Valencia, un romance futbolero

UN ROMANCE FUTBOLERO

Valencia nombre bendito que corre en todas mis venas
que me hace soñar despierto en cada grito de gol,
que me lleva al firmamento curando todas las penas
con el fervor de su entrega al compás del corazón.

Valencia nombre bendito, un romance futbolero
una parte de mi vida que me embriaga de emoción,
que desnuda en cada cita todo un fútbol de concierto
este hermoso sentimiento que no tiene explicación.

Valencia nombre bendito cubierto y lleno de gloria
esa magia que despierta en España la pasión,
que le pone esa pimienta, esa gracia generosa
ser leyenda en toda Europa con su fuerza de Campeón.

FUNDACION

En Mil Novecientos Diecinueve, un Dieciocho de Marzo
justo allá en el bar Torino se forjó tu Fundación,
y nació así tu heroísmo por un grupo de muchachos
de valientes Valencianos que volcaron su pasión.

Con el nombre de Valencia escribieron tu destino
con colores de hidalguía te pintaron la emoción,
y grabaron ese día este nombre tan bendito
de llevarte al infinito con temible decisión.

En la Ciudad de Valencia un Dieciocho de Marzo
tu naciste con la estirpe, con la marca de Campeón,
alcanzando el Arco Iris con tu nombre en todos lados
que retumba coronado de pujanza y de fervor.

PRIMER PARTIDO

Como el Ave Fénix fue, aquel bautismo de fuego
en aquel primer partido que uno a cero se perdió,
tu te alzaste aún herido con tu empuje futbolero
remontándote hasta el cielo con la fuerza de un león.

En la tierra del Gimnástico te caíste y levantaste
y trazaste un horizonte de ser todo un ganador,
y fue entonces que tu nombre, se hizo fuerte y se hizo grande
todo un grito de la sangre, todo un canto de emoción.

Como el Ave Fénix fue, como el Fénix mi Valencia
que perdiste aquel partido en el mismo Castellón,
remontaste el infinito con tus alas y tu fuerza
alcanzando las estrellas con tu chapa de Campeón.

PRIMER CAMPEONATO REGIONAL

En Mil Novecientos Veintitrés fue el comienzo de la gloria
ese grito desmedido que alcanzó la inmensidad,
ese toque del destino, esa letra tan hermosa
futbolera y generosa de pasión y dignidad.

Esa fecha mi Valencia se escribió con pasodobles
esa gesta fue un orgullo, un inmenso carnaval,
que Valencia a todo el mundo más allá del horizonte
puso el ritmo de su nombre, de su magia y calidad.

En Mil Novecientos Veintitrés nos trepamos a la cima
se alcanzó por vez primera el Campeonato Regional,
desde entonces la bandera del Valencia es una rima
con su fútbol que cautiva transparente y natural.

PRIMER PRESIDENTE

Octavio Milego Díaz, primer Presidente de aquella gesta
con un grupo de muchachos encendiste esta pasión,
con tu esfuerzo y tu trabajo, y ese fuego de tus venas
ayudaste a que el Valencia muestre eterno lo que es hoy.

Con Gonzalo Medina Pernas un anécdota escribiste
al lanzar esa moneda que cayó hacia tu favor,
te calzaste la bandera y a la carga y sin rendirte
con tu hombría le pusiste al Valencia el corazón.

Octavio Milego Díaz luchador y solidario
el recuerdo de tu esfuerzo nos embarga de emoción,
tu romance futbolero por Valencia es todo un canto
con tu sueño de muchacho que aún retumba con fervor.

PRIMER TITULO NACIONAL

Te calzaste aquella Copa demostrando tu hidalguía
al vencer por tres a uno y ganarle al Español,
escribiste con orgullo esas letras de osadía
desatando la alegría, rienda suelta al corazón.

Aquel Título el primero de tus logros y laureles
fue una fiesta a toda orquesta que supiste conquistar,
pues tu toque a pura ciencia, con estilo siempre al frente
fue marchando sobre rieles esa Copa Nacional.

Mil Novecientos Cuarenta y uno se ganó el Generalísimo
esa Copa la primera hoy presente con honor,
que el querido y gran Valencia con su magia y con su ritmo
nos trepó hasta el infinito esa tarde a puro gol.

TUS TITULOS

Son tus títulos eternos, son tus títulos gloriosos
cada gesta es una letra de tu acervo ganador,
cada logro mi Valencia, late y salta por mis poros
con la fuerza de mil toros agitando el corazón.

Son tus títulos eternos en el mundo y en España
tus vitrinas están llenas de conquistas y sudor,
pues tu fútbol de alta escuela a los campos engalana
cautivando con la magia y la esencia de tu don.

Son tus títulos eternos una mítica leyenda
que regalas con tu juego arrancando admiración,
un romance futbolero que te nombra en cada gesta
esa historia que al Valencia siempre viste de Campeón.

PRIMER CAMPEONATO DE LIGA

En Mil Novecientos Cuarenta y Uno te calzaste aquella Liga
la primera de tu serie, de tu paso ganador,
desde ayer hasta el presente nos colmaste de alegría
con tu nombre que cautiva mas allá de la razón.

Te ceñiste la corona mi querido y gran Valencia
con tu toque soberano, dando cátedra y lección,
y ganaste el campeonato con tus héroes de leyenda
que aún la gente los recuerda con cariño y con amor.

Te ganaste a puro juego ese apodo de Valiente
con tu mística sagrada coronándote Campeón,
conquistaste a toda España con mil goles en las redes
con tus toques y paredes al compás del corazón.

LOS HEROES DEL RECUERDO

Allá vienen por la hierba con el canto del recuerdo
allá vienen con su paso futbolero y triunfador,
esos bravos Valencianos que a la vida le pusieron
el coraje de su sello de la auténtica pasión.

Allá vienen con su marcha coronado de laureles
los colores del Valencia en el mismo corazón,
que escribieron la leyenda con su juego de valientes
que perdura eternamente  con profunda devoción.

Allá vienen nuestros héroes, viejos héroes del Valencia
que sumaron tantas glorias en el juego del balón,
que forjaron esta historia, esta patria futbolera
con su garra y con su entrega con notable admiración.

DELANTERA ELECTRICA

Viene Epi por la hierba correteando sin descanso
Amadeo se le asocia en el trato del balón,
Gorostiza pone notas, pasodobles con su paso
el Valencia es todo un canto, una bella ilustración.

Viene Mundo con Asensi ya tirando diagonales
con sus toques y paredes arrancando admiración,
pintan goles en las redes con su porte de gigantes
con el sello de los grandes dando siempre lo mejor.

La temible delantera del Cuarenta se presenta
el Quinteto del recuerdo cual volcán en erupción,
ese estilo futbolero conocido como eléctrica
que hizo historia en el Valencia al compás del corazón.

CONQUISTADOR

Conquistaste con tu juego, con tu toque a toda Europa
con la savia de tu sangre hasta el último sudor,
y pasaste a ser un grande con el peso de tu historia
levantando tantas Copas Merengota de mi amor.

Le pusiste a todo el hombro consiguiendo con orgullo
esos títulos ganados con notable convicción,
con empuje Valenciano nos llevaste por el mundo
siempre firme con tu rumbo, con tu fama de Campeón.

Merengota de mi vida, mi pasión y mi camino
viejo Club de amores, todo un canto de emoción,
son tus Copas bellas flores donde cabe todo el vino
de laureles infinitos que se elevan hasta el sol.

LA SUDADERA

Esta blanca sudadera va fundida aquí en mi alma
sudadera que cautiva y me embarga de emoción,
que yo sigo sin medidas como puerta de esperanza
con el negro y el naranja desnudando esta pasión.

Esta blanca sudadera es espíritu y leyenda
ese loco sentimiento que me enciende el corazón,
que yo visto en cada encuentro pues me late hasta en las venas
con la sangre del Valencia que es mi eterno pabellón.

Esta blanca sudadera es la savia de mi vida
esa fuerza inclaudicable que despierta tanto amor,
que en la piel se me hace carne, y en el pecho una alegría
ella es toda una poesía que me embarga de emoción.

CUANDO ME VAYA

Cuando el tren de la partida surque mi alma hacia los cielos
solo pido que me lleven a enterrar el corazón,
y en la verde hierba dejen del Mestalla hasta mis huesos
escuchando el gran aliento de Valencia en cada gol.

Cuando el tren de la partida ya se marche con sus alas
solo pido este deseo de gritar a viva voz,
de llevarme al universo el rugido del Mestalla
retumbando en la galaxia junto al mismo Creador.

Cuando el tren de la partida lleve mi alma hacia el Eterno
que me den la sudadera del Valencia de mi amor,
así muestro la grandeza del Valencia con su aliento
este inmenso sentimiento infinito y ganador.

DESDE NIÑO

Desde el vientre de mi Madre ya era barra del Valencia
me calcé la sudadera con profunda devoción,
mas allá de las fronteras lo seguí sin una queja
con sagrada reverencia al compás del corazón.

Desde niño a todas partes siempre fiel a sus colores
me entregué con alma y vida sin pedir explicación,
le di aliento en cada cita con clarines y tambores
porque es agua en mis terrones, todo un canto de emoción.

Desde niño fui creciendo con Valencia en cada paso
esa magia que me embriaga y despierta esta pasión,
que es mi sueño y mi esperanza, el romance enamorado
que yo sigo a todos lados con profunda devoción.

EL MESTALLA

En Mil Novecientos Veintitrés, un Veinte de Mayo
naciste Mestalla con gran decisión,
se alzaron tus gradas, la hierba en tu campo
y el bello entusiasmo de eterna pasión.

Tu eres la cuna magnífica casa
que guarda al Valencia cual duro bastión,
escriben las letras del fútbol, Mestalla,
tu canto y tu magia latiendo en un gol.

Ya vibra el cemento rugiendo en el aire
Mestalla querido de mi corazón,
tu aliento infinito es todo un paisaje
de fuerza y coraje de auténtica unión.

Ya vibra el cemento, ya ruge el Mestalla
banderas ondean de pura emoción,
y tú cual leyenda del fútbol de España
nos das esa gracia latiendo en un gol.

MARIO KEMPES

Aún te veo por la hierba por la cal de los recuerdos
Mario Kempes Argentino, Valenciano de adopción,
un auténtico atrevido, generoso y futbolero
con estampa de Torero, aguerrido y Matador.

Los colores del Valencia se fundieron en tu pecho
se mezclaron con la sangre de tu estilo triunfador,
pues llevaste el estandarte del Valencia al mundo entero
con la gracia de tu juego, de coraje y decisión.

Mario Kempes Argentino jugador de tiempo entero
el Valencia fue la cuna de tus logros de Campeón,
demostraste tu bravura, pasodobles de concierto
con un tango a cielo abierto, aguerrido Matador.

LOS CHES

De local o visitante van los Xotos siempre al frente
los colores del Valencia que son parte del querer,
que enarbolan la bandera y se lanzan donde juegue
defendiendo los laureles, tan sagrados de los Ches.

Mas allá de las distancias, más allá del fin del mundo
el sentir Valencianista se desnuda a flor de piel,
y presente en cada cita sin cambiar jamás el rumbo
se levanta con orgullo, la hidalguía de los Ches.

El Valencia es nuestra cuna, es el Club del sentimiento
es la savia de esta historia, Catedral de nuestra fe,
es el símbolo de gloria distinguido y futbolero
el coraje y el aliento tan inmenso de los Ches.

LA CASA DE LOS DEPORTES

El Valencia es un camino, una puerta a los Deportes
donde varias disciplinas forman parte de esta unión,
el Boxeo con la Esgrima nos regalan con su aporte
esa gracia de sus dotes dando siempre lo mejor.

El Valencia es una casa de valor y de entusiasmo
donde el Hockey y el Ciclismo ya se lanzan a la acción,
donde tiene el Atletismo y también el balonmano
ese toque depurado Valenciano y soñador.

El Valencia es todo un canto de Deportes y alegrías
un glorioso sentimiento donde está la Natación,
el pensante Baloncesto con variadas Disciplinas
juntos forman la poesía siempre dando lo mejor.

EL HIMNO

Don Pablo Sánchez Torello puso música a tu gesta
un marcado pasodoble con mil notas de emoción,
que te eleva en sus acordes mi querido y fiel Valencia
a rozar a las estrellas con tu magia y tu esplendor.

Don Ramón Jiménez Gil se inspiró con tu leyenda
describiendo tus hazañas con la tinta en el renglón,
y escribió con toda el alma con su savia de poeta
encumbrándote en sus letras en la misma dimensión.

Te llevaron al Palau de la música en Valencia
y entonaron este himno con profunda devoción,
este himno que es delirio, todo un canto de esta fiesta
que los Ches a pura orquesta cantan siempre a viva voz.

LOS HEROES DE HOY Y DE SIEMPRE

Aquí están estos muchachos, estos héroes de hoy en día
que le entregan al Valencia hasta el último sudor,
y que escriben con la letra de la garra y de la hombría
de jugarse en cada cita con temible decisión.

Aquí están estos muchachos valerosos y aguerridos
dando lucha en todas partes en el campo de la acción,
de ir al frente hacia delante con pasión y sacrificio
pues Valencia es todo un himno de un inmenso corazón.

Aquí están estos muchachos que a la hierba ya se mandan
desatando el entusiasmo, el delirio en cada gol,
estos héroes que de blanco se hacen uno en el Mestalla
que al unísono se lanzan dando siempre lo mejor.

Estos héroes de hoy y  siempre, son los héroes del orgullo
ese orgullo Valenciano de hidalguía y de valor,
y que unidos como hermanos en la práctica del fútbol
se pasean por el mundo con tu nombre en cada gol.

GRACIAS VALENCIA

Viejo y querido Valencia triunfador en tantas citas
victorioso por herencia, mi sagrado y gran amor,
tu me corres por las venas, con pasión, con alegría
pues tu eres la poesía, de mi vida lo mejor.

Viejo y querido Valencia, paladín de toda hazaña
yo te llevo bien adentro con marcada devoción,
pues me lates en el pecho y en las gradas del Mestalla
pues me elevo con tu fama, con tu gracia de Campeón.

Viejo y querido Valencia eres parte de mi vida
en mi alma está encarnado, tu color, tu pabellón,
y esa gloria que de blanco en el cuerpo me palpita
por dejarme tanta dicha, muchas gracias yo te doy.

EL GUAJE

En Mil Novecientos Ochenta y Uno, bendito tres de Diciembre
tu naciste con la estampa de ser todo un goleador,
de que ruja toda España con tu chapa de valiente
pues te mandas siempre al frente con coraje y decisión.

Desde Asturias tu viniste con tus goles de equipaje
los colores del Valencia, los defiendes con fervor
con tu toque de poeta, conocido como el Guaje
te conviertes en gigante, en auténtico Campeón.

Rapidez y picardía son los armas de tu juego
el romance de esta dicha que nos das en cada gol,
es tu nombre David Villa en Valencia un sentimiento
por tu fútbol de concierto de un eterno goleador.




La quinta de El Buitre

El artículo que con mucha gentileza nos ha cedido Julio César Iglesias para su publicación en nuestros Cuadernos de Fútbol es sin duda uno de los más famosos de la historia del fútbol español. Y casi nos atreveríamos a decir que es probablemente el más famoso. ¿Qué artículo, si no este, vendría a la mente de cualquier aficionado? Es por eso por lo que los Cuadernos de Fútbol, primera revista de historia del fútbol español, no podía menos que contar entre sus publicaciones con «Amancio y la quinta de El Buitre» (El País, 14-11-1983), el artículo en el que precisamente se inventó la popularísima expresión. Sirvan pues estas pocas palabras no solo como glosa del artículo sino también como agradecimiento a nuestro querido amigo y colega Julio César Iglesias.

Amancio y la quinta de El Buitre

Castilla Club de Fútbol, esplendor en la hierba

Si el fútbol fuese una ciencia exacta, el éxito del Castilla sería sólo una igualdad matemática: con la jornada de ayer, quince puntos, cinco positivos, veinticinco goles a favor, once en contra. Si el fútbol fuese únicamente una ciencia, el éxito de Butragueño, delantero centro titular, sería un simple dato numérico: quince goles en once partidos. La serie goleadora de Butragueño, El Buitre, es una muestra de calidad personal y es también el resultado de una suma de esfuerzos. Detrás de El Buitre están el trabajo de un entrenador con imaginación, Amancio Amaro, míster AA, y el ingenio colectivo de Michel, Pardeza, Sanchís y Martín Vázquez. Una promoción a la que los hinchas comienzan a llamar La quinta de El Buitre.

Las primeras noticias sobre El Buitre datan de hace dos años y de un trofeo Santiago Bernabéu. Aquélla era una tarde cubierta de estaño, estaño fundido, cuyas últimas luces llegaban, divididas, desde las azoteas de los edificios más próximos.

A las siete de aquel miércoles de cerveza y fundición, los cronistas comenzaban a deslumbrarse con cierto Taland, un holandés berrendo en surmoluqueño que llevaba el balón con ceremonia, como si fuese un pastel de cumpleaños. Una vez en área, le enseñaba el pastel al defensa, y en el último momento lo escondía con el donaire de un prestidigitador. Luego bajaba la cabeza como si quisiera recoger los aplausos en el hoyo del cogote.

Uno a cero gana el AZ al Real Madrid juvenil. Faltan quince minutos.

Pero en aquella tarde metálica los ojeadores descubrirían un segundo fenómeno: para responder al holandés berrendo en surmoluqueño, Grande, el entrenador local, sacó a un extraño chico dotado de una tosca figura de repartidor. Tenía la espalda recta, las piernas robustas y cortas, y los brazos, largos y pendulares. Por si fuera poco, estaba rematado por una cabecita poliédrica cuyo punto de fuga era una nariz triangular. Como contrapartida, no tenía un pelo de tonto; alguien, seguramente un aprendiz, le había rapado al cero. Aquel tipo se llamaba Emilio Butragueño.

Cuando recibió el balón, las cosas cambiaron radicalmente. Dio un toque para controlar, levantó la cabecita, vio un hueco entre los defensas y metió un pase que era medio gol. Unos minutos después se había confirmado como un virtuoso del juego corto, uno de esos seres nacidos para la picardía de los salones de palacio. En el último minuto empató el partido. «Ni un pelo de tonto», reconocieron los escépticos.

Muchos meses más tarde, aquel tipo microcéfalo reaparecía en el Real Madrid de Tercera División, antes llamado el amateur. El partido se jugaba en la Ciudad Deportiva. Había mucho público. En aquella fría mañana de estaño y limonada los chicos no lograban hacer un gol. A última hora llegaron al graderío dos desconocidos, seguramente dos locos. Eran bajitos, barbudos y medio incendiarios, y venían hablando de Butragueño. Decían que era un hombre de cinco velocidades. Sabía jugar a la carrera y tenía la plusvalía de una quinta marcha.

Cuando faltaba un minuto, El Buitre recibió el balón. En el círculo central metió la primera, en la demarcación de medios volantes la segunda, en línea de media luna la tercera, y en la línea frontal la cuarta. Los dos desconocidos empezaron a gritar «¡la quinta, Buitre! ¡La quinta!»

Fuera por prodigio o por casualidad, El Buitre dio un definitivo acelerón, se presentó ante el portero y disparó suavemente hacía la izquierda. Más que una jugada, aquel lance fue una conversación de El Buitre consigo mismo. Un monólogo que sólo podía terminar en gol.

Desde entonces El Buitre ha demostrado mil veces en el Castilla que la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta. Avanza en zigzag, o más exactamente, en zigzag y plata, como el relámpago. Su picado en el área es un flash, una explosión de luz rápida y deslumbrante.

La quinta de «El Buitre»

Sin embargo, la ascensión de El Buitre ha sido un fenómeno asociativo; su juego y sus goles han sido posibles gracias a la rara coincidencia de una emoción popular, de un gusto de la hinchada por la fantasía, y de una quinta de extremos fulgurantes y mediocampistas finos y geométricos. Los goles de El Buitre son cosa de Fuenteovejuna. De todos a una.

Todo empezó un jueves, a quinientos metros del casino de Montecarlo. Se disputaba la final del torneo juvenil Príncipe de Mónaco de selecciones nacionales, un campeonato de Europa oficioso. Había participado la selección española, y uno de sus jugadores, Miguel González, Michel, era designado mejor futbolista del año. Se rumorea que en la entrega de premios a la princesa Carolina se le cayó la pamela en presencia del joven interior izquierda, y que a Philip Junot se le empezó a caer Carolina. Tal episodio es, sin duda, un bulo con el que los cronistas quisieron reflejar su deslumbramiento ante los pases de Michel al espacio libre, ante su imaginativo juego de estudiante. «La imaginación, al poder», dijeron los rezagados del Mayo francés; «La imaginación, al Castilla», dijeron los aficionados madridistas que pretendían tomar por sorpresa los cuarteles de invierno de la vieja guardia. Pasaron el tiempo y los partidos. Hoy, con veinte años, Michel, capitán y líder del equipo, ensaya algunas viejas suertes olvidadas en los desvanes del Mundial de México; Junot se está quedando calvo, y la princesa Carolina deja caer su pamela ante Guillermo Vilas y Roberto Rossellini.

A la sombra de Michel comenzó a crecer Miguel Pardeza en los valles planos del estadio Santiago Bernabéu. Había venido de algún lugar de Huelva. Tenía la sagacidad de los linces de Doñana y, sobre todo, su misma rapidez. Para Pardeza, el gol es, antes que una jugada, un presentimiento. Tiene, como su compañero El Buitre, un pálpito especial que le permite situarse en el punto exacto, justo un segundo antes de que el balón haya llegado hasta allí. Luego toca, amaga, vibra y se esfuma entre los defensas como un muñequito electrónico. A la vista de su baja estatura, de su juego entre cósmico y tercermundista, los aficionados sospechan que no es únicamente una modesta versión de Maradona y una versión superior de Pato Yáñez; podía ser muy bien una mutación de Amancio y Johnstone; tal vez un ordenador japonés de bolsillo. Hasta ahora ningún defensa ha logrado tomarle el programa, y en Segunda División comienza a rumorearse que, de noche, todos los gatos son Pardeza.

Meridiano de «Greengoal»

Detrás de él, más bien hacia el centro, se mueve Lolo Sanchís. Seguramente nació por primera vez cuando su padre le hizo un gol agónico a Suiza en el mundial de Londres. Aquel Sanchís de tupé, barro y medias caídas se alzó del suelo gritando gol y soñando con una perpetuidad llamada Lolo.

Hoy Lolo tiene dieciocho años, una especie de ceja única, como de Polifemo, y es un niño terrible. Si estás en el equipo contrario, te persigue, te quita el balón, te pasa por encima, se escapa, y mata al portero de un disparo a bocajarro. Es muy malo, muy peligroso y muy positivo, y lleva una crónica negra escrita en la frente. Si no se regenera pronto, podría convertirse en uno de los mejores medios-matraca de Europa, borrar la memoria de Nobby Stiles y Bobby Moore, y aburrir a Sócrates, Falcao, Antognoni  y otros sabios de Grecia en el Mundial de 1986. Si Dino Zoff decide volver, peor para él. Porque dicen los augures que el próximo grito de la hinchada será «¡Mata, Sanchís!»

Los cambios de juego hacia la izquierda suelen comenzar en Martín Vázquez. Como su amigo y protector Ricardo Gallego, aprendió en un colegio de frailes. Es, sin duda, la nueva frontera del fútbol. Tiene el ascetismo seco y disciplinario de los trapenses y el misticismo barroco de las carmelitas. Vive sin vivir en él, es decir, se desvive. Pero lo hace jugando al primer toque, o conduciendo con prudencia el balón, o persiguiendo al enemigo con la tenacidad de los peregrinos. Tiene la disciplina de Overath, la paciencia de Gárate, la solidez de Gerson y la fantasía mediterránea de don Manuel Velázquez Villaverde, duque de la Menta. Hay una línea imaginaria, un meridiano de Greengoal, que une Wembley con Maracaná a través de Chamartín y del Camp Nou. Pasa por Rafael Martín Vázquez.

De repente, Martín Vázquez, la próxima gran figura de la fiesta, centra con la parte exterior del pie, controla Michel, toca, ¡top!, hacia la derecha, recibe Pardeza, quiebra, pasa hacia el punto de penalti, llega Butragueño, desvía hacia la izquierda. Gol, goool. Gol de El Buitre. Catorce goles en diez partidos.

Hace mucho tiempo Alfredo Di Stefano tenía hilo directo con el Olimpo. Hoy debe tenerlo con las brujas de Macbeth y con el espíritu de Maquiavelo, como lo tuvo cuando volvió a River Plate. Allí, Beto Alonso estaba indispuesto;

Fillol quería irse; Pasarella pensaba en Italia, y Tarantini, en su mujer, la vedette Pata Villanueva. Don Alfredo llamó a la última promoción de juveniles del club, a la quinta de Clausen y Vieta. Y ganó el campeonato.

Si los augures no se equivocan, ahora tiene diez minutos, acaso dos o tres partidos de Liga, para movilizar a la quinta de El Buitre. Para llamar a la imaginación, a la disciplina y a la calidad.

Tal vez así no logre ganar el campeonato, pero algunos hinchas recordarán el espíritu aventurero de Old  Trafford  y dirán: «El viejo don Alfredo ha vuelto a ser Di Stéfano».

UN QUINTETO DE 94 AÑOS

Emilio Butragueño. Delantero centro. Nacido en Madrid. Veinte años, 1,68 metros de estatura, 65 kilos de peso. Seleccionado Sub-21.

Miguel González, Michel. Madrid. Interior de ataque. Veinte años, 1,83 metros, 75 kilos. Una vez campeón juvenil de España. Veinticinco veces internacional juvenil. Dos veces internacional Sub-21. Mejor jugador del Torneo Juvenil de Mónaco.

Manuel Sanchís. Medio defensivo. Madrid. Dieciocho años, 1,79 metros. 74 kilos.

Miguel Pardeza. Extremo. Huelva. Dieciocho años, 1,67 metros. 63 kilos. Dos veces campeón de España juvenil. Dieciséis veces internacional juvenil.

Rafael Martín-Vázquez. Interior de ataque. Madrid. Dieciocho años, 1,80 metros. 74 kilos. juvenil. Campeón de España infantil. Mejor jugador del Campeonato Mundial Infantil de Argentina.

La quinta de El Buitre suma 94 años.

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Jacinto Fernández de Quincoces: una entrevista muy especial

Publicada anteriormente en la revista de la IFFHS «Fussball-Weltzeitschrift» Nº 30 (1996)

El triunfo de España en el último Campeonato del Mundo ha sido un éxito sin precedentes. Todas las anteriores tentativas se saldaron con decepción, siempre dejando a un lado el cuarto puesto de Brasil en 1950. También nuestros mejores jugadores habían pasado por el Campeonato Mundial con cierto sabor agridulce, pues la falta de éxito del equipo ensombreció la labor individual. Italia 1934 fue un Mundial especial. Era la primera participación española en la fase final donde  presentaba un plantel muy interesante: Ricardo Zamora, Ciriaco Errasti, Leonardo Cilaurren, Isidro Lángara, Luis Regueiro, Guillermo Gorostiza y… Jacinto Fernández de Quincoces, elegido el mejor defensa del mundo.

Jacinto Fernández de Quincoces López de Arbina. Baracaldo (Vizcaya) 17-VII-1905. Componente, junto a Ricardo Zamora y Ciriaco Errasti, del más famoso terceto defensivo de nuestro fútbol. Ingresó en el Deportivo Alavés a los 18 años, después de haberse forjado en los modestos clubes baracaldeses Giralda y San Antonio, sin que el Athletic de Bilbao mostrase el menor interés por él. Su garra y pundonor, unidos a una calidad técnica muy superior a lo demandado por entonces a los defensas, le llevaron a convertirse en uno de los mejores zagueros de Europa, aunque desde ciertos ámbitos se le achacara excesiva nobleza. Su estampa briosa, con el pañuelo anudado sobre la frente, se hizo popular en el Alavés con el advenimiento del Campeonato Nacional de Liga, durante cuyas tres primeras ediciones disputó los 44 partidos del calendario. En 1931 fue traspasado al Real Madrid con su compañero Ciriaco y el atacante Olivares, a cambio de 60.000 ptas. Permaneció con los blancos hasta 1942, interviniendo en otros 132 partidos, alzándose con dos campeonatos de Liga y otros dos de Copa, y sumando 25 partidos internacionales desde su debut contra México en Ámsterdam, durante los IX Juegos Olímpicos, y su despedida frente a Austria, en el Metropolitano, el 19 de enero de 1936. En ese intervalo hubo un hueco para su presencia en el Mundial de Italia correspondiente a 1934. Apodado «El Autogiro» por su espectacular juego de cabeza y eficacia en los cruces, le fue dedicada una oda por el escritor José García Nieto con ocasión de un memorable partido de Copa contra el Barcelona en 1936. Aunque protagonizó tres películas y tuvo propuestas para actuar de galán en otras más, continuó Ligado al fútbol como entrenador del Zaragoza, Real Madrid, Valencia y Atlético de Madrid, como secretario técnico merengue y seleccionador nacional en dos únicos partidos. Afincado en Valencia, donde tuvo negocios inmobiliarios, fue directivo en el club más representativo de esa ciudad, así como presidente del Mestalla y de la Federación Valenciana de Pelota. Medalla al Mérito Deportivo. Falleció en la capital levantina el 10 de mayo de 1997.

Esta entrevista fue publicada en la revista «Fussball-Weltzeitschrift» Nº 30 (1996) en alemán. Correspondía al capítulo tercero de la historia de la Copa del Mundo de 1934. Fue la última entrevista que Quincoces concedió en su vida y tengo el honor de poder afirmar que disfrutó, porque durante las horas que estuvimos charlando en su casa de Valencia, cada detalle que recordaba lo revivía con entusiasmo.

Sirva este artículo para rememorar a un español coronado en 1934 el mejor del mundo en su posición que no pudo compartir con sus compañeros el título de campeón justo en este año 2010 en que España alcanzó su máximo hito histórico.

Don Jacinto Fernández de Quincoces y López de Arbina, apellido compuesto e ilustre para uno de los mejores futbolistas que ha dado el deporte español. Actualmente tiene 90 años, es de las pocas personas que ha vivido de cerca toda la historia internacional de nuestro fútbol. Cuando la Selección jugó en Amberes en 1920 su primer encuentro él ya combinaba sus partidas de pelota vasca con el fútbol en las calles de Baracaldo.

– Quedan lejos esos tiempos, pero imagino que debe recordarlos con bastante agrado.

– Ya lo creo. Propiamente empecé a jugar en Vitoria, con los Koipes, que significa los aceites, por llamarnos de alguna manera, pues no era equipo ni nada parecido. Jugamos en un terreno de cultivo, que quedaba aprovechable cuando se hacía la siega. Piensa la de baches que tendría. Era la época en que nosotros mismos llevábamos a hombros los palos de la portería.

La primera camiseta ya correspondió a Los Ciclistas, que eran los mismos que los Koipes, pero ya más uniformados. Seguían sin ser un equipo de verdad, porque no teníamos ni competición ni estábamos inscritos en ningún campeonato, pero nos reuníamos casi todos los días de verano para jugar a fútbol y pasarlo bien

– Entonces, ¿cuál fue su primer club?

– Podemos decir que el Desierto de Baracaldo, porque en él llegué a jugar en la Serie C de la Federación Vizcaína, algo así como la tercera categoría. Por entonces no había Liga y los campeonatos eran regionales. Pero allí estuve muy poco tiempo porque mi familia se trasladó de nuevo a Vitoria y ya jugué federado con el Club Deportivo Alavés, que acabada de constituirse como club.

Fue don Amadeo García Salazar, directivo del CD Alavés quien me hizo pasar al primer equipo. Don Amadeo no tenía ni idea de fútbol, no entendía nada, pero veía que yo era un buen chico y por tanto quería premiarme. Claro está que luego Amadeo García Salazar acabaría siendo seleccionador de España, uno de los mejores de todas las épocas, por lo que algo aprendió en el CD Alavés, principalmente.

Quincoces trata al Club Deportivo Alavés de una manera especial. En él aprendió a jugar propiamente al fútbol y en él se consagró como uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos, en leyenda más exactamente. Cuando habla de su Alavés siempre lo hace en un tono halagüeño, extrapolando la modestia del club a los límites de los más grandes, y lo hace con simpatía, con doble intención, conocedor de que lo importante es el corazón y no el dinero, porque sabe que el Alavés es rico, millonario mejor dicho, espiritualmente.

– El Club Deportivo Alavés representa mucho para usted.

– Lo es todo, se puede decir. Es el mejor club del mundo. Después le siguen el Real Madrid, el Valencia CF, el Real Zaragoza… incluso el Atlético de Madrid. Son todos los mejores clubs del mundo, pero el CD Alavés es el mejor de todos éstos. En él me realicé como jugador y por los grandes momentos que viví con ellos siempre estará en mi corazón.

El Club Deportivo Alavés fue un equipo de los llamados históricos. Tuvo una evolución muy importante porque se fundó muy tardíamente, mucho después que los principales equipos vascos como el Athletic Club o el Arenas Club de Guecho, con los que hubo de competir. Sin embargo, este modesto club concentró una serie de jugadores muy importantes, de nivel internacional que le permitió ensombrecer incluso al todopoderoso Athletic Club.

-Un año fuimos campeón de campeones –se refiere a la temporada 1929/30-, porque el Athletic Club quedó campeón de Liga, además invicto, y de Copa, pero en el Campeonato de Vizcaya nosotros fuimos campeones, por delante del Athletic, por lo que nuestro título era más importante que el de Liga o de Copa de España –señala con cierta picardía-, pues habíamos vencido al campeón de esas competiciones.

En aquellos años teníamos un equipazo, entre otros, además de mi inseparable Ciriaco Errasti, estaban el portero Tiburcio Beristáin, que luego pasaría a la Real Sociedad, el centrocampista Antero González o el interior Baltasar Albéniz. Luego vendría el «Negro» Manuel Olivares, un goleador realmente impresionante.

-Fue con Olivares y Ciriaco con quienes pasaron al Madrid FC, pero antes el Athletic Club de Bilbao quiso contratarle.

-En efecto. Llegué a estar a prueba en el Athletic bilbaíno, pero no les gusté. Ellos se lo perdieron. La verdad fue que me llevaron a jugar un partido amistoso a San Sebastián contra la Real Sociedad en 1926. Me alinearon en la derecha y yo en ese sitio no me aclaraba, por lo que no hice un buen partido. Al final me dieron 25 pesetas, que era lo que costaba el billete en tren para Vitoria y me dijeron que de momento no les interesaba.

Más tarde, un par de años más o menos, volvieron a por mí. Entonces fui yo quien jugó con ellos y estuve si darles la respuesta definitiva hasta el último día en que se cerraba el plazo para presentar las fichas y les dije que no, porque aún me escocía lo que me habían hecho. Me quedé jugando en el CD Alavés con mucho gusto, hasta que vino el Madrid FC.

La culpa de todo la tuvo Pablo Hernández Coronado. Era un hombre extraordinario, como persona y como conocedor de fútbol. Estaba en su mente reforzar al Madrid por líneas y nos eligió a nosotros, a Ciricaco y a mí, pues ya éramos lo suficientemente famosos como para cotizarnos. El Madrid FC pagó 60.000 pesetas por los tres, repartidas a 25.000 para cada uno de los dos internacionales y 10.000 para Olivares, que era el más joven y el menos famoso. Como en aquella época estaba fijado que el 10% del traspaso fuese para el jugador, yo recibí 2.500 pesetas, que para entonces no estaba mal. Me compré un automóvil que me costó 800 pesetas, un modelo deportivo de los que entonces gustaban mucho a las chicas. El Madrid FC me pagaba 1.000 mensuales, menos que el CD Alavés, que me pagaba 1.200, pero en cambio teníamos unas primas más importantes, y además ganábamos casi siempre, por lo que económicamente estaba en la gloria.

