Jugadores de foot-ball 1922-23 de chocolates Amatller

Si en algún momento deseáramos establecer una mayoría de edad en el coleccionismo futbolístico en españa, éste sería sin duda el año de 1923. Con el fenómeno futbolístico ampliamente asentado a lo largo de toda la geografía española, con la competición de la Copa de España como máximo campeonato a disputar y con las nacientes hegemonías regionales de equipos como el Sevilla F. C, o el valencia F. C., en 1923 todo estaba dispuesto para que la eclosión fuera imparable. De la mano de Chocolates Amatller, una marca que desde principios del siglo XX siempre apostó por premiar a sus fieles consumidores con coleccionables de fútbol, en 1923 se produce la publicación de unas postales futbolísticas de varios equipos punteros, todos ellos campeones regionales y hogar de grandes futbolistas, muchos de ellos convertidos en leyendas desde 1920, con el éxito de la selección española en la Olimpiada de Amberes.

 Se publicaron varias series, en ellas cada postal presenta el escudo del club, una foto del jugador y una escena futbolística en la que aparece el mismo jugador, impresas a todo color. En el dorso aparece la serie y el número de orden de ese jugador, así como su nombre y una pequeña biografía. Cada serie constaba de once, doce o trece jugadores, según el equipo. Las postales son de dimensiones 8 x 13.

 Llama la atención el caso de las series dedicadas al F. C. Barcelona y al Sevilla F. C., en las que basándose en una imagen fotográfica, ésta es retocada hasta el punto de distorisionar tanto la imagen que roza lo caricaturesco. En contraste con este trabajo artístico, más bien desafortunado, tenemos las postales de las series del Europa o del Athletic Club donde las fotografías han sido cuidadosamente y primorosamente coloreadas. Es ésta una de las colecciones más vistosas y aún es relativamente fácil conseguir equipos completos en buen estado, lo cual nos dice a las claras que si difusión y aceptación debió ser muy amplia en la época.

 Serie A. F.C. Barcelona

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1 Paulino Alcántara

2 Ricardo Zamora

3 Ramón Torralba

4 Salvador Martínez Surroca

5 Ramón Bruguera Álvarez

6 Emilio Sagi

7 José Samitier

8 Vicente Martínez Dicart

9 Clemente Gracia

10 José Planas

11 Agustín Sancho (numerado con el 1 por error)

12 Francisco Viñals

13 Vicente Piera

Serie B. Sevilla C.F.

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1 Armet Kinké

2 Brand

3 Santizo

4 Herminio

5 Spencer

6 Cabezas

7 López Ocaña

8 Barragán

9 Sedaño

10 Ramírez

11 Escobar

Serie C. Europa Club Deportivo

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1 Bordoy

2 Serra

3 Vidal

4 Bonet

5 Pelao

6 Artisus

7 Pellicer

8 Juliá

9 Cros

10 Olivella

11 Alcázar

12 Ortí

Serie D. Real Madrid

1 Martínez

2 Escobal

3 Quesada

4 Sicilia

5 Mengotti

6 Mejías

7 De Miguel

8 Bernabeu

9 Monjardín

10 Félix Pérez

11 Del Campo

12 Muiagorri

Serie E. Valencia F.C.

1 Mariano

2 Simarro

3 Piñol

4 Marín

5 Hipólito

6 Estevan

7 Costa (Rino)

8 Cubells

9 Montesinos (Montes)

10 Peral

11 Cordellat

12 Hurtado

Serie F. Athletic Club de Bilbao

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1 Vidal

2 Acedo

3 Duñabeitia (error pone 10 Carmelo)

4 Sabino

5 Larraza

6 Legarreta

7 Germán

8 Sesúmaga

9 Travieso

10 Carmelo

11 Aguirrezabala

12 Jose Mari Belauste




Ricardo Zamora

Ricardo Zamora Martínez (Barcelona, 21 de enero de 1901 – Barcelona, 8 de septiembre de 1978).

Hasta el quinto partido de la historia de la selección, el que España jugó frente a Holanda en los JJOO de Amberes y en el que consiguió la medalla de plata, Zamora y Pichichi compartieron el primer lugar en el número máximo de internacionalidades con 5. A partir del siguiente encuentro, el sexto en la historia de la selección española, un amistoso jugado ante Bélgica en Bilbao, el primer amistoso de la historia española, Zamora encabeza en solitario la lista de máximas internacionalidades.

La figura del Divino era tan sumamente importante para el seleccionado español que disputó de forma consecutiva los primeros 26 partidos de nuestra historia. Esto es la friolera de casi ocho años defendiendo la portería española ininterrumpidamente. La racha se rompió el 30 de mayo de 1928, frente a México, en el primer partido de los JJOO de Amsterdam, competición a la que Zamora no acudió y en la que fue reemplazado por el arenero José María Jáuregui Lagunas ya que la lista estaba compuesta por jugadores «amateurs».

Tras los JJOO Zamora retomó el mando del equipo español. Tras seis nuevas internacionalidades que elevan la suma a 32, es sustituido por una lesión causada jugando con el Real Madrid por el athlético bilbaíno Gregorio Blasco Sánchez para enfrentarse el 30 de noviembre de 1930 a Portugal.

Para diciembre de 1931 se organizó una excursión por Inglaterra e Irlanda de la cual Zamora no pudo guardar buen recuerdo. El día 9, debacle en Highbury.  Don Ricardo recibe 7 tantos y sale «tocado» de tan mala tarde. Para el siguiente encuentro celebrado en Dublín tan solo cuatro días después el seleccionador José María Mateos decide darle descanso por primera vez y dar salida a Blasco. Cuarente encuentros de la selección española fueron necesarios para que El Divino dejase de estar acompañado de su muñeco bajo los palos por decisión técnica.

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En el siguiente partido tras la gira, en un encuentro jugado frente a Yugoslavia en Buenavista (Oviedo) el 24 de abril de 1932, Zamora es sustituido por Blasco en el minuto 75 de partido tras sufrir la luxación de uno de sus hombros.

Don Ricardo parecía haber entrado en una mala racha pero esta finalizó aquí. Para el siguiente partido de la selección nacional, un año después Zamora ya había despejado dudas y vuelve a convertirse en el gran héroe español. Así encadena una racha que le lleva hasta el Mundial de Italia donde los italianos no pudieron con él hasta que le fisuraron dos costillas. No pudo jugar el partido de desempate donde le sustituyó el barcelonista Juan José Nogués Portalatín.

Tras el Mundial de Italia Zamora jugó el siguiente partido, un amistoso frente a Francia, y fue convocado en dos ocasiones más aunque sin llegar a jugar, siendo sustituido en ambas por Eizaguirre. Incluso frente a Austria, el 19 de enero de 1936, llegó a no ser convocado. Pero aún le quedaba una última alegría. En Barcelona, en el Estadio de Montjuich, el 23 de febrero de 1936, El Divino ejerce una vez más como capitán de la selección española frente a Alemania. Lamentablemente finalizó con derrota española pero la imagen de Don Ricardo quedó en la memoria de los españoles como la de mejor portero del mundo. 

 

 




Apogeo y caída de una tribuna (II)

Por fin en la campaña 1928-29 se logró el quórum necesario para la formación de un Campeonato de Liga en las distintas categorías. Integrarían la 1ª División los nueve conjuntos campeones y subcampeones de Copa más un décimo equipo, vencedor de una serie de eliminatorias a partido único entre diez aspirantes elegidos por su historial deportivo. La creación de los torneos ligueros obligaba a disminuir el número de participantes en los campeonatos regionales, que debieron ser reestructurados. El Sporting inició la temporada con un equipo renovado donde destacaba un joven y prometedor ariete en el que se tenían depositadas muchas esperanzas, Guillermo Campanal. El empuje de los jóvenes valores no sería suficiente ante solidez del Real Oviedo, que volvió a hacerse con el cetro provincial.

Pese al tropiezo deportivo, la situación económica de la entidad era mucho más preocupante, embargada judicialmente ante la imposibilidad de hacer frente a las deudas contraídas por la remodelación del campo de juego. Ante el serio riesgo de desaparición el presidente sportinguista solicitó la ayuda del Ayuntamiento. Roberto G. de Agustina propuso la venta del estadio de El Molinón al consistorio por 400.000 pesetas, solicitándolo en arriendo por una cantidad que no superase el 5% del capital indicado. Tras pasar por la comisión de Hacienda, la propuesta se debatió en la sesión municipal del 23 de noviembre. A la misma acudió el Gobernador Civil, quien hizo ver a los presentes la necesidad de ayudar al Sporting tras la «obra gigantesca» realizada, en la que todo Gijón se había unido dando ejemplo al resto de España. El pleno rechazó por unanimidad la compra de El Molinón, pero en última instancia, y por iniciativa del gobernador, decidió conceder al club un préstamo de 125.000 pesetas, reintegrables en diez anualidades, sin intereses. El acuerdo se tomó por 36 votos a favor y sólo tres en contra, entre ellos el del alcalde D. Emilio Tuya.

Era la primera vez que el Ayuntamiento intervenía de manera decisiva en favor del Sporting. Ambas instituciones estaban destinadas a encontrarse una y otra vez con el paso de los años.

El 4 de diciembre la directiva rojiblanca hacía pública una nota a favor de Ismael Figaredo. El ex presidente era uno de los mayores acreedores de la entidad. Había prestado dinero a la misma en diversas ocasiones, entre ellas la compra de El Molinón, préstamos que habían sido asegurados en forma de hipotecas sobre los bienes del club. Pese a ello, el Sr. Figaredo no había querido percibir un solo céntimo del dinero adelantado por el Ayuntamiento para solventar la crisis que ahogaba al conjunto rojiblanco. Además, había condonado los intereses de aquellos préstamos, que ascendían a 20.000 pesetas, y rebajado la hipoteca de 90.000 a 75.000 pesetas, aminorando considerablemente las cargas de la Sociedad.

Gracias a este generoso gesto, y al apoyo del Ayuntamiento gijonés, el Sporting había conseguido concertar un acuerdo con todos los acreedores de la construcción de la tribuna cubierta del estadio. Éste consistía en el pago del 65% del importe de las facturas pendientes, destinando íntegramente a este fin la cantidad recibida del consistorio. El 35% restante lo percibirían en forma de obligaciones hipotecarias.

En la Junta General Extraordinaria celebrada el 17 de diciembre se aprobó dicha fórmula económica como solución al problema. También se acordó establecer un impuesto de 25 céntimos sobre el precio de las entradas como ayuda para la devolución del dinero prestado por el consistorio. Asimismo, se nombraba Presidente de Honor al ya ex gobernador civil de la provincia, D. José María Caballero y Aldasoro, como muestra de agradecimiento por su decisiva intervención en favor de la institución.

Por otro lado, se estableció una comisión, compuesta por dos directivos (Roberto G. Agustina y Mario Orbón) y dos socios (Aurelio Menéndez y Segundo Hevia), con el fin de entrevistarse con Ismael Figaredo y lograr que aceptase la presidencia de la entidad. Sus gestiones no dieron el fruto apetecido, por lo que continuó al frente del club la misma junta directiva.

El gobierno municipal había efectuado un primer pago de 62.500 ptas., la mitad de la cantidad acordada. Había insuflado vida a la institución, pero la situación económica seguía siendo muy delicada. En esas condiciones, parecía una quimera impedir la marcha de los jugadores más destacados del equipo. De hecho existían insistentes rumores sobre el inminente fichaje de Guillermo Campanal por parte de alguno de los conjuntos más fuertes del país. El diario bilbaíno Euzkadi publicó un artículo en el que señalaba lo siguiente:

«Leemos en la prensa de estos días que Campanal, el magnífico centro-delantero revelado por el Sporting de Gijón, actuará estas Navidades con el Barcelona y que será lo más fácil que firme ficha por el poderoso grupo campeón de España. ¡Pobre Sporting, cantera de grandes jugadores! Herrera, Loredo, Arcadio, las «inyecciones» de Tronchín, Pena y Adolfo del pasado año al Athlético madrileño, y ahora Campanal…

Nos apena sinceramente el ver cómo el simpático club gijonés se afana en hacer equipo, y cuando casi lo tiene hecho, un golpe de guadaña, y a reconstruirse otra vez...».

Iniciadas las eliminatorias de promoción por el puesto restante en la Primera División, correspondió al Sporting enfrentarse al Celta de Vigo en la primera ronda, en partido a disputar en León el 13 de enero. No tuvieron suerte los rojiblancos que cayeron por 3-2 en un encuentro bronco (hubo dos expulsados por bando) sobre un terreno de juego muy embarrado. El conjunto gijonés habría de empezar su andadura en la Segunda División.

El 21 de febrero el club, ahogado por la falta de liquidez, solicitaba el apoyo económico de los comerciantes e industriales gijoneses mediante la siguiente nota oficial:

«La Junta Directiva del Real Sporting, después de vista en la práctica la ineficacia de los remedios propuestos por la junta general, y ante la angustia del momento, decide dar pública cuenta de haber llegado a una situación por la que ineludiblemente necesita el apoyo económico inmediato de todos aquellos que por el deporte, por el Club o por la celebración de estos espectáculos, tengan en Gijón el menor ingreso.

A los primeros por sus convicciones; a los segundos por partidismo si se quiere; y a los últimos, aunque sea por egoísta interés, a todos acude advirtiendo que el aviso es de angustia y no admite esperas.

El profesionalismo, aun dentro de los modestísimos límites a que puede reducirlo el Sporting, agota nuestros ingresos normales. Los que han producido los partidos celebrados, o no han bastado a cubrir sus mismos gastos, en unos casos, o los de desplazamientos para la correspondencia de visita, en los otros. La Directiva ha cubierto hasta ahora el déficit por los medios que tuvo a su alcance; pero éstos se han agotado y aun extendido, y hoy se encuentra el club en la imposibilidad de sufragar los desplazamientos que exige la competición de la Liga, empezando por el que corresponde al día 3 del próximo a Sevilla, para el que hace falta una cifra mínima de cinco mil pesetas.

Y no ha de bastar que en un impulsivo esfuerzo se reúnan los miles de pesetas necesarias ahora para estas atenciones del momento. Es necesario, y a todos llega la obligación, que en la proporción de sus fuerzas, de sus entusiasmos o de sus beneficios, el apoyo sea continuado; y que si el Club ha de prosperar (única razón y única forma de seguir existiendo), necesita duplicar y aun triplicar sus ingresos.

Entre todos, con el esfuerzo de todos, no sólo podremos sostener, sino hacer prosperar espléndidamente al equipo. Esperar el esfuerzo únicamente de la Directiva y limitar la propia cooperación a las cinco pesetas mensuales, a cambio de buenos y frecuentes partidos, es condenar al club a sucumbir.- LA DIRECTIVA».

Este comunicado, verdadera petición de auxilio, estaba plenamente justificado por los escasos ingresos obtenidos en taquilla en los encuentros celebrados durante los meses anteriores, debido a las inclemencias meteorológicas fundamentalmente. Al mal tiempo reinante se unía el escaso atractivo que el torneo de Liga despertaba entre la afición, un tanto remisa al principio tras el fiasco de la temporada anterior. Afortunadamente, ante el avance de la competición el interés del público iría en aumento, y, con la llegada de la Primavera, las gradas de El Molinón volverían a poblarse de espectadores. El Sporting ocuparía la cuarta posición en la recién estrenada competición liguera.

Al final de la campaña, no obstante, no se podría retener a la nueva estrella emergente. Guillermo Campanal ficharía por el Sevilla.

El nuevo rumbo que había tomado el deporte del balón tras la legalización del profesionalismo obligaba a los clubes a generar ingresos «atípicos» para poder salir a competir con ciertas garantías. A finales de agosto, de cara a la nueva temporada, la directiva sportinguista volvía a solicitar públicamente el apoyo de los comerciantes e industriales de la ciudad por medio de una circular, en la que se recordaba que el fútbol, aparte de su finalidad deportiva, tenía otra vertiente económica que repercutía en las poblaciones donde dichos espectáculos se celebraban. Por ello, con el compromiso de utilizar el dinero recaudado para mejorar el equipo, y lograr de esta forma alcanzar éxitos que redundaran en el prestigio deportivo de Gijón, el club requería la ayuda de todos, especialmente de aquellas industrias y establecimientos beneficiados por los encuentros de fútbol, mediante una cuota voluntaria mensual. La nota la firmaban los integrantes de la Comisión de propaganda: Carlos Cienfuegos Jovellanos, José Amérigo, Segundo Hevia y Florentino Cueto Felgueroso.

Este hecho motivó un editorial en el diario El Comercio en el que bajo el título «O Renovarse o Morir», se apoyaba la idea en estos términos:

«(…) Al Real Sporting debe Gijón muchos años de personalidad en el deporte español.  Aparte de esta satisfacción espiritual, notábase que nuestra ciudad en los domingos otoñales e invernales recordaba, por la afluencia de forasteros, los mejores días de agosto. Y esa animación, ese movimiento, prestaban al ambiente una innegable importancia, hasta en el aspecto utilitario. Cuando los equipos del Sporting, por razón natural del tiempo y por varias circunstancias, sufrían los primeros descalabros hubimos de intervenir como gijoneses, más que como deportistas, para levantar los espíritus, afirmando que en los días malos era cuando se precisaba de mayor serenidad, y debían cesar las discusiones y los desánimos para dar paso al estudio de un plan práctico e inteligente a fin de volver a los días de satisfacción.

Nuestra campaña de entonces dio algunos frutos, pero no los precisos para disipar las nubes que se cernían, por causa de la lucha de predominios y por otros detalles que hay que olvidar. Si ahora nos dedicamos a buscar el equipo capaz de hacer frente con brillantez a todas las contingencias, hay que cambiar de sendas. La Comisión organizadora nombrada para este fin, y compuesta por elementos entusiastas y fervorosos del fútbol, sin personales ambiciones, puestos los ojos en promover todos los medios para llegar al fin apetecido, tiene, sin duda, la confianza de todos, y los gijoneses deben atender la circular que se les ha dirigido, porque las realidades inevitables son económicas, y sin vencerlas nada se podrá hacer, tal y como se halla el deporte en todas partes.

Si se quiere buen equipo hay que contar con medios positivos para lograrlo. Gijón dirá, con los hechos contantes y sonantes, si abandona su prestigio futbolístico o si desea mantenerlo. En el interés de todos está, por medio de un sacrificio en realidad insignificante, pues se trata de pequeñas cuotas, cada cual en la medida de sus disponibilidades, pero no deben regatear las aportaciones debidas aquellos a quienes más directamente beneficia la resurrección del auge perdido. Porque el problema está planteado en este dilema: o renovarse o morir. Y el gran estadio de Gijón no puede ni debe convertirse en una necrópolis«.

La temporada 1929-30 discurrió sin mayores sobresaltos. El equipo gijonés se impuso en el Campeonato Regional y a punto estuvo de ascender a Primera, ocupando la segunda posición en el torneo liguero. En la Copa, sin embargo, quedaría eliminado a las primeras de cambio.

El 8 de mayo se celebró una asamblea entre los socios que con posterioridad a 1920 hubieran ostentado cargos de responsabilidad en el club rojiblanco. Sin duda, algo se estaba moviendo en el entorno sportinguista. De hecho era el vicepresidente primero, Carlos Cienfuegos, quien, en ausencia del Sr. de Agustina, ostentaba la máxima representación del club.

El 1 de junio tuvo lugar la Junta General ordinaria del Sporting. Se aprobaron la memoria y las cuentas del ejercicio que dejaban un superávit de 23.000 pesetas. En las mismas se detallaban los aspectos económicos de la temporada. Se habían obtenido 51.000 pesetas por recaudaciones en las distintas competiciones, repartidas del siguiente modo: 17.000 en el Campeonato Regional, 31.000 en la Liga, 800 en la Copa y 2.300 en amistosos. Con esta cantidad y los ingresos habidos por las cuotas de socios se atendieron los gastos de la Sociedad.

Al ir a procederse a la elección de la nueva junta tomó la palabra uno de los socios, Francisco Alonso, para manifestar que, aunque la entidad liquidara con beneficios el ejercicio anual, la agobiante situación económica originada por la construcción del estadio continuaba sin resolverse. Por otra parte, los nuevos rumbos del fútbol hacían necesaria una nueva estructuración del club, por lo que sometía a la aprobación de la asamblea la siguiente propuesta: que D. Ismael Figaredo, como entusiasta sportinguista y principal acreedor, designara una comisión que se hiciera cargo de la dirección de la Sociedad en tanto se estudiaba una nueva reglamentación interna.

La proposición fue acogida con entusiasmo y se designó una delegación para visitar al Sr. Figaredo y comunicarle dicho acuerdo. Formaban dicha embajada los señores Fernando Arroyo, Casimiro Velasco, Anselmo Cerra, Carlos Cienfuegos, Francisco Alonso y Mario Orbón. En caso de no llegar a buen término dicha iniciativa se convocaría una nueva junta.

Ismael Figaredo dio el visto bueno a la idea, y las mismas personas que lo visitaron fueron quienes integraron la Ponencia encargada de estudiar y proponer las bases por las que habría de regirse el club en los próximos años. El 15 de junio, en Junta General Extraordinaria, dichas bases eran aprobadas. En virtud de las mismas un grupo de socios se haría cargo de la dirección de la entidad.

Casi un mes más tarde, el 13 de julio, se celebraba en el salón de actos del Ateneo Obrero la junta general de suscriptores pro-Sporting. En la misma se constituyó oficialmente el nuevo comité rector del club. El G.A.S. (Grupo Auxiliar del Sporting) acababa de nacer.

Como ya se explicó en un artículo anterior (fichaje de Herrerita por el Oviedo) la temporada 1930-31 iniciada con grandes expectativas y un importante desembolso en fichajes, merced a la cuestación popular y a las aportaciones de los miembros del nuevo grupo regente, terminaría en un nuevo fracaso deportivo y también económico. Y eso que los comienzos habían sido brillantes, pues el Sporting se proclamó Campeón Regional con gran autoridad, pero la decepción liguera acabó con el sueño del ascenso, el principal objetivo del club. Al final de la campaña se produjo la desbandada general de las flamantes incorporaciones, lo que obligaba a volver la vista a la cantera regional, dejando de lado cualquier fichaje de postín.

A comienzos de la temporada 1931-32 salió a la palestra de nuevo el tema del préstamo concedido por el Ayuntamiento. El Sporting reclamaba al consistorio que hiciese efectiva la parte que faltaba por entregar, 62.500 pesetas, mientras que la corporación municipal se resistía a esta demanda. De hecho, elevó una consulta al Ministerio de Gobernación para ver si el Pleno estaba obligado a cumplir dicho acuerdo. A su vez, desde la alcaldía se exigía al club que abonase la cantidad pendiente a reintegrar el año anterior, que ascendía a 2.888’50 ptas., y se pusiese al corriente con el pago de la anualidad de 1931, cifrado en otras 12.500 pesetas.

El 11 de septiembre, se dio cuenta en la asamblea municipal de la respuesta de la Dirección General de Administración local, institución que se declaraba incompetente para entrar en el fondo del asunto. Esta cuestión provocó un serio debate en el seno del gobierno municipal.

El Sr. Díaz Pis (republicano federal) declaró que los antiguos regidores habían actuado al dictado del anterior gobernador civil, y que el tema debería ser estudiado por la Comisión de Responsabilidades. A esta propuesta se adhirieron los representantes de la minoría federal.

También solicitaba el Sr. Díaz que se pidieran informes a la Cámara de Comercio y de la Propiedad, y a otras entidades que en su momento se habían mostrado disconformes con la concesión del anticipo.

El Sr. Barcia (republicano reformista) advertía que cualquier reclamación judicial que se entablara, de negarse el Ayuntamiento a cumplir lo convenido, se perdería con costas al municipio.

El Sr. Cerra (socialista), por su parte, estimaba que la cantidad debía pagarse porque se trataba de un acuerdo de la Corporación.

Al final, se decidió consultar la opinión de dos letrados, señores Silva y Gavito, sobre la legalidad de la entrega y si el acuerdo podía considerarse lesivo.

Nadie podía imaginar entonces que la famosa tribuna de El Molinón tenía los días contados. El destino habría de depararle un final trágico.

En la tercera jornada del Campeonato Regional, celebrada el 27 de septiembre, el conjunto gijonés obtuvo una contundente victoria sobre el Racing de Santander, en la que Ramón Herrera volvió a ser pieza clave en el ataque sportinguista. La recuperación del jugador fue acogida con entusiasmo en la prensa.

Horas después del final de dicho encuentro se produciría un incendio que destruyó las dos terceras partes de la tribuna cubierta del estadio. Afortunadamente el campo ya estaba vacío para entonces, y no hubo que lamentar desgracias personales.

La noticia fue recogida con profusión de detalles en todos los periódicos de la región.  El incendio se había declarado poco después de las ocho de la tarde. El rumor de que el coliseo sportinguista se encontraba en llamas corrió como la pólvora por Gijón y numerosas personas se desplazaron hasta el estadio de El Molinón para presenciar la catástrofe. Los bomberos llegaron al lugar del siniestro con gran rapidez, pero se encontraron con enormes dificultades para realizar su labor al no existir red de aguas en los alrededores del campo, y carecer, por lo tanto, de bocas de riego. Se tuvo que hacer uso de las cubas automóviles de riego, propiedad del Ayuntamiento, que se surtían de agua en el tomador de La Guía y la elevaban por las mangueras con la fuerza de sus motores.

A las nueve de la noche el fuego se extendía por más de la mitad de la tribuna, ardiendo todos los asientos y palcos. La uralita que recubría la cubierta saltaba en trozos al recalentarse por las llamas. La principal labor de los bomberos se centró en intentar aislar la parte de la tribuna que todavía no había sido presa de las llamas, lo que se consiguió tras muchos esfuerzos.

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 El público seguía acudiendo al terreno de juego, por lo que fue preciso enviar varias parejas de guardias de seguridad para contener a los espectadores y evitar que se acercaran demasiado a las gradas. La gente contemplaba la lucha contra las llamas desde el centro del campo. Entre el público se encontraban varios tenientes de alcalde, concejales, directivos y jugadores del Sporting, así como gran cantidad de socios que comentaban la desgracia.

A las once y media de la noche quedó extinguido el fuego. De la parte destruida sólo quedaba en pie el armazón de hierros y cemento, el resto había desaparecido.

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Las pérdidas materiales fueron cuantiosas, estimándose en más de ochenta mil pesetas los daños causados.

Tanto la tribuna como las dependencias del club estaban aseguradas contra el fuego, por lo que serían las compañías «La Estrella» y «La Unión» quienes se hicieran cargo de los costes de la reconstrucción. Sólo la cantina estaba sin asegurar, y su propietario, José Junquera, había perdido las existencias y el material que allí tenía.

En tanto se reparaban los desperfectos, el club trasladó a los abonados de los asientos destruidos a la tribuna norte de Preferencia.

 Sobre la tribuna cubierta aún habría de escribirse el capítulo final, rubricado a comienzos del año entrante..

