El 15 del Mundial (1982)

Con motivo de la celebración del Mundial de Fútbol de Brasil 2014 queremos rememorar una pequeña parte del duodécimo Campeonato del Mundo de Fútbol que fue oficiado en España en 1982. Para este el Real Comité Organizador, en colaboración con la multinacional West Nally y la Galería Maeght de París, encargó a quince artistas de diversa nacionalidad la confección de los carteles que iban a representar el Mundial y las catorce ciudades-sede de los partidos.

El cartel oficial del Mundial 82 fue obra del artista catalán Joan Miró (1893-1983) y fue el primero en presentarse al público en diciembre de 1980 en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. Titulado “La Fiesta”, la obra muy en la línea de las creaciones mironianas, se sirve de los colores más habituales de la producción artística de Miró, pero con un mayor protagonismo del rojo y el amarillo por su vinculación al país anfitrión. En la obra aparece un futbolista que se eleva hacia el cielo para conectar con un cabezazo con el balón, representado por una luna llena roja. Toda esta figuración está en sintonía con la relación tierra-cielo tan presente en la obra del artista. Finalmente, aparece la inscripción “España 82” enmarcando la composición.

“La Fiesta” de J. Miró.

“La Fiesta” de J. Miró.

Además del cartel de Miró se realizaron catorce más, que representaban a las catorce ciudades-sede y que se presentaron en marzo de 1981. Por orden alfabético del nombre de las ciudades, estos son:

ALICANTE: “Regates”, del belga Pierre Alechinski (1927). El pintor y grabador fue uno de los miembros más destacado del grupo CoBrA, movimiento artístico que se oponía a los patrones académicos y se volcaba en el arte primitivo y marginal. Las obras del grupo CoBrA se caracterizaban por un fuerte carácter espontáneo e inocente. Para la realización del cartel de Alicante, el artista dejó caer sobre un fondo de color amarillo y verde un balón cubierto de tinta, para que el rebote dejara su huella en el papel. Con esta técnica el artista creó la forma esquemática de un futbolista en una jugada.

BARCELONA: “Chut”, del catalán Antoni Tàpies (1923-2012). El artista, con una amplia experiencia en el cartelismo, realizó en más de una ocasión carteles vinculados al mundo futbolístico. En esta ocasión aparece mediante una pincelada de trazo único, sobre una hoja del periódico catalán LaVanguardia, la silueta del pie de un futbolista y de un balón, los verdaderos protagonistas de este deporte. El pie, a diferencia de otras partes del cuerpo humano, huye de los cánones de belleza y por eso es uno de los motivos más constantes en la obra de Tàpies. También aparece en el cartel, en color rojo, la estrella que solo lucen los ganadores de un Mundial, así como el nombre de la ciudad-sede y el año. Finalmente, pero no menos importante, aparece una cruz sobre la silueta del balón, se trata de un símbolo muy presente en la producción artística de Tàpies, referente al símbolo matemático que expresa el enigma, lo desconocido, tal vez por su ubicación sobre el balón hace referencia a la incerteza del resultado.

“Regates”, de P. Alechinski y “Chut”, de A. Tàpies.

“Regates”, de P. Alechinski y “Chut”, de A. Tàpies.

BILBAO: “Despeje”, del donostiarra Eduardo Chillida (1924-2002). En el cartel aparece, sobre un fondo blanco, el dibujo de un puño despejando un balón formado por la repetición de la palabra Bilbao junto al año 82. Ese gesto es uno de los más característicos de un portero de fútbol y Chillida lo conoce muy bien, pues en su juventud fue guardameta del primer equipo de la Real Sociedad. La línea temblorosa del dibujo, de cierta impresión inexperta, tan característica del artista, es fruto del hecho de que dibujaba con la mano izquierda a pesar de no ser zurdo para que así su mano no actuara impulsivamente sino regida por la mente. Sin dejar de lado el cartel, cabe citar que el artista dibujó en muchísimas ocasiones manos, sirviéndose de las suyas como modelo, pues para Chillida las manos eran el instrumento creador, transformador, al servicio del intelecto del ser humano y de ahí su importancia.

LA CORUÑA: “CALEIDOSCOPIO”, del islandés Erró (Gudmundur Gudmundsson) (1932). El estilo de este artista oscila entre el surrealismo y el Pop Art aunque se le engloba generalmente en la figuración narrativa francesa. El cartel aparece ocupado, prácticamente en su totalidad, por un enorme collage de imágenes vinculadas directamente al fútbol. Esta técnica constituye la base principal de la producción artística de Erró en este período, acumulando en su obra una enorme cantidad de fotografías extraídas de revistas y postales. El collage futbolístico aparece coronado por una ceñida representación de parte de un barrio coruñés.

“Despeje”, de E. Chillida y “CALEIDOSCOPIO”, de Erró.

“Despeje”, de E. Chillida y “CALEIDOSCOPIO”, de Erró.

ELCHE: “La dama y el aduanero Rousseau”, del checo Jiri Kolar (1914-2001). La mayor parte de la producción artística de Kolar destaca por el uso de la técnica del collage, y por una de sus variantes, el rollage. El artista, bajo esta primera técnica, consigue en la obra unir el fútbol y la obra más representativa de la ciudad de Elche. En el cartel aparece la célebre escultura ibero-púnica de la Dama de Elche la cual cede su rostro a la pintura del artista francés Henri Rousseau -conocido como el aduanero- Los jugadores de fútbol, una de las primeras referencias pictóricas al deporte rey, pero con una variación pues Kolar substituye la pelota de la obra original por una de fútbol contemporánea.

 GIJÓN: “La red”, del francés Gérard Titus-Carmel (1942). Además de artista vinculado al arte conceptual y al Land Art, fue ensayista, poeta, escritor y fundador junto a V. Velickovic y A. Seguí de un taller de artistas. En el cartel aparece un pequeño fragmento de la red de una portería de fútbol, en donde la atención al detalle es tal que nos muestra incluso el desgaste de las cuerdas, en sintonía con su propio interés por la evolución del deterioro de los motivos que elige para sus obras. El artista ha dado primacía a un espacio sumamente restringido, el de la portería, lugar donde, en última instancia, ocurre todo, es el lugar de decisión.

“La dama y el aduanero Rousseau”, de J. Kolar, obra original de Rousseau y “La red”, de G. Titus-Carmel.

“La dama y el aduanero Rousseau”, de J. Kolar, obra original de Rousseau y “La red”, de G. Titus-Carmel.

