Pelé y las giras del Santos y Brasil por España (1959-1974)

En la mayoría de las clasificaciones que recuerdan a los mejores jugadores de la historia del fútbol, citando claro está a jugadores retirados, suelen coincidir la mayoría de las veces con estos 5 jugadores: Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Beckenbauer y Maradona. Por abrumadora mayoría estos futbolistas tienen un común denominador: el grueso de su carrera y sus éxitos se desarrolló en Europa. Sin embargo uno de ellos es la excepción, ya que desarrolló toda su vida futbolística en Sudamérica a excepción de unos años finales en un incipiente fútbol estadounidense, y que solo cruzó el “charco” a la vieja Europa para jugar escasos partidos oficiales y bastantes giras de partidos amistosos. Obviamente estamos hablando de Edson Arantes do Nascimento, “Pelé” y en este reportaje vamos a recordar los partidos que jugo con su equipo de siempre, el Santos FC, y con la selección brasileña, durante su paso por España en su carrera futbolística.

Casi 20 años duró la unión de Pelé y el Santos, desde su incorporación en las categorías inferiores y su debut en el primer equipo, en septiembre de 1956, hasta su marcha en 1974. Tras sus primeros partidos pronto le llego la llamada de la selección, sin llevar 1 año como jugador profesional, debutando ante Argentina en Maracaná con gol incluido. Su progresión y ascenso fue meteórica y con un balance de apenas 5 partidos como internacional fue convocado para el Mundial de 1958 que se jugó en Suecia. A él acudió lesionado y tan solo pudo participar en el último partido de la fase de grupos ante la URSS. En las eliminatorias el fenómeno se destapó: marcó el único gol ante País de Gales, le hizo un triplete a Francia en semifinales y logro otros dos goles en la final ante Suecia. 8 años  después del “Maracanazo” Brasil tocaba el techo del mundo con Pelé como gran protagonista. La imagen del chaval de 17 años llorando tras ganar el torneo dio la vuelta al mundo.

La figura y el nombre de Pelé siguió aumentando, en parte por su juego y en parte porque el Santos jugo una serie de partidos amistosos fuera de Brasil que contribuyó en gran medida a expandir y acrecentar su popularidad. Esta gira le llevo primero por Sudamérica, durante los meses de Enero y Febrero, donde salvo en un partido, venció en el resto de encuentros que disputó: en Perú 3-0 al Sport Boys, 4-0 al Sporting Cristal y 5-1 al Deportivo Municipal; en Guayaquil derroto al Emelec por 3-1; en Costa Rica sendas victorias por 3-1 al Deportivo Saprissa y 2-1 a la selección nacional; en Guatemala al Comunicaciones por 2-1; en México al Chivas Guadalajara por 4-2, al León por 2-0; al Atlas por 4-1, 5-0 al América y derrota por 3-4 con el Dukla de Praga; victoria 3-2 ante la selección de Curazao y en Caracas 4-0 ante el Deportivo Español.

Tras esta gira exitosa quedaba claro que solo faltaba cruzar el “charco” para exhibir su fútbol y sus jugadores por el viejo continente. Con el final de la temporada en Europa, el conjunto santista se embarcó entre mayo y junio por una tournée exhaustiva, solo en el mes de Junio disputó 15 partidos en 6 países distintos, que le llevo en total por 9 países para jugar 22 partidos. A España llego a mediados de Junio tras haber jugado los siguientes partidos:

23-05-1959 Bulgaria (Selección B)         3 – Santos 3

24-05-1959 Bulgaria                             0 – Santos 2

26-05-1959 Royal Standard                  0 – Santos 1

27-05-1959 Anderlecht                          2 – Santos 4

30-05-1959 Gantoise                            2 – Santos 1

03-06-1959 Feyenoord                          0 – Santos 3

05-06-1959 Inter Milan                                     3 – Santos 2

06-06-1959 Fortuna Dusseldorf                        4 – Santos 6

07-06-1959 Nuremberg                         3 – Santos 3

09-06-1959 Servette                              1 – Santos 4

11-06-1959 Selección de Hamburgo       0 – Santos 6

13-06-1959 Selec. de Baja-Sajonia        1 – Santos 7

15-06-1959 Enschede                            0 – Santos 5

La primera ciudad española que visito el Santos fue Madrid. En principio se barajó la fecha del 18 de junio para jugar el partido pero el Santos tenia contratado un partido en Lisboa para el día 19 y prefería tener 48 horas de descanso entre ambos partidos. Finalmente se programó el partido para el día 17. El rival seria el Real Madrid quien había contratado al Santos de Pelé para participar en el partido homenaje a Miguel Muñoz. El madrileño fue el primer capitán blanco que levanto la Copa de Europa para el Real Madrid y había estado entrenando esa misma temporada al conjunto blanco tras su retirada, tras una carrera de 10 años en el conjunto blanco y más de 300 partidos a sus espaldas.

Marca

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Si bien todas las miradas estaban sobre la joven estrella brasileña, el propio entrenador santista se encargaba de aclarar en la previa que el Santos no era solo Pelé y que consideraba a este equipo como el más poderoso que había tenido el Santos en su historia. El joven brasileño fue objeto de entrevistas en el Hotel Alexandra y allí hablaba sobre el interés del Real Madrid que deslizaba la prensa aunque oficialmente no había nada: “Yo no sé nada, aunque se ha hablado mucho sobre el particular. Pero si se han hecho gestiones yo las desconozco”; también se le preguntó por sus preferencias en España y lo dejaba claro: “No tengo preferencias, jugaría donde me ofrecieran más dinero” El interés del Real Madrid en Pelé por aquel entonces  se quedó en una visita de Bernabéu al hotel del Santos donde el mandatario blanco vio demasiado niño al jugador y no quiso intentar el fichaje por aquel entonces. Cuando tiempo más adelante tomó la iniciativa ya era imposible por el coste del mismo.

El partido se programó para las 20:30, patrocinado por la Asociación de la Prensa, y el Real Madrid contó aquella tarde sobre el césped con dos refuerzos de lujo: Luis Del Sol, centrocampista bético que apenas un año más tarde se incorporaría al conjunto blanco y “Piru” Gaínza, el extremo vasco que ese mismo año se retiraba tras 19 años jugando en el Athletic de Bilbao, y quien al final del partido lamentaba el no haber podido jugar en el club blanco durante su carrera. Gento aquel día le cedió su banda para deleite de los aficionados. El Real Madrid formó aquella tarde con Berasaluce, Marquitos (Atienza 74′), Santamaría, Casado, Santisteban, Ruiz, Gento, Del Sol, Di Stéfano, Mateos (Puskas 54′) y Gaínza (Gento II 45′); mientras que el Santos lo hizo con Carlos, Getulio, Pavau, Dalmo, Ramiro, Zito, Dorval, Alvaro (Alfonso 74’), Pagao (Coutinho 25’), Pelé y Pepe. El Madrid vistió de azul, en deferencia al Santos que actuó de blanco.

Pelé y Puskas al finalizar el encuentro.

Pelé y Puskas al finalizar el encuentro.

A diferencia de los partidos precedentes, el Santos esta vez tuvo enfrente a un gran equipo, al cual le vino como anillo al dedo el juego virtuoso pero lento de los brasileños. Pese a que el propio Pelé adelanto a los visitantes, con un disparo potente desde más de 10 metros fuera del área que Berasaluce no pudo parar, el Madrid no se amilanó. Comprobado que el rival podía hacer mucho daño, el Madrid se apresto a controlar a su rival. Ruiz y Marquitos fijaron posiciones sobre Pagao, más tarde Coutinho, y Pepe para que la maquina blanca comenzara a carburar. La buena compenetración entre Di Stéfano y Del Sol propicio que empezaran a fluir los balones a los delanteros y en apenas 20 minutos el Madrid daba la vuelta al marcador. 3 pases de Di Stéfano hacia Mateos para que este alojara todas ellas el balón en las mallas defendida por Carlos. Pudo ser aún mayor la renta, puesto que otro pase de Di Stéfano a Mateos acabo en gol, que sin embargo fue anulado por el trencilla holandés por fuera de juego. En la segunda parte bajo levemente el tono del juego, al Madrid solo se le podía ganar por velocidad y ésta no era precisamente el arma de los visitantes. Pasados 10 minutos de la segunda parte el Santos se acercaba en el marcador con otra jugada de Pelé. Éste se planta en el área, siendo perseguido por Casado, Ruiz y Santamaría, y es zancadilleado dentro del mismo. El penalti pitado por el holandés Horn, fue lanzado por Pepe quien convirtió el 3-2. Parecía que acercándose en el marcador el Santos podía poner más emoción al partido, pero sin embargo Puskas con un cabezazo en plancha, se encargó de disipar todas las dudas.  Mediada la segunda parte, Pelé volvió a participar en la jugada del 4-3 al lanzar un duro disparo que Berasaluce no pudo atajar y que Coutinho recogió en el rechace para marcar. A poco del final, otra asistencia de Di Stéfano, esta vez a Gento quien colocaba el 5-3 final en el  marcador. A Pelé se le vieron destellos de gran jugador y pese a que estuvo muy buen marcado genero goles y juego dentro de un Santos que le buscaba en demasía y al que le faltaba un organizador que suministrara juego a la delantera.

Pelé en el césped del Bernabéu (Agencia EFE)

Pelé en el césped del Bernabéu
(Agencia EFE)

La única nota amarga del partido, en un estadio que casi cuelga el cartel de “No hay billetes”, fue el botellazo que recibió Pepe desde la grada al acercarse a un córner, aunque afortunadamente sin consecuencias para el jugador, no así para los agresores que fueron identificados y detenidos por la fuerza pública. Al final del partido Pelé fue entrevistado por la prensa madrileña acerca de su futuro y el posible fichaje por algún equipo español.

