Historias de la Copa (1928-1958): De la que pudo ser la mayor remontada de la competición

La historia del Campeonato de España destaca por las grandes gestas, por las sorpresas o por las magníficas remontadas en tardes y noches de leyenda. Muchos de los equipos participantes en este torneo tienen para contar una o más de una historia en la que once muchachos se enfrentaron a los elementos, a las adversidades o a una cifra de goles encajados que parecía imposible de vencer y que finalmente se logra la ansiada victoria…

Esta podría haber sido una de esas historias que mencionamos, pero el contexto, la falta de físico y la picardía de uno de los conjuntos, hizo que esta eliminatoria se quedara en el casi, en el “estuvimos a punto”, en lo que pudo ser y no fue. Pero, pensamos que merece ser recordada y así lo hacemos.

INTRODUCCIÓN

El 19 de abril de 1932, se celebró en los locales de la Federación Española el sorteo de los octavos de final de la Copa de España (La Época, 20 de abril de 1932). Entre los emparejamientos resultantes nos encontramos con que el 8 de mayo en Vitoria se celebraría el encuentro Alavés-Athletic de Madrid.

En aquella temporada, el Deportivo Alavés había sufrido lo imposible para permanecer en Primera División, salvándose en la última jornada tras vencer a su rival directo en la lucha por el descenso, el Unión Club de Irún (según la denominación de la época), en un partido que acabó 1-0 tras marcar el jugador local, Juanito, en el minuto 70.

Por su parte, el Athletic había tenido una campaña monótona………..en la Segunda División aderezada por el 10-1 que le endosó al campeón de la categoría, el Betis Balompié, pero en el que perdió en casa lo poco que ganó fuera. Vamos que ni fu ni fa.

Ambos equipos tuvieron rivales de inferior categoría (liguera, se entiende) en su primera eliminatoria copera y ambos tuvieron que sudar para eliminarlos. Alavés venció 3-1 a Osasuna en su partido de Mendizorroza y aguantó un sufrido empate (1-1) ante los hombres de Muguiro que vieron durante casi toda la segunda parte la oportunidad de empatar la eliminatoria.

Por su parte, el Athletic con un partido horrible en el Metropolitano, aún consiguió un gol de ventaja ante el Deportivo Logroño. Este gol fue enjuagado en Las Gaunas en un cuarto de hora con goles de Araujo y Luisín, de penalti. Pero, aguantaron el chaparrón los madrileños y consiguieron el partido de desempate tras un tanto de Cuesta en el minuto 80. Dos días después, en el campo de Torrero, consiguió el Athletic su pase a octavos al marcar Santos en el minuto 57. Ese mismo día, se celebraba el sorteo que emparejó a nuestros protagonistas.

MENDIZORROZA

Bajo las órdenes del catalán Arribas y con lluvia constante durante todo el encuentro, se presentaron Alavés y Athletic de Madrid el 8 de mayo de 1932 en Mendizorroza. Los locales alinearon a su once de gala: Urreta, Arana, Deva, Urquiri, Antero, Fede, Olano, Trillo, Sañudo, Lecue, Juanito Echevarría mientras que los madrileños formaron con Bermúdez, Corral, Illera, Santos, Ordóñez, Rey, Luis Marín, Cuesta, Losada, Buiria y Del Coso.

Durante el primer cuarto de hora, el partido fue igualado con ataques de una portería a otra, pero a partir de ahí, la línea media vitoriana empieza a ganar la partida en el centro del campo y empuja a sus compañeros de ataque que presionan bien la salida del balón de sus rivales con la especial distinción del torrelaveguense Sañudo que no solo se implica en el robo del balón sino que finaliza de manera satisfactoria una jugada de ataque local en el minuto 20, marcando seguidamente el segundo tanto en el minuto 25 para alborozo de la hinchada alavesa.

A partir de ahí, la defensa visitante se diluye y abandona a su suerte a Bermúdez, el cuál para un gran remate de Sañudo en el 27, para encajar el tercero en el minuto 35, obra de Juanito Echevarría, y el cuarto en el minuto 39 tras un gran disparo de Simón Lecue. Este fue el autor del 5-0 tras rematar de cabeza un centro de Sañudo, cuando faltaban segundos para acabar la primera parte.

Con este resultado de 5-0, vuelven los jugadores del descanso y, aprovecha el Alavés la segunda parte para jugar con más tranquilidad y procurando que un desanimado Athletic no tuviera posesión del balón, aún y con todo en el minuto 60 ya campeaban en el marcador dos goles más favorables al equipo local, uno más de Sañudo y otro conseguido por Juanito Echevarría. ¡¡¡7-0 en el minuto 60!!!