MADRID: “El portero”, del madrileño Eduardo Arroyo (1937). Tras su vuelta y la normalización de su situación en España en el año 1976, pues fue expulsado del país por su manifiesta oposición al régimen franquista, su obra empezó a ser valorada en España. Desde siempre se sintió atraído por el deporte, le interesaba el baloncesto, el fútbol y sobre todo, el boxeo, por eso no es extraño que pusiera su arte al servicio del deporte. En este cartel muestra a un portero ataviado con la gorra propia de la primera mitad del siglo XX y visto de espaldas en actitud tranquila y expectante sobre un fondo plano y monocromo. Con ello hace alusión a la soledad del guardameta mientras el juego se desarrolla fuera de su área. Su espalda se ha magnificado para ocupar la totalidad de la mitad inferior del soporte señalando la importancia capital de su cometido en los momentos más decisivos de un partido.

MÁLAGA: “La copa”, del francés Roland Topor (1938-1997). Artista polifacético donde los haya, se dedicó a la ilustración, la literatura, la escenografía… Fue uno de los fundadores del grupo Pánico, junto a los cineastas F. Arrabal y A. Jodorowsky, movimiento surrealista, que buscaba la confusión y el azar. Su obra a veces ha sido calificada como “Arte de Pesadilla” por lo perturbador de su obra y por su humor negro. Sin embargo, estas características no se perciben en el cartel que realizó para el Mundial, lo que ejemplifica la descontextualización de la obra principal de un artista en cuanto se le encarga una obra de tipo más convencional. Topor se retrata a sí mismo propinando un violento cabezazo a la copa en donde se integra una esfera a modo de balón. Tal vez quiso simbolizar el esfuerzo realizado por el jugador de fútbol para conseguir el triunfo.

“El portero”, de E. Arroyo, “La copa”, de R. Topor y retrato del artista Topor.

“El portero”, de E. Arroyo, “La copa”, de R. Topor y retrato del artista Topor.

OVIEDO: “De Volea”, del belga Pol Bury (1922-2005). Pintor y escultor miembro del grupo CoBrA y Rupture, además de uno de los fundadores del Art Abstrait y admirador de Mondrian y Miró. El cartel muestra al delantero hispano-húngaro Ferenc Puskas con el balón en una serie de repeticiones en donde las variantes son el color y la deformación de la misma imagen. Al ser uno de los fundadores del arte cinético (de hecho, a partir de 1953, Bury dejó de lado un poco la pintura para volcarse más en la escultura cinética) podríamos asociar esta repetición y distorsión con el movimiento propio de un futbolista en el transcurso de una jugada y en la que no vemos con claridad las formas ni los colores pero sin ser conscientes de ello. Así mismo, la coloración utilizada nos evocaría algunas pautas propias del Pop Art.

SEVILLA: “La multitud”, del oscense Antonio Saura (1930-1998). Co-fundador del grupo EL Paso, fue uno de los mayores exponentes nacionales, junto con Tàpies, del informalismo. Saura ofreció con este cartel una mirada diferente a la de los otros anuncios de este Mundial, brindando todo el protagonismo a la afición. No obstante, se trata de una mirada crítica puesto que la representa como una acumulación de calaveras que invade todo el espacio y que a través de las tonalidades oscuras acentúan el tenebrismo de la imagen. Con todo ello, el artista alude al anonimato de la masa de aficionados a través del carácter acumulativo lo que nos ofrece la mirada distorsionada y obsesiva del artista.

“De Volea”, de P. Bury y “La multitud”, de A. Saura.

“De Volea”, de P. Bury y “La multitud”, de A. Saura.

 VALENCIA: “Alegoría”, del italiano Valerio Adami (1935). Artista que aunó tres grandes corrientes artísticas con la fragmentación del cubismo, las formas del futurismo y la estética del Pop Art, el cine y el cómic, concediendo a su obra un idioma altamente decorativo. En el cartel del Mundial hay un total predominio de los colores rojo y amarillo aplicados en superficies planas y rotundas, haciendo referencia así al país anfitrión. Estas superficies y las líneas contundentes que perfilan las formas, son características de la producción artística de Adami en los años 80. Respecto a los motivos, llama poderosamente la atención el balón alado haciendo referencia al azar como el elemento principal del juego. Bajo este motivo central asoman unos pies semejantes a los de una escultura clásica por la postura y las grebas que visten, estos son un elemento importante al ser una parte anatómica fundamental en la práctica futbolística pero también por la asociación histórica de la cultura griega con el deporte. Por último, la cabeza de un hombre y el nombre de la ciudad-sede rematan el cartel.

VALLADOLID: “Unas tijeras”, del serbio Vladimir Velickovic (1935). Su obra artística se caracteriza por el predominio de la figuración narrativa, la cual sufre un cambio a partir de los traumáticos hechos acaecidos en la Guerra de los Balcanes, redirigiendo su obra hacia una visión más cruel. En el cartel apreciamos una sobrecarga de líneas y trazos llenos de fuerza, precisión y soltura dando así, un estilo nervioso y dramático. A través de ello representa una de las jugadas más espectaculares y apreciadas por el público como es “la tijera”. El artista elige el instante previo al disparo para captar el momento de máxima tensión corporal.

“Alegoría”, de V. Adami y “Unas tijeras”, de V. Velickovic.

“Alegoría”, de V. Adami y “Unas tijeras”, de V. Velickovic.

VIGO: “El delantero centro”, del francés Jacques Monory (1934). Pintor también adherido a la figuración narrativa, su obra se caracteriza por la utilización de un cromatismo limitado, inicialmente a través del binomio blanco-azul, y a partir de 1978 con los colores primarios. En el cartel, dos futbolistas rivales se disputan el balón a la carrera cuando uno de ellos realiza una dura entrada al jugador que luce la camiseta Vigo 82. En la imagen priman el movimiento y la velocidad, unos de los elementos claves y destacables del fútbol.

ZARAGOZA: “El dios del estadio”, del belga Jean-Michel Folon (1934-2005). Artista heterogéneo, se dedicó a la ilustración, la pintura, la escultura y fue un gran aficionado a la arquitectura. Esta última faceta suya se deja vislumbrar en su obra a través de la rotundidad de las formas a las que conseguía dar ingravidez gracias a la degradación cromática. En el cartel predomina el color verde, que invade casi la totalidad de la obra representando el terreno de juego; y el color rojo que se concentra en el nombre de la ciudad-sede, la portería y el balón. Posiblemente, el uso del rojo en estos motivos, especialmente en la portería y el balón, se deba a que son los elementos determinantes en un partido de fútbol. Por otra parte, el terreno de juego representa a una figura que sostiene el esférico, la que puede interpretarse como un jugador –que con el balón puede estremecer a la masa de espectadores al crear jugadas de gol- o como un árbitro, que es el juez del partido y que también puede decantar la balanza hacia un lado u otro.