En el Madrid FC los comienzos no fueron nada fáciles, sino todo lo contrario. Nos recibieron con relativa frialdad, pues desplazábamos del equipo titular a jugadores muy queridos por la afición, como eran José Torregrosa y Félix Quesada. Lo que sucedía era que Ciriaco y yo estábamos muy compenetrados y nos resultaba muy cómodo jugar juntos. No jugábamos en línea, Ciriaco siempre estaba un poco más adelantado que yo, así él despejaba con más contundencia y yo jugaba el balón. Afortunadamente el problema duró poco, pues pronto llegaron los buenos resultados y el Madrid FC se proclamó campeón de Liga y sin perder ningún partido, igualando la gesta del Athletic Club. Desde entonces nadie volvió a cuestionarnos.

¿Qué ambiente había entre los jugadores, tanto del mismo club como entre los rivales?

-Era un ambiente fabuloso. Nos llevábamos todos muy bien, éramos todos amigos. Indistintamente si uno era del Madrid FC o del Athletic. Nos reuníamos en el Bar Esparza todos, antes y después de los partidos. A ese bar también iba gente del espectáculo, actores, toreros y otros deportistas como boxeadores, ciclistas… y hablábamos, gastábamos bromas, en fin, era una época extraordinaria. Luego, en el campo de fútbol cada uno era de su equipo y no había ningún problema en golpearse. Cuando veía venir al delantero hacia mí, me encantaba salir a su encuentro con todas las fuerzas y despejarlos, a los dos, al balón y al jugador. Lo que ocurre es que no había mala intención, eran jugadas propias de la época y así lo entendíamos todos. No teníamos malos gestos, era la nobleza del deporte. Los más bonito que le podían decir a uno era llamarle «caballero del deporte», por ser limpio frente a los rivales, pero sin dar concesiones.

Si desde el comienzo de su vida deportiva su nombre siempre estuvo ligado a Ciriaco, cuando accedió a la Selección, la pareja se convirtió en trío, al unirse de forma definitiva el guardameta Ricardo Zamora. Para Quincoces la Selección fue otro club más, por la camaradería que había entre los compañeros, que defendió dándolo todo.

¿Cómo llegó a la Selección?

– Mi primer encuentro fue en la Olimpiada de Amsterdam en 1928 contra México. Tuve sitio en el equipo español porque se decidió que fuesen sólo jugadores aficionados. Por entonces, todavía no existía el Campeonato de Liga, pero el profesionalismo había sido aceptado en España, así que José Ángel Berraondo me convocó y jugué los tres partidos de España.

Fue una época en que tuve mucho trabajo porque al regreso el FC Barcelona iniciaba una gira por América, pero antes tenía que jugar la final de Copa. Si la ganaba yo iría de refuerzo con ellos, así que me fui a Santander a animar al Barcelona. Por un día fui seguidor del equipo azulgrana. Y el caso es que yo no les hacía mucha falta, pues tenían defensas de sobra. En cambio, a mí me hacía mucha ilusión el viaje a América, incluyendo los 17 días de ida en barco y otros tantos de vuelta.

Después de la Olimpiada vinieron una serie de partidos internacionales extraordinarios, y del que mejor recuerdo tengo fue aquél en que vencimos a Inglaterra por 4-3 en el Metropolitano. Fue la primera derrota de los ingleses en el continente. Jugamos un gran partido, destacando Gaspar Rubio. Los volvió locos con sus jugadas y su desmarque. Fue el primer jugador que sabía engañar a los defensores, se desmarcaba cuando menos lo esperabas y siempre estaba solo. Para mí ha sido el mejor jugador que ha habido en el fútbol español. Lástima que se rebelara y marchase a México, donde además se rompió la pierna. Cuando regresó ya no fue lo que era y aunque siguió dando espectáculo, ya no pudo llegar al nivel que había alcanzado a principios de los años 30.

España decidió no participar en el Campeonato del Mundo de 1930. Esta decisión no tuvo excesivo eco en la prensa nacional ni entre los jugadores, pues la idea de una competición de este calibre no había sido todavía asimilada. Sin embargo, hubo una mayor repercusión de lo esperado respecto a la programación internacional de la Selección. El calendario de competiciones nacionales, con Campeonato Regional, Liga y Copa ahogaba a la Selección que sólo podía disputar algunos partidos amistosos. El público perdió la costumbre de ver al equipo nacional y los resultados que se fueron obteniendo empezaron a ser excesivamente discretos, hasta llegar a la derrota más amplia recibida, el 7-1 en Londres.

Se había perdido la confianza en la Selección, que necesitó tiempo para ir recuperando credibilidad.

-Las esperanzas de hacer un buen papel en el Mundial no eran muy grandes, ¿es cierto?

-Nada. La gente no daba nada por nosotros. Después de 1930 el equipo español había conseguidos resultados discretos. Posiblemente el que más daño nos hizo fue la derrota en Londres ante Inglaterra. Eso desanimó mucho a todos, pero luego fueron volviendo los triunfos. De hecho, conseguimos dos extraordinarias goleadas, como el 13-0 a Bulgaria y el 9-0 a Portugal, ya en las eliminatorias de clasificación para el Mundial. Lo que pasó fue que en los partidos de preparación que jugamos contra el Sunderland no conseguimos buenos resultados. Primero en Bilbao empatamos a tres, después en Madrid volvimos a empatar y finalmente en Valencia perdimos por 3-1. Los comentarios eran muy pesimistas: «si ante un equipo perdemos, ¿qué haremos ante una selección?» Nadie paraba a considerar que el Sunderland era uno de los equipos ingleses más potententes de la época y que nosotros nos estábamos preparando, acoplando los distintos jugadores para concoernos mejor, aunque entonces ya todos sabíamos cómo jugábamos de sobra.

Lo cierto fue que por España nadie apostaba, e incluso nosotros mismos nos contagiamos de esa opinión. Sobre todo cuando en el viaje a Génova, que lo hicimos en barco desde Barcelona, coincidimos con la expedición brasileña. Ahí vimos la gran diferencia. Los brasileños iban todos elegantemente uniformados, con un trato de primera, mientras que nosotros, cada uno había tenido que buscarse su propio traje y nada más teníamos pagado el billete. Por fortuna, siempre pensábamos que todo eso no debía incidir sobre el terreno de juego.

Contrariamente al ambiente en prensa y aficionados, España esta vez podía reunir un plantel de jugadores lo suficientemente competitivos como para tener un mínimo de confianza en sus posibilidades.

-Repasemos los distintos jugadores que Amadeo García Salazar  llevó a Italia

-La verdad es que don Amadeo tuvo grandes problemas para confeccionar la lista de convocados porque entonces en España había muchos grandes jugadores. Para cerrar la lista de convocados, como ya he dicho, jugamos tres partidos contra el Sunderland, en la que se probaron algunos jugadores para ver exactamente el nivel de juego que tenían, porque conocerlos yo creo que los conocía de sobra. Si hacemos el repaso por líneas, vemos lo acertado que estuvo:

Ricardo Zamora y Juan José Nogués en la portería. De «El Divino» poco puedo añadir a lo que ya se ha dicho en tanto tiempo. Era el mejor, lo que pasa es que a veces nos daba grandes sustos con sus locuras. Cuando menos te lo esperabas se iba a hablar con el público o hacía una salida fuera del área que sorprendía a todos, a atacantes y defensa. Yo ya lo sabía porque en el Madrid FC veníamos jugando juntos, y por eso, cuando le adivinaba sus intenciones yo iba a la portería para cubrir los palos. Así, contra Brasil salvé un gol en la misma raya, porque Ricardo había salido a despejar, pero los delanteros le ganaron la acción y a punto estuvieron de marcar. También reconozco que en esa jugada mi despeje no fue muy legal que digamos, porque lo hice con el codo, la suerte fue que el árbitro no lo vio y no pitó penalty.

El reserva de Zamora era Nogués, del FC Barcelona. Era un portero muy fuerte, grande –para los jugadores españoles de esa época sobrepasar el 1’75m de altura ya era notable-, y muy valiente. Nunca se echaba hacia atrás y cuando venían los contrarios sobre él, salía con fuerza y arrollaba a todo aquel que se le ponía por delante… atacantes, defensores, incluso al árbitro si se ponía por medio.

De defensas fuimos tres. Los titulares éramos Ciriaco y yo. Estábamos muy compenetrados aunque cada uno jugaba de una manera diferente. Ciriaco era muy espectacular. Tal y como caía el balón lo despejaba sin parárselo. Igual le daba que el balón viniese solo o lo llevase un contrario, Ciriaco se cruzaba de cara y despejaba el balón o a los dos, lo que fuese necesario. Las mejores ovaciones se las llevaba cuando hacía pasar el balón por encima de la portería contraria, desde su propio campo… y si lo enviaba fuera del estadio incluso sacaban pañuelos. Yo era diferente, incluso decían que no servía de defensa, porque si me venía el balón con ventaja, me lo paraba y lo pasaba a los centrocampistas, como dicen ahora, lo jugaba. Eso a la gente no le gustaba y a veces tenía que imitar a mi compañero Ciriaco. Reconozco que muchas veces tenía que entrar fuerte a mis rivales, eso sí, siempre al choque y con nobleza. Las lesiones se producían por ir los dos a la vez a jugar el balón, por enocntronazos y no por patadas o entradas por detrás. Había mucha nobleza.

Ramón Zabalo, del FC Barcelona, nos acompañó en la defensa. Era un jugador pequeño, barbilampiño y aniñado, no tenía planta de defensa, pero era muy rápido, llegaba a todas partes y pese a su corta estatura tenía un potente salto que le permitía ganar incluso a gente que le sacaba la cabeza. Era valiente y muy limpio, nunca cometía faltas.

Entre los centrocampistas don Amadeo prefirió a los vascos, porque eran técnicos y sabía empujar al equipo hacia arriba. El mejor de todos era Leonardo Cilaurren. Era propiamente un genio, estaba en todas partes, subía y bajaba sin desmayo. Controlaba el balón como si tuviese guantes y lo colocaba allá donde le daba la gana. Si ahora hubiese algún jugador como él, no sé cuánto se podría pagar. José Muguerza le acompañaba en el centro de la línea media. Era muy trabajador y sabía colocarse siempre cerca de Cilaurren para apoyarle en su juego. Y finalmente Martín Marculeta. Era un jugador muy bajito, no llegaba al 1’60m de altura. Tenía unas piernas gruesas y cortas, pero muy ágiles. Corría a una velocidad increíble y nunca se cansaba. Había partidos en que todos estábamos ya agotados y Marculeta todavía corría por balones que se iban a perder por lal ínea y los alcanzaba y los jugaba. Era increíble. Además, era el que más juego controlaba porque estaba en todas partes y subía al ataque mucho e incluso remataba de cabeza. Finalmente también les acompañó Fede, Federico Sáiz, vasco que jugaba en el Sevilla FC. Éste era el más flojo de la línea media. Era un jugador fuerte, grande, que lo mismo podía servir para apoyar en la defensa que subir al ataque, lo más importante era su talla que impresionaba a los rivales.

Los delanteros fueron los más numerosos porque en España se jugaba con cinco delanteros bien definidos. Los extremos tenían que respetar su zona y no salirse nunca de la banda. Más libres estaban los interiores y el delantero centro, pero siempre se les obligaba a un juego de apoyo para que cada uno pudiese realizar sus movimientos con efectividad. Los interiores eran los más completos porque tenían que ser fuertes y rápidos, tener visión de juego y saber entrar en el área. Para mí los dos mejores eran José Iraragorri y Luis Regueiro. Eran totalmente diferentes. Iraragorri era fuerte, peleón, luchaba sobre todo el terreno y muy peligroso. Tenía un potente disparo y con una extraordinaria puntería. No podíamos dejarle que se parase el balón porque desde fuera del área fusilaba al portero. Luis Regueiro en cambio era más técnico. Su mejor arma era la velocidad. Llegaba a todos los balones por piernas y tenía una elegante carrera, siempre con la cabeza alta para poder jugar con mayor visibilidad. Metía muchos goles gracias a su gran puntería porque no golpeaba fuerte el balón, sólo lo tocaba lo preciso para ponerlo allá donde el portero no pudiese llegar. Era muy vistoso verle correr, hasta el punto que le llamaban la «Gacela blanca». Los otros interiores que fueron a Italia fueron Simón Lecue e Hilario.

Lecue, pese a ser vasco, era un poco miedoso. Trabajaba mucho sobre el terreno de juego y era muy inteligente, tenía mil recursos para jugar el balón, pero se cuidaba demasaido, evitaba el choque constantemente y encuanto recibía algún golpe de más, se apartaba del juego y sólo intervenía cuando se veía con ventaja. Con todo, pienso que fue un gran jugador. Hilario, su verdadero nombre era Juan Marrero, era canario. Era un artista del balón, fino, elegante, jugaba para divertirse y no le importaba no marcar gol con tal de hacer las jugadas bonitas. Era una persona extraordinaria y le queríamos muchísimo. Siempre estaba de buen humor. No hacía mucha gracia cuando contaba su fuga de las Islas Canarias para venirse a jugar a la Península. Como era de esperar, allí Hilario era un ídolo y cuando la gente se enteró de que lo quería fichar el RC Deportivo, montaron guardia en la sede del club y en el puerto para impedirle la salida. Lo que no esperaban fue que Hilario se disfrazó de mujer y así pudo burlar a sus guardias. Lo que no entiendo es cómo pudo hacerlo, pues era muy feo, debió llamar la atención como mujer por lo fea que sería, pienso.

Los extremos, tanto en la derecha como en la izquierda, eran maravillosos. Ramón de Lafuente era rápido y tenía un centro medido. Ponía el balón siempre en la cabeza de su compañero. Cuando vino a jugar con el Athletic de Madrid nos hicimos muy amigos, porque entonces éramos todos muy amigos fuera del campo. Durante el partido nadie conocía a nadie, y eso me pasó con Moncho, recuerdo en una jugada en que venía por la banda, entonces salí yo al cruce y despejé el balón y al pobre Ramón contra el público. Cuando se repuso le dije «no ves que entraba con ventaja y venía yo de cara» y me respondió «sí, pero es que no me podía frenar». Y es que «Moncho» era así, jugaba sin mirar al rival y corría por todos los balones. Luego recibía una gran cantidad de golpes y seguía jugando.

Martín Ventolrá también jugaba por la derecha. Éste era un espectáculo. A pesar de ser extremo tenía un juego de cabeza impresionante. En mi vida he visto ningún jugador con esas características, ni Zarra, ni Santillana, ni ningún otro. Aún recuerdo en el partido en que España derrotó a Alemania en Köln, el público ovacionaba cada vez que Ventolrá jugaba de cabeza, centraba de cabeza hacia el área, y para colmo en ese sitio estaba Lángara, imagínate.

Por la izquierda estaban Gorostiza y Bosch. Guillermo Gorostiza «la Bala Roja» era pura velocidad. Muchos piensan que Gento era un jugador rápido, escierto, pero «Goros» lo era más, porque no hacía la carrera al hueco, el se lanzaba en dirección al defensa que debía despejar y le quitaba el balón con un ligero toque, anticipándose lo suficiente como para llevarse la pelota y no recibir la patada, pues el defensa nunca se paraba, y hacer la jugada. Muchas veces marcaba el gol porque no daba tiempo a que llegasen los demás compañeros al área para recibir el centro y él mismo se encargaba de fusilar al portero. Era un portento.

Crisanto Bosch era más lento, lógicamente. Incluso demasaido lento para ser extremo, pero lo compensaba con su tremenda habilidad. Era muy técnico y sabía colocarse en perfectas condiciones con ventaja sobre los rivales. Remataba como Luis Regueiro, más que con potencia, con colocación, tocando suavemente el balón para ponerlo lo más lejos del portero.

Isidro Lángara era el delantero centro de la Selección. Han pasado muchos años y sigo todavía admirándole. Era un verdadero fuera de serie. Marcaba los goles con una facilidad pasmosa. Y la verdad es que no te lo explicabas. Era un jugador más bien lento, incluso pesado, que le costaba llegar a los balones. Si no lo conocías pensabas que no iba a hacer daño, y, si con todos los defensas pendientes de él era el máximo goleador, imagínate si encima le dabas ventaja. Nunca se paraba el balón y cuando metía la «alpargata», como él decía a la bota, sólo podíamos volver a coger la pelota ya dentro de la portería. No tenía disparo, eso era un cañonazo. De cabeza era impresionante verlo saltar y como se torcía en el aire para jugar con el cuello y colocar el balón en la escuadra. Era un delantero muy completo, capaz de desmoralizar al mejor defensa, porque a lo mejor no tocaba pelota en todo el partido y de pronto era capaz de hacer tres goles y ganar él solo el encuentro. Sin duda era el mejor del ataque.

De sustituto de Lángara vino Campanal. Era el delantero centro del Sevilla FC. Era un jugador muy peleón, se caracterizaba por abrir brecha en la defensa rival. Entraba siempre a muerte y buscaba el gol como fuese, arrollando a defensas, portero, e incluso a compañeros. Era muy fuerte y agresivo, a veces más de la cuenta, pero es que no pensaba en si podía hacer daño o no, él entraba jugándose el físico y la verdad es que le tenían un poco de miedo, sobre todo los porteros.

Eduardo González «Chacho» y Luis Marín completaban la expedición. Eran dos jugadores más polivalentes que podían jugar de volantes o de delantero centro. «Chacho» tenía una izquierda magnífica. Era muy certero y de hecho llegó a marcar seis goles en un solo partido con la Selección, el día del 13-0 a Bulgaria, además era un jugador muy inteligente. Luis Marín era más peleón, no daba un balón por pedido y también marcaba muchos goles. Posiblemente fue el Mundial más que por su clase, por su capacidad de adaptación a casi todos los puestos, y esto era importante porque nunca se puede saber si va hacer falta un determinado jugador o no.

-Con el repaso que hemos dado a la expedición española podemos considerar que fue un conjunto muy compensado, elegido siguiendo una lógica y con grandes posibilidades de éxito. Sin embargo, seguro que hubo voces que lamentaban la ausencia de otros jugadores.

-Naturalmente. En España cada región tiene su propia Selección, es más, cada aficionado encuentra su equipo ideal y no suele coincidir con el seleccionador. Siempre falta alguno que lo hubiese hecho mejor.

Entre los jugadores que no fueron al Mundial, de todas formas, es difícil citar así de memoria a aquellos que no convocaron pero podemos recordar a Guillermo Eizaguirre, al que todos consideraban el verdadero sustituto de Ricardo Zamora. El pobre se lesionó un brazo y no pudo ser convocado. De todas formas el Sevilla FC le pagó el viaje al Mundial como premio a su gran temporada y vino con nosotros, con el brazo en cabestrillo.

Tampoco estuvo en Italia Herrerita. Eduardo Herrera estaba comenzando entonces y ya era más que una promesa una realidad. Pieso que don Amadeo prefirió a Moncho de Lafuente por ser más experimentado y entenderse mejor con José Iraragorri.

Otro jugador del Oviedo FC, Pedro Pena, tampoco viajó, pese a que jugó en el partido contra el Sunderland en Madrid, así como José Torregaray, del Valencia FC, y Pedro Solé, del CD Español de Barcelona. También quedó fuera el portero del Athletic Club de Bilbao, Gregorio Blasco, que ya había jugado en la Selección en otros partidos.

Son nombres de algunos jugadores importantes, pero hay que tener en cuenta que no podían ir todos, porque hubiesen ido cuarenta jugadores todos con clase, y efectivamente, creo que los que estuvieron en Italia fueron dignos representantes de España.

– Y de esta manera se enfocó la fase final. Ahora hablemos de los tres partidos de España. El primero fue ante Brasil.

– No nos gustó en absoluto que el primer partido fuese ante Brasil. Todos sabíamos que tenían un equipo poderoso, aspirante a ganar el torneo. En España se decía que la FIFA había tratado mal a España al no reconocerla cabeza de serie en el sorteo y por eso, de buenas a primeras ya nos enfrentábamos a uno de los mejores.

Además, ya he comentado que en el viaje de Barcelona a Génova coincidimos los dos equipos, pues los brasileños habían estado en España un tiempo de preparación del Mundial, y pudimos ver la diferencia de trato que hubo en el barco.

Pero en el campo todo esto se olvidó. Nosotros teníamos un gran equipo y se le demostramos a los brasileños. Pienso que se confiaron o nos menospreciaron, en especial a nuestros delanteros y cuando se dieron cuenta de lo que tenían delante ya les habíamos hecho tres goles. Y es que Lángara estuvo muy acertado. Fue la verdadera pesadilla, llevando el peligro una y otra vez. Por lo visto no lo conocían y mira por dónde, no se les olvidaría ese nombre.

En la segunda parte nos echamos atrás. También es cierto que Brasil salió dispuesto a cambiar el resultado. Y la verdad es que lo pasamos mal, porque apretaron mucho. Cuando marcaron el 3-1 aún tuvieron oportunidades de volver a marcar, sobre todo en dos. Primero en un penalty que el árbitro nos señaló en contra y que Leónidas1 falló. Lo tiró muy ajustado y Ricardo Zamora supo deternerlo magistralmente. Luego, los ataques brasileños fueron constantes, incluso en uno, en un balón que Zamora no atrapó, Waldemar remató a puerta vacía, pero allí estaba yo para despejarlo,

1 Según crónicas brasileñas, el penalty fue lanzado por Waldemar, pero en la versión española siempre se cita a Leónidas. Insistiendo a Quincoces sobre quién disparó, él se reafirma en Leónidas, jugador negro delgado, frente a Waldemar, al que describe como hombre corpulento y fuerte.

aunque lo hice de «zamorana» -rechazando con el codo-. El árbitro no lo vio porque fue un contrataque rápido y no pudo llegar a tiempo. Era el árbitro un alemán grandote y pesado y apenas corría.

Hay que reconocer que Brasil acabó facilitándonos las cosas porque Waldemar, que era un artista, no pasaba ningún balón a sus compañeros. Se empeñaba en querer regatearnos una y otra vez y nosotros nos limitábamos a verlo venir y despejarlo, una veces el balón y otras a los dos a la vez, pelota y delantero, como se hacía en aquella época.

Mucho más peligroso era Leónidas. Era muy elegante y jugaba con velocidad y precisión. Nos provocó muchas preocupaciones, pero afortunadamente el resto del equipo no estuvo a su altura y, pese a que Brasil tuvo varias oportunidades, pienso que nosotros merecimos ganar con toda justicia porque fuimos mejores.

– Y después vinieron los partidos frente a Italia. En España se habló mucho y mal de la organización del Campeonato, de la encerrona de Florencia y sobre todo de la parcialidad arbitral.

– Claro, aquello fue un robo. Nos robaron en los dos partidos, porque nosotros fuimos mejores que los italianos, ya lo creo y si no llega a ser por decisiones arbitrales partidistas, nosotros hubiésemos eliminado a Italia.

En el primer partido nos marcaron el gol en clara falta, los atacantes italianos se avalanzaron sobre Zamora y otros defensas y al final Ferrari Giovanni empujó el balón con la cabeza. Imagínate que el árbitro, el belga Baert, se quedó quieto pensando en señalar la falta, pero el público gritaba y gritaba de manera insistente y al final cedió ante la presión y acabó señalando el centro del campo.

El partido fue muy duro, porque los italianos parecían tener licencia para todo, especialmente sus dos defensas, Monzeglio y Allemandi, muy flojos técnicamente pero muy duros, incluso violentos. Pero el peor era Monti, en el centro del campo. Jugaba escorado hacia nuestra izquierda y se notó muchísimo, porque en el segundo partido no pudieron jugar ni Fede, ni Gorostiza, o sea, los que se habían atrevido a acercarse por su zona. Monti tuvo una actuación violentísima, que el árbitro se la permitió.

Y ahí no acabó la injusticia, porque en la segunda parte Moncho de Lafuente hizo todo un jugadón, se escapó de los defensar italianos, jugándose la pierna, y en jugada personal marcó el 2-1. Y aquí llegó nuestra sorpresa porque el árbitro lo anuló porque quiso. No hay otra explicación, pues cuando nos comentó que había sido fuera de juego nos pusimos a reír, porque Lafuente había hecho la jugada él solo, sin apoyo de ningún compañero.

Cuando saltamos al terreno de juego para disputar el segunto encuentro, al ver el griterío del público, la fuerte presión ambiental, ya estábamos convencidos de que no íbamos a pasar. Era literalmente un encerrona. Si después de haber sido mejores en el anterior encuentro no nos dejaron ganar, ahora, lo teníamos mucho más difícil.

Además, tuvimos que jugar con muchas bajas. Yo mismo salí al campo con una rodilla muy lastimada, sabiendo que no iba a poder jugar al máximo. Hice un partido muy cerebral, porque tenía una gran responsabilidad, por eso jugué midiendo mucho mis actuaciones, buscando estar colocado lo mejor posible para despejar los ataques italianos.

El problema era que por muy bien que jugásemos, el árbitro siempre se inclinaría a favor de Italia. Y así fue. A Campanal le anuló un gol en fuera de juego que todavía me pregunto cómo se atrevió a anularlo cuando fue un pase al centro del área, donde estaban varios defensores y el único fallo fue del portero Combi que tardó en salir.

Para colmo, Monti siguió castigándonos con su antideportiva costumbre de lesionar a los rivales. En veinte minutos se cargó literalmente a Chacho y a Bosch. Al extremo a los cinco minutos, en una verdadera agresión en medio del campo y a Chacho poco después del gol anulado.

Con todas estas circunstancias negativas, el equipo siguió manteniendo el tipo. Durante la segunda parte somos nosotros quienes tomamos la iniciativa y buscamos el empate. Llegamos a empujar mucho, acorralando a Italia, pero no tuvimos suerte, máxime cuando Luis Regueiro y poco después yo mismo, nos lesionamos y tuvimos que salir del terreno de juego.

Entonces nos quedamos con nueve hombres y muy mermados de fuerzas, hasta el punto que cuando regresamos Luis y yo, ya no hubo suficiente fuelle como para apretar y forzar a Italia. Fue una lástima.

Siempre recordaré ese partido con tristeza porque nos vaciamos para poder superar el ambiente y no nos dejaron. Además, fue la primera vez que era capitán de la Selección, porque Ricardo Zamora no pudo jugar por lesión, y me hubiese gustado haber alcanzado un triunfo.

– ¿Qué tal fue el recibimiento que se les hizo en España al regreso del Mundial? ¿Se comentó posibles injerencias políticas en el acontecimiento deportivo?

– Respecto al recibimiento podemos decir que fue bueno en un sentido objetivo. Los períodicos ya habían denunciado claramente la encerrona de Florencia y fue cuando descargaron todas sus críticas, reconociendo nuestra entrega y nuestro trabajo. Por eso no nos podemos quejar, pero hay que reconocer que entonces no era como hoy, y el ambiente era mucho más frío. Las alabanzas y elogios se incluían en las crónicas de los partidos y en cada partido se volvía a empezar.

También hubo algunos comentarios con segunda intención sobre Italia y «su mundial». Desde que fuimos eliminados aquí ya se dio por seguro que Italia iba a ganar, no porque fuesen los mejores, que no lo eran, sino porque nadie se iba a atrever a pitar en su contra.

Cuando nos enteramos de la sanción al árbitro suizo Mercet, tuvimos una sensación de que se había hecho justicia. Eso demostraba que no habíamos exagerado el trato recibido en la Copa del Mundo, lo que ocurre que ahora pienso que fue muy triste, porque uno va a esa competición con muchas ilusiones y es lamentable que la parcialidad intecionada o no de la organización te elimine injustamente.

– Ya no tuvo ocasión de volver a jugar un Mundial.

– No, y no fue por mi voluntad, claro está. Yo seguí jugando con la Selección e incluso hicimos algunos encuentros memorables. Del que tengo mejor recuerdo fue el que jugamos en Köln, ante Alemania y vencimos por 2-1. Los alemanes tenían un magnífico conjunto y llevaban muchos partidos seguidos sin perder. Nosotros hicimos un gran juego, especialmente Ventolrá que maravilló al público, que demostró ser mucho más deportivo que el italiano, y aplaudió sus jugadas, sobre todo las que hacía con el juego de cabeza. Lángara se encargó de marcar dos grandes goles y nosotros, en la defensa de frenar al mejor delantero alemán, Conen, que siempre se mostró muy peligroso.

Cuando se jugaron las eliminatorias de la Copa del Mundo de 1938, España no pudo competir porque estábamos en plena Guerra Civil, después vendría la Guerra Mundial y con ella la suspensión de las competiciones internacionales.

El paréntesis de la Guerra Civil en España significó la interrupción de todas las actividades oficiales. Sin embargo, en la zona controlada por el General Franco, donde Quincoces residía, se organizaron una serie de torneos, como la «Copa Brigadas de Navarra». Por esas fechas defendió de nuevo los colores del CD Alavés, pese a mantener su ficha por el Real Madrid, ya que se daban unas circunstancias especiales.

En 1939 se restablecieron las competiciones nacionales y Quincoces volvió al Real Madrid. Tenía entonces 34 años, el fútbol profesional había sido abolido y España no estaba para lujos.

– Finalizada su etapa como jugador, siguió ligado al fútbol como entrenador.

– Después de la Guerra Civil aún jugué algunas temporadas con el Real Madrid, pero más por amistad con los directivos y por afición, porque la edad empezaba a pesar y era cuestión de dejar paso a los jóvenes. Con todo, esto me sirvió para no alejarme del deporte y seguir en él más tarde como entrenador.

Nada más dejar el fútbol activo el presidente de la RFEF, don Javier Barroso me dio el cargo de seleccionador y accedí a ello en 1945. Era un cargo demasiado complicado, que me exigía estar lejos de casa demasiado tiempo y no me compensaba en absoluto, por lo que después de dirigir el segundo partido presenté mi dimisión. Después seguí ejerciendo de entrenador de club.

Reconozco que no tuve los mismos éxitos que había alcanzado como jugador, pero sí la misma satisfacción personal de sentirse con el deber cumplido. Para mí lo más importante era establecer el ambiente idónea de amistad y camaradería dentro de la plantilla para formar un grupo homogéneo, donde todos colaboren en su medida. Cuando se consigue esto el equipo es capaz de conseguir todo lo que se proponga uno.

Posiblemente el mayor reto como entrenador lo tuve con el Atlético de Madrid, al que llegué en

la temporada 1954/55. Me encontré con un equipo roto, totalmente desunido, donde todos se inculpaban y nadie se responsabilizaba. Acabó la primera vuelta a un punto del último, perdiendo en casa ante el Valencia. A la salida del partido había un grupo de aficionados esperando y cuando me asomé empezaron a gritar: «Quincoces, échalos a todos, limpia de vagos al equipo», yo que esparaba que se metieran contra mí y era todo lo contrario. Tardé una semana en recuperar a los jugadores, fui haciendo un grupo de amigos y al poco tiempo los resultados ya nos fueron acompañando. En la segunda vuelta sólo nos superaron el Real Madrid de Di Stéfano y el CF Barcelona de Kubala, nosotros fuimos los terceros.

La verdad es que ser entrenador exige tener un sentido del fútbol especial y concoer mucho a tus jugadores. Yo tengo una cosa muy clara, los jugadores hacen a los entrenadores. Cuando es entrenador de un equipo importante, todo jugador que te llevan es porque ya es bueno, ya destaca y uno no le va a enseñar a jugar. El entrenador debe saber conocer a sus jugadores, esa es la clave, y cuando los jugadores se encuentran a gusto con un entrenador, entonces lo hacen buen entrenador. Así ha sido siempre.

Cerrada su etapa como entrenador permaneció ligado al fútbol haciendo funciones de secretaría y asesoría técnica en varios equipos, principalmente en el Valencia CF. Por eso fijó su lugar de residencia en esta ciudad. Los años no perdonan y cada vez se le fue echando de menos en el campo de Mestalla, donde era asiduo, y se refugiando en los partidos televisados. Actualmente, lleva una vida muy tranquila, acostumbra a realizar un paseo matutino por la ciudad, aprovechando la benevolencia del soleado clima de Valencia y después se recoge en su domicilio, en una céntrica calle. Evidentemente, ya no practica la pelota vasca, deporte en el que también destacó, pero todavía conduce su automóvil, su otra pasión, porque siempre estuvo enamorado de los coches.

No cabe duda que acercarse a Quincoces es poder ver de cerca una de las leyendas más importantes del fútbol español, es encontrarse con una extraordinaria persona que merece llevar el calificativo de «caballero del deporte».

Su trayectoria como jugador

1922/23 Los Ciclistas Vitoria

regional

1923/24 Desierto Baracaldo

regional

1923/24 Baracaldo FC

regional

1924/25 CD Alavés

regional

1925/26 CD Alavés

regional

1926/27 CD Alavés

regional

1927/28 CD Alavés

regional

1928/29 CD Alavés

18

0

1929/30 CD Alaves

18

0

1930/31 CD Alavés

18

0

1931/32 CD Alavés

17

0

1932/33 Madrid FC

18

0

1933/34 Madrid FC

18

0

1934/35 Madrid FC

18

0

1935/36 Madrid FC

19

0

1936/37

1937/38

1938/39 CD Alavés

regional

1939/40 Real Madrid

19

0

1940/41 Real Madrid

18

0

1941/42 Real Madrid

5

0

como entrenador

1942-1943 Real Zaragoza CF

1945 Seleccionador nacional (2 partidos)

1945-1946 Real Madrid CF

1947-1948 Real Madrid CF

1948-1954 Valencia CF

1954-1955 Club Atlético de Madrid

1956-1958 Real Zaragoza CD

1958-1960 Valencia CF




Crítica: «1900: La primera aventura olímpica española», de Fernando Arrechea

Hace unos meses el historiador Fernando Arrechea Rivas (Tarragona, 1972), miembro de la Sociedad Internacional de Historiadores Olímpicos (ISOH) removió los anquilosados estereotipos y las ideas preconcebidas sobre los orígenes del olimpismo español con la publicación de este libro que resume y compila varios años de investigación independiente y autofinanciada.

En sus 143 páginas el autor presenta numerosos datos inéditos sobre la participación de deportistas españoles en París 1900, aclarando la identidad de nuestros primeros medallistas (los pelotaris Francisco Villota y José de Amézola) y clarificando las circunstancias de sus polémicas medallas (reconocidas en 2004 por el COI).

También clarifica otros datos desconocidos o discutidos como, por ejemplo, la identidad del primer olímpico español (el duque de Gor, participante en esgrima y no el marqués de Villaviciosa de Asturias, tesis mantenida por el COE y la Academia Olímpica Española), la fecha correcta de fundación del Comité Olímpico Español o la participación (con medallas incluidas) de gimnastas españoles nacionalizados franceses en los JJOO de 1908, 1912 y 1920.

Es un libro riguroso en las fuentes y metodología pero ameno y, por momentos, incluso divertido, al hallarse repleto de anécdotas y curiosidades (¿sabía usted quién fue el primer olímpico negro?, ¿o que un hijo bastardo de Alfonso XII compitió en 1900 en ciclismo y consiguió una plata para Francia?…) y también exhibe numerosas fotos inéditas de nuestros pioneros olímpicos facilitadas al autor por sus familiares.

En resumen, se trata de un libro que clarifica el (hasta ahora) oscuro panorama de nuestros primeros pasos en los Juegos Olímpicos y supone una rareza en la escasa investigación histórica sobre el olimpismo español.

