debutar con el primer equipo. Y, por último, el Barça conoce también por esas fechas al que iba a ser su primer rival en la Recopa. Se trataba del modesto Destillery, de Belfast, y la perspectiva del desplazamiento al Ulster ponía los pelos de punta a los responsables del club, dada la situación de abierta violencia por la que atravesaba en aquellos momentos Irlanda del Norte.

Recapitulando, Vic Buckingham había dirigido al Barça en 66 partidos oficiales, con las siguientes estadísticas: 36 victorias (el 54,55 % de los encuentros disputados), 14 empates y 16 derrotas. Con él en el banquillo, el equipo azulgrana había conseguido 104 goles, encajando a su vez  56 tantos. Un subcampeonato de Liga (empatado a puntos con el campeón) y un título de Copa eran sus poderes en temporada y media de trabajo, siendo tal vez su mayor lunar un par de rápidas eliminaciones europeas, a pies de sendos conjuntos italianos.

MR. VIC DESPUÉS DEL BARÇA

Pocos meses más tarde, sin embargo, Mr. Buckingham va a sorprender al mundillo futbolístico español haciéndose cargo de un Sevilla en horas bajas, cuando se rumoreaba que todavía cobraba del Barcelona. El equipo hispalense había arrancado bien la Liga 71-72, reforzado con jugadores de calidad y contrastado experiencia (Garzón, De Diego, Juan Antonio –estos tres debutando ya en el torneo de Copa de 1971–, Manolín Bueno, el eterno suplente de Gento, o el ex-españolista y ex-barcelonista Ramoní ), y a la altura de la jornada número 15, casi en el ecuador del campeonato, ocupaba la cuarta posición en la tabla, pero una serie de malos resultados le llevaron a las puertas del descenso, al puesto 14 (perdían la categoría los tres últimos equipos de la clasificación, de entre 18 conjuntos), y en la jornada vigésimo tercera va a cesar el técnico griego Yiannis Dan Georgiadis (Itaca, 1922-Atenas, 1998), un auténtico trotamundos, que hablaba seis idiomas y había dirigido nada menos que en una decena de países, siendo sustituido interinamente durante una semana por un hombre de la casa, Fernando Guillamón, y en la 25 por el propio Buckingham, que no obstante será incapaz de evitar la catástrofe. Va a debutar en el “Pizjuán” ante un siempre difícil Atlético de Madrid, en un choque saldado con  tablas (3 a 3), y este fue el primer equipo presentado por el técnico británico: Rodri; San José (Manolín Bueno), Costas, Hita; Pazos, Toni,; Juan Antonio, Lora, De Diego, Eloy y Berruezo. Su balance al frente de los de “Nervión” ofrece los siguientes números: 2 partidos ganados, 3 empatados y 5 perdidos, con 11 goles a favor y 16 en contra. También dirigiría a los andaluces en una eliminatoria copera, en la que resultaron superados por el Español (3 a 1 en “Sarria” y empate a 3 en el “Sanchez Pizjuán”). Tras un largo paréntesis de tres años, en la temporada 75-76 reaparece en el fútbol heleno, dirigiendo durante esa campaña a Olympiacos. Y tres años más tarde hace lo propio con el Rodos F.C, retirándose al finalizar el curso 79-80, a punto de cumplir los 65 años. Este pionero de tantas cosas en lo futbolístico va a fallecer en Chichester, Inglaterra, el 26 de enero de 1995, a la edad de 79 años, dejando tras de sí el imborrable recuerdo de su caballerosidad y buen hacer profesional.

Y con este artículo damos fin a la larga serie dedicada a los entrenadores del Fútbol Club Barcelona entre los años 1944 y 1971. La arrancamos allá por febrero de 2015 con la figura de Pep Samitier, el legendario Home Llagosta, el técnico con el que entran los modernos métodos de preparación en el banquillo azulgrana, y la finalizamos con la llegada de Rinus Michels, un auténtico Número 1 europeo y mundial, el entrenador top de 1971, el hombre que acababa de hacer campeón de Europa por primera vez al Ajax de Ámsterdam, abanderando una determinada y novedosa idea del Deporte-Rey, un concepto llamado a hacer fortuna, el Futbol Total. Con Michels al frente, la Junta Directiva que presidía Agustí Montal confiaba en que el Barça diera por fin un salto cualitativo, el Gran Salto Adelante –por emplear la terminología maoísta, tan de moda entonces en el mundo de la política–, recuperando la hegemonía del fútbol español y superando a un Real Madrid que, tras más de tres lustros de insultante dominio, comenzaba a mostrar signos de flaqueza. Lo acaecido a partir de este momento, ya forma parte de otra historia…




Vic Buckingham: flema británica para el banquillo del Barça. 1970-1971. Primera parte

Hay entrenadores que dejan tras su paso –breve o dilatado– un buen sabor de boca, y también hay técnicos que hacen aumentar el consumo de vino espumoso cuando hacen mutis por el foro, para que los que se quedan celebren su marcha. El inglés Vic Buckingham pertenecía con todos los honores al primer grupo. El Barça recuperó con él la antañona y entrañable institución del Mister, aquella denominación de origen anglosajona que había acuñado un término precioso para referirse al responsable de dirigir un equipo de fútbol desde el siempre inestable banquillo, y que en el club blaugrana no se aplicaba a un británico desde hacía casi tres décadas (el último había sido el irlandés Patrick O´Connell en 1940).

Mr. Buckingham contaba con dos nada banales argumentos a su favor. Por una parte, el prestigio del que entonces gozaba el fútbol inglés –y el británico en general– entre nosotros. Inglaterra era la vigente campeona del Mundo, tras derrotar en Wembley en el verano de 1966 a la selección de la RFA (República Federal de Alemania), y el Celtic escocés y el Manchester United habían sido los ganadores de la Copa de Europa en 1967 y 1968 respectivamente. No era extraño, por consiguiente, que los técnicos procedentes del Reino Unido gozaran de una alta estima, como sin ir más lejos había ocurrido el verano anterior, cuando el inglés Ronnie Allen fue contratado para dirigir al Athletic de Bilbao. Y por otra parte, Buckingham pasaba por ser nada menos que el descubrir del jugador de moda en el fútbol europeo, el holandés Johan Cruyff, al que había hecho debutar con sólo 17 años en el Ajax de Amsterdam, y que se había convertido en objeto de deseo para el propio Barça…, siempre y cuando se abrieran las fronteras españolas –cerradas desde 1962–, permitiendo el fichaje de futbolistas extranjeros.

Victor Frederick Buckingham –sin nada que ver con el palacio de cabecera de los monarcas del Reino Unido– había nacido en Greenwich, Inglaterra, el distrito del este de Londres por donde pasa el famoso Meridiano, el 23 de octubre de 1915. Como futbolista hizo sus primeras armas en el Northfleet United, en la temporada 34-35, pasando a continuación al Tottenham Hotspur FC, y permaneciendo en el conjunto londinense hasta la fecha de su retirada, en 1949. Pertenecía a una generación de futbolistas británicos que había visto abruptamente interrumpida su carrera deportiva por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, aunque tan accidentado paréntesis no rezaría para su estricto coetáneo, Sir Stanley Matthews, cuyas mejores temporadas llegaron precisamente tras la finalización del conflicto, con 30 años cumplidos, batiendo todos los récords de longevidad y retirándose… ¡en 1965!, cuando ya los Beatles triunfaban en medio mundo. Centrocampista defensivo, Buckingham disputó con los Spurs 230 partidos. Debutó como entrenador, tras hacer sus pinitos en Noruega, dirigiendo a conjuntos amateurs (Oxford University, Pegasus AFC, Bradford Park Avenue AFC), entre 1950 y 1953, y a partir de esta fecha se hizo cargo del West Bromwich Albion, con el que casi consigue un doblete, pues le hizo campeón de la FA Cup en 1954, y subcampeón de Liga en esa misma campaña 53-54. Allí va a tener a sus órdenes a un delantero centro de gran olfato goleador llamado Ronnie Allen, con quien coincidirá años más tarde en España.

En 1959 dejó Inglaterra para ponerse al frente del Ajax de Amsterdam, donde consiguió el campeonato de la Eredivisie en 1959-60.

Una imagen de su primera estancia en Holanda (1960)

Una imagen de su primera estancia en Holanda (1960)

En 1961 regresó a su país, como técnico del Sheffield Wednesday, con el cual se enfrentó al Barcelona en cuartos de final de la Copa de Ferias de la edición de 1961-62, venciendo por 3 a 2 sobre un terreno cubierto de nieve en el estadio de Hillsborough –el mismo que sería escenario de una gran tragedia el 15 de abril de 1989, cuando 96 personas resultaron muertas a causa de una avalancha durante una semifinal de la FA Cup entre el Liverpool y el Nottingham Forest–, pero cayendo eliminado en el “Camp Nou” al sucumbir por 2 a 0, con goles de Evaristo y Kocsis. Su reputación, no obstante, va a verse de algún modo empañada cuando en 1964 se le relacionó con un escándalo referente a las apuestas, en el cual se vieron involucrados tres futbolistas de su equipo. Aunque nunca pudo probarse su intervención en el caso, tres jugadores del SW fueron declarados culpables de aceptar sobornos para amañar un partido en diciembre de 1962, y sentenciados a diversas penas de cárcel e inhabilitados de por vida para la práctica del fútbol profesional.

En 1964 regresa al fútbol holandés, y nuevamente al Ajax, donde el 15 de noviembre de 1964 va a hacer debutar frente al GVAV Groningen a un flaco muchachito de tan sólo 17 años y de nombre Johan Cruyff. No consigue el título liguero (que fue para las vitrinas del Feyenoord), y retorna a su país para dirigir al Fulham durante tres temporadas, hasta que en 1968 viaja hasta Grecia, donde se hará cargo del modesto Ethkikos de Pireo. Al comenzar el invierno 1969-70, y tras unos meses de descanso, le encontramos ya dispuesto para iniciar una nueva aventura, para conocer otro país y otro fútbol, de la mano de la nueva Junta Directiva capitaneada por Agustín Montal, con toda su larga experiencia a cuestas, y la innegable elegancia de todo un gentleman británico, sombrero incluido. En un principio, su contrato es únicamente hasta el final de la temporada 69-70.

SU CREDO FUTBOLÍSTICO

Convendría hablar un poco de la filosofía de Vic Buckingham como técnico, antes de pasar al relato de sus avatares durante el año y medio en el que ocupó el complicadísimo banquillo del Barça. Este londinense alto e inteligente (había estudiado incluso Economía), le hablaba así acerca de su trabajo al periodista Santiago Codina, en una interviú publicada en las páginas de La Actualidad Española:

”Para ser un buen entrenador no resulta indispensable haber sido antes un buen jugador, pero si considero preciso haber sido futbolista profesional, sin necesidad de haber llegado a ser un superclase. Con haber conocido el fútbol por dentro es suficiente. Ahora bien, no cabe duda que el hecho de haber sido un gran jugador, un renombrado internacional, ayuda mucho. Pero no basta. Prueba de ello es que muchos futbolistas que habían triunfado clamorosamente en los campos de juego quisieron luego ser entrenadores y fracasaron en esta actividad. La razón está en que esa capacidad que habían tenido para jugar al fútbol no la han tenido para transmitir sus conocimientos. Los conocimientos son necesarios, pero las facultades para saber transmitirlos también. Los jugadores deben ver en el entrenador a uno de ellos. Uno que sabe lo suficiente para enseñarles algo que ellos todavía desconocen. Y que sabe, además, el modo de enseñárselo. Entonces los jugadores te respetan. Y entonces eres un buen entrenador”.

Y prosigue: “El balón es la herramienta de trabajo para el jugador. Por tanto, este debe dominarlo a la perfección. Pero debe también conseguir el máximo provecho de tal dominio. Durante el partido, no todo depende de lo que uno hace, sino también de lo que haga el contrario. Nunca hay que olvidar esta verdad. Y como nunca se sabe lo que el contrario va a hacer, instintivamente hay que acertar con la reacción adecuada. Tengo mis técnicas previendo esto. Trátase de ejercicios colectivos con el balón, donde lo inesperado se produce, donde los reflejos mentales son tan importantes como la destreza en el manejo de la pelota”.

Acerca de la preparación física decía lo siguiente:

“Indudablemente la preparación física es esencial. Si las fuerzas no responden, poco sirve la clase de un jugador. Ahora bien, al enfocar los ejercicios tendentes a mejorar la forma física de los jugadores, no hay que olvidar que aquella va a ser empleada cara al balón. Y aplicada al juego del fútbol. En consecuencia, a través de esos ejercicios, ha de estimularse la rapidez de reflejos, unir el esfuerzo a la mente, someter aquel al buen resultado de la acción. Por otra parte, y puesto que esa clase de ejercicios acostumbran a ser los más tediosos en el entrenamiento, hay que romper la rutina, de modo que los jugadores no sólo se limiten a imitar, sino también que el desarrollo de tales ejercicios les obligue a pensar, a tener la mente atenta y en plena tensión”.

Y añadía, hablando de los ejercicios de contacto personal:

En una curiosa pose, recién llegado

En una curiosa pose, recién llegado

“Por regla general, el contacto físico entre los jugadores de uno y otro bando queda reglamentariamente excluido del fútbol, pese a lo cual inevitablemente se producen cargas, encontronazos, trabazones…Pues bien, de cada una de esas situaciones imprevistas el jugador debe saber zafarse con ventaja. De ahí la importancia que yo doy a estos ejercicios, máxime cuanto que los mismos ayudan a vencer la timidez, a no temerle al choque ni a la corpulencia del adversario. Y contribuyen, por tanto, a que los jugadores ganen seguridad y confianza en sí mismos”.

Tenía las cosas muy claras, y no se andaba por las ramas:

“Sin buenos jugadores ningún entrenador puede triunfar. Cuando un profesional del fútbol ficha por un club como el Barcelona, en cuanto a técnica y dominio del balón poco o nada le queda por saber, y por consiguiente su preparación debe centrarse en mejorar su condición física –porque saber sin poder de nada sirve– y conseguir el acoplamiento de su juego al de los demás”.

Confesaba su admiración hacia Matt Busby, manager del Manchester United, quien a mediados de los años 50 dio la alternativa a una brillante y joven generación, y tras la tragedia de Múnich no se desalentó y supo hacer otro nuevo equipo, que finalmente ganaría la Copa de Europa. Consideraba también al fútbol inglés como el mejor del mundo en aquel momento, tanto en juego como en organización, y por lo tanto comprendía que fuese el modelo para muchos clubes de otros países. No obstante opinaba que eso no se conseguiría a corto plazo, y que era un error pensar lo contrario, pues las mentalidades de los jugadores eran distintas, y también las costumbres de los clubes, y por lo tanto la transformación sólo podía llegar de manera gradual:

“Así, en el Barcelona, ello lo han de conseguir los jugadores y el club por sí mismos y no porque yo esté aquí. Yo lo único que puedo hacer es tratar de inculcar lo mejor del fútbol inglés al servicio de un club español”.

Decía esto con respecto a su forma de  trabajar:

“Tengo mi propio sistema de entrenar. Pero mentiría si dijera que es totalmente original. Los viajes, la experiencia y los conocimientos adquiridos han contribuido a establecer mis particulares sistemas. Yo, como entrenador, me creo inteligente, pero no creo saber más que nadie. Eso sí, soy muy buen observador. Y como que he visto a muchos y excelentes preparadores en pleno trabajo, consciente o inconscientemente, he adoptado algunos de sus métodos, de sus ideas. De igual forma que muy posiblemente ellos hayan adoptado alguno mío Por otra parte, nunca se sabe bastante. Siempre se puede aprender más. Y yo creo tener una mente receptiva, siempre dispuesta a captar ideas ajenas que combinar con las propias”

Definía de la siguiente forma al entrenador ideal:

“Ante todo, debe tener consideración y respeto hacia los jugadores, pero exigirles a ellos que también le respeten. El trato reciproco debe ser un trato entre caballeros. Debe de hacer gala de tacto y psicología, pues no todos los jugadores son iguales”.

Para él los grandes jugadores eran de algún modo equiparables a los artistas:

“Y los artistas a veces tienen sus rarezas, y hay que saber comprenderlos, siempre y cuando no peligre la disciplina”

No veía muchas diferencias sociales y temperamentales entre los futbolistas británicos y los españoles, porque, por regla general, tanto en las islas como en España los futbolistas procedían de la clase obrera, y merced al deporte se habían convertido en personajes populares y habían mejorado socialmente. Ello entrañaba ciertas reacciones temperamentales que había que saber comprender. Consideraba también, cuando se le preguntaba acerca del porcentaje de responsabilidad que le correspondía al entrenador en los éxitos y los fracasos del equipo, que este era alto en los fracasos y bajo en los éxitos. Que los campeonatos los ganaban los jugadores, y los perdía el entrenador. Y proseguía, desgranando  los requisitos necesarios para ejercer positivamente su difícil profesión:

“El entrenador debe tener la edad suficiente para, sin ser viejo, ser ya veterano y muy experimentado en el oficio. Debe ser algo filósofo para saber reflexionar y analizar, también algo psicólogo para comprender las mentalidades ajenas. Debe ser laborioso, sincero y honesto, y no debe jamás considerarse más importante él que el equipo o el club dónde trabaja. Debe saber la forma de conseguir el máximo rendimiento físico de los jugadores a sus órdenes, debe lograr que la destreza propia de los mismos pueda manifestarse plenamente durante los noventa minutos que dura un partido, debe saber estimular la capacidad mental y los reflejos psíquicos de estos jugadores, y debe también saber acrecentar al máximo su capacidad de combate, su espíritu luchador aplicado al fútbol”.

 Como ayudante suyo, Buckingham va a contar con los servicios de Ted Drake, toda una leyenda en el fútbol inglés de antes de la Segunda Guerra Mundial. Edward Joseph Drake (Southampton, 1912-Londres, 1995), jugaba como delantero centro (amén de practicar también a un gran nivel el criquet), y tras iniciarse en el club de su ciudad natal, The Saints, pasó a unirse en 1934 al gran Arsenal creado por el entonces recientemente fallecido Herbert Chapman, equipo que dominó las competiciones inglesas durante la década de los 30. Ariete fuerte, poderoso y pleno de bravura, fue cinco veces internacional con los Pross (marcando 6 goles), pero su brillante trayectoria también resultó bruscamente cercenada por la guerra, durante la cual combatiría enrolado en la RAF como piloto, no sin antes dejar un excelente registro personal de 238 partidos disputados entre Primera y Segunda División, con un balance de 171 goles en su haber. Retirado a los 33 años a causa de una lesión, se convirtió en entrenador, dirigiendo al Chelsea londinense durante 9 temporadas –de 1952 a 1961–, en las que conseguiría el campeonato de Liga de la campaña 54-55. Fue el segundo de Buckingham durante tan sólo 6 meses, pero aun así tuvo tiempo de sembrar en el “Camp Nou” valiosas enseñanzas.

Buckingham y Drake firman el contrato que les une al Barça hasta el 30 de junio de 1970

Buckingham y Drake firman el contrato que les une al Barça hasta el 30 de junio de 1970

HISTORIA DE MEDIA LIGA

En la decimoséptima jornada del Campeonato Nacional de Liga, al Barcelona le correspondía visitar el Estadio de “Riazor”, para enfrentarse a un Deportivo de La Coruña en apuros. En el terreno gallego se sentará por primera vez en el banquillo azulgrana Mister Buckingham. El técnico inglés aun no dominaba, lógicamente, el castellano (ni por supuesto el catalán), por lo que el club va a poner a su disposición durante varios meses a un intérprete, un norteamericano apellidado Getman. El partido  se saldará con un triste empate a cero, pero, bueno, al fin y al cabo “punto es punto…”. Esta fue la primera alineación presentada por el entrenador británico: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. Como puede verse, un equipo muy similar a los que venía alineando Seguer.

A la jornada siguiente visita el “Camp Nou” el Pontevedra, otrora equipo correoso donde los hubiera, pero en aquellos momentos hundido en la cola de la clasificación y prácticamente con un pie ya en Segunda, a pesar de que aún restaba casi media Liga por disputarse. Discreta victoria azulgrana por 2 a 0 con un juego que no acababa de convencer a nadie. Los dos goles barcelonistas fueron marcados por Martí Filosía (que sería expulsado en el minuto 34 de la primera parte, por propinarle una patada a un contrario, algo que no se compadecía mucho con su supuesta frialdad) y Gallego, que estaba convirtiéndose en uno de los principales argumentos ofensivos del Barça, sino el que más. Buckingham alineó a los siguientes hombres para su presentación en el Estadio: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial (Romea), Martí Filosía, Fusté (García Castany) y Castro. Al finalizar el encuentro, llamó poderosamente la atención una frase del técnico debutante, reproducida en la primera página de la influyente Revista Barcelonista (RB): “Voy a formar mi equipo para 1974”. Palabras que indicaban un profundo desconocimiento acerca de la peculiar idiosincrasia del fútbol español, tan diferente en tantas cosas del británico, y que se caracterizaba, sin ir más lejos, por la absoluta falta de respeto hacia el trabajo de los entrenadores, a los que no solía otorgárseles confianza y continuidad en cuanto los resultados se torcían un poco.

Muy pronto le va a llegar al manager inglés su primer compromiso serio, pues el bombo quiso que en la Copa de Ferias se enfrentaran dos históricos venidos a menos, Barcelona e Inter de Milán. El primer partido se va a jugar en el “Camp Nou”, con el aliciente añadido de ver de nuevo en acción a un Luís Suárez ya muy veterano, aunque ahora sin Helenio Herrera dirigiéndole desde la banda, pues al Mago le había sustituido un técnico casi homónimo, el hispanoparaguayo Heriberto Herrera, HH II. Boninsegna adelantará en el marcador a los lombardos, empatará Fusté –que resultó lesionado en el momento de conseguir el gol–, y deshará la igualada el italiano Bertini. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Castro, Martí Filosía, Fusté (García Castany y luego Romea) y Pujol.

2 de enero de 1970: la primera sesión preparatoria de Mr. Vic en Can Barça

2 de enero de 1970: la primera sesión preparatoria de Mr. Vic en Can Barça

El Barça arrancará un muy meritorio empate al domingo siguiente, en la cancha de uno de los dos grandes favoritos al título, el Athletic de Bilbao (el otro era el Atlético de Madrid). El partido tenía también el interés de enfrentar a dos técnicos británicos, pues el banquillo de “San Mamés” estaba ocupado por el inglés Ronnie Allen, viejo conocido de Buckingham. La expedición azulgrana aprovechó el desplazamiento para depositar una corona de flores sobre la tumba del que fuera gran árbitro internacional español, el vizcaíno Juan Gardeazábal, recientemente fallecido. Y ya sobre el terreno de juego, Buckingham estuvo muy cerca de ganarle la partida a su compatriota Allen, y si no lo logró fue a causa de un penalty por manos involuntarias de Gallego, que les sirvió a los Leones para conseguir el definitivo empate a uno. Uriarte convirtió en gol la pena máxima, mientras que Pujol hacía el tanto de un Barça que formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol.

Antes del encuentro el técnico británico concedió una entrevista a La Actualidad Española, en la que declaró lo siguiente: “Me interesaba el Barcelona. Es un equipo grande e histórico, por eso no lo dudé cuando me llegó la proposición. Ahora bien, en el Barcelona actual hay cosas que no andan derechas. Si en seis meses no consigo ponerlas como una vela, me voy” (¿ya no veía tan fácil llegar a 1974?). Al haberse incorporado tarde al Barça, consideraba que ya no podía optar al tíitulo liguero, y todas sus aspiraciones se reducían a alcanzar una buena clasificación, que cifraba en un cuarto o quinto puesto, pero con vistas a la Copa mantenía las máximas ilusiones.

Y a la semana siguiente, en partido televisado en directo, aguardaba el otro conjunto vasco de Primera División, la Real Sociedad de San Sebastián. Marcó muy pronto Juan Carlos, pero empataría Silvestre y los donostiarras se cerrarían muy bien atrás, fieles a su fama y a su estilo, hasta que Rexach deshizo la igualada en los últimos compases del encuentro, al transformar un máximo castigo. Esta fue la alineación azulgrana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol. En la clasificación general el Barça figuraba con 22 puntos, en la séptima plaza, a seis del líder, el Athletic de Bilbao.

Comienza el mes de febrero con el desplazamiento a Milán para disputar el partido de vuelta de la eliminatoria de Copa de Ferias. Y la niebla va a ser la gran protagonista del encuentro, puesto que a los 33 minutos de juego de la primera parte el árbitro se verá obligado a suspender el partido, cuando ganaban los milaneses por 1 a 0. En un principio se esperó durante un buen rato, por ver si remitía la espesa bruma que impedía casi por completo la visión, pero ello no ocurrió, y el juez de la contienda no tuvo más remedio que suspender definitivamente el choque, que se jugaría de nuevo desde el minuto 1, con el marcador a cero, a la semana siguiente. Así formó el equipo barcelonista en este encuentro fantasma: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol.

Entre medias, los azulgranas acudirán a la “Nova Creu Alta” para medirse con el Sabadell. En un partido loco los vallesanos van a remontar un 0 a 2 adverso, y acabarán imponiéndose por 3 a 2, con un par de tantos del ex barcelonista Marañón, que estaba atravesando por su mejor momento futbolístico con más de 30 años de edad. Rexach y Alfonseda hicieron los goles de un Barça que acabó defraudando a los muchos seguidores que le habían acompañado hasta el feudo arlequinado, donde formó de la siguiente manera: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza (Romea); Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro (Sanjuán) y Pujol. A continuación, el equipo tomó de nuevo el avión para desplazarse hasta Milán. En esta oportunidad la niebla no va a ser ya un obstáculo –el partido se jugó a mediodía– pero el marcador final, 1 a 1, supondrá el definitivo adiós del Barça a la competición. El tanto blaugrana lo marcó Rexach, y se malograron ocasiones para superar o igualar al menos la eliminatoria. Este fue el equipo que puso en liza Mr. Buckingham en su segunda visita a “San Siro” en una semana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Martí Filosía y Pujol (Castro).

El siguiente compromiso liguero llevaría al Sevilla hasta el “Camp Nou”, con muchas ganas de revancha para los catalanes a causa del 3 a 0 de la primera vuelta. También le añadía atractivo al choque la presencia de Max Merkel en el banquillo hispalense, puesto que  el austríaco era el técnico elegido por Baret para entrenar al equipo azulgrana en caso de haber ganado las elecciones. Sin embargo, el encuentro no respondió en absoluto a la expectación despertada. Ganó el Barça merced a un solitario gol de Juan Carlos, conseguido a cinco minutos del final, y  formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Marcial; Rexach, Fusté, Alfonseda, Juan Carlos y Castro. Tras este partido los de Buckingham ocupaban la octava plaza de la clasificación general.

Se inicia marzo con la visita al terreno  del otro  máximo aspirante al título, el Atlético de Madrid. El juego del Barça deja bastante que desear, pero se cosecha un resultado muy positivo, empate a uno. El equipo barcelonista consiguió igualar gracias a un sorprendente disparo de Rexach desde casi el centro del campo, que pilló en la inopia al cancerbero local Rodri. A los 36 minutos de la primera parte resultó expulsado Quimet Rifé. Esta fue la alineación azulgrana en el “Vicente Calderón”: Reina; Rifé, Ramoní, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Fusté y Romea (Alfonseda).

El Barça va a imponerse por la mínima –1 a 0– en el siguiente partido disputado en el “Camp Nou” ante el Valencia. La gran noticia de la tarde la constituyó el hecho de que el solitario gol que valió los dos puntos fue logrado por Marcial, que hasta la fecha había sido incapaz de perforar las redes contrarias, extremo que tenía bastante preocupados tanto a los técnicos como a los seguidores barcelonistas, que se hacían cruces acerca de la sequía goleadora de un jugador de tanta  clase. Este fue el equipo que derrotó a los Chés: Reina; Rifé, Ramoní, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Marcial, Zaldúa, Martí Filosía y Alfonseda. Después del partido, Mr. Buckingham pronunció otra frase que no tenía desperdicio: “No cambié a ningún jugador al no permitir el reglamento todas las sustituciones que hubiera deseado hacer”. Y si Marcial acababa de estrenarse como goleador, al domingo siguiente iba a ser el propio Barça quien iba a estrenarse como vencedor en campo contrario, ya que hasta entonces únicamente había sido capaz de arrancar empates en sus desplazamientos. La víctima será el Celta de Vigo en “Balaídos”, en partido también televisado en directo a toda España. Los azulgranas triunfaron por 1 a 2, con tantos de Zaldúa y Martí Filosía y esta alineación: Reina; Rifé, Gallego, Zabalza; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Después de esta jornada, la tabla de realizadores barcelonista continuaba encabezada por Gallego y Rexach, con seis goles cada uno.

Por estos mismos días, las máximas instancias rectoras del deporte español van a desestimar de nuevo la posibilidad de abrir la puerta a la contratación de jugadores extranjeros. Por lo visto en el Barça se habían hecho ciertas ilusiones de que la prohibición, existente desde 1962, podía ser derogada –con lo cual quedaría expedito el camino para el fichaje de Cruyff–, pero al parecer varios clubes que de forma oficiosa se habían mostrado favorables a la apertura de nuestras fronteras futbolísticas, se volvieron misteriosamente atrás en el último momento, ignorándose las razones. Por otra parte, comienza a rumorearse el interés del  Barça  por el interior izquierdo ilicitano Asensi, uno de los pocos valores jóvenes de nuestro fútbol con auténtica proyección.

Estos once consiguieron la mayor goleada de la temporada: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach,Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda

Estos once consiguieron la mayor goleada de la temporada: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach,Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda

Los últimos resultados positivos habían catapultado al Barça hasta el tercer lugar de la tabla con 31 puntos, aunque todavía se hallaba a 6 del líder, el Athletic de Bilbao, y por lo tanto prácticamente descartado para la lucha por el título. Dicha trayectoria triunfal la va a corroborar el duro correctivo que se le  infligirá al Mallorca, que va a caer por 5 a 1 en el “Camp Nou”, en un buen partido de la delantera azulgrana, alcanzando por primera vez en la temporada dicho guarismo en el marcador. Martí Filosía –en dos ocasiones–, Fusté, Zaldúa y Alfonseda fueron los goleadores de un Barça que formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach (Pujol), Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda.

El día 19 de marzo, festividad de San José, el Barça va a desplazarse hasta la barriada barcelonesa de Sant Andreu –cuyo equipo representativo militaba entonces en la categoría de plata del fútbol español– para enfrentarse a los locales en el encuentro de inauguración de su nuevo terreno de juego. Los azulgranas se anotaron el triunfo merced a un gol de Fusté. Y en la jornada 27 de Liga, un nuevo positivo, esta vez cosechado en “Los Cármenes”, frente al Granada (0 a 0), y con la siguiente formación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Se daba la curiosa circunstancia de que Mr. Buckingham aún no había visto perder al Barça en el Torneo de la Regularidad, puesto que en su única derrota de la segunda vuelta –en Sabadell– el técnico inglés no se encontraba presente, sino de viaje en Holanda.

Y parecía también que al fin el “Camp Nou” se había abonado a los goles, porque en el siguiente encuentro en el feudo barcelonista estos van a conseguirse con profusión: Barça 4 Real Zaragoza 2. Rexach y Alfonseda pusieron un claro 2 a 0 en el marcador, pero los zaragocistas Quirós y Villa obtuvieron la igualada, para ser de nuevo Alfonseda y por último Eladio quienes lograsen el resultado definitivo. Esta fue la alineación azulgrana en un entretenido partido ya casi primaveral: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Alfonseda (García Castany). Pero la tendencia se quiebra en el último compromiso liguero celebrado en el Estadio, en la jornada 29: Barça 0 UD. Las Palmas 0. Vuelta a las andadas, decepción…y pañuelos en las gradas. Estos fueron los protagonistas de un anodino choque: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Fusté, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Y otra comentada frase de Mr. Buckingham: “Les aseguro que yo también sentí deseos de sacar el pañuelo”.

La Liga 69-70 toca a su fin en Elche, y el Barça no va a poder conseguir su objetivo de terminar el campeonato en tercer lugar. Los locales se juegan la permanencia, y  triunfarán por 1 a 0, con gol de Asensi, precisamente el jugador que pretendía el Barça. Este fue el equipo que perdió en “Altabix”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach (García Castany), Fusté, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. El Atlético de Madrid se  proclamaría campeón del torneo por delante del Athletic de Bilbao, tras un emocionante mano a mano entre ambos conjuntos rojiblancos. Descendieron a Segunda Pontevedra, Mallorca y Deportivo de La Coruña. El Barça se clasificó en cuarto lugar, con 35 puntos y un balance de trece victorias, nueve empates y ocho derrotas. Había marcado 40 goles y encajado 31. Su eficacia rematadora, como se ve, seguía bajo mínimos, con una misérrima media de poco más de un gol por partido.

EL GURUCETAZO

Esta temporada el Español militaba en Segunda División (al final ascendería, junto con Sporting de Gijón y Málaga), pero no por ello los aficionados van a verse privados de vivir la especial emoción de un derbi. El sorteo quiso que culés y periquitos se enfrentasen en la primera ronda de la Copa del Generalísimo, y el partido de ida corresponde disputarlo en “Sarriá”. Allí salta la sorpresa, pues los blanquiazules –con los que debutó un muchachito de 18 años llamado Daniel Solsona– van a  imponerse por 2 goles a 1. Marcó primero Amas, empató Alfonseda, y obtuvo el gol de la victoria blanquiazul un jugador con pasado barcelonista, Giralt. Este fue el equipo presentado por Buckingham: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos (Zabalza); Alfonseda, García Castany, Marti Filosía, Marcial (Rexach) y Pujol.

Y en un partido amistoso jugado en la localidad costera de Calella va a reaparecer, antes de lo esperado, Miguel Ángel Bustillo, ausente del equipo desde su desgraciada lesión en el primer partido de Liga. Y mientras unos reaparecen, llenos de ilusión por hacerse con un puesto en el once titular, otros van preparando las maletas. El próximo 30 de junio terminaban contrato cuatro jugadores de la plantilla barcelonista: Pellicer, Martí Filosía, Zabalza y el guardameta Valiente, incorporado al equipo esta temporada. Martí Filosía y Zabalza eran relativamente optimistas de cara a la renovación, todo lo contrario que Pellicer. Lo curioso del caso es que también Valiente –al fin y al cabo, el cuarto portero– confiaba en renovar…

La vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa deparará un partido flojísimo en el “Camp Nou”, aunque el Barça no va a encontrar grandes dificultades para superar al Español. 3 a 1 en el marcador, con tantos de Gallego, Martí Filosía y Pujol por los azulgranas, y Mingorance para los blanquiazules, y la siguiente alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Juan Carlos); Rexach, Marcial, Alfonseda, Martí Filosía y Pujol. Ante un panorama tan triste en lo deportivo, una de las pocas cosas capaces de ilusionar a la afición eran los fichajes, y uno de muchas campanillas va a hacerse por fin realidad. Tal cómo se rumoreaba insistentemente en las últimas semanas, el centrocampista internacional del Elche Juan Manuel Asensi suscribe contrato con el Barcelona. Las cifras de la operación son exorbitantes, y la revista RB calcula que el traspaso le costará al Barcelona un total de 21 millones de pesetas, pues la marcha de los defensas Sanjuán y Romea al club franjiverde  forma parte de los flecos.

El flamante  mister del Barça observa flemáticamente las evoluciones de sus nuevos pupilos junto a su intérprete

El flamante mister del Barça observa flemáticamente las evoluciones de sus nuevos pupilos junto a su intérprete

El próximo adversario en la Copa es el Celta, otro equipo asequible sobre el papel, aunque en la ciudad viguesa el rendimiento barcelonista continúa siendo muy pobre, y el equipo regresa para Barcelona con un 1 a 0 en contra, que sin embargo no parece constituir un obstáculo insalvable. Estos fueron los que jugaron en “Balaídos”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Zaldúa (Castro), Marcial y Pujol. En la vuelta, tal como se preveía, el Barça tampoco va a pasar excesivos apuros para eliminar a los celestes, aunque todos los goles llegaron en la segunda parte, tras una primera mitad muy floja. Reapareció en partido oficial Bustillo, y lo celebró marcando en un remate de cabeza desde cerca y sin mucha dificultad. Los otros dos tantos los hicieron Torres y Marcial. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego Eladio; Torres, Juan Carlos (Castro); Rexach, Martí Filosía, Bustillo, Marcial y Pujol.

Pero muy pronto se van a acabar las peritas en dulce, porque el siguiente adversario es nada más ni nada menos que el Real Madrid. El partido de ida se disputa en el “Santiago Bernabéu”, un campo que a Bustillo le traía recuerdos agridulces, recuerdos de dos goles marcados en cinco minutos fulgurantes de juego barcelonista, y también de una gravísima lesión que le había mantenido en dique seco durante todo el campeonato. Y en un alarde de absoluta carencia de deportividad, el jugador va a ser recibido con insultos por parte de algunos aficionados cuando salte –todavía en ropa de calle– junto a sus compañeros para inspeccionar el estado del césped antes del partido. Partido que, por cierto, no va a pintar nada bien para los intereses azulgranas, aunque a tenor del juego desplegado por ambos equipos la victoria madridista por 2 a 0 pueda antojársenos corta. Fue muy protestado uno de los goles merengues, al considerar los jugadores barcelonistas que Amancio arrancaba en posición de fuera de juego. Actuaron los mismos once futbolistas que habían eliminado al Celta, con la única salvedad de la sustitución de Pujol por Alfonseda en el segundo tiempo.

Con el 2 a 0 adverso, sin embargo, aún no estaba todo perdido. Era una misión muy complicada empatar la eliminatoria, y ya no digamos superarla, pero teniendo en cuenta que el Barça jugaría una hipotética prórroga al calor de su afición –a la que nada le motivaba tanto como los duelos contra los blancos–, todavía existían fundadas esperanzas  de poder dar la campanada. El partido iba a jugarse un sábado por la noche, concretamente el día 6 de Junio de 1970. Por primera vez en bastantes años no estaba presente la televisión, y como juez de la contienda había sido designado un joven árbitro guipuzcoano nuevo en la categoría y en la plaza: José Emilio Guruceta Muro. Los barcelonistas se aprestaban a vivir una noche que deseaban fuese mágica y también histórica. Y de hecho lo va a ser, pero por razones muy distintas de las que ellos y ellas esperaban…

Casi al final del primer tiempo, Rexach lanzó uno de aquellos durísimos disparos suyos, marca de la casa, y el balón, después de tocar en ambos postes, se introdujo en la meta blanca. La remontada parecía posible, y el segundo tiempo se anunciaba épico, con un Barça poniendo cerco continuo al marco madridista. Pero, antes de que llegase el anhelado segundo gol azulgrana, hacia el minuto 14 de la reanudación, se va a producir uno de esos hechos destinados a pasar a los anales de nuestro fútbol. Velázquez, protagonizando una contra en solitario y a punto ya de entrar en el área, es derribado por Quimet Rifé con una entrada por detrás. Hoy en día algo así hubiese supuesto la expulsión del defensor, pero en 1970 se castigaba únicamente pitando la falta, que era lo que el numeroso público congregado en el “Camp Nou” esperaba. Mas cual no sería su sorpresa, cuando vieron que el señor Guruceta –que se encontraba siguiendo la rápida jugada desde el centro del campo, bastante alejado del lugar de autos– iniciaba un vertiginoso sprint para señalar inapelablemente el punto de penalty.

Tan  clamoroso error arbitral, dadas las especiales circunstancias que acompañaban al choque, iba a producir un verdadero conflicto de orden público. Las protestas arreciaron en las gradas, el césped se llenó de almohadillas, y los jugadores del Barça se comieron literalmente a Guruceta, tratando de que se volviese atrás en su decisión, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. El máximo castigo fue transformado finalmente por Amancio estableciendo el empate, pero el partido ya estaba sentenciado. El capitán barcelonista Eladio fue expulsado por mofarse del colegiado (según el acta, “por aplaudirle con ambas manos”), y el juego prosiguió a duras penas –incluso hubo un conato de abandono por parte de los azulgranas–, entre un continuo griterío y un masivo lanzamiento de almohadillas, hasta que en un momento dado el público decidió invadir el césped, cosa que hicieron por millares, sin que las fuerzas de seguridad presentes en el Estadio fueran capaces de impedírselo. Ante tan graves hechos, Guruceta dio por terminado el encuentro unos cinco minutos antes de su reglamentaria finalización. La Policía Armada acabó por cargar contra los espectadores rebeldes para disolver aquella espontánea manifestación, produciendo numerosos contusionados, y luego los incidentes prosiguieron en el exterior, desplazándose centenares de aficionados hasta la fuente de Canaletas y la zona superior de las Ramblas, donde continuaron hasta avanzada hora de la madrugada dando rienda suelta a su herido sentimiento culé. Esta fue la alineación barcelonista que vivió en primera persona uno de los acontecimientos más memorables de toda la historia del club: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Marcial y Pujol. Por supuesto, y con dicho resultado, el Barça quedaba eliminado de la Copa.

Durante días, la España futbolística no habló de otra cosa. El club azulgrana cursó inmediatamente dos enérgicos telegramas de protesta, uno dirigido a la Delegación Nacional de Deportes, y el otro a la Federación Española de Fútbol. Y al fin y al cabo puede decirse que va a salir bastante bien librado de todo el asunto, pues el “Camp Nou” no sería clausurado a causa de los gravísimos incidentes acaecidos –solamente se le apercibió al Barça que si volvían a repetirse unos hechos similares, se le cerraría el recinto–, y la entidad recibirá una sanción económica (90.000 pesetas) que hoy se nos antoja discreta, siendo suspendido Eladio durante dos partidos oficiales. Guruceta, en cambio, va a ser tratado con mucha mayor severidad, puesto que  será inhabilitado por espacio de seis meses, lo cual motivó la dimisión del presidente del Colegio Nacional de Árbitros, señor Plaza, dimisión que por cierto retiraría pocos días después.

Tal vez no tenga nada que ver con todo esto –o tal vez sí–, pero semanas más tarde se va a producir un relevo en la cumbre del deporte español, donde José Antonio Samaranch, el hombre bajo cuyo mandato se acuñó el popular slogan “Contamos contigo”, será sustituido por otra personalidad catalana, y precisamente procedente del propio Barça, Joan Gich Bech de Careda, a la sazón su gerente. En breve sería también aprobada una generosa subvención oficial a fondo perdido – 50 millones de pesetas–, que a la entidad barcelonista le va a venir de perlas para acometer las obras de  construcción de un pabellón polideportivo acorde con su categoría  (el futuro Palau Blaugrana), y también las de la Pista de Hielo, algo que sin duda iba a redundar en breve plazo, y de manera muy positiva, en el rendimiento de algunas  secciones cuasi profesionales del club, como eran las de Baloncesto, Balonmano o Hockey sobre Patines.

No podemos dejar pasar la ocasión sin tomar prestado un significativo artículo publicado por Manuel Vázquez Montalbán en las páginas de la revista Triunfo, el órgano de referencia de la izquierda española, al igual que el ya reseñado del otoño anterior ( “Barça, Barça, Barça: más allá del fútbol”). Se titulaba “Noche de amor y guerra en el Nou Camp” (sic), y esta era la particular versión de los hechos por parte de tan destacado intelectual y escritor:

“Veinte, treinta mil almohadillas llenan la noche de extrañas coloraciones, y detrás de las almohadillas surgen los primeros espectadores. No saltan para agredir al árbitro. Saltan para decir a los jugadores que se vayan. Se mezclan algunos seguidores del Real Madrid con sus gorras blancas, dispuestos a conseguir las elásticas de sus jugadores. Pero la oleada de gente va en aumento. El señor Guruceta empieza a inquietarse. Nadie le tocó ni un pelo en toda la noche, pese a que estuvo rodeado por cinco mil personas; pero alguien le aconseja el pies para qué os quiero y el hombre, con sus liniers, inicia la lucha contra el cronómetro y corre como John Carlos en sus mejores tiempos y, puesto a correr, igual le da el terreno llano que los escalones que le abren la puerta del vestuario. El campo ya es del pueblo; cinco, seis, diez mil personas pasean banderas del Barça, gritan el nombre del club, avanzan hacia el palco presidencial. El espectáculo supera al mejor partido que ustedes hayan visto en su vida. Los colores del verano y el entusiasmo de los cuerpos, el césped verde, las amapolas-almohadillas, la noche de azul oscuro, cohetes, banderas azulgranas y una íntima, total satisfacción de las gentes más ecuánimes, incluso los burgueses con puro de tribuno gritan por fin… ¿Por fin, qué? La respuesta está en un pozo oscuro, profundo, que tal vez algún día pueda clarificarse. La fiesta, en el césped, la protagonizan los espectadores de las localidades más económicas, que han saltado todas las barreras habidas y por haber y han llegado al ágora verde e iluminada (…) Hoy es fiesta. Se respira libertad y la noche tiene los colores más propicios. El público grita, aplaude, jalea el “¡Barça, Barça, Barça!” por encima de la derrota que ya asumen, pero paladeando la victoria estética y moral de una noche en la que el público cree hacer justicia, cree vencer por encima del Comité de Competición, de la Real Federación Española y de unos cuantos etcéteras”.

En otro orden de cosas, la Junta Directiva del Barça, aparte de seguir protestando por el Caso Guruceta, va a tomar varios acuerdos. Concede la baja a Pellicer y a Valiente, renueva a Zabalza y a Martí Filosía, y también al entrenador, Mister Buckingham, a este por el plazo de un año. Aparte de estas decisiones, se procede a la contratación de otros dos futbolistas de cara al próximo curso 1970-71. Uno es un fichaje de los que calificaríamos como modestos  debido a su no excesiva cuantía económica, el del jugador del CD. Sabadell José Luís Romero, pero por el otro –a pesar de no tratarse de un jugador de Primera División– se va a pagar una elevada suma de dinero, hasta 9 millones de pesetas, acompañados de varias cesiones a su equipo de origen, el Rayo Vallecano. Se trata del delantero centro del conjunto representativo de la populosa barriada madrileña, el manchego Teófilo Dueñas, que había venido destacando por sus dotes como realizador, justo lo que entonces el Barça buscaba con mayor ahínco. Para el cuadro rayista se irán, a guisa de contraprestación, los delanteros Roselló y Nieto y el centrocampista Puig, hijo de Curta, el gran defensa de los años 40. El Barça continuaba desprendiéndose a precio de saldo de sus canteranos, para adquirir jugadores foráneos a golpe de talonario, una política que no estaba rindiendo precisamente muchos frutos…

Por estos mismos días la Revista Barcelonista se va a apuntar un gran tanto propagandístico con la publicación en sus páginas de un  reportaje sensacional, ya que su editor, Carles Barnils i Vila, invita al matrimonio Cruyff, que se encontraba pasando unos días de vacaciones en Palma de Mallorca, a visitar Barcelona. En la Ciudad Condal, aparte de enseñarles las numerosas bellezas de la capital catalana, los rectores de RB consiguen que Johan Cruyff y su joven y bella esposa Danny acudan al “Camp Nou”, donde la gran estrella holandesa accede incluso a vestirse con el uniforme azulgrana y a realizar algunas evoluciones con balón sobre el césped. En el reportaje en cuestión se va a recordar que fue precisamente Mr. Buckingham, el entrenador azulgrana, quien descubrió e hizo debutar a Johan en el Ajax con tan sólo 17 años, a la par que el futbolista asegura que su antiguo mentor deportivo triunfará en el Barcelona.

A pesar de los gravísimos incidentes acaecidos en el reciente choque entre el Barça y el Real Madrid  (o tal vez a causa de ello), el “Camp Nou” va a ser designado como sede de la final de la Copa del Generalísimo, a la que –tal cómo entonces era preceptivo– acudiría el mismísimo Franco para entregar el trofeo que llevaba su nombre al capitán del equipo vencedor. En esta ocasión van a clasificarse para el encuentro decisivo Real Madrid y  Valencia, aunque en las gradas únicamente se darán cita los seguidores de ambos conjuntos, ya que el público habitual del coliseo azulgrana se retraerá, pensando que no se le había perdido nada en dicho evento. En un gran partido, los blancos van a triunfar por 3 goles a 1, y Paco Gento recibirá la Copa de manos de su tocayo, el Caudillo, en la que será la última visita de ambos al “Camp Nou”, puesto que el veloz extremo cántabro se va a retirar al concluir la siguiente temporada (pero ya no será alineado en el Barça–Madrid de la Liga 70-71), y en cuanto a Franco –al que aún le quedaban cinco años y pico de vida–, el Dictador  no volverá a pisar el recinto barcelonista.

Interesantes declaraciones de Vic Buckingham a la revista RB: “Creo, sinceramente, que el Barcelona me ha renovado contrato por lo que pueda hacer y no por lo que he hecho. El equipo no ha mejorado bajo mis órdenes, pero ahora conozco a fondo a los jugadores de la plantilla. Lo fácil es fichar a diez jugadores cada temporada, pero yo quiero hacer triunfar a los jóvenes de la cantera, como en otros tiempos. Martí Filosía posee cualidades mentales, físicas, técnicas y de habilidad para triunfar en el Barcelona”. El bienintencionado técnico inglés seguía pensando que el impaciente e improvisador Barça de 1970 era equiparable al Arsenal, el Liverpool o el Manchester United…

Surge por estas fechas, sin demasiado fundamento, el rumor de que el Inter de Milán pretendía el fichaje de Marcial Pina, que no había brillado demasiado en su primera temporada como blaugrana. Montal se apresurará a responder: “No queremos que ocurra con Marcial lo que pasó con Suárez, cuyo traspaso hemos llorado todos los barcelonistas”. Y de hecho no llegará a ocurrir tal cosa, por más que algunos años más tarde el nombre del rubio jugador volvería a estar en cuestión, asociado al de clubes de muchísima menos enjundia que los negriazules milaneses, al fin y al cabo uno de los grandes del Calcio y dos veces campeón de la Copa de Europa y la Intercontinental.

La temporada 69-70 da ya sus últimos coletazos. Algunos jugadores, como Zabalza y Pujol, aprovechan sus vacaciones para contraer matrimonio, y el fútbol español celebrará su pleno anual (en el cual se va a aprobar la ampliación de la Primera División a 18 clubes para la campaña 71-72, a instancias del CD. Sabadell y su dinámico presidente, Don Ricardo Rossón). En el calendario del curso inminente, al Barça le corresponde abrir el fuego ante el Athletic de Bilbao en “San Mamés”, auténtico plato fuerte de la primera jornada de la Liga 70-71. Mientras, Montal hace balance: “Como presidente hago examen de conciencia cada día. Después de conocer las virtudes y defectos del señor Buckingham, creímos conveniente renovarle contrato. Sería un error reducirle la sanción a Guruceta”. Y contesta a la Federación: “No temo a la advertencia de futuros castigos, si son por defender a mi club y a la afición barcelonista y barcelonesa”




Los 1260 minutos de Josep Seguer (1969)

En octubre de 1969 no va a ocurrir como en los aún no muy lejanos casos de  Pepe Gonzalvo y Vicente Sasot, entrenadores que saltaron al banquillo azulgrana cuando todavía faltaba buena parte de la temporada por cubrir, y permanecieron allí hasta su conclusión, quizás porque en esta oportunidad va a producirse también por el medio un relevo presidencial, y el nuevo mandatario llegará al cargo con ideas propias sobre qué tipo de persona debía encargarse de la dirección técnica del equipo. Pero no obstante, el perfil profesional del interino que reemplazará a Salvador Artigas va a ser muy similar al del de otros inquilinos provisionales del puesto, dado que era el responsable de dirigir a uno de los dos conjuntos filiales del Barcelona, el de más solera, el Condal, a la sazón integrado en la Tercera División. Y parafraseando al muy parafraseado Gabriel García Márquez, bien podía decirse que la de Artigas, futbolísticamente hablando, fue la crónica de una muerte anunciada, pues tras la fallida campaña 68-69, y no digamos ya después del bochornoso episodio del frustrado fichaje de Helenio Herrera en el mes de junio, su cotización en la bolsa de valores azulgranas había descendido muchísimos enteros, y todo el mundo era consciente de que al primer revés sería despedido, o se marcharía cinco minutos antes de que le enseñasen la puerta de salida, como de hecho así ocurrió al perder el Barça su primer partido oficial de la temporada 69-70, tras caer en “Atocha”, batido por la Real Sociedad por un mínimo 1 a 0

UN JUGADOR DE CLUB EJEMPLAR

Josep Seguer i Sans nació el 6 de mayo de 1923 en Can Patetis, una modesta casa situada en la Plaça de la Vila de Parets del Vallés, pequeña localidad de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona, cercana a Granollers y distante 23 kilómetros de la Ciudad Condal. Parets contaba entonces con poco más de 1.500 habitantes, ocupados principalmente en las faenas agrícolas, y también en una fábrica textil que llegó a dar trabajo a medio millar de obreros, un porcentaje elevadísimo teniendo en cuenta su escasa población. Los padres de Seguer, Joan y Flora, eran personas de condición humilde, trabajadores textiles y dueños de una pequeña tienda de alpargatas, mientras que el abuelo materno regentaba una barbería, oficio que Josep aprendería pronto, siéndole muy útil durante su adolescencia y juventud, incluso cuando ya formaba en las filas del Barça (eran otros tiempos, obviamente, tiempos de durísima Posguerra). Su padre va a fallecer en un accidente en 1939, poco después de finalizada nuestra contienda fratricida, y él tenía tres hermanos pequeños, de modo que no tuvo más remedio que arrimar el hombro, compatibilizando los afeitados y los cortes de pelo con las patadas a diversos tipos de improvisados objetos de forma más o menos esférica, tarea en la que se afanaba con entusiasmo desde sus primeros años escolares, pues siempre le tiró más el balón que los libros…

En 1940 va a ser descubierto por un vecino que era ojeador del Barça, mientras jugaba en el C.F. Parets, el equipo de su pueblo. Con anterioridad había llegado a hacer una prueba por el Español (entonces más boyante deportivamente e institucionalmente que los azulgranas), pero no le interesaron las condiciones económicas que los responsables pericos le ofrecían, a pesar de que a los blanquiazules les convenció su juego (entonces actuaba como delantero centro, aunque no en la versión del típico ariete rompedor, a lo Campanal o Mundo, sino mostrando clase y finura). Sin embargo los de “Les Corts” sí consiguieron ficharle, a cambio de un partido de Festa Major a disputar en el propio pueblo. Con 17 años Seguer va a integrarse en el conjunto de Aficionados –o Amateur– del Barça (donde entrenaba un par de días a la semana, con compañeros como los futuros internacionales Argila y Joaquim Navarro, el Fifo). Más tarde sería cedido al Granollers, debutando en el primer equipo blaugrana en la temporada 43-44, con 20 años, pero no dejaría definitivamente las tijeras y la navaja hasta 1947, cuando contrajo matrimonio y ya había sido campeón de Liga con el Barça.

Seguer, en plena madurez futbolística

Seguer, en plena madurez futbolística

En sus primeras campañas con los barcelonistas no jugó mucho, pues se alineaba preferentemente como interior derecho, y en dicha demarcación había un rival muy difícil de desbancar, su tocayo Escolá, una de las estrellas del Barça de los años 40. Pero siempre que el Mister –entre los años 1944 y 1947 nada menos que el legendario Samitier– le brindaba su confianza, Seguer jamás le defraudaba. Era un interior muy trabajador y sacrificado, un todoterreno lo llamaríamos hoy, en absoluto exento de clase ni de llegada. Por fin, a partir de la temporada 47-48 va a convertirse en un fijo de las alineaciones, tanto con el uruguayo Enrique Fernández como con el efímero Ramón Lloréns o más tarde el eslovaco Fernando Daucik. Será este quien retrase finalmente su posición hasta las zonas laterales de la defensa, poco después de implantada la WM, tanto en la izquierda como en la derecha, y allí conocerá sus mejores días, como uno de los imprescindibles del mítico equipo de les Cinc Copes (temporada 1951-52), y degustará también las mieles de la internacionalidad, disputando cuatro partidos con la selección española en el año 1952, todos ellos de carácter amistoso. La irrupción como lateral derecho de Ferran Olivella a partir de 1956 va a ir arrinconándole, y su aportación a aquel equipo que en la temporada 56-57 dirigía Domenec Balmanya será ya meramente testimonial, suponiendo su salida del plantel blaugrana con sólo 34 años de edad, aún en plenas facultades físicas, muy  poco castigado por las lesiones y habiéndose cuidado siempre como un profesional ejemplar.

Josep Seguer va a disputar un total de 470 partidos con el Barça, entre oficiales y amistosos, 216 de ellos correspondientes al Campeonato Nacional de Liga, obteniendo 133 goles. Su brillantísimo palmarés como jugador incluye 5 Ligas (44-45, 47-48, 48-49, 51-52 y 52-53), 4 Copas del Generalísimo (1951, 1952, 1953 y 1957, pese a que en esta última no jugó un sólo encuentro, aunque pertenecía a la plantilla) y 2 Copas Latinas (1949 y 1952), amén de otros trofeos de menor relevancia. Permanecerá bajo la disciplina azulgrana durante nada menos que 17 temporadas, y el día en que reciba la carta de libertad, desvinculándole de la entidad, lo recordaría siempre como uno de los más tristes –sino el que más– de su vida deportiva, y tampoco se le va a brindar un más que merecido encuentro de homenaje, a diferencia de otros compañeros suyos con menor tiempo de pertenencia al club, pero todo eso no va a menguar un ápice su arraigado sentimiento barcelonista. Muy al contrario, pues sintiéndose todavía con fuerzas como futbolista, va a aceptar la oferta de un club de Segunda División aunque histórico, el Real Betis Balompié, ya que así no tendría que enfrentarse a su querido Barça.

Seguer, capitán del Barça

Seguer, capitán del Barça

Un Betis donde actuaban también elementos de la calidad del guardameta Américo, el futuro madridista Isidro, León Lasa, el ex del Real Madrid Castaño, su antiguo compañero Jordi Vila o un joven Luis Del Sol. Los verdiblancos van a conseguir esa campaña, la 57-58, retornar de nuevo a la máxima categoría, de la que estaban ausentes desde hacía quince años, tras una larga y penosa travesía del desierto. Ya de nuevo en la élite, Seguer colgará las botas, pero tras ejercer como ayudante del técnico vasco Antonio Barrios, va a sentarse en el banquillo de los de “Heliopolis” a finales del curso 58-59, llegando incluso dirigirles en una eliminatoria copera frente al propio Barça, en la que los sevillanos cayeron en la capital hispalense por un concluyente 0 a 6, pero en el choque de vuelta lograron ser el primer equipo capaz de marcarle tres goles a los azulgranas en el “Camp Nou”, sucumbiendo por un decoroso 4 a 3.

Seguer va a poner fin en ese momento a su aventura andaluza, regresando a Cataluña para vigilar más de cerca sus negocios particulares. Pero picado aun por el gusanillo, volverá brevemente al fútbol activo enrolándose en las filas del Manresa, club con el que disputa una fallida promoción a Segunda División en la campaña 59-60, y al que dirigirá desde el banquillo en la temporada siguiente, jugando de nuevo la promoción a Segunda, también sin suerte. Y en 1961, tras el triunfo de Enric Llaudet en las elecciones presidenciales del Barça, va a integrarse en el nuevo organigrama barcelonista como responsable del equipo Amateur y ayudante de Kubala, técnico del primer equipo. Por sus manos pasarán algunos destacados jugadores del conjunto de Aficionados, que poco más tarde ascenderían a las filas del propio Barça, tales como Comas, Rodés, Borrás, Montesinos, Mas o Lluis Vidal, así como Ángel Mur Jr, quien tras militar en el Condal, Sporting de Gijón y Sant Andreu, se convertirá en masajista del Barça a partir de 1973.