“El delantero centro”, de J. Monory y “El dios del estadio”, de J. M. Folon.

“El delantero centro”, de J. Monory y “El dios del estadio”, de J. M. Folon.




Luces y sombras en el Badía de 2B (2ª Parte).

Tras una primera y durísima temporada en la Segunda B, el Badía se encontraba –a pesar de todo- exultante de alegría por haber conseguido la permanencia. Ahora bien, la felicidad tenía los días contados, la temporada 1988/89 iba a verse ensombrecida por unos acontecimientos que hicieron tambalear los cimientos de la entidad hasta tal punto que se temió por su desaparición. Únicamente el esfuerzo y la entrega de todo el equipo deportivo proporcionaron algo de luz a un año lleno de sombras.

Con la clausura de la temporada 1987/88 la directiva continuó con el señor Miguel Meca en la presidencia y el señor Miguel Fuster como vicepresidente. Una de las primeras gestiones que se llevaron a cabo fue el cambio de nombre del club, que pasaría a denominarse Club Deportivo Cala Millor. Dicho cambio de nomenclatura, sin embargo, no sería efectivo hasta la siguiente temporada por motivos federativos.

Respecto a la situación económica, esta empezaba a ser convulsa. La temporada se había cerrado con un déficit de 6 millones de pesetas y la plantilla aún no había cobrado las últimas cuotas de sus contratos. Aún así la directiva aprobó para la presente temporada un presupuesto de 40 millones, el cual empezó a gastar temerariamente en nuevos fichajes que superaban la economía real del club, así como en la presentación de estos nuevos jugadores en la capital insular y no en el municipio de Son Servera, como siempre se había hecho. Todo ello fue recogido y duramente cuestionado por la prensa comarcal, muy sensible a los gastos innecesarios.

Al margen de las cuestiones financieras, también se anunció el fichaje de Santiago Araujo como técnico deportivo en substitución de Pedro González, lo que  conmocionó a toda la afición serverense. En cuanto a la plantilla, se produjeron las bajas de Mut, Badía, Company, Jaime, Parera y Carrió. Mientras, se fichaba a Onofre –procedente del Manacor-, Frau –del Poblense-, Ortega –del Motril-, Salom –del Cide-, Prol –del Lugo- y Arteaga –del Compostela-. Así, la plantilla para el curso 1988-89 estaba integrada por Arteaga y Julio I en la portería, acompañados de Salom, Pastor, Mesquida, Sebastián, García y Julio II en la defensa; en el mediocampo se situaban Obrador, Salvuri, Sansó, Prol, Julián, Barceló, Nadal y Nebot;  y en la delantera Onofre, Femenías, Fuster y Ortega.

CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1988/89. Segunda División B.

CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1988/89. Segunda División B.

El inicio de la nueva temporada fue inmejorable, permaneciendo el equipo imbatido en las cuatro primeras jornadas de liga. Sin embargo, a estas le siguió la primera derrota en el feudo del Andorra, donde el equipo balear dejó claro que fallaba tanto en el ataque como en la defensa. Eso provocó que el malestar -iniciado por una gestión cuestionable – fuera en aumento, lo que acarreó que tanto la afición como la prensa comarcal proyectaran su enfado sobre la figura de Santiago Araujo, acusándolo de utilizar un sistema de juego anticuado y de no saber aprovechar el potencial de sus jugadores.

A los malos resultados deportivos se unió el descubrimiento de la crisis económica que vivía el club desde el inicio del curso, provocada por la nefasta gestión del señor Miguel Meca, quien dimitió en noviembre. Inmediatamente, el hasta el momento vicepresidente, Miguel Fuster, se hizo cargo de la directiva cesando a Santiago Araujo y colocando al segundo entrenador, Bernardo Gelabert, al frente del equipo. Esto supuso un aumento del déficit a causa de las sucesivas multas que la RFEF imponía al club por no disponer de un entrenador con el Título Nacional –las tres semanas que Gelabert permaneció como entrenador se debieron pagar tres multas de 7.900, 15.800 y 31.600 pesetas-. A causa de esto, se iniciaron los contactos con Pedro González y el Constancia para que el ex entrenador regresase a su antiguo club. La prensa y la afición no entendieron estas gestiones porque suponían un nuevo desembolso en concepto de fichaje y de indemnización al club inquero por la cesión. Además, a todos estos gastos se le sumó el pago de la indemnización a Santiago Araujo por incumplimiento de contrato.

Manacor Comarcal, núm. 416, 19 noviembre 1988, pág. 58.

Manacor Comarcal, núm. 416, 19 noviembre 1988, pág. 58.

Con Gelabert al frente del equipo, el Badía mejoró claramente su juego. Bajo sus órdenes, el conjunto consiguió en siete partidos 3 victorias, 2 empates y 2 derrotas. Dos de los triunfos fueron de los más destacados de la temporada, uno por 3 a 0 contra el San Sebastián y otro por 5 a 0 contra el Arnedo. Para este último encuentro, el once presentado por Gelabert fue Julio, Sebastián (Servera II), García, Salas, Mesquida, Salvuri, Onofre, Nadal, Femenías (Pastor), Obrador y Julián. El Badía superó con creces al Arnedo y así lo reflejó la prensa “El dominio ha sido apabullante del cuadro de Cala Millor sobre el Arnedo que, prácticamente, no ha inquietado ni en una sola ocasión al guardameta Julio, que ha sido espectador del encuentro. Se marcaron cinco goles y pudieron ser bastantes más…”

Con el inicio de la segunda vuelta llegó, para hacerse cargo del equipo, Pedro González. El Asturiano, como se le apodaba en la isla, se encontró con una plantilla en un estado de ánimo crítico debido a que los jugadores llevaban meses de impagos, lo que les afectaba tanto personal como profesionalmente. Aún así, en todo momento demostraron una inmensa lealtad al club y a la afición, así como una gran profesionalidad luchando al máximo en cada partido e incluso renunciando a parte de sus contratos. En contraste, hay que añadir que, si bien los jugadores mostraron una dignidad y un pundonor loables, la decepcionada afición, se alejó de aquel equipo que tantas satisfacciones le había regalado.

El Mundo Deportivo, 5 enero 1989, pág. 25.

El Mundo Deportivo, 5 enero 1989, pág. 25.

7Setmanari de Llevant, núm. 111, 6 enero 1989, pág. 38.

7Setmanari de Llevant, núm. 111, 6 enero 1989, pág. 38.

