Ramiro: Un brasileño con raíces orensanas

Ramiro tenía también origen español – gallego igualmente, para más señas, pues sus padres procedían de la provincia de Orense – , pero había nacido ya en Brasil, y allí en su primer apellido cambiaron la “z” final por una “ese” . Era un medio volante de ataque, como se decía entonces, alto, bien plantado y con una clase exquisita. Tanta, que va a jugar nada más ni nada menos que al lado del mismísimo Pelé, en las filas del Santos. El Atlético de Madrid, que ya tenía en sus filas otro brasileiro, el goleador campeón del Mundo Edvaldo Yzidio Neto, Vavá, y de propina a un angoleño, Jorge Mendonça, le fichará, junto a su hermano y coequipier Álvaro, que ocupaba una posición más adelantada en el campo, y ya había sido varias veces internacional con la Canarinha. Curiosamente, Ramiro no fue el que más llamó la atención de los técnicos colchoneros, sino Álvaro, aunque la estancia de este en el Metropolitano, sería muy breve, y al año siguiente volvería a cruzar el Charco al no haberse consolidado en el equipo titular.
Cuentan los que tuvieron la suerte de verle jugar, que Ramiro ha sido uno de los mejores centrocampistas que se hayan enfundado la camisola rojiblanca del Atleti. Tranquilo, pausado -algunos le achacaban cierta lentitud- , con una gran visión de juego y una técnica sobresaliente, sabía leer perfectamente los partidos, y al margen de su labor en la medular, lo mismo podía incorporarse al ataque con mucho peligro (en la Liga 60-61 fue el segundo máximo realizador del equipo, tan solo por detrás de Joaquín Peiró), que incrustarse en la zona central de su defensa, aprovechándose de su elevada estatura -1,81-, echando una mano, y lo que fuese menester, a Griffa y a Glaría, la “Doble G”, menudo par de angelitos. Un futbolista completísimo, en resumidas cuentas.

 

COMPAÑERO DE PELÉ

Ramiro vino al mundo en Sao Paulo, el 11 de febrero de 1933, dos años después que Álvaro. Ambos van a empezar a jugar en un equipo de la colonia española de Baixada Santista, ya que sus padres eran emigrantes de procedencia galaica, pero mientras que Álvaro se irá al Santos, Ramiro se enrolará en las categorías inferiores de Fluminense, en Rio, hasta que sea contratado también por el club de Vila Belmiro, a comienzos de 1955, reuniéndose de esa manera con su hermano, con el que guardaba un notable parecido físico, y se irá acoplando a la posición de medio derecho, aunque a menudo jugará como lateral, o incluso en bastantes ocasiones lo hará como central. Muy pronto se revela como un futbolista polivalente, buen marcador y eficaz en el contraataque. Será tricampeón estadual con Santos, y ganador del prestigioso “Teresa Herrera” y la Taça Río-Sao Paulo. En total va a disputar 248 partidos con los blanquinegros (106 como lateral derecho, 102 de volante, y 40 en el centro de la defensa), anotando únicamente dos goles. Y entre 1955 y 1956 contará hasta 11 apariciones en la Selección Brasileña.

 

VISITA A ESPAÑA, Y FICHAJE POR EL ATLETI

En 1959, y con un mes de diferencia, tras una gira europea con el Santos -en el curso de la cual jugarán un amistoso en el “Santiago Bernabéu”-, los dos hermanos Rodríguez Valente ficharán por el Atlético de Madrid, pues no ocupaban plaza de extranjeros al ser sus padres oriundos de la provincia de Orense. La estancia de Ramiro será larga, pues va a prolongarse hasta 1965, ya con 32 años cumplidos, mientras que Álvaro, que se desempeñaba como atacante de banda derecha, tan sólo permanecerá una temporada en el cuadro colchonero (fallecerá joven, en 1991, por complicaciones de la diabetes que sufría), a pesar de que comenzó muy fuerte, marcando un par de goles el día de su debut en el Metropolitano, aunque luego iría apagándose. Sin embargo Ramiro, que se estrena en un Atleti-Barça (0 a 1), no tardará en lograr la titularidad, formando una estupenda medular con el joven Chuzo.

 

TRIUNFO EN EL METROPOLITANO

En esa campaña 59-60 juega ya 16 partidos de Liga, y otros 9 en la “Copa del Generalísimo”, proclamándose el Atlético campeón del Torneo del KO por primera vez en su historia, al batir en la final a su eterno rival blanco por 3 a 1. La siguiente temporada ya es la de su consagración definitiva, con 24 presencias ligueras (y nada menos que 11 goles), y un nuevo titulo de Copa, batiendo otra vez al Real Madrid y en el mismo escenario del año anterior, esta vez por 3 a 2, lo cual les da derecho a los rojiblancos para tomar parte en una competición continental de nuevo cuño, la Copa de Europa de Campeones de Copa, conocida coloquialmente y para abreviar como “Recopa”. Y ese Atleti que se manejaba tan bien en los torneos por eliminatorias se va a coronar campeón europeo al vencer a la potente Fiorentina italiana, y con Ramiro en el centro del campo, por supuesto.
En 1962-63 ya es otro talentoso joven, Jesús Glaría, su socio en la línea media. Subcampeones de Liga tras un Real Madrid intratable, llegarán nuevamente a la final de la “Recopa”, pero ahí ya se encuentran con un hueso imposible de roer, el Tottenham londinense, que les golea en el encuentro definitivo (5 a 1). Y a pesar de que el curso siguiente es muy flojo en lo concerniente al Torneo de Regularidad, alcanzan otra final por quinto año consecutivo, la de Copa, aunque son superados por un gran Zaragoza. Y siempre con Ramiro en el equipo. En la temporada 64-65 acarician incluso el título de Liga, que finalmente se va para el “Bernabéu”, ya con algunos Ye-yés vestidos de blanco. Y como no hay cinco sin seis, en la final copera del 65 se cuelan otra vez los colchoneros, para tomarse la revancha de su derrota del año anterior ante los maños, venciendo por 1 a 0, con gol del hondureño Cardona. Pero ya Ramiro no va a ser de la partida (su lugar lo ocupa el sevillano Ruiz Sosa)

 

ENTRENADOR EN BRASIL Y VECINO DEL VÉNETO

Ramiro ya tiene 32 años, y tras seis magníficas temporadas abandona el club colchonero al finalizar el curso 64-65, de modo que no vivirá in situ el gran triunfo en la Liga 65-66, después de quince años sin catarla, y como maravillosa despedida a un entrañable Metropolitano”, sustituido unos meses más tarde por un flamante estadio levantado en las orillas del Manzanares, el Aprendiz de río. Regresará a Brasil, y bastantes años después, en 1991, aceptará la propuesta del Santos para dirigir a su antiguo club, que atravesaba entonces por horas bajas. Pero esa sería una ocupación muy puntual, en su biografía, pues durante mucho tiempo ha residido en Río, dedicado a la construcción inmobiliaria, y realizando también funciones de representante oficial del club santista en el Estado de Río de Janeiro. Más adelante, y por motivos de salud, se va a trasladar a la región del Véneto, en Italia, residiendo en la localidad de Vicenza con parte de su familia. Convertido en uno de los decanos de Santos, O Glorioso Albinegro Praiano, acaba de dejarnos a los 92 años de edad, con el recuerdo de su fina estampa y su juego elegante en la retina de quienes tuvieron la suerte de verlo en acción vestido de rojiblanco.




Betancort, portero de fútbol.

Es una frase sencilla, corta. Betancort, portero de fútbol. Sólo cuatro palabras. Pero ¡qué grande! ¡Betancort! su estrella ya está en el cielo desde el pasado 15 de marzo; seguro que allí, en lo Alto, habrá sido recibido con todos los honores y con todas las puertas abiertas, de par en par.

 Su hija Yela anunció la triste noticia. Seguro que sabe mejor que nadie lo que significó su padre para los que tuvieron la suerte de tenerlo cerca; ella, por ejemplo, o cualquier persona a quien ya le falte la figura paterna, sabemos que la tarea de ser padre o madre no es fácil, pero eso no se llega a conocer, hasta que no se es padre o madre; se podrá entender entonces que se tarde mucho en comenzar a valorar justamente lo que los padres han hecho por nosotros. Con los años se va comprendiendo totalmente. Tener gratitud es sentir que has recibido algo que sabes que no podrás pagar nunca. En el caso de nuestros padres, eso se siente desde el corazón: su tiempo, su ejemplo, su paciencia…tantas cosas vividas que, los recuerdos, ahora, se ponen de pie, como decía mi padre.

Betancort01Don Antonio seguirá disfrutando del fútbol con los dos equipos del alma a los que perteneció  a largo de su vida deportiva, la U.D. de Las Palmas y el Real Madrid, que ahora se lo disputarán. No hay que temer nada, estoy seguro de que tuvo muchos amigos y allí estarán arropándolo para que no se sienta solo.

El firmante de este artículo, que ya va peinando canas, recuerda a este magnífico portero entre sus brumas infantiles más tiernas. En los años 60 y 70, para todos los niños de entonces, Betancort nos cautivó de pleno.

Coleccionábamos los álbumes de fútbol, cuyos cromos debíamos pegar ayudándonos de unos recipientes de “pelikan” al que había que añadir una poquita agua para que, una vez, mínimamente disuelto el pegamento, nos sirviera para incluir con admiración a nuestros ídolos en el libro de la Liga. Cuando el álbum estaba completo, a causa del pegamento, su grosor había aumentado tres o cuatro veces. Abríamos con asombro e inquietud los sobres que vendían en los quioscos, y la alegría era inmensa cuando aparecía ante nosotros la figura de algún jugador de nuestro equipo favorito. Con Betancort pasaba así ¡ nos había salido Betancort !

Betancort02Desde luego, en la escuela, memorizar los afluentes de cualquier río nos traía por la calle de la amargura, pero sabernos la alineación del Real Madrid, eso seguro que no nos costaba ningún trabajo. No tenía ninguna dificultad ¡ caramba !. Es más, algunos amigos, hasta se sabían el peso y la altura ¡ qué barbaridad !…

La alineación de los madrileños se comenzaba a recitar por Betancort. ¿Quién no recuerda a Betancort, Calpe, De Felipe, Sanchís, Pirri, Zoco…? Además, se les nombraba con el ritmo preciso, con sus intervalos protocolarios: Betancort…; Calpe, De Felipe, Sanchis…; Pirri, Zoco… ;  Eso permanece grabado en lo más hondo de nuestra memoria. Han pasado ya muchos años, los ríos supongo que seguirán su curso, pero aquellas alineaciones siguen ahí, al acecho, esperando que las repitamos una vez más…

El Sr. Betancort Barrera, D. Antonio Rodrigo, había nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 13 de marzo de 1937. Dos días después de su cumpleaños, en este año 2015, se nos ha ido. Dicen que siempre se van los mejores…en este caso, es así, sin duda.

Con edad juvenil, después de iniciarse en el Unión Grupo, ingresó en el club de Las Palmas (juvenil), ascendiendo después al primer equipo donde se mantuvo desde 1955 hasta 1961. Su debut en Liga con el equipo amarillo se produjo el 3 de febrero de 1957, en la jornada nº 21 de aquella liga, empatando a dos goles ante el Español, en partido celebrado en Sarriá. Por entonces, Betancort era el portero suplente, a la sombra del titular Pepín, así como de otro portero, Castellanos.

Después de fichar por el Real Madrid en 1961, aquella temporada 61-62 se la pasó en blanco (en el club madrileño estaban en nómina Araquistáin, Vicente, Domínguez, Fermín y Bagur); después de una cesión al Deportivo de La Coruña, en 1963 regresó a Chamartín para permanecer hasta 1971, llegando a ser uno de los jugadores más emblemáticos de la historia del Real Madrid.

Durante ese periodo de años, con sus característicos jersey y pantalón negros,  disputó 129 partidos de Liga, 21 de Copa, 24 de Copa de Europa, uno en Recopa, así como dos encuentros de Copa Intercontinental.

Debutó en Copa de Europa el 23 de septiembre de 1964 en partido jugado contra el Odense danés, con victoria del Real Madrid por 2 goles a 5 (Gento –tres- , Grosso y Puskas). Aquel día la alineación madridista fue la compuesta por Betancort, Miera, Santamaría, Pachín, Müller, Zoco, Amancio, Félix Ruiz, Grosso, Puskas y Gento.

Fue Campeón de Liga en 6 ocasiones, 2 de la Copa de España (si bien en la final de 1962 el portero titular contra el Sevilla fue Araquistáin, y en la de 1970 fue Junquera contra el Valencia).

Igualmente, fue ganador del Trofeo Zamora en 1965 y 1967.

Betancort03También fue Campeón de la Copa de Europa de 1966. Betancort era el portero titular en el torneo europeo. Había jugado las eliminatorias contra el Feyenoord, Kilmarnock y Anderlecht. Pero el 13 de abril de 1966 en el encuentro de ida de la semifinal contra el Inter de Milán, Betancort se lesionó, aunque logró aguantar todo el encuentro (entonces no estaba permitido la sustitución de los porteros) y mantener la portería de su equipo a cero; ganó el equipo merengue por 1 a cero con gol de Pirri a los doce minutos. El partido de vuelta ya no pudo jugarlo (el Real Madrid empató a un gol) ni –lo más triste- la Final contra el Partizán de Belgrado cuando se ganó la 6ª Copa de Europa.  Aquel equipo, recordarán, fue “bautizado” como el Real Madrid de los “yeyé”. Esta expresión se relacionaba por entonces con la juventud que era partidaria de la revolución musical y cultural que llegaba a España desde Inglaterra. Parece ser que al presidente, Bernabéu, esta expresión no le pareció tan rechazable como hubiera podido pensarse, pues al fin y al cabo, se había ganado la Copa de Europa y eso frenaba otras expresiones…

Una de las actuaciones más destacadas de Betancort en Copa de Europa, según dicen mis papeles, se produjo nada menos que Old Trafford, en partido de ida jugado el 24 de abril de 1968. Esa noche, paró todo lo que llegaba a las inmediaciones de su portería; tan solo pudo claudicar con el gol de la victoria del Manchester United materializado por George Best.

Posteriormente, regresó a la Unión Deportiva de Las Palmas donde permaneció, hasta retirarse, disputando las temporadas 1971-72 y 1972-73. Más tarde, fue secretario técnico del equipo de su tierra, siendo principal artífice de los fichajes de Brindisi, Carnevali y Morete, entre otros.

Con la Selección española, Betancort disputó dos encuentros:

27 de octubre de 1965: España 4 – 1 Irlanda (Eire).

10 de noviembre de 1965: España 1 – 0 Irlanda (Eire).

El primer encuentro se celebró en Sevilla, en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Se disputaba el partido de vuelta de la eliminatoria de clasificación para la VIII Copa del Mundo de Inglaterra de 1966. Con José Villalonga como seleccionador, España ganó con goles de Pereda (39’, 43’ y 67’) y Lapetra (73’) anotando por parte irlandesa Mc Evoy a los 27 minutos. Fue el encuentro número 155 de España y Betancort fue el debutante nº 322 con la selección española.

La alineación de España fue: Betancort; Rivilla, Olivella (capitán), Reija; Glaría IV, Zoco; Ufarte, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra.

Betancort04El segundo partido de Betancort se disputó en París, en el estadio Parque de los Príncipes. El motivo del mismo era el encuentro de desempate para la clasificación del Mundial de 1966. España volvió a ganar, esta vez por 0 a 1, con gol de Ufarte a los 82 minutos. La alineación que presentó España fue la misma que en el partido de Sevilla.

Hay que indicar también que nuestro portero fue suplente con España en otras 11 ocasiones:

5 de mayo de 1965: Irlanda 1 – 0 España.

8 de mayo de 1965: Escocia 0 – 0 España.

8 de diciembre de 1965: España 0 – 2 Inglaterra.

23 de junio de 1966: España 1- 1 Uruguay.

13 de julio de 1966: Argentina 2 -1 España. (Campeonato del Mundo).

15 de julio de 1966: Suiza 1 – 2 España (Campeonato del Mundo).

20 de julio de 1966: Alemania Federal 2 – 1 España (Campeonato del Mundo).

25 de mayo de 1967: Inglaterra 2 -0 España.

31 de mayo de 1967: España 2 -0 Turquía.

3 de abril de 1968: Inglaterra 1- 0 España.

11 de diciembre de 1968: España 1 – 1 Bélgica.

Antonio Betancort fue apodado “siete manos”. Fue un portero sobrio, corpulento y de extraordinarios reflejos al que rendimos sincero y emocionado homenaje desde las páginas de Cuadernos de Fútbol de nuestra Asociación.

Betancort, portero de fútbol. Sólo cuatro palabras. Pero ¡ qué grande !.

Hasta siempre. Gracias, portero.




Ramón Llorens, un hombre de la casa (1950)

RamonLlorens01En el protocolo del fútbol profesional, establecido ya hace bastantes décadas, la destitución, cese o dimisión de un entrenador en plena campaña acostumbra ser seguida por el nombramiento de un técnico-puente, hasta que un nuevo responsable es entronizado en el banquillo, con la esperanza de que la situación de crisis se reconduzca de manera positiva, regresen los buenos resultados y el equipo remonte puestos en la clasificación. No siempre se produce esa situación, claro está, y a veces los clubes ya tienen una nueva bala preparada en la recámara para ser disparada, y el relevo se produce de forma automática,  pero es bastante habitual que durante una o incluso varias semanas se mantenga dicha interinidad, y todas las partes implicadas sean conscientes de ello, así como de que tampoco se pueden esperar milagros, sino lo que en términos taurinos se conoce como «una faena de aliño»         En la larga historia del Barça esa circunstancia ha ocurrido en varias ocasiones, una de ellas a mediados de la temporada 1949-50, cuando el uruguayo Enrique Fernández, a cuyas órdenes el club había conquistado las ligas 47-48 y 48-49, así como la primera edición de la «Copa Latina», disputada en 1949, va a soltar las riendas del equipo, debido a los malos resultados y a una serie de puntuales desencuentros con sectores de la afición, la prensa y el propio club (se hablaba de enfrentamientos con varios destacados jugadores de la plantilla, y también con el secretario técnico Josep Samitier, predecesor suyo en el banquillo) Tras la decimoséptima jornada, y dos dolorosas derrotas consecutivas ante Real Madrid y Sevilla, Fernández va a presentar la dimisión, y la Junta Directiva presidida por Agustí Montal i Galobart nombrará en su lugar a Ramón Llorens, antiguo guardameta azulgrana y que entonces se hallaba al frente del equipo de Aficionados, desempeñando una magnífica labor y promocionando excelentes jugadores para la primera plantilla.

PEQUEÑO GRAN PORTERO

Ramón Llorens i Pujadas había nacido en la misma Barcelona, concretamente en el barrio del Poble Sec, en las faldas de la montaña de Montjuich -al igual que lo harían el futuro capitán del Barça y la Selección Española Ferrán Olivella, y el famoso cantautor Joan Manuel Serrat -, el Día de Todos los Santos de 1906. Había ingresado en el club a edad temprana, forjándose en sus categorías inferiores en la posición de portero. A despecho de su escasa estatura, demostró pronto tener grandes cualidades para el puesto. En los años 20 no era tan habitual como hoy en día que los arqueros poseyeran una aventajada estatura, pero ya en el Barça de dicha década actuaban dos míticos guardametas de considerable talla y envergadura, el catalán Ricardo Zamora y el húngaro Frantz Platko. Llorens, para destacar, demostraba cualidades tales como agilidad, reflejos, decisión y valentía. Su debut en la meta azulgrana va a producirse en un partido amistoso celebrado en «Les Corts» el 9 de mayo de 1926, con el Daring de Bruselas como rival. Perdieron los catalanes por 1 a 2, y esta fue su alineación: Llorens; Coma, Borrás; Elías, Ollé, Peiró; Vinyals, Scarone, Casanovas, García y Parera. Se trataba de un equipo cuajado de suplentes, pero en el que llamaba la atención la presencia del gran jugador uruguayo Héctor Scarone, futuro Campeón del Mundo con «la Celeste» en 1930, y que entonces había sido fichado por el Barça, aunque no rindió lo que se esperaba de él, pues nunca llegó a integrarse en el equipo, y abandonaría pronto la disciplina barcelonista.

En las campañas 26-27 y 27-28 el joven Llorens iría entrando poco a poco en la dinámica del equipo, jugando ya con cierta asiduidad. Su momento de gloria llegaría en el Campeonato de España de 1928, en la final disputada en los Campos de Sport de El Sardinero, en Santander, frente a la Real Sociedad de San Sebastián. Una final que va a durar más de un mes, 40 días para ser exactos, pues necesitó de tres encuentros para arrojar un vencedor. El primer partido, celebrado el 20 de mayo, ante unos 18.000 espectadores y bajo una lluvia típicamente norteña, se caracterizará por una gran dureza, siendo incluso calificado de «violento» por la prensa de la época. La primera parte terminó sin goles, y en la reanudación se adelantó el Barça, al marcar Samitier en el minuto 53, empatando los donostiarras cuando faltaban ya pocos minutos para concluir el encuentro, por mediación de Mariscal, en el minuto 83. Fue una auténtica batalla campal, dejando varias bajas en el bando catalán, entre ellas la del guardameta magiar Platko, herido en la cabeza, circunstancia que inspiró el famoso poema de Rafael Alberti, presente en el campo, la «Oda a Platko», en la que, entre otras cosas, se refiere al arquero blaugrana llamándole «oso rubio de Hungría». La lesión le incapacitará para jugar el encuentro de desempate, 48 horas después y en el mismo escenario, y allí va a tener Llorens  su gran oportunidad .

El segundo encuentro, disputado ya con buen tiempo, aunque soplara algo de viento,  va a ser también muy duro, expulsando el árbitro, el mítico Pedro Escartín, al azulgrana Guzmán y al blanquiazul Cholín. Nuestro hombre tan sólo va a encajar un gol, el conseguido por el realista Kiriki en el minuto 32, igualando la contienda Piera en el 69. La nueva igualada obligó a celebrar un tercer partido, de nuevo  en idéntico  escenario, aunque bastantes días más tarde, el 29 de junio de 1928, ya entrado el verano. Tarde soleada y casi lleno (17.000 espectadores), y en esta ocasión  el Barça va a imponerse con cierta claridad, por 3 goles a 1 – resultado con el que se llegó al descanso – , marcados por Samitier (minuto 8), Arocha (minuto 21) y Sastre (minuto 25), mientras que Zaldúa hacía el tanto vasco, que fue el de la momentánea igualada, a los 16 minutos. El partido ya discurrió por cauces más deportivos, aunque el colegiado, señor Pablo Saracho, tuvo que expulsar del terreno de juego a Carulla y a Mariscal por mutua agresión. Así formaron los campeones, que lo fueron por octava vez en su historia, conquistando su primer trofeo en propiedad: Llorens; Walter. Más; Guzmán, Castillo, Carulla; Piera, Sastre, Samitier (capitán), Arocha y Sagi-Barba

El pequeño guardameta barcelonés va a figurar en la expedición que cruzaría «el Charco», en la primera gira azulgrana por Sudamérica celebrada en ese mismo año 28, disputando varios partidos, y algunos meses después, cuando arranca el Campeonato Nacional de Liga, en febrero de 1929, se sentará en el banquillo, aunque no llega a jugar un solo encuentro. Platko primero, y más tarde Nogués, van a cerrarle el acceso a la portería, pero siempre que eran reclamados sus servicios, cumplía como los buenos. En la Liga 30-31, sin embargo, le tocó ser protagonista de la más dura derrota cosechada por el Barça en toda la historia del Torneo de la Regularidad, 12 a 1 en San Mamés ante el Athletic de Bilbao, el 8 de febrero de 1931. Se habló entonces de «huelga de piernas caídas» por parte de los jugadores, deseosos ya de cobrar más dinero en aquellos primeros compases del profesionalismo, pero si hubo algo así, el propio Llorens lo desconocía. El caso es que por primera vez en la Liga un equipo subía dos guarismos al marcador,, con nada menos que siete tantos obra del rojiblanco Bata,  y esta fue la alineación damnificada: Llorens; Zabalo, Portas; Martí, Roig, Castillo; Piera Goiburu (el autor del «gol del honor» azulgrana), Sastre, Arnau y Parera. En 1933, empero, va a causar baja en el club, tras recibir la carta de libertad, pero pronto retornará a él en calidad de jugador «amateur» (en el más genuino sentido del término), sin cobrar un céntimo y como suplente del internacional Nogués, manteniéndose ahí hasta 1936. Su último partido oficial lo jugará el 8 de diciembre de 1935, precisamente en los viejos «Campos de Sport de El Sardinero», escenario de sus momentos de gloria, y ante el Racing de Santander, que derrotó claramente por 4 goles 0 a un Barça que aquel día formó con él en la puerta, más Areso, Zabalo, Raich, Balmanya, Berkessy, Ventolrá, Bardina, Escolá, Enrique Fernández y Pagés. En total, en esas once temporadas, va a disputar 108 partidos.

Cuando estalla la Guerra Civil, colaborar como asesor deportivo con el Comité de Trabajadores que se hace cargo del club tras la trágica muerte del presidente Josep Sunyol en el frente de Guadarrama, fusilado por las fuerzas sublevadas contra el gobierno del Frente Popular, y para evitar que la CNT confisque la entidad. Pero no se va a contentar con dar buenos consejos, sino que volverá a calzarse los guantes de nuevo a partir de 1937. No toma parte en la famosa gira por México y Nueva York, cuyos beneficios apuntalarían la maltrecha economía barcelonista en momentos muy difíciles, pero después llegará a actuar en más de 30 encuentros, tanto de carácter amistoso como   enmarcados en algunas de las competiciones que se disputan en la zona republicana (Campeonato de Cataluña 1937-38  o Liga Catalana de 1938) . Y va a darse la circunstancia de que será herido en dos ocasiones en el curso de los bombardeos que sufre la ciudad de Barcelona por parte de la aviación fascista italiana, una vez en el vientre y la otra en el hombro, según cuentan Josep M. Solé i Sabaté y Jordi Finestres en el libro El Barça en guerra (1936-1939)

DESCUBRIDOR DE TALENTOS Y ENTRENADOR DE EMERGENCIA

Una vez finalizada nuestra contienda fratricida, Ramón Llorens va a permanecer al servicio del Barcelona, haciéndose cargo durante décadas de diversos equipos de las categorías inferiores (infantiles, juveniles, «amateur», filiales…).

Su fructífero trabajo de cantera descubrirá a numerosos jugadores que luego rendirían señalados servicios al Barça. Bajo su sabia dirección el equipo de Aficionados se proclamó Campeón de España el 21 de mayo de 1949, en «Les Corts», al derrotar al Indauchu por 3 a 2, con el siguiente once: Garriga; Roma, Biosca, Blanch; Llabaría, Pintanell; Vallés, Bosch, Aloy, Ferrer y Manchón, con dos goles de Manchón y uno de Ferrer. Muy poco después medio equipo pasaría a formar parte de la primera plantilla del Barça, y concretamente Biosca, Bosch y Manchón no tardarían en ser internacionales. Fue este un partido curioso, pues – tal como contó nuestro compañero José Ignacio Corcuera en un interesante artículo publicado aquí mismo, en el número 46 de Cuadernos de Fútbol -, el Barcelona trató de llevar la final a su propio feudo, para enmarcarla dentro de la celebración de su 50 Aniversario, y para ello ofreció compensar a su rival, la S.D. Indauchu de Bilbao, con la muy respetable suma de 100.000 pesetas de la época, algo a lo que en concreto se opusieron dos destacados miembros del equipo vizcaíno, los hermanos Rafael y Jaime Escudero -más tarde él mismo jugador del Barça-, argumentando que ese hecho contravenía flagrantemente el espíritu «amateur», y negándose ambos en consecuencia a participar en la final.

El 29 de enero de 1950 Llorens va a debutar en el banquillo como entrenador del primer equipo, contando con la ayuda en la sombra del mismísimo Pep Samitier en calidad de «asesor técnico», y formando de hecho un tándem. Y en este caso, va a cumplirse una vez más esa ley no escrita que dice que a nuevo entrenador, partido ganado. 2 a 0 en «Les Corts» al Deportivo de La Coruña, que aquella temporada figuraba en los primeros lugares de la clasificación, con goles del argentino Marcos Aurelio y el gallego Guimerans en propia meta. Formaron ese día: Ramallets; Calvet, Corró, Curta; Gonzalvo III, Gonzalvo II; Basora, Marcos Aurelio, César, Aretio y Nicolau. Sin embargo, a la semana siguiente sufre su primer revés como técnico del Barça. El Valladolid le derrota por 2 a 1 en «Zorrilla» (con gol de Seguer), aunque se trata también de un excelente cuadro blanquivioleta, que esa misma temporada llegará hasta la final de Copa – que perdería ante el Athlertic de Bilbao por 4-1 -, con un magnífico equipo en el que destacaban el guardameta Saso, los hermanos Lesmes en defensa, la línea media Ortega-Lasala, y en el ataque los internacionales Coque y Aldecoa.

Pero en el siguiente desplazamiento se resarce con un excelente resultado logrado en «Atocha» ante la Real Sociedad, 2-4, con tantos de César, Basora, Aretio y Seguer. Y al otro domingo golea al Real Oviedo en «Les Corts», 5 a 0, con un «póker» de César y el tanto restante obra de Nicolau. Aunque la irregularidad del equipo se pone de manifiesto una vez más siete días más tarde, al caer en «Mestalla» ante el Valencia por un claro 4 a 0. Y sin embargo el 5 de marzo es capaz de imponerse en Barcelona al Atlético de Madrid – que a la postre sería el campeón -, con un solitario gol del argentino Humberto Giménez. Al domingo siguiente obtiene un gris empate a cero en Málaga, antes de que el campeonato se detenga para que la Selección Española prepare y dispute la eliminatoria contra su homóloga de Portugal, valedera para la clasificación con vistas al Mundial que ese verano se celebra en Brasil, y en la que el combinado nacional conquistará plaza para un certamen en el que obtendrá un brillante cuarto puesto.

Tras más de un mes de parón, la Liga se reanuda el 16 de abril, con victoria mínima azulgrana en «Les Corts» – 2 a 1 – sobre el Celta de Vigo, otro de los equipos-revelación de la campaña, gracias a los goles de César y Navarro II, finalizando el torneo con un descafeinado «verbi» frente al Español  en «Sarriá», que termina con empate a 2 (César y Gonzalvo III). Llorens había cogido al Barça en octava posición,  con 17 puntos y un negativo, y concluye el campeonato con el equipo ocupando la quinta plaza, con 29 puntos y tres positivos.

