España en los Mundiales sub’20: datos y estadísticas (1977-2015)

Después de diecinueve artículos dedicados a contar la participación de la selección española en los distintos Mundiales sub’20 que se llevan celebrados desde 1977, incluida la única experiencia de la selección juvenil femenina (que en 2016 volverá por fin a una Copa del Mundo de la categoría), toca poner ya el punto final a la serie. En total han sido quince los campeonatos masculinos desgranados mensualmente desde que, en marzo de 2014, en el número 52 de estos Cuadernos de Fútbol, se iniciara el repaso con el inolvidable Mundial de Nigeria 1999, al que se dedicaron cuatro artículos para conmemorar el decimoquinto aniversario del triunfo de España en aquella cita juvenil.

Una vez recordado ese éxito, y con el afán de reconocer también los méritos de todos aquellos que alguna vez pelearon con menos fortuna por esos mismos laureles, tocaba emprender el largo camino que separa el primer campeonato juvenil organizado por la FIFA, el de Túnez 1977, del último que contó con presencia española, el de Turquía 2013. El resultado ha sido un recorrido por treinta y seis años de historia futbolística en el que se puede apreciar el inmenso cambio experimentado por el fútbol mundial, también en su parcela juvenil: de unos comienzos en los que el amateurismo de organizadores y participantes se entremezclaba con un incipiente profesionalismo para dar pie a pintorescas situaciones, y en los que cada campeonato era una aventura en la que casi todo podía fallar, hasta el hipermercantilizado espectáculo actual, en el que todo está cuidado al milímetro y los juveniles disfrutan de prácticamente las mismas comodidades que las grandes estrellas sin ser conscientes, muchas veces, de su privilegiada situación. Una cosa, no obstante, se mantiene inalterable: la ilusión y el esfuerzo derrochados por unos chavales que, con mayor o menor acierto, acuden a lo que para muchos será su única experiencia en un Mundial, eso con lo que sueña (o debería soñar) todo aquel que empieza a darle patadas a un balón.

Y, por supuesto, tantas líneas escritas (tal vez demasiadas) y tantos datos encontrados (siempre insuficientes) dan para mucho. Sirva este último artículo para ofrecer una visión distinta, puramente numérica, de la participación española en los Mundiales sub’20 masculinos. El texto se divide en las siguientes secciones:

1.- Panorama General

                1.1.- Datos básicos

                1.2.- Partidos, victorias y goles

2.- Los Números de España

                2.1.- Partidos y rivales

                2.2.- Resultados

                2.3.- Rachas españolas

                2.4.- Goles, penaltis y amonestaciones

3.- Protagonistas Españoles

                3.1.- Jugadores: partidos y procedencia

                3.2.- Goles y premios

                3.3.- Internacionales absolutos

                3.4.- Seleccionadores y árbitros

 

 

1.- PANORAMA GENERAL

1.1.- Datos Básicos

Empecemos por lo importante. En los 20 Mundiales sub’20 disputados entre Túnez 1977 y Nueva Zelanda 2015 ha habido 10 campeones distintos, por 8 en los también 20 Mundiales absolutos celebrados desde Uruguay 1930 hasta Brasil 2014. Únicamente Argentina (6 entorchados), Brasil (5) y Portugal (2) han conseguido levantar el trofeo juvenil más de una vez; los demás campeones son la URSS, Alemania, Yugoslavia, España, Ghana, Francia y Serbia. Hay que aclarar que Alemania ganó su único Mundial sub’20 en 1981, como República Federal Alemana, y que la FIFA considera a las actuales federaciones de fútbol de Rusia y Serbia herederas de las asociaciones de las extintas URSS y Yugoslavia, respectivamente, por lo que para el máximo organismo rector del fútbol mundial Serbia tiene ya dos Mundiales juveniles y Rusia uno, algo que histórica y deportivamente es difícil de justificar. Otros 6 países más han llegado alguna vez a la final sin ganarla, siendo Nigeria y Uruguay los más “desdichados” con 2 subcampeonatos y ningún título, aunque es la selección brasileña la que más finales ha perdido: nada menos que 4. Esto quiere decir que Brasil ha estado presente en casi la mitad de las finales mundialistas sub’20 disputadas (9 de 20), un dato sencillamente espectacular.

PALMARÉS DE LA COPA DEL MUNDO SUB’20

SELECCIÓN

TÍTULOS

SUBCAMPEONATOS

ARGENTINA 6 (1979, 1995, 1997, 2001, 2005, 2007) 1 (1983)
BRASIL 5 (1983, 1985, 1993, 2003, 2011) 4 (1991, 1995, 2009, 2015)
PORTUGAL 2 (1989, 1991) 1 (2011)
ESPAÑA 1 (1999) 2 (1985, 2003)
GHANA 1 (2009) 2 (1993, 2001)
URSS 1 (1977) 1 (1979)
ALEMANIA* 1 (1981) 1 (1987)
YUGOSLAVIA 1 (1987) 0
FRANCIA 1 (2013) 0
SERBIA 1 (2015) 0
NIGERIA 0 2 (1989, 2005)
URUGUAY 0 2 (1997, 2013)
MÉXICO 0 1 (1977)
QATAR 0 1 (1981)
JAPÓN 0 1 (1999)
REPÚBLICA CHECA 0 1 (2007)
*Las dos finales de Alemania fueron alcanzadas por la antigua República Federal Alemana.

España ha participado en 15 de las 20 ediciones celebradas hasta el momento (faltó a los torneos de 1983, 1987, 1993, 2001 y 2015), siendo el segundo país con más presencias mundialistas juveniles, igualado con Australia (que, eso sí, ha jugado 2 de sus 15 mundiales como anfitrión). Ambos se ven superados por Brasil (18 ediciones) pero están por delante de Argentina, México y Estados Unidos (14 presencias). También han alcanzado la decena de participaciones en fases finales las selecciones de Uruguay, República de Corea (13 ediciones cada una), Nigeria (11) y Portugal, Inglaterra y Alemania (10), insistiendo en el caso alemán en que arrastra las 2 de la antigua República Federal pero no las de la República Democrática, que fueron otras 2. En total, y considerando que, aunque la FIFA diga que sí, las viejas federaciones de Yugoslavia, Checoslovaquia y la URSS no son lo mismo que las nuevas de Serbia, República Checa y Rusia, 92 selecciones diferentes han tenido la oportunidad de jugar algún Mundial sub’20 (por los 80 que, con la misma salvedad, han participado en alguno de los absolutos). De todas ellas, 32 sólo han acudido a una edición, dándose la circunstancia de que en todos los Mundiales sub’20 ha habido al menos un equipo debutante.

SELECCIONES CON 10 O MÁS PRESENCIAS EN MUNDIALES SUB’20

POS.

PAÍS

Nº PRESENCIAS

EDICIONES

1

BRASIL

18

1977, 1981, 1983, 1985, 1987, 1989, 1991, 1993, 1995, 1997, 1999, 2001, 2003, 2005, 2007, 2009, 2011, 2015

2

ESPAÑA

15

1977, 1979, 1981, 1985, 1989, 1991, 1995, 1997, 1999, 2003, 2005, 2007, 2009, 2011, 2013

2

AUSTRALIA

15

1981, 1983, 1985, 1987, 1991, 1993, 1995, 1997, 1999, 2001, 2003, 2005, 2009, 2011, 2013

4

ARGENTINA

14

1979, 1981, 1983, 1989, 1991, 1995, 1997, 1999, 2001, 2003, 2005, 2007, 2011, 2015

4

MÉXICO

14

1977, 1979, 1981, 1983, 1985, 1991, 1993, 1997, 1999, 2003, 2007, 2011, 2013, 2015

4

ESTADOS UNIDOS

14

1981, 1983, 1987, 1989, 1993, 1997, 1999, 2001, 2003, 2005, 2007, 2009, 2013, 2015

7

URUGUAY

13

1977, 1979, 1981, 1983, 1991, 1993, 1997, 1999, 2007, 2009, 2011, 2013, 2015

7

REPÚBLICA DE COREA*

13

1979, 1981, 1983, 1991, 1993, 1997, 1999, 2003, 2005, 2007, 2009, 2011, 2013

9

NIGERIA

11

1983, 1985, 1987, 1989, 1999, 2005, 2007, 2009, 2011, 2013, 2015

10

PORTUGAL

10

1979, 1989, 1991, 1993, 1995, 1999, 2007, 2011, 2013, 2015

10

INGLATERRA

10

1981, 1985, 1991, 1993, 1997, 1999, 2003, 2009, 2011, 2013

10

ALEMANIA**

10

1981, 1987, 1993, 1995, 1999, 2001, 2003, 2005, 2009, 2015
*República de Corea participó en 1991 con un equipo unificado con la República Popular Democrática de Corea. Las dos selecciones se habían clasificado de forma independiente para el torneo, pero la FIFA contabiliza esa participación conjunta como exclusiva de la federación surcoreana.
—-
**Alemania hereda el historial de la antigua República Federal Alemana, que participó en 1981 y 1987, pero no el de la RDA, cuyo registro (2 participaciones en 1987 y 1989) se mantiene independiente.

Considerando globalmente su actuación en esos 15 torneos, no cabe duda de que España es, por su rendimiento regular a lo largo de estos casi cuarenta años, una de las grandes potencias futbolísticas juveniles. Además de lograr el título mundial en Nigeria 1999, la selección española sub’20 ha alcanzado 2 finales más (las de 1985 y 2003, ambas perdidas ante Brasil por 0-1) y llegó a semifinales en otra ocasión (1995, cuando acabó en cuarta posición). Ha caído eliminada 7 veces en cuartos de final, 1 en octavos (ronda que se disputa desde 1997) y sólo en 3 ediciones se despidió en la fase de grupos, la última en el lejano 1989. Aquel 15º puesto (de 16 participantes) cosechado en Arabia Saudita supone la peor clasificación española en las fases finales que ha disputado.

ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

EDICIÓN

CAMPEÓN

PUESTO DE ESPAÑA

Túnez 1977

URSS

(fase de grupos)

Japón 1979

ARGENTINA

(cuartos de final)

Australia 1981

REP. FED. ALEMANIA

13º (fase de grupos)

México 1983

BRASIL

No participó

URSS 1985

BRASIL

Chile 1987

YUGOSLAVIA

No participó

Arabia Saudita 1989

PORTUGAL

15º (fase de grupos)

Portugal 1991

PORTUGAL

(cuartos de final)

Australia 1993

BRASIL

No participó

Qatar 1995

ARGENTINA

Malasia 1997

ARGENTINA

(cuartos de final)

Nigeria 1999

ESPAÑA

Argentina 2001

ARGENTINA

No participó

Emiratos Árabes Unidos 2003

BRASIL

Países Bajos 2005

ARGENTINA

(cuartos de final)

Canadá 2007

ARGENTINA

(cuartos de final)

Egipto 2009

GHANA

(octavos de final)

Colombia 2011

BRASIL

(cuartos de final)

Turquía 2013

FRANCIA

(cuartos de final)

Nueva Zelanda 2015

SERBIA

No participó

Alineación habitual de España durante el Mundial sub’20 de Nigeria 1999. De izquierda a derecha: (arriba) Marchena, Barkero, Bermudo, Aranzubia, Orbaiz, Jusué;  (abajo) Pablo Couñago, Gabri, Varela, Xavi, Coira.

Alineación habitual de España durante el Mundial sub’20 de Nigeria 1999.
De izquierda a derecha: (arriba) Marchena, Barkero, Bermudo, Aranzubia, Orbaiz, Jusué;
(abajo) Pablo Couñago, Gabri, Varela, Xavi, Coira.

En el Informe Técnico que la FIFA elabora después de cada campeonato (en el siguiente enlace se pueden encontrar los de todos los torneos que organiza: http://es.fifa.com/about-fifa/official-documents/development/technical-study-group-reports/index.html) se incluye una tabla con la clasificación histórica de todas las selecciones que han participado alguna vez en la Copa del Mundo sub’20. Asignando 3 puntos por victoria y 1 por empate se obtiene una puntuación que la FIFA usa como criterio de ordenación. Según ese criterio, y una vez finalizado el torneo de Nueva Zelanda 2015, Brasil lidera holgadamente la clasificación histórica oficial con 232 puntos, seguido de Argentina con 164 y de España con 142. A continuación recojo las 20 primeras posiciones.

CLASIFICACIÓN HISTÓRICA FIFA DE LOS MUNDIALES SUB’20

POS.

SELECCIÓN

PART

GAN

EMP

PER

GF

GC

PUNTOS

1

BRASIL

103

72

16

15

231

71

232

2

ARGENTINA

75

52

8

15

147

57

164

3

ESPAÑA

72

43

13

16

150

77

142

4

URUGUAY

62

28

17

17

81

60

101

5

PORTUGAL

49

28

8

13

70

40

92

6

GHANA

43

26

9

8

76

47

87

7

ALEMANIA*

43

23

8

12

85

43

77

8

MÉXICO

57

20

17

20

85

62

77

9

NIGERIA

52

22

10

20

78

66

76

10

ESTADOS UNIDOS

56

21

8

27

73

84

71

11

AUSTRALIA

56

16

15

25

63

89

63

12

RUSIA*

38

17

11

10

62

44

62

13

COLOMBIA

38

18

8

12

54

47

62

14

REPÚBLICA DE COREA

49

13

13

23

60

81

52

15

PARAGUAY

36

13

10

13

46

47

49

16

FRANCIA

27

14

6

7

50

36

48

17

JAPÓN

35

13

9

13

49

48

48

18

CHILE

28

12

5

11

47

48

41

19

EGIPTO

32

12

5

15

45

45

41

20

INGLATERRA

38

8

14

16

33

41

38

*Incluyen los registros obtenidos por la República Federal Alemana y la URSS, respectivamente.

1.2.- Partidos, victorias y goles

Sin embargo, a partir de los datos incluidos en la tabla oficial (y trabajando un poco para separar los de la URSS y Yugoslavia de los de Rusia y Serbia) se pueden hacer muchas más clasificaciones. Por ejemplo, España es la tercera selección que más partidos ha disputado en los Mundiales sub’20, con 72 encuentros. Sólo han jugado más partidos los dos gigantes sudamericanos: 103 Brasil y 75 Argentina. Tras España, en esta clasificación aparecen Uruguay con 62 partidos y México con 57.

LAS 20 SELECCIONES CON MÁS PARTIDOS EN MUNDIALES SUB’20

POS.

SELECCIÓN

PARTIDOS

GANADOS

EMPATADOS

PERDIDOS

1

BRASIL

103

72

16

15

2

ARGENTINA

75

52

8

15

3

ESPAÑA

72

43

13

16

4

URUGUAY

62

28

17

17

5

MÉXICO

57

20

17

20

6

ESTADOS UNIDOS

56

21

8

27

6

AUSTRALIA

56

16

15

25

8

NIGERIA

52

22

10

20

9

PORTUGAL

49

28

8

13

9

REPÚBLICA DE COREA

49

13

13

23

11

GHANA

43

26

9

8

11

ALEMANIA*

43

23

8

12

13

COLOMBIA

38

18

8

12

13

INGLATERRA

38

8

14

16

15

PARAGUAY

36

13

10

13

16

JAPÓN

35

13

9

13

17

EGIPTO

32

12

5

15

18

COSTA RICA

31

11

3

17

19

URSS

30

14

8

7

20

CHILE

28

12

5

11

*Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

De sus 72 partidos, la selección española ha ganado 43, ha empatado 13 y ha perdido 16 (59’72% de victorias). Esto sitúa a España también en la tercera posición histórica por número de victorias, superada nuevamente por Brasil (72) y Argentina (52) y por delante en esta ocasión de Portugal y Uruguay (las dos con 28 partidos ganados, aunque los lusos han jugado 13 encuentros menos que los charrúas).

LAS 20 SELECCIONES CON MÁS VICTORIAS EN MUNDIALES SUB’20

POSICIÓN

SELECCIÓN

GANADOS

JUGADOS

% VICTORIAS

1

BRASIL

72

103

69’90%

2

ARGENTINA

52

75

69’33%

3

ESPAÑA

43

72

59’72%

4

PORTUGAL

28

49

57’14%

4

URUGUAY

28

62

45’16%

6

GHANA

26

43

60’47%

7

ALEMANIA*

23

43

53’49%

8

NIGERIA

22

52

42’31%

9

ESTADOS UNIDOS

21

56

37’50%

10

MÉXICO

20

57

35’09%

11

COLOMBIA

18

38

47’37%

12

AUSTRALIA

16

56

28’57%

13

FRANCIA

14

27

51’85%

13

URSS

14

30

46’67%

15

JAPÓN

13

35

37’14%

15

PARAGUAY

13

36

36’11%

15

REPÚBLICA DE COREA

13

49

26’53%

18

CHILE

12

28

42’86%

18

EGIPTO

12

32

37’50%

20

COSTA RICA

11

31

35’48%

*Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

Pero, si atendemos al porcentaje de partidos ganados sobre el total de jugados, Ghana superaría a España con un 60’47% de triunfos en sus 7 campeonatos disputados. Además, si tuviese en cuenta los datos yugoslavos como hace la FIFA, Serbia se colocaría tercera en el ranking (68’75% de victorias, obtenido al haber ganado 11 de sus 16 partidos en 3 ediciones; sin embargo, al contabilizar por separado los números de Yugoslavia y Serbia resulta que ninguna de las dos selecciones ha ganado los 10 partidos necesarios que fijé arbitrariamente como punto de corte para realizar la tabla.

SELECCIONES CON MEJOR % DE VICTORIAS EN MUNDIALES SUB’20*

POSICIÓN

SELECCIÓN

GANADOS

JUGADOS

% VICTORIAS

1

BRASIL

72

103

69’90%

2

ARGENTINA

52

75

69’33%

3

GHANA

26

43

60’47%

4

ESPAÑA

43

72

59’72%

5

PORTUGAL

28

49

57’14%

6

ALEMANIA**

23

43

53’49%

7

FRANCIA

14

27

51’85%

8

COLOMBIA

18

38

47’37%

9

URSS

14

30

46’67%

10

URUGUAY

28

62

45’16%

11

CHILE

12

28

42’86%

12

NIGERIA

22

52

42’31%

13

ESTADOS UNIDOS

21

56

37’50%

13

EGIPTO

12

32

37’50%

15

JAPÓN

13

35

37’14%

16

PARAGUAY

13

36

36’11%

17

COSTA RICA

11

31

35’48%

18

MÉXICO

20

57

35’09%

19

AUSTRALIA

16

56

28’57%

20

REPÚBLICA DE COREA

13

49

26’53%

*Sólo se incluyen las selecciones con 10 o más partidos ganados.
—-

**Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

En la parte baja de la tabla histórica, Panamá es la selección que más partidos ha disputado en Mundiales sub’20 sin conocer todavía la victoria, pues suma 3 empates y 12 derrotas en 15 encuentros. Tampoco han ganado ningún partido después de participar en más de una edición las selecciones de Trinidad y Tobago (1 empate y 5 derrotas) y de la República Democrática Popular de Corea (3 empates y 6 derrotas, aunque la FIFA no le contabiliza su participación conjunta con la República de Corea en Portugal 1991, donde la selección unificada ganó 1 partido y, curiosamente, todos los goles del combinado fueron obra de jugadores norcoreanos). Las otras 14 selecciones que no han podido celebrar ningún triunfo sólo disputaron un Mundial sub’20 y se fueron a casa después de los 3 partidos de la fase de grupos, 9 de ellas sin puntuar. Guinea, Indonesia y Tahití no sólo no puntuaron, sino que ni siquiera consiguieron anotar un gol.

SELECCIONES SIN VICTORIAS EN LOS MUNDIALES SUB’20

SELECCIÓN

PART.

G

E

P

GF

GC

PANAMÁ

15

0

3

12

7

30

REP. DEM. POPULAR DE COREA

9

0

3

6

3

21

TRINIDAD Y TOBAGO

6

0

1

5

2

18

BENÍN

3

0

2

1

2

3

JORDANIA

3

0

1

2

3

6

BAHRÉIN

3

0

1

2

1

4

JAMAICA

3

0

1

2

1

6

BURUNDI

3

0

1

2

2

8

ETIOPÍA

3

0

0

3

4

8

MALASIA

3

0

0

3

2

9

KAZAJSTÁN

3

0

0

3

1

9

TOGO

3

0

0

3

1

9

CUBA

3

0

0

3

1

10

GUINEA

3

0

0

3

0

10

MYANMAR

3

0

0

3

2

13

INDONESIA

3

0

0

3

0

16

TAHITÍ

3

0

0

3

0

21

La peor actuación de un combinado nacional en toda la historia de los Mundiales sub’20 corresponde a Tahití, que en Egipto 2009 perdió sus 3 partidos y se fue sin marcar y con 21 goles en contra (cayó 0-8 ante España, 0-8 ante Venezuela y 0-5 ante Nigeria). Como contraste, Serbia sería la selección que más lejos ha llegado en su única participación, pues era debutante en Nueva Zelanda 2015 y se alzó con el título. Si considerásemos al equipo serbio como sucesor del yugoslavo, Rumanía (tercera clasificada en Australia 1981) y Senegal (cuarta en Nueva Zelanda 2015) serían las selecciones con mejor desempeño en el único Mundial que han jugado hasta la fecha. Además de Serbia, también la URSS (por lógica, en la primera edición en 1977), Argentina (1979) y la República Federal Alemana (1981) lograron ganar el campeonato en su primera participación en una fase final. Por último, es justo señalar que los mejores registros globales en una edición concreta los consiguió Argentina en el Mundial que organizó en 2001, pues se llevó el título con 7 victorias en 7 partidos, 27 goles a favor y 4 en contra.

Para cerrar este apartado, echemos un vistazo a los datos relativos a los goles. España ha anotado un total de 150 en sus 72 partidos (lo que supone una media de 2’08 tantos por encuentro) y ha encajado 77 (1’07 por partido). Es el segundo equipo más goleador de la tabla histórica, aunque a mucha distancia del líder, Brasil, que totaliza 231 goles (la friolera de 160 más de los que ha encajado), y seguido muy de cerca por Argentina, que acumula 147. Se trata de las tres únicas selecciones que han superado el centenar de goles en los Mundiales sub’20.

LAS 20 SELECCIONES MÁS GOLEADORAS EN LOS MUNDIALES SUB’20

POS.

SELECCIÓN

GOLES A FAVOR

GOLES EN CONTRA

DIF.

PARTIDOS

1

BRASIL

231

71

+160

103

2

ESPAÑA

150

77

+73

72

3

ARGENTINA

147

57

+90

75

4

ALEMANIA*

85

43

+42

43

4

MÉXICO

85

62

+23

57

6

URUGUAY

81

60

+21

62

7

NIGERIA

78

66

+22

52

8

GHANA

76

47

+29

43

9

ESTADOS UNIDOS

73

84

-11

56

10

PORTUGAL

70

40

+30

49

11

AUSTRALIA

63

89

-26

56

12

REPÚBLICA DE COREA

60

81

-21

49

13

COLOMBIA

54

47

+7

38

14

URSS

52

32

+20

30

15

FRANCIA

50

36

+14

27

16

JAPÓN

49

48

+1

35

17

CHILE

47

48

-1

28

18

PARAGUAY

46

47

-1

36

19

EGIPTO

45

45

0

32

20

COSTA RICA

38

58

-20

31

*Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

De momento, sólo Brasil y España promedian más de 2 tantos por encuentro. Cabe señalar que Ghana y la URSS son los países más beneficiados si cambiamos el criterio de ordenación y pasamos de los goles totales a la media por partido; esto se debe a que, aunque han jugado menos partidos que otras selecciones por haber estado en menos ediciones, cuando han acudido a un Mundial sub’20 han tenido, por lo general, actuaciones destacadas. En la tabla he calculado los promedios goleadores de las selecciones con más de 30 partidos disputados, otro criterio de corte totalmente subjetivo y que deja fuera a Francia, que con 50 goles en 27 partidos (1’85 tantos por encuentro) podría ser quinta en esta clasificación. También Chile, con 1’68 goles de media en sus 28 encuentros, podría alcanzar un puesto destacado.

SELECCIONES MÁS GOLEADORAS EN MUNDIALES SUB’20 (PROMEDIO)*

POS.

SELECCIÓN

GOLES A FAVOR

PARTIDOS

GOLES/PARTIDO

1

BRASIL

231

103

2’24

2

ESPAÑA

150

72

2’08

3

ALEMANIA**

85

43

1’98

4

ARGENTINA

147

75

1’96

5

GHANA

76

43

1’77

6

URSS

52

30

1’73

7

NIGERIA

78

52

1’50

8

MÉXICO

85

57

1’49

9

PORTUGAL

70

49

1’43

10

COLOMBIA

54

38

1’42

11

EGIPTO

45

32

1’41

12

JAPÓN

49

35

1’40

13

URUGUAY

81

62

1’31

14

ESTADOS UNIDOS

73

56

1’30

15

PARAGUAY

46

36

1’27

16

COSTA RICA

38

31

1’23

17

REPÚBLICA DE COREA

60

49

1’22

18

AUSTRALIA

63

56

1’13

19

INGLATERRA

33

38

0’87

*Sólo se incluyen las selecciones con 30 o más partidos disputados.
—-
*Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

Si analizamos los datos defensivos de estas 19 selecciones con al menos 30 partidos en Mundiales sub’20, vemos que nuevamente Brasil lidera esta sección con una media de 0’69 goles encajados por partido. Le seguirían, según ese indicador, Argentina (0’76), Portugal (0’82) y Uruguay (0’97), ocupando España la sexta posición con 1’07 tantos recibidos por encuentro (el mismo resultado que la URSS pero en más del doble de partidos). Australia es, en términos absolutos, la selección que más goles ha encajado (89) en la historia de los Mundiales sub’20, aunque, entre las selecciones filtradas, Costa Rica y la República de Corea tienen peor promedio.

MEJORES DEFENSAS EN LOS MUNDIALES SUB’20*

POS.

SELECCIÓN

GOLES EN CONTRA

PARTIDOS

GOLES/PART.

1

BRASIL

71

103

0’69

2

ARGENTINA

57

75

0’76

3

PORTUGAL

40

49

0’82

4

URUGUAY

60

62

0’97

5

ALEMANIA**

43

43

1’00

6

ESPAÑA

77

72

1’07

6

URSS

32

30

1’07

8

INGLATERRA

41

38

1’08

9

GHANA

47

43

1’09

9

MÉXICO

62

57

1’09

11

COLOMBIA

47

38

1’24

12

NIGERIA

66

52

1’27

13

PARAGUAY

47

36

1’31

14

JAPÓN

48

35

1’38

15

EGIPTO

45

32

1’41

16

ESTADOS UNIDOS

84

56

1’50

17

AUSTRALIA

89

56

1’59

18

REPÚBLICA DE COREA

81

49

1’65

19

COSTA RICA

58

31

1’87

*Sólo se incluyen las selecciones con 30 o más partidos disputados.
—-
**Incluye los registros obtenidos por la República Federal Alemana.

2.- LOS NÚMEROS DE ESPAÑA

2.1.- Partidos y rivales

Centrándonos ya en los datos españoles, si dividimos sus 72 encuentros por fases nos encontramos con que España ha jugado 45 partidos de grupo, cosechando 31 victorias (68’89%), 7 empates y 7 derrotas; mientras que en fase eliminatoria ha disputado 27 encuentros, ganando en 12 ocasiones (44’44%) perdiendo 9 veces y legando a los penaltis en las 6 eliminatorias restantes, que aparecen en las tablas como partidos empatados. Teniendo en cuenta los desenlaces de esas 6 tandas disputadas (3 victorias y 3 derrotas), España ha superado en total 15 de las 27 eliminatorias que ha jugado (55’56%). Hay que recordar que la ronda de octavos de final se disputa desde Malasia 1997 y que antes, salvo en la primera edición (Túnez 1977, en la que se pasaba directamente del grupo a semifinales), desde la fase de grupos se accedía a cuartos de final. Al final del artículo, el Anexo 1 recoge el listado completo de partidos disputados por España.

DISTRIBUCIÓN DE LOS PARTIDOS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

FASE

JUGADOS

GANADOS

EMPATADOS

PERDIDOS

GF

GC

Fase de Grupos

45

31

7

7

108

43

Eliminatorias

27

12

6*

9

42

34

Octavos de final (desde 1997)

8

6

1*

1

16

8

Cuartos de final

11

3

4*

4

14

15

Semifinales

4

2

1*

1

6

6

3º y 4º puesto

1

0

0

1

2

3

Final

3

1

0

2

4

2

TOTAL

72

43

13

16

150

77

*Empates tras prórroga, resueltos mediante lanzamientos de penalti.

En total, España ha disputado 10 prórrogas a lo largo de la historia de los Mundiales sub’20. Ha ganado 2 (una con gol de oro, obra de Javier Arizmendi, ante Canadá en los cuartos de final de Emiratos Árabes Unidos 2003) y ha perdido otras 2; como se refleja unas líneas más arriba, las 6 restantes llegaron a la tanda de penaltis y desembocaron en 3 victorias y 3 derrotas. Por lo tanto, la selección española acabó superando 5 de las 10 eliminatorias que llegaron al tiempo extra. A continuación figura una tabla con el resumen de las prórrogas disputadas por España.

PRÓRROGAS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

RONDA

JUGADAS

GANADAS

EMPATADAS*

PERDIDAS

GF

GC

Octavos de final

2

1

1

0

2

0

Cuartos de final

6

1

4

1

3

3

Semifinales

1

0

1

0

1

1

Final

1

0

0

1

0

1

TOTAL

10

2

6

2

6

5

*Resueltas mediante lanzamientos de penalti.

Como dato curioso, las 3 tandas de penaltis perdidas corresponden a partidos de cuartos de final, ronda que sólo se ha superado una vez desde los once metros: frente a Ghana en el Mundial de Nigeria 1999.

TANDAS DE PENALTIS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

RONDA

JUGADAS

GANADAS

PERDIDAS

Octavos de final

1

1

0

Cuartos de final

4

1

3

Semifinales

1

1

0

Final

0

0

0

TOTAL

6

3

3

Además, se incluye un listado de las 10 eliminatorias que se resolvieron más allá del minuto 90. Como norma para interpretar los resultados de esta y otras tablas de resultados, los marcadores deben leerse en formato España x-x Rival.

LISTADO DE PRÓRROGAS Y TANDAS DE PENALTIS DISPUTADAS POR ESPAÑA

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RTDO 90 MIN.

RTDO FINAL

PENALTIS

Japón 1979

02/09/1979

Cuartos

Polonia

0-0

0-0

3-4

URSS 1985

04/09/1985

Semifinal

URSS

1-1

2-2

4-3

URSS 1985

07/09/1985

Final

Brasil

0-0

0-1

Nigeria 1999

18/04/1999

Cuartos

Ghana

1-1

1-1

8-7

EAU 2003

12/12/2003

Cuartos

Canadá

1-1

2-1*

Canadá 2007

11/07/2007

Octavos

Brasil

2-2

4-2

Canadá 2007

14/07/2007

Cuartos

Rep. Checa

0-0

1-1

3-4

Colombia 2011

10/08/2011

Octavos

Rep. Corea

0-0

0-0

7-6

Colombia 2011

14/08/2011

Cuartos

Brasil

1-1

2-2

2-4

Turquía 2013

06/07/2013

Cuartos

Uruguay

0-0

0-1

*Resuelta con gol de oro.

El rival más frecuente de España en sus 72 partidos ha sido Brasil, contra el que ha jugado 6 veces. Dos victorias, un empate (con sabor a derrota, pues en los cuartos de final de Colombia 2011 la canarinha se acabó imponiendo en la tanda de penaltis) y tres derrotas, dos de ellas por 0-1 en las finales de las ediciones de URSS 1985 y EAU 2003, forman el balance de esa media docena de duelos. Además, Argentina, Japón y México se han visto las caras en 4 ocasiones con España, que en total se ha enfrentado a 44 rivales distintos (el 47’83% de las selecciones que han jugado algún Mundial sub’20) y, salvo a la URSS, ha ganado al menos una vez a todos aquellos países contra los que ha jugado más de un partido. Como curiosidad, y pese a haber coincidido en 11 de las 15 ediciones mundialistas que han disputado ambas selecciones, España y Australia sólo se han enfrentado una vez: fue en Colombia 2011, con victoria española por 5-1 en el tercer partido de la fase de grupos.

RIVALES DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

Nº PARTIDOS

SELECCIONES

6

Brasil

4

Argentina, Japón, México

3

Uruguay

2

Canadá, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Francia, Ghana, Honduras, Mali, Paraguay, República de Irlanda, URSS, Zambia

1

Alemania*, Arabia Saudita, Argelia, Australia, Bulgaria, Burundi, Colombia, Ecuador, Egipto, Inglaterra, Irak, Italia, Jordania, Marruecos, Nigeria, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa, República de Corea, Rusia, Siria, Tahití, Túnez, Turquía, Uzbekistán, Venezuela
*El único enfrentamiento se produjo en 1981, contra la República Federal Alemana.

El mejor balance en el cara a cara se tiene con Japón, país al que España ha derrotado en sus 4 enfrentamientos (incluida, claro, la final de Nigeria 1999) con una diferencia total de goles de +7.

RIVALES MÁS FRECUENTES DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

RIVAL

PARTIDOS

GANADOS

EMPATADOS

PERDIDOS

GF

GC

BRASIL

6

2

1

3

8

8

JAPÓN

4

4

0

0

9

2

MÉXICO

4

2

2

0

6

4

ARGENTINA

4

1

0

3

4

9

URUGUAY

3

1

1

1

8

3

CHILE

2

2

0

0

13

3

COSTA RICA

2

2

0

0

8

1

HONDURAS

2

2

0

0

6

1

EE.UU.

2

2

0

0

7

3

MALI

2

2

0

0

5

1

CANADÁ

2

2

0

0

4

1

FRANCIA

2

2

0

0

4

2

PARAGUAY

2

2

0

0

3

1

GHANA

2

1

1

0

2

1

ZAMBIA

2

1

1

0

2

1

REP. IRLANDA

2

1

0

1

4

3

URSS

2

0

1

1

3

5

2.2.- Resultados

Además de Japón, el rival preferido de España en los Mundiales sub’20 parece ser Chile, pues le ha goleado en sus dos enfrentamientos: 6-3 en Qatar 1995 y 7-0 en Países Bajos 2005. Esos partidos están, como parece evidente, entre los más destacados de la selección española en el apartado anotador. En concreto, el disputado en Doha el 19 de abril de 1995 es el partido mundialista de España en el que ha habido más goles (9), mientras que el que se jugó en Doetinchem el 14 de junio de 2005 constituye la segunda mayor goleada española en estos campeonatos juveniles. La goleada más amplia de España se produjo en El Cairo el 25 de septiembre de 2009 y fue un 8-0 a Tahití en el primer partido del Mundial de Egipto. El récord de los Mundiales sub’20 está, cómo no, en poder de Brasil, que ganó 10-0 a Bélgica en los octavos de final de Malasia 1997.

MAYORES VICTORIAS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20*

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO

Egipto 2009

25/09/2009

Grupo – 1ª jornada

TAHITÍ

8-0

P. Bajos 2005

14/06/2005

Grupo – 2ª jornada

CHILE

7-0

Portugal 1991

18/06/1991

Grupo – 2ª jornada

URUGUAY

6-0

Qatar 1995

19/04/1995

Grupo – 3ª jornada

CHILE

6-3

Qatar 1995

13/04/1995

Grupo – 1ª jornada

BURUNDI

5-1

Colombia 2011

06/08/2011

Grupo – 3ª jornada

AUSTRALIA

5-1

Malasia 1997

23/06/1997

Grupo – 3ª jornada

COSTA RICA

4-0

Nigeria 1999

24/04/1999

Final

JAPÓN

4-0

Qatar 1995

23/04/1995

Cuartos de final

RUSIA

4-1

Colombia 2011

31/07/2011

Grupo – 1ª jornada

COSTA RICA

4-1

Turquía 2013

21/06/2013

Grupo – 1ª jornada

EE.UU.

4-1

P. Bajos 2005

17/06/2005

Grupo – 3ª jornada

HONDURAS

3-0

P. Bajos 2005

22/06/2005

Octavos de final

TURQUÍA

3-0

Egipto 2009

01/10/2009

Grupo – 3ª jornada

VENEZUELA

3-0

*Victorias por 3 o más goles de diferencia.

En el lado opuesto, España sólo ha perdido una vez por 3 o más goles de diferencia: fue el 25 de abril de 1995, en Doha, cuando cayó por 0-3 contra Argentina en las semifinales del Mundial de Qatar. La selección española sólo ha encajado más de 3 goles en dos ocasiones, y curiosamente los dos partidos acabaron con derrota por 2-4: la primera llegó el 8 de octubre de 1981, en Canberra (Australia), frente a la República Federal Alemana, y la segunda el 22 de febrero de 1989, en Taif (Arabia Saudita), frente a Noruega. En ambas ocasiones se trataba del tercer choque de la fase de grupos y España quedó eliminada al perder dichos partidos.

PEORES DERROTAS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20*

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO

Qatar 1995

25/04/1995

Semifinal

ARGENTINA

0-3

Australia 1981

08/10/1981

Grupo – 3ª jornada

REP. FED. ALEMANIA

2-4

Arabia S. 1989

22/02/1989

Grupo – 3ª jornada

NORUEGA

2-4

Portugal 1991

23/06/1991

Cuartos de final

URSS

1-3

P. Bajos 2005

25/06/2005

Cuartos de final

ARGENTINA

1-3

Egipto 2009

05/10/2009

Octavos de final

ITALIA

1-3

Qatar 1995

28/04/1995

3º y 4º puesto

PORTUGAL

2-3

*Partidos con 3 o más goles encajados.

España se ha quedado sin anotar en 14 de sus 72 partidos, 5 de los cuales acabaron con 0-0, pero lo más habitual es que marque 2 goles: lo ha hecho en 23 encuentros (31’94%).

Nº DE GOLES MARCADOS POR ESPAÑA EN CADA PARTIDO

Nº GOLES

0

1

2

3

4

5

6

7

8

Nº PARTIDOS

14

14

23

7

8

2

2

1

1

En el apartado defensivo, la selección española ha dejado su puerta a cero en 24 ocasiones (un tercio de los 72 encuentros disputados), aunque han sido más las veces en las que ha recibido un único gol: 29 (40’28%).

Nº DE GOLES ENCAJADOS POR ESPAÑA EN CADA PARTIDO

Nº GOLES

0

1

2

3

4

Nº PARTIDOS

24

29

11

6

2

La consistencia de las dos tablas anteriores se refleja en que la victoria española por 2-1 es el marcador más repetido a lo largo de los 72 partidos jugados, puesto que se ha producido 11 veces (15’28%). La derrota más frecuente es la que acaba con 0-1, resultado que se ha cosechado en 6 ocasiones.

RESULTADOS MÁS FRECUENTES DE ESPAÑA EN MUNDIALES SUB’20

RESULTADO

Nº PARTIDOS

%

VICTORIA 2-1

11

15’28%

VICTORIA 1-0

6

8’33%

DERROTA 0-1

6

8’33%

VICTORIA 2-0

5

6’94%

EMPATE 0-0

5

6’94%

EMPATE 1-1

4

5’55%

EMPATE 2-2

4

5’55%

España ha empezado perdiendo 22 partidos, 14 de los cuales acabaron en derrota. Sólo consiguió remontar ese gol inicial para hacerse con la victoria en 3 ocasiones (una de ellas, contra Brasil en Canadá 2007, logrando el triunfo en el tiempo extra) y empató los 5 partidos restantes. De esos empates, 3 fueron en eliminatorias y llegaron por tanto a los penaltis, resolviéndose con 1 victoria y 2 derrotas desde los once metros.

VICTORIAS DE ESPAÑA TRAS ENCAJAR EL PRIMER GOL

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RTDO. FINAL

Arabia S. 1989

17/02/1989

Grupo – 1ª jornada

ARGENTINA

2-1

Canadá 2007

11/07/2007

Octavos de final

BRASIL

4-2*

Turquía 2013

02/07/2013

Octavos de final

MÉXICO

2-1

*Resuelto en la prórroga (2-2 al término de los 90 minutos).

EMPATES DE ESPAÑA TRAS ENCAJAR EL PRIMER GOL

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RTDO. FINAL*

Australia 1981

03/10/1981

Grupo – 1ª jornada

EGIPTO

2-2

URSS 1985

04/09/1985

Semifinal

URSS

2-2 (4-3)

Canadá 2007

01/07/2007

Grupo – 1ª jornada

URUGUAY

2-2

Canadá 2007

14/07/2007

Cuartos de final

REPÚBLICA CHECA

1-1 (3-4)

Colombia 2011

14/08/2011

Cuartos de final

BRASIL

2-2 (2-4)

* Entre paréntesis, resultado de la tanda de penaltis.

En cambio, la selección española ha logrado la victoria en 40 de los 45 partidos en los que ha marcado el primer gol; sólo ha perdido 2 de esos 45 encuentros (Portugal llegó incluso a remontar un 2-0 en 1995) y ha empatado los otros 3 (dos de ellos contra la selección mexicana).

DERROTAS DE ESPAÑA TRAS MARCAR EL PRIMER GOL

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO

Qatar 1995

28/04/1995

3º y 4º puesto

PORTUGAL

2-3

EAU 2003

28/11/2003

Grupo – 1ª jornada

ARGENTINA

1-2

EMPATES DE ESPAÑA TRAS MARCAR EL PRIMER GOL

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO*

Túnez 1977

30/06/1977

Grupo – 2ª jornada

MÉXICO

1-1

Australia 1981

06/10/1981

Grupo – 2ª jornada

MÉXICO

1-1

Nigeria 1999

18/04/1999

Cuartos de final

GHANA

1-1 (8-7)

* Entre paréntesis, resultado de la tanda de penaltis.

2.3.- Rachas españolas

España sumó su racha más larga de victorias consecutivas (5 partidos) durante el Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2003: tras la derrota en la jornada inaugural por 1-2 ante Argentina, la selección española se plantó en la final tras ganar sucesivamente a Mali, Uzbekistán, Paraguay, Canadá y Colombia. Por desgracia, Brasil truncó esa marcha triunfal en el partido por el título al imponerse por 0-1.

MAYOR RACHA DE VICTORIAS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO

EAU 2003

01/12/2003

Grupo – 2ª jornada

MALI

2-0

EAU 2003

04/12/2003

Grupo – 3ª jornada

UZBEKISTÁN

1-0

EAU 2003

09/12/2003

Octavos de final

PARAGUAY

1-0

EAU 2003

12/12/2003

Cuartos de final

CANADÁ

2-1

EAU 2003

15/12/2003

Semifinal

COLOMBIA

1-0

Sólo en dos ocasiones ha enlazado España dos derrotas consecutivas: ocurrió en la fase de grupos de Arabia Saudita 1989 (0-2 ante Irak y 2-4 frente a Noruega) y en Qatar 1995 (se perdió la semifinal con Argentina por 0-3 y el partido por  el tercer puesto contra Portugal por 2-3). Más larga es la racha de partidos sin ganar: después de vencer a México por 2-1 en la segunda jornada de la fase de grupos de Japón 1979, la selección española acumuló 7 encuentros sin conocer la victoria hasta la tercera jornada del Mundial de la URSS 1985, cuando logró derrotar a la República de Irlanda por 4-2. En esos partidos se cosecharon 4 empates (incluido un 0-0 ante Polonia en los cuartos de final de Japón 1979 que acabó en eliminación por penaltis) y 3 derrotas.

MAYOR RACHA SIN GANAR DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RESULTADO*

Japón 1979

29/08/1979

Grupo – 3ª jornada

ARGELIA

0-1

Japón 1979

02/06/1979

Cuartos de final

POLONIA

0-0 (3-4)

Australia 1981

03/10/1981

Grupo – 1ª jornada

EGIPTO

2-2

Australia 1981

06/10/1981

Grupo – 2ª jornada

MÉXICO

1-1

Australia 1981

08/10/1981

Grupo – 3ª jornada

REP. FED. ALEMANIA

2-4

URSS 1985

24/08/1985

Grupo – 1ª jornada

ARABIA SAUDITA

0-0

URSS 1985

27/08/1985

Grupo – 2ª jornada

BRASIL

0-2

* Entre paréntesis, resultado de la tanda de penaltis.

La mayor racha española de partidos consecutivos anotando al menos un gol es de 17 encuentros, desde la derrota por 0-1 ante Brasil en la final del Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2003 hasta el 0-0 en el partido de octavos de final de Colombia 2011 frente a la República de Corea (duelo que terminó con victoria española por 7-6 en la tanda de penaltis). Para no poblar aun más de tablas el artículo, indicaremos que la racha se inicia con el 3-1 sobre Marruecos en Países Bajos 2005 (partido número 049 en el Anexo 1) y acaba en el 5-1 a Australia en Colombia 2011 (partido número 065). De esos 17 encuentros, España ganó 13, perdió 2 y empató otros 2, marcando 55 goles y recibiendo 17.

A lo largo de todas sus participaciones en Mundiales sub’20, la selección española sólo ha encadenado 2 partidos seguidos sin marcar. Ocurrió en dos ocasiones: la primera en Japón 1979 (derrota por 0-1 ante Argelia en la tercera jornada de la fase de grupos y empate 0-0 con Polonia en los cuartos de final) y la segunda en el Mundial de la URSS 1985 (0-0 ante Arabia Saudita en la primera jornada y derrota por 0-2 contra Brasil en la segunda). La racha más larga de las dos es la de Japón, puesto que el anterior gol había llegado en el minuto 66 del partido contra México de la segunda jornada, obra del vallisoletano Luis Miguel Gail, y el siguiente lo marcó el tetuaní Sebastián López “Chano” en el minuto 65 del primer partido de Australia 1981, contra Egipto, lo que supone un total de 259 minutos de sequía: 14 del partido contra México, 80 contra Argelia, 100 contra Polonia (en Japón 1979 los partidos duraban 80 minutos y sus prórrogas 20) y 65 contra Egipto. La otra racha con dos partidos completos sin anotar (desde el 2-4 ante la R.F.A. en Australia 1981 al 4-2 a la República de Irlanda en la URSS 1985) se estiró hasta los 193 minutos.

En el apartado defensivo, entre el 0-0 contra Siria en la tercera jornada de la fase de grupos de Portugal 1991 y la victoria por 4-0 ante Costa Rica en la tercera jornada del Mundial de Malasia 1997, España acumuló 9 partidos seguidos recibiendo al menos un gol: desde el 1-3 ante la URSS en los cuartos de final del Mundial de Portugal (partido número 023 del Anexo 1) hasta la victoria por 2-1 sobre Paraguay en Malasia (partido número 031). La selección española recibió 17 goles y marcó 24 en esos 9 partidos, de los cuales perdió 3 y ganó 6.

La mayor racha de partidos consecutivos sin encajar gol alcanza los 3 encuentros, cifra a la que se ha llegado en 4 ocasiones: durante las fases de grupos de Portugal 1991 y Egipto 2009, y entre la segunda jornada y los octavos de final tanto de Emiratos Árabes 2003 como de Países Bajos 2005. En minutos, la racha más larga de las cuatro es la de Egipto 2009, puesto que se inicia en el minuto 103 de los cuartos de final de Canadá 2007 con un gol del checo Lubos Kalouda y finaliza en el 55 del partido de octavos de final en tierras egipcias, con el primer gol del italiano Mattia Mustacchio: en total, 342 minutos sin encajar gol, los 17 primeros con Antonio Adán bajo palos y los 325 restantes con Sergio Asenjo defendiendo la meta española. No obstante, Asier Riesgo, portero en Emiratos Árabes Unidos 2003, tendría el récord individual de imbatibilidad, ya que estuvo 339 minutos consecutivos sin recibir un gol. Aunque la plusmarca absoluta en este apartado la ostenta el portero portugués Michael Simoes Domingues, “Mika”, que aguantó 575 minutos imbatido en Colombia 2011 (los 6 primeros partidos completos, incluyendo 1 prórroga, y hasta el minuto 5 de la final).

2.4.- Goles, penaltis y amonestaciones

La cuenta goleadora española en los Mundiales sub’20 se inició en Radés, Túnez, el 27 de junio de 1977, cuando el gaditano José Ricardo Escobar batió la meta francesa en el minuto 28 del debut mundialista de España, que acabó con victoria por 2-1. El cántabro Iván De la Peña logró el gol número 50 en Doha, el 28 de abril de 1995, al poner el momentáneo 2-0 en el partido por el tercer y cuarto puesto del Mundial de Qatar ante Portugal (el partido se lo acabarían llevando los portugueses por 2-3). El honor de anotar el gol 100 de España recayó en el central barcelonés Miquel Robusté, que el 22 de junio de 2005, en Emmen (Países Bajos), hizo el 3-0 definitivo del partido de octavos de final contra Turquía. El último tanto obtenido hasta el momento por España, y que hace el número 150, lo marcó el grancanario Jesé Rodríguez frente a México el 2 de julio de 2013, en Estambul, en los octavos de final del Mundial de Turquía, y sirvió para que la selección española se llevara ese duelo por 2-1.

José Ricardo Escobar Palacios, primer goleador español en un Mundial sub’20 (bdfutbol.com).

José Ricardo Escobar Palacios, primer goleador español en un Mundial sub’20 (bdfutbol.com).

De esos 150 goles marcados, el más madrugador lo consiguió el centrocampista tarraconense Sergi Roberto el 6 de agosto de 2011 en Manizales (Colombia), abriendo la goleada por 5-1 ante Australia antes de que se cumpliera el primer minuto de juego. En ese mismo escenario, el malagueño “Isco” Alarcón había anotado el 31 de julio el gol más tardío de la selección española en los mundiales sub’20, al marcar de penalti el 4-1 ante Costa Rica en el minuto 4 del tiempo añadido de la segunda parte. Aunque, lógicamente, si tenemos en cuenta las prórrogas hay que buscar ese gol más tardío una media hora más tarde: tanto el navarro Jon Andoni Goikoetxea (ante la URSS, en Moscú, el 4 de septiembre de 1985) como el asturiano Adrián López (el 11 de julio de 2007 en Burnaby, Canadá, ante Brasil) batieron la meta rival en el primer minuto de añadido al tiempo extra (minuto 121, por tanto). El agónico gol de Goikoetxea supuso el 2-2 que permitió a España clasificarse luego en los penaltis para su primera final mundialista sub’20; el de Adrián certificó la victoria española por 4-2 en los octavos de final.

El gol más rápido de los 77 encajados por España llegó en el minuto 2 del partido contra México disputado en Estambul el 2 de julio de 2013, en los octavos de final del Mundial de Turquía, y fue obra de Arturo González (curiosamente España acabó ganando ese partido por 2-1 gracias a un gol de Jesé Rodríguez en el primer minuto de añadido de la segunda parte). El estadounidense Taylor Twellman, en el duelo de octavos de final del Mundial de Nigeria disputado el 15 de abril de 1999 en Port Harcourt, anotó en el minuto 2 de la prolongación el gol más tardío encajado por España (ese gol puso en el marcador el definitivo 3-2, favorable a España, con el que acabó el partido). Aunque, al contar prórrogas, deberíamos conceder este honor al soviético Valdas Ivanauskas, quien batió la meta española en el minuto 107 de aquella semifinal de la URSS 1985 que Goikoetxea logró empatar sobre la bocina.

Atendiendo al momento de los goles, España ha anotado 76 goles en la primera parte y 67 en la segunda (3 de ellos en el tiempo añadido). Menos equilibrio encontramos en los goles encajados, pues su portería sólo se ha batido 15 veces antes del descanso pero 57 tras la pausa (2 de esos goles fueron en el descuento del partido). Además, en las prórrogas España ha marcado 6 goles (3 en cada periodo) y ha recibido 5 (4 en el primer periodo y 1 en el segundo). Si dividimos los partidos en tramos de 15 minutos, vemos que la selección española anota más goles en el último cuarto de hora (30 goles) y encaja más al comienzo de las segundas partes (23), que es también el tramo en el que menos marca (15).

DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LOS GOLES (INTERVALOS DE 15 MINUTOS)

0-15

16-30

31-45*

46-60

61-75

76-90

91-105

106-120

GF

27

24

26*

14

23

30

3

3

GC

4

4

7

23

17

17

4

1

*En las ediciones de 1977 y 1979 las partes duraban 40 minutos. De los 26 goles a favor logrados antes del minuto 45, 1 llegó en realidad en la segunda parte.

Se da la circunstancia de que ninguno de los 150 goles de la selección española ha sido marcado en propia puerta por sus rivales (España sólo ha encajado 1 de sus propios jugadores, marcado al alimón entre Santiago Cañizares y Paqui Veza, y que significó el 1-2 en la derrota por 2-4 ante Noruega en Arabia Saudita 1989). Cabe destacar también que España ha transformado 17 penas máximas durante sus partidos y sólo ha fallado 2, mientras que sus rivales han transformado 6 y han desperdiciado 1 (que además fue detenida por un jugador de campo, Jonathan Soriano, en el partido frente a Honduras de la primera fase del Mundial de Países Bajos 2005). El ilicitano Aarón Ñíguez es el único futbolista español que ha lanzado más de un penalti en Mundiales sub’20: tiró 3 en Egipto 2009 y eso le permite ser el único español que ha anotado dos penaltis, el único que ha lanzado dos penas máximas en el mismo partido y también, para su desgracia, uno de los dos jugadores que ha fallado algún lanzamiento (el otro es el murciano Patricio Pelegrín, que marró la primera pena máxima señalada a favor de España en un Mundial sub’20).

PENALTIS LANZADOS POR ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

FECHA

RONDA

RIVAL

LANZADOR

GOL

RTDO. TRAS PEN

RTDO. FINAL*

03/07/1977

Grupo -J3

TÚNEZ

Pelegrín

NO

0-1

0-1

03/10/1981

Grupo -J2

MÉXICO

Chano

SI

1-0

1-1

01/09/1985

Cuartos

BULGARIA

Fernando

SI

2-1

2-1

17/02/1989

Grupo -J1

ARGENTINA

Billabona

SI

2-1

2-1

18/06/1991

Grupo -J2

URUGUAY

Pier

SI

1-0

6-0

18/06/1991

Grupo -J2

URUGUAY

Urzaiz

SI

6-0

6-0

13/04/1995

Grupo -J1

BURUNDI

Roger

SI

3-0

5-1

19/04/1995

Grupo -J3

CHILE

De la Peña

SI

6-2

6-3

23/06/1997

Grupo -J3

COSTA RICA

Farinós

SI

3-0

4-0

18/04/1999

Cuartos

GHANA

Barkero

SI

1-0

1-1 (8-7)

01/12/2003

Grupo -J2

MALI

Sergio García

SI

2-0

2-0

15/12/2003

Semifinal

COLOMBIA

Iniesta

SI

1-0

1-0

04/07/2007

Grupo -J2

ZAMBIA

Mario Suárez

SI

1-0

2-1

28/09/2009

Grupo -J2

NIGERIA

Fran Mérida

SI

2-0

2-0

01/10/2009

Grupo -J3

VENEZUELA

Aarón Ñíguez

SI

2-0

3-0

05/10/2009

Octavos

ITALIA

Aarón Ñíguez

SI

1-2

1-3

05/10/2009

Octavos

ITALIA

Aarón Ñíguez

NO

1-2

1-3

31/07/2011

Grupo -J1

COSTA RICA

Isco

SI

4-1

4-1

06/08/2011

Grupo -J3

AUSTRALIA

Canales

SI

5-1

5-1

* Entre paréntesis, resultado de la tanda de penaltis.

PENALTIS LANZADOS CONTRA ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

FECHA

RONDA

RIVAL

LANZADOR

GOL

RTDO. TRAS PEN

RTDO. FINAL

29/08/1985

Grupo -J3

REP. IRLANDA

Kelch

SI

2-2

4-2

04/09/1985

Semifinal

URSS

Khudojilov

SI

0-1

2-2

23/04/1995

Cuartos

RUSIA

Lipko

SI

4-1

4-1

18/06/1997

Grupo -J1

JAPÓN

Yanagisawa

SI

2-1

2-1

29/06/1997

Cuartos

REP. IRLANDA

Molloy

SI

0-1

0-1

11/06/2005

Grupo -J1

MARRUECOS

Doulyazal

SI

3-1

3-1

17/06/2005

Grupo -J3

HONDURAS

Ramón Núñez

NO

3-0

3-0

Por último, echemos un vistazo al apartado disciplinario. En sus 72 partidos, España ha sufrido 9 expulsiones (5 por roja directa y 4 por doble amarilla) y ha visto un total de 132 amonestaciones (incluyendo las 4 que conllevaron expulsión), lo que da una media de 1’83 tarjetas amarillas por encuentro. El jugador más amonestado es Oriol Romeu, que vio 4 amarillas en sus 6 partidos (1 tarjeta en 2 encuentros de Egipto 2009 y 3 en los 4 duelos que jugó en Colombia 2011). También Iván De la Peña vio 4 tarjetas en Qatar 1995, aunque 2 fueron en el mismo partido y lógicamente le supusieron la expulsión.

EXPULSIONES SUFRIDAS POR ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

FECHA

RONDA

RIVAL

JUGADOR

EXP

MIN

RTDO.

TRAS EXP

RTDO.

FINAL

06/10/1981

Grupo -J2

MÉXICO

Narcís Julià

RD

75

1-1

1-1

07/09/1985

Final

BRASIL

Mendiondo

2A

61

0-0

0-1

13/04/1995

Grupo -J1

BURUNDI

De la Peña

2A

87

5-1

5-1

25/04/1995

Semifinal

ARGENTINA

Velamazán

2A

55

0-2

0-3

20/06/1997

Grupo -J2

PARAGUAY

Gerard

RD

80

2-1

2-1

12/12/2003

Cuartos

CANADÁ

Vitolo

2A

65

1-1

2-1

19/12/2003

Final

BRASIL

Melli

RD

4

0-0

0-1

17/06/2005

Grupo -J3

HONDURAS

Roberto

RD

79

3-0

3-0

05/10/2009

Octavos

ITALIA

Botía

RD

28

0-0

1-3

Por su parte, los rivales de España han visto 15 tarjetas rojas (8 de forma directa), destacando en este apartado las 3 que recibió Uruguay en la segunda jornada de Portugal 1991, en un partido que acabó con un contundente 6-0 para España. En total, los árbitros han mostrado 160 amarillas a los contrincantes de la selección española, una media de 2’22 por encuentro.

EXPULSIONES SUFRIDAS POR LOS RIVALES DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

FECHA

RONDA

RIVAL

JUGADOR

EXP

MIN

RTDO.

TRAS EXP

RTDO.

FINAL

06/10/1981

Grupo -J2

MÉXICO

F. Chávez

RD

75

1-1

1-1

15/06/1991

Grupo -J1

INGLATERRA

Harkness

RD

89

1-0

1-0

18/06/1991

Grupo -J2

URUGUAY

Severo

2A

60

4-0

6-0

18/06/1991

Grupo -J2

URUGUAY

Dorta

2A

77

5-0

6-0

18/06/1991

Grupo -J2

URUGUAY

Darío Silva

RD

77

5-0

6-0

13/04/1995

Grupo -J1

BURUNDI

Saleh

RD

61

3-0

5-1

13/04/1995

Grupo -J1

BURUNDI

Ahishakiye

RD

90

5-1

5-1

19/04/1995

Grupo -J2

CHILE

F. Fernández

2A

40

3-0

6-3

18/04/1999

Cuartos

GHANA

Tutu Adu

RD

104

1-1

1-1*

01/12/2003

Grupo -J2

MALI

M. Bagayoko

2A

79

2-0

2-0

19/12/2003

Final

BRASIL

Fernandinho

RD

90

0-1

0-1

14/06/2005

Grupo -J2

CHILE

Gonzalo Jara

2A

45

1-0

7-0

11/07/2007

Octavos

BRASIL

Leandro Lima

2A

102

3-2

4-2

28/09/2009

Grupo -J2

NIGERIA

Salami

RD

84

2-0

2-0

03/08/2011

Grupo -J2

ECUADOR

Oña

2A

65

0-0

2-0

*Resuelto en los penaltis (8-7).

3.- PROTAGONISTAS ESPAÑOLES

3.1.- Jugadores: partidos y procedencia

Para los 15 Mundiales sub’20 que ha disputado, España ha convocado a 282 futbolistas distintos, de los que 263 han tenido la oportunidad de participar en algún partido (12 de los 19 que no han jugado ni un minuto son porteros). Aunque, en realidad, la suma total de convocados es de 287, puesto que 5 juveniles españoles han sido citados para más de un torneo: se trata de Ismael Urzaiz (1989 y 1991), Juanfran Torres (2003 y 2005), Jaime Gavilán (2003 y 2005), Alexis Ruano (2003 y 2005) y Oriol Romeu (2009 y 2011). Gavilán, con 12 apariciones, es el español con más partidos disputados, aunque Juanfran ha jugado más minutos: 819 por los 665 de Gavilán. Juanfran es también el único de los cinco que consiguió marcar en sus dos campeonatos (1 gol en EAU 2003 y 2 en Países Bajos 2005). Por detrás de Gavilán y Juanfran, en la tabla española de partidos disputados aparecen, lógicamente, los miembros de las selecciones que llegaron a las finales de 1999 y 2003 y participaron en los 7 encuentros de su respectivo torneo (los otros finalistas españoles, los de la URSS 1985, sólo disputaron 6 partidos en su Mundial). El récord absoluto de encuentros jugados en Mundiales sub’20 lo ostenta el uruguayo César Eduardo Pellegrín, que jugó los 14 posibles entre Malasia 1997 y Nigeria 1999, haciéndolo además como titular en todos ellos.

FUTBOLISTAS ESPAÑOLES CON MÁS PARTIDOS EN LOS MUNDIALES SUB’20

POS

JUGADOR

EDICIÓN

Nº PARTIDOS (min)

1

Jaime GAVILÁN Martínez

EAU 2003 / P. Bajos 2005

12 (665’)

2

“JUANFRAN” Torres Belén

EAU 2003 / P. Bajos 2005

11 (819’)

3

Francisco Javier JUSUÉ Garcés

Nigeria 1999

7 (660’)

3

David BERMUDO Rubio

Nigeria 1999

7 (660’)

3

Pablo COIRA Lojo

Nigeria 1999

7 (646’)

3

Fernando VARELA Ramos

Nigeria 1999

7 (613’)

3

Pablo ORBAIZ Lesaca

Nigeria 1999

7 (605’)

3

“GABRI” Fco. García De la Torre

Nigeria 1999

7 (577’)

3

Pablo González COUÑAGO

Nigeria 1999

7 (535’)

3

RUBÉN SUÁREZ Estrada

Nigeria 1999

7 (250’)

3

Carlos González PEÑA

EAU 2003

7 (635’)

3

ASIER RIESGO Unamuno

EAU 2003

7 (635’)

3

“GABI” Fernández Arenas

EAU 2003

7 (633’)

3

Andrés INIESTA Luján

EAU 2003

7 (611’)

3

SERGIO GARCÍA De la Fuente

EAU 2003

7 (599’)

3

CARLOS GARCÍA Badías

EAU 2003

7 (574’)

3

J. A. Andreu Alvarado, “MELLI”

EAU 2003

7 (549’)

Jaime Gavilán Martínez, futbolista español con más partidos en Mundiales sub’20 (bdfutbol.com).

Jaime Gavilán Martínez, futbolista español con más partidos en Mundiales sub’20 (bdfutbol.com).

Esos casi tres centenares de futbolistas españoles procedían, en total, de 57 clubes distintos, 5 de ellos extranjeros (Arsenal, Liverpool, Manchester City, Bari y Benfica). El FC Barcelona es el equipo que más jugadores ha aportado a las convocatorias españolas, con nada menos que 42 (un 14’63% de los 287), seguido por el Real Madrid con 38 (13’24%). Bastante más atrás quedan Atlético de Madrid (20 jugadores) y Athletic Club (17). La parte baja de esta tabla la ocupan 23 clubes que sólo han contado con un representante a lo largo de estos 40 años de convocatorias. Como nota a resaltar, el Real Madrid es el único equipo que ha aportado al menos un jugador a todas y cada una de las 15 convocatorias españolas para los Mundiales sub’20 disputados por la selección nacional. Por su parte, el Barcelona sólo se quedó sin representación en Países Bajos 2005, aunque un exjugador suyo se convirtió en ese torneo en el primer español que disputó un campeonato mundial sub’20 militando en un equipo extranjero: Cesc Fàbregas, entonces futbolista del Arsenal FC inglés.

CLUBES DE PROCEDENCIA DE LOS MUNDIALISTAS ESPAÑOLES SUB’20

POS.

CLUB

Nº DE JUGADORES

1

F.C. BARCELONA

42

2

REAL MADRID C.F.

38

3

CLUB ATLÉTICO DE MADRID

20

4

ATHLETIC CLUB DE BILBAO

17

5

REAL ZARAGOZA

12

5

SEVILLA F.C.

12

7

R.C.D. ESPANYOL

10

7

REAL BETIS BALOMPIÉ

10

9

REAL SOCIEDAD DE SAN SEBASTIÁN

9

9

VALENCIA C.F.

9

9

CLUB ATLÉTICO OSASUNA

9

12

REAL SPORTING DE GIJÓN

7

13

C.D. TENERIFE

6

13

VILLARREAL C.F.

6

15

REAL VALLADOLID C.F.

5

15

R.C. CELTA DE VIGO

5

17

R.C. DEPORTIVO DE LA CORUÑA

4

17

REAL RACING C. DE SANTANDER

4

17

MÁLAGA C.F.

4

17

ALBACETE BALOMPIÉ

4

21

CÁDIZ C.F.

3

21

C.D. MÁLAGA

3

21

GETAFE C.F.

3

24

C.D. CASTELLÓN

2

24

ELCHE C.F.

2

24

HÉRCULES C.F.

2

24

LEVANTE U.D.

2

24

REAL MURCIA C.F.

2

24

REAL OVIEDO

2

24

S.D. EIBAR

2

24

R.C.D. MALLORCA

2

24

ARSENAL F.C. (Inglaterra)

2

24

LIVERPOOL F.C. (Inglaterra)

2

24

RAYO VALLECANO DE MADRID*

2

35

R.C. RECREATIVO DE HUELVA

1

35

ORIHUELA DEPORTIVA

1

35

CLUB GETAFE DEPORTIVO

1

35

BURGOS C.F.

1

35

A.D. ALMERÍA

1

35

ALGECIRAS C.F.

1

35

C.F. CALVO SOTELO

1

35

C.D. JEREZ

1

35

GIRONA F.C.

1

35

GRANADA C.F.

1

35

C.D. PEGASO

1

35

C.F. PALENCIA

1

35

C.F. DAMM

1

35

TERRASSA F.C.

1

35

U.E. FIGUERES

1

35

C.D. LOGROÑÉS

1

35

C.D. LUGO

1

35

C.D. NUMANCIA

1

35

CLUB POLIDEPORTIVO EJIDO

1

35

S.D. COMPOSTELA

1

35

A.S. BARI (Italia)

1

35

S.L. BENFICA (Portugal)

1

35

MANCHESTER CITY F.C. (Inglaterra)

1

* Incluye los datos de la antigua denominación del club, A.D. Rayo Vallecano, al no mediar extinción.

Como aclaración, en la convocatoria que se cita en cada artículo de la serie (y que constituye la fuente para los datos anteriores) figura como equipo de procedencia de los jugadores el club en el que militaban en el momento de ser convocados, independientemente de si lo hacían en propiedad o como cedidos. Tanto las cesiones como la fecha de corte (en los campeonatos celebrados en verano es relativamente frecuente encontrar jugadores que cambian de equipo en los días previos al inicio o durante la disputa del torneo) pueden distorsionar un poco el dato del número de futbolistas aportados por cada club e incluso harían aparecer o desaparecer de la tabla a algún que otro equipo, pero creo lógico citar la entidad en la que se desempeñaba el jugador cuando recibió la llamada de la selección (aunque en algún caso apenas llevara unas horas en ese equipo).

Atendiendo al lugar de nacimiento de los mundialistas juveniles españoles, se impone la lógica demográfica y entre los 282 jugadores hay 38 madrileños (13’48% del total) y 36 barceloneses (12’77%). A mucha distancia quedan Navarra y Sevilla, con 13 futbolistas nacidos en cada una de esas provincias, y un poco más atrás Alicante y Asturias (12 cada una), Valencia y Gipuzkoa (11 cada una) y Pontevedra (10 futbolistas). Hay bastante diversidad en la procedencia geográfica y tan solo Ourense, Ávila, Segovia, Soria, Guadalajara, Huesca y Teruel no han aportado todavía ningún jugador al amplio listado. También cabe señalar que ha habido 7 mundialistas con España nacidos fuera de nuestro país: Mauricio Casas (Portugal 1991) y Rodrigo Moreno (Colombia 2011) vinieron al mundo en Brasil, Sebastián López “Chano” (Australia 1981) lo hizo en Marruecos, Pier Luigi Cherubino (Portugal 1991) en Italia, José Luis Deus (Malasia 1997) nació en Suiza, Marc Bernaus (Malasia 1997) en Andorra y Stephen Sunday (Canadá 2007) en Nigeria.

PROVINCIAS DE NACIMIENTO DE LOS MUNDIALISTAS ESPAÑOLES SUB’20

POS.

PROVINCIA

Nº DE JUGADORES

1

MADRID

38

2

BARCELONA

36

3

NAVARRA

13

3

SEVILLA

13

5

ALICANTE

12

5

ASTURIAS

12

7

GIPUZKOA

11

7

VALENCIA

11

9

PONTEVEDRA

10

10

BIZKAIA

8

10

CÁDIZ

8

10

GIRONA

8

13

ZARAGOZA

7

13

ILLES BALEARS

7

15

CANTABRIA

6

15

MÁLAGA

6

17

MURCIA

5

17

SANTA CRUZ DE TENERIFE

5

17

TARRAGONA

5

20

A CORUÑA

4

20

ÁLAVA

4

22

ALBACETE

3

22

BADAJOZ

3

22

CIUDAD REAL

3

22

HUELVA

3

22

LAS PALMAS

3

22

SALAMANCA

3

22

TOLEDO

3

29

ALMERÍA

2

29

CÁCERES

2

29

CEUTA

2

29

CUENCA

2

29

GRANADA

2

29

LA RIOJA

2

29

PALENCIA

2

36

BURGOS

1

36

CASTELLÓN

1

36

CÓRDOBA

1

36

JAÉN

1

36

LEÓN

1

36

LLEIDA

1

36

LUGO

1

36

MELILLA

1

36

VALLADOLID

1

36

ZAMORA

1

SC

(BRASIL)

2

SC

(ANDORRA)

1

SC

(ITALIA)

1

SC

(MARRUECOS)

1

SC

(NIGERIA)

1

SC

(SUIZA)

1

Un dato curioso que merece la pena reseñar es que entre todos los futbolistas españoles que han acudido a algún Mundial sub’20 se encuentran dos parejas de hermanos: Óscar y Roger García Junyent (Óscar fue mundialista en Portugal 1991 y Roger en Qatar 1995) y Aarón y Saúl Ñíguez Esclápez (Aarón estuvo en Egipto 2009 y Saúl jugó en Turquía 2013). Para rizar el rizo, en las dos familias hay un tercer hermano que llegó a ser futbolista profesional: Genís García Junyent y Jonathan Ñíguez Esclápez, aunque ellos no fueron internacionales juveniles. Hasta el momento, en España aún no se ha dado el caso de que padre e hijo hayan participado en dos Copas del Mundo sub’20.

3.2.- Goles y premios

En total, 75 jugadores españoles han logrado inscribir su nombre como goleadores en un Mundial sub’20. El máximo goleador nacional en estos campeonatos es el guipuzcoano Joseba Etxeberria: los 7 tantos anotados en Qatar 1995 le sitúan además en la quinta posición de la lista histórica que comanda el argentino Javier Saviola, que anotó 11 en Argentina 2001.

MÁXIMOS GOLEADORES EN LOS MUNDIALES SUB’20

POS.

JUGADOR

PAÍS

GOLES

PART

EDICIÓN*

1

Javier Pedro SAVIOLA Argentina

11

7

2001

2

ADAÍLTON Martins Brasil

10

5

1997

3

RAMÓN Ángel DÍAZ Argentina

8

6

1979

4

Dominic ADIYIAH Ghana

8

7

2007

5

Marcel WITECZEK RFA

7

6

1987

5

Joseba Andoni ETXEBERRIA España

7

6

1995

7

ADRIANO Leite Brasil

6

5

2001

7

Djibril CISSÉ Francia

6

5

2001

9

Diego Armando MARADONA Argentina

6

6

1979

9

GEOVANI Silva Brasil

6

6

1983

9

Davor SUKER Yugoslavia

6

6

1987

12

Ebenezer ASSIFUAH Ghana

6

7

2013

12

Lionel Andrés MESSI Argentina

6

7

2005

14

Peter OFORI-QUAYE Ghana

6

11

1997 (2) / 1999 (4)

14

Sergio Leonel AGÜERO Argentina

6

11

2005 (0) / 2007 (6)

* Entre paréntesis, goles anotados en cada edición, si participó en más de una.

En los registros españoles, por detrás de Etxeberria figuran, con 5 goles cada uno, Pablo Couñago, Fernando Llorente, Adrián López, Álvaro Vázquez y Jesé Rodríguez; mientras que Aarón Ñíguez, Ismael Urzaiz y David Silva han marcado 4 tantos. Luego, con 3 goles, aparecen hasta 11 jugadores más; la tabla prosigue con los 18 futbolistas que han anotado 2 goles y se cierra con los 37 que han anotado un único gol. Como en el listado anterior, a igualdad de tantos se da prioridad a quien disputara menos partidos; en caso de seguir coincidiendo, se asigna el mismo puesto y se ordena por antigüedad. Como curiosidad, ninguno de los 61 futbolistas que sólo han jugado 1 o 2 partidos con España en Mundiales sub’20 ha conseguido anotar: los 75 goleadores han participado al menos en 3 encuentros cada uno.

GOLEADORES ESPAÑOLES EN LOS MUNDIALES SUB’20

POS.

JUGADOR

GOLES

PARTIDOS

EDICIÓN*

1

Joseba Andoni ETXEBERRIA Lizardi

7

6

1995

2

Fernando Javier LLORENTE Torres

5

4

2005

3

ADRIÁN LÓPEZ Álvarez

5

5

2007

3

ÁLVARO VÁZQUEZ García

5

5

2011

3

JESÉ Rodríguez Ruiz

5

5

2013

6

Pablo González COUÑAGO

5

7

1999

7

AARÓN ÑÍGUEZ Esclápez

4

4

2009

8

Ismael URZAIZ Aranda

4

5

1989 (0) / 1991 (4)

8

David Josué Jiménez SILVA

4

5

2005

10

PIER Luigi Cherubino Loggi

3

3

1991

10

FRAN MÉRIDA Pérez

3

3

2009

12

RODRIGO Moreno Machado

3

4

2011

13

Sebastián LOSADA Bestard

3

5

1985

13

RAÚL González Blanco

3

5

1995

13

José Luis DEUS Rodríguez

3

5

1997

16

FERNANDO Gómez Colomer

3

6

1985

17

“GABRI” Francisco García De la Torre

3

7

1999

17

Fernando VARELA Ramos

3

7

1999

17

Andrés INIESTA Luján

3

7

2003

20

“JUANFRAN” Torres Belén

3

11

2003 (1) / 2005 (2)

21

José Ricardo ESCOBAR Palacios

2

3

1977

21

Sebastián López Serrano, “CHANO”

2

3

1981

21

Antonio PINILLA Miranda

2

3

1989

21

Emilio NSUE Lopez

2

3

2009

25

Miquel ROBUSTÉ Colomer

2

4

2005

25

Juan Manuel MATA García

2

4

2007

25

ANDER HERRERA Agüera

2

4

2009

25

“KIKE” García Martínez

2

4

2009

25

Sergio CANALES Madrazo

2

4

2011

25

Gerard DEULOFEU Lázaro

2

4

2013

31

ROGER García Junyent

2

5

1995

31

Iván DE LA PEÑA López

2

5

1995

31

Alberto RIVERA Pizarro

2

5

1997

31

Francisco Javier FARINÓS Zapata

2

5

1997

35

RAÚL OTXOA Sainz de Aja

2

6

1995

35

“XAVI” Hernández Creus

2

6

1999

35

José Javier BARKERO Saludes

2

6

1999

38

SERGIO GARCÍA De la Fuente

2

7

2003

39

Jordi CASAS Rodríguez

1

3

1977

39

Manuel ZÚÑIGA Fernández

1

3

1979

39

José JOAQUÍN Pichardo Fernández

1

3

1979

39

Luis Miguel GAIL Martín

1

3

1979

39

Sebastián NADAL Mejías

1

3

1981

39

FRANCISCO Javier López Alfaro

1

3

1981

39

Jordi FABREGAT Balmanya

1

3

1981

39

David BILLABONA Etxaleku

1

3

1989

39

MOISÉS García León

1

3

1989

39

Víctor Manuel CASADESÚS Castaño

1

3

2005

39

MARCOS García Barreno

1

3

2007

39

MARIO SUÁREZ Mata

1

3

2007

39

Alberto BUENO Calvo

1

3

2007

39

SERGI ROBERTO Carnicer

1

3

2011

53

José MAURICIO Casas Chica

1

4

1991

53

David ALBELDA Aliqués

1

4

1997

53

Ángel Javier ARIZMENDI De Lucas

1

4

2003

53

Francisco José MOLINERO Calderón

1

4

2005

53

JONATHAN SORIANO Casas

1

4

2005

53

Daniel PAREJO Muñoz

1

4

2009

53

Jorge Resurrección Merodio, “KOKE”

1

4

2011

53

“ISCO” Román Alarcón Suárez

1

4

2011

53

“PACO” ALCÁCER García

1

4

2013

62

Jon Andoni GOIKOETXEA Lasa

1

5

1985

62

Fernando MORIENTES Sánchez

1

5

1995

62

“MÍCHEL” SALGADO Fernández

1

5

1995

62

Miguel Ángel ANGULO Valderrey

1

5

1997

62

DIEGO RIBERA Ramírez

1

5

1997

62

Alberto ZAPATER Arjol

1

5

2005

62

DIEGO CAPEL Trinidad

1

5

2007

62

Gerard PIQUÉ Bernabéu

1

5

2007

62

Francisco “JAVI” GARCÍA Fernández

1

5

2007

62

DERIK Osede Prieto

1

5

2013

72

MARCELINO García Toral

1

6

1985

72

“MÍCHEL” Sánchez Muñoz

1

6

1995

74

RUBÉN SUÁREZ Estrada

1

7

1999

74

“GABI” Fernández Arenas

1

7

2003

* Entre paréntesis, goles anotados en cada edición, si participó en más de una.

Joseba Andoni Etxeberria Lizardi, máximo goleador español en los Mundiales sub’20, en un partido de Qatar 1995.

Joseba Andoni Etxeberria Lizardi, máximo goleador español en los Mundiales sub’20, en un partido de Qatar 1995.

El récord español de goles en un partido lo ostenta Fernando Llorente, que el 14 de junio de 2005 hizo 4 en el España 7-0 Chile de la segunda jornada de la fase de grupos del Mundial de Países Bajos. La plusmarca global es de Adaílton Martins, que marcó 6 tantos en la victoria de Brasil por 10-3 frente a la República de Corea en el Mundial de Malasia 1997 (a la sazón el partido con más goles en la historia de los Mundiales sub’20). Además, los españoles que han conseguido anotar un hat-trick en estos torneos son Ismael Urzaiz (en el 6-0 a Uruguay en 1991), Joseba Etxeberria (en el 4-1 a Rusia en Qatar 1995), Adrián López (en el 4-2 a Jordania en Canadá 2007) y Álvaro Vázquez (en el 5-1 a Australia en Colombia 2011), todos en la primera fase. Adrián López, que consiguió sus tres goles en apenas 9 minutos (entre el 29’ y el 38’), es el autor del triplete español más rápido.

En cuanto a los galardones individuales logrados por los futbolistas españoles en los distintos Mundiales sub’20, llama la atención que sólo dos jugadores hayan merecido, a juicio de los diversos técnicos y periodistas encargados de conceder estas distinciones, figurar entre los 3 mejores de cada campeonato, y ambos cerrando el podio: se trata del guardameta navarro Juan Carlos Unzué (URSS 1985) y del delantero pontevedrés Pablo González Couñago (Nigeria 1999). Cierto es que el tradicional estilo español de juego, más centrado en el bloque que en las individualidades, y la ausencia de grandes figuras que descollaran sobremanera entre sus compañeros de generación pueden justificar en gran parte este pobre bagaje: echando la vista atrás, sólo resulta flagrante la omisión de Xavi Hernández entre los premiados en Nigeria 1999 (la delegación española llegó a abandonar la cena de gala a modo de protesta cuando se supo que el de Terrassa se quedaba sin Balón de Oro), y en menor medida las de Iván De la Peña (o el propio Joseba Etxeberria) en Qatar 1995 y Andrés Iniesta en Emiratos Árabes Unidos 2003.

ESPAÑA: PREMIOS AL MEJOR JUGADOR

BALÓN DE ORO

BALÓN DE PLATA

BALÓN DE BRONCE

Juan Carlos UNZUÉ (1985)
Pablo Glez. COUÑAGO (1999)

En cuanto a los máximos goleadores, ahí no hay criterios subjetivos que valgan y la cosecha de premios resulta más acorde con la actuación global de España en sus 15 Mundiales sub’20. Hasta 10 futbolistas españoles se han llevado a casa uno de los tres galardones que la FIFA entrega en cada campeonato, destacando el caso de la URSS 1985, cuando siete jugadores empataron a 3 tantos en cabeza de la tabla de goleadores y los dos primeros puestos fueron para Sebastián Losada y Fernando Gómez Colomer. Además de Losada, tanto Joseba Etxeberria (7 goles en Qatar 1995) como Pablo Couñago (5 en Nigeria 1999) han logrado también una Bota de Oro en estos campeonatos juveniles.

ESPAÑA: PREMIOS AL MÁXIMO GOLEADOR

BOTA DE ORO

BOTA DE PLATA

BOTA DE BRONCE

Sebastián LOSADA (1985) (3)
Joseba ETXEBERRIA (1995) (7)
Pablo G. COUÑAGO (1999) (5)
FERNANDO Gómez (1985) (3)
Ismael URZAIZ (1991) (4)
Fernando LLORENTE (2005) (5)
ADRIÁN LÓPEZ (2007) (5)
ÁLVARO VÁZQUEZ (2011) (5)
AARÓN ÑÍGUEZ (2009) (4)
JESÉ Rodríguez (2013) (5)

Sebastián Losada Bestard, primer español en obtener la Bota de Oro de un Mundial sub’20 (URSS 1985).

Sebastián Losada Bestard, primer español en obtener la Bota de Oro de un Mundial sub’20 (URSS 1985).

3.3.- Internacionales absolutos

Pero, más allá de esos reconocimientos, el auténtico objetivo de cualquier internacional juvenil es seguir progresando en su carrera. Hasta la fecha del artículo (20 de diciembre de 2015), 64 de los 282 futbolistas que han viajado a un Mundial sub’20 con España (un 22’70%) han logrado alcanzar la internacionalidad absoluta. El primero fue el cordobés Antonio García Navajas, mundialista juvenil en Túnez 1977 y que debutó con la absoluta el 14 de noviembre de 1979, a las órdenes de Ladislao Kubala, en un partido amistoso que España perdió por 1-3 ante Dinamarca en Cádiz. Fue la única internacionalidad que sumó en su carrera el entonces defensa madridista. Los últimos en debutar, por el momento, han sido el delantero brasileño (aunque criado en Vigo) Rodrigo Moreno y el lateral valenciano Juan Bernat, que tomaron la alternativa el 12 de octubre de 2014 en Luxemburgo, en un partido de clasificación para la Eurocopa de Francia 2016 que acabó 0-4 y en el que Bernat incluso consiguió marcar.

Obviamente, la lista de internacionalidades entre antiguos mundialistas sub’20 la encabeza Iker Casillas, con 165 partidos con la absoluta hasta la fecha, seguido por Xavi Hernández, su compañero en Nigeria 1999, cuya cuenta parece haberse detenido definitivamente en 133 encuentros. Por detrás de ellos, Andrés Iniesta (107), Raúl González (102) y Cesc Fábregas (101) también han superado los 100 partidos internacionales. En la parte baja de la tabla hay hasta 11 mundialistas sub’20 que jamás han vuelto a saltar al campo con la absoluta después de su debut. Curiosamente, ni Juan Carlos Unzué ni Pablo Couñago, los dos únicos españoles premiados individualmente en los Mundiales sub’20, han llegado a jugar con la selección absoluta.

INTERNACIONALES ABSOLUTOS PRESENTES EN ALGÚN MUNDIAL SUB’20*

POS

JUGADOR

MUNDIAL SUB’20

Nº INT. ABSOLUTAS

1

IKER CASILLAS Fernández

Nigeria 1999

165

2

“XAVI” Hernández Creus

Nigeria 1999

133

3

Andrés INIESTA Luján

EAU 2003

107

4

RAÚL González Blanco

Qatar 1995

102

5

“CESC” FÀBREGAS Soler

Países Bajos 2005

101

6

David Josué Jiménez SILVA

Países Bajos 2005

94

7

Gerard PIQUÉ Bernabéu

Canadá 2007

73

8

Carlos MARCHENA López

Nigeria 1999

69

9

“MÍCHEL” SALGADO Fernández

Qatar 1995

53

9

Joseba A. ETXEBERRIA Lizardi

Qatar 1995

53

11

David ALBELDA Aliqués

Malasia 1997

51

11

Raúl ALBIOL Tortajada

Países Bajos 2005

51

13

Fernando MORIENTES Sánchez

Qatar 1995

47

14

José Santiago CAÑIZARES Ruiz

Arabia Saudita 1989

46

15

Ricardo GALLEGO Redondo

Túnez 1977

42

16

JORDI ALBA Ramos

Egipto 2009

39

17

Juan Manuel MATA García

Canadá 2007

38

18

Jon Andoni GOIKOETXEA Lasa

URSS 1985

36

18

Albert FERRER Llopis

Arabia Saudita 1989

36

20

Miguel TENDILLO Belenguer

Japón 1979

27

21

Ismael URZAIZ Aranda

Arabia Saudita 1989 / Portugal 1991

25

22

Fernando J. LLORENTE Torres

Países Bajos 2005

24

23

MARCOS ALONSO Peña

Japón 1979

22

24

FRANCISCO Javier López Alfaro

Australia 1981

20

24

“KOKE” Resurrección Merodio

Colombia 2011

20

26

“JUANFRAN” Torres Belén

EAU 2003 / Países Bajos 2005

16

27

Santiago URQUIAGA Pérez

Túnez 1977

14

28

Roberto SOLOZÁBAL Villanueva

Arabia Saudita 1989

12

28

CÉSAR Martín Villar

Qatar 1995

12

28

César AZPILICUETA Tanco

Egipto 2009

12

28

“ISCO” Román Alarcón Suárez

Colombia 2011

12

32

Miguel Á. ANGULO Valderrey

Malasia 1997

11

32

“PACO” ALCÁCER García

Turquía 2013

11

34

FERNANDO Gómez Colomer

URSS 1985

8

35

Francisco BUYO Sánchez

Túnez 1977

7

35

RAFA” PAZ Marín

URSS 1985

7

35

Marc BARTRA Aregall

Colombia 2011

7

35

Juan BERNAT Velasco

Turquía 2013

7

39

GERARD López Segú

Malasia 1997

6

40

Iván DE LA PEÑA López

Qatar 1995

5

41

Juan Carlos Pérez ROJO

Japón 1979

4

41

Pablo ORBAIZ Lesaca

Nigeria 1999

4

43

“GABRI” Fco. García De la Torre

Nigeria 1999

3

43

MARIO SUÁREZ Mata

Canadá 2007

3

45

“PATXI” FERREIRA Colmenero

URSS 1985

2

45

Mikel LASA Goikoetxea

Arabia Saudita 1989

2

45

Ángel Manuel CUÉLLAR Llanos

Portugal 1991

2

45

Fco. Javier FARINÓS Zapata

Malasia 1997

2

45

SERGIO GARCÍA De la Fuente

EAU 2003

2

45

ADRIÁN LÓPEZ Álvarez

Canadá 2007

2

45

Fco. “JAVI” GARCÍA Fernández

Canadá 2007

2

45

DIEGO CAPEL Trinidad

Canadá 2007

2

45

Álvaro DOMÍNGUEZ Soto

Egipto 2009

2

54

Antonio GARCÍA NAVAJAS

Túnez 1977

1

54

Roberto Simón MARINA

Australia 1981

1

54

Sebastián LOSADA Bestard

URSS 1985

1

54

Julen LOPETEGUI Argote

URSS 1985

1

54

PIER Luigi Cherubino Loggi

Portugal 1991

1

54

Daniel ARANZUBIA Aguado

Nigeria 1999

1

54

Á. Javier ARIZMENDI De Lucas

EAU 2003

1

54

Manuel DEL MORAL Fernández

EAU 2003

1

54

RODRIGO Moreno Machado

Colombia 2011

1

54

Cristian TELLO Herrera

Colombia 2011

1

54

Gerard DEULOFEU Lázaro

Turquía 2013

1

* Datos actualizados a 20/12/2015.

Iker Casillas Fernández, mundialista sub’20 español con más internacionalidades absolutas, en Nigeria 1999.

Iker Casillas Fernández, mundialista sub’20 español con más internacionalidades absolutas, en Nigeria 1999.

Además, hay que destacar que otros 4 jugadores disputaron un Mundial sub’20 con España pero han acabado representando a otra selección en categoría absoluta: se trata de Justo Ruiz (vitoriano presente en Arabia Saudita 1989, luego fue internacional por Andorra), Marc Bernaus (andorrano de nacimiento que estuvo en Malasia 1997 y acabó defendiendo la camiseta del principado de los Pirineos), Stephen Sunday (nacido en Nigeria, jugó con España en Canadá 2007 pero en 2010 debutó con la absoluta de su país natal) y Emilio Nsue (mallorquín que jugó en Egipto 2009 y ahora es internacional por Guinea Ecuatorial).

De los 64 internacionales (españoles) que han disputado algún Mundial sub’20 con España, 29 han tenido además la oportunidad de viajar también a algún Mundial absoluto, lo que supone un 10’28% del total de mundialistas juveniles españoles. En este caso, la lista la abrieron Santiago Urquiaga, Ricardo Gallego y Miguel Tendillo, que fueron convocados por José Emilio Santamaría para España 1982 (Urquiaga y Gallego habían estado en Túnez 1977, y Tendillo en Japón 1979). Iker Casillas y Xavi Hernández, con 4 Mundiales disputados, encabezan también la tabla de más presencias mundialistas, seguidos por Andrés Iniesta, Raúl González, Cesc Fábregas y Santiago Cañizares, que han estado presentes en 3 Copas del Mundo absolutas.

MUNDIALISTAS ABOLUTOS ESPAÑOLES PRESENTES EN ALGÚN MUNDIAL SUB’20

NOMBRE

MUNDIAL SUB’20

MUNDIAL ABSOLUTO

IKER CASILLAS Fernández

Nigeria 1999

2002, 2006, 2010, 2014

XAVI Hernández Creus

Nigeria 1999

2002, 2006, 2010, 2014

José Santiago CAÑIZARES Ruiz

Arabia Saudita 1989

1994, 1998, 2006

RAÚL González Blanco

Qatar 1995

1998, 2002, 2006

Andrés INIESTA Luján

EAU 2003

2006, 2010, 2014

CESC FÀBREGAS Soler

Países Bajos 2005

2006, 2010, 2014

Ricardo GALLEGO Redondo

Túnez 1977

1982, 1986

Albert FERRER Llopis

Arabia Saudita 1989

1994, 1998

Fernando MORIENTES Sánchez

Qatar 1995

1998, 2002

David ALBELDA Aliqués

Malasia 1997

2002, 2006

Carlos MARCHENA López

Nigeria 1999

2006, 2010

David Josué Jiménez SILVA

Países Bajos 2005

2010, 2014

Gerard PIQUÉ Bernabéu

Canadá 2007

2010, 2014

Raúl ALBIOL Tortajada

Países Bajos 2005

2010, 2014

Juan Manuel MATA García

Canadá 2007

2010, 2014

Santiago URQUIAGA Pérez

Túnez 1977

1982

Miguel TENDILLO Belenguer

Japón 1979

1982

FRANCISCO Javier López Alfaro

Australia 1981

1986

FERNANDO Gómez Colomer

URSS 1985

1990

RAFA” PAZ Marín

URSS 1985

1990

Jon Andoni GOIKOETXEA Lasa

URSS 1985

1994

Julen LOPETEGUI Argote

URSS 1985

1994

Joseba A. ETXEBERRIA Lizardi

Qatar 1995

1998

“MÍCHEL” SALGADO Fernández

Qatar 1995

2006

Fernando J. LLORENTE Torres

Países Bajos 2005

2010

“JUANFRAN” Torres Belén

EAU 2003 / Países Bajos 2005

2014

JORDI ALBA Ramos

Egipto 2009

2014

César AZPILICUETA Tanco

Egipto 2009

2014

“KOKE” Resurrección Merodio

Colombia 2011

2014

Repasando las convocatorias sub’20 campeonato a campeonato, en todas ha habido, como no podía ser de otra manera, algún jugador que terminó llegando a la absoluta. La palma se la llevan las listas de 18 jugadores para la URSS 1985, Qatar 1995 y Nigeria 1999, en las que figuraban 6 futuros internacionales (también han salido 6 de la convocatoria para Canadá 2007, aunque esta ya estaba formada por 21 nombres). El equipo de Nigeria 1999 es, con mucha diferencia, el que suma más internacionalidades absolutas, aunque debe dar las gracias a la más que notable presencia de Iker Casillas y Xavi Hernández (ellos dos juntos ya suman más partidos con España que cualquier otra plantilla mundialista sub’20 al completo). Sin los 298 partidos de ambos futbolistas, el resto de campeones mundiales en Nigeria “sólo” acumulan 77 encuentros internacionales al máximo nivel. Obviamente, los jugadores que han disputado dos Mundiales juveniles y han llegado luego a debutar con la absoluta (Ismael Urzaiz y Juanfran Torres) suman sus internacionalidades a los dos campeonatos en los que participaron.

FUTUROS INTERNACIONALES ABSOLUTOS EN MUNDIALES SUB’20*

EDICIÓN

Nº JUGADORES

SUMA DE INTERNACIONALIDADES

Túnez 1977

4

64

Japón 1979

3

53

Australia 1981

2

21

URSS 1985

6

55

Arabia Saudita 1989**

5

121

Portugal 1991**

3

28

Qatar 1995

6

272

Malasia 1997

4

70

Nigeria 1999

6

375

EAU 2003***

5

127

Países Bajos 2005***

5

286

Canadá 2007

6

120

Egipto 2009

3

53

Colombia 2011

5

41

Turquía 2013

3

19

* Datos actualizados a 20/12/2015.
—-
**Los datos de los dos torneos incluyen los 25 partidos de Ismael Urzaiz con la absoluta.
—-
***Los datos de los dos torneos incluyen los 16 partidos de Juanfran Torres con la absoluta.

Huelga decir que tanto esta tabla como las anteriores irán evolucionando en función de la progresión de los futbolistas presentes en las últimas ediciones.

3.4.- Seleccionadores y árbitros

Comenzamos esta última sección con los seleccionadores que han conducido a las diferentes selecciones españolas sub’20 a lo largo de estos cuarenta años. Chus Pereda, que acudió a 6 Mundiales juveniles (uno de ellos, el de Japón 1979, haciendo tándem con José Emilio Santamaría) es el técnico español con más partidos en esta competición, 23, seguido por Iñaki Sáez, que es quien ha conseguido más victorias (13, en 3 torneos). Si exceptuamos esa colaboración de Santamaría en 1979, únicamente Sáez ha llegado a ocupar oficialmente el cargo de seleccionador absoluto (aunque Pereda llegó a dirigir un par de partidos por ausencias de Luis Suárez y Vicente Miera). También cabe resaltar que Julen Lopetegui acudió a una edición mundialista sub’20 como jugador (URSS 1985) y a otras dos como seleccionador (Colombia 2011 y Turquía 2013), si bien en su experiencia como futbolista en activo no logró disputar ningún minuto de competición.

SELECCIONADORES DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

SELECCIONADOR

PARTIDOS

GANADOS

EMPATADOS

PERDIDOS

Jesús María PEREDA Ruiz de Temiño

23

8

7

8

José Ignacio “IÑAKI” SÁEZ Ruiz

17

13

2

2

Julen LOPETEGUI Argote

10

7

2

1

José Armando UFARTE Ventoso

7

5

0

2

Andoni GOIKOETXEA Olaskoaga

6

4

0

2

Ginés MELÉNDEZ Sotos

5

3

2

0

Luis MILLA Aspas

4

3

0

1

TOTAL

72

43

13

16

Para concluir, una breve mención a los 10 árbitros españoles que han acudido a algún mundial juvenil. El navarro Alberto Undiano Mallenco ha estado presente en 3 ediciones y es, con 10 partidos, el que más encuentros ha dirigido; además, él y el asturiano Manuel Enrique Mejuto González son los únicos colegiados españoles que han arbitrado una final: Mejuto dirigió la de Argentina 2001 y Undiano (y sus asistentes) la de Canadá 2007 (ambas, curiosamente, acabaron con victoria argentina). Desde 2003, además, cada colegiado ha acudido acompañado de una pareja de árbitros asistentes también de nacionalidad española.

ÁRBITROS ESPAÑOLES EN LOS MUNDIALES SUB’20

ÁRBITRO

PARTIDOS

EDICIÓN*

Alberto UNDIANO MALLENCO

10

2007 (5) / 2009 (3) / 2013 (2)

Manuel Enrique MEJUTO GONZÁLEZ

4

2001

Eduardo ITURRALDE GONZÁLEZ

4

2003

Ángel FRANCO MARTÍNEZ

3

1977

Emilio SORIANO ALADRÉN

3

1981 (1) / 1987 (2)

Arturo DAUDÉN IBÁÑEZ

3

1999

Luis MEDINA CANTALEJO

3

2005

Augusto LAMO CASTILLO

2

1979

Antonio Miguel MATEU LAHOZ

2

2015

Victoriano SÁNCHEZ ARMINIO

1

1985

* Entre paréntesis, partidos dirigidos en cada edición, si acudió a más de una.

Y supongo que ya está. Acaba aquí, por fin, el repaso a casi todo lo que ha dado de sí la participación española en los 20 Mundiales sub’20 masculinos disputados hasta la fecha. Pero, como el balón nunca se detiene, habrá que seguir tomando notas de lo que ocurra a partir de ahora. La República de Corea acogerá en 2017 la próxima Copa del Mundo sub’20 masculina, para la que España aún debe pelear su clasificación; aunque antes, por supuesto, hay que centrarse en Papúa Nueva Guinea 2016, que será el segundo Mundial sub’20 para la selección española femenina.