Con la llegada de González se notó cierta mejoría en el juego, pero aún así, el Badía no conseguía sumar los puntos necesarios, provocando la entrada intermitentemente en la zona de descenso. De los partidos llevados a cabo bajo las órdenes del nuevo técnico hubo tanto buenos como malos resultados. Por un lado, las grandes goleadas por 4-1 al Barcelona Aficionados o -en la última jornada- al Binéfar por 3-0 y por otro, las tajantes derrotas por 4-1 contra el Tarrasa o por 5-0 contra el San Sebastián. De hecho, el partido del Badía contra el Barcelona Aficionados fue calificado por la prensa como “El mejor partido del Cala Millor en su campo, con clara y merecida victoria”  y que fue “jugado con fuerza y profesionalidad”. Aún así, el equipo tuvo que luchar hasta el último minuto de liga para conseguir la ansiada permanencia.

El Mundo Deportivo, 12 junio 1989, pág. 32 y 8 mayo 1989, pág. 29.

El Mundo Deportivo, 12 junio 1989, pág. 32 y 8 mayo 1989, pág. 29.

7Setmanari de Llevant, núm. 136, 30 junio 1989, pág. 52.

7Setmanari de Llevant, núm. 136, 30 junio 1989, pág. 52.

Los últimos meses de liga fueron agónicos para la entidad. El déficit, que había aumentado a 20 millones de pesetas, dificultaba el seguir disputando la liga. Solamente la inyección de efectivo, por parte de la Asociación Hotelera y de las ayudas de los vecinos del municipio, permitió al equipo terminar la temporada como decimoquinto clasificado con 33 puntos. Ahora bien, los héroes reales fueron: los jugadores, que a pesar de las dificultades, siguieron entregados a los colores y, por encima de todos, el técnico Pedro González, que siempre demostró entrega y fidelidad al club.

Así, el paso por la Segunda B había generado un déficit de aproximadamente 11.000.000 de pesetas, una cantidad más que considerable para un equipo de la modesta talla del Badía. Ese déficit y la imposibilidad de hacerse cargo una temporada más de los gastos que acarreaba la Segunda B -costes de transporte, arbitrajes, fichas…-, provocó que la Junta Directiva decidiera, el 10 de julio de 1989,  renunciar a la categoría.

El Mundo Deportivo, 12 julio de 1989, pág. 36 y 16 mayo 1989, pág. 26.

El Mundo Deportivo, 12 julio de 1989, pág. 36 y 16 mayo 1989, pág. 26.

El regreso a la Tercera balear fue durísimo, las limitaciones económicas y la decepción de la afición, marcarían al Badía largo tiempo. Los años venideros supusieron: la aprobación de presupuestos muy limitados, el impago a los jugadores –quienes finalmente renunciarían en algunos momentos a los atrasos-, la pérdida y la reducción de subvenciones, la falta de patrocinadores… y lo que resultó más dramático, perder la confianza de su afición.

A pesar de todas estas dificultades, el club siguió en pie gracias a una directiva que, ahora presidida por Juan Brunet, luchó estoicamente para sanear las cuentas y también gracias a una platilla que defendió los colores ante cualquier adversidad. De este modo, el club consiguió mantenerse en Tercera siete temporadas más hasta que en el curso 1995/96, terminando la liga como colista, descendió a Preferente balear. En esta, permaneció hasta la temporada 2006/07 cuando regresó por un curso a Tercera, momento en el cual también recuperó su nombre originario, CD Serverense.

La historia del Badía en Segunda B no dista mucho de la de otros clubs en los que el paso por la categoría de bronce y la mala gestión llevan al endeudamiento de la entidad, lo que en muchos momentos supone la renuncia a la categoría o, en ocasiones, la disolución. Solo por citar algunos ejemplos recientes, lo mismo le sucedió al Sporting Mahonés o el Sporting Villanueva, lo que en ambos casos se abandonó la categoría a mitad de temporada por falta de liquidez. Lo cierto es que para algunos clubs el ascenso a la 2B es lo máximo a lo que pueden aspirar, de ahí la euforia que provoca. Sin embargo, este sentimiento tiene un precio, el exceso y el abuso de las posibilidades reales de la entidad.

Aquí termina, por el momento, la historia de un pequeño club que fue herido por la implacable Segunda B, pero que aún así logró con entrega y perseverancia reponerse para, de este modo, seguir luchando por un sueño que empezó en 1945 con un partido entre amigos.




Luces y sombras en el Badía de 2B (1ª parte).

A finales de la década de los 70 del siglo pasado, el Club Deportivo Serverense se encontraba inmerso en una profunda crisis económica que a punto estuvo de provocar la desaparición del fútbol en el municipio de Son Servera (Mallorca). Afortunadamente, el recién fundado CF Atlético Badía Levante lo adquirió y fusionó con su primer equipo, naciendo así el CD Badía Cala Millor de Son Servera. Después de 36 años de historia, el Club Deportivo Serverense continuaba en la categoría de la Preferente balear, aunque ahora bajo un nuevo nombre y otra dirección. En cuanto a esta última, fueron algunos de los grandes empresarios turísticos de Cala Millor quienes posibilitaron el hacer realidad el sueño de la Segunda División B.

La temporada 1981/82 fue la primera para el renovado equipo. El Badía finalizó la liga como líder de la Preferente balear con 22 victorias, 7 empates y 5 derrotas, consiguiendo 55 goles a favor, 20 en contra –siendo el equipo menos goleado del grupo- y 51 puntos. Algunos de los partidos más destacados fueron aquellos donde el Badía ganó por goleada, como el 5 a 0 contra La Victoria y La Real o por 4 a 0 contra el Alaró. Siendo campeón del grupo disputó el play-off de ascenso ganando cinco de los seis partidos, con lo que ascendió por primera vez en su historia a la Tercera División balear.

El CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1981/82. Año del ascenso a Tercera División. De pie: Víctor, Paquito, Duró, Pascual y Chema. Agachados: Cánovas, Pedro González, Cebrián, Badía, Toni Llull y Mira.

El CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1981/82. Año del ascenso a Tercera División. De pie: Víctor, Paquito, Duró, Pascual y Chema. Agachados: Cánovas, Pedro González, Cebrián, Badía, Toni Llull y Mira.