El 21 de enero se leyó en el Pleno municipal las conclusiones de los dos letrados encargados de opinar sobre la validez del anticipo reintegrable al Sporting. El Sr. Silva declaraba que el acuerdo había sido tomado sin necesidad propia y llevaba en sí extralimitaciones de facultades. No obstante, pese a las irregularidades detectadas el contrato era obligatorio en tanto no fuera reconocida y declaraba su nulidad, para lo cual el Ayuntamiento debía iniciar un recurso contencioso administrativo. Por otro lado, el abogado señalaba que el Consistorio podía declarar el acuerdo lesivo para los intereses municipales, y estaba en tiempo hábil para formular dicha declaración.

Por su parte, el Sr. Gavito abogaba en su informe por la nulidad del acuerdo.

El asunto quedó pendiente hasta la siguiente reunión, a celebrar en siete días, y en la misma se notó que el Sporting había «movido ficha» puesto que a los informes presentados la semana anterior se sumaba motu propio el del secretario letrado de la Corporación, señor Díez Blanco, que también hacían suyo los abogados ovetenses señores Gendín, Ayesta y Buylla Godino. En este dictamen se consideraba que el acuerdo tomado en su momento era legal, así como las reuniones posteriores en las que se confirmó y sancionó el mismo, y que el Ayuntamiento estaba en la obligación de abonar las 62.500 pesetas restantes al club gijonés.

Tras la lectura de este parecer se reanudó el debate entre los concejales de los diferentes grupos, dejándose el asunto otros siete días encima de la mesa.

El 5 de febrero se celebró el pleno en el que habría de tomarse la decisión definitiva sobre la cuestión. El señor Díaz Pis (republicano federal) volvió a convertirse en el principal azote del préstamo al equipo rojiblanco, lo que dio lugar algunos momentos divertidos.

 El Sr. Díaz se quejaba de que algunos letrados informantes, según los rumores que circulaban, fueran socios del Sporting, lo mismo que varios concejales, y se extrañaba de que no se hubiera consultado a la Cámara de Comercio y a la Unión de Gremios.

El Alcalde, Sr. Fernandez Barcia (republicano reformista), le llamó la atención por sus divagaciones ante lo que el aludido respondió:

«-También su Señoría fue delegado del Sporting.

Efectivamente, lo fui en una ocasión. No lo niego.«

Prosiguió su intervención del Sr. Díaz señalando que como el pago del anticipo era voluntario el Ayuntamiento podía dejar de satisfacerlo, para posteriormente anunciar que pediría responsabilidades a los antiguos concejales y a los presentes. A lo que el Alcalde inquirió:

«-¿Y a los futuros?«

Lo que motivó las risas de los asistentes.

 Después de un amplio debate se acordó, por 19 votos contra 10, declarar lesivo el acuerdo que concedió el anticipo, y por 15 votos contra 14 no pagar al Sporting la cantidad restante.

 Por lo que se refiere al G.A.S., todavía aguantó un par de temporadas más en medio de sinsabores, como la marcha de Herrerita.

 En marzo de 1934 decidió arrojar la toalla al no poder sufragar el desplazamiento a Sevilla para enfrentarse al Betis en los Octavos de Final de la Copa. Tuvo que ser la propia Federación Regional quien se hiciera cargo de la eliminatoria. Esta fue la nota que el ente federativo publicó en los periódicos:

«Motivado a circunstancias especiales que por el momento atraviesa nuestro filial Sporting Club, el Comité Directivo de esta Federación, consciente de la misión tutelar que tiene encomendada, ha decidido encargarse de los partidos correspondientes a la 2ª eliminatoria del Campeonato de España con el Betis Balompié«.

Tras la eliminación del conjunto rojiblanco (3-0 en Sevilla y 1-0 en Gijón) el Grupo Auxiliar del Sporting convocó una Junta General Extraordinaria para el domingo 8 de abril en los salones del Círculo Mercantil, en la que reintegraría a los señores socios la plenitud de sus derechos.

En la misma, se dio cuenta detallada de la difícil situación económica de la entidad. El G.A.S. se había encontrado con una deuda de 28.000 ptas. que apenas había logrado reducir durante estos cuatro años -en la actualidad se debían 26.000-, pero los dirigentes, particularmente, tenían un déficit de ¡70.000 pesetas!

Los futbolistas eran los más perjudicados, ya que se les adeudaba 15.000 pesetas. Para soslayar la crisis se había realizado una nueva cuestación entre los comercios locales que sólo recaudó 150 pesetas. Visto el resultado, se desechó volver a pedir dinero a los socios. Lo único viable era la venta de uno de los jugadores más destacados.

La asamblea aceptó la gestión del G.A.S. y la dimisión de sus componentes. Se formó una comisión de socios encargada de regir los destinos del club hasta la asamblea general, a celebrar en mayo, en la que se elegiría a una nueva Junta Directiva.

A finales de mayo se hizo público el traspaso (esta vez sí) de Pena al Oviedo. El club carbayón se había comprometido a desembolsar 15.000 pesetas por el jugador en un primer pago, más otras 7.500 a abonar el 30 de septiembre.

El Sporting estaba abocado a vender a sus figuras para subsistir. Algo que ha venido siendo una constante en la historia del club.




Hace 100 años (diciembre 1911)

Asamblea Extraordinaria de la FECF celebrada en los locales de la madrileña Sociedad Gimnástica Española. Entre los puntos del orden del día destacan la elección de nuevo presidente tras la renuncia de Carlos Padrós y la discusión de las bases del próximo Campeonato de España. Tras la celebración de la susodicha Asamblea sale elegido presidente el periodista del Heraldo de Madrid Ricardo Ruiz Ferry. En cuanto al Campeonato de España sufre grandes modificaciones. Una de ellas es la imposibilidad de que jugadores extranjeros participen en ella y la otra que es que se jugará primero por regiones y los campeones de cada región jugarán entre ellos. Las Academias Militares se consideran una región aparte del resto. Como se prohibió la participación de jugadores extranjeros en el Campeonato de España se aprobó la creación de la Copa de la Federación Española que posibilitará que cada equipo juegue con extranjeros o sin ellos. En cuanto a los Campeonatos Regionales se decidió que puedan jugar extranjeros si así lo deciden las federaciones regionales y que también lo puedan hacer clubes no federados a la Federación Española pero influyéndoles para que se afilien. Por último, se aprueba que los clubes puedan tener un secretario adjunto con sueldo pudiendo desempeñar dicho cargo un socio jugador.

 La Academia de Infanteria de Toledo ha organizado un campeonato entre los equipos de fútbol formados por los alumnos de los tres años. Finalmente se llevó la copa el equipo del 2º año. Los partidos se han jugado en un lugar denominado Vega Baja.

 Ha finalizado la Copa Canaletas en Barcelona. En la final disputada entre el Numancia y el Barcino estos últimos se han adjudicado el título tras vencer por 5-1.

El Imparcial de Madrid lanza una pequeña campaña contra el foot-ball dando datos de los accidentados por este deporte en Estados Unidos y la creciente profesionalización en Inglaterra.

Nota.- Curiosa es la lista de accidentados con 12 muertos y 64 sacados del terreno de juego sin conocimiento. Parece más bien football americano.

En Madrid queda fundado el España FC formado por elementos infantiles.

La Copa Rodríguez Arzuaga este año la jugarán el actual campeón, Madrid FC, la Gimnástica Española y el Athletic Club de Madrid. Se anuncia para enero.

 La nueva sociedad futbolística creada el mes pasado English Sports Club ha concertado un partido con otro equipo madrileño para el 6 de enero. El partido se jugará en las instalaciones del club británico del Campo del Corregidor que se espera esté protegido con alambradas para la ocasión.

 Ricardo Cabot, directo de la revista barcelonesa Stadium, ha ofrecido al presidente de la FECF una copa para un campeonato a disputar entre los equipos madrileños.

Ha sido creado un nuevo club en Barcelona llamado Estrella Azul Sporting Club.

En Mataró, en el Centro Mataroní ha sido fundado el club Mataró FC.

  

 CD Español – Athletic Bilbao 4-0

 Barcelona – Coalición Madrid 3-1

Barcelona – Coalición Madrid 3-3

CD Español – Racing de Irún   6-0

CD Español – Racing de Irún   1-1

 Athletic Bilbao – CD Español  3-1

 CD Español – WPAC Londres            1-3

Athletic Bilbao – WPAC Londres        2-2

CD Español – Athletic Bilbao  4-0

CD Español – Racing Club Irún           6-1

 CD Español – Racing Club Irún           1-1

Fortuna de Vigo – Cumberland            1-2

Formidable – Vigo                              2-2

 Alemania – Hungría                             1-4

 Polideportivo

 

Varios

 

   Federación de Sociedades Deportivas de Barcelona. Se solicita al ayuntamiento incluya en sus próximos presupuestos la cantidad de 200.000 pesetas para subvencionar en la próxima primavera unas fiestas deportivas que las distintas federaciones repartirían así: Hípica 20 %, Automóvil, Nautica y Tiro de Pichón 15 %, Football y Sports de invierno 10 %, Lawn-tennis 6 %, Tiro Nacional 5 %, Ciclismo y Natación 2 %. Dicha solicitud fue entregada al Marqués de Marianao, alcalde de la ciudad, siendo recibida con suma satisfacción.

    Se ha realizado la reunión preparatoria para la constitución de la Federación de Sociedades Deportivas de Barcelona, habiéndose presentado los Estatutos en el Registro Civil. Las sociedades adheridas son las siguientes: Real Automóvil Club de Cataluña, Real Polo Club y Sociedad Hípica de Barcelona, Real Asociación de Cazadores, Secció ports de Montaña (Centre Excursionista), Real Club de Barcelona, Real Club Náutico, Asociación Lawn-Tennis, Federación Catalana de Clubs de Foot-Ball, Tiro Nacional, Club de Natación, Unión Velocipédica Española, Real Sociedad Colombófila de Cataluña, Fomento de la Esgrima y Sport Vasco.

 

Aeronáutica

 En el Concurso Militar francés se proclama ganador Weymann que recorrió los 300 kilómetros en 2 horas, 33 minutos y 52 segundos, a una media de velocidad a la hora de 116 kilómetros y 976 metros.

     Gobé ha logrado batir el récord del mundo cubriendo 740 kilómetros y 225 metros en 8 horas y 16 minutos. El récord anterior pertenecía a Fournv con 720 kilómetros en 11 horas.

 Ciclismo

     La UVE celebra su XIV asamblea anual. Es aprobado que la 2ª prueba de la Vuelta a Cataluña sea considerada como Campeonato de España de fondo. También se aprobó no reconocer carácter oficial a los campeonatos que se celebren sin máquinas precintadas dado los mil abusos y triquiñuelas que existen al pruebas de carretera.

    El nuevo local de las oficinas centrales de la UVE queda instalado en la calle Diputación 215 principal de Barcelona.      

En el Campeonato del Bétulo Sports de Badalona, en un recorrido comprendido entre las localidades de Badalona y Masnou y regreso, sobre una distancia de 10 kilómetros en formato contrarreloj, corrieron 5 corredores saliendo cada uno de ellos con una diferencia de 5 minutos. F. Vila, con un tiempo de 18 minutos y 14 segundos se proclamo vencedor.      

Publicado en prensa el Reglamento que ha confeccionado la sociedad Bétulo Sport de Badalona para su Carrera de Navidad. Fue ganada por Jaime Sala utilizando 1 hora, 15 minutos y 10 segundos.           

El Campeonato de Invierno celebrado en el Palais de Sports de parís finalizó con la victoria de Pouchois.           

Publicado en prensa las bases del Reglamento de la carrera Brazal le Gaulois.

Los 6 días de Nueva York , disputados en el madison Square Garden, fueron ganados por el australiano Clark y el americano Fogler tras recorrer la distancia de 4375 kilómetros y 544 metros. 

Esgrima

 Exhibición en el Gimnasio Tolosa a cargo de los alumnos de la Sala Grau – Solé y del Gimnasio García. 

Motociclismo

 Publicado en prensa el Reglamento de la 3ª edición de la carrera que organiza el Club Deportivo.

   Copa Vanderbilt. 7ª edición. Gran Premio de América. Vence David Bruce-Broun con un Fiat haciendo el recorrido en 5 horas, 33 minutos y 39 segundos a una media de velocidad a la hora de 119 kilómetros y 728 metros.

   Copa Vanderbilt para Stockars. El recorrido de 468 kilómetros y 800 metros es realizado con el mejor tiempo por R. Mulford que lo hizo en 3 horas, 50 minutos y 33 segundos a un promedio de 115 kilómetros y 917 metros a la hora.    

Se han corrido las pruebas del circuito de Melun:

            1ª Categoría (cilindrada de 200 a 300); Dacier con una Alcyon venció con un tiempo de 3 horas, 51 minutos y 58 segundos

            2ª Categoría (Cilindrada de 301 a 400); Lacroix con una Peugeot vence con un tiempo de · horas, 39 minutos y 18 segundos a una velocidad media la hora de 55 kilómetros y 923 metros.

            3ª Categoría (cilindrada de 401 a 500); Vencedor Dubost con una René-Gillet en 3 horas, 24 minutos y 21 segundos promediando a la hora 60 kilómetros y 13 metros.

            4ª Categoría (cilindrada de más de 501); Fay en una René-Gillet en 3 horas, 31 minutos y 42 segundos, promediando 57 kilómetros y 931 metros.

           Copa de Motos Ligeras. 3ª edición. Durán se hace poseedor de la copa tras utilizar una moto Alcyon y neumáticos Hutchinson. Utilizó 2 horas, 21 minutos y 36 segundos a una velocidad media la hora de 47 kilómetros y 618 metros.

 Carrera de cuesta del Autociclo Club de Francia.

Motocicletas.

1ª Categoría (cilindrada hasta 225); Brunet (Griffon) en 3 minutos.

2ª Categoría (cilindrada hasta 300); Canale (Alcyon) en 40 segundos.

3ª Categoría (cilindrada hasta 400); Pean (Peugeot) en 47 segundos.

4ª Categoría (cilindrada hasta 500); Mc Minniés (Triumph) en 32 segundos

5ª Categoría (libre); Bashall (Matchless) en 28 segundos.

Amateurs; Bashall en 28 segundos.

Tricars.

1ª Categoría (Alesage máx. 90 m/m); Motroti Contal (Rivierre) en 1 minuto y 53 segundos.

2ª Categoría (Alesage libre); Zenith (Barnes) en 43 segundos.

Voiturettes.

1ª Categoría (1 cilindro de 90 m/m); La Ponette (Dupré) en 1 minuto y 26 segundos.

2ª Categoría (2 cilindros de 85 m/m); La Ponette (Granvaud) en 53 segundos.

3ª Categoría (libre); Bedelia (Bourbeau) en 44 segundos.

  Natación y Regatas

 Se ha disputado el V Campeonato de Invierno en el puerto de Barcelona.

Como aperitivo se disputó el Campeonato de España de velocidad sobre 200 metros. J. Cuadrada se adjudica el título de campeón y la Copa del Siglo con un tiempo de 3 minutos y 27 segundos. Tras esta prueba se corrió la de canots tripulados por señoritas, venciendo María Adrover y Laura Mazipe. El timonel fue Alcover. Necesitaron 4 minutos y 3 segundos para recorrer los 1000 metros. Por último, se disputó la regata sobre 1500 metros venciendo Sirena en 5 minutos y 24 segundos.

 Pelota Vasca

             Gomila y García vs. Mascaró y Torras             40 x 36

            Hermanos Romagosa vs. Durán y Sart             39 x 40

            Hermanos Camps vs. Latour y Canals             35 x 40

            Pujol y Barguñó vs. Forns, Ortiz y E. Llompart            40 x 39

            Arana y Badía vs. Villaró y García                               40 x 30

            Llopart y Olano vs. E. Llompart y Torras                    40 x 36

            Aballi y Paniagua vs. Coma y Sant                              40 x 34

            López y Rovirosa vs. Bó y Llompart                           40 x 25

  Sports de Invierno

 Las siguientes pruebas han sido organizadas por la Federación Pirenáica:

Copa Alfonso XIII de saltos de ski.

Copa Artigues de saltos de ski.

Copa Aguas Buenas de gran fondo de ski para aficionados.

Copa Saint Saud ski fondo y estilo para guías.

Copa Armando Fallières y Copa República Francesa parta bobs, pruebas en serie.

Todas estas pruebas se disputarán en suelo español.

En cuanto a carreras de carácter nacional:

Copa Barcelona, ski nacional

Copa Canaletas, velocidad ski

Copa Comas y Cª, ski para señoritas

Copa Poniol, luges velocidad

Copa Eusebio Bertrán, toboganes canadienses

Copa R.A. Cazadores, luges señoritas

 Tenis

 Para finales de enero se espera que las instalaciones del Campo del Corregidor de la sociedad británico-madrileña English Sport Club estén dispuestas para realizar la práctica deportiva.

 a Asociación Club Lawn-Tennis de Barcelona decide constituirse en Federación. También marcan el camino a seguir para la financiación de dicha Federación.

 Prensa

  Ha salido a la venta en Vigo la revista Ecos dedicada a los deportes en general además de a las ciencias y las artes.

 

    

 

 

           

 




Extranjeros de antaño: primeras perlas exóticas en el fútbol español

Los escándalos de toda índole y las disputas más agrias vivieron en simbiosis con el fútbol pretérito, por mucho que hoy, desde la distancia, tienda a hacerse continua exaltación de virtudes y guante blanco en el deporte antiguo. Algunas de esas trifulcas tuvieron que ver, y no poco, con la presencia de perlas exóticas en el C. F. Barcelona. Sobre todo cuando éstas llegaron en tiempos de cerrojazo fronterizo a la importación.

Como ya se viera en estos mismos cuadernos, las malas artes pesqueras del Athletic bilbaíno por el mercado inglés, buscando erigirse en campeón de España, determinaron allá por 1911 las primeras medidas limitadoras a la contratación de extranjeros. Con ello, pensaron muchos ilusos, se daba carpetazo a un feo capítulo del ya por entonces deporte rey. Mera declaración de buenos propósitos, puesto que como habría de verse bien pronto, el ansia por alcanzar el éxito, la competitividad mal entendida y un paulatino olvido de las viejas virtudes éticas, reabrieron heridas tras cuatro años de aparente calma.

Tocaba a su fin la temporada 1915-16 cuando el Barcelona fichó a Garchitorena, inscribiéndolo como español. Nada sucedió en los 2 partidos disputados aquella campaña, pero durante la siguiente, el R.C.D. Español destapó lo que ya entonces fue calificado como «Caso Garchitorena». El muchacho era argentino, según se aseguró, y la documentación con que su club le hizo parecer español, tan falsa como un duro de plomo. El Campeonato de Cataluña estaba vedado a los extranjeros y Juan Garchitorena había intervenido en varios partidos. La Federación, por lo tanto, obligó a repetir aquellos encuentros, circunstancia a la que los azulgrana se negaron categóricamente. Su argumento, empero, ofrecía numerosos puntos flacos: Puesto que esa ficha había sido aceptada por la propia Federación Catalana, ¿a qué venía el intento sancionador?. ¡Por supuesto que la aceptaron! -rasgaban sus vestiduras los eternos rivales-. ¡Pero lo hicieron al mediar falsificación!. El caso es que bien fuera porque resultaba más fácil castigar al futbolista que a toda una entidad, bien por haberse hallado claros indicios de culpa en el argentino, si hemos de atenernos a lo publicado en su día, a Garchitorena se le prohibió jugar durante cerca de un año, hasta que en mayo de 1918 la Federación Española le autorizó a participar en el Campeonato de España. La temporada 1918-19 se saldaría para él, consecuentemente, con 3 únicas apariciones.

Lo sorprendente, sin embargo, es que a raíz de investigaciones realizadas 90 años más tarde, parece que Garchitorena no era argentino, sino natural de Filipinas, descendiente de españoles e inscrito en el consulado asiático como español. ¿Por qué, entonces, no hizo valer esta condición el club azulgrana?. ¿Con qué argumentos pudieron sustentar los federativos sus sanciones?.

Suponiendo que la documentación estuviese efectivamente manipulada, Garchitorena acababa de abrir la senda que medio siglo después seguirían los 60 sudamericanos incursos en el denominado timo del «falso oriundo». Futbolísticamente, como ocurriese más adelante con muchos de los falsos paraguayos, el inefable «argentino» aportó más bien poco. Pero eso sí, regaló un maletón de anécdotas.

Aficionado al whisky cuando semejante bebida era considerada rareza propia de snobs, hizo denodado proselitismo entre sus compañeros, quién sabe si para no beber solo, obteniendo, la verdad, pobres resultados. Era sumamente presumido y hasta para saltar al campo cuidaba el peinado con pasmosa pulcritud. En cierta ocasión, durante la disputa de un partido en el embarrado campo del España (situado detrás del actual Hospital Clínico barcelonés), renunció a rematar de cabeza una clara jugada de gol, por no ensuciarse el pelo. Con las damas era un auténtico artista. Sabía embobarlas gracias a su acento deliberadamente arrastrado, a su forma de bailar y a media docena de poses perfectamente ensayadas. Su sitio, entre una cosa y otra, más parecía hallarse en los salones de la alta sociedad que en cualquier irregular terreno de juego. Por eso nadie se sorprendió demasiado cuando dejó Barcelona para probar suerte en el Hollywood del primer celuloide. Allí hizo carrera artística como galán joven, con el nombre de Juan Torena, triunfó en plan play-boy y llegó a relacionarse sentimentalmente con la gran estrella Myrna Loy.

Todo un caso Juan Garchitorena, aún hoy lleno de borrones.

Algunas torres bien enhiestas del viejo Hollywood, donde el whisky corría a todas horas, se tambalearon a su paso sin necesidad de regates secos. Y es que cualquier regate vistiendo smoking y con un vaso largo en la mano, hubiera entusiasmado, por exótico, en aquella Babel mezcla de Gomorra, cuya vacuidad supo sajar sin anestesia el bisturí magistral de Scott Fitzgerald.

 Pero Garchitorena, que conste, no fue un caso aislado de extranjero en territorio prohibido. Repasando alineaciones barcelonistas de 1924 encontramos a los ingleses Broad (2 partidos disputados), Duham (un partido), Hills y Lane. Probablemente todos se colaron por la gatera de residentes en la ciudad condal, único resquicio válido para que los extranjeros pudiesen vestir de corto entonces por nuestros campos. Y al año siguiente tropezamos con Héctor Scarone, para muchos el más grande futbolista uruguayo de la historia, así como uno de los mejores del mundo en su tiempo, si no el mejor.

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Scarone, todavía máximo goleador de la selección uruguaya, gracias a sus tantos entre 1917 y 1930. En la imagen, mucho después de jugar en el Barcelona, cuando a su condición de vieja gloria unía la de entrenador.

 El gran Scarone (Montevideo, 26-XI-1898) pudo haber sido el primer mito de nuestro fútbol si su participación no hubiera quedado reducida a 9 partidos, en los que por cierto anotó 6 goles. Interior con gran precisión en los pases y muy buen remate, no llegó a la ciudad condal para admirar sus bellezas arquitectónicas, sino tentado por un cebo de muchos duros. La prensa, como si no tuviera cuestiones más trascendentales de qué ocuparse en tan difíciles años, especuló sobre las condiciones de su fichaje y hasta se hizo eco de un posible boicot deportivo entre sus nuevos compañeros. Aunque todavía las competiciones oficiales se mantuviesen cerradas para los extranjeros, el Barcelona confiaba en la abolición de vetos. Venía moviendo sus hilos desde hacía algún tiempo, en pos de esas meta. Y algo, o alguien, debió hacerles creer que la prohibición caería, pues de otro modo no puede entenderse aquel fichaje. Scarone, por su parte, prefirió no esperar a la maduración de esos planes, puesto que a la relativa incomodidad por no estar presente en competiciones oficiales se unía otro problema aún mayor: el del profesionalismo. Nuestro deporte había sido declarado profesional pocos meses antes, luego de muy enconadas discusiones. ¿No corría riesgo su participación en los Juegos Olímpicos, al serle aplicado el estatus de profesional?. Prudentemente, dio marcha atrás. Le resultaba más cómodo el disfraz de amateur marrón en Uruguay, así como socialmente más ventajoso. 

Años después, en la recta final de su carrera, pero revestido con mil laureles, sí aceptó encaramarse a la ley de oriundos impulsada por Benito Musolini. Ambrosiana (denominación antigua del Inter milanés), Palermo (entre 1932 y 1934) y de nuevo Ambrosiana (1934-35), le ayudaron a hacer caja en el «Calcio». Para entonces el vocablo profesional ya no asustaba.

Cuando el Campeonato Nacional de Liga echó a andar en febrero de 1929, la cotización de nuestros mejores futbolistas comenzó a subir como la espuma. Pura ley de oferta y demanda. Si el creciente interés de los aficionados por la nueva competición llevaba aparejado un mejor resultado en taquillas, y éstas, además, dependían sobremanera de la buena clasificación, parecía evidente que lo primordial era gozar de excelentes mimbres. Resultado: todos, en la medida de sus posibilidades, trataron de hacerse con los futbolistas mejor dotados, que al ser muy escasos, terminaron subiéndose a la parra.

Estaba claro que el mercado nacional no rendía lo suficiente. Si por lo menos se pudiera fichar a extranjeros, pensaron algunos. Y esa idea comenzó a cuajar, poquito a poco.

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 Fausto Dos Santos, perla brasileña del Barcelona en el arranque de los años 30, tampoco pudo debutar oficialmente en el Campeonato de Liga.

 Uno de los más empeñados en pescar a mar abierta tornó a ser el Barcelona. Bien porque no lograba reverdecer laureles desde el campeonato inaugural, bien porque las más deslumbrantes estrellas nacionales cambiaban de aires evitando Las Ramblas, o quizás porque para aumentar sus recaudaciones precisara golpes de efecto, en el verano de 1931, convencida su directiva de que acabaría abriéndose el portón migratorio, la entidad azulgrana adquirió a los brasileños Dos Santos y Jaguaré, medio centro y portero, respectivamente.

Su llegada resultó apoteósica. Jaguaré Becerra de Vasconcelos, conocido durante su militancia en Vasco da Gama por Vasconcelos, y Fausto Dos Santos, para los brasileños Fausto, o «La Maravilla Negra», a causa de su excepcional habilidad, eran muchísimo más que dos perlas exóticas. El primero parecía encargado de sustituir al veterano Plattko mientras el segundo, araña tejedora del fútbol carioca durante el Mundial Uruguayo de 1930, se decía iba a acabar asombrando a Europa. Pero el mandamás azulgrana Antoni Oliver cometió con ellos una tremenda equivocación. Como las fronteras continuasen cerradas a cal y canto, la pareja sólo pudo airear virtudes en choques amistosos.

El guardameta cobraba 800 ptas. mensuales y Dos Santos 1.600, junto a Piera la cifra salarial más alta del Barcelona en 1932. Y puesto que a los sueldos debía añadirse lo satisfecho en concepto de traspasos, viajes y alojamiento, semejante esfuerzo económico acabó pasando factura. Aquella no era, precisamente, época de vacas gordas para el Barcelona. En diciembre de 1932, por culpa de una política inflacionista en fichas y el crac de 1929, cuyas consecuencias fueron percibidas más a la larga en nuestras coordenadas, se tuvo que dar de baja a los nacionales Piera y Samitier, así como a la pareja brasileña, que hizo las maletas sin esperar a la definitiva apertura, acaecida por fin un año después.

