La lata de Coca-cola que salvó al Inter

50 años después, la gente de Mönchengladbach aún recuerda ese 7-1 inválido en Copa de Europa y se pregunta si la lata que impactó con Boninsegna estaba vacía o no

20 de octubre de 1971. Unos 27.000 espectadores asisten al antiguo Bökelsbergstadion en una fría noche lluviosa a un partido que marcaría la historia de la Copa de Europa. Si alguno aún no se ha ubicado, estamos en el viejo estadio del Borussia Mönchengladbach, en el estado de Renania del Norte-Westfalia de la antigua RFA.

Se trata de un partido de segunda ronda de la Copa de Europa entre el Borussia Mönchengladbach, campeón de la Bundesliga, y el Inter de Milán, campeón de la Serie A. Die Föhlen (los potros), apodo del equipo alemán, estaba en su mejor momento de su historia con un plantel dirigido por Hennes Weisweiler que incluía a jugadores de la talla de Günter Netzer o la dupla de Herbert Lauemen con el siempre elegante Jupp Heynckes, quiénes marcaron 61 goles entre ambos en la temporada 1970/71.

El partido empezó de una forma trepidante. Una vaselina de Heynckes adelantaba a los locales, pero Boninsegna (héroe interista de esa noche) empataba rápidamente el encuentro. Apenas dos minutos después, Ulrik le Fevre remataba de cabeza al segundo palo para devolver el liderato a los potros. El constante intercambio de golpes hacía presagiar un encuentro de fútbol directo y de muchos goles, pero a la media hora todo cambió.

Boninsegna, el autor del primer gol interista, estaba tendido en el suelo. Una lata de Coca-Cola lanzada desde la grada había impactado con el delantero italiano. Durante 7 minutos, el partido estuvo detenido por Jef Dorpmans, colegiado del partido, mientras la multitud de futbolistas rodeaba al jugador. Sandro Mazzola, hijo del histórico Valentino (leyenda del Grande Torino que murió en la tragedia de Superga del 49), le enseñaba a Dorpmans una lata de Coca-Cola mientras Netzer decía que no había sido para tanto.

¿Estaba vacía la lata o estaba llena y realmente había impactado con Boninsegna? Al ser un partido no televisado en directo, la duda siempre ha estado ahí. Lo cierto es que no había ningún corte. Lo único que se ve en las cámaras es como Mazzola enseña una lata de Coca-Cola a Dorpmans, a la que algunos acusan de haber cogido de un aficionado de la grada italiana. Como contó el delantero años después a la Gazzetta dello Sport “la realidad es que esa noche recibí el golpe en la cabeza”. Asimismo, en el Corriere dello Sport en 2015 declaró que “no exageré nada”, como decían los alemanes, y sobre el “truco” de Mazzola dijo que “esa cuestión hay que preguntársela a él”.

Por otro lado, en 2011 Jef Dorpmans, que fue entrevistado por el periódico alemán Express, dice lo contrario. “La lata estaba abierta y ya no estaba llena. Después de un lanzamiento de 20 a 30 metros no pudo haber tenido tan mal efecto. El lanzamiento no fue correcto, por supuesto, pero tampoco la reacción de Boninsegna”.

El partido se reanudó con el cambio de Boninsegna. A partir de ese momento, el Mönchengladbach empezó a encadenar goles, uno tras otro, hasta llegar a un resultado de 5-1 al descanso. Al final del partido, el marcador del Bökelsbergstadion reflejaba el 7-1. Matt Busby, entrenador del Manchester United que estaba presente en la grada, aseguró que se trataba de “un equipo fantástico, mucho ritmo, potencia e ingenio”.

El que seguramente fue el mejor partido de un equipo alemán en Copa de Europa, tal vez hasta el 2-8 del Bayern München al FC Barcelona en la última edición, fue un partido invalidado. Pese a que la UEFA no contemplaba ese tipo de situaciones en ese momento, Peppino Prisco, abogado y vice-presidente del Inter, logró sacar una repetición del partido en el Olympiastadion de Berlín.

Finalmente, el Inter venció por 4-2 en el Giusseppe Meazza y la vuelta en Berlín fue un empate a cero. El campeón de ese año fue el Ajax de Johan Cruyff, que ganó la final contra el club italiano. Algunos dicen que el mundo se perdió ese año el choque entre los dos mejores equipos: el Ajax y el Gladbach. 50 años después, aún sigue habiendo debate entre ambas aficiones sobre lo que verdaderamente pasó esa noche en el Bökelsbergstadion. Los interistas defenderán su versión y los alemanes la suya, eso es seguramente lo bonito de este bello deporte llamado fútbol.




Hace 50 años Barcelona e Italia daban la sorpresa en la Libertadores

La Copa Libertadores es un torneo extenso en territorio y en trayectoria. El 2021 le da la bienvenida al 50 aniversario de una edición memorable del certamen de clubes más importante de Latinoamérica.

Estudiantes de La Plata, equipo argentino, venía de conquistar las últimas tres ediciones del torneo, y no perdía un partido de copa desde mayo de 1968. Aparte de esto, en la edición de 1971 hubo tres eventos notorios: El Pequeño Maracanazo, La Hazaña de La Plata y la batalla campal entre Boca Juniors y Sporting Cristal. Sucesos destacados que merecen ser rememorados cinco décadas después.

