Ramón Unzaga: el vasco que inventó el gol de chilena

En este trabajo se revisa la biografía de Ramón Unzaga, español nacionalizado chileno que inventó el remate de chilena en 1916. Además, se destaca la difusión de dicha jugada realizada por David Arellano, en el marco de la gira europea de Colo-Colo, en 1927.

Ramón Unzaga con sus medallas obtenidas como voluntario de la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de Talcahuano. Fuente: Partidos de la Roja.

1.- Introducción

La presentación del trofeo del Mundial de Clubes, en su nuevo formato, incluyó un detalle bastante interesante: la representación de una chilena (Huaman). Esto nos da pie para poder entrar en una cuestión no menor: ¿de dónde viene esta forma tan particular de marcar un gol?

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define a la chilena, como aquel “remate o despeje de espaldas a la portería contraria, con los dos pies en el aire”.[1] En portugués se la conoce como bicicleta, misma denominación de la que deriva el nombre en inglés (bicycle kick), y francés (bicyclette); en cambio el alemán ha optado por una definición más explícita: fallrückzieher, literalmente patada del salto hacia atrás; mismo sentido que la rovesciata italiana.

Sin perjuicio de sus muchos nombres, la chilena es incuestionablemente un aporte del fútbol sudamericano, y más específicamente del balompié chileno, aunque su inventor fue el vasco y español Ramón Unzaga; mismo que fue inmortalizado en el trofeo del Mundial de Clubes (Huaman). Este este trabajo se revisará la breve e intensa vida de este futbolista hispano-chileno, y especialmente su carrera deportiva, incluida su participación en la selección de fútbol de Chile, y la creación de la chilena.

2.- Desde Bilbao a la selección de Chile

Ramón Ignacio Unzaga Asla nació en Deusto, Bilbao, el 18 de julio de 1892. A los 14 años su familia emigró al puerto chileno de Talcahuano, en la actual Región del Bio-Bio, país donde terminó sus estudios.  Cabe señalar que Unzaga fue parte activa de la sociedad civil; se desempeñó como voluntario del cuerpo de bomberos local, donde demostró su capacidad y heroísmo, por lo que obtuvo una gran cantidad de medallas, pese a su corta edad.

Tras terminar sus estudios, en 1912 comenzó a trabajar en la minera Schwager del cercano puerto de Coronel, donde rápidamente se integró al equipo Minas de Lota, participando además de diversas competiciones atléticas y deportivas en la provincia.[2] Unzaga logró destacar entre los futbolistas locales, por lo que fue rápidamente integrado a la selección de Talcahuano, y posteriormente se sumó a las filas del Estrella de Mar, de la misma ciudad (Bustos Alister).

En algún momento antes de 1916 obtuvo la nacionalidad chilena,[3] dato que podemos inferir ya que Unzaga formo parte del seleccionado chileno en la primera edición del Campeonato Sudamericano de Fútbol, actual Copa América (Marín, p. 19).

Según consignó a El Mercurio (Santiago) el investigador penquista Eduardo Bustos Alister, la primera chilena fue realizada por Ramón Unzaga, el 16 de enero de 1914, en el Estadio El Morro de Talcahuano.[4] Inicialmente se denominó chorera,[5] como un sello del equipo local (Bustos Alister; en el mismo sentido, TVU Noticias). Posteriormente el mismo Unzaga comentó que inicialmente tuvo dificultades con los árbitros, que consideraban indebido realizar semejante acrobacia durante el juego.[6]

Este estilo tan particular llamó la atención de la Federación de Chile, que por entonces se preparaba para participar del campeonado sudamericano de 1916. El vizcaíno fue convocado para el torneo, y sirvió además como capitán del equipo (Marín, p. 19). Fue titular en las tres derrotas chilenas, y pese a no lograr anotar un solo gol, los medios uruguayos destacaron su remate, que llamó la atención del público charrúa (Bustos Alister).