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  Jaguaré Becerra de Vasconcelos, buen guardameta con mala estrella, sólo pudo lucir en amistosos. 

Jaguaré, campeón carioca en 1929, era una leyenda en el fútbol brasileño cuando participó con el Vasco en la gira europea que lo convertiría en culé. Su manera de atrapar los balones, con una sola mano, el hábito de arrojar el cuero contra la cabeza de cualquier atacante después de haber hecho una parada, para repetir la estirada en tiempos huérfanos de moviola, o el apodo de «Dengoso» (galán, presumido), que muy pronto acreditó le iba a medida, hablan por sí mismos de su concepto del espectáculo deportivo.

Pero es que aún hay más. Jaguaré ha pasado a la historia del fútbol brasileño, no por sus tres partidos como «canarinho», en los que salió a gol encajado por comparecencia, sino por haber sido el primero en utilizar guantes. Los conoció en Francia, durante la gira europea realizada con Vasco da Gama, y acabó llevándose dos pares a su país. Guantes de goma negros por fuera y rojos por dentro, de los que se hizo eco la prensa carioca, al constituir novedad(*).

 Sin otro oficio que el fútbol, estiró sus facultades cuanto pudo, una vez fuera del Barcelona. Con 38 años aún seguía realizando palomitas en Francia. Y no debió hacerlo mal, puesto que conquistaría el campeonato de 1937 y la copa de 1938, ambos bajo el portal del Olympique marsellés.

Sin embargo la vida les tenía preparada una emboscada a ambos. Dos Santos tuvo que retirarse con 31 años, a causa de una tuberculosis que acabaría matándolo 3 años después. Y Jaguaré pereció en la miseria durante 1940, apalizado por la policía de Santo Anastàcio, ciudad interior del estado de Sao Paulo.

Para él, como se ve, sólo mediaron dos años entre la gloria del vivir día a día y el infierno de la extrema pobreza.

Conforme queda dicho, el Campeonato 1934-35 fue el primero a disputar con extranjeros. Pudieron alinearse hasta dos por equipo en 1ª y 2ª División. Y el Barcelona, que venía deseándolo desde hacía años, por fin pudo contar con una pareja. Sin embargo pocos clubes de 1ª apostaron por tan nueva posibilidad de refuerzo, según se acredita en el siguiente cuadro. Lógico, pues nuestro país no estaba ni en lo político ni en lo económico para hipotecarse en grandes fichajes.

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Como un pasado tan lejano puede desdibujar referencias, bueno será repasar aquella realidad. Acababa de promulgarse la Ley de Vagos y Maleantes. Veía la luz el C. D. Alcoyano, que tan sólo década y media después haría célebre su moral sin desmayo. En el Teatro de la Comedia quedaba constituida la Falange. Con el advenimiento de la República se repatriaban solemnemente los restos del satanizado novelista Blasco Ibáñez, al tiempo que las mujeres accedían a la política. Como la risa suele ir por barrios, al banquero Juan March le sentaba malísimamente el vuelco en las elecciones municipales. Encarcelado en Alcalá de Enhares por las autoridades republicanas, lograría fugarse con el auxilio de dos funcionarios. La Guardia Civil daba muerte en la serranía de Ronda a «Pasos Largos», considerado último bandolero. La Junta Diocesana de Acción Católica protestaba en Barcelona por instalarse una exposición de desnudos artísticos en la estación ferroviaria de Sarriá. Según su punto de vista, semejante procacidad debería constreñirse a un recinto cerrado, donde los menores tuviesen terminantemente prohibida la entrada. En Argentina se establecía la semana laboral de 40 horas incluso para la agricultura, mientras por nuestro territorio la huelga del campesinado afectaba a 700 pueblos.

Por el resto del planeta tampoco se vivía en alegre carnaval. Fulgencio Batista, después de sublevar en Cuba a los suboficiales contra sus mandos, saltaba de sargento a coronel y se convertía en árbitro de su propia dictadura. Hartos de corrupción, tiroteos y enriquecimiento de las mafias, en los Estados Unidos abolían la Ley Seca. Luego de breve paréntesis volvía a recrudecerse la Guerra del Chaco, cuyas consecuencias (destrucción de archivos, incendios de registros, etc.) serían muy bien aprovechadas 30 años después para introducir falsos oriundos en nuestro fútbol. La buena noticia tuvo por protagonista a Lufthansa, al establecer en 2  días y 23 horas un asombroso récord de vuelo entre Berlín y Brasil.

En semejante marco, el C. F. Barcelona espigó a conciencia por el exterior. Morera (1932-1935), Loewinger (1933-34), Faccio (1933-34), Berkessy (1934-36), Enrique Fernández (1934-36) y Szeder (1934-35), costarricense, alemán, italiano, húngaro, uruguayo y austríaco, respectivamente, con más o menos fortuna aportaron su granito de arena hasta el estallido de la Guerra Civil. Luego, en plena negrura autárquica, cerradas otra vez las fronteras deportivas -y no sólo éstas, por desgracia para nuestra nación-, la entidad catalana volvió a cometer otro enorme error de cálculo con la contratación de un nuevo brasileño. Se llamaba Lucidio Battista Da Silva, costó 150.000 ptas. traerlo desde el Peñarol, cuando los sueldos a duras penas superaban las 1.000, y entre 1947 y 1949 sólo pudo vérsele en 3 partidos de Liga. El segundo de los Dos Santos, entregado a la vida muelle, acabaría descubriendo los más secretos rincones de la tolerante noche barcelonesa, remojada en champán y lentejuelas.

Lucidio Dos Santos, concluidas sus alegres vacaciones, puso rumbo hacia Oporto, antes de correr la banda por última vez en el Palmeiras. Luego, paradojas de la vida, acabó colocándose como policía en la Brigada paulista de Buenas Costumbres, Antivicio y Espectáculos. Es de suponer sabría desempeñarse bien en el cargo. Por falta de práctica no iba a quedar.

Lástima de perlas exóticas, sin apenas brillo en el estuche azulgrana.

 .- (*) Los guantes no sólo eran herramienta desconocida para los porteros brasileños, sino por todo el ámbito latinoamericano. En el fútbol argentino ningún portero los había utilizado hasta que el internacional bilbaíno Gregorio Blasco, componente del exiliado Euskadi, defendiese la portería de River Plate en 1940. La prensa bonaerense dejó registrada, como era lógico, tan curiosa novedad.

       

 




Aquellos torneos de verano (II)

Los torneos de verano tuvieron su época dorada a mediados de los años 60 hasta casi los 80. Hoy conocidos como bolos de verano, de los que todavía se desmarcan los históricos Teresa Herrera de La Coruña y el Ramón de Carranza de Cádiz, eran torneos mucho más allá de la puesta a punto de un equipo. Los actuales preparadores físicos se llevarían las manos a la cabeza al pensar que en esos enfrentamientos el aficionado exigía a sus jugadores ya el máximo rendimiento cuando tan solamente llevaban una quincena de días de entrenamientos. Y es que los responsables de tales eventos invertían todos los esfuerzos, tanto económicos como organizativos, para completar un cartel digno de «pequeñas copas del mundo».

 Hoy vamos a recordar la XXI edición del Trofeo Ramón de Carranza de Cádiz, disputada entre los días 29, 30 y 31 de agosto de 1975. Entonces organizado por el ayuntamiento gaditano, el cartel tenía siempre un compromiso con el fútbol de calidad y el espectáculo. Una vez más lo organizadores no regatearon esfuerzos y lograron la presencia del Real Madrid CF por 10 millones de pesetas. Los blancos eran los vigentes campeones de Liga y de Copa estaban dirigidos el alemán Günter Netzer, apoyado por la creatividad de Vicente Del Bosque y Manolo Velázquez, además del despliegue en el centro del campo de la fuerza de Paul Breitner y José Martínez Pirri. En la defensa destacaba la dureza sin paliativos de Gregorio Benito y José Antonio Camacho, reforzada con la incorporación del valencianista Juan Cruz Sol, y en la delantera Carlos Alonso Santillana y el «oriundo» Roberto Martinez, ahora en pugna por un puesto con el Chupete Guerini procedente del CD Málaga, esperaban los centros de Amancio. Un equipo mitad calidad mitad fuerza que entrenaba Miljan Miljanic.

El otro equipo español de cartel fue el Real Zaragoza CD, ya no con sus Magníficos, del que solo sobrevivía Violeta, sino con sus Zaraguayos Saturnino Arrúa y Carlos Martínez Lobo Diarte. Se presentaban como subcampeones de Liga, con el honor de haber vencido ese mismo año al Real Madrid en La Romareda por 6-1. Aquella derrota dio paso a la ya célebre frase de Miljanic: «Más vale perder un partido por seis goles que seis partidos por un gol». Este Zaragoza practicaba un juego dinámico y ofensivo. Luis Cid Carriega era el entrenador que había sabido darle libertad de movimientos a sus dos paraguayos, muy bien arropados por García Castany en el centro del campo. Mantenía una defensa típica de la época, con el ex-rojiblanco Iselín Santos Ovejero y jugadores trabajadores como José Luis Rico, Javier Planas, Laureano Rubial y Juan Manuel García Simarro.

 La otra atracción del trofeo era la SE Palmeiras de Sao Paulo. Es un hecho comprobado a lo largo de la historia de nuestra prensa española la ignoarancia y desconocimiento -a veces producto de cierta arrogancia europea- que ha tenido y se sigue teniendo del fútbol brasileño. Así, nuestros periódicos presentaron al campeón paulista casi como un conjunto desconocido. Simplemente reseñaban que en sus filas había seis jugadores que eran internacionales por Brasil, como si fuese un hecho anecdótico. Olvidaban que en el Palmeiras se alineaba uno de los ejes verticales de juego más impresionantes de la historia del fútbol mundial que no llegó a inscribirse en el máximo galardón por unas circunstancias que más tarde revelaremos. El defensa Luiz Pereira, el centrocampista albino Ademir da Guía y el delantero Joao Leiva Leivinha eran la respuesta sudamericana a la del eje Beckenbauer-Netzer-Müller que mandaba en Europa. ¿Tendría opciones la alternativa madridista Pirri-Netzer-Santillana?

 El cartel se completaba con el Dynamo de Moscú, aquel año clasificado en tercera posición del campeonato soviético. Entonces era uno de los aspirantes a desbancar al poderosísimo Dynamo de Kiev, conjunto que reunía la base de la selección de la Unión Soviética. Un bloque que conservaba todavía a varios jugadores del equipo que quedó subcampeón de la Recopa en 1972 y en el que destacaba el internacional Dolmatov.

 Según la prensa nacional, el Real Madrid debía confirmar su superioridad ante rivales dignos y por lo tanto inferiores. El éxito económico también dependía del Real Madrid, así que su primer rival sería el equipo moscovita, claramente el que ofrecía menor potencial. De todas formas, para evitar sorpresas en la final, la organización, se dijo que a instancias del propio Real Madrid, alteró la tradición del torneo y en vez de jugarlo en dos jornadas consecutivas, amplió el calendario a un tercer día. Dicho de otra manera, el Real Madrid adelantaba la primera semifinal a la noche del viernes, el sábado se jugaba la otra semifinal y el domingo la gran final. Los blancos, favoritos, ganaban un día de descanso. Este cambio inesperado llegó a molestar a la organización del Trofeo Ciudad de Sevilla, que veía como su final coincidía con la jornada de apertura del Carranza, perdiendo protagonismo en la noche futbolística veraniega.

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 El primer partido, con la reventa a 5000 pesetas y el estadio de bote en bote…

 29 de agosto de 1975

 REAL MADRID – DYNAMO DE MOSCÚ 2-1

Árbitro: Miquelotti (Italia).

Goles: 1-0 (25′) Netzer. 2-0 (60′) Velázquez. 2-1 (77′) Jershkovich.

Real Madrid: Miguel Ángel; Uría, Sol (Morgado 86′), Pirri, Rubiñán; Breitner, Netzer, Velázquez; Amancio, Santillana, Guerini (Aguilar 46′).

Dynamo de Moscú: Pilgui; Basalaev, Nikulin, Novikov, Maijoviciv; Dolmatov, Gavrilov (Evriuzhjin 59′), Jakuvic; Petrushin, Koslov (Jershkovic 72′), Shepel.

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 La calidad del Real Madrid derrotó al trabajo del Dynamo, que pese a tener el marcador en contra, buscó afanosamente contrarrestar la desventaja. Los blancos se movieron cómodos con el marcador a favor. Dieron una imagen un tanto conformista, con buen juego pero discontinuo, por lo que no convenció a sus seguidores. Los nuevos, Sol y Guerini, estuvieron a la altura de lo esperado. Dos goles de llegadas de los centrocampistas gracias a los espacios abiertos por los delanteros facilitaron el resultado. De todas formas, el primer paso ya se había dado.

 30 de agosto de 1975

 SE PALMEIRAS – REAL ZARAGOZA     1-0

Árbitro: Lobo (Portugal).

Gol: 1-0 (49′) Ademir.

SE Palmeiras: Leao; Eurico, Luiz Pereira, Arroruca, Joao Carlos; Leivinha (Didí 78′), Edson, Ademir; Edú, Mario (Itamar 65′), Nei.

Real Zaragoza: Irazusta; Rico, González, Violeta, Royo; Planas (Duñabeitia 46′), García Castany, Arrúa; Rubial, Insfrán (Porta 65′), Juanjo.

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 El Palmeiras durmió el partido y al público. Con un juego lento y reservón, los brasileños controlaron el juego a su ritmo. El Real Zaragoza tuvo arrebatos por momentos, incluso en uno de ellos, Arrúa pudo empatar pero el balón dio en el poste. No se vio al Palmeiras en su mejor forma, porque su objetivo era ocultar sus mejores armas. Como comentó su entrenador Dino Sani: «Jugamos lo necesario para superar al Zaragoza». Los maños, por el conttrario, lamentaron que el árbitro concediese el gol a Ademir, pues consideraban que se había ayudado de una mano en la jugada. Fuese así o no, el caso es que la final hispano-brasileña estaba servida, para satisfacción de O Globo, que había desplazado a Cádiz todo su potencial de enviados especiales, con retrasmisión en directo de los dos partidos del Palmeiras.

 31 de agosto de 1975

 DYNAMO DE MOSCÚ – REAL ZARAGOZA     3-0

Árbitro: Sainz Elizondo (España).

Goles: 1-0 (44′) Shepel. 2-0 (49′) Jakuvic. 3-0 (61′) Dolmatov.

Dynamo de Moscú: Gonter; Losien, Nikulin, Mocovikov; Novikov, Pietruchin (Gavrilov 46′); Shepel, Dolmatov (Koslov 65′), Jakuvic, Jershkovic, Evriuzhjin.

Real Zaragoza: Irazusta; Rico, Bastos, Blanco; Duñabeitia, Violeta; Rubial (Porta 65′), García Castany, Insfrán (José González 46′), Planas, Juanjo.

 No hubo prácticamente partido porque la fuerza del Dynamo desarboló a un Real Zaragoza que se mostró demasiado tierno a falta de unos días para comenzar la Liga. Los rusos movieron el balón con firmeza. La defensa zaragocista se mantuvo ordenada, evitando que el dominio rival se materializase hasta el final de la primera parte. Más tarde, con disparos desde fuera del área, práctica poco frecuente en el futbol español de entonces, cerraron un marcador que el público compensó con una fuerte ovación.

 Lo que no se pudo comprobar era si esa ovación era por la entrega del trofeo al tercer clasificado o si es que daba rienda a la expectación con que se recibían los primeros compases de la final. Porque había un total lleno, pese a que el partido se retransmitía por televisión.

 Si bien sucedió lo que en España, para los que leían la prensa, no esperaba:

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 SE PALMEIRAS – REAL MADRID         3-1

Árbitro: Miquelotti (Italia).

Goles: 1-0 (44′) Edú. 2-0 (60′) Leivinha. 3-0 (64′) Itamar. 3-1 (83′) Breitner.

SE Palmeiras: Leao; Eurico, Luiz Pereira, Arouca, Joao Carlos; Leivinha (Mario 74′), Edson (Didí 30′), Ademir; Edú, Itamar, Nei.

Real Madrid: Miguel Ángel; Uría, Sol, Pirri, Rubiñán; Breitner, Netzer, Del Bosque; Amancio, Santillana, Guerini (Roberto Martínez 68′).

 El Real Madrid quiso, salió a ello y lo intentó. Luchó y peleó con sus jugadores de brega. Porque a los pocos minutos la calidad de los hombres del Palmeiras ya habían decantado el ritmo del juego. Netzer no tenía nada que hacer ante la solvencia de Ademir, que simplemente se limitaba a girarse sobre sus propios pies para descolocar todo el centro del campo madridista. Se podía pensar que el 4-2-4 brasileño tendría que sufrir ante el 4-3-3 por el centro del campo. Pero Ademir no necesitaba moverse más de un paso para lanzar una y otra vez a su extremo derecha, Edú, jugador pequeño, negro, y rapidísimo. Le dio la noche al fortachón de Rubiñán. Dio la impresión de que el Palmeiras marcó cuando quiso y sentenció el partido lo justo para no humillar al Real Madrid. En el segundo gol, Leivinha desmontó todas las líneas defensivas madridistas desde medio campo hasta plantarse ante Miguel Ángel. Fue una carrera elegante, con zancada firme y precisa. Parecía que iba en línea recta y con un quiebro de cintura lograba apartar a sus rivales. Tras el tercero, el Real Madrid siguió peleando y alcanzó su recompensa con un gol que arreglaba un poco las diferencias entre el campeón paulista y el español.

 Pese a que la prensa madrileña se inclinó por criticar los deméritos del Real Madrid, cuando acabó el torneo todo el mundo tenía la impresión de haber visto al mejor equipo del mundo. Pero la bomba estalló días después:

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 El 4 de septiembre, justo cuando se cerraba el plazo para formalizar los últimos fichajes, el Atlético de Madrid hacía oficial el fichaje de dos de los mejores jugadores del mundo. Todo un golpe de mano, pues a lo largo del mes de agosto se fue llevando a cabo la operación, encubierta por un anunciado fichaje de un jugador brasileño, Ivo, de segunda fila como pareja de Sena, otro desconocido para completar las plazas de extranjeros que tenía libres el club rojiblanco. La marcha de estas dos estrellas significó el fin de una de las mejores épocas de la historia del Palmeiras. En su debut en el Manzanares Leivinha marcó tres goles pero una lesión le impidió jugar la temporada completa. El Atlético de Madrid ganaría la Liga 1976-77.




Etimología (V): jugadores (II)

Si en el número anterior quedaron expuestas con más o menos detalle las formas de llamar al portero, en esta segunda parte del tema explicaré los defensas y los centrocampistas. Y para ello voy a hacer referencias frecuentes al Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias, publicado en 1611 y que resulta ser el primer diccionario del español, más de un siglo anterior a la fundación de la Real Academia Española (1713). Y lo voy a hacer porque aunque es por todos conocido, quizá no muchos se han acercado a leer sus definiciones; y desde luego, merece la pena. Así pues, salvo indicación contraria, todas las definiciones que siguen son literales de Covarrubias. Quizá sorprenderá a muchos su ortografía, peculiar a nuestros ojos, pero habitual para un idioma que no tenía ortografía reglada y que no la tendría hasta más de un siglo después con la publicación del conocido como Diccionario de Autoridades, primero publicado por la RAE (1726-1739).

 ‘Defender’ es «hazer rostro al que opugna o contradize»; y esa es precisamente la labor de los defensas, evitar los ataques de los rivales; aunque etimológicamente éstos no opugnan, puesto que el latín ‘oppugnare’ deriva de ‘pugnum’, nuestro ‘puño’. Dejemos opugnar a los boxeadores y expliquemos que el latín ‘defendere’ significa en origen «alejar violentamente» y que junto con ‘offendere’ son los dos únicos restos latinos del verbo simple ‘*fendere’ desconocido en los textos y que significaba «golpear». Todos los derivados que tenemos en español son cultismos (‘defensa’, ‘ofensa’) salvo la palabra ‘dehesa’, cuyo significado básico es el de «prohibición», y que se utilizaba en la Edad Media para designar la tierra destinada a pastos, porque estaba generalmente acotada. Sin ir más lejos en Soria el parque más importante es precisamente conocido popularmente así, «la dehesa».

 La palabra ‘defensa’ utilizada en el fútbol es un préstamo del lenguaje militar (tan frecuentes, como hemos advertido otras veces) para designar en principio al conjunto de individuos que realizan la función defensiva en un equipo y después para referirse a un individuo que personifica dicha labor defensiva. Tal individuo es el ‘defensor’, palabra en la que está escondido el sufijo de agente -tor que ya hemos señalado en otras ocasiones (*defend-tor > defensor). Pero en un principio se designaba a estos jugadores con el nombre inglés de ‘back’, lo que coloquialmente podríamos traducir como «el de atrás». Sin embargo posteriormente se generalizó la metáfora guerrera, y ahora es también el nombre habitual en inglés, ‘defender’.

 Continuando con las metáforas guerreras y con el puesto de defensa, se oye también en ocasiones hablar de la ‘retaguardia’ de un equipo. Dice Covarrubias que es  «el esquadrón postrero, y dixose quasi retro guarda, guarda de detrás». La palabra procede en efecto de las palabras ‘retro’, «atrás» y ‘guardia’, «observación, vigilancia», cuya forma castellana se debe a un cruce entre la italiana ‘retroguardia’ y la catalana ‘reraguardia’. Y se dice ‘retaguardia’ por oposición a ‘vanguardia’, que según Covarrubias es «término militar, quasi avantiguardia, la guarda de delante. Es en el exército el esquadrón primero que haze rostro al enemigo».

Y para terminar nos queda hablar de los zagueros, que son los que están a la zaga. «Çaga: Vale detrás, latine retro. Es nombre arábigo, y vale tanto como postre, últimamente; nosotros le tomamos por la cosa que va o está detrás de otra, de donde se dixo çaguero que cerca de los arábigos vale el mínimo, el postrero, el pequeño, el ínfimo […]» Queda claro pues que la zaga es la parte trasera de una cosa. En efecto es nombre arábigo, deriva de ‘saqa’, cuyo significado es (¡sorpresa!) el de ‘retaguardia’. Así que el devenir de la palabra (cuyo significado original parece ser «empujar al rebaño») ha hecho que de la lengua militar haya entrado a la lengua común con un significado laxo y que haya terminado llegando al fútbol para recuperar el significado primero con el que entró la palabra en castellano:  ‘retaguardia’.

Los centrocampistas son evidentemente los jugadores que están en el «centro del campo», y también son conocidos habitualmente como ‘mediocampistas’ o simplemente ‘medios’, nombre este último que fue el más habitual hasta hace pocos años. Apenas nada se puede comentar de ellos, más que recordar que el latín ‘campus’ significa en origen llanura, y pronto pasó a designar al campo de batalla; el germánico dio un paso más allá y el alemán actual ‘Kampf’ significa «lucha», como escribió Hitler en su célebre «Mein Kampf». Así pues en el campo se desarrollaban las ‘batallas campales’ y quien las ganaba era el ‘campeón’.

 En su necesidad de crear sinónimos para dar mayor riqueza y fluidez a su discurso, los periodistas deportivos se las ingeniaron para dar un sinónimo a ‘centrocampista’, lo que no resultaba sencillo en principio. Aparte denominaciones específicas como medio ala, medio centro, medio volante, pivote, etc., se denomina al conjunto de los centrocampistas de un equipo con el nombre de ‘línea medular’ y otros parecidos como ‘columna vertebral’, haciendo referencia a la función creadora de los centrocampistas, pero no a su posición media en el campo, que sería la línea media. Aunque es muy posible que algunos utilicen ‘línea medular’ y ‘línea media’ como sinónimos, cuando no lo son.

 ‘Medula’ (con pronunciación clásica) o ‘médula’ (con pronunciación vulgar generalizada a partir del siglo XVII) es «el tuétano, por estar en medio del huesso». Como se ve, Covarrubias cae en la misma tentación de relacionar ‘médula’ y ‘medio’, aunque la realidad etimológica no sea esta. De hecho no es arriesgado asegurar que en último término sí es así, y que si todavía hoy desconocemos la etimología de la palabra ‘médula’ es porque sin duda ésta (latín ‘medulla’) se vio influida por el latín ‘medius’.

La diferencia entre ‘medular’ y ‘medio’ es sin duda un pequeño detalle, que algunos dirían sin importancia. Pero el camino hacia a la excelencia no conoce detalles sin importancia. Y puesto que el instrumento de trabajo de los periodistas es la palabra, parece mínimamente exigible que la cuiden. Porque aunque la diferencia pragmática entre ‘medular’ y ‘medio’ casi no exista, la diferencia de concepto es muy grande, no nos engañemos.




Una de gobiernos civiles

Siempre ha habido una tendencia natural a establecer la fundación de un club de football en base a la fecha de inscripción de la sociedad en los Libros Registros del Gobierno Civil correspondiente. En muchos casos, sobre todo en los clubes fundados en el siglo XX, la coincidencia entre fecha de fundación y de inscripción en el Libro Registro del Gobierno Civil era total. Es el caso por ejemplo de dos de los clubes importantes de nuestro país como son el FC Barcelona y el Sevilla FC. En ambos casos su fecha de inscripción en el libro registro de asociaciones coincide absolutamente con su fecha de fundación.

 Es pues el motivo de este artículo, dada la existencia de innumerables versiones sobre el asunto, el de ilustrar que no todos los Gobiernos Civiles funcionaban igual y que por tanto se hace fundamental estudiar en primer lugar las circunstancias de dicho Gobierno Civil para después considerar, de uno u otro modo, la información que sus libros nos suministre.

 Es muy probable pues que el funcionamiento de los diferentes Gobiernos Civiles de cada provincia fuera asimétrico y que por tanto hubiera determinados aspectos que se abordaran, en cada uno, en base a la realidad misma de dichas poblaciones. Entender estas circunstancias es vital para sacar conclusiones adecuadas, no sólo para un Club sino para todos los demás.

 Para explicar este hecho que pongo de relieve exponemos el caso del Gobierno  Civil de Huelva. ¿Quién podría llegar a pensar que un Gobierno Civil de Provincia pudiera albergar dos libros de registro de asociaciones diferentes, uno para sociedades «nacionales» y otro para «extranjeras o foráneas?. Pues ese era precisamente el caso del Gobierno Civil de Huelva. Veámoslo con detalle.

 Las pruebas:

Gracias a la documentación aportada por D. Alfredo Moreno Bolaños, gran historiador Riotinteño, podemos saber que el Club Inglés de Rio Tinto presenta su reglamento el día 16 de Agosto de 1901, registrado en el nº17 del «libro correspondiente» del Gobierno Civil y en base a la actual ley de Asociaciones.

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Se pone de relieve la existencia de «un libro» en cuyo nº 17, obviamente iría anotado la presentación por parte del «Club inglés de Rio Tinto» de esos reglamentos a los que se refiere la imagen anterior. En verdad, y con objeto de ser rigurosos, desconocemos si es el primer reglamento que se presenta o si se trata de una modificación de otro existente, más si tenemos en cuenta que en el «Club Inglés de Rio Tinto» existen copias de reglamentos pertenecientes a las últimas décadas del siglo XIX.