Durante las cinco temporadas siguientes el equipo obtuvo unos estupendos resultados, finalizándolas entre los cinco primeros clasificados. En la quinta temporada, 1986/87, el Badía consiguió concluir la liga ocupando la tercera plaza, a un punto del segundo, el Atlético Baleares, y a diez del campeón, el Sporting Mahonés. El conjunto, que tuvo que luchar hasta el último minuto de liga, consiguió acabar entre los tres primeros en la última jornada, cuando se enfrentó al Escolar de Capdepera a quien venció por la mínima. Con el ascenso automático de los dos primeros clasificados, el Badía se preparaba para disputar el play-off, pero la ampliación de la 2B le brindó el ascenso directo. Fue el premio para una gran, y el que es más importante, regular temporada.

Titular de la portada de Esportiu Comarcal, núm. 330, 25 mayo 1987.

Titular de la portada de Esportiu Comarcal, núm. 330, 25 mayo 1987.

El Mundo Deportivo, 4 septiembre 1987, pág. 23.

El Mundo Deportivo, 4 septiembre 1987, pág. 23.

Las vacaciones de 1987 fueron cortas a la vez que intensas, había una enorme ilusión por competir en la nueva y tan deseada categoría. Después de cuarenta y dos años de fútbol oficial en la zona se producía el primer y hasta el momento único ascenso a la Segunda B. El objetivo principal en este curso era disfrutar de la categoría de bronce del fútbol español aunque también se aspiraba a la permanencia.

Para ello se llevó a cabo la elección del nuevo presidente que, tras la dimisión de Romeo Sala, pasó a ser el señor Miguel Meca. La nueva directiva, con un presupuesto de 28 millones de pesetas y sin deudas, apostó por renovar al técnico Pedro González, que llevaba ya dos cursos a cargo del equipo y que había sido jugador del mismo en las cuatro temporadas anteriores. En cuanto a la plantilla, después de algunas bajas importantes como la del delantero Artabe y la retirada de Martín Munar, se fichó a Salas, Pastor, Salvuri, Obrador y Femenías –procedentes del Mallorca Atlético-, Toni Mesquida y G. Riera -del Manacor-, Badía –del Isleño- y Julián Murillo -del Trajana-. También se reforzó el equipo con algunos juveniles de la cantera como Juan García, Fuster, Nebot y Ordinas. Así la plantilla del Badía para el curso 1987/88 se formó con Julio y Parera en la portería, acompañados de Jaime, Sebastián, Pastor, Salas y Mesquida en la defensa. En el mediocampo estaban Toni Llull, Carrió, Nadal, M. A. Llull, Riera y Salvuri, y los hombres ofensivos eran Mut, Sansó, Company, Obrador, Femenías y Badía.

El CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1987/88. De pie: Femenías, Salas, Pastor, Salvuri y Parera. Agachados: Jaime, Obrador, Toni Llull, Mut, Mesquida y Nadal.

El CD Badía Cala Millor de Son Servera. Temporada 1987/88. De pie: Femenías, Salas, Pastor, Salvuri y Parera. Agachados: Jaime, Obrador, Toni Llull, Mut, Mesquida y Nadal.

La primera liga en Segunda B fue durísima para el Badía. Aunque parecía que los primeros partidos iban a ser los peores, por la falta de recorrido en la categoría, lo cierto es que fueron los que le permitieron situarse en la zona media de la clasificación. El partido en mayúscula de la primera vuelta, y de toda la liga, se dio en la jornada número 14 de liga en el campo del Mollerussa, líder de la clasificación, invicto en su feudo y máximo goleador del grupo. La tarde se presentaba victoriosa para los locales ya que el rival, un modesto Badía no excesivamente bien clasificado, se perfilaba como un contrincante asequible para el líder. Pero el Badía sorprendió y llegó al descanso con el 1-2 definitivo demostrando que no existe enemigo pequeño. El once visitante fue Julio, Sebastián, Mesquida, Pastor, Salas, Nadal, Salvuri, Riera (Llull), Femenías, Obrador (Sansó) y Jaime. El Mollerussa, que dominó en la mayor parte del encuentro, creó pocas ocasiones de gol, mientras el Badía, con una excelente defensa y una gran actuación de su portero, supo aprovechar los errores del contrario. Los goles del Badía fueron obra de Salas y Obrador. En cuanto a la defensa de los de Pedro González, el técnico del Mollerussa en sus declaraciones realizadas al final del partido se quejó de “la muralla que hemos tenido siempre delante. El Badía ha dispuesto dos líneas de cinco hombres que nos han impedido jugar como es habitual en nosotros”. En cuanto a la prensa, esta recogió en sus titulares la excepcionalidad del duelo: “BOMBAZO” EN MOLLERUSSA. Un superdefensivo, pero ordenado, Badía Cala Millor sorprendió a un líder que se las prometía felices, En el Municipal de Mollerussa, Mollerussa 1-Badía Cala Millor 2 ¡¡¡Chapeau!!! Para el Badía y El Badía dio ayer la campanada al vencer en el feudo del líder.

Esportiu Comarcal, núm. 347, 31 noviembre 1987, pág. 3.

Esportiu Comarcal, núm. 347, 31 noviembre 1987, pág. 3.

Titular de la portada de Esportiu Comarcal, núm. 347, 31 noviembre 1987.

Titular de la portada de Esportiu Comarcal, núm. 347, 31 noviembre 1987.

El Mundo Deportivo, 1 diciembre 1987, pág. 22.

El Mundo Deportivo, 1 diciembre 1987, pág. 22.

Así pues, con 7 partidos vencidos, 5 empatados y 7 perdidos, puede afirmarse que la primera vuelta había sido bastante aceptable dada las numerosas dificultades de la categoría. Pero pese al buen resultado general, esta primera parte de liga evidenció que el equipo estaba descompensado, tenía una magnífica defensa pero fallaba en el ataque. Con todo esto, la segunda vuelta se presentaba esperanzadora de cara a mantener la categoría. Pero a los dos últimos partidos de la primera vuelta, en que se perdió, se sumaron once derrotas consecutivas más, con lo que el equipo empezó a ocupar la zona de descenso, incluso llegando en algún momento a ser el equipo más goleado del grupo.

Afortunadamente la mala racha empezó a cambiar con la victoria por la mínima contra el Fraga en la jornada número 31. A la que siguió el empate en el feudo del Sporting Mahonés, una victoria contra el líder Mollerussa y dos empates más contra el Endesa y el Poblense. Nuevamente el Badía volvía a soñar con la permanencia, la cual estuvo en el aire hasta la última jornada.