MARCA

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La gira del Santos continuó por Lisboa, donde empató a 2 contra el Sporting de Portugal, para volver a España, en concreto a La Coruña para jugar el XIV Trofeo Teresa Herrera el 21 de Junio. En esta edición del trofeo coruñés se había elegido un partido único entre el Santos y el AC Milan, pero estos últimos se cayeron del cartel vía telegrama, aduciendo una plaga de lesiones. La organización del torneo estuvo hábil y apenas cuatro horas más tarde de conocida la noticia, consiguió a través del representante del Santos en España, contratar al Botafogo como rival del conjunto santista. La rápida contratación fue fácil ya que el Botafogo también estaba de gira por Europa en ese momento. El nuevo contrincante no era baladí ya que en el conjunto titular  tenia a 4 de los jugadores de Brasil que habían sido Campeones del Mundo el año anterior en Suecia, en concreto Didí, Nilton Santos, Zagallo y sobre todo Garrincha. Junto a los 3 que aportaba el Santos hizo que la expectación se desbordara y a las 17:00 el estadio de Riazor presentaba un lleno clamoroso, superior a su capacidad real. El propio Pelé así lo recordaba en un artículo en 1994 rememorando este partido: “(…) Al parecer había 38.000 espectadores, pero a mí me pareció que había aún más. Estaban subidos a los sitios más raros y no cabía un alfiler en las gradas”

El cartel original del Trofeo

El cartel original del Trofeo

El partido está considerado como uno de los mejores de la historia del Trofeo, en cuanto a cartel de los contendientes, y en cuanto a fútbol, aunque este tardo más tiempo en ser valorado dado el fútbol más virtuoso, lento y elaborado que realizaban los brasileños, en contraposición con el fútbol más rápido y aguerrido que se disputaba por nuestros lares. Como ejemplo parte de la crónica publicada en La Hoja del Lunes de La Coruña por el crítico José Luis Bugallal “Marathon”: “(…) hicieron durante la tarde de ayer un juego de exquisita calidad, un fútbol de maestros, de virtuosos en el manejo y en el dominio de la pelota, pero un fútbol de salón, lento, frio, sin alma. Porque es el brasileño un fútbol tan calculado, aun revestido de aparente intuición que, si bien asombra y deleita, no es en cambio, capaz de electrizar al espectador, como el genio latinoeuropeo que resplandece en los equipos de esta banda del Atlántico. Hasta esos goles estupendos, fantásticos si se quiere, que ayer pudimos aplaudir en el Estadio, no lograron levantar de los asientos, como los que por aquí estamos acostumbrados a ver”

Luis Alfonso, el preparador del Santos, jugo aquella tarde con Carlos; Pavão (Formiga), Ramiro, Mourão; Getúlio; Zito, Dorval (Alfredo); Jair (Álvaro), Afonso (Coutinho 20’), Pelé y Pepe; por su parte el conjunto albinegro del Botafogo jugo con Ernâni; Tomé, Borges, Nilton Santos; Manga (Pampolini), Chicão; Garrincha, Didí, Paulinho (Sebastião), Waldir Quarentinha y Zagallo.

La superioridad del Santos fue manifiesta aunque no se tradujo en el marcador hasta la segunda parte. Las crónicas rememoran un partido de excelente técnica pero carente de emoción. Como ya hemos mencionado antes, en aquella época el fútbol que gustaba en nuestro país estaba en confrontación con el que practicaban ambos conjuntos sudamericanos. En cuanto a Pelé volvió a mostrar su calidad y su dominio de la pelota siendo el mejor jugador del partido y volviendo a participar en varios de los goles. Al borde del descanso fue derribado dentro del área, lo que se tradujo en un penalti que lanzo Pepe al fondo de la red. En la segunda parte Pelé volvió a destapar el tarro de las esencias y a los 15 minutos se deshizo de varios contrarios para acabar colocando el balón al fondo de la red. Poco después Coutinho marcaría el 3-0 que sería respondido con una jugada entre Didí y Zagallo para acortar distancias, las cuales quedaron en nada con otro gol de Pepe que dejaba el marcador final en 4-1 para el Santos. Al finalizar el alcalde coruñés, Sergio Peñamaría de Llano, entrego el trofeo al capitán del Santos, Zito, para que estos dieran la vuelta al estadio en medio de una calurosa ovación del público.

Los jugadores del Santos, Pelé abajo a la derecha, posan con el trofeo conquistado. Al fondo la grada de Riazor a rebosar.

Los jugadores del Santos, Pelé abajo a la derecha, posan con el trofeo conquistado. Al fondo la grada de Riazor a rebosar.

La siguiente parada de la gira del Santos fue Valencia, donde el conjunto local estrenaba un torneo de verano en formato triangular que le reunía junto al Santos y al Inter de Milan. Este se disputaría durante 3 días, 24, 26 y 27 de junio, donde se pondría en juego un trofeo valorado en 75.000 pesetas que ofrecía un grupo de exportadores de naranjas. Estamos hablando de los orígenes del que hoy conocemos como Trofeo Naranja.

El primer partido lo disputaron el conjunto che y el Santos. Por los locales jugaron Pesudo, Piquer, Sócrates, Mestre, Sendra, Sanabria (Egea), Joel, Tercero (Fuentes), Aveiro, Walter y Mañó; mientras que por los brasileños Carlos, Payao, Mourao, Gertulio (Fiote), Ramiro (Forunga), Zito, Dorval, Alvaro, Coutinho (Jair), Pelé y Pepe. Un festival de futbol y goles, 4-4,  fue lo que depararon ambos conjuntos. Pelé volvió a jugar otro  gran partido y junto a Zito fue el mejor de su equipo. Abrió Pelé el marcador tras una jugada individual en el tramo final de la primera parte, gol al que respondió Aveiro, tras un pase de Mañó igualando el partido. El Santos respondió con 2 nuevos goles de Coutinho y Dorval que parecía que sentenciaba el partido, máxime cuando el Santos comenzó a realizar su habitual juego pausado. Puede que esto encorajinara al Valencia, quien  en el plazo de 2 minutos empato el partido con sendos goles de Aveiro y Egea. El Santos vio peligrar el resultado y 3 minutos más tarde Pepe de un fuerte disparo adelantó a los visitantes. Estos se echaron atrás para defender la renta pero no fue óbice para que Egea empatara tras una falta sacada por Sendra.

El valencianista Walter & Pelé (Las Provincias)

El valencianista Walter & Pelé
(Las Provincias)

Para el segundo partido del triangular el Santos se enfrentó al Inter de Milan, estos jugaron con un equipo muy joven y sin estrellas, a excepción de Angelillo, unido a que esta vez el Santos jugo con más intensidad y profundidad, propicio una goleada de escándalo: 7-1. Pelé volvió a cuajar un gran partido amén que se desato en una segunda parte excepcional donde hizo diana 4 veces en apenas media hora, con goles de todo tipo. El público, que acudió en más de 60.000 personas, ovacionó largamente al santista cuando fue sustituido en la 2ª parte. Coutinho y Pepe, por dos veces, completaron la nómina de goleadores brasileños mientras que Angelillo marco el de los milaneses. Para la historia y estadística quedan las alineaciones de ambos equipos aquel día. Carlos, Getulio, Pavao, Mourao, Ramiro, Zito (Formiga), Dorval, Jair (Alvaro), Coutinho, Pelé (Alfredo) y Pelé por los brasileños, mientras que el Inter jugo con Matteucci, Guarnieri, Garderelli, Valade, Bolchi, Galdeatti (Colombo), Cacciavillani (Guglielnone), Mascalaite, Angelillo y Savioni.

Solo restaba el tercer partido, y salvo que el Valencia goleara con mayor amplitud al Inter, el trofeo Naranja apuntaba a que se iría cruzando el charco destino Brasil. El Valencia lo intento pero el Inter, seguramente escarmentado del partido anterior, vendió cara su derrota y el marcador final señalo un escaso 1-0, obra de Walter, con lo que debido al gol average el Santos se hizo con el triangular. Debido a que la gira seguía, la expedición del Santos ya no se encontraba en Valencia, por lo cual el trofeo de vencedores fue recogido al final del partido por el cónsul de Brasil y el delegado del Santos.

Recogida del Trofeo Naranja por parte de los representantes brasileños. (MARCA)

Recogida del Trofeo Naranja por parte de los representantes brasileños.
(MARCA)

La gira no paraba y el Santos continuó viaje hacia Barcelona donde el día 28 se había programado un partido en el nuevo estadio del CF Barcelona. Durante el viaje en tren de Valencia a Barcelona, la prensa volvió a preguntar al astro brasileño acerca de las posibilidades de su traspaso al fútbol europeo. Este se seguía dejando querer e insistía en el tema económico.

Mundo Deportivo

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El Barcelona acumulaba un sinfín de bajas sensibles, hasta 7 jugadores del Barcelona, Ramallets, Olivella, Gracia, Segarra, Gensana, Tejada y Suárez, fueron titulares en Katowice en el partido clasificatorio para la Eurocopa de 1960, que jugaba España ese mismo día en Polonia. Incluso el entrenador del Barcelona, Helenio Herrera, también estaba en Polonia puesto que compaginaba el  puesto de entrenador del equipo culé con el del equipo nacional. Hoy en día puede sonar raro, pero en 1959 el presidente de la Federación Española, el doctor Alfonso Lafuente Chaos, designo una comisión técnica con la misión de sustituir al ex seleccionador, Manolo Meana. Esta comisión, que en realidad era un trío formado por Ramón Gabilondo, Jaime Lazcano y José Luis Costa, había designado a su vez a Helenio Herrera como entrenador del conjunto nacional. Se distinguía por aquel entonces las figuras de seleccionador y entrenador.

A las 6 de la tarde comenzó el encuentro. El Barcelona jugo con Larraz, Rife, Bartoli, Pinto, Verges, Recaman, Villaverde, Kocsis, Evaristo (Hermes González), Ribelles y Czibor (Martínez) en contraposición con Carlos, Vavao, Ramiro, Mourao, Getulio, Zito, Dorval (Alfredo), Jair (Alfonso), Coutinho, Pelé (Formiga) y Pepe que lo hicieron por el Santos. Bartoli y Recaman, jugadores del Español, reforzaron la plantilla azulgrana en ese partido. El Santos se puso rápidamente en ventaja con goles de Dorval y Coutinho, este último tras una gran jugada de Pelé, en apenas 12 minutos. Evaristo recorto distancias antes del descanso pero a la vuelta de vestuarios Pelé de un disparo lejano, Dorval y nuevamente Pelé tras un avance combinado con Coutinho pusieron el 1-5 definitivo en el marcador.

Entre las ausencias azulgranas, las pocas ganas de algunos jugadores locales y el habitual buen juego visitante, propiciaron la gran diferencia entre ambos conjuntos. Czibor fue retirado a mitad de la 2ª parte por el entrenador suplente barcelonista, Enric Rabassa, dado el poco desempeñado mostrado por el húngaro. El público asistente también se percató y le despidió con una pita. Por el Santos volvió a brillar Pelé aunque el que más sorprendió y gusto a respetable y críticos aquella tarde, fue Coutinho.

El Santos ya se encontraba próximo a finalizar la gira europea aunque en el horizonte tenía un último partido en nuestro país, en concreto en Sevilla  ante el Real Betis en el estadio de Heliópolis. Antes de Sevilla el Santos se desplazó a Génova, donde derroto al Genoa por 2-4, y después a Viena donde, seguramente ya cansado de tantos viajes en esta larga gira, acabo siendo goleado por 3-0 por el Wiener Sport-Club. Pese a que el 4 de julio estaba firmado y anunciado el partido, con cartelería y entradas ya impresas, surgieron varios imprevistos. Por un lado la Federación regional andaluza hizo pública una nota donde denegaba la autorización para el partido, dado que ese mismo día y a la misma hora en Sevilla se disputaba un torneo de juveniles autorizado por la Federación Española y que reunía a Real Madrid, Barcelona, Sevilla y Galdácano. Por otro lado el Santos, que como recordamos llegaba de Viena, no pudo arribar a Sevilla en fecha por lo que pidió aplazar el partido. El Real Betis pensó en posponerlo todo para el día 8, y así de paso contar en el conjunto verdiblanco con su estrella Luis Del Sol, quien estaba concentrado en esas fechas con la selección española B para jugar en San Sebastián ante Turquía. Sin embargo la federación brasileña puso impedimentos a esa fecha puesto que necesitaba que el Santos volviera a Brasil para que participara en un torneo local. Finalmente el Santos tuvo que contratar un avión para viajar a Sevilla y disputar el partido el 5 de Julio, fecha que convenía a ambos equipos.