Transcurrieron los minutos hasta que en el treinta y cinco de la segunda parte, un córner lanzado por Luis Marín es cabeceado por Buiria y, según algunos cronistas, Urquiri lo toca de manera que el balón entra en la portería. Un gol que, a priori, poco importaba, pero que sería importante para el desarrollo de la eliminatoria.

EL METROPOLITANO

Tras el pitido final del partido de ida, los vestuarios fueron un contraste: mientras que los jugadores entrenados por Ramón Encinas no silenciaron su euforia con fuertes voces y lanzamientos de boinas al aire (El Imparcial, 10-5-1932), en la caseta visitante hubo un silencio sepulcral hasta la hora de salir a la estación de tren de Vitoria. HEFECE recoge para “El Imparcial” unas palabras de Del Coso: ¡A pie y por carretera deberíamos ir, como castigo! Este es el sentir de los jugadores madrileños.

Lo primero a lo que se dedicó la directiva madrileña fue a cambiar la fecha del partido y es que el domingo 15 de mayo (fecha inicial del encuentro) tendría lugar en Chamartín, la eliminatoria Madrid-Deportivo de la Coruña que representaba mayor aliciente por el resultado más ajustado de la ida (2-0 para los coruñeses). Y se consiguió que el Deportivo Alavés accediera a jugar el sábado 14 en El Parral, campo del Nacional de Madrid.

Pero, los jugadores athleticos no parecían estar conformes en jugar en un campo de dimensiones algo más reducidas que las del Metropolitano y pidieron a la directiva que el partido se disputara en su terreno de juego local (La Voz, 13-5-1932). Así pues, se programó el encuentro para el sábado 14 de mayo a las 5 y cuarto de la tarde teniendo como telonero al equipo infantil.

Y llegó la tarde del 14, las entradas a 2,50 pesetas la general y a 4 la preferencia no atraen al público además del resultado del partido de ida, claro está. Con el arbitraje de José María Steimborn y tras presenciar la goleada de los infantiles ante el Tetuán por 8 a 1, los equipos se presentan sin novedad alguna por parte de los athleticos y con un cambio importantísimo en los vitorianos: Sañudo está en Bilbao, mientras que Paco entra en el once, ocupando el extremo izquierdo, desplazando a Olano al centro de la delantera.

Los locales atacan con entusiasmo durante el primer tiempo, creando algunas ocasiones, hasta que en el minuto 38, una buena jugada de Losada, deja a Luis Marín en disposición de inaugurar el marcador, tras un fuerte chut (1-0).

Se llega al descanso con la sensación de que la eliminatoria estaba decidida, pero al salir de vestuarios Losada enardece al público con dos goles que ponen algo de emoción en la eliminatoria. Los hinchas rojiblancos animan a los suyos que responden con el 4-0, obra de Losada, nuevamente. Los alaveses intentan deshacerse de la presión atlética con algunos contraataques, pero no fructificaban en jugadas bien hilvanadas que obligaran a intervenir a Bermúdez.

Para dar más épica a la situación, Losada agredió a Urquiri tras sufrir una fuerte entrada del medio vitoriano, siendo expulsado por Steimborn, por lo que el equipo local se quedaba con un jugador menos, el autor de tres de los cuatro goles que campeaban en el marcador local.

La misma falta que da lugar a la expulsión de Losada produce un penalti a favor de los athleticos, este penalti es lanzado por Luis Marín y rechazado por Urreta, pero el propio Marín aprovecha el balón suelto para anotar el quinto tanto de su equipo. ¡La eliminatoria está 7-6 para el Alavés!

El Athletic se juega el todo por el todo y Javier Barroso coloca a Ordóñez de delantero centro, retrasando a Del Coso para que ayude a la media, así pues, en el minuto 73, en un saque de esquina, Del Coso saca algo abierto, toca Ordóñez y Buiria remata al fondo de las mallas. ¡¡El Athletic acaba de empatar la eliminatoria!!

El público se lanza al campo para abrazar a los jugadores locales por el esfuerzo realizado, la alegría desborda a los aficionados rojiblancos, pero el partido transcurre sin más novedad, tan solo Luis Marín tiene la oportunidad de acercarse con peligro a la portería visitante, pero esta vez, la defensa deshace el peligro. Y con el 6-0 que iguala la eliminatoria, se acaba el partido. Habrá desempate.