 

ANEXO 1. LISTADO COMPLETO DE PARTIDOS DE ESPAÑA EN LOS MUNDIALES SUB’20

EDICIÓN

FECHA

RONDA

RIVAL

RTDO*

001

Túnez 1977

27/06/1977

Grupo – J1 FRANCIA

2-1

002

Túnez 1977

30/06/1977

Grupo – J2 MÉXICO

1-1

003

Túnez 1977

03/07/1977

Grupo – J3 TÚNEZ

0-1

004

Japón 1979

25/08/1979

Grupo – J1 JAPÓN

1-0

005

Japón 1979

27/08/1979

Grupo – J2 MÉXICO

2-1

006

Japón 1979

29/08/1979

Grupo – J3 ARGELIA

0-1

007

Japón 1979

02/09/1979

Cuartos POLONIA

0-0 (3-4)

008

Australia 1981

03/10/1981

Grupo – J1 EGIPTO

2-2

009

Australia 1981

06/10/1981

Grupo – J2 MÉXICO

1-1

010

Australia 1981

08/10/1981

Grupo – J3 R.F. ALEMANIA

2-4

011

URSS 1985

24/08/1985

Grupo – J1 ARABIA SAUDITA

0-0

012

URSS 1985

27/08/1985

Grupo – J2 BRASIL

0-2

013

URSS 1985

29/08/1985

Grupo – J3 REP.  IRLANDA

4-2

014

URSS 1985

01/09/1985

Cuartos BULGARIA

2-1

015

URSS 1985

04/09/1985

Semifinal URSS

2-2 (4-3)

016

URSS 1985

07/09/1985

Final BRASIL

0-1

017

Arabia S. 1989

17/02/1989

Grupo – J1 ARGENTINA

2-1

018

Arabia S. 1989

20/02/1989

Grupo – J2 IRAK

0-2

019

Arabia S. 1989

22/02/1989

Grupo – J3 NORUEGA

2-4

020

Portugal 1991

15/06/1991

Grupo – J1 INGLATERRA

1-0

021

Portugal 1991

18/06/1991

Grupo – J2 URUGUAY

6-0

022

Portugal 1991

20/06/1991

Grupo – J3 SIRIA

0-0

023

Portugal 1991

23/06/1991

Cuartos URSS

1-3

024

Qatar 1995

13/04/1995

Grupo – J1 BURUNDI

5-1

025

Qatar 1995

17/04/1995

Grupo – J2 JAPÓN

2-1

026

Qatar 1995

19/04/1995

Grupo – J3 CHILE

6-3

027

Qatar 1995

23/04/1995

Cuartos RUSIA

4-1

028

Qatar 1995

25/04/1995

Semifinal ARGENTINA

0-3

029

Qatar 1995

28/04/1995

3º Y 4º Puesto PORTUGAL

2-3

030

Malasia 1997

18/06/1997

Grupo – J1 JAPÓN

2-1

031

Malasia 1997

20/06/1997

Grupo – J2 PARAGUAY

2-1

032

Malasia 1997

23/06/1997

Grupo – J3 COSTA RICA

4-0

033

Malasia 1997

26/06/1997

Octavos CANADÁ

2-0

034

Malasia 1997

29/06/1997

Cuartos REP. IRLANDA

0-1

035

Nigeria 1999

05/04/1999

Grupo – J1 BRASIL

2-0

036

Nigeria 1999

08/04/1999

Grupo – J2 ZAMBIA

0-0

037

Nigeria 1999

11/04/1999

Grupo – J3 HONDURAS

3-1

038

Nigeria 1999

15/04/1999

Octavos ESTADOS UNIDOS

3-2

039

Nigeria 1999

18/04/1999

Cuartos GHANA

1-1 (8-7)

040

Nigeria 1999

21/04/1999

Semifinal MALI

3-1

041

Nigeria 1999

24/04/1999

Final JAPÓN

4-0

042

EAU 2003

28/11/2003

Grupo – J1 ARGENTINA

1-2

043

EAU 2003

01/12/2003

Grupo – J2 MALI

2-0

044

EAU 2003

04/12/2003

Grupo – J3 UZBEKISTÁN

1-0

045

EAU 2003

09/12/2003

Octavos PARAGUAY

1-0

046

EAU 2003

12/12/2003

Cuartos CANADÁ

2-1

047

EAU 2003

15/12/2003

Semifinal COLOMBIA

1-0

048

EAU 2003

19/12/2003

Final BRASIL

0-1

049

P. Bajos 2005

11/06/2005

Grupo – J1 MARRUECOS

3-1

050

P. Bajos 2005

14/06/2005

Grupo – J2 CHILE

7-0

051

P. Bajos 2005

17/06/2005

Grupo – J3 HONDURAS

3-0

052

P. Bajos 2005

22/06/2005

Octavos TURQUÍA

3-0

053

P. Bajos 2005

25/06/2005

Cuartos ARGENTINA

1-3

054

Canadá 2007

01/07/2007

Grupo – J1 URUGUAY

2-2

055

Canadá 2007

04/07/2007

Grupo – J2 ZAMBIA

2-1

056

Canadá 2007

07/07/2007

Grupo – J3 JORDANIA

4-2

057

Canadá 2007

11/07/2007

Octavos BRASIL

4-2

058

Canadá 2007

14/07/2007

Cuartos REPÚBLICA CHECA

1-1 (3-4)

059

Egipto 2009

25/09/2009

Grupo – J1 TAHITÍ

8-0

060

Egipto 2009

28/09/2009

Grupo – J2 NIGERIA

2-0

061

Egipto 2009

01/10/2009

Grupo – J3 VENEZUELA

3-0

062

Egipto 2009

05/10/2009

Octavos ITALIA

1-3

063

Colombia 2011

31/07/2011

Grupo – J1 COSTA RICA

4-1

064

Colombia 2011

03/08/2011

Grupo – J2 ECUADOR

2-0

065

Colombia 2011

06/08/2011

Grupo – J3 AUSTRALIA

5-1

066

Colombia 2011

10/08/2011

Octavos REP. DE COREA

0-0 (7-6)

067

Colombia 2011

14/08/2011

Cuartos BRASIL

2-2 (2-4)

068

Turquía 2013

21/06/2013

Grupo – J1 ESTADOS UNIDOS

4-1

069

Turquía 2013

24/06/2013

Grupo – J2 GHANA

1-0

070

Turquía 2013

27/06/2013

Grupo – J3 FRANCIA

2-1

071

Turquía 2013

02/07/2013

Octavos MÉXICO

2-1

072

Turquía 2013

06/07/2013

Cuartos URUGUAY

0-1

*Expresado siempre con formato ESP-RIVAL. Entre paréntesis, resultado de la tanda de penaltis.

 _____

Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com




España en los mundiales sub’20: Turquía 2013

Aprovechando los huecos que la convocatoria para el Mundial sub’20 de Colombia dejó en el grupo habitual del 92, varios de los alumnos más aventajados de la generación de 1993 (y alguno, como Gerard Deulofeu, de la del 94) tuvieron la oportunidad de conquistar el Campeonato de Europa sub’19 ya en 2011, adelantándose un año a lo que dictaba su edad. Dado el nivel de un grupo que había sido subcampeón europeo sub’17 en 2010, y con la experiencia adquirida por esos jugadores en Rumanía 2011, era evidente que España partía como gran favorita para ganar también el título juvenil de 2012, y no falló a los pronósticos.

Exenta de la primera ronda de clasificación (al igual que Inglaterra y Francia, pues las tres eran las mejores en el ranking juvenil europeo), la selección española se ganó el billete para la fase final del Campeonato de Europa sub’19 de 2012 en la Ronda Élite jugada en Italia a finales de mayo de ese año. Tras derrotar con muchos apuros a Armenia (2-1, con un gol del malagueño Juanmi en el descuento), España tuvo que remontar un gol inicial de la selección anfitriona para poder sumar su segunda victoria, también por 2-1; gracias al resto de marcadores de las dos jornadas y a los criterios de desempate de la UEFA, que priorizaban el resultado en el enfrentamiento directo, ese triunfo ante Italia aseguró a los españoles el liderato del grupo. En el partido contra Bélgica, ya intrascendente, España se impuso nuevamente por 2-1 para cerrar esa fase sin mácula.

El 3 de julio dio comienzo en Estonia la fase final del Europeo sub’19 de 2012. España arrancó con una victoria por 2-1 sobre Grecia y luego disputó un bonito e igualado duelo con Portugal en el que los lusos terminaron consiguiendo el 3-3 definitivo en el descuento, un resultado que clasificaba matemáticamente a los dos equipos ibéricos para el Mundial sub’20 del verano siguiente. El triunfo en la tercera jornada por 2-0 ante Estonia le sirvió a la selección española para acabar en el primer puesto del grupo, lo que implicaba enfrentarse a la potente selección francesa en semifinales. El partido resultó espectacular, como correspondía a las dos mejores generaciones juveniles europeas de aquel año, y finalizó con un trepidante 3-3: Francia, que se había adelantado, empató a dos en el descuento, dando paso a una intensa prórroga en la que Paul Pogba neutralizó el gol de Gerard Deulofeu para llevar el duelo a los penaltis. Ahí surgió la figura de Kepa Arrizabalaga: el guardameta del Athletic detuvo dos lanzamientos galos y clasificó a España para la final. Grecia, la gran sorpresa del torneo, también opuso resistencia en el partido por el título, pero la selección española acabó derribando el muro heleno y se llevó el triunfo gracias a un solitario gol de Jesé Rodríguez en el minuto 80. Españoles, griegos, franceses, ingleses, portugueses y croatas serían, junto a los anfitriones turcos, los representantes del viejo continente en el Mundial juvenil de 2013.

Con esta victoria, España confirmaba su dominio casi tiránico en el fútbol europeo: acababa de ganar su segunda Eurocopa absoluta consecutiva (con Mundial de por medio incluido), era la vigente campeona continental sub’21 y había conquistado el título sub’19 en 2011 y 2012. Sólo la sub’17, que sumaba dos fiascos seguidos en las fases de clasificación, evitaba el pleno. Pero, en medio de un comprensible ambiente de euforia, y como todo lo que sube tiene que bajar, España recibió el primero de los muchos sopapos que estaban por venir en agosto de aquel mismo 2012, durante los Juegos Olímpicos de Londres. La selección masculina de fútbol, una de las grandes bazas de medalla de la delegación española, fracasó estrepitosamente: pese a contar con dos campeones del mundo absolutos, Javi Martínez y Juan Mata (que, junto a Jordi Alba, se incorporaron a la concentración olímpica después de ganar la Eurocopa), y otro buen puñado de jugadores que habían demostrado su gran nivel en el Europeo sub’21 y el Mundial sub’20 del año anterior, España se fue de Gran Bretaña a las primeras de cambio y sin conseguir marcar un solo gol en un grupo aparentemente sencillo, con Japón, Honduras y Marruecos como rivales.

La pobre imagen y los malos resultados cosechados dejaron a los pies de los caballos tanto los futbolistas como al seleccionador Luis Milla, que fueron criticados por su empeño en acudir desde Glasgow a la ceremonia inaugural en Londres pese a que el día anterior habían perdido el primer partido contra Japón y a los dos días se jugaban el pase contra Honduras. Un asunto quizás menor pero que la eliminación agravó de cara a la opinión pública, que sintió que la delegación futbolística española no había afrontado los Juegos con la seriedad y profesionalidad debidas. En la RFEF tampoco gustó el mal papel del equipo y el contrato de Milla, que expiraba tras la cita olímpica, no fue renovado. Julen Lopetegui pasó entonces a ser el principal responsable de las selecciones inferiores (supervisadas siempre por Ginés Meléndez), haciéndose cargo tanto de la sub’19 como de la sub’21.

Aunque parecía necesario contratar más personal, ya que tras la retirada de Meléndez de los banquillos sólo quedaban como entrenadores “de campo” en la RFEF Lopetegui y Santi Denia, la Federación esperó hasta bien entrado el 2013 para firmar a Luis De la Fuente y a Albert Celades. De la Fuente (con experiencia en las categorías formativas de Athletic y Sevilla, los clubes en los que jugó como profesional) asumiría la dirección de la sub’19 y Celades (un futbolista retirado poco tiempo antes y recién titulado como técnico, perfil que la RFEF llevaba seleccionando desde 2008) empezaría con la sub’16, aunque ambos estarían disponibles para ayudar allí donde se les necesitara. Y se les necesitó pronto, porque la sub’21 se había clasificado fácilmente para la fase final del Europeo 2013, que terminaba apenas tres días antes del inicio del Mundial sub’20 de Turquía: aunque esta vez ningún jugador en edad sub’20 subió a la sub’21, Lopetegui iba a ser el seleccionador en ambas citas y, lógicamente, alguien tendría que hacer la preparación del equipo mundialista mientras el guipuzcoano dirigía a la sub’21 en Israel.

Un amistoso contra Paraguay disputado en Benidorm (Alicante) a mediados de mayo, saldado con victoria española por 3-1, terminó de perfilar la convocatoria para el Mundial sub’20, que se dio a conocer el día 31 de ese mes. Los veintiún jugadores quedaron citados el 6 de junio en Madrid para ponerse a las órdenes de Meléndez y Celades, y se desplazaron dos días más tarde a San Pedro del Pinatar (Murcia) para disputar un torneo amistoso contra las también mundialistas Uzbekistán (a la que ganaron por 3-2) y Chile (con la que empataron 4-4) antes de poner rumbo a Turquía el día 17. Mientras Lopetegui guiaba a la sub’21 a un nuevo título europeo en tierras israelíes, la peor noticia de la concentración premundialista fue que Kepa Arrizabalaga, el portero titular de esta generación, llegó a Las Rozas con una lesión lumbar que le tendría varios meses fuera de los terrenos de juego, por lo que tuvo que ser sustituido por el madridista Rubén Yáñez. La convocatoria definitiva estuvo formada por los siguientes jugadores:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Daniel Eduardo SOTRES Castañeda 21/05/1993 Racing de Santander

2

DF

Javier MANQUILLO Gaitán 05/05/1994 Atlético de Madrid

3

DF

José Luis GAYÀ Peña 25/05/1995 Valencia CF

4

DF

DERIK Osede Prieto 21/02/1993 Real Madrid

5

DF

Israel PUERTO Pineda 15/06/1993 Sevilla FC

6

MC

José Gómez CAMPAÑA 31/05/1993 Sevilla FC

7

DL

RUBÉN GARCÍA Santos 14/07/1993 Levante UD

8

MC

Jesús Joaquín Fernández Sáenz de la Torre, “SUSO”

19/11/1993

Liverpool FC

9

DL

Francisco Alcácer García, “PACO ALCÁCER” 30/08/1993 Getafe CF

10

DL

JESÉ Rodríguez Ruiz 26/02/1993 Real Madrid

11

MC

Juan BERNAT Velasco 01/03/1993 Valencia CF

12

DF

Diego Javier LLORENTE Ríos 16/08/1993 Real Madrid

13

P

Adrián ORTOLÁ Vañó 20/08/1993 Villarreal CF

14

MC

Ager AKETXE Barrutia 30/12/1993 Athletic de Bilbao

15

MC

SAÚL ÑÍGUEZ Esclápez 21/11/1994 Atlético de Madrid

16

MC

ÓLIVER TORRES Muñoz 10/11/1994 Atlético de Madrid

17

DL

Gerard DEULOFEU Lázaro 13/03/1994 FC Barcelona

18

MC

DENIS SUÁREZ Fernández 06/01/1994 Manchester City

19

DL

JAIRO Samperio Bustara 11/07/1993 Racing de Santander

20

DF

Jonathan CASTRO Otto 03/03/1994 Celta de Vigo

21

P

Orlando Rubén YÁÑEZ Alabart 12/10/1993 Real Madrid

La lista apenas variaba con respecto a la del Europeo sub’19 de 2012: sólo 5 de los 18 convocados para la fase final de Estonia no acudieron al Mundial, y dos de ellos eran los lesionados Kepa y Álex Grimaldo. No obstante, las grandes expectativas que muchos de esos jugadores levantaron un año antes no se habían traducido en minutos en Primera división. Algunos como Manquillo, Puerto, Llorente, Saúl y Óliver Torres habían debutado pero de manera casi testimonial; Bernat, Campaña y Suso (éste en el Liverpool), con más experiencia al máximo nivel, no habían tenido demasiada continuidad, y Paco Alcácer no había brillado como goleador en su cesión al Getafe. Sólo Rubén García (que no había estado en Estonia) y Jonny Castro parecían importantes ya para sus equipos, mientras que Jesé Rodríguez, Gerard Deulofeu o Jairo Samperio, que también habían debutado en Primera, destacaron esa temporada en Segunda. En cualquier caso, el grupo era más que interesante y, aunque en la preparación dejó dudas sobre su nivel defensivo, llegaba a Turquía como uno de los principales favoritos al título. De todos sus componentes, de momento sólo han alcanzado la internacionalidad absoluta Paco Alcácer (10 partidos), Juan Bernat (7) y Gerard Deulofeu (1), pero probablemente haya otros cuatro o cinco jugadores con opciones reales de lograrlo en un futuro no demasiado lejano.

En un hecho sin precedentes en un mundial FIFA de cualquier categoría masculina, tanto Brasil como Argentina se habían quedado fuera de la Copa del Mundo sub’20 de Turquía 2013 en el clasificatorio sudamericano. Brasil sólo había faltado anteriormente al Mundial de Japón 1979 y su ausencia significaba que, por tercera edición consecutiva, el campeón vigente no podría defender su título; mientras que la cantera argentina continuaba transitando por la senda de irregularidad en la que había entrado desde la salida de Hugo Tocalli de la AFA. Los debutantes en esta edición eran Grecia, Cuba y El Salvador, siendo también noticia la presencia de Irak, fiel pese a todas las complicaciones a su periódica cita con los mundiales sub’20, a los que acude puntualmente cada 12 años. El sorteo de la primera fase se celebró en Estambul el 25 de marzo de 2013 y agrupó a los veinticuatro participantes de esta manera:

GRUPO A

(Estambul, Kayseri)

GRUPO B

(Kayseri, Estambul)

GRUPO C

(Trebisonda, Rize, Gaziantep)

GRUPO D

(Gaziantep, Trebisonda)

GRUPO E

(Antalya, Bursa)

GRUPO F

(Bursa, Antalya)

España

Portugal

Turquía

México

Inglaterra

Uruguay

Francia

Nigeria

Colombia

Malí

Egipto

Croacia

EE.UU.

Rep. Corea

Australia

Grecia

Irak

Uzbekistán

Ghana

Cuba

El Salvador

Paraguay

Chile

Nueva Zelanda

Turquía seleccionó siete ciudades, repartidas por todo su extenso territorio, para acoger los partidos de la Copa del Mundo sub’20 de 2013, que se jugó entre el 21 de junio y el 13 de julio. Encuadrada en el típico “grupo de la muerte” con tres selecciones de gran potencial (como demostrarían luego los resultados), España disputó la primera fase en el feudo del Galatasaray, un nuevo Ali Sami Yen que presentó un desangelado aspecto en todos los encuentros, pues alrededor del 90% de sus casi 50.000 butacas estuvieron vacías. Y es que la escasez de público en todos los campos fue sin duda la nota más negativa del campeonato: los datos oficiales sitúan a la cita turca como la peor edición mundialista sub’20 de todas las que cuentan con registros de asistencia (que son todas las disputadas salvo la primera, Túnez 1977), con una afluencia total de 302.000 espectadores (un millón menos que en Colombia 2011) y una media de sólo 5.821 por encuentro. Un gran fiasco en un país generalmente loco por el fútbol pero que en aquellas jornadas tenía otras preocupaciones más importantes que atender, como las protestas sociales contra el gobierno de Tayyip Erdogan que tenían en la Plaza Taksim de Estambul su foco principal. Unas protestas con graves disturbios puntuales que, en cualquier caso, no afectaron al normal desarrollo del campeonato, que se inició cuando los ánimos empezaban a enfriarse.

En esta ocasión, el grupo audiovisual Atresmedia ofreció por laSexta los partidos de España, así como otros de los más destacados a través de su canal Nitro (ya desaparecido). Además de la televisión en abierto, en Turquía también regresó a una Copa del Mundo sub’20 el arbitraje español: el navarro Alberto Undiano Mallenco acudió a su tercer mundial juvenil (ya había estado en Canadá 2007 y Egipto 2009), acompañado esta vez por los asistentes Raúl Cabañero Martínez y Roberto Díaz Pérez del Palomar. El trío español sólo dirigió el Nueva Zelanda-Uruguay de la fase de grupos y el Francia-Turquía de octavos de final, y en ambos partidos tuvo ocasión de poner a prueba la principal innovación que la FIFA quiso testar en tierras otomanas: el spray evanescente para marcar la distancia de las barreras. Una simple pero eficaz solución que no tardó en hacerse oficial en el fútbol adulto.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Turquía 2013, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Turquía 2013, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

La Copa del Mundo sub’20 de Turquía 2013 comenzó para España el 21 de junio, lo que obligó a Julen Lopetegui a perderse las celebraciones por el título europeo sub’21 logrado el día 18 en Jerusalén, pues tuvo que embarcarse de inmediato hacia Estambul para poder dirigir al menos un par de entrenamientos antes del debut. El atareado técnico español confió la titularidad en la portería a Dani Sotres, colocó a Bernat en el lateral zurdo (puesto al que todavía se estaba adaptando), mantuvo en el centro del campo al trío que tan buen rendimiento había dado en el Europeo sub’19 del verano anterior, formado por Campaña, Saúl y Óliver Torres, y encargó las labores ofensivas a Deulofeu, Jesé y Suso, cuya constante movilidad fue un quebradero de cabeza para la defensa estadounidense, adelantada hasta límites casi suicidas. El equipo que dirigía el exjugador del Betis Tab Ramos, plagado de futbolistas de origen hispano, salió dispuesto a presionar a España muy arriba, pero eso implicaba dejar unos espacios atrás que la velocidad de Jesé y Deulofeu no tardó en explotar: a los cinco minutos, el del Barça llegó a un balón larguísimo por banda derecha, levantó la cabeza y se lo puso al madridista, que entraba por el segundo palo y remató a la red con una suave volea llena de calidad. A partir de ahí, Estados Unidos pasó a controlar la posesión y España, bastante cómoda, lo fio casi todo al contragolpe. Aunque los estadounidenses también rondaron con cierto peligro la meta de Sotres, las ocasiones más claras eran para los atacantes españoles, que pudieron ampliar la ventaja antes de la media hora pero fallaron en el último remate.

Parecía claro que España rompería el partido en cualquier momento y lo hizo al borde del descanso: en el minuto 42, Deulofeu recogió una bola suelta cerca de la esquina izquierda del área, se fue de un defensor y mandó un precioso disparo con efecto al palo largo, imposible para Cropper; dos minutos después, el lateral derecho Manquillo apareció como una flecha por su banda y, tras sentar a su par con un recorte, cedió para que Jesé batiera por bajo al meta del Southampton. Con el partido sentenciado, en los primeros minutos de la reanudación España se adueñó del balón y trató de bajar el ritmo, aunque con la vista siempre puesta en los desmarques de Jesé y Deulofeu. Así, al cuarto de hora, un excelente pase de Campaña dejó al barcelonista completamente solo frente a la salida desesperada de Cropper, al que burló sin problemas para marcar a puerta vacía. El choque estaba ya completamente decidido y sólo un bellísimo zurdazo a la escuadra del centrocampista estadounidense Luis Gil rompió la plácida monotonía de esa última media hora. España sumaba con mucha autoridad sus tres primeros puntos y mejoraba el marcador de Francia, que en el primer partido había vencido a Ghana por 3-1.

21/06/2013

Primera jornada del Grupo A.

EE.UU.

(1)

Cropper; Yedlin, Stanko, Torre, Ocegueda; Trapp, Joya, Luis Gil, García (-56, Cuevas), Villarreal (-72, Mikey López); Hernández (-46, Rodríguez).

ESPAÑA

(4)

Sotres; Manquillo, Puerto, Derik (-74, Llorente), Bernat; Campaña (-70, Rubén García), Saúl Ñíguez, Óliver Torres; Deulofeu, Suso, Jesé (-76, Paco Alcácer).

Goles

0-1 Jesé (ESP, min. 5); 0-2 Deulofeu (ESP, min. 42); 0-3 Jesé (ESP, min. 44); 0-4 Deulofeu (ESP, min. 61); 1-4 Luis Gil (USA, min. 77).

Árbitro

Bakary Gassama (GAM).

Tarjetas

Manquillo (ESP, min. 20); Puerto (ESP, min. 52); Villarreal (USA, min. 64); Joya (USA, min. 75); Ocegueda (USA, min. 87); Mikey López (USA, min. 90+2).

Estadio

Ali Sami Yen Arena (Estambul). 4.133 espectadores.

Presuponiendo tal vez que, al contrario que Estados Unidos, Ghana entregaría el balón y se metería atrás para buscar las contras, Julen Lopetegui prescindió de Campaña en el once para retrasar a Suso y dar entrada a Denis Suárez, con la idea de que el mediapunta vigués aportara su imaginación en campo rival. La cosa no pudo salir mejor: tras un inicio igualado, a los trece minutos Denis se escapó por la izquierda, dribló a su defensor y le puso un balón de gol a Jesé, cuyo desmarque a la espalda de los centrales ghaneses le permitió rematar sin oposición para subir el 1-0 al marcador. Pero el gol no le sentó bien a España, que, aunque había planteado el partido para tener la posesión, al verse por delante prefirió volver al guión del primer día. Ghana no tocaba con la claridad de ideas de Estados Unidos y el contraataque hispano se antojaba arma suficiente como para cerrar el duelo en cualquier momento; sin embargo, al cabo de media hora de juego Sotres había tenido que intervenir más que su colega ghanés, España no generaba excesivo peligro a la contra y, en general, los africanos parecían ganar confianza a cada minuto.

El partido estaba en un punto peligroso y, tras el paso por vestuarios, el técnico español no tardó demasiado en retirar a Jesé para dar entrada a Campaña y reorganizar la parcela central. Justo entonces Ghana disfrutó de dos clarísimas ocasiones, pero enseguida España pasó por fin a controlar más el balón y, tocando con seguridad, los de Lopetegui dejaron que el reloj fuera avanzando sin buscar más opciones ofensivas que el pase largo hacia la carrera de un desacertado Deulofeu. Ante una selección ghanesa extrañamente apática en los últimos minutos, España supo manejar el partido e incluso dispuso de un par de oportunidades que los recién incorporados Jairo y Rubén García no supieron materializar. Con esa victoria por la mínima, la selección española alcanzaba su primer objetivo, que no era otro que certificar su clasificación para octavos antes de enfrentarse a Francia.

24/06/2013

Segunda jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(1)

Sotres; Manquillo, Puerto, Derik, Bernat; Saúl Ñíguez, Suso, Óliver Torres; Deulofeu (-74, Jairo), Denis Suárez (-87, Rubén García), Jesé (-54, Campaña).

GHANA

(0)

Antwi; Nketiah, Attamah, Lartey, Baba; Duncan, Acheampong, Salifu, Aboagye (-74, Assifuah); Narh (-68, Odjer), Boakye.

Goles

1-0 Jesé (ESP, min. 13).

Árbitro

Benjamin Williams (AUS).

Tarjetas

Attamah (GHA, min. 78); Boakye (GHA, min. 81).

Estadio

Ali Sami Yen Arena (Estambul). 4.120 espectadores.

España afrontó el tercer partido con la tranquilidad de saber que un empate le bastaba para acabar liderando el grupo, de modo que Lopetegui introdujo varios cambios para reservar a los apercibidos y dar minutos a jugadores como Gayà, Paco Alcácer o Rubén García. Francia, que no podía contar con su estrella Paul Pogba por sanción, sumaba cuatro puntos y estaba ya virtualmente clasificada al menos como tercera, así que salió a esperar a España con el objetivo de cazar una contra que le diera el primer puesto. Pero, casi por primera vez en el torneo, España se mostró capaz de mover el balón con serenidad y criterio y, tras una primera intervención salvadora de Sotres ante Thauvin, las ocasiones no tardaron en llegar. La superioridad hispana se concretó en el minuto veintitrés, en una preciosa acción de Jesé por la derecha que Paco Alcácer culminó con un zurdazo que tocó en un defensa y se volvió inalcanzable para el meta francés. Con Óliver Torres a los mandos, el equipo español siguió dominando el partido casi a placer, aunque sin llegar a la puerta contraria prácticamente hasta el borde del descanso, cuando Jesé entró caracoleando por la izquierda y largó un disparo raso que Areola desvió a la cepa del poste.

Presionando más arriba y mostrándose mucho más incisiva con balón, en los primeros minutos del segundo tiempo Francia rondó con peligro la portería de Dani Sotres, pero entonces el central Kurt Zouma no fue capaz de cortar un pase largo y Jesé, entrando ahora por el carril central, aprovechó el regalo para batir con pasmosa tranquilidad a Areola. El cuarto gol del grancanario en tres partidos relajó a España, que decidió bajar una marcha al encuentro y esperar acontecimientos. Como en el otro partido Ghana iba venciendo a Estados Unidos, Francia acabaría en segunda posición tanto si empataba como si perdía, así que tampoco hizo mucho por buscar la igualada, aunque Kondogbia y Sabaly, en dos acciones aisladas, estrellaron sendos disparos en los palos que pudieron cambiar el rumbo del encuentro. Llegados al descuento, una buena combinación entre el entonces sevillista Geoffrey Kondogbia y Yaya Sanogo permitió a Vion recortar distancias, pero ya no hubo tiempo para más.

27/06/2013

Tercera jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(2)

Sotres; Castro, Llorente, Derik, Gayà; Campaña (-46, Suso), Saúl Ñíguez, Óliver Torres; Jesé (-89, Aketxe), Paco Alcácer, Rubén García (-77, Denis Suárez).

FRANCIA

(1)

Areola; Foulquier, Zouma, Umtiti, Digne; Lemina (-73, Sabaly), Kondogbia, Veretout, Ngando (-60, Bosetti); Sanogo, Thauvin (-78, Vion).

Goles

1-0 Paco Alcácer (ESP, min. 23); 2-0 Jesé (ESP, min. 56); 2-1 Vion (FRA, min. 90+1).

Árbitro

Jonas Eriksson (SUE).

Tarjetas

Lemina (FRA, min. 28); Umtiti (FRA, min. 81); Suso (ESP, min. 90+2).

Estadio

Ali Sami Yen Arena (Estambul). 7.511 espectadores.

La selección española fue la única que completó la fase de grupos con pleno de victorias. Otros equipos con buen rendimiento fueron Portugal, Colombia y Croacia, aunque era difícil considerarlos como únicos favoritos porque había también otras selecciones con peores resultados pero con potencial para estar arriba, como Francia, Chile, Uruguay o México. La mayor sorpresa la dio Irak, que lideró su grupo con 7 puntos después de empatar 2-2 con Inglaterra y vencer por 2-1 a Egipto y a Chile, mostrando un juego poco ordenado pero acompañado de un infinito espíritu de lucha. Todo lo contrario que la selección inglesa, que, pese a poder contar esta vez con su equipo de gala, liderado por Ross Barkley y Harry Kane, no fue capaz de superar la primera criba, dejando de nuevo una pobre impresión. Como anécdota curiosa de la primera fase, Grecia y Paraguay empataron a todo en cabeza del grupo D y un sorteo determinó que los europeos pasaran en primera posición.

Nuevamente el camino de España se presentaba lleno de complicaciones: el primer rival en las eliminatorias sería la selección mexicana, en cuartos de final esperaba el vencedor del Nigeria-Uruguay y en el horizonte de semifinales se dibujaba un hipotético cruce con Colombia, otro de los gallitos del torneo. México había llegado a Turquía como una de las principales favoritas al título (un tercio de sus convocados habían sido campeones del mundo sub’17 en 2011), pero dos derrotas en los dos primeros partidos ante Grecia y Paraguay le obligaron a golear a Mali para pasar a octavos de final como una de las mejores terceras de grupo. Así que el 2 de julio los norteamericanos saltaron al Ali Sami Yen dispuestos a borrar de la memoria su decepcionante actuación hasta entonces, y vaya si se notó: apenas se habían jugado cien segundos de partido cuando López envió un centro lejano y muy pasado desde la derecha que, con muy poco ángulo, Arturo González enganchó maravillosamente de volea en el segundo palo para batir a Sotres.

Con el marcador a favor, México cedió la posesión a una España que, con la principal novedad de Paco Alcácer en la punta de ataque, nunca pareció capaz de superar la organizadísima defensa rival. Jesé y Deulofeu se pegaron a las bandas para buscar opciones de peligro, pero faltaban los espacios de otras tardes y las ayudas defensivas de los mexicanos se encargaban de todo lo demás. De hecho, España no creó ninguna ocasión clara en toda la primera parte y México estuvo a punto de ampliar la diferencia al filo de la media hora, primero con un zurdazo al larguero de Espericueta y luego, después de un grave error español en la salida del balón, con un disparo franco de Corona que detuvo el meta cántabro. España necesitaba arriesgar más si no quería volverse a casa y Julen Lopetegui sólo esperó cinco minutos de la segunda parte para retirar a un central, Puerto, y meter a Suso. La entrada del jugador del Liverpool le dio vivacidad al juego español, pero México se reorganizó pronto y empezó a buscar el segundo gol, que estuvo a punto de llegar en una ocasión del bullicioso Jesús Corona que Sotres desbarató con maestría.

Quedaban menos de veinte minutos y a España parecían agotársele las ideas; entonces, como tantas veces ocurre en el fútbol, una acción a balón parado rescató a los de Lopetegui: Denis Suárez, que había entrado por Deulofeu, peinó en el primer palo un córner botado por Suso y Derik entró completamente solo por el segundo para poner el empate en el marcador. El gol le cambió la cara a España, que pasó a dominar con claridad y a gozar de buenas oportunidades, especialmente en las botas de Paco Alcácer y de Denis Suárez, que envió un remate al palo. Pero, cuando la prórroga se antojaba ya inevitable, llegó la aparición de Jesé Rodríguez: el madridista, desactivado por la defensa rival durante todo el encuentro, condujo hacia la frontal del área buscándose un hueco para el disparo y su forzado derechazo tocó en un central, despistando al guardameta Richard Sánchez y colándose irremisiblemente en la portería. Era el primer minuto del tiempo añadido y, con la entrada de Llorente para recomponer la defensa, España no tuvo problemas para aguantar la última embestida mexicana y sellar su pase a cuartos de final.

02/07/2013

Octavos de final.

ESPAÑA

(2)

Sotres; Manquillo, Puerto (-51, Suso), Derik, Bernat; Campaña, Saúl Ñíguez, Óliver Torres; Deulofeu (-68, Denis Suárez), Paco Alcácer (-90+2, Llorente), Jesé.

MÉXICO

(1)

Sánchez; Abella, Fuentes (-90+2, Morales), Marín, Hernández; Van Rankin, Espericueta, González (-83, Luna), López (-61, Zamorano); Bueno, Corona.

Goles

0-1 González (MEX, min. 2); 1-1 Derik (ESP, min. 74); 2-1 Jesé (ESP, min. 90+1).

Árbitro

Alireza Faghani (IRN).

Tarjetas

Van Rankin (MEX, min. 53); Saúl Ñíguez (ESP, min. 62).

Estadio

Ali Sami Yen Arena (Estambul). 7.211 espectadores.

Los octavos de final depararon alguna que otro resultado llamativo. Por ejemplo, Irak sorprendió a Paraguay y, tras un vibrante partido, aprovechó la expulsión de Tony Sanabria para llevarse la victoria en la prórroga por 1-0. También fue noticia la eliminación de Colombia a manos surcoreanas: por detrás en el marcador desde el primer cuarto de hora, los sudamericanos lograron empatar en el minuto 94 y dominaron la prórroga, pero no marcaron más goles y en los penaltis los asiáticos se impusieron por 8-7. Grecia, subcampeona de Europa, vio cómo Uzbekistán se aprovechaba de una expulsión en la segunda parte para romper el empate y conseguir un 3-1 final que clasificaba por primera vez a los uzbecos para cuartos de final de un Mundial sub’20. Y, en otro partido con desenlace inesperado, Ghana remontó en los últimos diez minutos un 1-2 de Portugal para llevarse el duelo por 3-2. El resto de enfrentamientos se resolvieron, más o menos, según lo previsto: Francia apabulló 4-1 a la anfitriona, Chile se impuso por 2-0 a Croacia y Uruguay venció a Nigeria por un ajustado 2-1, gracias a un gol de penalti de Nico López en el minuto 84. Los uruguayos, con ocho jugadores subcampeones mundiales sub’17 en 2011, viajarían a Bursa para enfrentarse a España en la siguiente ronda.

Mostrando muchos problemas para llevar el peso del partido, la celeste había sufrido para eliminar a una Nigeria que jugó con un hombre menos desde la primera mitad, así que no fue ninguna sorpresa que España se adueñara del esférico desde el pitido inicial. Tras un par de cabezazos charrúas que llevaron algo de peligro a la meta de Sotres, España estuvo a punto de adelantarse a los veinte minutos con una genialidad de Deulofeu, cuyo intento de gol olímpico se topó con el portero De Amores y el larguero. El partido estaba abierto, con acercamientos constantes para ambos equipos, aunque a todos les faltaba una pizca de acierto en el último toque. Jesé y, sobre todo, Deulofeu y Manquillo tuvieron buenas oportunidades, pero no acertaron en sus remates; mientras tanto, los sudamericanos cargaban la mayoría de sus ataques por banda izquierda, donde Laxalt y Nico López se unían para agobiar a Manquillo.

La segunda mitad arrancó por los mismos derroteros, con oportunidades más claras para España y aproximaciones inquietantes de Uruguay, que aprovechaba las pérdidas españolas en la parcela central para lanzar a sus delanteros. Sin embargo, el paso de los minutos fue cargando de tensión y responsabilidad a los jugadores, sabedores de que, tal y como estaba el partido, un gol podría resultar decisivo. Uruguay se echó atrás y Lopetegui decidió reactivar al equipo introduciendo a Paco Alcácer y retrasando a Suso al centro del campo. El cambio movió a un desaparecido Jesé a la zona izquierda, y el canario enseguida rondó el gol en un remate que se le escapó fuera tras un nuevo centro de Manquillo. El seleccionador uruguayo reaccionó introduciendo al delantero Diego Rolán, pero la proximidad del minuto noventa frenó los ataques de ambos bandos. La última ocasión, en el descuento, fue para Uruguay, con un cabezazo de espaldas de Rolán que Sotres logró sacar cuando ya se colaba, volando hasta aterrizar junto al poste. Por desgracia, el portero español se rompió la nariz al caer y tuvo que ser sustituido por Rubén Yáñez para el tiempo extra.

En la prórroga, España siguió fiel a su idea de tocar y tocar, pero no era capaz de abrir la defensa rival que comandaba el hoy atlético José María Giménez. Por el contrario, en uno de sus escasos ataques, Uruguay forzó un córner que De Arrascaeta botó magistralmente y que Felipe Avenatti, el jugador más salto del Mundial con su 1’96, cabeceó sin oposición en el primer palo, batiendo a Yáñez y provocando el delirio en una grada que se decantaba claramente por el lado celeste. Era el minuto 103 y a partir de ahí el reloj voló. Aturdida por el golpe, España sólo creó peligro a base de centros lejanos y jugadas a balón parado. En una de ellas llegó la ocasión más clara, en un cabezazo que Israel Puerto, con todo a favor, quiso colocar demasiado y terminó enviando fuera. Otro remate de Derik que tampoco encontró portería y un par de disparos lejanos de Suso fueron las últimas balas desperdiciadas por el equipo español antes de despedirse de la Copa del Mundo sub’20 de Turquía 2013.

06/07/2013

Cuartos de final.

URUGUAY

(1)

De Amores; Guillermo Varela (-109, Velázquez), Giménez, Silva, Rodríguez; País, Cristóforo (-98, Avenatti), Acevedo (-78, Rolán); Laxalt, De Arrascaeta, Nico López.

ESPAÑA

(0)

Sotres (-91, Yáñez); Manquillo, Puerto, Derik, Bernat; Campaña (-68, Paco Alcácer), Saúl Ñíguez, Óliver Torres; Suso, Jesé, Deulofeu (-87, Denis Suárez).

Goles

1-0 Avenatti (URU, min. 103).

Árbitro

Roberto García Orozco (MEX).

Tarjetas

Saúl Ñíguez (ESP, min. 89); Giménez (URU, min. 115).

Estadio

Atatürk Stadium (Bursa). 7.035 espectadores.

Por cuarta vez en las últimas cinco ediciones, España se iba de un Mundial sub’20 en cuartos de final. Quizás la nota más destacada de la actuación en Turquía fue que, a diferencia de lo que venía siendo habitual en todas las selecciones españolas, este equipo parecía tener serios problemas para dominar los partidos desde la posesión: a pesar de que en las eliminatorias tuvo el balón más del 65% del tiempo, apenas supo crear ocasiones desde el juego; de hecho, sus momentos más brillantes en el torneo llegaron al contragolpe, algo lógico teniendo en cuenta las características de sus jugadores más decisivos, Jesé y Deulofeu. El bajón en el rendimiento de ambos con el paso de los partidos (cada vez estuvieron mejor defendidos) y una constante sensación de vulnerabilidad atrás, con muchas pérdidas en la salida del balón, terminaron lastrando a un grupo de mucha calidad pero demasiado tierno todavía como para competir por el título mundial.

En el resto de eliminatorias de cuartos de final, Francia siguió con su paso firme goleando por 4-0 a Uzbekistán; Ghana doblegó a Chile por 4-3 en un vibrante partido que llegó a la prórroga con 2-2 y que los africanos terminaron llevándose con un gol de Assifuah cumplido ya el minuto 120; mientras que Irak escribió una nueva página en su heroica historia al vencer a la República de Corea en la tanda de penaltis por 5-4, después de otra prórroga no apta para cardiacos (Irak hizo el 3-2 en el minuto 118 y Corea empató en el 122). Los iraquíes se tomaban así la revancha de la final continental del año anterior, en la que habían caído ante los surcoreanos desde los once metros. Con su carismático portero Mohammed Hameed, la tremenda influencia en el juego (y a balón parado) del lateral izquierdo Alí Adnan y el admirable espíritu de equipo que transmitía en todos sus partidos, Irak se había convertido en el protegido de los aficionados neutrales, pero su cuento de hadas acabó en semifinales y de una forma bastante cruel: Uruguay empató en el minuto 87 el gol inicial de Adnan y, tras una emocionante prórroga, los sudamericanos lograron el triunfo por 7-6 en la tanda de penaltis. Por su parte, Francia se deshizo con muchas dificultades de Ghana por 2-1, con un doblete de Florian Thauvin, y se clasificó para su primera final mundialista sub’20. En el partido por el tercer puesto, los africanos no tendrían problemas para derrotar por 3-0 a Irak.

La final, disputada el 13 de julio de 2013 en un Ali Sami Yen de Estambul que presentó menos de media entrada, no dejó mucho fútbol. Franceses y uruguayos jugaron con cautela, evitando el fallo, y ambos consiguieron su propósito. El 0-0 no se movió en las dos horas de partido y finalmente fue la selección francesa la que consiguió la victoria en la tanda de penaltis por 4-1, gracias al acierto del guardameta Alphonse Areola (cedido esta temporada al Villarreal por el PSG), que detuvo dos lanzamientos. En la que era sólo su cuarta participación en un Mundial sub’20, Francia se hacía con el único título masculino que le faltaba a su federación.

En cuanto a los galardones individuales, Paul Pogba fue elegido Balón de Oro, posiblemente más por la fama que ya entonces tenía el poderoso centrocampista francés que por sus actuaciones durante el torneo, que fueron buenas pero no espectaculares. En cualquier caso, tampoco hubo ningún jugador que destacara claramente por encima del resto. El atacante uruguayo Nico López (que esta temporada milita en el Granada) recibió el Balón de Plata y el centrocampista ghanés de 18 años Clifford Aboagye (que también pertenece al club nazarí) el de Bronce. Ebenezer Assifuah, delantero de Ghana que ahora juega en el Sion suizo, se llevó la Bota de Oro con seis goles; por detrás de él, tanto el portugués Bruma (hoy en la Real Sociedad) como Jesé Rodríguez anotaron cinco tantos: el luso consiguió la Bota de Plata por haber dado dos asistencias, una más que el grancanario, que se tuvo que conformar con la Bota de Bronce. Y quizás por aquello de que el ganador del premio se decide antes de la final, el Guante de Oro al mejor portero fue para el uruguayo Guillermo De Amores.

España recibió el premio al Fair Play por su actuación en Turquía, escaso consuelo para un equipo que, sin saberlo, iba a cerrar temporalmente la participación española en los mundiales sub’20 y, por ello, esta larga serie de artículos. Dirigida ya por Luis De la Fuente, la sub’19 llegó a las semifinales del Europeo en aquel mismo verano de 2013, pero la generación del año siguiente cayó en Vigo ante Alemania en la Ronda Élite del Campeonato de Europa de 2014 y se quedó fuera tanto de la fase final como de la Copa del Mundo sub’20 de Nueva Zelanda 2015. Así que España ha faltado a un mundial juvenil por primera vez desde Argentina 2001, rompiendo una racha de seis presencias consecutivas (récord para la selección española) que, esperemos, sólo haya sufrido una interrupción aislada. Los recientes éxitos de la selección absoluta no se explican por las buenas actuaciones en torneos sub’20, pero parece evidente que codearse con las mejores canteras de Europa y competir a buen nivel en las citas mundiales implica que los pocos juveniles que lleguen arriba estarán entre los mejores del planeta de su respectiva generación; y que eso siga ocurriendo temporada tras temporada sólo puede ser una buena señal para el futuro. Después del título europeo sub’19 logrado este verano en Grecia, toca seguir trabajando para que la próxima generación pueda estar presente en la Copa del Mundo sub’20 de Corea del Sur 2017.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

http://blogs.as.com/siempre_cantera/

http://recuerdosdenigeria.blogspot.com.es

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España en los mundiales sub’20: Colombia 2011

Después del fiasco del Mundial sub’20 de Egipto 2009, las cosas por fin empezaron a ir algo mejor para las categorías inferiores de la selección española masculina. En el mes de octubre de aquel mismo año, la sub’17 alcanzó una meritoria tercera plaza en la Copa del Mundo, disputada en Nigeria y en la que jugadores como Muniain, Sarabia, Isco, Koke o Morata mostraron que estábamos ante otra gran camada. El año 2010 vería a la siguiente sub’17, con Jesé, Deulofeu y Paco Alcácer como estrellas, caer en la final europea ante Inglaterra apenas unas semanas antes de que la absoluta de Del Bosque conquistara el Mundial de Sudáfrica. En el equipo que tocó el cielo en Johannesburgo había diez jugadores con experiencia en mundiales sub’20 (Casillas, Marchena, Xavi, Iniesta, Albiol, Cesc, Silva, Fernando Llorente, Piqué y Mata), además de otros que, como Fernando Torres, Sergio Ramos, Jesús Navas o Javi Martínez, no formaron parte de alguna plantilla mundialista juvenil por diversas circunstancias.

Una semana después de aquel momento de éxtasis futbolístico, la sub’19 salió a escena para disputar en Francia la fase final del Europeo, clasificatoria para la Copa del Mundo sub’20 de 2011. El equipo de Luis Milla había logrado meterse en el torneo después de superar las dos fases eliminatorias preceptivas: en la primera, celebrada en noviembre de 2009 en las localidades valencianas de Alginet y Alzira (que ya habían acogido esa misma ronda en 2007), España fue segunda de grupo tras ganar a Macedonia (5-1) y Gales (1-0) y perder con Portugal (0-1), mientras que en la “Ronda Élite” jugada en abril de 2010 en tierras turcas los españoles empataron con Noruega (1-1) y derrotaron a Turquía (3-2) y Azerbaiyán (4-0) para sellar su pase.

La selección, formada en buena parte por los campeones europeos sub’17 de 2008, llegó a la fase final de Normandía con ganas de repetir victoria, y estuvo muy cerca de lograrlo. Primero resolvió por 2-1 un complicado partido ante Croacia con una genial jugada de estrategia entre Thiago Alcántara y Sergio Canales, y luego derrotó a Portugal por idéntico marcador gracias a un gol en los últimos minutos de Dani Pacheco. Con el pasaje a Colombia ya asegurado, España también venció a Italia por 3-0, con un inolvidable penalti de Ezequiel Calvente, y en semifinales no tuvo problemas para doblegar a la selección inglesa por 3-1. El 30 de julio los de Milla se enfrentaron a Francia en el partido por el título, disputado en Caen, y durante muchos minutos fueron superiores en el juego y mandaron en el marcador gracias a un tanto de Rodrigo. Sin embargo, España no supo cerrar el choque y los franceses remontaron en la segunda parte para quedarse con el trofeo. Francia, España, Inglaterra, Croacia, Portugal y Austria serían los representantes europeos en la Copa del Mundo sub’20 de 2011.

Pese a la derrota en la final, la imagen del equipo fue francamente positiva y confirmó la buena salud de la cantera española. Pero, en medio de la satisfacción general, una de las selecciones inferiores rompía la tónica: Juan Ramón López Caro no parecía dar con la tecla de la sub’21, que desde su llegada había iniciado una preocupante senda descendente en juego y resultados. Tras su discreto paso por la Eurocopa de 2009, donde no ganó ningún partido, España había iniciado muy mal la clasificación para la siguiente fase final, en la que además se otorgaban las plazas europeas para los Juegos Olímpicos de Londres. Los métodos y el carácter de López Caro no conectaban con los jugadores y, a finales de junio de 2010, el problema se resolvió con la marcha del técnico al Vaslui rumano. Luis Milla fue ascendido a la sub’21 y Fernando Hierro contrató a Julen Lopetegui para la sub’19 y a Santi Denia para la sub’16, ya que Aitor Karanka también dejaba la RFEF para enrolarse en el cuadro técnico de José Mourinho, que llegaba entonces al banquillo del Real Madrid. En su última gran decisión (Hierro acabaría dejando el cargo un año después), el director deportivo de la Federación volvía a echar mano de dos jóvenes técnicos muy bien preparados, aunque sin experiencia en el caso de Santi y con una trayectoria no muy destacada en el de Lopetegui. El guipuzcoano, eso sí, tendría el honor de ser el primer español en acudir a un Mundial sub’20 como jugador (1985) y a otro como seleccionador.

Casi sin margen de error, Milla usó a varios de los nuevos subcampeones de Europa sub’19 para reforzar la sub’21 y consiguió reconducir su delicada situación, logrando el acceso a la fase final de la Eurocopa. Esto generó un problema con el que ya estaba habituada a tratar la RFEF: habría qué decidir qué jugadores en edad de acudir al Mundial sub’20 de agosto deberían perderse esa cita por disputar el Europeo sub’21 de junio, puesto que doblar presencia implicaba quedarse casi sin vacaciones y causar un roce evitable con el club correspondiente. Por si fuera poco, en mayo de 2011 se añadió una tercera incógnita a la ecuación, ya que la sub’19 de Lopetegui también obtuvo billete para la fase final de su Campeonato de Europa, que se celebraría en Rumanía a finales de julio, solapándose con el inicio del Mundial sub’20. La calidad, como demostraba esa triple presencia en los torneos más importantes del verano (sólo falló la sub’17, ausente del Europeo y por tanto también de su Mundial), era abundante en las selecciones inferiores españolas, pero habría que medir muy bien los trasvases de futbolistas para no perjudicar las opciones de cada una de ellas.

Y, como ya se preveía por la evolución de los implicados durante esa campaña 2010/2011 y los contados amistosos previos (la sub’20 sólo disputó uno, en abril, ganando a Italia por 0-1), al final Milla sólo se llevó a la Eurocopa sub’21 a tres jugadores en edad sub’20: Martín Montoya, Thiago Alcántara e Iker Muniain, que fueron pilares fundamentales en el triunfo de España en aquel campeonato disputado en Dinamarca. Parecía evidente que ninguno de ellos acudiría a la Copa del Mundo juvenil, pero en la lista de convocados que se hizo pública el 29 de junio (cuatro días después de la final europea sub’21) apareció el nombre de Montoya. Sin embargo, una lesión acabó borrando al lateral derecho barcelonista de la convocatoria, entrando en su lugar el céltico Hugo Mallo. En cuanto a los jugadores sub’19 que subirían un escalón para acudir al Mundial, Julen Lopetegui citó a Isco, Koke, Sergi Roberto, Jordi Amat, Marc Muniesa y Fernando Pacheco, obligando a Ginés Meléndez (que dirigiría al combinado juvenil en el Europeo) a recomponer el once habitual. Algo que el albaceteño hizo bastante bien, pues España acabó ganando también ese Campeonato de Europa sub’19. Eran días de vino y rosas para el fútbol español.

La de Montoya no fue la única baja que trastocó los planes mundialistas de Lopetegui: el también defensa del F.C. Barcelona Marc Muniesa llegó lesionado a la concentración de Las Rozas y fue sustituido por su compañero Carles Planas, que había sido titular en el Europeo sub’19 de 2010 pero había perdido el sitio por la irrupción del propio Muniesa. La selección realizó una breve concentración en la Ciudad del Fútbol de la RFEF entre el 16 y el 19 de julio antes de partir hacia tierras colombianas con un margen de doce días hasta el primer partido, suficientes para adaptarse a la altitud de su primer destino, Manizales. Una vez en Sudamérica, y para ultimar su preparación, España se desplazó a Perú para jugar un amistoso el día 24 contra la selección local, duelo que sirvió para inaugurar la remodelación del Estadio Nacional de Lima y que terminó con un insulso 0-0. Éstos fueron los veintiún futbolistas españoles que viajaron a la Copa del Mundo sub’20 de Colombia 2011:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Alejandro Sánchez Benítez, “ÁLEX” 03/02/1991 Real Zaragoza

2

DF

HUGO MALLO Novegil 22/06/1991 Celta de Vigo

3

DF

Antonio Manuel LUNA Rodríguez 17/03/1991 Sevilla FC

4

DF

Marc BARTRA Aregall 15/01/1991 FC Barcelona

5

DF

Jorge PULIDO Mayoral 08/04/1991 Atlético de Madrid

6

MC

Oriol ROMEU Vidal 24/09/1991 FC Barcelona

7

MC

Francisco Femenía Far, “KIKO FEMENÍA” 02/02/1991 FC Barcelona

8

MC

José Luis García Del Pozo, “RECIO” 11/01/1991 Málaga CF

9

DL

RODRIGO Moreno Machado 06/03/1991 SL Benfica

10

MC

Sergio CANALES Madrazo 16/02/1991 Real Madrid

11

DL

Daniel Pacheco Lobato, “DANI PACHECO” 05/01/1991 Liverpool FC

12

DF

CARLES PLANAS Antolínez 04/03/1991 FC Barcelona

13

P

AITOR FERNÁNDEZ Abarisketa 03/05/1991 Athletic de Bilbao

14

DF

JORDI AMAT Maas 21/03/1992 RCD Espanyol

15

MC

Francisco Román Alarcón Suárez, “ISCO” 21/04/1992 Málaga CF

16

MC

Jorge Resurrección Merodio, “KOKE” 08/01/1992 Atlético de Madrid

17

MC

SERGI ROBERTO Carnicer 07/02/1992 FC Barcelona

18

DL

Cristian TELLO Herrera 11/08/1991 FC Barcelona

19

MC

EZEQUIEL Calvente Criado 12/01/1991 Real Betis

20

DL

ÁLVARO VÁZQUEZ García 27/04/1991 RCD Espanyol

21

P

Fernando PACHECO Flores 18/05/1992 Real Madrid

Tal y como dictaba el método de trabajo de la Federación Española, al seleccionador sub’20 le acompañó como ayudante el técnico de la sub’21, Luis Milla. Entre ambos confeccionaron una lista con doce subcampeones europeos sub’19 en 2010 y en la que el mediapunta Sergio Canales resaltaba como teórico líder, tras haberse quedado fuera de la Eurocopa sub’21 por los pocos minutos de competición sumados en su primera temporada en el Real Madrid. Además del cántabro, otros nueve futbolistas sabían lo que era jugar en la Primera División española (destacando especialmente por el número de partidos acumulados Jordi Amat, Luna, Koke, Recio, Kiko Femenía y Álvaro Vázquez), mientras que Dani Pacheco y Rodrigo habían debutado en la Premier League inglesa con Liverpool y Bolton Wanderers respectivamente. Oriol Romeu, que durante la disputa del campeonato cerró su traspaso al Chelsea, repetía presencia mundialista y se perfilaba como el otro gran líder de un equipo de mucha calidad, sobre todo en la zona ofensiva. A estas alturas (20 de septiembre de 2015), cinco componentes de este grupo han logrado debutar con la selección española absoluta: se trata de Koke (19 internacionalidades), Isco (11), Marc Bartra (5), Rodrigo (1) y Cristian Tello (1).

Veinticinco años después del que debería haber sido su Mundial, Colombia acogía por fin una Copa del Mundo, aunque fuera juvenil. En el país seguía clavada la espinita de aquel torneo de 1986 que la FIFA le terminó arrebatando por la pasividad de unas autoridades locales que, con otros problemas más acuciantes que resolver, no habían sido capaces de poner en marcha el proyecto mundialista, y seguramente esas ganas de reivindicarse tuvieron algo que ver en la buena organización del evento de 2011. En lo deportivo, Guatemala era la única selección que haría su debut en un Mundial sub’20, tras una histórica fase de clasificación en la que había dejado fuera a Estados Unidos (que faltaría a la cita juvenil por primera vez desde 1995). Pero sin duda lo más llamativo era que, por segunda edición consecutiva, el vigente campeón no podría defender su título, pues la nueva generación de juveniles ghaneses no había podido clasificarse en el torneo africano. Los regresos de Argentina y México, después de su ausencia en Egipto 2009, y de Francia, que no disputaba un Mundial sub’20 desde Malasia 1997, eran las otras grandes noticias. El sorteo de la primera fase se celebró el 27 de abril en Cartagena de Indias y deparó estos enfrentamientos:

GRUPO A

(Bogotá, Cali)

GRUPO B

(Cali, Bogotá)

GRUPO C

(Manizales, Pereira)

GRUPO D

(Armenia, Pereira)

GRUPO E

(Barranquilla, Cartagena)

GRUPO F

(Medellín, Cartagena)

Colombia

Portugal

Australia

Croacia

Brasil

Argentina

Francia

Uruguay

Ecuador

Arabia Saudita

Egipto

México

Mali

Camerún

Costa Rica

Nigeria

Austria

Inglaterra

Rep. Corea

Nueva Zelanda

España

Guatemala

Panamá

RDP Corea

Para la disputa de la Copa del Mundo sub’20 de 2011, que tuvo lugar entre el 29 de julio y el 20 de agosto, Colombia designó ocho sedes, remozando todos los estadios (uno en cada ciudad) para eliminar las vallas y las localidades de pie. Pese a que ninguno de los recintos tenía un aforo especialmente elevado (no más de 47.000 espectadores), el público acudió en buen número a todos ellos y por tercera edición consecutiva se volvió a batir el récord de asistencia a un Mundial sub’20, superándose por primera vez el millón trescientos mil espectadores. La altitud de Bogotá, Manizales (ambas por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar), Medellín, Armenia, Pereira y Cali, en contraste con las costeras Barranquilla y Cartagena de Indias, fue motivo de preocupación para las selecciones y, pese a que todas acudieron con tiempo para aclimatarse, tuvo alguna incidencia en determinados partidos; además, hizo que el equipo médico de la FIFA prestara más atención a las revisiones previas no sólo de los jugadores y árbitros, sino también del resto de componentes de las delegaciones. Las cálidas temperaturas y la elevada humedad fueron otros factores que afectaron al rendimiento de los jóvenes futbolistas, aunque sin causar graves trastornos. En cuanto al resto de temas que solemos tratar en estas líneas, poco que comentar: ninguna televisión española pujó para ofrecer el campeonato en abierto (por lo que sólo Eurosport y las parabólicas nos permitieron seguir legalmente el torneo) y, por primera vez desde el Mundial sub’20 de Malasia 1997, la FIFA no designó a ningún colegiado español para participar en el evento.

EL CAMPEONATO

España debutó en la Copa del Mundo sub’20 de Colombia 2011 el 31 de julio enfrentándose a Costa Rica. Había cierta expectación por ver cómo se había adaptado el equipo a los 2.100 metros de altitud de Manizales, donde jugaría sus tres partidos de grupo (y, si todo iba según lo previsto, también los octavos de final), así como por comprobar de primera mano el nivel del costarricense Joel Campbell, cuyas actuaciones ese mismo verano en la Copa América habían sido muy destacadas y acababa de fichar por el Arsenal. Con todo, se esperaba que España no pasara demasiados apuros ni en el debut ni en el resto la primera fase, puesto que el sorteo había sido relativamente generoso.

Julen Lopetegui planteó durante todo el campeonato un flexible y ofensivo 4-2-3-1, con Romeu y Koke como mediocentros, que se transformaba casi en un 2-5-3 cuando España tenía la posesión. La baja de Sergio Canales, que arrastraba molestias desde uno de los primeros entrenamientos en Sudamérica, hizo que el seleccionador apostara en este primer partido por Sergi Roberto e Isco, que alternaron sus posiciones en la mediapunta y la banda derecha, con Dani Pacheco entrando por la izquierda y Rodrigo como delantero centro. Y fue precisamente el ariete hispano-brasileño quien inauguró el marcador al filo del cuarto de hora, aprovechando una pérdida del central Ariel Soto (provocada por la intensa presión española) para escaparse por velocidad y batir a Vargas. Emulando a la absoluta, España tenía más posesión y apretaba muy arriba cuando perdía la bola, pero no lograba generar ocasiones claras, mientras que Costa Rica también tenía argumentos para inquietar a la zaga hispana y Aitor tuvo que intervenir en alguna oportunidad para evitar el empate.

Tras el paso por vestuarios, España golpeó de nuevo al poco de reanudarse el partido: Luna entró a toda velocidad por el costado izquierdo y, aunque su pase atrás no pudo ser aprovechado por Bartra, que apareció inesperadamente en el área pequeña rival, Rodrigo sí consiguió sacar tajada del barullo para anotar el segundo gol. El partido parecía controlado, pero Costa Rica no se vino abajo y en el ecuador de esa segunda parte logró reducir distancias por medio de John Ruiz, que recibió un gran pase en profundidad a la espalda del lateral zurdo español y batió por bajo a Aitor. Poco después, Golobio estrelló en el larguero un potente remate y España empezó a ver peligrar su victoria. Sin embargo, a diez minutos para el final, Koke recogió dentro del área una dejada de cabeza del recién incorporado Álvaro Vázquez y empalmó un derechazo a la red que confirmó el triunfo español. Ya en el descuento, Isco transformó un penalti que él mismo había provocado para colocar el 4-1 definitivo, marcador quizás algo abultado tal y como se había desarrollado un encuentro que, en cualquier caso, España mereció ganar.

31/07/2011

Primera jornada del Grupo C.

COSTA RICA

(1)

Vargas; Smith, Contreras, Soto, Mora; Diego Calvo (-59, Ruiz), Tejeda, Golobio; Campbell, Bryan Vega (-81, Deyver Vega), Escoe (-82, Díaz).

ESPAÑA

(4)

Aitor Fernández; Hugo Mallo, Bartra, Pulido, Luna; Romeu, Koke, Sergi Roberto (-57, Ezequiel), Isco, Dani Pacheco (-71, Recio); Rodrigo (-79, Álvaro Vázquez).

Goles

0-1 Rodrigo (ESP, min. 14); 0-2 Rodrigo (ESP, min. 48); 1-2 Ruiz (CRC, min. 65); 1-3 Koke (ESP, min. 81); 1-4 Isco (ESP, min. 90+4)(p).

Árbitro

Darío Agustín Ubriaco Medero (URU).

Tarjetas

Romeu (ESP, min. 13); Escoe (CRC, min. 34); Pulido (ESP, min. 43); Dani Pacheco (ESP, min. 56); Smith (CRC, min. 70); Contreras (CRC, min. 79); Luna (ESP, min. 85).

Estadio

Estadio Palogrande (Manizales). 17.075 espectadores.

Con la alegría del título europeo conseguido por sus compañeros de la sub’19 en Rumanía (y del logrado por la sub’17 femenina unas horas antes), España comenzó a preparar el segundo partido del Mundial sub’20 frente a Ecuador, duelo en el que podría dejar finiquitado su pase a octavos de final. Lopetegui introdujo varios cambios en su alineación, empezando por la portería, donde un inseguro Aitor Fernández dejó su sitio al benjamín Fernando Pacheco, y continuando por la mitad izquierda de la defensa, donde Jordi Amat y Carles Planas sustituyeron a Pulido y Luna; además, en una clara declaración de intenciones del seleccionador español, el veloz Cristian Tello relegó al banquillo al más asociativo Sergi Roberto. Ecuador, que había empatado a uno con Australia en el primer encuentro y basaba su juego en una férrea defensa y en la velocidad de sus atacantes, complicó mucho las cosas a España. Los dos equipos presionaban bastante arriba y con cierto éxito: a los españoles les costaba sacar el balón jugado con limpieza y la defensa ecuatoriana regalaba numerosos esféricos, de modo que las ocasiones fueron cayendo para los dos bandos, aunque nadie consiguió culminarlas con acierto.

España subió algo el ritmo en la segunda parte, que arrancó con un gran disparo de Rodrigo desde fuera del área que desvió el portero Jaramillo. Luego Isco y de nuevo Rodrigo, en una clarísima ocasión, pudieron adelantar a España antes de que Lopetegui diera entrada a Sergio Canales para tratar de hacerse definitivamente con el control del partido. Pero la clave para desatascar el encuentro llegó poco después, cuando Christian Oña vio su segunda amarilla por un agarrón a Isco en el centro del campo y dejó a Ecuador con diez jugadores. Apenas dos minutos más tarde, Tello se escapó por banda izquierda y, tras una hábil maniobra, llegó a la línea de fondo para poner un pase de la muerte que Canales no desaprovechó. Ecuador dejó entonces de inquietar y España, después de desperdiciar un par de buenas ocasiones, obtuvo el gol de la tranquilidad en el minuto 85, cuando Canales envió un milimétrico pase al hueco hacia Álvaro Vázquez y el espanyolista, tras zafarse de su defensor, batió con mucha sangre fría a Jaramillo.

03/08/2011

Segunda jornada del Grupo C.

ECUADOR

(0)

Jaramillo; Pineida, Narváez, Quiñónez, Fuertes; Govea (-80, Cruz), Oña, Gaibor (-90+2, Arroyo), Caicedo (-81, Cazares); De Jesús, Montaño.

ESPAÑA

(2)

Fernando Pacheco; Hugo Mallo, Bartra, Jordi Amat, Planas; Romeu, Koke, Tello, Isco (-83, Recio), Dani Pacheco (-56, Canales); Rodrigo (-71, Álvaro Vázquez).

Goles

0-1 Canales (ESP, min. 67); 0-2 Álvaro Vázquez (ESP, min. 85).

Árbitro

Peter O’Leary (NZL).

Tarjetas

Rodrigo (ESP, min. 22); Jordi Amat (ESP, min. 38); Oña (ECU, min. 43); Romeu (ESP, min. 80). Expulsado Oña (ECU, min. 65) por doble amonestación.

Estadio

Estadio Palogrande (Manizales). 10.130 espectadores.

Con la clasificación para octavos asegurada, España sólo necesitaba puntuar en la tercera jornada ante Australia para alcanzar el liderato del grupo. Lopetegui, que no podía contar ni con el meta Aitor Fernández, que regresaba a España por culpa de una lesión en el codo sufrida en un entrenamiento, ni con Oriol Romeu, sancionado por acumulación de tarjetas, dispuso un once en el que sólo Hugo Mallo, Marc Bartra y Dani Pacheco habían sido titulares en los dos partidos anteriores. El duelo no tardó en ponerse de cara, puesto que en el primer minuto de juego Sergi Roberto aprovechó una dejada de Álvaro Vázquez para lanzar un derechazo desde la frontal del área que sorprendió al portero Birighitti; cinco minutos después, Dani Pacheco encontró a Álvaro con un bonito pase interior y el ariete no perdonó. España había arrancado de forma imponente y no bajó el pistón, aprovechando las facilidades de la defensa australiana: antes del cuarto de hora, Sergi Roberto lanzó un gran pase en profundidad hacia el desmarque de Álvaro, que regateó a Birighitti y anotó el tercero; y el delantero español completó su veloz triplete en el minuto dieciocho al peinar en el primer palo un córner botado por Dani Pacheco.

Australia, que había tenido un par de llegadas peligrosas en medio del vendaval hispano, recortó distancias por medio de Bulut, que le robó la cartera a Pulido en el costado izquierdo y se adelantó a la salida de Pacheco para terminar anotando a puerta vacía. Pero, sólo un par de minutos después, Álvaro Vázquez fue empujado por el central Sainsbury y el colegiado brasileño señaló una pena máxima que Sergio Canales, que en esos días acababa de cerrar su cesión al Valencia, no tuvo problemas para transformar. España vencía ya por 5-1 a la media hora de juego y, aunque por momentos pudo pensarse en una goleada histórica, el equipo decidió guardar energías para más adelante. La segunda parte sólo sirvió para que debutara el tercer portero español, Álex (que había sido el titular en el Europeo juvenil de 2010), y para dar descanso a Bartra y Hugo Mallo, que no parecían tener recambios en la convocatoria. Australia intentó maquillar el marcador, pero los palos y la buena actuación de Álex lo evitaron y se llegó al final sin más novedades.

06/08/2011

Tercera jornada del Grupo C.

AUSTRALIA

(1)

Birighitti; Grant, Sainsbury (-46, McGowan), Antonis, Warren; Danning, Hamill, Amini, Oar; Ibini Isei (-46, Petratos), Bulut.

ESPAÑA

(5)

Fernando Pacheco (-46, Álex); Hugo Mallo (-62, Ezequiel), Bartra (-46, Planas), Pulido, Luna; Recio, Sergi Roberto, Kiko Femenía, Canales, Dani Pacheco; Álvaro Vázquez.

Goles

0-1 Sergi Roberto (ESP, min. 1); 0-2 Álvaro Vázquez (ESP, min. 6); 0-3 Álvaro Vázquez (ESP, min. 13); 0-4 Álvaro Vázquez (ESP, min. 18); 1-4 Bulut (AUS, min. 27); 1-5 Canales (ESP, min. 31)(p).

Árbitro

Wilson Luiz Seneme (BRA).

Tarjetas

Sainsbury (AUS, min. 30); McGowan (AUS, min. 82).

Estadio

Estadio Palogrande (Manizales). 14.722 espectadores.

Además de España, las otras selecciones que culminaron la primera fase con nueve puntos fueron la anfitriona Colombia, que había arrancado con un espectacular 4-1 sobre Francia, y Nigeria, que no había tenido problemas para dominar su grupo ante Arabia, Guatemala y Croacia (los guatemaltecos, por cierto, fueron la gran sorpresa y se metieron en octavos gracias a su victoria sobre una decepcionante selección croata). Por su parte, Brasil, Argentina, Portugal y Egipto habían dado una gran imagen y también pasaban a octavos con la vitola de aspirantes al título. Como dato curioso, Inglaterra (que otra vez había tenido problemas para formar su convocatoria porque el Mundial coincidía con el arranque de la temporada y los clubes habían retenido a ocho jugadores de la lista inicial) hizo historia al clasificarse para la primera ronda eliminatoria con tres empates a cero: fue el primer equipo en superar la fase de grupos de un Mundial juvenil sin marcar un solo gol.

El camino hacia la final no iba a resultar sencillo para España: primero se las vería con Corea del Sur, incómodo rival que había acabado tercero en el grupo A, y luego aparecían unos hipotéticos cruces con Brasil en cuartos y Colombia en semifinales. Pero, como siempre, habría que ir partido a partido y en el primero, celebrado en Manizales el 10 de agosto, la selección asiática puso en serios apuros a los de Lopetegui. Con un sólido entramado defensivo y su habitual velocidad en los contraataques, los surcoreanos respondían a cada acercamiento español con una ocasión igual o más clara y sólo la precipitación de sus delanteros, la buena actuación de Bartra y Fernando Pacheco y, a veces, las discutibles apreciaciones del estadounidense Mark Geiger y sus asistentes les impidieron marcar. A España le costaba encontrar fluidez en su juego y no conectaba con la línea de mediapuntas, a pesar de lo cual sumó también varias oportunidades de peligro en las botas de Dani Pacheco y Rodrigo. La entrada de Isco en la segunda parte ayudó a que las posesiones fueran más incisivas, pero Corea se ajustó bien y con el paso de los minutos la tensión fue ralentizando el partido. En los últimos instantes volvieron a producirse situaciones de gol en ambas áreas, pero las defensas se mantuvieron  firmes y se llegó a la prórroga con empate a cero.

Corea arrancó mejor el tiempo extra, con una España espesa y más agarrada al colegiado, que señaló un par de fueras de juego coreanos que no eran y perdonó alguna tarjeta a los de Lopetegui, que a su propio juego. Lee Yong Yae, el incansable y peligroso nueve surcoreano, tuvo la ocasión más clara en los primeros quince minutos, pero su disparo salió muy desviado. Tras el parón, España cogió aire y pasó a dominar claramente, encerrando a su rival y gozando de buenas oportunidades en los instantes finales: primero Luna se llenó de balón en una internada por la izquierda y luego Álvaro Vázquez botó una falta que besó la parte superior de la cruceta. Llegaban los penaltis y era inevitable recordar aquella fatídica tanda en el Mundial absoluto de 2002; sin embargo, esta vez la fortuna sonrió a los nuestros. Aunque Koke envió alto el tercer lanzamiento español, Pacheco detuvo el siguiente tiro coreano y la tanda llegó a la muerte súbita sin más fallos. Con España lanzando primero, los surcoreanos respondieron con gol a los aciertos de Bartra y Jordi Amat, pero Kim Kyung Jung no pudo emular a Oriol Romeu y mandó su disparo muy lejos de la portería. Con mucho sufrimiento, España pasaba a cuartos de final.

10/08/2011

Octavos de final.

ESPAÑA

(0)

Fernando Pacheco; Hugo Mallo, Bartra, Jordi Amat, Luna; Romeu, Koke, Tello, Canales (-58, Álvaro Vázquez), Dani Pacheco (-50, Isco); Rodrigo (-90, Recio).

REP.COREA

(0)

No Dong Geon; Kim Jin Su, Jang Hyun Soo, Min Sang Gi, Lee Ki Je; Kim Young Uk, Choi Sung Guen (-98, Nam Seung Woo), Moon Sang Yun (-77, Jung Seung Yong), Yun Il Lok (-59, Kim Kyung Jung), Baek Sung Dong; Lee Yong Jae.

Goles

—-

Tanda de penaltis

(ESP 7-6)

1-0 Tello (ESP), 1-1 Jung Seung Yong (KOR); 2-1 Recio (ESP), 2-2 Nam Seung Woo (KOR); 2-2 Koke (ESP), falla, 2-2 Lee Ki Je (KOR), para Fernando Pacheco; 3-2 Álvaro Vázquez (ESP), 3-3 Kim Jin Su (KOR); 4-3 Isco (ESP), 4-4 Jang Hyun Soo.

5-4 Bartra (ESP), 5-5 Min Sang Gi (KOR).

6-5 Jordi Amat (ESP), 6-6 Baek Sung Dong (KOR).

7-6 Romeu (ESP), 7-6 Kim Kyung Jung (KOR), falla.

Árbitro

Mark Geiger (USA).

Tarjetas

Lee Ki Je (KOR, min. 42); Choi Sung Guen (KOR, min. 80); Romeu (ESP., min. 82).

Estadio

Estadio Palogrande (Manizales). 23.618 espectadores.

 

No hubo sorpresas en el resto de encuentros de octavos de final, aunque casi todos los partidos se resolvieron por la mínima. Francia venció 1-0 a Ecuador con gol del canterano realista Antoine Griezmann, y Nigeria y Portugal superaron a Inglaterra y Guatemala, respectivamente, por ese mismo marcador. Colombia tuvo muchos problemas para doblegar a Costa Rica, consiguiendo el 3-2 definitivo gracias a un penalti transformado en el descuento por su estrella James Rodríguez. Un doblete de Erik Lamela desde los once metros permitió a Argentina superar a Egipto por 2-1 (los egipcios también marcaron de penalti por medio de Mohamed Salah), y México tuvo que esperar a la tanda de penaltis para derrotar a Camerún, después del 1-1 en el tiempo reglamentario. Entre tanta igualdad sólo Brasil superó claramente a su rival, Arabia Saudita, a la que venció por 3-0. La canarinha, por tanto, llegaría algo más fresca de piernas y mente a su duelo contra España.

Lo cierto es que no se notó demasiado. Aquel domingo 14 de agosto, ya madrugada del lunes 15 en España, se disputó en Pereira la final anticipada de la Copa del Mundo sub’20 de Colombia 2011. Se enfrentaban dos de los más firmes aspirantes al título y el partido fue, con diferencia, el de más calidad de todo el torneo. Lopetegui juntó por primera vez desde el inicio a Romeu, Koke, Canales e Isco, y la conexión entre los cuatro (con el apoyo de Rodrigo, Tello y los dos laterales) produjo una memorable primera media hora de fútbol bajo la lluvia. La calidad técnica y la constante movilidad de los españoles se impusieron al centro del campo brasileño (que con Casemiro, Coutinho y Oscar tampoco iba falto de clase) y sólo la extraordinaria actuación tanto del guardameta Gabriel como de la pareja de centrales formada por Juan Jesús y Bruno Uvini evitaron el gol.

Pero, como cabía temer por el número de oportunidades malgastadas por España, Brasil acabó marcando primero: al filo del minuto cuarenta, en una de las pocas pero peligrosas contras que la canarinha fue capaz de montar, Henrique disparó un tremendo chut al larguero que botó sobre la línea y que Willian José, partiendo en fuera de juego, remachó a la red sin oposición, ni española ni arbitral. Brasil mejoró en la segunda parte y equilibró la balanza del juego pero, antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora, España consiguió empatar gracias al olfato de Rodrigo, que se adelantó a su marcador en el primer palo y remató un centro de Hugo Mallo desde la derecha. El jugador carioca criado en Vigo celebró con rabia el gol anotado a su país natal, que era además el número 2.000 en la historia de los Mundiales sub’20. Con los dos equipos entregándose a fondo y generando ocasiones, únicamente la mala puntería de los brasileños y la figura cada vez más alargada de un Gabriel en estado de gracia evitaron más goles.

En la prórroga el cansancio hizo mella y el ritmo español bajó bastante. Brasil se aprovechó y, a los diez minutos, una bonita combinación entre Henrique y Dudú permitió a este último batir a Pacheco. El golpe parecía duro, pero España se levantó con rapidez: un minuto más tarde, Planas sorprendió con un centro de primeras desde la izquierda y Álvaro Vázquez le ganó la espalda a los centrales para hacer el empate. En la segunda parte del tiempo extra, ante una extenuada selección española, Brasil logró volcar el campo y tuvo alguna ocasión para evitar los penaltis, pero nadie acertó con la portería de Pacheco. Como ante Corea, España comenzaba la tanda lanzando; sin embargo, Jordi Amat no consiguió superar a Gabriel y Brasil se puso por delante desde el inicio. Los sudamericanos conservaron su mínima ventaja hasta el cuarto turno, cuando Gabriel desvió al larguero el chut de Álvaro Vázquez y Dudú selló el pase de su selección a semifinales.

14/08/2011

Cuartos de final.

BRASIL

(2)

Gabriel; Danilo, Bruno Uvini, Juan Jesús, Gabriel Silva; Casemiro, Fernando, Oscar (-98, Allan); Philippe Coutinho (-78, Dudú), Willian José (-63, Negueba), Henrique.

ESPAÑA

(2)

Fernando Pacheco; Hugo Mallo, Bartra, Jordi Amat, Planas; Romeu, Koke, Tello (-46, Sergi Roberto), Canales (-91, Dani Pacheco), Isco; Rodrigo (-83, Álvaro Vázquez).

Goles

1-0 Willian José (BRA, min. 39); 1-1 Rodrigo (ESP, min. 57); 2-1 Dudú (BRA, min. 100); 2-2 Álvaro Vázquez (ESP, min. 102).

Tanda de penaltis

(BRA 4-2)

0-0 Jordi Amat (ESP), para Gabriel, 1-0 Casemiro (BRA); 1-1 Sergi Roberto (ESP), 2-1 Danilo (BRA); 2-2 Bartra (ESP), 3-2 Henrique (BRA); 3-2 Álvaro Vázquez (ESP), para Gabriel, 4-2 Dudú (BRA).

Árbitro

Walter Alexander López Castellanos (GUA).

Tarjetas

Willian José (BRA, min. 61); Isco (ESP, min. 88); Álvaro Vázquez (ESP, min. 104); Henrique (BRA, min. 119).

Estadio

Estadio Hernán Ramírez Villegas (Pereira). 29.318 espectadores.

En un partido épico y muy bien jugado, España cayó desde los once metros ante un equipo que, pese a no contar con sus máximas estrellas, Neymar y Lucas Moura (ya en la absoluta), era tremendamente fuerte y competitivo. La selección española sub’20 jugó su mejor partido en mucho tiempo y sólo faltó un poco más de acierto en el primer tramo del choque (o en la tanda de penaltis) para haber conseguido el premio que el equipo sin duda merecía. Los detalles de inconsistencia y de falta de fluidez que se habían apuntado por momentos en la fase de grupos quedaron ampliamente compensados por la gran imagen mostrada ante Brasil; aunque caer en cuartos no podía calificarse como un gran resultado, las sensaciones generales obligaban a aplaudir el rendimiento de los de Lopetegui.

Después de su victoria sobre España, Brasil pasó a ser la gran favorita al título. Colombia había ido de más a menos en su torneo y cayó ante México por 1-3, por lo que los norteamericanos serían el último escollo antes de la final para los dirigidos por Ney Franco. Por el otro lado del cuadro, con distintos estilos y tras jugar una prórroga, Francia y Portugal accedieron a semifinales dejando fuera a Nigeria y Argentina: los franceses se repusieron del 1-1 logrado por los nigerianos en el minuto 93 y vencieron en el tiempo extra por 3-2, mientras que Portugal aguantó el 0-0 inicial ante la albiceleste y se acabó llevando milagrosamente el triunfo en una tanda de penaltis que Argentina pudo haber ganado tanto en el cuarto como en el quinto lanzamiento. En la primera semifinal, Brasil derrotó a México por 2-0 con dos goles de Henrique en el tramo final; idéntico resultado se produjo en duelo europeo, en el que Portugal sorprendió a los franceses con un gol tempranero y otro al borde del descanso que, pese a los muchos intentos galos, no encontraron réplica. En el partido por el tercer y cuarto puesto, México se impondría a Francia por 3-1.

Veinte años después, en el Estadio El Campín de Bogotá se repetía la final del Mundial sub’20 de Portugal 1991. A pesar de no haber recibido ningún gol a lo largo de todo el torneo, la selección portuguesa partía como víctima propiciatoria ante el mayor poderío ofensivo de Brasil, y las expectativas parecieron confirmarse con rapidez: a los cinco minutos, una lejanísima falta botada por Oscar al corazón del área acababa entrando directamente en la meta lusa y dejaba el récord de imbatibilidad del portero Mika en unos más que notables 575 minutos. Pero Portugal no se descompuso y empató enseguida, logrando luego adelantarse en la segunda parte con un gol de Nelson Oliveira, su mejor delantero (aunque luego no confirmó su nivel en el Deportivo de la Coruña), tras una cabalgada en solitario. Casi irreconocible hasta entonces, Brasil se fue arriba y Oscar logró la igualada en el minuto 78. Ya en la prórroga, Portugal perdonó un par de ocasiones clarísimas y acabó pagándolo: de nuevo Oscar anotó el gol decisivo con un centro chut que sorprendió a Mika. Gracias al histórico triplete del hoy jugador del Chelsea, el primero que se conseguía en una final mundialista sub’20, Brasil alzaba su quinto título mundial juvenil.

A pesar de su destacadísima actuación en la final, y aunque había sido de lo mejor de Brasil a lo largo del torneo, la FIFA no había incluido a Oscar entre los diez candidatos al Balón de Oro, una lista que se publica antes del partido por el título (y en la que en Colombia sólo hubo un español, el lateral Hugo Mallo). Así que, con la verdadera figura fuera de concurso, el galardón acabó recayendo en su compañero Henrique Almeida, delantero centro que, con cinco goles y tres asistencias, se llevó también la Bota de Oro. El Balón de Plata fue para el delantero portugués Nelson Oliveira y el de Bronce para el mediocentro mexicano Jorge Enríquez. En la tabla de goleadores, igualados con Henrique a cinco dianas aparecían Álvaro Vázquez y el francés Alexandre Lacazette: las dos asistencias del español le permitieron alzarse con la Bota de Plata, dejando al galo con la de Bronce. El portugués Mika fue, sin discusión, el portero más decisivo y obtuvo el Guante de Oro.

Como muchos nos temíamos pese a su buen Mundial, Henrique no ha logrado hacerse un hueco entre los grandes ni en su país ni en Europa: en 2012 llegó a pasar sin pena ni gloria por el Granada y protagonizó un frustrado fichaje por el filial del Real Madrid, equipo al que más tarde sí acabarían llegando sus compañeros Casemiro y Willian José (también el lateral derecho Danilo estaba entre los destacados de esa selección brasileña). Del resto de premiados sólo Lacazette parece haber empezado a despuntar, tras explotar el año pasado como goleador en el Olympique Lyonnais. Aunque todos son aún lo bastante jóvenes como para que su carrera pueda seguir progresando, a estas alturas parece claro que son otros jugadores presentes en aquel torneo (cuyos nombres ya habrá apuntado el atento lector) los llamados a liderar el balompié mundial en lo que queda de década.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

http://blogs.as.com/siempre_cantera/

http://recuerdosdenigeria.blogspot.com.es

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Egipto 2009

Tras la eliminación en la Copa del Mundo sub’20 de Canadá 2007, casi todo fueron buenas noticias para la selección española en sus distintas categorías masculinas. Apenas dos semanas después de aquella decepcionante derrota en los penaltis ante la República Checa, la sub’19 se alzaba en Austria con un nuevo Campeonato de Europa juvenil, al ganar a Grecia en la final con jugadores de la talla de Sergio Asenjo, César Azpilicueta, Javi Martínez, Dani Parejo o Aarón Ñíguez. Un mes más tarde, la sub’17 alcanzaba un brillante (a la par que amargo) subcampeonato mundial en Corea del Sur, con David De Gea, Ignacio Camacho y Bojan Krkic, entre otros, como principales referentes de un equipo que en la final cayó frente a Nigeria en la tanda de penaltis. Y a mediados de octubre, tras un año francamente difícil tanto en lo deportivo como en lo mediático, Luis Aragonés dio por fin con la tecla y, un poco por convencimiento y un poco obligado por las circunstancias, presentó en Dinamarca el embrión del equipo que estaba a punto de escribir las páginas más gloriosas de la historia del balompié nacional.

Entre medias, la RFEF incorporó a Fernando Hierro como director deportivo para, entre otras cosas, conducir el relevo generacional que debía acometerse en el organigrama técnico de la federación: Iñaki Sáez ya había comunicado su decisión de jubilarse al acabar la temporada, al cumplir los 65 años, mientras que Juan Santisteban finalizaba su contrato precisamente en junio de 2008, a los 72 años de edad, y había dudas sobre la conveniencia de su continuidad. Además, sobre la mesa de Hierro estaba también la renovación de Luis Aragonés más allá de la Eurocopa de Austria y Suiza, asunto bastante complejo a comienzos de 2008 porque el “Sabio de Hortaleza” había declarado públicamente que no quería seguir al frente de la absoluta pero, al mismo tiempo, parecía esperar una propuesta federativa para continuar en el cargo. Ese incómodo tira y afloja con Luis se mantendría hasta la misma víspera de la final de Viena e incluso tendría su epílogo durante las celebraciones por el título, aunque para entonces ya se sabía que el seleccionador abandonaría su cargo.

Pero regresemos a los juveniles. Entre el 18 y el 23 de octubre de 2007 la nueva selección sub’19 disputó en Alcoy (Alicante), Alzira y Alginet (Valencia) la primera ronda clasificatoria para la fase final del Campeonato de Europa de 2008, donde se pondrían en juego las plazas continentales para el Mundial sub’20 de 2009. España inició ese cuadrangular derrotando a Albania por 2-0, pero luego un inesperado 0-0 ante Liechtenstein complicó las cosas a los de Ginés Meléndez. Por suerte para España, Serbia también tropezó ese día ante Albania y el 1-1 obtenido ante los serbios en la tercera jornada fue suficiente para pasar a la siguiente ronda. Ya en 2008, tras ganar la Copa del Atlántico en Gran Canaria (superando a Canarias, Ucrania y Francia) y derrotar a Portugal en un amistoso en Ceuta, la selección española viajó a finales de mayo a Armenia para disputar una Ronda Élite que superó sin demasiadas complicaciones, pues venció 3-1 a Ucrania, 3-0 a Turquía y 4-2 a los anfitriones. El equipo, formado en buena medida por una combinación de campeones europeos sub’19 y sub’17 del año anterior, se mostró muy superior a sus rivales y se plantó en la fase final de la República Checa dispuesto a conseguir el tercer título consecutivo para España.

Sin embargo, en el mes de julio todo fue distinto. Después de dos años sin conocer la derrota, la selección española sub’19 cayó ante Alemania por 1-2 en el debut en el torneo, y luego los nervios y la falta de acierto en ataque contribuyeron a que Hungría también ganara a los de Meléndez por 0-1. Sin opciones ya de luchar por el campeonato, en la tercera jornada España fue capaz al menos de golear a Bulgaria (4-0) para conseguir el último billete para el Mundial del año siguiente. Con España, viajarían a la Copa del Mundo sub’20 de Egipto 2009 la nueva campeona de Europa, Alemania, además de Italia, República Checa, Hungría e Inglaterra.

Aquel verano de 2008, marcado por la victoria en la Eurocopa absoluta, comenzó una nueva era para las selecciones inferiores, en cuyo staff técnico sólo continuó Ginés Meléndez. Aparte de la confirmación del secreto a voces que era la llegada de Vicente del Bosque al banquillo de la absoluta, durante esos meses se produjeron más incorporaciones a la RFEF: Juan Ramón López Caro se hacía con el puesto de Iñaki Sáez en la sub’21, que por primera vez en ocho años parecía tener encarrilada su clasificación para la Eurocopa de la categoría, Luis Milla llegaba para encargarse de las selecciones sub’19 y sub’20 (relegando a Meléndez a la sub’17) y Aitor Karanka se ocuparía de los “benjamines” de la sub’16. Se confirmaba así el adiós de Juan Santisteban, que tras veinte años en la Federación se despidió de su querida sub’17 con un nuevo título continental, el segundo consecutivo y el sexto en su brillante carrera (séptimo si incluimos el sub’19 que había ganado en 2007). La del sevillano es una figura poco reivindicada pero imprescindible para entender el crecimiento de las selecciones inferiores españolas durante esas dos décadas.

Como evidenciarían también sus contrataciones posteriores, para reemplazar la veteranía de Sáez o Santisteban Fernando Hierro apostaba por jóvenes exfutbolistas de escasa (o nula) experiencia en los banquillos pero con una gran preparación teórica adquirida en la Escuela Nacional de Entrenadores, dirigida precisamente por Ginés Meléndez. Sólo rompía el molde López Caro, con una buena trayectoria en divisiones inferiores y con experiencia (no muy destacada, eso sí) en el primer nivel en equipos como Real Madrid, Levante y Celta, aunque en su caso se buscaba un perfil más habituado al trato con jóvenes promesas para esa difícil etapa intermedia entre el fútbol base y la élite que es la categoría sub’21. Pero los nuevos seleccionadores no empezaron con demasiado buen pie: aunque en 2009 todos consiguieron llevar a sus equipos a la fase final de sus respectivos Campeonatos de Europa, ninguno logró pasar a semifinales, dejando además una pobre impresión (salvo quizás la sub’17 de Meléndez, a la que simplemente le faltó acierto y, aunque empató sin goles sus tres partidos, logró al menos clasificarse para su Mundial). Ante semejante panorama, la Copa del Mundo sub’20 se presentaba como una importante prueba para el nuevo modelo y sus responsables.

Con la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 en el horizonte, la FIFA había redoblado su apuesta por el continente africano al conceder la organización de los mundiales sub’20 y sub’17 del año 2009 a Egipto y Nigeria, respectivamente. Pero la confianza depositada en esos países obligaba también a realizar algunos cambios sobre los planteamientos habituales y así, en mayo de 2008, al tiempo que designaba a Colombia como sede del Mundial sub’20 de 2011, la FIFA confirmó que la edición de 2009 tendría que celebrarse a finales de septiembre y no en junio o julio como venía siendo norma para evitar roces con los clubes. El sofocante calor del verano egipcio obligaba a realizar un cambio de fechas que, como se temía, impidió a varias selecciones contar con algunos de sus mejores jugadores.

España no fue ajena a esos problemas. Olvidados ya los dos amistosos disputados en Las Rozas en el mes de abril precisamente contra Egipto (saldados con una victoria por 2-0 para cada bando), durante el verano de 2009 fue creciendo entre los aficionados el interés por saber cómo resolvería la RFEF el conflicto generado por las fechas del Mundial sub’20. Se especulaba con concesiones federativas como las realizadas en 2003 para no convocar a jugadores que ya estuvieran asentados en Primera división, y era especialmente entendible el caso del Atlético de Madrid, que contaba en su primera plantilla con Sergio Asenjo y David De Gea, los dos mejores guardametas españoles en edad sub’20. Al mismo tiempo, surgía el eterno e irresoluble debate sobre la conveniencia de que esos jóvenes futbolistas que ya empezaban a hacerse un hueco entre los mayores se perdieran alrededor de un mes de competición para jugar otro torneo contra chicos de su edad. En esa discusión salía a menudo el nombre de Bojan Krkic, precoz delantero del F.C. Barcelona y referente en las categorías inferiores españolas, que de la sub’17 había dado el salto directamente a la sub’21 (con una polémica y accidentada parada en la absoluta) y que, tras una temporada en la que no había progresado como se esperaba, veía cómo el Mundial sub’20 podría suponer un trampolín para su carrera pero también un nuevo obstáculo para afianzarse en un equipo, el dirigido entonces por Pep Guardiola, que venía de lograr un histórico triplete.

Finalmente, pese a las quejas más o menos soterradas de los clubes, el 10 de septiembre de 2009 se publicó una lista de convocados en la que, salvo De Gea, aparecían los mejores jugadores disponibles, con Bojan Krkic, Sergio Asenjo (titular en ese momento en el Atlético) y el capitán César Azpilicueta a la cabeza. El equipo nacional juvenil quedó concentrado en Las Rozas el lunes 14; sin embargo, el destino es caprichoso y las pruebas médicas obligaron a la RFEF a descartar ese mismo día a Bojan, aquejado de una lesión muscular sufrida en el primer partido de Liga, y a llamar en su lugar al murcianista Kike. La ausencia del ariete del Barça desató una fea tormenta mediática en la que se puso en duda el diagnóstico y el tratamiento de los doctores y se acusó a la Federación de plegarse a las presiones del F.C. Barcelona, mezclando la dolencia del chaval de Linyola con sus problemas para acudir con la absoluta durante el año anterior y con el militante independentismo catalán del entonces presidente culé Joan Laporta.

Mientras se discutía enconadamente el compromiso del jugador y su club con la selección española, el equipo de Milla sufrió un nuevo revés con la lesión durante los entrenamientos de Joselu Sanmartín, el delantero del Celta que se perfilaba como principal referencia ofensiva de España tras la baja de Bojan. Como el barcelonista, Joselu podría estar recuperado para los partidos de la fase eliminatoria, pero los técnicos prefirieron llamar a un sustituto que pudiera ayudar al equipo desde el principio y así fue como se incorporó al grupo el gallego Iago Falque, otro subcampeón mundial sub’17 que había sido habitual en la sub’19 y que ese año militaba en el Bari cedido por la Juventus. Durante esa agitada concentración de una semana España venció por 1-0 a Honduras en un amistoso al que faltaron Asenjo, Domínguez y Jordi Alba, que fueron liberados unos días para que pudieran jugar los compromisos europeos de sus respectivos clubes. Una vez reunida de nuevo, la selección española voló hacia El Cairo (vía Luxor) el lunes 21 con Luis Milla como seleccionador, López Caro como ayudante y estos futbolistas:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Sergio ASENJO Andrés 28/06/1989 Atlético de Madrid

2

DF

César AZPILICUETA Tanco 28/08/1989 Osasuna

3

DF

JOSÉ ÁNGEL Valdés Díaz 05/09/1989 Sporting de Gijón

4

DF

Álvaro DOMÍNGUEZ Soto 15/05/1989 Atlético de Madrid

5

DF

Alberto Tomás BOTÍA Rabasco 27/01/1989 Sporting de Gijón

6

MC

MARCOS GULLÓN Ferrera 20/02/1989 Villarreal CF

7

MC

AARÓN ÑÍGUEZ Esclápez 26/04/1989 Celta de Vigo

8

MC

ANDER HERRERA Agüera 14/08/1989 Real Zaragoza

9

DL

Enrique García Martínez, “KIKE” 25/11/1989 Real Murcia

10

MC

Daniel PAREJO Muñoz 16/04/1989 Getafe CF

11

MC

JORDI ALBA Ramos 21/03/1989 Valencia CF

12

DF

Andreu FONTÀS Prat 14/11/1989 FC Barcelona

13

P

Tomás MEJÍAS Osorio 30/01/1989 Real Madrid

14

DF

Víctor LAGUARDIA Cisneros 05/11/1989 Real Zaragoza

15

DF

DÍDAC VILÀ Rosselló 09/06/1989 RCD Espanyol

16

MC

Oriol ROMEU Vidal 24/09/1991 FC Barcelona

17

MC

Francisco Mérida Pérez, “FRAN MÉRIDA” 04/03/1990 Arsenal FC

18

DL

Óscar DE MARCOS Arana 14/04/1989 Athletic de Bilbao

19

DL

IAGO FALQUE Silva 04/01/1990 AS Bari

20

DL

Emilio NSUE López 30/09/1989 Real Sociedad

21

P

Diego MARIÑO Villar 09/05/1990 Villarreal CF

Cabe destacar que diez de los veintiún convocados habían estado a las órdenes del propio Milla en los Juegos Mediterráneos de Pescara 2009, disputados en el mes de julio y en los que España obtuvo la medalla de oro al derrotar en la final a Italia; de hecho, varios jugadores cogieron el tren del Mundial sub’20 gracias a ese torneo y a su buen inicio de temporada, pues no habían participado en la fase clasificatoria el año anterior. En total, hasta once jugadores habían debutado ya en Primera división (además de Fran Mérida en el Arsenal) y casi todos ellos parecían piezas importantes para sus equipos en ese comienzo de temporada. Por otra parte, sorprendía la presencia de Oriol Romeu, el benjamín del grupo, no por el llamamiento en sí (bastante razonable dado su nivel y la ausencia por lesión del colchonero Ignacio Camacho) sino porque había sido expulsado en el último partido del Europeo sub’19 de 2009 y no podría participar hasta la última jornada de la primera fase. Las bajas en ataque mermaban su potencial goleador, pero aun así se trataba de un equipo de un más que aceptable nivel, aunque luego la evolución de muchas de estas promesas no haya sido la esperada: a 20 de agosto de 2015 sólo Jordi Alba (35 partidos), César Azpilicueta (10) y Álvaro Domínguez (2) han conseguido debutar con la absoluta española, mientras que Emilio Nsue ha acabado representando a Guinea Ecuatorial.

En Egipto 2009 habría dos selecciones debutantes en una Copa del Mundo sub’20, Tahití y Venezuela, y ambas fueron a parar al grupo de España. Los oceánicos habían sorprendido a Nueva Zelanda en su clasificatorio continental y se convertían en la primera nación polinesia en disputar un mundial juvenil; por su parte, Venezuela había concluido el Sudamericano sub’20 (celebrado en su país) en cuarta posición, superando a Colombia y Argentina. Obviamente, la ausencia de la albiceleste era la gran noticia del campeonato: después de conquistar cinco de los siete mundiales anteriores, la nueva Argentina de Sergio Batista se quedaba fuera en la fase clasificatoria por primera vez desde 1987 (su ausencia en 1993 se debió a una sanción de la FIFA por la conducta antideportiva mostrada en Portugal 1991). También era destacable el regreso de Sudáfrica a un Mundial sub’20 (no se clasificaba desde 1997), así como la presencia de Trinidad y Tobago, que sólo había acudido anteriormente al de Portugal 1991 y en esta ocasión había dejado fuera a México, la otra víctima ilustre de unos clasificatorios cada vez más igualados en todos los continentes. El sorteo de la primera fase se había celebrado la noche del 5 de abril en el marco incomparable del milenario templo de Luxor, y definió estos grupos:

GRUPO A

(El Cairo, Alejandría)

GRUPO B

(El Cairo)

GRUPO C

(Suez, Ismailía)

GRUPO D

(Ismailía, Suez)

GRUPO E

(Port Said, Ismailía, Alejandría)

GRUPO F

(Alejandría, Port Said)

Egipto

Nigeria

EE.UU.

Ghana

Brasil

Hungría

Trinidad y Tobago

Venezuela

Alemania

Uzbekistán

Costa Rica

E.A.U.