Compaginaría su trabajo al frente del Amateur barcelonista con labores de segundo de los sucesores de Kubala, sus también antiguos compañeros Pepe Gonzalvo y Cesar Rodríguez, hasta que en octubre de 1964 va a recibir la oferta de la U.E. Lleida, en Tercera División, y en la Terra Ferma conseguirá que un equipo que había iniciado la temporada de forma irregular logre ascender nuevamente a la categoría de plata del fútbol español. Gozando de un notable presupuesto para fichajes –5 millones de pesetas de la época– va a conseguir mantener sin apuros al conjunto lleidatá durante el curso 65-66, aunque en la campaña siguiente dejará su banquillo tras un mal comienzo liguero.

Su siguiente destino sería en una localidad próxima a su pueblo natal, la industriosa Terrassa, de cuyo equipo representativo se hace cargo en octubre de 1967, llevándolo hasta la promoción de ascenso a Segunda, aunque infructuosamente. Renueva con el conjunto egarense para la 68-69, donde quedan clasificados en tercera posición, y de cara a la 69-70 regresará a Can Barça, para hacerse cargo del más veterano de los dos filiales barcelonistas, el Condal, uno de los gallitos de la Tercera catalana. Allí es donde, inesperadamente, va a encontrarse con la gran oportunidad de su vida profesional como entrenador, nada menos que la dirección del primer equipo azulgrana, en una de las últimas decisiones del Consejo Directivo presidido por Narcís de Carreras, muy tocado ya por la crisis de resultados y la fractura social existente en el seno del barcelonismo.

RELEVO EN EL BANQUILLO

El diario El Mundo Deportivo abría su edición del miércoles 15 de octubre de 1969 con la siguiente noticia, a toda plana: “Seguer sustituye a Artigas”. Y este texto al pie de una gran fotografía suya:

“Los acontecimientos se han precipitado en el Barcelona tras la derrota de Atocha. Después de una reunión urgente celebrada ayer mañana en el domicilio del presidente azulgrana, se hizo pública la renuncia de Artigas al cargo de entrenador y su sustitución por José Seguer, hasta ahora técnico del Condal. Seguer tomará posesión hoy, a las 10 de la mañana. Pero ayer tarde, a las 7.15, ya recibió el espaldarazo oficial de manos de don Narciso de Carreras”.

Y ampliaba la noticia en su tercera página:

“La derrota de Atocha ha precipitado los acontecimientos en el Barcelona. La Junta Directiva se reunió ayer mañana en el domicilio del presidente, todavía no recuperado de la persistente gripe que le ha retenido en cama desde hace algunos días. En esta reunión se tomó el acuerdo, hecho público a media tarde, de aceptar la renuncia de Artigas, sustituyéndole por el ex internacional José Seguer, actualmente entrenador del Condal. El comunicado oficial dado por el club contenía el siguiente lacónico texto:

“El Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona comunica a sus asociados que don Salvador Artigas Sahún, que venía ejerciendo las funciones de entrenador del equipo profesional del club, ha pedido ser relevado de su cargo, aceptándose su renuncia y nombrando para sustituirle a don José Seguer Sans”

El nuevo entrenador, que tomará posesión de su cargo a las diez de la mañana de hoy miércoles, estuvo reunido con don Narciso de Carreras desde las 7.06 de la tarde hasta las 7.29. Le acompañó el directivo señor Uriach.

Después de esta entrevista, intentamos hablar con el presidente azulgrana, pero nuestro propósito resultó inútil. El señor Carreras había dado la orden terminante “de que no estaba visible para nadie”. No es posible asegurar si Seguer va a ser un entrenador-puente, como parece presumible, o no. Tal situación será objeto de nuevas deliberaciones en una próxima Junta Directiva”

El editorial de dicho diario hablaba de “relevo inevitable”. Lo transcribimos textualmente:

“Lo que ya hace unos días adelantamos en El Mundo Deportivo ha tenido plena confirmación: Salvador Artigas ha dejado el timón técnico del Barcelona en manos de un entrenador-puente, el ex internacional José Seguer.

Se veía llegar esta decisión, postergada después del desdichado affaire de este verano con intervención de HH. Los mentís generosos y oficiales no han servido, desde entonces, más que para ocultar una realidad que paso a paso ha ido consumiendo las últimas posibilidades de Artigas.

Tal vez el guillotinazo que se ha dado al caso no llega, como siempre ocurre, en el momento oportuno. Pero resultaba inevitable tanto más cuanto que a las circunstancias engendradas ha venido a conjugarse el clásico lema de “que alguien debe pagar el pato”. La derrota de Atocha necesitaba de algún responsable. Y no pueden dimitir, como es lógico, los once jugadores que allí actuaron.

Posiblemente Artigas no sea el hombre audaz que el Barcelona precisa en esta época vacilante azulgrana; pero sería cruel atribuirle la culpa de todo. De él se guardará siempre el recuerdo de un hombre trabajador, entusiasta, correcto y bueno, virtudes suficientes para despedirle con afecto, cariño y simpatía.

A José Seguer hemos de desearle, cómo no, el mayor éxito en la gestión temporal que ha iniciado. En el fondo, como Artigas, dependerá de que la plantilla puesta a sus órdenes rinda lo que de ella cabe esperar. Las tácticas son importantes, pero todavía lo son más los hombres encargados de concretarlas. Y en Atocha esos hombres no las cumplieron.

Esperemos que el sacrificio de Artigas sirva para algo más que para una polémica. Cuando la Liga está en sus inicios, el Barcelona puede decirse que ha perdido una batalla pero no la guerra. La junta directiva que en este asunto no ha hilado tan delgado como debiera, ha hecho bien en llevar a cabo una medida que puede servir de estímulo y reacción a todos. Sobre todo si los jugadores se dan cuenta de que la caída de Artigas es una sonora bofetada asestada a su propio prestigio de encumbrados y aplaudidos ases, aunque no siempre lo demuestren”

En su última entrevista antes del cese, Artigas se había mostrado abatido y desmoralizado, tremendamente decepcionado por el adverso resultado de “Atocha”, aunque este sólo dejaba al Barça a 2 puntos del líder Real Madrid. Pero era evidente que el nerviosismo cundía en la familia azulgrana, a causa del flojo desempeño del equipo lejos del “Camp Nou”, a excepción de la primera jornada en el “Bernabéu”. Seguer, por su parte, declaraba a El Mundo Deportivo cosas como las que siguen:

“El señor Carreras me ha dicho que había seguido mi carrera como entrenador y que depositaba en mí la responsabilidad de dirigir al equipo por lo que restaba de temporada”. Añadiendo que de él dependía en realidad la transitoriedad en el cargo, y recordando que Miguel Muñoz había entrado en el Real Madrid en el mismo plan, y que había echado raíces.

Y a la pregunta de si llegaba preparado para triunfar en el cargo, respondía de esta forma:

“Llevo muchas horas de vuelo; he acumulado bastante experiencia y creo que, en efecto, puedo triunfar. Además el hecho de que considere que tengo ante mí la oportunidad de mi vida como entrenador, hará que ponga el máximo de entusiasmo y esfuerzo. Luego la afición y la directiva dirán si sirvo o no para el puesto”

Seguer quería demostrar que “un barcelonista era capaz de brillar en un puesto de máxima responsabilidad”. Conocía a la plantilla, la había visto en acción, y manifestaba que jugaría aquel que lo mereciera, aquel que sobre terreno le demostrara que sabía hacerse digno de los colores que defendía. Se declaraba enamorado del “buen juego”, del fútbol-espectáculo, pero pensaba que siempre la brillantez debía ir acompañada de la debida efectividad.

Pero no todos los comentarios mostraban el mismo optimismo hacia el nuevo entrenador…Esto es lo que escribió por aquellos días Josep Morera Falcó, en las páginas de El Correo Catalán:

“Seguer no es entrenador para un Barcelona, y repito que no por falta de capacidad. No puede serlo, sencillamente, porque el equipo directivo no funciona, y porque, al no funcionar este, ha dejado que el otro equipo sea dominado y minimizado en su producción por una serie de clanes interiores que son los que vienen mandando por encima del entrenador. En esas condiciones, un entrenador “familiar” como Seguer está condenado al fracaso de antemano. Hoy, en el Barcelona, sólo cabe un entrenador casi diríamos que de látigo”

En la mañana del miércoles 15 de octubre de 1969, el mismo día en que Ladislao Kubala va a debutar ante Finlandia en La Línea de la Concepción como seleccionador nacional español en un intrascendente partido de la fase previa del Mundial-70, del que nuestro combinado ya había sido eliminado meses antes, Seguer es presentado oficialmente a los jugadores y a los medios de comunicación por el presidente Narcís de Carreras. Estas van a ser las palabras del máximo mandatario azulgrana:

“Nos hemos reunido aquí, como todos saben, para dar posesión a Seguer del cargo de entrenador del primer equipo del Barcelona. Sin embargo, deseo que mis primeras palabras sean en recuerdo y homenaje de simpatía al entrenador dimitido don Salvador Artigas, hombre que ha cumplido siempre con su deber llevado no sólo del contrato que le liga al club sino también por ese cariño a los colores del Barcelona. Artigas se ha ido, porque así lo han aconsejado las circunstancias, pero lo ha hecho con normalidad y sin estridencias, como un auténtico caballero que no tiene absolutamente nada que reprocharse, cosa con la que toda la directiva estamos plenamente de acuerdo bajo todos los conceptos.

El Consejo Directivo y la Comisión Deportiva del club hacía tiempo que en previsión de lo que podía suceder estaba estudiando una posible solución a los problemas deportivos del Barcelona y entre otras posibilidades, entraba lógicamente la de Seguer, hombre afecto a la plantilla de técnicos del club y de cuyas virtudes futbolísticas y humanas sería inútil hablar porque cuanto todos (sic) lo conocen sobradamente. Al fin hemos llegado a la conclusión de que teníamos en casa al hombre que necesitábamos para este momento, al elemento idóneo, a la solución precisa y por lo tanto hemos desechado otros que nos habrían llevado lejos de Barcelona y de las fronteras de nuestra patria.

El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer a la experiencia que atesora une una buena fe capaz de mover montañas.

El cenit como técnico, dirigir a su Barça

El cenit como técnico, dirigir a su Barça

Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan a nosotros porque de esta forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso, pero desearía pedir a la Prensa catalana, a esa prensa que tanto aprecio y admiro, que efectúe un llamamiento a los socios del Barcelona para que una vez más nos brinden incondicional apoyo, porque me consta que tanto el entrenador como los jugadores y también nosotros los directivos, lo precisamos. Si marchamos por los caminos de la serenidad y actuamos con política ágil y joven, que no tiene nada que ver con los años que cargamos muchos de nosotros sobre las espaldas, en el sentido físico de la palabra, el Barcelona recobrará su prestigio y volverá al lugar donde siempre estuvo en el pasado y del que jamás debió de descender”.

El presidente informó también que Isidre Flotats, el entrenador del Amateur, se haría cargo del Condal, y que Miguel Colomer seguiría como segundo entrenador, y a la pregunta de si el nombramiento de Seguer tenía carácter provisional, respondió “que en fútbol no había nada provisional ni permanente”, y también que de momento no se había impuesto ningún tipo de sanción a los jugadores, pero que lo harían con toda seguridad si fuera necesario, y que el Consejo Directivo “iba a estar encima, más que nunca, del equipo y de los jugadores”

Seguer, por su parte –y tras un fuerte entrenamiento que duró casi tres horas, alternando los ejercicios físicos con el manejo del balón y dedicando una especial atención a defensas y portero– declaró que había encontrado a la plantilla (de la que estuvieron ausentes los internacionales convocados con la selección española) muy bien físicamente, y que en cuanto al apartado técnico, todo el mundo sabía que en ese aspecto los jugadores del Barcelona eran inmejorables, añadiendo –a la pregunta de sí haría cambios en el próximo compromiso– que “prefería a jugadores que luchen a otros con más técnica pero con tendencia a inhibirse” (¿ aviso para navegantes?). La opinión de la plantilla sobre los últimos acontecimientos podía resumirse en estas palabras del capitán Zaldúa, aunque no todos sus miembros suscribían la última parte:

“Después de tratar a Salvador Artigas durante dos años reconozco que es un gran técnico y una bellísima persona. Los jugadores, que en este caso somos los que ganamos o perdemos los partidos, no hemos respondido a lo que él hubiera querido y, por lo tanto, nos sentimos responsables de su decisión”

CRÓNICA DE 14 PARTIDOS Y UNA ELECCIÓN PRESIDENCIAL

Seguer, debuta como entrenador ante su propia afición el sábado 18 de octubre de 1969, con un triunfo sobre el Sabadell –3 a 1–, en un partido sin relieve alguno. Esta fue la primera alineación que presentó el técnico natural de Parets del Vallés: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol (Pellicer), siendo los goleadores Zaldúa, en dos ocasiones, y Gallego. Por otro lado, Miguel Ángel Bustillo tiene que volver a ser intervenido quirúrgicamente “para suprimir el material plástico, después de una breve e intensa preparación preoperatoria”. Ello no alteraría los plazos de su recuperación, que se fiaban largos, tal vez para el próximo torneo copero, si es que el Barça pasaba las primeras eliminatorias…

Con sus pupilos en terreno húngaro

Con sus pupilos en terreno húngaro

También entra el antiguo comodín azulgrana con buen pie en Europa, pues el Barça se impone a domicilio a los magiares del Gyor por 2 a 3, con una gran actuación de Zaldúa, autor de dos goles (el otro lo marcó Pellicer). Estos fueron los vencedores en la localidad húngara: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juan Carlos (Ramoní), Pellicer (García Castany), Zaldúa, Castro y Rexach. Pero la gran decepción va a llegar en Sevilla, al domingo siguiente. En el “Sánchez Pizjuán” los locales –que acababan de regresar a la máxima categoría y estaban dirigidos por el duro preparador austríaco Max Merkel, conocido popularmente como Mister Látigo– borraron literalmente del campo a los azulgranas, y los derrotaron por un estrepitoso 3 a 0 que no tenía paliativos, ni siquiera la repentina indisposición de Gallego, que le impidió alinearse, ni tampoco la expulsión de Eladio por agresión al sevillista Lora. Estos fueron los protagonistas de la debacle: Reina; Franch, Ramoní, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé (Alfonseda), Marcial (García Castany), Zaldúa, Castro y Romea.

Y a la semana siguiente, el Atlético de Madrid va a cuajar una sensacional actuación en el “Camp Nou”, imponiéndose por 1 a 2 a un Barça desordenado y lento, que tan sólo exhibió afán de lucha. Alberto hizo los dos goles colchoneros, y Castro el de los azulgranas, que formaron con: Sadurní; Franch, Gallego, Romea (Sanjuán); Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro y Rexach. Al finalizar el encuentro se produce una espontánea concentración de socios y seguidores barcelonistas frente a la puerta principal de Tribuna. Se piden dimisiones. Con este resultado, el Barça caía a la undécima posición de la tabla, a cincos puntos ya del líder, el Real Madrid. Estas dos dolorosas derrotas consecutivas, con un nivel de juego paupérrimo, van a ser el detonante de la crisis que ya se venía gestando desde meses atrás, cuando la fallida contratación de HH terminó con la artificial y precaria unión de la Junta de Carreras, dejándola herida de muerte. Los rojiblancos madrileños solamente van a darle la puntilla. El día 5 de noviembre, Carreras y todo su Consejo Directivo  presentan la dimisión, abriéndose un proceso electoral en el que –según la normativa entonces vigente– sería nombrada una nueva Junta por votación en Asamblea General Extraordinaria de los Socios Compromisarios, elegidos a sorteo. El sufragio universal, ensayado sorprendentemente en 1953, cuando fue elegido Miró-Sans, aun tendría que esperar casi una década, hasta que volviese la democracia a España.

Narcís de Carreras, en una nota oficial del club, da cuenta de su decisión: “Deseo los mejores aciertos al que resulte elegido presidente y que además tenga la suerte de poder contar con las colaboraciones indispensables para que nuestro Barça conozca nuevos días de triunfo y de gloria”. La consecuencia de todo esto es que el nombre del Barça, una vez más, va a convertirse en la comidilla de los medios informativos y los aficionados al fútbol de España entera. Y entre tanto, el equipo languidece en el campeonato. Se arranca un positivo en Valencia (0-0), un resultado que en otras circunstancias sería bien recibido, pero que ahora apenas sabe a nada, pues tampoco los valencianistas atravesaban por su mejor momento. La alineación azulgrana fue la siguiente: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa (Rexach), Castro y Pujol.

Palabras muy interesantes y llenas de sensatez de un reciente  –y ya dimisionario– directivo. Pero no se trataba de un directivo más, de los de palco y puro, sino de un hombre que había sido cocinero, y muy bueno, por cierto, antes que fraile, Pepe Gonzalvo, “Gonzalvo II”: “ Al Barcelona le ocurre que carece de unos esquemas que son esenciales en el juego de hoy día. El conjunto coexiste, porque no puede existir alrededor de nada. Todo el mundo se ha preocupado de los fichajes más o menos grandes, pero nadie de crear un sistema que permita aprovecharlos. Se juega con la fuerza individual de que se disponga. Y eso no es bastante, naturalmente, para un club de la categoría del Barcelona” Al mismo tiempo, suenan ya una serie de nombres como posibles candidatos a la presidencia del Barça: Martí Cot, Agustí Pujol, Gibernau, Llaudet, Montal, Baret, Domenech, Miró-Sáns…

En la décima jornada de Liga el Barça se impone al Celta en el “Camp Nou” con muchos apuros (2 a 1, con goles de Zaldúa y Gallego). Y no es que precisamente los vigueses cuajaran un gran partido, pues, al contrario, causaron una muy pobre impresión, pero los azulgranas también se hallaban bajo mínimos. Esta fue su alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro (García Castany) y Rexach. Mientras, la voz de la calle parece optar por Pere Baret como su candidato favorito, y por Helenio Herrera como el entrenador más idóneo. Y es que pesaba mucho el hecho de que los últimos grandes triunfos del club datasen del bienio herrerista (1958-60), antes de iniciar una larguísima travesía del desierto sin apenas títulos de relieve. Por esos mismos días se celebra el sorteo de los 200 Socios Compromisarios que han de tomar parte en la Asamblea General Extraordinaria donde tendrá lugar la elección del nuevo presidente barcelonista. Entre los elegidos, hay 23 mujeres. Y con vistas a los comicios, va aclarándose también definitivamente el panorama, puesto que –descartados los señores Campabadal y Domenech– quedan frente a frente Agustí Montal y Pere Baret. Por cierto que en la prensa barcelonesa se va a publicar por estos días una nota en la que cuatro expresidentes del club, los señores Miró-Sans, Balaguer, Martí Carreto y Llaudet se mojan apoyando públicamente la candidatura de Agustí Montal.

En la undécima jornada de Liga el Barça va a hacer el ridículo en el campo del penúltimo clasificado, el Mallorca, donde caerá derrotado por 3 goles a 2. Las críticas son durísimas para un equipo que, según una portada muy gráfica, la del influyente semanario RB, se hunde cada día un poco más. Seguer estaba cosechando unos resultados bastante peores que Artigas, y todo el mundo era consciente de que a su interinidad le quedan tan sólo unas pocas semanas de vida, el tiempo suficiente para que el nuevo mandatario barcelonista entronizase al entrenador de sus preferencias en el banquillo del “Camp Nou”. Este fue el equipo que se cubrió de oprobio en el “Luís Sitjar”: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Al domingo siguiente se consigue una victoria por la mínima –1 a 0–  en el Estadio ante un  Granada que estaba despachando una notable campaña hasta la fecha. Reaparecieron Reina, Ramoní, Fusté y Rexach, y este último fue el autor del gol del triunfo de un Barça que formó de la siguiente manera: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Fusté y Rexach. Aun así, al final del partido volvieron a concentrarse numerosos hinchas barcelonistas ante la puerta principal de la Tribuna, para dejar patente su descontento.

Antes de que concluya el mes de noviembre, y coincidiendo con el 70 Aniversario de la fundación del club, es inaugurado el primer grupo de viviendas construidas en los terrenos que había ocupado el campo de “Les Corts”. Asisten a la ceremonia inaugural el hijo de Joan Gamper y el señor Carreras, presidente dimisionario del Barcelona. Asimismo se consigue el pase a la siguiente ronda europea, tras una nueva victoria ante los magiares del Vasas Gyor (2 a 0), con la siguiente alineación: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Los dos tantos son marcados por Zaldúa y un defensor húngaro en su propia puerta, pero en la Liga continúan los tropiezos. Derrota en Zaragoza por 2 a 1, con un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Rexach y Castro. En vísperas de unas elecciones que decidirían su futuro próximo, el Barça era noveno con 13 puntos, a ocho de la cabeza. Un lugar a todas luces indigno para una entidad de su prestigio y su historial.

Se anuncia que, en caso de salir elegido presidente Pere Baret, su hombre para el banquillo sería el rígido preparador austriaco Max Merkel, cuya campaña al frente del Sevilla estaba sorprendiendo a propios y a extraños, aunque la noticia causó aún más sensación, sobre todo en la capital hispalense. En cuanto a los planes del otro candidato, el señor Montal, este prefiere hablar de manager, pero no considera oportuno revelar su identidad. Lo único que se sabe de él es que ya está contratado en firme, y que es de nacionalidad inglesa. Pero mientras, todavía con un hombre de la casa como Josep Seguer en el banquillo, el equipo continúa cosechando derrotas. En esta ocasión en un campo tradicionalmente poco propicio para el Barça como el “Estadio Insular” de Las Palmas, donde los amarillos se imponen por 1 a 0 a los azulgranas, que pusieron en danza a: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial (García Castany), Zaldúa, Fusté (Juan Carlos) y Romea.

La elección presidencial había sido fijada para el día 18 de diciembre de 1969, y de las  cuatro precandidaturas presentadas –las de los señores Campabadal, Domenech, Baret y Montal– al final, tal como se preveía, quedaban únicamente en liza los dos últimos, representantes de sendas corrientes muy caracterizadas en el seno del barcelonismo. Pere Baret i Sabaté, financiero y hombre de negocios de 44 años de edad, directivo dimisionario de la Junta de Carreras, era el representante del sector llamémosle crítico –su slogan era “Por la Renovación” –, y pretendía arrancar las riendas del club de las manos del grupo social, la burguesía textil, que venía  monopolizando en la práctica los cargos directivos desde hacía un cuarto de siglo, mientras que Agustí Montal i Costa, empresario textil precisamente, de 34 años de edad y vicepresidente del club a la sazón (cuyo lema rezaba “Con el socio, todo; sin el socio, nada”), encarnaba claramente a la tendencia oficialista, que preconizaba la continuidad y recelaba mucho de posibles “saltos en el vacío”, aunque hablaba de “reestructuración”

La campaña electoral fue breve pero muy intensa, y en ella puede decirse que ambos candidatos llegaron con sus respectivos programas hasta el último rincón de Cataluña, por más que su suerte dependiese únicamente de un reducido colegio de votantes, compuesto por algo más de dos centenares de compromisarios designados mediante sorteo entre los socios del club, sistema que los dos contendientes censuraron públicamente, aunque –como es obvio– lo acataban. El Establishment barcelonista (ex presidentes, directivos, Socios de Mérito y demás prohombres ) apoyaba abierta y decididamente a Montal, un hombre de su plena confianza, uno de los suyos, hijo del presidente de las Bodas de Oro (Agustí Montal i Galobart), perteneciente al gremio textil, tradicional vivero de dirigentes blaugranas, y bien conectado con Banca Catalana, la joven institución financiera que, bajo el control de Jordi Pujol, estaba realizando una clara apuesta de tipo nacionalista por la economía y la cultura catalanas. Por el contrario, Baret –con su vitola de renovador a cuestas– recibió el respaldo de un barcelonismo más “popular”, el del socio de la General. La Revista Barcelonista (RB), editada por Carles Barnils, no ocultaba sus simpatías baretistas, y acusaba a Montal de ser el candidato del Grupo del Porrón, es decir, de un puñado de familias acomodadas que se habían pasado los cargos directivos casi de padres a hijos, por derecho de herencia (algo que, en el caso concreto de Montal, era rigurosamente cierto). En la candidatura de Baret no figuraba ningún ex directivo, mientras que en la de Montal iban nada menos que siete, que  por el mero hecho de serlo, se convertían en compromisarios natos, con derecho a voto, dato este muy interesante a tener en cuenta si se producía una elección igualada, tal como se preveía

Coloquios, debates y demás actos, en los que se utilizó con profusión la lengua catalana, oficialmente proscrita, desembocaron en la jornada electoral del 18 de diciembre de 1969, en el Palacio de las Naciones de la Feria de Muestras de Barcelona. Baret, que traía en su programa la contratación del técnico sevillista Max Merkel, partía –aunque por escaso margen– como favorito, y por lo tanto el desenlace de la votación constituyó una relativa sorpresa, ya que en el escrutinio el financiero badalonés fue en cabeza hasta que se contabilizaron las papeletas de los compromisarios natos (es decir, ex presidentes, directivos y Socios de Mérito1), quienes decantaron la balanza a favor del candidato continuista y en contra del adalid de la Ruptura, por un ajustado 126 a 112. Lo cierto fue que hubo poderes fácticos –como el propio Jordi Pujol– que movieron algunos hilos en la sombra para que Montal, uno de los suyos, resultase finalmente elegido. Cosas de la política, que por algo es la continuación del fútbol por otros medios, parafraseando a Clausewitz… A la salida del recinto se produjeron algunas escenas muy desagradables, y mientras que el nuevo presidente era acogido con frialdad –cuando no con abierta hostilidad– por parte de ese barcelonismo de base, en cambio el derrotado Baret fue aclamado por sus partidarios.

Finaliza la primera vuelta en el “Camp Nou” ante el Elche, cediendo el Barça un  decepcionante empate a uno, con gol de Pujol y el siguiente equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Pujol y Rexach. Al hacer su entrada en el palco presidencial, Agustí Montal fue recibido con división de opiniones, declinando  saludar a los socios tal como hasta entonces había sido habitual en todos los que le habían precedido en el cargo. Una vez concluido el partido, se repitió la ya acostumbrada concentración delante de la Tribuna, y de nuevo se vivieron  momentos de tensión, con parte de la hinchada dando rienda suelta a su descontento.

Pero siete días más tarde da comienzo la segunda ronda del campeonato, y lo va a hacer con un marcador mucho más del agrado de todos los culés, máxime teniendo en cuenta quién era el adversario. Y es que el Barça le gana por 1 a 0 al Real Madrid, con un gol de cabeza de Gallego al rematar un saque de esquina lanzado por Rexach, en un partido donde Seguer hizo jugar a Rifé como lateral derecho, con la expresa misión de marcar a Gento aprovechando su punta de velocidad. La prueba resultó positiva, y esa misma noche, ante toda España, Quimet iniciaría una nueva carrera como defensa –carrilero lo llamaríamos ahora–, en la que volvería a ser convocado para la Selección, ahora por Ladislao Kubala. En lo concerniente al juego, este no había mejorado gran cosa, pero al menos se había conjurado temporalmente el peligro de caer todavía más bajo en la clasificación. Así formó el equipo presentado por Seguer en el que iba a ser su último partido como responsable técnico del Barcelona: Reina; Rifé Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach (Romea), Marcial, Martí Filosía ( Zaldúa ), Castro y Pujol.

La elección de Agustí Montal i Costa como presidente del Barça abre, sin lugar a dudas, un nuevo capítulo en la historia del club. Con ella puede darse por finalmente concluido el período de relativa interinidad que se inició con la renuncia de Enric Llaudet a volver a presentarse a las urnas en septiembre de 1967, y señala el arranque de un cierto proyecto, difuso pero proyecto al fin y al cabo, que no es ajeno a una clara voluntad de catalanización de la entidad, primero de una forma lenta y gradual, pero después acelerando el ritmo, coincidiendo con los que van a ser los últimos años del régimen del general Franco. No habrá salto en el vacío –tal como temían algunos que ocurriría si triunfaba Baret–, y la continuidad quedaba garantizada con un equipo de gobierno infinitamente más cohesionado que la heterogénea Junta dirigida por Carreras, de modo que el nuevo Consejo Directivo pone manos a la obra sin demora.

Su primera decisión va a ser contratar a un nuevo entrenador. El elegido será el técnico inglés Vic Buckingham, poco –o nada– conocido entre los aficionados, pero con varios puntos destacados a su favor. También los flamantes rectores barcelonistas  comenzarán a presionar a las instancias federativas españolas para que por fin sea levantada la prohibición de fichar jugadores extranjeros. Y es que ya le tienen echado el ojo a una buena pieza: un muchachito holandés que milita en el Ajax de Amsterdam, flaco de carnes pero capaz de realizar los más diabólicos quiebros y marcar los goles más inverosímiles. Un chico con más aspecto de cantante Pop que de futbolista, llamado Johan Cruyff, que había sido casualmente descubierto por el propio Buckingham, haciéndole debutar en el cuadro holandés con sólo 17 años, y a quien aspiran a convertir en el santo y seña de un Barça triomfant.

Se despide el año con el tradicional partido navideño en el “Camp Nou”, en esta ocasión frente al Partizán de Belgrado, un atractivo conjunto yugoeslavo que le había disputado la final de la Copa de Europa al Real Madrid tan sólo tres años antes, pero que, a causa de la hogareña festividad del día, no congregó demasiada gente en las gradas. Empate a dos al final del choque, siendo Martí Filosía y García Castany los autores de los tantos barcelonistas. Y en la decimoséptima jornada del Campeonato Nacional de Liga, al Barcelona le corresponde visitar el Estadio de “Riazor”, para enfrentarse al Deportivo de La Coruña. En el terreno gallego se sentará por primera vez en el banquillo azulgrana Mister Buckingham. El técnico inglés aun no dominaba el castellano, por lo que el club va a poner a su disposición durante varios meses a un intérprete, Mr. Getman. El partido se saldará con un triste empate a cero, pero ya se sabe, “punto es punto…”. Esta fue la primera alineación presentada por el entrenador británico: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. Como puede verse, un equipo muy similar a los que venía alineando Seguer. El balance del de Parets del Vallés como responsable del banquillo del Barça se resume en 13 partidos oficiales disputados –encuentro nadalenc aparte–, con un balance de 6 victorias, 2 empates y 5 derrotas. El equipo a sus órdenes había marcado 17 goles, encajando 16 tantos. Unos números muy, muy discretos…

SEGUER SIGUE ENTRENANDO

Seguer junto a su sucesor, Vic Buckingham, y el ayudante de éste, Ted Drake

Seguer junto a su sucesor, Vic Buckingham, y el ayudante de éste, Ted Drake

Después de colaborar con Buckingham en el segundo tramo del curso 69-70, Josep Seguer va a hacerse cargo nuevamente de un conjunto de cara a la temporada 70-71, pero sin romper su vinculación con el Barça, puesto que se trataba del Barcelona Atlético, club resultante de la fusión de los dos filiales azulgranas, Condal y Atlético de Cataluña. Militará en Tercera División, reuniendo futbolistas de la talla de Irazusta, Laredo, Gelo, Laguna, Cortés, Puig Viñeta, Chiva, Sitjá o Rodri, pero en la campaña siguiente, privado de sus mejores elementos, descenderá a categoría regional. Entonces Seguer va a tomar las riendas de un histórico, el Badalona, sin moverse prácticamente de casa, y al año siguiente, 1973-74, se sentará en el banquillo de un viejo conocido, el Manresa. Entre 1974 y 1976 entrenará a otro modesto con pedigree, el Jupiter, y en 1976-77 bajará hasta el delta del Ebro para dirigir al Tortosa. Siguiendo con su particular volta a Cataluña, en el curso 77-78 ocupa la dirección técnica del Terrassa, en Segunda, en una época en la que el cuadro egarense albergaba aspiraciones de ascenso a la máxima categoría, con jugadores como el brasileño Bío, que no tardará en pasar a las filas del mismísimo Barça.

Durante el bienio 1978-80 le encontramos al norte de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Castellón y más concretamente en un Villarreal donde nadie podía soñar todavía con futuros éxitos. No consigue llevarlo de vuelta a Segunda, pero va a tener el honor de descubrir y promocionar a uno de los mejores y más completos centrocampistas españoles de las dos siguientes décadas, el longevo Robert Fernández, actual secretario técnico del Barça, quien muy pronto destacará en las filas del Valencia y conseguirá la internacionalidad, fichando por los azulgranas en 1986 a las órdenes de Terry Venables. Figueras (80-81), Gavá (81-82) y Reus (82-83) serán sus últimos equipos, y con 60 años cumplidos Seguer se despedirá de los banquillos y sus constantes tensiones, para atender más de cerca sus negocios particulares (había sido una hormiguita, primero como distribuidor de una conocida y popular marca de cerveza, y más tarde regentando varias tiendas de artículos de regalo en la zona alta de Barcelona).

Después vendrá un tiempo de reconocimientos y homenajes, absolutamente merecidos tratándose de un hombre que como futbolista en activo no recibió la misma atención mediática que otros compañeros más famosos del legendario equipo de les Cinc Copes, pero que desde la modestia y el sacrificio lo había dado todo por los colores azulgranas. Buena prueba de ello fue el excelente libro biográfico titulado Josep Seguer. El primer comodí del Barça, escrito por su paisano el periodista Toni López y publicado por el Ayuntamiento de Parets del Vallés en mayo de 2000, de donde proceden no pocos datos incluidos en este trabajo. Avecindado en el municipio tarraconense de Vandellós i Hospitalet de l´Infant, en la comarca del Baix Camp, Josep Seguer va a fallecer en el hospital de Reus el primer día de 2014, a los 90 años de edad, siendo enterrado en el cementerio de su localidad de residencia. Era uno de los últimos componentes de aquel equipazo que lo ganó todo en la temporada 1951-52, y por desgracia hoy ya no queda con vida ninguno de quienes formaron parte de un conjunto legendario, que tantas tarde de gloria dio a los colores azul y grana.




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Tercera parte

Se cierra el ejercicio futbolístico 68-69 con un amistoso ante la Fiorentina, reciente campeón del Calcio, en tierras toscanas –2 a 0 a favor del Barça, ambos obra de Fusté–, y con una mini gira por los Estados Unidos, concretamente Nueva York y Chicago. Allí el Barça –reforzado por el canterano Sanjuán y el lateral arlequinado Arnal, que ocupa la plaza del lesionado Eladio– le gana dos partidos a la Juventus de Luis Del Sol, la Vecchia Signora, y un tercero a una selección norteamericana. Será precisamente durante ese viaje cuando se produzcan una serie de hechos que dinamitarán el inestable consenso existente en el seno de la Junta que preside Narcís de Carreras, profundizando la división interna del club.

En contra de la opinión de parte de la Directiva y amplios sectores de la afición culé, se le va a renovar el contrato a Salvador Artigas –el primer entrenador barcelonista desde Daucik que iniciaría su tercera temporada consecutiva en el banquillo–, pero casi inmediatamente, en una reunión del mismo Consejo, se realiza una votación acerca de la conveniencia de fichar o no a Helenio Herrera, a la sazón técnico de la Roma, como nuevo entrenador del Barça. El hecho resultaba tan increíble como insólito, habida cuenta de la recentísima ratificación de Artigas, no obstante lo cual, dicha votación arrojará un resultado favorable a la vuelta de HH, por once votos afirmativos (entre ellos, el del propio presidente), y siete en contra, lo que implicaba la automática rescisión del contrato que acababa de firmarse con el técnico catalán. Una decisión tan surrealista iba a ser, empero, justificada por cierto directivo con las siguientes palabras: “Yo siempre preferiré pasar vergüenza un día, que no todo el año”. Ante semejante estado de cosas, tres de los directivos del bando favorable a Artigas presentan su dimisión con carácter irrevocable.

Pere Baret parece estar detrás de este pulso, que podía convertirle en el auténtico Hombre fuerte del Barça, relegando a Carreras al papel de mera figura decorativa. El propio Baret, en compañía del gerente Joan Gich y el directivo Luís Viza, vuela a Italia para convencer al Mago a golpe de talonario, ofreciéndole unas cifras fabulosas: diez millones de pesetas de ficha anual, cincuenta mil de sueldo mensual, bonificaciones dobles y premios especiales por el título de Liga (dos millones) y los de Copa del Generalísimo y de Ferias ( un millón). Estas cantidades, que podían poner en peligro la estabilidad económica del club, tan laboriosamente conseguida, mostraban un elocuente contraste con los emolumentos percibidos por Artigas la temporada anterior: 2.333.000 pesetas en total.

El vicepresidente Agustí Montal, que había acompañado al equipo en su gira estadounidense, exhibió abiertamente su malestar nada más regresar a Barcelona, así como también los directivos dimisionarios. Y la crisis pasó de la Junta a la propia afición, que fue posicionándose a favor y en contra del fichaje de Herrera, aunque con mayor peso para sus detractores, puesto que el prestigio del técnico trotamundos –al que Enric Llaudet ya había querido traerse en 1965, con un cheque en blanco– no era ya el mismo de años atrás, y se censuraban tanto sus comportamientos de divo como su desmedido amor hacia el vil metal. Esta fuerte oposición va a hacer recapacitar a Carreras y a sus adictos, que –dónde dije Diego…– se volverán atrás en sus intenciones, y el día 13 de Junio, después de una nueva reunión y votación, expresarán públicamente su renuncia al fichaje de Don Helenio “en aras de la cohesión del club”, reiterando su confianza en Salvador Artigas, auténtico convidado de piedra en toda esta lamentable historia.

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Y era tal la pasión que ya entonces levantaban el Barça y sus continuas cuitas, que ese mismo día, mientras la Junta permanecía reunida, se va a producir una manifestación de un centenar de partidarios de HH ante “La Masía”, sede social del club, con el propósito de presionar a Carreras para que no cambiase el sentido de su voto. Al ser este negativo a sus preferencias, los manifestantes reaccionaron violentamente, intentando incluso agredir a varios periodistas. Un hecho verdaderamente insólito para la España de 1969, la misma que conjugaba la ausencia de libertades públicas con los Estados de Excepción. Pero el Barça ya era entonces, tal como había proclamado en su toma de posesión el propio Carreras, más que un club.

La primera consecuencia de estos graves acontecimientos, va a ser la automática dimisión de Pere Baret, la cabeza visible del complot proherrerista. Pero aun así, la fractura social era ya muy profunda, y si los resultados deportivos de la inminente temporada no acompañaban de salida, el volcán barcelonista podía entrar en erupción. Terriblemente incómoda era también la situación personal y profesional del propio Salvador Artigas, que había sido expresamente repudiado por más de la mitad de la Junta Directiva tan sólo unos días después de ser ratificado en el cargo, quedando el técnico catalán –como reza el dicho popular– “a los pies de los caballos”

UNA BRILLANTE PRETEMPORADA

Con semejante Espada de Damocles suspendida sobre su cabeza cana, Artigas inicia los entrenamientos con vistas a la nueva campaña 69-70. Son novedades en el equipo –aparte de Bustillo y Pujol, incorporados ya en el último torneo copero– los defensas Sanjuán, del filial Condal, y Romea, procedente del Badalona, los cedidos García Castany y Alfonseda (que vuelven de su triunfal estancia en el Calvo Sotelo de Puertollano), y Ramoní, un ex  jugador del Español que venía del Granada, club a donde se iban a cambio, tras su breve periplo barcelonista, Fernández y Juanito, al igual que lo haría también Palau –este a su equipo de origen, el Sabadell– a punto de arrancar la Liga. También causan baja tres nombres ilustres: Jorge Mendonça, Chus Pereda, y el veterano capitán Ferrán Olivella, que recibirá un merecido homenaje por sus muchos años de entrega a los colores blaugrana. El angoleño pasará al Mallorca, ascendido nuevamente a Primera, y el burgalés se marchará para la “Nova Creu Alta”, el tradicional cementerio de elefantes del Barça.

En su parlamento del día de la presentación, el presidente Carreras se expresa de la siguiente manera: “Hemos de borrar del diccionario barcelonista las palabras desgracia y mala suerte”. Y un detalle que no les pasó desapercibido a los informadores que cubrían el acto fue que los aficionados asistentes –no muy numerosos por cierto– no aplaudieron a los jugadores al aparecer estos en el terreno de juego. Era un síntoma palpable de la tensión latente que se vivía en Can Barça, tensión que podía explotar en cualquier momento. En otro orden de cosas, resultaba curioso observar cómo el Centro de Deportes Sabadell se iba llenando de antiguos jugadores barcelonistas, pues ya contaba con siete jugadores que tenían pasado azulgrana: Comas, Lluís Vidal, Pereda, Marañón, Torrent, Zaballa y Montesinos. Por el contrario, causaba baja en las filas arlequinadas Juan Seminario, que retornó al fútbol peruano.

La pretemporada presenta un apretado y extenso calendario de citas para la puesta a punto del equipo. Para empezar –y tras el primer amistoso en Granollers, saldado con un misérrimo 1 a 2– un nuevo torneo de verano, el de Palma de Mallorca. El Barça se enfrenta primero a un viejo conocido, el Hamburgo de Uwe Seeler, al que elimina por penalties después de concluir el tiempo reglamentario con empate a dos, y en la final se deshace apuradamente del Standard de Lieja belga merced a un solitario tanto de Pujol, marcado a ocho minutos de la terminación. Estos fueron los jugadores que inauguraron el palmarés del torneo palmesano: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol. Desde la Isla de la Calma el Barça vuela hasta Málaga para tomar parte en el “Costa del Sol”. Vence a los argentinos de River Plate también gracias a los penalties –después de un 0-0–, con Sadurní deteniendo hasta tres máximos castigos, y luego protagoniza un maratoniano partido ante el Corinthians, que se resuelve, una vez finalizado el tiempo reglamentario con empate a uno, mediante lo que ahora llamaríamos Gol de Oro, conseguido por los brasileños ¡en el minuto 142! Estos fueron los protagonistas del que sin duda habrá sido uno de los partidos más largos de toda la historia del Barça, sino el que más: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Rifé, Zaldúa (Castro), Bustillo, Pujol (Palau) y Rexach.

En plena juventud aun fallece el ex jugador azulgrana Alfonso Navarro Perona, conocido futbolísticamente como Navarro II y cariñosamente por los aficionados como Navarrito. Era hermano de Joaquín Navarro, el Fifo, que también había militado en el Barcelona en los primeros años 40, pero cuya carrera transcurrió mayoritariamente en las filas del Real Madrid. Navarro II, que actuó asimismo en el equipo merengue, pero también en una larga lista de clubes (Valladolid, Osasuna, Condal, Tarrasa, Lleida o Nástic de Tarragona), era un jugador tan genial como desconcertante, capaz de lo mejor y lo peor en el mismo partido. Se alineó con el Barça en la segunda mitad de los cuarenta, y regresaría fugazmente a “Les Corts” a mediados de la década siguiente.

En los mentideros futbolísticos barceloneses comienza a circular el insistente rumor de que el españolista Marcial puede fichar de un momento a otro por el club azulgrana. De confirmarse, sería una auténtica bomba, la gran noticia futbolística del verano del 69. Pero antes viene el “Gamper”. En su cuarta edición, el trofeo que honra la memoria del ciudadano suizo considerado como fundador del club cuenta con el morbo añadido de traer al “Camp Nou” nada menos que al verdugo azulgrana en la todavía reciente final de la Recopa, el Slovan de Bratislava. El Real Zaragoza –como un fleco de la “Operación Bustillo”– y el Estudiantes de La Plata, vigente campeón de la Libertadores y la Intercontinental, completan el lucido póker de participantes. En la primera ronda el Barça –amarga victoria– derrota a los eslovacos por 2 a 1, y en el encuentro final se impone por el mismo resultado a los aragoneses, con tantos de Bustillo y Pujol y este equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Palau, Zaldúa, Bustillo, Castro y Pujol.

El cuarto compromiso de esta sobrecargada pretemporada es el “Mohamed V”, que se celebraba en la mítica –gracias al cine– ciudad marroquí de Casablanca. Tras vencer al Sao Paulo por 2 a 0, el Barcelona va a adjudicarse el torneo gracias a los lanzamientos desde el punto de penalti, después de empatar a dos goles con el Bayern de Múnich, el fortísimo cuadro alemán donde militaban estrellas del calibre del guardameta Sepp Maier, el Kaiser Beckenbauer o el gran goleador Torpedo Muller. Hecho curioso fue que todos los lanzamientos que se necesitaron para superar a los bávaros –cuatro– los ejecutase el mismo jugador: Martí Filosía. Estos fueron los campeones del prestigioso trofeo magrebí: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Ramoní; Rifé, Zaldúa, Martí Filosía, Castro y Roselló.

Pero estaba escrito que la gran noticia de este verano barcelonista de 1969 no iban a ser las esperanzadoras victorias del primer equipo en los torneos estivales –por lo demás, poco trascendentes–, sino un fichaje que batiría todos los records establecidos hasta entonces en nuestro fútbol, el del rubio jugador blanquiazul Marcial Pina. El Español, que había realizado un fuerte desembolso económico para reforzarse y aspirar a conseguir algún título, acababa de descender sin embargo a Segunda División. Marcial, lógicamente, no deseaba jugar en dicha categoría, y los de “Sarriá” necesitaban dinero imperiosamente, y más después del estallido del “Caso MATESA”, un enorme escándalo financiero en el que se hallaba directamente involucrado su presidente, el empresario de maquinaria textil Juan Vilà Reyes. La “Operación Marcial”, tal como publicó un conocido semanario, podía suponer la salvación para ambos clubes. Al Español –regido provisionalmente por una Gestora– le aportaría una liquidez inmediata, y en cuanto al Barcelona, le permitiría ilusionar de nuevo a sus alicaídos socios y seguidores, ganando un gran jugador, un hombre que podía convertirse en el líder del equipo, una figura de la que los azulgranas habían estado huérfanos desde la marcha de Kubala y la de quien, con toda seguridad, hubiese recogido su cetro, el gallego Luis Suárez.

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Las cifras del traspaso eran mareantes, las más altas pagadas hasta la fecha en el fútbol español. Y mientras Marcial cruzaba la Diagonal, 18 millones de pesetas tomaban la dirección contraria, y los periquitos recibían también la cesión del prometedor delantero menorquín Roselló. Era una apuesta muy fuerte y arriesgada la que habían hecho Carreras y los suyos, pero parecía evidente que tras el fiasco con Helenio Herrera y toda la movida que este llevó aparejada, el presidente barcelonista necesitaba con urgencia de un revulsivo que devolviera la ilusión a unos socios y aficionados demasiado escépticos últimamente. De hecho, al conocerse oficialmente la noticia del fichaje, un numeroso grupo de hinchas culés se presentaron delante de las oficinas del club, en “La Masía”, para manifestar su alegría.

El partido de homenaje a Ferrán Olivella será el último acto de la preparación barcelonista de cara a la inminente Liga. El Gran Capitán se llevó el cariño y los aplausos del que fuera su público durante trece temporadas en el primer equipo –y también un buen pellizco económico, pues la recaudación ascendió a casi 6 millones de pesetas–, pero por desgracia tan emotivo acontecimiento no pudo redondearse con una victoria azulgrana, ya que el Palmeiras brasileño se impuso por 1 a 2. Pereda y Palau se alinearon en este encuentro por última vez en las filas del Barça. Ambos se unirían a un Sabadell que se estrenaba en competición europea –Copa de Ferias–, gracias al magnífico cuarto puesto logrado la temporada anterior.

Y justo antes de iniciarse la Liga, va a estallar también un escándalo futbolístico que a la larga acarreará trascendentales consecuencias. Se trata del denominado “Caso de los Paraguayos”. El Barça y el Valencia se interesarán por un joven y al parecer excelente jugador de nacionalidad guaraní, un tal Severiano Irala, procedente del Cerro Porteño, y al final son los azulgranas quienes se llevan el gato al agua, como vulgarmente se dice. A pesar de la prohibición de fichar futbolistas extranjeros, en vigor desde 1962, en distintos equipos españoles venían militando habitualmente numerosos jugadores de origen hispanoamericano, en su mayoría paraguayos. Eran los llamados oriundos, quienes –para poder tomar parte en nuestras competiciones– debían cumplir dos requisitos: ser hijos de padres españoles, y no haber actuado como internacionales en la selección absoluta de su país. Y precisamente ahora se va a descubrir que Irala ya había jugado con el combinado paraguayo, lo que por consiguiente le inhabilitaba para alinearse en España. Pero la cosa se complica aún más al conocerse que otros dos compatriotas suyos que ya tomaban parte en nuestras competiciones desde la temporada anterior –el valencianista Aníbal Pérez y un reciente fichaje del Real Madrid, el ex malacitano Sebastián Fleitas Miranda– también habían vestido la camiseta de la selección de Paraguay. Lógicamente, y ante este evidente agravio comparativo, el Barcelona va a poner el grito en el cielo por boca de su presidente, Narcís de Carreras, pero sus enérgicas protestas no hallarán eco alguno en la Federación, y quedarán reducidas a un mero desahogo, el Derecho al pataleo.

UN IRREGULAR INICIO LIGUERO

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Así las cosas, va a abrirse la Liga 1969-70 el día 14 de Septiembre, con un clásico por todo lo alto: Real Madrid-Barcelona en el Estadio “Santiago Bernabéu”. Marcial y el susodicho Fleitas van a acaparar todas las miradas. Artigas alinea de entrada a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol. Salen en tromba los azulgranas, y a los cinco minutos ya tienen un claro 0 a 2 a su favor, obra del ariete Bustillo. Pero paulatinamente el Madrid va ir metiéndose en el partido, y el juego se equilibra. El controvertido Fleitas acorta distancias, y a continuación el mismo jugador iguala el marcador, yéndose ambos equipos al descanso con un 2-2. En la reanudación, los merengues van a cobrar ventaja merced a un gol del veteranísimo Gento, y poco más tarde se producirá la jugada más polémica del encuentro.

En un lance cercano a su área, el defensa central blanco De Felipe entra sin contemplaciones a Bustillo, trabando la rodilla del atacante. El goleador aragonés queda tendido en la hierba, y el juego continúa durante un par de minutos, hasta que el árbitro, el vizcaíno Ortiz de Mendíbil, ordena que el lesionado sea retirado del césped, lo que harán entre su compañero Pujol y el portero rival Junquera. Le reemplaza Pellicer en el minuto 14 de esta segunda parte (en lo que constituye el primer cambio de un jugador barcelonista de campo en la historia de la Liga, merced a una nueva normativa que permite dos sustituciones por bando). Embriagada por la briosa reacción de su equipo, la afición del “Bernabéu” pide más goles, y Rexach les responde con un hermoso tanto de volea, que coloca en el marcador el definitivo empate a tres. Cuajó un magnífico partido el centrocampista gallego Santiago Castro.

Bustillo se rompe para toda la temporada

Bustillo se rompe para toda la temporada

Era un comienzo de Liga muy esperanzador, aunque enturbiado por la grave lesión de Bustillo, precisamente cuando este parecía haberse destapado como el delantero centro resolutivo y realizador que el Barça llevaba buscando desde los tiempos de Re. Gravedad que se va a confirmar tras las primeras radiografías. Este fue el parte facultativo: “Rotura total de la inserción inferior del ligamento lateral interno en sus dos capas superficial y profunda. Desinserción periférica del menisco interno. Rotura del ligamento cruzado anterior”. La intervención quirúrgica subsiguiente fue efectuada por el eminente e inevitable doctor Cabot en una clínica barcelonesa, y el tiempo de recuperación se calculaba en ocho o nueve meses, lo que venía a significar que la Liga ya había terminado para Bustillo cuando aún no había hecho más que empezar. El percance del ariete aragonés era un ladrillo más que venía a engrosar el muro de las irreconciliables diferencias que separaban al Madrid y al Barça. El club azulgrana se sentía perjudicado por los estamentos deportivos españoles capitaneados, paradójicamente, por el catalán Juan Antonio Samaranch), y consideraba que estos llevaban mucho tiempo barriendo para la capital, y que dicha actitud de discriminación y favoritismo no podía seguir manteniéndose ya impunemente.

Con Marti Filosía en lugar del lesionado Bustillo, el Barça se enfrenta a los daneses del Odense en partido correspondiente a los treintaidosavos de final de la Copa de Ferias. El choque del “Camp Nou” deja ya prácticamente decidida la eliminatoria, ya que vencen los locales por 4 a 0, con dos goles del citado Martí Filosía, otro de Zaldúa, y el restante marcado en propia puerta por los nórdicos, que, o bien eran muy inferiores a los noruegos del Lyn, o mucho había mejorado en Barcelona en tan sólo unos meses. Artigas alineó a: Reina; Franch, Gallego, Eladio (Romea); Ramoní, Castro; Pellicer, Marcial, Martí Filosía, Zaldúa (Rexach) y Pujol. La segunda jornada de Liga, sin embargo, volvió a mostrar a un Barça inoperante de cara a la portería contraria, un equipo romo que únicamente pudo superar al Deportivo de La Coruña en el último cuarto de hora, merced a un afortunado remate del central Gallego a la salida de una falta. Los blanquiazules, dirigidos por el antiguo jugador del Barça de las Cinco Copas José María Martín, fueron batidos por un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Zaldúa (Ramoní), Martí Filosía (Pellicer), Marcial y Pujol, cuya incisiva verticalidad levantó al público de sus asientos.

En la tercera jornada, y a pesar del resultado –0 a 0–, tanto Pontevedra como Barça jugaron al ataque en “Pasarón”, aunque sus muchas oportunidades no se vieron coronadas por el éxito. Este fue el equipo presentado por Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé (Ramoní), Zabalza; Pellicer, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. El guardameta Reina, después de tres temporadas prácticamente en blanco (1966-69) parecía haberse ganado con sus últimas actuaciones la confianza de su entrenador, y muy pronto también la del flamante seleccionador nacional, Ladislao Kubala, que le convocará en su primera lista. Por el contrario, las acciones de Salvador Sadurní, que había cuajado muy buenas temporadas tras el retorno de Pesudo al Valencia, cotizaban ahora a la baja. Cosas del fútbol…

Los mentideros futbolísticos barceloneses no paran, y ahora hacen circular otro rumor muy persistente: que el entrenador azulgrana Salvador Artigas tiene los días contados. Los resultados hasta el momento, sin ser excelentes, tampoco eran malos, pero el técnico había quedado ya muy tocado por el “Caso Herrera”, que venía a demostrar palpablemente que no contaba con el respaldo mayoritario de la Junta Directiva y en cualquier momento podía saltar del banquillo. Mientras tanto, va a tener lugar la Asamblea General Ordinaria del club, donde se facilitarán datos como el número de socios con que contaba el Barcelona a 30 de Junio de 1969 –54.769–, o el monto total de la deuda de la entidad a la misma fecha, que ascendía a 32.260.384 pesetas, quedando aún pendientes de cobro importantes cantidades procedentes de la venta de “Les Corts”, con lo que bien se podía afirmar que la situación económica del Barcelona se encontraba bastante saneada.

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

Van a cesar como directivos los señores Moreta, Valls Taberner, Baret y Godó, que serán sustituidos por el antiguo jugador y entrenador Pepe Gonzalvo (Gonzalvo II), Jordi Martí Lluma, Antoni Amat y el doctor Gonçal Lloberas, respectivamente. Del discurso del presidente Carreras pueden entresacarse algunas frases significativas: “La labor deportiva en la pasada temporada fue mala. El Socio se merece mucho más. Hay que tener la humildad de reconocerlo así para mejorar todo lo que se pueda y tenga que ser mejorado. En un club como el Barcelona las soluciones son difíciles y han de ser producto de una labor de continuidad”. Sensatas palabras, las del primer mandatario barcelonista, aunque no siempre había predicado con el ejemplo…También hacía una llamada “a la sensatez y al buen humor” el nuevo miembro de la Junta Directiva barcelonista doctor Lloberas, un destacado profesional de la Medicina que entonces mantenía un interesante programa radiofónico.

Juego, emoción y goles, en cambio, con motivo de la visita del líder Athletic de Bilbao al feudo barcelonista. Los locales, en un buen partido, llegaron a tener un rotundo 3-0 a su favor (Zaldúa, Rexach y Pujol), que en los últimos minutos recortaron los vascos con un par de tantos. En el Barça, el jugador más destacado, domingo tras domingo, venía siendo el hábil y ratonero extremo Lluís Pujol, cuyas brillantes actuaciones le valdrían muy pronto una efímera internacionalidad. Jugaron ante los Leones: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. Y un gol de Rexach y otro de Pellicer van a derrotar nuevamente al Odense, ahora a domicilio y con esta alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Torres (Sanjuán); Ramoní, Zabalza (García Castany); Pellicer, Juan Carlos, Marti Filosía, Fusté y Rexach. El siguiente adversario del Barça en la competición ferial sería otro conjunto modesto, el Vasas Gyor húngaro.

En la Liga, muy igualada, el equipo comparte el liderato con Sevilla, Real Madrid y Zaragoza, pero el público está molesto con Artigas, y éste tampoco parece encontrarse muy a gusto, porque tras la quinta jornada –en la que el Barça sale derrotado una vez más de “Atocha” ante la Real Sociedad por 1 a 0, en un partido muy flojo de los azulgranas– el técnico presenta su dimisión con carácter irrevocable. La falta de confianza de la Directiva, y la gran presión que supone sentarse semana tras semana en el banquillo del “Camp Nou”, explican que el buen preparador catalán acabase por arrojar finalmente la toalla. Esta fue la última alineación que presentó el correctísimo Salvador Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté (Pellicer); Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. En total, había dirigido al Barça en 87 partidos oficiales, con el siguiente balance: 44 victorias, 24 empates y 19 derrotas, con 144 goles a favor y 77 en contra, y un porcentaje del 50,57 de encuentros ganados.

