El Club Atleta de los Astilleros del Nervión (1889-1894) y el Athletic Club de Bilbao (1901-).

– Estado de la cuestión y antecedentes.

Recientemente, varios artículos publicados en la prensa bilbaína han puesto nuevamente de actualidad al llamado Club Atleta de los Astilleros del Nervión, y por ende, todo lo relacionado con los orígenes del fútbol español, sus primeros partidos y clubes, así como la manida cuestión del “Decanato”.

No es una cuestión nueva, aunque en ocasiones cuando se rescata no se mencionan los antecedentes.

Ya el 7 de febrero de 1993, con motivo del centenario de uno de los primeros partidos jugados por el llamado Club Atleta, el conocido historiador y profesor de la Universidad de Deusto y de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Manuel Basas Fernández, publicó un artículo en El Correo Español-El Pueblo Vasco titulado “Un partido de pelota a pie” en el que rescataba esa historia.

Afirmaba (repetimos, en 1993) Basas:

«Ofrecemos a los aficionados balompédicos un testimonio fehaciente de la celebración en los alrededores de Bilbao, concretamente en los terrenos del Hipódromo de Lamiaco, de un partido de pelota a pie, el 2 de febrero de 1893, entre el Club Atleta de los Astilleros del Nervión y el equipo titulado Bilbao, partido de football que constata la práctica de este deporte, de difusión anglosajona, en la comarca bilbaína hace un siglo promovido precisamente tanto por los técnicos y operarios cualificados ingleses que trabajaban en dicho astillero, como por los estudiantes bilbaínos, residentes en la Gran Bretaña, los cuales componían esos dos equipos introductores del Football Association en España, al igual que ocurrió con los técnicos ingleses que dirigían las minas de Riotinto, en Huelva.»

Basas realizaba en el artículo una breve, aunque completa, presentación sobre los astilleros de la empresa Martínez Rivas, Palmer y Compañía, así como sobre el club polideportivo (“Club Atleta”), creado para solaz y entretenimiento de sus trabajadores británicos, que pusieron en práctica sports como atletismo, cricket, ciclismo, remo, rugby o fútbol.

Otro antecedente olvidado, cuando se explica esta historia, es la entrada “El Campo de Fútbol de Lamiako y los hermanos Ferrer”, publicada por César Estornés en su blog “Memorias Club Deportivo Bilbao” el 3 de septiembre de 2011.

En la misma, Estornés recuperaba al Club Atleta y sus partidos de fútbol, gracias al hallazgo de una noticia publicada en El Liberal, el 11 de julio de 1926, en la que Tomás Isasi “Rolando” hablaba de los primeros pasos del fútbol y el rugby en Bilbao y mencionaba brevemente al “Athletic Club” de los Astilleros del Nervión.

«Los empleados ingleses del astillero crearon un club llamado «Club Atlético» para las distintas prácticas deportivas, era lo normal en aquella época cuando llegaban los ingleses y sale a la luz pública como tal club el año 1892.»

“Los primeros jugadores de rugby que hubo en Vizcaya”, según “Rolando” (El Liberal, 11 de julio de 1926)

Aunque la verdadera epifanía sobre el Club Atleta de los Astilleros del Nervión, para el gran público y para los medios de comunicación, llegaría en 2012 con la publicación del libro El Athletic Club. Origen de la leyenda o cuando el león era aún cachorro, del periodista y consultor Josu Turuzeta Zarraga.

En dicha obra, el Sr. Turuzeta desarrollaba una exhaustiva búsqueda hemerográfica en prensa bilbaína, que se plasmaba en unas conclusiones que le permitían poner en cuestión la versión oficial sobre la fundación del Athletic Club en 1898.

Versión creada por el periodista y seleccionador nacional José María Balbino Mateos Larrucea (Bilbao, 1888-1963) en 1921, con un objetivo evidente (lograr que el Athletic fuera reconocido como más antiguo que el FC Barcelona de Gamper), y dos probables (conseguir que el Athletic fuera más antiguo que el Bilbao FC, y minimizar la influencia británica en el nacimiento del fútbol bilbaíno).

Asimismo, Turuzeta presentaba la teoría, según la cual, el Club Atleta de los Astilleros del Nervión no era un mero antecedente del Athletic Club de 1901 (o de 1898, según Mateos). Eran, para él, el mismo club, “fundado en 1891” (realmente, en 1889, como veremos) y “reconstituido en 1901”.

Para justificar los años de ausencia de noticias sobre fútbol en Bilbao, o el hecho de que los fundadores del Athletic en 1901 desconocieran la supuesta existencia de su propio club desde 1889, daba una serie de excusas que resumía en la frase “Fueron años de zozobra en Bizkaia y especialmente convulsos para la monarquía hispana” (Turuzeta, 2012).

No olvidamos, y han sido consultados para este artículo, otros brillantes estudios sobre el origen del fútbol bilbaíno como “La campa de Lamiaco”, de Félix Martialay (reeditado en Cuadernos de Fútbol en noviembre de 2017), o “Bilbao F.C., Athletic Club y las primeras botas Made in Spain”, de José Ignacio Corcuera (publicado en Cuadernos de Fútbol en noviembre de 2016).

– El Club Atleta de los Astilleros del Nervión (1889-1894).

Los Astilleros del Nervión fueron una iniciativa del inversor vizcaíno Martínez Rivas (1848-1913), al que las fuentes dan nombres diferentes (“José María Martínez de las Rivas” es el que más se repite), o confunden con uno de sus hijos (José María Martinez Rivas y Richardson).

Realmente, se llamaba Miguel José Martín Martínez de Lejarza y Rivas, ya que “Miguel José Martín” fueron los nombres con los que fue bautizado en la parroquia de San Pedro Apóstol de Galdames (Las Encartaciones, Vizcaya), el 29 de septiembre de 1848, y sus padres eran Santiago Martínez de Lejarza (en ocasiones, Lexarza) Escarzaga y Antonia Rivas (en ocasiones, Ribas) Ubieta (hermana del primer marqués de Mudela).

José Martínez (de Lejarza) Rivas

Nuestro protagonista utilizaba José como nombre de pila, y por motivos que desconocemos, suprimió el “de Lejarza” de su apellido paterno. Sus hijos utilizarían una versión “adornada” del apellido paterno: “Martínez de las Rivas”.   

José Martínez Rivas, asociado con el naviero y político inglés Charles Mark Palmer (1822-1907), se hizo en 1888 con el contrato para la construcción de tres acorazados de la Armada, tras superar a varios rivales en un concurso. El diario que controlaba (El Noticiero Bilbaíno) hizo una gran campaña para influir en el proceso.

El 1 de junio de 1889 se firmó el contrato, y el 30 de octubre del mismo año se escrituró en el Registro Mercantil de Bilbao la “Sociedad Colectiva Martínez Rivas Palmer”, dedicada a la construcciones navales para el Estado, así como para particulares.

Los astilleros ocupaban un área de 58.084 metros cuadrados en Sestao, lindando con la ría y con la Acería San Francisco, también propiedad de Martínez Rivas. Trabajaban en los mismos más de cuatro mil trabajadores (británicos entre doscientos y quinientos de ellos, dependiendo del periodo, que ocupaban puestos técnicos cualificados). Su primer trabajo fue el acorazado María Teresa, botado el 30 de agosto de 1890 (Macías, 2006).

El 8 de julio de 1891 se botó el acorazado Vizcaya y el 4 de octubre del mismo año, el acorazado Almirante Oquendo.

A partir de entonces, se sucedieron los enfrentamientos entre Martínez Rivas y Palmer, así como las polémicas en prensa sobre la situación de los astilleros y su viabilidad.

Finalmente, el 20 de abril de 1892 la empresa suspendió pagos. Tras los despidos, se sucedieron las protestas obreras y agrias polémicas políticas. Fruto de todo ello, el Consejo de Ministros del 12 de mayo de 1892 ordenó la incautación de los Astilleros del Nervión. La protesta de los trabajadores británicos logró que el Estado mantuviera a Palmer como director técnico, aunque la mayoría de ellos regresó a Gran Bretaña en 1894-1895.

Todo ello no supuso el fin de los problemas ni de las polémicas. En 1896 los astilleros cerraron, aprobándose en noviembre de dicho año las bases de la liquidación definitiva.

Tras la Guerra hispano-estadounidense de 1898 (en la que serían hundidos en Santiago de Cuba los tres acorazados construidos en los Astilleros del Nervión), y una larga serie de pleitos y enfrentamientos personales y políticos, reabrirían en 1900.

Fue en el seno de estos Astilleros del Nervión, sitos en Sestao (Vizcaya), donde se fundó un club de carácter polideportivo y recreativo llamado Club Atleta (traducción, probablemente incorrecta, de “Athletic Club”, que sería más correcto traducir como “Club Atlético”. Algunos clubes escoceses vinculados a jugadores de esta nueva entidad, como veremos, tenían la expresión “Athletic” en sus nombres), para tener “entretenidos” a los numerosos trabajadores británicos de los mismos.

Era una época de auge de los sports, y no es casual que una comunidad tan numerosa de expatriados del Reino Unido se organizara para practicar sus deportes, así como para celebrar fiestas y eventos.  

Eran años convulsos, con epidemias de viruela y otras enfermedades, protestas sociales y crisis económica y política. Para aquel grupo de británicos en Vizcaya, el Club Atleta probablemente constituía una válvula de escape necesaria.

El Club Atleta de los Astilleros del Nervión tenía su propia Junta Directiva (Turuzeta, 2012), con el yerno de Martínez Rivas, Adolfo de Urquijo e Ybarra (Bilbao, 1866-San Sebastián, 1933), como presidente honorario, James S. Clark como presidente, John A. Mitchell y William Middleton como vicepresidentes, R. Brice como tesorero y William H. Calvert como secretario.

Henry V. Jones (también conocido como Enrique Jones Bird, ya que se convirtió al catolicismo para poder casarse en 1886 con la bilbaína María Concepción Díaz de Mendívil Cerezo), sustituiría a Calvert en la secretaría y en la comisión organizadora de los deportes. Sería un personaje vital en el club por su dominio del español.

James S. Clark

Entre 1889 y 1894 el Club Atleta desarrolló considerable actividad deportiva, de la que tenemos rastro en prensa británica y bilbaína, así como en archivos públicos. Los deportes más practicados por este grupo de trabajadores de los Astilleros del Nervión fueron atletismo, ciclismo y cricket, aunque también se ejercitaron en otros como rugby, remo o sokatira.

Hay constancia de la práctica del fútbol (incluso de un torneo “serio” en el invierno de 1892-1893), lo que no es de extrañar, ya que contaban en sus filas con numerosos futbolistas y exfutbolistas (escoceses en su práctica totalidad), tal como veremos.

Las primeras noticias de fútbol en Vizcaya son anteriores a la aparición del Club Atleta, aunque casi simultáneas a los primeros pasos de los Astilleros del Nervión.

El 29 de junio de 1889 se jugó en Bilbao un partido con fines benéficos (a favor de la viuda de un operario de grúa fallecido) entre dos combinados de marinos británicos (Arrechea, 2013a; Sunderland Daily Echo and Shipping Gazette, 4 de julio de 1889).

El 16 de julio del mismo año, apareció en prensa inglesa una breve reseña de otro encuentro entre marineros británicos jugado en Vizcaya (Arrechea, 2013a; Sunderland Daily Echo and Shipping Gazette, 16 de julio de 1889).

Es probable, en consecuencia, que estos encuentros entre tripulaciones de barcos fueran más frecuentes de lo que imaginamos. Varios cronistas clásicos (Isidro Corbinos, Jacinto Miquelarena o incluso José María Mateos) dejaron escritas alusiones directas o indirectas a estos partidos.

No olvidamos tampoco las noticias, más o menos confusas, sobre la práctica de alguna variedad de foot-ball (y de otros deportes ingleses) en el Colegio de los Jesuitas de Nuestra Señora de la Antigua de Orduña (inaugurado en 1870), desde fechas muy tempranas. Existe incluso una fotografía del patio del colegio (datada en 1878) en la que se aprecia a un niño sosteniendo un balón (Turuzeta, 2012).

Teniendo presentes estos antecedentes, pero regresando a la crónica del Club Atleta, la primera noticia de su existencia y de la práctica del fútbol, la encontramos en el diario escocés Glasgow Evening Post, el 3 de mayo de 1890, narrando un partido entre componentes del Club Atleta jugado el 4 de abril de 1890, entre ingenieros y trabajadores del astillero.

Explicaban, desde Escocia, incluyendo los nombres de los jugadores británicos (escoceses, prácticamente todos) del Club Atleta, así como el equipo en el que habían jugado antes de llegar a Vizcaya:

«Fútbol, el juego en España.

El fútbol se está desarrollando en España, tal y como podemos ver por lo siguiente:

– El club mencionado – El Nervión – está formado por británicos de los empleados (máquinas – departamento de obras) de Martínez Rivas & Palmer, de Bilbao, y como hay un número de jugadores de fútbol y cricket entre los empleados, se ha formado un club atlético.

Siendo Viernes Santo festivo, organizamos un partido entre los empleados británicos del astillero, a celebrar en el Hipódromo, a las once en punto. Siendo un día espléndido, hubo una enorme concurrencia de británicos y nativos, que parecieron disfrutar mucho el juego, y dieron a los jugadores mucho ánimo. El departamento de máquinas, ganando el sorteo, eligió defender la portería del este. El juego durante los primeros quince minutos fue muy igualado, pero el equipo del astillero, que lleva jugando aquí cierto tiempo, gradualmente se impuso, y ganó por 8 goles a 1.

Fue el equipo del Astillero el que realmente jugó el primer partido en España (hace unos seis meses), y no el equipo de Sevilla.

Departamento de máquinas: James D. Weir (South-Western); George Baird (Vale of Leven) y James Mitchell (Kyles); W. Robertson, D. Crawford y Hugh Black (Glasgow Thistle); Fred Gunn (West Gurton), M. McFadzean (Kilmarnock); Thomas Hume (Port-Glasgow Athletic); George Pennycook (Whitefield) y J. Jaye (Glasgow).

Astilleros: P. Preston (Barrow-in-Furness); D. Taylor (Partick Thistle) y James Foster (Blairvaddick); M. Davies (Scotstounhill); Habbieck (Partick Thistle) y B. McKeown (Scotstounhill); A. Beattie y D. Robb (Barrow-in-Furness); Ormonde (Newcastle), Bennett (Fleetwood Rangers) y J. Beattie (Barrow-in-Farness).»

El artículo nos ofrece varios datos significativos. Tal y como hemos avanzado, los jugadores del Club Atleta eran, casi íntegramente, escoceses.

Dos de los jugadores (los hermanos Beattie) que aparecen mencionados como exjugadores de un equipo inglés (Barrow-in-Furness), eran de Glasgow. Angus Beattie tenía a sus espaldas una interesante trayectoria futbolística en Escocia, Irlanda e Inglaterra, sobre la que regresaremos.

Destacamos, como curiosidad, que uno de los jugadores (Hume) procedía de un equipo llamado Port Glasgow Athletic. Podría ser un posible vínculo con el nombre elegido para la entidad polideportiva creada en los Astilleros del Nervión.

Asimismo, se decía: “Fue el equipo del Astillero el que realmente jugó el primer partido en España (hace unos seis meses), y no el equipo de Sevilla”.

Aludían al partido entre el Sevilla Football Club y el Huelva Recreation Club, jugado en el Hipódromo de Tablada (Sevilla) el 8 de marzo de 1890, partido que otro diario escocés (The Dundee and Angus Courier) calificó como “el primer partido de fútbol en España”, y afirmaban que el Club Atleta ya jugó un partido en octubre o noviembre de 1889, poco después de crearse la Sociedad Martínez Rivas & Palmer. Parece evidente que existía un cierto “pique” entre las comunidades escocesas de España sobre cuál de ellas fue la primera en crear un equipo y jugar al fútbol.

En todo caso, ese es, en consecuencia, el año de fundación del Club Atleta de los Astilleros del Nervión: 1889.

El Club Atleta prosiguió con sus eventos y actividades, pero sus partidos de fútbol entre los departamentos de máquinas (ingenieros) y el de los astilleros, tardaron en reaparecer en prensa. Concretamente, hasta el 12 de enero de 1891, nuevamente en el Glasgow Evening Post. Dada la condición de escoceses (y en su mayoría de Glasgow y sus cercanías) de prácticamente todos los futbolistas “atléticos”, no es de extrañar que fuera a dicho diario donde enviaran crónicas de sus partidos más importantes. Leemos:

«Fútbol en España. Departamentos Máquinas v Astilleros de Martínez Rivas & Palmer.

El partido tuvo lugar en el hipódromo de Las Arenas, y fue presenciado por una gran cantidad de los británicos residentes aquí. Fue un día espléndido para el fútbol, y el Departamento de Máquinas ganó el sorteo, eligiendo defender la portería del este, jugando con el viento a sus espaldas. El saque de inicio tuvo lugar a las dos y media, e inmediatamente el Departamento de Máquinas, jugando bien todos juntos, marcó el primer gol un minuto después de empezar. A lo largo de este periodo ellos se impusieron, y cuando finalizó el Departamento de Máquinas iba ganando por 3 a 0. El segundo periodo empezó, y el equipo de los Astilleros, ahora con el viento a sus espaldas, jugó bien, pero fueron incapaces de marcar hasta cinco minutos antes de acabar, cuando anotaron dos goles. El Departamento de Máquinas logró marcar uno en este periodo, y después de un duro e interesante partido, el Departamento de Máquinas se retiró vencedor por 4 goles a 2. Los siguientes compusieron los respectivos equipos:

Departamento de Máquinas- Portero, Weir; Defensas, Baird y Black; Medios, Rearey, Izatt y Haveron; Delanteros, Gunn, Peannycook, Horn, Higgins y Kane. Departamento de los Astilleros- Portero, Merchans; Defensas, Taylor y Foster; Medios, Mellis, Fennah y Hubbick; Delanteros, A. Beattie, Robb, McColl, Bennett y J. Beattie.»

Observamos que, muchos de los jugadores de ambos equipos se mantenían nueve meses después del primer partido del que disponemos crónica. También parece consolidarse una rivalidad no exenta de componentes sociales (un elitista departamento de máquinas, con ingenieros, universitarios, frente a un equipo de los astilleros, formado por trabajadores manuales).

En septiembre y octubre de 1891, fueron noticia en prensa bilbaína diversos eventos polideportivos organizados por el Club Atleta de los Astilleros del Nervión en el Hipódromo de Lamiako, con pruebas de ciclismo, atletismo (carreras, saltos), cricket, carreras de sacos, cucañas y “juego de fuerza” [“entre los operarios del taller de Maquinaria y los del Astillero, limitado a dos grupos de seis personas de cada departamento (todos españoles). Entrada para competir (cada persona), 1 peseta.”] (El Nervión, 9 de octubre de 1891).

Esta prueba “de fuerza” (que suponemos, podría ser una competición de tira y afloja o sokatira) era la única limitada a ciudadanos españoles, mientras que las otras eran pruebas abiertas a todos. Se repetía la competición directa entre el departamento de máquinas y los astilleros.

Entre los ganadores de estas pruebas encontramos apellidos británicos (Harcot, Armstrong, Officer, Dobbie, Freeman, Brand, Beattie), algunos de ellos corresponden a futbolistas, así como un apellido español (A. Soriano, tercer clasificado en varias pruebas de ciclismo).

La competición de “juego de fuerza” fue ganada por el equipo de los astilleros, liderado por Luis Guistra (El Nervión, 18 de octubre de 1891).

Hay que esperar a finales de 1892 para encontrar noticias de nuevos partidos de fútbol de carácter formal.

Tan formales, que el secretario del Club Atleta, Henry (“Enrique”) Jones, solicitó por escrito al Gobierno Civil y al alcalde de Lejona permiso para la disputa de un partido en el Hipódromo de Lamiako entre su club y una nueva sociedad, el Bilbao Football Club.

Fragmento de la instancia presentada por Henry V. Jones ante el alcalde de Lejona (18 de noviembre de 1892). Archivo Félix Martialay-CIHEFE.

El 1 de noviembre de 1892 se jugó un partido entre el Club Atleta y el Bilbao FC con público (los señores pagaban una peseta por sentarse en preferencia y dos reales por estar en entrada general, las señoras tenían entrada gratuita).

Así mismo el Gobierno Civil autorizó al Club Atleta a disputar partidos en Lamiako durante “toda la temporada de football”, del 8 de diciembre al 1 de abril (realmente, finalizó el 2 de febrero).

Varias noticias en prensa bilbaína indican que, en ese invierno de 1892-1893, se disputó un torneo en Lamiako en el que se enfrentaron, en varios partidos, un equipo del Club Atleta (probablemente un combinado de los mejores jugadores de cada equipo de los respectivos departamentos) y el nuevo Bilbao FC (también formado por británicos residentes en Vizcaya, pero no vinculados a los astilleros, como Alfred Mills). Publicaba El Noticiero Bilbaíno, el 2 de febrero de 1893: 

«Gran partido de pelota a pie (Football). – Club Atleta de los Astilleros del Nervión contra Bilbao. Con permiso de la autoridad competente (y si el tiempo lo permite) se jugará dicho partido hoy 2 de Febrero de 1893, en el hipódromo de Lamiaco, a las 3-15 en punto de la tarde. Este partido ha de decidir la adjudicación de las medallas presentadas por el Sr. Clarke.

Precios: Entrada de preferencia, 1´00 peseta. – General, 0´50 id. – Gratis a las señoras y socios.

Nota. El despacho de billetes estará abierto en el estanco del Arenal todos los días, incluso el del partido, hasta la una de la tarde, y en el Hipódromo desde esta hora en adelante.»

El torneo lo ganó el Club Atleta, recibiendo sus componentes unas medallas de manos de James S. Clark el 22 de abril de 1893, después de un partido de cricket jugado en Lamiako (El Noticiero Bilbaíno, 22 de abril de 1893).

El 3 de mayo de 1894 sería noticia el primer partido de “británicos contra españoles” (mayoritariamente, trabajadores de los Astilleros del Nervión), es un partido sobre el que fantasearían y crearían muchos tópicos en los años sucesivos. Vencieron los primeros 5-0, con estas alineaciones:

Británicos: G. Baird, Mrs. Hamilton, Wilson, Mc. Donald, Rearey, Smeddon, Bell, Bruce, A. Roble, Armstrong y Brand.

Españoles: S. Borde, J. Alarcón, R. Lecué, B. Zavala, V. Milicua, B. Otero, A. Zuvillaga, P. Unzueta, J. Azcué, F. San José y Greaves.

Como ya hemos visto al presentar la historia de los Astilleros y de la Compañía Martínez Rivas & Palmer, en 1894 se inició la marcha de todos los trabajadores británicos. Llegaba pues, a su fin, la aventura del Club Atleta.

Por ausencia de rivales, o por otros avatares, la desaparición del “Athletic Club” del Nervión, también acarreó la de sus rivales, el Bilbao FC.           

Habría que esperar a 1900-1901 para asistir al renacimiento del fútbol en Bilbao, tal y como veremos.

– Futbolistas destacados en el Club Atleta de los Astilleros del Nervión.

Como hemos avanzado, entre los jugadores del Club Atleta se encontraban futbolistas de larga trayectoria en numerosos equipos.

El mejor ejemplo es Angus McNichol Beattie.

Había nacido en Govan (Escocia) el 29 de diciembre de 1861, y fallecería en Newcastle upon Tyne (Inglaterra) en diciembre de 1924.

Era un extremo derecho bastante notable, y antes de viajar a Vizcaya en noviembre de 1889, para trabajar en los Astilleros del Nervión y jugar en el Club Atleta, había destacado en el equipo inglés de Barrow-in-Farness. Su marcha provocó una gran conmoción en la localidad (Barrow Herald, 12 de noviembre de 1889).

Angus McNichol Beattie (1861-1924)

Con anterioridad, había desarrollado una sólida trayectoria en equipos escoceses (Pollockshields Athletic Club), irlandeses (Distillery FC) e ingleses (Elswick Rangers).

Especialmente fructífera fue su etapa en Belfast, en 1885 fue ganador de la Irish Cup (Copa de Irlanda) con el Distillery.

Se casó en Bilbao en 1893 con una compatriota (Laura Geraldine Jones), tendrían nueve hijos.

Consta que era jugador del Club Atleta ganador del torneo del invierno de 1892-1893, porque en un diario de Belfast (Ulster Football and Cycling News), el 8 de septiembre de 1893, comentaron: “Beattie, un escocés, quien hace un tiempo jugó un poco para el Distillery, ha estado aquí, y nos ha enseñado una medalla que ganó en una competición de fútbol de Bilboa [sic] en España”.

Junto a Angus, llegó al Club Atleta, a los dieciséis años, su hermano pequeño James “Jack” Beattie (nacido el 12 de enero de 1873 en Govan, Escocia). No tuvo una trayectoria tan completa como la de su hermano mayor, pero también había jugado en el Elswick Rangers y en el Barrow-in-Farness, asimismo en el Newcastle West End (que acabaría formando el actual Newcastle United FC al fusionarse con el Newcastle East End).

Los hermanos Beattie, como hemos visto, destacaron en el equipo del Departamento de Astilleros del Club Atleta.

Entre sus rivales “elitistas” del equipo del Departamento de Máquinas destacamos la figura del portero, James D. Weir.

Era un ingeniero de los astilleros de Clydebank (Escocia), llegó a los Astilleros del Nervión en octubre de 1889.

Tras estar varios años trabajando para la Martínez Rivas & Palmer, y jugando como portero en el Club Atleta, desarrolló una larga carrera como ingeniero hasta su fallecimiento en 1937, con 72 años. Trabajó en el Reino Unido y en destinos remotos del Imperio Británico como Penang (Malasia).

Consta la existencia en el número 66 de la Buchanan Street de Glasgow de una joyería, relojería y platería llamada “James Weir”, cuya especialidad era la confección de los trofeos de clubs deportivos, como los que solían recibir los miembros de los Clydesdale Harriers, considerado el primer club de atletismo amateur de Escocia.

Es probable que las medallas que se otorgaron en el torneo de los Astilleros del Nervión el invierno de 1892-1893 procedieran de la citada joyería, al igual que lo fue el reloj de oro con el que se le obsequió al veterano trabajador de la construcción naval McMurchie –que regresaba a Escocia para trabajar en la localidad de Troon–, con la inscripción siguiente: “Entregado al Sr. McMurchie, por los responsables de los Astilleros del Nervión. Bilbao, España, octubre de 1891”.

Es interesante comparar la trayectoria de un futbolista aficionado, de clase social alta y universitario, como Weir, que juega en el Club Atleta por pura afición, sin pretensión alguna de jugar en más equipos ni dedicar al fútbol más tiempo del estrictamente necesario, con la de futbolistas casi semiprofesionales como los hermanos Beattie.

En su caso, sus cambios de trabajo y residencia estaban vinculados con su incorporación a diferentes clubes de fútbol, cuyos directivos les proporcionaban empleos en sus empresas. Son dos concepciones diferentes del sport, no ajenas a los debates ideológicos de finales del siglo XIX sobre la concepción misma del deporte (por ejemplo, los mantenidos entre Coubertin, con su visión elitista, y Grasset, con planteamientos sociales) y el concepto “amateur” (Arrechea, 2018a).

– El Athletic Club (1901-).

Con la marcha de los británicos de los Astilleros en 1894-1895, el fútbol parece desaparecer en Vizcaya durante unos años. Fenómenos similares se dieron en otros lugares de España en los que las comunidades de trabajadores ingleses (¡y sobre todo escoceses!) fundaron clubes de fútbol en ese periodo. Eran población flotante y los clubes deportivos que fundaban, desaparecían con su marcha.

Hay que esperar a 1900 para asistir al nacimiento de un nuevo club: el Bilbao Football Club (sin relación, a pesar de compartir nombre, con el Bilbao Football Club existente en 1892-1893, formado por británicos), fundado por varios jóvenes bilbaínos de clase alta que habían estudiado en Inglaterra y conocido allí el fútbol, como Carlos Castellanos Jacquet (Bilbao, 1881) y su hermano Manuel (Bilbao, 1883). Los Castellanos Jacquet eran hijos de padre mexicano y, por parte materna, nietos de un banquero francés.

Se comenta en ocasiones que el grupo que fundaría el Bilbao FC en 1900 jugaba partidillos informales desde 1896, aunque parece una versión construida con posterioridad, en el contexto de las polémicas eternas sobre la antigüedad de los equipos.

Los hermanos Castellanos fueron acompañados en la iniciativa por otros jóvenes sportsmen de la alta sociedad de Las Arenas y Algorta (Guecho), como Ramón de Aras Jáuregui (Bilbao, 1881-San Sebastián, 1966, quien sería el cuarto presidente del Athletic Club), Luis Arana Urigüen (Santander, 1874-Bilbao, 1951, portero del Athletic campeón del Concurso Madrid de 1902, campeón de España de golf, olímpico en vela en 1928…), José Antonio Arana Urigüen (1872), Ricardo Ugalde Moneo (Gorliz, Vizcaya, 1877), Manuel Graciano de Ansoleaga Aguirre (Guecho, Vizcaya, 1879), Antonio Guinea Basterra (Bilbao, 1883) o José Zulueta Ysasi (Algorta, 1882).

Zulueta era nieto de Julián de Zulueta y Amondo (1814-1878), marqués de Álava, alcalde de La Habana, traficante de esclavos y productor de azúcar. Una de las personas más acaudaladas de la Cuba del siglo XIX.

El célebre director de cine, guionista y cartelista Iván Zulueta Vergarajáuregui (1943-2009), autor del filme de culto “Arrebato”, también era descendiente de esta familia.

Se unirían al equipo algunos británicos residentes en Vizcaya (Charlton Levick, Walter Evans, George Langford, William Llewellyn Dyer, Butwell, George P. Cochran, etc.), y otros personajes destacados de la burguesía local, como Santiago Martínez de las Rivas Tracy (Bilbao, 1877-Madrid, 1906), hijo de José Martínez Rivas, propietario de los Astilleros del Nervión.

Asimismo, Enrique Timoteo González Bishop (Bilbao, 1872-México 1936), más conocido como Enrique González de Careaga, ya que unió los dos apellidos de su padre (Manuel González Careaga), y que sería el tercer presidente del Athletic Club.

La sociedad se creó en una reunión informal celebrada en la casa que José Luis de Villabaso Gorrita (Bilbao, 1852-1917) tenía en Algorta.

La fecha fundacional del nuevo Bilbao FC (30 de noviembre de 1900, festividad de San Andrés, Apóstol), puede ser casual o interpretarse en clave nacionalista vasca (Aras Jáuregui era un destacado nacionalista), o carlista (Turuzeta, 2012; Corcuera, 2016).

Al no conservarse el Libro de Asociaciones de Vizcaya, no podemos confirmar si el Bilbao FC de 1900 llegó a registrarse, ni cuándo lo hizo (lo mismo ocurre con el Club Atleta, con el Bilbao FC de 1892, o con el Athletic Club). Aunque suponemos que lo hizo (y poco después de su fundación), ya que su reglamento fue aprobado por el gobernador civil e impreso en 1901.

Unos meses después, en febrero de 1901, en una reunión celebrada en el Café García (Gran Vía 38, Bilbao), otro grupo de sportsmen bilbaíno (personajes vinculados al velocipedismo, a la gimnasia, al automóvil…), quién sabe si animados por las primeras noticias sobre la fundación del Bilbao FC, iniciaba conversaciones para fundar el Athletic Club.

Dichas conversaciones fructificarían el 11 de junio con la elección de una Junta Directiva compuesta por:

Presidente: Luis Márquez Marmolejo (Moguer, Huelva, 1876-Bilbao, 1930)

Vicepresidente: Francisco Javier Íñiguez Carreras (Logroño, La Rioja, 1881-Segovia, 1923)

Tesorero-contador: José María Barquín Eguía

Secretario: Enrique Goiri Bayo (Bilbao, 1879-Madrid, 1925)

Vocales: Alejandro Acha Bárcena (Bilbao, 1878-1917), Amado Arana Mendívil (Bilbao, 1879), Luis Cosme Silva Abaitua (Bilbao, 1879) y Fernando Yraolagoitia Olea (Zaldibar, Vizcaya, 1877)

Primer capitán: Juan Astorquia Landabaso (Bilbao, 1872-1905)

Segundo capitán: Alfred Edward Elvin Mills (Cornualles, Inglaterra, 1874-Algorta, Vizcaya, 1929).

El único extranjero era Mills, como hemos visto había sido jugador del Bilbao FC de 1892. No estaba vinculado a los Astilleros (era telegrafista) y siguió viviendo en Vizcaya hasta la muerte. Se casó con la riojana Fructuosa Rafaela del Valle Rubio (Laguna de Cameros, La Rioja, 1871-Bilbao, 1948). Tuvieron dos hijos.

La elección del nombre para el club (Athletic) no pudo ser casual. Alguien (¿Mills?) pareció recordar al Club Atleta de los Astilleros del Nervión y hubo un aparente homenaje en el nombre de la nueva entidad. El nombre más lógico para un nuevo club de fútbol fundado en Bilbao (Bilbao Football Club), ya estaba “cogido”.

Encontrar más vínculos entre las dos sociedades (el Club Atleta de 1889-1894 y el Athletic Club de 1901) parece complicado, sobre todo teniendo en cuenta que el único inglés (de Cornualles en puridad, concretamente de la península The Lizard, punto más meridional de la Gran Bretaña) del equipo (Mills), había jugado en el antiguo Bilbao FC, no en el Club Atleta (formado por escoceses, casi en exclusiva).

Para más inri, tal y como hemos visto, el hijo del fundador de los astilleros del Club Atleta (Santiago Martínez de las Rivas), no formaba parte inicialmente del nuevo Athletic, si no del nuevo Bilbao FC. Pero regresaremos a esa polémica en las conclusiones.

Según el relato de José María Mateos (1921, 1922, 1948), la junta del nuevo Athletic Club presentó sus estatutos al Gobierno Civil de Vizcaya el 28 de agosto de 1901, y el 5 de septiembre del mismo año tuvo lugar en el Café García la asamblea constitutiva de la entidad. Acordaron, asimismo, arrendar junto al Bilbao FC los terrenos de juego de Landako.

Los socios asistentes a esa primera asamblea del Athletic Club fueron:

Alejandro Acha Bárcena (Bilbao, 1878), Fernando Yraolagoitia Olea (Zaldibar, Vizcaya 1877), Pedro Yraolagoitia Olea (Zaldibar, Vizcaya, 1880), Luis Cosme Silva Abaitua (Bilbao, 1879), Alejandro de la Sota Izaguirre (1882), Amado Arana Mendívil (Bilbao, 1879), Ramón Anselmo Silva Abaitua (Bilbao, 1884), Remigio Restituto Eguren Goiri (Bilbao, 1880), Paulino Iturrino González (Santander), Rafael María Yanke Murueta (Bilbao, 1879), Luis Yanke Murueta, Ángel Pérez Goiri, Ulpiano Julio Torre Alonso (Muskiz, Vizcaya, 1881), Alfred Edward Elvin Mills (Cornualles, Inglaterra, 1874), Ricardo Eusebio Quintana Fano (Bilbao, 1877), Antonio Alejandro Zubillaga Yurrebaso (Bilbao, 1876), Cristóbal Luis Ybarzabal Goyri (Bilbao, 1879), Luis Márquez Marmolejo (1876, Moguer, Huelva), Luis Wenceslao Astorquia Landabaso (Bilbao, 1883), José María Alday Larragoitia (Madrid, 1881), Francisco Javier Íñiguez Carreras (Logroño, 1881), Eduardo María Montejo Aristegui (Bilbao, 1879), Pedro Alejandrino Igartua Perla (Bilbao, 1872), José María Ibáñez de Aldecoa Abaroa (1878), Agustín Orensanz Molina (1880), Rafael José Gutiérrez Río (Bilbao, 1880), Federico Evaristo de Olano Emparan (San Sebastián, Guipúzcoa, 1882), Miguel de Maeztu Whitney (Vitoria, Álava, 1880), César Arana Mendívil (Bilbao, 1880) y Luis Damborenea Rementería (Hendaya, Francia, 1880).

Todos ellos jóvenes de entre veintinueve y diecisiete años, deportistas de los que frecuentaban gimnasios como el Zamacois (inaugurado en 1879), u otros clubes deportivos de la ciudad ya existentes.

Bilbao tenía un emergente tejido asociativo deportivo (Torrebadella, Olivera & Bou, 2015), de los que son testimonio el Club de Regatas de Bilbao (fundado en 1867), el Sporting Club (1881), el Club Náutico (1881), la Sociedad de Velocipedistas (1886), el Veloz Club (1894) o el Círculo de Esgrima (1897).

La mayoría de los socios fundadores, tanto del Bilbao FC como del Athletic Club, aparecen en los listados de socios del Sporting Club de Bilbao y del Club Marítimo del Abra, a principios del siglo XX (Alonso Olea, 2003).    

Algunos de aquellos jóvenes sportsmen habían estudiado en Gran Bretaña y muchos eran familiares, hermanos o primos.

Entre los apellidos, encontramos a algunas de las familias más importantes de la pujante burguesía local, como los de la Sota, pero también personajes de diferente clase social, como el sastre Agustín Orensanz (destacada figura del socialismo bilbaíno).

Asimismo, observamos personajes nacidos en varios lugares de España (empezando por el primer presidente, el onubense Luis Márquez Marmolejo), y en el extranjero.

Así como apellidos de procedencia diversa, ya que, además del inglés Mills, también figuran entre los fundadores del Athletic los hermanos Yanke, cuyo padre (German Yanke Bettel) era originario de la región de los Sudetes, en la actual República Checa. Según algunas versiones el apellido original era Yankelevitch o Jankelevitch.

El conocido periodista Germán Yanke Greño (1955-2017), pertenecía a esta familia.   

Otro personaje ante el que parece oportuno detenernos, aunque sea brevemente, es el editor alavés de madre inglesa Miguel de Maeztu, hermano del escritor y pensador Ramiro de Maeztu (1874-1936).

El cántabro Paulino Iturrino también era hermano de un artista célebre, el pintor fauvista Francisco Iturrino González (1864-1924).

Luis Márquez Marmolejo (Moguer, Huelva, 1876-Bilbao, 1930). Primer presidente del Athletic Club.

También constituye una novedad, y así la destacamos, la identidad completa de muchos de los primeros socios y directivos del Athletic.

Por ejemplo, no era conocido que el primer presidente del Athletic Club, Luis Márquez Marmolejo, era andaluz. Estaba casado con la alavesa (de Nanclares de la Oca) Magdalena Moral, y fue empleado de comercio en varias empresas, en el momento de su deceso (en las navidades de 1930 a causa de un coma diabético) era el jefe administrativo de Cementos Cosmos.

Y, asimismo, el primer vicepresidente fue el riojano Francisco Íñiguez Carreras (cuya familia materna, los Carreras Iragorri, tenía una empresa de conservas de pescado en Lekeitio), quien sería alcalde de Logroño (1909-1911) y uno de los fundadores del Logroño Recreation Club en 1912, así como delegado de la Real Unión Española de Clubs de Foot-ball en 1913, y divulgador del ciclismo y otros deportes en La Rioja.

El 23 de febrero de 1902 se había fundado el Portugalete Athletic Club (otra entidad que podría haber reivindicado la herencia del Club Atleta, por proximidad física y por nombre), club que se integraría en el Athletic Club.

El 29 de marzo de 1903 se produciría la integración del Bilbao FC en el Athletic, antaño rivales acérrimos (en 1902 se habían unido temporalmente para formar el llamado “Bizcaya” y ganar el Concurso Madrid de Football). Y finalmente, en 1907, el Athletic absorbería asimismo a un club de cierta pujanza en la Vizcaya futbolística de principios del siglo XX, el llamado The Union FC. Rescataron la formula del “Bizcaya” (en esta ocasión como “Club Vizcaya”) para competir en la Copa del Rey de 1907 (serían finalistas).

El 26 de abril de 1903, los socios del Athletic residentes en Madrid fundaron una sucursal, el Athletic Club en Madrid. El 20 de febrero de 1907 el Athletic Club madrileño se inscribiría en el Registro de Asociaciones de Madrid, obteniendo personalidad jurídica propia. Tras varios cambios de nombre (Athletic Club, Athletic Club de Madrid, Athletic Aviación Club, Club Atlético Aviación), desde 1947 sería conocido como Club Atlético de Madrid.

Esta podría ser, en resumen, la historia del renacimiento del fútbol organizado en Bilbao a partir de 1900. Pero esta crónica (objetiva y avalada por la hemeroteca y los archivos) no era útil para José María Mateos.

Para él era importante que el Athletic fuera más antiguo que el FC Barcelona de Gamper (fundado en 1899, aunque sobre su proceso fundacional también se ha construido una versión oficial edulcorada y cuestionable) (Arrechea, 2012b, 2015, 2018b) y, probablemente, también consideraba necesario que fuera más antiguo que el Bilbao FC (de 1900).

Por todo ello, se inventó una versión alternativa del nacimiento del Athletic Club. Empezó en 1921, en plenas polémicas con el Barça sobre el “Decanato del fútbol español” (no participaba aún de estas polémicas el Recreativo de Huelva), y ya entonces esbozó su historieta (“las patrañas”, en palabras de Turuzeta).

Para que el Athletic fuera más antiguo que el FC Barcelona y que el Bilbao FC, ubicó en una fecha indeterminada de 1898 el nacimiento del club. Imitando al Barça y su nacimiento en el Gimnasio Solé, creó la historia de “un grupo de entusiastas al fútbol”, que se reunían en el Gimnasio Zamacois y se desplazaban “algunos domingos a jugar a Lamiaco”, hasta que (tres años después, en 1901) se decidieron a “oficializar” la entidad, sin aportar un solo partido jugado o una sola noticia que avalara esta versión.

Con los años, fue modificando la historia, adornándola con más detalles y anécdotas. De hecho, durante años, su versión no fue aceptada por mucha gente, el mismo “Rolando”, cronista de El Liberal al que ya nos hemos referido, explicaba con naturalidad el 11 de julio de 1926 que el Bilbao FC se había creado en 1900 y el Athletic Club en 1901.

Aunque algunos puntos Mateos tuvo que eliminarlos o matizarlos en las diferentes ediciones de su libro de historia del club, incidió en la misma línea argumental, mezclando por lo general las historia del Bilbao FC y del Athletic, y practicando un estilo narrativo (forzando el lenguaje y estirando argumentos, para que sus conclusiones previas no pudieran ser cuestionadas), que vemos reproducido en la actualidad en no pocos estudios sobre “fundaciones” de clubes de fútbol.

Sin embargo, jamás mencionó al Club Atleta de los Astilleros del Nervión, ni al Bilbao FC de 1892, quizás por simple desconocimiento, aunque en las últimas versiones de su historia del Athletic (Mateos, 1948) sí incorporó el partido “entre ingleses y bilbaínos” de 1894, aunque reduciéndolo a una “fanfarronada”.

Turuzeta (2012) considera que Mateos obviaba los antecedentes británicos de forma intencionada, porque era “patriota español y ferviente católico”.

Discrepamos de esta versión, ya que consideramos que, si Mateos hubiera conocido al Club Atleta de los Astilleros del Nervión de 1889, no hubiera necesitado inventarse la historieta del Gimnasio Zamacois en 1898 para proclamar una definitiva “victoria” a favor de Bilbao en la batalla dialéctica que mantenía con el FC Barcelona en torno al manido “Decanato”, algo vital para él.

Resulta llamativo, que ninguno de los numerosos historiadores, investigadores y periodistas, que se ha dedicado (desde la época de Mateos hasta hoy) a investigar sobre la historia del Athletic, haya indagado sobre la figura del primer presidente (Luis Márquez Marmolejo) y su lugar de nacimiento (Moguer, Huelva). Parece poco probable. Quizás es que, este hecho (un presidente fundador emigrante, nacido en Andalucía), resultaba incompatible con determinadas ideologías o relatos imperantes sobre la idiosincrasia del Athletic Club, y eso explicaría la omisión.      

Hemos visto en casos similares en otros lugares de España, cómo al escribir la historia de clubes fundados en los últimos años del siglo XIX o en los primeros del XX, se desconocían por completo antecedentes de la misma ciudad acaecidos apenas unos años antes, protagonizados por comunidades británicas que habían fundado clubes de fútbol sin repercusión social en las ciudades en las que vivían. También hemos visto como la historia de clubes de fútbol se manipula para adaptarla a la realidad actual, o a ideologías o relatos culturales determinados, renunciando a todo rigor. El caso concreto del Athletic Club no constituye una excepción.         

– Conclusiones.

Hemos aclarado varios errores sobre el Club Atleta de los Astilleros del Nervión, para empezar, su año de nacimiento (1889). Asimismo, su composición y la procedencia de sus deportistas (Escocia, fundamentalmente), así como los deportes que implementaron (atletismo, ciclismo, cricket, rugby, remo, sokatira, fútbol) y su año de desaparición (1894).

Fue un club polideportivo y de recreo, formado en el seno de una empresa (Martínez Rivas & Palmer), para distraer a sus trabajadores. Expatriados británicos que vivían en un considerable aislamiento de los “nativos”, respecto a los cuales mantenían una distancia física, cultural y social, por diferentes motivos. 

Es interesante incidir en esas diferencias, internas en el propio club, entre departamentos más elitistas como el de “máquinas” y otros más “populares” como el de los trabajadores del astillero, y las externas, las existentes entre la comunidad británica encerrada sobre sí misma en la Vizcaya de finales del siglo XIX, con sus problemas sociales y políticos, las epidemias, y el abismo cultural e ideológico que le separaba del resto de la población.

Consideramos que el Club Atleta es un sujeto de estudio interesante por sí mismo, al margen de las polémicas sobre decanatos, fechas de fundación de clubes, etc. que, como el Guadiana, siempre regresan.

De todas formas, siendo conscientes de la existencia del debate, no lo rehuiremos.

No consideramos aceptable afirmar que el Club Atleta de 1889-1894 y el Athletic Club de 1901 sean la misma sociedad.

Existen siete años de diferencia entre la desaparición del primero y la constitución del segundo. Siendo los fundadores del Athletic completamente diferentes y ajenos a los componentes del Club Atleta.

Los que defienden que se trata de la misma entidad aplican el llamado argumentum a silentio. Según ellos, la ausencia total de noticias no indica la desaparición del fútbol en Vizcaya, sólo denotaría un supuesto retraimiento, una falta de “burocracia”.

Nosotros lo interpretamos en sentido literal. La ausencia total de noticias sobre fútbol organizado en Vizcaya denota la desaparición del fútbol organizado en Vizcaya en ese periodo. 

Además se omite que el Club Atleta era un “club de empresa”, de carácter polideportivo, mientras que el Athletic Club es un club de fútbol.

Existe una similitud en el nombre que, sin duda, prueba la voluntad de homenajear o recordar a los pioneros.

Esa correlación coincidente, coincidencia geográfica (relativa, el Athletic nace en Bilbao, el Club Atleta en Sestao) y similitud en el nombre, permite forzar los argumentos y aplicar sesgos o prejuicios para priorizar las pruebas que avalan las tesis previas, despreciando las que las cuestionan. Post hoc, ergo propter hoc.

Es una forma de investigar en estos temas que ya conocimos en el caso (muy similar) del Sevilla Football Club de 1890-1893, y su identificación con el Sevilla FC actual. Términos ambiguos como “refundación”, “reconstitución”, “oficialización” se usan según conviene, para que el puzle encaje a gusto del consumidor (Arrechea, 2013b).

En conclusión, descartada la teoría según la cual el Club Atleta de 1889 y el Athletic Club pudieran ser la misma entidad, e igualmente superada por poco seria la vieja teoría de Mateos de un Athletic “no oficializado” existente desde 1898, consideramos que el Athletic Club nace en 1901, con el onubense Luis Márquez como primer presidente.

Estamos conmemorando su 120º aniversario.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Turuzeta, J. (2012). El Athletic Club. Origen de una Leyenda. Cuando el león era un cachorro. San Sebastián: Txertoa.

REFERENCIAS DOCUMENTALES

Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia (AHEB-BEHA). Parroquia (Bilbao-Torre Urizar) San Francisco de Asís. Signatura: 6976/001-00. (Libro nº 16 de difuntos).

ARCHIVOS PÚBLICOS CONSULTADOS

Archivo Histórico Foral de Bizkaia. Bilbao, Vizcaya.

Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia. Derio, Vizcaya.

Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián. San Sebastián, Guipúzcoa.

Archivo Histórico Diocesano de Vitoria. Vitoria, Álava.

Archivo Histórico Municipal de Moguer. Moguer, Huelva.

Archivo Histórico Diocesano de Santander. Santander.

Registro Civil de Bilbao. Administración de Justicia de Euskadi.

Registro Civil de Moguer. Ministerio de Justicia.

Archivo Félix Martialay-CIHEFE. Madrid.




Iriondo, Venancio, Zarra y Panizo volvieron a encontrarse

Fueron cuatro de los integrantes de una de las más famosas delanteras del Athletic Club de Bilbao. Junto con Gaínza formaron el quinteto de “los catedráticos”. Según la historia del club, la segunda más recordada después de la formada por Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza que, entrenada por Mister Pentland, se la conocía como la “delantera maravilla”.

Al finalizar la Guerra civil, el Athletic no tuvo más remedio que reconstruir un equipo que había quedado diezmado, teniendo que partir de cero para conformar una plantilla de éxito. Comenzó a reclutar chicos jóvenes, promesas futbolísticas. De esta manera, fueron llegando al club Iriondo, Zarra, Panizo y Gainza.

Posteriormente, los bilbaínos encontraron a su quinto delantero, jugador fuerte y corpulento, Venancio Pérez, fichado de la S.D. Erandio. Durante dos temporadas fue cedido al Baracaldo, repescándose mientras tanto a Iraragorri, que ya había formado parte de la primera delantera histórica. Venancio volvió a la disciplina vasca en la temporada 1949-50, por lo que finalmente quedó compuesto el quinteto.

Esta delantera, respecto a los jugadores motivo de este artículo (Gaínza continuó en el Athletic hasta la temporada de 1958-59), se fue deshaciendo con el transcurrir de las temporadas. Así, Iriondo dejó el Athletic al final de la temporada 1952-53 para fichar en la siguiente por el Baracaldo, donde participó en las tres primeras jornadas de liga (ante los equipos de La Felguera, Baracaldo y Caudal de Mieres); a partir de la cuarta llegó a la Real Sociedad y, más tarde, su destino fue la S.D. Indauchu, como entrenador-jugador. Por su parte, tanto Venancio, como Zarra y Panizo abandonaron el club dos temporadas después, al finalizar la liga 1954-55; en la siguiente, Venancio, ya con 34 años, fichó por el Baracaldo de Segunda división, disputando 12 partidos de liga y anotando 8 goles en el curso 1955-56. Zarra, con la misma edad, llegó a la S.D. Indauchu que también estaba en la División de plata, jugando 27 partidos y marcando 17 goles. Panizo, con 33 años, al igual que su compañero Telmo, también se enroló en las filas del conjunto vizcaíno, jugando 11 partidos y anotando 1 gol.

El Indauchu, por aquel entonces, era nuevo equipo de Segunda. Había ascendido en la Fase Final quedando clasificado primero del grupo uno, ganando 8 encuentros, empatando 3 y perdiendo otros 3, enfrentándose al Club Langreano, C.F. Ferrol, U.D. Salamanca, Gimnástica de Torrelavega, R. Europa Delicias, Burgos C.F. y Pontevedra C.F. 

Por coincidencias del destino, aquellos cuatro jugadores, aunque defendiendo diferentes intereses, volvieron a reunirse en un terreno de juego. El 12 de octubre de 1955, en el campo de Garellano, el encuentro de Segunda División correspondiente a la quinta jornada del Grupo Norte, deparó el enfrentamiento entre la S.D. Indauchu y el C.D. Baracaldo.

En los locales, además de Iriondo, Zarra y Panizo figuraba también en su plantilla el jugador de la talla de Ontoria; por su parte, el Baracaldo tenía en sus filas al mítico portero Lezama.

Arbitrado por el colegiado José Luis Irlés, los equipos presentaron estas formaciones: por parte del Indauchu, Abeijón, Baliño, Zamacona, Olivares, Ontoria, Uría, Urizar, Isasi, Zarra, Panizo e Iriondo. Por el Baracaldo jugaron Lezama, Bastida, Venancio, Olarieta, Goyo, Gorostiza, Onaindía, Urruchurtu, Ibarrondo, Cortázar y Beitia.

Se dio la circunstancia de que Rafael Iriondo, que era entrenador-jugador local, jugó su único encuentro vestido de corto.

Vencieron los locales por 1-0 con gol de Ontoria a los 21 minutos, en un disparo por alto que no pudo atajar Lezama. Recordando viejos tiempos, destacó por su juego el ala Iriondo-Panizo haciendo las delicias del público que asistió al encuentro, teniendo el interior izquierdo tuvo una gran oportunidad de gol al enviar el balón al travesaño de la meta baracaldesa.

En el minuto 32 pitó el árbitro mano de un defensa visitante, pero, según las crónicas, sacó descaradamente la pelota del área y ordenó tirar golpe franco en vez de penalti, con la consiguiente bronca del respetable.

Venancio, que en sus tiempos del Athletic jugaba de interior derecha, pasó a reforzar la delantera en los últimos minutos recordando años pasados, aunque sin resultado práctico, pues no pudo lograr el tanto del empate.

Terminando el encuentro, el árbitro expulsó al baracaldés Cortázar creyendo que había agredido con el pie al meta local Abeijón al disputarle la pelota. No tuvo mucha fortuna aquella tarde el Sr. Irlés.

En el partido de la segunda vuelta, jugado el 23 de febrero de 1956, el Baracaldo ganó 3-2 al Indauchu. Solamente jugaron Venancio, por parte local y Zarra por la visitante, marcando éste los dos goles de su equipo.

