Historia de la Copa de 1904

El segundo Campeonato de España que se debió disputar en 1904 es el más convulso de la historia más que centenaria del torneo. Hasta el punto precisamente de que debió disputarse pero no llegó a hacerlo.

Parece casi la prehistoria de nuestro fútbol, y los datos que conocemos de este torneo los tenemos gracias fundamentalmente al libro Fútbol de Francisco Narbona, publicado en 1950. Poco más que unas líneas encontramos en la historia del Athletic publicada en 5 tomos en 1985 escrita por José María Múgica, Paco Crespo y Juanjo Baños y editada por el propio club. Por su lado Vicente Martínez Calatrava en las páginas que le dedica al torneo (tomo 1, págs. 52-53) cuenta también con la valiosa información de Los Deportes con la que completa el libro de Narbona y gracias al cual, entre otras cosas, conocemos el resultado del famoso partido Moncloa-Iberia que durante tantos años permaneció ignorado.

El resumen del torneo en todo caso pasa siempre por culpar a Ceferino Rodríguez Avecilla, presidente de la Asocación Mardileña de Clubs de Foot-ball de una organización caótica que terminó por ser incapaz de dar un rival madrileño al Athletic Club, que en consecuencia se hizo con el segundo Campeonato de España sin jugar.

Sin embargo no podemos estar de acuerdo con esta versión, que queda en nuestra opinión claramente matizada y hasta desmentida por los datos que hoy conocemos. Hasta el punto de que podemos afirmar rotundamente que el Athletic Club de Bilbao no ganó el torneo, sino que el vencedor fue el Club Español de Madrid.

A continuación vamos a describir todo lo pormenorizadamente que merece el asunto cómo se desarrolló el Campeonato de España de 1904, para después en un apartado diferente explicar no solo las consecuencias del torneo sino fundamentalmente el por qué la explicación del torneo ha sido tan diferente de la que realmente fue.

Desarrollo del torneo

El 4 de enero de 1904 fue elegida una nueva junta directiva de la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball tras la dimisión presentada por su anterior presidente el anterior 21 de diciembre. La nueva junta era la siguiente (Diario Universal, 7-1-1904):

Presidente: Ceferino Rodríguez Avecilla

Vicepresidente: Ángel Garrido

Tesorero: Pedro de Velasco

Secretario honorario: Juan Villaseñor Gargallo

Secretario efectivo: Arturo Meléndez

Vocales: Vals, Mencía y Neyra

Las razones de la dimisión de Carlos Padrós, fundador de la asociación un año antes, no están claras y se tratarán en otro lugar. Lo que sí está claro es que Padrós había sido elegido presidente del Madrid FC en sustitución de su hermano Juan el 4-10-1903 y que quizá del hecho de compaginar durante dos meses ambas responsabilidades pudo surgir el problema que terminó con su dimisión.

El año anterior el Madrid FC había sido el encargado de organizar la primera edición del Campeonato de España, lo que no dejaba de ser extraño. Si ya existía una federación y esta estaba presidida por Carlos Padrós, padre del torneo, ¿por qué ceder su organización al Madrid, presidido por su hermano Juan? El caso es que para el año 1904 todo parecía indicar que sería la Asociación Madrileña la que organizaría el segundo Campeonato de España, pues no en vano así se publicó ya en diciembre de 1903 en el órgano oficial de la Asociación, el bisemanario Mundo Sportivo.

Pero para sorpresa del nuevo presidente de la Asociación Madrileña, el Madrid FC de Carlos Padrós se aprestó a publicar el reglamento del Campeonato de España. Solo unas semanas después de que Avecilla ascendiera a la presidencia se encontraba con el primer problema grave, el Madrid FC intentaba usurparle a la federación las funciones que le correspondían. Este es el reglamento del torneo, extraído de Arte y Sport (10-2-1904) y Los Deportes (28-2-1904):

Campeonato de España, organizado por el Madrid Foot-ball Club

Premios

1.     Copa de plata de S. M. el Rey

2.     Objeto de arte de los SS. SS. Príncipes de Asturias

Bases

1.     Podrán tomar parte en este concurso todas las sociedades de foot-ball asociación de España legalmente constituidas.

2.     Para hacer la inscripción han de dirigirse al presidente del Madrid Foot-ball Club, avenida de la Plaza de Toros 10, bajo, antes del 28 de febrero de 1904, en carta certificada firmada por el presidente o secretario y acompañando una lista con el bando y suplentes, cuyo número es ilimitado, firmada por el capitán.

3.     No podrán tomar parte en este concurso más que jugadores que pertenezcan a una sociedad y que estén domiciliados en España por lo menos desde la fecha de la inscripción.

4.     Solo podrán tomar parte en este concurso, que se celebrará en Madrid, una sociedad por cada provincia o región. Si se inscribieran por una provincia dos o más sociedades, celebrarán entre sí partidos eliminatorios bajo las condiciones siguientes:

a.     Elegirán un jurado que resolverá sin apelación.

b.    Antes del 25 de marzo, cada bando habrá jugado dos partidos contra cada uno de los otros bandos inscriptos, apuntándose dos puntos por cada partido ganado y uno si hay empate, resultando vencedor el que obtenga mayor número de puntos.

c.     Si al final del ejercicio hay bandos empatados, el jurado designará los días de encuentros definitivos.

d.    Las sociedades vencedoras en cada provincia serán las que únicamente tomarán parte en el concurso de Madrid.

e.     El jurado remitirá a la comisión organizadora el acta del resultado de los partidos antes del 27 de marzo.

5.     Si en alguna provincia se estuviera celebrando otro concurso, será válido el resultado para este siempre que las sociedades se atengan al inscribirse a las bases 1ª, 2ª y 3ª.

6.     los partidos definitivos del concurso se celebrarán en Madrid los días 27, 28 y 29 de marzo en los campos, días y horas que la comisión organizadora anunciará oportunamente.

7.     estos partidos se jugarán por series eliminatorias, sorteándose los bandos dos a dos, resultando campeón el que gane la última serie y se dispondrán en días alternos para descanso de los jugadores.

8.     Los partidos se celebrarán con cualquier tiempo si no hay acuerdo en contra por parte de los capitanes respectivos.

9.     Los jueces se nombrarán de común acuerdo entre los capitanes de los bandos. De no estar conformes será el jurado nombrado por la comisión organizadora el que lo haga.

10.  En caso de empate el juez árbitro podrá prolongar el partido por tiempos de quince minutos con cambio de terreno a los siete, y uno de descanso.

11.  El juez árbitro dará cuenta al jurado del resultado de los partidos en acta firmada por él y los dos capitanes antes de 24 horas.

12.  Diferencias y reclamaciones de cualquier índole tendrán que hacerse por escrito al jurado antes de 24 horas y su fallo será inapelable.

13.  La copa quedará propiedad de la sociedad que durante tres años sucesivos obtenga el campeonato.

14.  La sociedad que obtenga el campeonato queda obligada a disputarlo al año siguiente a las sociedades que se inscriban como establece la base 4ª y condiciones y si fuera vencida en su provincia o en Madrid a entregar la copa a la sociedad vencedora.

15.  Si la sociedad que obtuviera la copa uno o dos años seguidos se disolviera, hará entrega de ella a la comisión organizadora.

16.  En estos partidos regirá cada año el reglamento aprobado últimamente por la Asociación de Clubs de Foot-ball de Inglaterra.

Formarán el jurado los excelentísimos señores Marqués de Cabriñana, Marqués de Tovar y Marqués de Guadalest.

La primera respuesta pública de Avecilla apareció en el Diario Universal de 3-2-1904, bajo su habitual pseudónimo de F. Bowden:

La prensa ha dado cuenta días pasados de la organización de importantes concursos, cuya convocatoria yo creí siempre de la exclusiva competencia de la federación; pero en fin, mimbres y tiempo, que allá veremos en qué paran estas «pequeñas miserias» en las que la Federación Madrileña de Clubs de football está dispuesta a hacer valer sus derechos.

Pero las «pequeñas miserias» continuaron, y tras el resumen del reglamento publicado por El Liberal (8-2-1904) Avecilla publica esta nota mucho más fuerte una semana después también en el Diario Universal (10-2-1904):

Grande ha sido la sorpresa de todos al ver anunciado con carácter oficial, al parecer, este el más importante concurso del año, por una sociedad de cuya existencia no se tiene noticia.

En primer lugar, ¿hay quien ignore que los campeonatos nacionales no pueden ser organizados si no es por las federaciones constituidas que representan el más alto poder en la materia? La sociedad de velocipedistas de Madrid tuvo a su cargo durante años enteros la organización del campeonato de España para ciclistas, pero una vez constituida la Unión Velocipédica Española, ni por un momento se le ocurrió a nadie el meterse en camisa de once varas, haciéndose cargo de lo que no entra en sus atribuciones ni remotamente. ¿Qué se diría si ahora se le ocurriese convocar al Pedal Madrileño, por ejemplo, para una carrera semejante, no obstante el tiempo transcurrido, sin que la Unión Velocipédica Española se ocupe de asunto de tal importancia? ¿Pasaría en silencio tal desacato la Unión Velocipédica Española?

En igual caso se encuentra la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball, a cuyo reglamento acudiré si es preciso para demostrar lo que sostengo.

Y lo más estupendo del caso a primera vista es el que haya encontrado la citada sociedad quien ponga bajo su amparo este concurso. El cronista sportivo de El Liberal se limita a dar cuenta de las bases publicadas sin comentario alguno.

Y el que calla, otorga. ¡Magnífico! Y no es solo al Sr. Lozano a quien la cosa le parece de perlas. Con acordarse del nombre del actual presidente de la federación acudirá a la memoria de todos los de los patrocinadores de esa sociedad rebelde.

Esa sociedad es el Madrid, ¿saben ustedes? El Madrid, que ya no existe oficialmente desde que unió su nombre y su suerte al Moderno, oscurecido en la actualidad, según se ve, por sus mismos compañeros. Pero, ¿qué fusión es esa, señores míos?

Sin perjuicio de que la federación tome el camino que considere más razonable, bueno será que los clubs de provincias tomen nota de lo acordado en la última junta: no considerar legal dicho concurso, de tal forma que por todas las federaciones que están en reciprocidad con la madrileña no se reconocerá más campeonato de España que el que en plazo no lejano ha de organizar la citada federación. ¿Con qué premios? Ya se verá. Eso es otro asunto que quizá dé juego, y no a gusto de todos.

Bien sabido es que por cuantos medios fueron posibles, hasta dando de mano algunos extremos en pugna con los reglamentos, se procuró que el Madrid-Moderno ingresase en la federación, a la que pretendieron los de dicho club imponer caprichosas condiciones. Tácitamente han buscado un rompimiento hecho firme por su actitud actual. No es cosa, pues, de que la federación rehúya el contestar como se merece a la actitud de los que de tal modo pretenden que su capricho sea ley.

En resumen: sépase que el concurso que organiza esa fantástica sociedad, que resurge para eso exclusivamente, no es tal campeonato de España, aunque lo digan frailes descalzos, que no lo dirán.

Y mientras Avecilla explota y publica también un artículo en muy parecidos términos en Los Deportes (28-2-1904), en El Liberal se publica la siguiente nota que demuestra que el Madrid FC continúa con la voluntad de organizar el campeonato (28-2-1904):

Ha empezado la animación en los campos de juego con motivo de la proximidad del campeonato de España.

Hasta anoche estaban inscriptas para disputarse la copa del rey el Madrid y el España de Madrid y el Athletic de Bilbao.

Las listas de equipos se publicarán oportunamente.

Y continúa el propio El Liberal el 6-3-1904:

Para el Campeonato de España, organizado por el Madrid Foot-ball Club, se han inscripto los Clubs siguientes: Athletic Club, de Bilbao; España Foot-ball Club, de Madrid; Madrid Football Club de ídem, y Club Español de Foot-ball, de Barcelona.

Este es el segundo año que se jugará este campeonato, organizado particularmente por el Madrid, y para el cual concedió el rey don Alfonso una preciosa copa y otros premios los príncipes de Asturias.

La lucha será reñida e interesante, pues van a disputarse el premio los mejores equipos españoles.

En la actualidad la copa del rey está en posesión del Athletic. Pasará a ser propiedad de este siempre que la gane tres años consecutivos.

Como se ve el interés es grande, y la mejor prueba de ello es que tomarán parte en este concurso los más afamados clubs españoles.

El plazo de inscripción se ha prorrogado ocho días más para que tengan tiempo de inscribirse las sociedades de provincias.

Lo mismo que el año pasado es de esperar que el público madrileño asista a esta fiesta de la que tan gratos recuerdos se guardan y que tanto va progresando y extendiéndose en nuestro país.

Pero parece que El Liberal no estaba bien informado, porque el presidente Avecilla publica ese mismo domingo 6-3-1904 en el Diario Universal noticia explicando que los problemas entre el Madrid FC y la federación se han solucionado. Dice así el presidente federativo:

Ante todo, mi más cordial enhorabuena a las sociedades de la corte y a la federación por el satisfactorio fin de las discordias que hasta hace pocos días hacía temer por la prosperidad del foot-ball y augurar un final desastroso al Campeonato de España.

El Madrid-Moderno ha decidido al fin federarse, comprendiendo la utilidad de caminar unidas todas las sociedades madrileñas, dando así ocasión al magnífico espectáculo que se proyecta con motivo de la llegada próxima del Athletic de Bilbao y el Español de Barcelona, para dar público testimonio de la concordia y fraternidad de todos […].

Días pasados di yo noticia de la inscripción de los clubs Athletic de Bilbao, Español de Barcelona, Madrid-Moderno y España de Madrid, adelantando que caso de venir la sociedad organizadora a un acuerdo con la federación, cambiando de este modo la actitud de esta, entrarían en liza los clubs federados para luchar con los ya inscritos en el Campeonato de España.

Por fortuna cumpliéronse los augurios míos, y a la lista de los ya citados han de agregarse los primeros teams de las sociedades siguientes: Moncloa, Iberia y Español.

La cuestión en consecuencia estaba clara: había equipos que se habían inscrito al campeonato organizado por el Madrid, y otros equipos que habían permanecido fieles a la federación y que precisamente por este motivo no se habían inscrito. Y el Español, que jugó a dos bandas inscribiéndose como España ante el Madrid y como Español ante la federación. Y ahora que el Madrid aceptaba la competencia de la federación esta aceptaba como inscritos a unos y otros. Lo que exigía entre otras cosas que se empezaran de inmediato los partidos de la eliminatoria previa de Madrid para dar un representante regional en el Campeonato de España. Tan pronto como el domingo siguiente, según el propio Avecilla (6-3-1904):

Para el próximo domingo está señalado el primero partido eliminatorio entre los clubs Madrid-Moderno y Español de Madrid. La fiesta tendrá lugar en el Hipódromo a la hora que oportunamente se anunciará, siendo la entrada por invitación, que se facilitará a quienes lo soliciten en los sitios que se darán a conocer con la debida antelación. Tarde de emociones el próximo domingo, en que por vez primera han de luchar los dos clubs más fuertes de la corte en los preliminares del Campeonato de España.

Así pues por fin solucionados los problemas entre federación y Madrid iba a comenzar el segundo Campeonato de España. Según carta enviada por Avecilla (Arte y Sport, 20-4-1904) a los inscritos la federación hacía suyos los reglamentos redactados por el Madrid y aceptaba también los equipos inscritos. Gracias a El Liberal (6-3-1904), Arte y Sport (10-3-1904) y Los Deportes (13-3-1904) conocemos cuáles fueron los jugadores inscritos:

Club Español de football, de Barcelona

Jugadores: D. José Mª de Acha, D. Joaquín Carril, D. Benigno Belausteguigoitia, D. Guillermo Galiardo, D. Joaquín Cenarro, D. Ángel Rodríguez, D. Enrique Montells, D. Victoriano de la Riva, D. José María Soler, D. Ángel Poz, D. Gustavo Green Córdoba.

Suplentes: D. Juan de Olóriz, D. Emilio Sampere, D. José María Jorro, D. Julián Mora, D. Jorge Meyer, D. Santiago Méndez, D. Francisco Bru, D. Francisco Vives, D. Sebastián Casanellas, D. Miguel Berna, D. Florentino Ayestarán, D. Raimundo Fernández García-Quirós, D. Manuel del Castillo y D. Joaquín Escardó.

Athletic Club de Bilbao

Jugadores: D. Alejandro Acha, D. Enrique G. Careaga, D. Amado Arana, D. Juan Astorquia, D. George Cochram, D. Luis Silva, D. Alejandro de la Sota, D. Mario Arana, Sr. Dyer, Sr. Casseaux, Sr. Evans.

Suplentes: Sr. Guy, Sr. Devies, Sr. George Langford, D. M. Castellanos, D. Luis Arana, D. Darío Arana, D. José Arana, Sr. Arambarri, D. Benito Urquiza, Sr. Azpeitia, D. Avelino González, D. J. Irízar, D. Adolfo Larrañaga, D. Hermenegildo García, D. Rogelio Renovales, D. Ricardo Ugalde, D. Ángel Pérez, D. Ramón Silva, D. Enrique Goiri, D. A. E. Mills.

España foot-ball Club, de Madrid

Jugadores: D. Juan Caleya, D. N. Ocha, D. Alfonso Hermúa, D. Benigno Martínez, D. Ramón Cárdenas, D. Manuel Vallarino, D. Ramón Méndez, D. José Giralt, D. Antonio Sánchez Neyra, D. Armando Giralt, D. Isaac Fernández.

Suplentes: D. Fernando López, D. Enrique García, D. Agustín Chofré, D. N. Ajuria, D. Raimundo García, D. J. Luis Puigcerver, D. Enrique Arruabarrena, A. Arturo Hamilton, D. Máximo Suberceaux, D. Enrique Rodero, D. Manuel Méndez y don Mario Giralt.

Madrid football Club.

Jugadores: D. Carlos R. Lafora, D. Eustaquio Celada, D. José Contreras, D. Manuel Yarza, D. Luciano Lizárraga, D. Enrique Normand, D. Pedro Parages, D. Luis Romero de Tejada, D. Antonio Alonso, D. Federico Revuelto y D. N. Irigoyen.

Suplentes: D. Arturo V. Johnson, Sr. Jorro, D. Telesforo Álvarez, Sr. Ortiz, D. Eugenio Bisbal, D. Alejandro Leigt, Sr. Hodans, Sr. Barquín, D. Juan Albéniz, D. Joaquín Yarza, D. Juan Seguí, D. Cristino Bisbal, D. Pedro Normand, D. Pedro Sanz, D. Leopoldo Durán, Sr. Faccini, D. Antonio Alcalde, D. Joaquín Elósegui, D. Adolfo Wandosell y D. Henry Gottard.

Y así pues el 13-3-1904 se empezaron las eliminatorias provinciales de Madrid para dar un representante capitalino para el Campeonato de España. El primer partido, contra lo que había anunciado Avecilla, se disputó entre el Moncloa y el Iberia. Bajo la presidencia del propio presidente federativo y en el campo del Moncloa, los locales vencieron por 4-0 (Los Deportes, 20-3-1904). Nótese que el campo en principio anunciado había sido el Hipódromo, pero por razones que se ignoran al final no pudo disputarse allí el encuentro.

Ese mismo 13-3-1904 se reunía en junta general el Club Español de Barcelona, y entre otras acuerdos, decidieron «desistir del proyectado viaje a Madrid para tomar parte en el Campeonato de España» (Los Deportes, 20-3-1904). Tampoco conocemos las razones de su súbita decisión. También recoge la noticia La Vanguardia (24-3-1904):

Parece cosa decidida ya que el Club Español ha desistido de efectuar el viaje de concurrencia a Madrid con ocasión del titulado Campeonato de España.

Es de sentir tal decisión tratándose de una sociedad de tanta pujanza y bríos como esta, pero debe respetarse pues, como todas las suyas, será hija de una madura reflexión. De todos modos los jugadores del Madrid deben una visita a Barcelona, de manera que bien podría gestionarse esta con éxito, a nuestro entender, con ocasión de las próximas fiestas, con lo cual se beneficiaría la afición en general y las buenas relaciones que han de existir siempre entre sportmen.

El segundo partido de la eliminatoria madrileña sí se jugó en el Hipódromo, el sábado 19-3-1904. A las 16:00 y bajo las órdenes de Ángel Garrido (del Moncloa) el Madrid-Moderno y el Español se disputaron el partido más importante de cuantos se podían organizar entre equipos madrileños. Y el partido no defraudó, pues terminó ni más ni menos que con empate a cinco goles. El reglamento recogía la opción de jugar una prórroga de quince minutos pero previo acuerdo de los capitanes; ninguno de los equipos quiso continuar en ese momento el encuentro y a la larga este fue el origen de grandes problemas. Porque el jurado del torneo dijo que el partido de desempate debía jugarse al día siguiente (20-3-1904), lo cual a pesar de que el reglamento del torneo prohibía expresamente que se jugaran dos partidos en días consecutivos. Y como el Madrid FC no se presentó se dio por vencedor de la eliminatoria al Español. Ese mismo día 20 de marzo se reunió en el café de Santa Engracia el jurado del torneo. Y gracias al Libro de Oro del Real Madrid (págs. 44 y 45) conservamos el acta de la reunión:

Acta de la Junta celebrada por el Jurado de los partidos eliminatorios del Campeonato de España el día 20 de marzo de 1904:

Con asistencia de los señores Avecilla, Garrido, Páramo, Namo y Meléndez, en el café de Santa Engracia.

El Sr. Presidente (Avecilla) dio cuenta de las cartas dirigidas por él, contando con la aprobación de los señores que componen el jurado, a los capitanes de los equipos del Madrid y el Español para que se suspendiera el partido que debió celebrarse en dicho día (20-3-1904) en uso de las atribuciones que le concedía la base 4ª del Campeonato, que dice así: «si al final del ejercicio hay bandos empatados, el jurado designará los días de encuentros definitivos».

Pidiendo se considerase nulo el acuerdo tomado en la junta anterior especto al día en que debía de celebrarse el partido por faltarse a lo prevenido en las bases, sentado como está, además, el precedente de lo realizado por el mismo jurado respecto al nombramiento de juez árbitro a favor del Sr. Arana.

Los Sres. Páramo, Garrido y Namo no fueron del mismo parecer, y pidieron se considerase el partido ganado por el Español en vista de la no asistencia al campo del Club Madrid, como resulta del acta del partido presentada y firmada por el Sr. Neyra, capitán del Español.

Los señores Avecilla y Meléndez hicieron constar su opinión en contra, pidiendo se pusiese en el acta «la barbaridad que representaba jugar los dos partidos de que se trata en días consecutivos», citando la base 7ª, y haciendo notar la no validez del acta por no estar presentada y firmada por el juez árbitro, como preceptúa la base 11, que dice: «el juez árbitro dará cuenta al jurado del resultado de los partidos en acta firmada por él y los dos capitantes antes de las veinticuatro horas».

Sacado a votación cuál había de ser el resultado del partido, se acordó por tres votos contra dos que se considerase ganado por el Club Español.

Y no habiendo más asuntos de qué tratar, se levanta la sesión. Madrid, 20 de marzo de 1904. El secretario, Adolfo Meléndez.

Y esta decisión provoca ni más ni menos que una reunión inmediatamente después de la junta directiva de la federación (acta extraída también del Libro de Oro del Real Madrid):

Acta de la junta celebrada por la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-Ball del día 24 de marzo de 1904 en el café de Santa Engracia.

Asisten los señores Garrido, Velasco, Hermúa, López, Meléndez, Páramo, Namo, Jiménez, Avecilla y Villaseñor.

Preside el señor Garrido. Se acuerda por la federación se decida el resultado del partido verificado entre el Madrid-Moderno y el Español por el jurado compuesto por los señores Meléndez, Páramo y Garrido, como fuentes consultivas, decidiendo este que se otorguen los dos puntos al Español.

Presenta el Madrid-Moderno su baja en la federación, y no es admitida, demorando el Madrid su opinión hasta consultar con su Club.

No se admite la dimisión presentada por el señor Avecilla y por el señor Villaseñor de sus cargos de presidente y secretario, respectivamente, así como tampoco la baja del Club Moncloa y la dimisión de su representante, señor Garrido.

Y se levanta la sesión en Madrid, a 24 de marzo de 1904. El secretario, J. Villaseñor.

La situación en definitiva es la siguiente: Avecilla se puso de parte del Madrid, y al no conseguir defender oportunamente lo que consideraba justo presentó la dimisión, al igual que su vicepresidente (que había votado contra el Madrid) y su secretario.  En todo caso, es cierto, la decisión de dar por ganado el partido al Español prosperó y este se enfrentó en el partido definitivo de las eliminatorias madrileñas al Moncloa el domingo 27-3-1904.

Y una vez más la desgracia hizo acto de presencia. Esta vez el partido se jugó en el campo del Athletic de Madrid por «la imposibilidad de seguir celebrándose en el Hipódromo, por causas de todos sabidas y que no es esta la ocasión de poner de manifiesto» (Diario Universal, 27-3-1904). O en palabras de Gran Vida (marzo de 1904), «por cierto, que debió de ocurrir algo anormal, cuando se ha privado a los footballers del Hipódromo (y esta es la segunda vez). Por este camino serán los propios jugadores los que desacrediten el foot-ball con su falta de prudencia». Explica así Gran Vida el desagradable incidente que provocó la suspensión del encuentro:

Después de apuntarse un tanto el [Español], un desgraciado incidente vino a interrumpir el partido. Alfonso Hermúa, el conocido y simpático zaguero, tuvo la mala fortuna de caer, fracturándose la tibia y el peroné. Asistido inmediatamente por los facultativos del gabinete médico de Pardiñas, que le operaron de toda urgencia, pasó a su domicilio, Serrano 51, donde ha recibido muestras de la ansiedad con que se desea su curación.

Dice por su lado Avecilla en la misma crónica del Diario Universal (27-3-1904):

El Español recurre, a la vista de lo ocurrido, a la federación para ver si da por válido el partido de esta mañana. Es de presumir que la federación aplicará a este caso el mismo criterio que sustentó con motivo de la cuestión entre el citado club y el Madrid-Moderno, caso de que los antecedentes coincidan y sea el mismo el puesto a su resolución, como parece.

No tenemos constancia directa de la reunión que la junta directiva debió de tener ese mismo día 27-3-1904, pero gracias entre otros a Gran Vida (marzo 1904) sabemos que el día 28-3-1904 se convocó a la final entre el Español de Madrid y el Athletic Club de Bilbao, que había llegado a la capital el mismo día 27-3-1904.

Quizá sea oportuno citar en este punto que existe una gran controversia sobre cómo se desarrolló la llegada de los bilbaínos a Madrid. Parece intrascendente, pero nos adelanta elementos que quizá nos permitan explicar el desarrollo posterior del torneo. He aquí las diferentes referencias sobre la llegada del Athletic:

Esta madrugada ha llegado a Madrid el Athletic de Bilbao, a quien esperaban en los andenes de la estación del Norte una numerosa comisión del Madrid FC y la junta directiva de la federación (Ceferino R. Avecilla, Diario Universal, 27-3-1904).

Por esta región fue a esa corte la Sociedad Athletic Club, y pasando por alto la particularidad de que ni a nuestra llegada a la estación del ferrocarril, ni en la fonda donde nos hospedábamos, ni en ninguna parte tuviéramos el gusto de recibir el cortés saludo de bienvenida de la Federación de football de esa, ni colectiva ni particularmente (y esto sí que me parece incomprensible y desusado) (George Cockram, 7-4-1904, publicado por El Nervión, 8-4-1904)

El día 27 por la mañana llegaron los jugadores de Bilbao, yendo a esperarlos comisiones de los clubs Madrid y Moncloa, además de casi todos los socios de este Athletic. Es verdad que no hay ninguna obligación, pero creo que es un deber de cortesía el que una federación que con tantos derechos se cree, nombre uno o dos individuos para que saluden a los que vienen para disputarse el campeonato (Eduardo de Acha, Arte y Sport, 20-4-1904).