Para sustituirle provisionalmente es designado Josep Seguer, antiguo jugador internacional del club y a la sazón entrenador del filial Condal, en Tercera División. En líneas generales, todos los medios informativos barceloneses se hacen eco de la noticia poniendo de manifiesto la titubeante trayectoria que sigue el club a la hora de tomar decisiones. En la presentación de Seguer, un histórico del legendario equipo de las Cinco Copas, Narcís de Carreras va a pronunciar las siguientes palabras: “El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer, a la experiencia que atesora, une una buena fe capaz de mover montañas. Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol, y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan porque de esa forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso”

ARTIGAS DESPUÉS DEL BARÇA

No obstante Salvador Artigas va a permanecer muy poco tiempo en el paro. El Valencia había comenzado la temporada muy renqueante, y tras la quinta jornada (clasificado en decimotercera posición, con 3 puntos y un negativo) despedirá a su responsable, Joseíto, haciéndose cargo del equipo un antiguo jugador ché de la década de los 50, el catalán Enrique Buqué. Pero ante su escasa experiencia en los banquillos –tan sólo había dirigido a Badalona y Abarán en Segunda– Artigas va a ser contratado para formar con él una especie de tándem, entonces nada habitual. La fórmula, sin embargo, no les va a funcionar nada mal a los de “Mestalla” (estadio que, por cierto, aquella misma temporada pasa a denominarse oficialmente “Luis Casanova”, en honor del mítico presidente que había dirigido la Edad de Oro del club del murciélago). El Valencia va a concluir la Liga 69-70 en quinta posición, empatado a 35 puntos con el tercero, el sorprendente Sevilla preparado por el austríaco Max Merkel, el propio Barça (cuarto) y el Real Madrid (sexto), y en el subsiguiente torneo de Copa del Generalísimo llegará hasta la final, que disputaría en el “Camp Nou” contra el Real Madrid, cayendo derrotado ante los de la capital por 3 a 1, resultado adverso con el que los de la ciudad del Turia inician otra nueva serie de derrotas consecutivas en el encuentro decisivo (en el 71 perderían frente al Barça, y en el 72 sucumbirían a pies del Atlético de Madrid), una triple hiel que ya habían conocido a mediados de los años 40, cuando fueron derrotados en 1944 y 1945 por el Athletic de Bilbao, y en 1946 por el conjunto merengue.

El fichaje de Alfredo Di Stefano como nuevo entrenador valencianista de cara a la temporada 70-71, procedente de un Boca Juniors al que la Saeta Rubia había hecho campeón del Nacional de 1969, va a suponer el final de la breve etapa Buqué-Artigas. Pero el técnico catalán va a comprometerse inmediatamente con el Elche, localidad muy cercana a la turística Benidorm, sede de sus negocios particulares. Artigas, sin embargo, llega a un conjunto franjiverde muy debilitado ya, que apenas sí había podido mantener la categoría en la campaña anterior, y que estaba sometido a un acelerado proceso de descapitalización, pues acababa de desprenderse de dos de sus figuras, los internacionales Ballester (traspasado al Real Madrid) y Asensi (al Barça), siguiendo con su pragmática política de vender a sus estrellas con periodicidad bienal (Re en el 62, Cardona en el 64, Marcial en el 66, Lico en el 68…), para poder equilibrar así su modesta economía y seguir manteniéndose milagrosamente en Primera División. Pero ese modelo ya estaba en crisis, y el conjunto ilicitano (reforzado con el veterano Guillot y donde se mantenían Canós, Llompart y Vavá) va a comenzar desastrosamente la temporada 70-71, y tras la novena jornada, y ocupando la duodécima posición, Artigas será cesado. Se ocupan sucesivamente de la dirección de los de “Altabix” Otto Bumbel, Iborra y Llopis, que no podrán impedir el descenso el club de la ciudad de las palmeras tras doce maravillosos años formando parte de la élite del fútbol español.

Artigas permanecerá el resto de la temporada sin trabajo, pero apenas iniciado el curso siguiente, el 71-72, vuelve a sentarse en un banquillo. Esta vez su destino es “San Mamés”, no lejos de la otra ciudad donde poseía negocios, San Sebastián. Allí va a sustituir en la novena jornada, y debutando con victoria en el “Camp Nou”, al inglés Ronnie Allen, al frente de un Athletic donde destacaban, junto al mítico e incombustible Iribar, los Sáez, Arangúren, Larrauri, Zubiaga, Arieta, Villar, Uriarte, Carlos o los hermanos Rojo. En el Botxo será conocido como el Monje de Lezama, a causa de su perfil ascético y su cabeza cana, cubierta en los frecuentes días de lluvia norteña por la capucha del chubasquero, que le conferían cierto aspecto frailuno. Clasificará a los Leones en una discreta novena posición, y no renovará contrato.

Arranca la temporada 72-73 sin equipo, pero en febrero de 1973 va a recibir la llamada de un Sevilla todavía bajo el tremendo trauma de la muerte de Pedro Berrueco en “Pasarón” y que no conseguía salir del pozo de la Segunda División, aceptando la oferta para dirigir al cuadro hispalense. Era la primera vez que iba a alejarse de sus zonas de confort (Cataluña, Levante, País Vasco y región sudoccidental de Francia). No logrará el ansiado ascenso, pero sí un hito digno de reseñar, como fue eliminar al mismísimo Barça de la Copa del Generalísimo, venciéndole en el “Sánchez Pizjuán” por 3 a 1, y cayendo en el “Camp Nou” por un insuficiente 1 a 0. Tras dicho torneo va a abandonar definitivamente la profesión, centrándose en sus negocios particulares. Fallecerá en Benidorm casi un cuarto de siglo más tarde, el 6 de septiembre de 1997, víctima de un ataque cardíaco, a la edad de 84 años, siendo incinerado.




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Segunda parte

La temporada 68-69 arranca en Can Barça bajo el signo de la esperanza. Esperanza de que por fin el club azulgrana pueda romper la insultante hegemonía que el Real Madrid venía ejerciendo sobre el fútbol español desde hacía ya demasiados años. La Copa, brillantemente conquistada en el mismísimo feudo del club blanco tras la épica “Final de las botellas”, parecía avalar ese íntimo anhelo de todo el barcelonismo, encorajinado aún más si cabe por un hecho que va a tener lugar tan sólo unas pocas semanas después de dicho partido.

En efecto, la modorra estival va a ser violentamente sacudida de súbito por unas explosivas declaraciones del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, posiblemente escocido todavía por la reciente e inesperada derrota de los suyos en la final copera. Bernabéu, en su tradicional retiro veraniego de la localidad alicantina de Santa Pola, donde acostumbraba a dedicarse a la pesca, concederá una entrevista al semanario Murcia Deportiva, publicada el día 27 de julio, en la que –entre otras cosas– dice: “A Vila –por el presidente del RCD. Español– lo admiro. Sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club que se llama Español ya es digno de admiración”. Y también lanzaba esta otra andanada: “No están en lo cierto quienes dicen que no quiero a Cataluña. La quiero y la admiro…a pesar de los catalanes”.

Ni que decir tiene que estas polémicas y escasamente diplomáticas declaraciones –hoy las definiríamos como políticamente incorrectas– de un hombre que no solía morderse la lengua, van a caer como una auténtica bomba en toda Cataluña. La totalidad de la prensa barcelonesa se hará eco de ellas, repudiando las palabras del patrón de la Casa Blanca, y el habitualmente mesurado Narcís de Carreras, como portavoz más autorizado de la Gent Blaugrana, las va a valorar muy negativamente, añadiendo que: “Más peligrosos que los separatistas son los separadores”. Carreras, además, exigirá una rectificación pública a su colega madridista, pero Bernabéu pasa olímpicamente del tema, y continúa saliendo tranquilamente a pescar todas las mañanas en su barca (a la que había bautizado con el nombre de Saeta Rubia, borrado sin embargo cuando Alfredo Di Stéfano abandonó la disciplina merengue). El hecho va a enturbiar gravemente las relaciones entre ambos clubes, haciendo que muchos culés cierren filas ante lo que consideran una nueva agresión –siquiera verbal– del centralismo.

En medio de este clima de enfrentamiento latente, va a tener lugar la presentación oficial de la plantilla barcelonista el día 12 de agosto, fecha en la que se reanudan los entrenamientos a las órdenes del sempiternamente risueño Salvador Artigas. Son novedad las incorporaciones de Palau, Juan Carlos, Franch y Castro, amén del gaditano Juanito, quien ya había debutado en partidos amistosos en las postrimerías del curso 67-68, así como la promoción al primer equipo del canterano García Castany, cedido a Osasuna. Por el contrario, causa baja Lucien Muller, cuyo contrato finalizaba el anterior 30 de junio, regresando el francés a su país natal, donde apurará sus últimos días como jugador en activo en las filas del Stade de Reims, al lado de otro mito del balompié galo, Raymond Kopa, recientemente fallecido. Al Sabadell, e incluidos en la “Operación Palau”, van a irse Torrent, definitivamente traspasado, y Vidal y Pujol en calidad de cedidos, confiándose en que disfrutaran allí de una continuidad que pudiera beneficiarles de cara a un hipotético retorno. Estos son, pues, los futbolistas con los que contará el técnico catalán para afrontar los retos de la nueva temporada: Sadurní, Reina, Lucho, Torres, Gallego, Eladio, Franch, Olivella, Zabalza, Fusté, Fernández, Juan Carlos, Rifé, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa, Rexach, Juanito, Castro, Pellicer, Mendonça, Palau, García Castany y Jiménez,

El acto no pudo ser presidido por el máximo dirigente barcelonista, ya que Narcís de Carreras iba a sufrir un aparatoso accidente de automóvil aquella misma madrugada, cuando se dirigía a la Ciudad Condal desde su localidad natal, La Bisbal d´Empordá, en compañía del vicepresidente Sentís. En su lugar oficiaría otro de los vices, Miquel Sabaté i Pijoan (curiosamente también procurador en las Cortes franquistas entre 1967 y 1971), desplazándose a continuación la totalidad de los jugadores al centro hospitalario donde se encontraban internados Carreras y Sentís, para interesarse por su estado.

Tras varias sesiones de intensivos entrenamientos, se disputa el primer amistoso de la temporada, saldado con una fácil victoria azulgrana en Granollers por 5 a 1. El “Gamper” calienta ya motores. La revista Barça, el órgano oficioso del club, publica una entrevista y reportaje gráfico con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que se confiesa gran seguidor azulgrana. Este hecho viene a corroborar que en este momento el barcelonismo no caminaba ya en sintonía con la llamada España Oficial, puesto que tras su espantada eurovisiva Serrat había sido vetado en  radio y  televisión, considerado como persona non grata, y esa prohibición va a prolongarse durante muchos años, incluso hasta después de la muerte del propio Franco, y tan sólo desaparecería definitivamente con la Transición. También resultaba significativo que esta misma revista publicase artículos firmados por el periodista y escritor antifranquista aragonés Eliseo Bayo, quien algunos años más tarde, en 1974, sería detenido, acusado de actividades terroristas  a consecuencia del sangriento atentado perpetrado por ETA en la madrileña calle del Correo, y liberado posteriormente al no tener relación alguna con los hechos. Decididamente, este Barça de finales de los 60 era ya entonces bastante más que un simple club de fútbol…

La inauguración de la III edición del Trofeo “Joan Gamper” va a servir a modo de homenaje y desagravio hacia el equipo campeón de Copa, que por fin pudo dar la vuelta triunfal, y delante de su propio público. Para tomar parte en el cuadrangular habían sido contratados tres equipos de indudable renombre y atractivo para el aficionado: el siempre difícil Athletic de Bilbao, el Werder Bremen, uno de los “gallitos” de la Bundesliga alemana, y, a modo de auténtico plato fuerte, el Flamengo de Río de Janeiro, un cuadro de fútbol  preciosista y de gran calidad, donde militaba un viejo conocido de la afición culé, Walter Machado da Silva, el célebre chófer negro de Llaudet, frustrado fichaje un par de temporadas atrás, pues finalmente sólo pudo disputar partidos amistosos, siendo malvendido de vuelta a su país. El  21 de agosto el Barça se deshace sin mayores problemas del Werder Bremen por 3 a 0 (obra de Mendonça, Rifé y Juanito), mientras que los brasileños vencen al Athletic por un corto pero suficiente 1-0. La gran final se juega el día siguiente, y va a resultar un encuentro memorable, por su espectacularidad. Los azulgranas se imponen por 5 a 4 a un Flamengo donde Silva brilló a gran altura. Marcaron Mendonça y Palau –ambos por partida doble, y Fusté, y éste fue el equipo presentado por Artigas: Reina (Sadurní); Franch (Fusté), Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Palau, Mendonça, Pellicer (Pereda) y Rexach.

El siguiente test para este Barça dispuesto a todo es el Trofeo “Carranza”, que en esta edición se disputaba como “Homenaje al Fútbol Español”. Por lo tanto participaban en él cuatro de los más prestigiosos conjuntos nacionales: El Valencia –en calidad de vencedor de la última edición–, el Atlético de Madrid, el Real Madrid y el Barcelona. Quiso la fortuna que Madrid y Barça se enfrentasen en semifinales, reeditando de ese modo la reciente y polémica final de Copa. Existía el lógico afán  de revancha en las filas madridistas, pero otra vez iban a quedarse los blancos con la miel en los labios. Los azulgranas, con el joven delantero gaditano Juanito en plan estelar, van a derrotarles nuevamente, en esta oportunidad sin ningún autogol que pudiese de algún modo enturbiar el resultado (2 a 1). Abrió el marcador el propio Juanito, ante el delirio de sus paisanos, empató el veterano Paco Gento, y cuando el tiempo reglamentario estaba ya a punto de concluir, el bravo Zaldúa, un jugador especializado en marcarle goles a los merengues, va a conseguir el tanto de la victoria barcelonista en un vibrante choque que se disputó en todo momento con gran deportividad

Y como quiera que el Atlético de Madrid había derrotado con claridad al Valencia, la final ofrecía también ocasión para un nuevo desquite, esta vez el de los colchoneros, eliminados también un par de meses antes en una polémica semifinal copera. Artigas, sorprendiendo a propios y a extraños, va a prescindir de salida de algunos de los puntales de la victoria sobre los blancos –el triunfador Juanito, el goleador Zaldúa…–, pero más sorprendente aun será el arbitraje del colegiado asturiano Mariano Medina Iglesias, que expulsará del terreno de juego nada menos que a tres futbolistas: Gallego, Pereda y Ufarte. Un defensa rojiblanco, Calleja, va a conseguir el único gol del partido, y el valioso “Carranza” se marchará para las vitrinas del club de la calle del Barquillo.

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el "Camp Nou": Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el «Camp Nou»: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

Mas pese al revés, no cunde en absoluto el desánimo entre la afición. Hay confianza en el equipo, y este responde goleando estrepitosamente por 7 a 1, en un amistoso celebrado en el «Camp Nou», al Olympique de Lyon, uno de los primates de la Liga francesa, con goles marcados por Gallego, Zaldúa (2), Pereda, Fusté, Juanito y el condalista Roselló. En la portería azulgrana tuvo una excelente actuación el joven guardameta Mora, una de las grandes promesas de la cantera, y contaron también con algunos minutos otros dos chicos del filial, Paredes y Campos. Y con una alineación plagada de teóricos suplentes, y formada por Sadurní; Franch, Olivella, Borrás; Fernández, Juan Carlos; Oliveros, Castro (García Castany), Martí Filosía, Pellicer y Palau, el Barça va a imponerse también en el Trofeo “Concepción Arenal” de El Ferrol,  derrotando por 2 a 0 (Palau y Martí Filosía)  a un Real Zaragoza con todos sus titulares.

DECEPCIONANTE PRIMERA VUELTA: TROPIEZOS FRENTE A LOS MODESTOS

Sin embargo, estas fundadas expectativas van a sufrir un serio contratiempo en el partido inaugural de la Liga 68-69, adelantado al sábado 14 de septiembre. La Real Sociedad, un equipo sobre el papel muy inferior entonces,  arrancará un sorprendente empate a cero en el mismísimo feudo barcelonista –al igual que en la temporada anterior–, merced en gran medida a la extraordinaria actuación de su guardameta, el joven Esnaola. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé. Filosía sustituyó en el eje del ataque a Mendonça, ausente por motivos personales, y Rexach, debido a sus deberes militares, tampoco pudo ser de la partida.

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

El resultado va a dejar un tanto perpleja a la afición culé, que tardaría cierto tiempo en volver a ver a su equipo in situ, ya que los azulgranas debían desplazarse acto seguido a la localidad suiza de Lugano, para disputar el encuentro de ida de los dieciseisavos de la Recopa frente los locales, y a continuación rendirían visita consecutivamente a dos campos harto difíciles: el «Manzanares», donde se medirían otra vez al Atlético de Madrid, su recentísimo verdugo del “Carranza”, y el «Estadio Insular», en el que tendrían que verse las caras con la UD. Las Palmas, el equipo revelación de la campaña 67-68. No era el comienzo soñado, pero tampoco había tiempo para demasiadas lamentaciones…

Y las cosas no pudieron comenzar mejor el miércoles europeo. En tierras helvéticas, en un partido duro y reñido donde incluso el rocoso Gallego resultó noqueado por un delantero rival, el Barça obtuvo una valiosa victoria que ponía muy en franquía la eliminatoria. Se trataba de un oponente teóricamente asequible, pero en el ánimo de Artigas y sus muchachos pesaba todavía el recuerdo de la negativa experiencia del año anterior frente al Zurich, un conjunto de similar potencial, y tal vez por eso el entrenador azulgrana planteó el encuentro con muchas precauciones, haciendo debutar al paraguayo Pedro Fernández Cantero en la medular, junto a su tocayo Zabalza. Y fue precisamente el navarro quien conseguiría el único gol del partido, de lejano y potente disparo. Por aquellas mismas fechas iba a ser noticia también la renovación del contrato de Fusté, uno de los cerebros del equipo. La firma se había venido retrasando desde las postrimerías de la temporada anterior, ya que ambas partes no terminaban de ponerse de acuerdo en lo referente a las cantidades a percibir por el jugador. El de Linyola va a pasar a cobrar algo más de un millón de pesetas por cada uno  de los tres años suplementarios acordados, y en el momento de su retirada, el club se comprometía a organizar en  beneficio del futbolista un encuentro de homenaje.

El compromiso frente al Atlético de Madrid, una excelente piedra de toque para calibrar las auténticas aspiraciones al título del Barcelona, va a salir sin embargo a pedir de boca. Un gol marcado por Chus Pereda de fuerte disparo desde fuera del área le  proporcionará al Barça dos puntos importantísimos, sirviendo como revancha de la accidentada final del «Carranza». El partido registró también el debut oficial del ex arlequinado Palau. Y se redondeó la jugada con otro magnífico resultado en Canarias, ya que un empate sin goles en el mismo escenario donde sólo un año antes el Barça había recibido un severo correctivo por parte de los Tonono, Castellano, Guedes, Gilberto II, Germán y compañía, por fuerza tenía que considerarse muy positivo. La zaga estaba mostrándose inexpugnable en estas primeras jornadas –ni un solo tanto en contra había recibido aún–, y únicamente faltaba que los delanteros ajustasen el punto de mira y vieran puerta por fin. El Real Madrid, con tres victorias en otros tantos partidos, comandaba ya la clasificación, pero nadie esperaba que pudiese mantener un ritmo semejante durante mucho tiempo. Y finaliza el mes de septiembre con la celebración de la Asamblea General Ordinaria del club. El clima reinante es de moderado optimismo y fe en el futuro, y como rasgo más destacado del acto figura el anuncio por parte de Carreras del déficit de la entidad, que se eleva ya únicamente a 13.233.000 pesetas.

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

La Selección Española de Fútbol, ahora bajo las órdenes del doctor Eduardo Toba, sustituto de Balmanya en el cargo, ultima su preparación de cara  a la fase previa del Campeonato del Mundo a celebrar en México en 1970, y en la que le corresponde  enfrentarse a los combinados nacionales de Yugoslavia, Bélgica y Finlandia. En Lyon se disputa un partido amistoso contra Francia (España vencería finalmente por 1 a 3), para el que el flamante seleccionador va a convocar nada más ni nada menos que a seis jugadores azulgranas: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza y Pereda. Torres y Zabalza son nuevos en las lides internacionales, mientras que Pereda –Campeón de Europa en el 64– regresa a la convocatoria después de casi tres años de ausencia desde la última llamada. Hacía mucho tiempo que el Barça no aportaba tantos hombres al equipo nacional, pero el gran estado de forma de su línea defensiva no le había pasado desapercibido a Toba.

Después del favorable marcador traído de tierras helvéticas, el encuentro de vuelta contra el Lugano no reviste mayores dificultades. El Barça vence por un claro 3 a 0, siendo Mendonça –en dos ocasiones– y Zaldúa los autores de los goles. Muchísimos más problemas, sin embargo, planteará la visita del Pontevedra en la cuarta jornada de Liga. Pese a saltar al «Camp Nou» con varias sensibles bajas, los gallegos aguantan el cero a cero inicial hasta escasos minutos del final, arropados principalmente en la gran actuación de su portero Cobo, que lo va a parar todo a excepción del remate de Fusté en el minuto 86, que a la postre les daría los dos puntos a los locales. Por vez primera en lo que iba de temporada jugaron los mismos once hombres que se habían proclamado campeones de Copa ante el Madrid. Un Madrid que, por cierto, sumaba ya 8 puntos, dos más que el Barça, aunque el próximo calendario de los de Artigas parecía bastante más asequible que el madridista, ya que los blancos debían rendir visita a «Mestalla» y el «Manzanares» antes de recibir a los barcelonistas en su estadio, el día 16 de Noviembre.

Pero las cosas empezaron a torcerse en «Los Cármenes», ante el recién ascendido Granada. Un fallo del habitualmente segurísimo Sadurní, que acosado por el paraguayo Ferreira  –el mismo jugador que había estado a prueba por el Barça unos meses antes– acabó introduciendo la pelota en su propia portería, fue suficiente para que los andaluces se llevasen el partido, defendiendo después numantinamente el resultado frente a un Barça que no arriesgó lo necesario. Es la segunda gran decepción de la temporada, cuando el tropiezo ante la Real en el arranque liguero ya casi se había olvidado. Solamente se llevaban disputadas cinco jornadas, y el Real Madrid ya aventajaba en cuatro puntos a los azulgranas. Artigas – que alineó en la Ciudad de la Alhambra a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pellicer, Mendonça, Fusté y Palau– fue muy criticado por prescindir de Pereda, Zaldúa y Rexach.

SalvadorArtigas204Preocupaba enormemente la ineficacia realizadora de la vanguardia barcelonista  –tan sólo dos goles marcados en cinco partidos de Liga–, y para paliar dicho problema, la Junta de Carreras va a entablar negociaciones con el Real Zaragoza, con vistas a hacerse con los servicios del joven delantero centro internacional aragonés Miguel Ángel Bustillo. Balmanya, en su calidad de secretario técnico, cierra la operación a orillas del Ebro: el Zaragoza ingresará 8 millones de pesetas, más los  traspasos de Oliveros y Borrás, dos futbolistas que contaban muy poco para Artigas. La afición y la prensa barcelonesa reciben el fichaje con relativo escepticismo, pues Bustillo –todavía una promesa, al fin y al cabo– no era un hombre que ilusionase de manera especial a un público tan exigente como el del «Camp Nou». Curiosamente, el siguiente  visitante del estadio azulgrana era…el Real Zaragoza. Tal vez picados en su amor propio, los delanteros barcelonistas se destapan finalmente esa tarde, y les endosan cuatro dianas a los maños, un equipo muy venido a menos últimamente.

Mendonça hizo dos tantos –uno de ellos de cabeza, precioso– y Zaldúa y Rexach (el de este último también de magnífica factura), redondearon una feliz tarde de fútbol en la que el Barça se reencontró con el gol. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pereda, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero el Real Madrid, que venció en Valencia en el último minuto, no aflojaba. Claro que todavía quedaban muchos puntos por disputar, y también momentos para emocionarse sinceramente, como el homenaje que se le tributaría el día 23 de octubre en el «Camp Nou» a Sandor Kocsis, el entrañable y legendario Cabeza de Oro, el fenomenal futbolista húngaro a quien el público culé no había olvidado. El Estadio registra una estupenda entrada, recaudándose algo más de 2 millones de pesetas. El adversario no era un equipo cualquiera, sino el Hamburgo alemán, el mismo conjunto al que se enfrentó Kocsis en aquella reñidísima semifinal de la Copa de Europa 1960-61, y que sólo pudo ser eliminado tras un tercer partido en el Estadio «Heysel» de Bruselas, desempate que fue posible porque el magiar consiguió un milagroso gol con la testa en el último minuto del choque de vuelta disputado en la ciudad hanseática. Con anterioridad, el equipo de la Agrupación de Veteranos del Barcelona va a enfrentarse al mítico conjunto de las Cinco Copas, disfrutando el público de lo lindo con las evoluciones de los ases de ayer. El partido propiamente dicho concluyó con la victoria germana por 2 a 3. Reforzaron al Barça expresamente para la ocasión el valencianista Waldo, el canario Guedes, el vallesano Arnal, el pontevedrés Roldán y el interista Luis Suárez, quien por fin se reconcilió con su antigua parroquia tras el célebre incidente de la butifarra del verano del 65.

Noviembre arranca, futbolísticamente hablando, con la disputa de la séptima jornada del Campeonato Nacional de Liga. El rival de turno es el siempre difícil Elche, y el escenario el campo de «Altabix», abarrotado en una tarde de mucho viento, tanto, que hasta hizo doblegarse con su fuerza a las palmeras. El comienzo del partido se retrasó más de la cuenta, ya que hubo que reubicar al numerosísimo público asistente. El Barça –que formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach– despachó un gran encuentro, y se llevó dos valiosos puntos con toda justicia. Pereda y Rifé hicieron los goles barcelonistas mientras que Vavá, casi al final, salvaba el honor ilicitano. Y unos días más tarde, el «Camp Nou» va a acoger otro partido amistoso,  esta vez a beneficio de la Cruz Roja, entre una selección catalana –en la que figuran numerosos jugadores azulgranas– y el Atlante mexicano. Vencieron los catalanes por 2 a 0, marcados por Rexach y Pujol, el jugador cedido por el Barça al Sabadell, y que estaba realizando una fenomenal campaña en las filas laneras, lo cual con toda seguridad le valdría el ser repescado por el Barcelona para la próxima temporada.

Llega la octava jornada de Liga. En principio, parecía propicia para recortar distancias, ya que el Real Madrid se enfrentaba a su eterno rival en el «Manzanares», y el Barça recibía la visita del Málaga, aunque los de la Costa del Sol estaban despachando hasta la fecha una buena campaña, destacando en sus filas el goleador paraguayo Fleitas, uno de tantos oriundos  como entonces militaban en el fútbol español. El partido respondió a la tónica que ya venía siendo habitual en el «Camp Nou», salvo la tarde del Zaragoza: mucha presión local, con profusión de vicegoles, y acertadas intervenciones del cancerbero visitante, en esta ocasión Goicoechea. Para colmo, a los 25 minutos del segundo tiempo el árbitro, el navarro Zariquiegui, expulsó a Pereda y al andaluz Monreal por agresión mutua, lo cual venía a representar un serio contratiempo para los azulgranas, ya que el burgalés sería castigado con total seguridad con algún partido de suspensión, perdiéndose así el importante choque del «Santiago Bernabéu» la semana siguiente. Pero al menos el Barça salvó los muebles, porque a sólo 8 minutos del final un fallo del guardameta vasco del Málaga le dio ocasión a Rexach para anotar el gol de la pírrica victoria. Sin embargo, el Real Madrid no cedía, y salió del feudo colchonero con un nuevo triunfo, ocho de ocho. Como para minarle la moral al más pintado…Artigas presentó ante  los malacitanos a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Palau, Zaldúa, Pereda y Rexach

Y llega el día –o mejor dicho, la noche– del gran duelo. Las cámaras de TVE lo llevaron a los hogares de toda España, pero no en su integridad, como era lo normal, porque únicamente se conectó con el Estadio «Santiago Bernabéu» muy avanzada la primera parte, cuando ya se había movido el marcador. El Barça puso en liza a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Palau, Fusté y Rexach. Buen primer tiempo azulgrana, adelantándose los de Artigas por mediación de Zaldúa, habitual verdugo madridista, pero el ímpetu blanco equilibra pronto la contienda merced a un remate de cabeza de Pirri, tanto conseguido en posición dudosa. En la segunda parte parece que el encuentro puede terminar en tablas, hasta que en el minuto 32 un oportunista José Luís se aprovecha de un choque entre Eladio y Sadurní para marcar el gol de la victoria local. Con este resultado, el Madrid aventajaba ya al Barça en 6 puntos, y pese a la buena marcha de la UD. Las Palmas, ponía ya bastante tierra de por medio respecto a sus perseguidores con un registro espectacular e insuperable: nueve triunfos en otros tantos partidos.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Ventaja que se aminora un poquito en la siguiente jornada, décima del campeonato, ya que los de la capital van a dejarse su primer punto de la temporada en «Pasarón», al no poder doblegar al siempre difícil Pontevedra del Hai que roelo. dirigido por el ex madridista Héctor Rial, y tener que conformarse con un empate. El Barça, por su parte, se enfrenta a un capitidisminuido Español en el «Camp Nou». Pereda sigue fuera del equipo por sanción, y debuta en encuentro oficial el cántabro Juan Carlos. Fue un derbi arquetípico, parco en buen fútbol y pródigo en incidencias, que registró la gravísima lesión del lateral derecho internacional blanquiazul Osorio. Los delanteros barcelonistas continuaban con la pólvora mojada, y tuvo que ser un defensa, Torres, quien lograse el único gol del partido, cuando ya éste daba sus últimas boqueadas. Jugaron de azulgrana: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Y un hecho curioso y remarcable de estos postreros días de noviembre de 1968 va a ser la revelación pública de que el delantero barcelonista Jorge Alberto Mendonça era Testigo de Jehová. Posiblemente muchos aficionados supieron por vez primera de la existencia de esta confesión religiosa –autorizada oficialmente tan sólo un año antes, en el marco de una nueva ley de libertad de cultos inspirada por la doctrina del Concilio Vaticano II– gracias a la noticia de que el buen futbolista angoleño profesaba dicha fe. Mendonça era unánimemente considerado como un hombre inteligente, dentro y fuera del campo, y esta declaración suya fue muy comentada.

El último mes del año 68 comenzó mal para los aficionados culés, con otra nueva gran decepción. El Barça va a tropezar ante el recién ascendido y vicecolista Deportivo de La Coruña en «Riazor» –1 a 0–, y se situaba ya a siete puntos del líder Madrid, y a tres de la UD. Las Palmas, segunda en la general. Estos fueron los hombres que encajaron la tercera derrota de la temporada: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Pereda, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. La delantera continuaba bajo mínimos –once goles en otros tantos partidos–, y aunque la defensa era la menos batida de toda la categoría (tan sólo cinco dianas, y ninguna de ellas recibida en el «Camp Nou»), eso no le servía a nadie de consuelo. Tampoco colaba el argumento de que el desplazamiento hasta La Coruña –en el tren expreso conocido popularmente como el Shangai– era muy largo y pesado, y que el equipo había llegado muy cansado a la ciudad gallega. La afición estaba empezando a impacientarse, y ni jugadores ni técnicos se libraban ya de sus críticas. En unos pocos meses, el ambiente de euforia con que había arrancado la temporada parecía haberse volatilizado.

Algo se calmó la cosa, no obstante, gracias a los cuatro goles que el Barça va a endosarle al colista Córdoba en el «Camp Nou». Fusté, Juanito, Pereda y Palau fueron sus autores, con el siguiente equipo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach. Tampoco era mal resultado el empate a uno conseguido en «San Mamés», por mucho que el Athletic no fuera ni su sombra. Ante unos renqueantes leones –o más bien “cachorros”– Pereda puso por delante a su equipo a los 30 segundos de juego, aunque el joven Igartua obtuvo finalmente el empate con un buen disparo (actuaron en la Catedral : Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach). Pero la ventaja del Madrid no se reducía, pues si bien empató en su casa sorprendentemente ante el Elche, al domingo siguiente vencía con todo merecimiento a un buen Málaga en «La Rosaleda», mientras el Barça se imponía con apuros al Sabadell en el «Camp Nou», merced a dos goles de Zaldúa. La nota triste del partido la constituyó la aparatosa lesión sufrida por Gallego, quien en un choque fortuito con su compañero Eladio recibió un fuerte golpe en la cabeza, resultando conmocionado. Artigas presentó el siguiente once frente a los de Pasieguito: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach.

La mañana festiva del 25 de diciembre el Barça recuperó una hermosa tradición, regalándoles a sus socios un partido internacional navideño, algo que hoy sería de todo punto impensable, pero que en 1968 –cuando no existían ni la AFE ni la Liga de Fútbol Profesional, y ni tan siquiera se vislumbraban aun en lontananza– era perfectamente factible. El adversario tenía un innegable atractivo: el Sparta de Praga, un conjunto que había protagonizado emocionantes duelos con los azulgranas en el pasado, en los felices y lejanos años 20, y que aportaba  cierto morbo, el  que desprendían entonces los conjuntos del Este de Europa, pertenecientes a  países de más allá  del Telón de Acero. En un buen partido, los checos –que aquel mismo año se habían enfrentado al Real Madrid en la Copa de Europa– sucumbieron ante el Barça por 3 a 1.

La primera vuelta del torneo liguero concluyó el 30 de diciembre con un clásico, Valencia-Barça en «Mestalla». En las filas barcelonistas era baja Gallego, aun no repuesto del todo del violento coscorrón del día del Sabadell. Su lugar lo ocupó el veterano Olivella. El partido fue decepcionante, pues las defensas dominaron por completo a los ataques y el marcador inicial no se alteró. Actuaron frente a los chés: Sadurní; Franch –que debutaba oficialmente–, Olivella, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé. El Real Madrid – que venció en el «Bernabéu» al Las Palmas en un gran encuentro –se proclamaba oficioso Campeón de Invierno, con 27 puntos y 11 positivos (un registro asombroso), aventajando a catalanes y canarios en siete puntos, y dejando la Liga prácticamente sentenciada cuando todavía restaba por disputarse su segunda mitad. La  trayectoria de los merengues era, sencillamente, impresionante, pues marchaban imbatidos, y tan sólo habían cedido tres empates. Habían marcado 29 goles, y únicamente  encajado 12, y su delantero Amancio –que acababa de jugar con la Selección de la FIFA en un amistoso ante Brasil– figuraba a la cabeza de la tabla de realizadores con 10 tantos.

Los números del Barça, sin ser malos, no resistían la comparación con los blancos: 8 victorias, 4 empates, y 3 derrotas, con 18 goles a favor y –el único dato positivo– solamente 6 en contra, todos ellos recibidos fuera de su estadio. La zaga azulgrana era, de largo, la mejor del campeonato, pero la vanguardia dejaba mucho que desear, saliendo a poco más de un gol por partido, un registro que era superado nada menos que por nueve equipos. Únicamente un milagro, en forma de una desastrosa racha madridista, podía concederle opciones al equipo de Artigas, pero había que contar también  con los amarillos de la Unión Deportiva Las Palmas.

A pesar de que, según la unánime opinión del barcelonismo, los árbitros habían favorecido en varias ocasiones puntuales al Real Madrid, concediéndole goles muy dudosos y perdonándole penas máximas bastante claras, el aficionado blaugrana no podía estar muy contento con su equipo. Había concebido grandes esperanzas tras el triunfo copero y la espléndida pretemporada realizada, pero su Barça no acababa de carburar. Le costaba Dios y ayuda hacer un gol, y no daba el espectáculo que sus numerosos y fieles socios y seguidores anhelaban. Por el contrario, practicaba las más de las veces un fútbol ramplón y adocenado, el mismo que lamentablemente había sido habitual en los últimos años. Las alegrías de la Copa sonaban ya como algo muy lejano, una especie de efímero espejismo. 1969 comenzaba, pues, sin muchos motivos para el  optimismo de  una hinchada que acumulaba ya demasiados fracasos en sus castigadas retinas.

UNA SEGUNDA VUELTA AUN PEOR: NI SIQUIERA SUBCAMPEONES; RELEGADOS A LA TERCERA PLAZA

El balón volvió a rodar de nuevo la víspera de Reyes, en el vetusto campo de «Atocha». El Barça necesitaba imperiosamente la victoria, y Artigas planteó el partido al ataque, pero la muralla realista  –una vez más– resistió bien los embates azulgranas, y para más inri un par de contragolpes pusieron el marcador muy favorable para los locales. El partido terminó finalmente 2 a 1, ya que Zaldúa acortó distancias. La ventaja merengue se ampliaba así a ocho puntos, y la UD. Las Palmas pasaba a la segunda posición. Estos fueron los once que jugaron en la Bella Easo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé.

La visita del Atlético de Madrid colocaba al Barça entre la espada y la pared. Pero en esta oportunidad las cosas marcharon a pedir de boca. Pese a que los colchoneros se adelantaron con un tanto de Luis Aragonés, anotando así el primer gol que conseguía un visitante aquella temporada en el «Camp Nou», ello no fue óbice para que saliesen claramente  derrotados del feudo barcelonista. Juanito en dos ocasiones (uno de ellos de penalti), Zaldúa y Palau pusieron un claro 4 a 1 en el marcador, en una tarde desapacible en la que el equipo se reconcilió con su público. A la semana siguiente se disputaría en el mismo escenario un partido aún más crucial, ante la UD. Las Palmas, con el segundo puesto en juego, ya que los canarios aventajaban al Barça por un punto. Fueron los triunfadores de un gran partido jugado bajo la lluvia: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach

En el trascendental choque contra el cuadro amarillo, el Barça ejerció el dominio territorial, pero éste fue a la postre ineficaz, ya que los canarios opusieron un acertado dispositivo táctico que acabó  brindándoles una valiosísima victoria, gracias al gol marcado a última hora por Niz. Antes lo habían hecho Germán y Gallego, poniendo este último en evidencia al inoperante ataque barcelonista, que se resintió de la ausencia por lesión de Rexach, muy activo ante el Atlético de Madrid,  sustituido por un Quimet Rifé en horas bajas, que nada tenía que ver con el jugador que había conseguido la internacionalidad en la temporada anterior.

El título, por supuesto, representaba ya una quimera inalcanzable, pero también peligraba el subcampeonato. Y en un momento tan delicado, llegaban los cuartos de final de la Recopa (el Barça había quedado exento en octavos). El adversario era el modestísimo Lyn de Oslo, con jugadores que ni siquiera podían considerarse profesionales del fútbol, y que acudían a entrenar una vez concluida su cotidiana jornada laboral (ya que desempeñaban ocupaciones tan variopintas como técnico de refrigeración, conserje de hotel, maestro de escuela o cajero de banco, amén de algunos oficinistas y estudiantes). Debido  al rigurosísimo invierno escandinavo, con los campos absolutamente cubiertos de nieve y hielo y temperaturas muy por debajo de los 0 grados, los dos partidos se jugarían en Barcelona. Sobre el papel, los azulgranas no deberían tener ningún problema para superar a los animosos aficionados noruegos.

Pero casi nada salió tal como se esperaba. En el primer enfrentamiento, retransmitido en directo por las cámaras de TVE a todo el país –y con sólo unos dos mil espectadores en las frías gradas -, el Barça únicamente fue capaz de vencer, y a duras penas, por un escuálido 3 a 2, en un pésimo partido del que tan sólo se salvaron Zaldúa y Gallego, ambos llenos de pundonor ( los goles fueron obra de Zaldúa, Pellicer y Zabalza). Estos fueron los once barcelonistas que no convencieron a nadie: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Zabalza); Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé (Palau). Mas lo peor estaba aún por venir…Una semana más tarde, el sonrojo y la vergüenza alcanzarían ya cotas mayúsculas. Los nórdicos se van a adelantar en el marcador por 0 a 2, poniendo al equipo catalán contra las cuerdas, al borde mismo de la eliminación. El escasísimo público que se había desplazado hasta el «Camp Nou» no podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pero a pocos instantes del final, Gallego –que en los últimos partidos estaba mostrándose muy peligroso en ataque – se situó como ariete, y entre  Pellicer y el de Puerto Real (éste a tan sólo 6 minutos del final) consiguieron dos milagrosos tantos que salvaban los muebles y clasificaban al Barça para semifinales, aunque por los pelos. Justo es reseñar la alineación que cayó tan bajo: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Palau (Olivella), Juan Carlos (Fernández) y Rifé.

El enfado de la afición no podía estar más justificado. Habían sido dos partidos de lo peor que había presenciado el «Camp Nou» en sus cerca de  doce años de existencia, y de ellos podía extraerse una consecuencia abrumadora: la calidad del fútbol español –cuyo combinado nacional acababa de ser eliminado en la fase previa del Mundial de México-70 por la nada brillante selección de Bélgica cuando aún restaban tres encuentros por disputarse– se encontraba bajo mínimos históricos.

De regreso a la Liga, y con el título  perdido un año más –y ya iban nueve…–, prosiguen los resultados irregulares. En «Pasarón» se vence al Pontevedra por 0 a 1, con gol de Zaldúa. Artigas presentó en la ciudad gallega una alineación muy conservadora, formada por: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fernández; Pellicer, Juan Carlos, Zaldúa, Zabalza y Rifé. El Granada también va a ser batido ampliamente en el Estadio por 4 a 0, en partido televisado, con tantos de Franch, Gallego, Zaldúa y Juan Carlos, y este equipo, que jugará casi todo el partido con un hombre más, debido a la muy temprana expulsión del granadinista Lorenzo: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé. Después se empata a cero en Zaragoza, en un encuentro en el que los aragoneses desperdiciaron un penalti y en sus filas jugó su último partido contra el Barça el ariete Bustillo, que en el próximo torneo de Copa se incorporaría ya al Barcelona. Esta fue la alineación azulgrana en «La Romareda»: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Pellicer, Fusté, Juanito, Zabalza y Rifé. Una vez más, un once bastante conservador.

Pero después de estos buenos resultados, llega de nuevo la decepción. El Elche va a llevarse un punto del «Camp Nou» en un pésimo partido de los de Artigas. Se adelantó en el marcador Fusté, de un certero disparo, pero el ariete internacional ilicitano Vavá  establecería el empate definitivo al trasformar un máximo castigo. Los franjiverdes, entrenados por el técnico uruguayo Roque Gastón Máspoli, el legendario guardameta campeón del Mundo en el Maracanazo de 1950, causaron una grata impresión, todo lo contrario que un Barcelona, que formó con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach, que reaparecía pero no aportó nada positivo. En la clasificación general, los canarios de la UD. Las Palmas cobraban ya dos puntos de ventaja sobre el Barça –que venían a ser tres debido a su mejor goal average particular–, mientras que el Real Madrid se iba ya a  los nueve puntos, sin conocer todavía la derrota en la jornada 21.

Es un momento delicado por el que atraviesa el equipo, y la Directiva decide concentrar a toda la plantilla durante unos días en  S´Agaró, en plena Costa Brava, de cara a preparar  el próximo desplazamiento a Málaga. Y la medida parece surtir efecto, porque el Barça va a cuajar su mejor encuentro en campo contrario, a pesar de la lluvia y el barro que se encuentran en «La Rosaleda», y para el minuto quince de la primera parte  ya vencían por 0 a 3, conseguidos por Pereda, Pellicer y Juan Carlos. El cuadro azulgrana presentó la siguiente formación: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Marti Filosía –que volvía de este modo a la titularidad, muchos meses después de su última actuación oficial–, Juan Carlos y Rifé.

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

El resultado de Málaga y  la visita del Real Madrid, todavía imbatido a esas alturas de la competición, despiertan de nuevo el interés del aficionado, animando el alicaído cotarro futbolístico. Podía ser tal vez el “Día de la Venganza”, o mejor dicho la noche, puesto que el duelo sería televisado en directo. El primer tiempo va a transcurrir con dominio madrileño, pero no se moverá el marcador. En la segunda mitad cambian las tornas, y el Barça toma la iniciativa. A los 25 minutos de la reanudación, un saque de esquina botado por Pellicer es rematado de espectacular chilena por Zaldúa, de espaldas a la portería, batiendo a Betancort. Es el delirio en las gradas, donde se ve posible el romper por fin la larguísima imbatibilidad merengue. Avanza inexorable el cronómetro, y parece que el clásico puede terminar con la mínima aunque suficiente victoria barcelonista, cuando a sólo cuatro minutos del final se produce una de esas jugadas absurdas llamadas a pasar a la historia: Gallego, habitualmente segurísimo, intercepta ingenuamente dentro del área, con ambas manos, un centro madridista sin aparente peligro. El gran defensa andaluz, en un instintivo acto reflejo, realiza un perfecto blocaje que el colegiado vizcaíno Ortiz de Mendíbil castiga, lógicamente, con penalti. Lo lanza el especialista Gento, burlando a Sadurní y abortando de ese modo la gran ilusión azulgrana. El Madrid seguirá imbatido una jornada más, y aunque establecerá un nuevo record de partidos sin conocer la derrota, no podrá concluir invicto el campeonato, ya que terminará cayendo derrotado en Elche, en el encuentro número 28. Estos fueron los protagonistas de esa frustrada ilusión culé: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé.

Por estos días –y como evidente consecuencia de la eliminación de nuestro combinado en la fase previa del Mundial-70–, va a ser cesado de su cargo el seleccionador nacional, doctor Toba. Para sustituirle, la Federación Española de Fútbol  nombrará  un triunvirato de interinos formado por los entrenadores de los tres conjuntos que marchaban al frente de la clasificación: Miguel Muñoz del Real Madrid, Luis Molowny de la Unión Deportiva Las Palmas y Salvador, Artigas del Barcelona, cuya misión será cumplir decorosamente con los compromisos que aún le restaban a nuestro equipo representativo hasta final de temporada (dos amistosos contra Suiza en Valencia y México en Sevilla, respectivamente, y dos encuentros oficiales valederos para un Mundial al que España lamentablemente no iba a acudir: la visita de la selección de Yugoslavia a la Ciudad Condal,  al propio “Camp Nou”, y el desplazamiento a Helsinki, para contender contra los teóricamente flojos finlandeses).

El Barça visita a continuación a su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, que atravesaba por una delicada situación a pesar de los refuerzos contratados a golpe de talonario, entre los que destacaban el ex colchonero Glaría y el centrocampista Lico, procedente del Elche. Los azulgranas van a despachar un partido muy discreto, teniendo su elemento más destacado en la figura de Salvador Sadurní, quien –haciendo honor una vez más a su nombre de pila – realizará varias paradas de antología y salvará a su equipo de una segura y merecida derrota. El empate a cero se considera, por lo tanto, como un mal menor para un Barcelona que formó en «Sarriá» con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rifé.

En la jornada número 26 el Barça golea en el «Camp Nou» al Deportivo de La Coruña por 4 a 1. Los tantos fueron marcados por Martí Filosía (2), Zaldúa y un jugador gallego en su propia meta. Pero el hecho más destacado –aparte del destape goleador del espigado delantero de Palafrugell– fue el debut en las filas barcelonistas del extremo izquierdo del filial Atlético de Cataluña, Nieto, que pasará desapercibido. Esta fue la alineación de la tarde de la fugaz presentación del jugador granadino: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa y Nieto. Y una mala noticia: Juan Carlos es intervenido quirúrgicamente por el prestigioso doctor Cabot de una rotura del menisco de su rodilla derecha. El tiempo de recuperación se cifraba en dos meses, con lo cual el joven centrocampista cántabro le decía prácticamente adiós a su primera temporada como jugador azulgrana. Por estas fechas también Mendonça es intervenido por el mismo galeno de una osteopatía dinámica  del pubis, pero su pronóstico era bastante más positivo, pues se calculaba que en el plazo de un par de semanas podría iniciar los ejercicios de recuperación.

Ante un Córdoba ya desahuciado, pero en el que se notaba la sabia mano de su técnico, Ladislao Kubala, el Barça cumple una nueva estación de su Via Crucis particular en esta temporada, siendo derrotado por 2 goles a 1. El tanto barcelonista lo anotó Nieto, y el equipo formó de la siguiente manera en «El Arcángel»: Sadurní; Torres, Olivella, Franch; Gallego, Pellicer; Rifé, Zaldúa. Martí Filosía, Castro –que hacía de este modo su debut– y Nieto. También se conoce por estos días el nombre del próximo rival del Barça en las semifinales de la Recopa. Se trataba del potente conjunto alemán del Colonia, en cuyas filas militaban varios internacionales germanos, entre los que destacaba con luz propia la auténtica figura del equipo renano, el magnífico centrocampista Wolfgang Overath, indiscutible en el combinado nacional teutón. Y hablando de Alemania, país donde por estos años 60 residía un buen número de emigrantes españoles que habían tenido que  buscarse la vida fuera de nuestro país, el Barça va a desplazarse a la localidad de Essen, en plena Cuenca del Rühr, para disputar un encuentro amistoso frente a una selección local, que se alzará con la victoria por 1 a 0.

Los azulgranas  vuelven a decepcionar a todos los suyos con otra nueva derrota en el «Camp Nou», esta vez ante el Athletic de Bilbao,  en un partido nocturno y lluvioso en el que la única nota positiva fue la actuación de Carles Rexach, a quien el triunvirato seleccionador va a convocar muy pronto, haciendo así su debut en la selección absoluta. Con este grave tropiezo en la antepenúltima jornada, se esfuman ya por completo las esperanzas de conseguir al menos el subcampeonato, puesto que la distancia que separaba a barcelonistas  de  canarios era matemáticamente insalvable: cuatro puntos que en la práctica eran cinco, debido  al mejor balance particular de los amarillos. Fusté desperdició un penalti, lanzado ingenuamente a las manos de Iribar, y el Barça presentó a: Sadurní; Franch, Olivella, Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Pellicer, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Sin embargo, el encuentro de ida de las semifinales de la Recopa, ante un adversario bastante más potente que los últimos rivales barcelonistas, va a arrojar un excelente resultado para los intereses azulgranas de cara a la  vuelta, empate a dos, con tantos  conseguidos por Zabalza y Fusté. Artigas sorprendió a propios y a extraños retirando a Rifé de la banda y situándolo en la medular, con la expresa misión de secar a la gran estrella germana Overath, el cerebro de su equipo, y Quimet cumplió sobresalientemente con el encargo. Hubo que lamentar, no obstante, la lesión de Gallego, el más firme puntal de la defensa catalana, que, aunque no tendría que pasar por el quirófano, sería baja ya para lo que  restaba de temporada. Esta fue la alineación presentada por el Barça a orillas del Rin: Sadurní; Franch, Gallego (Olivella), Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa (Castro), Martí Filosía, Pellicer y Rexach.

Por estos días se produce también una noticia triste: el fallecimiento de Andrés Witty, el socio número 1 del Barcelona, uno de los hombres que secundó a Gamper en los momentos fundacionales del club, casi setenta años atrás. Pero la moribunda Liga 68-69 tampoco depara muchas alegrías…El Barça rinde visita a la «Nova Creu Alta», para medirse a un sorprendente Sabadell que estaba despachando la mejor temporada de su historia, ya que al final lograría clasificarse en cuarto lugar, por delante de históricos del calibre de Valencia, Zaragoza o los dos Atléticos, lo cual le iba a dar derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Ferias. El encuentro, de mero trámite para ambos equipos, se saldó con un soso cero a cero, y el Barcelona presentaría la siguiente alineación: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Juanito, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

El Barcelona se va a despedir de su mediocre Campeonato de Liga 68-69 con un nuevo empate, en esta ocasión ante el Valencia (1 a 1). Se trata del partido número 1000 de los azulgranas en el Torneo de la Regularidad, y por ese motivo los levantinos les harán entrega de un obsequio en los prolegómenos del choque. Artigas presentó una alineación revolucionaria, con una delantera muy joven: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Pereda, Fernández; Pellicer, Juanito, Palau, Castro y Nieto. Palau fue el goleador de la noche. Y es la hora de hacer balance…Con 36 puntos, 40 goles a favor y –eso sí– tan sólo 18 en contra, el Barça no puede pasar de un decepcionante tercer  puesto, superado incluso por la UD. Las Palmas, ya toda una brillante realidad, y a nada menos que a once puntos del campeón, el Real Madrid. Descendían a Segunda División Córdoba, Málaga y Español, y esto último podía constituir un pobre consuelo para algunos barcelonistas, al observar las desgracias del otrora gran rival ciudadano.

No obstante, en la Recopa van a soplar mejores vientos, una vez superado el sorpresivo trauma del Lyn noruego. En el partido de vuelta de las semifinales, el «Camp Nou» vivirá una de sus “noches mágicas” europeas. En uno de los mejores encuentros de los últimos tiempos, el Barça, con tres goles de Fusté y uno de Martí Filosía, borra literalmente del césped al difícil Colonia –4  a 1– y se clasifica con gran brillantez para la final, a celebrarse en la ciudad suiza de Basilea. La magistral actuación del Noi de Linyola  le abre de nuevo las puertas de la selección nacional. Jugaron por el Barcelona: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach. En los últimos minutos del partido, Pereda salió en sustitución de Pellicer.

                                            LLANTO Y CRUJIR DE DIENTES

Este resultado hace renacer  las ilusiones de la afición, bastante alicaída últimamente. Se confía en volver a ver de nuevo a un Barça pletórico en la Copa del Generalísimo, donde iba a estar  reforzado por Bustillo –el ariete titular de la selección– y el repescado Pujol, que había despachado una fenomenal temporada en ese sorprendente Sabadell clasificado en  cuarto lugar. Pero la baja de Gallego, y la desgraciada lesión de Torres, su sustituto en el eje de la zaga, van a partir por la mitad a la línea más regular y entonada del equipo. Sobre un «Atocha» muy embarrado, como era tradicional –¡ esa manguera ¡… –, el de Balaguer quedará muy pronto fuera de combate  por culpa de una luxación de clavícula con desgarro de ligamentos, y eso explica en buena medida la posterior debacle azulgrana. Los donostiarras se imponen por un aplastante 5 a 1, que aun pudo ser más amplio, ya que Sadurní detuvo un penalti, y a los locales les fue anulado un gol. Rexach salvó el maltrecho honor de un Barcelona que formó de la siguiente manera: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol

El Barça está ya prácticamente fuera del Torneo del KO, pero algunos todavía se aferran a un clavo ardiendo. El equipo se vacía en un esfuerzo titánico, y a punto está de igualar la eliminatoria. No lo consigue, pero por muy poquito, ya que el emocionante encuentro de vuelta concluye con un insuficiente 3 a 0 (Zaldúa 2, y Pujol), y Esnaola, como ya venía siendo habitual, les va a hacer la Pascua a los azulgranas una vez más, realizando soberbias paradas. El equipo fue el mismo que en el partido de ida, con el cambio obligado del lesionado Torres –que también sería intervenido por el inevitable doctor Cabot- por Olivella, el veterano capitán que se perfilaba como titular en la inminente final de Basilea.

Tan sólo  un triunfo en  la Recopa podía salvar la temporada, ejerciendo de reparador bálsamo sobre el dolorido cuerpo barcelonista. En teoría –y después de eliminar brillantemente al duro Colonia– el rival que esperaba en  Basilea, el semidesconocido equipo eslovaco del Slovan de Bratislava, no parecía un adversario demasiado temible, pero el panorama azulgrana en aquellos momentos no era precisamente lo que se dice muy alentador, ya que a los lesionados Gallego, Torres y Juan Carlos, venía a unírseles una nueva baja, la de Martí Filosía (lastimado en una muñeca en el curso de un amistoso internacional de preparación contra el Stoke City inglés, que se saldó con una inoportuna derrota por 2 a 3 ), y tampoco podrían alinearse Bustillo y Pujol, por no estar inscritos previamente para la competición.

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch,
Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

El 21 de mayo de 1969 saltan al terreno de juego del Estadio «Sant Jakob» de Basilea los siguiente once barcelonistas: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach. Pero apenas iniciado el encuentro, a los 30 segundos, marcan ya los centroeuropeos gracias a un fallo de Olivella. A continuación se lesiona Franch, que tiene que ser sustituido por Pereda. Al cuarto de hora las cosas parecen comenzar a enderezarse cuando Zaldúa consigue el empate, aunque la alegría azulgrana dura poco, pues dos nuevos errores de Olivella sitúan el marcador en un peligroso 3 a 1 favorable a los eslovacos.

En la  segunda mitad, Mendonça –que reaparecía tras largo tiempo sin jugar– reemplaza a Castro. Rexach acorta distancia al marcar con un lanzamiento directo de córner, lo que ahora se conoce como gol olímpico, pero Zaldúa yerra dos claras ocasiones, y el partido termina con 3 a 2 a favor del Slovan. Un encuentro, en suma, marcado por el signo del infortunio, y que guarda muchas similitudes con otra final, la de la Copa de Europa perdida en la  vecina Berna en 1961 mismo resultado, semejante entidad del rival, parecidos errores defensivos, idéntica desgracia ante el marco contrario -, colofón digno para una temporada funesta, que sin embargo aún guardaba en la recámara alguna mayúscula sorpresa…




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Primera parte

Los entrenadores de fútbol, al igual que los políticos norteamericanos o los militares del Pentágono, pueden dividirse en halcones y palomas. Hablando en clave blaugrana, si Roque Olsen era evidentemente un halcón, su sucesor encajaría más en la categoría de paloma, a despecho de la dureza de sus primeros métodos de preparación, porque se trataba de un hombre afable, risueño y correctísimo. Así pues, va a producirse un giro copernicano, de 180 grados, en el banquillo del Barça, ya que al argentino Olsen, hombre con fama de hosco y poco diplomático con la prensa y auténtico sargento de hierro para sus pupilos, le reemplazará un técnico en las antípodas de su carácter, el catalán y barcelonés Salvador Artigas (aunque alguna fuente –BD Fútbol– da la localidad toledana de Talavera de la Reina como su lugar de origen), persona cordial y mesurada donde las hubiera.

El relevo acontece en un momento en el que el crédito del máximo dirigente blaugrana, Enric Llaudet, se está agotando a marchas forzadas, mientras crece la oposición hacia su gestión, tildada de personalista y autoritaria, sobre todo en las páginas del influyente semanario Revista Barcelonista (conocido popularmente por las siglas «RB”). Llaudet está ya con el agua al cuello tras otra temporada de fracasos y mal juego (el título de Copa de Ferias conseguido frente al Zaragoza pertenecía en estricta justicia a la anterior campaña, la 65-66, y la final se había aplazado a causa de la disputa del Mundial de Inglaterra), porque las tres competiciones correspondientes al curso 66-67 se habían saldado con otros tantos reveses. El empresario textil parecía estar ya en las últimas, aislado y dando palos de ciego, y si la baza de Olsen había sido una decidida apuesta por la disciplina, para meter en cintura a una plantilla excelente pero aparentemente acomodada, con Artigas se va a jugar la carta de una preparación física más exigente y un mayor rigor defensivo, conceptos deficientemente implantados en el primer equipo del Club de Futbol Barcelona, la denominación oficial del Barça en el año 1967.

Se barajaban diversos nombres para ocupar el cargo (los brasileños Otto Bumbel y Aymoré Moreira, el chileno Fernando Riera, el argentino Renato Cesarini, el uruguayo Roque Gastón Máspoli…), pero finalmente el elegido va a ser un técnico cuya carrera profesional había transcurrido casi en su práctica totalidad en tan sólo dos clubes, uno español y el otro francés, y ambos no separados por demasiada distancia: la Real Sociedad de San Sebastián y el Girondins de Burdeos. Y la suya era una biografía más que curiosa… Para empezar, existe cierta discrepancia con respecto a su fecha de nacimiento, que el Diccionario de técnicos y directivos del Fútbol Club Barcelona (Ángel Iturriaga. Editorial Base, 2011) sitúa en 1913, en la Ciudad Condal, mientras que el Diccionari del Barça (Antoni Closa, Jordi Blanco i altres. Enciclopedia catalana S.A., 1999), la data un año más tarde, en 1914. Incluso en alguna fuente aparece la muy improbable fecha de 1918. La tan socorrida Wikipedia, por su parte, sostiene que Salvador Artigas Sahún había nacido en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Ya contara con 53 o 54 años de edad, su cabello plateado le hacía aparentar alguno más. Como futbolista había hecho sus primeras armas en el Cataluña y el San Martín, pasando a continuación al juvenil del Barça. Perteneció al primer equipo azulgrana entre los años 1932 y 1934, alineándose en un total de 10 partidos, 3 de ellos correspondientes a la Liga 32-33, con el balance de un gol marcado en esa misma temporada, frente al Español. A juicio de quienes le habían visto jugar, era un interior derecho «habilidoso, ratonil y filtradizo», que dominaba la pelota y tenía una gran facilidad como distribuidor de juego, por su soltura de tobillos, un buen chutador que colocaba el balón fulminantemente con ambos pies. Pese a ello, y a militar en un Barça de transición, muy alejado de los títulos nacionales y de las posiciones de cabeza, tuvo que abandonar la disciplina azulgrana en 1934, con poco más de 20 años, pasando al FC. Levante, uno de los dos clubes que algunos años más tarde iba a dar lugar a la fusión de la que resultaría el actual Levante Unión Deportiva.