El cartel del encuentro con la fecha original. (Sevilla – Diario de la Tarde)

El cartel del encuentro con la fecha original.
(Sevilla – Diario de la Tarde)

Dio igual el baile de fechas y horas, Heliópolis presento un lleno para el partido. El Real Betis alineo a Domínguez (Menéndez), Oliet, Ríos, Santos, Portu, Valderas, Lasa (Juanín y posteriormente Cardo), Bisch, Vila, Pérez y Areta (Blandón); mientras que el Santos lo hizo con Carlos, Formiga, Getulio, Mourao (Dalmau), Ramiro, Zito (Alfonsinho), Dorval (Alfredo), Alvaro (Fisti), Coutinho (Jair), Pelé y Pepe. Pese a la fecha, ya en verano, y la hora, el partido comenzó a las 23:15 para no coincidir con el torneo juvenil del Ramón Sanchéz-Pizjuan, tal fue el aliciente de la presencia del Santos que algunos aficionados hicieron el periplo completo para asistir a los partidos de juveniles y posteriormente a éste. El partido no defraudo ya que ambos equipos jugaron un partido brillante y lleno de ritmo que hizo las delicias del público presente. El Betis, pese a las ausencias de Del Sol, Isidro y Castaño, y con el refuerzo de Pérez procedente del Olympique de Niza, logro contrarrestar el fútbol trenzado y preciso de los santistas, para acabar empatando a 2. Se adelantó el Betis por medio de Areta a mitad de la primera parte; Pelé, como no, empató un par de minutos después tras zafarse de Ríos; poco después se adelantaba el Santos con gol de Pepe para poco antes del descanso  empatar Areta nuevamente el encuentro. En el descanso se vivió una anécdota curiosa, el Santos no se fue a vestuarios sino que se quedó sentado en el césped durante los 15 minutos, en los cuales se refrescaron y se relajaron.

Pelé sobre el césped de Heliópolis en el descanso del partido (Sevilla – Diario de la Tarde)

Pelé sobre el césped de Heliópolis en el descanso del partido
(Sevilla – Diario de la Tarde)

En la 2ª parte el juego siguió con los mismos derroteros: mucha fuerza y buen juego del Betis por ataques con mucho peligro del Santos, aunque poco a poco el ritmo fue decayendo pero no así la emoción ya que el Betis estuvo a punto de vencer en una ocasión clara de Pérez que fallo inexplicablemente. Pelé dejo grandes muestras de calidad, y otro gol más, pese al gran marcaje de Portu que atenazo al astro brasileño que solo pudo lucir en las pocas veces que logró zafarse del marcaje bético.

La primera aparición de Pelé por la península dejo un fenomenal sabor de boca y aventuraba lo que iba a ser  su carrera. 10 goles en 6 partidos ante buenos conjuntos y con defensas que no dejaron lucirse totalmente al astro brasileño. Lo mejor de Pelé estaba por llegar.

Para 1960 el Santos volvió a embarcarse en otra gira maratoniana. Visto los grandes resultados del año anterior, ya fuera en el terreno de juego o por el dinero recaudado, no quisieron desaprovechar el filón. Desde mediados de mayo hasta comienzos de Julio, el Santos jugo 18 partidos en 7 países distintos pasando por España al final de la gira. Hasta el primer rival español solo obtuvo un resultado adverso en Florencia, y en parte porque el Santos acabo jugando con 2 jugadores menos:

19-05-1960       Standard de Lieja          3 – Santos 4

25-05-1960       Polonia                                    2 – Santos 5

27-05-1960       Múnich 1860                1 – Santos 9

28-05-1960       Anderlecht                    0 – Santos 6

31-05-1960       Royal Beerschot                       1 – Santos 10

01-06-1960       Roma                           2 – Santos 3

03-06-1960       Fiorentina                    3 – Santos 0

07-06-1960       Stade Reims                 3 – Santos 5      (Torneo de Paris)

09-06-1960       Racing Paris                 1 – Santos 4      (Torneo de Paris)

11-06-1960       ARA La Gantoise          2 – Santos 5

12-06-1960       Selección Amberes        1 – Santos 3

14-06-1960       Eintracht Frankfurt      2 – Santos 4

15-06-1960       Selección Berlín                       2 – Santos 4

17-06-1960       Stade Reims                 1 – Santos 3

El primer rival del Santos de Pelé en España estaba previsto que fuera el RCD Español. Originalmente el partido estaba pensado jugarse en Sarriá, pero la fecha propuesta por los brasileños, 16 de junio, estaba ocupada por los partidos de ida de semifinales de Copa de Generalísimo, y al Español no le interesaba dicha fecha porque en el cruce de Copa podía darse ese mismo día un Barcelona-Real Madrid que restaría con toda seguridad público en Sarria. Al tener esa semana libre, el Español había quedado apeado por el Orense en Copa, aceptó una propuesta para jugar en Marruecos un amistoso el 19 de Julio y hete aquí que en las gestiones realizadas desde el continente africano el rival elegido fue el Santos, así que el partido previsto se “trasladó” a otro continente. Aunque en este reportaje sólo querremos reflejar los partidos de Pelé jugados en España, haremos una excepción con este encuentro jugado al otro lado del estrecho.

Comandada la expedición por el míster Antonio Barrios, tomo tierra el Español en Casablanca con antelación, donde jugarían el encuentro, en contraposición con los brasileños que llegaron desde Marsella solo cuatro horas de comenzar el partido. Gran expectación y un lleno en el estadio, con reventa incluida, que acogió a sendos equipos. Por el Español jugaron Vicente, Argiles, Bartoli, Dauder, Recamán, Sastre, Muñoz, Cruellas, Braga, Ribera y Camps; mientras que el Santos formo con Laercio, Seijo, Mauro, Ze Carlos, Formiga, Urubatao, Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Tite. Ambos equipos fueron saludos por el Príncipe Moulay Hassan y el primer ministro marroquí.

El Español salió decidido a ganar y atenazo en el primer cuarto de partido al Santos, hasta el punto de adelantarse en el minuto 15 por medio de un potente disparo de Cruellas. Esto espoleo al Santos, pero en lugar de atacar con buen fútbol lo hizo mediante entradas y patadas que soliviantaron al público presente que opto por abuchearles. Pese a que el Español siguió jugando mejor, el empate llego por medio de Dorval antes de finalizar la primera parte. En la segunda parte continuó la misma tónica. Braga adelanto nuevamente al Español en el minuto 60 y el Santos volvió al juego duro, aunque esta vez se encontró con similar respuesta españolista. Tanta “leña” hubo que el árbitro amonesto verbalmente a ambos capitanes. A falta de 20 minutos para el final, Coutinho volvió a empatar y esto relajo un poco a los brasileños y por ende el partido. Con este empate a 2 se llegó al final en un partido donde ni Pelé, que pasó desapercibido entre tanta gresca, ni el Santos mostraron su fútbol habitual. Hasta el presidente de la Federación Marroquí, en declaraciones postpartido indicio en la dureza brasileña y en el buen fútbol españolista: «Por supuesto, los brasileños están cansados. Y también sé que son jugadores de gran categoría, pero sus directivos no les deberían permitir que jugaran exhausto partidos internacionales en países extranjeros. Una exhibición como la dada hoy por los brasileños sólo puede perjudicar a la reputación del fútbol carioca. Por  otra parte, el Español ha jugado un excelente partido.»

Tras Casablanca el Santos volvió a Francia para jugar otro amistoso en Toulouse donde derroto, el 23 de Junio, al conjunto local por 3-0.  Del país galo nuevo viaje y esta vez a España, en concreto a Valencia para jugar el día 25 ante el conjunto local. Con el buen recuerdo de la temporada anterior Mestalla volvió a tener una de las mejores entradas del año para presenciar el encuentro. El Valencia jugó con Pesudo, Piquer, Bartoli, Mestre, Sendra (Castrito), Castelló, Joel, Walter, Paredes, Hector Núñez (Maño) y Re (Ficha). Bartoli, del Español, y Cayetano Ré, del Elche, reforzaron al Valencia en este partido. Por el Santos jugaron Laercio, Mauro, Formiga, Ze Carlos, Calvet, Zito, Dorval, Mengalvio (Ney), Coutinho, Pelé y Pepe (Sormani). El cansancio de la gira hizo mella en el Santos y no fue capaz de alcanzar el nivel del año pasado, 11 goles en 2 partidos. Lo que se presumía como un partido de delanteras se transformó en un partido donde brillaron las defensas. El Valencia jugo algo mejor que su rival, pero no pudo evitar caer derrotado merced a un solitario gol de Dorval en el minuto 83, tras una gran jugada personal suya en la que dribló a varios contrarios en su carrera desde el medio campo. Algunos brotes de dureza en la segunda parte y un penalti escamoteado al Santos cuando Pesudo y un defensa trabaron a Coutinho al ir a rematar dentro del área, fue lo más destacado de esta segunda mitad. Pelé pasó nuevamente desapercibido y de su actuación solo se salvó alguna combinación suya con Pepe.

La siguiente parada brasileña se programó para jugar en el estadio del CF Barcelona dentro de un cuadrangular denominado “Copa Ciudad de Barcelona” que reunía al FC Barcelona contra el Padova italiano en una semifinal y al Santos y al RCD Español en la otra, en una especie de revancha por el partido de Casablanca. Recordemos que junto a la Fiorentina, el Español fue el único equipo que pudo sacar un resultado positivo en la gira del Santos. El torneo se disputaría los días 28 y 29 de Junio, las semifinales, y el 2 de Julio los partidos de consolación y la gran final, poniendo en juego un trofeo donado por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal.

Mundo Deportivo

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En el primer partido el Barcelona derroto 3-1 a los italianos, con 2 goles de Vergés y otro de Kubala, en contraposición al gol de Milani. Sin embargo la noticia salto antes de este partido. La Confederación Brasileña de Fútbol denegaba el permiso al Santos para jugar en Barcelona, ya que reclamaba a varios jugadores del equipo para que disputaran con la selección el torneo de la Copa del Atlántico que enfrentaba a  las selecciones de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. El requerimiento le llego a la Federación Española quien lo transmitió a la Federación Catalana y este a los organizadores. Con tan poco margen de maniobra, el Santos debía jugar al día siguiente, se optó por cancelar el torneo a expensas de intentar negociar con los dirigentes brasileños.  El presidente Santista, Athiê Jorge Coury, intento mediar con la Confederación para al menos poder disputar un partido contra el CF Barcelona, y minimizar las indemnizaciones que podrían pedirle por incumplir el contrato. El Español, por ejemplo, canceló un partido en Roma y un torneo en Orán para disputar este cuadrangular. Finalmente las gestiones del presidente dieron su frutos y la CBF dio su autorización para que el Santos jugara un amistoso el 2 de Julio en el estadio del Barcelona y así pudiera paliar la suspensión del cuadrangular. Asimismo la Federación Española, por medio de su presidente Alfonso de la Fuente Chaos, permitió que los jugadores barcelonistas se incorporaran más tarde a la concentración de la selección española, en vistas de la gira que esta iba a realizar en Julio por Sudamérica.