Para la Copa del Generalísimo el Barça va a contar con un par de importantes refuerzos, el delantero del Athletic de Bilbao Jaime Escudero, y el defensa del Deportivo de La Coruña José María Martín, un jugador con inquietudes artísticas, y que pronto llegaría a internacional. El sorteo empareja a los catalanes con el Racing cántabro (a la sazón «Real» Santander), que acababa de ascender de nuevo a Primera División tras una excelente temporada, y que contaba con una delantera muy goleadora. El primer partido se celebra en «Les Corts», y el Barça se impone con claridad por 4 a 1, con goles de César y el recién llegado Escudero, ambos por partida doble. La eliminatoria parece en franquía, pero en los «Campos de Sport de El  Sardinero», la tarde del 7 de mayo de 1950, va a saltar la gran sorpresa, y los montañeses conseguirán remontar la desventaja que se traían de la Ciudad Condal, superándola con un concluyente 5 a 1, con goles de Joseíto (2), Nemes, Alsúa II y Echeveste, mientras que Navarro II, ya al filo del tiempo reglamentario, hacía el tanto del honor para los azulgranas, que en esa tarde aciaga, la última de Ramón Llorens como responsable del primer equipo, presentaron la siguiente formación: Ramallets; Calo, José María Martín, Gonzalvo II; Gonzalvo III, Seguer; Basora, Escudero, César, Aretio y Navarro II

Un mes más tarde, el Barça va a descubrir en «Sarriá», el feudo españolista, a un extraordinario jugador que militaba en un equipo de expatriados, el Hungaria, donde actuaban futbolistas huidos de varios países del otro lado del «Telón de Acero» (Hungría, Checoeslovaquia, Rumanía, Yugoslavia…) . El delantero, rubio y fornido, poseedor de una calidad y un físico extraordinarios, se llama Ladislao Kubala, y el conjunto está entrenado por su cuñado, el técnico eslovaco Ferdinand Daucik, antiguo defensa internacional. Tras un corto pero azaroso proceso de negociación, Kubala – que no obstante estaba suspendido por la FIFA, a causa de su huida de Hungría por motivos políticos – suscribe contrato con el Barça, y con él también lo hace su cuñado Daucik, que será  el nuevo inquilino del banquillo barcelonista. Llorens, disciplinadamente, retorna a sus anteriores ocupaciones. En total había dirigido al Barça durante algo menos de cuatro meses, en 11 partidos, con un balance de 6 victorias, 2  empates y 3 derrotas, con 22 goles a favor y 17 en contra, y un porcentaje de triunfos del 54,55%

El 15 de junio de 1952 recibirá en «Les Corts» un merecidísimo homenaje, en un partido en el que el Barça derrotó al Olympique de Niza por 8 a 2, con Marcel Domingo defendiendo la meta del equipo galo. A principios de los años 70 cumplirá sus Bodas de Oro al servicio del Barça, en uno u otro puesto, siempre allá donde le necesitasen. Una peña blaugrana de la localidad vallesana de Rubí, llevará su nombre, y él viajará a menudo acompañando al equipo, en unos tiempos muy diferentes a los actuales, cuando los reveses eran más frecuentes que los triunfos, claro que estos, cuando se producían,  sabían a gloria bendita. Va a fallecer en Barcelona, la ciudad que le vio nacer, el 4 de febrero de 1985, a los 78 años de edad. Algunos años antes, con motivo del 75 Aniversario del club blaugrana, había declarado cosas como las siguientes:  «A mí me ha dado el Barcelona mucho más de lo que yo le di. Yo le presté mi servicio, mi fidelidad y mi apasionamiento, pero él me ha dado la vida». Y añadiría: «el Barça no me debe nada, pero me gustaría que cuando muriera, me envolviesen en su bandera que es la mía. Me gustaría que, una vez muerto, los barcelonistas dijeran que de algo he servido en el Barça y que los jugadores, sean quienes sean, me dediquen el primer gol del siguiente partido». Palabras suficientemente elocuentes y definitorias de lo que es  amor a unos colores, y que no necesitan de ningún comentario.




Ernesto Vidal. El austracista que ganó el mundial en 1950.

El 15 de noviembre de 1921 nacía en la localidad italiana de Buie d´Istria un niño bautizado como Ernesto Servolo Vidal. La península de Istria había cambiado varias veces de manos a lo largo de la historia (Venecia, Austria, Francia napoleónica, de nuevo Austria y, tras la Primera Guerra Mundial, Italia) y aún cambiaría de nuevo de manos tras la Segunda Guerra Mundial, sería del efímero Estado Libre de Trieste y luego de Yugoslavia. De hecho la localidad natal de Vidal hoy en día se llama Buje y pertenece a Croacia.  El apellido español de nuestro protagonista nos retrotrae a la Guerra de Sucesión Española (1701-1715) y al exilio de muchos de los perdedores en aquella Guerra (los austracistas).

Tras la victoria borbónica miles de partidarios del Archiduque Carlos (de 25.000 a 30.000 personas) se exiliaron para escapar de la dura represión del bando vencedor. Se instalaron en diferentes reinos italianos de pasado español (Cerdeña, Nápoles, Milán) o en los Países Bajos, aunque una pequeña minoría (unos 1.500) se instaló en Viena junto a su Rey y unos 800 fundaron una nueva ciudad llamada Nueva Barcelona en el remoto Banato de Temesvar, en la actual Serbia (actualmente Zrenjanin). Este fue el primer gran exilio político español y aunque muchos de estos austracistas regresaron a España tras el Tratado de Viena de 1725, una parte de ellos se quedó en el exilio para siempre y sus apellidos españoles fueron desapareciendo por matrimonio o asimilación. Con alguna excepción. Como los Vidal de Istria o los Torres de Budapest, uno de cuyos descendientes también fue un gran deportista. (1)

Siendo Ernesto Vidal muy niño su familia emigra a Argentina, concretamente a San Francisco (Córdoba) y allí se crió nuestro protagonista y se inició en el fútbol junto a su hermano mayor Güido, integrándose a los once años en el Sportivo Belgrano. A los quince años debutó en el primer equipo y destacó rápidamente como un extremo izquierdo veloz. A los dieciocho años ficha por Rosario Central donde ya juega Güido y permanece en dicho club hasta 1943 cuando pasa al Peñarol de Montevideo. Los años que permanece en Uruguay son los mejores como futbolista, «el patrullero» se afianza en la banda izquierda y gana 4 Campeonatos Uruguayos de Fútbol. Tan alto es su nivel que en 1950 es convocado para jugar con Uruguay por Juan López Fontana el Mundial. No era ciudadano uruguayo (seguía siendo ciudadano italiano) y había viajado a Brasil en abril de 1950 con su pasaporte italiano, expedido en el Consulado de Montevideo el 28 de diciembre de 1949.

Visado de entrada en Brasil de Ernesto Vidal Di Servolo [sic] 5 de abril de 1950 (2)

Visado de entrada en Brasil de Ernesto Vidal Di Servolo [sic] 5 de abril de 1950 (2)

Por sorprendente que pueda parecernos en aquella época no era imprescindible ser ciudadano del país al que uno representaba en el Mundial y la selección de Estados Unidos en Brasil 1950 es buena prueba de ello. En la misma figuraban un ciudadano haitiano (Joseph Edouard Gaetjens) (3), un italiano (Gino Gardassanich) (4), un belga (Joseph André Maca) (5), un británico (Edward John McIlvenny) (6) y un apátrida (Adam Wolanin) (7).

Pero Uruguay debía tener alguna reserva o temor a llevar un ciudadano italiano en el equipo y el 8 de junio de 1950 (16 días antes de iniciarse el Mundial) Ernesto Vidal obtiene un pasaporte uruguayo. Tenemos la prueba porque en 1951 regresa a Brasil y ya lo hace como ciudadano de la República Oriental del Uruguay, en este visado leemos que su pasaporte uruguayo fue expedido por la Policía de Montevideo el 8 de junio de 1950 .

Visado de entrada en Brasil de Ernesto Servolo Pedro Vidal Cassio. 11 de abril de 1951 (8)

Visado de entrada en Brasil de Ernesto Servolo Pedro Vidal Cassio. 11 de abril de 1951 (8)

En el Mundial de Brasil 1950 Ernesto Vidal jugó en el primer partido frente a Bolivia (8-0, marcó 1 gol) y en los partidos de la Ronda Final frente a España (2-2) y Suecia (3-2). Se perdió por lesión el partido decisivo frente a Brasil (1-2) que le dio a Uruguay el segundo Mundial (o el cuarto, contando los Torneos Olímpicos de 1924 y 1928).

En 1953 viaja a Italia para jugar en la Fiorentina y el Pro Patria pero las lesiones le impiden triunfar y regresa a Peñarol donde se retira en 1956. Retirado del fútbol se instala de nuevo en Argentina y fallece el 13 de junio de 1974 con 52 años.

Ernesto Servolo Vidal. El descendiente de austracistas españoles nacido en Istria que fue italiano, argentino y uruguayo y ganó el Mundial de Fútbol en 1950.

Agradecimientos: Esteban Pekerman

Notas:

(1) El nadador olímpico Béla Las Torres

http://olimpismo2007.blogspot.com.es/2013/12/bela-las-torres-el-ultimo-austracista.html

(2) «Brasil, Cartões de Imigração, 1900-1965,» index and images,  FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.1.1/KNP8-X4F : accessed 20 Jun 2014), Ernesto Vidal di Levarlo, 1950; citing Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, Brazil, Arquivo Nacional, Rio de Janeiro; FHL microfilm .

(3) Joseph Edmond Gaetjens, nacido en Puerto Príncipe (Haití) el 19 de marzo de 1924. Entra en Brasil con pasaporte haitiano expedido el 28 de mayo de 1946 por la policía haitiana.

(4) Gino Garsassanich, nacido en Fiume (actual Rijeka, Croacia) el 26 de noviembre de 1922. Entra en Brasil con un pasaporte italiano expedido en Palermo el 7 de abril de 1949.

(5) Joseph André Maca, nacido en Bruselas (Bélgica) el 28 de septiembre de 1920. Entra en Brasil con un pasaporte belga expedido por el Cónsul General de Bélgica en Nueva York el 8 de agosto de 1949.

(6) Edward McIlvenny, nacido en Greenock (Escocia) el 21 de octubre de 1924. Entra en Brasil con un pasaporte británico expedido por el Cónsul Británico en Filadelfia el 25 de abril de 1950.

(7) Adam Stanislaw Wolanin, polaco nacido en Leópolis (actual Ucrania) el 13 de noviembre de 1919. Entra en Brasil como apátrida con un visado del Cónsul General de Brasil en Nueva York y un Certificado de Fe de Vida expedido por un notario de Chicago el 15 de junio de 1950.

(8) «Brasil, Cartões de Imigração, 1900-1965,» index and images,  FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.1.1/KNP3-N12 : accessed 20 Jun 2014), Ernesto Servolo Pedro Vidal Cassio, 1951; citing Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, Brazil, Arquivo Nacional, Rio de Janeiro; FHL microfilm .




Andrés Aranda. Con las botas puestas

AndresAranda01El próximo 10 de marzo se cumplirán 50 años del fallecimiento de Andrés Aranda Gutiérrez.

Decir Andrés Aranda en la historia del Real Betis Balompié es mencionar uno de los grandes mitos de la historia de la entidad verdiblanca.

Una entidad en la que lo fue todo y a la que incluso dedicó su propia vida literalmente.

Andrés Aranda nació en la localidad sevillana de Lora del Río el 27 de agosto de 1905, trasladándose a Sevilla en 1917. La capital andaluza durante esa década creció vertiginosamente, pasando de 158 mil habitantes en 1910 a 205 mil en 1920. La ciudad se hallaba en un proceso de expansión y remozamiento urbano, con la perspectiva de la Exposición Iberoamericana, que aunque se retrasaría hasta el final de la década siguiente, atrajo una abundante mano de obra desde su entorno rural.

La familia Aranda se instaló en el barrio de la Puerta Real, y allí el joven Andrés formó parte de uno de los muchos equipos populares que formaban las categorías locales: la Agrupación Deportiva Museo.

En este equipo fue observado por técnicos del Betis e incorporado a sus filas en 1921, cuando contaba 16 años. Junto a él también su  compañero en la AD Museo Manuel Nogueras “Manolín”, otro de los futbolistas importantes del Betis durante la década de los 20.

Con estas, y otras incorporaciones de equipos locales, el Betis tenía que ir renovando año tras año su plantilla  de jugadores, en una época en la que el fútbol teóricamente era amateur, pero en la que veía como su equipo era expoliado de sus mejores jugadores por el eterno rival, con un mayor poderío económico y social, que le servía para “pescar” entre los jugadores béticos. Hasta la regulación definitiva del profesionalismo en 1926 esa fue la tónica en el fútbol sevillano.

Andrés Aranda debutó oficialmente con el Real Betis Balompié el 13 de noviembre de 1921 en la primera jornada del Campeonato de Andalucía, con una victoria 3-1 sobre el Sevilla FC. Se inicia así una brillante carrera futbolística que durante 13 temporadas le verá jugando en el equipo verdiblanco en todas las posiciones del equipo, incluso de portero: en un amistoso contra el Recreativo de Huelva en el Velódromo el 23 de diciembre de 1923 suplió al lesionado Jesús. Y de nuevo contra el Deportivo de La Coruña sustituyó a Jesús “Manos Duras”, en partido de Liga ante una lesión del portero bético.

Andrés Aranda fue un auténtico comodín, destacando por su entrega y lucha aunque también fue un jugador con técnica. En sus años con el equipo bético pudo comprobar cómo éste fue creciendo durante toda la segunda mitad de los años 20, a partir de que la regulación del profesionalismo puso orden en el mercado futbolístico. Así consiguió el campeonato de Andalucía de 1928, la disputa de la final de Copa en 1931 y el ascenso a Primera División en 1932.

Final de Copa 1931. Aranda es el sexto por la izquierda

Final de Copa 1931. Aranda es el sexto por la izquierda

Su último partido lo jugó el 25 de diciembre de 1933 en Nervión, un partido amistoso entre los reservas del Sevilla y el Betis. Ponía así punto a una carrera con casi 300 partidos disputados entre oficiales y amistosos con el Real Betis Balompié.

Ingresó en los escalafones técnicos del club, encargándose de la preparación del equipo amateur durante 1934 y 1935.

Andrés Aranda, entrenador del amateur en 1935

Andrés Aranda, entrenador del amateur en 1935

En octubre de 1935 le llega su oportunidad al mando del primer equipo. Y le viene de forma inesperada, pues,  tras la marcha de Patrick O´Connell al FC Barcelona en el verano de 1935, es el inglés Charles Slade el encargado de dirigir la plantilla verdiblanca.

Pero en el Campeonato de Andalucía previo al inicio de la Liga 35-36 los resultados son desastrosos: el equipo campeón de Liga no gana ningún partido con el técnico inglés durante 7 jornadas, con derrotas sonrojantes ante el Xerez, Racing de Córdoba, Mirandilla o Malacitano. Andrés Aranda es nombrado entrenador con solo 30 años y clasifica al Betis, devaluado respecto al año anterior tras la marcha de Areso y Lecue, en mitad de la tabla en una tranquila séptima posición.

Aranda será el entrenador bético tras la guerra civil, en una desafortunada campaña que da con el equipo en Segunda División. El 8 de septiembre recibió un homenaje por parte del Betis antes de un amistoso que enfrentó al Betis con el Xerez FC.

Andrés Aranda recibe un cuadro en su homenaje

Andrés Aranda recibe un cuadro en su homenaje

Si nunca abandonó al Betis como futbolista sí tuvo que hacerlo en los banquillos, siendo el Xerez FC su primer destino, aunque su buen rendimiento con los blanquiazules (segundos en la Segunda División en la campaña 1942-43) le llevó a retornar a un Betis que pugnaba por retornar a Primera a mitad de los 40.

Tras no conseguirlo siguió su peregrinaje por los banquillos de la geografía andaluza y extremeña: Olímpica Jiennense, Recreativo de Huelva, Extremadura, Ayamonte,  etc, además de volver al banquillo del Betis durante dos campañas en Tercera División (1949-50 y 1950-51) en las que se rozó el ascenso a Segunda, pero sin conseguirlo.

En la segunda mitad de la década de los 50 Andrés Aranda retorna a su club, integrándose en la nómina técnica. En ese puesto estará hasta 1965, cuando en marzo es llamado para sustituir en el banquillo del primer equipo al canario Rosendo Hernández de forma provisional. En su debut por quinta vez en el banquillo bético el 7 de marzo el Betis pierde en Altabix 3-1 con el Elche.

De allí el Betis se traslada a la localidad de Aracena para realizar una concentración preparatoria. La muerte le sorprendió a los 59 años a causa de una angina de pecho.

Su sepelio al día siguiente en Sevilla supuso una amplia movilización de los seguidores béticos, que acudieron a rendir una emotiva despedida a uno de los jugadores más queridos en la historia del club.

En las páginas de Marca el periodista Carlos Méndez “Cronos” le dedicó un artículo de homenaje titulado “Con las botas puestas”.

Así murió Andrés Aranda.




Ponce: Una vida de película

Ponce01Siguiendo con el repaso a futbolistas que marcaron mi infancia y después de escribir en la revista Cuadernos de Futbol de CIHEFE sobre las vidas de Ballester (nº 38), Berruezo (nº 42) y Sein (nº 62) me detengo en un futbolista atípico, que consumió centramina, atraco bancos, paso por la cárcel y termino como agente FIFA representando jugadores de fútbol, su nombre: José Luis Ponce Alcazar conocido futbolísticamente como Ponce.

Ponce nace en la murciana localidad de Zeneta el 27 de agosto de 1942. Sus inicios fueron como delantero centro en el equipo juvenil del Real Murcia si bien no jugo en el primer equipo de su tierra hasta la temporada 1971/72 ya cumplidos los treinta años. Después de pasar por el Águilas, en la temporada 1961/62 el Ourense le ficha por 2.500 pesetas mensuales y una ficha anual de 60.000 pesetas. Tenía 19 años y jugo dos partidos en esa temporada. La siguiente temporada disputa ocho partidos. De Galicia da el salto a Baleares pasando previamente por el Albacete Balompié (campeón tercera división  grupo 10 temporada 1963/64) y ficha por el Constancia de Inca en la temporada 1964/65 donde jugo veinticinco partidos y veintisiete en la siguiente, ya reconvertido en defensa.

Elche. Temporada 1966/67

Elche. Temporada 1966/67

En la temporada 1966/67 el Elche paga 800.000 pesetas por su traspaso debutando en Primera División el 11 de septiembre de 1966 nada más y nada menos que en el Santiago Bernabeu. A las órdenes del colegiado Sr. Birigay los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Madrid: Betancort, Pachin, De Felipe, Sanchis, Pirri, Zoco, Serena, Amancio, Grosso, Velazquez y Gento.

Elche: Pazos, Ponce, Iborra, Canos, Lico, Llompart, Villapun, Curro, Vava, Romero y Molina.

El partido correspondiente a la primera jornada de liga finaliza con el marcador de Real Madrid 4 (Amancio, Grosso, Gento (2)) Elche 1 (Vava).

En esta temporada disputa un total de veinticinco partidos y en la siguiente ocho encuentros antes de emprender su aventura americana fichando por el Toronto Falcons. Esa etapa deportiva es relatada con más profundidad en un magistral artículo en Cuadernos de Futbol de CIHEFE (nº 10) por José Ignacio Corcuera titulado “Pioneros españoles en el futbol USA” de obligada lectura por su exquisito contenido.

Córdoba. Temporada 1968/69

Córdoba. Temporada 1968/69

En la temporada 1968/69 vuelve a nuestra liga vistiendo la camiseta del Córdoba disputa un total de diecinueve partidos descendiendo con el equipo a la categoría de plata. Juega una temporada más en el equipo cordobés disputando un total de treinta y tres partidos y anotando un gol.

No deja la Segunda División y ficha en la temporada 1970/71 por el Calvo Sotelo disputa dieciocho partidos con el equipo manchego descendiendo automáticamente a Tercera División en una pésima temporada.

Pudo fichar por el Hércules la temporada 1971/72 el equipo alicantino militaba en Segunda División pero prefirió firmar por el Murcia el equipo de su tierra. Por fin vestía nuevamente la camiseta pimentonera desde su salida del equipo juvenil. Esta temporada el Murcia es campeón del grupo IV de Tercera División ascendiendo automáticamente a Segunda División tras una dura pugna provincial con el Cartagena. Al final solo les separaron tres puntos.

Brillante temporada la del equipo murciano en la temporada 1972/73 es campeón de Segunda División en la que Ponce disputa treinta y cinco partidos.

En la temporada 1973/74 debuta con el Murcia en Primera División curiosamente otra vez en el Santiago Bernabeu era el 15 de septiembre de 1973. El encuentro fue arbitrado por el Sr. Balsa Ron y las alineaciones fueron las siguientes:

Real Madrid: García Remón, Jose Luis, Benito, Rubiñan, (Verdugo), Pirri, Touriño, Amancio, Grosso, (Del Bosque), Marañon, Netzer y Oscar Mas.

Murcia: Ojeda, Ponce, Jose, Canito, Ruiz Abellán, Pazos, Casco (García Soriano), Murciano, Vera Palmes, Juárez, (Taverna) y Cristo.

El resultado final fue de Real Madrid 1 (Oscar Mas) Murcia 1 (Vera Palmes)

En esta temporada disputa veinticuatro partidos y su club con mucho esfuerzo consigue mantenerse en Primera División, si bien no le renovaron su contrato a la finalización de este.

Murcia. Temporada 1973/74

Murcia. Temporada 1973/74

Su etapa en el Murcia se puede catalogar como la mejor de su ciclo profesional ya que consiguió dos ascensos seguidos en sus tres años como jugador pimentonero pero paralelamente su vida personal empezó a descender a los infiernos irremediablemente, ¿el motivo? el consumo de Centramina. El siempre confeso que jamás la había tomado en los equipos donde milito hasta su llegada al Murcia, donde empezó a consumirla en su primera temporada militando en Tercera División.

¿Qué era la Centramina?

Básicamente un estimulante del sistema nervioso central, compuesto por sulfato de 1-fenil – 2 aminopropano, una anfetamina indicada para estados depresivos, astenia matutina, surmenage, intoxicación por barbitúricos, curas de deshabituación en toxicómanos, narcolepsia, parkinsonismo post-encefalítico, tumores diencefalíticos, hipotiroidismo y obesidad.

Ponce05Tuvo un gran éxito en los años sesenta y principio de los setenta y era consumida por todas las capas sociales. Era fácil de conseguir ya que al principio en las farmacias se dispensaba sin receta medica. La mayoría de consumidores no eran dependientes las tomaban en momentos muy puntuales, estudiantes y deportistas los mas habituales. Actualmente esta retirada del mercado.

Como he comentado anteriormente la mayoría de consumidores no eran dependientes, claro que había ciertas excepciones y Ponce fue una de ellas. Los controles anti-doping en la liga española no existían y el desconocimiento sobre las drogas eran total y absoluto por eso a finales de la temporada 1973/74 Felipe Mesones entrenador del Murcia decidió prescindir de Ponce ya que era consciente que el abuso de estimulantes lo había quemado totalmente, este, se engancho de tal modo que los consumía a todas horas.

Convertida su vida y la de su entorno en un verdadero infierno por el abuso de drogas y su presente envuelto en deudas y asuntos oscuros su situación desesperada le llevo a robar un coche en Madrid y perpetrar junto a una joven un atraco al Banco Ibérico de Murcia. Su botín 1.070.000 pesetas una buena cantidad para la época. Muchas serian sus deudas ya que a finales de ese año 1974 volvió a delinquir y atraco la Caja Rural de Orihuela apoderándose de 204.000 pesetas golpeando e hiriendo a dos empleados de dicha entidad bancaria que opusieron resistencia. Tras varias semanas de investigaciones policiales ambos son detenidos, causando dicha noticia una gran conmoción informativa entre los medios locales y regionales de la época.

Ponce06Ponce07Ponce08En noviembre de 1976 el corresponsal Manuel Ruiz Erans entrevisto a Ponce en la cárcel, confeso su odio desmedido contra el entrenador Felipe Mesones al que durante un tiempo estuvo tramando la forma de asesinarlo. Afortunadamente no se presento la ocasión ya que no era responsable de sus actos por el uso incontrolable de anfetaminas por lo que la vida del entrenador corrió serio peligro de muerte. También declaraba que estaba arrepentido y avergonzado de haber pensado así, como de los delitos cometidos en aquel estado de disminución de facultades, pero jamás olvido que entre unos y otros (no citaba nombres) destrozaron su vida como profesional del futbol y como persona.

En ese documento de gran valor periodístico destacaba que alguien al que no quiso identificar se servia de el como enlace para que convenciera a otros jugadores para el consumo de Centramina e incluso citaba los nombres de Juárez o Abel Pérez compañeros sudamericanos que se dopaban sin mas, si bien los futbolistas españoles protestaban y eran reacios a tomarla.

Siguió confesando que media hora antes de cada partido el masajista Genaro Zapata les obligaba a tomar una pastilla que según este, era una mezcla de hidratos y vitaminas, no tenia pruebas de que fuera un estimulante pero si reconoce que la mitad del equipo corría mas de lo normal sin acusar fatiga. Al siguiente partido eran otros, por lo que concluía que eran drogados alternativamente, nunca lo denunciaron.

No llego a cumplir la pena integra de seis años en la cárcel de Carabanchel, su buen comportamiento, su contribución como entrenador de futbol sala y profesor de educación física, además de trabajar en el economato de la prisión le sirvieron para rebajar su pena.

Afortunadamente, una vez fuera de prisión logro reconducir su vida, se reconcilio con su entorno familiar y se saco el titulo de Agente FIFA.

El motivo de que Ponce sacara a la luz el escándalo del doping no fue otro que el daño que las drogas podían originar a nuestro futbol y no quería que a ningún futbolista le pasara lo que a el tristemente le sucedió.

Desconozco si fue el primer caso de doping de nuestro futbol,  lo que si esta demostrado es que José Luis Ponce Alcazar fue el primero en ponerlo sobre la mesa y denunciarlo públicamente.




España en los mundiales sub’20: Malasia 1997

Puede que el Mundial sub’20 de Qatar se cerrara de manera decepcionante para España, pero aquel año 1995 sí acabó marcando un hito en la historia de nuestro fútbol juvenil: por primera vez desde que la UEFA empezó a organizar el torneo allá por 1955, la selección española se proclamó Campeona de Europa sub’18. Debido a las peculiaridades del formato, forzadas por el progresivo aumento de naciones participantes, España no empezó su camino hacia el título continental juvenil hasta pocas semanas después del Mundial de Qatar, cuando superó a Rumanía y Ucrania en una ronda previa disputada en Palencia en el mes de mayo. En ese triangular jugaron varios de esos chavales que se habían hecho famosos para el gran público en el reciente torneo sub’20, como César, Mingo, Roger, Toni Velamazán o Joseba Etxeberria; aunque luego Goikoetxea sólo se llevó a los dos primeros a la fase final de Grecia en el mes de julio, con futbolistas de la talla de Rufete, Iván Ania, Miguel Ángel Angulo, Guti, Diego Ribera o Carlitos Domínguez la selección española no tuvo problemas para batir sucesivamente a Hungría (2-1), Turquía (3-0), Países Bajos (2-1) e Italia, a la que derrotó por un contundente 4-1 en la gran final con un triplete del sevillista Carlitos. Cuarenta y un años después, una generación de juveniles españoles podía presumir de ser la mejor de Europa. Algo empezaba a cambiar.

La siguiente temporada, en la que estaba en juego la clasificación para el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997, arrancó con una serie de amistosos en Italia y Austria cuyos resultados dejaron bastantes dudas sobre el futuro de la nueva generación, que perdió contra Italia, Francia y Alemania y sólo pudo superar a la selección austriaca. Por suerte, las cosas mejoraron en los partidos oficiales. En la primera fase previa del Campeonato de Europa, en octubre de 1995, los de Goikoetxea viajaron a Eslovaquia para medirse en un triangular a la selección local y a Ucrania. Una victoria por 2-1 sobre los ucranianos y un 0-0 ante los anfitriones bastaron para certificar el pase a la siguiente ronda, una eliminatoria a ida y vuelta contra Noruega que se disputaría entre abril y mayo de 1996. Con el rodaje adquirido en la “Copa del Atlántico” grancanaria y el “Memorial Paolo Valenti” en tierras italianas, España no tuvo problemas para superar a los nórdicos (3-1 en la localidad oscense de Monzón y 0-4 en Oslo) y obtuvo su billete para la fase final del Europeo sub’18.

Como era y sigue siendo habitual, el torneo se disputó a finales de julio, en esa ocasión en Francia y Luxemburgo, y, como sucediera en 1993, cuando expiró el contrato de Chus Pereda, España no contó en esa fase final con el seleccionador que había logrado la clasificación. El contrato de Andoni Goikoetxea finalizaba el 31 de julio de 1996 pero Javier Clemente decidió finiquitar a su ayudante un mes antes, tras la eliminación en la Eurocopa de Inglaterra, a raíz de unas declaraciones en las que Goiko se quejó del ostracismo al que se veía sometido en su trabajo. Responsable máximo de todas las categorías de la selección, en los últimos meses Clemente había asumido un mayor protagonismo en los equipos que teóricamente estaban a cargo de su segundo, como la sub’21, a la que el seleccionador absoluto dirigió en la fase final del Europeo celebrada en Barcelona en el mes de mayo, y la olímpica, cuya lista de convocados para los Juegos de Atlanta fue anunciada directamente por Clemente sin contar con Goikoetxea. Detalles que, unidos a las tensiones surgidas durante la concentración de la Eurocopa, aceleraron el adiós de un Goikoetxea que ya había anunciado su intención de buscarse un banquillo en algún club cuando acabaran los Juegos Olímpicos.

Tras despedir fulminantemente a su segundo, Javier Clemente no tardó ni tres días en contratar como sustituto a Iñaki Sáez, a quien conocía perfectamente de su etapa en el Athletic y cuyo nombramiento fue acogido con bastante escepticismo entre la prensa, pues su buen trabajo al frente de la cantera de Lezama quedaba empañado mediáticamente por su hasta entonces discreta carrera como técnico de primer nivel. En cualquier caso, Sáez viajó con Clemente a los Juegos Olímpicos de Atlanta y, por aquello de la coincidencia de fechas, fue Teodoro Nieto (quien a comienzos de los ochenta compaginó los cargos de seleccionador nacional femenino y de fútbol sala masculino, y que desde 1989 era el habitual encargado de la sub’15 y hombre para todo en el resto de combinados juveniles) el que dirigió al equipo español en este Campeonato de Europa sub’18 de 1996. Después de dos empates a cero consecutivos ante Inglaterra e Irlanda, España goleó a Italia por 3-0 en la tercera jornada y se aupó al primer puesto del grupo, por lo que, además de asegurarse la clasificación para el Mundial sub’20 de Malasia 1997, accedió a la gran final continental por segundo año consecutivo. En esta ocasión, sin embargo, la Francia de William Gallas, Mickael Silvestre, David Trezeguet y Thierry Henry demostró estar un peldaño por encima y se llevó el título gracias a un solitario gol de Henry. Junto a Francia y España, también obtuvieron su pasaje a Malasia las selecciones de Inglaterra, Bélgica, Hungría e Irlanda.