Respecto a una queja que expresa el Sr. Acha, debo manifestar que ni a mí ni a mis compañeros, ni amigos más íntimos, ni a mí, se nos participó que el Athletic llegaría a esta corte el día 27 de marzo, en cuya mañana tuvimos que jugar un partido eliminatorio, señalado por la Federación; pues de haberlo sabido, hubiéramos solicitado la variación conveniente de hora, para tener la satisfacción de ir a esperar y saludar, con nuestro presidente en cabeza, a los campeones del año pasado (Benigno Martínez Franco, 25-4-1904, publicado por Arte y Sport, 10-9-1904).

Los athléticos parecen olvidar que el representante del Moncloa que fue a recibirles, Ángel Garrido, era también vicepresidente de la federación.

Fuera como fuera, llegó el citado día 28 de marzo, el primero de los designados por el reglamento para jugar el Campeonato de España, y la situación en resumen era la siguiente:

  • El Reglamento del Campeonato decía con toda claridad en su artículo 4º que solo podía inscribirse un equipo por provincia, y que en caso de ser más debían organizarse eliminatorias que dieran un vencedor antes del día 25.
  • Por las situaciones antedichas en Madrid, a día 28, no había campeón regional.
  • El Español de Barcelona no llegó a venir a disputar el torneo, por lo que el único inscrito era el Athletic Club.

Para resolver el problema de que solo hubiera un inscrito la federación madrileña en su reunión del 27 de marzo decidió alterar las normas de competición, haciendo un sorteo entre el Moncloa y el Español para ver cuál de los dos jugaría contra el Athletic al día siguiente. Si ganaba el club bilbaíno a él le correspondería automáticamente el título de Campeón de España, y si era el representante madrileño el que ganaba, este debería enfrentarse con el otro equipo madrileño. El elegido finalmente por el sorteo para representar a Madrid fue el Club Español.

Así el primer día del torneo, el 28 de marzo, debía disputarse el partido entre el Español de Madrid y el Athletic Club. Pero el partido no se disputó. Tradicionalmente se ha dicho que fue porque al no haber ningún vencedor de las eliminatorias madrileñas ningún equipo fue al campo a jugar contra el Athletic, y que en consecuencia estos ganaron lícitamente el campeonato. Pero la realidad no fue así.

En este punto es preciso leer con mucha atención algunos párrafos de cartas y noticias que posteriormente reproduciremos íntegramente, pero que son imprescindibles para continuar aquí con el relato. Por orden de publicación son las siguientes:

El lunes 28 el Athletic trató de ver con quién jugará y no sacó resultado práctico. Se cree que el Español firmó acta en la que cedía al Moncloa el partido; pero este club no dio señales de vida, no se sabe si asustados los jugadores o por qué causa. En vista de lo cual el Athletic ganó campo, aunque a su pesar, sin demostrar su valor en el concurso. Este club tenía derecho a la copa desde el día 27, pues para esa fecha debía Madrid designar el club que le representaría y al no hacerlo pudo Bilbao el mismo domingo titularse campeón, pero no quiso, esperando al lunes en que no presentándose ni el capitán del Moncloa para exponer causas y ver de aplazar el partido se consultó el asunto a un señor abogado, y este dijo que el Athletic podía retirar sus jugadores, pues ya no se podía aplazar la estancia allí, por las ocupaciones de los que componían el team (crónica de El Nervión, 30-3-1904).

Nos presentamos el día 28 de marzo por la tarde en el campo del juego, dispuestos a disputar la partida de concurso, y como no se presentó ningún club inscripto, pues el único que lo estaba -el de Barcelona- no acudió y entre los de esa no habían terminado los partidos eliminatorios, que según las fechas reglamentarias debían ser jugados antes del 25 […]. (George Cockram, 7-4-1904).

Que el Athletic se presentó a jugar el campeonato, encontrándose con que no había otra sociedad que pudiera jugar con él. Que por lo tanto este es el segundo año que tiene la posesión de la Copa y que somos los campeones. ¿Lo duda alguien esto? (Eduardo de Acha, 20-4-1904).

Ha faltado el Athletic a la base 7ª de dicho Reglamento general al negarse a jugar con el Español el día 28 de marzo último, en el campo próximo al Tiro de Pichón, el partido definitivo que le señaló la Federación y que fue anunciado por toda la prensa periódica de esta capital. Un argumento, más aparatoso que de verdadera fuerza, expone el Sr. Acha diciendo que los capitanes del Español y el Moncloa cedieron al Athletic el campeonato. Ni el Sr. Neyra ni el Sr. Garrido podían usar de atribuciones que no tenían sin consultar previamente con sus clubs respectivos, ni con el referee o árbitro, ni con la Federación; y buena prueba de ello es que dichos señores se acercaron al Sr. Astorquia, acompañados del que suscribe y de todos los socios del Español, para exigir que se jugase en el acto el partido definitivo del campeonato, a lo que accedió, justo es confesarlo, el capitán Sr. Astorquia, si bien después se retractó de su acuerdo por instigaciones de su compañero el Sr. Sota […] Siendo certísimos y públicos los hechos relatados, se comprenderá la fuerza y veracidad que tienen los argumentos del Athletic cuando en uno de los párrafos finales de su escrito se leen estas palabras: «que el Athletic se presentó a jugar el campeonato, encontrándose con que no había otra sociedad que pudiese jugar con él». (Benigno Martínez Franco, 25-4-1904, publicado por Arte y Sport, 10-9-1904).

¿Qué ocurrió así pues el 28 de marzo? ¿Había rival para el Athletic como afirma el representante del Español o no había ninguno como afirman los bilbaínos? Pues aunque parezca sorprendente, los dos llevan razón. En efecto todo parece indicar que el Español se presentó a jugar tal y como había decidido la federación la tarde anterior, pero el Athletic se negó a jugar con ellos porque siendo fieles al reglamento del campeonato publicado inicialmente el Español no era representante de la provincia de Madrid porque no había ganado las eliminatorias regionales.

No fue en consecuencia que el Athletic no tuviera rival, sino que no reconocieron capacidad al rival que se presentó, el Español de Madrid. Esta es la única interpretación plausible para los tres textos citados y en particular los dos escritos por bilbaínos, que si se releen desde esta perspectiva se notan redactados con un cuidado extraordinario para que sin mentir parezca que dicen algo que no están diciendo. De ahí ha surgido precisamente la mala interpretación que ha circulado hasta hoy por los libros.

Pero hay otro elemento que es preciso destacar. Y es que todo parece indicar que el Athletic bilbaíno traía desde Bilbao la intención de no jugar ningún partido al hacer la interpretación del reglamento antedicha. Ya lo avisaba el propio presidente Avecilla el mismo día de la llegada del Athletic (Diario Universal, 27-3-1904):

Además del partido definitivo del Campeonato de España, es muy posible que jueguen fuera de concurso con algún otro club de los eliminados.

Según rumores el primero se jugará mañana, a las tres y media de la tarde, en su hermoso campo situado detrás de las tapias del Retiro, en las inmediaciones del Tiro de Pichón.

Un dato que nos permitiría confirmar nuestra hipótesis de que ya venían sin intención de jugar sería saber si trajeron o no la copa a Madrid. Y una vez más contamos con versiones bien diferentes:

Ha regresado a su país sin jugar el partido que se había anunciado, y lo que es más incomprensible aún, con ser esto mucho, llevándose la copa de S. M. como si legítimamente le perteneciera (Avecilla, Diario Universal, 4-4-1904).

Por último debo significarle que la copa fue remitida a esa corte por esta sociedad dentro del plazo reglamentario, y únicamente un olvido de la persona a que se mandó puede ser la razón de que no fuera entregada a tiempo (Cockram, El Nervión, 7-4-1904).

Dice este señor en su artículo que se debía haber entregado la copa, «según expresan los reglamentos», ¿qué reglamentos? Cuando se solucionó la cuestión entre el Madrid F.C. y la Federación sobre quién tenía derecho a publicar las bases, recibí una carta, que conservo, del Presidente de la Federación, y, entre otras cosas, me decía: «Aténgase, pues, a las bases publicadas por el Madrid F.C…» Dichas bases no hablan de entregar la copa a nadie en el tiempo que dice F. Bowden. La base 14 dice que «la Sociedad que obtenga el campeonato queda obligada a disputarlo al año siguiente a las Sociedades que se inscriban, como establece la base 4ª y condiciones, y si fuera vencida en su provincia ó en Madrid, a entregar la copa a la Sociedad vencedora». Por lo tanto, si no hice entrega de la copa, fue porque no tenía ninguna obligación a ello. (Acha, Arte y Sport, 20-4-1904).

El presidente de la Federación manifestó públicamente repetidas veces que no había exigido al Athletic el previo depósito de la copa (que alguien calificó despectivamente de cacharro al recogerla en el primer año de campeonato), porque descansaba en la caballerosidad de las personas que componen ese club; y tanto confiaba este en su triunfo que la dejó en Bilbao y no la presentó en el concurso actual (Benigno Martínez, 25-4-1904, publicada en Arte y Sport 20-9-1904).

Siguiendo las diferentes opiniones parece ser que el Athletic de Bilbao mandó la copa al presidente de su sucursal madrileña para que este se la entregara a la federación, y fue Acha quien decidió no entregarla como él mismo confiesa. Entendemos que la hipótesis más plausible sea que cuando mandaron la copa un mes antes del torneo lo hicieron con intención de entregarla al organizador cuando este todavía era el Madrid FC. Una vez el trofeo en Madrid decidieron no entregarlo al nuevo organizador, la federación madrileña de Avecilla.

Tras la negativa del Athletic a jugar con el Español se reunió la junta de la federación ese mismo 28-3-1904 por la noche para resolver sobre el asunto. Tenemos dos referencias de las decisiones que se tomaron:

Cuando escribo estas líneas debe de estarse juntado en el campo del Moncloa el partido definitivo del campeonato de España entre el Athletic de Bilbao y el Español de Madrid, según acordó la federación en su junta de anoche. Caso de que corresponda el triunfo al segundo de los citados clubs, habrá de jugar con el Moncloa un definitivo, ya que por apremios de tiempo no ha sido posible jugar el último eliminatorio, siendo preciso sortear entre los dos clubs citados el que habrá de luchar hoy. La copa de los príncipes de Asturias que figuraba como segundo premio en el campeonato se jugará en concurso aparte entre las sociedades de Madrid, en caso de que no resulte hoy vencedor el team vasco. (Ceferino Rodríguez Avecilla, 29-3-1904, Diario Universal).

En vista del extraño proceder del Athletic acordó la federación dirigir un oficio a su capitán, en cuya casa fue entregado con las debidas precauciones, señalándole el siguiente día 29 de marzo, hora de las tres y media de la tarde y campo de la Moncloa, para que jugase con el Español el partido que debía poner término al concurso (Benigno Martínez Franco, 25-4-1904, publicado por Arte y Sport, 10-9-1904).

Pero el Athletic en definitiva siguió sin reconocer a la federación la potestad para variar el reglamento del Campeonato, y simplemente se dio a sí mismo por campeón de España y se volvieron a Bilbao al día siguiente. No sin antes enviar telegramas contando su supuesto éxito dirigidos a un «joven y distinguido convecino nuestro» (El Nervión, 29-3-1904):

Club Madrid fuera de concurso. Jugamos partido amistoso con Athletic de esta. Saldremos mañana. Acha.

Retirado club Madrid. Nuestra es Copa. Ahora salen Dyer y Cockram. Zubiría.

El 29-3-1904 se volvió el Athletic a Bilbao, mientras que a las 15:30 la federación había convocado nuevamente al Athletic y al Español para disputarse el Campeonato de España, esta vez en el campo del Moncloa. Así lo cuenta el representante del Español, Benigno Martínez Franco, en su carta de 25-4-1904, continuando el párrafo reproducido justo antes (reproducida por Arte y Sport el 10-10-1904):

El Español cumplió noblemente dicho acuerdo, presentándose uniformado, en el orden siguiente: Vallarino, Prats, Neyra, Giralt (A.), Méndez (R.), Fernández (Isaac), Giralt (J.), Méndez (M.), García (E.), Martínez (B.) y López (F.).

Después de esperar en vano tres horas al Athletic, que al no presentarse en el campo incurrió en la penalidad marcada en la base 6ª del Reglamento general, se levantó la correspondiente acta, firmada por el árbitro y el capitán, la cual fue remitida a la Federación; y en sesión celebrada a las diez de la noche del mismo día 29 declaró esa corporación campeones de España a los señores del Club Español antes nombrados.

Como el Athletic no hizo uso del derecho reglamentario consignado en el art. 12 antes inserto, claro es que renunció a él y que ahora sería tardía e impertinente cualquier reclamación sobre este punto.

En conclusión la cosa parece estar bien clara. El segundo Campeonato de España lo organizó la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball, y como tal organizador a ella le correspondía designar las fechas de los partidos y hacer cumplir el reglamento del torneo. E incluso cambiar el reglamento si así lo consideraba necesario. El Athletic no es más que uno de los equipos participantes que ninguna autoridad tiene para decidir quién era el campeón de España.

Pero queda otra interrogante. ¿Qué pasó con el Moncloa? Porque recordemos que la decisión de la junta directiva del 27-3-1904 era que si ganaba el Español el partido contra el Athletic se debería jugar otro partido entre el Español y el Moncloa. Entendemos sin fundamento la nota publicada por El Nervión de Bilbao en el sentido de que el Español cedió al Moncloa su posición por quedar desmentida por los hechos. Pero insistimos, ¿qué pasó con el Moncloa? Pues no lo sabemos. Contamos no obstante con una pista, la que nos da el propio presidente de la federación el 4-4-1904 en el Diario Universal:

La victoria definitiva veremos a quién corresponde en el partido que esta tarde se juega entre los primeros teams del Moncloa y del Español, de cuyo resultado tendré al corriente a mis amables lectores.

Pero no informó del resultado, y ni siquiera dijo que el partido no llegara a jugarse. Ni él ni ningún otro periódico o revista. Así que solo dos hipótesis se nos ocurren: que el partido no llegara a jugar o que se jugara y lo ganara el Español. Ningún rastro hay de que el Moncloa quedara campeón del torneo, y sí muchos de que lo fue el Español durante la polémica que se desarrolló los meses siguientes y que a continuación reproducimos íntegra. Las incógnitas en todo caso quedan abiertas: ¿por qué ni siquiera una pequeña nota de Avecilla explicando qué pasó el 4-4-1904? ¿Por qué nadie dio explicación de qué había pasado en ese partido? ¿Por qué Ángel Garrido, vicepresidente de la federación y representante del Moncloa, no dijo nada?

El caso es que después de esta nota de Avecilla de 4-4-1904 al día siguiente publica una nota sobre la Sociedad de Esgrima en el Diario Universal, es decir, que eligió deliberadamente no hablar de lo ocurrido el día anterior. Y veinte días después, el 25-4-1904, al final de otra nota sobre la Sociedad de Esgrima, su siguiente artículo tras el del 5-4-1904, decía esto el presidente de la federación:

Tengo en mi poder una carta en que un señor, que se firma T. Struggler, rectifica algunos de los extremos del escrito sobre Campeonato de foot-ball publicado por mí en estas columnas. A esto y a otras cosas contestaré oportunamente. Un poco de paciencia, que tiempo habrá.

Pero no hubo tiempo. Esta fue la última nota publicada por Avecilla, hasta el punto de que a partir del 2-6-1904 le sustituyó como cronista deportivo quien firmaba con el pseudónimo de «Crack», y que jamás escribió una sola crónica de fútbol (hasta finales de julio, al menos).




La Copa de 1904: la polémica posterior

El Campeonato de 1904 trajo mucha cola en la prensa. Para la narración de cómo fue el desarrollo del torneo hemos tenido que entresacar algunos párrafos de las cartas publicadas, pero entendemos que es menester reproducirlas íntegramente por el interés que tienen y porque hasta la fecha eran desconocidas. A riesgo de ser repetitivos, se reproducen en todo caso enteras.

He aquí la polémica, que comienza el 4-4-1904 con la crónica publicada por el presidente Avecilla en el Diario Universal y también reproducida en El Nervión de Bilbao del día siguiente (5-4-1904):

Entre los foot-ballmen de la corte es objeto de comentarios nada favorables, ciertamente, la extraña conducta del Athletic Club de Bilbao, que ha regresado a su país sin jugar el partido que se había anunciado, y lo que es más incomprensible aún, con ser esto mucho, llevándose la copa de S. M. como si legítimamente le perteneciera.

Dicen que para obrar en forma tan desusada alega en su favor el haberse faltado a las bases por todos los clubs de Madrid, con lo que se apropian estos señores unas facultades que nadie les ha conferido y que ciertamente no son los llamados a poseer. Y en todo caso esto no justifica el que la copa siga en su poder, toda vez que era de rigor haberla entregado hace más de un mes, según bien claro expresan los reglamentos, de cuya observancia estricta los dispensara la buena fe de los organizadores que seguramente no podrán presumir cosa como la ocurrida, que por lo inopinada, asombra verdaderamente.

A estos señores del Athletic les fijó la federación día y campo para jugar dentro de las tres fechas señaladas en las bases; claro es que al no presentarse en el campo dieron por perdido el partido tal, lo que no fue óbice para que cargando con el santo y la limosna, se largasen a Bilbao con la copa consabida y cantando victoria.

Las versiones que corren para justificar esto -caso de que tenga justificación- son muchas y poco favorables para el citado club ex campeón de España. La victoria definitiva veremos a quién corresponde en el partido que esta tarde se juega entre los primeros teams del Moncloa y del Español, de cuyo resultado tendré al corriente a mis amables lectores.

La cual encontró respuesta en los tres periódicos bilbaínos el 8-4-1904. En carta firmada el 7-4-1904 por George P. Cockram y publicada por El Nervión, La Gaceta del Norte y El Liberal:

Señor director del Diario Universal, Madrid.

Muy señor mío: apelando a sus sentimientos de sincera imparcialidad, ruego a usted tenga la bondad de andar insertar en su estimado diario las siguientes líneas.

En el número que lleva la fecha 4 del corriente y en su crónica que firma F. Bowdon (sic), refiriéndose a esta Sociedad Athletic Club de Bilbao, se hacen apreciaciones que no son otra cosa que producto de una información evidentemente inexacta y un completo olvido de los reglamentos por que se rigen tanto en Inglaterra como en España las Sociedades de foot-ball.

He de hacerle constar que nosotros, sin variar un ápice sus bases y mucho menos abrogarnos ninguna atribución extraordinaria, como gratuitamente supone el cronista, o su equivocado mentor, hemos regresado a Bilbao en posesión legítima, por segundo año, de la Copa de Su Majestad y Campeonato de España.

Razones, las siguientes:

1ª. La base 4ª del Reglamento dice que solo podrán tomar parte en el Concurso que se celebrará en Madrid una sociedad de cada provincia o región, y que antes del 25 de marzo se habrán jugado ya los partidos eliminatorios, etcétera.

2ª. La disposición 6ª determina que los partidos definitivos de concurso se celebrarán en Madrid los días 27, 28 y 29 del mes de marzo citado.

3ª Por esta región fue a esa corte la Sociedad Athletic Club, y pasando por alto la particularidad de que ni a nuestra llegada a la estación del ferrocarril, ni en la fonda donde nos hospedábamos, ni en ninguna parte tuviéramos el gusto de recibir el cortés saludo de bienvenida de la Federación de football de esa, ni colectiva ni particularmente (y esto sí que me parece incomprensible y desusado) cumpliendo exactamente con el Reglamento, nos presentamos el día 28 de marzo por la tarde en el campo del juego, dispuestos a disputar la partida de concurso, y como no se presentó ningún club inscripto, pues el único que lo estaba -el de Barcelona- no acudió y entre los de esa no habían terminado los partidos eliminatorios, que según las fechas reglamentarias debían ser jugados antes del 25, hubimos de retirarnos después de jugar, ya que estábamos en el terreno, una partida amistosa con nuestra sucursal Athletic Club de esa, en la que fuimos vencedores.

4ª. Siendo esto así, a nadie puede ocultársele la lógica y racional conclusión de que ninguna sociedad se dispuso a disputarnos el campeonato, y por consiguiente de hecho y de derecho seguimos estando en legítima posesión de a la copa de honor.

Vea usted, señor director, cómo es una ofuscación muy lamentable la que padece el señor Bowdon al comentar, del modo que lo hace, un asunto en que la corrección y formalidad del Athletic Club de Bilbao están muy por encima de toda suspicacia.

Supongo que el partido que, según dice el cronista referido, se jugaba el día 4 del actual entre los clubs Español y Moncloa sería en preparación para el concurso del año próximo. ¡¡Caracoles, pronto empiezan!!

Por último debo significarle que la copa fue remitida a esa corte por esta sociedad dentro del plazo reglamentario, y únicamente un olvido de la persona a que se mandó puede ser la razón de que no fuera entregada a tiempo.

Espera le dispense la molestia que le ocasiona quien dándola las más expresivas gracias se ofrece su más atento s.s.q.b.s.m.

Como se ve Cockram dirigió su carta al director del Diario Universal pidiéndole que la publicara, pero este no accedió a su petición. Así que el presidente de la sucursal madrileña, Eduardo de Acha, mandó a su vez una carta a Arte y Sport de fecha desconocida pero que fue publicada el 20-4-1904:

En el número 457 del Diario Universal, correspondiente al día del corriente y firmado por F. Bowden, apareció un artículo en que se hacían apreciaciones que, de ser verdad, dirían muy poco a favor del Athletic-Club; pero, gracias a Dios, sucede todo lo contrario y podemos demostrar una vez más que todos nuestros actos los realizamos con la cabeza levantada y siempre cara a cara. Es de todo punto imprescindible que tanto los profanos como footballmen, sepan nuestro correcto proceder, y para demostrarlo, ahí van las pruebas:

Ante todo he de hacer constar que en El Noticiero Bilbaíno del día 8 se publicó una carta, copia de otro que mi amigo y compañero George P. Cochran, dirigía con fecha 7 al Director del Diario Universal, como contestación al artículo de F. Bowden. Esta carta, no sé por qué razones, no se ha publicado todavía, pero espero que aparecerá antes que aparezcan estas líneas.

Como muy bien dice en su carta, nosotros no nos hemos apropiado ninguna facultad porque no teníamos por qué. No hemos hecho más que cumplir las bases del campeonato, cosa que no ha hecho la Federación, de la que es presidente el señor F. Bowden. Dice este señor en su artículo que se debía haber entregado la copa, «según expresan los reglamentos», ¿qué reglamentos? Cuando se solucionó la cuestión entre el Madrid F.C. y la Federación sobre quién tenía derecho a publicar las bases, recibí una carta, que conservo, del Presidente de la Federación, y, entre otras cosas, me decía: «Aténgase, pues, a las bases publicadas por el Madrid F.C…» Dichas bases no hablan de entregar la copa a nadie en el tiempo que dice F. Bowden. La base 14 dice que «la Sociedad que obtenga el campeonato queda obligada a disputarlo al año siguiente a las Sociedades que se inscriban, como establece la base 4ª y condiciones, y si fuera vencida en su provincia ó en Madrid, a entregar la copa a la Sociedad vencedora». Por lo tanto, si no hice entrega de la copa, fue porque no tenía ninguna obligación a ello.

El día 27 por la mañana llegaron los jugadores de Bilbao, yendo a esperarlos comisiones de los Clubs Madrid y Moncloa, además de casi todos los socios de este Athletic. Es verdad que no hay ninguna obligación, pero creo que es un deber de cortesía el que una Federación que con tantos derechos se cree, nombre uno ó dos individuos para que saluden a los que vienen para disputarse el campeonato.

En vista de que ninguno de la Federación se daba a conocer, nuestro capitán, Sr. Astorquia, escribió al Presidente citándole para acordar cuándo se iba a jugar y con quién y en dónde. Todavía está esperando la contestación.

El día 28 nos presentamos en nuestro campo dispuestos a jugar con el Club que se presentase, » a pesar de haberse faltado por todos ellos a las bases».

Acudieron al campo más de cuatrocientas personas, deseosas de ver quién quedaba campeón. Se estaban preparando los jugadores, cuando se presentaron los capitanes del Español y el Moncloa, diciendo a nuestro capitán que daban al Athletic el campeonato, para lo cual se extendería un acta firmada por los tres capitanes. Se estaba redactando el acta, y dicen que no, que no hay nada de lo dicho, y que había que jugar. Los comentarios que se hacían, tanto por los imparciales,  como por muchos de nuestros contrarios, no son para dichos. No soy yo el llamado a explicarlo; pero baste saber que telegrafíamos a Evans para que no viniese y que aquella noche se marchaban Dayer y Cochran.

En vista de esta manera extraña de proceder,  nos pusimos a la defensiva, por decirlo así, y con objeto de no dejar mal gusto de boca a tanto espectador, se organizó un partido entre los que habían venido de Bilbao y lo mejorcito que tenemos aquí, partidoque dio lugar a palabras que agradezco como Presidente del Athletic en ésta, palabras que demostraban la afición que se desarrollaba por el foot ball sí este se jugara siempre así, esto es, jugar al foot-ball por destreza y no por patadas y cargas.

Dicen las bases que el jurado lo formaban los excelentísimos señores Marqués de Cabriñana, Marqués de Tovar y Marqués de Guadalest. ¿Saben estos señores algo de lo ocurrido? ¿Se les ha comunicado por la Federación los días y horas en que se jugaban los partidos?

¿Se sabe por qué se retiró el permiso para jugar en el Hipódromo? Y esta es la «segunda» vez, como dice muy bien el periódico deportivo Gran Vida en su número último.

Hay una infinidad de detalles que harían interminables estas líneas, por lo que hago punto.

Conste, pues, que la Federación ha faltado a las bases y, por lo tanto, los Clubs de ésta.

Que el Athletic se presentó a jugar el campeonato, encontrándose con que no había otra Sociedad que pudiese jugar con él.

Que, por lo tanto, este es el segundo año que tienen la posesión de la copa y que somos los campeones.

¿Lo duda alguien esto? Pues por si acaso sucede, el Athletic desafía a los Clubs Moncloa y Español (que son los Clubs de la cuestión) juntos, jugándose el partido en Bilbao. No siempre ha de jugarse aquí.

¿Qué van hacer con el premio de los Príncipes?

Este texto provocó la reacción del representante del Español, Benigno Martínez Franco, que remitió una amplia carta de respuesta al presidente Avecilla fechada el 25-4-1904. La siguiente:

En la revista titulada Arte y Sport, aparece con fecha de 20 de abril del corriente año un comunicado suscrito por E. de Acha, socio del Athletic Club de Bilbao, en el que, aparte de varias inexactitudes, se lanza un reto al Español de Madrid para que vaya a Bilbao a jugar con el Athletic un partido, alegando esta singularísima razón: por si alguien duda de que somos los campeones; con lo cual se atribuye desde el luego el Athletic el triunfo de un partido que no tiene todavía más realidad que la de un desafío extemporáneo.

Habiendo sido designado por mis compañeros del Español para contestar al Sr. Acha, empezaré por rebatir las erróneas aseveraciones del comunicante.

Dice en su comunicado el Sr. Acha que el Athletic no ha hecho otra cosa que cumplir las bases del campeonato; que han faltado a ellas la federación madrileña y todos los clubs de esta corte; y que no estaba obligado a entregar previamente la copa, premio del Rey, según expresan los reglamentos y a renglón seguido pregunta: ¿qué reglamentos?

Esta inocente pregunta nos obliga a recordar al Sr. Acha lo que debe o debía saber de memoria por la participación que el Athletic de Bilbao viene tomando desde hace dos años en el campeonato de foot-ball.