Después de las 30 jornadas de liga, el Indauchu quedó clasificado en octavo lugar y dos puestos más abajo los de Baracaldo, con 30 y 28 puntos respectivamente.




Anecdotario del fútbol vizcaíno previo a la finalización de la Guerra Civil y, con posterioridad, al inicio de la primera temporada de la posguerra (1939-40) así como elogios al Caudillo.

1.- Entrevista con Luis Casajuana, presidente del Athletic Club, con antelación al inicio del Campeonato Regional de Vizcaya del año 1939

Con relación a la forzosa renovación del Athletic Club y otros aspectos relacionados con el mismo y con el fútbol en particular, merece la pena detenerse en la introducción –en concreto en el primer párrafo, el cual es insultante y humillante– y en el final de la entrevista –final que parece extraído de un mitin nacional-sindicalista puesto en boca del cronista– realizada por J. A. Sánchez Ocaña a Casajuana, presidente del Athletic Club, publicada en la revista deportiva Marca el 3 de enero de 1939 bajo el título siguiente: Pasado, presente y futuro del Athletic de Bilbao.

He aquí las ‘joyas’:

Introducción:

Si todos los clubs españoles han sufrido quebrantos, derivados forzosamente e irremediablemente de nuestro Movimiento, acaso entre los primeros esté el Athletic Club de Bilbao. Porque enclavado dentro del feudo de ‘Napoleonchu’[1], fue objeto de un despojo –el de sus mejores jugadores– con el fin de que por los campos del mundo –empezando por los de la U.R.S.S.[2]– la república de euskadi (así, en minúscula) muerta al tiempo de nacer, se paseara acreditando su pujanza deportiva.

Una vez finalizada esa joya literaria continúa diciendo:

Y ese club, que ha inscrito más que ninguno otro su glorioso nombre deportivo en el palmarés de los campeonatos de España, se encontró, de la noche a la mañana, privado del concurso de sus más sólidos puntales…, con los que no podrá contar más.

Sin embargo no se ha amilanado ante la catástrofe, sino que, consciente de lo mucho a que obliga su nombre prestigioso y conocedor de la inagotable cantera de jugadores existentes en Vizcaya, comenzó inmediatamente la obra de reconstrucción que, más tarde o más temprano, tendrá que realizar la mayoría de nuestros clubs.

Y ahí está ese equipo de verdaderos y auténticos cachorros, que acusa las mismas características que aquellos que tantos laureles dio al club bilbaíno, y que no ha de tardar muchos meses en ser un conjunto semejante en clase y técnica al que tradicionalmente ha venido defendiendo los colores rojo y blanco.

A continuación, pregunta al presidente del club bilbaíno sobre la desbandada casi general del equipo, de qué forma afectó ésta a la situación del club y cómo reaccionó el mismo. Casajuana responde:

Aunque la salida de Bilbao la hicieron precipitadamente, el viaje fue proyectado y preparado con mucha antelación. Nos llevaron siete jugadores internacionales en activo y el masajista además del botiquín y gran cantidad de prendas para jugadores. ¡Imagínese usted en qué situación dejaron al club! En cuanto tuvieron ocasión, volvieron, como usted sabe, dos jugadores y el masajista: Gorostiza, Roberto Echevarría y Birichinaga. El club ha tratado de ir normalizando su situación y de volver a la vida activa, a costa de muchos esfuerzos, sinsabores y sacrificios, y con la ayuda de los socios y algunos abonados que aún siguen pagando la cuota y que son los verdaderos entusiastas y amantes del Athlétic. A fines de 1937, es decir a los cuatro meses aproximadamente de ser liberado Bilbao, organizamos un campeonato de libre inscripción en el que tomaron parte 39 equipos[3]. De este campeonato sacamos los jugadores que presentamos a principios de 1938, todos muy jóvenes y hasta entonces desconocidos en el fútbol. De ellos, algunos ya han marchado a cumplir sus deberes con la Patria[5]

Y en otoño pasado, vuelta a organizar otra competición para dar lugar a que surjan nuevos jugadores para sostener la afición, cumpliendo así lo que estimamos como un deber. Así vamos haciendo frente a la situación hasta que haya fútbol oficial totalmente reorganizado y vuelvan a jugarse los tradicionales campeonatos de Liga y Copa.

Equipo de cachorros del Athletic Club en junio de 1938. De pie y de izquierda a derecha Manu Viar, Bertol, Eguskiza, Kirschner, Echevarría, Larrazábal, Gamechogoicoechea (Gamecho) y Lecue. Agachados y de izquierda a derecha: Lejardi. Díez, Saldaña, Nico Viar, Gardoy (Macala, Justel, Izaguirre y González)[4] (Fuente: Marca, 03-01-39. Autor: ¿Ricardo Elorza?).

 

José Luis Justel Bollar, nacido en Sestao y dado por desaparecido en el frente de Gandesa (10-11-38) cuando contaba tan solo con 18 años de edad (Fotografía cortesía de su sobrino Francisco Javier López Justel).

Casajuana con posterioridad se muestra muy ambicioso ante los proyectos y esperanzas del Athletic Club cara al futuro, así como plenamente confiado en el rendimiento de los ‘cachorros’ en la primera salida de un torneo oficial.

Por último, J. A. Sánchez Ocaña le pregunta sobre el porvenir del fútbol español en general y del vizcaíno en particular. Recojo íntegramente su respuesta ya que considero de interés la visión que en aquella época tenía sobre el fútbol el presidente de la entidad deportiva bilbaína.

Tengo grandes esperanzas de que en el porvenir el fútbol español esté bien organizado y administrado, pues las circunstancias van a ser muy favorables para que con tacto y serenidad se aproveche lo bueno de la organización anterior y se extirpen las causas que producían los defectos. Esta es una ocasión inmejorable para implantar una organización duradera y seria, y no aprovecharla sería lamentable. En cuanto al aspecto deportivo, el porvenir inmediato no lo veo tan halagüeño por la falta de jugadores, Creo, y desearía equivocarme, que pasarán años hasta que el fútbol español alcance el nivel que tuvo, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años ya había descendido.

El porvenir del fútbol vizcaíno no puedo por menos de creer que será tan bueno o mejor que el pasado. En los campeonatos organizados por el Athlétic en estos dos años se ha demostrado que hay cantidad, calidad y afición, y estando la dirección en manos de personas que reúnan las cualidades del actual presidente de la Federación Vizcaína, fundadamente se siente uno optimista.

En cuanto al profesionalismo, he aquí su opinión:

No creo conveniente que desaparezca el profesionalismo, porque sería sustituido por el falso amateurismo, y éste ya lo experimentamos varios años con tales inconvenientes que hubo que adoptar el profesionalismo declarado y reglamentado. El falso amateurismo favorece la explotación abusiva de clubs y jugadores, cada uno en su turno y según su posición respecto al otro. Entiendo que debe haber fútbol profesional y amateur, perfectamente deslindados y reglamentados, y que los dos, cada uno en su modalidad, lo sean auténtica y sinceramente. ¡Más farsas, no! En todos los países de alguna categoría futbolística existen el profesionalismo y el amateurismo, y en los que de modo oficial no existe aquél, es un secreto a voces que su amateurismo es puro…. Ante estas palabras el entrevistador parece perplejo y Casajuana continúa diciendo: Exactamente: si en España el profesionalismo ha creado inconvenientes no ha sido por culpa de su reglamentación, sino por la de los que estaban obligados a cumplirla. Habrá que imponer rigurosamente a clubs y jugadores el cumplimiento de lo que se reglamente y proteger y propagar el fútbol amateur a costa del fútbol profesional, ya que éste ha de beneficiarse en gran parte del incremento que aquel tome. Al Athlétic, como a todos los clubs que viven en regiones productoras de jugadores, es indudable que le conviene el amateurismo íntegro, más no puede irse con la realidad, y ésta demuestra que un jugador produce dinero y no es justo negarle parte de ese producto, si él está dispuesto a recibirlo, ni impedir que un muchacho contribuya a mejorar su situación económica y la de los suyos y a prepararse para las nuevas actividades que tendrá que desarrollar cuando termine su vida activa en el fútbol. Además, no creo que con jugadores auténticamente amateurs el fútbol español alcance una categoría que le permita tutearse con los equipos extranjeros, que son profesionales, toda vez que al amateur no puede exigírsele que se someta a la disciplina, régimen de vida y entrenamiento de un profesional. En resumen: amateurismo y profesionalismo, auténticos y sinceros; no está bien el subterfugio ni la falsedad, que desentonan del nuevo estilo.

Por último, el entrevistador hace algún pequeño comentario sin interés y termina diciendo:

Que cunda su ejemplo, el del Athletic, para que el resurgir del fútbol español sea inmediato al término victorioso de nuestra Cruzada.

2.- Patrioterismo barato

Tres días después de haberse jugado el partido Bilbao Athletic Club[6]-Erandio, correspondiente a la primera ronda del Campeonato Regional de Vizcaya de 1939 y con motivo del avance imparable de las tropas ‘nacionales’, José Luis Isusi publica en el vespertino Hierro el siguiente artículo repleto de ‘patrioterismo’:

(…). Los que estábamos en San Mamés viendo el partido Bilbao A. C. y Erandio, en cuanto vimos aparecer en una pizarra por el campo en la que se leía: ‘Tarragona, Reus y Tárrega han sido liberados’, prorrumpimos en una ovación calurosa, y los gritos de ¡Franco, Franco, Franco! brotaron de labios de todos, incluso de los jugadores, que dejaron el juego y se acercaron a ver que ponía la pizarra, mostrando su alborozo con gritos y saltos.

Y todos hermanados, bilbaínos y erandiotarras, dejando a un lado el partido, que ya no tenía importancia ante la noticia que se acaba de comunicar, unieron sus voces a las de los espectadores, y las vivas a España y al Caudillo, y el grito de ¡Arriba España! sonó en San Mamés como no ha sonado en ningún otro campo de fútbol.

Fecha memorable fue la del domingo para nosotros, pues al mismo tiempo que nuestros soldados, y al frente de ellos el Caudillo, este hombre prodigioso que Dios nos ha deparado a los españoles para que nos eleve al triunfo final, iban ganando terreno para la España que ansiamos, los deportistas contribuían también con su pequeño grano de arena a obtener una victoria más para nuestra retaguardia, victoria que tiene su trascendencia, aunque muchos no lo crean, pues de ella ya se habla y comenta en el extranjero, y no sólo en los periódicos adictos a nosotros, sino que incluso en aquellos que no nos pueden ver se habla de estos campeonatos regionales. (…).” (Fuente: Hierro, 18-01-1939).

3.- Coincidencia de la finalización del Campeonato Regional de Vizcaya del año 1939 con el final de la Guerra Civil

El último partido correspondiente al Campeonato Regional de Vizcaya (Bilbao Athletic Club-Oriamendi) se jugó precisamente el día siguiente al de la proclamación del Parte de la Victoria:

Cuartel General del Generalísimo. – Estado Mayor

Parte Oficial de Guerra correspondiente al día 1 de abril de 1939 — III Año Triunfal: En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.

LA GUERRA HA TERMINADO.

Burgos, 1 de abril de 1939. Año de la Victoria

El Generalísimo Franco

‘Parte’ que, tristemente, nos hace recordar la alocución dirigida por el general Franco al tomar el mando del Ejército de África al presidente del Consejo:

Al tomar posesión del mando de este Ejército os envío la más enérgica protesta ante la vil conducta del Gobierno, que ordena a sus aviadores bombardear el interior de poblaciones, para causar allí víctimas inocentes de mujeres y niños. El Movimiento restaurador triunfará totalmente y os exigiremos cuentas de vuestras conductas. La energía con la que actuaremos estará en proporción con vuestra resistencia. Os intimo[7] a que entreguéis el mando y os sometáis, evitando los ya inútiles derramamientos de sangre.

EL GENERAL FRANCO.

4.-Temporada 1939-40 en Vizcaya

Puede resultar de interés para la persona lectora un extracto de las declaraciones que, poco antes del inicio de la temporada 1939-40, realizó José María Mateos –presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol– en una entrevista publicada en El Correo Español-El Pueblo Vasco.

4.1.- Aspectos económicos relacionados con el mundo del fútbol al comienzo de la temporada, traspasos de jugadores, decisiones adoptadas con relación a los jugadores profesionales y amateurs que tenían firmada ficha a día 18 de julio de 1936 y, por último, la depuración de jugadores

  1. a) Tipos de fichas de inscripción en la Federación y precios para todos los clubes sin distinción de categorías:

a.1) Profesionales, 10 pesetas.

a.2) Amateurs, 2 pesetas.

  1. b) Derechos de inscripción de ficha de jugadores profesionales en función de la categoría a la que pertenecieran:

b.1) Primera Liga (Athletic Club), 150 pesetas por jugador.

b.2) Segunda Liga, (Arenas, Erandio y Baracaldo-Oriamendi), 75 pesetas por jugador.

b.3) Primera categoría regional, 50 pesetas por jugador.

  1. c) Los clubes de segunda categoría regional no podían contar con profesionales en sus filas.
  2. d) Sueldos límites de los jugadores según categorías:

d.1) Primera Liga, mínimo de 200 pesetas y máximo de 600 por jugador y mes.

d.2) Segunda Liga, mínimo de 150 pesetas y máximo de 400 por jugador y mes.

d.3) Primera categoría regional, mínimo de 150 pesetas y máximo de 300 por jugador y mes.

  1. e) Primas:

e.1) Quedaron autorizadas, siendo potestativas y no obligatorias, es decir, se podían concertar o no, según convinieran clubes y jugadores.

e.2) Tipos y límites:

e.2.1) Primera Liga:

e.2.1.1) Máximo de 100 pesetas por partido ganado en campeonato regional y 50 por partido empatado. Así mismo, máximo de 1.000 pesetas por ganar el campeonato regional.

e.2.1.2) Máximo de 200 pesetas por partido ganado en campeonato nacional y 100 por partido empatado.

e.2.2) Segunda Liga:

e.2.2.1) Máximo de 50 pesetas por partido ganado en campeonato regional y 25 por partido empatado.

e.2.2.2) Máximo de 100 pesetas por partido ganado en campeonato nacional y 50 por partido empatado.

e.2.3) Primera categoría regional:

e.2.3.1) Máximo de 30 pesetas por partido ganado en campeonato regional y 15 por partido empatado.

e.2.3.2) Máximo de 50 pesetas por partido ganado en campeonato nacional y 25 por partido empatado.

Así mismo, independientemente de la categoría, los clubes podían ofrecer un máximo de 1.000 pesetas por ganar el campeonato regional y 1.500 por ganar el campeonato nacional.

La Federación Nacional de Fútbol fue el órgano encargado de velar que esta normativa no se infringiera.

  1. f) Con relación a la firma de un nuevo contrato o renovación del antiguo, quedó terminantemente prohibido cobrar ni un céntimo.
  2. g) Traspasos:

g.1.) Los límites fueron marcados en el nuevo Reglamento que elaboró la Federación Nacional.

g.1.1) Mientras tanto, el jugador percibiría el 25% del importe del traspaso.

g.1.2) Los contratos de traspaso debían ser sometidos a la Federación Nacional para su aprobación.

g.1.3) La Federación Nacional anunció que sancionaría con todo rigor al club que gestionara el traspaso de un jugador dirigiéndose directamente a éste. Había de tratarse directamente de club a club, dando su conformidad, después, el jugador. El club que se dirigiera indebidamente al jugador no podría inscribir nunca a éste.

  1. h) Decisiones adoptadas con relación a los jugadores profesionales que tenían firmada ficha a día 18 de julio de 1936:

h.1) Deberían renovar su ficha con su equipo de entonces.

h.2) Los que se encontraban retenidos deberían resolver su situación antes del 15 de septiembre de 1939, es decir, con antelación al comienzo de los campeonatos regionales.

h.3) Los transferibles que no hubieran sido traspasados para el 15 de septiembre volverían a su club, aunque posteriormente podrían ser transferidos.

h.4) Los que se encontraban en libertad podían inscribirse por quien quisieran y si desearan pasar a amateurs, también podían hacerlo en el acto, pero deberían jugar en un club de la misma región de su última residencia.

  1. i) Decisiones adoptadas con relación a los jugadores amateurs que tenían firmada ficha a día 18 de julio de 1936:

i.1) Debían federarse necesariamente en un club de su misma región.

i.2) Podían pasar a profesionales, ahora que únicamente por el club de que formaban parte.

i.3) Las disposiciones adoptadas con relación a los dos últimos puntos [(h) e i)] eran de obligado cumplimiento y, si así no se procediera, además de fuertes multas, el jugador quedaría suspendido por lo menos en una temporada.

i.3.1) Los jugadores que faltaran a la verdad al decir a que club pertenecían, serían castigados con suspensión por una temporada y las duplicidades de ficha se castigarían con una suspensión mínima de cinco meses.

  1. j) Depuración de jugadores:

j.1) Existiría depuración de jugadores.

j.1.1) Las hojas de depuración, donde había de constar la conducta del jugador en relación con el ‘Movimiento’, y que deberían ir avaladas por dos directivos del propio club, tenían que ir inevitablemente unidas a la ficha, y sin presentar este documento no se admitiría la misma.

  1. k) Por último, se despacharían fichas para entrenadores, masajistas y auxiliares que las necesitarían obligatoriamente para poder actuar.

4.2.- Aspectos económicos relacionados con la recaudación de los clubes participantes en el campeonato Regional de Vizcaya correspondiente a la temporada 1939-40 y con la admisión o renovación de socios por parte del Athletic Club

Con relación a la distribución de la recaudación de taquilla, considero de interés para para la persona lectora, por la particularidad de la misma, poner en su conocimiento que existió un intercambio de taquillas entre los clubes participantes, de tal forma que el club visitante percibía el 25% de la recaudación.

Y en el tema de socios y abonados comentar que el Athletic Club, en la junta general celebrada el 21 de julio de 1939, acordó, entre otros puntos, lo siguiente:

  1. a) Conceder a los socios y abonados que, en aquel momento, lo eran del Athletic Club, derecho a perpetuidad a ser socios y abonados de tribuna, pagando la cuota mínima.
  2. b) Abrir un paréntesis en su ‘muro fiscal’ –según palabras de ‘Monchín’–, permitiendo durante un tiempo prudencial la entrada de nuevos socios sin pago de fielato.

Una vez finalizado el plazo, fueron muchos los que no se acogieron a esta segunda posibilidad y, tras lamentarlo, algunos decidieron solicitar una especie de indulto, solicitud que no fue aceptada por el Athletic Club.

En este tema, el Athletic Club tan sólo tomó en consideración la solicitud de algunos excombatientes que alegaban que sus obligaciones les había retenido en aquellos momentos lejos de Bilbao. Ante esta situación, el Athletic Club acordó comunicar al mencionado colectivo su interés por ellos y les rogó que se unieran y realizaran la solicitud de ingreso en un grupo lo más numeroso posible, para que así, de una sola vez, se llevara el asunto a la Directiva y ésta resolviera.

 [1]: Napoleonchu era el nombre despectivo con el que se designaba al Lehendakari José Antonio Aguirre. La canción dedicada a él decía lo siguiente:

Aguirre Napoleonchu

¿Qué has hecho de tus calzones?

¿O te habrás comprado tirantes?

Pues con Franco, Mola y Queipo de Llano

no te sirven los cinturones.

Entraron los nacionales,

rompieron el cinturón

y al pobre Napoleonchu

se le cayó el pantalón.

(Fuente: Recuerdos de infancia de mi madre Leonor Álvarez Valbuena).

[2]: Afirmación que no es cierta puesto que el primer destino de la selección vasca fue la República francesa y en concreto, París.

[3]: Para ver más información sobre este torneo puede consultarse el siguiente enlace: https://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/02/el-athletic-club-a-comienzos-de-la-temporada-1936-37-alzamiento-militar-inicio-de-la-temporada-1937-38-torneo-amateur-de-noviembre-del-ano-1937-torneo-vizcaya-y-copa-vizcaya-o-del-presidente-de-l/

[4]: Desde el punto de vista de José María Mateos, de todos los muchachos que figuran en la fotografía fue Justel quizás el que más destacó (Fuente: Mateos, José María (1948: pp. 81 y 145). Los cincuenta años del Atlético de Bilbao. Bilbao. Talleres Escuelas J. de P. de Menores).

[5]: Entre ellos José Luis Justel, quien tras la toma de Bizkaia por las tropas nacionales y habiendo cumplido los 18 años fue movilizado, desapareciendo en el frente de Gandesa durante la Batalla del Ebro. Para más información sobre su figura puede consultarse el siguiente enlace: https://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/01/breve-historia-del-futbolista-rojiblanco-jose-luis-justel-bollar-sestao-1920-gandesa1938/

[6]: Se inscribieron en el campeonato 5 equipos: el Athletic –bajo el nombre de Bilbao Athletic Club, nombre que se encontraba inscrito en la Federación–, el Arenas, el Sestao, el Erandio y el Oriamendi. El hecho de recuperar el nombre previamente inscrito en la Federación Vizcaína de Fútbol se debió, desde mi punto de vista, a un único factor: temor a que el equipo de cachorros quedara en mala posición y ensuciara el nombre del Athletic Club de Bilbao

Sin embargo, contra todas las previsions, el Bilbao A. C., con 15 puntos, consiguió el primer puesto seguido del Oriamendi (un equipo de categoría), con 12. La actuación de Echevarría en este campeonato podemos resumirla de la manera siguiente: el Bilbao Athletic Club, con José María Echevarría como guardameta titular –a excepción del último partido en el que la portería del Bilbao fue defendida por Idígoras– fue el equipo menos goleado. Tan sólo encajó 5 goles (0,7 goles/partido), quedando siguiente el Oriamendi con 7 goles encajados. Echevarría consiguió incluso detener un penalti en el partido jugado en San Mamés contra el Oriamendi en la primera vuelta el día 12 de febrero de 1939.

A pesar de su excelente actuación, la titularidad del Bilbao Athletic Club a partir de ese último partido del Campeonato Regional la ostentó Idígoras, quedando Echevarría relegado a la suplencia.

[7]: Requerir, exigir el cumplimiento de algo, especialmente con autoridad o fuerza para obligar a hacerlo. (Fuente: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [20-10-2020].




Esa irreal “normalidad”

Recientemente ha recogido Antonio Arias en su interesante blog “Saltataulells.com”, los incidentes acaecidos durante la disputa de un choque entre Deportivo Alavés y Athletic Club bilbaíno, correspondiente al torneo de Copa (mayo de 1940), y su posterior tratamiento, mediante recurso al Gobernador Civil de la Provincia, como fórmula para evitar una sanción federativa previsiblemente dura. Si bien el lector curioso podrá acceder a una exposición más detallada en la dirección descrita, vaya un leve pespunte aclaratorio.

Deportivo Alavés y Athletic dirimían su partido de ida correspondiente a Dieciseisavos de Copa, bajo la dirección del árbitro Ostalé Gómez. La contundencia del resultado final (0-6) difícilmente podría justificar incidentes tan serios como los denunciados por el trencilla, con el refrendo de la Federación Guipuzcoana(*), es de suponer que mediante aval de su delegado. Ostalé habría sido objeto de “insultos groseros y apedreamiento” en distintos lances del juego, saliendo bien librado tan sólo ante la mala puntería de sus agresores. A requerimiento de la directiva alavesa, el Gobernador Civil reclamó al jefe de la fuerza pública destacada en Mendizorroza, un informe sucinto sobre lo realmente acontecido. Y éste no sólo dejaba por mentiroso al colegiado, sino como cómplice, fuere por pura estulticia o mala fe, a la propia Federación Guipuzcoana: “Sólo hubo insultos de palabra, no lanzamiento de piedras u objetos al árbitro. Éstos insultos estuvieron motivados por las decisiones arbitrales, favorables al Athletic en opinión de los aficionados”.

Hasta ahí, un contencioso más de los muchos que el fútbol ha vivido y presumiblemente le será dado encarar. Uno, y eso lo hace diferente, acaecido apenas doce meses después de finalizar la Guerra Civil, cuando el recuerdo de la reciente barbarie permanecía fresco, las heridas supuraban aún, y cualquier chispazo, fruto de la rivalidad deportiva, podía avivar el rescoldo de odios no tan antiguos, ni siquiera a medio apagar. Un riesgo que los jerarcas del Régimen trataron de evitar mediante la imposición de adeptos en cada directiva -militares, muchos de ellos-, purgando listados sociales, convirtiendo en obligatorio el saludo a la romana de ambas formaciones desde el centro del campo, y retirando de la circulación temporalmente a un buen puñado de futbolistas con pasado “rojo”. Pese a ello, el fútbol no dejaba de representar un riesgo de conflicto social, con posibles derivaciones políticas, que la facción victoriosa hubo de aceptar como mal menor, ante las ventajas que de él igualmente podía extraer. La primera, esa sensación de normalidad derivada de la reapertura de estadios y el reinicio deportivo. Vendría bien que la gente se desahogara, concentrando su frustración en adversarios sin adscripción política. Que la ciudadanía pensase en los partidos de cada domingo y no tanto en su difícil subsistencia. Que los devotos a cualquier equipo sustituyesen cuanto antes tanta y tan desaforada como reciente pasión revolucionaria. Mejor gritar “¡Aupa Athletic!”, o “¡Barça, Barça!”, que “¡No pasarán!”, entonar cantos de ánimo en vez de “La Internacional”, el himno requeté, con su invocación al rey, tras Dios y la Patria, o el amplio repertorio de llamamientos a resistir en las casamatas. Aquel régimen, como cualquier otro regado con sangre, sólo podía enraizar tras una apariencia de normalidad.

“Se reanudó el Campeonato de Liga con absoluta normalidad”, titularon algunos diarios sus primeras crónicas futbolísticas posbélicas. Normalidad tan falsa e irreal como la de este tiempo pandémico, donde la verdad se envuelve en eufemismos propagandísticos, mentiras suavizadas, incertidumbre y muchísimo recelo. Normalidad nueva y por tanto escasamente normal. Mucho más anormal, claro está, aquella de 1939, 40, 45 y 1947, trufada de hambre, frío y cárceles atestadas, donde muchos españoles tenían familiares desperdigados en el exilio, por distintos presidios o batallones de trabajo, viviendo entre piojos y harapos, muriendo de tifus o tuberculosis, carcomida la esperanza y marchito el sueño de otro porvenir. Pocas, muy pocas cosas en aquel fútbol y esa España merecían divisa de normalidad.

Radiografía económica del desastre guerracivilista. Presumir de “normalidad” en 1939 constituía un disparate.

Mal podía haberla, si media población miraba con más encono que recelo a la otra media, estando tan frescos muchos recuerdos de pura barbarie. Tan sólo a título ilustrativo, vayan unos ejemplos.  

El todavía joven Julián Marías, más adelante filósofo muy reconocido, pasó en Madrid los primeros meses de guerra, justo los más sangrientos por el descaro de las “brigadas del amanecer”. Y sus recuerdos, recogidos por Javier Marías desde las páginas de “Tu rostro mañana” (2004), duelen de verdad:

“Íbamos en el tranvía, torcíamos desde Alcalá para entrar en Velázquez, y una mujer que iba sentada en la fila de delante señaló con el dedo hacia una casa, un piso alto, y le dijo a otra con la que viajaba: Mira, ahí vivían unos ricos que nos los llevamos a todos y les dimos el paseo. Yo a un crío pequeño que tenían lo saqué de la cuna, lo agarré por los pies, di unas cuantas vueltas y lo estampé allí mismo contra la pared. Ni uno dejamos. A la mierda la familia entera”.

Otro hecho no menos impactante, recogido por el doctor en Historia Alfonso Bullón de Mendoza, y el periodista Álvaro de Diego en su obra conjunta “Historias orales de la Guerra Civil” (Barcelona, 2000), hace pensar que el infanticidio distaba de ser algo anormal en aquella exhibición de odios. Fue testigo del mismo una traumatizada Carmen Serrano, en la ciudad condal:

“Un grupo de milicianos mató al bebé de unos parientes que se habían refugiado en la casa donde yo vivía. Se lo quitaron a la madre de las manos y lo estamparon contra el suelo”.

Morir abatido por una descarga de fusilería podía no constituir el peor de los finales posibles. El 30 de noviembre de 1936 varios milicianos de CNT parece se sintieron inspirados, quién sabe si tras haber leído a Nikolai Gógol en “Tarás Bulba”. El caso que cuando capturaron a Ramón Sales Amenós, fundador del Sindicato Libre, quisieron reservarle una suerte especial. Durante la madrugada del día 1, en el cruce de las calles barcelonesas Consejo del Ciento con Villarroel, ante el edificio de “la Soli”, lo encadenaron de pies y manos, vivo, a cuatro camiones que partieron al unísono en direcciones distintas. Ramón Sales quedó descuartizado.

Los aviadores capturados por el enemigo tampoco acostumbraban a ser tratados según convenciones internacionales. Era la primera vez que España se enfrentaba a bombardeos aéreos, mucho más dañinos que los tradicionales obuses de cañón. El cielo sembraba muerte, una muerte innoble, primero porque afectaba especialmente a la población civil, y segundo porque en tiempos de trinchera y disparos de frente, hacerlo desde un aeroplano era visto como ventaja inadmisible. Cuando caía un aparato, si su piloto lograba arrojarse en paracaídas, enjambres de civiles solían correr en su búsqueda, no tratando de socorrerle, sino para lincharlo. Parece que algunos, sabiéndose atrapados, prefirieron descerrajarse un tiro de pistola en la boca. Otros, como el republicano Juan Antonio Galarza, tal vez sintieran no haberlo hecho.

El 14 de noviembre de 1936 el caza de Galarza resultó abatido durante un combate sobre las afueras de Madrid. Aunque tirase de paracaídas, el viento, muy fuerte, lo arrastró hasta territorio “nacional”. Al día siguiente un aparato “nacional” sobrevoló el cielo capitalino, dejando caer un bulto en paracaídas, que por fortuna concluyó posándose sobre un montón de arena. Abierta con mil precauciones la caja de madera, temiendo pudiera tratarse de algún artefacto explosivo, los guardias de asalto descubrieron un amasijo de huesos y carne ennegrecida, con claras huellas de ensañamiento en vida. Un forense determinó correspondían al piloto que el día anterior, en el parte, fuese dado por desaparecido.

Toda esta ruindad y atrocidades sin cuento no tuvo en los varones a su único objetivo. Las mujeres también fueron objeto de un revanchismo salvaje y gratuito, como acreditan distintos alardes de increíble abyección. Hoy pudiera parecer no hubo otras víctimas tan vejadas como las 13 rosas. El revisionismo parcial de los años 90, buscando probablemente un rédito político miope, las convirtió en símbolo feminista, de la represión orquestada por el bando vencedor y el coraje de tantos socialistas irreductibles. Y aun siendo la suya una historia tristísima, con final descorazonador, se pudo haber apuntado hacia sucesos bastantes más crueles.

En Valencia, según relatase al falangista Luis López Medrano un afligido padre, sus dos hijas, de 17 y 19 años, tras ser detenidas y para aligerar su confesión, las desnudaron. Como aparentemente tampoco la pudibundez les soltara la lengua, se apeló a soluciones más drásticas. Primero les pusieron una plancha caliente sobre los pechos, y a continuación otra sobre el sexo.

En Galicia tampoco el otro bando actuaría con guante blanco. A María Vázquez, maestra en Miño, municipio situado entre Ferrol y Betanzos, cierto día se la echó en falta. De nada sirvieron distintos intentos de búsqueda. Ni aparecía por ningún lado, ni nadie era capaz de situarla en algún punto concreto por última vez. Al fin fueron encontrados sus restos en un monte próximo, de cúbito supino, con las piernas abiertas, sujetas a dos estacas clavadas en la tierra, y los brazos atados con cuerdas. Sus pechos estaban seccionados y lucía distintos cortes por todo el cuerpo desnudo. Hasta el más profano hubiera podido descubrir en ella numerosos signos de violación.

Aquellos torturadores debieron disfrutar con su bestialidad, porque durante las fechas siguientes varias jóvenes de Betanzos fueron halladas en condiciones similares.

Asalto al cuartel gijonés de Simancas, según los pinceles de Carlos Sáenz de Tejada. Nadie podía salir indemne de tanto trauma.

A 400 kilómetros largos, en Alcaudete de la Jara (Toledo), otra desdichada en avanzado estado de gestación fue abierta en canal, ante el espanto de su marido, y le extrajeron el feto. Sólo después de verla desangrarse decidieron aplicarle el tiro de gracia.

Un cubano de los varios adscritos al ejército republicano, médico de profesión, narró otra salvajada a Félix Gordón Ordás, cuando éste se exiliara en La Habana. A una enfermera destacada en los hospitales de Avilés o Luarca, por ser pareja sentimental de cierto líder republicano que logró expatriarse, la violaron brutalmente y a continuación la enterraron hasta el nacimiento de los pechos. Luego se los amputaron entre vejaciones, dejándola morir por desangramiento.

Mucho más implicada políticamente estaba Teresa Monje Zapico, secretaria de la sección femenina de Juventudes Socialistas Unificadas, en León. Asesinada el 4 de setiembre de 1936 en el término leonés de Campo de Fresno, la muerte debió ser para ella, después de todo, una liberación. Al menos es lo que cabe colegir si otorgásemos crédito a lo publicado en la revista “Timón”:

“Luego que abusaron de ella cuantos criminales iban en el grupo, le clavaron cañitas de madera entre las uñas de pies y manos y la pincharon con los machetes, cortándole un pecho en vida y rociándola con gasolina las partes genitales, a las que prendieron fuego (…). La remataron después en las inmediaciones de la Virgen del Camino, arrojándola a la hoguera en unión de 44 más, entre ellos sus hermanos”.

Con ligeras variantes -le habrían seccionado no uno, sino los dos pechos-, el poeta y escritor leonés Victoriano Crémer dio su versión más extensa y con mejor pluma. Como por esa época el Registro Civil acumulara incontables deficiencias, a la extrema crueldad aplicada hubo de unirse algún tinte de involuntaria burla para la familia. Porque varios meses después del asesinato, un Juzgado de León reclamó sendas mulas de 5.000 y 50.000 ptas., impuestas tanto a ella como a su hermano Juan, achicharrado en la misma hoguera:

El ensañamiento, fruto de un odio visceral, a veces desaguaba en el puro tremendismo. Así ocurrió en Ronda, no en su coso centenario, sino a pie del tajo, cuando partidarios de los sublevados “torearon” a un desdichado por el simple hecho de haberles plantado cara. Narró aquel aguafuerte Javier Marías, tras escuchar la historia a cierto escritor de renombre, jactándose de haber participado en tan truculento asesinato.

Cuando los nacionales entraron en la serrana y monumental ciudad malagueña, tomaron a tres presos para fusilarlos a las afueras, ordenándoles cavar sus propias tumbas. Dos de ellos obedecieron, resignados, pero Emilio Mares, hijo de un alcalde republicano, se engalló, arisco: “A mí me podéis matar, y me vais a matar -les dijo-. Pero a mí no me toreáis”. Le tomaron la palabra, procediendo a lidiarlo, literalmente. “Conque no, ¿eh? -le dijo el malagueño-. Tú te vas a enterar”. Así que poniéndose al volante de la camioneta tomo el camino de vuelta a la ciudad y en cuestión de media hora reaparecía, cargando los trastos de lidia. “Allí mismo lo banderilleamos, lo picamos un poquito desde el techo de la camioneta, haciéndole pasadas lentas, y luego fue su paisano el que se encargó del estoque. Un tipo atravesado, muy cabrón, y se vio que tenía algo de práctica, pues le entró muy bien a matar, la primera hasta el fondo, cruzada en el corazón. Yo le puse sólo un par de banderillas cortas en lo alto de la espalda. Vaya si se enteró el tal Emilio Mares. A los otros dos los tuvimos de público y les obligamos a gritar olés. No los fusilamos hasta rematar la faena, en premio por haber cavado. Así pudieron ver de la que se habían librado. El malagueño se empeñó en cobrarse una oreja”.

Marías no quiso revelar el nombre de aquel escritor, muy famoso con el transcurrir del tiempo, afirmando tan sólo que “tuvo exequias solemnes cuando murió. Creo que hasta un ministro muy democrático ayudó a llevar el ataúd”.

Y hubo más atrocidades relacionadas con el mundillo taurino. José Luis Alfaya, director o administrador de varias empresas, tanto nacionales como de capital extranjero, decidió dar un completo vuelco a su vida durante los años 80 del pasado siglo, ordenándose sacerdote en 1987, antes de doctorarse en teología por la Universidad de Navarra. Desde esa nueva existencia su contribución histórica más visible sería una investigación rigurosa, titulada “Como un río de fuego” (Barcelona, 1998), sobre el infierno en que se desenvolviera la diócesis de Madrid-Alcalá entre julio de 1936 y febrero de 1939. Junto a las tristes peripecias de muchos sacerdotes dejó otro hito de la “tauromaquia”, no por breve y escueto menos espeluznante:

“La acción más grotesca y salvaje fue la realizada a un soldado moro de las tropas de Franco, hecho prisionero. Lo condujeron a la plaza de toros, donde le torearon y banderillearon, dándole finalmente muerte por fusilamiento, reclamando el honor de ser su verdugo una joven de 16 años, llamada M. S.”

Juan Mesonero Huerta, cura de El Hornillo (Ávila), también escuchó olés mientras hacía de toro. Tenía 22 años y aquella era su primera parroquia, pues no en vano llevaba sólo tres meses ordenado. Su calvario fue recogido por A. de Castro Albarrán, magistral de Salamanca en “Este es el cortejo…” -Salamanca, 1938-, mosaico de múltiples atrocidades a religiosos, seglares y sacerdotes.

Apresado por milicianos, decidieron llevárselo hasta la plaza de toros, en compañía de una joven. Para soliviantarle, argüían: “Es tu novia, Por eso os vamos a matar juntitos”. Ya en el coso, no exento de curiosos espectadores, comenzaron a lidiarlo. Luego de unos cuantos trapazos, llegó el tercio de banderillas, aunque éstas fuesen algún hierro afilado, navajas y puñales. Con la espalda, el cuello y hasta el abdomen taladrado, entre gemidos agónicos y vocerío desde el tendido, el joven cura apenas si lograba enhebrar tres pasos sin dos traspiés. Viendo que la “lidia” no daba más de sí, colocaron al pobre hombre en un punto elevado para descerrajarle un disparo en el vientre.

Curas zamoranos se ofrecen voluntarios para el frente, con las tropas “nacionales”. Hombres de paz listos para hacer sumarse a una “guerra santa”.

Obispos, presbíteros, frailes y monjas, fueron objetivo de anarquistas y milicianos con pañuelo rojo, como es bien sabido. Hubo diócesis que llegaron a contabilizar como asesinados hasta el 40 % de los censados. Pero tampoco faltó alguna alimaña con tonsura dispuesta a no poner la otra mejilla. Encabezando a todas en su afán vengativo, Juan Galán Bermejo, conocido fundamentalmente como “El Curita Pistolero”.

Natural de Montánchez y antiguo presbítero de Zabra, era capellán de la 11ª Bandera del 2ª Regimiento legionario durante la matanza de Badajoz, tras su toma por el coronel Juan Yagüe, distinguido un par de años antes en el aplastamiento revolucionario contra la República. El cura Galán Bermejo estuvo entre los asaltantes de la catedral pacense, último reducto de los ya derrotados milicianos. Y tras descubrir a uno arrebujado en la penumbra del confesionario, le descerrajó un balazo. No era, ni mucho menos, el primer hombre que asesinaba, según él mismo reconocía con el pecho inflamado. Pocos días después, en el despacho de Antonio Bahamonde, gobernador civil de Badajoz, quiso éste saber si era cierto cuanto sobre él se contaba, y con qué arma había apiolado al miliciano en la catedral. “Aquí está” -dijo solemnemente el cura, mientras la mostraba-. Esta pistola ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios”.

El propio gobernador Bahamonde narró otra hazaña del pistolero con sotana, muchísimo más descarnada: “No crea usted que entramos de rositas por esos pueblos. Hay sitios donde nos cuesta trabajo. Se defienden y resisten. Ahora que lo pagan bien. En Granja de Torre-Hermosa, ya sabe usted las barbaridades y crímenes tan horribles que cometieron los marxistas. Nos causaron muchas bajas. Cuando conseguimos entrar, encontré metidos en una cueva a cuatro hombres y una mujer herida. Les quité las pistolas que tenían y tuvieron el cinismo de decirme que si hubieran contado con municiones no les hubiera cogido tan fácilmente. Les hice cavar la fosa y los enterré vivos, para escarmiento de esa ralea”.

Antonio Bahamonde apostillaba, un tanto atónito: “Todo eso intercalando palabras gruesas, que pretendía justificar diciendo que eran expresiones legionarias”.

Alguien con semejante perfil no podía pasar desapercibido ante los periodistas. Y cuando uno de ellos, el enviado de la agencia Havas, Marcel Dany, tuvo ocasión de entrevistarle, escuchó, atónito: “Todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”.

Odio, odio y más odio. Justo el sentimiento que más cuesta aplacar. Odio infectando a quienes nunca empuñaron un arma ni pisaron ningún frente, entre quienes tampoco faltaron los empeñados en ajustar cuentas con personas conocidas, por su teórico papel de pedagogos, instigadores o vocingleros de la “horda roja”. El destacado periodista Eduardo Haro Tecglen evocó en sus memorias el día aciago en que un piquete de infantería de Marina se llevó a su padre, periodista igualmente, dos jornadas después de que las tropas franquistas penetraran en Madrid. Un abogado de oficio nada pudo hacer en el juicio sumarísimo, no sólo ante el informe del magistrado ponente, donde lo acusaron de “haber inducido al pueblo con sus escritos a cometer los crímenes que estamos viendo”, sino porque hubo de “defender” durante la misma jornada a otros 14 acusados. A la pena de muerte y la imposibilidad de apelar, el entonces muy joven Eduardo Haro hubo de añadir la desazón que le dejaran algunas frases escuchadas mientras trataba de reunir argumentos o avales con que salvar a su progenitor. El crítico cinematográfico José de la Cueva, además de ocasional director de “Informaciones”, llegó a confesarle que le habían llevado un escrito pidiendo el indulto para el condenado, y que no lo quiso firmar. Las razones aducidas para no hacerlo hubiesen anonadado a cualquiera: “No tengo nada contra tu padre; un buen hombre, un burgués tranquilo, un excelente escritor. Desearía que se salvara. Pero tengo un principio: quiero que maten a todos los periodistas rojos. No voy a hacer una excepción porque sea una persona querida”.

No, no podía restituirse la normalidad de un día para otro, después de tanta afrenta personal, cuenta pendiente y rencor nublando los pensamientos. Ni tras el último parte triunfal, ni algunos años después. Y el fútbol tampoco permaneció ajeno a esa sed revanchista.

Al portero navarro Andrés Lerín, figura destacada en el Zaragoza de los “Alifantes” y uno de los mejores en su puesto durante las últimas temporadas prebélicas y las de reanudación, se le hizo la vida imposible junto al Ebro y “La Pilarica”, tras pasar por un campo de concentración galo y dos “de clasificación” en España, además de pechar con 12 meses de inhabilitación profesional. “No podía salir a la calle, sentía vergüenza, porque hasta los niños me llamaban rojo tan pronto asomaba desde el portal”, confesó tiempo después. Puesto que resultaba impensable vestirlo de corto en Torrero, se le facilitó la baja. Luego le costaría un triunfo encontrar equipo. Para garantizarse una nueva oportunidad en Gijón tuvo que acordar no percibir un céntimo hasta convencer con sus actuaciones. Estuvo alrededor de dos meses sin ver una perra, mientras a la secretaría rojiblanca llegaban treinta anónimos matasellados en Zaragoza, exigiendo se le negara el pan a un “rojo recalcitrante como él, sin sitio en la nueva España”. Sólo tras encadenar varias actuaciones espléndidas volvió a sentir la calidez del dinero en sus bolsillos.

Isidro Lángara, ya próximo a la retirada. Sus entorchados internacionales no bastaron para otorgarle facilidades en su propósito de retorno profesional, tantas veces reiterado.

Pedro Areso, internacional español y componente del Euzkadi, equipo propagandístico auspiciado por el gobierno vasco del Lehendakari Aguirre, se decidió a regresar tras la promulgación de un decreto garantista para cuantos volviesen del exilio sin delitos de sangre. Convertido en entrenador de la Gimnástica Burgalesa durante el ejercicio 1947-48 (último que los castellanos disputaron bajo tal denominación), recibió una cita del general Yagüe para personarse en su despacho. De pie, y en medio de una bien estudiada atmósfera hostil, hubo de escuchar que era “material fusilable, por rojo y nacionalista vasco”. Ante su muy perceptible turbación, el laureado militar se permitió preguntar “qué me hacía pensar pudiera poner un pie en aquella Patria libre y unida, después de tanta sangre entregada por españoles de verdad mientras yo, junto a otros renegados, abrazaba a marxistas o recorría el mundo entre vivas a la República”. El propio Areso reconocía, bastantes años después: “Me dejó bien claro que en Burgos no había sitio para mí; que si no me iba, él gozaría de lo lindo haciéndome la vida imposible. Tuve que partir, claro”.

Tal vez porque una cosa era aparentar normalidad y otra distinta rendirse a ella, nadie le puso fácil el retorno a Isidro Lángara, ya convertido en técnico campeón. Volvió a su Oviedo, es verdad, para colgar las botas como jugador activo, luego de triunfar a lo grande en Argentina (113 goles en 121 partidos con el San Lorenzo), hacer caja en México, ya más relajadamente, y establecer varios récords todavía vigentes: el de mejor ratio goleador entre cuantos han vestido nuestra camiseta internacional, o el de máximo artillero en un partido del Campeonato Mexicano (7 goles al Marte, el 19 de mayo de 1946). Pero por más que se dejara querer en cada entrevista concedida, tanto a éste como al otro lado del Atlántico, y pese a sondear posibilidades de retorno, bien rumbo a la capital asturiana o hacia cualquier otro club, nadie lo quiso como entrenador, aun exhibiendo un nada desdeñable palmarés: campeón de México con el Puebla, responsable del San Lorenzo y Deportivo Español de Buenos Aires, o tres años al frente de la “U” de Chile. Otros con menos méritos y desconocedores del fútbol europeo sí cubrieron el trayecto desde Buenos Aires, Santiago, o Montevideo, no siempre justificando el viaje. A Lángara se le hizo saber que carecía del correspondiente título, expedido por la Federación Española tras unos exámenes convocados anualmente. Parece encargó alguna indagación discreta sobre si se le depararían las mismas consideraciones que otros, y la respuesta no resultó satisfactoria. Debía matricularse en los cursos, asistir a ellos y acreditar su aprovechamiento. Lo mismo que Helenio Herrera, por ejemplo, quien se revelara ante cuanto entendía como intolerable humillación, “no habiendo nadie en este país con nivel suficiente para juzgarme”. O igualito que cuantos irían llegando después, sin impedimentos y entre abrazos. En pleno decenio de los 50 seguía muy viva la memoria para ciertas cosas, en detrimento de una “normalidad” puramente cosmética.

Santiago Bernabéu caricaturizado por “Cronos”, mucho después de verse obligado a pactar con el presidente “culé” la puesta a punto de un torneo, en aras de la paz y amistad entre ambas aficiones. El tiempo se encargaría de hacer que las aguas recuperasen viejas turbulencias.

El fútbol patrio, pobre y trasnochado durante los años 40 del pasado siglo, sin dar para mucho, servía a ciertos intereses, aun mediando algunos timbrazos de alarma. En 1943, una eliminatoria de Copa entre Real Madrid y Barcelona, o para ser más exacto los agrios incidentes que durante el partido en la capital tuvieron lugar, aconsejarían escarmiento drástico e inmediata rectificación. El balón podía adormecer a lo sociedad, divertirla o abstraerla de pensamientos inapropiados, pero en modo alguno rodaría en la dirección equivocada. Sólo faltaba que cualquier trifulca de rivalidad mal entendida derivase hacia otro tipo de alteración en el orden público. Son muchas las cosas que un pastor puede consentir a su perro. Incluso que establezca amistad con el lobo. Pero nunca, bajo ningún concepto, que le revuelva el rebaño. Y en aquel caso, los poderes fácticos quisieron marcar su terreno. Multas escandalosamente desproporcionadas para ambos contendientes, y severo tirón de orejas. Puesto que los recursos fuesen tomados a beneficio de inventario, el presidente azulgrana dimitió como gesto de rebeldía, y el “merengue”, que ya había anunciado su salida, la anticipó unos días. Al nuevo mandatario blanco, Santiago Bernabéu, se le persuadió sobre la necesidad de enterrar el hacha de guerra junto a su colega y también neófito barcelonés, mediante la disputa de un Torneo de la Concordia, a ida y vuelta, “en aras de la paz y la amistad”. Lo de menos fue, a ojos de las autoridades, que se impusiera ampliamente el Barça. Allí de lo que se trataba era de lanzar un aviso a navegantes. Al fútbol, como los malos perros-pastor, se le consentiría algún descarrío, e incluso vivir de espaldas a la realidad, pagando traspasos desvergonzados entre tanta hambre y escasez racionada, pero nunca agitar impune y peligrosamente la placidez de sus rebaños.

Cuarenta y tantos meses después, durante la gira del San Lorenzo de Almagro por nuestro suelo, entre diciembre de 1946 y enero del 47, en pleno bloqueo internacional y retirada de embajadores de Madrid, también hubo resistentes antifascistas -así designaba la prensa extranjera al maremágnum de comunistas, republicanos exiliados, nacionalistas vascos, grupúsculos maquis, catalanistas y desafectos al régimen de Franco- convencidos de que algún incidente serio durante cualquiera de aquellos partidos pudiese despertar conciencias en la Europa recién liberada de Hitler. Junto a los firmes creyentes en una intervención exterior lapidaria para el Régimen, otros mejor informados sobre el sentir en distintas cancillerías, postulaban que nadie haría nada sin advertir claros síntomas de hastío, rechazo y desafección interior, hacia ese régimen de camisas azules y fervor nacional-sindicalista. También para los “resistentes” el fútbol se convirtió en instrumento publicitario, de signo radicalmente opuesto. Lo que venía sirviendo para sustentar una irreal normalidad, podía poner en solfa la “inquebrantable unidad del pueblo y su caudillo”, o los cimientos de una famélica “reserva espiritual de occidente”. Sólo debían hacer saltar por los aires el mito de un país normalizado, retratándolo como pura anomalía. Bajo tal premisa iría cobrando cuerpo la conveniencia de ofrecer algún atentado no cruento, pero sí lo bastante sonado.

Los hilos fueron tejiéndose en derredor del bilbaíno campo de San Mamés, visiblemente remozado para acoger al San Lorenzo. Aquella España, sin embargo, parecía blindada policialmente. Un ejército de informadores daba cuenta de cualquier movimiento anómalo, agitación laboral, reunión clandestina o crítica al poder. Y el caso es que llegó hasta las altas esferas algo relativo a posibles movimientos subterráneos. Por más que la prensa nacional nunca se explayase, parece que estuvo barajándose la posibilidad de suspender el choque At. Bilbao – San Lorenzo. Medio entre líneas, se apuntó hacia un posible descontento laboral: “Los enemigos de España nunca descansan. Para ellos todo vale; retorcer la realidad, soliviantar al productor satisfecho, esparcir mentiras desde la cloaca inmunda a la que un día glorioso se les confinase. Sepan que nada hará variar el pulso firme del Caudillo, ni la voluntad de quienes un día lo ungieron por la Gracia de Dios, con laureles cesáricos”.          

Muchos lustros después, ya en los albores democráticos, se supo que nunca estuvo sobre la mesa una huelga de trabajadores, sino la posible deflagración de algún artefacto antes del choque, lo bastante serio como para impedir su celebración. Pero no era fácil colocar una bomba bajo la tribuna de madera, y menos garantizar la total ausencia de víctimas. Seguro que se revisaría el campo. Además tampoco era muy sencillo hacerse con explosivos. La operación, en todo caso, debía saldarse sin derramamiento de sangre, como justa legitimación de los discrepantes ante una dictadura cargada de penas sumarísimas, o castigos a la desafección política. Finalmente todo quedó en una porción de césped quemado. Apenas un taponazo de gaseosa sin eco internacional. El partido se jugó entre bastante frío y buchitos de coñac peleón, los asistentes despidieron a Zubieta, su antiguo medio centro, con una larga salva de aplausos, e hicieron la vuelta a casa entre comentarios no del todo laudatorios: “¡Pues tampoco es para tanto! Al fin y al cabo, casi todos juegan como Panizo”. El interior izquierdo bilbaíno, técnico, cerebral y de pase en corto, no era del todo aceptado entre una afición adicta al juego vigoroso, sin gran elaboración, de ataque rápido, centros desde ambas bandas y remate irreductible.

El fútbol manoseado por todos, aunque más, naturalmente, desde el poder. Un fútbol víctima del inmediato pasado, lastrado por odios y recuerdos, infectado aún, convertido poco menos que en artículo de primera necesidad.    

Juan Ramón Santiago. Defensa de rompe y rasga para quien la guerra nunca pasó del todo. Tras ensañarse con su familia, le agrió el carácter. Y cada título celebrado con el Valencia estuvo envuelto en la amargura de verse obligado a estrechar la mano de Francisco Franco.