Unzaga no fue considerado en las convocatorias para los sudamericanos de 1917 (Buenos Aires) y 1919 (Río de Janeiro). Su última experiencia con la selección chilena fue en el campeonato de 1920, realizado en Viña del Mar, donde disputó los tres partidos, pero sin anotar goles.  En total fueron ocho partidos oficiales con Chile, registrando dos empates y seis derrotas, sin anotar goles, y con un autogol en su último partido, contra Brasil (Marín, p. 30).[7]

Tristemente Unzaga no vivió lo suficiente para conocer de la expansión de su jugada, pues falleció el 31 de agosto de 1923, de un ataque cardiaco, poco después de cumplir 31 años; fue el trágico final de una intensa pero breve vida deportiva (Bustos Alister). En su recuerdo el Estadio El Morro recibió su nombre; actualmente es la sede del Huachipato Femenino, y del Club Naval de Talcahuano. Además, se erigió una estatua en su honor cerca del mismo recinto (TVU Noticias).

Estatua “La chilena”, obra de la artista María Angélica Echavarri. Se ubica en la costanera de Talcahuano, cerca del Estadio Ramón Unzaga. Fuente: Elaboración propia, a partir de original de Wikimedia Commons.

3.- David Arellano y la difusión de la chilena en España 

Si bien Ramón Unzaga fue el creador del remate de chilena, su difusión seguía limitada al ámbito regional sudamericano. Quien la llevó a España, le dio fama internacional, y extendió su nombre, fue el chileno David Arellano, fundador y capitán del Club Social y Deportivo Colo-Colo.

Arellano no compartió camarín con Unzaga, ni tenemos constancia de que hayan disputado algún encuentro juntos. Pero, al igual que el vasco de Talcahuano, compartían una gran habilidad atlética, lo que permitió que Arellano ejecutase con maestría la chilena, al punto de que la prensa llegase a describir su juego como acrobático, y a este tipo de gol como “el más estupendo de que se tenga memoria en Chile” (Los Sports, 1927). Otra virtud de Arellano radica en que mediante el Colo-Colo impulsó el profesionalismo del fútbol chileno, estableciendo horarios de entrenamiento y fijando sueldos a la plantilla, al igual que entonces se hacía en Argentina y Uruguay (Marín y Salviat). Esto se reflejó en el Sudamericano de 1926, en que Chile fue subcampeón, y el mismo David Arellano fue goleador, con siete goles en cuatro partidos (Marín, p. 38-41).

Este resultado generó altas expectativas entre los dirigentes chilenos. Para lograr un mayor roce internacional, en 1927 el Colo-Colo realizó una gira europea y americana, para la cual contó con el apoyo de la Federación de Fútbol de Chile, e inclusive del Ministerio de Relaciones Exteriores. En este viaje David Arellano pudo ejecutar la chilena ante un público mucho más amplio, en países tan diversos como Cuba, México, España, y Portugal, logrando cobertura de medios en cada uno de ellos. Parece ser que aquí la chilena adquirió plenamente su nombre (Galeano). Esto también llevó a confusiones en medios internacional, que han dado la autoría de la jugada a David Arellano, pero como expresión de la masificación de la jugada gracias a su habilidad y especialmente como consecuencia de la gira europea del Colo-Colo (Olmo).

Al igual que Unzaga, la vida de David Arellano se truncó a temprana edad. Falleció de peritonitis el 3 de mayo de 1924, en Valladolid. La afección se produjo a consecuencia de un fuerte golpe casual que recibió al chocar en el aire con David Hornia, del Real Unión Deportiva de Valladolid,[8] lo que lo obligó a retirarse inmediatamente de la cancha (Salinas). Sin embargo, su legado perdura en la institución que creó, así como en el Estadio Monumental David Arellano, en Santiago, sede del Colo-Colo (Marín y Salviat).

4.- Conclusiones

La chilena fue inventada por el vasco Ramón Unzaga, radicado en Talcahuano, que adquirió la nacionalidad chilena, e inclusive participó del primer Campeonato Sudamericano de Fútbol (1916), conocido actualmente como la Copa América. La inclusión de su remate en el trofeo del Mundial de Clubes es, sin lugar a duda, un justo homenaje a un español que como tantos otros dejó una huella indeleble en la historia del fútbol chileno.

Además, debemos reconocer a David Arellano por la difusión de la jugada en España, México y el Caribe, portando la camisa del Colo-Colo, en la primera gran gira internacional del fútbol trasandino (1927), lo que también permitió definir el nombre del remate de chilena.

Referencias

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[1] Solamente en Perú se la conoce como chalaca, en alusión a los habitantes de El Callao. Sin embargo, esta es una extrapolación posterior, y no tiene ninguna relación con la jugada propiamente. Más bien es una expresión de la animadversión de ciertos sectores académicos peruanos en contra de todo lo chileno.