Esta vez, las seis selecciones europeas tendrían más competencia. Veinte años después de su nacimiento, el Campeonato Mundial Juvenil estaba plenamente consolidado en el calendario internacional y la FIFA había considerado oportuno ampliar el número de plazas. Los objetivos iniciales de promoción del fútbol juvenil habían quedado atrás: el desarrollo de las categorías de formación era ya un hecho en prácticamente todo el mundo y tanto las federaciones nacionales como los patrocinadores demandaban un torneo de mayor calibre que aumentara las oportunidades de participación y, consecuentemente, el mercado potencial. Así que, si Francia 1998 iba a ser la primera Copa del Mundo absoluta abierta a treinta y dos selecciones, Malasia 1997 sería el primer Campeonato Mundial Juvenil con veinticuatro participantes. Además de garantizar la presencia fija de un representante de Oceanía, la FIFA optó porque las nuevas plazas permitieran una mayor presencia de equipos asiáticos, africanos y americanos, dejando a Europa con los seis representantes que tenía desde aquella primera edición de Túnez 1977. Este reparto no se ha modificado desde entonces.

Pero el torneo aterrizó en Malasia no sin cierta polémica. La FIFA confió al país asiático la organización del undécimo Mundial juvenil gracias al interés del malayo Peter Velappan, por entonces secretario general de la Confederación Asiática (abiertamente enfrentado al presidente Joao Havelange, por cierto), y con el aparentemente sólido respaldo de las elevadas cifras de asistencia que a comienzos de los noventa registraba la liga local. Sin embargo, a finales de 1994 estalló en Malasia un caso de compraventa de partidos y apuestas ilegales que se saldó con medio centenar de jugadores y entrenadores apartados de la competición, y cuyas ramificaciones llegaron incluso a poner en duda algunos resultados del Mundial de Estados Unidos. Los incidentes acontecidos luego en el Mundial sub’20 de Qatar 1995, cuando varias selecciones denunciaron que sus jugadores habían sido abordados por desconocidos con sospechosas intenciones, también apuntaban a las mafias malayas de apuestas, y durante varios meses Havelange pareció dispuesto a retirar a Malasia la organización del torneo juvenil de 1997 para dársela a Nigeria (país que, recordemos, no había podido acoger el Mundial de 1995 por diversos problemas de última hora).

Finalmente, en su reunión de diciembre de 1995, el Comité Ejecutivo de la FIFA desoyó a su presidente y decidió mantener a Malasia como anfitrión del Campeonato Mundial Juvenil de 1997, pero para entonces la credibilidad del fútbol malayo estaba más que enterrada y su liga nunca volvió a alcanzar la popularidad de la que disfrutó antes del escándalo. La disputa del Mundial juvenil tampoco consiguió invertir esa tendencia: los estadios no se llenaron (ni mucho menos) y, por si fuera poco, durante el torneo también hubo varias detenciones relacionadas con presuntos intentos de amaños y apuestas fraudulentas, por lo que las autoridades locales decidieron poner escolta policial permanente a todas las delegaciones para evitar contactos indeseados.

Mientras todo eso ocurría en los despachos, en los terrenos de juego los acontecimientos seguían su curso particular. Durante el año que faltaba para la disputa del Mundial sub’20, y mientras por la nueva sub’18 empezaban a aparecer algunos de los llamados a hacer historia en 1999, la generación mundialista española apenas disputó un par de encuentros amistosos. En enero de 1997, en la tradicional Copa del Atlántico en Gran Canaria, España derrotó claramente a Bélgica por 3-0 y a la selección canaria por 4-1 para alzarse con un nuevo título; ya en abril, venció a la República Checa por 2-0 en partido celebrado en la localidad valenciana de Burjassot. Aparte de eso, el apretado calendario no permitió más que alguna breve concentración para entrenar antes de que, el 5 de junio, Iñaki Sáez anunciara su primera convocatoria para un Mundial juvenil. Los jugadores elegidos quedaron citados el lunes 9 en Madrid, para partir dos días después hacia Malasia:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

CÉSAR LAINEZ Sanjuán 10/04/1977 Real Zaragoza

2

DF

Juan Luis Fernández REDONDO 17/01/1977 Real Betis

3

DF

Marc BERNAUS Cano 02/02/1977 FC Barcelona

4

DF

Francisco José Montoya Gómez, “CURRO MONTOYA” 13/02/1977 Valencia CF

5

DF

César Fernández de las Heras CANEDA 10/05/1978 Athletic de Bilbao

6

MC

ISMAEL Ruiz Salmón 07/07/1977 Racing de Santander

7

MC

Alberto RIVERA Pizarro 19/02/1978 Real Madrid

8

MC

Francisco Javier FARINÓS Zapata 29/03/1978 Valencia CF

9

DL

DIEGO RIBERA Ramírez 19/02/1977 Figueres

10

MC

IVÁN ANIA Cadavieco 24/10/1977 Real Oviedo

11

DL

Miguel Ángel ANGULO Valderrey 23/06/1977 Villarreal CF

12

MC

RAÚL GIL Marín 03/09/1977 Athletic de Bilbao

13

P

FELIP Ortiz Martínez 27/04/1977 FC Barcelona

14

MC

GERARD López Segú 12/03/1979 FC Barcelona

15

DF

Jesús María LACRUZ Gómez 25/04/1978 Osasuna

16

DF

Jerónimo Miñarro Navarro, “JERO” 19/09/1977 Valencia CF

17

DL

José Luis DEUS Rodríguez 12/02/1977 Deportivo La Coruña

18

MC

David ALBELDA Aliqués 01/09/1977 Villarreal CF

Aunque en la lista no había nombres tan destacados como los que viajaron a Qatar dos años antes, sí figuraban varios futbolistas que ya eran habituales en Primera división, como Farinós o Iván Ania, y otros que también sabían lo que era jugar en la máxima categoría de nuestro fútbol, como Redondo, Ismael, Deus, Alberto Rivera o Diego Ribera (como curiosidad, estos dos últimos habían batido en su día los récords de precocidad en Real Madrid y Valencia, respectivamente). Junto a ellos, un puñado de promesas de gran proyección que en su mayor parte acabarían haciéndose un hueco en el fútbol profesional, destacando por haber alcanzado la internacionalidad absoluta David Albelda (51 partidos), Miguel Ángel Angulo (11) y Gerard López (6), además del ya citado Farinós (2 partidos internacionales).

En cuanto al formato de este campeonato aumentado, la presencia de veinticuatro selecciones obligó, por una parte, a la lógica ampliación de la duración del torneo, añadiéndose una ronda de octavos de final y cinco días más a su calendario tradicional, y forzó también a los organizadores a habilitar al menos dos sedes más de las cuatro que, como mínimo, se requerían en anteriores ediciones. Así, el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997 se disputó del 16 de junio al 5 de julio y los equipos participantes quedaron repartidos de la siguiente forma:

GRUPO A

(Kuala Lumpur)

GRUPO B

(Kuching)

GRUPO C (Alor Setar)

GRUPO D (Kuantan)

GRUPO E

(Kangar)

GRUPO F

(Johor Bahru)

Malasia

Brasil

Ghana

España

Argentina

Inglaterra

Bélgica

Francia

EE.UU.

Paraguay

Hungría

Costa de Marfil

Uruguay

Rep. Corea

Rep. Irlanda

Japón

Australia

México

Marruecos

Sudáfrica

China

Costa Rica

Canadá

E.A.U.

Curiosamente, y pese al aumento de participantes, en esta undécima edición del Mundial sub’20 tan sólo había tres países debutantes: el organizador Malasia, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos. Como había venido ocurriendo en los mundiales absolutos disputados con 24 selecciones entre 1986 y 1994, se clasificarían para octavos de final los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros. Nuevamente, y a pesar de anteriores experiencias negativas, los partidos de la tercera jornada en cada grupo no se disputaron simultáneamente, al disponer las sedes elegidas de sólo un estadio y optar la organización por no desplazar a los equipos. Como también venía siendo habitual, ningún árbitro español fue seleccionado para participar en el evento, de hecho, la última presencia de un trencilla español en un Mundial juvenil databa de Chile 1987, en el que Emilio Soriano Aladrén dirigió dos partidos. Además del mayor número de participantes, la principal modificación introducida por la FIFA en este campeonato estuvo en la normativa de edad, ya que se permitió que fueran seleccionados para la fase final futbolistas nacidos a partir del 1 de enero de 1977 (desde Japón 1979, la fecha tope había sido la del 1 de agosto de veinte años antes de la disputa del torneo). Este criterio es el que sigue vigente en la actualidad.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Después de una semana escasa de adaptación a las difíciles condiciones climatológicas de Malasia, con temperaturas elevadas y una humedad extrema, España inició su camino en el Campeonato Mundial Juvenil de 1997 enfrentándose a Japón, un rival teóricamente inferior pero del que se esperaba que presentara bastante oposición. Iñaki Sáez dispuso el 4-2-3-1 que se convertiría en marca de la casa y el equipo comenzó dominando, llegando incluso a anotar un tanto por medio de Gerard López (quien acababa de anunciar su fichaje por el Valencia) que fue anulado por mano previa. Pero el fuelle se acabó pronto y, aunque los nipones no inquietaban, España tampoco era capaz de traducir en ocasiones su dominio; de hecho, el marcador sólo se pudo abrir gracias a un magistral lanzamiento de libre directo de Farinós en el ecuador de esa primera mitad.

Tras el paso por vestuarios, Japón sorprendió con un mayor descaro ofensivo y estuvo a punto de igualar el resultado en un par de oportunidades salvadas in extremis por Lainez y la defensa hispana, pero en el minuto 55 Angulo culminó una buena jugada individual por banda izquierda para convertir el 2-0 que parecía sentenciar el duelo. Sin embargo, los nipones no se amilanaron y, guiados por Shunsuke Nakamura, consiguieron reducir distancias diez minutos después, a través de un penalti por manos de Marc Bernaus que transformó Atsushi Yanagisawa, sin duda el atacante más incisivo del cuadro japonés durante todo el partido. A partir de ahí, España desapareció del campo y sólo la proverbial mala puntería de Japón privó a los asiáticos de volver a empatar, pues disfrutaron de ocasiones de sobra como para haber obtenido un resultado positivo.

18/06/1997

Primera jornada del Grupo D.

JAPÓN

(1)

Kobari; Mikuriya (-72, Nishi), Toda, Miyamoto, Yamaguchi, Jojo; Ono (-67, Fukuda), Myojin, Nakamura; Yanagisawa, Nagai (-82, Yamashita).

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Albelda (-74, Ismael), Gerard, Lacruz (-60, Rivera), Farinós, Angulo; Deus (-82, Diego Ribera).

Goles

0-1 Farinós (ESP, min. 23); 0-2 Angulo (ESP, min. 56); 1-2 Yanagisawa (JPN, min. 65)(p).

Árbitro

José Luis Da Rosa Varela (URU).

Tarjetas

Angulo (ESP, min. 13); Gerard (ESP, min. 31).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

Recuperada del susto, la selección juvenil española afrontó el segundo partido del grupo con más confianza. Los tres puntos ya cosechados y el empate entre Costa Rica y Paraguay en el otro encuentro de la primera jornada hacían que una victoria ante los sudamericanos asegurara la clasificación para los octavos; además, la entrada del racinguista Ismael por Albelda le dio al equipo más solidez, y la presencia de Iván Ania por Lacruz ofreció más variantes ofensivas. Con todo, Paraguay resistió bien y durante el primer tramo del encuentro el duelo estuvo muy parejo, con un buen nivel de juego por parte de ambos bandos pero que no cristalizaba en ocasiones. La balanza se decantó hacia el lado español a la media hora de partido, cuando el deportivista Deus enganchó un gran lanzamiento ante el que nada pudo hacer el meta Justo Villar, y el gol permitió a los de Sáez controlar sin más complicaciones el resto de la primera mitad.

La tímida reacción paraguaya tras el descanso dio paso a una nueva fase de dominio español en la que estuvo a punto de llegar el segundo tanto, pero lo que sucedió fue que, aprovechando un despiste defensivo, Gustavo Morínigo batió de cabeza a César Lainez para establecer la igualada. Quedaba media hora para el final y, como el primer día, España volvió a acusar el cansancio, aunque esta vez fue capaz de golpear con un nuevo gol de Deus, que culminó una gran jugada individual de Alberto Rivera. Sin embargo, la posterior expulsión de Gerard en un enganchón con un rival dejó al equipo otra vez a merced de su oponente, que afortunadamente no encontró la forma de poner en aprietos al portero español en los diez minutos que restaban. Con dos sufridas victorias y muchas dudas en torno al juego y al estado físico de sus componentes, la selección española cerraba su pase a octavos de final por la vía rápida.

20/06/1997

Segunda jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard, Iván Ania (-68, Rivera), Farinós (-86, Raúl Gil), Angulo; Deus (-80, Diego Ribera).

PARAGUAY

(1)

Villar; Gustavo Florentín (-80, González), Cañete, Hernán Florentín, Da Silva, Tiozzo; Esquivel, Morínigo (-86, Domínguez), Cáceres; Román, Samudio (-75, Melgarejo).

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 30); 1-1 Morínigo (PAR, min. 65); 2-1 Deus (ESP, min. 78).

Árbitro

Saad Mane (KUW).

Tarjetas

Gustavo Florentín (PAR, min. 14); Tiozzo (PAR, min. 16); Morínigo (PAR, min. 19); Hernán Florentín (PAR, min. 40); Redondo (ESP, min. 44); Esquivel (PAR, min. 53). Expulsado Gerard (ESP, min. 80) por roja directa.

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 9.000 espectadores.

Gracias a la inexplicable insistencia de la FIFA en no programar los últimos partidos de la fase de grupos a la misma hora, España arrancó su tercer partido con el primer puesto ya asegurado gracias al empate registrado minutos antes entre Japón y Paraguay. Costa Rica, que había sido duramente goleada por los nipones en la segunda jornada (6-2), aún albergaba opciones de clasificación, pero pronto quedó claro que no tenía el nivel suficiente para conseguir ante España la victoria que necesitaba: a los dos minutos, Rivera recibió dentro del área y batió sin dificultades la meta centroamericana, poniendo la primera piedra de una sencilla goleada. David Albelda, con un gran disparo, y Farinós, de penalti, finiquitaron el duelo en menos de media hora, y el resto del partido fue un entrenamiento con público que Iñaki Sáez aprovechó para dar descanso a varios apercibidos y que Diego Ribera rubricó con un buen remate en el minuto 78.

23/06/1997

Tercera jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(4)

Felip; Lacruz, Jero, Caneda (-46, Raúl Gil), Bernaus; Albelda, Ismael, Rivera, Farinós, Angulo (-46, Iván Ania); Deus (-58, Diego Ribera).

COSTA RICA

(0)

González; Villavicencio, Nassar, Pablo Chinchilla, Torres (-46, Bolaños); Sequeira (-80, Durán), Fonseca, Bryce, Castro; Solís, Ledezma (-30, Marvin Chinchilla).

Goles

1-0 Rivera (ESP, min. 3); 2-0 Albelda (ESP, min. 23); 3-0 Farinós (ESP, min. 24)(p); 4-0 Diego Ribera (ESP, min. 78).

Árbitro

Karl-Erik Nilsson (SUE).

Tarjetas

Nassar (CRC, min. 33); Jero (ESP, min. 42); Iván Ania (ESP, min. 77).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

España era, junto a Inglaterra y Brasil, la única selección que había conseguido pleno de victorias en una primera fase que se saldó sin sorpresas, pero las sensaciones del equipo español distaban mucho de ser las de un claro aspirante al título. Ingleses y brasileños habían mostrado un mayor nivel de juego (en el caso sudamericano, refrendado con un claro 3-0 ante la Francia de Henry, Trezeguet y Anelka y un apabullante 10-3 a Corea del Sur), y otras selecciones como la propia Francia, Argentina o Uruguay, aunque tampoco habían brillado demasiado, sí daban la impresión de poseer un mayor potencial ofensivo.

En la primera ronda eliminatoria, los de Sáez se las verían con Canadá, un correoso equipo que había acabado tercero en el grupo E después de empatar con Australia, caer por la mínima ante la albiceleste y ganar a Hungría, y se esperaba que los juveniles españoles dieran por fin el nivel que se les presuponía. Sin embargo, España volvió a dejar muchas dudas. Incapaz de superar la ordenada presión de la defensa norteamericana, la selección española tardó casi media hora en hacerse con los mandos del partido, y sólo lo consiguió gracias al empeño de Alberto Rivera, que se echó el equipo a sus pequeñas espaldas y pudo incluso abrir el marcador con un gran disparo que se estrelló en el larguero.

La insistencia del madridista permitió a España disfrutar de sus mejores minutos tanto al final de la primera parte como al comienzo de la segunda, pero pronto las luces volvieron a apagarse. Tras una buena oportunidad de Deus, que se quedó sin ángulo para culminar la jugada cuando ya había regateado al meta Franks, Canadá dio un paso adelante y dispuso de varias ocasiones claras, entre ellas un remate al palo. Por fortuna, cuando peor lo estaban pasando los de Sáez, Deus culminó una acción aislada con un disparo lejano que sorprendió por bajo al portero canadiense. El tanto sirvió para que España se serenara y, pese a lo estrecho del marcador, supo manejarse bien en el tramo final, sin pasar excesivos agobios y sellando su pase a cuartos de final con un gol de falta de Rivera, el gran protagonista del partido, en el último minuto.

26/06/1997

Octavos de final.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-81, Albelda), Rivera, Farinós (-73, Iván Ania), Angulo; Deus (-78, Diego Ribera).

CANADÁ

(0)

Franks; Clarke, Devenney, McCauley, Skinner; Mathot (-79, Stathopoulos), Aristodemo, Bent, Kindel; De Rosario (-46, Jordan), Stalteri.

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 77); 2-0 Rivera (ESP, min. 90).

Árbitro

Abderrahim El Arjoun (MAR).

Tarjetas

Ismael (ESP, min. 12); Gerard (ESP, min. 25); Clarke (CAN, min. 50); Farinós (ESP, min. 69).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 10.000 espectadores.

Mientras España seguía avanzando con más sombra que luces, en Brasil todo era festivo. Tres días después del 10-3 a Corea del Sur en el último partido de la fase de grupos, la canarinha se superó en el partido de octavos con un escandaloso 10-0 a Bélgica que aupó al equipo de Toninho Barroso a lo más alto de las listas de candidatos. El problema para Brasil era que iba por la parte más dura del cuadro, ya que en cuartos de final tendría que enfrentarse a la potente selección de Argentina, que contaba con jugadores como Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Walter Samuel, Lionel Scaloni o el portero Leo Franco y que había vencido con justicia a la Inglaterra de Michael Owen y Jamie Carragher. De ese duelo entre las potencias sudamericanas saldría el rival de España en semifinales en el hipotético caso de que los de Sáez superaran a la República de Irlanda, que en octavos se había deshecho de Marruecos gracias a un gol de oro de su benjamín Damien Duff. En el resto de partidos, Uruguay y Ghana vencieron sin problemas a Estados Unidos y Emiratos Árabes, respectivamente, por sendos 3-0; Francia derrotó a México con un agónico gol de Peter Luccin en el último minuto y Japón superó también por la mínima a Australia.

Después de derrotar a Canadá, la selección española se trasladó a la capital de Malasia, Kuala Lumpur, para medirse a una selección irlandesa que, como ya se sospechaba, maniató a España desde el primer minuto con una intensa e incómoda presión en el centro del campo que impidió a los de Sáez controlar el partido. Con acciones a balón parado y mucho juego directo, Irlanda creaba numerosos problemas a la zaga española y disfrutó de varias ocasiones de gol en la primera media hora. Por su parte, España sólo pudo poner en apuros al meta O’Connor en un par de oportunidades ya cerca del descanso, gracias a las combinaciones entre Deus, Angulo y Gerard.

El paso por los vestuarios no sirvió para que España aclarara sus ideas, sino para que Irlanda cogiera más impulso. El ariete Trevor Molloy siguió percutiendo sobre la defensa española y, pocos minutos después de haber obligado a Lainez a emplearse a fondo para evitar el primer gol, fue objeto de un discutido penalti por parte del cántabro Ismael. El mismo Molloy lo transformó sin problemas y trasladó al marcador la sensación de superioridad que Irlanda estaba dejando desde el principio sobre el césped. Después del tanto, los irlandeses se replegaron para buscar las contras con la velocidad de sus extremos Alan Kirby y Damien Duff y España pudo tocar con menos agobios, pero las ideas escaseaban y los nervios empezaron a aflorar. Las imprecisiones eran continuas y no parecía haber forma de penetrar en la ordenada defensa rival. Sólo en los últimos minutos, casi a la desesperada, consiguieron los de Sáez rondar con peligro la portería irlandesa, pero primero un defensa casi sobre la línea y luego O’Connor salvaron sendos remates de Deus que ya se colaban. El equipo juvenil español, incapaz de hilvanar acciones colectivas brillantes y carente de soluciones individuales, se mostró futbolísticamente impotente ante un rival al que le bastó con ser un poco más rocoso y ordenado que los anteriores para eliminar al cuadro de Iñaki Sáez.

29/06/1997

Cuartos de final.

ESPAÑA

(0)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-69, Diego Ribera), Rivera (-86, Albelda), Farinós (-69, Iván Ania), Angulo; Deus.

IRLANDA

(1)

O’Connor; Cummins, Worrall, Hawkins, Ryan; Morgan, Inman, Kirby (-89, Baker), Duff; Molloy (-66, Murphy), Fenn.

Goles

0-1 Molloy (IRL, min. 52)(p).

Árbitro

León Francisco Padró Borja (MEX).

Tarjetas

Fenn (IRL, min. 88).

Estadio

Shah Alam (Kuala Lumpur). 9.000 espectadores.

A pesar de llegar con la vitola de subcampeón de Europa, España trasladó durante casi todo el campeonato una imagen plomiza que se acentuó en esta triste despedida. El cansancio acumulado tras una larga temporada y la extrema humedad del clima malayo afectaron a los jugadores, que también tuvieron algún que otro problema con las comidas, pero todas las excusas resultaban endebles dado el bajo nivel teórico de los rivales a los que se había enfrentado la selección. En cualquier caso, como el torneo nunca estuvo cerca de despertar en nuestro país la expectación de la anterior cita mundialista juvenil, el traspié fue asimilado sin demasiada dificultad.

Más difícil le resultó a Brasil digerir su derrota en cuartos de final ante Argentina. Después de haber marcado veinte goles en los dos partidos anteriores, los jóvenes brasileños se quedaron sin pólvora ante una selección albiceleste de enorme calidad que se llevó el choque con dos goles en el tramo final. Por la otra parte del cuadro, Uruguay se deshizo de Francia en la tanda de penaltis tras empatar a uno en el tiempo reglamentario, y Ghana superó a Japón por 2-1 con un gol de oro del jovencísimo Peter Ofori Quaye. En semifinales, Irlanda volvió a hacer gala de su solidez y fortaleza, pero no pudo remontar el gol de Bernardo Romeo al comienzo de la segunda parte y la Argentina de Pékerman logró su pase a la final por segunda edición consecutiva. En la otra semifinal, Uruguay se colocó con un cómodo 2-0 frente a Ghana antes del descanso pero tuvo que ver cómo los africanos igualaban el marcador para forzar la prórroga; en el tiempo extra, un gol de oro del lateral Álvaro Fabián Perea (quien fallecería pocos meses después en un accidente de tráfico) clasificó a los charrúas para su primera final mundialista sub’20.

En ella, Uruguay vendió cara su derrota y se adelantó con un gol del centrocampista Pablo García (Osasuna, Real Madrid, Celta, Murcia), pero Esteban Cambiasso y Diego Quintana le dieron la vuelta al marcador antes del descanso. El bajón físico uruguayo en la segunda parte impidió que saltara la sorpresa y Argentina se hizo con su tercer entorchado mundial juvenil, el segundo consecutivo. A pesar de la derrota final, la técnica, velocidad y puntería mostradas por la pareja de delanteros charrúas durante todo el campeonato les valió para copar los premios a los mejores jugadores: Nico Olivera (Sevilla, Valladolid, Córdoba) se llevó el Balón de Oro y Marcelo Zalayeta (que también pasó por el Sevilla) el de Plata, aunque en sus carreras posteriores no refrendaron todo el potencial que se les adivinó en Malasia. Más lejos llegó (y desde luego mejor recuerdo dejó en España, por sus años en Valencia y Zaragoza) el tercer clasificado en esas votaciones, el argentino Pablo César Aimar, que con sólo diecisiete años ya empezaba a destacar entonces en un gran River Plate.

En cuanto a los máximos goleadores, la tremenda exhibición brasileña en esos mágicos partidos contra Corea del Sur y Bélgica permitió que Adailton Martins se llevara la Bota de Oro con comodidad: sus diez goles en cinco partidos (seis de ellos, a los surcoreanos) batieron por fin el récord anotador en un Mundial sub’20 que conservaba Ramón Díaz desde 1979. Como ya entonces podía sospecharse, esa gran tarde ante Corea no fue más que un espejismo, ya que en su carrera profesional, desarrollada casi por completo en Italia (Parma, Hellas Verona, Genoa, Bolonia), Adaílton no volvió a destacarse como goleador de primer orden. Más nivel apuntaba y alcanzó el ganador de la Bota de Plata, el francés David Trezeguet, que anotó cinco goles en Malasia; mientras que el también brasileño Alex de Souza (que logró cierto renombre en Europa durante su paso por el Fenerbahce turco entre 2004 y 2012) recibió la de Bronce gracias a sus cuatro dianas. También marcaron cuatro goles, aunque en más minutos que Alex y quedando por ello sin galardón, los argentinos Juan Román Riquelme y Bernardo Romeo, el uruguayo Zalayeta, el japonés Yanagisawa y el australiano Kostas Salapasidis (quien los consiguió todos en la victoria de su selección ante Argentina por 4-3 en la primera fase y que luego tuvo un poco productivo paso por la S.D. Compostela).

Terminaba así un campeonato, otro más, sin mayor relieve para España. Imposible imaginar entonces que, menos de dos años más tarde y con otra generación que tampoco despertaba grandes expectativas, la selección española alcanzaría la cima del fútbol juvenil. Pero esa es otra historia que ya fue contada en otra ocasión.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




El Lleida intenta fichar a Carles Rexach y las primas del presidente Vilaltella.

A finales de la temporada 1966-67 el Lleida (entonces UD Lérida) intenta el fichaje del delantero del Barça Carles Rexach.

En el club catalán están desesperados. A falta de solo 7 jornadas para el final de la liga del Grupo Sur de la Segunda división, el Lleida es el penúltimo clasificado, en zona de descenso directo, con 14 puntos, a uno de distancia del colista, que es el Condal, filial del FC Barcelona.

El Lleida solo ha sumado uno de los últimos 10 puntos posibles y viene de ser goleado en el campo del Constancia (3-0), que es el equipo que le precede en la clasificación y que también lucha para evitar el descenso.

Es el equipo menos goleador del grup (17 goles a favor) y uno de los más goleados (34). Las cosas no pintan nada bien en la segunda temporada consecutiva del Lleida en Segunda división.

El presidente del club, Ramon Vilaltella, no quiere ni oír hablar de la palabra descenso y pide a sus asesores que hagan lo que sea necesario para evitarlo.

Una de las opciones que contemplan es reforzar el equipo con un jugador de calidad contrastada. Es entonces cuando deciden consultar al Barça si existe la posibilidad de obtener la cesión del delantero Carles Rexach (Barcelona, 13-01-1947), que entonces tiene 20 años recién cumplidos y no dispone de minutos en el primer equipo del Barça, con el que había debutado el año 1965, con 18 años, en la Copa del Generalísimo.

El entrenador azulgrana de la temporada 1966-67, Roque Olsen, no cuenta con él para los partidos oficiales.

Carles Rexach en sus inicios con el FC Barcelona.

Carles Rexach en sus inicios con el FC Barcelona.

La temporada anterior, la 1965-66, Rexach le había marcado un gol al Lleida jugando con el Condal. En el Barça desde categoría infantil, es un extremo ambidiestro muy técnico y con un regate sorprendente, con buena visión del juego y magnífico chutador de faltas y penaltys.

Siguiendo los consejos de sus asesores, Ramon Vilaltella contacta con su homólogo en el Barça, el presidente Enric Llaudet, para solicitarle la cesión de esta perla de la cantera azulgrana.

Desde el primer momento Llaudet se muestra muy receptivo con la petición leridana y les dice que desde el Barça no pondrán ningún impedimento y que no pedirán cantidad económica alguna por la cesión del jugador. «Así no podréis decir que el Barça no ayuda al Lleida», les repite constantemente. El único obstáculo que debe superar el Lleida es convencer al jugador de bajar de categoría y jugar los 7 últimos partidos de liga con los leridanos.

Una vez hecha su gestión, Ramon Vilaltella deja el resto de la operación en manos de los directivos Jesús Figueres, Ramon París y Francesc Huguet, que son los que negocian directamente con el jugador.

Con el coche de Francesc Huguet, los tres de desplazan al domicilio de Rexach, en la zona de Pedralbes de Barcelona, y se reunen con el jugador y con su padre, que es el que lleva todas las negociaciones. Su padre, también de nombre Carles, se dedica al comercio y se destaca como un duro negociador. El Lleida le acaba ofreciendo 350.000 pesetas, más el sueldo, por los 7 partidos que quedan de liga. Una pequeña fortuna en aquella época. A pesar de las reticencias iniciales y tras una reunión maratoniana, el padre y el hijo acaban aceptando la oferta leridana.

Con la conformidad de los Rexach, los tres directivos del Lleida regresan a la capital leridana con la satisfacción por el trabajo bien hecho y convencidos de que harán feliz a Vilaltella: han conseguido la cesión de una de las estrellas emergentes del Barça, que puede ser un revulsivo para un Lleida que busca desesperadamente la permanencia.

Pero los tres directivos se llevan una sorpresa monumental cuando el presidente del club leridano les comenta que, tras todo el trabajo realizado, desestima la incorporación de Rexach.

Ramon Vilaltella les dice claramente que, tras reflexionarlo, prefiere invertir las 350.000 pesetas ofrecidas a Rexach en las primas necesarias para conseguir la permanencia y pontifica: «Lo Vilaltella no baixa («Vilaltella no baja»). Y lo acaba consiguiendo.

Ramon Vilaltella (Penelles, 19-02-1899), conocido respetuosamente como Don Ramon, es entonces un acaudalado empresario leridano que había hecho su fortuna con la venta de estropajos y flores artificiales.

Ramon Vilaltella, presidente del Lleida (1962-67).

Ramon Vilaltella, presidente del Lleida (1962-67).

En los 7 últimos partidos de liga, el Lleida es capaz de sumar 10 de los 14 puntos posibles (con 3 victorias, 4 empates y ninguna derrota) y consolida la permanencia en la última jornada de liga, con un empate a nada (0-0) en el campo del Mallorca. En este partido al Lleida solo le hace falta sumar 1 punto para evitar cualquier problema. Y es lo que consigue. Con este equipo: Patiño; Rori, Sabaté, Pantaleón; Iguarán, Forteza; Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

La expedición del Lleida tras obtener la permanencia en Mallorca.

La expedición del Lleida tras obtener la permanencia en Mallorca.

Por el camino, el Lleida suma una victoria «sospechosa» en el campo del Europa (1-3) en la 26a jornada de liga. Se le conoce com el partido del «tongo», que es lo que chilla el público que aquel día está en el campo de la calle Sardenya. El Lleida se adelanta en el marcador con un gol de Barberà, en el minuto 25, pero el centrocampista local José rompe el «guión» previsto, justo antes del descanso, con un disparo lejano que sorprende tanto a su autor como al portero del Lleida, Patiño. Pero en 2 minutos de la segunda parte (49 y 50) Vallejo y Cifre establecen el 1 a 3 definitivo en el marcador.