Sí, señor Acha, existe un Reglamento general para el campeonato de España, aprobado hace mucho tiempo por las sociedades madrileñas de foot-ball, que está autorizado con las firmas de los Sres. Padrós, Chapí, Velasco, Valls, Villaseñor, Romero y Borbón; y de su texto tenemos que extractar algunos artículos para conocimiento del Sr. Acha.

Base 3ª. Los partidos del campeonato se sujetarán estrictamente a los reglamentos aprobados por la Asociación.

Base 5ª. Mientras el premio no pase a ser propiedad definitiva del Club vencedor, este será responsable del objeto durante el año a que tiene derecho a conservarlo, teniendo obligación de remitirlo a la junta organizadora del campeonato un mes antes del partido final de la temporada siguiente.

¿Se va enterando el Sr. Acha?

Base 6ª. Si un club no se presenta en el campo en la fecha y hora fijadas por la Asociación, será considerado como si hubiese perdido el partido.

Cualquiera diría que esta base se redactó en previsión del eclipse del Athletic en el campo del Moncloa el día 29 de marzo último, según veremos más adelante.

Base 7ª. Las fechas para los partidos señalados por la Asociación deben ser respetadas y anteponerse a cualesquiera otros partidos que los clubs hayan concertado particularmente.

Conviene también a nuestro propósito que indiquemos en extracto parte del articulado del Reglamento para el segundo año del campeonato de España, organizado bajo los auspicios de la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball.

Art. 6º. Los partidos definitivos del concurso se jugarán en Madrid los días 27, 28 y 29 de marzo de 1904 en los campos, días y horas que la comisión organizadora anunciará oportunamente.

Art. 11. Diferencias y reclamaciones de cualquier índole tendrán que hacerse, por escrito, al jurado, antes de veinticuatro horas y el falló será inapelable.

El jurado que definitivamente resultó electo, lo compusieron los Sres. Avecilla, Garrido (padre) y Páramo, quienes desempeñaron el cargo sin protesta de nadie.

Art. 14. La Sociedad que esté en posesión del campeonato queda obligada, si fuere vencida, a entregar la copa a la sociedad vencedora.

Art. 16. En estos partidos regirá cada año el Reglamento último de la Asociación de Clubs de Foot-ball de Inglaterra.

Hemos expresado con toda fidelidad las prescripciones legales sobre el campeonato de España, que dice el Athletic ha cumplido él solo y que han sido infringidas por la federación por todos los clubs de Madrid. Veamos cómo:

Ha faltado el Athletic a la base 5ª del Reglamento general, no entregando la copa del rey a la junta organizadora un mes antes de verificarse el partido definitivo del campeonato.

El presidente de la Federación manifestó públicamente repetidas veces que no había exigido al Athletic el previo depósito de la copa (que alguien calificó despectivamente de cacharro al recogerla en el primer año de campeonato), porque descansaba en la caballerosidad de las personas que componen ese club; y tanto confiaba este en su triunfo que la dejó en Bilbao y no la presentó en el concurso actual.

Ha faltado el Athletic a la base 7ª de dicho Reglamento general al negarse a jugar con el Español el día 28 de marzo último, en el campo próximo al Tiro de Pichón, el partido definitivo que le señaló la Federación y que fue anunciado por toda la prensa periódica de esta capital.

Un argumento, más aparatoso que de verdadera fuerza, expone el Sr. Acha diciendo que los capitanes del Español y el Moncloa cedieron al Athletic el campeonato. Ni el Sr. Neyra ni el Sr. Garrido podían usar de atribuciones que no tenían sin consultar previamente con sus clubs respectivos, ni con el referee o árbitro, ni con la Federación; y buena prueba de ello es que dichos señores se acercaron al Sr. Astorquia, acompañados del que suscribe y de todos los socios del Español, para exigir que se jugase en el acto el partido definitivo del campeonato, a lo que accedió, justo es confesarlo, el capitán Sr. Astorquia, si bien después se retractó de su acuerdo por instigaciones de su compañero el Sr. Sota; y todos los bríos y toda la pujanza del Athletic se redujeron a jugar en seguida un partido con su homónimo o sucursal de Madrid para no dejar con mal gusto de boca al público, según se afirma peregrinamente en el comunicado del Sr. Acha.

Siendo certísimos y públicos los hechos relatados, se comprenderá la fuerza y veracidad que tienen los argumentos del Athletic cuando en uno de los párrafos finales de su escrito se leen estas palabras: «que el Athletic se presentó a jugar el campeonato, encontrándose con que no había otra sociedad que pudiese jugar con él».

En vista del extraño proceder del Athletic acordó la federación dirigir un oficio a su capitán, en cuya casa fue entregado con las debidas precauciones, señalándole el siguiente día 29 de marzo, hora de las tres y media de la tarde y campo de la Moncloa, para que jugase con el Español el partido que debía poner término al concurso.

El Español cumplió noblemente dicho acuerdo, presentándose uniformado, en el orden siguiente: Vallarino, Prats, Neyra, Giralt (A.), Méndez (R.), Fernández (Isaac), Giralt (J.), Méndez (M.), García (E.), Martínez (B.) y López (F.).

Después de esperar en vano tres horas al Athletic, que al no presentarse en el campo incurrió en la penalidad marcada en la base 6ª del Reglamento general, se levantó la correspondiente acta, firmada por el árbitro y el capitán, la cual fue remitida a la Federación; y en sesión celebrada a las diez de la noche del mismo día 29 declaró esa corporación campeones de España a los señores del Club Español antes nombrados.

Como el Athletic no hizo uso del derecho reglamentario consignado en el art. 12 antes inserto, claro es que renunció a él y que ahora sería tardía e impertinente cualquier reclamación sobre este punto.

Y finalmente el Athletic ha infringido el art. 14 antes mencionado al no entregar al Español la copa que retiene contra derecho; porque la perdió al negarse a jugar con el Español el 28 de marzo; porque no se presentó en el campo de la Moncloa el día 29, despreciando la orden que le dio la Federación; porque esta resolvió el asunto en el sentido de que los del Athletic han perdido este año el campeonato y ha declarado campeones a los del Español, y porque tal es la práctica corriente en Inglaterra, cuyos reglamentos rigen en España, según expresa el art. 16 copiado anteriormente; y es lógico asentar que aquellos no han de quedar incumplidos por capricho o por ignorancia, porque el que toma parte en una empresa debe antes enterarse de todas las circunstancias y condiciones de la misma, y es bien conocida la regla de Derecho de que la ignorancia voluntaria no excusa el cumplimiento de lo pactado.

En resumen: el Athletic, que arroja sobre la Federación y sobre todos los clubs de Madrid el estigma de informalidad y de incumplimiento de las bases y reglas del campeonato, es el único que ha faltado gravemente a ellas, según queda demostrado, y persevera en su negativa a cumplir las prescripciones reglamentarias. Para él nada valen ni nada significan los Reglamentos, ni la Federación, ni los clubs de Madrid; está ofuscado por la pasión que engendra la soberbia y el despecho, y olvidando que nadie puede ser juez y parte en un asunto de su interés, se constituye en tribunal, se declara urbi et orbi campeón del segundo año y no entrega la copa; y como dijo oportuna y públicamente el Diario Universal: «al no presentarse en el campo dieron los del Athletic el partido por perdido, lo que no fue óbice para que, cargando con el santo y la limosna, se larguen a Bilbao con la copa consabida y cantando: ¡Victoria! ¡Victoria!

Como dijo el poeta: Esto Inés, ello se alaba / no es menester alaballo.

Respecto a una queja que expresa el Sr. Acha, debo manifestar que ni a mí ni a mis compañeros, ni amigos más íntimos, ni a mí, se nos participó que el Athletic llegaría a esta corte el día 27 de marzo, en cuya mañana tuvimos que jugar un partido eliminatorio, señalado por la Federación; pues de haberlo sabido, hubiéramos solicitado la variación conveniente de hora, para tener la satisfacción de ir a esperar y saludar, con nuestro presidente en cabeza, a los campeones del año pasado. El Español, por su parte, no expresa queja alguna sobre estas cuestiones de cortesía, si bien hablan con máxima elocuencia las listas puestas en la casa de nuestro querido compañero Sr. Hermúa el día 27 y siguientes de marzo último, pues en ellas hay una sensible y particular omisión de firmas, y bien merecía nuestro simpático amigo un tributo de conmiseración ante el aciago percance que puso su vida en peligro.

En cuanto a las cargas y patadas de que habla el Sr. Acha, procede que conteste el aludido, que no sé quién será, porque todos mis compañeros desarrollan hoy un juego limpio y brillante; pero presumo que será un tránsfuga del Español y a quien todos reconocemos como una especialidad para moler a coces las espinillas de cualquier amigo; y solo añadiré por cuenta mía: el que no esté libre de culpa, que no se queje de los puntapiés que pueda recibir.

Celebraré que no moleste a nadie la llaneza de estas frases que es indispensable emplear, dada la actitud del Athletic, cuyos ímpetus y arrestos pudo demostrar, mejor que con comunicados periodísticos, el día 28 de marzo último, cuando le conminábamos cara a cara y frente a frente a jugar en el acto el partido definitivo del campeonato. No se atrevió entonces a aceptar el reto, y no ha podido tampoco explicar satisfactoriamente las causas que tuvo para ello.

No creemos que consistiese su prudente abstinencia en los fatídicos augurios que le hiciera alguna alma caritativa sobre la probabilidad de recibir en la lucha footballística del último partido del campeonato una paliza más que regular de los pobretes que forman parte del Español, y perder por ende el campeonato tan dificultosa y fortuitamente ganado el año anterior; ni creemos que consistiera en la pavura o jindamitis (passer-le-mot) que se apoderó de él, según cuentan, al pensar en las cargas de marras; ni porque reflexionara que en el presente año venía a la villa del oso bastante malito y averiado de juego, a juzgar por el partido que jugaron los dos hermanos siameses del football; pero sea de ello lo que quiera, es indudable que los ex campeones de España no se portaron tan resueltamente como esperaban de él algunos espíritus pusilánimes, que se asombraban al notar la arrogancia y la altanería de dichos colosos; aunque no son esas bastantes para arredrar a los modestos liliputienses y aficionados al football que habitamos en esta coronada villa.

Pero esta carta en principio no se publicó, y solo una pequeña parte salió un mes después en el Diario Universal. Pero como la polémica continuó durante meses finalmente Arte y Sport la copió íntegramente en sus ediciones de 10-9-1904 y 10-10-1904, obviando precisamente la parte publicada por Avecilla el 26-5-1904, la siguiente:

Al reto que lanza el Athletic Club a los clubs de football residentes en Madrid, contesta el Español FC aceptándolo desde luego en las siguientes condiciones:

1ª El Athletic ha de devolver a la federación madrileña de clubs de foot-ball la Copa que SM el Rey concedió para premio del campeonato de España y que retiene el citado Centro.

2ª Los resultados de este match no afectarán en nada al de los partidos de campeonato de España últimamente celebrados, quedando, por tanto firmes las resoluciones tomadas sobre este asunto por la Federación.

3ª El partido se jugará una vez que regresen a Madrid los Sres. Giralt (M.) y Pérez y esté completamente restablecido de su lesión y en condiciones para la lucha el señor Hermúa, pudiendo entonces jugar por el Athletic los bilbaínos que a este club le plazca.

4ª No ha de atreverse como apuesta cantidad alguna para no quitar a los citados clubs de foot-ball su condición de amateurs.

5ª Dado que el club retador es el Athletic, es claro que este match habrá de jugarse en Madrid, y en último caso se elegirá de común acuerdo un campo neutral.

Tales son los términos de la aceptación, que entresacamos de la atenta carta que nos ha dirigido en nombre de su club el notable footballman Benigno Martínez. La carta de referencia, de todo punto interesante, ha de publicarse en la notable revista sportiva de Barcelona Los Deportes, adonde remitimos a nuestros lectores, seguros de que saborearán con deleite el documento en cuestión.

Aunque la carta no fue publicada finalmente en Los Deportes, la respuesta no se hizo esperar. Esta vez desde Bilbao escribía José de Urízar, quien fecha el 1-6-1904 la respuesta que envía a Arte y Sport el 4-6-1904 precedida de copia del texto reproducido por Avecilla y que la revista madrileña publica el 20-6-1904:

Señor Director de Arte y Sport.

Muy señor mío: sobre el reto que dirigió al Español el Club Athletic de Bilbao, publica F. Bowden en la sección Sport del Diario Universal el siguiente suelto [copia del suelto de 26-5-1904]:

Como al Athletic interesa responde en debida forma, rogamos a usted inserte la adjunta carta, por lo que le quedará altamente reconocida dicha Sociedad, y en especial el que representándola suscribe la presente.

De usted afectísimo s.s.q.s.m.b. José de Urízar

Madrid, Mayo (sic) 4 1904.

Sr. D. Benigno Martínez, representante de «El Español».

Muy señor mío: A las condiciones con que aceptan ustedes el reto, me permito, en nombre del Athletic, , contestar brevemente, no sin antes felicitar a ustedes por el ingenio demostrado al redactarlas, tanto más de alabar, teniendo en cuenta el insignificante tiempo de mes y medio que han dispuesto para ello.

Respecto a las cláusulas de aceptación, hubiese convenido recordaran antes de que viesen la luz pública, que en toda clase de convenciones las condiciones imposibles producen su nulidad ó se tienen por no puestas, con objeto de evitar resulte inútil un trabajo tan hábilmente pensado, y que regocija por la Sociedad con que está escrita.

Afirmo que son imposibles las condiciones que imponen ustedes, pues absurdo é imposible es el que el Athletic renuncie sus derechos de Campeón de 1904, aun a costa de verse privado de la satisfacción que le produciría el luchar con «El Español», después de saludar, por sus deferencias para con nosotros al inteligente crítico de sport F.Bowden, seudónimo en el que oculta modestamente su nombre el distinguido Presidente de la Federación de Clubs de Foot-Ball de Madrid, Sr. Avecilla.

Las cláusulas 4ª y 5ª convenimos sinceramente que responden tan sólo al deseo de «El Español» de dar toda clase de facilidades al Athletic por que se decida a la lucha; y calificamos de cómica la 3ª cláusula, pues aun en la hipótesis de que aceptáramos todas las condiciones, podría negarse  «El Español» a jugar, alegando que el Sr.Hermúa no estaba en condiciones, ó que los Sres. Giral (M.) y Pérez continuaban viajando.

Por último, cúmplenos advertir que el Athletic no desafió al Madrid Moderno, pues entre ambas Sociedades reina la armonía más completa, aunque otra cosa parece deducirse del suelto copiado, que dice textualmente: «Al reto que lanza el Athletic Club de Bilbao a los Clubs de Foot-Ball residentes en Madrid», pues dicho reto se dirigió tan sólo al Español y Moncloa que pedían para sí el Campeonato de España.

Por lo expuesto, el Athletic no acepta estas condiciones por no estar inspiradas en la justicia, a la que rendimos siempre el debido homenaje.

De usted afectísimo s.s. Madrid Mayo (sic) 1 1904.

La respuesta del representante del Español, de 5-7-1904, fue publicada por Arte y Sport el 20-8-1904:

Sr. D. José Urízar, representante de «El Athletic».

Muy señor mío: La gran bondad del Excmo. Sr. Marqués de Alta Villa, su imparcialidad y su exquisita cortesía, me permiten utilizar en nombre de «El Español» las columnas de Arte y Sport; por cuya atención, tanto mis compañeros como yo, reiteramos públicamente al dignísimo Marqués el testimonio de nuestro sincero agradecimiento. Cumplido este deber, paso a contestar a usted.

Ante todo, doy a usted infinitas gracias por la delicada felicitación que nos dirige; admirando el ingenio que hemos demostrado, según dice, al redactar las condiciones de aceptación sobre el resto que nos dirigió «El Athletic», tanto más de alabar cuanto que hay que tener en cuenta el insignificante tiempo de mes y medio que hemos empleado en un trabajo tan hábilmente pensado y que regocija por la SOCIEDAD con que está escrita, suponemos que querrá decir seriedad (errata).

Califica usted de cómica la tercera de las condiciones publicadas por el Diario Universal con fecha 26 de mayo último, sin reflexionar que para la empresa de batir a  «El Athletic», libremente electo, necesita «El Español» contar también con sus mejores jugadores; y pone usted a su respuesta la fecha de 1º del mismo mes, que demuestra el vivísimo é incomparable ingenio de usted, y que nos hace recordar el famoso sainete de El payo de la carta; y termina usted expresando que «El Athletic» no acepta nuestras condiciones por no estar inspiradas en la justicia y por calificarlas de imposibles.

Suplico a usted, amable comunicante, que se baje de la parra y me preste por un momento la férula de dómine para llamarle usted al orden y al buen camino. Y en seguida le preguntaré: ¿ha leído usted el Reglamento general para el Campeonato de España? Usted me contestará sinceramente: no, señor. Y seguiré preguntándole: ¿conoce usted los motivos que han retardado la contestación de «El Español»? Usted me contestará también sinceramente: no, señor.

Pues entonces me veré en caso de aplicar a usted la contestación con que termina aquel sabido cuento: ¿Qué es arquitrable? Hablar de lo que no se sabe.

Sí, Sr. Urízar; usted ignora el texto del Reglamento general de Campeonatos, y, por lo tanto, no conoce usted la situación ilegal en que está «El Athletic». Así es que todo eso de que rinde usted homenaje a la justicia, y de que ha propuesto «El Español» condiciones imposibles, no es más que hojarasca pura y divertida pirotecnia que entretiene, pero que no convence.

Para demostrar esto, escribí un comunicado pocos días después de publicado el del Sr. De Acha y lo remití al Presidente de la Federación, quien motu propio cercenó de él lo que tuvo por conveniente omitir, y sólo publicó mucho tiempo después en el Diario Universal la parte relativa al reto, ofreciendo que la carta se publicaría íntegra en Los Deportes, de Barcelona. Por delicadeza no añadiremos una palabra más sobre el particular.

Dicho escrito lo insertaré a continuación (excepto lo relativo al reto, como asunto terminado), contando con la benevolencia del Marqués de Alta Villa.

Léalo usted detenidamente, Sr. Urízar, aunque no revele el ingenio vinculado en usted y aunque no le proporcione un nuevo regocijo; y devolviéndole la consabida férula, se ofrece de usted atento s. s., Benigno Martínez Franco.

También esta carta encontró respuesta por parte de José de Urízar, fechada en Bilbao el 3-9-1904 y publicada una semana después (Arte y Sport, 10-9-1904):

Muy señor mío: en respuesta a su comunicado del 1º de julio publicado por Arte y Sport el 20 de agosto, agradezco su fina atención de fijarse en erratas materiales como las de sociedad y 1º de mayo en vez de seriedad y 1º de junio, para aplicarme epítetos como los de poyo de la carta, dómine y otros de dudoso gusto, y que espero retirará su caballerosidad, una vez que confronte el original que obra en la redacción de Arte y Sport, y llegue a convencerse de que el escrito firmado por mí no contenía las erratas de imprenta que usted atribuye a mi ingenio.

Su intención no ha podido ser más agresiva para conmigo porque suponer sea agudeza mía firmar con fecha 1º de mayo un escrito en contestación a otro del 26 del mismo mes, y calificar la equivocación de los cajistas con frases que levantan muy poco del insulto, no revela, a mi sentir, piedad alguna.

Del propio modo que usted se fijó en erratas de mi escrito, podría yo fijarme en otras del suyo, como la de preguntar qué es arquitable (?) para llamarme ignorante, y, siguiendo su norma de conducta, zaherir la persona de usted; pero me vedan de entrar en terreno tan resbaladizo la seriedad de Arte y Sport, mi delicadeza y la hermosa satisfacción que produce el saber callar lo que nunca debe decir la prudencia y la discreción.

Con la sinceridad que usted reclama de mí contesto a sus dos preguntas, manifestando que ignoro los motivos que pudo tener el Español para retardar su contestación por no interesarme este particular, y afirmo que conozco tan perfectamente como usted las bases del Campeonato. Como parece haber divergencia entre la letra y espíritu de las mismas, me remito en su interpretación a los fundamentos que alegaban mis compañeros Sota y Cockran, en comunicados dirigidos a El Diario Universal, y que si no vieron la luz pública, no fue debido a culpa del señor director, quien los entregó a F. Boorden (sic) para publicarlos a la mayor brevedad en su sección de «Sport».

Juzguen los lectores el curioso caso de ser F. Boorden presidente de la Federación y presidente también de la Sociedad El Español.

Nuevamente califico de imposibles las condiciones en que aceptan nuestro reto, porque, si una de ellas era que el partido no se celebrase hasta que el Sr. Hermúa estuviese en condiciones para luchar, y, según noticias oficiosas en periódicos, se retira del sport en que tantos triunfos obtuvo, ¿cuándo podría el partido verificarse?

Y para terminar estas polémicas, en que ustedes sostienen en contra de nosotros que es ilegal la retención de la copa por el Athletic, solo me resta advertirles que la ley concede medios para reivindicar las cosas propias que estén en poder de otra persona que no sea su dueño legítimo.

De usted afectísimo seguro servidor, José de Urízar.

Como decíamos antes el mismo 10-9-1904 en que se publicaba esta carta, y en la misma página, se empezó a publicar la carta que el 25-4-1904 había remitido Benigno Martínez Franco a Avecilla y que terminaría de publicarse un mes después, el 10-10-1904.

Y hasta ese 10-10-1904 llegó la polémica, casi siete meses después de que no se celebrara el segundo Campeonato de España que dio como vencedor al Español de Madrid.

Antes de pasar a las conclusiones debemos detenernos brevemente en otra fecha, el 24-4-1904. Fue la fecha en que el Madrid FC se desplazó por primera vez en su historia para jugar un partido contra el Athletic. El motivo de la visita lo publicó Arte y Sport en su crónica del 30-4-1904: «para desagraviar a los bilbaínos de la decepción que seguramente sufrirían al poner el pie en Madrid para jugar el campeonato». El partido terminó con victoria de los locales por 2-1, y en el apartado siguiente analizaremos más detenidamente el posible motivo de este viaje madridista.




Conclusiones: el Athletic no ganó la Copa de 1904

Creemos haber explicado suficientemente cómo el quid de la cuestión está en lo ocurrido el 28-3-1904. Con el reglamento publicado del torneo el Athletic llevaba razón en afirmar que no había ningún equipo que cumpliera los requisitos de inscripción, y no reconocía potestad a la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball para cambiar dicho reglamento como lo había hecho el día 27-3-1904. Pero claro, el Athletic no era quién para juzgar la legitimidad o no de quien precisamente organizaba el torneo.

Entendemos que en el fondo lo que estaba haciendo el Athletic era reconocer implícitamente esa legitimidad solo al Madrid FC y a su presidente Carlos Padrós. Pero, ¿hasta qué punto no tuvo el propio Padrós responsabilidad en lo ocurrido?

Si como hemos visto la intención de este fue desde el principio organizar directamente el torneo, quizá pensase que podía ganar aún más fuerza y reforzar su prestigio si, siendo otro quien corriera con la organización, las cosas salían muy mal. De tal modo, nadie dudaría en lo sucesivo que sólo a Padrós debía corresponderle la organización. Como pitanza, se deshacía de Avecilla y una federación que no gobernaba.

Quizá la primera artimaña de Padrós tuviera como consecuencia que el Español de Barcelona no viniera a Madrid a jugar el Campeonato. Es cierto que no hay pruebas directas, pero lo que sí sabemos es que el Español dejó de venir anunció su retirada del torneo una vez que se hizo público que este no lo organizaría el Sr. Padrós sino la federación.

Los problemas de las eliminatorias madrileñas fueron fortuitos y no se le pueden achacar a nadie, pero lo que no sabemos es por qué no se cedió el Hipódromo salvo para el partido jugado por el Madrid. ¿Cuáles eran esas «causas de todos sabidas y que no es esta la ocasión de poner de manifiesto» a las que se refería Avecilla? ¿Tuvo algo que ver Padrós, quien sí había conseguido el Hipódromo para años anteriores y lo volvería a conseguir para los siguientes?

Esta interpretación gana fuerza precisamente por la visita que el Madrid y su presidente hicieron al Athletic tres semanas después del campeonato y la interpretación que dio de ella la prensa.¿Por qué habría el Madrid FC de desagraviar al Athletic cuándo él no había tenido ninguna responsabilidad de la organización del Campeonato de España? ¿O es que sí la había tenido? ¿Fue acaso el presidente madridista quien instó al Athletic a no reconocer legitimidad a la federación y a regresar a Bilbao el día siguiente de haber llegado a Madrid y sin haber jugado?

El caso es que la extraña actitud del Athletic tuvo a la larga su beneficio, pues aparte de llenar el campo de Lamiaco tres semanas después, Padrós volvió a organizar el Campeonato de España en la siguiente edición (1905) y quedaría aceptado como vencedor del año precedente al club que jamás lo ganó, al no prestarse a jugar siquiera. Así se entendió al Athletic, desde entonces, campeón de un torneo que no ganó: solo el organizador tiene potestad para decidir quién es el campeón. Y la Federación fue clara adjudicando el título al Español de Madrid. El Athletic Club quedó descalificado y en consecuencia ni siquiera podría tomársele por subcampeón.

Pero además hay que anotar que para dejar pocas pistas a los posibles interesados por el asunto las fechas de celebración del Campeonato se cambiaron en todas las historias publicadas para que cuadrara perfectamente la historia vendida por el Athletic. Desde el primer Anuario de la RFEF publicado en la temporada 1927-28 se dice que la fecha designada para el partido era el 26-3-1904 y que como no había campeón regional madrileño el Athletic no tuvo rival. Los dos días de diferencia que hay entre la fecha hasta ahora difundida y la real (28-3-1904) son suficientes para que ya sí hubiera representante madrileño, aunque hubiera sido designado por sorteo. No creemos, sinceramente, que el error en la fecha sea simplemente un error involuntario, sino antes bien parte de la propaganda para que perdurara el considerar al Athletic campeón aun sin serlo.

No queremos concluir este largo artículo sin llamar la atención sobre el Libro de Oro del Real Madrid, publicado con motivo de su cincuentenario en 1952. Editado por el propio club, su dirección recayó en Federico Carlos Sainz de Robles y su realización en Ediciones Ares. No sabemos quién fue el autor, pero sí sabemos que conocía perfectamente lo ocurrido en 1904 y que además contaba con información directa de la federación madrileña. No en vano reproduce las dos actas de reuniones que nosotros hemos copiado arriba, sino que afirma directamente tener mucha más información: «la publicación de todos ellos -que el autor conserva a disposición de los curiosos- sería interminable […]». Lástima que los curiosos de hoy no podamos tomar contacto con tan informado cronista. Y la pregunta que nos queda: ¿conservarán sus herederos toda esa valiosa información recopilada por el autor, incluidas las actas de la federación madrileña?

Para concluir queremos destacar que este episodio de la historia del fútbol español, tan escondido durante más de cien años y que nosotros hemos procurado desarrollar con toda la profusión posible, tuvo consecuencias muy importantes. Para empezar, la desaparición de la Asociación Madrileña de Clubs de Football y con ella todos sus proyectos nacionales que dejaron a España sin federación nacional hasta 1909. Y ante el hueco que esta entidad dejara, el Madrid FC no sólo volvió a tomar la organización del Campeonato de España, sino que ninguneando a la Federación desaparecida se permitió retrospectivamente nombrar campeón a quien no lo había sido. Tampoco podemos dejar de anotar que esta no sería la última trifulca montada por Madrid FC y Athletic Club contra una federación. La siguiente tuvo lugar en 1910, por razones en definitiva muy parecidas: no aceptaban la legitimidad de la federación, entonces la Federación Española de Clubs de Football fundada el 14-10-1909. Y es que seis años después los personajes seguían siendo los mismos. Pero eso ya es otra historia.