Finalmente en sesión nocturna, con comienzo a las 22:45, comenzó el partido entre el CF Barcelona y el Santos. Por los locales jugaron Ramallets, Segarra, Olivella, Gracia, Verges, Ribelles, Tejada, Suarez, Martínez, Kubala y Villaverde; por el Santos jugaron Laercio, Ze Carlos, Mauro (Ney 45’), Calvet (Getulio 45’), Formiga, Zito, Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. El partido tuvo un parte para cada equipo. La primera fue azulgrana, en la cual desarbolo por completo a un Santos apático, quizás extenuado de esta larga gira, y quedo a merced de los locales. Con un contundente 4-0 se llegó al descanso, obra de Luis Suarez, por dos veces, Kubala y Villaverde. Por el Santos tan solo Pelé, al que se le anulo por fuera de juego el que podría haber sido el empate a 1, brilló durante esta mitad. La lluvia, que hizo acto de presencia de manera torrencial y que incluso hizo que la megafonía del estadio autorizara a los espectadores a que se fueran a localidades cubiertas, empañó un poco el final de la primera parte. Tras el descanso, el fútbol que no la lluvia, cambio por completo y el Santos, quizás espoleado por la goleada que campeaba en el marcador, comenzó a jugar su fútbol y en 20 minutos había recortado distancias con 2 goles de Pepe e incluso podía haber sido más si Pelé no hubiera estrellado un balón en el poste de la portería de Ramallets. El Santos siguió atacando y el Barcelona penando, posiblemente por el esfuerzo de la primera parte, y Pelé acorto a 10 minutos del final poniendo el 4-3 en el marcador. Éste ya no se movió más, pese a los intentos santistas y se acabó convirtiendo en la 2ª derrota del Santos en la gira. Pelé brillo poco, sobre todo por el marcaje férreo de Olivella y tan solo dejo acciones aisladas. Como curiosidad del partido los utilleros del Barcelona no tenían preparadas camisetas más allá del 1 al 11 habituales, por lo cual cuando el Barcelona realizo cambios y entraron en el terreno de juego Suco y Loayza, llegaron a verse durante varios minutos, un par de jugadores azulgrana con el mismo número a la espalda.

Kubala, Pelé & Luis Suárez antes del encuentro.

Kubala, Pelé & Luis Suárez antes del encuentro.

Pelé no brilló en la gira de este año a diferencia del anterior, quizás los marcajes severos que recibió, una vez ya conocida su calidad, el exceso de partidos que llevaba ese año en sus piernas, no solo con el Santos sino también la selección brasileña e incluso la selección militar de su país o la lesión que le impidió disputar algunos de los partidos anteriores a llegar a España, mermaron su actuaciones. Aun así, dejo pinceladas y destellos del gran jugador que era.

Los siguientes años de Pelé y el Santos son los de mayor esplendor para jugador y equipo. Con el Santos consigue el Campeonato Paulista, el Campeonato Brasileño, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental, mientras que con la selección Brasileña consigue su 2ª Copa del Mundo en Chile. Pasaran 3 años hasta que Pelé vuelva a jugar en España. En una gira más corta, tanto en partidos como en fechas, realizara un parada en España para jugar por tercera vez en el Camp Nou. En concreto será el 12 de Junio de 1963 donde, entremedias de la eliminatoria de semifinales de Copa del Generalísimo que estaban jugando los azulgranas, se enfrentara al Santos.

Boletín oficial del CF Barcelona con el anuncio del partido.

Boletín oficial del CF Barcelona con el anuncio del partido.

El caché de Pelé duplicaba al del resto del equipo, el que jugara hacía que la contratación del equipo se pagara a 1.800.000 pesetas, mientras que si no lo hacía bajaba a la mitad. Éste llegaba en buen estado de forma, había marcado 7 goles en los 4 partidos anteriores jugados en Alemania, por lo cual la expectación era considerable. El Santos afronto un entrenamiento, en la previa del partido, en el Camp Nou donde jugaron un partidillo entre si los jugadores negros del Santos, con Pelé de portero, contra los jugadores blancos del equipo. El Barcelona por su parte no tenía a la plantilla al completo: Kocsis estaba lesionado, Zaldúa y Foncho concentrados con la selección en Madrid para jugar al día siguiente ante Escocia en el Bernabéu y reservó a varios titulares de cara al partido de vuelta de semifinales de Copa que jugaba dos días después. Por todo ello completó el equipo con Mogollón y Endériz prestados por el Real Valladolid para la ocasión. Finalmente los equipos formaron de la siguiente forma: Sadurní, Rodri, Garay, Eladio, Vergés, Endériz, Cubilla (Zaballa 55’), Re (Pereda 55’), Mogollón, Goyvaerts y Fusté (Szalay 45’) por los locales  y Laercio, Mauro, Lima (Pagao 85’), Geraldino, Dalmo, Calvet, Dorval, Mengalvio, Coutinho (Nene 65’), Pelé y Pepe por los visitantes.

Alineación del Santos, masajista incluido, aquella noche en el Camp Nou.

Alineación del Santos, masajista incluido, aquella noche en el Camp Nou.

El partido en sí decepcionó. Una primera parte muy igualada con dos equipos que se limitaron a controlar y a crear pocas ocasiones de gol, con un fútbol carente de emoción. Tras el descanso el Barcelona cambió su cara, y sobre todo a raíz de sus dos cambios, cambió su fútbol y el partido. De un partido plano se pasó a un Barcelona con más movimiento y más juego que poco a poco se fue haciendo el dueño de la situación, hasta que en el último tercio del partido los dos suplentes, Pereda y Zaballa, marcaron sendos goles para derrotar 2-0 al Santos. Estos por su parte hicieron demostración de su valía técnica pero adolecieron de pegada en la delantera. Pelé, bien marcado por Vergés, dejo muestras de calidad, una vez más pero sin llegar a marca la diferencia ni a ver el marco contrario. Tras este partido, el Santos prosiguió viaje a Italia donde jugaría ante Roma, Inter, Milan y Juventus varios “bolos”.

La siguiente visita de Pelé a España no será con la camiseta del Santos, sino con la amarilla de la selección brasileña. Sera la única vez que Pelé juegue con Brasil en España y sin embargo contra un rival que no era una selección nacional, sino el Atlético de Madrid.

En vistas a la preparación del Mundial de Inglaterra 66 la selección brasileña juega 10 partidos entre mayo y junio antes de viajar hacia España para seguir con la preparación por el continente, previo a partir para las islas británicas. Al aeropuerto de Barajas llega la expedición, el 18 de junio de 1966, en medio de una gran expectación tanto de hinchas como de periodistas. No solo ellos, tanto el embajador brasileño como el presidente del Atleti, Vicente Calderón, acuden a recibir a la expedición brasileña que llegaba a España con la vitola de gran favorito para el Mundial y con la confianza de poder obtener su tercer mundial consecutivo. El partido lo organizo la Asociación de la Prensa de Madrid y como rival de los brasileños se había elegido al actual Campeón de Liga. Éste acudía con sensibles bajas al partido, puesto que la selección española se encontraba concentrada en Galicia de cara al Mundial. Ufarte, Rivilla, Adelardo y Glaría se perderían el encuentro que se celebraría 3 días después en el Santiago Bernabéu. La elección del lugar fue en parte porque el estadio del Manzanares tardaría un par de meses en inaugurarse y en parte por la capacidad de Chamartín, que podía dejar más réditos en taquilla a la Asociación. En los días previos la selección brasileña se entrenó en la Ciudad Deportiva del Real Madrid en sesión matinal, mientras que por la tarde parte de los expedicionarios se encaminaron a la Plaza de Toros de Las Ventas mientras que otros se decidieron por visitar el Valle de los Caídos, donde Pelé aprovecho para rezar en la capilla.

Llega el día del partido y la expectación desborda todas las previsiones con un lleno absoluto en el Bernabéu.  Adrián Escudero, el histórico delantero rojiblanco y que a día de hoy sigue siendo el máximo goleador Atlético en Liga,  será el míster colchonero, en una de escasas apariciones como primer entrenador. Para la contienda elegirá de inicio a Rodri, Colo, Griffa, Calleja, Ruiz Sosa, Martínez-Jayo, Cardona, Luis, Jones, Mendoza y Collar. En el segundo tiempo Sosa, Collar y Jones se retirarían para dejar su puesto a García, Martínez e Isidro. Por su parte el míster brasileño, Vicente Feola, alineo a Gilmar, Fidelis, Brito, Altair, Paulo Enrique, Zito, Jair (Garrincha 45’), Gerson (Lima 45’), Servilio, Pelé y Amarildo.

Las formaciones de inicio de Brasil y Atlético de Madrid (MARCA)

Las formaciones de inicio de Brasil y Atlético de Madrid
(MARCA)

El partido cumplió con todas las expectativas posibles. Brasil derroto 5-3 al Atleti en medio de un formidable juego de los brasileños, aunque con alguna ayuda arbitral, ante un conjunto colchonero que vendió cara su derrota con un Rodri inspirado. Pelé volvió a dar una exhibición marcando 3 de los goles brasileños y todo apuntaba a que Brasil podía lograr en Wembley su tercer título del mundo. Pese al resultado fue Cardona, a pase de Mendoza, quien inauguró el marcador al término de una primera parte donde el Atleti logro contener y controlar el juego brasileño. En la 2ª parte, en apenas 10 minutos, Brasil dio la vuelta al marcador con 3 goles de Lima, tras una jugada de Pelé y varios rechaces de Rodri, Amarildo, en fuera de juego tras un pase de Pelé, y Pelé, a pase de Zito. Fue en el gol de Amarildo donde más se notó la ayuda arbitral. Por contrato se aceptó que un brasileño fuera el que arbitrara el partido, quizás por evitar que hubiera entradas fuertes que pudieran lesionar a algún jugador brasileño en vísperas del Mundial. En el gol, uno de los jueces de línea españoles, levanto el banderín del fuera de juego que omitió el árbitro. Los rojiblancos protestaron por este hecho y en las protestas Martínez-Jayo fue expulsado. Pese a jugar con un menos el Atleti volvió a acortar distancias por medio de un duro disparo de Luis Aragonés. Apenas 10 minutos después Garrincha, quien dio otra exhibición en esta 2ª parte, fue derribado por Calleja dentro del área. El penalti lanzado por Pelé se convirtió en el 2-4. Nuevamente reapareció Luis para reducir diferencias tras marcar un penalti realizado sobre el mismo por Brito, sin embargo a falta de 5 minutos para el final del partido Pelé puso el 5-3 definitivo tras un fallo de Luis y driblar a Griffa.

Tras Madrid la selección brasileña jugo sendos amistosos en Escocia, empate a 1, y en Suecia, victoria por 2-3, como ultima preparación antes del Mundial, que pese a los ilusiones previas fue un sonoro fracaso. Victoria ante Bulgaria y sendas derrotas ante Hungría y Portugal que eliminaban a la bicampeona a las primeras de cambio. Pelé jugo el primer partido, donde fue masacrado a patadas por lo que Feola decidió reservarlo en el segundo ante Hungría. Al caer derrotado en éste, Pelé jugo el definitivo ante Portugal donde siguió el mismo destino que ante Bulgaria y no pudo evitar el descalabro de Brasil.