En esta, el Badía debía enfrentarse a otro insular, el Constancia de Inca. Los dos equipos se jugaban la permanencia, mientras el Badía estaba dieciseisavo en la clasificación con 32 puntos y 6 negativos, el Constancia se encontraba en una posición por debajo con un punto menos. La final levantó una enorme expectación entre ambas aficiones, pues el perdedor del encuentro regresaría a la Tercera balear. En el enfrentamiento como visitante el once presentado por el Badía fue Julio, Jaime, Mesquida, Sebastián, Salas, Pastor, Obrador, Nadal, Salvuri, Llull (Valderrama) y Sansó. Por su parte, el Constancia alineó a Martínez, Doro, Pons, Ballester, Nuviala, Viedma (Mas), Mota, R. Díaz, Cantallops y Vaquer. Fue un partido de alta tensión, anunciándose así en la previa de la prensa, como finalmente fue, los dos equipos lucharon por hacerse con la victoria, pero finalmente el partido acabó en tablas (1-1). Los dos goles de la jornada fueron de Femenías, de los visitantes, y de Roberto, de los locales. Los de González se jugaban la permanencia y al final consiguieron su objetivo. Pero no todo fue alegría, el encuentro acabó en una verdadera batalla campal entre jugadores y aficionados, con algunos jugadores del Badía heridos, el más grave fue Sebastián Nebot. Titulares como La batalla de las Islas, 1-1: el Constancia-Badía acabó en batalla campal, Batalla campal en el “Camp Nou” de Inca deslucieron la felicidad de los de Pedro González. La prensa durante los siete días posteriores al partido siguió hablando de los desagradables incidentes hasta que el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol multó al club local y clausuró el campo durante seis meses.

El Mundo Deportivo, 22 mayo 1988, pág. 38.

El Mundo Deportivo, 22 mayo 1988, pág. 38.

El Mundo Deportivo, 23 mayo 1988, pág. 46.

El Mundo Deportivo, 23 mayo 1988, pág. 46.

Así finalizaba esta primera temporada en la división de bronce. Había sido una temporada muy complicada y así se reflejó en los resultados finales, el Badía acabó dieciseisavo en la clasificación, la última plaza de la salvación, con 33 puntos, 10 victorias, 13 empates, 15 derrotas, 35 goles a favor y 54 en contra. Aunque no todo fue negativo, el equipo consiguió mantener la categoría siendo el único equipo que consiguió doblegar al líder y campeón, el Mollerussa, en los dos encuentros disputados.




Chillida, el guardameta del arte

Al hablar sobre Eduardo Chillida Juantegui nos viene a la cabeza, por lo general, su faceta artística, de escultor, y es que Chillida es uno de los artistas más relevantes del siglo XX español. Ahora bien, este artículo pretende reconstruir otra faceta de su persona, la futbolística, probablemente menos conocida por el gran público. Su vinculación al mundo activo del fútbol fue breve, catorce fueron los partidos que jugó como guardameta titular de la Real Sociedad en la temporada 1942-43 (11 de liga y 3 de promoción), cuando el equipo militaba en Segunda División, y algún que otro partido amistoso. Desgraciadamente en un partido de promoción contra el Valladolid Chillida se lesionó la rodilla, tras su «recuperación», en el encuentro de reaparición contra el Real Madrid la rodilla se resintió y ese fue su último partido.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Aunque en algunas ocasiones se ha afirmado que jugó en Primera División, pues esa temporada el equipo donostiarra consiguió el ascenso a la categoría de oro, nunca jugó un partido de competición en Primera. Sí es cierto que al iniciarse la liga en algunos periódicos hubo cierta incertidumbre respecto a su posible vuelta «Si la Real dispone des del primer momento de ese fuerte trío defensivo que pueden formar Chillida, Mancisidor y Tellería, contará el equipo guipuzcoano con una base muy sólida atrás, capaz de frenar a los mejores ataques» (en El Mundo Deportivo, núm. 6218, 19/09/1943) pero la realidad fue que no pudo regresar a los campos de fútbol. Es más, según las declaraciones de su hijo Ignacio, cuando su padre tuvo que abandonar el fútbol por la lesión de rodilla «…se sintió muy triste. Nunca volvió después a un campo de fútbol, aunque continuó siendo seguidor de la Real Sociedad…» (en ABC, núm. 35370, 30/10/2012).

Nuestro protagonista nació en San Sebastián el 10 de enero de 1924. A los 18 años, el 27 de septiembre de 1942 debutó como titular en el primer equipo de la Real Sociedad de San Sebastián, temporada en que el equipo jugaba en Segunda División. En aquel año y hasta 1945 su padre, Pedro Chillida, fue el presidente del equipo donostiarra. El debut se produjo en la primera jornada de liga contra el Osasuna, y aunque el equipo se defendió con enorme entusiasmo perdió en Vitoria por 3 a 2. Este partido también supuso el debut para otros jugadores como Tellería y Santi. Sus demás compañeros del equipo fueron, además de los mencionados; Izaga, Patri, Urbieta, Pérez, Bidegain, Unamuno, Ontoria y Pedrín.

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha.  En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha. En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

La segunda jornada fue en Atocha contra el conjunto balear de Inca, el Constancia, donde la Real solo ganó por la mínima en un partido en el que siempre fueron favoritos los donostiarras, pero la ineficacia del ataque y la gran actuación del guardameta balear hizo que solo ganaran por uno a cero.

Su tercer partido, contra el Sabadell, fue calificado por algunos medios de victoria fácil y rotunda, pues la Real se impuso por 8 a 2 en casa. El cuarto, en campo ajeno, enfrentó al equipo al Ferroviaria al cual marcó ocho tantos convirtiendo al conjunto donostiarra en el más goleador de la liga de Segunda.

La quinta jornada, en Atocha, contra el Gerona (1-0) supuso situar a la Real como líder de la clasificación con una ventaja de dos puntos.

La sexta, con una victoria contra el Alavés (0-2), afianzó ese primer lugar en la tabla, en la séptima batió ampliamente por su rapidez al Terrassa (7-1), en la octava ganó por 2-1 al Osasuna y en la novena empató contra el Constancia.

En la décima, undécima y duodécima jornada Chillida no fue alineado. En la decimotercera, la victoria contra el Alavés por 5 a 1 les proclamó definitivamente vencedores del segundo grupo y les propuso como uno de los más serios aspirantes al ascenso automático.

En la última jornada de liga, los donostiarras se impusieron al Terrassa por 2 a 4 pese a no alinear a todos sus titulares y logró la mayor ventaja al subcampeón de todos los grupos de Segunda.

Fueron numerosos los periódicos que sistemáticamente manifestaron a lo largo de la liga el acierto de la defensa donostiarra, y especialmente la de su portero que defendía con mucho juicio su meta. En los catorce partidos que jugó le encajaron quince goles.