El Boca – Sporting es el partido con más expulsados de la historia de la competición: 18 tarjetas rojas, tres al hospital y todos a comisaría. El partido estaba 2-2 y transcurría el minuto 84 cuando la trifulca comenzó tras un penalti no pitado en un ataque argentino. Todos intervinieron en la pelea, excepto Julio Meléndez. Todos fueron expulsados menos él y los arqueros; Boca fue eliminado del torneo y así concluía uno de los más grandes escándalos de fútbol de la historia.

Si se habla en Europa sobre fútbol venezolano, habrá pocas referencias; la zurda de Juan Arango o la irrupción de Peñaranda en La Liga. Pero el pequeño Maracanazo consta de una sorpresa en el partido entre el vigente campeón de Brasil, Fluminense de Zagallo y Deportivo Italia de Venezuela.

A la cita llegaron 26 mil personas el 3 de marzo de 1971. Estaba fresca aún la goleada de 0-6 que propició el Fluminense en tierras venezolanas el mes anterior. Pese a esto, el partido inició con un planteamiento ofensivo del Italia, dirigido por un técnico italiano: Mino D’Ambrosio; y con sorpresa llegó sin goles al descanso. Fluminense empezó a carburar en el segundo tiempo, pero la estrategia del catenaccio salía a flote al ver que pasaban los minutos sin que el equipo visitante encajase goles.

Un penalti tras una contra en el minuto 66 abrió el marcador para la visita. Manuel Tenorio facturó el gol. Luego, Vito Fassano tuvo la noche de su vida al atajar todos los tiros y ver cómo la pelota golpeaba los postes en tres ocasiones.

Este partido fue celebrado por toda Venezuela porque Fluminense tenía más de un año sin perder en el Maracaná, pero tuvo especial sabor para la comunidad italo-venezolana, ya que sentían cercana todavía la derrota en la final del mundial el año anterior contra Brasil.

La Hazaña de La Plata es un partido muy recordado en Ecuador por lo condimentado que fue ese partido del 29 de abril de 1971. En la previa, la revista El Gráfico había llamado al rival de Estudiantes, Barcelona de Guayaquil, “equipo de tercera categoría”, debido a la victoria de los argentinos en Ecuador y el potente estado de forma del equipo pincharrata durante esta fase de grupos.

Esta ofensiva periodística motivó a los ecuatorianos a plantar cara al tricampeón y vencer por 0-1 en la cancha de Estudiantes. Fue la primera derrota de Estudiantes en tres años y la primera como local en la historia del torneo.

Estudiantes arribó a su cuarta final consecutiva e iba a enfrentar a Nacional de Montevideo, equipo que había ganado sus grupos de rondas previas con relativa comodidad, lo que hizo que fuera ajeno a las noches exóticas del torneo al resolver sus partidos con solvencia.

La ida y la vuelta la ganaron los respectivos equipos locales, mientras que, en el desempate en campo neutral en Lima, Nacional volvió a resolver el partido sin correr mucho riesgo y ganó 2-0 para conseguir la primera Libertadores del club.




“Si hubiera nacido feo no habríais oído hablar de Pelé”

En 2021 se cumplen 75 años del nacimiento de George Best, un genio del balón con una carrera plagada de vicios

“¿Cuántas personas formaban los Beatles?” Una pregunta sencilla sobre uno de los grupos más importantes de la historia de la música. Cualquiera piensa en John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. La respuesta es inmediata: “Cuatro”. Sí, cuatro, pero unos pocos dicen cinco. “¡Cinco!” gritan. Y también tienen razón. La prensa portuguesa le apodó como ‘El Quinto Beatle’, y su melena no es historia de Anfield, sino de Old Trafford: George Best y su filosofía de All you need is love.

Nacido en Belfast (Irlanda del Norte) el 22 de mayo de 1946, Best fue un futbolista tan bueno en el terreno de juego como poco profesional fuera de él. Con una técnica y un cambio de ritmo imparables, el extremo fue uno de los grandes del fútbol, ganador del Balón de Oro en 1968 e incluido en 2020 en el tercer equipo del Dream Team elaborado por ‘France Football’. Pero la leyenda del Manchester United tenía dos vicios que compaginaba con su carrera: las mujeres y el alcohol. Solo los dejó una vez, y, según mencionó, “fueron los peores 20 minutos de mi vida”.

“Nunca vi el mar”

No es exagerado calificarle como el padre de los Gascoigne o Maradona en cuanto al jugador que trasciende por su vida más allá del campo, un genio al que sus admiradores peregrinaban no solo para celebrar sus acciones en las gradas, sino también en los asientos de los pubs de toda Inglaterra. Una de sus frases más celebres, de las muchas que dejó, cuenta que “cada vez que entro en un bar hay 70 personas que quieren invitarme a beber, y yo no sé decir que no”. Existe el debate sobre si Best se trata del mejor futbolista que ha vestido la camiseta de los Red Devils, donde también han jugado, entre otros, sir Bobby Charlton, Eric Cantona o Cristiano Ronaldo. El tema está ahí, pero con este primero y Denis Law formó la conocida como Holy Trinity, llevando al Manchester United a convertirse en el primer equipo inglés en alcanzar la Copa de Europa en el año 68 ante el Benfica.

Alguien de su categoría podía permitirse adquirir una casa en primera línea de playa para aprovechar la brisa que trae el mar y darse relajantes baños. Quien sabe si esa era su intención, pero había un problema: “Para llegar a la playa había que pasar por un bar. Nunca vi el mar”. El alcohol, como ya se ha dicho, fue su gran hándicap, igual que su pasión por las mujeres.