El libro puede adquirirse en bubok (23, 34 euros en versión papel y el precio simbólico de 1, 25 euros si se descarga):

http://www.bubok.com/libros/16391/1900-LA-PRIMERA-AVENTURA-OLIMPICA-ESPANOLA




Cuando manda el enemigo

 El fútbol tiene historias de todos los colores. Un vistazo a los presidentes de clubes bastaría para descubrir múltiples variedades. Sin esforzarnos mucho, hallaríamos desprendidos y manirrotos, populistas y por demás consecuentes, discretos y megalómanos, ineficientes y capaces de izar sus banderas a los mástiles más altos, advenedizos y devotos con pedigrí, profesionales prestigiosos, industriales en pleno éxito y trileros del ladrillo, equilibristas y gente con los pies en el suelo, de talante templado y capaces de saltar al campo buscando al árbitro, cuando no de llegar directamente a las manos. Cien años largos de Historia, dan para casi todo.

Pero, ¿cabe imaginarse algún club presidido no ya por el adversario, sino por el mismísimo enemigo?. Un seguidor acérrimo del Real Madrid dirigiendo a los «colchoneros», por ejemplo. O un forofo del Barcelona sentado en la poltrona del Español. Y no digamos un prohombre del Sevilla haciendo y deshaciendo en el Betis. Disparatado, ¿verdad?. ¿Quién toleraría tamaña insensatez?. Pues eso ocurrió en Palma de Mallorca, hace casi 60 años.

Desde 1942, el fútbol palmesano dividió mayoritariamente sus simpatías entre dos entidades: Mallorca y Atlético Baleares. El Mallorca, nacido en 1916 como Alfonso XIII y Real sólo desde 1950, en recuerdo de sus orígenes, no fue durante casi dos décadas mucho más que el Atlético Baleares. Éste había surgido en 1942, como consecuencia de la fusión entre dos modestos con clara significación obrera: el Atlético, fundado en 1922, y el Baleares, proveniente a su vez del Mallorca F. C. -nada que ver con el actual primer divisionista- y el Mecánico. Atlético Baleares y Mallorca competieron durante algún tiempo casi de igual a igual por los buenos jugadores insulares, se enfrentaron en la misma categoría e hicieron parecidos juegos malabares para cuadrar balances. Obligados a convivir, más de una vez se cedían las respectivas instalaciones, y hasta algunos jugadores. Pero por debajo de las apariencias latía una competencia feroz, avinagrada cada vez que a los débiles baleáricos parecía irles mejor que a los no mucho más poderosos mallorquinistas.

Así las cosas, antes de iniciarse la temporada 1950-51 llegó al Atlético Baleares, para presidirlo, Antonio Castelló Salas, reconocido seguidor del Mallorca. Y ello no mediando elección popular, que los tiempos estaban para pocas bromas democráticas, sino por designación directa del gobernador.

Desde hacía algún tiempo, llovía sobre mojado. El gobernador civil, José Manuel Pardo Suárez, se había permitido sugerir la conveniencia de una fusión entre ambas entidades. Hasta se barajaron nombres para la hipotética nueva sociedad. ¿Mallorca Atlético?. ¿Atlético Mallorca?. Quedó claro en seguida que la nueva denominación debería iniciarse por el nombre de la isla. Y para los prohombres de la política, Mallorca era un término lo bastante sonoro como para no precisar de añadidos. En esas condiciones, el pretendido acercamiento se agostó sin haber granado. Poco tiempo después, con el Mallorca en los últimos puestos de la 2ª División y el Atlético jugándose poco en 3ª, la directiva bermellona solicitó a la blanquazul les fuese cedido el delantero Alorda. Ya antes se habían dado situaciones similares. El también artillero Juan Albella reforzó altruistamente al adversario la temporada 1942-43, ante otra situación crítica. Pero ahora la respuesta fue negativa, y el Mallorca pidió ayuda al gobernador, desde cuyo despacho emanaron todo tipo de presiones. La prensa, claro está, omitió ese capítulo. ¿Cómo iba a hacerse eco, si el diario «Baleares», el de mayor circulación, pertenecía al Movimiento?. Fueron los protagonistas implicados, muchos años después, quienes colocaron el acento en su lugar preciso gracias al ex director de «As» Miguel Vidal, en su reportaje titulado Leyendas mallorquinas.

Alorda acabó en el Mallorca la temporada 1949-50, como no podía ser de otro modo. Un gobernador pesaba mucho por esos años, para permitirse tenerlo en contra. Pero aún así, el Sr. Pardo Suárez debió pensar que ganaría mucho con alguien más dócil rigiendo los destinos del Atlético. Y ahí entró en escena Antonio Castelló Salas, pese a que el cargo parecía hecho a medida de otro candidato.

Castelló no pudo ser más sincero al responder a Joaquín Caldentey, entrevistador del diario «Baleares», ni en sus declaraciones a la revista «Cort». Preguntado sobre si era seguidor del Mallorca, afirmó: «Siempre. Treinta años en el club y además con entusiasmo». Su nuevo paso no se le antojaba un cambio de chaqueta. «No hay tal cambio. Pretendo conseguir una verdadera inteligencia entre ambos clubes». Respecto a sus ilusiones de partida, afirmaba querer ver al Mallorca en 1ª División y al Atlético en 2ª. Pero eso sí, su remate  en diciembre de 1950 no dejaba lugar para la duda: «Soy tan mallorquinista como antes y si el Atlético Baleares asciende, dejaré la presidencia para no enfrentarme a mi viejo club». Y por si los socios y simpatizantes baleáricos no tuviesen suficientes motivos de enojo, aún pudieron leer: «Me llena de orgullo saber que el Gobernador Civil, ejemplo de deportividad y auténtico propulsor y protector de todos los deportes, ha visto con buenos ojos este objetivo de tender hacia una inteligencia con el Mallorca». Resumiendo, mandaba el enemigo.

Pero lo que son las cosas, Antonio Castelló habría de revelarse como un magnífico presidente, situando al Atlético en la división de plata por primera vez.

Con el antiguo árbitro y entrenador Juan Obiols, más tarde representante de futbolistas y organizador de torneos veraniegos, ocupándose de la secretaría técnica, y Gaspar Rubio, el otrora «Rey del Astrágalo» en el banquillo, los albiazules se proclamaron campeones de grupo, golearon en la liguilla de ascenso (5-1 al Alicante, 9-0 al Guadalajara, 8-0 al Cacereño y 3-2 al Betis, por ejemplo), y festejaron por todo lo alto un sueño. Pese a su inicial propósito, Castelló no dimitió. La temporada 1951-52 habría de enfrentarse al Mallorca, su club del alma, en la misma categoría. Los choques se resolvieron con sendas victorias mallorquinistas por 2-0 y la temporada regular concluyó con el Mallorca en 6ª posición, lejos del ascenso, y el Atlético Baleares en 10ª, sobre un total de 16 equipos.

Aquella campaña, sin embargo, fue por demás extraña para Castelló y la entidad que presidía. El 4 de diciembre, durante la disputa del At. Baleares-Alcoyano, se lió la marimorena. Con 2-0 a favor del conjunto balear, el árbitro, Sr. Saz, sancionó un penalti muy dudoso en el área local. Poco después, los insulares Álvarez y Miguelín fueron derribados clamorosamente ante el marco alcoyano, sin que el trencilla se diese por enterado. Cuando el Alcoyano obtuvo el empate tras haber hecho falta al guardameta Calpe, ardió Troya. El delantero Jaime Brondo, hombre de genio vivo, arrolló al árbitro con los puños por delante, hasta hacerle besar el césped. Expulsado, como es lógico, la ducha no pareció enfriarle, puesto que según el diario «Baleares» «Acabado el partido y vestidos los jugadores en ropa de calle, Brondo intentó agredirle». La crónica no reflejaba, quizás porque su autor era hermano del pretendido agresor, que Jaime Brondo se había pertrechado en los vestuarios con un martillo, y que visto el cariz de los acontecimientos, el árbitro optó por refugiarse en la caseta. Al ir aumentando el número de congregados, temiéndose algo muy serio, el directivo Ramón Dot apeló al ingenio. Obtuvo un traje de mujer, vistieron con él al de negro y lo introdujeron en un coche. El Comité de Competición habría de recetar a Brondo un año de suspensión, al tiempo que felicitaba a la directiva «por su decidida y adecuada actuación en el partido del pasado domingo».

Como ciertas cosas marcan a cualquier equipo, pocas semanas después Miguelín, futbolista fuerte y corajudo, tenía la desgracia de partir la pierna al cordobés Rafa en una jugada fortuita. El Comité de Competición, inflexible, descalificó al balear por 4 meses, periodo estimado para la recuperación del lesionado.

Allí no acabaron las zozobras del Atlético. Terminada la liga regular, hubo de disputarse un torneo de permanencia entre los clasificados en el puesto 8º, 9º y 10º de ambos grupos. La Federación había pensado reducir los dos de 2ª a uno sólo, con la consiguiente merma de efectivos. Fue una sangría económica para todos, por lo costoso de aquellos desplazamientos, aunque especialmente para el Atlético Baleares, al estar más aislado. Los baleáricos compitieron en ida y vuelta con Alavés, Caudal de Mieres y Gimnástica de Torrelavega, norteños, y Córdoba y Melilla del Sur. Kilómetros y kilómetros de barco, tren y autobús; horas de mala carretera, demasiadas noches de hotel y fonda. Todo para que finalmente la Federación se volviese atrás, no descendiese nadie y la 2ª División se siguiera jugando en dos grupos. Un auténtico alarde de imprevisión, falta de respeto a los competidores y gusto por el trabajo mal hecho. Bendito presente, si lo comparamos con el pasado, por mucho que ciertas cuestiones continúen prendiéndose con alfileres.

Digresiones aparte, puede que tanta improvisación, los infaustos acontecimientos descritos o el déficit acumulado durante el torneo de permanencia, cifrado en 200.000 ptas. de entonces, acabaron desencantando al señor Antonio Castelló, puesto que habría de dimitir irrevocablemente.

Salió por la puerta grande, eso sí. Sin haber fusionado a los dos clubes señeros de la capital palmesana y dejando en 2ª al Atlético. Los socios del Atlético Baleares olvidaron muy pronto que durante casi dos años tuvieron al enemigo en casa. Y es que conforme asegura el saber popular, vistas ciertas amistades, mejor está uno entre enemigos.

 

José Ignacio Corcuera

Con profundo agradecimiento a Antoni Salas Fuster, historiador emérito del At. Baleares.

       




La primera copa con participación masiva

La temporada 1943-1944 registró la novedad de la reintroducción de la Tercera División. Esta categoría se había suprimido en 1934, aunque tuvo una efímera reaparición en la temporada 1940-1941, que más bien fue una fase final entre los mejores clasificados de Regional. Fue en verano de 1943, una vez acabada la competición, cuando la Federación decidió crear la división de bronce del fútbol español, esta vez de forma definitiva, contando para ello con clubs que habían participado en el Torneo de Clasificación de la temporada anterior, más algunos que fueron designados directamente para tomar parte en la competición.

En un principio iban a componer la Tercera División 80 equipos estructurados en ocho grupos, pero la negativa de Carcagente y Olímpico de Játiva a participar en el grupo quinto con equipos de Aragón, provocó la división de este en dos subgrupos, uno con cinco equipos aragoneses y otro con ocho valencianos, de modo que finalmente fueron 83 los equipos participantes en la categoría. La liga regular finalizó el 6 de Febrero, clasificándose los campeones para la llamada Fase Final, de la que saldrían dos equipos ascendidos y otros dos que jugarían la promoción. El resto de equipos disputaría las primeras eliminatorias de la Copa del Generalísimo a partir del 20 de Febrero, junto a los doce campeones de Regional.

La competición liguera dejó como campeones de los ocho grupos de Tercera a Club Ferrol, Real Santander, C.D. Logroñés, C.D. Mallorca, Levante U.D., C.D. Cacereño, Elche C.F. y C.D. Málaga, que pasaron a la Fase Final y no disputaron las eliminatorias de Copa. Del resto de conjuntos de Tercera, sólo cinco, todos ellos valencianos, renunciaron a su disputa: U.D. Carcagente, C.D. Olímpico de Játiva, Nules C.F., C.D. Onteniente y Torrente C.F. A estos 70 equipos de Tercera se les sumaron los trece campeones de cada una de las Federaciones Regionales: Club Turista, C.D. Leonés, Cultural de Durango, C.D. Oberena, Maestranza Aérea de Logroño, C.D. Júpiter, S.D. Escoriaza, C.D. Mediodía, Gimnástica Abad, C.D. Electromecánicas, C.D. España de Lluchmayor, U.D. Melilla y Real Club Victoria, de Las Palmas.

La primera eliminatoria se disputó a partido único en campo de uno de los contendientes el 20 de Febrero y sirvió de ajuste para pasar de 83 a 64 equipos. Se registraron los siguientes resultados:

Pontevedra C.F.

2-1

C. Santiago  

Club Berbés

4-1

Club Turista  

U.D. Orensana

3-0

Club Lemos  

S.G. Lucense

4-1

C. Betanzos  

S.D. Ponferradina

3-0

C.D. Leonés  

C. Langreano

2-1

C.P. La Felguera  

Real Juvencia

3-1

R.D. Oriamendi  

C.D. Tanagra

6-1

Real Avilés C.F.  

R.S. Gim. Torrelavega

2-2

S.D. Barreda Balompié  

Gim. D. Burgalesa

1-2

C.D.F.N. Palencia (pr.)

Dep. Alavés

4-0

Tolosa C.F. (22-Febrero)

C.D. Vasconia

3-1

Real Unión Club (22-Febrero)

C.D. Izarra

2-7

Dep. Maest. Aérea Logroño  

U.D. Huesca

2-1

S.D. Escoriaza  

U.D. Teruel

2-0

C.D. Español Arrabal  

Trujillo C.F.

1-3

S.D. Emeritense  

U.D. Salamanca

1-1

A.D. Ferroviaria  

C.D.At. Baleares

3-1

C.D. España Lluchmayor (22-Febrero)

Sólo tres equipos visitantes lograron clasificarse (C.D.F.N. Palencia, Maestranza Aérea de Logroño y S.D. Emeritense), quedando otras dos pendientes de partido de desempate (Gim. Torrelavega – S.D. Barreda y U.D. Salamanca – A.D. Ferroviaria). Estos se disputaron el 22 de Febrero en campo del que había ejercido de visitante en el primer partido y mientras la Ferroviaria se deshacía del Salamanca al derrotarle por 6-2, Barreda y Gimnástica de Torrelavega volvían a empatar, esta vez a cero, y debían disputar otro desempate, el día 24, en el que el Barreda consiguió clasificarse al vencer por 1-0. Además, se registró la retirada del C.D. Tudelano, que debía haberse enfrentado al C.D. Oberena, clasificándose estos automáticamente.

La segunda eliminatoria también se jugó a partido único en el campo de uno de los contendientes, el 27 de Febrero. Entraron en liza los 64 clasificados, aunque la retirada del Victoria de Las Palmas dio la clasificación automática al Recreativo de Ónuba. Se registraron los siguientes resultados:

U.D. Orensana

1-1

S.G. Lucense  

Club Berbés

3-0

Pontevedra C.F.  

C.D.F.N. Palencia

3-1

S.D. Ponferradina  

C. Langreano

3-1

Real Juvencia  

S.D. Barreda Balompié

1-2

C.D. Tanagra  

C.D. Vasconia

0-3

Dep. Alavés  

C.D. Oberena

4-3

Dep. Maest. Aérea Logr.  

Club Sestao

3-0

Club Erandio  

S. Cult. D. Durango

0-3

S.D. Indauchu  

Gerona C.F.

3-3

U.D. Figueras  

Reus Dep.

1-1

C. Gim. Tarragona  

U.D. San Martín

1-2

C.D. Júpiter  

C.D. Acero

2-1

S.D. Sueca  

C.D. Eldense

1-0

C.D. Almansa  

Alicante C.F.

4-1

Crevillente Dep.  

Cartagena C.F.

5-1

C. Gim. Abad  

Lorca C.F.

0-3

Imperial C.F.  

Imperio C.F. M.

9-0

C.D. Toledo  

C.D. Manchego

3-2

C.D. Mediodía  

R.S.D. Alcalá

4-0

A.D. Ferroviaria  

C.D. Badajoz

2-0

S.D. Emeritense  

S. Olím. Jienense

4-3

Linares Dep.  

Real Bal. Linense

1-2

Algeciras C.F.  

Hércules Cádiz C.F.

4-0

Coria C.F.  

C.D. Córdoba

2-1

C.D. Electromecánicas  

C.At. Zaragoza

2-2

U.D. Huesca (pr.) (2-Marzo)

Arenas S.D. Zarag.

1-1

U.D. Teruel (1-Marzo)

Lérida Balompié

1-0

Tarrasa C.F. (5-Marzo)

C.D. Granollers

1-0

C.D.At. Baleares (2-Marzo)

Albacete Balompié

6-1

C.D. Cieza (28-Febrero)

U.D. Melilla

2-0

C.At. Tetuán (5-Marzo)

C.D. Tanagra, Deportivo Alavés, S.D. Indauchu, C.D. Júpiter, Imperial C.F. y Algeciras C.F. fueron los únicos visitantes capaces de clasificarse directamente, siendo necesario resolver mediante partido de desempate otras cinco confrontaciones:

29-Febrero:

S.G. Lucense

4-0

U.D. Orensana  

29-Febrero:

U.D. Figueras

1-0

Gerona C.F.  

29-Febrero:

C. Gim. Tarragona

1-0

Reus Dep.  

5-Marzo:

U.D. Huesca

2-1

C.At. Zaragoza  

3-Marzo:

U.D. Teruel

3-2

Arenas S.D. Zarag. (pr.)

La tercera eliminatoria fue la última que se jugó a partido único, el 5 de Marzo y en esta ocasión ya no hubo que lamentar la retirada de ninguno de los participantes. Se dieron los siguientes resultados:

S.G. Lucense

2-3

Club Berbés  

C.D.F.N. Palencia

4-0

C. Langreano  

C.D. Tanagra

2-1

Club Sestao (pr.)

S.D. Indauchu

0-1

Dep. Alavés  

U.D. Teruel

6-1

C.D. Oberena (12-Marzo)

Lérida Balompié

4-0

U.D. Huesca (12-Marzo)

C.D. Júpiter

3-0

U.D. Figueras  

C. Gim. Tarragona

2-0

C.D. Granollers  

C.D. Acero

6-2

Alicante C.F.  

Albacete Balompié

1-0

C.D. Eldense  

Imperial C.F.

2-1

Cartagena C.F.  

R.S.D. Alcalá

1-2

Imperio C.F. M.  

C.D. Badajoz

3-0

C.D. Manchego  

R.C. Recr. Ónuba

3-1

Hércules Cádiz C.F.  

Algeciras C.F.

1-2

S. Olím. Jienense  

C.D. Córdoba

4-2

U.D. Melilla (12-Marzo)

Esta vez no fue necesario ningún partido de desempate, resolviéndose todas las eliminatorias en el primer partido. Club Berbés, Deportivo Alavés, Imperio C.F. de Madrid y Olímpica Jienense fueron los únicos visitantes que pasaron a la siguiente ronda.

La cuarta ronda ya se disputó, como todas las siguientes, a doble partido. Los enfrentamientos tuvieron lugar el 19 y el 26 de Marzo, produciéndose los siguientes resultados:

2-0

C.D.F.N. Palencia

Club Berbés

0-1

 

1-2

C.D. Tanagra

Dep. Alavés

0-3

 

4-0

U.D. Teruel

Lérida Balompié

0-3

 

1-6

C.D. Júpiter

C. Gim. Tarragona

0-2

 

5-0

Imperio C.F. M.

C.D. Acero

1-3

 

3-1

Imperial C.F.

Albacete Balompié

0-5

 

1-0

C.D. Badajoz

R.C. Recr. Ónuba

0-2

 

1-1

S. Olím. Jienense

C.D. Córdoba

0-2

 

Entre estos resultados destaca el 1-6 conseguido por el Gimnástico de Tarragona en campo del Júpiter en la ida, así como las goleadas logradas por Imperio de Madrid sobre el Acero en la ida y Albacete sobre el Imperial en la vuelta, ambas por 5-0. Entre los 16 partidos sólo hubo dos victorias visitantes (la mencionada de los tarraconenses y la del Alavés en campo del Tanagra) y un empate (el conseguido por el Córdoba en Jaén).

Sin pausa, se pasó a la quinta eliminatoria, celebrada el 2 y el 9 de Abril, con los siguientes resultados:

3-0

C. Gim. Tarragona

U.D. Teruel

1-1

 

5-0

C.D.F.N. Palencia

Dep. Alavés

0-3

 

0-2

Imperio C.F. M.

Albacete Balompié

1-2

 

4-0

C.D. Córdoba

R.C. Recr. Ónuba

1-2

 

El Albacete fue el único que consiguió ganar los dos partidos y el Fábrica Nacional de Palencia logró la goleada de la eliminatoria al derrotar por 5-0 al Alavés.

La sexta fue la última eliminatoria antes de la entrada de los equipos «de campanillas» en la competición y de ella salieron los dos conjuntos que tendrían la oportunidad de enfrentarse a ellos. Se jugó los días 16 y 23 de Abril y se dieron estos resultados:

2-1

C.D.F.N. Palencia

C. Gim. Tarragona

1-3

 

1-0

Albacete Balompié

C.D. Córdoba

2-6

 

De poco sirvieron a Fábrica Nacional de Palencia y Albacete sus mínimos triunfos en la ida, porque ambos vieron como Gimnástico de Tarragona y Córdoba remontaban en la vuelta, con más apuros los catalanes y haciendo seis goles los cordobeses.

El Gimnástico de Tarragona llegó a los dieciseisavos de final después de haber disputado nueve partidos, de los que ganó seis, empató dos y solamente perdió uno, marcando veinte goles y encajando seis. Por su parte, el Córdoba jugó ocho partidos, en los que sumó cinco victorias, un empate y dos derrotas, haciendo veinte goles y recibiendo nueve. A ellos se unieron el Real Santander y el C.D. Mallorca, campeones de los dos grupos de la Fase Final de ascenso de Tercera, que se sumaron así a los 14 equipos de Primera División y 14 de Segunda.

Los dieciseisavos de final se jugaron los días 30 de Abril y 7 de Mayo de 1944, y ninguno de los cuatro equipos de Tercera consiguió superar la eliminatoria.

El Córdoba se enfrentó al Atlético Aviación, reciente subcampeón de Liga. En el partido de ida, jugado en el Estadio de América de la capital cordobesa, y fueron los locales los que se adelantaron en la primera parte con un gol de Cega, empatando Vázquez después del descanso. Sillero volvió a poner en ventaja al Córdoba, pero finalmente dos goles de Campos acabaron dando la victoria por 2-3 a los madrileños. Una semana después, el Atlético consiguió derrotar a los andaluces por 7-2, con dos goles de Vázquez, uno de Campos y otro de Taltavull para llegar con 4-0 al descanso; Arencibia aumentaba la ventaja en el segundo tiempo, acortando distancias por dos veces los cordobeses, por medio de Acedo y Vega. Finalmente, Taltavull y Machín dejaban el resultado en el definitivo 7-2.

Al Gimnástico de Tarragona le tocó en suerte el Español de Barcelona, jugándose el primer partido en la Ciudad Condal. En el primer tiempo sorprendieron los tarraconenses, que consiguieron irse al descanso con ventaja tras el gol marcado por Huguet. En la continuación empató Jorge y tuvo que ser un penalti transformado por Teruel el que pusiese el definitivo 2-1 en el marcador. Una semana después, el Gimnástico confirmó la buena impresión que había causado en la ida, y se impuso por 1-0 a los españolistas con un gol de Ailagas en el segundo tiempo, forzando así el partido de desempate. Este se jugó el día 9 en el campo de Las Corts y el Español consiguió adelantarse en el primer tiempo con dos goles de Viela, acortando distancias Vallés en la continuación para poner el 2-1 definitivo que dejó fuera de la competición al Gimnástico.

El Real Santander se enfrentó al Real Oviedo, cayendo con estrépito en la ida en Buenavista por 8-1, con dos goles de Herrerita y otros dos de Goyín para los locales y uno de Saras para los visitantes en el primer tiempo, a los que se sumaron uno de Emilín, otro de Antón y otros dos de Herrerita en la reanudación. Con la eliminatoria decidida, se jugó en El Sardinero el partido de vuelta una semana después y el Santander consiguió una clara pero insuficiente victoria por 3-0, con goles de Retamar en el primer tiempo y Llona y Álvarez en el segundo.

También el Mallorca cayó con estrépito en Sabadell en el partido de ida, por el resultado de 6-2. Gracia marcó dos goles para los locales en el primer tiempo, Gonzalvo puso el 3-0 ya en el segundo, Morales hizo dos goles para los visitantes y luego Del Pino, Pallás y nuevamente Del Pino aumentaron el marcador hasta el resultado definitivo. Una semana después, los baleares consiguieron apuntarse una mínima victoria por 1-0 con un gol de Morales en el primer tiempo, finalizando así su paso por la competición.

La Copa siguió su curso, ya sin equipos de Tercera División, y finalizó el día 25 de Junio de 1944 con la victoria del Atlético de Bilbao por 2-0 sobre el Valencia en el Estadio de Montjuich, después de que se jugaran 101 partidos entre equipos de la categoría de bronce y de Regional y otros 9 en los que un equipo de Tercera se enfrentó a otro de Primera.




Eduardo Cantaro, bien de interés cultural

El pasado 3 de noviembre, a las 19 horas, en el Salón Montevideo de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue declarado Bien de Interés Cultural el libro «Historias Mundiales» cuyo autor es Eduardo Cantaro.

Eduardo es periodista de profesión, historiador futbolístico de afición y «cuervo» (seguidor de San Lorenzo) de corazón. Si alguien quiere hacerle un regalo, le doy dos pistas: un libro de fútbol o una camiseta de la selección más exótica del universo futbolístico.  También es colaborador en el Anuario 2009-2010 de CIHEFE. Si alguien entiende de fútbol internacional, este es Eduardo Cantaro.

No es su primer libro ni el primer reconocimiento que reciben sus obras. Ya en su primera incursión recibió la misma distinción de la Legislatura de Buenos Aires. Su libro «100 años de fútbol olímpico» también fue declarado Bien de Interés Cultural a la vez que «38 campeones del fútbol argentino» de Diego Ariel Estévez, prolífico y gran autor futbolístico. Ambos, amigos mutuos, son una de las muchas avanzadillas de que dispone el CIHF (Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol), con sede en Buenos Aires. Dada su juventud, espero muchos más éxitos de ambos.

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 En el acto participaron, además del homenajeado, el impulsor del proyecto D. Raúl Puy, legislador socialista; D. Carlos Yametti, presidente del CIHF; los Campeones del Mundo en Argentina 1978, D. Jorge Olguín y D. Omar Larrosa y el Campeón de América 1957, integrante del equipo de «Los Carasucias» D. Humberto Maschio.

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  Yametti, Holguín, Cantaro, Puy, Maschio y Larrosa

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 Tres campeones del mundo: Larrosa, Cantaro y Holguín

 Ya que tengo oportunidad de hacerle unas preguntas a Eduardo vamos a aprovechar el momento.

 – ¿Satisfecho con los dos libros?

 Sí, totalmente. Aunque hayan quedado colgados algunos errores involuntarios que espero se puedan corregir en próximas ediciones. Historias Mundiales se ha agotado y 100 años de fútbol olímpico está a punto.

 – ¿Qué tiempo te llevaron cada uno?

 No hay un tiempo específico, para mi fue de casi toda la vida. Estoy coleccionando material de los mundiales desde hace 30 años. Creo que ambos libros fueron una constante de búsqueda y chequeos de material. Al final terminaron hilando, a muy grueso modo, la historia de las competencias.

 – ¿Tuviste muchas dificultades a la hora de publicarlos?

 La única dificultad, en mi caso, fue la edición independiente. Para mi es mejor porque de este modo se pueden donar más libros, pero para eso es necesario un auspicio al menos, que cubra los gastos.

 Las editoriales no editan material histórico de fútbol porque consideran que no se venden. Claro que se equivocan, no saben qué consume el hincha de fútbol y ellos quieren decidir. Hace un tiempo editaron un libro del Bambino Veira contando pavadas y no llegaron a vender 1000 libros, incluso teniendo espacios publicitarios durante los partidos de primera y en la estática. Miles gastaron en esa payasada. Con todo ese dinero gastado, no menos 20 historiadores que no tienen chances de publicar por los elevados costos, hubieran tenido un libro en la calle. Con ese fiasco calculo que le cerraron más la puerta al fútbol.

– Tras estas dos experiencias ¿cambiarías algo en un próximo libro?

 Creo que no. Encontré un formato ágil y una manera de contar las cosas. Podría hacer cosas más extensas pero serían carísimas y no dejaría casi nada para que el lector curioso pueda expandir su inquietud. También podría hacer todo mucho más corto y limitarme a los números y algunos perdidos epígrafes, pero no tendría la «pasta» generadora de esos números. Estos formatos vendrían a ser mi visión del equilibrio entre palabras y números para contar la historia del fútbol.

 –  ¿Cuanta importancia tiene para ti la declaración de tus libros como Bienes de Interés Cultural?

 Pues es un gran honor. En algún momento me planteé que relación podría tener un libro de fútbol con la cultura, obviamente de manera prejuiciosa. Es sólo abrir los ojos para notar que el fútbol es parte de nuestra cultura, de nuestro modo de vida. Muchos hombres recordamos acontecimientos de nuestra propia historia con el calendario mundial. Con una precisión envidiable podemos decir «Laurita no había nacido para el Mundial de Corea, pero en el de Alemania ya caminaba, así que debe tener 6 años».

 – ¿Qué personajes y selecciones te parece que son los más importantes en la historia de ambos eventos y porqué?

No se si hay más importantes, sí algunos que se han destacado más y otros que tienen más favoritismo en el público. Y siempre hablando de historia. Hay gente que aún no tiene 40 años y habla maravillas de Brasil del 70. Ahí hay un consenso histórico cuando se habla de las mejores selecciones, como con los Magyares del 54 y la Naranja Mecánica de 74. O como Maradona en el 86, que estaba destinado a ganar. Los olímpicos tienen ese toque especial que dio el fútbol a principios del siglo XX, donde no había restricciones porque todo era amateur y se atesoran aún los records más increíbles del fútbol.

 – Tras investigar la historia del fútbol desde finales del siglo XIX hasta nuestros días ¿qué nos queda aún de aquello?

 Ya casi nada y a la vez, casi todo. La pasión, si bien ha evolucionado con las sociedades, está ligada al fútbol desde sus comienzos, pero el dinero (en realidad la ambición desmedida y los sobrevalores) ha corrompido todo. Por no perder los equipos son capaces de no atacar y se pierde el objetivo básico del juego, que es meter la pelota en la red del otro.

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 Eduardo recibe la distinción de manos del legislador socialista Raúl Puy, impulsor de la concesión.

 




Enric Llaudet i Ponsa (Barcelona, 1916-2003)

Pocas personalidades barcelonistas han sido tan polémicas y a la vez tan fascinantes como Enric Llaudet, culé desde la cuna a la sepultura, hijo de un directivo de los años 20, Josep Llaudet, y heredero de un próspero negocio textil («Hilaturas Llaudet», con varias factorías en Cataluña y una colonia propia  en la localidad gerundense de Sant Joan de les Abadesses). Como presidente, entre los años 1961 y 1968, cometió muchos errores – algunos de ellos graves -, pero también tuvo grandes aciertos. Hoy, lejos ya del apasionamiento que su visceral carácter provocaba, podemos analizar fríamente su contribución a la historia del Barça, y concluir que fue una de las figuras clave en el crecimiento y consolidación de la entidad.

Barcelonista de linaje, como ya hemos dicho, sus responsabilidades en el club arrancan en 1953, formando parte de la directiva de Francesc Miró-Sáns. Con menos de 40 años su esbelta figura – con un bigotillo recortado muy de la época y su incipiente calvicie – puede admirarse ya en los testimonios gráficos que dan fe de la colocación de la primera piedra de lo que sería el Camp Nou, el 28 de Marzo de 1954. Su cometido en la junta de Miró-Sáns va a ser básicamente el de responsable de las Secciones, que durante los años 50 van a lograr hitos como la participación del llorado Joaquín Blume al frente de los gimnastas azulgranas, o los efímeros triunfos de un equipo de baloncesto donde hacían sus primeras armas figuras tan señeras del deporte de la canasta como Alfonso Martínez y sobre todo Nino Buscató. También será presidente del filial barcelonista, el CD. Condal, nombre que tomará el España Industrial al ascender a Primera División, donde permanecerá únicamente la temporada 1956-57.

Sus discrepancias con Miró-Sáns van a llevarle a dimitir de su cargo. Y cuando a su vez renuncie Miró, minado por la creciente oposición interna y la precaria economía del Club, hipotecada para largos años por el coste de la construcción del Camp Nou, Llaudet va a presentarse a las elecciones del 7 de Junio de 1961, con el joyero Jaume Fuset – también antiguo compañero de directiva – como rival. Llaudet vencerá por un escaso margen de 24 votos -122 a 98 -, en unos reñidos comicios en los que pudieron participar únicamente un reducido grupo de socios compromisarios. Una Gestora de transición, con el visto bueno de ambos candidatos, había autorizado poco antes el traspaso de Luis Suárez al Inter de Milán a cambio de 25 millones de pesetas, y Llaudet – que va a heredar un Barça en plena crisis económica (así 300 millones de pesetas de las de entonces de deuda) y deportiva – resultó elegido tan sólo una semana después de la desgraciada final de la Copa de Europa en Berna, ante el Benfica -, tendrá que empezar prácticamente desde cero, renovando la plantilla de arriba a abajo.

Se van a marchar hombres tan ilustres como Kubala, Ramallets, Czibor o Tejada, amén del citado Suárez, y llegan para reemplazarlos los Pesudo, Benítez, Páis, Pereda, Zaballa, Zaldúa, Szalay y Vicente. Además, y con vistas a potenciar la cantera, Llaudet va a crear la Escuela de Jugadores, al frente de la cual  colocará al recientemente retirado Ladislao Kubala, y en orden a una imprescindible austeridad, desprofesionaliza las Secciones, haciendo desaparecer la de Baloncesto, y descendiendo de categoría – de 2º al  grupo catalán de 3º División, al Condal, para de ese modo abaratar al máximo la partida de  gastos de desplazamiento.

Pero los resultados del fútbol son los que mandan en un club como el Barça, y en ese sentido muy pronto va a tener que tomar su primera decisión polémica: prescindir del entrenador Luis Miró y sustituirle por el propio Kubala, abortando de  raíz uno de sus proyectos estrella, al dejar a la «Escuela de Jugadores» sin su principal activo. Por el contrario,  en las Navidades de ese su primer año de  mandato va a organizar una magna concentración barcelonista en el campo de Les Corts, para recabar la opinión de la masa social acerca de una hipotética venta del viejo recinto. Como dicha opinión va a ser favorable a ello tras la consulta efectuada aquella jornada en el mismo terreno de juego, Llaudet  iniciará los contactos con el Ayuntamiento de Barcelona, con vistas a una presunta recalificación de los terrenos, pasando de equipamiento deportivo a zona urbanizable, con la esperanza de que dicho cambio de uso sea sancionado legalmente, y el club pueda ingresar de esa forma el dinero suficiente para enjugar su cuantiosa deuda. Da comienzo así una larga sucesión de trámites burocráticos que se prolongarán durante varios años, pero que finalizarán felizmente a mediados de la década de los 60 – concretamente, en la primavera de 1966 -, una vez que el Consejo de Ministros presidido por Franco de luz verde a la recalificación, y el Barça proceda a la demolición y posterior venta de los terrenos de Les Corts a la inmobiliaria «Hábitat» por 226 millones de pesetas, lo cual – aunque no sin problemas en los plazos del cobro – bien puede decirse que salvó la economía de la entidad barcelonista y garantizó su viabilidad cara al futuro.