Es desde este panorama como cabe contemplar el encontronazo de Mendizorroza. El Deportivo Alavés, referente de la única capital vasca abrazada al alzamiento militar desde el mismísimo 18 de julio, y adscrito a la Territorial Guipuzcoana, a otra territorial muy distinta a la de 1936, pero empapada de recuerdos. Hubo guipuzcoanos combatiendo como gudaris o milicianos por los alrededores de Villarreal, requétes alaveses avanzando junto a brigadistas navarros desde Vera de Bidasoa, hacia el Urumea, familias rotas, llagas dolorosas. El miedo de un árbitro, quién sabe si descontento por pitar ese choque entre un cuadro poderoso y otro infinitamente más débil, puesto que tras el descenso babazorro y la pérdida de sus mejores elementos, los de Vitoria quedaron reducidos a una dura irrelevancia deportiva. Y el ahí estoy yo de los federativos de Guipúzcoa, el “se van a enterar”, tan propio de aquel tiempo, aunque ello implicase dar por real y comprobado un hipotético apedreamiento que nadie vio. El escarmiento, por si acaso, sabiendo que es más fácil mostrarse cruel con los débiles que justo ante los fuertes. Curioso también, y prueba de una “normalidad” nueva, como mínimo insegura y balbuciente, que la razón deportiva se sustentase en un gobernador civil, avalado por informes policiales. Cualquier “normalidad” congruente, implicaría la reprimenda al colegiado fantasioso y, como mínimo, una severa advertencia a la Federación Guipuzcoana. Pero si hubo algo parecido -lo que se antoja improbable- nadie dio fe de ello.

Numerosas víctimas colaterales del fútbol, en letra pequeña, si se quiere, aquellos que sin conocer la muerte en primera persona hubieron de padecerla como una plaga entre los más allegados, podrían habernos regalado su testimonio, y prefirieron no hacerlo. Estaban en su derecho, aunque hoy lo lamentemos, al contar con menos referencias sobre lo agrio que se les hizo deglutir como normal cuanto para ellos no lo era. El duro defensa izquierdo Juan Ramón Santiago (8-III-1912), con 14 años de militancia en el Valencia C. F., muchos de ellos detentando la capitanía, fue uno de ellos. Pero a diferencia de otros resultó posible reconstruir su abrumadora nueva normalidad, mucho más próxima a cualquier mal sueño.

Tras forjarse en el Erandio Club, Deportivo Alavés y Gimnástico de Valencia, la temporada 1934-35 acabó fichando por el primer equipo de la ciudad del Turia. Ya había intervenido en un partido Liga entre los grandes, durante su etapa en Vitoria. Sólo en uno, porque la competencia de Ciriaco y Quincoces, pareja defensiva de la selección española, hubiese constituido obstáculo infranqueable para cualquiera. Con el Valencia, en cambio, todo fue distinto. Titular desde su ingreso, muchos pensaron que la Guerra Civil cortaría su carrera sin aparente techo. Contaba 24 años y un más que esperanzador futuro aguardándole. Valiente, aguerrido como pocos, sin arrugarse jamás sobre el césped, a raíz del 18 de julio de 1936 tuvo que decidir entre lo que le pedía el corazón y la disciplina debida al club “ché”. Sabía que en su Erandio natal todos los conocidos, compañeros de escuela, juegos, tertulia, baile y sueños, estaban alistándose como gudaris. Pero desde el Valencia recibió órdenes concretas de permanecer a su vera: querían tenerle controlado, disponible para cuantos partidos y torneos pudieran seguir disputándose, con o sin tiros de por medio. En realidad no sólo las gentes del fútbol, sino una amplísima mayoría de españoles, creyeron a pies juntillas durante los primeros días de sublevación que el relativo orden previo a julio de 36 acabaría imponiéndose en seguida.

Pero los meses pasaron, lentos y sin apenas noticias de casa. Dividido el país, la correspondencia apenas circulaba de un lado a otro. Y mientras seguía jugando amistosos con claro carácter recaudatorio en favor de instituciones republicanas, una profunda desazón le reconcomía ante el avance de Mola y los italianos por el frente Cantábrico. Parte de los periodistas que alguna vez se acercaran a su biografía, pusieron mucho empeño en justificar que siempre estuvo a las órdenes del equipo. Y no es cierto. Al menos durante el año 1938 compitió con el Recuperación de Levante, formación militar de trabajadores dedicados a tareas de reconstrucción, donde también formara, entre otros meritorios, Edmundo Suárez Trabanco, ariete que como Suárez jugase con el equipo “B” del Athletic Club la temporada 1935-36, y convertido en “Mundo” acabaría erigiéndose en goleador de tronío para los titulares de Mestalla. Por otra parte, el hecho de no haber sido objeto de represalias en 1939 justifica lo que ni su mismo hijo quiso reconocer: que pese a su ideario ajeno al alzamiento militar, tampoco fue republicano “de libro”.

Reanudadas las competiciones volvió al Valencia con todo el brío. A veces con una acometividad excesiva, como cuando ante el Murcia, ya en 1941, posiblemente muy afectado por la reciente defunción de una hija, se enzarzó en tal trifulca que hasta la Guardia Civil tuvo problemas para sacarlo del campo a pescozones. La guerra le había avinagrado el carácter, y no sin razón. Su hermano Julián, jugador modesto, murió en el penal de El Dueso (Cantabria), tras ser capturado por los “nacionales”. Al páter familias tampoco le reservaron mejor suerte. Luego de pasar por el campo de concentración de Camposancos, en Galicia, falleció de caquexia, infección sanguínea relacionada con casos de extrema desnutrición. Y por si fuera poco, un tío falleció igualmente como prisionero sometido a la obligatoria redención de penas por el trabajo, esto es sudando la gota gorda en condiciones de semiesclavitud, con jornadas interminables y escasísima pitanza. Parece que aquella defunción tuvo lugar mientras formaba en los destacamentos que construían la carretera y el monumento de Cuelgamuros, bajo ese frío seco e intenso del roquedal, en Guadarrama.

Hombre reconcentrado en sí mismo, de pocas palabras, como capitán del Valencia tuvo que tragarse un buen sapo con ocasión de los títulos en Liga y Copa, al estrechar la mano de Franco, máxima representación de quienes vistieran de luto a su familia. Aquella herida era tan honda que ni siquiera sangraba. Suele ocurrir con ellas. Acaban cerrándose, mal que bien, por no supurar eternamente. Y él, como tantos de su generación, prefería no hablar de sentimientos, creyendo, quizás, que embozándolos desaparecería antes esa enorme desazón. Titular hasta 1949, su última temporada con el equipo “ché”, en parte la vivió desde la grada. Para entonces había abierto un bar de éxito, donde servía desde detrás del mostrador y comentaba incidencias del último domingo entre la parroquia.

La táctica WM, al acabar con los marcajes en zona, le impidió continuar en la elite algún año más, ya que pegado a la línea de cal era superado por la velocidad de los extremos. Con 38 años a cuestas acordó reforzar el Mestalla, filial del primer equipo valenciano, donde desarrollaría campaña y media espectaculares. En su decisión de retirarse pesó, y no poco, la renuncia al ascenso que desde la directiva valenciana impidiese al equipo filial debutar en 1ª División, mérito adquirido sobre el césped y entonces sin impedimento normativo. Se iba así un campeón de liga las temporadas 1941-42, 43-44 y 46-47, o de Copa en 1941. Dos veces internacional durante 1942, su único gol, marcado a Ederra en el Metropolitano, fue sobre todo obra del viento, al desviar mucho la trayectoria del cuero. A buen resguardo su Medalla al Mérito Deportivo, en seguida inició una nueva etapa en los banquillos, como entrenador de luenga trayectoria. Valencia juvenil, Mestalla, Club Deportivo Badajoz, Eldense, Atlético de Ceuta, Elche C. F., Sabadell, Real Club Deportivo Mallorca, C. D. Castellón, Ferrol, Club Deportivo Málaga, Onteniente y Unión Deportiva Levante, fueron testigos de sus logros y decepciones.

Esta víctima de una guerra con demasiados perdedores falleció el 15 de octubre de 1999, a los 87 años, todavía sin entender cómo podían considerarse normales varias páginas de su apretada biografía.

Y es que cuando la normalidad precisa de adjetivos, fuere con referencia al fútbol, la docencia, el ámbito político, social o económico, es porque alguien intenta hacernos tragar ruedas de molino, o cocina gato por liebre. 

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(*) .- La Federación Alavesa no se creó hasta avanzados los años 70 del pasado siglo. Con anterioridad, los escasos clubes federados de la Llanada (Deportivo Alavés, C. D. Vitoria, Aurrerá, Corazonistas, Forjas…) dependían de la Guipuzcoana. Los más próximos a Vizcaya, como Amurrio, Villosa o Llodio, los dos últimos representativos de la entonces industriosa localidad apiñada junto al curso del Nervión, se encuadraban en las competiciones vizcaínas. Algo similar ocurría con el Club Deportivo Mirandés, cuya población, por puras razones de proximidad, estaba más unida a Vitoria que a la capital burgalesa.




Final de Copa del año 1942: Barcelona vs. Atlético de Bilbao. Crónicas, comentarios y opiniones.

1.- Introducción

El Athletic Club fue el equipo más laureado de la competición de Copa en el siglo XX, ganándose el apodo de rey de copas, ​ hasta que en 1998 fue superado por el Barcelona.

​Tras la proclamación de la República en el año 1931, y con antelación al estallido de la Guerra Civil, obtuvo tres títulos consecutivos: 1931, 1932 y 1933.

a) La Copa del Presidente de la República de Fútbol del año 1931 se disputó a partido único en el Estadio de Chamartín de Madrid el día 21 de junio de 1931. Se enfrentaron el Athletic Club y el Betis Balompié, venciendo el primero por 3 tantos (Chirri II, Roberto y Bata) a 1 (Sanz), proclamándose campeón por undécima vez.

b) La correspondiente al año 1932 se disputó nuevamente en el Estadio de Chamartín de Madrid el día 19 de junio de 1932, contendiendo el Athletic Club y el F. C. Barcelona. El partido resultó nuevamente favorable al Athletic por 1 (Bata) a 0, consiguiendo así su duodécimo título.

c) La final del año 1933 se disputó en el Estadio de Montjuic (Barcelona) el 25 de junio del año en curso, enfrentándose el Athletic Club y el Madrid F. C., resultando vencedor el equipo bilbaíno por 2 goles (Lafuente y Gorostiza) a 1 (Lazcano).

Al ganar por tercera vez consecutiva el título, obtuvo asimismo su segundo trofeo en propiedad, tras el ya conseguido por el triplete de 1914-15-16. Tras la finalización de la Guerra Civil obtuvo los últimos trofeos en los años 1943-44-45 (tercer trofeo en propiedad) 50-55-56-58-69-73 y 84. Desde entonces el antiguo Rey de Copas no ha ganado ninguna, estando a la espera de lo que suceda en la final de la final correspondiente presente año, aplazada como consecuencia de la pandemia.

Después de esta pequeña introducción quiero detenerme en la final de la Copa del Generalísimo del año 1942 puesto que fue la única que disputó como portero titular José María Echevarria Ayestarán, gran cancerbero, pero de corta trayectoria obligado a abandonar su carrera deportiva tras contraer la tuberculosis.

2.- La gran final, predicciones y vaticinios

Resultaba muy difícil predecir el triunfador. Los dos históricos sabían jugar al fútbol y las fuerzas estaban muy niveladas. Eran dos técnicas y dos modalidades de juego completamente distintas, pero, en ambos bandos existía gran clase de fútbol y las mismas ansias de triunfo.

No obstante, a la vista de la marcha imparable del Barcelona, existía un pronóstico francamente favorable al equipo catalán, pero, sin embargo, se equivocaba quien se guiara por él. En efecto, el Atlético de Bilbao, con su fútbol profundo de los pases y la línea recta en el avance, con sus medios que batallaban ardorosa y codiciosamente, con su sólida pareja defensiva y su guardameta flexible, valiente y seguro, era un enemigo peligrosísimo para el mejor equipo en un partido único. Conservaba pura la tradición del viejo Athletic, que cuando llegaba a la final era para ganarla, al decidir la contienda con sólo cinco minutos de inspiración y efectividad.

De lo que no había duda era de que se trataba de una final de altura y de categoría.

3.- El día D en Chamartín: 21 de junio de 1942

Llegada de los expedicionarios a la ya desaparecida estación madrileña del Príncipe Pío. De pie y de izquierda a derecha: Panizo, Zarra, Iriondo, Echevarría [siempre con el cigarrillo en los labios], ¿? y Mieza. Agachados y de izquierda a derecha: ¿?, ¿?, Urra y Valle. (Cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

 

Madrid, día anterior a la final (sábado, 15 de junio de 1942). Lo de siempre: Echevarría se cansa más que en un partido, firmando autógrafos a los pequeños. Otra de las instantáneas recoge a Echevarría y Panizo, los dos grandes jugadores bilbaínos, el sábado por la tarde, vistos en Madrid. (Autor: Zarco. Cortesía de la familia Arqueta. Fuente: Marca de 16 de junio de 1942).

 

Echevarría, a la izquierda, Panizo en el centro y Zarra a la derecha, fotografiados en una de las porterías del campo de Chamartín el día de la final (Cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

 

Varios jugadores del Atlético de Bilbao fotografiados en una céntrica calle madrileña la mañana de la final. De izquierda a derecha: Lezama. Mieza, Bertol (el jugador que está situado detrás de este parece ser Valle), Gainza, Zarra, Urra, Echevarría y Arqueta (Cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

 

Momentos anteriores al inicio de la final. De izquierda a derecha: Ortiz, Bertol, Mieza, Panizo, ¿? y Echevarría (Cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

Por tratarse de uno de los partidos más importantes de los que disputó Echevarría, transcribo la descripción que del mismo realizó el cronista deportivo Fielpeña, especialista en finales de Copa.

Tres días antes del partido, Chamartín tenía sus localidades agotadas. 22.000 espectadores presenciarían así la contienda que se esperaba álgida. Y superó todos los cálculos de emoción.

El Generalísimo Franco dio aún más realce a la gran final, al aparecer en el campo apenas comenzado el encuentro. La muchedumbre aclamó con entusiasmo al Caudillo, mientras los jugadores interrumpían el juego para saludar ante la tribuna. Fue una explosión de aclamaciones y vítores, exponente de la identificación de un pueblo hacia su salvador.

En esta tarde calurosa de 21 de junio el Barcelona volvió a ganar un título que desde hacía catorce años no poseía. Y merecidamente, bajo el arbitraje de Ocaña –debut en una final– y con estos hombres: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalén, Llacer; Sospedrá, Escolá, Martín, Balmaña y Bravo.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942. 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. Alineación del Barcelona (Autor: Elorza. Fotografía cedida por el Archivo del Athletic Club).

El Atlético de Bilbao presentó igual equipo que en el desempate contra el Real Madrid en Las Corts, sustituyendo Bertol a Ortúzar: Echevarría; Arqueta, Mieza; Bertol, Ortiz, Urra; Iriondo, Panizo, Zarra, Gárate y Elices.

Jugadores rojiblancos que participaron en la final de Copa de 1942 frente al Barcelona (Cortesía de la familia Arqueta. Fuente Marca de 23 de junio de 1942).

 

Campo de Chamartín (Real Madrid. Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. Alineación del Atlético de Bilbao: De pie y de izquierda a derecha: Ortiz, Bertol, Echevarría, Iriondo, Zarra, Arqueta y Elices. Agachados de izquierda a derecha: Urra, Gárate, Mieza y Panizo. (Autor: Elorza. Fotografía cedida por el Archivo del Athletic Club).

 

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. En presencia del árbitro, colegiado andaluz Ocaña, Raich y Arqueta se estrechan la mano como prólogo del partido que momentos después mantendrá en tensión los nervios de los espectadores (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Zarco. Fuente Marca de 23 de junio de 1942).

Mandó el Barcelona ligeramente, en el primer tiempo. A los veinte minutos tras unos ataques sueltos del Atlético, Escolá –el mejor hombre en este periodo– avanzó hábilmente. Dos esquives con el cuerpo y un tiro duro y alto, que batió al internacional Echevarría. El campo se vino abajo con el gran gol del fino interior.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. He aquí el momento en que el Barcelona se apunta el primer gol, merced a una jugada personalísima de Escolá, rematada con un soberbio tiro. El esfuerzo de Echevarría es enorme, pero no llega a detener el esférico (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Zarco. Fuente Marca de 23 de junio de 1942).

Pero el encuentro dio pronto su primera vuelta. Balmaña lanzó un tiro al poste y el rechace significó una escapada veloz de los vascos. Centro de Elices y remate de Iriondo [1] al débil despeje de Miró. Primer empate. Era el minuto veintinueve. Aunque el Barcelona jugaba mejor, por la gran brega de sus interiores, no hubo más tantos.

En el segundo tiempo los catalanes realizan veinte minutos memorables. Martín se muestra muy peligroso. A los seis minutos se filtra entre la defensa y bate al guardameta vasco.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. Martín acaba de marcar el segundo gol del Barcelona, a los siete minutos del segundo tiempo. Un gran tiro del delantero centro azulgrana que el portero Echevarría, seguramente por creer que el balón iba fuera, ni se movió de su sitio, limitándose a contemplar cómo el balón llegaba al fondo de la red. espectadores (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Anguita. Fuente: Marca de 23 de junio de 1942).

 

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. Un magnífico tiro de Escolá que Echevarría haciendo uso de sus facultades consigue en este inverosímil salto enviar a córner cuando ya parecía que el balón iba derecho a las mallas (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Zarco. Fuente: Marca de 23 de junio de 1942).

Al cuarto de hora Escolá logra el tercero [2], en un saque de esquina. Muchos creen que la final ya está decidida.

Pero es no conocer al Atlético de Bilbao. Va tanteando su momento. A sus ataques, cada vez más profundos, responde el Barcelona cerrando sus líneas. No es un error porque con los interiores atrás, los catalanes han ganado varios partidos en la Copa. Y, sin embargo, aunque parezca imposible que aquella sólida y serena barrera sea desbordada, el Atlético realiza el milagro. Panizo tira del ataque como antes Escolá del contrario. A los treinta y cuatro minutos Elices marca el segundo. La avalancha vasca es tremenda. Y dos minutos después, Zarra desvía de cabeza un centro de Elices y clava el empate a tres. Se abrazan los bilbaínos, mientras el campo se estremece con la emoción de este maravilloso esfuerzo. Aún está a punto de ganar el Atlético en los minutos finales, porque el Barcelona se encuentra desconcertado. Pero Iriondo desperdicia la gran ocasión.

Se llega a la prórroga.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. El tiempo reglamentario ha terminado con empate a tres tantos. Los jugadores de los dos equipos descansan sobre el césped a la espera de la prórroga. En primer plano pueden verse a Echevarría e Iriondo (Autor: Elorza. Fotografía cedida por el Archivo del Athletic Club).

Los equipos están agotados del esfuerzo y del calor. Comienza dominando el Atlético de Bilbao, que nuevamente pierde el título, al fallar Zarra a tres metros.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. La instantánea recoge el interesante momento en el que Zarra pudo decidir el partido en los comienzos de la primera parte de la prórroga. Un centro de Iriondo llega a los pies del delantero centro bilbaíno, quien a bocajarro y con Miró batido dispara con todas sus fuerzas, con tan poco acierto, que el balón, incomprensiblemente, salió fuera (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Zarco. Fuente: Marca de 23 de junio de 1942).

Se lesiona Ortiz y apenas rinde. A los once minutos Martín hace otra gran jugada. Gana la acción a la defensa y clava por bajo el cuarto gol, que será el del triunfo del Barcelona.

La segunda parte de la prórroga es pobre en juego. Los dos bandos están agotados. Y en el último minuto, Bravo, solo ante Echevarría, tira contra el cuerpo del guardameta y falla la posibilidad de aumentar distancias.

Merecidamente había triunfado el Barcelona. Jugó bastante más que el Atlético. Pero la magnífica reacción de los vencidos, que pudo darles la victoria, mostró cuán difícil es batir al equipo vasco en una final. De dieciocho disputadas venció en trece.

Campo de Chamartín (Real Madrid). Final de Copa de 1942, 21 de junio de 1942. Barcelona, 4 – Atlético de Bilbao, 3. Los jugadores del Atlético desolados tras haber perdido la final en la prórroga, son consolados por Juanito Urquizu, entrenador, en la primera instantánea y por Perico Birichinaga, masajista, en la segunda. (Cortesía de la familia Arqueta. Autor: Zarco. Fuente: Marca de 23 de junio de 1942).

Sólo otro gran especialista, el Barcelona, podía frenarle en el encuentro decisivo. Porque los catalanes habían jugado trece finales, ganando nueve. Dos marcas realmente impresionantes.

El Caudillo entregó la Copa a Raich entre nuevas aclamaciones y brazos en alto, mientras a Martín le sacaban desvanecido por la emoción y el esfuerzo.

El general Moscardó, delegado nacional de Deportes, felicitó al Atlético por su comportamiento caballeroso ante la derrota, más de notar por la falta de costumbre de perder.

Así es siempre, escribía José María Ubeda en Pueblo, “este Atlético que debiera unir a su escudo esta leyenda ‘¡Siempre! ¡Siempre! ‘[Fielpeña (1942: pp. 197-198). 40 años de campeonato de España de fútbol. Madrid, Ediciones Alonso].

Fue esta derrota uno de los grandes dolores deportivos de Echevarría, una desgracia que todos los jugadores del Atlético de Bilbao lloraron con gran sentimiento.

La temporada acababa para el Atlético de Bilbao con esa nota de tristeza mientras, que, por el contrario, para el Barcelona suponía un doble triunfo: Copa y permanencia en la primera División.

4.- Crónica de Eduardo Teus [3], seleccionador nacional

Después de la guerra son tres las finales de Copa que se han jugado en Madrid. Las tres con calor sofocante. Es natural que a fines de junio se sude en la meseta castellana: pero lo que ya no resulta tan lógico es que sea justo el día de la final el más caluroso. Recuerdo que hace tres años, mientras nos asábamos y padecían los jugadores en la tarde tórrida de Vallecas en el encuentro Madrid-Español, saltábamos siete días después a una final de aficionados con temperatura agradable. Esta vez, toda la semana anterior se pudo disfrutar en Madrid de un tiempo fresco y soportable. Y el domingo se nos echó encima la tarde caliginosa e inaguantable. Era pintiparada para la siesta o la cervecería, bien a la sombra. En una temperatura de horno, miles de espectadores en mangas de camisa aguantaron durante cerca de cuatro horas –había que madrugar para coger sitio– los rayos ardientes de sol, y 22 jugadores, en una admirable forma física, jugaron un magnífico partido de ciento veinte minutos.

Para calibrar bien el fútbol que se realizó en Chamartín, no olvidemos ese detalle, que algunos parecen olvidar, de los cuarenta grados al sol en una tarde en que no corría viento. En una tarde calenturienta de pesadilla para todo esfuerzo físico. Y el fútbol es de los más violentos.

La tabla de lo que ha ocurrido otras veces nos dice que en las finales de Copa entre el Barcelona y el Atlético bilbaíno siempre se termina el primer tiempo con un empate. Así sucedió en sus dos anteriores ediciones, y eso tenía que suceder el domingo en Chamartín. Hubo el gol espléndido de Escolá. Un gol de maravilla, forjado en los dos regates sobrios para quedarse libre. Tenía que venir luego el disparo potente y colocado que batiría irremisiblemente a Echevarría. Y el empate de Iriondo [1] en un tanto clásico a lo Athlétic (sic). En el barullo del despeje deficiente de Miró, para que el oportunismo de Iriondo [1] pudiese clavar el remate.

De esta forma, con el uno a uno en el casillero, se mantenía vivo todo el interés y la emoción de una gran contienda. De un partido que yo no mido sólo por la emoción de la igualdad en la marcha del tanteador con el segundo empate, sino por el gran fútbol que se realizó, que algunos no acertaron a ver. Descuidaban pesar estos factores: balón ligero, trascendencia del encuentro con su consecuente nerviosismo, juego vigilante y destructivo y temperatura de espanto. Yo los tengo en cuenta y fallo que vimos una gran final, no sólo por su emoción, sino por la altura técnica del juego que se desarrolló. Porque se jugó un excelente fútbol en ese arranque de los avances de un magnífico cuarteto de interiores: Escolá, Panizo, Balmaña y Gárate.

Cualquier equipo, no sólo de España, sino del mundo entero, se hubiese entregado al marcárseles dos goles en la segunda parte. A los catorce minutos del segundo tiempo, el Barcelona tenía un tres a uno a su favor. En una rápida internada de Martín, éste había despistado, dejándole clavado a Echevarría. Y poco después, un flojo remate de cabeza de Escolá, era el tercer gol. Entonces, después de atacar todavía algún rato, el Barcelona –fue el instante en que Arqueta, con un penalty que no se pitó, impidió que Martín se asegurase el triunfo– organizó su defensiva. Era lo lógico y natural. Nadie conserva indefinidamente energías para seguir alegremente atacando. El Barcelona se las reservaba, cerrando el camino a su adversario. No parecía que había huecos. Fueron los momentos más felices de Rosalén. Todo el Barcelona, con Balmaña, más acentuadamente cuarto medio que nunca, y Raich, espléndido de juego, era un sólido bloque sin resquicios. Cualquier equipo en el mundo, entrando ya en el último cuarto de hora y con dos tantos en contra en una final, se hubiese desanimado. Cualquier equipo menos el Atlético bilbaíno.

En dos minutos cambió el partido. Le bastaron dos minutos. A los treinta y cuatro, el gol de Elices en otro clásico barullo. A los treinta y seis, el testarazo de Zarra. Ya estaban empatados de nuevo los dos equipos. Y quedaban nueve minutos. En ellos no perdió el Barcelona la final, todavía no sabemos cómo y por qué. Porque la tuvo perdida tres o cuatro veces. En una caída en vertical del equipo, desalentados, agotados y entregados frente al ímpetu joven y arrollador del Atlético.

Seamos curiosamente veraces. El Barcelona mereció ganar por su mejor fútbol a lo largo del partido; pero el Barcelona tuvo suerte en triunfar. En la prórroga, quien marcase antes ganaba. Y fue el Atlético bilbaíno quien tuvo su clara oportunidad antes de que Martín marcase el gol del triunfo. Un tanto hecho y dado por Iriondo y desaprovechado por la juvenil inexperiencia de Zarra. Y el Barcelona, al marcar Martín –se me echaron encima hace dos meses [4] los de la crítica negativa, porque lo puse en lugar de Zarra–, quedó ya campeón, aunque restasen minutos de juego.

Ya era imposible reacciones.

Ni aún el Atlético podía ser capaz de ello.

5.- Opiniones de Nogués y Urquizu, entrenadores del Barcelona y Atlético de Bilbao, respectivamente

5.1.- Nogués:

Arde en alegría el vestuario del Barcelona, y Pepe Nogués emocionado y sin tomarse la molestia de disimularlo, estrecha manos, recibe plácemes y, pese a su amabilidad, que le hace multiplicarse, se ve impotente para atender a todos.

El hombre que tanto ha hecho por el resurgir barcelonista, creando un equipo donde solo había once jugadores, es adorado por sus muchachos, que se lo demuestran claramente y con verdadera efusión.

Por fin, logramos separarlo del foco principal, y cuando nos disponíamos a preguntarle su opinión acerca del encuentro, nos la da espontáneamente:

—¡Qué susto he pasado! Pero, en fin, la cosa ha quedado en susto.

—¿Temiste perder el partido?

—Sí. Lo confieso. Acaso fuera porque unos minutos antes creía tenerlo ganado, pero cuando marcó Zarra el tercer tanto…

—Sí, realmente, la cosa no era como para estar tranquilo.

—Lo verdaderamente terrible ha sido el contraste. ¡Estaba jugando tan magníficamente el equipo unos momentos antes!

—¿Qué opinas de tus muchachos?

Un momento de vacilación. Vemos a Nogués verdaderamente preocupado; luego se le aclara el rostro en ancha sonrisa, y, ya tranquilo, contesta:

—Que están ahora muy bien. La cuestión que tenía planteada el equipo era, aparte de la técnica, una cuestión de moral y ésta ha sido resuelta. Los muchachos han salido del marasmo en que se han debatido durante la Liga. Además, las lesiones nos castigaron mucho.

—Bueno, dejemos esto y dime algo del partido de hoy.

—¿Qué quieres que diga? A fuerza de fijarme en cosas demasiado concretas acaba uno por perder la visión del conjunto. En la primera parte creo que se ha jugado mejor que en el resto del encuentro, que ha sido de una emoción insuperable.

—¿Qué jugada crees que ha sido la mejor del encuentro?

—Sin discusión, el primer tanto nuestro. La ejecución material, tanto de la jugada que le precedió, como el tiro mismo, creo que no pueden mejorarse.

Pero no es esto lo que yo creo es el mayor mérito de la espléndida jugada de Escolá, sino el haber sabido conservar plenamente su sangre fría cuando todos estaban todavía terriblemente nerviosos.

—Y, aparte de los tantos, ¿cuál fue el momento que creíste más peligroso para la meta bilbaína?

—El instante en que Martín pareció que había salvado ya la defensa, siendo luego derribado, o aquel otro, en la prórroga, en que Bravo se encontró solo con Echevarría.

—¿Y para vuestro marco?

—El balón que Iriondo tiró por alto, a fines de la segunda parte, y el momento en que Zarra se encontró solo ante Miró.

—¿Quién crees fue el mejor hombre en el campo?

—No sé; algunos de los nuestros han estado muy bien; Echevarría y Arqueta también, así como Panizo y Gárate. Desde luego, no sé si ha sido el mejor hombre en el campo, pero aquel cuyo juego me ha gustado más, por su calidad, ha sido Escolá.

—¿Qué más quieres contarme?

—Pues ya nada más. Que el público estuvo muy bien, y que yo estoy contentísimo.

—¿Y de la promoción? (Marca

—Vamos a no hablar de esto ahora. Mañana, cuando estemos más tranquilos. Son muchos los nervios de esta tarde. (Fuente: Marca, 23-06-1942)

5.2.- Urquizu: Ya hemos dicho en más de una ocasión lo difícil que es arrancarle a Urquizu, entrenador del Atlético de Bilbao, unas declaraciones sobre la marcha de sus huestes, las aspiraciones y los proyectos. Esto lo vivimos por última vez el mismo sábado, a veinticuatro horas del encuentro: Urquizu sólo nos dijo, y permitió que nos dijeran, lo que creyó ‘conveniente’ y no ‘perjudicial’.

Pero esta tarde, apenas transcurridos diez minutos después del partido, y cuando creíamos encontrarle taciturno y hasta malhumorado, nos hemos llevado la sorpresa de encontrarnos con un Urquizu desconocido. Y hablamos:

—Parece que te ha disgustado poco haber perdido.

—La pregunta la enfocan ustedes porque me ven sereno de espíritu y hasta comunicativo. ¿Verdad que sí?

—En efecto, nos sorprende…

—Pues he aquí el porqué de esta alegría mía y de todos los nuestros: la asistencia de S. E. el Generalísimo al encuentro que hemos tenido el honor de jugar bajo su presidencia. Esto, la verdad, no lo esperábamos. Y si acaso empaña algo nuestra alegría el haber perdido, queda compensada con creces por el orgullo de mis muchachos de haberse sabido observados por el Caudillo.

—Esta grata impresión, querido Urquizu, no ha sido sólo vuestra: ha llegado también a los miles de corazones que llenaban esta tarde el recinto de Chamartín. Si te parece, y aprovechando tu estado comunicativo, ¿podemos hablar del partido propiamente dicho? Por ejemplo, quisiéramos saber si te parece justa la victoria del Barcelona.

—Nadie será capaz de ponerlo en duda, por más que le pese. El Barcelona ha jugado un partido con un estado de ánimo como jamás he visto. Quiero decir que la tranquilidad que tenían todos, la serenidad, no es común en momentos de tanta trascendencia como la final de un campeonato. Ahora bien; con estricta justicia, creo que hemos tenido un poquito de mala suerte, y fue en aquel momento preciso en que Zarra se atracó de balón al rematar el pase de Iriondo. Le faltó a Zarra, en aquel momento, la serenidad; no tenía necesidad más que de empujar la pelota para introducirla en la meta. Allí perdimos el campeonato.

—Pero quedaban las esperanzas de la prórroga.

—La esperanza, después de un momento de evidente mala suerte, suele ser remota, porque se desconfía de la buena fortuna. Luego salieron los muchachos con más brío que en todo el encuentro, superando al Barcelona en facultades físicas; hubo de todo, y la defensa azulgrana apenas si se valió para despejar las situaciones apuradas. Luego llegó el gol de Martín, estupendo de voluntad por parte del ejecutante, pero debido también a un fallo de nuestros defensas, colocados paralelamente y excesivamente adelantados; así fue cómo Martín pudo desbordarles y llegar el gol en un esfuerzo sobrehumano.

—¿Los mayores méritos sobre el terreno?

—No hablaré de individualidades, pues si bien las hubo, y muy dignas de tener en consideración, solo puedo destacar por nuestra parte el gran mérito que representa para un cuadro que ha tenido ya hasta momentos de desfallecimiento moral, el acierto de remontar una diferencia notable, como lo son dos goles, cuando el partido va de vencida. El Atlético de Bilbao, aun habiendo perdido, ha realizado la mejor hazaña de toda la tarde. Yo no dudaba que llegaría en un momento dado aquella emocionante reacción; pero, la verdad, me impresioné muchísimo cuando vi que mis muchachos desfallecían cuando faltaba media hora para terminar el tiempo reglamentario. Se me encogió el corazón y me revelé; no señor; aquello no podía quedar así. Nada de entregarse antes de tiempo; había que hacer honor a la fama de ‘leones’ con que se nos conoció siempre a los de San Mamés.

Y surgieron arrollándolo todo, en un impulso incontenible. Sólo por aquello mereció el Atlético de Bilbao ser campeón de España y recibir de manos del Caudillo el precioso trofeo. La suerte no lo ha querido así, y justo es que nos conformemos, pero haciendo justicia ante todo y reconociendo que por méritos deportivos el Barcelona es un buen campeón.” (Fuente: Marca, 23-06-1942).

6.- El partido por la radio

Lo que más ha quedado grabado en mi memoria del encuentro de hoy, es que ha habido muchos cambios. Me explicaré: lo más dificultoso para un locutor, son los momentos iniciales del encuentro, cuando con la máxima atención y con los nervios tensos se procura localizar a cada jugador en su puesto a fin de citar su nombre en una décima de segundo; a medida que el tiempo transcurre esta tensión desaparece, para comenzar de nuevo al iniciarse el segundo tiempo, por el cambio total de puestos al trocarse los campos. Si a esto se añade una prórroga con dos cambios de terreno, se comprenderá fácilmente lo desmadejado que uno queda al pitar el árbitro el final del partido.

He extrañado enormemente el punto de vista en que he contemplado el partido; en Berlín y Milán, los últimos que he radiado, la visión era de pájaro desde las altas cabinas encristaladas; aquí a medio metro de la línea de juego y a ras de campo, veía poco más que una hormiga. Pero creo que esforzándome logré lanzar al éter el juego magnífico del Barcelona con dos interiores de clase extraordinaria y el ímpetu de un Atlético que igualó un partido perdido y que flojeó en la prórroga decisiva. ¡Ah! Y la emoción del partido que llegó a contagiarme, a pesar de mi falta de preferencias por algunos de los equipos contendientes.” (Fuente: Enrique Mariñas [5]. Marca, 23-06-1942).

7.- Otras opiniones

7.1.- General Moscardó, delegado nacional de Deportes

Una gran final, realzada por la presencia de S. E. el Jefe del Estado. Con este partido, puede decirse que el fútbol español se ha rehabilitado de pasados yerros de carácter internacional. Los adversarios, digno el uno del otro, han puesto en la lucha sus mejores características. Moralmente, no puede afirmarse categóricamente que haya habido vencedor y vencido.

7.2.- Javier Barroso, presidente de la Federación Española de Fútbol

Un triunfo merecido del Barcelona, que ha jugado con una serenidad francamente extraordinaria. Pero sin olvidar la magnífica reacción del Atlético de Bilbao remontando una diferencia, y aun estando a punto de ganar un partido perdido a todas luces.

7.3.- Ramón Sánchez Pizjuán, vicepresidente de la Federación Española de Fútbol

A este Barcelona le vi jugar y eliminar al Sevilla. Me sorprendió la actuación de aquel equipo azulgrana, renacido. Hoy le he visto jugar y ganar merecidamente, sin apenas esfuerzo físico. Porque si bien terminaron agotados, no fue por el impulso de su táctica, sino por imperio de las circunstancias del atacante.

7.4.- Sánchez Ocaña, secretario de la Federación Española de Fútbol

Una final como no se ha visto en mucho tiempo. Como secretario de la Federación añado, además, nuestro gran orgullo por la presencia del Caudillo.

7.5.- Arqueta, capitán del Atlético de Bilbao

Creo que hemos tenido mala suerte, pero no durante todo el partido, sino precisamente en el momento en que pudimos ganarlo.

7.6.- Raich, capitán del Barcelona

Casi ni me quedan fuerzas para hablar. Pero no puedo callarme la gran emoción –que vivirá mucho tiempo en mí– de haber recibido de manos del Caudillo la Copa del Generalísimo y oído de sus labios cordial felicitación por nuestro triunfo. Después de esto, he olvidado todo lo demás.

7.7.- Manuel Fernández Cuesta [6], director de Marca

Ganó el Barcelona merecidamente y esta vez no fallaron los técnicos. Los azulgranas no debieron llegar a la prórroga, sino resolver el partido en el tiempo normal. La confianza les llevó a la viril reacción vasca que les pudo costar el encuentro. Entre los veintidós hombres, dos figuras extraordinarias: Escolá y Balmaña, verdaderos cerebros del conjunto azulgrana, a cuyas iniciativas se movió el equipo vencedor.

7.8.- Luis Casajuana, presidente del Atlético de Bilbao

Lo más notable del partido lo ha hecho el Atlético de Bilbao al remontar la diferencia y empatar. Y también lo más desastroso, como fue perder el partido en la bota de Zarra, a cuatro minutos del final.

7.9.- Marqués de Mesa de Asta, presidente del Barcelona

Este es nuestro Barcelona de ahora, que puede hasta recordarnos aquel otro integrado en su mayor parte por jugadores internacionales. Ha ganado por un gol, y debía de haber ganado por más; porque por juego, su triunfo ha sido rotundo. El Atlético de Bilbao me ha gustado, como siempre: como enemigo más temible, que saca fuerzas de flaqueza cuando se le cree vencido.

7.10.- Crónica de José L. Las Plazas, comentarista deportivo de Marca

Una final emocionante. El número de tantos que fueron alzándose al marcador, era evidentemente garantía de interés; la forma cómo llegaron al mismo, puso en el encuentro el marchamo de la emoción, pero el orden por el que fueron metiéndose dentro de la casilla registradora de los éxitos barcelonistas y atléticos sometió a los aficionados a un régimen de duchas escocesas capaz de acabar con la ecuanimidad del más sereno de los espectadores.

Fue la final jugada en Chamartín la más apasionante de las jugadas en muchos años y, para los espectadores catalanes, debió de ser una cosa terrible al ver cómo en unos pocos minutos se convertía en posible derrota lo que hasta entonces pudo tenerse por victoria, además de brillante, fácil.

El magnífico cuadro de Chamartín, vestido con todas sus galas y destacando poderosamente entre ellas la corrección del público madrileño, fue escenario no tan sólo de una final apasionante, sino también de una final mejor jugada de lo que se acostumbra.

Jugaron ambos onces ciñéndose a la modalidad de juego que habitualmente practican y les es unánimemente reconocida y ello hizo que al choque de dos escuelas empleando tácticas diferentes, conservara el juego, además de interés, clase.

Tal vez lo mejor del encuentro fue aquel cuarto de hora de la primera parte, en que el Barcelona mandó materialmente en el campo. Acaso le faltó un poco de nervio en aquellos instantes –que envolvieron en brillante estuche la joya del primer tanto de Escolá–, pero en ellos se manejó el balón con verdadera maestría, y los rojiblancos anduvieron perdidos en la mareante red del juego azulgrana.

Luego se siguió jugando bien, y llegaron tantos y más tantos, atléticos unos, barcelonistas otros, pero aquellos momentos ya no fueron superados, ni por los que habían de salir del terreno campeones de España, ni por los que pudieron hacerse perfectamente con el título en los últimos momentos de la segunda parte.

El Barcelona confirmó la buena impresión causada por su delantera en los últimos partidos, y es cosa agradable que la confirmara en Chamartín, ante un público correcto e inteligente y jugando una final de Copa. En la delantera barcelonista hay, ahora, verdadera eficacia. Todos y cada uno de sus componentes, en todo instante dan clara sensación de peligro y, si bien los interiores juegan materialmente retrasados, la forma como lanzan a sus alas y a ese centro impetuoso que va ya aprendiendo a desmarcarse, convierte al Barcelona en un once que, actuando en el centro del terreno de forma que se ciñe a las más clásicas directrices del pase corto y del juego aplomado, en cuanto se acerca al área de peligro se transforma completamente –apoyándose en extremos y centro– para entrar sus atacantes por los campos de la sobriedad, la rapidez y la decisión en el tiro.

Los dos tantos de Martín, una escapada de Bravo que pudo también haberlo sido, otra de Martín cortada violentamente por Mieza, pueden tenerse por claros ejemplos de esa evolución en el juego azulgrana.

El Atlético causó, indudablemente, buena impresión. Es un equipo joven, tal vez demasiado joven para enfrentarse con un once que está pasando por el mejor momento de juego de la temporada, gracias al rejuvenecimiento de sus viejos ases.

A nadie que mirara el encuentro desapasionadamente podría escapársele lo que, precisamente en esta final, han significado para el once bilbaíno la ausencia de su jugador más cuajado: el magnífico Oceja.

En fin; la final está decidida. La ha ganado el Barcelona, que el próximo domingo jugará la promoción; esa promoción que es el castigo de sus errores, como la Copa, que acaba de conquistar, ha sido el premio a sus afortunados esfuerzos.

7.11.- Sensaciones deportivas de ‘equis’ (seudónimo de un comentarista deportivo del diario Marca)

Son variados y numerosos los comentarios y opiniones repletas de ironía que realizó este comentarista deportivo con motivo de la final de Copa en la edición del 24 de junio. Por ello, recogeremos tan sólo las relativas al Athletic. He aquí las mismas:

Entre Martín y Zarraonaindía, me quedo con Martín.

Es más rápido de pronunciar, y más corto…

Más corto en el trecho hacia el gol.

Cuando tengan ustedes alguna duda sobre lo que

pueda ser la mina aérea, entreténganse en mirar un

despeje de Arqueta, de esos en que echa el cuerpecito

para arriba…

Zarra, con pelo o sin él, sigue siendo un caballerazo

para los porteros.

Echevarría paró una ‘cosa’ que le tiró Escolá, y

 detuvo luego un chupinazo de Bravo, que

demuestra que el meta bilbaíno tiene una flema que

puede competir muy decentemente con la de Escolá.

(Todas las opiniones y comentarios están recogidas en Marca, 23-06-1942)

8.- Aclaraciones sobre la ‘posible’ subida al marcador del cuarto tanto del Atlético de Bilbao

No quisiera finalizar sin dar mi opinión acerca del cuarto tanto que pudo haber marcado el Atlético de Bilbao y que, consecuentemente, le hubiera dado el título. De la lectura de las crónicas de Fielpeña, Eduardo Teus y José Luis Lasplazas, así como de la de las declaraciones de Nogués, Urquizu y Casajuana parece deducirse que hubo dos momentos claves para la teórica obtención del cuarto tanto:

  1. a) El disparo por alto de Iriondo, a fines de la segunda parte.
  2. b) El incomprensible fallo’ de ‘Zarra, a pase de Iriondo, cuando aquél se encontró solo y a tres metros de Miró.

Con relación al fallo de Iriondo existe unanimidad: fue en las postrimerías del tiempo de juego reglamentario. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el de Zarra. Según unos, fue a cuatro minutos del final y, según otros, en los comienzos del primer tiempo de la prórroga.

 [1]: El empate del Atlético de Bilbao (1-1) no fue conseguido por Iriondo sino por Elices, en el minuto 29 de la primera parte. (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Copa_del_General%C3%ADsimo_de_f%C3%BAtbol_1942).

[2]: El autor del tercer tanto del Barcelona fue, efectivamente, Escolá y no Martín como afirma José María Mateos [MATEOS, J. M. (1948: p. 96). Los cincuenta años del Atlético de Bilbao [1898-1948]. Bilbao, Talleres Escuelas J de P de Menores]. En el segundo tiempo se adelantó el Barcelona con un gol hecho por Martín, lo que desanimó al Atlético, que venía dominando en todo el partido. Supo aprovechar Martín esa situación para hacer un tercer tanto. Entonces reaccionó vigorosamente el Atlético, y con diferencia de un minuto (N. del A: en realidad la diferencia fue de dos minutos) Elices y Zarra, establecieron el empate.”

[3]: Eduardo Teus nació en Manila y falleció en Bilbao en el estadio de San Mamés como consecuencia de un infarto de miocardio cuando como corresponsal del diario Ya cumplía sus misiones informativas. Estudió Derecho y luego ganó las oposiciones a Interventor del Estado. Su Bachillerato lo cursó en Inglaterra. Cuando vino a España se apuntó al equipo del Madrid Fútbol Club como suplente de Manolo Lemmel en la portería. Le llegó su oportunidad en el año 1916 cuando salió como titular y ya no perdería su puesto hasta el año 1919, año en el que se retiró del fútbol. El periodismo deportivo fue su segunda afición que, posteriormente, se convertiría en profesión. En el año 1923 entró como redactor del diario Sol de Madrid, encargándose frecuentemente de temas deportivos. Durante la Guerra Civil trabajó en el diario España de Tánger y al terminar la contienda se incorpora como jefe de la Sección de Deportes del diario Ya de Madrid donde trabajó hasta su fallecimiento. Hombre analítico del fútbol, fue uno de los mejores críticos en un tiempo en el que solamente se realizaba narración de los partidos. Tras la renuncia de Don Amadeo García Salazar, por enfermedad, fue nombrado seleccionador nacional a finales del año 40, debutando en el cargo el 12 de enero de 1941 con ocasión del partido amistoso Portugal-España, que terminó con empate a dos, (casualmente es el partido en el que Echevarría debuta en la Selección Nacional como consecuencia de la lesión del portero titular) y dirigiendo un total de seis partidos. Tuvo que abandonar el cargo por obra y gracia de una extraña disposición oficial que hacía incompatible el cargo de periodista deportivo con el de seleccionador nacional. El último partido que dirigió fue el amistoso España-Italia (0-4) el 19 de abril de 1946. (Fuente: Real Federación Española de Fútbol).

[4]: Debe hacer alusión a uno de los siguientes dos partidos jugados por la selección española: 

12-04-42 Alemania Estadio Olímpico Berlín Amistoso 1-1

19-04-42 IItalia San Siro Milán Amistoso 4-0

Personalmente, me inclino por el primero de ellos ya que supuso el debut de Martín con la selección absoluta. Por otro lado, comentar que Zarra no debutó con la Selección española hasta el 11 de marzo de 1945, en el partido amistoso disputado contra Portugal en el estadio Nacional de Jamor de la capital lisboeta, partido que terminó con empate a dos tantos.

[5]: Enrique Mariñas nació en Madrid en 1912. Abogado, director de Radio Nacional de España en La Coruña, excombatiente de la ‘guerra de liberación’ como alférez de Regulares, inició su vida como profesional en la radio en 1934 como locutor de Radio Coruña. En 1942 fue nombrado locutor internacional, compartiendo sus tareas como locutor deportivo con Matías Prats. Mariñas fue el defensor de la teoría del campo cuadriculado, según la cual, el campo de fútbol había de dividirse en 16 espacios cuadriculados donde situaría a los jugadores en cada momento para que el oyente pudiese ubicar con mayor precisión la acción en el terreno de juego. Fue galardonado con el Premio Nacional de Radiodifusión y Televisión 1962, en marzo de 1963. (Fuente: 1999. En el aire: 75 Años de Radio en España. Madrid, Promotora General de Revistas, S.A.).

[6]: Creador, artífice y director de Marca. Fernández Cuesta fue también compositor de música bajo el seudónimo de ‘Manuel Talavera’. Marca no era sino la continuidad de su buen hacer en el semanario gráfico Fotos. Presentó su proyecto a la Prensa del Movimiento recibiendo una muy buena acogida entre las autoridades de la misma. La calidad de las fotos era espectacular y, gracias a la impresión en huecograbado, el semanario, además de su cuidada redacción, era sin duda la publicación con el diseño más atractivo de la época. Si bien inicialmente fue editado en San Sebastián, un año después, y una vez acabada la Guerra Civil, Marca se trasladó a la capital, Madrid, con la firme intención de convertirlo en diario. Aquí transcurre un largo periodo de pruebas tirando el diario en casa, sin sacarlo a la calle. A este periodo podríamos llamarle primera época de Marca, época que abarca desde el 21 de diciembre de 1938 al 3 de enero de 1940, editando un total de 48 números. Durante su segunda época (25 de noviembre de 1942 a 1984) al igual que el semanario, el periódico estaba impreso totalmente en huecograbado con fotografías muy grandes, en color sepia y con los titulares en rojo. Sus directores han sido: Manuel Fernández Cuesta (1942-45), Ibrahim Malcervelli (1945-46), Manuel Casanova (1946-47), Lucio Del Álamo (1947-1954), Nemesio Fernández Cuesta (1954-1973), Carmelo Martínez (1973-1983) y Valentín Martín (1983-84). Por último, en el año 1984 es adquirido por la empresa Recoletos Compañía Editorial. Sus directores en esta tercera época han sido los siguientes: Juan Pablo de Villanueva 1984-1986, Jesús Ramos (1986-87), Luis Infante (1987-1997), Manuel Saucedo (1997-2001), Elías Israel (2001-2005), Manuel Saucedo (2005-2006), Alejandro Sopeña (2006-2007), Eduardo Inda (2007-2011), Óscar Campillo (2011-2016) y Juan Ignacio Gallardo (2016-actualidad).




Última fase de la recomposición del Athletic Club en la temporada 1938-39 con vistas al inicio del Campeonato de Liga 1939-40

1.- Partidos de presentación del novísimo y jovencísimo Athletic Club

Finalizado el torneo amateur el día 3 de abril de 1938, torneo en  el que se proclamó brillantemente campeón el Carmen de Baracaldo tras derrotar al Solocoeche Sport por un abultado 6-1 y con antelación a las fechas finales, por una parte, del Torneo Vizcaya (02-10-1938) y, por otra, de la Copa Vizcaya o del Presidente de la Diputación (08-01-1939), el día 8 de abril de 1938[1], el Athletic Club organizó una reunión en los locales del club –más correctamente dicho, en el café La Alcazaba, que estaba en la calle Ayala, en la misma casa cuyo primer piso o entreplanta era el domicilio social del Athletic Club– asistiendo a la misma una serie de jugadores que habían participado en el torneo amateur y que habían sido convocados por el club a través de una nota de prensa: Florencio Erausquin, Manuel Larrazábal, Víctor Nocedal, Ignacio Gamechogoicoechea (‘Gamecho’), Roberto Bertol, Imanol Viar, Pedro Izaguirre, Félix Menchaca, Eugenio Saldaña, José Félix Arrieta, Juan Arana, J. Benito, Cándido Gardoy (‘Macala’), Carlos Escobal, Niko Viar, José Luis Justel, José González e Ignacio Larrauri.

San Mamés, 3 de abril de 1938. Equipo del Solocoeche Sport, subcampeón del Torneo Amateur. Autor: Elorza. Fotografía cedida al Athletic Club por parte de un particular desconocido. Fuente: Hierro (05-04-1938).

San Mamés, 3 de abril de 1938. Equipo del Solocoeche Sport, subcampeón del Torneo Amateur. Autor: Elorza. Fotografía cedida al Athletic Club por parte de un particular desconocido. Fuente: Hierro (05-04-1938).

A la reunión asistieron los ‘ases’ de los diversos equipos que habían tomado parte en el brillante torneo amateur, jugadores que, algunos de ellos, vestirían el día de mañana la camiseta rojiblanca. En la misma, el presidente de la entidad, don Luis Casajuana, felicitó a los jugadores por su excelente comportamiento en el torneo y después les comunicó la idea que tenía el club de acogerles en sus filas procurando convertirles en jugadores. Así mismo, les comunicó que el club ya tenía concertados cuatro partidos: con el Alavés de Vitoria, con el Racing de Santander, con el Real Unión de Irún y con la Real Sociedad de San Sebastián, encuentros que se jugarían en San Mamés y siendo probable que luego se jugaran los partidos en campo contrario.

El Athletic Club fue dando los últimos retoques y el día 20 por la noche se reunió la Junta Directiva del Club a fin de designar al equipo que se desplazaría el domingo día 24 a Burgos. Los ‘chavales’ del Athletic Club estaban nerviosísimos pues eso de ir a jugar fuera de casa y vistiendo la camiseta del equipo tantas veces campeón era como para no dormir.

El día 22, el Athletic Club dio a conocer públicamente el calendario de los partidos concertados para jugarlos con su equipo amateur:

FECHA

EQUIPO CONTRARIO

LOCALIDAD Y CAMPO
24-04-38 Cultural Deportiva de Burgos Burgos (La Berna)
08-05-38 Real Sociedad de San Sebastián Bilbao (San Mamés)
15-05-38 Real Unión de Irún Bilbao (San Mamés)
22-05-38 Racing de Santander Bilbao (San Mamés)
26-05-38 Racing de Santander Santander (El Sardinero)
29-05-38* Deportivo Alavés de Vitoria Bilbao (San Mamés)
12-06-38* Real Unión de Irún Irún (Gal)
19-06-38* Deportivo Alavés de Vitoria Vitoria (Mendizorroza)

(*): No llegaron a disputarse.

Todos esos partidos serían de carácter benéfico y jugados por parte del Athletic Club con su nuevo equipo de jóvenes auténticamente amateur: Roberto Bertol, J. Benito, Carlos Escobal, Egusquiza, Agustín Gaínza (‘Piru’), Miguel Gaínza, Ignacio Gamechogoicoechea (‘Gamecho’), Cándido Gardoy (‘Macala’), Daniel Idígoras, José González, Pedro José Izaguirre, Jose Luis Justel, Kirschner, Larrazábal, Martínez, Menchaca, Olávarri, Saldaña, Imanol Viar (Manuel) y Niko Viar (Nicolás).