Paraguay

España

Camerún

Inglaterra

Rep. Checa

Sudáfrica

Italia

Tahití

Rep. Corea

Uruguay

Australia

Honduras

La organización egipcia sólo programó partidos en cinco ciudades, todas ellas (salvo Suez) en el fértil y superpoblado delta del Nilo, usando dos estadios tanto en El Cairo como en Alejandría. Uno de los recintos de la capital, el estadio Al Salam, era de césped artificial, y precisamente en ese campo propiedad del ejército egipcio disputaría España sus tres duelos de la primera fase. A pesar de que el campeonato se celebró entre el 24 de septiembre y el 16 de octubre para evitar, como ha quedado dicho, el tórrido calor veraniego, las temperaturas rondaron (o superaron) los treinta grados en casi todos los encuentros. Los problemas con el caótico tráfico egipcio también fueron abundantes, aunque no pasaron del terreno de la anécdota y no tuvieron incidencia real en el desarrollo del torneo. En cuanto al público, los datos oficiales dicen que en Egipto 2009 se volvió a batir el récord de afluencia total a un Mundial sub’20 con casi 1’3 millones de espectadores, aunque las cifras de varias sedes parecen algo infladas y la selección local reunió a más de 65.000 personas en cada uno de sus partidos, factores que sin duda tiran hacia arriba de los números.

Debido a la coincidencia de fechas con las competiciones nacionales y europeas y al alto precio exigido por FIFA y sus intermediarios en un momento en el que la crisis empezaba a golpear duramente a todos los sectores (y tal vez también porque el inesperado éxito de la absoluta había disminuido el interés de los espectadores españoles por las categorías inferiores de la selección), en esta edición ninguna televisión generalista accedió a comprar los derechos de emisión del Mundial sub’20. Con el torneo ya en marcha, laSexta acabó comprometiéndose a retransmitir los partidos de eliminatorias que jugara España, pero sólo Eurosport ofreció el evento en su integridad para nuestro país. En cuando a la representación arbitral española, en Egipto 2009 volvió a correr a cargo de trío formado por el navarro Alberto Undiano Mallenco y sus asistentes Fermín Martínez Ibáñez y Juan Carlos Yuste Jiménez, que repetían presencia al estar en el grupo de colegiados preseleccionados por la FIFA para actuar en Sudáfrica 2010. En esta ocasión los españoles dirigieron dos partidos de la primera fase y una semifinal.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Egipto 2009, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Egipto 2009, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Nadie dudaba de que España tendría un plácido arranque en la Copa del Mundo sub’20 de Egipto 2009. La escasa información disponible dificultaba evaluar el nivel real del contrincante, pero no parecía que la selección tahitiana que dirigía el exguardameta internacional francés Lionel Charbonnier (y que, a modo de preparación para su histórico debut mundialista, disputaba la liga de su país como un equipo más) pudiera estar en condiciones de hacer frente a las promesas españolas. Por si acaso, Milla apostó por su once de gala y planteó el 4-3-3 que se había impuesto en la Federación desde el triunfo en la Eurocopa de 2008, con Gullón como mediocentro y Parejo y Fran Mérida como interiores; por delante, el zurdo Aarón Ñíguez partiría desde la derecha y Jordi Alba aportaría profundidad por la izquierda, quedando el puesto de delantero para Emilio Nsue. Y pronto quedó claro que la ilusión tahitiana no podría compensar sus grandes lagunas tácticas.

Tras una primera ocasión de Tahití, aprovechando un error de Asenjo en una salida, España se dedicó a mover el balón con rapidez y a aprovechar las facilidades de una defensa demasiado adelantada. A los diez minutos, Aarón Ñíguez recogió un rechazo del portero Hauata para marcar el primer gol, y tres minutos después el propio Aarón dobló la ventaja tras escaparse por velocidad y controlar un balón largo de Asenjo que se tragó la defensa. Nada más sacar de centro, Tahití perdió la bola y Aarón regaló el tercer gol a Nsue, que también hizo el cuarto pasada la media hora, después de haber marcado otro que fue anulado. Sin apretar el acelerador, sólo a base de buscar diagonales a la espalda de la defensa, España sumó un buen número de oportunidades más y dejó claro que Tahití sería sin mucha discusión el peor equipo del campeonato.

Así las cosas, los de Milla bajaron el pistón en la segunda parte. La entrada de Ander Herrera por un tocado y amonestado Aarón hizo que España dejara de buscar tan a menudo los desmarques de ruptura. El partido se transformó en un aburrido rondo y sólo en el último cuarto de hora volvieron a ocurrir cosas en torno a la meta tahitiana. Primero Fran Mérida largó un fuerte disparo desde fuera del área que se coló por el centro de la portería, y poco después Kike hizo el 6-0 al culminar una buena internada de Azpilicueta. A cinco minutos para el final el delantero murcianista realizó una gran jugada individual dentro del área que finalizó con calidad para subir el séptimo tanto al electrónico, y al borde del noventa Ander Herrera cerró la escandalosa goleada al aprovechar el enésimo pase largo que rompió la endeble línea de fuera de juego planteada por Tahití. El 8-0 se convertía en la mayor victoria española en un Mundial sub’20 y, tras la sorprendente derrota de Nigeria ante Venezuela en el otro partido del día, dejaba a España en una inmejorable posición para terminar liderando el grupo.

25/09/2009

Primera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(8)

Asenjo; Azpilicueta, Botía, Fontàs, José Ángel; Gullón, Parejo, Fran Mérida; Aarón (-46, Ander Herrera), Nsue (-66, Kike), Jordi Alba (-73, De Marcos).

TAHITÍ

(0)

Hauata; Faatiarau, Ludivion, Teriitau, Warren; Alvin Tehau, Bourebare (-83, Benson), Rochette (-55, Atani), Teaonui Tehau (-50, Kamoise), Lorenzo Tehau; Chong Hue.

Goles

1-0 Aarón (ESP, min. 11); 2-0 Aarón (ESP, min. 15); 3-0 Nsue (ESP, min. 17); 4-0 Nsue (ESP, min. 32); 5-0 Fran Mérida (ESP, min. 74); 6-0 Kike (ESP, min. 79); 7-0 Kike (ESP, min. 86); 8-0 Ander Herrera (ESP, min. 89).

Árbitro

Mohamed Benouza (ALG).

Tarjetas

Rochette (TAH, min. 25); Aarón (ESP, min. 45+1).

Estadio

Al Salam Stadium (El Cairo). 10.540 espectadores.

Milla prácticamente repitió alineación en la segunda jornada, con la única novedad del central Laguardia por Fontàs, en lo que se preveía que iba a ser la gran prueba de fuego para calibrar las verdaderas aspiraciones españolas en este Mundial. El partido se jugó a las cuatro de la tarde y con más de treinta grados de temperatura, y lo cierto es que las sensaciones que dejó España no fueron demasiado buenas, puesto que una Nigeria desordenada y no muy brillante pero con una imperiosa necesidad de puntuar dominó claramente durante bastantes tramos. Sólo Sergio Asenjo evitó que los africanos se adelantaran en el marcador en los primeros minutos, salvando un mano a mano con Ighalo y desviando un buen disparo de Osanga. Pese a la superioridad técnica y numérica de la selección española en el centro del campo, hubo que esperar hasta el minuto veinticinco para empezar a ver algo del ataque español. Los de Milla, eso sí, aprovecharon bien su momento: pasada la media hora, Marcos Gullón habilitó a Fran Mérida con un pase elevado sobre la adelantadísima defensa nigeriana y el centrocampista del Arsenal superó por alto a Okafor en su precipitada salida. De ahí al descanso, un par de acercamientos por ambos bandos y la sensación de que a Nigeria sólo le faltaba algo de calma en sus acciones para rentabilizar su dominio.

La segunda parte se inició por los mismos derroteros, con Asenjo manteniendo a raya a los atacantes nigerianos y con el árbitro belga De Bleeckere cobrando un protagonismo inesperado: primero perdonó la segunda amarilla a Parejo y luego, sin que nadie supiera muy bien por qué, anuló un tanto nigeriano tras un saque de esquina aparentemente limpio. Para entonces Milla ya había introducido a Fontàs para reforzar el centro del campo, pero el equipo español no encontraba salidas claras y Nigeria seguía creando ocasiones, como un disparo de Salami que se estrelló espectacularmente en el larguero. El empate parecía simple cuestión de tiempo, pero en una acción aislada el recién incorporado Ander Herrera cayó derribado en el área rival y el colegiado señaló la pena máxima. Fran Mérida tomó la responsabilidad y se desquitó de su fallo en la tanda de penaltis de la final del Mundial sub’17 de Corea del Sur 2007, precisamente ante Nigeria, transformando el lanzamiento a lo Panenka. Era el minuto 83 y a efectos prácticos el partido terminó ahí, aunque para los libros queden la posterior expulsión de Salami por un manotazo al bigoleador español y un disparo de Kike al larguero que estuvo a punto de hacer aún más injusto el marcador final.

28/09/2009

Segunda jornada del Grupo B.

NIGERIA

(0)

Okafor; Lawal, Adejo, Edet, Orelesi; Osanga, Obiora, Ikande (-44, Ibrahim), Ohawuchi (-62, Salami); Fatai (-46, Aluko), Ighalo.

ESPAÑA

(2)

Asenjo; Azpilicueta, Botía, Laguardia, José Ángel; Gullón, Parejo (-73, Ander Herrera), Fran Mérida (-88, Kike); Aarón (-62, Fontàs), Nsue, Jordi Alba.

Goles

0-1 Fran Mérida (ESP, min. 33); 0-2 Fran Mérida (ESP, min. 83)(p).

Árbitro

Frank De Bleeckere (BEL).

Tarjetas

Parejo (ESP, min. 47); Fran Mérida (ESP, min. 51); Aluko (NIG, min. 53); Botía (ESP, min. 55); Jordi Alba (ESP, min. 68); Ander Herrera (ESP, min. 80); Ighalo (NIG, min. 82). Expulsado Salami (NIG, min. 84) por roja directa.

Estadio

Al Salam Stadium (El Cairo). 7.955 espectadores.

Después de la preceptiva visita turística a las pirámides de Giza, España se enfrentó en la tercera jornada a Venezuela con el liderato del grupo B en juego. Aunque se esperaba un duelo vibrante, al tener la clasificación para octavos ya garantizada ambos seleccionadores dieron descanso a jugadores tocados y apercibidos, y los de Milla se mostraron claramente superiores desde el inicio. Con Parejo algo más liberado que en días anteriores. la selección española se adueñó pronto del balón y generó un buen puñado de ocasiones antes de que, a los doce minutos, el centrocampista entonces del Getafe transformara un libre directo para abrir el marcador. Después de recibir ese tempranero mazazo, la vinotinto (que tras sorprender a Nigeria en el primer partido también había goleado 8-0 a Tahití) pareció conformarse con ocupar la segunda plaza del grupo, todo un éxito para un equipo debutante que había llegado como una de las cenicientas del torneo.

España dominaba sin apuros y creaba peligro en cada uno de sus ataques, y antes de la media hora ya había doblado su ventaja al transformar Aarón Ñíguez un penalti cometido sobre Parejo. A partir de ahí el ritmo decayó y, aunque Venezuela tuvo alguna opción de engancharse al partido, los españoles no tuvieron problemas para controlar el juego también en la segunda parte. Además, a falta de un cuarto de hora Ander Herrera culminó su gran tarde rematando desde dentro del área una buena pared con Fontàs, y el choque concluyó sin más sobresaltos. Aunque parecía faltarle cierta consistencia, España cerraba la primera fase con pleno de victorias y sin haber recibido un solo gol, lo que necesariamente le convertía en firme aspirante al título.

01/10/2009

Tercera jornada del Grupo B.

VENEZUELA

(0)

Romo; Morales, Salazar (-73, Rojas), Velázquez, Pernía; Ágnel Flores (-52, Parra), Francisco Flores, Pérez, Orozco; Fernández, Del Valle (-64, Lezama).

ESPAÑA

(3)

Asenjo; Azpilicueta, Domínguez, Laguardia, Dídac; Romeu, Parejo (-69, Fontàs), Ander Herrera (-79, José Ángel); De Marcos, Kike, Aarón (-46, Iago Falque).

Goles

0-1 Parejo (ESP, min. 12); 0-2 Aarón (ESP, min. 26)(p); 0-3 Ander Herrera (ESP, min. 77).

Árbitro

Joel Antonio Aguilar Chicas (SLV).

Tarjetas

Salazar (VEN, min. 14); Domínguez (ESP, min. 41); Dídac (ESP, min. 54); Parra (VEN, min. 54); Fontàs (ESP, min. 83).

Estadio

Al Salam Stadium (El Cairo). 7.220 espectadores.

Ninguna otra selección logró pasar a octavos con el expediente inmaculado. En una edición sin sorpresas negativas destacadas (que Inglaterra cayera en esta primera fase era una tradición siempre que el torneo se celebrara en plena temporada, pues al equipo le faltaban sus mejores jugadores), la igualdad entre las teóricas favoritas de cada grupo había sido la tónica predominante y sólo España logró sumar los nueve puntos en disputa. Pero, más allá de puntuaciones, las buenas sensaciones transmitidas por selecciones como Brasil, Ghana, Uruguay, Alemania o incluso la anfitriona Egipto las colocaban entre las favoritas al título. Precisamente una victoria de Egipto sobre Italia en la última jornada había hecho acabar a los europeos en la tercera posición del grupo A, con cuatro puntos, y el desarrollo del resto de grupos convirtió a Italia en el rival de España en octavos de final.

Consciente de su superioridad sobre el papel pero, al mismo tiempo, con la inquietud propia de quien en el fondo esperaba un rival bastante más asequible, España confiaba en su mayor adaptación al césped sintético del estadio Al Salam para superar a una limitada pero incómoda selección italiana que estaba formada casi por los mismos hombres que habían perdido contra los de Milla, en casa y en el descuento, la final de los Juegos del Mediterráneo en el mes de julio. Pero, fieles a su historia y estilo tradicional, en aquella cálida tarde cairota los jóvenes transalpinos supieron cortocircuitar los planes españoles, tapando bien a Parejo y a Fran Mérida y obligando a los centrales a asumir demasiadas responsabilidades en la creación de juego.

La tela de araña italiana obtuvo su primer premio al filo de la media hora, cuando Botía llegó muy tarde en una entrada a Mazzarani y fue expulsado inmisericordemente por el argentino Baldassi. Milla reaccionó retrasando a Oriol Romeu al centro de la zaga y, dado que Italia no cambió su defensivo plan pese a estar con uno más, en el descanso dio entrada a Ander Herrera para tratar de gestionar mejor la posesión. Con el zaragocista España ganó fluidez y pareció mejor organizada, pero a los diez minutos de la reanudación Italia robó un esférico en campo hispano y Mazzarani envió un buen pase a Mattia Mustacchio, que se aprovechó del desorden defensivo español para sortear el fuera de juego y superar a Asenjo con un golpeo no muy ortodoxo. Los de Milla encajaron bien el golpe y en la jugada siguiente Aarón estuvo a punto de empatar con un gran disparo que Fiorillo desvió al travesaño. Poco después fue Nsue quien pudo batir la meta italiana, pero no acertó con su remate. Entonces, en el mejor momento de España, llegó el segundo mazazo: una cadena de errores defensivos a cada cual más grosero convirtieron un balón largo sin aparente peligro en un regalo que Mazzarani recogió en el área pequeña para batir a Sergio Asenjo.

Pese a la hercúlea tarea que parecía tener por delante, con un 0-2 en contra, un jugador menos y sólo media hora para buscar el empate, la selección española apretó los dientes y sacó a relucir su mejor fútbol. Sólo cinco minutos después de encajar ese segundo y absurdo gol, Ander Herrera le robó la cartera a Albertazzi dentro del área italiana, el defensa le agarró ostensiblemente del pantalón y Aarón Ñíguez transformó a lo Panenka el claro penalti que metía a España en el partido. La inercia era positiva, pero la entrada de Kike por Mérida desmontó la superioridad española en el centro del campo y el duelo se convirtió en un desaconsejable correcalles al que España sólo sobrevivió gracias a Asenjo. Así hasta que, a cinco minutos del final, Aarón forzó una nueva pena máxima, esta algo más dudosa: él mismo se encargó de lanzarla, pero en esta ocasión optó por un disparo raso y Fiorillo le adivinó perfectamente las intenciones, despejando el esférico y acabando con las esperanzas españolas. Un par de minutos después, con España volcada pero sin ideas, Mustacchio se escapó por la izquierda por enésima vez en esa segunda parte y, con un fuerte chut cruzado, puso el definitivo 1-3 en el marcador.

05/10/2009

Octavos de final.

ESPAÑA

(1)

Asenjo; Azpilicueta, Botía, Laguardia, José Ángel; Romeu, Parejo, Fran Mérida (-67, Kike); Aarón, Nsue, Jordi Alba (-46, Ander Herrera).

ITALIA

(3)

Fiorillo; Crescenzi (-69, Bruscagin), Bini, Albertazzi, Mazzotta; Della Penna (-82, Bonaventura), Calderoni, Mazzarani, Sciacca (-53, Romizi), Mustacchio; Misuraca.

Goles

0-1 Mustacchio (ITA, min. 55); 0-2 Mazzarani (ITA, min. 61); 1-2 Aarón (ESP, min. 66)(p); 1-3 Mustacchio (ITA, min. 87).

Árbitro

Héctor Walter Baldassi (ARG).

Tarjetas

Mustacchio (ITA, min. 20); Romeu (ESP, min. 24); Crescenzi (ITA, min. 51); Sciacca (ITA, min. 52); Fran Mérida (ESP, min. 64); Albertazzi (ITA, min. 65); Bruscagin (ITA, min. 73); Laguardia (ESP, min. 89); Aarón (ESP, min. 90+1). Expulsado Botía (ESP, min. 28) por roja directa.

Estadio

Al Salam Stadium (El Cairo). 6.150 espectadores.

España terminaba en octavos de final su periplo por tierras egipcias, dejando una imagen irregular en su juego y muchas dudas sobre la madurez y el nivel real de algunas de sus teóricas estrellas. Un nuevo fiasco a sumar en la cuenta del nuevo equipo técnico de la RFEF, que empezaba a despertar algunos recelos entre los aficionados (muchas de esas opiniones negativas, también hay que decirlo, parecían mediatizadas por el pasado madridista de los nuevos seleccionadores). Por lo demás, la Copa del Mundo sub’20 de Egipto 2009 perdió en esa misma ronda al equipo anfitrión, que cayó 0-2 ante casi 82.000 personas frente una sorprendente Costa Rica, que se había colado en las eliminatorias como la cuarta mejor tercera. También quedaron fuera de la competición Venezuela, que perdió 1-2 con Emiratos Árabes Unidos, y Nigeria, que fue superada 3-2 por Alemania con un gol en el descuento. Además, Brasil derrotó 3-1 a Uruguay, Corea del Sur no tuvo problemas para vencer 3-0 a Paraguay, Ghana superó en la prórroga a una luchadora Sudáfrica (2-1) y Hungría eliminó a la República Checa desde los once metros, después de que el partido acabara con 2-2.

Los cuartos de final fueron tremendamente igualados. En el primer partido, el único que no llegó a la prórroga, Ghana venció por 3-2 a Corea del Sur con dos goles de Dominic Adiyiah, que ya había marcado el tanto de la victoria en los octavos y empezaba a postularse como estrella del torneo. En los otros tres duelos, Hungría superó 3-2 a Italia tras empatar a uno en los primeros noventa minutos, Brasil ganó a Alemania por 2-1 con un gol en el primer minuto de la prórroga y Costa Rica logró el 2-1 definitivo ante EAU en el descuento del tiempo extra. Las semifinales enfrentarían a dos de los favoritos iniciales, Ghana y Brasil, con las dos grandes sorpresas del torneo, Hungría y Costa Rica. En el primer duelo la selección africana dominó claramente a la europea y, aunque los húngaros no bajaron los brazos y recortaron distancias en los últimos minutos, Ghana terminó venciendo por 3-2. En la otra semifinal, arbitrada por Undiano Mallenco, Brasil tuvo muchos problemas para superar la poblada defensa tica, pero un solitario gol de Alan Kardec en la segunda parte fue suficiente para colocar a la canarinha en la séptima final mundialista sub’20 de su historia.

El viernes 16 de octubre de 2009 pasó a la historia de los mundiales juveniles. Justo después de que Hungría superase a Costa Rica en los penaltis para alzarse con la tercera posición, en el mismo Estadio Internacional de El Cairo (y, como en el partido por el bronce, con Undiano como cuarto árbitro), Ghana derrotó a Brasil también desde los once metros y se convirtió en la primera selección africana que conquistaba un Mundial sub’20. La final no fue muy vistosa: el orden y la fortaleza física de los africanos bastaron para contener las escasas intentonas de Brasil, que no supo aprovechar la expulsión del central Daniel Addo en el minuto 37 y fue incapaz de romper el 0-0 inicial. En la tanda de penaltis los brasileños se colocaron con ventaja de 3-2 tras las tres primeras rondas, pero fallaron sus dos siguientes disparos (marcando el quinto hubieran ganado el Mundial) y Ghana logró forzar la muerte súbita. En el sexto lanzamiento el brasileño Alex Teixeira tampoco pudo superar al meta Agyei y Emmanuel Agyemang-Badu anotó a continuación para entrar en la historia. Después de treinta y dos años y diecisiete ediciones, los Mundiales sub’20 coronaban por fin a un equipo africano, pero los tiempos en los que esa victoria hubiera hecho proclamar a los expertos que el futuro del fútbol estaba en África ya habían quedado atrás.

En cuanto a los premios individuales, la principal figura ofensiva del equipo campeón, el delantero Dominic Adiyiah, se llevó el Balón de Oro al mejor jugador, superando en las votaciones a los brasileños Alex Teixeira y Giuliano. Adiyiah también obtuvo la Bota de Oro al máximo goleador gracias a sus ocho tantos, muy por delante del mediapunta húngaro Vladimir Koman (5 goles) y de Aarón Ñíguez, que empató a cuatro goles y dos asistencias con el venezolano Yonathan Del Valle pero se llevó la Bota de Bronce por haber disputado menos minutos. También anotaron cuatro goles, aunque dieron menos asistencias, el brasileño Alan Kardec, el venezolano Salomón Rondón y el ghanés Ransford Osei. Además, en Egipto 2009 la FIFA y Adidas comenzaron a entregar oficialmente un premio al mejor guardameta del Mundial sub’20: el grupo de estudios técnicos de la FIFA otorgó el primer Guante de Oro al costarricense Esteban Alvarado por sus grandes actuaciones en la fase eliminatoria, que contribuyeron en buena medida al histórico cuarto puesto de su selección.

El gran campeonato realizado por Adiyiah, que entonces pertenecía al Fredrikstad noruego, le valió el fichaje por el AC Milan, pero en Italia no tuvo oportunidades y su carrera jamás despegó: tras pasar por las ligas de Serbia, Turquía, Ucrania y Uzbekistán, hoy juega en Tailandia. Si su remate en el último minuto de la prórroga de los cuartos de final del Mundial 2010 no se hubiera topado con la mano del uruguayo Luis Suárez quizás ahora estaríamos hablando de un nombre mítico para el fútbol africano, pero las cosas fueron como fueron. Como si de una maldición de las Pirámides se tratara, tampoco los demás premiados en Egipto han volado todo lo alto que podía esperarse: tal vez por las fechas o tal vez porque la del 89 no fue una gran cosecha, lo cierto es que ese campeonato celebrado en otoño no nos descubrió a ninguna gran figura mundial.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

http://recuerdosdenigeria.blogspot.com.es

http://siemprecantera.blogspot.com.es

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Canadá 2007

Si bien en el año 2005 la selección española sub’19 volvió a quedarse fuera de la fase final del Europeo de la categoría al ser superada por Francia en la Ronda Élite, la temporada siguiente supuso un nuevo éxito para nuestras categorías inferiores. Exenta de la primera eliminatoria, España jugó y perdió por 0-1 un amistoso en Orihuela (Alicante) contra Austria antes de iniciar a finales de mayo de 2006 la Ronda Élite, disputada en las también alicantinas localidades de Torrevieja y Callosa de Segura. Con muchos jugadores que habían sido subcampeones de Europa sub’17 dos años antes (de las principales referencias de aquella generación de 1987 sólo faltaba Cesc Fàbregas, ya en la absoluta), España no tuvo problemas para golear a Suecia (4-0) y Chipre (8-1); luego, aunque en la tercera y definitiva jornada bastaba un empate, los de Ginés Meléndez también derrotaron a Alemania por 3-1 para sellar con brillantez su paso por esta ronda clasificatoria.

Con la incorporación al grupo de varios de los mejores jugadores nacidos en 1988, España arrancó la fase final del Campeonato de Europa sub’19 de 2006 el 18 de julio en la localidad polaca de Grodzisk Wielkopolski con un vistoso 5-3 ante Turquía en el que volvió a quedar patente el enorme potencial ofensivo del equipo, liderado ese día por un Juan Mata que anotó tres goles. Luego, un contundente 4-0 sobre Escocia certificó el pase a semifinales como primeros de grupo y la clasificación para el Mundial sub’20 de Canadá 2007, permitiendo a los menos habituales tener su oportunidad ante Portugal en un encuentro que se saldó con 1-1. La selección española era la clara favorita al título y así lo demostró en su semifinal, aplastando a Austria por 5-0. En la gran final esperaban los sorprendentes escoceses y, como suele suceder en estos casos, el partido tuvo poco que ver con el duelo que había enfrentado a ambos equipos pocos días antes. Escocia mostró su mejor cara en Poznan y complicó mucho las cosas a España, pero un doblete de Alberto Bueno sirvió para doblegar la resistencia británica. Con un 2-1 final, la selección española juvenil volvía a proclamarse campeona de Europa dos años después y sumaba ya tres títulos en cinco años, algo que no compensaba la decepción por la tempranera eliminación en el Mundial de Alemania pero que permitía intuir que tal vez el futuro de la absoluta pudiera ser más brillante que su presente. En cuanto a los clasificados para el Mundial sub’20 de 2007, viajarían a Canadá como representantes europeos España, Escocia, República Checa, Austria, Portugal y Polonia.

Como ya ocurriera antes del Campeonato Mundial Juvenil de 2005, la Real Federación Española de Fútbol optó por no cargar de amistosos la temporada, así que los candidatos a estar en el Mundial de Canadá sólo se reunieron para entrenar y jugar algún partidillo con la sub’21 en los parones ligueros. Únicamente a finales de marzo se concertó un encuentro contra la República Checa, partido que se disputó en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y que acabó con victoria española por 3-1. Con ese escaso rodaje acumulado, el 7 de junio se hizo pública la convocatoria mundialista, formada prácticamente por todos los miembros del equipo campeón de Europa juvenil el año anterior, con las únicas ausencias de Marc Pedraza (Espanyol), César Díaz (Albacete) y el lesionado Jeffrén Suárez (Barcelona).

Dado que la fase final del Campeonato de Europa sub’19 de 2007 daría comienzo antes de que terminara el Mundial sub’20 y España iba a ser el único país europeo que disputara ambas competiciones, los técnicos optaron por no subir de categoría a demasiados jugadores para no mermar las opciones de la sub’19 (cosa que lograron, pues España acabaría proclamándose otra vez campeona de Europa juvenil). Así, aparte de Capel, Mata y Bueno, que ya habían jugado el Europeo del año anterior y que también participaron en la Ronda Élite de 2007, de entre los nacidos en 1988 sólo se incorporaron a la sub’20 Adrián López, Adrián González y Stephen Sunday Obayan “Sunny”, un nigeriano víctima en su día de las mafias que trafican con niños futbolistas pero que se había asentado en España y encontrado en El Ejido el lugar ideal para desplegar su potencial, hasta el punto de convertirse en una de las sensaciones de la Segunda división aquella temporada.

Los mundialistas se reunieron en Las Rozas el 18 de junio, nada más acabar la Liga en Primera y Segunda división, para viajar a Canadá una semana más tarde. Pero, como ocurriera dos años antes, tampoco esta fue una concentración ideal, puesto que un amistoso del Real Madrid en Israel y los compromisos del filial del Sevilla en la fase de ascenso a Segunda impidieron que el equipo se entrenara al completo durante varios días. Ginés Meléndez e Iñaki Sáez, que acompañaría al equipo como responsable de las categorías inferiores pero sin inmiscuirse en la parte táctica, eligieron finalmente a estos veintiún jugadores:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Antonio ADÁN Garrido 13/05/1987 Real Madrid

2

DF

Antonio BARRAGÁN Fernández 12/06/1987 Deportivo de La Coruña

3

DF

José Ángel CRESPO Rincón 09/02/1987 Sevilla FC

4

DF

MARC VALIENTE Hernández 29/03/1987 FC Barcelona

5

DF

Gerard PIQUÉ Bernabéu 02/02/1987 Real Zaragoza

6

MC

MARIO SUÁREZ Mata 24/02/1987 Real Valladolid

7

MC

Antonio Calvo Arandes, “TONI CALVO” 28/03/1987 FC Barcelona

8

MC

Francisco Javier García Fernández, “JAVI GARCÍA” 08/02/1987 Real Madrid

9

DL

Alberto BUENO Calvo 20/03/1988 Real Madrid

10

MC

Esteban Félix GRANERO García 02/07/1987 Real Madrid

11

MC

DIEGO CAPEL Trinidad 16/02/1988 Sevilla FC

12

DF

Roberto CANELLA Suárez 07/02/1988 Sporting de Gijón

13

P

Ángel BERNABÉ Acosta 11/08/1987 Atlético de Madrid

14

MC

ADRIÁN GONZÁLEZ Morales 25/05/1988 Real Madrid

15

MC

IRIOME González González 22/06/1987 CD Tenerife

16

DL

Juan Manuel MATA García 28/04/1988 Real Madrid

17

DF

Gorka ELUSTONDO Urkola 18/03/1987 Real Sociedad

18

DL

ADRIÁN LÓPEZ Álvarez 08/01/1988 Deportivo de La Coruña

19

MC

MARCOS García Barreno 21/03/1987 Villarreal CF

20

MC

Stephen Sunday Obayan, “SUNNY” 17/09/1988 Polideportivo Ejido

21

P

Javier Martínez González, “JAVI” 27/06/1987 Albacete

En el listado aparece el club en el que actuaban los jugadores cuando fueron convocados, aunque para cuando España inició su andadura en el campeonato, el 1 de julio, algunos ya habían cambiado de equipo: Piqué, propiedad del Manchester United, había estado cedido en el Zaragoza durante la temporada 2006/2007 y regresaba al club inglés; algo parecido le ocurría a Mario Suárez, cedido esa campaña al Real Valladolid por el Atlético de Madrid y que en la 2007/2008 acabaría siendo cedido al Celta; además, a finales de junio ya se sabía que Mata y Sunny ficharían por el Valencia y durante el torneo se oficializó el traspaso de Toni Calvo al Aris de Salónica. Además de Gerard Piqué, por entonces ya sabían lo que era jugar en Primera división Antonio Barragán, José Ángel Crespo, Gorka Elustondo, Mario Suárez, Marcos García, Adrián López y Diego Capel (Javi García también había debutado con el primer equipo del Real Madrid, pero en Copa del Rey); y en general se esperaba que el resto diera enseguida el salto a la máxima categoría, cosa que casi todos hicieron. Obviamente, en la absoluta se han consolidado bastantes menos: tan sólo Piqué (69 partidos a 30 de junio de 2015) y, en menor medida, Mata (34) han sido asiduos en las convocatorias, aunque Mario Suárez (3), Diego Capel (2), Javi García (2) y Adrián López (2) también han tenido la oportunidad de vestir la elástica nacional.

Veinte años después de acoger el Mundial sub’17, Canadá era sede de un Mundial sub’20 con la misma aspiración que entonces: usar el campeonato para incrementar el interés de sus ciudadanos por el soccer y, consecuentemente, elevar el nivel de su equipo nacional. Una meta que no se había conseguido en 1987 y que, a tenor de los resultados de la selección que hoy dirige Benito Floro, sigue pareciendo lejana, aunque el trabajo del español y la creciente influencia de los equipos canadienses en la Major League Soccer van mejorando lentamente el panorama. Además, cabe señalar que desde esta edición el Campeonato Mundial Juvenil pasaba a denominarse Copa del Mundo sub’20; un cambio aparentemente menor pero de gran trascendencia simbólica y comercial para la FIFA.

Más incidencia deportiva tenía el cambio de confederación completado por Australia el año anterior: selección fija hasta entonces en los mundiales juveniles como representante de Oceanía (al menos desde que, en 1997, el continente se aseguró una plaza propia), su inclusión en la Confederación Asiática abrió la puerta de los torneos FIFA al resto de naciones oceánicas. Aunque el tiempo demostraría que no siempre le iba a resultar sencillo superar a sus rivales, en esta primera ocasión se impuso la lógica y Nueva Zelanda se clasificó por primera vez en su historia para disputar una Copa del Mundo sub’20. Junto a los jóvenes kiwis, también se presentaban por primera vez en un Mundial juvenil las selecciones de Gambia, Congo, Jordania y la República Democrática Popular de Corea (tras renunciar a participar en Japón 1979, los norcoreanos se habían clasificado para Portugal 1991 pero habían competido en un equipo unificado con Corea del Sur, por lo que Canadá 2007 supondría su debut oficial). El sorteo de la primera fase se celebró en Toronto el 3 de marzo y deparó estos grupos:

GRUPO A

(Edmonton, Toronto)

GRUPO B

(Burnaby, Victoria)

GRUPO C

(Toronto, Edmonton, Montreal)

GRUPO D

(Montreal, Ottawa)

GRUPO E

(Ottawa, Montreal)

GRUPO F

(Victoria, Burnaby)

Canadá

España

Portugal

Brasil

Argentina

Nigeria

Chile

Uruguay

México

Polonia

Rep. Checa

Escocia

Austria

Jordania

Nueva Zelanda

Rep. Corea

Panamá

Costa Rica

Congo

Zambia

Gambia

EE.UU.

RDP Corea

Japón

La primera Copa del Mundo sub’20 se jugó entre el 30 de junio y el 22 de julio de 2007, abriéndose con un Polonia-Brasil en el Estadio Olímpico de Montreal y cerrándose con la gran final en el flamante Estadio Nacional de Soccer de Toronto, construido para el torneo. El público local mostró un gran interés por el campeonato y, con casi un millón doscientos mil espectadores en total, la cita canadiense batió el récord de afluencia a un Mundial sub’20 que hasta entonces ostentaba la edición de México 1983 (donde, eso sí, se habían jugado veinte partidos menos). Como ya era norma, Canadá dispuso seis sedes y cada grupo usó dos de ellas (salvo el C, que jugó sus dos primeras jornadas en Toronto y repartió la última entre Edmonton y Montreal) para que los dos partidos de la tercera jornada se pudieran disputar a la vez.

La principal novedad del evento fue que se utilizaron varios campos de hierba artificial, concretamente en los estadios de Toronto, Montreal y Ottawa. La superficie sintética ya se había probado en los Mundiales sub’17 de 2003 y 2005, pero en Canadá se usó por primera vez en partidos de un Mundial sub’20. Según el estudio contenido en el Informe Técnico del campeonato el césped artificial benefició a los equipos más dotados técnicamente, pues los pases largos eran mucho más difíciles de alcanzar que en hierba natural y eso potenció las paredes y triangulaciones cercanas entre jugadores; como aspecto negativo se detectó un aumento de los calambres musculares, sobre todo en los primeros partidos. Por su parte, algunos campos de césped natural no aguantaron demasiado bien el paso de los partidos, lo que posiblemente también influyera en la polémica decisión de que el Mundial femenino absoluto de este 2015 se esté jugando sobre terrenos artificiales: según los organizadores, los duros inviernos canadienses no permiten garantizar que el césped natural llegue al mes de junio en plenitud de condiciones. Como última nota a destacar del campeonato juvenil, la FIFA empezó a apostar fuerte por las nuevas tecnologías y emitió los partidos gratuitamente por streaming en su página web para prácticamente toda Europa (aunque no para España); además, empezó a incluir en sus crónicas un resumen en vídeo de unos dos minutos e incluso dejó que fueran los internautas quienes eligieran con sus votos el mejor gol del campeonato.

Encuadrada en el grupo B, España se asentó en el extremo más occidental del país norteamericano, en el área metropolitana de Vancouver, zona en la que se encuentran tanto Burnaby como Victoria. Esto implicó que la diferencia horaria con respecto a nuestro país fuera la mayor posible (9 horas) y, por tanto, que dos de los tres partidos de la primera fase y el de octavos de final se jugaran bien entrada la madrugada española, lo que dificultó el seguimiento del torneo. Por fortuna, laSexta, la televisión encargada esta vez de retransmitir el Mundial juvenil, tuvo a bien reponer los encuentros en diferido a la mañana siguiente, aunque por entonces su señal todavía no cubría la totalidad del territorio nacional. Por último, señalar que entre los dieciocho tríos arbitrales (quince titulares y tres reservas canadienses) que actuaron en la Copa del Mundo sub’20 de 2007 estuvo el formado por el navarro Alberto Undiano Mallenco y sus asistentes Fermín Martínez Ibáñez y Juan Carlos Yuste Jiménez. Los españoles rayaron a gran altura en los tres partidos de la primera fase y en el de cuartos de final que dirigieron, siendo su trabajo reconocido por la FIFA al designarlos para arbitrar también la gran final.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Canadá 2007, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Canadá 2007, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

En suelo canadiense desde el 26 de junio, España no pudo completar el plan de trabajo establecido por culpa del mal estado del campo de entrenamiento en el que estaba previsto disputar un amistoso contra un combinado universitario local. Sin esa última prueba antes del duro debut contra Uruguay, el 1 de julio la selección española saltó al césped del abarrotado Swangard Stadium de Burnaby (un recinto acondicionado a toda prisa en el que varios barracones portátiles hacían las veces de improvisados vestuarios, generando situaciones impropias de un Mundial del siglo XXI) con su por entonces inamovible 4-2-3-1, con la peculiaridad de que en esta ocasión el mediapunta central, Juan Mata, era más un segundo delantero al estilo Gabri en Nigeria 1999 que un organizador avanzado como Iniesta en EAU 2003 o Cesc Fàbregas en Países Bajos 2005. Con dos jugadores de banda incisivos y veloces como Toni Calvo y Diego Capel, un sólido doble pivote formado por Javi García y Mario Suárez y el máximo goleador del Europeo juvenil del año anterior, Alberto Bueno, España presentó un once de gran potencial que, sin embargo, no logró sentirse cómodo en ningún momento ante una selección charrúa que llegaba con mucho más rodaje y que demostró haber estudiado perfectamente a su rival.

Desconectado el centro del campo español, el poderío ofensivo de jugadores como Luis Suárez y Edinson Cavani se hizo notar y Adán tuvo que emplearse a fondo para mantener el cero en su portería en una primera parte de claro color celeste. Tras la pausa, y lejos de cambiar el decorado, Uruguay consiguió golpear a los dos minutos: Román Marcel se internó por la derecha y con un taconazo dejó solo a Luis Suárez, cuyo centro remachó Cavani en el área pequeña ante la indecisión de la zaga española. El marcador hacía justicia a los méritos de unos y otros y se puso aún más complicado para España cuando, menos de diez minutos después, otra buena combinación entre Román y Luis Suárez acabó con un impresionante derechazo del delantero desde fuera del área que se coló por la escuadra.

Con 0-2 y media hora por delante Meléndez reaccionó, dio entrada a Sunny y la selección empezó a tocar con más criterio. Además, Uruguay se metió demasiado atrás y España lo aprovechó para recortar distancias a veinte minutos del final por medio de Adrián López, que se adelantó a la mala salida de Goicoechea y cabeceó a la red un centro de Barragán. Pero el tiempo volaba y, pese a la mejoría en el juego, los de Meléndez no volvieron a encontrar el camino a la red hasta el descuento. Pasado el noventa, el colegiado anuló correctamente un remate de Piqué con la mano y ahí parecieron morir las opciones españolas; sin embargo, el equipo siguió empujando y obtuvo su premio en el minuto 93: Goicoechea salió al punto de penalti a despejar un balón colgado por Sunny y su inseguro puñetazo dejó el balón en la zurda de Diego Capel, que enganchó desde fuera del área una magnífica volea que superó por alto al meta uruguayo. Sobre la bocina, España salvaba los muebles y mantenía intactas sus opciones de acabar líder del grupo.

01/07/2007

Primera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(2)

Adán; Barragán, Marc Valiente, Piqué, Canella; Javi García (-60, Sunny), Mario Suárez, Toni Calvo (-57, Marcos), Mata, Diego Capel; Bueno (-53, Adrián López).

URUGUAY

(2)

Goicoechea; Damián Suárez (-66, Montelongo), Kagelmacher, Cáceres, Díaz; Arismendi, Cardaccio (-75, Ruiz), Román; Surraco (-60, Prieto), Cavani, Luis Suárez.

Goles

0-1 Cavani (URU, min. 47); 0-2 Luis Suárez (URU, min. 56); 1-2 Adrián López (ESP, min. 71); 2-2 Diego Capel (ESP, min. 90+3).

Árbitro

Wolfgang Stark (ALE).

Tarjetas

Toni Calvo (ESP, min. 12); Kagelmacher (URU, min. 13); Mario Suárez (ESP, min. 76); Díaz (URU, min. 81).

Estadio

Swangard Stadium (Burnaby). 10.000 espectadores.

Para el segundo partido, Meléndez introdujo en el once al sevillista Crespo en el lateral izquierdo y a los dos suplentes que habían cambiado el juego español en la primera jornada, Sunny y Adrián López. Sin embargo, y pese a la teórica superioridad española, Zambia salió mejor y en el primer cuarto de hora disfrutó de un par de buenas ocasiones que se marcharon fuera por poco. Luego el partido se equilibró y comenzó a tomar color hispano al filo del minuto treinta, cuando Mario Suárez transformó con suficiencia un discutible penalti que él mismo había provocado. Defendiéndose por acumulación, los africanos estaban aguantando bien las poco incisivas acometidas españolas, pero los de Meléndez supieron aprovechar una contra para volver a marcar por medio de Mata, que remató a bote pronto un buen centro de Diego Capel desde la izquierda.

Al comienzo de la segunda parte España tuvo alguna ocasión para sentenciar definitivamente el partido, pero Toni Calvo y el recién incorporado Granero desperdiciaron dos buenas oportunidades. Luego los africanos aprovecharon el bajón físico y de concentración de sus rivales para lanzarse al ataque y obtuvieron su recompensa a falta de un cuarto de hora, cuando Njobvu recogió un balón suelto en la frontal y, tras internarse en el área, batió por bajo a Adán. A partir de ese momento Zambia se encorajinó aún más y buscó el empate, pero sus limitaciones técnicas y la serenidad de la defensa española evitaron que el marcador volviera a moverse. Con cuatro puntos, España cerraba esa segunda jornada como líder de grupo y estaba virtualmente clasificada para octavos de final.

04/07/2007

Segunda jornada del Grupo B.

ZAMBIA

(1)

Jacob Banda; Zimba, Dennis Banda, Nyambe, Kachinga; Sunzu (-60, Phiri), Njobvu, Mwansa, Tembo (-58, Lupiya), Mulenga; Mayuka.

ESPAÑA

(2)

Adán; Barragán, Marc Valiente, Piqué, Crespo; Mario Suárez (-79, Javi García), Sunny, Toni Calvo (-67, Iriome), Mata, Diego Capel (-50, Granero); Adrián López.

Goles

0-1 Mario Suárez (ESP, min. 30)(p); 0-2 Mata (ESP, min. 40); 1-2 Njobvu (ZAM, min. 74).

Árbitro

Germán Valentín Arredondo Ramírez (MEX).

Tarjetas

Piqué (ESP, min. 15); Nyambe (ZAM, min. 27); Zimba (ZAM, min. 37).

Estadio

Swangard Stadium (Burnaby). 10.000 espectadores.

Con un punto en su casillero fruto del empate en la primera jornada ante Zambia, Jordania buscaba ante España una improbable victoria que le permitiera pasar de ronda; por su parte, los de Meléndez querían certificar una primera plaza que les garantizara no tener que moverse de Burnaby para los octavos. Con una alineación bastante renovada, sobre todo de centro del campo hacia adelante, España dominó el choque con cierta comodidad y sólo la falta de acierto de Adrián López en la finalización impidió que el marcador se abriera antes de la media hora. Eso sí: luego el ariete asturiano se desquitó con un espectacular hat trick en menos de diez minutos. El primer tanto llegó con un buen remate de cabeza a centro de Iriome desde la derecha y el segundo al aprovechar un balón suelto en el área después de un córner; el tercer gol, en el minuto 38, fue fruto de una buena combinación de los atacantes españoles que permitió a Marcos plantarse solo ante el meta jordano y ceder el balón para que Adrián lo empujara a puerta vacía. Entre medias, un disparo de Jordania al larguero completó un entretenido primer tiempo.

Con los deberes hechos, España quiso empezar la segunda parte buscando una goleada aún mayor, pero un error en una jugada de estrategia permitió a Jordania armar un perfecto contragolpe que Loiy Al Zaideh culminó con mucha calma y calidad. Como Zambia tres días antes, Jordania cobró impulso tras el gol y, menos de diez minutos después, Abdallah Salim transformaba de manera espectacular un lejano lanzamiento de falta para poner aún más emoción a un partido que parecía resuelto al descanso. Por suerte, con los jordanos envalentonados, España mantuvo el tipo y dispuso de varios acercamientos peligrosos para volver a distanciarse en el marcador, cosa que finalmente logró al borde del minuto 80, cuando Marcos cabeceó a la red una falta lanzada con rapidez que pilló despistada a la defensa rival. El cuarto gol aplacó los ánimos de Jordania y, dado que Zambia dio la sorpresa y se impuso a Uruguay en el otro duelo del grupo, selló definitivamente el primer puesto de España en el grupo. Ese liderato traería, no obstante, un regalo envenenado, ya que los resultados del campeonato hacían más que probable que el rival en octavos fuera el tercer clasificado del grupo D, que sorprendentemente era la selección brasileña.

07/07/2007

Tercera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(4)

Adán; Crespo, Elustondo, Piqué (-43, Marc Valiente), Canella; Javi García (-62, Sunny), Granero, Iriome (-65, Diego Capel), Marcos, Adrián González; Adrián López.

JORDANIA

(2)

Al Asmar; Al Jumah, Bani Yaseen, Al Basha, Hasan; Suleiman, Al Bashir, Hijah, Al Zaideh (-86, Alawneh), Fraeh (-68, Nofal); Salim.

Goles

1-0 Adrián López (ESP, min. 29); 2-0 Adrián López (ESP, min. 32); 3-0 Adrián López (ESP, min. 38); 3-1 Al Zaideh (JOR, min. 48); 3-2 Salim (JOR, min. 56); 4-2 Marcos (ESP, min. 79).

Árbitro

José Hernando Buitrago Arango (COL).

Tarjetas

Hijah (JOR, min. 13); Suleiman (JOR, min. 84); Crespo (ESP, min. 90+3); Hasan (JOR, min. 90+4).

Estadio

Swangard Stadium (Burnaby). 10.000 espectadores.

En Canadá 2007 sólo hubo un equipo capaz de pasar a octavos con pleno de victorias: fue México, con muchos de los campeones mundiales sub’17 de 2005 en el equipo, como Giovanni Dos Santos, Carlos Vela o Héctor Moreno. Del resto de líderes de grupo destacaban las actuaciones de Estados Unidos (con la pareja atacante formada por Freddy Adu, en su tercer Mundial sub’20, y Jozy Altidore sembrando el pánico en las defensas rivales), Argentina (que, pese a no poder contar con Gonzalo Higuaín, retenido por el Real Madrid, tenía un gran poderío ofensivo con los menudos Sergio Agüero, Mauro Zárate, Maxi Moralez, Pablo Piatti o Ángel Di María) y Chile (en la que brillaban sobre todo Arturo Vidal y Gary Medel). En cambio, la gran decepción había sido Brasil: pese a haber sido campeona del Sudamericano sub’20 cinco meses antes, la canarinha no había encontrado su juego en el césped sintético de Montreal y Ottawa y, tras perder con Polonia y Estados Unidos y ganar a Corea del Sur, terminó clasificándose como una de las cuatro mejores terceras gracias tan solo a haber marcado más goles que Costa Rica.

El castigo para esa mala actuación brasileña sería tener que cruzarse todo Canadá para enfrentarse a España en octavos de final. Se trataba obviamente del duelo más atractivo de esa ronda y lo cierto es que no decepcionó a los pocos que se atrevieron a encender el televisor a las cinco y cuarto de la mañana, hora peninsular española. Olvidadas las molestias físicas que obligaron a sustituir tempranamente a Piqué ante Jordania, Meléndez optó por los jugadores más en forma de los que disponía y la selección planteó un partido tremendamente serio, como obligaba la situación. Pero Brasil, que pese a su bajo rendimiento contaba con un puñado de jugadores de calidad más que notable, ofreció por momentos su mejor imagen del campeonato y, tras media hora de tanteo, comenzó a rondar con peligro la meta de Adán. Cerca ya del descanso, el partido enloqueció: Brasil asestó dos zarpazos en dos minutos, primero con un acrobático remate de Leandro Lima tras centro del lateral derecho Amaral y luego con un cabezazo de Pato a pase de Marcelo, el lateral zurdo madridista; instantes después, España fue capaz de recortar distancias con un polémico gol de Piqué, en fuera de juego y ayudándose del brazo para desviar a la red una falta lateral.

En la segunda parte España se hizo pronto dominadora de la posesión y Brasil se agazapó en su terreno esperando cómodamente unas oportunidades a la contra que llegaron pero que no supo materializar. Mientras, Meléndez iba introduciendo cambios ofensivos y moviendo sus piezas, pasando primero a Adrián López a banda derecha y luego dejándole todo ese carril a Toni Calvo para jugar el último cuarto de hora con dos puntas, pero el gol del empate acabó llegando en una acción de picardía de Javi García, que transformó un lejano libre directo mientras el portero brasileño colocaba una barrera que nadie había pedido. El partido se iba a la prórroga y ahí, con Esteban Granero tomando el mando de las operaciones, España se mostró netamente superior tanto en lo físico como sobre todo en lo táctico. Poco antes de la pausa Alberto Bueno cabeceó completamente solo en el segundo palo un centro de Capel para colocar a los españoles por delante, y la expulsión acto seguido del atacante brasileño Leandro Lima dejó el partido prácticamente sentenciado. Con muchos espacios, España supo cansar a su desquiciado rival y, tras malgastar un buen puñado de ocasiones, cerró su espectacular actuación en el último instante gracias a la conexión asturiana entre Mata y Adrián López, que firmaba su quinto gol del campeonato y se colocaba como máximo realizador.

11/07/2007

Octavos de final.

ESPAÑA

(4)

Adán; Barragán (-77, Toni Calvo), Marc Valiente, Piqué, Crespo; Javi García, Sunny (-71, Bueno), Diego Capel, Mata, Marcos (-55, Granero); Adrián López.

BRASIL

(2)

Cassio; Amaral (-70, Eduardo), Luizao, Edson, Marcelo; Willian (-63, Carlos Eduardo), Roberto, Ji Paraná, Leandro Lima; Pato, Jo Alves (-51, Luiz Adriano).

Goles

0-1 Leandro Lima (BRA, min. 39); 0-2 Pato (BRA, min. 41); 1-2 Piqué (ESP, min. 43); 2-2 Javi García (ESP, min. 84); 3-2 Bueno (ESP, min. 102); 4-2 Adrián López (ESP, min. 120+1).

Árbitro

Martin Hansson (SUE).

Tarjetas

Crespo (ESP, min. 27); Pato (BRA, min. 45); Roberto (BRA, min. 85); Leandro Lima (BRA, min. 102); Piqué (ESP, min. 104); Toni Calvo (ESP, min. 115); Luizao (BRA, min. 116); Edson (BRA, min. 117). Expulsado Leandro Lima (BRA, min. 102) por doble amarilla.

Estadio

Swangard Stadium (Burnaby). 10.000 espectadores.

En la ronda de octavos de final México no tuvo problemas para deshacerse de la selección congoleña por 3-0 y, aunque comenzó perdiendo, Argentina tampoco sufrió demasiado para derrotar a Polonia por 3-1. Ambas selecciones se verían las caras en cuartos, en lo que parecía una auténtica final anticipada entre dos grandes generaciones de futbolistas. Por ese lado del cuadro Nigeria había superado 2-1 a Zambia en el duelo africano y Chile había vencido por la mínima al combinado portugués. Por el lado español, Estados Unidos seguía con su buena marcha y se había impuesto por 2-1 a Uruguay en un partido muy igualado que se resolvió en la prórroga, mientras que Austria había superado a la sorprendente Gambia por idéntico marcador, aunque sin tener que llegar al tiempo extra. Por su parte, Japón tuvo el dudoso honor de ser el único campeón de grupo que no accedió a los cuartos de final: desperdició una ventaja de 2-0 en la segunda parte de su duelo ante la República Checa y los centroeuropeos acabaron logrando el pase en la tanda de penaltis. Por tanto, los checos serían los rivales de España por un puesto en semifinales.

Después de superar a Brasil, Ginés Meléndez declaró que esa victoria había hecho que sus chicos crecieran cuatrocientos pisos. Aunque el técnico se refería a puro crecimiento futbolístico, es posible que la euforia del equipo se disparara también hasta esa poco recomendable altura, apoyándose igualmente en la experiencia del amistoso disputado en abril ante la República Checa y que había acabado con victoria española por 3-1. El caso fue que aquel 14 de julio el balón fue completamente español, pero las imprecisiones y el orden defensivo checo pronto hicieron ver que el partido iba a ser un auténtico hueso que se resolvería en alguna acción aislada. Además, el césped (natural) seco e irregular del estadio de Edmonton favoreció la táctica de contención de la República Checa y España apenas logró inquietar la meta defendida por Radek Petr antes del descanso.

Ante un rival romo en ataque, la segunda parte vio a una España algo más consciente de lo que se estaba jugando. Los pases hispanos empezaron a tener más velocidad e intención, se produjeron varios acercamientos peligrosos y en el minuto 72 llegó por fin la oportunidad de romper el muro checo; desgraciadamente, Adrián López se topó con el palo en un remate franco desde dentro del área pequeña y la prórroga llegó sin que nadie pudiera evitarlo. El intenso dominio español no había fructificado y, en el tiempo extra, la República Checa hizo un amago por desperezarse. En uno de sus escasos y tímidos ataques, los checos forzaron un córner y Lubos Kalouda aprovechó una dubitativa y arriesgada salida de Adán para enganchar una gran volea desde fuera del área que superó a toda la maraña de jugadores que se interponían entre él y la portería.

El inesperado gol reactivó a España, que ya había dado sobradas muestras a lo largo del campeonato de que no se venía fácilmente abajo. De hecho, Piqué estuvo a punto de igualar casi de inmediato, pero su cabezazo se estrelló en el larguero. En la segunda parte del tiempo extra continuó el acoso y los de Meléndez apenas tardaron cinco minutos en empatar: un disparo lejano de Bueno se fue a la cepa del poste y Mata, más atento que nadie, surgió de la nada para empujar el balón a la red. A pesar de la evidente superioridad hispana en el conjunto del duelo, los penaltis se veían casi como un mal menor tal y como se había puesto el partido. Bueno tuvo en sus botas la última opción para evitarlos, pero no acertó y desde los once metros la fortuna le fue esquiva a España: Marc Valiente envió el tercer lanzamiento al travesaño y, en el quinto, Petr atajó el disparo de Piqué. Por segunda edición consecutiva, la selección española caía eliminada en cuartos de final del Mundial sub’20.

14/07/2007

Cuartos de final.

ESPAÑA

(1)

Adán; Barragán, Marc Valiente, Piqué, Crespo; Mario Suárez (-95, Adrián González), Javi García, Mata, Granero (-56, Toni Calvo), Diego Capel; Adrián López (-81, Bueno).

REP. CHECA

(1)

Petr; Kudela, Mazuch, Simunek, Kuban; Suchy, Micola, Kalouda (-107, Gecov), Strestik (-66, Pekhart), Janda (-118, Cihlar); Fenin.

Goles

0-1 Kalouda (CZE, min. 103); 1-1 Mata (ESP, min. 110).

Tanda de penaltis

(CZE 3-4)

1-0 Mata (ESP); 1-1 Fenin (CZE); 2-1 Adrián González (ESP); 2-2 Suchy (CZE); 2-2 Marc Valiente (ESP), al larguero; 2-3 Kudela (CZE); 3-3 Javi García (ESP); 3-4 Pekhart (CZE); 3-4 Piqué (ESP), para Petr.

Árbitro

Ravshan Irmatov (UZB).

Tarjetas

Kudela (CZE, min. 16); Javi García (ESP, min. 32); Strestik (CZE, min. 37); Adrián López (ESP, min. 41); Micola (CZE, min. 72); Kuban (CZE, min. 117); Petr (CZE, min. 120+1).

Estadio

Commonwealth Stadium (Edmonton). 26.801 espectadores.

Con los fallos de su pareja de centrales, dos de los jugadores del equipo con un rendimiento más alto y regular a lo largo de los partidos anteriores, se despedía España mucho más pronto de lo esperado de un Mundial en el que, en cualquier caso, había sufrido para confirmar su teórico favoritismo. Lejos del nivel de juego que se alcanzó en el Europeo del año anterior, los partidos se sacaron adelante gracias al empuje y a la calidad de varios jugadores que aparecieron en momentos puntuales para echarse el equipo a las espaldas, como Granero, Marcos, Adrián López y sobre todo Diego Capel (quizás el más destacado y desequilibrante de todos), pero al final a España le fue imposible superar la enésima situación comprometida que vivió en el campeonato.

Así pues, con un discreto balance de una victoria y tres empates en sus cinco partidos (y, eso sí, dos tandas de penaltis superadas), la República Checa accedió a las semifinales de la Copa del Mundo sub’20 por primera vez en su historia. En la penúltima ronda se vería las caras con la otra gran sorpresa, Austria, que había derrotado por 2-1 en la prórroga a una selección estadounidense que fue de más a menos durante el torneo y que, pese a adelantarse pronto, se atascó ante el mayor orden europeo. La otra semifinal sería completamente sudamericana: en un brillante partido de ambos conjuntos, Argentina se había impuesto a México con un solitario gol de Maxi Moralez al borde del descanso; mientras que Chile había destrozado a Nigeria en la prórroga a base de contragolpes hasta lograr el 4-0 final.

Aunque ambas semifinales se preveían muy competidas, lo cierto es que las dos quedaron prácticamente resueltas en los primeros quince minutos. En ese breve espacio de tiempo la República Checa se aprovechó de las bajas austriacas en defensa para cobrar una ventaja de dos goles que su rival no pudo ya ni siquiera recortar, mientras que en el intenso choque entre argentinos y chilenos un gol de Ángel Di María (el primero que encajaba Chile, cuyo guardameta Cristopher Toselli dejó el récord de imbatibilidad de los mundiales sub’20 en 451 minutos) y la expulsión de Gary Medel inclinaron la balanza hacia el lado de la albiceleste, que remató a su rival en la segunda parte con dos goles más (el último en el descuento, cuando Chile ya estaba con nueve jugadores por otra expulsión).

Pero la mala tarde de la selección chilena no acabó ahí: a la salida del estadio, y por motivos que difieren mucho según las versiones, los futbolistas se enzarzaron en una violenta pelea con la policía canadiense, que acabó usando gases lacrimógenos y golpeando a varios jugadores, entre ellos Alexis Sánchez. Los agentes llegaron incluso a emplear pistolas eléctricas para reducir a los jóvenes deportistas, que destrozaron las lunas de su autobús (según ellos, para escapar del gas pimienta lanzado por los guardias) y también causaron lesiones a un par de policías. Los futbolistas fueron retenidos por las autoridades durante tres horas y el grave incidente motivó una queja formal del gobierno chileno al canadiense. La FIFA, tras manifestar su consternación por lo ocurrido, saldó el asunto con una multa para la federación chilena y con una sanción de nueve meses al jugador Jaime Grondona. Con los ánimos más calmados, Chile se acabaría llevando el duelo por el tercer puesto al derrotar 1-0 a Austria.

La final, disputada el 22 de julio de 2007 en el Estadio Nacional de Soccer de Toronto, sobre césped artificial y con Undiano Mallenco y su equipo impartiendo justicia, enfrentó a dos selecciones que ya se habían visto las caras en la primera jornada de la fase de grupos, con un resultado entonces de 0-0. Los checos habían demostrado una gran concentración y fortaleza a lo largo del campeonato y, con sus limitados recursos, en el partido por el título no decepcionaron, poniendo en serios aprietos a la albiceleste y consiguiendo incluso adelantarse en el marcador en el minuto 60 con un buen remate de Martin Fenin, su mejor atacante. Pero, casi a continuación, un error de la zaga al tirar el fuera de juego permitió a Éver Banega encontrar a Sergio Agüero con un gran pase en profundidad, y el entonces delantero del Atlético de Madrid no perdonó. Argentina se volcó entonces sobre el área rival y, casi al final, una gran maniobra de Mauro Zárate dentro del área decidió el partido.

Aunque entonces no lo sabía, el seleccionador Hugo Tocalli, ayudante tantos años de José Néstor Pékerman en las inferiores argentinas, cerraba de la mejor manera posible la brillantísima etapa iniciada por su maestro en 1995: en doce años, Argentina se había hecho con cinco de los siete mundiales sub’20 disputados gracias a varias generaciones de extraordinarios futbolistas juveniles que, sin embargo, no han logrado reeditar esos éxitos con la absoluta (aunque el verano pasado se quedaron a las puertas en Maracaná). En Canadá brilló con luz propia Sergio “el Kun” Agüero, joven veterano que ya había dejado buenos detalles dos años antes en Países Bajos y que en Norteamérica confirmó todo lo que ya venía apuntando en su primer año en la Liga española. Agüero se llevó el Balón de Oro y, con seis goles, también la Bota de Oro al máximo realizado: en las votaciones para determinar el mejor jugador del campeonato el argentino superó a su compañero Maxi Moralez y al mexicano Giovanni Dos Santos, mientras que en la clasificación de goleadores quedó por delante de Adrián López (5 tantos) y de Moralez (4 goles, los mismos que Jozy Altidore pero aportando además tres asistencias). Por si fuera poco, su primer gol ante Polonia en el partido de octavos de final fue elegido por los internautas como el mejor del campeonato. Huelga decir que, de todos los nombrados en este párrafo final, el Kun es el único que ha roto verdaderamente en estrella mundial.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

http://siemprecantera.blogspot.com.es

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Países Bajos 2005

Después de que la selección española juvenil no lograra participar en la fase final del Campeonato de Europa sub’19 de 2003 (algo que no impidió a varios de sus mejores exponentes disputar luego el Mundial sub’20 de Emiratos Árabes Unidos), la temporada 2003/2004 supuso el regreso a un camino, el de los éxitos, por el que discurriría buena parte de la siguiente década. Tras las preceptivas concentraciones y un par de amistosos ante Eslovaquia a finales de enero en Puertollano y Guadalajara (saldados ambos con victoria local por 4-0 y 2-1), España inició la clasificación para el Europeo de 2004 directamente en la Ronda Élite, la segunda y última fase previa que la UEFA había establecido en 2003 al reorganizar los sistemas clasificatorios que tantos quebraderos de cabeza habían generado en los años anteriores. Las localidades castellonenses de Onda y Burriana acogieron en mayo este cuadrangular a una sola vuelta que España arrancó con mal pie, pues no pasó del 0-0 ante Lituania, la selección teóricamente más débil del grupo. Sin embargo, las posteriores victorias sobre Países Bajos (1-0) y Hungría (3-0) permitieron a los de Ufarte hacerse con el único billete en juego para la fase final de Suiza, país que acogería el evento en el marco de las celebraciones por el 50º aniversario de la fundación de la UEFA.

Fase final que arrancó el 13 de julio de 2004, cuando la España futbolística seguía lamiéndose las heridas abiertas en la Eurocopa absoluta de Portugal. Después de tropezar inesperadamente en la fase de clasificación contra Grecia e Irlanda del Norte y verse obligada a superar a Noruega en una repesca, en tierras lusas la selección de Iñaki Sáez no fue capaz de superar la primera ronda y, lo que quizás fuera aún peor, dejó a su regreso una imagen de mal ambiente y desorganización que sólo podía solucionarse de una manera. Ni los resultados ni el juego desplegado a lo largo de esos dos años habían sido los esperados, y era generalizada la opinión de que a Sáez ese reto le había venido demasiado grande. Después de un amago de continuidad que fue rápidamente atajado por la presión popular, el 23 de junio de 2004 Iñaki Sáez puso su cargo a disposición de la RFEF, que aceptó su renuncia como seleccionador absoluto. Sin embargo, dado que el vizcaíno tenía contrato en vigor (se le había renovado por dos años más antes del inicio de la Eurocopa), se decidió que Sáez permaneciera en la federación como responsable de las categorías inferiores y seleccionador sub’21, algo que al parecer ya había acordado con el presidente Ángel María Villar cuando asumió la dirección de la absoluta dos años antes.

Luis Aragonés no tardaría en ser elegido como sustituto de Sáez y el de Hortaleza decidió contar con José Armando Ufarte como segundo, lo que motivó una ligera remodelación del organigrama técnico de las categorías inferiores de la RFEF. En cualquier caso, Ufarte se mantuvo al frente de la selección sub’19 en la fase final del Europeo juvenil, clasificatoria para el Mundial sub’20 de 2005. Con “veteranos” como Alexis Ruano, Juanfran Torres o Jaime Gavilán, más jugadores de la talla de Sergio Ramos, Raúl Albiol, Rubén De la Red o Roberto Soldado y la presencia emergente de los subcampeones mundiales sub’17 en 2003 Markel Bergara y David Silva, el combinado español era un equipo francamente potente en todas sus líneas y así lo demostraría a lo largo del torneo.

España inició el Campeonato de Europa con una clara y contundente victoria sobre Alemania por 3-0, y un nuevo triunfo, esta vez más apurado, ante Turquía (3-2, anotando el gol decisivo en el descuento) aseguró el pase a semifinales y la clasificación para el Campeonato Mundial Juvenil de 2005. En el tercer partido Ufarte dio oportunidades a los menos habituales y estos no defraudaron, goleando a Polonia por 4-1. España era ya la clara favorita al título, pero sufrió lo indecible para conquistarlo. Primero tuvo que llegar a los penaltis para eliminar a Ucrania: tras el 1-1 en el tiempo reglamentario la prórroga acabó con 2-2 y en los lanzamientos desde los once metros los españoles se impusieron con claridad por 4-1. Luego, en la final disputada en los campos que la UEFA tiene en su sede de Nyon, Turquía fue nuevamente un rival muy incómodo y los de Ufarte debieron esperar otra vez hasta el descuento para marcar el gol de la victoria, una auténtica obra de arte de Borja Valero, que dejó sentados a dos defensas y batió con una soberbia vaselina al meta turco para romper por fin el 0-0. España, Turquía, Ucrania, Suiza, Italia y Alemania obtuvieron las seis plazas europeas para un Mundial sub’20 en el que, además, habría un séptimo representante del viejo continente: el anfitrión, Países Bajos.

Curiosamente, esta vez el equipo español no disputó ningún encuentro más antes del Campeonato del Mundo Juvenil. Sí hubo alguna concentración esporádica, pero no se concertaron amistosos ni se participó en torneos internacionales: el apretado calendario de esa temporada y la importancia que buena parte de los potenciales miembros de la selección sub’20 iban cobrando en sus respectivos clubes desaconsejaron la celebración de esos partidos. Pero tampoco la concentración inmediatamente previa al Mundial fue la mejor para conjuntar un equipo. Aunque Iñaki Sáez anunció su convocatoria el día 30 de mayo, la selección no pudo reunirse al completo hasta el día 9 de junio, ya en Países Bajos y sólo dos días antes del debut mundialista, puesto que cinco de sus integrantes (además del seleccionador) estuvieron concentrados durante la semana anterior con la selección sub’21, que jugó dos partidos oficiales ante Bosnia y Lituania. Como bien dijo Sáez en una entrevista a la web de FIFA, su trabajo en esos escasos días no se centró tanto en inculcar aspectos tácticos como en recuperar física y mentalmente a sus chicos para intentar que olvidaran la larga temporada y afrontaran en buenas condiciones un torneo corto de gran intensidad. La calidad técnica y los años jugando juntos en categorías inferiores deberían suplir esa falta de preparación específica.

Dentro de lo complicado de la situación, al menos el seleccionador juvenil pudo contar con los mejores jugadores españoles en edad sub’20, ya que el campeonato de Primera división había concluido el día anterior a la publicación de la lista. Así, de entre quienes más habían destacado esa temporada sólo se echaba en falta al sevillista Sergio Ramos, campeón de Europa juvenil en 2004 pero que ya formaba parte de la selección absoluta de Luis. No había terminado, sin embargo, la competición ni en Segunda ni en Segunda B, por lo que, por ejemplo, del filial del Real Madrid (que disputaba la liguilla de ascenso a Segunda) sólo acudió Juanfran, quedándose en tierra jugadores como Roberto Soldado o Rubén De la Red, que habían estado en el Europeo juvenil de 2004 (no obstante, ambos tenían bastante competencia en su puesto y no está claro que hubieran sido convocados de no haber tenido compromisos con su club). Por desgracia, de esa convocatoria de finales de mayo se caería finalmente Jesús Navas, uno de los teóricos puntales del equipo a tenor de mostrado por el de Los Palacios ese año en la Liga: el extremo sevillista abandonó la concentración el 2 de junio, pocas horas después de llegar a Madrid, al sufrir un episodio de ansiedad tras enterarse de la hospitalización de su padre. Como es por todos conocido, Navas tardaría aún varios años en solucionar esas crisis que le asaltaban durante las concentraciones y que le impidieron debutar con la selección absoluta hasta 2009. Para cubrir su ausencia Sáez se decantó por el espanyolista Javi Chica, con lo que la lista definitiva de convocados para el Mundial fue la que figura a continuación:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Gabriel Ribas Ródenas, “BIEL RIBAS” 02/12/1985 RCD Espanyol

2

DF

Francisco José MOLINERO Calderón 26/07/1985 Atlético de Madrid

3

DF

Javier GARRIDO Behobide 15/03/1985 Real Sociedad

4

DF

ALEXIS Ruano Delgado 04/08/1985 Málaga CF

5

DF

Miquel ROBUSTÉ Colomer 20/05/1985 RCD Espanyol

6

MC

Raúl ALBIOL Tortajada 04/09/1985 Getafe CF

7

MC

Juan Francisco Torres Belén, “JUANFRAN” 09/01/1985 Real Madrid

8

MC

Alberto ZAPATER Arjol 13/06/1985 Real Zaragoza

9

DL

Fernando Javier LLORENTE Torres 26/02/1985 Athletic de Bilbao

10

DL

JONATHAN SORIANO Casas 24/09/1985 RCD Espanyol

11

MC

Jaime GAVILÁN Martínez 12/05/1985 CD Tenerife

12

DF

JOSÉ ENRIQUE Sánchez Díaz 23/01/1986 Levante UD

13

P

Manuel Fernández Muñiz, “MANU” 09/05/1986 Sporting de Gijón

14

DF

Agustín García Íñiguez, “AGUS” 03/05/1985 Albacete

15

DF

Francisco Javier CHICA Torres 17/05/1985 RCD Espanyol

16

MC

David Josué Jiménez SILVA 08/01/1986 SD Eibar

17

MC

Francesc FÀBREGAS Soler 04/05/1987 Arsenal FC

18

DL

VÍCTOR Manuel Casadesús Castaño 28/02/1985 RCD Mallorca

19

DL

BRAULIO Nóbrega Rodríguez 18/09/1985 Atlético de Madrid

20

MC

MARKEL BERGARA Larrañaga 05/05/1986 Real Sociedad

21

P

ROBERTO Jiménez Gago 10/02/1986 Atlético de Madrid

Como curiosidad, era la primera vez que en una selección española mundialista sub’20 no había ningún jugador contratado por el F.C. Barcelona. Entre los veintiún convocados (la FIFA había vuelto a aumentar el cupo de jugadores) había tres veteranos del anterior Mundial sub’20: Alexis, Juanfran y Gavilán (que esa temporada había estado cedido por el Valencia en el Tenerife, en Segunda división). Junto a ellos, un buen número de jugadores con experiencia en la máxima categoría, como Molinero, Garrido, Agus, Zapater, Fernando Llorente, Jonathan Soriano, Víctor Casadesús o Braulio, además de un Raúl Albiol que, cedido por el Valencia al Getafe, había acabado disputando la segunda vuelta completa con el club azulón tras recuperarse de un grave accidente de tráfico sufrido a comienzos de temporada. Por si fuera poco, junto a Silva y Markel Bergara, que ya habían disputado el Europeo sub’19 de 2004, se incorporaba al grupo un tercer subcampeón mundial sub’17, Cesc Fàbregas, nada menos que Balón de Oro y máximo goleador en aquel torneo de Finlandia en 2003 y que también había empezado a destacar esa temporada en el primer equipo del Arsenal, hasta el punto de ser el principal reclamo del combinado español para los medios y aficionados internacionales. En definitiva, un gran equipo que aterrizó en Países Bajos con las máximas aspiraciones y del que, hasta el 31 de mayo de 2015, han acabado llegando a la selección absoluta Cesc (95 partidos), Silva (89), Albiol (51), Llorente (24) y Juanfran (13).

El Campeonato Mundial Juvenil regresaba a Europa veinticuatro años después de su última presencia en el viejo continente, la de Portugal 1991, y lo hacía a un pequeño país de enorme importancia futbolística pero con el que mantenía una extraña relación: más allá del inicial rechazo de su federación a la idea del torneo allá por 1977, la tradicional buena fama de la cantera neerlandesa no se traducía en una presencia habitual en estas citas, ya que hasta entonces sólo había disputado tres de los catorce mundiales juveniles (los de 1983, 1995 y 2001, sin pasar nunca de cuartos de final). Hasta cierto punto también era noticiable la presencia de Italia, ausente de los Mundiales sub’20 desde 1987, mientras que en esta edición sólo habría dos selecciones debutantes, Suiza y Benín. Los benineses se habían ganado la plaza en el clasificatorio africano, disputado en su país, sobreponiéndose a la terrible pérdida de su portero titular, Yessouffou Samiou, asesinado en extrañas circunstancias tras el primer partido de ese torneo continental. En su memoria se guardó un minuto de silencio en el encuentro inaugural del Mundial sub’20, puesto que el sorteo de la primera fase, celebrado en Utrecht el 6 de marzo, decidió que fuera precisamente Benín quien abriera el campeonato enfrentándose a Australia. El cuadro inicial de emparejamientos fue el siguiente:

GRUPO A

(Kerkrade, Tilburg)

GRUPO B

(Utrecht, Doetinchem)

GRUPO C

(Doetinchem, Utrecht)

GRUPO D

(Enschede, Emmen)

GRUPO E

(Tilburg, Kerkrade)

GRUPO F

(Emmen, Enschede)

Países Bajos

Turquía

España

Argentina

Italia

Brasil

Australia

China

Chile

Alemania

Colombia

Suiza

Benín

Ucrania

Marruecos

Egipto

Siria

Nigeria

Japón

Panamá

Honduras

EE.UU.

Canadá

Rep. Corea

La organización habilitó seis sedes para la disputa del torneo, de manera que cada grupo tuvo una principal (la primera que aparece en la tabla, en la que se alojaron los cuatro equipos) y una secundaria para conseguir por fin que los dos encuentros de la tercera y decisiva jornada se disputaran de forma simultánea, evitando suspicacias y, en lo posible, duelos sin emoción alguna. Por lo demás el torneo discurrió con total normalidad: el tiempo acompañó, la afición de los Países Bajos acudió en buen número a los estadios y el nivel de juego fue, en general, bastante alto; de hecho, futbolísticamente fue uno de los mejores campeonatos juveniles que se recuerdan. En España fue nuevamente Localia la televisión encargada de transmitir el evento y, aunque seguía sin llegar a todos los rincones del país, esta vez pudieron ver el torneo muchos más aficionados que en 2003.

En cuanto a la representación arbitral española, entre los dieciocho tríos que actuaron en el Campeonato Mundial Juvenil de 2005 estuvo el formado por el sevillano Luis Medina Cantalejo y sus asistentes Victoriano Giráldez Carrasco y Pedro Medina Hernández. Los españoles dirigieron dos encuentros de la primera fase (el inaugural entre Benin y Australia y el Turquía-Ucrania de la tercera jornada del grupo B) y el partido por el tercer y cuarto puesto. Todos los colegiados fueron sometidos a una especial vigilancia por parte de la FIFA, ya que eran candidatos a arbitrar en el Mundial de Alemania 2006. Al final, doce de los dieciocho lograrían estar presentes en la cita germana y Medina Cantalejo fue uno de ellos: aunque en un primer momento sólo iba a acudir a Alemania como integrante del grupo de desarrollo y apoyo de la FIFA, acabó siendo repescado al no superar las pruebas físicas los asistentes del asturiano Manuel Enrique Mejuto González (quien, por cierto, había dirigido la final del Mundial sub’20 de Argentina 2001, la primera final mundialista de cualquier categoría arbitrada por un colegiado español).

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Países Bajos 2005, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Países Bajos 2005, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Para el debut en Doetinchem ante una selección marroquí que había acabado cuarta en el clasificatorio africano (perdiendo en los penaltis tanto las semifinales contra Nigeria como el partido por el tercer puesto contra Benín), Iñaki Sáez dispuso su famoso 4-2-3-1 con Cesc Fàbregas como armador de juego junto al zaragocista Zapater (sin duda una de las revelaciones de la liga que acababa de concluir), pero lo cierto es que la joven estrella del Arsenal no estuvo especialmente inspirada aquella tarde del 11 de junio. Ni él ni el resto del equipo español, que no consiguió imponer su fútbol en los primeros compases y se vio incomodado por la animosidad y la buena técnica que mostraron sus oponentes, que por momentos merecieron mejor suerte pero que no pudieron sobreponerse a sus propios errores. Así, al filo de la media hora Fernando Llorente aprovechó un regalo del central Kantari en un intento de cesión para plantarse solo ante el meta Bourkadi y superarlo con una majestuosa cuchara desde dentro del área. Pese al gol (golazo), Marruecos no se vino abajo y pudo empatar en una clara ocasión que, casi inexplicablemente, Tiberkanine marró con Ribas ya vencido. Aunque iba por delante, España tenía problemas y en el descanso Sáez decidió retirar a Jonathan Soriano (que en este campeonato actuó con el nombre de “Jona”), perdido en la mediapunta y amonestado, para dar entrada al mediocentro Markel Bergara.

Como ocurriera en el Mundial sub’17 de Finlandia 2003, con el donostiarra en el campo Cesc adelantó su posición y la selección lo notó para bien, aunque es difícil atribuir el segundo gol a ese cambio táctico. A los cinco minutos de la reanudación, y tras una larga jugada en la que se sucedieron los centros y los intentos de remate sin que nadie acertara ni a dirigir el balón a la portería ni a sacarlo fuera de la zona de peligro, la pelota cayó a los pies de Molinero, lateral derecho español, que empalmó un chut desde fuera del área que dobló las manos de Bourkadi en su estirada. A partir de ahí Marruecos vio el partido demasiado cuesta arriba y apareció por fin el toque español para manejar plácidamente el resto de la tarde. El tercer tanto llegó a falta de veinte minutos para el final, cuando David Silva botó una lejana falta lateral desde la derecha que no encontró rematador pero que acabó colándose directamente en la puerta marroquí. Con todo ya decidido, los norteafricanos volvieron al ataque y consiguieron un merecido gol en el minuto 86, obra de Doulyazal al transformar un discutido penalti que señaló el uruguayo Larrionda tras un aparente piscinazo de Bendamou.

11/06/2005

Primera jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(3)

Ribas; Molinero, Alexis, Albiol, Garrido; Zapater, Fàbregas, Juanfran, Jonathan Soriano (-46, Bergara), Silva (-74, Gavilán); Llorente (-61, Víctor).

MARRUECOS

(1)

Bourkadi; Benzouien, Rabeh, Kantari (-52, Bendamou), Mssassi; Benzoukane, Hermach, El Zhar, Tiberkanine (-51, Chihi), Doulyazal; Iajour.

Goles

1-0 Llorente (ESP, min. 28); 2-0 Molinero (ESP, min. 51); 3-0 Silva (ESP, min. 71); 3-1 Doulyazal (MAR, min. 84)(p).

Árbitro

Jorge Luis Larrionda Pietrafesa (URU).

Tarjetas

Bourkadi (MAR, min. 16); Jonathan Soriano (ESP, min. 23); Garrido (ESP, min. 31); Hermach (MAR, min. 50); Chihi (MAR, min. 84).

Estadio

Vijverberg Stadium (Doetinchem). 9.863 espectadores.

El segundo partido, decisivo para asegurar la clasificación, se presentaba como una dura prueba para el equipo español, puesto que Chile había conseguido un espectacular triunfo por 7-0 ante Honduras en la primera jornada. Para contrarrestar el potencial ofensivo del cuadro sudamericano, y dado que Markel Bergara arrastraba problemas estomacales, Sáez colocó a Raúl Albiol como mediocentro (posición habitual para el valenciano en las selecciones inferiores) para liberar a Fàbregas, siendo la otra novedad en el once la entrada de Gavilán por Silva. El extremo zurdo valenciano no tardó en justificar su titularidad, puesto que a los ocho minutos de juego recibió una apertura de Llorente y puso un centro medido en la cabeza del delantero riojano para que éste anotara el primer gol. Chile reaccionó bien y el partido se mantuvo a un gran nivel de intensidad, gozando incluso los chilenos de alguna ocasión para empatar. Sin embargo, todo cambió al filo del descanso: primero Cesc salvó un gol cantado en un córner y luego, en la jugada siguiente, Gonzalo Jara fue expulsado al ver su segunda amarilla por una falta cometida precisamente sobre Fàbregas.

Con diez jugadores, Chile se vino inexplicablemente abajo y España se convirtió en un rodillo. A los cinco minutos de la reanudación, el capitán Robusté remachó en el segundo palo una falta lateral botada por Cesc para marcar el 0-2; diez minutos después, Llorente hizo el tercero culminando a placer una gran internada de Gavilán por la derecha. El partido estaba resuelto y los centrocampistas sudamericanos bajaron los brazos, pero España no se detuvo y creó incontables ocasiones de gol, combinando con velocidad y aprovechándose tanto del desbarajuste defensivo de su rival como de la incesante movilidad de sus propios jugadores de ataque. Partiendo también desde la banda diestra, el recién incorporado Silva batió a Arias con un gran zurdazo desde el borde del área; luego, el canario habilitó a Zapater para que el aragonés regalara un nuevo tanto a Fernando Llorente. El ariete español tendría tiempo para anotar un cuarto gol tres minutos después, al rematar sin oposición y otra vez a portería vacía una buena incursión del lateral izquierdo José Enrique, que había sustituido en el primer tiempo al lesionado Garrido. De haber tenido un poco más de acierto (o de haber sido un poco más egoísta) Llorente bien podría haber acabado aquella tarde con cinco o incluso más goles en su cuenta particular, pero quien cerró la cuenta con el séptimo y definitivo tanto español fue David Silva, aprovechándose de un nuevo error defensivo. La aplastante goleada a Chile, la mayor lograda hasta entonces por España en un Mundial sub’20, sirvió para certificar el pase matemático a los octavos de final y para reafirmar la candidatura al título del equipo español.

14/06/2005

Segunda jornada del Grupo C.

CHILE

(0)

Arias; Bascuñán, Jara, Montesinos (-81, Sánchez); Fuenzalida, Vásquez, Muñoz, Riquelme; Matías Fernández (-85, Morales), Canales, Parada (-71, Tudela).

ESPAÑA

(7)

Ribas; Chica, Alexis, Robusté, Garrido (-41, José Enrique); Zapater, Albiol (-46, Bergara), Juanfran (-66, Silva), Fàbregas, Gavilán; Llorente.

Goles

0-1 Llorente (ESP, min. 8); 0-2 Robusté (ESP, min. 51); 0-3 Llorente (ESP, min. 62); 0-4 Silva (ESP, min. 71); 0-5 Llorente (ESP, min. 78); 0-6 Llorente (ESP, min. 81); 0-7 Silva (ESP, min. 85).

Árbitro

Benito Armando Archundia Pérez (MEX).

Tarjetas

Albiol (ESP, min. 22); Jara (CHI, min. 23); Fàbregas (ESP, min. 45); Montesinos (CHI, min. 50). Expulsado Jara (CHI, min. 45) por doble amarilla.

Estadio

Vijverberg Stadium (Doetinchem). 6.600 espectadores.

Empezando por la portería, donde el gijonés Manu tuvo su oportunidad como titular, Iñaki Sáez usó el intrascendente duelo ante Honduras para dar minutos a varios de los menos habituales y para refrescar las piernas de muchos titulares ante lo que estaba por llegar. El gran gol de Jonathan Soriano al poco de comenzar, una preciosa vaselina desde fuera del área, nos hizo pensar que se avecinaba una nueva goleada escandalosa, puesto que los hondureños ya habían encajado siete de Chile y cinco de Marruecos en las dos primeras jornadas; sin embargo, el partido discurrió con un ritmo muy lento y estuvo plagado de imprecisiones. Hubo que esperar hasta el minuto 38 para que España hiciera el segundo gol, tras una buena combinación entre Silva y Víctor Casadesús que el canario remató inapelablemente. La segunda parte discurrió por los mismos derroteros, con escasas acciones de peligro y muy aisladas. Víctor anotó el tercer tanto español en el minuto veinte, cabeceando sin oposición un córner botado por Gavilán, y que el partido parecía más un amistoso que un encuentro mundialista lo refrendó el hecho de que ambos seleccionadores decidieron cambiar a sus porteros a falta de un cuarto de hora.

Esa atípica e inocente sustitución hizo que la plácida y anodina tarde nos deparara una anécdota más que curiosa: en una rápida contra hondureña, el recién incorporado Roberto acabó derribando en el mano a mano a José Cruz y el colegiado beninés expulsó al guardameta español. Con los tres cambios ya realizados, Jonathan Soriano se enfundó los guantes y detuvo el mal lanzamiento de Ramón Núñez, consiguiendo algo de lo que muy pocos jugadores pueden presumir: marcar un gol y parar un penalti en el mismo partido. La acción estuvo a punto de suponer, en el contragolpe, el cuarto gol español, pero Braulio vio cómo su remate de cabeza se estrellaba en el larguero. Quedaban poco más de cinco minutos y Honduras trató de despedirse consiguiendo al menos su primer tanto en el torneo, pero no fue capaz de batir al improvisado portero de la selección española juvenil, que se convirtió en el personaje del día en el Mundial.

17/06/2005

Tercera jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(3)

Manu (-76, Roberto); Molinero, Agus, Robusté, José Enrique; Zapater (-46, Fàbregas), Bergara, Braulio, Víctor, Silva (-60, Gavilán); Jonathan Soriano.

HONDURAS

(0)

Guerra (-77, Pineda); Bardales (-46, Guity), Moncada, Fernando Cruz; Bodden, Norales, Martínez, Izaguirre (-7, Rápalo); Núñez, Lara, José Cruz.

Goles

1-0 Jonathan Soriano (ESP, min. 5); 2-0 Silva (ESP, min. 38); 3-0 Víctor (ESP, min. 67).

Árbitro

Coffi Bonaventure Codjia (BEN).

Tarjetas

Martínez (HON, min. 36); Robusté (ESP, min. 45+1); Bergara (ESP, min. 69); Víctor (ESP, min. 73). Expulsado Roberto (ESP, min. 79) por roja directa.

Estadio

Vijverberg Stadium (Doetinchem). 3.000 espectadores.

España aparte, las selecciones que salieron más reforzadas de la primera fase eran dos con las que pocos contaban antes del inicio del campeonato: Países Bajos y China. Los anfitriones eran toda una incógnita después de no haber podido participar en el Campeonato de Europa sub’19 de 2004 (fueron eliminados, recordemos, por España en la Ronda Élite), pero se aprovecharon del apoyo del público y del gran nivel mostrado por su delantero Quincy Owusu Abeyie (por entonces en el Arsenal y que años más tarde pasaría por el Málaga) y su centrocampista Hedwiges Maduro (que luego jugó para Valencia y Sevilla) para liderar su grupo con pleno de victorias. También China obtuvo nueve puntos, sorprendiendo con su fortaleza y organización a Ucrania y Turquía, que parecían llegar con más aspiraciones tras su buen papel en el Europeo del año anterior. La cuarta selección con pleno de triunfos era Colombia, en su caso confirmando las buenas sensaciones que jugadores como Hugo Rodallega, Wason Rentería, Juan Zúñiga, Fredy Guarín o Radamel Falcao García habían dejado en el Sudamericano sub’20, que habían conquistado en febrero de ese mismo año. Por lo demás, y destacando el buen rendimiento de equipos como Estados Unidos, Siria o Marruecos, en tierras neerlandesas empezaba a hablarse mucho de un chico argentino de diecisiete años que, tras ser suplente en el partido inaugural de su selección (saldado con una derrota por la mínima ante Estados Unidos), se había echado a la albiceleste a sus diminutas espaldas: Lionel Messi. Claro que, en su caso, lo mejor estaba todavía por venir.

Conformado el cuadro de eliminatorias, esta vez a España le tocaba ir por el camino difícil. En primer lugar habría que superar a Turquía en la reedición de la final del Europeo sub’19 de 2004 para luego medirse a Argentina o Colombia en cuartos y, en caso de que nada se torciera, a Brasil en unas hipotéticas semifinales. En la ciudad de Emmen, los de Sáez iniciaron su complicado reto con mucha seriedad y no tardaron en hacerse con los mandos del partido, cercando la puerta de Özcan hasta conseguir un merecido gol al filo de la media hora, cuando Llorente cabeceó en el segundo palo una falta lateral y Juanfran, completamente solo en el otro poste, remachó de cabeza el balón suelto. Turquía quiso reaccionar pero rápidamente se encontró con un segundo golpe que la tumbó en la lona: un balón largo de Biel Ribas fue prolongado de cabeza por Llorente y llegó al lateral zurdo turco, que no acertó con su cesión de cabeza y dejó el cuero franco para que Juanfran, llegando en velocidad, fusilara a Özcan. El seleccionador de Turquía castigó a Ergun Teber por su error sacándolo inmediatamente del campo, pero ya no había nada que hacer. Pese a contar con el apoyo incondicional de numerosos compatriotas en las gradas, Turquía se fue del partido y España controló sin problemas el resto del encuentro, anotando un tercer gol en el ecuador de la segunda parte por medio del central Robusté, a la salida de un córner, y gozando de alguna oportunidad más para haber saldado el duelo con mayor claridad aún.

22/06/2005

Octavos de final.

ESPAÑA

(3)

Ribas; Molinero, Alexis, Robusté, José Enrique; Zapater (-74, Albiol), Bergara, Juanfran (-77, Jonathan Soriano), Fàbregas (-63, Silva), Gavilán; Llorente.

TURQUÍA

(0)

Özcan; Uçar, Özavci, Çakmak, Teber (-38, Sezgin); Şakar, Yilmaz (-46, Keleş), Adin; Sezer Öztürk (-60, Ali Öztürk), Güleç, Zengin.

Goles

1-0 Juanfran (ESP, min. 28); 2-0 Juanfran (ESP, min. 36); 3-0 Robusté (ESP, min. 69).

Árbitro

Terje Hauge (NOR).

Tarjetas

Uçar (TUR, min. 16); Teber (TUR, min. 26); Güleç (TUR, min. 34); Juanfran (ESP, min. 35); Sezgin (TUR, min. 45+1); Şakar (TUR, min. 71).

Estadio

Emmen Stadium (Emmen). 8.400 espectadores.

Del resto de supervivientes, sólo Países Bajos, que venció a Chile también por 3-0, consiguió superar sin apuros esta primera ronda eliminatoria. Italia, que había arrancado el torneo con muchas dudas, remontó en la segunda parte su duelo ante Estados Unidos para acabar llevándose el triunfo por 3-1; y una gris Brasil se impuso por la mínima (y de penalti) a una animosa Siria. En uno de los choques más esperados, Nigeria se llevó la victoria ante Ucrania con un solitario gol a diez minutos del final del lateral zurdo Taye Taiwo, sin duda uno de los jugadores más destacados del torneo; mientras que Alemania consiguió el 3-2 definitivo ante la correosa China al borde del minuto 90. Pese a que la igualdad fue la tónica predominante en los octavos de final ningún partido llegó a la prórroga, aunque dos se decidieron en el descuento: Marruecos consiguió deshacer el 0-0 ante Japón con un penalti transformado por Iajour y Argentina logró un merecido 2-1 ante Colombia al rematar Barroso un balón suelto tras una gran jugada de Messi, auténtico protagonista del partido. Así pues, la selección argentina sería el rival de España por un puesto en semifinales.

Se trataba de una auténtica final anticipada, un duelo entre dos de los máximos favoritos al título que además practicaban estilos muy distintos. España había triunfado como bloque, mostrando un juego combinativo y veloz en el que la calidad individual se ponía al servicio del compañero, mientras que Argentina había alcanzado esta ronda gracias sobre todo al desequilibrante Lionel Messi, que con sus veloces arrancadas tiraba de un equipo de mucha garra y oficio. Con esos antecedentes, hay que atribuirle un gran mérito al seleccionador argentino, Pancho Ferraro, pues logró que su combinado sorprendiera a todos en el arranque del partido, dominando con claridad a un equipo español que tal vez saltó al campo de Enschede pensando que la albiceleste le cedería la posesión. No fue así y el centro del campo de Argentina controló perfectamente al español, encontrando buenas opciones de ataque por ambas bandas y encerrando a los de Sáez en su área.

La defensa española, que aunque sólo había recibido un gol en todo el torneo tampoco se había mostrado excesivamente expeditiva, sufrió mucho en unos primeros compases en los que Ribas salvó los muebles. Argentina vio incluso cómo se le anulaba un gol a los diez minutos, cuando una falta botada por Messi se coló sin que nadie la tocara pero el árbitro entendió que algún atacante en fuera de juego posicional había molestado al arquero español. El tanto argentino se veía venir y acabó llegando en el minuto 19, al rematar Pablo Zabaleta en el área pequeña una falta lanzada por Nery Cardozo desde el costado derecho. Por fortuna, el gol pareció aplacar el ímpetu sudamericano y los centrocampistas españoles empezaron a tocar con más criterio. Así, pasada la media hora, Molinero apareció en posiciones ofensivas y su centro a media altura encontró a Llorente, que con un solo toque dejó el balón muerto para que Zapater batiera a Ustari con un buen tiro cruzado. Con el marcador igualado, España se hizo definitivamente con la pelota y el partido se serenó, con ambos equipos plenamente conscientes de lo mucho que había en juego.

El decorado no cambió en el inicio de la segunda parte, tramo en el que apenas hubo unas pocas ocasiones repartidas equitativamente para ambos bandos. Pero en el minuto 70 Messi rompió el duelo con un inteligente pase al hueco que Gustavo Oberman culminó picando el balón sobre la salida algo precipitada de Ribas; dos minutos después, en pleno desconcierto de la zaga española, el propio Messi sentenció el partido al recoger un mal despeje dentro del área, deshacerse de Robusté con una ágil maniobra y batir por bajo a Ribas. Aunque quedaba más de un cuarto de hora, España no supo jugar sus bazas y los cambios de Sáez no aportaron soluciones ante la ordenada defensa argentina. La selección española quedaba eliminada a manos de un jugador, Lionel Messi, a quien la RFEF había intentado convencer sin éxito años antes para que representara a nuestro país.

25/06/2005

Cuartos de final.

ARGENTINA

(3)

Ustari; Barroso, Cabral, Paletta (-90, Garay), Lautaro Formica; Torres, Zabaleta, Neri Cardozo, Archubí (-63, Gago); Messi, Vitti (-46, Oberman).

ESPAÑA

(1)

Ribas; Molinero, Alexis, Robusté, José Enrique; Zapater (-83, Víctor), Bergara, Juanfran (-75, Gavilán), Fàbregas, Silva; Llorente (-75, Jonathan Soriano).

Goles

1-0 Zabaleta (ARG, min. 19); 1-1 Zapater (ESP, min. 32); 2-1 Oberman (ARG, min. 71); 3-1 Messi (ARG, min. 73).

Árbitro

Benito Armando Archundia Pérez (MEX).

Tarjetas

Torres (ARG, min. 23); Jonathan Soriano (ESP, min. 76); Cabral (ARG, min. 90+3); Víctor (ESP, min. 90+3); Alexis (ESP, min. 90+3).

Estadio

Enschede Stadium (Enschede). 11.200 espectadores.

Fue un adiós extraño, difícil de juzgar porque ni siquiera fue un mal partido: simplemente España no pudo superar a un rival de buen nivel que sí supo aprovechar los resquicios de su oponente. Un sorteo más favorable hubiera permitido, muy probablemente, que los de Iñaki Sáez alcanzaran una mejor clasificación final, pero en cualquier caso hay que decir que el equipo terminó acusando, sobre todo en la parcela defensiva, la nula preparación previa, así como el estado físico de jugadores como Cesc Fàbregas, que arrastró molestias durante todo el campeonato y no pudo ofrecer su mejor nivel. Por el contrario, futbolistas como Silva, Fernando Llorente, Zapater o José Enrique salieron muy reforzados de una cita neerlandesa de la que, por otro lado, todos los representantes europeos se despidieron en cuartos de final. Alemania perdió en la prórroga contra Brasil (1-2) con un gol del lateral derecho Rafinha (hoy en el Bayern Munich), mientras que la selección anfitriona, tras empatar a un tanto en el tiempo reglamentario, cayó ante Nigeria en una interminable tanda de penaltis en la que cada equipo lanzó doce veces (10-9 fue el resultado de ese cruel desempate). Y también desde los once metros se decidió el duelo entre Marruecos e Italia, que llegó con 1-1 al minuto 90 y con 2-2 al 120, y que al final se llevaron los norteafricanos al ganar la tanda por 4-2.

Las semifinales garantizaban que el título se decidiría en un choque entre África y Sudamérica. En el duelo entre las potencias de la CONMEBOL, Messi siguió con su imparable crecimiento abriendo el marcador con un tremendo lanzamiento desde fuera del área; luego Brasil lograría empatar, pero en el descuento Messi volvió a hacer de las suyas y, tras una magnífica jugada individual de la joven promesa del Barcelona, Pablo Zabaleta aprovechó un balón suelto para anotar el gol del triunfo. Por el lado africano, Nigeria hizo buenos los pronósticos y se impuso por 3-0 a una selección marroquí que afeó con dos expulsiones en los últimos minutos la buena imagen que había mostrado a lo largo del torneo. En el partido por el tercer y cuarto puesto los norteafricanos se adelantaron en el marcador, pero volvieron a quedarse en inferioridad a falta de pocos minutos y Brasil se llevó el triunfo con dos goles en los últimos instantes del partido.

La gran final, disputada el 2 de julio en Utrecht, fue una nueva exhibición de Lionel Messi. Aunque Nigeria plantó cara y dominó gran parte del encuentro, Argentina se adelantó al borde del descanso con un gol de penalti obra, cómo no, de Messi: él mismo había provocado la acción con una veloz arrancada desde la medular que nadie pudo frenar legalmente. Guiados por John Obi Mikel y Promise Isaac desde el centro del campo, los africanos empataron en el inicio de la segunda parte con un gran remate de cabeza de Chinedu Ogbuke-Obasi, pero Argentina volvió a adelantarse a falta de un cuarto de hora al transformar otra vez Lionel Messi un discutido penalti cometido sobre el joven Sergio Agüero, y ahí se acabó la historia. Además de certificar el quinto título mundial sub’20 para Argentina, con esos dos goles Messi sumaba seis dianas en el campeonato y adelantaba a Fernando Llorente y al ucraniano Oleksandr Aliyev en la carrera por la Bota de Oro. Con los dos europeos igualados a cinco tantos, el ariete español acabó llevándose la Bota de Plata por haber dado dos asistencias, por una de Aliyev. Obviamente, Lionel Messi fue galardonado con el Balón de Oro al mejor jugador del campeonato, superando en las votaciones a dos jugadores nigerianos: el mediocentro John Obi Mikel (que en esas fechas andaba envuelto en una turbia pelea entre Manchester United y Chelsea por su fichaje) recibió el Balón de Plata y el potente lateral zurdo Taye Taiwo el de Bronce.