Para el verano de 1967 el Santos volvió a salir de gira entre Mayo y Junio y con la misma intensidad: un partido cada 3 días. Esta vez visito África (Gabón, Congo y Costa de Marfil) y Europa (Alemania e Italia), de allí volvió a su país para jugar el Campeonato Paulista y retornar a España para participar a finales de Agosto en Málaga en el Trofeo Costa del Sol. Inicialmente el torneo estaba previsto que se jugara los días 27 y 28 de Agosto, a donde llegaría el Santos desde Nueva York ya que jugaba un par de días antes contra el Inter de Milan en el estadio de los Yankees. Sin embargo este partido se suspendió por las grandes lluvias que caían en la ciudad norteamericana y se pospuso para el día siguiente, lo que ponía en peligro su participación en Málaga. Los organizadores del trofeo, a sabiendas del gran reclamo que era Pelé y que las entradas especialmente para su partido estaban vendidas, removieron cielo y tierra para conseguir su presencia en Málaga. El Santos jugo finalmente su partido en Nueva York, donde perdió 1-0 con gol de Mazzola, en un medio de un partido plagado de incidentes con pelea entre los jugadores de ambos equipos e invasión del público. Pelé se resintió de los golpes recibidos y no jugo la segunda parte. Tras el “espectáculo” el Santos partió hacia España, al mismo tiempo que se cambiaba el orden de los partidos y las fechas del torneo. La primera semifinal se jugó el día 27 entre la selección Argentina y el Málaga, quien perdió en los penaltis tras empatar a 2, en un partido bronco que acabo con la selección Argentina jugando con 9 hombres. Para el día 28 se programó la otra semifinal donde el Santos se enfrentaría al RCD Español que entrenaba Jeno Kalmar, el preparador del mítico Honved Budapest de la década de los 50 donde brillaron Puskas, Czibor y Kocsis entre otros.

El español jugo aquel día con Bertomeu, Osorio, Ramoní, Bergara, Juan Manuel (Miralles 45’), Riera, Amas, Rodilla, Re, Marcial (Martínez 45’) y José María (Sabaté 45’) mientras que el Santos lo hizo con Gilmar, Joel, Rildo, Lima, Orlando (Ramos Delgado), Clodoaldo, Bugle, Wilson (Abel), Toninho, Pelé (Negreiro) y Edu. La delantera españolista, conocida como la de los Cinco Delfines, fue el puntal de un equipo que no dio opción a un Santos que venía cansado del viaje y del partido de Nueva York. Amas, Rodilla, Re y nuevamente Rodilla golearon al Santos que solo pudo acortar distancias por medio de Toninho, en un partido donde Pelé apenas apareció y jugo tan solo la primera mitad. El Santos acabo jugando con 10 hombres por expulsión de Joel por agredir al árbitro Ortiz de Mendizábal

El conjunto del Santos en el partido ante el Málaga.

El conjunto del Santos en el partido ante el Málaga.

Al día siguiente el Santos se enfrentó al Málaga en el partido de consolación venciendo por 2-1 en un encuentro que comenzó ganando el Málaga por medio de un gol de Esteve a un saque de falta de Migueli. A la media hora de partido una entrada de Martínez a Pelé fue pitada por Rigo penalti, que lanzo Lima flojo y al centro del marco. La entrada hizo que Pelé, que pese a estar “tocado” había jugado de inicio, fuera sustituido y recibiera algunos pitos del público que veía como la gran estrella no dejo signos de su calidad en la Rosaleda. En la segunda parte el Málaga bajo el ritmo del juego y el Santos aprovecho poco a poco para imponer su calidad aunque sin esforzarse mucho y darle la vuelta al partido con sendos goles de Douglas para acabar siendo el tercer clasificado del torneo. Por el Málaga jugaron Americo, Montero, Bernal, Vallejo, Chuzo (Otiñano), Martínez, Migueli, Estévez, Cabral (Pons), Wanderley (Arias) y Berruezo; mientras que el Santos lo hizo con Gilmar, Joel, Rildo, Lima, Clodoaldo (Delgado), Oberdan, Edu, Negreiros, Toninho, Pelé (Douglas) y Abel (Bugle). En la final del torneo el Español derroto a Argentina por 2-1 en la prórroga, en otro partido marcado por las agresiones sobre el césped que se saldaron con 4 expulsados.

El Santos, presumiblemente por el cansancio, las lesiones y las derrotas de los últimos partidos, canceló el resto de los partidos previstos en Europa, visitas a Nápoles y Barcelona, para volver a Madrid y partir hacia Brasil.

10 años después de su primera vista retornó Pelé a Madrid y nuevamente para jugar un partido homenaje, aunque esta vez haciendo parada en el estadio de la ribera del Manzanares. Feliciano Rivilla, el histórico lateral derecho rojiblanco con más de 350 partidos oficiales a sus espaldas, recibía el cariño de la afición en su partido homenaje el 17 de Septiembre de 1969. El Santos venia de jugar 3 partidos en la antigua Yugoslavia empatando con Estrella Roja, Dinamo Zagreb y Radnički, donde Pelé marcó en 2 de ellos. La llegada a Barajas tuvo la expectación habitual, una cohorte de prensa rodeando a Pelé mientras que el resto de jugadores pasaban más desapercibidos. Hasta una tuna rodeó al astro brasileño cuando Rivilla acudió a saludarlo. En las declaraciones a la prensa en Barajas, se le preguntaba por su famoso gol 1.000, ya que se encontraba a menos de una veintena de goles para lograrlo, al mismo tiempo que también le preguntaban por su retirada, pese a que tenía 28 años en ese momento.

40.000 personas acudieron a despedir a Rivilla, quien en los prolegómenos del partido recibió la medalla al Mérito Deportivo. Marcel Domingo dispuso en el césped a Zubiarrain (Rodri 45’), Rivilla (Melo 8’), Jayo, Calleja, Benegas, Irureta, Ufarte, Luis, Gárate (Juan Antonio 81’), Adelardo y Orozco (Alberto 31’); por su parte Antônio Fernandes “Antoninho” lo hizo con Gilmar, Ramos Delgado (Marcal 81’), Turkao, Lima, Clodoaldo, Joel, Manoel Maria (Ceo 78’), Neñe (Negreiros 66’), Edu, Pelé y Abel (Douglas 77’)

Rivilla y su hijo se fotografían junto al Santos. (MARCA)

Rivilla y su hijo se fotografían junto al Santos.
(MARCA)

En el recuerdo estaba aquel Brasil-Atleti de hacía 3 años, pero por desgracia el partido no llego a equipararse. Sin apenas esforzarse, en parte porque el Atleti le dejo hacer, el Santos resolvió el partido en la primera parte poniendo con ventaja de 0-3 con goles de Nene, Abel y Edu, este último a centro Pelé, con un juego lento de toque y gustándose. El Atleti al borde del descanso puso el 1-3, tras una falta botada por Ufarte que cabeceo Luis Aragonés a las mallas. Tras el descanso los rojiblancos cambiaron, seguramente porque en vestuarios se dieron cuenta del poco empeño puesto en la primera parte. El Santos acabo jugando gran parte de estos 45 minutos en su campo, pero el Atleti, en parte por Gilmar y la defensa blanca y en parte por su poco acierto, no pudo reducir la diferencia y el partido finalizo con el 1-3 de la primera parte. Pelé por su parte no hizo un partido brillante aquella tarde en el Manzanares.

Al final de esta temporada Brasil consiguió su tercer trofeo Jules Rimet con aquella famosa delantera de los cinco dieces: Gerson, Jairzinho, Tostão, Pelé y Rivelino. Tras tocar el cielo en el estadio Azteca Pelé comienza a prepararse para el final de su carrera. Con el Santos y Brasil ha ganado todos los grandes títulos y empieza  a estar cansado de las largas giras y la multitud de partidos que le hace jugar el Santos para recaudar. Estos se incrementaran al ver el Santos que a finales de 1972 expira el contrato del brasileño y se acababa la gallina de los huevos de oro. A España volverá durante el verano de 1974 en el tramo final de su carrera en el Santos y antes del salto a la incipiente liga norteamericana.

A finales de Agosto, en concreto el día 29, aterrizaba Pelé en el madrileño aeropuerto de Barajas como paso previo para Sevilla y de allí al Trofeo Carranza. En Madrid se sinceraba ante la prensa:

– Estoy muy ilusionado por despedirme del fútbol europeo en España. El Ramón de Carranza, por otra parte, es uno de los torneos más prestigiosos…

– Entonces, ¿ya es un hecho su retirada?

– En efecto. Todavía podría continuar dos o tres años más. El Santos ha insistido en que accediera a renovar mi contrato por ese periodo, aunque solo fuera para contar conmigo en las giras por el extranjero. Pero no… ya estoy cansado, y un retirada a tiempo es muy importante. A partir de octubre me dedicaré a mi familia y a mis negocios.

El cuadrangular deparó la primera semifinal entre el Palmeiras y el Barcelona para jugar a continuación la segunda entre el Español y el Santos, seguramente pensando en tener una gran final que enfrentara a dos grandes estrellas: Pelé y Cruyff, pero sin embargo no sucedió de la forma que todos esperaban. En la primera semifinal el Palmeiras derroto por 2-0 al conjunto culé, mientras que el Español derroto 2-0 al Santos con goles de Cuesta y Marañón en un partido entretenido en el cual el Santos solo estuvo activo 20 minutos hasta que de desinflo. Los periquitos jugaron aquella noche con Borja, Ramos, De Felipe, Ortiz Aquino, Ochoa, Molinos, Solsona, José María (Romero 68’), Cuesta, Amiano (Aslund 56’) y Marañón. Por su parte el Santos lo hizo con Wilson, Campos, Carlos Alberto, Marinho, Ze Carlos, Leo, Pelé, Brecha (Adao 56’), Macinho (Mifflin 56’), Clayton y Edu.

Alineación brasileña en el partido ante el Español. (AS Color)

Alineación brasileña en el partido ante el Español.
(AS Color)

Al día siguiente se enfrentarían Barcelona y Santos en partido de consolación. Al menos el aficionado gaditano pudo ver frente a frente a las dos grandes estrellas. El Barcelona jugo aquella tarde con Mora, Rife, Torres, Gallego, De la Cruz, Neeskens, Asensi, Costas (Albaladejo 39’), Clares (Tomé 58’), Cruyff y Marcial. Enfrente jugaron Wilson, Vicente, Marinho, Carlos Alberto, Wilson Campos, Mifflin (Nensy 64’), Leo, Pelé, Macinho, Clayton (Adao 45’) y Edu. El Santos pareció un calco del partido de semifinales y tras el fuelle de los 20 minutos quedo a merced de un Barsa que si se le vio muy distinto a su partido con el Palmeiras. Los brasileños adolecían de jugadores veteranos junto a un conjunto de jóvenes demasiado bisoños y que no daban la talla ante equipos serios. Del Santos solo se mantenía el nombre. El Barcelona encontró vía libre y por medio de Neeskens, Marcial, Neeskens nuevamente y Asensi pusieron un 4-0 en el marcador que parecía definitivo, hasta que a falta de un par de minutos para el final Albadalejo hace un tonto penalti a Pelé que este transforma y se convierte en el único gol del Santos.