En cuanto a los partidos de promoción en que jugó Chillida, estos enfrentaron al conjunto de la Real contra el Ceuta, Gijón y Valladolid. El encuentro contra el Celta fue uno de los más esperados ya que se enfrentaban los dos campeones de grupos que habían logrado sacar mayor margen de puntos a los subcampeones. Aunque la Real perdió, la prensa nunca dejó de nombrarles, junto al Sabadell, como los favoritos para el ascenso, y así fue.

Ahora bien, el partido trascendental para nuestro protagonista fue el enfrentamiento contra el Valladolid el 14 de febrero de 1943 en el José Zorrilla. En el encuentro se produjo un encontronazo fortuito entre Sañudo, delantero centro del Real Valladolid, y Chillida, que lesionó al portero en la rodilla.

Pese que fue operado varias veces de la rodilla (la triada) y que apareció dos meses después de la lesión, el 19 de abril, en el amistoso que enfrentaba la Real Sociedad al Real Madrid, nunca se recuperó. De hecho, fue en ese mismo partido cuando se resintió nuevamente de la rodilla al salir de la portería para evitar el tanto del empate. Hoy aquella lesión habría estado tratada con buenas garantías de curación.

Posiblemente ese 14 de febrero de 1943 se perdió a un excelente portero, pero el destino le tenía preparado algo muy diferente, ser uno de los genios del arte del siglo XX.

Chillida nunca olvidó el fútbol por eso siempre vinculó el arte de la escultura al del fútbol en numerosas de sus declaraciones «El campo de fútbol es una superficie bidimensional en la cual ocurren una serie de fenómenos, pero da la casualidad que entre el marco de la portería y el área se da un espacio tridimensional, es un diedro, y ahí es donde un buen portero, probablemente, necesite las mismas condiciones que necesita un buen escultor». Pero no fue solo la escultura la que vinculó al fútbol también la pintura, de ahí el cartel que realizó para la Copa del Mundo de Fútbol de 1982 celebrada en España. Diversos artistas crearon carteles vinculados a las ciudades sede de los partidos, él lo hizo para Bilbao. No hay más que observar las manos representadas en su cartel, para entender que las manos que perdió el fútbol las ganó el arte.

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Historia del Club Deportivo Manacor

Los orígenes del Club Deportivo Manacor se remontan a 1923, año de fundación del Fútbol Club Manacor considerado el punto de partida de este. Su primer encuentro se llevó a cabo el 14 de octubre del mismo año contra el San Fernando FC, en un campo de juego improvisado, ganando el Manacor por 1-0. Tras este partido de presentación, el equipo volvió a jugar el 4 de noviembre ganando 2-1 al Inquense FC y el día 18 contra el Constancia al que ganó por 3-1.

Desde la temporada 1924/25 participó en el Campeonato de Baleares. Su mayor éxito lo alcanzó la siguiente temporada cuando fue finalista de Baleares frente a la Real Sociedad Alfonso XIII. Fue en esos momentos cuando la directiva se preocupó y consiguió adquirir un campo nuevo, «Na Capellera», inaugurado en la segunda fiesta de Pascua de 1925.

Jugadores del FC Manacor en la temporada 1927-28 (de izquierda a derecha): A. Ferrer (Malta) – S. Pocoví – S. Parera – J. Riera (Pep Sa) – M. Oliver (Capellano) – J. Juan (Duro) – A. Serra – P. Darder (Petre) – P. Gomila (Es nin Serra) – J. Frau – F. Fullana (Paco Negre) – P. Riera (Teco) entrenador.

Jugadores del FC Manacor en la temporada 1927-28 (de izquierda a derecha): A. Ferrer (Malta) – S. Pocoví – S. Parera – J. Riera (Pep Sa) – M. Oliver (Capellano) – J. Juan (Duro) – A. Serra – P. Darder (Petre) – P. Gomila (Es nin Serra) – J. Frau – F. Fullana (Paco Negre) – P. Riera (Teco) entrenador.

En resumen, los inicios fueron muy positivos para el conjunto pero a partir de 1930 todo cambió de manera drástica por problemas económicos debido a la poca asistencia de público a los partidos y a las malas clasificaciones deportivas. La temporada 33/34 fue la última para este Club después de quedar cuer, viéndose obligado por segundo año a jugar la promoción de permanencia, sin lograr dicho objetivo.

A finales de 1934 nació el Club Deportivo Nacional de Manacor considerado como la continuación del recientemente desaparecido Fútbol Club Manacor, por hacer uso del mismo campo, y precedente del actual Club Deportivo Manacor, por lucir los mismos colores. Pero el conflicto bélico nacional supuso el fin de este conjunto que se reorganizó en el 39 como Racing Club Manacor.

En la temporada 40/41 el Racing Club Manacor se proclamó Campeón de Mallorca de Segunda Categoría, pero se vio obligado a cambiar su nombre por el de Club Deportivo Manacor en correspondencia al nuevo Decreto de prohibición del uso de extranjerismos en el fútbol nacional.

La década de los 40 empezó bien para el equipo manacorense que consiguió ascender a Primera Regional. En esta categoría, las buenas clasificaciones del equipo le hicieron adquirir una notoriedad que ha continuado hasta nuestros días. En la temporada 1948/49 consiguió ser Campeón de Liga ascendiendo a Tercera por primera vez en su historia. Este debut en la Categoría Nacional dentro del tercer grupo, con equipos baleares, catalanes y valencianos, no hizo más que reforzar la reputación de gran equipo de la que goza hoy día. La plantilla que posibilitó este estatus es considerada como mítica y siempre ha estado presente en la historia y memoria del fútbol balear y en el corazón de todos los manacorenses. Estos magníficos jugadores fueron: Badía, Ferrer, Llorenç Badía, Galmés, Boleda, Juan, Julio, Fluxà, Obrador, Monroig y Gomila. El primer partido de liga en Tercera División se llevó a cabo el 4 de septiembre de 1949 contra el CD Mataró, conjunto también recientemente ascendido, y finalizó con empate a 2.

Equipo Campeón de Baleares 1948-49 que ascendió por primera vez a Categoría Nacional. De pie (de izquierda a derecha): A. Badía - B. Ferrer (Cama) - Ll. Badía - J. Galmés (Cuixa) – Boleda - A. Juan (Pera). Agachados: Julio (Satx) – Fluxà - P. Obrador - Monroig (Rotlo) - P. Gomila.

Equipo Campeón de Baleares 1948-49 que ascendió por primera vez a Categoría Nacional. De pie (de izquierda a derecha): A. Badía – B. Ferrer (Cama) – Ll. Badía – J. Galmés (Cuixa) – Boleda – A. Juan (Pera). Agachados: Julio (Satx) – Fluxà – P. Obrador – Monroig (Rotlo) – P. Gomila.