El estilo personalista, apasionado y autoritario de Llaudet  le hará  tomar no pocas decisiones precipitadas y poco meditadas, sobre todo en el siempre espinoso tema de los entrenadores. Miró, Kubala, Gonzalvo II, César, Sasot, Olsen y Artigas – casi todos ellos antiguos jugadores blaugranas – se irán sucediendo en el banquillo, sin que los resultados deportivos mejoren sustancialmente (tan sólo la Copa del Generalísimo de 1963, ganada en el propio Camp Nou ante un entonces bisoño Real Zaragoza, y la Copa de Ferias de 1965-66, conquistada también frente al conjunto maño, gracias a una noche mágica de un jovencísimo  Lluís Pujol en La Romareda). El juego del equipo deja mucho que desear, los costosos fichajes no ofrecen el rendimiento esperado, y el flamear de pañuelos se convierte en un espectáculo  habitual en las gradas del Camp Nou. Pero el cenit de esta errática y errada política deportiva va a producirse en la temporada 66-67, con el llamado «Caso Silva».

Walter  Machado Da Silva era un excelente delantero brasileño  que había actuado con su selección en el Mundial de Inglaterra, en 1966,  y Llaudet, demasiado temerariamente, va a contratarle para el Barça, con la esperanza de que el flamante Delegado Nacional de Educación Física y Deporte, el catalán Juan Antonio Samaranch, levantase la prohibición de importar futbolistas extranjeros vigente en España desde 1962. Esto, sin embargo, no va a ocurrir, y cuando un periodista le pregunte a Llaudet que piensa hacer con Silva, el presidente barcelonista le responderá con una frase que ya es histórica, aunque hoy nos suene muy políticamente incorrecta: «Siempre me ha hecho ilusión tener un chofer negro». Silva jugará unos cuantos amistosos con la zamarra azulgrana, para tratar de amortizar su fichaje, y no tardará en regresar a Brasil, saldándose la operación con pérdidas para el Barça. Tampoco será precisamente muy rentable el fichaje de Jorge Mendonça en la primavera del 67, porque el delantero angoleño ya había dado lo mejor de sí mismo, y además se le pagaron un par de millones de pesetas suplementarios al Atlético de Madrid, para que los colchoneros permitieran que el futbolista jugará ya el torneo de Copa con el Barça, sin esperar al comienzo de la siguiente temporada. Con casos y cosas  semejantes, no es de extrañar que la gestión de Llaudet suscitase una fuerte oposición en ciertos sectores del barcelonismo, cada vez más amplios. De hecho, había dos opositores «oficiales», Pere Baret (que había formado parte de la fracasada candidatura de Jaume Fuset en el 61), y el veterano prohombre culé Nicoláu Casaus, una de las personalidades más relevantes que se daban cita en la emblemática «Peña Solera», así como un órgano de prensa rabiosamente crítico con la Administración Llaudet, la «Revista Barcelonista» (más conocida por las siglas «RB»), que inició su publicación a principios de 1965, de la mano de una destacada nómina de periodistas que poco antes habían abandonado las páginas del semanario «Barça» (fundado por el malogrado Josep María Barnils en 1955).

Sin embargo, tan sólo un año antes,  Llaudet estaba en plena cresta de la ola, paladeando su particular momento de gloria. En Abril de 1965 había sido reelegido por una amplia mayoría (164 votos frente a los 35 de su contrincante, el industrial hotelero Josep María Vendrell , y en Febrero del 66, tal como indicamos más arriba, se efectúa la demolición del viejo campo de Les Corts, y unas semanas más tarde un exultante presidente puede anunciar a la prensa y a la opinión pública la venta de los terrenos por una cifra que aseguraría la continuidad barcelonista, saneando casi por completo su maltrecha economía. En este clima de euforia y optimismo – si bien  el equipo no terminaba de despegar del todo, aunque al menos había conseguido clasificarse para la Final de la Copa de Ferias, aplazada hasta septiembre a causa del inminente Mundial inglés – Llaudet va a tomar dos decisiones muy acertadas, y de gran calado estratégico. Por una parte, el traslado de las oficinas del club a una vieja masía construida a principios del siglo XVIII, situada junto al Camp Nou y que durante las obras de este había servido de almacén. El remozado edificio, una buena muestra de arquitectura tradicional catalana, va a ser inaugurado ese mismo año, y albergará la sede social del Club (oficinas, despachos y Sala de Juntas). Por otro lado, Llaudet  creará un torneo veraniego, a imagen y semejanza de los que ya existían entonces en diversos lugares de la geografía española («Teresa Herrera» en La Coruña, «Ramón de Carranza» en Cádiz, «Costa del Sol» en Málaga…), y ello con varios propósitos: por una parte, honrar la memoria del Fundador del Club, vetado por el Franquismo, dándole el nombre de «Joan Gamper», pero también con vistas a conseguir unas buenas recaudaciones extra ofreciendo fútbol de calidad, con vitola internacional, a unos ávidos aficionados, huérfanos de su deporte favorito debido al parón de las vacaciones estivales, y al mismo tiempo aprovechando la coyuntura   para que sirviera como presentación oficial del equipo ante su parroquia, ese rito que el Barça renovaba año tras año, sazonado con frases como Ja tenim equip o Aquest any, si . El primer Gamper va a tener lugar los días  31 de Agosto y 1 de Septiembre de 1966, con la participación del Nantes francés, el Anderlecht belga y el Colonia alemán, aparte del anfitrión, que finalmente se llevará a sus vitrinas el trofeo, de un sobrio y elegante diseño – nada que ver con la acostumbrada orfebrería al uso, pretenciosa cuando no abiertamente hortera –  al derrotar a los renanos por 3 goles a 1, entregando el hijo del propio Joan Gamper  el flamante galardón al capitán azulgrana José Antonio Zaldúa.

La temporada 66-67 se iniciaba así en un clima de moderado optimismo, con la esperanza de que el equipo entrase, de una vez por todas, por la senda de los triunfos. La victoria sobre el Real Zaragoza unos días después en la Final de la Copa de Ferias, remontando a domicilio el 0 a 1 del partido de ida, con un hat trick del adolescente Lluís Pujol, así lo hacía presagiar, pero los resultados adversos iban a desmentirlo muy pronto. En la Liga, el Barça – que finalmente se clasificaría en segundo lugar – quedó muy pronto descolgado de la lucha por el título, que terminaría adjudicándose el habitual campeón de aquellos años, el Real Madrid, mientras que en la competición ferial el modesto y desconocido Dundee United eliminaría a los azulgranas a las primeras de cambio, venciéndoles tanto en Barcelona  como en Escocia. Para colmo de males, en la Copa del Generalísimo – y a pesar del caro refuerzo del colchonero Mendonça – el Atlético de Madrid tampoco tuvo ningún problema en pasar adelante, venciendo en ambos partidos por 2 a 0. El Camp Nou despidió la temporada con una bronca monumental, y Llaudet se dio cuenta de que sus días al frente del club de sus amores estaban contados.

De nada sirvió su último y desesperado intento de integrar a una oposición cada día más crítica con su gestión mediante una especie de Senado al que se llamó «Consejo Consultivo», y que resultó absolutamente estéril. Ni tampoco la contratación de un nuevo entrenador para sustituir al cuestionado Olsen, el catalán Salvador Artigas, que había dirigido con bastante éxito durante largos años al Girondins de Burdeos. Artigas era un antiguo jugador del club de los años 30, y había sido piloto en el bando republicano durante la Guerra Civil. Igualmente resultó muy poco afortunado el intento de contratar al sudamericano Casildo Osés como Secretario Técnico, pues cuando se alzaron voces contrarias a ello, unas declaraciones del propio Osés refiriéndose a los catalanes sin la menor diplomacia echaron aun más leña al fuego. Y en el capítulo de fichajes, Llaudet se trajo a un puñado de prometedores futbolistas (el osasunista Zabalza, el deportivista Pellicer, el sevillista Oliveros,  y un goleador del Badajoz llamado Jiménez), pero la Liga 67-68 va a comenzar de nuevo  con una derrota, y el Presidente, sintiéndose completamente aislado,  anuncia en la Asamblea General de Septiembre que convocará elecciones anticipadas para Enero del año próximo, a las que él ya no se presentará. Después de esto, seguramente liberado de un gran peso, se dejó crecer la barba y partió  de safari a África, una de sus aficiones predilectas.

El club remontó el vuelo en la Liga, hasta el punto de colocarse fugazmente como líder, mas fue eliminado nuevamente en la primera ronda de la Copa de Ferias por otro modesto, el Zurich suizo. Mientras tanto, iba fraguándose una candidatura única, con vocación de aglutinar a las diferentes sensibilidades barcelonistas, siempre tan discrepantes y distanciadas, con el propósito de que el club no sufriera una grave fractura al pasar por las urnas. No la encabezaría ninguno de los dos «opositores oficiales», ni Pere Baret ni Nicoláu Casaus, sino un prohombre barcelonista de toda la vida, Narcís De Carreras, empresario textil – como no -, Procurador en las Cortes franquistas y albacea testamentario del mítico político catalán Francesc Cambó. El 17 de Enero de 1968 Carreras fue proclamado como nuevo Presidente del que entonces se denominaba oficialmente «Club de Fútbol Barcelona», al frente de una amplia junta directiva que albergaba a las distintas corrientes del barcelonismo. En los prolegómenos del partido que tres días antes enfrentó al Barça con el Real Zaragoza, Llaudet recibió una atronadora ovación al salir al centro del terreno de juego, tras fundirse en un caluroso abrazo con el mandatario entrante y al despedirse de su público. Desde luego, nadie podía echarle en cara su desmedido amor al club, que había mamado desde niño, y en el momento del adiós se olvidaron por un momento todas las críticas. Desvinculado ya del día a día barcelonista, se volcó en sus negocios particulares, su familia y sus hobbies, y tan sólo regresaría en los años 80, con Josep Lluís Núñez al frente del club, para presidir la Comisión Económica y Estatutaria.  Octogenario y postrado en una silla de ruedas, el viejo león barcelonista sería emotivamente homenajeado a principios del actual siglo en el transcurso del Gamper que él creó. Poco después, el 15 de Agosto de 2003, dejó definitivamente de rugir. Para entonces,  la Historia blaugrana le había absuelto ya sobradamente de sus bienintencionados errores, y prefería recordar sus indiscutibles aciertos y sus largos años de fiel servicio y cariñosa entrega a la Causa.




Sevilla Foot-ball Club, 1905, los documentos

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 Otra pieza en la Historia del fútbol, un investigador sevillista ha sido quien la ha puesto encima de la mesa.

«- Anoche se reunieron en el Centro Mercantil los jóvenes aficionados de nuestra ciudad al sport de «fott-ball».

Decididos á formar sociedad, acordaron elegir la siguiente junta directiva:

Presidente-D. José Ruiz Gallego.

Secretario-Tesorero.- D. Manuel Jiménez León.

Vocales.- D. Manuel Zapata, D. Charles Langcton, D. Juan Mejías y D. Samuel Hanmech.

Fue aprobado el reglamento y se acordó enviarlo á la primera autoridad civil de la provincia para su aprobación.» (26 de septiembre de 1905 «Sevilla«).

Este recorte se encuadra en lo que podríamos considerar la segunda etapa de la historia de los clubs en España. Esta nueva etapa que llega con los regeneracionistas, en esa España agitada por la pérdida colonial, de la mano de esos sportmen con aguzado bigote y sombrero, es la de finales del XIX y principios del XX, cuando los españoles han ido entrando en el juego del foot-ball.

Atrás queda esa primera etapa de protofutbolistas de las tres últimas décadas del XIX en las que los grupos británicos practicaban el juego de pelota con los pies junto a la obra del ferrocarril, la mina, la fábrica, los muelles, o la playa. Esa primera etapa que se podría describir de la siguiente forma:

«El fútbol se practicaba, en el comienzo, dentro de los grupos de británicos instalados de manera permanente en el exterior por cuestiones de negocios: personal de bancos, de agencias comerciales o de transportes varios, ingenieros y cuadros operativos en obras de equipamiento o en fábricas, o entre el personal y los alumnos de numerosos establecimientos británicos que se fueron sumando, sin olvidar los funcionarios y empleados de embajadas y consulados.

Al principio, estos grupos jugaban exclusivamente entre ellos antes de aceptar a los autóctonos.» («FIFA 1904-2004. Un siglo de fútbol», editado por la FIFA, versión española por Pearson Educación S.A. 2000. Varios autores.)

Este es el paso definitivo en la legalización del Sevilla Foot-ball Club, en el que, según cuentan las lenguas antiguas, aglutinaron a aquellos jóvenes que aprendieron el sport en sus estudios en el extranjero, los alumnos de numerosos establecimientos británicos que se fueron sumando, a los escoceses, ingleses o alemanes que también lo practicaban. Trabajadores de empresas con capital extranjero que creaban las infraestructuras sevillanas del agua, electricidad o transportes, o aquellas otras industrias relacionadas con el río, como las fundiciones o navieras. «The Seville Water Work Company Limited«, la «Compañía Sevillana de Electricidad» (con capital alemán), «Seville Tramways Company», «Portilla & White», «Mac Andrews & C. Ltd.», son ejemplos de la procedencia de aquellos sportmen de nacionalidad distinta a la española que poblaban Sevilla en aquellos años.

A los extranjeros les importaban bien poco las legalidades, con coger una pelota e irse a los muelles o playas de la orilla del río, tenían bastante.

Los sevillanos (algunos de ellos de ascendencia británica), los cuales, como vemos a través de la secuencia de la historia que nos hace el diario «Sevilla«, se lo tomaban de otra manera. Encabezados por José Luis Gallegos Arnosa (en el diario «Sevilla» se cometen errores en la trascripción de los nombres, tanto foráneos como locales, y que son arrastrados a la «Guía de Sevilla y su provincia» de 1906, el más destacable el nombre del Presidente), se pusieron en movimiento para organizar este «sport recreativo e higiénico«:

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Es la primera noticia de la serie. Introduce un primer concepto de tiempo pasado «hace tiempo que en nuestra ciudad (…) tuvieron intención de organizar un club». Esto avala las noticias y relatos posteriores sobre el fútbol en Sevilla y su práctica desde mucho antes, incluso con la intencionalidad de legalización como sociedad de sports. Su presencia era conocida además fuera del ámbito local.

Aparece Huelva en el camino. «Parece que ha influido mucho en esta determinación un reto que la Sociedad constituida en Huelva ha dirigido a los aficionados de esta para que tomen parte en un match que se celebrará en dicha capital el día 16.»

Antonio Balmont nos expuso como la insistencia social sobre el Club Recreativo en que «debían abandonase los prejuicios y exclusivismos formar un «team» de football serio» (30 de abril de 1903 «La Provincia«, Huelva) dio paso a la reorganización del club, poniendo un punto y aparte en la etapa en que estos grupos jugaban exclusivamente entre ellos antes de aceptar a los autóctonos.

Esta «españolización» del club, por la que clamaba la prensa onubense, para poder participar en el campeonato de España, terminó registrando, por fin, el club «a la española«, en el Gobierno Civil. El Club Recreativo de Huelva se inscribió en el Registro el 18 de mayo de 1903,

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«Presentado en este Gobierno de provincia, queda registrado al número 20 del libro correspondiente y se devuelve autorizado un ejemplar al Presidente de la Sociedad, á los efectos prevenidos en la vigente ley de Asociaciones. Huelva 18 de Mayo de 1903.- El Gobernador, Alejandro Cadarso.». (20 de mayo de 1903 «La Provincia«, Huelva)

En el artículo observamos como, junto con el Reglamento de la sociedad que transcribe íntegro, y la composición de la directiva, se detalla literalmente la Diligencia del Registro, lo cual nos muestra la fecha exacta y el número con el que fue asentado el club, requisito imprescindible para poder anotar los Estatutos. Si hubiera habido un registro previo de la sociedad, en el citado libro, hubiera bastado con una observación o vicisitud citando la reforma de los Estatutos. La Diligencia hace constar que se le asigna un número, y queda bajo la jurisdicción de la Ley de Asociaciones española. El club inglés del que proviene, pudo o no estar registrado, en un libro distinto, pero la Diligencia deja claro que a partir del 18 de mayo de 1903, el Club Recreativo de Huelva que inscrito en el Registro Civil español.

Este paso dado por el Recreativo es importante para el Sevilla Foot-Ball Club, ya que «parece que ha influido mucho en esta determinación un reto que la Sociedad constituida en Huelva…«

Tanto es así, que el mismo día del match en Huelva tenían fijada la fecha para «organizarse en regla«

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 Las reuniones ya no son en una «nevería«, sino en las instalaciones de una sociedad importante: el Centro Mercantil, el cual tenía (y tiene, ahora como Círculo Mercantil e Industrial) su sede en la calle Sierpes.

Se conoce que la reunión dio su frutos, ya que quedaron emplazados para el siguiente sábado, día 23 de septiembre:

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 Y el resultado fue definitivo, como antes vimos en el diario «Sevilla» y ahora lo volvemos a encontrar en «El Liberal«

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 «- Anoche se reunió la Junta organizadora de la Socidad de Fott-ball en esta población para la aprobación del reglamento por el que se ha de regir dicha Sociedad, y quedó nombrada la junta directiva, que la componen los señores siguientes :

Presidente: D. José Luis Gallego.

Secretario: D. Manuel Jiménez.

Vocales.- D. Manuel Zapata, D. Charles Langdon, D. Juan Mejía y D. Samuel Hamnmick.

En breve empezarán los primeros matchs.» (26 de septiembre de 1905 «El Liberal«).




El Estadio Centenario, la casa del fútbol uruguayo, cumple 80 años

El Estadio Centenario fue un sueño que compartieron paisajistas y futboleros durante años, el arquitecto Juan Scasso y sus ayudantes lo imaginaron en pocas horas, para llevarlo de los planos a la realidad del cemento se necesitaron apenas 362 días. Y mañana cumplirá 80 años como símbolo del fútbol uruguayo y postal de Montevideo. La historia podría continuar así: «en 20 años volverá a recibir a la Copa del Mundo», aunque todavía queda mucho para el 2030.

Este cumpleaños lo encontrará vacío, aunque con el eco de las celebraciones por el cuarto puesto de Uruguay en Sudáfrica. Pero cuando llamen de nuevo a la competencia interna, reabrirá sus puertas como ha ocurrido en todas estas décadas, que lo llevaron a convertirse en parte de la vida de la mayor parte de los uruguayos. ¿Quién no fue alguna vez al estadio? ¿Quién no bajó sus escaleras con la garganta gastada de tanto gritar o el corazón herido por goles del rival?

Su construcción se vincula directamente con la primera Copa del Mundo, aunque en perspectiva representó para el deporte lo que por esos días fue el Palacio Legislativo para la democracia uruguaya, la apertura de la rambla montevideana para el diseño urbano o la construcción del Palacio Salvo para la iniciativa privada: expresiones del Uruguay pujante de la década de 1920, que cumplía un siglo de vida independiente y se sentía grande y fuerte. 

Si bien la piedra fundamental del Centenario se colocó el 21 de julio de 1929, la idea de dotar a la ciudad de un gran escenario deportivo es mucho más antigua: nació con las tendencias que venían de la Europa de fines del siglo XIX, que revalorizaban el esparcimiento de la población.

En 1889, la Junta Económico Administrativa de Montevideo confió al arquitecto paisajista francés Edouard André un plan de embellecimiento de la ciudad. Dos años más tarde, André presentó su idea, que incluía un «gran parque central» con instalaciones deportivas en la zona del actual Parque Batlle, por entonces una zona de quintas conocida como Campo Chivero. Su compatriota y discípulo Carlos Thays fue contratado en 1911 para ejecutar el proyecto, pues el dueño de buena parte de los terrenos, Antonio Pereira -autor teatral, hijo del presidente Gabriel Antonio Pereira- los había legado al Estado con ese fin. Thays, radicado en Argentina y creador de varias de las principales plazas de Buenos Aires, puso en el plano un estadio, además de zonas de césped, caminería sinuosa y numerosos árboles. También propuso un zoológico y un jardín botánico, que nunca se hicieron.

Los límites del plan original eran difusos y llegaban hasta la zona de 8 de Octubre. Por ello, cuando Nacional se instaló en esa avenida se llamó Parque Central a su cancha, desde un principio y hasta el presente.

El otro parque, el de los paisajistas, fue conocido como Parque Pereira. En 1917, cuando recién se estaba esbozando, albergó un estadio de fútbol, construido enteramente de madera, en el sitio donde ahora está la Pista de Atletismo. Fue la sede de la primera Copa América, en 1917, y llegó a albergar, según algunas crónicas, hasta 40 mil espectadores. Sin embargo, cinco años más tarde se desmontaron sus tribunas para alojar allí la pista.

Planos montevideanos de los años 20 muestran sin embargo el dibujo de un estadio en el lugar actual del Centenario, lo cual demuestra que ya se pensaba instalarlo allí, aunque nadie sabía cuándo ni cómo. Por entonces el fútbol adquirió enorme popularidad gracias a los títulos sudamericanos y olímpicos de la Celeste. Las principales canchas de la ciudad eran el Parque Central y el estadio de Peñarol en Pocitos, ambos de madera y con capacidad reducida. Y parecían más chicos los días de clásico o de algún partido internacional. Por eso, la prensa reclamaba la construcción de un «gran stadium».

 

El Mundial.

La oportunidad fue, como todos saben, el Mundial de 1930. Uruguay obtuvo la sede en mayo de 1929 y en su plataforma figuraba la construcción de ese escenario monumental. Ya el paraje era denominado oficialmente Parque de los Aliados, por el bando vencedor de la Gran Guerra. Para ubicar el estadio se destinó su extremo oriental, donde había una modesta colina, que caía hacia un pequeño pantano, naciente del arroyo Pocitos. Sobre la pendiente se asienta la tribuna Olímpica y el arroyo está sepultado bajo el cemento de la ciudad, pero durante mucho tiempo insistió en retornar en algunos puntos de la cancha, que se embarraban con facilidad.

El diseño del estadio fue encomendado a Juan Scasso, que había integrado la primera promoción de arquitectos de la Universidad de la República y en ese momento era director municipal de Paseos Públicos. Con la ayuda de dos estudiantes, José Domato y Pedro Danners, inició una lucha contra el reloj pues disponía de un año para terminar lo que pasó a conocerse como «field oficial». El nombre permanece en la sigla de CAFO, su comisión administradora donde compartían responsabilidades el Municipio y la AUF. Pocos días antes del Mundial, CAFO lo bautizó Estadio Centenario.

El 17 de agosto de 1929, Scasso presentó a la prensa su proyecto, prácticamente el estadio que hoy conocemos. Optó por un recinto elíptico de cuatro tribunas independientes, con influencias de la arquitectura moderna holandesa. Una de las tribunas llevaría una gran torre, decorada con dos alas de avión y la proa de un barco, símbolos del progreso. También pensó en una decoración con detalles de lujo. Sin embargo, el presupuesto y el escaso tiempo le obligaron a recortar algunas ideas.

Las tribunas de cabecera, luego llamadas Ámsterdam y Colombes, se redujeron a dos tramos en vez de tres. Y una de las laterales, que sería la América, a uno. Las dos primeras adquirirían su tamaño actual recién en 1956, obra de Domato. Y la América crecería un tramo en 1980.

El diseño aprovechó con inteligencia los desniveles del terreno, lo cual permitió ahorrar dinero y tiempo. Está dicho que la tribuna mayor, la Olímpica, se apoya en la pendiente. El campo de juego está por debajo del nivel de la calle.

Los últimos meses se 1929 se fueron con las excavaciones del terreno. Las obras de hormigón armado comenzaron el 1° de febrero de 1930. Un batallón de 1.100 obreros, en tres turnos, consiguió entregar a tiempo las obras a tiempo para el Mundial, aunque un otoño muy lluvioso complicó las tareas.

Las obras finalizaron el 10 de julio, aunque quedaron algunos detalles a solucionar antes de la inauguración oficial, prevista para el centenario de la primera Constitución nacional, el día 18. Incluso durante el Mundial se veían andamios y encofrados en la parte exterior del escenario.

Scasso estimó la capacidad del Centenario en 89 mil espectadores. Hoy, incluso más grande, sólo admite algo más de 65 mil, pero los criterios de seguridad y comodidad han cambiado mucho. El día de la inauguración, aquel angustioso 1-0 sobre Perú, es probable que hayan sido muchos más todavía: nadie quería perderse el espectáculo grandioso del Centenario y los porteros abandonaron sus puestos para ir a ver el partido. Había nacido la muy uruguaya costumbre de «ir al Estadio», dicha así, sin apellido. Una costumbre que atravesó intacta ocho décadas y se proyecta hacia el 2030.

 Piezas

 

 El padre del Estadio

 El arquitecto Juan Scasso, considerado el padre del Estadio Centenario aunque sus colaboradores Domato y Danners tuvieron importante participación, fue uno de los profesionales más famosos de la época. Ya había diseñado el estadio de Peñarol en Pocitos -luego sería presidente del club aurinegro- y asesoró a los responsables del estadio Monumental de Buenos Aires. En Montevideo, además, firmó los proyectos del Hotel Miramar, la sede original del Club de Golf del Uruguay, la reforma del Parque Hotel, el Club Náutico y la sede del Sporting Club, entre otros.

 

No sólo fútbol

 El Centenario fue escenario de varios deportes, además del fútbol. En una cancha ubicada en la platea Olímpica se jugaron memorables partidos de básquet y a menudo se instalaba un ring de boxeo: allí pelearon desde Dogomar Martínez a Alfredo Evangelista. Por años, la Vuelta del Uruguay terminaba en la cancha, con los ciclistas pedaleando sobre el césped. Vito Dumas saludó desde allí al culminar su vuelta al mundo en solitario. Además, el Estadio albergó una misa del Papa Juan Pablo II, reuniones de otros credos, desfiles de Carnaval y actuaciones de artistas de todos los géneros: el comediante radial Eduardo Depauli, Los Olimareños, Joan Manuel Serrat, Julio Iglesias, Rod Stewart, Luciano Pavarotti, Eric Clapton, Alfredo Zitarrosa, entre muchos.




Hace 100 años (diciembre 1910)

DICIEMBRE

             En reunión de Junta directiva de la Federación Española de Clubs de Foot-ball se notifica que en una de las reuniones de la Asamblea se acordó no conceder a ningún periódico título alguno otorgado por la Federación ni tener preferencia por ninguno.

             En la Federación Catalana se admite a los nuevos clubes: Salud, Manresa, Iluro, Franco-Español, Lusitania, Continental y Cervantes. Se dan de baja Star y Universal. También se da cuenta de la reconstitución del Catalonia.

             El Español de Barcelona, por medio de su presidente sr. Doncos, está ultimando las negociaciones  para la adquisición de su nuevo campo. El terreno elegido es el del Velódromo del que se conservará la tribuna de preferencia y los palcos, permitiendo al público presenciar comodamente los partidos.

             El Club Recreativo de Huelva, DECANO de los equipos de football Españoles,  publica las bases por las que ha de regirse el segundo campeonato de foot-ball de Andalucía y Extremadura, organizado por dicha sociedad, y que se disputará en su campo los primeros días de enero. Los premios consisten en una copa de plata, regalada por el presidente del Club Recreativo, D. Alejandro Mackay, más once medallas de oro para el vencedor y once medallas de plata para el equipo finalista.

             La sección de fútbol de la Sociedad Gimnástica Española, un mes después de su creación, elige una nueva Junta directiva, constituida de la siguiente forma:

-D. Ramón Paz, presidente

-D. H. Castedo, secretario

Y como vocales los señores D. José María Kindelán, sr. Peñalosa, D. Rafael Morales, D. Francisco Baonza y D. Felipe Monis

             El Salud Sport Club inaugura su campo del Parque de la Salud enfrentándose al CD Español.

             El Ayuntamiento de Gerona recibe una instancia de la Sociedad deportiva de la ciudad para poder disputar partidos de foot-ball en el campo de Marte.

 Cerrada la inscripción para el Campeonato de Cataluña de primeros equipos han resultado inscritos los siguientes clubes: Barcelona, Español, Catalá, España y Universitary

             El alcalde de Barcelona está dispuesto a acabar con los peligros que entraña para los transeúntes el que grupos de chiquillos jueguen al fútbol en la Rambla de Cataluña. Para el efecto ha ordenado a las guardias municipal y urbana extremen el celo. Como solución ofrece que se juegue en las aceras del convento de Montesión y del frontón Condal.

 

             La Federación Regional de Clubs de Foot-Ball de Valencia elige la siguiente Junta directiva:

 Ecmo. Sr. Conde del Serrallo, presidente honorario

D. Carlos Pagola, presidente

D. Ramón Leonarte, vicepresidente

D. José Ballester, secretario

D. Luis Ulgarra, vicesecretario

D. Enrique Girona, tesorero

y como vocales D. Arturo Jairet, D. Ramón Zamarripa, D. Vicente Gallach, D. Víctor Ballester, D. José Vinto y D. José Nacher

             Partidos amistosos:

 En Madrid;                  Athletic Club (Madrid) – Gimnástica Española 3-1

                                    Madrid – Gimnástica Española 1-0

                                    Gimnástica Española – Madrid 2-1

En Barcelona:              Barcelona – Gimnástica Española 5-2

En Irún:                        Racing Club de Irún – Vie au Grand Air (Francia) 4-0

En Mont d’Marsan :     Mont d’Marsan – Racing Club de Irún 1-13

En Bilbao:                    Athletic Club – Racing Club de Irún 0-1

En Valencia:                 Hispano – Valencia 2-7

                                    Levante – España 5-1

                                    Levante – España 4-2

                                    Hispano – Rat Penat 1-3

En Sevilla:                    Equipo de Sevilla – Equipo de Cádiz.  Vencen los sevillanos. Obsequiados los vencedores con medallas de plata

  




Campeones del mundo

CAMPEONES DEL MUNDO

 

A los bravos Españoles va este canto futbolero

 

 

que llenaron las pupilas con paisajes de emoción,

que pintaron fantasías inspirados en el genio

de ese toque de concierto que despierta admiración.

 

En Sudáfrica mostraron siempre fiel a su libreto

ese arte depurado del manejo del balón,

ese juego desplegado de la magia y el talento

hechizando al mundo entero con su paso arrollador.

 

Hoy el mundo los saluda, por el triunfo y por la copa

por el logro incuestionable de ganar a lo Campeón,

de mostrar ese coraje y escribir así en la historia

esta página de gloria que retumba en cada gol.

 

A los bravos Españoles que jugaron con el alma

a la sangre de «La Furia» de su inmenso corazón,

carnaval de la locura que con goles engalana

el sentir de toda España hecho fútbol y pasión.

 

Ese fútbol de alta escuela, de color y de alegría

que deslumbra con el toque de un auténtico Campeón,

que ha pintado el horizonte coronandose en la cima

de gritar en cada esquina, hoy España es el mejor.

 

 

José Cantero Verni

 




El Huelva Recreation Club y el fútbol entre 1884 y 1889

Todo el mundo sabe que el «Huelva Recreation Club» oficializa su existencia en Diciembre de 1889, y por ser el primer Club que practica el football como actividad deportiva de forma ininterrumpida desde entonces es considerado legítimamente como el Decano del fútbol Español. En otros post del CIHEFE hemos comprobado documentalmente este hecho que supone sin duda uno de los hitos relevantes de nuestra historia futbolística (ver aquí: http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2010/01/la-oficializacion-del-huelva-recreation-club-en-1889-decano-del-futbol-espanol/).

 Hasta ahora, sin embargo, la mayoría de los aficionados a la historia del football en nuestro país, empezaban a escribir la historia del Recreativo en 1.889. Son  pocos los que sabían que el Club, como tal, existía desde varios años antes, y ya desde entonces practicaba el football junto a otros sports típicamente ingleses como el críquet.

 Este hecho queda demostrado en el documento manuscrito y original fechado en 1 de Marzo de 1.888  y que se encuentra custodiado como una de las piezas más importantes en el recientemente inaugurado museo del fútbol de la RFEF. Dicho documento original fue cedido por la familia Martínez, de Huelva, para gloria y decoro de su antepasado el Sr. Ildefonso Martínez.

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 No es el momento para explicar las fuertes vinculaciones de D. Ildefonso Martínez con los miembros de la colonia inglesa de Huelva, pero baste apuntar que su padre, el Sr. Eduardo Martínez, Ingeniero y Madrileño de nacimiento, fue contratado alrededor de 1870 por el archiconocido en Huelva Williams Sundheim para la planificación y ejecución posterior de la red de ferrocarril que uniría la capital de Huelva con Rio Tinto primero y con Sevilla después.

 

El documento manuscrito dice así:

                                                                                                                           Huelva, 1 de Marzo de 1.888

Sr. D. Ildefonso Martínez;

Estimado Sr.;

No sin sorpresa y enorme satisfacción fue recibida por el Dr. Mackay su carta del pasado veinte de Febrero mediante la cual tiene a bien ofrecerse gustosamente a practicar los diversos Sports que en nuestro Club de Recreo se vienen desarrollando desde hace algunos años.

 Y puesto que es oportuno corresponderle debidamente, el Dr. Mackay tiene a bien invitarle a participar en las próximas partidas de football y críquet que habrán de tener lugar a la hora habitual en los terrenos frente a la fábrica de Gas el día cinco del presente contra un team compuesto por tripulantes del buque «Jean Cory» llegado a Huelva el pasado mes de Febrero.

 Esperamos pues contar con su presencia en tan interesantes partidas.

                                                                                     Suyo, afectísimo,

                                                                                     L. Sánchez.

Como dato definitivo, que vincula inexorablemente a este Club de Recreo («Recreation Club» en su traducción a la lengua Inglesa) con el «Huelva Recreation Club» que se oficializara en 1889, está el hecho de que los tres «protagonistas» de la carta; a saber: Martínez, Mackay y L. Sánchez, formarían poco después parte, en Diciembre de 1889, de la primera lista oficial del Club Decano:

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Y es que hasta ahora habían sido muchos los testimonios que obviamente apuntaban a que el Club como tal ya practicaba el football desde antes de su oficialización, pero no había ningún documento «en tiempo» que así lo corroborase. Uno de esos testimonios aparece en el libro de J. González Pérez «Historia del football en Huelva y su provincia», editado en 1929 y para el cual cuenta con testimonios importantes de los por entonces vivos Co-fundadores del Recreation Club en 1889, W.J. Alcock y B.T. Daniels:

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 Pero volvamos con el documento de la carta manuscrita de la que estamos hablando. Si hay que resaltar algo de la carta, y que sin duda pone de manifiesto la existencia del «Recreation Club» desde bastante antes de 1889, habría que reseñar tres cosas:

  •           a) El hecho de que llame al Club como «Club de Recreo», traducción literal de «Recreation Club».
  •           b) El hecho de que literalmente se indique que juega al Football (y al críquet).
  •           c) El hecho de que se viniera haciendo «desde hace algunos años».

 Por todo ello y ante la importante práctica del football en Huelva durante la década de 1880, no nos extraña que, el football se consolidara en modo de Club o Sociedad deportiva.

 

Pero tal vez el «Huelva Recreation Club» no empiece ahí, en esos años cercanos a 1889…

Como ya hemos adelantado y hemos demostrado con algunas pruebas, desde 1.880 el football en Huelva capital era un Sport claramente habitual. Además aparece frecuentemente la figura del Dr. Mackay como el auténtico promotor del football en Huelva, cosa que sin duda queda evidenciado a partir de los documentos antes expuestos.

5316 de marzo. 1903. Diario La Provincia

Sin embargo lo que hemos descubierto también hace poco tiempo es que ya en 1884, muy probablemente por el incremento de los sports desde 1880, El Club Inglés de Rio Tinto, había creado en la capital de Huelva una «Sociedad de Juegos de Pelota», entre los que obviamente estaba el football (tal y como queda referenciado por el artículo de Marzo de 1903 del diario local La Provincia y otras pruebas que ahora pondremos sobre la mesa).