En los 7 últimos partidos de liga, el Lleida gana en el Camp d’Esports al Ceuta (3-0) y al Algeciras (2-0) y en el campo del Europa (1-3) y empata, en casa, contra el Málaga (1-1) y el Cádiz (1-1) y en los campos del Levante (3-3) y del Mallorca (0-0).

Equipo del Lleida que derrotó al Algeciras (2-0): Patiño, Castellví, Forteza, Sabaté, Iguarán y Pantaleón. Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

Equipo del Lleida que derrotó al Algeciras (2-0): Patiño, Castellví, Forteza, Sabaté, Iguarán y Pantaleón. Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

La «inversión» de Ramon Vilaltella resulta satisfactoria porque el equipo consigue la permanencia y no se echa en falta la no llegada de Carles Rexach.

Aquella temporada el Lleida tiene oficialmente un presupuesto de 4,5 millones de pesetas.

El Lleida acaba en el duodécimo lugar de la clasificación, con 24 puntos, los mismos que tiene el primer equipo que promociona para no bajar, el Atlético Ceuta, pero al que supera en el gol average particular. Solo queda 2 puntos por encima del descenso directo.

Finalmente, los equipos que descienden directamente son el Algeciras y el Condal y promocionan el Constancia de Inca y el Atlético Ceuta, que consiguen la permanencia.

Una vez confirmada la salvación del equipo, el entrenador Rosendo Hernández, que había sustituido en el cargo a Josep Seguer en la 14a jornada de liga, pide al presidente la prima de 100.000 pesetas que tiene estipulada en su contrato por mantener al equipo en Segunda.

Ramon Vilaltella le recrimina que le haga esta petición, conscientes como son todos de la «inversión en primas» que le ha costado la permanencia al presidente, más que por los méritos deportivos del técnico canario.

Vilaltella le recrimina que tiene mucha cara de pedirle aquella prima «porque los partidos los he ganado yo».

Rosendo Hernández, sin inmutarse, le amenaza de explicar todos los tejemanejes a los medios de comunicación y Vilaltella acaba pagando también esta prima.

El técnico Rosendo Hernández en el Camp d'Esports de Lleida.

El técnico Rosendo Hernández en el Camp d’Esports de Lleida.

Al final de la temporada 1966-67 Ramon Vilaltella abandona definitivamente la presidencia del Lleida, después de ocuparla durante 5 temporadas y de invertir en el club mucho dinero a fondo perdido. Pero, tal como era su propósito, lo deja en Segunda división.

Lo que es evidente es que los asesores de Vilaltella no tuvieron mal ojo en aconsejarle el fichaje de Carles Rexach. La temporada siguiente, la 1967-68, se consolida en el primer equipo del Barça y es una de las revelaciones. En total, estuvo 16 temporadas en el primer equipo azulgrana, con el que jugó 449 partidos oficiales. Ganó 1 liga, 4 Copas de España, 1 Recopa y 1 Copa de Ferias. La temporada 1970-71 fue el máximo goleador de la liga española, con 17 goles, empatado con el delantero del Atlético de Madrid Gárate. «Charly» Rexach, «el noi de Pedralbes», fue 15 veces internacional con la selección española, con la que debutó en el año 1969.




Tres hermanos en el FC Barcelona

Tradicionalmente se ha considerado que han sido ocho las familias que han dado tres hermanos como jugadores del FC Barcelona, a saber:

Morris – Samuel, Enrique, Junior (1)

Comamala López-Del Pan – Arsenio, Carlos, Áureo

Peris de Vargas – Enrique, Agustín, Lisardo

Orriols Faura – Arturo, Domingo, Manuel

Jordà Pons – Rafael, Joaquín, Jorge

Gonzalvo Falcón – Julio, José, Mariano

López Segú – Sergi, Juli, Gerard

Garcia Junyent – Òscar, Genís, Roger

Estamos en condiciones de presentar tres casos más con lo que serían en total once las familias en esta categoría especial del trío de hermanos que han vestido la camiseta azulgrana:

 Los hermanos ingleses Wallace Midgley:

TresHermanos01– Charles William Wallace Midgley (1885-1942)

Primer partido 13/05/1906, último partido 25/12/1913.

TresHermanos02– Percival Francis Wallace Midgley (1890-1949)

Primer partido 05/05/1910, último partido 07/03/1915.

– Gordon? J? Wallace Midgley

Primer partido 30/10/1910 y segundo (y último) partido 01/11/1910 (ambos con Charles y Percival). La prensa informa que ha jugado en lugar de Manuel Amechazurra, cuyo padre ha fallecido. Se le llama Wallace III y se afirma «desconocemos el juego de Wallace III, pero si es parecido al de sus hermanos puede decirse que este equipo es el más fuerte que habrá presentado el Barcelona en la actual temporada» (2). La esquela de Charles William Wallace nos indica que sus hermanos se llamaban Percival, Guillermo, Luis y Gordon (3).

Los célebres hermanos Armet de Castellví:

TresHermanos03– Francesc Armet de Castellví «Pakán» (1892-1973)

Primer partido 03/03/1912, último partido 05/01/1913.

TresHermanos04– Joan Armet de Castellví «Kinké» (1895-1956)

Primer y último partido 29/04/1916, amistoso contra el equipo suizo Young Boys «marcaron 3 goals en el primer tiempo, siendo obra de Kinké el primero» (4).

TresHermanos05– Jordi Armet de Castellví «Koki»  (1897-1965)

En el equipo infantil del FCB (5) y en el equipo C (en 1913 el FC Barcelona tenía 3 equipos), primer partido 25/06/1913, último partido 14/09/1913. Aunque entrenaba con los primeros equipos desde marzo, leemos «en su equipo (FCB) figuraban dos que son infantiles: Robert y Armet» (6).

Los hermanos navarros Goiburu Lopetegui:

TresHermanos06– Severiano Goiburu Lopetegui (1906-1982)

Primer partido 09/09/1929, último partido 08/07/1934.

– Jesús Goiburu Lopetegui (1905-1979)

Primer partido 02/02/1930, último partido 29/06/1930 .»Goiburu (J.)…que actuó con bastante acierto» (7).

– Estanislao Goiburu Lopetegui (?-1937)

Primer partido 19/06/1930, último partido 21/12/1930. El 19/06/1930 amistoso contra el Reus Deportiu, juegan «Goiburu (J.)» y «Goiburu (E.)» (8).

Notas:

(1) Arrechea, F. Los hermanos Morris. Pioneros del fútbol barcelonés. Cuadernos de Fútbol, diciembre 2014. http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2014/12/los-hermanos-morris-pioneros-del-futbol-barcelones/

(2) El Mundo Deportivo, 03/11/1910; El Poble Català, 30/10/1910, 02/11/1910 y 06/11/1910; La Publicidad, 30/10/1910.

(3) La Vanguardia, 15/12/1942.

(4)  El Mundo Deportivo, 01/05/1916.

(5) La Vanguardia, 01/02/1913.

(6) El Mundo Deportivo, 13/03/1913.

(7) El Mundo Deportivo, 03/02/1930.

(8) El Mundo Deportivo, 20/06/1930.

Agradecimientos: José Alberto Salas, Josep Pablo.




Jugaban con lentes

A lo largo de los años hemos tenido oportunidad de poder contemplar jugadores que saltaban al terreno de juego con prendas o accesorios independientemente de la equipación habitual a la del equipo al que pertenecían.

Así, hemos visto futbolistas que usaban peluquín; otros, musleras, muñequeras, guantes o gorras; los hay que juegan eventualmente con máscaras protectoras para la nariz, pómulo, o casco para la cabeza; y hasta hemos visto a algún portero jugar con pantalón largo, por citar algunos casos.

Pero lo que realmente resulta curioso, es conocer que ha habido jugadores que han disfrutado de este deporte utilizando en los campos de fútbol lentes o gafas para poder ver correctamente, como las de cualquier persona con la que podemos cruzarnos diariamente por la calle.

Por ello, hemos seleccionado varios futbolistas que desarrollaron su carrera deportiva unidos a sus lentes personales, y que traemos este mes a “Cuadernos de Fútbol”.

Leopold Kielholz, “Poldi” (Suiza).

Nacido en Basilea el 9 de junio de 1911. Fallecido en Zurich el 4 de junio de 1980.

Delantero centro que jugó en la década de los años treinta entre otros equipos en el Basilea, Servette, o Stade de Reims francés. Fue internacional con Suiza en 17 ocasiones, siendo relevante su participación en el Mundial de 1934 celebrado en Italia, como jugador del Servette suizo. Posteriormente, fue seleccionador suizo en dos ocasiones en los años 50.

En aquel Campeonato de 1934, primero que disputó Suiza en un Mundial,  Kielholz participó en dos encuentros. El primero de ellos, en la fase inicial del Mundial, el 27 de mayo, en el estadio de San Siro (Milán), contra la selección de Holanda, con resultado final de tres a dos goles a favor de Suiza. Kielholz marcó el 1 a 0 a los siete minutos, y el 2 a 1 a los cuarenta y tres minutos.

Lentes01Su segundo encuentro lo jugó el 31 de mayo, ya en Cuartos de Final, en el estadio Benito Mussolini (Turín). Suiza perdió contra Checoslovaquia por 2 goles a 3. Nuevamente Kielholz anotó otro gol, el uno a cero a los 18 minutos de la primera parte. Para el recuerdo queda que Checoslovaquia llegaría a la Final, perdiéndola contra Italia por dos goles a uno. En aquel Mundial, por parte española, Zamora y Quincoces fueron elegidos como componentes del once ideal del Campeonato. Eran los tiempos de Ciriaco, Gorostiza o Lángara, entre otros.

En el Mundial de 1938 celebrado en Francia, ya siendo jugador del Young Fellows de Zurich, aunque figuró en la lista oficial de la F.I.F.A. como inscrito con su selección nacional, permaneció en Suiza junto con otros cinco jugadores que tampoco viajaron a tierras francesas, en condición de reservas ante cualquier incidencia que pudiera surgir.

Annibale Frossi (Italia)

Nació el 6 de agosto de 1911 en Muzzana del Turgnano, provincia de Udine, y falleció en Milán el 26 de febrero de 1999.

Su carrera como futbolista transcurrió, entre otros, en el Udinese, Padova, Bari e Inter (denominado A.S. Ambrosiana Inter en los años 30).

Lentes02Disputó los Juegos Olímpicos de 1936 con la Selección de Italia, en la demarcación de extremo derecho. En aquellos Juegos participó en los siguientes encuentros:

El 3 de agosto contra Estados Unidos, en la primera Fase, marcando el único gol del encuentro a los 58 minutos, lo que supuso la victoria italiana.

El 7 de agosto contra Japón, en Cuartos de Final, marcando tres de los ocho goles que encajaron los japoneses.

También el 10 de agosto contra Noruega, en Semifinales, Frossi marcó el gol de la victoria en el minuto 96 (dos a uno a favor de Italia).

En la Final por el Oro Olímpico el 15 de agosto en el Olympiastadion de Berlin, jugado contra el combinado de Austria (victoria final de Italia por 2 goles a 1), Frossi volvió a marcar los dos goles italianos. El primero lo anotó a los 70 minutos, el austriaco Kainberger empató a los 79, y nuevamente Frossi deshizo la igualada en el minuto 2 de la prórroga.

Como curiosidad, se dice que a Cruyff se le ha atribuido a veces una frase que fue pronunciada por Frossi cuando manifestó que “el partido perfecto es el que acaba cero a cero”.

Después de entrenar a varios equipos como Monza, Torino, Inter, Génova, Nápoles, desde 1974 trabajó en la BBC como comentarista, así como articulista de prensa.

Achmad Nawir (Indias Orientales Holandesas, actual Indonesia)

Nacido en enero de 1911 y fallecido el 8 abril de 1955.

En el Mundial de 1938, disputó el único encuentro que las Indias Orientales Holandesas jugaron en aquel Campeonato de Francia. El 5 de junio de 1938, en el estadio del Velódromo Municipal de Reims,  el centrocampista y capitán Nawir, fue testigo directo de cómo la potente selección de Hungría les vencía por un contundente 6 a 0. Posteriormente, los húngaros perdieron la final de del Mundial ante Italia por 4 a 2. Se cuenta que el seleccionador, el holandés Van Matenbroek, realizó dos sustituciones entre sus jugadores dado que físicamente muchos de componentes tenían gran similitud física.

Lentes03En su vida profesional, Nawir era médico, dándose la circunstancia de que el capitán de Hungría, Gyorgy Sarosi, jugador del Ferencvaros, también era doctor. Como jugador formó parte el equipo de HBS Soerabaja, equipo al que pertenecía cuando jugó el Mundial citado.

Aquel exótico equipo de las Indias Orientales Holandesas habían obtenido su billete para Francia al haberse clasificado en el grupo 12 de la Fase previa del Mundial sin tener que jugar ningún partido al retirarse Japón de la competición, por encontrarse en guerra con China.

Joop Van Daele (Holanda)

Nacido el 14 de agosto de 1947 en Rotterdam (Holanda).

A lo largo de su trayectoria fue jugador del Feyenoord, G Ahead Eagles, Fortuna de Sittard y el SBV Excelsior, jugando en la demarcación de defensa principalmente durante la década de los años setenta.

Lentes04Si bien, Van Daele ya era famoso en Holanda, su momento cumbre le llegó el 9 de septiembre de 1970. En el Stadion Feijenoord, de Rotterdam,  se disputaba el encuentro de vuelta valedero para decidir la Copa Intercontinental de aquella temporada que disputaban Feyenoord y el conjunto argentino de Estudiantes de La Plata. En el partido de ida jugado en el estadio de “La Bombonera” de Buenos Aires, el resultado había sido de empate a dos, con goles de Echecopar y Verón para los argentinos, empatando Henk Wery y Ove Kindvall, en los minutos 21 y 67 neutralizando así la ventaja que habían adquirido anteriormente los de La Plata a los 6 y 12 minutos. El resultado en el partido de vuelta, fue de 1 a 0 a favor de los holandeses, lo que les hizo proclamarse Campeones Intercontinentales. El gol lo marcó nuestro protagonista a los 65 minutos, que había sustituido cuatro minutos antes a su compañero Coen Moulijn. Lógicamente, la derrota sentó fatal al equipo argentino, es más, el defensa y capitán de Estudiantes, Óscar  Malbernat, fastidiado  por la derrota, le quitó las gafas a Van Daele, tirándoselas al suelo. Según se dijo, la frase que el defensa pronunció para justificar tal arrebato, si es que se puede justificar el hecho, fue algo así como “Tú no deberías jugar con gafas, en Sudamérica está prohibido”. Seguro que les suena: en el conjunto argentino jugaba un centrocampista, un tal Carlos Bilardo.

Van Daele también figuraba en la plantilla del Feyenoord  que ganó la Copa de Europa el 6 de mayo de1970, en la final disputada frente al Celtic de Glasgow  con victoria holandesa por 2 goles a uno, aunque Van Daele no jugó aquel encuentro.

Joseph Armand Jurion “Jef” (Bélgica)

Nacido el 24 de febrero de 1937 en Sint Pieters Leeuw.

Jugó la mayor parte de su carrera futbolística como defensa en los conjuntos del  Anderlecht, (donde ganó varios títulos de Liga y Copa), Genk, Lokeren y Beveren.

Tuvo el honor de formar parte de la alineación con la que el Anderlecht jugó su primer partido en Competición Europea,  el 7 de septiembre de 1955, ante el “Budapesti Vörös Lobogó” (que actualmente es el MTK de Budapest) con victoria por 6 a 3 a favor del equipo húngaro.

Lentes05«Jef «, en noviembre de 1954, jugó su partido de debut en el primer equipo del Anderlecht ante el Olímpico de Charleroi como lateral derecho. Jurion se mantuvo en el primer equipo hasta que fue traspasado al Gante en el año 1967 ejerciendo como jugador y entrenador.

En la temporada de 1962-63, en la ronda preliminar de la Copa de Europa, en la eliminatoria disputada entre el Anderlecht y el Real Madrid, después de un empate a tres goles en el encuentro disputado en el estadio Santiago Bernabéu (por parte española, goles de Zoco, Gento y Di Stéfano), en el partido de vuelta, en terreno belga, el 26 de septiembre de 1962, jugado en el estadio Heysel de Bruselas, Joseph Jurion marcó el gol de la victoria a los 85 minutos que clasificó al conjunto belga para la segunda ronda del campeonato europeo. Después de aquel gol , fue denominado con el sobrenombre de » El señor de Europa «. Fue internacional con Bélgica en 64 ocasiones.

Jurion posteriormente entrenó posteriormente a Lokeren, Beveren y La Louvière.

Indicamos que también el jugador holandés Rinus ISRAEL aparecía en imágenes con lentes si bien, los encuentros los disputaba sin las mismas.

Lentes06Y, por otra parte, permítanme la licencia de no incluir en este trabajo a Edgard DAVIDS que  jugó con gafas protectoras usándolas debido a un glaucoma que padecía en la vista (enfermedad que podía dañar el nervio óptico del ojo), pero no en la condición de miope como lo fueron los jugadores que hemos leído más arriba.




Sein: Una vida truncada en el asfalto

Sein01A  mi amigo Andrés Martínez Palomera manchego de nacimiento y de corazón txuri urdin.

Tras conocer la triste noticia del fallecimiento en accidente de trafico del joven futbolista Bernad Malanda-Adje que militaba en las filas del conjunto alemán del VFL Wolsburgo me viene a la memoria la cantidad de futbolistas que han perdido la vida en el maldito asfalto y recuerdo con tristeza sobre todo a los que han conmovido a nuestro futbol. Quizá uno de los mas significativos fue el de Juan Gómez “Juanito” genio y figura e ídolo madridista quien ya retirado del futbol activo y siendo entrenador del Mérida perdió la vida en la carretera cuando regresaba a la ciudad extremeña después de presenciar un Real Madrid – Torino. A esta trágica lista hay que añadir al gran guardameta Javier Urriticoechea, nuestro arbitro internacional Emilio Guruceta, Laurie Cunninghan, Rommel Fernández, Oscar Molina, Francisco Baquero, Armando Barbón o entre otros Francisco Sein cuya muerte me afecto de tal manera que fui incapaz de abrir el álbum de cromos de la temporada 1971/72 en la pagina de la Real Sociedad donde meses antes había pegado su cromo.

Francisco Sein Irastorza nació el 26 mayo de 1946 en Pasajes (Guipuzcoa). Sus comienzos futbolísticos fueron en los equipos playeros defendiendo los colores del club Txistu de San Sebastian, donde paso al San Sebastian en la temporada 1963/64 y donde milito hasta la temporada 1969/70 en la categoría de Tercera División si bien debuto con el primer equipo en su único partido esa temporada el 12 de abril de 1970 en un At Madrid 4 Real Sociedad 0 sustituyendo a Martínez tras el descanso.

Su salto definitivo al primer equipo fue en la temporada 1970/71 donde disputo veinticuatro partidos anotando su único gol el 1 de noviembre de 1970 en el estadio Insular en un Las Palmas 4 Real Sociedad 2.

En la siguiente temporada había disputado once partidos hasta el fatal desenlace del 9 de enero de 1972 que acabo con su vida después de un accidente de trafico donde también falleció Isidro Lacalle entrenador del Trincherte conjunto de la primera categoría regional guipuzcoana. El suceso ocurrió por la densa niebla que había sobre el puerto de Azpiroz cuando regresaban de una cacería del pueblo navarro de Murchante junto a dos amigos más que les acompañaban y que resultaron con heridas graves. El vehiculo que conducía el propio Sein se salio de la carretera en una curva cayendo a un barranco. Trasladados aun con vida ingresaron en una clínica de Tolosa donde ambos fallecieron horas después.

Su último encuentro de liga lo disputo en Vigo ante el Celta el 19 de diciembre de 1971. Ese día y a las órdenes del colegiado Medina Iglesias los dos conjuntos formaron con las siguientes alineaciones:

Celta: Alarcia, Navarro, Rivas, Hidalgo, Manolo, Canario (Almagro), Suco II, (Sanromán), Juan, Rodilla, Castro y Jiménez.

Real Sociedad: Esnaola, Gorriti, Martínez, Ormaechea, Sein, Lema, Urreisti, Urtiaga, Ansola, Gaztelu, (Arzac) y Boronat.

El partido finalizo 0-1 a favor de los visitantes con gol de Urreisti.

Sein02Sein fue un  medio defensivo con gran porvenir truncado por ese maldito accidente de trafico que le costo la vida cuando contaba solamente con veinticinco años y  empezaba a gozar de la confianza del entrenador Elizondo siendo fijo en sus alineaciones sobre todo fuera de casa.

Hasta aquí mi humilde homenaje a este jugador de raza y compromiso que con tristeza vuelvo a recordar cuarenta y tres años después de su muerte. No me cabe la menor duda que muchos aficionados realistas han mirado al cielo acordándose de Sein, cuando han celebrado los triunfos y las grandes gestas de esta Real y ejemplar Sociedad a lo largo de todos estos años.




La ley Bosman y el tráfico de pasaportes

Durante el último decenio del siglo XX, doblado ya su ecuador, el fútbol mundial experimentó una convulsión sin precedentes. Su impulsor, un modesto jugador belga llamado Jean Marc Bosman (3-X-1964), a quien la prepotencia de clubes, Federaciones y organismos supranacionales, sacaron de sus casillas.

Tras destacar en categorías inferiores (internacional junior 26 veces y 2 con la Sub-21 belga), luego de debutar en 1ª División defendiendo los intereses del Standard desde 1983 hasta 1988, pareció estancarse. En 1988 sus derechos federativos serían adquiridos por el Lieja, abonando un traspaso de 12 millones de ptas. (72.000 euros). Dos años más tarde, acuciados por agudos problemas de tesorería y en vista de su pobre rendimiento sobre el campo, los gestores del Lieja trataron de reducirle el contrato en nada menos que un 75%. Después de negarse en redondo, el futbolista inició conversaciones con el Dunkerque, militante en la 2ª División francesa. Los directivos del Lieja, entonces, decididos a imponer su voluntad, frustraron el proyecto con la exigencia de medio millón de dólares en concepto de traspaso y formación deportiva. Bosman no era de los que se arrugaba. Ni en el campo ni fuera. Y pese a los abundantes y “bienintencionados” consejos que recibiera, decidió someter los hechos a la jurisdicción ordinaria, toda una herejía para  Leonard Johansson y el omnipotente aparato de la UEFA.

Durante los 5 años que duró el pleito, Bosman fue un miserable apestado. Ningún club de mediana categoría osó abrirle los brazos, por no enfrentarse a la ira irradiada desde ciertos despachos. Sólo dando mil vueltas pudo ingresar en el St. Quentin, de la 2ª División francesa, al iniciarse el campeonato 1990-91. El año siguiente tuvo que emigrar a la isla de Reunión, para coincidir en el St. Denis con Jacques Glassman, maldito también por haber denunciado un intento de soborno del Olympique marsellés. No halló equipo para la edición 1992-93 y de cara a 1993-94 se hizo un hueco en la 3ª belga, concretamente en el Olympique Charleroi. A partir de 1994 aún bajaría otro peldaño más, conformándose con el Visé, club aficionado de 4ª División. Todo ello jalonado con colas ante las oficinas de empleo francesas (entre mayo y diciembre de 1991) y belgas (desde octubre de 1992 a mayo del 93 y entre junio y diciembre del 94), por no hacer referencia a un estado de absoluta desmoralización y al divorcio de su esposa, incapaz de entender por qué no aceptaba el equivalente a 600.000 euros ofrecido por las autoridades futbolísticas europeas, si retiraba la demanda. El corajudo Bosman permaneció fiel a sí mismo hasta que el abogado general Carl Otto Lenz hizo públicas sus conclusiones.

Con la declaración de que el Tratado de Roma y la libre circulación de trabajadores también regía para los futbolistas, el 15 de diciembre de 1995 se abrieron nuevos horizontes al deporte en el seno de la Unión Europea. La posterior cita de FIFA en Zurich (15 de enero de 1996), no tuvo otro remedio que abolir cualquier limitación al fichaje de ciudadanos del Mercado Común y su área económica; es decir los países de la CEE más Noruega, Islandia y Liechtenstein. Puesto en limpio, los clubes españoles, como los de los restantes países de la Comunidad Económica Europea, iban a poder integrar a británicos, suecos, daneses, alemanes, portugueses, franceses, belgas, holandeses, luxemburgueses, griegos, italianos, irlandeses, finlandeses, noruegos o islandeses, sin ningún techo.

Un nuevo mundo de posibilidades se abría ante los clubes poderosos de Europa, según se vio en seguida. Y hasta para los no tan potentes de América, como tardando bien poco sabrían descubrir al otro lado del océano. Porque, ¿cuántos brasileños, por ejemplo, tendrían ancestros portugueses?. ¿Cuántos argentinos o uruguayos no dispondrían de abuelos italianos, germanos o españoles?. ¿Qué impedía a unos y otros acceder a la doble nacionalidad, tomar un avión y plantarse en Lisboa, Liverpool, Milán, Roma, Barcelona, Amsterdam, París, Atenas, Madrid, Bruselas o Lyon, como ciudadanos comunitarios?. Los mercaderes de sueños pusieron manos a la obra desde ambas orillas del Atlántico y, en tiempo récord, trazaron las líneas maestras de lo que sólo podía desembocar en opíparo negocio.

Cualquiera podía hacerse profesional del fútbol por correspondencia. Al menos así lo aseguraban unos osados desde el californiano Interamerican Institute.

Cualquiera podía hacerse profesional del fútbol por correspondencia. Al menos así lo aseguraban unos osados desde el californiano Interamerican Institute.

Si ya durante los 70, en plena época de prohibición importadora y con intermediarios organizando su negocio de manera artesanal, tuvo lugar el escándalo de los falsos oriundos, ¿cabía esperar ahora más formalidad, cuando la industria de compraventa facturaba cada año centenares de millones en dólares?. Todo era posible si el ingenio se uniera a la ambición. Y tanto ambición como ingenio, sobraban según quedó de manifiesto 25 años atrás, no solo falsificando documentaciones, sino llegando a vender cursos de fútbol por correspondencia, conforme demuestra el recorte tomado de publicaciones latinoamericanas en 1973. Cursos, por cierto, de los que tanto se salía estrella universal como técnico prestigioso.

Y volvió a ocurrir, por supuesto. Las viejas trampas, el tocomocho y los papeles fraudulentos, saltaron de Europa a América y viceversa, favorecidos por el desarrollo de la todavía incipiente tecnología digital.

El 23 de diciembre de 1996, meses después de que el fútbol europeo abriese sus puertas de par en par, la publicación argentina “Sólo Fútbol” recogía en sus páginas el siguiente anuncio:

LeyBosman02

Tan pronto comenzó a funcionar la maquinaria gestora, se hizo evidente que los meandros legales no iban a bastar. Ceñirse a lo reglamentado implicaba desperdiciar oportunidades maravillosas con futbolistas de alto nivel, pero sin ancestros europeos. Así que nuevamente, abogados sin ética, directivos reñidos con la deontología y jugadores locos por saltar el charco, se situaron fuera de la ley.

Nuestro fútbol, una vez más, tardó lo suyo en reaccionar. Cuando se descubrieron los primeros casos de falsificación documental en Italia, Francia e Inglaterra, a nadie pareció turbar la idea de que el problema pudiera habernos afectado también. ¿Acaso nuestra liga no pagaba contratos multimillonarios?. ¿Por qué, entonces, dejaría de constituir objetivo preferente?. El tiempo se encargó de demostrar que por nuestros pagos también se cocían habas. Y a calderadas.

Desmenucemos los hechos, ayudándonos de un breve apunte cronológico.

29 Marzo 2000 Se abre en Italia una investigación sobre la posible ilegalidad del pasaporte italiano aportado por Verón, argentino del Lazio
11 Julio 2000 La Fiscalía romana confirma que el pasaporte italiano de Verón es falso
22 Julio 2000 La policía británica impide la entrada al brasileño Edú, que iba a fichar por el Arsenal, al comprobar la ilegalidad de su pasaporte comunitario
24 Setiemb. 2000 Los jugadores del Udinese italiano Alberto y Warley son detenidos en Varsovia, al descubrirse la falsedad de sus pasaportes portugueses
26 Octubre 2000 Queda al descubierto en Portugal una red dedicada a la falsificación de pasaportes
5 Diciemb. 2000 El Toulouse denuncia al St. Etienne por alinear en partido de la liga francesa a Levytstky y Alex, supuestos comunitarios, cuando en realidad se les presupone extranjeros
13 Diciemb. 2000 Francia inicia trámites para verificar la legalidad de los pasaportes aportados por los futbolistas con licencia comunitaria
29 Diciemb. 2000 Los jugadores del St. Etienne Alex y Levytstky son sancionados, al descubrirse la ilegalidad de sus pasaportes
13 Enero 2001 El chileno Contreras, militante en el Mónaco, huye de Francia al iniciarse la investigación de sus documentos
31 Enero 2001 El uruguayo del Inter “Chino” Recoba es declarado extranjero en situación ilegal, al descubrirse la falsedad de su pasaporte.
31 Enero 2001 Asustada por el chaparrón de Francia e Italia, la U.D. Las Palmas convierte en extranjeros a sus jugadores brasileños Álvaro y Baiano, alineados hasta entonces como comunitarios
5 Febrero 2001 Italia descubre 2 nuevos pasaportes ilegales: los de los brasileños del Vicenza Dedé y Jeda
6 Febrero 2001 Aloisio, del St. Etienne, es sancionado con 3 meses de suspensión por su pasaporte “alegal”
7 Febrero 2001 La Federación Española comienza a controlar, ¡por fin!, los pasaportes de sus jugadores comunitarios. Casi habían transcurrido dos años desde que en Italia diesen la voz de alarma.
20 Febrero 2001 Insólito: El Badajoz denuncia a su propio jugador brasileño Sandro, temiendo que el pasaporte portugués con que coló por el cedazo de comunitario pudiera ser falso
23 Febrero 2001 El chileno Pablo Contreras admite no haber tenido nunca un familiar italiano y haberse servido de documentación falsa para ingresar en la liga francesa. Por su parte la Federación gala sancionaba al St. Etienne con la pérdida de 7 puntos por alinear a extranjeros con pasaporte falsificado
26 Febrero 2001 Ante las fundadas sospechas de que el pasaporte comunitario del españolista Delio César Toledo sea falso, la RFEF suspende cautelarmente su licencia. Pocos días antes había marcado un bello gol en el Campeonato de Liga
20 Marzo2001 El guardameta argentino del Alavés Martín Herrera, denuncia a su propio representante en rueda de prensa por haberle falsificado el pasaporte de forma incomprensible, ya que sí poseía ancestros italianos, como acababa de acreditar en un viaje relámpago
18 Abril 2001 Se comprueba que el pasaporte francés del costamarfileño Keita, militante del Oviedo, es falso. El jugador quita importancia al descubrimiento, asegurando está a punto de casarse con una española, lo que le otorgará estatus legal de comunitario

Álvaro Luiz Maior de Aquino (arriba) y Dermival de Almeida Lima “Baiano”. Primeras piedras para cimentar otro escándalo.