[2] Además de futbolista, Unzaga fue un prolífico deportista aficionado; también practicó carreras, ciclismo, natación, salto alto, y waterpolo.

[3] Conforme al Art. 6° N°3 de la Constitución de 1833, entonces vigente, los extranjeros podían obtener la nacionalidad chilena pasados diez años de residencia en Chile; seis años si fueran casados y tuviera familia en Chile, y tres años si estuviesen casados con una chilena. En cualquier caso, para 1916 Unzaga ya había cumplido los diez años exigidos por la legislación trasandina.

[4] ¿Quién inventó la chilena?, El Mercurio (Santiago), 29 de Noviembre de 2006.

[5] Esto a su vez deriva de choro, nombre chileno del mejillón. La voz “chorero” también se utiliza como gentilicio los habitantes del puerto de Talcahuano.

[6] Diario El Sur (Concepción), 30 de diciembre de 1918.

[7] Perfil de Ramón Unzaga en Partidos de la Roja. Disponible en: https://www.partidosdelaroja.com/1970/01/ramon-unzaga.html

[8] Este equipo se fusionó en 1928 con el Club Deportivo Español, para dar origen al actual Real Valladolid Club de Fútbol.




Fraude de edad en el fútbol juvenil

1.- Introducción

El fútbol juvenil ha logrado cada vez mayor interés de los medios y aficionados, aumentando con ello el prestigio de los mundiales sub-17 y sub-20, así como el Torneo Olímpico de fútbol.

En estos certámenes es sumamente relevante la determinación de la edad de los jugadores, ya que una mayor edad conlleva un desarrollo físico y técnico superior frente a los futbolistas jóvenes e inexpertos (Rodríguez et al). Debido a lo anterior, el artículo 11.2.e del código disciplinario de la FIFA (2019), considera contrario al juego limpio el “modificar activamente la edad de los jugadores en los documentos de identidad que estos últimos presenten en las competiciones en las que existe un límite de edad”.

Los torneos juveniles también son frecuentados por los ojeadores de los clubes, que buscan jóvenes promesas para sus equipos. En muchos casos los clubes pagan sumas millonarias por los pases de los futbolistas, cifras que no serían desembolsadas si el jugador tuviera una edad mayor a la informada.

En este trabajo se revisará el devenir histórico del control de la edad de los futbolistas en los torneos juveniles de selecciones. Inicialmente esta revisión fue una cuestión meramente formal, encargándose cada federación de la revisión de los antecedentes de sus seleccionados. Tras la detección de múltiples irregularidades, la FIFA optó por aplicar sanciones severas a los países que infringiesen las reglas de edad, pero el control siguió dependiendo de la documentación aportada por las federaciones. Por último, desde 2009 se han utilizado de exámenes médicos de verificación de edad, en la categoría sub-17.

2.- Los primeros mundiales juveniles

El primer Mundial de Fútbol Juvenil (sub-20) se realizó en Túnez, en 1977, por iniciativa del irlandés Harry Cavan, entonces vicepresidente de la FIFA. La creación de dicho torneo buscaba acercar la Copa del Mundo a los países generalmente excluidos de la fase final de la Copa Mundial, además de servir como vitrina para los futbolistas jóvenes (Quinn).[1]

Inicialmente el control de las edades de los jugadores juveniles dependió de la documentación brindada por las federaciones nacionales. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa; algunas asociaciones se aprovecharon de errores administrativos y la corrupción funcionarial para fabricar documentos que permitiesen alterar la edad de los futbolistas (Erude, 21-23).

Un ejemplo de lo anterior se encuentra en el Campeonato Sudamericano Juvenil de 1979, clasificatorio para el Mundial sub-20 de Japón y los Juegos Panamericanos. Para afrontar dicho torneo, eldirector de la Asociación Central de Fútbol de Chile, general de Carabineros Eduardo Gordon,[2] organizó un plan generalizado de falsificación de documentos, a fin de obtener un buen resultado (Guarello y Urrutia).