Pelé y Cruyff en el partido de consolación del Carranza (Mundo Deportivo)

Pelé y Cruyff en el partido de consolación del Carranza
(Mundo Deportivo)

Este gol parecía que en principio sería el de la despedida del brasileño en Europa, ya que para tener mayor exclusividad y asegurarse mayor afluencia, los equipos que jugaban el Trofeo Carranza no podían disputar otro partido en España durante un mes debido a una cláusula de exclusividad que firmaban. Sin embargo esta vez se hizo una excepción para ambos equipos brasileños, sobre todo por los contactos del presidente zaragocista en Cádiz, y ambos pudieron jugar días más tarde: el Palmeiras en el Calderón y el Santos en La Romareda.

En concreto la noche del 3 de Septiembre se presentaba ante su público el Zaragoza con el Santos de rival. Como deferencia a los visitantes, los locales jugaron de rojo y azul para que el Santos pudiera jugar con su indumentaria blanca habitual. En los prolegómenos el campeón europeo de los pesos superligeros, el zaragozano Perico Fernández, realizo el saque de honor mientras que el presidente zaragocista, José Ángel Zalba, entrego a Pelé una imagen en plata de la Virgen del Pilar. La talla volvió a ser noticia en 2016 cuando Pelé la incluyo entre un lote de objetos personales que salió a subasta para recaudar fondos. Siendo el último partido que jugaba en Europa el astro brasileño, el Zaragoza formó con Irazusta (Nieves), Rico, Ovejero, (Ruiz Igartua), Royo, Planas, Violeta, Rubial (Galdos), Garcia Castany, Diarte, Arrúa y Soto (Leirós) mientras que por el Santos lo hicieron Wilson, Marinho, V.Campos, Vicente, Leo, Dianque, Adao, Ze Carlos, (Brecha), Clayton, Pelé y Edu.

Violeta, Perico Fernández, Pelé y Bobe Frias.

Violeta, Perico Fernández, Pelé y Bobe Frias.

El Zaragoza, por medio de un inicio fulgurante, controlo el partido aunque tardó en llevar la iniciativa al marcador. Se adelantó, mediada la primera parte por medio de Diarte primero y más tarde Soto ampliaba la ventaja. Al borde del descanso, el genio brasileño fue derribado en el área y él mismo transformo la pena máxima. En la segunda parte, con un Santos cansado pero haciendo su habitual fútbol, una jugada de Pelé, con pase a Clayton empato el partido para posteriormente un lanzamiento de falta del propio Pelé por encima de la barrera maña, dejo el marcador en un definitivo 2-3 favorable al Santos. Esta vez sí dejo un buen sabor de boca Pelé tanto por el fútbol mostrado así como la amabilidad mostrada con los aficionados. Gran prueba de ello fue cuando el debutante Ovejero entro como un tornado en la portería para despejar un balón, no pudo frenar y acabo derrumbando una de las porterías. El juego estuvo parado durante un cuarto de hora mientras que los operarios se afanaban por arreglar el destrozo y el público comenzó a entrar al terreno de juego para pedir autógrafos a su ídolo, al mismo tiempo que alguno se hacía hasta fotos con él, cosa que el brasileño accedió sin problemas.

Pelé saluda al público durante la interrupción. (Heraldo de Aragón)

Pelé saluda al público durante la interrupción.
(Heraldo de Aragón)

Con este partido finalizamos el recorrido de los 16 partidos que Pelé jugo en España entre 1959 y 1974, con un balance de 8 victorias, 2 empates y 6 derrotas en los cuales marcó 17 goles. Lástima que solo fueran en partidos amistosos pero aun así aquellos privilegiados que estuvieron presentes, pudieron ver en acción a uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol.




Una gira hacia el desastre

Van a cumplirse 30 años desde que los torneos veraniegos dejaron de interesar al aficionado. Para entontes había tantos jugadores brasileños, argentinos, uruguayos, magiares, balcánicos, teutones o africanos en el campeonato español, que la presencia de formaciones como Palmeiras, Botafogo, Videoton, Hajduk, Bayern de Múnich, Peñarol o Independiente de Avellaneda, apenas si desataban curiosidad o morbo. Las recaudaciones bajaban, los cada vez más escasos espectadores salían con la sensación de no haber presenciado nada distinto a cuanto les esperaba durante 8 meses de competición, y así, no pocos ayuntamientos, al fin y al cabo sostenedores del invento, concluyeron por dedicar su aportación a otros fines. Mala noticia para intermediarios, negociantes de distinto pelaje y clubes de postín, acostumbrados a hacer caja sin mucho esfuerzo. Pero también más fechas para la puesta a punto en “stages” y pretemporadas por Holanda, Bélgica, Alemania o la Francia septentrional, lugares donde el termómetro hacía más llevadero un intenso trabajo físico.

Transcurrido algún tiempo, otros organizadores de eventos se esforzaron por encajar la vieja fórmula en el nuevo panorama socioeconómico. El fútbol, gracias sobre todo a la televisión, se había universalizado. Asia, América del Norte y Oriente Medio, lo abrazaban con entusiasmo. Y si en el Golfo Pérsico siempre hubo petróleo, Asia Oriental ya no era un continente rojo, cerrado y deprimido, sino factoría de occidente, paraíso financiero y nicho de potenciales consumistas aún por explorar. Consecuentemente, los torneos de puesta a punto saltaron a New Jersey, Los Ángeles, Osaka, Shanghái, Pequín, Doha, Dubái, Hong-Kong, Singapur, Sídney o Camberra.

Hoy los clubes más señeros tendrían difícil equilibrar balances sin esas giras maratonianas, sin vender camisetas desde Ras-Al-Kkayma hasta Cincinnati, Ganzhou, Bahréin, Seúl, Surabaya o Bangkok, pues del rédito de esos bolos dependerá el futuro de tal o cual contratación a un costo exorbitante. Nada nuevo bajo el sol. Porque durante los años 50 del pasado siglo también hubo clubes, y no uno ni dos, empeñados en salir de pobres haciendo las américas. Aventuras a menudo inciertas, aunque nunca tan catastróficas como la del Racing de Madrid, allá por 1931-32. Una historia de película que merced a cuanto contaron Félix Pérez o Gaspar Rubio, ya de vuelta, y a las charlas de Paco Bru con su amigo Ramón Melcón, es posible reconstruir hasta en sus mínimos detalles.

El Racing de Madrid fue club empeñado a codearse de igual a igual con el Real Madrid, y hasta con alguna ventaja respecto al Athletic durante los años 10 y 20, época dorada del fútbol amateur. Constituido en 1914 por fusión del Cardenal Cisneros y el Regional, no habría de inscribirse en la Federación Castellana hasta 1915. Sus inicios difícilmente pudieron haber sido más espectaculares, al proclamarse campeón regional en su debut y repetir título cuatro años más tarde (1919). Su primer terreno de juego, situado en el Paseo del General Martínez Campos, tardó poco en quedar pequeño ante la rápida cosecha de seguidores. Y entonces, midiéndose siempre con Real Madrid y Atlético, la directiva racinguista quiso gozar de unas instalaciones comparables a los estadios Chamartín y Metropolitano, donde ejercían de anfitriones “merengues” y “colchoneros”. Tras adquirir terrenos en Vallecas y endeudarse muy por encima de lo prudente, dieron comienzo las obras tendentes a levantar un estadio con capacidad para 15.000 espectadores. Dicha cifra, que hoy consideraríamos menor, durante la segunda mitad de los locos 20 podía hacer rico a cualquier club capaz de agotar el papel en sus taquillas.

Aquel estadio, huelga decirlo, iba a lastrar extraordinariamente la economía del Racing. Si ya ocurrió algo parecido al Real Madrid con la construcción del Bernabéu en tiempos de incipiente desarrollo, o al Barcelona tras hipotecarlo todo en el Camp Nou, atisbándose ya los resultados de la implosión tecnócrata, el proyecto de los rojinegros, en una España atormentada por sus conflictos, ideológicamente muy dividida, parca en dinero y sin horizonte claro, tenía todos los visos de temeridad. Por otra parte, ese campo inaugurado el 23 de enero de 1930 con el nombre de Estadio Puente de Vallecas, se hallaba no sólo lejos de Chamberí, donde la entidad contaba con su más amplia masa de seguidores, sino, apurando un poco, lejos de todo. La estación de metro de Puente de Vallecas exigía a los espectadores casi un kilómetro de caminata por superficie sin asfaltar, transformada fácilmente por cualquier chubasco en puro lodazal. Todo ello se tradujo en escasas recaudaciones y muy seria amenaza de ruina.

Para mal de males, al instituirse el Campeonato Nacional de Liga quedó englobado el Racing en el grupo “A” de 2ª División. Una Segunda pura, pues para el siguiente ejercicio desaparecería de un plumazo el grupo “B”, creándose la 3ª División. Los rojinegros de Chamberí, con seis victorias y un empate en 18 partidos, acabaron ostentando el farolillo rojo y, consecuentemente, descendiendo a una categoría en la que casi nadie quiso estar. Porque si convulsos fueron los dos años anteriores al advenimiento de la Liga, tampoco resultó plácido el verano de 1929, ante el plante de numerosas instituciones. La Tercera recién nacida ya era vista como categoría ruinosa, exenta de cualquier interés y tumba segura para cuantos en ella compitiesen. El Racing sólo fue uno entre cuantos perdido el pulso ante la Federación, continuaron negándose a ser de 3ª, por más que ello representara descender otro peldaño hasta categoría Regional. En cualquier caso, más dosis de veneno al enfermo.

Hoy se estima en no menos de 800.000 ptas. el desembolso de los chamberileros para construir su campo. Ochocientas mil ptas. de 1927, 28 y 29, cuando muchos trabajadores debían apañárselas con 300 mensuales. Ochocientas mil, obtenidas mayoritariamente a crédito, cuyos intereses sólo podrían devengarse mediante una masiva afluencia al campo. Algo inimaginable si se competía en la humildísima Regional.

Cromo de Chocolates Amatller (1929) con equipación y escudo del Racing. El emblema del diseño fue adoptado un año antes.

Cromo de Chocolates Amatller (1929) con equipación y escudo del Racing. El emblema del diseño fue adoptado un año antes.

Prisioneros en su propia trampa, los directivos del Racing sólo vieron salida en el salto hacia delante. O hacían realidad la apolillada quimera de una excursión transoceánica, sueño urdido durante los gloriosos días fundacionales, o naufragaban como el Titanic.

Para salir al exterior resultaba preceptivo un permiso de la Federación. Y desde ésta, resentidos como estaban ante el plante del club, lo denegaron. No es menos cierto que la desautorización estuvo envuelta en razones logísticas y económicas, en lo arriesgado del propósito, cuando tantos frentes tenía abiertos la entidad por Madrid y sus alrededores. Vano esfuerzo, porque en el seno rector del Racing todos parecían haberse vuelto sordos. Con una jugada de birlibirloque, desde el club se procedió a contratar nuevos futbolistas; jugadores que al no constar federativamente como adscritos al Racing, bien podían partir por su cuenta hacia América, como agrupación de compadres dispuestos a arañar divisas. Algo que no podía colar, puesto que la prensa se hizo puntual e inmediato eco del proyecto. Aquellos jugadores, además, iban a lucir la camiseta del Racing por ultramar. ¿Cabía mayor desafuero que negar lo evidente?.