Álvaro Luiz Maior de Aquino (arriba) y Dermival de Almeida Lima “Baiano”. Primeras piedras para cimentar otro escándalo.

Por cuanto afectaba a nuestro campeonato, el primer aldabonazo lo dieron en Las Palmas. Los brasileños Álvaro y Baiano habían actuado durante toda la primera vuelta en calidad de comunitarios, gracias a sus pasaportes portugueses. El hecho de que desde la propia Unión Deportiva modificasen su estatus federativo, asombró a propios y extraños. Olía a podrido, y no precisamente en Dinamarca. La explicación aportada desde el club gran canario no hubiera convencido ni al más forofo: “Se trata de futbolistas que pueden actuar como extranjeros o comunitarios -dijeron-. Tenemos acreditado el origen portugués de ambos, pero al haberse producido bajas entre nuestros extranjeros y una vez desechada la posibilidad de fichar en el mercado de invierno, optamos por la modificación de sus fichas hasta final de campaña”.

Como durante esa misma semana Rafaele Guariniello, fiscal jefe del tribunal turinés encargado de investigar los pasaportes falsos del “Calcio”, declarase estar estudiando las documentaciones de algunos extranjeros con pasaporte italiano y militancia en nuestra liga, la Federación Española se vio en la obligación de tomar posiciones. A instancias de FIFA solicitó a todos los clubes de 1ª, 2ª y 2ªB, la remisión compulsada de los pasaportes comunitarios y extracomunitarios existentes en sus plantillas. Una vez en posesión de los casi 400 documentos, la propia Federación comenzó a certificar su autenticidad. Pero, cubriéndose en salud, se esforzó en dejar meridianamente clara su ausencia de responsabilidad sobre las consecuencias de hipotéticas falsificaciones: “Nuestra labor consiste en revisar los pasaportes a la búsqueda de cualquier irregularidad, colaborando con la policía -manifestó un portavoz-. Si se entrevé delito, retiraremos la licencia al jugador y se estudiarán posibles sanciones deportivas. A partir de ahí, los temas serán trasladados a la justicia ordinaria”. Importante precisión, como podrá comprobarse en seguida.

Las primeras licencias suspendidas cautelarmente, aunque sólo durante unas horas, fueron las de Álvaro y Baiano. Alguien debió advertir a los responsables federativos sobre el jardín en que se adentraban imponiendo castigos a toro pasado, y evitaron hacerlo. Baiano y Álvaro, aún en el caso de haber obtenido fraudulentamente sus pasaportes lusos, habían jugado sin ocupar plaza de extranjeros gracias a la licencia expedida por la RFEF. Penalizar sus pasadas actuaciones equivaldría a sentar un venenoso precedente, porque si la Federación no era quién para recelar sobre la autenticidad de los documentos recibidos, conforme argumentaba, en modo alguno debería discutirse la legalidad deportiva de todas sus fichas. ¿Qué ocurriría, en cambio, si continuaban apareciendo más casos y los clubes perjudicados reclamaran la anulación de partidos?. El enroque, por una vez, resultaba fundamental.

Álvaro Luiz Maior de Aquino (Sao Paulo, América y Goias, hasta recalar en el archipiélago canario, y Zaragoza y Levante después) fue cedido al Atlético Mineiro durante lo que restaba de 2001 para regresar a la entidad insular avanzado el Campeonato 2001-02. Dermival de Almeida Lima “Baiano” (Santos, Matonense y Vitoria hasta cruzar el Atlántico) acompañó a Álvaro en su cesión al At. Mineiro y aún integraría el elenco del Santos durante 2002, antes de retornar a Las Palmas de cara a la Liga 2002-03. Regresaron los dos, sí, pero, ¡oh maravilla!, como brasileños. Y nadie osó poner en tela de juicio los partidos en que los de Gran Canaria alinearon a más extranjeros de los debidos. Ni una impugnación. Ni una protesta, siquiera. El recuerdo del “timo de los paraguayos”, durante los 70, invitaba a pisar con precaución tanto en el seno federativo como dentro de los clubes. Otro escándalo semejante hubiera sido el colmo.

Baiano salió para siempre de nuestro fútbol en 2003, rumbo al Palmeiras. Álvaro, en cambio, acabaría obteniendo la nacionalidad española, cumplido el periodo exigido a los residentes. Tan buen futbolista como humilde en lo personal, siempre se mostró agradecido al deporte que lo redimiera: “La bola me sacó de la favela -dijo más de una vez-. Seguro que allí me habría echado a perder, como mi hermano. Se lo debo todo y me siento en deuda”. Campeón de Liga y Copa en Brasil, de los “estaduais” goiana y paulista, en dos ocasiones, también obtuvo la Copa del Rey en 2004 y la Supercopa española ese mismo año. Aunque Baiano dejase menos huella entre nosotros, vestiría la “canarinha” en 10 oportunidades, cantando 2 goles.

Pero el cisco no había hecho sino empezar, y para corroborarlo pronto tuvo lugar otro hecho sorprendente.

Sandro Marqués Santos, denunciado por su propio equipo para ahorrarse el importe de la ficha y no cumplir con lo acordado al incorporarlo.

Sandro Marqués Santos, denunciado por su propio equipo para ahorrarse el importe de la ficha y no cumplir con lo acordado al incorporarlo.

El ya extinto C. D. Badajoz, militante en 2ª División, denunció ante la justicia a su brasileño Sandro, sobre la hipótesis de que podría haber falsificado el pasaporte portugués. Apuntalaba sus sospechas la incapacidad del futbolista para proporcionar a la RFEF un simple certificado de ciudadanía y, consecuentes con la denuncia, apartaron al chico. Tanta honradez parecía extraída del túnel del tiempo. ¿Es que aún quedaban hombres justos en el planeta futbolístico?. Justos sí, según quedó de manifiesto días después, pero poquito… muy poquito. El hoy fenecido C. D. Badajoz, con su gerencia argentina cansada de contabilizar taquillas raquíticas en el Nuevo Vivero, domingo tras domingo, hacía frente a un sustancial recorte de gastos. Para empezar, la carne de vacuno desapareció en los menús de cada desplazamiento, sustituida por las de pollo y pavo, más baratas. ¿No sería la delación un modo de aligerar la plantilla, sin cumplir en su totalidad lo pactado económicamente con el jugador?. Así pareció, sobre todo cuando pusieron en el punto de mira al Levante, club de donde les llegara Sandro.

Sandro Marques Santos, defensa y medio de cierre con notable fortaleza física, había recalado en Lérida, primero, y en el club “granota”, después, como brasileño. Su estancia en Valencia supo aprovecharla no sólo para afianzarse en 2ª División, sino también para obtener pasaporte portugués. Creyéndole ciudadano comunitario, los pacenses pagaron 50 millones de ptas. (300.000 euros) por su traspaso, cantidad que probablemente no hubiese satisfecho nadie -y aún menos el Badajoz, muy cargado de argentinos- si ocupara plaza de extranjero. Demostrada la falsedad documental y el desconocimiento que de la misma tuviera el adquiriente, los pacenses podían hallarse en clara ventaja jurídica para reclamar los 50 millones satisfechos o apalabrados. Y, ¿no quedaría sobreentendida la inocencia del contratante, si éste denunciaba a su pupilo antes de que aflorase cualquier sospecha?.

Resumiendo, Sandro tuvo que abandonar nuestra Liga por la puerta falsa, tras declarar ante el Comité de Competición. Llevaba jugados 24 partidos como albinegro y presumía de un gol. La temporada siguiente, con el Polideportivo Ejido sumido en puestos de descenso, su entrenador, Fernando Castro Santos, pensó en él para reforzar su línea más débil. El muchacho, sin equipo, venía entrenando por su cuenta en Portugal, a la espera de ofertas. Puesto que el asunto de su nacionalidad no había quedado ni medio claro, la junta directiva almeriense solicitó a la Federación un pronunciamiento definitivo respecto a si ocuparía o no plaza extranjera. Toda una papeleta, ya que aceptarlo como comunitario equivalía a desautorizar la denuncia del Badajoz, y además nada garantizaba que con posterioridad volviese a aflorar el escándalo. El bueno de Sandro, sin embargo, probablemente una víctima en tan gigantesco disparate, pudo alinearse con el Polideportivo Ejido a partir de Diciembre de 2002.

Sandro no sería el único defenestrado. El 26 de febrero, la RFEF decidía retirar la licencia al paraguayo Delio César Toledo, cedido al Español por el Udinese italiano durante la reapertura invernal de mercados. Toledo venía siendo investigado en Italia y al llegar a España se cavó definitivamente la tumba, pues resultó sencillo comprobar su inexistencia en el Registro Civil Central y en el registro consular de España en Asunción, lo que imposibilitaba la cacareada nacionalidad. Turbado pero aún gallito, Toledo se defendió asegurando que debía ser español, puesto que había solicitado el documento nacional de identidad en una comisaría y se lo entregaron sin problemas. Poco a poco, empero, fue conociéndose toda la verdad. Para obtener el DNI había manipulado una partida de nacimiento. Y ya con el DNI en su poder, la obtención de pasaporte se reducía a mero trámite.

La RFEF trasladó al Ministerio Fiscal el resultado de sus averiguaciones, concluyéndose que, aparte de la sanción deportiva, el futbolista podía pechar con una condena comprendida entre 6 meses y 3 años de cárcel, más multa accesoria que pudiera ir desde 32.000 ptas. a 18 millones, al encontrarse incurso en el artículo 392 del Código Penal. Como el asunto se tornaba serio, Delio César, buen estratega, optó por el repliegue. Sin despedirse de nadie tomó un avión rumbo al continente sudamericano, donde continuó jugando al fútbol como si nada hubiera sucedido.

El 7 de marzo de 2002 la F.E.F. retiraba por sorpresa la ficha del guardameta argentino Nacho González. Aunque su pasaporte italiano fuese legal, según se desprendía del estudio realizado por el consulado italiano en Buenos Aires, la documentación utilizada para obtenerlo no podía resultar más falsa. Otra vez la Unión Deportiva Las Palmas en el disparadero. Por si no tuviera bastante con su calamitosa situación económica, más problemas burocrático-legales, más sospechas en torno a su muy cuestionada secretaría técnica, más dudas razonables sobre la catadura moral de los intermediarios futbolísticos, en quienes los canarios aseguraban confiar.

El mayor sonrojo, o el máximo alarde de cara dura, habría de protagonizarlo Bruno Marioni (Paraná 15-VI-1975), atacante rápido y menudo, aunque con visión de gol. Y una vez más en el archipiélago canario, aunque ahora sobre suelo tinerfeño y después de pasar por el Villarreal. Quien hasta 1998 se apellidara Giménez, al llegar al Independiente de Avellaneda comenzó a ser Marioni. No contento con la mutación, obtendría el pasaporte italiano merced a un relato propio de culebrón televisivo.

Aunque Bruno Marioni fuese futbolista, pudo muy bien haberse dedicado a la literatura. Imaginación no le faltaba.

Aunque Bruno Marioni fuese futbolista, pudo muy bien haberse dedicado a la literatura. Imaginación no le faltaba.

Según él, su padre, al que hasta entonces ni siquiera conocía puesto que dio la espantada antes de que su pareja  alumbrase, estaba instalando un poste eléctrico en La Pampa cuando se le acercó un anciano. Puesto que la soledad es pesada allá donde los horizontes se difuminan, el diálogo entre ambos apenas si se hizo esperar. Casualmente, ese anciano con ascendencia italiana en primer grado ¡¡¡era el abuelo del futbolista!!!. Al padre desnaturalizado le faltaron minutos para comunicar su descubrimiento, en su deseo de favorecer la carrera internacional de su hijo. Y éste, más o menos como por ensalmo, obtuvo un pasaporte comunitario. Luego se descubriría el  fraude, fue sancionado y vio cómo se le retiraba el documento que jamás debieron expedirle. Ni el anciano era su abuelo, ni existía ascendencia italiana conocida, ni hubo reconciliación con el padre prófugo, puesto que al naufragar el chanchullo, sin fichaje europeo, nada había que repartir.

Marioni hubo de hacer las maletas en 2003, rumbo a Independiente, para pasar después por las filas del UNAM mexicano y Boca Juniors. Y entre tanto, el miedo de nuestros federativos a pasar por consentidores les llevó a emprender una paranoica caza de brujas.

Pedro Iarley Lima Dantas, futbolista aprovechable que primero entró como brasileño y más adelante como falso portugués.

Pedro Iarley Lima Dantas, futbolista aprovechable que primero entró como brasileño y más adelante como falso portugués.

Durante el ejercicio 2000-01, la A. D. Ceuta, de 2ªB, se hizo con los servicios de la pareja brasileña Mairton Paulinho Da Silva y Pedro Iarley, medio y delantero respectivamente, ambos con pasaporte portugués. No debieron antojarse muy limpios sus documentos, sin embargo, porque fueron cedidos al Melilla, también de 2ªB. Mairton llevaba disputados 14 partidos con los melillenses y Pedro Iarley 29, anotando 10 goles, cuando el 3 de marzo de 2001 la F.E.F. suspendió sus licencias, tras detectar irregularidades en los dos pasaportes. El Melilla había hecho gala de buenos oficios en el pasado, cuando el argentino Carlos Ernesto Fontana, luego de una aceptable trayectoria en el Jerez Deportivo, Castellón y Dpvo. de La Coruña, estuvo a punto de no alinearse en 2ªB a causa de su condición extranjera. Si aquella directiva se las arregló para acreditar, mediante el testimonio de un miembro de la comunidad hebrea en dicha plaza, que los abuelos del jugador habían nacido en Tetuán durante el Protectorado, nada pudieron esta vez ante la fuerza de las pruebas. Iarley y Mairton tendrían así el dudoso honor de convertirse en los falsarios más modestos.

Lo más llamativo es que Iarley había ingresado como brasileño en el Real Madrid B unas campañas antes. ¿Tan mal andaba todo el mundo de memoria?.

El fútbol, o parte de él, semejaban haber caído en manos mafiosas. Lamentable, aunque en cierto modo previsible. Que cierta delincuencia llegara a parasitarse en él, ya daba para derramar alguna lágrima. Pero que policías, jueces, fiscales, o funcionarios de inmigración tuvieran que descender hasta el césped para atajar el problema, no hubiera cabido ni en la mente más fantasiosa.

El fútbol y sus a menudo confusos atajos, pasadizos oscuros y zigzagueantes vericuetos.




El Padre Comadran: el sacerdote futbolista

Josep Maria Comadran Vila (Sabadell, 11-02-1948) ya no quiere echar más la vista atrás.

Se ha desprendido de todas sus memorias futbolísticas para no tener que recordar y, quizás, arrepentirse de la decisión no tomada.

En el fondo, continúa albergando la duda de si hubiese podido llegar a jugar en la élite del fútbol, como soñaba de pequeño. A punto de cumplir los 66 años, aún hoy muchos aficionados que le reconocen y recuerdan sus proezas  le trasladan la misma pregunta.

Pero ya no hay vuelta atrás, ni margen para el arrepentimiento: Comadran priorizó sus convicciones religiosas ante sus cualidades futbolísticas.

Admirador de Kubala, era un extremo ambidextro goleador, hábil, rapidísimo y con un cambio de ritmo que los más atrevidos comparaban con el de Cruyff.

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Esta combinación tan atractiva de virtudes con el balón despertaron, en su momento, el interés de diferentes equipos de nivel para ficharle, pero, ante la duda, él siempre regresaba al seminario.

Tuvo la oportunidad de convertirse en el primer sacerdote en ser profesional del fútbol en un equipo de categoría nacional porque ofertas no le faltaron, tanto en sus inicios en Béjar como en la recta final en Balaguer.

Comadran futbolista

Comadran futbolista

Comadran sacerdote

Comadran sacerdote

Josep Maria Comadran, padre escolapio, es el segundo de once hermanos. Sus padres se dedicaban al negocio textil. Con 11 años se levantaba a las 6 de la mañana para poder ir a jugar al fútbol y su equipo se financiaba los gastos aportando un duro cada jugador. Estudió en las Escuelas Pías hasta cuarto de Bachiller.

Empezó a destacar en el Atco. Sabadell (1960-61), pero su vocación religiosa le obligó a dejar el fútbol federado durante los años de formación: con 14 años entra en el seminario escolapio de Alella (Cataluña) y posteriormente en el de Irache (Navarra) y Albelda de Iregua (la Rioja).

Con 18 años se traslada a Salamanca, donde obtiene la licenciatura en Teología y Filosofía en la Universidad Pontificia. Es allí donde su carrera futbolística recibe el impulso que tambalea las convicciones de Comadran.

Jugando un partido entre seminaristas, un directivo de la UD Salamanca se fija en él y le propone una prueba. Pero lo tiene todo en contra: el entrenador de turno le dice que no quiere sacerdotes en su equipo y sus superiores le recuerdan constantemente que el fútbol va unido «al vicio y las mujeres», nada aconsejable en su situación.

Finalmente, Comadran ficha por el CD Béjar Industrial (1970-72), en el que destaca 2 temporadas en la categoría regional y consiguen el ascenso a Tercera. Allí acostumbraba a despojarse de la sotana por la noche y escaparse a los entrenamientos, sin escuchar las prohibiciones de sus superiores.

CD Béjar Ind. 1970-71. Blázquez, Navarro, Bonilla, Jesús, Sera, Guerra y Maside (ent.). Comadran, Tomás, Carmona, Isi y Paquito.

CD Béjar Ind. 1970-71. Blázquez, Navarro, Bonilla, Jesús, Sera, Guerra y Maside (ent.). Comadran, Tomás, Carmona, Isi y Paquito.

En esa época el Atlético de Madrid también se interesa por él, después de observarle en un partido amistoso. Las crónicas de entonces cuentan que le llegan a ofrecer 800.000 ptas. de ficha, pero él insiste en no apartarse de su camino.

Héctor Rial le convoca para formar parte de una selección española universitaria, pero una lesión en la espalda le impide acudir a la cita. Parece un aviso y supone un punto de inflexión. Es entonces cuando decide olvidarse del fútbol profesional. Pero no será de manera definitiva.

Regresa a Cataluña, donde cumple con su labor religiosa y también juega en diferentes equipos, los más cercanos a la Escuela Pía donde desarrolla su actividad docente: CF Vilanova (1972-73), UE Sitges (1973-74), FC Vilafranca (1974-76) y CF Balaguer (1976-81).

FC Vilafranca 1975-76. X, Jiménez, Fenollosa, Mateu, Fos II, Clemente, Anés y Fos I. Brics, X, Cervera, Maya, Aguilera y Comadran.

FC Vilafranca 1975-76. X, Jiménez, Fenollosa, Mateu, Fos II, Clemente, Anés y Fos I. Brics, X, Cervera, Maya, Aguilera y Comadran.

CF Balaguer 1976-77. Antonio Montoliu, Gabriel, Castellví, Garra, Jose Mari, X, Florejachs, Hipólito, Solé y Roberto (padre  del actual entrenador del Everton Roberto Martínez). Linares (masajista), Comadran, Sellart, Alsina, Salas y Perales.

CF Balaguer 1976-77. Antonio Montoliu, Gabriel, Castellví, Garra, Jose Mari, X, Florejachs, Hipólito, Solé y Roberto (padre del actual entrenador del Everton Roberto Martínez). Linares (masajista), Comadran, Sellart, Alsina, Salas y Perales.

La rapidez coincide en el Comadran futbolista y sacerdote: oficia misas breves para mantener a los feligreses, que siguen con curiosidad y admiración sus evoluciones en los campos de fútbol.

Jugando en el Balaguer, la UE Lleida, recién ascendida a Segunda B (1977-78), le ofrece 200.000 ptas. de ficha para incorporarlo a su plantilla. Por aquella época estaba destinado en el convento que la orden de los escolapios tenían en Balaguer. Comadran, ya con 29 años, es consciente de que es su última oportunidad para hacer realidad su sueño infantil de jugar al fútbol profesionalmente. Su duda le da un protagonismo no deseado y llena páginas de periódicos porque puede convertirse en el único sacerdote futbolista de todas las categorías nacionales del fútbol español. Entonces se publica que «el acondicionamiento de su ficha está supeditada a que su superior le conceda la oportuna licencia». Esto le abruma y acaba por rechazar la oferta del Lleida, consciente de que deja pasar el último tren.

Periódico ABC 17/08/1977.

Periódico ABC 17/08/1977.

Caricatura en la revista Blanco y Negro 25/08/1977.

Caricatura en la revista Blanco y Negro 25/08/1977.

Diario de Lérida 31/07/1977.

Diario de Lérida 31/07/1977.

Retorna al Balaguer, donde era todo un ídolo, y después ficha por los modestos Club Atlètic Castellserà (1981-83) y Joventut Bisbalenca CF (1983-85). Como colofón a su trayectoria futbolística, todavía juega un par de años más en Francia, mientras se saca el título de profesor de francés.

  Club Atlètic Castellserà 1981-82. En la fila de abajo, el tercero por la izquierda.

Club Atlètic Castellserà 1981-82. En la fila de abajo, el tercero por la izquierda.

Joventut Bisbalenca CF 1984-85. Vidal, López, Pérez, Castro, Cano, Fernández, Rovira y Comadran. Lluís, Andújar, Galofré, Porras, Sabrià, Ribas y Prieto.

Joventut Bisbalenca CF 1984-85. Vidal, López, Pérez, Castro, Cano, Fernández, Rovira y Comadran. Lluís, Andújar, Galofré, Porras, Sabrià, Ribas y Prieto.

En los vestuarios de todos los equipos donde jugó sólo pedía una cosa a sus compañeros: que no blasfemasen contra Dios en su presencia. A pesar de su discreción y educación casi exagerada no siempre le respetaron ni los futbolistas ni las aficiones rivales. En más de una ocasión salió llorando de algún campo de fútbol, producto de la dureza recibida por algún defensor contrario o de la impotencia generada por no poder rebelarse. Pero nunca le expulsaron de un terreno de juego porque huía de las disputas y tenía un espíritu conciliador.

Todos los sueldos ganados como futbolista los entregó siempre a sus superiores, excepto las primas, que las dedicaba a sus gastos personales. Hubo un presidente que le daba 1.000 pesetas después de cada partido.

Acabada su trayectoria como jugador, nunca se desvinculó del fútbol y entrenó a diferentes equipos formativos. Durante su labor de coordinador del fútbol base de la UE Tàrrega entrenó en sus albores al internacional Joan Capdevila (campeón del Mundo y de Europa con la selección española).

Pasado vivido. Para Comadran todo esto ya son recuerdos y de ellos parece huir cuando rechaza amablemente remover su memoria, todavía llena de pasajes futbolísticos por mucho que intente evitarlo.

Obras consultadas:

-90 anys de futbol a Balaguer. Joan Bové i Joan Martínez.

-FC Vilafranca 1904-2004. Crònica de cent anys de futbol. Josep Ma Batet.

-40 años de historia del CD Béjar Industrial. José de Frutos Martín.

-Cinquantenari del CF Vilanova (1951-2001). Diversos autores.

-Joventut Bisbalenca CF. Un club modest i senyor. Pere Saumoy.




Ramón de Zabalo: condominio hispano-británico

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Decían Félix Martialay y Bernardo de Salazar que a Ramón de Zabalo y Zubiaurre se le habían dado «más lugares de nacimiento que a la benéfica Celia Gámez». No les faltaba razón: Fort Pienc (barrio de Barcelona), Newcastle, South Shields…La fecha también bailaba: 10, 19 ó 28 de julio de 1910. En el Censo de Inglaterra y Gales de 1911 podemos comprobar que nació en Tyne Dock, una localidad del municipio de South Shields, Inglaterra. Sus padres eran vascos: Mariano de Zabalo y Vicuña (de Bilbao, comerciante de productos químicos, Vice-cónsul de España en Blyth) y Felipa de Zubiaurre y Mallea (de Éibar, Guipúzcoa). En 1911 además de Ramón ya tenían otros dos hijos (Mariano y Justa). La pobre Justa aparece en alguna web anglosajona de genealogía como «Tusta de Zabalo». Con posterioridad llegarían Felipe y Francisca.

Los negocios de Don Mariano llevarían a la familia a Barcelona, concretamente a Fort Pienc, y en el Avant Fortpienc y el Horta daría el joven Ramón sus primeros pasos como futbolista hasta su incorporación al FC Barcelona en la temporada 1928-1929. Su nacionalidad podía ser un problema y el club azulgrana pidió al padre que solicitara la nacionalidad española para Ramón de forma condicional. Al cumplir 21 años él podría escoger de forma definitiva entre la británica que le correspondía por nacimiento y la española de sus padres. Al parecer Don Mariano exigió como contrapartida que el Barça pagara los derechos de soldado de cuota cuando llegara la hora del servicio militar, algo que el club no cumplió por lo que Ramón tuvo que realizar la «mili» en el Regimiento Badajoz de la capital catalana. Aunque gracias a la influencia del FC Barcelona fue un servicio militar «light».

En 1932 se declaró en rebeldía por una rebaja en su sueldo y sus quejas por lo que cobraban los dos brasileños (Jaguaré y Dos Santos). El Madrid intentó ficharle en ese momento y finalmente el Barça accedió a sus pretensiones económicas, la rebeldía de Zabalo duró de agosto de 1932 a enero de 1933. Jugó con España el Mundial de Italia 1934 y llegó a ser considerado uno de los mejores defensas del mundo en la época.

Permaneció en Barcelona al iniciarse la Guerra Civil y viajó con el FCB a la gira americana de 1937 (México, EEUU). Gracias al registro de entrada en Nueva York del 3 de septiembre de 1937 (barco Iroquois procedente de Veracruz, México) sabemos que Zabalo viajaba por el mundo con un pasaporte británico (lo que plantea dudas sobre su nacionalidad real en el periodo anterior, sólo estamos seguros de que fue español de 1928 a 1931).

A diferencia de la mayoría de miembros (de los 16 que partieron en mayo regresaron 7 en octubre) de aquella expedición americana Zabalo si regresó a la España republicana y a Barcelona, pero por poco tiempo. Fichó por el Racing de París. Y en esa época era muy británico, tanto que cuando fue seleccionado para jugar con la Selección Europea contra Inglaterra (28 de octubre de 1938), los británicos lo vetaron («un inglés no puede jugar contra Inglaterra»).

En 1943 regresó a Barcelona huyendo de la Segunda Guerra Mundial y se reincorporó al Barça ocultando su nacionalización por el Reino Unido (no podían jugar extranjeros en España) y mintiendo sobre su lugar de nacimiento: Fort Pienc (Barcelona) substituía a South Shields (Inglaterra). La destrucción de los archivos parroquiales barceloneses en la Guerra jugó a su favor.

Se retiró del fútbol en 1945 y falleció en Viladecans de un infarto el 3 de enero de 1967. Don Mariano le sobrevivió un año. Falleció en Barcelona en diciembre de 1967 a los 91 años.




Zaldúa: el navarro que capitaneó al Barça en tiempos difíciles

Sin ser un superclase o un gran goleador – aunque sus estadísticas anotadoras no sean nada malas -, Zaldúa supo ganarse el cariño y el respeto de la afición azulgrana durante su larga estancia en el Barça, entre 1961 y 1971, gracias a su entrega, su esfuerzo, su bravura y su caballerosidad sobre el terreno de juego. Fue el capitán del equipo durante unos años difíciles, y en calidad de tal levantó algunos trofeos muy significativos en una etapa caracterizada por la sequía de títulos, pero en la que el club forjó buena parte de su leyenda metafutbolística.

José Antonio Zaldúa Urdanavia había nacido en la localidad navarra de Elizondo, en el valle del Baztán, el 15 de diciembre de 1941, en el seno de una familia trabajadora de clase media. Comenzó a pegarle al balón como tantos otros chicos, en el patio del colegio, y sus buenas cualidades le condujeron muy pronto al Oberena pamplonica y a la Selección Juvenil Española.  Acabó fichándole el Real Valladolid, y llevándoselo para Pucela, en cuya universidad inició estudios de Derecho. Tras pasar por el filial blanquivioleta, el Europa Delicias, ascendió al primer equipo en la temporada 1959-60, con tan sólo 18 años. En esa campaña consiguió jugar cuatro partidos de Liga, debutando en la máxima categoría en la jornada número 18, el 17 de enero de 1960, en el campo de Altabix, con victoria del Elche por 2 a 1 y la siguiente formación del cuadro castellano: Estrems; Matito, Martínez, Solé; Pontoni, García; Aramendi, Endériz, Joselín, Zaldúa y Mirlo. Pero su explosión va a tener lugar en la promoción, donde los de Zorrilla se enfrentaron al Celta de Vigo. En la ciudad gallega se produjo un empate a 2, con un tanto de Zaldúa, y en el partido de vuelta los vallisoletanos se impusieron por un rotundo 5 a 0, anotando el jovencísimo delantero navarro un par de goles.

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En la temporada 60-61 ya es un fijo como delantero – 28 partidos de Liga y 11 goles – en las alineaciones de  un equipo  donde militan futbolistas como Matito, García Verdugo, Ramírez, Morollón, Aramendi, Endériz, Rodilla  o los veteranos hermanos Lesmes, Paco y Rafael, un equipo que, sin embargo, no pudo evitar el descenso a Segunda. En el encuentro disputado en Zorrilla frente al Barcelona, que se saldó con la victoria de los locales por 1 a 0, marcado por el propio Zaldúa, su juego impetuoso y tesonero no va a pasar desapercibido para los técnicos azulgranas, y el club catalán procederá a ficharlo muy pronto, a cambio de tres millones de pesetas y el pase de varios jugadores del filial barcelonista, el Condal ( Sanchís y Molina ) y del propio Barça ( Pinto ). El 2 de abril de 1961, en Grenoble, va a debutar con la Selección «B», que se impondría a su homóloga de Francia por 0 a 2, marcados por Aguirre y Marcelino. Esta fue la alineación del combinado español: Pesudo; Miera, Bartolí, Calleja; Zoco, Iturriaga; Aguirre, Félix Ruíz, Zaldúa ( Marcelino ), Adelardo y Bueno

EL BENJAMÍN DEL BARÇA

El Barcelona atravesaba en aquel momento por una seria crisis económica, con una ingente deuda generada por la reciente construcción del Camp Nou. Esa delicada situación financiera le obligó a desprenderse de una de sus grandes estrellas, el gallego Luís Suárez, que acababa de recibir el «Balón de Oro» que le acreditaba como mejor jugador europeo de 1960 ( hasta ahora, el único futbolista español en conquistar dicho galardón ), y que se fue al Inter de Milán a cambio de la entonces fabulosa suma de 25 millones de pesetas. Y en lo institucional y deportivo tampoco marchaban las cosas mucho mejor, puesto que el presidente que había impulsado la construcción del nuevo campo, Francesc Miró-Sans, había tenido que dimitir, cercado por las duras críticas hacia su gestión por parte del siempre influyente «entorno» barcelonista, y el club pasó a ser administrado temporalmente por una Gestora hasta que se celebrasen nuevas elecciones, en las que el industrial textil Enric Llaudet se impondría al joyero Jaume Fuset. Y en cuanto a la marcha del primer equipo, que no pudo revalidar el campeonato de Liga obtenido la temporada anterior, este también fue sorprendentemente derrotado en la final de la VI Copa de Europa celebrada en Berna por el Benfica lisboeta, en un desgraciado partido en el que los azulgranas llegaron a estrellar hasta cuatro balones en los postes cuadrados del Wankdorfstadion de la capital helvética.