En Valencia, y actuando en Segunda División, Salvador Artigas va a vivir en primera persona uno de los momentos culminantes de la historia levantinista, la eliminación del mismísimo Barça en los cuartos de final de la Copa de 1935, en plena II República. En el partido de ida, disputado en «Les Corts», ya se produjo un esperanzador empate a 2, siendo Artigas el autor del primer tanto de los suyos. En la vuelta, en el terreno de juego del «Camino Hondo», hubo de nuevo tablas (1-1), teniendo que dilucidar ambos equipos el pase a la siguiente ronda en un encuentro de desempate que se celebró el martes 11 de junio de 1935 en el campo zaragozano de «Torrero», y donde los del Grao superaron sorprendentemente al Barça con un claro 3 a 0. Estas fueron las alineaciones que protagonizaron tan histórico choque: por el Levante, Vidal; Calpe (padre del posterior lateral granota y madridista Antonio Calpe), Puig I; Núñez, Dolz, Porrera; Puig II, Artigas, Calero, Felipe y Aparicio, y por el Barça, Nogués; Zabalo, Arana; Guzmán, Berkessy, Lecuona; Ventolrá, Morera, Escolá, Enrique Fernández y Ramón. Como puede observarse, un cuadro cuajado de internacionales y futbolistas importantes, que no pudieron evitar encajar dos goles de Aparicio y uno de Felipe. Los valencianos caerían en semifinales ante el Sabadell, que también sería derrotado en la final por un Sevilla que conquistaba así su primer Campeonato de España. Al año siguiente, un infausto día de julio, estallará nuestra Guerra Civil.

Artigas jugará por última vez con el Levante en febrero de 1937, unos meses antes de que el conjunto de los Poblados Marítimos se proclamase campeón de un improvisado torneo disputado en la zona republicana, la llamada «Copa de la España Libre» ( Trofeo Presidente de la República, o sea, Manuel Azaña ), en la que intervienen equipos catalanes y valencianos , y cuya final va a enfrentarles con sus rivales ciudadanos de «Mestalla», a los que derrotará por un gol a cero el 18 de julio de 1937 –menuda fecha…– en un encuentro celebrado en Barcelona, en el campo de «Sarriá»

Por razones obvias –estábamos en 1967– la prensa de la época no lo mencionó, pero posteriormente se ha presentado siempre a Salvador Artigas como antiguo piloto de caza del bando republicano, a veces incluso de forma un tanto melodramática como «el último aviador de la República», a los mandos del último aeroplano que despegó del territorio aún controlado por la República rumbo a un incierto exilio francés, como si se tratara de una versión masculina y catalana de Hanna Reitsch, la aviadora que le propuso a Hitler abandonar un Berlín en llamas. Poco se sabe de este interludio bélico en su biografía, aunque a juzgar por lo publicado en la página web de ADAR (Asociación de Aviadores de la República), parece suficientemente probada su participación en el conflicto fratricida. De dicha fuente extraemos la siguiente información:

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

«Salvador Artigas Sahún nació en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Durante la Guerra Civil se inscribe en las convocatorias gubernamentales para alumnos-piloto y viaja a Francia, donde realiza el curso de vuelo elemental en la escuela de vuelo de Agen, completando su formación militar en la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí, cerca de Los Alcázares, Murcia, que dirigía el comandante Isidoro Giménez. En el mes de agosto de 1938 se incorporó a la 3º escuadrilla de Polikarpov I-16 (un monoplano de fabricación soviética, conocido popularmente como Mosca por los republicanos y Rata por los nacionales) del Grupo 21, en la que combatió en la batalla del Ebro y campaña de Cataluña, donde voló como punto izquierdo del Jefe de Escuadrilla Ángel Sanz Bocos Vallecas. El 6 de febrero de 1939, los aviones restantes de la escuadrilla recibieron la orden de despegar y aterrizar en el aeródromo de Toulouse, pero se produjo un ametrallamiento de su base por parte de la aviación nacional, en el que se incendiaron los aviones de Vallecas y varios pilotos, por lo que sólo pudieron despegar los moscas de Artigas, José Balsa Gutiérrez y Carreras. Artigas no localizó el aeródromo de Toulouse pero reconoció el campo de Agen donde había hecho sus prácticas de vuelo y aterrizó con sus compañeros, siendo trasladado al campo de concentración de Gurs».

Permanecerá internado durante algún tiempo en dicho campo, situado en el departamento de los Pirineos Atlánticos y que era conocido como «el campo de los vascos», a causa de la gran cantidad de prisioneros de dicha procedencia que albergaba. A este respecto, resulta curioso recordar lo que se escribía sobre Artigas en un número extra del diario El Mundo Deportivo titulado «40 años de campeonatos nacionales de Liga» y publicado en noviembre de 1968. En la ficha biográfica correspondiente al entonces entrenador del Barça, se decía lo siguiente: «Cuando estalló el Movimiento Nacional sus padres se trasladaron a Burdeos ( Francia ), y allí Artigas continuó su carrera deportiva jugando con el Girondins donde formaban algunos españoles como Mateo, Urtizberea, Mancisidor, y entrenaba el conjunto francés el prestigioso técnico Benito Díaz». Como se ve, ninguna mención  a aviones republicanos, campos de concentración o exiliados…Y efectivamente, en la temporada 38-39, tras salir de Gurs a instancias del mencionado  Benito Díaz, va a militar brevemente en el cuadro bordelés, pasando en la campaña siguiente al Le Mans Union Club 72, donde le va a pillar otro conflicto bélico, este de dimensiones aún mayores: la Segunda Guerra Mundial.

Continuará jugando al fútbol en el país vecino, derrotado, dividido y ocupado, donde no obstante seguirán disputándose competiciones a nivel regional, y tras la Liberación se integrará en un cuadro bretón, el Stade Rennais, entre los años 1944 y 1949, fecha esta última en la que decide regresar a España, de nuevo de la mano del Tío Benito, sin que al parecer tuviera grandes problemas. Jugará durante tres temporadas en la Real Sociedad, al lado de futbolistas de la talla de Bagur, Ignacio Eizaguirre, Murillo, Marculeta, Ontoria, Pérez, Caeiro, Basabe, Epi, Castivia, Igoa, Barinaga o Alsúa II. Con él en sus filas, los txuri urdin llegarán a la final de la Copa del Generalísimo de 1951, en la que serán derrotados por el Barça (3 a 0), aunque Artigas no se alineará en dicho partido. En total, sumará 70 presencias ligueras con el conjunto guipuzcoano.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

En 1952 atraviesa de nuevo la frontera francesa y da comienzo a su carrera como técnico ocupando el banquillo de su último club galo, el Stade Rennais. En 1955 regresa a España, y entonces su destino será de nuevo el club donostiarra, de cuya preparación se ocupará hasta 1960, consiguiendo mantenerlo siempre en posiciones desahogadas de la zona media de la tabla, salvo en su última campaña como técnico realista, la 59-60, en la que los de «Atocha», clasificados en el puesto decimocuarto entre 16 equipos, se verán obligados a disputar la promoción de permanencia ante el Córdoba, saliendo finalmente airosos. Entonces cruzará de nuevo el Bidasoa y la frontera, y se hará cargo del Girondins, donde realizará una destacada labor por espacio de siete temporadas, alcanzando la final de la Copa de Francia en 1964, y clasificándose como subcampeón de Liga en 1964-65 y 1965-66.

TIEMPOS DE MUDANZA EN CAN BARÇA

Acorralado por un verdadero clamor opositor, Llaudet va a iniciar su última temporada como máximo dirigente barcelonista tirando, una vez más, la casa por la ventana. El club se deshace a precio de saldo de jugadores que no le interesan, en los que ya no cree, y ficha a cambio de elevadas sumas de dinero a valores aun por contrastar. Así, el canario Foncho –que en absoluto había realizado una mala temporada, llegando incluso a ser seleccionado para el equipo nacional, aunque al final no jugara– va a irse al Real Zaragoza, entrenado ahora, curiosamente, por Roque Olsen. Zaballa, el máximo goleador azulgrana en la pasada Liga, Montesinos y Seminario tomarán el camino de la vecina Sabadell (un itinerario que a partir de ese momento va a convertirse en habitual),  Silva retorna a Brasil en el marco de una operación deficitaria, ya que no se pudo recuperar íntegramente el fuerte desembolso hecho por el carioca, y los jóvenes Rodés, Mas y García Castany –un muy prometedor juvenil gerundense, de excelente planta y magnífica técnica– recalarán en Osasuna, a modo de compensación por el fichaje de un destacado jugador pamplonica, el medio Pedro Mari Zabalza.

Del Deportivo de La Coruña vendrá Pellicer, un delantero gallego del que se esperaba que pudiese reeditar los triunfos de sus paisanos Luis Suárez, Amancio o Veloso, y que había llamado la atención últimamente, marcándoles cinco goles a dos rivales tan cualificados como Real Madrid y Español. Otro fichaje de cierto relieve va a ser el del exterior derecho del Sevilla, Oliveros, al que no tardaría en unírsele un futbolista mucho más modesto, Jiménez, un andaluz procedente del Badajoz de Tercera División, que se había proclamado   máximo goleador español de todas las categorías nacionales en la temporada anterior. Como tercer portero el Barça contratará también los servicios del pontevedrés Lucho, e igualmente, y a título de prueba, van a aterrizar en el «Camp Nou» tres jóvenes jugadores paraguayos en calidad de oriundos –es decir, hijos de padres españoles y que aún no habían sido internacionales– Sus nombres: Aranda, Samaniego y Fernández, que a la postre será el único que se quede. Y al frente de ellos y del resto de la plantilla, de manera un tanto sorprendente, Llaudet va a colocar al técnico catalán Salvador Artigas como responsable del primer equipo azulgrana.

El domingo 4 de junio de 1967 el diario El Mundo Deportivo anuncia la contratación de Artigas como nuevo entrenador barcelonista, y publica la siguiente nota oficial emitida por el club:

«El C. de F. Barcelona comunica a sus señores socios y simpatizantes haber llegado en el día de hoy a un acuerdo con don Salvador Artigas, contratando sus servicios de entrenador para la plantilla profesional del club en la temporada 1967-68. El señor Artigas se desplazará a nuestra ciudad el próximo día 12, para firmar el oportuno contrato»

En varios medios franceses se confirma el acuerdo, añadiéndose que el técnico catalán  –»aunque no existe ninguna razón que le obligue a separarse del Girondins, donde es muy apreciado, profesional y personalmente– tiene intereses familiares que le atraen a trasladar su residencia a Barcelona». Por su parte, el presidente Llaudet había comunicado la noticia al Consejo Consultivo del club en el curso de una reunión celebrada el viernes 2 de junio. La decisión de contratar a Artigas la había tomado el propio Llaudet, junto con su Consejo Directivo. El Mundo Deportivo informaba también que las condiciones económicas del nuevo entrenador consistían en el cobro de un millón de pesetas en concepto de ficha, más un sueldo mensual de 25.000 cucas.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas va a llegar a la Ciudad Condal el 11 de junio, a última hora, tras viajar en su automóvil particular  desde San Sebastián, mientras que su esposa, Ana Jato, se desplazaría desde la localidad alicantina de Benidorm (donde el matrimonio poseía otro par de negocios –una zapatería y una peluquería–, que se unían así a las dos tiendas de calzado que ambos regentaban en la capital guipuzcoana), y por el mismo medio de locomoción. El día 13 va a firmar contrato en «La Masía» y será presentado oficialmente a la prensa. Llaudet comunica la noticia a los distintos medios, en el transcurso de un acto en el que también tomará la palabra el decano de los informadores deportivos barceloneses y director de El Mundo Deportivo, José Luis Lasplazas, que glosará tanto sus conocimientos técnicos como «sus valiosas cualidades humanas». El presidente azulgrana contará asimismo que en uno de sus viajes a Milán, realizado con la intención de traerse de nuevo a Helenio Herrera, este le había recomendado el nombre de Artigas, del cual tenía las mejores referencias, como una posible opción para el banquillo azulgrana. Llaudet añadirá que espera que Artigas «haga comprender a la plantilla barcelonista (que teóricamente define como formada por elementos muy buenos), que aparte de ser hombres de clase deben de poner el esfuerzo necesario a que están obligados como profesionales. En tal caso no hay duda que habremos conseguido el objetivo propuesto».

Al ser entrevistado, Artigas confesará que firmar por el Barça constituía el momento culminante de su vida deportiva. Va a reconocer que se tenían depositadas grandes esperanzas en su trabajo, y que confiaba en no defraudar a nadie, añadiendo que «sólo ambicionaba formar con los jugadores y la directiva un sólo equipo, con una dignidad enorme y unos grandes deseos de triunfar y satisfacer a esa gran masa de aficionados, a la corriente de opinión de Cataluña y de cuantos quieren al Barcelona en el mundo entero». También esperaba sacar el máximo provecho de sus nuevos pupilos, conocerlos lo más pronto posible y empezar el trabajo en las mejores condiciones de cara a la próxima temporada, haciéndose una idea de las posibilidades físicas y técnicas de cada hombre. Y finalizaba declarando que su deseo era terminar su vida deportiva en el Barça.

Vicente Sasot va a dirigir al equipo en el Trofeo Ibérico de Badajoz, donde se enfrentará a los portugueses del Sporting lisboeta y a los brasileños del Flamengo carioca, pero antes de partir para tierras extremeñas, el 20 de junio, tendrá lugar en los vestuarios del «Camp Nou» una presentación privada de Salvador Artigas a la plantilla, realizada a puerta cerrada, de riguroso incógnito, sin convocar siquiera a la prensa. Llaudet, acompañado de varios de sus directivos, introducirá al nuevo técnico ante 25 jugadores. Artigas, por su parte, únicamente afirmará que «venía a trabajar con la mayor de las ilusiones, puesto el corazón al servicio del Barcelona» Días más tarde, tras ver en acción a sus chicos en Badajoz (se clasificaron en última posición en el triangular, empatando con los lusos y perdiendo ante los brasileños en un partido muy duro y accidentado), Artigas declarará que «el Barcelona es un buen equipo, no el gran conjunto que todos quisiéramos que fuera», añadiendo lo siguiente cuando se le pregunta por lo que le falta al Barça:

«Lo que le falta al Barcelona todos lo saben. Si queremos que sea este gran equipo hay que cubrir esos huecos. Si, por el contrario, optamos por recurrir a la cantera, echando mano de estos jóvenes valores –y estaba refiriéndose evidentemente, a los Rexach, Pujol, Vidal, Borrás, Mora, Martí Filosía…– que si estoy conforme con todos reúnen unas condiciones estupendas, tendremos que tener paciencia…y aguantar a estos muchachos a que se pulan. A que cuajen. Son los únicos caminos a seguir» Y acto seguido dan comienzo las vacaciones.

SUDANDO LA CAMISETA

En el "Camp Nou" se alza el telón de la temporada 67-68

En el «Camp Nou» se alza el telón de la temporada 67-68

A las órdenes de Salvador Artigas, la plantilla reanuda los entrenamientos el día 3 de agosto, con la siguiente nómina de futbolistas: Sadurní, Reina, Lucho, Benítez, Torres, Gallego, Eladio, Olivella, Torrent –repescado del Sabadell–, Muller, Zabalza, Fernández, Borrás, Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté, Rexach, Rifé, Pellicer, Pereda, Vidal, Pujol, Martí Filosía, Endériz, Jiménez y Zaballa, quien muy pocas fechas antes del comienzo de la Liga firmará por el Sabadell.

Y al igual que el año anterior, la presentación oficial del conjunto azulgrana tiene lugar aprovechando la celebración del II Trofeo “Juan Gamper” (tal cómo se denominaba entonces). Participan, junto con el Barça, el Bayern de Múnich alemán, el Boca Juniors argentino y el Atlético de Madrid, y van a ser los anfitriones quienes finalmente se lo queden, derrotando en el primer partido a los bávaros por 2 a 1, y en la final a los colchoneros por idéntico resultado. El equipo parece hallarse en un buen momento de forma, y tal vez no eran ajenos a ello los métodos de entrenamiento de Artigas, que estaban causando sensación por lo inusuales. Se basaban en el footing campo a través, y también en la utilización de pesas y halteras –que habían quedado arrinconadas en las instalaciones del club desde los ya lejanos tiempos de Brocic–, y a causa de su dureza, el preparador será bautizado popularmente como Mister KO.

Cuando el 1 de Septiembre de 1967 el presidente Enric Llaudet comparece ante la Asamblea General Ordinaria, su posición ya era prácticamente insostenible. Cinco de sus directivos habían presentado la dimisión, y el Consejo Consultivo que se había sacado de la manga, pretendiendo aglutinar a diferentes personalidades barcelonistas, nacía prácticamente muerto, con la renuncia de un hombre tan carismático como Nicoláu Casáus en su primera reunión. La situación de Llaudet era muy precaria debido al fallido “Caso Osés”, y contaba también con una dura oposición, ejemplificada tanto por el activo hombre de negocios Pere Baret, como por el ya citado semanario “RB”, inspirado por su editor Carles Barnils, muy crítico hacia su gestión.

También sudaba de lo lindo "Mister KO"...

También sudaba de lo lindo «Mister KO»…

En la Asamblea, Llaudet no va a tener más remedio que recular y convocar elecciones anticipadas para enero de 1968, y unos días más tarde, en el transcurso de una entrevista concedida al prestigioso periodista Manuel del Arco, anunciará que no piensa presentarse a la reelección, así como su convencimiento de que –en aras de la unidad del club– era necesario que hubiera un único candidato, para no ahondar más en las divisiones internas y tratar de restañar las heridas abiertas en el seno de la entidad. Acto seguido, Llaudet deja el club en manos de una Gestora y se descuelga con algo muy típico de su singular personalidad: marcharse de safari a África. Se abre de este modo una especie de interregno de facto, donde pueden vislumbrarse ciertas maniobras para hacerse con el control del club, pero cobra cada vez mayor fuerza el papel de Narcís de Carreras, un prohombre de la industria textil, el sector que había pilotado ininterrumpidamente la nave azulgrana desde hacía casi un cuarto de siglo. Carreras, un destacado militante de la Lliga en su juventud, y secretario personal y albacea testamentario de Francesc Cambó, el legendario político conservador catalán, poseía una bonita colección de cargos profesionales y civiles (incluido el de Procurador en Cortes por su provincia natal, Girona), pero sobre todo era un hombre muy respetado por el barcelonismo más allá de  facciones y capillas, una figura capaz de aunar voluntades en lugar de restarlas. Había ejercido ya importantes responsabilidades directivas en el pasado, formando parte de las juntas de Agustí Montal i Galobart (1948-52) y Enric Martí Carreto (1952-53), dimitiendo de su cargo a raíz del turbio “Caso Di Stefano”, y también había sonado como presidenciable en los comicios de 1953 y 1961 (en los primeros se dijo que había sido vetado por la Falange, y en los segundos declinó la posibilidad de presentarse). En esta ocasión la cosa parecía ir en serio, y Carreras se perfilaba cada día más como la única personalidad capaz de reconducir la grave situación por la que atravesaba el club.

Y pasando de despachos, conciliábulos y mentideros  para volver  a los terrenos de juego, el Campeonato Nacional de Liga 1967-68 arranca para el Barça el día 10 de Septiembre de 1967, con un difícil desplazamiento a Zaragoza. Artigas va a alinear en «La Romareda» a Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Oliveros, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rexach, quien de este modo debuta oficialmente en competición liguera. El partido resultó emocionante hasta su último suspiro, pues a poco más de un cuarto de hora para la conclusión vencía el Barça por 1-2, con tantos marcados por Fusté y Rexach, pero una gran reacción zaragocista le dio la vuelta al marcador, y los aragoneses terminaron venciendo por 3 a 2. A los azulgranas se les quedó cara de tontos, como acostumbra a suceder en estas ocasiones, y regresaron a la Ciudad Condal de vacío. El juego del equipo no había convencido, pero la semana siguiente iba a deparar un auténtico plato fuerte. Nada más ni nada menos que un derbi Barça-Español en el «Camp Nou»

Y como suele ocurrir en este tipo de enfrentamientos, prevalecieron los nervios y la incertidumbre por encima de la calidad futbolística, que dejó bastante que desear. Tan sólo a ocho minutos del final pudieron los barcelonistas romper el empate inicial, merced a un providencial gol del defensa Gallego. Estos fueron los apurados triunfadores del partido de “la Máxima”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Vidal, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero tampoco pintaban mucho mejor las cosas en la Copa de Ferias, el habitual torneo europeo de consolación para el Barça. Al igual que un año antes, el sorteo le había emparejado con un rival teóricamente inferior, el Zúrich suizo, pero una vez más va a saltar la sorpresa. Los helvéticos se impusieron en su terreno por un claro 3 a 1, ante una formación azulgrana con demasiados jugadores no habituales: Reina; Borrás, Olivella, Torres; Gallego, Torrent; Rifé, Pereda, Zaldúa, Endériz y Jiménez. Zaldúa abrió el marcador (tras serle anulado otro tanto minutos antes), pero los suizos empataron en las postrimerías del primer tiempo, se adelantaron mediada la segunda parte, aprovechándose del bajón físico de los centrocampistas azulgranas, y remacharon su sorprendente victoria en los minutos finales del partido con un nuevo gol, poniendo en evidencia una vez más a la zaga barcelonista.

En el encuentro de vuelta el Barça únicamente fue capaz de vencer por la mínima, gracias a un solitario tanto obra también del navarro Zaldúa, expresando el público su enfado por el deficiente juego del equipo con un masivo lanzamiento de almohadillas. Resultado: eliminados de la competición continental por segundo año consecutivo a las primeras de cambio, y por rivales muy modestos. El malestar y el desaliento comenzaban a cundir nuevamente entre la sufrida afición barcelonista, un año más. Fueron los protagonistas del fiasco: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Casi todos los teóricos titulares, pero ni con esas…

El empate sin goles arañado en «San Mamés», en un encuentro donde las defensas se impusieron a las delanteras y que registró también las expulsiones de Benítez y el bilbaíno Rojo, no fue suficiente para mitigar ese decaído estado de ánimo. Actuaron en La Catedral: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Muller; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Al domingo siguiente el Atlético de Madrid arrancaría un merecido empate del «Camp Nou». La iniciativa fue siempre de los azulgranas, pero los colchoneros, jugando al contragolpe –como a ellos siempre les ha gustado–, se adelantaron con un tanto de Luis, aunque dos minutos después empataría Rexach. Este fue el equipo que presentó Artigas: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Pellicer, Mendonça, Fusté y Rexach.

Las cosas, no obstante, empezarían a mejorar en la quinta jornada, en «Mestalla», donde por fin el Barça cuajó un gran encuentro y derrotó al Valencia por 1 a 2, con goles de Fusté y Mendonça, más otro tanto anulado y un penalty escamoteado por el árbitro. Jugaron –y lo hicieron francamente bien– estos once: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero una semana más tarde tocó sufrir de nuevo ante el modesto Betis, entrenado por el mítico César, al que tan sólo se pudo superar por un raquítico 2 a 1 (Oliveros y Fusté), con la siguiente formación: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Tampoco fue para lanzar voladores, a pesar del positivo cosechado, el empate a uno – Zaldúa y el ex  barcelonista Zaballa– logrado frente al Sabadell en la «Nova Creu Alta», el flamante feudo arlequinado, donde Artigas puso en acción a: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Al Córdoba se le venció también apuradamente en el «Camp Nou» –3 a 2–, con tantos de Zabalza, Zaldúa y Rifé, este último a sólo tres minutos del final, remontando un resultado adverso e introduciendo algunos cambios en el equipo (Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Pellicer, Fusté y Rexach). Pero las cosas volvieron a mejorar en Elche, donde el Barça ganó con solvencia (0 a 2), gracias a sendas dianas de Vidal y Rifé, con un excelente marcaje de Gallego sobre Vavá, el goleador local, y esta alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Vidal, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

El descalabro va a llegar, no obstante, en la visita al «Estadio Insular», donde la Unión Deportiva Las Palmas, el equipo revelación del campeonato, les endosará un severo correctivo a los azulgranas –4 a 1–, aunque  estos no jugaron tan mal, e incluso lograron adelantarse en el marcador con un tanto de Zaldúa. Recibieron la paliza de los canarios: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los platos rotos los va a pagar al domingo siguiente el Pontevedra, que salió goleado del «Camp Nou» por 4 a 0, en un  choque en el que marcaron Rexach –por partida doble–, Eladio y Mendonça. Jugaron los mismo once que habían sido goleados por los amarillos.

Sobre el papel la salida más comprometida de la temporada era la visita al «Santiago Bernabéu», terreno donde el Barça únicamente había obtenido una victoria en Liga en los últimos 18 años. En una noche muy fría, con no demasiado público y televisión en directo, ambos conjuntos –los dos máximos aspirantes al título, con permiso del Atlético de Madrid– presentaron las siguientes alineaciones: por los propietarios del terreno, Betancort; Calpe, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento, y por el Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los azulgranas tenían poco que perder y mucho que ganar, y no les va a ir mal del todo, pues cuajarán un meritorio partido ante el siempre difícil Real Madrid. Se adelantaron en el marcador los blancos, por medio de un discutido penalty que transformó el veterano Gento mediado ya el segundo tiempo, pero Zaldúa igualó la contienda trece minutos más tarde. En definitiva, un excelente resultado, que permitía al Barça mantenerse en el grupo de cabeza, a la zaga del líder, el Atlético madrileño, y en compañía de merengues y canarios.

Y una semana más tarde, en vísperas de Navidad y ante el Málaga, el Barça alcanzaba el liderato, algo que no ocurría desde los albores de la temporada 65-66. No obstante, los de la Costa del Sol opusieron una fuerte resistencia y vendieron cara la derrota, aunque el buen guardameta Américo no pudo evitar el tanto del navarro Zabalza, que daba la victoria a los pupilos de Artigas. El Barça era primero, empatado a puntos con los colchoneros. Un magnífico regalo de Pascuas para todos sus aficionados, con los siguientes once futbolistas haciendo las veces de “Papá Noel”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero ya dice el refrán  que “dura poco la alegría en la casa del pobre”, y el Barça de aquellos años 60, a despecho de su brillante historial y su enorme proyección, distaba todavía de ser el gran equipo de décadas anteriores. El último día de 1967 le tocaba visitar al colista Sevilla, un histórico en horas muy bajas, en horario matutino, y salía del «Sánchez Pizjuán» sin su efímero liderato, y también con la sensible baja de Jorge Mendonça, expulsado por el juez de la contienda –muy protestado– junto con el hispalense Isabelo, con quien había tenido sus más y sus menos. Había marcado primero Lora (un futuro internacional), y ya en la segunda mitad igualó Fusté al convertir un máximo castigo, para ser finalmente el sevillista Bergara quien desequilibrase el marcador a falta de un cuarto de hora para la conclusión, mediante otro penalty. Jugaron los mismos que habían vencido al Málaga siete días antes, y así terminaba para el Barça, futbolísticamente hablando, el año 1967, trescientos sesenta y cinco días más bien parcos en satisfacciones y triunfos.

ENTRAMOS EN EL EMBLEMÁTICO 68

Con la mirada puesta en el inminente relevo de Enric Llaudet como presidente del club, el equipo afronta la primera cita deportiva del nuevo año 1968, frente a una Real Sociedad que, a guisa de ejemplo, había caído en el «Bernabéu» por un aplastante 9 a 1. Era baja Mendonça, sancionado con un partido de suspensión por el Comité de Competición (también Salvador Artigas resultó multado por sus declaraciones al finalizar el encuentro del «Sánchez Pizjuán”), y su puesto iba a ser cubierto por Pellicer, al que acompañaron Sadurní, Benítez, Gallego, Eladio, Torres, Zabalza, Rifé, Pereda –que también reaparecía tras una larga ausencia del once titular–, Fusté y Rexach. El partido no hizo sino confirmar la fama que desde siempre arrastraban los de «Atocha» como equipo ultradefensivo. Los donostiarras saltaron al «Camp Nou» con la única intención de no recibir muchos goles, y tal vez arrancar algún punto, y lo consiguieron, gracias –entre otras cosas– a la portentosa actuación de su joven guardameta Esnaola. El resultado final –0 a 0– constituyó una de las grandes sorpresas del campeonato, y supuso un serio golpe para las aspiraciones barcelonistas de conquistar el título. Pero el equipo se congraciaría con sus seguidores tan sólo una semana más tarde, frente al Real Zaragoza.

Fue aquel un encuentro para recordar. Y no solo por los cuatro goles blaugranas (Mendonça en dos ocasiones, Zaldúa y Rifé) por ninguno de los maños, sino también por la sencilla y emotiva ceremonia que tuvo lugar en sus prolegómenos. El presidente saliente, Enric Llaudet, que unos días después cedería los trastos a su sucesor, Narcís de Carreras, se dirigió al centro del terreno de juego, posó para los reporteros gráficos junto a sus futbolistas, se despidió cariñosamente de su leal capitán, José Antonio Zaldúa, y por último se fundió en un efusivo abrazo con el mandatario entrante, abandonando instantes después el césped con lágrimas en los ojos, aclamado por un público que, si bien le había criticado –y con razón– anteriormente, en aquella hora deseaba premiar, por encima de todo, su innegable entrega e inquebrantable fidelidad al club de sus amores. Actuaron: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça Fusté y Rexach.

Tres días más tarde, el 17 de enero de 1968, en el Salón de Actos del Fomento Nacional del Trabajo, la antigua –y también futura– patronal catalana, tuvo lugar la proclamación de Narcís de Carreras, único candidato, como nuevo presidente del que entonces se denominaba oficialmente “Club de Fútbol Barcelona”. En un acto de 33 minutos de duración, estas fueron las últimas palabras de Enric Llaudet como presidente del Barça: “Es para mí una satisfacción dejar el club en manos de una persona tan barcelonesa, tan barcelonista y tan catalana como es el amigo Carreras. Otra cosa sería que lo tomara una persona que yo no considerara apta para llevar el club. Con el señor Carreras podemos dormir tranquilos. Y nada más. Mi corazón está con vosotros, ahora y siempre”. Del discurso del nuevo mandatario entresacamos algunas frases: “La emoción del momento; la emoción de llegar a la presidencia del Barcelona y la emoción de sentirme al lado de Llaudet y su junta, no es para explicarlo. Vengo con todo aquel entusiasmo que vosotros podéis pedir, porque el Barcelona es algo más que un club de fútbol; el Barcelona es algo que llevamos todos los barcelonistas muy adentro. No encuentro palabras para poder daros las gracias. Solo os hago una promesa: que pondremos todo nuestro esfuerzo y trabajo para que el Barcelona ocupe siempre un lugar destacado. Lo primero será procurar que el equipo gane partidos, porque la fuerza la da el equipo. Por lo demás, vamos a continuar la obra de Llaudet y, como él mismo nos ha pedido, a mejorarla con fe y entusiasmo. Por el Barcelona lo daremos todo. Damos gracias a Llaudet y a su junta por esta realidad que nos ha legado. Nada más. Me despido de vosotros con una sola palabra: ¡Visca el Barça!“

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Posiblemente en este emotivo acto se pronunció por vez primera –si no con esas mismas palabras, al menos con idéntico sentido– una frase llamada a hacer historia: “El Barça es más que un club».

El nuevo Consejo Directivo estaba formado por los siguientes cargos y señores: Presidente: Narcís de Carreras; Vicepresidentes: Miquel Sabaté, Josep M. Sentís y Agustí Montal; Tesorero: Josep Escaich; Vicetesorero: Felix Valls Taberner; Contable: Pere Viladomiu; Vicecontable: Esteve Bassols; Secretario: Marcel.lí Moreta; Vicesecretario: Román La Rosa, y Vocales: José María Azorín, Pere Baret, Miquel Cabré, Raimón Carrasco, Joan Gich, Miquel Granada, Joan Piera, Joan Uriach, Andreu Valldeperas, Josep Vergés y Lluís Viza.

Se trataba de una Junta teóricamente “de unidad”, como tantas veces se había invocado en los últimos meses, en la que iban a tomar asiento destacadas personalidades barcelonistas, representando distintas sensibilidades, con ideas y maneras muy diferentes de ver las cosas ¿Acertarían a recomponer la palpable y evidente fractura social? Eso era algo que sólo el tiempo podría decir. Lo próximo, por lo pronto, era proseguir con las escaramuzas futbolísticas, encaminadas a lograr un título que se resistía pertinazmente desde hacía casi ocho años. Y, de paso, resolver también algunos flecos –como se diría hoy– relacionados con la plantilla. Nos estamos refiriendo, concretamente, al caso de dos jugadores sudamericanos: el brasileño Walter Machado da Silva y el uruguayo Eduardo Endériz. Silva, que había sido cedido al Santos, va a ser traspasado definitivamente al Flamengo carioca. Se cerraba así una operación desafortunada desde el principio, aunque al menos con la recuperación de siete millones y pico de pesetas, más de las dos terceras partes del dinero invertido en su fichaje, pero su breve periplo barcelonista quedaría para siempre en los anales del club como uno de los mayores despropósitos de toda su historia. Y en cuanto a Endériz, un futbolista que tampoco había podido alinearse con asiduidad –aunque en su caso debido a pura mala suerte, en forma de continuas lesiones–, va a ser transferido a un Sevilla que se debatía en la cola de la clasificación, y necesitaba perentoriamente refuerzos que le ayudaran a salir del pozo.

Algo sí había hecho bien Llaudet durante sus dos mandatos: reducir notablemente la deuda, y ponerla en el camino de su extinción. A 17 de enero de 1968, el día que Carreras y su Junta tomaron posesión, la deuda del Barça ascendía a 178.383.853 pesetas –cincuenta y tantos millones menos que en junio de 1961, cuando Llaudet se hizo cargo del club–, y además faltaban por cobrar todavía gran parte de los 226 millones en que se había vendido «Les Corts», con lo que cuando concluyese el pago aplazado de dichos terrenos, y si no se emprendían nuevas aventuras financieras, las cuentas barcelonistas se equilibrarían por vez primera en muchos años.

Ya sin Silva y sin Endériz, el Barça va a afrontar una difícil salida a «Sarriá», para medirse nuevamente con su eterno rival ciudadano. El Español de los Cinco Delfines no era ya el de la temporada anterior –cuando había alcanzado un muy meritorio tercer puesto liguero–, pero a buen seguro que pondría toda la carne en el asador para derrotar a los azulgranas. El partido, en efecto, se desarrolló según el guión habitual en esta clase de enfrentamientos –es decir: nervios y precauciones defensivas, brusquedades y emoción por doquier–, y terminó decantándose finalmente del lado blanquiazul gracias a un solitario gol marcado a los 26 minutos de la segunda parte por el ex barcelonista Cayetano Re, quien se erigía así en el verdugo de su antiguo equipo, del que había tenido que salir por la puerta falsa tras un nebuloso episodio en el que brilló la proverbial falta de tacto del inefable Roque Olsen. La alineación barcelonista fue la misma que se había impuesto contundentemente al Zaragoza.

El Athletic de Bilbao visita el «Camp Nou» el último domingo de enero. Los vascos llegan con su goleador Uriarte y mucha ambición, pues tan sólo se encuentran a cuatro puntos de la cabeza. El encuentro resultó muy complicado para los locales, y se resolvió con un triunfo mínimo por 1-0, marcado por Oliveros, que reaparecía, al rematar de forma magnífica un buen centro de Quimet Rifé. En los últimos compases el árbitro, Antonio Rigo Sureda, del Colegio Balear (que también había pitado el partido de la primera vuelta) expulsó a Benítez y al bilbaíno Sáez por una mutua agresión. El defensa uruguayo –que va a negar que se produjese dicha agresión, declarando que “a partir de ahora tendré que jugar con un lirio en la mano”– será sancionado por el Comité de Competición con cuatro partidos de descanso para que refrenase sus ímpetus. Artigas presentó el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Tras esta jornada el Barça comparte el segundo puesto de la clasificación general con el Atlético de Madrid y la Unión Deportiva Las Palmas, todos con 23 puntos, a tres del líder, el Real Madrid.

El mes de febrero comienza con un gran choque en las alturas. El Barça visita el campo del Atlético de Madrid en un partido que podía ser decisivo para el futuro de sus aspiraciones,  relanzándolas o, por el contrario, frenándolas en seco. La alineación azulgrana fue la formada por Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Un gol de Zaldúa a los 31 minutos de juego, rematando un saque de esquina botado por Oliveros, le va a suponer al Barça dos valiosísimos positivos, amén de permitirle superar –en la tabla y en el goal average particular– a un adversario directo en la lucha por el título. Sin embargo al domingo siguiente, y pese a jugar en casa, al amparo de su público, el equipo no sabrá rentabilizar el pinchazo del líder, que no pudo pasar del empate en el «Bernabéu» frente al Athletic bilbaíno. El Valencia será un hueso demasiado duro de roer, y se va a llevar un punto para «Mestalla». Se adelantaron en el marcador los azulgranas –que pusieron en liza a los mismos once hombres que acababan de triunfar en Madrid– por mediación de Mendonça, pero en el último minuto el valencianista Terol se va a aprovechar de un mal saque de puerta de Sadurní para equilibrar la contienda in extremis. Por consiguiente, continúan los tres puntos de desventaja con respecto a los merengues, pero en la próxima jornada había fundadas posibilidades de menguar esa diferencia, ya que mientras que los de Artigas visitaban la cancha de un Betis vicecolista, los pupilos de Muñoz tendrían que vérselas en el Estadio de la ribera del Manzanares con su eterno rival colchonero, también muy necesitado de puntos.

Pero tan optimistas previsiones saltaron hechas añicos a causa del morrocotudo batacazo que el Barça se pegó en el «Benito Villamarín», el auténtico sorpresón de la jornada. Sobre  un terreno embarrado ambos equipos jugaron abiertamente al ataque, pero los béticos tuvieron su tarde, y llegaron a ponerse con un rotundo 4-1 a su favor, reducido por los catalanes en los últimos minutos. Quino, Rogelio y Landa (2) marcaron por los andaluces, mientras que Fusté de penalty y Zaldúa en dos ocasiones lo hicieron por los barcelonistas, que presentaron la siguiente alineación: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. El Real Madrid, que no pasó del empate en el derbi capitalino, incrementaba no obstante su ventaja a cuatro puntos, y los azulgranas quedaban relegados al tercer puesto por un cada día más entonado Las Palmas.

Entretanto, el Barça se refuerza de cara al futuro. Santiago Castro, interior del Racing de Ferrol y uno de los jugadores más destacados de la Segunda División, es el primer fichaje para la próxima temporada. El defensa condalista Paredes marcha cedido al cuadro departamental como parte de esta operación. Y es también por estas mismas fechas cuando se da carpetazo definitivo al incómodo “Caso Silva”. El jugador, aun perteneciente al Barça, hace un viaje relámpago hasta la Ciudad Condal para formalizar su traspaso al Flamengo. El futbolista aprovecha la coyuntura para agradecer las muchas muestras de simpatía recibidas, pero asegura que no volvería a repetir la experiencia. Y el mes de febrero se despide con otro derbi regional, Barcelona-Sabadell en el «Camp Nou». Los vallesanos se lo pusieron difícil al Barça, y a sólo siete minutos de la conclusión el marcador señalaba un peligroso empate a uno, con goles de Palau –el tanto que abrió la cuenta– y Mendonça. Pero Oliveros y Eladio enmendaron finalmente tan amenazante situación. El once barcelonista (que venció pero no convenció)  fue el siguiente: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Pero sin duda la gran alegría de la jornada se la dio a todos los culés el mismísimo Real Madrid, al caer derrotado en su propio feudo ante el Valencia por 0 a 2, inyectando de ese modo una gran dosis de emoción a la Liga, pues su ventaja con respecto a Barça y Las Palmas se reducía ahora a sólo dos puntos, y con la perspectiva de varios enfrentamientos directos entre los tres conjuntos, sin descartar aún del todo a Atlético de Madrid, Valencia y Athletic de Bilbao.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

En otro orden de cosas, se da ya por hecho –aunque se desmienta oficialmente– el fichaje del seleccionador nacional Domenec Balmanya como próximo secretario técnico del Barça (incluso se baraja la cifra de siete millones y medio de pesetas por cinco años de contrato). Pero el entrañable Mingu no podrá incorporarse a la disciplina azulgrana hasta el día 1 de Julio, justo cuando expira su vínculo con la Federación Española de Fútbol. La noticia es bien acogida por el barcelonismo, ya que el organigrama del club había carecido de dicha figura desde los ya lejanos tiempos de Pep Samitier, quien abandonó el cargo a causa de sus desavenencias con Helenio Herrera a finales de los años 50, frustrándose posteriormente, por diversas razones, tanto la llegada del prestigioso Pedro Escartín como la del polémico Casildo Osés.

El primer domingo del mes de marzo el Barça se desplaza hasta la Ciudad de los Califas para disputar un encuentro trascendental frente a un Córdoba que también se juega mucho. Salvador Artigas va a presentar en «El Arcángel» una alineación que podría calificarse como revolucionaria, pero también de acusado matiz conservador, compuesta por los siguientes once futbolistas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Rifé, Vidal, Mendonça, Zabalza y Pujol. Los andaluces pusieron mucho entusiasmo en la pelea, pero eso no pudo evitar que un gol de Pujol a los 70 minutos diese el triunfo al Barça. El Madrid, por su parte, venció también a domicilio, en el campo del vicecolista Betis. El Elche, un visitante casi siempre incómodo, era el siguiente rival a recibir en el «Camp Nou», y en esta ocasión también va a dar mucha guerra antes de entregar el partido. Marcó primero Mendonça, y empató acto seguido Lico, una de las estrellas ilicitanas. Volvió a adelantarse el Barça con un gol de Vidal, pero nuevamente equilibró el marcador otra gran promesa alicantina, el jovencísimo Asensi (18 años). Finalmente Zabalza y Oliveros establecieron el 4-2 definitivo. Esta fue la alineación azulgrana: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Vidal, Mendonça, Pujol y Rifé. Continúan los dos puntos de ventaja del Real Madrid, y la UD. Las Palmas, también a dos del Barça, iba a ser el próximo equipo que pasase por el «Camp Nou», en un encuentro que se antojaba trascendental para el futuro del campeonato.

Una de rumores…El Sabadell pretende hacerse para el torneo de Copa con los servicios de Torrent, que ya había jugado las dos temporadas anteriores con los arlequinados y que en esta campaña no estaba contando demasiado para Artigas. Y otro más: el Barça está interesado en el lateral del Badalona Franch. A cambio, iría al equipo costeño el defensa condalista Ortí. También se especula con la posibilidad de que el codiciado volante ilicitano Lico pase a un club grande. Se habla del Barcelona, pero su elevada cotización –ocho millones– hace su fichaje poco menos que imposible. Y también por estos días, la gran familia azulgrana va a vestirse de luto a consecuencia de la tragedia acaecida en el hogar del dinámico directivo Pere Baret. En un incendio declarado en el domicilio familiar, situado en la parte alta de Barcelona, fallece su hijo de once años, Jordi. El propio Baret sufre también graves quemaduras.

Llegan los amarillos, dirigidos por el ex madridista Luís Molowny. Los de Artigas, con varias importantes reapariciones, formaron así: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Rexach y Rifé. El Barça va a marcar dos goles en los primeros diez minutos, obra de Zaldúa y Muller, con lo que el partido queda prácticamente decidido. Y si no se logró superar el goal average  favorable a los canarios  por el fuerte varapalo de la primera vuelta, en buena medida fue por culpa de la muy protestada actuación del árbitro de turno, el balear  Rigo –ya todo un viejo conocido de la afición barcelonista en general y de Julio César Benítez en particular–, que pasó por alto dos claros penalties en el área visitante, uno hecho a Zaldúa, y el otro cometido sobre Mendonça. Con este resultado, la cabeza de la Liga echaba chispas. El Madrid se había dejado un punto en «El Arcángel», y ya sólo aventajaba en uno al Barça, con quien tendría que enfrentarse quince días más tarde en el «Camp Nou». El gran sueño de todo el barcelonismo parecía aun posible…

Pero las cosas empezaron a torcerse en el campo de «Pasarón». Decepcionante encuentro del Barça y derrota mínima –1 a 0– frente al correoso Pontevedra. A Artigas se le criticó su planteamiento ultradefensivo, que no se modificó hasta que marcaron los gallegos, pero ya era demasiado tarde. Los barcelonistas –que vistieron camiseta blanca por la similitud de colores con los locales– formaron con: Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Zaldúa, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rifé. Como puede observarse, un equipo plagado de jugadores de retaguardia. El líder, que cumplió con su obligación venciendo al Elche en el «Bernabéu» por 2 a 0, aprovechó el inesperado tropiezo catalán para volver a colocarse con tres puntos de ventaja. Una ventaja que podía ser ya definitiva, pues aunque los azulgranas salieran vencedores en el partidazo del día 7 de abril, todavía seguirían estando a un punto de los blancos, con lo que estos continuarían dependiendo únicamente de sí mismos.

Dos noticias más de estos últimos días de marzo. Por una parte, reseñar el leve accidente de tráfico que sufrió el entrenador barcelonista Salvador Artigas, cuando en compañía de su familia se dirigía en su flamante “Porsche” a Benidorm, localidad alicantina en la que poseía varios negocios y una residencia, y por otra, el anuncio ya oficial del fichaje de Domenec Balmanya, todavía seleccionador nacional, como director técnico del Barça para la próxima temporada. Lo hizo el presidente Carreras en el transcurso de una rueda de prensa convocada en “La Masía”, con la que pretendía inaugurar una serie de periódicos contactos con los medios informativos, para ponerles al corriente de la actividad del club.

LÁGRIMAS…

En la tarde del sábado 6 de abril, en vísperas del trascendental y decisivo partido contra el Real Madrid, el barcelonismo recibió, entre conmocionado e incrédulo, la terrible noticia de la muerte de Julio César Benítez. Víctima de un rápido proceso, que afectó a todos sus órganos hasta producirle un paro cardíaco, el jugador había fallecido alrededor de las 16 horas, en la clínica barcelonesa de la Cruz Roja. La causa del óbito, según se informó, había sido al parecer una intoxicación producida por la ingesta de unos mariscos en mal estado, que el futbolista charrúa había consumido en el curso de una reciente excursión a Andorra, en compañía de su ex compañero de equipo Rodri y las esposas de ambos. En el principado pirenaico ya se sintió indispuesto, pero no le concedió demasiada importancia. Acudió a entrenar el martes, con aparente normalidad, pero empeoró rápidamente, aunque con el tratamiento administrado, y gracias a su fuerte naturaleza, experimentó una evidente mejoría, y el jueves y el viernes se le creyó ya fuera de peligro. En un principio se le diagnosticó una simple urticaria. Sin embargo, el futbolista uruguayo ya había padecido una grave hepatitis años atrás –concretamente en 1963–, que le obligó a guardar reposo absoluto y le tuvo apartado de los terrenos de juego durante varios meses.

En la madrugada del sábado se va a agravar su estado, y a las 6 de la mañana es trasladado a la Cruz Roja. A primera hora de la tarde, los médicos que le cuidaban hicieron público el siguiente parte facultativo: “El paciente Julio César Benítez Amoedo sufre un proceso tóxico infeccioso que ha dado lugar a un cuadro de colapso con manifestaciones purpúricas y fallo renal agudo. Pronóstico: gravísimo”. Poco después, en presencia de compañeros y directivos, dejaba de existir. Al parecer, algunas de sus últimas palabras, fruto del delirio, fueron “Pasa la pelota, Eladio”, “¡Ya es nuestro el partido!”, “¡Faltan cuatro minutos y ganamos dos a cero!” Genio y figura.

La triste noticia se extendió por la ciudad como un reguero de pólvora. Nadie podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Y es que parecía increíble que un deportista joven como Benítez, la imagen misma de la salud y la fortaleza, aquel niño grande de temperamento volcánico en el campo, pero bondadoso corazón fuera de él, pudiera haber muerto víctima de algo tan minúsculo como una bacteria o un virus. Pero las decenas de miles de socios y seguidores culés no tuvieron más remedio que rendirse ante la terrible evidencia al contemplar el cuerpo sin vida del ídolo caído, expuesto en la capilla ardiente que se instaló en el antepalco del «Camp Nou», para recibir el último adiós de sus admiradores, y ante el que desfiló ininterrumpidamente durante 24 horas una ingente cantidad de personas.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Por supuesto, el partido que debía disputarse al día siguiente se aplazó de mutuo acuerdo entre las directivas de ambos clubes, fijándose para el martes día 9. Lo deportivo pasaba así a un segundo plano ante la magnitud del drama humano que se estaba viviendo en Can Barça. Nunca, en los casi 69 años de existencia de la entidad azulgrana, había muerto un jugador en activo, en plena temporada, ni nunca ha vuelto a ocurrir. El sepelio, celebrado el lunes 8, a las cuatro de la tarde, en la Iglesia Parroquial de San Odón, se convirtió –y pocas veces el tópico fue tan cierto y certero– en una impresionante manifestación de duelo. El féretro, cubierto con la bandera azul y grana, fue llevado en hombros por sus compañeros, relevándose, entre el gentío que abarrotaba los aledaños del «Camp Nou», escenario tantas tardes y noches de las proezas futbolísticas del malogrado Julio César. Su madre vino expresamente desde Uruguay. Se calcula que unas cien mil personas siguieron in situ la salida de los restos mortales de Benítez hacia el cercano Cementerio de Les Corts, donde recibió cristiana sepultura. Decenas de coronas, enviadas por los principales clubes españoles y por anónimos aficionados colmaron hasta los topes una flotilla de furgonetas. Fue un acto para recordar, sincero y sentido.

Sin embargo, corrieron por la Ciudad Condal insistentes rumores acerca de la muerte del futbolista, rumores que no coincidían para nada con la versión oficial. Eran historias fantásticas, que hablaban incluso de un asesinato por envenenamiento, relatos más propios de la Serie Negra que de las páginas deportivas, y según  alguna de ellas, el jugador uruguayo habría perecido víctima de una venganza, perpetrada por cuenta de algún personaje importante y poderoso a causa de líos de faldas. Sea como fuere, su propia viuda –una antigua artista de la noche zaragozana– concedería una entrevista muchos años más tarde, al cumplirse el 40 aniversario del inesperado óbito, en el curso de la cual abundaba en la teoría del envenenamiento, añadiendo que al cadáver de su marido se le practicó una biopsia, cuyos resultados no le fueron nunca revelados a ella, y asegurando que este no había comido ninguna clase de marisco. Al margen de esto, diversos testimonios dan fe de que el futbolista no se cuidaba precisamente como correspondería a un deportista profesional. Seguramente jamás sabremos toda la verdad acerca de lo ocurrido.

Elucubraciones aparte, el mazazo que sufrió la plantilla barcelonista fue de una  dimensión tal, que ante la fulminante desaparición del querido compañero se olvidaron por unas horas de todo lo demás, incluido el título que Barça y Real Madrid tenían que dilucidar sobre el cuidado césped del «Camp Nou». Pero la vida sigue, y –como dicen siempre los americanos– “el Espectáculo debe continuar”. De modo que los artistas hicieron de tripas corazón, y se aprestaron a interpretar su papel lo más dignamente posible. La irreparable ausencia de Benítez en el lateral derecho de la defensa fue cubierta, al igual que en otras ocasiones, por el siempre eficaz Antoni Torres, y por lo tanto el Barça saltó al terreno de juego en la tarde-noche del martes 9 de abril con su equipo de gala: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Se guardó, como es natural, un minuto de silencio en memoria del gran ausente, y nunca fue mayor ni más ominoso un homenaje semejante en el coliseo barcelonista.

Cuando por fin echó a rodar el balón, el Barça no tardó en adelantarse en el marcador, merced a un cabezazo de Zaldúa, el bravo futbolista de Elizondo, a los 12 minutos de juego, pero el Madrid empató por mediación de Pirri al filo del descanso, y en la segunda parte ya no se alteraría el resultado, a pesar de la fuerte presión azulgrana. El partido terminó pues en tablas, y los tres puntos de ventaja que mantenía el equipo blanco, a falta de otras tantas jornadas para la finalización del campeonato, parecían ya una distancia insalvable. Y se ampliaron a cuatro en la jornada siguiente, puesto que mientras los de la capital solventaban su compromiso ante el Pontevedra con una victoria, mínima pero suficiente, el Barça –a pesar de jugar muy bien y crear numerosas oportunidades– no pudo pasar del empate en «La Rosaleda» malacitana. Rexach abrió el marcador, pero el brasileño Wanderley (hermano del goleador valencianista Waldo) lo equilibró de nuevo al batir a Reina, que sustituía al habitual arquero titular, Sadurní. Los merengues se proclamaron campeones de Liga por decimotercera vez al domingo siguiente, al derrotar por un apretado 2 a 1 a la UD Las Palmas, mientras que el Barça se aseguraba también prácticamente el subcampeonato por segundo año consecutivo tras vencer holgadamente al Sevilla, al que enviaba a Segunda División merced a dos goles de Zaldúa y otro de Rexach (3 a 0), resultado que aun pudo ser mayor de no mediar varios disparos a la madera. Esta fue la alineación que Salvador Artigas puso en liza frente a los desahuciados jugadores hispalenses: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach.

En la última jornada los azulgranas le devolvieron el empate de la primera ronda a una Real Sociedad que se veía así obligada a disputar la promoción si quería mantenerse en la máxima categoría. Gallego fue el autor del tanto barcelonista, conjunto que formó en «Atocha» con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Zabalza; Rifé, Pereda, Mendonça, Zaldúa y Rexach. Con este resultado, el Barça se proclamaba subcampeón de Liga con 39 puntos, a tres del Real Madrid (15 victorias, 9 empates y 6 derrotas, con 48 goles a favor y 29 en contra). El máximo realizador del equipo había sido Zaldúa, con 12 tantos, mientras que Gallego era el único jugador que se había alineado en todos los partidos. Un año más –y ya iban…– el Barça se jugaría la posibilidad de salvar la temporada en el Torneo del KO. El equipo, ciertamente, había mejorado con relación a campañas anteriores, pues había mostrado una mayor regularidad, y en determinados momentos de la competición pareció incluso capaz de alzarse con el título, pero seguía faltándole ambición y pegada en los instantes decisivos, defectos de los que –polémicas arbitrales al margen– no adolecía su gran rival, el Real Madrid.

Varios jugadores barcelonistas finalizaban sus contratos el día 30 de junio de 1968. Se trataba de Olivella, Gallego, Muller, Fusté, Rifé y Torres. De este sexteto, Muller era quien lo tenía más claro, ya que en dicha fecha quedaría libre, y seguramente colgaría las botas –contaba ya  34 años–, con la intención de convertirse en entrenador. Olivella –32 recién cumplidos– renovaría probablemente por una campaña más, como premio a sus muchas temporadas de fieles servicios al club, y en cuanto al resto, se daba casi por segura la continuidad de todos ellos, dada su edad y su rendimiento. Y en lo tocante al capítulo de refuerzos para el curso siguiente, el Barça va a fichar a Juan García Torres, Juanito, un delantero del Cádiz –del Grupo Sur de la Segunda División–, que jugaba preferentemente por la zona derecha del ataque y al que sus paisanos conocían como el “Amancio gaditano”, pues era todo un ídolo en el «Ramón de Carranza». También se especulaba con la posibilidad de contratar a Palau, goleador del Sabadell y un futbolista que parecía ser del agrado de Balmanya, el nuevo director técnico blaugrana.

…Y SONRISAS

En la entonces denominada “Copa de Su Excelencia el Generalísimo”, al Barça le  toca emparejarse en dieciseisavos con el Sporting gijonés, entonces también oficialmente conocido como “Real Gijón”. El primer partido se va a disputar en el «Camp Nou», y allí, en un encuentro mediocre sin más historia que los goles y la grave lesión del defensa rojiblanco Florín, el Barça  decantará  claramente la eliminatoria a su favor, pues el 5 a 0 final no concedía ya demasiadas opciones a los asturianos de cara a la vuelta. Jugaron: Sadurní; Borrás, Olivella, Torres; Pellicer, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Martí Filosía y Rexach, y marcaron los tantos Martí Filosía –que volvía al equipo titular muchos meses después de su debut–, Rexach, Mendonça, Zaldúa y el defensa visitante Echevarría en propia puerta. En  la devolución de visita a «El Molinón», el Barça presentó una formación con garantías (Reina; Torres, Olivella, Eladio; Zabalza, Torrent; Oliveros, Martí Filosía, Mendonça, Fusté y Rifé), pero en los primeros compases va a saltar la sorpresa, puesto que los locales, con una salida en tromba, se colocaron muy pronto con un claro 2 a 0 a su favor. Sin embargo el partido fue calmándose poco a poco, tal como convenía a los intereses azulgranas, y el Barça pasó a controlar la situación, no obstante lo cual el marcador ya no se movería.

Rexach y Pujol, dos futbolistas que seguían vidas paralelas (ambos tenían la misma edad, procedían de las categorías inferiores y debutaron en el primer equipo con una semana de diferencia), se incorporan al Servicio Militar, y por consiguiente van a ser baja para lo que resta de torneo copero. Por otro lado, el Sabadell se interesa por Torrent, pero todavía no existe acuerdo entre ambos clubes. Y con vistas también a la siguiente temporada, el Barça va perfilando su nuevo organigrama: Joan Gich es nombrado Gerente, y Domenec Balmanya anuncia sensibles cambios en la parcela técnica. El próximo adversario en la Copa será la Real Sociedad, una vez solventada con éxito su promoción de permanencia ante el Real Valladolid. Era novedad en las filas catalanas Pereda, que en las dos últimas temporadas había actuado muy poco por culpa de una inoportuna racha de lesiones. Artigas, antiguo jugador y entrenador realista, pensó que en un campo embarrado –como casi siempre lo estaba el viejo «Atocha»– sería positiva la aportación de Chús, un futbolista formado precisamente en terrenos norteños y pesados (se había revelado en el Indauchu bilbaíno). Saltaron pues al feudo donostiarra los siguientes hombres: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Torrent, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Y la victoria sonrió esta vez al Barça por 0 a 2, marcados por el guardameta local Zubiarraín en su propia puerta y por el resucitado Pereda. En la vuelta, el Barça aplastará a los blanquiazules con un inapelable 6 a 1 (Mendonça 3, Rifé, Pereda y Gallego). Y el sorteo de cuartos de final va a deparar un duelo de históricos que hacía tiempo que no se producía: Athletic de Bilbao-Barcelona, con la ida en el «Camp Nou». Una eliminatoria sobre el papel muy complicada.