Además de esos partidos, se proyectó también la celebración de otros, también benéficos, en Valladolid y Salamanca.

Los partidos de San Mamés serían a beneficio de Frentes y Hospitales y Auxilio Social y la presentación oficial del equipo ante la afición de San Mamés quedó, por tanto, fijada para el 8 de mayo.

Tenía, pues, este nuevo equipo más apariencia de categoría juvenil que de primera división y estaba compuesto por muchachos que jamás habían jugado juntos. Por consiguiente, la directiva del Athletic Club era consciente que había que rodarlo, trabajarlo y moldearlo a fin de que adquirieran una mínima experiencia futbolística, un saber estar en el campo, una compenetración entre ellos, etc. En definitiva, había que lograr un equipo experimentado y con sensación de conjunto que pudiera decorosamente hacer frente a las competiciones futbolísticas venideras una vez terminara la guerra fratricida.

Para conseguir este objetivo confeccionó la directiva el calendario futbolístico anteriormente comentado. Estos partidos tuvieron, además, otros objetivos colaterales siendo, quizás, el más importante de ellos el despertar a la afición futbolística que, por efecto de la guerra y del parón deportivo, se encontraba adormilada.

La prensa jugó un papel determinante en el despertar de la afición con sus artículos rebosantes de ánimo hacia el nuevo equipo y sus comentarios llenos de pasión futbolística. No obstante, era consciente de que se trataba de un equipo primerizo y lo hacía destacar claramente a fin de que los aficionados no se llevaran a engaño y no construyeran castillos en el aire, intentando, con todos los medios a su alcance, que la afición no pusiera como meta la consecución de un equipo de los de verdad, como el de antes de la guerra.

1.1.- Debut en Burgos (Selección Burgalesa, 1 – Athletic Club, 6)

La presentación de su infantil equipo la hizo en Burgos, el 24 de abril de 1938. Fue además la presentación y prueba. Perico Birichinaga actuó de masajista, entrenador y casi ‘madre’ de aquellos críos que vapulearon a una selección burgalesa en el campo de La Berna, y no a la previamente anunciada Cultural Deportiva de Burgos, por un contundente seis a uno. En esta selección jugaban algunos elementos de clase pertenecientes al Sporting de Gijón, Atlético de Madrid, Arenas, etc. El juego del equipo bilbaíno fue excelente y destacaron, en conjunto, todos los jugadores.

El Athletic Club alineó en este su primer partido el siguiente once: Kirschner (luego jugó Idígoras); Larrazábal, Egusquiza; ‘Gamecho’, M. Viar, Bertol; Menchaca, N. Viar, ‘Macala’ (Escobal), Justel y González.

Los goles del Athletic Club fueron marcados por los siguientes jugadores: González (2), Justel (3) y Menchaca (1).

1.2.- Presentación oficial en San Mamés (Athletic Club, 3 – Real Sociedad, 2)

El ‘derby’ de presentación tuvo lugar en San Mamés el día 8 de mayo de 1938. El equipo contrincante, la Real Sociedad, se encontraba en aquellos momentos muy rodado, compenetrado y fuerte, saboreando la espléndida victoria que había alcanzado el domingo anterior en Atocha frente al potente equipo del Oriamendi de Baracaldo dentro de la Copa Brigadas de Navarra. Por consiguiente, difícil, pero no imposible, era la labor que tenía que hacer el equipo del Athletic si quería salir airoso del encuentro. Así y todo, tampoco se podía exigir mucho a los muchachos del equipo rojiblanco, que no eran unos ases, sino unas promesas, que probablemente podrían llegar a ser realidades, pero que, en aquel momento, no pasaban de eso, de ser unas promesas del Athletic. Era el equipo rojiblanco un conjunto formado hacía unos días por muchachos de poca experiencia futbolística, pero llenos de entusiasmo y voluntad, deseosos además de llegar a donde llegaron sus antecesores.

Así que la tarea que tenían que realizar los jugadores bilbaínos era dura, muy difícil, y los aficionados que acudieran al encuentro debían darse cuenta de que lo que iban a juzgar no era un equipo hecho y derecho, sino un proyecto de equipo, un conjunto de muchachos, promesas del fútbol, a los que era preciso ayudar e inyectar entusiasmos para que siguieran su curso ascendente y algún día se convirtieran en realidades del fútbol vasco pues, de lo contrario, se les podría malograr cuando aún no habían empezado a dar rendimiento.

Ese día de acontecimiento futbolístico en Bilbao en el histórico campo bilbaíno, saltarían los muchachos rojiblancos al césped pisado por las glorias del pasado, aún cercano en la mente de los aficionados, a recibir la aprobación de sus hinchas y de la afición en general, así que fácil era comprender la importancia que para esos chavales tenía el partido.

Y, llegado el día de la verdad, el Athletic Club venció por 3 goles a 2 a la Real Sociedad.

El encuentro entre bilbaínos y donostiarras fue entretenido, teniendo incluso una cosa buena: que se vio buen fútbol. Se vio un buen encuentro, ya que hubo una cosa imprescindible en un partido de fútbol: la rapidez con que unos y otros jugaron, a lo que se unió la codicia que desplegaron los chavales del Athletic y de la Real Sociedad.

Desde el momento que comenzó el encuentro hasta el final del mismo, el balón anduvo danzando de una portería a otra, saliendo beneficiados con ello los espectadores que tuvieron la suerte de ver algo que no habían visto hace tiempo: un partido en el que la rapidez en la conclusión de las jugadas se salía de lo normal.

Al final, alguno de los dos equipos tenía que ganar el partido, y como el bilbaíno fue el que tuvo más méritos, el que hizo más por conseguirlo, la lógica se portó como es debido en aquella ocasión, dando la victoria al equipo que verdaderamente se la merecía.

El diario vespertino Hierro, a través de su cronista deportivo José Luis Isasi, dejó escrito lo siguiente sobre la presentación del Athletic ante su público:

El Athletic, el nuevo equipo del Athletic, se presentó ayer en San Mamés por vez primera, y la calificación que se puede dar a su actuación es la de excelente, opinando igual que nosotros la mayoría de los espectadores ayer presentes en San Mamés.

Aún no es un equipo lo que tiene el Athletic, pero si tiene unas esperanzas del deporte británico por excelencia, esperanzas de las que saldrán buenos jugadores, que den muchos triunfos al equipo bilbaíno en su lucha campeonil y luego al equipo español, en el que, sin duda alguna, formarán algunos jugadores rojiblancos.

Hay conjunto, y, sobre todo, hay jugadores de clase, que más que esperanzas son realidades futbolísticas.

Una bonita línea delantera, en la que figura un interior izquierda, Justel, que es una monada cómo juega al fútbol, tiene hoy día el Athletic.

Tanto pasando el balón, como tirando a goal, Justel no pierde un segundo, siendo él quien verdaderamente lanza a sus compañeros al goal contrario.

Cuenta con un extremo que juega porque así se empeña Justel, que le sirve el balón en bandeja. El delantero centro, ‘Macala’, es habilidoso y sabe colocarse, lo mismo que el interior derecha, Nico Viar, que pecó de individualista, teniendo un poco abandonado a Menchaca, que es el extremo derecha.

La línea media del Athletic, en cuanto tenga un poco de experiencia, se acostumbre a cruzar el balón, será una línea media de categoría, ya que lo mismo M. Viar en el centro, que ‘Gamecho’ y Bertol en las alas, forman una línea codiciosa, que sabe lo que se trae entre manos, cuando no se empeña en hacer juego individual.

No hizo un gran partido la defensa, pero demostró tener ‘madera’, como dicen los hinchas, pues tanto Carlos (López) como Bertol (¿no será Larrazábal?), demostraron saber lo que es fútbol. Y en la portería, Idígoras bien.

En conjunto, el equipo del Athletic gustó en su presentación, viéndose en él madera, que se puede pulir y perfeccionar debidamente.” (Hierro, 09-05-1938).

El once que alineó el Athletic Club en el ‘derby’ fue el siguiente: Idígoras; López, Larrazábal; ‘Gamecho’, Viar (M.), Bertol; Menchaca, Viar (N.), ‘Macala’, Justel y González.

Los goles del Athletic fueron marcados por los siguientes jugadores: ‘Macala’ (1)[2] y Justel (2) [3].

Idígoras, el guardameta bilbaíno, se arroja valientemente a los pies de Zaldúa, salvando un peligro inminente. (Autor: Elorza. Fuente: Hierro, 9 de mayo de 1938) [4].

Idígoras, el guardameta bilbaíno, se arroja valientemente a los pies de Zaldúa, salvando un peligro inminente. (Autor: Elorza. Fuente: Hierro, 9 de mayo de 1938) [4].

Idígoras, el guardameta bilbaíno, se arroja valientemente a los pies de Zaldúa, salvando un peligro inminente. (Autor: Elorza. Fuente: Hierro, 9 de mayo de 1938) [4].

1.3.- Athletic Club, 5 – Real Unión de Irún, 2

Tras los dos partidos anteriores existían en la afición bilbaína verdaderos deseos de ver actuar a los nuevos jugadores del Athletic, cuyos nombres ya empezaban a sonar en las tertulias futbolísticas.

En esta ocasión, los ‘chavales’ del Athletic se iban a enfrentar al Real Unión de Irún –equipo de nota, fuerte, de clase y que practicaba un fútbol rápido– y no tenían otra cosa en la cabeza que demostrar que la victoria contra la Real Sociedad no había sido producto de la suerte, sino de su juego.

Bajo el punto de vista de experiencia y calidad futbolística, no tenía nada de particular que ganase el Real Unión, ya que tenía equipo de más peso y bastante más hecho que el bilbaíno. El Real Unión vino a San Mamés con la intención de ganar y como prueba de ello trajo a ‘la Catedral’ lo mejor de lo mejor, deseoso de hacer un lucido papel frente a los ‘chavales’ bilbaínos, cuya fama se había extendido rápidamente, siendo por aquel entonces el equipo ‘vedette’ de la España nacional.

El partido se disputó en San Mamés el día 15 de mayo de 1938 y el Athletic, a pesar de la veteranía de sus contrincantes, ganó el encuentro, y lo ganó merecidamente, por el juego que desplegó y por el entusiasmo que puso en la contienda.

Así vio José Luis Isasi, cronista deportivo del diario Hierro, el comportamiento del once rojiblanco:

De primera, se puede decir que es la clase de juego que hoy día tiene el nuevo equipo del Athletic. Nos gustó mucho el juego que desarrolló frente a la Real Sociedad, hace ocho días; pero muchísimo más nos gustó el de ayer tarde, frente al Real Unión. Habrá quien se figure que nosotros nos basamos en el resultado, más copioso ayer que hace ocho días, pero no está ahí el quid de la cosa, sino en el juego y en el modo de estar en el campo, donde nosotros nos asentamos para decir que el juego de ayer fue bastante superior al del día de la Real Sociedad.

Maravillado me quedé ayer al ver moverse al equipo con aquella tranquilidad con que se movía, sabiendo lo que hacía, sin apenas apelotonarse ni mucho menos andar de cabeza detrás del balón.

Ayer, el Athletic dominó el balón y dominó la situación durante todo el encuentro. ¿Hay quien pida más? Juego de conjunto, de equipo compenetrado, tuvo ayer el Athletic, y de ello resultó que la victoria fue espléndida, alcanzada, además, con todas las de la ley.

La delantera, peligrosa y rápida en sus avances, tuvo momentos felicísimos, en los que descolocó por completo a la defensa irunesa, que se las veía negras para detener sus avances. Dos interiores que saben jugar de interior, ayudando a los medios y sirviendo bien el balón al delantero centro y a los extremos, son los del Athletic; pues lo mismo Justel que Nico Viar jugaron mucho y bien, tirando, además, magníficamente a goal.

Los extremos, más que discretos, y un delantero centro, ‘Macala’, jugador fino, que se cuela maravillosamente y tiene gran concepto del juego, completan el quinteto atacante.

Mucho más nos gustó Bertol de medio derecha –donde jugó ayer– que de izquierda, haciendo un bonito partido. ¿Llegará Manu Viar a ser un buen medio centro? Esta pregunta se hacían ayer los aficionados, viendo moverse tan bien, en tal difícil puesto, a Viar, que fue el cerebro del equipo bilbaíno.

Discreta la defensa y muy bien el portero Kirschner. En conjunto, todo el equipo carburó bien, jugando todos para todos, y dando sensación de seguridad, lo que no es fácil ver en equipos de muchas campanillas.” (Hierro,16-05-1938).

El Athletic Club alineó a los siguientes jugadores: Kirschner; Larrazábal, Lejardi; Bertol, Manu Viar, Izaguirre; Menchaca, Nico Viar, ‘Macala’, Justel y González. Los goles fueron marcados por Nico Viar (1), ‘Macala’ (2), Justel (1) y González (1).

1.4.- Athletic Club, 3 – Racing de Santander, 6.

1.4.1. Presentación a la afición bilbaína de Echevarría (más conocido por sus compañeros de equipo como Echeva) [5]

Aún no había dado tiempo de saborear las exquisiteces del partido jugado el domingo anterior en San Mamés entre el Athletic Club y el Real Unión, y ya anunció el club bilbaíno otro encuentro interesante, Athletic Club versus Racing de Santander.

La actuación de los ‘chavales’ del equipo bilbaíno se esperaba con interés, pues todos los aficionados querían comprobar in situ los progresos que realizaban y corroborar que el equipo seguía su marcha ascendente con rapidez extraordinaria, más de lo que uno se podía imaginar.

No obstante, este partido contra el Racing se auguraba como el más peligroso de los que llevaba jugados el Athletic Club. Se trataba de un equipo al que en Bilbao se le conocía perfectamente y, por lo tanto, se sabía con antelación lo difícil que resultaría vencerle. El Racing de Santander efectuaba, casi siempre, un juego difícil de contrarrestar, un juego rápido exento de florituras, pero lleno de algo mejor: de efectividad, lo que le iba proporcionando siempre grandes victorias. A pesar de esa clara desventaja, al club y al verdadero aficionado no les preocupaba en exceso el que Athletic ganara o perdiera, siempre y cuando jugara bien, pues se era perfectamente consciente de que no se tenía un verdadero equipo sino un conjunto de muchachos, excelentes promesas del fútbol, que si continuaban su curso normal, ascendente, en breve iban a dar muchos días de gloria al Athletic y al fútbol vasco.

En este partido, jugado el 22 de mayo, y en el que hicieron su presentación el guardameta Echevarría y el delantero centro Escobal, la veteranía se impuso a la juventud y a la inexperiencia y aunque los ‘chavales’ bilbaínos hicieron lo imposible por evitar su derrota no lo consiguieron. La derrota, por tres goles a seis, fue justa y merecida y no se debió a una mala actuación suya, sino a una superior de los jugadores del Racing de Santander. Los jugadores bilbaínos demostraron saber perder del mismo modo que antes supieron ganar a la Real Sociedad y al Real Unión de Irún, sin dar demasiada importancia a la victoria, como en esta ocasión no se la dio a esta derrota ante un equipo que fue superior a él. Esta derrota, no obstante, podía traer consecuencias beneficiosas para el Athletic Club ya que éste, más que del presente, debía preocuparse del futuro.

De todas formas, cabe destacar que perdieron y no se desmoralizaron lo que era también, en cierto modo, una victoria. La derrota debió animarles y servirles de estímulo para entrenarse mejor y aprender muchas cosas que sólo una serie de partidos era capaz de proporcionar.

El partido fue difícil, y no porque importase mucho obtener la victoria, sino porque la derrota pudiera haber acarreado graves consecuencias para el futuro, ya que la desmoralización y la desconfianza pudieran haber cuajado en los jóvenes bilbaínos, pero, afortunadamente para todos, no sucedió nada de esto. A pesar de la derrota, los aficionados salieron contentos de San Mamés por la actuación de su equipo.

La alineación del Athletic Club fue la siguiente: Kirschner, (Echevarría, suplente); Larrazábal, Lejardi (en la segunda parte, Egusquiza); ‘Gamecho’, Viar (M), Bertol; Saldaña (Martínez, en el segundo tiempo), ‘Macala’, Justel, González, Gaínza.

Los tantos del Athletic fueron marcados por Justel (1) y González (2).

1.5.- Racing de Santander, 5 – Athletic Club, 2

1.5.1.- Debut oficioso de Echevarría con el Athletic Club

Aunque en Santander eran conscientes de que su equipo era mejor que el del Athletic, existía expectación entre los aficionados santanderinos o, más que expectación, curiosidad, por presenciar el encuentro y deseo de ver a los ‘cachorros’ bilbaínos así como, por qué no decirlo, cierto morbo por ver las probabilidades que tenían de salir vencedores.

Como devolución de la visita al partido que habían jugado el domingo anterior los del Racing en San Mamés, el día 29 de mayo de 1938 (aunque inicialmente estaba previsto para el 26) se trasladó el nuevo equipo del Athletic a Santander donde jugó un bonito partido.

Perdieron por cinco goles a dos los ‘chavales’ bilbaínos, pero a pesar de ello, causaron una impresión gratísima y profunda admiración su juego entre los aficionados que lo presenciaron.

La primera parte sobre todo jugaron formidablemente los bilbaínos, siendo ellos los que marcaron el primer gol; pero una desgraciada lesión en la ceja sufrida por Nico Viar en un choque con el santanderino Germán, a consecuencia de la que hubo de retirarse del campo, hizo que sus compañeros se desmoralizaran, de lo que se aprovechó el Racing para marcar, uno tras otro, cuatro goles, terminando la primera parte con cuatro goles a uno a favor del Racing de Santander.

En la segunda, repuestos los rojiblancos, empezaron a entonarse otra vez, marcando un segundo gol, y luego otro, que el árbitro, según las crónicas deportivas de la época, lo anuló injustamente, lo que contribuyó a echar por tierra la moral que tenían, marcando el Racing otro gol más, el quinto, con cuyo resultado de cinco goles a dos terminó el encuentro.

No puede negarse que más equipo fue el Racing. No obstante, fue el Athletic el que llevó la iniciativa del juego, tirando mucho y muy bien a gol y causando impresión su juego.

A los aficionados santanderinos les agradó el equipo bilbaíno, del que hicieron muy cálidos elogios, siendo una verdadera pena que Viar se produjese aquella lesión en el momento en que el equipo estaba jugando mejor, ya que sus compañeros se asustaron un poco al verle sangrar de la ceja.

De todos modos hubo un aspecto a destacar: las esperanzas que tenían puestas los aficionados bilbaínos en sus jugadores tenían motivos para ser fundadas, ya que en el equipo bilbaíno había esperanzas que casi se habían convertido en realidades.

El Athletic alineó a: Idígoras (Echevarría en la segunda parte, probablemente para animar al equipo que se encontraba, como se ha dicho anteriormente, desmoralizado); Larrazábal y Lejardi; ‘Gamecho’, Manu Viar y Bertol; Díez, Nico Viar (en la segunda parte Martínez), ‘Macala’, Justel y González.

Los autores de los goles bilbaínos fueron ‘Macala’ y Martínez.

De este partido el cronista deportivo del periódico El Diario Montañés escribió el siguiente comentario:

El equipo bilbaíno, integrado por gente joven y poco avezada aún, es un conjunto muy bien compenetrado, que cuenta con valores futbolísticos en embrión, en los que se advierte, sin embargo destellos de jugadores de clase. Perdió el Athletic su partido contra el Racing por cinco tantos a dos, y, no obstante, su actuación fue del agrado de los viejos aficionados, que advirtieron las cualidades de juego que poseen los nuevos y aún tiernos brotes del Athletic.

Fue la línea media del Racing, donde Germán, en espléndida forma, desbarató no pocas jugadas magníficas de los athléticos, la que impidió que el conjunto de noveles diese rienda suelta a toda su fogosidad y repitiese contra el Racing sus jornadas victoriosas de la Real Unión de Irún y Real Sociedad de San Sebastián. Porque el nuevo once athlético, con su juego rápido, de pases precisos y bien ligados, llegó con facilidad al terreno contrario, y ya frente al marco hizo funcionar la artillería de su delantera con prodigalidad y acierto en el tiro. La solera athlética se dejaba evidenciar en las filas del nuevo equipo. Los noveles jugadores son codiciosos a la hora del remate, y se pegan al balón de tal suerte, que obligan a la zaga y medios contrarios a no descuidarse lo más mínimo en los despejes. Frente a otro contrario que no posea una línea media en la forma que actualmente la tiene el Racing, ese conjunto tiene que hacer funcionar repetidas veces el marcador a su favor. Y lo interesante para un equipo es poseer una buena línea artillera. Que los demás se da siempre por añadidura. Del ataque es el ala izquierda la más peligrosa, destacando el extremo, que es rapidísimo.” (El Diario Montañés, 30-05-1938).

Equipo de ‘cachorros’ del Athletic Club en junio de 1938. De pie y de izquierda a derecha: Imanol Viar, Bertol, Egusquiza, Idígoras, Kirschner, Echevarría, Larrazábal, Gamechogoicoechea (‘Gamecho’) y Lecue. Arrodillados y de izquierda a derecha: Lejardi, Díez, Saldaña, Nico Viar, Gardoy (‘Macala’), Justel, Izaguirre y González. (Autor: ¿Elorza? Marca, 03-01-1939).

Equipo de ‘cachorros’ del Athletic Club en junio de 1938. De pie y de izquierda a derecha: Imanol Viar, Bertol, Egusquiza, Idígoras, Kirschner, Echevarría, Larrazábal, Gamechogoicoechea (‘Gamecho’) y Lecue. Arrodillados y de izquierda a derecha: Lejardi, Díez, Saldaña, Nico Viar, Gardoy (‘Macala’), Justel, Izaguirre y González. (Autor: ¿Elorza? Marca, 03-01-1939).


José Luis Justel Bollar, nacido en Sestao el 9 de abril de 1920 y dado por desaparecido en la Batalla del Ebro (frente de Gandesa) el 10 de noviembre de 1938, cuando tan sólo contaba con 18 años de edad. Probablemente sea la última fotografía tomada a este jugador vistiendo la camiseta rojiblanca. (Cortesía de la familia López Justel).

José Luis Justel Bollar, nacido en Sestao el 9 de abril de 1920 y dado por desaparecido en la Batalla del Ebro (frente de Gandesa) el 10 de noviembre de 1938, cuando tan sólo contaba con 18 años de edad. Probablemente sea la última fotografía tomada a este jugador vistiendo la camiseta rojiblanca. (Cortesía de la familia López Justel).

1.6. – Partidos suspendidos

Por último, comentar que el resto de los partidos concertados inicialmente por el Athletic Club no llegaron a celebrarse puesto que tanto el Alavés como el Real Unión de Irún estaban inmersos en la recta final del Trofeo Brigadas de Navarra y ambos contaban con muchas posibilidades de ganar el campeonato, en especial el Alavés que resultó vencedor del mismo en partido disputado contra el Oriamendi el día 26 de junio en el campo de fútbol del Osasuna, San Juan, encuentro que finalizó con el resultado de dos goles a uno a favor del Alavés.

29-05-38 // Alavés de Vitoria // Bilbao (San Mamés)

12-06-38 // Real Unión de Irún // Irún (Gal)

19-06-38 //Alavés de Vitoria // Vitoria (Mendizorroza)

Así mismo, tampoco se celebraron los proyectados en Valladolid y Salamanca para los cuales no había fecha prevista.

1.7.- Relación de jugadores del Athletic Club que tomaron parte en los partidos de presentación

El Athletic Club hizo uso de los siguientes jugadores, obteniendo los resultados que figuran en la tabla:

TITULARES CAMBIOS PJ GF GC GA**
Bertol   5 19 16 + 3
Díez  
Echevarría*  
Egusquiza  
Escobal  
Gaínza (Manu)  
‘Gamecho’  
González  
Idígoras* Echevarría
Izaguirre  
Justel  
Kirschner* Idígoras
Larrazábal  
Lejardi Egusquiza
López  
‘Macala’ Escobal
Martínez  
Menchaca  
Saldaña Martínez
Viar (M)  
Viar (N) Martínez

(*): Guardametas

(**): Diferencia de goles

1.8.- Conclusiones de la fase preparatoria

  • Esta primera fase preparatoria pudo calificarse de exitosa; de cinco partidos jugados ganaron tres y perdieron dos, pudiéndose definir su actuación como de muy decorosa.
  • En cuanto a goles, marcó 19 (3,8 goles por partido) y encajó 16 (3,2 goles por partido).
  • Solamente 5 jugadores disputaron todos los partidos íntegramente: Bertol, González, Justel, Larrazabal y Viar (M).
  • El máximo realizador fue Justel con 7 goles marcados (1,4 goles por partido), seguido de González, 5 (1 gol por partido), ‘Macala’, 4 (1,125 goles por partido) y Menchaca, Martínez y Nico Viar, con 1 (0,33, 1 y 0,22 goles por partido, respectivamente).
    • Fueron probados tres porteros: Kirschner, Idígoras y Echevarría, siendo el primero de ellos el que más tiempo jugó.
    • 2.- Partidos amistosos jugados por el Athletic Club durante el desarrollo de las competiciones futbolísticas Torneo Vizcaya y Copa Vizcaya[6]

2.1.- Athletic Club, 3 – Deportivo Alavés, 5 (12-10-1938)

Con la celebración de este encuentro quedó inaugurada oficialmente la temporada futbolística 1938-39 en Vizcaya.

El encuentro, sobre el papel, se auguraba interesantísimo. Un Deportivo Alavés, campeón de la Copa Brigadas de Navarra, frente a un Athletic juvenil, nuevo.

Junto a un equipo compuesto en su mayoría por jugadores con veteranía y clase, otro con hombres sin historia aún, abiertos al triunfo y rebosantes de juventud y entusiasmo. La expectación se tradujo en una entrada brillantísima. El aficionado bilbaíno, como siempre, llenó San Mamés.

Durante el primer tiempo, la juventud y los bríos del Athletic arrollaron a la categoría y a la experiencia del Alavés. Tanto es así, que los primeros 45 minutos finalizaron con el resultado de tres tantos a cero a favor del Athletic.

El brío y entusiasmo que en la primera parte sacó a relucir el equipo bilbaíno se extendió de una forma considerable en la segunda. Hubo un desfondamiento general que sirvió para que el Alavés, más compenetrado y jugando de una manera más eficaz, fuera marcando sucesivamente tantos hasta conseguir el empate y luego rebasarlo.

El encuentro terminó con el resultado de 5 a 3 a favor de los vitorianos.

Arbitró, muy bien, Eduardo Iturralde.

La alineación del Athletic Club fue la siguiente: Echevarría; Larrazábal, Moronati; ‘Gamecho’, Viar (M), Bertol; Díez, Panizo, ‘Macala’, Aguínaga e Izaguirre.

Los goles del Athletic fueron marcados por Aguínaga y ‘Macala’ (2).

Por último, destacar las palabras del cronista deportivo de turno con relación a la actuación de Echevarría: “(…). Los momentos de peligro se sucedían con continuidad para las dos metas, dando lugar a que el portero del Athletic, Echevarría, se luciera en varias ocasiones en que su intervención se hacía necesaria (…).” (Hierro, 13-10-1938).

2.2.- Real Sociedad, 5 – Athletic Club, 2 (06-11-1938)[7]

Al comienzo del encuentro que arbitró el veterano Steimborn se pudo observar cómo los dos equipos ponían en pugna su juego clásico. La Real, el de pasos cortos y rápidos, y el del Athletic, a base de cambios a las alas, centro de los extremos y tiro a gol.

Dos tácticas completamente diferentes se disputaron el triunfo en el partido de Atocha, y los jugadores donostiarras y bilbaínos parecían cortados todos por el mismo patrón de los que en un día no muy lejano vistieron la camiseta blanquiazul de la Real Sociedad y la rojiblanca del Athletic.

La Real ganó bien, pero no estará de más el decir que el juego bilbaíno no se hizo acreedor a la derrota en Atocha. Un partido se puede ganar por varias razones: una de ellas es por franca superioridad de uno de los equipos contendientes y esta no es precisamente la que hizo salir triunfante a la Real Sociedad y otra, por inferioridad del contrario. Tampoco la Real ganó por esto.

La Real Sociedad ganó porque fue más hábil que el Athletic, sobre todo en la portería, en el terreno de la verdad, en el que el equipo donostiarra fue superior al bilbaíno. El Athletic llevó la iniciativa del juego en la primera parte y a pesar de ello ésta terminó con ventaja en el marcador para los donostiarras, y todo por esa habilidad y decisión, según se le quiera llamar, que tuvo la delantera de la Real frente a la portería defendida por Echevarría.

Dos tácticas diferentes, que tenían sus partidarios y sus detractores, se vieron frente a frente en Atocha, y triunfó no la mejor, ya que esto nunca se llegará a saber en fútbol, cuál es la mejor, sino la que tiró más a gol, mostrándose más peligrosa junto a la portería contraria.

La prensa deportiva de la época hizo la siguiente valoración del juego del Athletic Club:

En cuanto al Athletic, lo mejor y en general lo mejor que ayer se vio en Atocha fue la línea media del ‘team’ bilbaíno.

Ella fue la que llevo la iniciativa del encuentro, atendiendo continuamente a los delanteros, y pasando incluso a éstos con una precisión insospechada en muchachos tan jóvenes.

El medio centro, Viar, hizo un partido formidable, siendo sin disputa el mejor jugador sobre el terreno. El temple y la precisión con la que sirvió los balones fue verdaderamente notable haciendo digno parangón de él Bertol, que cruza bien el juego, y ‘Gamecho’, excelente medio.

La línea delantera, en cambio, si no se puede decir que jugó mal, tampoco se puede decir que lo hizo bien, pecando de un defecto grande: el de la precisión en el tiro a goal, en la que anduvieron flojillos, no ayudando, además, los interiores a la línea media por lo que se perdieron muchos avances.

Y a ‘Macala’ le tuvieron abandonado a sus propias fuerzas, no siendo fácil para él desembarazarse de los contrarios que siempre tenía encima.

Bien Gorostiza de defensa, y más que por lo que jugó, por lo que se vio que puede jugar, ya que ayer, lo mismo él que sus compañeros, tuvieron un par de fallos que costaron al equipo dos goals.

Y Echevarría, en la meta, más que discreto.

En resumen, aunque el equipo perdió dejó buen sabor de boca, como se suele decir.” (Fuente: José Luis Isasi, Hierro: 07-11-1938).

El once del Athletic Club fue el siguiente: Echevarría; Larrazábal, Gorostiza; Bertol, Viar (M), ‘Gamecho’; Díez, Panizo, ‘Macala’, Aguínaga, Gaínza.

Los autores de los goles bilbaínos fueron ‘Macala’ y Fernando en propia puerta a pase de ‘Macala’.

2.3.- Athletic Club, 9 – Admiral Graf Spee, 3 (17-11-1938)[8]

El encuentro entre el equipo del crucero alemán Admiral Graf Spee y el del Athletic se jugó en San Mamés con un tiempo lluvioso, que hizo que el partido resultase deslucido. Los alemanes, principalmente, extrañaron el terreno, que era demasiado resbaladizo para ellos, cayéndose continuamente ya que, curiosamente, no llevaban tacos en las botas. El Athletic, en cambio, jugó practicando un buen fútbol, pareciendo en algunos momentos el equipo de los días grandes.

Durante la primera parte el dominio del Athletic fue muy grande, terminando ella con seis goles a uno.

Admiral Graf Spee, acorazado alemán de bolsillo que desplazaba 10.000 t. Formó parte de la primera serie de acorazados alemanes construidos tras la primera guerra mundial (recuperado de https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/218405-a-80-anos-del-hundimiento-del-graf-spee-uno-de-los-buques-insignia-de-la-alemania-nazi-admiral-graf-spee-internacionales.html)

Admiral Graf Spee, acorazado alemán de bolsillo que desplazaba 10.000 t. Formó parte de la primera serie de acorazados alemanes construidos tras la primera guerra mundial (recuperado de https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/218405-a-80-anos-del-hundimiento-del-graf-spee-uno-de-los-buques-insignia-de-la-alemania-nazi-admiral-graf-spee-internacionales.html)

En la segunda la lucha fue más igualada, pero, no obstante, el Athletic marcó tres goles más y los del Admiral Graf Spee, dos, terminando el encuentro con la victoria de los bilbaínos por nueve goles a tres.

El Athletic alineó a Echevarría; Larrazábal, Gorostiza; ‘Gamecho’, Viar (M), Bertol; Díez, Panizo, ‘Macala’, Aguínaga y Gaínza. En la segunda parte, Echevarría y Bertol fueron sustituidos por Idígoras e Izaguirre.

Dada la intrascendencia del encuentro, los autores de los goles bilbaínos no fueron recogidos por ningún medio de comunicación.

2.4.- Athletic Club – Selección Vizcaína [partido pro-aguinaldo del combatiente (08-12-1938)]

El día 3 de diciembre se anunció en la prensa la celebración del partido entre el Athletic Club y una selección de jugadores de entre los que más se habían destacado en el Trofeo Vizcaya. La fecha fijada para tal confrontación era el día 8, festividad de la Inmaculada, y su objetivo era participar en el llamado Aguinaldo del Combatiente.

Los equipos que habían de contender en ese encuentro benéfico ya estaban designados para el día 5.

Athletic Club: Echevarría; Larrazábal, ‘Luisón’ (José Luis Amallobieta); ‘Gamecho’, Viar, Bertol; Díez, Panizo, ‘Macala’, Aguínaga y Gaínza.

Selección vizcaína: Idígoras (Basauri); Larrínaga (Bilbao), Portillo (Arenas); Arana (Basauri), Rica (Arenas), Reñones (Sestao); Ariznabarreta (Sestao), Valdés (Bilbao), Escobal (Sestao), Arrieta (Baracaldo) y Uriarte (Arenas).

Suplentes: Izaguirre (Athletic Club), Manuel Alvarez (Erandio) y Manso (Bilbao),

Para el día 7 se había llegado al millón de pesetas, faltando aún unos cuantos días para el cierre de la suscripción pero, desgraciadamente para los promotores de la idea, el partido no pudo celebrarse por el pésimo estado del terreno de juego como consecuencia de las fuertes lluvias caídas en los días anteriores.

2.5.- Athletic Club, 2 – Real Sociedad, 1 (06-01-1939)

Las condiciones en las que se jugó el encuentro no fueron las más adecuadas para que se viese hacer buen fútbol, ya que el terreno estaba pesadísimo y entre el agua y el barro hacían que el juego perdiese la rapidez necesaria; pero, a pesar de todo ello, los espectadores que acudieron a San Mamés pasaron un rato entretenido.

Ganó el Athletic porque disparó más a puerta, siendo más peligroso que la Real Sociedad en sus avances, pero esta derrota no sirvió para quitar méritos al equipo donostiarra, que, evidentemente, sabía perfectamente lo que es jugar al fútbol.

Con relación a este partido merece destacar la crónica que de él realizó el entonces semanario Marca, remarcando la importancia de la renovación de los dos equipos contendientes y realizando una mirada nostálgica hacia el pasado en el caso del Athletic Club:

(…). Que los goals son triunfos, es un axioma demasiado conocido por todos. Más bien casi podríamos decir que es una perogrullada pero en estos momentos de reorganización del fútbol, en los que perder o ganar aún siendo muy importante, no es lo básico en lo que se pretende, de momento no puede dar ni quitar méritos.

Hubo un vencedor y un vencido en San Mamés. El Athletic marcó dos veces y la Real Sociedad una. Pero ahora, se trata de trabajar en busca de nuevos valores y como bajo este aspecto miramos el fútbol, ninguna importancia le dimos al triunfo de uno de los dos bandos contendientes. Admiramos los tres tantos conseguidos por su factura, pero no por su significado. En cambio, con qué satisfacción vi desenvolverse a los futuros ‘leones’ del Athletic. Aquellas camisetas a rayas blanquirojas, que pasaron siempre imponiendo respeto por donde actuaron, se movían en el terreno recordándonos quienes las vistieron en épocas pasadas. Eran las mismas características, la savia quedó, y estos muchachos jóvenes, llenos de emular glorias de los que fueron, corrían veloces por el barrillo sin importarles el choque o la caída aparatosa. Era el juego viril, de sus maestros y profesores.

Las generaciones se suceden y el Athletic se renueva. Ibarreche, Hurtado, Sabino, Acedo, Pichichi, nombres imborrables de hace más de veinte años, dieron paso a discípulos aventajados. Roberto Echevarría, ‘Chirri’, ‘Bata’, Gorostiza, y a su vez éstos, si exceptuamos al últimamente citado, que está hecho un ‘chaval’, lo han concedido a los hermanos Viar, ‘Macala’, Echevarría, Aguínaga y otros, que son quienes visten ahora la camiseta athlética, y que con seguridad seguirán dando días de gloria al Club que tanto alcanzó.

(…). Eran dos técnicas distintas las que se enfrentaban. Por el lado de los rojiblancos, la velocidad y los largos desplazamientos a las alas eran las principales características que empleaban para atacar. Por el contrario, los blanquiazules donostiarras, se desplazaban a base de pases más cortos. Esto les quitaba rapidez y como el estado del terreno de juego hacía que la entrega de pelota fuera defectuosa, como consecuencia se vieron dominados durante casi toda la primera parte del encuentro. Con una pareja defensiva que no dejaba acercarse a nadie por el terreno de su jurisdicción. Con una línea media de gran movilidad, y con una delantera de empuje, guiada por la experiencia y saber de Guillermo Gorostiza, el Athletic tomó el mando de las operaciones y se instaló en la mayor parte del primer tiempo delante de los dominios que defendía Eizaguirre, logrando en dos veces traspasar sus dominios.

Magnífica fue la realización de los dos goals conseguidos. El primero como consecuencia de un cambio de juego del medio centro athlético Viar II (Manu), que con un pase largo a Gorostiza, desplazó la defensa donostiarra, permitiendo al ‘chaval’ recoger la pelota, para acercarse y disparar cruzado a media altura al ángulo opuesto de Eizaguirre.

El segundo tanto del Athletic lo logró Aguínaga de un potente tiro al ángulo superior.

Tiene el Athletic buenos elementos prometedores y entre ellos destaca Aguínaga que me pareció ya una realidad. Su intuición en la jugada, su facilidad de tiro con ambas piernas y su rapidez, lo señalaron casi como un veterano. Le acompaña en méritos Viar II (Manu), medio centro de facultades, con verdadero aplomo y conocimiento de la labor a realizar.

En el segundo tiempo los bilbaínos aflojaron el tren y de dominadores pasaron a dominados, demostrando entonces que su defensa sabe ya jugar como hace falta en estos casos, duro y fuerte, pero noblemente.

Así fue como lograron mantener los cuarenta y cinco minutos de esta segunda parte sin encajar tanto alguno.

La Real Sociedad actuó por bajo de su valor. Pretendían sacudirse el dominio a que se veían sometidos, fiando más a las piernas que a la cabeza y si bien es verdad que aquellas hacían buena falta, para moverse en aquel terreno fangoso, no lo es menos, que la cabeza es la base fundamental del fútbol.

Allí era necesaria una buena compenetración entre la línea media y defensa para sacudirse el dominio, pero ellos en su afán de verse libres, despejaban la pelota rápidamente pero sin dirección, lo que implicaba que recogida por un contrario, volvía a sus dominios.

Bienzobas cedió un pase adelantado a Zaldúa; éste recogió de cabeza metiéndose entre los dos defensas y marcando el goal del empate.

Minutos después marcó el Athletic el de la victoria.

En el segundo tiempo la línea media, dio un nuevo cariz al partido y a partir de ese momento se marcó el empate que no llegó por la precipitación de los delanteros y por la buena actuación de la defensa Athlética. Epi y sus compañeros de ataque se empeñaron en penetrar la defensa adversaria por esfuerzos individuales.

El trío defensivo se comportó bien. Eizaguirre muy seguro en el blocaje, tuvo buenos colaboradores en ‘Terrible’ y Beridi.

Marculeta II fue el más destacado de los donostiarras y Fernando cubrió bien el puesto de Querejeta.

Los veintidós jugadores demostraron que la cantera de futbolistas españoles es inagotable. Estos muchachos, jugadores en ciernes hoy, tienen madera y el mañana se puede afrontar con ilusión.” (Fuente: José Luis Isasi. Marca, 18-01-1939).

El Athletic alineó a los siguientes jugadores: Echevarría; Larrazábal, Larrínaga; ‘Gamecho’, Viar (Manu), Bertol; Díez, Viar (Nico), ‘Macala’, Aguínaga, González.

San Mamés, 6 de enero de 1939. El portero Echevarría sale a cortar el avance del delantero y pierde la pelota, pero el defensa Larrínaga llegará a tiempo para salvar la situación de peligro. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 18 de enero 1939).

San Mamés, 6 de enero de 1939. El portero Echevarría sale a cortar el avance del delantero y pierde la pelota, pero el defensa Larrínaga llegará a tiempo para salvar la situación de peligro. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 18 de enero 1939).


San Mamés, 6 de enero de 1939. Zaldúa, delantero centro de la Real Sociedad, logró marcar el único tanto, a pesar de la salida del portero bilbaíno, Echevarría. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 18 de enero 1939).

San Mamés, 6 de enero de 1939. Zaldúa, delantero centro de la Real Sociedad, logró marcar el único tanto, a pesar de la salida del portero bilbaíno, Echevarría. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 18 de enero 1939).

2.6.- Relación de jugadores del Athletic Club que tomaron parte en los partidos amistosos celebrados entre el 12-10-1938 y el 06-01-1939

El Athletic Club hizo uso de los siguientes jugadores:

TITULARES CAMBIOS PJ GF GC GA**
Aguínaga   4 16 14 + 2
Bertol Izaguirre
Díez  
Echevarría* Idígoras
Izaguirre  
Gaínza (Manu)  
‘Gamecho’  
González  
Gorostiza  
Idígoras*  
Larrazábal  
Larrínaga  
‘Macala’  
Moronati  
Panizo  
Viar (M)  
Viar (N)  

(*): Guardametas

(**): Diferencia de goles

2.7.- Conclusiones de la fase de partidos amistosos

  • La actuación del Athletic Club en estos partidos amistosos no resultó tan buena como la de los anteriores de presentación. En efecto, si exceptuamos la goleada al Admiral Graf Spee (9-3) –carente de significado puesto que se trataba de un equipo de militares aficionados–, de los tres partidos jugados perdió dos y ganó uno, con 7 goles a favor (‘Macala’, 3, Aguínaga, 2, Gorostiza, 1 y Fernando [Real Sociedad], en propia puerta, (1) y 11 en contra.
  • A pesar de todo, la afición, la verdadera, no se encontraba desanimada pues veía que día a día esa ‘cuadrilla’ de muchachos iba aprendiendo, iba mejorando e iba adquiriendo aspecto de conjunto, depositando en él toda la confianza para un futuro esperanzador. Y, a decir verdad, no se equivocaron.
  • Cabe destacar que la inclusión de Gorostiza dio al equipo cierto grado de veteranía. Se reintegró inicialmente como defensa.

3.- A modo de epílogo

Tras la finalización de la maldita Guerra Incivil, el campeonato de Liga se reanudó en la temporada 1939-40, en concreto 18 de febrero de 1940, enfrentándose el todavía Athletic Club al Atlético de Aviación y perdiendo por 3 tantos a 1 en campo contrario. El Athletic se vio obligado a rehacer el equipo casi en su totalidad, ya que solo pudo disponer de siete de los jugadores que formaban parte de la plantilla anterior a la guerra: Oceja, Zabala, Gorostiza, Elices, Urra, Gárate y Unamuno. El resto, habían emigrado, huidos al exilio o fichado por otros equipos; Blasco y Cilaurren ficharon por el River Plate argentino, y Zubieta e Iraragorri se fueron al San Lorenzo de Almagro. Un año más tarde, en 1940, Gorostiza fichó por el Valencia. ​Por consiguiente, para recomponer el equipo y, como ya se hizo en épocas anteriores, se buscó a los mejores talentos en los equipos vascos de categorías inferiores. El Athletic organizó un torneo amistoso, entre noviembre de 1937 y abril de 1938, en el que participaron 39 equipos vizcaínos con futbolistas mayores de quince y menores de diecinueve años. El Athletic logró formar un grupo sólido, con lo que forjó la que sería la segunda delantera histórica del club, formada por Iriondo, Venancio, Zarraonaindía (‘Zarra’), Panizo y Agustín Gaínza (‘Piru’). Otros jugadores que formaban parte de la alineación titular eran Celaya, Bertol, Arqueta, Mieza, Nando y el prometedor portero Echevarría, ganador de un Trofeo Zamora en la temporada 1940-41, quien se retiró prematuramente en 1942 debido a una tuberculosis. Su puesto en la portería lo ocupó Lezama, un jovencísimo guardameta que inició su carrera deportiva en Inglaterra, al jugar para el Southampton F.C. y que, más tarde, regresó a Vizcaya para jugar un año en el Arenas, antes de recalar en el Athletic. ​ También obtuvo el Trofeo Zamora en la temporada 1946-47. Por último, en diciembre de 1940, la Real Federación Española de Fútbol emitió una circular en la que ordenaba a los clubes la eliminación de todo extranjerismo antes del 1 de febrero de 1941. Desde entonces y hasta julio de 1972, año en que se derogó el Decreto-Ley de 1940, el nombre oficial pasó a ser Atlético de Bilbao.

De esta manera, el Athletic y sus ‘cachorros’ volvieron a rugir en el mítico San Mamés, estadio en el que, hoy en día, siguen batiéndose no ya como cachorros sino como auténticos ‘leones’.

¡Larga vida a los “leones” y que las próximas generaciones sigan disfrutando de su juego y de sus triunfos!

Quiero dedicar este artículo a JURGI LEÓN AIESTARAN, nuestro primer nieto, que nació el pasado 1 de marzo y tras pasar unos días en el hospital fue dado de alta, así como a sus padres Maialen y Jorge. En la situación pandémica actual que vivimos apenas hemos podido verle en directo ya que además, sus padres viven en otro municipio en el que, aunque geográficamente colindantes, no nos podemos ver físicamente ya que el motivo que sustenta la visita no se sitúa dentro de las excepcionalidades impuestas por el equipo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de Euskadi.

ZORIONAK JURGI!!!, hiru hilabete bete dituzu-eta. IZAN ZAITEZ ZORIONTSU!

Muxu handi bat zure familia osoaren partetik

[1]: El mismo día, y con motivo del homenaje que el Athletic hizo a los campeones de torneo amateur, se anunció la inmediata firma del contrato con el Club de San Mamés de los jugadores: Daniel Idígoras, Jorge Kirschner y José Mª Echevarría (porteros), los hermanos Viar, Imanol (Manuel) y Nicolás (Niko), los hermanos Gaínza,  Miguel y Agustín (‘Piru’)Carlos Escobal, Cándido Gardoy (‘Macala), José Gonzalo, José Luis Justel, Ignacio Gamechogoicoeche (‘Gamecho’), Félix Menchaca, Pedro Izaguirre, Eugenio Saldaña, Manuel Larrazábal… Fueron los llamados, por la prensa ‘los cachorros’ de San Mamés, marcando las distancias con los que habían sido ‘los leones’ de San Mamés. (Fuente: Martialay, Félix: El fútbol en la Guerra, tomo III. Federaciones guipuzcoana, navarra y vizcaína. Oviedo, HiFer Artes Gráficas, 2017. p.500.)

[2]: El cronista del Athletic Club y redactor deportivo de La Gaceta del Norte José María Mateos, en la página 82 de su libro Los cincuenta años del Atlético de Bilbao: 1898-1948, afirma que el primer gol que hizo el Athletic Club en aquella reanudación del fútbol en ‘la Catedral’ fue obra de Nico Viar. No obstante, y en honor a la verdad, hay que decir que la prensa deportiva bilbaína de la época no se puso de acuerdo sobre la autoría del gol. En efecto, Hierro y El Correo Español se lo atribuyeron a ‘Macala’ mientras que La Gaceta del Norte y La Hoja del Lunes a Nico Viar. Personalmente, me inclino por ‘Macala’, ya que el famoso fotógrafo Elorza recogió con su cámara el gol, poniendo el siguiente pie a la foto: “Momento en el que ‘Macala’ marca el primer gol bilbaíno, lanzando el balón por encima del portero donostiarra”.

[3]: Para más información relativa a este jugador al que guerra incivil le segó la vida puede accederse al siguiente enlace: http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/01/breve-historia-del-futbolista-rojiblanco-jose-luis-justel-bollar-sestao-1920-gandesa1938/

[4]: Como curiosidad cabe destacar que, supuestamente por error, los protagonistas de esta foto realizada el día 8 de mayo de 1938 (portero y delantero, Idígoras y Zaldúa, respectivamente) fueron equivocadamente incluidos en el reportaje fotográfico de Marca (18-01-1939) relativo al partido amistoso Athletic Club-Real Sociedad celebrado en San Mamés el 6 de enero de 1939, errando en el pie de foto que reza como sigue: Echevarría, valientemente, arrebata el balón a Bienzobas, jugándose el físico. Muy probablemente unas letras escritas para Marca por el cronista deportivo Juan Luis Isasi y publicadas en el entonces semanario deportivo fueron consecuencia del error: “Allí era necesaria una buena compenetración entre la línea media y defensa para sacudirse el dominio, pero ellos en su afán de verse libres, despejaban la pelota rápidamente pero sin dirección, lo que implicaba que recogida por un contrario, volvía a sus dominios. Bienzobas cedió un pase adelantado a Zaldúa; éste recogió de cabeza metiéndose entre los dos defensas y marcando el goal del empate.

[5]: José Mª Echevarría Ayestarán (Algorta, 30-10-1920, Leza, 25-03-1966), antecesor de grandes porteros e ídolos de la afición como fueron Lezama, Carmelo, Iribar y un inacabable listado de nombres, vistió con orgullo y honor la camiseta rojiblanca desde poco después de la finalización del Torneo Amateur del año 1937, organizado por el Athletic Club con la intención de rehacer el equipo desecho por la Guerra Civil, hasta los prolegómenos de la temporada 1942-43, en la que contrajo la tuberculosis, enfermedad que marcó el inicio del fin de la gran carrera deportiva a desarrollar para la que estaba llamado y quién, según José Mª Mateos, antiguo seleccionador nacional y periodista deportivo bilbaíno, fue un gran portero de corta trayectoria pero brillante. Para más información sobre su biografía, tanto personal como deportiva, puede leerse el artículo recogido en el enlace siguiente: http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2018/12/jose-ma-echevarria-ayestaran-un-gran-portero-rojiblanco-olvidado-por-la-aficion-bilbaina-y-espanola/

[6]: Para más información sobre el Torneo y la copa Vizcaya pueden redirigirse a la información contenida en el siguiente enlace: http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/02/el-athletic-club-a-comienzos-de-la-temporada-1936-37-alzamiento-militar-inicio-de-la-temporada-1937-38-torneo-amateur-de-noviembre-del-ano-1937-torneo-vizcaya-y-copa-vizcaya-o-del-presidente-de-l/

[7]: Tres apuntes con relación a este encuentro:

a) Este partido tuvo relativa transcendencia deportiva puesto que tanto el Athletic Club como la Real Sociedad, al igual que el resto de los equipos españoles, estaban en proceso de renovación y era necesario observar a los nuevos y jóvenes jugadores con el fin de crear una nueva selección nacional. Tanto es así, que a dicho partido asistió Amadeo García Salazar, seleccionador nacional en aquella época quien terminaría renunciado a su cargo por enfermedad, siendo sustituido por Eduardo Teus López-Navarro. Con relación al juego del Athletic en este encuentro el seleccionador nacional realizó las siguientes declaraciones a los medios deportivos: “El juego del Athletic es ¡formidable! El juego del centro medio bilbaíno Viar me entusiasma, ya que es difícil encontrar un muchacho de su edad y con el temple que imprime a su juego. Practica este nuevo Athletic su juego clásico, el que le ha dado tantos triunfos pareciendo ese medio izquierda, ‘Gamecho’, el mismo Cilaurren, no sólo por la clase de juego que hace sino hasta por su aspecto.

b) Por otro lado, el cronista deportivo José Luis Isasi, realizó el siguiente comentario: “(…) ¡Parece que fue ayer!, pero un ayer que promete ser un presente próximo, ya que de estos muchachos, hoy sólo jugadores en embrión, se pueden sacar jugadores que en un día no lejano defiendan con honra la camiseta azul, ¡magnífico símbolo!, con el yugo y las cinco flechas por escudo que hoy día es el uniforme oficial del equipo representativo de España en sus contiendas futbolísticas internacionales.

 c) El partido de vuelta en San Mamés contra la Real Sociedad, que debiera haberse jugado el 13 de noviembre, se atrasó por dos motivos: uno, la Real Sociedad tenía comprometida la fecha y otro, se estaba disputando el Trofeo Vizcaya y la directiva del Athletic Club, teniendo en cuenta que éste era del agrado de la afición, no quiso desviar su atención.

Por este motivo el Athletic Club fue invitado a desplazarse a Zaragoza para jugar contra una selección de dicha localidad el día 13 pero la directiva no realizó ninguna gestión –por considerarla inoportuna y fuera de lugar– encaminada a la consecución de los pertinentes permisos gubernativos para que los jugadores se ausentaran de Bilbao más de un día y, consecuentemente, decidió que el equipo continuara entrenando para futuras actuaciones.

[8]: La prensa bilbaína anunció este curioso partido a sus lectores de este modo: “Un partido entre el equipo del Admiral Graf Spee y el Athletic. Podemos anunciar a nuestros lectores que mañana, jueves, en el campo de San Mamés, galantemente cedido por el Athletic Club, se celebrará un partido de fútbol entre el equipo de dicho Club y el del barco alemán Admiral Graf Spee, que ha mostrado deseos de jugar con los bilbaínos. El partido no es una fiesta de pago. Tendrá derecho al acceso al campo la colonia alemana, socios del Club propietario del campo, los afiliados a Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., Prensa, Sección Femenina, Organizaciones Juveniles y los niños de las escuelas públicas, ya que coincide el partido con la vacación del jueves por la tarde. Es de advertir a los concurrentes al partido que deberán ir provistos de sus carnets o justificantes de pertenecer a las Organizaciones que quedan indicadas. La Banda del crucero dará un concierto en el Arenal a las siete de la tarde”.