CHAMARTÍN

Esta vez, las caras en los vestuarios eran completamente diferentes en cuanto a lo visto en Vitoria. Pero, he aquí que llegaron las noticias del desastre a los locales del Deportivo. Y aquí, jugó su partido don Amadeo García Salazar, impulsor de la fundación del club vitoriano, que había sido entrenador del club y, en esos momentos, secretario.

Don Amadeo, en cuanto se enteró del desastre, se puso en contacto telefónico con Bilbao para que Sañudo, el delantero centro, se quedara y ser recogido por el propio secretario y bajar en coche a Madrid para presentarse en el hotel del Alavés, el domingo 15 a las cinco de la madrugada. Todo esto mientras el señor Gairzábal, presidente vitoriano intentaba reunir mil quinientas pesetas de la época para poder disputar el partido de desempate en Zaragoza, en caso contrario, el partido se jugaría en Madrid aunque en “campo neutral”.

Sañudo se presentó ante sus compañeros, pero el encuentro, finalmente, se jugaría en Chamartín el lunes 16, al no poder adelantar el dinero necesario para que el partido fuera en Torrero, en lugar de eso el Deportivo Alavés cedió a cambio de un mínimo de 6.500 pesetas de la época que irían a sus arcas, en caso de que la recaudación fuera inferior a 10.000 pesetas, a partir de esa cantidad se llevaba el 65% de la recaudación (no hizo mal negocio el señor Gairzábal)

Así pues, la tarde del 16 de mayo y con arbitraje del aragonés Ostalé, Alavés y Athletic se ven las caras por tercera vez en ocho días. Los mismos equipos que en Mendizorroza, con la excepción de Losada (sancionado) que deja su puesto a José María Arteche, el tolosarra que apenas había jugado en Liga.

Y pronto se vio que no era el mismo partido del sábado, las fuerzas estaban niveladas pero la dirección de Sañudo provocaba dolores de cabeza a la defensa madrileña, la cual comprobó como un disparo del delantero centro era rechazado muy débilmente por Bermúdez, aprovechando Juanito Echevarría para adelantar a los suyos. Era el minuto diez de partido.

Esto no amilana a los colchoneros que aprietan a la búsqueda del empate, el cual logran casi a la media hora tras una buena combinación Buiria-Arteche que este último culmina con un chut al ángulo tras recoger de volea el pase de su interior (1-1).

El partido se convierte en un toma y daca desde este momento y hasta el descanso sin que se produzcan novedades en el marcador, aunque sí se ha de reseñar la lesión de Antero que abandona el terreno de juego.

Este contratiempo no preocupa a los alaveses, que al volver al terreno de juego, hacen valer su mejor momento físico y la calidad de sus dos jugadores más importantes: Sañudo y Lecue, los cuales anotan, respectivamente, en los minutos 4 y 7 del segundo tiempo.

Este peso es demasiada losa para el Athletic, a pesar de los cambios posicionales, el equipo juega con demasiado desorden y no produce demasiadas ocasiones en lo que resta de encuentro a pesar de intentarlo todo lo que puede. Así, el Athletic de Madrid queda eliminado por el Alavés tras igualar una diferencia en contra que llegó a ser de 7 goles.

Con la eliminación del Athletic, cayeron en aquella ronda los tres equipos que provenían del Campeonato Regional del Centro, mientras que el Deportivo Alavés, consciente de su modestia, reconocía que había llegado a los “cuartos” (Heraldo Alavés 17-5-1932), pero a los fiduciarios…….

En fin, que el Alavés conoció enseguida que le había tocado un “coco” en los cuartos de final: el otro Athletic, pero esa es otra historia y la contaremos en otra ocasión………




HISTORIAS DE LA COPA (1928-1958): Cuando el modesto soñó con ser grande

Hace mucho tiempo, tanto que la gente no se acuerda de ello, hubo un grupo de muchachos que lograron una hazaña igual o superior a las reconocidas gestas del Mirandés (2012) o Figueres (2002). Una de esas gestas que hubieran ocupado decenas de páginas de periódicos y minutos de televisión si hubieran ocurrido en una época más actual, pero esto pasó cuando pasó y aprovecharemos esta oportunidad para recordar y que no caiga en el total olvido el logro de un gran equipo: el Deportivo Logroño.