Sin lugar a dudas, la actuación de Messi en el torneo desde que su seleccionador le diera la alternativa en la segunda parte del primer partido fue la mayor exhibición individual vista en un Mundial sub’20 desde los ya lejanos tiempos de Diego Armando Maradona en Japón 1979. Partiendo como segunda punta pero apareciendo también por ambos costados (especialmente por la izquierda), el juvenil del Barça fue una pesadilla para todos sus rivales por su endiablada velocidad y su imparable regate. Aunque para entonces ya había debutado e incluso anotado su primer gol oficial con el primer equipo blaugrana, en los Países Bajos fue donde Messi se dio verdaderamente a conocer al gran público y nos hizo pensar que quizá podíamos estar ante uno de los elegidos. Porque, matices futbolísticos aparte, la principal diferencia entre Messi y Maradona era que Diego había llegado a Japón como una estrella consolidada, mientras que sobre Lionel pesaba la duda de si sería capaz de repetir esas actuaciones contra los mayores. A estas alturas de la película la incógnita ya tiene una contundente respuesta.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Tailandia 2004

Tras experimentar cierto auge a comienzos del siglo XX, especialmente en el Reino Unido, la maquinaria del profesionalismo masculino y las convenciones sociales imperantes bloquearon el crecimiento y desarrollo del fútbol femenino y lo convirtieron en algo anecdótico e injustamente marginal en la inmensa mayoría de naciones, incluidas las que se decían futbolísticamente desarrolladas pese a estar excluyendo de facto de la práctica del balompié a la mitad de su población. Olvidado o incluso prohibido por las federaciones nacionales y triste víctima de una inmensa nube de prejuicios, la propia FIFA lo ignoró por completo durante muchas décadas, hasta que el avance de los tiempos y el progreso de la sociedad exigieron un cambio de postura que, si bien no todos los estamentos implicados parecen haber adoptado con plena convicción, sí ha servido al menos para que el balón empiece a rodar de verdad en todo el planeta. Los efectos negativos de ese siglo perdido se ven todavía hoy en el día a día del fútbol femenino y se seguirán arrastrando durante mucho tiempo, pues el fútbol sigue siendo un mundo eminentemente masculino (e incluso machista) tanto en sus estructuras como en casi todo lo que le rodea, pero cabe pensar que el futuro será siempre mejor que el presente y el pasado. Y en esa progresión tienen lógicamente mucho que ver los Mundiales, tanto absolutos como de categorías inferiores.

Aunque anteriormente la FIFA ya había organizado algún torneo internacional de selecciones, el primer Mundial oficial de fútbol femenino en categoría absoluta se celebró en China en 1991. El reducido número de participantes (sólo doce países, por los veinticuatro que jugaban entonces el masculino), que los partidos duraran 80 minutos o que esa primera edición no se llamara Copa del Mundo de la FIFA, como el torneo masculino, sino “Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino por la Copa M&M’s” dejan bien a las claras las cautelas con las que el organismo inició el camino de la normalización. Las distancias entre aquellos países en los que el fútbol femenino tenía ya cierta consideración y los que seguían poniendo trabas a su desarrollo, a veces simplemente ignorando su existencia, eran enormes (y aún hoy son difíciles de salvar), así que las dudas sobre el nivel de juego y la aceptación del público parecían hasta cierto punto lógicas. Y es que por entonces sólo Asia (desde 1975), Oceanía (desde 1983) y Europa (desde 1984) celebraban campeonatos oficiales de selecciones femeninas, de manera que el resto de confederaciones tuvieron que crearlos de la nada para organizar la clasificación mundialista. Las incógnitas sobre lo que se vería en esos primeros campeonatos, por tanto, eran muchas.

Pero si hace apenas veinticinco años el panorama en categoría absoluta era francamente desolador, por debajo las cosas estaban aún peor. El escaso número de practicantes y la falta de interés de los dirigentes por la promoción de su deporte entre las mujeres dejaron completamente olvidadas las categorías inferiores hasta la temporada 1997/1998, en la que la UEFA organizó el primer torneo continental oficial en categoría juvenil. Antes de ese primer Campeonato de Europa sub’18 ninguna confederación se había planteado organizar un torneo juvenil femenino (o, al menos, no había ejecutado la idea), mientras que en categoría masculina se venían disputando regularmente desde al menos veinte años antes en todos los continentes (en el caso europeo, desde hacía más de cuarenta años). Como hiciera a mediados de los setenta en el ámbito masculino, tuvo que ser la FIFA quien tirara del carro del fútbol formativo al crear el Campeonato Mundial de Fútbol Femenino Juvenil, ideado en principio para selecciones sub’19 (como aquel primer Mundial juvenil de Túnez del lejano 1977) y cuya primera edición se disputó en Canadá en el verano de 2002. Al igual que en los dos primeros Mundiales absolutos femeninos, sólo doce equipos viajarían a Norteamérica, en una decisión que volvía a evidenciar tanto el interés por abaratar los costes de un evento que no llamaba la atención de los patrocinadores como el temor a que la competición quedara deslucida por abruptas diferencias de nivel entre los contendientes. Al fin y al cabo, y por triste, injusto e indignante que parezca, a comienzos ya del siglo XXI nadie sabía realmente qué se podía esperar de unas futbolistas juveniles.

Por desgracia, España no pudo estar presente en esa primera cita, a pesar de que en los años anteriores venía consiguiendo buenos resultados en el Campeonato de Europa sub’18, siempre con Ignacio Quereda en el banquillo (el madrileño es seleccionador absoluto desde 1988 y fue también el encargado del combinado juvenil entre 1997 y 2005). Así, por ejemplo, la selección española alcanzó un sorprendente y magnífico subcampeonato en la tercera edición del Europeo juvenil, en la temporada 1999/2000. Después de pasar dos rondas previas, en las que dejaron fuera a Islandia, Eslovaquia, Noruega, Inglaterra e Irlanda, las españolas se plantaron por primera vez en una fase final a la que entonces sólo accedían cuatro participantes y que presentaba un peculiar sistema de competición: una liguilla a una vuelta rematada con una final entre los dos primeros clasificados. España perdió con Alemania en la primera jornada pero derrotó luego a Suecia y a la anfitriona Francia, de modo que el título se decidió en un nuevo partido entre alemanas y españolas que cayó del lado germano por 4-2. Laura del Río, que anotó siete tantos en esos cuatro partidos de la fase final, fue la jugadora más destacada de una selección sub’18 en la que también estaban Sandra Vilanova o Eli Ibarra, por citar a dos futbolistas con larga trayectoria posterior en la absoluta.

Aquel año 2000 fue el primer gran momento del fútbol juvenil femenino español, que a partir de entonces siguió ofreciendo un buen rendimiento. La temporada siguiente, con el torneo catalogado ya como sub’19, España fue de nuevo una de las cuatro clasificadas para la fase final, que esta vez se disputó en Noruega con formato directo de semifinales y final. Las de Quereda terminaron en cuarta posición, tras perder sucesivamente con Alemania y Dinamarca. Con esa trayectoria reciente parecía factible que la selección española fuera una de las cuatro representantes del viejo continente en el primer Mundial sub’19, pero para eso habría que ganarse el billete en el Europeo de 2002, que serviría como clasificatorio mundialista. Establecida como cabeza de serie gracias a sus buenos resultados de los años anteriores y exenta por tanto de las dos primeras fases previas, España superó a Bélgica y Yugoslavia en una ronda preliminar en las localidades de Las Galletas y Los Cristianos, en el sur de Tenerife, y logró estar nuevamente presente en la fase final, que se disputó en Suecia y que acogió por primera vez a ocho combinados. Pero, por desgracia, esta vez no se pudo acceder a semifinales: encuadradas junto a Alemania, Suecia y Francia, las españolas perdieron con alemanas y francesas y acabaron en tercera posición de ese potentísimo grupo, quedando por tanto fuera del primer Mundial juvenil femenino de la historia.

En la cita canadiense, las selecciones norteamericanas impusieron su ley y Estados Unidos, que apabulló goleada tras goleada a todas sus rivales, se llevó el título mundial al derrotar en la final a las anfitrionas con un gol de oro de Lindsay Tarpley; la tercera plaza fue para Alemania, la campeona de Europa, que superó a Brasil en la tanda de penaltis de la final de consolación. La estrella del campeonato fue la canadiense Christine Sinclair, que se llevó tanto el Balón de Oro a la mejor jugadora como la Bota de Oro a la máxima goleadora (con diez goles en seis partidos). Otras futbolistas que, como la propia Sinclair, estuvieron en ese primer Mundial juvenil y se han convertido en importantes figuras son la estadounidense Heather O’Reilly, la alemana Anja Mittag, la francesa Camille Abily o la brasileña Marta (que con sólo 16 años ya dio muestras de lo que estaba por venir, ya que fue galardonada con el Balón de Plata). El público de Canadá respondió de forma abrumadora y la final ante sus vecinas del sur fue presenciada en directo por casi 48.000 espectadores. La FIFA se mostró más que satisfecha con esos resultados y, con el mismo fin que había inspirado la rotación continental de sedes de los primeros mundiales juveniles masculinos, el de promocionar el deporte por todos los rincones del mundo, concedió a Tailandia la organización de la siguiente edición del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino sub’19. En esa elección también influyó, claro, el empeño personal del tailandés Worawi Makudi, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y director entonces de su comisión de fútbol femenino.

En la temporada 2002/2003 la selección española sub’19 volvió a clasificarse para la fase final del Europeo, pero volvió también a quedarse fuera de las semifinales: la victoria contra Francia y las derrotas contra Países Bajos y Noruega condenaron a España a la cuarta posición de su grupo. Y entonces, al año siguiente, llegó el tan ansiado éxito. Tras superar en la primera ronda previa a Bélgica, Islas Feroe y la anfitriona Bosnia-Herzegovina, España se deshizo de Dinamarca, Irlanda y Eslovaquia en la Ronda Élite (que se jugó en la localidad cordobesa de Lucena) y se metió una vez más en la fase final del Campeonato de Europa sub’19. El torneo se celebraría en Finlandia entre julio y agosto de 2004 y pondría en juego las plazas europeas para el Mundial de Tailandia, a disputarse en el mes de noviembre. Tras una concienzuda preparación, las españolas debutaron en esa fase final con una victoria por 3-1 frente a Suiza y se garantizaron el pase a semifinales (y, por tanto, la histórica clasificación para el Mundial sub’19) al golear 4-0 a las finesas en la segunda jornada. El estrepitoso 0-7 encajado después ante Alemania, en un partido que Quereda usó para dar minutos a las menos habituales, no cambió nada en la clasificación del grupo, pero tanto el técnico español como su colega alemana Silvia Neid (actual seleccionadora absoluta germana) coincidieron luego en señalar que resultó psicológicamente decisivo para lo que estaba por venir.

Ya en semifinales, España derrotó a Italia con un solitario gol de Miriam Diéguez en el último minuto y se coló en su segunda final continental juvenil, en la que debería verse nuevamente las caras con Alemania, que había aplastado a Rusia por 8-0 en la otra semifinal. Algo confiadas por su manifiesta superioridad durante todo el torneo (23 goles a favor y ninguno en contra) y contra una España que no tuvo nada que ver con la de seis días antes y jugó un enorme partido, las alemanas se vieron sorprendidas desde el comienzo y no pudieron desplegar su juego habitual. Jade Boho adelantó a España con un golazo de vaselina antes de la media hora y, aunque Alemania empató al borde del descanso, las de Quereda se volvieron a poner por delante al comienzo de la segunda parte con un gran lanzamiento de falta de la capitana Iraia Iturregi. A partir de ahí, la selección española se mantuvo firme en defensa y logró culminar su gesta alzándose con su primer (y único hasta la fecha) título continental sub’19. Así, durante un año España pudo presumir de ser campeona de Europa juvenil tanto en hombres como en mujeres, algo que hasta ahora no ha conseguido ningún otro país.

Quedaban poco más de tres meses para la disputa del Mundial sub’19 de Tailandia 2004, el primer mundial de fútbol que disputaría una selección española femenina, así que no había demasiados motivos para retocar la lista de seleccionadas. Sólo dos de las dieciocho campeonas de Europa no viajaron al sudeste asiático (Ana Belén Aguilera “Chicho” y Ohiana Galdona, ambas defensas), incorporándose al grupo un total de cinco jugadoras. La ausencia más destacada, no obstante, seguía siendo la de Adriana Martín, goleadora más que consolidada ya en Primera división y que había brillado con la selección juvenil durante los dos años anteriores pero que se mantenía ausente del grupo por decisión técnica desde la concentración previa al Europeo. La convocatoria definitiva se hizo pública el 27 de octubre de 2004, quedando concentradas las veintiuna elegidas en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas entre el 2 y el 5 de noviembre, día en el que iniciaron el largo viaje a Tailandia. Estas fueron las seleccionadas:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

LUCÍA MUÑOZ Mendoza 08/12/1985 CE Sabadell

2

DF

Irantzu CASTRILLO Sáinz de Murieta 09/07/1985 Athletic de Bilbao

3

DL

Verónica BOQUETE Giadans 09/04/1987 Xuventú Aguiño

4

MC

Miriam DIÉGUEZ de Oña 04/05/1986 RCD Espanyol

5

DF

RUTH GARCÍA García 26/03/1987 Levante UD

6

DL

Aintzane ENCINAS Gómez 22/04/1988 Real Sociedad

7

DL

NATALIA PABLOS Sanchón 15/10/1985 Rayo Vallecano

8

MC

Nuria ZUFÍA Elizalde 04/04/1985 Lagunak

9

DL

JADE Boho Sayo 30/08/1986 AD Torrejón

10

MC

IRAIA Iturregi Sustatxa 24/04/1985 Athletic de Bilbao

11

MC

Ana María Romero Moreno, “WILLY” 14/06/1987 CD Híspalis

12

DL

Irune MURUA Cuesta 23/04/1986 Athletic de Bilbao

13

P

María Sánchez Mina, “MARIATXI” 14/05/1986 CD Amaya

14

DF

SILVIA Doblado Peña 22/03/1987 CD Rayco

15

DF

Ane BERGARA Artieda 03/02/1987 Lagunak

16

MC

Carmen FERRER Tatay 10/11/1986 Levante UD

17

MC

JULIA de la Paz Vera Valhondo 09/07/1987 Sporting Plaza Argel

18

DF

ZURIÑE Gil García de Azilu 20/02/1987 Athletic de Bilbao

19

DL

JUDITH Acedo Guerrero 26/01/1986 FC Barcelona

20

MC

Irene SAMPIETRO Guillén 03/11/1986 Transportes Alcaine

21

P

María Rodríguez Naves, “MARU” 10/05/1987 Oviedo Moderno
En la convocatoria observamos varios nombres que resultarán muy conocidos para los seguidores del fútbol femenino español, bien por sus apariciones en la selección absoluta o bien por sus muchos años jugando en la máxima categoría. Así, podemos destacar a Ruth García y Miriam Diéguez (FC Barcelona), Ane Bergara (Real Sociedad), Natalia Pablos (Arsenal) o Vero Boquete (Frankfurt), que forman parte de la preselección de 35 futbolistas para el ya inminente Mundial absoluto de Canadá y que muy probablemente acaben vistiendo la camiseta de España en esa histórica cita. Igualmente tuvieron su momento en la absoluta Lucía Muñoz (gran promesa de la portería que se retiró prematuramente por una lesión, aunque años más tarde regresó al fútbol en activo en segunda división, con el Híspalis, y desde 2013 pertenece a las filas del Sevilla), Ana Romero “Willy” (su ausencia de las últimas convocatorias es uno de esos misterios que sólo Quereda puede resolvernos) o Iraia Iturregi (capitana del Athletic Club, suma ya más de 300 partidos de liga a sus espaldas), mientras que otras como la guardameta Maru, la atacante (y escritora) Aintzane Encinas o la delantera Irune Murua son auténticas instituciones en sus respectivos equipos (Oviedo Moderno, Real Sociedad y Athletic). Por último, cabe destacar la historia de otra clásica de la liga española como Jade Boho, ariete vallisoletana criada en Madrid y de origen ecuatoguineano que, ante la tardanza de Quereda para convocarla con la absoluta española, acabó decantándose por representar internacionalmente al país africano; para su desgracia, un problema burocrático al tramitar el cambio de equipo nacional le privó de disputar con Guinea Ecuatorial el Mundial absoluto de Alemania 2011, pese a que para entonces ya se había proclamado subcampeona de África con dicha selección.

El reparto de plazas entre las distintas confederaciones instaurado en Canadá 2002 se mantuvo en Tailandia 2004: anfitrión aparte, habría cuatro equipos de Europa, dos de Asia y de la CONCACAF y uno de Sudamérica, de África y de Oceanía. El sorteo se celebró el 11 de junio, cuando aún no habían concluido los clasificatorios de Europa y África; una vez resueltos esos torneos, el cuadro de la primera fase presentó este aspecto:

GRUPO A

(Bangkok, Chiang Mai)

GRUPO B

(Chiang Mai, Bangkok)

GRUPO C

(Phuket, Bangkok)

Tailandia

Brasil

España

Alemania

Italia

Rusia

Australia

Nigeria

EE.UU.

Canadá

China

Rep. Corea

El Campeonato Mundial de Fútbol Femenino Juvenil de Tailandia 2004 se disputaría entre el 10  y el 27 de noviembre, repitiendo presencia mundialista con respecto a la primera edición las selecciones de Brasil, Nigeria y Australia (campeonas y únicas representantes de sus respectivas confederaciones), así como Canadá, Estados Unidos (ambas inalcanzables en la CONCACAF) y Alemania. Pasaban a cuartos de final las dos primeras clasificadas de cada grupo y las dos mejores terceras, por lo que España partía con bastantes esperanzas de superar esa primera fase a pesar de la evidente dificultad del grupo C. En cuanto a la organización, se habilitaron tres sedes: la capital Bangkok (con dos estadios), y las turísticas ciudades de Chiang Mai, al norte del país, y Phuket, en la isla homónima, remodelándose en profundidad los cuatro estadios utilizados. El calendario se diseñó para que los partidos de la tercera jornada se disputaran simultáneamente en cada grupo, desplazándose dos selecciones de su sede principal (la primera que figura en la tabla, en la que se jugaban las dos primeras jornadas íntegramente) para disputar ese tercer encuentro.

El público tailandés respondió de forma numerosa, aunque las cifras de asistencia estuvieron lejos de las alcanzadas en Canadá dos años antes. El calor y la humedad fueron intensos, a pesar de la época del año, y también hubo ciertos problemas con los transportes, sobre todo en los primeros días, pero no llegaron a ocurrir incidentes dignos de reseña. Como era ya norma en los torneos femeninos, la FIFA únicamente envió árbitros de dicho sexo: doce principales y dieciséis asistentes. Entre ese grupo de auxiliares estuvo la coruñesa Yolanda Parga Rodríguez, de sólo veintiséis años, que inició en Tailandia una larga trayectoria en campeonatos internacionales de selecciones que, si nada se tuerce, continuará en Canadá 2015. La española actuó en dos partidos del grupo A y también en el encuentro por el tercer y cuarto puesto.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Tailandia 2004, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Tailandia 2004, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

El debut en un torneo siempre es importante, pero en esta ocasión lo era aún más. España iniciaba su andadura en el Mundial sub’19 de Tailandia enfrentándose a la selección con la que teóricamente debería jugarse el pase a los cuartos de final, puesto que en las quinielas tanto Corea del Sur (que había ganado su torneo continental ante la potente China) como sobre todo Estados Unidos (sempiterna favorita) parecían superiores a los equipos europeos. Un buen resultado ante Rusia encarrilaría el pase a las eliminatorias, mientras que una derrota obligaría a puntuar ante las favoritas y a estar pendiente de los marcadores que se dieran tanto en este grupo como en los otros dos, por aquello de ver quiénes pasaban como mejores terceras. Lo que no entraba en ninguna ecuación era que España, la campeona de Europa, saliera goleada ante el tercer clasificado del reciente Europeo, pero precisamente eso fue lo que ocurrió aquel 11 de noviembre en Phuket.

Quereda apostó por su once base, dando la oportunidad a la navarra Mariatxi en la portería (ella y Lucía Muñoz se habían alternado en la titularidad durante el Europeo) y plantando un 4-4-2 en el que Vero Boquete actuaba como segunda punta, aunque luego la joven promesa gallega se incrustaba en la línea media cuando tocaba defender. El partido se puso cuesta arriba muy pronto, en el minuto 10, cuando Elena Terekhova aprovechó un fallo de la zaga española al tirar el fuera de juego para adelantar al combinado ruso, y a partir de ahí casi todo jugó en contra de España. La colegiada local, muy errática durante todo el encuentro, anuló un tanto a Jade por un muy discutido fuera de juego, aunque minutos después Nuria Zufía logró empatar la contienda con un buen cabezazo a centro de Iraia. España siguió acercándose a la meta rival, pero las imprecisiones en el remate y los despistes defensivos tiraron por tierra el buen trabajo de creación. Así, a diez minutos para el descanso, un gol olímpico de Ekaterina Sochneva volvió a adelantar a Rusia, que no estaba haciendo mucho para merecer esa ventaja pero que incluso pudo haber aumentado la cuenta antes de la pausa.

La segunda parte arrancó con España volcada en ataque, asociándose quizás con lentitud pero con bastante eficacia, y así llegaron varias ocasiones para conseguir el empate. Por desgracia, la guardameta Elvira Todua se empleó a fondo para evitarlo, y donde no llegaba la rusa aparecía el larguero, como en un remate de Vero Boquete, o la colegiada tailandesa, que anuló un nuevo tanto a las españolas por una falta previa que también resultó muy discutida. Los nervios comenzaron a aflorar en el equipo de Quereda y Rusia aprovechó los espacios para sentenciar el partido al contraataque: primero fue la recién incorporada Olga Petrova quien batió por alto a Mariatxi y luego, ya casi al final, la central Zuriñe culminó la aciaga tarde española marcando en propia puerta un cuarto gol que complicaba muchísimo la clasificación para cuartos de final.

11/11/2003

Primera jornada del Grupo C.

RUSIA

(4)

Todua; Sedova, Semenchenko, Tsybutovich, Kharchenko (-76, Gomozova); Titova, Morozova, Sochneva (-82, Fomina), Tsidikova; Peshina (-69, Petrova), Terekhova.

ESPAÑA

(1)

Mariatxi; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía (-70, Julia), Iraia, Natalia Pablos (-75, Willy); Boquete, Jade.

Goles

1-0 Terekhova (RUS, min. 10); 1-1 Zufía (ESP, min. 24); 2-1 Sochneva (RUS, min. 36); 3-1 Petrova (RUS, min. 76); 4-1 Zuriñe (ESP, min. 88)(p.p.).

Árbitro

Pannipar Kamnueng (TAI).

Tarjetas

Sedova (RUS, min. 32); Kharchenko (RUS, min. 48); Silvia (ESP, min. 71).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 5.000 espectadores.

La derrota ante Rusia hizo mucho daño tanto por lo abultado del marcador como por la forma en que se había desarrollado el partido, ya que las rusas apenas necesitaron realizar cinco lanzamientos entre los tres palos para anotar cuatro goles. España se mostró técnicamente superior, pero la falta de contundencia en ambas áreas supuso un lastre demasiado pesado. Con cero puntos y una diferencia de goles alarmantemente negativa, las de Quereda debían vencer a Corea en la segunda jornada por el margen más amplio posible y esperar que el resto de marcadores favorecieran a sus intereses. El técnico madrileño sólo introdujo una novedad en el once, la de su peculiar rotación en la portería, y España salió dispuesta a demostrar ante las surcoreanas que la derrota de la jornada inaugural había sido un accidente. Eso mismo, claro, buscaba Corea del Sur, que había perdido 3-0 ante Estados Unidos y que en los primeros minutos tuvo un par de ocasiones en las botas de Park Eun Sun, polivalente jugadora que en la primera jornada había actuado como central pero que a partir de la segunda volvió a su puesto natural en la delantera.

Las españolas se sobrepusieron a ese arranque y pasaron a dominar el juego, adelantándose en el marcador a los veinte minutos con un cabezazo de Jade en un saque de esquina. Llegaron entonces un par de oportunidades más que podrían haber dejado el partido visto para sentencia, pero nadie acertó y, poco a poco, las campeonas asiáticas empezaron a sentirse más cómodas sobre el campo y a rondar la portería española, aunque no llegaron a disparar entre los tres palos en toda la primera mitad. Tras el paso por vestuarios, la República de Corea redobló su insistencia y vio cómo se le anulaban dos buenas acciones por discutidos fueras de juego antes de que Jade se escapara en una contra y batiera por segunda vez la meta de Jun Min Kyung. Pero el gol, en vez de tranquilizar a España, espoleó a su rival, que logró recortar distancias un cuarto de hora más tarde al transformar Park Eun Sun un lejano libre directo. Con el 2-1, Corea se volcó y Lucía Muñoz tuvo que realizar varias paradas de mérito para asegurar un triunfo que, pese a esos apuros de última hora, pudo haber sido incluso más amplio si Irune Murua hubiera aprovechado la ocasión de la que dispuso en el descuento.

14/11/2004

Segunda jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(2)

Lucía Muñoz; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía, Iraia, Natalia Pablos (-76, Willy); Boquete (-90, Murua), Jade (-82, Julia).

REP.COREA

(1)

Jun Min Kyung; Cha Yun Hee, Lee Ye Eun, Park Mi Jung, Yoon Young Geul, Lee Jin Hwa; Song Yu Na (-65, Park Eun Jung)(-79, Jeon Jae Min), Lee Yang Mi; Kim Joo Hee, Park Eun Sun, Han Song I (-55, Jung Sey Hwa).

Goles

1-0 Jade (ESP, min. 19); 2-0 Jade (ESP, min. 57); 2-1 Park Eun Sun (KOR, min. 72).

Árbitro

Deidre Mitchell-Zealand (RSA).

Tarjetas

Lee Jin Hwa (KOR, min. 6); Yoon Young Geul (KOR, min. 13); Natalia Pablos (ESP, min. 22); Miriam (ESP, min. 69); Park Eun Sun (KOR, min. 79).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 13.563 espectadores.

El 18 de noviembre, cuando se disputó la tercera y definitiva jornada en el grupo C, la primera fase había concluido ya en los otros dos grupos, por lo que las de Quereda tenían perfectamente claros todos los cálculos: tendrían que puntuar ante las vigentes campeonas mundiales juveniles para seguir adelante. Con tres puntos y una diferencia de goles de -2, una nueva derrota impediría mejorar los guarismos de Nigeria (tercera del grupo B con cuatro puntos) y de Australia (tercera del grupo A con tres puntos, como España, pero con una diferencia de goles de 0). Así pues, un empate garantizaría superar a las australianas y pasar junto a las africanas como una de las dos mejores terceras; eso en el peor de los casos, porque ese puntito podría incluso suponer la clasificación directa como segunda de grupo, en función del resultado que se diera en el partido que Rusia y Corea del Sur disputarían simultáneamente en Bangkok.

Dentro de la evidente complicación, en la expedición española había cierto optimismo porque el juego desplegado en los partidos anteriores había sido bueno y porque las norteamericanas llegaban ya clasificadas como primeras de grupo después de haber goleado a Corea (3-0) y Rusia (4-1) y darían descanso a varias jugadoras clave. Entre otras, el seleccionador Mark Krikorian dejó en el banquillo a las centrocampistas Angie Woznuk y Megan Rapinoe y a la atacante Amy Rodríguez, y España aprovechó las circunstancias para controlar prácticamente en todo momento al potente equipo estadounidense. Con el mismo once que había derrotado a Corea del Sur (rompiéndose así la alternancia en la portería a favor de Lucía Muñoz) y su habitual juego pausado pero seguro, la selección española sub’19 puso en bastantes apuros a la guardameta Ashlyn Harris, que al filo de la media hora salvó apuradamente en dos tiempos un gran lanzamiento de Miriam Diéguez en la ocasión más clara del primer tiempo. También Natalia y Vero Boquete disfrutaron de buenas oportunidades, mientras que sus rivales sólo generaron peligro por medio de Jessica Rostedt. Y fue precisamente Rostedt quien, al borde del descanso, aprovechó un despiste en su marca para escaparse por velocidad y controlar un pase largo a la espalda de la defensa hispana; tras una hábil maniobra, la estadounidense batió a Lucía sin remisión y sumó su tercer tanto en el campeonato.

El gol supuso un duro mazazo para la confianza de la selección española, que en la segunda parte tardó en volver a entrar en el partido. La presencia de Amy Rodríguez le dio más profundidad al ataque americano y España sufrió varios sustos, aunque la buena actuación de Lucía Muñoz mantuvo al equipo con vida hasta el final. El objetivo estaba a un solo gol de distancia y las de Quereda lo intentaron por todos los medios, dominando claramente durante muchos minutos. Los ajustes tácticos introducidos con los cambios funcionaron y prácticamente todas las jugadoras del ataque español tuvieron su oportunidad para marcar, pero Harris se mostró inexpugnable y el partido se consumió con dos nuevas intervenciones salvadoras de Lucía. Pese a la buena imagen mostrada, España se iba de su primer Mundial juvenil femenino a las primeras de cambio.

18/11/2004

Tercera jornada del Grupo C.

EE.UU.

(1)

Harris; Holmes, Buehler, Sauerbrunn, López; Logterman, Gray, Schnur (-58, Redmond), Orand; Rostedt (-46, Amy Rodríguez), Hanks.

ESPAÑA

(0)

Lucía Muñoz; Bergara, Zuriñe, Ruth García, Silvia; Diéguez, Zufía (-56, Murua), Iraia, Natalia Pablos (-74, Willy); Boquete, Jade.

Goles

1-0 Rostedt (USA, min. 44).

Árbitro

Virginia Tovar Díaz (MEX).

Tarjetas

Iraia (ESP, min. 83).

Estadio

Surakul Stadium (Phuket). 9.652 espectadores.

Al final la selección española cayó al último puesto de su grupo y a la décima posición final. La victoria de la República de Corea por 2-0 ante Rusia generó un triple empate a tres puntos en el que los resultados de la primera jornada fueron decisivos: con la misma diferencia de goles que las surcoreanas (-2), Rusia acabó segunda de grupo merced al mayor número de tantos anotados, mientras que el combinado asiático, pese a acabar por delante de España (que finalizó con un golaveraje de -3), caía eliminado como el peor tercero de los tres grupos. Las juveniles españolas regresaron a casa en el anonimato propio de quien sale por la puerta de atrás de un torneo sin enviados especiales y que aquí sólo se pudo seguir en televisión a través de Eurosport, pero con una valiosa experiencia y unos bellos recuerdos de un paradisíaco lugar, Phuket, que apenas un mes después sufriría el impacto del terrible tsunami que asoló el sudeste asiático el 26 de diciembre de 2004.

Lógicamente ajena al desastre que estaba por llegar, la competición siguió adelante. En cuartos de final, China derrotó a Canadá por 3-1, aprovechándose de una tempranera acción que supuso un penalti a favor y la expulsión de la portera canadiense, mientras que Estados Unidos también cumplió sin apuros ante Australia (2-0). En cambio, Brasil y Alemania tuvieron que sudar durante toda una prórroga (el gol de oro ya había sido eliminado por FIFA) para deshacerse de Rusia y Nigeria, respectivamente. Las brasileñas se vieron fuera del torneo durante muchos minutos, hasta que la ariete Cristiane apareció en el descuento para lograr el empate a dos; luego, dos tantos en la segunda parte de la prórroga ante unas desmoralizadas rusas pusieron el definitivo 4-2 en el electrónico. Más aún sufrió Alemania, que también logró empatar en los últimos compases del tiempo reglamentario con un gol de Mittag pero que en la prórroga no fue capaz de romper el 1-1. En la tanda de penaltis, las de Silvia Neid se mostraron más acertadas que las nigerianas y se llevaron el triunfo por 5-4.

Alemania no acusó el cansancio en semifinales y se impuso con claridad y justicia a Estados Unidos por 3-1, mientras que China consiguió frenar el ímpetu ofensivo brasileño y, con dos goles en la primera parte, selló su pase a la gran final. Después de que las estadounidenses superaran con un cómodo 3-0 a Brasil en el partido por el bronce, en el encuentro por el título Alemania se encontró con un tempranero gol de Simone Laudehr que allanó su camino a la victoria. Un juego sólido y sin fisuras y un segundo tanto obra de Melanie Behringer en los últimos minutos permitieron a la selección europea conquistar en Bangkok su primer Campeonato Mundial Juvenil femenino.

En cuanto a los galardones individuales, la brasileña Marta (que a esas alturas ya había brillado en el anterior Mundial juvenil, en el Mundial absoluto de Estados Unidos 2003 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004) demostró estar un par de pasos por delante del resto de futbolistas de su edad y se llevó el Balón de Oro como mejor jugadora, superando en las votaciones a Angie Woznuk, cerebro de la selección estadounidense, y a la atacante alemana Anja Mittag. Por su parte, la delantera canadiense Brittany Timko (que hoy, debido a su matrimonio, se apellida Baxter) se alzó con la Bota de Oro al anotar siete goles en cuatro partidos, mientras que Anja Mittag se llevó la de Plata con seis tantos. Tras ellas, nada menos que nueve jugadoras (la brasileña Cristiane, la estadounidense Megan Rapinoe o la alemana Celia Okoyino Da Mbabi -hoy Celia Šašić-, entre otras) anotaron tres goles, por lo que hubo que utilizar los criterios de desempate para otorgar la Bota de Bronce, que finalmente recayó en la estadounidense Angie Woznuk por haber dado también tres asistencias (igual que Marta, pero disputando menos minutos que la genial brasileña). La selección española también tuvo su pequeña mención en los reconocimientos individuales: pese a jugar sólo tres partidos, a sus diecisiete años Vero Boquete fue elegida por el Grupo de Estudios Técnicos de la FIFA como una de las cuatro mejores delanteras del torneo, junto a Timko, Mittag y Cristiane. No tenían mal ojo las expertas designadas por la FIFA, entre las que se encontraba la actual seleccionadora sueca Pia Sundhage.

El torneo, en definitiva, sirvió para confirmar que el fútbol femenino juvenil avanzaba a buen ritmo, y la edición de 2006, que se celebró en Rusia, acogió ya a 16 selecciones de categoría sub’20 en lugar de las doce sub’19 de los dos primeros campeonatos. Paralelamente, la FIFA empezó a plantearse la creación de un torneo sub’17 que completara y racionalizara las etapas formativas del fútbol femenino y las equiparara definitivamente a las del masculino. Aunque esa categoría era entonces completamente inexistente en el calendario oficial internacional, la mayoría de equipos sub’19 presentaba siempre un buen número de jugadoras de 16 y 17 años, lo que indicaba que la materia prima existía y era prontamente detectada (y promocionada) por los clubes y federaciones nacionales. Ese nuevo Mundial sub’17 terminaría naciendo en 2008 y supondría también la creación de torneos continentales para esa edad en todas las confederaciones, pero esa es otra historia.

Por desgracia, España no ha vuelto a clasificarse para un mundial juvenil. Lejos de suponer un trampolín para seguir creciendo, la presencia en Tailandia 2004 dio paso a una larga época de sinsabores en categoría sub’19: la selección española no estuvo en las fases finales de los Europeos de los años 2005, 2009 y 2013 y se quedó fuera de las cuatro primeras plazas en 2007 y 2011, perdiendo por tanto la opción de disputar los sucesivos Mundiales sub’20 celebrados hasta la fecha. Los resultados en los Campeonatos de Europa de los años pares (los no clasificatorios) tampoco han acompañado, y sólo recientemente se han vuelto a conseguir grandes logros, con dos subcampeonatos en 2012 y 2014 que, sumados a los éxitos en categoría sub’17, vuelven a generar esperanzas sobre el futuro del fútbol femenino español.

Porque, a pesar de las muchas dificultades y zancadillas, de la escasa atención del público y los medios (y, en ocasiones, de la propia RFEF), las futbolistas españolas que brillaron como juveniles a principios de siglo (y muchas de las que luego no pudieron reeditar esos triunfos en los años siguientes) no han dejado de dar pasos hacia adelante. Esperemos que la participación en la Eurocopa absoluta de 2013 y, sobre todo, la histórica presencia en el Mundial de Canadá que arranca el próximo mes de junio no sean un mero paréntesis, sino un auténtico punto de partida para un futuro mejor.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.futfem.com

podemosjugar.x10host.com

www.rsssf.com

www.sefutbol.com

www.txapeldunak.com

www.uefa.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, El Mundo Deportivo, Marca.




España en los mundiales sub’20: Emiratos Árabes Unidos 2003

Tras el discreto paso por Malasia 1997, la selección española juvenil alcanzó el cielo en la siguiente cita mundialista, la de Nigeria 1999. Un Campeonato del Mundo Juvenil que supuso el pistoletazo de salida para una larga época de triunfos de nuestras selecciones inferiores (laureles que, por fortuna, acabaron trasladándose también a la absoluta) y que fue ampliamente repasado entre los números 52 y 55 de estos “Cuadernos de Fútbol”, por lo que este trayecto a lo largo de las participaciones españolas en los Mundiales juveniles debe continuar avanzando hasta la siguiente estación. Cosas del fútbol, España no pudo defender su entorchado en la cita inmediatamente siguiente a la de Nigeria: después de una discreta actuación en el Europeo sub’18 de 1999, cuya fase final se celebró en Suecia (y en la que España no pasó de la tercera posición del grupo que compartió con Italia, Irlanda y Georgia), la selección española juvenil no logró estar presente en el siguiente Campeonato de Europa, el del año 2000, que repartía los billetes para el Mundial sub’20 de Argentina 2001. Tras superar en la primera ronda a Inglaterra, Chipre y San Marino en un cuadrangular disputado en terreno inglés, los de Sáez se toparon con Rusia en la eliminatoria de acceso a la fase final. Los juveniles rusos arrancaron un afortunado 0-0 en Pontevedra y se llevaron el triunfo en Moscú por 2-1, con un gol en el minuto 83 que dejó sin Mundial a una generación en la que destacaban los nombres de Asier del Horno, Julio Álvarez, Miguel Ángel García “Corona”, Roberto Trashorras, Borja Fernández, Joaquín Sánchez, Vicente Rodríguez, Mikel Arteta, Pepe Reina, Xabi Alonso o el campeón mundial en Nigeria David Aganzo.

En ese Mundial de Argentina 2001 José Néstor Pékerman dirigió la que probablemente fuera su obra maestra al frente de las inferiores de la albiceleste. Con un grupo de excelentes promesas y una preparación cuidada al detalle tanto en los aspectos físicos y tácticos como psicológicos, el equipo argentino se impuso a todos sus rivales y a la presión de actuar como local con una facilidad pasmosa, venciendo sus siete partidos y prácticamente todos ellos por goleada. Con la increíble cifra de once goles anotados, récord que aún no ha sido batido, Javier Saviola se coronó también como el mejor jugador del campeonato y justificó su millonario traspaso al F.C. Barcelona; junto a él, en esa convocatoria aparecían futbolistas como Germán Lux, Wilfredo Caballero, Nicolás Burdisso, Julio Arca, Fabrizio Coloccini, Diego Colotto, Leo Ponzio, Andrés D’Alessandro, Maxi Rodríguez o Alejandro “Chori” Domínguez, nombres seguramente muy reconocibles para el aficionado y que vienen a dar una idea del tremendo potencial de aquel equipo campeón.

La selección española sí logró participar en la fase final del Europeo juvenil de 2001, disputada en Finlandia, un torneo en el que los de Sáez fueron de menos a más y que acabaron en tercera posición con jugadores como Víctor Valdés, Rubén González, Mikel Arteta, Líbero Parri, Albert Riera o Nano Macedo. Fue la última edición del Campeonato de Europa sub’18, ya que para la siguiente temporada la UEFA instauró los Campeonatos de Europa sub’19 y sub’17 en sustitución de los tradicionales sub’18 y sub’16. No fue más que un ajuste en la denominación oficial: las reglas ya permitían la participación de jugadores de esas edades en las fases finales para, entre otras cosas, evitar que las selecciones europeas que se clasificaran para sus respectivos mundiales tuvieran que rehacer buena parte del equipo, y se trataba tan solo de adecuar el nombre del torneo a la edad real de la mayoría de sus participantes.

Lo que no cambió la UEFA fue el desigual formato de la fase de clasificación del Europeo juvenil. Mientras otras selecciones disputaban triangulares o cuadrangulares a una vuelta, España jugó una liguilla a doble partido con Suiza y Armenia entre octubre y noviembre de 2001. Ninguna puso en apuros a los de Sáez (que jugaron los dos encuentros ante Armenia en casa, en Melilla y Ronda, ganando ambos por 6-0) y España se plantó en la eliminatoria previa a la fase final de Noruega con pleno de victorias. El sorteo de ese play-off fue benévolo y deparó un asequible enfrentamiento contra Macedonia: en la ida, disputada ya en abril de 2002 en terreno macedonio, España remontó el gol inicial de Goran Pandev para traerse un cómodo 1-3; un mes después, los juveniles españoles remataron el trabajo en Murcia con un contundente 4-0 y sellaron su pase al torneo que pondría en juego las plazas europeas para el siguiente Mundial sub’20.

Para cuando empezó la fase final de ese Campeonato de Europa sub’19, el 21 de julio de 2002, Iñaki Sáez cumplía diez días como seleccionador absoluto. La marcha de José Antonio Camacho tras el Mundial de Corea y Japón había sido rápidamente resuelta por la RFEF, que encomendó a Sáez el trabajo de regeneración que debía acometerse en un equipo nacional del que se apeaban jugadores como Fernando Hierro, Pep Guardiola, Miguel Ángel Nadal o Luis Enrique. Aunque su perfil público seguía siendo bajo, el nombramiento del técnico vizcaíno no sorprendió a nadie y tampoco recibió excesivas críticas: sus resultados al frente de las selecciones inferiores eran francamente buenos (un título europeo sub’21 en 1998, un Mundial sub’20 en 1999 y una plata olímpica en 2000) y parecía lógico pensar en él como la persona adecuada para facilitar el paso a la absoluta de esos jóvenes valores.

Por si su designación aún despertara ciertas dudas, Iñaki Sáez cargaría aún más de razones su currículo al conducir a la selección sub’19 a un nuevo título continental. Tras empatar con la República Checa en el debut (1-1), dos claras victorias ante la anfitriona Noruega (3-0) y, sobre todo, contra Eslovaquia (3-1) en el partido decisivo permitieron a España liderar su grupo y disputar la final, en la que un solitario gol de Fernando Torres (que ya había marcado el tanto de la victoria en la final del Europeo sub’16 del año anterior) bastó para superar a Alemania; no sería, como todos sabemos, la última vez que un gol del fuenlabreño valiera para ganar una final europea a la selección germana. Ese título sub’19, el primero para España en categoría juvenil desde 1995, traía consigo la clasificación para el Campeonato Mundial sub’20 de 2003, a celebrar en Emiratos Árabes Unidos y al que España viajaría acompañada de Alemania, Eslovaquia, Irlanda, República Checa e Inglaterra.

Con Sáez instalado ya en el banquillo de la absoluta, hubo que volver a cambiar el organigrama de las selecciones inferiores. Juan Santisteban seguiría con la sub’17 y José Armando Ufarte (que había llegado a la RFEF en 1997 para dirigir a la sub’15 y colaborar con Santisteban en la sub’16) se encargaría de la sub’19 y sub’20; además, ambos formarían tándem al frente de la sub’21. La mayor novedad fue la incorporación de Ginés Meléndez (a propuesta de Iñaki Sáez, que le conocía bien desde su etapa como técnico en el Albacete, club en el que Meléndez dirigía la cantera) para hacerse cargo de la sub’16 y, sobre todo, para terminar de asentar el modelo de trabajo por el que la Real Federación Española de Fútbol recibiría reconocimiento internacional. Durante estos primeros años, Meléndez actuó también como ayudante de Santisteban y Ufarte allá donde estos le necesitaran: por ejemplo, en el Mundial sub’20 de 2003.

En un principio, el Campeonato Mundial Juvenil de Emiratos Árabes Unidos debía disputarse del 25 de marzo al 16 de abril de 2003, de modo que el renovado cuadro técnico de la RFEF diseñó un plan de preparación para la sub’20 que, aparte de las tradicionales jornadas dobles de entrenamientos en Madrid una vez al mes, incluyó la disputa, ya en febrero, de la “Copa del Atlántico” (en la que España superó a la selección de las Islas Canarias y a Eslovaquia) y de un amistoso ante la también mundialista Uzbekistán en Almendralejo (saldado con una cómoda goleada por 4-1). El 5 de marzo se realizó la última sesión preparatoria en Madrid, en la que se jugó un amistoso contra el filial del Atlético que acabó 1-1, pero para entonces ya parecía seguro que el Mundial sub’20 no se disputaría como estaba previsto. El mundo había cambiado mucho desde que la FIFA eligiera la sede del torneo, y al día siguiente de ese partidillo en la ciudad deportiva de Majadahonda se confirmaron los rumores sobre el aplazamiento del Mundial.

No es misión de este artículo analizar las causas y el desarrollo de los acontecimientos que desembocaron en la invasión de Irak en ese año 2003; en lo que nos afecta, basta señalar que, en medio de una tensión prebélica que aumentaba día a día, la situación geográfica de Emiratos Árabes, en la entrada misma del Golfo Pérsico, desaconsejaba la disputa allí de cualquier evento deportivo, y más aún cuando en él iban a participar representantes de varios miembros de la alianza que parecía dispuesta a derrocar por la fuerza al tirano Sadam Hussein saltándose el mandato de las Naciones Unidas. Así las cosas, y viendo que los movimientos de tropas parecían anunciar el inminente inicio de una intervención militar, el 6 de marzo la FIFA decidió suspender provisionalmente el campeonato hasta ver cómo evolucionaba el conflicto.

Se deslizó la posibilidad de trasladar el Mundial sub’20 a Japón, pero los hechos se sucedieron con tanta celeridad que pronto quedó claro que no sería necesario ningún cambio de escenario: el 16 de marzo se produjo la tristemente famosa cumbre de las Azores, el 19 comenzaron los bombardeos y el 12 de abril Bagdad ya estaba bajo control estadounidense. La guerra, por desgracia, estaba lejos de acabar, pero fue tal la velocidad y contundencia de esa primera fase que, la víspera de que las tropas aliadas tomaran la capital iraquí, el comité organizador del Mundial sub’20 y la FIFA anunciaron las nuevas fechas: el campeonato se desarrollaría en Emiratos Árabes Unidos del 27 de noviembre al 19 de diciembre de ese mismo 2003. No sería la única decisión similar que la FIFA tomaría ese año: en mayo decidió trasladar el Mundial femenino absoluto de China a Estados Unidos por culpa del brote de gripe A que afectó al país asiático.

Obviamente, ese retraso (que suponía pasar el Mundial a otra temporada) implicó numerosos cambios en la lista que inicialmente tenían planeado ofrecer Ufarte y Santisteban; de hecho, en la lista definitiva sólo aparecieron ocho de los dieciocho campeones continentales sub’19 de 2002, número que probablemente hubiera sido mayor de no haberse producido el aplazamiento. El compromiso federativo, tanto en marzo como en noviembre, era el de que ningún chaval que estuviera asentado en la máxima categoría acudiría al torneo, por lo que en la convocatoria mundialista nunca hubieran estado ni José Antonio Reyes (Sevilla) ni Fernando Torres (Atlético), que en marzo ya eran fijos en las alineaciones de sus respectivos clubes en Primera división y en noviembre incluso formaban parte de la selección absoluta (que además en esos días disputaba ante Noruega la repesca de acceso a la Eurocopa de Portugal 2004). El retraso del torneo implicó que también causaran baja por ser ya habituales en Primera el malogrado Dani Jarque (Espanyol) y Jonan García (Athletic Club), mientras que un compañero de este último, el central Ander Murillo, se vio definitivamente apartado del Mundial por una lesión muscular. En cambio, sí viajaría al Golfo Pérsico el barcelonista Andrés Iniesta, la otra gran promesa del grupo, que no acababa de entrar en los planes de Frank Rijkaard en los primeros meses de éste al mando de la entonces desnortada nave azulgrana.

El pico de forma de cada jugador en ese momento del año, un amistoso en Eslovaquia (que España venció por 0-4) a finales de octubre, un par de sesiones de entrenamiento y la lógica evolución futbolística de todos los aspirantes en los meses anteriores terminaron de perfilar la lista definitiva de Armando Ufarte, que se anunció el 13 de noviembre. Estos fueron los veinte jugadores que quedaron citados el domingo 23 en Madrid para partir hacia Dubái la mañana siguiente:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Miguel Ángel MOYÀ Rumbo 02/04/1984 RCD Mallorca

2

DF

ALEXIS Ruano Delgado 04/08/1985 Málaga CF

3

DF

Carlos González PEÑA 28/07/1983 FC Barcelona

4

DF

CARLOS GARCÍA Badías 29/04/1984 RCD Espanyol

5

DF

Juan Alberto Andreu Alvarado, “MELLI” 06/06/1984 Real Betis

6

MC

Víctor Javier Añino Bermúdez, “VITOLO” 09/09/1983 CD Tenerife

7

MC

Ferrán COROMINAS Telechea 05/01/1983 RCD Espanyol

8

MC

Andrés INIESTA Luján 11/05/1984 FC Barcelona

9

DL

SERGIO GARCÍA De la Fuente 09/06/1983 FC Barcelona

10

DL

Manuel DEL MORAL Fernández 25/02/1984 Atlético de Madrid

11

MC

Jaime GAVILÁN Martínez 12/05/1985 Valencia CF

12

DF

Iago BOUZÓN Amoedo 17/03/1983 Celta de Vigo

13

P

Asier RIESGO Unamuno 06/10/1983 SD Eibar

14

DL

Ángel Javier ARIZMENDI De Lucas 03/03/1984 Atlético de Madrid

15

DF

Alexander GOIKOETXEA Urkiaga 08/06/1983 Athletic de Bilbao

16

MC

Gabriel Fernández Arenas, “GABI” 10/07/1983 Atlético de Madrid

17

MC

Juan Francisco Torres Belén, “JUANFRAN” 09/01/1985 Real Madrid

18

MC

Jorge PINA Roldán 28/02/1983 Real Zaragoza

19

MC

Manuel Diego TELLO Jorge 16/02/1984 Real Madrid

20

P

RUBÉN Iván Martínez Andrade 22/06/1984 FC Barcelona

Que hubiera veinte futbolistas (tres de ellos, porteros) era una de las principales novedades del evento, ya que hasta entonces la FIFA sólo permitía la inscripción de dieciocho jugadores por equipo. No era, desde luego, la selección más potente que podría haber llevado España, pero en ella había muchos jugadores que venían brillando en categorías inferiores y que, en su mayor parte, acabarían asentándose en la élite de nuestro fútbol. Todos ellos, además, siguen hoy en activo (muchos de ellos al más alto nivel) y por ello resultarán más fácilmente identificables para el lector que los de otros campeonatos anteriores. Aunque no todos han podido mantenerse en la máxima categoría, a estas alturas Alex Goikoetxea (Cultural Leonesa, Salamanca, Cádiz, Racing de Santander, Amorebieta) y Manuel Tello (Levante, Getafe, Alcalá, Guadalajara) son los únicos que no han jugado en Primera división. Por otra parte, y a 15 de marzo de 2015, han debutado con la selección absoluta Andrés Iniesta, Juanfran Torres, Sergio García, Manu del Moral y Javier Arizmendi, que es el único de los veinte convocados que se encuentra actualmente sin equipo.

En cuanto a la organización del torneo, no sufrió más contratiempos que el retraso motivado primero por la guerra de Irak y luego por las altas temperaturas veraniegas, que desaconsejaban la celebración del evento antes de noviembre, y el Ramadán, que ese año concluyó el día anterior a la inauguración del campeonato. Debutaban en un Mundial sub’20 las selecciones de Uzbekistán, Eslovaquia, Burkina Faso y Panamá. El sorteo, celebrado el ya muy lejano 29 de enero, había deparado estos emparejamientos en la primera fase:

GRUPO A

(Abu Dabi)

GRUPO B

(Sharjah)

GRUPO C (Dubái)

GRUPO D (Dubái)

GRUPO E

(Al Ain)

GRUPO F

(Abu Dabi)

EAU

Argentina

Brasil

Colombia

México

Alemania

Eslovaquia

España

Australia

Inglaterra

Rep. Irlanda

EE.UU.

Burkina Faso

Mali

Rep. Checa

Japón

Costa de Marfil

Paraguay

Panamá

Uzbekistán

Canadá

Egipto

Arabia Saudita

Rep. de Corea

Los partidos se disputaron en los tres emiratos más extensos de los siete que componen el pequeño país, utilizándose dos estadios en la capital de Dubái y tres en la de Abu Dabi, emirato al que también pertenece la ciudad de Al Ain, sede del grupo E. El aplazamiento del torneo permitió el uso de un estadio de Abu Dabi que no estaba acabado en marzo; sin embargo, pese a la amplia disponibilidad de terrenos de juego, los partidos de la tercera jornada en cada grupo no se disputaron simultáneamente. Por fortuna, a partir de la siguiente edición la FIFA impuso por fin a los organizadores la obligación de que los calendarios impidieran este sinsentido. Por lo demás, las instalaciones deportivas y hoteleras emiratíes eran de primer nivel (aunque, según recogía el diario Marca el 18 de diciembre, en el alojamiento de España en Dubái también había un club de alterne) y hubo una aceptable afluencia de público, algo a lo que ayudó el que los estadios tuvieran una modesta capacidad (de entre 12.000 y 18.000 espectadores, salvo el reservado para la gran final) y, sobre todo, que los jeques regalaran un gran número de entradas e incentivaran la afluencia a los campos con sorteos de viajes, todoterrenos y otros artículos de lujo. El único incidente extradeportivo digno de mención fue el de los positivos en los controles antidopaje del portero alemán Alexander Walke, por cannabis, y del defensa egipcio Amir Azmy, por nandrolona. Como luego veremos, no serían los únicos que se saltaron alguna norma y que acabaron siendo pillados por las autoridades deportivas.

En este campeonato actuaron quince árbitros principales, la mayoría de los cuales acudieron acompañados de sus asistentes habituales, en una medida que la FIFA introdujo de manera experimental para tratar de evitar escándalos y problemas de comunicación como los acontecidos durante el Mundial 2002. Entre esos equipos de colegiados estuvo el formado por el vizcaíno Eduardo Iturralde González y sus auxiliares Clemente Ayete Plou y Rafael Guerrero Alonso, que dirigieron cuatro partidos (dos de la primera fase, uno de octavos de final y otro de cuartos) antes de verse obligados a regresar a casa por “culpa” del buen hacer de los juveniles españoles. Por último, también fue una novedad la manera en la que se siguió el torneo desde España. Más allá de que a finales de 2003 internet era ya un vehículo habitual de comunicación para muchos ciudadanos, por primera vez desde 1989 no fue TVE la televisión que emitió el Campeonato Mundial Juvenil: los derechos fueron adquiridos por Localia, la ya desaparecida cadena de televisiones locales del grupo PRISA, que no cubría todo el territorio nacional, lo que privó a no pocos aficionados de seguir al detalle el desarrollo del campeonato.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de EAU 2003, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de EAU 2003, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Desde luego España no podía tener un debut más complicado. La selección argentina, ya sin Pékerman en el banquillo pero con la misma filosofía de trabajo personalizada en su técnico Hugo Tocalli, había conquistado el Sudamericano sub’20 en el mes de enero y contaba, como suele ser habitual, con numerosos jugadores con mucha experiencia acumulada en la primera división de su país. No estaba Carlos Tévez, retenido por Boca Juniors (enfrentamiento con FIFA mediante) para disputar la final de la Copa Intercontinental, pero sí futbolistas como Javier Mascherano o Fernando Cavenaghi, que ya figuraban en las agendas de todos los grandes clubes europeos. En el bando español, Ufarte sorprendió otorgando la titularidad al meta Asier Riesgo en detrimento de Miguel Ángel Moyà, hasta entonces indiscutible en la portería de esta generación (sin duda la experiencia acumulada por el realista en Segunda división durante su cesión al Eibar fue un factor clave), y por delante de él dispuso el 4-2-3-1 implantado años atrás por Iñaki Sáez, con Gabi y Vitolo como mediocentros y Andrés Iniesta como enganche con su compañero de club Sergio García.

En un partido que resultó tan competido como cabía esperar por parte de los dos últimos países campeones del mundo sub’20, España dominó la posesión y buscó con más ahínco la meta rival, logrando adelantarse en el marcador en el ecuador de la primera parte gracia a un soberbio disparo en parábola de Gabi desde fuera del área. El juego no era muy brillante y la tensión se notaba en cada movimiento, pero aún así los de Ufarte dispusieron de un par de ocasiones más para hacer el segundo. Sin embargo, nadie acertó a batir de nuevo a Eberto y en la segunda parte Argentina no tardó en igualar el tanteador con un gran cabezazo del central Leandro Fernández tras un córner. España siguió controlando el balón, pero su juego no tenía demasiada fluidez y las combinaciones de sus hombres de ataque morían sin peligro. Argentina estaba cómoda y culminó la remontada a falta de un cuarto de hora, cuando nuevamente Leandro Fernández cabeceó a la red una lejana falta botada desde el sector izquierdo del ataque sudamericano. La selección española intentó reaccionar moviendo el banquillo, pero los cambios no solucionaron el embotellamiento que la albiceleste forzaba en torno a su área y en el que los mediocentros Pablo Zabaleta y Javier Mascherano reinaron a su antojo. La derrota, aunque entraba dentro de lo previsible, obligaba a España a no fallar más si quería evitar un cruce de octavos más complicado de la cuenta.

28/11/2003

Primera jornada del Grupo B.

ARGENTINA

(2)

Eberto; Romero, Gonzalo Rodríguez, Leandro Fernández, Bottinelli; Zabaleta, Mascherano, Colace (-46, Herrera), Sosa (-46, Montillo); Cangele (-67, Ferreyra), Cavenaghi.

ESPAÑA

(1)

Riesgo; Alexis, Melli, Carlos García, Peña; Vitolo (-85, Arizmendi), Gabi, Corominas (-71, Juanfran), Gavilán, Iniesta (-77, Del Moral); Sergio García.

Goles

0-1 Gabi (ESP, min. 25); 1-1 Leandro Fernández (ARG, min. 50); 2-1 Leandro Fernández (ARG, min. 74).

Árbitro

Benito Armando Archundia Téllez (MEX).

Tarjetas

Gabi (ESP, min. 28); Gonzalo Rodríguez (ARG, min. 56); Peña (ESP, min. 61); Bottinelli (ARG, min. 63).

Estadio

Sharjah Stadium (Sharjah). 15.000 espectadores.

Vencer a Mali, que en la primera jornada había ganado 3-2 a Uzbekistán con un gol en el descuento, era clave para no tener que hacer cábalas con los resultados de la tercera jornada. La baja del lateral derecho Alexis Ruano, con un fuerte golpe en el tobillo, fue resuelta por Ufarte y Meléndez dando entrada al pontevedrés Iago Bouzón, un central reconvertido; tal vez por eso, los técnicos españoles apostaron por introducir también al joven extremo madridista Juanfran, con más desborde que un Corominas que no había estado demasiado acertado contra Argentina. El cambio no pudo ser más efectivo, puesto que el propio Juanfran se encargó de abrir el marcador a los quince minutos al rematar de cabeza un centro de Gavilán desde la izquierda. Para entonces España ya había dispuesto de cuatro buenas ocasiones y Mali había demostrado un desorden táctico y una dureza que mantuvo durante todo el encuentro. Pero, viendo la inoperancia del rival, España se relajó tras el gol y no supo aprovechar las muchas facilidades de la defensa maliense, plantándose así en el ecuador del segundo tiempo con un resultado bastante peligroso. Los africanos no inquietaban demasiado, pero a España le faltaba precisión en el remate y el partido estaba demasiado abierto. Afortunadamente, en el minuto 75 Jorge Pina fue objeto de un claro penalti que Sergio García transformó en dos ocasiones (el colegiado colombiano ordenó repetirlo por la entrada en el área de varios jugadores) y ahí se acabó la historia.

01/12/2003

Segunda jornada del Grupo B.

MALI

(0)

Soumaila Diakite; Mamoutou Coulibaly, Kone, Diagouraga (-33, Daouda Bagayoko), Dembele; Moussa Bagayoko, Berthe (-64, Traore), Boucader Diallo, Drissa Diakite; Bakary Coulibaly, Youssouf Diallo (-75, Diarra).

ESPAÑA

(2)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García, Peña; Vitolo, Gabi, Juanfran (-71, Corominas), Gavilán (-65, Pina), Iniesta; Sergio García (-80, Arizmendi).

Goles

0-1 Juanfran (ESP, min. 16); 0-2 Sergio García (ESP, min. 77)(p).

Árbitro

Óscar Julián Ruiz Acosta (COL).

Tarjetas

Melli (ESP, min. 9); Drissa Diakite (MLI, min. 11); Carlos García (ESP, min. 12); Boucader Diallo (MLI, min. 20); Moussa Bagayoko (MLI, min. 27). Expulsado Moussa Bagayoko (MLI, min. 79) por doble amarilla.

Estadio

Sharjah Stadium (Sharjah). 6.500 espectadores.

Antes de empezar el campeonato, Uzbekistán resultaba, en apariencia, el rival más débil del grupo, y además España le había derrotado con facilidad en aquel ya lejano amistoso del mes de febrero. Sin embargo, la selección asiática había mostrado una clara mejoría en Emiratos Árabes Unidos y si su casillero de puntos aún se mantenía a cero era por pura mala suerte, pues había perdido los dos partidos anteriores en los minutos de descuento. A esas alturas del torneo también estaba claro que a España le faltaba gol y algo de chispa en la construcción del juego, y el orden uzbeco bastó para atascar al equipo de Ufarte. Quizás influyera que, con la victoria de Argentina en el primer encuentro de la tarde, los españoles sólo necesitaran un empate para obtener la segunda posición del grupo, lo máximo a lo que podían ya aspirar, pero el caso es que el partido resultó tremendamente plano y anodino. Tras un chispazo genial de Iniesta, que al filo del primer cuarto de hora agarró el balón en el centro del campo, se marchó de tres rivales y, desde la frontal del área, clavó un precioso derechazo junto al poste izquierdo de Nesterov, el duelo discurrió sin mayores novedades, con claro dominio español pero apenas un puñado de ocasiones aisladas que nadie aprovechó. Sólo al final pudo Uzbekistán acercarse con peligro a la meta de Riesgo, pero no pasó nada y España cumplió con el trámite en un partido que, de no ser por el golazo de Andrés Iniesta, ningún espectador querría conservar en su memoria.

04/12/2003

Tercera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(1)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García (-29, Goikoetxea), Peña; Vitolo, Gabi, Juanfran, Gavilán, Iniesta (-79, Tello); Sergio García (-74, Del Moral).

UZBEKISTÁN

(0)

Nesterov; Raimkulov (-86, Boyev), Krushelnitskiy, Holikov; Kadirov, Magdeev (-34, Quziboyev), Zeytulayev, Suyunov (-76, Vahobov), Saidov; Bikmoev, Geynrikh.

Goles

1-0 Iniesta (ESP, min. 15).

Árbitro

Massimo Busacca (SUI).

Tarjetas

Suyunov (UZB, min. 26); Holikov (UZB, min. 27); Bikmaev (UZB, min. 43); Zeytulayev (UZB, min. 77).

Estadio

Sharjah Stadium (Sharjah). 4.000 espectadores.

La tempranera eliminación de Inglaterra y Alemania podía ser relativamente previsible dadas sus habituales dificultades para confeccionar una convocatoria competitiva en medio de la temporada europea (Wayne Rooney, entonces emergente delantero del Everton, o Phillip Lahm, cedido por el Bayern en el Stuttgart, fueron algunos de los que se quedaron en casa), pero aún así en la primera fase hubo varios resultados sorprendentes. De entre los teóricos favoritos, sólo Argentina había conseguido pleno de victorias (sin convencer demasiado con su juego), mientras que Brasil había sufrido una sonrojante derrota ante Australia que había condenado a la canarinha a la segunda posición de su grupo. Los australianos ejemplificaban la revolución de los modestos: Argentina aparte, los otros campeones de grupo eran la debutante Burkina Faso, Japón, Estados Unidos, Irlanda y la citada Australia. Un guión inesperado fruto de una tremenda igualdad futbolística (probablemente a la baja) que se mantuvo en la fase eliminatoria.

Estaba claro que no iba a haber ningún rival sencillo, pero España podía felicitarse por haber podido esquivar la parte aparentemente más dura del cuadro. Primero tendría como oponente a la selección paraguaya (segunda en el grupo F tras superar a Alemania en el duelo decisivo), un equipo de gran fortaleza que contaba con una pareja de delanteros de buen nivel formada por Dante López y Nelson Haedo Valdez, y si pasaba a cuartos se las vería con Canadá o Burkina Faso, rivales que no asustaban en demasía. Fieles a su tradición futbolística, los sudamericanos se parapetaron atrás en el partido de octavos y dejaron que España llevara el peso del encuentro, y pronto un Iniesta con cada vez más confianza tomó el mando de las operaciones. Sergio García, con un disparo al larguero, y Gavilán tuvieron las ocasiones más claras en una primera mitad en la que los de Ufarte merecieron más premio. Hubo que esperar, sin embargo, hasta el minuto veinte de la reanudación para batir por fin a Anthony Silva: Juanfran recogió con el pecho dentro del área un centro de Gavilán, se fue de su par y filtró desde el suelo un pase de la muerte que Sergio García embocó sin problemas. Era el justo premio a la insistencia del ariete barcelonista y del resto del combinado español. La reacción de Paraguay llegó en el último tramo, pero sus balones colgados no pusieron en apuros a Riesgo y, en la mejor oportunidad guaraní, Carlos García taponó providencialmente un disparo de Dante López para sellar el pase de España a los cuartos de final.

09/12/2003

Octavos de final.

PARAGUAY

(0)

Silva; Pérez Matto, Díaz, Martínez, Cristaldo (-57, Meza); Cáceres (-68, Romero), Edgar Barreto, Blas López, Dos Santos; Dante López, Nelson Valdez (-80, Ávalos).

ESPAÑA

(1)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García, Peña; Vitolo, Gabi, Juanfran, Gavilán (-70, Pina), Iniesta; Sergio García.

Goles

0-1 Sergio García (ESP, min. 66).

Árbitro

Benito Armando Archundia Téllez (MEX).

Tarjetas

Sergio García (ESP, min. 28); Cáceres (PAR, min. 59).

Estadio

Khalifa Bin Zayed Stadium (Al Ain). 9.250 espectadores.

Si España estaba teniendo ciertos problemas para avanzar en el torneo, lo mismo podía decirse de los otros dos grandes candidatos: Argentina y Brasil habían necesitado sendos goles de oro para deshacerse de Egipto y Eslovaquia, respectivamente, por 2-1. Por el mismo método habían resuelto sus eliminatorias Japón (también 2-1 ante Corea del Sur) y Colombia (en su caso con un 3-2 sobre Irlanda después de que los irlandeses equilibraran un 2-0 en los últimos cinco minutos). La sorpresa la había protagonizado la selección anfitriona, Emiratos Árabes, que había derrotado a Australia con un gol de su estrella Ismail Matar en el último minuto del tiempo reglamentario. Sólo Estados Unidos había conseguido vencer por más de un gol: con la mediática (y futbolísticamente destacada) presencia del jovencísimo Freddy Adu, de sólo catorce años, los norteamericanos se impusieron por 2-0 a Costa de Marfil y afrontaban con mucha confianza su duelo ante Argentina.

También norteamericano sería el rival de España en cuartos de final: Canadá había dado otra de las campanadas de los octavos al derrotar por la mínima a Burkina Faso, que había dejado una muy buena impresión en la fase de grupos. Pese a todo lo ya comentado sobre la igualdad del campeonato y al escaso acierto ofensivo de la selección española, era lógico que la afición diera por hecho el pase a semifinales. Sin embargo, a España le costó entrar en el partido, y sólo lo consiguió agarrándose a la tenaz labor de Vitolo y Gabi y a la constante movilidad de Sergio García, que en el minuto veinticinco fue objeto de un posible penalti por parte del meta Alim Karim que el colegiado brasileño sacó fuera del área. Diez minutos después, Melli sorprendió a propios y extraños con una incursión en ataque que rompió el orden defensivo canadiense; el balón acabó en pies de Iniesta, que, casi desde el suelo, batió por bajo a Karim. Tras el gol España disfrutó de sus mejores minutos, pero Sergio García seguía fallón y Gavilán envió un balón al palo que hubiera encarrilado el partido antes del descanso.

Tras el paso por vestuarios, Canadá apretó un poco más arriba y obtuvo premio antes de los diez minutos, cuando el delantero Iain Hume culminó una rápida contra con un espectacular derechazo desde fuera del área. Con España todavía grogui tras el empate, en el minuto siguiente el propio Hume volvió a sacar su cañón a pasear con un lejanísimo lanzamiento de falta que se estrelló violentamente en el palo. Sin demasiadas ideas, el equipo español se había metido poco a poco en la trampa de su rival y se complicó aún más la vida diez minutos después, cuando el tinerfeño Vitolo fue expulsado por doble amarilla. Sin embargo, pese a la ventaja numérica, Canadá optó por mantenerse atrás y buscar el contraataque, y España se dedicó a no correr más riesgos innecesarios. Se llegó así a una tensa prórroga bajo la constante amenaza del gol de oro, pero la fortuna y la mayor calidad técnica española se aliaron para resolver el duelo antes de que el cansancio derivado de la inferioridad hiciera auténtica mella: a los cinco minutos, Javier Arizmendi, que había sido el último en incorporarse al partido, cazó un balón suelto dentro del área canadiense y, con una sangre fría impropia del momento, controló la pelota para zafarse de la estirada de Karim y anotar a puerta vacía el tanto que valía unas semifinales.

12/12/2003

Cuartos de final.

CANADÁ

(1)

Karim; Asante, Arango, Hutchinson, Marshall; Di Tullio (-95, Bruno), Harmse (-43, Lemire), Matondo, Chin, Simpson; Hume.

ESPAÑA

(2)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García, Peña; Vitolo, Gabi, Juanfran (-66, Corominas), Gavilán (-77, Del Moral), Iniesta; Sergio García (-85, Arizmendi).

Goles

0-1 Iniesta (ESP, min. 35); 1-1 Hume (CAN, min. 53); 2-1 Arizmendi (ESP, min. 95).

Árbitro

Wilson De Souza Mendonça (BRA).

Tarjetas

Matondo (CAN, min. 4); Karim (CAN, min. 26); Vitolo (ESP, min. 36); Bouzón (ESP, min. 55); Chin (CAN, min. 60); Peña (ESP, min. 61); Di Tullio (CAN, min. 74). Expulsado Vitolo (ESP, min. 65) por doble amarilla.

Estadio

Mohammad Bin Zayed Stadium (Abu Dabi). 15.000 espectadores.

El rival en la penúltima ronda sería Colombia, que, como se esperaba, había derrotado a los anfitriones, aunque con más dificultades de las previstas (1-0). Curiosamente, los semifinalistas serían los mismos que en el Mundial sub’17 celebrado en Finlandia en el mes de agosto de aquel mismo año 2003, ya que además de España y Colombia también habían logrado el pase Brasil y Argentina. La canarinha, probablemente en su mejor partido del torneo, había aplastado a Japón por 5-1 gracias a un arranque espectacular del mediapunta Daniel Carvalho, sin duda una de las estrellas del campeonato. Por su parte, Argentina parecía ir de más a menos y volvió a clasificarse con un nuevo gol de oro de Cavenaghi ante una Estados Unidos que se puso por delante e hizo méritos de sobra para llevarse la victoria, pero que acusó la falta de acierto de sus delanteros. Mascherano igualó de cabeza en el último minuto del descuento (y en posible fuera de juego, aunque el trío arbitral español no lo vio) y, con los argentinos crecidos y los estadounidenses moralmente destrozados, un claro penalti transformado por Cavenaghi en la primera parte de la prórroga mandó a casa a una de las sensaciones del torneo.

Para afrontar el duro partido de semifinales, España presentó en su once las novedades de Tello por el sancionado Vitolo y la más sorprendente de Jorge Pina por un Gavilán que había acabado con pequeñas molestias el partido de cuartos. Los dos cumplieron y el equipo no echó de menos a los ausentes en una primera parte francamente vistosa, con ambas selecciones buscando el área rival aunque cometiendo bastantes imprecisiones. Colombia llevaba el peso del partido y España generaba mucho peligro a la contra, pero Sergio García y Andrés Iniesta se estrellaron varias veces contra el meta Héctor Landázuri. Por su parte, Asier Riesgo casi no tuvo que intervenir durante la primera media hora, aunque desde ese momento también fue puesto a prueba en varias ocasiones, principalmente por un Edixon Perea que se aprovechaba de las buenas maniobras de su compañero Víctor Montaño.

Aunque la segunda parte se inició con oportunidades para ambos bandos, a partir del minuto diez España desapareció literalmente del campo colombiano y fueron los sudamericanos los que atacaron sin descanso el área española. El gol cafetero parecía sólo cuestión de tiempo, pero Asier Riesgo colocó un candado en su puerta y mantuvo viva a España hasta que, a menos de cinco minutos para el final, Iniesta apareció gambeteando en las inmediaciones del área rival. Su pase a Sergio García rebotó en la mano del colombiano Anchico y, asumiendo sin complejos su rol de líder y salvador, el propio jugador albaceteño transformó con frialdad el discutido penalti que colocaba a España en su tercera final de un Mundial sub’20.

15/12/2003

Semifinal.

ESPAÑA

(1)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García, Peña; Tello, Gabi, Juanfran (-75, Arizmendi), Pina (-78, Gavilán), Iniesta; Sergio García.

COLOMBIA

(0)

Landázuri; Anchico, De la Cuesta, Pachón, Fawcett; Rivas, Abel Aguilar, Castrillón; Víctor Montaño (-89, Carrillo); Óscar Briceño (-62, Araújo), Edixon Perea.

Goles

1-0 Iniesta (ESP, min. 86)(p).

Árbitro

Frank De Bleeckere (BEL).

Tarjetas

Tello (ESP, min. 20); Briceño (COL, min. 29); Víctor Montaño (COL, min. 30); Pina (ESP, min. 78); Perea (COL, min. 83); Iniesta (ESP, min. 88).

Estadio

Rashid Stadium (Dubái). 5.700 espectadores.

Esta España, digámoslo abiertamente, no enamoraba con su juego. A pesar de la profundidad que aportaban sus jugadores de banda, en especial Juanfran, y de los constantes desmarques de Sergio García, al equipo de Ufarte le costaba horrores hacer un gol, pero su tremenda fortaleza defensiva y la estelar presencia de un Iniesta claramente al alza habían sido activos más que suficientes para pelear por el título mundial juvenil. El rival, como en 1985, sería Brasil, que en su partido de semifinales se había deshecho de Argentina por 1-0 con un gol de Dudú Cearense a la salida de un saque de esquina. Y es que el balón parado era una de las principales armas de una selección muy potente en lo físico pero algo más justita en lo técnico. Se repetiría también el duelo por el título mundial sub’17 de ese mismo 2003, cuando Brasil derrotó en Finlandia a la España de Cesc Fábregas y David Silva, dándose además la circunstancia de que el seleccionador brasileño, Marcos Paquetá, era el mismo en ambos torneos, por lo que podía pasar a la historia como el primer entrenador que conquistaba los dos mundiales en un mismo año. Para Brasil, que entonces era también campeón mundial absoluto, el título sub’20 redondearía una histórica triple corona.

Las principales noticias en las alineaciones de ambos equipos estaban en el centro del campo: España recuperaba a Vitolo después de su sanción y Brasil perdía por tarjetas a Carlos Alberto, su mediocentro defensivo más destacado a lo largo de todo el campeonato. Sin embargo, apenas hubo tiempo para calibrar el impacto de esas novedades. En el minuto tres, un pelotazo desde la defensa brasileña pilló muy adelantada a la zaga española y Melli, a cuarenta metros de su portería, agarró a Nilmar algo inocentemente. El atacante brasileño se fue al suelo y, aunque el balón parecía volar lejos del alcance de cualquier jugador implicado en la jugada, el colegiado italiano Roberto Rosetti no lo dudó y expulsó al central bético por ser el último defensor. Una polémica decisión que hasta el seleccionador brasileño consideró equivocada tras el encuentro, pero que ya no había forma de cambiar.

Obligado a gestionar una final entera desde la inferioridad numérica, el hispanobrasileño Ufarte decidió que sobre el campo tenía mimbres suficientes como para reorganizar a su equipo y, sin hacer ninguna sustitución, dispuso una línea de tres centrales (Bouzón, Carlos García y Peña) y dejó enteramente las bandas para Juanfran y Jorge Pina, que cumplieron con nota como carrileros. Brasil olió sangre y se volcó sobre la meta de Riesgo, pero el meta respondió siempre con acierto e incluso desvió providencialmente al travesaño un espectacular remate de chilena de Dani Alves en el minuto siete. Durante ese primer arreón brasileño, que duró un cuarto de hora largo e incluyó un buen número de disparos y llegadas peligrosas, el entonces lateral sevillista fue uno de los que más empeño puso en superar a una defensa española que fue ganando solidez con el paso de los minutos. Aunque Brasil siguió generando ocasiones, incluyendo un cabezazo al larguero en un saque de esquina, España aguantó razonablemente bien y logró incluso dominar la posesión en algunas fases. Iniesta y Sergio García, incansable en su presión sobre los centrales brasileños, pusieron también a prueba en varias oportunidades al meta Jefferson, y tanto las sensaciones que transmitía el equipo de Ufarte como el empate a cero al descanso daban esperanzas de cara a la segunda mitad.

Unos segundos cuarenta y cinco minutos que España arrancó con fuerza, encerrando a Brasil y creando un par de oportunidades que alertaron a la canarinha. Los sudamericanos se hicieron de nuevo con el control del balón, pero su ataque dejó de funcionar con fluidez y los numerosos contragolpes españoles pusieron en más de un aprieto a la defensa brasileña. Tras una de esas fulgurantes acciones, a falta de un cuarto de hora, Sergio García clavó en la red un disparo desde un lateral del área brasileña, pero el árbitro anuló la jugada por una falta previa del delantero barcelonista que no quedó muy clara en las repeticiones. A partir de ese momento España sí pareció acusar el desgaste físico (Ufarte sólo había hecho un cambio, el de Gavilán por Pina) y dio un paso atrás, algo que Brasil consiguió capitalizar cuando ya todos pensábamos en la prórroga. En el minuto 41, un potente cabezazo de Fernandinho (actual mediocentro del Manchester City) en un córner, aprovechando una indecisión en la salida de Riesgo, puso el título en manos brasileñas. A la desesperada, España se fue arriba y tuvo incluso un par de ocasiones, pero las interrupciones y el cansancio terminaron por frustrar cualquier opción de empate. Como en el Mundial sub’20 de 1985 y en el Mundial sub’17 de 2003, España volvía a perder una final contra Brasil por la mínima y con un gol a balón parado. Cosas del fútbol.

19/12/2003

Final.

ESPAÑA

(0)

Riesgo; Bouzón, Melli, Carlos García, Peña; Vitolo, Gabi (-88, Del Moral), Juanfran, Pina (-70, Gavilán), Iniesta; Sergio García.

BRASIL

(1)

Jefferson; Dani Alves, Alcides, Adaílton, Adriano; Juninho (-70, Fernandinho), Dudu Cearense, Jardel, Daniel Carvalho (-90+4, Andrezinho); Kléber, Nilmar (-64, Dagoberto).

Goles

0-1 Fernandinho (BRA, min. 87).

Árbitro

Roberto Rosetti (ITA).

Tarjetas

Adriano (BRA, min. 22); Riesgo (ESP, min. 36); Gabi (ESP, min. 44); Vitolo (ESP, min. 77); Iniesta (ESP, min. 85); Dani Alves (BRA, min. 90+3). Expulsados Melli (ESP, min. 4) por roja directa; Fernandinho (BRA, min. 90) por roja directa.

Estadio

Zayed City Sports Stadium (Abu Dabi). 55.000 espectadores.

Tras la final, las críticas españolas a la actuación arbitral fueron muy duras, y tampoco se encajó demasiado bien que Andrés Iniesta se quedara sin reconocimiento oficial a su gran labor durante todo el campeonato: los periodistas acreditados en el torneo, mayoritariamente locales, decidieron conceder el Balón de Oro al emiratí Ismail Matar, por delante de los brasileños Dudú Cearense y Dani Alves. Una decisión que sólo se sustenta por cuestiones de nacionalidad, ya que Matar no hizo más méritos futbolísticos que Alves o los olvidados Iniesta y Daniel Carvalho. En cuanto a los máximos goleadores, la Bota de Oro fue para el estadounidense Eddie Johnson, autor de cuatro dianas (tres de ellas, de penalti), las mismas que lograron el japonés Daisuke Sakata, el brasileño Dudú Cearense y el argentino Fernando Cavenaghi. Johnson se llevó el primer premio por haber dado una asistencia, mientras que Cavenaghi se quedó sin galardón alguno por haber disputado más minutos que Sakata (Bota de Plata) y Dudú (Bota de Bronce). Salvo el lateral diestro Dani Alves, ninguno de los premiados en Emiratos Árabes Unidos alcanzó en su carrera el nivel que se le presupone a un destacado juvenil.

Pero un campeonato que empezó ocho meses más tarde de lo previsto no podía terminar sin más el día de su final. Tres años después, en noviembre de 2006, se descubrió que Carlos Alberto de Oliveira Júnior, el mediocentro brasileño que se había perdido la final por acumulación de amonestaciones y que tanto había destacado en los partidos anteriores, tenía nada menos que 25 años en el momento de la disputa del Mundial sub’20 de EAU 2003. Según confesó el propio jugador, en el año 2000 había aceptado la oferta de un amigo para conseguir una partida de nacimiento falsa que le permitiera iniciar una carrera futbolística con la que salir de la pobreza. Así, cambiando el 24 de enero de 1978 por el 24 de enero de 1983, el mediocre veinteañero Carlos Alberto pasó a ser un prometedor adolescente, y su más que decente nivel futbolístico para su nueva edad hizo el resto. Una vez descubierto, el futbolista exculpó tanto a los equipos para los que había jugado como a la federación brasileña, que habían obrado de buena fe confiando en la documentación falsa del jugador y que por tanto eran víctimas de su engaño. Las autoridades deportivas de Brasil también lo consideraron así y cerraron el caso con rapidez, sancionando únicamente a Carlos Alberto con un año sin jugar. Aunque en algún momento del proceso llegó a plantearse (al menos, periodísticamente) qué pasaría con ese título mundial sub’20 conquistado por  Brasil con un jugador que incumplía de modo flagrante los límites de edad, la FIFA se mostró conforme con la decisión y no quiso saber más del asunto, por lo que Brasil retuvo su cuarta corona mundial juvenil. Sin duda, un extraño epílogo para un extraño campeonato.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios As, ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.

Agradecimientos: Eduardo Ustáriz.




España en los mundiales sub’20: Malasia 1997

Puede que el Mundial sub’20 de Qatar se cerrara de manera decepcionante para España, pero aquel año 1995 sí acabó marcando un hito en la historia de nuestro fútbol juvenil: por primera vez desde que la UEFA empezó a organizar el torneo allá por 1955, la selección española se proclamó Campeona de Europa sub’18. Debido a las peculiaridades del formato, forzadas por el progresivo aumento de naciones participantes, España no empezó su camino hacia el título continental juvenil hasta pocas semanas después del Mundial de Qatar, cuando superó a Rumanía y Ucrania en una ronda previa disputada en Palencia en el mes de mayo. En ese triangular jugaron varios de esos chavales que se habían hecho famosos para el gran público en el reciente torneo sub’20, como César, Mingo, Roger, Toni Velamazán o Joseba Etxeberria; aunque luego Goikoetxea sólo se llevó a los dos primeros a la fase final de Grecia en el mes de julio, con futbolistas de la talla de Rufete, Iván Ania, Miguel Ángel Angulo, Guti, Diego Ribera o Carlitos Domínguez la selección española no tuvo problemas para batir sucesivamente a Hungría (2-1), Turquía (3-0), Países Bajos (2-1) e Italia, a la que derrotó por un contundente 4-1 en la gran final con un triplete del sevillista Carlitos. Cuarenta y un años después, una generación de juveniles españoles podía presumir de ser la mejor de Europa. Algo empezaba a cambiar.

La siguiente temporada, en la que estaba en juego la clasificación para el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997, arrancó con una serie de amistosos en Italia y Austria cuyos resultados dejaron bastantes dudas sobre el futuro de la nueva generación, que perdió contra Italia, Francia y Alemania y sólo pudo superar a la selección austriaca. Por suerte, las cosas mejoraron en los partidos oficiales. En la primera fase previa del Campeonato de Europa, en octubre de 1995, los de Goikoetxea viajaron a Eslovaquia para medirse en un triangular a la selección local y a Ucrania. Una victoria por 2-1 sobre los ucranianos y un 0-0 ante los anfitriones bastaron para certificar el pase a la siguiente ronda, una eliminatoria a ida y vuelta contra Noruega que se disputaría entre abril y mayo de 1996. Con el rodaje adquirido en la “Copa del Atlántico” grancanaria y el “Memorial Paolo Valenti” en tierras italianas, España no tuvo problemas para superar a los nórdicos (3-1 en la localidad oscense de Monzón y 0-4 en Oslo) y obtuvo su billete para la fase final del Europeo sub’18.

Como era y sigue siendo habitual, el torneo se disputó a finales de julio, en esa ocasión en Francia y Luxemburgo, y, como sucediera en 1993, cuando expiró el contrato de Chus Pereda, España no contó en esa fase final con el seleccionador que había logrado la clasificación. El contrato de Andoni Goikoetxea finalizaba el 31 de julio de 1996 pero Javier Clemente decidió finiquitar a su ayudante un mes antes, tras la eliminación en la Eurocopa de Inglaterra, a raíz de unas declaraciones en las que Goiko se quejó del ostracismo al que se veía sometido en su trabajo. Responsable máximo de todas las categorías de la selección, en los últimos meses Clemente había asumido un mayor protagonismo en los equipos que teóricamente estaban a cargo de su segundo, como la sub’21, a la que el seleccionador absoluto dirigió en la fase final del Europeo celebrada en Barcelona en el mes de mayo, y la olímpica, cuya lista de convocados para los Juegos de Atlanta fue anunciada directamente por Clemente sin contar con Goikoetxea. Detalles que, unidos a las tensiones surgidas durante la concentración de la Eurocopa, aceleraron el adiós de un Goikoetxea que ya había anunciado su intención de buscarse un banquillo en algún club cuando acabaran los Juegos Olímpicos.

Tras despedir fulminantemente a su segundo, Javier Clemente no tardó ni tres días en contratar como sustituto a Iñaki Sáez, a quien conocía perfectamente de su etapa en el Athletic y cuyo nombramiento fue acogido con bastante escepticismo entre la prensa, pues su buen trabajo al frente de la cantera de Lezama quedaba empañado mediáticamente por su hasta entonces discreta carrera como técnico de primer nivel. En cualquier caso, Sáez viajó con Clemente a los Juegos Olímpicos de Atlanta y, por aquello de la coincidencia de fechas, fue Teodoro Nieto (quien a comienzos de los ochenta compaginó los cargos de seleccionador nacional femenino y de fútbol sala masculino, y que desde 1989 era el habitual encargado de la sub’15 y hombre para todo en el resto de combinados juveniles) el que dirigió al equipo español en este Campeonato de Europa sub’18 de 1996. Después de dos empates a cero consecutivos ante Inglaterra e Irlanda, España goleó a Italia por 3-0 en la tercera jornada y se aupó al primer puesto del grupo, por lo que, además de asegurarse la clasificación para el Mundial sub’20 de Malasia 1997, accedió a la gran final continental por segundo año consecutivo. En esta ocasión, sin embargo, la Francia de William Gallas, Mickael Silvestre, David Trezeguet y Thierry Henry demostró estar un peldaño por encima y se llevó el título gracias a un solitario gol de Henry. Junto a Francia y España, también obtuvieron su pasaje a Malasia las selecciones de Inglaterra, Bélgica, Hungría e Irlanda.

Esta vez, las seis selecciones europeas tendrían más competencia. Veinte años después de su nacimiento, el Campeonato Mundial Juvenil estaba plenamente consolidado en el calendario internacional y la FIFA había considerado oportuno ampliar el número de plazas. Los objetivos iniciales de promoción del fútbol juvenil habían quedado atrás: el desarrollo de las categorías de formación era ya un hecho en prácticamente todo el mundo y tanto las federaciones nacionales como los patrocinadores demandaban un torneo de mayor calibre que aumentara las oportunidades de participación y, consecuentemente, el mercado potencial. Así que, si Francia 1998 iba a ser la primera Copa del Mundo absoluta abierta a treinta y dos selecciones, Malasia 1997 sería el primer Campeonato Mundial Juvenil con veinticuatro participantes. Además de garantizar la presencia fija de un representante de Oceanía, la FIFA optó porque las nuevas plazas permitieran una mayor presencia de equipos asiáticos, africanos y americanos, dejando a Europa con los seis representantes que tenía desde aquella primera edición de Túnez 1977. Este reparto no se ha modificado desde entonces.

Pero el torneo aterrizó en Malasia no sin cierta polémica. La FIFA confió al país asiático la organización del undécimo Mundial juvenil gracias al interés del malayo Peter Velappan, por entonces secretario general de la Confederación Asiática (abiertamente enfrentado al presidente Joao Havelange, por cierto), y con el aparentemente sólido respaldo de las elevadas cifras de asistencia que a comienzos de los noventa registraba la liga local. Sin embargo, a finales de 1994 estalló en Malasia un caso de compraventa de partidos y apuestas ilegales que se saldó con medio centenar de jugadores y entrenadores apartados de la competición, y cuyas ramificaciones llegaron incluso a poner en duda algunos resultados del Mundial de Estados Unidos. Los incidentes acontecidos luego en el Mundial sub’20 de Qatar 1995, cuando varias selecciones denunciaron que sus jugadores habían sido abordados por desconocidos con sospechosas intenciones, también apuntaban a las mafias malayas de apuestas, y durante varios meses Havelange pareció dispuesto a retirar a Malasia la organización del torneo juvenil de 1997 para dársela a Nigeria (país que, recordemos, no había podido acoger el Mundial de 1995 por diversos problemas de última hora).

Finalmente, en su reunión de diciembre de 1995, el Comité Ejecutivo de la FIFA desoyó a su presidente y decidió mantener a Malasia como anfitrión del Campeonato Mundial Juvenil de 1997, pero para entonces la credibilidad del fútbol malayo estaba más que enterrada y su liga nunca volvió a alcanzar la popularidad de la que disfrutó antes del escándalo. La disputa del Mundial juvenil tampoco consiguió invertir esa tendencia: los estadios no se llenaron (ni mucho menos) y, por si fuera poco, durante el torneo también hubo varias detenciones relacionadas con presuntos intentos de amaños y apuestas fraudulentas, por lo que las autoridades locales decidieron poner escolta policial permanente a todas las delegaciones para evitar contactos indeseados.

Mientras todo eso ocurría en los despachos, en los terrenos de juego los acontecimientos seguían su curso particular. Durante el año que faltaba para la disputa del Mundial sub’20, y mientras por la nueva sub’18 empezaban a aparecer algunos de los llamados a hacer historia en 1999, la generación mundialista española apenas disputó un par de encuentros amistosos. En enero de 1997, en la tradicional Copa del Atlántico en Gran Canaria, España derrotó claramente a Bélgica por 3-0 y a la selección canaria por 4-1 para alzarse con un nuevo título; ya en abril, venció a la República Checa por 2-0 en partido celebrado en la localidad valenciana de Burjassot. Aparte de eso, el apretado calendario no permitió más que alguna breve concentración para entrenar antes de que, el 5 de junio, Iñaki Sáez anunciara su primera convocatoria para un Mundial juvenil. Los jugadores elegidos quedaron citados el lunes 9 en Madrid, para partir dos días después hacia Malasia:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

CÉSAR LAINEZ Sanjuán 10/04/1977 Real Zaragoza

2

DF

Juan Luis Fernández REDONDO 17/01/1977 Real Betis

3

DF

Marc BERNAUS Cano 02/02/1977 FC Barcelona

4

DF

Francisco José Montoya Gómez, “CURRO MONTOYA” 13/02/1977 Valencia CF

5

DF

César Fernández de las Heras CANEDA 10/05/1978 Athletic de Bilbao

6

MC

ISMAEL Ruiz Salmón 07/07/1977 Racing de Santander

7

MC

Alberto RIVERA Pizarro 19/02/1978 Real Madrid

8

MC

Francisco Javier FARINÓS Zapata 29/03/1978 Valencia CF

9

DL

DIEGO RIBERA Ramírez 19/02/1977 Figueres

10

MC

IVÁN ANIA Cadavieco 24/10/1977 Real Oviedo

11

DL

Miguel Ángel ANGULO Valderrey 23/06/1977 Villarreal CF

12

MC

RAÚL GIL Marín 03/09/1977 Athletic de Bilbao

13

P

FELIP Ortiz Martínez 27/04/1977 FC Barcelona

14

MC

GERARD López Segú 12/03/1979 FC Barcelona

15

DF

Jesús María LACRUZ Gómez 25/04/1978 Osasuna

16

DF

Jerónimo Miñarro Navarro, “JERO” 19/09/1977 Valencia CF

17

DL

José Luis DEUS Rodríguez 12/02/1977 Deportivo La Coruña

18

MC

David ALBELDA Aliqués 01/09/1977 Villarreal CF

Aunque en la lista no había nombres tan destacados como los que viajaron a Qatar dos años antes, sí figuraban varios futbolistas que ya eran habituales en Primera división, como Farinós o Iván Ania, y otros que también sabían lo que era jugar en la máxima categoría de nuestro fútbol, como Redondo, Ismael, Deus, Alberto Rivera o Diego Ribera (como curiosidad, estos dos últimos habían batido en su día los récords de precocidad en Real Madrid y Valencia, respectivamente). Junto a ellos, un puñado de promesas de gran proyección que en su mayor parte acabarían haciéndose un hueco en el fútbol profesional, destacando por haber alcanzado la internacionalidad absoluta David Albelda (51 partidos), Miguel Ángel Angulo (11) y Gerard López (6), además del ya citado Farinós (2 partidos internacionales).

En cuanto al formato de este campeonato aumentado, la presencia de veinticuatro selecciones obligó, por una parte, a la lógica ampliación de la duración del torneo, añadiéndose una ronda de octavos de final y cinco días más a su calendario tradicional, y forzó también a los organizadores a habilitar al menos dos sedes más de las cuatro que, como mínimo, se requerían en anteriores ediciones. Así, el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997 se disputó del 16 de junio al 5 de julio y los equipos participantes quedaron repartidos de la siguiente forma:

GRUPO A

(Kuala Lumpur)

GRUPO B

(Kuching)

GRUPO C (Alor Setar)

GRUPO D (Kuantan)

GRUPO E

(Kangar)

GRUPO F

(Johor Bahru)

Malasia

Brasil

Ghana

España

Argentina

Inglaterra

Bélgica

Francia

EE.UU.

Paraguay

Hungría

Costa de Marfil

Uruguay

Rep. Corea

Rep. Irlanda

Japón

Australia

México

Marruecos

Sudáfrica

China

Costa Rica

Canadá

E.A.U.

Curiosamente, y pese al aumento de participantes, en esta undécima edición del Mundial sub’20 tan sólo había tres países debutantes: el organizador Malasia, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos. Como había venido ocurriendo en los mundiales absolutos disputados con 24 selecciones entre 1986 y 1994, se clasificarían para octavos de final los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros. Nuevamente, y a pesar de anteriores experiencias negativas, los partidos de la tercera jornada en cada grupo no se disputaron simultáneamente, al disponer las sedes elegidas de sólo un estadio y optar la organización por no desplazar a los equipos. Como también venía siendo habitual, ningún árbitro español fue seleccionado para participar en el evento, de hecho, la última presencia de un trencilla español en un Mundial juvenil databa de Chile 1987, en el que Emilio Soriano Aladrén dirigió dos partidos. Además del mayor número de participantes, la principal modificación introducida por la FIFA en este campeonato estuvo en la normativa de edad, ya que se permitió que fueran seleccionados para la fase final futbolistas nacidos a partir del 1 de enero de 1977 (desde Japón 1979, la fecha tope había sido la del 1 de agosto de veinte años antes de la disputa del torneo). Este criterio es el que sigue vigente en la actualidad.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Malasia 1997, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Después de una semana escasa de adaptación a las difíciles condiciones climatológicas de Malasia, con temperaturas elevadas y una humedad extrema, España inició su camino en el Campeonato Mundial Juvenil de 1997 enfrentándose a Japón, un rival teóricamente inferior pero del que se esperaba que presentara bastante oposición. Iñaki Sáez dispuso el 4-2-3-1 que se convertiría en marca de la casa y el equipo comenzó dominando, llegando incluso a anotar un tanto por medio de Gerard López (quien acababa de anunciar su fichaje por el Valencia) que fue anulado por mano previa. Pero el fuelle se acabó pronto y, aunque los nipones no inquietaban, España tampoco era capaz de traducir en ocasiones su dominio; de hecho, el marcador sólo se pudo abrir gracias a un magistral lanzamiento de libre directo de Farinós en el ecuador de esa primera mitad.

Tras el paso por vestuarios, Japón sorprendió con un mayor descaro ofensivo y estuvo a punto de igualar el resultado en un par de oportunidades salvadas in extremis por Lainez y la defensa hispana, pero en el minuto 55 Angulo culminó una buena jugada individual por banda izquierda para convertir el 2-0 que parecía sentenciar el duelo. Sin embargo, los nipones no se amilanaron y, guiados por Shunsuke Nakamura, consiguieron reducir distancias diez minutos después, a través de un penalti por manos de Marc Bernaus que transformó Atsushi Yanagisawa, sin duda el atacante más incisivo del cuadro japonés durante todo el partido. A partir de ahí, España desapareció del campo y sólo la proverbial mala puntería de Japón privó a los asiáticos de volver a empatar, pues disfrutaron de ocasiones de sobra como para haber obtenido un resultado positivo.

18/06/1997

Primera jornada del Grupo D.

JAPÓN

(1)

Kobari; Mikuriya (-72, Nishi), Toda, Miyamoto, Yamaguchi, Jojo; Ono (-67, Fukuda), Myojin, Nakamura; Yanagisawa, Nagai (-82, Yamashita).

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Albelda (-74, Ismael), Gerard, Lacruz (-60, Rivera), Farinós, Angulo; Deus (-82, Diego Ribera).

Goles

0-1 Farinós (ESP, min. 23); 0-2 Angulo (ESP, min. 56); 1-2 Yanagisawa (JPN, min. 65)(p).

Árbitro

José Luis Da Rosa Varela (URU).

Tarjetas

Angulo (ESP, min. 13); Gerard (ESP, min. 31).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

Recuperada del susto, la selección juvenil española afrontó el segundo partido del grupo con más confianza. Los tres puntos ya cosechados y el empate entre Costa Rica y Paraguay en el otro encuentro de la primera jornada hacían que una victoria ante los sudamericanos asegurara la clasificación para los octavos; además, la entrada del racinguista Ismael por Albelda le dio al equipo más solidez, y la presencia de Iván Ania por Lacruz ofreció más variantes ofensivas. Con todo, Paraguay resistió bien y durante el primer tramo del encuentro el duelo estuvo muy parejo, con un buen nivel de juego por parte de ambos bandos pero que no cristalizaba en ocasiones. La balanza se decantó hacia el lado español a la media hora de partido, cuando el deportivista Deus enganchó un gran lanzamiento ante el que nada pudo hacer el meta Justo Villar, y el gol permitió a los de Sáez controlar sin más complicaciones el resto de la primera mitad.

La tímida reacción paraguaya tras el descanso dio paso a una nueva fase de dominio español en la que estuvo a punto de llegar el segundo tanto, pero lo que sucedió fue que, aprovechando un despiste defensivo, Gustavo Morínigo batió de cabeza a César Lainez para establecer la igualada. Quedaba media hora para el final y, como el primer día, España volvió a acusar el cansancio, aunque esta vez fue capaz de golpear con un nuevo gol de Deus, que culminó una gran jugada individual de Alberto Rivera. Sin embargo, la posterior expulsión de Gerard en un enganchón con un rival dejó al equipo otra vez a merced de su oponente, que afortunadamente no encontró la forma de poner en aprietos al portero español en los diez minutos que restaban. Con dos sufridas victorias y muchas dudas en torno al juego y al estado físico de sus componentes, la selección española cerraba su pase a octavos de final por la vía rápida.

20/06/1997

Segunda jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard, Iván Ania (-68, Rivera), Farinós (-86, Raúl Gil), Angulo; Deus (-80, Diego Ribera).