 Este acorazado alemán de bolsillo, que desplazaba 10.000 t., se empezó a construir en 1929, y formó parte de la primera serie de acorazados alemanes construidos tras la primera guerra mundial. El partido se celebró en San Mamés el 17 de noviembre de 1938 y, se da la circunstancia, de que el 14 de diciembre de 1939, después de ser perseguido y acosado por tres cruceros británicos en la desembocadura del Río de la Plata, se refugió en Montevideo; obligado a abandonar el puerto, el capitán del mismo (Hans Langsdorff) decidió hundirlo.




Actuación del Athletic Club en la temporada 1938-1939

Breve introducción y puesta en escena

El Comité Nacional de la Federación Española de Fútbol, con sede en San Sebastián, en su sesión celebrada el 20 de octubre de 1938 y tomando en consideración la magnífica normalidad que se disfrutaba en la zona liberada acordó celebrar una competición nacional por eliminatorias entre los clubes que se clasificaran en Campeonato Regional (1938-39), dándosele a esta competición la denominación del Copa del Generalísimo, por disputarse en ella, como trofeo máximo, una valiosa copa donada al efecto por el Caudillo.

En las competiciones regionales y, consecuentemente, también en la Copa participaron las siguientes regiones: Guipúzcoa, Vizcaya, Galicia, Cantabria, Navarra, Aragón, Castilla y Andalucía o Sur-Marruecos (con el fin de que un equipo de la zona española de Marruecos pudiera tomar parte en la eliminatoria de los clubes andaluces), quedando excluidas Asturias, León y Extremadura por no poder presentar con probabilidades de éxito un mínimo de cuatro clubes, mínimo exigido por región para la eliminatoria previa. Además de los equipos que por derecho propio iban a disputarse el campeonato por haberse clasificado en los campeonatos regionales (uno, el campeón, en el caso que el Campeonato Regional se disputara entre cuatro equipos y dos, campeón y subcampeón en los casos de que campeonato se disputara entre seis), se rumoreaba que era propósito de la Federación Nacional incluir algún equipo más de entre aquellos que tuvieran actuaciones destacadas en los campeonatos regionales. Y, así ocurrió; el Ceuta Sport, que en el Campeonato regional Sur-Marruecos lograría vencer a los dos clasificados (al Betis y al Sevilla) participó en la I Copa del Generalísimo. El cronista deportivo del diario ABC de Sevilla de 2 de diciembre de 1938 defendía del modo siguiente la participación de un equipo hispano-marroquí, fuera quien fuere: “Se hacen gestiones (…) para que un equipo de la zona española de Marruecos tome parte en la eliminatoria de los clubs andaluces. La consecución de este propósito supondría un éxito. Por la clase de los equipos hispano-marroquíes y por plasmar en hermandad deportiva la comunión espiritual que en estos momentos históricos de Cruzada contra el materialismo mongólico funde a españoles y marroquíes”.

1.    Anuncio del Campeonato Regional de Vizcaya

El día 28 de noviembre de 1938, la Federación Vizcaína de Fútbol, presidida por el Sr. D. José María Mateos Larrucea, emite el comunicado siguiente, publicado en la prensa el día 29:

En el próximo mes de enero comenzarán los campeonatos regionales de Vizcaya, cuyos vencedores han de participar en la Copa del Generalísimo. A estos efectos se abre la inscripción para este campeonato entre todos los Clubs vizcaínos federados y entre los equipos militares de la provincia.

Las solicitudes de inscripción deberán dirigirse al presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol (Henao, 20, primero), suscritas por el presidente y el secretario del Club o representante del equipo militar. Lo mismo los Clubs que los equipos militares habrán de tener campo en condiciones reglamentarias (debidas condiciones del piso, cierres interior y exterior, vestuario con los necesarios servicios higiénicos, etcétera) bien sea propio o arrendado o el de otro Club, aun cuando participe en el campeonato, haciéndolo constar de modo terminante en la solicitud.

Habrán de presentarse las solicitudes antes de las ocho de la noche del próximo sábado, día 3 de diciembre.

A los Clubs solicitantes se les informará en momento oportuno sobre el fichaje de jugadores y demás condiciones de la competición.

Bilbao, 28 de noviembre de 1938. III Año Triunfal. La Federación Vizcaína de Fútbol.

Una vez anunciada en la ‘zona nacional’ la proximidad de los campeonatos regionales [1], se notó en los medios deportivos una gran animación, señal de que se preparaba un acontecimiento, como efectivamente así lo era. Prueba de ello era que de la lectura de la prensa deportiva de la ‘España nacional’ se deducía claramente el interés que habían despertado los campeonatos citados, ya que todos los medios de comunicación escritos daban detalles de las alineaciones de los equipos que iban a participar, al mismo tiempo que daban a conocer a los lectores las noticias acerca de los traspasos sensacionales que se efectuaban para conseguir mayor potencialidad en los equipos. La importancia que iban a tener era extraordinaria, ya que ellos habían de servir de pauta para hacerse una idea del estado del ‘fútbol nacional’ que de día a día iba progresando.

En Vizcaya, en un principio, parecía seguro que iban a participar el Athletic, el Sestao, el Arenas, el Baracaldo y el Basauri, aunque también se hablaba de un equipo militar, lo que, en opinión de los críticos deportivos de la época, pudiera contribuir a dar un mayor interés al torneo.

La afición vizcaína recibió con verdadero alborozo el anuncio del campeonato sobre todo después del Trofeo Vizcaya y de la Copa Oriamendi (Trofeo Brigadas de Navarra), que habían servido para ir haciendo jugadores que, agrupados en sus nuevos equipos, darían al torneo un aliciente más.

1.1.- Renacimiento del Bilbao Athletic Club

Ante el llamamiento efectuado por la Federación Vizcaína, el Athletic Club decidió no acudir con su nombre, ya que no podía presentar un equipo que respondiese a su historial. La mayor parte de los jugadores se hallaban en el extranjero y de los que quedaban, Gárate y Elices se hallaban temporalmente en el Alavés y ‘Bata’ (Agustín Sauto Arana), Zabala y Oceja en el Oriamendi, de Baracaldo.

Pero no quería estar ausente de este campeonato y resolvió participar con el nombre de Bilbao Athletic Club [2], que tenía inscrito en la Federación. El momento para resucitarlo era oportuno y fue inscrito en el campeonato regional.

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FOTOS: Extracto del Acta de la sesión ordinaria celebrada por la Junta Directiva de la Federación Vizcaína de Fútbol el 4 de agosto de 1925, en la que, entre otros asuntos, se aprueba la admisión en la misma del Bilbao Athletic Club [véase el apartado Admisión de nuevos Clubs (página sellada con el nº 245)].

FOTOS: Extracto del Acta de la sesión ordinaria celebrada por la Junta Directiva de la Federación Vizcaína de Fútbol el 4 de agosto de 1925, en la que, entre otros asuntos, se aprueba la admisión en la misma del Bilbao Athletic Club [véase el apartado Admisión de nuevos Clubs (página sellada con el nº 245)]. *

* Cortesía de Enrique Murgoitio Atxa, incansable investigador, autor de numerosos libros relativos al fútbol vizcaíno y colaborador puntual de la Federación Vizcaína de Fútbol (FVF).

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FOTOS: Portada, primera hoja y última de los estatutos del Bilbao Athletic firmados en 1938. Reglamento. Estatutos del Bilbao Athletic «Asociación Bilbao A.C. Estatutos», inscritos en el Gobierno Civil de Bilbao. Original, con firmas de la directiva y Gobernador Civil y sellos. Se enviaron con posterioridad a Gobernación por Decreto Gubernativo. X Capítulos, 36 artículos.

FOTOS: Portada, primera hoja y última de los estatutos del Bilbao Athletic firmados en 1938. Reglamento. Estatutos del Bilbao Athletic «Asociación Bilbao A.C. Estatutos», inscritos en el Gobierno Civil de Bilbao. Original, con firmas de la directiva y Gobernador Civil y sellos. Se enviaron con posterioridad a Gobernación por Decreto Gubernativo. X Capítulos, 36 artículos. *

* Cortesía de Asier Arrate Sustatxa, historiador, articulista de la historia del Athletic Club y Responsable del Museo del club bilbaíno.

1.2.- Equipos participantes, campos designados y recogida de fichas

Se inscribieron seis equipos: Bilbao Athletic Club, Arenas, Sestao, Erandio, Oriamendi, S. C. [3] y un equipo militar [4] de la Base de Recuperación.

Se decidió que los partidos se celebrarían en San Mamés, Ibaiondo y Lasesarre, puesto que eran los únicos que reunían las condiciones exigidas por el reglamento de la Federación Vizcaína.

Athletic19383907

FOTOS: Acta de la sesión celebrada por el Comité Directivo de la Federación Vizcaína de Fútbol el día 4 de enero de 1939, presidida por José Mª Mateos y siendo secretario Luis del Campo, en la que, entre otros asuntos, se verifica el sorteo de los partidos y se confecciona el calendario de los encuentros a disputar.

FOTOS: Acta de la sesión celebrada por el Comité Directivo de la Federación Vizcaína de Fútbol el día 4 de enero de 1939, presidida por José Mª Mateos y siendo secretario Luis del Campo, en la que, entre otros asuntos, se verifica el sorteo de los partidos y se confecciona el calendario de los encuentros a disputar.*

* Cortesía de Enrique Murgoitio Atxa, incansable investigador, autor de numerosos libros relativos al fútbol vizcaíno y colaborador puntual de la Federación Vizcaína de Fútbol (FVF).

1.3.- Comienzo y desarrollo del Campeonato Regional [5]

El campeonato regional dio comienzo en la ‘España nacional’ el día 15 de enero de 1939, justo a la misma hora que Radio Nacional, a través del locutor soldado Fernando Fernández de Córdoba [6], comunicaba al mundo entero la incorporación de Tarragona y una buena parte de Cataluña a la ‘España nacional’.

Antes del comienzo se dio de baja el equipo de la Base de Recuperación.

1.3.1.- Primera vuelta

1.3.1.1.       – Primera jornada (15-01-1939)

Encuentros disputados:

Campo: Lasesarre; Oriamendi, S.C., 4 – Sestao, 0

Campo: San Mamés; Bilbao A. C., 3 – Erandio, 1

a)Alineación [7] Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Arguiano; Bertol, Viar (Manu), Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Manso y Gaínza.

b) Árbitro: Iturralde.

c) Autores de los goles rojiblancos: ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Manso y Gorostiza.

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • El viento fue el protagonista del encuentro. No paró de soplar un momento durante todo el partido y, consecuentemente, el encuentro fue deslucido.
  • Con el resultado de un tanto a cero a favor del Bilbao A. C. el Erandio –equipo en el que militaban los hermanos Zarraonaindía: Telmo, delantero y Tomás, portero– falló un penalti pegando el balón en el poste.
  • En la segunda parte el equipo bilbaíno jugó con diez jugadores por lesión de Manu Viar, pasando Gorostiza a ocupar su demarcación en el campo.
  • Hubo exceso de dribling y la victoria del Bilbao A. C. fue merecida.
  • La línea media formada por Bertol-Viar-Izaguirre completísima, siendo ella la que llevó el peso del partido. De esta línea el que más destacó fue el medio izquierdo, Izaguirre, que realizó un espléndido partido, jugando lo mismo en la defensa que en el ataque con una intuición del juego increíble en un muchacho de sus años.
  • La línea delantera jugó bien, pero podría haberlo hecho mejor, sobre todo si se hubiera decidido a tirar más a gol de lo que tiró.
  • El joven Arana y el veterano Arguiano formaron una pareja de defensa que sabía lo que tenía que hacer cuando se veía acosada y más teniendo detrás un guardameta seguro, como Echevarría.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

1

1

0

0

4

0

+4

2

Bilbao Athletic Club

1

1

0

0

3

1

+2

2

Erandio

1

0

0

1

1

3

-2

0

Sestao

1

0

0

1

0

4

-4

0

Arenas

0

0

0

0

0

0

0

0

FOTO: San Mamés. 15 de enero de 1939. Bilbao Athletic Club, 3 – Erandio, 1. Echevarría evita en magnífica estirada el peligro para su meta. Autor: Elorza. (Fuente: Marca de 25 de enero de 1939).

FOTO: San Mamés. 15 de enero de 1939. Bilbao Athletic Club, 3 – Erandio, 1. Echevarría evita en magnífica estirada el peligro para su meta. Autor: Elorza. (Fuente: Marca de 25 de enero de 1939).

FOTO: San Mamés. 15 de enero de 1939. Bilbao Athletic Club, 3 – Erandio, 1. Echevarría sale decidido cortando el avance de un delantero del Erandio. Autor: Elorza. (Fuente: Marca de 25 de enero de 1939).

FOTO: San Mamés. 15 de enero de 1939. Bilbao Athletic Club, 3 – Erandio, 1. Echevarría sale decidido cortando el avance de un delantero del Erandio. Autor: Elorza. (Fuente: Marca de 25 de enero de 1939).

1.3.1.2.       – Segunda jornada (22-01-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Oriamendi S.C., 6 – Erandio, 1

Campo: Ibaiondo; Arenas, 1 – Sestao, 3

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

2

2

0

0

10

1

+9

4

Bilbao Athletic Club

1

1

0

0

3

1

+2

2

Sestao

2

1

0

1

3

5

-2

2

Arenas

1

0

0

1

1

3

-2

0

Erandio

2

0

0

2

2

9

-7

0

1.3.1.3 – Tercera jornada (29-01-1939)

Encuentros disputados:

Campo: Lasesarre; Oriamendi S.C., 3 – Arenas, 1

Campo: Ibaiondo; Sestao, 1 – Bilbao A. C., 4

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea), Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Manso y Gaínza.

b) Árbitro: Crespo.

c) Autores de los goles rojiblancos: Gaínza, Aguínaga, Gorostiza y Manso.

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • Durante la primera parte –que terminó con el resultado de cuatro goles a cero– la superioridad del Bilbao fue manifiesta.
  • En el segundo tiempo cambiaron las tornas, dominando algo más el Sestao; pero ya pesaban mucho los cuatro goles de la primera parte. Tuvieron más ocasiones de marcar los verdinegros, pero unas veces por indecisión y otras por mala suerte, la cuestión es que sólo marcaron un gol, a los 32 minutos, siendo el veterano exathlético Bergareche –Luis Bergareche Maruri [8]– su autor en una melé.
  • El partido fue ganado por la línea media bilbaína en los quince primeros minutos de juego. Bertol- ‘Gamecho’-Izaguirre fueron los medios bilbaínos, los que ganaron el partido con su actuación formidable de la primera parte.
  • La línea delantera del Bilbao jugó muy suelta y chutando bien en el primer tiempo, no estando tan acertada en el segundo. Destacó ‘Macala’, jugador de una facilidad en el tiro enorme.
  • El guardameta, Echevarría, anduvo un poco flojo, sobre todo a partir del encontronazo que tuvo con un contrario. No obstante, fue muy bien asistido por los defensas Arana y Larrínaga.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

3

3

0

0

13

2

+9

6

Bilbao Athletic Club

2

2

0

0

7

2

+5

4

Sestao

3

1

0

2

4

9

-5

2

Arenas

2

0

0

2

2

6

-4

0

Erandio

2

0

0

2

2

9

-7

0

1.3.1.4 – Cuarta jornada (05-02-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Erandio, 1 – Sestao, 4

Campo: Ibaiondo; Arenas, 0 – Bilbao A. C., 2

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, Viar (Manu), Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea) y Manso.

b) Árbitro: Crespo.

c) Autores de los goles rojiblancos: ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea) y Gorostiza.

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • El partido entre los viejos rivales fue pesado, aburrido y monótono. El Bilbao lo hizo rematadamente mal, desarrollando un juego absurdo e incomprensible en un equipo que había dado para entonces pruebas más que suficientes de saber lo que se traía entre manos.
  • El Arenas, tuvo un día malo de verdad, ya que la desgracia, en forma de lesiones, se cebó en los jugadores rojinegros, que jugaron casi todo el partido con nueve jugadores. En efecto, a poco de comenzar el partido se encontró con dos jugadores menos, el guardameta, Campos, y el defensa, Portillo, lesionados fortuitamente. Como consecuencia de esta desventaja el Arenas practicó un juego destructivo.
  • El Bilbao A. C., aparte de la superioridad en juego que tenía en aquella época sobre el Arenas, se encontró con una superioridad numérica, y como consecuencia de ello se confió demasiado empleando una táctica equivocada; todos los jugadores bilbaínos, lo mismo los medios que los delanteros, se empeñaron en hacer juego individual, y como se encontraron enfrente de un equipo codicioso, que suplía con entusiasmo la falta de jugadores, no pudo hacer nada derecho y trajo como consecuencia que su victoria fuera alcanzada con dificultad.
  • En el segundo, el encuentro fue peor aún, ya que el Bilbao dominó intensamente, pero sin conseguir más que un gol, debido al juego tan pobre que exhibió.
  • La defensa fue la más decidida, mandando rápidamente hacia adelante los balones que llegaban a sus dominios.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

3

3

0

0

13

2

+11

6

Bilbao Athletic Club

3

3

0

0

9

2

+7

6

Sestao

4

2

0

2

8

10

-2

4

Arenas

3

0

0

3

2

8

-6

0

Erandio

3

0

0

3

3

13

-10

0

1.3.1.5 – Quinta jornada (12-02-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Bilbao A. C, 3 – Oriamendi S.C., 2

Campo: Ibaiondo; Erandio, 3 – Arenas, 2

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, Viar (Manu), Izaguirre; Gorostiza, ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea), ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Aguínaga y Gaínza.

b) Árbitro: Crespo.

c) Autores de los goles rojiblancos: ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea) (2) y Gorostiza.

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • ¡Fue un ¡auténtico partido de campeonato!
  • Acorde con la expectación que despertaba el partido, acudieron a presenciar el mismo un gran número de espectadores.
  • La victoria del Bilbao A. C. fue alcanzada justamente, por la mínima diferencia, pudiéndose calificar de triunfo de la juventud y el entusiasmo sobre la veteranía de sus contrarios.
  • El Bilbao fue más rápido que el Oriamendi S.C., y, en cambio, éste fue más preciso, resultando de ello que la rapidez volvió a imponerse a la técnica.
  • Más rapidez, más deseos de jugar se vieron en el Bilbao, y aunque no pueda negarse que el Baracaldo Oriamendi dominó intensamente en la segunda mitad del encuentro, esto no fue suficiente para ganar el partido. Sus escapadas, sus avances en general fueron más rápidos y peligrosos que los del Oriamendi S.C., que pecaron de excesiva lentitud e individualismo, y como, incluso en la labor defensiva, no hubo la diferencia que sobre el papel existía entre una pareja y otra (Arana y Larrínaga versus Zabala y Oceja), no tuvo nada de particular que la victoria sonriese al Bilbao.
  • La línea media del Bilbao fue francamente superior a la del Oriamendi S.C.–aquí radicó en parte el triunfo del Bilbao A. C.– y aunque, como se ha comentado anteriormente, se vieron dominados en la segunda parte, lo mismo Viar, que Bertol, que Izaguirre, jugaron con la suficiente cabeza para darse perfecta cuenta de la situación y saber resolverla a su favor.
  • Una rapidez extraordinaria se pudo ver en la delantera bilbaína, en la que destacó Gorostiza, espléndido de forma, que junto a ‘Macala’, delantero centro de una gran rapidez, lo mismo que Gaínza, y aún Aguínaga, que sabía muy bien lo que era el fútbol, hicieron avances muy buenos. ‘Gamecho’ agradó más al público en su labor defensiva que en la ofensiva.
  • Arana y Larrínaga, defensas del Bilbao, tuvieron una cosa buena, su decisión, que hizo que se resolviesen favorablemente a ellos muchas situaciones peligrosas.
  • Echevarría, en la meta del Bilbao, sólo tuvo falta de decisión en los goles que le marcaron, ya que hizo grandes paradas. Dentro de su actuación cabe remarcar que a los ocho minutos de comenzar la segunda parte un defensa del Bilbao hizo penalti, y lo lanzó Ortúzar, fortísimo, y Echevarría lo detuvo.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Bilbao Athletic Club

4

4

0

0

12

4

+8

8

Oriamendi S.C.

4

3

0

1

15

5

+10

6

Sestao

4

2

0

2

8

10

-2

4

Erandio

4

1

0

3

6

15

-9

2

Arenas

4

0

0

4

4

11

-7

0

1.3.2.- Segunda vuelta

1.3.2.1. – Primera jornada (19-02-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Bilbao A. C, 8 – Erandio, 2

Campo: Ibaiondo; Sestao, 1 – Oriamendi S.C., 4

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, Gamboa, Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Elizondo y Gaínza.

b) Árbitro: Plácido González.

c) Autores de los goles rojiblancos: ‘Macala’ (Cándido Gardoy) (2), Elizondo (3) y Gorostiza (3).

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • El Bilbao A. C. venció sin dificultad al Erandio, pues su superioridad fue manifiesta.
  • En conjunto, el Erandio no mereció perder por tanteo tan elevado.
  • El Bilbao A. C. se movió sobre el terreno en plan de superioridad manifiesta, sabiendo imprimir al partido una velocidad grande, la necesaria para ganar al Erandio.
  • Juego rápido y abundancia en los tiros a gol, éstas fueron las principales características del equipo del Bilbao A. C.
  • En la línea media flaqueó un poco el centro, pero como los dos alas cubrieron sus huecos, la labor de la línea eje fue espléndida.
  • Gorostiza se encontró en una forma perfecta, destacando sobre el resto de los jugadores, ya que supo dar una gran movilidad a la línea delantera.
  • En la delantera debutó un interior izquierda, Elizondo, que apuntó cosas de buen jugador.
  • La línea defensiva bilbaína lo que no tuvo de espectacular lo tuvo de práctica.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Bilbao Athletic Club

5

5

0

0

20

6

+14

10

Oriamendi S.C.

5

4

0

1

19

6

+13

8

Sestao

5

2

0

3

9

14

-5

4

Erandio

5

1

0

4

8

23

-15

2

Arenas

4

0

0

4

4

11

-7

0

FOTO: San Mamés. 19 de febrero de 1939. Bilbao Athletic Club, 8 – Erandio, 0. Uno de los goles marcados por el Bilbao Athletic Club. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 1 de marzo de 1939).

FOTO: San Mamés. 19 de febrero de 1939. Bilbao Athletic Club, 8 – Erandio, 0. Uno de los goles marcados por el Bilbao Athletic Club. (Autor: Elorza. Fuente: Marca de 1 de marzo de 1939).

1.3.2.2. – Segunda jornada (26-02-1939)

Encuentros disputados:

Campo: Lasesarre; Oriamendi S.C., 7 – Erandio, 2

Campo: Ibaiondo; Arenas – Sestao (suspendido debido al mal estado del terreno de juego)

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

6

5

0

1

26

8

+18

10

Bilbao Athletic Club

5

5

0

0

20

6

+14

10

Sestao

5

2

0

3

9

14

-5

4

Erandio

6

1

0

5

10

30

-20

2

Arenas

4

0

0

4

4

11

-7

0

1.3.2.3. – Tercera jornada (05-03-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Bilbao A.C., 1 – Sestao, 1

Campo: Ibaiondo; Arenas, 0 – Oriamendi S.C., 2

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, Viar (Manu), Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Elizondo y Gaínza.

b) Árbitro: Iturralde.

c) Autor del gol rojiblanco: ‘Macala’ (Cándido Gardoy).

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • El entusiasmo que desplegó el Sestao le hizo merecedor al resultado.
  • El resultado fue totalmente justo ya que, si bien más técnica y un juego más depurado se vieron en el Bilbao, el Sestao tuvo un deseo mayor de ganar el partido, una ilusión más grande en alcanzar la victoria.
  • El juego fue nivelado, sin que pudiera decirse que dominaron los del Bilbao o los del Sestao.
  • La actuación de la línea delantera fue bastante pobre. Exceptuando a Gorostiza, que estuvo magnífico de juego y facultades, sus compañeros de línea no tiraron apenas a gol, jugando además sin cohesión alguna.
  • La línea media, especialmente el izquierdo, Izaguirre, cuyos progresos se notaban de día en día, hizo un buen encuentro, sirviendo abundantes balones a sus delanteros y ayudando a los defensas siempre que fue necesario.
  • En cuanto a la defensa y al guardameta decir que tanto Arana como Larrínaga, modestos y decididos, cumplieron admirablemente su cometido, lo mismo que el guardameta Echevarría.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Oriamendi S.C.

7

6

0

1

28

8

+20

12

Bilbao Athletic Club

6

5

1

0

21

7

+14

11

Sestao

6

2

1

3

10

15

-5

5

Erandio

6

1

0

5

10

30

-20

2

Arenas

5

0

0

5

4

13

-9

0

1.3.2.4. – Cuarta jornada (12-03-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Bilbao A.C., 3 – Arenas, 0

Campo: Ibaiondo; Erandio, 3 – Sestao, 1

a)Alineación Bilbao A. C.: J. M. Echevarría; Arana, Larrínaga; Bertol, Viar (Manu), Izaguirre; ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea), Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Urra y Gaínza.

b) Árbitro: Plácido González.

c) Autor de los 3 goles rojiblancos: ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea).

d) Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  •  A pesar de que encajó tres goles, Campos, guardameta del Arenas, fue el héroe del encuentro. De la categoría de imparables fueron los tres, pero detuvo muchísimos tiros a gol, que en otro guardameta hubiesen sido tantos seguros.
  • Si bien el estado del terreno de juego no permitía hacer filigranas, lo mismo el Bilbao que el Arenas pecaron de lentitud y pobreza en su juego.
  •  La actuación de la línea media pudo calificarse de magnífica, reteniendo poco tiempo el balón y haciendo pases largos a los extremos, aunque Viar (medio centro) quizás tuvo momentos en los que abusó del dribling.
  • Dominó intensamente el Bilbao, pero sin sacar provecho de ello, ya que sus delanteros se empeñaron en hacer juego individual, no tirando a gol. El balón rondó constantemente por el área de peligro del Arenas, pero se quedaba sin tocar la red. La actuación de esta línea fue gris, excepto en algunos minutos del segundo tiempo.
  • En cuanto a la defensa y al guardameta decir que tanto Arana como Larrínaga, modestos y decididos, cumplieron admirablemente su cometido, lo mismo que el guardameta Echevarría.

Clasificación:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Bilbao Athletic Club

7

6

1

0

24

7

+17

13

Oriamendi S.C.

7

6

0

1

28

8

+20

12

Erandio

7

2

0

5

13

31

-18

6

Sestao

7

2

1

4

11

21

-10

5

Arenas

6

0

0

6

4

16

-12

0

A estas alturas de la competición tan sólo quedaban por disputarse tres encuentros: Baracaldo Oriamendi-Bilbao A. C., Erandio-Arenas y Arenas-Sestao [9]. Únicamente el Baracaldo Oriamendi y el Bilbao A. C. podían aspirar al título, disfrutando el equipo bilbaíno de una ligera ventaja sobre el baracaldés, pues éste para alcanzar tan codiciado título tenía forzosamente que ganar el encuentro, conseguir los dos puntos, mientras que el Bilbao llegaría a campeón aun terminando el partido con un empate a goles.

1.3.2.5. – Quinta jornada (19-03-1939)

Encuentros disputados:

Campo: San Mamés; Erandio, 2 – Arenas, 0

Campo: Lasesarre; Oriamendi S.C.– Bilbao A. C.  (suspendido) [10]

A la espera de ese partido suspendido, la clasificación era la siguiente:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Bilbao Athletic Club

7

6

1

0

24

7

+17

13

Oriamendi, S. C.

7

6

0

1

28

8

+20

12

Erandio

8

3

0

5

15

31

-16

6

Sestao

7

2

1

4

11

21

-10

5

Arenas

7

0

0

7

4

18

-14

0

A medida que transcurrían los días, la expectación por el partido iba in crescendo, pues del resultado del mismo dependía el que uno de los dos equipos se alzara con el título.

1.3.2.5. (bis). – Quinta jornada bis (02-04-1939). Partido suspendido hacía 15 días.

Encuentro disputado:

Campo: Lasesarre; Oriamendi S.C., 0 – ­Bilbao A.C., 1

a)Alineación Bilbao A. C.: Idígoras; Arana, Larrínaga; Bertol, ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea), Izaguirre; Aguínaga, ‘Macala’ (Cándido Gardoy), Urra y Gaínza.

b) Árbitro: Gojénuri

c) Autor del gol rojiblanco: Gorostiza.

Como se ha dicho anteriormente, del resultado de este partido dependía quién se iba a proclamar campeón de la competición regional. Dada la relevancia del partido, dejemos al cronista deportivo de la época que nos hable y nos narre el desarrollo y sus impresiones acerca de este partido.

EL BILBAO A. C., CAMPEÓN DE VIZCAYA

Después de un partido de Campeonato auténtico vence al Oriamendi, S. C. por un goal a cero

MUCHO PÚBLICO Y GRAN EXPECTACIÓN

Poco antes de comenzar el partido de ayer tarde en Lasesarre, los alrededores del campo ofrecían un gran aspecto, el de los días grandes, agolpándose el público frente a las taquillas del campo baracaldés, en busca del boleto para presenciar el acontecimiento deportivo que allí iba a tener lugar.

Y ya dentro del campo había mucho público, haciéndose grandes comentarios acerca del partido que iba a tener lugar momentos después.

Día grande para el fútbol vizcaíno fue el de ayer, que coincidió nada menos que con la terminación de la guerra, con la vuelta victoriosa de nuestras banderas de los frentes de batalla.

Mucho público, correcto él, y gran expectación, enorme nerviosismo ante la lucha que iba a dar comienzo momentos después, ¿no es esto un buen síntoma para nuestro fútbol?

EL BILBAO A. C. CAMPEÓN

Los ‘chavales’ del Bilbao A. C. han resultado campeones de Vizcaya, por lo que les damos nuestra más cordial enhorabuena.

De aquellos muchachitos que el año pasado jugaron aquel torneo sin importancia por el momento, han salido once jugadores, o mejor dicho, quince o dieciséis, que componen hoy día el equipo del Bilbao A. C., que, a fuerza de entusiasmo y de juego, ¿por qué no decirlo?, han terminado el Campeonato vizcaíno sin conocer la derrota.

Juventud, divino tesoro, dijo una vez el poeta, y se podía decir ahora al hablar de este equipo, joven aún, pero lleno de entusiasmo y deseos de ser algo en la vida del fútbol español, que lo va consiguiendo por sus propios méritos.

A equipos más hechos, de más consistencia, como es el Oriamendi S.C., ha ganado el Bilbao por su juventud, y teniendo juventud y voluntad se puede llegar muy lejos.

Así que, enhorabuena, jóvenes.

VICTORIA MERECIDA

No fue fruto de la casualidad, ni muchísimo menos, la victoria que ayer tarde alcanzó el equipo bilbaíno en Lasesarre, sino de su juego, entusiasmo, y, sobre todo, de la ¡rapidez!, que es la solera del fútbol.

Antes de comenzar el partido, y dejándonos influenciar por la impresión que nos producían los nombres de los componentes del equipo baracaldés, creíamos que él sería el vencedor: pero al empezar el partido y ver como se desenvolvían los muchachos del Bilbao, ya empezamos a dudar de quién sería el vencedor, hasta que, conforme iba desarrollándose el encuentro, comprendimos que forzosamente sería el equipo bilbaíno el ganador.

¿Por qué? Porque veíamos más rapidez, más decisión en resolver las jugadas, añadiéndose a esto incluso más voluntad.

Dominaba el Oriamendi S.C., es verdad, pero la defensa y la línea media bilbaína resolvía todas las situaciones, no dejando un momento de reposo a los delanteros contrarios.

Y así fue transcurriendo el partido, creándose de vez en cuando situaciones de peligro en la meta baracaldesa por la rapidez de los avances rojiblancos.

No es que estuviesen rematadamente mal, ni muchísimo menos, los delanteros del Oriamendi S.C., sino que los otros estaban bien y allí no se marcaban goals.

Por eso es por lo que decimos que la victoria del Bilbao fue merecida, sin que con ello quitemos mérito, antes por el contrario, al Oriamendi S.C.

DOS TÁCTICAS DISTINTAS EN JUEGO

La veteranía del Oriamendi S.C .se puso frente a la juventud del Bilbao, y venció esta última.

Ayer tarde, en Lasesarre, se veía a la técnica más depurada del Oriamendi S.C .en pugna con la rapidez y decisión del Bilbao, consiguiendo estas últimas anular a aquélla.

¿Cuál es mejor? Para nosotros, y ya lo hemos dicho en más de una ocasión, la rapidez lo es todo en fútbol, y ayer fue el Bilbao mucho más rápido, lo mismo creando que destruyendo, que el Oriamendi S.C ., y por eso ganó el partido.

Dos equipos buenos para las circunstancias actuales, y en el que uno de ellos fue más rápido que el otro, esto fue el partido de ayer en Lasesarre.

PARTIDO DE EMOCIÓN

Juego no hubo en gran cantidad en este partido, como suele ocurrir en todos los de estas características, pero si hubo emoción.

Desde el comienzo del encuentro hasta el final del mismo se vio cómo los dos equipos deseaban ardientemente la victoria, haciendo todo lo posible por lograrla, y esto hizo que los numerosos espectadores que presenciaron el partido saliesen satisfechos de él.

Del partido final del Campeonato vizcaíno guardaremos, por eso, un buen recuerdo.

EL BILBAO A. C.

Supo hacer el juego más conveniente para alcanzar la victoria, y con esto está dicho todo.

Bien, ¡muy bien! Idígoras en la meta, demostrándonos que en él hay madera para hacer un buen guardameta [11].

‘La pareja de defensas no juega nada’, se oía decir al principio del campeonato; pero a medida que se ha ido jugando éste, la opinión de las gentes ha cambiado, y ¡justamente!, ya que lo mismo Arana que Larrínaga, que ayer jugaron formidablemente, forman una pareja segura y decidida, que pegan bien al balón y no se asustan por nada.

Una excelente línea de medios, la artífice de la victoria de ayer, tiene el Bilbao. El izquierda, Izaguirre, cada día lo hace mejor, y lo mismo ‘Gamecho’ que Bertol son dos medios de clase.

Y en la delantera, Gorostiza sigue siendo el número uno, y luego ‘Macala’, Urra, Aguínaga y Gaínza, cumplieron más que discretamente.

EL ORIAMENDI S.C.

La culpa de su derrota obedeció, más que nada, al juego práctico de sus contrarios.

Con un poco nerviosismo y un exceso de individualismo, jugó ayer el Oriamendi S.C ., y en todo ello influyó la derrota.

La línea delantera, por ejemplo, no hizo juego de conjunto en ningún momento del partido, efectuando sus avances sin ligazón alguna. El mejor de los cinco delanteros nos pareció Arrieta, jugador práctico, no estando acertados los extremos ni ‘Bata’, que se vio anulado por la defensa contraria, y Tomasín, buen jugador en mitad del terreno, es fatal en el área.

La línea media, más que discreta, destacando entre los tres Astoreca, que cortó mucho juego, si bien en el servicio de balones anduvo flojo.

Y admirable la defensa, en la que destacó el entusiasmo y el coraje de Ortúzar, desplazado de su puesto habitual de medio, con el buen juego de Oceja, y discreto Jáuregui.

BILBAO, 1; ORIAMENDI S.C., 0

Sólo un goal se marcó, a los dos minutos escasos de comenzar el partido.

Una escapada de Gorostiza, un chut de éste que rebota en Ortúzar, volviendo el balón al extremo bilbaíno, que, hábilmente, lo incrustó en la meta baracaldesa.

Ocasiones de marcar goals hubo algunas, no muchas, pero lo cierto es que no se marcaron.

EQUIPOS Y ÁRBITRO

Baracaldo Oriamendi: Jáuregui; Ortúzar y Oceja; García, Astoreca y Piñeiro; Laucirica, Tomasín, ‘Bata’, Arrieta y Eguía.

Bilbao A. C.: Idígoras; Arana y Larrínaga; Bertol, ‘Gamecho’ e Izaguirre; Gorostiza, Aguínaga, ‘Macala’, Urra y Gaínza.

Arbitró bien Gojénuri.” (José Luis Isasi. Hierro, 02-04-1939)

La clasificación final, por tanto, quedó como sigue:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

F

C

DG

PUNTOS

Bilbao Athletic Club

8

7

1

0

25

7

+18

15

Oriamendi, S. C.

8

6

0

2

28

9

+19

12

Erandio

8

3

0

5

15

31

-16

6

Sestao

7

2

1

4

11

21

-10

5

Arenas

7

0

0

7

4

18

-14

0

Por consiguiente, tanto el Bilbao, A. C. como el Oriamendi, S. C.se clasificaron para jugar la Copa del Generalísimo.

1.4.- Resumen y conclusiones del Campeonato Regional disputado por el Bilbao, A. C.

  • La actuación del equipo fue brillante y, aunque con altibajos de juego, éste fue mejorando ostensiblemente a medida que avanzaba el campeonato.
  • Ganaron todos los partidos menos uno, que empataron y, consecuentemente, se proclamaron Campeones de Vizcaya, a pesar del Oriamendi, S. C., que tenía en sus filas a Oceja, Zabala, Inchausti y ‘Bata’.
  • El Bilbao Athletic Club, con Echevarría como guardameta titular, a excepción del último partido, fue el equipo menos goleado. Tan sólo encajó 6 goles (0,7 goles/partido), quedando siguiente el Oriamendi, S. C.con 9 goles encajados. Echevarría consiguió incluso detener un penalti en el partido jugado en San Mamés contra el Oriamendi, S. C. en la primera vuelta el día 12 de febrero de 1939.
  • En cuanto a eficacia goleadora, el Bilbao Athletic Club marcó 25 goles quedando en este aspecto en segunda posición, detrás del Oriamendi, S. C. que trasformó 28. El máximo goleador del Bilbao fue Gorostiza con 7 tantos, seguido de ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea) con 6.
  • El Bilbao Athletic Club hizo uso de los siguientes jugadores:

JUGADOR

PARTIDOS

JUGADOS

GOLES

MARCADOS

GOLES

ENCAJADOS

Aguínaga

8

1

0

Arana

8

0

0

Bertol

8

0

0

Izaguirre

8

0

0

‘Macala’

8

5

0

Echevarría (Port.)

7

0

6

Gaínza

7

1

0

Gorostiza

7

7

0

Larrínaga

7

0

0

‘Gamecho’

5

6

0

Viar (Manu)

5

0

0

Manso

3

2

0

Elizondo

2

3

0

Urra

2

0

0

Arguiano

1

0

0

Gamboa

1

0

0

Idígoras (Port.)

1

0

1

25

7

1.5.- Partidos amistosos jugados por el Bilbao, A. C. con antelación al inicio de la Copa o Torneo del Generalísimo del año 1939

1.5.1.- Bilbao A. C., 2 – Deportivo Alavés, 5 (09-04-1939) [Partido de Pascuas]

Se trataba de un partido realmente interesante y de un gran acontecimiento deportivo ya que se enfrentaban el nuevo campeón vizcaíno y el Deportivo Alavés, en aquella época el conjunto mejor de la ‘España nacional’. Este último contaba entre sus filas con jugadores de la categoría de Quincoces, Mardones, Fede, Iriondo, Elícegui, etc., razón por la que, como era natural, no iba a consentir que el novel equipo vizcaíno le ganara el partido.

Además, volvía a resurgir la tradición deportiva de Vizcaya, que exigía que en Pascuas se jugase un partido de categoría.

Más equipo, más peso, tenía el Alavés, pero al mismo tiempo había que tener en cuenta que el entusiasmo y la juventud de los jugadores bilbaínos, unidos a su juego, podían hacer que el partido no fuera lo fácil que muchos imaginaban.

a) Resultado: Bilbao A. C., 2 – Deportivo Alavés, 5.

b) Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Arana, Larrínaga; Bertol, ‘Gamecho’ (Gamechogoicoechea), Izaguirre; Gorostiza, Urra, Aguínaga, Manso, Gaínza.

c) Árbitro: Gojénuri.

d) Autor de los goles rojiblancos: Gorostiza (2).

e)  Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

  • No puede asegurarse si debido a la ausencia de algunos titulares o a enfrentarse con jugadores de renombre, la cuestión es que el Bilbao no fue el de otros días, y como el Alavés demostró más sobre el terreno de juego, su victoria fue merecida a más no poder. Además, fallaron en las filas del Bilbao algunos elementos y se lesionaron otros, contribuyendo todo ello a que su actuación dejase mucho que desear. Más veteranía, más consistencia, más sensación de juego dio el equipo de Vitoria, que, a través de los noventa minutos, demostró que lógicamente tenía que ser el vencedor del partido.
  • Cuando el partido iba avanzado hubo un incidente que se resolvió con la expulsión del terreno de juego del jugador que lo produjo. Un delantero bilbaíno hizo una falta clara -­sin importancia en lo que se refiere a producir lesión alguna- al medio derecha del Alavés, Urquiri, que inmediatamente se volvió y propinó una patada al jugador causante de la entrada. El árbitro castigó al Bilbao con un libre directo, y al jugador del equipo de Vitoria lo expulsó del terreno. Hubo protestas, intervención de los guardias y todo, hasta que, al final, salió Urquiri del campo.
  • Gorostiza continuó siendo el jugador que daba salsa a la línea delantera, pero jugando de extremo. Fue el delantero más peligroso, y luego Aguínaga.
  • La línea media bilbaína defendió bastante bien, pero en el servicio a sus compañeros anduvo floja, siendo Bertol el mejor de ellos.
  • La defensa y el portero, regular nada más, no teniendo la decisión de otras veces.

1.5.2.- Sestao, 2 – Bilbao, A. C., 2 (07-05-1939) [12].Reapertura del Campo de Las Llanas

Se trató de una jornada importante para el fútbol vizcaíno. En efecto, finalizada la Guerra Civil, un campo de juego más, el de Las Llanas, abrió sus puertas estableciéndose con este motivo una gran fiesta deportivo-político-propagandística.

  • Resultado: Sestao, 2 – Bilbao A. C., 2.
  • Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Bilbao, Larrínaga; Bertol, Viar (M), Izaguirre; Elizondo, Unamuno, ‘Macala’, Urra y Gorostiza.
  • Árbitro: Iturralde.
  • Autores de los goles rojiblancos: ‘Macala’ y Urra.
  • Aspecto más destacable: al terminar el partido, los dos equipos se dirigieron a la tribuna presidencial, pronunciando unas palabras llenas de patriotismo el señor Órtiz de Zárate, directivo del Sestao, que, en medio de gran entusiasmo, dio al capitán del equipo bilbaíno la Copa regalada por el señor González Lasa, sacerdote de Sestao.

1.6.- Actuación del Bilbao A. C. en la Copa o Torneo del Generalísimo del año 1939[13]

El comienzo de la Copa del Generalísimo se había fijado para el 7 de mayo, pero hubo de atrasarse hasta el día 14 ya que el 7 se jugaba en Sevilla un encuentro internacional entre España y Portugal.

El Consejo Nacional de Deportes [14], cuya cabeza visible era el todopoderoso General José Moscardó, nombró a petición de este último al Teniente Coronel Julián Troncoso [15] presidente de la Federación Española de Fútbol, entidad deportiva que, a mediados de abril del año 1939, estudiaba las bases por las que se iba a regir la Copa [16].

1.6.1.- Ida octavos de final: Bilbao A. C. – Deportivo Alavés (14-05-1939)

  • ­Campo y resultado: San Mamés/Bilbao Athletic Club, 1 – Deportivo Alavés, 2.
  • Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Arana, Larrínaga; Bertol, Viar (M), Urra; Manso, Panizo, ‘Macala’, Unamuno y Gorostiza.
  • Árbitro: Iturralde.
  • Autor del gol rojiblanco: ‘Macala’.
  • Aspectos más destacables:

a) La veteranía se impuso a la juventud, pero los aficionados rojiblancos salieron satisfechos de ‘la Catedral’ porque vieron en los jóvenes jugadores bilbaínos algo más que entusiasmo: vieron juego.

b) Hay que reconocer sin lugar a dudas que en aquel momento el equipo que defendía los colores del Deportivo Alavés era superior sobre el papel al que defendía los del Bilbao Athletic Club.

c) Una de las causas del buen juego del Bilbao fue la actuación de la línea media (Bertol, Viar y Urra) que consiguió elevar la categoría del encuentro. Bertol jugó espléndidamente hasta que se lesionó, y su actuación fue de las que dejan recuerdo. Y luego, Viar y Urra se multiplicaron, y demostraron saber lo que es jugar de medio.

d) El Alavés no jugó bien y añadir que ganó el encuentro, parece como afirmar que el Bilbao no valía nada; pero esto no era verdad, ganó por veteranía y por peso.

e) En la línea delantera, como siempre, Gorostiza seguía siendo el jugador que daba vitalidad a la línea, realizando un partido excelente.

f)  La pareja de defensas, Arana y Larrínaga, realizó un juego más que discreto.

g) El juego del equipo bilbaíno no desagradó en conjunto, y, más que por lo que se vio en el campo, por lo que se intuía que podían llegar a hacer. Había juventud, entusiasmo y también juego y con todos esos ingredientes se podía ir muy adelante.

1.6.2.- Vuelta octavos de final: Deportivo Alavés – Bilbao A. C. (21-05-1939)

  • ­Campo y resultado: Mendizorroza/ Deportivo Alavés, 6 – Bilbao Athletic Club, 2.
  • Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Arana, Larrínaga; Izaguirre, Viar (M), Urra; Gorostiza, Unamuno, ‘Macala’, Aguínaga y Gaínza.
  • Árbitro: Steimborn.
  • Autores de los goles rojiblancos: Gorostiza y Unamuno.
  • Aspectos más destacables:

a) La desgracia, en forma de lesiones, se volvió a cebar en el joven equipo del Bilbao Athletic Club, que, encima de verse privado de un jugador de la clase de Bertol, y tener la línea media un poco dislocada, vio como se le lesionaba su medio centro, Viar, quedando la línea completamente deshecha. Y como el Alavés tenía un gran equipo, no extrañó a nadie la derrota del Bilbao, que ya había hecho bastante en un año de existencia, pues tener un equipo propio, y verdadera promesa de nuestro fútbol, pocos equipos podían decirlo en aquella época.

b) Aunque el resultado abultado a favor del Alavés no lo indicara, el partido fue entretenido y en muchísimos momentos muy nivelado.

c) Ganó el Alavés porque la línea media bilbaína –que había sido su fuerte durante la temporada– naufragó completamente.

d) La defensa bilbaína estuvo acertada, especialmente Larrínaga, que de día en día iba mejorando de juego, no pareciéndose en nada a aquel muchacho que daba tanta sensación de inseguridad en los comienzos del campeonato regional.

e) En la línea delantera, como siempre, fue Gorostiza el que dio vida en los momentos culminantes del encuentro.

f)  Acudió mucho público a presenciar el partido, que salió satisfecho del juego desarrollado.

1.6.3.- Eliminación del Bilbao Athletic Club y continuación del torneo

Dejando aparcada la eliminación del Bilbao A. C., hagamos un pequeño esquema de cómo transcurrió aquella primera Copa del Generalísimo, torneo que se jugó al amparo de la paz.

En total participarían, en principio, 14 equipos, de los cuales dos quedarían exceptuados de la primera eliminatoria (Real Sociedad y Racing de Santander) para el adecuado desarrollo del campeonato y, otro, en principio, con carácter excepcional,  representativo de Asturias, puesto que, a pesar de los esfuerzos realizados por la Federación regional no pudo organizar el campeonato correspondiente por falta material de campos de juego, toda vez que el único no destruido había estado hasta hacía pocas semanas utilizado por el Servicio de Recuperación. Así y todo, a pesar de la excepcionalidad, ningún equipo asturiano compitió [17], quedando consecuentemente un tercer equipo (Racing de Ferrol) fuera de la primera eliminatoria.

OCTAVOS

IDA (14-05-1939)

VUELTA (21-05-1939)

Campo: Santander

Juventud Unión Montañesa, 0

Oriamendi, S.C,-2

Campo: Lasesarre

Oriamendi, S C., 5

Juventud Unión Montañesa, 1

Campo: San Juan

C. A. Osasuna, 1 – Zaragoza F. C., 0

Campo: Torrero

Zaragoza F.V., 3 – C. A. Osasuna, 1

Campo: Heliópolis

Betis Balompie, 1 ­­­­– Aviación Nacional, 1

Campo: Vallecas

Aviación Nacional, 4 – Betis, 1

Campo: Ceuta

Ceuta Sport Club, 3 – Sevilla F.C., 4

Campo: Nervión

Sevilla F. C., 2 – Ceuta Sport Club, 1

Campo: San Mamés

Bilbao A. C., 1 – Deportivo Alavés, 2

Campo: Mendizorroza

Deportivo Alavés, 6 – Bilbao A. C., 2

Racing de Ferrol – Selección de Asturias (Vencedor el Racing de Ferrol por incomparecencia del equipo asturiano)

Real Sociedad (exceptuado de jugar la fase por decisión federativa)

Racing Club de Santander (ídem)

CUARTOS

IDA (28-05-1939)

VUELTA (04-06-1939)

Campo: Lasesarre

Oriamendi, S. C., 2- Zaragoza F. C.,1

Campo: Torrero

Zaragoza F.C., 2 – Oriamendi, S.C., 2

Campo: Inferniño

Racing de Ferrol F. C., 3 – Real Sociedad, 1

Campo: Atocha

Real Sociedad, 0 – Racing de Ferrol, 0

Campo: Campos de Sport

Racing Club de Santander, 2 ­­­­– Deportivo Alavés, 5

Campo: Mendizorroza

Deportivo Alavés, 2 – Racing Club de Santander, 1

Campo: Vallecas

Aviación Nacional, 2 – Sevilla F.C., 0

Campo: Nervión

Sevilla F. C., 4 – Aviación Nacional, 1

SEMIFINALES

IDA (11-06-1939)

VUELTA (18-06-1939)

Campo: Inferniño

 Racing de Ferrol, 1 – Oriamendi, S.C.,1

Campo: Lasesarre

Oriamendi, S.C., 1 – Racing de Ferrol, 2

Campo: Nervión

Sevilla F. C., 6 – Deportivo Alavés, 5

Campo: Mendizorroza

Deportivo Alavés, 1 – Sevilla F. C., 1

FINAL

25-06-1939

Campo: Stadium de Montjuic

Sevilla F. C, 6 – Racing de Ferrol, 2

1.6.4.- Resumen de la final

  • La final se jugó en el estadio de Montjuic y el equipo vencedor alineó a los siguientes jugadores: Bueno; Cayuso, Villalonga; Torróntegui, Félix, Leoncito; López, Pepillo, Campanal, Raimundo y Berrocal.
  • El resultado, a la vista del juego, fue justo, aunque, quizá, un poco exagerado para una final.
  • La línea delantera del Sevilla –en la que destacó Campanal I, capitán del equipo– tuvo una tarde feliz y llena de inspiración, realizando una primera parte espléndida. Estuvo en todo momento bien apoyada por la línea media y, consecuentemente, no cesó de crear situaciones de peligro ante la meta gallega defendida por Alberty al cual, por cierto, no se le pudo achacar la derrota de su equipo puesto que realizó un magnífico partido.
  • Ante esta situación, el Racing quedó apagado enseguida y, como no supo reaccionar a tiempo, los goles vinieron en abundancia.
  • Arribas realizó un gran arbitraje.
  • Al terminar el partido, el Sevilla fue ovacionadísimo, repitiéndose la ovación al terminar de tocarse el Himno Nacional y entregar el general Moscardó, delegado nacional de Deportes, que ostentaba la representación del Caudillo, la Copa del Generalísimo a Campanal, capitán del Sevilla.
  • Y también fueron ovacionados los jugadores del Racing de Ferrol, a los que se entregó igualmente otra copa.

1.7.- Partidos amistosos disputados por el Bilbao, A. C. a finales de la temporada 1938-39

1.7.1.- Bilbao, A. C. – C. A. Osasuna (08-06-1939)

Aprovechando la festividad del Corpus (8 de junio), el Bilbao Athletic Club, preocupado siempre con ir haciendo un equipo y deseoso al mismo tiempo de obsequiar a la afición bilbaína con un partido de interés –probablemente para quitarle el mal sabor de boca dejado por la eliminación de la Copa en los octavos de final–, organizó uno contra el Osasuna –que también había quedado eliminado en los octavos de final– en San Mamés, partido que terminó con el resultado de empate a dos.

Resumen del partido según los comentaristas de diario vespertino Hierro:

a) Resultado: Bilbao Athletic Club, 2 – Osasuna, 2.

b) Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Larrínaga, Abajas; Azurmendi, Tellado, Urra; Manso, Unamuno, ‘Macala’, Aguínaga y Gorostiza.

c) Árbitro: ¿?

d) Autores de los goles rojiblancos: Gorostiza y Unamuno.

e) Aspectos más destacables:

  • A fuerza de codicia y entusiasmo, el joven equipo del Bilbao A. C. consiguió empatar frente al Osasuna, que al terminar la primera parte creía tener segura la victoria.
  • El Osasuna terminó el primer tiempo con dos goles a cero a su favor, pero llegó la segunda parte y los veteranos rojiblancos –léase Gorostiza, Unamuno y Urra– empezaron a hacer el juego clásico del Athletic, y el partido cambió de aspecto.
  • Los aficionados bilbaínos salieron contentos del campo, no porque el Bilbao mereció el empate, sino porque demostró tener un bonito equipo.