 Fuere como fuere, e independientemente que dicho libro al que hacemos alusión aquí y en el que fue presentado el citado documento del Club de Rio Tinto no se conserva, se constata la existencia de un primer libro de registro en el Gobierno Civil de Huelva.

 Y obviamente, como ya hemos adelantado, existe otro libro de registro de Asociaciones, que en este caso sí que se conserva en el Archivo Histórico Provincial, y que como comprobaremos es distinto al anterior.

 ¿Por qué es distinto?; simplemente porque si comprobamos el asiento nº17 de dicho libro de Registro que sí se conserva, la sociedad a la que hace referencia el asiento es otra distinta al «Club Inglés de Rio Tinto». Las conclusiones no pueden ser más claras: Hubo dos libros claramente diferentes y que debían reflejar sociedades o asociaciones «con componendas diferentes» o que simplemente requirieran un tratamiento especial, eso lo desconocemos.

 Sin embargo, mucho más adelante, el Club Inglés de Rio Tinto pasa también a formar parte del libro de Registro que actualmente se conserva, y en concreto en el asiento 1487 del mismo.

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 ¿Significaba esto que hubo un periodo en el que el Club Inglés de Rio Tinto no estaba legalmente establecido conforme a lo requerido por la Ley de Asociaciones y el Gobierno Civil?

 La respuesta es obviamente que NO. Esto se demuestra a partir de otro documento, mostrado más abajo, que nos ha sido cedido por el Historiador D. Alfredo Moreno Bolaños y en el que puede comprobarse como el 28 de Julio de 1941 la sociedad recibe la revisión por parte del Gobierno Civil con objeto de la nueva designación de la directiva; algo necesario por la Ley entonces vigente para las sociedades con elevado nº de extranjeros entre sus miembros (orden circular nº16 de 21 de Abril de 1941). Es entonces y con motivo de tal revisión cuando la sociedad «Club Inglés de Rio Tinto» aparece por primera vez en el libro registro de asociaciones llamémosle inicialmente «nacionales», sin que ello, como se puede entender, quiera decir en absoluto que dicha sociedad hubiera estado hasta entonces en situación ilegal desde el punto de vista del Gobierno Civil.

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El caso del Recreativo de Huelva:

 El caso del Recre guarda un gran paralelismo con el del Club Inglés de Rio Tinto. Veamos.

 El 18 de Mayo de 1903 el Recreativo, tras llevar algunos meses funcionando ya sin ser co-gestionado por el Seamen´s Institute de la capital, presenta ante el Gobierno Civil sus nuevos reglamentos, y dicho acto queda registrado en el nº 20 del «libro correspondiente».

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 Previamente entre 1896 y 1903, el «Huelva Recreation Club» había sido cogestionado por el propio Instituto Marinero de la capital (Seamen´s Institute), sirviendo desde entonces en gran medida a proporcionar distracción deportiva a los marineros y gente del Staff británico que llegaban a Huelva. He aquí el acta del 27 de Marzo de 1896 del Seamen´s Institute en el que se acuerda por el propio Dr. Mackay que la gestión del Recreation Club pase a manos de dicho organismo (para completar convenientemente la información relativa a las vicisitudes y actividades «footballisticas» del «Recreation Club» bajo la gestión del Seamen´s Institute, le indicamos en dónde obtener prolija información:

 http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2009/11/el-recre-entre-1893-y-1904-una-etapa-de-hermetismo/):

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Pasado ya 1903, y debido a la presión popular de la juventud onubense el Club vuelve a reabrirse a la sociedad, volviendo a tener «vida activa» de cara a dicha sociedad y reorganizándose de forma que volvía a ofrecer actividades deportivas para la juventud onubense, dejando atrás su etapa de servicio cerrado y privado a los socios del staff y marineros del Seamen´s Institute.

 Pero retomando la temática relativa a la inscripción del nuevo reglamento del Club Decano en el Gobierno Civil, al igual que en el caso del «Club Inglés de Rio Tinto», si nos dirigimos al Libro Registro que se conserva en el archivo histórico provincial y comprobamos el titular del asiento nº 20, podemos aseverar que dicho asiento corresponde a otra asociación que nada tiene que ver con el Club Decano.

 Este hecho corrobora por tanto, de nuevo, la existencia de dos libros de registro en el Gobierno Civil de Huelva entre finales del siglo XIX y principios del XX.

 Pero, ¿fue Mayo de 1903 la fecha en la que el «Recreativo de Huelva» quedó por primera vez inscrito en un Libro Registro, conforme a la Ley de 1887?.

 Lo primero que cabe constatar es que lo que presentó el Club al Gobierno Civil fueron los «nuevos reglamentos», y es precisamente ese acto, simplemente, lo que queda comunicado y registrado en el asiento 20. Algo similar, si recordamos, a lo que sucede con el Club Inglés de Rio Tinto. Por ello, es importante subrayar este hecho, pues parece no ser en absoluto una primera notificación de «legalización» del Club Decano, sino el registro y comunicación de unos «nuevos reglamentos».

 Es preciso recordar, para aquellos que lo desconozcan, que en algunos Gobiernos Civiles, el Libro registro era empleado como mera guía de comunicación de actos, en la que se registraban las diferentes actuaciones de las distintas asociaciones; pudiendo encontrar en asientos diferentes a la misma sociedad o asociación. Obviamente la primera comunicación de una sociedad (y por tanto el primer asiento o nº de registro en el que apareciera) debía corresponder al hecho mismo de su fundación o al de, en el caso de sociedades fundadas previamente, su «inscripción conforme a la Ley de 1887». No obstante habría que puntualizar, otra vez, que cada Gobierno funcionaba, dentro de unos límites, de forma peculiar, así que habría que estudiar cada caso en particular.

 Desconocemos las anotaciones en 18 de los 19 registros anteriores al nº 20 del Club Recreativo en el libro registro desaparecido. Pero si tenemos en cuenta el acta de constitución del «Huelva Recreation Club» en diciembre de 1889, podemos comprobar el papel predominante de personalidades de la época en el propio Club; tales como, precisamente el propio Gobernador Civil, el secretario del Gobernador Civil, el Gobernador Militar, el secretario del Gobernador Militar, el Alcalde, el presidente de la Diputación, el presidente de la Audiencia Provincial etc…

Parece pues muy poco probable que el «Huelva Recreation Club» no estuviera ya en el mismo momento de su constitución oficial, registrado en el Gobierno Civil de la provincia, y por tanto que fuera el titular de algunas de esas 18 anotaciones anteriores al registro nº20, desconocidas, del mismo Libro Registro en el que en 1903 registrara sus nuevos reglamentos.

 Aquí cada uno puede sacar sus conclusiones como les plazca.

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 Sin embargo, y tal y como le sucedió al «Club Inglés de Rio Tinto», el «Recreativo de Huelva» finalmente también aparece inscrito en el libro registro que se conserva en el Archivo histórico provincial de Huelva; en este caso en el asiento 696 y 1471. En éste último, tal y como puede leerse, haciendo referencia al asiento «original» 696 de ese libro.

 Este hecho por cierto, confirma lo que antes indiqué sobre que en algunos Gobiernos los libros de registro eran considerados como Guía de anotación de las comunicaciones diversas de las diferentes asociaciones. Así, al menos en este caso, funcionaba el Gobierno Civil de Huelva.

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 Pero, ¿porqué pasa el Club Decano a inscribirse en 1927 en el Libro Registro de las sociedades llamémoslas «nacionales»?.

 Bien, la razón hay que buscarla en los nuevos acuerdos fijados precisamente en 1927 por la FEF para que los Clubes de fútbol que participaran en competiciones oficiales en sus respectivas federaciones regionales, a partir de ese año, estuvieran legalmente registrados y actualizados conforme a la Ley de

Asociaciones de 1887 entonces vigente (Este acuerdo o exigencia para con los Clubes nacionales está reflejada en el anuario de la FEF para dicha temporada).

 Es obvio por tanto que el Club debía presentar a la NACIONAL los documentos legales oportunos avalados por las autoridades, así que la sociedad «Club Recreativo» debía ser objeto de una «revisión o actualización legal» por parte del Gobierno Civil con objeto de expedir el certificado de conformidad que debía remitirse a la FEF.

 Así que lo que se refleja en el Libro Registro de Asociaciones en el asiento 696, con fecha de 1927, es simplemente esa gestión legal recién explicada; pues ya hemos demostrado con otros  documentos y pruebas que en el libro registro de asociaciones se podían hacer asientos registrales tanto por la constitución de una sociedad, como por otras gestiones administrativas como cambios de sedes, nombramiento de nuevos administradores etc




Algunas novedades sobre el gol olímpico

Estas son las fechas que siempre consideré pioneras en el cambio reglamentario,producido en 1924:

 14 junio.     Londres. Aprobación por la International Board.

21 agosto.  Escocia. Gol de «Billy» Alston, del St. Bernard´s F.C. vs. Albion Rovers . 

     F.C. (II Div.-Escocia)                 

02 octubre  B. Aires. Gol de Cesáreo J. Onzari,  Argentina 2 Uruguay 1 (Amistoso).

11 octubre  Huddersfield, Inglaterra. Gol de William Henry «Billy» Smith. Huddersfield

       Town F.C. 4, Arsenal F.C. 0.  (I Div. -Inglaterra).

Mi información sobre el gol del 21 de agosto de 1924 fue extraída del libro «Guinness-Soccer Firsts», cuyo autor fue John Robinson, ed. 1989. En su página 27 se lee  (traducido):

«LA LIGA DE ESCOCIA»

  El primer jugador en lograr un gol directo de tiro de esquina.

  No obstante que los tiros de esquina fueron introducidos en 1872, no fue hasta la  temporada 1924-25 que los jugadores pudieron lograr goles directamente de ellos.  Billy Alston, del St. Bernard´s logró el primer gol directo de un tiro de esquina el 21  de agosto de 1924, contra Albion Rovers (II División de Escocia)»

 Esta información no está referida al primer gol en el orden absoluto (sólo a la Liga de Escocia). Sin embargo, su temprana fecha lo situaba como el primero de todos. Sostuve ese dato desde que compré el libro.

La revisión  del gol escocés comenzó hace varios meses; quise tener mas información .

Pude averiguar que:

El St. Bernard´s F.C.  de Edimburgo, existió entre 1878 y  1943. En 1895 fue ganador de la Copa de Escocia…

El Albion Rovers F.C. es una entidad actual de  la localidad de Coatbridge.

El partido, jugado en el campo de este último, finalizó 2:1 a su favor .

Fue el  sábado 23 de agosto de 1924.

Esta «diferencia» de dos días me llevó a pedir ayuda a Glasgow, Escocia. Allí vive  Robert Leiser, un investigador genealogista con quién «cruzo» información. Sus contactos reunieron interesantes datos.

George Park, autor de un libro del St. Bernard´s, le informó  que había copiado el dato de otra publicación (c. 1984) llamada «The Hamlyn A-Z of British Football Records».

Su autor – Phil Soar – registró (pág. 19): «el primer gol directo de corner fue logrado por el wing Alston contra Albion Rovers en la II Div. de Escocia el jueves 21 de agosto de 1924 (…).

Andrew Hickie , encargado de la pág.ina web del  Newtongrange Star F.C. (club junior y amateur) informó que THOMAS Alston jugó allí en 1923-24 y su posición era la de entreala izq.  pasando, el año siguiente, al club de Edimburgo…Al fin conocíamos el  nombre de Billy !!..

Allan Mackenzie, funcionario de la Biblioteca de Aidrie, envió las siguientes reseñas:

Coatbridge Express., 27 ago. 1924

«Entonces de un corner, Arnott (sic) anotó, de cabeza, el primer gol contra los Rovers» Este medio indicó que la línea de ataque del St. Bernard´s estuvo formada por  Reid, Keit, Young, Alston y Duncan..

Coatbridge Leader, 30 ago. 1924

«Como consecuencia de un corner, desde la derecha, a favor de los visitantes, Alston recibió la pelota logrando, a los 18  m., el primer gol para los «Santos» (…)

The Scotsman, tradicional diario de Edimburgo, informó:

(…) 25 ago. 1924. Alston conquistó, de cabeza, el primer gol para los «Santos», empatando Cornock, poco antes de finalizar la primera parte (…)

De acuerdo a los datos obtenidos, puedo afirmar que:

Thomas Alston, logró el primer gol del partido entre  Albion Rovers (2) St. Bernard´s (1), jugado en Coatbridge, Escocia, el sábado 23 de agosto de 1924.

Dicho gol no fue «olímpico», dado que lo consiguió con un golpe de cabeza. Ni siquiera existió la posibilidad de que Alston fuese el ejecutor del corner..

Sabemos que éste fue lanzado desde la derecha.; casi seguro por Reid, wing  de ese sector. Hubo coincidencia en que Alston era entreala izquierdo. Durante años los ejecutores de los corners  fueron los punteros;  como Onzari y Smith, ambos izquierdos.

No han aparecido registros que indiquen que el jugador escocés haya logrado gol de córner en la temporada 1924-25.

¿Cuál fue mi error?

Sostener una afirmación con un único documento, especialmente porque su edición  (1989), fue muy posterior al hecho (1924). Queda el atenuante que 20 años atrás no existía la fluidez informativa actual. Quiero agradecer a Robert Leiser por su vital ayuda, y también a  quienes le enviaron información.

Cesáreo Juan Onzari  (1903-64), del C.A. Huracán, de B. Aires- se confirma como el Autor del primer gol directo de córner, ya lo era en un partido internacional… En 1925 reforzó a Boca Juniors en su gira europea, la primera de un elenco nacional en ese continente. Participó en el debut (05 mar.) contra el Celta de Vigo siendo autor del 3er. gol (3:1)…

En Internet encontrarán -además de la mía- información del gol de Alston. Son datos erróneos; proceden de publicaciones que no se ajustaron a lo sucedido..

 

 




Los ases del fútbol y su juego de huecograbado mumbrú

En estos tiempos en los que un chavalín cualquiera es capaz de hacer las más enrevesadas maniobras con un balón, merced a la gran difusión mediática del fútbol; nos encontramos con que quizá ésto no sea más que un reflejo actualizado, corregido y aumentado de lo que ya en los lejanos años 20 del pasado siglo ocurría. Casi desde sus inicios la figura del deportista y, en nuestro caso, del futbolista se ha ido revistiendo de un halo de admiración y emulación. Admiración por los logros y hazañas deportivas  y emulación, en el caso de los más pequeños de la casa, soñadora de llegar a ser como el ídolo. En gran parte esa figura mítica se creaba desde la prensa escrita de la época que, con un estilo mucho más florido y vibrante que el actual, ensalzaba y engrandecía las gestas deportivas como si de épicas conquistas se tratara. También el nuevo soporte publicitario, el cromo, contribuyó en gran manera a crear los nuevos mitos del balompié español.

Una de las mejores empresas de aquella época fue Huecograbado Mumbrú, de Barcelona, que editó varias colecciones del Campeonato de España (1925 y 1927-28), así como otras dedicadas a jugadores de  diferentes equipos de fútbol bajo distintos títulos: Deportistas, Los ases del fútbol, etc… Pero su esfuerzo mayor supuso la edición de una colección de 45 cromos repartidos en tres series de 15 cromos cada una. La colección titulada «Los ases del fútbol y su juego» pretendía mostrar las habilidades técnicas de  diferentes jugadores a través de escenas fotografiadas en partidos jugados por el futbolista en cuestión. En cada serie se presentaba a 3 jugadores diferentes, a razón de 5 cromos por jugador, lo cual hace un total de 9 jugadores representados. ¿Y quiénes eran esos «cracks» de los años 20? Esta es la lista: Zamora, Alcántara, Piera, Montes, Cubells, Travieso, Cros, Sancho y Samitier. No se puede obviar la abundancia de jugadores del F. C. Barcelona (no en vano la empresa productora estaba radicada en la Ciudad Condal) y el contrapeso ofrecido por los dos del Valencia F. C. y los solitarios Travieso y Cros. La figura de Zamora, presentada aquí como guardameta nacional, parece estar por encima del bien y del mal. El primer cromo siempre es un retrato del jugador, mientras que los cuatro restantes son acciones del juego. Los cromos son fotografías en blanco y negro, de tamaño 10’6 x 7’5, de orientación tanto vertical como horizontal. Los cromos están identificados por delante y por detrás llevan un pequeño párrafo sobre la escena del anverso y espacio para la inclusión de publicidad. Este es el listado de la colección:

 Serie A

1 Ricardo Zamora, el guardameta nacional

2 Zamora despejando un corner

3 Zamora en una de sus típicas «Zamoranas»

4 Zamora iniciando un plongeón

5 Zamora blocando el balón y esquivando

6 Alcántara

7 Alcántara en uno de sus formidables tiros a goal.

8 Alcantara shootando en Burdeos en el partido España-Francia

9 Alcántara en una media vuelta

10 Un inteligente pase de Alcántara.

11Vicente Piera, el extremo derecha internacional.

12 Piera, marcado, haciendo un pase por alto

13 Piera driblando al contrario

14 Un buen centro de piera

15 Piera shootando.

2-ases

Serie B

1 Montes, delantero centro del Valencia, F. C.

2 Montes burlando al contrario

3 Montes en un shoot

4 Montes en un remate

5 Montes, driblando un contrario

6 Cubells, interior izquierda del Valencia F. C.

7 Cubells, driblando un contrario

8 Cubells, rematando un corner

9 Cubells, shootando

10 Cubells, desbordando la defensa contraria, centra

11 Travieso, delantero centro del Athletic Club de Bilbao

12 Una extraordinaria entrada de Travieso

13 Travieso, intenta arrebatar a Serra el balón

14 Un excelente shoot de travieso

15 Itra impetuosa entrada de Travieso

cubells

Serie C

1 Manuel Cros delantero del C.D. Europa

2 Un buen pase de cabeza de Cros

3 Cros trata de sortear a Conrado

4 Cros en un remate de cabeza

5 Una buena entrada de Cros en una «melée»

6 Sancho

7 Sancho interceptando un pase de Cros.

8 Un pase de cabeza de Sancho

9 Un excelente shoot de Sancho

10 Sancho en un despeje

11 Jose Samitier el «Mago del balón»

12 Samitier cruzando un contrario

13  ¿Samitier rematando un corner?

14

15 Un sensacional shoot de Samitier

Dorsos

1 Dragón Japonés –  Evaristo Juncosa Pañella

2 Chocolates Orús – Zaragoza

3 Casa Campos – Valdepeñas

montes

 Finalmente, es interesante apuntar un detalle al respecto de los dorsos. El primero remite directamente a Barcelona, lugar donde estaban establecidos los Chocolates Juncosa, pero los otros dorsos hablan elocuentemente de cómo la colección consiguió rimper las barreras localistas de Cataluña y llegar hasta La Mancha, incluso. Una muestra más de la potencia de los cromos como vehículo publicitario y difusor de las nuevas estrellas deportivas y sus sobresalientes logros.




Apogeo y caída de una tribuna (I)

Durante la temporada 1927-28 el Sporting vivió una de las situaciones más difíciles de su historia. Sin apenas competir, sumido en una parálisis deportiva y financiera como resultado de su decidida apuesta por la Liga Máxima, la entidad rojiblanca lograría, no obstante, remodelar el estadio de El Molinón en su totalidad, construyendo una gradería general y una imponente tribuna cubierta de preferencia en un tiempo récord.

Para comprender el aislamiento al que se vio sometido el conjunto gijonés hay que empezar explicando el conflicto de intereses en el que vivía el fútbol patrio en aquel momento.

Con el profesionalismo ya reglamentado desde 1926, los clubes se habían visto en la necesidad de obtener mayores ingresos de taquilla para hacer frente a las demandas cada vez más elevadas de sus principales figuras y subsistir económicamente. Los campeonatos regionales resultaban escasamente rentables para los equipos punteros, puesto que sus estadios sólo se llenaban en los partidos de máxima rivalidad. Por ello se hacía necesario la creación de una nueva competición que incrementara notablemente  las recaudaciones. Pero, como siempre en el fútbol español, la división era la tónica predominante.

La Unión de Campeones, integrada por los seis conjuntos que hasta el momento habían ganado la Copa del Rey[1], venía propugnando la celebración de una Liga entre sus miembros, cerrada al resto. Como respuesta, al final de la campaña anterior se había creado la Liga Profesional de Clubs de Foot-ball (en la que figuraba el Sporting), con la intención de formar un torneo liguero de mayor calado, que albergara a un mayor número de participantes. Ambas agrupaciones eran conocidas también como «Minimalistas» y «Maximalistas» respectivamente, de acuerdo con el tipo de competición que defendían. 

Las Federaciones Regionales[2] se mostraban reticentes ante el proyecto «Maximalista», pues temían que una liga amplia pudiera interferir con el desarrollo de los torneos comarcales y del propio Campeonato de España, haciendo peligrar su continuidad. Por eso, la gran mayoría apoyaba la propuesta de la Unión de Campeones que, al disputarse entre sólo seis equipos, permitía la celebración del resto de eventos.

En la asamblea de la RFEF se escenificó la fractura del balompié nacional. La nueva junta directiva fue vetada por los delegados de seis federaciones regionales (entre ellas la asturiana), quienes se negaban a reconocer la autoridad del Comité Nacional al considerar que favorecía el proyecto «Maximalista». La designación del máximo mandatario del Athletic madrileño, Luciano Urquijo, como secretario federativo, autentico motor y aglutinante de la Liga Profesional de Clubs (que también presidía), era el motivo de la discordia.

En el Principado la situación estaba al rojo vivo. El Sporting era el único equipo regional embarcado en las discusiones liguistas y se encontraba abiertamente enfrentado con el estamento federativo provincial, totalmente contrario a la celebración de la Liga Máxima. El veto a Luciano Urquijo por parte del resto de clubes motivó la renuncia del conjunto rojiblanco al certamen regional y, por ende,  la retirada de su delegado de la Federación Asturiana.

El 25 de agosto, con los ánimos muy caldeados tras los acontecimientos de la última asamblea regional, un directivo sportinguista realizaba unas declaraciones al cronista deportivo de El Noroeste en las que se reflejaban con meridiana claridad las razones subyacentes del conflicto:

«No, no variaremos de criterio. Lo tenemos bien meditado. Los Clubs de la Liga jugaremos nuestro torneo, y para esto comprenderá usted que más nos perjudica que nos favorece el Campeonato Regional; entre jugar seis partidos con los Clubs asturianos y jugar diez o doce con Clubs como el Español, el Celta y demás que figuran en la Liga, la elección no es dudosa. Por eso nosotros, sea cual sea la solución que tenga el pleito actual, hemos de resistirnos a intervenir en el torneo regional. Para nosotros era un sacrificio, y hemos sido relevados de él; el Oviedo puede ahora llevar la carga que tanto tiempo soportó el Sporting«.

 Así las cosas, con «Maximalistas» y «Minimalistas» fijando por separado los calendarios de los dos torneos, se produjo el último intento por acercar posturas. La RFEF celebró una Asamblea Extraordinaria el 1 de septiembre en Madrid. La renuncia pactada de Luciano Urquijo pareció serenar los ánimos y dejaba abierta la posibilidad de un acuerdo entre las partes. Pero pronto se comprobó que el entendimiento era imposible. Al día siguiente, se debate la propuesta del voto proporcional, por la que se pretende adjudicar a cada región un número de votos en consonancia con su historial deportivo. Con el reparto previsto las federaciones históricas, eminentemente partidarias de la Unión de Clubs, llevan las de ganar, por lo que las controladas por la Liga Profesional exigen una nueva fórmula. Como resultado, se escenifica la escisión del fútbol en nuestro país. Una parte de las Federaciones Regionales -defensoras de las tesis «Minimalistas»- deciden no participar en el Campeonato de España y jugar un torneo aparte. Éstas eran: Castilla-León, Centro, Guipúzcoa, Vizcaya, Cataluña y Asturias. La guerra futbolística ya es total.

En el Principado el organismo regional sortea el calendario del campeonato provincial incluyendo al conjunto rojiblanco entre los equipos contendientes. Una vez solventado el escollo del «tema Urquijo», el Sporting se aviene a participar siempre y cuando se le permita disponer de fechas libres para atender sus compromisos ligueros, y no se cierren las puertas al Campeonato de España. Pero la Federación rechaza de plano estas condiciones, por lo que el club desecha jugar un certamen que no le resulta rentable, y menos aún al no poder disputar el torneo de Copa.

Cabe señalar que una vez que la guerra futbolística se desató en toda su magnitud la Liga Máxima dio libertad a sus integrantes para disputar los torneos regionales. Pese a las anunciadas deserciones, a excepción del Sporting todos los equipos se las arreglaron para participar. El firme apoyo del club al proyecto «Maximalista» iba a costarle muy caro.

Finalmente, las dos competiciones ligueras iniciaron su andadura, cada una por su lado, al tiempo que lo hacían también las disputas regionales. Los equipos que integraron la Liga Minimalista, también llamada Torneo de Campeones, fueron: Athletic de Bilbao, Real Madrid, Real Sociedad, Barcelona, Arenas de Guecho y Real Unión de Irún. En la Liga Maximalista participaron los siguientes conjuntos: Sevilla, Celta, Athletic de Madrid, Murcia, Racing, Iberia de Zaragoza, Español, Valencia y Sporting.

Para intentar salvar la temporada la RFEF, tras solicitar un voto de confianza a las partes enfrentadas, ordenó a todas las territoriales participar en el Campeonato de España. A finales de noviembre el Comité Nacional envió a dos de sus delegados a Asturias, los señores Cabot y Fernández Prida, para que mediaran entre el Sporting y la Federación, y lograran que el equipo rojiblanco pudiera intervenir en el torneo regional. En un principio fueron varios los clubes que se negaban a que los gijoneses interviniesen en el torneo asturiano, que ya había concluido su primera vuelta. Pero ante la petición de transigencia por parte de los emisarios federativos, se aprobó por amplia mayoría la participación del club rojiblanco. Sólo el Racing de Sama se mostró en contra.

Una vez resuelta esta cuestión se procedió a la búsqueda de la mejor solución para el campeonato. La dificultad estribaba en la falta de fechas para que el Sporting se pusiera al día. Se discutieron distintas alternativas, pero tras cinco horas de negociación no pudo llegarse a un acuerdo. Esto dejaba al club sin posibilidades de disputar la Copa del Rey, y ante el cariz que estaban tomando los encuentros ligueros la situación del equipo de cara al resto de la campaña se vislumbraba dramática.

En efecto, el Sporting había comenzado su participación en la Liga Máxima en septiembre, con dos partidos en El Molinón saldados con una victoria sobre el Sevilla (4-2) y una derrota frente al Celta (0-3). Era el inicio de una competición que iría perdiendo fuelle, al igual que la Minimalista, conforme los torneos regionales entrasen en su recta final. Los rojiblancos jugarían otros dos partidos en octubre, uno en noviembre, y dos más en diciembre. En enero se disputaría un único match, que precedería a un largo parón provocado por el inicio del Campeonato de España. Esto da una idea de las dificultades que hubo de afrontar la entidad.