“Afortunadamente he podido hacer ambas”

Es una de las mayores celebridades que ha habido en Irlanda del Norte, hasta el punto de que el aeropuerto de Belfast lleva su nombre. Sin embargo, y debido al pobre nivel de su selección, nunca pudo disputar el Mundial o la Eurocopa. Podría haber llegado a la copa del mundo de España 82, pero en ese entonces su estado físico dejaba ya mucho que desear.

A lo largo de su vida se casó varias veces, y se caracterizó por, como con el alcohol, no decir nunca que no. Best no podía escoger entre el fútbol y las chicas, dejando para la historia la siguiente reflexión: “Hace unos años si me dan a elegir entre marcarle un golazo al Liverpool o acostarme con una Miss Mundo habría tenido una difícil elección”. Pero era muy bueno, así que “afortunadamente he podido hacer ambas”.

“No mueras como yo”

En 2005, y con apenas 59 años, George Best falleció debido a una sobredosis de los fármacos que tomaba por el trasplante de hígado al que había sido sometido. Su frase “no mueras como yo” fue la última y cruda reflexión de un genio del balón al que el alcohol se llevó antes del verdadero final de su partido.

Reportaje realizado para la materia de “Historia del Periodismo Deportivo” que imparte Xavier G. Luque en el Máster de Periodismo Deportivo de la UPF.




Un siglo del debut del Real Murcia en competición oficial

La constitución de la Federación Levantina de Fútbol posibilitó que los clubes de la provincia de Murcia pudieran participar por primera vez en la historia en un torneo oficial en la temporada 1919-1920. Con este objetivo se inscribieron tres equipos de la provincia: el histórico Club Deportivo Aguileño y dos clubes de reciente fundación el Cartagena FC y el Levante FC de Murcia (actual Real Murcia); sin embargo, este último tuvo que renunciar a participar en la competición por un problema de índole interno que provocó que el club no pudiera utilizar el único campo de fútbol que existía en la ciudad.

Una vez solventado este inconveniente, el 8 de febrero de 1920 el Levante se inscribió en el registro de asociaciones del Gobierno Civil de la Provincia de Murcia, y a partir de marzo comenzó a disputar partidos amistosos, con el fin de perfilar un equipo competitivo de cara al Campeonato Regional de la temporada siguiente, cuyo ganador se clasificaba para disputar el Campeonato de España. En estos encuentros el entrenador Atanasio Abellán pudo comprobar que se había podido conformar un equipo competitivo encabezado por el veterano Cándido Cuartero y los hermanos Manolo y Juan Calvo, quienes estaban acompañados de una hornada de jóvenes (en algunos casos aún adolescentes) como Jesús Pagán, Andrés Mateu, José Marcos o Sebastián Servet, que comenzaban a despuntar. Durante la década siguiente estos cuatro canteranos darían muchas alegrías al club

Los buenos resultados cosechados en los partidos amistosos que el Levante disputó durante los meses de septiembre y octubre demostraron que aquel equipo ofrecía garantías para realizar un papel digno en la competición, pero apenas un mes antes del inicio de la misma surgió el primer contratiempo. El guardameta Manuel Gálvez se lesionó de cierta importancia en un encuentro amistoso. Como sus sustitutos no ofrecían excesivas garantías, la junta directiva activó el fichaje de Francisco Juseph, un gerundense que se encontraba realizando el servicio militar en Cartagena y que había causado una gratísima impresión meses atrás en dos partidos amistosos que había disputado en Murcia defendiendo la camiseta del Acorazado España. Junto a Juseph llegó el barcelonés Pedro Salvador, también soldado, un centrocampista poderoso y con grandes dotes de liderazgo sobre el terreno de juego, quien la temporada anterior había defendido los colores del Cartagena FC. Salvador, al igual que Juseph, había jugado durante este año varios partidos en el campo de La Torre de la Marquesa defendiendo la camiseta del propio Cartagena y de distintos equipos militares. Sus buenas actuaciones tampoco habían pasado desapercibidas para la directiva murcianista.

La Federación Levantina estaba dividida en tres secciones: norte, centro y sur, al objeto de hacer la competición más dinámica y de evitar largos desplazamientos. En la sección sur se inscribieron el Levante de Murcia, el Club Deportivo Aguileño, el Natación de Alicante (que tuvo que superar una eliminatoria previa ante el Sporting de la misma ciudad), el Cartagena FC y el Club Deportivo Albacete (conocido popularmente como Deportivo Albacetense). Estos cinco clubes disputarían la competición en una liguilla a doble vuelta que se celebraría entre los meses de diciembre y febrero. El ganador del torneo se enfrentaría al campeón de la sección norte (que había jugado una eliminatoria contra el campeón de la sección centro) para dilucidar que club se clasificaría para la actual Copa del Rey.

El calendario deparó que el Levante de Murcia disputara el primer partido de competición oficial de su historia el 12 de diciembre de 1920 ante el Deportivo Albacetense en el campo de La Torre de la Marquesa. El equipo local se había preparado a conciencia para este partido jugando varios amistosos en los días anteriores, en los que obtuvo muy buenos resultados, el último de ellos una goleada por 5-0 ante el Elche, en una alineación en la que ya formaron los dos militares catalanes que habían fichado por el club. El encuentro ante los albaceteños causó una gran expectación entre los aficionados. En este sentido, el diario El Tiempo señalaba que «la sola palabra de Campeonato al pronunciarla nuestros labios nos da la sensación de una cosa, casi imposible, absurda, y en cambio es una realidad, pueden estar de enhorabuena los aficionados murcianos y con ellos todos los de la región».