PRESENTACIÓN

En la temporada 1930-31, el Deportivo Logroño no era un completo desconocido en el panorama futbolístico. Sí que es cierto que era un club de reciente fundación (1922), pero su llegada al Campeonato Regional de Guipúzcoa se había saldado con un subcampeonato en su primera participación (1929) con la consiguiente clasificación para el Campeonato de España donde debutó eliminando con dificultades al Real Betis y cayendo de manera estrepitosa ante el Real Madrid.

El debut liguero se produciría una temporada más tarde, ya que no se clasificó para ninguna de las tres categorías con que la Liga empezó a rodar en 1929, siendo uno de los treinta y tres clubes que estuvieron presentes en el nacimiento de la Tercera División. Encuadrado en el grupo II, junto a Baracaldo, Valladolid, Gimnástica de Torrelavega y Sestao, logró la tercera plaza y, con ello, no logró pelear por metas mayores para el siguiente curso liguero.

Así pues, el Deportivo Logroño, se presentaba en la temporada 1930-31 con una plantilla que apenas había variado en las últimas campañas: Munguía (u Omist) en la portería, Alcalde y Recarte eran fijos en la zaga, González, Mugarra y Tell eran los más habituales en la línea media y una delantera en la que Escolá, Luisín y Juliac eran los más veteranos, mientras que Poli era un medio reconvertido a extremo izquierdo en esa misma campaña y Araujo empezaría a ser habitual esta temporada.

Con estos mimbres, los riojanos fueron subcampeones del regional, empatados a puntos con el vencedor, el Real Unión de Irún, y consiguiendo plaza para el campeonato de España. Habían ganado cuatro de sus cinco encuentros en casa, pero un empate ante un flojo Osasuna les dejó sin título. Habían superado a toda una Real Sociedad en una carrera a diez partidos, pero no pudo ser……

Después del casi triunfo regional, tocaba la Liga. Este año volvían a estar en el grupo II de la Tercera División, pero en un grupo de ocho equipos, Osasuna y Tolosa ya habían sido rivales en el regional, pero Baracaldo, Sestao, Aurora, Patria de Aragón y Zaragoza (el de ahora no, el anterior) eran novedades para la lucha por el primer puesto. Y los baracaldeses fueron los que se llevaron el gato al agua a pesar de la presión logroñesa que se quedó a un punto de la promoción de ascenso. No hicieron un mal torneo los riojanos en su grupo de Tercera División, pero…tampoco pudo ser.

EL TORNEO COPERO

Y mientras se acababa de jugar esa promoción de ascenso que el Logroño no pudo disfrutar, empezaba la primera eliminatoria del Campeonato de España, quedaron exentos de este sorteo,  Athletic Club y Sporting de Gijón, tocando en suerte a los riojanos otro equipo de la Tercera División (en esta caso, del grupo I): la Cultural Leonesa.

No resultó ser rival de nivel el equipo leonés, siete goles en Las Gaunas y ocho tantos en el Campo de Guzmán, dan una idea de la facilidad con la que pasó la eliminatoria. El equipo riojano alineó en ambos partidos a su once de gala: los mencionados Munguía, Alcalde, Recarte, González, Mugarra, Tell, Araujo, Juliac, Escolá, Luisín y Poli, aunque Pelayo sustituyó a González en el partido de vuelta por lesión producida en Logroño. Luisín fue el máximo goleador de la eliminatoria con cinco tantos.

La ronda de octavos de final ya no pintaba tan bien; aunque también tocó en suerte un Tercera División, el Valladolid Deportivo había sido subcampeón del grupo I (el mismo que el de la Cultural Leonesa) basándose en una buena defensa que suplía sus carencias goleadoras, los hermanos Chacartegui al mando de la defensa y el erandiotarra Antón Achalandabaso como medio centro veterano que destruía el juego rival y encabezaba los ataques de su equipo.

El 10 de mayo de 1931, vallisoletanos y riojanos disputaron su encuentro en el campo de la Sociedad Taurina. La primera parte estuvo nivelada, aumentando el interés en el segundo tiempo, con gol de Anduiza para los locales que se vieron perjudicados por la lesión y retirada del campo de Domingo Chacartegui y el juego duro practicado por los visitantes que obtuvieron el empate tras un rechace cazado por Juliac a falta de unos diez minutos para acabar el partido. Además en el minuto 88, un choque entre Anduiza y Omist acabó con la retirada de ambos jugadores del terreno de juego. Todo esto generó en protestas por parte del público hacia el colegiado, Pedro Vallana, que hizo algún gesto desairado y se armó cierto jaleo en el que tuvo que intervenir la directiva del equipo vallisoletano, aunque según “La Nación” en su edición del día posterior: “A las nueve de la noche (el árbitro) aún no ha salido de la caseta como precaución). ¡¡Qué cosas pasaban entonces!!…