1.7.2.- C. A. Osasuna – Bilbao, A. C. (11-06-1939)

a) El Bilbao cerró brillantemente su temporada con este triunfo en San Juan, venciendo por 2 tantos a 0.

b) Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Larrínaga, Abajas; Azurmendi, Tellado, Urra; Manso, Unamuno, ‘Macala’, Aguínaga y Gorostiza.

c) Árbitro: ¿?

d) Autores de los goles rojiblancos: ‘Macala’ y Unamuno.

e) Aspectos más destacables:

  • Todos los jugadores actuaron muy bien. No sólo con buena técnica, sino con mucho entusiasmo.
  • La actuación del equipo rojiblanco fue muchísima mejor que la que tuvieron en San Mamés.
  • Demostraron los rojiblancos que eran un buen equipo, muy completo en todas sus líneas.
  • El Osasuna se defendió bien, pero generalmente estuvo dominado por el Bilbao.

1.7.3.- Combinado nacional-Bilbao Athletic Club (29-06-1939). Reapertura del Campo de Las Corts

Tras el partido disputado contra el Osasuna en su campo, la Directiva decidió que no se jugasen más partidos, para que descansasen los jugadores, pero a fines de junio se recibió una carta del presidente de la Federación Española para que se trasladasen a jugar en Las Corts contra el Barcelona el 29 de junio. En efecto, en contra de su voluntad, el Athletic Club sacó el día 26 de junio en los medios de comunicación la siguiente nota de prensa:

Debiendo el equipo de este Club, por orden del señor presidente de la Federación Española, jugar el día 29 de los corrientes un partido de carácter patriótico en Barcelona para la reapertura del campo de Las Corts, se pone en conocimiento de los siguientes jugadores que deberán estar mañana, martes 27, a las dos en punto de la tarde, en el domicilio del Club, preparados para el viaje, después de solicitar de las Empresas en que presten sus servicios, teniendo presente el motivo del viaje: Idígoras, Larrínaga, Arana, Bertol, Viar, Izaguirre, Elizondo, Manso, Panizo, ‘Macala’, Aguínaga, Gorostiza, Unamuno, Urra y Gaínza.”

El equipo al que se enfrentaron en Las Corts no fue realmente el Barcelona, sino un combinado nacional que vestía los colores del equipo catalán y del que formaban parte cinco jugadores del Barcelona.

a) Resultado: Combinado nacional, 9 – Bilbao Athletic Club, 1.

b) Alineación del Bilbao A. C.: Idígoras; Larrínaga, Abajas; Bertol, Viar, Izaguirre; Manso, Unamuno, ‘Macala’, Aguínaga y Gorostiza.

c) Árbitro: Armengol.

d) Autor del gol rojiblanco: ‘Macala’.

e) Aspectos más destacables:

  • Fue el primer partido que se jugó en Las Corts tras la finalización de la Guerra Civil.
  • Más que un espectáculo deportivo lo fue patriótico, resaltándose y reafirmándose en el mismo la ‘españolidad’ de Barcelona y, por extensión, de toda Cataluña.
  • Antes de iniciarse el partido se realizó una ‘ceremonia de purificación de los espíritus separatistas.’
  • El saque de honor lo realizó la hija del general sublevado Solchaga.
  • Como era de suponer, el encuentro lo perdieron. El combinado nacional le encajó un aplastante nueve a uno.

FOTO: Las Corts (Barcelona). 29 de junio de 1939. Combinado Nacional – Bilbao Athletic Club, 1. Equipo bilbaíno desplazado a Barcelona. (Fotografía cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

FOTO: Las Corts (Barcelona). 29 de junio de 1939. Combinado Nacional – Bilbao Athletic Club, 1. Equipo bilbaíno desplazado a Barcelona. (Fotografía cortesía de la familia Etxebarria Bitorika).

2.- Consideraciones generales en torno al fútbol español de la posguerra [18]

Tras la reanudación del campeonato liguero en 1939, el fútbol español fue otro. Más que la cárcel, las bajas en el frente o en retaguardia pesaron los tres años de inactividad y privaciones [19].

No pocas viejas estrellas habían quedado más viejas para el deporte que merecedoras del estrellato. Un puñado de futbolistas vascos y medio de catalanes habían fijado su residencia en tierras sudamericanas. Los primeros como consecuencia de la gira que había realizado por esas tierras la Selección de Euzkadi y los segundos con motivo del periplo mexicano ‘culé’. De los estadios, mejor no hablar. Pura zanja unos, con la tribuna convertida en astillas otros en pasto de bombas el menos afortunado Buenavista ovetense.

En resumen, bajo no pocos puntos de vista se volvió a empezar. Y se empezó sin extranjeros. O casi porque el guardameta húngaro Alberty, madridista en la campaña 1935-36, casado con una madrileña y que durante la guerra jugó en Irún y Ferrol, continuó en nuestro suelo, defendiendo el marco céltico hasta emigrar a Granada en el verano de 1941, ciudad donde habría de fallecer meses más tarde.

En los banquillos todo hubiera sido producto español de no haber reaparecido el irlandés O’Connell por su Betis en 1940 y cruzar de lado dos años después para hacerse cargo del Sevilla. Hombres como Juanito Urquizu (Athletic Club), hecho bajo el paraguas de Pentland, Ricardo Zamora (A. Aviación), Planas, Ramón Guzmán, José Nogués o hasta ‘el Mago’ Samitier (Barcelona todos ellos), Pepe Brand (Sevilla), Tomás Arnanz, ‘Tomasín’ (Zaragoza) que hubo de colgar los borceguíes por regresar del frente con una grave herida en el pie, Hilario Marrero (Coruña), José María Peña (Osasuna), Sebastián Silveti o Benito Díaz (Real Sociedad), Cristóbal Martí o Francisco Pagaza (Racing Santander), Paco Brú y Juan Armet (Real Madrid), Baltasar Albéniz (Español y Celta) o Patricio Caicedo (Español) llenaron un paréntesis junto a figuras, como son los casos de Ramón Encinas, que dirigiría a Valencia, Real Madrid y Sevilla, o Jacinto Quincoces, que tras su retirada pareció dudar entre vivir del fútbol o en los platós cinematográficos.

Entre ellos también hay lugar para la curiosidad, pues no cabe duda de que Juan Armet de Castellvi, Kinké (Real Madrid 1941-43), hijo de los condes de Castellar y, por lo tanto, aristócrata, constituye una rareza.

El fútbol de aquella época, tan aislado como la propia España, parecía enredarse en sí mismo, incapaz de evolucionar. Se continuaba jugando con dos defensas y tres medios, cultivando el patadón en largo y la carrera vigorosa. Corría la temporada 1946-47 cuando la gira del San Lorenzo de Almagro, aromatizada con evidente tufo político al producirse quince días después de que la ONU recomendase retirar de nuestro país a los embajadores, sacudió al deporte y sus estamentos como un potente calambrazo medular. Se paseó por Bilbao, Barcelona, Valencia, La Coruña y Sevilla, derrotando, incluso, a una selección hispana. Sólo el Madrid, a saber si porque los argentinos se relajaran en el día de Navidad, pudo derrotarlos por un contundente 4-1 ante 40.000 enfervorizados espectadores.

La prensa empleó ríos de tinta en loas a los ‘merengues’ y críticas a nuestros prehistóricos conceptos balompédicos. Hubo reacción federativa, primero permitiendo la incorporación de futbolistas extranjeros y después, promocionando el sistema WM [20], divulgado aquí por el donostiarra Benito Díaz, quien durante la Guerra Civil había entrenado al entonces endeble Girondins bordelés.

Es cierto que para esas fechas algún no nacido en España ya había jugado en nuestro país, como el mexicano Borbolla (Real Madrid y Deportivo de La Coruña 45-46). Pero la auténtica apertura fronteriza tuvo lugar en el campeonato liguero 47-48, donde quedó autorizada la contratación y alineación de dos jugadores extranjeros. Claro que aquellos futbolistas, muchos de cuyos nombres aún son recordados, no llegaron solos y a la estela de ellos reaparecieron los entrenadores foráneos.

Notas aclaratorias

[*]: José Ignacio Corcuera Lizaso, exvocal de la Junta Directiva de CIHEFE (Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español) y socio honorario del mismo, autor, entre otros, de la publicación de numerosos artículos publicados en la revista Cuadernos de Fútbol y muy recientemente del libro titulado El partido de las dos Españas. Victimario del fútbol en la Guerra Civil, editado en Madrid el año 2019 por el centro de publicaciones de CIHEFE, sobresaliente libro relativo a la historia del fútbol español durante la contienda bélica y sus trágicas consecuencias, tanto durante la Guerra Civil como después de la misma.

[1]: Hacía ya dos años que no se celebraban los campeonatos regionales clásicos, aquellos campeonatos que tanto agradaban e interesaban a la afición que acudía a presenciar los encuentros con una asiduidad verdaderamente notable. Con la llegada de la Liga los campeonatos regionales quedaron relegados a segundo término, con evidente perjuicio para los clubes modestos, que soñaban con dichos campeonatos, que solían ser su salvación económica y deportiva. Así que esos clubes, en cuanto se enteraron que se volvían a jugar dichos torneos, se entusiasmaron y se dispusieron a preparar lo mejor posible a sus ‘onces’ representativos para hacer un buen papel en ellos. Para una mayor información sobre los campeonatos regionales y sus modificaciones a lo largo del tiempo recomienda la lectura de la detallada información que de los mismos se hace en https://es.wikipedia.org/wiki/Campeonatos_regionales_de_f%C3%BAtbol_de_Espa%C3%B1a.

[2]: Hacía ya bastantes años, en la época en la iban surgiendo numerosos clubes, hubo el temor de que se pudiese utilizar el nombre del Bilbao, que había compartido con el Athletic Club las luchas en los primeros años del siglo, incorporándose a él. Y, ante esto, se decidió inscribirle en la Federación al Bilbao, A. C., impidiendo de este modo que otro club pudiera emplearlo. Era un nombre glorioso que había que defender. Fue don Luis Errasti quien tuvo esa feliz iniciativa y para lo cual reunió a un grupo de antiguos socios. En el Gobierno Civil fue aprobado el reglamento el 10 de enero de 1925 y, posteriormente, el 4 de agosto del mismo año, aprobada su admisión en el seno de la Federación Vizcaína de Fútbol. hecha la inscripción en la Federación. No obstante, debe decirse que fue en esta competición de la temporada 1938-39, en plena Guerra Civil Española, cuando se presenta oficialmente como club de fútbol.

[3]: El Baracaldo FBC que venía funcionando desde 1917 quedó destrozado tras la Guerra Civil. Con la liga suspendida, para 1938 el Baracaldo FBC solo contaba con un club en pie, el Oriamendi Sport Club, entidad que vestía con camisa blanquiazul y era regida por el partido carlista, uno de los postreros puntales del nuevo Régimen.

Este club había sido fundado en 1922, jugaba en el Campo de Landabeco y nunca sobrepasó la Segunda Categoría. En junio de 1938 los socios de un Baracaldo FBC inactivo pero que conservaba su estructura y algunos jugadores, se unen al citado club, continuando con la labor e historia de la entidad de Lasesarre y manteniendo sus colores gualdo y negro, para formar el C.D. Baracaldo-Oriamendi (1939-1943) aunque durante los primeros meses de 1939 y para la edición de la I Copa del Generalísimo se inscribió bajo el nombre de Oriamendi S.C. El Club Deportivo Baracaldo-Oriamendi (1939-1943) que militó las 4 temporadas en Segunda división fue resultado de la unión de dos entidades, lo que quedaba tras la guerra del Baracaldo FCB y el el Oriamendi Sport Club.

[4]: Los equipos militares en tiempo de guerra estaban formados por jugadores en edad de servir que prestaban sus servicios en los distintos ejércitos del bando nacional y que por sus condiciones de futbolistas habían sido reclutados para formar parte de estos. Su misión era jugar encuentros amistosos frente a otros equipos militares o bien contra clubs federados con el ánimo de recaudar fondos para la guerra. Estos equipos carecían de sede fija, estaban a merced de un destino propiciado por el devenir de la guerra y no contaban con campo propio, además de no tener una continuidad como la tenían los clubs federados. (Obtenido de: http://lafutbolteca.com/el-torneo-nacional-de-futbol-de-1939/)

 [5]: A fin de no aburrir a la persona lectora con tanta crónica deportiva tan sólo me detendré en los partidos disputados por el Bilbao Athletic Club dando a conocer algún que otro aspecto destacable, la alineación, el resultado, el árbitro, los autores de los goles del equipo rojiblanco y la tabla clasificatoria.

[6]: Fernando Fernández de Córdoba, ‘locutor soldado’ (en la terminología franquista, nombre que recibía el actor, escritor o artista que se ponía al servicio de Franco para la propaganda radiofónica) de los partes de guerra de RNE. Interpretó el papel de ‘Tío Fernando’ en los relatos infantiles. Junto a Ignacio Mateo (locutor de RNE que transmitió la entrada de las tropas de Franco en Madrid, el 28 de marzo de 1939). Médico de carrera, se incorporó en Salamanca al movimiento radiofónico. Fue la voz de los primeros diarios hablados y del No-Do). y José de Juanes participaba también en la construcción de los personajes ‘Garbancito’ y ‘Pepinillo’ de Ondas animadas. La guerra le sorprendió en Córdoba, durante el rodaje de El genio alegre. También era la voz de las crónicas escritas por ‘El Tebib Arrumi’ (médico cristiano), el seudónimo del médico y periodista formado en Marruecos Víctor Ruiz Albéniz, luego director de la Asociación de Prensa de Madrid. La voz de Fernández de Córdoba ha pasado a la historia por su lectura del último parte que proclamó el fin de la Guerra Civil, a las 23:15 del 1 de abril de 1939 en la emisora de Burgos. Abandonó RNE al acabar la guerra, aunque colaboró en emisiones extraordinarias, y volvió a su profesión de actor de cine. (Fuente: En el Aire: 75 Años de Radio en España. Madrid, Promotora General de Revistas, S.A. 1999, pp. 32-33).

[7]: Todos estos jugadores, si no en su totalidad sí en su mayoría, provenían de los equipos que habían participado en el Torneo Amateur de noviembre de 1937 y organizado por el Athletic Club para su renovación, ya que casi todas sus figuras se encontraban en México con la selección de Euzkadi. Por eso el club bilbaíno volvió, como siempre, a sus orígenes, a la cantera, a empezar prácticamente de cero para construir un nuevo equipo. Para ello, se anunció en noviembre del 37 un campeonato infantil en el que sólo podían participar jóvenes entre 15 y 19 años. Participaron en el mismo 39 equipos de distintas localidades vizcaínas, jugándose la final el día 3 de abril de 1938, final en la que se enfrentaron el Carmen de Baracaldo y el Solocoeche Sport, venciendo el primero por 6 goles a 1. (Para más información relativa a este Torneo puede consultarse el trabajo titulado El Athletic Club a comienzos de la temporada 1936-37. Alzamiento militar, inicio de la temporada 1937-38, torneo amateur de noviembre del año 1937, Torneo Vizcaya y Copa Vizcaya o del Presidente de la Diputación, publicado en el nº 106 de la revista Cuadernos de Fútbol editada por CIHEFE).

[8]: Luis Bergareche Maruri nació en Valmaseda el 16 de mayo de 1910. Comenzó a pegar patadas a un balón en el Colegio de Santiago Apóstol, donde tuvo que añadirse un año para poder disputar el Campeonato Juvenil. El fútbol y la pelota fueron sus dos grandes amores. Repartía sus inquietudes juveniles entre el campo de fútbol y el frontón, pero terminó fichando por el Deusto como primer equipo federado. Fue con el Deusto el jugador más joven de la serie ‘A’, debutando en Lasesarre a los catorce años y permaneciendo en el mismo durante tres años. A Luis Bergareche, un joven interior con fuerza y raza, que además marcaba goles, empezaron a salirle ‘novios’. Eran los albores del fútbol y quienes despuntaban terminaban en las redes de uno de los dos grandes clubes vizcaínos de la época: Athletic y Arenas de Guecho. Ese camino llevaba Luis Bergareche en el año 27. Sin embargo, con once hermanos más y un horizonte laboral nada halagüeño, su padre decidió mandarlo a Estados Unidos. Había que labrarse un porvenir. Firmó su ficha con el Athletic desde Estados Unidos, donde trabajaba. En diciembre del 28 Luis Bergareche regresa a Bilbao y se integra a la disciplina del Athletic, equipo con el que debuta en el Campeonato de Copa. Marcó el primer gol de los rojiblancos en la historia de la Liga (febrero del 29 en un partido disputado en Atocha contra la Real Sociedad, partido que acabó con empate a uno). Fichó como profesional por el Real Madrid. Su debut en el Real Madrid no pudo ser más afortunado, puesto que ganaron al Atlético de Madrid en el Metropolitano por dos a cuatro, con dos goles de Bergareche. Las puertas del éxito estaban abiertas pero las obligaciones laborales volvieron a jugarle una mala pasada, teniendo que abandonar el fútbol con 23 años y muy buenas perspectivas. Todavía y nuevamente de regreso en Bilbao, Luis Bergareche jugaría como aficionado en el Guecho y en el Indauchu, Club que fundó con Jaime Olaso y del que fue al mismo tiempo vicepresidente y jugador. Luis Bergareche supo alternar su actividad en el fútbol, con las obligaciones laborales. Incluso encontró tiempo para practicar uno de sus deportes favoritos, la pala. En el Campeonato del Club Deportivo llegó a proclamarse finalista en las tres modalidades, ganando en dos de ellas. Formando pareja con Echecondo llegó a disputar la final del Campeonato de España de pala corta, perdiendo en Pamplona frente a los navarros Seve Goiburu y Elola. Practicó el ciclismo y, cuando tenía 17 años, sufrió un gravísimo accidente que le mantuvo en coma durante más de 72 horas. Salió entero y con la afición al ciclismo intacta, puesto que muchos años después llegaría a ser durante un cuarto de siglo director general de la Vuelta a España, concretamente desde el año 1955 hasta el año 1979. (Fuente: MÚGICA, J. M.; CRESPO, Paco; BAÑOS, Juanjo: Athletic Club [Fascículos]. Bilbao, International Book Creation, 1984-1985).

[9]: El partido Arenas-Sestao había sido suspendido el 26 de febrero y la Federación Vizcaína lo atrasó al día 2 de abril de 1939. Lo cierto es que este partido, no sé por qué motivo, no llegó nunca a jugarse. La hipótesis que me resulta más lógica es que, por razones meteorológicas que condicionaban el estado del terreno de juego, el trascendental partido Oriamendi-Bilbao A. C. no llegó a disputarse en Lasesarre hasta esa misma fecha como queda reflejado en el resumen de la quinta jornada y, por otro lado, carecía ya de sentido su disputa puesto que no alteraba sustancialmente en nada la clasificación definitiva.

[10]: El partido Oriamendi-Bilbao A. C. fue suspendido por la Federación Vizcaína de Fútbol a causa del mal estado del terreno de juego, que se encontraba completamente inundado, siendo aplazado al día 26, domingo. Llegado el día, dicho partido fue nuevamente suspendido y aplazado al día 2 de abril, fecha en la que se jugó definitivamente.

[11]: Al decir de los cronistas deportivos, Idígoras realizó un partido extraordinario, soberbio. Tanto es así que, a partir de ese momento, y a pesar de que Echevarría había sido el portero titular en los últimos partidos disputados por el Athletic Club y el Bilbao Athletic Club, aquél ocupa el puesto de titular relegando a Echevarría a la suplencia.

[12]: Con antelación a este partido se celebraron dos encuentros entre las selecciones vizcaína y guipuzcoana, formando parte de la vizcaína algunos jugadores del equipo bilbaíno:

1.- Atocha (16-04-1939): Guipúzcoa, 4 – Vizcaya, 1.

 Arbitró Steimborn, que alineó a los equipos así:

Guipúzcoa: Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces; Marculeta II, Fernando, Querejeta; Epi, Bienzobas, Zaldúa II, Gárate y Gamón.

 Vizcaya: Campos; Ortúzar, Oceja; Reñones, Astoreca, Piñeiro; Eguía, Tomasín, ‘Bata’, Urra, Gorostiza.

2.- San Mamés (23-04-1939): Vizcaya, 0 – Guipúzcoa, 1

 Arbitró Iturralde, que alineó a los equipos así:

 Vizcaya: Campos; Arrizabalaga, Oceja; Ortúzar, Viar, Piñeiro; Rejón, Unamuno, ‘Bata’, Urra, Eguía.

Guipúzcoa: Eizaguirre; Ciriaco, Beridi; Fernando, Querejeta, Marculeta II; Epi, Gárate, Elícegui, Bienzobas y Gamón.

[13]: En 1936 se cerró con la final de Copa disputada entre el Madrid y el Barcelona una etapa de fútbol en España. La guerra liberadora impidió que llegara otra hasta 1940. En este trienio, el fútbol en la zona nacional continuó en gran parte su desarrollo, y hasta fue jugado, en el 39, un torneo, cuya final pudo efectuarse con toda España unida. Este torneo se jugó participando los equipos de las poblaciones liberadas. Fue denominado Copa del Generalísimo, aunque la competición no tiene nada que ver –y por ello no figura en la estadística oficial– con la actual copa del mismo nombre. Fue un trofeo que podía ganarse en propiedad con sólo vencer en el torneo. No obstante, en la zona roja fue preciso rehacer el fútbol en el primer verano de la paz. Y cuando el campeonato de España, con el nombre de Copa del Generalísimo, se puso otra vez en juego, decenas de nombres desconocidos poblaron los equipos…” (Fuente: FIELPEÑA: 40 años de campeonato de España de fútbol. Madrid, Ediciones Alonso, 1942. p. 178). Hoy en día la Real Federación Española de Fútbol la admite como válida a efectos estadísticos. Fuente: Página web de la RFEF).

[14]: Ya antes del término de la Guerra, el bando sublevado mostró un interés especial en la actividad física y constituyó el Consejo Nacional de Deportes en 1938, presidido por el General José Moscardó, para representar el deporte español y que sería el germen del primer organismo estatal que asumiría la organización deportiva.
Dos años después de la conclusión del conflicto bélico, el régimen franquista creaba la Delegación Nacional de Deportes de FET y de las JONS, que quedó establecida por el Decreto de 22 de febrero de 1941 para dirigir, representar y fomentar el deporte nacional, coordinando todas las actividades del deporte federativo, así como controlar las sociedades y entidades deportivas. Por tanto, la DND englobó todos los sectores del deporte del país.
En el breve decreto fundacional de la DND, dependiente orgánicamente de la Secretaría General del Movimiento, se otorgaba la dirección del fomento del deporte a la Falange, que absorbía el Consejo Nacional de Deportes y el Comité Olímpico Español, algo que chocaba frontalmente con las normas del Comité Olímpico Internacional que exigían independencia política  los Comités Olímpicos Nacionales.
De este modo, el deporte en España pasaba de ser eminentemente privado con clubes y federaciones sin vinculación política a estar dirigido por el Estado en todos sus ámbitos.

Dos semanas más tarde del nacimiento de la DND, el Boletín del Movimiento hacía oficial el 7 de marzo el nombramiento de José Moscardó como Delegado Nacional de Deportes, que tomaría posesión el 19 de abril, finalizando su mandato en abril de 1956 y siendo sustituido por José Antonio Elola-Olaso (mayo 1956-diciembre 1966). [Extracto del artículo escrito por Roberto Jiménez y titulado El nacimiento de la Delegación Nacional de Deportes y obtenido de http://www.docudeporte.es/el-nacimiento-de-la-delegacion-nacional-de-deportes/. © 2020 Docudeporte | Documentación deportiva].

[15]: Para más información relativa a este ilustre, honrado y caballero militar pueden visitarse también las siguientes páginas web: http://dbe.rah.es/biografias/65901/julian-troncoso-sagredo, http://lafutbolteca.com/julian-troncoso-un-militar-al-mando-de-la-f-e-f/ y http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/10/epilogo-para-una-guerra/.

[16]: Las bases pueden consultarse en la página 23 del diario ABC de Madrid de fecha 02-05-1939: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1939/05/02/023.html

[17]: Por incomparecencia de la Selección Asturiana que tenía una plaza reservada.

[18]: Fuente: CORCUERA, José Ignacio: Historias y anécdotas en torno al banquillo. En Staff, Cuadernos de Fútbol, nº 8. Revista histórica de la RFEF. Suplemento de Fútbol nº 25, Madrid, Real Federación Española de Fútbol, enero 2000. pp. 26-27.

[19]: La Guerra Civil, como era lógico, pasó factura al Athletic Club. No sólo en el aspecto deportivo, que obligó a los rojiblancos a renovar por completo la plantilla, sino también en el social y económico. Y es que de superarse los 3.000 socios antes de la guerra, se descendió a los 587. Eran tiempos de penuria… en todos los campos. El Athletic Club no fue ajeno a los duros tiempos de aquella época, sobre todo en lo concerniente a la faceta política. La dictadura de Franco hacía ya estragos. Así, los ‘leones’ Ispizua y Castaños, entre otros, cumplieron condena en las cárceles franquistas bajo la acusación, tan de moda en esos años, de ‘rojos separatistas’.

[20]: Para los portugueses la inauguración del Estadio de Jamor y el triunfo sobre España (26 de enero de 1947) irán siempre unidas en su mejor efeméride futbolística de los choques ibéricos. Para los españoles, el recuerdo amargo va acompañado también del nombre de Pablo Hernández Coronado, seleccionador a la sazón, y de la implantación por vez primera en la selección del sistema táctico de la WM sistema que ya era aceptado en Inglaterra y, cuya principal característica consistía en jugar con un tercer defensa, el central, y con solo dos medios, que España desconocía totalmente. Una sonora derrota pese a formar un gran conjunto de estrellas y un día de fiesta nacional en Portugal.




Compartiendo opinión con José Ignacio Corcuera (Falsedades, omisiones y desmemoria)

Justel01CONTENIDO:

1.- Breve introducción

2.- Fuentes bibliográficas, archivísticas y periodísticas relativas a la donación de sus trofeos por parte del Athletic Club con destino a la campaña de suscripción al Tesoro Nacional del Gobierno de Burgos

2.1.- Fuentes bibliográficas

2.2.- Fuentes archivísticas

2.2.1.- Archivo de la casa civil de S. E. El Generalísimo sito en las dependencias del Patrimonio Nacional

3.- El Athletic Club en los comienzos de la temporada 1937-38

3.1.- Adhesión del club a la nueva Federación Española de Fútbol con sede en San Sebastián y reapertura del campo de San Mamés

3.2.- Anuncio del Campeonato de Vizcaya o Torneo Amateur

3.3.- Cierre de la temporada 1937-38 por parte del Athletic Club

4.- José Luis Justel Bollar:  Su carrera futbolística, su trágica desaparición en el frentee hipótesis del porqué tras su movilización no fue reinsertado a la vida civil

4.1.- A modo de homenaje a José Luis Justel Bollar

1.- Breve introducción

Con motivo de la reciente publicación por parte de José Ignacio Corcuera en el nº 112 (01-09-19) de la revista digital Cuadernos de Fútbol bajo el título “Falsedades, omisiones y desmemoria (http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/09/falsedades-omisiones-y-desmemoria/), quisiera detenerme en tres partes del texto redactado por aquel:

I.-(…). La Historia existe para enseñarnos y evitar en lo posible la repetición de errores, fruto del desconocimiento. Para enriquecer nuestra visión del mundo y de nosotros mismos, no para avergonzar a nadie. Y mientras esto no sea entendido, parco será el provecho a extraer de cuanto hicimos.

Uno de los casos más llamativos por cuanto respecta a la manipulación de nuestra historia futbolística, tuvo y tiene por epicentro al Athletic Club bilbaíno. Y no respondió a improvisación, sino al decidido interés de ocultar antiguos vínculos con el franquismo en plena Guerra Civil, aun a costa de dejar las vitrinas sociales sin un solo trofeo.

(…). No corresponde a la lucubración, sin embargo, colegir que el olvido de estos hechos, sobre los que un altísimo porcentaje de devotos atléticos ni siquiera oyeron hablar, fue consciente y orquestado. Interesó no airearlo, simplemente. Se enterró en el polvoriento cofre de la desmemoria, puesto que resultaba imposible borrar las primeras brevísimas referencias en prensa, que sin mucha concreción sugerían algo al respecto. Un olvido acomodaticio, rastreable a través de la bibliografía rojiblanca.” [A modo de apunte marginal y ligado con el título del artículo del Sr. Corcuera puede leerse el artículo publicado por Jon Juaristi (además de, entre otras facetas, poeta, novelista, ensayista y traductor español en euskera y castellano, es en la actualidad catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alcalá de Henares, habiendo dirigido así mismo la Biblioteca Nacional y el Instituto Cervantes) en el diario ABC de fecha 29-01-2014 (http://paralalibertad.org/balompie/), y que cada cual extraiga sus conclusiones].

No quisiera continuar sin emitir mi parecer acerca de la trayectoria socio-política del Athletic Club, equipo al que, he de reconocer, he llevado y llevo en mi corazón desde mi más tierna infancia, sin ser un forofobeitia exacerbado: El más que centenario Athletic Club, queramos o no, ha sobrevivido a todos los vaivenes políticos y sociales. Ha conocido la monarquía con Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra Civil, la dictadura franquista, la nueva monarquía y la actual España de las autonomías. En resumen, ha conocido el devenir de un estado y de una sociedad a lo largo de más de cien años –¡qué pronto se dice pero cuan largos son!– y, se quiera o no, se esté a favor o en contra, ha debido y ha sabido adaptarse a las circunstancias socio-políticas de cada momento socio-político concreto. Al fin y al cabo, este Athletic Club al que tantas personas llevamos en nuestro corazón, es más que un Club; es una filosofía y el fiel reflejo de una comunidad que camina de la mano junto a él. ¡Y conste que no se trata de una bilbainada!

II.- “ (…). En ese contexto cuesta mucho, muchísimo, entender la desgracia del neófito José Luis Justel. ¿Por qué pereció en el frente, cuando sus compañeros apenas si oyeron silbar las balas a partir de 1938? Podríamos no averiguarlo nunca.”

III.-(…). Ocurriría otro tanto en los dos tomos titulados “San Mamés, la Catedral” (1982), sucinta historia rojiblanca que bebía hasta ahogarse en la fuente de Mateos. En los seis que compusieron la “Historia del Athletic Club”, distribuidos en fascículos con la aquiescencia o bajo auspicio del propio club, alboreando los 90. Y por no variar, en un opúsculo a cargo del diario “Marca” (1994), la lujosísima y poco útil “Historia del fútbol vasco”, ya al cambiar de siglo, el libro del centenario rojiblanco, simple álbum fotográfico a cargo de la leonesa Editorial Everest, y entre medias con los escritos de Enrique Terrachet, firma habitual en la revista “Athletic”, allá por los 70. La correría de los trofeos pudiera pensarse nunca existió. Y no porque los nuevos autores desconociesen el hecho, puesto que para la teórica enciclopedia rojiblanca y la “Historia del fútbol vasco” -en realidad vasco-navarro- se empleó como referencia de cabecera el librito de José Mª Mateos. Tuvieron que leer por fuerza aquel par de parrafitos, ya que los firmantes reproducían frases idénticas, junto a errores de antaño. Simplemente prefirieron omitir algo cuya narración ya no salía a cuenta. Joseba Moro, por el contrario, sí se hizo eco y documentó aquel hecho en su todavía reciente historia del campo de San Mamés, presentada durante el mandato presidencial de Urrutia.

A la vista de lo anteriormente citado, mi intención al redactar este pequeño trabajo es doble: por un lado, corroborar la participación del Athletic Club en la suscripción de fondos a favor del Tesoro Nacional del Gobierno de Burgos a través por un lado, de la bibliografía y prensa bilbaína de la época, así como, por otro, con la ayuda de la información que se conserva en el Archivo correspondiente a la casa civil de S. E. El Generalísimo sito en las dependencias del Patrimonio Nacional (recuperada esta última de http://saltataulells.com/fuentes-primarias/cesion-de-las-copas-y-trofeos-del-athletic-club-al-gobierno-de-burgos/, sitio web cuyo autor es Antonio Arias Velasco, antiguo socio numerario de CIHEFE. La información citada queda recogida en el artículo del mencionado autor de fecha 18 de febrero de 2019 y que lleva por título “Trabajo dedicado a José Ignacio Corcuera de CIHEFE sobre la cesión de las copas y trofeos del Athletic Club al Gobierno de Burgos”) y, por otro, presentar una hipótesis (no apoyada ni sustentada en ninguna prueba escrita) relativa a la muerte del jovencísimo futbolista sestaoarra José Luis Justel Bollar.

Vayamos, pues, por partes.

Antes de continuar, debo y deseo afirmar que así como admiro profundamente la producción de José Ignacio  Corcuera, tampoco, ¡Dios me libre!, he formado ni formaré nunca parte del “olvido acomodaticio, rastreable a través de la bibliografía rojiblanca” que menciona en su riguroso artículo José Ignacio Corcuera, (¡cuidado, lector/a, nunca jamás me lo ha echado en cara!) pues lo narrado por Joseba Moro Aguayo en la página 208 de su libro “San Mamés: Memoria e historia de la Catedral”, publicado por la editorial Athletic Club en noviembre de 2013 [“(…), en el descanso del partido se hizo entrega al gobernador militar, de los 145 trofeos que el Athletic tenía en su poder como contribución al tesoro nacional. (…)”] yo personalmente ya lo había escrito y difundido en el primer libro escrito por mí y dedicado a quién hubiera sido mi suegro de no haber fallecido a la temprana edad de 46 años: [AIESTARAN, Carlos. Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942), Bilbao, Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2001, p. 231]

Siempre he sido partidario de contar la historia como sucedió y no como nos hubiera gustado que sucediera, pase lo que pase, caiga quien caiga y se diga lo que se diga.

2.- Fuentes bibliográficas y archivísticas relativas a la donación de sus trofeos por parte del Athletic Club con destino a la campaña de suscripción al Tesoro Nacional del Gobierno de Burgos

2.1.- Fuentes bibliográficas

Paso a continuación a transcribir íntegramente lo relatado por mí en la p. 231 del libro anteriormente mencionado:

ANÉCDOTAS

Nº 1

La entrega de los trofeos del Athletic al Tesoro Nacional.

Durante el descanso del partido que se menciona posteriormente en el apartado 3.2. de este trabajo  y que enfrentó al equipo ‘azul’ contra el ‘blanco’ en San Mamés, el día 10 de octubre de 1937, el señor S. Luis Casajuana Curial, presidente del Athletic, ofreció al gobernador militar[1], para la suscripción nacional, los trofeos ganados por el club desde su nacimiento, y que ascendían en aquella época al número de 145. En las breves palabras que pronunció, dijo, entre otras cosas y de manera lisa y llana, QUE:

LOS ÚNICOS BIENES DE QUE DISPONE EL ATHLETIC SON ESOS TROFEOS Y GUSTOSAMENTE SE DESPRENDE DE ELLOS EN HOMENAJE Y HOLOCAUSTO A LA ESPAÑA NUEVA QUE SE ESTÁ FORJANDO”, terminando la ceremonia con los vivas reglamentarios a España y al Generalísimo Franco. (Fuente: MATEOS, José Mª: Los cincuenta años del Atlético de Bilbao, 1898-1948. Bilbao, Talleres Escuelas J. de P. de Menores, 1948).

Cabe comentar que con relación a esta ceremonia resulta curioso observar la diferente interpretación de este hecho según el autor que la narre:

a) Es simplemente un acto protocolario y los trofeos desde luego siguen y han estado siempre en las vitrinas del Athletic de Bilbao” (Versión oficial del Athletic Club hasta la edición a cargo del mismo del libro ya mencionado escrito por Joseba Moro. Fuente: MÚGICA, J. M.; CRESPO, Paco; BAÑOS, Juanjo: Athletic Club [Fascículos]. Bilbao, International Book Creation, 1984-1985, p. 138).

b)Más que el valor material de estos trofeos era lo que representaban, ya que puede decirse que en ellos estaba condensada toda la historia del fútbol” (Versión de José María Mateos. Fuente: MATEOS, José Mª: Los cincuenta años del Atlético de Bilbao, 1898-1948. Bilbao, Talleres Escuelas J. de P. de Menores, 1948, p. 81).

c)Las vitrinas entregaban toda su historia y todo su mérito artístico para que, hechos de oro y plata, contribuyesen en un viril pasaje de la historia de España. ¡Bello gesto del Athlétic! Y en San Mamés resonaron las notas vibrantes de los himnos y de nuestra Marcha Granadera –himno nacional- mientras en lo alto del mástil la bandera española extendía su protección sobre la enseña del Athlétic. ¡El Athlétic y San Mamés por y para España!” (Versión de González de Ubieta. Fuente: GONZÁLEZ DE UBIETA Y ABASCAL, Francisco: Historia del Athletic Club de Bilbao [hoy Atlético] 1898-1940/Un Club de leyenda y la leyenda de un Club. 1ª edición, Madrid, Alonso, 1941, p. 232).

2.2.- Fuentes archivísticas

2.2.1.- Archivo de la casa civil de S. E. El Generalísimo sito en las dependencias del Patrimonio Nacional

a) Telegrama:

[Telegrama 1: Mensaje común a los telegramas emitidos desde la Zona nacional. ¡Cualquier medio era bienvenido para incrementar la suscripción de fondos con destino al Tesoro Nacional del Gobierno de Burgos! Fuente:  http://saltataulells.com/fuentes-primarias/cesion-de-las-copas-y-trofeos-del-athletic-club-al-gobierno-de-burgos/]

[Telegrama 1: Mensaje común a los telegramas emitidos desde la Zona nacional. ¡Cualquier medio era bienvenido para incrementar la suscripción de fondos con destino al Tesoro Nacional del Gobierno de Burgos! Fuente: http://saltataulells.com/fuentes-primarias/cesion-de-las-copas-y-trofeos-del-athletic-club-al-gobierno-de-burgos/]

SALAMANCA BILBAO 11.40. 11.15 H- GOBERNADOR MILITAR

POR PRESIDENTE ATHLETIC- CLUB DURANTE EL PARTIDO CELEBRADO AYER (N. del A. del artículo: el anteriormente mencionado 10 de octubre de 1937) ME HAN SIDO ENTREGADAS COPAS Y TROFEOS EN NUMERO (sic) DE 145 CON DESTINO A SUSCRIPCION (sic) NACIONAL. PUNTO: RUEGO V. E. ME DIGA SI DICHOS EFECTOS PUEDO ORDENAR SEAN DEPOSITADOS ESTA SUCURSAL BANCO DE ESPAÑA O EL DESTINO DE LAS MISMAS QUE V. E. ORDENE”. (N. del A. de la web mencionada anteriormente: En la parte baja hay un texto escrito a mano, que dice lo mismo que indica el documento siguiente).

b) Notificación: “Burgos 15 octubre 7 (N. del A. del artículo: ¿1937?)
Teniente Coronel Ayudante Secretario Generalísimo.
Gobernador Militar de Bilbao.

S. E. el Generalísimo le encarga haga presente al Athletic Club su agradecimiento por el rasgo patriótico de desprenderse de Copas y trofeos con destino a Tesoro Nacional. Queda V.S. autorizado a depositarlos en Sucursal Banco de España esa Plaza.

Trasmítase:
De Orden de S. E.
EL TENIENTE CORONEL AYUDANTE SECRETARIO

c) Nota 1:

Cuartel General del Generalísimo
ESTADO MAYOR
Sección PRIMERA Núm. 3205
Nota para LA SECRETARIA MILITAR Y PARTICULAR DE S. E. PLAZA
El Gobernador Militar de Vizcaya en escrito fecha 10 dice:

Tengo el honor de remitir a V. E. adjunta carta (N. del A. de la web: dicha carta no se encuentra en el legajo investigado) del Industrial DON ALFREDO ALVAREZ, joyero tasador de varias copas y trofeos donados por el Presidente del Athletic Club de esta Capital; rogándole tenga a bien comunicarme si es conformidad de V. E. la tasación indicada para proceder a la venta de los trofeos o caso contario pueden estar depositados en esta Sucursal del Banco de España.

Lo que traslado con la inclusión de la carta que se cita para la resolución procedente.
Burgos a 14 de enero 1938
II Año Triunfal
P. O. EL TENIENTE CORONEL DE ESTADO MAYOR” Firma ilegible.

d) Nota 2:

NOTA PARA LA PRIMERA SECCION DEL ESTADO MAYOR DE S. E. EL GENERALISIMO.
En contestación a la nota de esa Sección de fecha 14 del actual se manifiesta, que puede contestarse al Gobernador Militar de Vizcaya en el sentido que las copas y trofeos donados por el Presidente del Athletic Club de aquella Capital pueden continuar depositados en la Sucursal del Banco de España en la citada capital.

Burgos, 26 de enero de 1938.
(Segundo Año Triunfal).

EL CORONEL SECRETARIO”.

Dejando a un lado el tema de la entrega de trofeos, creo así mismo, que, a fin de enlazar con el asunto del joven jugador athlético José Luis Justel Bollar, puede resultar de interés para las personas lectoras una breve mención de lo ocurrido con el Athletic Club en la temporada 1937-38, temporada en la que había finalizado la guerra para el País Vasco, quedando desde entonces bajo el yugo de los nacionales hasta la muerte del General Franco.

En el ámbito futbolístico caben destacar los siguientes hechos:

3.- El Athletic Club en los comienzos de la temporada 1937-38

3.1.- Adhesión del club a la nueva Federación Española de Fútbol con sede en San Sebastián y reapertura del campo de San Mamés (Fuente: MATEOS, José Mª: Los cincuenta años del Atlético de Bilbao, 1898-1948. Bilbao, Talleres Escuelas J. de P. de Menores, 1948).

En Bilbao, martirizado por la contienda bélica, el 28 de setiembre de 1937 se celebró una misa en la iglesia parroquial de San Vicente, ofreciéndose en sufragio de las almas y recuerdo de los socios, jugadores, directivos y simpatizantes del Athletic Club. Por la tarde, ce celebró una junta general ordinaria, en la sede del club, para dar cuenta de la gestión directiva ¡desde 1935! Aquella asamblea decidió adherirse a la Federación Española de Fútbol[2] que se había establecido en San Sebastián. Así mismo, se eligió directiva, siendo nuevamente confirmado como presidente con Luis Casajuana Curiel[3].

A este último le acompañaron: Roberto Arteche (vicepresidente), Carlos Bayo (secretario), Eduardo Lastagaray (vicesecretario), Juan Bengoechea (contador), Claudio Gorostiaga (tesorero) y los cocales José María Olavarría, Pedro María Gaviria y Juan Aguilar.

Días antes de esa asamblea, los jugadores del Athletic Club ya se habían empezado a mover. Se preparan entonces partidos internacionales contra Portugal y fueron organizados encuentros de preselección, uno de los cuales tuvo lugar el 10 de octubre del 37 en San Mamés, partido con el que este campo volvía a abrir sus puertas y que vino a denominarse como Selección azul (Insausti; Zabala, Oceja; Aranaz, Deva, Ipiña; Epi, Amestoy, Vergara, Bienzobas y Gorostiza) vs. Selección blanca (Eizaguirre [Guillermo][4]; Ciriaco, Quincoces; Muñoz, Arana, Ortúzar; Venancio, Gárate, Chacho, Tomás y Vázquez), siendo arbitrado por el colegiado Eduardo Iturralde y terminando a favor de los azules por 4 goles a 1.

3.2.- Anuncio del Campeonato de Vizcaya o Torneo Amateur (Fuente: AIESTARAN, Carlos: Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942). Bilbao,  Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2001, pp. 136-140)

El Athletic Club tenía que renovarse, ya que casi todas sus figuras se encontraban en México con la selección de Euskadi. Por eso el club bilbaíno volvió, como siempre, a sus orígenes, a la cantera, a empezar prácticamente de cero para construir un nuevo equipo. Para ello, se anunció en noviembre del 37 un campeonato infantil en el que sólo podían participar jóvenes entre 15 y 19 años.

La chiquillada se dirigió a los diferentes medios de comunicación escrita pidiendo detalles del torneo. Fue entonces cuando el presidente del Club, Luis Casajuana, comunicó públicamente la noticia y envió a los medios de comunicación el reglamento por el que se iba a regir el campeonato, rogando a los mismos su publicación. La nota enviada por el Athletic Club a los diferentes medios de comunicación fue publicada por estos el día 3 de noviembre de 1937 y decía lo siguiente:

El Athletic Club de Bilbao organiza un torneo infantil de fútbol (Campeonato de Vizcaya) entre equipos compuestos por jugadores mayores de quince años y menores de diecinueve que se regirá por el siguiente reglamento:

Primero.- Cada equipo inscrito dará el nombre con que desee denominarse y los nombres y dos apellidos, edad y dirección de cada uno de sus jugadores, que pueden llegar a dieciséis como máximo, indicando al mismo tiempo el color de la camiseta que vestirán.

Segundo.- Los equipos inscritos quedan obligados a presentar al Athletic Club los documentos probatorios de la edad de sus jugadores en el caso de que el Club organizador lo solicite.

Tercero.- La forma de jugarse el torneo se establecerá al conocerse el número de equipos inscritos, forma que desde ahora aceptan todos los equipos participantes.

Cuarto.- Cada equipo inscrito tendrá un delegado que será quién le represente ante el Athletic, y cuyo nombre se dará a conocer a éste al mismo tiempo que los de los jugadores.

Quinto.- El Athletic se reserva el derecho de rechazar la inscripción de equipos y jugadores, sin obligarse a dar cuenta de las causas que tenga para ello.

Sexto.- El plazo de inscripción terminará el día 15 de los corrientes.

La reacción no se hizo esperar y, finalizado el plazo, se inscribieron 39 equipos: 1 de Arrigorriaga, 1 de Baracaldo, 2 de Begoña, 1 de Berango, 19 de Bilbao, 1 de Dos Caminos, 1 de Echévarri, 2 de Erandio, 1 de Gadácano, 1 de Guecho, 1 de Lamiaco, 1 de Las Arenas, 1 de Las Carreras, 1 de Luchana, 1 de Portugalete, 1 de Sestao, 1 de Valmaseda y 2 de Zorroza (N. del A.: se han respetado los nombres oficiales vigentes en la época).

Se realizaron tres eliminatorias y los cinco supervivientes de las mismas compitieron en una liguilla, que comenzó el 6 de febrero de 1938 y finalizó el 27 de marzo.

EQUIPO

PJ

PG

E

P

PUNTOS

Carmen de Baracaldo

7

4

3

0

11

Solocoeche Sport

6

3

3

0

9

AET de Bilbao

7

2

2

3

6

SEU de Guecho

6

0

1

5

1

Portugalete Chiqui

2

0

1

0

1

Esta clasificación se basa en los partidos realmente jugados por todos y cada uno de los cinco contendientes. No obstante, según criterio del Athletic, organizador del Torneo, al haberse retirado de la competición el Portugalete Chiqui, este quedaba fuera de la tabla clasificatoria y, así mismo, para la misma no se computaban los partidos jugados por dicho equipo. Hecha esta observación, la clasificación que se dio por válidamente definitiva fue la siguiente:

EQUIPO

PJ

PG

E

P

PUNTOS

Carmen de Baracaldo

6

3

3

0

9

Solocoeche Sport

6

3

3

0

9

AET de Bilbao

6

2

1

3

5

SEU de Guecho

6

0

1

5

1

El día 3 de abril de 1938 se jugó en San Mamés la final del torneo del que se proclamó brillantemente campeón el Carmen de Baracaldo tras derrotar al Solocoeche Sport por un abultado 6-1.

Por último, comentar que fue en este torneo donde destacó el neófito José Luis Justel Bollar, jovencísimo jugador al que alude en su artículo José Ignacio Corcuera. Acerca de su figura futbolística y su trágico destino en plena juventud hablaremos más tarde.

3.3.- Cierre de la temporada 1937-38 por parte del Athletic Club (Fuente: AIESTARAN, Carlos: Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942). Bilbao,  Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2001, pp. 155-157).

Con relación a la finalización de la temporada caben destacar los siguientes aspectos:

Primero: La decisión adoptada por la Junta Directiva de dar por terminada la temporada futbolística fue aplaudida por los medios de comunicación puesto que hacía ya tiempo que venían defendiendo tal forma de actuar por parte de los clubes de fútbol. A modo de ejemplo, veamos la opinión de José Val, expresada en su columna ‘Notas del Anochecer’ del vespertino Hierro en su edición del 6 de junio de 1938:

La temporada futbolística de la España nacional empieza, ¡afortunadamente!, a languidecer. Y decimos ¡afortunadamente! porque no se puede admitir el que a fines de junio se juegue al fútbol como se hacía antiguamente. No. ¡Tiene que desaparecer!

El amigo Mateos ya ha roto el hilo, y aplaude al Athletic porque da por terminada su temporada futbolística por este año. Y los demás clubs deben hacer lo mismo, y al que no quiera hacerlo, obligarle.

Desde mediados de septiembre, y esto lo más temprano, hasta mediados de junio, y esto otro lo más tarde, ya creo que se pueden dar patadas al balón. ¿No les parece, señores futbolistas?

La final de la Copa de las Brigadas de Navarra se juega el día 19 del corriente, (N. del A.: dicha final se aplazó al día 26 de junio), y luego a descansar hasta septiembre. Esto les conviene a todos; primero, a los jugadores, y luego al mismo fútbol.

Fútbol poco y bueno es mejor que mucho y malo, pues en este segundo caso, los jugadores se presentan en el terreno de juego hasta asqueados del balón. Así que ahora, en la España nueva, el deporte por el deporte, por lo que tiene de nuevo y nada más.

Segundo: Con motivo de la edición de un número extraordinario dedicado al primer aniversario de la ‘liberación’ de Bilbao a manos del ‘Glorioso Ejército Nacional’, don Luis Casajuana Curiel, el presidente del Athletic Club, a petición del crítico deportivo del vespertino Hierro, publica en el mencionado diario el día 20 de junio de 1938 el escrito siguiente:

Señor don José Luis Isasi. Crítico deportivo del diario HIERRO.-Bilbao.

Mi estimado amigo: Me pide usted que le exponga en unas cuartillas los hechos y los proyectos del Athletic durante los doce meses que llevamos incorporados a la España Nacional. Yo no sé escribir artículos y, además, el amigo Maza acaba de exprimirme con una ‘interviú’ y me ha dejado vacío, suponiendo que hubiese contenido algo.

Así es que voy a dar a usted algunos datos de los dos puntos cuya exposición me pide y, con ellos redacte el artículo, con la facilidad que tiene para estos menesteres, o haga lo que mejor le parezca.

¿Qué ha hecho el Athletic durante estos últimos doce meses? –me pregunta usted–. Vivir. ¿Le parece a usted poco en las actuales circunstancias que vive un Club de fútbol? (Si alguien le dice a usted que hay fútbol, no le haga caso). Llamo vivir a tener una Junta Directiva, un local para domicilio social, campo de fútbol, empleados que atiendan lo necesario y dar señales de vida. Todo ello, modesta, pero decorosamente. Y todo ello gracias a la generosidad de unos cuantos athléticos de verdad que aportan su cuota nada más para que el Athletic viva y pueda, tan pronto como haya fútbol oficial, exhibir por toda España su clásico juego, y con él reanudar sus tradicionales triunfos. Y me parece que no van a quedar defraudados.

El Athletic ha dado señales de vida organizando un campeonato ‘amateur’ de Vizcaya entre menores de 19 años, que nunca estuvieron federados. Terminado este campeonato formamos un equipo. Un conjunto. No once chicos u once mayores que se pusieron a jugar al fútbol, no; un equipo. Y, además, nuestro, del Athletic, porque el Athletic, y sus amigos descubrieron los jugadores que lo forman, y los juntaron, les aconsejaron y enseñaron.

Todos ellos, jugadores inéditos, con nombres desconocidos en el fútbol. No quisimos formar un equipo con jugadores conocidos –jugadores propios, del Athletic, se entiende, porque con ajenos ni pensar– porque era preciso retirarlos del puesto en que su deber con España los ha colocado. Y ese modesto equipo de chicos ha hecho un papel muy airoso jugando contra profesionales[5]

De otras cosas que ha hecho el Athletic no le doy detalles porque ya hemos hablado de ellas. Ha contribuido, modestamente, a la suscripción para el Tesoro Nacional (“N. del A: además de entregando los 145 trofeos que descansaban en las vitrinas del club”) organizando un partido entre selecciones nacionales, a Frentes y Hospitales, a Auxilio Social y, como consecuencia, al Subsidio pro-combatiente.

El Athletic tiene proyectado solucionar de una vez el asunto de su campo Torre Madariaga[6], instalándose definitivamente allí o en San Mamés, y tratar de aminorar los impuestos que podemos llamar fijos, no a los que gravan el espectáculo, es decir, a los que hay que pagar aunque no haya fútbol. Pretendemos que las Corporaciones Públicas, que siempre han tenido con el Athletic consideración y benevolencia, sigan teniéndolas y, además, le ayuden. Estos dos puntos, Torre Madariaga e impuestos, cuando acabe la guerra. Y la próxima temporada, en octubre, si no hay fútbol oficial, el Athletic hará lo necesario para que haya fútbol que interese. Los proyectos como usted ve, son muy bonitos: veremos las realidades.

Su buen amigo q.e.s.m., El presidente del Athletic.

Tercero: Por último el Athletic Club organizó para el día 20 de julio un funeral por sus caídos del bando nacional, ¡por supuesto! Así lo recogió Hierro:

En sufragio de las almas de los que murieron defendiendo a Dios y a España en los campos de batalla, y de los que fueron bárbaramente asesinados en cárceles y barcos, el Athletic Club de Bilbao ha organizado para mañana un funeral, que se celebrará en la iglesia de San Vicente Mártir de Abando, a las nueve de la mañana.

Rasgo simpático, muy propio del Athletic, ha sido este de acordarse de los que siempre estarán presentes en nuestro corazón, ya que murieron en defensa de su ideal, del mismo por el que estamos luchando todos los españoles.