Al efecto el Registro Civil de Chile entregó 18 pasaportes con fechas de nacimiento adulteradas, de forma que solo tres de los jugadores de la nómina cumplían con la edad reglamentaria; la mayoría del equipo en realidad tenía entre 21 y 22 años,[3] e inclusive algunos habían participado del torneo sudamericano sub-20 de 1977.[4]

Sin embargo, la sorpresa de los chilenos fue mayor cuando descubrieron que los otros equipos también adulteraron sus registros. En su primer partido los chilenos fueron derrotados 6-0 por Paraguay, que también contaba con futbolistas de mayor edad, lo que motivó un reclamo oficial del cuerpo técnico chileno; en todo caso, esto parece haber sido una práctica generalizada en todo el torneo.[5]

La selección chilena fue eliminada, y a su regreso a Chile el entrenador Pedro García, el cuerpo técnico y los jugadores fueron detenidos por el delito de falsificación de documentos públicos. El general Gordon no fue sujeto de investigación alguna, ya que poco después fue designado embajador de Chile en Nicaragua, entonces gobernada por el dictador Anastasio Somoza (Guarello y Urrutia).

En este y otros casos la FIFA simplemente no intervino, dejando el asunto en manos de las federaciones nacionales. Sin embargo, a finales de la década de 1980 el ente rector decidió aplicar medidas draconianas para impedir estos actos, destacándose por su gravedad los casos de México y Nigeria.

En 1988 los mexicanos alinearon cuatro jugadores sobre la edad reglamentaria en la clasificatoria al Mundial Juvenil de 1989, por lo que la Concacaf decidió sancionarlos con la descalificación directa. Los dirigentes mexicanos apelaron a la FIFA, la que en un claro ejemplo de reformatio in peius decidió suspender a México de toda competencia oficial, descalificándolos no solo del torneo juvenil, sino que también del Mundial 1990 y el Torneo Olímpico de 1988 en Seúl (Wernicke).

Al año siguiente Nigeria fue descalificada de todas las competencias juveniles, incluido el Mundial Sub-20 de 1991, que iba a ser organizado en dicho país, tras descubrirse la falsificación de la edad de tres de sus jugadores en el campeonato olímpico de fútbol (Makinde et al).[6]

Pese al endurecimiento de las sanciones por parte de FIFA, el sistema de control era el mismo que se venía utilizando desde los años 70; la única diferencia era la amenaza de una sanción grave, cuestión que no desalentó completamente la alteración de edades ni evitó las falsificaciones de pasaportes y certificados de nacimiento.

Hubo casos de particulares que alteraron sus datos para su propio beneficio. Uno de los ejemplos más burdos es el del camerunés Tobie Mimboe, apodado Peter Pan, ya que disminuía su edad con cada contratación. Cuando viajó desde Camerún a la Argentina, informó que había nacido en 1964; tras la Copa Africana de 1996 fue fichado por el Gençlerbirliği de Turquía, al que indicó que había nacido en 1974. Luego, al volver a participar de la Copa Africana, en 1998, informó que había nacido en realidad en 1970. Finalmente se retiró en 2004, jugado por el Sportivo Luqueño de Paraguay, tras poco más de 10 años de carrera deportiva (Erude et al, p. 22).

3.- Implementación del examen de imagen por resonancia magnética (IRM)

Ante la gravedad de esta situación y el evidente perjuicio en la imagen del fútbol juvenil, el FIFA Medical Assessment and Research Centre (FMARC) realizó amplias investigaciones para lograr un mecanismo para determinar científicamente la edad de los jugadores. El objetivo era identificar un marcador biológico, esto esuna característica del cuerpo que ayudase a confirmar si la edad declarada del deportista era o no real, todo ello sin tener que recurrir a intervenciones en el organismo del futbolista (Dvorak).

Tras realizar más de 500 pruebas en deportistas de Argelia, Argentina, Malasia, Senegal y Suiza, se decidió adoptar el análisis carpal mediante imágenes por resonancia magnética (IRM). Esto consiste en la revisión de la maduración de los huesos de la muñeca, método de uso general en la medicina (Dvorak) debido a la gran cantidad de huesos y cartílagos presentes en la zona, los que desarrollan una osificación progresiva con la edad, proceso que sigue patrones regulares cuantificables (Malavé y Rojas).

Ejemplo de IRM de la muñeca de futbolistas juveniles. La imagen A) es de un joven de 15 años; la B) de uno con 16 años, y la C) de un futbolista de 17 años, momento en que la osificación se ha completado.