Siete días después, el colegiado catalán Llovera no tuvo tantos problemas en Las Gaunas, con la única baja de Domingo Chacartegui por parte vallisoletana y la alineación titular en las filas locales (Omist volvió a salir bajo palos), se dio comienzo a un partido que tuvo interés hasta el minuto veintinueve, en que Luisín acertó a rematar un pase de Araujo,  a partir de ese momento, los riojanos se encomendaron a Araujo que de un centro-chut en el final de la primera parte, puso el dos a cero.  Después del descanso, el mismo Araujo en un contragolpe marcó un gol por el ángulo y, para redondear su maravillosa tarde, en el minuto once del segundo tiempo anota un gol olímpico. A partir de este momento el Deportivo Logroño se dedica a malograr ocasiones para aumentar la diferencia y con cuatro a cero, cierra el pase a la ronda de cuartos de final.

Para conocer a su contrincante, los riojanos tuvieron que esperar un poco, pues en el sorteo les tocó el vencedor de la eliminatoria Castellón-Sevilla y los albinegros salieron vencedores tras un partido de desempate.

El Deportivo Castellón llevaba una temporada de ni fu ni fa, había perdido la hegemonía regional ante el Valencia y, aunque era su primera temporada en la categoría, había transitado sin pena ni gloria por la Segunda División, hoy en día se diría que había sido una buena campaña para un debutante, pero había estado más cerca del descenso que del ascenso. Y en el Campeonato de España, había eliminado al campeón balear y al citado Sevilla para llegar por primera vez en su historia a los cuartos de final.

Se citaron ambos equipos en El Sequiol, el 24 de mayo de 1931, dirigidos por Ramón Melcón, se presentaron con las siguientes alineaciones: Alanga, Vidal, Alfonso Olaso, Gómez, Guillén, Archilés, Arróniz, Martínez, Moya, Montañés y Pascual por los locales, por Omist, Alcalde, Recarte, González, Mugarra, Tell, Araujo, Juliac, Escolá, Pelayo, Poli por parte logroñesa.

El partido fue duro y competido, los visitantes no pierden la cara al encuentro, defienden y contraatacan, mientras que el Castellón trata de imponer su ritmo y crea ocasiones algo más claras. Hay momentos importantes en las dos porterías: un gol anulado a Araujo, seguidamente el primer tanto válido, obra de Arróniz, otro gol anulado a Araujo por fuera de juego (igual que el anterior), centro peligrosísimo de Pascual que nadie llega a tocar y otro centro peligroso de Poli que Alanga despeja con apuros, todo esto en una primera parte de toma y daca.

El segundo tiempo es más discreto, con dominio territorial local pero menor ritmo en las piernas de los jugadores, solo hacia el minuto 80, unas manos de Tell dentro del área son pitadas como penalti, castigo que Montañés convierte en el dos a cero definitivo.

Una semana más tarde, en Las Gaunas, con el campo a reventar y la presencia del comandante Ramón Franco en el palco, saltaron al terreno de juego Logroño y Castellón, el primero recibido con ovación y el segundo con pitos, silbidos y gritos para que no faltara de nada.

Vilalta, acompañado de Blanch y Planells dio el pitido inicial a las 4.30 de la tarde. Los logroñeses vuelven a contar con Luisín en el interior izquierdo mientras que los castellonenses rehacen la delantera con la inclusión de Capillas por Martínez, pasando Moya al interior derecho y Capillas al puesto de delantero centro.

El Deportivo Logroño logró ahogar a su rival desde que se inició el encuentro y, fruto de ello, Luisín marcó pronto el primer gol para los suyos recogiendo un centro raso de Araujo. Con ese tanto, los locales comenzaron a practicar un juego duro que fue contestado por el Castellón. Afortunadamente, Vilalta se mantuvo más sereno que los futbolistas y la cosa no fue creciendo, a pesar del nerviosismo que se notaba en las gradas y en el terreno de juego.

Tras el descanso, los visitantes siguieron sin salir de su campo y el Logroño salió más sereno y enfocado al objetivo de pasar la eliminatoria. Tal fue así que, de nuevo, a los diez minutos de la segunda parte, Araujo, con un formidable lanzamiento lejano, consiguió equilibrar la eliminatoria para alborozo del público. Además, poco después lanzó otro gran chut que dio en el poste.