Todos los socios del Club bilbaíno han de acudir mañana al funeral, testimoniando así el cariño que todos los españoles sentimos por nuestros héroes, y no sólo los socios, sino que todos los simpatizantes del Athletic, los que siempre le han sido fieles, acudirán a este acto simpático.

Socios asesinados[7]:

ALZAGA ITURRIZA, Juan; ARANA CHURRUCA, Álvaro; ABAITUA ARSUAGA, Felipe; CAREAGA URIGÜEN, Alfonso; CAREAGA, José Antonio; CUBILLAS URRUTICOECHEA, José; DÍAZ ROMERO, Joaquín; GONZÁLEZ CAREAGA Y URQUIJO, Adolfo (exalcalde de Bilbao); GOICOECHEA ARANA, Luis; IÑARRITU URIGÜEN, Julián; LANDECHO SALCEDO, Juan; MOLANO ASSO, Eduardo; OREGUI BEDIAGA, José Miguel; ORTIZ DE LA RIVA ARANA, Julián; SERRANO DE LA MATA, Pelayo; ZUBIRÍA SOMONTE, Gabriel de; ZUBIRÍA SOMONTE, Rafael de; ZUBIRÍA SOMONTE, Tomás de.

Muertos en el frente de batalla:

ASTIGÁRRAGA ECHÉVARRI, Enrique; BERGARECHE MARURI, Fernando[8]; SABAS VIVANCO, Ernesto; CASTELLANOS LEDO, Manuel; ECHEVARRÍA MARTÍNEZ-BAEZA, Manuel[9]; LACHIONDO ARECHAVALETA, José A.; MONTALVO OROVIO, José María (VII Conde de Macuriges); OLASO OLASO, Gonzalo.

Por todos ellos mañana se elevarán innúmeras oraciones al Todopoderoso.

4.- José Luis Justel Bollar:  Su carrera futbolística, su trágica desaparición en el frente[10]  e hipótesis del porqué tras su movilización no fue reinsertado a la vida civil

Al hilo de lo anteriormente  por José Ignacio Corcuera dice en su artículo [“(…). En ese contexto cuesta mucho, muchísimo, entender la desgracia del neófito José Luis Justel. ¿Por qué pereció en el frente, cuando sus compañeros apenas si oyeron silbar las balas a partir de 1938? Podríamos no averiguarlo nunca.”], tengo a bien ofrecer una teoría (no apoyada ni sustentada en ninguna prueba escrita) relativa a la desgracia del jovencísimo futbolista sestaoarra José Luis Justel Bollar. Tal teoría o, mejor dicho, hipótesis, anteriormente expuesta en el mencionado libro sobre el portero José María Echevarría Ayestarán, es la siguiente:

Tras los partidos de presentación en la sociedad futbolística del nuevo Athletic compuesto mayoritariamente por jóvenes jugadores seleccionados de entre los participantes en el Torneo Vizcaya y tras el descanso veraniego de 1938, comenzó nuevamente sus entrenamientos el día 2 de setiembre, a las órdenes del masajista Perico Birichinaga. Todos ellos estaban dispuestos a conseguir que el Athletic Club tuviera un equipo digno de su nombre.

[San Mamés, 26-06-1938. Equipo de ‘cachorros’ del Athletic. De pie y de izquierda a derecha: Manu Viar, Bertol[11], Eguskiza, Idígoras, Kirschner, Echevarría (estos tres últimos porteros), Larrazábal, Gamechogoicoechea y Lecue. Arrodillados y de izquierda a derecha: Lejardi, Díez, Saldaña, Nico Viar (hermano de Manu), Gardoy, Justel, Izaguirre y González (Fotografía cortesía de Garbiñe Bitorika Apeztegia, viuda de Echevarría).]

[San Mamés, 26-06-1938. Equipo de ‘cachorros’ del Athletic. De pie y de izquierda a derecha: Manu Viar, Bertol[11], Eguskiza, Idígoras, Kirschner, Echevarría (estos tres últimos porteros), Larrazábal, Gamechogoicoechea y Lecue. Arrodillados y de izquierda a derecha: Lejardi, Díez, Saldaña, Nico Viar (hermano de Manu), Gardoy, Justel, Izaguirre y González (Fotografía cortesía de Garbiñe Bitorika Apeztegia, viuda de Echevarría).]

[José Luis Justel Bollar. Nacido en Sestao el 9 de abril de 1920 y dado por desaparecido en acción de guerra durante la Batalla del Ebro en el frente de Gandesa el 10 de noviembre de 1938. Probablemente sea la última fotografía en la que aparece con la camiseta rojiblanca. (Fotografía cortesía de su sobrino Francisco Javier López Justel)].

[José Luis Justel Bollar. Nacido en Sestao el 9 de abril de 1920 y dado por desaparecido en acción de guerra durante la Batalla del Ebro en el frente de Gandesa el 10 de noviembre de 1938. Probablemente sea la última fotografía en la que aparece con la camiseta rojiblanca. (Fotografía cortesía de su sobrino Francisco Javier López Justel)].

Seguía retumbando, entretanto, el cañón en los campos de batalla, y Echevarría, como muchos de sus compañeros de equipo, fue movilizado. Si bien es cierto que este hecho tuvo lugar en el cuarto trimestre de 1938 y que aquel fue destinado, tras pasar una corta estancia en el cuartel de Garellano (Bilbao), inicialmente a Estella y, posteriormente, al Regimiento América con base en Pamplona, también lo es el hecho de que, incomprensiblemente, fue licenciado como lo demuestra su presencia en las alineaciones de los partidos jugados por el Athletic Club contra el Alavés en San Mamés el 12 de octubre de 1938, contra la Real Sociedad en Bilbao el 6 de noviembre de 1938, contra el Admiral Graf Spee en el mismo terreno de juego el 17 de noviembre de 1938, contra la Real Sociedad, también en San Mamés, el 6 de enero de 1939 y, por último, su participación en el Campeonato Regional que transcurrió en el periodo comprendido entre el 15 de enero de 1939 y el 4 de abril del mismo año. El hecho del licenciamiento casi inmediato se puede calificar de incomprensible, puesto que después de haber intentado obtener información de lo más documentados Archivos Militares del Ejército español, en ninguno de ellos se ha podido obtener respuesta a esa situación extraordinaria. Si entramos en el terreno de las hipótesis y damos por válidas, sin confirmación documental, puesto que en el Athletic Club no existe, o ha desaparecido, un archivo de correspondencia de aquella época, las declaraciones de su íntimo amigo Valentín Pomposo, corroboradas por Jesús Moragues  y otros compañeros de su quinta, lo que quizás pudo ocurrir fue lo siguiente: el Athletic Club, por iniciativa de la Junta Directiva y, seguramente, con la mediación del alcalde bilbaíno José Félix de Lequerica Erquiza[12] (cargo que ocupó desde el 19 de agosto de 1938 hasta el 29 de marzo de 1939), se dirigió personalmente al general Moscardó, quien fuera director, con el grado de coronel, de la Escuela Central de Gimnasia de Toledo y quien estuvo al frente de la defensa del Alcázar de Toledo durante el asedio de las tropas republicanas desde el 22 de julio hasta el 28 de setiembre de 1936, solicitándole el regreso a la vida civil de varios jugadores movilizados (entre ellos, Justel y Echevarría). Este último regresó y Justel, por el contrario, no. El hecho de que Echevarría pudiera reintegrarse a la vida civil y Justel no, fue resultado, casi con toda seguridad, del azar, del destino o del sino que cada uno llevamos escrito. En efecto, la quinta del 41[13], movilizada tanto por las tropas republicanas como por las nacionales, fue llamada obligatoriamente a filas por trimestres, perteneciendo Justel al segundo y Echevarría al cuarto. Este hecho de pertenecer al llamamiento del cuarto trimestre fue, casi con plena seguridad, lo que permitió que la situación favoreciera a Echevarría frente a Justel.” (Fuente: AIESTARAN, Carlos: Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942). Bilbao, Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2001, p. 30).

[Estella (¿octubre de 1938?). José Luis Justel junto a varios compañeros sestaoarras, pertenecientes a la quinta del 41 e integrantes del batallón ‘Arapiles’. Fila superior y de izquierda a derecha: Dámaso (¿), (¿) Susilla y Marcelino Atucha. Agachados y de izquierda a derecha: José Luis Justel y Juan Talavera. (Fotografía cortesía de Marcelino Atucha).]

[Estella (¿octubre de 1938?). José Luis Justel junto a varios compañeros sestaoarras, pertenecientes a la quinta del 41 e integrantes del batallón ‘Arapiles’. Fila superior y de izquierda a derecha: Dámaso (¿), (¿) Susilla y Marcelino Atucha. Agachados y de izquierda a derecha: José Luis Justel y Juan Talavera. (Fotografía cortesía de Marcelino Atucha).]

4.1.- A modo de homenaje a José Luis Justel Bollar

No quiero terminar es pequeño y resumido trabajo sin hacer un pequeño homenaje merecido a este joven futbolista desparecido trágicamente durante la Batalla del Ebro en el frente de Gandesa. ¡Y qué mejor para ello que recordar las palabras que su gran amigo Adrián Celaya Ibarra[14] le dedicó en el prólogo del libro que intenta recoger su corta pero rica biografía (Fuente: AIESTARAN, Carlos: Fútbol y Metralla. Homenaje al sestaoarra rojiblanco José Luis Justel Bollar (1920-1938). Bilbao,  Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2003, pp. 19-21).

RECORDAR A JUSTEL

Aquella hecatombe que fue nuestra guerra civil segó la vida de muchas personas de nuestro entorno, amigos, compañeros de juegos o de trabajo, familiares… Quienes éramos jóvenes vimos desaparecer muchos amigos queridos, que se iban en la plenitud de su vida, en los frentes o en la barbarie de la retaguardia. Se fueron casi sin dejar huella, sin la oportunidad de que les despidiésemos, a veces sin más recuerdo que el de sus familiares más directos, llevándose sus ilusiones truncadas por la violencia. Tras su muerte les condenábamos a la gran injusticia del olvido.

Es posible que como espectadores no nos percatáramos de la terrible crueldad de aquella tragedia. Hoy pienso con frecuencia que nuestro mundo, y nuestra vida serían muy distintos si no se hubiera privado del derecho a vivir a muchos de los nuestros, y algunos de entre los mejores. Cada muerte hacia peor nuestra sociedad. ¿Qué hubiera sido de ella con las aportaciones de tantos jóvenes inteligentes y emprendedores a los que no les dimos ninguna oportunidad?

En este libro se recuerda a uno de los caídos injustamente, que además fue mi amigo. José Luis era un futbolista, y también mucho más, era una persona a la que yo conocí y traté. El futbolista estaba preparado para dar vida a una nueva promoción del Athletic de Bilbao que iba a relevar al equipo exiliado; pero la persona, aquel muchacho inquieto e inteligente, iba a crear un ámbito de trabajo, seguramente una familia, e iba a hacer sentir el peso de su personalidad, pues estaba dispuesto a aportar su esfuerzo a una sociedad nueva. Esa sociedad, que nunca vimos hecha realidad, era el mundo nuevo con el que se nos había dejado soñar en los años de democracia, en nuestros años de jóvenes casi adolescentes.

No sé cuál pudo ser la razón de que Justel se acercara tanto a una persona como yo. Casi siempre lo encontraba en Baracaldo, lugar de paseo y de expansión para la muchachada de Urbinaga y Simondrogas, y aunque nos reíamos mucho, siempre terminábamos, José Luis y yo, en una larga charla mano a mano. Hablábamos de fútbol, por supuesto, pero también de muchas otras cosas, del sentido que tenía la guerra, de la que teníamos una visión muy negativa, de chicas, de chicas, de nuestros proyectos, de casi todo. Yo había terminado los estudios del Plan Profesional del Magisterio, estaba convencido de que la educación debía ser un gran factor de avance social, y estoy seguro de que Justel me tuvo que soportar algunas reflexiones sobre el tema, sin que recuerde que nunca le cansara.

Antes de aquel verano de 1938 fui movilizado, pese a mis esfuerzos por impedirlo, y no regresé a Sestao hasta los últimos días del año, gracias a un permiso de convalecencia. Allí me dieron la triste noticia. ¡José Luis Justel había desaparecido en acción de guerra!

¡Desaparecido! Es una terrible palabra, pero a diferencia de otras más terminantes, no cerraba la puerta totalmente a la esperanza. Pudo caer prisionero, pudo haber desertado ¿quién sabe? Los amigos comentábamos estas posibilidades en las que queríamos confiar porque Justel con su extrema juventud se nos había convertido en una figura grande. Pero no dejábamos de temer lo peor.

Supongo que la duda fue una tortura para los suyos. Y también fue tortura vivir imaginando lo peor, el dolor de no saber dónde, cuándo ni cómo aquel joven de tanta vitalidad había sido abatido en aquella absurda guerra.

Cuando la guerra acabó, me encontré en Madrid como estudiante el día en que llegó el Athletic nuevo, el de los jóvenes valores dispuestos a luchar en Chamartín con un equipo veterano. No sé porqué (sic) quería yo imaginar entre aquellos chicos de rojo y blanco que peleaban sobre el césped, la sombra de mi amigo Justel, y hasta pensaba que quizá hubiera podido impedir la derrota. Al terminar, mi amigo Ellacuría y yo quisimos ver a los jugadores y llegamos hasta los vestuarios, algo que hoy sería imposible, para visitar a los jóvenes vencidos que nadie podía imaginar que pocos años después iban a ser un equipo de campeones, y vimos allí, abatido, triste entre sus compañeros, al simondrogués Panizo, otro sestaoarra que iba a ser una gran figura del Athletic, y que también aquel día de la derrota se había hecho notar. No teníamos muchas palabras para animar a nadie y dudo de que nuestra presencia sirviera de aliento a aquellos chicos que no estaban dispuestos a dejarse vencer por el miedo. Me desazonaba pensar que allí faltaba Justel.

Haciendo un gran esfuerzo para rescatarlo nos presenta Carlos Aiestaran una reconstrucción de la vida de este amigo. De alguna manera el papel escrito rescata la memoria de alguien que no debió morir. Es un grito de reivindicación frente al olvido. Me dolía que el nombre de Justel se fuera quedando en la memoria de unos pocos y que buena parte de la afición atlética no tuviera noticia de él. Este libro trata de hacer justicia.

Recuerdo las imágenes de la guerra carlista que mi abuelo me trasmitía siendo niño y me pregunto: ¿Serán esta muerte y destrucción de miles de jóvenes, las matanzas de nuestras guerras civiles, la suerte negra de nuestro pueblo? Y al recordar nuestra infantil indiferencia por los viejos carlistas, se rebela mi espíritu porque no quiero que aquellos amigos de nuestra guerra, compañeros míos, aquel Justel, y Mendiola y Ugarriza y Cachaza y González Esnarrizaga sigan siendo proyectos de vida frustradas.

El barrio que alguien señaló con el extraño nombre de Simondrogas, en homenaje, a un droguero, ha sido cantera de futbolistas desde los tiempos de Paulino “Cuatro Pelos” que cuando yo era niño fue portero del Athletic de Madrid hasta Panizo, Venancio, Urra, etc.; pero en mis propias vivencias no me puedo olvidar de mi amigo Doro[15], que afortunadamente sobrevive, tras una vida sencilla y honesta, y que derramó por todas partes alegría y camaradería. Lo traigo aquí porque siempre lo he puesto al lado de Justel, y me gusta pensar que los dos fueron amigos cordiales de una persona como yo, tan poco hábil para nada y menos para jugar al fútbol. Alguna veces en nuestros días de niñez hemos peloteado junto al puente de Simondrogas o en “las tortas” que era un campo más amplio, y mientras yo admiraba sus movimientos, ello sonreían ante mis torpezas. Pero todos fuimos entusiastas del “Kaiku”[16] y del Athletic.

Al recordar a Justel estoy abrazando también a aquel barrio, que yo tenía frente a la ventana en mi casa de Urbinaga, el barrio de mis amigos de niño y de joven, de las regatas de traineras, la cuna de un grupo importante de futbolistas. [FOTO 4: Justel antes de ser movilizado] Un barrio humilde que no atrae a los turistas, repleto de gente que en mis tiempos vestía de mahón, pero que dio muchos hombres de bien, no solamente futbolistas, sino hombres expertos y honrados que por todo el mundo dejaron la huella de su buen hacer.

Agradezco a Carlos Aiestaran que haya fijado su mirada en este importante lugar de mi infancia, hoy en clara decadencia, y sobre todo, le agradezco que al hacerlo se haya llenado de comprensión para unos hombres y un barrio que vivían en la pobreza pero tenían el alma llena de generosidad.

Justel06

[Carteles informativos de las fiestas del barrio de Simondrogas (VII Bajada) en homenaje al Athletic Club en sus bodas de brillante]

[Carteles informativos de las fiestas del barrio de Simondrogas (VII Bajada) en homenaje al Athletic Club en sus bodas de brillante]

Notas aclaratorias:

[1]: D. Emilio Serrano Jiménez, General de Brigada en situación de reserva, nombrado en Burgos el 16 de agosto de 1937, Segundo Año Triunfal, por S. E. el Generalísimo de los Ejércitos Nacionales, según certifica el General Secretario Germán Gil Yuste. (BOE, 17 de agosto de 1937, nº 30).

[2]: El día 11 de noviembre de 1937 se hace público en la prensa bilbaína el reconocimiento por parte de la FIFA de la Federación Nacional de Fútbol a través de un artículo del que se puede extraer lo siguiente: “…. Afortunadamente, como era de justicia, la F.I.F.A. en su última reunión resolvió el asunto a nuestro favor, reconociendo a la Federación Nacional como legítima, y siendo ella, y nadie más que ella, la que tiene el control de los equipos y de los jugadores de la España liberada. En el Presidente de la F.I.F.A., M. Rimet francés y en los delegados Mauro italiano y Bauwens alemán tuvo España unos magníficos defensores de la justicia y de la legalidad. ….

El día 14 se vuelve a incidir en la noticia, pero esta vez a través de un artículo titulado La F.I.F.A. y España: “Tarde o temprano la verdad y la justicia siempre salen adelante. Otra victoria, ¡una más!, acaba de alcanzar la España de Franco en el mundo internacional. La F.I.F.A., la Federación Internacional de Fútbol, acaba de reconocer a la Federación Nacional, que reside en San Sebastián, concediéndole autorización para concertar partidos internacionales. Bueno, hemos dichos partidos internacionales, pero verdaderamente no es así, ya que lo que nos ha concedido la F.I.F.A. es autorización para concertar partidos con otras naciones pero sin darles carácter de internacionales; es decir, todo es un juego de palabras, ya que podemos jugar con Portugal, Italia y Alemania, si bien no podemos llamar a esos encuentros internacionales. Ahora que podemos decir aquello de… y ‘en siendo de Zaragoza, que me llamen como quieran’. Los argumentos expuestos por nuestros delegados han sido tan claros que los señores que forman el Comité Ejecutivo de la F.I.F.A. han reconocido enseguida a nuestra Federación. Pleno dominio sobre aquellos jugadores y equipos de la España liberada tiene la Federación Nacional que reside en San Sebastián. No nos ha sorprendido la noticia, pues sabíamos cómo pensaba Mr. Rimet, presidente de la Federación Internacional, pero no por eso ha dejado de alegrarnos la buena nueva. Y todo lo que tiene de excelente para nosotros la noticia, la tiene de mala para los rojos, que de día en día van perdiendo lo poco que tenían si es que ‘El Feo’ les dejó algo en la caja. En el mundo deportivo el reconocimiento de la Federación Nacional, de residencia en San Sebastián, se ha comentado y elogiosamente, por cierto, si bien es verdad que varios diarios, incluso de izquierdas, al hablar de las cuestiones deportivas de España, solo hacían referencia a la nuestra, no citando para nada a la de Valencia. Después de este acuerdo, que ya empieza a colmar nuestras ilusiones, no completas aún, pues aún queremos más, según nuestro lema de España Una, Grande y Libre, la Federación Nacional tiene ya atribuciones para concertar partidos con quién crea oportuno. Desde luego, al tomar esta decisión, la F.I.F.A. no ha hecho más que obrar en justicia, dando cumplida satisfacción a los españoles que seguimos a Franco, a los españoles que amamos de verdad a nuestra Patria y la deseamos su engrandecimiento, preocupándonos de la guerra y de la paz, pues queremos que las dos victorias vayan unidas. La España nueva empieza su nueva era futbolística nacida con el partido del día 21 en Vigo y lo hace por derecho propio, una vez reconocida por la más alta autoridad futbolística mundial su legitimidad.” (Fuente: José Luis Isasi. Diario Hierro de 14 de noviembre de 1937).

[3]: Máximo mandatario del Athletic Club en el periodo (1935-1943), presidió toda la carrera deportiva de Echevarría y con él mantuvo una gran amistad personal. José María Unibaso, ‘Joma’, escribió sobre él lo siguiente: “…de la nada –e injustamente vejado, incluso falto al fin de la unidad en su directiva, excepto dos– es la figura más efectiva y grande de presidentes que ha tenido el Athletic. Yo sé bien de aquellos momentos. Tras empezar de cero, cuando la Copa y la propiedad de la Liga se conquistaban con el quinto título conseguido, hubo de abandonar la nave, pero ya ésta, dispuesta a navegar y triunfar por sí sola. Juanito Urquizu, que había intervenido como jugador en los Campeonatos anteriores al 36, había de ser como entrenador en el 43 quien llevase en propiedad la Copa al club.” (Fuente: Prólogo a la primera edición de Historia del Athletic: Caso único en el fútbol mundial [L’Equipe], de Enrique Terrachet).

[4]: Sevilla, 17 de mayo de 1909-Madrid, 25 de octubre de 1986. Portero internacional del Sevilla. Se le conoció con el sobrenombre del ‘Ángel Volador’. Debutó en Sevilla en el año 1922 con tan sólo 16 años. Medía 1,75 m pero saltaba más de 2,10 m. Marcó toda una época en el Sevilla, F. C. Combatió en la guerra civil española en el cuerpo de la Legión con el rango de oficial siendo herido en numerosas ocasiones. Terminada la guerra, abandonó la carrera deportiva para insertarse como profesional en el Ejército, siendo, posteriormente, seleccionador nacional, sustituyendo a Pablo Hernández Coronado.

[5]: Para más información sobre este tema puede consultarse AIESTARAN, Carlos: Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942). Bilbao,  Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2001, pp. 141-148).

[6]: Para más información sobre este tema puede consultarse el artículo Torre-Madariaga, un sueño imposible, escrito por el ya fallecido en Bilbao el año 2006 Alberto Bacigalupe Sologuestoa (periodista deportivo vasco, especializado en fútbol y ciclismo) y recogido en el blog del exsenador Iñaki Anasagasti Olabeaga (https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2014/03/torre-madariaga-un-sueño-imposible.html).

[7]: La mayor parte de ellos, si no todos, fueron vilmente asesinados de forma sumarísima en venganza por los bombardeos aéreos facciosos sobre poblaciones vizcaínas como Bilbao y Durango y por el terrible ‘pecado’ de ser presuntos simpatizantes del bando nacional debido a su militancia política (carlista, monárquico, …). Los vergonzosos hechos sucedieron en los buques-prisión Altuna Mendi y Cabo Quilates, teniendo este último el ‘honor’ de ser asaltado en dos ocasiones casi consecutivas: la primera, el 25 de septiembre de 1936 por milicianos incontrolados y, la segunda, el 2 de octubre por marineros republicanos del acorazado Jaime I. Los que no sucumbieron el 4 de enero de 1937 en los buques lo hicieron en cárceles o edificios habilitados como tales en El Carmelo, Los Ángeles Custodios (¡qué ironía!), Larrínaga, La Galera, etc. o, en actos de venganza, como sucedió con la familia Zubiría Somonte (Tomás Zubiría y su mujer María Somonte, tuvieron once hijos de los que siete sobrevivieron a su padre, pero solo quedaron tres tras las Guerra Civil, porque cuatro fueron asesinados en la misma: a excepción de Tomás, que fue asesinado en el buque-prisión Altuna Mendi, los otros tres, Gabriel, Rafael y Pedro (parece ser que no era socio del Athletic Club), así como la mujer de éste Ana María Garnica, murieron asesinados el 16 de junio de 1937, día de la ‘liberación’ del municipio de Getxo.

[8]: Fernando Bergareche, hermano de Luis Bergareche Maruri (autor del primer gol de los rojiblancos en la historia de la Liga [febrero del 29] en el partido disputado en Atocha contra la Real Sociedad, partido que acabó con empate a uno) y excelente jugador de fútbol. Nació en Erandio (Bizkaia) el 25 de mayo de 1916. Militó en el Guecho y fue fichado por el Athletic Club poco antes del ‘Alzamiento Nacional’ no llegando a debutar en el equipo rojiblanco. Fernando murió en acto de combate en el frente de Archanda el día 14 de junio de 1937.

[9]: Manuel Echevarría Martínez-Baeza. Nacido en Bilbao el 20 de febrero de 1916 y antiguo jugador del Athletic Club. Formó parte de la plantilla del equipo, en calidad de suplente, durante la temporada 1935-36. Era requeté del Tercio de Nuestra Señora de Begoña y murió en tierras levantinas a la edad de 22 años el día 13 de mayo de 1938.

[10]: Para más información pueden consultarse:

1.- Aiestaran, c. (2019, 1 de enero). Breve historia del futbolista rojiblanco José Luis Justel Bollar (Sestao, 1920-Gandesa,1938). Cuadernos de Fútbol. Recuperado de http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2019/01/breve-historia-del-futbolista-rojiblanco-jose-luis-justel-bollar-sestao-1920-gandesa1938/ (FUENTE:

AIESTARAN, Carlos: Fútbol y metralla. Homenaje al sestaoarra rojiblanco José Luis Justel Bollar (1920-1938). Bilbao,  Ediciones Beta III Milenio, S.L., 2003.

[11]

  Roberto Bertol, capitán del Athletic Club en la posguerra, falseó la fecha de nacimiento poniéndose un año menos para poder jugar el torneo amateur del Athletic Club. Según las normas del torneo tan sólo podían participar muchachos mayores de quince y menores de diecinueve y Bertol, a la vista de su partida literal de nacimiento, nació en Lizarza (Guipúzcoa) el día 2 de diciembre de 1917, siendo inscrito en el registro civil de la citada localidad al día siguiente. Por lo tanto, cuando se inscribió estaba a punto de cumplir los 20 años. Se consideraba bilbaíno por los cuatro costados desde que a los tres años le trajeran a esta capital.

[12]: (Bilbao, 30 de enero de 1890-Guecho, 9 de junio de 1963) ​ fue un político y diplomático español, alcalde de Bilbao y ministro de Asuntos Exteriores durante el primer franquismo. Para más información, véase: (https://es.wikipedia.org/wiki/José_Félix_de_Lequerica).

[13]: En abril de 1938 las autoridades de la República movilizaron a los jóvenes que, en circunstancias normales, deberían haber entrado en quintas en 1941: la llamada quinta del biberón. Se trataba de intentar salvar a Cataluña, sobre la cual convergían los ejércitos de Franco. Tres meses después, estos jóvenes de 18 e incluso de 17 años entraban en combate en la encarnizada batalla del Ebro. El otro bando también movilizó a sus jóvenes, pero apenas entraron en combate. (recuperado de https://elpais.com/diario/1983/10/09/espana/434502020_850215.html).

[14]: (Baracaldo, 1917-Bilbao, 18 de octubre de 2015) ​ fue un jurista y catedrático universitario español, especialista en derecho foral vasco y derecho autonómico, que llegó a ser miembro del Consejo General del Poder Judicial. Para más información, véase: (https://es.wikipedia.org/wiki/Adrián_Celaya_Ibarra)-

[15]: Nació en Sestao el 22 de abril de 1916 y comenzó a jugar, sin estar federado, en el Kaiku de Abajo (Sestao) y de ahí pasó al Sestao Sport, equipo en el que permaneció durante las temporadas 1932-33 y 1933-34. En la temporada 1934-35 fue fichado por el Athletic Club pero la suerte no le acompañó. Enfermó de la pleura y permaneció año y medio sin jugar, periodo de tiempo en el que estuvo reponiéndose en Alegría-Dulantzi (Alegría de Álava). Reincorporado al equipo bilbaíno en la temporada 1935-36, debutó el 15 de marzo de 1936, su único partido como rojiblanco, en el partido Valencia-Athletic que terminó con empate a un tanto. Al estallar la Guerra Civil se alistó como voluntario en el Batallón Gordexola a las órdenes del comandante Luis Urkullu. Tras la retirada del batallón del frente de batalla, éste se entregó en Baracaldo a las fuerzas nacionales, siendo internado en la cárcel del Carmelo en Begoña donde permaneció tres o cuatro meses. Una vez libre, ingresó en la Naval y en la temporada 1938-39 jugó en el Glorioso Deportivo Alavés. Finalizada la guerra (y tras ser represaliado) fichó por el Zaragoza, junto con Urbano Ruiz Bilbao, también de Sestao, permaneciendo en este equipo durante las temporadas 1940-41 y 1941-42. De aquí pasó al Baracaldo-Altos Hornos –anteriormente denominado Baracaldo-Oriamendi–, equipo en el que permaneció ocho temporadas consecutivas. Mientras, la directiva del Baracaldo le encontró una colocación en Altos Hornos, empresa en la que trabajó hasta su jubilación. Obtuvo también el carnet de entrenador, estando bajo su dirección técnica, entre otros, los equipos de Sestao. Portugalete, Santurce y Deusto. También fue secretario de la Sociedad Kaiku de Remo. Falleció a la edad de 89 años en la Residencia de Barrika (Bizkaia) el 25 de octubre de 2005, prácticamente dos años después de la presentación del libro dedicado a su amigo Justel y prologado por Adrián Celaya.

[16]: El Club Deportivo de Remo Kaiku es un club polideportivo fundado el 22 de diciembre de 1923​ en el barrio de Simondrogas, en la localidad vizcaína de Sestao. Su fundador y primer presidente fue Pedro Barrondo Garay. Debe su fama a su sección de remo, inaugurada en 1925.




Bilbao F. C., Athletic Club, y las primeras botas “Made in Spain”

La paleohistoria de no pocos clubes de fútbol suele ofrecérsenos cargada de medias verdades, mentirijillas, y hasta tergiversaciones interesadas. Cuanto más antiguo es el club, mayores acostumbran a ser las lucubraciones carentes de sustento documental, más valor suele otorgarse a cuentecillos transmitidos de generación en generación, y con menos verosimilitud se adornan hechos tan fundamentales como el propio nacimiento de la entidad. El Athletic Club de Bilbao dista mucho de constituir excepción. Algún revisionista trató, incluso, de emparentarlo con otro Athletic, conocido también como “Atleta”, compuesto en buena medida por británicos, que habría disputado choques cuando concluía el siglo XX. Por eso parece oportuno algún desbroce entre el confuso rastro de su pasado.

El Athletic Club se fundó oficialmente -esto es cumpliendo el preceptivo rito de inscripción legal- el 11 de junio de 1901. O sea, algunos meses después de su rival urbano, el Bilbao Football Club, constituido el 30 de noviembre de 1900. Aquel Athletic recién nacido contaba con 33 socios, uno de ellos extranjero: el defensa y empleado británico Alfred Mills, hombre que pese a residir sus buenos años en la villa nunca supo manejarse del todo en castellano, conforme sugiere una conocida anécdota, según la cual, estando ya retirado, se plantaba ante el taquillero, solicitando “dos turbinas”. Naturalmente le servían dos tribunas, pues en el pequeño “bocho” de la época casi nadie era ajeno sus dificultades idiomáticas. Por cuanto respecta al Bilbao F. C., 16 de sus 47 socios constituyentes eran extranjeros, británicos más concretamente.

Para enmarañar mejor los viejos rastros, el Bilbao, u otro Bilbao, debía existir, siquiera fuese alegalmente, en 1892, puesto que en noviembre de ese año se habría disputado un “match” entre el Athletic (el antiguo, entiéndase, el “Atleta”, en errónea traducción del inglés), y un Bilbao F. C. Desde el otro lado, es decir desde el Athletic Club, hoy se da 1898 como año fundacional, por cierto año para pocas fiestas y profunda depresión, como corresponde a la pérdida definitiva de Cuba y Filipinas, últimos bastiones coloniales de lo que siglos atrás fuese gran imperio.

En abril de 1902, el Athletic absorbió al Portugalete -nada que ver con el actual y ya centenario ente gualdinegro, representante de la villa jarrillera-, dando lugar según los plumillas al Portugalete Athletic Club. Parece que el Athletic ambicionaba al capitán y gran estrella portugaluja, y como resultado de las gestiones para atraerlo a sus filas, ambos entes acabaron uniendo fuerzas. Lo llamativo es que casi de inmediato deja de hablarse de ese Portugalete Athletic Club, redactándose las posteriores referencias siempre en torno al Athletic.

José María Mateos, caricaturizado por el dibujante bilbaíno K. Toño Frade.

José María Mateos, caricaturizado por el dibujante bilbaíno K. Toño Frade.

Bilbao F. C. y Athletic llevaban su rivalidad con los buenos modos exigibles a “gentelmen” portadores de levitón, sombrero, corbata y bastoncillo. Todos ellos se habían imbuido del “fair-play” británico durante su estancia en colegios anglosajones, donde además de familiarizarse con la gestión de astilleros, estudiar Comercio e Ingeniería de Minas, y volver con un aceptable inglés oral y escrito, se habían dejado atrapar por la pasión de un nuevo “sport” nacido para expandirse. Así se explica que ambos entes acordasen unir fuerzas bajo denominación de Club Vizcaya, con vistas a la Copa Coronación (1902), reconocida hoy día como primera Copa de España. Y que tras ese primer y coyuntural paso, el 29 de marzo de 1903, los socios del Bilbao decidieran integrarse en el Athletic.

José María Mateos, periodista, seleccionador nacional y máxima autoridad futbolística en Bilbao desde su púlpito de “La Gaceta”, amén de primer historiador del Athletic, narró estos hechos muy a su manera, sentando las bases de lo que con el correr del tiempo devendría en insostenible fábula. Según Mateos, el Athletic incrementaba su fuerza y adhesiones día a día, en tanto el Bilbao era presa de profunda languidez. Lo de la languidez pudiera tener cierta base, pero el Athletic ni muchísimo menos ganaba adeptos; tan sólo disponía de un socio más que en el momento de su fundación, pese a haber absorbido por el camino al Portugalete. ¿Qué motivó, entonces, la extinción del Bilbao F. C?. Pues sin duda la economía. Al menos así lo sugirió Manuel Castellanos Jaquet, uno de sus fundadores, en distintas entrevistas.

“El señor Castellanos, ingeniero, director de una gran Empresa metalúrgica, ha llegado a Madrid para asuntos profesionales. Se habló de ellos. Sin embargo, pronto quedaron de lado los temas serios para caer de lleno en nuestras viejas aficiones”.

Así inició una de ellas Manuel Serdán, el ya lejano mayo de 1948. Paseando sobre otras líneas, es fácil reconstruir la existencia de un Bilbao chiquito, con poco más de 15.000 habitantes, industrioso, emprendedor y ávido de novedades. El fútbol fue una de ellas. No la más trascendental, pero sí la que más poderosamente llamó la atención, siquiera fuese porque sus practicantes lo hacían en paños menores. La buena memoria de Castellanos deja escaso hueco a la duda:

El Bilbao F.C., creado por los muchachos “snobs” de la época, tenía necesidad de un campo. Como casi todos eran chicos “bien” de Las Arenas, y allí habitaba Ramón Corte, marqués de Lamiaco, obtuvieron por mediación de su hijo autorización para disponer de una campa donde disputarlos “matchs”. Claro que el marqués, todo un hombre de negocios, esquivando futuros riesgos respecto a la titularidad del suelo, impuso 50 ptas. anuales como precio de arriendo. “La temporada siguiente, y en vista de la afición despertada por el juego, se construyó una pequeña caseta de madera. Entonces el propietario subió el alquiler a 1.000 ptas. ¡La ruina!”.

Manuel Castellanos Jaquet, fundador del Bilbao F. C. y presidente con más títulos en la historia del Athletic Club.

Manuel Castellanos Jaquet, fundador del Bilbao F. C. y presidente con más títulos en la historia del Athletic Club.

Ramón Castellanos Jaquet y su hermano Carlos, hicieron de todo, incluso jugar, naturalmente, en el Bilbao Football Club. Eran nietos de Carlos Jacquet y Saint Mars, banquero y comerciante parisino establecido en Bilbao hacia 1860, concretamente en el número 4 de la calle de La Estufa. Desde 1929 hasta 1933, Manuel Castellanos sería presidente del Athletic, convirtiéndose, gracias al buen oficio de míster Pentland y a un puñado de muchachos tan fuertes como entusiastas, en el mandatario más laureado del club: Cuatro Copas y dos Ligas, a razón de título y medio por campaña. El apellido Castellanos siguió unido al Athletic en segunda generación, mediante José Mª Castellanos Ledo, conocido como “Chitín” en la familia (Bilbao 8-IV-1909), hijo del presidente y defensa habitual para Mr. Pentland hasta colgar la camiseta en 1934. Ya sin el balón de por medio, sería campeón vasco-navarro de tenis durante varios años. Falleció víctima de un cáncer. Su hermano Manuel tuvo menos suerte. Alistado el día que las tropas nacionales entraban en Guecho, perecería sólo 24 horas después, en el frente.

Tanto el Bilbao F. C. como el Athletic del arranque, fueron pródigos en gente a la que el tiempo iba a convertir en ilustres.

Los hermanos Eduardo y Enrique Mac-Lennan Marmolejo, hijos de Francisco Mac-Lennan White, residentes en Portugalete, serían destacados industriales de la minería y el comercio carbonífero. Santiago Ledo Ortega, hijo del galeno Francisco Ledo García, fue médico, igualmente, y como tal director de un Dispensario Antituberculoso donde llevó a cabo su meritísima labor. George Langford, hijo de un comisionista, aportó, si se quiere, la nota exótica en el Bilbao de grúas, estibadores, marinos mercantes, oficiales, peones y constructores de buques, merced a su estampa de perfecto “gentleman”. Nunca, además, se planteó otra vida ajena a la soltería. Y Ramón de Aras Jáuregui, ante todo, omitido siempre entre los referentes atléticos, aunque decisivo, conforme se explicará después. Unos y otros gozaron de menos atención mediática, y por ello se hace difícil contar con sus voces.

José María Mateos también contribuyó a expandir la teoría de un bilbainismo nacionalista en el Athletic, poco menos que desde la cuna, y sobre todo tras el paso por su poltrona de la familia De la Sota; Alejandro de la Sota Eizaguirre (1904 y desde 1911 hasta el 17), y Manuel de la Sota Aburto (1926-29). Sin embargo todo parece indicar que ese bilbainismo nacionalista pasó al Athletic desde el Bilbao F. C., por más que la entidad contase con 16 extranjeros entre sus fundadores, y el Athletic fundacional aglutinase varios apellidos asociados al por entonces no muy bien visto credo nacionalista.

El 30 de noviembre de 1900, festividad de San Andrés y fecha en que quedó constituido en Bilbao Football Club, distaba mucho de ser un día cualquiera. Bien al contrario, desde finales del siglo XIX, el día de San Andrés fue elegido como celebración o fiesta nacional por los bizkaitarras de Sabino Arana, o sea los que andado el tiempo habrían de quedar como nacionalistas vascos. La cruz de San Andrés figura también en la bandera diseñada por el propio Sabino Arana, a modo de emblema o símbolo de la “nación vasca”; o sea, la actual ikurriña. Se antoja difícil pensar en una coincidencia casual, cuando la ley de probabilidades juega en contra por 365 contra 1. Pero es que hay más. En su primera directiva figuraba Ramón de Aras Jáuregui, ocupando el cargo de tesorero. Un tesorero que, a diferencia de los actuales en según qué ámbitos, ponía dinero de su propio bolsillo.

Ramón de Aras Jáuregui, presidente fundamental en el Athletic, por más que las “historias” de dicha entidad no acostumbren reconocerle méritos.

Ramón de Aras Jáuregui, presidente fundamental en el Athletic, por más que las “historias” de dicha entidad no acostumbren reconocerle méritos.

Con la integración del Bilbao F. C. en el Athletic Club, Ramón de Aras se convirtió en hombre fundamental para el devenir del club resultante. La revista “Hermes” recordaba tanta abnegación en su número 71, impreso el año 1921, con la perspectiva que otorga cierta distancia cronológica: “Puede decirse que desde 1903 hasta 1909 fue él, a la vez, Presidente y alma del Club”. Presidente en la sombra durante parte de ese periodo, convendría añadir, pues los honores presidenciales parece sólo le fueron otorgados desde 1905 hasta 1908. En abril de 1912, tantos desvelos y desinterés le serían reconocidos con el nombramiento de Socio de Honor, en Junta Ordinaria.

De Aras, ferviente bizkaitarra, fue elegido concejal nacionalista en el Ayuntamiento bilbaíno para el periodo 1913-17, aunque el gobernador se las ingeniase no permitiéndole tomar posesión hasta octubre de 1915. Corrían tiempos convulsos, y la autoridad, entonces, solía tener como lema el rompe y rasga. Fallecido en San Sebastián el 29 de noviembre de 1966, ni la prensa ni el Athletic, a la sazón Atlético, se hicieron eco del deceso. No eran días para encumbrar, siquiera fuese piadosamente, a figuras nacionalistas. El eco de los “25 años de Paz”, magna celebración del régimen, aún resonaba. España, por fin, intuía un horizonte esperanzador y con él síntomas de incontestable recuperación económica. Desde Francia, Inglaterra, Suecia, Bélgica y Alemania, llegaban las primeras oleadas de visitantes y divisas. El turista 1.999.999 apenas si era una canción veraniega entonada por Cristina, la de “Los Tops”, enronqueciendo patios y corralas desde la radio. Ni siquiera se pensaba en el turista 3 millones. La meta estaba en los 5 ó 6. Para eso se asfaltaban carreteras, levantaban hoteles a pie de playa, se establecía un menú turístico obligatorio y con precio tasado en bares-restaurantes, el alcalde de Benidorm había hecho un viaje en “Vespa” hasta Madrid dispuesto a lograr tolerancia a los bikinis en su playa, y el No-Do ofrecía imágenes de Torremolinos, Calpe, El Arenal mallorquín o Torredembarra, convenientemente censuradas, claro, no fuere a intuirse algún turgente torso de vikinga. Parecían soplar vientos favorables a la reconciliación. Así que, nada de enredar entre historias viejas, sentenciaba un régimen abrazado a postulados tecnócratas.

Los De la Sota, navieros, accionistas de banca y aseguradoras, con importantes paquetes patrimoniales en Altos Hornos, propietarios de prensa (Excelsior y Excelsius), de magníficos palacetes y manzanas enteras en el ensanche bilbaíno, sustentadores económicos de lo que habría de ser el Partido Nacionalista Vasco, probablemente no hicieron sino afianzar una filosofía pespunteada ya con anterioridad en el Athletic, sobreviviente a la Guerra y su secuela de purgas, a la avalancha de contrataciones extranjeras en los 50 del pasado siglo, al timo de los falsos oriundos paraguayos, a la reapertura fronteriza en vísperas de la transición, o el cambio de la peseta al euro. Una filosofía que tras acomodarse a la realidad de los tiempos, parece tatuada en el ADN de la afición rojiblanca.

Pero volvamos a Mateos, cuya influencia no acaba en la doctrina escrita del club bilbaíno.

Asegurar que mostró un decidido empeño en “hacer” que el Athletic prevaleciese sobre el Bilbao F.C., es quedarse corto. Para ello ni siquiera dudó en falsearle la edad, adjudicándole un bautismo en 1898, o lo que es lo mismo, anterior en varios meses a la constitución del F. C. Barcelona. Ya puestos, ¿por qué quedarse a medias?. De paso convertía a “su” Athletic en decano de nuestro fútbol, desconocedor, quizás, del Recreativo y sus circunstancias. Un Recreativo de Huelva entonces club muy menor, constreñido en sus propios límites geográficos. También cabe la posibilidad de que considerase extranjero al Huelva Recreation Club, constituido como estaba en su integridad por súbditos de Su Graciosa Majestad. Pudiera ser, pues también tuvo empeño en no publicar la lista de socios fundadores del Bilbao F. C., mientras hacía lo contrario con la del Athletic. Así cubría con un tupido manto a 16 británicos. Téngase en cuenta que sus monografías sobre el Athletic vieron la luz en época de patriotismo exacerbado. Y la mala digestión de ese patriotismo a ultranza acostumbra a estrellarse con cuanto arrastre aroma a “lo extranjero”. Josu Turuzeta Zárraga, autor de “El Athletic Club, origen de una leyenda o cuando el león era aún cachorro”, señala en la misma dirección a lo largo de su documentada obra.

El resultado de tanta manipulación, falsedad consciente y propósito injustificable, pudo verlo el propio Mateos, antes de quedar prácticamente ciego. Porque en 1948 “su” Athletic -Atlético por respetar la denominación de esa época- celebró con todo fasto unas Bodas de Oro que no le correspondían. Lo llamativo es que entre los miembros del comité organizador figuraban personajes obligadamente conscientes de la suplantación -el propio Castellanos, por ejemplo-, y aún vivían otros varios de entre quienes pusieron en marcha los proyectos de Bilbao Football Club y Athletic Club. A ellos nadie podía engañarles. Sabían muy bien cuándo dieron forma al sueño y cómo, en qué asamblea, los del Bilbao acordaron integrarse en el Athletic. Si hubo integración y no fusión, conforme recogió el acta, los primeros cincuenta años rojiblancos no se cumplirían hasta el 11 de junio de 1951, pues ni siquiera cabría poner a cero el contador a partir del Bilbao F. C. Pecadillo venial, bien mirado, porque, ¿acaso no es humano hincharse de vanidad, sabiéndose con un hueco en la Historia como artífices del primer club de fútbol estatal?. O al menos del primero con títulos, pedigrí, y etiqueta de grande. Debilidad humana, y como tal perdonable, por más que ello suponga un pisoteo a la Historia.

Huelga añadir que el centenario se festejó en 1998, y que entre Bodas de Oro y Centenario aparecieron varias obras “históricas” de la entidad, conteniendo refritos, guiños a cuanto varias visitas a la hemeroteca convertirían en deshecho, e inexactitudes no siempre inocuas. Si se hubiera buceado más entre legajos y encuadernaciones amarillentas, habrían aflorado, también, sucedidos y anécdotas nada desdeñables. Alguna, incluso, merecedora de hueco en los anaqueles de la Historia. Como la relativa a unas, las primeras botas de fútbol “Made in Spain”. Así lo narró Manuel Castellanos, o al menos así lo transcribieron:

“Mi padre, por mediación de un amigo suyo de un Banco de Crédito de Londres, (recibió) unas botas de fútbol que en Bilbao causaron consternación. Pasaron de mano en mano entre la admiración, y más aún el asombro de los hombres modernos de la época. Cayeron también en las de un zapatero llamado Germán Gómez, que vivía en la calle de La Estufa número 11(*), y él, con orgullo de artista, se comprometió a construir unas iguales. Y Germán las hizo. Magníficas. Al precio de 10 pesetas”.

Unas botas de este tipo, aunque probablemente sin tacos y con tiras de cuero en las suelas, debieron ser las primeras elaboradas artesanalmente en España.

Unas botas de este tipo, aunque probablemente sin tacos y con tiras de cuero en las suelas, debieron ser las primeras elaboradas artesanalmente en España.

Aquel no fue un par exclusivo. El afianzamiento del fútbol en Vizcaya sirvió para que el buen artesano tuviese que ir calzando a cuantos no llegaran desde Inglaterra con borceguíes pesados, de los que cubrían tobillos, talones, y garantizaban el “shoot” merced al doble remate de cuero en las punteras.

Por cierto, sin apartarnos del Athletic, también resulta curioso el hecho de que hasta Gregorio Blasco ningún guardameta luciera guantes en el campeonato argentino. Blasco, indiscutible en el Athletic campeón de Mr. Pentland, internacional en las contadas ocasiones que Ricardo Zamora se lo permitió, fue de los expedicionarios del Euskadi, equipo propagandístico-deportivo sobre el que ya se ha tratado en “Cuadernos”. Defendiendo la portería del Euskadi, y patrocinado por un fabricante de neumáticos originario del país vasco, quedó subcampeón en el torneo mexicano. Tras disolverse aquel cuadro, suscribió ficha con River Plate, donde durante el torneo correspondiente a 1941-42 causaron sensación sus guantes. La prensa se hizo eco de esa novedad, preguntándose hasta qué punto los gatos podrían cazar con ellos. De retorno a México se alineó con los cuadros España y Atlante. Y allí, al implantarse el profesionalismo para la campaña 1943-44, se convirtió en el primer cancerbero que encajaba un gol como profesional, anotado por el argentino Ernesto Candía.

Tergiversaciones, patrañas, cuentecillos y anécdotas. La salsa del fútbol. Porque en definitiva, ¿qué haríamos si a estas alturas ya se supiese todo?.

(*) No confundir la actual Travesía de La Estufa, merced a sus 26 metros de longitud la más corta del callejero bilbaíno, con la que aquí se hace referencia. Ésta cambió su denominación durante el primer tercio del siglo XX. En Bilbao se conocía como La Estufa al lugar donde mediante calderines y hornillos se calentaba la brea para reparar buques en la vecina ría del Nervión. En ella, muy cerca de esos hornos, tuvo su taller el zapatero Germán Gómez.




Oceja, el futbolista digno

Durante la segunda mitad de los años 30, y hasta declinar los 40, el Athletic tuvo un defensa izquierdo espigado, enteco, serio y con carácter, natural de Cantabria. ¿Cántabro y en el Athletic?, se preguntará, probablemente, algún lector. Pues sí. En el Athletic de antaño, mucho antes de que se viese a Navarra o La Rioja como territorios “asimilables”, hubo varios “foráneos”. Anatol, Ortúzar, o Tamayo, por ejemplo, nacieron lejos del País Vasco. Es lo que tienen las tradiciones no escritas; pueden acomodarse al sentir de cada instante, a las necesidades deportivas o al pálpito puntual de las juntas directivas. Así, casi en cuanto nuestro protagonista colgaba la camisa rojiblanca, una magnífica camada de jugadores locales convirtió a los de San Mamés no en club vasco, sino vizcaíno por los cuatro costados. La necesidad posterior abriría el portillo a guipuzcoanos, en primer término, y luego a oleadas de navarros. Entre medias, sin duda apuntalada por el recuerdo inmediato de los buenos tiempos, cierta intransigencia extremista, con víctimas tan curiosas como Chus Pereda, Miguel Jones o Sarabia. En el primer caso, sólo el prestigio de José Mª Mateos, autoridad deportiva en Bilbao desde su púlpito de “La Gaceta”, impuso un punto de cordura al manifestar: “Por supuesto puede jugar en el Athletic quien ya ha formado en la selección juvenil de Vizcaya. No cabe ser vizcaíno para unas cosas y dejar de serlo para otras”. Pereda, finalmente, iría al Real Madrid, ante la negativa atlética a asumir las exigencias indauchutarras. El mayor de los Sarabia, en cambio, no tuvo abogado defensor cuando los rojiblancos, vista su partida de nacimiento, declinaron incorporarlo. Manuel, niño aún por entonces, y vizcaíno de la región minera, vengó simbólicamente la “afrenta” familiar, acaudillando a un Athletic campeón de Liga y Copa.

Pues bien, Isaac Oceja Oceja (Escalante, 29-V-1915), llegó a Durango con 5 años, en compañía de su madre viuda. Vivían en dicha localidad unos primos suyos, sin descendencia, y entre todos formaron una gran familia. “Me considero durangués a todos los efectos”, afirmó siempre el defensa. ¿Y qué otra cosa podía ser, residiendo en la villa, junto al Amboto, quince lustros largos?.

Con 14 años formaba en el Dragón durangués. A los 15 ya competía con la Cultural. Para estrenar los 17 se enfundaba la camiseta del Lemona, proclamándose campeón de Vizcaya. A los 18, con el Basconia de Basauri, volvió a renovar el título provincial. Corría 1934 y acababa de festejar su decimonoveno cumpleaños cuando el durangués Emilio Baqué Delclaux, socio del Athletic, advirtió a Máximo Royo, ojeador de esta entidad, que a un chico del pueblo se le quedaba pequeño el fútbol modesto. Royo estuvo siguiendo sus evoluciones, informó favorablemente, y Oceja llegó hasta San Mamés con la difícil papeleta de heredar el puesto hasta entonces ocupado por Juanito Urquizu.

Fue una temporada de cambios en el Athletic, pues el gran Pentland, el inglés de bombín, paraguas y purazo en ristre, el hombre sin cuyas enseñanzas hubiese tardado mucho más en despegar nuestro fútbol, también acababa de dejar ese banquillo, tentado por el homónimo madrileño. Isaac Oceja, que empezó de suplente, no hubiera podido elegir mejor marco para debutar en el Campeonato de Liga: ante el Madrid Fútbol Club -con la República, recuérdese, “merengues”, donostiarras, “periquitos” y racinguistas habían perdido su corona-, venciendo por 4-1 en Bilbao, con dos goles de Gorostiza, uno de Bata y otro del internacional León en propia puerta. Corría el 6 de enero de 1935, y ambos conjuntos formaron a las órdenes de Arribas. Esa campaña, sobre 22 partidos posibles, la reciente adquisición disputó 12. El Betis, bien nutrido de futbolistas vascos -Urquiaga, Aedo, Areso, Lecue, Unamuno, Larrinoa- resultó campeón, en tanto el Athletic, victorioso la edición precedente, concluía 4º. Un resultado pobre, que iba a impedir la renovación del técnico Patricio Caicedo. Durante el siguiente ejercicio, el dúo Garbutt – Olabarría, ya con Oceja de titular en 18 encuentros, hizo valer sus eternas armas: fútbol directo y contras fulgurantes, aprovechando el olfato rematador de Bata (21 goles en 20 partidos), la acometividad de Iraragorri (11 tantos en 17 choques) y el tremendo disparo de Guillermo Gorostiza (9 goles en 18 comparecencias), velocísima locomotora por la banda izquierda.