En la medicina este control se realiza generalmente mediante rayos x, método económico y relativamente fácil de implementar; sin embargo, algunas limitaciones derivadas de los ordenamientos nacionales hicieron que la FIFA optase por los exámenes de imagen por resonancia magnética, los que también son más detallados que las radiografías comunes (Dvorak).[7]

De esta manera, se elaboró una clasificación de elegibilidad según el grado de maduración ósea; conforme a dicho criterio son inelegibles aquellos jugadores que presenten fusión completa de los huesos, por estimarse que son mayores de 17 años.

Este sistema se comenzó a implementar en el Mundial sub-17 de 2009, con excelentes resultados. Cabe señalar que al informarse este mecanismo de control algunas selecciones modificaron voluntariamente su nómina, eliminando a los jugadores que cumplían la edad requerida, pese a haber sido considerados previamente (Dvorak).[8]

La implementación de los controles de edad ha producido un efecto importante en los torneos juveniles africanos. Cabe señalar que desde 2009 Nigeria no ha logrado la victoria en dicho torneo, aunque siempre ha logrado ubicarse entre los cuatro mejores.

4.- Limitaciones de la utilización del IRM

Los exámenes de IRM han supuesto un importante avance en materia de verificación de edad de los deportistas. Sin embargo, una importante limitación de este sistema radica en que solamente permite distinguir si el jugador es o no mayor de 17 años (Dvorak). A partir de dicha edad el resultado no es concluyente, por lo que no se podría verificar con este método la edad los futbolistas participantes de la Copa Mundial Sub-20, ni los del Torneo Olímpico.

De esta manera, un jugador que evite ser seleccionado en la etapa sub-17 podría participar de categorías superiores, verificando su edad solo con su pasaporte, tal y como se realizaba antes de 2009.

Este fue el caso del ecuatoriano Byron Castillo; en 2022 el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) confirmó que el futbolista utilizó un pasaporte con información falsa, alterando su lugar y fecha de nacimiento. De esta manera Byron Castillo en realidad habría nacido en Colombia, en 1995, y no en 1998, como se creyó anteriormente. Esto le permitió disputar la Copa Mundial Sub-17 de 2015 con 20 años, torneo donde fue titular por Ecuador, que alcanzó los cuartos de final. Cabe señalar que el TAS sancionó a los sudamericanos, no por el uso de documentación falsa, sino que por su negligencia en la revisión de los antecedentes del jugador.

Otro caso conocido es el de Chancel Mbemba. Si bien el defensa alegó haber nacido en 1990, en el entonces Zaire (República Democrática del Congo), sus clubes formativos locales lo registraron como nacido en 1988. En la Copa Africana de 2011 la federación congoleña informó que el jugador tenía 20 años, mientras que su registro en Europa, tanto en el Anderlecht como en el Olympique de Marsella, indica que nació en 1994 (Sinnott).

Tal y como se dijo previamente, hecha la ley, hecha la trampa; el uso del IRM está limitado a torneos oficiales de FIFA, lo que excluye competencias regionales o propias de cada federación continental. Así, por ejemplo, los torneos juveniles de la Unión de Fútbol de África Occidental (WAFU en inglés) no contemplan el uso de IRM. Debido a esto, en 2022 la selección sub-15 de Mauritania se retiró de la competencia para proteger la salud de sus jugadores, ya que los equipos adversarios utilizaban futbolistas de edades muy superiores (Infobae, 2022).

En azul, la selección sub-15 de Sierra Leona. En blanco, la selección sub-15 de Mauritania.

De todas formas, debemos señalar que cuando se ha utilizado el IRMeste ha demostrado ser un aliado del fairplay. Tan solo en marzo pasado la federación de fútbol de Camerún suspendió a 62 jugadores que alteraron su edad, lo que demuestra los esfuerzos que ha desplegado la asociación presidida por el recordado Samuel Eto’o (Infobae). Por su parte solo en 2016 la selección sub-17 de Nigeria debió descartar a 26 de 60 seleccionados, debido a que no lograron aprobar el criterio del IRM (Audu).

En último término, la falsificación de la edad es un problema de larga data en ciertos países del África subsahariana, excediendo lo deportivo. Así, la combinación de un registro civil deficiente y un alto desempleo han favorecido un mercado negro de falsificación documental. No es extraño que se suplante la identidad de familiares fallecidos, o simplemente se alteren las partidas de nacimiento para postular a cargos públicos con límite de edad (Tosam, pp 4-6). Nigeria es un ejemplo particularmente grave de esto; se estima que el 70 de los trabajadores usan edades alteradas, tanto en el sector público como privado (Erude et al).