Eso sí, en el minuto diecisiete de la segunda parte, Luisín consigue el tres a cero tras un buen pase de Luisín que le permite chutar y con la involuntaria ayuda de Vidal despistar a Alanga para marcar.

De aquí al final del encuentro, el juego se endureció hasta que Archiles fue expulsado por una dura entrada a Escolá. Con un jugador más, el Logroño aguantó el balón y dejó que pasar el tiempo hasta confirmar el pase a las semifinales.

EL FINAL DE LA HISTORIA

Excelsior recoge, en su edición del 2 de junio, el testimonio de un aficionado local: “Que nos toque Athletic. De morir, morir bien”. Pues dicho y hecho…

El Athletic Club (de Bilbao) iba a ser la gran piedra en el camino del Logroño, el actual campeón de Liga (sudada a base de bien) y de Copa era el gran coco de cualquier competición de la época con una delantera que daba verdadero miedo tras el asentamiento de Bata como delantero centro, desplazando a Victorio Unamuno.

Pues con eso se tuvo que enfrentar el Logroño en una eliminatoria muy desigualada. Y así, el día 7 de junio, en Las Gaunas tuvo lugar el descenso a la realidad: tras media hora de juego entusiasta por parte local y buenas arrancadas visitantes, se impuso la lógica y los bilbaínos apabullaron a sus rivales con seis goles: Bata, en tres ocasiones, Iraragorri, dos goles más, y Chirri II certificaron prácticamente el pase a la final.

La vuelta fue un puro trámite en el que el Logroño demostró no perder su ilusión por el hecho de jugar ante su fantástico rival. Eso sí, el Athletic ante un San Mamés desangelado no perdió la ocasión de enseñar su fantástico juego y a los veinticinco minutos ya vencía por tres a cero (Iraragorri llevaba dos goles y un tercero de Gorostiza), lo que no desanimó a los visitantes que antes del descanso redujeron la diferencia merced a sendas dianas de Luisín y Poli.

Ya en el segundo tiempo, el Athletic volvió a apretar las tuercas y aunque el marcador llegó a reflejar un 4-3 en el minuto 47, los locales pusieron dos goles más en su casillero para finiquitar la fantástica trayectoria del Logroño en aquella competición.

EPÍLOGO

No fue la única hazaña del Deportivo Logroño, un club que consiguió alzarse con el Campeonato Regional de Guipúzcoa en la campaña 1933-34 tras haber vuelto a ser subcampeón dos veces más y que logró en esa misma campaña el ascenso a Segunda División, un ascenso que pagó, tristemente, con la desaparición en la campaña de su debut en la categoría de plata. Por su parte, el Athletic Club se encontró en la final del Campeonato de España con el Betis, un Betis que se convertía en el primer equipo de Segunda División que llegaba a la final, pero esa es otra historia y la contaremos en otra ocasión…




Historias de la Copa (1928-1958): de cuando un Tercera eliminó a un Primera

INTRODUCCIÓN

En la temporada 1929-30, hace ya 90 años, ocurrió, por primera vez, una de esas cosas que tanto gustan a los aficionados de hoy en día. Ocurrió que uno que, por aquel entonces, era de los modestos, se ganó la admiración de aquello que aman el fútbol en su esencia, ocurrió que el equipo, teóricamente débil, plantó cara y superó al fuerte y ocurrió que el pez chico se comió al grande y le apartó de la competición de las competiciones: el Campeonato de España.  Copa de SM el Rey Alfonso XIII

Recién acabado el Campeonato Nacional de Liga, se procedió al sorteo de la eliminatoria de dicesieisavos de final del Campeonato de España. En este sorteo participaban los equipos que se habían ganado su plaza en los respectivos campeonatos regionales con los que se había empezado la temporada futbolística, allá por los meses de septiembre-octubre.

Y he aquí, que el sorteo deparó el enfrentamiento Deportivo Castellón – Athletic de Madrid, un equipo de Tercera División (los castellonenses) frente a un Primera, como era el caso de los madrileños.

Antes de continuar, querría aclarar que desde esta misma temporada y hasta la campaña 1977-78, no existía la actual Segunda División B por lo que la diferencia entre estos dos equipos era de dos categorías y no de tres como sería en la actualidad.