Noticias de las categorías inferiores… El equipo infantil del Barça se proclama campeón de España en la fase final celebrada en Málaga, con estos resultados: 2-1 al Sevilla, 5-0 al OJE de Salamanca, 1-0 al Puerto malagueño, y 2 a 0 al Inmaculada de Gijón. Por otra parte el Condal, que militaba en Tercera División, reforzado por el jugador barcelonista Jiménez –y durante la temporada regular también por Martí Filosía–, va a intentar el asalto a la Categoría de Plata del fútbol español, pero es eliminado por el Orense, al perder en la ciudad gallega por 2 a 0, y vencer en el «Camp Nou» por un insuficiente 2-1. Es de reseñar que los orensanos habían ganado absolutamente todos sus partidos de Liga en su grupo de Tercera, una proeza insólita que reflejaron puntualmente numerosos medios de comunicación.

Se celebra el encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa del Generalísimo en el estadio azulgrana. Vence el Barça por un muy esperanzador 3-1, aunque el partido distó mucho de ser un paseo para los catalanes, ya que su tercer tanto no llegó hasta el minuto 89. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Fue precisamente Quimet quien abrió el marcador, para empatar luego el defensor vasco Echeberría, redondeando Oliveros el resultado definitivo con dos oportunas dianas. Chus Pereda, que estaba a punto de cumplir treinta años y parecía atravesar una segunda juventud, cuajó una fenomenal actuación. En la vuelta en La Catedral, el héroe del partido va a ser Salvador Sadurní, que lo paró todo haciendo honor a su nombre de pila, y el Barça siguió adelante en la competición merced al empate sin goles conseguido en «San Mamés»

Por estas fechas se produce otra triste noticia para la gran familia barcelonista. Fallece Modesto Amorós, quien durante la friolera de 46 años estuviera al servicio del Barça como utillero y cuidador del material (siendo sustituido en dicho puesto, al jubilarse, por Claudio Pellejero). Con él se iba un trozo de historia viva del Barcelona, casi medio siglo, y también una gran persona, muy querido por todos los jugadores con los que tuvo estrecha relación. Y en otro orden de cosas, el Real Murcia realiza gestiones –aunque sin éxito– para conseguir los servicios de Borrás y Vidal, al mismo tiempo que aterrizan en el «Camp Nou» una serie de futbolistas, para ser sometidos a prueba: los paraguayos Ferreira y Colman, el goleador leonés García, y el veloz extremo zurdo avilesino Emiliano. Ninguno de ellos se quedaría en el Barça.

Las semifinales de la Copa van a deparar un auténtico plato fuerte a los aficionados, un Atlético de Madrid-Barcelona que para los azulgranas podía constituir la revancha de la eliminatoria del año anterior, en la que habían sido doblemente derrotados por los colchoneros. El primer partido, disputado en el «Manzanares» bajo un fuerte calor, termina con un escueto 1 a 0 favorable a los propietarios del terreno, tanto conseguido a los nueve minutos  de juego por el rojiblanco Luis al rematar de cabeza una falta botada por Ufarte. El resultado podía considerarse francamente benigno para el Barça, que no había hecho un buen partido pero esperaba darle la vuelta a la eliminatoria con el apoyo de su público.

Otro refuerzo más: Juan Carlos Pérez, conocido futbolísticamente como Juan Carlos, centrocampista del Racing montañés, y a quien llamaban “el Pirri de Santander”. Con esta nueva adquisición prosigue la política de fichajes modestos, a la espera de que cuajen en magníficas realidades. Mientras, la cantera catalana le ofrece al Barça un ramillete de jóvenes con un envidiable futuro por delante: el guardameta Mora, el defensa Sanjuan, el interior García Castany, el punta Alfonseda…Y una esplendorosa realidad, sin ir más lejos, es Gallego, indiscutible central de la Selección Nacional, que va a ser galardonado con el Trofeo “Patricio Arabolaza”, instituido por los diarios “Arriba” y “Marca” para premiar la Furia Española.

Se disputa en el «Camp Nou», coincidiendo con la Verbena de San Pedro, el decisivo encuentro de vuelta de la semifinal Barça-Atleti. Fue un choque pleno de nervios y plagado de incidencias, en la mejor tradición copera. En la primera parte se adelantaron los madrileños con gol de Adelardo, poniendo las cosas muy cuesta arriba. Ya mediada la segunda mitad va a producirse la jugada más polémica del partido. Mendonça es objeto de penalty en el área colchonera, por sendos agarrones de San Román y Griffa. La clara falta, que no dejaba lugar a dudas, va a ser señalada por el colegiado balear señor Rigo (un árbitro ya sobradamente familiar para jugadores y aficionados barcelonistas), siendo muy protestada por los visitantes. El máximo castigo lo lanza Fusté, equilibrando el marcador, y muy poco después Zaldúa hace el 2-1 que empata la eliminatoria (en 1968, conviene recordarlo de nuevo, no se aplicaba aún el valor doble de los tantos conseguidos en campo contrario en caso de igualdad). El partido entra entonces en una fase de gran emoción e incertidumbre, hasta que – ya en período de descuento, pues se habían perdido varios minutos en atender y retirar al jugador rojiblanco Iglesias, lesionado– será nuevamente el navarro Zaldúa, entrando al remate de forma harto heterodoxa ¡con la rodilla!, quien consiga el tanto que le da al Barça al pase a la final.

Como es lógico y natural, se desborda la alegría entre los seguidores barcelonistas, que en gran número invaden el terreno de juego para abrazar alborozados a sus ídolos. Es en ese preciso momento cuando tiene lugar un lamentable incidente, ya que la Policía Armada –los tristemente célebres Grises– va a disolver con contundencia –a porrazo limpio, vamos– una espontánea manifestación de júbilo, de carácter estrictamente deportivo, produciéndose las correspondientes carreras y contusiones, algo a lo que el público que permanecía en las gradas responderá increpando a las fuerzas represivas y lanzando masivamente almohadillas, en una escena insólita en nuestros campos, y que de nuevo tiñe de sangre el coliseo blaugrana, al igual que sucediera en «Les Corts» en 1952, en el curso de aquel Barça-Español que pudo degenerar en auténtica catástrofe (y que al parecer se cobró alguna víctima mortal) Pero también va a haber  sus más y sus menos en el mismísimo vestuario de los flamantes finalistas… En esta ocasión, los protagonistas fueron el directivo blaugrana Pere Baret y el ex  presidente de la entidad Enric Llaudet, quien arremetió contra el primero con la intención de agredirle, lo que causó una gran sorpresa entre todos los presentes, a despecho de las malas relaciones que siempre habían mantenido en el pasado ambos personajes.

Sin embargo, incidentes al margen, lo destacable era que –cinco años después– el Barça iba a jugar de nuevo una final de Copa. Claro que en esta ocasión las cosas no parecían tan sencillas como en 1963, cuando se derrotó por un claro 3 a 1 a un entonces bisoño Real Zaragoza y en el propio «Camp Nou», bajo la mirada del Dictador y todos sus dignatarios. En esta oportunidad, el adversario iba a ser nada menos que el Real Madrid, y el escenario del choque el mismísimo estadio «Santiago Bernabéu», un marco nada neutral y bastante más hostil para los azulgranas de lo que lo fuera el feudo catalán para los aragoneses. Y la prensa madrileña, una vez que se conoce que el omnipresente Rigo será el árbitro de la final, tampoco contribuye a rebajar precisamente la tensión, insinuando cierta parcialidad del colegiado balear. Tal era el enrarecido ambiente que le esperaba el Barça en la Casa Blanca  el 11 de julio de 1968.

Pero mientras llegaba el momento de la verdad, la hora de meterse en la boca del lobo y jugarse toda la temporada a una sola carta, el equipo de Artigas ultima su preparación con un par de encuentros amistosos internacionales en el «Camp Nou». El primero sirve como presentación para Juanito, uno de los nuevos fichajes, y tiene como rival a un prestigioso cuadro austriaco, el Rapid de Viena. El resultado es de empate a dos, y el menudo delantero gaditano va a apuntar buenas maneras, marcando uno de los tantos barcelonistas. El otro partido tiene como rival a los portugueses de Os Belenenses, y termina con una clara victoria azulgrana por 4 a 1. En este choque puede alinearse el quinto Carles Rexach, gracias a un permiso concedido por sus superiores militares.

El día 11 de julio, en el «Santiago Bernabéu» y con toda la afición española congregada delante del  televisor, va a disputarse algo más que una final de Copa, uno de esos partidos llamados a convertirse en historia de nuestro fútbol. Y no precisamente por su nivel de juego, tirando a mediocre, sino por el cúmulo de  incidencias que se producirían dentro y fuera del césped, así como por la significación tan especial que tendrá el resultado final. A las órdenes del colegiado balear Antonio Rigo Sureda, puesto en la picota por el madridismo ya antes de que echase a rodar el balón, los dos equipos finalistas saltan al campo con las siguientes alineaciones: por el Real Madrid, Betancort; Miera, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, José Luis y Miguel Pérez, y por el Barcelona, Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach. Actúan como capitanes el cántabro Miera y el navarro Zaldúa, respectivamente.

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería...

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería…

En el Madrid hay ausencias importantes, como las de los habituales titulares Junquera, Calpe, De Felipe –lesionado casi toda la temporada–, y sobre todo su ala izquierda, compuesta por Velázquez y el veterano Gento, mientras que el Barça presenta a su once de gala, ya que a última hora Rexach ha recibido permiso de sus mandos para desplazarse hasta Madrid, lo cual deja fuera de la alineación al andaluz Ángel Oliveros, que venía actuando muy satisfactoriamente durante todo el torneo. El partido se pone muy pronto en franquía para el Barcelona, ya que a los 6 minutos de juego un centro de Rifé es desviado hacía su propia portería por el central madridista Zunzunegui, batiendo involuntariamente a Betancort. A partir de ese momento el equipo blanco se lanzará a un furibundo acoso sobre el portal defendido de forma sensacional –y en ocasiones providencial– por Sadurní, con esporádicos contragolpes del lado azulgrana. El Barça sobrevive como gato panza arriba, y la presión del Madrid se acentúa aún más si cabe en la segunda mitad, período en el que van a producirse algunas jugadas conflictivas dentro del área barcelonista, sobre todo un presunto derribo a Serena que exacerbará de tal forma los ánimos de los seguidores locales, hasta el punto de ocasionar el lanzamiento de numerosos envases de vidrio desde las gradas al terreno de juego, con grave riesgo para la integridad física de los futbolistas. Pero el marcador ya no se  moverá, y el Barcelona va a proclamarse nuevo campeón de Copa tras cinco largos años de sequía de títulos nacionales.

El General Franco hace entrega del trofeo que lleva su nombre a Zaldúa, el capitán azulgrana, pero los jugadores azulgranas no podrán dar la tradicional vuelta de honor alrededor del campo debido a la lluvia de objetos arrojados desde la grada con una total falta de deportividad y civismo, impactando alguno de ellos incluso en la propia copa y abollándola. Pero al parecer aquella cálida noche de julio el mal comportamiento no fue algo privativo de varios centenares –si no miles– de exaltados hinchas madridistas… En el palco de autoridades se va a producir una jugosa anécdota de tintes surrealistas, siempre según testimonios del bando catalán: al finalizar el encuentro con la victoria culé, la esposa del ministro de la Gobernación, general Camilo Alonso Vega, le dice al presidente madridista: ¡Qué pena, Santiago, hemos perdido!” Alonso Vega, tratando de mostrarse diplomático, tercia: “Anda, mujer, felicita al presidente del Barcelona” –por Narcís de Carreras, allí presente–, a lo que doña Ramona Bustelo, ni corta ni perezosa, responde, dejando las cosas aun peor: “Claro, le felicito. Porque Barcelona también es España, ¿no?» A Carreras no le sale del alma otra cosa más que un elocuente no fotem, Senyora ( “no me j…, Señora” )

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

En Barcelona el recibimiento a los triunfadores del «Bernabéu» va a ser apoteósico, como hacía muchos años que no se veía en la Ciudad Condal. En el Aeropuerto de El Prat les aguardaban millares de aficionados, exhibiendo pancartas tan expresivas como una que rezaba “Bienvenidos héroes, supervivientes de la selva virgen”, u otra donde, debajo de una botella, podía leerse ”Arma secreta del Real Madrid”. El partido va a ser conocido desde aquel momento como la Final de las botellas (y hablando de botellas, a raíz de este encuentro la Federación Española de Fútbol va a prohibir la venta de bebidas con envase de cristal en todos los campos del país, pagando el pato, como tantas veces, justos por pecadores). Más tarde, la expedición barcelonista acudirá a la Basílica de La Mercé, a postrarse a las plantas de la Patrona de la ciudad, para terminar su recorrido triunfal en la Plaça Sant Jaume, el tradicional escenario de las grandes solemnidades culés, entre el clamor y los vítores de una auténtica muchedumbre que colapsaba los accesos. En el Ayuntamiento, el presidente Carreras, en catalán, ofreció la Copa a la ciudad y a sus seguidores, respondiéndole el Alcalde, señor Porcioles, también en lengua vernácula. Con posterioridad a este acto protocolario, fueron presentados desde el balcón del Consistorio todos y cada uno de los jugadores del equipo campeón de España, aclamados por su fervorosa hinchada.

Tampoco tenía desperdicio el inefable parte médico que hizo público el Real Madrid después de finalizado el encuentro: “José Luis: conmoción cerebral al recibir una patada de Pereda sobre la apófisis mastoides. Pirri: luxación de la articulación acromion clavicular, por la voltereta que le hizo dar Eladio. Será operado el sábado por la mañana en el Sanatorio Ruber. Serena: contusión sobre el muslo derecho por rodillazo de Zabalza”. Evidentemente, en lugar de tratar de calmar unos ánimos muy exaltados, venía a echar más leña al fuego…

Y con las imágenes de la gesta del «Bernabéu» aún muy vivas en la retina de los aficionados, cae definitivamente el telón sobre la temporada futbolística 1967-68, que para el Barça y el barcelonismo había sido una de las más agitadas de los últimos años, con un relevo presidencial, una trágica desaparición, y un valioso título cosechado en sus postrimerías. Los culés confiaban en que el equipo hubiese enderezado ya su errático rumbo anterior, y esperaban que el trofeo recién conquistado marcara el comienzo de una nueva era de satisfacciones y éxitos deportivos, bajo la batuta del triunvirato Carreras -Balmanya-Artigas. La situación económica del club estaba mejorando, lenta pero perceptiblemente, y la gran inyección financiera que había supuesto la venta de «Les Corts» iba notándose ya en la paulatina reducción de la deuda. Optimismo era lo que se respiraba en este largo, cálido y por tantas razones inolvidable verano de 1968.




Roque Olsen: Disciplina, mucha disciplina (1965-1967). Segunda parte.

Nunca en lo que iba de década se había vivido en Can Barça un clima tan optimista como en los prolegómenos de la campaña 66-67. Y la euforia no podía achacarse precisamente a los nuevos fichajes, aunque uno de ellos en concreto vaya a traer mucha cola, pero de eso ya hablaremos más tarde…Por lo pronto, hay que destacar dos hechos que iban a tener una gran importancia de cara al futuro barcelonista: la creación del Trofeo “Joan Gamper”, y el traslado de la sede social y las oficinas del club a una vieja masía de principios del siglo XVIII, reconstruida al efecto. Cuenta la leyenda que al presidente Enric Llaudet se le ocurrió la idea del “Gamper” jugando al billar. Sea o no cierta la anécdota, la verdad es que el proyecto va a constituir un rotundo acierto. Se trataba de un nuevo torneo de verano, a imagen y semejanza de los ya clásicos “Carranza” y “Teresa Herrera”, un cuadrangular que serviría tanto de presentación del equipo y sus novedades de cada temporada ante una afición ávida de fútbol tras el paréntesis estival, como de fuente de ingresos suplementarios para las arcas del club, que aunque contaban ya con la perspectiva de una gran inyección económica debido a la venta de «Les Corts», siempre andaban necesitadas de dinero. Y, por supuesto, el “Gamper” cumpliría también la misión de honrar la memoria del fundador del Club, una personalidad  muy poco apreciada por el régimen franquista. Así lo probaba el hecho de la desaparición de su nombre de la calle que se le dedicó antes de la Guerra Civil, y tampoco había podido prosperar la propuesta para que se bautizase como “Estadio Gamper” al «Camp Nou» (que tras consulta a los socios, la temporada anterior, había recibido la aséptica denominación oficial de “Estadio del Club de Fútbol Barcelona”), después de que  fracasasen, por diferentes motivos, los intentos de darle el nombre de Miró-Sans o Kubala, este último bastante poco oportuno después de la sonada marcha de Laszi al Español.

El Barça recupera un edificio histórico llamado a hacer historia.

El Barça recupera un edificio histórico llamado a hacer historia.

En cuanto a “La Masía”, una  vieja muestra de la arquitectura tradicional  catalana, levantada en 1702 en el lugar denominado Can Plans, esta había servido como almacén de maquetas y planos durante la construcción del «Camp Nou», y ahora va a sustituir al coqueto chalet modernista del Pasaje Méndez Vigo como sede de las oficinas del club, albergando también la sala de trofeos y la planta noble. Al acto de su inauguración, el 26 de Septiembre de 1966, se le dará un gran realce social. Pero estaba escrito que no iba a terminar ahí la historia del más que centenario edificio…

Pasando al obligado capítulo de altas y bajas, y empezando por los que se marchaban, a las ya conocidas retiradas de Rodri, Gracia, Kocsis y Gensana (quien, sin embargo, aún seguiría jugando algunos partidos con el Condal, por pura afición), va a unírseles, sorprendentemente, la de un Martí Vergés aún relativamente joven –32 años– y en plenitud de facultades físicas, tal como lo atestiguaban los 31 partidos, casi todos ellos oficiales, que el gerundense había disputado en la temporada anterior. También abandonaba el Barça el navarro Serafín, rumbo al Real Murcia. Había gozado de escasas oportunidades, ciertamente, pero en ellas tampoco demostró grandes cosas. Más importante –aunque dejaba el puesto bien cubierto– era el retorno de Pesudo a su club de origen, el Valencia. Por el contrario, un solo fichaje de cierto relieve, a falta de otra operación aún por resolver, y pendiente de cuestiones federativas de altura. Se trataba del centrocampista uruguayo Eduardo Endériz, que militaba en las filas del Real Zaragoza. Va a venir, no obstante, convaleciente aún de una seria lesión. También se incorporan a la primera plantilla seis jóvenes futbolistas procedentes del filial CD Condal: Rexach, Pujol –ambos ya habían debutado oficialmente hacía más de un año–, el guardameta Rodés, el defensa Borrás, el centrocampista Mas, y el espigado delantero Narcís Martí Filosía. El Barça, de este modo, parecía realizar una fuerte apuesta a favor de la cantera. Por consiguiente, la plantilla del CF Barcelona para la temporada 66-67 va a quedar configurada de la siguiente manera: Sadurní, Reina, Rodés, Benítez, Gallego, Eladio, Foncho, Olivella, Borrás, Muller, Torres, Montesinos, Endériz, Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté, Zaballa, Mas, Vidal, Marti Filosía, Rexach, Seminario y Pujol. En total, 24 jugadores, catorce de ellos catalanes.

El capitán Zaldúa recibe el Primer Trofeo Joan Gamper de manos del hijo del homenajeado, ante la mirada del presidente Llaudet y el gobernador civil de Barcelona y futuro ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi.

El capitán Zaldúa recibe el Primer Trofeo Joan Gamper de manos del hijo del homenajeado, ante la mirada del presidente Llaudet y el gobernador civil de Barcelona y futuro ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi.

Tras varios encuentros amistosos a lo largo de la región –Réus, Lérida, Granollers–, el Barça va a presentarse ante su público con motivo de la primera edición del torneo “Joan Gamper”. Van a completar el póker de participantes el Anderlecht belga, el Nantes francés y el Colonia alemán. Los azulgranas romperán el fuego el día 30 de Agosto de 1966, enfrentándose a los de Bruselas con la siguiente e histórica alineación: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Van a vencer por 2 goles a 1, siendo sus autores Fusté y Zaldúa. En la gran final del 1 de Septiembre se enfrentan al Colonia, que había superado en el primer partido al Nantes por 3 a 2 (en la consolación, los belgas apabullarían a los bretones por 7 a 0). Olsen repitió equipo, y en un partido discreto y bronco el Barça se impuso por 3 a 1 a los renanos, conquistando así su primer “Gamper”. Fusté, Rifé y Vidal obtuvieron los goles azulgranas, pero Quimet y el guardameta Reina van a resultar lesionados de consideración.

El sábado 10 de Septiembre, en partido adelantado a la jornada, el «Camp Nou» levantó el telón de la Liga 66-67. El anfitrión recibe al Córdoba, que pese a adelantarse en el marcador y plantear un partido netamente defensivo, acabará sucumbiendo por un claro 4 a 1. Fusté, Montesinos, Vidal y Zaballa hicieron los goles de un Barcelona que formó con: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Fusté y Vidal. Un buen aperitivo para el encuentro de ida de la finalísima de la Copa de Ferias del siguiente miércoles ante el Real Zaragoza. La ilusión por conquistar un título que se le resistía al Barça desde 1960 –fecha del último triunfo– era enorme, pero también lo será la decepción, pues tras los primeros 90 minutos el marcador va a señalar un 0 a 1 favorable a los maños. El tanto de Canario ponía las cosas muy difíciles para la vuelta. Jugaron los mismos once que lo hicieron en el estreno liguero contra el Córdoba.

Pero el milagro va a producirse siete días más tarde en «La Romareda». Olsen introduce cambios en la formación –Foncho por Benítez, el debutante Mas por Muller– , e incorpora también al joven Lluís Pujol (19 años) en lugar de Seminario, inicialmente designado y repentinamente enfermo. Este fue el once que saltó al terreno aragonés para disputar el segundo acto de la final ferial: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol. Los locales, por su parte, pusieron en liza a los mismos jugadores que habían vencido en el «Camp Nou», es decir: Yarza; Irusquieta, Santamaría, Reija; Páis, Violeta; Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. El partido va a resultar muy emocionante, con constantes alternativas, y Torres y Canario resultarán expulsados. Esta fue la marcha del tanteador:

3´     0-1      Pujol

24´   1-1      Marcelino

86´   1-2      Pujol

87´    2-2     Marcelino

89´    2-3     Zaballa

112´  2-4     Pujol

La plantilla azulgrana posa con el trofeo conquistado en Zaragoza

La plantilla azulgrana posa con el trofeo conquistado en Zaragoza

Con el 2 a 3 (cabe recordar, una vez más, que entonces los goles conseguidos en campo contrario todavía no tenían valor doble en caso de empate), se llegó a la prórroga, y en ella Pujol, culminando un letal contraataque, marcará el tanto decisivo, a pocos instantes del final. El noi de Castellbell i el Vilar va a entrar así en la historia barcelonista con letras de oro, y el club se apunta su mayor éxito deportivo en lo que iba de década. ¿Habría cambiado con este resultado su ya tradicional dinámica perdedora? Pronto saldríamos de dudas…

Por lo pronto, el partido del día 25 de Septiembre contra el CD Sabadell va a ser una fiesta: desfile de las distintas secciones del club, actos folklóricos, y el capitán Zaldúa mostrando la tercera Copa de Ferias a la fiel y sufrida hinchada culé desde el centro del terreno de juego. El encuentro, sin embargo, no pasaría de discreto, y el Barça se va a anotar la victoria por 2 a 0, con tantos de Vidal y Zaballa, que acabaron doblegando la cerrada defensa arlequinada. Esta fue la alineación: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Endériz –que debutaba y resultó lesionado–, Zaldúa, Fusté y Vidal. Llamaba poderosamente la atención la ausencia en el equipo titular de Pujol, el héroe de «La Romareda». A efectos clasificatorios, esta no era para el Barça la tercera jornada, sino en realidad la segunda, puesto que aquella había sido aplazada hasta noviembre a causa de las obras de construcción del nuevo campo del Atlético de Madrid en la ribera del Manzanares, aun no concluidas.

Todavía bajo los efectos de la euforia, el Barça viaja a Elche para medirse al equipo local. El resultado va a ser sin duda alguna el más llamativo de la jornada. A la media hora de juego vencían los azulgranas por 1 a 3, pero el cuadro franjiverde reaccionó brillantemente y acabó llevándose el partido. Zaldúa y Pujol (en dos ocasiones) marcaron los goles de un sorprendente –y sorprendido– Barça, que formó con: Sadurní; Foncho, Gallego; Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Mas y Pujol. El ex condalista Molina, ahora en las filas ilicitanas, marcó dos goles. Y con todo y ser anormal el resultado de «Altabix», aún lo va a ser más el registrado la siguiente jornada en el «Camp Nou», uno de esos que destroza cualquier quiniela. El Pontevedra, vicecolista, dio la gran sorpresa al llevarse los dos puntos del feudo azulgrana merced a un estupendo trabajo defensivo y al acierto en un contragolpe del único internacional granate, Neme. El Barça, por supuesto, estuvo rematadamente mal en ataque. Jugaron, y perdieron contra todo pronóstico: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Zaldúa, Vidal, Fusté y Pujol. La clasificación estaba comandada por el Valencia, con 9 puntos, seguido por el Real Madrid con 8 y el Español con 7. El Barça era undécimo, con sólo cuatro puntos aunque con un partido menos.

Aprovechando la festividad del 12 de octubre, la Virgen del Pilar, el Barcelona va a rendir un cálido, emotivo y muy merecido homenaje a los recientemente retirados Sigfrid Gracia y Martí Vergés. El contrincante elegido para tan señalada ocasión  será nada más y nada menos que el Benfica lisboeta, de infausto recuerdo para todos los culés, con su gran estrella al frente, el mozambiqueño Eusebio, máximo artillero del Mundial de Inglaterra celebrado sólo unos meses antes. El partido resultó muy entretenido, y finalizó en tablas –Zaballa y el propio Eusebio fueron los goleadores–, y quedan para la historia ambas formaciones: por el Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Gracia (Eladio); Vergés (Montesinos), Torres; Pereda, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Zaballa, y por los portugueses, Costa Pereira; Cavem, Humberto, Jacinto; Cruz, Santana; Coluna, Nelson, Torres, Eusebio y Yuca.

No era muy habitual que el Barça perdiese tres encuentros seguidos de Liga, pero tal hecho va a producirse en este mes de Octubre de 1966. El rival es ahora el Español, que estaba mostrándose como la auténtica revelación del campeonato, con una delantera goleadora formada por Amas, Rodilla, Re, Marcial y José María, cuyo brillante juego les mereció el calificativo de “Los Cinco Delfines”. El encuentro de «Sarriá» va a levantar una gran expectación, pero los periquitos serán netamente superiores, fraguando su victoria en el primer tiempo, para luego pasar a defenderla. Rodilla y Re marcaron los dos goles blanquiazules, y en el Barça –que jugó francamente mal– hizo su debut oficial el espigado delantero ampurdanés Narcís Martí Filosía. Este fue el equipo presentado por Roque Olsen: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Pujol. El Barça, con este resultado, caía a zona de promoción, a seis puntos ya del líder, el Valencia.

La Liga se detiene para que la Selección Española se enfrente a  la de la República de Irlanda en Dublín, en encuentro valedero para la Eurocopa, y el Barça le devuelve al Benfica la visita que el cuadro lisboeta le hizo días antes, con motivo del homenaje a Gracia y Vergés. Van a imponerse los lusos por un gol a cero. La derrota no acrecienta el prestigio internacional del Barça, pero no tiene mayor trascendencia. Sí la tiene, en cambio –y mucha– la que va a sufrir el Barça en el propio «Camp Nou» a pies de un modesto conjunto escocés, el Dundee United, en la primera eliminatoria de Copa de Ferias que disputaba después de haberse coronado campeón frente al Zaragoza (1-2). Pésimo partido azulgrana, que formó con Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Fusté, Torres; Pereda, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Rifé, que de este modo hacía su reaparición después de la lesión sufrida ante el duro Colonia. Fusté va a marcar el único gol barcelonista. El enfado de la afición es patente, pero el capitán de la nave –que incluso se encontraba fuera de Barcelona la noche en que se despidió a Gracia y a Vergés– parecía no inmutarse. De hecho, Llaudet se guardaba un as en la bocamanga. Y nunca mejor dicho…

Mientras, el Barça continúa su gris periplo liguero. Derrota sin demasiados problemas al Granada por 3 a 0, en un partido cuya única historia fueron los dos goles conseguidos por el defensa Eladio (el otro lo hizo Vidal). Estos fueron los vencedores de los granadinos: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa. Y el 1 de Noviembre, aprovechando la festividad de Todos los Santos, el Barça disputa por fin su partido aplazado en el nuevo feudo del Atlético de Madrid. Esta vez sí, esta vez el equipo cuaja un buen partido, y con un gol de Zaballa se lleva los dos puntos. Jugaron por primera vez en el flamante estadio a la vera del Manzanares: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa.

La mayor goleada de la temporada la consiguieron estos once: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa

La mayor goleada de la temporada la consiguieron estos once: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa

El Barça es quinto en la general, con 8 puntos, a cuatro del líder, el Valencia. Y será cuarto al final de la siguiente jornada, la octava, ya que consigue otro excelente resultado a domicilio en Zaragoza. Dominaron más los locales, pero un error defensivo blanquillo propició que Zaballa, nuevamente, marcase el único gol del partido. Jugaron los mismos once que acababan de derrotar a domicilio a los colchoneros. Y en la novena jornada va a confirmarse la recuperación barcelonista con un inapelable 5 a 0 al Sevilla en el «Camp Nou». Se alineó la misma formación triunfante en Madrid y Zaragoza, y los goles fueron obra de Costa (en propia meta), Rifé, Fusté y Vidal en dos ocasiones. El Sevilla causó una paupérrima impresión, y se situaba como penúltimo de la tabla, con sólo 6 puntos y cuatro negativos. El Barça, por su parte, ya era tercero –empatado con el Español–, a solamente dos puntos de los líderes Valencia y Real Madrid.

A la jornada siguiente visitaría el «Bernabéu», y el resultado podría ser esclarecedor para su futuro en el campeonato, pues sacar algo positivo del feudo merengue le daría alas. Pero antes había que jugar la vuelta de la Copa de Ferias contra el Dundee United en tierras escocesas. Los azulgranas traían un marcador  desfavorable del encuentro de  ida, pero  eran perfectamente capaces de invertir la situación. Torres más altas ya habían caído, y tan sólo era preciso recordar la reciente final contra el Zaragoza, pero en esta ocasión no se va a repetir el milagro. En un terreno difícilmente practicable, el Barça se hundió de nuevo y encajó un claro 2 a 0 que le dejó fuera de su Copa de Ferias a las primeras de cambio. Estos fueron los  protagonistas del nuevo fiasco continental: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa.

Con este panorama, los mismos once futbolistas  saltarán al césped del Estadio «Santiago Bernabéu» –en mucho mejor estado– para intentar reeditar el éxito de la temporada anterior. Sin embargo tal cosa  no va a ser posible, en un encuentro marcado por una extraña decisión arbitral. El empate a cero se mantendrá durante todo el tiempo reglamentario, y en ello va a tener bastante que ver el acierto de Sadurní, deteniendo varios balones con marchamo de gol, pero cuando ya pasaban tres minutos de la hora  –el árbitro, el vizcaíno Ortiz de Mendíbil, alegaría después que se le había parado el reloj– el madridista Veloso conseguiría batir por fin la meta barcelonista, anotando el gol del triunfo para sus colores, aunque el partido se iba a prolongar todavía hasta un teórico minuto 98 (otras fuentes hablan incluso del 102). Sea como fuere, el barcelonismo en pleno se mostraría indignado por el incidente, que vendría así a privarle de un magnífico resultado. Ahora, por el contrario, la brecha entre ambos equipos se ampliaba a 4 puntos de diferencia.

Siete días más tarde el Barça recibe al Hércules de Alicante en el «Camp Nou», con los cambios de Olivella por Gallego –sancionado a causa de sus discrepancias verbales con el árbitro del «Bernabéu»– y Zaldúa por Vidal en el eje del ataque. Un gol del reaparecido ariete navarro, otro de Fusté y dos de Rifé son suficientes para lograr un claro 4 a 1 en un partido sin historia. El Barça seguía a cuatro puntos de la cabeza. Que aumentarían a cinco a la semana siguiente, aunque un empate sin goles en el siempre difícil «San Mamés» no dejaba de ser un buen resultado. Seminario suplió al lesionado Zaballa en la punta izquierda del ataque, y Sadurní cuajó otra espléndida actuación bajo los palos. Y se van a pasar apuros para superar a  la Unión Deportiva Las Palmas en la decimotercera jornada (2 a 1). En una tarde de mal juego, el Barça consiguió darle la vuelta al marcador con goles de Rifé y el amarillo José Luís en propia puerta. Antes había anotado Gilberto para los canarios. Zaldúa, siempre valiente e impetuoso, sufrió una espectacular brecha en la cabeza. Actuaron los mismos once que lo habían hecho en Bilbao.

Todos los futbolistas –y máxime los delanteros– sueñan con una actuación como la que cuajó Peru Zaballa la noche del 18 de Diciembre de 1966, en un partido contra el Deportivo de La Coruña televisado en directo para toda España. Reaparecía el buen exterior cántabro, y al anunciarse su alineación por los altavoces parte del público la recibió con silbidos, silbidos que se trocarían en aplausos después de ver cómo el de Castro Urdiales conseguía cuatro goles –dos de ellos de bellísima factura–, en el que sin duda fue su encuentro más completo  vestido de azulgrana (el otro tanto lo obtuvo Rifé, y sirvió para abrir el marcador en la primera parte). Y eso que los gallegos no lo hicieron mal del todo, no obstante. Jugaron en la inolvidable noche del montañés: Sadurní; Benítez, Gallego –que volvía también al equipo, una vez cumplida su sanción–, Foncho; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Vidal, Fusté y Zaballa. Y con un amistoso en el «Camp Nou» frente al F.A.R. marroquí, en el tradicional partido navideño, el Barça va a cerrar un agridulce año 1966. El resultado fue de 4 a 0 (Zaldúa 2, Fusté y Vidal), y el choque sirvió para ver en acción a hombres poco habituales, tales como Reina –que reaparecía igualmente después de su intervención quirúrgica–, Borrás, Rexach o Pujol.

Es el momento ahora de referirnos a un curioso caso que va a producirse durante esta temporada, protagonizado por un fenomenal futbolista brasileño, el delantero del Flamengo de Río de Janeiro Walter Machado Da Silva, Silva, para abreviar. Se trataba de un excelente jugador de color –como se decía entonces–, que se caracterizaba por una técnica exquisita y un gran poderío rematador, una auténtica perla negra, vamos… Incluso con anterioridad a su actuación con la Canarinha en el Mundial de Inglaterra ya había llamado la atención de Enric Llaudet, que se reservó una opción de compra. El gran problema, sin embargo, era que las fronteras españolas continuaban cerradas a cal y canto en lo relativo a la contratación de futbolistas extranjeros –una situación que duraba desde 1962–, aunque al parecer al dinámico presidente barcelonista le constaba (¿tal vez algún soplo procedente de las Altas Esferas?) que su reapertura era inminente, y con mayor motivo después del poco lucido papel de nuestra Selección Nacional en Inglaterra, lo que parecía aconsejar  el aporte de savia nueva a nuestro anquilosado campeonato doméstico… El caso es que el bueno de Llaudet, sin pensárselo dos veces, va a decidir fichar al as carioca a cambio de una cantidad de dinero que rondaba los 10 millones de pesetas, la más elevada que había pagado nunca el Barça por un solo futbolista. Llaudet –audaz hombre de empresa, al fin y al cabo– estaba convencido de que había realizado una jugada maestra, adelantándose al resto de los clubes españoles. Pero seguía siendo una jugada muy arriesgada…

Porque la normativa que prohibía la importación de futbolistas extranjeros no acababa de ser derogada, ni siquiera con la llegada a la poltrona del nuevo Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, el catalán Juán Antonio Samaranch, sustituto del falangista Elola Olaso. Pero ello no era óbice para que Llaudet siguiese adelante con sus planes. En el mes de febrero de 1967 Silva va a volar a Barcelona, será presentado oficialmente como nuevo jugador del club, y de inmediato se incorporará a la expedición azulgrana que partía rumbo a Caracas para disputar un Triangular, junto con Botafogo y Peñarol. En la capital venezolana sólo jugará el segundo partido, ante sus compatriotas, marcando un gol. Pero volvamos unas semanas atrás, y retomemos el hilo de nuestra historia, a la espera de que llegue el tan ansiado nihil obstat de las autoridades deportivas españolas, y Silva pueda debutar oficialmente y convertirse en el gran crack que el Barcelona necesitaba desde hacía años.

La primera vuelta de la Liga 66-67 va a terminar muy negativamente para el Barça, el mismo día que se inicia el año 1967. Los de Olsen, que eran segundos, a cinco puntos del Real Madrid, visitan «Mestalla», y aunque el Valencia ya no era el de las primeras jornadas –algo, por otra parte, ya tradicional en los levantinos–, los chés le regalarán a su afición un gran partido, desarbolando por completo a los azulgranas en la segunda parte, con tantos de Poli, Ansola y el brasileño Waldo, quien tras varios años en España se alzará por fin esta temporada con el preciado trofeo al Máximo Goleador. Jugaron, y fueron abultadamente derrotados: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

UNA SEGUNDA VUELTA INSUFICIENTE

Termina, pues, la primera vuelta, con un Barça muy alejado de la cabeza. Es líder destacado e invicto el Real Madrid, con 25 puntos y 11 positivos, y le siguen el Español –auténtica revelación del torneo– a cuatro puntos, el Valencia a cinco, y el Barça a seis. El balance de los blaugranas no es del todo malo (19 puntos, con nueve partidos ganados, un empate y cinco perdidos, y 30 goles a favor por 14 en contra), pero su retraso ya es preocupante. La esperanza es que se produzca una remontada semejante a la de la temporada anterior, y que el Madrid –que aún tiene que visitar el «Camp Nou» en la jornada 25– coja un bache y pueda ser alcanzado. Pero el Barça no depende en absoluto de sí mismo, y eso es siempre muy impredecible y peligroso. Sobre todo cuando se pierden partidos que a priori parecen asequibles, como el de «El Arcángel», uno de esos campos donde se debe puntuar siempre si se aspira a algo. Pero va a ser que no… El Barça se adelantó en el marcador con un gol de Vidal, pero a base de coraje los verdiblancos cordobeses remontaron hasta vencer por 2 a 1. El equipo ya estaba a siete puntos de la cabeza, y la cosa empezaba a pintar muy mal. Jugaron en la Ciudad de los Califas: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Borrás –que hacía su debut oficial con el Barça–; Rifé, Muller, Vidal, Pujol y Zaballa.

Una semana más tarde llega al «Camp Nou» el Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga y victorioso en sus dos visitas anteriores. Pero en esta ocasión se va a imponer el Barça, aunque los madrileños se hicieron tal vez acreedores a un mejor resultado. El colchonero Urtiaga inauguró el marcador a favor de los locales, al introducir el balón en su propia meta cuando mayor era el dominio de los atléticos, y Fusté y Benítez consiguieron los otros dos goles catalanes, mientras que Luis –de penalty– y Mendonça marcaban para los rojiblancos, en cuyas filas hacía entonces sus primeras armas un prometedor y joven delantero de origen vasco y nacido en Argentina, José Eulogio Gárate, que puso en no pocas dificultades a todo un internacional como Gallego. Jugaron por el Barça: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Borrás, Torres; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Fusté y Pujol.

Y en la decimoctava jornada el Barça va a decir ya prácticamente adiós a sus remotísimas posibilidades de obtener el título al caer derrotado en «La Creu Alta» por el Sabadell (2 a 0). Los arlequinados se encontraban en un buen momento de juego, y a la media hora ya campeaba en el marcador de su vetusto campo el resultado definitivo. Los ex azulgranas Camps y Marañón marcaron los goles vallesanos. El Barça quedaba cuarto, ya a 9 puntos del Real Madrid, todavía invicto, superado también por Valencia y Español. Olsen alineó en terreno lanero al mismo once que había derrotado por la mínima al Atlético de Madrid.

La Liga sufre un nuevo parón, que el Barça va a aprovechar para desplazarse a Caracas, para disputar el triangular citado más arriba, junto con el Peñarol uruguayo y el Botafogo brasileño. Silva, que acababa de llegar a Barcelona y había comenzado ya a entrenarse con el primer equipo, se une a la expedición, a la espera de que las autoridades deportivas españolas le brinden el tan esperado placet. Ya en la capital venezolana, el Barça logrará un excelente triunfo sobre el Peñarol, a la sazón campeón de la Copa Intercontinental, al que derrota merced a un tanto  del postergado Seminario, y pierde por 2 a 3 frente al Botafogo, en un encuentro que supuso el debut de Silva, que marcaría un gol (el otro sería obra también de Seminario). De regreso a España, la competición se reanuda el día 5 de febrero de 1967 con un Barça-Elche. Los ilicitanos acostumbraban a ser unos visitantes muy incómodos en el «Camp Nou», pero en esta oportunidad no van a ser unos rivales de consideración. El partido reflejó una amplia superioridad azulgrana, y terminó con un holgado 3 a 0 (Rifé 2, y Pereda). Pazos, el veterano meta franjiverde, le detuvo un penalty al especialista Julio César Benítez. Jugaron: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Borrás; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa.Lo más destacable de la vigésima jornada no va a ser la victoria del Barça en el complicado «Pasarón» por 0 a 1 –con lo cual les devolvía a los pontevedreses el sorprendente resultado de la primera vuelta–, sino la pérdida de la imbatibilidad del Real Madrid en «La Romareda» (2-1), en un partido en el que los madridistas se presentaron con una alineación plagada de suplentes, para reservar a la mayoría de los titulares con vistas a un crucial compromiso europeo frente al temible Inter de Milán de Suárez y HH. Volviendo al choque del Barça en las Rías Bajas, Rifé sería el autor del solitario gol que campeó en el marcador, con este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Aún con su primera derrota a cuestas, el Madrid parecía prácticamente inalcanzable. Pero si bien el título era ya una quimera, no así el subcampeonato, pues el Valencia y el Español perdían gas paulatinamente. Y era precisamente el Español el próximo visitante del «Camp Nou», en un encuentro donde se pondrían en juego dos puntos muy importantes, y en el que el Barça trataría de superar el desfavorable score endosado por sus eternos rivales en el terreno de la carretera de Sarriá. El 19 de febrero de 1967 se celebró este insólito derbi casi en la cumbre, con las siguientes alineaciones: por parte del Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa, y por el Español, Carmelo; Osorio, Ramoní, Riera; Juan Manuel, Miralles; Amas, Marcial, Re, Rodilla y José María. Los blanquiazules sacaban un equipo teóricamente muy ofensivo, con seis Delfines en liza. Los pericos, no obstante, van a tratar de mantener el empate inicial, pero su propósito no se verá coronado por el éxito. Zaballa, Eladio y Fusté marcan por el Barça, mientras que Re hará el solitario tanto españolista. Con este resultado los azulgranas se colocaban en segunda posición, a siete puntos del Real Madrid, aventajando en uno al Español. El goal average particular entre ambos conjuntos quedaba igualado, pero el general era muy favorable a los barcelonistas.La buena racha continúa en el siguiente partido, tras el cual el Barça regresa con dos nuevos positivos de Granada, en un choque que de entrada se le puso difícil con el gol de Almagro para los andaluces, pero que consiguió remontar merced a un penalty absurdo que transformó Benítez, y a un inapelable tanto de Zaballa en el último minuto. Jugaron en «Los Cármenes»: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Vidal, Endériz –que reaparecía después de varias lesiones– y Zaballa. Y el martes 28 de Febrero, el Barça va a disputar en el «Camp Nou» el que sería el primero de una serie de  encuentros amistosos organizados para intentar amortizar el elevado coste del fichaje del “deseado” Silva. El rival es el Feyenoord de Rotterdam, que cae derrotado por 2 goles a 1. El astro brasileño no marcará –los tantos serán obra de Fusté y Pereda– pero les va a poner los dientes largos a los aficionados culés con algunas espectaculares acciones.

Olsen esboza una sonrisa. No debía ir mal el partido...

Olsen esboza una sonrisa. No debía ir mal
el partido…

Marzo se iniciará con otro buen resultado. El Barça vence por 2 a 1 al Real Zaragoza, con goles de Fusté y Pereda. Los maños distaban ya  de ser los de anteriores temporadas, y en el «Camp Nou» se presentaron con un nuevo y joven delantero centro procedente de la cantera aragonesa y llamado Miguel Ángel Bustillo, cuyos destinos volverían a cruzarse no tardando mucho con los del Barça. Vencieron a unos Magníficos ya en horas bajas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Vidal, Fusté y Zaballa. Y la  racha barcelonista prosigue en Sevilla, donde un claro 0 a 2 va a dejar a los hispalenses en desairada situación. Zaldúa y Fusté marcaron los goles de un Barça que formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Tras este partido restan ya tan solo seis jornadas para que concluya el campeonato. El Real Madrid es líder con 39 puntos, y el Barça segundo con 33. En la siguiente jornada ambos equipos se van a enfrentar en el «Camp Nou», y en caso de victoria madridista esto supondría prácticamente asegurar el título para los blancos. Pero no será así y la Liga va a cobrar de nuevo cierto interés, dado que el Barça les  inflige a los del «Bernabéu» su segunda derrota en el torneo. Un fallo de Gallego va a dar oportunidad a Amancio para inaugurar el marcador, pero los merengues  no serán capaces de aprovechar el ligero desconcierto de sus rivales. En una buena segunda mitad azulgrana Fusté consigue el empate, y el mismo jugador logrará el tanto de la victoria en el último minuto. El colegiado balear señor Rigo –otro nombre a retener para el futuro– expulsó al defensa madridista Miera. El Barça formó con el mismo once que había vencido en el «Sánchez Pizjuán» sevillano.

Pero los esperanzadores cuatro puntos de distancia entre ambos candidatos al título, van a convertirse ya en cinco a la siguiente jornada, pues si bien el Madrid cumple con lo previsto al derrotar al Deportivo de La Coruña en el «Bernabéu», los de Olsen no pasarán del empate en «La Viña» –1-1–, frente a un Hércules que fue superior pese a debatirse en los últimos lugares. Rifé hizo el tanto de un Barça que volvió a repetir equipo por tercera jornada consecutiva. Unos días más tarde se celebra un nuevo amistoso en el Estadio, para lucimiento de Silva y consuelo del tesorero. Se va a saldar con una contundente victoria ante el Cagliari italiano por 4 goles a 1, con tantos de Seminario, Muller, Fusté y el propio as brasileño. La afición se pregunta cuándo podrá disfrutar por fin de la gran clase del carioca en un partido oficial, pero la autorización federativa sigue sin llegar…Jornada vigesimoséptima: el Madrid empata en «Mestalla» (0-0), y el Barça derrota al Athletic de Bilbao en el «Camp Nou» por 3 a 1. Los blancos están cuatro puntos arriban, pero tan sólo restan ya tres jornadas para finalizar el campeonato, y el milagro parece imposible, porque en ellas el equipo de Miguel Muñoz no tendrá que salir siquiera de la capital: dos compromisos en el propio «Bernabéu», y su primera visita al flamante estadio de la ribera del Manzanares. Ante los vascos el Barça jugó mal, pero la renuncia al ataque del rival propició el triunfo azulgrana, que se materializó con goles de Benítez –de penalty–, Zaldúa y Pereda, y estos once hombres sobre el campo: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Seminario. Y el 9 de Abril los resultados de la jornada número 28 dan ya matemáticamente el título al Real Madrid, a falta de dos encuentros para la conclusión del torneo. El Córdoba no fue un obstáculo para los blancos –3 a 0–, mientras que el Barça perdía inesperadamente por 2 a 0 en el «Estadio Insular», en un partido en el que los amarillos se jugaban mucho y cuajaron una excelente actuación, con goles de Guedes y León. Los blaugranas presentaron en Canarias a: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Endériz, Zaldúa, Fusté y Seminario.Con el subcampeonato ya asegurado, al Barça le restaban únicamente dos intrascendentes compromisos por afrontar. En «Riazor», con los coruñeses ya descendidos a Segunda División, rotunda victoria barcelonista en otro partido sin historia ni gran esfuerzo (0 a 3), con goles de Fusté, Endériz y Zaldúa y esta alineación: Reina –en su primer encuentro liguero con el Barça–; Borrás, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Y al martes siguiente, otro amistoso más para sufragar la “Operación Silva”. Esta vez el rival es el Standard de Lieja. Empate a uno, pero la gran noticia no va a ser la ya habitual presencia del brasileiro, sino el nuevo fichaje barcelonista, el delantero angoleño Jorge Alberto Mendonça, procedente del Atlético de Madrid, club donde había militado las nueve últimas temporadas.Y es que Llaudet, ante el creciente malestar de la afición a causa de la deriva deportiva y el ya más que presumible fiasco del “Caso Silva”, considera que debe retomar la iniciativa, y regalarle un caramelo a los sufridos y abnegados socios culés. Mendonça, en efecto, era un gran jugador, un delantero de enorme clase y talento, aunque no muy goleador y en cierto modo bastante frío sobre el campo. Se trataba de un futbolista inteligente, capaz de ofrecer grandes tardes, pero también de pasar casi desapercibido. Y aunque sólo contaba con 28 años, y sin estar lo que vulgarmente se dice “acabado”, de algún modo parecía ya de vuelta de bastantes cosas… Además, no va a ser un fichaje en absoluto barato, ya que el Barça tendrá que desembolsar una cantidad cercana a los 12 millones de pesetas para hacerse con sus servicios, y para más inri Llaudet pagaría otros dos millones más al Atlético para que el angoleño pudiera alinearse ya con su nuevo equipo en el inminente torneo de Copa. Una apuesta muy fuerte del visceral mandatario azulgrana, quizás demasiado fuerte…

La Liga 66-67 concluye el 23 de Abril, festividad de la Virgen de Montserrat, con un intrascendente Barça-Valencia. Triunfo azulgrana por 2 a 1, marcando los goles sendos defensas, Benítez y Gallego. Este fue el once que cerró el campeonato: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El balance final del Torneo de la Regularidad va a ser como sigue: el Barça se proclamará subcampeón  (algo que no ocurría desde la temporada 63-64) con 42 puntos –un registro nada desdeñable–, a cinco del Real Madrid. Marcó 58 goles, los mismos que el campeón, pero encajó 29, siete más que éste. Teniendo en cuenta que los blancos habían perdido únicamente dos partidos, era evidente que el Barça había fallado en encuentros teóricamente asequibles, como el del «Camp Nou» ante el Pontevedra (aquel 0 a 1 que tantas quinielas rompió), la sorprendente derrota en Elche tras ir ganando 1 a 3, las dos derrotas consecutivas en campo contrario  ante Córdoba y Sabadell, y la reciente de Las Palmas. Con sólo haber ganado cuatro de esos puntos, y contando con que el Madrid-Barça hubiese terminado a su hora (con empate a cero), las cosas habrían sido muy distintas: Barcelona, 47 puntos; Real Madrid, 46. Pero, en fin, eso no eran más que meras especulaciones a toro pasado…

UNA COPA CORTA Y DESASTROSA

Último partido oficial de la temporada 66-67: Olsen abandona definitivamente el banquillo barcelonista. Tras él, el guardameta Reina

Último partido oficial de la temporada 66-67: Olsen abandona definitivamente el banquillo barcelonista. Tras él, el guardameta Reina

La Copa, como de costumbre, constituía la última tabla de salvación para dar sentido a una temporada mediocre. Arranca en el «Camp Nou», ante el recién ascendido Málaga, con un escuálido 1 a 0 para el Barça gracias a un gol de Rifé, y un nivel de juego que no invitaba precisamente al optimismo. Intervinieron: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Mendonça y Zaballa. El nuevo fichaje Jorge Mendonça, pasó sin pena ni gloria en este su debut oficial, contagiado del espeso tono general. Pero, con todo, la eliminatoria se va a salvar sin excesivas complicaciones, ya que el Barça se apuntará un nuevo triunfo en «La Rosaleda» por 1 a 2, con goles de Vidal y Mendonça (su primer tanto en partido serio como barcelonista). Esta fue la alineación que presentó Olsen en la capital de la Costa del Sol: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Pereda, Mendonça, Vidal, Fusté y Rifé. El sorteo quiso que se enfrentasen en octavos de final Barça y Atlético de Madrid. Los colchoneros habían despachado una Liga irregular, pero van a ser muy superiores a los azulgranas en el cómputo global de los dos partidos. En su nuevo campo se imponen por 2 a 0 a estos once barcelonistas: Reina; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Pereda, Mendonça, Vidal, Fusté y Rifé. En el encuentro de vuelta se repite el resultado, y la parroquia culé va a hacer ostensible su enfado. Llaudet deberá abandonar el palco precipitadamente, entre generales muestras de desaprobación, con abundante música de viento y flamear de pañuelos. Estos fueron los once hombres que el día 21 de Mayo de 1967 despidieron otra temporada en blanco: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Rifé, Mendonça, Vidal, Fusté y Zaballa.

El cierre definitivo del curso 66-67 va a tener lugar en Badajoz, donde el Barcelona tomará parte en el “Trofeo Ibérico”, empatando a un tanto con el Sporting de Lisboa y perdiendo ante los brasileños del Flamengo por 1 a 0, en un partido en el que se registraron algunas tanganas típicamente sudamericanas. Antes, el Barça había continuado su serie de amistosos  para amortizar el fichaje de Silva recibiendo en el «Camp Nou» a Standard de Lieja (1 -1), Nottingham Forest (1-2) y Peñarol (0 a 2), desplazándose también a París (empate a 2 frente al Nantes) y a la Ciudad Eterna, donde cayó ante el Roma por 2 a 0. Al concluir la temporada, la situación de Llaudet había dado un giro de 180 grados con respecto al final de la campaña anterior. Las cañas se habían trocado en lanzas, y de nada valía su buena gestión económica ante los continuos fracasos deportivos, aderezados con el “Caso Silva”, donde la DND se va a mostrar inflexible, no dando su brazo a torcer y manteniendo las fronteras de nuestro fútbol cerradas a cal y canto para los jugadores extranjeros. De este modo, Silva sólo va a poder disputar un total de 14 partidos amistosos con el Barça, y Llaudet se verá obligado a buscar desesperadamente dónde acomodarlo, decidiéndose por cederlo al Santos, el equipo de O Rei Pelé, para traspasarlo posteriormente al Flamengo, su club de origen. El mandatario  barcelonista tratará de ironizar sobre un tema que maldita la gracia que tenía, y ante la pregunta de un periodista acerca de qué iba a hacer  con Silva, respondió con una frase muy ocurrente, pero ya entonces –y mucho antes de que se inventara la expresión– muy poco políticamente correcta: “Siempre me había hecho ilusión tener un chófer negro”. El corolario de todo este desafortunado asunto será que la prohibición de importar futbolistas extranjeros va a permanecer en vigor aun durante seis largos años, hasta la primavera de 1973, cuando –y en buena medida gracias a las presiones del propio Barça, que destapó la fraudulenta maniobra de los falsos oriundos– se acabe por permitir el fichaje de dos jugadores por club.Pero de alguna manera el presidente Llaudet va a intentar capear el fuerte temporal de críticas, tomando de nuevo la iniciativa. Para ello, decide democratizar las estructuras del club, y crear un «Consejo Consultivo” formado por prohombres del barcelonismo,  que le pueda servir a modo de coartada y pararrayos. De esta especie de senado  formarán parte diversas personalidades de reconocida raigambre blaugrana, como por ejemplo el joven y dinámico financiero Pere Baret, y el fundador de “Peña Solera”, el fabricante Nicoláu Casaus. Dicho organismo va a aprobar el fichaje de un nuevo entrenador, ya que Roque Olsen –muy censurado por la prensa– había perdido incluso el respaldo de Llaudet. El elegido –la prensa barajaría varias opciones, como Fernando Riera, Aymoré Moreira, Otto Bumbel o Roque Gastón Máspoli, todos ellos sudamericanos –va a ser Salvador Artigas, un técnico barcelonés de 53 años de edad (aunque sus plateadas sienes le hacían parecer mayor). Artigas había sido en su juventud jugador del Barça durante un breve período, sirviendo en la Guerra Civil como piloto de caza en el bando republicano. Exiliado de España tras el final de la contienda, jugó varias temporadas en Francia, para regresar más tarde a nuestro país y enrolarse en la Real Sociedad de Benito Díaz, el legendario Tío Benito. Una vez retirado de la práctica activa del fútbol, había dirigido al cuadro donostiarra, así como al Girondins de Burdeos, a este último durante un largo período. Pasaba por ser un excelente preparador físico, partidario de métodos de entrenamiento por entonces novedosos, como el footing campo a través, y era un hombre extremadamente educado y afable, en las antípodas del ex –madridista y huraño Olsen

Otro fichaje, sin embargo, va a provocar  una seria crisis en el seno de este Consejo Consultivo,  y por extensión en  todo el barcelonismo. Llaudet, por su cuenta y riesgo, contratará también al argentino Casildo Osés como secretario técnico. Se alzan numerosas voces contrarias, y el citado Casáus, personaje de gran influencia en el entorno azulgrana, dimite de su puesto. Entonces el sudamericano, viendo que no gozaba de muchas simpatías en Can Barça, va a descolgarse con unas declaraciones explosivas: “Mi gran pecado –afirma– es no ser catalán. Tanto, que casi pienso que antes de ir a Cataluña tendré que pasar a ver al Papa para que me excomulgue por no ser catalán. Parece que allí hay discriminaciones. De la misma manera que hay negros y blancos, locos y cuerdos, hay catalanes y no catalanes”. Las palabras de Osés van a provocar un fulminante rechazo por parte de amplios sectores de la afición blaugrana, dado lo muy sensibilizado que ya estaba entonces el ambiente respecto a estos temas, y en vista de ello la directiva barcelonista se apresurará a revocar su nombramiento, pero con esta nueva metedura de pata en su haber puede decirse que Llaudet ya tenía los días contados como presidente del Barça.

Volviendo a Olsen, su paso por el Barça –el más prolongado desde los ya lejanos tiempos de Daucik, al conseguir completar dos temporadas enteras, cumpliendo íntegramente su contrato– puede sustanciarse en los siguientes números: dirigió un total de 88 partidos oficiales, con un balance de 51 triunfos, 11 empates y 26 derrotas, marcando sus pupilos 158 goles y encajando 83, con un porcentaje de victorias del 57,95 por ciento. Al Campeonato del Mundo de 1966, celebrado en Inglaterra, habían acudido seis futbolistas a sus órdenes: Reina, Gallego, Olivella, Eladio y Fusté por España (tras ser descartados en el stage de Compostela Rifé y Zaldúa), y Muller por Francia. No confió en Rexach, y utilizó con cuentagotas a un Pujol que le había dado la Copa de Ferias. Prescindió de todo un Pichichi como Re, y marginó al peruano Seminario, un jugador que había llegado al Barça con la vitola de crack.