PARAGUAY

(1)

Villar; Gustavo Florentín (-80, González), Cañete, Hernán Florentín, Da Silva, Tiozzo; Esquivel, Morínigo (-86, Domínguez), Cáceres; Román, Samudio (-75, Melgarejo).

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 30); 1-1 Morínigo (PAR, min. 65); 2-1 Deus (ESP, min. 78).

Árbitro

Saad Mane (KUW).

Tarjetas

Gustavo Florentín (PAR, min. 14); Tiozzo (PAR, min. 16); Morínigo (PAR, min. 19); Hernán Florentín (PAR, min. 40); Redondo (ESP, min. 44); Esquivel (PAR, min. 53). Expulsado Gerard (ESP, min. 80) por roja directa.

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 9.000 espectadores.

Gracias a la inexplicable insistencia de la FIFA en no programar los últimos partidos de la fase de grupos a la misma hora, España arrancó su tercer partido con el primer puesto ya asegurado gracias al empate registrado minutos antes entre Japón y Paraguay. Costa Rica, que había sido duramente goleada por los nipones en la segunda jornada (6-2), aún albergaba opciones de clasificación, pero pronto quedó claro que no tenía el nivel suficiente para conseguir ante España la victoria que necesitaba: a los dos minutos, Rivera recibió dentro del área y batió sin dificultades la meta centroamericana, poniendo la primera piedra de una sencilla goleada. David Albelda, con un gran disparo, y Farinós, de penalti, finiquitaron el duelo en menos de media hora, y el resto del partido fue un entrenamiento con público que Iñaki Sáez aprovechó para dar descanso a varios apercibidos y que Diego Ribera rubricó con un buen remate en el minuto 78.

23/06/1997

Tercera jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(4)

Felip; Lacruz, Jero, Caneda (-46, Raúl Gil), Bernaus; Albelda, Ismael, Rivera, Farinós, Angulo (-46, Iván Ania); Deus (-58, Diego Ribera).

COSTA RICA

(0)

González; Villavicencio, Nassar, Pablo Chinchilla, Torres (-46, Bolaños); Sequeira (-80, Durán), Fonseca, Bryce, Castro; Solís, Ledezma (-30, Marvin Chinchilla).

Goles

1-0 Rivera (ESP, min. 3); 2-0 Albelda (ESP, min. 23); 3-0 Farinós (ESP, min. 24)(p); 4-0 Diego Ribera (ESP, min. 78).

Árbitro

Karl-Erik Nilsson (SUE).

Tarjetas

Nassar (CRC, min. 33); Jero (ESP, min. 42); Iván Ania (ESP, min. 77).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 5.000 espectadores.

España era, junto a Inglaterra y Brasil, la única selección que había conseguido pleno de victorias en una primera fase que se saldó sin sorpresas, pero las sensaciones del equipo español distaban mucho de ser las de un claro aspirante al título. Ingleses y brasileños habían mostrado un mayor nivel de juego (en el caso sudamericano, refrendado con un claro 3-0 ante la Francia de Henry, Trezeguet y Anelka y un apabullante 10-3 a Corea del Sur), y otras selecciones como la propia Francia, Argentina o Uruguay, aunque tampoco habían brillado demasiado, sí daban la impresión de poseer un mayor potencial ofensivo.

En la primera ronda eliminatoria, los de Sáez se las verían con Canadá, un correoso equipo que había acabado tercero en el grupo E después de empatar con Australia, caer por la mínima ante la albiceleste y ganar a Hungría, y se esperaba que los juveniles españoles dieran por fin el nivel que se les presuponía. Sin embargo, España volvió a dejar muchas dudas. Incapaz de superar la ordenada presión de la defensa norteamericana, la selección española tardó casi media hora en hacerse con los mandos del partido, y sólo lo consiguió gracias al empeño de Alberto Rivera, que se echó el equipo a sus pequeñas espaldas y pudo incluso abrir el marcador con un gran disparo que se estrelló en el larguero.

La insistencia del madridista permitió a España disfrutar de sus mejores minutos tanto al final de la primera parte como al comienzo de la segunda, pero pronto las luces volvieron a apagarse. Tras una buena oportunidad de Deus, que se quedó sin ángulo para culminar la jugada cuando ya había regateado al meta Franks, Canadá dio un paso adelante y dispuso de varias ocasiones claras, entre ellas un remate al palo. Por fortuna, cuando peor lo estaban pasando los de Sáez, Deus culminó una acción aislada con un disparo lejano que sorprendió por bajo al portero canadiense. El tanto sirvió para que España se serenara y, pese a lo estrecho del marcador, supo manejarse bien en el tramo final, sin pasar excesivos agobios y sellando su pase a cuartos de final con un gol de falta de Rivera, el gran protagonista del partido, en el último minuto.

26/06/1997

Octavos de final.

ESPAÑA

(2)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-81, Albelda), Rivera, Farinós (-73, Iván Ania), Angulo; Deus (-78, Diego Ribera).

CANADÁ

(0)

Franks; Clarke, Devenney, McCauley, Skinner; Mathot (-79, Stathopoulos), Aristodemo, Bent, Kindel; De Rosario (-46, Jordan), Stalteri.

Goles

1-0 Deus (ESP, min. 77); 2-0 Rivera (ESP, min. 90).

Árbitro

Abderrahim El Arjoun (MAR).

Tarjetas

Ismael (ESP, min. 12); Gerard (ESP, min. 25); Clarke (CAN, min. 50); Farinós (ESP, min. 69).

Estadio

Darul Makmur (Kuantan). 10.000 espectadores.

Mientras España seguía avanzando con más sombra que luces, en Brasil todo era festivo. Tres días después del 10-3 a Corea del Sur en el último partido de la fase de grupos, la canarinha se superó en el partido de octavos con un escandaloso 10-0 a Bélgica que aupó al equipo de Toninho Barroso a lo más alto de las listas de candidatos. El problema para Brasil era que iba por la parte más dura del cuadro, ya que en cuartos de final tendría que enfrentarse a la potente selección de Argentina, que contaba con jugadores como Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Walter Samuel, Lionel Scaloni o el portero Leo Franco y que había vencido con justicia a la Inglaterra de Michael Owen y Jamie Carragher. De ese duelo entre las potencias sudamericanas saldría el rival de España en semifinales en el hipotético caso de que los de Sáez superaran a la República de Irlanda, que en octavos se había deshecho de Marruecos gracias a un gol de oro de su benjamín Damien Duff. En el resto de partidos, Uruguay y Ghana vencieron sin problemas a Estados Unidos y Emiratos Árabes, respectivamente, por sendos 3-0; Francia derrotó a México con un agónico gol de Peter Luccin en el último minuto y Japón superó también por la mínima a Australia.

Después de derrotar a Canadá, la selección española se trasladó a la capital de Malasia, Kuala Lumpur, para medirse a una selección irlandesa que, como ya se sospechaba, maniató a España desde el primer minuto con una intensa e incómoda presión en el centro del campo que impidió a los de Sáez controlar el partido. Con acciones a balón parado y mucho juego directo, Irlanda creaba numerosos problemas a la zaga española y disfrutó de varias ocasiones de gol en la primera media hora. Por su parte, España sólo pudo poner en apuros al meta O’Connor en un par de oportunidades ya cerca del descanso, gracias a las combinaciones entre Deus, Angulo y Gerard.

El paso por los vestuarios no sirvió para que España aclarara sus ideas, sino para que Irlanda cogiera más impulso. El ariete Trevor Molloy siguió percutiendo sobre la defensa española y, pocos minutos después de haber obligado a Lainez a emplearse a fondo para evitar el primer gol, fue objeto de un discutido penalti por parte del cántabro Ismael. El mismo Molloy lo transformó sin problemas y trasladó al marcador la sensación de superioridad que Irlanda estaba dejando desde el principio sobre el césped. Después del tanto, los irlandeses se replegaron para buscar las contras con la velocidad de sus extremos Alan Kirby y Damien Duff y España pudo tocar con menos agobios, pero las ideas escaseaban y los nervios empezaron a aflorar. Las imprecisiones eran continuas y no parecía haber forma de penetrar en la ordenada defensa rival. Sólo en los últimos minutos, casi a la desesperada, consiguieron los de Sáez rondar con peligro la portería irlandesa, pero primero un defensa casi sobre la línea y luego O’Connor salvaron sendos remates de Deus que ya se colaban. El equipo juvenil español, incapaz de hilvanar acciones colectivas brillantes y carente de soluciones individuales, se mostró futbolísticamente impotente ante un rival al que le bastó con ser un poco más rocoso y ordenado que los anteriores para eliminar al cuadro de Iñaki Sáez.

29/06/1997

Cuartos de final.

ESPAÑA

(0)

César Lainez; Redondo, Curro Montoya, Caneda, Bernaus; Ismael, Gerard (-69, Diego Ribera), Rivera (-86, Albelda), Farinós (-69, Iván Ania), Angulo; Deus.

IRLANDA

(1)

O’Connor; Cummins, Worrall, Hawkins, Ryan; Morgan, Inman, Kirby (-89, Baker), Duff; Molloy (-66, Murphy), Fenn.

Goles

0-1 Molloy (IRL, min. 52)(p).

Árbitro

León Francisco Padró Borja (MEX).

Tarjetas

Fenn (IRL, min. 88).

Estadio

Shah Alam (Kuala Lumpur). 9.000 espectadores.

A pesar de llegar con la vitola de subcampeón de Europa, España trasladó durante casi todo el campeonato una imagen plomiza que se acentuó en esta triste despedida. El cansancio acumulado tras una larga temporada y la extrema humedad del clima malayo afectaron a los jugadores, que también tuvieron algún que otro problema con las comidas, pero todas las excusas resultaban endebles dado el bajo nivel teórico de los rivales a los que se había enfrentado la selección. En cualquier caso, como el torneo nunca estuvo cerca de despertar en nuestro país la expectación de la anterior cita mundialista juvenil, el traspié fue asimilado sin demasiada dificultad.

Más difícil le resultó a Brasil digerir su derrota en cuartos de final ante Argentina. Después de haber marcado veinte goles en los dos partidos anteriores, los jóvenes brasileños se quedaron sin pólvora ante una selección albiceleste de enorme calidad que se llevó el choque con dos goles en el tramo final. Por la otra parte del cuadro, Uruguay se deshizo de Francia en la tanda de penaltis tras empatar a uno en el tiempo reglamentario, y Ghana superó a Japón por 2-1 con un gol de oro del jovencísimo Peter Ofori Quaye. En semifinales, Irlanda volvió a hacer gala de su solidez y fortaleza, pero no pudo remontar el gol de Bernardo Romeo al comienzo de la segunda parte y la Argentina de Pékerman logró su pase a la final por segunda edición consecutiva. En la otra semifinal, Uruguay se colocó con un cómodo 2-0 frente a Ghana antes del descanso pero tuvo que ver cómo los africanos igualaban el marcador para forzar la prórroga; en el tiempo extra, un gol de oro del lateral Álvaro Fabián Perea (quien fallecería pocos meses después en un accidente de tráfico) clasificó a los charrúas para su primera final mundialista sub’20.

En ella, Uruguay vendió cara su derrota y se adelantó con un gol del centrocampista Pablo García (Osasuna, Real Madrid, Celta, Murcia), pero Esteban Cambiasso y Diego Quintana le dieron la vuelta al marcador antes del descanso. El bajón físico uruguayo en la segunda parte impidió que saltara la sorpresa y Argentina se hizo con su tercer entorchado mundial juvenil, el segundo consecutivo. A pesar de la derrota final, la técnica, velocidad y puntería mostradas por la pareja de delanteros charrúas durante todo el campeonato les valió para copar los premios a los mejores jugadores: Nico Olivera (Sevilla, Valladolid, Córdoba) se llevó el Balón de Oro y Marcelo Zalayeta (que también pasó por el Sevilla) el de Plata, aunque en sus carreras posteriores no refrendaron todo el potencial que se les adivinó en Malasia. Más lejos llegó (y desde luego mejor recuerdo dejó en España, por sus años en Valencia y Zaragoza) el tercer clasificado en esas votaciones, el argentino Pablo César Aimar, que con sólo diecisiete años ya empezaba a destacar entonces en un gran River Plate.

En cuanto a los máximos goleadores, la tremenda exhibición brasileña en esos mágicos partidos contra Corea del Sur y Bélgica permitió que Adailton Martins se llevara la Bota de Oro con comodidad: sus diez goles en cinco partidos (seis de ellos, a los surcoreanos) batieron por fin el récord anotador en un Mundial sub’20 que conservaba Ramón Díaz desde 1979. Como ya entonces podía sospecharse, esa gran tarde ante Corea no fue más que un espejismo, ya que en su carrera profesional, desarrollada casi por completo en Italia (Parma, Hellas Verona, Genoa, Bolonia), Adaílton no volvió a destacarse como goleador de primer orden. Más nivel apuntaba y alcanzó el ganador de la Bota de Plata, el francés David Trezeguet, que anotó cinco goles en Malasia; mientras que el también brasileño Alex de Souza (que logró cierto renombre en Europa durante su paso por el Fenerbahce turco entre 2004 y 2012) recibió la de Bronce gracias a sus cuatro dianas. También marcaron cuatro goles, aunque en más minutos que Alex y quedando por ello sin galardón, los argentinos Juan Román Riquelme y Bernardo Romeo, el uruguayo Zalayeta, el japonés Yanagisawa y el australiano Kostas Salapasidis (quien los consiguió todos en la victoria de su selección ante Argentina por 4-3 en la primera fase y que luego tuvo un poco productivo paso por la S.D. Compostela).

Terminaba así un campeonato, otro más, sin mayor relieve para España. Imposible imaginar entonces que, menos de dos años más tarde y con otra generación que tampoco despertaba grandes expectativas, la selección española alcanzaría la cima del fútbol juvenil. Pero esa es otra historia que ya fue contada en otra ocasión.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Qatar 1995

En agosto de 1991, la selección española dirigida por Juan Santisteban alcanzó en Italia el subcampeonato mundial sub’17. Era sólo la cuarta edición del torneo (la primera que se disputaba en ese rango de edad, ya que los tres campeonatos anteriores habían sido sub’16), pero la breve historia de la categoría demostraba que los países que llegaban lejos en esos Mundiales solían realizar también un gran papel dos años después en el campeonato sub’20: los casos de Nigeria, la URSS o Portugal eran especialmente relevantes en este sentido. Por desgracia, como quedó apuntado en el artículo publicado en el número anterior de estos “Cuadernos de Fútbol”, en el verano de 1991 España tenía ya imposible acudir a la fase final del Campeonato de Europa sub’18 de 1992 y, por tanto, al Mundial sub’20 de Australia 1993: Alemania e Italia habían sido rivales demasiado potentes para una selección española que tampoco fue capaz de derrotar a Malta en ninguno de sus dos partidos. De aquel equipo juvenil de discretísimos resultados (tres empates, tres derrotas y sólo dos goles a favor) podríamos destacar a Julen Guerrero, Javi Navarro, Fernando Sanz, Javier De Pedro o Patricio Rubio “Patri”, por entonces una de las más grandes promesas del fútbol español.

Ni ellos ni los brillantes subcampeones sub’17 (César Palacios, Quique Medina, Ramón, Sandro, Robaina, Dani García Lara o Pepe Gálvez, entre otros) pudieron disputar un Mundial sub’20 en el que, una vez más, se demostró la validez de aquella teoría que relacionaba ambas categorías. En Australia, primer país que albergaba dos veces el Campeonato Mundial Juvenil, Brasil se llevó su tercer título al derrotar en la final a Ghana, cuya selección estaba formada mayoritariamente por los chavales que en 1991 habían vencido a España en la final del Mundial sub’17. En el bando brasileño deslumbró Adriano Gerlin da Silva (Adriano Codorninha acabó siendo su apodo futbolístico), otro jugador que también había brillado dos años antes, aunque en su carrera posterior no logró más éxitos reseñables.

Por aquel entonces, de la mano de su nuevo presidente, el sueco Lennart Johansson, y mientras medio continente redefinía sus fronteras y nuevas naciones se unían al organismo, la UEFA iniciaba un proceso de reestructuración de sus competiciones, motivado en parte por esos profundos cambios en el mapa político europeo pero también por cuestiones económicas y puramente deportivas. Así, por ejemplo, nació la Liga de Campeones y se amplió la fase final de la Eurocopa absoluta a dieciséis selecciones. En categorías inferiores, se volvió a modificar el formato del Campeonato de Europa juvenil para devolverle su tradicional carácter anual; además, aunque se seguirían clasificando sólo ocho selecciones para su fase final, en ésta habría dos grupos cuyos líderes se jugarían el título en una final directa. La primera edición de este renovado torneo tendría lugar en julio de 1993, en Inglaterra.

Pero volvamos otra vez atrás en el tiempo y regresemos a España. Una vez terminado el Mundial sub’20 de Portugal 1991, Vicente Miera, el nuevo seleccionador absoluto, decidió hacerse cargo también del combinado que debería competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona, relegando al puesto de ayudante a Kubala, que había sido contratado meses antes para dirigirlo. En cuanto a Jesús Pereda, dejó de ser el segundo entrenador de la absoluta, aunque mantuvo sus cargos como seleccionador sub’18 y sub’21. La etapa de Miera, que había firmado con la misión de acabar lo más dignamente posible la fase de clasificación para la Eurocopa de 1992, fue tan breve como se esperaba: la histórica derrota en Islandia en su debut oficial sólo vino a confirmar que no permanecería en el banquillo más allá de lo inicialmente estipulado. En junio de 1992, dos meses después de que el cántabro dirigiera el primer encuentro de clasificación para el Mundial de Estados Unidos (victoria por 3-0 contra Albania), Ángel María Villar comunicó que el seleccionador sería sustituido tras el verano por Javier Clemente. Miera, eso sí, se despidió de la RFEF por todo lo alto, colgándose la medalla de oro olímpica en los Juegos de Barcelona.

Aunque Javier Clemente no contaba con Pereda para sus planes de futuro, el nuevo seleccionador decidió mantenerle al frente de la sub’18 durante esa temporada 1992/1993, ya que el contrato del técnico burgalés finalizaba el 30 de junio, apenas tres semanas antes del inicio de la fase final del Europeo de la categoría. Pereda logró clasificar al combinado juvenil para esa cita, pero tuvo que abandonar su cargo sin poder disputarla. Andoni Goikoetxea, segundo de Clemente en la absoluta, añadió a sus funciones como seleccionador sub’21 la dirección de la sub’18 y aquel grupo, compuesto por muchos de los jugadores que habían sido subcampeones mundiales sub’17 dos años antes, alcanzó la tercera plaza final. ¿Qué hubieran hecho de haber llegado al Mundial sub’20 de Australia? Desgraciadamente, nunca lo sabremos.

La siguiente edición del Europeo juvenil, la de la temporada 1993/1994, era clasificatoria para el Mundial sub’20 de 1995, y la Real Federación Española de Fútbol supo moverse en los despachos para conseguir que la fase final se disputara en Extremadura. Automáticamente clasificada como anfitriona, España dedicó la temporada a disputar amistosos y obtuvo variopintos resultados: se midió dos veces a Portugal (2-2 en León y 1-1 en tierras lusas seis meses después); venció en la “Copa del Atlántico” grancanaria a Países Bajos (2-0) y Alemania (2-1); cayó derrotada en Grecia (3-0, aunque con jugadores menos habituales); y disputó en Italia el torneo “Paolo Valenti”, en el que se midió a Eslovaquia (derrota por 0-1), Israel (1-1) y Rumanía (victoria por 6-1). Por último, en los meses de mayo y junio, la selección juvenil disputó dos partidos preparatorios en tierras extremeñas, venciendo a Islandia en Almendralejo (2-0) y perdiendo en Cáceres ante la República Checa (1-2).

El Campeonato de Europa sub’18 de 1994 se celebró del 24 al 31 de julio, siendo sedes las localidades de Cáceres, Badajoz, Almendralejo, Don Benito y Jerez de los Caballeros. Los ocho participantes se dividieron en dos grupos, quedando España emparejada con Rusia, Bielorrusia y Alemania, tres países que no existían como tales apenas cinco años antes. En Almendralejo, los de Goikoetxea se impusieron a Rusia por 4-2 y a Bielorrusia por 4-1 (en ambos partidos España se puso con 4-0 y encajó los goles rivales en los últimos minutos). Un empate en la tercera jornada, disputada en Cáceres, le hubiera servido a España para pasar a la final, pero Alemania venció 1-3 con un doblete de Lars Ricken, la gran promesa del Borussia Dortmund. Germanos, rusos y españoles acabaron empatados a seis puntos y fue la diferencia de goles la que decidió las posiciones definitivas. Alemania, con +4, lideró el grupo por delante de España (+3) y Rusia (0), de modo que los alemanes se clasificaron directamente para la final, en la que caerían en los penaltis ante Portugal. En el partido por el bronce, en Mérida, España goleó a Países Bajos por 5-2, mientras que Rusia se hizo con la quinta plaza (la última que daba acceso al Mundial sub’20) al ganar a Francia.

Aunque no se había logrado el título continental, lo cierto era que la selección de Goikoetxea había mostrado un buen nivel y parecía tener mimbres suficientes como para destacar en el Campeonato Mundial del año siguiente, un torneo cuya disputa estuvo en el aire durante bastante tiempo. Después de haber sancionado al país por un caso de falsificación de edades en el torneo olímpico de Seúl 1988, la FIFA quiso compensar a Nigeria con la concesión del Campeonato Mundial Juvenil de 1995, primer gran evento futbolístico que acogería el África negra. Fue, sin embargo, una decisión notablemente arriesgada que no salió bien: la inestabilidad política del país y unos brotes de malaria y meningitis en dos de las sedes elegidas forzaron a la FIFA a suspender el campeonato cuando sólo faltaba un mes para su inicio. Era el 9 de febrero de 1995 y comenzaba una frenética carrera en la que primero se habló de cancelación definitiva, luego de aplazamiento y, finalmente, de traslado a otro país. Tras muchas deliberaciones, el 16 de marzo se decidió que Nigeria no reunía las condiciones mínimas necesarias para organizar el torneo con seguridad y, cuatro días más tarde, se acordó que el Mundial juvenil de ese año se disputaría en Qatar del 13 al 28 de abril.

Si a principios de año, cuando la disputa del Mundial en Nigeria aún no peligraba oficialmente, ya se habían producido algunas discusiones sobre la conveniencia o no de que Goikoetxea llevara al torneo a las principales figuras españolas en edad juvenil (varias de las cuales ya aparecían con regularidad en los primeros equipos de sus respectivos clubes), la polémica aumentó en abril, un mes de suma importancia en las competiciones ligueras. El debate se centraba especialmente en la figura de Raúl González Blanco, que a sus diecisiete años ya era un fijo en las alineaciones de un Real Madrid que, además, sufría varias bajas en la delantera. La directiva madridista manifestó en numerosas ocasiones su disconformidad con la hipotética convocatoria de su joven figura, pero Javier Clemente (que era quien mandaba en todas las categorías de la federación) nunca fue un seleccionador muy receptivo a ese tipo de quejas y, como se esperaba, Raúl figuró en la relación de convocados que se hizo pública el 31 de marzo. Al menos, aunque la concentración de los juveniles comenzó el día 3 de abril, la RFEF sí permitió que el delantero jugara el día 9 con su club antes de embarcar hacia Qatar. Raúl, por cierto, marcó en ese partido ante el Zaragoza en el que se cumplía una vuelta desde su debut oficial con el primer equipo.

En cuanto al resto de convocados, llamaba la atención la presencia de tres porteros (sólo Burundi y Australia viajaron al Mundial también con tres guardametas): uno de ellos, Javier López Vallejo, era precisamente el único componente del equipo subcampeón mundial sub’17 de 1991 que, por edad, todavía podía acudir al Campeonato del Mundo Juvenil en 1995. Por otro lado, el hecho de que en la lista hubiera varios jóvenes de 17 o 18 años recién cumplidos marcaba una clara diferencia con respecto a anteriores plantillas mundialistas, en las que Chus Pereda solía apurar mucho más el límite de edad, pero todo el país coincidía en señalar que se trataba del mejor conjunto posible formado por futbolistas menores de 20 años. Las ausencias más destacadas con respecto al equipo base del Europeo juvenil de 1994 eran las del mediocentro del Barcelona Albert Celades, por culpa de una lesión, y la de Diego Ribera, joven delantero del Valencia cedido en el Hércules, por decisión técnica. Los dieciocho elegidos fueron los siguientes:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Javier LÓPEZ VALLEJO 22/09/1975 Osasuna

2

DF

Alberto SÁNCHEZ González 09/05/1976 Real Madrid

3

DF

David CORDÓN Mesa 12/11/1975 Atlético de Madrid

4

MC

LUIS MARTÍNEZ Arasa 10/11/1975 Real Madrid

5

DF

CÉSAR Martín Villar 03/04/1977 Real Oviedo

6

DF

Luis Carlos CUARTERO Laforga 17/08/1975 Real Zaragoza

7

DL

RAÚL González Blanco 17/06/1977 Real Madrid

8

MC

Miguel Ángel Salgado Fernández, “MÍCHEL SALGADO” 22/10/1975 Celta de Vigo

9

MC

Iván DE LA PEÑA López 06/05/1976 FC Barcelona

10

MC

ROGER García Junyent 15/12/1976 FC Barcelona

11

DL

Joseba Andoni ETXEBERRIA Lizardi 05/09/1977 Real Sociedad

12

MC

Miguel Ángel Sánchez Muñoz, “MÍCHEL” 30/10/1975 Rayo Vallecano

13

P

Manuel Martínez García, “MANU” 06/01/1976 FC Barcelona

14

DL

Fernando MORIENTES Sánchez 05/04/1976 Albacete

15

MC

RAÚL OTXOA Sainz de Aja 14/08/1975 Athletic de Bilbao

16

DL

Antonio VELAMAZÁN Tejedor 22/01/1977 FC Barcelona

17

DF

Carles Domingo Pladevall, “MINGO” 10/06/1977 FC Barcelona

18

P

GORKA López Ochando 07/01/1976 CD Tenerife

Raúl encabezaba un grupo de grandes proyectos de futbolistas en el que también resaltaba el nombre de Iván De la Peña, la otra gran perla de la cantera patria, que aún no había debutado en la máxima categoría pero a quien se consideraba la principal promesa del F.C. Barcelona y su llamada “quinta del Mini”. Con la presencia de ambos jugadores, la atención mediática hacia el campeonato estaba más que garantizada; de hecho, durante el torneo el propio Raúl escribió una columna diaria en Marca contando sus vivencias. Junto a ellos, otros jóvenes valores que empezaban a brillar en Primera, como Fernando Morientes o Míchel Salgado, y un amplio grupo de chavales que, en su mayor parte, no tardarían en consolidarse en la máxima categoría.

Por supuesto, Raúl (102 partidos, 44 goles) fue quien más acabaría destacando en la selección absoluta, junto a Joseba Etxeberria (53 partidos, 12 goles), Fernando Morientes (47 partidos, 27 goles) y Míchel Salgado (53 partidos). También cumplió con buena nota el central César (12 partidos, 3 goles), mientras que su irregular y errática carrera hizo que Iván De la Peña tuviera que esperar mucho más de lo que cualquiera hubiera imaginado allá por 1995 para debutar con España: lo hizo en 2005 y sólo sumó 5 internacionalidades. Del resto, López Vallejo (Osasuna, Villarreal, Recreativo, Zaragoza), Cuartero (siempre en el Real Zaragoza), Roger (Barcelona, Espanyol, Villarreal), Toni Velamazán (Barcelona, Oviedo, Albacete, Extremadura, Espanyol), Míchel (Rayo, Murcia, Málaga) y Mingo (Sporting, Rayo, Betis, Albacete, Nàstic) sumaron igualmente muchos partidos en Primera, aunque sin el premio del debut internacional. De entre los que no llegaron a brillar en el fútbol profesional, seguramente el caso más curioso sea el de Luis Martínez Arasa, canterano madridista que, tras pasar por Rayo, Leganés y Murcia, decidió colgar las botas con sólo veinticinco años para dedicarse al mundo de la escena.

Tras verse despojada de la organización del Mundial sub’20, Nigeria renunció a participar en él, a pesar de que se le había mantenido su plaza como anfitriona. De hecho, la Confederación Africana llegó a debatir si Camerún y Burundi debían o no sumarse a la protesta nigeriana y renunciar al campeonato, aunque finalmente se optó por que sí lo disputaran. La selección juvenil de Qatar sustituyó a la de Nigeria y los grupos, que ya se habían sorteado, no sufrieron más alteración:

GRUPO A

(Doha)

GRUPO B

(Doha)

GRUPO C

(Doha)

GRUPO D

(Doha)

Brasil

España

Portugal

Alemania

Qatar

Chile

Países Bajos

Australia

Siria

Burundi

Honduras

Camerún

Rusia

Japón

Argentina

Costa Rica

Entre los participantes destacaba especialmente la presencia de Burundi, país que entonces estaba de triste actualidad por la cruenta guerra étnica que se desarrollaba tanto en su interior como en la vecina Ruanda. Además, era noticia el regreso de Argentina a las competiciones internacionales sub’20 después de la sanción impuesta por la FIFA tras los incidentes que la albiceleste había protagonizado en Portugal 1991. Por primera vez en un Mundial juvenil, cada victoria en la fase de grupos valdría tres puntos (medida que había sido instaurada en el Mundial de Estados Unidos 1994), y también por primera vez en un torneo FIFA se autorizaron tres cambios por encuentro (en Estados Unidos el tercer cambio sólo se había permitido en caso de lesión del portero). Así mismo, se mantenía la regla del “gol de oro”, instaurada en los Mundiales juveniles en 1993 para resolver los empates en las prórrogas, y tampoco esta vez hubo árbitros españoles entre los designados por la FIFA para el evento.

Todos los partidos se disputaron en Doha, la capital del emirato, usándose sólo tres estadios cuyos terrenos de juego, obviamente, sufrieron las consecuencias de la acumulación de encuentros. Por lo menos, los organizadores fueron capaces de ordenar el calendario para que los partidos de la tercera jornada de cada grupo se jugaran a la misma hora. El calor fue intenso, sobre todo en los partidos que se disputaban en el primer turno del día, a media tarde, y quienes viajaron allí destacan el escaso ambiente futbolístico que se respiraba en una ciudad que, salvo en las últimas rondas, permaneció prácticamente ajena a la disputa del campeonato. Además, hubo varios sucesos extraños que se investigaron como intentos de soborno a jugadores de Camerún, Portugal, Honduras, Chile y Burundi, y que se saldaron con cinco detenidos que fueron rápidamente expulsados de Qatar. Aunque no se pudo confirmar si hubo o no compra de partidos, las investigaciones apuntaban a mafias malayas de apuestas ilegales, por lo que se llegó a hablar de la posibilidad de que la FIFA privara a Malasia de la organización de la siguiente cita mundialista sub’20. Al final, y como tantos otros, el caso se perdió en el baúl de los asuntos olvidados.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Qatar 1995, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Qatar 1995, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Burundi, el primer rival en Qatar 1995, era toda una incógnita para los técnicos y jugadores españoles. La única información que se tenía sobre los africanos era que habían sido subcampeones continentales y que, antes de viajar al torneo, se habían visto obligados a permanecer recluidos durante varias semanas en un hotel de su capital, Buyumbura, por culpa de la guerra que asolaba su país. Había cierta inquietud ante el verdadero nivel que pudiera mostrar esa desconocida selección, pero los temores se disiparon rápidamente. Fuertes y enérgicos, los burundeses intentaban atacar en cuanto podían, pero eran tan poco disciplinados tácticamente que España no tuvo ningún problema para dominar el partido de cabo a rabo. Goikoetxea planteó un ofensivo 3-5-2, con Míchel Salgado y Roger como carrileros y De la Peña llevando el peso de la organización ofensiva; la constante movilidad de los centrocampistas españoles y su gran nivel técnico fue una pesadilla para casi todos sus rivales durante el campeonato, y Burundi no tenía ni los mimbres tácticos ni la disposición mental necesarios para frenar sus combinaciones.

El primer gol, obra de Morientes al recoger un balón rechazado por el poste, se hizo esperar más de veinticinco minutos, pero para entonces España había sumado ya un buen puñado de ocasiones (las más claras, en las botas de Toni Velamazán) y de ahí al descanso sólo tuvo que afinar un poco más la puntería para dejar resuelto el partido con tantos de Raúl y Roger, éste de penalti cometido sobre el delantero madridista. La segunda parte discurrió por los mismos derroteros, con España atacando al compás que marcaba Iván De la Peña y los defensas y centrocampistas de Burundi corriendo sin orden y, en ocasiones, llegando bastante tarde: sus entradas, tan inocentes como duras, les hicieron acabar con nueve jugadores. Joseba Etxeberria, que había sustituido en el descanso a Morientes, con problemas musculares, anotó el cuarto; Ndayishimiye logró un muy celebrado gol del honor para los africanos; y Etxeberria cerró la cuenta con un gran remate de chilena tras un barullo en el área. El partido estaba más que finiquitado, pero De la Peña no supo entenderlo y acabó viendo su segunda amarilla por protestar. La expulsión del cántabro fue el único lunar de una tarde tan calurosa como plácida en la que España sumó sus tres primeros puntos con mucha suficiencia.

13/04/1995

Primera jornada del Grupo B.

BURUNDI

(1)

Mahigihigi; Ndabaniwe, Bizimana, Saleh, Ahishakiye; Masudi (-24, Mbanza), Daudi, Ndayishimiye, Maulidi; Willonja (-71, Butunungu), Rukundo.

ESPAÑA

(5)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez (-61, Otxoa), De la Peña, Salgado, Roger, Velamazán; Raúl (-55, Míchel), Morientes (-46, Etxeberria).

Goles

0-1 Morientes (ESP, min. 26); 0-2 Raúl (ESP, min. 36); 0-3 Roger (ESP, min. 40)(p); 0-4 Etxeberria (ESP, min. 72); 1-4 Ndavishimiye (BDI, min. 82); 1-5 Etxeberria (ESP, min. 86).

Árbitro

Márcio Rezende de Fleitas (BRA).

Tarjetas

Mbanza (BDI, min. 30); De la Peña (ESP, min. 46); Salgado (ESP, min. 60); Maulidi (BDI, min. 87). Expulsados Saleh (BDI, min. 61) por roja directa; De la Peña (ESP, min. 87) por doble amarilla; Ahishakiye (BDI, min. 90) por roja directa.

Estadio

Al Ahli (Doha). 1.000 espectadores.

De Japón, que había sorprendido a Chile en la primera jornada con un empate en los últimos instantes, se esperaba bastante más oposición, y los pronósticos se cumplieron. Dada la baja de De la Peña, Goiko apostó por situar a Roger García Junyent como organizador, dando entrada a Mingo en el carril izquierdo. Menos genial que el cántabro pero algo más constante, al principio Roger no desentonó e incluso fue el encargado de abrir el marcador a los ocho minutos, entrando desde segunda línea para cabecear a las mallas un buen centro de Salgado, que poco antes había estrellado un disparo en el poste. Sin embargo, España no supo plasmar en más goles su buen inicio y, poco a poco, Japón empezó a sentirse más cómoda, buscando la velocidad de sus puntas a base de balones largos y sembrando las dudas en la zaga española.

Tras el descanso, la selección asiática dio un paso adelante y España perdió consistencia. Los cambios de Goikoetxea para tratar de recuperar el control no surtieron efecto y, a falta de veinte minutos, llegó el empate. Hidetoshi Nakata, que ya lo había intentado en la primera parte, consiguió batir a López Vallejo con un gol olímpico, y durante varios minutos no estuvo nada claro que España fuera a ser capaz de volver a ponerse por delante. Pero entonces apareció el líder del equipo, Raúl, para cazar un balón suelto en el área tras un córner y perforar la meta nipona por segunda vez. En los últimos minutos, López Vallejo abortó los intentos de reacción japonesa y, con seis puntos, la selección española certificaba su pase a cuartos de final.

17/04/1995

Segunda jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(2)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez, Roger, Salgado, Mingo (-46, Míchel), Velamazán (-87, Sánchez); Raúl, Etxeberria (-60, Otxoa).

JAPÓN

(1)

Honda; Suzuki, Akiba, Kumagai, Matsuda, Yamanishi (-46, Omori); Yamada, Oku (-55, Ito), Nakata; Yasunaga, Oki.

Goles

1-0 Roger (ESP, min. 8); 1-1 Nakata (JPN, min. 69); 2-1 Raúl (ESP, min. 83).

Árbitro

Zeli Sinko (CIV).

Tarjetas

César (ESP, min. 13); Roger (ESP, min. 50); Oku (JPN, min. 52); Velamazán (ESP, min. 61); Omori (JPN, min. 79).

Estadio

Al Ahli (Doha). 4.000 espectadores.

Chile había viajado a Qatar con grandes aspiraciones, al contar con buena parte del plantel que había sido tercero en el Mundial sub’17 de Japón 1993, pero llegó al tercer partido con muchas urgencias. Tras el empate contra Japón en la primera jornada, los sudamericanos se habían vuelto a dejar sorprender y Burundi había arañado una histórica igualada que dejaba la lucha por la segunda plaza totalmente abierta: para pasar a cuartos, Chile debía ganar a España, o bien empatar y esperar el mismo resultado en el otro encuentro del día, que se jugaba simultáneamente. Por su parte, con los deberes hechos, Goikoetxea reservó a César, Salgado, Roger y Toni Velamazán, apercibidos tras las dos primeras jornadas; además, el seleccionador dio a sus dos porteros suplentes la oportunidad de debutar en el campeonato, jugando cada uno una parte. Pero ni los cambios ni tener el liderato asegurado afectaron a España, que salió igual de enchufada que en los partidos anteriores y finiquitó el duelo en veinte minutos. Etxeberria, que remató dos buenas jugadas de Míchel y Mingo, y Raúl Otxoa, a pase también de Mingo, pusieron el 3-0, mientras el otro Raúl se topaba con el portero sudamericano en dos claras ocasiones servidas por De la Peña, clave también en los goles anteriores.

La expulsión del chileno Fernández poco antes del descanso cerró definitivamente el partido y dio paso al correcalles de la segunda parte, que inauguró el rayista Míchel a los dos minutos de la reanudación. Sebastián Rozental, la gran promesa chilena de aquella generación, recortó distancias enseguida, pero Otxoa anotó el segundo de su cuenta particular. Al segundo gol de Chile, obra de Dante Poli, respondió De la Peña transformando un penalti cometido sobre Etxeberria, y poco después Frank Lobos subía el definitivo 6-3 al electrónico. Un auténtico despropósito goleador plagado de despistes defensivos por ambos bandos y en el que brilló con luz propia un Iván De la Peña ansioso por hacerse perdonar la expulsión del debut ante Burundi.

19/04/1995

Tercera jornada del Grupo B.

ESPAÑA

(6)

Manu (-46, Gorka); Sánchez, Cuartero, Cordón, Mingo; Luis Martínez, De la Peña, Ochoa, Míchel; Raúl (-46, Morientes), Etxeberria.

CHILE

(3)

Salas; Fernández, Vargas, Poli, Aros (-54, Valenzuela); Valle (-59, Tapia), Barraza, Lobos, Uribe; Rozental, Martel (-46, Madrid).

Goles

1-0 Etxeberria (ESP, min. 9); 2-0 Etxeberria (ESP, min. 13); 3-0 Otxoa (ESP, min. 20); 4-0 Míchel (ESP, min. 47); 4-1 Rozental (CHI, min. 52); 5-1 Otxoa (ESP, min. 61); 5-2 Poli (CHI, min. 77); 6-2 De la Peña (ESP, min. 80)(p); 6-3 Lobos (CHI, min. 83).

Árbitro

Pascual Rebolledo Cárdenas (MEX).

Tarjetas

Fernández (CHI, min. 29); Vargas (CHI, min. 44); Sánchez (ESP, min. 77); Salas (CHI, min. 79). Expulsado Fernández (CHI, min. 40) por doble amarilla.

Estadio

Al Ahli (Doha). 3.000 espectadores.

En la primera fase se habían producido varias goleadas más, como el 6-0 de Brasil a Siria o el 7-1 que encajó Honduras a manos de Países Bajos (sin Clarence Seedorf ni Patrick Kluivert, retenidos por un Ajax que ese año acabaría llevándose la Liga de Campeones) en un partido que tuvo que ser suspendido antes del minuto 80 porque los hondureños se quedaron con seis jugadores: cuatro centroamericanos fueron expulsados y otro cayó sospechosamente lesionado justo después de encajar el séptimo gol, con los tres cambios ya hechos. Pero, con trece goles marcados, España era claramente la selección más realizadora y, por su juego y la calidad de sus hombres de ataque, era considerada por muchos expertos como clara favorita al título. Gracias a las retransmisiones televisivas de TVE, en nuestro país se tenía esa misma sensación, y la afición y los medios de comunicación volcaron sus miradas hacia aquel grupo de juveniles que parecía anunciar la llegada de una nueva e ilusionante época para el fútbol español.

El primer escollo en la fase eliminatoria sería Rusia, que había dado una buena imagen en su duelo ante Brasil (0-0) pero que no parecía un rival excesivamente complicado para un equipo que llegaba en un grandísimo momento de forma. Nuevamente, un arranque demoledor de España puso las cosas claras en menos de veinte minutos: un gol de Raúl en la primera jugada de peligro y otro doblete de un Joseba Etxeberria en estado de gracia dejaron todo resuelto por la vía rápida. Los rusos no opusieron más resistencia y la selección española comenzó a acumular llegadas y jugadas de fantasía, con Iván De la Peña como maestro de ceremonias. En la segunda parte, Etxeberria, que había llegado al Mundial como un perfecto desconocido (aunque ya había jugado unos pocos minutos en el primer equipo de la Real Sociedad), reafirmó su particular consagración futbolística y mediática con otro gol más, el séptimo en cuatro partidos. Casi a continuación, Rusia recortó distancias gracias a un penalti cometido por Cuartero y transformado por Lipko, pero en ningún momento se atisbó el menor indicio de remontada. Goikoetxea retiró a sus tres estrellas del campo y el partido discurrió sin más novedad hasta que el egipcio Gamal Al-Ghandour decretó el final. Diez años después del histórico subcampeonato en la URSS, España volvería a disputar unas semifinales de un Campeonato Mundial Juvenil.

23/04/1995

Cuartos de final.

ESPAÑA

(4)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez, De la Peña (-66, Míchel), Salgado, Roger, Velamazán; Raúl (-75, Morientes), Etxeberria (-66, Otxoa).

RUSIA

(1)

Kharin (-46, Gusev); Lipko, Semak, Khokhlov (-31, Solomatine), Zezine; Lepechin, Pateev (-46, Krivov), Berketov, Egounov; Lysenko, Radimov.

Goles

1-0 Raúl (ESP, min. 3); 2-0 Etxeberria (ESP, min. 13); 3-0 Etxeberria (ESP, min. 21); 4-0 Etxeberria (ESP, min. 62); 4-1 Lipko (RUS, min. 65) (p).

Árbitro

Gamal Al-Ghandour (EGY).

Tarjetas

Lysenko (RUS, min. 82).

Estadio

Al Ahli (Doha). 4.000 espectadores.

En el resto de partidos, Brasil superó con muchos apuros a Japón por 2-1, tras empezar perdiendo, y Portugal tuvo que esperar al tiempo extra para doblegar a Australia por ese mismo marcador gracias a un gol de oro de Joaquim Agostinho (que ficharía por el filial del Real Madrid tras este campeonato y tendría un irregular paso por el fútbol español, en las filas de Salamanca, Las Palmas y Málaga, principalmente). El rival de España sería Argentina, que había superado sin excesivos problemas a Camerún (2-0) y era la única selección que llegaba a semifinales sin haber liderado su grupo de la primera fase. La albiceleste iba de menos a más en el torneo y contaba con un plantel con bastante experiencia en la primera división argentina y en el que ya entonces destacaban tres jugadores que pasaron luego por la liga española en algún momento de sus carreras: Juan Pablo Sorín (Barcelona, Villarreal), Ariel Ibagaza (Mallorca, Atlético de Madrid, Villarreal) y Leo Biagini (Atlético de Madrid, Mérida, Mallorca, Rayo, Sporting, Albacete). Pese a ello, España confiaba en imponer su atractivo juego ofensivo para poder plantarse en una final que ilusionaba a todo el país.

Por desgracia, todos los problemas que se habían vislumbrado en momentos puntuales durante los partidos anteriores se manifestaron de golpe en el peor momento posible. Aunque Goikoetxea optó por un 4-4-2 (con Salgado actuando como lateral derecho puro y no como carrilero largo) algo más cauteloso de lo habitual, España salió con la misma ambición ofensiva de siempre, pero en esos primeros minutos el portero Joaquín Irigoytia realizó unas cuantas paradas de mérito que permitieron a su equipo tomar aire para iniciar su tenaz labor de desgaste. Con una presión intensa sobre De la Peña y un férreo marcaje a Raúl y Etxeberria, los de José Néstor Pékerman lograron maniatar a su rival a base de robos y faltas tácticas en zonas poco peligrosas. Sin continuidad en ataque, la defensa española mostró los mismos problemas de encuentros anteriores y, en una de las primeras aproximaciones argentinas, Biagini aprovechó un balón suelto en el área tras un mal despeje de César para sorprender a López Vallejo con un chut al palo corto. Obligada a remontar por primera vez en el torneo, a partir del gol España sólo fue capaz de generar peligro a balón parado, con sendos lanzamientos de Roger y De la Peña, pero Irigoytia desvió ambos disparos en dos excelentes intervenciones.

Goikoetxea movió ficha en el descanso y retiró a Míchel Salgado y a Luis Martínez, el habitual mediocentro defensivo, para dar entrada a Raúl Otxoa y Míchel. Esto suponía pasar a defender casi exclusivamente con tres hombres y parece que, al ver los cambios, Pékerman comentó a sus ayudantes que España se acababa de suicidar. Aunque César estuvo a punto de empatar en un remate de cabeza que un defensor argentino salvó sobre la línea, la albiceleste sentenció el partido en el minuto 53: después de un robo de Ibagaza en el centro del campo, y con la defensa española mal situada, Biagini centró al área, un compañero dejó pasar y Coyette, aprovechando el hueco que generaba la falta de un lateral derecho, batió al portero español de tiro cruzado. Casi a continuación, Velamazán se autoexpulsó en un incidente con Irigoytia y España dejó de creer en la remontada. Jugando cómodamente a la contra, Argentina tuvo varias ocasiones y terminó por marcar el tercero a falta de diez minutos, en un buen contragolpe llevado por Ibagaza y Biagini que culminó Cristian Raúl Chaparro tras recoger el rebote en el palo de su primer remate. El sueño de España de conquistar su primer Mundial se desvanecía ante un equipo quizás sin tantas estrellas, pero sin duda mucho más maduro y trabajado.

25/04/1995

Semifinal.

ESPAÑA

(0)

López Vallejo; Salgado (-46, Otxoa), Cuartero, César, Cordón; Luis Martínez (-46, Míchel), De la Peña, Roger, Velamazán; Raúl, Etxeberria (-58, Morientes).

ARGENTINA

(3)

Irigoytia; Lombardi, Pena, Domínguez, Sorín; Larrosa (-79, Chaparro), Juan, Ibagaza, Coyette; Guerrero (-59, Bayón), Biagini.

Goles

0-1 Biagini (ARG, min. 21); 0-2 Coyette (ARG, min. 54); 0-3 Chaparro (ARG, min. 81).

Árbitro

Hermann Albrecht (ALE).

Tarjetas

Guerrero (ARG, min. 12); Larrosa (ARG, min. 23); Juan (ARG, min. 37); Velamazán (ESP, min. 39); Pena (ARG, min. 42); De la Peña (ESP, min. 56); Coyette (ARG, min. 59); Bayón (ARG, min. 66); Roger (ESP, min. 72); Otxoa (ESP, min. 78). Expulsado Velamazán (ESP, min. 55) por doble amarilla.

Estadio

Khalifa International Stadium (Doha). 10.000 espectadores.

La decepción por la derrota fue enorme, tanto en la concentración española en Qatar como entre todos los aficionados que habían seguido con inusitado interés las andanzas de aquel grupo de chavales por el Golfo Pérsico. Las críticas no se hicieron esperar: centradas en su mayor parte en Andoni Goikoetxea (aunque tampoco se desaprovechaba la ocasión para, de rebote, atizar a su superior, Javier Clemente), incidían en la mala organización defensiva del equipo, en la falta de soluciones tácticas desde el banquillo cuando las cosas se complicaron o en el cambio de Etxeberria cuando, con 0-2, aún había tiempo para intentar la remontada. En general, se tenía la sensación de que se había desperdiciado una oportunidad irrepetible de ganar el título mundial, toda vez que Brasil, la otra finalista, no había deslumbrado con su juego y Argentina parecía un equipo de menos talento que el español.

Al suplicio de tener que jugar el partido por el tercer puesto se añadió el hecho de hacerlo a media tarde, bajo un calor asfixiante de cerca de cuarenta grados y ante una Portugal que también tenía motivos para lamentar su suerte en semifinales: había aguantado el 0-0 ante Brasil durante noventa minutos, pero se quedó con nueve hombres en dos acciones casi consecutivas cerca del final y, ya en el descuento, encajó un gol tan definitivo y doloroso como si hubiera sido de oro. El único interés del duelo ibérico estaba en la lucha individual de Joseba Etxeberria por batir el récord goleador en un Mundial sub’20, en poder del argentino Ramón Díaz, con 8 goles en Japón 1979, pero Goikoetxea decidió darle la titularidad a Morientes, lo que causó no poca sorpresa. Iván De la Peña, por su parte, intentaba arañar votos para obtener el Balón de Oro al mejor jugador (aunque lo tenía muy complicado después de su discreto partido de semifinales) y fue quien le puso algo de chispa a una primera parte que España dominó sin problemas. Míchel Salgado abrió el marcador con un gran zurdazo cruzado desde el interior del área, y el propio De la Peña anotó el segundo con un disparo raso, bastante lejano, que sorprendió a Nuno Avelino.

El partido parecía propicio para que, en la segunda parte, Etxeberria lograra su propósito, pero los de Goikoetxea se confiaron, bajaron el ritmo y Portugal aprovechó tres balones largos a la espalda de la errática defensa española para darle la vuelta al marcador. Nuno Gomes (que entonces aún usaba su apellido real, Ribeiro) marcó el primero en una rápida contra después de una pérdida de De la Peña; Dani (quien luego pasaría sin mucha gloria por Ajax y Atlético de Madrid) hizo el segundo tras un buen desmarque por la derecha; y Nuno Gomes culminó la remontada empujando a la red una generosa dejada de Agostinho, precedida de una pared que dejó a ambos completamente solos ante López Vallejo. El descalabro, producido en apenas quince minutos, dejó sin respuesta a España, que se despidió de Qatar con un sabor de boca más que amargo.

28/04/1995

Tercer y Cuarto puesto.

ESPAÑA

(2)

López Vallejo; Cuartero, César, Cordón (-46, Mingo); Luis Martínez, De la Peña, Salgado, Roger, Otxoa (-68, Sánchez); Míchel, Morientes (-46, Etxeberria).

PORTUGAL

(3)

Nuno Avelino; Rui Oscar, Soares, Carlos Felipe, Mariano (-61, Edgar Ribeiro); Diogo, Madureira (-46, Silva), Bruno (-46, Ramires), Agostinho; Dani, Nuno Gomes.

Goles

1-0 Salgado (ESP, min. 25); 2-0 De la Peña (ESP, min. 38); 2-1 Nuno Gomes (POR, min. 68); 2-2 Dani (POR, min. 73); 2-3 Nuno Gomes (POR, min. 82).

Árbitro

Rahman Al Zaid (KSA).

Tarjetas

Madureira (POR, min. 22); Carlos Felipe (POR, min. 30); Salgado (ESP, min. 49); Dani (POR, min. 51); Diogo (POR, min. 57); Soares (POR, min. 79); De la Peña (ESP, min. 86).

Estadio

Khalifa International Stadium (Doha). 50.000 espectadores.

En la final, Argentina volvió a hacer gala de su oficio para doblegar a Brasil por 0-2, con goles de Leo Biagini y Francisco Guerrero. En un equipo que destacó más como bloque que por sus individualidades, el único argentino que obtuvo un galardón individual en Qatar fue su portero, Joaquín Irigoytia, que se llevó el Balón de Bronce como tercer mejor jugador del campeonato pero que en su carrera posterior (en la que pasó discretamente por el Hércules) no pudo confirmar el gran nivel que apuntó en Doha. El portugués Dani obtuvo el Balón de Plata, y el Balón de Oro fue para el delantero brasileño Caio, que cimentó su éxito en los partidos de cuartos y semifinales, en los que fue el autor de los tres goles brasileños. Tampoco él cuajó como estrella profesional: su paso por Inter de Milan y Nápoles fue tan breve como poco destacado y, de vuelta en Brasil, no logró asentarse como goleador, aunque jugó para varios de los mejores equipos del país. En cuanto a los máximos realizadores, los siete goles de Joseba Etxeberria fueron más que suficientes para que el de Elgoibar se llevara la  Bota de Oro. Caio, con cinco goles, y Dani, con cuatro, le secundaron en este galardón, aunque también marcaron cuatro tantos el chileno Rozental, el australiano Mark Viduka y el portugués Nuno Gomes.

Joseba Etxeberria regresó a España como máximo goleador de Qatar'95 (fuente: http://www.miathletic.com)

Joseba Etxeberria regresó a España como máximo goleador de Qatar’95 (fuente: http://www.miathletic.com)

Aunque entonces era imposible saberlo, con este título (por entonces el segundo de Argentina en la categoría, tras el recordado de Maradona y Ramón Díaz en Japón 1979) se iniciaba una larga época de dominio casi aplastante de las selecciones juveniles argentinas en los Mundiales sub’20, primero de la mano de Pékerman y luego de la de su ayudante Hugo Tocalli. Paralelamente, el fútbol español y mundial entraba de lleno en su edad moderna: el despegue económico de las grandes ligas gracias al dinero de patrocinadores y televisiones, una nueva corriente de juego ofensivo que empezó a asentarse en muchos países y la sentencia del famoso caso Bosman provocaron un auténtico cambio de paradigma en el deporte rey al que contribuyeron (y del que se beneficiaron) muchos de los jugadores presentes en Qatar 1995. Una nueva era que, obviamente, también se dejaría notar en los siguientes Campeonatos Mundiales Juveniles.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Portugal 1991

Poco más de tres meses después de que su selección conquistara el Campeonato Mundial Juvenil de Arabia Saudita 1989, Portugal era designada sede de la siguiente edición. La candidatura lusa fue la elegida por el Comité Ejecutivo de la FIFA entre las de una docena de países, siendo la de España una de las derrotadas. Los bajos costes de organización (Coca-Cola seguía ocupándose de sufragar las estancias de las selecciones) y la cada vez mayor repercusión televisiva del evento despertaban el interés de muchas federaciones, pero la FIFA seguía prefiriendo naciones que no hubieran albergado ningún Mundial absoluto, un criterio del que únicamente se había apartado en 1983, cuando quiso llevar el campeonato juvenil a la CONCACAF y sólo encontró las candidaturas de México y Guatemala. Por tradición futbolística, tamaño y fechas, la portuguesa era la mejor alternativa; además, su elección suponía un premio añadido al título conseguido por Portugal en Arabia Saudita, que había generado un grandísimo impacto entre la afición de nuestro país vecino. Y como en el Mundial sub’16 de ese mismo 1989, en Escocia, los más jóvenes también habían protagonizado una brillante actuación al acabar terceros, en Portugal confiaban en que esa nueva generación repitiera triunfo en casa.

Perdida la opción de clasificarse automáticamente como país anfitrión, España tuvo que concentrarse en el difícil camino hacia el Mundial juvenil, que había arrancado ya en noviembre de 1988 con el primer partido de clasificación para el Campeonato de Europa sub’18 de 1990. Tras las victorias iniciales ante Dinamarca (4-2) y Austria (1-2), se perdió en la visita a los daneses (2-0), pero la igualdad entre los demás rivales no penalizó ni ese tropiezo ni el posterior empate en casa contra Rumanía (0-0). España sumó dos nuevas victorias frente a Austria (3-1) y Rumanía (1-3) y lideró el grupo con nueve puntos, por los seis de Dinamarca y Rumanía y los tres de Austria.

A finales de julio de 1990, España viajó a Hungría para disputar la fase final del Campeonato de Europa sub’18. Seguía vigente el formato de eliminatorias directas desde cuartos de final, por lo que ganar el primer partido ante Irlanda significaba garantizarse una de las cinco plazas europeas en el Mundial sub’20 de Portugal 1991 (la sexta era, lógicamente, para el país anfitrión). No tuvo España excesivos problemas para conseguir su billete: aunque no pudieron abrir la lata irlandesa hasta la segunda parte, los de Pereda se hicieron con una fácil victoria por 3-0. En semifinales esperaba precisamente Portugal, cuya buena actuación en el Europeo confirmó que llegaría a su Mundial como una de las grandes favoritas. Con varias bajas en defensa, España se mostró muy insegura y no pudo levantar el 1-2 con el que se llegó al descanso. El Campeonato de Europa juvenil seguía siendo inaccesible para la selección española, que sumaba ya más de treinta y cinco años sin conquistar el título. Al menos, pudo despedirse de esa edición con una victoria por 1-0 ante Inglaterra en el partido por el tercer puesto. Por segunda ocasión consecutiva, la URSS se proclamó campeona de Europa sub’18 al derrotar a Portugal (esta vez en los penaltis), mientras que Suecia e Irlanda completarían la representación del Viejo Continente en el Mundial juvenil de 1991.

En comparación con la gran cantidad de partidos amistosos concertados durante los dos años anteriores, en paralelo a la clasificación para el Europeo, la preparación mundialista española fue bastante escueta. En la Copa del Atlántico grancanaria, a finales de enero de 1991, España conquistó un nuevo título tras derrotar a Suecia y Alemania; luego perdió un amistoso en abril contra la selección portuguesa en Lisboa y empató en Wembley ante Inglaterra a finales de mayo, poco antes de que se anunciara la lista de convocados para el Mundial. Mientras tanto, la clasificación para el Campeonato de Europa sub’18 de 1992 se había puesto imposible: después de cuatro partidos, España sólo sumaba dos puntos tras empatar en Malta e Italia y perder en casa con alemanes e italianos, por lo que ya estaba claro que la nueva generación no podría acudir a esa fase final ni, por tanto, al Mundial sub’20 de 1993.

Tampoco eran tiempos fáciles para la selección española absoluta. A la discreta actuación en el Mundial de Italia’90 se le unió el mal arranque de la fase de clasificación para la Eurocopa de Suecia 1992, y el ruido mediático en torno a la figura y decisiones de Luis Suárez era constante y no precisamente constructivo. Incluso Chus Pereda, responsable máximo de las selecciones inferiores y segundo entrenador de la absoluta, protagonizó una gran polémica en febrero de 1991 al amagar con dimitir por falta de sintonía con Suárez. Las relaciones entre ambos se habían vuelto cada vez más tensas, y el regreso (diez años después) de Ladislao Kubala a la RFEF para encargarse de la selección olímpica parecía haber sido la gota que colmaba el vaso. Pereda se sentía desplazado y ninguneado por su viejo amigo Suárez, y dijo que se marcharía para que el gallego y Kubala pudieran preparar los Juegos de Barcelona’92 sin interferencias.

El conflicto estalló en Francia, en la previa de un decisivo partido de clasificación para la Eurocopa que España acabó perdiendo por 3-1 y en el que, por orden de Villar, Jesús Pereda no estuvo en el banquillo al lado de Suárez. La intervención del presidente de la federación hizo que las aguas se calmaran, al menos de puertas hacia afuera, y Pereda acabó asegurando que cumpliría su contrato, que se extendía hasta 1993. Pero aquel fue el último partido oficial de Luis Suárez como seleccionador nacional: en medio de un ambiente cada vez más irrespirable, la selección perdió dos amistosos en casa contra Hungría y Rumanía y, el 30 de abril de 1991, Suárez fue destituido.

Tras descartar a Luis Aragonés y a Javier Irureta, el sustituto elegido por la directiva de la RFEF fue Vicente Miera, que ganó en una votación a Javier Clemente, candidato propuesto a última hora por Villar. Como España no volvería a jugar hasta después del verano, el nuevo seleccionador decidió esperar hasta el mes de julio para tomar decisiones sobre el organigrama técnico de la Federación, de modo que Pereda mantuvo su puesto como seleccionador sub’21, sub’20 y sub’18, y Kubala, el de seleccionador olímpico. El 31 de mayo, una semana después del nombramiento de Miera (y del amistoso juvenil en Wembley), Jesús Pereda ofrecía la lista de convocados para el Mundial de Portugal, en la que no figuraban Mikel Lasa (Real Sociedad), José Luis Gallardo (Español) y José Miguel Prieto (Sevilla), fijos para el seleccionador pero que estaban lesionados. Por desgracia, habría más bajas antes de viajar a Portugal, y generarían otra desagradable polémica.

La selección sub’20 se concentró el 3 de junio en Biescas (Huesca), aunque, como en esos días estaban finalizando las competiciones nacionales, algunos convocados permanecieron esa semana con sus clubes; además, los jugadores de los equipos juveniles de Barcelona y Real Madrid sólo entrenaron unos días con la selección porque el fin de semana debían disputar en Castellón la final de la Copa del Rey de la categoría. La idea era reunir a todos los seleccionados en Madrid el lunes 10 para poner rumbo a Faro, localidad en la que España disputaría la primera fase del Mundial a partir del día 15, pero a la baja por lesión de Pablo Díaz Stalla, lateral entonces del Sporting de Gijón (a quien sustituyó Luis Márquez, del Betis), se unieron las inesperadas ausencias de Jesús García Sanjuán y Alfonso Pérez Muñoz. Según los informes médicos presentados por Real Zaragoza y Real Madrid, ambos padecían molestias musculares La Federación desconvocó a García Sanjuán, citando en su lugar al colchonero Antonio Acosta, pero obligó a Alfonso a pasar un chequeo con los servicios médicos federativos. La lesión del delantero, que existía, era una leve sobrecarga que se curaría con un par de días de reposo y no le impediría disputar el Mundial, por lo que Pereda lo mantuvo en su lista.

Y ahí comenzó el culebrón. Alfonso, que esa temporada había jugado ya varios partidos con el primer equipo del Real Madrid, era pieza clave en el filial, que disputaba la fase de ascenso a Segunda. El club blanco quiso retener a su futbolista al menos hasta el domingo siguiente, cuando se esperaba que el Real Madrid B certificara matemáticamente su retorno a la división de plata, así que propuso que Alfonso viajara a Portugal, realizara los trámites necesarios ante la FIFA para completar su inscripción en el Mundial y regresara a Madrid para recuperarse y jugar con el filial en Manlleu, incorporándose definitivamente a la selección el lunes 17. Pero la postura de Pereda y la Federación Española era clara: si Alfonso subía al avión era para quedarse definitivamente con el equipo nacional, y no para marcharse y volver a Faro en la víspera del segundo partido del Campeonato del Mundo.

Las discusiones de esa tensa tarde del 10 de junio no fructificaron. Alfonso no apareció por Barajas y la Federación consideró que aquello suponía una negativa a acudir a la convocatoria de la selección, por lo que abrió un expediente para sancionar al jugador. Al mismo tiempo, alegando esa supuesta renuncia, solicitó permiso a la FIFA para incluir en el equipo mundialista a Israel Izquierdo (Hércules) en el puesto de Alfonso. Eso hizo que el delantero getafense acabara siendo sancionado por la propia FIFA: no podría jugar ningún partido oficial, ni con su club ni con la selección, hasta el 1 de julio. Para entonces, obviamente, tanto el Mundial sub’20 como la fase de ascenso a Segunda habrían concluido.

Tras conocer el castigo, el Real Madrid emitió un amplio comunicado de protesta en el que insistía en que Alfonso no se había negado a ir con la selección, sino que estaba lesionado, y que la RFEF había actuado de distinta forma con otros jugadores en su misma situación. Sin citarlo expresamente, el club blanco se refería a García Sanjuán, que el 12 de junio, dos días después de causar baja por lesión en la selección juvenil y tres antes del debut de España en el Mundial, había sido titular con el Zaragoza en un partido de promoción de descenso en Murcia, de lo que cabe deducir que sus molestias eran de la misma gravedad que las del ariete madridista (o sea, ninguna). La queja merengue no obtuvo ningún resultado y la sanción impidió a un abatido Alfonso volver a jugar en esos pocos pero decisivos días que quedaban de temporada (el Real Madrid B, por cierto, no tuvo problemas para lograr el ascenso sin él). Todo un culebrón que alteró la concentración española en los días previos a un campeonato para el que, al final, fueron inscritos los siguientes futbolistas:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

JAIME Ferrer Castillo 07/11/1971 Sevilla FC

2

DF

Luciano Martín Toscano, “LUCI” 17/08/1972 Sevilla FC

3

DF

Juan Luis Bernal Cuéllar, “JUANLU” 07/11/1972 Real Betis

4

DL

Ángel Manuel CUÉLLAR Llanos 13/09/1972 Real Betis

5

DF

Jesús Enrique VELASCO Muñoz 16/01/1972 Real Madrid

6

DL

ISRAEL Izquierdo Maestro 29/12/1971 Hércules

7

DL

Ismael URZAIZ Aranda 07/10/1971 Real Madrid

8

MC

Alberto BENITO Castañeda 17/06/1972 CD Pegaso

9

MC

Javier DELGADO López 03/07/1972 FC Barcelona

10

MC

ÓSCAR García Junyent 26/04/1973 FC Barcelona

11

DF

Ramón DE QUINTANA Dalmau 06/02/1972 CF Damm

12

DF

Santiago Cuesta Díaz, “SANTI CUESTA” 11/08/1971 Real Valladolid

13

P

JOSÉ LUIS Martínez Márquez 28/09/1971 Real Betis

14

DL

José Luis CANTERO De Pedro 09/08/1971 CF Palencia

15

MC

Antonio ACOSTA Rivera 22/11/1971 Atlético de Madrid

16

DL

PIER Luigi Cherubino Loggi 15/10/1971 CD Tenerife

17

MC

José MAURICIO Casas Chica 09/10/1971 CD Castellón

18

MC

Luis MÁRQUEZ Martín 01/11/1971 Real Betis

El “caso Alfonso” se resolvió tan a última hora que el nombre del delantero madridista es el que figura en las listas de participantes recogidas en el Informe Técnico Oficial del campeonato y en la web de FIFA, aunque en realidad su lugar (y dorsal) fue ocupado por el alicantino Israel Izquierdo. Sin Alfonso Pérez Muñoz, fue Ismael Urzaiz (a quien el getafense había adelantado fulgurantemente en el escalafón de la cantera blanca) el jugador con una trayectoria profesional más destacada de entre los futbolistas de esta selección, especialmente por sus años en el Athletic y sus 25 partidos y 8 goles con la selección absoluta. Además, en aquel momento el delantero navarro se convirtió en el primer español que disputaba dos Mundiales sub’20. También Cuéllar (Betis, Barcelona) y Pier (Tenerife, Sporting, Betis, Zaragoza) llegaron a la internacionalidad, mientras que Óscar (Albacete, Barcelona, Valencia, Espanyol), De Quintana (Osasuna, Rayo, Mérida, Cádiz), Velasco (Real Madrid, Sporting, Salamanca, Numancia) y Márquez (Betis, Valladolid) fueron habituales de la Primera división durante bastantes años. El resto no logró asentarse entre la élite.

En un momento de profundos cambios en Europa (a la reunificación alemana de 1989 se unían las tensiones prebélicas en Yugoslavia y los primeros indicios del colapso de la URSS y de todo el bloque comunista), y con la Guerra del Golfo todavía muy reciente, la principal noticia del Mundial juvenil de 1991 también tenía que ver con la política. Tras un complicado proceso de acercamiento que, por desgracia, no fue mucho más allá de este gesto, las dos Coreas decidieron presentar una selección unificada, aprovechando la circunstancia de que ambos países habían logrado la clasificación mundialista. Esto significó, de rebote, la presencia de Siria en el Mundial sub’20. También era destacable, aunque en su caso sólo por el mérito deportivo, el debut en un Mundial de cualquier categoría de Trinidad y Tobago, a la que lideraba un jovencísimo Dwight Yorke, y que acompañaba a México, de vuelta tras su sanción de 1989, como sorprendente representante de la CONCACAF. El sorteo de la primera fase se realizó el 15 de marzo de 1991 en el Casino de Estoril, con estos resultados:

GRUPO A

(Lisboa, Oporto)

GRUPO B

(Oporto)

GRUPO C

(Braga, Guimaraes)

GRUPO D

(Faro)

Portugal

Brasil

URSS

España

Rep. de Irlanda

Costa de Marfil

Trinidad y Tobago

Uruguay

Argentina

Suecia

Australia

Inglaterra

Corea

México

Egipto

Siria

El Campeonato Mundial Juvenil por la Copa FIFA/Coca-Cola se celebraría entre el 14 y el 30 de junio de 1991. La inauguración tendría lugar en el viejo Estadio Das Antas de Oporto, con un Portugal-Irlanda del grupo A, mientras que la final se reservaba al mítico Estadio Da Luz de la capital lisboeta, dos auténticos coliseos del fútbol europeo hoy ya derruidos. Nuevamente, los partidos de la tercera jornada en cada grupo no se disputarían al mismo tiempo, y tampoco hubo ningún árbitro español entre los veinticuatro elegidos por la FIFA. Aunque por entonces se discutían varias propuestas de cambios normativos en el reglamento (ver artículo “Las reglas experimentales de los 90” en el número 51 de Cuadernos de Fútbol), la única novedad introducida en este campeonato fue la de que los jugadores lucieran su número también en el frontal de la camiseta, para facilitar su identificación por árbitros y espectadores.

España se desplazó el día 10 hasta Faro, previo paso por Lisboa, donde la expedición sufrió el robo de varias equipaciones. Israel, el sustituto de Alfonso, se incorporó al grupo ya en el Algarve, región en la que la selección juvenil encontró el apoyo tanto del público portugués como de los numerosos españoles que viajaron para animar a los chavales en unos tiempos, recordemos, en los que todavía existían controles fronterizos. En el resto del país luso el seguimiento del torneo fue igual de cálido y numeroso, especialmente en los partidos de Portugal, cuyos juveniles atrajeron más público a sus partidos del que solía congregar en aquellos años la absoluta portuguesa. La victoria final de la selección anfitriona sería el colofón ideal a dos semanas prácticamente de fiesta nacional.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Portugal 1991, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Portugal 1991, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

España debutaba en el Campeonato Mundial Juvenil de 1991 midiéndose a una vieja conocida como Inglaterra, selección a la que se había enfrentado tanto en el Europeo sub’18 de 1990 como en el último amistoso previo a la cita portuguesa. Que el Mundial fuera a finales de junio había permitido al seleccionador inglés contar con sus mejores efectivos, algo que no era (ni es) nada habitual para Inglaterra en estos torneos: si el campeonato juvenil coincide en fechas con la liga, los clubes ingleses suelen retener a los futbolistas que ya forman parte de las primeras plantillas de sus respectivos equipos, obligando a la FA a convocar a chavales de inferior nivel. Por ejemplo, en el Mundial de la URSS 1985, que coincidió con el inicio del campeonato inglés, la selección británica se presentó con sólo dieciséis jugadores (en vez de los dieciocho permitidos), cinco de los cuales ni siquiera estaban en la preselección de treinta presentada inicialmente a la FIFA. Pero en Portugal 1991 no hubo esos problemas y jugadores como Ian Walker, Scott Minto, Steve Harkness o Andy Cole formaban parte de una selección que llegaba con grandes aspiraciones.

Inglaterra propuso un juego muy áspero y directo, y España se puso el mono de trabajo. Pereda usó un 5-3-2 (o un 3-5-2, según se mire) que mantendría durante casi todo el campeonato, con Juanlu como hombre libre y Luci y De Quintana como marcadores. Velasco y Santi Cuesta intentaban profundizar por las bandas, pero Urzaiz estaba bien defendido y las pocas ocasiones que llegaban eran para los ingleses, aunque sin gran peligro. El partido parecía encaminado hacia el empate a cero, sobre todo después de que Walker salvara el gol tras una brillante acción de Urzaiz mediada la segunda parte, pero en el minuto 84 Pier sorprendió a la zaga inglesa y remató a la red un buen pase de Ángel Cuéllar desde la izquierda. Tras encajar el tanto, Inglaterra siguió colgando balones sobre el área española, pero Jaime se mostró muy seguro y lo único destacable antes del final fue un brutal pisotón de Harkness a Acosta que le costó la expulsión al jugador del Liverpool.

15/06/1991

Primera jornada del Grupo D.

INGLATERRA

(0)

Walker; Watson (-80, Minto), Tuttle, Awford, Hendon, Wright; Rouse, Hayward (-89, Houghton), Harkness; Cole, Allen.

ESPAÑA

(1)

Jaime; Velasco, De Quintana, Juanlu, Luci, Santi Cuesta; Delgado, Acosta, Mauricio (-54, Cuéllar); Pier, Urzaiz (-89, Óscar).

Goles

0-1 Pier (ESP, min. 84).

Árbitro

Renato Marsiglia (BRA).

Tarjetas

Tuttle (ING, min. 4); Harkness (ING, min. 21); Juanlu (ESP, min. 35); Jaime (ESP, min. 41). Expulsado Harkness (ING, min. 89), por roja directa.

Estadio

San Luis (Faro). 11.500 espectadores.

La selección de Uruguay, que había acudido a Portugal muy corta de preparación, había perdido sorprendentemente en la primera jornada por 1-0 ante Siria, y en el segundo partido los nervios les jugaron una mala pasada a los charrúas. Superados desde el inicio mismo del encuentro, los jóvenes uruguayos dejaron una pésima imagen tanto en lo puramente futbolístico como en lo relativo a su comportamiento, muy alejado del “fair play” que propugnaba la FIFA. El desastre comenzó a los diez minutos, cuando Pier interceptó un pase rival, se escapó por el costado izquierdo y fue derribado contundentemente dentro del área. Pese a las protestas, el colegiado señaló penalti y el propio Pier lo transformó, dedicándole el gol a su abuela, fallecida horas antes.

A partir de ese momento, la pareja atacante formada por Urzaiz y Pier desarboló a la defensa que comandaba Paolo Montero y España castigó con gol cada error uruguayo. En el minuto 22, Urzaiz fusiló a Larrosa después de que Pier dejara pasar inteligentemente un balón despejado por la zaga española. El delantero romano criado en Tenerife volvió a marcar en el 34, culminando un contragolpe con una bonita vaselina; y antes del descanso aún hubo tiempo para un cuarto gol, obra de Mauricio, brasileño de nacimiento pero castellonense de adopción, cuyo lejanísimo lanzamiento de falta golpeó en la barrera, en un poste, en la espalda de Larrosa y en el otro poste antes de alojarse en el interior de la portería uruguaya. No era, definitivamente, el día de la celeste.

Uruguay estaba fuera del Mundial, y sus jugadores, completamente fuera del partido. Las faltas eran duras; sus protestas, continuas, y el ambiente general se fue calentando con cada gol español. Aunque en la segunda parte España no se esforzó especialmente por buscar la portería contraria, la expulsión de Severo por doble amarilla acrecentó el dominio de los de Pereda y Urzaiz anotó el quinto tras una internada de Acosta por la derecha. En la siguiente jugada, el delantero navarro fue objeto de una dura entrada de Dorta en el interior del área charrúa. Los uruguayos acorralaron al árbitro, que había señalado el penalti, y Darío Silva forcejeó con el suizo Roduit para tratar de impedir que éste le mostrara la segunda amarilla al infractor. El que luego fuera delantero de Espanyol, Málaga y Sevilla sólo consiguió ser también expulsado; días más tarde, la FIFA sancionaría a Silva con un año de suspensión para partidos internacionales.

Después de dos intentos en los que Urzaiz lanzó el penalti antes de que se lo indicara el colegiado (que sólo amonestó al navarro en la segunda ocasión, precisamente cuando Larrosa había detenido el balón, para mayor enfado de los uruguayos), el delantero del Real Madrid batió legalmente al portero uruguayo en su tercera tentativa. Era el sexto gol de España, el tercero de Urzaiz (que se convertía en el primer jugador español que marcaba un triplete en un Mundial juvenil) y el punto final al encuentro, ya que la selección española no quiso hacer más sangre en los diez minutos que quedaban. Con esa victoria y el posterior empate a tres entre Siria e Inglaterra, España certificaba su pase a los cuartos de final y se convertía en una de las sensaciones del campeonato.

18/06/1991

Segunda jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(6)

Jaime; Velasco, De Quintana, Juanlu, Luci (-61, Óscar), Santi Cuesta; Delgado, Acosta, Mauricio; Pier (-53, Cuéllar), Urzaiz.

URUGUAY

(0)

Larrosa; Severo, Montero (-57, Marenco), Martínez; Washington Tais, Robert Lima, Dorta, Vespa; Darío Silva, Vázquez, Canobbio (-51, Ferreyra).

Goles

1-0 Pier (ESP, min. 10)(p); 2-0 Urzaiz (ESP, min. 22); 3-0 Pier (ESP, min. 34); 4-0 Mauricio (ESP, min. 36); 5-0 Urzaiz (ESP, min. 75); 6-0 Urzaiz (ESP, min. 80)(p).

Árbitro

Daniel Roduit (SUI).

Tarjetas

Dorta (URU, min. 3); Severo (URU, min. 35); Montero (URU, min. 48); Santi Cuesta (ESP, min. 48); Luci (ESP, min. 59); Urzaiz (ESP, min. 80). Expulsados Severo (URU, min. 60) por doble amonestación; Dorta (URU, min. 77) por doble amonestación; Darío Silva (URU, min. 77) por roja directa.

Estadio

San Luis (Faro). 11.500 espectadores.

El España-Uruguay no fue, en cualquier caso, el partido más bronco del Mundial. Ese dudoso honor, al menos a tenor de las sanciones impuestas por la FIFA, se lo llevó el Portugal-Argentina disputado el día anterior, en el que la albiceleste había acabado también con ocho jugadores y una derrota por 3-0 que suponía su eliminación matemática del torneo. Juan Eduardo Esnáider, por entonces reciente y millonario fichaje del Real Madrid, intentó agredir al colegiado, lo que le valió la misma sanción que a Darío Silva: un año sin poder disputar partidos internacionales, tanto de selección como de club. Pero, además, la propia selección argentina fue castigada con dos años de suspensión en categoría juvenil, por lo que no podría participar en el Mundial sub’20 de 1993. Un durísimo golpe que incluso el entonces presidente del país, Carlos Menem, calificó como justo, dada la deplorable imagen mostrada por sus jugadores, técnicos y delegados federativos en Portugal.

La tercera jornada resultó un mero trámite para el equipo de Jesús Pereda. Aunque estaba en juego conservar la primera plaza del grupo, que supondría quedarse en Faro para disputar el partido de cuartos de final, el seleccionador introdujo numerosos cambios en la alineación, renovando por completo el centro del campo y la delantera. Los sirios, bajo sospecha de contar con varios jugadores por encima de la edad permitida, habían sorprendido a propios y extraños batiendo a Uruguay y poniendo contra las cuerdas a Inglaterra (Siria llegó a ir ganando por 3-1 mediada la segunda parte), pero sólo necesitaban un punto para conseguir la clasificación y aquella tarde no hicieron mucho más que agruparse en torno a su área y esperar a España. Dadas las circunstancias, la selección española apenas creó peligro y sólo el bético Cuéllar, con un tiro al palo, y el palentino Cantero, en un mano a mano con el portero sirio, pudieron haber cambiado el rumbo del encuentro. Ninguno acertó, y los últimos minutos fueron un simulacro de partido que enfadó al público neutral y motivó una protesta oficial de la selección inglesa, eliminada por culpa de este conveniente empate entre España y Siria antes de empezar a jugar su tercer encuentro.

20/06/1991

Tercera jornada del Grupo D.

ESPAÑA

(0)

José Luis; Velasco, De Quintana, Juanlu, Santi Cuesta; Márquez, Benito, Óscar, Cuéllar (-69, Mauricio); Cantero, Israel.

SIRIA

(0)

Bitar; Sibai, Sayed, Ghaes, Khalifeh; Manaz, Fawaz Mando, Nasser, Abdul Razak (-60, Kanafani); Helou (-69, Abdullah Mando), Ramadan.

Goles

Árbitro

Leslie John Irvine (NIR).

Tarjetas

Estadio

San Luis (Faro). 5.000 espectadores.

Los resultados de la última jornada en el grupo C también dejaron bastante satisfecho a Jesús Pereda, o eso dijo. La victoria de Australia sobre Egipto hizo que los oceánicos acabaran como sorprendentes líderes de grupo por delante de la URSS, de modo que los soviéticos serían los rivales de España en cuartos de final. Al parecer, para el seleccionador español era preferible enfrentarse a un rival teóricamente más fuerte (no en vano, la URSS era la vigente campeona de Europa sub’18) pero también más conocido, antes que medirse a un equipo del que apenas tenía los informes del ojeo realizado a última hora por Juan Santisteban. Extraña lógica que acabó volviéndose en contra del técnico burgalés porque, en la noche de San Juan, España se vio superada de principio a fin por el juego y el planteamiento táctico de su adversario.

La selección juvenil de la URSS (que, aunque entonces no lo sabía, estaba disputando su último torneo futbolístico bajo esas siglas) se hizo pronto con los mandos del partido y maniató a los atacantes españoles, cortando los suministros a Pier y Urzaiz. Con una fuerza y velocidad envidiables, el mejor posicionamiento sobre el campo del conjunto soviético le hizo rondar continuamente la meta de Jaime. El primer gol llegó pasada la media hora, en una buena jugada de Mandreko por banda derecha que Scherbakov, llegando desde segunda línea, culminó con un soberbio cabezazo; antes del descanso, el mismo Scherbakov pudo ampliar distancias con otro remate de cabeza, pero el balón se escapó fuera por poco. El comienzo de la segunda parte no trajo ningún cambio, ni de hombres ni de juego, y la URSS siguió dominando a una España que no acertaba a sacudirse la presión. Cumplida la hora de partido, Scherbakov se escapó velozmente por la izquierda y batió a Jaime con un zurdazo raso y cruzado, poniendo el más que merecido 0-2 en el marcador.

Pereda movió por fin ficha, dando entrada a Cuéllar, pero los soviéticos tenían el partido en su mano y no lo dejaron escapar. A diez minutos del final, Mandreko culminó su gran actuación con el tercer gol de su equipo, y la URSS aún tuvo alguna ocasión para completar la goleada. Lo que llegó, sin embargo, fue el tanto del honor para España, al cabecear Urzaiz un centro de Velasco desde la derecha. Para entonces hacía tiempo que la numerosa afición española presente en Faro había dejado de animar; y así, en medio de un triste silencio, concluyó la andadura de España en el Campeonato Mundial Juvenil de Portugal 1991.

23/06/1991

Cuartos de final.

ESPAÑA

(1)

Jaime; Velasco, De Quintana, Juanlu, Luci, Santi Cuesta (-67, Cuéllar); Delgado, Acosta, Mauricio; Pier, Urzaiz.

URSS

(3)

Pomazoun; Krbachian, Buchmanov, Minko, Mamtchour; Mikhailenko, Mandreko (-83, Charan), Drozdov (-78, Karsakov), Pokhlebaev; Konovalov, Scherbakov.

Goles

0-1 Scherbakov (URSS, min. 35); 0-2 Scherbakov (URSS, min. 64); 0-3 Mandreko (URSS, min. 80); 1-3 Urzaiz (ESP, min. 85).

Árbitro

Francisco Óscar Lamolina (ARG).

Tarjetas

Drozdov (URSS, min. 50); Krbachian (URSS, min. 67).

Estadio

San Luis (Faro). 13.000 espectadores.

Muchos factores podían explicar este nuevo gatillazo de España en el Mundial sub’20, desde las bajas y la corta preparación hasta el exceso de euforia generado tras el 6-0 a Uruguay, que hizo que la atención mediática se girase hacia los chavales tal vez algo más pronto de lo debido, pero lo cierto era que la URSS había demostrado ser mucho mejor equipo. Si acaso, cabía maldecir el despiste de los soviéticos en la segunda jornada: su derrota ante Australia modificó las que hubieran sido las posiciones lógicas de su grupo y provocó ese complicado emparejamiento en cuartos de final. Los oceánicos no hubieran sido un rival fácil, pero cabe pensar que, pese al desconocimiento que pudiera haber sobre su juego, tampoco habrían sido un obstáculo tan enorme como el que supuso la selección de la URSS. Pero los hechos fueron los que fueron y Australia se midió a Siria, a la que derrotó en la tanda de penaltis tras empatar a un gol en el tiempo reglamentario. El portero Mark Bosnich fue el héroe de la selección australiana, que accedía por vez primera a las semifinales de un Mundial.

Allí se las vería con la anfitriona, Portugal, que también tuvo que disputar 120 minutos para conseguir el pase. En su caso, un gol en la segunda parte de la prórroga desniveló el partido contra México, que puso en muchísimos apuros a la selección lusa. Por el otro lado del cuadro, la URSS tendría como rival a Brasil, que se deshizo sin mayores complicaciones de la selección unificada de Corea, que ya había hecho mucho más de lo esperado al eliminar a Argentina e Irlanda en la primera fase. Aunque el 5-1 final demostró la diferencia existente entre uno y otro equipo, la clave estuvo en la rápida reacción sudamericana al tanto del empate de Corea, logrado en el minuto 40: Brasil marcó el 2-1 en la siguiente jugada y anotó el tercero nada más volver del descanso, lo que hundió a los coreanos.

El espectacular ambiente del Estadio Da Luz, con más de 110.000 personas en sus gradas, pareció impresionar a Australia en el arranque de su semifinal. Portugal manejó a su antojo el primer tiempo, aunque sólo pudo batir una vez a Bosnich, gracias a un gran disparo de Rui Costa. En la segunda parte los australianos se fueron al ataque, pero la ordenada defensa local anuló todas sus intentonas y el choque acabó con ese 1-0 que dejaba a Portugal a sólo un paso de conseguir su ansiado doblete. En la final esperaba Brasil, que había arrollado en Guimaraes a la selección soviética aplicándole su propia medicina: una extraordinaria presión adelantada que ahogó a la URSS en los primeros minutos. El 3-0 que campeaba en el marcador a la media hora de juego ya no se alteraría.

La FIFA cifra en 127.000 los asistentes a la gran final de Lisboa, y lo cierto es que las imágenes de las gradas no parecen desmentir ese extraordinario número. No exageramos si decimos que todo Portugal estaba detrás de su equipo juvenil, alentando al conjunto de Carlos Queiroz, pero enfrente había una gran selección brasileña que, ciñéndonos a lo estrictamente futbolístico, partía como ligera favorita. El partido fue, como se esperaba, muy igualado, con mayor iniciativa de Brasil ante una ordenada selección lusa que buscaba el contragolpe. Hubo numerosas ocasiones para ambos bandos, pero la final llegó con empate a cero a una prórroga en la que el cansancio hizo mella en los dos equipos. En la tanda de penaltis, la presión ambiental jugó a favor de Portugal: Brasil falló dos de sus lanzamientos y Rui Costa anotó el cuarto y definitivo para los locales, que completaban así su torneo soñado. Además, Brassard y Joao Pinto se convertían en los primeros jugadores que conseguían ganar dos Mundiales juveniles (aunque el guardameta no había jugado ni un minuto en 1989, mientras que el centrocampista participó en los doce encuentros de ambos campeonatos). Era el nacimiento de esa “Generación Dorada” del fútbol portugués que, por desgracia, no logró cumplir las expectativas en categoría absoluta.

El Balón de Oro al mejor jugador recayó en Emilio Peixe, mediocentro del Sporting de Portugal que no descolló mucho en su carrera posterior y que pasó sin pena ni gloria por el Sevilla en 1995. Por detrás de él en las votaciones acabó el delantero brasileño Giovane Élber, que fichó enseguida por el Milan pero que acabaría triunfando en Alemania en el Stuttgart y, especialmente, en el Bayern Munich. El Balón de Bronce fue para el portugués Paulo Torres, lateral izquierdo que tampoco llegó a destacar en su trayectoria profesional y que jugó en España para Salamanca, Rayo Vallecano y Leganés. Desde luego, los futbolistas presentes en aquella final juvenil que más nivel alcanzaron en sus años posteriores fueron otros, como Luis Figo, Rui Costa o Roberto Carlos.

En cuanto a los máximos goleadores, la Bota de Oro fue para el soviético Serhiy Scherbakov, que marcó cinco tantos, mientras que la de Plata fue para Ismael Urzaiz y la de Bronce para el mexicano Pedro Pineda, ambos con cuatro dianas (Élber, que también anotó cuatro goles, se quedó sin galardón). Pineda no salió de la liga de su país, donde jugó en multitud de equipos sin mostrar una regularidad goleadora que le permitiera llegar a la selección absoluta mexicana. La historia de Scherbakov es algo más triste: fichado por el Sporting de Portugal un año después del Mundial, cuando la caída del bloque soviético abrió definitivamente las puertas de las ligas occidentales a los jugadores del Este, el ucraniano sufrió un grave accidente de tráfico a finales de 1993 que le dejó parapléjico.

Pero no sería adecuado terminar el repaso al Campeonato Mundial Juvenil de Portugal 1991 sin una última referencia a don Jesús María Pereda Ruiz de Temiño (Medina de Pomar, 15/06/1938), para quien éste fue su último gran torneo de selecciones. El héroe olvidado de la Eurocopa de 1964 (él marcó el primer gol y centró el balón por el que Marcelino pasó a la historia del fútbol español) cerró su larguísima etapa en la Federación Española el 30 de junio de 1993, casi veinte años después de acceder al cargo de seleccionador juvenil y habiendo participado nada menos que en seis Mundiales sub’20: los de 1977, 1979, 1981, 1985, 1989 y 1991. Como entrenador de las selecciones inferiores sólo consiguió un título oficial, el Europeo sub’16 de 1988 (de hecho, su mayor éxito es el subcampeonato mundial sub’20 de 1985), pero realizó una importante labor formativa en unos años en los que esa tarea no estaba del todo bien organizada en el fútbol nacional, y su trabajo y humanidad fueron reconocidos por todos los que tuvieron la suerte de pasar por sus manos.

En esa larga trayectoria, Pereda llegó a dirigir en dos ocasiones a la selección absoluta: una en marzo de 1989, en un partido de clasificación para Italia 1990, por sanción de Luis Suárez (España 4-0 Malta), y otra en un amistoso en marzo de 1992, por enfermedad de Vicente Miera (España 2-0 Estados Unidos). Su último encuentro como seleccionador juvenil fue un amistoso ante Alemania disputado el 13 de mayo de 1993 en Cáceres, resuelto con un 5-2 para España. Tras abandonar la Federación al quedarse sin sitio en el nuevo organigrama implantado por Javier Clemente, entrenó brevemente al Xerez y trabajó durante varios años en la secretaría técnica del F.C. Barcelona antes de retirarse. Jesús Pereda falleció en la Ciudad Condal el 27 de septiembre de 2011, a los setenta y tres años, víctima de un cáncer. Sirvan éste y los anteriores artículos sobre el papel de “su” España en los mundiales juveniles a modo de humilde (e insuficiente) homenaje.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Arabia Saudita 1989

Tras el brillante e inesperado subcampeonato alcanzado en la URSS 1985, la selección española volvió a faltar a la siguiente cita mundialista sub’20. El Campeonato de Europa sub’18 había cambiado de formato tras la edición de 1984, pasando a celebrar sus fases finales cada dos años y con sólo ocho equipos en lugar de dieciséis, que además se tendrían que jugar el título continental en formato de copa desde cuartos de final. La clasificación, por tanto, se hacía mucho más complicada, y España sufrió pronto esa nueva dureza. Encuadrada en la liguilla de clasificación con Luxemburgo, Francia y Yugoslavia, la selección española juvenil acabó tercera de grupo y quedó fuera del torneo. Pese a que por aquellas convocatorias desfilaron jugadores de la talla de Villarroya, Rafa Alkorta, Nando, Cristóbal Parralo, Guillermo Amor, Juan Carlos Mandía o Santi Aragón (además de algunos subcampeones mundiales como Unzué, Ferreira, Lizarralde, Nayim o Losada), la falta de cohesión de un grupo que cambiaba mucho de un partido a otro y la fortaleza de los rivales dejaron a España muy lejos de cualquier opción mundialista.

Fue precisamente Yugoslavia, que lideró el grupo clasificatorio pero sólo pudo acabar quinta en ese Europeo de 1986 (que ganó la República Democrática Alemana), la que un año más tarde inscribiría su nombre con letras de oro en el palmarés de los mundiales juveniles. En Chile 1987, los Robert Prosinecki, Predrag Mijatovic, Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni, Dubravko Pavlicic, Branko Brnovic o Igor Stimac escribieron una de las páginas más memorables de los campeonatos sub’20, con una victoria que la guerra les impediría intentar reeditar unidos en categoría absoluta.

Para cuando Yugoslavia ganaba el título mundial en Chile, la nueva selección española sub’18 ya había encarrilado su presencia en la siguiente fase final del Europeo juvenil, la de 1988. En un grupo en el que también figuraban Luxemburgo y Malta estaba claro que todo se iba a decidir en los duelos directos entre España e Italia, y los de Pereda habían golpeado primero al derrotar a los transalpinos en su casa por 0-1 en marzo de 1987. Los demás choques se resolvieron por goleada (0-4 y 7-0 a Luxemburgo y 6-0 a Malta) antes de recibir la visita de Italia en el mes de noviembre. Con otra victoria por la mínima, España se aseguró el liderato y cerró la fase previa con un intrascendente 0-2 en Malta y un imponente registro de seis victorias en seis partidos, con veintiún goles a favor y cero en contra.

La fase final del Campeonato de Europa sub’18 se disputó a finales del mes de julio de 1988 en Checoslovaquia. Había seis plazas en juego para el Mundial de Arabia Saudita 1989, de modo que vencer en cuartos de final garantizaba la clasificación; en caso de derrota, aún quedaría una última opción en un partido contra otro de los eliminados. Pero España no necesitó usar ese comodín: en el primer encuentro derrotó por 1-0 a la selección anfitriona, con un gol de Albert Aguilà en el último minuto que valió el pase a semifinales y el billete al Campeonato Mundial Juvenil. Cumplido el objetivo mínimo, la selección española bajó el pistón y cayó en semis ante Portugal, que fue superior y se impuso por 2-0. En el partido por el tercer y cuarto puesto se repetiría la historia y España volvió a caer por 0-2 ante la RDA. El título continental fue para la URSS, que en la final derrotó a la selección lusa en la prórroga por 3-1, mientras que las últimas plazas mundialistas las consiguieron Noruega y Checoslovaquia, al superar a Dinamarca y Países Bajos, respectivamente, en los duelos entre los cuartofinalista perdedores.

Aquel verano de 1988 marcó un antes y un después en la Real Federación Española de Fútbol. Tras las elecciones celebradas el 29 de julio, el abogado y exfutbolista internacional Ángel María Villar sucedía a José Luis Roca en la presidencia y comenzaba un largo mandato que se prolonga hasta hoy (y lo que le queda). Una de sus primeras decisiones fue la de elegir al sustituto de Miguel Muñoz al frente de la selección absoluta, ya que el técnico no había sido renovado tras la Eurocopa de Alemania Federal, disputada en junio de aquel año. Ante la imposibilidad de contratar al entonces entrenador del Español, Javier Clemente, Villar le ofreció el cargo a Luis Suárez, que venía de hacer una buena labor en la selección sub’21, con la que había disputado dos finales continentales (ganando la de 1986).

El legendario exjugador gallego, cuya relación con Muñoz se había enfriado mucho en esos últimos tiempos, aceptó el nombramiento y decidió contar con Jesús Pereda como segundo entrenador. El burgalés, además, seguiría al frente de la selección sub’18 (y sub’20) y asumiría la dirección de la sub’21 que Suárez dejaba vacante. La reestructuración se completó con la contratación de Juan Santisteban para hacerse cargo de la selección sub’16, que acababa de proclamarse campeona de Europa precisamente a las órdenes de Pereda. El entrenador sevillano dejaba así el Real Madrid, en el que había sido relegado al puesto de ayudante de Luis Molowny en la dirección de la Ciudad Deportiva, para iniciar una larga y fructífera carrera con las selecciones inferiores. Pero la suya es otra historia.

Durante los pocos meses que faltaban para el Mundial sub’20 de Arabia Saudita 1989, que comenzaría a mediados de febrero, España disputó seis amistosos de preparación. A comienzos de octubre se desplazó a Moscú para jugar dos encuentros contra la URSS, la campeona de Europa, saldados ambos con derrota (1-0 y 3-1). Luego, el 30 de noviembre, ganó a Grecia a domicilio (0-1) y, a mediados de diciembre, derrotó por la mínima en Las Palmas a la también mundialista Checoslovaquia; ya en enero de 1989, España volvió a ganar a Grecia por 1-0, esta vez en Cartagena. El último encuentro, a finales de enero, estaba previsto jugarlo en Palma de Mallorca contra Alemania Federal, pero los germanos anularon su compromiso a última hora y la RFEF acabó invitando a Noruega, que iba a ser el tercer rival de la selección española en la primera fase del Mundial. Como además el partido se disputó un domingo en el que había liga en todas las categorías y faltaron varios jugadores habituales, Pereda se lo tomó como un entrenamiento con público y ni siquiera hizo cambios a lo largo del choque. Su homólogo noruego tampoco quiso mostrar todas sus cartas y el partido acabó con un cómodo pero engañoso 3-1 para España.

Para entonces ya se había resuelto el amago de bloqueo con el que habían amenazado Real Madrid, F.C. Barcelona y Real Sociedad, cuyos jugadores formaban la base de la selección. Como ya ocurriera en 1981, en 1989 el Mundial juvenil se celebraba en plena temporada y estos equipos habían dejado caer que impedirían a varios de sus chavales acudir al torneo, especialmente a los que militaban en sus filiales y/o estaban inscritos en las competiciones europeas. Por fortuna, esta vez la polémica duró poco y la intervención directa de Ángel María Villar resolvió la situación. El nuevo presidente hizo ver a los clubes que lo más positivo para todo el fútbol español era que las selecciones inferiores contaran con los mejores jugadores posibles en cada campeonato, y muy especialmente esta generación, que debía ser la que compitiera en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

Ya fuera por la fuerza de su razonamiento o porque los tres clubes vieron que no se iba a hacer ningún tipo de concesión con alguno de los otros, Villar consiguió salirse con la suya. Por tanto, Chus Pereda no tuvo que pasar por el duro trago de Australia 1981 y pudo convocar a los futbolistas que habían formado el bloque de la selección juvenil durante los dos años anteriores. La lista definitiva se dio a conocer el de 3 febrero, quedando los jugadores concentrados en Madrid el día 6 (la idea original era entrenar en el nuevo Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, en Barcelona, pero el césped no estaba en condiciones) y partiendo el 11 hacia Arabia Saudita, vía Ámsterdam.

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

José Santiago CAÑIZARES Ruiz 18/12/1969 Real Madrid

2

DF

Albert FERRER Llopis 06/06/1970 FC Barcelona

3

DF

Mikel LASA Goikoetxea 09/09/1971 Real Sociedad

4

MC

Javier TORRES GÓMEZ 09/01/1970 Real Madrid

5

DF

Domingo José LARRAINZAR Santamaría 08/09/1969 Osasuna

6

MC

Felipe HERRERO Baeza 18/06/1970 Real Madrid

7

DL

Antonio PINILLA Miranda 25/02/1971 FC Barcelona

8

MC

David BILLABONA Etxaleku 05/12/1969 Real Sociedad

9

DL

Albert AGUILÀ Lalana 09/08/1970 Real Madrid

10

MC

Francisco Nicolás Veza Fragoso, “PAQUI” 06/12/1970 FC Barcelona

11

DL

EMILIO José Gutiérrez González 04/01/1971 FC Barcelona

12

DF

Roberto SOLOZÁBAL Villanueva 15/09/1969 Atlético de Madrid

13

P

ISIDORO Cabrera Núñez 17/09/1969 Real Betis

14

DF

Miguel CERDÁN Zaballos 23/10/1969 Real Madrid

15

DL

Ismael URZAIZ Aranda 07/10/1971 Real Madrid

16

MC

JUSTO RUIZ González 31/08/1969 Athletic de Bilbao

17

DF

Alejandro García Casañas, “ÁLEX” 14/01/1970 FC Barcelona

18

DL

MOISÉS García León 10/07/1971 Real Zaragoza

Aunque en aquel momento sólo Billabona y Moisés habían debutado en Primera división, casi todos los miembros de esta selección eran considerados grandes promesas de nuestro fútbol y con el paso de los años demostrarían por qué: como en la URSS 1985, repasando la lista uno casi acaba antes señalando a los que no destacaron en su carrera profesional que citando a los que sí lo hicieron. Quizás el caso más curioso sea el de Justo Ruiz, canterano del Athletic Club e internacional juvenil con España pero que acabó siendo fijo en la selección de Andorra en la primera década del nuevo siglo. Además de él, los Felipe Herrero, Álex, Miguel Cerdán o Isidoro tampoco consiguieron asentarse en la élite; mientras que el ilerdense Aguilà (Real Madrid, Logroñés, Osasuna, Lleida) o el avilesino Emilio (Sporting) vieron como su estrella se apagaba más rápido de lo esperado. Los demás disfrutarían de largas trayectorias posteriores en Primera y, en los casos de Cañizares (46 internacionalidades), Ferrer (36), Urzaiz (25) y, en menor medida, Solozábal (12) y Lasa (2), también en la selección absoluta.