Luis Javier Bravo Mayor

José Ignacio Corcuera

Víctor Martínez Patón




Aquellos torneos de verano (V)

XIV Trofeo Ramón de Carranza: homenaje al fútbol español

La temporada 1967/68 había tenido una prolongación inusual y no todo por haberse disputado la fase final de la Copa de Europa de Naciones. La final de la Copa del Generalísimo acabó jugándose el 11 de julio. Aquella edición copera dio mucho que hablar, especialmente por el protagonismo que acabó adquiriendo el árbitro, Antonio Rigo. Si su actuación fue muy criticada en semifinales, cuando sus decisiones favorecieron al FC Barcelona frente al Atlético de Madrid, en la final, el Santiago Bernabeu terminó cubierto de miles de botellas que materializaban el descontento de los seguidores madridistas, que recriminaron su permisividad con la contundencia de la defensa barcelonista y la no señalización de una posible penalty.

Un mes después, casi a mediados de agosto, los grandes del fútbol español reiniciaron sus actividades, con las inevitables ilusiones ante la nueva temporada. El primero que inició los entrenamientos fue el Valencia CF que lo hizo el 3 de agosto. El Atlético de Madrid realizó su primera sesión el 6 y el Real Madrid el 7. El FC Barcelona esperó hasta el 11 para reunir a sus jugadores tras las vacaciones.

Y casi con lo puesto empezaron los partidos importantes: el Atlético fue a Amsterdam para caer ante el Ajax 2-0. El Real Madrid se estrenó en el Costa del Sol, donde perdió sus dos partidos, para luego ir a Norteamérica y disputar un par de amistosos. El FC Barcelona ganó el Joan Gamper tras derrotar en la final al CR Flamengo de Río de Janeiro por 5-4, mientras que el Valencia CF entre sus amistosos destacó el doble encuentro contra el Huracán e Buenos Aires, derrota el primero y victoria en el segundo.

carranza

Y llegó el Carranza. Se había programado una edición especial en la que se rendía homenaje al fútbol español. Junto al Valencia CF, vigente campeón del torneo, entraban el Real Madrid como campeón de Liga y el CF Barcelona como campeón de Copa. Cerraba el cartel el Club Atlético de Madrid. Se adelantaron en llegar a Cádiz el CF Barcelona y Valencia CF. Mientras que Real Madrid y Atlético se desplazaron en el mismo tren un día después.

El sorteo había sido un tanto caprichoso. Emparejó al Valencia con el Atlético y permitió que los dos finalistas de la última Copa de España volviesen a enfrentarse. Con ello, las previsiones que colocaban en la final al Valencia CF, cuestionaban si los levantinos serían capaces de retener su título ante el ganador de la otra semifinal. Pero así rodó el balón:

ATLÉTICO MADRID – VALENCIA CF 3-1 31/08/1968

Árbitro: Bueno

Goles: 1-0 (23′) Gárate. 2-0 (45′) Collar. 2-1 (59′) Ansola. 3-1 (89′) Ufarte.

Atlético Madrid: Zubiarraín; Paquito, Griffa, Calleja; Irureta, Iglesias; Ufarte, Luis, Gárate (Cardona), Adelardo, Collar.

Valencia CF: Pesudo; Sol[44′], Jesús Martínez, Tatono; Roberto, Paquito; Machicha (Panchulo 44′), Claramunt, Ansola, Waldo, Ramón Martínez (Poli 44′).

Aunque el Valencia CF partía como favorito, a la hora de la verdad, no pudo hacer frente a la decisión y juego más rápido de los rojiblancos. Una de las reglas elementales del fútbol se cumplió: ante un centro de campo elaborador y un tanto parsimonioso se le contesta con velocidad y decisión. Eso fue lo que ocurrió. El Valencia contaba con Claramunt y Paquito para trenzar su juego en espera de servir balones a sus dos arietes Waldo y Ansola. Y una dinámica de juego previsible, máxime cuando sus dos extremos no acaban de entrar. Pero el Atlético, en vez de plantear la pugna por el centro del campo jugó a amarrar mejor a sus rivales y aprovechar su única ventaja: los lados. Ufarte y Collar. Fue el contragolpe rojiblanco el arma que decidió el partido. Posiblemente la fortuna se decantó por el Atlético cuando Gárate se anticipó en un rechace y logró el primer gol. Pero luego, el Valencia fue perdiendo confianza, especialmente en su defensa que no acertaba a tapar las salidas por la bandas rivales. La dureza con que Sol se empleó sobre Collar le llevó al vestuario antes del descanso. Mundo, aprovechándose del reglamento del torneo, introdujo dos modificaciones para recomponer sus líneas, pero… expulsión y seguidamente gol madrileño. Con el 2-0 en contra el Valencia mantuvo su empuje arriba. Llegó a acortar distancias, demostrando una preparación física superior, pero una nueva escapada, ahora de Ufarte, a poco del final, resolvió la primera semifinal.

CF BARCELONA – REAL MADRID 2-1 31/08/1968

Árbitro: Sánchez Ibáñez.

Goles: 1-0 (24′) Juanito. 1-1 (59′) Gento. 2-1 (87′) Zaldúa.

CF Barcelona: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Mendonça, Pereda, Rifé.

Real Madrid: Betancort; Sanchis, De Felipe, Zunzunegui; Pirri, Zoco; Miguel Pérez, Amancio, Grosso, Vidal (José Luis 44′), Gento.

Era el plato fuerte. Entre los dos equipos alineaban 18 (19 si contamos el cambio en el Real Madrid) protagonistas de la última final de Copa. Si los madrileños contaban con mayor apoyo en las gradas debido a los cuantiosos veraneantes, el Barça presentaba su reciente fichaje, el ídolo local, Juanito, conocido como el Niño de oro. Y fue el gaditano quien abrió el marcador, culminando así la mejor predisposición barcelonista. Juanito estaba siendo el hombre del partido y el Madrid no acertaba a responder. Además, la superioridad técnica de los azulgrana llegaba a asfixiar a su rival. Pero con 1-0 llegó el descanso y el Madrid se preparó para responder. No contó Miguel Muñoz con que José Luis se lesionaría a los 2 minutos de juego, relegándose a hombre de relleno sobre el campo (solo se podían hacer las sustituciones durante la primera parte). El Real Madrid adelantó líneas y chocó con la sólida defensa contraria. Sin embargo, en un fallo del portero, Gento estableció el empate y así aumentó la incertidumbre. En la recta final del choque el CF Barcelona volvió a tomar el mando. Fue desarbolando poco a poco al Madrid y según se acercaba el final también se acercaba el gol del triunfo. Llegó tras una buena jugada de Juanito, tras librarse de Zunzunegui, llegó hasta el palo y cedió el balón a Zaldúa, perfectamente colocado. No hubo revancha, el Barça, esta vez sí, superó con claridad y sin polémica al Real Madrid.

REAL MADRID – VALENCIA CF 3-0 01/09/1968

Árbitro: Sánchez Ibáñez.

Goles: 1-0 (23′) Pirri. 2-0 (53′) Miguel Pérez. 3-0 (85′) Pirri de p.

Real Madrid: Junquera; Miera, De Felipe, Zunzunegui; Pirri, Zoco; Miguel Pérez, Amancio, Grosso (Grande), Vidal, Bueno.

Valencia CF: Pesudo; Tatono, Jesús Martínez, Panchulo; Paquito (Catalá Benet), Roberto; Claramunt, Waldo, Ansola, Poli, Nolito.

El partido por el tercer puesto convocó a dos equipos resignados. Los cambios introducidos por ambos entrenadores tuvieron mayor influencia el Valencia ya que tuvo que reorganizar toda su línea de ataque.

El Real Madrid se mostró sólido y sin necesidad de apretar, pues el rival tampoco lo hacía, fue imponiéndose con claridad. Para rematar la situación, Catalá-Benet, que había entrado por Paquito con la intención darle más vida al juego valencianista, se lesionó quedando sobre el terreno como simple testigo del partido.

Estaba claro que tratar de eludir el cuarto puesto no era suficiente motivo para incentivar a los jugadores. Con todo, Grande y Vidal, por parte del Real Madrid, intentaron agradar a su entrenador y pusieron sobre el campo las mejores muestras de fútbol.

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ATLÉTICO MADRID – CF BARCELONA 1-0 01/09/1968

Árbitro: Medina Iglesias.

Gol: 1-0 (37′) Calleja.

Atlético Madrid: Zubiarraín; Paquito, Griffa, Calleja; Irureta, Iglesias; Ufarte[52′], Luis, Gárate, Adelardo, Collar.

CF Barcelona: Sadurní; Torres, Gallego[40′], Eladio; Zabalza, Fusté; Oliveros (Juanito), Juan Carlos, Mendonça, Palau (Pereda[52′]), Rexach.

Y por fin llegó la gran final, el homenaje al fútbol español. Y así fue, todo un homenaje al fútbol despreocupado, desenvuelto y descarado con que el Atlético de Madrid se presentó ante el CF Barcelona. También tenían ganas de revancha los rojiblancos, que no olvidaban las semifinales de la última Copa donde siempre acusarán al arbitraje de los dos partidos, el balear Antonio Rigo.

Si Artigas contaba con Balmanya a su lado, Miguel lo hacía con Villalonga. Si el Barcelona demostraba más recursos introduciendo algunos cambios en su alineación, el Atlético presentaba a los mismo hombres, sin especular con el posible cansancio.

Ambos conjuntos fueron fieles a sus tradiciones, esas que los han identificado a lo largo de la historia. El potencial de CF Barcelona siempre se ha basado en su lista interminable de jugadores, elegantes y técnicos. El Atlético siempre ha sido más directo: una sólida defensa, más bien dura, y una delantera resolutiva, casi autosuficiente.

Cuando el partido comenzó se pudo apreciar que la pareja Luis-Gárate, alimentada por Ufarte y Collar, junto con la presencia de Irureta, estaban dando demasiado trabajo a la defensa azulgrana, que sin opción de respuesta se iba metiendo en su área. El Barcelona no sabía transitar el balón hasta sus delanteros y cuando lo intentaban se encontraban con los expeditivos defensas rivales, que iban adelantando su posición según avanzaba el partido. Y así, para sorpresa del público, llegó el único gol. Un balón centrado es despejado de puños por Sadurní, llega a Calleja, que conecta un disparo que traspasa la muralla de jugadores que todavía había en el área. Se pudo escuchar el disparo de Calleja en todo el estadio porque el público no daba crédito a tan manifiesta superioridad atlética.

Perdió los nervios el Barcelona, los perdió Gallego que fue expulsado por una dura entrada a Gárate. Cada vez que llegaba el delantero rojiblanco Gallego vivía un problema. Y la tensión subió cuando Pereda y Ufarte también fueron expulsados. Pereda había retrasado su posición a lateral y se emparejó con Ufarte. Hubo un roce entre ellos y el árbitro, pensando que todo podría ir a más, cortó por lo sano, para algunos con demasiado rigor.

Y así hasta el final. Los dos equipos se dieron cuenta de que el empleo de la fuerza podría transformarse en nuevas expulsiones. Y entonces los dos equipos trastocaron sus tradiciones. El Barcelona peleó para contrarrestar su desventaja en el marcador y en el número de hombres. El Atlético, por el contrario, se ordenó y fue dejando que el tiempo corriese sin que hubiese ningún gol más.

Al final, el Atlético fue campeón del torneo homenaje al fútbol español. Un fútbol que entraba en sus mínimos internacionales, especialmente en las competiciones de clubs. Esa temporada, la Liga fue de nuevo para el Real Madrid, que barrió (perdió solo un partido, ante el Elche CF). El CF Barcelona quedó tercero, superado por la UD Las Palmas de Molowny, mientras que el Valencia CF, quinto, y el Atlético Madrid, sexto, vieron como el CD Sabadell de Pasieguito les arrebataba la cuarta posición.




Radiografía de un… ¿soborno?

Con alguna regularidad, nuestro fútbol suele verse enredado en acusaciones o sospechas de amaño. Corría 1941 cuando el Hércules de Alicante decidió liquidar a buena parte de su plantilla, ante la probabilidad de que se hubieran dejado golear en campo propio frente al Celta vigués. Cinco años más tarde, al Levante se le fue la mano en su último choque liguero frente al Almansa. Competía por el ascenso con el Atlético Baleares y estaba claro que el «goal-average» resultaría decisivo. Puestos a remangarse, parece se aplicaron a conciencia. Pero claro, aquel 0-11 resultó tan escandaloso que la F.E.F. acabó sancionando a 10 de los 11 muchachos que esa tarde vistieron la camiseta manchega. También levantó muy serias sospechas la actitud de Vicente Dauder y Gabriel Taltabull en una decisiva promoción del «Nastic» tarraconense, aunque nadie lograra la menor prueba de compraventa. Según denuncia melillense, el 17 de marzo de 1956, un directivo del Córdoba habría ofrecido 50.000 ptas., de ellas 25.000 por adelantado, a cambio de que la U. D. Melilla entregase su partido en el Álvarez Claro. Como posteriormente el choque se resolviera a favor de los melillenses por 1-0, nadie hizo mucho por averiguar la verdad. El 30 de junio de 1956, las sospechas volvieron a cernirse en torno al «Nastic». Esta vez fue Lorenzo Rifé quien las desatara en otro partido de promoción, resuelto a favor del Europa mediante un doloroso 2-4. En 1980, el escándalo salpicó la 1ª División. Málaga y Salamanca fingieron tan mal, que el Comité de Competición, dispuesto a aplicar un buen escarmiento, suspendió por un año a los malacitanos Corral, Migueli, Orozco y Macías. Elevado el correspondiente recurso ante el Consejo Superior de Disciplina Deportiva, este organismo acabaría dejando sin efecto las sanciones. Mala solución, porque para entonces los cuatro estaban a punto de cumplir su pena. Corral, Orozco y Migueli, ya había colgado las botas, y sólo el central Macías, quién sabe si por cabezonada, se empeñó en continuar dándole al cuero en el Antequerano. Más recientemente, con los leones de San Mamés a punto de descender a 2ª División, la captura de una conversación telefónica entre el presidente del Levante y su capitán, el irundarra Iñaki Descarga, dejaba entrever la entrega de los 3 últimos puntos. El decisivo partido, en efecto, se resolvió en «la Catedral» a favor del Athletic. E incluso los cronistas más apasionados reconocieron haber visto a un Levante contemporizador, noblote y sin la garra que durante todo el Campeonato le caracterizara.

La relación aún podría ser más extensa, pues 100 ediciones coperas y 70 de Liga dan para casi todo. Pero hubo un caso especial, de puro anómalo. El presunto sobornado confesó su teórica debilidad. Llegó a salir del campo sin que el colegiado hubiera pitado el final, dejando a su equipo con un hombre menos. El Comité de Competición se mostró inflexible. Y a pesar de todo, nadie podría poner la mano sobre aquel fuego con la seguridad de no abrasarse. Estos fueron los hechos. Veámoslos al trasluz, como si se tratara de una radiografía.

Miguel Barrera iniciaba en 1966-67 su tercera campaña defendiendo el portal del Jumilla C. F.. Había ingresado durante el verano de 1964, procedente del Cieza, y nadie podía reprocharle nada en el conjunto vinatero. Era un buen guardameta de 3ª División, capacitado para encarar retos mayores. Aquella edición sería alineado como Barrera II, pues tendría a su lado a un hermano mayor, compitiendo por la defensa de los tres palos. Nada hacía pensar que su caso saltaría de la región murciana a toda la prensa y radio estatales, e incluso a la propia televisión, cuando ésta emitía en blanco y negro y acababa de estrenar su segundo canal.

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Escudo de aquel Jumilla, noticia desgraciada durante los años 60 por culpa de un “soborno” envuelto en sombras bastante densas.

Los hechos se produjeron el domingo 5 de marzo de 1967, cuando el Jumilla recibió en su campo de La Asunción al Albacete, para dirimir el choque correspondiente a la jornada 23 del Campeonato. El Albacete luchaba con el Eldense, el Alicante y el Cartagena, por ocupar una de las dos primeras plazas; únicas que daban derecho a disputar la promoción de ascenso a 2ª División. El Jumilla venía de una mala racha y aquellos puntos resultaban importantísimos para los dos contendientes. Las crónicas de «Línea» y «La Verdad» recrearon muy bien todo aquel nerviosismo. Aunque los locales comenzaran atacando, un descuido defensivo permitió a Martínez disparar desde lejos y alojar la pelota en la red de Barrera II. Continuó a la carga el Jumilla, pese al buen orden y la veteranía de que hizo gala el conjunto manchego. Se llegó al descanso con ese 0-1, pero a los 15 minutos de la reanudación un centro de Siles fue cortado con la mano por un defensa visitante. Sánchez transformaba el penalti, estableciendo la igualada. El Albacete, entonces, pareció reaccionar. Hilvanó buenas combinaciones, sin que ninguna de ellas desequilibrara el tanteador. De pronto, a falta de 5 minutos para la conclusión, el Albacete volvía a adelantarse, gracias a un disparo flojo, manso, ante el que Barrera no hizo nada útil. Más exactamente, empujó el balón a su portería. Ante el asombro general, traducido casi de inmediato en protestas, Barrera II abandonaba el campo. Su compañero Cárceles, un defensa, tendría que colocarse bajo el marco durante los escasos minutos que aún restaban.

No es que la jugada decisiva fuese mal vista por los dolidos espectadores jumillanos. El martes día 7 (entonces los lunes no existía otra prensa que «La Hoja»), «La Línea» y «La Voz de Albacete» coincidían en lo sustancial. «La Línea recogió: «Transcurría el minuto 40 de esta segunda parte cuando se produjo el más bochornoso espectáculo que se ha conocido en este estadio. Ante el asombro de cuantos presenciábamos el encuentro, el portero local Barrera, a tiro del delantero visitante, en vez de detener el esférico, remató a su propia meta lo que valió la victoria del equipo albacetense. En este momento el meta Barrera II decidió retirarse del terreno de juego». Y «La Voz de Albacete» corroboraba: «Se observó en Barrera II una torpeza desacostumbrada en sus intervenciones, que culminó cuando en una jugada ayudó a que el balón impulsado por un jugador del Albacete entrara en su propia red. Gol que valió la victoria del equipo visitante. Pero más extraño resultó que a raíz del gol, Barrera II abandonó el terreno de juego sin justificación».

La polémica, sin embargo, no había hecho sino comenzar. Pronto se supo que en el vestuario, ante sus compañeros y directivos, Barrera II, presa del remordimiento, declaró haberse dejado marcar el segundo tanto, luego de recibir 12.000 ptas. La directiva, entonces, exigió a su jugador una declaración escrita. Y a las 7 de la tarde, en los locales de Inspección Municipal de la policía jumillana, ante Matías Ríos Guardiola, delegado informador de la Delegación Provincial de Fútbol, Juan Lila Albiñana, presidente del Jumilla, Juan Jiménez Fernández, secretario, José Mª Tévar, vicesecretario, Vicente Calabuig, delegado de campo, y Antonio Romera, jefe de la policía local, que firmaron como testigos, Miguel Barrera confirmó que el viernes anterior, en Cartagena, donde cumplía el servicio militar, dos varones de entre 28 y 35 años le habían sobornado.

El Jumilla, de inmediato, solicitó a la Federación el esclarecimiento de los hechos, se castigara a los culpables y se diese por inválido el 1-2 de aquel partido. Al mismo tiempo, rescindió el contrato de su portero y le reclamó hasta la última peseta entregada a cuenta. En total, 12.300 de ficha y 10.000 de sueldos. Cuanto sucedió a esa confesión firmada, puede seguirse en titulares, como muy bien hicieron Juan José Melero y José García Simón en sus «80 años de una pasión: Historia del Jumilla»: «El Albacete Balompié sale al paso de una burda maniobra contra su prestigio» (La Voz de Albacete, 8-III-1967). «El Albacete niega su participación en los hechos. Señala que el Jumilla es testaferro de otras entidades» (La Verdad, de Murcia, 9-III). «Nota del Albacete: El Jumilla actúa por presión de otras entidades. La directiva niega toda participación en el soborno del portero jumillano» (Informaciones de Alicante, el mismo día 9). «No sobornó el Albacete» (ABC de Madrid, también el día 9).

Paralelamente, el miércoles día 8 de marzo Miguel Barrera fue citado a declarar en los locales de la Federación Murciana. No compareció. Lo hizo en cambio Barrera I, su suplente y hermano, justificando la ausencia al no haber podido obtener permiso militar en el cuartel de La Guía, próximo a Cartagena. Puestos en contacto con el Ejército de Tierra, los federativos fueron informados de que el futbolista sí disponía de permiso, y que llevaba disfrutándolo varios días. Como sus explicaciones resultaban imprescindibles para la instrucción, volvió a ser convocado para el viernes 10.

El escándalo ya era mayúsculo. El jueves día 9, Juan Lila, presidente del Jumilla, fue entrevistado en los estudios madrileños de Televisión Española. Justo ese mismo día, el diario madrileño «Pueblo» recogió unas declaraciones de Barrera II, donde afirmaba no haber sido sobornado, achacando aquella primera declaración a los nervios, fruto de las presiones. «Si acepté la culpabilidad de soborno fue porque me di cuenta del grave perjuicio que le había ocasionado a mi equipo y pensé que esa era la única posibilidad de anular el encuentro». En la misma entrevista dijo que durante todo el partido debió soportar los insultos de dos o tres espectadores próximos, y que para colmo vio cómo su hermano estaba peleándose con otro espectador desde el banquillo. «En eso vi que llegaba el balón, le di una patada y me fui a los vestuarios». Al día siguiente, «La Verdad» publicaba otra entrevista al portero, realizada en Cartagena. Para entonces Barrera ya no militaba en el Jumilla, pues los «vinateros» acababan de contratar a Espinosa, muchacho de 21 años que hasta entonces jugaba en el modestísimo Madimsa. Miguel Barrera se ratificó en su inocencia, asegurando le habían hundido la carrera deportiva por 12.000 ptas. Su amargura parecía sincera: «Es lo que tengo que agradecer a la directiva del Jumilla» -dijo-. «Se han portado muy mal conmigo. Después de jugar tres temporadas en el equipo, así me han tratado». Como contrapunto, el diario murciano recogía otras declaraciones del asesor técnico jumillano, Santiago Villaescusa, y del vicepresidente Miguel Trigueros. Del técnico sólo salían parabienes. Barrera había tenido siempre un comportamiento ejemplar, era el mejor portero de la región, el de más porvenir, hasta el punto que el At. Madrid lo había convocado para una prueba. Con todo, si algo no encajaba en aquel rompecabezas, era que Barrera hubiese llevado al campo, ese preciso día, a su hermana y a su novia. ¿Es que alguien podía dejarse golear, justo cuando su novia lo vería todo desde la grada?. El vicepresidente también ensalzaba a Barrera como portero. Le había acompañado hasta el vestuario cuando se retiró del campo, dejando a sus compañeros empantanados. «Y allí mismo, sin coacción, me dijo que había tomado dinero», escribió el entrevistador.

El Jumilla C. F. “heredero” de aquel otro  en cuyo seno se vivió esta increíble peripecia.

El Jumilla C. F. “heredero” de aquel otro en cuyo seno se vivió esta increíble peripecia.

Llegó el viernes y Barrera volvió a dar la espantada ante la Federación. Dos familiares se presentaron en su nombre, justificando la reiterada ausencia en supuestos deberes militares. Los federativos, entonces, optaron por desplazarse hasta Cartagena e interrogar al jugador. Desconocían que el soldado iba a estar de guardia y por ese motivo tampoco pudo decirles nada. De cuanto ese día declararon los directivos de Albacete y Jumilla, el colegiado y los jueces de línea, destacó la confirmación de que, en efecto, Barrera I había tenido un rifirrafe con parte del público, y que desde ese momento su hermano parecía estar más atento a cuanto ocurría en torno al banquillo que al desarrollo del juego.

Por fin el viernes 17, casi dos semanas después de encajar el gol, Miguel Barrera dio su versión oficial, reafirmándose en la distracción por culpa de la pelea, negando cualquier soborno y añadiendo que en aquel momento pudo haber firmado cualquier cosa: «Incluso mi condena a muerte». Según él, los directivos del Jumilla no emplearon la fuerza, pero sí la persuasión. «Me aconsejaron mal». Y en lo que parecía un borbotón sincero, aseguró: «Nunca pensé pudiera llegarse a un estado en que un hombre admitiría cualquier cosa para que le dejasen en paz». La misma sinceridad, rebozada en amargura, le hizo convenir: «Sé que estoy perdido para el fútbol. Esta mancha me hunde deportivamente».

La suerte estaba echada, pese a que toda la plantilla del Jumilla dirigió un escrito a la Federación, solicitando la mayor benevolencia posible en su fallo. Y sí, el Comité de Competición fue benevolente, asegurando no haber encontrado pruebas de soborno. En vista de ello, sancionaba al guardameta con una multa de 300 a 600 ptas. por ausentarse del campo sin permiso arbitral, según contemplaba en el artículo 100.

Emblema actual de Jumilla, en su segunda refundación, tras la catastrófica desaparición de dicha entidad al término del ejercicio 2010-11.

Emblema actual de Jumilla, en su segunda refundación, tras la catastrófica desaparición de dicha entidad al término del ejercicio 2010-11.

Las quejas fueron unánimes. ¿Para eso se había armado tanto revuelo?. ¿Es que nunca se iba a acabar con las sospechas de fraude en el fútbol?. Poniendo tan bajo el listón, cualquiera podría animarse a adulterar las competiciones. Después de todo, 2 puntos imprescindibles por 12.000 ptas., o 12.600, si se afrontaba también la multa, era un precio lo bastante atractivo para ser tenido en cuenta. Permeables a las presiones, desdiciéndose de su propio fallo, los miembros del Comité de Competición elevaron escrito al Comité Directivo de la Federación Regional, solicitando la suspensión de Barrera por un año. El martes 22 de marzo de 1967, el máximo organismo murciano suspendía a Barrera II no por uno, sino por dos años, amparándose en el artículo 90 del reglamento de Jugadores. Y haciéndose eco de la solicitud del Jumilla, daba el contrato deportivo del guardameta por rescindido.

¿Culpable o víctima?. Miguel Barrera, en todo caso, concluyó aquel lejano 1967 su prometedora marcha futbolística. El Jumilla ocupó el penúltimo puesto en el X Grupo de 3ª División, que implicaba descenso a categoría Regional. Pero eso no fue lo peor. Carcomida la moral de sus directivos, humillada la afición por el revuelo nacional del «soborno», el club no fue inscrito para la Liga Regional del Campeonato 1967-68. Dicho en otras palabras, el Jumilla desaparecía. Tendrían que transcurrir nueve años para que un nuevo grupo de aficionados, deglutida toda la hiel, refundase el club y lo pusiera a competir en la más baja categoría regional murciana. El Albacete, por cierto, coprotagonista de los acontecimientos, ocupó el segundo puesto en la clasificación final, a 2 puntos del Eldense. Ambos disputaron la promoción de ascenso a 2ª y ninguno de ellos logro encaramarse a la división de plata.

En esta historia llena de ambigüedades, como si de buen cine negro se tratara, todos salieron perdiendo.




El fútbol en Valencia antes del Valencia FC

El museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia presenta desde hace varios meses una exposición histórica del Valencia CF donde también se ofrecen algunos datos sobre los inicios del fútbol en la ciudad, los cuales habían quedado difuminados en el tiempo y ahora han podido salir a la luz, en parte, gracias al excelente trabajo realizado por Felip Bens y José Luis García Nieves para su obra Historia del Levante UD de reciente aparición, donde se describe que antes de la fundación del actual Valencia CF hubo varios equipos que ostentaron el nombre de la ciudad, aunque su trayectoria, en la mayoría de los casos, fue efímera y pasó desapercibida ya que durante las dos primeras décadas del siglo, el fútbol no fue capaz de conseguir el definitivo arraigo ni alcanzó popularidad, aunque estuvo latente de forma anónima y tuvo sus momentos de esplendor con la Exposición Regional de 1909.