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 Esta Sociedad «juegos de Pelota» tiene actividad demostrada desde 1.884 en adelante, tal y como lo demuestran otros apuntes contables que hablan de gastos diversos del Club en Huelva Capital en los años 1885, 1886, 1887, y que se custodian en el Archivo Histórico de la Fundación Rio Tinto (AHFRT).

 Curiosa y precisamente la creación de este «brazo armado» del Club Inglés de Rio Tinto en Huelva se produce con la llegada a Huelva desde tierras escocesas del doctor W. Alexander Mackay, el verdadero promotor, como hemos dicho, del football en Huelva y hermano del entonces también médico y presidente del «Club Inglés de Rio Tinto», fundado en 1878, John Sutherland Mackay.

 Es obvio que ese Club de juego de pelotas de 1884 tenía en Huelva su máximo exponente en la figura de W.A. Mackay, sobre todo si tenemos en cuenta lo que curiosamente indica la carta de 1 de Marzo de 1888 que se haya en la RFEF y que en uno de sus pasajes dice:»…Que venimos desarrollando desde hace algunos años…». Ese «…desde hace algunos años…» bien podría querer decir desde 1884; sin que, aunque muchas de las piezas encajen, podamos afirmarlo tajantemente. Las investigaciones seguirán por esta línea y tarde o temprano podremos demostrar que esa «Sociedad Juego de Pelota«, dependiente del «Club de Rio Tinto» se independiza formando el «Club de Recreo».

 Una vez el Club quedó oficializado en 1.889 se sucedieron partidas de football contra diversos teams, entre ellos el Rio Tinto Football Club, un club de football que se creó en Sevilla en 1890 y otros Clubes de Málaga y Gibraltar de esa misma época y año. También como ya hemos apuntado en otro artículo presentado en el CIHEFE, a partir de 1892 el Club deja de tener participación social y queda gestionado por otra entidad inglesa llamada Seamen´s Institute, que lo utiliza para «entretener» con partidas de football y cricket a los marineros que llegaban al puerto de Huelva y que dirigió sus designios hasta 1903, fecha en la que el Recreation Club, ya con el nombre de Recreativo de Huelva, decidió abrirse de nuevo a la sociedad local, ante el incremento de la afición local. En esa fecha de 1903, el Club Onubense presenta unos nuevos estatutos que son aprobados por el Gobernador de la provincia; aunque eso es motivo sin duda para otro artículo. Para más información pinchar aquí:

 http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2009/11/el-recre-entre-1893-y-1904-una-etapa-de-hermetismo/

 

El Origen del nombre «Recreation Club»:

 El término «recreation» usado en las últimas décadas del siglo XIX tenía un importante componente médico. De todos es sabido que las universidades de Inglaterra tenían un gran desarrollo y la de medicina, obviamente, estaba entre las más avanzadas.

 En este sentido, la medicina como principal exponente del cuidado de la salud del individuo, en Inglaterra, recomendaba hacer con asiduidad la práctica de los Sports con objeto de fortalecer la constitución del cuerpo y mejorar la condición física de la persona. Y no podemos olvidar que Williams Alexander Mackay, promotor del «Huelva Recreation Club», era precisamente médico…qué curioso ¿verdad?.

 En estos términos se refiere la revista «La ilustración española y americana» en Febrero de 1892, a la práctica de los sports de pelota en Inglaterra:

 «…El ejercicio de la pelota es varonil también, sobre higiénico y recreativo…«

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 Por tanto, que nadie se lleve a equívocos con el término «Recreativo» empleado en el siglo XIX y piense por tanto que por su uso en la denominación social del Club Onubense se refiere a un Club dedicado a organizar fiestas y bailes.

 El término «Recreativo», como podemos ver y comprobar, estaba asociado directamente con los Sports ingleses; y dado que el Club Onubense era un club eminentemente deportivo (Football y Cricket) el mencionado término le iba de maravillas…

 FUENTES:

-Archivo Histórico de la Fundación Rio Tinto (AHFRT).

-Hemeroteca de Huelva (Casa Colón).

– «1.884-1889: El Origen del Huelva Recreation Club». Antonio Bálmont.

– «Análisis de una cita Histórica». D. Alfredo Moreno Bolaños.




El FC Barcelona: el mejor club español de la década 2000-2010

Se impone gracias a sus dos últimas temporadas. Sin embargo, Real Madrid y Sevilla FC dominan las competiciones nacionales por separado.

 El aficionado al fútbol en general tiene una especial inclinación por comentar, debatir o discutir sobre cualquier aspecto de este deporte. Los argumentos que aporta son tan dispares que abarcan desde la subjetividad más irracional hasta la objetividad más absoluta. Aún así, el tema tratado siempre queda abierto a nuevos comentarios y más valoraciones.

Por eso, aprovechando que la el final de la temporada 2009/10 cierra una década de competiciones, hemos tratado de buscar y justificar qué club ha sido el mejor de estos 10 años.

Desde el punto de vista competitivo, una apreciación global de la década no tiene mayor interés, pues en sí no queda reflejada en ningún palmarés de ninguna competición, es cierto. Pero, por el contrario, la evaluación del rendimiento de los clubs a lo largo de un período más o menos largo de tiempo, correctamente referenciada, sirve para valorar debidamente a sus responsables, tanto directivos como demás profesionales implicados. Y en ello radica esta reflexión, que analiza cómo los grandes clubs han reflejado el acierto o no de sus responsables, al margen de los títulos alcanzados.

 Adelantando el resultado de nuestro ejercicio, el club ganador es el FC Barcelona, lo que parece una obviedad dado el gran rendimiento que ha tenido. Sin embargo, cuando entramos a revisar las condiciones, encontramos valoraciones muy interesantes que iremos desarrollando a lo largo del artículo.

 CRITERIOS PARA ESTABLECER LA TABLA DE CLASIFICACIÓN

Hemos mantenido un criterio parecido al Ranking Mundial de Clubs, de la IFFHS, donde las competiciones internacionales tienen mayor puntuación que las nacionales.

 Champions, Supercopa de Europa, Mundial de Clubs: 9 puntos victoria; 3 empate.

Europa League/Copa de la UEFA: 6 puntos victoria; 2 empate.

Liga de Primera División, Copa del Rey y Supercopa de España, Copa Intertoto: 3 puntos victoria; 1 empate.

Segunda División: 1,5 puntos victoria; 0,5 empate.

Segunda División B: 0,75 puntos victoria; 0,25 empate.

No hay ningún plus por ganar una competición, ni alcanzar eliminatorias finales. En caso de resolverse un partido por penaltis, se cuenta como empate para los dos equipos.

Tampoco es necesario incluir un reparto proporcional entre el número de partidos de cada competición y el máximo de puntos, ya que salvo en la Liga, el equipo que más eliminatorias gana se ve compensado porque también es el equipo que más partidos juega.

Y como es lógico, tampoco se ha tenido en cuenta el presupuesto anual de cada club, ni las condiciones económicas de las plantillas, ni nada que se gestara fuera de los terrenos de juego.

 EL FC BARCELONA HA SIDO EL MEJOR DE LA DÉCADA

 Aplicando estas puntuaciones así queda la clasificación final de la década 2000-2010:

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  Como se puede comprobar, el FC Barcelona suma un total de 1630 puntos lo que le convierte en el club más destacado de la década. Su ventaja sobre el Real Madrid está basada en su mejor rendimiento en las competiciones internacionales, ya que en la Liga el Real Madrid está por delante. Donde más se nota es la Champions League, donde el FC Barcelonase clasifica por delante del Real Madrid, pese a haber disputado una edición menos, en la que entró en la Copa de la UEFA.

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La diferencia no es de 27 puntos absolutos, sino que al aplicarse la baremación aumenta a 81 a los que hay que sumar los 62 de la Copa de la UEFA (31 x 2) lo que dan una ventaja a los barcelonistas de 143 puntos. El rendimiento del Real Madrid en las últimas cinco ediciones de la Champions, no ha pasado de octavos en ninguna ocasión, ha sido definitivo, pues los madridistas aventajaban notoriamente a los azulgrana con un total de 405 puntos (135 x 3) frente a los 359 (99 x 3 + 31 x 2) de sus rivales en la primera mitad de la década.

 EL REAL MADRID Y EL SEVILLA FC SON LOS MEJORES A NIVEL NACIONAL

 Como ya hemos adelantado, el dominio del FC Barcelona no es absoluto en el cómputo global de la década. Es más, en lo que se refiere a las competiciones nacionales es superado por el Real Madrid y el Sevilla FC en la Liga y en la Copa respectivamente:

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El Real Madrid domina la Liga con claridad. El impresionante registro barcelonista de la temporada última quedó minimizado ya que sólo aventajó en tres puntos al Real Madrid. Al margen de los dos más destacados, el Valencia, que ganó dos veces la Liga, es el tercero con autoridad, seguido de los grandes animadores de la Liga en esta década: el Super-Depor, el Villarreal CF, una vez subcampeón, y el Sevilla FC, que jugó en 2ª División en la temporada 2000-01. La ausencia del Atlético de Madrid se debe a sus dos temporadas en 2ª División al comienzo de la década.

 

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 Pese a que el F Barcelona logró ganar el torneo de 2009 y confirmarse como el club que más veces ha ganado la Copa de la historia, en la presente década ha habido dos clubs que le superan en el cómputo general de partidos. El Sevilla FC, con su última victoria, la segunda dentro del decenio, se confirma con doce puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid. Los madrileños no han ganado ninguna edición en estos 10 años, pero sí han sido uno de los equipos más regulares. Por el contrario, tanto Real Madrid como FC Barcelona han tenido serios tropiezos contra equipos de inferior categoría en la Copa. Las eliminaciones del Real Madrid contra el Real Unión (2008/09) y AD Alcorcón (2009/10) no fueron menos sorprendentes que las del FC Barcelona ante el Novelda CF (2002/03) y la UDA Gramenet (2004/05).

 LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS REVELAN OTRAS TENDENCIAS: EL SEVILLA FC DESPLAZA AL REAL MADRID DEL SEGUNDO PUESTO.

 El análisis global de la década oculta unos datos que son muy interesantes y que quedan a la vista en cuanto dividimos el período en dos mitades. Del 2000-2005 al 2005-2010 hay tanta diferencia que es importante echarles una mirada.

Por un lado observemos la clasificación general de ambos períodos:

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El Real Madrid comenzó con autoridad dominado prácticamente todas las competiciones. Ganó dos veces la Liga y su éxito en la Champions League se completó con la Supercopa de Europa y el Mundial de clubs. Sólo el Atlético de Madrid, curiosamente, pese a sus dos temporadas en 2ª División, se destacó como mejor club en la Copa del Rey -no entra entre los diez primeros de la clasificación general- sumando 57 puntos. El FC Barcelona es el segundo en la general, pero en la Liga va por delante del Deportivo, al que saca sólo cuatro puntos, y del Valencia CF, ganador de dos ediciones, seis puntos.

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El vuelco se da en los siguientes cinco años. El FC Barcelona se convierte en el dominador total de todas las competiciones: Liga, Copa del Rey y Champions. Aunque el Real Madrid se mantiene cerca en la Liga, donde sólo pierde seis puntos, en la Copa de España y en la Champions suma menos de la mitad de puntos que los barcelonistas. Hasta el punto que el Sevilla FC se convierte en el segundo equipo de España, adelantando a los madridistas, gracias a sus dos victorias en la Copa de la UEFA y otras tantas en la Copa del Rey. El Valencia CF, con un rendimiento inferior, sigue entre los cuatro primeros, aunque seguido muy de cerca por el Villarreal CF. El Atlético de Madrid, ya sin el lastre de las dos temporadas en 2ª División, es el sexto de España, pero aún muy lejos de recuperar el sitio que en décadas anteriores llegó a ocupar.

 CONCLUSIONES

 Esta revisión estadística es bastante significativa. La hegemonía del FC Barcelona en la década no ha sido constante, sino que es el resultado de unas trayectoria ascendente que ha culminado en dos años de notoria superioridad sobre sus rivales.

Con una trayectoria inversa, el Real Madrid ha ido cediendo el dominio a sus rivales. La única competición donde ha mantenido un nivel regular ha sido en el Campeonato de Liga. Sus descalabros coperos, junto con las cinco últimas temporadas europeas han pesado mucho a la hora de valorar el rendimiento del club.

Valencia CF y Sevilla FC han sido la alternativa de los dos más fuertes. En la valoración global de la década, el Valencia CF queda en tercera posición, pero, el Sevilla FC ha protagonizado un quinquenio extraordinario, en el que ha llegado a superar al Real Madrid, desplazándolo de la segunda posición. Mientras los valencianistas tratan de recuperar el nivel de los primeros años, los sevillistas deben consolidar su alto rendimiento para confirmarse de una vez por todas como una alternativa. Siguen siendo víctima de sus propia irregularidad. Finalmente, el Atlético de Madrid, que empezó la década en Segunda División ha recuperado parte del terreno perdido, pero aún está muy lejos del peso que tuvo en los años 60 y 70.

 ANEXO

 Para aquellos que prefieren triunfos y menos estadísticas presentamos algunas tablas, que lo único que hacen es confirmar lo anteriormente expuesto, pero sin profundizar en las correspondientes valoraciones:

 Revisando el palmarés de éxitos:

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del-omo-7-2

 Con 12 títulos el FC Barcelona se confirma como el más laureado, aunque la mitad, 6 triunfos, fueron conseguidos en poco más de un año. Este hecho refleja que hubo un reparto más equilibrado de éxitos entre los demás equipos en los otros nueve años. Con todo FC Barcelona, Real Madrid, Valencia CF y Sevilla FC son los que acumularon un mayor número de trofeos, hasta llegar a un total de 10 clubs con al menos un triunfo.

 Si ponderamos la importancia de las victorias, dando más puntos según la categoría de la competición (6 puntos a la Champions League, 4 a la Copa de la UEFA, 4 a la Liga, 3 a la Copa del Rey, y 2 de bonificación por ganar el Mundial de Clubs y/o la Supercopa de Europa y 1 por la Supercopa de España), no hay prácticamente cambios:

              1         FC Barcelona                       38

             2         Real Madrid CF                    29

             3         Valencia CF                         17

             3         Sevilla FC                            17

             5         Real Zaragoza                       5

 Y si buscásemos la clasificación global de los diez años contabilizando por igual todos los resultados, sumando victorias y empates sin difetenciar las competiciones, así quedarían los clubs:

del-olmo-81  * Sólo entran los equipos que han disputado al menos una temporada en Primera División entre 2000/01 y 2009/10.

 Como se puede ver… todo queda en su sitio. Las ponderaciones sirven para poder valorar con mejor perspectiva los datos.




Los primeros libros de fútbol en España

Recuerdo una conversación que tuve hace años con Félix Martialay en la que hablábamos sobre cómo debía ser concebida una obra de historia universal. Él sostenía que una de las características necesarias es que se le pudieran añadir tomos por al principio y al final. Lo de añadir tomos al final parecía fácil, se trataba solo de actualizar la obra con los hechos que hubieran ocurrido después de la primera edición, pero no parecía tan claro lo de los tomos al principio. «Pues para que si te aparece un antecessor no tengas que tirar la obra a la basura. Esa es una diferencia entre la Historia y la Prehistoria, que la primera se actualiza al final y la segunda al principio».

En el número 12 de estos Cuadernos publiqué un artículo titulado «La primera noticia de foot-ball en España» (http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2010/07/1868-la-primera-noticia-sobre-foot-ball-en-espana/), y en el cuerpo del texto dejé claro que era la primera conocida, y que desde luego era adjetivo que estaba siempre pendiente de que apareciera una anterior, como los tomos de prehistoria de los que hablaba Félix. Que yo sepa todavía nadie conoce ninguna anterior, pero desde luego que podría aparecer en cualquier momento.

 Hoy continuando un poco con ese artículo voy a hablar de los primeros libros de fútbol publicados en España. Si bien este caso es mucho más complicado, y precisamente me amparo en el plural «los primeros» que en español permite dos interpretaciones:

 

  1. Los dos libros de los que hablo son los primeros, y por lo tanto no hay ninguno anterior.
  2. Estos dos libros forman parte del grupo de «los primeros», en los que puede haber junto con ellos otros «primeros».

 La prudencia en este punto me obliga a hablar de los primeros en el segundo sentido. Y lo hago precisamente porque hasta hace pocos meses pensaba que el libro Football asociación, de José Elías y Juncosa (1914), era el primero. Y lo pensaba firmemente hasta que por puro azar me topé con la traducción española del Novísimo tratado de foot-ball de Georges Graham, publicado un año antes, en 1913.

 No soy ni mucho menos experto en el asunto y entiendo que es muy probable que alguien pueda presentarse con otro libro anterior; lo cual es por cierto parte del objetivo de este artículo, que continúen apareciendo libros antiguos sobre fútbol.

 El más antiguo de ellos decía es el Novísimo tratado de foot-ball, que aparece con el subtítulo de Método práctico para jugar al foot-ball y apreciar la licitud y la oportunidad de las jugadas. Publicado en 1913 en Barcelona, por la editorial Ciencias y Letras (C/ Monmany 51 y 53), e impreso por Tipografías y Litografías Núñez (C/ San Ramón nº 6). Es un librito de 90 páginas de pequeño formato (18 x 11 cm.) en el que hay cuatro fotografías enseñando lances y diversos dibujos para explicar diversos aspectos del juego, tales como el off-side.

 

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 Está dividido en dos partes. La primera titulada «Generalidades» consta de un pequeño capítulo histórico, así como de varios puntos como la indumentaria, la higiene o la utilidad del foot-ball como elemento de educación física y moral. La segunda está dedicada a explicar el reglamento y las posiciones de los jugadores.

 Muy difícil de localizar, solo he conseguido localizar un ejemplar en la biblioteca del CSIC (http://aleph.csic.es/F?func=find-a&find_code=SYS&request=000815574), además del ejemplar que obra en el archivo del CIHEFE.

 Tan solo un año después publicó José Elías y Juncosa, alias Corredises, su Football asociación, dentro de la colección Los Sports. Imprimido también en Barcelona por R. Tobella (C/ Carmen 18), salió a la venta al precio de 2 pesetas. También de pequeño formato (17 x 11,5 cm.) y 96 páginas, Corredises hace igualmente un recorrido por la evolución del juego y las posiciones en el campo, precedido de una pequeña reflexión sobre la utilidad del fútbol como medio de educación física (él no habla de la educación moral), y termina con un apéndice sobre el reglamento.

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 Pero quizá el detalle más llamativo del libro es que viene prologado por Hans Gamper, fundador del Barcelona y amigo personal de Corredises. En él cuenta sus primeros esfuerzos por introducir el fútbol en Barcelona, en un texto de importantísimo valor histórico. Por cierto que aparece fechado el 15 de diciembre de 1913, por lo que el libro probablemente salió a la venta en los primeros días de enero de 1914. No en vano la edición que manejamos es la segunda, y aparece también fechada en 1914.

Este libro es de más fácil adquisición: hay varios ejemplares en librerías de viejo a precios razonables, además de estar también en la biblioteca del CSIC (http://aleph.csic.es/F?func=find-a&find_code=SYS&request=000851790) y en la Biblioteca de Cataluña, así como en el archivo del CIHEFE.

 Como decía al principio esta es una simple presentación de los dos primeros libros de fútbol españoles que conozco, pero es probable que haya otros anteriores. Cualquier noticia en este sentido será muy bien recibida.

 




Probables contra posibles ante Amberes 1920

En este artículo pretendo mostrar de manera simple como fue el camino de la naciente selección española desde el momento que fueron preseleccionados en Asamblea federativa una serie de jugadores hasta el momento que abandonan España camino de Amberes para participar en la Olimpiada, a través de una serie de encuentros que enfrentaron a los preseleccionados y una serie de jugadores que completaron los equipos. Si alguien desea conocer ampliamente el asunto, con dimes y diretes, le recomiendo consultar el libro «Amberes allí nació la furia española» de Félix Martialay.

 La prensa de la época no prestó la atención que yo hubiera deseado, en buena parte porque era época estival y, teniendo en cuenta que son partidos de entrenamiento, en las propias disputas tampoco las crónicas son lo suficientemente detalladas. La existencia de errores es evidente cuando hemos encontrado alineaciones en las que figuran jugadores lesionados o que han abandonado el barco con anterioridad y aparecen en ellas.

 En la Asamblea del Fútbol Nacional celebrada el 1 de junio de 1920 se tomó la decisión de elegir a los siguientes veinticinco jugadores que formarían la primera convocatoria de la selección:

Zamora (portero), Samitier, Sancho, Sesúmaga, Vicente Martínez y Alcántara (Barcelona)

Eizaguirre (portero), Arrate y Silverio (Real Sociedad)

Otero y Ramón González (Real Vigo Sporting)

Encinas (Fortuna de Vigo)

Vallana y Pagaza (Arenas)

Torres (Deportivo de La Coruña)

Meana y Villaverde (Sporting de Gijón)

René Petit y De Miguel (Real Madrid)

Belauste, Sabino y Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Eguiazábal y Patricio (Real Unión)

Ricardo Álvarez (Racing Club de Madrid)

El Comité Técnico elegido es el formado por los señores Berraondo, Ruete y Bru. Como Director Técnico estuvo D. Francisco Bru y D. Manuel Lemmel fue su auxiliar y masajista.

 

Se organizó una excursión por el norte de España con partidos en diferentes sedes y con un calendario concreto que según llegaba el momento era constantemente modificado. Así, la gira comenzó en Vigo, donde se disputaron un par de encuentros, y donde figuran muchos jugadores de clubes gallegos para poder completar los equipos pues muchos de los preseleccionados no se presentaron.

 Vigo, 11 de julio

 Al primer partido acudieron menos de la mitad de los jugadores seleccionados por el sr.Bru. El resto de participantes fueron reclutados por D. Manuel Castro «Handicap», periodista del Faro de Vigo, entre jugadores de equipos gallegos, futbolistas veraneantes en Galicia con o sin permiso de sus clubes y algún futbolista estudiante de Medicina.

 Probables – Posibles 0-2

11-julio-1920: Coya

Probables: Zamora (Barcelona), Otero (Real Vigo Sporting), Encinas (Fortuna de Vigo), Samitier (Barcelona), Sancho (Barcelona), Torres (Deportivo de La Coruña), De Miguel (Real Madrid), Sesúmaga (Barcelona), Ramón González (Vigo Sporting), Paco González (Real Madrid), Brand (Sevilla)

Posibles: Hernández Coronado (Real Madrid), Fernández (Vigo Sporting), Rey (Fortuna de Vigo), Herminio (Sevilla), Balbino (Fortuna de Vigo), Hermida (Fortuna de Vigo), Moncho Gil (Vigo Sporting), Cruces (Fortuna de Vigo), Chiarroni (Vigo Sporting), Vázquez (Racing de Ferrol), Pinilla (Deportivo de La Coruña)

Goles: 0-1, Vázquez; 0-2, Cruces

Árbitro: Manuel Lemmel

 Vigo, 13 de julio

 Probables – Posibles 4-0

13-julio-1920: Coya

Probables: Zamora (Barcelona), Rey (Fortuna de Vigo), Daniel (Comercial), Samitier (Barcelona), Sancho (Barcelona), Torres (Deportivo de La Coruña), De Miguel (Real Madrid), Sesúmaga (Barcelona), Vázquez (Racing de Ferrol), Paco González (Real Madrid), Brand (Sevilla)

Posibles: Hernández Coronado (Real Madrid), Juanito Clemente (Fortuna de Vigo), Herminio (Sevilla), Hermida (Fortuna de Vigo), Abad (?), Balbino (Fortuna de Vigo), Moncho Gil (Vigo Sporting), Lozano (Pontevedra), Chiarroni (Vigo Sporting), Cruces (Fortuna de Vigo), Pinilla (Deportivo de La Coruña)

Goles: 1-0, Vázquez; 2-0, Vázquez, 3-0, Vázquez; 4-0, Paco González

Árbitro: Manuel Lemmel

 Después, la preselección debería continuar su camino por Asturias donde debieron jugar otro par de partidos, uno en Oviedo y otro en Gijón, pero ambos fueron suspendidos. Las fechas fueron para Oviedo el 18 de julio y para Gijón el 20 del mismo mes.

 En Bilbao, al no detenerse la gira en Asturias, se adelantó la estancia. Del 25 de julio inicial se adelantó al 20. Aquí si se encuentra todo el grupo seleccionado.

 Probables – Posibles 2-0

20-julio-1920: San Mamés

Probables: Zamora (Barcelona), Otero (Real Vigo Sporting), Arrate (Real Sociedad), Samitier (Barcelona), Sancho (Barcelona), Eguiazábal (Real Unión), Pagaza (Arenas de Guecho), René Petit (Real Unión), Patricio (Real Unión), Alcántara (Barcelona), Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Posibles: Eizaguirre (Real Sociedad), Vallana (Arenas), Encinas (Fortuna de Vigo), Artola (Real Sociedad), Belauste (Athletic Club de Bilbao), Sabino (Athletic Club de Bilbao), Moncho Gil (Real Vigo Sporting), Sesúmaga (Barcelona), Vicente Martínez (Barcelona), Vázquez (Racing de Ferrol), Argüelles (Sporting de Gijón)

Goles: 1-0, Sesúmaga; 2-0, Patricio

Árbitro: Ibarreche

 Bilbao, 27 de julio

 Probables – Posibles 2-0

25-julio-1920: San Mamés

Probables: Zamora (Barcelona), Sauca (Irrintzi), Gorostiza (Baracaldo), Samitier (Barcelona), Sancho (Barcelona), Eguiazábal (Real Unión), Pagaza (Arenas), Sesúmaga (Barcelona), Patricio (Real Unión), Matías (Real Sociedad), Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Posibles: Eizaguirre (Real Sociedad), Vallana (Arenas), Tasio (Fortuna Sport de Bilbao), Artola (Real Sociedad), Belauste (Athletic Club de Bilbao), Sabino (Athletic Club de Bilbao), De Miguel (Real Madrid), Pichichi (Athletic Club de Bilbao), Carmelo (Deusto), Laca (Athletic Club de Bilbao), Argüelles (Sporting de Gijón)

Goles: 1-0, Matías; 2-0 Patricio

Árbitro: Ibarreche

 Finalmente, el partido que debía disputarse en San Sebastián fue trasladado a Irún que es donde se encontraba el grueso de la expedición olímpica española que debía trasladarse a Amberes.

 San Sebastián, 1 de agosto. Se jugó en Irún.

 Probables – Posibles 3-1

1-Agosto-1920: Amute

Probables: Zamora (Barcelona), Vallana (Arenas), Arrate (Real Sociedad), Samitier (Barcelona), Sancho (Barcelona), Eguiazábal (Real Unión), Pagaza (Arenas), Sesúmaga (Barcelona), Patricio (Real Unión), Vázquez (Racing de Ferrol), Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Posibles: Eizaguirre (Real Sociedad), Carrasco (Real Sociedad), Emery (Real Unión), Artola (Real Sociedad), Belauste (Athletic Club de Bilbao), Sabino (Athletic Club de Bilbao), Moncho Gil (Real Vigo Sporting), Pichichi (Athletic Club de Bilbao), Vicente Martínez (Athletic Club de Bilbao), Matías (Real Sociedad), Silverio (Real Sociedad)

Goles: 0-1, Vicente Martínez; 1-1, Vázquez; 2-1, Patricio; 3-1, Acedo

Árbitro: Chopeitia        Jueces de línea: Bru y Berraondo

 San Sebastián, 3 de agosto. Igualmente se disputó en Irún el día 8.

 Probables – Posibles 3-4

8-Agosto-1920: Amute

Probables: Eizaguirre (Real Sociedad) (sustituido por Muguerza en la segunda parte), Otero (Real Vigo Sporting), Arrate (Real Sociedad), Emery (Real Unión), Belauste (Athletic Club de Bilbao) (sustituido por Sancho en la primera parte), Eguiazábal (Real Unión), Pagaza (Arenas), Sesúmaga (Barcelona), Patricio (Real Unión), Pichichi (Athletic Club de Bilbao), Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Posibles: Zamora (Barcelona), Carrasco (Real Sociedad), Vallana (Arenas), Artola (Real Sociedad), Sancho (Barcelona), Sabino (Athletic Club de Bilbao), Moncho Gil (Real Vigo Sporting), Ramón González (Real Vigo Sporting), Vázquez (Racing de Ferrol), Matías (Real Sociedad), Silverio (Real Sociedad)

Goles: 1-0, min.2′: Pagaza; 2-0 Sesúmaga; 2 penales Vázquez y otro Arrate. Desconozco los autores de los otros dos goles

Árbitro: Chopeitia

 Finalmente, los jugadores seleccionados para la Olimpiada fueron:

 Zamora, Samitier, Sancho y Sesúmaga (Barcelona)

Eizaguirre, Arrate, Carrasco, Artola y Silverio (Real Sociedad)

Otero, Moncho Gil y Ramón González (Real Vigo Sporting)

Vallana y Pagaza (Arenas)

Belauste, Sabino, Pichichi y Acedo (Athletic Club de Bilbao)

Eguiazábal y Patricio (Real Unión)

Vázquez (Racing de Ferrol)

 Son 21 los jugadores que partieron de la estación de Irún cuando la lista podía ser de hasta 22. El hecho es que Ramón Encinas no encontró permiso en su empresa para desplazarse durante tanto tiempo y en la excursión por tierras vascas, concretamente en Bilbao, hubo de abandonar y regresar a Vigo no llegando a ser sustituido. Se intentó solucionar incluyendo en la lista a otro jugador pero el COE no la admitió por encontrarsefuera de plazo.

 Observemos que de la lista inicial a la definitiva hay notables diferencias. De la lista inicial se «caen» hasta nueve jugadores:

 Vicente Martínez y Alcántara (Barcelona); Ramón Encinas (Fortuna de Vigo); Torres (Deportivo); Meana y Villaverde (Sporting de Gijón), René Petit (Real Madrid / Real Unión); De Miguel (Real Madrid) y Ricardo Álvarez (Racing Club de Madrid)

 René Petit debió abandonar su deseo de convertirse en internacional español al ser llamado a filas por Francia. Jugó dos partidos con Francia en Amberes. Hasta 1927 no consiguió la tan deseada nacionalidad española a pesar de vivir en España de pequeño y sentirse español.

 José Torres abandonó España con dirección a Cuba donde continuó jugando

 Ricardo Álvarez fue descartado por las sospechas que recaían sobre él de ser semiprofesional

 De Miguel fue el máximo exponente del desprecio a los jugadores de la Región Centro por parte del trío técnico

 Meana y Villaverde no llegaron a acudir a la preselección

 Vicente Martínez y Alcántara no fueron de los más destacados en la gira encontrandose en el camino con otros jugadores que parece dieron más la talla

 y cinco se suman a la lista definitiva:

 Carrasco y Artola (Real Sociedad); Moncho Gil (Real Vigo Sporting); Pichichi (Athletic Club de Bilbao) y Vázquez (Racing de Ferrol)

 Entre estas dos listas, la inicial de laAsamblea y la definitiva entregada al COE, muchos de los jugadores utilizados y que no aparecen en ellas como preseleccionados fueron tenidos en cuenta por el señor Bru, que era quién los citaba para probarlos. No cabían todos. Practicamente ninguno de ellos tuvo una nueva oportunidad de ser internacional.

 Zamora, Sancho y Sesúmaga participaron en todos los encuentros y Meana, Villaverde y Ricardo Álvarez no llegaron a disputar ningún entrenamiento.

 De los treinta jugadores preseleccionados y después seleccionados fueron utilizados veintisiete antes de cerrar la lista. Veinticuatro jugadores no preseleccionados ni seleccionados fueron también utilizados en los partidos de entrenamiento.

 Vázquez acabó como máximo goleador de la gira con siete tantos reconocidos, uno de ellos de penalty. Hay que recordar que hay dos goles donde no están ubicados los autores por no reflejarlos la prensa. Marcó en cuatro de los cinco partidos que jugó. Una vez en Amberes tan solo disputó un partido y un balón al poste fue su único bagaje.

  

 




Matthias Sindelar, el Mozart del fútbol.

Matthias Sindelar está considerado por muchos como el futbolista austriaco más grande de todos los tiempos. Nació el 10 de febrero de 1903 en la región de Moravia, que actualmente se encuentra integrada en la República Checa, y a los dos años de edad su familia se trasladó a Viena con la esperanza de encontrar en la capital del imperio Austro-húngaro un futuro más próspero del que les esperaba en su tierra natal. Sin embargo la pérdida de su padre durante la Primera Guerra Mundial, le obligó a trabajar como aprendiz de cerrajero para ajudar económicamente a su familia.

 Fue en las calles y plazas vienesas donde el joven Matthias comenzó a dar muestras de sus facultades futbolísticas y allí, jugando con sus amigos, fue descubierto por Karl Wiemann, quien fascinado por sus habilidades hizo todo lo posible por incorporarlo a la plantilla del filial del Hertha de Viena, cuando aún no había cumplido los dieciseis años. Con un adecuado entrenamiento y su talento futbolístico pronto comenzó a destacar entre sus compañeros por su habilidad y rapidez. Su metro setenta y nueve de estatura y su poca corpulencia (63 kilos) le daban un aspecto frágil, cosa que propició fuera prontamente conocido como Hombre de papel. Debutó en el primer equipo a los diciocho años convirtiéndose en un jugador de referencia, aunque una grave lesión de menisco estuvo a punto de truncar su ambicioso futuro.

 Las dificultades económicas del club obligaron a desprenderse de algunos de sus mejores jugadores y Matthias Sindelar fue traspasado al Austria de Viena, que por aquella epoca se denominaba Wienner Amateure Sport Verein. Como delantero centro de este equipo y con la inconfundible camiseta de color lila vivió sus mejores momentos deportivos. Fue campeón de la Copa de Austria en 1925 ante el Firts de Viena y repitió título al año siguiente frente al mismo rival, además de proclamarse campeón de Liga en la temporada 1925-26. Este mismo año debutó con la selección austriaca, siendo el autor del gol de la victoria por 2 a 1 frente a Checoslovaquia.

 Poco a poco la estrella de Sindelar empezó a lucir por toda Europa y en la temporada 1926-27 el conjunto austriaco visitó España y debutó en San Mamés frente al Athletic, devolviendo la visita que el equipo vasco había realizado a la capital vienesa en septiembre, donde los austriacos ganaron por 3-1. Fue el día de Navidad, con el campo totalmente nevado, donde volvieron a imponerse por 1-2, marcando Sindelar el gol de la victoria en el segundo tiempo. Al día siguiente se repitió el partido y por tercera vez el triunfo se inclinó del lado austriaco por 2-3, aunque quien deslumbró en esta ocasión fue el portero vienés.

Una semana después jugó en Les Corts frente al Barcelona. El primer día del año 1927, con un campo en mejores condiciones, Sindelar maravilló por su destreza y eficacia, marcando un gol en el primer tiempo y otro a poco del final, tras driblar a la defensa azulgrana, que supuso la victoria de su equipo por 2-3. Sin embargo al dia siguiente, el FC Barcelona tomó cumplida revancha y arrolló a su rival venciendole por 5 a 0. El férreo marcaje de Walter a Sindelar, el cansancio de los austriacos y la gran actuación azulgrana propiciaron el resultado. Pese al varapalo, la actuación de Sindelar mereció la portada y destacados comentarios del diario L’Esport Català.