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Aquel fue el último partido oficial con el Barça no sólo para Luís Suárez, sino también para otras leyendas barcelonistas como Ladislao Kubala, Zoltan Czibor o Antoni Ramallets. La plantilla, por lo tanto, necesitaba urgentemente un rejuvenecimiento, y a ello va a aplicarse Llaudet, el flamante mandatario, que muy pronto se gastará todo el dinero milanés en nuevos y prometedores refuerzos. De ese modo, el Barça se hace con los servicios del guardameta Pesudo ( Valencia ), el «todocampista» uruguayo Benítez ( Real Zaragoza ), el interior Páis ( Celta ), y los delanteros Zaballa ( Racing de Santander ), Zaldúa ( Real Valladolid ), Vicente ( U.D. Las Palmas ), Pereda y Szalay, estos dos últimos procedentes del Sevilla. Venían para unirse a un ramillete de nombres ilustres: Olivella, Gracia, Garay, Gensana, Segarra, Vergés, Kocsis, Evaristo, Eulogio Martínez o Villaverde…

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Entre tanta competencia, el todavía adolescente Zaldúa va a comenzar jugando como titular, a las órdenes de un entrenador también recién llegado, el catalán Lluís Miró, aunque saltará al campo con dorsales algo extraños para un ariete, el «7» o el «11». Como teórico extremo izquierda formará parte de la alineación que logrará el prestigioso Trofeo Carranza gaditano, e incluso llegará a debutar con la Selección Española Absoluta en un amistoso contra Francia ( 1-1 ) que se celebró el 10 de diciembre de 1961, cinco días antes de su 20 cumpleaños, en el parisino estadio de Colombes y con la siguiente alineación: Araquistáin; Piquer, Santamaría, Miera; Pachín, Zoco; Zaldúa, Del Sol, Di Stefano, Félix Ruíz – autor del tanto español – y Gento ( nueve madridistas, un valencianista – Piquer – y un azulgrana ). Como anécdota de esos días,  reseñar que la primera vez que Zaldúa jugó en el Camp Nou, en el partido de homenaje a Kubala, se presentó previamente en una de las puertas del recinto con intención de dirigirse a los vestuarios para equiparse, pero el portero de turno no quería dejarle entrar, al no reconocerle ni llevar el joven futbolista ningún documento acreditativo de su condición, y tuvo que ser uno de sus compañeros, el veterano Segarra, quien convenciese al rígido cancerbero para que  permitiera el acceso al flamante fichaje azulgrana, con su cara de niño que jamás ha roto un plato.

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En su primera temporada como barcelonista Zaldúa va a jugar poco ( 10 partidos de liga, 4 de Copa y otros 4 de Copa de Ferias, con un total de 9 goles ). La tripleta central del ataque, su teórica demarcación, estaba cubierta mayormente por ilustres veteranos como Kocsis, Evaristo, Eulogio Martínez o Villaverde, y no tuvo demasiadas oportunidades. Tampoco le fueron mejor las cosas con el sustituto de Miró en el banquillo del Camp Nou, el legendario Laszi Kubala, recién retirado de la práctica activa del fútbol y a cargo de la «Escuela de Jugadores», a quien Llaudet pidió que tomara las riendas del equipo tras un arranque de liguero verdaderamente lamentable. Tampoco comenzará de forma mucho más halagüeña para él  la campaña 62-63, ya sin la competencia de Evaristo y Eulogio Martínez, pero con un nuevo rival en el ataque, el pequeño delantero paraguayo Cayetano Re. Al poco de iniciarse el nuevo curso, en un partido de Copa de Ferias disputado en Lisboa contra Os Belenenses, va a sufrir una inoportuna y grave lesión en la rótula, que le dejará en dique seco por espacio de casi cuatro meses. Pero una vez recuperado y reaparecido, va a gozar de su primer gran momento en las filas del Barça. Un Barça que, por otro lado, caminaba renqueante por la tabla, tanto, que el propio presidente Llaudet tomó la difícil decisión de cesar a Kubala y colocar en su lugar a otro antiguo jugador del club, Pepe Gonzalvo, Gonzalvo II. El navarro vuelve al equipo titular frente al Málaga en La Rosaleda, en un partido que se va a saldar con un apabullante 0 a 7 a favor de los catalanes, con dos dianas del de Elizondo. Al domingo siguiente vuelve a poner de manifiesto su buen momento de forma consiguiendo un hat-trick frente al Elche en el Camp Nou, y se mantendrá así hasta el final de la competición liguera, en la que el Barça acabará en un sexto lugar, nada acorde con su brillante historial. Pero aun así Zaldúa ha participado en 14 encuentros, consiguiendo 10 goles, lo que no estaba nada mal.

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También fue excelente su desempeño en la Copa del Generalísimo de 1963, en el que el Barça se va a proclamar campeón, venciendo en la final disputada en el propio Camp Nou por 3 goles a 1  a un todavía bisoño Real Zaragoza, aunque ya a punto de entrar en la era gloriosa de los «Magníficos», con un tercer tanto obra del joven delantero, pleno de codicia e intuición. Esta fue la alineación presentada por Gonzalvo ante los aragoneses, la gran revelación del torneo copero del 63: Pesudo; Rodri, Olivella, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Vergés, Zaldúa, Kocsis y Pereda. En total, Zaldúa se alineó en 11 encuentros, materializando 6 tantos. Gonzalvo, pese al título conquistado, no va a seguir al frente del equipo, siendo reemplazado por otra leyenda azulgrana, César, «el Pelucas», el gran delantero de los años 40 y 50.

DE LA SELECCIÓN ABSOLUTA AL BANQUILLO

El técnico leonés va a utilizar indistintamente a Zaldúa y a Re en el eje del ataque, lo que hará que el navarro actúe solamente en 12 partidos de Liga, no obstante con un buen balance goleador de 9 dianas. Esos números van a llevarle de nuevo a la Selección Absoluta, en la que disputará dos encuentros, uno con carácter oficial contra Irlanda del Norte, valedero para la clasificación de España con vistas a la fase final de la Eurocopa, que se jugaría en nuestro país en 1964 ( con el histórico triunfo ante la URSS merced al no menos legendario gol de Marcelino al mítico Yashin, «la Araña negra» ), y el otro de naturaleza amistosa, ante Bélgica. En el primero, celebrado en Belfast el 30 de octubre de 1963, España presentará la siguiente alineación: Pepín; Rivilla, Olivella, Reija; Félix Ruíz, Zoco; Pereda, Del Sol, Zaldúa, Luís Suárez y Gento, autor del solitario gol que dio el triunfo a nuestro combinado, mientras que en el segundo, que tuvo como escenario el campo valenciano de Mestalla el 1 de diciembre del 63, los nuestros cayeron ante Bélgica por 1 a 2, con la siguiente formación: Pepín; Rivilla, Olivella, Reija; Félix Ruíz, Zoco – que consiguió el gol español -; Amancio, Adelardo ( Glaría ), Zaldúa, Domínguez y Gento. Nada menos que cuatro navarros sobre el terreno de juego.

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La temporada 63-64, por lo tanto, puede considerarse globalmente positiva para Zaldúa, que tomó parte en 20 encuentros oficiales ( entre Liga, Copa y Recopa de Europa ), obteniendo un total de 15 goles, a pesar de la fuerte competencia del guaraní Re. El Barça va a ser subcampeón de Liga, tras liderar la tabla durante bastantes jornadas, y llegará hasta las semifinales de la Copa, siendo allí eliminado por el Real Zaragoza ( en la competición continental cayó frente al Hamburgo alemán, en un tercer partido de desempate ). En lo personal, el jugador va a contraer matrimonio durante el verano de 1964 con una chica que había conocido en Valladolid, fundando así su propia familia.

Pero el siguiente curso futbolistico, el 64-65, va a ser en cambio nefasto para Zaldúa ( y no mucho mejor para el Barça… ). Ya desde el principio Re – y a veces también el recién fichado Seminario, el as peruano – van a ocupar el centro de la delantera, y el paraguayo se colocará muy pronto al frente de la clasificación  de goleadores. Zaldúa no va a poder asomarse nunca al equipo titular,  salvo en un partido de Copa de Ferias ante el Celtic de Glasgow ( y en el que marcará un gol ). Por todo ello  aceptará marcharse en el tramo final de la temporada como cedido al equipo de su tierra, Osasuna, junto al veterano Gensana,  para reforzar a los rojillos en su intento por mantenerse en la Segunda División, propósito que al final van a conseguir. Zaldúa se alineará con los de San Juan  – donde ya actuaba también a préstamo desde el inicio de la campaña el azulgrana Montesinos – en 8 encuentros, anotando 2 goles.

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César y su sustituto Sasot no contaron pues con Zaldúa, pero este esperaba que la llegada  del nuevo técnico, el argentino Roque Olsen, antiguo jugador del Real Madrid, cambiara las cosas y le brindase la oportunidad de demostrar su valía. No lo va a hacer en los primeros compromisos de la temporada 65-66, con Re nuevamente muy acertado de cara a la portería contraria, pero si  le alineará en un partido de Copa de Ferias ante el débil conjunto holandés del DOS de Utrecht, y ahí Zaldúa literalmente se va a salir. El Barça vence ampliamente a los flojos neerlandeses por 7 a 1, y cinco de los goles llevan la firma del navarro. Evidentemente, con esa tarjeta de visita es difícil no tenerle en cuenta, y Olsen acabará por concederle la titularidad, máxime cuando poco después Re es apartado del equipo ( junto con el extremo canario Vicente ), alegando el táctico  «bajo rendimiento» ( ? ), pero pagando ambos futbolistas «el pato» de los malos resultados del cuadro blaugrana, equipo que tras coquetear con las últimas posiciones de la tabla va a entrar en una dinámica de buen juego y resultados, con una racha de imbatibilidad que se mantendrá durante quince encuentros, y uno de cuyos puntos de arranque sería la brillante victoria por 1 a 3 en el Santiago Bernabeu, frente al Real Madrid, puntuando por vez primera desde hacía la friolera de 17 temporadas en el feudo blanco. La mayoría de los triunfos se consiguieron con una alineación que se mantuvo inalterable durante diez jornadas, y que componían Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Al final el Barça pinchó, y tampoco consiguió proclamarse campeón de Liga. Y en la Copa volvió a caer ante el Real Zaragoza, su verdugo habitual y que a la postre se llevaría para sus vitrinas por segunda vez el Torneo del KO, pero en la Copa de Ferias pintaron mejor las cosas,. Los azulgranas fueron eliminando sucesivamente, aunque a veces no sin apuros, al DOS de Utrecht, al Royal Antwerp belga, al Hannover 96 alemán, a  su eterno rival ciudadano el RCD. Español, y al Chelsea inglés, teniendo que verse las caras en la final a doble partido con su viejo conocido el Zaragoza, aunque el duelo quedó aplazado hasta el principio de la temporada siguiente, debido a la inminente celebración del Campeonato del Mundo de Fútbol en Inglaterra, en julio de 1966. Y hablando del Mundial…La buena temporada de Zaldúa no le pasó desapercibida al seleccionador nacional, José Villalonga, que le va a llevar de nuevo a la convocatoria de la Absoluta. Entrará así en la lista de 26 preseleccionados, y se va concentrar en Santiago de Compostela durante más de un mes, siendo finalmente descartado de la relación definitiva, junto a su compañero de equipo Quimet Rifé y los zaragocistas Violeta y Villa. El balance de esta temporada de «resurrección» para Zaldúa fueron nada menos que 34 partidos oficiales disputados ( 19 de Liga, 7 de Copa y 8 de Copa de Ferias ), con un total de 18 goles ( 7 en la Liga, 4 en la Copa y 7 en el torneo ferial )

TITULAR Y CAPITAN

El curso siguiente, pues, se presentaba con buenas perspectivas para el noble y esforzado atacante navarro, que además, al ser sustituido Ferrán Olivella en el centro de la defensa por Gallego, flamante internacional, va a asumir la capitanía del  equipo, no tanto por su condición de relativo veterano en la plantilla como por su caballerosidad e intachable comportamiento en el terreno de juego. Precisamente en virtud de esa nueva condición de capitán va a tener el honor de recibir  el primer trofeo «Juan Gamper» – así se denominó entonces oficialmente -instituido aquel mismo verano de 1966, de manos del hijo del fundador del club, gracias a la victoria barcelonista por 3 a 1 sobre el Colonia alemán.

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Igualmente le tocará levantar muy pocos días después el trofeo correspondiente a la Copa de Ferias de la temporada anterior, que el Barça – tras ser derrotado por 0 a 1 en el partido de ida – logrará en la propia Romareda al imponerse a los maños por 2 a 4, en feliz noche del jovencísimo Lluís Pujol, que consiguió un hat-trick. Pero a partir de dicho momento atravesará un ligero bachel, pues el canterano Lluís Vidal le arrebatará la titularidad en una serie de partidos – prácticamente en toda la primera vuelta liguera -, aunque el navarro volverá a hacerse finalmente con el puesto en la segunda ronda. A la postre el Barça tuvo que conformarse con el segundo lugar de la clasificación, tras el inevitable Real Madrid, el gran dominador del fútbol español durante toda la década de los años 60, cayendo también en los primeros compases de la Copa de Ferias y la Copa del Generalísimo. Campaña gris también la de Zaldúa, con 25 partidos oficiales ( 21 en la Liga, 1 en la Copa y 3 en la Copa de Ferias ) y tan sólo 5 goles, todos ellos en Liga

Los malos resultados deportivos van a traer aparejada la marcha del entrenador Roque Olsen y su relevo por un técnico catalán, Salvador Artigas, antiguo futbolista del club en los años 30, piloto de la aviación republicana durante la Guerra Civil, y posteriormente jugador y preparador de la Real Sociedad. También se producirá otra novedad, que afectará directamente a Zaldúa, el fichaje del delantero angoleño del Atlético de Madrid Jorge Mendonça. Otra contratación para el centro del ataque, la del brasileño Walter Machado da Silva, no terminará prosperando dada su condición de extranjero, ya que la prohibición de importar foráneos seguía en pie, aunque el presidente barcelonista llegó a creer por un momento que se derogaría en breve – de hecho, tal cosa no sucedió hasta 1973 -. Mendonça era un futbolista de gran clase, aunque con cierta frialdad y ya en el ocaso de su carrera deportiva, pero había costado una fortuna ( 14 millones de pesetas de la época ) y se hizo con el dorsal número 9 en propiedad. Sin embargo Artigas, no va a renunciar así como así a los servicios de Zaldúa, y aprovechará su gran capacidad de trabajo y su indesmayable entrega, reconvirtiéndole en interior derecha, y retrasando algo su posición en el campo.

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Y con esta nueva misión, Zaldúa va a conocer sus mejores temporadas como barcelonista. Llegará a jugar 24 partidos de Liga, consiguiendo su mejor registro, 12 tantos, algunos de ellos muy importantes, como por ejemplo los dos logrados ante el Real Madrid, uno en cada campo, y el que sirvió para que el Barça derrotase a domicilio al Atlético de Madrid en su recién construido estadio de la Ribera del Manzanares. Aun más decisivos fueron los dos que logró en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Generalísimo ( donde anotaría 3 goles en 8 encuentros, más  dos tantos en sendos partidos de Copa de Ferias ),  y también frente a los colchoneros. En la capital había caído el Barça  por 1 a 0, y en el Camp Nou el acierto de Zaldúa le dio al equipo azulgrana el acceso a la final ( 3-1 ), y la posibilidad de tomarse la revancha sobre su eterno rival nacional, el Real Madrid, que una vez más se había proclamado Campeón de Liga en una temporada que para el Barça quedaría marcada para siempre con caracteres luctuosos, debido a la repentina y aun hoy no del todo explicada muerte de Julio César Benítez, el gran lateral derecho charrúa, en vísperas de un clásico decisivo en el Camp Nou, el sábado 6 de abril de 1968.

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Zaldúa va a levantar otro trofeo memorable en la finalísima contra los merengues – disputada en el estadio Santiago Bernabéu, escenario obligado entonces -. Fue un partido legendario, que ha pasado a la historia como «la Final de las botellas», puesto que un amplio sector de la afición madridista, disconforme con la actuación del árbitro, el balear Antonio Rigo Sureda ( aunque por aquel entonces a los colegiados se les conocía únicamente por el primer apellido ), arrojó gran cantidad de envases de cristal al terreno de juego, con grave peligro para la integridad física de los protagonistas de la contienda. Finalizado el accidentado encuentro con la victoria blaugrana merced al solitario gol marcado por el defensa blanco Zunzunegui en su propia portería, José Antonio Zaldúa recibió de manos de Franco la copa de campeón, pero no pudo dar junto a sus compañeros la preceptiva vuelta de honor, ya que proseguía la lluvia de objetos. A su llegada a la Ciudad Condal, los jugadores del Barça fueron recibidos como auténticos héroes, y las relaciones entre ambos clubes quedaron  bastante deterioradas durante una buena temporada.

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La siguiente campaña, 68-69, continuó para el navarro por los mismos derroteros. Volvió a proclamarse máximo goleador del equipo con 11 tantos en 24 partidos de Liga ( en la Copa disputarían tan sólo dos, con igual número de goles, y en la Recopa conseguiría perforar la meta contraria en tres ocasiones, habiendo intervenido en cinco partidos ). En el Torneo de la Regularidad el Barça volvió a fracasar una vez más, y ni siquiera logró su habitual premio de consolación, el subcampeonato, que en esta oportunidad se fue para las Canarias, a la gran Unión Deportiva de los Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes, Germán y compañía. En la Copa los pupilos de Artigas fueron apeados a las primeras de cambio por la entonces modesta Real Sociedad, pero en la competición continental de ese año, la Copa de Europa de Campeones de Copa, o «Recopa», el Barça alcanzó la final, tras eliminar brillantemente al Colonia alemán en una gran noche de Josep María Fusté, autor de un hat -trick en el partido de vuelta, en el Camp Nou.

HORAS BAJAS EN EL BARÇA,  Y DESTINO FINAL, SABADELL

Dicho encuentro, disputado el 21 de mayo de 1969 en la ciudad suiza de Basilea, en el estadio St. Jakob, va a suponer para Zaldúa quizás el momento más amargo de toda su carrera deportiva. El Barça partía como gran favorito ante su rival, el semidesconocido conjunto eslovaco del Slovan de Bratislava, a pesar de las sensibles bajas de Gallego y Torres, los dos pilares de su línea defensiva. Artigas va a disponer el siguiente once: Sadurní; Franch ( Pereda ), Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro ( Mendonça ), Zaldúa, Fusté y Rexach. Debido a la presencia del veterano Olivella, va a ser este y no el futbolista navarro quien ostente la capitanía, y por lo tanto el encargado de recoger el trofeo en caso de victoria.

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Pero, al igual que sucedió en la final de Berna, disputada ocho años atrás, el de Basilea va a ser un partido desgraciado, aunque en otro sentido. La defensa azulgrana, que pasaba por ser la línea más firme del equipo, va a hacer aguas, privada de sus dos mayores bastiones, y arriba, en la punta del ataque, Zaldúa tampoco va a tener su día, pues si bien consiguió el tanto de la momentánea igualada a un gol, falló también dos clarísimas ocasiones para marcar. A la conclusión el Slovan vencería contra todo pronóstico por 3 a 2, entre el estupor y el desconsuelo de todos los culés, y especialmente de un hundido Zaldúa.

Pero el fútbol no se detiene por nada, y es preciso restañar pronto las heridas y aprestarse para la próxima batalla. Inmediatamente el Barça se fue de gira a Estados Unidos, y la directiva de Narcís de Carreras – que había sustituido a Llaudet a principios de 1968 – le renovó la confianza a Salvador Artigas, aunque acto seguido algunos de sus miembros, capitaneados por Pere Baret, un personaje clave para entender al Barça de los años 60 – inició gestiones para traer de Italia a Helenio Herrera ofreciéndole un fabuloso contrato. Buena parte de la afición suspiraba por HH, recordando que bajo su batuta se habían conquistado los últimos campeonatos de Liga. En Can Barça va a producirse un auténtico escándalo, con manifestación incluida ante La Masía – entonces sede social del club -, y la junta directiva, que con Artigas recién confirmado había negociado bajo manga con Herrera, se volvió atrás, desdiciéndose de su decisión y conformándose con Artigas, que de ese modo quedaba en la cuerda floja. El ridículo fue espantoso, y Carreras trató de conjurarlo con un fichaje sensacional, el del españolista Marcial Pina, uno de los jugadores con más clase en el panorama nacional, que venía a unirse al del ariete  del Real Zaragoza y la Selección Absoluta,  Miguel Ángel Bustillo, que ya había debutado en las postrimerías de la campaña anterior.

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Se inicia la temporada 69-70. Marcial, Bustillo y Zaldúa juegan juntos el primer partido liguero, en el que el Barça va a arrancar un muy meritorio empate a 3 en el Bernabéu ( con dos goles del mañico ), pero este ni siquiera llegará a terminar el encuentro, lesionado de gravedad tras una dura entrada del central madridista De Felipe. La marcha posterior del Barça va a ser muy irregular, con Zaldúa como referencia ofensiva, produciéndose dos relevos en la dirección técnica del equipo ( Artigas es sustituido por Seguer, y este a su vez por el inglés Vic Buckingham ) ), e incluso dimite la junta directiva, convocándose elecciones presidenciales en las que el candidato del establishment barcelonista, Agustí Montal i Costa, hijo del mandatario de los años 40 y 50 Agustí Montal i Galobart, derrotará al dinámico  Pere Baret por un estrechísimo margen,  gracias al voto de los compromisarios natos ( ex – presidentes, directivos dimisionarios  y socios de mérito )

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Buckingham, el nuevo inquilino del banquillo del Camp Nou, utilizará a Zaldúa en algunos partidos – en total, se alineará en 26 encuentros en esa compaña, la mayoría antes de la llegada del británico, consiguiendo 10 tantos – , pero apostará prioritariamente por el espigado Narcís Martí Filosía, jugador de mayor clase pero en las antípodas del navarro, por su carácter más frío y menos combativo. Zaldúa va a disputar su último partido oficial con la zamarra azul y grana el 17 de mayo de 1970, en el estadio vigués de Balaídos, en partido copero contra el Celta, con la siguiente alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Zaldúa ( le sustituyó el gallego Castro al comenzar la segunda parte ), Marcial y Pujol. Seguirá una temporada más bajo la disciplina barcelonista, la 70-71, pero tan sólo jugará partidos amistosos, aunque tiene únicamente 29 años. El Zaragoza se interesa por él una vez iniciada la temporada, pero el club no le dejará salir, a pesar de que Buckingham no recurrirá a  sus servicios ni una sola vez. De modo que, sintiéndose aun joven para la práctica del fútbol, va a terminar comprometiéndose con el C.E. Sabadell a la finalización de su contrato, uniéndose de este modo a la extensa nómina de ex-barcelonistas que militaron en el cuadro arlequinado ( Comas, Franch, Torrent, Marañón, Montesinos, Zaballa. Pereda, Vidal, Seminario, Palau…). Pero antes, el 5 de junio de 1971, va a recibir el emotivo y merecido homenaje de la parroquia blaugrana en un partido amistoso ante el Standard de Lieja belga. Zaldúa se alineará por última vez junto a sus compañeros durante 22 minutos, y este va a ser su última formación como azulgrana: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Fusté ( Marcial ), Zaldúa ( Dueñas ), Zabalza y Pujol ( Alfonseda ). Estuvo a punto de marcar un gol ( los dos tantos azulgranas los conseguirían Rexach y Pujol ), y el último balón que tocó fue combinando con su paisano Zabalza.

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Va a permanecer en el cuadro lanero por espacio de cuatro temporadas. En la primera, la 71-72, los vallesanos perderán la categoría, tras siete campañas consecutivas en la División de Honor. Las tres siguientes las disputará en Segunda. En total se alineará con los arlequinados  en 126 partidos, consiguiendo 16 goles. Curiosamente en su último partido oficial, el  27 de abril  de 1975, ante el Barcelona Atlético ( 2 a 3 en la Nova Creu Alta ) va a ser expulsado por primera y única vez en toda su carrera profesional, y además de forma absolutamente inmerecida. Perdían los locales por 1 a 3 ( al final de la temporada descenderían a Tercera ), y Zaldúa – que había saltado al campo en la segunda parte – va a marcar un tanto que el colegiado extremeño señor Congregado anulará por un supuesto fuera de juego. Se producen las lógicas protestas por parte de los hombres del Sabadell, y el árbitro expulsa a Roselló y también a Zaldúa, que iba corriendo hacia él y se encontraba aun a cinco metros. Terminaba así , de manera algo abrupta, una trayectoria futbolística brillante y ejemplar, en el curso de la cual el jugador navarro había disputado 210 partidos en Primera División, con un balance de 78 goles. La zamarra azulgrana se la había enfundado nada menos que en 339 ocasiones entre todas las competiciones oficiales y enfrentamientos amistosos, con la más que notable cifra de 168 goles en su haber.

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Una vez retirado del fútbol activo,  José Antonio Zaldúa trabajará en una importante empresa del sector de la alimentación, intervendrá con asiduidad  en el equipo de veteranos barcelonista,  y entrenará también al equipo «amateur» de su empresa. En la actualidad forma parte de la junta directiva de la «Agrupació de Veterans» del Barça – es uno de sus vicepresidentes – , entidad que realiza una encomiable labor social en beneficio de  quienes en alguna ocasión se enfundaron la camiseta blaugrana y se encuentran necesitados de ayuda. Futbolista de club, de  constante lucha y entrega sin reservas por encima de cualquier otra consideración, honrado y deportivo a carta cabal en los terrenos de juego, Zaldúa dejó una huella profunda e imborrable en el Barça de su tiempo, en unos años difíciles y poco gratificantes, tan diferentes del actual ciclo glorioso del club catalán.




La pena de Paco Pitarch

La historia de Francisco Pitarch Dellà no tiene un final feliz. Su fútbol de seda se acaba abruptamente como su vida y deja un vacío difícil de entender, en una persona que transmitía calidez, ternura y alegría. Pero el 14 de junio de 1977 toma la decisión más importante de su vida y se suicida, con apenas 50 años cumplidos.

Rompeolas de la Barceloneta.

Rompeolas de la Barceloneta.

Esa mañana abandona la vivienda de su madre en El Prat de Lobregat, donde había regresado después de una derrota personal, como si nada pasase. Se despide de todos con una sonrisa en la boca: «xe, me voy a la Barceloneta a bañarme. Tengo ganas. He quedado con unos amigos. No os preocupéis si llego tarde porque tengo la intención de pasar todo el día allí». Estas son las últimas palabras que pronuncia. Por entonces ya hacía tiempo que arrastraba problemas con la bebida, supuestamente provocados por la soledad depresiva en la que lo había sumido la marcha a Francia de su esposa y de sus tres hijos. Sin embargo, nadie sospechaba nada, hasta que las horas de espera se convirtieron en eternas y apareció la policía para comunicarles la mala noticia: el exfutbolista se había arrojado al mar desde el rompeolas de la Barceloneta y se había ahogado. En una de las taquillas de la playa la policía localizó una nota manuscrita por él, en la que exculpaba a todos de su drástica decisión y sólo hablaba mal de su esposa.

Paco Pitarch y su esposa Montse.

Paco Pitarch y su esposa Montse.

Paco Pitarch era el más pequeño de 6 hermanos, uno de los cuales, Antoniet, murió en la Guerra Civil española. Sus padres, Domingo y Vicenta, eran originarios de Castellón. Se trasladaron a El Prat de Llobregat para fabricar cántaros y también para trabajar él de carretero con caballos. A su madre la conocían como «la cantarera».

En El Prat, donde nació el 24 de febrero de 1927, comenzó a jugar al fútbol. Primero en el equipo Academia Práctica y después con el Marina, antes de llegar al primer equipo del Prat, con sólo 15 años, donde cobraba 10 pesetas por partido y un duro por cada gol marcado. Jugaba de extremo o de interior por la banda derecha y destacaba por su rapidez y habilidad. Era más bien menudo, porque no superaba el 1,65 de estatura y con muchas dificultades pesaba más de 60 kilos. Pero era tan elegante en el campo como fuera de él: le gustaba peinar constantemente su cabellera ondulada.

Después de jugar con el Mataró (1943-44) y con el Tarrasense (1944-45), el FC Barcelona se fijó en él y le incorporó a su equipo de Aficionados (1944-45), con 18 años. Tras su breve paso por el Barça, regresó al Mataró (1945-49) y cumpliendo el servicio militar jugó con la UD Melilla (1949-50). De su etapa en el Zaragoza (1950-53) destaca su debut en Primera división: fue el 14 de octubre de 1951, en Torrero, con victoria ante el Valladolid (2-1). Aquel día Berkessy alinea en la delantera aragonesa Pitarch-Bello-Pío Alonso-Davi-Tino.

Paco Pitarch en el Barça Aficionados.

Paco Pitarch en el Barça Aficionados.

En el Lleida (entonces UD Lérida), donde llega durante el verano de 1953 con 26 años y acompañado del defensa del Zaragoza, Calo, hermano del delantero internacional del Barça César, juega 2 brillantes temporadas (1953-55). La primera (1953-54) juega los 40 partidos oficiales (juntamente con Perella son los únicos en hacerlo), marca 14 goles y el equipo se queda a las puertas de ascender a Primera división, después de jugar la promoción de ascenso. La segunda temporada (1954-55), también en Segunda división, juega 27 de los 30 partidos oficiales y marca 3 goles.

Sus compañeros de vestuario le recuerdan como una persona idealista, sensible y con gusto por la poesía, que leía y escribía durante los desplazamientos del equipo. Muchos de sus compañeros se aprovechaban de su habilidad con la pluma y le pedían que les escribiese las cartas a la novia. A parte, era un consumado jugador de billar. Pero sobretodo le recuerdan alegre y presumido: cuidadoso con su vestimenta y con su imagen personal.

Paco Pitarch en el Lleida.

Paco Pitarch en el Lleida.

El verano de 1955 abandona el Lleida y ficha por el Hércules de Primera, junto con sus compañeros en el equipo leridano Granés y Pellicer. Aquella temporada (1955-56) la acaba con la Balompédica Linense, junto a Pellicer, para jugar la fase de ascenso a Segunda división.

En total, jugó 44 partidos en Primera divisón y marcó 7 goles.

Posteriormente juega con el Elche de la Cooperativa (1956-58), Calvo Sotelo de Puertollano (1958-60) y Orihuela Deportiva (1960-61). Hay que destacar que en su segunda temporada en el Calvo Sotelo protagonizó un incidente que no casaba en absoluto con su carácter: le sancionaron con 19 partidos de suspensión, que después se rebajaron a 8, por agredir a un juez de línea en un partido contra el Villarrobledo (20 de septiembre de 1959), estando él en la grada. Este fue el principio del final de su carrera futbolística.