En los albores del siglo XX la práctica del foot-ball irrumpió en Valencia propiciado principalmente por la presencia en el puerto de numerosos buques británicos dedicados a la exportación de cebollas y cítricos, siendo por tanto marineros y trabajadores portuarios quienes comenzaron a practicarlo en las inmediaciones del distrito marítimo, sobre todo en la explanada de Las Arenas y en la Plageta del Cabanyal. Posteriormente se extendió hacia la capital por dos solares de su entorno, situados en el Camí del Grau y de Algirós, y ya en la ciudad se sitúan otros focos en el Parque de la Pechina, del Patronato de la Juventud Obrera, impulsados por residentes de la colonia inglesa respaldados por aficionados nativos que conocían el nuevo deporte por su estancia en tierras británicas con motivo de estudios o trabajos.

La referencia más antigua que se dispone, aparecida el 2 de febrero de 1903 en la revista Los Deportes, señala al Club Español como pionero del fútbol en Valencia. Fundado en los primeros días de ese año jugaba sus partidos en un solar situado frente al balneario Las Arenas, pero apenas existen indicios de su efímera actividad entre sus socios. Poco a poco los grupos de aficionados se fueron haciendo más numerosos, pero hasta 1906 no se puede documentar la existencia en la ciudad de ningún otro club organizado, encontrándose una cita del corresponsal en Valencia de El Mundo Deportivo, alentando a la práctica del fútbol en la ciudad, y tres semanas después con el anuncio del equipo formado por un grupo de aficionados, que se desplazó a la vecina ciudad de Castellón para disputar un match con motivo de las fiestas de la Magdalena. Sin embargo, algunas fuentes sitúan en 1905 la fundación de la sociedad Football Club Valencia, que adquirió carácter legal el 3 de enero de 1907. Tenía su sede social en el café Tupinamba, en la calle de la Paz, vestía camiseta blanca, pantalón y medias azul marino, y -según informaba el anterior medio citado- su Junta Directiva estaba presidida por Alfonso Ferrer; con Carlos Dupuy de Lome y Luis Salgado-Araujo, de vicepresidentes; Enrique Blay, Tesorero; Antonio Alorda y Arturo Ortigosa, como Secretario 1º y 2º; además de Francisco Torres; Juan Dupuy de Lome y Francisco Cubells, como Vocales. En su equipo infantil figuraba Ramón Leonarte, que unos años más tarde sería delegado del Colegio de Árbitros y presidente del actual Valencia CF. La nueva sociedad se estrenó el 4 de febrero ganando por 2-1 al Club Marítimo, otra de nueva aparición en las inmediaciones portuarias, donde el 13 de mayo, de 1907 se constituyó el FC Cabañal, embrión del posterior Levante FC, con sede en el antiguo Paseo de Colón y terreno de juego en la Plageta, presidido por Enrique Ochando, con Alberto Morales, Juan Lapuente y Alfonso Bernal, entre sus dirigentes.

A principio de 1908 el Club Valencia organizó dos partidos teniendo como adversario invitado al X Foot-ball Club de Barcelona, campeón de Catalunya en los dos últimos años, levantando su presencia gran animación en la ciudad, pero el 14 de enero la lluvia estropeó el espectáculo, aunque muchos aficionados la soportaron durante un buen rato, ya que el partido se inició y los jugadores locales llegaron incluso a marcar dos tantos, antes de ser aplazado hasta el día siguiente. Sin embargo, las condiciones meteorológicas no mejoraron y el equipo catalán debió regresar sin poder ofrecer el esperado duelo.

Uno de los personajes clave para el surgimiento del fútbol organizado en la ciudad y su definitiva implantación, fue Francisco Sinisterra Montesinos. Hijo de una familia acomodada de los poblados marítimos pasó siete años en las ciudades inglesas de Londres y Bristol por motivos de estudios y regresó en 1907 totalmente enamorado del nuevo deporte. No tardó en coger las riendas del fútbol valenciano con la inestimable ayuda de algunos antiguos compañeros de colegio. Participó en los primeros partidos como jugador -entre ellos el mencionado contra el club barcelonés-  y como árbitro.

Impulsó al nuevo FC Valencia, y junto con su hermano Julio fue uno de los líderes del Rat Penat, club que surgió en 1909 y en el cual también tomó parte activa. Francisco Sinisterra desempeño una labor fundamental en la configuración del fútbol valenciano, que posteriormente tendría vital repercusión en el ámbito estatal, ya que desde su cargo directivo de FC Valencia impulsó la celebración del torneo de fútbol en los actos de la Exposición Regional que se jugó la última semana de junio de 1909.

Este «concurso de foot-ball» organizado por el Comité de Fiestas de la Exposición despertó un gran interés por la calidad de los contendientes, y fue uno de las mejores competiciones disputadas hasta la fecha. Se inició el día 25 con un torneo que determinaría el representante regional, con participación del Recreación Club de Alicante, FC Cabañal y FC Valencia, que fue el vencedor, tras golear por 7-0 a los alicantinos y ganar al día siguiente por 3-0 al equipo marítimo, contendiendo en la fase nacional con el Club Deportivo Español de Barcelona, Sociedad Gimnástica Española de Madrid y Fútbol Club Barcelona. El programa dispuesto inicialmente fue modificado y el partido anunciado entre el equipo anfitrión y el Español no se jugó para permitir un descanso a los jugadores locales que habían jugado el torneo anterior, decidiendo que fuera el Barcelona quien se enfrentase a los blanquiazules la tarde del día 27. Acudió numeroso público a presenciarlo, ya que era esperado con enorme interés y al final resultó ganador el cuadro azulgrana por 3-2, aunque según la prensa «Al finalizar el partido el Español presenta una protesta, fundada en la parcialidad de los jueces de campo y de meta. A los que tienen antecedentes de dicho club no les extraña esto, pues dicen que es tal su costumbre de protestar, que hasta cuando gana protesta. El Jurado acepta dicha protesta para resolver lo que proceda«.

Al día siguiente, el jurado decidió dar validez al resultado, pero del desenlace entre valencianos y madrileños, fijado para este día no se ha encontrado ni rastro. Tras consultar todos los medios locales al alcance y algunos de Madrid se puede llegar a la conclusión -con las naturales reservas- que el partido no se jugó, y que el Valencia cedió los puntos a su rival, ya que la pista central de la Exposición, donde debía disputarse, estaba ocupada con los preparativos de la verbena de San Pedro que esa misma noche se celebró. El día 29 jugaron en primer lugar Español y Valencia, con victoria blanquiazul por 4-3, y luego lo hicieron Barcelona y Gimnástica, que llegaron hasta el minuto 50 sin goles, suspendiéndose por falta de luz, y reanudado al día siguiente, con un autogol de un defensor azulgrana, que acto seguido remontaron sus compañeros para anotarse una nueva victoria por 2-1. El día 1 de julio concluyó la competición con el triunfo de la Gimnástica sobre el Español por 3-0 y el 4-0 del Barcelona al Valencia que le proclamó campeón, y que presidió la Infanta Doña Isabel.

El título conseguido por el FC Barcelona en este torneo fue celebrado por la afición azulgrana como si se tratara de un Campeonato de España. La llegada de los vencedores a la ciudad Condal fue apoteósica por parte de los socios que los acompañaron hasta el café Torino, lugar de reunión de los azulgrana. Unos días después se celebró una cena en el hotel Mundial en honor de los campeones al final de la cual, y en medio de elocuentes discursos, se acordó impulsar de manera inmediata la creación de un organismo de ámbito nacional por el que hacía tiempo se venía trabajando. Una sonora ovación acogió la propuesta e inmediatamente se nombró una comisión compuesta por los señores Hans Gamper, Eleuterio Muga y Narciso Masferrer que la llevarían a feliz término. El 14 de octubre de 1909 se celebró en Madrid la Asamblea constitutiva de la Federación Española de Clubs de Football.

Las memorables jornadas vividas durante la celebración del torneo de fútbol de la Exposición fueron el punto de partida para que la afición brotase en la ciudad de Valencia con verdadero fervor en los meses posteriores. Al amparo de esta febril pasión aparecieron de inmediato nuevas sociedades, como el España FC constituido el 4 de septiembre, el Rat Penat FC nacido al día siguiente, y el Levante FC legalizado dos días después como continuación de FC Cabañal. Una semana después surgió el Club Gimnástico, con sede en el Patronato de la Juventud Obrera, y por las mismas fechas, de una escisión del FC Valencia, quedaba también constituido el Hispano FC.

Ya para entonces existía la Federación Valenciana del Clubs de Football, fundada el 2 de mayo de 1909 por Francisco Sinisterra, su primer presidente, que había ubicado el local social en su propio domicilio. Los representantes de los nuevos clubs, excepto el Gimnástico, pasaron a formar parte del organismo federativo que tomó el acuerdo de organizar el primer campeonato de Valencia entre sus cinco asociados, cuyo comienzo se fijó para el 24 de octubre; la confección del calendario, exámenes para poder arbitrar los partidos y el inicio de gestiones para adquirir un terreno de juego donde disputar la competición. Ésta se prolongó hasta el 20 de febrero de 1910 y fue ganada por el FC Valencia, que ostentó la hegemonía durante su corta etapa futbolística. En abril de 1910 dejaba de jugar con su nombre y adoptaba el de Sociedad Gimnástica Valenciana al integrarse en esta entidad. Antes de comenzar la nueva temporada se produjo la fusión del España FC y el Hispano, dando lugar al Hispania FC que heredó la gran Pista de la Exposición. Ambos, Hispania y Sociedad Gimnástica Valenciana rivalizaron en el campeonato de 1911 que ganaron éstos revalidando le éxito anterior, pero a finales de ese mismo año el equipo entonces decano desapareció prácticamente invicto.

El Hispania FC tomó el relevo del desaparecido FC Valencia al incorporar en sus filas a varios jugadores de la disuelta sociedad, como Leonarte, Reberg, Posada, Almenar y los hermanos Ferrer, para poder convertirse durante la siguiente etapa en el equipo más representativo de la ciudad, contendiendo con el Español de Barcelona y en diciembre de 1912 con el Madrid FC. El Hispania FC fue campeón regional tres temporadas seguidas entre 1912 y 1914, pero con el desmantelamiento de la pista central del Palacio de la Exposición por parte del Ayuntamiento, acabó su hegemonía y su fugaz trayectoria.

Mientras tanto fueron surgiendo en el ámbito valenciano nuevos clubs, como el Regional y el Sagunto, dirigido por el padre Viñas, con sede en el colegio de los Salesianos de dicha calle. Y el 18 de enero de 1912 quedaba constituido el Club Deportivo Español con la fusión del Valenciano y el Godella, dos entidades surgidas en 1909 en el entorno de la ciudad tras la efervescencia futbolística del Torneo de la Exposición. Alfredo Milego fue su primer presidente y su hermano Augusto figuraba como vocal en la junta directiva. Algunas fuentes apuntan a este club como continuación del desaparecido FC Valencia, pero no hay datos ni nombres que avalen esta vinculación. El Club Deportivo Español se incorporó a las competiciones regionales en las cuales mantuvo una trayectoria estable, aunque fue superado primero por el Hispania y posteriormente por el Sagunto, que sería la cuna de futuras figuras como Arturo Montes o Juan Puig. Este equipo también contó en sus filas con Augusto Milego y Gonzalo Medina, quienes posteriormente fundarían el actual Valencia CF

Los acontecimientos sociopolíticos vividos en la ciudad entre 1912 y 1914, la crisis económica que siguió al estallido de la Gran Guerra y la falta de terrenos de juego, tras el desmantelamiento de la Pista de la Exposición, marcaron un periodo poco favorecedor para el desarrollo del fútbol valenciano y éste entró en una grave crisis estructural, permaneciendo inactivo durante varios meses. La llama quedó viva en los colegios religiosos de la ciudad como los Jesuitas, Escolapios, Maristas y sobre todo los Salesianos del Padre Guillermo Viñas, organizando torneos, jornadas deportivas y cediendo sus instalaciones. En este contexto de fútbol escolar o callejero aparecieron fugazmente algunos equipos que actuaron con el nombre de Valencia, todos ellos con escasa entidad. A partir de 1917 se aprecia una ligera efervescencia en el fútbol valenciano con la competencia surgida desde los colegios y la revitalización de algunas sociedades que permanecían aletargadas, como el Regional, Levante, Cabañal, España y Deportivo Español. Se organizaron algunos «concursos» destacando los que patrocinó el Ayuntamiento con motivo de las Fiestas de Mayo y la Feria de Julio, ganados ambos por el Sagunto FC. A principio de 1918 desapareció el Regional FC y la rivalidad se entabló entre el Sagunto y el Gimnástico, que en este año arrasó en sus confrontaciones y se llevó el trofeo de la Feria de Julio. La afición al fútbol resurgió con renovado ímpetu y en la temporada 1918-19 volvió a disputarse el Campeonato ya con carácter regional.

El Deportivo Español había mantenido una trayectoria continuada y era el tercer equipo en la capital. Ante el inicio de la nueva temporada 1918-19 Augusto Milego y Gonzalo Medina se incorporaron a su cuadro directivo procedentes del Sagunto FC y por mediación del primero se acordó el desplazamiento del equipo a Elche para disputar un amistoso en los primeros días de 1919. Durante el desarrollo del juego se produjo la lesión fortuita del jugador del Deportivo Español, Luis Bonora, que sufrió rotura del peroné y aunque fue debidamente atendido las cosas se complicaron al llegar a casa, y tres días después falleció a causa de una embolia. Este trágico desenlace llenó de consternación al mundillo futbolístico valenciano y el equipo se disolvió.

El fuego no se apagó y pocas semanas después de la trágica muerte de Luis Bonora, de las cenizas del Deportivo Español nació el Valencia Fútbol Club. La idea de formar un equipo capaz de medirse con los del resto del país era el objetivo perseguido por Augusto Milego y Gonzalo Medina desde hacía tiempo. Pasado el impacto de la tragedia lograron reunir una selección de jugadores y el 18 de marzo de 1919 se hacía realidad el ambicioso proyecto, fraguado sobre las mesas del Café Torino, conocido también como horchatería Novejarque. Dos semanas después se nombró la primera Junta Directiva y se dice que una moneda lanzada al aire decidió la presidencia de Augusto Milego, y su opositor, Gonzalo Medina, como organizador de festejos. El recién nacido Valencia FC hizo su presentación el 21 de mayo de 1919 en Castellón, con motivo de las fiestas de la ciudad. El Ayuntamiento donó una copa que disputaron contra el Gimnástico FC de Valencia y que éstos ganaron por 1-0. Ambos equipos volvieron a encontrarse, ya en Valencia, con motivo del Torneo de la Feria de Julio cuyo cartel logró reunir, además del Sagunto -que ya languidecía- y del España, a los que iban a ser los tres pilares fundamentales del fútbol valenciano en las dos siguientes décadas: el Valencia FC, el Gimnástico FC y el Levante FC.




Foot-ball 1ª serie, 1923

Uno de los encantos y grandes satisfacciones del coleccionismo deportivo radica en el hallazgo de piezas excepcionales por su rareza o bien por su especial diseño o creatividad. En el caso que nos ocupa este mes, traemos una colección bastante rara, poco distribuida y con un origen bastante probable en la ciudad de Valencia.

Las empresas de artes gráficas publicaba coleciones con la intención de ofrecérselas a los comerciantes y que, éstos, fidelizaran a su clientela ofreciéndoles bonitos cromos por cada compra realizada. De esa forma se debió gestar esta colección que mostrando dibujos basados en fotografías, realizados por el destacado ilustrador E. Pastor, presentando a destacadas figuras del fútbol nacional, así como algunas alineaciones de equipos destacados y mostrando escenas del nuevo y noble deporte del foot-ball. Llaman la atención la aparición de algunos jugadores y equipos combinados con jugadas y la siempre divertida forma de expresarse de los ocurrentes creativos de la época. La colección consta de 24 cromos numerados por delante, con el dorso en blanco para la inclusión de publicidad. Las dimensiones son 5’4 cms. x 8’2 cms.; aunque existe una versión de la colección con unas dimensiones algo mayores: 11 cms. x 7’5 cms.

Se desconoce el editor de la colección, aunque los dorsos encontrados parecen indicar que el radio de acción de la colección se circunscribe a la ciudad de Valencia, lo que nos llevaría a pensar que ésa es la ciudad de origen de la colección.

Listado de la colección

1 Equipo del «Club Deportivo» de Barcelona

clubdeportivo

2 Ricardo Zamora: El «As» de los guardametas españoles

3 Equipo del F.C. Barcelona (Campeón de España)

4 Samitier: El Mago del Balón

5 Equipo del «Club Fortuna», de Vigo

6 Marcet: Notable guardameta del «Racing-Club»

7 Momento sugestivo. Corriendo en pos del balón

8 Uriach: Formidable guardameta del F. C. Barcelona

9 Lanzamiento del balón hacia la meta

10 Adelantándose al contrario

11 Momento interesante de un cabezazo

12 El guardameta devolviendo el balón

13 El Atletich de Bilbao (Campeón de España, 1923)

14 Marcando el primer «goal»

15 Alcántara, el rey del «schoot»

alcantara

16 Despejando un «corner»

17 Un remate al «goal»

18 Montes: Colosal delantero-centro del Valencia F. C.

montes1

19 Sacando un difícil balón acosado por el ataque

20 El guardameta detiene un magnífico tiro

21 Rechazando una pelota demasiado adelantada

22 Una jugada en el centro del terreno

23 Una peligrosa «melée»

24 Notable defensa de un «goal» por el portero

Dorsos

1 Librería Escolar de Vicente Moróder de Valencia

2 Zapatería «Los Ángeles» Jaime Serra  – Valencia




Los primeros futbolistas nacidos en Asia

El tema de los máximos goleadores del F.C. Barcelona ha revivido la figura de Paulino Alcántara Riestrá (Iloílo, Filipinas, 7 oct. 1896 – Barcelona, 13 feb. 1964).

El pasado 25 de febrero, la F.I.F.A. le dedicó una nota titulada «El Fenómeno Filipino de Hace un Siglo». Allí apareció el siguiente comentario:

(…) Antes de su traslado a España, ningún futbolista asiático había representado a un club europeo (…)

Esto es inexacto. Por el lugar y fecha de nacimiento, no menos de 4 jugadores, luego internacionales británicos – nacidos en la India- compitieron en Europa antes que Paulino.

William Lindsay, nació en Benares (hoy Varanasi) el 3 de agosto de 1847. Su padre y parte de la familia fueron asesinados durante la Rebelión India (1857) en Kanpur. En 1858 fue admitido – por su condición de huérfano- en el colegio de Winchester, Inglaterra. Fue jugador  del Wanderers F.C. con el que logró las Copas inglesas de 1876, 1877 y 1878. También jugó en los extintos Crystal Palace F.C., Gitanos F.C. y South Norwood F.C., además del actual Civil Service F.C. Una presencia internacional (1877).  Falleció en 1923…

William S. Kenyon-Slaney, nació en Rajkot el 24 de agosto de 1847. Notable futbolista, militar y político. Fue 1873 su año de gloria deportiva. Ganó la Copa con The Wanderers (2:0, ante la Universidad de Oxford, 01 gol) . También jugó -08 mar.- el segundo internacional oficial donde su Selección batió a Escocia por 4 a 2. Marcó el gol inicial , considerado el primero en la historia de las Selecciones Nacionales. El primer Escocia-Inglaterra (1872) había sido 0-0.. Falleció en 1908..

Henry W. Renny-Taylour, nació en Mussoorie el 9 de octubre de 1849. Militar de carrera, representó al Royal Engineers F.C., con el que ganó la Copa inglesa de 1875. Fue el único deportista en representar a Escocia tanto en fútbol como en rugby. En la derrota escocesa de 1873 fue el autor del primer gol de su Selección. Falleció en Montrose, Escocia en 1920..

Los dos últimos citados – ambos nacidos en India- fueron los autores de los primeros goles oficiales de Inglaterra y Escocia. Sucedió en el mismo partido de 1873, en Londres.

Elphistone Jackson, de actuación posterior, nació en Calcuta el 9 de octubre de 1868. Jugó para el Corinthians londinense y registró su única presencia para Inglaterra en 1891. Ese año  finalizó sus estudios y regresó a la India. En su ciudad natal fue uno de los fundadores de la Indian Football Association (1893). Falleció en 1945…

Desconozco si alguno de los citados tuvo sangre india. Pero considerando sus fechas de actuación en Europa -insisto- fueron muy anteriores a Paulino Alcántara.

Si el debut de éste, en 1912, nos parece remoto, poco me resta agregar sobre los «Indo-británicos», que compitieron en los comienzos mismos del fútbol…

Fuentes Consultadas

BUTLER, Bryon, the Oficial Illustrated  History of the F.A. Cup, 1996

WILLIAMS, Graham. The Code War, 1994

Pág. Web F.I.F.A., El Fenómeno Filipino de Hace un Siglo, 25 feb. 2012.




Efectos secundarios provocados por la España Industrial

Cuando la empresa textil España Industrial (fundada en Madrid a mediados del siglo XIX y pronto trasladada y asentada en Cataluña) formó allá por 1934 un equipo de fútbol, era muy poco previsible que lo que podía entenderse como una actividad a caballo entre lo deportivo y lo publicitario, al llevar el nombre de la fábrica algodonera, llegase en algún momento a afectar al fútbol español de máximo nivel. Sin embargo el gran crecimiento que experimentaría le iba a llevar a ocupar un lugar destacado a nivel nacional y, junto a ello y por las especiales circunstancias que le rodeaban, a interferir directamente en las trayectorias de otros conjuntos, para beneficio de unos y perjuicio de otros.

Tras disputar competiciones en el ámbito regional durante sus primeros años de vida, en 1950 llegó su primer gran logro al obtener el ascenso a la 3.ª División, categoría en la que no se iba a conformar con jugar un papel de comparsa, pues tras finalizar en el 4.º puesto de la tabla clasificatoria la temporada de su debut, en la campaña 1951/52 lograría el campeonato que le permitiría asomar la cabeza en la 2.ª División.

espanaindustrialEn los óptimos resultados del equipo tendría mucho que ver la política de cesiones de futbolistas por parte del F.C. Barcelona, con lo que en la práctica la España Industrial se convirtió en filial del conjunto culé.

Pero tampoco en la división de plata tendría freno su brillante trayectoria, hasta el punto de que ya en la temporada de su estreno en 2.ª División, la 1952/53, encuadrado en el grupo I, finalizó la competición en segunda posición, lo que clasificaba a la España Industrial para disputar la fase de promoción de ascenso a 1.ª División con otros cinco rivales bajo el sistema de liguilla a doble vuelta, que era el establecido entonces, poniéndose en juego dos plazas para jugar en la máxima categoría la temporada siguiente.

La relación de filialidad no estaba en aquellos años de mitad del siglo XX regulada de manera clara, y sería el motivo por el que no podría disfrutar del ascenso de categoría ganado en el campo merced al segundo puesto que obtendría en dicha liguilla, como le había sucedido al Mestalla un año antes por ser filial del Valencia, después de haberse proclamado campeón de la fase de ascenso en aquella temporada 1951/52.

Como segundo clasificado en el grupo II de 2.ª División, el Mestalla había participado en la liguilla que otorgaba dos plazas para la 1.ª División en la temporada siguiente con R. Gijón y R. Santander (decimotercero y decimocuarto en 1.ª División), C.D. Logroñés y Ferrol (segundo y tercero del grupo I de 2.ª División) y Alcoyano (tercero de su grupo), ocupando el primer puesto a su finalización, lo que suponía el ascenso. Pero tras el pleno de la Federación Española de 10 de julio de 1952 el ascenso no fue aceptado dada la condición de equipo filial del Mestalla con el Valencia, lo que permitió al tercer clasificado (R. Santander) ocupar la plaza y mantener la categoría. La decisión federativa se amparaba en su argumentación para demostrar la relación de filialidad en la no disponibilidad por parte del Mestalla de un terreno de juego propio.

Si el R. Santander fue el gran beneficiado, el Hércules se vio perjudicado ya que, como cuarto clasificado del grupo II de 2.ª División debería haber disputado la promoción en lugar del Mestalla -si no podía subir- si la normativa sobre equipos dependientes fuese la actual.

mestallaEn la promoción de la temporada 1952/53 participaron el Celta y el Deportivo de la Coruña como clasificados en los puestos trece y catorce de 1.ª División con la España Industrial, R. Avilés, Hércules y At. Tetuán de 2.ª División (segundo y tercero de cada grupo, respectivamente), resultando campeón el Deportivo seguido de la España Industrial (2.º) y el Celta (3.º), quien mantendría a la postre la categoría ocupando la plaza de los barceloneses como había hecho la temporada anterior el R. Santander por el no ascenso del Mestalla.

En esta ocasión el agraviado había sido el Dep. Alavés, cuarto clasificado en la fase regular de la Liga que podría haber optado al ascenso disputando la fase de promoción en lugar del equipo catalán, si es que éste no podía ascender (como sucedería con la reglamentación aplicable hoy en día).

El 21 de julio de 1953 la Federación haría pública una decisión similar a la tomada en la temporada anterior en el caso del Mestalla, por la que se impedía a la España Industrial jugar en 1.ª División, al encontrarse en la misma situación que los valencianos, si bien se hablaba de renuncia por parte de la España Industrial al reconocerse expresamente equipo filial del Barcelona.

celtaDespués de otras dos campañas compitiendo a buen nivel en 2.ª División, en la 1955/56 el conjunto barcelonés volvió a ganarse el derecho a competir en 1.ª División al quedar campeón en la fase de promoción a la que había accedido como tercer clasificado, en esta ocasión del grupo II. Esta vez el At. Tetuán se podía sentir perjudicado por no haber optado a disputar la promoción (había concluido cuarto en la competición liguera), y el R. Oviedo era quien estaba expectante para ocupar la plaza de ascenso de la España Industrial como tercer clasificado de la liguilla, tras España Industrial y R. Zaragoza, y por delante de R. Murcia, R. Betis y Dep. Alavés. Pero en esta ocasión la España Industrial iba a tomar la determinación de desvincularse -al menos oficialmente- del Barcelona para, desprovisto de su condición de conjunto filial, no tener el impedimento que le impedía ascender.

Cambiaría su nombre por el de C.D. Condal y así jugaría en 1.ª División la temporada 1956/57, tras varios dimes y diretes con el tema del campo, argumento utilizado en su día para impedir el ascenso del Mestalla y que hizo que el Condal se plantease disputar sus partidos en Montjuich. El R. Oviedo no vería satisfecha su pretensión de ocupar la plaza en 1.ª División como habían hecho el Celta y el R. Santander en las ocasiones anteriores.

oviedoUna temporada entre los mejores sin que en la práctica cambiasen grandes cosas en cuanto a su vinculación con el Barcelona -seguirían siendo abundantes los futbolistas del Condal estrechamente ligados a la entidad barcelonista con la que compartiría terreno de juego al disputar a la postre sus encuentros en Les Corts, pese a toda la tinta vertida sobre la necesidad de contar con un campo propio-, descenso y cuatro más de nuevo en 2.ª División parecían haber puesto fin a todas esas peripecias que afectaban a terceros.

escudosPero, esta vez con la denominación de Condal, iba de nuevo a interferir en el desarrollo deportivo de la competición al término de la campaña 1960/61 al tomar la decisión de volver a declararse formalmente filial del Barcelona a la vez que, sorprendentemente, renunciaba a su plaza en 2.ª División, iniciándose entonces la disputa por el reconocimiento del derecho a ocupar la vacante.