La institución intenta soslayar la situación mediante la celebración de encuentros de carácter amistoso, pero como el resto de clubes están inmersos en las distintas competiciones apenas encuentra rivales con los que medirse. Además, durante la primera parte de la temporada, la Federación Regional no puso las cosas nada fáciles a los dirigentes sportinguistas. Se prohibió la disputa de partidos no oficiales los días de Campeonato Asturiano, e incluso realizar entrenamientos en El Molinón, ya que podían restar público al resto de encuentros y perjudicar económicamente a los clubes y al propio organismo federativo, que percibía el 5% de la entrada a los campos. Era una auténtica andanada contra el Sporting, que se veía forzado a la inactividad ante la imposibilidad de concertar amistosos en aquellos fines de semana en los que no tuviera compromisos ligueros. Pese a ello, la afición no daba la espalda al equipo: «No hay partidos, no se juega el Campeonato Regional, y el número de asociados no disminuye y la recaudación de cuotas supera a la de épocas de normalidad«.

Para el Sporting significó un pequeño respiro el fallo del Comité Nacional respecto a la celebración de amistosos en la región los días en que hubiera competición. La Federación Española determinó que se podía jugar en El Molinón si no había partidos a menos de 10 Kilómetros de Gijón.

La inactividad que atravesaba el equipo rojiblanco propició una curiosa anécdota. Las buenas relaciones existentes entre el conjunto gijonés y el Athletic de Madrid, que habían quedado patentes durante las discusiones federativas, propició la cesión al club colchonero de tres de los futbolistas con más futuro de la plantilla: Adolfo, Tronchu y Pena, para reforzar sus filas en el campeonato de la zona Centro. Llegaban con la condición de que habrían de estar a disposición del cuadro asturiano en los partidos de Liga Maximalista. Recibieron el apelativo de «jugadores taxi», porque se desplazaban entre Gijón y Madrid para llegar a tiempo a los encuentros de ambos equipos. No serían los únicos gijoneses en el cuadro de la capital, pues el Metropolitano ya gozaba con la ciencia de Ramón Herrera, fichado a comienzos de la temporada. Con ellos el Athletic se proclamaría campeón regional. El trasvase de jugadores entre los dos clubes no constituía una novedad. Veintidós años antes el conjunto madrileño había contado con el concurso de algunos de los mejores jugadores sportinguistas de la época: los hermanos Fernando y Saturnino Villaverde y Secundino Felgueroso. En aquel entonces, fue la ausencia de competición oficial en Asturias y el hecho de que el mayor de los Villaverde se alineara con los colchoneros durante buena parte del año, pues residía en la capital mientras cursaba estudios de ingeniería, lo que facilitara la llegada de sus compañeros.

Hay que señalar que, pese a las dificultades para encontrar contrincantes, el Sporting celebró algunos encuentros amistosos durante la disputa del Campeonato de España, lo que ayudó a sobrellevar en cierta medida la «travesía del desierto» en la que se encontraba. Osasuna (1-2), Racing de Ferrol (3-3) y (2-1), y Español (3-3) se enfrentaron a los rojiblancos en El Molinón, éste último disputó también un partido de Liga en marzo, en el que se impuso por tres goles a cinco.

Una circunstancia iba a compensar, en cierta forma, la parálisis deportiva en la que se había visto envuelto el Sporting. Este año tocaba a Asturias acoger un partido de la Selección, por lo que el Comité Nacional envió una delegación a la región, a mediados de marzo, para elegir el escenario del encuentro. Pese al interés ovetense, la Federación Española decidió celebrar el choque entre España e Italia en El Molinón.

La elección de Gijón como sede del partido internacional movilizó a la ciudad. El Sporting convocó una asamblea pública para el domingo 25 de marzo, a las doce de la mañana, en los salones del Círculo Mercantil, a la que asistieron representaciones de las fuerzas vivas de la villa. Se estableció una Comisión Directiva encargada de contactar con industriales, comerciantes y particulares a fin de recaudar fondos para la ampliación y reforma del estadio rojiblanco. Estaba integrada por Ismael Figaredo y Roberto G. de Agustina, en representación del club, y por Pedro Eguren y Antonio Iglesias, tenientes de alcalde del Ayuntamiento. Se pretendía que el acontecimiento deportivo tuviera la resonancia que un evento de estas características merecía.

La envergadura de la tarea emprendida queda perfectamente reflejada en el siguiente artículo, publicado en el diario El Noroeste el martes 28 de marzo:

«La gente que acudió ayer tarde al Molinón sufrió una gran sorpresa al ver derruido cuanto allí había. De las antiguas graderías, tanto de preferencia como de general, que allí existían, no queda nada en pie. Todo ha venido abajo; parte, como la gradería central de preferencia, para echar sus restos al fuego; parte, como las laterales y la de general, para ser armadas en sitio apropiado, según el nuevo proyecto.

Éste ya está ultimado y hoy mismo se empezará a ejecutar; hasta ayer se destruyó, desde hoy se construirá. Y ello ha de hacerse con una celeridad desacostumbrada, trabajando día y noche, a fin de que para el día 22 esté todo perfectamente ultimado. Hoy se sacarán unas fotografías del aspecto que ofrece el campo, sin un palo en pie, para compararlas con las que se obtengan el día que pisen el terreno del Molinón los equipos representativos de Italia y España.

Como decimos más arriba, ya está decidido cuanto se refiere a obras en El Molinón. La gradería central partirá de donde está la caseta actualmente y correrá todo a lo largo del campo dando vuelta al goal de fondo, tras de cuya puerta terminará. Será de madera y se aprovechará la que existía, agregando lo que sea preciso. Se calcula que podrá acomodar cerca de seis mil personas.

En la parte de preferencia se construirá una gran tribuna, a base de muros de cemento, carriles de hierro, bovedilla y asientos de madera. Tendrá un largo de 108 metros, de córner a córner. En la parte baja irán ochenta palcos, tras de los cuales habrá un pasillo de acceso a las gradas, las cuales tendrán también entrada por la parte trasera. Toda la tribuna llevará una cubierta que vuela once metros, y que irá revestida de uralita. Se calcula en cerca de cuatro mil personas las que se pueden colocar con comodidad en esta tribuna.

En la parte baja de la misma irán todos los servicios del campo, casetas para los jugadores y para el árbitro, duchas, cabina para el teléfono, almacén, enfermería, gimnasio, etc.

Las actuales graderías laterales se colocarán en el goal del fondo por la parte de preferencia. Con esto queda cerrado todo el campo con graderías, excepto por la parte de entrada, que quedará libre para desahogo del público.

Todas las graderías irán separadas del terreno de juego cinco metros cuando menos, a fin de que la visualidad sea perfecta desde todos sitios.

En el campo propiamente dicho también se está trabajando, aunque se encontraba en condiciones inmejorables: se está sembrando y abonando, y para dentro de un mes ha de llamar poderosamente la atención.

Por estos detalles podrán darse nuestros lectores cuenta de la importancia de las obras que se están realizando en El Molinón. Se ha concedido a Gijón el honor de que italianos y españoles se encuentren en su principal estadio y Gijón se dispone a demostrar que es merecedor de tal honor«.

Conforme avanzaban las obras se iban publicando en los diarios locales las cantidades recaudadas hasta entonces en la suscripción pro-partido, así como el nombre de todas las entidades y personas que, con su participación, hacían posible tamaña proeza. Al final se superaron las 90.000 pesetas en la colecta. El apoyo de los gijoneses no se tradujo sólo en aportaciones económicas. Numerosos entusiastas se sumaron al trabajo de los obreros, echando una mano en el transporte de materiales. Los Sirgadores del Volga, les llamaban. La ciudad vivió unos días de frenética actividad.

El diario La Prensa fue uno de los que más se significó en el tratamiento gráfico del alzado de la tribuna. He aquí algunos ejemplos:

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La Prensa 17 de abril

  232

La Prensa 19 de abril

322

El 20 de abril se dieron por terminados los trabajos de ampliación, pintándose los antepechos, la gradería y los palcos de color azul, y de blanco la valla que circundaba el césped. El amplio espacio que separaba la valla de los graderíos se había cubierto con tierra roja para destacar más el terreno de juego.

Ese mismo día se produjo la llegada del combinado italiano. Centenares de personas recibieron a los transalpinos en la Estación del Norte, lanzando vivas a Italia al tiempo que la banda de música tocaba el himno nacional de su país. Los jugadores fueron saludados por el nutrido grupo de autoridades y delegaciones deportivas que los esperaban, entre ellos el seleccionador español y varios componentes del equipo nacional, y después la comitiva partió en automóvil siendo vitoreados por las calles de Gijón.

Al día siguiente los italianos se entrenaron en La Campona, feudo del Club Gijón, y esa misma tarde se produjo una simpática anécdota. El seleccionador italiano, Sr. Rangone, se ofreció a arbitrar el encuentro amistoso concertado entre el Osasuna de Pamplona y el Club Gijón, actuando como jueces de línea el capitán de la escuadra azzurra, Baloncieri, y el responsable del conjunto español, José Ángel Berraondo. Así lo hicieron, al menos durante la primera parte del choque. El partido finalizó con victoria del conjunto navarro por 2-4, obra de Quirós para los locales y de Lazcano y Gurucharri (3) por parte visitante. Los pamplonicas tuvieron la gentileza de vestir de blanco para permitir al flamante equipo local (resultado de la fusión entre el Fortuna y el Unión Deportivo Racing) lucir su acostumbrado color rojo.

Finalmente, el 22 de abril se celebró el esperado acontecimiento, que fue presidido por el infante don Jaime. El nuevo recinto, con capacidad para 15.000 personas, se quedó pequeño el día del match. Cuando ambos conjuntos saltaron al terreno de juego el campo presentaba una entrada cercana a los 20.000 espectadores (casi cinco mil se acomodaban en los amplios paseos de general y preferencia), deseosos de contemplar buen fútbol. El partido, sin embargo, fue de poca calidad, jugándose además con excesiva dureza. España se adelanto en la primera mitad al transformar Quesada un penalti, y después ya casi no dio una a derechas. El dominio correspondió al cuadro italiano que logró empatar tras el descanso por medio de Libonatti. La gran actuación de Zamora, magistral toda la tarde, evitó la derrota del equipo español. Lo mejor del partido fue sin duda el lleno absoluto en el estadio, que dejó una recaudación de 125.000 pesetas y el debut del sportinguista Adolfo, el segundo jugador rojiblanco en vestir la camisola de la Selección. Sin duda, fue el momento de apogeo de la nueva tribuna que aún habría de vivir otro acontecimiento especial.

 Imagen de la tribuna, abarrotada, el día del choque:

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 Los dos equipos, lanzando los clásicos hurras de rigor antes del encuentro:    

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 Ataque español por el flanco derecho. El back italiano, Caligaris, se anticipa a Adolfo.

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 Un día después del encuentro internacional se celebró el homenaje de la Liga Profesional al Sporting por su compromiso en la defensa del certamen Maximalista. Algunos de los mejores futbolistas del torneo forman un combinado y se enfrentan en El Molinón al cuadro local (reforzado), a beneficio de las necesitadas arcas rojiblancas. La selección de la Liga venció por 4-3 en un choque espectacular.

Éstas fueron las alineaciones presentadas:

Sporting: Zamora (Español); Cuesta, Sedeño (Sevilla); Bango, Tronchu, Pena; Adolfo, Loredo (Racing), Palacios (Racing de Madrid), Pin, Nani;

Selección Maximalista: Jaumeandreu (Iberia); Santiuste (Racing), Carrasco (Osasuna); Hernández (Valencia), Ocaña (Sevilla), Ordóñez (Athletic de Madrid); Lazcano (Osasuna), Goiburu (Osasuna), Óscar (Racing), Zorrozúa (Iberia), Brand (Sevilla);

El encuentro, dirigido por Antonio Cárcer (presidente del Colegio de Árbitros), resultó espectacular, mucho mejor que el disputado por los combinados nacionales veinticuatro horas antes. Los ex rojiblancos Loredo y Palacios (2) marcaron para el conjunto local, obteniendo Hernández, Lazcano y Goiburu (2) los tantos de la formación liguista.

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Por la noche se celebró un banquete en el Restaurant Mercedes, en el que se dieron cita representantes de todos los clubes integrantes de la Liga Máxima.

Y poco después, el 28 del mismo mes, se celebraba otro banquete en el mismo lugar en honor de los responsables de la Comisión Directiva y Recaudadora, con cuyo esfuerzo se había logrado la remodelación completa del estadio sportinguista. El testimonio de gratitud se hizo extensivo a los técnicos encargados de las obras realizadas, Miguel G. de la Cruz, Antonio Cuevas y Enrique A. Sala.

Hasta el final de la campaña el cuadro gijonés sólo celebraría otros tres encuentros «oficiales», disputados entre el 20 de mayo y el 7 de junio. En dichos partidos el Sporting dio entrada a jugadores que acababa de incorporar a sus filas como Campanal, Morís o Paco Quirós, además de Corugedo, cedido por el Club Gijón para reforzar a los rojiblancos frente al Athletic de Madrid. Cabe reseñar que estos últimos partidos ligueros se tomaban ya más como amistosos que otra cosa, permitiéndose incluso el reemplazo de los futbolistas expulsados por reservas. El fracaso de la competición era evidente.

Como se sabe, ni «Maximalistas» ni «Minimalistas» consiguieron jugar todos los partidos programados en sus campeonatos respectivos, siendo el caos organizativo la tónica imperante. La Liga tendría que esperar al año siguiente.

Sería entonces cuando se evidenciara en toda su crudeza las consecuencias de la aventura en la que se había embarcado el club rojiblanco durante la presente temporada, pues la magna obra realizada en El Molinón habría de pasar la debida factura.

 [1] En el que se había incluido a la Real Sociedad como continuador del equipo que bajo el amparo legal del Club Ciclista de San Sebastián había conseguido el título de 1909.

[2]  Apoyadas por los clubes más modestos, quienes temían que la Liga los dejase en un segundo plano, abocados a la desaparición.

 




Solidaridad blanca

Nadie negará que en estos años, y en especial en las dos últimas temporadas ligueras ¡y de las cuales una no acaba sino de empezar! Se está manifestando de muy diversos modos una fractura en el entorno madridista.

Los hechos, rápidamente, son los siguientes, y el lector con toda seguridad los conocerá mejor que nosotros, mas no vendrá mal traer algunos a escena para plantear correctamente la contradicción blanca.

Por un lado, se ha expulsado a Valdano, por otro, Mouriño ha sido (y por tanto, sigue siendo) calificado como mínimo de «provocador», a los jugadores se les ha disfrazado de mouriñizados, el madridismo «noble» que ronda los palcos del Bernabéu no se manifiesta o está de perfil, pero del perfil bueno (¿Cuál será ese perfil?), Casillas y algún otro reprochaban actitudes a Ronaldo, y ahora a míster Mouriño; pero a su vez, la artillería mediática, tanto escrita, radiada como televisiva o internáutica coinciden en rematar el nuevo paradigma del talante deportivo y que hace sacar malas notas al club blanco. La cosa está clara, y muchos merengues hablan de «campaña antimadridista». Pero nadie negará otra vez que ese madridismo empieza incluso a sospechar hasta del mismísimo seleccionador nacional, nuestro querido Del Bosque, quien parece avivar las ansias mediáticas de Prisa, Intereconomía, Onda Cero, La Sexta, Etc., no digamos las de Sport, Mundo Deportivo, TV3, Ona Fm, etc.. La presión al club blanco, justificada o no, es total una vez que en los estadios de España los cánticos asumen la adormidera antimadridista sin contemplaciones.

Todo este arsenal de afirmaciones puede documentarse abundantísimamente, y que no necesitaría husmearse más allá de un día cualquiera es hasta cierto punto un sentir objetivo. Ahora bien, En este pequeño, casi atómico lugar opinológico, ponemos muchas de esas sentencias entre paréntesis cuando menos. Porque no admitimos que se deforme el sentir blanco. De ninguna manera podemos, los millones y millones de merengones que militamos en este modo de ver nuestra liga,repetimos: de ningún modo podemos aceptar que se nos silencie en aras de una falsa caballerosidad defendida por nuestros mayores enemigos, más que simples contrincantes, pues no olvidemos que su lema siempre va más allá del simple juego futbolístico. Estamos empezando a despertar, y tenemos una ventaja… la diremos al final.

La deformación no es información simplemente, y cuando va más allá de la caricatura, es decir, cuando transita del ámbito de la comedia, a otro terreno entonces debemos estar alerta, pues quizás el terreno comience a ser el de la tragedia. Y no olvidemos que lo agonístico, o sea, lo lúdico-bélico, habita con derecho propio en el espacio de lo trágico. Hay que ser cauto cuando en el ámbito de lo lúdico-bélico empezamos a hablar de que unos somos más que un club, mientras que los otros son partidarios de un secta (mouriñizada) que han perdido su caballerosidad antaño ondeante en nuestros estandartes. Unos son y pueden ser algo más que un simple juego nacional, pero otros no lo pueden ser. ¿El madridismo puede ser también más que un club?

Volviendo sobre el presunto sentir blanco y sus contradicciones. Nosotros no dudamos nuestro estandarte no puede ser sostenido por otro soldado que aquel que nos defiende si es que la cuestión va más allá de los clubes de simple juego deportivo, cosa que evidentemente es verdad. Lo que los madridistas queremos es que se nos reconozcan no sólo nuestros defectos, sino también y sobre todo, nuestras virtudes. Unas virtudes que no se reducen a las simples elegancias lúdico-deportivas, pues no somos nosotros los que vamos más allá de lo simplemente deportivo. Si el juego se extiende a otros ámbitos, entonces necesariamente los defectos y los afectos deberán ser proporcionados y estarán determinados a esos nuevos contextos que van más allá de lo que en teoría ocupa a un club. No somos nosotros los que ponemos el inri fuera del terreno de juego.

De acuerdo con esto, es necesario situarse en el frente correcto de la soldada. Nuestro equipo no puede estar sólo nunca como ahora lo está (salvo unos escasos juligans que dan la nota colorista y tienden a defender a capa y espada a nuestro sentimiento merengue). Y menos cuando se le ataca desde tantos frentes. La fortaleza blanca, la gran virtud occidental, ahora está acosada a muerte y además con poca caballerosidad. Es nuestro deber denunciarlo y posicionarnos con nuestros jugadores, con nuestro escudo, con nuestras armas que son las que nos defenderán del coloso blaugrana, un gigante que nunca ha sido tan poderoso, pero que nunca ha sido tan injustamente favorecido.

Se hace virtud, no sabemos si de la necesidad o de qué otra cosa, pero lo que sí entendemos es que el madridismo necesita ser defendido públicamente más que nunca, y que haciendo eso asumimos un papel en la vida. Una vida que ahora toma ejemplo de nuestros jugadores, que forman, otra vez, parte de algo más que un club. Es una necesidad histórica. El transcurrir de los hechos así ha querido que suceda en nuestro país a diferencia de otros que también tienen ligas. O si se prefiere, el pegamento que liga nuestras ciudades, a las cuales defiende cada afición según convenga, y que las liga en un circuito futbolístico ha llegado al extremo de que el club más poderoso de ese ligamen suprurbanístico nos reboce constantemente su trascendentalidad, su más allá con respecto al resto, suexcepcionalidad, o su … demasiado a la cara como para callarse.

¿Qué virtud desarrollas si te callas?¿realmente se desarrolla alguna virtud o excelencia? ¿cuál despliega nuestra persona cuando defiende a los representantes de nuestro club? ¿estamos posicionándonos adecuadamente cuando atacamos a Mouriño? ¿pero no es Mou nuestro héroe actual? ¿no es claro y meridiano que él está dando su persona por nuestro equipo? ¿no es evidente que su compromiso personal queda fuera de toda duda una vez que se ha ganado todos los desfavores de los medios de comunicación? ¿no es obvio que los que tejen contra él, o sea, contra el general de nuestro ejército semanal liguero, en realidad nos están atacando a nosotros? ¿cómo podemos hacer virtud cuando en plena disputa en el campo de batalla nuestros directivos tejen por detrás contra Mou porque les está quitando de la poltrona? ¿qué virtud propia de una persona civilizada se puede enseñar como norma moral cuando por detrás se usan afinidades electivas silenciosas para fingir que se representa con ellas al madridismo? ¿cómo se pueden creer que el sentimiento básico de la guerra futbolística puede ser aplacado con un falso señorío de gacetilla veinteañera?

Qué los valdanos, butragueños, pardezas o capas tengan amistad con los pipis, pulidos, efes, y tantos otros agarramicrófonos, desde hace unas cuantas décadas no debe ser nunca, y subrayamos lo de nunca, causa para no defender al madridismo cuando es injustamente zarandeado. Porque entonces ¿Dónde está la solidadridad lúdico-bélica que reivindica la afición madridista? Que nos quedamos solos. ¡Mejor! Eso nos pondrá en nuestro lugar. Ladran luego cabalgamos. Nosotros llevamos una camiseta que enarbola en primer lugar y ante todo la solidaridad madridista.

Y recordemos que su concepto no es el que se suele asignar a una ONG o se suele farfullar en los medios así como si supieran de qué se habla. El concepto de juego exige que exista un enfrentamiento, una agonística, una batalla, unas normas que organicen esa institución propia de las ciudades ligadas entre sí por algo más que meros caminos. El concepto de solidaridad exige que para en su empleo lingüístico implique una racionalidad real que vaya más allá del simple farfullar palabras biensonantes, exige que esa virtud se desarrolle frente a terceros. Precisamente frente a los que nos atacan. Pues sino cómo iba a entenderse en concepto de soldado, un concepto que tiene la misma raíz semántica. Unos soldados, unos jugadores serán solidarios frente a los otros, y los que entre bambalinas emponzoñan el devenir de la tragedia del juego son simple y llanamente traidores, y lo peor de todo, siempre figurarán en los mitos como figuras de la traición, nunca como figuras de la solidaridad.

Nosotros debemos soldarnos a los que nos defienden a capa y espada, debemos ser solidarios a muerte con nuestro capitán, que ya no es, según parece (aunque eso es un debate abierto) Casillas. Nuestro Napoleón no tiene compromisos personales, ni debe favores a la prensa desde hace décadas, no ha comido tantas y tantas veces con los abrazamicrófonos, ni ha urdido como ellos hacen para defender ¿el madridismo? Estaremos solos ante el resto. Muy bien, esa será la prueba de las virtudes blancas. Ahí aflorará la primera virtud del fútbol, la solidaridad frente a los que nos atacan. Y cuando nuestros capitanes abandonen y desfallezcan quedarán los logros de nuestras virtudes. Algo que cuando te pones la camiseta ya no siendo un niño no puede dejar de hacerte pensar que en algo te cambia la persona. Te suelda a un escudo.

La bola records




Hace 100 años (noviembre 1911)

Fútbol.

 Carlos Padrós renuncia a la presidencia de la Federación Española de Clubs de Foot-Ball. Es elegido en su lugar Ricardo Ruiz Ferry.

 La junta directiva de la Federación Española de Clubs de Foot-Ball acuerda convocar Asamblea general para el día 2 de diciembrecon tres puntos en el orden del día:

1º, Elección de presidente; 2º, discusión de las bases para el Campeonato de España de 1912 y 3º, proposiciones de los clubes, presentados en forma reglamentaria. Los clubes federados que tienen voz y voto en la asamblea son los siguientes: Foot-Ball Club Barcelona, Club Deportivo Español, Catalá Sport Club, Foot-Ball Club España, Athletic Club, Bilbao Foot-Ball Club, Club Coruña, Real Club Deportivo de La Coruña, Real Sociedad de Foot-Ball, Vasconia Sporting Club, Racing Club de Irún, Patronato de Jóvenes de Nuestra Señora del Juncal de Irún, Sociedad Gimnástica Española, Madrid Foot-Ball Club, Fortuna Foot-Ball Club, Vigo Foot-Ball Club, Santander Foot-Ball Club, Academia Militar de Artillería de Segovia, Academia Militar de Infantería de Toledo y Academia Militar de Caballería de Valladolid.

También tendrán voz y voto aquellos clubes que remitan su documentación y la cuota del presente año y los adheridos que se pongan al corriente con la Federación.

 Los clubes Numancia, New Catalonia, Sabadell e Internacional solicitan ser inscritos en la Federación Española de Clubs de Foot-Ball.

 Hay quejas en los campos de Madrid de que el público insulta a los jugadores y se invade el terreno de juego. Urge la necesidad de que los campos sean vallados. En todos ellos cualquier persona puede entrar al no ser recintos cerrados. Como ejemplo, en el partido amistoso entre el Madrid y la Gimnástica un grupo llamado por la prensa los «Beni Guarren» o «harka» invadió medio campo profiriendo insultos contra el resto del público no apareciendo la fuerza pública. Y mientras tanto el Velódromo de la Ciudad Lineal abandonado para el fútbol.

Según un diario de la prensa madrileña existen propósitos de cambiarle el nombre al Madrid FC.

 El Español FC de Madrid inaugura su nuevo terreno de juego enfrentándose a la Gimnástica. Está en inmejorables condiciones higiénicas pero algo estrecho en sus medidas.

 Yarza, ex del Madrid FC, recién regresado de La Habana ingresa en el Español FC de Madrid.

 Copa Ruete. De cuatro equipos de primera categoría existentes en Madrid tan solo dos de ellos podrán tomar parte en dicha Copa, Athletic y Madrid. La Gimnástica no lo hará por no estar de acuerdo con las bases del Concurso y el Español ha quedado fuera por no presentar la documentación en el plazo indicado.

 Ha sido fundado un nuevo club en Madrid que además de dedicarse a la práctica del foot-ball» también lo hará en «cricket» y «lawn-tennis». Está formado por el elemento inglés en Madrid, aunque admiten socios españoles siempre que no sobrepase el 50 % del total de socios. Su nombre es The British Sports Club.

 El CD Español concede pase para todos los directivos del resto de clubes barceloneses y también para los jugadores de los primeros bandos y los capitanes de los equipos juniors de otros clubes.

El FC Barcelona está atravesando una dura crisis interna. Han abandonado el club los hermanos Wallace además de Francisco Brú, Sans, Mensa y Manuel Pujol. Este último fue readmitido.

 El Catalá SC tras modificar el trazado de su terreno de juego se ha visto obligado a abandonarlo por no reunir las medidas reglamentarias. A su vez, el club ha dado de baja a un centenar aproximado de socios por diversas causas.

 Ha sido fundado en Barcelona el Argós Sport Club con . José M. Peris en la presidencia.

 La nueva sociedad futbolística barcelonesa FC Stadium elige como presidente a D. Francisco Gatuellas.

El New Catalonia, Avenç y Tibidabo son admitidos en la Federación Catalana.

 En el Pueblo Nuevo barcelonés se ha fundado un nuevo club de fútbol titulado Club Deportivo Júpiter que preside D. Serafín Espinosa y que ha adquirido un campo en la calle Taulat, 139 a 228.

(Esta noticia aparecida en El Mundo Deportivo debe ser tratada con cuidado porque según la página web del club la fecha de fundación es de 2 años y medio antes).

 En Vigo aparece la revista Ecos dedicada a ciencia, artes y deportes.

 En la tienda barcelonesa «La Nacional» pueden encontrarse los nuevos balones reglamentarios al precio de 18 y 20 pesetas.

En El Mundo Deportivo de Barcelona se escribe sobre el profesionalismo para los futbolistas y los ciclistas.