5.- Conclusiones

La alteración de la edad de los futbolistas es tan antigua como el mismo fútbol juvenil. Inicialmente el sistema fue burlado sistemáticamente; para enfrentar esto la FIFA aplicó sanciones ejemplificadoras, pero solo cual pudo detectarse la falsificación de los documentos presentados por las federaciones.

La implementación del examen IRM en 2009 constituyó un gran avance en la verificación de la edad de los jugadores en los torneos sub-17. Sin embargo, todavía persisten dificultades en el caso de las competencias sub-20, donde se depende de la documentación aportada por los seleccionados nacionales.

Otra dificultad que se plantea a futuro dice relación con la debilidad institucional de ciertas federaciones, particularmente el caso de Nigeria y otras del África subsahariana, donde la alteración de edades y la falsificación de documentos es un problema generalizado, que excede las categorías juveniles.

Un punto no abordado en este trabajo son las consecuencias penales de la alteración dolosa de la edad de los futbolistas. No solo sería la mera falsificación documental, sino que se trata de engaños elaborados, a fin de obtener contratos millonarios que no se realizarían si los clubes supieran la edad real de los jugadores, o que de realizarse serían por un monto mucho menor al acordado.[9]

Bibliografía

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[1] Durante el Congreso de 1974 de la FIFA se decidió expandir los cupos para la Copa Mundial (de 16 a 24 equipos), y la creación de un torneo juvenil, el que sería organizado por países de África, Asia y Sudamérica.

[2] Eduardo Gordon logró ser el segundo al mando de Carabineros, la policía militar chilena. Era primo del teniente general de Ejército Humberto Gordon, entonces director de la Central Nacional de Informaciones, órgano de inteligencia de la dictadura de Augusto Pinochet. El fútbol chileno estuvo sujeto al control e intervención gubernamental durante la mayor parte del régimen.

[3] Revista Estadio (1979). N°1852, del 07 de febrero de 1979, pp. 14-15.

[4] Dentro de este grupo se encontraba el joven Roberto “Cóndor” Rojas, portero del equipo, de entonces 22 años. Fue uno de los más destacados arqueros de Chile, pero con una carrera sumamente polémica. En 1984 fue excluido de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles por dopaje (decadurabolín); y en 1989, tras fingir una agresión en un partido entre Chile y Brasil por las eliminatorias a Italia 1990. Tras esta última actuación fue sancionado con la exclusión de por vida del fútbol profesional, en tanto que la selección chilena fue descalificada del Mundial de 1994.

[5]Revista Estadio (1979). N°1850, del 24 de enero de 1979. Sociedad Editora Estadio Ltda, Santiago, Chile, p. 13.

[6] En este caso se detectó el fraude debido a que los jugadores habían participado del Torneo Olímpico de Seúl 1988, conservando la misma edad en la convocatoria del Mundial Juvenil 1991, a realizarse en Nigeria. Cabe señalar que Nigeria era el dominador de los torneos sub-17, habiendo ganado el primer lugar en 1985, y el subcampeonato en 1987.

[7] Dvorak señala que varias federaciones objetaron el uso de rayos x, debido a que sus legislaciones prohibían su uso fuera de los procedimientos médicos o investigaciones policiales.

[8]Tras la implementación del IMR la selección de Gambia, vencedora del Campeonato Africano sub-17 de 2009, modificó 15 jugadores de su nómina. Fue eliminada de la Copa Mundial 2009 en la primera ronda.

[9] Cabe la duda de si un engaño en estos términos podría llegar a constituirun delito de estafa, en los términos del artículo 248 del Código Penal de España. Para profundizar esta materia se recomienda Morillas (2017).




Chile vs Unión Soviética: Crónica de la repesca intercontinental de 1973

 

  1. Introducción

Aunque muchas veces se pretenda separar aguas, la realidad es que la política exterior de los países afecta al fútbol. La exclusión de las selecciones de Rusia y Bielorrusia es solo un caso más en una larga lista de situaciones extradeportivas que, más allá de su justificación, alteran los resultados deportivos.