Pese a que la noticia se conoció ya en el mes de junio con motivo de elección de Enrique Llaudet como nuevo presidente barcelonista, la renuncia oficial del Condal no llegó a la Federación hasta el 13 de julio, en vísperas de la reunión de su pleno anual del 14 que, finalmente, decidió que se disputase un torneo cuyo campeón sería el que ocupase la plaza de los barceloneses en 2.ª División. El torneo se debería disputar en Mallorca entre el 12 y el 20 de agosto y en él participarían los conjuntos de 2.ª División que habían descendido tras la promoción (R. Gijón, Sestao y Castellón), más los de 3.ª División que habían perdido el ascenso en la última eliminatoria (Sevilla At., Ferrol, Badalona y Amistad de Zaragoza).

La decisión tuvo numerosas contestaciones por parte de los afectados: el conjunto gijonés sintió vulnerados sus derechos (defendía que como mejor clasificado de los descendidos debía ser repescado) y presentó un recurso que fue desestimado en la reunión de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes el 28 de julio; también los equipos de 3.ª División que se habían quedado a las puertas del ascenso reclamaron ocupar la plaza que dejaba libre el Condal; y los conjuntos catalanes pretendieron que fuese uno de ellos quien cubriese la vacante. Ninguna petición sería aceptada y el torneo relámpago se llevó a efecto.

gijonSi la lista de equipos que podían sentirse perjudicados por estas vicisitudes era numeroso, así como el de beneficiados, en este segundo grupo habría que añadir al R. Gijón, que vería cómo se iba a librar de jugar en 3.ª División en la temporada 1961/62 al proclamarse vencedor del torneo mallorquín después de no de jugar la primera eliminatoria por renuncia del Sestao, ganar en la siguiente al Castellón gracias a la moneda que hubo de lanzarse para dilucidar mediante sorteo el empate que reflejaba el marcador tras la prórroga y vencer al Sevilla At. en la final por 2-1.

El Condal volvería todavía a 2.ª División (temporadas 1965/66 y 1966/67) y en 1970 su fusión con el At. Cataluña supondría el nacimiento del Barcelona At.




La Asociación Madrileña de Clubs de Football (1902-1904)

El episodio de la Asociación Madrileña de Clubs de Football es uno de los más importantes de los inicios del fútbol español, y sin embargo es sin ninguna duda el más desconocido. Apenas hay referencias a ella en los libros al uso, no existe ningún artículo que hable sobre ella, y todas las referencias que hay son en su mayor parte equivocadas. Según se mire en un sitio o en otro la Asociación se fundó en 1900 o en 1903, o incluso según las fuentes el organismo se llamaba de una manera o de otra. Ni siquiera el nombre está claro.

Para sacar de este enorme enigma y desconocimiento a la primera federación madrileña de fútbol vamos a comenzar en este número un estudio que prolongaremos durante varios meses en los que vamos a sacar a la luz un gran número de documentación hasta ahora desconocida y que nos permite reconstruir con mucha mayor precisión que hasta la fecha el devenir de la Asociación.

En este primer artículo vamos a limitarnos a hacer un breve recorrido histórico destacando los puntos que puedan ser más interesantes, dejando para meses sucesivos la biografía del presidente Avecilla, la documentación oficial recopilada y hasta un estudio detallado sobre la Copa de 1904, en el que matizaremos las informaciones que vienen publicándose hasta la fecha.

Aunque las primeras referencias que encontramos en la prensa sobre la creación de una federación de fútbol en Madrid datan de noviembre de 1902, sabemos que la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball no se constituyó hasta primeros del mes de diciembre, probablemente el día 6. Fue en consecuencia de creación paralela a la Asociación de Clubs de Foot-ball de Barcelona, cuya fecha de constitución sí conocemos con precisión, el 12 de noviembre. La primera junta directiva de la madrileña fue la siguiente:

Presidente: D. Carlos Padrós

Vicepresidente: M. François Hodans

Secretario: Francisco de Paula Borbón de la Torre

Tesorero: Pedro Velasco

Vocales: Sres. Colmenares, Salló y Oteyza.

El nombre de la federación, otro de los grandes enigmas, fue el de Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball; gracias a la documentación oficial que publicaremos en próximos números lo sabemos sin ninguna duda. Aunque el nombre permaneció inalterado hasta su disolución, a lo largo de 1904 en la prensa se optó por llamarla casi siempre con el nombre de Federación, lo cual motivó que se haya sostenido un cambio de nombre que nunca tuvo lugar.

Es de destacar que la asociación nunca se inscribió en el Gobierno Civil; y debió de dejar de hacerlo por razones que entendieron importantes, porque hacía solo ocho meses el presidente Padrós había participado en la inscripción del Madrid FC. Conocían perfectamente el sistema, y si no se inscribieron fue por razones que se nos escapan, no por desidia o ignorancia.

El primer partido organizado fue todo un éxito y tuvo ni más ni menos la presencia del rey Alfonso XIII. Fue en el Hipódromo el día 23-12-1902 entre el Madrid FC y el New FC, y fue la primera ocasión que el rey fue a un partido de fútbol. Según cuentan las crónicas Su Majestad pidió a Padrós que se sentara a su lado para que le explicara cómo eran las reglas.

Pero pronto debieron de empezar los problemas. El 18 de enero de 1903, algo más de un mes después de la creación de la federación, el Madrid FC convoca el primer Campeonato de España y publica las reglas del torneo por ejemplo en La Correspondencia de España. El Madrid, presidido por Juan Padrós, hermano de Carlos, hacía una convocatoria que en buena lógica correspondía a la federación recién creada. ¿Traición entre hermanos? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que Carlos presentó la dimisión de presidente de la Asociación, pero esta no le fue aceptada por la junta.

Así que fue el Madrid FC quien organizó el primer Campeonato de España, y la federación madrileña se limitó a organizar un campeonato regional madrileño. Quizá muy poco para Carlos Padrós, que terminó presentando la dimisión esta vez irrevocable en diciembre de 1903, solo un año después de la fundación de la Asociación.

Reiteradamente se ha repetido que Padrós dimitió por no estar de acuerdo con el regreso al Madrid FC de algunos jugadores del Español, pero parece que esta explicación debería haber motivado su dimisión como presidente del Madrid y no de la Asociación. En consecuencia creemos que más debemos buscar la dimisión en la falta de éxito de una federación sin duda proyectada con muchos más altos vuelos que la simple organización de un campeonato regional.

El caso es que su dimisión dio paso a una nueva junta directiva, presidida por uno de los hombres más vilipendiados de la historia de nuestro fútbol:

Presidente: Ceferino Rodríguez Avecilla

Vicepresidente: Ángel Garrido

Tesorero: Pedro de Velasco

Secretario honorario: Juan Villaseñor Gargallo

Secretario efectivo: Arturo Meléndez

Vocales: Vals, Mencía y Antonio Sánchez Neyra

A la figura de Ceferino Rodríguez Avecilla le dedicaremos en el próximo número un artículo completo, pero aquí es necesario desmentir algunas de las informaciones que se dicen pertinazmente sobre él.

Se le pinta una y otra vez como un enemigo de Carlos Padrós que tras un año de intrigas conseguía eliminarlo y ascender a la presidencia. Pero en absoluto es cierto; bien al contrario Avecilla había sido uno de los principales colaboradores de Padrós durante su año de presidencia. No solo Avecilla había cedido una casa de su propiedad para celebrar las reuniones de la Asociación, sino que también había puesto a servicio de Padrós dos publicaciones también de su propiedad para que este publicara todos los documentos oficiales de la Asociación.

La historia fue justo la contraria: fue Padrós quien intrigó contra Avecilla una vez que este subió a la presidencia con la intención de conseguir todos los objetivos quizá ya planteados por Padrós y que este no había logrado.

Ya en enero Avecilla anunció en la prensa de Madrid y Barcelona la celebración de un torneo nacional, y pocos días después se encontró con la «puñalada» de Padrós: el Madrid FC anunciaba que sería él y no la federación quien organizaría el Campeonato de España.

Pasó más de un mes hasta que Padrós retiró su voluntad y dejó a Avecilla organizar el Campeonato de España, pero dejando poco tiempo a la federación, lo que terminó provocando un caos en el desarrollo del torneo. Lo estudiaremos con detenimiento.

Avecilla no tuvo la culpa de que la Copa de 1904 terminara resultando la más caótica de nuestra historia, y sin embargo a él se le echaron todas las culpas para así tapar la realidad: el boicot que el Madrid FC de Padrós ayudado por el Athletic Club de Bilbao hicieron a la federación de Avecilla. Y por cierto, que no sería la última vez que organizaran un boicot parecido, seis años después harían algo muy parecido a la Federación Española de Clubs de Foot-ball, con la ayuda en esa ocasión del Recreation de San Sebastián.

Visto lo cual Avecilla se aprestó a presentar su dimisión el día 24 de marzo, apenas tres meses después de haber sido elegido presidente. Y aunque no le fue aceptada por la junta, la realidad es que la federación desapareció de facto tras el Campeonato de España. No se volvió a tener noticia de ninguna actividad organizada por esta, y aunque ignoramos si hubo reunión de disolución en alguna fecha posterior, lo que sí sabemos es que una vez llegado el mes de abril de 1904 la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball no volvió a dar señales de vida.

He aquí a modo de muy breve resumen una presentación de cómo fue la historia de la primera federación madrileña, la que sin las puñaladas de Carlos Padrós podría haber continuado exitosamente en algunos de los interesantes proyectos que tenía planteados. Incluida ni más ni menos que la creación de una federación española de fútbol.




Aquellos domingos de carrusel

Haciendo parangón al título del libro «Aquellos domingos de gloria» de nuestro querido Félix Martialay, deseo hacer un homenaje a la información deportiva radiofónica, que por ahora cumple los sesenta años, ofreciendo un breve apunte de cómo comenzó todo en aquellas tardes de domingo.

Los medios de comunicación siempre han sido la pieza fundamental para la difusión y popularización del fútbol, aunque durante las primeras cinco décadas fue únicamente la prensa escrita quien tenía la exclusividad de esta información. Sería con el inicio de la década de los cincuenta cuando el fútbol en España inició un espectacular auge, favorecido por la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona y la popularización de las quinielas, dos fenómenos en los cuales los citados medios tuvieron mucho que ver. En torno al ámbito futbolístico surgieron con profusión, revistas, biografías, calendarios, postales, cromos, emblemas y cualquier objeto coleccionable, destacando entre ellos una obra pequeña por sus dimensiones, de enorme contenido histórico y de una gran acogida popular, el calendario deportivo Dinámico, que durante más de medio siglo ha logrado mantener una estable hegemonía y ha sido pionero en ofrecer en sus ceñidas páginas la historia condensada de nuestro fútbol como elemento consultivo.

La televisión era otro de los medios que asomaba por los campos de fútbol a mediados de los cincuenta, habiendo realizado algunas transmisiones durante la celebración del Mundial de Suiza, y anunciaba su incorporación de forma inmediata. Mientras tanto en España, desde hacía varios años, la radio venía reclamando también poder acceder al mundo del fútbol, contando a su favor la inmediatez de la información y una difusión mucho más amplia, pero desde que en mayo de 1927 Unión Radio hiciera los primeros escarceos en un campo de fútbol, solamente en contadas ocasiones se había logrado ofrecer información desde el mismo terreno de juego, siendo los mismos clubs muy reticentes a facilitar este trabajo por considerar que ello repercutiría en el taquillaje. La experiencia vivida durante el mundial de 1950 con las retransmisiones de Matias Prats Cañete a través de Radio Nacional de España, y la popularización que experimentaba el aparato de radio en los hogares españoles, hicieron imprescindible un cambio de mentalidad en este sentido y fue en 1951 cuando los clubes concedían la autorización para instalar micrófonos en las gradas y poder emitir de forma instantánea del desarrollo de los partidos, aunque todavía quedaba lejos de tener notoriedad los aparatos de transistores.

La relación de interdependencia entre el fútbol y la radio se comenzó a fijar a partir de entonces. Las emisoras dedicaban los domingos programas exclusivos en emisiones de sobremesa con las informaciones previas a los partidos, y a partir de las siete de la tarde se ofrecía un resumen con resultados, comentarios y la quiniela de la jornada. Nacieron programas como «Marcador», con Carlos Alcaraz y Juan Deportista, «Tablero Deportivo», dirigido por Juan Pablo Salinas, o «Siguiendo los deportes», conducido Paco Quílez Quilates; pero sin lugar a dudas, el programa deportivo por excelencia de los domingos ha sido, y sigue siéndolo «Carrusel Deportivo».

Aunque el programa nació varios meses antes y compartió protagonismo con el humorista chileno Pepe Iglesias El Zorro, hasta 1954 no adquirió la estructura que será pionera en este tipo de informativos y se mantendrá invariable durante muchos años. Todos los domingos por la tarde que había jornada futbolística, hacia las cuatro y media, -dependiendo del inicio de los partidos- comenzaba una primera emisión del programa, con una duración de dos horas, durante las cuales se alternaba la conexión con los diferentes campos, y entre las ocho y nueve de la noche, una segunda parte ofrecía un resumen detallado de los partidos, los resultados de Segunda división, la quiniela y, para muchos lo más esperado: los catorce grupos de Tercera.

Sobre una idea original de Bobby Deglané y bajo la dirección de Vicente Marco, se iniciaba con su preámbulo habitual y una marcha de John Philip Sousa: «la Sociedad Española de Radiodifusión, a través de su gran cadena de emisoras propias y asociadas, presenta…» este innovador programa de multiconexión con los partidos en juego, superando muchas dificultades técnicas -Telefónica tardó año y medio en ofrecer la infraestructura precisa- con un eficaz equipo de corresponsales y reporteros, entre los que destacaban: Triabe, en La Coruña; Manso Menéndez, en Asturias; Langarita, en Santander; Antonio de Rojo, en Bilbao; Paco Ortiz, en Zaragoza; Enrique Fernández, en Barcelona; Chencho, en Castellón; José Simón y Miguel Domínguez, en Valencia; Pascual Verdú, en Alicante; Juan Tribuna, en Sevilla; y desde Madrid, Pepe Bermejo, Juan de Toro, Julio Rodríguez y Enrique Gil Gilera, quien ponía la rúbrica para cerrar la segunda edición, con su inefable «decálogo». Todos ellos llenaron de ilusión las tardes de los domingos españoles en torno a una mesa de amigos, con las fichas de dominó o las cartas del mus, la copa de Terry  -el de la malla dorada- o de Anís Castellana, el boleto de apuestas quinielísticas y el calendario Dinámico.




111 años de fútbol en Tarragona

placatarragona

El Centenario del primer partido de fútbol en la ciudad de Tarragona y la placa que se instaló con ese motivo en la Plaza Corsini en marzo de 2001 fueron objeto de una polémica entre Enric Pujol Cayuelas (que consideraba que el primer partido en Tarragona lo habían jugado el 10 de marzo de 1901 la Asociación Tarragona Football Club y el Club Intrèpid de Barcelona) (1) y Ginés Lario Morales y Vicente Martínez Calatrava (que demostraron que el primer partido había sido un Tarragona-Español correspondiente a la Copa Macaya jugado el 10 de febrero de 1901. También dejaron claro que el supuesto Intrèpid de Barcelona era el Intrepith, otro combinado tarraconense de efímera existencia) (2) Gracias a Lario y a Martínez Calatrava la placa pudo modificarse antes de inaugurarse y se evitó una situación incómoda.

Aquello es agua pasada y no es mi intención reabrir viejas heridas, lo que ocurre es que a día de hoy aún podemos leer en la web del Gimnàstic de Tarragona (http://www.gimnasticdetarragona.com/cat2/es/club-historia.php) lo siguiente: «…el día 10 de marzo de 1901, en la Plaza del Progés -actual Plaza Corsini- se juega el primer partido de fútbol entre la Asociación Football Club-Tarragona y el Sporting Football Intrépido -Barcelona-, con el triunfo barcelonés por 2 a 5.» También encontramos el mismo error en numerosos blogs, foros, etc. Como decía André Gide: «Todas las cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es preciso comenzar de nuevo»…

La primera referencia al fútbol en la prensa de Tarragona lo encontramos en La Opinión el 14 de octubre de 1900 en una breve nota firmada con el alias «V.T.Rano» (muy probablemente el suizo William Tarin, gran divulgador del deporte en la ciudad) en la que se describe el deporte y se anima a crear un equipo en la ciudad, el día 28 «V.T.Rano» describe los primeros entrenamientos entre socios del Club Velocipedista y concluye: «creo poder pronosticar que dicho juego será del agrado de los atletas tarraconenses, chicos y grandes». El 1 de noviembre el Diario de Tarragona informa de que Roberto Guasch hará las gestiones necesarias ante el Hispania de Barcelona para obtener el reglamento del football. El 4 de noviembre (siempre en las páginas de La Opinión) el amigo «V.T.Rano» nos cuenta que los entrenamientos («partidos de ensayo») se dispután en la Plaza de Toros, conforme al reglamento que les ha hecho llegar el señor Serra, capitán del Hispania. El día 11 La Opinión nos especifica que dichos partidos se juegan los martes, jueves y domingos a las 3 de la tarde en el coso taurino y que 25 jugadores participan en los entrenamientos, el 18 critica los pocos avances técnicos de la mayoría de animosos footballers (que además no se aprenden el reglamento y cometen constantes faltas) y plantea la necesidad de extender el nuevo deporte a Reus, Valls y Tortosa. El día 20 el Diario de Tarragona menciona los partidos en la Plaza de Toros y considera el nuevo juego «oportuno en este tiempo para hacerse pasar el frío». El 25 de noviembre «V.T.Rano» anuncia la constitución de una sociedad consagrada al fútbol y que los jugadores progresan despacio («piano, piano»).

El 12 de diciembre habla de la posibilidad de jugar un amistoso contra el Hispania de Barcelona («cuando estemos en condiciones de footpelotear correctamente») defendiendo el «pabellón azul y rojo» y el 1 de enero de 1901 llega la gran noticia: el Hispania ha inscrito al Tarragona («Aficionados Unionistas de Football de Tarragona») para disputar la Copa Macaya. Dicha Copa fue el primer intento de crear una competición española, pues finalmente se inscribieron 5 clubs de Barcelona (uno de los cuales, el Santanach, no llegaría a jugar) y el Tarragona, pero estaba abierta a todos los equipos nacionales (2º Cláusula de su Reglamento: «Podrán tomar parte en este certamen todos los clubs nacionales de foot-ball…») y varios clubs de Madrid y Mallorca fueron invitados y declinaron inscribirse por los lógicos problemas de transporte de la época. (3)

El 12 de enero de 1901 un «V.T.Rano» eufórico anuncia en La Opinión para el mes de febrero el primer partido en Tarragona de la Copa Macaya, propone el antiguo velódromo como campo y describe el uniforme que lucirán: «camisa blanca de franela, pantalón corto y negro, medias negras y zapatos de football, que confeccionará el inteligente industrial Sr.Portau…» y el 18 el Diario de Tarragona habla de gestiones de Tarin en Barcelona sobre la competición. El día 20 anuncia la fecha definitiva (10 de febrero, a las 15 h.) y el rival (Sociedad Española de Barcelona, actual RCD Espanyol), en la ciudad hay mucha expectación «Nuestra causa triunfa en todas partes, Tarragona entera tiene la mirada puesta en los Sportmen que tienen el encargo de defender su pabellón en las luchas del certamen nacional de football», el 23 se publica en La Opinión y el 24 en el Diario el calendario completo de la Copa Macaya y el 27 en La Opinión varios detalles sobre el acondicionamiento del campo (retirada de piedras, instalación de sillas alrededor del mismo). El 6 de febrero se anuncia en La Opinión y el Diario la llegada de los jugadores del Español para la mañana del día 10 y se intenta animar a los tarraconenses a acudir a un partido que sólo puede calificarse de histórico (primer partido de fútbol en Tarragona, primer partido de un equipo barcelonés fuera de su ciudad). Como curiosidad se comentan unos colores diferentes a los anunciados para el equipo local «camisa azul y pantalón blanco».

El histórico partido se jugó el día 10 de febrero de 1901 a las tres de la tarde en el antiguo velódromo (actual Plaza Corsini) con asistencia de unos 4.000 espectadores. El Español ganó 0-2 (goles de Sánchez y Bernat), jugaron:

A.U.F. de Tarragona: J.Pallejá (portero), Antonio Ríos, Eduardo Andreu, Roberto Guasch, José Pons, José Iborra, Moret, William Tarin, A.Soler, J.Comaposada-Vasallo y Antonio López.

Sociedad Española de Foot-ball: Rafael Balmes (portero), Santiago Méndez, Enrique Montells, Ángel Rodríguez, Joaquín Sánchez, Ponz, Antonio Solé, Luciano Lizárraga, Miguel Bernat, Joaquín Carril y Telesforo Álvarez.

Ese mismo día 10 el Diario de Tarragona publicó un artículo a favor del deporte («El foot-ball y la higiene») en los que reconocía a Roberto Guasch y a William Tarin como «los organizadores de este sport en Tarragona». Incluso una publicación muy poco dada a la información deportiva como Lo Camp de Tarragona (Periòdich Catalanista) dedicó dos breves notas al acontecimiento el 10 y 11 de febrero de 1901.

La participación del Tarragona en esta primera Copa Macaya se saldó con un balance de 4 puntos, 0 goles a favor y 30 en contra, 4 derrotas «en el campo» (0-2 contra el Español, 0-5 contra el Hispania, 0-18 contra el FC Barcelona y 5-0 contra el Hispania), dos victorias por incomparecencia del rival (Español y Sociedad Franco-Española) y dos derrotas por no comparecer (FC Barcelona y Sociedad Franco-Española). De los cinco desplazamientos anunciados a Barcelona sólo efectuó uno: para jugar contra el Hispania, club con el que mantenían cordiales relaciones (y sólo viajaron con 9 jugadores). Por contra su relación con el Barça era pésima, como quedó constatado en la goleada histórica del 17 de marzo de 1901 (0-18, con 9 goles de Gamper). Además de los once pioneros del 10 de febrero, otros jugadores defendieron los colores de Tarragona en la Copa Macaya de 1901: Pablo Aymat, Ballarino, José Buxó, José Cerecedas, Modesto Dalmau, E.Faro, P.Gatell, J.Molina, P.Montoya, Pedro Redón y E.Somolinos, justo es recordarlos a todos.

La inexperiencia y los problemas de todo tipo para desplazarse a Barcelona lastraron la ilusión inicial y el Tarragona ya no tomó parte en la siguiente edición de la Copa Macaya (1902). En 1909 se funda el Tarragona FC y faltaban años (1914, tras dos intentos en 1909 y 1912) hasta que el Gimnàstic creara su sección de fútbol y el balompié se consolidara en Tarragona…

Dicho todo lo cual regresemos al principio y recordemos el servicio prestado a la Ciudad de Tarragona y a la historia de nuestro deporte por el señor Ginés Lario Morales, cartagenero afincado en tierras tarraconenses (concretamente en La Secuita) desde hace más de 20 años. A él le debemos no sólo la rectificación de una placa, sino la reivindicación de la participación de Tarragona en la primera competición española de fútbol. No creo que nunca nadie le haya dado las gracias por ello. Va siendo hora. Muchas gracias Ginés.

Notas:

(1) Pujol Cayuelas, E. Cent Anys de Futbol a Tarragona. Reflexions sobre un fet social. El Mèdol, 1995.  Diari de Tarragona, 02/03/2001

(2) Diari de Tarragona, 07/03/2001, 10/03/2001, 14/03/2001, 16/03/2001, 23/03/2001, 30/03/2001. Sport, 17/03/2001

(3) Lario Morales, G. Primera Edición  de la Copa Macaya, enero-abril 1901. 2002 (Libro no publicado)




El confitero de Salinas (crónica del Athletic Madrid-Sporting de 1932)

El 3 de enero de 1932 Sporting y Athletic de Madrid se enfrentaban en Chamartín, en la quinta jornada liguera de Segunda División. Ambos equipos se encontraban empatados a 4 puntos, en la cuarta y sexta posición respectivamente, en una clasificación que encabezada holgadamente el Oviedo. El partido entre ambos contendientes fue vibrante. Rienzi, el afamado periodista madrileño, realizó una deliciosa crónica para el diario gijonés El Noroeste. En la misma cobraría protagonismo un inesperado personaje que acabaría por restar importancia al propio desarrollo del choque. A continuación reproducimos el artículo en su totalidad:

«EL CONFITERO DE SALINAS«

«Al linde mismo de La Cibeles recogemos el último. ¡Al fútbol! ¡Al fútbol! ¡Que falta el último! Y el último subió, se sentó a mi lado. Era un hombre joven, cetrino de color, de faz afilada.

Al primer bache cayó sobre mí, y me pidió excusas.

-De nada, es que estos camiones parecen tener las ruedas cuadradas… y un tropezón…

Me atajó.-Cualquiera da en la vida.

Sonreímos los dos, y Recoletos arriba íbamos con un temblor como los movimientos de una cosa desvencijada cuando, al pasar Colón, desde dentro de un coche me gritó Gregorio Cotoruelo:

-Adiós Rienzi.

El «último» se volvió lentamente hacia mí, me miró fijo y soltó:

-¿Usted es Rienzi, el cronista deportivo?

-Para servirle.

-¡Quién fuera cronista deportivo!

-¿Para qué?

-Para que mañana supiera toda España cómo van a jugar estos rapaces.

-¿Qué rapaces?

-Los de Gijón. Si en Gijón tuviéramos la prensa que en Madrid.

-En Gijón hay una excelente prensa. ¿Y usted qué es?

-Yo asturiano.

-No, preguntaba a usted por su profesión, si no es ser indiscreto.

-¡Qué va! Yo soy confitero, y estoy de repostero en el Palace. Me llamo Luis Menéndez, para servirle. Y de Asturias.

-Entonces, a ver jugar a sus paisanos, ¿eh?

-Como un clavo. Y es una ruina, porque he dado ocho pesetas a un sustituto en el Hotel, y ahora el durazo de la entrada. Como no queden bien…

Fue entonces como una centella; el pensamiento se me hizo palabra. «Tomi», mi compañero de camaradería en «Informaciones», no podía ir al partido. Yo llevaba en el bolsillo los dos abonos del periódico. Y le ofrecí:

-Yo tengo una entrada para usted.

La aceptó gustoso, y ya en conversación llana y amistosa, simpatizamos sobre el macadán de la carretera de Chamartín.

Yo guardo un grato recuerdo de Asturias porque en ninguna otra región me he sentido más dentro de España, ni mejor templado en la cordialidad de las gentes. Puedo decir que en Asturias se quedó algo mío: un afecto indefinible, una emoción honda; algo, algo que se mete en el corazón; un algo que es eso: el paisaje, el cielo, el río, el agua. Asturias. Y dije:

-La calle Corrida.¡Qué simpática! La cervecería Setién ¡Qué gran camaradería! El Restaurant Mercedes ¡Qué gran pote! Recuerdo a su dueño, un señor grueso, todo simpatía.

Luis Menéndez iba como colgado de cuanto salía de mis labios. Me miraba fijamente y se acercó más a mí:

-Seis años hace que no me he visto en ella. ¿Verdad que es hermosa Asturias?

-Le temblaba la voz, le brillaba una luz extraña en los ojos. Hizo una pausa y prosiguió:

-Yo soy de Salinas. Todos mis familiares son mineros en Arnao, a mí me dio por los dulces. De chico serví en el Hotel Esperanza de Salinas. Luego, la vida ¿sabe?, el querer ser más. Lo dejé todo y me vine a Madrid. Pero Gijón… Madrid es más grande; pero Gijón…¿Se fijó usted en sus chavalas? ¿Y Covadonga? La Virgen. Aquí la llevo. Se desbrochó un botón de la pechera y me mostró una medalla.

-He estado en Covadonga. La conozco.

-No hay Virgen más guapa en todo el mundo.

Llegamos a Chamartín Menéndez y yo. Nos metimos en aquel río de gente y soportamos el flujo y reflujo de la entrada. Siempre que tomábamos de nuevo contacto en mis oídos sonaba la evocación caliente:

-Meana. Manolín Meana. No ha habido otro. El Molinón. Ya quisieran tenerlo aquí. Arena como la de Santa María del Mar no la hay en el globo.