 El SK Rapid impidió el cuarto título consecutivo del equipo de Sindelar -ya con el nombre de FK Austria- en la competición copera y en años posteriores fueron el Firts FC y el Wienner AC quienes se impusieron en la final. No fue hasta 1933 que el Austria de Viena volvió a proclamarse campeón, derrotando por 1-0 al Brigitenauer AC. Dos años después repitió titulo ante el Wienner SC con un contundente 5-1 y dos de ellos a cargo de Sindelar, y al año siguiente fue de nuevo campeón, esta vez ante el First de Viena, ganando por 3-0 en la final, contribuyendo de nuevo Sindelar con el segundo gol.

 La trayectoria del FK Austria en la competición de Liga durante estos últimos años resultó más bien discreta. Sin embargo el equipo lila también destacó en la Copa de Europa Central, conocida como Mitropa Cup, competición que ganó en 1933 ante los italianos de la Ambrosiana Inter y repitió en 1936, esta vez frente al Sparta de Praga. Y en 1935 y 1937 cayó a las puertas de la final.

 La trayectoria deportiva de Matthias Sindelar va estrechamente ligada a la selección austriaca, en la cual jugó cuarenta y tres partidos y con la que se ganó con todo merecimiento el sobrenombre de Mozart del fútbol por su virtuosismo con el balón en los pies. Él fue director de juego del Wunderteam, el equipo entrenado por Hugo Meisl que, como su nombre indica, maravilló a toda Europa durante casi un lustro y fue orgullo de todo el país por su estilo de juego, gran técnica, exquisita corrección y su victoriosa racha, ya que entre 1931 y 1935 de los treinta y cinco partidos jugados ganaron veintidós, empataron ocho y perdieron solo cinco, marcando ciento ocho goles y encajaron cuarenta y nueve, proclamándose campeones de la II edición de la Copa Internacional –Dr. Gerö Cup– el año 1933.

 Eran, por tanto, favoritos para adjudicarse el Campeonato del Mundo de 1934 que se disputó en tierras italianas, pero después de derrotar a Francia y Hungría, el equipo capitaneado por Matthias Sindelar se encontró con el anfitrión, en lo que se llamó la final anticipada. Lo sucedido en la eliminatoria anterior frente a España había puesto las cartas sobre la mesa de las posibilidades italianas, que además de contar con unos árbitros prestos a echar una mano en caso necesario, tenían a jugadores como Monti, Monzeglio, Ferraris o Meazza dispuestos a sembrar el terror en el refinado sistena austriaco, que indudablemente no iba a responder tan duramente como los españoles. Cuentan las crónicas que el equipo austriaco saltó al campo ligeramente acomplejado, notó la ausencia de algunos titulares y que el partido le llegó demasiado tarde. Aún así planto cara y cayó con un solitario gol de Guaita, tan ilegal como el que Meazza le marcó a Nogués y eliminó a España. Cuatro días después Alemania también venció a los austriacos en el partido para el tercer puesto y firmó la sentencia del Wunderteam.

 La trayectoria futbolística de Matthias Sindelar iniciaba también el declive aunque con su club todavía iba a tener ocasión de saborear algún título, como se ha expuesto con anterioridad. Sin embargo los acontecimientos políticos iban a influir notoriamente en su vida y en la de todos sus compatriotas. Muchos de ellos miraban con preocupación el ascenso del nazismo en el país vecino y las pretensiones expansionistas de su Führer, que se consumaron el 12 de marzo de 1938 con el Anschluss, o sea la invasión alemana i la anexión del territoro austriaco. De esta manera, Austria desapareció del mapa de paises europeos y se convirtió en una provincia más de Tercer Raich con el nombre de Ostmark, como se le conocía en la epoca medieval. La selección de Austria dejó de existir y Matthias Sindelar, como todos los austriacos, se convirtió en ciudadano alemán.

 Las autoridades nazis eran conscientes de la importancia propagandística del deporte y emplearon el fútbol como medio político. El Campeonato mundial que se iba a celebrar proximamente en Francia era la oportunidad para presentar al mundo una Alemania unida y victoriosa. La anexión ofrecía la posibilidad de hacer un gran equipo alemán incluyendo a la fuerza a los mejores jugadores austriacos e incorporando a su estrella legendaria, el mítico Sindi, que era el idolo de la afición. De esta manera se pretendía borrar el fracaso frente a Noruega en los recientes Juegos Olímpicos de Berlín, donde el equipo amateur austriaco ganó de forma polémica la medalla de plata, y la humillación sufrida por Adolf Hitler en el Estadio Olímpico ante la gesta del atleta norteamericano Jessie Owens. Pero esto tenía un inconveniente ya que Sindelar despreciaba a los nazis, deploraba la anexión de su país, y detestaba la política que había acabado con la expulsión de todos los funcionarios judíos de su club.

 Sabedores de la trascendencia  que tenía la desaparición de la selección austriaca, las autoridades nazis organizaron para el 3 de abril de 1938 un último partido en Viena entre las dos selecciones que acto seguido se iban a refundir en una sola y presentaron el acontecimiento como una fiesta de unión entre ambos pueblos. Pero antes de comenzar el choque las autoridades ya aconsejaron la conveniencia de una victoria de Alemania. Quizás por ello en la primera parte los locales fallaron claras ocasiones de gol y sorprendentemente Sindelar fue quien más destacó en este aspecto, sin ocultar su resignación. Después del descanso las cosas tomaron un giro radical y en la primera ocasión que tuvo el capitán austriaco metió el balón en el marco alemán. Acto seguido se situó frente al palco repleto de autoridades nazis y en lugar de hacer el saludo protocolario se puso a festejar el gol bailando una danza humillatoria y ridiculizante. Poco después llegó un segundo gol de Karl Sesta que sentenció la victoria de Austria.

El gesto de desafío del idolatrado Sindi fue muy apreciado por sus amigos de la resistencia pasiva y quienes le consideraban un símbolo del patriotismo austriaco, pero los nazis nunca se lo perdonaron, y en los siguientes meses tendría funestas consecuencias. Sindelar siempre rehusó integrar la selección de Alemania en los partidos de preparación para el Mundial, alegando diversas lesiones y por tanto tampoco acudió a la cita mundialista que se celebró dos meses después, y donde los germanos cayeron en la primera eliminatoria ante Suiza. Por otro lado, el regimen nazi prohibió a los jugadrores cobrar un sueldo por jugar y convirtió a todos los clubs en amateurs, persiguiendo al mismo tiempo a todas las asociaciones y deportistas sospechosos de estar vinculados al judaísmo. Síndelar tuvo que buscarse una ocupación para obtener ingresos y durante unos meses regentó un café vienés.

 El 23 de enero de 1939 en la cama del apartamento que compartía con su novia, la italiana Camila Castagnola, se encontró el cadaver de Sindelar, fallecido mientras dormía. Su compañera estaba en coma del cual nunca salió. Según señaló la partida de defunción el incidente se produjo por intoxicación de monóxido de carbono procedente de una estufa. Alguien añadió que la muerte se debió a un accidente, y nunca se supo si fue un suicidio o un asesinato. De haber sido de esta manera no podría haber tenido el funeral de estado que se le tributó, al cual acudieron unas quince mil personas quienes se atrevieron a salir a la calle para presentar sus respetos a uno de los símbolos más carismáticos de la resistencia antifascista

 Sindelar murió a los treinta y seis años y los rumores sobre su muerte todavía no se han aclarado. En un documental de la BBC inglesa, emitido el año 2003, se dice que el informe oficial se extravió durante la ocupación, y se incluye una entrevista con Egon Ulbrich, secretario del Austria de Viena, que declara haber acordado con el alcalde de la ciudad y el inspector del distrito, certificar que la muerte fue accidental y así poder asegurar el funeral que tuvo. También se dice que la policia secreta estuvo investigando a Matthias Sindelar y su hermana, y que existe un informe de la gestapo donde se asegura que toda su familia era de origen checo, projudía y socialdemócrata. Esta declaración equivalía a una sentencia de muerte. No obstante, algunos investigadores, como su biógrafo Wolfang Maderthaler, apoyan la tesis del suicidio ya que al sentirse acosado y sin poder jugar al fùtbol, tampoco tenía sentido seguir viviendo.

 Cada 29 de enero, su tumba en el Cementerio Central de Viena es rodeada de flores por parte de aficionados, compatriotas y gente diversa, en recuerdo del mejor futbolista austriaco.

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Algunos datos de este relato están recogidos del libro Història amb pilotes, de Xavier Carmaniu Mainadé, previo permiso de su autor.

  

                                                                                                      




Testigos de un gran fracaso (españoles en el fútbol de EEUU)

Destripado el primer intento serio de inocular el fútbol en la vida de los Estados Unidos, mediados los años 70 del siglo XX, un nuevo puñado de empresarios volvió a la carga. Parecía imposible que un deporte tan universal, dueño y señor de Europa, África, Centro y Sudamérica, y con creciente expansión por el Golfo Pérsico, Asia y Oceanía, no hubiese podido arraigar entre Boston por el Noreste y San Diego por el Sudoeste, Miami en el Caribe y la bahía de Seattle en el Pacífico. Si los Estados Unidos tuviesen la renta per cápita de Mongolia, la densidad poblacional de Nepal o la absoluta de Tonga, Nauru y Vanuatu, todavía. Pero es que además de ser el imperio de occidente, su fábrica de moneda acuñaba la divisa universal y su celuloide en tecnicolor contagiaba gustos y costumbres por todo el orbe. Ni la FIFA podía contemplar impertérrita semejante decepción, ni los emprendedores yanquis resignarse a la pérdida de una explotación tan suculenta. Resumiendo: lo intentaron a lo grande esta vez, llenando de estrellas su firmamento balompédico tan pronto resucitaron la mortecina «North American Soccer League» y su filial M. S. L..

Para empezar, tomaron New York como punto de referencia ¿Acaso no era la Gran Manzana capital económica del Universo?. ¿Había algo más representativo de los Estados Unidos que el Empire State, la Estatua de la Libertad o sus taxis amarillos?. Pues su equipo bandera debía hallarse también en lugar tan mítico. Y puestos a hacerlo todo en grande, eligieron un nombre con vocación algo más que terráquea: Cosmos. New York Cosmos, fundado en 1971 y enterrado por asfixia económica en 1984.

Su primera gran estrella fue «O Rey» Pelé. Un Pelé ya retirado en el Santos, su club de toda la vida. Pero al mismo tiempo una figura tetracampeona, reconocible hasta para quienes el «soccer» no dejaba de ser una práctica hueca, avara a tenor de sus marcadores, tan exótica como molesta.

Nadie sabía muy bien cómo y a qué fútbol jugaban los norteamericanos, pero todo el mundo tuvo noticias del Cosmos. Y no sólo por los numerosos partidos amistosos que fue disputando, como nuevo Harlem Globetrotters, sino porque las publicaciones de todos los continentes le concedieron abundante atención. A España, además, llegaron sus ecos muy de primera mano, puesto que el Cosmos contó con un compatriota.      

  Luis Mª De la Fuente (Castellón, Pontevedra, Real Madrid y Santander), había aparecido por New York sin intención de jugar al fútbol. Tenía, o eso pensaba él, un buen proyecto empresarial respaldado por cierta agencia de viajes. Tan pronto se vio entre rascacielos, la iniciativa naufragó sin apenas salir de puerto, y el lateral tuvo que emplearse como agente de viajes. El resto fue pura casualidad, pues cuando el vicepresidente de la compañía, amigo, a su vez, del mentor técnico en el todopoderoso Cosmos, comentó que tenía a su cargo un antiguo futbolista español, recibió la correspondiente convocatoria para pasar unas pruebas. Gustó y acabó fichando.

Corrían tiempos de abundancia económica, pese a tiznarse el horizonte con los nubarrones de una primera crisis petrolífera. En el Cosmos, sin embargo, parecían sobrar los dólares, luego de rescatar con una suculenta oferta al brasileño Pelé y abrir la puerta de su vestuario a los uruguayos Masnik y Julio Correa, al peruano Mifflin o los israelíes Shpiegler y David Primo, entre otros. La realidad, empero, resultaba diametralmente distinta para futbolistas de bronce, como De la Fuente. Con los estadios medio vacíos y el presupuesto absorbido por dos o tres ganchos de renombre mundial, no quedaban para los demás sino unos pocos billetes, de los que la tercera parte acababa en manos del fisco. De la Fuente jugó una temporada (21 partidos de liga, con un gol cantado), cuyo título acabaría en las vitrinas del Tampa Bay. A su conclusión, con 28 años, regresó a España sin ánimo para seguir dándole al balón. «El Cosmos parece una cosa desde fuera y por dentro es otra», concretó a su llegada. «Éramos 6 latinos y no iban a renovarnos a ninguno. No les gustan los jugadores que esconden la pelota. Sólo quieren corretones, fútbol de patadón y carrera larga, a lo británico. La verdad es que allí no veo sitio para este deporte. No en New York, al menos. Les gustan los espectáculos duros, casi violentos. Por eso han montado el Indor-Soccer, que juegan en pistas de hockey donde el balón nunca sale fuera y no existe tregua, arreándose hasta la exageración».

Cuando el bravo De la Fuente hizo esas declaraciones, brotaba la primavera de 1976. Tan sólo 2 años más tarde, con Pelé retirado, la media de espectadores estaba estancada y los dirigentes de la NASL barajaban la posibilidad de un fracaso si no obraba como revulsivo un nuevo puñado de estrellas. Así que tentaron a Johan Cruyff para enfundarse la camiseta del Cosmos (sólo jugó un partido de exhibición), junto a su compañero en el Barcelona y la selección holandesa Johan Neeskens, Carlos Alberto (Santos y la selección brasileña), Morais (brasileño), Bocijevic (yugoslavo con excelente palmarés en el Estrella Roja) o Chinaglia (goleador de la selección italiana). Otros clubes tampoco se quedaban atrás. Los peruanos Cueto y Cubillas (probablemente el mejor futbolista de la historia andina), el argentino Fillol, el campeón del mundo en 1966 Gordon Banks, Peter Osgood, Seat Susik, Robert Lennox o el incorregible George Best (con muy bajo rendimiento en Los Ángeles Aztecas), pudieran servir de ejemplo. Pero pese a todo, el fútbol no arraigaba, las cadenas de televisión, escaldadas tiempo atrás, seguían sin apostar por ese espectáculo, y la propia organización interna de bastantes clubes dejaba mucho que desear. Vayan, si no, unas muestras para ilustrarlo.

En marzo de 1978, el Tulsa Roughnecks, revelación del campeonato y propiedad de H. Ward Lay, heredero del rey de las patatas fritas, sólo contaba con un jugador procedente de la campaña anterior. Por su parte, el club de George Best apenas superaba los 7.000 asistentes de media en los partidos como local. La liga había crecido de 18 a 24 clubes y Pelé se mostraba esperanzado respecto al porvenir, quizás porque el optimismo entrara en su sueldo de promotor y relaciones públicas para el fútbol USA. «El soccer es un fenómeno irreversible en este país. Algunos estiman en 10 años el plazo para lograr un nivel que permita a los Estados Unidos convertirse en amenaza dentro del Campeonato Mundial. Yo pienso que ese momento podría llegar antes». El tiempo, juez perpetuo, se encargaría de degollar tan halagüeñas perspectivas.

Y es que junto a estrellas de brillo archigastado, viejas glorias empeñadas en reproducir espectáculos tan periclitados como el circo de «Buffalo Bill», se alineaban demasiados aventureros anónimos que en nada enriquecían la media. Uno de ellos fue Manuel Jiménez Peinado, muchacho modestísimo, casi un ilustre desconocido, que en la primavera de 1977 suscribió contrato con el Miami Toros, de Florida. Natural de Torrejón de Ardoz, contaba 21 años, jugaba de centrocampista y había sido probado por el equipo de su localidad, aunque sin convencer. Pero eso sí, estaba casado con una puertorriqueña y tal detalle hace más comprensible la apuesta.

No fue el único compatriota sin apenas brillo por aquellos pagos. El guardameta Ricardo Ordóñez, que ya pasara por el Dallas Tornado en 1968, durante la primera emigración hispana, repitió operación en el San Antonio Tunder el año 1975, si bien no lograra estrenarse oficialmente. «Mani» Hernández (2-VIII-1948), al parecer con  nacionalidad estadounidense y española, cantó 4 goles en los 46 partidos disputados con el San José Eartquakers las temporadas 1974, 1975 y 1976, 8 en los 38 partidos con Detroit Lighning de 1979-80, y 9 en las 23 veces que defendió la camiseta del San Francisco Fog durante el ejercicio 1980-81, contendiendo estos dos últimos clubes en la MSL. Al también delantero Manuel Cuenca (Madrid 11-IX-1948), se le dio mejor perforar marcos adversarios, pese a que hoy día resulte casi imposible rastrear su paso por nuestro fútbol. Marcó 3 goles en 16 partidos para el California Surfs (1978), 14 en 10 choques para el Cincinnati Kids (1978-79, ya en la MSL, 27 en 34 encuentros para el Saint Louis Seammers (temporadas 1979-80 y 1980-81) y otros 6 en 12 partidos para el San Francisco Fog (1980-81). El igualmente madrileño Anselmo Vicioso (28-X-1952) jugó 20 partidos con el California Surfs en 1978, marcando 2 tantos. Cualquier pista sobre el ir y venir de estos jugadores por clubes españoles sería muy bien recibida.

El defensa vigués Santiago Formoso (4-VII-1953), también con doble nacionalidad e ilustre desconocido por España, gozó entre el Atlántico y el Pacífico de bastante más predicamento que los anteriores. Jugó 24 partidos con el Hartfor Bicentenials en 1976, otros 25, anotando un gol, en el Conecticut durante 1977, no se estrenó oficialmente en el Cosmos ese mismo 1977, pero saltó al campo 26 veces en 1978, anotando 2 goles, y 17 en 1979, sin festejar goles, antes de poner rumbo hacia Los Ángeles Aztecas (11 partidos) y Houston Huracane (otros 10), ambos en 1980. Y aún continuaría en el Buffalo Stallions la temporada 1981-82, si bien para disputar 5 únicos partidos correspondientes esta vez a la MSL. 

Así estaban las cosas por ese enorme país cuando Ignacio Salcedo (At Madrid) y Manolo Velázquez (Rayo Vallecano, Málaga y Real Madrid desde 1965 hasta 1977) internacional con 10 participaciones en la selección absoluta y calzando guantes en vez de botas, vivieron dos experiencias bien distintas. Para Salcedo, ingeniero industrial un tanto cansado del cuero y su cerrado mundo, Los 7 partidos jugados en el Toronto Metros Croatia supusieron un pintoresco broche de oro. A Velázquez, por el contrario, la aventura en el mismo club a punto estuvo de dejarle inválido.

 A sus 33 años, con la baja del Madrid en el bolsillo, pudo haber optado por una oferta del París Saint Germain. Como tardara en decidirse, los franceses pusieron el punto de mira en «Cacho» Heredia, y a Velázquez sólo le quedó la alternativa de Toronto. No era la de Ontario, sin embargo, una apuesta puramente deportiva. Allí esperaba contactar con varias empresas y, sirviéndose de su popularidad, convertirse, a su regreso, en representante para España de esas marcas. Los contactos no prosperaron. Ya había sufrido varios resbalones en sus negocios de Madrid y una vez más volvía a quedarle solamente el fútbol, en una experiencia que duró 16 meses. Demostró su técnica en aquel «soccer» rudo, es cierto, aunque pagó por ello. «Su nivel es pobre, rudimentario», confesaría. «Cuidan más la forma física que la habilidad. Lo de menos es el dribling, porque los jugadores autóctonos tienen en el fondo más mentalidad de fútbol americano, de rugby, vamos, que de fútbol auténtico. Quieren organizarse bien, incorporando cada año a un nativo más por club, hasta haber alcanzado dentro de siete u ocho temporadas el tope de dos extranjeros por equipo. Claro que cuando eso ocurra no quiero imaginarme los partidos. Podrían ser exhibiciones violentas».

La violencia, ya queda dicho, se cebó en él. Centraron un balón desde la derecha. Botó delante. Quiso rematar a la media vuelta y el portero salió con los pies en alto. Para un guardameta europeo hubiese sido jugada de atrapar el esférico con las manos. En Estados Unidos, en cambio… Una bota se estrelló contra su rodilla, destrozándole los dos meniscos, los ligamentos cruzados, y distendiéndole el lateral. Aunque el fútbol acababa de terminarse para siempre, la rápida intervención quirúrgica le permitió, al menos, caminar con casi total normalidad. Final injusto para un artista con 5 Ligas en su palmarés, 3 Copas, una Copa de Europa y 10 trofeos veraniegos de primer orden, incluidos Carranza, Teresa Herrera, Mohamed V, Conde de Fenosa o Colombino. El fútbol, como la vida misma, despliega muy a menudo el abanico de la injusticia.

Pero aún hubo otro español en el «soccer» de esos años. Fue el manacorí Juan Bisbal Parera (Parera), sin duda rostro más brillante de la moneda.

Alto, luchador, dueño de los balones aéreos, ingresó en el Mallorca con 20 años para acabar deslumbrando durante su cuarta campaña, pese al descenso a 2ª División. Corría el año 1970 y la caja fuerte mallorquina criaba telarañas una vez más, por lo que fue puesto en venta. Aunque hubo varios clubes de primera interesados, como todos se empeñaran en sacar astillas del árbol caído rebajando su precio, acabó siendo el Calvo Sotelo de Puertollano, un segunda, quien más pujó. Para el futbolista, aquello debió ser una especie de estafa deportiva. Durante la temporada anterior incluso había acudido a una convocatoria de entrenamiento con la selección nacional. Fue como rodar por las escaleras en pleno sueño. Desde La Mancha inició un descorazonador peregrinaje hacia el infierno de 3ª. Levante, Tortosa, Huesca, Constancia de Inca, Toledo… Habría de ser en el viejo feudo toledano donde el ex «colchonero» José Luis Boyarizo le hablara del fútbol yanqui. Aquello ya fue otra cosa, pues su brega y facultades físicas volvieron a ser apreciadas. De vacaciones en su isla, el nuevo presidente mallorquinista Miguel Contestí le convenció para vestir de bermellón, ahora en 3ª, pactando quedar libre en marzo y reincorporarse así al fútbol USA, donde era una figura. Ese carácter quedaba de manifiesto en las invitaciones cursadas por algunas universidades, donde impartió charlas o tuvo a su cargo «campus» o «staffs», al tratarse el «soccer», en los años 70, de un deporte con más arraigo universitario que profesional. Si su actividad docente se lo permitía, no desaprovechaba la ocasión de regresar a España, para enrolarse unos meses en algún de club de 3ª, como el Andratx, por ejemplo (1979-80). Y en primavera otra vez al avión, rumbo a América. Al cumplir los 35, después de defender las camisetas de New York Eagles, Cleveland Cobras y Memphis Rogues, puso punto final a su andadura transoceánica, aunque aún se enrolara en el modesto Bunyola.

El fútbol estadounidense, una vez más, no saldría del bache. Retiradas las estrellas tentadas a golpe de talonario, evaporados dinero y paciencia, aquella liga artificial volvió a languidecer. Llegaron noticias de que el Cosmos quebraba, que desaparecía, al tiempo que la NBA recuperaba altura para el baloncesto. En poco tiempo el fútbol fue barrido, para no resurgir hasta 20 años más tarde, entonces mirándose en el espejo de la muy abundante colonia hispana. Pero esa ya es otra historia.

 

 José Ignacio Corcuera

 




Origen y primer presidente del Real Sporting de Gijón

La dificultad para designar al primer presidente de la entidad entronca directamente con la ausencia de datos sobre el origen de la misma. La fecha de fundación no está clara, y así, pese a haberse establecido mediante acta notarial julio de 1905 como año de partida, en su día se llegó a afirmar que el nacimiento del club se había producido a finales del siglo XIX, concretamente en 1900.

Vayamos por partes.

Fue en febrero de 1955 cuando el entonces presidente sportinguista, D. Eustaquio Campomanes, inició gestiones con distintos ex futbolistas de la primera época para tratar de fijar legalmente la fecha de fundación de la Sociedad, y, de este modo, proceder a la celebración de las Bodas de Oro del club. No debió resultar una tarea sencilla ya que las diligencias se prolongaron hasta noviembre de 1956, durante un año y nueve meses. En efecto, las opiniones de los antiguos jugadores estaban encontradas, y diferían bastante unas de otras. Finalmente se logró alcanzar un acuerdo y una serie de veteranos, quienes decían ser «socios fundadores» de la entidad, declararon ante el notario D. Tomás Albi Agero que el Sporting Gijonés había sido fundado en julio de 1905, con una Directiva presidida por Anselmo López, e integrada por Alfredo y Julio Bernaldo de Quirós, José Morilla, José y Julio Barroso Ablanedo, Emilio Fernández, Jacobo Argüelles, Corsino de la Riera, Ángel Pardo, Florentino García Sordo y otros más que no recordaban.[1]

Las personas que declararon ante notario se citan a continuación: Jacobo Argüelles Álvarez, Emilio Fernández Menéndez, Emilio López Sánchez (sobrino de Anselmo López), Julio Bernaldo de Quirós, Florentino García Sordo (quien hizo entrega de una medalla ganada supuestamente con el Sporting en 1906), Corsino de la Riera Acebal y Ángel Pardo Botella.

La diferencia de pareceres entre los ex sportinguistas ocasionó una demora que obligó a festejar el cincuentenario del club con dos años de retraso, en 1957. Los periódicos gijoneses publicaron en aquellas fechas numerosos artículos y entrevistas, donde se recogían con profusión de detalles los recuerdos y vivencias de aquellos sportmen que cincuenta años atrás habían impulsado el deporte del balón en la ciudad. Todos coincidían en señalar a Anselmo López como el primer presidente y verdadero fundador de la Sociedad rojiblanca.

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Sin embargo, si nos remontamos en el tiempo unos cuantos años, apenas seis, hasta 1951, encontramos una nota discordante que tiene especial interés por provenir de un equipier que integraba la primera alineación sportinguista de la que se tiene noticia comprobada. El 20 de diciembre se publicaba en la sección de deportes del diario Voluntad una carta firmada por Conrado Pineda en la que se detallaba el origen de la entidad «…para que sirva de aclaración y frene un poco los ímpetus de ese enjambre de «fundadores» que ahora, como de generación espontánea, le han nacido a nuestro Sporting…». Y añadía: «El Sporting se fundó en el verano de 1905, siendo su primera (que conste bien claro) Directiva la siguiente: Presidente Conrado Pineda; Secretario Loyola Zoreda (alma y vida entonces de la Sociedad y para quien nadie ha tenido jamás el menor recuerdo, siendo en su casa donde se celebraban las juntas y donde se guardaba nuestro modesto equipo de ropa, botas, balones etc.); Tesorero Anselmo López; Vocales los hermanos Muñiz y no recuerdo si algún otro más». Continuaba explicando que había ocupado la presidencia hasta 1907, época en la que fue relevado en el cargo «… por uno de los hermanos Muñiz, no recuerdo perfectamente cual, pero creo que ha sido Óscar. Más tarde, y al presentar éste la dimisión y no haber nadie que quisiera ocupar cargo alguno, se constituyó una Dictadura completamente absolutista de la que Anselmo López era presidente, secretario, contador, vocal, cobrador y botones. Así estuvimos durante muchos años hasta que vino la fusión con la Sportiva que nos absorbió en absoluto, no volviendo a figurar para nada ninguno de los auténticos sportinguistas, ni en aquella época, ni nunca jamás».[2] (Para probar lo que estaba diciendo, Conrado Pineda adjuntaba un recorte del diario El Independiente del 17 de agosto 1907, en el que se explicitaba una alineación del Sporting Gijonés (la misma que apareció en su día en casi todos los periódicos de la ciudad, y que está considerada como la referencia más antigua de la Sociedad). Por su interés, la reproducimos a continuación: portero, Anselmo López; defensas, Óscar Muñiz y Manuel Muñiz; medios, Constantino Palacio, Conrado Pineda y Félix Alonso; delanteros, Loyola Pineda, José Morilla, Laureano Antuña, Ramón Muñiz y Eduardo García.

Pineda continuaba en estos términos: «Me mueve a enviarte este escrito el hecho muy frecuente de oír a señores que rondan arriba o abajo los cincuenta años, afirmar que han sido los auténticos fundadores del Sporting, cuando éste está próximo a que cumpla su medio siglo de existencia, y otros que llevan en Gijón treinta o cuarenta años de residencia y que también dicen lo mismo. Y no es que esto sea ningún desdoro, ni mucho menos, pues con ello dan pruebas de amor al Club, pero lo que no es de manera alguna, es una realidad».

La carta terminaba advirtiendo que en 1955 se cumplirían 50 años desde la fundación del Sporting, y avisaba de la conveniencia de ir preparando la celebración de las bodas de oro del club.

Este testimonio en primera persona resulta revelador, no sólo porque ofrece una versión diferente en la figura del primer presidente, sino porque además aporta una alternativa creíble en la composición de la primera directiva sportinguista, formada por jugadores que ya pertenecían a la disciplina del conjunto gijonés en 1907. Ninguno de los ex futbolistas que en 1956 declararon ante notario formaban parte de dicha alineación, y la Directiva que se puede completar a través de sus testimonios es demasiado heterogénea si atendemos a la primera vez que los integrantes de la misma aparecen en los periódicos como equipiers del Sporting Gijonés.

Un minucioso rastreo en los diferentes diarios de la época que se conservan (El Comercio, El Noroeste, El Principado, El Publicador, El Pueblo Astur, El Carbayón, El Correo de Asturias, La Voz de Avilés y Diario de Avilés) nos ofrece los siguientes resultados:

Anselmo López y José Morilla (1907), únicos representantes de la primera alineación. Ángel Pardo Botella (1908) – Florentino García Sordo (1908) – Julio y Alfredo Bernaldo de Quirós (1910)[3] – José Barroso Ablanedo (1911) – Emilio Fernández «Cañamina» (1911) – Corsino de la Riera (1911) – Julio Barroso Ablanedo (1912) y Jacobo Argüelles Álvarez (¿?)[4].

Evidentemente el hecho de que no aparezcan en la prensa hasta dichos años no implica necesariamente que no formaran parte del equipo con anterioridad, si bien llama poderosamente la atención el que jugadores como Corsino de la Riera o José Barroso, que en 1911 figuraban en el cuadro infantil del Sporting, estuvieran entre los primeros componentes del club seis años antes[5]. De todas formas la denominación de «socio fundador» ha de tomarse con una cierta flexibilidad, pues también Fernando Villaverde recibió dicha calificación en su momento, pese a haberse incorporado al Sporting en 1910 procedente de la Sportiva. Incluso se llegó a hablar de él como fundador de la institución.

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La carta de Conrado Pineda provocó un cierto revuelo en círculos sportinguistas y recibió cumplida contestación días más tarde en las páginas de La Hoja del Lunes. Un redactor del periódico se entrevistó con varios ex futbolistas del conjunto gijonés para recabar sus impresiones sobre el asunto.

Sergio y Pachín Villaverde (ambos posteriores a 1910) afirmaron que siempre habían oído que el «papá»  de la entidad era Anselmo López.

Luis Álvarez (1916) manifestó que Anselmo López lo era todo en el club. «Presidente, secretario, tesorero, saquero y hasta cobrador de recibos, de aquellos recibos de «perrona»[6]. Acerca de la fecha de fundación decía lo siguiente: «Yo soy el socio número dos del Sporting. Me hizo mi padre cuando tenía cuatro años y según mi cuenta, creo que debió ser hacia el año 1906».

Pero, sin ninguna duda la opinión más interesante la proporcionó Ángel Pardo, que no sólo negó lo anteriormente expuesto por Pineda sino que además ofreció su versión de la constitución de la Sociedad:

«Pues verás, en el año 1905 – en esto sí estoy conforme con Pineda – había en Gijón varias sociedades futbolísticas. Una que yo había creado y que se llamaba «La Recreativa»; otra la de Anselmo López y otra la que formaban los hermanos Quirós, con Julio como presidente. De estas tres – lo recuerdo como si fuese hoy – nació el Sporting Club Gijonés. Nos reunimos un día en la playa, debajo de Las Carolinas, y acordamos fundir las tres en una sola, a la que se dio aquel nombre. Unimos los fondos de los tres equipos, pusimos cada uno de los miembros una pequeña cantidad e inmediatamente pedimos a Barcelona los jerseys».[7]

Ángel Pardo continuó comentando sus recuerdos, pero su memoria más que ayudar le confunde, y así establece que: «En 1905 jugábamos en los arenales de la playa. Después en 1906 ya lo hacíamos en el campo de La Matona. Allí hasta el año 1908 en que pasamos al campo de Piñole, el famoso Flor de Valencia. Y después al Molinón. En 1914″. (Lo cierto es que no jugaron en La Matona hasta 1910,  para pasar al campo del señor Piñole en 1911. Y no fue hasta el año 1915 cuando el Sporting arrendaría el campo de El Molinón). También afirma que el título de «Real» fue concedido al club en 1908 merced a las gestiones de un amigo suyo, Ramón Plasencia, entonces socio de honor de la entidad (concretamente se produjo en agosto de 1912, y pese a que se ha proclamado que se logró gracias a la intervención de una conocida de Anselmo López cuyo hijo era capitán de caballería de la Casa Real, en realidad fue con casi toda seguridad el Ministro de Estado, D. Manuel García Prieto, quien gestionó ante la Corona tal distinción[8]), y asegura que no recuerda a Conrado Pineda en el Sporting, sino en el Gijón Foot-ball Club posteriormente.

Asimismo, Ángel Pardo hizo hincapié en que había ganado con el Sporting una medalla en 1906, donada por el Círculo Mercantil e Industrial de Gijón. Pese a que con el paso de los años la había perdido, señalaba que su compañero Florentino García Sordo conservaba la suya, y de esta forma se podía demostrar lo que decía. (Sin embargo dicha medalla se ganó en un encuentro disputado en el campo Redondo entre el Sporting Club Ovetense y la Juventud Sportiva Gijonesa el domingo 2 de septiembre de 1906, como atestigua un anuncio publicado en el diario El Comercio en el que además puede leerse: «Se disputarán en este partido once magníficas medallas de plata regalo del Círculo Mercantil e Industrial de Gijón, las cuales están expuestas en el bazar de D. Benigno Piquero». El choque dio comienzo a las cinco de la tarde pero tuvo que ser interrumpido debido a un tremendo aguacero que obligó a guarecerse tanto a los espectadores como a los jugadores. Debió tratarse de un chubasco pasajero porque enseguida se reanudó el enfrentamiento, que a la postre daría como vencedor al conjunto gijonés. No se han hallado más datos del partido, uno de los escasísimos matches de los que se tiene noticia en 1906).

Ángel Pardo no recordaba exactamente el primer equipo del Sporting que salió de aquella reunión en la playa, pero aseguraba que uno de las primeras alineaciones la componían los siguientes jugadores: Anselmo López; Bascarán y Cañamina (Emilio Fernández); F. Sordo, Alfredo Quirós, Cesáreo Cadavieco; A. Pardo, Estrada, Julio Quirós, Corsino Riera y Barroso; (Como se puede observar, salvo Anselmo López y Cesáreo Cadavieco no hay ningún jugador de 1907.)

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La polémica desatada con sus declaraciones llevó a Conrado Pineda a escribir nuevamente a EPE, cronista deportivo de Voluntad, para reiterar una vez más su postura, al mismo tiempo que criticaba la ausencia de datos verificables en las declaraciones de sus opositores, a quienes según sus propias palabras, «… en su mayoría no tengo el honor de conocer». Asimismo, aseguraba que no tenía la más mínima intención de entrar en polémicas «…que ni me convienen ni me interesan …», y argumentaba que había presentado una prueba concluyente que nadie podía poner en duda. Proseguía anunciando que desde ese mismo momento renunciaba a volver a tocar el tema con nadie, y que simplemente había pretendido dar fe de los hechos por su cariño al Sporting. Como última prueba de sus afirmaciones presentaba una carta que le había enviado su amigo Ramón Muñiz (otro de los jugadores que formaban la primera alineación), y daba permiso para su publicación.