UN CUARTO DE SIGLO RODANDO POR ESPAÑA

Cuando Roque Olsen abandona el Barça aún no ha cumplido los 42 años, de modo que se le presenta por delante una larga etapa en la que se ganará la vida con la compleja y casi siempre ingrata profesión de los banquillos futbolísticos. Y en su larga trayectoria post blaugrana, especialmente vinculada a tres ciudades, Elche, Sevilla y Las Palmas, la primera estación va a ser una vieja conocida, Zaragoza. El club blanquillo, tras una temporada gris con Daucik como técnico (en la que se clasificó en quinto lugar, muy alejado de la cabeza, e incluso protagonizo una humillante eliminación copera en dieciseisavos de final ante el histórico aunque humilde Europa graciense, un club que se mantenía apuradamente en Segunda División), va a confiar de nuevo en el entrenador argentino, con la esperanza de volver a reverdecer laureles. Pero los Magníficos están ya en franco declive (y Lapetra, por ejemplo, apenas si podrá jugar un par de partidos por culpa de las lesiones), de modo que los maños vuelven a ser quintos, sin ningún brillo, fracasando también nuevamente en la Copa. No obstante, Olsen sigue al frente del equipo para la temporada 68-69, aunque no tardará en saltar de su puesto, pues va a ser cesado al finalizar la novena jornada, con el equipo situado como penúltimo clasificado, con tan sólo 5 puntos y 5 negativos. Le sustituirá César, que consigue salvar al cuadro de «La Romareda» en el último partido y por los pelos, con solo un punto más que el descendido Málaga. Únicamente figura en su haber el hecho de haber confiado –esta vez sí– en el joven ariete aragonés Miguel Ángel Bustillo, que va a debutar con la Selección Absoluta y fichará por el Barca, al que se incorporaría en el torneo copero de 1969.

Tras algunos meses en paro, Olsen vuelve a conseguir trabajo de cara a la campaña 69-70, para dirigir a un Celta de Vigo que había regresado a la élite tras toda una década de ausencia. En la plantilla celeste figuraban jugadores como Hernández, Herminio, Manolo, Costas, Lezcano, Jiménez, Almagro, Juan, Jaime Cano, Abel, Pocholo o Rivera, un buen plantel, en suma. Tras una discreta primera vuelta con el conjunto de «Balaídos», finalizada en novena posición, con 14 puntos y 2 negativos, al concluir la jornada número 23, con el equipo olívico clasificado en décimo lugar, lejos de la zona de descenso, va a ser no obstante relevado del cargo. No se moverá sin embargo de Galicia, pues le contrata el Deportivo de la Coruña, que había descendido precisamente al final de esa temporada 69-70. Y tampoco en «Riazor» conseguirá acabar la campaña, pues tras la jornada decimoséptima es reemplazado por Arsenio Iglesias, quien a la postre conseguirá el ascenso para el cuadro deportivista

Viene luego en su currículo una larga etapa ilicitana, pues de largo en términos futbolísticos se puede definir el trienio que pasa en Elche. El primer año, 71-72, no consigue por muy poco el objetivo del cuadro franjiverde, que no es otro que el retorno a la División de Honor, pero sí lo va a lograr en el curso siguiente, el 72-73, con una plantilla en la que, junto a los relativamente veteranos Canós, González, Llompart, Romea, Jaime Cano o Almagro, figuran jóvenes valores como el guardameta Mora (cedido por el Barça), el paraguayo Montero, Melenchón, Sitjá, Chiva o Alvarito. Consigue mantener a los de «Altabix» el siguiente año en Primera (reforzados por otro préstamo azulgrana, el Milonguita Heredia, y un ex como Alfonseda), y abandona la ciudad de las palmeras para afrontar otro nuevo reto en Sevilla, donde el cuadro del «Sánchez Pizjuán» pena sus pecados en Segunda.

Olsen en su etapa como técnico sevillista

Olsen en su etapa como técnico sevillista

Logra ascender a los de Nervión al finalizar la 74-75, como terceros aunque aventajando al cuarto en cinco puntos. A sus órdenes aparecen nombres como Súper Paco, Martínez Jayo, Pablo Blanco, Sanjosé, Jaén, Víctor Espárrago, Julián Rubio, Acosta, Plaza, el mítico gambiano Biri Biri o los antiguos internacionales Hita y Lora. Cumple allí dos temporadas, dejando al equipo clasificado en la 75-76 como undécimo, en la zona media de Primera.

Su siguiente escala va a ser Las Palmas, donde logra que el equipo amarillo vuelva a cuajar una excelente campaña, pues al final son cuartos, lo que les permite a los del «Insular» jugar competición europea (Copa de la UEFA) en el curso siguiente. En Gran Canaria, Olsen va a tener a sus órdenes nada menos que a seis compatriotas suyos (Carnevalli, Wolff, Brindisi, Fernández, Morete y Verde), junto a algunos ilustres veteranos –Martín Marrero, Hernández, Castellano y Germán–, y jóvenes como Gerardo, Félix o Juani.

Sin embargo no seguirá en la Unión Deportiva en la temporada 77-78 (en la que el conjunto canario, dirigido por Miguel Muñoz, llegaría a la final de la Copa del Rey, cayendo derrotado ante el Barça), sino que regresará a un Elche en apuros –Esteban, Gilberto Yearwood, Félix Palomares, Montero, Trobbiani, Gómez Voglino, Finarolli o Cristo son algunos de sus pupilos– , al cual no consigue enderezar, siendo cesado tras la jornada 26. A continuación dirigirá en Segunda División durante dos campañas al Cádiz, al que logra ascender de nuevo a Primera al finalizar la temporada 79-80, con una plantilla donde figuran Sandokan Juan José, Linares, Pepe Mejías, Mané, Baena, Ramón, Luque o Ibáñez, y luego se trasladará a Huelva, para conducir a un Recreativo donde ensaya sus últimos remates Aitor Aguirre, aunque es relevado tras la jornada 29.

Se toma después un par de años sabáticos, y vuelve al tajo en la segunda vuelta de la temporada 83-84, retornando de nuevo a Elche, cogiendo al cuadro alicantino en la jornada 21, relevando a Cayetano Re, y consiguiendo con un equipo donde militan jugadores como Miguel, Pérez García, Belanche, Anquela o Boria, el padre del colchonero Saúl Ñíguez, otro ascenso más a la máxima categoría. Pero tampoco se queda allí para paladearlo… Regresa a Las Palmas, en la 84-85, y obtiene su séptimo y último ascenso, de la mano de futbolistas como Pérez, Felipe, Farías, Félix, Contreras o Saavedra. Y una vez más se marcha con la misión cumplida para establecerse por cuarta vez –sí, lo han adivinado–: ¡en Elche! Es la campaña 85-86, y los locales porfían en Segunda, aunque en esta ocasión Olsen no consigue su objetivo a pesar de contar con gente de la talla del hondureño Gilberto, el goleador Paco y un joven Claudio Barragán, y es reemplazado tras 28 jornadas sentándose en el banquillo de los del «Martínez Valero» )

Otro año sabático, y vuelta a empezar con la temporada 87-88. Tras regresar brevemente a sus orígenes y dirigir al Córdoba durante 17 jornadas, en Segunda B –una categoría indigna de su prosapia– , acude a otra plaza conocida para él, Las Palmas, donde completa la campaña desde la decimoséptima a la última jornada, pero no logra tampoco evitar el descenso del conjunto amarillo. En la 88-89 le encontramos de nuevo en el «Sánchez Pizjuán», en las trece últimas jornadas de competición. Es el tercer técnico sevillista en una temporada difícil para los andaluces, a pesar de contar con una excelente plantilla donde se dan cita los Dassaev, Diego, Mino, Nando, Martagón, Salguero, Rafa Paz, Francisco, Zúñiga, Ramón o Toni Polster. Va a descansar en la siguiente, para volver una vez más a Las Palmas en la segunda vuelta de la 90-91, con el propósito de ayudar a un equipo que no consigue salir de la categoría de plata, con los charrúas Belza y Vidal, y Alexis Trujillo.

Sú última etapa como entrenador la cubrió en el Estadio Insular

Sú última etapa como entrenador la cubrió en el Estadio Insular

En la campaña siguiente, la 91-92, será el tercero de los cinco técnicos que conocerán los grancanarios, a los que dirige entre las jornadas 13 y 23, ya con la salud muy quebrantada. El 9 de febrero de 1992 se sienta por última vez en el banquillo de «La Condomina», donde el Real Murcia derrota a los suyos por 2 a 1.

Atrás quedará una brillante trayectoria como técnico que se prolonga durante más de tres décadas, con la friolera de 792 partidos dirigidos entre Primera y Segunda División. Su palmarés como entrenador  puede resumirse en 7 ascensos (en los que participa parcial o totalmente), 3 descensos, y un único título, la Copa de Ferias de la temporada 65-66 con el Barcelona, aunque la mayor parte de su carrera va a transcurrir ligada a entidades medianas o modestas. Hombre serio, severo, áspero al decir de algunos, al que alguien definió un día en un blog como un «hierático, gélido entrenador argentino con pinta de espía ruso», apostó siempre por un concepto del fútbol más combativo que vistoso –no en balde se le había apodado el Tanque en su época de jugador–, supervisado por su irreprochable honestidad profesional. Va a fallecer en Sevilla el 15 de junio de 1992, a los 66 años de edad.




Roque Olsen: disciplina, mucha disciplina (1965-1967). Primera parte.

Después de una serie de entrenadores con mayor o menor pasado azulgrana en el terreno de juego (Miró, Kubala, Gonzalvo II, César y Sasot), el sexto hombre contratado como técnico para dirigir a la plantilla del Barça por Llaudet en sus primeros cuatro años de mandato -recién refrendado por el minúsculo colegio de socios compromisarios- va a ser, paradójicamente, un personaje con pedigree madridista, el argentino Roque Olsen, que había vestido de blanco durante buena parte de la década de los años 50, antes de iniciar una todavía breve pero exitosa carrera en los banquillos, que con sólo 40 años de edad le había convertido ya en uno de los preparadores más cotizados del momento. Y rizando aún más el rizo, va a ser precisamente Olsen el único técnico barcelonista desde Daucik (1950-1954) que completará dos temporadas enteras al frente del equipo, ocupando uno de los puestos más complicados del Viejo Continente futbolístico, superando a auténticas leyendas que habían dado muchos días de gloria al club enfundados en la camiseta blaugrana.

La cosa no dejaba de tener su mérito, sobre todo habida cuenta de que Olsen no era precisamente un hombre que fuese haciendo amigos allá dónde iba, pues –a despecho de su innegable valía profesional– estaba en posesión de un carácter que no le granjeaba demasiadas simpatías, ni en el vestuario ni con la prensa, siempre más proclive a técnicos de sonrisa fácil. Claro que es muy posible que el propio Llaudet, al encomendarle la responsabilidad de gobernar un plantel de gran calidad pero difícil manejo, estuviera buscando precisamente eso: un entrenador que pusiera el énfasis en la disciplina y el trabajo duro, que no se casase con nadie, que fuera capaz de meter en cintura a un colectivo brillante pero en exceso acomodado, un sargento de hierro, en una palabra…

Roque Germán Olsen Fontana había nacido en la localidad argentina de Viale, en la provincia norteña de Entre Ríos, el 9 de septiembre de 1925. Por su apellido y el tono rubio de su cabello, no es difícil sospechar un más o menos cercano origen danés o nórdico. Se va a criar no muy lejos de allí, en una población llamada Sauce de Luna, perteneciente a la misma provincia. De fornida constitución física, dará sus primeras patadas a un balón en conjuntos locales, comenzando en el Club Social Sauce de Luna, siguiendo por el Peñarol, y llegando al Club Atlético Patronato de la Juventud Católica de Paraná. Pasará al Club Atlético Tigre (en Primera División) en 1949, y al año siguiente fichará por el Racing de Avellaneda, un club que entonces ostentaba la hegemonía en el fútbol argentino. Es un delantero que se mueve por las posiciones centrales del ataque, duro, combativo y no excesivamente técnico, pero con olfato de gol.

Formando junto a Di Stefano en la delantera blanca

Formando junto a Di Stefano en la delantera blanca

En la temporada 1950-51 el Real Madrid va a fichar a dos jugadores argentinos, el puntero derecho Antonio Mario Imbelloni, procedente de Almirante Brown, y a Roque Olsen, al que utilizará preferentemente como interior diestro, con el número 8 a la espalda. Llega ya con la campaña muy avanzada, y en ese curso sólo va a actuar en 5 partidos de Liga, aunque firmando 4 goles, pues en su debut, efectuado el 25 de marzo de 1951, en el nuevo «Chamartín» (que aun tardaría algunos años en terminarse del todo y ser bautizado como «Santiago Bernabéu») consigue nada menos que un hat-trick ante el Murcia (6 a 0), pero en el siguiente, 51-52, es ya un fijo en las alineaciones, interviniendo en todos los encuentros ligueros (30) y marcando la nada desdeñable cifra de 17 tantos. Seguirá en esa línea en las dos temporadas posteriores, aunque a partir de la 54-55 la llegada del colchonero Pérez Payá y la de su compatriota Héctor Rial, así como la aparición de los jóvenes Marsal y Mateos, irá restándole protagonismo paulatinamente, hasta abandonar el club blanco al finalizar la campaña 56-57. En total participó en 110 partidos de Liga con el Real Madrid, convirtiendo 60 goles.

Siendo ya un veterano de 32 años va a pasar a un Segunda División, el Córdoba (1957-1960). En sus dos primeras temporadas como verdiblanco jugará como titular, con buenos registros anotadores, mientras que en la última su aportación es ya testimonial. Claro que no se limita a ser únicamente jugador del club de la ciudad de los califas, sino que ya desempeña el puesto de entrenador, que ya había simultaneado brevemente con su actuación sobre el césped al poco de avecindarse a la vera del Guadalquivir. Desde 1959 es el máximo responsable técnico del cuadro cordobés, y allí será donde consiga su primer gran éxito en los banquillos, logrando el ascenso a Primera División al finalizar la temporada 1961-62 como campeón del Grupo Sur de la categoría de plata.

En la campaña del debut en División de Honor, la 62-63, logra la permanencia del conjunto andaluz sin demasiados apuros -nunca ocupó puestos de descenso-, con una plantilla en la que destacan jugadores como Benegas, Simonet, el internacional Mingorance, Navarro, Ricardo Costa, Ramón Marañón, Egea, Juanito Vázquez, el marroquí Riahi, Juanín o Miralles. Pero no va a seguir junto a la Mezquita, sino que cruzará toda España para hacerse cargo del Deportivo de La Coruña, que acababa de descender a Segunda, y al que va a devolver a la máxima categoría –sería ya su segundo ascenso– tras realizar una estupenda temporada 63-64, en la que los gallegos se proclaman campeones del Grupo Norte con suficiencia. Pampols, Aurre, Domínguez, Escolá, Loureda, el peruano Montalvo, Jaime Blanco, Lamelo o el internacional Veloso son algunos de sus pupilos.

Sus éxitos no van a pasar desapercibidos, y con vistas a la campaña 1964-65 Olsen recibe la llamada de todo un grande, el Real Zaragoza que se acaba de proclamar campeón de la Copa del Generalísimo y de la Copa de Ferias con su extraordinaria delantera de Los Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra), acompañados de jugadores de tanta valía como el cancerbero Yarza, los defensas Cortizo, Santamaría y Reija, los centrocampistas Isasi y Violeta, o unos suplentes de lujo llamados Duca y Sigi. En «La Romareda» no va a conseguir ningún título, pero su tarjeta de visita no puede calificarse en absoluto como un fracaso, pues conduce al equipo maño hasta su tercera final copera consecutiva (donde van a ser netamente superiores, aunque son vencidos a la postre por el Atlético de Madrid merced a un solitario gol del hondureño Cardona), llegando hasta las semifinales de la Recopa y clasificándose en tercera posición en el Campeonato Nacional de Liga, tras Real Madrid y Atlético, y aventajando a escuadras tan potentes como Barcelona y Valencia.

Vicente Sasot no va a seguir en el Barça. Su interinidad se había prolongado durante lo mucho que restaba del curso 64-65, pero la mediocridad del juego desplegado y el pobre papel realizado en todas las competiciones aconsejan un cambio drástico en el banquillo. Llaudet, refrendado en su cargo para otros cuatro años, va a sondear a Helenio Herrera, que estaba triunfando apoteósicamente en Milán al frente del Inter (campeón de la Copa de Europa de 1964 y 1965), pero la opción del Mago no prosperará, y empiezan a sonar los nombres del francés Marcel Domingo, antiguo portero del Atlético de Madrid y el RCD Español y que a la sazón dirigía al modesto Pontevedra, al que acababa de ascender de nuevo a Primera División, y el de Roque Olsen. Incluso llegó a hablarse también de la posibilidad de que Daucik, que tampoco continuaría en el Sevilla, volviese al Barça, más de una década después de su marcha.

Es la candidatura de Olsen la que va a ir ganando enteros, y parece confirmarse que el argentino será el inquilino del banquillo barcelonista para la próxima temporada 65-66, hasta el punto que  el diario «El Mundo Deportivo» llega a anunciar en su edición del 29 de mayo de 1965 que el técnico ya había firmado por el Barça en la oficina madrileña del conocido intermediario Luis Guijarro. Pero hay un pequeño problema, y es que Olsen tiene aún contrato en vigor con el Real Zaragoza hasta el 30 de junio –entonces la fecha clásica de finalización de los compromisos futbolísticos–. Y además, para darle un plus de morbo al asunto, el caprichoso bombo dictamina que Zaragoza y Barcelona se enfrenten entre sí en los cuartos de final de la Copa de Su Excelencia el Generalísimo. La situación recuerda a la vivida dos años atrás, cuando aragoneses y catalanes disputaron la final copera en el «Camp Nou», y el entrenador zaragocista, César, ya estaba apalabrado con el Barça…

A causa de ello se alzarán algunas voces airadas en la ciudad del Ebro, pidiendo que Olsen no se siente en el banquillo maño frente sus futuros pupilos, pero el entrenador va a pasar de ese ambiente enrarecido, dirige a los suyos en una espectacular victoria por 6 a 4 en «La Romareda», y declara que su mayor deseo sería alcanzar con el Zaragoza el título de Copa. Del cual va a estar más cerca tras derrotar a los azulgranas a domicilio en el encuentro de vuelta (0 a 1). Aun así, no suelta prenda respecto a su futuro, y se limita a declarar que todavía  continúa con contrato en vigor, aunque en Barcelona se bromea con la posibilidad de que Olsen se hubiese comprado ya una gramática catalana. Pero mientras, todo el mundo es consciente de que la noticia está al caer, e incluso se publican en «El Mundo Deportivo» líneas como las que siguen, definiéndolo con un estilo que recurre en demasía a cierto adverbio de tiempo:

«Es, sobre todo, una persona que reúne magníficas condiciones humanas, de discreción, corrección y bondad. Acoge siempre con simpatía a los informadores y siempre su charla es amable y entretenida. Lo que no es siempre, desde el punto de vista de los periodistas, tan substanciosa como se querría, porque Roque Olsen piensa mucho antes de contestar, y alude (sic) con elegancia y con suave ironía aquellos temas que pueden juzgarse inoportunos o indiscretos. Para estas ocasiones tiene siempre una sonrisa y un «slogan» que siempre hizo gracia escuchar; «esas son cosas mías…«

Son palabras que meses después alguna influyente publicación deportiva barcelonesa –y estoy pensando en concreto en el semanario «Revista Barcelonista» («RB»)– no va a compartir en absoluto… A nivel anecdótico, reseñemos que Roque Olsen estaba casado con la actriz y cantante española Ana María Parra, la intérprete de la canción que daba título a la popular película «Las chicas de la cruz Roja» ( Rafael J. Salvia, 1958 ), en la que también intervenía el futbolista Ricardo Zamora Jr., hijo del legendario guardameta de antes de nuestra guerra, y que asimismo actuaba defendiendo los tres palos.

Por fin, en la edición de «El Mundo Deportivo» del 2 de julio, el presidente Llaudet anuncia oficialmente el fichaje de Olsen, tras llegar con él a un acuerdo. De modo que su llegada a Barcelona era ya  inminente, y allí se reuniría también con Vicente Sasot y José María Gibernau, vicepresidente del Barça y responsable de la Comisión Deportiva del club, a fin de estructurar las plantillas del Barcelona y el Condal para la próxima temporada 65-66. El técnico argentino va a ser  presentado a la prensa a las 8 y media de la tarde del miércoles 7 de julio de 1965, festividad de San Fermín, por el citado señor Gibernau. Ante los informadores, Olsen manifiesta «estar muy feliz y deseoso de trabajar, y por supuesto de triunfar». Aun no se atreve a juzgar a su nuevo equipo con total objetividad, al desconocer sus problemas pero expresa su deseo de verle entre los clubes punteros del fútbol español. Considera que la base de los éxitos está en la disciplina. Firma por un año, pero dice que le gustaría quedarse en el Barça el resto de su vida deportiva, pues se trata de la gran oportunidad de su carrera, y promete no escatimar esfuerzos para corresponderle. Añade que tendrá a sus órdenes una buena plantilla, que espera no obstante refuerzos, y que en los recientes fichajes de Muller y Gallego fue consultado por parte de la directiva azulgrana.

Pocos días más tarde, en el número 506 de la revista «Barça», correspondiente al 29 de julio, ya muy cerca de la fecha de reanudación de los entrenamientos, abriendo así la temporada 65-66, Olsen se definía claramente como entrenador: «soy trabajador y tengo por norma que en la plantilla de jugadores haya una total disciplina y no tolero el menor desvío o problema». Añadiendo que atajaría la menor veleidad de vedettismo: «para mí todos (los jugadores) son iguales. Creo que el fútbol es un deporte de conjunto». Al banquillo del «Camp Nou» llegaba, por lo tanto, un técnico de armas tomar…

PRETEMPORADA

La primera temporada del segundo mandato de Llaudet se inicia, pues,  con el tradicional movimiento de altas y bajas en la plantilla. Abandonan el Club Goywaerts, cuyo contrato finaliza y que sorprendentemente firma por el Real Madrid, y Jesús Garay, quien a pesar de haber realizado una buena campaña el curso anterior se marchará a un Málaga recién ascendido. También pasará al Condal en calidad de cedido Enric Gensana, en la esperanza de que pueda recuperar el nivel anterior a la grave lesión de rodilla sufrida en Grecia, lo cual, por desgracia, ya no va a ser posible. Montesinos y Zaldúa –que junto al citado Gensana habían estado cedidos a Osasuna– se reincorporarán a la primera plantilla. Por el contrario, Torrent será prestado nuevamente, en esta ocasión al Sabadell, que retorna a la Primera División del fútbol español tras muchos años de ausencia. Por su parte Rexach y Pujol, a pesar del buen sabor de boca que había dejado su participación en la Copa, van a continuar fogueándose en las filas del Condal (de nuevo en Segunda), mientras que el canario Vicente hará el viaje a la inversa después de su buen rendimiento con el filial, y Camps tomará también el camino de Sabadell, muy lejos ya de ser aquel fulgurante jugador que cruzase la Diagonal en 1962.

Cuatro son los refuerzos para esta temporada 65-66. Lucien Muller, un excelente medio alsaciano del Real Madrid, internacional francés, no llega a un acuerdo para renovar con los blancos debido a sus elevadas pretensiones económicas, y acepta la oferta del Barcelona. Tiene ya 31 años, pero se confía en que prestará aun buenos servicios, aportando su amplia experiencia. Tampoco es ningún jovencito el navarro Serafín (29 primaveras), mas su extraordinario partido ante el Barça la aciaga tarde del 5 a 1 en «Vallejo» le proporciona el pasaporte para el «Camp Nou», donde dispondrá de la gran oportunidad de su carrera. El fichaje estelar, no obstante, es el del joven Francisco Fernández Rodríguez, conocido futbolísticamente como Gallego, el rubio y bravo defensa central del Sevilla. El precio es elevado –8 millones–, pero a sus 21 años ya es toda una espléndida realidad, y el Barça se lo arrebata al mismísimo Real Madrid, también muy interesado en sus servicios para reemplazar al veterano Santamaría. Gallego es uno de los jugadores españoles con mayor proyección –internacional con la Selección “B” y Campeón del Mundo de Selecciones Militares–, y se espera que forme con el experto Muller una fortísima línea medular, ya que el central titular, Ferrán Olivella, se encuentra aún en magnífica forma. Mucho más modesta, finalmente,  es la incorporación de otro futbolista de corte defensivo, el leridano de Balaguer Antoni Torres, quien, surgido de las categorías inferiores del Club, ha permanecido por espacio de dos temporadas en calidad de cedido en el Hércules de Alicante, y regresa ya como un cuajado zaguero.

La plantilla barcelonista para la temporada 65-66, por lo tanto, va a quedar compuesta por los siguientes efectivos: Sadurní, Pesudo, Benítez, Olivella, Eladio, Foncho, Gallego, Rodri, Gracia, Vergés, Torres, Montesinos, Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté, Zaballa, Pereda, Vidal, Re, Seminario, Kocsis, Pujol –muy pronto en el primer equipo, tras un breve paso por el Condal–, Vicente y Serafín. En total, 25 jugadores, un elenco que parece suficiente para poder aspirar a todo, haciendo posibles los sempiternamente optimistas comentarios del aficionado culé al comienzo de cada campaña: ¡Ja tenim equip! y ¡Aquest any, sí!

Olsen habla para la prensa el día de la presentación del equipo

Olsen habla para la prensa el día de la presentación del equipo

Para dirigir a estos 25 hombres, Llaudet apuesta por un entrenador que, a diferencia de todos sus técnicos hasta ese momento –de Miró a Sasot, pasando por Kubala, Gonzalvo y César– no tuviese nada que ver en absoluto con la entidad. Olsen procedía del banquillo de «La Romareda» al igual que César, pero su carácter estaba en las antípodas de la afable personalidad del leonés, pues era bastante más seco y adusto, y en el trato con los jugadores, como ya hemos dicho, hacía siempre mucho hincapié en la disciplina. De él se escribió que era discreto en el aspecto técnico, y que flojeaba en el terreno psicológico (aunque en etapas posteriores de su carrera se afirmó también lo contrario) , pero lo cierto es que no va a gozar de una relación fluida ni con sus futbolistas ni tampoco con los medios de comunicación, pese a lo cual, y sorprendentemente, conseguirá mantenerse en su puesto durante dos temporadas completas, algo que, repetimos,  nadie había logrado desde los ya lejanos tiempos de Daucik, ni tan siquiera Mingu Balmanya o Helenio Herrera, dos técnicos más expertos y reputados que Olsen, sobre todo el segundo.

Estas eran las principales novedades en lo concerniente al capítulo deportivo, pero en cuanto a los asuntos económicos, y justo antes de que echase a rodar el balón, va a producirse una noticia muy favorable para la entidad barcelonista. El 13 de agosto de 1965 el Consejo de Ministros reunido en La Coruña, habitual residencia veraniega del Jefe del Estado,  Generalísimo Franco, aprobará definitivamente el expediente de recalificación de los terrenos de «Les Corts», lo cual significaba que oficialmente se habían superado ya todos los obstáculos, y el Barça podía disponer a su antojo de tan extraordinaria fuente de ingresos.

Se ponía de este modo punto final a un auténtico Via Crucis burocrático iniciado en diciembre de 1961, con la primera petición de Llaudet al Consistorio barcelonés, bien acogida por el Alcalde Porcioles. En junio de 1962 el Pleno del Ayuntamiento había aprobado una nueva ordenación de la zona, autorizando la edificación en una cuarta parte de su superficie, y en mayo de 1963 la Asamblea Extraordinaria de Compromisarios le otorgaba carta blanca al presidente azulgrana para realizar todas las gestiones que considerase oportunas, hasta que por fin el 25 de febrero de 1965 la Dirección General de Urbanismo da validez al cambio de calificación de los terrenos, y el asunto entra ya en su recta final.

A partir de ese momento Llaudet va a poner manos a la obra, buscando el mejor postor. Pocos días después de producirse el trascendental acuerdo del Consejo de Ministros, se hace pública la presentación de una oferta de 205 millones de pesetas por la parcela, efectuada por el abogado barcelonés Sabata Anfruns en representación de “un potente grupo inmobiliario” que deseaba construir en el solar del antiguo recinto barcelonista. El día 15 de septiembre de 1965 la Asamblea Extraordinaria del club va a aprobar la venta de «Les Corts» por dicha cantidad. Seguidamente el citado Sabata depositará la suma de 5 millones de pesetas en concepto de “paga y señal”. Todo parece indicar que el Barça está a punto de entrar en una nueva etapa de su historia, en la que la consolidación económica traerá aparejado el esperado retorno a los laureles deportivos…

Y hablando de lo deportivo…El Barça abre el nuevo curso con un amistoso en Lérida, donde vence fácilmente al equipo local por 3 a 1 (con goles de Vicente, Re y Kocsis). Pero el verdadero plato fuerte de la pretemporada lo constituye la presentación ante de su público, el 25 de agosto, frente a todo un Inter de Milán, vigente Campeón de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental, lo que equivalía decir que se trataba, oficialmente, del mejor equipo del mundo en aquel preciso momento. Además, la presencia en sus filas de Luis Suárez –acompañado por el también español Joaquín Peiró– y en el banquillo la del inefable Helenio Herrera, a quien Llaudet había “sondeado” antes de decidirse por Olsen– presagiaban un espectáculo de lo más atractivo, que supondría asimismo la alternativa para los nuevos fichajes, Gallego, Muller y Serafín.

A las órdenes del árbitro del colegio catalán señor Pintado, los dos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barça, Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Muller; Serafín (Rifé), Pereda, Re, Seminario y Vicente, y por los negriazules, Sarti; Burgnich, Guarneri, Facchetti; Picchi, Bedin; Jair, Mazzola, Peiró, Suárez y Corso. Es decir, el once de gala. El Inter, según las crónicas de la época, no se va a emplear muy a fondo, y no tardará en llegar el primer tanto local, obra de Chus Pereda. El público, molesto por el pobre espectáculo que estaban ofreciendo los milaneses, comenzó a silbarles, y especialmente a Luis Suárez, quien tras un remate a las nubes provoca la general protesta de los espectadores del Gol Norte, a lo que el gran jugador gallego, visiblemente enfadado, responde con un corte de mangas –conocido popularmente en Cataluña como butifarra–. Helenio Herrera, con buen criterio y en evitación de males mayores, optará por sustituirle, retirándose el futbolista del terreno de juego en medio de una bronca monumental. El partido terminó con un claro 4 a 1 a favor de los locales, con nuevo gol de Pereda y dos tantos más de Re y Seminario, conquistando el Barcelona un artístico trofeo donado especialmente para la ocasión por la casa “Danone”. Se trataba sólo de un encuentro amistoso, y jugado al amparo de su público, pero el abultado resultado va a disparar –quizás prematuramente– el optimismo del Soci y del aficionado culé en general.

UNA PRIMERA VUELTA DECEPCIONANTE

La Liga 1965-66 arranca el 5 de septiembre de 1965 en el «Camp Nou», con la visita de un recién ascendido, el Mallorca. El Barça, en un partido mediocre, tendrá que aguardar hasta la segunda mitad para decantar el marcador a su favor frente a un irrelevante conjunto balear. El encuentro tuvo que ser dirigido por un juez de línea, el señor Valdecabras, debido a la indisposición del árbitro designado, el colegiado valenciano Lloris. Marcaron los tantos barcelonistas Pereda (2) y Seminario, y esta fue la primera alineación oficial que presentó Roque Olsen: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente. Al domingo siguiente, y 17 años después de su última visita, el Barça acude de nuevo el vetusto feudo arlequinado de «La Creu Alta» para enfrentarse al Centro de Deportes Sabadell, en un partido que había despertado una enorme expectación en la ciudad vallesana, y en el cual la mayor experiencia barcelonista va a imponerse al entusiasmo de los locales. Vall marcó por el cuadro lanero, mientras que Pereda, Rifé y Re lo hacían por parte de los azulgranas, que gracias a este triunfo se convertían en líderes por mejor coeficiente de goles con respecto al Real Madrid. Olsen repitió el mismo equipo que ya había triunfado en la primera jornada.Arranca también una nueva edición de la Copa de Ferias con el desplazamiento barcelonista a la localidad holandesa de Utrecht, para enfrentarse con el modestísimo conjunto del DOS. En la ciudad donde tuvo lugar la firma del histórico tratado que puso fin a la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, el resultado fue un triste empate sin goles. Olsen, por tercer partido consecutivo, siguió confiando en los mismos hombres. Y con el único cambio del navarro Serafín en lugar del canario Vicente, el Barça va a dar buena cuenta del Betis (4 a 1) en la tercera jornada de  Liga. Tres tantos de Cayetano Re y uno de Pereda encajó el cuadro verdiblanco, que se presentó en el «Camp Nou» con excesivas precauciones defensivas y acabó siendo goleado. El delantero paraguayo del Barça volvía a encabezar la tabla de realizadores con cuatro tantos –empatado con su compañero Pereda y con el ilicitano Vavá–, y el Barça se mantenía en todo lo alto, codo con codo junto al Real Madrid, que le aventajaba tan sólo merced a su mejor coeficiente.

Pero la triunfal trayectoria azulgrana se iba a ver truncada al domingo siguiente en «Pasarón», ante un sorprendente Pontevedra encaramado a los primeros puestos. Los gallegos, haciendo gala de una gran seguridad defensiva, doblegaron a base de veloces contraataques la mejor técnica barcelonista, y se llevaron los dos puntos con goles de Ceresuela y Neme. El Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Serafín. Y la quinta jornada se salda también con un resultado francamente desfavorable, ya que el Valencia –que llevaba catorce años sin ganar en terreno catalán– va a volverse para «Mestalla» con los dos puntos en sus alforjas, merced a un gol conseguido a diez minutos del final. Mayor dominio local, pero su delantera tuvo la pólvora mojada a excepción de Re, autor del único tanto de los de Olsen, mientras que Roberto y Muñoz lo hacían por los chés. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente.

Al miércoles siguiente victoria balsámica ante los inocentes neerlandeses del DOS (7 a 1). Reaparecía en el equipo titular el navarro Zaldúa, una vez concluida su cesión a Osasuna, y lo va a hacer a lo grande, pues conseguiría nada menos que cinco goles, completando el varapalo Vergés y Benítez. Estos fueron los once azulgranas que aplastaron al endeble cuadro de Utrecht: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Serafín, Pereda, Zaldúa, Seminario y Vicente. El siguiente desplazamiento a Córdoba va a reportar tan sólo un punto, pero menos da una piedra… 0 a 0 en «El Arcángel», con este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Pereda, Montesinos, Zaldúa, Fusté y Seminario. Como se ve, una delantera muy atípica  –en la que faltaban, por una u otra causa, Rifé, Re, Vicente y Serafín–, y que no fue capaz siquiera de estrenarse. A destacar la presencia en la portería local de un espectacular cancerbero de tan sólo 19 años de edad, Miguel Reina, al que ya hemos mencionado en alguna ocasión, y del que se rumoreaba insistentemente que estaba en el punto de mira de los técnicos del Barcelona.

Debacle en el «Camp Nou» en la séptima jornada (17 de octubre), con motivo de la visita del Atlético de Madrid. Gran partido de los colchoneros, que vencieron nada menos que por 1 a 4, con contraataques irresistibles para la defensa azulgrana, que además cometió abundantes errores. Gallego fue el autor del solitario tanto local, mientras que Ufarte, Adelardo, Luis –de penalty– y Mendonça marcaron por los madrileños, que compartían liderato con el Valencia mientras que el Barça se quedaba ya a cuatro puntos de la cabeza. Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rife, Pereda, Re, Montesinos y Seminario fueron los once involuntarios protagonistas de esta verdadera hecatombe. Y al domingo siguiente se enfrentaban en «Sarriá» los dos eternos rivales barceloneses, y el juego –como acostumbra a suceder en estos casos– va a dejar bastante que desear. Bergara marcó por el Español, y Rifé lo hizo por un Barça que puso en liza a: Pesudo –que reaparecía tras casi dos años de ausencia–; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Re.

Y desde Can Perico la expedición  barcelonista viajaría hasta Amberes, para disputar el partido de ida correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa de Ferias contra el Royal Antwerp. Victoria mínima de los belgas por 2 a 1, lo cual, vistas las circunstancias por las que atravesaba el equipo, no venía a ser un mal resultado… Actuaron en tierras flamencas: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres –que hacía así su debut en partido oficial con el Barça–; Rifé, Montesinos, Zaldúa, Pereda y Serafín. El tanto azulgrana lo consiguió Quimet Rifé.

Habría que remontarse a muchos años atrás para recordar tres derrotas consecutivas del Barça en su campo. El culpable de la tercera va a ser el Real Zaragoza, que no había tenido un comienzo de Liga demasiado feliz y que va a salir del «Camp Nou» con los dos positivos, gracias a un gol del brasileño Canario. Otro mal partido de los azulgranas, que no estaban dando una a derechas en estos inicios del campeonato y ya se encontraban situados en octava posición, a 7 puntos del líder, el Atlético de Madrid, con lo que –siendo realistas– ya podía casi darse por perdida la Liga un año más. Sin embargo, y en contra de su costumbre, Enric Llaudet no parecía muy dispuesto a cargarse de nuevo al entrenador… Jugaron –bastante mal, por cierto– contra los maños: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vicente. Por estos días también circuló entre los mentideros futbolísticos el rumor de que el Barça estaba interesado en contratar los servicios del delantero español del Inter de Milán Joaquín Peiró. Pero tanto la edad del jugador –muy próximo a cumplir 30 años– como las elevadas condiciones económicas de su traspaso, hicieron inviable el fichaje del antiguo interior izquierdo del Atlético de Madrid.

El 21 de noviembre, e inmerso en una situación muy delicada, el Barça rinde visita al campo de «Altabix». No se desplaza con la expedición azulgrana su entrenador, Roque Olsen, que se hallaba en su Argentina natal por asuntos particulares. Dirige pues al equipo su segundo, Sasot. La alineación barcelonista fue la siguiente: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Re y Vicente. El Elche va a imponerse por la mínima, con un solitario gol de Vavá. El Barça cae de este modo al undécimo lugar de la clasificación general, con 8 puntos y 2 negativos, nada menos que a nueve puntos del líder, el Atlético de Madrid, y a su regreso Olsen va a tomar medidas drásticas. Oído el informe de Sasot, decide separar del equipo, y con carácter indefinido, a Re y a Vicente, alegando bajo rendimiento. Y también va a marginar de ahí en adelante a Seminario, aunque el delantero peruano no había jugado en «Altabix». El paraguayo y el canario ya no volverán a vestir más la camiseta blaugrana, e incluso se les prohibirá expresamente ejercitarse en las instalaciones del club, hecho hasta entonces insólito. Unos meses más tarde, el goleador guaraní cruzará la Diagonal, comprando su baja por mediación del hombre de negocios futbolísticos catalán Juan Obiol y fichando por el Español, equipo con el que va a poder disputar tanto la Copa de Ferias como la del Generalísimo. En cuanto a Vicente, se irá al Peñarol uruguayo, para poco después volver a España, recalando en las filas del Granada.

Cumplido ya un tercio del campeonato, la situación del Barça se antoja pésima. Tras sus tres triunfos iniciales ante adversarios débiles, no había vuelto a ganar un solo partido, consiguiendo únicamente 2 puntos de 14 posibles. Por ello ante el Sevilla –el siguiente visitante del generoso «Camp Nou»– Olsen va a introducir varias novedades en el equipo, y alineará ante los hispalenses a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Pujol y Zaballa. Las principales variaciones afectan al ala izquierda del ataque, con la incorporación del jovencísimo Lluís Pujol –que venía jugando muy satisfactoriamente en el filial Condal, en Segunda División– y la reaparición del extremo cántabro Pedro Zaballa, aunque en esta ocasión ocupando la banda opuesta a aquella en la que había sido habitualmente alineado. Y parece que los cambios le sentaron bien al Barça, pues va a imponerse con relativa facilidad a los hispalenses por 3 a 0, con goles de Zaldúa, Zaballa y Vergés. También pintarán mejor las cosas en la Copa de Ferias, ya que el equipo solventa su difícil compromiso ante los belgas del Amberes, que se presentaban con un gol de ventaja. 2 a 0 para el Barça, con tantos de Rifé y Zaballa, y este equipo: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Pujol y Zaballa. La nota negativa del partido la constituye la grave lesión de Chus Pereda, que se fracturó los ligamentos de la clavícula en una mala caída, y tendría que pasar por el quirófano.

El desplazamiento a Málaga parecía en principio propicio para iniciar la escalada consiguiendo algo positivo, vista la relativa mejoría que experimentaba el equipo, pero este no va a rayar a un buen nivel en «La Rosaleda», y se irá de vacío, derrotado por 1 a 0. Esta fue la formación barcelonista: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente visitante del «Camp Nou» sería el Athletic de Bilbao, y eso producía recelos en la parroquia culé ante la patente irregularidad azulgrana, pero sin embargo en esta ocasión los puntos volverán a quedarse en casa, gracias a un solitario gol de Zaldúa. Estos fueron los vencedores de los leones, ahora más bien cachorros: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Seminario y Zaballa.

LA GRAN REMONTADA

Los protagonistas de la gesta: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa, junto al incombustible Ángel Mur Sr.

Los protagonistas de la gesta: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa, junto al incombustible Ángel Mur Sr.

Un magnífico regalo de Navidad para toda la sufrida afición blaugrana. El domingo 19 de diciembre de 1965 se produce una brillante e inesperada victoria en el «Santiago Bernabéu» frente al mismísimo Real Madrid. El Barça no ganaba un partido liguero en el feudo blanco desde la temporada 48-49, hacía ya la friolera de 17 años (en la Copa lo había hecho en 1959 y 1962), pero esta vez los de Olsen van a cuajar un encuentro memorable, triunfando sin paliativos. El resultado, vista la dispar trayectoria de ambos conjuntos en lo que iba de campeonato, bien podía considerarse como una auténtica sorpresa. El Barça saldrá al campo sin precauciones defensivas, dominando por completo el partido y obteniendo un marcador que casi podía calificarse como histórico, y corto a tenor de sus merecimientos. A los 8 minutos de juego ya había marcado sus dos primeros goles por mediación de Fusté –quien, ya concluido su preceptivo período de instrucción en el Servicio Militar, regresaba al equipo titular como una pieza básica e inamovible–. Félix Ruiz redujo distancias, pero Zaldúa logró el tanto definitivo, todo ello antes de que finalizase la primera mitad. Estos fueron los once héroes de aquella fría tarde invernal en el «Bernabéu»: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

El Barça va a cerrar la primera ronda del torneo recibiendo en la Ciudad Condal en partido matinal a la UD. Las Palmas, que venderá cara su piel, cayendo derrotada por un apretado 3 a 2, con tantos de Muller, Benítez y Eladio. La alineación fue la misma que había triunfado tan brillantemente la semana anterior en Madrid, un equipo que devendría en clásico, manteniéndose inalterado durante diez partidos consecutivos de Liga, todo un record. El balance de la primera vuelta, no obstante, va a ser muy discreto. El Barça es sexto con 16 puntos, a 7 del líder, Atlético de Madrid. Ha marcado 23 goles –una cifra muy baja– y encajado 18.

El primer compromiso del nuevo año 1966 arrojará un resultado muy positivo para los intereses barcelonistas, pues concluye con una victoria por 2 a 1 en el «Luis Sitjar» ante el Mallorca, con goles de Rifé y Zaballa, los dos extremos que con sus constantes permutas traerán por la calle de la amargura a las defensas contrarias. La formación fue la misma que ya se estaba convirtiendo en habitual mientras las lesiones y las sanciones la respetasen, y el Barça acortaba distancias con respecto a la cabeza, aprovechando la derrota de los colchoneros en el «Metropolitano» ante el Zaragoza. Y la desventaja se reduciría a sólo cuatro puntos una semana más tarde, pues mientras los atléticos empataban a cero en Elche, los barcelonistas goleaban sin piedad al Sabadell  en el «Camp Nou» –5 a 0–, en un duelo regional que tan sólo tuvo color azulgrana, con tantos de Fusté (2), Zaldúa (2) y Benítez. La Liga parecía este año más igualada que nunca, con tres equipos en liza, aspirando a todo.

A la jornada siguiente el Barça demostró que continuaba en alza, arañando otro positivo en el campo del Betis, aunque este fuera producto de la buena defensa azulgrana y del escaso acierto rematador de los verdiblancos. ¿La alineación?: la de siempre. La misma que jugaría siete días más tarde en el «Camp Nou» ante un Pontevedra que ya no era el cuadro revelación de los primeros compases, y que caería derrotado bajo la lluvia por un contundente 3 a 0, obra de Rifé, en dos ocasiones, y de Eladio. Con este resultado el Barça ya era tercero, empatado con el Athletic de Bilbao, a cuatro puntos de los dos equipos madrileños, que comandaban la tabla. Distancia que se mantendría intacta tras la siguiente jornada, pues si bien el Atlético derrotaba a sus homónimos bilbaínos en el «Metropolitano», y el Madrid vencía a domicilio en Córdoba, los azulgranas no les iban a la zaga y salían airosos de «Mestalla», donde un Valencia sumido en una profunda crisis no fue nunca enemigo (0 a 2). El Barça se mostraría muy firme defensivamente, y letal en las contras, dominando el partido –sobre todo en el segundo tiempo–, y decantándolo a su favor con goles de Fusté y Zaballa. Jugó el equipo habitual, y con esta ya iban ocho jornadas consecutivas sin conocer la derrota.

Que se ampliarían a nueve contando la siguiente, en la cual los barcelonistas se deshacen de un difícil Córdoba en el «Camp Nou». Sus dos principales rivales jugaban entre sí en el «Bernabéu», y el triunfo cayó del lado madridista por 3 a 1. El Barça, pues, ya estaba a tan sólo 2 puntos de los colchoneros, ahora segundos de la general. Los cordobeses se adelantaron en el marcador con un gol de Cabrera, pero Fusté, en dos ocasiones, y Zaldúa le dieron la vuelta al marcador. En el marco del equipo andaluz debutó el guardameta García, ya que su arquero titular, Miguel Reina, acababa de ser traspasado precisamente al Barça, a cambio de la cuantiosa suma de 8 millones de pesetas –cantidad jamás pagada hasta entonces por un portero–, un fichaje en cierto modo discutido, pues el Barça contaba ya en su plantilla con dos cancerberos de calidad contrastada (y uno de ellos, Salvador Sadurní, todavía muy joven), y tenía en la recámara a una gran promesa, Pere Valentí Mora, formándose aún en las categorías inferiores.

Y hablando de dinero… El 14 de Enero el abogado Sabata Anfruns, el mismo que había firmado meses atrás una opción de compra por los terrenos de «Les Corts», enviará una carta al presidente Llaudet, informándole que no podía llevar a cabo dicha operación, ya que sus socios norteamericanos se había retirado del proyecto, dejándole literalmente en la estacada. Por consiguiente, va a perder los cinco millones de pesetas depositados en concepto de “paga y señal”, y la Junta Directiva del Barça, reunida con carácter de urgencia, decidirá abrir un nuevo plazo de presentación de ofertas. Además, se va a establecer un precio mínimo de venta de 210 millones de pesetas con el pago al contado, y un depósito previo del 10 por ciento. Asimismo, se resolverá la inmediata demolición del antiguo recinto, para lo cual ya se contaba con el oportuno permiso municipal. De este modo, el día 2 de Febrero de 1966, en el transcurso de un acto hondamente emotivo, que congregó en el viejo «Les Corts» a millares de barcelonistas de todas las edades y condiciones para darle su último adiós al estadio donde tantas tardes de gloria se habían vivido, el propio Llaudet, con lágrimas en los ojos, va a proceder a iniciar simbólicamente el derribo de las gradas a golpe de piqueta.

El mismo día en que se producía tan histórico y entrañable acontecimiento, el Barça retornaba a la Copa de Ferias en la República Federal Alemana ante el Hannover 96, que va a derrotarle por un estrecho 2 a 1 en tierras sajonas. El conjunto azulgrana varió un poco su formación–tipo, presentando a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa. José Antonio Zaldúa fue el goleador barcelonista. Y a renglón seguido se juega un partido muy importante en el «Metropolitano», de gran trascendencia para la clasificación final, y que supone un brusco parón para las aspiraciones colchoneras. Un Barça en magnífico momento superó claramente a un Atleti que acusaba un ligero descenso de forma y que perdía así, en dos jornadas consecutivas, frente a sus más directos rivales. Muller fue el autor del único gol del encuentro, y los catalanes actuaron con su once habitual, es decir: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El Real Madrid, que no pudo pasar del empate en «Sarriá» frente al Español, lideraba ahora la tabla con 32 puntos, y le seguían rojiblancos y blaugranas, ambos con 29.

El Barça va a saltar a la segunda posición a la semana siguiente, aprovechándose  del tropiezo de un Atlético que tampoco podrá pasar de la igualada frente al Mallorca en el «Luis Sitjar». Los barcelonistas, por su parte, derrotaron al Español por 4 a 2 en un derbi trepidante. En el «Camp Nou» se adelantaron los azulgranas con dos goles muy tempraneros, pero en sólo dos minutos Rodilla y Di Stefano nivelaron la contienda, aunque más tarde dos nuevos tantos culés situarían  el marcador definitivo. Zaballa –en dos ocasiones–, Fusté y Rifé fueron los goleadores, y la alineación, la misma de siempre. La vuelta ante los germanos del Hannover 96 deparará otro emocionante espectáculo, y el 1-0 final dejará las espadas en todo lo alto, a expensas de un partido de desempate que la veleidosa fortuna decidió que se celebrase en terreno alemán. Fusté fue el autor del solitario gol de un Barça que formó con los once habituales.

El técnico argentino imparte instrucciones a varios de sus pupilos: Vicente, Gracia, Seminario, Benítez y Pereda

El técnico argentino imparte instrucciones a varios de sus pupilos: Vicente, Gracia, Seminario, Benítez y Pereda

Mucho era lo que se jugaba el Barcelona en «La Romareda» en la vigesimocuarta jornada, pero a pesar de que no pasó del empate –siempre un buen resultado en un campo tan difícil–, la derrota del Real Madrid en Elche le va a situar a tan sólo dos puntos del liderato, empatado con los colchoneros. El encuentro se jugó de poder a poder, y el Barça actuó con más aplomo, mientras los locales se atropellaban en su intento de marcar a trompicones. Gallego sustituyó a Olivella en el centro de la defensa. La vigesimoquinta jornada, sin embargo, va a significar una decepción para todos los socios y aficionados culés, puesto que el Barça será incapaz de derrotar al Elche en su propio estadio, poniendo así fin a una larga racha de resultados positivos. El 0 a 0 tras los 90 minutos reglamentarios suponía un duro revés para sus aspiraciones al título. El ataque azulgrana no supo ni pudo franquear la cerrada defensa ilicitana, y pecó de imprecisión y falta de serenidad. Jugaron: Pesudo; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En la clasificación, el Barça quedaba ahora en tercera posición, a un punto del Atlético y a tres del Real Madrid, ambos triunfadores en sus respectivos compromisos.

Entre medias, el Barça disputa su partido de desempate frente al Hannover 96 en terreno germano, el Niedersachsen Stadion. El encuentro fue muy reñido y acabó en tablas (1-1), de modo que la moneda va a volver a decidir qué equipo pasa a la siguiente ronda, pero en esta oportunidad favorecerá al Barça. Pujol marcó el gol del conjunto barcelonista, que formó con Reina –que hacía así su debut–; Benítez, Olivella, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda (reaparecido tras una larga inactividad), Pujol, Muller y Zaballa. Y la vigesimosexta jornada de Liga va a dejar las cosas prácticamente como estaban, pues el Barça seguirá a 3 puntos del líder Real Madrid, mientras que el segundo, el Atlético, se le escapará un punto más hacia arriba, al golear a un Pontevedra ya deshinchado, mientras que los merengues no pasaban del empate en Málaga. El Barça igualó también en el «Sánchez Pizjuán», en el curso de un encuentro bronco donde se adelantó en el marcador por mediación de Fusté, aunque luego empataría Diéguez para el Sevilla, siendo ya inútil el postrer dominio barcelonista. Resultó lesionado Zaldúa. Este fue el equipo de Olsen: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Al domingo siguiente las cosas continuaron igual, pues vencieron los tres primeros de la clasificación, a falta ya de tan sólo tres partidos. El Real Madrid se impuso al Athletic de Bilbao en el «Bernabéu» (2 a 0), el Atlético cosechó una valiosísima victoria en «Mestalla» (1 a 2), mientras que el Barça vencía sin grandes problemas por 4 a 0 a un flojo Málaga que dio demasiadas facilidades, sobre todo en defensa. Pesudo detuvo un penalty lanzado por el ex azulgrana Jesús Garay, y Rifé, Pujol (2) y Zaballa hicieron los goles de un Barcelona que presentó a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Pujol, Muller y Zaballa.

El caprichoso sorteo de la Copa de Ferias quiso que en los cuartos de final se enfrentasen los dos eternos rivales barceloneses, Español y Barça. Va a ser el primer Euroderbi de la historia –y hasta el momento el único–, y el partido de ida corresponde disputarlo en el «Camp Nou». Los blanquiazules habían eliminado con anterioridad al Sporting de Lisboa –tras un épico encuentro– y al Bandera Roja búlgaro. El 16 de marzo de 1966 el feudo blaugrana se llenará hasta los topes para presenciar tan señalado enfrentamiento, pero los casi cien mil asistentes no van a salir muy satisfechos con el espectáculo futbolístico que ofrecerán ambos equipos. El Barça, lógicamente, buscará con mayor ahínco la portería rival, defendida por el veterano Carmelo Cedrún, pero únicamente acertará a batirle en una ocasión, estando los de «Sarriá» a punto de lograr el objetivo que perseguía su conservadora táctica. Benítez será el autor de este solitario tanto, que lo dejaba todo por decidir de cara al emocionante choque de la vuelta. Los dos conjuntos de la Ciudad Condal presentaron las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Reina –que debutaba oficialmente ante su público–; Benítez, Gallego, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Pujol, Fusté y Zaballa, y por el RCD. Español, Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Álvarez, Sabaté; Rodri, Riera, Re, Ramírez y José María. A destacar la ultradefensiva formación de los de Sarriá, con Riera y Ramírez incrustados en la teórica delantera, y la alineación de Cayetano Re ante su antigua parroquia.

La vuelta se celebrará siete días más tarde, pero antes el Barça va a viajar hasta «San Mamés», a jugarse su ser o no ser en la Liga, una Liga que se había puesto ya muy cuesta arriba a falta solamente de tres jornadas para su conclusión. Y la nota más destacada de esta jornada número 28 va a ser el tropiezo azulgrana ante los leones, que le dejará ya matemáticamente fuera de la lucha por el título, pues tanto el Atlético como el Real Madrid sacaron adelante sus respectivos compromisos, y eran ya virtualmente inalcanzables. Pese a las circunstancias que acompañaban al choque, los bilbaínos pusieron más empeño en la pelea que los catalanes, aun con el handicap de contar con dos lesionados, los zagueros Orúe y Echeberría. Arieta II va a ser el autor del único gol del encuentro, abortando ya toda opción barcelonista. Olsen presentó el siguiente equipo: Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Seminario –que reaparecía tras largo tiempo marginado de la formación titular–, Muller y Zaballa.

Tras este decepcionante resultado, el Euroderbi de «Sarriá» cobraba mayor interés aún si cabe. Lógicamente, también el feudo españolista presenta un gran lleno. Las tornas cambiarán, porque aquí va a ser el Barça el conjunto que salga a la defensiva para conservar su exigua ventaja, aunque sin renunciar al contraataque. Y esta táctica va a darle fruto, porque no sólo no encajaría ningún gol, sino que incrementará su ventaja merced a un nuevo y bonito tanto marcado por el reaparecido Vidal. Estos serán los protagonistas de ambos equipos: Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Sabaté, Ramírez; Idígoras, Re, Di Stefano, Rodilla y José María por los blanquiazules, y Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Seminario y Zaballa por el Barça. Los azulgranas estaban ya en semifinales de la Copa de Ferias.

En la Liga tan sólo les restaba ejercer el papel de jueces de la competición, pues debían recibir en la penúltima jornada al Real Madrid, y no es necesario indicar cuál de los dos equipos madrileños era el preferido en Can Barça para obtener el título… Los merengues aventajaban a los colchoneros en un punto, y además tenían el goal average entre ambos a su favor, pero también eran muy conscientes de que el Barça no iba a regalarles nada. Como efectivamente sucedió, ya que la jornada número 29 iba a saldarse con un espectacular cambio de líder, puesto que el Atlético derrotó fácilmente a la UD. Las Palmas en el «Metropolitano», mientras que los blancos fueron incapaces de sacar algo positivo del «Camp Nou». Los azulgranas les combatieron con sus mismas armas, es decir, entrega y codicia, y terminaron haciéndose con el partido. Marcó primero Paco Gento para los de Muñoz, al aprovechar un error de Julio César Benítez, pero Quimet Rifé y  Peru Zaballa le dieron la vuelta al marcador. Estos fueron los 22 contendientes: por el Barça, Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa, y por el Real Madrid, Betancort; Calpe, De Felipe, Sanchís; Pirri, Zoco; Veloso, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento.

El Barça ya había cumplido con su obligación –y de mil amores…– y el desenlace de la Liga 65-66 dependía ya enteramente de lo que hiciesen ambos conjuntos capitalinos, que iban a vencer en sus compromisos respectivos, convirtiendo en definitiva e inamovible la mínima ventaja rojiblanca de un punto. El Real Madrid se deshizo sin contemplaciones del Mallorca, al cual empujaba a Segunda División goleándole por 5 a 1, mientras que el Atlético derrotaba al Español en «Sarriá» por 0 a 2, estando a punto de hacerle promocionar –los periquitos se salvaron in extremis merced a su mejor balance particular con el Málaga. ¿Y el Barça? El Barça bien, gracias, de vacaciones en Canarias, donde perdió frente a los amarillos por 2 goles a 1, en un partido del todo intrascendente. Jugaron en el «Insular»: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Vergés; Rifé, Montesinos, Vidal, Fusté y Serafín. Gallego salvó el honor barcelonista.

Terminaba así uno de los torneos más igualados de los últimos años, con un Atlético de Madrid que, en su despedida del viejo «Metropolitano», ponía fin al incontestable dominio de sus eternos rivales –cinco campeonatos consecutivos–, conquistando un título que se les venía resistiendo desde la temporada 50-51, cuando lo habían obtenido por última vez a las órdenes de Helenio Herrera. En lo tocante al Barça, éste iba a clasificarse en un honroso tercer lugar, con 38 puntos y 8 positivos, a seis del campeón, con 51 goles a favor y 27 en contra. Una clasificación muy decorosa, habida cuenta de su desastroso primer tercio liguero. Una espectacular remontada –que le llevó a permanecer imbatido desde la decimotercera hasta la vigesimoctava jornada– no había sido suficiente para lograr el título, pero le añadió un plus de emoción al desenlace del campeonato. En otro orden de cosas, el guardameta azulgrana Pesudo se hacía con el Trofeo “Ricardo Zamora” al cancerbero menos goleado, al recibir únicamente 15 tantos en los 22 encuentros que había jugado.