Y, al fin, salvamos la barra. El confitero de Salinas, a mi lado, parecía ir dejando algo de Asturias en el camino.

UN FOCO DE INQUIETUD

Un codazo me hizo saltar el lápiz del papel. Menéndez se levantó rápidamente, diciendo:

-Esos.

Era que saltaba al campo la muchachada del Sporting.

-¡Eh, Tronchu, Adolfo! Ese es Pena. Los conozco a todos. Ese tan guapín es Herrera. ¡Eh Herrera!  Los conozco a todos.

Agitaba las manos, pero los muchachos pasaban indiferentes a su lado picando la tierra con la punta de los borceguíes, como bisoños, rumbo al campo.

En la delantera, junto a nosotros, una bella mujer era el blanco de todas las miradas: fina, alta, el «troteure» le caía sobre una banda como el casco de acero a la Herminia del Tasso.

A sus delantes, apoyada en la barandilla, una linda  caja de dulces abría su tapa como en ofrecimiento.

Ninguno conocíamos, de entre los abonados, a aquella mujer. Menéndez observó:

-Esa clase de mujeres no van al fútbol más que cuando jugamos nosotros.

Había comenzado la pelea, y los astures, lanzados a un asalto frenético, pisaban insistentemente los terrenos del Athletic. Tronchín, con sus piernas combas, abría el juego a las alas sin perder contacto con su ataque. Los cinco tiradores evolucionaban rapidísimos, acudiendo veloces al remate. Nani escapó en torbellino, saltando sobre el zaguero enemigo, con decisión firme de no retroceder.

Menéndez, a mi lado, se revolvía prodigando codazos. Cada avance, cada despeje, era un blanco sobre mi vacío derecho.

-Serénese usted- tuve que decirle.

Me contestó algo bruscamente:

-Es que no puedo. ¿Usted ha visto a Nani? Se juega el turrón por menos de un pitillo.

Herrera, con su flema británica, se despereza ante un balón claro que pudo ir al marco. Menéndez se yergue para gritarle:

-Malón; o te despiertas tú o te despierto yo.

Y le amenazaba con los puños.

Hube de advertirle:

-Oiga, le agradeceré que se contenga; está usted en un asiento destinado a la prensa.

Me contestó secamente:

-Bueno.

En un avance articulado, Pin entró decidido y clavó el pie en el suelo. Se revolcó entre mil angustias, y en brazos, lo retiraron al vestuario.

Menéndez, engallado, vocifera:

-Así, así juegan los valientes. Ahora, ir vosotros por uno de ellos.

Le temblaba la voz, y hasta le acarició con la mirada la señorita del troteure, a quien la palidez que la cubría la embellecía el óvalo perfecto. Era la esfinge ante una caja de dulces.

El Athletic se esforzaba por romper el cerco y su guerrilla pretendía realizar incursiones al terreno asturiano; sobre todo Buiría, con su dribling fácil sobre el verde. Rey empujaba tenaz a sus hombres sobre el marco de Sión, cuando Menéndez escupió rabioso:

-Toma y vuelve por otra, pequeñaco.

Era por Pena, que se había cruzado al avance athlético y con una furia magnífica cortaba el peligro, dejando tendido sobre la hierba a Buiría.

El Sporting jugaba sólo con diez hombres y parecía que se habían multiplicado por dos. tanto ardor y audacia joven ponían en la batalla. Sólo Herrera parecía dudar; y a sus entregas impecables le faltaba ese algo tenaz, bravucón, que embellece todo esfuerzo athlético.

Menéndez repetía entusiasmado:

-Diez, sólo diez, y nos sobran cinco.

Tenía mi vacío deshecho y cribado por el feroz impulso de su codo.

El Athletic escapó, salvando a Tronchín y sus alas en un abrir y cerrar de ojos; los cinco delanteros cayeron sobre el marco de Sión, y mil pies se vieron enredados, y Buiría aprovechando un claro clavó el cuero en la malla asturiana. Era el primer goal de la tarde.

Menéndez se apretó contra mí, como un vencido. Respira entrecortado y respeto su silencio. Aquel silencio hace gritar su dolor. También la esfinge de rara palidez callaba.

Reacciona el Sporting, como si a sus diez hombres les espolearan. Su línea media actúa como una segunda línea de asalto. Nani y Adolfo son como dos saetas sobre la línea de toque.

El Athletic vuelve a recuperarse. Pena, el enorme defensa asturiano embravecido, se crece  y rompe siempre el acoso desordenado. Junto a mí creía percibir el latir presuroso del pulso de un hombre.

Cuesta corre su línea, centra corto y Pirulo solo mete el pie para disparar un tiro que era el segundo tanto del Athletic.

Menéndez se dejó caer como un peso muerto sobre su asiento, y también sufrí yo por el que sufría.

La tenacidad asturiana volvió; su ala izquierda restallaba como una caña, por el esfuerzo personal y entusiasta de Nani. Sobre la casilla athlética rozaban los tiros desgraciados, hasta que al fin…

Fue una bella jugada, una de las más bellas que recordamos. Tronchín abrió el juego a Adolfo, y éste se lanzó al sprint, burló al medio enemigo, iba como un cohete de luces contra el marco contrario. El balón obediente al temple maravilloso del empeine. El defensa se le cruzó, Adolfo le adelantó el balón por la derecha, y avanzó por el flanco opuesto hasta alcanzar de nuevo el cuero, y sobre la marcha emprendida, sesgado al goal, metió el pie derecho y el disparo espléndido se incrustó en la red.

Menéndez saltó sobre su asiento y llenó todo el campo con sus vociferaciones:

-Guapo, eres un guapo asturiano. A ver quien saca otro goal igual de la cabeza.

La esfinge de tez pálida sonríe levemente.

Al comenzar el segundo tiempo con un 2-1 a favor del Athletic, y ver al Sporting con sus diez hombres, llegamos a dudar del triunfo asturiano. Sólo los que bien o mal hemos practicado el fútbol, sabemos la energía necesaria para cubrir el hueco de un hombre en un juego en el que el acoplamiento de once contra once es el equilibrio racional de la lucha; pero no, el Sporting salía fresco, remocicado y en aquel segundo tiempo el dominio y hasta la calidad manifiesta correspondió por entero a los astures. Los tres hombres inagotables de su línea media fueron los que obraron el milagro de alcanzar un legítimo empate, ya que no, un triunfo justo.

Pocas veces con la sensación de peligro para señalar una posibilidad pasaron los athléticos, y estas veces, el vigor y la decisión de Pena y Tronchín fueron el muro en que se estrelló el esfuerzo descohesionado de los cinco adelantes locales.

DERROTA DE LOS DULCES

En un avance precioso Nani pidió un balón, que le fue dado adelantado. El zaguero local falló el despeje, y Nani, querencioso, embaló con el cuero por delante y bien colocado empeinó un tiro cruzado que era, sobre la tablilla, el segundo tanto para los suyos.

Menéndez gritó de tal manera que luego dijo: -Perdóneme; es que yo soy de Salinas.

Y a la tristeza alegre y emocionada sucedió el trance delator en la derrota de los dulces.

Al marcar Nani el tanto de empate, de una garganta de mujer había salido un grito agudo de triunfo:

¡¡UN GOAL!!

Era la esfinge pálida, que al levantarse sobre la cumbre gloriosa de su busto, había derribado la caja de los dulces, inundando el margen terroso del campo.

HASTA NUNCA

Terminado el partido, Menéndez me dijo:

-Vamos a ver a Pin.

Y me llevó a rastras. Juanín, el ordenanza de Chamartín, guardaba la puerta del vestuario. Menéndez se fue hacia él:

-Abra.

-No puede pasar nadie.

-Yo si puedo pasar. Hay un jugador asturiano herido.

-No se pasa.

-Yo, paso.

A Menéndez le ahogaba la voz como si tuviera la boca llena de tierra.

-¿Pues quién es usted?

-Yo; el hermano de Pin.

Y pasó. No había mentido. Sobre todas las creencias de mi corazón está la de aquel hombre bueno que fue mi amigo de una tarde. Era, en efecto, el hermano de Pin, el alma fraternal de todos los asturianos que consideran un deber alentarse en los trances amargos.

Desde la misma puerta, Luis Menéndez me dio el adiós de su mano.

Confitero de Salinas, buen astur. Dios te acompañe, y como quizás jamás nos encontremos. ¡Confitero de Salinas… Hasta nunca!».

XXXXXXXXXXXXXXXX

Conviene apuntar que el conjunto madrileño se había visto en la obligación de presentar un equipo en el que se alineaban numerosos reservas, habida cuenta de las lesiones que afectaban a varios titulares. Indicar, así mismo, la casi unanimidad de las crónicas sobre la mala actuación del colegiado.

Como colofón, consignemos la ficha del encuentro (obsérvese el nombre oficial del club gijonés durante el período republicano).

ATHLETIC CLUB DE MADRID 2 SPORTING CLUB 2

(Chamartín. 3-1-1932)       Árbitro: Sr. Polidura (Colegio Cántabro)

– Bermúdez (Isidro, 71′); Corral, Pepín; Antoñito, Rey, Arteaga; Cuestita, Guijarro, Arteche, Buiría, Del Coso;   Ent: Rudolf Jeny (Hun.).

– Sión; Quirós, Pena; Moro, Tronchu, Luisín; Adolfo, Avilesu, Herrera, Pin, Nani;    Ent: Manolo Meana.

GOLES 1-0 Buiría, de punterazo desde dentro del área aprovechando un formidable barullo ante el portal sportinguista (19′)  2-0 Guijarro, al rematar un centro de Cuestita desde la banda derecha (38′)  2-1 Adolfo, de magnífico disparo cruzado desde el interior del área tras sortear primero a Arteaga y después a Pepín, culminando una espléndida internada por la banda (45′)  2-2 Nani, aprovechando un balón suelto en el área tras centro de Adolfo desde la derecha (68′)

DESTACADOS Pepín, Rey, Buiría (Athletic) / Tronchu, Adolfo, Avilesu, Nani (Sporting).

ENTRADA Buena entrada.

INCIDENCIAS El conjunto local vistió de azul, luciendo los visitantes su acostumbrada equipación rojiblanca. A los seis minutos Pin hubo de retirarse del terreno de juego lesionado de gravedad. Estaría de baja más de dos meses. En la primera mitad Ramón Herrera estrelló un disparo en el travesaño. En la segunda parte se lesionaría el guardameta colchonero tras un encontronazo con Nani. Su sustituto, Isidro, también resultaría lastimado de consideración a dos minutos del final, en una jugada en la que intervino de nuevo el extremo izquierda asturiano, que igualmente salió malparado del trance. Pese a ello, ambos jugadores aguantaron sobre el césped hasta el final del partido.

confiterodesalinas




Historia del Foot-ball Canario

Gracias por la invitación. En esta mi primera reseña desearía escribir sobre los inicios  deportivos balompédicos, campos de fútbol, clubes, semblanzas de jugadores, anécdotas, etc. más relevantes de la leyenda viva de la Historia del Fútbol Canario. Por lo que debo comenzar así:

… En aguas atlánticas se localizan unos peñascos conocidos universalmente como «Islas Afortunadas». Uno de ellos es nuestra paradisíaca isla de Gran Canaria, Atalaya de España en el Atlántico. Tiene como capital la hermosa ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Sin lugar a dudas, es la más cosmopolita de esas «semillas» que emergen en este asentamiento Oceánico.

Como en todas partes, aquí también llegó, tiempos ha… «la fiebre» del deporte del balón redondo, o sea el fútbol.

Iniciación al fútbol… En la última década del siglo XIX, a finales de mil ochocientos noventa y…, puede decirse que se inicio la practica del deporte balompédico en las Islas Canarias.

En Gran Canaria, se constituyeron los primeros clubes, siendo, entre otros: Gran Canary, Las Palmas F. C., «Club Gimnástico», Club Canario, Unión Central del Puerto, «Los Veintidós», «Pipiolo», «Tristany» «Buenos Aires», «Marino F. C.»

Pocos años más tarde, se fundó el «Artesano» y «Sporting Club Victoria» en 1910. El «Deportivo», ulteriormente refundido en «C. D. Porteño»; continuó  la constitución del «Santa Catalina» y Fomento.

Allá por 1914, el «Tristany» por acuerdo de su Junta Directiva paso a denominarse «Club Deportivo Gran Canaria». Asimismo por esas fechas el Marino F. C. pasó a denominarse «Las Palmas Sporting Club», pero por muy poco tiempo ya que, una nueva reunión de los Directivos tuvo como consecuencia la reposición del primitivo nombre, o séase: Marino F. C. Más tarde entró en acción el «Español», etc. etc.

Los primeros partidos se jugaron en el «teso» del Metropole y Santa Catalina. Después se pasó a jugar en la cancha del Rompeolas – Explanada Muelle Grande – (más tarde llamado, Pepe Gonçalvez); también se jugó en el Campo del Sagrado Corazón de María, Campo de Deportes España, Campo del Marino, Campo del Porteño, Bellavista, etc. y por supuesto en Estadio Las Palmas.

Posteriormente entró en escena la Sociedad Gimnástica, Argentino, Unión Marina, Arenas Club. Todos estos «teams» capitalinos, jugaron en la primera categoría regional.

A principios de 1926, el C. D. Porteño, empezó a tambalearse. Algunos díscolos «elementos» de su directiva, socios y simpatizantes al no estar conformes con la figura de su Presidente, don Federico Silva Rojo, persona recta, cabal y que lo dio todo en pos de la Sociedad y «team», y que bajo su mandato, en años anteriores, había logrado hacerle Campeón, así como engrandecer su palmares deportivo, éste al dejar la presidencia, el popular Club porteño se fue yendo poco a poco, «proa al marisco», es decir al «garete».

Con el fin de evitar un desastre mayor, escaso tiempo después se fusionaba con el Real Club Victoria. Año fatídico, pues con él desapareció unos de los «teams» históricos y que tantas tardes de emoción repartió por los campos de fútbol canarios. De sus filas salieron grandes jugadores, citemos algunos a modo de ejemplo: A. González, Sindo, García, Álvarez «Furrunga», etc.

Con fecha 7 de agosto de 1926 el Club Deportivo Santa Catalina, tras pasar muchas penalidades, desamores, «problemas» de régimen interno, rebeldía de algunos de sus elementos,  etc., y tras una reestructuración, su celoso Presidente, Doctor García de Celis y Junta Directiva deciden cambiar de nombre por el de: «Atlético Club», acuerdo que fue ratificado por la Federación Española de Fútbol. Los colores de su elástica: rojo y blanco, a rayas verticales, de ahí su sobrenombre de «colchoneros», aunque siempre fueron más conocidos como los «leones del Puerto».

Otros clubes históricos aunque nunca participaron en la máxima categoría, si bien en alguna ocasión jugaron la promoción de ascenso, son:

«Artesano», «Sporting de San José», «Hespérides», «Granados», «C. D. Estrella», «Luz y Progreso», «Rehoyano», «Ferreras», «Polonio», «U. S. Roque», «Peñarol», «Apolinario», «Canalejas», «Levante», «Acevedo», «Luz y Vida», etc.

En la vecina Isla de Tenerife se constituyeron los teams: Nivaria, Patria, Teide, Isleño, Sporting Club, Nackens, Real Hespérides, Norte, Icodense, Gara, Fomento, más tarde modificó su nombre pasándose a llamar Real Unión. Once Tinerfeños, posteriormente refundido en C. D. Tenerife, Salamanca, Iberia, Price, Portuense, etc.

En La Palma, se constituyeron el Club Deportivo Mensajero, Sociedad Tenisca, Unión Deportiva  Los  Llanos  de  Aridane,  etc.

En  Lanzarote: Titerroygrata, C. D. Arrecife, C. D. Lanzarote; y así en las restantes Islas.




Historia de CIHEFE (I): antecedentes

Preliminar

          Cuando Nick Hornby publicó Fiebre en las gradas acertó de lleno en el sentido que el fútbol podía adquirir en una persona y, por extensión, en la sociedad. Es imposible separar el juego concebido esquemáticamente de su complicada contextualización. Como Gustavo Bueno expuso en I Foro Félix Martialay, se trata de una relación entre un núcleo y todo lo que lo envuelve. Aquello que sucede dentro de un rectángulo limitado por un reglamento no puede ser sencillo cuando han llegado a presenciarlo directa o indirectamente más de mil millones de personas.

         Hornby nos relata su vida de forma simultánea a la del club con que se ha identificado: el Arsenal FC. Y si en su biografía esta relación es estrecha e íntima, cuando hacemos la extensión al colectivo, se traspasa el límite del tiempo y del espacio; se llega al símbolo y a la identidad. Rainer Werner Fassbinder eligió el fútbol con esta intención al otorgarle casi un cuarto de hora en el tramo final de la película El matrimonio de María Braun. Las escenas se suceden con el fondo de la retransmisión radiada del partido más importante de la historia de Alemania: 4 de julio de 1954 -Alemania, la gran derrotada de la II Guerra Mundial, se proclama campeona del mundo-. Símbolo e identidad es lo que los analistas políticos y sociólogos interpretaron en las manifestaciones gualdirrojas por todas las plazas de España tras el éxito de 2010.

Los antecedentes

         Interés por la historia del fútbol existe desde que se redactó su primer reglamento. Y desde ese primer día, de igual manera que se empezó a escribir, también empezaron las interpretaciones, las versiones. Llamó la atención en su día la polémica que mantuvieron el Barcelona y el Catalá por el decanato del fútbol barcelonés a principios de s. XX. Y así se dio rienda suelta a todas las interpretaciones posibles, mezclándolas con los sentimientos, con las pasiones… Todavía hoy es frecuente comentar sobre lo que fue en su momento un torneo amistoso para sus protagonistas, y la revisión posterior de sus seguidores lo convirtió en el primer Campeonato de España.

         Historias de fútbol, de equipos, de jugadores… se han publicado muchísimas. Se mezclan las muy rigurosas y valiosas con las demasiado partidistas. La independencia del autor es fundamental. Independencia en todos los sentidos. Porque no solo es una cuestión de qué colores siente el autor, sino también de qué fuentes hace uso.

         En 1971 se constituyó la Deutscher Sportclub für Fussballstatistiken en Alemania. En Inglaterra fue en 1979 cuando se organizó la Association of Football Statisticians. La International Federation of Football History and Statistic en 1984 y a partir de ella en 1983 Italian Football Statistics y en 1987 el Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español. Nuestros amigos argentinos del Centro para la Investigación e Historia del Fútbol se constituyeron en 1989.

         La IFFHS marcó las pautas de investigación. La finalidad era conseguir la mayor documentación posible, establecer las estadísticas con rigor y correctamente referenciadas y reflejar los hechos históricos con objetividad, especialmente en aquellos donde existían versiones más enfrentadas. Todo ello en total coordinación con la FIFA. Fue necesario unificar criterios para todos los países, especialmente para poder establecer las correspondencias internacionales de selecciones, competiciones, clubs… Estos criterios fueron respaldados por la FIFA y así los aplica para fijar sus propios registros.

          CIHEFE nace motivada por conseguir una investigación objetiva rigiéndose por una metodología universal, consensuada y compartida con las demás asociacione similares, con el respaldo de la IFFHS.

 




Historia de CIHEFE (II): los comienzos

         Entre las Navidades de 1986 y comienzos del año 1987 se fue gestando la idea de formar una asociación semejante a las que ya estaban funcionando en otros países. Ver los trabajos y las referencias que se manejaban entre esos investigadores distaban mucho en calidad y profundidad respecto a la mayoría de los que circulaban por España. Por poner un ejemplo, no había ningún publicación, ni oficial ni privada, que abarcase todas las alineaciones de la Selección Española indicando nombre y apellidos de los jugadores, clubs de pertenencia y minutos de los goles marcados, tal y como se ofrecía en el Almanacco Illustrato del Calcio para la italiana. Dinámico nuestro recurso más próximo omitía los minutos de las sustituciones, movimiento del marcador, además de que nunca llegaba la actualización de sus tomos 3, 4 y 5 de su serie Super-Dinámico donde trató el tema.

         Así, José del Olmo, tras contactar con los otros tres españoles miembros de la IFS, Miguel Ángel Cruces, José L Liñeira García y José Luis Gómez, se decidió a hacer una llamada abierta al público, buscando a gente interesada en la idea. Por aquellas fechas el Diario As, de vez en cuando, publicaba alguna carta al director. Fue la puerta elegida:

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     «Perdone, en primer lugar, por robar unos momentos su atención rogándole lea y publique esta carta, dirigida más concretamente a sus lectores. Ni que decir tiene -si nuestro experimento llega a tener el éxito que está gozando en otros países- una de nuestras metas es estar a disposición de las publicaciones deportivas de forma desinteresada.

          Soy un gran aficionado al fútbol, y especialmente a la recopilación de datos históricos y estadísticos de este deporte.

          La estadística de fútbol es el centro y motivo de existencia de varias asociaciones en el extranjero, tales como la IFS, de Italia; la AFS, de Inglaterra, o la SFS, de Suecia; junto con la International Federation of Football History & Statistic (IFFHS), sociedad afín y colaboradora con la FIFA para el estudio de la historia del fútbol.

          Mi intención es formar en España una asociación parecida a éstas, que trate y profundice sobre temas de nuestro fútbol -campeonatos regionales, alineaciones de clubs de Liga y Copa, la selección, competiciones internacionales, torneos de verano, etc.-; es decir, un estudio realizado desde nuestra propia óptica.

          Así, nos interesa formar una red de colaboradores que cubra todo el territorio nacional para conseguir un alto rendimiento especializado en un club o región con el menor esfuerzo. De esta manera cada miembro de nuestra asociación aportará su propio material de investigación y archivo, con seriedad y rigurosidad, para ser contrastado por los demás miembros y poder ofrecer el estudio más completo y profundo sobre el fútbol español.

          Por todo ello, a través de este prestigioso diario, hago un llamamiento a todos los buenos aficionados a la historia y estadística de fútbol para recopilar datos nunca antes publicados. Actualmente estamos trabajando sobre la Liga en su primera etapa (1928-1936) y los clubs españoles en las competiciones europeas.

          Todos aquellos que estén interesados en recibir más amplia información, por favor, pónganse en contacto conmigo, escribiendo a:

          José del Olmo

          c/ Juan Llorens, 20

          46008 Valencia

          Y esto es todo. Sólo me falta de antes de despedirme agradecer de antemano la publicación de este llamamiento.

          Siempre a su disposición.

          José del Olmo. «

                 La publicación, el 1 de febrero de 1987, de la carta que José del Olmo envió al Diario As tuvo una tímida respuesta entre los lectores. Aunque la idea quedaba lo suficientemente expuesta, el público español no estaba acostumbrado a este tipo de actividades.

        Estos fueron los primeros que aceptaron formar parte de CIHEFE, citados por orden de antigüedad:

 José del Olmo, Miguel Ángel Cruces, Jorge González Buznego, Luis Javier Bravo, Joaquín Reino Fernández, José L Liñeira García, José Luis Gómez y Luis Font Blázquez.

    Hubo más gente que se interesó en el proyecto, pero por diversos motivos dejaron de ponerse en contacto. Con todo, también hay que citarlos en agradecimiento a su inicial interés que en su momento también sirvió para animar a poner en marcha la empresa:

 Andrés Vicente, Javier Botey Collado, José Francisco Tudela Lario, Ildefonso González, José Ramos Fernández, Jesús Martín Santana Ponce, Alfonso Peñalver de la Torre, Julio Salamanca, Roberto López San José y Francisco Duarte Pérez.

 Durante el mes de febrero la actividad fue bastante intensa. Fue necesario hacer un inventario del material que cada miembro disponía -libros, artículos, archivos, ficheros-, facilidad de acceso a las fuentes -bibliotecas, hemerotecas, clubs-, nivel de conocimientos -periodista, investigador, aficionado-… Además, a falta de un domicilio social –José del Olmo utilizaba su dirección particular para toda la correspondencia-, el nuevo grupo debía tener un punto físico de encuentro entre sus miembros cuanto antes. Por eso, y para que el empuje inicial no se diluyese con el tiempo, al mes de existir, CIHEFE editó el Boletín Oficial del Centro de Investigaciones de Historia y estadística del Fútbol Español con el primer material aportado íntegramente por sus miembros.

 Observando la portada de este primer número, junto a algunos artículos históricos como Historia de la promoción, La fundación del Sporting de Gijón o Historia de la Copa de Europa, también se pueden encontrar artículos de actualidad como Integrantes de la Regional Preferente en el terreno nacional y las tablas de resultados y clasificaciones finales de ligas tan diferentes como la Unión Soviética (División de Honor y 1ª División), Noruega (1ª y 2ª División), Dinamarca (1ª y 2ª División), Islas Feroe, Chile o Australia.

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Estaba claro que la tecnología era más bien rudimentaria. Todos los textos se picaban a máquina de escribir y, después de una maquetación se montaban las páginas.

          La primera cuota anual quedó fijada, como dice el presupuesto publicado en el primer boletín, marzo de 1987, en 1500 pesetas, con las que se afrontaba la edición de los cinco primeros números correspondientes al año 1987.

 Los contenidos, totalmente de producción propia y originales, tan diversos se mantuvieron durante los cuatro primeros boletines. Inicialmente seguía las mismas pautas que la publicación que hacía la IFS. Ya en ellos CIHEFE marcó una línea de investigación y de exposición de los trabajos por entonces inusuales en las publicaciones españolas.

 En un año el número de miembros de CIHEFE creció hasta llegar a 32. Ayudaron a su expansión algunas apariciones en la prensa, especialmente mediante la difusión de noticias de la agencia EFE y la admisión en la IFFHS, que le abrió las puertas a todo el mundo.

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 Al cerrarse 1987 el grupo inicial se había ampliado con los siguientes miembros:

  Arturo S Rodríguez Lázaro, Pedro Durán, Antonio del Olmo, Mariano Vara Fernández, José Tomás Salvador, José Ángel Crespo, Ferruccio Scaglione (Italia), Nuno Anschel Vasconcelos (Portugal), Domenico Polimeno (Italia), Ramón Moraleda, Danilo Ronzani (Italia), Everardo J Santamaría, Eduardo García Arias, Juan Antonio Ferre Alós, Antoni Arqué Alavedra, Alfonso Carlos Iglesias, Ricardo Fernández Jiménez, David Faro Domínguez, Francisco Lázaro Real, Franco Fabi (Italia), Gabriel Sánchez Guinea, Serge Mioche (Francia), Francesco de Francesco (Italia), y Frank van den Broek (Países Bajos).




Historia de CIHEFE (III): la consolidación (1988-2002)

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          1988 significó la total consolidación de la asociación. El material que inicialmente entraba en los boletines se fue perfilando por las propias exigencias. Era necesario poner a la misma altura que la de los demás países importantes los datos estadísticos. Entonces no existía ninguna publicación ni ningún investigador conocido que tuviese en su poder todas las alineaciones del Campeonato Nacional de Liga. Ni siquiera los resultados de Segunda División estaban correctamente recopilados -solo existía una aproximación de Dinámico– y el desconocimiento de la Tercera División era total. Los miembros de CIHEFE se dieron cuenta de que realmente eran los pioneros de la investigación histórica del fútbol español. Había que revisar prácticamente todo: nombres oficiales de los clubs según las distintas épocas, fichas de los jugadores -lo más elemental: nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento se desconocía-, resultados de los campeonatos regionales…

         Se empezó a revisar una por una todas las crónicas de todos los encuentros ligueros. Y así se fue recopilando, partido a partido, los primeros campeonatos. Surgieron las primeras discrepancias con las publicaciones más conocidas. Las investigaciones llevaban a resultados, a veces, totalmente enfrentados a la bibliografía considerada más fiable. Y tras comprobar una y otra vez los datos, estos eran compartidos por los miembros de CIHEFE a través de los boletines.