En los años 50 el equipo de la ciudad de Manacor aumentó y consolidó su buena fama, quedando entre los diez primeros temporada tras temporada durante toda la década. Esta merecida fama se vio aún más favorecida en 1954 cuando la reforma de la Tercera Categoría Nacional posibilitó la creación del Grupo Balear, que hizo que el Club Deportivo Manacor no tuviera competencia en la misma, convirtiéndolo en un equipo puntero dentro del grupo. A finales de esta década el Manacor participó en la primera fase de ascenso para optar a un puesto en la Segunda División, pero en este momento el sueño de promoción no se vio cumplido al caer eliminado en primera ronda.

Durante los años 60 el equipo se consolidó dentro de la categoría de Tercera División llegando a ser uno de los equipos históricos en las Islas Baleares. En esta década, el Manacor tuvo que competir con dotaciones como las de la Unión Deportiva Mahón, el Club Deportivo Atlético Baleares, Sociedad Deportiva Ibiza, Club Deportivo Menorca o Club Deportivo Constancia, los cuales fueron aumentando su competencia deportiva, llegando a convertirse en unos potentes rivales. Pero estos años no fueron del todo buenos para el equipo debido a una reestructuración de la Tercera División por parte de la RFEF, la cual se llevó a cabo durante la temporada 1969/70. Esta reestructuración consistió en que tan sólo los ocho primeros clasificados de cada grupo mantendrían su categoría, los conjuntos restantes descenderían a Categoría Regional. Dicha temporada fue una de las peores para el Manacor, quedando en la clasificación como colista, lo que ocasionó la pérdida de la Categoría Nacional. Con este descenso el equipo entró en una importante crisis interna, y la década de los 70 se caracterizó por unas temporadas muy irregulares e inconstantes, haciendo que el conjunto ascendiese y descendiese de Categoría Nacional a Regional casi en cada temporada.

Equipo y afición en la temporada 1979-80 cuando se recuperó la Tercera División.

Equipo y afición en la temporada 1979-80 cuando se recuperó la Tercera División.

Sin embargo, después de este frustrante decenio, la ciudad de Manacor gozó de un importante auge económico, gracias al boom del sector turístico, terciario en general, repercutiendo directamente sobre el Club. A este hecho se le sumaron unas buenas temporadas futbolísticas estando en la temporada 81/82 a punto de promocionar para conseguir ascender a Segunda División B y consiguiéndolo la temporada 83/84, categoría en la cual se mantuvo dos temporadas, sólo hasta que la Real Federación Española de Fútbol decretó la reducción de la categoría de Segunda B a un único grupo de 22 miembros, señalando que únicamente los siete primeros clasificados continuarían en la división; el equipo no superó la criba y descendió hasta la temporada 89/90. La mencionada década se puede considerar como la época dorada del club manacorense por ser la época de Miquel Àngel Nadal -que jugó con el Mallorca, el Barcelona y fue capitán de la selección española-, Luis Torreblanca, Moltó, Jaume Sales, Antoni Fuster, Tomeu Alcover, Antoni Mesquida, Jaume Bauzá, Biel Company, Pascual, Maties… que lograron temporada tras temporada clasificaciones históricas.

Titular de la sección deportiva de la revista local “A tota Plana”, núm. 191, del 26 de junio de 1984.

Titular de la sección deportiva de la revista local “A tota Plana”, núm. 191, del 26 de junio de 1984.

Titular del periódico El Mundo Deportivo, núm. 21204, del 13 de julio de 1990, pág. 31.

Titular del periódico El Mundo Deportivo, núm. 21204, del 13 de julio de 1990, pág. 31.

Los años finales del siglo XX no fueron tiempos favorables para la plantilla del Manacor, que descendió nuevamente a Tercera en la temporada 90/91, pero recuperando la Segunda B rápidamente, en 1993, momento en que el equipo se encontraba bajo la dirección de Miquel Jaume «Jimmy»; a partir de este momento la directiva tomará conciencia de la necesidad de reforzar el equipo y paliar los puntos débiles que son tan preocupantes en Segunda B. Es el momento de los grandes jugadores como Llodrà, Kico, Tomeu Riera, Cazorla, Matias, Javier, Tòfol, Cassals, Gomila, Nofre, Tudurí, Monse, Tià Riera, Valentín, Femenías, Copoví, Santa, Salas y Quetglas. No obstante y a pesar de este buen equipo, esta categoría de Segunda B se resistió y el conjunto regresó a la Tercera División donde permanecería hasta finales de siglo.

La entrada en el nuevo siglo no se mostró propicia para el equipo que, a pesar de ser uno de los favoritos para el ascenso, no aprovechó las oportunidades que obtenía o no lograba clasificarse para participar en la liga de ascenso, a todo esto hay que añadir la aparición de graves problemas económicos. Después llegaron los años grises en la categoría de bronce y el hundimiento definitivo de un Manacor arruinado y a punto de desaparecer como club, debido, entre otros, al descenso a Regional Preferente. A pesar de todo esto, el entrenador Jaume Mut, con el respaldo de una nueva formación futbolística y con el apoyo económico y moral necesarios, consiguió la recuperación de la Tercera División en la temporada 2009/10. Con dichos entrenador y plantilla iniciaron la siguiente temporada con el objetivo de mantener la permanencia. Sin embargo, y por fortuna, el esfuerzo y el constante trabajo del conjunto se vieron recompensados al alcanzar el liderato en la liga, ascendiendo a Segunda B. Ahora bien, el equipo poco recuperado de los problemas económicos, tuvo que afrontar los desplazamientos que conlleva la categoría que, unido a una mala temporada en el 2011/12 supuso el regreso a Tercera.

Equipo que ascendió a 2ªB en la temporada 2010-2011. De pie (de izquierda a derecha): F. J. Barbón – Roberto Flores – Fernández (Fer) – Kike – Abel – Gaspar. Agachados: David García – M. Pujades – Julio Huertas – J. A. Ortega (Petete) – J. Mut.

Equipo que ascendió a 2ªB en la temporada 2010-2011. De pie (de izquierda a derecha): F. J. Barbón – Roberto Flores – Fernández (Fer) – Kike – Abel – Gaspar. Agachados: David García – M. Pujades – Julio Huertas – J. A. Ortega (Petete) – J. Mut.

La última temporada, la quincuagésima en Tercera División, no ha resultado mala para el equipo manacorense, que ha mantenido la permanencia sin dificultades, así que esta temporada 2013/14 se espera buena para el conjunto en Tercera.