El encargado de diseñar la gira fue Paco Bru Sanz, su secretario técnico, hombre con sobrada experiencia y dueño de currículo apabullante: Entre 1899 y 1906, jugador del Internacional barcelonés, F. C. Barcelona y Español de la ciudad condal, además de secretario en las tres entidades; federativo desde 1902 hasta 1918, árbitro entre el 17 y el 23, seleccionador nacional en la Olimpiada de Amberes y entrenador del R. C. D. Español desde 1923 al 26. Y sobre todo conocedor de América más en profundidad que cualquier otro, luego de haber ejercido como seleccionador cubano en 1927 y de Perú en 1930, a modo de paréntesis durante su estancia en el Racing. Si alguien podía llevar a buen puerto un proyecto de tal índole, desde luego ese era él.

“En realidad ya había medio organizado esa tournée durante mi estancia en tierras americanas -confesó al también árbitro y periodista Ramón Melcón-. Culminada mi etapa en Perú volví a hacerme cargo del Racing, y tan pronto concluyó la temporada 1930-31 emprendimos viaje. Perú, Cuba, México y los Estados Unidos, nos esperaban. Entonces no podía imaginar que viviría experiencias tan accidentadas”.

Entre los expedicionarios figuraban, al menos, Tena I, Alfonso Martínez, Gómez, Irles, Arturo, Bernabéu -joven que no ha de confundirse con don Santiago-, Valderrama, Urretavizcaya, Félix Pérez, Cosme, Marcial de Miguel, Plattko, Mondragón, Morera y Lolín. En México se les uniría Gaspar Rubio, fugado del Madrid para hacer caja por su cuenta. Y a todos ellos se les anticipó Bru en quince días, con la intención de ir atando los últimos cabos y vivir en solitario el primer sofoco.

“A mis 46 años ya había sido muchas cosas, pero desde luego no un conspirador, que fue en lo que las circunstancias me convirtieron. Era muy amigo de Germán Marquina, antiguo presidente de la Federación Peruana, cesado al abandonar la presidencia de la República el general Sánchez del Cerro. Al general se le negaba la posibilidad de regresar a su país, y él quería entrar a toda costa para presentarse como candidato a unas nuevas elecciones. Pues bien, cierto día, hallándome en el aeródromo barcelonés, llegó desde Madrid el general peruano, a quien me ofrecí para cuanto necesitase en España. Dijo que iba camino de París, confiando hallar apoyo económico para su campaña electoral, y nos despedimos. Poco más tarde yo emprendí viaje hacia América, queriendo el azar que cuando el buque atracó en Vigo subiese mi viejo amigo Germán Marquina. Juntos hicimos la travesía y al unísono desembarcamos en el puerto panameño de Colón, donde el general Sánchez del Cerro le aguardaba. Luego de saludarnos, fuimos a comer los tres”.

Durante la sobremesa, entre evocaciones y proyectos a medio hilvanar, el general preguntó a Bru si tendría inconveniente en llevar hasta Lima tres cartas suyas, explicando sucintamente su contenido. Necesitaba autorización gubernamental para entrar en Perú, y aquellas misivas pretendía provocar revueltas y asonadas, en tanto los gobernantes no accedieran a levantarle la sanción. Uno de los escritos iba dirigido al director de la Escuela de Cadetes de Chorrillo, otro al jefe superior de policía en Lima, y la última epístola al director de la Escuela de Hidroaviación asentada en Ancón. Forzado por su amistad con el antiguo presidente federativo y venciendo temores, Paco Bru otorgó el sí. Días más tarde llegaba al puerto de El Callao, transportando entre los calcetines tan explosivos documentos. Ya en la Aduana, tras una rutinaria revisión del equipaje, observó aterrado que un policía se le acercaba, rogándole hiciese el favor de acompañarle.

“Pensé que todo se había descubierto -rememoró el protagonista bastantes años, después para el diario “Marca”-. Que alguien pudiera habernos visto almorzando en Colón, o quién sabe si incluso fue testigo de cómo las cartas pasaban a mis manos. Pero el miedo, con ser enorme, quedó empequeñecido ante mi alegría al escuchar la pregunta del funcionario, al tiempo de señalar unos paquetes: ¿Qué lleva usted ahí?. Ya tranquilizado respondí que no tenía la menor idea, y él los abrió. Eran dulces confiados por una familia amiga, cuyos parientes, establecidos en Perú, contactarían conmigo. Chasqueado, me ordenó de mal humor que siguiera mi camino”.

Bru entregó las cartas y transcurrido breve intervalo, al levantarse una mañana, supo que las tropas se habían sublevado. Ni oyó siquiera el escaso tiroteo entre amotinados y defensores del orden institucional. Apenas una hora más tarde, el gobierno autorizaba la entrada de Sánchez del Cerro.

“Tan pronto hubo llegado el general a Lima, me invitó a comer, asegurándome que si ganaba las elecciones podía instalarme en Perú con mi familia, sin necesidad de preocuparme de nada durante toda mi vida, pues él, agradecido, se iba a encargar de todo. Le respondía que me daba por satisfecho si no se producía ningún bochinche durante la estancia del Racing en su país, así me lo garantizó y, en efecto, no ocurrió nada hasta que abandonamos el altiplano”.

Equipo más habitual del Racing durante el primer Campeonato Nacional de Liga.

Equipo más habitual del Racing durante el primer Campeonato Nacional de Liga.

Hasta ese momento, nada más, porque las elecciones, celebradas cuando los racinguistas continuaban por Hispanoamérica, resultaron movidas. Sánchez del Cerro derrotó a sus adversarios, y al salir del tedeum con que celebraba su retorno al poder fue víctima de un atentado, resuelto con unas semanas de cama y la detención del magnicida. Pero puesto que sus enemigos no descansaban, al salir del mismo tempo, algún tiempo después, repitieron la intentona, esta vez con trágicas consecuencias. Sánchez del Cerro se convirtió en historia.

Volviendo al fútbol, los reveses del Racing apuntaron casi tan pronto como la expedición puso pie en Lima. Félix Pérez cayó enfermo de cierta gravedad, viéndose obligado a permanecer en la capital con Marcial De Miguel como única compañía, pues ningún delegado del club quiso permanecer junto al enfermo. Por cuanto a su actuación deportiva respecta, los españoles perdieron el choque de presentación ante una selección o combinado “acusando el cansancio y la falta de ritmo, consecuencia de tan largo viaje”, según manifestaron. Luego tocó medirse al Alianza, el club más potente de Perú, cosechando un meritorio empate a uno. Bru siempre se ufanó de su planteamiento: “Había ordenado a medios y defensas no un marcaje en zona, como era habitual, sino al hombre, cuerpo a cuerpo. Surgió entonces lo del marcaje férreo, por imperativo de las circunstancias, pues sabía que el Alianza era superior a nosotros. Contaba aquel equipo con muchos jugadores de color y hasta uno de origen y rasgos chinos, apellidado Sarmiento”.

El público, dando la victoria peruana por descontada, gritaba al ver a sus futbolistas sin dar una a derechas, entre tanto acoso: “¡Don Paco, eso es tongo, tongo, tongo!. ¡Ha comprado a los negros!”. A tal punto llegó su enojo, que cuando los peruanos abandonaban el estadio fueron perseguidos por las calles. La directiva del Alianza, entonces, se negó a disputar el otro choque comprometido, con la justificación de que una derrota podría acarrear graves consecuencias, ante la convicción popular de que se habrían dejado vencer a propósito. Así que en vez de al Alianza, el Racing se enfrentó a una selección de El Callao en lo que sería su tercera y última comparecencia peruana. Luego partieron hacia La Habana, dejando en Lima a De Miguel y el enfermo Félix Pérez.

Al llegar a Cuba se encontraron con otra revolución. Machado consumía su permanencia en la poltrona gubernamental. Sonaban disparos por todas partes. La sensación de inseguridad era intensísima. Para llegar al campo donde debían jugar, situado a las afueras de La Habana, hacía falta salvoconducto. Inmensa contrariedad, cuya traducción práctica consistió en una afluencia discreta. No obstante, según Bru sacaron 500 dólares en el primer partido contra el Iberia, vencedor por 3-1. La taquilla resultaba determinante, puesto que era el Racing quien lo organizaba todo, no contando con respaldo de ningún empresario.

El Iberia, según nuestros expedicionarios por miedo a perder, -aunque quién sabe si amedrentado por las circunstancias que vivía el país- hizo amago de no jugar más. Paco Bru, entonces, diligenció una demanda judicial, esgrimiendo su contrato. La polémica concluyó con una escisión federativa y disputa a regañadientes del segundo encuentro, donde el Racing salió victorioso. El tercer choque contratado jamás llegaría a celebrarse. Y ahí empezaron las penurias.

“Estábamos sin dinero, pues desde Madrid no lo enviaban conforme a lo prometido. Luego, a nuestra vuelta, supimos los motivos. Pero por de pronto aquello era quedarse a la buena de Dios”. Paco Bru no tuvo más remedio que vender por 3.500 dólares 5 de los 7 partidos contratados en el país azteca. “Lo necesario para desplazarnos a México y pagar la estancia allí durante un mes. Pensaba resarcirme con el ingreso de los otros 2 partidos, pues sabía que el taquillaje iba a ser crecido”. Pero una vez más, el cuento de la lechera iba a tener epílogo lacrimógeno por la leche derramada. “Lástima que mientras los cinco encuentros vendidos arrojaron un capital en taquilla, antes de los otros dos e incluso durante los mismos, justo los más importantes, lloviese. Los campos estuvieron semivacíos, y para mayor desdicha hubo que abonar primas a los jugadores, puesto que por no perder la costumbre ganaban siempre”.

El último choque del Racing en México lo enfrentó al Atlante, conjunto formado sólo por mexicanos y con fama de áspero, turbio y leñero. Paco Bru, pensando en futuras actuaciones por Nueva York, aconsejó a sus jugadores temple y prudencia, evitando lesiones. El Atlante, empleándose con tanta dureza como denuedo, llegó a disponer de ventaja por 3 a 1. Entonces los madrileños comenzaron a achicar balones, lanzándolos descaradamente fuera del estadio. Toda una desconsideración, al sentir del público, si no una burla deliberada. Justo cuanto hacía falta para armar la marimorena.

“Parte de los espectadores saltaron las alambradas, se echaron al campo y nos agredieron. A Gaspar Rubio, incorporado al equipo en México, le dieron una pedrada por la que manaba abundante sangre”. Bru saltó al campo, llevándose al herido sin encontrar oposición, probablemente porque una herida abierta siempre resulta escandalosa. Sin embargo parte de los demás futbolistas recibió su buena dosis de puñetazos, pedradas, puntapiés, arañazos y zancadillas. Pese al buen propósito inicial, todos sufrieron alguna lesión, de más o menos importancia. La tardía irrupción policial se saldó con todos los españoles detenidos, por alteración de orden público. Y puesto que el choque tuvo lugar por la mañana, al hallarse el comisario en los toros, Bru hizo alarde de artes negociadoras, consiguiendo se les permitiera ir al hotel, para comer. Antes, de cualquier modo, los policías fueron olfateando el aliento de cada jugador, uno por uno, cerciorándose de que, en efecto, no habían comido.