         A partir del número 6 (enero 1988), los boletines ya solo trataban el Campeonato Nacional de Liga en sus tres divisiones, la historia de la Copa de Europa y los campeonatos regionales.

          También aumentó el número de miembros durante este año:

          Giuseppe Greco (Italia), Gil Carrasco, Miguel Ángel Gascón Romero, Salvatore Lo Presti (Italia), José Luis Macías, José Esteve Sans, Josep Agustí García Huerta, Manuel Lozano, Octavio Calatayud Prieto y Mariano López Prieto.

         Entre ellos destacaba la presencia del periodista Salvatore Lo Presti. Emprendedor e innovador, llevó a cabo la idea de editar un volumen donde cupiese toda la información del fútbol en un año. Esta publicación se editó bajo el nombre de Annuario del Calcio Mondiale y desde su primera edición de 1988 CIHEFE fue la asociación encargada de la sección de España.

          En 1989 la frecuencia de los boletines varió. Pasó a ser mensual con 28 páginas cada número, desarrollando una alternancia temática. Los meses impares incluían la Primera División totalmente desglosada jornada a jornada; mientras que los números de los meses pares se dedicaban a temas estadísticos.

         También apareció el Anuario CIHEFE 1988/89. Era la primera vez en España que se publicaba desde los años 50 un volumen que incluía toda la información del fútbol español. Tuvo un extraordinario éxito, superando el grave inconveniente de la limitada tecnología de edición.

          En Pascuas de 1989 a través del entonces secretario de la RFEF, Gerardo González, que seguía muy de cerca la evolución de CIHEFE facilitando información personalmente, Félix Martialay se puso en contacto con CIHEFE. Félix acababa de cerrar el libro del 75 Aniversario de la RFEF -efectivamente en 1988, fecha correcta, como posteriormente Víctor Martínez Patón demostró de manera irrefutable- y pensaba continuar con su trabajo centrado en la Selección Española. Claro está que no se limitaba a una relación de resultados y alineaciones; mucho más ambicioso, su obra contextualizaba en profundidad cada partido con una revisión panorámica de todos los aspectos reseñables temporada a temporada. Realmente era la historia del fútbol español.

         Dese el primer momento se puso a trabajar con CIHEFE. No dudó en ningún momento en poner todo su trabajo de tantos años a disposición de la asociación. Sus frecuentes visitas a la RFEF, entonces en Alberto Bosch, sirvieron para estrechar más la relación entre ambos organismos. Fue la época de los últimos anuarios de la RFEF, que actualmente son muy buscados por el caudal de información que contenían.   

      La línea de trabajo de CIHEFE se fue concentrando con el tiempo a dos campos. El terreno histórico seguía avanzando sobre el Campeonato Nacional de Liga recogida en los boletines, cuya periodicidad varió dependiendo de los años. Y la actualidad se presentaba en el anuario, que no fallaba año tras año.

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Portada del Anuario CIHEFE 1993/94, con un dibujo exclusivo de Antonio Laveda.

          Ambas publicaciones gozaban de un gran prestigio. Gracias a la introducción de la tecnología informática, mejoró mucho la calidad de impresión, con ello superando muchos inconvenientes que presentaban los primeros números. La máquina de escribir fue desplazada por el ordenador. Y después de trabajar con el World Perfect como procesador de textos, finalmente se adoptó el Word de Microsoft.

          Pero la trayectoria de CIHEFE entró en una ecuación desproporcionada. Los campeonatos de Liga que se investigaban cada vez eran más extensos y complicados: más número de equipos, más número de jornadas, sustituciones, tarjetas. Pero el número de miembros activos de CIHEFE, es decir, aquellos que realmente aportaban información se reducía.

          La lista de miembros varió a lo largo de todo este tiempo. Por diversos motivos, algunos amigos dejaban la asociación. Igualmente, también otros que se unían, aunque en el tramo final, CIHEFE fue reduciendo cada vez más su círculo.

          Para completar la relación de todos los que fueron parte de CIHEFE de una manera u otra, además de los mencionados anteriormente, es obligado citar, por orden de antigüedad, a: Miguel Santos Fermosell, Humberto Pereira da Silva (Portugal), Riccardo Rossi (Italia), Rafael Jiménez Sampedro, Félix Martialay, Corrado Calero (Italia), Martin Simons (Bélgica), John Moore (Reino Unido), Kees Doleman (Países Bajos), John de Bruin (Países Bajos), Francesco Mascalchi (Italia), Lorenzo Conti (Italia), Ronald Bauer (Países Bajos), Stéphane Daugan (Francia), Günter Göttlicher (Austria), Carles Lozano Ferrer, Enrico Cavallo (Italia), Dan Tengstedt (Dinamarca), y Jorge Valverde.

          En marzo de 2001 se editó el Boletín oficial del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español nº 70 que cubría la información correspondiente al Campeonato Nacional de Liga temporada 1983/84. Fue el último boletín. La edición de cada número era muy laboriosa, pero tan solo dos personas se encargaban prácticamente de ella. Los últimos cuatro años fueron cubiertos exclusivamente, tanto boletines como anuarios por Félix Martialay y José del Olmo. El formato que tenía la asociación era insostenible.

          Desde 1987 a 2001 fueron 70 números. CIHEFE quiere agradecer a todos los que participaron en los 15 años de recopilación y edición de todos estos trabajos. El Campeonato Nacional de Liga fue el objetivo de investigación más amplio. En él trabajaron en sucesivas épocas: Javier Bravo Mayor, Ramón Moraleda, Miguel Santos Fermosell, Miguel Ángel Cruces, Jorge González Buznego, José del Olmo, Félix Martialay. Pero hubo otros temas, de los que hay que destacar los Campeonatos Regionales de Valencia (José del Olmo) y Asturias (Jorge González Buznego), sin olvidarnos el número especial que editamos sobre el Campionat de Catalunya de Carles Lozano. Miguel Ángel Cruces, Javier Bravo Mayor y José del Olmo trabajaron la historia de la Copa de Europa; así como las fichas históricas de clubs realizadas por Luis Font Blázquez.

                   También es justo nombrar a todos aquellos participaron en la confección de los anuarios entre 1988 y 2002: Javier Bravo Mayor (1988/89), Ramón Moraleda (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97), Miguel Santos Fermosell (1988/89, 1989/90, 1990/91), José Esteve Sans (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1994/95, 1995/96, 1996/97), Miguel Ángel Cruces (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1992/93), Jorge González Buznego (1988/89), José del Olmo (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97, 1997/98, 1998/99, 1999/00, 2000/01, 2001/02), Félix Martialay (1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97, 1997/98, 1998/99, 1999/00, 2000/01, 2001/02), Rafael Jiménez Sampedro (1989/90), Jorge Valverde (1991/92, 1992/93) y Carles Lozano (1994/95)

 

 




Historia del CIHEFE (IV): el despacho de la calle General Orgaz

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  Diversas circunstancias se sucedieron de tal manera que la edición y publicación de los boletines y anuarios quedó suspendida. La dirección de CIHEFE se vio obligada a tomar esta decisión. La frecuencia de los boletines se tuvo que espaciar ya que la densidad de cada número así lo exigía. Cada uno tenía 60 páginas de pura estadísitca. En 1997 fueron trimestrales. En 1998 se redujo a tres números. La intención era mantener un frecuencia cuatrimestral en 1999, pero no fue posible: solo se editó el primero correspondiente al primer tercio del año. En el año 2000 se pudo materializar los dos números que faltaban. Viendo que se hacía inviable este sistema, se decidió que con el pequeño remanente que tenía la asociación se editase el último número y repartirlo gratuitamente, junto con el anuario entre los 15 miembros que todavía permanecían inscritos. Pese al apoyo recibido en todos los sentidos, el gran obstáculo era el tiempo disponible. Así se cerró una etapa realmente increíble.

 A comienzos del verano de 2000 hubo una cumbre entre estudiosos e investigadores de fútbol. CIHEFE llevaba muchos años trabajando temas esenciales del fútbol español que no habían sido tratados en profundadidad anteriormente. Pero quedaban muchos otros temas que por los motivos ya señalados, estaban lejos de ser abordados. En esa otra línea estaba Carlos Castro Pinhão, especialista y autor de importantes libros sobre el fútbol gallego. Tras el correspondiente intercambio de cartas, llamadas telefónicas y e-mails -entonces convivían esos medios de comunicación- se organizó una reunión en el restaurante-bar El Parterre, en la calle Alberto Bosch, de Madrid -al lado de la antigua sede de la RFEF-. Junto a Carlos Castro Pinhão, allí acudieron Juan Manuel Julián, que estaba publicando un interesantísimo anuario de la Segunda División B, Pedro Luis Ferrer, historiador del Real Zaragoza, Ángel Lebaniegos Sánchez, especialista en la historia del Cádiz CF, Jorge Valverde Alonso, historiador avilesino y autor de obras fundamentales de sobre la historia del fútbol asturiano, José Ignacio Corcuera, especialista en biografías y trayectorias de jugadores, José Vicente Tejedor Carnicero, de Zaragoza, Bernardo de Salazar, Víctor Martínez Patón, que había llegado a CIHEFE en 1999, Luis Javier Bravo Mayor, Félix Martialay y José del Olmo.

Fue una reunión bastante fructífera, en el sentido de que todas los asistentes pudieron compartir sus preferencias en profundidad. Con todo, las tendencias estaban claramente definidas. Por un lado aquellos cuyas preferencias se centraban en un punto más o menos epecífico de estudio y por el otro los que seguían entendiendo la necesidad de seguir trabajando los aspectos generales fundamentales donde todavía faltaba mucho por hacer. Objetivos totalmente compatibles aunque un poco difícil de armonizar. Más cuando no había una publicación conjunta que mantuviese unidas a todas las partes. Con todo, las colaboraciones y el intercambio de información siguió funcionando y actualmente CIHEFE sigue en contacto con la mayoría de los asistentes a aquella reunión. Si que hay que destacar que desde entonces José Ignacio Corcuera tuvo su sitio reservado en CIHEFE.

Estaba claro que la falta del medio material de comunicación provocaría en CIHEFE un giro muy importante en su trayectoria como entidad. El nexo que mantuvo firme la asociación entre un período y el otro fue Félix Martialay. Su inagotable capacidad le permitía transmitir toda la información que se le solicitaba y además dedicarse a la redacción y publicación de sus propias obras: La implantación del profesionalismo en el fútbol español y el nacimiento accidentado del torneo de liga (1996), Las grandes mentiras del fútbol español (1997), España en la Copa del Mundo (1998),  España en la Eurocopa (2000) -estas tres últimas con Bernardo de Salazar-, ¡Amberes!: allí nació la furia española (2000), y Aquellos domingos de gloria. 1939-1976. Los años heroicos del fútbol español (2002).

 Con sus obras Félix Martialay marcó la nueva línea que CIHEFE iba a seguir: esclarecer los hechos más controvertidos con la documentación más completa, recuperar la historia original maltratada por las versiones erróneas y por quienes las copiaron y las divulgaron hasta hacerlas oficiales.

Con Las grandes mentiras del fútbol español inauguró una etapa fructífera de colaboración con Bernardo de Salazar.

Entonces el domicilio social de CIHEFE se trasladó en la práctica al despacho de Félix en la calle de General Orgaz de Madrid. Allí se reunían los miembros madrileños casi semanalmente. Y también pasaron por allí muchos investigadores amigos de la reunión de El Parterre, para charlar, comentar, solicitar o intercambiar datos, consultar algunas versiones… y Félix siempre dispuesto.

 Vicente Martínez Calatrava también visitó a Félix Martialay. Por iniciativa personal se había lanzado a recopilar una obra magna, hoy reconocida como la enciclopedia del fútbol español. Titulada Historia y Estadística del Fútbol Español, se puso en contacto con CIHEFE, dada la coincidencia de nombres. Ni que decir tiene, el encuentro fue uno de esos cruces en la vida que parece que el destino reserva por voluntad de los dioses. Ya en la segunda edición del primer volumen de su obra los nombres de Bernardo de Salazar, Víctor Martínez Patón y Félix Martialay destacan entre los agradecimientos y colaboraciones.

Las investigaciones de CIHEFE, detenida sine die la publicación de los boletines, se centraron en dos objetivos: la afiliación completa de jugadores de Primera División y el Campeonato de España. Eran otros dos puntos importantes de la historia en los que las asociaciones internacionales nos aventajaban. Los dos frentes llevaron trayectorias diferentes por su propia naturaleza. Así el listado de jugadores exigía una y otra vez una revisión, debido a que un buen número había sido dado de alta con distinto nombre o, a la inversa, bajo un mismo nombre habían jugado dos personas distintas. De esta manera, circulaba el listado v.1.0, o el v.2.1, cual programa informático, según se hubiesen actualizado las correcciones. Por otro lado, el Campeonato de Copa era una constante caja de sorpresas, donde aparecían eliminatorias completas que no estaban reseñadas en ninguna publicación anterior, o el sistema de competición no se parecía en nada a la versión que nos había llegado hasta entonces.

 Aunque el contacto de los miembros de CIHEFE era muy fluido, facilitado por el avance de las tecnologías que permitían el intercambio de documentos al día, se vio que era necesario establecer una reunión anual donde si fijasen a través del diálogo colectivo los objetivos del grupo. Así se acordó que el 28 de diciembre sería la fecha de encuentro en asamblea de todos los miembros. Era la reunión cumbre que marcaba la línea de trabajo. Además las reuniones semanales en el despacho de General Orgaz de los miembros madrileños y los encuentros en Benidorm, dos veces al año, entre Félix Martialay y  José del Olmo eran los referentes de seguimiento.

También durante esta época se fijó una estrecha colaboración con la RFEF, que produjo la publicación de algunas obras fundamentales de Félix Martialay ya mencionadas como La implantación del profesionalismo en el fútbol español y el nacimiento accidentado del torneo de liga (1996), España en la Copa del Mundo (1998),  España en la Eurocopa (2000) y ¡Amberes!: allí nació la furia española (2000). Además de Félix, Víctor Martínez Patón colaboraba en la revista mensual Fútbol. Puntualmente fueron incluidos sus artículos de centrados sobre diferentes aspectos de la historia del fútbol. En 1999 se incluyó en la revista federativa el suplemento de contenido específicamente histórico Cuadernos de Fútbol dirigido por Félix Martialay. Nuestros Cuadernos tomaron el nombre en homenaje a aquellos y a su creador.

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La dimensión de Félix Martialay como historiador de fútbol no ha tenido precedentes en nuestro país y así lo reconoció la propia RFEF al concederle la insignia de oro en diciembre de 2005 y que el propio Félix dedicó a sus compañeros de CIHEFE cuando tomo la palabra para agredecer tal distinción.

 De esta época, posiblemente, el hecho que más destaque, por su repercusión mediática, sea el informe que CIHEFE realizó por petición federativa sobre la Copa España Libre de 1937 con el que el 10 de julio de 2009, la Asamblea de la RFEF acordó por amplia mayoría -132 votos en contra, ninguno a favor y dos abstenciones- rechazar la oficialidad del torneo, solicitada desde el mismo Congreso de los Diputados.

 Finalmente, en 2005 la Real Academia de la Historia encargó a CIHEFE la redacción y documentación de las biografías correspondientes a los hombres más importantes de la historia del fútbol para la obra Diccionario Biográfico Español.  Los personajes elegidos, que no podían ser más de cien, tenían que haber nacido antes de 1950. Tras la elaboración de varios listados y con la certeza de que no iban a entrar todos los que se lo merecían, los miembros de CIHEFE fueron evaluando la aportación histórica de jugadores, árbitros y directivos del fútbol español hasta cerrar la lista. Sin lugar a dudas ha sido el mayor reconocimiento oficial que ha recibido la asociación y sus miembros. Se hace obligatorio añadir que la biografía de Félix Martialay, por su trayectoria como militar, profesor universitario, crítico de cine e historiador de fútbol forma parte de tan ambiciosa obra.

 




Encontrando amigos a través del fútbol

         Al fútbol llegué un 20 de mayo de 1962 en el Estadio Nacional de Lima. Fue el primer partido de fútbol que presencié, iba a cumplir 6 años. Aquel día Perú cayó derrotado ante Inglaterra por 4-0 cuando tan solo tres años antes el combinado sudamericano había vencido por 4-1. Cuánto han mejorado estos ingleses, pensé.

         Más tarde, cuando se celebraban los «25 años de paz» mi familia decidió regresar a España. Allí asistí a un Real Madrid-Atlético de Copa, con victoria local por 1-0 con gol de Grosso. Me encantó el ambiente, pero me perdí la vuelta en el Metropolitano, y me perdí los cuatro goles con los que los atléticos remontaron la eliminatoria. Entonces decidí no perderme ningún dato más.

         Coleccionista de cromos, lector asiduo del Marca y del As, acumulaba datos y fotos de fútbol por todos sitios. Recuerdo con admiración las láminas que publicó El Alcázar -¡quién iba a decirme que detrás de ellas estaba Félix Martialay!- donde cada jugador venía acompañado de una perfecta biografía. Así me acerqué a Amancio, Pirri, Zoco, Iríbar, Luis o Gárate… todos de la Selección. Mi afán me llevó a tratar de hacerlo extensible a todos los jugadores de Primera División. El Dinámico, ya en esa época, se me había quedado pequeño.

         Un día, ya vivía en Valencia, recién cumplidos los 17, me presenté en la redacción del bisemanario Record local pidiendo trabajo. Entonces todo era más espontáneo. Debí de hacerle gracia al director, Chicote, y me retó a escribir un avant-match de los partidos de los equipos españoles en la inmediata jornada europea. A la media hora le entregaba los tres folios solicitados y tras una lectura más o menos detenida llamó a Salva y le dijo: esto en las páginas centrales.

         Estuve un año trabajando para Record. Entrevistas, crónicas, artículos de opinión… todo lo que exigía un periódico provinciano de esa época. Mucho trabajo y muy poco jornal. Los periodistas, al menos los menos famosos, ganaban muy poco. Al poco tiempo me llamaron de Mundo-Balón Ediciones. Era una empresa que se dedicaba a confeccionar unos cuadernillos que se entregaban gratuitamente a la entrada de los partidos de los principales clubs. Mundo-Balón llegó a editar los partidos del Real Madrid, FC Barcelona, Valencia CF, así como torneos de verano como el Teresa Herrera o el Carranza. Yo estaba encargado de toda la documentación, tanto de actualidad como la histórica: ficha del equipo visitante, plantilla, historial, datos, números… Si recuerdo algún programa en especial, ese fue un Real Madrid-Derby County de Copa de Europa. Se editó un número extraordinario, con el doble de páginas. El número fue un éxito, hasta el punto que llegaron numerosas cartas del extranjero solicitándolo. Una de ellas era de un tal Dr. Alfredo W. Pöge, de Leipzig.

         Ciertamente esa revista me abrió contactos en el extranjero. Cuando en 1977 dejé Mundo-Balón, ya me había alejado de forma definitiva del mundo del periodismo. Colaboré circunstancialmente con Sport International, una empresa comercial que trabajó con la selección brasileña en su preparación para el Mundial de Argentina. También me consultaban de la prensa local para datos, principalmente sobre los equipos extranjeros que se iban a enfrentar al Valencia. No en vano, mantenía contacto con buenos estadísticos del fútbol europeo. Ellos me animaron a publicar en 1980 en dos volúmenes la estadística más importante del fútbol español: España – Todos los resultados y Encuentros de la Selección Española.

         En 1982 el holandés Jan Buitenga, junto con sus numerosos conocidos por toda Europa inició una experiencia insólita hasta el momento. Creó el Soccerinfo y la revista European Football Newsletter: una publicación mensual que solo se distribuía por correo para subscriptores.

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En ella se recogían todos los resultados de Primera y Segunda División de todas las ligas europeas con la finalidad de documentar fielmente a los estadísticos. Entonces el único medio de comunicación era el servicio postal, con todos sus inconvenientes. Cada lunes enviaba puntualmente mi informe.

         Así nos fuimos conociendo, siempre por correo, gente de todos los confines. Recuerdo a Teoman Hunal (Turquía), George Kusunelos (Grecia), Serge van Hoof (Bélgica) -hoy editor de Hearts Books-, Frank Tivey (Inglaterra), Dimtcho Dimitrov (Bulgaria), Claudio Nicoletti (Italia)… hasta que un día me llegó una carta desde Leipzig.

         La IFFHS era una idea en ciernes y necesitaba de gente que creyera en ella. Alfredo Pöge transmitió su entusiasmo de tal manera que su iniciativa en 1984 ya tenía cuerpo. Se publicó la revista Fussball-Weltzeitschrift que rompió con toda la dinámica de la época. Artículos ilustrados con fotos de gran calidad, documentación rigurosa y contrastada y siempre recogida de las fuentes más directas.

         El empuje de la IFFHS tuvo su repercusión en toda Europa. Al año en Italia se constituyó la Italian Football Statistics, dispuesta a revisar y organizar la historia del fútbol italiano porque no tenían suficiente con el Almanacco Illustrato del Calcio, algo así como nuestro Dinámico, pero más completo, con todas las alineaciones desarrolladas -sin fichas pitonisas– y la actualización del fútbol italiano año a año.

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Publicación de la IFS que inspiró a CIHEFE para editar sus primeros boletines

          Allí, en la IFS, coincidimos cuatro españoles por diversos motivos: Miguel Ángel Cruces, José L Liñeira García, José Luis Gómez y yo. Los cuatro entendimos que era necesario que en España se organizara algo parecido. Aparentemente la historia de los grandes clubs estaba al alcance de todos. Era una impresión superficial, pues, cada vez que tenía que enviar mi aportación a la IFFHS me daba cuenta de nuestras limitaciones históricas: contradicciones, falta de datos rigurosos, errores repetidos/copiados de un autor a otro… y así escribí al As.

         El 1 de febrero de 1987 se publicó la carta y nació CIHEFE. A finales de ese mismo mes ya aparecía el boletín número 1. A partir de ese momento la edición de los boletines y el Anuario CIHEFE se convierten en el centro de mi trabajo.

        

No abandoné mi compromiso con Jan Buitenga, que se veía desbordado por el éxito de su empresa, hasta el punto que tuvo que dejarlo. Entonces Mike Hammond retomó la iniciativa para publicar el European Football Yearbook, siguiendo la línea de recoger en un único volumen toda la información del fútbol europeo en un único volumen. La primera edición incluye los datos de la temporada 1987/88. Se ha seguido publicando con diferentes editoriales anualmente, salvo algunas excepciones, hasta hoy. Actualmente está patrocinado por la propia UEFA.

         En 1992 fui elegido miembro del comité ejecutivo de la IFFHS representante de Europa Latina. Y en el 2007 ocupé el puesto de vicepresidente segundo tras dejar el cargo por motivos de edad el belga Jean-Norbert Fraiponts.

 

            CIHEFE ocupa un lugar destacado en mi vida, porque gracias a la asociación de tan grandes historiadores e investigadores he podido satisfacer una de mis principales inquietudes. Pero, por encima de todo eso, hay algo más importante, que no tiene ningún precio, y es que CIHEFE me ha permitido encontrar a extraordinarios amigos, verdaderos compañeros de la vida.




Biografía futbolera

Mi afición por el fútbol fue relativamente tardía, debí de llegar al asunto con siete u ocho años. Y con una razón muy concreta, y es que los dos vecinos de mi piso se juntaban siempre para ver al Madrid y lo hacían con cervezas, patatas fritas, almendras y otras maravillas parecidas. Así que me hice futbolero pero con la condición de ver el fútbol con los vecinos y poder meterle mano a las patatas y a las palomitas, que con mi llegada al club aparecieron.

 Y como además de las patatas fritas me gustaba leer, Wences, uno de mis vecinos, me pasaba siempre el Marca al día siguiente, y muy poco después empecé a tener mis primeros libros de fútbol. Y hasta una pomposamente llamada enciclopedia, con la que estaba convencido de poder saberlo todo.

 A través de la sección de contactos del Don Balón conocí a otra gente a la que le gustaban los libros y la historia, a los que muchas veces engañé con mi edad para que me tomaran en serio. ¡Solo tenía doce o trece años! De aquellos primeros años de estudio e intercambio recuerdo especialmente a Carlos Castro y a Julio Jareño, que tiene una de las mejores colecciones de cromos de España. Y al simpático gaditano Ángel Lebaniegos, que fue quien me presentó a Félix Martialay.

 Fue en el verano de 1996, y desde entonces mi vida futbolera cambió para siempre. Y también el resto de mi vida. Don Félix me lo enseñó todo. Siempre que intento explicar lo que ha significado para mí me quedo sin palabras, y de hecho han pasado dos días desde que escribí la frase anterior y esta que ahora termina. Pero para lo que aquí toca me enseñó qué es la historia, y a cómo ser historiador. Y todo eso aplicado al fútbol. O todo eso partiendo del fútbol, ya que no en vano él no solo hacía historia del fútbol sino que sobre todo lo que hacía era historia de España a través del fútbol. Eso y no otra cosa son los varios volúmenes sobre la guerra y también las historias de cada temporada a las que dedicaba no menos de 400 folios por cada una (¡y las hay de hasta 800!).

 El caso es que con una edad casi impúdica don Félix me adoptó, y mi vida pasó a no tener sentido sin él. Hablábamos siempre y como mínimo una vez a la semana, y siempre teníamos proyectos que nos ocupaban. Todo eso con el CIHEFE como marco, que me aceptó en 1999.

 Extrañamente mi entrada coincidió con el comienzo de la época más opaca de la asociación por razones que lo hicieron necesario. Los proyectos comunes fueron terminándose, la lista de jugadores de primera división y la historia de la Copa se terminaron y los malos mengues ayudaron a que no se desarrollaran más proyectos. Hubo unos años que siempre que llegaba septiembre y don Félix se iba de vacaciones le caía un disgusto encima, y no merecía la pena estar así.

Pero ese tiempo de silencio fue muy prolífico. Don Félix escribió mucho (más que el tostao, decía él), yo a su lado aprendí a investigar e investigué mucho, y empecé una colaboración estrecha con Javier Bravo. Y a pesar de que los dos intentamos evitarlo, terminamos siendo amigos, lo que probablemente terminó truncando nuestra antes fecunda colaboración. El café de media mañana al principio duraba lo justo para tomarse el café, y ahora a veces vamos directamente al bar y no damos ni palo. ¡Qué verano nos pegamos corrigiendo la base de datos de la Liga!

Y luego apareció también Corcuera, de quien tanto he aprendido y con quien me he tomado los champiñones más agradables de mi vida mientras arreglábamos el mundo en la plaza de Unamuno. Y por varias veces. Y Vicente Martínez Calatrava, con su enciclopedia nunca suficientemente valorada.

 Todo ello gobernado siempre por nuestro presidente Del Olmo, cuya amistad entiendo un privilegio. Él es ni más ni menos que el inventor del CIHEFE, y sin él nada de esto habría sido posible. Con eso creo que todo queda dicho.

 Y ahora ya va camino de tres años en que volvimos a la plaza pública, que ahora está en Internet. Y fueron llegando primero Eugenio, luego Arrechea, nuestro gijonés Alberto Díaz y mi buen amigo Antonio Bálmont, al que no dejo de meter en líos.

 Este lío en el que me metí yo solo por comer patatas y palomitas ha terminado así. Le he dedicado miles de horas de mi vida y las que me quedan. Pero gracias a ellas he aprendido mucho y he vivido mucho, si es que son dos cosas diferentes. No solo he conocido a todos mis compañeros del CIHEFE, al lado de los que me queda muy grande estar, sino que también he tenido acceso a cosas y a gente que de otra manera habrían quedado imposibles. Incluyendo al hoy socio de honor Gustavo Bueno, al que conocí para hablar de fútbol.

 Pues sí, me ha regalado tantas cosas el CIHEFE y la historia del fútbol…