Los preparativos para el Campeonato Mundial Juvenil de Arabia Saudita 1989 estuvieron marcados por la sanción que la FIFA impuso a México en julio de 1988. La selección mexicana había obtenido su pase en el torneo clasificatorio de la CONCACAF, celebrado en Guatemala, pero pronto se descubrió que cuatro de sus jugadores superaban el límite de dieciocho años de edad. El llamado “caso de los cachirules”, como se conoció en el país norteamericano, no sólo privó a su selección juvenil de disputar el Mundial de la categoría (su plaza fue ocupada por Estados Unidos), sino que apartó a México de cualquier competición internacional de selecciones durante dos años, incluyendo el Mundial absoluto de Italia 1990. Un castigo sin precedentes para una práctica que era relativamente habitual entre ciertas federaciones (al menos, a juzgar por la apariencia física de muchos supuestos juveniles) y que, por desgracia, siguió realizándose en demasiados países y no fue tan duramente castigada en las pocas ocasiones en las que se logró demostrar alguna trampa.

Después de que la FIFA completara la rotación continental en Chile 1987, la asiática se convertía en la primera Confederación que organizaba dos mundiales juveniles. Como el anterior había sido en Japón, la concesión del Mundial de 1989 a un país árabe también podía entenderse como una continuación de la rotación, atendiendo en este caso a criterios culturales. Siria, Checoslovaquia y Costa Rica debutaban en un Campeonato Mundial Juvenil, y en esta edición no hubo ningún árbitro español entre los veinticuatro elegidos por la FIFA. El sorteo de la primera fase se realizó el 23 de noviembre de 1988 y deparó estos emparejamientos:

GRUPO A

(Riad)

GRUPO B

(Dammam)

GRUPO C

(Yeda)

GRUPO D

(Taif)

Arabia Saudita

URSS

Brasil

Argentina

Portugal

Colombia

Rep. Dem. Alemana

España

Nigeria

Costa Rica

Malí

Noruega

Checoslovaquia

Siria

Estados Unidos

Irak

El reino arábigo no escatimó en gastos para la organización del campeonato, que se celebró entre el 16 de febrero y el 3 de marzo de 1989. El faraónico estadio Rey Fahd de la capital, recientemente construido, era uno de los más modernos y lujosos del mundo (aunque, lamentablemente, su césped no estuvo a la altura) y las instalaciones en el resto de sedes no le desmerecían. La seguridad y las atenciones para con todos los participantes en el evento fueron excelentes (complacido, Pereda comentó que sólo echaba de menos poder tomarse un gin-tonic de vez en cuando) y tan solo las grandes distancias entre algunas de las ciudades y el fuerte viento que arrastraba partículas de arena supusieron alguna incomodidad, ya que en general las temperaturas no fueron tan elevadas como muchos se temían. Lo peor, sin duda, fue que en las sedes escogidas sólo se habilitó un estadio, de manera que los decisivos partidos de la tercera jornada de la primera fase no pudieron jugarse simultáneamente en cada grupo. En cuanto a la prohibición a las mujeres de acceder a los estadios (norma que sigue vigente en Arabia a día de hoy), se comenta por sí sola.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Arabia Saudita 1989, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Arabia Saudita 1989, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

España llegó el día 13 a su sede de Taif, ciudad cercana a La Meca, en la costa del Mar Muerto, y sufrió su primer revés en el segundo entrenamiento, cuando Albert Aguilà recayó de una lesión muscular que había sufrido con su club y que ya le había hecho viajar entre algodones. Aguilà había sido el delantero titular y principal goleador del equipo durante toda la clasificación, y a su baja se sumaba la duda de Ismael Urzaiz, joven compañero suyo en el Real Madrid, aquejado de amigdalitis. Pese a ello, España superó con nota su complicado debut ante una selección argentina que llevaba diez días más de aclimatación al país.

De vuelta en un Mundial juvenil tras no clasificarse para los de 1985 y 1987, la albiceleste no supo aprovechar su gran inicio, en el que encerró a los de Pereda y marcó un golazo por medio de su capitán y máxima estrella, Diego Pablo Simeone, que culminó una jugada ensayada con un gran disparo que sorprendió a Cañizares. Después del tanto encajado, España se rehízo y equilibró la balanza poco antes de la media hora de juego, gracias al empuje de Moisés: Mikel Lasa centró un balón desde la izquierda y el delantero sevillano pugnó en el aire con Roberto Bonano, molestando lo suficiente al meta argentino como para que éste le dejara el balón franco para marcar. El partido era duro, con pocas llegadas, pero antes del descanso Argentina tendría dos claras ocasiones que descubrieron cuál iba a ser el principal problema de la defensa española durante todo el torneo: la zaga jugaba muy adelantada, buscando el fuera de juego, pero no estaba bien coordinada. Sólo la gran actuación de Cañizares evitó que los sudamericanos volvieran a ponerse por delante.

La segunda parte fue igual de pareja, con pocas aproximaciones al área y un juego que, en general, fue de mucha intensidad por parte de ambos conjuntos. Al filo del cuarto de hora, España logró adelantarse por medio de un penalti transformado por Billabona tras un agarrón a Moisés, pero ya no volvió a disparar más a puerta. Defendiéndose con algo más de orden que en la primera mitad, los de Pereda frenaron casi todas las acometidas argentinas antes de que llegaran a generar peligro, aunque no pudieron evitar que Simeone sirviera dos balones de gol a Ubaldi. Por fortuna, la figura de Cañizares emergió de nuevo y el ariete marró ambas oportunidades. No habría más sobresaltos y España conseguía dos puntos que, a tenor del nivel teórico de los otros equipos del grupo, parecían decisivos para finalizar en primera posición y evitar así a Brasil en un hipotético cruce de cuartos de final.

17/02/1989

Primera jornada del Grupo D.

ARGENTINA

(1)

Bonano; Boggio, Aguilar, Masat, Batista; Gallego (-78, Scotto), Simeone, Carracedo, Ruidíaz (-58, Biazzoti); Ubaldi, Gastaldi.

ESPAÑA

(2)

Cañizares; Ferrer, Larrainzar, Solozábal, Lasa; Herrero, Billabona, Justo, Paqui; Pinilla, Moisés.

Goles

1-0 Simeone (ARG, min. 12); 1-1 Moisés (ESP, min. 26); 1-2 Billabona (ESP, min. 58)(p).

Árbitro

Aleksej Spirin (URSS).

Tarjetas

Herrero (ESP, min. 24); Gallego (ARG, min. 52); Simeone (ARG, min. 64); Billabona (ESP, min. 76); Solozábal (ESP, min. 79); Lasa (ESP, min. 81); Batista (ARG, min. 88).

Estadio

King Fahd II (Taif). 14.000 espectadores.

En la segunda jornada se enfrentaban los dos vencedores de la primera, ya que Irak había derrotado a Noruega por 1-0. Aunque antes del choque Pereda manifestó que dudaba seriamente de la supuesta edad juvenil de muchos de los componentes del equipo iraquí, nadie podía imaginar que España fuera a ser batida aquella tarde. Sin embargo, nada salió como estaba previsto y los españoles se vieron sorprendidos por la intensa presión y el juego veloz y técnico de su rival. Aunque al principio no creó peligro, Irak dominó claramente la posesión y España se fue sintiendo cada vez más incómoda hasta que, cerca del descanso, se produjo el error que marcaría el partido y el resto del campeonato: en un pase largo hacia el delantero Wali, la zaga española tiró mal el fuera de juego y Cañizares tuvo que salir a despejar con el pie fuera de su área, pero pifió el golpeo y el jugador iraquí no desaprovechó el regalo para marcar a puerta vacía.

Pese a que en el descanso el seleccionador dio entrada a Urzaiz para reforzar un ataque que había estado completamente desaparecido durante la primera mitad, los nervios afloraron en el equipo español y, a los cinco minutos de la reanudación, un nuevo fallo en defensa propició el segundo gol iraquí. Laith interceptó un pase horizontal del capitán Txomin Larrainzar a Roberto Solozábal y, desde el borde del área, disparó un chut raso que batió a Cañizares. Quedaba todavía mucho tiempo, pero España se fue del partido y su posesión fue totalmente estéril; de hecho, Irak disfrutó de varias ocasiones al contraataque para haber conseguido una goleada escandalosa. Fueran o no juveniles, lo cierto es que los iraquíes vencieron más que merecidamente y dejaron muy tocados a los españoles.

20/02/1989

Segunda jornada del Grupo D.

IRAK

(2)

Imad; Salim, Sharar, Nazar, Radhi, Saad; Riadh, Samir, Mohammed; Wali, Laith (-76, Naeem).

ESPAÑA

(0)

Cañizares; Ferrer, Larrainzar, Solozábal, Lasa; Herrero, Billabona, Justo (-46, Urzaiz), Paqui (-62, Emilio); Pinilla, Moisés.

Goles

1-0 Wali (IRK, min. 41); 2-0 Laith (IRK, min. 51).

Árbitro

Shengcai Chen (CHN).

Tarjetas

Mohammed (IRK, min. 65); Moisés (ESP, min. 73).

Estadio

King Fahd II (Taif). 13.500 espectadores.

La esperada victoria de Argentina sobre Noruega (2-0) en el otro partido del día venía a aumentar el problema en el que se había metido España. De haber ganado a Irak, los de Pereda habrían estado ya clasificados para cuartos de final, pero al perder se veían con un pie fuera de las eliminatorias. Un empate ante Noruega podría servir si los iraquíes conseguían derrotar también a los argentinos; pero si Argentina vencía a Irak, como aún se creía lógico, España necesitaría golear a los nórdicos para esperar que la diferencia de goles resultara favorable. Más o menos lo que Pereda ya había vivido en la Unión Soviética en 1985, con la nada desdeñable diferencia de que en Arabia los partidos no se disputarían a la vez y España tendría que abrir esa última jornada, por lo que jugaría sin referencias. Así pues, sólo valía ganar y golear.

Aunque Aguilà seguía sin estar disponible, el equipo español confiaba en superar con cierta facilidad a Noruega, que aún conservaba remotas opciones de clasificación pero que había mostrado muy poco fútbol en sus dos partidos anteriores. Pereda abandonó el 4-4-2 con rombo en el centro del campo de los primeros partidos y volvió a confiar en el flexible y ofensivo 4-3-3 que tanto le gustaba, con el asturiano Emilio como delantero encargado de cerrar la banda en tareas defensivas, y lo cierto es que el planteamiento se mostró acertado. España dominó desde el inicio y generó más de media docena de ocasiones claras de gol, pero nadie acertó a batir al meta Svalstad y de eso poca culpa tuvo el seleccionador. El joven Urzaiz fue el más fallón, pero Solozábal, Billabona y Pinilla (a quien el seleccionador introdujo pronto por un desconcentrado Moisés) también pudieron haber abierto el marcador sin excesiva dificultad. Por desgracia, esa vieja máxima que dice que quien perdona lo acaba pagando volvió a cumplirse bordeando ya el descanso, cuando Drillestad aprovechó una indecisión de Cañizares en su salida para culminar un contragolpe y anotar el primer gol noruego.

El comienzo de la segunda parte fue de auténtica locura. Herida en su orgullo, España salió con nuevos bríos dispuesta a remontar el choque y Pinilla no tardó ni un minuto en internarse en el área rival, sentar a dos defensas y colocar el empate en el luminoso. Pero la sobreexcitación hispana fue contraproducente: nada más sacar de centro, Noruega volvió a adelantarse en una desgraciada acción en la que entre Paqui y Cañizares remataron a gol una jugada de Johansen. Pese a este duro golpe, los jóvenes españoles volvieron a levantarse rápidamente y Pinilla cabeceó a la red un centro de Emilio. No se había llegado al minuto 50 y cabía esperar que, con el nuevo empate, España supiera serenarse y volviera al buen juego del primer tiempo, pero las prisas y los nervios jugaron una mala pasada a los de Pereda. Incapaces de atacar con orden, la defensa empezó a resquebrajarse y Lars Bohinen aprovechó un nuevo fallo en cadena de la zaga española para marcar el 2-3 para Noruega.

Faltaba media hora para el final del partido, pero el Mundial terminó ahí para España: sin soluciones desde un banquillo en el que ya no quedaban hombres de ataque, el equipo se dedicó a colgar balones sin ton ni son y todo lo que consiguió fue un puñado de clarísimas ocasiones noruegas a la contra. Con la defensa casi siempre descolocada o tirando mal el fuera de juego, Cañizares resolvió bien esas llegadas hasta que, ya en el último minuto, no pudo evitar que Mellemstrand le batiera por cuarta vez. Ese gol postrero dejó a España última de grupo y, durante unas horas, permitió que Noruega albergara opciones de clasificación; opciones que se esfumaron con la victoria de Irak sobre Argentina por 1-0. Los asiáticos pasaban con pleno de victorias y, en el triple empate a dos puntos entre Argentina, Noruega y España, la albiceleste contaba con mejor golaveraje (0, por -1 de Noruega y -3 de España). Un gol más de Irak habría permitido la clasificación de Noruega, pero Argentina sabía perfectamente qué resultado mínimo necesitaba para pasar y justo ése fue el que consiguió.

22/02/1989

Tercera jornada del Grupo D.

NORUEGA

(4)

Svalstad; Olsen, Pedersen, Nilsen, Bjornebye; Johansen, Bohinen, Leonhardsen, Drillestad (-79, Ingelstad); Strand (-73, Mellemstrand), Eftevaag.

ESPAÑA

(2)

Cañizares; Ferrer, Larrainzar, Solozábal, Paqui; Herrero, Torres Gómez, Billabona (-71, Justo); Emilio, Moisés (-15, Pinilla), Urzaiz.

Goles

1-0 Drillestad (NOR, min. 43); 1-1 Pinilla (ESP, min. 46); 2-1 Cañizares (ESP, min. 47)(p.p.); 2-2 Pinilla (ESP, min. 49); 3-2 Bohinen (NOR, min. 58); 4-2 Mellemstrand (NOR, min. 90).

Árbitro

Neji Jouini (TUN).

Tarjetas

Olsen (NOR, min. 16); Johansen (NOR, min. 56); Eftevaag (NOR, min. 84); Svalstad (NOR, min. 90).

Estadio

King Fahd II (Taif). 17.000 espectadores.

La actuación española fue, no cabe duda, muy decepcionante. Tal vez la suerte que, en momentos puntuales, sirvió cuatro años antes para alcanzar el subcampeonato se agotara en aquel torneo, pero lo cierto es que en 1989 casi nada salió como se había esperado. Incluso Ángel María Villar, que había planificado incorporarse al campeonato para las eliminatorias (no sin cierta polémica, porque a quienes encabezaban la expedición española en Arabia desde el primer día no les hacía gracia tener que regresar a casa para dejar sitio al presidente), tuvo que anular su viaje y quedarse en Madrid para recibir al deprimido equipo. Después de haber conseguido contar con la mejor selección posible, con jugadores con notable experiencia en Segunda y Segunda B (en Primera comenzarían a aparecer justo después del torneo), el resultado había sido francamente malo en un grupo que parecía sencillo, sobre todo tras haber derrotado a Argentina en la primera jornada. Además, TVE había retransmitido por primera vez todos los partidos de España en un Mundial juvenil (antes sólo había emitido la final de 1985) y los aficionados pudieron sacar sus propias conclusiones sobre lo que había pasado.

Consciente del fracaso, Chus Pereda declaró a su regreso que a algunos jugadores se les había subido la internacionalidad a la cabeza y que, si España quería realizar un buen papel en Barcelona’92, la Federación debería revisar sus planes de cara a la cita olímpica. Al mismo tiempo, auguraba que muchos de esos futbolistas darían grandes alegrías al fútbol español, porque en el fondo aquello sólo había sido un accidente fruto de su inmadurez. Y no se equivocaba: siete de los jugadores presentes en Arabia Saudita (Cañizares, Ferrer, Lasa, Solozábal, Paqui, Billabona y Pinilla) se colgarían la medalla de oro en 1992 después de que la RFEF cambiara casi todo su organigrama técnico. Pero ya tocará hablar de ello a su debido momento.

El Campeonato Mundial Juvenil por la Copa FIFA/Coca-Cola de Arabia Saudita 1989, pues tal era su denominación oficial, siguió adelante. En cuartos de final, Portugal batió por la mínima a Colombia (1-0) en un partido bastante espeso, y Brasil hizo lo mismo ante una Argentina que mostró su mejor fútbol del torneo pero que evidenció otra vez sus limitaciones ofensivas. En el duelo entre las revelaciones del campeonato, Estados Unidos fue más efectiva que Irak y venció por 2-1; mientras que el partido entre la URSS y Nigeria resultó el más entretenido de todos y se saldó con victoria africana en la tanda de penaltis, tras remontar increíblemente el 4-0 a favor de los soviéticos que reflejaba el marcador en el minuto sesenta. Ambos equipos estaban formados en buena parte por los jugadores que ya se habían enfrentado en la final del Mundial sub’16 de Canadá 1987, en la que venció la URSS también desde los once metros, por lo que ese partido de Dammam supuso una dulce revancha para los nigerianos.

Tras aquella heroicidad, Nigeria afrontó muy reforzada su partido de semifinales ante Estados Unidos, pero los norteamericanos también habían hecho méritos para llegar lejos y realizaron un gran encuentro. El partido, brillante en lo ofensivo y en el que los porteros tuvieron mucho trabajo, se fue a la prórroga con 1-1 y acabó decidiéndose por un gol de Mutiu Adepoju al comienzo del tiempo extra. Después de haber acabado tercera en la URSS 1985 y sumar un título y un subcampeonato en las dos ediciones del Mundial sub’16 celebradas hasta entonces, Nigeria se confirmaba como la mayor potencia emergente de África y una de las mejores canteras de todo el mundo. En la final del Campeonato Mundial Juvenil de 1989, primera que disputaría una selección africana, se las vería con Portugal, que maniató tácticamente a Brasil en la otra semifinal y ganó merecidamente por 1-0.

Dirigidos por Carlos Queiroz desde el banquillo y por un jovencísimo Joao Pinto sobre el césped, los portugueses formaban un equipo muy rocoso y que sabía perfectamente a lo que jugaba. Ya habían derrotado a Nigeria en la primera fase por 1-0, y en el partido por el título se lanzaron al ataque desde el primer momento para aprovechar los nervios y el cansancio de los nigerianos, que venían de disputar 120 minutos en cada una de sus dos eliminatorias anteriores. Portugal dominó la primera parte y se adelantó al borde del descanso con un gran gol de Abel Silva, y a partir de ahí se limitó a aguantar las imprecisas acometidas de su rival. La sentencia llegó a falta de un cuarto de hora para el final, con un disparo de Jorge Couto que se tragó el meta nigeriano y que permitió a los lusos vivir con más tranquilidad los últimos minutos antes de poder festejar su primer título mundial. Fernando Couto o el citado Joao Pinto fueron los campeones que mayor relieve adquirieron en los años posteriores.

El brasileño Bismarck fue elegido Mejor Jugador del torneo y recibió por ello el Balón de Oro. Veterano de Chile 1987, el mediapunta marcó tres goles y se encargó de surtir de balones a Marcelo Henrique y a Sonny Anderson, que hicieron otros tres tantos cada uno. Sus carreras no pudieron ser más dispares: Henrique no salió de Brasil y se retiró tempranamente, con múltiples problemas extradeportivos; Anderson se hizo un nombre respetado en Europa (las aficiones de Mónaco, Olympique Lyonnais, Barcelona o Villarreal cantaron sus muchos goles); y Bismarck, que estuvo en Italia’90, se embarcó en 1993 en la recién creada J-League nipona, donde se convirtió en un clásico.

El Balón de Plata fue para el guardameta estadounidense Kasey Keller, uno de los principales artífices de la brillante actuación en Arabia de un equipo que había llegado como invitado por la sanción a México. El portero tuvo una larguísima carrera (se retiró en la MLS con casi 42 años), pasando por varios equipos de Inglaterra y también por el Rayo Vallecano, donde dejó muy buen recuerdo en sus dos campañas entre 1999 y 2001, cuando el club madrileño disputó competición europea. Por último, el Balón de Bronce recayó en el centrocampista nigeriano Christopher Nwosu, cuyo rastro se pierde tras esa cita mundialista juvenil.

Algo más sencillo resulta recordar a los máximos goleadores del torneo. En Arabia Saudita se produjo un séxtuple empate a tres goles, resultando premiados dos conocidos de la liga española: el nigeriano Mutiu Adepoju (Real Madrid B, Racing de Santander, Real Sociedad) y el ya citado Sonny Anderson recibieron las Botas de Plata y Bronce, respectivamente. Además, también marcaron tres tantos los brasileños Bismarck y Marcelo Henrique, el estadounidense Steve Snow (que probó fortuna en Bélgica tras el Mundial pero acabó retirándose pronto por culpa de las lesiones) y el nigeriano Christopher Nusa Ohenhen, más conocido en España como Ohen por sus etapas en Real Madrid B y Compostela. Pero por delante de todos ellos quedó el soviético Oleg Salenko (Logroñés, Valencia), que conquistó la Bota de Oro con cinco tantos en cuatro partidos. Una gesta que superaría, ya con Rusia, en el Mundial de Estados Unidos 1994, al marcar seis goles en sólo tres encuentros para convertirse en el primer futbolista (y único, hasta el momento) que ha conseguido el premio al máximo goleador en un Mundial juvenil y en uno absoluto.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: URSS 1985

Después de haber sido la única selección europea que conseguía disputar los tres primeros mundiales juveniles, España falló en la cuarta cita. En el Campeonato de Europa sub’18 de 1982 el equipo de Pereda no fue capaz de sumar ningún punto ante Bulgaria, Polonia y Bélgica, por lo que los Juan Carlos Ablanedo, Ricardo Serna, Eloy Olalla o Miguel Pardeza no pudieron viajar a México el verano siguiente. Allí, Brasil obtendría su primer título mundial sub’20 gracias a la actuación de hombres como Jorginho, Dunga o Bebeto, aunque el mejor jugador y máximo goleador fue Geovani Silva, que luego tendría una buena carrera pero no tan destacada como la de algunos de sus compañeros. Otros futuros grandes futbolistas presentes en aquel campeonato fueron Marco van Basten, Toni Polster, Luis Islas, Óscar Dertycia, Rubén Sosa, José Luis Zalazar, Tab Ramos o Wilfred Agbonavbare, por citar algunos de los más conocidos para los aficionados españoles. Con más de un millón de personas en las gradas, el de México 1983 fue un gran Mundial sub’20 en todos los aspectos.

La no clasificación de los juveniles para ese campeonato fue un pequeño jarro de agua fría para un fútbol que estaba a punto de recibir un mazazo aún mayor. En lo que nos ocupa, el fiasco de España’82 supuso el nombramiento de Miguel Muñoz como nuevo seleccionador absoluto pero no implicó más cambios en el organigrama técnico de la Federación Española, por lo que Jesús Pereda se mantuvo al frente de la sub’18. Después de otro irregular papel en el Europeo juvenil de 1983 (tras eliminar a Países Bajos en la ronda previa, se perdió con Inglaterra, se ganó a la URSS y se empató con Escocia para quedar otra vez fuera de la lucha por el título), el Campeonato de Europa sub’18 de 1984 se presentaba como un nuevo examen para el fútbol base español. En el horizonte, el Mundial sub’20 de Chile 1985, primero que acogería Sudamérica.

Llegar no fue sencillo. En marzo, en la eliminatoria de acceso a la fase final del Europeo, hubo que deshacerse de un duro rival: Francia. Tras perder por 1-0 en la ida, disputada en la localidad gala de La Rochelle, con un gol en el descuento, en la vuelta en Gijón los juveniles españoles se vieron nuevamente por detrás en el marcador a la media hora de juego. Por suerte, el equipo se rehízo rápidamente y la remontada se culminó en la segunda parte con un gol de Goyo Fonseca. Con el 3-1 final, España obtenía su clasificación para el campeonato a celebrar a finales de mayo en la Unión Soviética.

Encuadrada en el grupo D del Europeo junto a Suiza, Hungría y Checoslovaquia, la selección española disputó sus partidos en Minsk, la capital bielorrusa (el resto de grupos se repartieron por Leningrado, Kiev y Moscú). El torneo empezó bien, con una victoria con remontada ante Suiza (2-1), pero la derrota por idéntico marcador frente a la selección magiar en la segunda jornada dejó a los españoles con escasísimas opciones de acabar líderes de grupo y acceder a semifinales. En la última jornada no hubo milagro y ni siquiera se pudo pasar del empate con Checoslovaquia (1-1), selección con la que también se igualaba a tres puntos en la clasificación, quedando Hungría en primera posición.

Afortunadamente, los criterios de desempate favorecieron a España: la diferencia de goles era mejor que la de Checoslovaquia, con lo que los de Pereda obtenían la segunda plaza del grupo, y los cuatro tantos marcados clasificaron a España para el Mundial juvenil, ya que en otro grupo Bulgaria también sumaba tres puntos y una diferencia de goles de 0, pero con sólo tres dianas. Hungría (campeón final del Europeo), la URSS, Polonia e Irlanda como semifinalistas, e Inglaterra, que con cuatro puntos había sido la mejor segunda de los cuatro grupos, completarían la representación europea en Chile 1985.

Sólo que al final ni el Mundial fue en Chile ni esas fueron las seis selecciones europeas presentes en el torneo. Con la amarga y estresante experiencia del cambio de sede del Mundial’86 demasiado reciente, la FIFA controló al milímetro los preparativos chilenos para acoger el torneo juvenil y a finales de 1984 consideró que no había garantías suficientes de que el campeonato pudiera desarrollarse con normalidad. Pese a las protestas del régimen de Pinochet, el 15 de noviembre de 1984 se oficializaba el intercambio de ediciones entre Chile y la URSS: los soviéticos organizarían el Mundial sub’20 de 1985 y los sudamericanos el de 1987, cerrándose así la rotación continental iniciada en Túnez 1977. Más tarde, Polonia renunciaría a participar y la UEFA repescó a Bulgaria.

Más o menos por esas fechas se producía el relevo al frente de la Federación Española de Fútbol: José Luis Roca sustituyó a un Pablo Porta al que un oportuno decreto del Gobierno impidió volver a presentarse a la reelección. Puede que ese cambio de presidente tuviera algo que ver en que durante la temporada 1984/1985 no se concertaran amistosos de la selección juvenil: tan solo se jugaron los partidos correspondientes a la fase de clasificación del nuevo Campeonato de Europa sub’18, que dejaba de ser un torneo anual para pasar a celebrar sus fases finales cada dos años, acomodándose a la periodicidad del Mundial juvenil. Así las cosas, la única ocasión en la que se mezclaron jugadores de las dos últimas camadas juveniles (es decir, la única vez en la que se probó un posible equipo mundialista sub’20, que debería estar formado por jugadores nacidos a partir del 1 de agosto de 1965) fue ya durante la primera semana de junio de 1985, cuando España acabó en tercera posición del famoso torneo “Espoirs” de Toulon pero sin cruzarse con ninguna otra selección clasificada para el Mundial.

Con esa única y escasa referencia, el 2 de agosto Chus Pereda anunció su convocatoria para el Campeonato Mundial Juvenil. La principal ausencia era la del madridista Rafael Martín Vázquez, una de las grandes figuras del grupo, por una inoportuna lesión muscular. Los mundialistas continuarían la recién iniciada pretemporada con sus equipos y sólo se concentraron con la selección a partir del día 12 de agosto en la localidad burgalesa de Medina de Pomar, la misma que había visto nacer al seleccionador. Esta localización generó alguna que otra crítica; no obstante, Pereda defendió la elección de su pueblo natal por su tranquilidad y por tener un clima veraniego similar al que España se encontraría en la URSS.

Durante unos exiguos seis días, el equipo nacional juvenil entrenó, disputó algún partidillo contra equipos aficionados de la zona y tuvo incluso tiempo para disfrutar de las fiestas patronales de la cercana Villarcayo, cerrando la estadía en Medina con un encuentro amistoso ante la también mundialista México. Con todo el pueblo volcado con su ilustre paisano, los norteamericanos amargaron la fiesta de despedida al vencer por 1-2; además, Jesús Pereda fue expulsado del campo que desde 1984 lleva su nombre. Cosas que pasan. Por lo menos durante la concentración no se produjo ninguna baja, de modo que los jugadores españoles que disputaron el Campeonato Mundial Juvenil de la URSS 1985 fueron los citados inicialmente:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Juan Carlos UNZUÉ Labiano 22/04/1967 Osasuna

2

MC

MARCELINO García Toral 14/08/1965 Sporting de Gijón

3

DF

César González López, “MENDIONDO” 25/06/1966 Atlético de Madrid

4

MC

Rafael PAZ Marín 02/08/1965 Sevilla FC

5

DF

Pedro AROZARENA Redín 24/02/1966 Osasuna

6

DF

José TIRADO Castilla 04/11/1965 Sevilla FC

7

DF

Francisco FERREIRA Colmenero 22/05/1967 Athletic de Bilbao

8

DF

Íñigo LIZARRALDE Lezcano 06/08/1966 Athletic de Bilbao

9

MC

José Aurelio GAY López 10/12/1965 Real Madrid

10

MC

FERNANDO Gómez Colomer 11/09/1965 Valencia CF

11

MC

Mohamed Ali Amar, “NAYIM” 05/11/1965 FC Barcelona

12

MC

Juan Manuel Sánchez Baró, “JUANMA” 04/11/1966 CD Málaga

13

P

Julen LOPETEGUI Argote 28/08/1966 Real Madrid

14

DL

Jon Andoni GOIKOETXEA Lasa 21/10/1965 Osasuna

15

DL

Manuel PEÑA Escontrela 18/12/1965 Real Valladolid

16

DL

Francisco LÓPEZ LÓPEZ 19/11/1965 FC Barcelona

17

DL

Sebastián LOSADA Bestard 03/09/1967 Real Madrid

18

DL

Francisco Javier Cabral Román, “FRANCIS” 03/11/1965 Cadiz CF

Viendo la nómina de convocados se entiende mejor que el equipo llegara tan lejos en el torneo: hasta seis jugadores (Lopetegui, Rafa Paz, Patxi Ferreira, Fernando, Goikoetxea y Losada) llegarían a debutar con la absoluta y casi todos los componentes de esta selección disfrutaron luego de largas carreras profesionales. Tan sólo Juanma (que casi no dispuso de oportunidades en Málaga), López López (que apenas contó en el Barcelona y tampoco pudo destacar en Oviedo) y Francis (que no jugó demasiado en Primera ni con el Cádiz ni con el Español) pueden resultar algo menos conocidos para la mayoría de aficionados. Aunque la trayectoria posterior de los jugadores no puede explicar una buena (o mala) actuación en un Mundial juvenil, sí indica que se trataba de un grupo de muy buen nivel. Su calidad y la necesaria pizca de suerte en momentos puntuales suplieron con creces las carencias de esa preparación premundialista de menos de una semana.

El formato del Campeonato Mundial Juvenil de la URSS 1985 no presentaba ninguna novedad con respecto al que se venía usando desde 1981. Lo más destacable era que las autoridades de la Unión Soviética habían decidido descentralizar el desarrollo del campeonato, por lo que los grupos se repartieron entre cuatro repúblicas distintas: las capitales de Armenia, Georgia, Bielorrusia y Azerbaiyán fueron las elegidas, disputándose también en ellas los partidos de cuartos de final. Para la madre Rusia quedaban las semifinales, que se celebrarían en Moscú y Leningrado (hoy San Petersburgo), y la gran final, que tendría lugar en el moscovita Estadio Lenin (hoy Luzhniki). El sorteo de la primera fase se realizó el 27 de abril de 1985 y estos fueron sus resultados:

GRUPO A

(Ereván)

GRUPO B

(Tiflis)

GRUPO C

(Minsk)

GRUPO D

(Bakú)

Bulgaria

Brasil

URSS

Inglaterra

Colombia

República de Irlanda

Australia

México

Túnez

Arabia Saudita

Canadá

Paraguay

Hungría

España

Nigeria

China

En este Mundial juvenil no habría, como en otros anteriores, un árbitro de cada país participante y algunos más para completar la nómina, sino que se siguieron otros criterios para seleccionar a los veinticuatro colegiados. Pero sí hubo, en cualquier caso, un trencilla español: el cántabro Victoriano Sánchez Arminio, destinado inicialmente al grupo C, dirigió el URSS-Australia de la primera jornada y actuó como juez de línea en otros dos encuentros; luego, la buena actuación de la selección española le hizo regresar a casa tras esa primera fase.

El torneo daría comienzo el 24 de agosto y la FIFA organizó los viajes de los equipos, de modo que tanto España como la mayoría del resto de selecciones llegaron el día 20 a Moscú procedentes de Ámsterdam. La aerolínea neerlandesa KLM era patrocinadora del evento desde 1979 y se encargaba de esos desplazamientos colectivos, pero su papel se limitaba a los vuelos de entrada y salida en el país anfitrión y siempre desde y hacia Schiphol. Los viajes internos corrían por cuenta de la organización local y España empezó pronto a sufrir los problemas de la rígida burocracia soviética, que no había previsto vuelos a Georgia hasta el día siguiente, con lo que la selección llegó a Tiflis el día 21, dos jornadas después de salir de Madrid. Pasar dos días sin entrenar después de una breve concentración de menos de una semana en plena pretemporada no parecía presagiar nada bueno acerca del rendimiento que ofrecerían los juveniles españoles en el campeonato, pero el equipo fue creciendo con el paso de las jornadas hasta alcanzar el mayor éxito logrado hasta entonces por una selección nacional en un Mundial juvenil o absoluto.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de la URSS 1985, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de la URSS 1985, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

En las horas previas al debut, Jesús Pereda manifestó su contrariedad por el hecho de que sus jugadores parecían estar demasiado acostumbrados al rígido 4-4-2 que imperaba en la mayoría de clubes, lo que le obligaba a usar ese esquema en detrimento del más ofensivo 4-3-3 que el técnico burgalés había utilizado en otras citas juveniles. Además, la convivencia en el hotel de Tiflis con la selección de Arabia Saudita le hizo sospechar que varios de aquellos futbolistas sobrepasaban con creces la edad juvenil. Por todo ello, el seleccionador español no las tenía todas consigo de cara a un partido que el resto del planeta daba a su equipo por ganado de antemano.

Y sus temores se confirmaron aquella tarde del 24 de agosto, puesto que el 4-4-2 no terminó de funcionar por culpa de la presión saudí y del pobre desempeño de Fernando, Nayim y Francis (principal artífice de la clasificación un año antes), que no tuvieron su día más afortunado con el balón en los pies. Arabia, muy voluntariosa y, en ocasiones, dura, casi no puso a prueba a Unzué; España, con un juego lento y deslavazado, creó unas pocas oportunidades que no supo concretar. Tal vez el colegiado canadiense se equivocara al no señalar dos posibles penaltis a favor de España, pero no podía decirse que el 0-0 final fuera un resultado demasiado injusto. Eso sí: complicaba mucho las opciones españolas de acceder a cuartos de final.

24/08/1985

Primera jornada del Grupo B.

ARABIA S.

(0)

Al-Solaimani; Abu Dawod, Al-Maghlouth, Al-Habashi, Al-Saud (-79, Al-Roomi); Al-Saleh, Al-Razgan, Al-Bishi; Ibrahim, Hathal Al-Dosari, Mehaisen Al-Dosari.

ESPAÑA

(0)

Unzué; Lizarralde, Ferreira, Tirado, Mendiondo; Marcelino, Fernando, Nayim, Juanma (-73, Gay); López López (-76, Goikoetxea), Francis.

Goles

Árbitro

Antonio Evangelista (CAN).

Tarjetas

Ibrahim (KSA, min. 29); Al-Saud (KSA, min. 29); Mendiondo (ESP, min. 31); Francis (ESP, min. 85); Hathal Al-Dosari (KSA, min. 87).

Estadio

Lenin Dinamo (Tiflis). 25.000 espectadores.

Curiosamente, Pereda afrontó el segundo partido, teóricamente el más difícil, con más optimismo. Creía que su equipo se sentiría mucho más cómodo defendiendo y saliendo a la contra ante una selección como Brasil, que sí quería el balón, que viéndose obligado a llevar la iniciativa como ante Arabia, y otra vez estaba en lo cierto. Con un marcaje individual a los habilidosos atacantes brasileños y la entrada del delantero Peña para trabajar casi más en defensa que en labores ofensivas, España controló bien a su rival en la primera parte y Unzué apenas tuvo que intervenir. Pero, al comienzo de la segunda mitad, el lateral derecho Luciano inauguró el marcador tras una gran jugada individual y hubo que cambiar de planes.

Consciente de que necesitaba sacar algo positivo de aquel partido, España se abrió un poco y estuvo a punto de igualar la contienda en un cabezazo de Gay que se estrelló en el poste. Sin embargo, poco después llegaría la jugada desgraciada del encuentro: un balón largo que los defensas españoles consideraron que se perdería por la línea de fondo acabó rebotando en el banderín del córner y Balalo, más atento, lo recogió y enfiló hacia la portería, sorteando a los zagueros hispanos que regresaban a la desesperada y batiendo, a la segunda, a Unzué. A partir de ahí España pasó a dominar claramente la posesión, pero no pudo recortar distancias. Con cuatro puntos, Brasil se clasificaba matemáticamente para cuartos, mientras que la sorprendente victoria de Arabia Saudita sobre Eire por 1-0 en el otro partido del día dejaba en una precaria situación a la selección española.

27/08/1985

Segunda jornada del Grupo B.

BRASIL

(2)

Taffarel; Luciano, Henrique, Luis Carlos, Dida; Silas, Tosin (-78, Marçal), Joao Antonio; Muller, Gerson (-73, Izael), Balalo.

ESPAÑA

(0)

Unzué; Lizarralde, Ferreira, Tirado, Mendiondo; Marcelino, Fernando, Nayim (-46, Juanma) Gay; Peña (-58, Losada), Francis.

Goles

1-0 Luciano (BRA, min. 50); 2-0 Balalo (BRA, min. 65).

Árbitro

Jamal Al-Sharif (SYR).

Tarjetas

Fernando (ESP, min. 25); Gerson (BRA, min. 29); Luciano (BRA, min. 48).

Estadio

Lenin Dinamo (Tiflis). 20.000 espectadores.

Costaba mucho ser optimista de cara a esa tercera jornada. Arabia Saudita sólo necesitaba un punto ante la ya clasificada Brasil para acceder a cuartos de final y los más agoreros daban por hecho ese conveniente empate, entre otras cosas porque el seleccionador árabe era un técnico brasileño, Oswaldo Sampaio, que acostumbraba a pasar largos ratos con el entrenador de Brasil, Gilson Nunes, en el hotel en el que se alojaban los cuatro equipos del grupo. Las escasas opciones españolas pasaban por vencer a la República de Irlanda y esperar una derrota (cuanto más abultada, mejor) de Arabia para poder enjugar la diferencia de tres goles que existía con respecto a los saudíes. Como esta vez los partidos sí se jugaban a la misma hora, Pereda hizo lo que tenía que hacer y sacó un once netamente ofensivo para que, al menos, la eliminación no llegara porque España no hubiera hecho sus deberes.

Con un atrevido 3-5-2 que, en función de las necesidades, se convertía en un 4-3-3, los españoles salieron con ganas de cumplir su parte del trabajo y rápidamente se pusieron por delante gracias a un gol del capitán Fernando Gómez Colomer. Con España dominando y buscando continuamente la portería irlandesa, Sebastián Losada dobló la ventaja en el minuto 35. Casi al mismo tiempo, Brasil se adelantaba en el otro estadio de la capital georgiana y España pasaba a estar virtualmente clasificada. Sin embargo, no iba a resultar tan sencillo. En cinco minutos fatídicos al comienzo de la segunda parte, un error de Unzué y una mano de Tirado dentro del área permitieron a Irlanda, que no se jugaba nada, empatar el partido.

Quedaba algo más de media hora para recobrar esa diferencia de dos goles que, si nada cambiaba en el otro encuentro, se necesitaba para superar a Arabia Saudita, y España demostró que quería pelear. Peña, que antes había tenido una clara oportunidad para hacer el 1-3, avisó con un disparo al larguero, y poco después Fernando aprovechó un libre indirecto dentro del área para renovar las esperanzas españolas. Con los resultados de ese instante, España sólo necesitaba un gol más para clasificarse y a eso se aplicó todo el equipo, aunque el ansiado cuarto tanto no llegó hasta el minuto 85. Losada clavó entonces un misil en la escuadra y la alegría española se contuvo hasta que desde el estadio del Lokomotiv de Tiflis llegó la confirmación de que el 1-0 para Brasil era ya definitivo. Con los mismos puntos (tres) y la misma diferencia de goles que Arabia Saudita (cero), España pasaba a cuartos de final del Mundial sub’20 de 1985 por haber marcado tres tantos más que los saudíes.

29/08/1985

Tercera jornada del Grupo B.

IRLANDA

(2)

Kelly; Purcell, Kelch, O’Shea (-16, Bolard), Patrick Dolan; Murray, Collins, Russell, Swan (-73, Bayly); Eamonn Dolan, Mooney.

ESPAÑA

(4)

Unzué; Arozarena, Rafa Paz, Tirado; Marcelino, Gay, Fernando, Juanma, López López (-46, Peña); Losada, Goikoetxea (-63, Francis).

Goles

0-1 Fernando (ESP, min. 3); 0-2 Losada (ESP, min. 35); 1-2 Mooney (IRL, min. 51); 2-2 Kelch (IRL, min. 56)(p); 2-3 Fernando (ESP, min. 61); 2-4 Losada (ESP, min. 85).

Árbitro

Jesús Díaz Palacios (COL).

Tarjetas

Collins (IRL, min. 58).

Estadio

Lenin Dinamo (Tiflis). 9.800 espectadores.

Resultaba una curiosa casualidad que la forma de acceder a esos cuartos de final prácticamente calcase la manera en la que, un año antes y también en la URSS, España se había clasificado para el Mundial, así como que su rival fuera a ser precisamente Bulgaria, la selección a la que entonces se había superado por el mayor número de goles a favor. Repescada para el Campeonato del Mundo por la renuncia de Polonia, la selección juvenil búlgara había derrotado a Túnez y empatado luego con Colombia y Hungría para acabar en primera posición del grupo A (colombianos y húngaros empataron a todo y un sorteo determinó que Colombia pasara como segunda de grupo). Esa primera plaza concedía a Bulgaria el privilegio de no tener que moverse de su sede para disputar la primera eliminatoria, así que fue España quien tuvo que embarcarse rumbo a Ereván, la capital armenia.

La siempre peculiar organización soviética distribuyó a la pequeña expedición española en nada menos que tres vuelos distintos, convirtiendo un desplazamiento de menos de 300 kilómetros en toda una odisea. Sin embargo, según contaban los enviados especiales de los medios informativos, los directivos de la Federación Española no sólo no se quejaron a la FIFA por esos problemas sino que se dedicaron a disfrutar sin complejos ni medida con cuantos agasajos y prebendas eran obsequiados. Sirva como ejemplo la dura crítica de la corresponsal de ABC en la URSS, Paloma Avilés, al bochornoso comportamiento de los dirigentes de la RFEF.

Extracto del artículo publicado en el diario ABC el 01/09/1985

Extracto del artículo publicado en el diario ABC el 01/09/1985

Con la baja ya conocida de Nayim, con problemas de rodilla desde el duelo ante Brasil, España volvió a su 4-4-2 habitual. Enfrente, un talentoso equipo búlgaro con varios de los jugadores que conformarían su maravillosa selección absoluta de comienzos de los noventa: Krassimir Balakov y Emil Kostadinov, que ya habían dejado muestras de su clase durante los primeros partidos, complicaron mucho las cosas a los de Pereda y quién sabe lo que habría ocurrido aquel 1 de septiembre de 1985 si Lyuboslav Penev, lesionado en la segunda jornada, hubiera estado disponible para su seleccionador. Aprovechando el marcaje individual de la defensa española, los cinco atacantes de Bulgaria intercambiaban constantemente sus posiciones para sembrar el desconcierto en la zaga rival, aunque no llegaron a crear ocasiones de gran peligro. El partido estaba igualado, pero España se adelantó a la media hora con una extraordinaria volea de Marcelino García Toral desde fuera del área y se llegó al descanso con la sensación de que ganaba el mejor equipo.

Sensación que cambió tras el paso por los vestuarios. Como ante Brasil e Irlanda, España encajó un gol nada más salir, obra esta vez de Kostadinov, que remachó un pase de la muerte del extremo Maznilkov. La selección española empezó a acusar el calor, los nervios y el cansancio y Bulgaria estuvo muy cerca de conseguir el segundo gol; pero, en uno de los escasos ataques hispanos, Gay fue claramente derribado dentro del área y Fernando transformó el penalti. Casi a continuación llegó la otra jugada clave del partido: una mala cesión de Lizarralde desde el centro del campo sorprendió a Unzué y acabó dentro de la portería española, pero el colegiado inglés Joseph Worrall anuló el tanto a instancias de uno de sus linieres. No queda claro, a tenor de las crónicas, si se señaló un fuera de juego posicional de Balakov o una posible obstrucción de éste al portero español, pero la controvertida decisión sacó a Bulgaria del encuentro y España controló bien los veinte minutos finales, alcanzando por primera vez las semifinales de un Campeonato del Mundo sub’20.

01/09/1985

Cuartos de final.

BULGARIA

(1)

Jilkov; Kalkanov (-70, Kirov), Pachov, Vassev, Dotchev; Petkov, Ivanov (-46, Kalaydjiev), Balakov; Maznilkov, Kostadinov, Mikhtarski.

ESPAÑA

(2)

Unzué; Lizarralde, Ferreira, Tirado, Mendiondo; Marcelino, Fernando, Gay, Juanma (-76, Rafa Paz); Losada (-85, Francis), Goikoetxea.

Goles

0-1 Marcelino (ESP, min. 33); 1-1 Kostadinov (BUL, min. 47); 1-2 Fernando (ESP, min. 67)(p).

Árbitro

Joseph Bertrand Worrall (ING).

Tarjetas

Pachov (BUL, min. 60); Ferreira (ESP, min. 61); Losada (ESP, min. 80); Jilkov (BUL, min. 80); Rafa Paz (ESP, min. 90).

Estadio

Hrazdan (Ereván). 20.500 espectadores.

Los equipos procedentes de los grupos B y C coparon la penúltima ronda. Brasil barrió a Colombia por un contundente 6-0: aunque el marcador al descanso era de 0-0, los dos primeros goles brasileños al poco de comenzar la segunda parte acabaron con la resistencia de los jugadores colombianos. Por su parte, Nigeria se convirtió en la primera selección africana que accedía a semifinales de un Campeonato del Mundo Juvenil al doblegar por 2-1 a México, que había ganado sus tres partidos anteriores pero que se vio sorprendido en la primera parte por el ímpetu de los africanos y no fue capaz de culminar la remontada en la segunda. Al finalizar el encuentro, los mexicanos la emprendieron a golpes con los árbitros e incluso durante el vuelo de vuelta a Moscú insultaron a oficiales de la FIFA, lo que les acarreó duras sanciones (el guardameta Héctor Quintero, que agredió a un juez de línea, fue castigado con un año sin jugar). Y en Minsk, la URSS se llevó el duelo comunista ante la sorprendente China gracias a un solitario gol anotado en el primer minuto. Los chinos jugaron mejor pero su inocencia en el remate les impidió igualar el marcador, por lo que serían los anfitriones quienes se medirían a España en la semifinal de Moscú.

Como venía siendo habitual, el traslado a la capital rusa no fue sencillo. Retrasos varios, largas esperas a pie de pista bajo un sol de justicia y problemas con las comidas marcaron esos dos días, en los que apenas hubo lugar para entrenamientos. Nuevamente, como en Australia 1981, se tuvo que echar mano de las habilidades culinarias de residentes españoles, siendo en esta ocasión la corresponsal de ABC la encargada de preparar las ya tradicionales tortillas de patatas. En lo estrictamente deportivo, Jesús Pereda temía más la potencia física de los jugadores soviéticos que su nivel futbolístico, así que planteó el partido desde una defensa individual y con constantes ayudas, especialmente en las bandas.

El plan estuvo a punto de irse al traste en la primera jugada: España sacó de centro, Fernando perdió el balón y Tatarchuk finalizó la fulgurante acción con un disparo que se estrelló en el larguero apenas doce segundos después del pitido inicial. La URSS aprovechó esa inercia para encerrar a una España que esperaba pacientemente para salir al contraataque, pero el gol local parecía mucho más cercano y acabó llegando cerca del descanso, cuando Marcelino derribó a Medvid dentro del área y Khudojilov transformó el penalti. Por suerte, las tornas cambiaron en los segundos cuarenta y cinco minutos. Con un rival cada vez más cansado, los centrocampistas españoles pasaron a marcar el ritmo del encuentro y las ocasiones empezaron a llegar. En una de ellas, en el minuto 70, el meta soviético no supo atrapar un fácil balón centrado por Marcelino y Losada, muy atento, lo cabeceó en plancha al fondo de las mallas. De ahí al final se intensificó aún más el dominio español, pero no hubo forma de volver a batir la meta de la URSS y se llegó al tiempo extra.

Una prórroga que no pudo disputar Nayim, cuya reaparición apenas duró media hora: una de las muchas entradas contundentes que se vieron en el partido lo envió de nuevo a la caseta, esta vez con el tobillo dañado. Con ambos equipos muy al límite de sus fuerzas, los locales tomaron la iniciativa y, tras avisar con un par de claras oportunidades bien desbaratadas por Unzué, consiguieron ponerse otra vez por delante nada más comenzar los últimos quince minutos, cuando Medvid se escapó por la izquierda y su centro al segundo palo lo cabeceó cruzado Ivanauskas. España se volcó entonces en busca del empate y fue a encontrar su premio cuando todo parecía ya perdido. Con el tiempo cumplido y la bola en poder de la URSS, un mal pase soviético en el centro del campo generó un robo de balón que acabó en los pies de Gay. Con la defensa rival descolocada, el madridista largó lo que parecía un pésimo y lejano disparo raso pero que en realidad fue un magnífico pase interior a Goikoetxea, que estaba completamente desmarcado en el punto de penalti y batió por alto al portero Kutepov. De forma casi increíble, España anotaba el 2-2 sin tiempo para nada más.

En la tanda de penaltis, Francis transformó con convicción el primer lanzamiento hispano y Unzué detuvo el de Medvid, pero Tirado falló el segundo y se restableció una igualada que, gol a gol, se mantuvo hasta el quinto turno. Entonces Fernando hizo gala de una calidad y sangre fría extraordinarias para colocar su disparo en la escuadra izquierda, imposible para Kutepov; acto seguido, Unzué detuvo el mal disparo de Tatarchuk y certificó la clasificación española para la gran final. Mientras los jóvenes soviéticos y los 60.000 espectadores presentes en las gradas (la cifra oficial de 37.000 se queda bastante corta) se preguntaban cómo podía habérseles escapado ese partido, el portero de Osasuna salía del campo a hombros de sus compañeros.

04/09/1985

Semifinal.

ESPAÑA

(2)

Unzué; Lizarralde, Ferreira, Tirado, Mendiondo; Marcelino, Fernando, Gay, Juanma (-55, Nayim) (-83, Francis); Losada, Goikoetxea.

URSS

(2)

Kutepov; Kolotovkin, Chedia, Moj, Horilyi; Ivanauskas, Skliarov (-91, Savchenko), Medvid, Khudojilov; Tatarchuk, Kuzhlev (-68, Bubliauskas).

Goles

0-1 Khudojilov (URSS, min. 38)(p); 1-1 Losada (ESP, min. 70); 1-2 Ivanauskas (URSS, min. 107); 2-2 Goikoetxea (ESP, min. 120+1).

Tanda de penaltis

(ESP 4-3)

1-0 Francis (ESP), 1-0 Medvid (URSS), para Unzué; 1-0 Tirado (ESP), para Kutepov, 1-1 Khudojilov (URSS); 2-1 Marcelino (ESP), 2-2 Ivanauskas (URSS); 3-2 Gay (ESP), 3-3 Moj (URSS); 4-3 Fernando (ESP), 4-3 Tatarchuk (URSS), para Unzué.

Árbitro

Hernán Silva Arce (CHL)

Tarjetas

Ferreira (ESP, min. 25); Tatarchuk (URSS, min. 51); Medvid (URSS, min. 51); Khudojilov (URSS, min. 70).

Estadio

Lenin (Moscú). 37.000 espectadores.

Brasil, que no había sufrido demasiado para vencer a Nigeria por 2-0, sería el rival en el histórico partido por el título, y el seleccionador español confiaba en que su equipo mejorara las prestaciones ofrecidas en el duelo de la primera fase. Según Pereda, Brasil había tenido mucha suerte en sus dos goles de aquella tarde en Tiflis y, con un poco más de orden y concentración, el juego técnico de los brasileños podía ser perfectamente contrarrestado por sus chicos, a pesar de la importante baja del central Patxi Ferreira por acumulación de tarjetas. Todo ello sin dejar de reconocer la teórica superioridad de una selección, la canarinha, que llegaba a la final con pleno de victorias, trece goles marcados y sólo uno encajado.

Así pues, con su 4-4-2 habitual, con Arozarena en el lugar del sancionado Ferreira y la entrada de Rafa Paz en el centro del campo como principales novedades, a las siete de la tarde (hora local) del 7 de septiembre de 1985 la selección sub’20 saltó al césped del Estadio Lenin de Moscú para jugar la primera final mundialista del fútbol español en categoría juvenil o absoluta. Tras una primera (y clara) oportunidad para Sebastián Losada, Brasil se adueñó del balón y ambos equipos comenzaron a desempeñar el papel que se les había asignado en todas las previas: los sudamericanos atacaban sin descanso, con un fútbol vistoso y alegre, y España se defendía como podía, con sus clásicos marcajes individuales y un portero, Juan Carlos Unzué, en estado de gracia. El navarro detuvo unos cuantos disparos relativamente sencillos, salvó milagrosamente tres ocasiones inmejorables de Dida, Balalo y Muller, y vio cómo Gerson estrellaba un fácil remate en el poste, todo eso sólo en la primera parte. En medio del vendaval brasileño, la producción ofensiva española se limitó a un disparo de Gay en el minuto 41 que, eso sí, golpeó en la cruceta.

Al descanso bien podía decirse que España tenía suerte de mantener el 0-0 inicial, pero también era cierto que ese resultado era precisamente el que se buscaba. Porque, tal y como había esperado Jesús Pereda, en la segunda parte el juego brasileño cayó unos cuantos enteros y España pudo, por fin, sacudirse la presión. La incesante lluvia dificultaba los avances de Brasil y el partido se volvió más igualado y algo más bronco. Por desgracia, Mendiondo vio su segunda tarjeta amarilla en una de esas acciones divididas, dejando a España con diez. Faltaba media hora y el equipo español tuvo que volver a encerrarse, aunque esta vez sufría bastante menos que en la primera parte e incluso generaba cierto peligro a la contra. En los últimos minutos llegaron las ocasiones más claras para ambos bandos: muy cansado, Losada culminó mal una situación de dos contra uno y, acto seguido, fue Muller quien no atinó a controlar un balón delante de Unzué. La final se iba a la prórroga y la superioridad numérica de Brasil parecía una baza decisiva para ese tiempo extra.

Y lo fue, sobre todo porque Brasil acertó a marcar casi en la primera jugada. Balalo botó un córner muy abierto, un centro pasado y bombeado que uno de sus compañeros (elijan entre Muller, Gerson o Tosin, pues ninguna crónica se pone de acuerdo y las imágenes de Youtube no tienen la calidad que uno desearía) devolvió de cabeza al corazón del área para que el central Henrique, totalmente solo en el borde del área chica, engatillara el balón suelto y batiera por fin a Unzué. España intentó rehacerse del golpe y durante unos minutos consiguió rondar la meta de Claudio Taffarel, pero no fue capaz de terminar ninguna jugada y, poco a poco, las interrupciones y el cansancio fueron apagando la chispa de los diez jugadores españoles. En la segunda parte de la prórroga apenas quedaban fuerzas para nada más; con mucho oficio, Brasil supo manejar el partido para asegurarse la victoria y reeditar así el título conseguido dos años antes en México. Por primera vez, una selección conseguía ganar dos veces el Campeonato del Mundo Juvenil y lo hacía, además, en ediciones consecutivas.

07/09/1985

Final.

BRASIL

(1)

Taffarel; Luciano, Henrique, Luis Carlos, Dida; Silas (-99, Marçal), Tosin, Joao Antonio; Muller, Gerson (-94, Antonio Carlos), Balalo.

ESPAÑA

(0)

Unzué; Lizarralde, Arozarena, Tirado, Mendiondo; Marcelino (-77, Nayim), Fernando, Gay, Rafa Paz; Losada, Goikoetxea (-66, Francis).

Goles

1-0 Henrique (BRA, min. 92).

Árbitro

David F.T. Syme (SCO).

Tarjetas

Dida (BRA, min. 23); Tirado (ESP, min. 27); Mendiondo (ESP, min. 38); Henrique (BRA, min. 60); Luis Carlos (BRA, min. 77). Expulsado Mendiondo (ESP, min. 61) por doble amarilla.

Estadio

Lenin (Moscú). 41.000 espectadores.

España regresó a casa más de veinticuatro horas después de la final (última cortesía de la organización), con el lógico dolor de la derrota pero con la satisfacción de haberlo dado todo y haber conseguido un éxito sin precedentes. Además, traía bajo el brazo los primeros premios individuales conseguidos por futbolistas españoles en un Mundial juvenil. Aunque hasta siete jugadores terminaron el campeonato con tres goles marcados, Sebastián Losada había obtenido la Bota de Oro al máximo goleador (parece que ser el más joven de los siete le hizo merecedor del primer premio) y Fernando Gómez Colomer recibió la Bota de Plata (la de Bronce fue para el nigeriano Monday Odiaka, quedando el mexicano Alberto García Aspe y los brasileños Gerson, Muller y Balalo sin galardón en esta categoría). Por su parte, Juan Carlos Unzué logró el Balón de Bronce al acabar tercero en las votaciones para elegir al mejor jugador, y fue además designado mejor portero del campeonato. El Balón de Oro recayó en el brasileño Silas, siendo el de Plata para su compatriota Gerson.

Los premiados, como siempre, correrían luego distinta suerte: mientras que Silas, sin llegar a ser una grandísima estrella, disputó los Mundiales de 1986 y 1990, Gerson apenas jugó cinco partidos con la absoluta brasileña antes de que su carrera quedara trágicamente interrumpida por el VIH (aunque él nunca llegó a confirmar que padecía SIDA, la noticia saltó a los medios en 1992 y el delantero acabó falleciendo en 1994 por una enfermedad que suele afectar a personas inmunodeprimidas). Serían dos de sus compañeros no premiados, Muller y Claudio Taffarel, quienes más brillarían con la canarinha, disputando tres Mundiales cada uno (1986, 1990 y 1994 el delantero; 1990, 1994 y 1998 el guardameta) y ganando el de 1994.

Sebastián Losada muestra la Bota de Oro. Imagen extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Sebastián Losada muestra la Bota de Oro. Imagen extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Por parte española, Fernando, aunque fue el gran referente del Valencia durante muchos años, tan solo jugó ocho partidos con España entre 1989 y 1992 (siendo convocado para Italia’90). Unzué, pese a su sólida carrera posterior (Osasuna, Barcelona, Sevilla, Tenerife), no llegó a debutar con la absoluta; y Losada (Real Madrid, Espanyol, Atlético, Celta) sólo jugó un partido en 1995, meses antes de retirarse hastiado del fútbol profesional a sus veintisiete años. Fue Jon Andoni Goikoetxea (Osasuna, Real Sociedad, Barcelona, Athletic) el miembro de este grupo que más carrera hizo a nivel absoluto, ya que disputó 36 partidos entre 1990 y 1996 y jugó el Mundial de EE.UU. 1994, en el que marcó un célebre gol a Alemania. En cualquier caso, aunque ninguno llegara a ser una grandísima figura internacional, todos los convocados dejaron su huella en la historia de nuestro fútbol: sólo ellos pueden presumir de haber sido los primeros en disputar una final de un Mundial (no militar) con la camiseta de la selección española.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.

 

En memoria de Manuel Peña Escontrela (1965-2012).




España en los mundiales sub’20: Australia 1981

Mientras Argentina celebraba sobre el césped el título recién conquistado ante la URSS, en el marcador del Estadio Olímpico de Tokio ya se emplazaba a los aficionados para la siguiente edición del Mundial juvenil, a celebrar en 1981 en Australia. Con esta concesión, Joao Havelange cumplía con su promesa de llevar estos campeonatos a todos los continentes que jamás habían organizado un evento FIFA: tras África y Asia, Oceanía completaría el círculo evangelizador iniciado en Túnez 1977. Además, plenamente aceptado por el mundo del fútbol y consolidado en su estructura bienal sub’20, el “Torneo Mundial de Juveniles por la Copa Coca-Cola” cambiaba su nombre y adoptaba una denominación algo más formal: el de Australia sería el primer “Campeonato Mundial Juvenil por la Copa Coca-Cola”.

Podríamos decir que el largo y tortuoso camino a la isla continente empezó oficiosamente para España en noviembre de 1979, apenas dos meses después del Mundial de Japón, en la prestigiosa “Copa Príncipe Alberto” que se celebraba anualmente en Montecarlo en honor del entonces joven heredero monegasco. Tras las primeras pruebas de la primavera, el torneo de Montecarlo sirvió para que Jesús Pereda y José Emilio Santamaría comenzaran a trabajar de lleno con el bloque que debería luchar por su presencia en el “Torneo de Naciones de la UEFA” de 1980, que daría acceso al Mundial sub’20 de 1981.

En Mónaco, pese a contar con jugadores de la talla de Andoni Zubizarreta, Roberto Fernández, Urbano Ortega o Ángel Pedraza, por citar a algunos de los que luego tendrían una carrera más exitosa como profesionales, España acabó en una discreta sexta posición, generando dudas de cara a los compromisos oficiales del año siguiente. Sin embargo, con la incorporación de Jose Mari Bakero y, sobre todo, de José Miguel González Martín del Campo, “Míchel” (al que Pereda usaba en muchas ocasiones como falso delantero centro), ambos de escasos diecisiete años, el equipo mostró claros signos de mejoría en los dos amistosos disputados en casa contra Portugal (2-0) y Rumanía (0-0) a comienzos de 1980. Unas buenas sensaciones que se confirmaron en la eliminatoria de acceso al Europeo juvenil, en la que la selección jugó con brillantez y derrotó sin problemas a Suiza en ambos partidos: 3-0 en Ciudad Real y 0-2 en la encerrona que prepararon los suizos en un minúsculo campo de Altstätten.

A mediados de mayo, pocos días después de vencer en otro amistoso a Países Bajos (2-0), España viajó a Alemania Oriental para disputar el Europeo sub’18 con la moral por las nubes. Encuadrada en el grupo A junto con Italia, Noruega y Hungría, la selección juvenil no sólo pretendía ganarse en la RDA una de las seis plazas para el Mundial sub’20 de Australia 1981, sino que aspiraba incluso a luchar por el título. Sin embargo, todo se torció en el debut ante los transalpinos: pese a que España dominó el partido, Italia se adelantó en un córner al borde del descanso y ya no hubo forma de recuperar la desventaja ni en ese encuentro ni en la clasificación. La victoria por 2-1 sobre Noruega en la segunda jornada no sirvió para mucho: Italia no falló y, sumando tres de los siguientes cuatro puntos en disputa, se aseguró el liderato del grupo y el pase a semifinales. Con sólo doce jugadores de campo disponibles para la tercera jornada, por culpa de lesiones y sanciones varias, España cerró su participación derrotando a Hungría por 2-0 y acabó como la mejor segunda de los cuatro grupos, con lo que obtenía la clasificación para el Mundial juvenil del año siguiente.

Con la URSS ausente al haber perdido en la eliminatoria previa con Yugoslavia, la española se convertiría en la única selección europea que lograba participar en las tres ediciones mundialistas disputadas hasta entonces, lo cual era un éxito a resaltar. Inglaterra, que acabó ganando el torneo continental, Polonia, Italia y Países Bajos (con Danny Blind, Ronald Koeman, Ruud Gullit y Frank Rijkaard en el equipo) fueron los cuatro semifinalistas y, por tanto, también sacaron billete para Australia, mientras que la sexta plaza se decidió en un sorteo en el que Rumanía fue más afortunada que Portugal (ambas selecciones, segundas en sus respectivos grupos, habían empatado a todo). Sin embargo, no fueron estos los seis equipos europeos que viajaron a Australia casi un año y medio más tarde. Países Bajos renunció a participar y la UEFA invitó en su lugar a la selección de la República Federal de Alemania, que había pasado con más pena que gloria por aquel “Torneo de Naciones” de 1980. La razón de esa invitación (tanto Portugal como la RDA obtuvieron mejor puntuación en esa fase de grupos que Alemania Occidental) queda, muy a mi pesar, pendiente de una investigación más exhaustiva.

Durante el verano de 1980, tras el discreto papel de España en la fase final de la Eurocopa de Italia, la Federación decidió dar por concluida la larga etapa de Ladislao Kubala al frente del equipo nacional y le dio el cargo de seleccionador absoluto a José Emilio Santamaría. Con la absoluta no tendría demasiada suerte, pero la labor de programación de las categorías inferiores (de la recién creada sub’16 a la sub’23) que el hispano-uruguayo había iniciado dos años antes junto con Chus Pereda sí empezaba a dar sus frutos y durante la temporada 1980/1981 la nueva selección sub’18 cuajó grandes resultados. A la innegable calidad futbolística del grupo se unía la experiencia internacional adquirida por algunos de sus componentes, que habían formado parte de la selección de la temporada anterior, y todo ello hacía de aquella una de las mejores generaciones juveniles de los últimos años.

España acabó en tercera posición en la “Copa Príncipe Alberto”, repitió puesto en el primer “Memorial Valentin Granatkin” (torneo celebrado en Moscú en el pabellón cubierto del CSKA y sobre césped artificial) y superó nuevamente a Suiza en la eliminatoria previa del Europeo juvenil de 1981 por un global de 5-2. Además, se ganaron los tres amistosos disputados aquel año frente a Portugal, Francia (en París) e Italia, por lo que los resultados eran difícilmente mejorables. Ya en el Campeonato de Europa sub’18 (primero que se disputaba bajo esa denominación), celebrado en Alemania Occidental, los de Pereda hicieron buenos los pronósticos y consiguieron acabar líderes de grupo y acceder a semifinales por primera vez desde 1976, gracias a sus victorias sobre Inglaterra y Austria y a un empate contra Escocia. Parecía razonable soñar con un título que no se conseguía desde 1954, pero la suerte abandonó a los juveniles españoles en los partidos decisivos. En menos de 24 horas, primero Polonia y luego Francia se impusieron a España en sendas tandas de penaltis, para dejar con un amargo sabor de boca a un bloque con nivel suficiente como para haber llegado algo más arriba. El título, por cierto, se lo quedó la RFA.

Por su parte, la generación que había logrado el año anterior la clasificación para el Mundial sub’20 de Australia tuvo la oportunidad de volver a reunirse a finales de junio de 1981 para disputar en México DF la primera “Copa Joao Havelange”. Ocho selecciones de categoría sub’19, seis de ellas clasificadas para el Mundial juvenil, viajaron al país azteca para medir fuerzas, y España no salió mal parada. Tras perder contra Brasil (0-2) en el debut, los de Pereda vencieron a México por idéntico marcador y golearon 4-0 a Estados Unidos. Luego llegó la derrota ante a Argentina por 1-3 en la prórroga de las semifinales, pero los españoles se repusieron para ganar a Paraguay por 3-2 y alcanzar así la tercera posición final.

Un gran resultado en esa especie de ensayo general del Mundial sub’20 que daba pie al optimismo: uniendo a los mejores jugadores de este grupo (Zubizarreta, Chendo, Roberto…) con los más destacados del que había luchado por ganar el Europeo sub’18 de esa primavera (Míchel, Bakero…) había mimbres para optar a todo en Australia. Las expectativas eran tan altas que desde la Federación se confiaba en que el presumible éxito de los juveniles contribuyera a crear un ambiente positivo en el país de cara a España 1982. Pero, por desgracia, en el fútbol español de aquellos años no había manera de conseguir que algo saliera bien. Incluso cuando todo parecía estar a favor, como con esta gran selección sub’20, siempre nos las apañábamos para estropearlo de alguna manera. Y es que, en el arranque de la temporada que teóricamente debía resultar más esperanzadora para el balompié patrio, todo eran problemas.

A menos ya de un año del ansiado Mundial’82, la selección absoluta no carburaba y Santamaría no era capaz de transmitir ni al equipo ni a la afición la confianza necesaria como para afrontar el campeonato con un mínimo de ilusión. Televisión Española no retransmitía partidos de liga desde finales de 1979 porque los equipos pedían más dinero del que el ente estaba dispuesto a pagar. Y la AFE, el combativo sindicato de futbolistas creado a principios de 1978, cansada de reclamar por las buenas los más de 300 millones de pesetas que en aquel verano de 1981 debían los 66 equipos morosos del fútbol nacional (una auténtica barbaridad para una época en la que Bernd Schuster, por ejemplo, cobraba unos 18 millones anuales del FC Barcelona), acabó declarando una huelga el 31 de agosto que retrasó dos semanas el inicio del campeonato liguero, hasta que los jugadores consiguieron garantías sobre el pago de las deudas y la abolición de la norma que obligaba a los equipos de Segunda, Segunda B y Tercera a alinear a dos sub’20 en cada partido. Un parche temporal, porque antes de acabar la temporada se produciría un nuevo paro.

Por si había pocos frentes abiertos, la selección juvenil se convirtió en una víctima más del enconado conflicto que enfrentaba a futbolistas, clubes y federación. Durante el verano, varios equipos comunicaron a la Federación Española que no cederían a sus principales promesas para la disputa del inminente Mundial sub’20, y no eran pocos: auténticos puntales para Chus Pereda como Zubizarreta y Endika (Athletic), Bakero (Real Sociedad), Roberto (Valencia), Urbano (Español), Míchel o Chendo (Real Madrid) no viajarían a Australia por la negativa de sus respectivos clubes, que no querían perder a sus jóvenes valores durante tres semanas nada más arrancar la temporada. Otros jugadores de menos renombre posterior pero igual de habituales en las convocatorias juveniles, como Jesús García Jiménez (Rayo), Pascual Luna Parra (Hércules) o Luis Felipe Saavedra (Las Palmas), también se toparon con la prohibición de sus equipos. Una auténtica sangría a la que la Federación de Pablo Porta asistía impotente (mitad víctima pero también mitad culpable por algunas concesiones anteriores) y que, según publicó El Mundo Deportivo el 31 de agosto de 1981, hizo que el seleccionador meditase seriamente presentar su dimisión.

A un mes escaso del inicio del Mundial, Pereda se veía obligado a confeccionar a toda prisa un conjunto de perfil bajo cuando, de haber contado con todas sus estrellas, España habría sido un claro aspirante al título. Pero, no contentos con haber acabado de un plumazo con las opciones de triunfo de la selección, los clubes españoles siguieron interfiriendo en la preparación mundialista. Durante el mes de septiembre se celebraron tres breves concentraciones, dos en Madrid y una en Barcelona (en la que se disputó un amistoso contra suplentes y juveniles del Español que acabó 3-3), para las que algunos equipos también se negaron a ceder a sus jugadores. En Barcelona, el día 10, faltaron siete de los 24 citados, pero el caso más estrambótico se produjo en la tercera sesión, celebrada una semana después en Madrid y a la que sólo habían acudido 14 de los 20 futbolistas convocados: instantes antes de que comenzara el partidillo previsto contra los juveniles del Real Madrid, una llamada del Atlético ordenó a Roberto Simón Marina que se marchara de la Ciudad Deportiva blanca cuando el jugador ya estaba preparándose en el vestuario. El chaval, claro, tuvo que obedecer a su club y Pereda se quedó con un palmo de narices y con trece jugadores con los que, obviamente, poco trabajo de preparación podía hacer.

Finalmente, el 22 de septiembre el técnico burgalés dio una convocatoria, formada probablemente por futbolistas elegidos más por conveniencia que por convencimiento, para una última sesión preparatoria; tres días después, incluyó los mismos dieciocho nombres en la lista definitiva para el Mundial sub’20 de Australia. De esa relación, sin embargo, todavía se acabaría cayendo un jugador más: el sportinguista Nicolás Pereda, reclamado a última hora por su club debido a una lesión de Cundi. El bético Romo tuvo que viajar por su cuenta a Ámsterdam para reunirse con el resto del equipo antes de poner rumbo a Oceanía el día 29, en vuelo compartido con otras nueve selecciones participantes. Estos fueron, por tanto, los futbolistas con los que contó Chus Pereda para disputar el mundial juvenil de Australia 1981:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

FERNANDO Peralta Carrasco 15/08/1961 CD Málaga

2

DF

Alberto Calvo VALLINA 15/11/1961 Sporting de Gijón

3

DF

Jorge FABREGAT Balmaña 04/12/1961 Terrassa

4

DF

Narcís JULIÀ Fontané 24/04/1963 Girona

5

MC

FRANCISCO Javier López Alfaro 01/11/1962 Sevilla

6

MC

José Manuel LACALLE Soage 30/04/1962 Real Sociedad

7

DL

José ALFONSO Martínez Crespo 02/02/1962 Real Madrid

8

DL

Recesvinto Casero Úbeda, “RECES 20/03/1962 Hércules

9

DL

Sebastián López Serrano, “CHANO 18/08/1961 Cádiz CF

10

DL

Sebastián NADAL Mejías 03/10/1963 Atlético de Madrid

11

DL

Gonzalo Alonso López Segovia, “CHALO 01/03/1962 CD Tenerife

12

MC

Roberto Simón MARINA 28/08/1961 Atlético de Madrid

13

MC

José Ramón González ROMO 12/10/1963 Real Betis

14

DF

Antolín Ocaña Puerto, “TOLO 02/08/1961 Albacete

15

P

Manuel RUIZ Pérez 03/12/1962 CD Jerez

16

DF

Francisco Javier Rodríguez Rodrigo, “JAVI 28/06/1962 Real Valladolid

17

DF

Francisco Javier Rodríguez Hernández, “FRANCIS 28/12/1962 Real Madrid

18

DF

Antonio IRIARTE Cela 05/03/1962 FC Barcelona

Dado que la convocatoria estaba plagada de jugadores que, en condiciones normales, no hubieran pasado de ser segundas e incluso terceras opciones para Pereda (el 29 de septiembre, el diario El País hablaba de hasta quince bajas con respecto a los planes iniciales del seleccionador), no extraña que el único futbolista que luego disfrutó de cierta continuidad en la absoluta fuera uno de los pocos “fijos” que sí esquivó el bloqueo: el centrocampista Francisco López Alfaro (Sevilla, Espanyol), que jugó veinte partidos internacionales, cuatro de ellos en el Mundial de México’86. Además, el centrocampista Roberto Simón Marina (Atlético, Mallorca, Toledo) también llegó a debutar con la absoluta en 1985. Del resto, cabría destacar las carreras del portero Fernando Peralta (Málaga, Sevilla, Castellón), del defensa Narcís Julià (Zaragoza), del delantero Reces (Hércules, Murcia, Xerez) y de Chano (atacante que se reconvertiría en lateral y jugaría en Cádiz, Mallorca y Málaga). Precisamente estos dos últimos eran, junto al zamorano Javi, los únicos convocados que formaban parte de plantillas de Primera división en 1981, aunque entonces sólo Reces sabía lo que era jugar en esa categoría.

El discutible comportamiento de los clubes españoles no era, de todas formas, un caso aislado. Las fechas previstas para el Mundial (del 3 al 18 de octubre) eran óptimas para celebrar un campeonato en el hemisferio austral pero chocaban de frente con la campaña futbolística de la Europa occidental. Al igual que España, tanto Italia como Inglaterra se toparon con la negativa de muchos equipos a ceder a sus jugadores en plena temporada (los ingleses sólo pudieron contar con cuatro de sus campeones de Europa en 1980), y tampoco pudieron concentrarse previamente. Caso distinto fue el de la “invitada” RFA, que sólo dispuso de cuatro días de entrenamientos pero que sí pudo contar con todo su bloque campeón de Europa sub’18 de 1981. Y vaya si se notó.

El formato del campeonato sería el mismo que en Japón 1979: dieciséis selecciones divididas en cuatro grupos, clasificándose para cuartos de final los dos primeros de cada uno de ellos. La principal diferencia radicaba en que los partidos durarían noventa minutos, y no ochenta como venía siendo la norma desde 1977. Esto agravó los problemas de cansancio que solían acusar los equipos por la acumulación de encuentros en pocos días, problemas que en Australia se vieron potenciados por los efectos del jet-lag que experimentaron muchos participantes. Además, la organización australiana eligió seis sedes para el torneo, en lugar de las cuatro habituales, por lo que los desventurados jugadores de los grupos C y D vieron como al agotamiento de los partidos se le sumaba el del desplazamiento que fueron obligados a realizar en una de las jornadas. Como no podía ser de otra manera, España fue una de las selecciones afectadas, al haber quedado encuadrada en el grupo C en el sorteo celebrado en Sidney el 31 de marzo.

GRUPO A

(Brisbane)

GRUPO B

(Melbourne)

GRUPO C

(Adelaida, Canberra)

GRUPO D

(Sidney, Newcastle)

Uruguay

Brasil

Rep. Fed. Alemania

Australia

Polonia

Italia

México

Argentina

Qatar

República de Corea

España

Inglaterra

Estados Unidos

Rumanía

Egipto

Camerún

En cuanto a los equipos participantes, debutaban en un Mundial juvenil Qatar, Estados Unidos, Rumanía, Egipto, Camerún, Inglaterra y la República Federal de Alemania, naciones estas dos últimas que años antes habían manifestado su negativa a la creación del campeonato. Esas reticencias iniciales habían desaparecido ya y la FIFA manifestaba su orgullo al ver que tanto las grandes potencias como otros países de menor tradición futbolística se empezaban a tomar muy en serio su participación en los Mundiales sub’20: los equipos asiáticos y americanos dedicaban meses a preparar a sus equipos, con concentraciones permanentes y numerosos partidos amistosos, y en Europa, más allá del problema puntual de fechas, el torneo iba ganando en prestigio.

Como en Japón 1979, hubo un árbitro de cada país participante, seis más de otras naciones y otros seis colegiados australianos que sólo actuaron como jueces de línea (entre ellos se encontraba Christopher Bambridge, que cinco años más tarde se cruzaría en el camino de la selección en el famoso partido contra Brasil del Mundial de México). Desde España viajó el zaragozano Emilio Soriano Aladrén, que únicamente tuvo la oportunidad de dirigir el Estados Unidos – Uruguay de la primera jornada.

Por desgracia, pese al evidente esfuerzo e interés demostrado por la organización australiana, el campeonato se vio afectado por diversos contratiempos que le restaron parte del brillo y protagonismo deseados por la FIFA. Dada la tradicional preeminencia de cricket, rugby y fútbol australiano en el país, sólo se pudo usar un estadio diseñado específicamente para el fútbol asociación, el Hindmarsh de Adelaida, y el espectáculo se resintió por el mal estado de algunos terrenos de juego. Además, una fuerte tormenta desatada un par de días antes de la inauguración del Mundial afectó seriamente a las nuevas torres de iluminación del histórico Sidney Cricket Ground, escenario previsto para la mayoría de partidos del grupo D y para la final, y los organizadores tuvieron que trasladar los partidos al adyacente Sports Ground, un estadio de menor capacidad (hoy ya demolido) y que no había sido debidamente acondicionado para el fútbol. El enorme óvalo del Cricket Ground, que como su nombre indica albergaba habitualmente encuentros de cricket (y también de rugby), sólo pudo acoger una semifinal y la final, y su maltrecho césped no permitió demasiadas florituras.

Por último, la coincidencia de fechas del Mundial con un torneo indoor de tenis en Sidney (que contaba con la participación de John McEnroe y otras grandes figuras de la época) y con unas pruebas preparatorias de los Juegos de la Commonwealth en Brisbane provocó que la propia televisión australiana emitiera muchos partidos en diferido, limitando el impacto mediático del campeonato. Pese a todo, el público respondió, gracias en buena medida a las colonias de expatriados de los países participantes residentes en Australia, y las gradas acogieron en total a cerca de 300.000 espectadores (según datos oficiales), muy cerca de las cifras registradas en Japón dos años antes.

EL CAMPEONATO

Plantilla de España para el Mundial sub'20 de Australia 1981 (Mundo Deportivo, 01/10/1981)

Plantilla de España para el Mundial sub’20 de Australia 1981 (Mundo Deportivo, 01/10/1981)

La primera jornada del Campeonato Mundial Juvenil de Australia 1981 dejó claro que aquel no iba a ser un torneo como los demás. Argentina, vigente campeona, perdió 2-1 en su debut contra la selección anfitriona; Qatar, entrenada por el brasileño Evaristo (exjugador de Barcelona y Real Madrid y seleccionador de Brasil en Túnez 1979), derrotó a Polonia por 1-0; y Corea del Sur aplastó a Italia por 4-1. Aquel mismo 3 de octubre, España saltó al campo en Adelaida convencida de su superioridad sobre Egipto, el rival más desconocido y teóricamente más sencillo del grupo, pero los africanos demostraron que estaban dispuestos a sumarse a la ola de sorpresas que recorría el sudeste australiano. Dominando largas fases de la primera parte, los egipcios se adelantaron pronto, en su primer saque de esquina, y los de Pereda no supieron traspasar la ordenada defensa de su enemigo. Con un sistema de cinco zagueros ideado para que Francisco liderara la ofensiva española desde el centro del campo, sólo el sevillista generaba cierta sensación de peligro, pero no conseguía conectar con los puntas.

En la segunda parte Pereda dio entrada a Chano, que había sido suplente por culpa de un proceso gripal, y el jugador nacido en Tetuán aportó la chispa necesaria para que España se hiciera por fin con los mandos del partido y le diera la vuelta al marcador. El propio Chano marcó el gol del empate en una jugada individual y, diez minutos después, el mallorquín Nadal cabeceó a la red un buen centro de Vallina desde la derecha. Sin embargo, Egipto no se amilanó con la remontada hispana y Amer Taher Abou-Zeid, de fuerte disparo, igualó de nuevo la contienda. Para disgusto de los varios cientos de emigrantes españoles presentes en el campo (aunque la FIFA da como cifra oficial de espectadores la de 7.500, las crónicas hablan de casi lleno en un estadio de 20.000 localidades), el marcador no volvió a moverse y España veía cómo se complicaban sus opciones de pasar a cuartos de final.

03/10/1981

Primera jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(1)

Fernando; Vallina, Javi, Julià, Francis, Fabregat; Lacalle, Francisco, Marina; Reces (-54, Chano), Nadal.

EGIPTO

(1)

Ashour; Hashih, El Amshati, Helmi, Abbas; Sedki, El Kashab (-88, Hozain), Mihoub; Soliman, El Kamash (-66, Hassan), Abou-Zeid.

Goles

0-1 Abou-Zeid (EGY, min. 6); 1-1 Chano (ESP, min. 65); 2-1 Nadal (ESP, min. 74); 2-2 Abou-Zeid (EGY, min. 78).

Árbitro

Lee Woo-Bong (KOR).

Tarjetas

Estadio

Hindmarsh (Adelaida). 7.504 espectadores.

El duelo entre México y España en la segunda jornada de la fase de grupos parecía un fijo en el calendario de todo Mundial sub’20. Por tercera vez en tres ediciones españoles y mexicanos se veían las caras después del primer partido, y esta vez ambas selecciones se jugaban su continuidad en el torneo. Para México, que había caído por la mínima ante Alemania Federal, una segunda derrota significaría su adiós al Mundial, mientras que España buscaba una victoria que le permitiese afrontar el duelo ante los germanos con más posibilidades. Tras haber pasado una agradable jornada de convivencia con la colonia española residente en la zona (excursión que se saldó con el “fichaje” de un cocinero aficionado experto en tortillas por parte del doctor Jorge Guillén, que en su tercer Mundial juvenil sabía lo importante que era una alimentación variada y del gusto de los jugadores), los de Pereda salieron con otro aire y dispusieron de varias ocasiones para abrir el marcador sin que México fuera capaz de reaccionar. El merecido gol español terminó llegando al borde del descanso, cuando el incisivo Chano fue derribado en el área rival y él mismo transformó el consiguiente penalti.

La segunda parte se inició por los mismos derroteros, pero a España empezó a faltarle fuelle. La entrada de Chalo por Nadal facilitó las cosas a la defensa azteca, que se enfrentaba a tres jugadores (Chalo, Romo y Chano) de escaso metro sesenta de altura, y el bajón físico de Francisco terminó por hundir a España en su propio campo. México se fue al ataque y obtuvo su premio a falta de cuarto de hora para el final, cuando Agustín Coss remató de cabeza un golpe franco botado por Herrera. En el tumulto posterior al gol se produjo un encontronazo entre varios jugadores de ambos equipos que el colegiado uruguayo resolvió expulsando al mexicano Francisco Chávez y al español Narcís Julià, que luego afirmó no haber participado en la trifulca pero que se quedó con la roja y la consiguiente suspensión. El último tramo de partido fue un acoso mexicano sobre la meta de Fernando, pero España salvó los muebles. Todo se decidiría en la tercera jornada.

06/10/1979

Segunda jornada del Grupo C.

MÉXICO

(1)

Adrián Chávez; Francisco Chávez, Gamal, Martínez, Servín; Muñoz, Curiel (-46, Farfán), Coss; Vaca, Alonso (-63, Herrera), Ríos.

ESPAÑA

(1)

Fernando; Vallina, Julià, Francis, Fabregat; Tolo, Lacalle, Francisco, Romo;  Chano, Nadal (-72, Chalo).

Goles

0-1 Chano (ESP, min. 45) (p); 1-1 Coss (MEX, min. 75).

Árbitro

José Martínez Bazán (URU).

Tarjetas

Gamal (MEX, min. desconocido); Vallina (ESP, min. desconocido); Tolo (ESP, min. desconocido); Muñoz (MEX, min. desconocido). Expulsados Julià (ESP, min. 75) y Franisco Chávez (MEX, min. 75) por roja directa.

Estadio

Hindmarsh (Adelaida). 14.120 espectadores.

La sorprendente victoria de Egipto ante Alemania Federal (2-1) dejaba el grupo en una situación inesperada. Los africanos (que poco después de su histórica victoria se enteraron del atentado sufrido por su presidente Anwar el-Sadat y barajaron su retirada del campeonato) lideraban la clasificación con tres puntos, uno más que España y la RFA y dos por encima de México, que aún tenía remotas opciones de alcanzar los cuartos de final. Las posibles combinaciones eran muchas pero, gracias a que los partidos de la tercera jornada seguían sin jugarse a la misma hora, aquel 8 de agosto España saltó al césped del Bruce Stadium de Canberra sabiendo que México y Egipto habían empatado a tres goles y que, por tanto, un nuevo empate sería suficiente para eliminar a Alemania.

Sin embargo, los problemas para los de Pereda habían comenzado ya con el desplazamiento de Adelaida a Canberra. Mientras los otros tres equipos del grupo viajaban en un cómodo vuelo directo, la organización envió a España a bordo de un pequeño avión con escala en Melbourne. La parada técnica se alargó más de lo previsto por culpa de una huelga del personal de tierra del aeropuerto y España llegó a la capital australiana muchas horas después que sus rivales y sin tiempo para entrenar (ni para comer con el embajador, como estaba planeado). El colmo del despropósito fue que, al llegar al hotel, los alemanes ocupaban las habitaciones reservadas para los españoles, por lo que aún hubo que esperar un poco más para descansar del ajetreado día. No era, desde luego, el mejor modo de preparar un duelo tan trascendental.

La República Federal de Alemania presentaba un equipo formado por muchos de los recientes campeones de Europa sub’18 de 1981 y, en este decisivo partido, demostró su superioridad desde el inicio. España esperaba atrás, confiando en aguantar el empate que necesitaba, y no modificó su plan ni siquiera cuando los germanos se adelantaron en el minuto 30 por medio de Herbst. El segundo tanto, obra de Wohlfarth nada más comenzar el segundo tiempo, sí fue un mazazo para las aspiraciones del equipo español, que había basado sus opciones en intentar enganchar alguna contra con la velocidad de Chano y Chalo. En medio del desconcierto llegó el 0-3, esta vez de Anthes, aprovechando una nueva indecisión de la defensa. España estaba virtualmente eliminada, pero justo entonces salió a relucir el orgullo de los juveniles dirigidos por Chus Pereda, que esta vez sí acertó con los cambios.

Con Reces y Sebastián Nadal en el campo, el equipo ganó en presencia ofensiva y empezó a pisar terreno alemán con más insistencia. Fruto de ese empuje llegó un córner en el que Francisco acertó a batir la meta de Vollborn, y a partir de ahí España se volcó buscando un imposible que, contra todo pronóstico, estuvo muy cerca de llegar. El gol del lateral zurdo Fabregat, en un gran disparo, dio paso a cinco locos minutos en los que España acarició el empate; sin embargo, una falta lateral rematada por Wohlfarth cercenó el sueño de la remontada. Alemania Federal pasaba a cuartos de final acompañando a Egipto y España quedaba fuera del Mundial sub’20 a las primeras de cambio.

08/10/1981

Tercera jornada del Grupo C.

ESPAÑA

(2)

Fernando; Vallina, Javi, Francis, Fabregat; Tolo (-52, Reces), Lacalle, Francisco, Romo; Chano, Chalo (-57, Nadal).

R.F.A.

(4)

Vollborn; Winklhofer, Schmidkunz, Zorc, Trieb; Loose, Sievers, Schön (-82, Brummer); Anthes, Wohlfarth, Herbst.

Goles

0-1 Herbst (RFA, min. 30); 0-2 Wohlfarth (RFA, min. 47); 0-3 Anthes (RFA, min. 55); 1-3 Francisco (ESP, min. 72); 2-3 Fabregat (ESP, min. 80); 2-4 Wolhfarth (RFA, min. 85).

Árbitro

Arnaldo Coelho (BRA).

Tarjetas

Vallina (ESP, min. 57).

Estadio

Bruce Stadium (Canberra). 15.000 espectadores.

Fue una triste despedida para un campeonato que, en condiciones normales, podría haber sido un gran éxito para España. Desgraciadamente, las fechas elegidas por FIFA y los conflictos entre clubes, jugadores y federación privaron a Chus Pereda de varios de sus mejores futbolistas. Aunque los que fueron hicieron todo lo posible, a nadie se le escapa que, simplemente con algunos de los ausentes, es muy probable que España hubiera llegado bastante más lejos en un torneo de no mucha calidad general. Otra gran oportunidad perdida.

También Argentina e Italia hicieron las maletas antes de tiempo. Los italianos, aquejados de problemas similares a los de España, ni siquiera tuvieron ese arranque de orgullo para maquillar una pobre participación saldada con tres derrotas frente a Corea, Brasil y Rumanía. Por su parte, Argentina presentó un equipo que poco tenía que ver con el de 1979 y que ya había sufrido para clasificarse para el Mundial, logrando la última plaza vacante en una repesca intercontinental. Aunque contaba con jugadores como Sergio Goycoechea o Jorge Burruchaga, la derrota inicial contra Australia pesó demasiado y la albiceleste no dio nunca sensación de ser un verdadero aspirante al título. Además, varios de sus aficionados protagonizaron el único incidente violento del campeonato, al cruzar sus navajas con hinchas ingleses al término del encuentro que midió a ambas selecciones en la segunda jornada.

Entrando ya en el repaso a los cuartos de final, la RFA sufrió para derrotar por la mínima a una correosa Australia que llegó a marrar una pena máxima, mientras que Inglaterra tuvo que remontar un 0-2 al descanso ante Egipto para acabar doblegando a los africanos por 4-2. El choque entre Rumanía y Uruguay, que ya se preveía muy igualado, se decidió a favor de los europeos (2-1) con dos goles de falta de Romulus Gabor, el segundo logrado a cinco minutos del final. Y la gran sorpresa la protagonizó la Qatar de Evaristo, que derrotó por 3-2 a Brasil (entrenada por el exatlético Vavá) gracias al acierto goleador de Khalid Al-Mohamedi, autor de los tres tantos (dos de ellos de penalti), y al gran trabajo de su portero, que corrigió los numerosos errores de su defensa a tirar el fuera de juego.

Las semifinales enfrentaron a Inglaterra y Qatar, por un lado, y a Alemania Federal y Rumanía por el otro. Se presumía una final íntegramente europea, pero los asiáticos continuaron con su inesperada carrera hacia la gloria derrotando a los ingleses por 2-1. Qatar, que se puso 2-0 e incluso falló un penalti, aprovechó bien sus ocasiones, mientras que los delanteros británicos cayeron más de veinte veces en la trampa del fuera de juego hilvanada por la defensa qatarí y tampoco estuvieron finos en las pocas pero claras oportunidades que generaron al romper la línea rival. En la otra semifinal, Rumanía consiguió dominar grandes fases del duelo ante la RFA, pero apenas creó peligro real y el encuentro llegó al tiempo extra. Los germanos, cuyo juego ofensivo ya venía mejorando durante la segunda parte, controlaron bien la prórroga y se hicieron con la victoria gracias a un afortunado gol olímpico de Alfred Schön.

En la final, muy deslucida por la intensa lluvia que inundó el césped del Sidney Cricket Ground, no hubo color. Alemania supo leer perfectamente la arriesgadísima táctica defensiva de Qatar, quien a su vez era incapaz de dar tres pases seguidos por culpa de un encharcado terreno al que los jóvenes qataríes no estaban nada acostumbrados. Los delanteros germanos rompían una y otra vez la adelantada línea defensiva de su rival y sólo la gran actuación del portero Ahmed evitó una goleada aún mayor. En cualquier caso, el 4-0 final refleja a la perfección la diferencia existente entre ambos conjuntos. En su primera participación en el torneo, llegando además de rebote, la República Federal de Alemania se alzaba con el título de campeón del mundo sub’20.

En cuanto a los premios individuales, el Balón de Oro fue para el rumano Romulus Gabor, un mediapunta zurdo que dirigió el ataque de su selección y se mostró especialmente peligroso a balón parado, como demuestran los tres goles de falta que marcó en el torneo (los dos a Uruguay en cuartos de final y otro a Inglaterra en el partido por el tercer puesto y que supuso la victoria de su selección). Desgraciadamente, su carrera posterior no tuvo el mismo brillo: como las restricciones impuestas por el régimen de Ceaucescu le impedían salir de la liga rumana, rechazó fichar por los grandes de su país y se mantuvo en el equipo de su ciudad, el Corvinul Hunedoara, donde las lesiones minaron su trayectoria. Por detrás de Gabor en las votaciones quedaron dos alemanes: Michael Zorc, central en este Mundial, aunque luego destacó como centrocampista en el Borussia Dortmund (club del que es actualmente director deportivo), y el delantero Roland Wohlfarth, que brilló especialmente en el Bayern Munich de la segunda mitad de los ochenta.

La Bota de Oro al máximo realizador se quedó en Australia: con cinco jugadores empatados a cuatro goles, el premio fue para Mark Koussas, por haber disputado menos minutos que el egipcio Amer Taher Abou-Zeid. Durante su carrera posterior ninguno de los dos saldría de su país natal, aunque el africano disfrutó de una trayectoria bastante más impresionante: leyenda en el Al-Ahly cairota, disputó el Mundial de Italia 1990 y en 2013 fue nombrado ministro de deportes, cargo del que dimitió en enero de 2014 al ser condenado a un año de prisión. La Bota de Bronce se concedería ex aequo a los otros tres jugadores que anotaron cuatro tantos pero en más partidos: los ya citados Gabor y Wohlfarth y el también alemán Ralf Loose. En cualquier caso, ninguno de los premiados en Australia llegó luego a ser una gran estrella internacional. Es más: de todos los presentes en aquel Mundial juvenil, sólo el uruguayo Enzo Francescoli puede reclamar un puesto entre los elegidos. Aquella no fue, desde luego, una gran cosecha, pero las figuras del futuro regresarían a los Campeonatos del Mundo sub’20 en México 1983. España, la única selección europea que había conseguido participar en las tres ediciones anteriores, no lo haría.

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.rsssf.com

www.bdfutbol.com

www.sefutbol.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Japón 1979

A pesar de todas las dificultades y dudas surgidas en torno a la creación de los campeonatos mundiales juveniles, para cuando el balón dejó de rodar en Túnez casi todo el mundo había asumido ya que el proyecto de Havelange era, en general, una buena idea. Así lo demuestra el hecho de que la FIFA tenía entonces sobre la mesa nada menos que seis candidaturas para albergar la edición de 1979: las de Estados Unidos, Irán, Australia, Japón, Uruguay y Países Bajos. El caso del país europeo era especialmente significativo, ya que la federación neerlandesa era una de las que había respondido negativamente a la invitación inicial que la FIFA había hecho a sus miembros para participar en la primera edición. Dos años después, Países Bajos no sólo quería jugar el torneo, sino que pretendía organizarlo. Su candidatura, sin embargo, tenía poco que hacer en esa carrera, porque la FIFA pretendía seguir llevando su torneo juvenil a países donde el fútbol estuviera prácticamente en pañales.

Eso sí: esta vez también se querían evitar los problemas sufridos en Túnez, así que las propuestas de Japón, Australia y Estados Unidos parecían partir con cierta ventaja, pues eran países desarrollados, con buenas infraestructuras deportivas y hoteleras y capaces de captar más patrocinadores y televisiones para la causa. Finalmente, el 14 de enero de 1978, un día antes del sorteo de la fase de grupos del Mundial de Argentina, el Comité Ejecutivo de la FIFA eligió a Japón como sede del segundo “Torneo Mundial de Juveniles por la Copa Coca-Cola”, que además ampliaba su rango de edad y se abría a jugadores menores de 20 años (se permitió la participación de futbolistas nacidos a partir del 1 de agosto de 1959). Entonces era difícil adivinarlo pero, tras el experimento sub’19 de Túnez 1977, aquel campeonato se acabaría convirtiendo en el espaldarazo definitivo que consagraría a los Mundiales juveniles como un torneo de referencia en todo el planeta.

Y todo porque el país del Sol Naciente alumbró el nacimiento de la que sería la estrella más brillante del firmamento futbolístico durante los siguientes quince años: un pibe argentino que, con el 10 a la espalda, quiso sacarse la espinita de no haber sido incluido en la escuadra definitiva para el Mundial absoluto del año anterior. Sin haber cumplido los diecinueve y con el mismísimo César Luis Menotti en el banquillo, Diego Armando Maradona Franco hizo y deshizo a su antojo para decirle al mundo (y al Flaco) que no había nadie mejor que él. Y el mundo lo vio y tomó nota y, desde entonces, los mundiales juveniles se convirtieron en una especie de dorada California de 1849 a la que aficionados y clubes comenzaron a acudir en masa para intentar descubrir al nuevo crack del futuro. El tiempo acabaría por confirmar que el oro puro suele escasear, pero no resulta descabellado afirmar que, con su deslumbrante actuación en Japón, Maradona hizo más por la promoción de estos campeonatos que Joao Havelange, Harry Cavan, Joseph Blatter (que en 1979 proseguía su meteórica ascensión y ya era secretario del comité organizador del torneo) y el resto de ejecutivos de la FIFA juntos.