 La Dirección General de Prisiones solicita del Gobierno y Las Cortes un crédito especial para la construcción y/o reformas de los centros penitenciarios, donde entre otras cosas será obligatorio disponer de un campo de fútbol.

 Algo más de 4.000 libras ha repartido la Football Association entre los hospitales y casas de beneficencia producto de las entradas de pago de los entrenamientos durante el mes de agosto.

 Madrid – Athletic Madrid                                1-1

CD Español – Sporting de Bilbao                    4-0

Barcelona – Real Sociedad                             0-3

Barcelona – Real Sociedad                             0-1

Madrid – Gimnástica                                       1-6

Combinado Sporting y Racing de Irún  – Soc. Náutica de Bayona y Biarritz 0-1

CD Español – París                                         5-0

Español FC – Gimnástica                                1-1

CD Español – Etoile Club Levallois                 5-0

Bétulo Sport – CD Español                             1-9

Madrid – Athletic Madrid                                1-1

 Fútbol internacional.

 Hungría – Austria                                            2-0

 

Otros deportes.

Una vez aprobados los estatutos del Sindicato de Periodistas ha sido elegida la junta directiva la cual es presidida por D. Narciso Masferrer.

Aeronáutica.

 La Copa Michelín y 20.000 francos queda adjudicado a Helen que hizo 1252 kilómetros y 800 metros en 14 horas y 7 minutos.

La Copa Michelín inglesa y 12500 francos son para Cody. Voló 410 kilómetros y 350 metros en 5 horas y 21 minutos.

El premio de las Escalas y 3000 francos son para Chaves que realizó 27 escalas.

La Copa Pommery y 7500 francos para Vedrines tras hacer 395 kilómetros.

 Weymann triunfa en el Concurso militar francés que consiste en volar 300 kilómetros, lo cual hizo en 2 horas y 33 minutos.

 Rogers ha finalizado su vuelo transcontinental.

 Alpinismo.

 El Club Alpino Español elige una nueva junta directiva siendo nombrado presidente D. Manuel G. Amezua.

 Atletismo.

 En el Concurso Internacional de marcha celebrado en Milán el inglés Ross no solo ha vencido sino que también ha batido el récord de los 100 kilómetros al tardar 10 horas y 23 minutos en recorrer la distancia.

 Jean Bouin bate el récord del mundo de la media hora en Colombes con un registro de 9 kilómetros 721 metros. La anterior marca estaba en posesión del inglés White que hizo 9 kilómetros 712 metros. 48 años ha durado el registro.

 En Melbourne se han corrido tres pruebas de velocidad para el Campeonato del Mundo de profesionales. En la primera, con una distancia de 80 yardas, Pastie bate el récord anterior poniéndolo en 7 segundos y 8 décimas. En la de 100 yardas, fue batido también el récord, esta vez a cargo de Donaldson con un tiempo de 9 segundos y 6 décimas. Por último, en la de 110 yardas nuevamente vence Donaldson, igualando el récord del mundo en 10 segundos y 8 décimas.

 Aviación.

La lista de personas fallecidas en accidente de aviación desde 1908 a principios de noviembre de 1911 asciende a 99.

Ciclismo.

 La Junta directiva del Club Deportivo de Barcelona, decano de los clubes barceloneses, ha acordado que la 2ª edición de la Vuelta a Cataluña se celebre los días 17, 18 y 19 de marzo de 1912. A su vez creó la Comisión organizadora y aprobó el trazado de la prueba. 2.000 pesetas en premios animarán a los futuros inscritos, además de los premios especiales. La clasificación se hará por categorías, siendo premiados los vencedores de cada una de ellas.

 Para el próximo mes de diciembre ha sido fijada, en los locales del Club Deportivo de Barcelona, la reunión del Congreso ordinario de la UVE.

 Copa Touring Club Ciclista. Carrera para neófitos. En principio hubo 67 inscritos pero tomaron la salida 54. Finalmente 31 corredores llegaron a meta siendo los tres primeros clasificados: 1º, Isidro Esteve que tardó 2 horas 11 minutos en hacer los 62 kilómetros. Como premio recibió la Copa de vencedor. 2º, Barcino, que quedó a media rueda. Recibió un objeto de arte. 3º, N. Ballbé, que hizo el mismo recorrido en 2 horas y 12 minutos. Como premio recibió un objeto de arte. Prince, Montserrat, Blanco y Moltó ganaron los premios especiales y el paquete de puros, como último clasificado, para Sala. Barcino se lleva el premio de Linares por llegar primero a la entrada de Vilasar. El premio de Carbonell es para Prince y el de Vilardell para Marro.

 Con motivo de la inauguración oficial del Club Ciclista de Tarrasa se ha celebrado una fiesta en su honor abundando las pruebas ciclistas y el gentío. Mariano Balbé con un tiempo de 1 hora y 17 minutos se proclamó campeón de Tarrasa tras recorrer los 32 kilómetros de que constaba la prueba. Esto ocurrió por la mañana. Por la tarde se celebró una carrera de 9 kilómetros entre Tarrasa – Matadepera – Tarrasa y que nuevamente ganó Mariano Balbé.

 También en Tarrasa José Durán gana la medalla de oro y Germán Durán la copa del marqués de Villabueca en la carrera incluída en los festejos al maestro Pedrell.

En las carreras celebradas en Reus y organizadas por el Club Deportivo estos han sido los vencedores:

Carrera provincial, resistencia a 20 vueltas: Galtés

Campeonato de Reus, a 5 vueltas: Galtés

Campeonato del Club Deportivo, a 5 vueltas: Galtés

Carrera de lentitud: como Solé quedó último pues es el vencedor.

La Agrupación Ciclista atalana ha nombrado a su nueva junta directiva presidiéndola D. José Degollada.

El Comité Regional de la UVE de Castilla La Nueva elige como presidente a Antonio Belda.

Pelissier vence en la Vuelta a Lombardía haciendo el recorrido en 7 horas y 35 minutos.

 La Gaque – Petit es ganada por Paul Lescault.

En París, en el Velódromo de invierno, se celebró la carrera de 100 kilómetros tras tándem. Tan solo participaron los cuatro grandes vencedores de la temporada; Garrigou (Tour de Francia), Emile Georget (París – Brest – París), F. Faber (Burdeos – París) y León Georget (Bol de Oro).

Emile Georget se proclamó vencedor en 2 horas 6 minutos y 27 segundos haciendo récord. Garrigou quedó segundo a 6 vueltas, León Georget tercero a 17 vueltas y por último F. Faber a 19.

 Los ocho días de Mayence es una carrera por equipos disputada en el Velódromo de dicha localidad. Ludwic y Rosellen se proclamaron vencedores tras recorrer una distancia de 2324 kilómetros y 400 metros.

 Esgrima.

 Los gimnasios Solé y Tolosa organizaron diversos asaltos entre sus alumnos.

 Hípica.

 Comienza la temporada de carreras en Madrid.

Cruzados: Insurge del Sr. Attías.

Garvey, para caballos enteros y yeguas de 3 años en adelante: Jobber del Marqués de Martorell.

Criterium, para potros enteros y potrancas de dos años: Dernier Espoir II de D. Eugenio de Luque.

Militar lisa: Bellota del Sr. Aguilar.

Militar, para caballos y yeguas de segunda y tercera categoría: Jerez del Sr. Legoburu.

 Segunda jornada:

Primera carrera: Insurge del Sr. Attías.

Segunda carrera: Dernier Espoir II.

Tercera carrera: Jobber del Marqués de Martorell.

Cuarta carrera: Jerez, montado por el Sr. Castellanos. Jerez fallece dos días después víctima de un cólico en el propio Hipódromo.

Quinta carrera: Bellota.

 Tercera jornada:

Hándicap, para caballos enteros capones y yeguas de todas las razas y categorías de tres años en adelante: Bellota de D. Pedro Aguilar.

Militar de vallas, para caballos y yeguas de segunda y tercera categoría, que hayan corrido la similar del día anterior: Ven – Ero de D. Tomás Bargés.

Militar de vallas, para caballos y yeguas de primera categoría, que hayan corrido la similar del día anterior: Bilbao del Sr. Baturone.

Velocidad, para caballos enteros y yeguas de dos años en adelante: Bilbao del Sr. Baturone.

Velocidad: para caballos enteros y yeguas de dos años en adelante: Dernier Espoir II de D. Eugenio de Luque.

 Cuarta jornada:

Neptuno: Arbiter.

Steeple chasse militar, de segunda y tercera categorías: Van – Ero.

Omnium: Dernier Espoir II.

Consolación, para los que no hubiesen obtenido premio: Weigelie.

 Motociclismo.

 En el autódromo de Brooklands los pilotos norteamericanos Spencer y Gustafson dejando estableciendo varios números récords.

El de 4 horas en 334 kilómetros y 800 metros.

El de 5 horas en 426 kilómetros y 190 metros.

El de 6 horas en 514 kilómetros y 600 metros.

Las 250 millas han quedado en 4 horas y 42 minutos y las 300 en 5 horas y 38 minutos.

 Náutica. 

En Gijón ha sido fundado el Club Náutico Asturiano.

 Copa La Riva. En la séptima prueba quedan empatados los balandros Ena y Apache.

 Pelota Vasca.

 La Sociedad Sport Vasco de Madrid cumple 5 años celebrando una fiesta deportiva.

N la partida a 40 tantos Antonio López y César A. Torras vencen a Adolfo Llompart y Máximo Llompart por 40-34.

En una quiniela de 4 parejas los vencedores fueron Armando Pin y Agustín Bo.

En el último partido jugado entre el Euskal Jai de Madrid y el Sport Vasco, a 40 puntos vence el primero.

 Polo.

 Debido al acondicionamiento del terreno de Las Corts la junta del Real Polo Club informa que pasará a utilizar el Hipódromo de Casa Antúnez.

Ténis.

En las pistas del Catalunya Lawn Tennis Club se ha disputado el 8º concurso de la Asociación de Clubs de Lawn-Tennis de Barcelona. Los campeones fueron los siguientes:

En Individuales señoritas Miss C. Witty venció a Miss L. Witty por 2 sets a 1.

En Individuales caballeros Flaquer venció a A. Ortiz por 2 sets a 1.

En Mixto de señoritas y caballeros la pareja formada por Miss C. Witty y Mr. Sagnier vencieron a la formada por los hermanos Balcells por 2 sets a 0.

En parejas de caballeros la pareja formada por Ortiz y Matthias venció a la pareja Sagnier y Mendel por 2 sets a 1.

En las pruebas válidas para el Campeonato de Barcelona así acabaron las finales:

En Individuales caballeros Sagnier venció a Leask por 2 sets a 0.

En parejas de caballeros Witty y Sagnier vencieron a Leask y Flaquer por 2 sets a 1.

  




Aquellos torneos de verano… (I)

Los torneos de verano tuvieron su época dorada a mediados de los años 60 hasta casi los 80. Hoy conocidos como bolos de verano, de los que todavía se desmarcan los históricos Teresa Herrera de La Coruña y el Ramón de Carranza de Cádiz, eran torneos mucho más allá de la puesta a punto de un equipo. Los actuales preparadores físicos se llevarían las manos a la cabeza al pensar que en esos enfrentamientos el aficionado exigía a sus jugadores ya el máximo rendimiento cuando tan solamente llevaban una quincena de días de entrenamientos. Y es que los responsables de tales eventos invertían todos los esfuerzos, tanto económicos como organizativos, para completar un cartel digno de «pequeñas copas del mundo».

Hoy vamos a recordar la edición XXVIII del Teresa Herrera, que por sus protagonistas y por su ubicación cronológica fue un perfecto adelanto de lo que la temporada 1973/74 iba a dar de sí.

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Era un cartel con cuatro grandes equipos:

Ajax de Amsterdam, por tercer año consecutivo campeón de Europa, y campeón de liga holandesa. Era el equipo de moda en el continente con una alineación inolvidable, capitaneada por Johan Cruyff, con el que el FC Barcelona ya estaba en plenas negociaciones.

El fútbol del Este europeo estaba representado por los campeones de Checoslovaquia y Hungría, respectivamente el Spartak Trnava y el Ujpesti Dosza. Los checos poseían un equipo fuerte y firme, sin fisuras. El internacional Adamec era su figura. La temporada anterior había quedado eliminados en cuartos de final por el Derby County en la Copa de Europa. Más conocidos eran los húngaros porque no hacía mucho se enfrentaron en la máxima competición europea al campeón español, Valencia CF, al que superaron en los dos partidos. Entre sus principales jugadores estaban Horvath, Fazekas, Toth, Bene, Zambo y los hermanos Dunai, Antal y Ede.

El Atlético de Madrid, campeón de liga española, se presentaba en su primer compromiso serio de una temporada que iba a ser muy larga. Los rojiblancos traían algunas novedades importantes. El club decidió rescindir (y de paso ahorrarse un dinero que le debían) el contrato con el entrenador alemán Max Merkel aprovechando sus desafortunadas declaraciones, «estoy de España hasta las narices«, en la prensa germana. Cierto es que la plantilla del Atlético nunca estuvo de parte de su entrenador. El triunfo en la pasada liga, se decía, se debió al peso que Luis tenía entre sus compañeros, siendo su verdadero director de juego.  El argentino Juan Carlos Lorenzo fue elegido como sustituto. Una decisión favorecida por el hecho de que el Atlético había fichado a dos argentinos, Heredia y Ayala, como su pareja de extranjeros (aunque por estar concetrados con su selección no pudieron desplazarse a La Coruña). También era una importante novedad la incorporación de Miguel Reina, procedente del FC Barcelona, traspasado por motivos internos del club barcelonés.

La Coruña se engalanaba para ver una edición espectacular y sobresaliente de uno de los mejores torneos amistosos del mundo. Confluían fútbol de gran calidad y rumores y gestiones, porque el CF Barcelona desplazó a su gerente, D. Armando Carabén, donde coincidió con D. Agustín Sr. Domínguez, secretario general del Real Madrid. El club madridista anunciaba su renuncia a contratar a Johan Cruyff. Mientras, el jugador holandés afirmaba que el único contrato que conocía era el que le ligaba con el Ajax, club al que debía defender. De todas formas, no estaba al margen de las conversaciones entre el Barcelona y el Ajax, claro está. Entonces la cifra estaba en 170 millones de pesetas, cantidad que obstaculizaba cualquier tipo de negociación.

Y el 3 de agosto empezó la fiesta:

ATLÉTICO MADRID – UJPESTI DOSZA 4-2

Árbitro: Lobo (Portugal).

Goles: 1-0 (23′) Becerra. 1-1 (27′) Bene. 2-1 (30′) Ovejero. 3-1 (54′) Luis. 4-1 (56′) Becerra. 4-2 (61′) Bene.

Atlético Madrid: Reina; Melo, Ovejero (Eusebio 65′), Benegas, Vapón; Bermejo, Luis, Irureta; Ufarte (Alberto 65′), Gárate, Becerra.

Ujpesti Dosza: Szentmihalyi; Nosko, Harsangi, Nagy, E Dunai III; Horvath, Fazekas, Toth; Bene, A Dunai II (Kellner 65′), Zambo.

Las mejores condiciones físicas de los húngaros, que ya estaban jugando su campeonato nacional, solo sirivió para poner en aprietos a un Atlético decisivo en el ataque. Cambio de entrenador que no de juego: firmeza defensiva y velocidad en el contragolpe. Reina era un refuerzo idóneo porque el equipo ganaba en confianza atrás. Luis, Gárate y Becerra se mostraron intratables, desmontaron la defensa rival cuantas veces se acercaron al área. Pese a que el Ujpesti mostró una extraordinaria calidad, los cuatro goles recibidos fueron un lastre insalvable.

La gran sorpresa al día siguiente:

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SPARTAK TRNAVA – AJAX AMSTERDAM 5-3

Arbitro: Oliva (España).

Goles: 0-1 (10′) Rep. 0-2 (17′) Hulshoff. 0-3 (54′) Neeskens. 1-3 (59′) Hagara. 2-3 (64′) Adamec. 3-3 (74′) Krajovic. 4-3 (76′) Kuna. 5-3 (89′) Adamec.

Spartak Trnava: Keketi; Dobias, Majernik, Hagara, Varadin; Hrusecky, Kuna, Krajcovic; Martinkovic, Adamec, Kabat (Kramlik 46′).

Ajax Amsterdam: Stuy; Suurbier, Blakenburg, Hulshoff, Krol; Haan, Neeskens; N Muhren (A Muhren 59′), Rep, Cruyff, Keizer.

El público se rindió ante el Spartak que se reitró al final del partido con una ovación impresionante. Acababan de remontar un 0-3 al mejor equipo del mundo. Sucedió que mientras el Ajax respondía con goles al empuje checo, éstos no cedían en su esfuerzo, aumentando si cabe la velocidad de su juego. Y esa insistencia tuvo su fruto porque acabaron superando a sus rivales en todos los terrenos. Lograron cinco goles en casi media hora.

Consolación y final:

El Ajax de favorito a último

UJPESTI DOSZA – AJAX AMSTERDAM 0-0

(por penaltis 4-3, el Ujpest se clasificó en tercer lugar)

Arbitro: Paredes (Portugal).

Ujpesti Dosza: Szentmihalyi; Kolar, Harsangi, E Dunai III; Horvath, Nagy, Hegyi, Toth (Nosko 60′); Bene, Kellner, Zambo.

Ajax Amsterdam: Wever; Suurbier, Hulshoff, Blakenburg, Krol; Haan, Neeskens, A Muhren; Rep, Cruyff, Keizer.

Ambos equipos entraron al campo con mucho respeto al rival. El Ujpesti no quería dar facilidades y el Ajax no estaba para correr más riesgos tras el descalabro del día anterior. Entre un juego lento y poco decidido los minutos prolongaron el 0-0 hasta el final del partido. Como información anecdótica: Muhren, Krol y Rep marcaron su penalti, mientras que Neeskens y Keizer lo fallaron. Cruyff no lanzó.

Y gol de oro en la final.

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ATLÉTICO MADRID – SPARTAK TRNAVA 2-1

Arbitro: Garrido (Portugal).

Goles: 1-0 (47′) Irureta. 1-1 (65′) Dobias. 2-1 (137′) Gárate.

Atlético Madrid: Reina; Melo, Eusebio, Capón; Adelardo (Bermejo 70′), Benegas; Ufarte (Alberto 70′), Luis, Gárate, Irureta, Becerra.

Spartak Trnava: Keketi; Dobias, Majernik, Hagara, Varadin; Hrusecky, Martinkovic; Krajcovic, Kuna, Adamec, Kramlik (Paulac 46′).

Con 1-1 al final del partido, se disputó una prórroga de 30 minutos. Como el resultado se mantuvo, se prolongó el partido hasta que un equipo marcase, cambiándose de campo cada diez minutos. A los siete minutos de la segunda serie, con el gol de Gárate, finalizó el torneo.

El Atlético fue el mejor del torneo. Fue quien supo confiar en sus virtudes futbolísticas sin desestimar sus limitaciones. Fue el más inteligente. No cayó en la posible arrogancia como el Ajax, ni en la refinada virtuosidad como el Ujpesti. Ni confió en la fortaleza como en el Spartak. Al contrario, conocedor de la habilidad de sus delanteros, los arropó con mimo desde atrás, para que brillasen solamente cuando contasen con ventaja en la jugada. Conscientes de tener una defensa simplemente contundente, trabajó el juego en centro del campo, donde dosificó mejor sus opciones y así, con paciencia, supo recoger el beneficio del triunfo. El Spartak empujó y trató de encerrar al Atlético. Y el Atlético se refugió en Reina, posiblemente el mejor del equipo en los primeros 90 minutos. Pero el Atlético sabía como ninguno aguantar y golpear, así se adelantó en el marcador. La tenacidad checa les llevó al empate. Pero la firmeza del Atlético los fue desgastando. Así hasta las prórrogas. Así hasta el contragolpe definitivo. Luis para Gárate, amago del delantero centro y gol.

Epílogo:

El Ajax de Amsterdam acabó traspasando a Johan Cruyff al FC Barcelona. Cayó eliminado en la primera eliminatoria que disputó en la Copa de Europa ante el CSKA de Sofía (fue en octavos de final porque estaba exento de la anterior por ser el vigente campeón). También perdió la liga holandesa.

El Spartak Trnava se cruzó con el Ujpesti Dosza en cuartos de final de la Copa de Europa, donde, tras una igualadísima eliminatoria, cayó en los penaltis. No pudo revalidar el título de campeón de liga de su país.

El Ujpesti Dosza, una vez superado el Spartak Trnava se enfrentó en semifinales al Bayern Munich, con el que perdió 3-0 tras un empate a uno en casa en la ida. De todas formas confirmó su dominio en el fútbol húngaro y volvió a ganar la Liga.

El Atlético de Madrid tuvo una temporada especial. Alcanzó un nivel de juego impresionante que le llevó a la final de la Copa de Europa y a rozar el trofeo. En España solo fue superado por el FC Barcelona donde recaló Johan Cruyff, si bien le queda la satisfacción de ser el primer equipo que le derrotó en Liga, 2-0 en el Calderón.




La sindicación de futbolistas en España

El 30 de junio de 1926, nuestro fútbol abrazó legalmente el profesionalismo. Bien es verdad que ya antes sobreabundaban las figuras del amateur marrón, el participante en «bolos» a cambio de billete de tren, fonda y unos duros, e incluso el profesional encubierto. Pero a partir de aquel verano, nadie podría ser descalificado por dedicarse al fútbol en cuerpo y alma, con dinero de por medio. Parecería lógico pensar que, ya profesionales, siendo en puridad trabajadores por cuenta ajena, los futbolistas procuraron agremiarse, defender sus comunes intereses mediante la creación de un sindicato. Pues nada de eso tuvo lugar hasta bien corridos los años, por mucho que no escaseasen motivos de reivindicación.

Ciertamente, el sueño de un sindicato fue acariciado por algunos jugadores durante largo tiempo. Félix Pérez, a partir de crearse el Campeonato Nacional de Liga en 1929, removió las aguas cuanto pudo en el vestuario del Madrid, sin hallar demasiado eco. Sin embargo en 1936, durante un banquete para celebrar la consecución del título copero «merengue», Zamora y Quincoques solicitaron la palabra y en el uso de ella pusieron sobre el tapete los derechos del futbolista. Su herida sangraba, puesto que ese mismo año un tribunal ordinario había dictado sentencia favorable a Eduardo Ordóñez, medio del At. Madrid y antiguo jugador del Real, por impago de haberes. El buen futbolista, que habría de abandonar el deporte para convertirse en figura lírica, saltando como barítono al cartel de varias zarzuelas, dibujó sin proponérselo el embrión sindicalista.

Durante el banquete, aquellas voces pudieron ser acalladas. Sánchez Guerra, a la sazón mandatario madridista y político a quien la inminente Guerra Civil llevaría al exilio mexicano tras unos meses de cautiverio, no era, precisamente, hombre falto de buenas palabras. Pero el 4 de setiembre de ese mismo año, a poco de producirse el alzamiento, tomaría cuerpo en Barcelona el primer Sindicato de Futbolistas, Entrenadores y Masajistas, adherido a U.G.T.

Con el triunfo de Franco en la Guerra Civil sólo hubo espacio para el sindicato vertical. Sobrevinieron 30 años de normas y vida reglamentada, salpicados de declaraciones en rebeldía, admoniciones severas y reinado despótico del derecho de retención. A nadie se le ocurrió alentar el germen de la discordia o el sindicalismo. ¿De qué hubiera servido?. Los artistas, aún gozando de una sección sindical, sólo habían logrado un carnet profesional, luego del correspondiente examen ante el tribunal de turno. ¿Quién podía juzgar a un futbolista, sino su propio público domingo tras domingo?. Y además, ¿de qué se quejaban aquellos ricachones, cuando sus fichas equivalían a doce años de trabajo sobre un andamio o junto a un horno de fundición, y seis en el despacho de cualquier jefe con corbata y secretaria?.

Ciertos titulares de prensa ayudaban a no perder la perspectiva en aquella España con cartilla de racionamiento. «Multa de cuatro millones y medio de ptas. a La Campanilla S.A., con cese definitivo de la industria, por irregularidades análogas a las cometidas por otras entidades del consorcio de la panadería de Madrid» (3-II-1948). «Empiezan a venderse las medias sin costura» (15-IV-1948). «Desde hoy las casas de Toledo dispondrán de agua potable, al quedar inaugurado ese servicio» (23-IX-1948). «300 personas reciben tratamiento antirrábico en Zaragoza, después de haber comido carne de ovejas mordidas por perros hidrófobos» (29-XII-1948). «5.000 avulenses inician en Villatoro una gran batida contra los lobos» (11-IV-1949). ¿Quién hubiera tomado en serio a unos privilegiados, si el agua potable no llegaba siquiera a demasiados domicilios, el vecindario se contagiaba de rabia o engullía serrín con el pan?. La España hambrienta y sin divisas, la del emblema dominguero y el sueño de unas medias sin costura, gastaba 640.280 ptas. en el fichaje de los extranjeros Humberto Jiménez, Prais y Salaverry, o pagaba 150.000 de ficha a Helenio Herrera, con sueldos mensuales de 7.000, cuando el salario medio no sobrepasaba las 1.500. ¿Acaso existía entre los futbolistas algún motivo para la reivindicación?.

Pues sí, los había. Quedaron sobre todo de manifiesto, tras algunas desgracias. La viuda del infortunado «colchonero» Martínez, fallecido en un hospital después de varios años en coma vegetativo, a finales ya de los años 60,  no vio reconocida su reclamación de accidente de laboral. Y cuando poco después el sevillista Pedro Berruezo expiró en los vestuarios del Pasarón pontevedrés, los tribunales contemplaron con reticencias que un futbolista pudiera ser trabajador por cuenta ajena. 

Pero lo que más avinagraba al profesional del fútbol, junto a los incumplimientos de pago, era el derecho de retención, la posibilidad de quedar sujeto de por vida a un club, con incrementos del 10% en sus fichas. Algunos jugadores, como el guardameta donostiarra Ignacio Eizaguirre, cosechó fama de problemático por sus pertinaces exigencias de mejora salarial mientras estuvo en Valencia. Otros, como el también portero Acuña, por su nunca oculta ideología izquierdista. Al salmantino Vavá la normativa le robó millones durante sus grandes años de militancia en el Elche. Pero ninguno de ellos se convirtió en paladín de causas sindicalistas. Los héroes tuvieron otros nombres.

El primero fue José Cabrera Bazán (La Algaba, Sevilla 16-X-1928), hasta ahora único futbolista del que se tienen noticias, en pasar por la cárcel a causa de una reclamación laboral. Jugador del Betis, Sevilla, Jaén y nuevamente Betis, antes de retirarse por lesión en el recreativo de Huelva, compatibilizó la actividad deportiva con el estudio en la Universidad de Sevilla, doctorándose en Derecho del Trabajo, luego de haber jurado como abogado en 1958. Pronto comenzó a ejercer la docencia en la cátedra de Derecho de Manuel Clavero Arévalo, por entonces notable y respetado jurista del régimen. En 1968 ingresó en el PSOE, aún clandestino, y al año siguiente se hizo por oposición con la cátedra de Derecho del Trabajo en la Universidad de Santiago de Compostela. Su prestigio como abogado laboralista se había iniciado a raíz de publicar, en 1961, «El contrato de trabajo deportivo», un estudio sobre la relación contractual de los jugadores de fútbol profesionales, prologado por  el catedrático y personaje del Movimiento D. Manuel Alonso Olea.