El 12 de diciembre de 1920 se preveía que fuera un día de fiesta para la Murcia futbolística. Sin embargo, la enorme expectación que se había generado se diluyó por culpa de un protagonista que no había sido invitado y que deslució un tanto aquella fecha histórica: la climatología adversa. Aquel día hizo muchísimo frío en la ciudad, lo que unido a las escasas comodidades que ofrecía el campo de La Torre de la Marquesa, que ni siquiera tenía gradas, retrajo la presencia de público. Además, durante los días anteriores estuvo lloviendo, lo que determinó que el campo de tierra de La Torre de la Marquesa, por cuya superficie de tierra brotaban aleatoriamente algunas matas de hierba, se convirtiera en un terreno de juego en el que (a tenor de lo que se recoge en la prensa de la época) aquel día «era imposible jugar».

Imagen coloreada de una alineación del Levante en el campo de la Torre de la Marquesa en un partido del año 1920. Se aprecia el mal estado del terreno de juego (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCIA)

El Levante de Murcia presentó una alineación formada por Juseph: Maldonado, Pagán; Cuartero, Salvador, Marcos; Servet, Alburquerque, Juan Calvo, Martínez y Manolo Calvo. Por parte del equipo de Albacete jugaron Collado; Franklin Albricias, Lincoln Albricias; Pinilla, Eduardo Tapia, Antonio Tapia, Parras, Ángel Tapia, Mario Tapia, Haro y Paredes. En las filas de los visitantes destacaba la presencia de los hermanos Albricias, especialmente de Franklin, considerado como el introductor del fútbol en aquella ciudad en 1917 (y quien años más tarde alcanzaría una carrera política de cierta relevancia) y de los cuatro hermanos Tapia. Dos de ellos, Mario y Eduardo jugaron posteriormente en el Levante de Valencia y la Gimnástica de Madrid, e incluso tuvieron un breve y polémico paso por el propio Real Murcia.

Alineación del Levante en el partido disputado el 16 de enero de 1921 en Águilas, correspondiente a la cuarta jornada del Campeonato Regional Levantino. De pie: Alcázar, Marcos, Manolo Calvo, Salvador, Servet, Antonio Martínez, Juan Calvo y Cándido Cuartero. Agachados: Maldonado, Juseph y Pagán. (FOTO ARCHIVO PEDRO GARCIA)

El partido fue muy plácido para el Levante, que al descanso ya ganaba por 5-0. Pedro Salvador fue el primer goleador del club en un partido oficial al transformar un penalti señalado por el colegiado, Demetrio Poveda, tras una mano de un jugador visitante. En los minutos posteriores llegaron tres goles seguidos de Juan (Juaiso) Calvo y antes del descanso su hermano Manolo logró el quinto tanto. En los inicios del segundo tiempo se produjo una acción que encumbró al guardameta Juseph, quien detuvo en dos ocasiones seguidas un penalti a favor de los albaceteños que el colegiado del encuentro mandó repetir, según afirmó el diario El Tiempo por una cuestión que a día de hoy nos llama poderosamente la atención. «Como quiera que le dieran al balón dos jugadores a la vez se tira otra vez y lo vuelve a parar magistralmente nuestro meta». Sería la primera gran actuación de gerundense, quien durante toda la década de 1920 ocupó la portería del Real Murcia contribuyendo decisivamente en algunos de sus grandes éxitos. En esta segunda parte Manolo Calvo y Servet aumentaron la ventaja del equipo murciano. Finalmente, Mario Tapia obtuvo el tanto de los albaceteños. El público asistente salió muy satisfecho del debut de su equipo. A este respecto, El Tiempo señaló que «No hubo ningún murciano que al terminar el partido no se encontrase acatarrado o con las manos sonrosadas de tanto aplaudir a su equipo, que jugó magistralmente».

El guardameta Francisco Juseph defendió la portería de los murcianos en el primer partido de la historia del club en competición oficial, en el que detuvo en dos ocasiones el lanzamiento de un penalti que el colegiado mandó repetir. En un principio fichó como un recambio provisional por la lesión de Manuel Gálvez. Nadie esperaba que permaneciera en el Real Murcia durante una década

El debut del Real Murcia en competición oficial fue un éxito. El club se alzó con el Campeonato Regional Levantino tras proclamarse ganador de su grupo y derrotar posteriormente al Cervantes de Castellón en la eliminatoria final. En marzo de 1921 el equipo murcianista debutó en el Campeonato de España, en una eliminatoria de cuartos de final ante el Sevilla. La mayor experiencia de los sevillistas fue determinante para imponerse en los dos encuentros: 2-0 en la ida y 0-3 en la vuelta, partido este último en el que se produjo un importante escándalo porque José Agulló Asensi, miembro destacado de la Federación Levantina, presente en el encuentro, impidió la alineación de Salvador. El mandatario estuvo a punto de ser agredido, extremo que impidió Ramón Ángel Cremades, presidente del club murcianista. Pedro Salvador se despidió aquel día del club, tras haber pasado a la historia por ser el autor de su primer gol en un partido de competición oficial y ser determinante en la consecución de su primer título.




140 años del nacimiento de Ramón Ángel Cremades, el primer presidente de la historia del Real Murcia

“Y si él vivió para el Real Murcia, lo menos que pueden hacer sus directivos, socios y admiradores, es perpetuar su recuerdo entre todos, y para perpetuarlo, nada más indicado, que la erección de un busto en La Condomina” 

Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, Levante Agrario, 23 de diciembre de 1930.

La familia Ángel Capdevila, originaria de la localidad catalana de Vic, trasladó su residencia a Murcia en el año 1859. El patriarca, fiel exponente de la pujante burguesía catalana, disponía de una situación económica muy desahogada, lo que le permitió acometer importantes negocios en una ciudad de mentalidad tradicional, que aún estaba muy lejos de subirse al tren de la modernidad.