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Se establece en Alicante con su familia y monta una peluquería a su mujer Montse, también de El Prat, con la que tiene 3 hijos: Lidia, Yolanda y Paquito.pacopitarch06

Fruto de un desengaño amoroso con su esposa, el matrimonio se rompe y Pitarch pierde el norte de su vida. Se siente traicionado y engañado y su sensibilidad aflora en exceso, hasta el punto de buscar la autodestrucción. El alcohol le transforma y esto sirve de excusa a su mujer para que le abandone definitivamente y se vaya con sus 3 hijos a Francia. Paco Pitarch se queda solo y, después de unos meses en que se va consumiendo, decide regresar a El Prat de Llobregat, donde vive su madre y buena parte de su familia, en los bajos de la calle Manuel Beltran. Sin embargo, su trayectoria vital ya iba a la deriva, tal como lo demuestra el final tan trágico que tiene.

En la partida de defunción del Registro Civil, aséptica notaria de una realidad no deseada, pone como causa de la muerte de Paco Pitarch «insuficiencia cardiorespiratoria» y como último domicilio conocido «Hotel Río de Oro de Benidorm».

Desde el año 1977 reposa en el cementerio de Collserola, en Barcelona.




Marañón, un centrocampista singular

España es el vigente Campeón de Europa y del Mundo, pero aun así hoy en día no le resulta demasiado difícil a un jugador que destaque el ser internacional con el combinado absoluto. Sin embargo en los años 60 y 70 se disputaban muchísimos menos partidos internacionales, y a la Selección únicamente acudían los futbolistas que militaban en los principales clubes, razones por las cuales hombres muy válidos vistieron en contadas ocasiones la camiseta nacional, y otros ni siquiera llegaron a hacerlo. Un jugador que indudablemente hubiera salido ganando en el fútbol actual es quien nos ocupa en esta ocasión, Ramón De Pablo Marañón, un centrocampista de gran poderío físico que militó en numerosos clubes, pero ofreció sus mejores prestaciones en el Centro de Deportes Sabadell, en la época dorada de los arlequinados en Primera División, con Bernardino Pérez Elizarán, «Pasieguito», en el banquillo.

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CE Sabadell

Tal vez el fútbol español haya sido demasiado rácano con Marañón ( San Román de la Lanilla, Cantabria, 1938 ). No pudo triunfar en los equipos grandes donde militó – Atlético de Madrid y Barcelona -, aunque sí lo hizo en el modesto C.D. Sabadell, y tampoco llegó nunca a paladear las mieles de la internacionalidad. Se trataba de un centrocampista muy completo, de envergadura, recorrido y buena condición física y técnica, capaz de erigirse en el dueño de la zona ancha, y presentarse con peligro en el área rival. Tras forjarse en varios equipos de su tierra, el San Justo y el Florida, el Atlético se le llevó para el Metropolitano en edad todavía juvenil, haciéndole debutar en Primera División. Fue en los comienzos de la temporada 56-57, concretamente en la quinta jornada, en un encuentro disputado en el campo de Mestalla frente al Valencia. Antonio Barrios era el técnico colchonero, y esta fue la primera alineación rojiblanca del joven jugador santanderino: Pazos; Marañón, Herrera, Verde; Buendía, Cobo; Miguel, Agustín, Rafa, Peiró y Collar. En aquella campaña volvería a alinearse en otro partido, también lejos de la capital, en «Torrero» y ante un Real Zaragoza en cuyo horizonte aun no se intuían «los Magníficos». También formó como defensa lateral derecho.

La siguiente temporada, la 57-58, la va a iniciar Marañón como titular, siempre como lateral derecho, gozando de la confianza del nuevo entrenador, el eslovaco Ferdinand Daucik, cuñado de Kubala, pero tras la séptima jornada comenzará a tener problemas con él, y ya se va a asomar en contadísimas ocasiones al primer equipo colchonero. Tal estado de cosas   le  obliga a buscarse la vida en otras latitudes, y de esa forma es cedido al Celta de Vigo, donde ni Pasarín ni su sustituto,  Luís MIró, confiarán en él. A continuación pasa al Levante, y más tarde ficha por el Murcia, ambos conjuntos militando en la Categoría de Plata del fútbol español, de donde le va a rescatar nada menos que el Barça junto a su compañero Foncho, aunque él se incorporará ya mediado el curso 60-61.

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FC Barcelona 1961 - 62

El técnico balcánico Ljubissa Brocic no contará con sus servicios, pero su sucesor Enrique Orizaola, le alinea en varias ocasiones , y más tarde   los nuevos técnicos barcelonistas Luís Miró – esta vez sí  -y Kubala, le darán algunas oportunidades, preferentemente en labores de marcaje a las figuras rivales, destacando en varios partidos por la manera tan estrecha y pegajosa de llevar a cabo su misión, concretamente en un encuentro de Liga frente al Real Madrid, donde le tocó en suerte cubrir a un Luís Del Sol entonces en su mejor momento, y también en un multitudinario amistoso ante el Inter de Milán, en el que secó literalmente a Luisito Suárez en la primera visita del gallego al Camp Nou tras dejar el Barça. Sin embargo estos buenos trabajos no van a ser credencial suficiente para otorgarle la tan necesaria continuidad en el equipo ( había nombres muy prestigiosos dentro de la plantilla azulgrana ), y para la campaña 62-63 tendrá que  marcharse en calidad de cedido a un recién ascendido, el Córdoba, aunque su rendimiento en la Ciudad de los Califas no pasará de discreto, minado su organismo por una enfermedad. Recuperado nuevamente por el Barça para una de sus  habituales giras americanas de la época ( que si bien arrebañaban con unas cuantas pesetas, muy necesarias para la maltrecha economía del club, dejaban al equipo hecho unos zorros de cara a la temporada siguiente ), el mítico César Rodríguez, nuevo inquilino del banquillo azulgrana, apenas va a utilizarle, pues el leonés le daría  la alternativa en su puesto al joven Montesinos, procedente del Amateur.

Marañón alcanzará únicamente a disputar un compromiso oficial en la temporada 63-64 ( un difícil desplazamiento a San Mamés, saldado con derrota ), y antes de concluir la campaña partirá cedido al Nástic de Tarragona junto con el veterano Rodri, a reunirse con el joven Quimet Rifé y reforzar a los de la imperial Tarraco de cara a un hipotético ascenso a Segunda División que finalmente no se materializó, tras librar tres eliminatorias de promoción y dos partidos de desempate. De allí pasaría al Sabadell – con una estancia entre medias  en el Levante, en los últimos compases de la Liga 64-65, de cara a conseguir una permanencia que al final fue imposible, y durante toda la temporada 65-66 -, y puede decirse que, con veintiocho años cumplidos y cuando muchos ya le habían «enterrado» como futbolista, va a llegar su mejor momento profesional. Con los arlequinados se consolidará en la División de Honor como un centrocampista muy completo, y con la particularidad de jugar sin una ficha fija, cobrando en función  del número de partidos disputados, aunque su gran rendimiento le compensará con creces ( y más tarde completará sus ingresos  también con una cantidad mínima de salida ).

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CE Sabadell 1966 - 67

Diversos testimonios de la época nos presentan a Marañón como un futbolista atípico entre sus coetáneos, por su manera de pensar, de vestir o de comportarse. Para empezar, tardó mucho tiempo en abandonar la soltería, aunque al final lo hizo, ya rebasados los treinta. Tenía fama de «bon vivant», lo que se pone de manifiesto en una entrevista-reportaje insólitamente larga – cuatro páginas – que le dedica la «Revista Barcelonista» ( RB) en su número 259, correspondiente al 17 de marzo de 1970, titulada «Una leyenda negra que se viste de blanco». En el texto (que rebasa con mucho la extensión   acostumbrada para glosar a los jugadores azulgranas en activo ), se rememora toda  su trayectoria deportiva, y se tocan algunas cuestiones referentes a su personalidad que podían resultar polémicas. El futbolista no niega en ningún momento que le gusta salir, alternar y divertirse, pero asegura también que se cuida como el que más, por ejemplo, no durmiendo nunca menos de 10 horas diarias, porque de lo contrario no podría rendir a su edad – 32 años – al gran nivel que lo estaba haciendo.

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El reportaje gráfico, por otra parte, nos muestra a un Marañón de lo más «in» ( cómo se decía entonces ), luciendo unas frondosas patillas y una tupida cabellera, vistiendo elegantemente de «sport», a la última moda, fumando y bebiendo whisky, aunque en  dosis moderadas. Además, por esta misma época, el futbolista conducía un modelo de automóvil muy en boga en aquel momento, un «Mini», con un aire muy londinense y «Pop». Con nuestra actual perspectiva, todo esto puedo parecernos hoy de lo más normal, pero entonces rompía moldes y llamaba poderosamente la atención.

Marañón cubrirá con nota toda la «Edad de Oro» del conjunto vallesano, que en la temporada 68-69 se clasifica en cuarta posición, tras Real Madrid, Unión Deportiva Las Palmas y Barça, llegando incluso a jugar competición europea al año siguiente – la Copa de Ferias – , aunque cayendo eliminado a las primeras de cambio ante el Brujas belga. De su periplo sabadellense reseñaremos un par de cuestiones. La más frívola y anecdótica, que fue uno de los primeros futbolistas españoles que se dejaron crecer la barba, y la más triste, el hecho de que en una jugada fortuita va a lesionar muy seriamente a un joven y prometedor interior izquierdo del Athletic de Bilbao llamado Javier Clemente.

Era el domingo 23 de noviembre de 1969, y en partido correspondiente a la undécima jornada del Campeonato Nacional de Liga de Primera División se enfrentaban en la «Nova Creu Alta» Sabadell y Athletic de Bilbao. Ganaban los «leones» por 1 a 2 – ese sería el resultado definitivo – cuando a sólo cinco minutos del final del encuentro Marañón va a efectuar una entrada muy dura sobre Clemente, a consecuencia de la cual el fino interior rojiblanco tuvo que abandonar el terreno de juego. El resultado del lance se saldó con una grave lesión: fractura de la tibia y el peroné y los ligamentos del tobillo. Aunque, en honor a la verdad, es preciso añadir que Clemente volvió a reaparecer algunos meses más tarde, en la jornada número 23, el 1 de marzo de 1970, en San Mamés y ante el Pontevedra, disputando 62 minutos antes de ser sustituido, y alineándose con posterioridad en todos los encuentros que restaban hasta la finalización del campeonato, y en la mayoría de ellos completando los 90 minutos reglamentarios. Entre esa y la siguiente campaña, la 70-71, disputaría aun una veintena de partidos, pero acabó resintiéndose y pasando varias veces más por el quirófano – hasta un total de cinco ocasiones –  y abandonando finalmente la práctica del fútbol con sólo 25 años de edad. Sin embargo el de Baracaldo no le guardó nunca rencor a Marañón, alegando que lo que realmente le retiró había sido   alguna de las intervenciones a las que fue sometido. Preguntado, una vez más, sobre el percance, estas fueron sus palabras textuales: «¿ Rencor hacia Marañón ?, ¿ yo ?…¡Ninguno !  Es cierto que la acción fue innecesaria. La lesión no fue nada, la cuarta o quinta operación fue donde me destrozaron la pierna» Y en otra oportunidad declararía: «No le culpo de nada. Fue una entrada muy dura, pero como esas hay muchas. El partido había sido muy tenso, y estábamos todos un poco picados»

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CE Sabadell 1969 - 70

Marañón abandonó el Sabadell al descender este de categoría, en 1972, pero no dejó el fútbol aun. Durante la temporada 72-73 militó en el R.C.D. Mallorca, en Segunda División, aunque sólo  llegó a jugar cinco encuentros. Al finalizar dicha campaña, ya con 35 años cumplidos,  colgaría las botas definitivamente, dedicándose a sus negocios particulares, aunque de algún modo continuó vinculado al deporte, gracias a la práctica del golf, algo que – curiosamente – tiene en común con su presunta «víctima» Javier Clemente, y en lo que también le imitó su hijo Paco, del que llegó a hacer las veces de «manager». Supimos de él hace algún tiempo, cuando se le rindió un pequeño y merecidísimo homenaje – efectuó el saque de honor en un partido disputado en la «Nova Creu Alta» -con motivo del Centenario del Sabadell, sin lugar a dudas el club de su vida, y donde los viejos aficionados aun siguen acordándose de su manera de jugar. En total disputó 184 partidos en Primera División, consiguiendo 17 goles.




Chillida, el guardameta del arte

Al hablar sobre Eduardo Chillida Juantegui nos viene a la cabeza, por lo general, su faceta artística, de escultor, y es que Chillida es uno de los artistas más relevantes del siglo XX español. Ahora bien, este artículo pretende reconstruir otra faceta de su persona, la futbolística, probablemente menos conocida por el gran público. Su vinculación al mundo activo del fútbol fue breve, catorce fueron los partidos que jugó como guardameta titular de la Real Sociedad en la temporada 1942-43 (11 de liga y 3 de promoción), cuando el equipo militaba en Segunda División, y algún que otro partido amistoso. Desgraciadamente en un partido de promoción contra el Valladolid Chillida se lesionó la rodilla, tras su «recuperación», en el encuentro de reaparición contra el Real Madrid la rodilla se resintió y ese fue su último partido.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Aunque en algunas ocasiones se ha afirmado que jugó en Primera División, pues esa temporada el equipo donostiarra consiguió el ascenso a la categoría de oro, nunca jugó un partido de competición en Primera. Sí es cierto que al iniciarse la liga en algunos periódicos hubo cierta incertidumbre respecto a su posible vuelta «Si la Real dispone des del primer momento de ese fuerte trío defensivo que pueden formar Chillida, Mancisidor y Tellería, contará el equipo guipuzcoano con una base muy sólida atrás, capaz de frenar a los mejores ataques» (en El Mundo Deportivo, núm. 6218, 19/09/1943) pero la realidad fue que no pudo regresar a los campos de fútbol. Es más, según las declaraciones de su hijo Ignacio, cuando su padre tuvo que abandonar el fútbol por la lesión de rodilla «…se sintió muy triste. Nunca volvió después a un campo de fútbol, aunque continuó siendo seguidor de la Real Sociedad…» (en ABC, núm. 35370, 30/10/2012).

Nuestro protagonista nació en San Sebastián el 10 de enero de 1924. A los 18 años, el 27 de septiembre de 1942 debutó como titular en el primer equipo de la Real Sociedad de San Sebastián, temporada en que el equipo jugaba en Segunda División. En aquel año y hasta 1945 su padre, Pedro Chillida, fue el presidente del equipo donostiarra. El debut se produjo en la primera jornada de liga contra el Osasuna, y aunque el equipo se defendió con enorme entusiasmo perdió en Vitoria por 3 a 2. Este partido también supuso el debut para otros jugadores como Tellería y Santi. Sus demás compañeros del equipo fueron, además de los mencionados; Izaga, Patri, Urbieta, Pérez, Bidegain, Unamuno, Ontoria y Pedrín.

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha.  En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha. En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

La segunda jornada fue en Atocha contra el conjunto balear de Inca, el Constancia, donde la Real solo ganó por la mínima en un partido en el que siempre fueron favoritos los donostiarras, pero la ineficacia del ataque y la gran actuación del guardameta balear hizo que solo ganaran por uno a cero.

Su tercer partido, contra el Sabadell, fue calificado por algunos medios de victoria fácil y rotunda, pues la Real se impuso por 8 a 2 en casa. El cuarto, en campo ajeno, enfrentó al equipo al Ferroviaria al cual marcó ocho tantos convirtiendo al conjunto donostiarra en el más goleador de la liga de Segunda.

La quinta jornada, en Atocha, contra el Gerona (1-0) supuso situar a la Real como líder de la clasificación con una ventaja de dos puntos.

La sexta, con una victoria contra el Alavés (0-2), afianzó ese primer lugar en la tabla, en la séptima batió ampliamente por su rapidez al Terrassa (7-1), en la octava ganó por 2-1 al Osasuna y en la novena empató contra el Constancia.

En la décima, undécima y duodécima jornada Chillida no fue alineado. En la decimotercera, la victoria contra el Alavés por 5 a 1 les proclamó definitivamente vencedores del segundo grupo y les propuso como uno de los más serios aspirantes al ascenso automático.

En la última jornada de liga, los donostiarras se impusieron al Terrassa por 2 a 4 pese a no alinear a todos sus titulares y logró la mayor ventaja al subcampeón de todos los grupos de Segunda.

Fueron numerosos los periódicos que sistemáticamente manifestaron a lo largo de la liga el acierto de la defensa donostiarra, y especialmente la de su portero que defendía con mucho juicio su meta. En los catorce partidos que jugó le encajaron quince goles.

En cuanto a los partidos de promoción en que jugó Chillida, estos enfrentaron al conjunto de la Real contra el Ceuta, Gijón y Valladolid. El encuentro contra el Celta fue uno de los más esperados ya que se enfrentaban los dos campeones de grupos que habían logrado sacar mayor margen de puntos a los subcampeones. Aunque la Real perdió, la prensa nunca dejó de nombrarles, junto al Sabadell, como los favoritos para el ascenso, y así fue.

Ahora bien, el partido trascendental para nuestro protagonista fue el enfrentamiento contra el Valladolid el 14 de febrero de 1943 en el José Zorrilla. En el encuentro se produjo un encontronazo fortuito entre Sañudo, delantero centro del Real Valladolid, y Chillida, que lesionó al portero en la rodilla.

Pese que fue operado varias veces de la rodilla (la triada) y que apareció dos meses después de la lesión, el 19 de abril, en el amistoso que enfrentaba la Real Sociedad al Real Madrid, nunca se recuperó. De hecho, fue en ese mismo partido cuando se resintió nuevamente de la rodilla al salir de la portería para evitar el tanto del empate. Hoy aquella lesión habría estado tratada con buenas garantías de curación.

Posiblemente ese 14 de febrero de 1943 se perdió a un excelente portero, pero el destino le tenía preparado algo muy diferente, ser uno de los genios del arte del siglo XX.

Chillida nunca olvidó el fútbol por eso siempre vinculó el arte de la escultura al del fútbol en numerosas de sus declaraciones «El campo de fútbol es una superficie bidimensional en la cual ocurren una serie de fenómenos, pero da la casualidad que entre el marco de la portería y el área se da un espacio tridimensional, es un diedro, y ahí es donde un buen portero, probablemente, necesite las mismas condiciones que necesita un buen escultor». Pero no fue solo la escultura la que vinculó al fútbol también la pintura, de ahí el cartel que realizó para la Copa del Mundo de Fútbol de 1982 celebrada en España. Diversos artistas crearon carteles vinculados a las ciudades sede de los partidos, él lo hizo para Bilbao. No hay más que observar las manos representadas en su cartel, para entender que las manos que perdió el fútbol las ganó el arte.

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Rafael Escudero: último romántico del balón

En un fútbol tan mercantilizado como el actual, donde nada parece moverse sin la correspondiente y muy a menudo cuantiosa porción de divisas, podría pensarse que para justificar cualquier romanticismo habríamos de encarar 1905 ó 10. O, en el mejor de los casos, remontarnos a los nuevos tiempos inaugurados tras la I Guerra Mundial, fruto de los cuales acabaría implantándose el profesionalismo en nuestro suelo. Y la verdad es que no es así. El fútbol romántico, el del amor a unos colores por encima de cualquier cheque o tentación de gloria, tuvo su más significado representante allá por 1949, en la figura del hoy olvidado Rafael Escudero Echevarría. Un bilbaíno sin pelos en la lengua, fiel a sí mismo y a cuanto entendía por dignidad; un hombre que a punto de cumplir la treintena no dudó en romper amarras con lo que más quería, enfrentándose incluso a sus amigos, antes que mancillar el más puro espíritu amateur. Esta es su historia, a grandes rasgos. Estos los hechos que hicieron de su figura el último romántico del balón.

Nacido en Bilbao el 14 de noviembre de 1919, dentro de una familia acomodada, fue alumno de los Jesuitas de Indautxu hasta concluir el bachillerato e ingresar en la Universidad, recién concluida nuestra Guerra Civil. Buen futbolista escolar, suya fue la idea de crear el Indauchu, o mejor un nuevo Indauchu que sustituyera al desaparecido antes de la deflagración, proponiendo a su amigo Jaime de Olaso: «¿Por qué no hacemos un equipo de fútbol para pasar el rato?».

Corrían tiempos oscuros, donde si escaseaba lo imprescindible, ¿cómo iban a abundar posibilidades de esparcimiento?. Y Olaso, que en todo cuanto emprendía buscaba la perfección, se empeñó en construir desde la nada un club donde los antiguos alumnos de Jesuitas constituían cimiento y pilar fundamental. De inmediato, Rafael abandonó a Los Luises, equipo con quienes competía en una especie de categoría Regional, ejercería de intermediario para que los Koskas les cediesen sus camisetas, aprovechando el cese de actividades, y se convirtió en figura sobre el césped de un club con tanta ilusión como problemas por resolver. No disponiendo de campo, cada quince días les tocaba mendigar uno por los alrededores de Bilbao, y así ejercer de anfitriones. Ya sobre el césped, o sobre el pegajoso barro invernal, aquellos muchachos debían evitar la inquina de sus adversarios, jóvenes obreros por lo general, o aprendices de humilde condición, para quienes los indauchutarras sólo podían ser «niños bien» que a la segunda patada quizás se arrugase.

Pero a pesar de los pesares, aquel equipo emprendió una meteórica carrera. Campeones aficionados de Vizcaya en 5 ocasiones (las tres últimas de forma consecutiva, años 1947, 48 y 49), en 1945 conquistaron el Campeonato de España de dicha categoría ante el poderoso Barcelona, en San Mamés, derrotándolo 3-0. En 1942, sólo 20 meses después de haberse constituído, ya habían arañado la gloria al sucumbir ante el Valencia en el mismo campeonato nacional, cuya final tuvo lugar en Madrid. Dispuestos a demostrar que aquello no era flor de un día, en 1947 volvieron a perder otra final disputada en la capital de España, esta vez ante la A. D. Ferroviaria. Y al año siguiente, de nuevo en Madrid pero ante el Serpis de Alcoy liderado por el futuro jugador del Real Madrid y presidente de la FEF José Luis Pérez-Payá, otro subcampeonato. Quede para la anécdota que Pérez Payá tuvo un modo bastante feo de festejar la victoria, con gestos y frases ofensivas dirigidas a Rafa Escudero, probablemente fruto de una mal entendida rivalidad, puesto que ambos se conocían de su paso por las aulas universitarias de Deusto. Y entre tanta final vizcaína y estatal para aficionados, logros no menores, como el ascenso a 3ª División la temporada 1942-43 y su inmediato afianzamiento.

Rafa era en aquel equipo líder indiscutido. Sobrado de fundamentos técnicos para plantearse metas más ambiciosas, ni le pasaba por la imaginación abandonar su Inaduchu. Allí disfrutaba, se entretenía, convivía con viejos amigos y hasta con su hermano Jaime (Bilbao 22-II-1923). ¿Qué más podía desear?. Pero justo entonces, poco después de debutar en el fútbol de bronce, sin haberlo buscarlo, tuvo ocasión de protagonizar su propio cuento de hadas.

Rafael Escudero, último quijote de nuestro fútbol  y campeón de Copa, con la camiseta del Atlético de Bilbao.

Rafael Escudero, último quijote de nuestro fútbol y campeón de Copa, con la camiseta del Atlético de Bilbao.

El Athletic -entonces Atlético de Bilbao por imperativo franquista-, tenía su delantera en cuadro. Con Zarra lesionado, apenas si veían puerta. Puesto que los malos resultados pesaban, tanto desde el área técnica como en los despachos comenzó a estudiarse la incorporación de algún revulsivo. Rafa, uno de los que más brillaban en el panorama vizcaíno, era socio del Athletic y el amor a los colores rojiblancos se daba por descontado, pues no en vano su tío Germán Echevarría «Maneras» había jugado con los «leones» desde 1914 hasta 1922. Cuando contactaron con él, su respuesta dejó a los emisarios de San Mamés un tanto perplejos: «Jaime está en Madrid. En cuanto vuelva se lo comentáis a él, porque yo haré lo que me diga». Jaime de Olaso, mecenas y alma máter del Indauchu dio su aquiescencia, como no podía ser menos -también él era socio del Athletic- y la incorporación de Rafa al conjunto rojiblanco fue un hecho. Pero eso sí, no mediante traspaso, sino como cesión gratuita, y sin renunciar a su estatus de amateur. Curiosamente, el conjunto de 3ª, el más débil, cedía su estrella al poderoso.

Escudero disputó 23 partidos oficiales como atlético, anotando 14 goles, algunos tan decisivos como los 2 primeros en el día de su debut liguero, otros 2 en la última jornada, donde los de San Mamés evitaron una siempre arriesgada promoción para mantener la categoría,  y el último durante la disputa de la final copera de 1944. Porque aquella desastrosa liga tuvo por colofón un nuevo título de Copa rojiblanco, obtenido ante el Valencia. Cuando el Athletic campeón llegó a Bilbao, futbolistas y directivos del Indauchu esperaban a la comitiva victoriosa en el alto de Miraflores, entonces única entrada a la capital vizcaína desde Madrid, con una pancarta sobre el camión que habían contratado: «El Indauchu saluda a Rafa Escudero y demás campeones». La iniciativa fue muy mal interpretada desde el seno rojiblanco, al considerar que se aludía a Escudero y los «demás jugadores», sin nombrar siquiera al Athletic. Algo que, en consecuencia, sólo podían hacer unos «antiatléticos».

Escudero desoyó la propuesta de renovación ofrecida por el Athletic, entendiendo ya no se daban entre los rojiblancos las condiciones que determinaron su llegada. Recibió un reloj con la correspondiente inscripción, a modo de agradecimiento, y volvió a jugar en el Indauchu altruistamente.

Alguien quizás piense que después de todo tampoco habría renunciado económicamente a mucho, que el fútbol de esos años movía poco dinero. Obviamente, las cifras de 1944 admiten escasa comparación con las actuales, aún corregido cualquier efecto inflacionista. Pero con todo, en tiempos de hambre y frío, de estraperlo, gasógeno, cartillas de racionamiento y sueños en blanco y negro, el mundo del balón parecía vivir al margen de casi todo. Sirva como ilustración el siguiente cuadro con reflejo de algunos hitos económicos en esa época, anticipando que un sueldazo en 1945 rondaba las 25.000 ptas. anuales, los funcionarios de rango no superaban las 18.000, igualmente al año, y cualquier dependienta de comercio venía a salir por unas 8.000, si su tienda se hallaba en el centro de Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao. Las dependientas ni siquiera ganaban en doce años lo que algunos clubes pagaban por un solo traspaso.

REFERENCIAS ECONÓMICAS DEL FÚTBOL, ENTRE 1935 y 1950

1935-36.- Simón Lecue traspasado del Betis al Madrid por 75.000 ptas.

1936-37.- (campaña abortada por la Guerra Civil). Ipiña, del descendido At Madrid al Real Madrid, por 50.000 ptas.

Octubre 1939.- Germán, del Racing de Santander al At Aviación, por 50.000 ptas.

Setiembre 1940.- Guillermo Gorostiza traspasado al Valencia por 55.000 ptas.

1943-44.- Juan Arza, del Málaga al Sevilla por 100.000 ptas. más un partido en La Rosaleda (monto total no inferior a 105.000 ptas.)

1944-45.- Basilio, del Castellón al Barcelona por 90.000 ptas.

1945-46.- Antúnez, del Betis al Sevilla por 80.000 ptas. y la consiguiente polvareda.

1947-49.- El At Madrid paga 450.000 ptas. por Antonio Vidal, del Alcoyano.

1948-49.- Mateo Nicolau, argentino, al Barcelona por 125.000 ptas.

1948-49.- Pahíño y Miguel Muñoz. El Real Madrid pagó por al Celta por ambos traspasos 1.200.000 ptas.

1949-50.- Carlsson al At Madrid por 500.000 ptas.

Otra referencia más: las 100.000 ptas. satisfechas por Juan Arza en 1943 daban para comprar 6 señores pisos en Madrid. No puede extrañar que a raíz de semejante traspaso, al navarro Arza se le conociera en Sevilla como «El Niño de Oro».

De nuevo en «su» Indauchu, Rafael Escudero se mantendría en activo, rindiendo a excelente nivel en una 3ª División que se le quedaba pequeña, hasta la temporada 1948-49. La consideración de que era objeto en el fútbol vizcaíno queda patente con la imposición de la Medalla al Mérito Deportivo desde la Federación territorial, en 1948, aprovechando la final del Campeonato de Aficionados de Vizcaya entre Indauchu y Luchana. Sin embargo tanto reconocimiento no le libró de abandonar su club entre reproches, malas caras y por la puerta falsa. Porque quien tanto había entregado a la entidad, quien renunciara a ser futbolista de 1ª en el Athletic, sintió la necesidad de plantarse cuando en el seno de la S. D. Indauchu se adoptaron decisiones contrarias a su concepto del «amateurismo».

El detonante tuvo por fondo la disputa de otra final en el Campeonato de España para aficionados (1949), con el Barcelona de oponente. Puesto que aquel año se celebraban las Bodas de Oro azulgranas, la directiva «culé» quiso incluir dicho partido entre los actos conmemorativos, por lo que desplegaron influencias en torno al ente federativo. Desde la Federación Española, sin embargo, se abogó por una decisión consensuada entre los clubes. Y el Barcelona, poderoso no sólo en los deportivo, sino también en lo económico, ofreció 100.000 ptas. al Indauchu si se avenía a disputar la final en Las Corts. Esa cifra representaba mucho más que una tentación para los directivos bilbaínos y, puesto que con ella resolvían de un plumazo sus sempiternos equilibrios sobre el alambre financiero, otorgaron el sí. Cuando Escudero tuvo conocimiento de los hechos, no ahorró censuras. ¿Cabía mayor afrenta al espíritu amateur, que venderse por dinero?. ¿No estaban jugándose, acaso, el Campeonato de España para aficionados?. ¿Podían mezclarse conceptos tan antagónicos como amateurismo y vil metal?. Jugar en campo adversario equivalía a ofrecer demasiadas facilidades a sus oponentes. ¿No estaban vendiendo el título por 100.000 ptas.?. Su amigo Jaime de Olaso, probablemente la única persona que pudo haber evitado el descarrilamiento, se hallaba fuera, como solía ocurrir con relativa frecuencia, atendiendo sus negocios americanos. Y aunque la directiva reunió a los jugadores para explicarse, su capitán, el mayor de los Escudero, aseguró que si finalmente se aceptaban aquellas 100.000 ptas., él no jugaría.

Según los directivos, ya no podían dar marcha atrás, puesto que habían aceptado la oferta azulgrana. Escudero, entonces, propuso que las 100.000 ptas. fuesen entregadas a una organización bilbaína de caridad, como la Santa Casa de Misericordia o el Hospital Civil, en medio de la total oposición de los mandatarios. «Pues si así están las cosas, si el Indauchu antepone el dinero a sus valores de siempre, está visto que ya no hay sitio para mí dentro de él», concluyó. «Y por si aún no os ha quedado claro, sabed que ni mi hermano ni yo volveremos a jugar con el equipo».