Al día siguiente, mientras Paco Bru liquidaba para poner rumbo a Nueva York, recibió una llamada telefónica advirtiéndole que una porción de hinchas mexicanos pretendía asaltar el hotel donde aguardaban los jugadores. “Corrí para allá, comprobando que los guardias tenían acordonado el recinto y se habían llevado a los futbolistas. Llamé al jefe de policía y éste me dijo: “Venga, no más…” A verle fui. Y en cuanto llegue me soltó a bocajarro: ¡Queda usted detenido!”.

Afortunadamente, el dueño del hotel donde se hospedaban era abogado y acudió en su defensa. O mejor dicho, en defensa de todo el equipo, pues la expedición al completo se hallaba en los calabozos. Para entonces, el embajador español, Álvarez del Vayo, con quien el propio Bru había estado en el último partido, se negó a intervenir, pese a ser insistentemente requerido. Sólo gracias al interés del abogado-hostelero, todos fueron puestos en libertad, excepto Valderrama, como capitán, y Bru, en su calidad de responsable absoluto. Dos policías acompañaron horas más tarde a ambos, mientras cenaban fuera de comisaría. Y únicamente serían puestos en libertad después de que el abogado amenazase con una demanda al ministro de Gobernación, tan pronto amaneciese, pues escapaba de cualquier lógica transformar una agresión en presunta alteración del orden. Las sorpresas, empero, no habían terminado aún, si damos por bueno el testimonio de don Paco:

“De buena mañana me reclamaron para arreglar el asunto. Mil pesos por jugador; es decir, 11.000 en total. No tengo dinero, respondí. Volvió a interceder el abogado y la multa se redujo a 10 pesos por cabeza. Pero cuando iba a pagar los 110 pesos, el encargado de recaudación me dijo que esperase a la tarde, pues era ya casi la una y él debía ir a comer. Aceptamos. Y luego, al volver, nos exigieron un recargo del 20 %, por no haber pagado antes de la una. No hubo más remedio que abonar la multa y el recargo. Esa noche emprendimos viaje a Nueva York”.

Humillados, es de suponer, sintiéndose víctimas de una vil y bien orquestada mordida. Pero al menos libres.

Aunque Ricardo Zamora nunca tuvo ficha del Racing, sí lo reforzó puntualmente, para algún bolo. En la imagen junto al capitán racinguista y el herculano Jordá.

Aunque Ricardo Zamora nunca tuvo ficha del Racing, sí lo reforzó puntualmente, para algún bolo. En la imagen junto al capitán racinguista y el herculano Jordá.

El viaje, después de tanto sobresalto, resultó relajante. Cuatro noches y cinco días en vagón de primera, con salón panorámico, comedor, barbero japonés… Lujo propio de millonarios, que hizo renacer el optimismo. Desde el mismo tren se concertaron cuatro partidos en la Gran Manzana, resueltos con derrota por 3-1 en el primero “a causa de la desdichada actuación de Plattko, a quien hubo de sustituir Alfonso Martínez, y a un árbitro parcialísimo en nuestra contra. Para tanto fue lo del “referee”, que el público lo hubiese linchado si nosotros no llegamos a impedirlo”. Fisher, secretario de la FIFA y espectador del encuentro, felicitó a nuestros compatriotas por su caballerosidad. Luego vencieron al Hakoa, a los Portugueses y al Hispania. Y como los fondos no llegaban para regresar a Madrid, hubo que seguir contratando partidos y más partidos. “Jugamos en instalaciones con capacidad para albergar a 120.000 espectadores, y en solares sin graderío”, aseguraron distintos componentes de la expedición. “Fue una odisea, de la que salimos, al fin, con posibilidad de emprender el regreso”, sintetizó Bru.

Odisea mayúscula, en un New York mortecino, víctima de la terrible crisis subsiguiente al crac bursátil de 1929,escenario de quiebras y desahucios, entre colas allá donde sirviesen cucharones de sopa gratuita. Tumba de sueños y paraíso de gánsteres, destiladores clandestinos, prostitutas o sinvergüenzas aclamados como héroes. Cloaca de corrupción generalizada y dinero a raudales bajo mano, producto de una Ley Seca útil sólo para acentuar el alcoholismo y convertir en grandes mafiosos a antiguos delincuentes de pacotilla. Porque la Ley Volstead, no lo olvidemos, como los “Intocables” de Elliot Ness, eran actualidad viva a finales de 1931 e inicio del 32.

Vigente desde el 17 de enero de 1920 hasta su derogación con la XXI Enmienda, el 5 de diciembre de 1933, la Ley Volstead -denominada así en honor al presidente del Comité Judicial de la Casa Blanca, Andrew Volstead-, fondo de tantas novelas y películas, prohibía el consumo de alcoholes en cualquier estado de la Unión. A decir verdad, fue una ley absurda, cuajada de contrasentidos, pues si convertía en ilegal la producción de vino, nunca puso impedimentos, por ejemplo, a la comercialización de zumos de uva en forma de bricks semisólidos, con los que fácilmente se podía elaborar vino casero. Cierto que los envases advertían sobre la prohibición de fermentar esos jugos. Pero a nadie escapaba que semejante producto tenía como único fin la fermentación clandestina. Al Capone, Frank Nitti, Joe Masseria, Frank Costello, Lucky Luciano, Joe Bonano, Vito Genovese o Joe Valachi, entre otros muchos, infringieron todos los códigos para dar de beber en garitos a una población obsesionada por vivir de prisa y no pensar en todo cuanto a su alrededor se derrumbaba. Saltarse la ley se convirtió poco menos que en deporte sin excesivo riesgo. Y contar cómo se había escapado a una redada por la puerta de atrás, aprovechando el tumulto, en magnífico tema de conversación. El embrujo del swing, las roncas voces negras arrancadas del blues, el electrizante jazz de Ben Pollack, Benny Goodman, Cab Calloway o Jack Teagarden, las noches en el “Savoy” o “Cotton Club”, con sus trompetistas llegados desde Nueva Orleans, enfebrecían a quienes, sin saberlo, iban a caer por el tobogán hacia nuevas guerras: la II Mundial por cuanto tocaba a los estadounidense, y la Civil, o incivil, en el caso de Bru y sus muchachos. Porque sí, parte de los expedicionarios también jugaron a embebecerse en aquella doctrina lúdica.

Con ocasión de los partidos en Nueva York, conocieron a gente de muy distintos orígenes y estratos. Italianos, portugueses, compatriotas que decían haber trabajado en Hollywood o ir camino de la meca del celuloide, emigrantes a quienes costaba salir adelante, aventureros… Entre estos, a Juan López, residente a caballo entre Brooklyn, Manhattan y el Bronx, cuyo oficio, según comentara, era el de contragángster. Esto es, dedicado a despojar a otros gánsteres de sus rapiñas o existencias de licor, mediante el expeditivo lenguaje de las armas. Una noche, Juan López se llevó de cena y francachela a Mondragón, Tena, Lolín y Alfonso Martínez, con la mala suerte de vérselas ante pistoleros empeñados en ajustar cuentas. Sólo después de muchas vueltas, giros y regates por calles a oscuras, medio desiertas, lograron despistarlos. La misma titularidad del vehículo empleado en su huida estaba un tanto en entredicho. Cuando los cuatro futbolistas regresaron al hotel, sudaban por cada poro.

Paco Bru, entrenador del Racing y hombre fundamental en la gira.

Paco Bru, entrenador del Racing y hombre fundamental en la gira.

Al cabo tuvieron noticias de que López había acabado del único modo posible: hecho un colador, bajo el plomo de competidores burlados.

Ya en España, los protagonistas de esta aventura entendieron por qué nadie les giró dinero en momentos de máxima dificultad. El Racing se hallaba virtualmente en ruinas. Resulta dudoso que la Federación Centro contribuyese decididamente a repatriarlos, como se aseguró alguna vez, puesto que Paco Bru nunca quiso reconocerlo. Y naturalmente, motivos tenía para estar bien informado. Lo que sí hicieron los federativos fue imponer una multa al club, por desacato -recordemos su prohibición a partir de gira-, y corroborar el descenso decretado con anterioridad. La directiva racinguista se avino a la sanción económica, pero de ningún modo al descenso. Y para manifestar su firmeza retiró al equipo de la competición. Mientras buena parte de su plantilla se desperdigaba, unos cuantos continuaron disputando amistosos por distintos  enclaves peninsulares. Parte de la afición, descorazonada, acabaría uniéndose a la Unión Balompédica Chamberí, fundada en 1927.

Para saldar su deuda con la Federación y ante la imposibilidad de atender el vencimiento de intereses, los mandatarios del Racing no tuvieron más remedio que malvender su flamante estadio. El 4 de febrero de 1932, Fernando de Bernardos, todo un osado, era aupado a la presidencia. Entre sus intenciones, recuperar a la entidad, solicitar el reingreso en la primera categoría del fútbol madrileño, y equipararse al Madrid Football Club y Athletic Club de Madrid. Como quiera que desde la federación se mostrasen inflexibles respecto a la categoría, el club rojinegro se volatiliza virtualmente. Ya no cabía hablar del Racing, sino del Castilla, resultado de agrupar con  la Unión Sporting algún resto del naufragio.

Otros despojos y girones de historia fueron a parar a la Unión Balompédica Chamberí, surgida de fusionar la Asociación Deportiva Chamberí con el C. D. Chamberí. Militaba en 3ª Categoría cuando las fatídicas vacaciones de 1936 estallaron en sangre, pólvora y lágrimas. Tras la derrota republicana, este equipo volvería a la palestra como Racing Club de Chamberí, hasta adoptar en 1941 la denominación de Agrupación Recreativa Chamberí, y reivindicar derechos inherentes al Racing, como presunto heredero legítimo. La Federación, empero, nunca admitió su solicitud de ingresar en 3ª, alegando no disponer de campo propio y contar otras entidades con más derechos. Si hubo maniobras para recabar el apoyo de clubes prestigiosos, como parece, estas gozaron de mínimo recorrido. De poco sirvió a la Agrupación Recreativa atesorar en su vitrina los trofeos del viejo Racing. La solidaridad y el “fair-play” parecían haber ido a pique, como tantas otras cosas, durante aquellos tres años de guerra.

La Agrupación Recreativa Chamberí, superados múltiples avatares por campos de tierra, concluyó disolviéndose la temporada 1976-77. Para entonces pocos sabían algo acerca de una gira tan desesperada como catastrófica. Real Madrid y Atlético, antaño competidores directos del Racing, ya habían ganado títulos de Liga y Copa, asomado a finales europeas e intercontinentales, mudado de campo y contabilizado en varias decenas de miles a su feligresía dominical. Perdido cualquier vestigio de romanticismo, al fútbol sólo se llegaba para corear cantos triunfales e izar trofeos. Pues bien, hubo una vez un mediano que ansioso de convertirse en grande midió muy mal su verdadera fuerza, hizo todo lo posible por aferrarse a la vida e incluso se embarcó en una aventura propia del Siglo de Oro. Todo le salió mal, de acuerdo. Pero, ¿acaso importa?.

La épica no está en el triunfo, sino en la voluntad y el empuje puesto para perseguirlo.