El Deportivo Castellón había tenido una campaña muy positiva, ya que había alcanzado la plaza en el Campeonato de España, proclamándose campeón regional de Valencia, usurpando el trono al poderoso Valencia y en la liga, había conseguido el ascenso a la Segunda División tras proclamarse, a su vez, campeón de Tercera, justo dos semanas antes del partido de ida de esta eliminatoria.

Por su parte, el Athletic madrileño había conseguido la plaza para la Copa arañando la última plaza del Campeonato Regional del Centro tras ser superado por Real Madrid y Racing Club de Madrid. Y, para completar el mal presagio, el club madrileño acababa de “tener el honor” de ser el primer club de la historia de la Liga que descendía a Segunda División. Así que la campaña colchonera no había sido muy productiva para sus intereses.

ACTO I: El Sequiol

El domingo 6 de abril, a las cuatro de la tarde y a las órdenes del aragonés Julio Ostalé, se presentaron ambos equipos en el campo de El Sequiol, feudo castellonense que presentaba una buenísima entrada, aunque sin llegar al lleno y cuyo público aplaudió a ambos equipos al salir al campo tanto en la primera mitad como en el inicio de la segunda.

Según “Heraldo de Castellón”, el equipo local tiene más ocasiones que los forasteros, con algunos momentos de agobio para la portería de Gil, incluso fallando alguna oportunidad clara en la primera parte, hasta que a los pocos minutos de iniciarse el segundo periodo, Capillas inaugura el marcador. Conforme van pasando los minutos, el equipo local decae en su dominio, mientras que los colchoneros se dedican a defenderse y perder tiempo sin hacer muchas incursiones en el campo rival, por lo que el partido languidece hasta terminar con el resultado de 1-0.

Las alineaciones que presentaron Castellón y Athletic fueron las siguientes:

Deportivo Castellón: Alanga, Alba, Vidal, Beltrán, Guillén, Conde, Arróniz, Martínez, Capillas, Montañés, Pascual. Entrenador: Carlos Plattko

Athletic de Madrid: Gil, Illera, Alfonso Olaso, Santos, Ordóñez, Arteaga, Lecube, Díez, Luis Marín, Cuesta, Costa. Entrenador: Ángel Romo

ACTO II: Chamartín

El resultado de la ida no amilanó a la prensa castellonense, y tampoco a la afición, y es que desde las páginas de los rotativos locales se confiaba en el pase a la siguiente ronda y se culpaba al señor Ostalé del corto resultado alcanzado el domingo anterior (vaya novedad, verdad?). Y en las páginas de “Diario de Castellón “y “Heraldo de Castellón” se informaba de excursiones para pasar el fin de semana en la Villa y Corte al precio de 40 pesetas y, efectivamente, el sábado 12, “un gran número de coches y autobuses repletos de aficionados” se trasladó a Madrid a presenciar el partido. (Diario de Castellón, 13 de abril de 1930).

Pero, se ve que había aficionado, o tal vez fuera algo más, que quería asegurarse que el viaje fuera una fiesta y no hubiera nada que lo empañara, o tal vez y solo tal vez, puede que el que escribe esto sea un mal pensado. La cuestión es que la tarde del encuentro, Luciano Urquijo, presidente del club atlético denunció en la Dirección de Seguridad que el guardameta Gil había recibido proposiciones para dejarse ganar en el partido que aún había de disputarse. El comisario señor Salanova envió a un agente para que de incógnito acompañara a Gil al lugar de encuentro (un bar de la calle O’Donnell). Allí, el guardameta atlético recibió 250 pesetas, presunta señal del pago total que se le haría si el Deportivo Castellón ganaba el partido. El agente que vio desde una mesa cercana el pago, detuvo al portero y a las dos personas efectuantes del pago: Porfirio Palacio López, ingeniero agrónomo de Castellón, y José López Cosme, persona que había contactado con el futbolista prometiéndole un pago importante en caso de salir bien el plan.

Como ustedes supondrán, después del revuelo por la detención de estas dos personas, no pasó nada de nada. Se les tomó declaración a ambos sujetos, en la que negaban todo (por supuesto) y el juez determinó que se les devolviera el dinero incautado, se les pusiera en libertad y se sometiera el sumario iniciado al juzgado competente. Si pasó algo más después, no se hizo eco la prensa y, deportivamente, no hubo consecuencias (que raro, ¿no?).

Así pues, en la tarde del 13 de abril, en Chamartín y en sesión doble (después jugarían Real Madrid y Patria de Aragón en un intento de repetir la historia que les estamos contando), jugaron madrileños y castellonenses el partido de vuelta.