Si el mayor de los Escudero buscaba con su postura el apoyo de algún compañero, no lo halló. El Indauchu sucumbiría ante el Barcelona, en Las Corts, por 3-2, sin sus dos interiores y significadas estrellas, Escudero I y Escudero II. Imposible conjeturar qué guarismos pudo haber reflejado el marcador, con ambos sobre el césped. Lo único cierto que ya no hubo más finales estatales para el Indauchu, que ni Rafa ni Jaime Escudero volvieron a lucir su camiseta roja, y que la entidad bilbaína, abrazando sin falsos pudores el profesionalismo -siquiera fuese un profesionalismo parco, de escasos vuelos- concluyó asentándose en 2ª División, tras ascender la temporada 1954-55.

Jaime Escudero, Escudero II en el Indauchu, Convertido en futbolista del Athletic la temporada 1949-50.

Jaime Escudero, Escudero II en el Indauchu, Convertido en futbolista del Athletic la temporada 1949-50.

Rafael colgó las botas, próximo a cumplir la treintena, conservando entre sus más preciados recuerdos el trofeo que recibiese al disputar su partido número 200 con el Indauchu, el 22 de febrero de 1948. Jaime, por su parte, no tan bien dotado pese a ser un buen futbolista, militaría en el At. Bilbao la temporada 1949-50 (4 partidos ligueros, sin goles) y en el Barcelona los ejercicios 1950-51 y 51-52, dónde únicamente jugó 3 partidos de Liga durante la segunda campaña.

La mala suerte, empero, no había puesto aún su última zancadilla a Rafael Escudero. Era directivo del Athletic (Atlético, si hemos de expresarnos en puridad), de un Athletic empeñado en conservar otros principios no menos románticos, cuando el 4 de diciembre de 1953, poco después de haber contraído matrimonio, embarcó junto a su esposa en el «Bristol» que cubría la línea Bilbao-Madrid. Ambos perecieron, junto con gran parte del pasaje, al estrellarse el aparato en Somosierra.

Desaparecía así el último quijote de nuestro fútbol, puesto que si bien Pérez-Payá (el mismo que tan mal digiriese su victoria en la final de aficionados como abanderado del Serpis) se proclamara único jugador aficionado de 1ª División en una autobiografía, lo cierto es que dejó de ser oficialmente «amateur» al ingresar en el Real Madrid. Escudero, en cambio, no dejó de serlo nunca.




Martí Filosía: un futbolista polémico

Por el Barça han pasado centenares, tal vez miles, de futbolistas, y decenas de cracks. Los ha habido indiscutibles, y, por el contrario, otros muy discutidos, pero entre estos últimos llama la atención un singular delantero que se alineó de azul y grana a caballo entre las décadas de 1960 y 70, provocando un auténtico cisma en las gradas  del Camp Nou debido a sus muy peculiares características. Se llamaba – se llama, afortunadamente – Narcís Martí Filosía -, y allá por los años 1969, 70 o 71, y en cuanto era anunciada su alineación por los altavoces del Estadio, su sola presencia en el campo encendía las más vivas discusiones entre los socios y seguidores culés, convirtiéndose en una especie de  fenómeno ciudadano que hacía correr ríos de tinta.

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Narcís Martí Filosía había nacido en Palafrugell, localidad gerundense perteneciente a la comarca del Bajo Ampurdán ( Baix Empordá ) el 15 de Septiembre de 1945, pocos días después del final oficial de la Segunda Guerra Mundial. Hijo de Julio Martí,  dueño de una pequeña tienda de antigüedades, y de Pilar Filosía, comenzó a pegarle al balón como tantos otros chicos, en el patio del colegio, con los compañeros de clase, y como no lo hacía  del todo mal, acabó jugando en el juvenil del Palafrugell, e incluso llegó a disputar algún que otro partido en el equipo de Primera Regional de su pueblo natal. Su corpulencia y aventajada estatura – 1,86, en una época en la que la mayoría de los jugadores españoles, guardametas incluidos, superaban escasamente el metro setenta – y su indudable calidad como futbolista llamaron la atención de los técnicos barcelonistas, que al finalizar la edad juvenil, una vez concluida la temporada 1963-64 y tras proclamarse Campeón de España de dicha categoría con la Selección regional de Cataluña, lo enrolaron en el filial azulgrana, el CD.Condal, que a la sazón militaba en la Tercera División. En las filas condalistas, y jugando por el centro del ataque en compañía del malogrado Enric Felíu ( hermano de Nuria, la conocida cantante catalana ), ambos se hincharon a marcar goles y contribuyeron en gran medida al ascenso del Condal a la División de Plata del fútbol español. Martí Filosía no era un ariete clásico, a pesar de que su talla le permitía ser un gran rematador de cabeza, sino que tenía un concepto del juego que se adelantaba a su tiempo, pues además de poseer un potente disparo con ambas piernas, basculaba por una amplia parcela del campo – en realidad su auténtico puesto era el de interior en punta – , jugaba al primer toque y asistía a sus compañeros de buenos balones. Internacional español en las categorías inferiores, a los veinte años ya evidenciaba todas las cualidades que, para bien y para mal, dividirían más tarde a la parroquia culé: era muy técnico y cerebral, pero se le achacaban igualmente lentitud y frialdad.

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DEL CONDAL AL BARÇA

Jugando ahora en el Grupo Norte de la Segunda División, despachó una muy notable campaña 1965-66 ( 28 partidos y 16 goles ), al lado de compañeros con los que pronto se reencontraría en el primer equipo del Barça: Mora, Rodés, Borrás, Más, y, sobre todo, Carles Rexach y Lluís Pujol. Estos dos últimos ya habían debutado en las filas barcelonistas durante el torneo de Copa de 1965, y el resto – a excepción del muy prometedor guardameta Pere Valentí Mora – no tardarían en hacerlo.

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Era entonces entrenador del Barça el argentino y ex-madridista Roque Olsen, un técnico duro, escasamente popular entre la prensa  y amante de la disciplina rígida, quien  le va a proporcionar al delantero gerundense la oportunidad de hacer su presentación con el titular blaugrana el 16 de octubre de 1966, nada menos que en un partido de la máxima rivalidad disputado en el campo de la Carretera de Sarriá, contra el RCD. Español, que aquella temporada 1966-67, a las órdenes del húngaro Janos Kalmar, iba a alcanzar su mejor posición en la Liga – un tercer puesto – gracias a una delantera mítica en la que se juntaban Amas, Marcial, Re, Rodilla y José María, los conocidos como «los Cinco Delfines». Martí Filosía saltó al terreno de juego con el dorsal número 10 a la espalda, y con los siguientes compañeros: Sadurní, Foncho, Olivella, Eladio, Torres, Gallego, Zaballa, Muller, Zaldúa y Pujol. Se impusieron los periquitos por 2 goles a 0, marcados ambos en la primera parte, el primero por Rodilla a los 9 minutos de juego, y el segundo por el ex.barcelonista Re a los 42.

Aquella temporada, que para los colores blaugrana no fue excesivamente feliz ( obviando el hecho de que en sus albores conquistaron la Copa de Ferias ante el Real Zaragoza, en una final aplazada del curso anterior a causa de la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol en Inglaterra ), tan sólo se alinearía en partido oficial en otra ocasión, unos pocos días después y precisamente en un encuentro del torneo ferial, frente al Dundee United escocés en el Camp Nou, y en el que los británicos vencerían por 0 a 2, decantando la eliminatoria definitivamente en su campo una semana después. Actuó, eso sí,  en numerosos amistosos, al igual que lo haría el curso siguiente, 1967-68. La titularidad en el eje de la delantera de jugadores como Zaldúa y el recién fichado del Atlético de Madrid Jorge Mendonça, así como la presencia del también canterano Lluís Vidal, le cerraron el paso a cal y canto, y de ese modo – después de especularse con una cesión a Osasuna, entonces en  Segunda, como compensación por el fichaje de Zabalza  – tuvo que pasar por la relativa humillación de regresar al Condal, en Tercera División, donde jugaría los últimos partidos del campeonato regular, reforzando al filial barcelonista en sus aspiraciones de ascenso, junto a otro «degradado» de la primera plantilla, el andaluz Jiménez ( que poco más tarde iniciaría una dilatada y  brillante trayectoria en las filas del Celta de Vigo ). El Condal se clasificó como campeón del grupo catalán de Tercera, y se jugaría el ascenso frente al CD. Orense, que aquella temporada había sido la gran sensación del fútbol español, al concluir  victorioso en todos y cada uno de los 30 partidos que había disputado. Pero para cuando midieron sus armas catalanes y gallegos  – ninguno de los cuales, al final, lograría alcanzar la ansiada División de Plata -, Martí Filosía había vuelto a ser llamado al primer equipo.

Va a jugar la primera eliminatoria de la entonces denominada «Copa de S.E. El Generalísimo», ante el Sporting de Gijón ( entonces oficialmente «Real Gijón» ). Artigas contará con él para el partido de ida, disputado en el Camp Nou, donde el Barça dejará ya resuelta la eliminatoria al vencer por 5 a 0, marcando el gerundense uno de los tantos. Se alineará también en la vuelta, en El Molinón, aunque los asturianos vencerán sorprendentemente por 2-0, en un mal partido de los azulgranas. Y ahí se va a acabar su periplo oficial en lo concerniente a la campaña 67-68, pero habiendo  colaborado a que el Barça se proclamase Campeón de Copa en la famosa «Final de las botellas», tras derrotar en el Santiago Bernabéu al Real Madrid por 1  a 0, gol anotado en propia puerta por el defensa blanco Zunzunegui, en un partido marcado por el masivo lanzamiento de envases de vidrio al terreno de juego por parte de numerosos aficionados madridistas, descontentos con el arbitraje del colegiado balear, señor Rigo.

El curso 68-69, por lo tanto, no se presentaba con muy buenos augurios. Martí apenas si participa en los encuentros importantes de pretemporada, pero sorprendentemente va a ser alineado con el nueve a la espalda en el estreno liguero, en el propio Camp Nou y contra la Real Sociedad. El habitual titular en el eje del ataque, Mandonça, no va a poder estar presente por motivos de índole personal, y Artigas colocará en su lugar al de Palafrugell, que había despachado un buen encuentro con los suplentes barcelonistas en el Trofeo Concepción Arenal, en El Ferrol, derrotando al Real Zaragoza por 2 a 0. Pero el Barça va a estrellarse contra la muralla txuriurdin, y al final del choque campeará en el marcador un decepcionante 0 a 0, con una nota bastante negativa para todos los delanteros azulgranas.

La consecuencia directa es que Martí Filosía no volverá a asomarse por el once titular, limitándose a tomar parte en encuentros amistosos a través de la geografía catalana, los clásicos partidos de festa major. Ni siquiera la baja de Mendonça, justo al iniciarse el segundo tercio del campeonato – a causa de problemas físicos y tal vez de consideraciones de otra naturaleza – variará esta situación de ostracismo. Puesto en dicha tesitura, Martí Filosía hará unas declaraciones a la prensa quejándose amargamente de su situación, y el club le va a llamar de inmediato al orden. Transcurren los meses, y el de Palafrugell continúa fuera del equipo, un equipo que transita por la Liga con más pena que gloria, sin poder seguir la estela de un intratable Real Madrid ( que hasta la penúltima jornada no perderá su primer encuentro, en Altabix, frente al Elche), e incapaz incluso de asegurarse la segunda posición, que será finalmente para la magnífica Unión Deportiva Las Palmas de los Tonono, Castellano, Guedes, Germán, Martín Marrero y compañía.

UNA EFÍMERA TITULARIDAD

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Sin embargo las cosas van a empezar a cambiar para Martí Filosía, y en un sentido positivo, a partir de marzo de 1969. Tras un triste empate en el Camp Nou ante el Elche, exhibiendo un deplorable nivel de juego, Salvador Artigas se llevará a toda la plantilla concentrada a S´Agaró, en la Costa Brava, para relajarse y oxigenarse durante unos días con vistas al tramo final de la temporada, de la que aun restaba por disputarse el torneo de Copa y las semifinales de la Recopa ( para las que el Barça se había clasificado a duras penas, tras tocar fondo en una pésima eliminatoria ante el modestísimo conjunto noruego del Lyn de Oslo, en la que estuvo a punto de ser apeado a pesar de jugar ambos encuentros por razones climatológicas en la Ciudad Condal). La medida pareció surtir efecto, y el Barça venció al domingo siguiente por 0 a 3 al Málaga en La Rosaleda, con Martí actuando como ariete.

Y como quiera que el gerundense había mostrado una buena  cara en la Costa del Sol, Artigas va a seguir confiando en él, alineándole en una serie de partidos consecutivos. En el primero de ellos, contra el Real Madrid en el coliseo blaugrana, a punto está el Barça de lograr la proeza de ser el primero en quebrar la imbatibilidad del líder Real Madrid  – gracias a un precioso gol de chilena conseguido por Zaldúa – , pero un absurdo penalti cometido por Gallego a escasos minutos de la finalización del choque, al blocar – literalmente – un balón con ambas manos dentro del área, dio oportunidad a los blancos de empatar el choque y seguir con su racha triunfal.

Y hablando de triunfos…Dos semanas más tarde, nuevamente en el Camp Nou y con el Deportivo de La Coruña como adversario, Martí Filosía va a cuajar por fin una gran actuación, marcando dos goles y colaborando activamente en un tercero (la pelota rebotó en un defensor gallego, y entró en la portería visitante ). El influyente semanario deportivo «RB» ( Revista Barcelonista ) le va a dedicar íntegramente su portada, bajo el título «Martí Filosía, un ariete que despierta ilusiones» . Ese buen momento de juego se prolongará en la competición europea, donde el Barça va a eliminar brillantemente al Colonia alemán ( donde militaba el fenomenal centrocampista Overath ), empatando a 2 en la ciudad renana, y venciendo por 4 a 1 en Barcelona, en inspiradísima noche de Fusté, autor de un hat-trick, después de que el propio Martí abriese el marcador con un soberbio y espectacular cabezazo batiendo al meta germano.

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El otoño anterior el Barça se había hecho con los servicios de Miguel Ángel Bustillo, prometedor delantero centro del Real Zaragoza que ya había debutado con éxito en la Selección Española, y va a ser este quien ocupe dicha demarcación en el torneo copero, en detrimento de Martí Filosía, aunque en la final de la Recopa – que el Barça iba a disputar en la localidad suiza de Basilea, frente al semidesconocido Slovan de Bratislava, entonces perteneciente a Checoeslovaquia – no podía alinearse el aragonés, por haber jugado ya con el cuadro año competición europea aquella misma temporada, de modo que dicho encuentro podía significar para el espigado delantero de Palafrugell el auténtico espaldarazo a su carrera futbolística. Pero…

Unos días antes de salir para Suiza, el Barca va a celebrar un amistoso internacional en su estadio contra el Stoke City inglés, en cuyas filas militaba el legendario guardameta británico Gordon Banks, «el Chino». Se trataba de un partido con entrada gratuita para los socios culés, y muy mal situado en el calendario. Y en un lance del juego – que para más inri terminaron ganando los británicos por 2 a 3 – Martí Filosía  cae en mala postura y se lastima en una muñeca. Con ostensibles gestos de dolor tendrá que retirarse del césped y ser atendido en la enfermería, aplicándosele un vendaje en la zona lesionada. El diagnóstico, lógicamente, le va a impedir disputar la final, que contra todo pronóstico terminarán perdiendo los azulgranas por 2 a 3, en un encuentro caracterizado por una sucesión de errores de los pupilos de Artigas, tanto en defensa como en ataque. Con todo, el balance de Martí  en esta temporada no va a ser del todo negativo, pues había llegado a intervenir en 10 partidos oficiales, marcando 3 goles.

La llegada de Bustillo, sin lugar a dudas, venía a complicarle las cosas, pues se trataba de un fichaje caro ( 8 millones de pesetas de la época y el traspaso de dos futbolistas, Borrás y Oliveros ), con vitola de internacional,  y en un principio, parecía tener el puesto asegurado. El aragonés, en efecto, va a jugar casi toda la pretemporada, y saltará al campo en el primer partido de la liga 69-70, nada menos que en el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid. A los 5 minutos de juego ya ganaba el Barça por 0 a 2, con dos oportunísimos goles del mañico. Luego el Real Madrid igualaría el resultado, y hasta llegaría a ponerse por delante ( el marcador final fue un espectacular empate a tres ), pero en la segunda parte Bustillo sufriría una durísima entrada  del central madridista De Felipe y caería lesionado de suma gravedad, con rotura de ligamentos en su rodilla izquierda, de modo que, recién comenzada, podía decirse que la temporada había acabado ya para él.

Esta eventualidad va a abrirle una puerta a la esperanza a Martí Filosía, con quien Artigas contará para los próximos compromisos: frente al débil Odense danés en Copa de Ferias ( 4-0 en el Camp Nou, con dos dianas de nuestro hombre ) y el Deportivo de La Coruña en Liga, partido que los azulgranas vencieron por la mínima, con un gol de Gallego, pero en el que la actuación de Martí fue muy discutida por parte del público, iniciándose así un desencuentro que se prolongaría durante años, siendo la comidilla del barcelonismo.

La primera vuelta del Barça va a ser calamitosa. Privado de su estilete en ataque ( Bustillo ), y a pesar del refuerzo de Marcial, tal vez el futbolista más talentoso de su generación, recién fichado del Español, la mala situación deportiva va a costarle el puesto no sólo al entrenador azulgrana, Salvador Artigas, sino también al mismísimo Consejo Directivo, con el presidente Narcís de Carreras a la cabeza. Convocadas elecciones, el empresario textil Agustí Montal i Costa, hijo del mandatario de la época de las Bodas de Oro y las «Cinco Copas», Agustí Montal i Galobart, va a imponerse por un escaso margen – votaban solamente un reducidísimo número de socios compromisarios – al financiero y hombre de negocios Pere Baret. La primera decisión del flamante  presidente va a ser contratar a un nuevo entrenador, para sustituir al interino Josep Seguer.

LA LLEGADA DE MR. BUCKINGHAM

La elección recayó en el inglés Vic Buckingham, y este hecho va a dar un giro de 180 grados a la situación deportiva de Martí Filosía, ya que el técnico entrante va a confiar ciegamente en el futbolista de Palafrugell, que se convertirá en un fijo de sus alineaciones. El Barça reacciona tímidamente a lo largo de la segunda vuelta – en la que únicamente pierde dos partidos – y remonta puestos, hasta terminar clasificándose en cuarta posición. Martí Filosía actuará en un total de 11 partidos, anotando 4 goles, y en el subsiguiente torneo copero saltará al campo en 5 ocasiones, con el balance de un gol marcado al eterno rival barcelonés, el RCD. Español.

Pero su presencia en el equipo titular del Barça no sólo no va a estar exenta de polémica, sino que va a ocasionar un auténtico cisma entre  quienes acudían habitualmente al Camp Nou, Sus detractores le van a reprochar a Sisu – como era conocido cariñosamente, se supone que entre sus partidarios – su frialdad, sus andares cansinos, su escaso espíritu de lucha, en contraposición a las maneras que, por poner un ejemplo,  exhibía otro delantero, el navarro Zaldúa, todo entrega y pundonor aunque técnicamente no fuera un dechado de virtudes. Pero ellos celebraban esa combatividad, ese sudar la camiseta, tanto como deploraban que Martí Filosía no corriese detrás de balones imposibles de alcanzar, ni se mesase los cabellos cuando fallaba un pase o un remate. Un Martí que, aparte de su estupenda planta de futbolista, lucía una abundante cabellera de ensortijados rizos. y podía haber pasado perfectamente por un cantante Pop de moda o una estrella de cine. De hecho en la  «Revista Barcelonista», semanario que defendía firmemente su forma de jugar y su alineación, acabarían sacándole cierto parecido con un actor italoamericano llamado Tony Musante, protagonista de una película de 1970 titulada «Anónimo veneciano» y bastante popular en su momento, cuyas escenas eróticas – algo subidillas de tono para los mojigatos estándares de la época .- fueron muy comentadas.

Era evidente, no obstante,  que Martí Filosía contaba con la plena confianza del mister inglés, que le va a alinear en casi todos los partidos, incluidas las eliminatorias de Copa frente al Español ( al que marcó un gol en el Camp Nou ) y el Celta de Vigo. Y cuando el sorteo deparó un atractivo Real Madrid – Barça en cuartos, el técnico británico le incluye también en el once de salida en el Bernabéu, junto a un recuperado Bustillo, pero el pésimo rendimiento del equipo en el coliseo blanco ( cae derrotado por 2 a cero, siendo el guardameta Reina, que evitó la goleada, el jugador más destacado ), hace que se caiga de la formación para el encuentro de vuelta, el histórico partido en el que el árbitro guipuzcoana José Emilio Guruceta Muro encendió el Camp Nou con una de las decisiones más polémicas de toda la historia del fútbol español. señalar como penalti una falta cometida por Quimet Rifé sobre el madridista Velázquez, producida fuera del área. El partido tuvo que suspenderse finalmente, debido al lanzamiento masivo de almohadillas y a la invasión del terreno de juego por parte de miles de indignados seguidores barceloneses, y va a traer mucha cola. El balance de la campaña recién finalizada mostrará también una franca mejoría en los números de Martí: 20 partidos disputados, y 7 tantos en su haber.

Terminada abruptamente  la temporada para el  Barça – el partido acabó con empato a uno, minutos antes de concluir el tiempo reglamentario -, el club va a realizar de cara al curso siguiente  un par de costosos fichajes que podían afectar directamente al status de Martí Filosía. Se trataba del delantero centro del Rayo Vallecano, Teófilo Dueñas, y del interior izquierda del Elche Juan Manuel Asensi. Dueñas procedía de la Segunda División, y a sus 24 años era aun una promesa, mientras que Asensi, que contaba con tan sólo 20, ya era una esplendorosa realidad, pues había debutado incluso con la Selección Española. Sin embargo el de Palafrugell va a tener la «suerte» de que ambos jugadores se lesionen de consideración y no puedan comenzar la competición, mientras que él va a seguir gozando de la plena confianza de Mister Buckingham. De modo que inicia la Liga como titular, desde su arranque en San Mamés, con un buen resultado, empate a uno en la Catedral. Al técnico inglés le agrada sobremanera su concepto del fútbol, aunque una buena parte de los aficionados barcelonesas le detestan, y pitan su nombre nada más que es anunciado por la megafonía del Estadio.

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La 70-71, empero, va a ser  su gran temporada, a pesar de que  la polémica no le abandonaría en ningún momento, pues ese público que no le traga sigue en sus trece, como antes ocurrió con el mismísimo Luís Suárez, diez años atrás, y poco antes con Charly Rexach y por razones similares, pues el gerundense y el Noi de Pedralbes tenían no pocos puntos en común como futbolistas: ambos eran eminentemente técnicos, muy cerebrales y más bien fríos, poco amigos de involucrarse en escaramuzas, sobre todo cuando veían que no podían sacar rédito de ellas. Martí va a alinearse en  casi todos los partidos, marcará algunos goles de bella factura, y también fallará un  par de penaltis. En  Altabix, frente al Elche, su error no influirá en el resultado final – pues el Barça va a imponerse por 0 a 1 sobre una auténtica laguna -, pero volverá a marrar otro máximo castigo de nuevo ante el Valencia, desperdiciando una jugada que podría haber cambiado el signo de la Liga. Los ches vencían por 0 a 1 cuando el árbitro sancionó con la pena máxima una entrada de Aníbal Pérez al azulgrana Juan Carlos. La va a lanzar el de Palafrugell, no demasiado fuerte ni colocada, y Abelardo, el guardameta valencianista, rechazará el esférico. Se esfumaba así la posibilidad de empatar el partido, que los de Di Stefano decantarían aun más a su favor con un segundo tanto, ya en las postrimerías del encuentro. La decisión de que fuera Martí el lanzador del penalti no fue muy feliz, y si pretendía insuflarle confianza en aquellas circunstancias, consiguió el efecto contrario, por más que el carácter del espigado delantero tampoco fuese tan proclive a la desmoralización como el de otros compañeros suyos. Al final de la liga catalanes y valencianos llegarían empatados a 43 puntos, pero los levantinos conquistaron el título por mejor goal average particular, ya que en Mestalla el Barça únicamente logró un empate a uno, meritorio pero insuficiente. Curiosamente, en el verano de 1969 el Barça había ganado el trofeo «Mohamed V» en Casablanca ( Marruecos ), al imponerse en la tanda de penaltis al Bayern de Munich gracias a cuatro lanzamientos consecutivos de Sisu, batiendo al mítico Sepp Maier

Martí Filosía comenzó también el torneo copero como titular, marcando un gol en la triste eliminatoria frente al posteriormente potente Villarreal (1 a 0 en «El Madrigal», un campo entonces muy diferente del actual, y 2 a 0 en el Camp Nou). En el partido de ida de la siguiente ronda, en San Mamés y ante el Athletic de Bilbao, se lesionó, y ahí ya terminó la temporada para él, aunque no para el Barça, que finalmente se coronaría Campeón de Copa tras derrotar al Valencia por 4 a 3 en una vibrante final, llena de incidencias y alternativas. En el plano estrictamente personal, Sisu había despachado sin duda su mejor campaña como azulgrana hasta la fecha: 35 partidos oficiales, siempre como titular, y 8 goles. Pero a la par iba a producirse también un acontecimiento que tendría gran influencia sobre el futuro del delantero de Palafrugell, la marcha de su máximo valedor, Mr. Buckingham. El técnico inglés presentó su renuncia, oficialmente por estar aquejado de serias molestias dorsales, y Agustí Montal va a fichar para sustituirle al entrenador de moda en el continente, el holandés Marinus Michels, que acababa de llevar al Ajax de Amsterdam a su primera Copa de Europa. Un Ajax donde brillaba con luz propia un joven flaco y escurridizo llamado Johan Cruyff.

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A LAS ÓRDENES DE MICHELS

Michels llegó a Can Barça precedido de la fama de ser un técnico duro e inflexible, muy amante de la disciplina, y posiblemente con la consigna de meter en cintura a una plantilla que a sus ojos no mostraba el nivel de profesionalidad exigible. El caso es que de buenas a primeras va a prescindir del concurso de Martí Filosía, pues sus características no encajaban dentro del perfil de futbolista que buscaba el holandés, a quien, por ejemplo, le iban mucho más los jugadores batalladores y aguerridos del tipo de Josep María Pérez, un modesto extremo izquierda catalán procedente del Mallorca, de Segunda División, al que Michels dio de inmediato un puesto fijo en el once titular, y al que llegó a calificar de «fuerza de la naturaleza».

La campaña 71-72, pues, resultó nefasta para Martí Filosía, así como también para el Barça, que empezó muy mal la Liga, siendo también eliminado tempranamente de la Recopa por el entonces desconocido Steaua de Bucarest, un club rumano  que volvería a cruzarse en su camino quince años más tarde. Luego los azulgranas se mantendrían imbatidos durante muchas jornadas, protagonizando una espectacular remontada que les llevaría hasta las puertas del título liguero, aunque una sorprendente derrota en la penúltima jornada frente a un Córdoba ya descendido les dejó finalmente con un palmo de narices. Sisu, no obstante, participaría muy poco, al no ser santo de la devoción de un Rinus Michels al que sus drásticos métodos le habían valido el sobrenombre de «Mister Marmol». De modo que, cansado de no jugar, Marti Filosía tomó la decisión de dar un paso adelante, y le entregó personalmente al presidente  Montal una carta solicitando que se le concediese la baja, y de esa manera poder firmar por otro club, pero su requerimiento no fue atendido. Tan sólo había sido alineado en 11encuentros, y la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo.

La marcha de Dueñas y Bustillo en el verano del 72 – a pesar de la llegada del ariete granadinista Barrios – le va a abrir de nuevo un portillo a la esperanza. Porque, sorprendentemente, el mismo Michels que le había marginado en su primer año como técnico barcelonista, le iba a otorgar ahora su confianza en numerosas oportunidades, haciéndole ocupar la posición de interior derecho, al lado del canario Barrios como delantero centro, un fichaje que fue desinflándose paulatinamente. Y por tercer año consecutivo el Barça va a acariciar con la punta de los dedos el tan ansiado título de Liga, que al final volvería a escapársele una vez más, en esta ocasión rumbo a las vitrinas del Atlético de Madrid. Tampoco la competición europea de turno – la Copa de la UEFA, en la que el Barça tomaba parte por vez primera – le fue favorable, al igual que la Copa, donde la afición tuvo que pasar por el bochornoso trance de ver caer eliminado a su equipo a pies de un Sevilla que militaba entonces en Segunda División. Martí, en lo personal, no podía quejarse, pues había disputado un total de 30 partidos -casi todos como titular-, con un balance de  6 goles marcados .

De cara a la temporada 1973-74 se va a introducir  una gran novedad en nuestro campeonato: por primera vez en once años, la Federación Española de Fútbol permitiría la inscripción de dos jugadores extranjeros por equipo, levantando así una veda que ya se prolongaba desde 1962, tras el fracaso – relativo, pues España resultó eliminada por quienes a la postre serían los dos finalistas, Brasil y Checoeslovaquia – de Chile. Pero, por desgracia para Martí Filosía,  los dos futbolistas elegidos por el Barça actuaban en su misma zona,  y eran ambos cracks de categoría mundial, el peruano Hugo «Cholo» Sotil y el holandés Johan Cruyff, sobre todo el segundo de ellos. Esto significó el principio del fin del de Palafrugell como jugador azulgrana, pues ya apenas va a volver a asomarse al once titular ( 8 partidos en dos años ). Su última aparición como azulgrana en un encuentro oficial tendrá lugar el 6 de abril de 1975, en Balaidos, con victoria del Celta por 1-0. Así formó el Barça en la despedida del controvertido Sisu: Sadurní; Rifé, Gallego, Migueli, Albaladejo; Costas, Juan Carlos, Martí Filosía; Heredia, Clares y Pérez. Su contrato ya no será renovado. y el club dará la baja.

DEL SANT ANDREU  A LA TIENDA DE ANTIGUEDADES

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Una vez fuera del Barça, a cuya disciplina había pertenecido durante más de una década ( no hubo, sin embargo, partido de homenaje, a diferencia de lo ocurrido con jugadores que habían permanecido en el club blaugrana durante similar período de tiempo ), Martí Filosía no va a abandonar la práctica activa del fútbol. Se enrolará en el Sant Andreu, equipo representativo de la barriada barcelonesa del mismo nombre, que militaba entonces en Segunda División. Allí va a actuar durante las temporadas 1975-76 y 1976-77, con un balance de 66 partidos de Liga y 13 goles, y será al finalizar esta última campaña, coincidiendo con el descenso de categoría del conjunto, cuatribarrado, cuando decida retirarse, aun sin haber cumplido los 32 años de edad. A partir de dicho momento se desvinculará por completo del mundo del fútbol, y volverá a su localidad natal, Palafrugell, a trabajar en el negocio de antigüedades familiar y a disfrutar de los suyos y de la vida, tras bastantes años de presión e incesantes viajes. A juzgar por sus escasas declaraciones, Martí Filosía va a disfrutar realmente trabajando con las manos, restaurando muebles y los más diversos objetos, hasta el momento de jubilarse también de dicha actividad. Ha recibido algunos discretos homenajes, en recuerdo a su dilatada trayectoria azulgrana, y ahí sigue, como uno de los futbolistas más atípicos que hayan vestido jamás de azul y grana, con su aventajada estatura y su tupida cabellera, ahora ya encanecida por el paso del tiempo, el hombre que un día, sin proponérselo en absoluto, dividió a la afición del majestuoso Camp Nou.