Ramón Ángel Capdevila contrajo matrimonio con Teresa Cremades Alcaraz, una joven 22 años menor que él, natural de la localidad alicantina de Ibi, aunque criada en Aspe. La familia de la esposa, vinculada a la actividad comercial, encontró en Murcia la estabilidad laboral de la que había carecido en décadas anteriores. Tras el enlace, la pareja fijó su domicilio en un piso ubicado en el número 8 de la calle Marengo, en pleno corazón del barrio de Santa Eulalia, apenas a 300 metros de los terrenos que varias décadas después albergarían el campo de fútbol de La Condomina. En aquel piso nacieron sus dos hijos, Miguel y Ramón. A este último le cabe el honor de ser el primer presidente de la historia del Real Murcia. Su hermano Miguel fue vicepresidente, secretario y tesorero del club, fundó su primer equipo filial y fue el primer presidente de la Federación Murciana de Fútbol.

Miguel y Ramón estuvieron muy unidos. Compartieron profesión (ambos se licenciaron en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona) y aficiones. Incluso oficiaron sus bodas con apenas dos meses de diferencia. Fueron dos personas de grandes inquietudes que participaron en diversas manifestaciones culturales y artísticas, publicaron numerosos artículos en prensa, y fueron asiduos conferenciantes en los actos que se organizaban en la Murcia de principios del siglo XX. En cambio, parece ser que no practicaron ningún deporte con cierta regularidad, o al menos no ha quedado constancia documental de ello. Es muy probable que ambos conocieran el fútbol en Barcelona en los últimos años del siglo XIX, aunque no fue hasta la década de 1910 cuando comenzaron a tener un protagonismo especial en la vida deportiva de la ciudad.

Ramón Angel Cremades nació el 25 de noviembre de 1880 en el domicilio familiar situado en la calle Marengo. De niño cursó sus primeros estudios en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes, que estaba ubicado en la calle Santa Quiteria. A finales de siglo inició la licenciatura de Medicina y Cirugía, que finalizó en julio de 1903. El 16 de julio de 1904 contrajo matrimonio con Antonia García Celdrán, hija del empresario Juan Bautista García Albert. Es probable que existiera algún tipo de vínculo de amistad entre ambas familias que, tal vez, se mantuvo en el tiempo, pues tanto la madre de Ramón Ángel Cremades, como su padre político, eran naturales de Ibi y miembros de clanes que se dedicaban al comercio de productos textiles.  Los contrayentes fijaron su residencia en la calle del Trinquete 3 (actual calle Frutos Baeza). El matrimonio tuvo un único hijo: Miguel Ángel García, quien también estaría vinculado con el deporte local.

Ramón Ángel Cremades. Foto Archivo Pedro García

La construcción del campo de La Torre de la Marquesa, muy cerca del casco urbano de la ciudad, facilitó que en Murcia el fútbol se convirtiera en un deporte de masas. A partir de 1918, cientos de ciudadanos comenzaron a asistir como espectadores a los partidos de fútbol que disputaba el Murcia FC. Entre ellos se encontraba el doctor Ramón Ángel Cremades, quien se convirtió en asiduo de los partidos que disputó este equipo.

En 1919 se produjeron las desavenencias económicas entre los directivos y los jugadores del Murcia FC que motivaron que Alfonso Guillamón, presidente del equipo y arrendatario de La Torre de la Marquesa, decidiera clausurar la instalación, lo que trajo como consecuencia que la ciudad se quedara sin equipo de fútbol. 

Paralelamente a la desaparición del Murcia FC se había fundado la Federación Levantina de Fútbol, lo que suponía que, por primera vez en la historia, un equipo de la ciudad podía tener la oportunidad de participar en una competición oficial. En el mes de noviembre, el Cartagena FC (club de reciente creación) y el Club Deportivo Aguileño ya habían iniciado los trámites para inscribirse en la naciente entidad. Ante esta situación algunos jugadores y aficionados murcianos se movilizaron. En un principio se creó una comisión formada por Julián García-Villalba, Manuel García Calvo, Fernando Servet y Ginés de Gea, quiénes pidieron ayuda al médico Francisco García-Villalba. Tal vez fue éste durante la reunión que se celebró en su despacho quién les recomendó que se pusieran en contacto con su colega de profesión, Ramón Ángel Cremades, quien les podría dar el apoyo económico que tanto necesitaban para que la nueva entidad pudiera resolver los trámites necesarios para inscribirse en el Campeonato Regional Levantino. Las reuniones fueron fructíferas pues, a principios de diciembre de 1919, el diario El Liberal anunció el nacimiento del Levante FC.

Sin embargo, el objetivo de los fundadores del club de participar en competición oficial se fue al traste. Las negociaciones entre Ramón Ángel y Alfonso Guillamón para el traspaso del terreno de juego no fructificaron. En consecuencia, el club se vio obligado a retirarse del campeonato por no disponer de unas instalaciones adecuadas en las que disputar los partidos como local.

Finalmente, y una vez solventadas las diferencias entre Guillamón y Ángel, el Levante FC se inscribió en la Federación Levantina en el mes de febrero de 1920. Posteriormente la sociedad legalizó su situación en el registro de asociaciones. Ramón Ángel no quiso que el nuevo club se identificara con el extinto Murcia FC, y por este motivo el Levante no solo adoptó una nueva denominación, sino también nuevo escudo y un nuevo uniforme. El actual Real Murcia, disputó el primer partido de su historia el 28 de marzo ante el Cartagena.