Y, aunque su presencia en aquella edición no acabara pasando a la historia como la del “Pelusa”, España también estuvo allí. Tras cumplir el expediente ante Malta, a la que se derrotó por 2-0 tanto en la ida como en la vuelta de la eliminatoria previa, en mayo de 1978 la selección española juvenil disputó en Polonia la fase final del “Torneo de Naciones” de la UEFA (o Campeonato de Europa sub’18, como sería conocido a partir de 1981), que ponía en juego las seis plazas europeas para el Mundial sub’20 de Japón 1979. Encuadrada en el grupo D junto a la selección anfitriona, Inglaterra y Turquía, España debutó en la ciudad de Chorzow enfrentándose precisamente a Polonia, a la que venció por 1-2. El pase a semifinales, reservado únicamente al líder del grupo, parecía bien encarrilado tras superar al rival teóricamente más fuerte, aunque la posterior derrota por 1-0 a manos de una Inglaterra rocosa pero de paupérrimo nivel futbolístico dejó todo abierto para la última jornada.

En ella, los de Chus Pereda no pudieron pasar del empate a uno ante Turquía, en un duelo marcado según las crónicas por una actuación arbitral que parecía buscar un tropiezo hispano que favoreciera al equipo anfitrión. Hubiera o no esa intención, lo cierto es que finalmente fue Polonia quien encabezó el grupo y accedió a la siguiente ronda. España quedaba eliminada pero, al ser una de las mejores segundas, se ganaba el billete para el Mundial juvenil del año siguiente. También lograron plaza la URSS, que ganó el torneo, Yugoslavia (como subcampeón) y Polonia (por su tercera posición final). Hungría, como mejor segunda de los cuatro grupos, y Portugal, que se benefició de la renuncia de Escocia (que había acabado el torneo en cuarta posición), completarían la representación europea en Japón.

Entre ese “Torneo de Naciones” y el Mundial juvenil se produjo una importante novedad en la estructura de la Federación Española que marcaría el futuro más inmediato del fútbol patrio: tras el Mundial de Argentina 1978, José Emilio Santamaría, que a finales de los sesenta ya había sido seleccionador juvenil, se reincorporó a la federación que presidía Pablo Porta como coordinador de las selecciones nacionales. Su misión, además de entrenar puntualmente a la sub’21 (categoría recuperada por la UEFA en 1976), era supervisar tanto a Ladislao Kubala, seleccionador absoluto, como a Chus Pereda, encargado de la selección juvenil, con el objetivo de coordinar su trabajo con vistas a formar un bloque competitivo para el Mundial 82. En el aspecto formativo, la idea de Santamaría era renovar casi por completo las estructuras del fútbol base nacional, para lo cual se rodeó de un comité técnico integrado por Luis Molowny, Vicente Miera, Miguel Muñoz, José Luis García Traid o Koldo Aguirre, entre otros entrenadores de prestigio, que servirían de enlace entre la Federación y los clubes españoles.

Sin embargo, las funciones de este nuevo cargo no fueron muy bien entendidas ni por prensa ni, en ocasiones, por los propios seleccionadores. Aunque Santamaría intentaba desligarse de las cuestiones puramente técnicas y de todo lo relacionado con la absoluta, su constante presencia como responsable superior del seleccionador de turno (ya fuera acompañando a los equipos, participando en los entrenamientos, encargándose de las ruedas de prensa o, incluso, asumiendo en ocasiones la dirección desde el banquillo) despertaba siempre la duda sobre quién tomaba realmente las decisiones. La situación se resolvería en 1980, cuando Santamaría sustituyó a Kubala al frente de la absoluta y todo el mundo tuvo claro quién mandaba a partir de ese momento, pero la bicefalia dio pie a más de un momento engorroso durante el Mundial juvenil de 1979, como cuando un molesto Pereda, teórico seleccionador, le comentó al enviado especial de El Mundo Deportivo que las preguntas sobre la alineación se las hiciera al hispano-uruguayo, jefe de la delegación española.

En cualquier caso, la labor de dirección de Santamaría sí se notó claramente (y para bien) en la preparación de los equipos de base. Desde su llegada al cargo se multiplicaron las concentraciones, amistosos y participaciones en torneos en todas las categorías con respecto a años anteriores y, aunque luego no siempre se lograra el objetivo de clasificación para las fases finales, sí se notaba una planificación más cuidada. En el caso que nos ocupa, el tándem Pereda-Santamaría pudo reunir a los jugadores con los que contaba para la cita nipona con cierta asiduidad durante la temporada 78/79, organizando varios encuentros entre las selecciones juvenil y sub’21 y disputando además tres amistosos: uno en marzo, en Pamplona, frente a la URSS (0-1), otro en mayo, en Cáceres, contra Portugal (1-0) y un último en junio, en Cádiz, frente a la República Federal de Alemania (0-4). Si bien los resultados no acompañaron del todo, al menos se realizó un importante trabajo de cohesión del grupo y se hicieron pruebas con los candidatos a formar parte del equipo.

Las diferencias con respecto a la preparación específica realizada de cara al Mundial juvenil de Túnez también fueron más que notables. El torneo de Japón arrancaba a finales de agosto de 1979, de modo que los chavales se incorporarían a la disciplina de la selección tras casi dos meses de vacaciones, ya que las fechas previstas para iniciar la concentración coincidían con el arranque de la pretemporada de muchos equipos. Antes de decidir la lista definitiva de convocados los técnicos se ocuparon, por ejemplo, de conocer la disponibilidad de los futbolistas en relación al servicio militar: no querían que la preparación se viera enturbiada por problemas con los permisos que impidieran a algún jugador acudir a los entrenamientos u obligaran a llamar a sustitutos fuera de forma. Así, esta vez nadie que estuviera realizando la “mili” fue llamado a filas por la selección juvenil. El 18 de julio se dio a conocer la convocatoria y el 7 de agosto, tras un par de sesiones de entrenamiento en Madrid, los jugadores viajaron a Barcelona, cuyo clima estival se asemejaba bastante, en cuanto a calor y humedad, al que probablemente se encontraría el equipo en Japón, y donde no habría dificultades para concertar amistosos contra clubes que estuvieran realizando su propia pretemporada.

Detalle de la portada del diario “Marca” del día 7 de agosto de 1979.

Detalle de la portada del diario “Marca” del día 7 de agosto de 1979.

En apenas una semana, entre entrenamiento y entrenamiento, la selección juvenil se enfrentó al Barcelona Atlético (con derrota por 3-1), al primer equipo del Barcelona (derrota también por 3-1 en partido disputado en el Camp Nou a la atípica hora de las nueve y media de la mañana), al Terrasa (0-0) y al primer equipo del Español (2-2). Nuevamente las comparaciones con la preparación para Túnez 1977, cuando en doce días sólo se había podido jugar un amistoso contra el Rayo Vallecano, eran más que positivas. La concentración fue altamente satisfactoria y la selección dejó Cataluña con buen sabor de boca: no se habían producido bajas, la progresión física y táctica de los juveniles era clara y el buen nivel del equipo sorprendió a sus rivales profesionales, por lo que aumentó el optimismo sobre el papel que España podría hacer en el Mundial.

Como anécdota, cabe señalar el itinerario elegido por España para viajar a Japón, especialmente extraño visto con ojos de hoy aunque justificado entonces por las restricciones del espacio aéreo soviético. Para llegar al lejano oriente la expedición española tuvo que poner primero rumbo al norte, luego al sur y después al oeste: de Madrid a Ámsterdam, de Ámsterdam a Anchorage (Alaska) atravesando el polo norte, y de Anchorage a Tokio para llegar por fin a tierras niponas el 20 de agosto. Más de veinticuatro horas de viaje, entre vuelo y escalas, convertidas en casi cuarenta y ocho por haber cruzado durante el largo periplo la línea internacional de cambio de fecha. Por fortuna, los cinco días que faltaban para el primer partido fueron suficientes para que los jugadores se recuperaran de la fatiga del viaje.

Estos fueron los futbolistas elegidos por Santamaría y Pereda para disputar el campeonato juvenil de Japón 1979:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

AGUSTÍN Rodríguez Santiago 10/09/1959 Real Madrid

2

DF

Arseni COMAS Juliá 28/06/1961 Barcelona

3

DF

Miguel TENDILLO Belenguer 01/02/1961 Valencia

4

DF

José Manuel Martínez Toral, “MANOLO 29/10/1960 Barcelona

5

DF

Francisco Manuel García Padial, “FRANCIS 09/02/1960 Granada

6

MC

Agustín CAMACHO Bayo 19/03/1960 Almería

7

MC

Antonio Vargas Quijada, “BIRI 14/09/1959 Algeciras

8

DF

Francisco Enrique MUÑOZ PÉREZ 12/05/1960 Málaga

9

MC

Antonio Pérez Ayllón, “MARCELINO 10/04/1960 Barcelona

10

MC

Manuel ZÚÑIGA Fernández 19/06/1960 Calvo Sotelo

11

MC

Manuel Jesús ZAMBRANO Díaz 08/03/1960 Recreativo de Huelva

12

MC

Luis Miguel GAIL Martín 23/02/1961 Valladolid

13

P

Andoni CEDRÚN Ibarra 05/06/1960 Athletic de Bilbao

14

MC

Luis Enrique MARIÁN Díez 19/12/1959 Rayo Vallecano

15

DL

José JOAQUÍN Pichardo Fernández 12/08/1959 Sevilla

16

DL

MARCOS Alonso Peña 01/10/1959 Racing de Santander

17

DL

Juan Carlos Pérez ROJO 17/11/1959 Barcelona

18

DL

MODESTO Pérez Moreno 07/11/1959 Getafe

Muchos habían sido habituales en Segunda durante la campaña anterior y algunos, como Marcos o Marián, lo eran ya en Primera (de hecho Marcos Alonso ficharía por el Atlético durante aquel mes de agosto), categoría en la que también habían debutado Tendillo, Zambrano o Manolo. Casi todos los convocados tendrían luego una larga carrera profesional en estas dos categorías, aunque sólo Tendillo (Valencia, Murcia, Real Madrid, Burgos) y Marcos Alonso (Racing, Atlético de Madrid, Barcelona) llegarían a debutar con la selección absoluta. Junto a ellos, también se mantuvieron muchos años al más alto nivel los porteros Agustín Rodríguez (Real Madrid, Tenerife) y Andoni Cedrún (Athletic, Cádiz, Zaragoza, Logroñés), los defensas Manolo (Barcelona, Murcia) y Muñoz Pérez (Málaga, Valencia, Real Madrid) o los centrocampistas Manolo Zúñiga (Español, Sevilla, Sabadell), Luis Miguel Gail (Valladolid, Betis), Manolo Zambrano (Recreativo, Sevilla, Málaga, Celta, Murcia) y Luis Enrique Marián (Rayo, Atlético de Madrid, Celta), aunque no todos con la misma trascendencia. Otros, como Camacho (Almería, Elche), Biri (Algeciras, Sevilla, Cartagena) o Francis (Granada, Betis) disfrutarían de menos oportunidades en la élite.

La Federación Española no era la única que había tomado nota de los fallos cometidos dos años antes. Corrigiendo parte de los errores de Túnez, en el Mundial sub’20 de Japón 1979 la FIFA mantuvo los cuatro grupos de cuatro equipos (repartidos en cuatro sedes) pero incluyó una ronda de cuartos de final, para la que se clasificarían los dos primeros de cada grupo. Así se intentaba que la emoción se prolongara a lo largo de las tres jornadas de la primera fase; sin embargo, la duración del campeonato no se alteró, de modo que la inclusión de esa ronda extra también hizo que el calendario se comprimiera, reduciéndose al mínimo el tiempo de descanso entre partidos: en la primera fase los equipos jugaban en días alternos y lo mismo ocurrió, tras un receso de cuarenta y ocho horas antes de los cuartos de final, durante las eliminatorias.

Tal vez por esa circunstancia, la FIFA mantuvo la duración de los encuentros en los ochenta minutos (con prórrogas de veinte en la fase eliminatoria) a pesar de que la mayoría de futbolistas ya estaban acostumbrados a jugar partidos de noventa minutos. En cualquier caso, varios entrenadores y jugadores se quejaron de la excesiva acumulación de partidos, pero el frenético formato se mantendría durante varias ediciones más. Y tampoco se modificaron los horarios para que los duelos de la tercera jornada se disputaran a la vez: a pesar de que ya habían ocurrido incidentes similares en torneos anteriores, tanto absolutos como juveniles, habría que esperar al vergonzoso Alemania-Austria de España’82 para que la FIFA cambiara por fin su obtusa mentalidad.

En cuanto a los equipos participantes, seis habían estado ya en Túnez 1977: España, la URSS, Hungría, Uruguay, Paraguay y México, aunque únicamente repetían presencia mundialista dos jugadores uruguayos: el portero Fernando Alvez y el atacante Rubén Paz. Del resto de selecciones destacaban especialmente las presencias de Canadá, Guinea e Indonesia, equipo este último invitado por la FIFA y la Confederación Asiática tras la renuncia por razones políticas primero de Irak (campeón juvenil asiático de 1978, en trofeo compartido con la República de Corea) y luego de Kuwait y la República Democrática Popular de Corea (esa Corea que no es república, ni democrática, ni popular), que habían acabado en tercera y cuarta posición de su campeonato continental. Por el contrario, Brasil fue la gran ausente en Japón: tras aquel fiasco, la canarinha no volvería a faltar a un Mundial juvenil hasta el de Turquía 2013.

Además, cada país participante aportaba un árbitro a la competición (salvo Guinea, cuyo colegiado no pudo acudir por razones de salud), completando el numeroso equipo arbitral seis trencillas de otras naciones y cinco asistentes nipones. Por parte española viajó a Japón el pacense, aunque criado en Madrid, Augusto Lamo Castillo, que acabaría dirigiendo dos partidos, entre ellos la semifinal que enfrentó a Argentina y Uruguay.

Este fue el resultado del sorteo de la primera fase:

GRUPO A (Tokio)

GRUPO B (Omiya)

GRUPO C (Kobe)

GRUPO D (Yokohama)

Japón

Polonia

Portugal

URSS

España

Yugoslavia

República de Corea

Hungría

México

Argentina

Paraguay

Uruguay

Argelia

Indonesia

Canadá

Guinea

Las ciudades de Omiya, actualmente integrada en Saitama, y Yokohama se encuentran situadas muy próximas a la capital nipona, de modo que los organizadores pudieron alojar en un mismo hotel de Tokio a los doce equipos que jugarían en esas sedes. Esto provocó más de un problema a la hora de coordinar los desplazamientos hasta los distintos campos de entrenamiento, debido al intenso tráfico de la megaurbe tokiota, aunque los partidos no se vieron afectados. En los primeros días, como en Túnez dos años antes, también hubo algún desajuste con las comidas, pero la atención fue exquisita, como corresponde a la cultura local, y el lujoso hotel Príncipe Takanawa dejó a todos más que satisfechos: la Argentina de Menotti, que se presentó en Japón alardeando de profesionalidad extrema y llegó a avisar de que se retiraría del torneo si la organización no respondía a sus exigentes expectativas, no tuvo motivos para cumplir su amenaza. En la sede de Kobe tampoco hubo incidencias reseñables.

Además, las instalaciones deportivas eran de primer nivel, incluyendo campos de césped artificial en varios centros de entrenamiento (campos que, de todas formas, no fueron del agrado de todos los combinados). Las televisiones ofrecieron los partidos para todo el mundo y, aunque la lluvia vació algún estadio, el público nipón acudió de forma muy numerosa a contemplar las evoluciones de los jóvenes protagonistas: los datos oficiales, bastante más creíbles que los registrados en Túnez, hablan de más de 300.000 espectadores en las gradas a lo largo de todo el campeonato. El torneo fue, en resumen, un enorme éxito organizativo.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Japón 1979, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Alineación de España en el Mundial juvenil de Japón 1979, extraída del Informe Técnico oficial del torneo.

Como en Túnez, España había quedado encuadrada en el grupo A junto a la selección anfitriona y a México, completando esta vez la nómina de rivales la selección de Argelia. Del primer rival, Japón, se sabía que llevaba año y medio preparándose intensivamente para la cita y que se encontraba en una línea claramente ascendente: antes del verano había disputado un amistoso en Portugal en el que había derrotado sorprendentemente a la selección juvenil lusa, también mundialista. De modo que, aunque se sabían superiores, Pereda y Santamaría temían que la velocidad y el entusiasmo de los jóvenes nipones, apoyados por su público, pudieran poner en serios apuros a España.

Y lo cierto es que aquel 25 de agosto Japón salió con brío y durante los primeros compases de partido rondó con peligro la meta de Agustín, pero tras esos breves momentos de apuro la defensa hispana ganó en firmeza y poco a poco el duelo se fue equilibrando. Solventado el arreón inicial de los japoneses, España tuvo un par de oportunidades que amedrentaron a su rival, y al descanso se llegó con el marcador inalterado. El comienzo de la segunda parte fue calcado al del primer tiempo, con Japón volcándose sobre el área de España, pero los de Pereda ya habían aprendido a controlar los veloces ataques de los locales y pronto los centrocampistas españoles empezaron a imponer su mayor calidad técnica. Así, cumplido el cuarto de hora de la reanudación, una buena combinación entre Biri y Marcos Alonso acabó con un balón despejado por el portero nipón que Zúñiga, muy atento, envió a la red. El gol desactivó buena parte de la presión japonesa y España controló sin problemas el resto del partido, firmando su primera victoria del campeonato.

25/08/1979

Primera jornada del Grupo A.

JAPÓN

(0)

Yasuhito Suzuki; Yanagishita, Koshida, Nakamoto, Okimune; Tanaka, Ozaki, Kazama, Hashiratani (-70, Jun Suzuki); Mizunuma, Takahashi.

ESPAÑA

(1)

Agustín; Comas, Francis, Tendillo, Manolo; Camacho (-65, Marcelino), Biri, Zúñiga; Joaquín, Marcos, Rojo.

Goles

0-1 Zúñiga (ESP, min. 57).

Árbitro

Marjan Raus (YUG).

Tarjetas

Camacho (ESP, min. 5).

Estadio

Estadio Nacional (Tokio). 30.000 espectadores.

Nuevamente México aparecía en el camino español en la segunda jornada de un Mundial juvenil, pero esta vez las circunstancias eran muy distintas a las que rodearon el partido disputado en Túnez dos años antes. Si entonces ambos equipos llegaban con dos puntos y se jugaban el liderato del grupo, en Japón los mexicanos habían tropezado en la primera jornada con Argelia (1-1) y afrontaban el partido sabiendo que debían puntuar y esperar al resultado del otro choque del grupo para saber qué opciones reales de clasificación tendrían en la última jornada. Esta vez, además de la ventaja en la tabla, los españoles conocían mejor a la selección azteca: en su preparación se había enfrentado dos veces al Hércules, que realizaba una gira por tierras mexicanas, y el club alicantino había proporcionado informes de sus dos partidos.

El primero de ellos, saldado con victoria de los juveniles por 3-0, ya había puesto sobre aviso a los técnicos de la federación española, pero el bajón físico y futbolístico de México con respecto a aquel partido facilitó mucho las cosas. Después de más de cuarenta encuentros de preparación, la selección azteca llegó fundida a Tokio y acusó aún más que la española el calor, la humedad y la falta de descanso entre jornadas. Bien plantada sobre el campo con un 4-5-1 que devenía rápidamente en un 4-3-3 en ataque, España se adelantó pronto en el marcador gracias a un testarazo de Joaquín a la salida de un córner y dominó claramente hasta el descanso. Luego las fuerzas se igualaron, el centro del campo español perdió fuelle y México logró la igualada por medio de Mario Díaz, pero un libre directo magistralmente transformado por el vallisoletano Gail a quince minutos del final colocó el 2-1 que sería definitivo. La sólida defensa de España hizo el resto y, aunque México lo intentó, no se pasaron apuros para amarrar una victoria que clasificaba matemáticamente a los de Pereda y Santamaría para cuartos de final.

27/08/1979

Segunda jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(2)

Agustín; Comas, Francis, Tendillo, Manolo; Camacho (-41, Marcelino), Biri, Zúñiga (-59, Gail); Joaquín, Marcos, Rojo.

MÉXICO

(1)

Aguilar; Pablo Luna, Guzmán, Trejo, Mora; Romero, Esquivel (-53, Hernández), Trujillo, Juan Antonio Luna; Mendiburu, Díaz.

Goles

1-0 Joaquín (ESP, min. 7); 1-1 Díaz (MEX, min. 55); 2-1 Gail (ESP, min. 66).

Árbitro

Jose Roberto Ramiz Wright (BRA).

Tarjetas

Zúñiga (ESP, min. desconocido); Romero (MEX, min. desconocido).

Estadio

Estadio Nacional (Tokio). 28.000 espectadores.

Con la clasificación ya en el bolsillo, los técnicos españoles introdujeron varias novedades en el once titular del tercer partido, todas de centro del campo hacia adelante, las líneas más irregulares durante los partidos anteriores y también las más castigadas físicamente por los esfuerzos realizados en el bochornoso estío japonés. Enfrente, una Argelia que sorprendía a propios y extraños con un juego ofensivo y atrevido que acabaría dándole réditos a nivel absoluto en los siguientes años (aunque ninguno de los componentes de esta selección juvenil que disputó el Mundial sub’20 de Japón 1979 fue después convocado para los Mundiales absolutos de 1982 y 1986). Con dos empates en dos jornadas, la selección norteafricana dependía de sí misma para alcanzar los cuartos de final y esa motivación extra fue clave en el devenir del encuentro.

En la primera parte sólo la defensa española rindió al nivel acostumbrado, que era altísimo, aunque nada pudo hacer ante el gran disparo con el que Bendjaballah sorprendió a Agustín al cuarto de hora. Los cambios de Pereda y Santamaría no aportaban la frescura deseada en el juego y Argelia contenía bien los deshilachados ataques de España, para disgusto de un público local que confiaba en una victoria hispana que diera opciones de clasificación a Japón. El panorama cambió tras el paso por los vestuarios y en la segunda parte los jugadores españoles sumaron una ocasión tras otra, pero todas ellas acabaron siendo malgastadas por la tripleta atacante. El juego era bueno pero el empate, que se veía cada vez más cercano, no acababa de llegar. Ya en el descuento, Gail fue claramente derribado dentro del área argelina y entonces, cuando todo el estadio pensaba que el árbitro indonesio había señalado la pena máxima, el colegiado recogió el balón y dio por finalizado el partido ante la incredulidad de todos los presentes. La actuación de Kosasih Kartadiredja, muy errática durante todo el encuentro y con el polémico remate del penalti no señalado, fue muy protestada por la delegación española, pero el resultado era ya inamovible.

29/08/1979

Tercera jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(0)

Agustín; Comas, Francis, Tendillo, Manolo; Marcelino, Biri, Gail; Marián, Modesto, Zambrano.

ARGELIA

(1)

Rahmani; Chaibi, Belagoun, Djenadi, Chaib; Sebbar, Benameur, Menad, Kheloufi; Yahi, Bendjaballah.

Goles

0-1 Bendjaballah (ALG, min. 15).

Árbitro

Kosasih Kartadiredja (INA).

Tarjetas

Belagoun (ALG, min. desconocido).

Estadio

Estadio Nacional (Tokio). 20.000 espectadores.

La sorprendente y polémica victoria argelina dejaba el grupo resuelto, puesto que ni Japón ni México, que se enfrentaban a continuación, podrían llegar ya a los cuatro puntos que sumaban España y Argelia. Sin embargo, no todo estaba decidido, porque el marcador de 0-1 hacía que los dos clasificados estuvieran empatados también a goles anotados y encajados (tres a favor y dos en contra). Ante esa situación, el reglamento del torneo estipulaba la celebración de un sorteo para definir qué selección pasaría a cuartos de final como primera de grupo y cuál lo haría como segunda. En el horizonte, el cruce contra los dos primeros equipos del grupo B, Argentina y Polonia, que habían arrollado a la débil Indonesia y tampoco habían sufrido en exceso para derrotar a la subcampeona de Europa sub’18, Yugoslavia, una de las decepciones del torneo.

La albiceleste, probablemente la selección más fuerte del Mundial juvenil a tenor de lo visto hasta ese momento, era superior y había acabado liderando el grupo tras golear a los polacos en la tercera jornada, pero aún así muchos componentes de la expedición española querían que el azar les emparejara con Argentina. Había ganas de demostrar el verdadero nivel del equipo español en un enfrentamiento contra el mejor jugador del momento, Maradona, y el resto de sus compañeros, aunque en ese valiente deseo también subyacía la idea de que una derrota frente a los sudamericanos entraría dentro de lo previsible y, por tanto, nadie criticaría caer en cuartos ante los argentinos. Pero el sorteo, celebrado en la mañana del día 1 de septiembre, determinó que al día siguiente España debería jugar como líder del grupo A contra Polonia.

Se preveía por tanto un choque muy igualado y en el que el precedente más cercano, el del Europeo sub’18 del año pasado, era favorable a España, por lo que las expectativas de pasar a semifinales eran más elevadas. Por desgracia, no se cumplieron. Y eso a pesar de que las crónicas coinciden en señalar que aquella tarde España desplegó el mejor fútbol visto en todo el campeonato, mejor incluso que el realizado por Argentina, y que los chavales de Pereda y Santamaría protagonizaron el partido más brillante de una selección juvenil española en muchísimos años. Una auténtica exhibición que, por desgracia, adoleció de lo más importante: pegada.

Tras unos primeros minutos muy parejos, en los que Agustín tuvo que salvar su marco en alguna ocasión, España se hizo con el control del balón y comenzó a hilvanar numerosas jugadas de peligro. La tripleta ofensiva formada por Rojo, Marcos y Joaquín superaba una y otra vez a los defensas polacos y los centrocampistas españoles tampoco hallaban demasiada resistencia en sus pares. El juego desplegado por el conjunto hispano fue de mucha calidad y los enviados especiales de los diarios deportivos españoles apuntaron no menos de quince oportunidades claras de gol en sus libretas, pero los postes, la mala puntería y la extraordinaria actuación del portero Kazimierski, muy errático en otros partidos, evitaron que se anotara el más que merecido tanto de la victoria.

Se llegó así al tiempo extra, en el que España bajó algo el pistón pero aún tuvo alguna ocasión para desnivelar la balanza. Tampoco hubo fortuna en esos veinte minutos de prórroga y todo se decidió en los lanzamientos desde los once metros. Joaquín marró el primer penalti español y Polonia llegó con ventaja hasta el cuarto turno de disparo, cuando Agustín acertó a despejar el intento de Plasz y Zúñiga restableció la igualada. Por desgracia para España, Skrobowski transformó el quinto lanzamiento polaco y Tendillo, principal baluarte de la zaga y uno de los jugadores españoles más destacados del campeonato, se topó con Kazimierski, que atajó su centrado tiro y certificó el pase de Polonia a las semifinales.

02/09/1979

Cuartos de final.

ESPAÑA

(0)

Agustín; Comas, Francis, Tendillo, Manolo; Camacho (-41, Gail), Biri, Zúñiga; Joaquín, Marcos, Rojo.

POLONIA

(0)

Kazimierski; Jarosz, Gruzska, Krol, Skrobowski; Buncol, Buda (-75, Bajrys), Frankowski; Nowicki, Baran (-53, Chojnacki), Plasz.

Goles

—-

Tanda de penaltis

(3-4 POL)

0-1 Chojnacki (POL), 0-1 Joaquín (ESP), para Kazimierski; 0-2 Buncol (POL), 1-2 Gail (ESP); 1-3 Jarosz (POL), 2-3 Manolo (ESP); 2-3 Plasz (POL), para Agustín, 3-3 Zúñiga (ESP); 3-4 Skrobowski (POL), 3-4 Tendillo (ESP), para Kazimierski.

Árbitro

Jose Roberto Ramiz Wright (BRA).

Tarjetas

Frankowski (POL, min. 4 ET).

Estadio

Omiya Stadium (Omiya). 10.000 espectadores.

Repitiendo la consabida cantinela del “jugamos como nunca y perdimos como siempre” emprendía el largo regreso a casa una selección juvenil que mejoró el rendimiento y la imagen ofrecidos por sus predecesores en Túnez 1977 pero que volvió a dejar la amarga impresión de que tenía mimbres para, con algo más de trabajo y planificación, haber hecho algo más en el torneo. Al fin y al cabo, y pese a las mejoras introducidas por Santamaría, casi todas las demás selecciones habían tenido mucho más tiempo para preparar el torneo. Pero en realidad no era sólo una cuestión de tiempo de entrenamiento. A finales de los años setenta, también en el fútbol necesitaba España reformar sus estructuras y métodos de trabajo y por eso durante aquel verano la Federación había aprobado una nueva norma que obligaba a los equipos de Segunda, Segunda B y Tercera a alinear a dos jugadores sub’20 en cada partido.

Por desgracia, y como bien explicó D. José Ignacio Corcuera en su imprescindible artículo “La esperpéntica norma sub-20 de 1979”, publicado en el número 40 de estos Cuadernos de Fútbol, para cuando la selección juvenil aterrizó en nuestro país, recién comenzada la liga, ya se habían producido los primeros casos de incumplimiento que demostraban el nulo acierto de una medida que apenas sobreviviría un par de campañas. Y es que el problema tampoco estaba en ese último salto a los equipos profesionales (a pesar de que incluso Menotti dijera durante el torneo japonés que sí), sino que radicaba en toda la estructura formativa y en la implicación de clubes y Federación en el trabajo de cantera. Todavía harían falta varios años de tumbos y batacazos hasta dar con la senda adecuada.

Ya sin España, el campeonato del mundo juvenil de Japón 1979 prosiguió sin sorpresas reseñables: en los otros duelos de cuartos de final, Argentina aplastó a Argelia (5-0), la URSS superó a la correosa Paraguay en los penaltis tras igualar a dos tantos y Uruguay se deshizo por la mínima de Portugal en el tiempo extra. En unas semifinales de gran rivalidad y marcadas por la intensa lluvia, la URSS derrotó a Polonia por 1-0 y Argentina doblegó a Uruguay por 2-0, llegándose así a la final esperada por casi todos. El 7 de septiembre, pese a que la ordenada selección soviética se adelantó en el marcador al inicio de la segunda parte con un gran cabezazo de Ponomarev, la dupla formada por Diego Armando Maradona y Ramón Díaz tomó el mando de las operaciones y, con tres goles en el último cuarto de hora, Argentina remontó el partido para conseguir su primer título mundial juvenil.

Con veinte goles a favor y sólo dos en contra en seis partidos, la albiceleste reafirmaba en Japón su supremacía balompédica tan solo un año después de alzar la Copa del Mundo absoluta, y el país se echó a la calle aquella mañana casi como hiciera catorce meses atrás. En aquel equipo argentino figuraban hombres como Gabriel Humberto Calderón, de recordado paso por el Betis como jugador y entrenador, o Juan Alberto Barbas (Zaragoza), que fueron unos secundarios de lujo en el espectáculo ofensivo que coprotagonizaron estelarmente Maradona y Díaz. Diego recibió, cómo no, el Balón de Oro al mejor jugador del campeonato, con Ramón en tercera posición (el paraguayo Julio César Romero, “Romerito”, bien conocido por los aficionados barcelonistas, fue nombrado segundo mejor jugador). Además, el delantero de River Plate se llevó la Bota de Oro como máximo goleador gracias a sus ocho dianas, dos más que las conseguidas por la emergente estrella de Argentinos Juniors. Aparte de estos galardones, cortesía de Adidas, para la pareja argentina, en Japón se dio otro premio individual: la firma japonesa Seiko entregó un reloj de oro al soviético Yaroslav Dumanski por haber marcado el gol más madrugador del torneo, tanto conseguido a los dos minutos y veinte segundos del partido de cuartos de final contra Paraguay.

Fuente: www.vivadiego.com

Fuente: www.vivadiego.com

Pero es imposible cerrar un artículo sobre Japón 1979 sin detenerse una vez más en la figura de Maradona. Regates imposibles, arrancadas imparables, libres directos magistrales… Diego dejó para el recuerdo innumerables acciones espectaculares y definitivas, pero no sólo eso: el 10 de la albiceleste aparecía por todo el ancho del campo, muchas veces bajando incluso a recibir por delante de la defensa, para ordenar el juego de su equipo y desordenar, de paso, las defensas rivales, haciendo gala de una calidad técnica y una madurez futbolística impropias de su edad. Hacía ya un par de años que destacaba en Argentina, era internacional absoluto y su nombre sonaba con cierta fuerza también en Europa, pero aquel campeonato mundial televisado para todo el planeta fue la confirmación definitiva de que estábamos ante un verdadero fuera de serie.

A quien quiera ver con sus propios ojos el despliegue futbolístico de este talento sin par no le costará encontrar vídeos en Youtube con alguna de sus perlas en el campeonato; quien además quiera acercarse un poco más al torneo en sí puede repasar el programa “Conexión Vintage” de Televisión Española que, en diciembre de 2012, recuperó un documental sobre este Mundial sub’20 de Japón 1979 para ensalzar, cómo no, la actuación de Diego Armando Maradona: el genio que necesitaban los mundiales juveniles para terminar de convencer a los escépticos sobre su futuro.

http://blog.rtve.es/vintage/2012/12/episodio-7-mundial-sub20-de-jap%C3%B3n-1979.html

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.bdfutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.




España en los mundiales sub’20: Túnez 1977

Cuando en 1974 Jean-Marie Faustin Goedefroid de Havelange llegó a la presidencia de la FIFA, el mundo (también el del deporte) estaba cambiando política y económicamente y el dirigente brasileño supo verlo mejor que nadie. Ya durante su campaña electoral el antiguo nadador olímpico había jugado con éxito la baza que suponía el poder convertirse en el primer presidente no europeo en la historia de la asociación, aglutinando en torno a su figura a muchas federaciones de países tradicionalmente alejados de los centros de poder (muchos de ellos porque su independencia era tan reciente que ni siquiera habían tenido tiempo de entrar en esos círculos). Y, una vez instalado en el sillón de Zúrich, Joao Havelange no tardó en cumplir las promesas realizadas a esas naciones que tan poco habían sido tenidas en cuenta anteriormente, ganándose su fidelidad para muchos años.

Con la ayuda de Horst Dassler, el dueño de Adidas (que había apoyado sin fisuras la candidatura para la reelección de Sir Stanley Rous pero que obviamente no tuvo mayor inconveniente en sumarse al proyecto de Havelange en cuanto el inglés fue derrotado), el brasileño puso en marcha ambiciosos programas de desarrollo futbolístico en países del Tercer Mundo, negoció la ampliación de plazas en los Mundiales para mejorar la representación continental y abrió definitivamente las puertas de la FIFA a las televisiones y casas comerciales, cuyo dinero debía sufragar todas esas inversiones y reformas impulsadas por el nuevo presidente. Coca-Cola fue una de las primeras y más importantes marcas en subirse a la nueva ola y, gracias a su inversión, Havelange pudo poner en marcha otro de sus grandes proyectos: la creación de un torneo mundial de selecciones juveniles, un auténtico campeonato del mundo a imagen y semejanza del absoluto, con unas reglas claras de periodicidad y límites de edad y abierto a la participación de todos los países del globo.

El único precedente de enfrentamientos oficiales entre selecciones juveniles de varios continentes databa de comienzos de los años 50, cuando la FIFA se encargaba de la organización del torneo juvenil europeo y, para las ediciones de 1953 y 1954, había invitado a Argentina. Por eso aquellos campeonatos pasaron a la historia (el de 1954 con victoria española, por cierto) como Mundiales, sin serlo realmente de acuerdo con los estándares actuales. Pero, a partir de 1955, la UEFA asumió la organización del torneo europeo y éste se cerró a participantes foráneos. En aquel tiempo, los elevados costes de traslados y alojamientos y la escasa repercusión mediática y económica de esos campeonatos intercontinentales juveniles hacían inviable su celebración. Sin embargo, veinte años más tarde, el mundo era otro… y la FIFA también.

Mientras el recién contratado Joseph Blatter se encargaba de los programas de desarrollo futbolístico del Tercer Mundo, el norirlandés Harry H. Cavan fue el designado para liderar y supervisar el proyecto de los campeonatos mundiales juveniles, que además se presentaban como un vehículo perfecto para acercar los grandes eventos futbolísticos a países y continentes que, al menos en ese momento, no reunían las condiciones geográficas, políticas o económicas requeridas para albergar un Mundial absoluto. El nuevo torneo juvenil serviría, sin duda, para contribuir al desarrollo competitivo de los futbolistas y para promocionar el fútbol en lugares en los que este deporte necesitara un empujón, pero pronto se vio que su concesión podía usarse también para pagar ciertos favores: en un claro guiño a las federaciones africanas, cuyos votos habían sido decisivos para la victoria de Havelange sobre Rous, en noviembre de 1975 se escogió a la República Tunecina como sede de este primer campeonato bienal sub’19, a celebrar en 1977.

Pocos meses después, se anunciaba que la multinacional del refresco correría con gran parte de los gastos del evento, que pasaría así a denominarse oficialmente “Torneo Mundial de Juveniles de la FIFA por la Copa Coca-Cola”. Una vez encontrada la principal fuente de financiación todo parecía más sencillo, pero los mundiales juveniles no tuvieron precisamente un comienzo fácil. La línea que separaba deporte amateur y profesional, de por sí ya bastante fina en el fútbol, era en esa época más borrosa y permeable que nunca, y la creación de un torneo para jóvenes promesas patrocinado por una poderosa marca comercial hizo que los sectores más tradicionalistas pusieran el grito en el cielo: una cosa era aceptar que futbolistas adultos y profesionales lucieran publicidad en las camisetas de sus equipos (por citar una cuestión muy en boga en esos tiempos) y otra muy distinta permitir que los tentáculos de las grandes marcas envolvieran a unos tiernos juveniles cuyo desarrollo debía mantenerse lo más alejado posible de la dictadura del dinero… aunque muchos de esos juveniles ya estuvieran a sueldo de sus respectivos clubes.

Y es que desde el principio la FIFA dejó claro que en el nuevo campeonato el único límite lo pondrían las partidas de nacimiento y no, como en los Juegos Olímpicos, la situación contractual de los participantes. No obstante, si en los Juegos siempre había países que burlaban de forma notoria las reglas establecidas, en los mundiales juveniles acabaría sucediendo tres cuartos de lo mismo. Pero tiempo habrá para esas otras historias. Volviendo a los obstáculos que hubo de sortear el proyecto, la propia figura de Havelange seguía viéndose con recelo desde algunos de los países futbolísticamente más poderosos, que temían que la apertura global que preconizaba el brasileño acabara con su privilegiada posición, y tampoco cabía ignorar el escasísimo desarrollo del fútbol juvenil en muchas de esas naciones a las que el nuevo presidente pretendía ayudar a crecer.

Todos esos factores se conjugaron a la hora de diseñar la competición puramente dicha, dificultando el éxito de la empresa. Tras acordar que el torneo de Túnez 1977 lo jugarían dieciséis selecciones, igual que el absoluto, la FIFA envió invitaciones a todas sus federaciones afiliadas para saber qué países estarían interesados en participar en los clasificatorios. De los 140 miembros de la FIFA sólo contestaron afirmativamente 88, produciéndose 16 respuestas negativas (diez de ellas, europeas) y guardando silencio y por tanto renunciando a participar los 36 países restantes. Obviamente, la Federación Española de Fútbol siempre estuvo a favor de la disputa del campeonato juvenil: con el Mundial de 1982 a las puertas, cualquier postura contraria a los intereses de los dirigentes de la FIFA resultaba impensable. Pero, aunque la aceptación global era incluso algo mayor de la esperada, entre las federaciones que dijeron “no” al torneo se encontraban algunas tan importantes como las de Inglaterra, Escocia, la República Federal Alemana, Dinamarca, Bélgica o Países Bajos, de modo que las incógnitas sobre el futuro de la competición eran evidentes.

Para terminar de complicarlo todo, y mientras Harry Cavan discutía con las confederaciones continentales los sistemas de clasificación (por entonces sólo Europa y Sudamérica organizaban regularmente torneos juveniles de naciones), al gobierno de Túnez no le sentó demasiado bien el burbujeante combinado con la bebida refrescante de extractos que le servía la FIFA y reaccionó contra la participación de Coca-Cola como patrocinador principal del Mundial juvenil. Las autoridades tunecinas exigieron que el trofeo llevara el nombre del libertador y recién nombrado presidente vitalicio del país, Habib Bourguiba, y no el de la compañía de Atlanta. Bourguiba dirigía Túnez desde su independencia en 1956 y, tras el fracaso de sus primeras políticas de influencia soviética, a mediados de los setenta empezaba una tímida apertura económica hacia Occidente, pero su régimen dictatorial no podía consentir que una multinacional se erigiera a ojos de los tunecinos como la principal responsable de que el país acogiese un Mundial de fútbol. Aunque fuera de juveniles.

En medio del conflicto diplomático, Perú se postuló como sede alternativa y durante varios meses de 1976 no estuvo nada claro ni dónde ni con qué nombre se acabaría celebrando el torneo, pero al final el vaso no se desbordó. A costa de afinar un poco más la contribución de cada una de las partes al evento (y aceptando que se diera el nombre de Bourguiba a un segundo trofeo para el campeón), Coca-Cola pudo patrocinar el Mundial juvenil de Túnez 1977. En él participarían seis selecciones europeas, tres sudamericanas, tres africanas (el anfitrión y dos más), dos asiáticas y dos de la zona de la CONCACAF, quedando Oceanía sin representación.

La UEFA, dividida entre quienes aceptaban participar el torneo y quienes no, decidió enviar al país norteafricano a las cuatro mejores selecciones de su Europeo sub’18 de 1976 (la URSS, Hungría, España y Francia), ya que todas ellas habían manifestado su deseo de jugar este nuevo torneo. Italia, siguiente mejor clasificada en ese Europeo de todas las que querían disputar el Mundial juvenil, y Austria, que ganó un sorteo entre el resto de federaciones dispuestas a ir a Túnez (MD, 23/06/1977), completaron la representación del viejo continente.

La selección española juvenil reunía por aquel entonces a una interesante generación que había ganado el prestigioso Torneo de Montecarlo de 1975 y que había rendido a gran nivel en el llamado “Torneo de la UEFA” o campeonato de Europa sub’18 de 1976. Guiados desde el banquillo por Gustavo Biosca, uno de los asistentes del seleccionador absoluto Ladislao Kubala, y liderados en el campo por Roberto López Ufarte, los jugadores españoles se habían deshecho sin problemas de la débil Liechtenstein en la eliminatoria previa (9-1 en el global) y después, ya en la fase final de Hungría, encabezaron su grupo por delante de Suiza, Islandia y Turquía. No pudieron hacer nada en semifinales ante la todopoderosa URSS, que ganó por 3-0 (los primeros goles que encajaba España en la fase final del Europeo), pero se resarcieron en el partido por el tercer y cuarto puesto al derrotar por ese mismo marcador a Francia. La tercera posición final significaba la mejor clasificación de España en categoría sub’18 desde 1964 y parecía colocar a la selección nacional en el abanico de candidatos para alzarse con el título en Túnez.

Sin embargo, tal vez por la falta de costumbre de la Federación Española en tareas similares (la última participación mundialista de la selección absoluta databa de 1966), la preparación para el campeonato del mundo juvenil fue bastante deficiente. Además de la necesidad de rehacer gran parte del equipo, ya que los jugadores nacidos en 1957 (y que habían sido mayoría en el Europeo de Hungría) no podrían participar en el Mundial sub’19 de Túnez, la falta de fechas libres provocó que el grupo de futbolistas elegido por Chus Pereda apenas tuviera tiempo para conjuntarse lo suficiente antes de viajar a tierras africanas. Por si fuera poco, la estrella del equipo, López Ufarte, pidió no ser convocado alegando que se sentía exhausto tras su primera campaña completa en Primera división y que, además, debía afrontar sus exámenes finales de COU.

No sin cierta polémica, Pereda acabó aceptando la solicitud del jugador de la Real Sociedad y durante el mes de junio, acabada ya la temporada en Primera y Segunda y con las competiciones juveniles llegando también a su fin, el seleccionador programó un par de entrenamientos en Madrid con el resto de futbolistas que estaban en sus planes. Para la primera sesión estuvieron citados veintinueve jugadores, aunque cuatro no acudieron: dos por lesión, uno por estar realizando el servicio militar y no obtener permiso y otro por coincidir esa sesión con sus exámenes finales. La siguiente lista, reducida ya a dieciocho futbolistas para disputar un amistoso contra el Atlético Madrileño una semana después de la primera concentración, también sufrió alguna baja por culpa del servicio militar obligatorio. Finalmente, el 14 de junio de 1977 Chus Pereda anunciaba los dieciocho nombres que teóricamente viajarían a Túnez diez días después.

Aunque en un principio estaba previsto trasladarse a tierras levantinas para aclimatarse mejor al clima tunecino, al final se decidió que los jugadores quedaran concentrados en Madrid, donde se pensaba que habría más facilidad para concertar amistosos. Sin embargo, no habría más encuentros de preparación que uno jugado contra el Rayo Vallecano el día 18: a esas alturas de junio, todos los equipos de nivel habían dado ya vacaciones a sus plantillas. Además, al partido en Vallecas sólo pudieron acudir catorce internacionales: García Cortés y Campello, que estaban haciendo la “mili”, se toparon con la negativa de sus mandos para concederles permiso; el pucelano Borja Lara seguía enfrascado en unos exámenes que ya le habían hecho ser baja en la primera concentración de junio; y Argimiro Márquez se encontraba en Yugoslavia con el Hércules, que estaba realizando una gira de postemporada por los Balcanes. Aún así, los juveniles ganaron 1-0 a un Rayo que en esos días celebraba su primer ascenso a Primera División, pero a poco más de una semana para el debut en el campeonato aquella no parecía la mejor forma de preparar la cita mundialista.

Dadas las circunstancias, Pereda decidió prescindir del aplicado Borja y llamó en su lugar al zaragocista Lafuente, que estaba disputando con su equipo las últimas rondas de la Copa juvenil y tampoco pudo acudir a ese primer y único amistoso de la selección. Como el Zaragoza se clasificó para la final de esa competición, Lafuente acabaría viajando a Túnez dos días después de que lo hiciera el resto de la expedición española, acompañado por uno de los fisioterapeutas. Márquez, por su parte, a pesar de que recibió en Yugoslavia el telegrama con su convocatoria, parece que no encontró modo de regresar a tiempo para entrenar al menos unos días con la selección y acabó siendo sustituido por el murcianista Pelegrín, que ya había estado en el Europeo sub’18 del año anterior.

La última prueba para los de Pereda antes de viajar a África fue un partidillo improvisado entre los propios miembros de la selección juvenil, completando los equipos varios canteranos de Rayo y Real Madrid. Resueltos definitivamente los problemas con las autoridades militares para liberar de sus obligaciones con el ejército a los jóvenes de aquel reemplazo, los dieciocho jugadores que disputaron con España el Mundial de Túnez fueron los siguientes:

Pos.

Nombre Fecha Nac. Club

1

P

Francisco BUYO Sánchez 13/01/1958 Deportivo de La Coruña

2

DF

Santiago URQUIAGA Pérez 14/04/1958 Athletic de Bilbao

3

DF

Salvador Estany CAMPELLO 06/06/1958 Elche CF

4

DF

Antonio GARCÍA NAVAJAS 08/03/1958 Burgos

5

DF

Rafael GARCÍA CORTÉS 18/01/1958 Real Madrid

6

MC

Jorge CASAS Rodríguez 06/02/1958 Barcelona

7

MC

EMILIO Gómez Gallardo 14/01/1958 Barcelona

8

MC

Ricardo GALLEGO Redondo 08/02/1959 Real Madrid

9

DL

José Enrique MAYAYO Garciandía 09/06/1958 Athletic de Bilbao

10

MC

Eduardo LAFUENTE Aguirre 21/01/1959 Zaragoza

11

DL

ÁNGEL González Castaños 03/12/1958 Español

12

MC

Salvador RIBES Diago 21/04/1958 Castellón

13

P

José Manuel SEMPERE Maciá 15/02/1958 Orihuela

14

DF

Alberto BENEDÉ Ordóñez 05/04/1958 Zaragoza

15

DL

José Antonio ALCAÑIZ Vera 23/10/1958 Elche CF

16

MC

Antonio Joaquín Autor GÜEMBE 22/01/1958 Athletic de Bilbao

17

MC

José Ricardo ESCOBAR Palacios 13/06/1958 Cádiz CF

18

DL

Patricio PELEGRÍN Nicolás 14/10/1958 Murcia

 

Junto al seleccionador Jesús Pereda, dirigía la expedición española el delegado federativo Francisco Hernández Coronado, que fue elegido presidente de la Comisión de Apelación del torneo. Aunque en aquella temporada 1976/1977 sólo tres o cuatro jugadores aparecían regularmente en equipos de Primera o Segunda, sin duda los nombres de Paco Buyo (Deportivo, Sevilla, Real Madrid), José Manuel Sempere (Valencia), García Navajas (Burgos, Real Madrid, Valladolid), García Cortés (Real Madrid, Zaragoza, Mallorca, Rayo), Santiago Urquiaga (Athletic) o Ricardo Gallego (Real Madrid) resultan hoy de sobra conocidos para todo aquel que siguiera el fútbol español entre finales de los setenta y principios de los noventa. También es probable que muchos de esos aficionados recuerden a Benedé (Zaragoza, Salamanca) Escobar (Cádiz, Elche, Castellón), Ángel González (Espanyol, Sabadell, Salamanca, Logroñés), Ribes (Castellón, Valencia, Sabadell) o Pelegrín (Murcia), todos ellos con larga trayectoria posterior en Primera y Segunda. El resto de jugadores apenas disfrutaron de las mieles del fútbol profesional.

En cuanto al formato del Mundial sub’19 de Túnez, se optó por sortear cuatro grupos de cuatro equipos, pasando directamente a semifinales los campeones de cada grupo. Además, la FIFA decidió que los partidos duraran 80 minutos. Ambas medidas fueron criticadas por los expertos y técnicos encargados de evaluar el desarrollo del campeonato para la propia FIFA, entre los que se encontraban Walter Winterbottom, quien fuera manager de la selección inglesa entre 1946 y 1962, y Milan Miljanic, que en aquel 1977 era el entrenador del Real Madrid. Por un lado, consideraban que generalmente los jugadores sub’19 ya estaban habituados a disputar partidos de 90 minutos; por otro, al haber en juego sólo un puesto de clasificación en cada grupo, varios de ellos quedaron prácticamente decididos en la segunda jornada, restando emoción, competitividad y calidad a los últimos enfrentamientos, que para terminar con casi toda la intriga ni siquiera se jugaban a la vez.

Cuatro fueron las sedes en las que se celebraron los encuentros: Túnez, la capital, en la que se usaron dos estadios (uno de ellos en el distrito de Radés); Sfax, una ciudad portuaria a unos 270 kilómetros al sur; y Susa, otro enclave costero situado a mitad de camino entre Túnez y Sfax. Los campos, con sus terrenos de juego en no muy buenas condiciones, tampoco registraron precisamente una gran afluencia de público.

GRUPO A (Radés)

GRUPO B (Túnez)

GRUPO C (Susa)

GRUPO D (Sfax)

Túnez

Uruguay

Brasil

URSS

España

Hungría

Italia

Paraguay

México

Marruecos

Costa de Marfil

Austria

Francia

Honduras

Irán

Irak

 

El sistema de competición no fue el único aspecto criticado por los profesionales presentes en Túnez. El periodista Jaume Nolla Durán, que durante muchos años acompañó a las selecciones inferiores españolas como enviado especial del diario El Mundo Deportivo, pintaba a su llegada a Túnez un escenario de lo más desalentador: “Los jugadores españoles fueron hospedados a una residencia donde las condiciones higiénicas y otras… no son que digamos modelo de pulcritud. Reunir en un mismo centro a todas las delegaciones, con la excepción, claro está, de la de Túnez, en un edificio donde también pernoctan un número considerable de muchachas jóvenes, estudiantes ellas, no creemos que sea lo más idóneo para un stage de participantes en un Campeonato del Mundo” (MD, 26/06/1977).

Y es que la residencia de la Ciudad Universitaria de Túnez, a unos 12 kilómetros de la capital, albergaba a siete de las ocho selecciones que disputarían sus partidos en esa ciudad pero también, según precisaba el enviado especial de Marca, Raúl J. Santidrián, a unas doscientas estudiantes en los pisos superiores. El agua caliente escaseaba, las delegaciones compartían aseos y comedores y, salvo la uruguaya, que previsoramente incluía entre sus miembros a un cocinero propio, en los primeros días de estancia todas pasaron ciertos apuros para alimentar a los jóvenes deportistas con los nutrientes necesarios para el adecuado desarrollo de su actividad física. El grupo de estudios técnicos de la FIFA manifestó su disconformidad con el tipo de alojamiento proporcionado por la organización a los equipos, si bien la presencia de varias selecciones en un mismo establecimiento se acabaría convirtiendo en la norma de unos torneos que, después de todo, también pretenden que sus jóvenes participantes estrechen lazos de amistad y convivencia fuera del terreno de juego.

EL CAMPEONATO

Alineación de España en el Mundial juvenil de Túnez 1977, extraída del Informe Técnico oficial del torneo

Alineación de España en el Mundial juvenil de Túnez 1977, extraída del Informe Técnico oficial del torneo

El 27 de junio de 1977, en el Estadio Olímpico El Menzah de Radés, a las afueras de la capital tunecina, España tuvo el honor de protagonizar el encuentro inaugural del primer Mundial juvenil de la historia: aunque aquel día se disputaban simultáneamente los partidos de los grupos A y C, el de España fue el que se celebró en el escenario de la ceremonia de apertura e inmediatamente a continuación de ésta, a las 17:45 horas de la tarde. El rival era Francia, selección que también se había renovado con respecto a la del Europeo del año anterior pero que llegaba con bastante más rodaje que la española. Con un 4-4-2 de corte defensivo y tras un inicio marcado lógicamente por los nervios del debut, las crónicas cuentan que los de Pereda controlaron bien a su rival en la primera parte, adelantándose además con un gol de Escobar a la media hora de juego. Francia empujó entonces con más brío y dispuso de ocasiones, pero a la contra España anotó el segundo tanto, obra de Casas, ya en el minuto 60 de partido. En el último cuarto de hora los galos se volcaron definitivamente sobre la meta de Paco Buyo y consiguieron recortar distancias por medio de Bacconnier, pero no lograron volver a batir al portero gallego. La victoria dejaba a España en inmejorable posición para conseguir el pase a semifinales.

27/06/1977

Primera jornada del Grupo A.

FRANCIA

(1)

Billet; Bibard (-41, Mastroianni), Bracigliano, Desbouillons, Creignoi; Bacconnier, Jeannol, Genghini (-62, Brisson); Wiss, Françoise, Meyer.

ESPAÑA

(2)

Buyo; Urquiaga, García Navajas, García Cortés, Benedé; Casas, Gallego, Escobar, Güembe (-75, Alcañiz); Mayayo, Pelegrín.

Goles

0-1 Escobar (ESP, min. 28); 0-2 Casas (ESP, min. 59); 1-2 Bacconnier (FRA, min. 70).

Árbitro

Orhan Cebe (TUR).

Tarjetas

—-

Estadio

Stade Olympique d’El-Menzah (Radés, Túnez).

 

Todo indicaba que la primera plaza del grupo se iba a decidir en el siguiente duelo ante México, ya que los aztecas se habían deshecho de la selección anfitriona por un aplastante 0-6. Ese segundo partido se disputó tres días después, en el mismo escenario que el primero, a la calurosa hora de las cinco de la tarde. Los norteamericanos habían conformado un sólido bloque que llevaba ya un par de años actuando bastante a menudo y, a pesar de la notable ausencia de su estrella Hugo Sánchez, retenido por los Pumas de la UNAM para disputar el campeonato liguero mexicano, parecían serios candidatos al título. Tras una primera parte igualada, aunque con ocasiones más claras para México, en el segundo tiempo fue España quien golpeó primero, al rematar Escobar a la red una falta botada por Ricardo Gallego. Apenas se llevaban cinco minutos de la reanudación y México acusó el golpe, pero los de Pereda se echaron atrás y Buyo se convirtió en el héroe del equipo hasta que, a falta de siete minutos para el final, los aztecas lograron igualar el marcador por medio de Hugo Rodríguez. El empate daba cierta ventaja a México de cara a la última jornada, ya que si vencía a Francia obligaría a España a golear escandalosamente a Túnez para pasar a semifinales.

30/06/1977

Segunda jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(1)

Buyo; Urquiaga, García Navajas, García Cortés, Benedé; Casas (-63, Lafuente), Gallego, Escobar, Güembe; Mayayo, Pelegrín (-41, Ángel).

MÉXICO

(1)

Paredes; Rubio, Mora, Álvarez, López Zarza; Cosío, Hugo Rodríguez, Placencia (-57, Ambriz), Moses; Manzo, Garduño.

Goles

1-0 Escobar (ESP, min. 45); 1-1 Hugo Rodríguez (MEX, min. 73).

Árbitro

Franz Wöhrer (AUT).

Tarjetas

Mayayo (ESP, min. desconocido).

Estadio

Stade Olympique d’El-Menzah (Radés, Túnez).

 

No obstante, los franceses todavía tenían remotas opciones de clasificarse y no serían un rival fácil para los aztecas. Además, España saltaría al campo sabiendo ya si le bastaría con una victoria o si necesitaría golear, puesto que ese Francia-México se disputaría antes del España-Túnez. Y la tarde de aquel 3 de julio comenzó francamente bien para la selección española juvenil, porque franceses y mexicanos hipotecaron su futuro en el torneo al empatar a un tanto. Era el resultado perfecto: Francia quedaba eliminada con tres puntos, México sumaba cuatro unidades y España sólo tendría que ganar a la selección local para encabezar el grupo con cinco puntos.

Cosa que no ocurrió. Inexplicablemente, España salió con las mismas precauciones que en partidos anteriores y no forzó la defensa de un rival que, con el paso de los minutos, se fue creciendo ante la inoperancia hispana. La mayor fortaleza física de los tunecinos (probablemente con algún jugador de más edad de la permitida) y la dureza con la que se emplearon desconectaron a España, que presentaba en su once la única novedad de Emilio, delantero del Barcelona que había sido baja en los partidos anteriores por culpa de unas fiebres provocadas por las vacunas que los participantes debieron ponerse antes de viajar a Túnez. Al descanso se llegó con apenas un par de ocasiones aisladas para el bando español y en la segunda parte llegaron los cambios ofensivos de Pereda, pero también el primer gol de Túnez en el torneo, obra de Ali Ben Fattoum a los once minutos. El mazazo fue tremendo y durante un buen rato España anduvo completamente desnortada, hasta que poco a poco fue recobrando la compostura.

En el último cuarto de hora, y apelando más a la heroica que al juego, se consiguió por fin llevar algo de peligro a la meta local, pero primero Pelegrín malogró un penalti que él mismo había provocado y luego Ribes envió un chut al poste, el segundo de España en el partido. No hubo forma de batir al portero de Túnez y de hecho en los últimos minutos fue Buyo el que tuvo que lucirse para evitar una derrota más abultada. Así, los juveniles españoles se despedían lastimosamente de un torneo que, si bien es probable que no hubieran podido ganar, sí les brindó la oportunidad de haber podido alcanzar un digno lugar en la clasificación final. Una oportunidad que no supieron aprovechar.

03/07/1977

Tercera jornada del Grupo A.

ESPAÑA

(0)

Buyo; Urquiaga, García Navajas, García Cortés, Benedé; Casas (-46, Ribes), Gallego, Escobar, Güembe; Mayayo, Emilio (-41, Pelegrín).

TÚNEZ

(1)

Jebali; Cheriti, Zarrouk, Chargui, Aloulou (-65, Ben Yahia); Ben Fattoum, Ben Zitoun, Belhoula, Hergal (-76, Jelassi); Dakhli, Lakhal.

Goles

0-1 Ben Fattoum (TUN, min. 51).

Árbitro

Eldar Azim-Zade (URSS).

Tarjetas

Urquiaga (ESP, min. 52).

Estadio

Stade Olympique d’El-Menzah (Radés, Túnez).

 

México fue, por tanto, quien pasó en cabeza de este grupo A. En semifinales se enfrentó a Brasil, que tras arrancar con una cómoda victoria ante Irán luego había tropezado con Costa de Marfil (otra de las selecciones bajo sospecha de haber alineado a futbolistas mayores de 19 años) y se había tenido que jugar el pase en la tercera jornada contra Italia. A pesar de su favoritismo, los brasileños se vieron sorprendidos en un córner y, aunque empataron rápido y dominaron el partido, acabaron cediendo ante los mexicanos en la tanda de penaltis. También se decidió en los lanzamientos desde los once metros la otra semifinal, que enfrentó a la URSS y Uruguay. Ambas selecciones habían liderado sus respectivos grupos sin demasiados problemas y, tras un partido gris y con pocas ocasiones, fueron los soviéticos quienes se mostraron más acertados desde el punto fatídico.

El partido por el tercer y cuarto se resolvió con goleada de Brasil sobre Uruguay por 4-0, pero la final volvió a ejemplificar la tremenda igualdad del campeonato. Aunque quien hoy visite la página web de la FIFA se encontrará con que la ficha del partido refleja un desarrollo completamente opuesto, lo que pasó en realidad en Radés fue que dos veces se adelantó la URSS en la segunda parte por medio de Vladimir Bessonov y dos veces empató México, como se puede comprobar en las crónicas de la época y en los vídeos de aquella final que están colgados en Youtube. Tras lograr el empate a dos, los aztecas aguantaron los últimos minutos del tiempo reglamentario y toda la prórroga con un hombre menos para acabar sucumbiendo en la tanda de penaltis por 9-8.

Imagen del marcador de la final al término de la prórroga, con los minutos en los que se consiguieron los goles. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=6JX-jQeWgHY

Imagen del marcador de la final al término de la prórroga, con los minutos en los que se consiguieron los goles. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=6JX-jQeWgHY

Una tanda de penaltis que tuvo dos claros protagonistas. Por un lado, el portero soviético Yuri Sivuha, un gigantón especialista en esas lides al que el seleccionador Serguel Massiaguine había dado entrada en los últimos instantes de la prórroga. El cambio de guardameta ya había funcionado en semifinales y aquel 10 de julio de 1977 Sivuha detuvo nada menos que cuatro lanzamientos mexicanos, pero su estelar actuación quedó deslucida por la del colegiado francés Michel Vautrot. Por razones que sólo él, y no sin dificultades, sería capaz de explicar, el árbitro galo mandó repetir tres disparos inicialmente errados por México (y otro de la URSS, el quinto, cuyo fallo daba la victoria a los aztecas) para desesperación de un Sivuha que no entendía qué estaba ocurriendo. Después de veinte lanzamientos válidos, una transformación de Viktor Kaplun le acabó dando el título a la URSS.

El ucraniano Bessonov, entonces un veloz y habilidoso extremo pero que en los ochenta se consagraría como lateral, se llevó merecidamente el premio al Mejor Jugador del Mundial, mientras que el brasileño Guina (que luego jugaría en Murcia y Tenerife) obtuvo la Bota de Oro como máximo realizador, con cuatro goles. La concesión de estas distinciones individuales fue criticada por los expertos reunidos por la FIFA para evaluar el campeonato, pues consideraban que los chavales en formación debían olvidarse de premios personales para centrarse exclusivamente en ayudar a sus equipos. Sin embargo, Adidas también quería su cuota de protagonismo como patrocinador y sus galardones se acabarían convirtiendo en una tradición más de estos torneos.

Por lo que respecta al rendimiento de la selección española, en una entrevista publicada por El Mundo Deportivo el 6 de julio de 1977 Pereda centró sus críticas en el árbitro soviético del tercer encuentro, a su juicio demasiado permisivo con el juego duro de Túnez, y en los problemas físicos que arrastraban algunos de sus futbolistas por culpa del calor reinante, de las vacunas y del escaso tiempo de descanso entre partidos. Además, el entrenador burgalés se quejó de las malas condiciones del hotel de concentración y, tras eximir de responsabilidades a unos jugadores que, en su opinión, habían hecho todo lo que habían podido, deslizó su insatisfacción por la falta de preparación general de la selección para el torneo: diez días de entrenamientos con una plantilla incompleta eran claramente insuficientes para enfrentarse a equipos que llevaban muchos meses conjuntándose para la cita tunecina.

En este punto el Informe Técnico oficial del campeonato, realizado por los citados Winterbottom, Miljanic y compañía, venía a dar la razón al seleccionador. Mientras que al hablar de selecciones como las de la URSS, México, Hungría y otras de menor nivel se elogiaba la larga preparación llevada a cabo por sus respectivas federaciones, que había permitido a estos equipos jugar y entrenarse de forma continua o con bastante periodicidad desde al menos un año antes de viajar a Túnez, la descripción del caso español, aunque intentaba enfocarse de forma positiva asociándolo a la idiosincrasia del fútbol nacional, más tendente a la improvisación que al rigor táctico, traslucía el evidente problema de la falta de previsión.

Extracto del Informe Técnico oficial del Torneo Mundial Juvenil de Túnez 1977, disponible en: http://es.fifa.com/mm/document/afdeveloping/technicaldevp/50/06/63/u20_tunisia_1977_sp_222.pdf

Extracto del Informe Técnico oficial del Torneo Mundial Juvenil de Túnez 1977, disponible en: http://es.fifa.com/mm/document/afdeveloping/technicaldevp/50/06/63/u20_tunisia_1977_sp_222.pdf

Para concluir con la representación española, cabe destacar la participación en el Mundial de Túnez del colegiado murciano Ángel Franco Martínez, que dirigió el URSS-Irak y el Paraguay-Irak, ambos en la primera fase, y la semifinal entre México y Brasil. Notable marca la suya de tres partidos arbitrados (además de otro en el que ejerció de juez de línea), ya que la FIFA envió al campeonato, en el que se disputaron 28 encuentros en total, nada menos que a 20 árbitros, detalle que también fue criticado por los expertos y por los propios colegiados.

En cuanto a los jugadores participantes que luego acabarían destacando como adultos, el Mundial de Túnez 1977 dejó pocos nombres de verdadero nivel. Aparte de los soviéticos Andrei Bal, Sergei Baltacha y el ya citado Bessonov, todos ellos pertenecientes al Dinamo de Kiev y que serían habituales en la selección absoluta de la URSS en los 80, podríamos citar al delantero brasileño Baltazar (de exitoso paso por Celta y Atlético de Madrid), al centrocampista francés Bernard Genghini (titular en España’82 y campeón de la Eurocopa de 1984 con la selección absoluta gala), a los italianos Giovanni Galli (portero titular en el legendario Milan de Sacchi) y Giuseppe Baresi (central referente del Inter y hermano mayor de Franco) y al uruguayo Rubén Paz (volante que, aunque no triunfó en Europa, fue uno de los jugadores sudamericanos más destacados de los años ochenta).

Evidentemente también hubo, como en el caso español (Buyo, García Navajas, Urquiaga, Gallego), varios jugadores que fueron internacionales absolutos con sus respectivas selecciones y que estuvieron presentes en algunas de las grandes citas internacionales disputadas por sus países durante esos años; tal es el caso, por no aburrir, de los brasileños Edevaldo y Juninho Fonseca, componentes de la mágica selección de 1982 (aunque ellos apenas participaron en aquel Mundial de España). Pero, para poner un último toque de pimienta, podríamos hablar de los futbolistas hondureños que, merced a su posterior participación en España 1982, consiguieron fichar por equipos de la liga española. De hecho el defensa Gilberto Yearwood (que jugó en Elche, Valladolid, Tenerife y Celta y es considerado uno de los mejores futbolistas de la historia de Honduras) ya había desembarcado en nuestro país nada más acabar la cita tunecina, gracias a sus buenas actuaciones ante Hungría, Marruecos y Uruguay.

El problema viene porque, atendiendo a las fechas de nacimiento con las que años después fueron registrados en el Mundial absoluto y en la Liga, ninguno de ellos debería haber jugado el Mundial sub’19 de Túnez 1977. La FIFA sólo permitía jugadores nacidos a partir del 1 de enero de 1958 y en el informe técnico del campeonato todos los participantes cumplían la normativa (aunque, por ejemplo, de los futbolistas de Irak sólo se indicara el año de nacimiento), pero las sospechas de que varias selecciones habían enviado a jugadores mayores de 20 años eran más que fundadas. Ahora sabemos que Gilberto Yearwood había nacido en realidad en 1956, que Julio César Arzú (portero que estuvo en el Racing de Santander), Allan Anthony Costly (Málaga) y Ramón Maradiaga (Tenerife) eran de 1954 y que Héctor Zelaya (Deportivo de La Coruña) y Porfirio Armando Betancourt (Logroñés) vinieron al mundo en 1957. La información publicada por el diario El País el 26 de octubre de 1982 añadía a esos nombres el de Prudencio Norales, que no llegó a jugar en nuestra liga pero que había nacido, como Yearwood, en 1956.

Es decir, que más de un tercio de los hondureños que disputaron el Mundial sub’19 de Túnez no eran sub’19. Muchos jugadores de Irán, Irak, Marruecos, Túnez o Costa de Marfil también parecían ser ya veinteañeros en 1977 pero, como ninguno de ellos participó luego en otras competiciones y la FIFA decidió mirar hacia otro lado, no se puede asegurar nada. ¿Problemas para entender la novedosa normativa de edad, mala fe de las federaciones o inocentes errores consecuencia de la precariedad administrativa de ciertos países? Cada cual que escoja su opción. Fue, en definitiva, la primera muestra de un problema que también se convertiría en clásico: a pesar de todos los problemas y dudas que rodearon la organización de Túnez 1977, los mundiales juveniles habían llegado para quedarse.

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Fuentes consultadas:

Díez, Fran: “La dictadura del fútbol” (2014), Editorial DXT.

Martialay, Félix: “Todo sobre todas las selecciones” (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

www.fifa.com

www.bdfutbol.com

www.youtube.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, El Mundo Deportivo, El País, Marca.

Agradecimientos: Iñaki Zanguitu.




Campeonato del Mundo sub’20 1999 (IV): Ellos fueron los protagonistas

Si bien en los días previos al Mundial sub’20 de Nigeria 1999 la selección española había pasado casi completamente desapercibida para prensa y aficionados, a medida que los resultados empezaron a acompañar el país fue volcándose, desde la distancia, con ese grupo de chavales que acabaría escribiendo una brillante página en la historia del fútbol patrio. Las cifras de audiencia, que alcanzaron su pico en el emocionante partido de cuartos de final con casi cinco millones y medio de espectadores sintonizando La2 de TVE, así lo atestiguan, como también la forma en la que el equipo copó las portadas el día después de alzarse con el campeonato. Por aquel entonces muchos articulistas y opinadores (incluidos políticos de todo pelaje y no pocos profesionales del balón) aprovecharon el título logrado para reivindicar la fortaleza de la cantera española frente a la masiva llegada a la Liga de futbolistas extranjeros de dudoso nivel, solicitando a los clubes que apostaran por sus campeones juveniles en vez de fichar a desconocidos foráneos que, a su entender, no eran mejores que los chavales que poblaban los filiales a lo largo y ancho del país.

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Dentro de esa exaltación proteccionista del producto nacional, en cierto modo necesaria pero a todas luces oportunista y exagerada, puede que las palabras más atinadas sobre el futuro de los campeones salieran de la boca de Fernando Vázquez, a la sazón entrenador del Real Oviedo, y que recogía así el diario El País en su edición del lunes 26 de abril de 1999: Llegarán a Primera los que deban llegar de forma natural. Espero que lleguen todos, pero no creo que haya que presionar a los clubes, porque ése es un proceso natural”. Vázquez venía a decir que, más allá del título conseguido, en el fútbol profesional llegaría lejos quien realmente fuera un buen futbolista. Iñaki Sáez, por su parte, estaba convencido del potencial de sus chicos, pero tiraba de su dilatada experiencia en la cantera del Athletic Club para avisar de lo que podría ocurrirles a quienes no encontraran a su regreso de Nigeria minutos de juego en Primera o Segunda división: “Como no jueguen con asiduidad con 19 o 20 años se desmoralizarán y se perderán, como les ocurrió a otros” (ABC, 27/04/1999).

Presumiblemente ajeno a estos debates, el balón siguió rodando y poco a poco el eco del triunfo y de los agasajos y reconocimientos oficiales se fue apagando. Pasaron pretemporadas y periodos de fichajes y nadie se preocupó nunca demasiado de saber cómo les iba a esos chavales que un día fueron los mejores del mundo. Quince años después es difícil decir si quienes se perdieron para el fútbol de élite acusaron esa falta de oportunidades contra la que prevenía el seleccionador o si, simplemente, lo que pasó fue que no todos los campeones mundiales sub’20 de 1999 llevaban dentro un gran jugador llamado a destacar profesionalmente. En cualquier caso, estas han sido las trayectorias profesionales de los dieciocho futbolistas españoles que ganaron el Mundial sub’20 de Nigeria 1999.

Daniel Aranzubia Aguado (Logroño, 18/09/1979). Internacionalidades absolutas: 1. En 1999 jugaba en 2ªB con el Bilbao Athletic. Pasó al primer equipo bilbaíno tras los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, en los que consiguió la plata, pero no se ganó la titularidad hasta un par de temporadas más tarde. En 2004 fue convocado por Iñaki Sáez para viajar a la Eurocopa de Portugal como tercer portero, debutando con la absoluta en un amistoso previo ante Andorra. A partir de entonces su rendimiento fue ganando en irregularidad y eso le llevó a repartirse la portería del Athletic primero con Iñaki Lafuente y luego con Armando y Gorka Iraizoz. Acabó saliendo del club rojiblanco rumbo al Deportivo de La Coruña en el año 2008 y en Riazor rayó a buen nivel, aunque el equipo sufrió dos descensos a Segunda. Fichó por el Atlético de Madrid en el verano de 2013, donde, a la sombra del belga Thibaut Courtois, apenas ha tenido oportunidades.

Iker Casillas Fernández (Madrid, 20/05/1981). Internacionalidades absolutas: 153. En 1999 jugaba en Tercera con el Real Madrid “C”. Dio el salto al primer equipo madridista en la temporada 1999/2000, gracias a una lesión del alemán Bodo Illgner y a las malas actuaciones del argentino Albano Bizzarri. Pese a su juventud supo estar a la altura de las exigencias y culminó la temporada conquistando la Liga de Campeones ante el Valencia y siendo convocado por José Antonio Camacho para la Eurocopa de 2000. Debutó con la absoluta en un partido contra Suecia previo a esa cita continental y catorce años después acumula ya más de 150 internacionalidades, y las que le quedan. Durante más de una década ha sido indiscutible en el Real Madrid y en la selección española, consiguiendo casi todos los títulos posibles y siendo considerado uno de los mejores porteros del mundo, hasta que la pasada temporada un bajón en su rendimiento (a juicio de su entrenador, José Mourinho), una posterior lesión y el buen trabajo de Diego López le postergaron a la suplencia en su club.

Pablo Coira Lojo (Vilagarcía de Arousa, 18/10/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Segunda con la S.D. Compostela. Al finalizar esa campaña este lateral derecho fichó por el Celta de Vigo, club en el que pasó cuatro temporadas sin conseguir ganarse un puesto como titular ante la competencia de jugadores como Juan Velasco y Ángel. En verano de 2003 se marchó al Alavés, en Segunda División, pero en Vitoria tampoco fue uno de los fijos y, tras la llegada al club en 2004 del polémico empresario-presidente-entrenador Dimitri Piterman, Coira se marchó al Recreativo de Huelva, donde apenas tuvo minutos. Sin equipo, en agosto de 2005 regresaba al Alavés, que había ascendido a Primera, pero no fue inscrito en la Liga y se pasó un año completamente en blanco. Comenzó la temporada 2006/2007 en 2ªB con el Figueres y en diciembre de 2006 fichó por el Aris de Salónica, de la Primera división griega, club en el que sólo estaría seis meses. Coira pasó entonces otra campaña entera sin jugar y en 2008 firmó por el Espanyol B, de Tercera división. Ante la imposibilidad de conseguir ficha en el primer equipo, el lateral gallego dejó el club barcelonés en verano de 2009 para acabar en el histórico Honved de Budapest, en el que permaneció casi dos temporadas reconvertido en organizador. Retirado en 2011, actualmente trabaja junto a Michel Salgado para Dubai Sports City, empresa dedicada al desarrollo futbolístico de los Emiratos Árabes Unidos.

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David Bermudo Rubio (Santa Coloma de Gramenet, 14/01/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Tercera con el Barcelona “C”. Tras el Mundial sub’20 el lateral izquierdo pasó dos temporadas en el Barcelona B, llegando a debutar oficialmente con el primer equipo azulgrana en un partido de Copa del Rey ante la Gimnástica de Torrelavega, en enero de 2001. Ese verano dejó el Barça para jugar en Primera División con el C.D. Tenerife, pero en su primer año el equipo descendió y Bermudo apenas tuvo continuidad. Tras un frustrado intento de repesca por parte barcelonista en enero de 2003, al final de esa segunda temporada en la isla se marchó cedido al Algeciras, recién ascendido a la división de plata. Allí Bermudo sólo disputó siete partidos y, consumado el descenso del club andaluz, en 2004 regresó a Tenerife para una última y poco fructífera campaña. Al inicio de la temporada 2005/2006 fichó por el Almería, donde por fin se estableció como titular, aunque al año siguiente perdió el puesto en el once de un equipo que lograría su ansiado retorno a Primera. Sin sitio en los planes almerienses, en ese verano de 2007 Bermudo recaló en el Pontevedra, de 2ªB. Tras dos temporadas en Galicia fichó por el Sabadell, con el que en su segundo año lograría el ascenso a Segunda. Finalmente, en el verano de 2012 fue traspasado al Badalona, otra vez en 2ªB, equipo en el que aún permanece.

Francisco Javier Jusué Garcés (Tudela, 30/11/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en 2ªB con Osasuna “B”. Había debutado con el primer equipo rojillo un par de años antes y tras el Mundial sub’20 siguió haciendo apariciones esporádicas, pero el central navarro no se convirtió en miembro de la primera plantilla de Osasuna hasta la temporada 2000/2001, la primera del equipo en su regreso a la máxima categoría del fútbol español. La llegada al club del técnico mexicano Javier Aguirre en verano de 2002 hizo que Jusué saliera cedido al Getafe, en Segunda división, pero a su regreso Aguirre siguió sin contar con él y tras medio año en blanco se marchó nuevamente cedido a un equipo de Segunda. Esta vez el destino fue el Recreativo de Huelva, entrenado por un Sergio Kresic que afirmaba entonces no necesitar otro central. Jusué sólo disputó un partido en tierras andaluzas y en la campaña 2004/2005 se marchó a la Cultural y Deportiva Leonesa, de 2ªB, otra vez a préstamo. Un año más tarde dejaría definitivamente Osasuna para enrolarse en las filas del San Sebastián de los Reyes, también de 2ªB, club en el que permaneció dos temporadas antes de recalar en 2007 en el Logroñés C.F. El equipo riojano descendió deportivamente a Tercera y acabó desapareciendo en agosto de 2008, así que sin más expectativas Jusué optó por regresar a su Tudela natal para jugar en el Lourdes, de Tercera división, del que luego pasó al Valle de Egüés, de la misma categoría. Allí colgó definitivamente las botas al final de la temporada pasada.

Carlos Marchena López (Las Cabezas de San Juan, 31/07/1979). Internacionalidades absolutas: 69. En 1999 jugaba en Segunda con el Sevilla F.C. Como quedó explicado en el artículo publicado en el mes de abril en Cuadernos de Fútbol, Marchena actuaba como mediocentro en el primer equipo sevillista, pese a lo cual Iñaki Sáez le confió la tarea de dirigir la zaga española en el Mundial sub’20. Una decisión que no pudo salir mejor: el sevillano acabó en el Equipo Ideal del campeonato y en esa posición discurriría buena parte de su brillante trayectoria posterior. Después de una temporada en Primera con el Sevilla, en verano de 2000 fue traspasado al Benfica lisboeta y un año más tarde ficharía por el Valencia como parte del pago por el esloveno Zlatko Zahovic. En Valencia no tardó demasiado en convertirse en indiscutible tanto en su club como en la selección absoluta, con la que debutó en un amistoso contra Hungría en 2002 que también fue el del estreno de Iñaki Sáez. Campeón de dos Ligas, una Copa del Rey y una Copa de la UEFA con el Valencia y presente en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, en las Eurocopas de 2004 y 2008 y en los Mundiales de 2006 y 2010, tras el título logrado en Sudáfrica Marchena fichó por el Villarreal, donde pasó dos temporadas y vivió un descenso a Segunda antes de firmar en 2012 por el Deportivo de La Coruña, club con el que sufrió un nuevo descenso y en el que permanece actualmente.

Álvaro Rubio Robres (Logroño, 18/04/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en 2ªB con el Real Zaragoza “B”. Lesionado para dos meses en el partido contra Honduras del Mundial sub’20, regresó inmediatamente a casa y se perdió por tanto el resto del torneo. Durante la segunda mitad de la temporada 1999/2000 jugó cedido en el Albacete, entonces en Segunda división, y en el mercado de invierno de la siguiente campaña (y sin haber logrado debutar oficialmente con el primer equipo del Zaragoza) cerró su traspaso definitivo al club manchego, en el que se instaló como titular indiscutible desde su llegada y con el que logró un ascenso a Primera en 2003 y sufrió el posterior descenso de 2005. En el verano de 2006 el mediocentro riojano firmó por el Real Valladolid, equipo del que ya no se ha movido y en el que es hoy capitán y pieza clave.

Pablo Orbaiz Lesaca (Pamplona, 06/02/1979). Internacionalidades absolutas: 4. En 1999 jugaba en Segunda con Osasuna. Indiscutible pese a su juventud en el centro del campo del club rojillo, la temporada siguiente al Mundial sub’20 consiguió el ascenso a Primera y fue inmediatamente traspasado al Athletic Club, donde sólo las lesiones le apartaron de la titularidad. Iñaki Sáez le hizo debutar en su estreno en 2002 con la selección absoluta, en el mismo partido que Marchena. Sufrió su primera lesión grave de rodilla a comienzos de 2003 y, tras regresar satisfactoriamente a los terrenos de juego, volvió a caer lesionado a finales de 2006. Logró recuperarse de nuevo y siguió jugando asiduamente en el Athletic hasta el verano de 2011. Al no contar para el nuevo técnico, el argentino Marcelo Bielsa, Ernesto Valverde lo reclamó para el Olympiacos griego, en el que el navarro permaneció cedido una temporada, tras la cual rescindió su contrato con el Athletic para firmar por el Rubin Kazan ruso. Un año más tarde, en el verano de 2013, Orbaiz anunciaba su retirada, aunque pocos meses después llegaba a un acuerdo para jugar en el Valle de Egüés, de la Tercera división navarra, modesto club que el atento lector recordará por haber sido también el último equipo en el que militó Fran Jusué.

Xavier Hernández Creus (Terrassa, 25/01/1980). Internacionalidades absolutas: 130. En 1999 jugaba en Primera con el F.C. Barcelona. Aunque todavía con ficha del filial, que estaba en Segunda, Xavi ya venía siendo un habitual en las alineaciones de Louis van Gaal antes del Mundial sub’20. En Nigeria fue incluido en el Equipo Ideal del torneo y sufrió, en opinión de muchos especialistas, una gran injusticia al no recibir el Balón de Oro como mejor jugador (los periodistas acreditados en el Mundial, mayoritariamente africanos, prefirieron al maliense Seydou Keita y Xavi ni siquiera acabó entre los tres más votados). A partir de ahí su crecimiento siguió su curso, debutando con la selección absoluta en un partido frente a Países Bajos en noviembre de 2000, poco después de conseguir la plata en los Juegos Olímpicos de Sidney, y desde entonces no ha faltado a ninguna de las grandes citas disputadas por España. Tras un par de temporadas a un nivel más bajo, coincidiendo con una lesión de rodilla en 2005 y el mal momento general de su club, la Eurocopa de 2008 supuso su espaldarazo definitivo y el inicio de sus mejores años futbolísticos. El éxito también le ha acompañado con el Barcelona, con el que se ha convertido en el futbolista español con más títulos ganados, además de alcanzar el reconocimiento internacional con varias presencias en el podio del  Balón de Oro.

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Gonzalo Colsa Albendea (Santander, 11/05/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Segunda con el C.D. Logroñés. Ya había debutado en Primera con el Racing de Santander en la temporada 1997/1998 y en enero de 1999 había sido cedido al histórico cuadro riojano, aunque no tuvo demasiados minutos. Centrocampista central de notable capacidad goleadora en su juventud y habitual en todas las selecciones inferiores, tras el Mundial sub’20 jugó dos temporadas más en Santander, ya en Primera división, antes de ser traspasado al Atlético de Madrid, con el que en su primera campaña logró el retorno a la máxima categoría del fútbol español. Cedido consecutivamente a Valladolid y Mallorca, donde rindió a buen nivel, regresó al club colchonero en 2004 y, tras una primera temporada como titular, fue perdiendo peso en el equipo y acabó retornando al Racing en el verano de 2006. Allí vivió la última gran etapa del equipo cántabro en Primera, incluyendo una histórica participación europea en la campaña 2008/2009, hasta que el descenso a Segunda y la pésima situación económica de la entidad le obligaron a abandonar el club. Colsa firmó en 2012 por el Mirandés, recién ascendido a Segunda, pero apenas consiguió jugar tres partidos y dejó el club en enero de 2013. Se retiró al final de la temporada pasada y desde entonces ejerce como entrenador de infantiles en el Bansander santanderino y como seleccionador cántabro sub’16.

Francisco Javier Yeste Navarro (Basauri, 06/12/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Primera con el Athletic Club. Aunque pasó casi toda esa temporada con el filial bilbaíno en 2ªB, Yeste comenzó 1999 apareciendo con cierta frecuencia en las alineaciones del primer equipo y sólo las lesiones retrasaron su confirmación en la máxima categoría hasta la temporada 2000/2001. Desde la mediapunta o la banda izquierda, su pierna zurda se destacó pronto como una de las más privilegiadas del fútbol español, aunque su rendimiento irregular, sus problemas de disciplina y su falta de templanza en determinadas situaciones le separaron de alcanzar mayores cotas de éxito. En 2004 llegó a ser convocado por Luis Aragonés para ir con la selección absoluta, aunque no consiguió debutar. A partir de 2007 sus actuaciones en el Athletic fueron perdiendo consistencia y diferencias económicas a la hora de negociar la renovación acabaron provocando su salida del club en 2010. Yeste puso rumbo a Dubai para firmar por el Al Wasl, equipo en el que permaneció un año hasta que la contratación como técnico de Diego Armando Maradona trajo acarreada la rescisión de su contrato. El Olympiacos de Ernesto Valverde le repescó para el fútbol europeo en el verano de 2011 y allí coincidió con su viejo compañero Orbaiz, pero seis meses después el club griego le dejaba libre por bajo rendimiento. Tras una nueva y breve experiencia en Emiratos Árabes Unidos, esta vez en el Baniyas de Abu Dabi, el vizcaíno se quedó sin equipo en el verano de 2012 y acabó retirándose. Desde hace unos meses dirige al Itzubaltzeta, equipo juvenil de la cantera del histórico Arenas de Getxo.

José Javier Barkero Saludes (Aretxabaleta, 27/04/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Tercera con la Real Sociedad “B”. Aunque fue uno de los jugadores más destacados de la selección española en Nigeria y ya había debutado en Primera en octubre de 1998, la presencia de Javier De Pedro le complicó sobremanera el conseguir un hueco en el primer equipo realista. Fue cedido al Toulouse en el verano del año 2000, pero en Francia tampoco tuvo minutos y la Real lo repescó en invierno para enviarlo al Eibar, en Segunda división. La siguiente temporada la repartió entre la Real y otra cesión al Eibar, pero a su regreso a San Sebastián Igor Gabilondo estaba asentado ya como recambio natural de De Pedro y a comienzos de 2004 Barkero tuvo que volver a salir a préstamo, esta vez al Polideportivo Ejido, nuevamente en Segunda. Finalmente, incapaz de ganarse el puesto en la Real, en 2006 se marcharía al Albacete. Allí logró renacer como jugador y en el verano de 2008 fichó por el Numancia, recién ascendido a Primera, con el que por fin consiguió explotar al máximo nivel. El guipuzcoano decidió permanecer dos años más en Segunda con el Numancia, hasta finalizar su contrato y firmar libre por el Levante en la temporada 2011/2012. En Valencia disfrutó de dos históricas campañas en las que el club granota llegó a disputar la Europa League, pero en 2013 un turbio asunto relacionado con el supuesto amaño de un partido contra el Deportivo de La Coruña (amaño en el que él no habría participado) precipitó su salida de la entidad y su fichaje por el Real Zaragoza, de Segunda división.

Fernando Varela Ramos (Dos Hermanas, 01/09/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en 2ªB con el Real Betis “B”. Había debutado en Primera en las últimas jornadas de la temporada 1996/1997, pero tras el Mundial sub’20 pasó medio año más en el filial y otra media campaña cedido en el Extremadura, de Segunda división, antes de volver a tener una oportunidad en el primer equipo verdiblanco. Participó en el ascenso bético a Primera de la temporada 2000/2001, aunque la explosión de Joaquín Sánchez acabó forzándole a jugar en el lateral derecho, un puesto en el que ya le había usado Iñaki Sáez en la selección juvenil. Con Joaquín formó una de las bandas más ofensivas de la liga española durante varios años, ganando una Copa del Rey y alcanzando una histórica participación en Liga de Campeones. Varela llegó a ser convocado con la selección absoluta pero, como le ocurriera a Yeste, no consiguió debutar. En el verano de 2006 fue traspasado al Mallorca, en el que permaneció tres temporadas jugando a buen nivel hasta que en la cuarta llegaron los problemas de lesiones. En 2010 dejó el club bermellón para fichar por el Kasimpasa turco, en el que estuvo una campaña antes de regresar a España. El Valladolid se hizo entonces con sus servicios, pero problemas de espalda le mantuvieron casi todo el año en el dique seco y el club le retiró la ficha. Esa lesión forzó su adiós al fútbol en activo en el verano de 2012.

Gabriel García De la Torre (Sallent, 10/02/1979). Internacionalidades absolutas: 3. En 1999 jugaba en Segunda con el Barcelona “B”. Por entonces ya era apreciado por su polivalencia, ya que podía jugar en banda derecha, en el centro del campo o incluso como segunda punta (posición en la que cuajó un gran Mundial sub’20 y unos buenos Juegos Olímpicos de Sidney). Tras un par de años actuando en el primer equipo con tareas ofensivas, a comienzos de 2003 una plaga de lesiones en defensa (la misma que casi provocó el regreso de Bermudo a Barcelona) llevó a Louis van Gaal a probarlo en el lateral diestro y Gabri acabó ganándose el puesto gracias a sus buenas condiciones técnicas y a su derroche físico. Asentado en esa posición, Iñaki Sáez le hizo debutar con la absoluta en 2003, en un amistoso contra Ecuador, y lo llevó a la Eurocopa de 2004, aunque en Portugal (como Xavi y Aranzubia) no jugó ni un minuto. Meses después sufrió una grave lesión de rodilla tras la que no consiguió volver a su mejor nivel, y terminó saliendo del Barça al acabar la temporada 2005/2006, con una Liga de Campeones en el bolsillo. Fichó entonces por el Ajax de Amsterdam, donde volvió a jugar en puestos de ataque con buen rendimiento hasta que una lesión de tobillo en 2008 volvió a dejarle varios meses parado. Sin sitio ya en el equipo neerlandés, Gabri se marchó en 2010 a Qatar para jugar en el Umm-Salal y un año después regresó a Europa para fichar por el Sion suizo. Sin embargo, el suyo fue uno de los traspasos irregulares que el club helvético realizó ese verano y que le valieron una sanción de la UEFA. El barcelonés apenas jugó y al acabar esa temporada 2011/2012 se rumoreó con su retirada, aunque finalmente se enroló en el Servette, club en el que permanece a día de hoy recuperándose de otra lesión de cierta importancia.

Rubén Suárez Estrada (Gijón, 19/02/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Segunda con el Sporting de Gijón. Hasta la aparición de un tal David Villa, el hijo de Cundi fue visto como la mayor promesa salida de Mareo en unos duros años para la entidad asturiana. Sin embargo, Rubén no terminó de explotar y estuvo alternando el primer equipo con el filial hasta el año 2002, tras lo cual permaneció dos temporadas más en Segunda con el Sporting antes de fichar por el Elche en el verano de 2004. Convertido en un clásico de la división de plata como extremo izquierdo, el asturiano completó cuatro temporadas en la entidad ilicitana antes de recalar en el Levante, en el que se destapó como goleador gracias a su golpeo a balón parado y consiguió el ascenso a Primera en 2010. Aunque resultó clave en la permanencia del club levantinista, coincidiendo con la llegada de Barkero fue perdiendo importancia en el equipo y al acabar la temporada 2011/2012 se marchó a probar fortuna a China, al Guizhou Rhene, en el que sólo estuvo seis meses. En enero de 2013 firmó por el Almería, en Segunda, con el que logró otro ascenso, pero a principios de esta temporada no entraba en los planes del técnico Francisco y Rubén Suárez acabó fichando por el Skoda Xanthi de la Primera división griega.

Alejandro Lombardero Menéndez (Arteixo, 01/03/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en 2ªB con el C.D. Lugo. Se desempeñaba habitualmente como extremo derecho y poseía una notable capacidad goleadora, como había demostrado en la selección española sub’18, pero en su carrera profesional a Álex le tocaría conocer de lleno la cara más amarga del fútbol. Después de dos años en el primer equipo del Lugo, tras el Mundial de Nigeria fichó por el Mérida, de Segunda división; la temporada fue buena en lo deportivo, pero el equipo acabó descendiendo y desapareciendo por impagos. Álex decidió no denunciar al club y sus derechos federativos quedaron retenidos, lo que le obligó a pasarse varios meses sin jugar: aunque entrenaba con el Atlético de Madrid B, sólo pudo disputar los últimos partidos de esa campaña 2000/2001. Del filial rojiblanco pasó al Ceuta y un año más tarde a la S.D. Compostela, equipo con el que no llegó a debutar porque desapareció antes de empezar la temporada. Recaló entonces en el Díter Zafra, también de 2ªB, pero el club pacense descendió y Lombardero emigró de nuevo, esta vez a Santander para firmar en 2003 por el filial del Racing. Tras sufrir otro descenso a Tercera, Álex pasó la mayor parte de la temporada 2004/2005 en el filial del Alavés, con alguna aparición puntual en el primer equipo que dirigía Dimitri Piterman y que lograría ascender a Primera, pero a esas alturas sus molestias físicas empezaban a ser cada vez más constantes y no fue renovado. En el verano de 2005 firmó por la Gramenet, otra vez en 2ªB, y allí las lesiones le impidieron tener continuidad. Finalmente, en 2007 se le detectaría una enfermedad ósea degenerativa que le obligaría a retirarse y a pasar por el quirófano para que le implantaran dos prótesis de cadera. Con una minusvalía reconocida del 40%, actualmente Álex Lombardero es vendedor de la ONCE en Calamonte (Badajoz) y vuelve a plantearse una vida relacionada con el balompié, esta vez desde los banquillos.

Pablo González Couñago (Redondela, 09/08/1979). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Segunda con el C.D. Numancia. Formado en las categorías inferiores del Celta de Vigo, Pablo Couñago pasó la temporada 1998/1999 cedido en el Numancia que lograría su primer ascenso a la máxima categoría, aunque el joven delantero gallego no contó mucho para Miguel Ángel Lotina. Tras el Mundial juvenil y sus títulos de Bota de Oro y Balón de Bronce, el Celta decidió foguearlo otro año en Segunda, esta vez en el Recreativo de Huelva, donde tampoco logró destacar demasiado. A su regreso a Vigo, aunque pasó a formar parte de la primera plantilla, sólo jugó algún rato suelto y se negó a renovar, por lo que en el verano de 2001 se marchó gratis al Ipswich Town inglés, que esa temporada iba a disputar la Copa de la UEFA. Pero en Inglaterra dispuso de pocos minutos y no consiguió ningún gol, y el equipo terminó descendiendo a la entonces llamada First Division. En la segunda categoría inglesa Pablo empezó por fin a carburar y durante los tres años siguientes se convirtió en uno de los iconos del club, aunque la no consecución del ascenso acabó por hacerle regresar a España para jugar en el Málaga, en Primera división. En tierras andaluzas pasaría dos temporadas, entre 2005 y 2007, pero sus cifras goleadoras no destacaron demasiado y Pablo deshizo el camino para volver al Ipswich Town, donde permaneció otras tres campañas más antes de ser cedido al Crystal Palace, siempre en la segunda inglesa y con unas estadísticas realizadoras ya en clara regresión. En 2011 pasó unos meses sin equipo y luego inició una exótica aventura asiática en el Dong Tam Long An vietnamita, club en el que estuvo poco tiempo, y que continuó más tarde en el Kitchee de Hong Kong. Esta temporada decidió regresar a casa para jugar en el C.D. Choco de su Redondela natal, en la Tercera gallega.

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David Aganzo Méndez (Madrid, 10/01/1981). Internacionalidades absolutas: 0. En 1999 jugaba en Tercera con el Real Madrid “C”. Uno de los delanteros más prometedores de su generación, Aganzo tuvo oportunidades con el primer equipo madridista ya en la temporada 1999/2000, aunque pronto se vio obligado a iniciar el tradicional rosario de cesiones que por entonces solían emprender casi todas las promesas del club blanco: Extremadura en Segunda división, Espanyol y Valladolid en Primera y Levante en Segunda fueron sus equipos hasta el año 2004. No terminó de explotar como goleador en ninguno de ellos, aunque sí dejó muestras intermitentes de calidad especialmente en Zorrilla y el Ciudad de Valencia, donde logró un ascenso a Primera. Traspasado definitivamente al Racing de Santander al inicio de la temporada 2004/2005, sus minutos de juego fueron menguando paulatinamente y en enero de 2006 decidió irse cedido al Beitar Jerusalén, aunque sus seis meses en Israel tampoco resultaron demasiado positivos. A su regreso a Santander se lesionó y, tras un año casi en blanco, en 2007 se marchó al Alavés, en Segunda. Allí pareció remontar el vuelo y después de completar un buen año firmó por el Rayo Vallecano, con el que disputó otras tres temporadas en Segunda a un nivel más que digno y rematadas con el ascenso en la 2010/2011. Sin sitio en Primera, Aganzo tuvo que marcharse al Hércules, donde las lesiones le impidieron tener continuidad, y en 2012 fichó por el Aris Salónica griego, con el que acaba de certificar un amargo descenso a la segunda división helena.

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La simple evolución natural, las lesiones y las malas decisiones (no siempre suyas) hicieron que sólo tres de los dieciocho campeones juveniles alcanzaran el nivel necesario para poder repetir éxito mundial once años después. Quizás esto no sea del todo extraño, pero sí puede resultar más llamativo que, aparte de Iker Casillas, Carlos Marchena y Xavi Hernández, únicamente otros tres futbolistas consiguieran debutar con la absoluta: después de todo, tal vez aquel título fuera fruto más del esfuerzo colectivo, dentro y fuera del campo, que del puro talento individual. Pero, en todo caso, esa histórica conquista en Nigeria cambió la mentalidad del fútbol base español. A partir de ahí, los títulos fueron cayendo año a año, uno tras otro, hasta que los componentes más destacados de todas esas generaciones encontraron en la absoluta el tiempo y el espacio oportunos para hacer, ni más ni menos, lo mismo que ya habían conseguido cuando apenas eran unos críos: ganarlo todo. O casi.

Por último, y para concluir el extenso repaso realizado al Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999, sólo queda citar de forma breve a los jugadores de otras selecciones presentes en aquel torneo y que han pasado por la liga española o han conseguido hacerse un nombre en el mundo del fútbol durante estos últimos quince años.

Jugaron en España, ya fuera en Primera, Segunda o 2ªB:

Alemania Timo Hildebrand: Valencia CF (2007-2008)
Argentina Franco Costanzo: Deportivo Alavés (2005-2006).Diego Sebastián Saja: Rayo Vallecano (2003-2004); Córdoba CF (2004-2005).Gabriel Alejandro Milito: Real Zaragoza (2003-2007); FC Barcelona (2007-2011).Esteban Matías Cambiasso Deleau: Real Madrid (1996-2004).

Luciano Martín Galletti: Real Zaragoza (2001-2005); Atlético de Madrid (2005-2007).