 Por falta de espacio se retrasó la publicación de la nota de Ramón Muñiz hasta el día siguiente, 30 de diciembre.

Por su interés, la reproducimos en su totalidad.

 Señor don Conrado Pineda.

 Mi querido amigo:

 Me interesé mucho por la polémica y el consabido revuelo que se armó en el cotarro futbolístico al publicar tu carta en el diario «Voluntad» con la copia de la gacetilla salida en el semanario «El Independiente», el día 17 de agosto de 1907. También de las declaraciones, días después, de Ángel Pardo en la «Hoja oficial del Lunes».

Hay discrepancias de bulto, y sobre todo de fechas, y por si te son necesarias las aclaraciones que te pueda dar, ya que somos de los del 1907, te las doy con mucho gusto, y sólo con el fin de conseguir aclarar la fecha lo más exactamente posible de la fundación de nuestro querido Sporting.

El Sporting ha pasado por varias etapas en cuanto a su denominación. Fue primero «Sporting Gijonés», más tarde «Sporting Club Gijonés», luego «Real Sporting Club de Gijón» y hoy «Real Gijón». La primera es la verdadera, la legítima, la del nacimiento de la Sociedad, la que no era más que estas dos palabras: «Sporting Gijonés», la que fundó Anselmo López, que en esto estamos todos conformes, y que fue el alma de ella, que yo supe bien de los desvelos y el cariño que puso en su obra.[9]

¿Y cuándo fundó Anselmo López el club? Y aquí vienen las discrepancias de fechas. Mi antiguo amigo Ángel Pardo, erróneamente habla del Sporting Club Gijonés y me lo coloca en 1905 como el año en que se fundó y dice que nació de tres sociedades: la Recreativa, la de Anselmo López y otra que capitaneaba Julio Quirós (o mejor dicho Julio Bernaldo de Quirós). De la primera y de la tercera no viene al caso hablar. ¿Y cuál era la de Anselmo López? Pues era nada más y nada menos que la que ya se llamaba «Sporting Gijonés» de manera que ésta de Anselmo López era anterior a la constituida después con el nombre de «Sporting Club Gijonés» porque aunque se vean cosas nunca vistas en este siglo de tanta Ciencia y tantos científicos, la ciencia biológica no ha descubierto que un hijo nazca primero que su padre. (Ya se ha dicho que en la prensa no consta este cambió de nombre, lo que impide determinar la veracidad de esta aseveración.[10] No obstante, si en el Sporting original se integraron con posterioridad jugadores de otras Sociedades, como parece, esto implicaría que muchos de los llamados «socios fundadores» del club no formaron parte del mismo desde un inicio.

Así que está bien claro que el Sporting Gijonés existía en 1907 sin aportaciones todavía de otros clubes, que era el legítimo Sporting, el auténtico, el que todavía no tenía uniforme, el de Anselmo López, único guía que entonces tuvo. Lo que no alcanzan mis recuerdos es si se fundó en ese año o en anteriores. Y esto que lo creo sumamente importante, lo puede aclarar Florentino Sordo, pues según Ángel Pardo posee una medalla donada por el Círculo Mercantil en 1906, y es de suponer que en la inscripción que en el dorso debe llevar figure la fecha y el nombre de la Sociedad que la mereció. Y esto sí que sería otro documento valiosísimo que aclararía la fecha exacta de la fundación. (En la medalla sólo consta el año, pero ya se ha explicado que Ángel Pardo la ganó con la Sportiva Gijonesa.)

Del famoso equipo (famoso por la sorpresa e incredulidad de algunos) del 1907, y que salió en aquella fecha en letra de imprenta, tú sabes bien que lo hemos recordado a lo largo de los muchos años de amistad que llevamos. Y para los incrédulos, bueno es que sepan que ese partido terminó con empate a uno. Aquí termino, y todo esto es lo que puedo aportar para esclarecer el origen legítimo del hoy Real Gijón.

Un abrazo de tu buen amigo

Ramón Muñiz                                              

 Unas líneas más abajo de dicho artículo, se podía leer:

 «Publicadas estas cuartillas, Voluntad considera suficientemente debatido el asunto, y por lo tanto anuncia que no publicará ya ninguna otra nota o comentario que se le envíen espontáneamente y que se relacione con este tema».

 Ramón Muñiz señala a Anselmo López como líder del grupo y fundador del club. Llama la atención el que Conrado Pineda no parezca sentirse desacreditado por esta afirmación, ya que fue él mismo quien permitió la publicación de esta carta para apoyar su tesis. ¿Es posible ser el fundador, aglutinante de una Sociedad, y no ocupar al mismo tiempo la presidencia de la misma? Desde luego, haya sido o no Anselmo López el primer presidente de la institución, no hay duda de que fue la persona que impulsó al Sporting de manera decisiva en su constitución, y posterior crecimiento y consolidación. De todas formas no pueden ignorarse las palabras de Conrado Pineda, aunque es posible que nunca se hallen pruebas que nos conduzcan a la verdad de lo sucedido.

 Acerca de la hipotética fundación del Sporting en una fecha más temprana, alrededor de 1900, no parece sino una fantasía. El fútbol organizado arrancó en la ciudad con los festivales del Gijón Sport-Club en 1903. Es a partir de ese momento cuando el deporte del balón toma carta de naturaleza de manera formal. Por imitación, irían surgiendo grupos o pandillas que intentarían formar su propia Sociedad. Desde esa óptica, 1905 resulta una fecha razonable como punto de partida del Sporting.

El propio Ignacio Lavilla, secretario de la entidad bajo el mandato de Anselmo López, confirma este hecho al rememorar en 1957 los orígenes del club: «Cuando nació el Sporting, Gijón ofrecía a la rapacería tan escasos alicientes que teníamos que sacarnos de la manga los medios de ejercitar nuestra vitalidad y dinamismo de chicos. Éramos todos, buenos y malos, excesivamente traviesos. (…) Pues bien, Anselmo López tuvo la virtud de pretender, y en gran medida conseguir, una corrección de estos excesos infantiles. Porque la verdad es que, antes de esto ya se había jugado al fútbol en Gijón. Mis primeros ídolos deportivos se llamaron Adaro, Castrillón, Prendes, Adolfo Suárez y todos los demás fabulosos componentes de aquel Sport-Club, que con el sentimiento de admiración hizo nacer en nosotros el deseo de emularlos.»

El hecho de que en 1911, en una carta publicada en la prensa, la junta directiva del cuadro rojiblanco afirmase que contaba con once años de antigüedad, hay que tomarlo más como un deseo de autoafirmación y de prestigio frente a los ataques recibidos por parte del Gijón Sport-Club nacido a finales de 1910, en plena guerra por la supremacía en la villa, que a una realidad.[11] Prueba de ello es que el club no continuó manteniendo dicha aseveración en años posteriores, y ese dato no quedó establecido como algo inherente a su idiosincrasia. En todas las aproximaciones históricas que sobre el Sporting se realizaron en los periódicos durante los años veinte y treinta siempre se le situó con posterioridad al primer Gijón Sport-Club (1903) y a la Sportiva Gijonesa (1904).

 «Voluntad», 20 dic. 1951

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En 1955 celebrará el Sporting sus Bodas de Oro

Un periódico amarillento, una carta y la primera directiva

 Varias veces en la calle y en los pasillos de la tribuna del Molinón nos había advertido un buen amigo nuestro y sportinguista sincero, Conrado Pineda Barbachano:

– Cada vez que se habla del nacimiento y de los primeros pasos del Sporting, amigo «Epe», se incurre en muchísimos errores. Los auténticos de aquella época guardan silencio, tal vez porque no encuentran a mano las pruebas materiales de lo que les gustaría decir. Pero yo me parece que las voy a encontrar y un día te daré una sorpresa enviándotelas con objeto de que puntualices ciertos extremos interesantes para el perfecto conocimiento de la historia del Club. ¿Me publicarás algo si te lo mando?.

– Hombre, con muchísimo gusto.

– Pues cuando tenga esos datos y pruebas te las enviaré.

Y, efectivamente, ayer recibíamos un abultado sobre dentro del cual venían una carta y un periódico amarillento con ese color especial que prestan los muchos años, «cosidas» algunas roturas con papeles de goma. Era un ejemplar de «El Independiente» periódico que editaba un grupo de gijoneses en 1907 y en cuyas columnas se alternaba la noticia local con el comentario agudo y la crítica mordaz. Un periódico que nosotros no alcanzamos, por fortuna para nuestra juventud, pero que resulta agradable leer para situarse adecuadamente en aquel Gijón de hace 45 años.

En ese ejemplar, desvaído y ruinoso, se habla ya del Sporting, en una noticia breve, muy breve, como corresponde al escasísimo espacio que entonces se dedicaba al fútbol. Y es ese periódico el que nos ofrece una prueba de lo que Conrado Pineda nos había dicho más de una vez y que ahora concreta en su amenísima carta que vamos a reproducir íntegramente. Dice así:

Mi distinguido amigo: Para que sirva de aclaración y frene un poco los ímpetus de ese enjambre de «fundadores» que ahora, como de generación espontánea, le han nacido a nuestro Sporting, me es muy grato adjuntarte un periódico de esta localidad de fecha 17 de agosto de 1907 (hace 44 años largos) que textualmente dice así: «Mañana saldrá para Oviedo con objeto de jugar un gran match de foot-ball contra el Sport Ovetense el Sporting Gijonés. El Sporting Gijonés está compuesto por los siguientes: portero, Anselmo López; defensas, Óscar Muñiz y Manuel Muñiz; medios, Constantino Palacio, Conrado Pineda y Félix Alonso; delanteros, Loyola Pineda, José Morilla, Laureano Antuña, Ramón Muñiz y Eduardo García».

El Sporting se fundó en el verano de 1905, siendo su primera (que conste bien claro) Directiva la siguiente: Presidente Conrado Pineda; Secretario Loyola Zoreda (alma y vida entonces de la Sociedad y para quien nadie ha tenido jamás el menor recuerdo, siendo en su casa donde se celebraban las juntas y donde se guardaba nuestro modesto equipo de ropa, botas, balones etc.); Tesorero Anselmo López; Vocales los hermanos Muñiz y no recuerdo si algún otro más.

Como podrás ver yo he sido el primer presidente que tuvo el Sporting desde 1905, fecha de su fundación, hasta 1907, en que se renovó la directiva, siendo substituido por uno de los hermanos Muñiz, no recuerdo perfectamente cual, pero creo que ha sido Óscar. Más tarde, y al presentar este la dimisión y no haber nadie que quisiera ocupar cargo alguno, se constituyó una Dictadura completamente absolutista de la que Anselmo López era presidente, secretario, contador, vocal, cobrador y botones. Así estuvimos durante muchos años hasta que vino la fusión con la Sportiva que nos absorbió en absoluto, no volviendo a figurar para nada ninguno de los auténticos sportinguistas, ni en aquella época, ni nunca jamás. La Sportiva estaba entonces compuesta por Antón Riera, El Porru, Quirós El chepu, César El Aburríu – que jugaba descalzo – y no recuerdo quiénes más.

Después vino la fusión con el Sport Club, a quienes hoy en día todos conocemos, pues aún viven en su mayoría y que pueden decirse que son de ayer.

Me mueve a enviarte este escrito el hecho muy frecuente de oír a señores que rondan arriba o abajo los cincuenta años, afirmar que han sido los auténticos fundadores del Sporting, cuando éste está próximo a que cumpla su medio siglo de existencia, y otros que llevan en Gijón treinta o cuarenta años de residencia y que también dicen lo mismo. Y no es que esto sea ningún desdoro, ni mucho menos, pues con ello dan pruebas de amor al Club, pero lo que no es de manera alguna, es una realidad.

Si la actual Directiva quiere honrar a su primero y fundador equipo, en su mayoría fallecidos ya, ahí tiene sus componentes que podrían figurar en un cuadro de honor en el local social, y al mismo tiempo ir pensando en las bodas de oro del Sporting, que se cumplen el próximo 1955.

Muy agradecido con un abrazo de tu buen amigo.- Conrado Pineda.

 «Hoja del Lunes», 24 Dic. 1951

 En torno a la fundación del Sporting

 ¿Quién fundó el Sporting y quién lo presidió?

 No hay coincidencia de nombres en los recuerdos de los viejos aficionados

 Lo único cierto es que en 1955 cumple sus Bodas de Oro

 Los viejos aficionados sportinguistas han tenido esta semana tema sobrado para el comentario, la discusión y la polémica amigable. Un colega local publicó una carta del señor don Conrado Pineda en la que, revolviendo en el siempre sugestivo álbum de los recuerdos, daba a conocer detalles, fechas y nombres de los que trajeron a la vida el hoy viejo Sporting. Pero pese a toda la aparente contundencia de la letra de molde y de las fechas no todos los que se titulan «sportinguistas antiguos» estaban conformes con la cronología o genealogía del Sporting de Gijón.

Nosotros quisimos ampliar la referida carta y para ello, nos hemos entrevistado con aquellas personas que por su participación en el nacimiento del club y por su actuación en defensa de sus colores, pudieran aportar algún dato nuevo, confirmativo de lo referido por el señor Pineda o de rectificación si procediera. Y hemos visto coronado nuestro esfuerzo ya que podemos dar a conocer detalles que avaloran el recuerdo fiel, y el prestigio de los interviuados. Así pues, vamos allá con el resultado de nuestra investigación.

¿Quién podría iniciar la historia del Sporting? Un nombre salta enseguida a la memoria: los hermanos Villaverde. Y con Sergio y Pachín nos entrevistamos en primer lugar:

 – ¿Habéis leído el historial que del nacimiento del Sporting hizo don Conrado Pineda?

– Sí.

– Es un trabajo valioso, ¿verdad?

– Lo sería si exactamente respondiera a la realidad cierta, pero aunque la memoria nos falle creemos que no es todo lo concreto y terminante que parece.

– ¿Entonces?

– Nosotros tenemos entendido que el «papá» – valga la palabra – del Sporting, fue Anselmo López. Y respecto al año de su nacimiento no estamos tampoco muy seguros de que sea el de 1905 que señala Pineda.

– ¿En qué os basáis?

– En primer lugar, hay un detalle significativo. El Sporting no se fusionó nunca con el Sport Club, como se dice. Nos llevábamos «como el perro y el gato». Aquí pudo haber un lapsus en la memoria de Pineda. Y como éste puede haber más.

– Seguro, seguro. ¿Quién podría asesorarme de todo esto?

– Hay varios nombres: Florentino Sordo, Ángel Pardo, Cañamina, Luis Álvarez…

– Pues a este último vamos a ver, que nos pilla de paso.

En la oficina del amigo Luis continuamos las pesquisas.

 – Supongo que habrás leído la información de Pineda. ¿Qué dices de ella, amigo Luis?

– No me atrevo a asegurar que sea incierto todo lo que dice, pero tampoco aseguraría que es verdad. Yo creo que falla al señalar la persona del primer presidente del Sporting.

– ¿Quién fue para ti?

– Anselmo López. Presidente, secretario, tesorero, saquero y hasta cobrador de recibos, de aquellos recibos de «perrona».

– ¿En qué año ocurría esto?

– Yo soy el socio número dos del Sporting. Me hizo mi padre cuando tenía cuatro años y según mi cuenta, creo que debió ser hacia el año 1906. Pero si quieres una información completa y fiel, procura localizar a Ángel Pardo. Ése si que fue uno de los fundadores del Sporting, sin género de dudas. Es hombre de memoria, y puede que tenga documentos, fotografías o cualquier otro material que atestigüe detalles de la vida y nacimiento del Sporting.

Conseguimos localizar a don Ángel Pardo en la calle de San Bernardo, en su industria, hojeando revistas antiguas lo encontramos. Amable acogida por su parte y enseguida, los dos prendidos en el hilo de los recuerdos, empezamos – empezó, mejor dicho – a esbozar en los pormenores de la historia del viejo club. La pregunta inicial fue la misma. Ángel Pardo contestó rápido:

 – ¡Qué va, hombre! El primer presidente del Sporting fue Anselmo López. Éste, repito fue el que dio vida y el que impulsó a la Sociedad hasta hacerla criar raíces en Gijón. Siento contradecir a Pineda, pero la verdad es la verdad.

– ¿Y cuál es la verdad?

– Pues verás, en el año 1905 – en esto sí estoy conforme con Pineda – había en Gijón varias sociedades futbolísticas. Una que yo había creado y que se llamaba «La Recreativa»; otra la de Anselmo López y otra la que formaban los hermanos Quirós, con Julio como presidente. De estas tres – lo recuerdo como si fuese hoy – nació el Sporting Club Gijonés. Nos reunimos un día en la playa, debajo de Las Carolinas, y acordamos fundir las tres en una sola, a la que se dio aquel nombre. Unimos los fondos de los tres equipos, pusimos cada uno de los miembros una pequeña cantidad e inmediatamente pedimos a Barcelona los jerseys.

– ¿Rojiblancos?

– Así es, rojiblancos pero con una diferencia con los de hoy. Los pantalones en lugar de ser azules eran blancos.

– ¿Se constituyó la directiva?

– A eso voy. En aquella reunión se designó la Directiva: Presidente Anselmo López; Secretario Julio Quirós; Vocales unos cuantos entre los que recuerdo a Cesáreo Cadavieco, Ángel Álvarez y yo. A mí me designaron como capitán del equipo. esta capitanía la cedí luego a Fernando Villaverde cuando éste se incorporó de la Sportiva al Sporting.

– ¿Hubo fusión entonces?

– No, no, la Sportiva llegó poco menos que a «tronar». Y entonces muchos de sus elementos pasaron a nuestras filas. Lo que dice Pineda de fusión no es así. Y tampoco es cierto que se fusionasen más tarde con el Sport Club. Esto es imposible. Es como si se pretendiera fusionar hoy día al Sporting y al Oviedo.

– ¿Dónde jugaban entonces?

En 1905 jugábamos en los arenales de la playa. Después en 1906 ya lo hacíamos en el campo de La Matona. Allí hasta el año 1908 en que pasamos al campo de Piñole, el famoso «Flor de Valencia». Y después al Molinón.

– ¿Cuándo?

– En 1914. Había un equipo, el Foot-ball, formado por los Nespral, Velasco, etc., que jugaba en El Molinón. Decidieron dejarlo, y entonces concertaron un partido con el Sporting para solemnizar la despedida. Jugamos once medallas que nos ganaron, y a partir de aquí fuimos nosotros los inquilinos del campo, con la ayuda financiera de Guisasola.

– ¿Recuerda el primer equipo del Sporting que salió de aquella reunión?

– Exactamente no puedo afirmarlo, pero si no fue el primero, fue el segundo o tercero. Lo formaban estos once hombres: Anselmo López (portero); Bascarán y Cañamina (defensas); F. Sordo, Alfredo Quirós, Cesáreo Cadavieco (medios); yo, Estrada, Julio Quirós, Corsino Riera y Barroso;

– ¿Algo más?

– No tengo fotografías porque con la guerra se me perdieron, así como la medalla que ganamos en 1906 y que concedió el Círculo Mercantil de Gijón en un partido con un equipo de fuera. Esta medalla la posee aún Florentino Sordo. Repito que me faltan documentos pero cuantos datos te he facilitado son los reales. Para que veas que no me falla la memoria. En el año 1908, un amigo mío, don R. Plasencia, que ocupaba una plaza en la secretaría de la Escuela de Comercio escribió a la secretaría del Palacio Real de Madrid para conseguir para el equipo el título de Real, y éste nos vino en tres semanas, o sea que el Sporting no se denominó Real Sporting hasta 1908.

– En resumen…

– Que el Sporting se fundó en 1905 en la playa; que el primer presidente fue Anselmo López; el primer equipo el que te cité, y que Conrado Pineda ha debido de sufrir un error. En aquel tiempo yo no le recuerdo como directivo o presidente del Sporting. Si creo que lo era en el Sporting Club o la Sportiva, aunque  entonces sus aficiones más que futbolísticas eran ciclistas, alternando con los hermanos Cuesta o Juanés.

Aquí termina la información. Como se ve el amigo Pardo nos ha prestado una colaboración estrechísima. Con la particularidad de que difiere totalmente con lo que el señor Pineda publicó en la prensa gijonesa. ¿Quién tiene razón? El recorte de periódico que este último citaba en su carta es una prueba valiosísima, pero no exenta de error o concordancia con la realidad de los hechos ocurridos en aquel año de 1905. De tal modo una y otro – la carta y nuestro trabajo de investigación- ahí quedan para que los viejos sportinguistas expriman un poco la fibra del recuerdo y establezcan la verdadera consecuencia del nacimiento del Sporting y de la personalidad de sus fundadores.

Lo único innegable – y en lo que coinciden todos – es que en 1955 el Sporting cumple sus bodas de oro en el fútbol español. Y habrá que celebrarlas como se merecen.

 

«Voluntad», 29 dic. 1951

 Otra carta en la que vuelve a hablarse del origen y nacimiento del Sporting

 Hace días publicamos una carta de nuestro estimado amigo don Conrado Pineda en la que señalaba el nacimiento, primer equipo y primera directiva del Sporting, apoyándose entre otras pruebas, en un número del periódico «El Independiente», que se editaba en Gijón hace 45 años.

La citada carta dio lugar luego a unas manifestaciones de antiguos jugadores y directivos sportinguistas en las que se discutía la afirmación del señor Pineda. Y, éste, insiste en su postura con una carta que ayer llegaba a nuestras manos y que reproducimos a continuación. Dice así:

 Señor Redactor Deportivo de «Voluntad».- Gijón.

 Mi distinguido amigo:

 Al enviarte mi primera nota con los datos fidedignos e incontrovertibles sobre la fundación, presidencia y primer equipo de nuestro Sporting, nunca pensé, ni muy remotamente, que pudiera dar motivo a una controversia, y menos aún suscitar una polémica que ni me interesa ni me conviene. Yo he aportado los datos irrefutables de todo ello sin que nadie pueda poner en duda la autenticidad de los documentos que aportaba y que tú mejor que nadie, como periodista que eres, puedes comprobar, ya que aún obran en tu poder. Pero por una contestación que he visto en la prensa, parece que hasta se duda de ello y de la prensa de aquella época como si yo (y digo yo, por no mencionar a todos mis compañeros de equipo) hubiera preparado los periódicos hace 45 años con miras a darlos a la luz para equivocar a esos señores, a quienes en su mayoría no tengo el honor de conocer.

Supe que se revolvía medio Gijón para buscar datos con que echar abajo mis razonamientos y que, a pesar del tiempo transcurrido, no han encontrado más que una serie de vaguedades sin fundamento, y una serie de anacronismos que delatan la más absoluta ignorancia sobre los temas futbolísticos de aquella época. Aquí no vale el «yo creo que…», «me parece que…», «a mí me dijeron que…».

Yo he presentado todas las pruebas fehacientes, irrefutables e incontrovertibles y por lo tanto mi misión ha terminado aquí, participando a ésos y a otros señores que, sea cual fueran las razones y alegatos que a partir de hoy me presenten, encontrarán, por mi parte, el más absoluto silencio pues he hecho el firme y decidido propósito de no contestar a nada ni a nadie.

Vuelvo a repetirte que yo no he escrito nada con ánimo de polémica ni controversia, que ni me conviene ni me interesa. Todo cuanto aporté ha sido por el cariño que tengo a nuestro Sporting.

Así, querido Prendes, que muchas gracias por tus atenciones y a la Paz de Dios.

 Conrado Pineda.

 P.D. Te adjunto una carta que en este momento recibo de mi buen amigo y compañero, fundador, directivo y componente del primer equipo del Sporting, doctor Ramón Muñiz, el cual aporta algunos datos que, a mi juicio, los creo sumamente interesantes y dignos de publicación, para lo cual te autorizo. Muchas gracias.

 «Voluntad», 30 dic. 1951

 En torno al nacimiento y primeros pasos del Sporting

 Unas cuartillas como punto final a unas discrepancias

 En nuestro número anterior, publicábamos la carta de don Conrado Pineda con la que cierra su intervención en el debate suscitado con relación al nacimiento, primer equipo y directiva del Sporting. Con la carta el señor Pineda nos adjuntaba unas cuartillas que le dirige el doctor gijonés, don Ramón Muñiz, que fue uno de los primeros jugadores que tuvo el Club rojiblanco. Estas cuartillas del doctor Muñiz que no se pudieron insertar ayer por falta de espacio las damos hoy gustosamente a la publicidad, sin quitar punto ni coma. Dicen así:

 Señor don Conrado Pineda.

 Mi querido amigo:

 Me interesé mucho por la polémica y el consabido revuelo que se armó en el cotarro futbolístico al publicar tu carta en el diario «Voluntad» con la copia de la gacetilla salida en el semanario «El Independiente», el día 17 de agosto de 1907. También de las declaraciones, días después, de Ángel Pardo en la «Hoja oficial del Lunes».

Hay discrepancias de bulto, y sobre todo de fechas, y por si te son necesarias las aclaraciones que te pueda dar, ya que somos de los del 1907, te las doy con mucho gusto, y sólo con el fin de conseguir aclarar la fecha lo más exactamente posible de la fundación de nuestro querido Sporting.

El Sporting ha pasado por varias etapas en cuanto a su denominación. Fue primero «Sporting Gijonés», más tarde «Sporting Club Gijonés», luego «Real Sporting Club de Gijón» y hoy «Real Gijón». La primera es la verdadera, la legítima, la del nacimiento de la Sociedad, la que no era más que estas dos palabras: «Sporting Gijonés», la que fundó Anselmo López, que en esto estamos todos conformes, y que fue el alma de ella, que yo supe bien de los desvelos y el cariño que puso en su obra.

¿Y cuándo fundó Anselmo López el club? Y aquí vienen las discrepancias de fechas. Mi antiguo amigo Ángel Pardo, erróneamente habla del Sporting Club Gijonés y me lo coloca en 1905 como el año en que se fundó y dice que nació de tres sociedades: la Recreativa, la de Anselmo López y otra que capitaneaba Julio Quirós (o mejor dicho Julio Bernaldo de Quirós). De la primera y de la tercera no viene al caso hablar. ¿Y cuál era la de Anselmo López? Pues era nada más y nada menos que la que ya se llamaba «Sporting Gijonés» de manera que ésta de Anselmo López era anterior a la constituida después con el nombre de «Sporting Club Gijonés» porque aunque se vean cosas nunca vistas en este siglo de tanta Ciencia y tantos científicos, la ciencia biológica no ha descubierto que un hijo nazca primero que su padre.

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Así que está bien claro que el Sporting Gijonés existía en 1907 sin aportaciones todavía de otros clubes, que era el legítimo Sporting, el auténtico, el que todavía no tenía uniforme, el de Anselmo López, único guía que entonces tuvo. Lo que no alcanzan mis recuerdos es si se fundó en ese año o en anteriores. Y esto que lo creo sumamente importante, lo puede aclarar Florentino Sordo, pues según Ángel Pardo posee una medalla donada por el Círculo Mercantil en 1906, y es de suponer que en la inscripción que en el dorso debe llevar figure la fecha y el nombre de la Sociedad que la mereció. Y esto sí que sería otro documento valiosísimo que aclararía la fecha exacta de la fundación.

Del famoso equipo (famoso por la sorpresa e incredulidad de algunos) del 1907, y que salió en aquella fecha en letra de imprenta, tú sabes bien que lo hemos recordado a lo largo de los muchos años de amistad que llevamos. Y para los incrédulos, bueno es que sepan que ese partido terminó con empate a uno. Aquí termino, y todo esto es lo que puedo aportar para esclarecer el origen legítimo del hoy Real Gijón.

Un abrazo de tu buen amigo

Ramón Muñiz

 


[1] No hubo unanimidad a la hora de especificar la primera directiva. Cada uno de los declarantes aportaba el nombre de aquellos componentes de los que se acordaba. Se recoge la relación completa de los mismos.

[2] Varios jugadores procedentes de la Sportiva desembarcaron en el Sporting a partir de 1910 (como los hermanos Villaverde, los hermanos Quirós etc.), pasando posteriormente a ocupar cargos directivos en la entidad. Con la desaparición de la Sportiva en 1912 se produjo una nueva llegada de futbolistas que se integraron en las filas rojiblancas. Pero, no fue se trató de una fusión sino de la incorporación de nuevos elementos al equipo. Lo mismo ocurriría  en 1914, con la disolución del Gijón Sport-Club. Además, conviene apuntar que Anselmo López se mantuvo al frente del Sporting hasta 1915).

 [3] Existen datos de un segundo partido celebrado en 1907 en el que aparecen cuatro nuevos integrantes: Herminio Fernández, Cesáreo Cadavieco, F. Quirós y J. Quirós. Este último podría tratarse de Julio Bernaldo de Quirós, pero no puede afirmarse con seguridad. Hasta 1910 no aparecería como jugador sportinguista.

[4] Aparecen varios Álvarez en los compases iniciales pero no se ha podido determinar su identidad.

[5] Recordemos que ya en 1908 la prensa señalaba que los integrantes del Sporting Gijonés contaban con edades comprendidas entre los 16 y los 17 años. No es hasta 1909 cuando se crea el equipo infantil, con jugadores más jóvenes.

[6] Algo que corrobora en parte lo sostenido por Conrado Pineda en su carta, y que también confirmaría en 1957 en el diario El Comercio Ignacio Lavilla al explicar cómo había sido designado secretario de la entidad por decisión personal de Anselmo López: » Fui pues, un secretario del dedo. Y continué siéndolo sin grandes sacrificios, porque el propio Anselmo, llevado de su entusiasmo, monopolizaba todas las actividades burocráticas del club»).

[7] La versión más extendida sostiene que los primeros uniformes se compraron en Gijón, en el almacén El Águila.

[8] Hay que recordar que el presidente del Consejo de Ministros, D. José Canalejas, era Presidente de Honor del Sporting desde 1911. Es más que probable que el club rojiblanco solicitara su mediación para lograr el favor de la Corona, y que éste encargase las gestiones a García Prieto, uno de sus más estrechos colaboradores. Tal y como indicaba Ángel Pardo, Ramón Plasencia, entonces secretario honorario de la entidad, pudo muy bien iniciar el proceso al realizar los primeros trámites. Él fue quien recibió el comunicado de la Casa Real que informaba de la concesión del título. Por cierto, cabe reseñar que el Sporting recibió dicho galardón antes de constituirse legalmente como sociedad deportiva; pues no sería hasta finales de 1912 cuando presentara su primer reglamento ante el Gobierno Civil provincial. Toda una paradoja.

[9] Sin embargo el nombre del club no varió en los periódicos hasta la concesión del título de Real, en 1912. Es cierto que, entre 1907 y 1908, el nombre de la entidad aparece en la prensa en algunas ocasiones como Sporting Club Gijonés, pero parece más una cuestión de estilo del cronista de turno que otra cosa. Al fin y al cabo todas las sociedades deportivas eran clubes. Tanto en las bases de los concursos futbolísticos organizados por el Sporting como en las cartas que la Junta Directiva enviaba a los periódicos el nombre de la institución era invariablemente el mismo, «Sporting Gijonés». Por otro lado, hay que señalar que en 1909 se fundó un nuevo equipo en la ciudad que se denominó Gijón Sporting Club.

 [10] Existió un Sportin Club Gijonés en 1914, que no era el ya por entonces Real Club Sporting Gijonés. En dicha entidad se encontraban jugadores que habían militado con anterioridad en el conjunto rojiblanco (¿Quizá alguna rama desgajada?). Esta era su Junta Directiva: Presidente: Corsino Riera. Vicepresidente: Elías Tuya. Secretario: Ángel Pardo. Vicesecretario: Victoriano Prendes. Cajero: Luis Fernández. Contador: Luis Luanco. Vocales: Casto Estrada, Luis Junquera, Ramón Pedrós y Rafael Prendes. Capitán del primer equipo: Wilsonn.

[11] Se conserva una tarjeta conmemorativa otorgada a Fernando Villaverde como mejor jugador del Campeonato Asturiano infantil organizado por el Sporting en 1911, donde viene reflejada como fecha de fundación el año 1900.




Los versos del fútbol

Celeste y blanco

De celeste tengo el canto,
y de blanco la alegría,
con un grito en la garganta
de Argentina, de Argentina.

Por mi alma tus colores
corretean Patria mía,
el aliento es uno solo
no hay hinchadas divididas.

Todo el júbilo se abraza
desbordando sin medida,
la tribuna sin descanso
se mantiene siempre unida.

Las banderas contra el viento
con su ímpetu desfilan,
desnudando todo un sueño
que palpita y que suspira.

Es el gol el entusiasmo
la pasión que nos cautiva,
alentando a nuestro equipo
desde todas las esquinas.

Donde va el Seleccionado
lleva el canto de algún hincha,
que no rinde la esperanza
en el triunfo o la agonía.

El tablón es uno solo
no hay hinchadas divididas,
alentando con el alma,
con el grito de Argentina.

El alambrado

Nadie sabe lo que sufro
pegadito al alambrado,
hasta el último minuto
al tejido estoy colgado.

Mi garganta se desdobla
tengo el gol agazapado,
entre insultos y alegrías,
de victorias y fracasos.

Y vibras con mi locura,
contenes también mi llanto
sos la piel de un sentimiento,
futbolero apasionado.

Abrazado a tu tejido,
que circunda todo el campo,
hasta el borde de la cal
vas envuelto con mi canto.

Voy trepado a tu figura
aferrado con mis manos,
compartiendo cada sueño
hasta el último pitazo.

La Canchita

La canchita es el sueño cara sucia
es el patio deseado de un recreo,
donde corre en libertad el entusiasmo
con el fútbol latiéndote en el pecho.

La canchita galopa por las venas,
desbordando alegría en la de cuero,
transitando las áreas y los arcos
en gambetas de toques y de sueños.

La canchita es algo inolvidable,
una página viviente del recuerdo,
que se queda grabada en los renglones
con la letra imborrable de los tiempos.

La canchita es algo inexplicable
que se aloja aquí en el sentimiento,
que se lleva a lo largo de la vida
en la piel, en los ojos y el aliento.

La canchita es un canto fervoroso
escenario de citas y festejos,
de la garra, el sudor y la osadía,
que se juntan jugando cada encuentro.

La canchita es un sol maravilloso
es la música invisible de un concierto
que no tiene libretos, ni escrituras
sólo notas con alas en el viento.

La canchita es camino de aventuras,
está libre de pagos y de impuestos,
la entrada es gratuita para todos
porque el alma señor no tiene precio.

La canchita es sólo la canchita
que desnuda en la piel de su terreno,
ese sueño de todo cara sucia,
con el fútbol latiéndole en el pecho.

El Referí

Qué culpa tendrá tu Madre
de que seas referí,
de sólo verte de negro
te comienzan a agredir.

Vos siempre tenes la culpa
porque el fútbol es así,
los epítetos te llueven
de los pies a la nariz.

Tu silbato no conforma
nunca nadie está feliz,
para el hincha sos un cuervo
que no sabe dirigir.

Si mostrás una amarilla
te discuten a morir,
ni qué hablar de alguna roja
sos el chivo a maldecir.

Te gritan del alambrado
que negro será tu fin,
qué culpa tendrá tu Madre
de que seas referí.

Infancia futbolera

Si habremos tocado juntos
en la banda del potrero,
con paredes de ilusiones
en la infancia de los sueños.

Desbordando por la raya
como pájaros al viento,
con la pelota en el alma
siendo de trapo o de cuero.

Cuando ser niño era un mundo,
que giraba a cielo abierto
correteando por las áreas,
con la gambeta en el pecho.

Que dejaba en nuestras venas
aquel canto futbolero,
de pasión y de entusiasmo,
de alegría y sentimiento.