A las tres de la tarde, Julio Ostalé dio comienzo al encuentro, que se caracterizó por un gran empuje del cuadro local que, a los cinco minutos, encontraba recompensa con un gol de Ciriaco Cuesta. La primera parte sigue con dominio local y muchas ocasiones desperdiciadas por los delanteros, incluyendo un gol anulado por fuera de juego de su autor, Luis Marín.

La segunda mitad sigue con la misma imagen de la primera, dominio  incesante del Athletic en busca del gol que les permitiera pasar la eliminatoria. Y a los diez minutos, Ostalé pita una mano de Alba dentro del área de castigo. El futuro seleccionador y presidente José Luis Costa, se encarga de lanzar el penalti y transformarlo. La eliminatoria se ponía en ventaja para los locales.

A partir de aquí, las cosas empeoran para los madrileños, justo cuando parecía que podían alegrarse un poco la temporada: Arteaga que andaba renqueante durante la primera parte y que ya había dejado el terreno de juego para ser atendido, tras intentar seguir jugando decide retirarse definitivamente. El Athletic domina, aun jugando con uno menos, pero en la primera jugada bien trenzada por los castellonenses, Martínez define con un buen lanzamiento a pase de Arróniz, era el minuto sesenta y ocho de partido. A partir de aquí, el Castellón cruza más veces la línea del centro del campo e iguala fuerzas con los locales, el partido se convierte en un toma y daca con ocasiones para ambos equipos en las que nadie rompe el equilibrio de la eliminatoria, y para culminar la mala fortuna del Athletic, Luis Marín cabecea al larguero cuando faltan pocos minutos para acabar el encuentro, siendo esta la última jugada destacada del partido.

El resultado de 2-1 con el que se finalizaba, abocaba a ambos equipos a jugar un partido de desempate.

Los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Athletic de Madrid: Gil, Ochandiano, Alfonso Olaso, Santos, Ordóñez, Arteaga, Latre, Luis Marín, Illera, Cuesta, Costa

Deportivo Castellón: Alanga, Alba, Vidal, Beltrán, Guillén, Conde, Arróniz, Martínez, Capillas, Montañés, Pascual

ACTO III: Sarriá

Y el martes día 15 llegó el desenlace de la eliminatoria, bajo las órdenes del barcelonés Jesús Arribas y en el campo del Real Club Deportivo Español se encontraron por tercera vez, castellonenses y madrileños para ver cuál de los dos conjuntos pasaba a la siguiente eliminatoria.

Las alineaciones fueron las siguientes:

Deportivo Castellón: Alanga, Alba, Vidal, Beltrán, Guillén, Conde, Arróniz, Martínez, Capillas, Montañés, Pascual

Athletic de Madrid: Gil, Ochandiano, Alfonso Olaso, Santos, Ordóñez, Mendía, Latre,  Luis Marín, Illera, Cuesta, Costa

Como pueden comprobar los lectores, el único cambio respecto al partido del domingo anterior era el obligado de Ordóñez por lesión, mientras que El Deportivo Castellón repetía alineación por tercera vez.

El Athletic empieza el encuentro acosando la meta de Alanga y pierde dos buenas ocasiones que Latre remata demasiado alto. En cambio, Montañés aprovecha un barullo en la meta contraria para poner el 1-0 en la primera ocasión en que su equipo crea algo de peligro. Este gol motiva a los atléticos a un continuo ataque, pero sus delanteros se muestran inofensivos de cara a puerta, mientras que Arróniz y Capillas se muestran muy compenetrados realizando dos contraataques que malogra el delantero centro hasta que en el minuto 25 consigue el segundo gol para su equipo.

A partir de aquí, llega la debacle. Los castellonenses, marcan dos goles más antes del descanso y tras el descanso, Martínez y Capillas redondean una gran tarde para su club dejando el marcador en el 7-1 definitivo, incluyendo el gol de Ordóñez que “salva” el honor de los suyos.

El triunfo redondeó una gran campaña de los albinegros, mientras que el descalabro vino a ser también el culmen de una mala campaña colchonera. Los castellonenses se lo pusieron difícil en la siguiente eliminatoria a otro rival de Primera: el Real Unión de Irún, mientras que los madrileños comenzaron un periplo de cuatro temporadas en la Segunda División, antes de poder retornar a la categoría con la que habían entrado en la historia de la Liga. Pero, en fin, ese es otro relato y lo comentaremos en otra ocasión.