El segundo fue Joaquín Sierra «Quino» (Sevilla 7-IX-1945), cuyo firme pulso contra la cerrazón bética derramó mucha tinta sobre el papel prensa en 1971.

Acreditado en el Betis como interior y delantero centro de tronío, «Pichichi» en 2ª División la temporada 1968-69, no aceptó renovar como verdiblanco hasta haber sostenido una entrevista con su presidente, el 29 de agosto de 1969. Tras acordar 3 años de contrato y un traspaso tan pronto llegasen ofertas de interés, debutó como internacional frente a Finlandia el 15 de octubre, marcando un gol. El presidente José Nuñez Navarro olvidó pronto sus promesas y «Quino» montó en cólera. «Volví a la disciplina del Betis por una promesa del presidente. Me dijo que si llegaba una oferta razonable me traspasaría e igualmente lo hubiera hecho con Benítez, Rogelio, o cualquier otro. Se presentó la ocasión y ya se ha visto», manifestó el jugador en los medios. Declarado en rebeldía por su negativa a jugar y seguir entrenándose, anunció durante la última semana de octubre de 1970 su decisión de retirarse, antes de aceptar la falta de palabra del mandatario y un estatus esclavista. José Nuñez Naranjo, por su parte, dijo no haber aceptado la oferta del Valencia al sumar sólo 10 millones, cuando solicitaban 18, cantidad excesiva para un jugador de 2ª División (el Betis llevaba 3 temporadas consecutivas en dicha categoría), según criterio valenciano. La FEF, obligada a intervenir, sancionó al delantero con un año de suspensión.

Todo fue una larga jugada de póquer. El Betis no podía permitirse el lujo de perder aquellos millones y Quino nada ganaba colgando las botas, como no fuese en su dignidad herida. Con cada semana en paro caería el precio del traspaso. Ambas partes administraban ese riesgo y Quino aguantó impertérrito.

En mayo de 1971, el Betis solicitó a la Federación el levantamiento de sanciones al futbolista. Atendida la petición, el sevillano se incorporó a los entrenamientos, dando muestras de no haber descuidado su puesta a punto durante tan larga inactividad. Vistas las orejas al lobo, los béticos rebajaron sus pretensiones. Y a finales de agosto, casi 10 meses después del plante, el traspaso quedó substanciado en los 10 millones originalmente ofrecidos, más la cobertura de unas obligaciones contraídas por el Betis, estimadas en 4.421.100 ptas. Quino, según manifestase a periodistas de la capital levantina, habría  puesto medio millón de su bolsillo para que la operación no naufragase.

Su acto rebelde le otorgó aureola de líder entre los futbolistas. Aunque en Valencia no acabara de lucir su clase, concluida esa etapa quiso regresar a la disciplina verdiblanca, desde donde le pusieron el veto. Firmó la cartulina del Cádiz y en la «Tacita de Plata» tuvo nuevos líos, llegando a forzar una huelga encubierta de bajo rendimiento, reclamando dinero.

Constituida la Asociación de Futbolistas Españoles (A.F.E.) en 1978, fue proclamado primer presidente. Y en ella, como si los círculos del balón debieran confluir siempre, se encontró con Cabrera Bazán, el otro pionero. Porque aquel 1979 Cabrera se convirtió en asesor jurídico de la Asociación, sustituyendo a Carceller, al tiempo que ejercía como primer secretario de la misma.

Cabrera aprovechó ese trampolín para su lanzamiento político, siendo elegido senador por Sevilla en noviembre de 1980 y designado Secretario General de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales. En julio de 1981 era abogado ejerciente en Málaga, senador del PSOE por Sevilla, Catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad de Málaga y asesor jurídico de la AFE. Reelegido senador del PSOE para la legislatura 1982-86, después de una campaña sustentada en el eslogan «Mete un gol en el Senado», poco antes había organizado la huelga de jugadores de fútbol que retrasó dos semanas el inicio del Campeonato liguero 1981-82, como protesta por el derecho de retención. En 1982 se cavó la fosa política, atreviéndose a llevar la contraria a Felipe González, quien un día se acercó hasta su escaño para decirle al oído: «Los cementerios políticos están llenos de cabezas calientes como la tuya». Felipe era un dios todopoderoso en el PSOE, según acreditaría otro peso pesado del partido como «Txhiki» Benegas, a lo largo de cierta indiscreta conversación telefónica. Obviamente, marcado a fuego por el presidente, no volvió a ser candidato. Pero continuó dando guerra.

A principios de 1990 asesoró una polémica operación inmobiliaria en Barbate, Cádiz, para la cual utilizaron como intermediario a Juan Guerra, dando origen al escándalo político que tanto daño habría de causar no sólo a Alfonso Guerra, sino al propio Partido Socialista.

Aquellos fueron tiempos convulsos. España se adaptaba a una nueva realidad, con tanta falta de experiencia como buenos deseos. Cabrera Bazán dejaría para la hemeroteca, en enero de 1990, una frase por demás desafortunada: «El tráfico de influencias deja de ser negativo cuando lo que se tramita a través de esa influencia es legítimo«. Resbalón impropio de quien tanto había luchado contra el imperio de la injusticia. Mientras tanto, como Presidente de la Cámara de Cuentas de Andalucía, ejercía con independencia y dedicación. Fue él, ni más ni menos, quien llevó a los tribunales a Jesús Gil, por negarse a entregar la documentación requerida para una auditoría.

La AFE también dio abundantes traspiés. Pese a que  no sólo se adhirieron a ella los profesionales nacidos en nuestro suelo, sino cuantos participaban en el Campeonato Nacional de Liga, uno de sus primeros gestos consistió en solicitar el control y hasta la reducción de futbolistas foráneos. Naturalmente, éstos no secundaron dicha moción y  alguno, como la pareja argentina del Real Madrid compuesta por Wolf y Roberto Martínez, se dieron de baja en inequívoca muestra de desacuerdo. No dejaba de resultar curioso, porque el segundo, en su doble condición de argentino y español, gracias a sus documentos falsificados, representó varias veces a nuestro país con la camiseta nacional.

«Quino» tuvo que dimitir como presidente, tras el fracaso de la tercera y hasta ahora última huelga de futbolistas convocada por la AFE. Cabrera Bazán falleció en Sevilla el 27 de abril de 2007, a los 78 años. Aunque hoy nadie pueda imaginar un fútbol sin Liga Profesional y sindicato de futbolistas, éste se hizo esperar lo suyo.




In memoriam de Chus Pereda

Es posible que alguno deconozca quien era Jesús Pereda y que muchos de los más jóvenes, convencidos por la machacona martingala que se decía hasta hace poco de que «España nunca ganó nada» ignoren que nuestra selección nacional ya ganó la Eurocopa del año 1964, una edición en blanco y negro que tiene igual valor que las seis primeras copas de Europa ganadas por el Real Madrid, y en esa competición Pereda protagonizó un papel similar al que en los últimos tres años han tenido jugadores como Xavi, Torres o Iniesta, porque si Marcelino pasó al Olimpo de los dioses por marcar el gol de la victoria en la final frente a la extinta Unión Soviética, hay que destacar que Pereda fue el auténtico héroe del partido, quien abrió el marcador con el primer gol -como ya lo había hecho en la semifinal contra Hungría- y el que envió el centro a la cabeza del delantero zaragocista. Fue un interior de gran clase, magnífico organizador de juego, que unía, además, técnica y habilidad ante el gol, en cuya faceta realizadora se estrenó frente al Logroñés en categoría nacional, logrando marcar seis tantos en los quince partidos que disputó con la camiseta nacional.

 Jesús María Pereda Ruiz de Temiño nació el 15 de junio de 1938 en la localidad burgalesa de Medina de Pomar. Todos le conocían como Chus Pereda y en los medios futbolísticos de la época también se le llamó Polvorilla por su chispa explosiva y el carácter espontáneo. Tras iniciarse en el Alcázar de su pueblo natal, se incorporó como titular en el Valmaseda, la temporada 1954-55, hasta que una denuncia del Zalla, acreditando que por su edad no podía participar en competiciones regionales, le llevó al Indauchu juvenil. Posteriormente jugó dos temporadas en el primer equipo y debutó en Segunda División el 18 de marzo de 1956 ante el Sabadell en la vigésimoquinta jornada, disputando tres partidos en esa campaña, y en la siguiente treinta y cinco, marcando además 16 goles. Compartió vestuario con Iriondo, Zarra y Panizo, tres míticos delanteros del Athletic Club, por el que también pudo haber fichado, pese a las resticciones que el club bilbaíno imponía a los nativos fuera de los límites regionales y que se maquillaron alegando que el jugador había actuado con la selección juvenil de Vizcaya. Sin embargo fueron las pretensiones económicas del presidente del Indauchu, Jaime Olaso, lo que frustró la operación, ya que un millón de las pesetas de mediados de los cincuenta era todo un capital que el mandatario rojiblanco Enrique Guzmán no quiso abonar.

 El Real Madrid pagó 850.000 por su traspaso, apalabrándose 250.000 más si alcanzaba la internacionalidad. Cuando lució tal entorchado y los directivos indauchutarras exiguieron el cumplimiento de lo pactado, desde la presidencia merengue se adujo no podían cumplir  tal condición porque el muchacho ya no formaba parte de esa entidad. Estuvo en la plantilla madridista en la temporada 1957-58 y debutó en la Liga el 9 de febrero en Chamartín ante el Real Jaén, completando la delantera con Marsal, Di Stéfano, Rial y Gento. Ese partido y el de la última jornada en La Romareda, donde marcó su primer gol, fueron los únicos que jugó con la camiseta madridista en Primera, pero le sirvieron para estrenar su palmarés con el único título de Liga que ganó, aunque bien pudiera añadir la Copa de Europa que el equipo madridista conquistó esa misma temporada por tercera vez. La campaña siguiente fue cedido al Real Valladolid, con el que jugó veintisiete partidos y marcó diez  goles, que permitieron al equipo de Zorrilla proclamarse campeón de Segunda y retornar a la división de honor.

La llegada de los internacionales brasileños Didi y Canario al club madridista y el interés de éste por fichar a Pepillo, facilitaron el traspaso de Jesús Pereda y Ángel Segurola al Sevilla, como contraprestación a la operación realizada en el verano de 1959, jugando con el equipo durante dos temporadas (1959-61) un total de cincuenta y seis partidos de Liga. Debutó como internacional el 13 de marzo de 1960, formando parte de la llamada Selección Promesas -posteriormente nominada como sub-21- jugando frente a Italia en Palermo y luego volvió a actuar en esta categoría contra Francia. Dos semanas después, el 15 de mayo, hizo su debut con la absoluta en el Santiago Bernabéu ante Inglaterra en partido amistoso que España ganó por 3-0 jugando con: Ramallets; Pachín, Garay, Gracia; Vergés, Segarra, Pereda (Del Sol 44′), Eulógio Martínez, Di Stéfano, Peiró y Gento. En octubre de ese mismo año también formó parte del equipo nacional B que derrotó por 4-3 a la selección A de Marruecos en otro amistoso jugado en Granada.

 En junio de 1961 el FC Barcelona lo fichó para suplir la marcha de Luis Suárez al Inter de Milán y liderar el nuevo proyecto que su flamante presidente Enrique Llaudet planificaba como relevo del legendario ciclo de los Kubala, Ramallets, Czibor y Tejada. En esta nueva etapa actuó durante ocho temporadas (1961-69) y vistió la camiseta azulgrana un total de doscientos noventa y tres partidos en los que marcó ciento cuatro goles, cuarenta y dos de ellos en la Liga en ciento cuarenta y un partidos. Fue campeón de Copa en 1963 y 1968, ganando también la Copa Ciudades en Feria el año 1966. Posteriormente se incorporó al Sabadell donde estuvo la temporada 1968-69 y acabó en el Mallorca jugando cincuenta y un partidos en Segunda División durante dos temporadas (1969-71).

 Terminada su etapa como jugador se dedicó a entrenar en el equipo de empresa Danone y durante la temporada 1974-75 ejerció como seleccionador catalán de juveniles, para pasar a seleccionador nacional de esa misma categoría a partir del ejercicio siguiente, en que fue llamado por Pablo Porta para sustituir a Eduardo Toba. Permaneció como técnico de la Real Federación Española durante varios años, ayudando primero a Kubala, y luego a Luis Suárez, cuando éste se hizo cargo de la categoría Sub-21 y a quien relevó en 1988, hasta la incorporación de Javier Clemente a la Selección nacional en 1992, quien acabó echándolo, al manifestar que «cobraba demasiado para lo poco que hacía». En este tiempo logró dos campeonatos de Europa sub-16 y fue subcampeón del mundo en categoría sub-17 y sub-20. También tuvo ocasión e dirigir en un partido a la selección absoluta por enfermedad de Vicente Miera.

Posteriormente actuó como entrenador esporádico en clubes modestos, el Xerez entre ellos. Tuvo un restaurante especializado en pescados y mariscos. Al arrancar el siglo XXI constituyó, con un paisano burgalés, antiguo futbolista y orientado hacia negocios de construcción, una empresa de representaciones futbolísticas. Desde esa posición denunció el oscuro reparto de comisiones en el fichaje de los jugadores azulgrana, así como haberse hinchado artificialmente el precio por el que fue adquirido el brasileño Geovanni, que por otra parte constituyó un fracaso mayúsculo.

 Le conocí personalmente durante una tertulia televisiva cuando por entonces ultimaba la cuarta parte de la Historia y Estadística del Fútbol Español, que concluía con el famoso gol de Marcelino. Lo primero que le comenté era, la duda que tenía porque en la prensa consultada se le mencionase a él como autor del centro que posteriormente remató el delantero maño, y sin embargo en las imágenes que yo disponía, procedentes del No-Do, se veía al número 7 -que era Amancio- realizando la jugada. Me confirmó que la jugada era suya y que las imágenes estraban manipuladas, posiblemente porque carecían de la secuencia completa. Actualmente se ha podido recuperar la acción gracias a la grabación del partido que realizó la antigua televisión soviética. Además de todas las cualidades futbolísticas que desarrolló en los diferentes medios en los que actuó, su carácter le hizo entrañable para todos los que le conocieron, destacando su vitalidad, disposición y honestidad.

 El 27 de septiembre de 2011 falleció de madrugada víctima de un cáncer que él intento disimular hasta el último momento con su habitual jovialidad. Al día siguiente, los que admirábamos su personalidad estuvimos en su adiós. Allí estaban sus compañeros de selección con los que ganó su más prestigioso galardón, Iríbar, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio y otros muchos jugadores con los que compartió tardes de gloria a pocos metros de allí y formaban parte de mi album de cromos, que debido a los años -los suyos y los mios- no me fue posible reconocer. Fue una emotiva e insólita despedida como lo hacen las grandes figuras del estadio tras una actuación, saliendo del tanatorio en medio de una gran ovación.

Descanse en paz.

 




Hungría y el milagro de Berna

El fútbol vivió a comienzos de los años cincuenta una de sus mayores revoluciones. Entre 1948 y 1956, la selección húngara jugó 52 partidos, de los que sólo perdió uno, precisamente el que iba a consagrarla como el mejor equipo del mundo y, posiblemente, de la historia del fútbol europeo. Para muchos aficionados y especialistas, lo es de todas maneras. Fue una revolución futbolística que terminaría en 1956 con otra revolución, ésta de carácter político, pero que, durante algunos años, mostró a una maravillosa generación de jugadores que elevó el juego a un nivel desconocido hasta entonces.

Todos los que los vieron sobre el campo coinciden en una cosa: jugaban maravillosamente bien. Para los aficionados a ver partidos históricos, basta con decir que los vídeos de la Hungría de hace cincuenta años recuerdan más al fútbol actual que muchos partidos de hace dos o tres décadas. Los apoyos eran cortos. Los intercambios de posición, casi constantes. El balón se movía de un pie a otro a una velocidad que tardó décadas en igualarse.

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En la portería estaba Gyula Grosics, uno de los mejores especialistas del mundo en su época. Un portero moderno, adelantado a su tiempo, como todo el equipo. Jugó 82 partidos internacionales lo largo de su carrera e intentó fichar por el Ferencvaros, el equipo de sus amores, pero el régimen comunista se lo impidió. En 2008, con 82 años, pudo por fin cumplir su sueño y jugó unos minutos bajo los palos en un partido amistoso contra el Sheffield United.

La defensa, formada por hombres como Buzanszky, Lorant y Lantos, destacaba por su calidad para sacar el balón jugado, pero era en el centro del campo empezaba lo mejor. Zacharias hacía el trabajo sucio y Josef Bozsik era el reloj del equipo. Marcaba el ritmo, ordenaba el ataque con pases cortos y solía romper las jugadas con un balón en profundidad hacia la delantera. Como casi todos los grandes centrocampistas de la historia, no era ningún portento físico. Se movía con cierta lentitud y no destacaba por su estatura. Sin embargo, tenía la capacidad que distingue a los mejores medios-centro: pensaba más rápido que los demás. Sabía hacia dónde debía ir la pelota desde antes de recibirla y su abanico de habilidades técnicas, aunque no fuese tan extenso como el de los genios que juegan 30 metros más cerca de la portería, incluía un control y un pase a ras de césped que casi nunca fallaban.

A partir de ahí, entraba en acción una de las mejores delanteras que ha dado el fútbol. Por la banda derecha solía moverse Lazslo Budai, un espigado extremo que cumplía con las labores más oscuras. Devolvía paredes, se desmarcaba una y otra vez, se incrustaba en el centro del campo para tocar el balón y ayudaba en defensa. Por la izquierda, Zoltan Czibor era un pequeño extremo zurdo que ha pasado a la historia como uno de los más grandes en su puesto por su velocidad y regate.

En el centro, tres hombres se repartían el ataque. Nandor Hidegkuti actuaba como falso delantero centro. Era uno de los veteranos del equipo y, gracias a su calidad y conocimiento del juego, organizaba el ataque cerca del área. Solía continuar lo que Bozsik había empezado unos metros más atrás. Sus pases terminaban una y otra vez en los pies de los dos interiores, Sandor Kocsis y Ferenc Puskas, que aportaban la mayor parte de los goles. Kocsis era el salto y el remate de cabeza. Puskas, la zurda precisa y potente. Todos ellos gastaban fama de bohemios, pero sobre el campo se entendían a la perfección. Nunca sobraban regates, nunca se tiraba a puerta si había un compañero mejor situado.

Todo aquello empezó a verse en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952. Hungría ganó la medalla de oro con facilidad, marcó 20 goles en cinco partidos y encajó sólo dos. La victoria por 6-0 en la semifinal contra Suecia, vigente campeona olímpica y una gran potencia en aquellos años, fue una de las primeras grandes demostraciones de Hungría a escala internacional.

El torneo olímpico les dio prestigio, pero la fama definitiva llegó con una victoria por 3 a 6 frente a Inglaterra, en un partido celebrado en el mítico estadio de Wembley en 1953. La lección fue tan aplastante que los historiadores británicos consideran que aquel día el fútbol inglés perdió su inocencia. Los inventores del juego comprobaron definitivamente que ya no eran sus grandes dominadores. Durante décadas, a pesar de las decepciones en campeonatos internacionales, seguían manteniendo su orgullo intacto, pero lo que ocurrió aquel día en Londres fue demasiado. Fue su primera derrota en casa contra un equipo del continente y, durante 90 minutos, los jugadores ingleses persiguieron el balón de un lado a otro del campo. Sólo la alegría ofensiva de los húngaros les permitió salvar la honra con tres goles.

En 1954 llegó el Campeonato del Mundo de Suiza y Hungría era la favorita indiscutible. Brasil aún no se había recuperado de la conmoción sufrida cuatro años antes tras la derrota frente a Uruguay en Río, y de hecho apenas quedaban jugadores de la selección que había maravillado en 1950. En Europa, el dominio mostrado por Hungría durante los cuatro años anteriores no dejaba muchas esperanzas al resto de selecciones.

El torneo comenzó con una fase de liguilla en la que Hungría se enfrentó y venció a Corea del Sur y Alemania Federal, con el increíble resultado de 17 goles a favor y 3 en contra. Como contra Suecia en el 52 e Inglaterra en el 53, aquellas goleadas resultaban escandalosas en partidos del máximo nivel, incluso en aquella época de juego de ataque y defensas despobladas.

El partido contra los alemanes se cerró con un 8-3 y una exhibición de juego, pero acabó con una pésima noticia. Una entrada del defensa Liebrich lesionó a Puskas, que había llegado a Suiza en su mejor momento y era considerado por casi todos como el mejor jugador del mundo. Tuvo que perderse los dos siguientes partidos y no reapareció hasta la final.

El partido de cuartos de final enfrentó a Hungría contra Brasil en uno de los choques más duros de la historia, que pronto pasaría a conocerse como «la batalla de Berna». Brasil no tenía la calidad de otras ocasiones y decidió apostar por el juego duro para intentar equilibrar las cosas. El árbitro, el inglés Arthur Ellis, permitió toda clase de patadas y aquello acabó resultando algo más parecido a una pelea de bandas que a un partido de fútbol.

Hungría se adelantó con dos goles antes del descanso y todo apuntaba a una nueva goleada. Sin embargo, Djalma Santos acortó distancias de penalti y el partido empezó a calentarse. Lantos volvió a marcar para Hungría y Julinho no tardó en anotar el 3-2. A partir de ahí, las crónicas no se ponen de acuerdo sobre lo que realmente sucedió. Al parecer, Nilton Santos, lateral izquierdo de legendaria elegancia, realizó una terrible entrada sobre Bozsik, que respondió con un directo a la cara del brasileño. Tras un breve combate entre dos de los mejores futbolistas de la historia, ambos fueron expulsados. Cuentan también que, unos minutos después, Djalma Santos se desentendió durante unos segundos del juego para perseguir a Czibor por el campo.

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Poco antes de que terminase el partido, Hungría marcó el 4-2 definitivo y Humberto se convirtió en el tercer expulsado. Ellis pitó el final y, de forma inmediata, los jugadores de uno y otro equipo se liaron a puñetazos. Casi nadie se sorprendió después de haber asistido a 90 minutos de provocaciones y patadas, pero la cosa se complicó aún más cuando alguien rompió una botella en la cabeza del brasileño Humberto. Hay quien dice que fue un espectador. Otros aseguran que fue Puskas, que continuaba lesionado y había presenciado el partido sentado en el banquillo.

La semifinal contra Uruguay fue completamente diferente, lo que no deja de resultar paradójico teniendo en cuenta la fama que gasta la selección sudamericana. Fue un choque limpio, lleno de jugadas brillantes y que sólo se resolvió en la prórroga con un 4-2 a favor de Hungría. Uruguay, sin embargo, logró remontar un 2-0 en los últimos minutos y forzar la prolongación, con un partido antológico del central Santamaría.

La final se celebró el 4 de julio en el estadio Wankdorf de Berna. Hungría debía vencer a Alemania Federal, que tras el 8-3 de la primera fase había sorprendido al llegar tan lejos. A nadie se le hubiera ocurrido considerar aquello un partido equilibrado. Tras los durísimos cruces contra Brasil y Uruguay, el partido decisivo parecía para los húngaros un trámite ante un equipo claramente inferior. Incluso se forzó la reaparición de Puskas, que entró en el campo como capitán.

Después de 32 partidos consecutivos sin perder, Hungría comenzó con la intención de resolver la final lo antes posible. Dominaron y encerraron a Alemania en su área. En el minuto 6, Puskas marcó el primero, y en el 8 Czibor puso el 2-0. Todo iba según lo previsto, pero Alemania sacó su orgullo y sorprendió a los 60.000 espectadores que había en el estadio con dos goles de Morlock y Rahn en los minutos 10 y 19.

Durante el resto del partido, Hungría dominó y, en el segundo tiempo, falló varias ocasiones clamorosas. En el minuto 84, cuando Alemania parecía limitarse a esperar la prórroga, Rahn penetró en el área, disparó con la izquierda y batió a Grosics. Era el 3-2 y nadie podía creerlo. Por si todo aquello no resultaba suficientemente dramático, el árbitro anuló un gol de Puskas por fuera de juego a falta de dos minutos.

Hungría cayó y la República Federal de Alemania vio el partido como un símbolo de la recuperación del país tras la humillación y la vergüenza de la Segunda Guerra Mundial. Como le sucedió a Brasil en 1950, el mejor equipo del mundial había perdido la final de forma incomprensible ante un rival inferior.

Durante los dos años siguientes, la selección húngara siguió jugando muy bien y ganando casi todos sus partidos. Quizá incluso pensaban tomarse la revancha en 1958, pero todo acabó en 1956. El pueblo húngaro salió a las calles a reclamar un cambio en el régimen que le gobernaba y, como respuesta, las tropas soviéticas entraron en Budapest. La represión terminó con las expectativas de libertad para el país y, de paso, provocó el desmembramiento de la mejor selección de su historia.

En aquellos días, en plena confusión, en la selección nacional de fútbol sucedió lo que suele pasar en estos casos: cada uno intentó sobrevivir como buenamente pudo. El Honved Budapest, equipo donde jugaban casi todas las estrellas del país, se encontraba en Bilbao para jugar un partido de Copa de Europa contra el Athletic. Muchos aprovecharon que se encontraban en el extranjero para no volver a casa. Se desperdigaron por equipos italianos y españoles. Puskas fue sancionado por la FIFA y llegó a vivir durante una temporada prácticamente retirado, dicen que haciendo malabarismos con el balón a cambio de unas monedas. Otros, como Grosics y Bozsik, decidieron volver a Budapest y lograron más gloria que dinero en su país.

El éxito de todos aquellos jugadores en las grandes ligas occidentales convierte a aquella generación húngara en algo aún más extraordinario. A diferencia de otros grandes equipos de la historia, empezando por generaciones enteras de brasileños, sus mayores talentos no se diluyeron cuando se trasladaron a otro entorno y otro fútbol. Con más de 30 años y un sobrepeso evidente, Puskas fichó por el Real Madrid, formó parte de un equipo imparable junto a Alfredo di Stefano y agrandó aún más su leyenda. Kocsis y Czibor fueron a parar al Barcelona y, junto a su compatriota Kubala, ganaron varios títulos y se convirtieron en estrellas de la liga.

Pasaron muchos años hasta que un equipo provocó una fascinación similar. En el Mundial de 1974, la selección holandesa recordó en muchas cosas a la Hungría de 20 años antes. Como ellos, un grupo de jugadores técnicos e inteligentes, liderados por Johan Cruyff, desarbolaron a sus rivales con un juego ofensivo a base de pases cortos y rápidos, de desmarques e intercambios de posición. También maravillaron al mundo y también perdieron la final. Contra Alemania, por supuesto.

 

 




Maldiciones en el fútbol

El siniestro Wandkorf Stadion de Berna

 4 de Julio de 1954. Final de la Copa del Mundo de Suiza. La mejor Hungría de la historia. Una generación irrepetible de futbolistas. Boszik, Grosics, Hidegkuti, Puskas, Kocsis, Czibor …

Un adversario sin ninguna opción: una Alemania (RFA) que en la fase previa es machacada por los magiares por 8-3, que ni siquiera fue cabeza de serie y que alcanzó la final sorprendentemente.