Si habremos tocado juntos
sin un libreto en el medio,
tan sólo con esas ganas
que te regala el aliento.

Tirando en el infinito
la misma chispa de un centro,
con los arcos en los ojos,
palpitándonos adentro.

Donde jugábamos todos
por dimensiones sin tiempo,
zigzagueando a la distancia
y encarando al firmamento.

Con camisetas de nubes
que vestían los deseos,
de nuestra infancia querida
correteando en el potrero.

El viejo goleador

Cuando entraste al campo
te silbó hasta el viento,
el estadio entero,
te gritaba viejo,

Te decían cosas,
como pobre abuelo,
de quedarte en casa,
a cuidar los nietos.

La tribuna tuya,
y también la de ellos
te ofendían hermano,
sin tener respeto;

El equipo tuyo,
con un pie al descenso,
el de los contrarios
festejando el sueño,

De salir campeones
era casi un hecho,
le caía el empate,
como anillo al dedo.

Cuando ya el partido
se moría en un cero
cuando ya un minuto
le quedaba creo,

De la esquina izquierda,
te cayó aquel centro,
que saltando al aire
la mató tu pecho.

La peleaste a muerte,
le pusiste el cuerpo,
y con toque suave
la mandaste adentro.

La tribuna ciega,
no podía creerlo
estalló en delirio
con un grito inmenso.

Cuando te creían
que ya estabas muerto,
desde allá del alma
te brotó el aliento.

Con tu gol hermano
se evitó el descenso,
si hasta el mismo viento
se asoció al festejo,

Una tibia lágrima
te corrió en silencio
te abrazaron todos,
goleador sin tiempo.

El potrero
Aún recuerdo, hermano mío,
esas tardes de potrero,
no había nada más hermoso
que pegarle a la de cuero.

Si parece que te viera
otra vez como puntero,
contra el borde de la raya
endiablando con tus centros.

Admiraba tu gambeta
correteando contra el viento,
y tu entrega inagotable
sin parar por un momento.

Era un sábado a la tarde
la final de aquel encuentro,
Cinco Esquinas los rivales
frente a frente con los nuestros.

Aquel clásico de barrio
era todo un sentimiento,
se jugaba con el alma
entregando hasta el aliento.

El partido iba camino
a penales por el cero,
agarraste la pelota
al compás del minutero.

Y te fuiste gambeteando
inspirándote en un sueño,
los trancazos te llovían
ni aún así te detuvieron.

Tu apilada de novela
te dejó frente al arquero,
se quedó con tus amagues
revolcándose en el suelo.

La llevaste hasta la línea
me latía hasta el silencio,
con un toque la empujaste
salté loco de contento.

Era el gol quizás del mundo,
nunca vi otro más bello,
cada vez que lo recuerdo
sube y baja un cosquilleo.

Te abrazamos con el alma
no había diarios de por medio,
son los goles sin revistas
que se sienten bien adentro.

Les ganamos el partido
con coraje y con respeto,
no había sueldos, ni millones,
el sudor sólo era el premio.

Te miré profundamente
fue la última yo creo,
eras ídolo y caudillo
el más grande compañero.

Los caminos de la vida
separaron nuestro puertos,
vos te fuiste con el tuyo
te perdiste por el tiempo.

Hoy he vuelto al viejo barrio
caminando con mis nietos,
y pasé por la canchita
con sus goles y recuerdos.

Y te vi con tus gambetas
cara sucia del potrero,
desbordando mi memoria
otra vez como puntero.

La gran final
Hoy domingo por la tarde
se juega la gran final,
es un clásico famoso
que tiene una eternidad.

Se juega en el purgatorio
en una cancha neutral,
ninguno dará ventajas
con tanta rivalidad.

El infierno se presenta
con equipo titular,
Satanás será el arquero
Lucifer, el capitán.

Los cielos vienen con Gloria
bien dispuestos a triunfar,
San Pedro será el manija
del equipo Celestial.

El referí es la justicia
que juzga a todas las almas,
los ojos tiene vendados,
de silbato una balanza.

El partido ya comienza
con los cánticos de aliento,
los diablos sacando chispas
tiran sus fuegos al viento.

Los ángeles con sus trapos
no declinan ni un momento,
el fervor y el entusiasmo
se les escapa del pecho.

Los «oles» con sus encantos
bajan con toda su fuerza,
los Santos con muchos rezos
a sus muchachos apuestan.

Los diablos con maldiciones
alientan a sus infiernos,
el primer tiempo termina
clavado en un cero a cero.

A los cinco del segundo
San Francisco con un centro,
se la puso en la cabeza
y no perdonó San Pedro.

A los once en otro centro
lanzado por San Francisco,
San Roque de palomita
puso color y delirio.

A los quince en tiro libre
en un ángulo ponía,
San Miguel el tres a cero
desatando la alegría.

Con más fervor que con fútbol
los diablos se la jugaron,
Belcebú tomó la lanza
y mandó a la carga a sus diablos.

De contra de nuevo el cielo
lo tuvo en un mano a mano,
al infierno lo salvaba
el caño del travesaño.

Que partido de ida y vuelta
el que se estaba jugando,
los diablos no se rendían
ni aún cayendo derrotados.

El cielo con su tribuna
festejaba sin medida,
los diablos en gran silencio
se mordían la agonía.

A los treinta del segundo
apareció Maquiavelo,
con un bombazo impecable
tres a uno puso el duelo.

Llovían centros al área
al arco de San Gabriel,
y en una chilena heroica
descontaba Lucifer.

Tres a dos estaba el duelo
la tentación y la fe,
el infierno se jugaba
sin dar, ni pedir cuartel.

Faltaban cinco minutos
y el cielo volvió a mojar,
San Francisco hizo un golazo
eludiendo a Satanás.

Cuatro a dos estaba el pleito
tres minutos del final,
separaban a la Gloria
para ir a festejar.

Como un guapo en la patriada
Maquiavelo se hizo ver,
sólo tuvo que empujarla
el monstruo de Frankestein.

A un minuto de la hora
la salvó San Valentín
el partido terminaba
le dio fin el referí.

Cuatro a tres para la Gloria
que hoy ganaba la final,
en partido de hacha y tiza
imposible de olvidar.

Un sueño de niño
A Saturno fui a parar con mi esqueleto
en mi nave de sueño y de ilusión,
me esperaba una enorme bienvenida
con clarines y el trueno de un tambor.

Me bajé calzando mis botines
la casaca de nuestra Selección,
bajo el brazo llevaba la pelota
y en el otro un enorme pizarrón.

Sentí hurras gritando mi llegada
demostrando al instante su fervor,
extendieron sus manos amistosas
recibiendo a su nuevo entrenador.

Ahí directo nos fuimos a la cancha
para ver a los muchachos en acción,
porque el otro domingo se jugaban
con Urano el título a campeón.

Había un nueve grandote como un árbol
y un puntero de otra dimensión,
el puntero de nombre Juan Galáctico,
y de apodo, cuatro ojos, el veloz.

Aquel nueve se llamaba Planetario
de mirarlo parecía un percherón,
en el área saltando era temible
tenía fama de buen cabeceador.

En Saturno el fútbol era vida
esa misma que enciende la pasión,
por sus poros el hincha respiraba
sólo fútbol con toda la emoción.

Los de Urano llegaron con ventajas
con la firma de tres goles a favor,
el empate igual los consagraba
y traían una enorme convicción.

El partido comenzó con entusiasmo
el aliento bajaba del tablón,
los dos líneas venían de Mercurio
era el juez un enano de Plutón.

Los de Urano congelaron las acciones
con manejo y buen trato del balón,
y a los veinte del primero enmudecían
a Saturno, gritándoles su gol.

Al salir a la cancha en el segundo
me jugué apostando a ganador,
le presté mis botines a Galáctico
que compré en un viaje por el sol.

Y Galáctico fue tromba desbordando
con la fuerza imparable de un tifón,
un golazo clavó de treinta metros
imponiendo el empate en la cuestión.

Los de Urano no sabían qué pasaba
cuatro ojos parecía un aluvión,
y en un centro medido con escuadra
Planetario se anotó en el marcador.

Dos a uno la cosa se ponía,
el final se acercaba en el reloj,
entre gritos de arriba Saturninos
se llegaba la final de la función.

Fue delirio inmenso e infinito
el festejo del sueño y la pasión,
con la vuelta olímpica a los hombros
se gritaba Saturno es el campeón.

Y volví con mi nave de alegría
a mi almohada de sueños e ilusión,
a ese niño cara sucia y futbolero
que llevamos aquí en el corazón.

La herradura

Herradura de siete agujeritos
fuiste historia de fútbol y potrero,
esa era la cábala secreta
que guardábamos callados y en silencio.

Nunca más perdimos un partido
desde el día en que la trajo Nicodemo,
arrasamos a todos los equipos
sin tener quizás mucho talento.

La colgábamos en el ángulo del arco
con la suerte jugando al lado nuestro,
nadie hermano paraba aquella marcha
ganando casi todos los encuentros.

En la última fecha el campeonato
se acercaba con delirio de festejo,
un empate nos daba la alegría;
ser campeones ya era casi un hecho.

Ese día de sol a puro fútbol
con tablones cargados y repletos,
de local enfrentábamos al cola
que venía a salvarse del descenso.

Esos pobres muchachos no sabían
que la suerte cubría nuestros pechos,
que una vieja herradura protegía
aquel paso ganador y futbolero.

El partido comenzó sin sobresaltos
con el gol picando en cada centro,
y clavamos un golazo de cabeza
a los cinco apenas del comienzo.

Al descanso nos fuimos sin apuro
con la vuelta girando como un sueño,
que allí estaba al alcance de la mano,
separada tan sólo por un tiempo.

Cuarenta y cinco minutos nos quedaban
de ansiedad, de fervor y de deseo.
Ahí a un paso la puerta nos llamaba
para abrirla con todo el sentimiento.

Pero algo sucedió por esa tarde
el segundo no fue como el primero,
nos habían robado la herradura
que servía al equipo de amuleto.

La debacle entonces comenzó,
el empate llegó de treinta metros,
los contrarios se vinieron en jauría
más que fútbol, con garra y con esfuerzo.

El reloj marcaba los cuarenta
el empate igual nos daba el premio,
pero el nueve contrario en palomita
nos dejaba vacío el sentimiento.

La agonía se instaló con la tristeza
desde el cielo pasamos al infierno,
dos a uno la cosa se ponía
sellando nuestra suerte en aquel pleito.

El partido terminó con un sollozo
con el alma partida por el medio,
la alegría se fue con el contrario
que zafaba a las garras del descenso.

Sin respuestas quedamos esa tarde
con el llanto oprimiéndonos el pecho,
la herradura de siete agujeritos
se perdió gambeteando con los sueños.

Del otro bando
No sé por qué razón
no te querían en el barrio,
vos llegabas a la cancha
y te hacían a un costado.

Te morías por jugar
y planchabas de sentado,
había un clima de sobrada
de ignorarte como un pato.

Vos querías que te dieran
un lugar con los muchachos,
los muchachos te miraban
como sapo de otro charco.

Una chance les pediste
de jugar tan sólo un rato,
te pidieron que te fueras
con el ánimo exaltado.

Te dijeron en la cara
este equipo está formado,
además hay una regla
no admitimos a los vagos.

Tenes chuecas las canillas
y los botines de trapo,
una olla te hace falta
flaco, feo y desgarbado.

Las ofensas te llovieron
como un viento desatado,
a tu casa te volviste
con el sueño destrozado.

Y tus lágrimas cayeron
por la herida del costado,
se guapearon las afrentas
las raíces de tu árbol.

Un domingo en la canchita
se jugaba bien temprano
la barriada de Las Vías
se enfrentaba a nuestro Barrio.

Fuimos todos a la cancha
a meternos en el clásico,
se jugaba la hidalguía
en las tiras de un asado.

Con el siete a las espaldas
vi tus chuecas en el campo,
ese día debutabas
para el bando del contrario.
Agarraste la redonda
con talento y con descaro,
apilaste a cuatro o cinco
con tus lujos y tus caños.

Desbordaste por la raya
te llovían los trancazos,
la centreaste para el nueve
que marcó con un frentazo.

Era baile sin entrada
puro toque y puro taco,
dos golazos nos clavaste
con tus botines de trapo.

Nos gozaste de ida y vuelta
tres a cero el resultado,
sonreía sin apuro
la revancha de tu tango.

Los del barrio te llamaron
a jugar con los muchachos,
no volviste a nuestra cancha
ya tenías otro bando.

La cita

Tenía puesto los largos
y no era fantasía,
me quedaban de chupete
justo, justo a mi medida.

A la casa de Carlitos
me fui derrochando pinta,
cierto aire distinguido
en el pecho me latía.

Carlitos tenía una hermana
que en las venas me corría,
la dulzura de su rostro
a un ángel se parecía.
Carlitos era el compadre
que en la cancha me asistía,
con toques y con paredes
en el club de La Avenida.

Así se llamaba el cuadro
con sus colores que unían,
los centros y las gambetas
de Carlitos con las mías.

Golpeé la puerta despacio
y me atendió Carmencita,
y al ver sus ojos un sueño
me corrió por las pupilas.

Me dijo qué guapo estás
desnudando una sonrisa,
esos largos que estrenas
te quedan de maravillas.

Yo volaba en una nube
con las alas de la brisa,
me temblaba la quijada
del mentón a las rodillas.

Carlitos llegó a mi encuentro
extendiéndome una silla,
el ángel se fue despacio
a perderse en la cocina.

Mi amigo le dio un hondazo
a mi nube de alegría,
pisé de nuevo la tierra
sin saber ni lo que hacía.

Se define el campeonato
el domingo con Esquinas,
necesitamos tus goles
ponete todas las pilas.

Esquinas era un rival
casi clásico diría,
tenían un gran despliegue
de fútbol y valentía.

Nosotros con el empate
nos quedábamos arriba,
a los otros la victoria
solamente les servía.

Hermano no me falles
me dijo en la despedida,
de vos depende el equipo
sos toda una garantía.

Cuando ya me estaba yendo

escuché a Carmencita,
mi corazón galopaba
sin los frenos, ni la cincha.

Se me acercó despacito
con su fragancia exquisita,
con dos boletos de cine
que se ganó en una rifa.

Me gustaría que el domingo
me dijo con su sonrisa,
vayamos los dos al cine
a ver «La última cita».

Yo me quedé boquiabierto
parecía una ironía,
el partido del domingo
y el nombre de la película.

Le respondí balbuceando
que un compromiso tenía,
de jugar con los muchachos
justo también ese día.
Carmencita me miró
juro que no era la misma,
se me escapaba la chance
que esperé toda la vida.

Aquel domingo jugué
como barco a la deriva,
Esquinas nos aplastó
y nos pasó por arriba.

Y yo me quedé sin nada
sin campeonato, ni cita,
sin importarme los largos
ni aquel club de «La Avenida»

La gambeta se me fue
por el túnel de salida,
había perdido el partido
y también a Carmencita.

Los siete
De tanto sacar ollazos
ya me dolía la cabeza,
ellos venían y venían
con sólo garra y guapeza.

Nosotros éramos once
con toque, pique y gambetas,
ellos tan sólo siete
que no rendían sus fuerzas.

Los cuatro que le faltaban
no habían venido a la fiesta,
jugaron a reglamento
sin omitir una queja.

Si no juegan el partido
lo perderán en la mesa,
comunicó el referí
como tajante sentencia.

Y allí estábamos jugando
hasta el minuto noventa,
nosotros con toque y toque
canchereando sutilezas.

Ellos tan sólo ollazos
en busca de una quimera,
en un tal vez de utopía,
o en un quizás si se pueda.

Nosotros subestimamos
aquella fuerza numérica,
pensamos son pan comido
la vida te da sorpresas.

Ollazos y pelotazos
llovían al área nuestra,
aquello se asemejaba
a un bombardeo de guerra.

Si parecían catorce
los siete con su guapeza,
no ondeaban ni por asomo
una bandera de tregua.

Lo cierto es que nos pasaron
con su indomable marea,
nos quebraron adelante,
en el medio y la defensa.

Venían unos tras otros
como una lluvia que arrecia,
de tanto sacar ollazos
ya me dolía la cabeza.

Se desdoblaban los siete
con una fuerza secreta,
tan solo que tiene el alma
cuando la vida se juega.

De tanto ir a la fuente
el cántaro se nos quiebra,
aquellos seguían viniendo
con pasión y con firmeza.

Así fue que en un ollazo
de tantos en esa siesta,
la colgaron en un ángulo
peinándola de cabeza.

Ese gol era una hazaña
de sudor y de entereza,
ya no quedaba más tiempo
ni tampoco más respuestas.

Fue David contra Goliat
esa tarde futbolera,
aquellos siete ganaron
a puro ollazo y guapeza.

El tronco

La Aguadita fútbol club
te dio pasaporte en mano,
usted Guevara está libre,
rescindimos su contrato.

Y vos Guevara te fuiste
sin haber pisado el campo,
ni por asomo estuviste
sentado una vez al banco.

Ya venías de otros clubes
con el mismo resultado,
y en todos te sucedía,
te borraban de un plumazo.

Yo no sé si era el capricho
de tu orgullo deshonrado,
vos Guevara no aflojabas
aún herido y degollado.

Al club de Los Mirasoles
entraste casi rogando,
yo diría por gauchada
que la entrada te firmaron.

Tenías fama de tronco
y la lentitud de un arado,
tus sueños eran luceros
extinguidos y apagados.

Vos sólo llenabas listas
en todos los campeonatos,
y te tragaste en silencio
las lágrimas de tu llanto.

Lo cierto es que te bancaste
la amargura de aquel trago,
entrenabas más que nadie
hasta el último pitazo.

Y pedías con tus ojos
como niño ilusionado,
que te dejaran entrar
a jugar tan sólo un rato.

El equipo no rendía
y al técnico lo cambiaron,
vino el viejo lobo Suárez
que del fútbol era un sabio.
Y  te puso a vos Guevara
que ya estabas desahuciado,
a jugar casi de entrada
con la nueve allá en el campo.
Qué te habrá inculcado Suárez
esa tarde en el vestuario,
que arrancaste por la cancha
siendo un viento desatado.

Te llevaste por delante
vos sólito a los contrarios,
con dos goles a lo guapo
les pusiste el epitafio.

Y seguiste haciendo goles
entre lluvia de trancazos,
la de Atila fue la marcha
imparable de tu paso.

Quizás el cielo Guevara
te regaló algún milagro,
vos pasaste de ser tronco
a la página del diario.

Embrujo

Los del barrio del Ombú
tenían el arco embrujado,
parecía un maleficio
de algún infierno encarnado.

El arquero que atajaba
de Lucifer sería hermano,
con esos ojos de búho
te daba miedo mirarlo.

Lo cierto es que aquella tarde
teníamos que enfrentarlos,
nos jugábamos cada uno
la suerte del campeonato.

La cancha estaba repleta
borracha del entusiasmo,
con el duelo fervoroso
gritando de los dos lados.

Abrió el partido «El Ombú»
moviéndola a los costados
con dos wines a la antigua
que mataban desbordando.

Tenían táctica y oficio
buen trato en el mediocampo,
y se brindaban enteros
por el bien del espectáculo.

Nuestro juego era de toque
toque y toque por abajo,
nos decían los exquisitos
con el título de magos.

En el segundo de entrada
apenas si comenzamos,
con un loco zapatazo
de primera nos mojaron.

Uno a cero nos ganaban
y había que remontarlo,
así empezó la Odisea
para apedrearles el rancho.

Les dimos una milonga
hasta dejarlos mareados,
y chocamos contra el búho
que chistaba allá en el arco.

Al engendro del infierno
con todo lo fusilamos,
sino la atajaba el búho
te la atajaban los palos.

La sacaron de la línea
en cuatro o cinco bombazos,
ni con el arco vacío
podíamos derrotarlo.

En dos penales la suerte
parecía iluminarnos,
el gol tenía que venir
cantando en los doce pasos.

Pero otra vez el hechizo
le puso a unos sus manos,
el otro pasó lamiendo
el caño del travesaño.

«El Ombú» sólo era el búho
atajando cañonazos,
si se tapó medio gol
en el último pitazo.

Lo cierto es que nos ganó
aquel engendro encarnado,
si yo creo que tenía
a todo el arco embrujado.

Sacapuntas
El barrio «La Puñalada»
tenía un equipo feroz,
con un Chaqueño de libero
con fama de leñador.

Ir a jugar a esa cancha
era casi una locura,
te pegaban en el campo
y también en las tribunas.

Tenían invicto el reducto
por guapeza y por fervor,
de locales eran taitas
a puro poncho y facón.

Lo cierto es que allá nos fuimos
desafiando a la cordura,
el pensar en un empate
era casi una locura.

La hinchada «La Puñalada»
gritaba desde el tablón,
sácale punta a esos pibes
Chaqueño con tu facón.

Comenzamos el partido
con más miedo que bravura,
defendiendo con los once
y pegándole de punta.

Ellos tiraban ollazos
apostando a algún melón,
se venían a los planazos
con la fuerza de un tractor.

Pajarito nuestro nueve
encaró con gran soltura,
el Chaqueño de un planchazo
casi, casi lo despluma.

Rudecindo de puntero
se mandó en otra ocasión,
el Chaqueño de tijera
lo acostó contra un rincón.

Había una hacha en esas gambas
que no le fallaba nunca,
las canillas te afinaba
lo mismo que un sacapuntas.

Comenzamos el segundo
y se largó aquel malón,
para apedrearnos el arco
que no rendía el corazón.

No pasábamos del medio
el Chaqueño era una furia,
tirando tantas patadas
te talaba sin ayuda.

Faltaban siete minutos
para bajar el telón,
seguía afeitando el Chaqueño
hasta los rayos del sol.

Quiso escapar Nicodemo
a un minuto de la lucha,
los tapones del Chaqueño
le operaron la cintura.

El partido de un pitazo
cero a cero terminó,
talados hasta los jopos
el Chaqueño nos dejó.

Despacio fuimos saliendo
tan finos como una aguja,
así nos peló el Chaqueño
pasando su sacapuntas.

La plegaria

Vos querías ser puntero
desbordando por la raya,
con un sueño de tribunas
alentándote sin pausas.

Pero el juego que tenías
la pimienta le faltaba,
ese toque yo diría
que precisan las jugadas.

Lo que no te da natura
non lo presta Salamanca,
vos suplías el talento
con la fuerza de tu garra.

Y empujabas a lo guapo
más que fútbol, con el alma;
te faltaba la gambeta
pero ahínco te sobraba.

Le rezabas a los santos,
le pedías a Corbata,
que una tarde futbolera
se encarnara entre tus gambas

De tanto ir a la fuente
sin rendir esa esperanza,
del cielo se abrió una nube
que te trajo estas palabras.

Miguelito Mendizábal
escuchamos tus plegarias,
el Loco te va a ayudar
llega en el tren de mañana.

Tenes un partido duro
el domingo con Los Ranas,
que ya campeones se creen
y la vuelta ya preparan.

El Loco llegó el domingo
con el siete en las espaldas,
afuera la camiseta
y en los botines dos alas.

Te vengo a dar unas mano
desde La Gloria me mandan,
será por este partido
después me vuelvo a mi casa.

Encarnado ya en tus piernas
se fueron para la cancha,
que rugía sin medida
desde el campo hasta las gradas.

El partido comenzó
con el aliento en la cara,
Los Ranas se les vinieron
lo mismo que una avalancha.

Entonces vos la agarraste
como un aluvión en marcha,
imparable fue tu pique
Miguelito Mendizábal.

Te tiraron mil hachazos
y ninguno te acertaba,
hasta el pasto gambeteaste
con Corbata entre tus gambas.

Le pusiste dos golazos
en el ángulo a Los Ranas,
que lloraban en silencio
el baldazo de agua helada.

Parecías un puntero
emergido de la nada,
si hasta algunos murmuraron
que era el alma de Corbata.

Que había vuelto del recuerdo
encarnado por la raya
desbordando como antes
zigzagueando por el área.

El partido terminó,
fuiste el héroe en la jornada,
si hasta el viento te aplaudió
asociado con la hinchada.

El técnico no entendía
de dónde salió tu magia,
quizás le dio los botines
el genio de alguna lámpara.

Lo cierto es que te ganaste
el respeto y la confianza,
la tarde te dio su abrazo
el fútbol te dio las gracias.

Y te fuiste caminando
con el Loco hasta tu casa,
llegaba la despedida
de amistad en las miradas.

Oreste gracias por todo
por la sublime gauchada,
que Dios lo tenga en su Gloria
desbordando por la raya.

Yo pibe te doy las gracias
por jugar entre tus gambas,
me hiciste sentir de nuevo
el potrero aquí en el alma.

Con un abrazo se fueron
cada uno a la distancia,
Corbata con su gambeta,
Mendizábal con su garra.

El alcanza pelotas

Tu abuelo te traía de la mano
y a vos, te latía el corazón,
mirabas detrás del alambrado
teniendo agazapado, tu sueño y tu ilusión.

Tu mundo giraba en la tribuna
con noventa minutos de función,
vos querías estar allá en el campo
más cerca del partido, vibrando de emoción.

No faltaba el abuelo los domingos
con la cita pactada entre los dos
el fútbol tenía en tus renglones
esa letra acentuada de pasión.

Vos soñabas pasar por los vestuarios
subiendo por el túnel, detrás de un jugador,
llevando entre tus manos la pelota,
y escuchando, los gritos de ovación.

Le dijiste al abuelo si podía
conseguir ese boleto de ilusión,
por ahí en el club él conocía
algún capo de aquella comisión.

El abuelo escuchó y no dijo nada
y siguió en el partido su atención,
vos pensaste que ahí se terminaba,
que caía en tus sueños el telón.

El abuelo volvió el otro domingo
como un rito de fe y de devoción,
le tiraste de nuevo la pregunta
y el abuelo callado te miró.

En la cancha gritaron lo de siempre
bendiciones y alguna maldición,
y en un loco espejismo te miraste
sobre el césped sentado en un balón.

Una lágrima corrió por tu mejilla
rara mezcla de ausencia y de dolor,
ese barco de niño naufragaba
por los mares, sin vela, ni timón.

Esa noche hablaste con la almohada
que en silencio escuchó tu confesión,
de tu sueño cara sucia y futbolero
que latía por tu alma y por tu voz.

No encontrabas respuesta a tu deseo
ni tampoco ninguna solución,
el tiempo se llevaba tu esperanza
en las mismas agujas del reloj.

El abuelo llegó ese domingo
con el día sonriendo a puro sol,
y te dijo mirándote a los ojos
un regalo hoy tengo para vos.

En la cancha te espera Don Ceballos
que una vez del club fue defensor,
tiene un puesto que es justo a tu medida
que se ajusta a tu sueño y tu ilusión.

Estarás con tu nombre y apellido
en su lista de honor y distinción,
alcanzando pelotas en el campo
en el mismo epicentro de la acción.

Te abrazaste al abuelo con cariño
fue un abrazo de fútbol y de gol,
fue un abrazo de tiempos que se juntan
compartiendo la misma sensación.

En tu pecho saltaba la alegría
ese instante fue eterno como Dios,
tu abuelo consiguió lo que querías,
y a vos, te latía el corazón.

Bonifacio mala pinta

Que habrás tomado ese día
en el boliche de Ascencio,
que a la cancha te llegaste
boliado y a paso lento.

Te cambiaste despacito
haciéndote un entrevero,
con el buzo y con los guantes
que parecían un tormento.

Estabas medio picado
para salir al encuentro,
menos mal que eras suplente
del Araña Caballero.

Siempre empinabas un trago
a media hora del pleito,
sabiendo que era imposible
ser titular en el puesto.

Los partidos los jugabas
sentado en el banco eterno,
mirando como en el arco
se destacaba otro arquero.

Bonifacio mala pinta
suplente de todo el tiempo,
aquel doce en las espaldas
era la cruz de tus sueños.

Por eso no te importaba
mandarte algún trago adentro,
para mojar la esperanza
que te esquivaba a lo lejos.

El arco se te escapaba
y se perdía en el silencio,
por horizontes callados
que se dormían sin recuerdo.

En dos tapadas tremendas
se lesionó Caballero,
aquel Araña tenía
el partido cero a cero.

Se había zafado el Araña
al volar el hombro izquierdo,
y te llamaron al campo
para suplir a ese genio.

Bonifacio mala pinta
entraste sin tener miedo,
y de a poco comenzaste
a demostrar tus reflejos.

Te sacaste dos pelotas
que eran goles casi hechos,
y en un mano a mano heroico
te rompiste hasta los dedos.

Descolgaste de los ángulos,
manoteaste cada centro,
de todos lados tiraban
pero encontraban tu pecho.

Te convertiste en Araña
atajándote hasta el viento,
y en un penal te luciste
casi al final del encuentro.

Con esa actuación notable
nos dejaste boquiabiertos,
realmente sorprendiste
como salido de un cuento.

Qué habrás tomado ese día
en el boliche de Ascencio,
que volando palo a palo
del arco te hiciste dueño.

El Turco Juan

Turco Juan de la barriada antigua
el mismo fútbol corría en tus venas,
con cimitarras tirando centros
con odaliscas en tus gambetas.

Vos eras, Turco, el viento libre,
un fervoroso simún sin tregua,
que por la áreas de las mil noches
dejabas sueños con tu firmeza.

En una tarde de sol y flores,
fue aquella tarde de primavera,
que se jugaba contra «El Mondongo»
equipo bravo por su fiereza.

Vos Turco estabas allá en el medio
el ocho hermano en tu camiseta,
si parecía que había una alfombra
volando siempre entre tus suelas.

Partido abierto a todo o nada
de los que llaman de ida y vuelta,
ninguno daba ni un solo metro
poniendo el alma, en cada pierna.

Los del Mondongo se la jugaban
tirando centros a una cabeza,
y nuestro equipo le respondía
sumando fuerza a las sutilezas.

El ave negra cobró un penal
en el segundo casi a los treinta,
latía el triunfo en los doce pasos
que se afilaba con la sentencia.

Y fuiste vos cabeza atada
para patearla con tu derecha,
con el Corán en tu corazón,
y con tus ojos allá en La Meca.

Le diste duro, con toda el alma,
para colgarla en alguna estrella,
pero el arquero fue al mismo palo
y con sus manos la echó hacia afuera.

Quedaban quince para jugarlos
a cara o cruz como respuesta,
habían capeado los del Mondongo
aquel momento de la tormenta.

Se nos vinieron en torbellino
en un derroche de gran guapeza,
le devolvimos también nosotros
con el reverso de la moneda.

Era un partido para el infarto
sin dar respiro, ni darse tregua,
los dos jugados hasta el cansancio
con la victoria entre ceja y ceja.

Y vos frotaste la lamparita
de las mil noches aquella siesta,
si creo que Alá tiró aquel centro
en un desborde con pierna izquierda.

Te zambulliste casi de espaldas
contra las gambas de la defensa,
y las clavaste con el delirio
de aquel golazo de tu chilena.

Gritaste al viento como revancha
con el partido a cancha llena,
con esa fuerza que a vos te daba
la medialuna de tu Profeta.

Turco Juan, futbolero y moro,
tenía tú fútbol simún y arena,
con cimitarras tirando centros
con odaliscas en tus gambetas.

Los botines

Te dejaron los botines
en la mesita de luz,
los cordones eran blancos,
y la puntera era azul.

Al despertarte los viste
con una alegría sin fin,
la tarjeta te deseaba
un cumpleaños feliz.

Ese sábado a la tarde
con las velas sin soplar,
te fuiste para el potrero
para poderlos mostrar.

De marca eran Sacachispas
y toda una novedad,
tu abuelo hizo un esfuerzo
para lograrlos comprar.

Te los calzaste despacio
sujetándote el afán,
las ganas se te salían
por quererlos estrenar.

Los chicos te los miraban,
vos presumías con el par,
te sentiste de primera
en ídolo popular.

Los pies te quedaban firmes
corrías con otra andar,
tenías otra potencia
imposible de explicar.

No te dolían los dedos
al pegarle de puntín,
parecía que volabas
con alas en el botín.

Pisabas cada pelota
con total seguridad,
a los centros los tirabas
con certera calidad.

Al terminar el partido
se te acercó un chiquilín,
que lindos son tus botines
es algo que nunca vi.

El niño estaba descalzo
muriéndose por jugar,
jugaba en otro partido
que estaba por comenzar.

Vos tenías los botines
para jugar y soñar,
que aquel chiquillo descalzo
jamás podría comprar.

En un gesto de renuncia
de total sinceridad,
le distes tus Sacachispas
que acababas de estrenar.

Toma chiquillo son tuyos
ponételos sin dudar,
anda y jugá con firmeza
derrocha tu habilidad.

Se miraron como hermanos
no había nada que agregar,
ese gesto fue un golazo
tan difícil de olvidar.

Regalaste los botines
que acababas de estrenar,
en el pecho te latía
una gran felicidad.

Dos penales

Yo te vi llorar casi en silencio
en aquella final de los recuerdos,
no es muy fácil errarse dos penales
con la gente gritando tu degüello.

Justo vos Arsenio que tenías,
creo que un guante en ese pie derecho
que no habías mostrado hasta ese día
una falla en todos tus aciertos.

Vos hermano que estabas diplomado
que en eso del penal eras maestro,
los viniste a tirar a la tribuna
que reloca pedía por tu entierro.

Que gritaba mostrando los colmillos
proclamando venganza y escarmiento,
justo a vos hermano que le diste
a este club hasta el último resuello.

El partido siguió con los insultos,
y siguió también el cero a cero,
la emoción estaba en los penales
que causaron enojo y descontento.

Vos Arsenio quedaste casi helado
los reproches golpeaban en tu pecho,
deambulabas perdido por la cancha
pensando que aquello no era cierto.

Parecías un pequeño barrilete
sacudido por la fuerza de los vientos,
la pelota te pasaba y vos hermano
no podías pararla por los nervios.

La hinchada que otrora te aclamara
te lanzaba relámpagos y truenos,
el pobre alambrado sujetaba
a esas fieras pidiendo por tu cuello.

El estadio hervía en una caldera
aquella final era un infierno,
dos penales habían encendido
maldiciones saliendo del aliento.

La hora se acercaba lentamente
casi cinco le quedaban al encuentro,
le alcanzaba el empate a la visita
para hacerse de aquel título los dueños.

Y nosotros que habíamos tenido
por dos veces la suerte al lado nuestro,
se había ido volando en dos penales
que colgamos allá en el firmamento.

La ilusión sangraba por la herida
se extinguía al compás del minutero,
era igual el empate a la derrota
que de luto vestía tantos sueños.

La pelota cayó en el mediocampo
y quedó boyando a medio metro,
de tu alma Arsenio que parada
buscaba una respuesta sin remedio.

Y con bronca, con furia desatada,
le pegaste a esa pelota con un fierro,
que cruzó todo el campo y fue a clavarse
en el ángulo arriba del arquero.

Fue alegría, fue rabia y fue emoción,
un golazo a todo ese desprecio,
una mezcla de sueño y de revancha
que tenías hermano allá en el pecho.

Ese gol, fue el gol del campeonato,
y fue tuyo Arsenio el sentimiento,
aún habiendo errado dos penales
nos llenaste la tarde de festejos.

Índice


Celeste y blanco Página 2
El alambrado Página 3
La canchita Página 4
El referí Página 5
Infancia futbolera Página 6
El viejo goleador Página 7
El potrero Página 9
La gran final Página 11
Un sueño de niño Página 14
La herradura Página 16
Del otro bando Página 18
La cita Página 20
Los siete Página 23
El tronco Página 25
Embrujo Página 27
Sacapuntas Página 29
La plegaria Página 31
El alcanza pelotas Página 34
Bonifacio mala pinta Página 36
El Turco Juan Página 38
Los Botines Página 40
Dos Penales Página 42