Aldo Pedro Duscher: RC Deportivo (2000-2007); Racing de Santander (2007-2008); Sevilla FC (2008-2010); RCD Espanyol (2010-2011).

Daniel Gastón Montenegro Casella: Real Zaragoza (2000-2001); CA Osasuna (2001-2002).

Germán Ezequiel Rivarola: Sporting de Gijón (2000-2001).

Javier Alejandro Villarreal: Córdoba CF (2000-2001).

Federico Insúa: Málaga CF (2003-2004).

Brasil Fabio Aurelio Rodrigues: Valencia CF (2000-2006).Ronaldo de Assis Moreira, “Ronaldinho”: FC Barcelona (2003-2008).Joao Fernando Nelo, “Baiano”: Málaga CF (2004-2005); RC Celta de Vigo (2005-2007); Real Murcia (2007-2008).Luis Eduardo Schmidt, “Edu”: RC Celta de Vigo (2000-2004); Real Betis (2004-2009).

Francelino da Silva Matuzalem: Real Zaragoza (2007-2008).

Geovanni Deiberson Mauricio: FC Barcelona (2001-2003).

Camerún Idriss Carlos Kameni: RCD Espanyol (2004-2011); Málaga CF (2011-actualidad).Modeste M’Bami: UD Almería (2009-2011).Hughes Chamberlein Nzinkeu Njnje: Getafe (1999-2002).Daniel Armand Ngom Kome: Atlético de Madrid (1999-2000); Levante UD (2000-2001); Numancia (2001-2004); Getafe (2004-2005); Ciudad de Murcia (2005-2006); RCD Mallorca (2006-2007); Real Valladolid (2007-2008); CD Tenerife (2008-2011).

Gaspard Komol: Lorca CF (1999-2000).

Estados Unidos Carlos Manuel Bocanegra: Racing de Santander (2012-2013).
Ghana Owusu Afriyie Martin: CD Badajoz (1997-1998); Málaga CF (1998-2002); Linares CF (2005); UD Melilla (2006).
Mali Seydou Keita: Sevilla FC (2007-2008); FC Barcelona (2008-2012); Valencia CF (2014-actualidad).Mahamadou Diarra: Real Madrid (2006-2010).
México Rafael Márquez Álvarez: FC Barcelona (2003-2010).Gerardo Torrado Díez de Bonilla: CD Tenerife (2000-2001); Polideportivo Ejido (2001-2002); Sevilla FC (2002-2004); Racing de Santander (2005).
Nigeria Samuel Gbenga Okunowo: FC Barcelona (1998-2000); CD Badajoz (2000-2001).Haruna Babangida: FC Barcelona (1998-2004); Terrassa FC (2002-2003); Cádiz CF (2004).
Paraguay Roque Luis Santa Cruz Cantero: Real Betis (2011-2012); Málaga CF (2012-actualidad).Paulo César da Silva Barrios: Real Zaragoza (2011-2012).Nelson Rafael Cuevas Amarilla: Albacete (2010-2011).Jorge Orlando Brítez Larramendi: Real Valladolid (1999-2000).
Portugal Marco Antonio Simoes Caneira: Valencia CF (2004-2008).Hugo Miguel Ribeiro Leal: Atlético de Madrid (1999-2001); UD Salamanca (2009-2010).Simao Pedro Fonseca Sabrosa: FC Barcelona (1999-2001); Atlético de Madrid (2008-2010); RCD Espanyol (2012-actualidad).Daniel da Cruz Carvalho, “Dani”: Atlético de Madrid (2000-2003).

Hugo Miguel Martins Carreira: RC Deportivo (1998-2001).

Uruguay Héctor Fabián Carini Hernández: Real Murcia (2007-2009).Mauricio Daniel Nanni Lima: Racing de Santander (2004-2005); Racing de Ferrol (2005-2006).Fernando Carreño Colombo: CD Logroñés (2003-2004).Ernesto Javier Chevantón Espinosa: Sevilla FC (2006-2010).

Martín Ricardo Ligüera López: RCD Mallorca (2003-2004).

Diego Martín Forlán Corazo: Villarreal CF (2004-2007); Atlético de Madrid (2007-2011).

Néstor Fabián Canobbio Bentaberry: Valencia CF (2003-2004); RC Celta de Vigo (2004-2008); Real Valladolid (2008-2010).

 

Entre los que han tenido un papel destacado en sus selecciones y en el fútbol internacional, cabe mencionar a estos otros jugadores que también disputaron el Mundial sub’20 de Nigeria 1999:

Australia Brett Emerton: internacional absoluto.  Feyenoord, Blackburn Rovers.Jason Culina: internacional absoluto. Twente. PSV.Vince Grella: internacional absoluto. Empoli, Parma, Torino, Blackburn Rovers.Mark Bresciano: internacional absoluto. Empoli, Parma, Palermo, Lazio.
Brasil Júlio César: portero internacional absoluto. Inter de Milán, QPR, Toronto FC.Juan: internacional absoluto. Bayer Leverkusen, AS Roma.Alessandro Mancini: internacional absoluto. AS Roma, Inter de Milán.
Croacia Stipe Pletikosa: internacional absoluto. Shakhtar Donetsk, Spartak de Moscú.Jurica Vranjes: internacional absoluto. Bayer Leverkusen, Stuttgart, Werder Bremen.Igor Budan: internacional absoluto. Atalanta, Parma, Palermo.
Estados Unidos Tim Howard: internacional absoluto. Manchester United, Everton.Steve Cherundolo: internacional absoluto. Hannover 96.
Ghana Stephen Appiah: internacional absoluto. Udinese, Parma, Juventus, Fenerbahce.Peter Ofori Quaye: internacional absoluto. Olympiacos.
Honduras David Suazo: internacional absoluto. Cagliari, Inter de Milán.
Inglaterra Ashley Cole: internacional absoluto. Arsenal, Chelsea.Peter Crouch: internacional absoluto. Southampton, Liverpool, Portsmouth, Tottenham Hotspur, Stoke.Andy Johnson: internacional absolute. Birmingham, Crystal Palace, Everton, Fulham.
Japón Junichi Inamoto: internacional absoluto. Arsenal, Fulham, WBA, Galatasaray, Eintracht Frankfurt.Naohiro Takahara: internacional absoluto. Boca Juniors, Hamburgo, Eintracht Frankfurt.Yasuhito Endo: internacional absoluto. Récord de internacionalidades en su país (141 hasta el pasado mes de abril).Shinji Ono: internacional absoluto. Feyenoord, Bochum.
Nigeria Joseph Yobo: internacional absoluto. Everton, Fenerbahce, Norwich City.Juluis Aghahowa: internacional absoluto. Shakhtar Donetsk, Wigan.
República de Corea Seol Ki Hyeon: internacional absoluto. Anderlecht, Wolverhampton Wanderers, Reading, Fulham.
Rep. de Irlanda Robbie Keane: internacional absoluto. Inter Milán, Leeds, Tottenham Hotspur, Liverpool, LA Galaxy.Damien Duff: internacional absoluto. Blackburn Rovers, Chelsea, Newcastle, Fulham.
Paraguay Salvador Cabañas: internacional absoluto. América (México).
Uruguay Gonzalo Sorondo: internacional absoluto. Inter de Milán.Diego “Ruso” Pérez: internacional absoluto. Mónaco, Bologna.

Fe de errores

El artículo publicado en el número 54 de Cuadernos de Fútbol (“España se corona en Nigeria”) contiene dos errores que paso a corregir:

1)      En la crónica del partido España-Brasil, donde dice “derrotando además por vez primera a Brasil en un Mundial de cualquier categoría” habría que añadir “desde Italia 1934”. Imperdonable gazapo.

2)      En la crónica del partido España-Estados Unidos se dice que el día anterior a ese duelo de octavos de final se produjeron unos graves altercados prácticamente a las puertas del hotel de concentración de la selección española. En realidad esos disturbios, que se saldaron con un muerto, ocurrieron el día antes del último partido de la primera fase contra Honduras.

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Fuentes consultadas:

www.fifa.com

www.bdfutbol.com

www.transfermarkt.de

www.pablocoira.com

Hemerotecas y archivos digitales de los diarios ABC, As, Deia, El Mundo Deportivo, El País, Diario Hoy, La Vanguardia, Marca.

Datos sobre partidos internacionales referidos a 1 de mayo de 2014.

Agradecimientos: Alberto Prieto, Borja García, Juanjo Sánchez.




Campeonato del Mundo sub’20 1999 (III): España se corona en Nigeria

El 5 de marzo de 1999, a menos de un mes del inicio del torneo, Abuja acogió el sorteo de la fase de grupos del Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999. Para entonces aún no se habían disputado los partidos finales del clasificatorio africano, último torneo continental en celebrarse, pero sí se conocían ya los nombres de todas las selecciones que se habían ganado una plaza en el Mundial juvenil, así que la FIFA consideró oportuno no demorar más una ceremonia en la que no sólo se sorteaban los rivales sino también, y éste era un factor muy a tener en cuenta en la cita nigeriana, la sede principal en la que cada equipo se instalaría durante esa primera fase. En Nigeria habría que adaptarse lo mejor posible a unas condiciones que se presumían lejos de ser las óptimas, así que la incertidumbre sobre el rendimiento de las teóricas favoritas era aún mayor de lo acostumbrado en cualquier Mundial sub’20.

Grupo A (Lagos)

Grupo B (Kaduna)

Grupo C (Ibadán)

Grupo D (Enugu)

Grupo E

(Kano, Bauchi)

Grupo F

(Calabar, Port Harcourt)

Nigeria

Ghana

Rep. Irlanda

Mali

Camerún

Brasil

Alemania

Argentina

México

Rep. Corea

Japón

España

Costa Rica

Croacia

Arabia Saudí

Portugal

Inglaterra

Zambia

Paraguay

Kazajstán

Australia

Uruguay

EE.UU.

Honduras

Y los bombos decidieron que España fuera al grupo F, que disputaría sus partidos en Calabar y Port Harcourt, en la superpoblada zona sudeste del país, entre la desembocadura del río Níger y la frontera con Camerún y lejos por tanto de las sedes del interior que, tal y como se sospechaba, reunían peores condiciones. España iniciaría el campeonato enfrentándose a Brasil para luego medirse a Zambia y Honduras, dos selecciones teóricamente asequibles para los de Sáez, de forma que existía cierto margen de maniobra en caso de perder el duelo inaugural. Se clasificaban para octavos de final los dos primeros de cada uno de los seis grupos y los cuatro mejores terceros, así que en principio el resultado del sorteo podía considerarse como favorable para los nuestros. Claro que, teniendo en cuenta lo mucho que había sufrido España para asegurar su presencia en Nigeria, lo mismo pensarían entonces las demás selecciones del grupo F.

El equipo de Brasil, no obstante, atravesaba por momentos difíciles. El 11 de marzo el seleccionador Toninho Barroso presentó su dimisión alegando motivos personales que le impedían viajar a Nigeria, aunque las críticas recibidas por la floja actuación del equipo en el Sudamericano sub’20 (Brasil había finalizado en tercera posición y en la última jornada había estado muy cerca de caer fuera de los cuatro puestos que daban acceso al Mundial) puede que también tuvieran algo que ver. Su sustituto fue Joao Carlos Costa, que se hizo cargo del equipo con apenas dos semanas de margen para preparar el Mundial y que revolucionó sobremanera la plantilla: la mitad de los futbolistas brasileños que disputaron el campeonato no habían estado en aquel Sudamericano del mes de enero.

Pero a pesar de todos sus problemas y dudas la canarinha contaba con seis jugadores que habían sido campeones del mundo sub’17 en Egipto 1997 (entre ellos Ronaldinho, Matuzalem o Geovanni Deiberson, que andando el tiempo pasarían con más o menos gloria por la liga española) y era como siempre una de las principales candidatas al título. Para ese complicado debut Iñaki Sáez apostó por un once que acabaría convirtiéndose en clásico: Aranzubia; Coira, Marchena, Jusué, Bermudo; Varela, Orbaiz, Xavi, Barkero; Gabri y Pablo Couñago. Y con Xavi como jefe de operaciones el equipo respondió de maravilla, tocando con calma ante la nula presión brasileña y poniendo el partido de cara muy pronto: en el minuto quince Gabri se deshizo magistralmente de dos oponentes y, con la zurda, batió por bajo al meta Fabio. Pasada la media hora, España dobló su ventaja: Pablo Couñago porfió por un balón largo que acabó llevándose ante la pasividad de los centrales brasileños y cedió atrás para que Gabri colocara con la diestra un disparo cruzado imposible de atajar.

El 2-0 fue demasiado para Brasil, que lo intentó en la segunda parte pero que se vio incapaz de superar la ordenada defensa española. Al contragolpe España pudo finiquitar definitivamente el duelo e incluso infligir un durísimo correctivo a su rival, pero el marcador no volvió a moverse. La selección española sub’20 conseguía los tres primeros puntos, derrotando además por vez primera a Brasil en un Mundial de cualquier categoría, y el altísimo nivel mostrado por el equipo en todas sus líneas lo hizo merecedor de todo tipo de elogios por parte de la prensa. España había presentado oficialmente su candidatura al título.

05/04/1999 Primera jornada del Grupo F.

ESPAÑA

(2)

Aranzubia; Coira, Bermudo, Jusué, Marchena; Orbaiz, Xavi (-89, Colsa), Barkero (-68, Rubén), Varela; Gabri (-82, Yeste), Pablo.

BRASIL

(0)

Fabio; Indio, Juan, Bilica (-68, Milton Rogerio), Mancini; Edu, Ferrugem, Matuzalem, Alexandre (-46, Rodrigo Gral); Ronaldinho (-67, Geovanni), Baiano.

Goles

1-0 Gabri (ESP, min. 14); 2-0 Gabri (ESP, min. 32).

Árbitro

Felipe Ramos Rizo (MEX).

Tarjetas

Gabri (ESP, min. 14), Matuzalem (BRA, min. 43), Aranzubia (ESP, min. 61), Marchena (ESP, min. 85).

Estadio

U.J. Esuene (Calabar). 12.000 espectadores.

 

Por desgracia, en la concentración de Calabar no hubo mucho tiempo para celebraciones: al día siguiente llegó la noticia del fallecimiento de doña Marcelina Ruiz, madre del seleccionador Iñaki Sáez. El técnico había viajado a Nigeria sabiendo ya que el fatal desenlace era inminente y había podido despedirse de ella en vida, pero aún así el impacto emocional fue grande en toda la delegación española. Inmerso de lleno en el campeonato, Iñaki Sáez decidió no viajar a España para el entierro, en un gesto de compromiso con el grupo que acabaría resultando vital unos días más tarde.

Luciendo el preceptivo brazalete negro, el jueves 8 de abril a las cuatro de la tarde (hora local) la selección española saltaba al césped del estadio de Calabar con el objetivo claro de derrotar a Zambia para dedicarle un triunfo al seleccionador y, de paso, certificar su pase a octavos de final. Ante los zambianos, que en la primera jornada habían derrotado por 4-3 a Honduras y compartían la primera plaza del grupo con España, Sáez repitió alineación, pero esta vez el sofocante calor (se rondaron los cuarenta grados) y el orden defensivo de los africanos atascaron la máquina española. Tras un esperanzador comienzo, pronto las fuerzas fueron decayendo y el partido perdió ritmo. Zambia no atacaba y España parecía asfixiarse en el horno en que se había convertido el rectángulo de juego. Los cambios de la segunda parte no dieron fruto y se llegó al término de los noventa minutos con el marcador inalterado. Con cuatro puntos, ambos equipos parecían tener el pase a octavos bastante bien encarrilado.

08/04/1999

Segunda jornada del Grupo F.

ZAMBIA

(0)

Mumba; Zimba (-89, Lungu), Mwaba, Kampamba (-61, Nsofwa), Simutowe, Bakala (-73, Makayi); Mbambara, Sinkala, Mangamu, Mutapa; Chiwtu.

ESPAÑA

(0)

Aranzubia; Coira, Bermudo, Jusué, Marchena (-59, Yeste); Orbaiz, Xavi, Varela (-70, Álex), Barkero (-59, Rubén); Gabri, Pablo.

Goles

Árbitro

Felipe Ramos Rizo (MEX).

Tarjetas

Sinkala (ZAM, min. 62), Yeste (ESP, min. 64).

Estadio

U.J. Esuene (Calabar). 8.000 espectadores.

 

Pero Brasil había despertado y, tras derrotar claramente a Honduras por 3-0, en la tercera y definitiva jornada destrozó los sueños de los africanos con un incontestable 5-1: la derrota dejaba a Zambia fuera de los dos primeros puestos del grupo y la goleada le privó también de ser al menos uno de los cuatro mejores terceros que pasarían a octavos de final. Como, por mor de la peculiar organización nigeriana, aquel partido se jugó en el mismo escenario e inmediatamente antes que el España-Honduras, la selección española sabía ya antes de empezar su tercer encuentro que, salvo debacle mayúscula, estaba clasificada para la primera ronda eliminatoria.

Los jugadores españoles celebran el gol de Rubén Suárez ante Honduras

Los jugadores españoles celebran el gol de Rubén Suárez ante Honduras

Así pues, Iñaki Sáez aprovechó la ocasión para dar minutos a los no habituales y preservar la salud de jugadores como Xavi, a quien no le había sentado demasiado bien el viaje a Port Harcourt y ni siquiera se sentó en el banquillo. Enfrente estaba un cuadro hondureño que contaba sus partidos por derrotas y que también incluyó en su once varias novedades respecto a encuentros anteriores. Y, como ocurriera el día de Brasil, la primera parte fue una exhibición de juego de un combinado español que en media hora dejó el choque visto para sentencia. Pablo abrió el marcador a los once minutos de un espléndido cabezazo con el que inauguraba también su cuenta goleadora en el torneo, y la escasa resistencia hondureña terminó por venirse abajo cuando, poco antes de la media hora, Varela lanzó un auténtico misil a la escuadra desde fuera del área. Cinco minutos después, en pleno festival español, Rubén Suárez realizó una gran jugada individual por el costado izquierdo para anotar el tercero.

La mala noticia llegó al poco de la reanudación, cuando Álvaro Rubio chocó con un rival en una pugna por un balón dividido y salió con el peroné fracturado. La grave lesión del chaval del Zaragoza sacó a España del partido y sólo la buena actuación de Iker Casillas impidió que Honduras creara auténticos problemas. En el minuto 76 Carlos Oliva consiguió batir al benjamín español, pero los centroamericanos no pudieron ponerle más emoción a los últimos compases y, bajo la intensa lluvia tropical que solía acompañar a los encuentros del último turno, se llegó al final del partido con ese marcador de 3-1. España era primera de grupo y comenzaría la fase decisiva enfrentándose a Estados Unidos, segundo clasificado del igualadísimo grupo E.

11/04/1999

Tercera jornada del grupo F.

HONDURAS

(1)

Siliezar; Izaguirre, Vásquez, Vallecillo, Maynor Suazo (-46, Tilguath); Contreras, Oliva (-77, Fortín), Marín, Gutiérrez; David Suazo, León (-46, Raudales).

ESPAÑA

(3)

Casillas; Coira, Bermudo, Jusué, Álvaro Rubio (-55, Orbaiz); Yeste, Colsa, Varela, Rubén; Gabri (-46, Álex), Pablo (-46, Aganzo).

Goles

0-1 Pablo (ESP, min. 11), 0-2 Varela (ESP, min. 27), 0-3 Rubén (ESP, min. 32), 1-3 Oliva (HON, min. 76).

Árbitro

Mohamed Guezzaz (MAR).

Tarjetas

Gutiérrez (HON, min. 24), Álvaro Rubio (ESP, min. 46), Raudales (HON, min. 47), Izaguirre (HON, min. 50), Aganzo (ESP, min. 70), Contreras (HON, min. 70).

Estadio

Liberation (Port Harcourt). 16.000 espectadores.

 

El telón de la primera fase se cerró sin demasiadas sorpresas, puesto que las únicas selecciones que hicieron las maletas antes de lo previsto fueron Alemania e Inglaterra. Como el Mundial sub’20 se celebraba en abril, en plena temporada europea, ninguna de las dos había podido contar con sus mejores jugadores porque sus clubes no permitieron su participación en el torneo, pero aún así sus prestaciones dejaron mucho que desear: los ingleses incluso se fueron de Nigeria sin puntuar y sin marcar un solo gol. Junto a alemanes e ingleses, las otras selecciones que se marcharon a casa últimas de sus grupos fueron Kazajstán (que entonces pertenecía a la Confederación Asiática), Arabia Saudí, República de Corea y Honduras. Las dos peores terceras fueron Australia y Zambia: los africanos quedaron apeados por su peor diferencia de goles respecto a Argentina, Costa Rica y Uruguay, que también habían acabado en tercera posición de sus respectivos grupos sumando cuatro puntos.

Tras una brillante primera fase en la que se marcaron 102 goles en 36 partidos, los cruces de octavos de final quedaron establecidos de la siguiente forma:

Rep. Irlanda

Nigeria

Mali

Camerún

España

Estados Unidos

Ghana

Costa Rica

México

Argentina

Japón

Portugal

Paraguay

Uruguay

Brasil

Croacia

Tres meses después de que ambas selecciones se enfrentaran en la Copa del Atlántico (con victoria española por 1-0), España y Estados Unidos volvían a verse las caras esta vez sobre el césped del estadio de Port Harcourt, merced a las victorias norteamericanas en la primera fase sobre Inglaterra y Camerún. El encuentro se disputó a las cuatro de la tarde, la misma hora que había podido con las energías de España en el partido contra Zambia de la primera fase; con idéntica alineación y bajo el mismo sol abrasador, esta vez los de Sáez salieron dispuestos a sentenciar por la vía rápida y al descanso parecían haberlo logrado: al cuarto de hora Pablo había empujado a la red una generosa dejada de Varela, cuatro minutos después Xavi había transformar un libre directo aprovechando un error del portero Tim Howard en la colocación de la barrera y, pasada la media hora, nuevamente Pablo había puesto el 3-0 al remachar sin oposición una buena jugada de Gabri dentro del área. Todo iba tan bien que hasta el susto vivido el día anterior (un tiroteo a pocos metros del hotel español en unos graves disturbios provocados por los altos precios de las entradas) era ya un borroso recuerdo en medio de la alegría por la clasificación para la siguiente ronda.

Pero España salió a verlas venir tras el descanso y no habían pasado ni cinco minutos cuando, completamente solo, el goleador Taylor Twellman cazó un balón en el área española y puso el 3-1. Quizás por el calor, o tal vez por haber creído que el pase a cuartos ya estaba hecho, la selección española fue incapaz de reaccionar, cedió la posesión y el terreno y Estados Unidos empezó a llegar con cierto peligro. Iñaki Sáez vio que el partido se le iba de las manos, pero sus cambios no funcionaron y el encuentro siguió inclinado hacia la meta de un inconmensurable Aranzubia. España estaba fundida y acabó pidiendo la hora después de que otro cabezazo de Twellman besara las mallas pasado el minuto noventa. Afortunadamente no quedaba tiempo para más y el pitido final fue un soplo de aire fresco bajo el implacable sol nigeriano.

15/04/1999

Octavos de final.

ESPAÑA

(3)

Aranzubia (GK); Coira, Bermudo, Marchena, Jusué; Orbaiz (C), Xavi, Varela, Barkero (-74, Rubén); Gabri (-79, Colsa), Pablo (-58, Aganzo).

EE.UU.

(2)

Howard (GK); Cherundolo, Bocanegra, García (C), Califf; Morrison, Thorrington, Downing (-58, Jamar Beasley), Albright; Gomez (-44, Tsakiris), Twellman.

Goles

1-0 Pablo (ESP, min. 15), 2-0 Xavi (ESP, min. 19), 3-0 Pablo (ESP, min. 32), 3-1 Twellman (USA, min. 49), 3-2 Twellman (USA, min. 90).

Árbitro

Carlos Eugenio Simon (BRA).

Tarjetas

Bermudo (ESP, min. 40).

Estadio

Liberation (Port Harcourt). 15.600 espectadores.

Estos fueron los resultados de la ronda de octavos de final:

Rep. Irlanda

1

(3)

1

(5)

Nigeria(pen)

Mali

5

4

Camerún

España

3

1

Estados Unidos

Ghana

2

0

Costa Rica

México

4

1

Argentina

Japón

(pen)

1

(5)

1

(4)

Portugal

Paraguay

2

(9)

2

(10)

Uruguay(pen)

Brasil

4

0

Croacia

La derrota de Argentina ante México por 4-1 fue sin duda lo más destacado de la primera ronda de eliminatorias directas, en un partido que los mexicanos remontaron espectacularmente en la segunda parte. Después de ganar los dos Mundiales sub’20 anteriores, en Nigeria’99 la albiceleste quedaba apeada antes de lo esperado, pero lo hacía con todo merecimiento a tenor de lo poco que había mostrado en sus partidos anteriores. Y también se quedaba fuera del torneo Irlanda, la campeona de Europa sub’18, al perder en los penaltis contra la selección anfitriona (en cuyo banquillo se sentaba el neerlandés Thijs Libregts, por entonces técnico de la absoluta nigeriana, tras la fulminante destitución del seleccionador juvenil por la mala imagen dada por el equipo en la primera fase).

Desde los once metros se decidieron otros dos partidos: Japón y Uruguay (los charrúas en una larguísima tanda de once lanzamientos por equipo, resuelta con el fallo final de Roque Santa Cruz) estuvieron más acertados que Portugal y Paraguay. Muy llamativo fue también el loco partido entre Camerún y Mali que acabaron llevándose estos últimos tras lograr el empate a cuatro en el descuento (y jugando en inferioridad numérica) y anotar luego el único gol de oro que se marcaría en el campeonato.

Por su parte, Brasil no tuvo problemas para arrollar a Croacia gracias a los goles de Ronaldinho (el mismo que alcanzaría su cénit futbolístico en el F.C. Barcelona), Fernando Baiano (delantero que pasó por Málaga y Celta de Vigo) y Edú (quien luego sería jugador de Betis y Celta de Vigo). Los brasileños parecían recuperados de su tropiezo inicial ante España y se postulaban como claros aspirantes al título, exactamente igual que Ghana, que tampoco encontró dificultades para doblegar a Costa Rica en el último partido arbitrado por Arturo Daudén Ibáñez en el campeonato. El colegiado aragonés había dirigido también dos encuentros de la primera fase en el grupo E, pero la clasificación de España para cuartos de final le impedía seguir actuando. Precisamente Ghana sería el rival de España en esa ronda, que se presentaba con estos enfrentamientos:

Mali

Nigeria

España

Ghana

Japón

México

Uruguay

Brasil

Tras dos semanas no precisamente idílicas en los hoteles de Calabar y Port Harcourt, España ponía rumbo a Kaduna, en el corazón de Nigeria, una sede de la que ya se habían quejado amargamente los argentinos en la primera fase. Pero nadie en la delegación española iba preparado para lo que se encontró en allí. Un hotel en pésimas condiciones, sin las más elementales comodidades (como una cama para cada jugador, por ejemplo) y con unas instalaciones y un servicio deplorables estuvo a punto de colmar la paciencia de los jóvenes españoles, que llegaron a plantear abiertamente la posibilidad de retirarse del campeonato.

Sin embargo, la promesa (por suerte cumplida) de un cambio de alojamiento y las palabras de Iñaki Sáez y el resto del cuerpo técnico dándoles a entender que se hallaban ante una oportunidad única en sus vidas frenaron el amago de motín. El ejemplo del seleccionador, que no había regresado a España ni siquiera para enterrar a su madre, hizo que los jugadores terminaran de convencerse de que debían demostrar su compromiso. Y al final la ilusión por hacer algo grande pudo más que todas las penalidades experimentadas en esos días. El grupo salió reforzado de todo aquello y así lo demostraría sobre el campo durante el resto del torneo.

El partido de cuartos de final arrancó con una decisión sorprendente: Iñaki Sáez le dio la alternativa al segundo portero de la selección, confiando en que los reflejos de Iker Casillas y su agilidad en las situaciones de mano a mano podrían ser decisivos ante el poderoso ataque ghanés. El primer tiempo fue muy disputado, aunque el respeto que parecían tenerse ambas selecciones y la fortaleza que exhibían en defensa hacían que las jugadas pocas veces acabaran en las áreas. En una de esas escasas oportunidades Gabri mandó un cabezazo al poste ghanés poco antes de que se produjera un apagón que mantuvo el juego detenido durante más de cinco minutos, justo al borde del descanso. Fue uno más de los muchos incidentes similares que se dieron a lo largo del campeonato, aunque el único que afectó a España.

En la segunda parte la selección española salió con más decisión y metió a los africanos en su área, y fruto de esa presión llegó el penalti sobre Barkero que él mismo transformó cuando sólo se llevaban nueve minutos de la reanudación. Entonces el dominio pasó a ser de Ghana, que aprovechó el repliegue español para rondar con peligro la meta de Casillas. España intentaba sentenciar al contragolpe pero el gol ghanés se veía más cercano y acabó llegando en el tiempo de descuento, cuando una falta lateral lanzada por Peter Ofori-Quaye (entonces estrella de Olympiacos) rebotó en una maraña de jugadores y se coló en la puerta española. El partido se iba a una prórroga que era justa dados los merecimientos de unos y otros pero que parecía un duro castigo para los españoles.

El impacto emocional del empate y el poderío físico africano parecían colocar a Ghana como favorita para el tiempo extra. Sin embargo, España se manejó mejor en el océano de nervios que siempre generaba la regla del gol de oro y controló relativamente bien el juego. Se defendió con el balón, provocó la expulsión de un contrario e incluso tuvo alguna oportunidad para llevarse el choque, pero la media hora suplementaria pasó sin que nadie acertara a batir la meta rival y se llegó a los lanzamientos desde el punto fatídico.

Ambos equipos marcaron sus tres primeros penaltis. Entonces Gabri, normalmente un seguro de vida desde los once metros, falló el cuarto lanzamiento español y Ghana se puso con ventaja (4-3) antes de la última ronda. Jusué transformó el quinto con maestría y obligó a Hamza Mohammed a marcar para llevarse el partido. Por suerte para España, la presión fue demasiado grande para el capitán ghanés, que ajustó tanto su disparo que lo estrelló en el larguero. Como al comienzo de la tanda, ambos equipos lanzaron tres nuevos penaltis sin fallo. Llegados al noveno turno con empate a siete (y sin que a España llegaran imágenes desde el estadio, por un corte en la señal televisiva), Varela batió a Adjei y al defensa George Blay le temblaron las piernas: Casillas atajó el flojo disparo del ghanés y certificó el pase de España a semifinales.

18/04/1999

Cuartos de final.

ESPAÑA

(1)

Casillas; Coira (-106, Álex), Bermudo, Marchena, Jusué; Orbaiz, Xavi, Varela, Barkero (-64, Rubén), Gabri, Pablo (-86, Yeste).

GHANA

(1)

Adjei; Blay, Amuzu, Issah (-73, Abdul), Hamza; Abdulai (-66, Gyan), Stephen Appiah, Razak, Ansah; Afriyie (-55, Adu), Ofori-Quaye.

Goles

1-0 Barkero (ESP, min. 54) (p), 1-1 Ofori-Quaye (GHA, min. 90).

Tanda de penaltis

(ESP 8-7)

1-0 Xavi (ESP), 1-1 Ansah (GHA); 2-1 Álex (ESP), 2-2 Razak (GHA); 3-2 Yeste (ESP), 3-3 Appiah (GHA); 3-3 Gabri (ESP), para Adjei, 3-4 Amuzu (GHA); 4-4 Jusué (ESP), 4-4 Hamza (GHA), falla.5-4 Bermudo (ESP), 5-5 Gyan (GHA). 6-5 Marchena (ESP), 6-6 Abdul (GHA). 7-6 Orbaiz (ESP), 7-7 Ofori-Quaye (GHA). 8-7 Varela (ESP), 8-7 Blay (GHA), para Casillas.

Árbitro

William Mattus Vega (CRC).

Tarjetas

Issah (GHA, min. 38), Coira (ESP, min. 62), Hamza (GHA, min. 70), Varela (ESP, min. 76), Rubén (ESP, min. 80), Gabri (ESP, min. 91), Gyan (GHA, min. 92), Appiah (GHA, min. 93), Orbaiz (ESP, min. 97), Ofori-Quaye (GHA, min. 99), Xavi (ESP, min. 117). Expulsado Adu (GHA, min. 104) por roja directa.

Estadio

Ahmadu Bello (Kaduna). 18.000 espectadores.

Los resultados de los cuartos de final fueron los siguientes:

Mali

3

1

Nigeria

España

(pen)

1

(8)

1

(7)

Ghana

Japón

2

0

México

Uruguay

2

1

Brasil

Más allá del duelo entre España y Ghana, que ya se presumía igualadísimo, los demás resultados podían calificarse como sorprendentes, aunque en las tres eliminatorias ciertos detalles podían hacer presagiar lo que finalmente ocurriría. Envuelta en un mar de dudas, la presión por ejercer como local pesó demasiado a Nigeria a lo largo de todo el torneo y Mali, que llegaba plena de confianza tras remontar un partido épico en octavos, supo aprovechar las circunstancias para dominar el encuentro desde el inicio, gracias a un gol marcado en el primer minuto. Aunque Nigeria logró empatar momentáneamente, Mali volvió a golpear justo antes del descanso y sentenció al contraataque en la segunda parte, sellando un histórico pase a semifinales.

Ronaldinho se escapa de Diego "Ruso" Pérez

Ronaldinho se escapa de Diego «Ruso» Pérez

En el caso de Brasil, los problemas defensivos que había mostrado ante España habían quedado luego eclipsados por el gran acierto de sus hombres de ataque, pero ante Uruguay los delanteros brasileños no tuvieron su día y la selección de Víctor Púa logró llegar al último tramo con el marcador empatado. A falta de cinco minutos, un discutido penalti cometido sobre César Eduardo Pellegrín (subcampeón en Malasia’97 y que en Nigeria batiría el récord de apariciones en un Mundial juvenil con catorce partidos, marca que todavía no ha sido igualada) permitió a Néstor Fabián Cannobio (que luego pasó por Valencia, Celta de Vigo y Valladolid) colocar el 2-1 definitivo.

Y México, por su parte, acusó demasiado la baja de su capitán y auténtico cerebro, Rafa Márquez, expulsado en el descuento del partido de octavos de final, y no pudo oponer resistencia en ningún momento a la ordenada selección japonesa. A los dos minutos los asiáticos ya mandaban en el marcador y antes del veinticinco doblaban su ventaja, que se convirtió en insalvable para una desconocida selección azteca. La posibilidad de que el país del Sol Naciente ganara un Mundial de fútbol ya no existía sólo en los dibujos animados.

Cuatro equipos se mantenían en liza y, al igual que ocurriera en los Mundiales sub’20 de Arabia Saudí’89 y Australia’93, cada uno representaba a un continente. Las semifinales quedaban establecidas así:

Mali

España

Uruguay

Japón

Sin tener que moverse de Kaduna, el 21 de abril España recibía a Mali tan preocupada por el rival como por el horario: tocaba jugar otra vez a primera hora de la tarde y los precedentes (empate a cero con Zambia y victoria agónica ante Estados Unidos) indicaban que la segunda parte podía convertirse en una trampa por culpa del cansancio. Tal vez por eso, la selección española salió decidida a resolver por la vía rápida y muy pronto la vuelta de Aranzubia a la titularidad, principal noticia de la previa, pasó a un segundo plano: la primera incursión de Barkero por la izquierda acabó con un balón al área que Varela empujó a la red cuando sólo se llevaban disputados 67 segundos de partido. Los africanos tardaron en reaccionar y el primer tercio de partido fue un nuevo alarde de buen juego español, así que nadie se sorprendió cuando a los veinticinco minutos otra vez Varela recibía un perfecto pase de Gabri y, a puerta vacía, subía el segundo al marcador.

El seleccionador de Mali decidió quemar sus naves antes de que fuera demasiado tarde y pasada la media hora quitó a un defensa para dar entrada a Mahamadou Dissa, máximo goleador de su selección y que, curiosamente, sólo veía puerta cuando salía desde el banquillo. Poco a poco las llegadas españolas se fueron espaciando más en el tiempo y el control del balón pasó a ser de Mali, aunque los africanos no creaban demasiado peligro. Pero tras el descanso se repitió la historia: España acusó el esfuerzo físico de la primera parte y, como ante Honduras y Estados Unidos, se fue del partido. A los cinco minutos de la reanudación llegó el gol africano que, cómo no, fue anotado por Dissa, que sumaba así su quinto tanto y se colocaba como máximo artillero del campeonato.

Llegaron varios minutos de zozobra en los que Mali acarició el empate, pero en el último cuarto de hora el cielo de Kaduna descargó una intensa tormenta que refrescó el ambiente y las ideas hispanas. Y bajo el diluvio, con casi todo Mali volcado sobre el área contraria pero chocando una y otra vez con el muro español sin crear demasiado peligro, llegó la sentencia de Xavi, que en el minuto noventa recibió un balón en la frontal del área rival y lo colocó abajo, cruzado, pegado al palo, imposible para el portero. España certificaba así la victoria y el pase a su segunda final de un Mundial sub’20: en la anterior, en 1985, los Unzué, Goicoechea, Nayim, Rafa Paz, Losada, Fernando y compañía no pudieron superar a Brasil. Catorce años después, casi nadie dudaba de que los de Sáez volverían con el título.

21/04/1999 Semifinal.

MALI

(1)

Ibrahim Keita; Dramane Coulibaly (-34, Dissa), Traore, Adama Coulibaly, Camara; Seydou Keita, Diakite, Amadou Coulibaly, Diarra; Bagayoko, Cisse.

ESPAÑA

(3)

Aranzubia; Coira, Bermudo, Marchena, Jusué; Orbaiz, Xavi, Varela, Barkero (-82, Rubén); Gabri, Pablo (-76, Yeste).

Goles

0-1 Varela (ESP, min. 2), 0-2 Varela (ESP, min. 25), 1-2 Dissa (MLI, min. 51), 1-3 Xavi (ESP, min. 90).

Árbitro

Jun Lu (CHN).

Tarjetas

Camara (MLI, min. 29), Amadou Coulibaly (MLI, min. 52).

Estadio

Ahmadu Bello (Kaduna). 16.000 espectadores.

Las semifinales se cerraron con estos marcadores:

Mali

1

3

España

Uruguay

1

2

Japón

La sorpresa del torneo había dejado de serlo: Japón jugaría con todo merecimiento la final del Mundial sub’20. El cuadro dirigido por el francés Philippe Troussier dominó a los sudamericanos en la primera parte con una gran actuación de Masashi Motoyama, que sirvió los dos goles a Takahara y Nagai (el gol uruguayo, que entonces suponía el empate a uno provisional, fue obra de Ernesto Chevantón, que años más tarde pasaría por el Sevilla). En la segunda parte Uruguay tuvo alguna oportunidad para empatar, pero no acertó a batir al meta nipón y los asiáticos culminaban una gesta que tuvo un único pero importantísimo punto negativo: la tarjeta amarilla vista por su capitán y organizador, Shinji Ono, por perder tiempo, le dejaba fuera de la final por acumulación de amonestaciones.

Llegar a Lagos fue un alivio para la expedición española: por primera vez en el torneo España encontraba un alojamiento acorde a lo esperado en un Campeonato del Mundo y sólo el caótico tráfico de la ciudad más importante de Nigeria supuso algún inconveniente durante los escasos dos días que la selección sub’20 pasó allí antes del partido definitivo. Un partido que, para bien o para mal, apenas tuvo historia. Aunque Gabri no estaba plenamente recuperado de un leve proceso gripal, Iñaki Sáez (que el día anterior había cumplido 56 años) dispuso a su once de gala y muy pronto se vio que a España no iba a escapársele el triunfo.

Naohiro Takahara, Ángel Osvaldo Sánchez y Pablo Orbaiz durante el sorteo inicial de la final

Naohiro Takahara, Ángel Osvaldo Sánchez y Pablo Orbaiz durante el sorteo inicial de la final

A los cuatro minutos el árbitro argentino Ángel Osvaldo Sánchez decretó libre indirecto dentro del área por una infracción del portero Minami que la televisión no alcanzó a mostrar (pudieron ser pasos o pérdida de tiempo, o tal vez el guardameta dejara caer el balón al suelo para luego volver a recogerlo con las manos). En cualquier caso nadie protestó y Barkero, superando la poblada barrera con un tiro raso, fusiló la meta nipona por primera vez. Desde aquel momento se despejaron las pocas dudas que pudiera haber sobre el signo del partido. La ausencia de Ono pesaba demasiado en el equipo japonés y la confianza y calidad de la selección española hacían el resto.

Las ocasiones iban llegando con cierta facilidad. Al filo del cuarto de hora Pablo Couñago anotó el segundo gol del encuentro aprovechando un gran pase largo de Xavi que le dejó mano a mano con el portero japonés, y el gallego repitió en el minuto treinta y tres recogiendo un balón suelto en el área tras una internada por la derecha de Barkero. Pablo llegaba así a los cinco goles del maliense Dissa y empataba en cabeza de la tabla de máximos realizadores del campeonato, con grandes perspectivas de alzarse con la Bota de Oro en solitario en vista del cariz que había tomado el partido. Por parte japonesa sólo el ariete Naohiro Takahara parecía dispuesto a presentar algo de batalla, pero las dos oportunidades de que dispuso en la primera parte se marcharon fuera.

España sabía que no podía permitirse una nueva siesta al comienzo de la segunda parte y obró en consecuencia: a los cinco minutos de la reanudación una triangulación perfecta dejó el balón en los pies de Pablo, quien, obstaculizado por un defensor, cedió el esférico a Gabri, que había iniciado la jugada en campo propio y la remató en el punto de penalti como se merecía. Un gol con el que se cerraba una cuenta que él mismo había abierto tres semanas antes con su primer tanto ante Brasil. Durante unos minutos España pudo aumentar su ventaja aún más, pero entre los fueras de juego y la buena actuación del portero japonés (que pese al primer error y a la goleada fue de lo mejor de su equipo) no se consiguieron más goles. Luego llegó la lógica relajación y el partido se consumió sin mayor novedad.

Alrededor de las siete de la tarde (una hora más en la península ibérica), bajo la atenta mirada de Ángel María Villar y del entonces ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, con cierta timidez pero con la cara de quien sabe que está a punto de protagonizar un momento histórico, el capitán Pablo Orbaiz levantaba la primera copa que Joseph Blatter entregaba personalmente como presidente de la FIFA: España era, por fin, campeona del mundo sub’20.

24/04/1999

Final del Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999.

JAPON

(0)

Minami; Tsujimoto, Teshima, Sakai; Nakata, Ogasawara, Motoyama, Endo, Ujie (-46, Inamoto); Nagai (-69, Takada), Takahara (-56, Bando).

ESPAÑA

(4)

Aranzubia; Coira, Bermudo, Marchena, Jusué; Orbaiz, Xavi, Varela (-63, Rubén), Barkero (-80, Aganzo), Gabri (-71, Colsa), Pablo.

Goles

0-1 Barkero (ESP, min. 5), 0-2 Pablo (ESP, min. 14), 0-3 Pablo (ESP, min. 33), 0-4 Gabri (ESP, min. 51).

Árbitro

Ángel Osvaldo Sánchez (ARG).

Tarjetas

Bermudo (ESP, min. 16), Endo (JPN, min. 47), Jusué (ESP, min. 50), Orbaiz (ESP, min 73).

Estadio

National Stadium (Lagos). 38.000 espectadores. Antes de la final se disputó el partido por el tercer y cuarto puesto (Uruguay 0-1 Mali)

(© AFP)

(© AFP)

 

Campeonato del Mundo sub’20 Nigeria 1999. Cuadro de Honor

1º España

2º Japón

3º Mali

4º Uruguay

Campeonato del Mundo sub’20 Nigeria 1999.

Premios Individuales

Balón de Oro al Mejor Jugador (*)

Bota de Oro al Máximo Goleador

1º Seydou Keita (MLI) 1º Pablo Couñago (ESP), 5 goles
2º Pius Ikedia (NIG) 2º Mahamadou Dissa (MLI), 5 goles
3º Pablo Couñago (ESP) 3º Gaspard Komol (CMR), 4 goles
(*) votos de la prensa acreditada 3º Taylor Twellman (USA), 4 goles

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Fuentes consultadas:

Martialay, Félix: «Todo sobre todas las selecciones» (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

Hemeroteca diarios «ABC», «El Mundo Deportivo» y «El País» (abril 1999).

Imágenes extraídas del Informe Técnico oficial del Campeonato, disponible en www.fifa.com




Campeonato del mundo sub’20 1999 (II): la confección del equipo

Iñaki Sáez hizo pública la lista definitiva de convocados para el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999 el 24 de marzo, sólo diez días antes de la inauguración del torneo. Largos meses de pruebas, entrenamientos, partidos, visitas, conversaciones y visionado de cintas se traducían por fin en dieciocho nombres cuyo anuncio no encontró más repercusión que la que ofrecen los apartados de noticias breves en los diarios. Ni siquiera los deportivos se hicieron demasiado eco, ocupados como estaban con la concentración de la selección absoluta de José Antonio Camacho para los partidos contra Austria y San Marino de clasificación para la Euro’2000 y, sobre todo, siguiendo la odisea de los internacionales yugoslavos para escapar de los recién iniciados bombardeos de la OTAN por la guerra de Kosovo.

Ese escaso impacto mediático era, ciertamente, bastante comprensible. No sólo había temas de mayor interés para el aficionado medio, sino que entre aquellos jóvenes apenas había un par de nombres reconocibles para la mayoría de los seguidores. A diferencia de lo que había ocurrido por ejemplo en 1995, cuando la presencia en el combinado nacional sub’20 de los principales estandartes de las canteras de Real Madrid y Barcelona, Raúl González e Iván de la Peña, había disparado el interés de la afición española por el Campeonato del Mundo juvenil, en esta ocasión la mayor parte de los futbolistas eran prácticamente unos desconocidos para el gran público y esa circunstancia terminaba por relegar a un lógico segundo plano al Mundial sub’20 de Nigeria.

De hecho, si antes del torneo los elegidos por Sáez consiguieron aparecer en una portada del diario Marca (la del 31 de marzo, en una esquina y con foto cortada) fue por mostrar su apoyo al periódico deportivo, a cuyos enviados especiales las autoridades nigerianas habían denegado el visado por culpa, presuntamente, de un reportaje publicado veinte días antes sobre los problemas de seguridad y salubridad del país africano, el único tema relacionado con el Campeonato del Mundo que parecía noticiable. El tiempo demostraría que, pese a su tono alarmista, el artículo no se alejaba mucho de la realidad, pero al parecer molestó demasiado a alguien importante en la burocracia de la nación organizadora. Tras la queja de Marca en su portada del día 30, acompañada de nuevos e inquietantes datos (como un informe del Ministerio de Exteriores español que recomendaba no viajar a Nigeria por turismo), y la recriminación del gobierno de España y de la propia FIFA, la embajada nigeriana terminaría dando marcha atrás y un redactor del diario madrileño pudo finalmente cubrir el evento.

"Portadas de Marca de los días 30 y 31 de marzo de 1999. En la del 31 aparecen, a la derecha, algunos miembros de la selección española sub'20 solidarizándose con el diario".

«Portadas de Marca de los días 30 y 31 de marzo de 1999. En la del 31 aparecen, a la derecha, algunos miembros de la selección española sub’20 solidarizándose con el diario».

Pero, más allá de esas cuitas diplomáticas, deportivamente la cita no interesaba demasiado y la discreta actuación del equipo nacional en el Europeo sub’18 de Chipre tampoco ayudaba a generar expectación: a juzgar por su trayectoria, España no llegaría a Nigeria como una de las selecciones favoritas al título. Caprichos del destino, o de los dioses, o de lo que ustedes quieran, el 24 de abril de 1999, exactamente un mes después de que se publicara la convocatoria, la selección española derrotaba a Japón en el Estadio Nacional de Lagos y se alzaba con su primer (y hasta la fecha único) Mundial sub’20. Y entonces sí: el equipo copó por méritos propios las portadas de la prensa nacional. Pero todo a su tiempo.

Porque, si bien sólo los protagonistas de aquella gesta pasarían a la historia del fútbol español, hubo otros muchos futbolistas que también tuvieron su pequeña parte de responsabilidad en el éxito cosechado en Nigeria, ya fuera por su participación durante la fase de clasificación o por su presencia en los diversos torneos amistosos y concentraciones que ayudaron al seleccionador a conformar el plantel definitivo. Como los campeones del mundo sub’20 de 1999, unos tendrían más fortuna que otros en su carrera posterior, pero justo es que se les nombre a todos ellos en un mismo artículo. Y a eso vamos.

Para empezar, conviene precisar que casi todos los futbolistas que aparecerán de aquí en adelante habían tenido ya alguna experiencia en otras categorías de la selección española; categorías en las que coincidieron con otros muchos jugadores que también pueden presumir de haber compartido vestuario con algunos de los futuros campeones del mundo juveniles y de haber colaborado en mayor o menor medida en la formación de aquel grupo. Este artículo, empero, se centra únicamente en las variaciones en la composición de la selección sub’18 desde que arrancó aquel ciclo mundialista sub’20 en la temporada 1997/1998: retrotraernos hasta la primera convocatoria de la sub’15 supondría perder perspectiva sobre el tema principal y alargar el texto hasta límites inabarcables para casi cualquier lector, por muy paciente que sea. En cualquier caso, quien tenga interés por conocer esos primeros pasos de la generación de 1979 encontrará en el «Todo sobre todas las selecciones» de Félix Martialay material más que de sobra para satisfacer su curiosidad.

Como quedó dicho en el artículo publicado en «Cuadernos de Fútbol» el mes pasado, la fase de clasificación para el Campeonato de Europa sub’18 de 1998 había comenzado para España en octubre en 1997, con una liguilla a doble vuelta frente a Italia y Bélgica. Un total de veintidós jugadores, de los que sólo nueve acabarían viajando a Nigeria año y medio después, estuvieron presentes en alguno de esos cuatro primeros partidos:

Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).

Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Helio Álvarez Barrera (Real Oviedo), Samuel Baños (Sporting de Gijón), Moisés Pereiro (FC Barcelona) y Sergio Pelegrín (RCD Espanyol).

Centrocampistas: Xavi Hernández, Mario Rosas y Antonio Hidalgo (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), David Sousa (Real Madrid), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas) y José Javier Barkero (Real Sociedad).

Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona), Álex Lombardero (CD Lugo) y Francisco Javier Aguilera Cortés (Atlético de Madrid).

El oviedista Helio Álvarez (defensa que debutó en Primera con dieciséis años pero que luego desarrolló casi toda su carrera en equipos asturianos de divisiones inferiores), Francisco Javier Aguilera Cortés (delantero de la cantera del Atlético de Madrid que tampoco pudo descollar en su trayectoria posterior) y el central Samuel Baños (salido de la prolífica cantera del Sporting de Gijón, jugó también en Segunda en Murcia, Xerez, Levante, Alcorcón y Sabadell) ya no volverían a ser citados con esta generación.

Tras dejar asegurado el pase al play-off de acceso a la fase final del Campeonato de Europa, el bloque de esa sub’18 viajó a Uruguay para disputar el «Memorial Álvaro Fabián Perea Berrospe» a comienzos de febrero de 1998. Iñaki Sáez introdujo media docena de caras nuevas en el equipo (entre las que se encontraban las de varios habituales en las convocatorias de esta generación en otras categorías), pero sólo dos de esos futbolistas (Aranzubia y Varela) volverían a contar luego para el seleccionador:

Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Aranzubia (Athletic Club).

Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Moisés Pereiro (FC Barcelona) y Francisco José Cordero «Rubio» (Sevilla FC).

Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Antonio Hidalgo (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas), Miguel Ángel García Tébar (Albacete) y David Cuéllar (Athletic Club).

Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Alejandro Castro «Jandro» (Valencia CF).

En el torneo uruguayo se despedirían del grupo Antonio Hidalgo (entonces en los juveniles del Barça y que luego pasó por Tenerife, Málaga, Zaragoza, Osasuna y Albacete antes de recalar en Sabadell) y su compañero Moisés Pereiro (que tras salir de la cantera culé pasó por Racing de Ferrol, Zamora o Montañeros), si bien este último, al haber nacido en 1980, todavía pudo acudir a algún partido más con la siguiente generación de internacionales sub’18. De ente los «novatos», Miguel García (juvenil del Albacete, recordado por el infarto que sufrió en pleno partido cuando pertenecía al Salamanca y que puso punto final a su carrera en 2010), Alejandro Castro «Jandro» (perla asturiana del Valencia,  no llegó a cuajar en Primera con Celta y Alavés y ha acabado asentándose en Girona tras pasar por el Nàstic de Tarragona), Francisco José Cordero «Rubio» (del juvenil del Sevilla pasó al filial del Barça para acabar volviendo al  Sevilla B, previa parada en el Mensajero, y luego jugó para Granada, Reus, Tomelloso o Atlético Sanluqueño) y David Cuéllar (centrocampista navarro que apenas tendría oportunidades en sus dos etapas en el primer equipo del Athletic Club y que también jugaría en Elche, Nàstic, Murcia o Salamanca) tampoco regresarían a la selección tras aquella experiencia en Sudamérica.

Mientras Iñaki Sáez dirigía a ese combinado catalogado como sub’20 en el país charrúa, Juan Santisteban reunía a una sub’18 un tanto especial para jugar la tradicional «Copa del Atlántico» que se celebra anualmente en el amable invierno grancanario. La idea de la Federación Española era aprovechar la coincidencia de ambos torneos amistosos para probar al mayor número posible de candidatos para reforzar el equipo que se jugaba la presencia mundialista; así, junto con algunos jugadores del 80 que deberían formar la selección juvenil de la temporada 1998/1999, el técnico sevillano trabajó también con varios chavales nacidos en 1979 que podrían ayudar a España a clasificarse para el Mundial de Nigeria. Esos futbolistas fueron:

Portero: Dani Mallo (Deportivo de la Coruña).

Defensas: Yago Yao Alonso-Fueyo (Sporting de Gijón), Gaspar Gálvez (Atlético de Madrid) y Carlos Laza Quintana (Racing de Santander).

Centrocampistas: Antonio Manuel Sánchez Gómez (Real Madrid), Fernando Soriano (Real Zaragoza) y Fran Yeste (Athletic Club).

Delantero: Koldo Leoz (Osasuna).

Los demás jugadores convocados para esa edición de la Copa del Atlántico habían nacido, como decía, en 1980: de todos ellos sólo Xavi Hernández (FC Barcelona) estaba realmente en los planes de Iñaki Sáez para el Mundial sub’20, por lo que he preferido omitir sus nombres. De los futbolistas nacidos en 1979 arriba indicados ya no volverían a tener más oportunidades en esta peculiar carrera mundialista Yago Yao Alonso-Fueyo (canterano del Sporting de Gijón que también jugó en el Celta de Vigo, Oviedo, Cádiz o Levante antes de enrolarse en el Coruxo, donde aún permanece), Carlos Laza (que no pasó del filial del Racing de Santander), Manu Sánchez (malagueño formado en el Real Madrid que vivió una de las mejores etapas del Málaga antes de recalar en el Hércules y retirarse en Antequera) y Koldo Leoz (futbolista de la cantera de Osasuna cuya carrera, tras pasar un año cedido en Sabadell y dejar el filial rojillo, discurrió por categorías regionales; actualmente es concejal de deportes en el Ayuntamiento de Estella).

En cualquier caso, ninguno de los jugadores a prueba durante esa Copa del Atlántico de 1998 (que para España acabó a las primeras de cambio, al caer en semifinales por 2-3 ante Dinamarca) formó parte del equipo que con tanto sufrimiento superó a Israel en el play-off del Europeo. Sólo el portero Dani Mallo y Xavi Hernández estuvieron en ambas convocatorias, pero como los dos habían estado presentes también en todos los encuentros de clasificación anteriores parecía claro que ellos no habían ido a Gran Canaria como simples meritorios. En la dura eliminatoria contra los hebreos el seleccionador utilizó estos diecinueve jugadores:

Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).

Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid) y Sergio Pelegrín (RCD Espanyol).

Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Xavi Hernández, Mario Rosas y Jofre Mateu (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Gerard López (Valencia CF), David Sousa (Real Madrid), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas) y José Javier Barkero (Real Sociedad).

Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón) y Álex Lombardero (CD Lugo).

El doble enfrentamiento contra Israel sirvió para que Gerard López (ausente del equipo hasta esos dos partidos) dejara claro que por aquel entonces era, muy probablemente, el mejor futbolista español de esa generación, pero también para que Sergio Pelegrín (central criado en el Espanyol, pasó por varios equipos de Segunda B y por Salamanca y Rayo Vallecano en Segunda antes de llegar a su actual club, el Elche) y Miguel Ángel Núñez (canterano de la U.D. Las Palmas que llegó a jugar en Primera con el Numancia en la temporada 2004/2005 antes de recalar en el Universidad de Las Palmas, Atlético Baleares o Vecindario) dijeran adiós al equipo nacional. Los dos habían participado durante la fase de clasificación y, en el caso del canario, también en el torneo de Uruguay, pero no convencieron a Sáez para ir a la fase final del Europeo sub’18 y tampoco pudieron reengancharse después.

De cara a ese decisivo campeonato continental el seleccionador español apostó por el mismo bloque que había superado aquel play-off: además de las dos bajas comentadas, la única novedad fue la reincorporación del polivalente futbolista azulgrana Gabri, que ya había jugado algunos partidos previos. Estos fueron, por tanto, los dieciocho seleccionados que lograrían en Chipre una agónica clasificación para el Mundial sub’20:

Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).

Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid).

Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Xavi Hernández, Mario Rosas y Jofre Mateu (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Gerard López (Valencia CF), David Sousa (Real Madrid) y José Javier Barkero (Real Sociedad).

Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Gabri García (FC Barcelona).

Pasado el susto de Larnaca, el portero Juantxo Elía (de Osasuna, jugó también en el Murcia antes de retirarse prematuramente por una lesión de espalda), titular durante la clasificación pero que en Chipre había sido suplente de Dani Mallo, ya no volvería a ser citado por el seleccionador, al igual que el central Félix Robles (perteneciente entonces al Real Madrid, desarrolló su carrera posterior en Onda, Ávila o Móstoles), un fijo para Sáez hasta ese momento. Tampoco regresaría el extremo Jofre Mateu (canterano del Barcelona, destacó en Levante, Espanyol, Murcia, Rayo Vallecano y Valladolid antes de recalar en Girona), futbolista nacido en 1980 que había estado en el Campeonato de Europa de Chipre adelantándose un año a su generación y que se reenganchó a la siguiente sub’18, la que le correspondía por edad: con ella sufriría en marzo de 1999 una lesión de rodilla que terminaría por descartarle definitivamente para el Mundial sub’20.

Con el inicio de la temporada 1998/1999 llegaba el momento de que cada jugador se ganara un puesto en el fútbol profesional: los minutos acumulados en sus respectivos equipos serían fundamentales tanto para acelerar su desarrollo futbolístico y humano como para formar parte de la selección española en el Campeonato del Mundo. Sobre todo porque el combinado que participaría en el Mundial sub’20 de Nigeria no volvió a disputar un partido hasta enero de 1999, en una nueva edición de la «Copa del Atlántico» que el seleccionador aprovechó para seguir viendo candidatos y, especialmente, para resolver parte de las dudas que le generaba la retaguardia del equipo.

En esa edición participaron seis equipos: la selección juvenil canaria, la de Dinamarca y las sub’20 de España, Alemania, Portugal y Estados Unidos, estas cuatro clasificadas para Nigeria 1999. Con la baja de Xavi (que alternaba el primer equipo del F.C. Barcelona con el filial) y Gerard (cedido por el Valencia en el Alavés), que eran sus principales jugadores ya habituales en Primera División, España entró en el torneo directamente en semifinales: ahí derrotó por la mínima a Estados Unidos (1-0, gol de Pablo Couñago) y luego se llevó el título al vencer en la prórroga de la final a Alemania (2-1, con goles de David Sousa y Benthin en propia puerta para España y de Schaper para los germanos). La convocatoria española para el torneo grancanario, disputado a poco más de dos meses del ansiado Mundial sub’20, estuvo formada por los siguientes jugadores:

Porteros: Dani Mallo (Deportivo de La Coruña) y Dani Aranzubia (Athletic Club).

Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Carlos Marchena (Sevilla FC) y Pablo Coira (SD Compostela).

Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), David Sousa (Real Madrid), Fernando Soriano (Real Zaragoza), Iker Urraka y Fran Yeste (Athletic Club) y José Javier Barkero (Real Sociedad).

Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Pedro Vega (UD Las Palmas).

En esa Copa del Atlántico dirían adiós al equipo dos habituales: David Sousa (centrocampista perteneciente al Real Madrid que estuvo luego en Valladolid, Getafe, Rayo o Albacete), quien, al igual que Jofre, era de la generación del 80 y se incorporó a la siguiente sub’18; y el portero Dani Mallo (del Deportivo de La Coruña, hoy en el Lugo tras pasar por el Girona), que había sido el suplente de Juantxo Elía durante la fase de clasificación pero que luego había sido titular (por delante de Elía) en la fase final del Europeo. El jugador local Pedro Vega (que salió de la U.D. Las Palmas para jugar en Segunda con el Polideportivo Ejido y el Levante antes de regresar al club en el que se formó, donde se retiró del fútbol profesional al final de la pasada temporada) tuvo en Canarias su primera ocasión para intentar demostrar al seleccionador que podía tener un hueco en el equipo definitivo, pero no logró impresionar lo suficiente a Iñaki Sáez como para volver a ser llamado. Y tampoco lo consiguió Fernando Soriano (canterano del Real Zaragoza que parece definitivamente asentado en la U.D. Almería tras un breve paso por Osasuna), uno de esos jugadores de 1979 que habían disputado la Copa del Atlántico el año anterior.

En cambio, Dani Aranzubia, que no había vuelto a una convocatoria desde aquel torneo en Uruguay un año antes, y Pablo Coira, lateral derecho sin experiencia internacional pero establecido como titular indiscutible en la S.D. Compostela en Segunda División, convencieron a Iñaki Sáez en los minutos que disputaron en Canarias no sólo para viajar a Nigeria, sino para hacerlo como titulares. Y, paradojas de la vida, el central que el técnico vizcaíno estaba buscando para terminar de ajustar la defensa resultó que jugaba en su club como mediocentro: Carlos Marchena, debutante como Coira en una selección de cualquier categoría, había disputado esa temporada una docena de partidos en Segunda División con el Sevilla, casi siempre como pivote defensivo; sin embargo, Sáez encontró en él al líder que la zaga española necesitaba.

Con el sevillista atrás, Pablo Orbaiz se asentó definitivamente en el centro del campo (puesto en el que era fijo en Osasuna, aunque en la selección actuaba muchas veces como central), surgiendo así la columna vertebral de un equipo campeón. Además, la presencia de Coira permitiría al seleccionador colocar a Varela en su posición natural, la de centrocampista diestro, ya que hasta entonces había usado al bético mayoritariamente como lateral. La última nota destacada de la Copa del Atlántico de 1999 fue la reincorporación definitiva de Fran Yeste, que por entonces comenzaba a asomar la cabeza en el primer equipo del Athletic, tras un año ausente de la selección.

Después de aquel torneo amistoso en enero, Iñaki Sáez sólo dispuso de dos breves concentraciones de dos días para entrenar en Madrid con los jugadores que se mantenían en sus planes de cara al ya inminente Mundial sub’20. Para la primera tanda, celebrada los días 2 y 3 de marzo de aquel 1999, el seleccionador contó con veinticinco futbolistas:

Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).

Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Gaspar Gálvez y Roberto Rodríguez Durán (Atlético de Madrid), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).

Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández y Mario Rosas (FC Barcelona), Iker Urraka y Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).

Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona), Sergio Francisco Ramos (Real Sociedad) y David Asensio López (Athletic Club).

Cabe destacar que, pese a estar citados, los jugadores de la Real Sociedad Mikel Aranburu y Sergio Francisco Ramos no pudieron acudir por culpa de sendas lesiones. En esa concentración se produjo el corte definitivo: dieciocho de estos futbolistas, supuestamente los elegidos para el Mundial sub’20, serían convocados dos semanas más tarde para una nueva sesión de entrenamientos a celebrar los días 16 y 17. Siete fueron, por tanto, los descartes de Iñaki Sáez entre ambas miniconcentraciones y el primero a quien hay que mencionar es sin duda Juan Francisco Leo Bermejo, hasta entonces uno de los indiscutibles para el seleccionador nacional. Fichado por el Real Madrid en edad juvenil procedente del Espanyol y cuarenta veces internacional en categorías inferiores, Leo había sido titular en todos los partidos de esta selección, pero sufrió una luxación de hombro jugando con el Real Madrid C después de la primera tanda de entrenamientos de marzo y el club merengue desaconsejó su viaje a Nigeria. Además de aquella inoportunísima lesión, este lateral izquierdo sufriría muchas más (y de gran importancia) en su carrera posterior y no terminaría de despegar en ninguno de los numerosos clubes a los que perteneció (Villarreal, Jaén, Alcoyano, Huesca o Lorca, entre otros).

Además del desafortunado Leo Bermejo, a la primera tanda de entrenamientos de marzo también acudieron dos defensas del Atlético de Madrid: Roberto Rodríguez Durán (que no había estado antes con este grupo y que luego jugaría en Extremadura, Talavera o Cacereño) y Gaspar Gálvez (conocido por su paso por Atlético, Oviedo, Valladolid, Albacete, Alavés, Córdoba y Mirandés, y que ha recalado este invierno en Huesca). A pesar de que no había vuelto a ser convocado desde entonces, Gaspar ya había estado en la Copa del Atlántico de 1998; a la de 1999 había acudido Iker Urraka (centrocampista formado en el Athletic Club que se retiró en 2011 tras pasar por multitud de equipos de la Segunda División B), pero ninguno de ellos pudo superar este último corte. Tampoco lo consiguió su compañero en el Athletic David Asensio (delantero que más adelante jugaría para Extremadura, Alicante, Eibar, Palencia y Beasain), citado a última hora para sustituir al lesionado Sergio Francisco Ramos (cuya carrera discurrió luego por la Segunda B y que hoy entrena al histórico Real Unión de Irún, el club de su ciudad y en el que más tiempo estuvo como jugador). Sergio Francisco, para quien aquella concentración hubiera supuesto su primera experiencia a las órdenes de Sáez, fue lógicamente otro de los descartados.

Por último, a Mario Rosas (en su día gran promesa del Barça, su innegable calidad sólo se vio con cuentagotas en Salamanca, Cádiz, Castellón, Huesca o Hércules, entre otros equipos) le perjudicó la incorporación de Orbaiz a la línea de medios y acabó corriendo la misma suerte que Sousa, Jofre y David Asensio: por edad todavía podía formar parte de la selección sub’18 que buscaba su hueco en la fase final del Europeo de 1999 y ahí decidió dejarle el técnico vasco, pese a que había estado en el primer partido clasificatorio de 1997 e incluso había disputado la fase final de Chipre. Y es que el único jugador nacido en 1980 que viajó a Nigeria fue un Xavi Hernández que, a diferencia de Mario, empezaba a ganarse definitivamente la confianza del exigente Louis van Gaal en el primer equipo del F.C. Barcelona.

En el lado opuesto se encontraban los tres jugadores para quienes esos entrenamientos de principios de marzo suponían su primera experiencia con la selección sub’20 y que sí lograrían ganarse un puesto en la lista definitiva. Uno de ellos fue Iker Casillas: nacido en 1981, la presencia del mostoleño no sorprendía tanto por su juventud, que nunca había sido un problema para los seleccionadores nacionales a la hora de incorporarlo a equipos por encima de su edad, como por el hecho de que venía de jugar (y ganar) la Meridian Cup. La competición que por entonces enfrentaba a las mejores selecciones sub’17 del año anterior en Europa y África se había disputado entre enero y febrero en Sudáfrica y no parecía lógico, edad aparte, que uno de aquellos jóvenes jugadores repitiera viaje al continente africano menos de un mes y medio después para otro torneo de selecciones. Pero Sáez tenía muy claro cuál era ya el nivel de Casillas y acabó convocando al portero madridista no sólo para esos entrenamientos de marzo, sino también para el Mundial sub’20 y para los dos partidos oficiales que la selección sub’21 debía jugar inmediatamente antes de que arrancase el campeonato en Nigeria.

Con el osasunista Jusué como uno de los fijos (sólo él, Colsa, Rubén Suárez y Pablo Couñago estuvieron en todos los partidos desde octubre de 1997) y el visto bueno del seleccionador a Coira y Marchena en la Copa del Atlántico de 1999, la que sería retaguardia titular terminaría de completarse con la presencia del lateral zurdo David Bermudo. El catalán militaba en el Barcelona C, de Tercera División, y tampoco había jugado nunca con las selecciones inferiores; si había estado en los primeros entrenamientos del mes como una alternativa más, a los segundos acudió ya con el puesto asegurado para el Mundial por el contratiempo sufrido por Leo Bermejo.

En una convocatoria compuesta por sólo dieciocho jugadores con los que disputar hasta siete partidos en veinte días no había demasiado hueco para recambios específicos, así que la capacidad de adaptación a varios puestos resultó clave para conseguir un sitio. Por ello, aunque obviamente no fuera el único motivo, los Varela, Gabri, Rubén Suárez o Gonzalo Colsa siempre se mantuvieron en los planes de Sáez, y quizás también por esa razón el tercer novato que se ganó una plaza en el equipo definitivo en esas concentraciones previas fue el canterano zaragocista Álvaro Rubio, otro central polivalente que, como Orbaiz y Marchena, podía jugar en el centro del campo.

En resumen, los dieciocho futbolistas reunidos en Madrid los días 16 y 17 de marzo eran quienes teóricamente deberían figurar en la lista definitiva de convocados que se anunciaría la siguiente semana. Y prácticamente así fue: salvo un jugador, la convocatoria final fue la misma que la de estos últimos entrenamientos, dos jornadas que incluyeron una vacunación contra la fiebre amarilla y la hepatitis B y un amistoso contra el filial del Real Madrid que la selección perdió por 1-0. Esa penúltima lista es la que figura a continuación:

Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).

Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).

Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández (FC Barcelona), Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).

Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia) Rubén Suárez (Sporting de Gijón) y Gabri García (FC Barcelona).

Así que el único futbolista que fue convocado para los segundos entrenamientos de marzo de 1999 pero no figuró en la lista definitiva para ir al Mundial sub’20 fue Mikel Aranburu. El de Azpeitia llevaba casi mes y medio jugando habitualmente como titular en el primer equipo de la Real Sociedad y, por esa misma razón, se perfilaba como uno de los puntales del centro del campo español pese a carecer de experiencia en las selecciones inferiores; sin embargo, una contractura le había impedido acudir a la primera concentración de marzo y una inoportuna gripe le obligó a quedarse en casa también durante la segunda. Leves molestias que, no obstante, no le impidieron disputar todos los encuentros ligueros del equipo donostiarra en aquel mes de marzo, lo cual ha contribuido a levantar ciertas suspicacias sobre los verdaderos motivos de su ausencia.

Sobre todo porque el que luego se convirtiera en capitán del equipo txuri-urdin hasta su retirada en 2013 nunca ha escondido sus ideas nacionalistas, apoyando pública y continuamente la lucha por el reconocimiento oficial de la selección de Euskadi, entre otras muchas reivindicaciones. Sin embargo, en una entrevista publicada en el imprescindible libro «La patria del gol: fútbol y política en el Estado español» de Daniel Gómez Amat (2007, Alberdania) el propio jugador señalaba que, aunque no había sido nunca internacional, fue convocado dos veces por la selección española sub 20 «pero no fui porque en una estaba enfermo y en otra lesionado, y luego ya no me volvieron a llamar«. Es decir, lo mismo que contaron los medios en marzo de 1999. Unas líneas más abajo Aranburu comentaba que, en caso de una hipotética llamada de la selección absoluta española, le daría las gracias al seleccionador por el reconocimiento que eso supondría pero no acudiría a la convocatoria. Por ello resulta lógico pensar que, si realmente hubiera renunciado al Mundial sub’20 de 1999 por sus ideas políticas, una persona de su sinceridad no habría tenido reparo alguno en decirlo ocho años después en esa misma entrevista. Quisiera ir o no a Nigeria con la selección española, parece que nunca tuvo que enfrentarse a tal decisión.

Debido a que no había podido trabajar con él en ningún momento a lo largo de todo este proceso de formación del equipo, Iñaki Sáez prefirió prescindir de Aranburu y reforzar la parcela ofensiva de la selección sub’20 con el jugador del Lugo Álex Lombardero, futbolista que podía jugar en todas las posiciones del frente de ataque (especialmente como extremo diestro o segundo punta) y que había sido el segundo máximo goleador español en la fase de clasificación para el Europeo sub’18. Con el reenganche del gallego, que había estado presente en todas las convocatorias anteriores salvo en las de los entrenamientos de marzo de 1999, se completaba la relación de dieciocho futbolistas que, en principio, viajarían a Nigeria:

Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).

Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).

Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández (FC Barcelona), Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).

Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona) y Álex Lombardero (CD Lugo).

Pero esa convocatoria tan discretamente anunciada el 24 de marzo resultó no ser la definitiva. Antes de viajar al Mundial sub’20, Gerard, Xavi y Casillas debían incorporarse a la selección sub’21 para jugar dos partidos de clasificación para la fase final del Europeo de la categoría. El día 26 de marzo Austria encajó un 4-0 en el Ciudad de Valencia que no fue ni mucho menos la mayor de las goleadas que sus equipos nacionales recibirían aquella semana a orillas del Turia, puesto que la noche siguiente se produciría el recordado 9-0 que volvió a enganchar definitivamente a la afición española al carro de la nueva selección de Camacho. La sub’21 puso rumbo entonces a Enschede, Países Bajos, para disputar el 30 de marzo el primero de los duelos que decantaría a favor de España el liderato de aquel grupo de clasificación. Mientras tanto, la sub’20 se quedaba concentrada en Madrid, desde donde volaría a Amsterdam el día 31 para recoger a Sáez, Gerard, Xavi, Casillas y al resto de miembros del equipo técnico y federativo e iniciar desde allí el viaje al país africano.

Y el azar, los dioses, el destino o aquello en lo que cada uno crea quisieron que Gerard López (Alavés, Valencia, Barcelona, Mónaco, Recreativo de Huelva y Girona fueron sus equipos profesionales) no subiera nunca a ese último avión. A falta de siete minutos para finalizar el duelo ante los neerlandeses (que acabaría con 0-1 para España con gol de Albert Luque) el centrocampista catalán entraba al campo sustituyendo a Xavi y poco después recibía un golpe en el pómulo izquierdo que le obligaba a abandonar el terreno de juego. Al día siguiente, en vez de coger el vuelo a Lagos con la sub’20, Gerard regresó a Madrid con el resto de la sub’21 para someterse a una exploración más en profundidad.

En ella se confirmó el peor diagnóstico: fractura del arco cigomático y un periodo de baja que los doctores estimaron en un mes. Con una máscara protectora sobre el rostro, Gerard volvería a jugar sólo doce días más tarde, el 11 de abril de 1999, pero el que debía haber sido el segundo Mundial sub’20 de su carrera había terminado para él antes de empezar: esa tarde no saltó al césped del estadio Liberation de Port Harcourt para enfrentarse a Honduras, sino al del estadio vitoriano de Mendizorroza en el que el Alavés recibía al Deportivo de La Coruña en partido de Liga.

En su lugar Iñaki Sáez decidió llamar a otro delantero centro, en parte para reforzar un ataque que quedaba cojo sin los goles que aportaba Gerard llegando desde atrás y en parte para premiar a otro joven de gran proyección: David Aganzo (Real Madrid), nacido como Iker Casillas en 1981 y que, al igual que su compañero, venía de ganar la Meridian Cup en Sudáfrica. Su llegada a Nigeria, acompañado por el preparador físico Carlos Lorenzana, fue el perfecto ejemplo del caos organizativo imperante en el país anfitrión: a pesar de que la FIFA se encargaba de todos los traslados de los participantes, un error en la comunicación de los horarios hizo que nadie acudiera al aeropuerto para recoger a los dos españoles y ambos tuvieron que buscarse la vida por sus propios medios para llegar al hotel de concentración en la ciudad de Calabar.

Con esa incorporación de ultimísima hora quedaba definitivamente conformada la plantilla que acabaría conquistando el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999. Los entonces casi anónimos Dani Aranzubia, Iker Casillas, Pablo Coira, Carlos Marchena, Francisco Javier Jusué, David Bermudo, Álvaro Rubio, Pablo Orbaiz, Xavi Hernández, Gonzalo Colsa, Fernando Varela, Fran Yeste, José Javier Barkero, Gabri García, Álex Lombardero, Rubén Suárez, Pablo Couñago y David Aganzo sólo necesitarían tres semanas  de victorias y buen juego para que sus nombres quedaran grabados para siempre en la historia futbolística española. Pero la treintena de futbolistas que compartieron con ellos algún tramo de ese mágico viaje y que han quedado en el olvido seguro que también sienten aquel éxito como algo suyo. Y es que, al menos en parte, sí que lo es.

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Fuentes consultadas:

Gómez Amat, Daniel: «La patria del gol: fútbol y política en el Estado español» (2007), Alberdania.

Martialay, Félix: «Todo sobre todas las selecciones» (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.

Hemeroteca diarios «Marca» y «El Mundo Deportivo» (marzo 1999).

www.bdfutbol.com

Agradecimientos: Fernando Carreño.




Campeonato del Mundo sub’20 1999 (I): El camino hacia Nigeria

Todo pudo haber acabado antes de empezar en al menos dos ocasiones, y eso debería servirnos para ser conscientes de que la línea que separa el éxito no ya del fracaso, sino del simple olvido, de todo aquello que no pasará a la historia sencillamente por no haber llegado a tener la ocasión de hacerlo, es más que fina y está caprichosamente trazada por el azar, o por los dioses, o por aquello en lo que cada uno crea. Porque también es casualidad, o cruel capricho divino, o vaya usted a saber qué, que precisamente quien evitó en esas dos ocasiones un ingrato adiós prematuro tuviera que decir prematuramente adiós a la cita que haría pasar a la posteridad a aquel grupo de chavales, quedando así su nombre completamente olvidado, como si nunca hubiera tenido nada que ver en esa histórica conquista.

Evidentemente hubo otros compañeros que también ayudaron a salvar aquellas delicadas situaciones (y a que todas las demás fueran por los cauces previstos) y que igualmente se quedaron sin su parte del botín, pero el caso de Gerard López Segú es especialmente doloroso: él rescató dos veces a España cuando todo estaba a punto de irse al traste y él era el llamado a liderar el equipo en el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999, hasta que un inoportuno encontronazo en Enschede, Países Bajos, apenas un día antes de viajar a Lagos le borró de la lista de embarque y de la gloria. Esa fractura de pómulo sufrida en un partido de la sub’21 debió de dolerle casi tanto como quedarse en tierra con la maleta hecha y las vacunas puestas, aunque tal vez lo más doloroso sea pensar que, de haber estado Gerard en Nigeria, todo hubiera sido distinto: quizás, quién sabe, con Gerard en el campo España no hubiese ganado aquel Mundial sub’20. O tal vez sí. Nunca lo sabremos.

Un Mundial que, por otro lado, tampoco tenía que haber sido en Nigeria, porque el Mundial de Nigeria debería haber sido en 1995, y entonces sí que nada sería lo mismo. Porque seguramente para empezar a hablar del Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999 no esté de más recordar que, si todo hubiera ido según lo previsto, ese torneo jamás habría existido. Es decir, sí que habríamos visto un Mundial sub’20 en Nigeria y quizá hasta lo hubiese ganado España, pero no en 1999 sino en 1995; el de 1999 se habría disputado en cualquier otro país y a partir de ahí todo sería distinto. Por de pronto, seguramente no estaríamos escribiendo nada de esto, pero el azar, los dioses o el destino quisieron que el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1995 fuera suspendido el 9 de febrero de aquel mismo año, sólo un mes y dos días antes de la fecha prevista para su comienzo. Y ahí empezó realmente esta historia.

A los típicos y esperados problemas con las infraestructuras se habían unido unos graves e inoportunos brotes de malaria y meningitis en las sedes de Enugu y Kaduna y eso, sumado a una inestabilidad política en el país que se había trasladado a la propia federación nigeriana de fútbol, terminó de convencer a la FIFA para posponer el que debía ser el primer Mundial de cualquier categoría organizado por el África negra. Si bien desde un primer momento se habló de cancelación definitiva, las presiones políticas hicieron que cuatro días más tarde se acordara dejarlo todo en un simple aplazamiento para dar tiempo a que la situación se normalizara. Sin embargo, el 16 de marzo de 1995 el entonces presidente de la FIFA Joao Havelange anunció finalmente la suspensión del torneo: aunque la emergencia sanitaria había pasado, persistían los problemas de seguridad y las principales aseguradoras internacionales se negaban a cubrir el evento.

Mientras las autoridades de Nigeria ponían el grito en el cielo por una decisión que tildaban de cobarde y racista, la FIFA se movió con inusitada rapidez y el día 20 de marzo hizo oficial tanto el cambio de sede como las fechas definitivas del Mundial juvenil de aquel año, que arrancaría por fin el 13 de abril en Qatar. Gracias a la buena disposición de las autoridades del pujante emirato y a las menores exigencias organizativas que requería un campeonato que entonces sólo disputaban dieciséis selecciones, apenas dos meses después de la cancelación inicial los Raúl, Iván de la Peña, Míchel Salgado, Joseba Etxeberría o Fernando Morientes viajaron al corazón del Golfo Pérsico para vivir su propia aventura, que acabaría con una meritoria (a la par que agridulce) cuarta posición final. Pero, como decía Michael Ende, esa es otra historia y será contada en otra ocasión.

Justo antes del inicio del siguiente Mundial sub’20, el de Malasia’97, la FIFA dio un voto de confianza a Nigeria (que, como protesta, no había enviado a su selección al Mundial de Qatar’95) y le encargó la organización del torneo de 1999. El país africano tenía ante sí una nueva oportunidad y también un nuevo reto: dar cobijo ya no a dieciséis, sino a veinticuatro combinados nacionales, para lo cual los dirigentes nigerianos lanzaron un órdago a la grande habilitando nada menos que ocho sedes, el doble de las previstas para 1995, en lugar de las seis exigidas por FIFA. Para ello se construyeron cuatro estadios nuevos y se remozaron otros tantos con la pasmosa celeridad que siempre suele provocar una generosa exención de impuestos para las empresas contratistas. El mensaje era evidente: Nigeria haría todo lo que fuera necesario con tal de ofrecer una buena imagen al mundo.

Los estadios, en cualquier caso, eran sólo una pieza más del complicado engranaje que implica la organización de un Mundial: los hoteles, los transportes y las telecomunicaciones, puntos críticos de cualquier evento deportivo de gran magnitud, también deberían reunir unas condiciones mínimamente aceptables de calidad para no interferir en la competición futbolística juvenil más importante del planeta. Llegado por fin el momento de la disputa del campeonato, Nigeria completaba su particular transición a la democracia (su Constitución actual quedó aprobada apenas un mes después de albergar el Mundial) y la FIFA aseguró orgullosa que las autoridades locales habían cumplido con todas sus exigencias. Quienes viajaron allí para jugar, para arbitrar o simplemente para contarlo no lo tienen tan claro: el estado de los alojamientos en varias sedes distaba mucho de lo ideal, los apagones eléctricos y cortes en la señal televisiva fueron demasiado frecuentes en algunos estadios y las condiciones higiénicas y de salubridad supusieron más de un quebradero de cabeza para muchas delegaciones. Pero después de todo lo vivido durante los cuatro años anteriores, en la FIFA prefirieron hacer la vista gorda con esos detalles: sólo la escasez de público motivada por los altos precios de las entradas mereció algún comentario negativo en el Informe Técnico oficial del campeonato.

Mientras el país africano se preparaba a conciencia para su gran momento, los demás comenzaron el largo camino clasificatorio para la cita nigeriana. Como en Malasia’97, en el Campeonato del Mundo sub’20 de 1999 habría veinticuatro selecciones: esta vez serían seis europeas, cinco africanas, cuatro asiáticas, cuatro sudamericanas, cuatro norte y centroamericanas y una oceánica. En el viejo continente las plazas se repartirían en la fase final del Campeonato de Europa sub’18 que se celebraría en Chipre en el verano de 1998, pero llegar allí no iba a resultar precisamente fácil, y no sólo por los rivales: el formato de competición no ofrecería a todos las mismas opciones.

Con los chipriotas clasificados de oficio para esa fase final, cuarenta y nueve selecciones iniciaron su andadura divididas en catorce grupos. Sólo el campeón de cada grupo pasaría a la fase intermedia, consistente en una eliminatoria directa a ida y vuelta cuyos siete ganadores obtendrían el billete a Chipre. Una simple división (49 entre 14) nos permite vislumbrar el primer problema, y es que los grupos no tenían el mismo número de componentes. Era, en todo caso, algo inevitable: las nuevas federaciones surgidas en los noventa por la escisión de la URSS y Yugoslavia se iban incorporando paulatinamente a UEFA y FIFA y cada año variaba el número de participantes en los campeonatos juveniles, dificultando la organización de sus fases previas.

En esta edición en concreto la UEFA sorteó siete grupos de cuatro selecciones y otros siete grupos de sólo tres equipos, la manera más racional de cuadrar los números. Pero si el sistema de competición de esa primera fase no ofrecía las mismas oportunidades de clasificación a todas las selecciones era, principalmente, por la falta de uniformidad en la forma de resolver esos grupos. Y es que eran las propias federaciones quienes, una vez sorteados los grupos, negociaban el formato: a las más modestas les interesaba una liguilla que se resolviera en una semana para ahorrar gastos, mientras que las más poderosas podían permitirse acordar una liguilla a doble vuelta que aumentara el margen de error. Y, obviamente, no es lo mismo jugarse una clasificación en dos o tres partidos que en seis.

En ese Europeo sub’18, seis de los siete grupos de cuatro selecciones se decidieron mediante liguillas a una vuelta en una misma sede (el formato que se usa en la actualidad), y lo mismo ocurrió con cinco de los grupos de tres selecciones, mientras que los tres grupos restantes se resolvieron mediante una liguilla clásica a doble vuelta. Es decir, que hubo selecciones que tuvieron que fajarse durante seis partidos a lo largo de tres meses para conseguir lo que otras obtuvieron en apenas ciento ochenta minutos de juego; visto de otro modo, hubo quien tuvo cinco partidos para recuperarse de una mala tarde que para otra selección fue directamente fatal.

España, encuadrada en el Grupo X de clasificación junto a Italia y Bélgica, pudo gozar de esa aparente ventaja que suponía el doble enfrentamiento contra cada uno de sus rivales, aunque lo cierto es que demostró sobradamente no necesitarla. Abrimos el imprescindible «Todo sobre todas las selecciones» (2007; Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz) del maestro Félix Martialay y nos encontramos con que aquel peculiar campeonato arrancó para España el 2 de octubre de 1997, en Plasencia (Cáceres), con una victoria por 2-0 ante Bélgica gracias a los goles de Álex Lombardero y David Sousa. Luego, el 29 de octubre, llegaría el triunfo por 3-1 frente a Italia en Ourense, con dos goles de Pablo Couñago y otro de Álex Lombardero (y un tal Andrea Pirlo por parte transalpina), antes de devolver en noviembre las visitas a belgas e italianos.

Desplazamientos que se saldaron con otras dos victorias y, curiosamente, por los mismos tanteadores: 0-2 en Eupen, Bélgica, el  5 de noviembre (con tantos de Barkero y nuevametne Álex Lombardero), y 1-3 en Andria, Italia, el 20 de ese mismo mes (gracias a dos goles de Pablo y uno de Barkero, anotando otra vez Pirlo el tanto italiano). De esa manera tan autoritaria el equipo dirigido por Iñaki Sáez lograba su acceso a la eliminatoria a doble partido que decidiría los clasificados para la fase final de Chipre. Una vez allí sólo habría que evitar ser últimos de grupo para ganarse el derecho a participar en el Mundial sub’20.

Aunque quedaba mucho camino por recorrer había que ir preparándose para todo, así que la Federación Española aceptó gustosa la invitación de la asociación uruguaya para participar en el «Memorial Álvaro Fabián Perea Berrospe», torneo amistoso de homenaje a un prometedor lateral de Peñarol y subcampeón mundial sub’20 en Malasia’97 que había fallecido trágicamente en un accidente de tráfico sólo tres meses después de rozar la gloria en la cita malaya (el propio Perea había macado el gol de oro que clasificó a Uruguay para la final). Así que entre el 1 y el 13 de febrero de 1998, al otro lado del charco y previo paso por Francia, donde derrotó 1-2 a la sub’18 gala en otro amistoso, España se las vio con cuatro selecciones sudamericanas: Argentina, Brasil, Chile y la anfitriona Uruguay.

El torneo, catalogado como sub’20, fue en realidad un test de primer nivel para los sub’19 de las cinco naciones, ya que todas acudieron con las generaciones que deberían luchar por su plaza en el Mundial de 1999 (al final sólo Chile se quedaría sin viajar a Nigeria). En el caso español, y a pesar de la ausencia de algunos de los jugadores que se podían considerar fijos a tenor de lo visto hasta ese momento, aquel torneo en «territorio enemigo» debía servirle a Sáez para evaluar el desempeño de los suyos ante rivales de gran entidad y para que los propios jugadores tuvieran la experiencia de enfrentarse a unas selecciones contra las que no suele haber muchas oportunidades de medirse fuera de los campeonatos oficiales. El llamado «Mundialito sub’20» de 1998 fue, en definitiva, una oportunidad inmejorable para calibrar la madurez y fortaleza de un grupo llamado a hacer historia, aunque por entonces muy pocos se habrían aventurado a pronosticar su éxito.

Y lo cierto es que en Uruguay no hubo grandes alegrías: se perdieron los dos primeros partidos contra Brasil, liderada por un imparable Ronaldinho (3-0), y Argentina (2-1), para luego superar con apuros a Chile (3-2) y terminar con una tranquila e intrascendente victoria frente a Uruguay (2-0). La albiceleste de Gabi Milito, Luciano Galletti y Aldo Duscher se llevaba el trofeo con pleno de victorias, el centrocampista cántabro Gonzalo Colsa se traía un sorprendente premio como máximo goleador y España se volvía a casa con la constatación de su inferioridad respecto a las grandes favoritas y con mucho trabajo todavía por hacer: lo primero y más inmediato, superar a Israel para poder seguir soñando con Nigeria. Y a fe que no resultó tarea sencilla.

Tras la heterogénea primera fase de clasificación, las catorce selecciones supervivientes se lo jugaban todo en la eliminatoria de acceso al Campeonato de Europa sub’18 de Chipre. Decir que se trataba de un duelo a vida o muerte tal vez suene demasiado a tópico, pero pocas veces en el fútbol la realidad es tan cruda como en esa ronda juvenil: vencer era seguir en la lucha por el sueño mundialista; perder, para la mayoría de jugadores, supondría cerrar dolorosa y prematuramente su carrera internacional. El 21 de abril de 1998 Aranjuez acogía el partido de vuelta en el que España recibía a Israel, que para llegar a esa eliminatoria sólo había tenido que ganar un partido a Países Bajos y otro a San Marino en un triangular disputado en casa. Todo parecía haber quedado decidido en el partido de ida, jugado en Ashkelon y saldado con una victoria española por 0-2 con doblete de Gerard, pero en esos noventa minutos en el estadio «El Deleite» de la localidad madrileña España pasó por todo un espectro de emociones entre las que, paradójicamente, apenas hubo hueco para la que daba nombre al escenario del partido.

Tal vez confiados por la ventaja de la ida, los de Sáez se complicaron innecesariamente la vida y, en un pésimo partido, estuvieron a punto de quedarse en la cuneta. Israel llegó al descanso con ventaja de 0-1 gracias a un gol de Liron Vilner; al comienzo de la segunda parte Gerard López empataba el marcador y parecía devolver las cosas a su cauce normal, pero el tanto de Yossi Benayoun cuando todavía quedaba media hora por jugar dejaba a España al borde del abismo. Un tercer gol hebreo hubiera supuesto la eliminación de un equipo hispano convertido en un auténtico manojo de nervios, pero los visitantes no fueron capaces de volver a batir la meta del osasunista Juantxo Elía y público y jugadores pudieron, por fin, celebrar una muy sufrida clasificación para la fase final del Europeo.

Más allá del susto y de la confirmación de que Gerard era la auténtica figura del equipo (no en vano era el único que había acudido al Mundial sub’20 de Malasia’97), el partido de Aranjuez dejó claro que a aquella generación le faltaban aún mimbres defensivos y algo más de regularidad y consistencia en todas las líneas para poder pensar en cotas mayores. Acudir al Mundial sub’20 de Nigeria estaba mucho más cerca, sí, pero en ese mes de abril de 1998 las ilusiones por conquistarlo (si es que existían, porque en el seno del equipo el único objetivo era clasificarse) parecían carecer de fundamento alguno. Caprichos del destino, o de los dioses, o de lo que ustedes quieran, el 21 de abril de 1999, exactamente un año más tarde de esa agridulce derrota ante Israel, España derrotaba a Mali y se plantaba en la final del Campeonato del Mundo sub’20. Pero todo a su tiempo. Nigeria aún quedaba muy lejos, y para viajar allí todavía habría que superar una última e inesperada prueba de fuego.

No es Chipre escenario habitual de grandes batallas en el mundillo futbolístico, pero en aquel extraño verano de 1998 la cálida isla mediterránea se cruzó dos veces en el camino de la selección española para marcar decisivamente su futuro. El 5 de septiembre la selección absoluta reafirmó la pobre imagen que había dejado en el Mundial de Francia y cayó sonrojantemente derrotada por 3-2 ante la selección chipriota en el que fue, no sin cierto suspense por los días que tardó en confirmarse su cantado adiós, el último partido de Javier Clemente al frente del combinado nacional. Pocos habrán olvidado ese resultado; sin embargo, no es tan común encontrar a alguien que sepa que, a finales de julio de aquel mismo año y casualmente en el mismo escenario, el estadio Antonis Papadopoulos de Larnaca, la selección española sub’18 que acabaría ganando el Mundial sub’20 estuvo a un minuto de perpetrar un gatillazo que hubiera supuesto un abrupto y más que discreto punto final a su historia.

La fase final del Europeo sub’18 de 1998 arrancó el 19 de julio. Las selecciones juveniles de España, Croacia, Alemania, Inglaterra, Portugal, Irlanda y Lituania llegaban a Chipre para unirse al anfitrión en la lucha por el título continental; lucha que, en último término, estaba reservada sólo a los campeones de los dos grupos en que se dividieron los ocho participantes. El objetivo mínimo que todos compartían era quedar entre los tres primeros de cada grupo y obtener así billete para el Mundial sub’20 de Nigeria 1999; España, por su parte, quería repetir el éxito de 1995 (único entorchado sub’18 que lucía por entonces en las vitrinas de la RFEF) y el más cercano de la sub’21, que en mayo de ese mismo 1998 había ganado en Rumanía el campeonato de su categoría, también con Iñaki Sáez en el banquillo. El sorteo emparejó a España con Portugal, Alemania y Lituania en la sede de Larnaca, y el debut se produjo ante una Portugal que contaba con Simao Sabrosa y Hugo Leal como hombres más destacados. En el duelo ibérico fue nuevamente Gerard, quién si no, el que inauguró el marcador en la segunda parte, y tras el empate luso conseguido por Carreira sería Pablo Couñago quien anotara el 2-1 definitivo.

Con los primeros tres puntos en el bolsillo, la contundente derrota de Lituania por 1-7 ante Alemania parecía asegurar a España una plaza para el Mundial y convertía el duelo ante los germanos en el decisivo para meterse en la gran final del Europeo. Pero en esa segunda jornada la pegada de Alemania se impuso desde el inicio y el 3-0 que campeaba en el marcador a los veinte minutos (dos goles de Enrico Kern y uno de Sebastian Deisler) resultó una losa imposible de levantar. Ni siquiera cuando José Javier Barkero logró batir a Timo Hildebrand llegó la reacción hispana: un nuevo gol de Deisler antes de que se cumpliera la primera media hora de juego finiquitaba el duelo (el 4-1 ya no se movería) y dejaba a España fuera de la lucha por el título: los de Sáez sólo podrían sumar seis puntos, los mismos que ya tenía Alemania, y aun en el caso de un hipotético triple empate con Portugal que obligara a acudir a la diferencia de goles para deshacer la igualada, la goleada encajada ante los germanos arruinaba cualquier opción española.

Se trataba, sin duda, de una decepción, pero España todavía podía volver de Chipre con un meritorio lugar en el podio. El triunfo ante Lituania en el último encuentro se daba por hecho antes de empezar y el equipo español saltó al campo pensando que, al menos, una victoria alemana en el otro enfrentamiento del grupo le permitiría disputar el tercer y cuarto puesto. Pero si algo nos ha enseñado el fútbol a lo largo de su historia es que le gusta castigar este tipo de elucubraciones y cálculos anticipados. Aquel 23 de julio no sólo Portugal dominó cómodamente su partido ante Alemania (los lusos  ganaron 2-0, anotando ambos goles antes del descanso) sino que durante muchos minutos España se vio, contra todo pronóstico, fuera incluso del Mundial sub’20.

Ya fuese otra vez por el exceso de confianza, o por el calor del tórrido estío chipriota, o por el buen hacer de los lituanos, el caso fue que en la primera parte los de Sáez no pudieron abrir el marcador y en la segunda se toparon con un gol en contra, obra de Vidas Alunderis nada más volver del vestuario, que puso todo patas arriba. Con los marcadores momentáneos de aquella tarde España y Lituania sumarían tres puntos por los seis de alemanes y portugueses: como el primer criterio de desempate era el resultado particular, Lituania obtendría el tercer puesto del grupo y por tanto el último pasaje a Nigeria. Con más de media hora por delante para arreglar el desaguisado España se volcó en ataque, creó ocasiones y llegó a estrellar hasta cuatro balones en los palos, pero se veía incapaz de superar a un incómodo rival que incluso se quedó con diez jugadores en los últimos minutos.

Entonces, cuando todo parecía perdido, apareció el líder de esa generación, el mismo que ya había sacado las castañas del fuego ante Israel, para poner las cosas en su sitio: Gerard López marcaba el gol de la igualada en el minuto 89 y con él clasificaba virtualmente a España para el Mundial sub’20 de 1999. El postrero tanto de Jofre Mateu en el descuento sólo sirvió para evitar el borrón que en cualquier caso hubiera supuesto el empate contra los bálticos y para, de rebote, dejar a Portugal fuera de la final del torneo: los resultados definitivos de la jornada generaban un triple empate a seis puntos en la cabeza del grupo y Alemania conseguía la primera posición gracias a su mejor golaveraje general.

Los germanos, en cualquier caso, tampoco lo pudieron celebrar demasiado: un par de días después, la República de Irlanda comandada por Robbie Keane y Richard Dunne les superaba en los penaltis para lograr un histórico doblete para el fútbol de Eire y también para su seleccionador Brian Kerr, pues la selección sub’16 había ganado unos meses antes el Europeo de su categoría a las órdenes del propio Kerr. Un enorme éxito que sumar al tercer puesto en el Mundial sub’20 de Malasia’97 (torneo en el que Irlanda eliminó a España en cuartos de final) y que hacía presagiar a su absoluta un brillante futuro que, sin embargo, no acabó de traducirse luego en grandes resultados.

Junto a las dos finalistas, las selecciones de Croacia, Portugal, Inglaterra y España obtuvieron también pasaje para Nigeria. Por delante quedaban ocho meses para crecer y para buscar soluciones a las evidentes debilidades del equipo, que para Iñaki Sáez se concentraban preocupantemente en la parcela defensiva. No en vano, hasta diez de los dieciocho convocados para aquel Campeonato de Europa sub’18 terminarían acudiendo a Nigeria (Jusué, Orbaiz, Varela, Xavi, Gonzalo Colsa, Gabri, Barkero, Rubén Suárez, Alex Lombardero y Pablo Couñago, a los que podríamos añadir a Gerard López, convocado para el Mundial y que no pudo viajar por su lesión de ultimísima hora), pero de todos ellos únicamente Jusué era defensa nato y sólo él y Orbaiz (además de Varela, que ocasionalmente ocupaba el lateral derecho) jugaban habitualmente en la selección como zagueros. Una auténtica revolución que, afortunadamente, dio sus frutos.