Por el contrario, Hungría disputo dos auténticas batallas en cuartos y semifinales contra Brasil y Uruguay.

Llovía y Puskas jugó medio lesionado pero antes de alcanzar el primer cuarto de hora, el mismo Puskas y Czibor ponen el 2-0 en el marcador y las cosas en su sitio.

A partir de entonces nadie se explica lo que sucedió en el Wandkorf Stadion. A poco del descanso, Schaefer y Rahn empatan el partido.

En la segunda parte, Hungría acorrala a los alemanes y los palos cuadrados de aquellas malditas porterías devuelven dos disparos de Hidegkuti y uno de Kocsis. El meta Turek detiene lo imparable.

A falta de seis minutos para el final, un centro de Fritz Walter es rematado por Rahn y Grosics no puede hacer nada.

Sacando fuerzas de la desesperación, Puskas consigue empatar, pero el tanto se invalida por fuera de juego de Hidegkuti. Cuesta crerlo, pero Hungría ha perdido la final.

31 de Mayo de 1961. Final de la VI Copa de Europa. El Barça se enfrenta al entonces semidesconocido Benfica (aún sin Eusebio) en el Wankdorf Stadion y es el claro favorito.

El ataque lo forman Kubala, Evaristo, Kocsis, Suárez y Czibor.

Kocsis y Czibor vuelven al escenario de la derrota ante los alemanes siete años después. Los dos son supersticiosos y palidecen cuando comprueban que se les ha asignado el mismo vestuario que en la final de 1954.

Están convencidos de que aquello no puede terminar bien. Mientras Angel Mur le hace el masaje previo a Sandor Kocsis, el húngaro le dice: «Este partido no lo ganamos». Czibor, según cuentan, es más explícito: «Este campo, mierda».

El Barça pierde la final también por 3-2 después de hacer méritos para golear al Benfica. Cuatro balones se estrellan en los postes (uno de Kubala va de palo a palo para volver al campo) y los defensas portugueses sacan varias pelotas en la linea de gol.

Ramallets se marcó un tanto en propia puerta y regaló otro. Y el Benfica fue el sorprendente campeón. El Barça tardó trece años en volver a jugar la Copa de Europa y treinta y uno en ganarla.

La FIFA cambiaría a partir de aquella final la forma de los palos. Nunca más serían cuadrados.

Sandor Kocsis declaró poco después: «He entendido lo que sucedió. En este campo hay una maldición contra todo húngaro que lo pise».

El Wandkorf Stadion es demolido el 3 de Agosto del 2001. Un alivio, vamos. Pero antes, el Barça gana al fin en ese campo la final de la Recopa de Europa de 1989 contra la Sampdoria.

No había ningún húngaro en el equipo. ¿sería por eso?

 La maldición de Bela Guttman 

 Bela Guttman fue un trotamundos tanto de jugador como de entrenador. De orígen judío había nacido en Budapest en 1900. Su etapa portuguesa es impresionante: gana la Liga de 1959 con el Oporto y con el Benfica consigue las de 1960 y 1961 y las Copas de Europa de 1961 (3-2 al Barça) y 1962 (5-3 al Madrid).

Durante el verano de 1962 pide a la directiva un aumento de sueldo; las negociaciones se envenenaron y el Benfica decidió cesar a Bela Guttman, el cual antes de abandonar el club lanza la frase que lo hizo famoso en vida y después de ella: «Sin mí, el Benfica no volverá nunca a ganar una Copa de Europa».

Nadie se lo tomó en serio entre otras cosas porque aquél Benfica iba directo a la leyenda: Eusebio, Coluna, Germano, José Augusto, Santana, Simoes … configuraban el mejor grupo que las «aguilas» tuvieron jamás. En la final de la Intercontinental de 1962, ya sin Bela Guttman y con el chileno Fernando Riera en el banquillo, el Santos de Pelé maltrata a los benfiquistas: 3-2 en Río de Janeiro y 2-5 en Lisboa.

Pero claro, la Intercontinental no era una competición «europea». En 1963 el Benfica vuelve a alcanzar la final de la Copa de Europa y es el favorito ante el AC Milan. El partido se juega en Wembley y los italianos contra todo pronóstico se imponen por 2-1. En 1965 de nuevo el Benfica en la final europea. No es justo que se jugara en San Siro … ante el Inter de HH, pero los lusos vuelven a perder por 1-0.

Todavía en 1968, los portugueses con algunos de sus hombres importantes ya veteranos llega a su quinta final de la Copa de Europa. El Manchester United les espera otra vez en Wembley y la delantera del Benfica inolvidable: Jose Augusto, Coluna, Eusebio, Torres y Simoes. Tampoco hay suerte. El partido acaba con empate a uno y en la prórroga el Manchester hace un auténtico destrozo: 4-1. Al Benfica lo entrenaba el brasileño Otto Gloria.

En 1981 muere Bela Guttmann en Viena. Y en 1983 las «aguilas» llegan a la final de la Copa de la UEFA para enfrentarse al Anderlecht belga y Guttman seguía riéndose desde el cielo porque el Benfica -dirigido por Sven Göran Ericksson- tampoco gana la UEFA (1-0 pierde en Bruselas y 1-1 en Da Luz).

En 1988 se juega en Sttutgart la final de la 33ª Copa de Europa. Benfica – PSV Eindoven. 0-0 final y lanzamiento de penaltys. El PSV Campeón de Europa. La culminación a todo este entorno maligno, ocurre en 1990. De nuevo el Benfica intenta en su octava final continental, romper el maleficio.

Como en 1963, el adversario es el AC Milan. La final se juega en Viena y en las horas previas una delegación del Benfica encabezada por el mítico Eusebio visita la tumba de Bela Guttman, rezan ante ella y le hacen una ofrenda floral. Es inútil. El Milan de Sacchi se impone 1-0 con gol de Rijkaard en lo que hasta ahora, es la última aparición del Benfica en finales europeas.

49 años después, la maldición de Bela Guttman sigue haciendo efecto y además en este espacio de tiempo los benfiquistas han tenido que ver como su eterno rival, el Oporto ganaba dos veces la Copa de Europa y la Intercontinental (1987 y 2004) y lo superaba en palmarés europeo consiguiendo además una Copa de la UEFA en 2003. ¿Quien fue el genio que decidió echar a Guttmann?




Xerez Club Deportivo 1942

Muchos aficionados están cansados de clubes que se inventan fechas de fundación anteriores, que celebran centenarios que no lo son, y es curioso como en Jerez (¡cómo no!) nos empeñamos en hacer justamente lo contrario, en quitarnos años.

 Se habla de la fecha de fundación del Xerez C.D. el 24 de Septiembre de 1947, y no podemos negar que la fecha es muy bonita, es incluso simbólica, por el hecho de que ese día se celebra la patrona de nuestra ciudad, pero no es más cierto que ese día el hecho que sucede es que los señores que van a entrar en la nueva directiva (si, nueva directiva, esto implica que había una directiva anterior, y con esas palabras se especifica en la prensa de época) piden el apoyo para el club. Antes de su llegada ya se había abierto incluso la campaña de socios y el equipo ya estaba jugando partidos de preparación.

 Jerez Club Deportivo o Club Deportivo Jerez, que es lo único que a mi modo de ver no está claro, ya que no se define claramente si esta nueva directiva le cambio el orden a las siglas, o simplemente la prensa de la época lo hacía erróneamente, algo muy habitual al nombrar a los equipos, ponerle las siglas delante o detrás dependiendo del momento.

 En marzo de 1942 ya se hablan de las primeras gestiones para la creación del actual Xerez C.D., que fructifican el 6 de Julio de 1942, a mi entender la fecha de fundación y con José Núñez de Villavicencio como primer presidente. Se llega a hacer un partido de presentación del equipo, pero finalmente el equipo no compite ni en esta ni en la siguiente temporada «por causas ajenas a su voluntad» según anuncia el Diario Ayer.

 Además el Xerez C.D. en ningún caso nace como filial del Xerez F.C. (el club de la ciudad en más alta categoría en la época), que ya tenía compitiendo un equipo B, con los jugadores que no eran habituales en sus partidos y jugadores jóvenes a prueba. Lo que si había era colaboración mutua y ganas de los chavales del nuevo club de jugar en el equipo de mayor categoría de la ciudad.

En octubre de 1944 se reorganiza el Xerez C.D., que no era otra cosa que darle un nuevo empujón al club. Desde esta reorganización el equipo juega 3 temporadas en regional, jugando por el ascenso a tercera división en la temporada 1946-1947.

 En la temporada 1945-1946 se produce un hecho que sería trascendental en la historia del Xerez C.D. y es que el Xerez F.C. desciende a tercera división y debido a las deudas desaparece. En la temporada 1946-1947 los directivos intentan por todos los medios reflotar al Xerez F.C. pero al no conseguirlo es lo que lleva en Septiembre de 1947 a estos directivos a desembarcar en el Xerez C.D. para formar parte de la nueva directiva, reforzar el equipo y traer nuevos socios, todos estos términos, «reforzar», «nuevos socios» y demás hablan a las claras de que llegaban a un equipo ya formado y simplemente le estaban dando un impulso al equipo.

 Y el último dato más que significativo es que en Junio de 1969 el diario La Voz del sur publica la celebración de los 25 años del Xerez C.D., es decir, la celebración de los primeros 25 años desde el debut en 1944 del Xerez C.D. en competición oficial, a pesar de que la fundación se produce en 1942, pero no compite.

Es hora de hacer honor a nuestra historia, de corregir los datos erróneos y tomar de una vez la fecha de fundación correcta de nuestro club, 1942.




Lángara, un goleador de leyenda

El 18 de abril de 1948 Isidro Lángara jugaba en el campo de La Corredera de León el encuentro de la entonces Copa del Generalísimo que enfrentaba a su equipo, el Real Oviedo, con el local de la Cultural y Deportiva Leonesa. Sería el último de toda una leyenda del fútbol cuya figura ha sido rescatada del olvido para muchos por distintos medios de comunicación con motivo del final de la temporada 2010/11 y el récord de goles anotados en una Liga por Cristiano Ronaldo, quien ha batido la marca que ostentaban Zarra y Hugo Sánchez, pero que no ha podido hacer lo propio con la de haber marcado por partida triple (los hoy famosos «hat tricks») en tres jornadas consecutivas, algo que Lángara consiguió en las jornadas 9ª, 10ª y 11ª de la temporada 1934/35 al hacerles respectivamente 3 goles al At. Madrid, otros 3 al Valencia y 4 al Español.

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Y es que pese al tiempo transcurrido, hay marcas establecidas por Lángara que resisten todavía la comparación con las actuales, mientras alguna incluso parece muy difícil de batir.

Aquella mencionada tarde que a la postre significaría su despedida, fue fiel reflejo de lo que hizo a lo largo de su trayectoria deportiva: marcar goles, pues fue el autor de 2 de los 4 que anotaron los ovetenses, dos más de los muchos de quien ahora, más de sesenta años después, puede que haya sido todo un descubrimiento para los jóvenes aficionados desconocedores de las gestas de futbolistas de otros tiempos que hoy serían «cracks» mediáticos.   

La historia futbolística de Lángara comenzó a finales del año 1930, cuando por mediación de los incipientes «intermediarios» de la época llegó a oídos de los dirigentes del Real Oviedo la existencia de un muchacho que por Tolosa empezaba a llamar la atención en el fútbol de la zona por la extraordinaria dureza con la que golpeaba al balón, organizándole éstos una prueba en la capital del Principado para comprobar la certeza de esas afirmaciones. Aquel chico que, como casi todos entonces, compatibilizaba el trabajo con jugar al fútbol en su pueblo y alrededores soñando desde que tenía uso de razón con emular a los héroes de Amberes, respondía al nombre de Isidro Lángara Galarraga y había nacido en Pasajes Ancho (Guipúzcoa) el 15 de mayo de 1912. Viajó hasta tierras asturianas y a fe que demostró enseguida que su disparo era terrorífico. Uno de los guardametas del conjunto azul dijo que disparaba con mucha más dureza que Félix Sesúmaga, prototipo por entonces de chutador. Al entrenador de los oviedistas, el irlandés Patricio O’Connell, le bastaron unos minutos para recomendar su contratación, afirmando que era «un diamante en bruto».

Lángara no tardó en justificar la fama con la que llegaba, al contrario; aquel joven de 18 años que había asombrado en la prueba a la que había sido sometido, pocos días después debutó en competición oficial haciendo lo que ya no dejaría de hacer en el resto de su vida deportiva: golear. El 7 de diciembre de 1930, comienzo del campeonato liguero de 2ª división con el partido entre el Real Oviedo y el Ath. de Madrid y 4-1 en el marcador final, con 2 goles de nuestro protagonista.

Su primera temporada la cerró anotando 15 goles en 18 encuentros de Liga en 2ª división, pese a que las injerencias de los directivos presionaban para que no actuase como delantero centro (puesto que ocupaba un canario llamado Álamo para quien eran sus preferencias), en contra del criterio de Mr. O’Connell y principal motivo para que el irlandés no continuase dirigiendo el equipo la temporada siguiente.

Pese a que O’Connell ya no estaba, el sentido común se impondría y la campaña 1931/32, primera que disputaría desde el inicio, Lángara sería el delantero centro del equipo, consagrándose plenamente, incluso a nivel nacional. Y es que además de anotar 22 goles en 16 encuentros ligueros (más otros muchos correspondientes al Campeonato Regional y al torneo copero), con 19 años y sin haber jugado más que en 2ª división, le llegaría su primer entorchado internacional. Si bien es cierto que en ello quizás tuvo que ver la costumbre existente entonces de contar con algún jugador local, disputándose en Oviedo el que fue único compromiso de nuestra selección aquel año (24/04/1932), que el elegido por el seleccionador José María Mateos fuese Lángara cuando en la disciplina del conjunto carbayón había otros futbolistas con cualidades y más «nombre» en el mundo del fútbol (los también atacantes Gallart o Galé, por ejemplo, procedentes del Español y del R. Madrid, respectivamente), es un buen ejemplo de lo que ya había dado que hablar el guipuzcoano por su facilidad anotadora y terroríficos disparos que eran temidos por los guardametas rivales. En aquel debut internacional, cómo no, marcó.

El conjunto oviedista se había quedado esa temporada a las puertas del ascenso a 1ª división, logro que sí obtendría en la campaña 1932/33, con lo que la repercusión que se aventuraba podría tener un Lángara que de nuevo había obtenido unos registros goleadores más que notables (24 tantos en 18 partidos disputados de Liga), se suponía mucho mayor.

Su ausencia de la selección nacional en los siguientes cuatro encuentros tras el de su debut, disputados entre abril y mayo de 1933, en beneficio de Elícegui (como él militando en 2ª división, en el Ath. Madrid), provocaría un fuerte debate sobre quien debía ocupar dicho puesto en el equipo nacional. Incluso en Oviedo se organizó un encuentro amistoso en septiembre de 1933 entre sus equipos, donde el enfrentamiento entre carbayones y colchoneros pasó a un segundo plano, siendo el duelo entre Lángara y Elícegui lo relevante. Se marcaron aquella tarde 8 goles, con ambos protagonistas como únicos goleadores, si bien el reparto no fue nada equilibrado: Lángara 7 – Elícegui 1.

En 1ª división el rendimiento anotador de Lángara sería extraordinario, superior incluso al que se podía esperar. Los azules conformaron una delantera temible, bautizada como «eléctrica», en la que Casuco, Gallart, Herrerita y Emilín eran un complemento excelente para que el ariete alcanzase registros sobresalientes. En esa campaña 1933/34, además de totalizar 24 goles en 8 encuentros del Campeonato Regional y 9 en 6 partidos de Copa, los 27 tantos anotados en 18 partidos de Liga en 1ª división le otorgaron el primer puesto en la tabla de goleadores.

Con semejantes números la puerta de la selección se le abrió a la fuerza, y con Amadeo García Salazar como seleccionador, en los trascendentales compromisos que le esperaban a España Lángara no falló. En la clasificación para el Mundial de Italia de 1934 los españoles se disputaban una plaza con Portugal: 9-0 fue el resultado del primer encuentro disputado en territorio español (11/03/1934), con 5 obra de Lángara. En el partido de vuelta, una semana después: 1-2, con Lángara como autor de los goles españoles. Aquel muchacho que iba a cumplir 22 años tenía ante sí la ocasión de darse a conocer al mundo entero. Pero Mussolini cortó de raíz la trayectoria de España, y con ello la de Isidro Lángara.

Después del debut mundialista el 27 de mayo en Génova venciendo a Brasil por 3-1 con 2 goles de Lángara, el partido frente a Italia en Florencia cuatro días después iba a hacer que el belga Baert cortase de raíz las expectativas de los españoles, superiores en el terreno de juego. Y tras el 1-1, en el desempate el suizo Mercet culminó la tarea ya sin Lángara, lesionado como sus compañeros Zamora, Ciriaco, Fede, Lafuente, Iraragorri y Gorostiza en el encuentro anterior, que se había convertido en una batalla campal, con victoria por la mínima de los italianos ante una heroica España

El recibimiento en España de los héroes que sólo habían sucumbido ante las presiones de Mussolini para que Italia se proclamase campeona mundial sería apoteósico, si bien nada servía como consuelo tras lo sucedido.  

Las siguientes temporadas supondrían la confirmación de Lángara: dos veces de nuevo máximo goleador en la 1ª división española (defendiendo la camiseta de un Oviedo tercero en ambas Ligas, con la que posiblemente era la mejor línea atacante del país) e indiscutible en el equipo nacional.

En julio de 1936 un Lángara en plenitud presentaba unos números que hablaban por sí solos, con unas medias goleadoras en todas las competiciones oficiales que superaban ampliamente el gol por partido:

– En el Campeonato Regional: 73 goles en 32 encuentros.

– En Copa: 16 goles en 15 partidos.

– En Liga de 2ª división: 61 tantos en 52 partidos.

Ratificadas sobradamente al máximo nivel:

– Había anotado 81 goles en los 61 partidos de 1ª división que había disputado (únicamente se perdió uno) en tres temporadas en las que fue máximo goleador destacado de los tres campeonatos.

– Y en sus 12 actuaciones con la selección (desde 1934 jugó todos los partidos de España salvo el desempate mundialista frente a los italianos) perforó la portería rival nada más y nada menos que en 17 ocasiones.

Tenía 24 años y el fascismo se iba a cruzar de nuevo en su camino, en esta ocasión con una gravedad muy superior a la primera, cuando le impidió acceder con España a las semifinales del Campeonato del Mundo: el estallido de la Guerra Civil paralizó todas las competiciones nacionales y la actividad de una selección española que no pudo acudir al Mundial de 1938. De hecho Lángara no podría repetir una participación mundialista (la posterior II Guerra Mundial suspendería los Campeonatos Mundiales hasta 1950) ni volvería a jugar con España.

Con la Guerra Civil, como tantos, su situación iba a depender del lugar en el que se encontrase tras el estallido. De hecho y estando en zona republicana, en principio fue acusado de haber combatido la revolución de 1934 (en Asturias había sido llamado a filas), si bien tras aclararse el caso pasó a integrar la selección que promovió el gobierno vasco para recaudar fondos. Se vio inmerso en una situación política que le sobrevino, y como sólo quería jugar al fútbol, la gira planificada por Francia parecía una buena opción en principio, confiando en una pronta resolución del conflicto. Después, al no tener la guerra el pronto final que algunos predijeron, la gira se prolongó por toda Europa. Jugaron en Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, la URSS,… viajando incluso hasta Inglaterra, donde no llegaron a actuar por cuestiones políticas. Dentro de aquel grupo de futbolistas, junto a Lángara se encontraba gran parte de la selección española del momento (Blasco, Pedro y Luis Regueiro, Zubieta, Muguerza, Cilaurren, Aedo, Areso,…), deparando sus encuentros gran expectación.  

Ante la prolongación de una guerra cuyo avance apuntaba cada vez con más claridad al triunfo del bando franquista, el grueso de la selección decidió viajar a México, donde Euskadi dejaría constancia sobrada de su potencial, con Lángara como figura haciendo más y más goles. Fue el centro de atención del seleccionado, pues su fama había cruzado el charco. Todo el mundo quería ver a aquel delantero de disparo terrorífico al que tras uno de sus goles a la URSS consecuencia de uno de sus cañonazos, el árbitro le había examinado la bota, atónito ante la potencia del disparo.

Terminado el conflicto bélico el deseado regreso a España se presentaba sumamente complicado por las posibles represalias de los ganadores para quienes, por circunstancias, habían estado en el lado opuesto, aunque no hubiesen hecho otra cosa que jugar al fútbol. Lángara recalaría entonces en el fútbol argentino, en San Lorenzo de Almagro, con quien, una vez más, dejaría desde el primer día evidencia de su eficacia. Y es que el 21 de mayo de 1939, un cansado Isidro Lángara que había llegado poco antes al puerto tras un largo viaje, enfrentándose San Lorenzo y River Plate, debutó en el viejo Gasómetro marcando nada más y nada menos que 4 goles, todos en la 1ª parte en poco más de media hora. El «ciclón de Boedo» ganó 4-2 y el nuevo delantero blaugrana, que en su aparición en el campo  había causado una impresión entre cómica y preocupante por la baja forma que mostraba su aspecto tras el viaje que había realizado, entró de lleno en el corazón de los seguidores sanlorencistas. Entre quienes presenciaron aquel debut en las gradas del Gasómetro estaba un pibe seguidor de River que años más tarde igualaría la marca de ser máximo goleador en los principales campeonatos ligueros de tres países distintos: Alfredo Di Stéfano.

Tras anotar 35 goles en aquella primera Liga a la que había llegado una vez iniciada y fuera de forma, la fama de Lángara le hizo ser la principal figura de la gira que San Lorenzo realizó por Brasil entre diciembre de 1939 y enero de 1940. Equipos como Flamengo, Botafogo o Vasco de Gama mordieron el polvo ante el conjunto argentino. Incluso formaron un combinado con los mejores elementos de cada uno retando al equipo sanlorencista, si bien el resultado fue el mismo: con un espectacular Lángara anotando un gol tras otro, San Lorenzo regresó a su país invicto.

En la siguiente temporada Lángara anotaría 34 goles, encabezando la tabla de goleadores.

Sus números bajarían algo en las posteriores, culminando su periplo de poco más de cuatro temporadas en la Liga argentina con 113 goles en 121 partidos (según datos del Libro de Oro de San Lorenzo recogidos por Manuel Sarmiento Birba en su libro «Yo Isidro Lángara»), ratificando más que de sobra la fama de realizador con la que había llegado.

En 1943 su anhelo por regresar a España le hizo poner fin a su periplo argentino, si bien por diversas circunstancias la vuelta se iba a retrasar, siendo su siguiente parada México, donde era un ídolo tras su paso con Euskadi y donde un año antes había estado de gira con San Lorenzo siendo el autor de 23 de los 42 goles que el equipo anotó en una decena de partidos disputados. Al país azteca había viajado con la intención de despedirse de sus amigos antes de regresar a la madre patria, aunque a la postre se enrolaría en el Club España, con quien terminaría jugando tres años en los que anotó 105 goles en 80 encuentros de un torneo liguero cuyo fútbol más técnico y lento se adaptó muy bien a quien ya tenía una edad que le hacía emprender la cuesta debajo de su portentoso físico, y dos nuevos títulos de máximo goleador del torneo. Lograba de esa manera proclamarse máximo realizador de los campeonatos ligueros de tres países distintos (tres veces en España, una en Argentina y dos en México), algo que harían años más tarde Di Stéfano (en Argentina, Colombia y España) o Romario (en Brasil, Holanda y España).

La figura de Lángara era tan relevante que, como anécdota, basta decir que sus antiguos compañeros en el Real Oviedo contaban que le escribían cartas que no llevaban en el sobre más indicaciones que ISIDRO LÁNGARA (MÉXICO). ¡Y llegaban a su destinatario sin el menor problema!

Pese a contar con 34 años y no ser el mismo que había abandonado España una década atrás, Lángara regresó por fin a su país para disputar la temporada 1946/47, anotando la nada despreciable cifra de 18 goles en un campeonato liguero en el que jugó 20 encuentros, lejos de los 34 tantos de Zarra pero cerca de los obtenidos por el resto de goleadores del momento (sólo le superaron el madridista Pruden con 25, y con 19 dianas el gijonés Méndez y el españolista Calvo). Incluso fue convocado para jugar con la selección española frente a Irlanda en Dublín el 2 de marzo de 1947, si bien presenció el encuentro desde el banquillo; Zarra era entonces indiscutible.

Su reaparición en el fútbol español fue todo un acontecimiento. Si como es lógico, el regreso a Oviedo resultó apoteósico, parecido interés fue despertando en los sitios por donde jugaba, sin que influyesen las cuestiones políticas.

La sombra de Lángara en el equipo carbayón era tan alargada que la sustitución de su figura se había convertido en toda una obsesión tras la reanudación de las competiciones al final de la Guerra Civil, hasta el punto de que al regreso de Lángara los azules se encontraron con todo un póker de arietes de primer nivel en su plantilla: junto con Lángara estaban el veterano Chas y los jóvenes Echevarría y Cabido, ante lo cual Chas y Cabido se fueron cedidos, al Caudal de Mieres el primero y al Deportivo de la Coruña el segundo. Lángara llegaría a decir que para qué le habían hecho regresar si Echevarría era mejor que él.

En la temporada 1947/48 su participación ya fue bastante más escasa (disputó únicamente 9 encuentros de Liga en los que no obstante marcó 5 goles). 

Con 36 años regresó a México donde hizo sus pinitos como entrenador en Puebla sin excesiva fortuna.

Con las inevitables discrepancias entre las fuentes, gol arriba o abajo, sus 322 goles en 291 partidos de las máximas competiciones ligueras de España, Argentina y México a lo largo de más de una década (con el paréntesis bélico, cuando se encontraba en su plenitud) hablan por sí solos, teniendo en cuenta además que nunca jugó en equipos «grandes», de los acostumbrados a obtener títulos. Como referencia podría apuntarse que su sustituto natural como centro delantero del fútbol nacional, Telmo Zarra, logró 252 goles en 278 encuentros de Liga. En sus dos etapas Lángara logró sobrepasar el centenar de goles (104) en la 1ª división española sin necesidad de alcanzar los cien partidos (únicamente jugó 90).

Quizás podría afirmarse que la vida futbolística de Lángara, pese a estar plagada de éxitos relevantes, no alcanzó las cotas que podría haber alcanzado. Y es que las circunstancias de la época tan convulsa que le tocó vivir no fueron precisamente las más propicias.

Partiendo de que comparar distintas épocas no tiene mucho sentido y de que nunca sabremos cuál habría sido el rendimiento de las figuras de otros tiempos en el fútbol actual ni de las de hoy en el de hace décadas, que Lángara resista en algunas clasificaciones estadísticas pese a haberle tocado vivir unos tiempos tan distintos en todo (medios de comunicación, inexistencia de galardones como el Balón o la Bota de Oro, etc., etc.) deja bien a las claras que estamos ante uno de los más grandes goleadores de la historia del fútbol; sus números le avalan.

 

 

EDUARDO MUÑ