SEMIFINALISTA DE COPA Y FINALISTA DE FERIAS

Y ahora quedaban todavía por delante la Copa del Generalísimo y la de Ferias… El Torneo del KO –al igual que la temporada anterior– va a comenzar para el Barça en los viejos “Campos de Sport de El Sardinero”, ante el equipo representativo de la capital montañesa. Y de nuevo  se resolverá con victoria barcelonista, en esta ocasión por 2 goles a 0, con tantos de Quimet Rifé y el cántabro y ex racinguista Peru Zaballa. Jugaron: Reina; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Rexach –que retornaba así al equipo titular en el mismo escenario de su debut, justamente un año antes– y Zaballa. La vuelta va a deparar una goleada barcelonista de escándalo, 8 a 0, con tantos de Zaballa (2), Zaldúa (2), Pereda, Rexach, Torres y Montesinos, y la siguiente alineación: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rexach, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente rival es el recién descendido Mallorca, con el primer envite en terreno balear. En el «Luis Sitjar» los azulgranas despacharán un pésimo partido, viendo como los bermellones les superaban por un claro y sorprendente 2 a 0, que ponía las cosas difíciles de cara al encuentro de vuelta. Jugaron en la “Isla de la Calma”: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Rexach, Fusté y Zaballa.

Mientras, en la Copa de Ferias se va a producir un extraño incidente con el rival que había caído en suerte para las semifinales, el Chelsea inglés. El primer partido correspondía disputarlo en el terreno londinense de «Stanford Bridge», pero –y ya con el Barça presente en la capital británica– el Chelsea va a negarse a jugar, pretextando un supuesto mal estado del césped. La verdad era que los Blues tenían a varios de sus futbolistas lesionados, y no deseaban afrontar la eliminatoria en dichas circunstancias. De modo que se alteró el orden de los encuentros, y se jugó primero en Barcelona. Allí, en un buen partido, los azulgranas obtienen una renta de dos goles (2 a 0), que bien podía ser suficiente. Marcaron Fusté y Zaldúa, y estos fueron los once triunfadores del «Camp Nou»: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. A reseñar que en el cuadro de las Islas actuaban dos jóvenes llamados Terry Venables y Alan Harris, que un par de décadas más tarde serían entrenador y segundo del Barça, respectivamente.

A Olsen todavía no se le había helado la sonrisa en Can Barça

A Olsen todavía no se le había helado la sonrisa en Can Barça

El buen momento blaugrana va a confirmarse al domingo siguiente, con la eliminación del Mallorca de la Copa. De nada les sirvieron a los isleños sus dos goles de ventaja, puesto que Montesinos (en dos ocasiones), Rifé, Pereda y Zaldúa pusieron en el marcador un claro 5 a 1. Estos fueron los once triunfadores: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El francés Lucien Muller, debido a su condición de extranjero, no podía alinearse en este torneo. Ya en cuartos de final, el Elche no parecía un rival demasiado temible, aunque en la Liga los enfrentamientos entre ambos conjuntos se habían saldado globalmente a favor de los alicantinos. En el «Camp Nou» –donde actuaron los mismos hombres que habían dejado en la cuneta a los mallorquines– el cuadro ilicitano montó un fuerte dispositivo defensivo, y no salió demasiado malparado, ya que únicamente Zaballa acertó a batir al veterano Pazos, en un gran remate de cabeza en plancha. Con este raquítico 1 a 0 era previsible que el Barça sufriera de lo lindo en «Altabix».

Como de hecho sufrió, y mucho, en su devolución de visita a «Stanford Bridge», donde el Chelsea igualó la eliminatoria en una noche no muy inspirada de la retaguardia barcelonista. Jugaron, ya con el terreno en buen estado (es decir, con el once inglés al completo): Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. No obstante, el panorama no pintaba mal del todo, pues el partido de desempate se celebraría en el propio «Camp Nou», y el factor cancha podía ayudar a decantar la eliminatoria hacia el lado catalán. Y hablando de eliminatorias, los cuartos de final de la Copa también se resolverían de forma positiva para los intereses azulgranas. El Elche, obligado a abrir sus líneas si quería marcar, fue menos enemigo en «Altabix» de lo que lo había sido en la Ciudad Condal, y va a caer derrotado por un inapelable 0 a 2 (obra de Zaldúa y Zaballa). El Barça presentó la siguiente alineación: Reina; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Y, tres meses después de la histórica y emotiva demolición de «Les Corts», va a producirse una auténtica bomba informativa: una nota oficial del club comunica que existe un acuerdo para vender los terrenos del antiguo campo. Este fue su histórico texto:

Hoy, a las 7 de la tarde, se procederá a la venta del antiguo campo de «Les Corts». Actuará en nombre del Club Enric Llaudet Ponsá; el comprador es el grupo inmobiliario “Habitat”, representado por el abogado José María Figueras Bassols. El precio de venta es de 226 millones de pesetas. La superficie es de 26.900 metros cuadrados, de los cuales se destinarán a zona deportiva y jardines públicos una superficie de 15.3000 metros cuadrados, o sea, más del sesenta por ciento. En la zona deportiva se instalará una cancha de Baloncesto, una piscina olímpica, una pista de Hockey, etc. El resto del solar, aparte de la zona del jardín público y los viales, se destinará a centro comercial y apartamentos. Los socios del Club de Fútbol Barcelona sic tendrán prioridad en la adjudicación de los apartamentos. El plazo de realización de este proyecto se calcula en tres o cuatro años. Ya se ha comenzado el estudio definitivo del proyecto arquitectónico para conseguir que el conjunto urbanístico que se edifique tenga la máxima calidad y representatividad en la ciudad, en congruencia con el emplazamiento y con la situación deportiva del Club

Huelga decir que este acuerdo va a suponer la definitiva solución de los graves  problemas económicos que aquejaba al club azulgrana en la última década, desde los ya lejanos tiempos de la construcción del «Camp Nou». El grupo comprador era de reconocida solvencia, y no se esperaban mayores problemas para cobrar. Aun así, y a pesar de lo que se había aprobado expresamente en la Asamblea –abono al contado–, la Junta Directiva aceptará que el pago se lleve a cabo en cuatro plazos, a razón de 60 millones de pesetas anuales, aunque después ni siquiera esos plazos se cumplirían debido a dificultades del grupo financiero. Sea como fuere, el Activo del Barça va a pasar a ser de 231 millones (los 226, más los 5 de la «paga y señal» ya reembolsada), superando al Pasivo, que era de 220 millones. Por lo tanto, puede decirse que Llaudet se había anotado un éxito por todo lo alto con esta operación. En consecuencia, la popularidad del presidente barcelonista se hallaba en su cénit, y una ola de optimismo invade la entidad. Además, se esperaba que los triunfos deportivos sonrieran de nuevo al Barça tras esta importantísima inyección económica.

En tan favorable contexto se va a afrontar la recta final de la temporada: una nueva semifinal de Copa ante el Real Zaragoza, el verdugo de las dos ediciones anteriores, y el desempate europeo frente al Chelsea. El primer compromiso no pintará bien, porque en la ida los maños arrancarán un buen resultado en el «Camp Nou» (2 a 2). Polémico arbitraje del señor Gómez Platas, que anuló un gol a Zaldúa, a todas luces legal ya que su acoso reglamentario provocó que el guardameta Yarza perdiese el esférico y el navarro terminase por alojarlo dentro de las mallas. Fusté y Rifé marcaron los goles de un Barcelona que formó con: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En el partido de vuelta Sadurní, Foncho y Vergés sustituyeron a Reina, Benítez y Pereda respectivamente, pero no pudieron evitar, pese a la gran actuación del cancerbero de L´Arboç, que los zaragocistas consiguieran por cuarto año consecutivo el pase a la final –que ganarían al Athletic bilbaíno–, merced a un solitario gol de Carlos Lapetra. Ya sólo quedaba la Copa de Ferias… Pero el 25 de Mayo de 1966 el «Camp Nou» va a ser escenario de una de esas noches mágicas que entonces el Barça les regalaba muy de tarde en tarde a su inmensa legión de incondicionales. En el transcurso de un partido memorable, los azulgranas van a borrar literalmente del campo al Chelsea, derrotándole por 5 goles a 0 (Rifé 2, Fusté 2, y Zaballa). Estos fueron los once brillantísimos triunfadores; Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Con este broche de oro va a ponerse punto final a la temporada 65-66, puesto que a causa de la inminente disputa del Campeonato del Mundo de Fútbol en Inglaterra, Barcelona y Zaragoza –que también se había clasificado para la final de la Copa de Ferias– convendrán de común acuerdo en posponer los dos partidos decisivos hasta principios de la próxima temporada. El Barça aporta a la Selección Nacional varios jugadores (Reina, Gallego, Eladio, Olivella y Fusté), así como Muller, que formará parte del combinado francés. Rifé y Zaldúa, que también habían estado concentrados en Santiago de Compostela con el resto del equipo, serán descartados a última hora por el seleccionador Pepe Villalonga.

Pero hasta que se eche el cierre definitivo, aun se disputarán tres partidos amistosos, dos de ellos en el «Camp Nou» y el otro en «San Mamés». En Bilbao se empata a uno frente al Athletic, y en los dos celebrados en la Ciudad Condal van a producirse resultados no demasiado felices. Frente al Vasco da Gama brasileño, y como homenaje al antiguo jugador de los años 20 Josep Planas, se cosechará un empate a uno, con los béticos Antón y Rogelio y los ilicitanos Lico y Vavá reforzando al Barça, y a continuación  la Selección de Uruguay –que ultimaba su puesta a punto de cara al Mundial británico– va a derrotar por 0 a 1 a los azulgranas, que presentaron el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Torres, Gracia; Vergés, Borrás; Zaballa, Rexach, Vidal, Seminario y Serafín. Este encuentro, disputado el 28 de junio de 1966, coincidiendo con la tradicional Verbena de San Pedro, lo aprovechará Llaudet para rendir también un pequeño homenaje, con la entrega de sendas placas conmemorativas de la ocasión, a cuatro veteranos futbolistas que dejaban el club: Rodri, Kocsis, Gracia y Gensana. Sigfrid Gracia había sido relegado al banquillo hacía varias temporadas por la juventud y la potencia de Eladio. Rodri y Kocsis únicamente aparecían ya en contados amistosos, y en cuanto a Enric Gensana, intentaba recuperar su antiguo nivel alineándose con el Condal, en Segunda División, pero sus esfuerzos no se habían visto coronados por el éxito, en vista de lo cual había decidido desvincularse de la entidad a los 10 años justos de su ingreso en ella. Otro jugador, aunque este sí muy utilizado por Olsen durante toda la temporada, se les unirá pronto en su marcha: Martí Vergés. Desaparecen así –a falta del capitán Ferrán Olivella– los últimos vestigios del triunfal Barça de Helenio Herrera.




Vicente Sasot: otro hombre de la casa (1964-1965)

sasot01«Solución de emergencia», «entrenador-puente», «hombre de la casa», «interino», «provisional»…Todos y cada uno de esos términos son aplicables a Vicente Sasot, el técnico que va a hacerse cargo de la preparación del primer equipo del Barça en la sexta jornada de la Liga 1964-65, y que se mantendrá en el banquillo azulgrana hasta el final de la temporada. Ciertamente otras interinidades habían sido o serán más breves (estoy pensando en Ramón Lloréns, Enric Rabassa, Enrique Orizaola, José Gonzalvo o el posterior Josep Seguer), y puede sorprender que un profesional con un currículo más bien escaso y poco destacado, como era el caso de Sasot, permaneciera durante tanto tiempo al frente del Barça, pero de hecho eso fue lo que ocurrió. A aquellas alturas de la campaña aun podía revertirse el muy deficiente inicio liguero (tres derrotas en cinco partidos, doce goles encajados y el equipo en  décima posición, a 6 puntos del líder), y el banquillo del «Camp Nou», a pesar de la crisis deportiva que vivía el conjunto azulgrana, seguía siendo un bocado apetitoso, pero, o bien no fructificaron las gestiones para contratar a un nuevo técnico, o bien el presidente Llaudet tenía la suficiente confianza en que Sasot pudiera conseguir buenos resultados con una magnífica plantilla que contaba en sus filas con tres recentísimos campeones de la Eurocopa-Olivella, Fusté y Pereda-, amén de cracks como Re o Seminario, a los que no podía habérseles olvidado jugar al fútbol en cuestión de unas pocas semanas. Eso, o que no había un duro en Caja para traerse a un mirlo blanco

Vicente Sasot Fraucá, a pesar de lo que parecían indicar sus apellidos, era aragonés, originario de la localidad oscense de Peñalba, no lejos de la catalanoparlante Franja de Ponent,  donde había nacido un 21 de enero  de 1918. Discreto futbolista en la demarcación de defensa izquierdo, se había iniciado en el Sant Cugat, allá por 1935, para actuar brevemente en el Barça durante el confuso período de la Guerra Civil, en la temporada 37-38, interviniendo en 9 partidos y formando una línea zaguera de rotunda identidad-Babot-Sasot-, pasando una vez finalizado el conflicto al Real Valladolid (entre 1939 y 1942, posiblemente mientras cumplía su servicio militar, una de aquellas interminables Milis de los años cuarenta), y más tarde al Sabadell, con el que ascendería a Primera División, llegando a participar en tres encuentros de la máxima  categoría, para colgar finalmente las botas en la Unió Esportiva de Sants, en la que militó desde 1944 hasta 1949.

Va a sacarse el título de Entrenador Nacional en una de las primeras promociones, junto a los Miguel Muñoz, Pepe Gonzalvo, Emilio Aldecoa, Elemer Berkessy o Julio Antonio  Elícegui. Como técnico dirigirá a la U.E. Sants, Reus Deportivo, Selección Juvenil Catalana y U.E. Lleida, esta en Segunda División (temporada 56-57), de donde será cesado tras quince jornadas, contando el equipo de la Terra Ferma con únicamente  4 puntos, y una plantilla en la que los jugadores más destacados eran el futuro blaugrana y valencianista Enric Ribelles y su paisano Luís Lax (que formaría parte posteriormente de cuadros como el RCD. Español, Real Murcia y Sevilla CF.). En 1957 va a entrar en la órbita del Barça, donde se ocuparía con honesta e irreprochable profesionalidad del fútbol base (Infantil, Juvenil y finalmente el filial Condal, al frente del cual se encontraba en octubre de 1964)

La revista «Barça» va a definirle como un hombre «amable, simpático y sencillo», y en la portada del número 466, correspondiente al 22 de octubre de 1964, dice lo siguiente:

«Vicente Sasot lleva siete años en el Barcelona. Ayudante de Kubala, ayudante de Gonzalvo y últimamente entrenador del Condal, Sasot arrastra una experiencia indiscutible (¡). Falta ahora que demuestre sus talentos. No sabemos-y creemos que también para él es un misterio-si afronta el cargo con el mismo carácter provisional que se le ha otorgado o con la confianza admirable de quien, conocedor de sus propias fuerzas, está dispuesto a conquistarlo por derecho propio y no por la carambola de una crisis que le ha puesto en una senda ambiciosa, pero difícil e incómoda. A Sasot le deseamos, por supuesto, el mayor de los éxitos, y el equilibrio necesario para, en las circunstancias en que salta a la popularidad, no dejarse llevar ni por vanidades inútiles ni por consejos peligrosos»

Sasot va a ser, pues,  el quinto entrenador de la “Era Llaudet”. No se trataba de un brillante ex-jugador –como en el caso de todos sus antecesores: Lluís Miró, Kubala, Gonzalvo II y César-, sino de un modesto preparador que había dedicado toda su trayectoria  a labores de formación. Su interinidad iba a durar hasta final de temporada, y el oscense trataría de capear el temporal lo mejor que sabía y podía. Antes de su debut había recibido la notificación de su nuevo cargo con tranquilidad, y en la creencia de que estaba capacitado para ejercerlo con dignidad y suficiencia, como un acto más de servicio al club, con el que veía personalmente colmadas todas sus ilusiones desde que ingresara en el Barcelona, siete años atrás, y se sentía el hombre más feliz del mundo. Consideraba que su obligación era aceptar el ofrecimiento que le habían hecho, y permanecer en el cargo disciplinadamente hasta que el club juzgase conveniente relevarle, con absoluta responsabilidad y autoridad, escuchando sugerencias,  pero rechazando imposiciones. Valoraba aquel paso como la mayor oportunidad de su vida, y pensaba aprovecharla para de ese modo poder tratar de tú a tú a los más destacados colegas de su ímproba (sic) profesión. Añadía que su relación con los futbolistas de la primera plantilla del Barça iba a ser muy diferente de la que tenía con los del Condal, ya que opinaba que «con el profesional se deben medir las palabras y andar con pies de plomo en todo cuanto se hace o dice». No era partidario de suprimir la ración de vino que se servía a los jugadores en las comidas (lo encontraba «tonificante y digestivo»), e insistiría en que fumasen lo menos posible, aunque eso ya quedaba al libre arbitrio de cada uno. Se proponía también aumentar el ritmo de los entrenamientos en intensidad, para conseguir «una mayor velocidad técnica» y «sentido de la evolución del marcaje». Consideraba también interesante el contar con la colaboración de un «profesor de cultura física» (lo que hoy llamaríamos un preparador físico)

Cuando el domingo 18 de octubre el equipo salte al césped del «Camp Nou» para medirse al Athletic de Bilbao, su contrincante de turno, será recibido con una fuerte pitada por parte del público, un público que ya estaba harto de presenciar lamentables espectáculos futbolísticos desde hacía  demasiado tiempo, y que iría desertando de las gradas paulatinamente. No obstante, los bilbaínos pagarán los platos rotos, y a pesar de la presencia de Iribar en la portería, resisten únicamente 45 minutos, y en la segunda parte tendrán que resignarse a ver su marco perforado hasta en cuatro ocasiones, obra de Re (2), Fusté y Zaballa. Sasot, seguramente para no desmoralizar más aun a sus hombres, alineó al mismo equipo que había caído con estrépito en «Vallejo». En la clasificación general el Barça es séptimo con 6 puntos, a seis del líder, Atlético de Madrid, y a cuatro de Real Madrid y Zaragoza. Una vez finalizado el encuentro, Sasot declaraba lo siguiente :

«Estoy satisfecho, mejor dicho, muy satisfecho del rendimiento que mis hombres han dado sobre el terreno de juego»

La Directiva, en vista de ello, decidió perdonarles a los jugadores la fuerte multa impuesta a raíz del varapalo de «Vallejo». La pregunta que se hacían los sufridos fieles culés era: ¿ sería el equipo capaz de enmendar todavía su triste destino en esta Liga 64-65 que, recién iniciada, se había puesto ya tan cuesta arriba ?  Pero desde luego, no lo parecía, pues a la jornada siguiente, y a despecho de los malos resultados cosechados por sus rivales más directos, el Barça tampoco logró sacar ningún punto en su visita al «Sánchez Pizjuán», donde cayó derrotado ante el Sevilla por 2 a 1, en un accidentado partido, cuajado de brusquedades, violencia y expulsiones. Tomaron por anticipado el camino de los vestuarios los andaluces Diéguez y Gallego y el catalán Eladio, pero los hispalenses, aun con un hombre menos, van a ser superiores y remontarán el tanto inicial de Zaballa con goles de Rivera y Agüero. Formaron por el Barça: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re.

En la octava jornada toca derbi, esta vez con Kubala en el banquillo españolista, pero con Di Stefano en el campo, liderando el ataque de los blanquiazules. Partido insulso, en el que Sasot hace debutar oficialmente en Liga a Joaquim Rifé, que va a ser precisamente el autor del único gol del encuentro, ganado por estos once hombres: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia – que sustituía al sancionado Eladio-; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Re, Rifé y Fusté. A la semana siguiente van a enfrentarse en el Bernabéu los dos grandes, aunque los azulgranas, bastante venidos a menos, no harán precisamente honor a su historia y sucumbirán por un claro 4 a 1. Debutaba aquella tarde con el Real Madrid un joven ceutí de tan sólo 19 años apodado Pirri (aunque durante una buena temporada figuraría como “Martínez” en las alineaciones blancas). Lo hace como interior izquierdo, en lugar nada menos que de Puskas, sancionado a causa de una expulsión en la jornada anterior, y va a ser uno de los destacados del partido junto con el gallego Amancio, que consiguió lo que hoy llamamos hat-trick. El otro gol merengue lo marcó Serena, mientras que Re – que ya marchaba al frente de la tabla de realizadores – lograría el único tanto barcelonista. El título, después de este resultado tan adverso, ya no era más que una quimera, con los dos conjuntos de la Capital y el Real Zaragoza ocupando las posiciones de privilegio. Jugaron y fueron goleados en el «Bernabéu»: Sadurní; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torrent; Pereda, Rifé, Re, Fusté y Seminario.

Vuelve la Copa de Ferias al «Camp Nou», con la visita  de un equipo escocés entonces poco conocido a nivel continental, el Celtic de Glasgow, que va a caer derrotado por 3 a 1 (Zaldúa, Seminario y Re). A destacar la alineación del navarro Zaldúa, por primera y única vez esta temporada, ya que el gran momento de Re le había relegado a una eterna suplencia. Vencieron a los blanquiverdes: Sadurní; Foncho, Eladio, Benítez; Torrent, Vergés; Rifé, Pereda, Zaldúa, Seminario y Re.

Ante el Córdoba, siguiente visitante liguero del Estadio, el Barça  volverá a vencer con autoridad, 4 a 1, Jugaron: Sadurní, Benítez, Garay – que reemplazaba a Ferrán Olivella, lesionado en un amistoso de la Selección Española frente a Portugal-, Eladio  (que retornaba a la formación titular tras su sanción); Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Seminario y el joven Vidal, siendo los goles obra de Re, en dos ocasiones, Seminario y Vidal. Defendía el portal cordobesista un jovencísimo guardameta que estaba dando ya mucho que hablar: Miguelito Reina.

El Barça va a decir prácticamente adiós a sus remotas aspiraciones al título tras perder en Elche por 2 a 0. El Real Madrid, líder, le aventajaba ya en siete puntos, mientras que los puestos de promoción quedaban a tan sólo dos. Los ilicitanos fueron superiores a un Barça que bajaba muchos enteros lejos de su feudo. Ramos y el joven goleador Vavá hicieron los tantos de los locales, que luego se defendieron con orden y eficacia de los deslavazados ataques barcelonistas. En el conjunto alicantino destacaba también un jovencito rubio con tan sólo 18 años de edad y de nombre Marcial, que jugaba al fútbol como los mismos ángeles, con una clase y una elegancia como no se habían visto en nuestros terrenos desde la marcha de Luís Suárez a Italia. Esta fue la alineación que presentó Sasot en «Altabix»: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vidal. Pero al menos va a salvarse la eliminatoria de Copa de Ferias ante el Celtic, con un empate a cero en tierras escocesas y la siguiente alineación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Kocsis, Re, Fusté y Seminario

Nueva goleada en el «Camp Nou», en esta oportunidad a un Real Oviedo que transitaba por los últimos lugares de la tabla. Marcaron Vidal y Re (ambos en dos ocasiones) y Seminario, y este fue el once barcelonista: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Vidal, Re, Fusté y Seminario. Y a la semana siguiente el Barça dió señales de haber despertado de su letargo lejos del la Ciudad Condal, y lo hizo frente a un equipo en buen momento de juego, el Valencia. La mayor técnica azulgrana superó al ardor de los chés, y los dos puntos viajaron hacia Las Ramblas. Abrió el marcador el valencianista Waldo, al ejecutar un golpe franco con la habitual destreza que se gastaba el brasileño, pero Goywaerts, Fusté, Re y Seminario colocarían el 1 a 4 en el marcador de «Mestalla», acortando distancias finalmente el uruguayo Héctor Núñez de penalty. El Barça ascendía hasta el sexto puesto de la clasificación, pero el líder, el Real Madrid, seguía a siete puntos. Estos fueron los triunfadores de un partido televisado en directo a toda España, entonces algo no demasiado habitual: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Vidal, Re, Fusté y Seminario.

Al otro domingo, sendos goles de Seminario y Re van a proporcionarle al Barça una trabajada y merecida victoria por 2 a 0 sobre el potente Real Zaragoza, tercero de la general. Buen partido de los catalanes, que pusieron en danza a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Pereda, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario. Pero a la semana siguiente  el Barça vuelve a tropezar en su salida, esta vez en el terreno del Betis. Aunque Fusté va a adelantar a los culés, los verdiblancos terminarían por imponerse, dándole la vuelta al marcador por mediación de Rogelio y Molina. El Barça presentó el mismo equipo que había derrotado a los maños siete días antes. Con este partido finalizaba la primera vuelta del campeonato y el Barça era quinto, con 16 puntos y 2 positivos, un balance muy pobre si lo que se pretendía era aspirar a todo. 8 encuentros ganados y 7 perdidos – aun no conocía el empate-, con 37 goles a favor (una buena marca, sin embargo), pero nada menos que 25 tantos en contra – demasiado vulnerable, pues-. Re se mantenía en lo más alto de la tabla de goleadores con 14 dianas.

UNA DISCRETA SEGUNDA VUELTA

La segunda vuelta comienza mejor, sin embargo. El 3 de Enero de 1965 el Barça se deshace fácilmente en el «Camp Nou» de la Unión Deportiva Las Palmas por 4 a 0. Seminario, en dos ocasiones, Re y Fusté hicieron los goles de un equipo que presentó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts -que se estaba convirtiendo en un fijo en los esquemas de Sasot-, Re, Fusté y Seminario. Una semana más tarde el Barça visita el Estadio «Metropolitano», dispuesto a escalar posiciones en la general, pero va a encontrarse con un firme aspirante al título. Se adelantó el Barcelona, pero en el descanso el marcador señalaba ya el que sería el resultado definitivo. Cardona (2) y Ufarte hicieron los goles rojiblancos, mientras que Seminario y Re marcaban para los azulgranas. Y la visita del colista Coruña se va a saldar con una discreta victoria barcelonista por 2 a 0, obra de los inevitables Re y Seminario. Batieron al flojo cuadro gallego, condenado a un descenso anunciado: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.

Al miércoles siguiente regresaba la Copa de Ferias. En tierras alsacianas el Barça arrancó un esperanzador 0 a 0 ante el modesto Racing de Estrasburgo, un resultado que parecía poner ya en franquía la eliminatoria. Jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio: Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Kocsis, Fusté y Seminario. Y unos días después el Barça escalaba a la cuarta plaza  al triunfar en Murcia por 0 a 2, en un partido en el que hubo sus más y sus menos. Pereda – que reaparecía en encuentro de Liga – hizo el primer gol, y Re aumentó la ventaja barcelonista, pero a partir de ese momento van a comenzar los incidentes: lanzamiento masivo de almohadillas al terreno de juego, suspensión del partido durante cinco minutos, agresión de un juez de línea a Vergés, etc. Pero el marcador se mantendrá ya inamovible. Sasot alineó en «La Condomina» a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Goywaerts y Seminario.

En la vigésima jornada el Barça continúa en cuarto lugar al vencer en el «Camp Nou» al Levante por 4 goles a 2, en un partido en el que-una vez más-los valencianos le dieron mucho trabajo. Rifé, Pereda, Re y Seminario hicieron los tantos barcelonistas, cuyo equipo formó de la siguiente manera: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. Sadurní precisamente va a hacer posible el empate del Barça en «San Mamés», al desbaratar todos los intentos del Athletic para marcar en un partido entretenido pese a la ausencia de goles. Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Seminario van a acompañar al magnífico guardameta de L´Arboç en “la Catedral”. Se trataba de la primera igualada  barcelonista en lo que iba de campeonato.

Devolución de visita del Racing de Estrasburgo en la competición ferial, y lo que se presumía un plácido trámite, va a  complicarse en demasía, pues  el empate final a dos tantos obliga a ambos contendientes a disputar un tercer partido, que para los alsacianos supone ya todo un triunfo, por más que corresponda jugarlo en el propio «Camp Nou». Para este decepcionante encuentro de vuelta, el Barça formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario.

Muchos goles – 4 a 3 – ante el Sevilla, en un entretenido partido celebrado el Día de los Enamorados. Re hizo otros dos tantos, que le afianzaban todavía más al frente de la tabla de realizadores, y los otros dos fueron obra de Vidal, un joven al que algunos comentaristas deportivos ya saludaban como el sucesor de Kocsis – postergado, por cierto, durante toda la temporada-, al encontrar en su juego ciertas similitudes, salvando las distancias,  con el del fenómeno magiar. Estos fueron los once futbolistas que se impusieron a un buen Sevilla: Sadurní; Benítez, Garay, Eladio; Foncho, Fusté; Rifé, Goywaerts, Re, Vidal y Seminario. El Barça era cuarto, a siete puntos de la cabeza, ocupada ahora por el Atlético de Madrid.El derbi de «Sarriá» frente al Español se va a saldar sin goles ni demasiado juego. El  Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Benítez, Re, Goywaerts y Seminario. Y a la semana siguiente se recibe al Real Madrid en el «Camp Nou». Las posibilidades de conquistar el título son remotísimas, pues los blancos aventajan al Barça en siete puntos, pero una victoria azulgrana podría contribuir a maquillar algo la deficiente temporada, según acostumbraba a ocurrir entonces en Can Barça. Pero ni por esas…El Madrid va a dar un paso de gigante para hacerse con su quinto Campeonato de Liga consecutivo al vencer en el feudo culé por 2 goles a 1. Se adelantaron los locales en el primer tiempo, por mediación del inevitable Cayetano Re, pero después del descanso, y en tan sólo siete minutos, los madridistas le dieron la vuelta al marcador con tantos de Pirri y Serena. Esta fue la formación azulgrana que no pudo derrotar al gran rival: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.

Y una semana más tarde, en Córdoba, donde los andaluces estaban mostrándose intratables, una nueva derrota desplaza al Barça hasta la sexta posición. 1 a 0 para los verdiblancos, y este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torrent, Vergés; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Fusté. Pero hagamos un inciso, entre partido y partido, para reseñar que por estas fechas el Barcelona va a ceder a un par de  jugadores  de su primera plantilla a Osasuna, que pugna por mantener la permanencia en Segunda División. Se trata del defensa Gensana y el ariete navarro Zaldúa, que pasarán a reforzar a los de «San Juan» junto a Montesinos, quien a causa del Servicio Militar ya actuaba con los rojillos desde el inicio de la temporada.

El miércoles 18 de marzo se disputa el tercer y definitivo partido de la eliminatoria de Copa de Ferias contra  el Racing de Estrasburgo. Sasot cuenta para este compromiso con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario. No se va a mover el marcador en todo el tiempo reglamentario, y aunque los jugadores barcelonistas batieron en dos ocasiones al guardameta galo, el árbitro anulará ambos tantos (y también Fusté estrellará un balón en la madera). Y como entonces la normativa de la competición no contemplaba la posibilidad de desempatar recurriendo a las tandas de penalties, será  una caprichosa moneda lanzada al aire la que dicte sentencia, en esta ocasión contraria a los intereses barcelonistas. Va a escocer esta sorprendente eliminación, y mucho, por tener lugar ante un adversario netamente inferior, a diferencia de lo sucedido un año antes frente al potente Hamburgo.

Pero la vida sigue, y la Liga también. El Elche visita en el «Camp Nou» a un Barça en horas bajas, y se lleva un punto para «Altabix». Seminario hizo el gol barcelonista en un partido mediocre donde Sasot alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa – que reaparecía después de una larga ausencia por lesión-, Rifé, Re, Goywaerts y Seminario. Y nuevo traspiés en Oviedo, ante un claro aspirante al descenso que se encontró con un Barça muy desmotivado, lo cual aprovecharon los asturianos para vencer por 2 a 0. Estos fueron los once hombres que, una vez más, defraudaron en el «Carlos Tartiere»: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Kocsis – que también volvía al equipo tras varios meses de ostracismo-, Re, Goywaerts y Fusté.

Partido de mero trámite frente al Valencia, aunque la victoria por 2 a 0 sirvió para calmar un poco los encrespados ánimos de la afición, muy molesta con el equipo, y para brindarle ya prácticamente a Cayetano Re su Trofeo Pichichi como máximo goleador, tras las dos dianas que el delantero paraguayo le coló a Ricardo Zamora Junior, el hijo de “El Divino”. Estos fueron los once barcelonistas que derrotaron a sus vecinos mediterráneos: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Vidal, Fusté y Re.

El último desplazamiento de la Liga es a «La Romareda», donde un Zaragoza brillantemente clasificado en  tercera posición no tendrá demasiados problemas para deshacerse de los azulgranas por 2 a 0. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Benítez, Vidal, Fusté y Re. Y se despide una campaña tan gris el domingo 18 de Abril en el «Camp Nou», ante un Betis venido a menos y que aun así arrancará un valioso positivo que sirve para salvarle de la promoción. Pañolada del público para castigar el mal juego barcelonista de todo el curso, y estos once hombres soportándola estoicamente sobre la hierba: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Vidal, Pereda y Re.

LLAUDET REVALIDA SU MANDATO, Y EL EQUIPO NO REMONTA EL VUELO

El balance final del campeonato es francamente desolador. El Barcelona, al igual que en 1962-63, se clasifica en sexto lugar, un puesto del todo indigno de su historial, contabilizando tan sólo 32 puntos, y a quince del campeón, nuevamente el Real Madrid, que ha conseguido imponerse en un emocionante sprint a su eterno rival colchonero. Los azulgranas han vencido en 14 partidos, empatado 4 y perdido 12, marcando 59 goles y encajando 41. El único consuelo lo constituye el hecho de que Re se corona como máximo goleador del campeonato, con 25 tantos. El resto del equipo colaboró con el paraguayo para conseguir ese éxito, permitiéndole lanzar los penalties.

Al margen de esta nueva decepción – y ya iban…-el Barcelona se dispone a afrontar un nuevo período electoral, pues tocan a su fin los preceptivos cuatro años de mandato que había obtenido Enric Llaudet en junio del 61, aunque la fecha de la consulta – prevista inicialmente para el día 22 de Septiembre, aprovechando la celebración de la Asamblea General de Socios Compromisarios – va a adelantarse al domingo 15 de Mayo. La normativa vigente entonces al respecto no contemplaba la posibilidad de elegir al presidente de un club de fútbol mediante sufragio universal de sus asociados mayores de edad, sino que disponía que la elección deberían llevarla a cabo un reducido número de  Compromisarios – tan sólo unos pocos centenares – elegidos por sorteo entre la masa social.

En el aspecto meramente deportivo, la gestión de Llaudet no podía considerarse fructífera – un solo título, y de índole menor, en cuatro años-, pero eso no le va a impedir presentarse a la reelección. Y a pesar de la existencia de cierto movimiento opositor (simbolizado en la creación de la “Revista Barcelonista” – más conocida por las siglas “RB” – un semanario de vocación abiertamente crítica, publicado por un grupo de profesionales de la información deportiva escindidos de la revista “Barça” y capitaneados por Carles Barnils Vila), únicamente aparecerá un candidato dispuesto a contender con el temperamental empresario textil. Se trataba de Josep María Vendrell, antiguo Jefe de la Guardia Urbana de Barcelona y a la sazón próspero industrial hotelero. Vendrell carecía de un programa definido, pero va a utilizar un curioso método para atraerse las simpatías de los Socios Compromisarios: invitarles un domingo a uno de sus hoteles de la Costa Brava, a fin de aleccionarles sobre las presuntas bondades de sus planes en caso de obtener la presidencia del Club.

Y mientras se producen estas maniobras, el Barça encara una nueva competición, la Copa del Generalísimo, y como siempre con la esperanza de poder llegar en ella lo más lejos posible, e incluso salvar la temporada proclamándose campeón. Para empezar, los dieciseisavos de final los dirime contra un club del Grupo Norte de la Segunda División, el histórico Racing de Santander – entonces oficialmente denominado “Real Santander”-. Y el partido de ida, disputado en los viejos “Campos de Sport del Sardinero”, va a pasar a la historia. Y no precisamente por la especial  brillantez del juego desplegado – suficiente para golear a domicilio a los cántabros por 1 a 4 y dejar ya sentenciada la eliminatoria-, sino porque Sasot hará debutar en él a un muchacho rubio y espigado de 18 años, aun en edad juvenil, llamado Carles Rexach. Con el correr del tiempo, este Rexach se iba a convertir en uno de los grandes mitos del Barça, siendo uno de los jugadores que más veces defendería la camiseta azulgrana. La primera alineación barcelonista con Charly dentro va a ser la formada por: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Rife, Re, Pereda y Rexach. Los cuatro tantos fueron obra de Re (2), Rifé y el propio Rexach, que tendrá así ese feliz debut con el que todos los futbolistas sueñan.

En el encuentro de vuelta, Sasot decide dar también la alternativa a otro chico del Juvenil, el menudo interior zurdo en punta Lluís Pujol. Pujol, desde luego, no iba a alcanzar las mismas cotas que Rexach en el transcurso de su irregular carrera barcelonista, pero su nombre acabaría inscribiéndose igualmente en letras de oro en la historia del Club, a causa de su brillantísima y decisiva intervención en determinado partido. Pero no adelantemos acontecimientos…Reseñemos únicamente que Pujolet se estrenó a lo grande, marcándoles un par de goles a los montañeses – que tampoco estaba nada mal-, completando Fusté y Pereda el 4 a 0 definitivo. Su primer once titular fue este: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Rexach.  Un ala izquierda cien por cien juvenil, como se puede ver.

Las votaciones tienen lugar justo antes de jugarse este encuentro de Copa frente al Racing – 15 de mayo de 1965-, y con una asistencia de compromisarios menor que en los anteriores comicios de 1961. Enric Llaudet va a ser reelegido por una abrumadora mayoría, 164 a 35. Es de señalar que previamente numerosas voces – incluida la del propio Llaudet – se habían mostrado partidarias del sufragio universal, reclamando su autorización, algo que ya se había producido sorprendentemente en las elecciones de 1953, tras el “Caso Di Stefano”  y la dimisión de la Junta de Enric Martí Carreto, cuando Francesc Miró-Sáns derrotó a Amat Casajuana i Pfeiffer. Pero aun así, el sistema de compromisarios va a continuar vigente hasta la Transición (se utilizaría todavía en las dos elecciones que ganó Agustí Montal hijo, en 1969 y 1973), siendo las de mayo de 1978 – que darían el triunfo a Josep Lluís Núñez – las primeras en las que tuvieron derecho a voto todos los socios y socias mayores de edad.

Con Llaudet reelegido para un nuevo período de cuatro años (en el que se esperaba que llegasen a buen puerto las gestiones para la recalificación urbanistica de los terrenos de «Les Corts», mejorando la situación económica del club y por ende sus resultados deportivos), el Barça se apresta a disputar los octavos de final de la Copa ante el Real Murcia. No se trataba de un adversario de cuidado, y la renta del partido de ida en el «Camp Nou» – 4 a 1 – parece suficiente de cara a la vuelta en «La Condomina». Marcaron Pujol, Re, Pereda y el pimentonero Antonio Ruíz en propia puerta, y el conjunto azulgrana presentó la siguiente alineación: Sadurní; Foncho; Olivella, Eladio; Vergés, Benítez; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Vidal.

En  el segundo partido, sin embargo, van a pasarse algunos apuros, y el Murcia se impondrá a la postre por un insuficiente 1-0. El choque – en el que haría su debut en las filas locales el guardameta José Luís Borja, futuro jugador del Real Madrid y del Real Club Deportivo Español-, fue presenciado por escaso público, y en él saltaron a la hierba los siguientes jugadores vestidos de azul y grana: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Torrent, Fusté; Rifé, Vergés, Vidal, Pereda y Re.

En cuartos de final, en cambio, el rival  ya es de armas tomar: el Real Zaragoza, vigente Campeón de Copa y verdugo de los barcelonistas en la edición anterior. Se juega primero en «La Romareda», y allí lo hacen: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. El encuentro no defraudó a nadie, y el resultado final fue espectacular, diríase que “de los de antes de la Guerra”: 6 a 4 a favor de los maños. El Barça va a adelantarse hasta en tres ocasiones, aunque al final tendrá que doblar la rodilla ante los Magníficos. Esta fue la marcha del marcador:  1-0. Canario, minuto 7; 1-1. Seminario, minuto 20; 1-2. Eladio, minuto 23; 2-2. Violeta, minuto 35; 2-3. Vergés, minuto 46; 3-3. Marcelino, minuto 50; 3-4. Fusté, minuto 53; 4-4. Isasi, minuto 60; 5-4. Santos, minuto 70; 6-4. Villa, minuto 73

Tan desacostumbrado número de goles –en una época en la que ya empezaban a imponerse las tácticas defensivas– hizo reaccionar a una afición que últimamente venía desertando de las gradas del «Camp Nou», y que en esta ocasión agotó el papel. Sin embargo, un Zaragoza que ya parecía haberle tomado la medida al Barça va a volver a anotarse el triunfo, esta vez con un gol de Marcelino al filo del descanso. Terminaba así, como escribe Antoni Closa en su imprescindible obra “Croniques del Barça”, otra temporada más para olvidar. Esta fue la última formación azulgrana del estéril curso 64-65: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario.

Sasot va a achacar buena culpa del fracaso de la temporada a «la falta de conjunción de líneas», añadiendo que «no se han llegado a conjugar los esfuerzos individuales en pro del equipo». No obstante, en algún capítulo aprovechaba para sacar pecho, pues se congratulaba de la buena puesta a punto física de toda la plantilla, expresada en el hecho de que el Barça, a lo largo de la campaña, «no había tenido ni un solo jugador lesionado por desgarros musculares o esguinces». Consideraba, por lo tanto,  que su preparación física había sido del todo meritoria. No había conseguido ningún título-algo que no podía echársele en cara  precisamente a él, pues otros colegas en teoría más cualificados habían tropezado también en la misma piedra-, y tampoco el sexto puesto en la Liga era precisamente para que un club como el Barcelona tirase voladores, al igual que su desafortunada eliminación tras un tercer partido en el propio «Camp Nou» ante el modesto Estrasburgo francés (lo de caer en la Copa del Generalísimo ante el potente Zaragoza de los Magníficos ya entraba más dentro de la lógica), pero al menos con él como entrenador un jugador azulgrana volvía a conquistar el Trofeo Pichichi (el paraguayo Re, con 25 dianas). Había sido  el único técnico barcelonista que confió en el belga Goywaerts (que ficharía luego por el Real Madrid), apostando asimismo por Quimet Rifé,  y también le cupo el honor de haber dado la alternativa-aunque en el curso de una sencilla eliminatoria de Copa ante el Racing de Santander) a dos jovencitos de tan sólo 18 años de edad, firmes promesas de la Pedrera y llamados a escribir páginas gloriosas en la historia del club-sobre todo el segundo-, llamados Carles Rexach y Lluís Pujol. En el terreno de lo meramente estadístico, Sasot había dirigido al Barça en 36 partidos oficiales, con el siguiente balance: 16 victorias, 8 empates y 12 derrotas (un escueto 44,44 % de triunfos), con 66 goles a favor y 42 en contra.

sasot02NUEVOS RETOS Y NUEVOS HORIZONTES

El de Peñalba  seguirá vinculado al Barça durante tres años más. En la primera temporada, la 65-66, actuará como segundo del nuevo técnico blaugrana, el ex-jugador madridista Roque Olsen (al que incluso suplirá en el banquillo durante una breve ausencia del argentino), mientras que en las dos siguientes volverá a hacerse cargo de la preparación del Condal. En la campaña 66-67 va a verse privado de los mejores y más prometedores futbolistas del cuadro filial (Rodés, Borrás, Mas, Martí Filosía, Rexach y Pujol, estos últimos los dos adolescentes que él había hecho debutar con el primer equipo blaugrana en la Copa del 65), y no podrá evitar el descenso de los condalistas a Tercera Division, y en la 67-68, aun realizando un extraordinario campeonato -con una plantilla en la que destacaban el guardameta Mora y el delantero Alfonseda- no logrará el retorno a la División de Plata, tras tropezar ante un intratable Orense (que tampoco conseguiría a la postre su propósito de volver a Segunda)

En julio de 1968, y tras once años de pertenencia al Barcelona, declara en las páginas del diario «El Mundo Deportivo» que ha aceptado una oferta del Mallorca para dirigir al cuadro bermellón en Segunda División, una categoría que en el inminente curso 68-69 estrena nuevo formato, compuesta por 20 clubes tras la drástica reestructuración que se había cargado a los dos grupos, Norte y Sur, con 16 equipos cada uno. Para firmar contrato con los isleños le habían persuadido varios argumentos: su cercanía a Barcelona, sus aspiraciones de ascenso, y el tema económico, en el que había existido total acuerdo. Consideraba que el club balear tendría que reforzar su linea de ataque si quería optar a estar entre los tres primeros clasificados (lugares que suponían el ansiado pase a la élite de nuestro fútbol), y de hecho esto va a ocurrir, con el fichaje de los veteranos extremos Canario (Real Zaragoza), uno de los ya míticos Magníficos,  y Camps (Sabadell), así como el goleador jiennense Conesa.

Sin embargo no permanecerá demasiado tiempo en Palma… El 5 de febrero de 1969 va a ser apartado del banquillo mallorquinista, al considerarse injuriosas por parte del club unas declaraciones suyas a la prensa. Ese mismo día la directiva balear le propone o bien la rescisión del contrato, o abrirle expediente, y 24 horas más tarde es cesado de su cargo y sustituido interinamente por su segundo, el argentino y aun miembro de la plantilla bermellona Juan Carlos Forneris, ex jugador del Elche. El día 20 de ese mismo mes es fichado el técnico uruguayo Sergio Rodríguez, pues al carecer Forneris del preceptivo título de entrenador, necesitaba que en el banquillo se sentase a su lado alguien que sí poseyera dicha cualificación burocrática, y ambos formarán tándem hasta el final de la temporada, logrando el anhelado ascenso, pues el Mallorca consigue clasificarse en tercera posición, la última que daba acceso a la División de Honor, tras Sevilla y Celta, y superando a un correoso Racing de Ferrol. Sasot ya era muy discutido en los mentideros futbolísticos de la isla, pues se le acusaba de no saber sacarle todo el rendimiento posible a la gran plantilla que tenía a sus órdenes (y en la que también figuraban elementos tan destacados como Gost, Doro, Sans, Victoriero, Robles, Candela, Cano, Parera, Terol o el internacional Ernesto Domínguez, la gran figura del equipo). El Mallorca se imponía bien a sus rivales en el «Luís Sitjar», pero fuera sufría horrores para puntuar (de hecho, tan sólo había ganado hasta entonces un partido a domicilio). Y además sus profundas desavenencias con la directiva le van a costar el puesto.

Su experiencia en la localidad ciudadrealeña de Puertollano, al frente del Calvo Sotelo en la siguiente campaña, la 69-70, va a ser la última en el fútbol de categoría llamémosle nacional, puesto que a partir de dicho momento tan sólo dirigiría a equipos de Tercera División. Tampoco va a poder finalizar la temporada en tierras manchegas, pues debido a la mala marcha del equipo -en el que no obstante figuraban jugadores como García Fernández, Fabián, Gelo, Biosca, su antiguo conocido Candela, Vilar, Ortega, Villapún, Feliu o Yosu-va a ser destituido tras la jornada 21. Con posterioridad entrenará al Calella, Girona (en dos etapas: 1972-74 y 1979-80), Lleida (1974-75) y Atlético Baleares (1975-76).

Su amor hacia el fútbol  base le llevó en sus últimos años de vida a derramar su magisterio entre  los chavales del modesto Martinenc. Pero no llegaría a viejo. Un día comenzó a sentir un agudo dolor en el pecho, una especie de molesta opresión, pero no le dio mayor importancia hasta que pocas fechas después su corazón ya le falló definitivamente. Era el 12 de abril de 1985, y dejaba de existir a los 67 años de edad. Va a morir tranquilamente, sentado en su sillón, tras la siesta, antes de dirigirse a impartir su clase en la Escuela de Entrenadores, en su propia casa y junto a los suyos.

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César Rodríguez: La gran oportunidad del pelucas (1963-1964). Segunda parte

CesarRodriguez201El 12 de Enero de 1964, iniciando la segunda ronda liguera, van a enfrentarse Barcelona y Valencia en el «Camp Nou». Los levantinos, que presentaban numerosas bajas y andaban sumidos en un profundo bache – duodécimos, con 2 negativos –  recibirán un duro varapalo: 4 a 0. Los goles del cómodo triunfo azulgrana los anotaron Zaldúa (2), Zaballa – el tanto que significó el número 2000 de los conseguidos por el Barça en el Campeonato Nacional de Liga – y Kocsis. Esta fue su alineación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Vicente. El Madrid continuaba a 2 puntos de distancia tras su importante victoria en San Mamés por 3 a 2.

El Barça visita por vez primera el campo pontevedrés de «Pasarón» en su siguiente desplazamiento. Los gallegos no andaban precisamente sobrados de puntos, y el partido se presentaba difícil, aunque a la postre el Barça, sin hacer un gran juego, va a llevarse la victoria merced a los goles de Re –un tanto extraordinario– y Zaballa, este último con la colaboración de la defensa local. Jugarán: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. El conjunto blanco, que por su parte derrotó con muchos apuros al Elche por 1 a 0 (fallando los alicantinos un penalty) continuaba segundo, a 2 puntos. Ventaja que se mantendría tras la siguiente jornada, la número 18, pues si  bien los madrileños derrotaban al colista Real Valladolid  con muchos apuros, con un raquitico 2-1, el Barça se deshacía  comodamente del Murcia por 4 a 1, con goles de Fusté, Kocsis, Re y Pereda. Formaron contra los “pimentoneros”: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente, los mismos once de «Pasarón»

Cambio de líder en la decimonovena jornada. El Atlético de Madrid no atravesaba por su mejor momento, pero va a constituir un escollo insuperable para el Barça en su visita al «Metropolitano», venciéndole por 1 a 0, marcado por el veterano Collar a la media hora de juego. Los colchoneros fueron superiores, y el Barça hubo de inclinar la cabeza pese a la mayor calidad técnica de sus hombres. Este fue el equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re. Y como el Real Madrid venció por 0 a 1 en su visita a Córdoba, marcando Gento a sólo 5 minutos del final, los merengues aventajaban por primera vez al Barça en la clasificación, merced a su mejor average particular.

Ventaja que se iba a incrementar a un punto tras la vigésima jornada, pues los madridistas derrotan en el «Bernabeu» al Español, penúltimo de la general, gracias a otro solitario gol de Gento a poco de comenzado el encuentro, y los azulgranas no eran capaces de pasar del empate en su partido sabatino frente al Real Zaragoza en el «Camp Nou». Resultado justo estas tablas, producto del gran juego de ataque de los Cinco Magníficos. Villa, Canario e Isasi hicieron los goles aragoneses, mientras que Vicente, Kocsis y Re marcaban para el Barça, que presentó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente.

Las cosas van a seguir iguales después de la vigesimoprimera jornada, ya que tanto el líder Real Madrid como su perseguidor Barcelona caerán derrotados en sus respectivas salidas al «Benito Villamarín» bético y el «Zorrilla» vallisoletano. Bueno, iguales no, pues ya quedaba una jornada menos para finalizar el campeonato, y tampoco podía equipararse perder frente al colista –Valladolid– a caer ante el cuarto clasificado (Betis). El Madrid, además, presentó notables ausencias –Muller, Félix Ruíz y Puskas– y cayó derrotado merced a un penalty bastante discutido. El Barça, por su parte, protagonizaba nuevamente la sorpresa de la jornada, al regresar de vacío de orillas del Pisuerga. El Valladolid no  ganaba un partido desde el 8 de Diciembre, pero los blanquivioletas cuajaron su mejor encuentro de la temporada, mientras que el Barça mostraba un perfil asombrosamente opaco, con solamente Benítez-antiguo jugador pucelano –aportando afán de lucha. Rodilla hizo los dos goles castellanos, y el Barça formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Gensana, Montesinos; Zaballa, Pereda, Re, Fusté y Vicente. A reseñar que Gensana saltó al campo con algunos kilos de más.

La distancia entre ambos equipos se hizo todavía mayor al concluir la vigesimosegunda jornada, pues el Barça no pasó del empate en el «Sánchez Pizjuán», mientras que el Real Madrid derrotaba por 2 a 0 al Valencia en el «Santiago Bernabéu». El partido de Sevilla fue bronco y trabado, con numerosas brusquedades y marrullerías por parte de los jugadores de ambos equipos, lo que acabó por enfadar al publico, que arrojó numerosas almohadillas al terreno de juego. Pereda inauguró el marcador, pero sólo cinco minutos después empató Rivera para los de casa. Los azulgranas formaron con: Sadurní; Benitez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Goywaerts, Re, Pereda y Vicente.

Jornada número 23: se aprieta la cabeza, pues el Madrid cae sorprendentemente en Pontevedra por 1 a 0, en un partido donde los locales se jugaban mucho, y el Barça derrota con amplitud al Levante  (6 a 2). Encuentro muy movido el del «Camp Nou», donde también se les anuló un gol a los levantinistas y Re falló un penalty. A los 28 minutos de juego ya vencía el Barça por 4 a 0, pero los valencianos no se rindieron,  manteniendo la tensión hasta el final. Pereda (3), Re (2) y Vicente hicieron los tantos barcelonistas, mientras que Juliá salvaba el honor granota con dos dianas. El Barça presentó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Goywaerts, Re, Pereda y Vicente, es decir, los mismos de Sevilla.

Las cosas van a retornar a dónde estaban tras la vigesimocuarta jornada. El Madrid solventará sin problemas su compromiso ante el Murcia en la capital (4 a 1), pero el Barça volverá a defraudar, saliendo derrotado del campo del vicecolista Oviedo, superado por el entusiasmo y buen juego de los carbayones. José Luís e Icazurriaga lograron los dos goles asturianos, mientras que Zaballa anotaba para un paupérrimo Barça en el que se alinearon: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. Dos puntos de desventaja con respecto al Madrid, cada vez menos tiempo para enmendar los errores, y un solo punto cosechado en las últimas cuatro salidas. No era lo que se dice un panorama demasiado halagüeño para los de César, no señor…

La vigesimoquinta jornada va a dejar las cosas como estaban. O, mejor dicho, va a acercar aun más al Real Madrid hacia la consecución de su cuarto título de Liga consecutivo. En el duelo de eternos rivales librado en el Estadio «Metropolitano», los de Miguel Muñoz conseguirán derrotar al Atlético merced a un  tanto logrado por Amancio, en un partido con dominio territorial colchonero pero peligrosos contraataques merengues. El Barça, por su parte, vencerá apuradamente al Athletic de Bilbao (2 a 1), gracias a los dos goles de Pereda. El Madrid aventaja ya al Barça en cuatro positivos, aunque en puntuación real sean sólo dos, pero mientras que los blancos parecen ir claramente hacia arriba, los azulgranas marchan titubeantes. Jugaron contra los leones: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente.

Siete días más tarde la ventaja madridista se incrementa todavía más, pues mientras  los merengues derrotan en el «Bernabéu» a un siempre difícil Zaragoza por 3 a 1, el Barça no puede pasar de un empate sin goles en «Altabix», un resultado que en otras circunstancias se hubiera dado por bueno, pero que ahora francamente sabía a poco. El Elche, en su  línea de toda la temporada, cuajó un gran encuentro, y los azulgranas no arriesgaron demasiado, tal vez pensando en el trascendental choque de la semana siguiente frente al Líder en el «Camp Nou». Se opusieron a los ilicitanos estos once hombres: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Fusté.

El encuentro cumbre de la temporada tendrá lugar el Lunes de Pascua 30 de marzo de 1964, día festivo en Cataluña. Hay tres puntos y tres positivos de diferencia entre ambos conjuntos, que vienen a ser prácticamente cuatro, atendiendo al amplio goal average particular favorable a los blancos. A las órdenes del colegiado andaluz señor Ruíz Casasola, los dos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vicente, y por el Real Madrid, Vicente; Isidro, Santamaría, Pachín; Muller, Zoco; Serena, Amancio, Felo, Puskas y Gento. Eran de destacar las ausencias de Di Stefano en el Madrid, y Kocsis en el Barcelona. Abrió el marcador Gento, de fuerte disparo, empatando Zaldúa, pero a un minuto del descanso Puskas va a deshacer la igualada, transformando un golpe franco con sus habituales potencia y maestría.. El partido no decepcionó a los espectadores, pero sí el resultado, y el publico interpretó que el árbitro Ruiz Casasola había influido en la victoria madridista, pasando por alto algún claro penalty cometido en el área blanca, y manifestó ruidosamente su desaprobación hacia el colegiado.

El resultado venía a decidir virtualmente el título a favor del Real Madrid, que aventajaba ya a los barcelonistas en cinco puntos, a falta únicamente de tres jornadas, por lo que a la semana siguiente podía proclamarse ya de forma matemática campeón con tan sólo sumar otro punto, lo que de hecho ocurrió al empatar en el «Bernabéu» frente al Sevilla, a la par que el Barça vencía inútilmente en Córdoba por 2 a 0, con goles de Fusté y Zaballa, y la siguiente alineación: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal. Las dos siguientes jornadas, por consiguiente, ya no alterarían para nada la clasificación final. En la número 29 el Barça aplastaría a un renqueante Español por 5 a 0, complicando a los periquitos en los puestos de peligro. Muchos pitos para Kubala, que visitaba por primera vez su antiguo feudo como rival, y goles de Re (un hat-trick), Kocsis y el veterano Sigfrid Gracia. Estos fueron los claros vencedores de un derbi muy desigual y descafeinado: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal.

La Liga 63-64 concluyó para el Barça el sábado 25 de Abril en el «Benito Villamarín», derrotando al Betis, equipo revelación y brillante tercer clasificado, por 3 goles a 2, en un partido de trámite que resultó emocionante por la marcha del marcador. Segarra, Re y Zaldúa anotaron para los azulgranas, y Ansola y Rogelio para los béticos, presentando Cesar la siguiente alineación:  Sadurní; Benítez, Garay, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Zaldúa, Fusté y Vicente. De este modo el Barça se proclamaba Subcampeón de Liga, con 42 puntos y 12 positivos, a cuatro del Campeón, Real Madrid. Había marcado 74 goles y encajado 38, completando su mejor actuación liguera desde la triunfal temporada 59-60. Cayetano Re, con 17 tantos, era su máximo artillero. El equipo incluso se había mostrado más resolutivo en ataque que el propio Real Madrid – 13 goles más-, aunque los blancos habían recibido  15 dianas menos. Los de Muñoz habían vencido en los dos enfrentamientos directos – con un claro parcial de 6 a 1-, pero los cuatro puntos que el Barça se había dejado en el “José Zorrilla” y el “Carlos Tartiere”, en el momento culminante de la competición, habían sido claves. Entre las jornadas 19 y 27 el equipo solamente había conseguido siete puntos de los 18 posibles, y ahí radicó su adiós al campeonato, un campeonato que había tenido a su alcance en una temporada en la que el Real Madrid comenzaba a dar ya evidentes signos de cansancio y debilidad, impresión que vendría a corroborar su derrota en la final de la Copa de Europa ante el Inter de Milán, su nuevo fracaso en la Copa del Generalísimo, y la marcha de quien había sido su santo y seña, su buque insignia desde 1953, Alfredo Di Stefano.

COPA 64 : ¿ HABRÁ DE NUEVO PREMIO DE CONSOLACIÓN ?