Los primeros pasos fueron muy complicados, tal y como la relata la Revista Balompié en su número del 11 de mayo de 1922. “Si dificultades tuvo que resolver Guillamón no fueron menores las que tuvo que afrontar y resolver la nueva Sociedad. Afortunadamente a su frente estaba el Dr. Ramón Ángel que con su entusiasmo sin límites y su espíritu contemporizador, ha sabido orillar cuantos obstáculos pretendían entorpecer su labor. En este periodo hay una perfectísima organización, pero la Prensa no presta su concurso como es necesario y de ahí que la mayor parte de la afición se halle sin guía”.

Ramón Ángel Cremades ostentó la presidencia del Real Murcia durante dos etapas. La primera de ellas abarcó desde el nacimiento del club, a finales de 1919, hasta la conclusión de la temporada 1921-1922. En esta época, el presidente fundador del Real Murcia logró el objetivo de crear una estructura sólida, con el premio añadido de que el club consiguió el primer título de su historia, el Campeonato Regional de Levante de la temporada 1920-1921, lo que le otorgó la posibilidad de disputar el Campeonato de España. La intervención de Ramón Ángel también fue fundamental para lograr el fichaje de los dos primeros jugadores no canteranos de la historia del club: los militares catalanes Pedro Salvador y Francisco Juseph, quienes tuvieron un papel decisivo en la consecución del título, que tal vez el Real Murcia no hubiera logrado de no haber sido por aquellas gestiones que realizó su presidente.

El 16 de julio de 1922, el doctor Ramón Ángel Cremades dimitió de su cargo para dejar paso a un colega de profesión: Ángel Romero Elorriaga. La nueva junta directiva eligió a Ramón Ángel presidente honorario del club. Posteriormente, el 7 de enero de 1923, tras la dimisión de Romero Elorriaga, el doctor Ángel volvería a hacerse con las riendas del Real Murcia como presidente ejecutivo, manteniendo su condición de presidente honorario.

En enero de 1924 Ramón Ángel presentó su dimisión debido a las críticas recibidas por los malos resultados que estaba cosechando el equipo. Pese a dejar de formar parte de la junta directiva del Real Murcia siempre estuvo en la sombra, dispuesto a colaborar con el club cuando su concurso fuera necesario. Como veremos más adelante, su mediación sería decisiva para que el Real Murcia pudiera sobrevivir en el verano de 1930, en unos meses angustiosos en los que la entidad estuvo a punto de desaparecer.

Entre 1924 y 1930 Ramón Ángel ayudó al crecimiento del deporte murciano desde diversos ámbitos. Entre sus numerosas contribuciones podemos destacar las siguientes:

  • Representó los intereses de la Federación Murciana de Fútbol y del propio Real Murcia (en calidad de delegado) en cinco ocasiones en la Asamblea de Federaciones anual que se celebraba en Madrid. La primera vez que lo hizo fue el 2 de diciembre de 1925.
  • Se sumó a todos aquellos actos que pretendían crear un ambiente de cordialidad entre los miembros del Real Murcia a través de los homenajes (tan típicos en esta época) que de forma espontánea se le ofrecían a jugadores y colaboradores destacados del club. En estos años Ramón Ángel era socio honorario del Real Murcia.
  • Defendió firmemente los intereses del Real Murcia en las reuniones previas al nacimiento de la liga, cuando el club se quedó sin apoyos para competir en Segunda División. Después de una primera toma de contacto (que fue infructuosa) regresó a Madrid para exigir que se admitiera la participación del equipo murcianista en esta categoría. Sin embargo, contó con la oposición de clubes muy poderosos, entre ellos el Real Madrid, cuyos representantes estaban molestos con el Real Murcia por las arduas negociaciones del traspaso de Pachuco Prats.
  • Fue elegido vicepresidente de la Federación Murciana de Fútbol en octubre de 1928, cargo que ostentó durante dos temporadas.

Pero, por encima de todo, siempre estuvo atento a la trayectoria del Real Murcia. Ramón Ángel fue el presidente fundador del club y el principal artífice de que no desapareciera en agosto de 1930. Paradojas del destino, aquel verano sería el último de la vida de este murcianista tan ilustre.

El 22 de junio de 1930, el Real Murcia eligió una nueva junta directiva presidida por José María Reyes Ramírez. Nada más tomar posesión del cargo los nuevos dirigentes, que eran conscientes de la delicadísima situación económica por la que atravesaba la entidad, se quedaron sin el apoyo de varios directivos salientes que se habían comprometido a seguir colaborando con el sostenimiento económico del club. Por otra parte, la afición también mostró su descontento en el partido amistoso que se celebró el 29 de junio ante el Real Madrid, por la incertidumbre con la que se abría esta nueva etapa.

A principios de julio se produjo la dimisión en bloque de la junta directiva. Sus miembros claudicaron tras verse agobiados por una deuda muy importante motivada por el importante gasto que suponía hacer frente a los honorarios de una plantilla de jugadores profesionales, y por el enorme coste que ocasionaban los complicados desplazamientos al norte de España. Posteriormente se convocaron diversas reuniones para buscar alguna solución, pero la opinión generalizada era que la deuda se consideraba insostenible, y que en estas circunstancias la supervivencia del club era imposible. 