Muguerza, Gorostiza, Oceja e Ipiña, entrenando en San Mamés. Mediaban los años 30 del pasado siglo.

Muguerza, Gorostiza, Oceja e Ipiña, entrenando en San Mamés. Mediaban los años 30 del pasado siglo.

Precisamente el carácter de Gorostiza, más difícil de sujetar fuera del campo que sobre el césped, determinó a los técnicos hacerle compartir habitación, durante los desplazamientos, con el novel Oceja. Otro cualquiera, recién cumplida la veintena, podía haberse dejado arrastrar por ese torbellino humano, devoto del exceso etílico y consumado explorador de noches, cuyo radar siempre detectaba cualquier portón entreabierto. El cántabro de Durango, por el contrario, serio, disciplinado e íntegro, podía ser, quizás, el único capaz de encarrilar al extremo. Intento vano, a la postre, pues Gorostiza apuntaba maneras de caso perdido.

A lo largo de la Guerra Civil, más en concreto en lo que hubiera debido ser campeonato 1938-39, Oceja jugó con el Baracaldo-Oriamendi. Al reiniciarse las competiciones volvió al Athletic, a un Athletic completamente rejuvenecido, no sólo porque el calendario hubiese corrido, sino porque puntales como Gregorio Blasco, Iraragorri, Zubieta o Muguerza, embarcados en la aventura del Euskadi, hacían las américas. Barrie, Echevarría, Bertol, Macala, Viar, Campa, Arqueta, Lorente, Macala, Ortúzar, Panizo, y hasta el mismo Agustín Gaínza, por más que la presencia de Gorostiza le impidiese debutar, constituían novedad. También debió haber estado en aquel equipo José Luis Justel, jovencito sestaoarra que tras deslumbrar durante los encuentros preparatorios cayó en el frente, luego de alistarse voluntario. No fue el único caído. Manuel Echevarría Martínez-Baeza, con dos partidos jugados la campaña 35-36, y Fernando Bergareche Maruri, habitual del equipo “B”, junto a Edmundo Suárez, el “Mundo” del Valencia en posguerra, perecieron de igual modo. Echevarría, requeté del Tercio Nuestra Señora de Begoña, murió a los 22 años en el frente levantino. Y Bergareche, hermano de Luis, primer goleador rojiblanco en el Campeonato Nacional de Liga, también en acto de combate, pero en el frente bilbaíno de Archanda. Compañeros de equipo y adversarios de trinchera.

La temporada de reanudación deportiva resultó espléndida para Isaac, por más que el Athletic concluyese tercero, a 3 puntos del Atlético Aviación y 2 del Sevilla. Sólo dejó de alinearse en dos encuentros, resueltos, por cierto, con derrota en casa ante el Sevilla (3-4), y empate a cero frente  al Betis. Fue esa la campaña de su definitiva consagración, y aún pudo ser mejor si el Athletic hubiese consentido traspasarle, ante el decidido interés del Barcelona. “Me ofrecían 300.000 ptas. de ficha, 6.000 mensuales de sueldo y un trabajo como representante de tejidos en la empresa de uno de sus directivos, con otras 35.000 ptas. más. El contrato de mi vida. Pero desde el Athletic no me dejaron marchar”. Y encima, añadimos nosotros, tampoco le mejoraron condiciones, conforme se había hecho acreedor cada domingo.

Isaac Oceja, caricaturizado por “Pisarín”.

Isaac Oceja, caricaturizado por “Pisarín”.

Esas cifras constituían un dineral en la España recién salida del horror. Cierto que las 300.000 ptas. no eran anuales, sino a distribuir durante los tres años de contrato inicial. Pero aun con todo, representaban un fortunón. Tómese como referencia el salario medio, frisando las 500 ptas. mensuales. O las primas por título en el Athletic, fueran éstos de Liga o Copa, cifradas en un billete de a 1.000. Lo del trabajo remunerado en la fábrica textil del mandatario azulgrana, pura pantomima o maniobra de distracción. Distintos responsables del régimen habían cacareado su total intolerancia ante los excesos de antaño, así como preferir futbolistas que además de competir estudiasen, o contribuyeran a levantar el país con trabajos compatibles. Además, en su afán por tasarlo todo, incluso quisieron fijar sueldo máximo a las estrellas del balón: el de teniente coronel. Huelga añadir que casi ningún club se avino a tales proclamas, aunque para no quedar como transgresores tuviesen que inventar trabajos ficticios, como el ofrecido a Oceja, “complementos de sobrealimentación”, dando por hecho que un deportista debía acudir al mercado negro ante la insuficiencia del racionamiento, e incluso fijos por partido.

El defensa izquierdo, “uno de los mejores zurdos de España”, según la prensa, tuvo que plegarse a la postura atlética. Pero la incomprensión rojiblanca, y sobre todo su cicatería, se le quedó clavada, como una espina.

Lo de zurdo de tronío tenía su gracia, pues Oceja no lo era, conforme alguna vez comentó. Ni fue zurdo él, ni otros herederos de su posición, como Aranguren, Escalza o Núñez, hasta la llegada del riojano Luis de la Fuente: “Trabajaba como peón de albañil cuando, con 15 años, empecé a pensar que tal vez acabara sacando algo del fútbol. Pero comprendí también que un buen jugador no podía manejar sólo el pie derecho. Así que todas las tardes, tan pronto acababa de trabajar, me iba a un campo, con el balón, calzando alpargata en el pie derecho y bota en el izquierdo. Y allí, dale que dale. Poco a poco fui consiguiéndolo. No sólo me convertí en ambidiestro, sino que acabé jugando mejor con la zurda”.

Si los toreros deben confirmar la alternativa en Madrid, algo parecido ocurría entonces con relación al fútbol. En la capital se concentraban los grandes medios de comunicación, allí ejercían las plumas prestigiosas, las que encumbraban mitos y hasta eran capaces de llevarle a uno en volandas a la selección nacional. Oceja, en 1940, explotó a la perfección una de esas comparecencias: “Lo recuerdo como mi mejor partido. Vencimos 0-1 en Chamartín, tuve en frente a Alsúa y lo sequé por completo. Aquello me sirvió como escaparate, de cara a la internacionalidad. Todas mis expectativas iban cumpliéndose”. Internacional absoluto en 4 ocasiones, donde más a gusto se sintió con la camiseta española fue en San Mamés, el 16 de marzo de 1941, ante Portugal, casi único adversario de nuestra selección mientras Europa fue pasto de la II Guerra Mundial. Esa tarde también festejarían el triunfo por 5-1 su compañero de vestuario Mieza, y el rojiblanco hasta sólo unos meses antes Guillermo Gorostiza. El campo bilbaíno, al servir de anfitrión, fue objeto de algunas mejoras. Y con ocasión del choque, al que asistieron varios militares alemanes de rango con base en la Francia meridional, se inauguraron las calles adyacentes al estadio.

Entrada del partido España - Portugal celebrado en San Mamés, con Mieza y Oceja, dúo defensivo del At. Bilbao, entre los convocados por el seleccionador nacional.

Entrada del partido España – Portugal celebrado en San Mamés, con Mieza y Oceja, dúo defensivo del At. Bilbao, entre los convocados por el seleccionador nacional.

Mieza y él no sólo eran compañeros, sino amigos. Juntos componían un zaga de absoluta garantía, cuando hasta implantarse la táctica WM, luego de que con ella se exhibiera el San Lorenzo de Almagro en su periplo por nuestro suelo, sólo formaban dos defensas. La campaña 1940-41, ambos disputaron todos los partidos del Athletic, Atlético de Bilbao desde el 1 de Febrero del 41, al entrar en vigor el decreto que prohibía la utilización de denominaciones extranjeras.Y el equipo, con 24 goles encajados, por los 36 del campeón, los 45 del Barcelona o los 53 del Valencia, quedaba subcampeón, a dos puntos de los aviadores madrileños. Pues bien, esa camaradería quedó de manifiesto durante la preparación de un choque internacional, con el clásico partidillo de entrenamiento: “Antes de iniciarse la segunda parte del mismo, el seleccionador, Eduardo Teus, quiso cambiarme al lado derecho. Yo no estaba muy conforme y me retiré, dándomelas de lesionado. Pero Teus tenía buen ojo. Se dio cuenta de que no estaba a gusto y me preguntó qué ocurría. Con el único que me entiendo es con Mieza, le dije. No hubo necesidad de más palabras. Para el siguiente partido Mieza estaba en la derecha y yo en la izquierda”.

Oceja04Pero no todas sus comparecencias internacionales resultaron satisfactorias. Midiéndose a Francia, en Sevilla, sufrió una grave lesión, acentuada durante los siguientes ocho meses sin tratamiento, puesto que nadie supo diagnosticársela. Llegó a pensar, incluso, en una retirada tan temprana como forzosa. Al menos hasta que le hablaron del doctor Moragas, en Barcelona. “A él le debo mi continuidad”, reconoció sin ambages, complaciéndose en el detalle. “Fui hasta Cataluña con José Luis Bilbao, al que apodaban “Bala Negra”. Tras observarle concienzudamente dijo: en quince días estarás jugando. Y no falló ni por exceso ni por defecto. Conmigo también fue clarísimo. Lo tuyo es menisco en estado avanzado. Estarás aquí durante un mes, tratándote; así evitamos la intervención quirúrgica. Transcurridos treinta días fui a entrenar al campo de Las Corts, con el Barcelona, y en cuanto hice un giro extraño sentí un “crack” terrible. Se me cayó el mundo encima. Adiós mi carrera, pensé, porque entonces el menisco roto representaba un adiós definitivo al fútbol. Sin embargo en la consulta el doctor me dijo: tranquilo, hombre, voy a operarte y tú seguirás jugando al fútbol. Di al Athletic que si quedaras mal, y Dios no lo quiera, no cobraré por la operación. Por suerte para mí, el Athletic tuvo que pagar. Me dejó perfectamente”.

Las lesiones constituyeron su cruz. La suya y la de tantos otros futbolistas, aunque en su caso llegaron en los momentos más inoportunos. La de Sevilla, siendo hombre fijo para el seleccionador. Y la doble rotura de tibia, en vísperas de renovar contrato. Tributos de jugador aguerrido, valorados tan sólo a medias y nunca recompensados. “Yo era duro, lo reconozco, pero jamás fui a lastimar. Además  exponía cuanto hiciese falta. A lo largo de quince temporadas nunca lesioné a nadie, y sin embargo a mí me cayó de casi de todo: brechas en la cabeza, una rotura de muñeca, el menisco intervenido, la doble fractura de tibia… Percances de los que otros no pudieron recuperarse”.

La fractura de tibia le dejó un sabor de boca por demás desagradable, que su sinceridad a toda prueba le impidió esconder: “En el club dieron por descontado que no podría rendir como hasta entonces, y para mi desgracia tocaba renovar. El caso es que me ofrecieron 750 ptas. por partido jugado. Una miseria, sobre todo después de haberme impedido resolver la vida en Barcelona. Pero esto no puede ser, les dije; si hasta los nuevos llegan con más ficha. Y ellos que nada, que o lo tomara o lo dejase. No me quedó otra que firmar, pero luego, llegado el momento, jugué 34 de los partidos 35 partidos disputados por el club a lo largo de toda la temporada, entre Liga y Copa. Sólo falté en uno, y no porque estuviese mal o así lo decidiera el entrenador. Simplemente porque de algún modo debía manifestar mi enojo e inconformismo. Sencillamente, no me dio la gana”.

Ese choque, resuelto en San Mamés ante el Valencia C. F., tuvo lugar el 16 de marzo de 1947, faltando otros cuatro partidos para dilucidar el título. Bilbaínos y “chés” se la jugaban, sintiendo en la nuca el aliento de At Madrid y C. F. Barcelona. Al descanso se llegó con empate a cero, y en la reanudación anotó Morera para el Valencia. Dos puntos de oro, por demás decisivos, puesto que el 13 de abril valencianos y rojiblancos iban a concluir empatados, yendo el trofeo de campeón hasta orillas del Mediterráneo por golaveraje.

Final de Copa correspondiente a 1944. Oceja, como capitán, encabeza la salida del At. Bilbao al césped de Montjuich. Tras él Lezama, Zarra, Celaya, Bertol, Iriondo…

Final de Copa correspondiente a 1944. Oceja, como capitán, encabeza la salida del At. Bilbao al césped de Montjuich. Tras él Lezama, Zarra, Celaya, Bertol, Iriondo…

Nunca se lo perdonaron. Por esa época, tanto en el fútbol como en la existencia cotidiana, tocaba aguantarse y achantar. La disconformidad estaba malísimamente vista. Imperaba la aquiescencia y el pastoreo, el “amén Jesús” o el “por la paz un avemaría”. Las reivindicaciones, fueran del tipo que fuesen, eran cosa de resentidos, de “gente empeñada en alterar la paz y sana convivencia, fruto de nuestra Gloriosa Cruzada y el pulso firme del Caudillo”. Desde los púlpitos se predicaba resignación. También la radio, merced a la voz persuasiva y bien timbrada del padre Venancio Marcos, desbravaba dignidades con frasecitas tipo: “La obediencia, esa libre esclavitud que nos sublima. Sed sumisos y no ambicionéis oropeles, lujo y riquezas. El demonio, en su maldad aviesa, inventó el dinero para corrompernos”. Muchos niños, sobre todo los educados en centros religiosos, recibían el título de “Cruzado de la Eucaristía”, con su carnet nominativo y todo, entre exhortaciones muy a cuento: “Cumple las cuatro consignas para conseguir este Reinado: ¡ORAR!, ¡COMULGAR!, ¡SACRIFICARME!, ¡SER APÓSTOL!. Sé puro, alegre, obediente y piadoso”. Obediencia y rebeldía eran conceptos antagónicos. Los insatisfechos solían ser tildados de “existencialistas”, como si tal concepto englobase hasta el último mal imaginable. Gente como Isaac Oceja, cabal, directa, valiente y sincera, rebelde ante cuanto les pareciera injusto, no solía prosperar.

El cántabro de Durango en capitán, saluda al valenciano en la final de Montjuich, concluida con victoria rojiblanca.

El cántabro de Durango en capitán, saluda al valenciano en la final de Montjuich, concluida con victoria rojiblanca.

“Es que llovía sobre mojado”, sintetizó un ya maduro Isaac, cuando asomaban los años 80, volviendo la vista a sus tiempos de corto. “También me quitaron la capitanía, al interpretarse mal desde el palco un gesto a Lezama, nuestro portero. Éste tenía mucha costumbre de saltar sobre los defensas para despejar balones, aunque ello significara golpear o aplastar a los compañeros. Ante el Sevilla hizo una de esas, con la mala fortuna de dejar el balón muerto en el área. El delantero andaluz sólo tuvo que empujar la pelota hasta las mallas, porque Lezama, yo mismo, y creo incluso que algún otro, andábamos por el suelo. Tan pronto estuve en pie me volví a él, gesticulando, mientras le decía: ¿Por qué no has pedido el balón?. Según parece, los directivos creyeron que le había insultado y me arrebataron el brazalete. Eso, lo de la interpretación, puedo entenderlo. Sin embargo no comprendí entonces ni ahora por qué no preguntaron a los compañeros acerca de lo ocurrido”.

Durante el verano de 1948 recibió un señor mazazo. El Athletic no contaba con él. “Me lo dijo Carmelo Goyenechea, entonces directivo y antes, cuando yo empezaba, compañero sobre el césped. Fue el peor momento de mi vida, no ya porque considerase podía seguir jugando, sino, sobre todo, porque a pesar de nuestras tiranteces siempre esperé otro comportamiento. Quince años rompiéndome la crisma, y mira”.

En realidad no fueron quince, sino catorce. Once temporadas defendiendo el escudo rojiblanco, y los tres años de guerra. Acababa de cumplir 33 primaveras y se encontraba bien. Para cubrir su puesto, en Bilbao probaron con Celaya, Aldonza, Arámbarri, Mugarra, Canito, y hasta con Garay. Desde el graderío se le echó en falta, máxime al observar que el equipo pasaba de los puestos nobles al anonimato de una sexta plaza en 1948-49 y 1949-50, empeorando el registro en 1950-51, con un séptimo puesto. Ni tuvo partido homenaje, como podría antojarse lógico, ni se dignaron explicarle por qué no. Quizás alguien pensase que su contribución en dos títulos de Liga y tres de Copa, amén de una indiscutida jerarquía en el vestuario, difícilmente lo justificaba. Recibió una oferta del Zaragoza, entonces deambulando por 3ª División, y allá fue, inicialmente sólo como futbolista y tras la espantada de Paco Bru, según parece incapaz de sobrellevar al frío de Torrero, en la doble condición de jugador-entrenador. Se le había olvidado cómo era el fútbol modesto, las instalaciones precarias, el fango por encima de los tobillos, la ira con que en muchos campos se encajaba la derrota… Felizmente los maños ascenderían a una nueva 2ª División, dividida en dos grupos. Aval suficiente para que le ofreciesen renovar, ya como técnico a tiempo completo. Su evocación de esos meses resulta lo bastante diáfana:

Su popularidad sirvió de reclamo a Bodegas Domecq, obteniendo a cambio sólo unas muestras de brandi, conforme era habitual durante los años 40 y 50. Entonces ningún futbolista se planteaba la explotación de hipotéticos derechos de imagen.

Su popularidad sirvió de reclamo a Bodegas Domecq, obteniendo a cambio sólo unas muestras de brandi, conforme era habitual durante los años 40 y 50. Entonces ningún futbolista se planteaba la explotación de hipotéticos derechos de imagen.

“Si en 1ª, con árbitros muy bragados, a veces ocurrían cosas increíbles, imagínate en 3ª. Jugando con el Athletic en Alicante, Tatono, un canario del Hércules, remató a gol con ambos puños ante mis narices y las del árbitro. Para mi sorpresa, el colegiado dio gol. Cuando fui hacia él como una bala, protestando, sólo escuché: Oceja, si anulo el tanto no salimos vivos de aquí ni vosotros ni yo. Pues bien, eso no era nada comparado con cuanto hube de escuchar el año de mi despedida. ¡Viejo, dónde vas, deja al chaval!. Y el chaval, a veces, tenía un par de años menos que yo. En los campos pequeños se oye todo, y a mí me enseñaron insultos nuevos. Entonces se jugaba muy pronto. A las tres o tres y media de la tarde en invierno, porque se hacía de noche y, naturalmente, ni soñábamos con torretas de luz eléctrica. La gente iba a vernos después de comidas bien regadas con vino, de tomar su buena copita de coñac en casa y otra más, u otras, entre amigos, antes de entrar o en la propia cantina del campo. En fin, aquello quedó de lado cuando ascendimos en Lérida”.

En efecto, el ser humano nunca termina de aprender. Y Oceja aún tenía pendiente otra lección amarga, dirigiendo al club aragonés en la división de plata.

Corría el ejercicio 1949-50. Durante el descanso de un partido en Tarrasa, al que llegaron perdiendo, penetró en los vestuarios un directivo zaragocista. “¿Qué pasa?”, espetó a los futbolistas hecho una furia, mientras cerraba de tremendo portazo. “¿No se os ha dicho que ataquéis por la izquierda, que para eso está comprado el defensa?. Y vosotros, ¡hala!, venga a intentarlo por el centro, por la derecha, por cualquier sitio menos por donde podéis pasar”. Oceja se le plantó de inmediato, asegurando que la dignidad deportiva no podía comprarse, porque carece de precio, y que puestos a seguir sobornando a contrarios, podían hacerlo con el dinero de su propia ficha. “Porque si eso es todo lo que confían en mí y en esta plantilla, aquí sobra alguien. O usted, y los que piensan de ese modo, o yo. Y ahora váyase”. El directivo salió un tanto aturdido, entre miradas de censura y un silencio sepulcral. “En ese mismo momento comprendí que no estaba hecho para el fútbol chanchullero y ruin que nos llegaba no sé de dónde. Resumiendo, no quise saber nada más del deporte profesional”.

Retrato a pluma correspondiente al inicio de los años 40. Un recurso muy socorrido de la prensa, ante la escasa calidad que las linotipias proporcionaban al trabajo de los fotógrafos.

Retrato a pluma correspondiente al inicio de los años 40. Un recurso muy socorrido de la prensa, ante la escasa calidad que las linotipias proporcionaban al trabajo de los fotógrafos.

Obtuvo el carnet de entrenador, sin embargo. En la primera promoción, además (Burgos, 1949), siendo Muñoz Calero presidente de la FEF. Desde hacía algún tiempo, los federativos venían dando vueltas a la conveniencia de establecer algún título que capacitase a cuantos optaban por sufrir desde el banquillo. Finalmente, a las órdenes de José Luis Lasplazas, los técnicos más habituales de categoría nacional y aquellos con mejor puntuación en los cursos celebrados al amparo de las Escuelas Regionales, se dieron cita en la Ciudad Deportiva Dos de Mayo. Bien mirado, más que una evaluación aquella convocatoria tuvo como principal fundamento “legalizar” a quienes ya habían acreditado capacidad y solvencia. Hubo 59 aprobados. Entre ellos muchos nombres ilustres, españoles y extranjeros: Por cuanto respecta al producto nacional, Baltasar Albéniz, Andonegui, Antonio Barrios, Bienzobas, Patricio Caicedo, Pasarín, Benito Díaz, Espada, José Escolá, Patxi Gamborena, Ricardo Gallart, Campanal I, Ipiña, Iraragorri, Iturraspe, Meana, Antonio Molinos, Higinio Ortúzar, José Mª Peña, Jacinto Quincoces, Quirante, Gaspar Rubio, Ignacio Urbieta, Urquiri, Juanito Urquizu, José Villalonga (seleccionador nacional que otorgaría a nuestro fútbol el primer título internacional en 1964), o Ricardo Zamora, campeón de liga con el At. Aviación las dos primeras ediciones posbélicas. Entre los extranjeros, Lino Taioli, Alejandro Scopelli, John Bagge o Helenio Herrera, que hasta el último instante estuvo amagando con la posibilidad de no presentarse, entendiendo que nadie tendría suficiente nivel para evaluarle.

Ese título sólo habría de emplearlo en categoría amateur. Sobre todo en el equipo de su pueblo adoptivo, la Cultural de Durango, cuya plantilla dirigió en dos etapas distintas. La primera desde 1954 hasta 1960, en 3ª División, por más que durante el ejercicio 55-56 los durangueses disputaran la fase de ascenso a 2ª. Y tras un año de descanso, nuevamente en el mismo banquillo desde 1961 hasta el 65; una campaña, la primera, en 3ª, y las restantes en categoría Regional. Tampoco tuvo reparo en poner aquel carnet a disposición de algún club, respondiendo siempre a la solicitud de amigos. Suyo fue, por ejemplo, el que evitó problemas federativos a Javier Clemente cuando, todavía sin titulación, debutara dirigiendo al Arenas de Guecho. El rubio baracaldés, por si hubiere alguien que no lo recuerde, había quedado inútil para jugar después de varias operaciones y una absurda entrada del vallesano Ramón de Pablo Marañón.

Oceja, futbolista digno y hombre íntegro, falleció en Durango el 24 de noviembre de 2000. Su hijo, defensa central, llegó a fichar por el Athletic, siendo cedido al Baracaldo cuando arrancaban los 60.




La zancadilla más absurda

Decir que el fútbol es pródigo en zancadillas, tanto dentro como fuera del césped, no supone ningún descubrimiento. Antaño por dorar la píldora al presidente, caer bien ante la prensa o informar cumplidamente al entrenador sobre cuanto se cociese en vestuarios, y hoy por contar con cualquier tipo de patrocinio, lucir planta ante determinados colectivos o la habilidad de un intermediario, no faltaron, ni faltan, medianías capaces de oscurecer a otros jóvenes en apariencia mejor dotados. Por supuesto, siempre ayudó a medrar emparejarse con la hija de un directivo, o ser vástago de entrenador prestigioso. Y más, si cabe, caer en gracia a la afición, muchasveces obedeciendo a razones tan discutibles como correr desesperadamente tras balones imposibles, regalar carantoñas a los aficionados más ultras o tirar de guadaña ante el adversario. Respecto a las zancadillas, las hubo y hay de todo tipo: de las que conducen al quirófano o a la retirada; de las que algunos, remojadas en copazos de cava, carmín, neón y  lentejuelas, enredan tontamente entre sus piernas, hasta el descarrilamiento; de las  que vertidas por malísimos consejeros o aduladores interesados, terminan carcomiendo el serrín de no pocos cerebros. Como de todo hay en la viña del Señor, incluso existen patadas increíbles de puro absurdas, puesto que provienen de los mismísimos consejos de administración o juntas directivas. Pudo dar fe de ello Iban Zubiaurre, lateral derecho guipuzcoano e internacional Sub-21, que cuando más alto apuntaba vio cortadas sus alas por la incapacidad de un presidente, en el camino que separa Bilbao de San Sebastián.

Iban Zubiaurre. Una carrera destrozada desde los despachos presidenciales.

Iban Zubiaurre. Una carrera destrozada desde los despachos presidenciales.

Iban Zubiaurre Urrutia (Mendaro 22-I-1983), ingresó en la Real Sociedad de San Sebastián siendo infantil, procedente del Elgóibar. Como uno más de los jóvenes “txuriurdin” fue escalando peldaños, hasta debutar con el primer filial, en 2ª División B, la campaña 2001-02, todavía con contrato de juvenil. Dos temporadas más, una en 3ª y la otra en 2ªB, le sirvieron no sólo para saltar al primer equipo donostiarra el 28 de  noviembre de 2004, choque resuelto con empate a 2 ante el Deportivo de La Coruña en Riazor, sino para proclamarse campeón de Europa Sub-19, junto a Fernando Torres o Asier Riesgo, entre otros. Lateral trabajador, de largo recorrido y con buena subida por la banda, era a sus 21 años uno de los más prometedores futbolistas vacos, razón por la que el Athletic bilbaíno lo incluyo en su agenda.Le avalaban 6 presencias internacionales con la selección española Sub-16, otras 6 en la Sub-18 y 5 en la Sub-19, amén de la ya comentada inclusión en la Sub-21. Y todo pareció sonreír a los bilbaínos cuando desde el entorno del futbolista les llegaron noticias sobre su inminente libertad contractual.

La Real Sociedad, entonces, vivía tiempos turbulentos. Con José Luis Astiazarán presidiendo su consejo de administración, las cuentas habían adoptado el color rojo escarlata, sin que de ello se derivara ningún logro deportivo. Astiazarán, descendiente de exiliados vascos en México, licenciado en Derecho y antiguo delantero centro del Sanse,Eibar, Sociedad Deportiva Amorebieta, Bilbao Athletic, Baracaldo y el desaparecido Sestao Sport, ariete con genio vivo, tosco y un tanto sucio, amigo de utilizar los codos en el cuerpo a cuerpo, estaba a punto de abandonar la poltrona blanquiazul para dar el salto a la de la Liga de Fútbol Profesional.Con él iban a abandonar el club, también, buena parte de cuantos componían su organigrama técnico, puesto que el mejor situado entre los optantes a la presidencia, el hasta hacía bien poco futbolista de relieve Miguel Ángel Fuentes (4 años en el Eibar y 14 en la Real Sociedad) aportaba un nuevo equipo. Y en ese contexto Roberto Olabe, aún responsable de la secretaría técnicadonostiarra, parece habría autorizado al padre y representante del muchacho a buscar acomodo lejos de San Sebastián, pese a que su contrato contemplara una cláusula de renovación por otro año, ejecutable a conveniencia del club.

Txema Noriega, Iban Zubiaurre y Fernando Lamikiz, en la prematura y posteriormente negada presentación del futbolista.

Txema Noriega, Iban Zubiaurre y Fernando Lamikiz, en la prematura y posteriormente negada presentación del futbolista.

En los prolegómenos de la campaña 2005-06, al populista presidente bilbaíno Fernando Lamikiz le faltaba tiempo para presentar a Zubiaurre como refuerzo para la inmediata campaña, sin contar con otro aval que el de la palabra de quienes representaban al muchacho. Palabra, como queda dicho, apuntalada a su vez en la promesa de Olabe. Ni un documento, fuese éste oficial, correo electrónico o mensaje de telefonía móvil, sustentaba la pretendida libertad del lateral derecho. Y Lamikiz, abogado en ejercicio, accionista de su propio bufete, cometió el imperdonable error de tirar hacia adelante. ¿Cabía mayor riego y despropósito?.

Cuando Miguel Ángel Fuentes tuvo entre manos el timón donostiarra se encontró con el pastel a medio cocinar, e hizo de la pretendida fuga una cuestión de honor. Olabe, entonces, se desdijo de la supuesta autorización otorgada al entorno del joven. Y la Real Sociedad, ya formalmente, procedió a reclamar al Athletic Club el importe íntegro de la cláusula de rescisión, cifrada en 30 millones de euros, puesto que, contractualmente, Zubiaurre seguía unido al equipo blanquiazul, una vez ejecutada la cláusula de renovación automática.A partir de ahí Lamikiz y su junta directiva se enredaron en una sucesión de argumentos a cual más insostenible, con el propósito de blanquear cuanto no había sido sino un cóctel de prepotencia, incapacidad y estulticia. “Zubiaurre no tiene contrato con el Athletic”, dijeron entonces. “No tenemos por qué pagar ninguna cláusula de rescisión, puesto nadie lo ha fichado”. Desde San Sebastián, lógicamente, se aferraban a la fuerza de los hechos: ¿Acaso no habían presentado oficialmente a Zubiaurre?. ¿Era costumbre en el Athletic, acaso, lucir como propios a jugadores de otros clubes?. Huérfanos de argumentos, la contrarréplica bilbaína hubiese cosechado un suspenso en cualquier examen de 1º de Derecho: “Aquello  no fue una presentación oficial, sino un anuncio de intenciones. Puesto que ahora la Real Sociedad exige el pago íntegro de su cláusula, el jugador no interesa”.

Podía discutirse mucho sobre qué daba carácter oficial a una comparecencia pública, pero cuando en ella intervienen el presidente de la entidad, un responsable técnico, como Txema Noriega, y el propio jugador, y si además se ha convocado a los medios de difusión, cualquier esfuerzo por negar obviedades resultaba no sólo inútil, sino insultante.

La Real Sociedad sometió aquellos hechos a la jurisdicción ordinaria y obtuvo una primera sentencia favorable. Zubiaurre, sin ficha con ninguno de los dos equipos y entrenando en las instalaciones de la Cultural de Durango, para no perder forma, anunció su intención de no recurrir al Tribunal Supremo ante las consecuencias que ese paso pudieratener sobre su futuro profesional, y en natural intento de encarar la vía negociada con Miguel Ángel Fuentes y su junta directiva. Pero allí no cedieron. Había abandonado unilateralmente el club para ingresar en otro y debía abonar su cláusula, so pena que el Athletic iniciara gestiones para su traspaso, algo a lo que desde Bilbao siguieron negándose en redondo.

La vía judicial, de nuevo, volvió a convertirse en única salida.Y aquella sentencia sustanciada el 9 de marzo de 2006, cifrando en 5 millones de euros la indemnización del futbolista a la Real Sociedad por ruptura unilateral del contrato, sería confirmada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, estableciéndose, además, la responsabilidad solidaria del Athletic.

A partir de ahí Fernando Lamikizy su junta dieron un nuevo giro de manivela. En cierto modo, aquella sentencia determinaba la culpabilidad del futbolista. El Athletic siempre había obrado de buena fe, en la convicción de que cuanto se afirmaba sobre la libertad contractual del joven era real. De manera que si por candidez o temeridad Iban Zubiaurre y su entorno acabaron introduciendo al club rojiblanco en un callejón sin salida, justo era que sufriese las consecuencias.Discutibles argumentos, donde se obviaba que el joven de Mendaro jamás habría dado aquel paso sin el aliento, el soporte, o incluso la instigación del Athletic.Pero fue dicho y hecho. Así, los 5 millones recogidos en la sentencia y abonados a la Real Sociedad por el Athletic, aún a pesar de cuanto en sentido contrario cacarease Lamikiz, salieron en un 50 % del contrato extendido al futbolista, luego de rebajar las condiciones pactadas para incorporarlo. Zubiaurre, pues, gozó de 287.500 euros brutos anuales, es decir alrededor de 300.000 euros por año menos de lo inicialmente acordado. Y todo ello durante 8 campañas, periodo anormalmente largo, pero imprescindible para completa la quita de 2.500.000 euros aplicada al futbolista.Se añadían también, ciertamente, distintas partidas o complementos supeditados al rendimiento deportivo. Pero en cualquier caso, como al de Mendaro le saliesen las cosas medianamente mal, podía cerrar su carrera con escasísimo provecho; casi sin alcanzar los mínimos del convenio marco establecido entre clubes y Sindicato AFE.

Zubiaurre con su muy emocionada madre, el día que por primera vez se enfundaba, ya oficialmente, la camiseta del Athletic Club.

Zubiaurre con su muy emocionada madre, el día que por primera vez se enfundaba, ya oficialmente, la camiseta del Athletic Club.

¿Negocio, pues, a la medida del Capitán Garfio?. Dudosamente, ya que los bilbaínos quedaban también atados a un jugador incógnita, no sólo por su juventud y escasa experiencia entre los grandes (14 partidos en Primera), sino por el parón de 18 meses a que los pleitos jurídicos le habían condenado. Año y medio en dique seco, que a la postre iban a pesar como mochila de plomo.

Iban Zubiaurre se incorporaba por fin al vestuario de San Mamés, en diciembre de 2006. Fuera de forma, con algún kilo de más y la ilusión intacta, tenía ante sí el difícil reto de competir con Iraola. Bocado excesivo para muchos defensas de la época, conforme pronto podría evidenciarse. Entre tanto, la Real Sociedad seguía pleiteando.

Durante las temporadas 2006-07 y 2007-08, Zubiaurre sólo vestiría la camiseta atlética en 3 ocasiones, dos de ellas correspondientes al Campeonato de Liga (un partido por campaña) y otra al de Copa. Pero además, junto al olvido de los técnicos, el guipuzcoano hubo de pechar con alguna sanción por indisciplina, como aquella que durante el ejercicio 2007-08 acarrease multa, por su apego a la nocturnidad en compañía del media punta Fran Yeste. Entonces, viendo que su futuro profesional por lo menos en lo económico comenzaba a vestir de luto, remitió a su agente un escrito (1-IV-2008), donde además de deshacer todo vínculo manifestaba reservarse las acciones judiciales pertinentes, ante la situación de precariedad a que sus gestiones le habían abocado.

Sin sitio en San Mamés, sería cedido al Elche C. F. la temporada 2008-09. Allí pudo volver a sentirse futbolista, con 23 presencias y un gol en el Campeonato de 2ª y más de 2.000 minutos jugados. Hubiese disputado todavía unos cuantos choques más, pero un problema de pubalgia lo mantuvo fuera de las convocatorias durante algunas semanas. “Este año me ha salido todo perfecto”, reconocía ante la prensa. Y a lo largo de otra entrevista hacía planes de futuro ante el micrófono de Cope Bilbao: “Vuelvo al Athletic con la intención de quedarme allí, dispuesto a pelearle el puesto a Iraola y demostrar a Caparrós que puedo estar en la plantilla”. No se engañaba, sin embargo, respecto a sus auténticas posibilidades, como dejó traslucir en la misma charla: “Visto lo ocurrido hace un curso, tampoco es que me haga muchas ilusiones. Entonces estaba solo con Iraola para jugar de lateral y tomaron la decisión de cederme, porque no iba a disponer de muchos minutos. Sé que ha probado a varios hombres ahí, como Murillo, Gurpegui o Eneko Bóveda, pero estoy convencido de que puedo hacerlo bien”.

Tras su gestión en el Athletic, Fernando Lamikiz hubo de encarar un calvario personal y profesional. Su paso por la poltrona no parece le resultase muy rentable.

Tras su gestión en el Athletic, Fernando Lamikiz hubo de encarar un calvario personal y profesional. Su paso por la poltrona no parece le resultase muy rentable.

Se quedó en el Athletic, efectivamente, pero sólo para saltar al campo una tarde en partido de Liga. Aquel año y medio sin competir parecía haberlo alejado definitivamente de la elite, por más que al sustanciarse su permanencia en el seno rojiblanco toda la familia Zubiaurre se las prometiera muy felices. Tanto como para que el progenitor, alto cargo en empresas vinculadas a la administración nacionalista vasca, le regalase un automóvil deportivo.

La vida seguía desarrollándose normalmente por Bilbao, excepción hecha de una reprobación cada vez más agria hacia la nefasta gestión de Fernando Lamikizen el Athletic. Corría el mes de junio de 2009 cuando el diario As se hizo eco de un encuentro casual entre el para entonces expresidente atlético y su colega donostiarra en el frontón Atano III, con ocasión de la final manomanista de pelota. Como no podía ser menos, ambos tampoco estuvieron de acuerdo en el pronóstico, según dejaron constancia ante los micrófonos de Radio Euskadi:Lamikiz se decantaba por Aimar, mientras Fuentes creía en las posibilidades de Irujo. Ambos parecían haber nacido para marchar por direcciones contrarias.

Durante la campaña 2010-11 otra cesión, esta vez al Albacete, tragada como un purgante. Y tan sólo 10 partidos más de 2ª en el currículo de un futbolista a la deriva. Para entonces la directiva rojiblanca había tenido que ingresar otros 906.232 euros en las arcas de la Real, como intereses de demora, al ser aceptada una nueva demanda guipuzcoana. Otro “éxito” de Lamikiz y su junta, o si prefiere una bocanada de oxígeno extra para la delicada salud blanquiazul, cuya asfixiaeconómicahabía desembocado en caluroso abrazo a la Ley Concursal.

Fuera del campo tampoco es que las cosas pintasen bien para el muchacho. Su representante, o mejor antiguo representante, puesto que la ruptura debió quedar sustanciada tras el escrito de abril de 2008, presentó demanda contra su ex representado ante el juzgado Nº 2 de Laredo, reclamándole 250.000 euros. Dicha cantidad equivalía al 10% estipulado en el contrato que los uniese, sobre el monto bruto de fichas y salario mensual durante los 8 años firmados con el Athletic. A su vez, el asistente legal de Zubiaurre contraatacaba con otra demanda reconvencional, exigiendo al agente 4 millones de euros en concepto de daños por su teórica negligencia y mala práctica.

De vuelta al Athletic, otro ejercicio, el correspondiente a 2011-12, sin asomar a las alineaciones del argentino Bielsa durante 38 jornadas ligueras. Para Iban Zubiaurre la cuestión no se reducía ya a entrar en las convocatorias o permanecer en la grada, sino en recuperar la salud, toda vez que el estrés y algo semejante a una depresión, habían sido somatizados por su organismo en forma de erupciones cutáneas, ampollas y dolorosa urticaria. Al menos en abril de 2011 la juez de Primera Instancia e Instrucción de Laredo había condenado al antiguo agente a indemnizarle con 329.000 euros, desestimando, al mismo tiempo, la dirigida en su contra. Pero a perro flaco no suelen abandonar fácilmente las pulgas. Y consecuentemente, hubo de encajar un nuevo revés, esta vez en el ámbito familiar. Antton Zubiaurre, su padre, alcalde de Mendaro entre 1991 y 1999, ferviente miembro del PNV y ex alto cargo de Industriadurante el mandato de Ibarretxe, había sido detenido meses antes, puesto a disposición judicial y declarado en libertad con cargos, acusado de espionaje informático a miembros notables del ejecutivo socialista presidido por Patxi López. El antiguo director general de la sociedad pública Sprilur -centrada en la gestión de suelo industrial-, habría “hackeado” con un programa espía distintos ordenadores, entre ellos el del nuevo director de esa sociedad, Tomás Orbea, pudiendo acceder incluso a los correos electrónicos.

La alarma había surgido ante ciertas anomalías en el rendimiento de esas máquinas, circunstancia que llevó a la consejería de Industria presidida por Bernabé Unda a presentar denuncia en un juzgado. La Brigada de delitos Informáticos de la policía autonómica, puesta a investigar, instalaría sus sistemas de detección, identificando de ese modo a los presuntos responsables. Entonces la ya precaria salud del páter familia sufrió un empeoramiento, con el resultado de dos infartos.

Antes de que echase a rodar el cuero la temporada 2012-13, desde el estamento técnico acordaron una nueva cesión al futbolista que no les encajaba. Esta vez bajando otro peldaño, puesto que la ya extinta Unión Deportiva Salamanca lamía heridas en 2ª B. Y allí, con menor exigencia y abundante protagonismo, pudo dejar sentada su negativa a sentirse “ex”: 33 partidos, con 3 goles, aunque eso sí, enmarcados en una pobre campaña charra, tampoco es que constituyesen mala marca. Luego, aunque su vínculo con la entidad bilbaína debiera finalizar en 2014, futbolista y club separaron sus caminos. Le habían hecho llegar desde el descendido a 2ª B Racing santanderino un contrato por dos temporadas y se proponía suscribirlo. Éste se dio por hecho en todos los medios de difusión, barajándose incluso cantidades económicas. Pero el fútbol, en sus constantes idas y vueltas, volvió dejarle sentado con otro regate demoledor. Apenas 30 días después de haberse sustanciado el acuerdo, en vísperas de arrancar el ejercicio 2013-14 y por causas nunca explicadas, aunque con toda probabilidad consecuencia de la caótica situación vivida en un ente al borde de la desaparición, desde la entidad cántabra se anunciaba la ruptura con Zubiaurre. El de Mendaro dijo entonces que no descartaba retirarse si las ofertas que pudiesen llegarle fuesen insatisfactorias.

Por esas mismas fechas cientos de obreros del balón dejaban nuestro suelo, ante las dificultades económicas muy habituales en 2B y su secuela de impagos, rumbo a campeonatos hasta hacía bien poco tan impensables, como Islandia, Malta, Rumanía, Kazajistán, Bolivia, Honduras, Hong-Kong, Tailandia o Nueva Zelanda. Él, sin embargo, se negó a tomar el pasaporte y emprender más aventuras inciertas. Con una tremenda frustración arrastrada durante 7 años ya había tenido bastante. Y sin vocearlo a ningún viento se apartó con discreción, si es que las circunstancias, en muy buena medida dirigidas por la chapucera mano de un presidente digno de perpetuo olvido, no lo habían arrinconado tiempo atrás.

El fútbol y sus malas patadas o aviesas zancadillas. Lástima que algunas de éstas procedan de donde menos se espera.




La mirada de Belausteguigoitia.

Mirar el pasado de un hombre extinto que sólo veía su propio presente es una de las sensaciones más intensas que un relator en video puede sentir. Hay que hurgar, hay que conectarse con el personaje a través de múltiples señales. Así nos ocurrió a la historiadora Zyanya Salcedo y a mi cuando entramos a la casa de Doña Nekane, hija menor del León de Amberes, José María Belausteguigoitia.

De inmediato encuentras esa huella que dejan los personajes de esta envergadura. Las fotos, los objetos, y la mirada. Sí, en esa mirada que él mismo pintó en un autorretrato encuentras el nexo con el pasado y con su personalidad congruente. Ni su propia hija, mucho menos nosotros podíamos hablar con plena certeza sobre el fubolista y su mito. Sólo la hija podía dar pincelazos de un perfil muy íntimo en donde el futbol iba y venía. Mientras el retrato iba mostrando a un gran hombre, íntegro y recto, un atleta natural, un ferviente creyente, un nacionalista vasco y perseguido de un régimen intolerante que lo hizo huir para establecerse en México. Belauste nunca utilizó la fama ni el mito del futbolista en su nuevo hogar, mantuvo un bajísimo perfil en el mundillo del futbol mexicano. Curiosamente, doña Nekane se hizo esposa de un futbolista mexicano, el arquitecto Héctor Ortiz, campeón con el Zacatepec y mundialista en 1950.

Hicimos hablar a la hija, quien con alegría plena nos llevó por los rincones de su casa. Ahí encontramos la esencia de  nuestro personaje y así lo presentamos.

https://www.youtube.com/watch?v=6kJZ07jUfx8




Biblioteca Martialay: Zarra, sin más

Zarra01

Los cursis de hoy –quizá huelga el hoy, o quizá los cursis- se quedarían tan ufanos diciendo algo tan original como “no diga Zarra, diga gol”. O, llegando a su cumbre creativa, dijeran o escribieran “Zarragol”. Se lo pondría más fácil, ya que gustan de decir pentasílabos  en vez de los monosílabos precisos, y les sugeriría “Zarraonandíagol” ¿A que queda precioso y llena mucho?

Pues bien, después de lo dicho, a nadie puede extrañar que afirme que Zarra era un jugador fabricado artesanalmente para marcar goles. Ya antes de ser cachorro de San Mamés –no sé como llamar a eso ¿acaso embrión no clonable de San Mamés, que era santo y era niño?- había metido ocho goles militando en el Erandio en uno de aquellos benéficos Campeonatos Regionales que los “hombres del fútbol español” se cargaron para estirar la Liga, que como todos saben, suelen ser elásticas…

Rabilargo

El dicho lo sentencia: “De casta le viene al galgo…”. Telmo Zarra tenía antecedentes en el fichero del fútbol español. Su hermano mayor, Tomás, nacido en diciembre de 1910, fue un portero que jugó nada menos que ocho años en primera división. De 1928 a 1934 en el Arenas de Guecho; desde 1935 a la Guerra, en el Osasuna de Pamplona. Quizá haya que subrayar que en la Liga 1930-31 hubiera sido el premio Zamora, de existir tal trofeo. Tras la guerra se replegó al Erandio, club que parecía fabricado a la medida de la familia Zarraonandía. Lo retiró Gorostiza en un amistoso, merced a un pisotón que le fracturó varios dedos de una mano.

El otro hermano futbolista, Domingo, también militó en la división de honor, con el Arenas de Guecho, en la temporada 1934-35.

Con su hermano como intermediario- quizá hubiera que emplear otra palabra a la vista de lo que se ve en el gremio- llegó a la secretaría del Athletic llamado por los directivos rojiblancos.

Posiblemente pensaban que Victorio Unamuno ya había cambiado su onza en el Betis campeón de Liga, con aquel conjunto estelar de Urquiaga, Areso, Aedo, Timimi, Saro y compañía. En la liquidación bética de junio de 1936, Unamuno compró su libertad por 5.000 pesetas y volvió al Athletic  justo por el doble.

Estaban acabando sus 19 años cuando le pusieron delante la ficha del Athletic. La firmó casi sin enterarse que le iban a dar 4.000 pesetas por ella. Y casi 500 todos los meses. Muchas veces los clubes no se enteran que hay jugadores que firmarían gratis…

Ya era jugador del Athletic, entonces Atlético. El cielo no era mejor. Acaso ahora, en esos primeros contactos con el más allá, esté calibrando sensaciones y comparando…

Lángara

Era su ídolo de niño. Era el ídolo de cuantos jugaban en aquellos años en la delantera del equipo del colegio. Acaso por Sevilla le robara protagonismo Campanal y por Madrid Elícegui. Pero Lángara era el rey.

Por esas vueltas que da la vida, cuando Lángara regresó a España y a su Oviedo en 1946,  fue seleccionado por Pablo Hernández Coronado para ir a Dublín a luchar con Irlanda el 2 de marzo de 1947. Los dos delanteros seleccionados eran Zarra y Lángara. El de Munguía dejó a Lángara en el banquillo.

Y eso que Telmo tenía una lesión de hombro que la prudencia hubiera aconsejado que no jugara. Pero se calló sus dolores. Los desvió a una ligera molestia que podía mitigarse con una infiltración. Jugó el partido. ¡Y metió dos goles!

Bien es verdad que Zarra era la furia y Lángara lo había sido, pero su paso por el fútbol argentino le había hecho menos fogoso y mucho más científico.

No se sabe si Zarra antes de salir a Dalymount Park le dijo a Lángara algo así como “Usted perdone, don Isidro, pero hoy juego yo”.

La internacionalidad le venía a Zarra desde un par de años antes.

Después del desastre de San Siro, ocasión en la que la Italia de Piola destrozó a la Selección española, hubo tres años de ausencia española en los campos internacionales. Se había acabado una etapa, la de Eduardo Teus, y se pensaba que había que esperar a las nuevas cosechas para revitalizar el equipo de España. La Guerra Mundial ayudó no poco a esa meditación en los cuarteles de invierno. Cuando Guillermo Eizaguirre tomó “la manija” del equipo sólo quedaban cuatro caras “viejas”: Germán, Ipiña, Escolá y Epi. Entre el pelotón de relevo de la vieja guardia iba Telmo Zarra.

Fue en Portugal, en el estadio Jamor de Lisboa. Y no, no marcó ningún gol. Entre César y Epi se repartieron el tajo del empate.

Martín

Mariano Martín era el ariete del Barcelona. Era un jugador increíble. Rápido, técnico, corajudo y goleador. El que se olvide su nombre en el fútbol español es una injusticia.

Bien puede decirse que Martín era el rival más empecinado de Zarra. Y así como Telmo tuvo que ver cómo sobrepasaba a Lángara, su ídolo, también le cupo la amargura de desplazar definitivamente a Martín. Fue en el partido contra Irlanda –siempre Irlanda presente en estos trances- en el Metropolitano de Madrid, el día 23 de junio de 1946. El barcelonista salió como titular. A los 35 minutos se “rompió”. Le relevó Zarra. Cuando se encontraron, uno de ida y otro de vuelta, Martín le dijo: “Esto ya se ha acabado para mí. Que tengas más suerte que yo.”

Y en efecto, se había acabado para la Selección aquel pura sangre llamado Mariano Martín.

Pero a un hombre espectacular le sustituía otro que no lo era menos.

Quizá haya que recordar cómo tras el partido de la Copa del Mundo de Brasil contra Chile –quizá el partido internacional más completo de Zarra – se escribió que “En los partidos que juegue Zarra hay que subir el precio de las entradas”.

Zarra02

Escartín, su “bestia negra”

Los estadísticos apuntarán que Zarra sólo fue expulsado una vez en su vida deportiva. Fue en un Valencia – Athletic. Un rifirrafe entre Álvaro, el duro defensa valencianista, y Zarra, acabó con ambos por tierra. Zarra se levantó rápidamente, mientras Álvaro quedaba tendido. Escartín echó a los dos porque Gainza le gritó: “¡Telmo, písale la cabeza a ese…!”. No se la había pisado, claro.

Cuando se van mirando las fotografía de la formación española ante los partidos, siempre había un punto fijo: Zarra.

Por eso causó enorme extrañeza al aficionado ver que en el equipo que se alineaba frente a Argentina no estaba Zarra. No estaba su referente. El sustituto era Adrián Escudero el extremo reconvertido en ariete por Pedro Escartín, a la sazón seleccionador nacional.

Tras ese partido le llevó a la excursión americana del verano de 1953 como carne de banquillo, quizá para hacerle menos cruel su definitiva ausencia del equipo de España. El Zarra internacional de España había pasado a la historia.

Pero no en el cariño de los aficionados. Al año siguiente, la Federación Española organizó un homenaje al “ariete de la furia”. Se llenó el campo madridista cuando todavía era ese destartalado estadio en el que Santiago Bernabéu quería meter a cien mil espectadores. Zarra los metió.

Todavía, a sus 33 años, llevaba sus minúsculos calzones y dejaba sus mangas al aire como serpentinas que enjoyaban su brioso empuje. Mangas que le ocasionaron no pocos sofocos en el Copa del Mundo de Río, porque en la guerra psicológica que los cronistas brasileños desencadenaban contra sus siguientes rivales advertían a los árbitros, en titulares, que tuvieran cuidado con las mangas de Zarra, porque le servían para ocultar las manos con las que se colocaba el balón para su más fácil disparo.

La cabeza

Indudablemente en la iconografía de Zarra hay infinidad de imágenes captando sus saltos prodigiosos y sus testarazos al balón con marbete de gol. Eso es justo. Lo que es injusto es ignorar su efectividad goleadora con ambos pies.

Propondría un reto a los eficaces y abundosos estadísticos.

Pongamos como marco de tabulación la temporada 1942-43 para que tengan margen suficiente. En 44 partidos, Zarra consiguió 40 goles. A ver si el golpe de tecla desvela cuántos fueron logrados de airoso cabezazo y cuántos con los pies. A lo mejor hay sorpresas…

La fiera

Así es como Blasco Ibáñez llamaba al público en su taurina “Sangre y Arena”. No, las cornadas no las daba el toro. Las daba el público con su exigencia, su desatino, su ignorancia.

En el fútbol me ha tocado asistir a varias de estas “cogidas” crueles e injustas. De pronto, alguien, sin duda un entusiasta de antaño, suelta el grito: “¡Fuera, viejo!”. Y corre como la pólvora por el graderío: “Viejo… Viejo… Viejo”. No. La culpa no la tiene ni esta época ni la que venga. Es eterno. A Pichichi, allá por los años 20, sus fieles de San Mamés le arrinconaban cada vez que no llegaba a un balón imposible o “fallaba” un gol que tampoco era pensable, pero que él forzaba para ver si la bendición de un tanto callaba esos gritos. Y arreciaban…

Fue el caso de Zarra. La “fiera” está ahí siempre. En todos los campos, en todos los tiempos, ante todos los jugadores.

Igual que Pichichi, igual que tantos y tantos, Zarra se rindió a ese grito demoledor.

Y se fue.

Ahora, en el cielo, que a buen seguro le tiene Dios esperando, esos gritos desaparecerán. Solo oirá los clamores de sus goles y los aplausos a sus jugadas brillantes, fulgurantes, eléctricas. Que para eso es el cielo…

Te echaré de menos Zarra. Llevo muchos años echándote de menos. Desde que cerraste el cerrojo a mediados de los años 50.  Hasta la vista.

Zarra03