CesarRodriguez202No obstante, César había conseguido que su  Barça, después de tres campañas muy grises, volviera a ilusionar a la afición, y eso, con un equipo sin refuerzos, y algunos nombres ilustres muy castigados ya por la edad. Con un notable podía calificarse la campaña liguera de los pupilos del entrañable Pelucas. Además, existía entonces un dicho  en Can Barça: “ Siempre nos quedará la Copa”… Así había sido en temporadas tan decepcionantes como la anterior, la 62-63, y así lo seguiría siendo durante mucho tiempo, cuando las competiciones de mayor enjundia se saldaban con sonoros fiascos. Por lo tanto, el Barça va a afrontar el Torneo del KO de 1964 con la esperanza de revalidar su triunfo de un  año antes frente al Zaragoza dirigido por el propio César.

El primer asalto  será pan comido, pues el Tenerife – un conjunto de la zona media del Grupo Sur de la Segunda División – no va a ser rival. En el «Camp Nou» quedó ya resuelta la eliminatoria con un  contundente 7 a 1, con goles de Zaldúa y Re (por partida doble ambos), Benítez de penalty, Pereda y Fusté. El partido de vuelta en Canarias fue un mero trámite que se saldó con una victoria mínima para los tinerfeños por 2 a 1, ante un relajado Barça casi en plan de vacaciones. En la Ciudad Condal jugaron Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vidal, mientras que en el “Heliodoro Rodríguez” Vidal actuó en el puesto de Pereda, y el de este lo ocupó el canario Vicente, para que pudiera lucirse ante sus paisanos, y saludar a familiares y amigos.

Los octavos de final corresponde jugarlos contra el Córdoba, que tampoco parecía un adversario muy temible sobre el papel… De hecho, la eliminatoria ya quedó bien encarrilada en “El Arcángel”, donde los de César se impusieron por 2 a 1, con tantos de Zaldúa y Re. Jugaron en la Ciudad de los Califas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa; Pereda y Re. En la vuelta,  nuevo triunfo barcelonista por 4-2, con goles de  Pereda, Kocsis, Re y Benítez, y la siguiente formación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Montesinos; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re. En cuartos de final, el bombo se empeña en reeditar con sólo unas pocas semanas de diferencia el derbi barcelonés, obligando a Kubala a pasar un nuevo Via Crucis en el «Camp Nou», escuchando de todo. 3 a 1 en el feudo barcelonista, con dos tantos de falta de Benítez y otro de Fusté, y este once: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal. En «Sarriá», nueva victoria azulgrana por 4 a 2, con Zaldúa  (2), Kocsis y Re como goleadores, y el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re.

Ya están las huestes azulgranas en semifinales, pero allí les aguarda un hueso muy duro de roer: el Real Zaragoza, con su delantera de los Cinco Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra), que acaban de proclamarse Campeones de la Copa de Ferias, precisamente en Barcelona y frente a otro conjunto español, el Valencia. El partido de ida en el «Camp Nou» se resuelve con una apretada victoria azulgrana por 3 a 2 (Fusté en dos ocasiones, y Kocsis). Y en “La Romareda” el árbitro, señor López Zaballa, con 1 a 0 en contra, anula incomprensiblemente un gran gol a Zaldúa, a todas luces legal, y cuando ya se mascaba la prórroga, Isasi hace el 2 a 0 en el tiempo de descuento y decreta la eliminación del Barça, tomándose cumplida revancha los maños de su derrota en la final de la edición anterior. En la Ciudad Condal jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re, mientras que en la capital aragonesa  Gracia sustituía a Eladio como lateral izquierdo.Sin embargo eso no supone todavía el fin de la temporada 63-64, porque los muchachos de César no podrán tomarse aun su reglamentario descanso veraniego, sino que tendrán que subirse a un avión para realizar una larga y agotadora gira por las Américas, vinculada a los traspasos de Silveira y Cubilla. Pero antes, el día 21 de Junio, tres de ellos-Olivella, Fusté y Pereda-van a coronarse como campeones de Europa de Selecciones Nacionales, al derrotar España a la URSS por 2 tantos a 1 en el Estadio «Santiago Bernabéu» de Madrid, merced al legendario gol de Marcelino al no menos mítico Yashin, a pase de Chus Pereda, quien se había encargado también de abrir el marcador, al igual que en la semifinal contra Hungría. Ferrán Olivella, como capitán del combinado nacional español, tendrá el honor de alzar el codiciado trofeo, en el marco de un acontecimiento deportivo muy cargado de connotaciones políticas debido a la naturaleza del rival, la Unión Soviética, precisamente en los mismos días en los que el Régimen de Franco conmemoraba a bombo y platillo los “XXV Años de Paz”, que para ellos significaban también la derrota del Comunismo, simbolizado por la propia Rusia Soviética.

Antes de tomar el avión para acudir -una vez más- a hacer caja por los campos del Nuevo Continente, el Barça va a hacer público un fichaje sensacional, rompiendo así con la política de austeridad económica que Llaudet había mantenido durante el último año. Se trata del delantero peruano Juan Seminario, cuya relación con el Club ya venía de antiguo. Efectivamente, en el verano de 1959 Helenio Herrera, entonces entrenador barcelonista, había viajado a Sudamérica para traerse en la maleta algún jugador interesante. En Argentina contrató al guardameta del Club Tigre, Carlos Medrano, que pasaría por España con bastante más pena que gloria, y en Perú ficharía a dos de los más destacados ases locales, Miguel Loayza y Juan Seminario. El primero no cuajaría a causa de su propensión a la dolce vita, y en cuanto al segundo, no llegaría a debutar con el Barça, pues lo impidió una duplicidad de firmas, ya que al parecer también se había comprometido – o más bien lo habían comprometido – con el Real Zaragoza. De modo que se fue para Portugal, a jugar con el Sporting de Lisboa, y en 1961 retornó a España, esta vez para jugar con los zaragocistas, ya que el Barcelona le cedió todos sus derechos al club aragonés para allanar el fichaje de Julio César Benítez, que por aquellos días destacaba en «La Romareda». A orillas del Ebro este interior izquierdo en punta, técnico y goleador, triunfaría apoteósicamente, obteniendo el Trofeo  “Pichichi” al máximo realizador de nuestra Liga. En los albores de la temporada 62-63 la Fiorentina  se presentó con un saco de millones para llevárselo a Italia, y el club aragonés – que ya contaba en su puesto con el magnífico Juan Manuel Villa y con su jovencísimo y prometedor compatriota Sigi, que al final no explotaría – le dejó marchar. En el Calcio no va a alcanzar el mismo rendimiento que en Zaragoza, por una serie de factores, y en 1964 los dirigentes de la escuadra toscana le dejan partir por fin rumbo a Barcelona, a cambio de la nada despreciable suma de 8 millones de pesetas.

César, que ya le había tenido a sus órdenes en Zaragoza, era su mayor valedor. Mantenía con él una estrecha amistad, que llegaba incluso hasta el extremo de formar sociedad para explotar intereses turísticos en la isla de Mallorca. Sin embargo, el mejor momento de forma de Seminario ya había pasado – contaba con 28 años de edad-, y también ciertos problemas físicos vendrían a condicionar sus prestaciones sobre el terreno de juego. Para la gira americana regresa también un futbolista de perfil mucho más modesto, el medio de cierre Torrent, un canterano que había jugado cedido en la Unión Deportiva Las Palmas durante varias temporadas. Pero, a pesar de estos refuerzos, el lógico cansancio arrastrado de toda la campaña anterior va a pasarle factura al equipo, y el balance deportivo de esta excursión a través del Nuevo Continente será francamente negativo. Así, el Barça se clasifica en último lugar en un torneo cuadrangular celebrado en Buenos Aires, siendo derrotado por River Plate (1 a 5), Boca Juniors (2 a 3) y Botafogo (0 a 2). En la localidad argentina de Córdoba araña un triste empate ante Talleres, y en Perú-en partido a beneficio de los centenares de víctimas de la terrible catástrofe del Estadio Nacional de Lima, acaecida unos meses antes-obtiene otra igualada a dos tantos frente al Sporting Cristal. A continuación, ya en México, otro empate a 2 contra el Atlante, una victoria mínima ante el Guadalajara (3 a 2), y nuevas tablas con el Monterrey (4 a 4).

Si el balance deportivo había sido en general discreto, al menos en lo económico el Club cerraría el ejercicio con superavit, mientras proseguían las gestiones para poner en valor los terrenos de «Les Corts», una vez aceptada parcialmente por el Ayuntamiento barcelonés la petición de recalificación que había sido formulada por la Junta Directiva presidida por Enric Llaudet, pasando de zona verde a edificable. Entretanto Juan Vilá Reyes, entonces Vicepresidente del RCD. Español y auténtico hombre fuerte de la entidad blanquiazul, va a ofrecerle a Llaudet la cantidad de 100 millones de pesetas a cambio del antiguo coliseo blaugrana, a lo que este – furibundo antiespañolista – se va a negar en redondo, añadiendo que el Español siempre tendría que pagar cincuenta millones más que el mejor postor para hacerse con la propiedad de «Les Corts». Otra propuesta perica, la de vender «Sarriá» y jugar de alquiler en el «Camp Nou», pagando por anticipado 60 millones de pesetas por siete años de arrendamiento, tropezará también con la drástica y tajante negativa del máximo mandatario barcelonista.

COMIENZA LA TEMPORADA 1964-65 CON RENOVADAS ILUSIONES

CesarRodriguez203César inicia su segunda temporada al frente del primer equipo del Club de Fútbol Barcelona. Causan baja con respecto a la campaña anterior Marañón, Cubilla (traspasado a mediados de curso al River Plate argentino), Vicente y Montesinos – cedidos al Condal y Osasuna, respectivamente – y sobre todo Joan Segarra, el Gran Capitán, que se retira del fútbol activo tras quince años perteneciendo al Barça. Para homenajearle como se merecía, el Club va a organizar un partido internacional amistoso ante el potente equipo alemán del Borussia de Dortmund. Por contra, se incorporan Seminario y Torrent – que ya habían debutado durante la gira americana – y el joven Joaquim Rifé – o “Rifé II”-, tras su cesión al Nàstic de Tarragona, de donde regresa también el veterano Rodri. Así queda conformada la plantilla: Sadurní, Pesudo, Comas, Benítez, Olivella, Eladio, Foncho, Rodri, Gracia, Vergés, Garay, Torrent, Gensana, Montesinos, Rifé, Pereda, Re, Fusté, Seminario, Zaballa, Zaldúa, Kocsis, Goywaerts, Vidal, Camps y Vicente.

El homenaje a Segarra va a servir como presentación de este Barça 64-65 ante su público. En los prolegómenos del encuentro el futbolista es condecorado por Juan Antonio Samaranch, a la sazón Delegado de Deportes en Cataluña, recibiendo todo el cariño y el reconocimiento de la gran familia blaugrana. El Barça derrota al equipo germano por 4 a 2, marcados por Kocsis (2), Seminario y Re, y el Gran Capitán va a despedirse de su afición formando parte del siguiente once: Sadurní; Foncho, Garay (Eladio), Eladio (Gracia); Segarra (Vergés), Fusté; Zaballa (Rifé), Kocsis, Seminario (Zaldúa), Pereda y Re.

La UD. Las Palmas había retornado a la Primera División del fútbol español tras varios años de ausencia, y para las Islas Afortunadas se fue el Barça, dispuesto a iniciar con buen pie la nueva temporada. Pero no pudo ser. Los amarillos se impusieron por 2 goles a 1 (Germán, por partida doble, y Re). El público del «Insular» disfrutó de lo lindo con los suyos – donde estaba empezando a forjarse una extraordinaria generación de futbolistas, con los Tonono, Castellano, Guedes, Germán, Gilberto y León-, y en el Barça únicamente el debutante Seminario dio muestras de su innegable clase. Esta va a ser la alineación azulgrana en el estreno oficial del curso 64-65: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Garay, Fusté; Zaballa, Kocsis, Seminario, Pereda y Re.

Una semana más tarde,  nuevo batacazo, esta vez en el propio «Camp Nou» y frente a un Atlético de Madrid muy reforzado. Los colchoneros van a actuar con gran rapidez y acierto rematador, con el recién incorporado Ufarte (conocido también como Espanhol durante su periplo brasileño) en plan figura. Cayetano Re inauguró el marcador, pero Adelardo en dos ocasiones y Mendonça colocaron un claro 1 a 3 en el marcador, acortando finalmente distancias Seminario. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Seminario, Pereda y Re. El Barça, hecho insólito, era uno de los colistas, junto a otros tres equipos que aun no habían puntuado. Rivales directos como el Real Madrid, el Zaragoza o el mismo Atlético de Madrid, ya encabezaban la tabla con 4 puntos. Con este panorama, el miércoles 23 de Septiembre visita una Barcelona en plenas fiestas patronales de la Mercé  la Fiorentina, el anterior equipo de Seminario, para iniciar una nueva edición de la Copa de Ciudades en Feria. Los italianos, fieles a su estilo, montan un férreo catenaccio, y encima marcan en uno de sus contragolpes. El 0 a 1 parece augurar un brevísimo paso de los blaugranas por la competición. Esta fue la alineación barcelonista: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Rifé –que hacía su presentación oficial-, Pereda, Seminario, Benítez y Re

Con la cabeza de César pendiendo de un hilo, el Barça se desplaza hasta «Riazor» para medirse con el Deportivo de La Coruña, y empieza a enderezar un poco el rumbo gracias a su victoria por 2 a 1 (Pereda y Re). Jugaron: Sadurní; Benitez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent – que debutaba así en partido oficial-; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re. El Barça impuso la ley de su mayor calidad en un encuentro bronco, en el que supo aprovechar a su favor los fallos de la defensa local. Y siete días más tarde va a protagonizar la goleada de la jornada al aplastar al Real Murcia por 8 a 1 en el «Camp Nou», en un partido donde, pese al chaparrón de goles, no fue su zaga lo peor del cuadro pimentonero. A los 7 minutos de juego ya mandaban los azulgranas por 2 a 0. 4 a 0 al final del primer tiempo, y otras tantas dianas en la segunda mitad, consiguiendo el murcianista Ribada el tanto del honor para su equipo a tan sólo cuatro minutos del final. Pereda (en 4 ocasiones) y Seminario y Re, ambos por partida doble, hicieron los tantos de un equipo con  una letal puntería y que alineó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re.

Con la moral a tope, el Barça se dirige a Florencia para intentar la hazaña de la remontada en el «Communale». Y esta vez sí se produce el milagro, puesto que dos goles de Seminario – con razón dice el refrán que no hay peor cuña que la misma madera… – dejan fuera del torneo ferial a los toscanos. Jugaron en la preciosa Ciudad del Arno: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fuste y Re. Con estos últimos resultados parecía que la deriva  de la nave barcelonista comenzaba ya a corregirse, y además al domingo siguiente se rendía visita a «Vallejo», y el Levante, penúltimo de la general, todavía no había sido capaz de marcar un solo gol.

Pero estaba escrito que el día 11 de Octubre de 1964 el Barça iba a protagonizar uno más de sus legendarios fiascos. Un sorprendente Levante estrenará su casillero anotador goleándole sin piedad por 5 a 1, en un encuentro histórico para el club de los Poblados Marítimos. Wanderley y Serafín, dos cada uno, y Torréns van a marcar por los valencianos, mientras que Fusté de penalty lo hará por el Barça (Seminario fallará otro máximo castigo en los últimos minutos del encuentro, estrellando el balón en un poste). A la media hora de juego ya vencían los locales por 3 a 0, anticipándose en todos los lances a un cuadro azulgrana-vistió camiseta blanca esa infausta tarde-que tal vez acusó el cansancio del miércoles europeo. Jugaron los mismos once triunfadores de Florencia – de héroes a villanos-, pero, a pesar de la vergonzosa manita, lo peor estaba aún por llegar… Cuando, una vez finalizado el partido, el presidente Llaudet se persona en el hotel donde se aloja la expedición barcelonista, no encuentra a nadie, y tendrá que esperar varias horas hasta que aparezcan. Entonces – y en esta oportunidad con toda la razón del mundo – Llaudet va a montar en cólera, y ese monumental enfado traerá aparejadas de inmediato consecuencias muy graves. De regreso a Barcelona la Junta Directiva se reúne con carácter de urgencia, haciendo público el siguiente comunicado con fecha 13 de octubre:

“Como consecuencia del resultado del partido disputado el pasado domingo frente a la UD. Levante, y conocidos los detalles de la pobre demostración de juego ofrecida por nuestro equipo, totalmente desacorde con la categoría profesional de sus componentes, con el prestigio de nuestra entidad y con el respeto que se merecen sus asociados y su masa de simpatizantes, se impone una fuerte sanción al señor entrenador y a los jugadores que actuaron en el partido en cuestión”

César y sus jugadores habían reconocido que el Barça jugó rematadamente mal en «Vallejo», siendo superado por los granotas en todos los terrenos. Pero el anuncio de las sanciones había pillado por sorpresa a los interesados, empezando por el propio Pelucas, que consideraba que no existía razón alguna para que él fuese sancionado. Sin embargo el equipo va a entrenar con normalidad el martes 13 de octubre en  el campo de fútbol de la Zona Deportiva anexa al «Camp Nou», a las órdenes del técnico leonés. Este, enterado por la prensa de las intenciones de la Directiva declaraba lo siguiente:

«Confío que quienes tomaron el acuerdo tendrán la amabilidad de comunicármelo verbalmente o por escrito, y entonces creo que tendré opción a expresar mi punto de vista»

La multa de César va a ascender nada menos que a 50.000 pesetas, y la de sus hombres a 25.000 por barba. Y lógicamente, una vez conocida la decisión de la Directiva, a César no le queda más remedio que presentar su dimisión  por una elemental cuestión de dignidad. “Con esta sanción” – explicará – continuar en el cargo suponía reconocer unas faltas que no había cometido”. En una nueva nota informativa, con fecha 14 de octubre, el Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona anuncia que César Rodríguez ha presentado su dimisión, que ésta le ha sido aceptada, y que provisionalmente se hace cargo de la preparación del equipo el segundo entrenador, señor Vicente Sasot.

El presidente Llaudet, por su parte, afirma que la sanción económica no tenía la intención de hacer dimitir a César. Pero este, que esperaba que el asunto pudiera resolverse finalmente  con unas palabras conciliadoras y una nota del club suspendiendo las sanciones, asegurará que al no producirse eso, y sin autoridad ni confianza plenas, consideraba prácticamente imposible el seguir como si no hubiese ocurrido nada. En la mañana del jueves 15 acude puntualmente al «Camp Nou», pero no para dirigir la sesión preparatoria, sino para recoger sus pertenencias personales y despedirse de todos, ante el estupor general de jugadores y empleados (el masajista Ángel Mur era uno de los más afectados por su marcha), no pudiendo reprimir sus emociones y abandonando las instalaciones barcelonistas con lágrimas en los ojos, expresando cuánto le dolía haber tomado aquella decisión, dejando de nuevo a un club al que consideraba como su segunda casa. Después declararía que no era consciente de haber cometido ninguna falta, sino que-llevado por su barcelonismo-se había esmerado en el cumplimiento de su deber, reconociendo también que el equipo no había actuado últimamente conforme a la categoría de sus jugadores, casi todos internacionales, ni al nivel requerido por el prestigio del Barça, pero que para que esto no ocurriera, con tiempo había advertido de la necesidad de reforzar la plantilla, en concreto fichando a un extremo izquierdo (recordemos que Camps se hallaba lesionado desde hacía más de un año, y que Vicente haba sido cedido al Condal), pero que por diferentes causas, ajenas a él, dichos fichajes no se efectuaron, aunque él había puesto su máximo interés en superar todas las dificultades, pues su mayor ilusión consistía en triunfar como entrenador del Barcelona.

Había sido un entrenador de convicciones ofensivas-prolongando su propia personalidad como jugador-, entregando la manija del equipo a un joven Fusté, que no va a decepcionarle, y depositando también su confianza en hombres como Zaballa, Kocsis, Re y Pereda, así como haciendo debutar a los prometedores Montesinos y Vidal. Bajo su batuta el Barça disputará 50 partidos oficiales, de los cuales 30 acabarán en victoria, con 6 empates y 14 derrotas (60 % de triunfos), y un balance de 125 goles a favor y 71 en contra, que-pese a la ausencia de títulos -no son malos números, los mejores desde la época de Helenio Herrera y la efímera etapa de Enric Rabassa. Nuevamente el club blaugrana había quemado a una de sus leyendas, y Llaudet se aprestaba a investir a su quinto técnico en poco más de tres años, un honesto profesional como Sasot, el clásico hombre de la casa, pero sin experiencia en la dirección de un vestuario de élite. Su primera decisión, ante la inminente visita al «Camp Nou» de un adversario siempre tan peligroso como el Athletic de Bilbao, será apostar por los mismos once hombres que la habían pifiado de lo lindo en «Vallejo», con la esperanza de que-tras el lógico abucheo de una afición herida en su orgullo-fueran capaces de reconducir la situación de acuerdo con su innegable capacidad futbolística…

ENTRENANDO EN LAS CUATRO ESQUINAS

No obstante el técnico leonés no permanecerá demasiado tiempo en el paro…Tan sólo tres meses, porque el 17 de enero de 1965, en la jornada número 18, va a volver a sentarse en un banquillo, en esta ocasión el del Real Mallorca, perteneciente al Grupo Sur de Segunda División. El equipo, curiosamente, no marchaba nada mal a las órdenes del antiguo defensa valencianista Juan Ramón, ni muchísimo menos (en ese momento eran colíderes), pero al parecer los jugadores no le tragaban, y ya se sabe…En la decisión de César para aceptar el cargo es evidente que va a pesar el hecho de que tenía negocios particulares en la isla, concretamente en el sector turístico. En esas trece jornadas restantes conseguirá que el club balear ascienda automáticamente a Primera, como campeón. Otro nuevo éxito en su carrera, aunque la clasificación estaba ya bien encauzada.

De cara a la campaña 65-66, la de su retorno a la máxima categoría, el Mallorca va a reforzarse a base de bien, con la intención de consolidarse en la élite. De ese modo, son fichados una serie de jugadores importantes y de contrastada valía y experiencia, como eran los uruguayos Pini (Valladolid) y Héctor Núñez (Valencia), los  oviedistas Iguarán y José Luís, el brasileño del Zaragoza Duca, o el bélico Molina. Sin embargo las cosas no marcharán bien, y César va a ser destituido tras la duodécima jornada, con el conjunto bermellón en una situación complicada, aunque no todavía angustiosa, siendo sustituido por otro ex futbolista legendario, el argentino Héctor Rial, que no conseguirá salvar la permanencia.

En la campaña 66-67 César va a irse hasta la otra esquina de España, para dirigir a un Celta de Vigo que no acababa de salir del pozo de la Segunda. No lo va a conseguir tampoco de la mano del Pelucas, a pesar de contar con un equipo donde destacaban hombres como Manolo, Costas, Silvestre, Abel o Rivera. Nuevo largo desplazamiento para la temporada siguiente, 67-68, en esta ocasión a Sevilla y para hacerse cargo de todo un histórico, el Betis, que acababa de ascender a Primera. Allí se encuentra con una generación de talentosos jóvenes (Antón, Cristo, González, Landa, Quino, Rogelio…), pero las cosas no van a rodar bien, y con el equipo verdiblanco hundido en el fondo de la tabla, como colista, deja su banquillo después de la séptima jornada. Sus sucesores no lograrán enderezar la nave, y al finalizar aquel curso futbolístico el Betis desciende de nuevo, llevando de la mano nada menos que a su eterno rival, el Sevilla..

No comienza trabajando en la campaña 68-69, pero no tardará en recibir la llamada de un antiguo conocido, el Real Zaragoza, donde había dejado tan buen sabor de boca. Al finalizar la novena jornada los maños se encuentran en una posición absolutamente indigna de su brillante historial, ocupando la penúltima plaza. Ciertamente los Magníficos ya están de capa caída (Canario se ha marchado al Mallorca, Villa y Lapetra se encuentran lesionados, y Santos y Marcelino ya no son ni sombra de lo que fueron), pero en el cuadro aragonés hay mimbres suficientes para aspirar a algo más que salvar la categoría a final de temporada, con los internacionales Violeta y Bustillo. No sin esfuerzo, y en la última jornada, César va a conseguir que los de «La Romareda» permanezcan un año más entre los mejores del fútbol español. Y una vez cumplida la misión, se alejará del Ebro, esta vez ya definitivamente.

Su próxima escala va a ser Alicante, tomando en sus manos a un Hércules hundido en Tercera. Consigue el ascenso a la Categoría de Plata-el cuarto de su carrera como entrenador-, aunque en la temporada siguiente, la 70-71 (y con una plantilla en la que figuraban los dos hermanos Machado da Silva, los brasileños Waldo y Wanderley, aunque ya muy veteranos) será cesado tras 14 jornadas en un curso agitadísimo para los herculanos, con nada menos que cinco ocupantes en su banquillo, y el dato curioso de que César, después de ser destituido, volverá a sentarse más adelante y brevemente en el mismo lugar, hasta que un nuevo técnico tome posesión de él (su antiguo pupilo Kocsis, que logró la permanencia del club blanquiazul).

Regresará a Mallorca en otra nueva etapa de su carrera profesional, haciéndose cargo del cuadro bermellón en la sexta jornada de la campaña 73-74, pero va a hacerlo en un mal momento, tanto deportivo como económico, de la entidad balear, y saltará de su banquillo tras la jornada 19 de la temporada siguiente, 1974-75. Su último equipo va a ser el Sant Andreu barcelonés, también en Segunda, al que dirigirá  en las quince últimas jornadas de la campaña 75-76, salvándolo del descenso, con una plantilla donde destacaba la presencia de jugadores como Serena, Marti Filosía o Antonio Martín, hijo de su antiguo compañero en el Barça de los años 40 Mariano Martín.

En los albores de la temporada 80-81 lo encontramos como ayudante de otro viejo amigo y coequipier,  Kubala, en la segunda experiencia de este como entrenador blaugrana. Y una vez destituido Laszi, pasará a ocuparse de otras parcelas técnicas en el club de sus amores, hasta que abandone definitivamente el mundo del fútbol. Si su carrera como jugador en activo superó los 20 años (de 1939 a 1960), su trayectoria en los banquillos casi alcanzó también las dos décadas, desde su exitosa experiencia como jugador-entrenador en el Elche, hasta mediado el decenio de los 70. No conquistó ningún título-fue subcampeón de Liga con el Barça y de Copa con el Zaragoza-, y logró cuatro ascensos, dos a Primera (Elche y Mallorca) y otros dos a Segunda (Elche y Hércules),  y pese a ser destituido en varias ocasiones por culpa de los malos resultados, siempre fueron los técnicos que le sucedieron quienes se comieron el marrón del descenso, nunca él…

Va a fallecer el 1 de marzo de 1995, a los 74 años de edad, el mismo día en que se jugaba en el «Camp Nou» el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League, enfrentando a su Barça con el París Saint-Germain, pero el equipo azulgrana no pudo brindarle una victoria-1 a 1 fue el resultado del choque-a quien fuera el artífice de tantos y tantos triunfos en los difíciles años 40 y 50…




César Rodríguez: la gran oportunidad del pelucas (1963-1964). Primera parte

CesarRodriguez01César vuelve a casa. César Rodríguez, tras aquella fallida intentona para recuperarle como secretario técnico -o algo similar- en las postrimerías de la temporada 59-60, inmediatamente después de la marcha de Helenio Herrera, retorna a su Barça, al equipo a cuya disciplina había pertenecido durante diez y seis años, de 1939 a 1955, los mejores de su vida como gran futbolista. Y no lo hace sólo gracias a su leyenda de vieja gloria, sino en virtud de una corta pero exitosa trayectoria como entrenador. Para quien no conozca demasiado de un delantero que hizo historia en los años de nuestra Posguerra, vayan por delante algunos datos que nos servirán para situar mejor al personaje.

César Rodríguez Álvarez va a nacer en León el 6 de julio de 1920, en una familia trabajadora pero de posición desahogada. Su padre poseía una fundición en la capital leonesa, y a pesar de no gustarle el fútbol, engendrará a tres hijos que se calzarán las botas de tacos, llegando dos de ellos a Primera División. Porque junto a César van a estar Ricardo, Calo, que acompañará a su hermano menor en el Barça como jugador durante seis temporadas, entre los años 1944 y 1950, y también Severino. Todos ellos, en algún momento, defenderán los colores de la Cultural y Deportiva Leonesa.

El futuro Pelucas comenzó dándole al balón en el equipo del Frente de Juventudes de su ciudad natal, de donde va a ficharle el Barça por la irrisoria cantidad de 600 pesetas. Claro que sólo se trataba de una promesa, recién superada la edad juvenil, y tampoco el país estaba para muchos gastos, pues acababa de finalizar una larga, sangrienta y devastadora guerra civil. En su primera temporada como barcelonista el joven César jugará muy poco, tan sólo algunos partidos del Campeonato de Cataluña, competición que iba a finalizar su andadura precisamente en esa campaña 1939-40, siendo cedido para ir fogueándose, primero al C.D. Sabadell, y más tarde -y con motivo de su destino en el servicio militar- al Granada.

A la vera de la Alhambra permanecerá durante dos temporadas. En la primera logrará el ascenso a la máxima categoría con el cuadro nazarí, y en la segunda, la 41-42, va a completar una excelente trayectoria, terminando como segundo máximo goleador del campeonato con 26 tantos, a sólo uno del Pichichi Mundo, en el eje de una delantera en la que formaban junto a él los Marín, Trompi, Bachiller y Liz. Lógicamente el Barça-un Barça en horas bajas, pues a pesar de conquistar el título de Copa se va a ver obligado a disputar la promoción para asegurarse la permanencia en la élite del fútbol español -se apresura a repescarle, aunque en las filas azulgranas, y durante unas cuantas campañas, jugará como interior, ya que el impetuoso Mariano Martín era quien ocupaba entonces la demarcación de delantero centro.

Con un físico nada deslumbrante -medía 1,72 y pesaba algo menos de 70 kilos, César va a convertirse en uno de los mejores arietes de su generación, sin necesidad de poseer la recia complexión de los Campanal, Mundo, Mariano Martín, Araujo  o Zarra. Era un excepcional rematador de cabeza, sobre todo cuando los balones se los centraba milimétricamente medidos su compañero Estanislau Basora, con quien estableció una larga y fructífera sociedad, pero asimismo disparaba muy bien con ambas piernas, y sabía resolver las meleés dentro del área a base de  certeros punterazos. Además, poseía una depurada técnica con el balón en los pies, y era sumamente trabajador. Un futbolista completo, en una palabra. Durante años fue la máxima estrella del Barça, y su mejor goleador, hasta la llegada de Ladislao Kubala, y tan sólo la coincidencia en el tiempo con el mítico Telmo Zarra, y el escaso número de compromisos entre selecciones que entonces se disputaban, le impidieron sumar más de 12 internacionalidades, privándole, por ejemplo, de alinearse en el Mundial brasileño del 50, donde fue suplente.

En la temporada 54-55, ya con 34 años cumplidos y muy pocos cabellos en su cabeza, posiblemente de tanto utilizarla para rematar, el técnico italiano Sandro Puppo va a prescindir de sus servicios, lo que le lleva  incluso a jugar algunos partidos con la S.D. España Industrial, el filial barcelonista, en Segunda División. En total vestiría la camiseta del Barça en 433 ocasiones, anotando la friolera de 294 goles, 232 de ellos en encuentros oficiales, lo que le valió ser el mayor artillero azulgrana durante prácticamente medio siglo hasta casi ayer mismo, marzo de 2012, cuando Lionel Messi le da alcance antes de cumplir  los 25 años, estableciendo el argentino unas marcas que van a ser muy difíciles de superar.

A continuación, de cara a la temporada 55-56,  César volvería a su tierra, para reforzar a la Cultural Leonesa en su primera y hasta ahora única experiencia en la élite, donde se reencontraría con su hermano mayor Calo (va a ser el primer goleador de sus paisanos en la División de Honor, al igual que antes lo fuera con el Granada). Y tras una breve estancia en el Perpignan francés, retorna a España para enrolarse en las filas de un modesto club de Tercera División, el Elche, que de su mano, y en calidad de jugador-entrenador, ascendería en el curso de dos vertiginosas campañas hasta la máxima categoría. Actuando en la demarcación de central-donde ya había jugado en alguna ocasión con el Barça-, el leonés va a colgar las botas vestido de verdiblanco con casi 40 años de edad.

CesarRodriguez02Su brillante trayectoria no podía pasar desapercibida, y el Real Zaragoza -que deseaba consolidarse en Primera y brillar como le correspondía al equipo  representativo de la capital aragonesa- va a llamar a su puerta en 1960, al no prosperar su fichaje con el Barcelona. A orillas del Ebro, y recién llegado, Cesar conseguirá  la proeza de clasificar a los de «La Romareda» en el tercer puesto del Campeonato Nacional de Liga. En los años siguientes continuaría flirteando con las alturas de la tabla, y en 1963 llevará al club maño a su primera final de Copa. El partido se disputa en el «Camp Nou», contra un Barça muy necesitado de títulos pero también indiscutiblemente más experimentado en esas lides,  y por ende al amparo de su público, pero la derrota no va a constituir ningún drama para los zaragocistas, que estaban gestando un gran equipo – al que tan sólo le faltaba la incorporación del brasileño Canario para completar una delantera de ensueño-, y los triunfos no se harían esperar.

REGRESO A CAN BARÇA

Pero esos días de gloria llegarán ya sin César en el banquillo. El Barça, como ayer el Zaragoza, llama también a la puerta del leonés, y el entrañable Pelucas no se lo va a pensar dos veces, pues no en balde había pronunciado una frase inequívoca acerca de sus más íntimos deseos: “Al Barcelona iría hasta de conserje”. Con ello quería expresar su gran amor hacia la entidad donde había alcanzado sus mayores éxitos deportivos, pero Llaudet le tenía reservado un cargo de bastante más enjundia que una simple conserjería: ejercer la dirección técnica de una plantilla que, si bien acababa de proclamarse campeona de Copa, arrastraba indudables carencias. Los ases de los años 50 se habían marchado ya-o enfilaban el ocaso-, y las jóvenes promesas no parecían estar aun en condiciones de tomar su relevo con las debidas garantías. Además, en Caja no había – literalmente-ni un duro.

El Barça y César se comprometieron de algún modo antes de disputarse la final de Copa entre catalanes y aragoneses, un partido que, curiosamente, jamás habían ganado los azulgranas mientras el leonés ocupaba el banquillo zaragocista. Pero su firma no va a ser inmediata, porque a la breve gira por Argentina y Uruguay que ponía el colofón a la temporada 62-63 acudiría aun Pepe Gonzalvo en calidad de responsable técnico. El Mundo Deportivo, en su edición del 6 de julio de 1963, anunciaba que «Cesar firmará hoy el contrato de entrenador con el Barcelona». Y añadía que un delegado del club blaugrana se había trasladado a León a tal efecto. El presidente Llaudet ya había manifestado con anterioridad su interés por hacerse con los servicios del Divino Calvo, interés que reiteraría en la cena subsiguiente a la final de Copa, donde hablaron de ello los máximos mandatarios de Barça y Zaragoza.

En su entrevista con el directivo catalán señor Sabater (sic), Cesar le expresa que «deseaba asumir toda la responsabilidad como entrenador, lo que entrañaba la correspondiente capacidad de maniobra». No va a poner condiciones económicas (es decir, lo que se conocía como firmar en blanco), rechazando ofertas de Portugal (Benfica y Sporting). Añade que a su juicio el Barça cuenta con un excelente cuadro de jugadores, por lo cual de momento no se necesita fichaje alguno, pues opina que todos tienen la suficiente calidad como para formar un once que pueda aspirar a todo.

El día 10 de julio de 1963 El Mundo Deportivo publica en primera plana la siguiente nota del club azulgrana: «El consejo Directivo del C. de F. Barcelona se complace en poner en conocimiento de sus asociados y simpatizantes que en el día de hoy ha suscrito contrato por un año, renovable, como entrenador del cuadro de jugadores profesionales de este club, nuestro ex jugador don César Rodríguez Álvarez». De esa forma se desmienten los rumores según los cuales Llaudet había desistido de la contratación de César. El 12 de julio el Barça regresa a la Ciudad Condal de su minigira sudamericana. Comienzan las vacaciones. Se informa que los entrenamientos se reanudarán el 5 de agosto.

El 26 de julio César afirma en las páginas de El Mundo Deportivo que únicamente fichará por un año con el Barcelona, y que no aceptará compartir la responsabilidad con un secretario técnico. Son declaraciones realizadas en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, de camino de León a Barcelona, hechas al corresponsal de la agencia «Alfil», acompañado de su esposa Emma y su hermano Calo. El Pelucas se dirige a Barcelona para firmar su contrato, y desmiente que ya lo haya hecho, pues hasta ese momento tan sólo tenía un compromiso verbal con el club azulgrana. Añade que todavía no habían hablado nada de dinero, y que sólo firmaría por una temporada, como era su costumbre, después «ya veríamos…» Define el ser preparador del Barça como «la mayor satisfacción de su vida», ya que lo lleva muy dentro y lo quiere como cosa propia, y al estar de acuerdo en lo deportivo, lo económico no constituirá ningún obstáculo. Dice que se quedará con 25 jugadores. Habrá bajas, pero no sabe nada de fichajes, aunque cree que no llegará ningún extranjero, y pueden irse Villaverde y Cubilla. Considera que la temporada será exigente, y espera el máximo rendimiento de la plantilla y el total apoyo de la afición y la directiva, concluyendo que trabajará con el mayor entusiasmo, y todo eso unido hará que el Barcelona conquiste grandes laureles.

El domingo 28 de julio, en la localidad gerundense de S´Agaró, en plena Costa Brava, César va a firmar contrato por un año con el Barcelona, y ya es oficialmente su nuevo entrenador. Insiste en su deseo de no aceptar interferencias del secretario técnico, y avanza que los entrenamientos comenzarán el lunes 5 de agosto para los jugadores que no se habían desplazado a América, y una semana más tarde, el día 12, para el resto de la plantilla. El equipo tomará parte por tercer año consecutivo en el Trofeo «Carranza» gaditano, y en los primeros días de septiembre cruzará de nuevo el Atlántico, para disputar tres partidos amistosos en México, antes de dar comienzo a su andadura en el Campeonato Nacional de Liga de la temporada 1963-64, debutando en el campo de «Mestalla» frente al Valencia.

César va a desplegar una intensa actividad, con visitas a «Les Corts», el escenario de sus triunfos, y al monumental «Camp Nou», conversaciones con la Directiva, e incluso subiendo hasta la localidad de Monistrol de Calders, para ver en acción a los muchachos del Condal, el filial barcelonesa, que entrenaban allí con Vicenç Sasot. Y por fin llega el día 5 de agosto, cuando comparecen en el coliseo azulgrana 12 de los miembros de la plantilla, que por una u otra razón no habían tomado parte en la excursión americana. Son los siguientes: Olivella, Benítez, Szalay, Celdrán, Foncho, Garay, Vicente, Gensana y Segarra, así como Rifé II, Gasull y Piñol, que habían estado cedidos durante la campaña anterior. A estos se les unieron un grupo de jugadores condalistas formado por los más prometedores (Comas, Montesinos, Mas, Albert, Vidal, Gili, Borrás, Balcells y Torres). Siete días más tarde, el 12 de agosto, se les suman los expedicionarios a América: Pesudo, Eladio, Gracia, Vergés, Villaverde, Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis, Cubilla, Sadurní, Goywaerts, Re, Fusté, Marañón y Rodri. Son bastantes más de los 25 que contempla la reglamentación federativa-concretamente 37-, y es evidente que habrá nuevas cesiones y también algunos que causarán baja. Camps, lesionado de gravedad a finales de la temporada 62-63 y con un largo proceso de convalecencia y recuperación por delante, tiene la ficha en suspenso.

En nuevas declaraciones a El Mundo Deportivo, el técnico leonés manifiesta que ha firmado en blanco (desmintiendo así las elevadas cantidades con las que se había especulado), y también su intención de descartar a varios jugadores hasta quedarse con los 25 permitidos-Szalay, Piñol y Gasull estarán seguramente entre los que se vayan). Se muestra optimista ante la temporada que se avecina, con el aperitivo del «Carranza» y el viaje a México. En el ambiente futbolístico se habla de un Barça recuperado por Gonzalvo, y al que César se propone relanzar por la senda de los grandes triunfos, tan frecuentes sólo unos pocos años atrás.

RUEDA EL BALÓN

Después de dos temporadas de cuantiosos dispendios mientras el club hace frente con muchos agobios a la multimillonaria factura del «Camp Nou», sin llegar a vislumbrar todavía una salida rentable para su otro gran activo, el viejo «Les Corts», César va a encontrarse  con un panorama huérfano de refuerzos. No hay dinero para fichar, y por consiguiente deberá conformarse con lo que hay en casa, promocionando al primer equipo a tres muchachos del Amateur y que habían comenzado ya a entrenar con el Condal: el guardameta Ismael Comas, el centrocampista Ramón Montesinos, y el delantero Lluís Vidal. Por el contrario, causarán baja en el plantel el uruguayo Silveira, un as que nunca llegó a aclimatarse al fútbol español, el húngaro Szalay – prácticamente inédito en su paso por el  Barcelona – y el veterano Villaverde, al que pronto se le agradecerán los muchos servicios prestados con un partido de homenaje, y que irá a dar sus últimos coletazos como profesional, en calidad de cedido,  al Racing de Santander, un club que entonces mantenía una excelente relación con la entidad azulgrana. El retorno de otro jugador también a préstamo, y casualmente montañés, Marañón, no pasará de ser un detalle anecdótico.

Estos son los hombres con los que finalmente César va a afrontar su primera temporada en Can Barça, en la que constituye su gran oportunidad como entrenador: Sadurní, Pesudo, Comas, Foncho, Olivella, Rodri, Eladio, Benítez, Gracia, Garay, Montesinos, Fusté, Gensana, Vergés, Segarra, Marañón, Zaballa, Kocsis, Re, Pereda, Vicente, Cubilla, Goywaerts, Zaldua, Vidal y Camps (aunque la ficha de este último, debido a lo prolongado de su proceso de recuperación tras la gravísima lesión sufrida, va a quedar en suspenso)

El día 9 de Julio el Barça había disputado el último partido de su gira sudamericana en Buenos Aires, ante el Boca Juniors (1-2), y el día 25 de Agosto arranca su andadura en la capital del Maresme, con un amistoso en el que derrota al Mataró por 9 goles a 0. Viene luego su participación en el prestigioso «Carranza» gaditano, invitado por tercera vez consecutiva en calidad de ganador de la última edición. En el primer partido cae de nuevo ante el Benfica, y por el mismo marcador que en la malhadada final de Berna, 2 a 3 (Kocsis falló un penalti). Y en el encuentro de consolación disputado al día siguiente se impone con claridad al Valencia por 4 a 1.

Otra vez hay que hacer las maletas para volver a cruzar el Charco, en esta ocasión rumbo a México, donde existía una numerosa colonia catalana, en buena parte compuesta por exiliados republicanos que deseaban ver en vivo y en directo al equipo más representativo de su patria chica, y entre ellos varios ex-jugadores barcelonistas como Iborra, Ventolrá o Munlloch. Allá el Barça golea al Universidad (6 a 1), empata con una selección de Guadalajara y Mexico (1-1) y cae derrotado ante el Oro por 1 a 2. Pero la verdadera noticia de esos últimos días de verano no está en tierras aztecas, sino en la propia Ciudad Condal, donde va a estallar una auténtica bomba: ¡Ladislao Kubala ficha por el RCD. Español…y como jugador!

Laszi había llegado a ofrecerse a Llaudet para regresar a los terrenos de juego e intentar así galvanizar a un equipo renqueante. Sucedió en el curso de la maratoniana reunión que técnico y presidente mantuvieron después del empate frente al Mallorca en el «Camp Nou», a principios de enero de 1963. Llaudet había rechazado el ofrecimiento de Kubala, pero éste en su fuero interno se sentía todavía futbolista, y por eso va a aceptar una oferta para calzarse nuevamente las botas, aunque procediese de la “acera de enfrente”. La polémica, pues, estaba servida, y en aquellas fechas lo más suave que tuvo que escuchar el hispanohúngaro fue que le llamasen “traidor”. Era comprensible: la afición barcelonista le había idolatrado como a muy pocos, brindándole incluso un emotivo y multitudinario – y también lucrativo-homenaje cuando anunció su retirada, y ahora veía cómo se pasaba a las filas del enemigo. Pero afortunadamente el tiempo todo lo cura, y los culés terminarían olvidando la “traición” de su antiguo ídolo, y perdonándole tácitamente, hasta el punto de que Kubala, convertido ya en un prestigioso entrenador tras su dilatada etapa como seleccionador nacional español, ocuparía brevemente el banquillo azulgrana en la temporada 80-81, siendo sustituido – ironías del destino – nada menos que por…Helenio Herrera.

La Liga 63-64 se inicia en «Mestalla», contra el Valencia, el sábado 14 de septiembre, en partido nocturno adelantado a la primera jornada. Para su debut oficial, César pone en liza el siguiente equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Gensana, Segarra; Goywaerts, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Llueve abundantemente sobre la Ciudad del Turia, y cuando aun no se llevaba disputado un tercio del partido, en el minuto 28, una auténtica tromba de agua obliga a suspender el encuentro, ya que el diluvio había afectado también a la instalación eléctrica, produciéndose un apagón. Ante la imposibilidad de reparar la avería y reanudar el juego, se acuerda aplazar el choque para el día 13 de noviembre.

Coincidiendo con las fiestas de La Mercé, Patrona de la Ciudad Condal, el Barça hace su presentación ante el público culé, y frente a un adversario nuevo en esa plaza, el recién ascendido Pontevedra. César opone a los gallegos la siguiente alineación: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Vergés; Pereda, Kocsis, Zaldúa, Re y Fusté. Juego discreto y fácil victoria azulgrana por 3 a 1, con tantos de Fusté, Vergés y Pereda, anotando para los pontevedreses el catalán Batalla. Como dato anecdótico, reseñar que el descanso del partido fue amenizado por una banda de música holandesa – de Maastricht, en concreto-, que se hallaba en Barcelona precisamente con motivo de sus fiestas patronales.

Arranca la Copa de Europa de Campeones de Copa, más conocida como Recopa , torneo en el que tomaba parte el Barça por vez primera, y lo hace con un desplazamiento a Dublín para enfrentarse con el modesto conjunto irlandés del Shelbourne. El Barça va a dejar sentenciada ya la eliminatoria venciendo por 2 a 0 (Zaldúa y Pereda), con el siguiente equipo: Sadurní; Olivella, Garay, Eladio; Gensana, Segarra; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Goywaerts y Fusté. Y la tercera jornada de Liga será testigo de una aplastante victoria azulgrana en Murcia, materializada en los últimos ocho minutos de juego, período en el que el equipo va a conseguir tres goles. Se adelantó el ex-bilbaíno Merodio para los locales, pero Fusté  dará la vuelta al marcador con dos goles, y ya en las postrimerías del encuentro Zaldúa – con otras dos dianas – y Garay  redondearán  la “manita”. La única nota negativa fue la grave lesión del propio Garay, quedando en dique seco para el resto del campeonato. Estos fueron los brillantes triunfadores de «La Condomina»: Sadurní; Olivella, Garay, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. El 6 de Octubre, en la cuarta jornada, el Barça recibe la visita del Atlético de Madrid, un rival siempre peligroso. Esta fue la alineación: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Vergés; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. En un buen encuentro, los azulgranas van a imponerse a los colchoneros con relativa facilidad, 3 a 1, con goles de Cubilla, Pereda y Re.

Un desplazamiento complicado a Zaragoza, al día siguiente de la festividad de la Virgen del Pilar. Ante el entusiasmo del público que llenaba «La Romareda», los maños se tomarán cumplida revancha de su derrota en la última final de Copa, venciendo en el encuentro más destacado de la quinta jornada por 2 goles a 0, ambos conseguidos por el veterano delantero Murillo, antiguo jugador del España Industrial. El Barça no supo aprovechar sus fases de dominio para inaugurar el marcador, y lo pagaría muy caro. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Gensana; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Por el contrario, resultó un trámite sencillo  la devolución de visita de los irlandeses del Shelbourne. Los azulgrana van a triunfar sin demasiado esfuerzo por 3 goles a 1, conseguidos por Kocsis, Fusté y Re. Estos once hombres fueron los protagonistas del estreno de la Recopa  en el «Camp Nou»: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Zaballa, Goywaerts, Kocsis, Re y Fusté.

Sexta jornada de Liga, Barça-Real Valladolid, y un debut: el joven Montesinos. Este fue el equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Montesinos; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Fusté. Los de Pucela ya no eran los mismos de la temporada anterior –cuartos clasificados y equipo revelación, junto con el Real Oviedo-, pero plantearán batalla hasta doce minutos antes del pitido final, momento en el que Sandor Kocsis consigue el gol de la victoria para los locales. Antes lo habían hecho Fusté por los azulgranas, y Rodilla por los castellanos. Y al domingo siguiente nuevo partido en casa, en esta ocasión frente al Sevilla, pero no se van a pasar los mismos apuros que contra los blanquivioletas, ya que los Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Vicente cuajarán una gran actuación, aplastando a los hispalenses con un contundente 6 a 0, con tantos de Zaldúa, Kocsis – ambos por partida doble-, Zaballa y Pereda.

El Barça va a aprovechar su desplazamiento a tierras valencianas, donde le correspondía enfrentarse al recién ascendido Levante UD, para solventar también el partido de «Mestalla», aplazado desde la primera jornada. En «Vallejo» se marcarán nueve goles – 4 a 5 – y habrá emoción a raudales en ese primer duelo entre los dos conjuntos blaugranas de la máxima categoría. Se va a adelantar el Barça por 0 a 3 y 1 a 4, pero una gran reacción de los locales les llevará a empatar el encuentro, que sólo podrán desnivelar los barcelonistas en los últimos minutos, merced a un fallo  de la defensa granota. Re en tres ocasiones – una de ellas, la decisiva-, Kocsis y Pereda marcaron los goles catalanes. César presentó la siguiente alineación: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Vicente. En «Mestalla», tres días más tarde y  en horario nocturno al tratarse de jornada laborable, el partido aplazado comienza con el cronómetro a cero, sin que la casi media hora jugada sirviese ya para nada. El Barça forma con: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Vergés, Gensana; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Fusté. Nada más iniciado el choque, Gensana resultó lesionado con una brecha en la cabeza a consecuencia de un encontronazo con Héctor Núñez, pero reapareció diez minutos después, con un aparatoso vendaje. Posteriormente le serían aplicados cuatro puntos de sutura, tantos como positivos arrancaría finalmente el Barça en esta excursión al antiguo Reino de Valencia. Pereda y Fusté van a hacer los dos únicos goles de un compromiso en el que el Barça rayó defensivamente a gran altura.

El sorteo de la Recopa decreta que el Barcelona se vea otra vez las caras con un viejo conocido suyo, el Hamburgo SV. Aun están presentes en la mente de los aficionados los tres encuentros que fueron necesarios para eliminar al potente conjunto alemán de la Copa de Europa de 1960-61, con aquel  milagroso tanto in extremis de Kocsis en la ciudad hanseática, que sirvió para forzar el desempate, ganado finalmente por los azulgranas en el estadio bruselense de Heysel. Pero antes de recibir de nuevo a los peligrosos germanos en el choque de ida, con su gran figura, el goleador Uwe Seeler, el Barça deberá de enfrentarse en el «Camp Nou» a un Real Oviedo que tampoco era ya el de la campaña pasada, privado de sus dos grandes figuras Paquito y Sánchez Lage, fichados ambos por el Valencia. El Barça, una vez disputado el encuentro aplazado desde la primera jornada, ya era líder en solitario, aventajando a su sempiterno rival, el Real Madrid, en tres puntos. Segundo y tercero respectivamente lo eran  Betis y Elche, las nuevas revelaciones del campeonato. Los asturianos presentarán una fuerte resistencia, ya que el Barça únicamente va a poder derrotarles por un exiguo 2 a 1, pese a acabar los visitantes con diez hombres por expulsión del defensa Toni. El guardameta oviedista lo parará todo, a excepción de los goles de Zaballa y Re. El conjunto catalán puso en acción a: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vicente.

El miércoles 20 de Noviembre de 1963 -tan sólo un par de días antes de que el asesinato en Dallas del presidente de los Estados Unidos,  John Fitzgerald Kennedy, conmocionase al mundo entero – el «Camp Nou» se viste de gala para presenciar el choque contra el Hamburgo. El Barça sale con Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Cubilla. La emoción y las continuas alternativas en el marcador  serán las notas predominantes de un  partido que se saldará con un espectacular empate a 4 tantos. Fusté (2), Pereda y Zaballa harán los goles locales, mientras que el  temible Uwe Seeler va a ser la figura del equipo alemán, anotando dos dianas en su haber.

En la décima jornada el Barça rinde visita al siempre complicado terreno de «San Mamés». La gran novedad en la alineación es su inédita línea medular, compuesta por Marañón – que de este modo volvía a la formación titular, año y medio después de su última aparición oficial, con una cesión al Córdoba por el medio – y Gensana, quien tras su grave lesión en Grecia asomaba ya con cuentagotas por el once, y únicamente en partidos de mucho compromiso y en campo contrario, tal cómo había ocurrido con anterioridad en «Mestalla» y «La Romareda». El equipo que se enfrentó a los leones estará formado por: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Marañón, Gensana; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Los bilbaínos van a ser muy superiores a un Barça que jugó encogido, y se impondrán por un claro 2 a 0, con sendos tantos conseguidos en la primera media hora, obra de Mauri y Arieta.

La Liga sufre un parón para que la Selección Española dispute un encuentro amistoso en Valencia ante Bélgica, siendo derrotada por 1 a 2, y con Olivella, Pereda y Zaldúa en el combinado nacional. Se reanuda el campeonato el día 7 de Diciembre, sábado, con un nocturno e interesante Barcelona-Elche. Los ilicitanos llegaban como cuartos clasificados, a un solo punto de los azulgranas, pero los pupilos de César van a despachar un buen partido, y vencerán por un rotundo 3-0. Kocsis, en dos ocasiones, y Fusté convertirán los tantos de un Barça que pondría en liza a: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Fusté y Cubilla. Mientras, el Real Madrid caía derrotado en Zaragoza, y el Barça volvía a aventajar a los blancos en tres puntos. La siguiente jornada traería un enfrentamiento en la cumbre entre ambos conjuntos en el «Santiago  Bernabéu», cuyo resultado podría marcar en buena medida el futuro de la competición.

Pero antes, sin embargo, había que devolver visita al Hamburgo, para tratar de continuar vivos en la Recopa. César, consciente del gran poderío atacante de los teutones, va a plantear una defensa numantina, aunque sin renunciar a contraataques peligrosos, y el Barça arrancará un épico 0 a 0 con Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Segarra; Gracia, Fusté, Goywaerts, Kocsis y Re. Como entonces aun no se tenía en cuenta  el valor doble de los tantos obtenidos en campo contrario en caso de empate, será preciso celebrar un tercer partido, para el cual va a fijarse la fecha del 18 de Diciembre, una semana después, en la ciudad suiza de Lausana, sede del COI, el Comité Olímpico Internacional.

Con la perspectiva de tan crucial compromiso a 72 horas vista, el Barça compareció en el «Bernabéu» con el siguiente equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Vidal – que debutaba en partido oficial-, Fusté y Cubilla. Uno que llegaba, el joven del Amateur Lluís Vidal, un futbolista técnico y muy prometedor, y otro que se iba, el uruguayo Luís Cubilla, quien ya no volvería a vestir más la camiseta azulgrana, pues muy pronto sería traspasado al River Plate bonaerense. El Barça no va a forzar la máquina en el feudo madridista, y los merengues  impondrán su letal capacidad de remate para obtener un rotundo 4 a 0, con tres goles de Puskas (uno de ellos de penalti) y otro de Di Stefano. Los barcelonistas jugaron bien en el centro del campo, pero carecieron de profundidad. Con este resultado continuaban como líderes, pero con los blancos pisándoles ya los talones, a un solo punto de diferencia y con el goal average particular muy favorable para los de la Capital ante la posibilidad de una igualada final a puntos, tal como había sucedido en la memorable temporada 59-60. Elche y Betis, por su parte, seguían en tercer y cuarto lugar.

El desempate de Lausana, disputado sobre un terreno completamente helado, va a serles esquivo a los colores azulgranas. “Mojarían” primero los alemanes, pero Kocsis  le dio la vuelta al marcador con dos tantos, hasta que un par de  desgraciadas jugadas producto del mal estado del césped, en sendas cesiones a Pesudo, les permitieron a los germanos lograr el definitivo 3 a 2 y llevarse la eliminatoria. Una vez más, Suiza le había traído mala suerte al Barça, y a Sandor Kocsis en particular. Para tan desafortunada cita, César presentó este once: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Kocsis, Goywaerts, Re y Fusté.

La decimotercera jornada, con el equipo ya totalmente centrado en la Liga, enfrentará al Barça y al Córdoba en el «Camp Nou». El líder, que formó con Sadurní – que retornaría de ese modo a la portería para un larguísimo período, al resultar lesionado Pesudo en una mano-; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Fusté y Vicente, obtuvo una laboriosa victoria, ya que los cordobeses incordiaron lo suyo en todo momento. El primer tiempo concluyó con empate a uno- Zaballa y Vázquez-, y en la reanudación nuevamente Zaballa y Re dieron los dos puntos a los blaugranas. Que se afianzaban en la primera plaza, puesto que el Real Madrid caía derrotado por uno a cero en su visita al «Sánchez Pizjuán», marcando de golpe franco el gol sevillista un jovencísimo defensa de rubios cabellos, cuyo nombre de guerra comenzaba a sonar con insistencia: Gallego.

Una vez pasada la Navidad, el 29 de Diciembre, se va a disputar de nuevo – tras un año de interrupción debido al descenso de categoría del Español – el clásico derbi barcelonés. El partido tenía el morbo añadido de ser el primero en el que el “traidor” Kubala iba a enfrentarse a sus antiguos colores. Se jugará de poder a poder, y el empate final   se consideró justo por ambas partes. Paredes marcó los dos goles blanquiazules, y Kocsis y Fusté, de penalti, los azulgranas, que utilizaron a estos once futbolistas: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Benítez y Fusté. La diferencia con respecto al Madrid se reducía a 2 puntos, ya que los merengues habían despedido el año 63 venciendo claramente al Levante en el «Santiago Bernabéu»

El Barça va a proclamarse “Campeón de Invierno” en el «Camp Nou» a la jornada siguiente, tras derrotar con claridad a  otra de las escuadras revelación de la temporada, el Real Betis Balompié entrenado por el técnico catalán Doménec Balmanya, por 4 a 1. La novedad más importante en las filas barcelonistas la  constituyó la vuelta al equipo titular del uruguayo Julio César  Benítez, una vez superada una grave enfermedad hepática. Precisamente el propio Benítez marcaría uno de los cuatro goles, siendo los tres restantes obra de Kocsis, Re y Pereda, mientras que Ansola dejaba a buen recaudo el honor verdiblanco. Jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Vicente. El Real Madrid, vencedor a domicilio del Oviedo, seguía a 2 puntos de distancia. Concluía así la primera vuelta, y el cuadro catalán albergaba fundadas esperanzas de hacerse con el título. Con César en el banquillo parecían haber vuelto el espectáculo y los goles…CesarRodriguez03