El mes transcurrió sin que se produjeran novedades. Mientras que el Real Murcia languidecía, buena parte de los antiguos directivos del club descansaban en sus residencias de vacaciones. A finales de julio Ramón Ángel tomó la iniciativa de hacer lo que estuviera en su mano para evitar la desaparición del club. A tal fin ideó un plan para aplazar o disminuir la deuda. A partir de ese momento se inició una carrera contrarreloj, en la que contó con la inestimable colaboración de José Iniesta Eslava y de Antonio Rubio Hernández.

Ramón Ángel y sus compañeros visitaron a numerosas personas con el fin de convencerles para que formaran parte de la nueva junta directiva, o bien para que colaboraran económicamente con el club. Durante los últimos días de julio y los primeros de agosto se produjeron contactos, no solo con residentes en la ciudad (si no que con el objetivo de involucrar al máximo número de personas) se desplazaron a poblaciones cercanas, encontrando una buena acogida entre los empresarios de Espinardo, El Palmar, Churra y Alcantarilla.

Aquel difícil trabajo se encontró con un inconveniente añadido. Debido a que era verano, muchos de los potenciales colaboradores se encontraban de vacaciones. Por ello el presidente fundador del Real Murcia y sus compañeros se vieron obligados a desplazarse el domingo 3 de agosto hacia la costa y recorrer los lugares de veraneo habituales de los murcianos de aquella época (Santiago de la Ribera, San Pedro del Pinatar y Torrevieja) para exponer el plan que tenían para reducir la deuda y para obtener los apoyos necesarios que aseguraran la supervivencia del club.

Una vez que Ramón Ángel obtuvo la promesa de colaboración un amplio sector de empresarios se convocó una reunión que tuvo lugar el miércoles 6 de agosto de 1930 en el Teatro Circo Villar. Aquel encuentro fue todo un éxito. Según contó el diario El Liberal en su edición del día siguiente el médico murciano “manifestó como su afecto hacia el Real Murcia le llevaba a procurar por su sostenimiento siquiera por un año más, dando cuenta de las condiciones en que se posicionaba la nueva junta. Con arreglo a las mismas, los señores que tienen créditos pendientes que no devengan intereses, no intentarán cobrarlos dentro de este año…”. Es decir que Ramón Ángel Cremades logró que algunos acreedores aplazaran las deudas y que otros las perdonaran en parte, o en su totalidad. Además, la gran mayoría de los asistentes se comprometieron a ayudar en lo que pudieran. Unos a colaborar económicamente para afrontar los pagos más urgentes; otros se ofrecieron para trabajar en beneficio del club para ayudar en aquello en que fuera necesario. Todos remaron en la misma dirección para lograr que el club sobreviviera. El propio Ramón Angel Cremades se comprometió a seguir involucrado y regresó a la junta directiva como vicepresidente de Luis Pardo.

El presidente fundador del Real Murcia había conseguido salvar al club apenas una década después de su nacimiento. El día antes de la celebración de la reunión, Nicolas Ortega Lorca agradecía en las páginas de El Tiempo su labor impagable y desinteresada. “Gratitud imperecedera hemos de guardar a quienes han gestionado la solución, de modo especial al Dr. Ramón Ángel, así como a los que han permitido que aquella pudiera ser factible”. Dos días más tarde el mismo periodista se congratulaba por el éxito que había tenido aquel histórico encuentro. “Ya ha tenido solución la cuestión deportiva murciana. El Real Murcia volverá a surgir potente sobre el césped de La Condomina. Alegrémonos todos y tengamos por lo menos unas frases de gratitud para quienes han dado cima a la empresa. Como testigo de lo actuado no me oculto para decir que han sido para nosotros de angustiosa intranquilidad los días que han precedido al domingo, fecha histórica para el fútbol murciano…don Ramón Ángel, con un interés digno de las mayores alabanzas y un entusiasmo grandioso se dedicó a buscar fórmulas que aseguraran la continuación de vida en el Real Murcia y como buen médico salvó al enfermo que estaba amenazado de muerte. Aprobada el acta de la anterior el señor Baleriola, dice que gracias a los trabajos que estos días ha realizado don Ramón Ángel, a quien la afición debe gratitud por sus desvelos, se ha encontrado Junta para el Real Murcia, añadiendo que dicho señor hará detalle detenido de las gestiones llevadas a efecto…después se levanta a hablar el Sr. Ángel Cremades (don Ramón) que es acogido con una ovación prolongada y estruendosa”.

El agradecimiento de la prensa murciana a Ramón Ángel también quedó reflejado en las páginas de La Verdad “no podemos menos de felicitar a estos señores y muy especialmente al doctor Ramón Ángel que, con un espíritu de verdadero sacrificio, demostrativo del gran cariño que profesa al Real Murcia, ha sabido allanar cuantas dificultades ha encontrado y formar una junta directiva de envergadura suficiente para levantar el decaído espíritu de nuestros aficionados. La actuación de Ramón Ángel es merecedora de un homenaje y en los comienzos de la temporada debe éste llevarse a cabo para demostrar que la afición murciana sabe agradecer a sus benefactores, pues en este caso a no ser por su intervención el Real Murcia hubiera ido a una muerte segura…hemos de poner de manifiesto el admirable esfuerzo de este gran deportista, con el que todo buen aficionado murciano tiene pendiente una deuda de gratitud”.

La labor de Ramón Ángel adquiere una mayor importancia si tenemos en cuenta que en esta época desaparecieron entidades tan importantes como el Iberia Sport Club de Zaragoza y el Racing Club de Madrid. Gracias a su ímprobo trabajo el Real Murcia pudo tomar parte en la Liga Regional de la temporada 1930-1931, en el que, al igual que una década antes, fue campeón. Sería la última alegría deportiva del primer presidente del Real Murcia.

El sábado 13 de diciembre de 1930 Ramón Ángel, como era habitual en este día de la semana, compartió una tertulia en la que ofreció sus impresiones sobre la trayectoria del Real Murcia en el torneo de liga que había comenzado unas semanas antes. El doctor, como siempre optimista, vaticinó que el club haría una buena campaña. Al día siguiente cayó enfermo. La dolencia se agravó rápidamente. Enseguida se supo que Ramón Ángel estaba afectado por una pulmonía y se temía muy seriamente por su vida. El 18 de diciembre, hacia las 19:00 horas, falleció en su domicilio de la calle del Trinquete a los 50 años de edad.

La Revista Murcia Deportiva le dedicó un artículo de homenaje el 22 en el que plasmó algunas de sus aportaciones al progreso deportivo de la provincia en general y del Real Murcia, en particular.

 “A él le debemos la Federación Murciana, presidente del Comité Provincial en la desaparecida Federación Levantina fue el que más trabajó por la separación creándose la Federación Murciana que tan gran impulso ha dado al fútbol en nuestra región. Fue siempre un voluntario para los puestos de trabajo en cualquier deporte, fútbol, ciclismo, pedestrismo, atletismo, tuvieron siempre su eficaz ayuda…para terminar citaremos los cargos desempeñados. Presidente del Levante F.C.; Vicepresidente del Real Murcia, Presidente del Comité Provincial, Vicepresidente de la Federación Murciana, Presidente honorario del Real Murcia, Médico del mismo y Represente (sic…) del Real Murcia y de la Federación Murciana en cinco asambleas regionales…ha desaparecido un pedazo el más interesante sin duda del fútbol murciano

La prensa deportiva murciana, capitaneada por Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, inició una campaña para rendirle un homenaje que permitiera a las generaciones recordar la figura de Ramón Ángel. La afición murcianista tenía muy reciente en la memoria su desinteresada labor del verano anterior, gracias a la cual el club había logrado una supervivencia que se antojaba muy complicada y una estabilidad que le iba a permitir poder afrontar los siguientes años con una cierta solvencia.

El 23 de diciembre se creó una comisión para organizar el homenaje. Se decidió esculpir un busto con su figura y en dedicarle una placa en bronce. Ambas obras serían sufragadas por suscripción popular y se colocarían en un lugar preferente de La Condomina.  La comisión encargó el trabajo al escultor de Librilla, José Séiquer Zanón. La placa sería colocada al lado izquierdo de la entrada, en la tapia que se encontraba junto a las taquillas.

El 6 de diciembre de 1931 se descubrió la lápida antes de la disputa del partido entre el Murcia FC y el Elche FC. Los capitanes de ambos equipos depositaron sendos ramos de flores al pie del muro en el que fue colocada. José María Llanos, presidente de la Federación Murciana de Fútbol, pronunció un discurso en el que elogió la ímproba labor del fallecido. La lápida, en la que aparece la efigie de Ramón Ángel y unas alegorías deportivas, dice textualmente “A Ramón Ángel Cremades. La afición deportiva de Murcia. MXMXXXI”.

Lápida de bronce en homenaje a Ramón Ángel Cremades, descubierta el 6 de diciembre de 1931 en La Condomina. Actualmente se conserva en el estadio Nueva Condomina

Después de sucesivas reformas en el perímetro del estadio, la placa quedó enterrada y cayó en el olvido tras ser ocultada por una valla de publicidad. A finales del año 2011, el historiador Pedro García halló el lugar en el que estaba oculta y, con la inestimable colaboración de varios representantes de la Federación de Peñas Murcianistas, pudo rescatarla para que pueda ser contemplada por las futuras generaciones. En cierto modo, la placa de homenaje a Ramón Ángel tiene un simbolismo similar al busto de Pichichi, tan popular entre los seguidores del Athletic de Bilbao.

El recuerdo del esfuerzo que tuvo que hacer Ramón Ángel en el verano de 1930 para lograr la supervivencia del Real Murcia volvió a florecer en la primavera de 1932 cuando el Cartagena FC, que se encontraba sumido en una profunda crisis económica, pidió disputar un partido con el Murcia, con motivo del primer aniversario de la II República y desde el diario El Tiempo se recordó que “cuando hace dos temporadas estuvo el Murcia a dos dedos de desaparecer….el resurgir llegó, gracias a los esfuerzos denodados de un gran deportista ya fallecido don Ramón Ángel, y al desprendimiento y los entusiasmos de otros muchos que le secundaron”.

La memoria del fundador del Real Murcia quedó viva durante varias décadas. En 1941 se creó el Torneo de fútbol Ramón Ángel que enfrentaba a equipos infantiles de la ciudad y de pedanías. Esta competición se interrumpió poco después. En 1964 la Federación Murciana volvió a homenajear a la memoria de Ramón Ángel Cremades creando un torneo de aficionados que se llevaba su nombre. En esta competición podían participar jugadores de entre 18 y 23 años.

¿Ha sido Ramón Ángel Cremades el mejor presidente de la historia del Real Murcia? Esto es discutible y opinable, pues otros mandatarios que llegaron después también realizaron un excelente trabajo que fue fundamental para el crecimiento o la supervivencia del club. Lo que es indiscutible es que, de no ser por la labor del doctor Ángel Cremades, el club de fútbol más representativo de la ciudad no sería el Real Murcia, sino otro equipo que hoy tendría otra denominación, otro escudo y, (tal vez), otro color en su uniforme. El murcianismo nunca le estará lo suficientemente agradecido por todo lo que hizo por este club.