En esta breve crónica repasaré la historia de la repesca intercontinental de 1973. En dicha oportunidad las selecciones de Chile y la Unión Soviética se disputaron el ultimo cupo al campeonato mundial de 1974, realizado en la Alemania Occidental.

Lo que pudo ser un repechaje como cualquier otro, se transformó en una disputa entre dos regímenes autoritarios que se despreciaban mutuamente.

Para este trabajo he recurrido a la revisión de archivos de la Revista Estadio, así como diversos estudios sobre la selección chilena, su situación durante la dictadura de Augusto Pinochet, y sobre la repesca intercontinental de 1973. Destaco especialmente La roja de todos(1985), de Edgardo Marín, El partido de los valientes (2023) de Axel Pickett, además del artículo de Olivier Compagnon y Alexandros Kottis publicado en el libro recopilatorio Le football des nations (2018).

  1. Situación política de Chile y la Unión Soviética en 1973

En 1973 la Unión Soviética era un régimen socialista, autodenominado como “dictadura del proletariado”, y gobernado en base al principio del centralismo democrático. Según esta regla la única entidad política autorizada era el Partido Comunista, que dominaba todos los aspectos de la vida, incluido el deporte. Desde 1964 el país era liderado por Leonid Brézhnev, secretario general del Partido Comunista, quien había logrado remover del poder a Nikita Jrushchov.

Chile, en cambio, era un país democrático y pluripartidista. Entre 1970 y 1973 el país fue gobernado por Salvador Allende Gossens, el primer marxista-leninista en alcanzar democráticamente la jefatura de un Estado. El gobierno de Allende impulsó la denominada “vía chilena al socialismo”, esto es el establecimiento de un Estado socialista, pero siguiendo vías democráticas y pacíficas. Las relaciones con la URSS y el bloque soviético fueron sumamente amistosas.

La narración de la experiencia socialista en Chile excede los marcos de este trabajo; lo cierto es que el gobierno de Allende terminó abruptamente el 11 de septiembre de 1973, tras un golpe militar que instaló en el gobierno a una Junta Militar, presidida por el general Augusto Pinochet Ugarte.

El nuevo régimen militar se definió inmediatamente como anticomunista, lo que implicó la persecución y exilio de funcionarios y militantes del gobierno derrocado. Pocos días después de asumir el poderla Junta Militar rompió relaciones diplomáticas con Cuba, Corea del Norte, Yugoslavia y la URSS, alegando que dichos países estaban interviniendo políticamente en Chile.

En los días que siguieron al golpe la mayoría de los países de la órbita socialista también rompieron relaciones con Santiago, con la notable excepción de la República Popular China

  1. Chile V/S Unión Soviética

3.1.El camino de Chile y la URSS a la Copa del Mundo 1974

En el plano futbolístico las diferencias entre ambos países eran evidentes, con una clara superioridad soviética.

Desde 1958 los soviéticos participaron ininterrumpidamente de cada Copa Mundial. Fueron subcampeones de la Eurocopa 1972, tras ser derrotados por Alemania Federal, y ese mismo año lograron el bronce en los Juegos Olímpicos de Munich.[1]

Para las clasificatorias al mundial de Alemania 1974 el equipo soviético integró el grupo 9, junto a las selecciones de Irlanda y Francia. Pese a ser derrotada por Francia en el primer encuentro, el elenco soviético logró reponerse, ganando su grupo y el cupo al repechaje intercontinental contra el clasificado de Conmebol.

El seleccionador soviético era Yevgeny Goryansky, que había dirigido por dos años al Zenit de Leningrado; su mejor resultado había sido un séptimo lugar en la Liga Suprema de 1972, entonces dominada por el incombustible Dinamo de Kiev.

Chile, en cambio, estaba en uno de sus peores momentos futbolísticos, tras fracasar en la clasificación a México 1970. Para el nuevo proceso Chile compartió grupo con Perú y Venezuela, aunque esta última se retiró antes de comenzar el torneo(Marín, 1985).

De esta forma la clasificación se definió en sendos partidos ida y vuelta entre Chile y Perú. Cada uno ganó su partido de local por 2-0, lo que forzó el desempate en Montevideo, con victoria chilena por 2-1.

Luis “Zorro” Álamos, entrenador de la selección chilena. En paralelo ocupó la banca de Colo-Colo, club con el que logró el subcampeonato de la Copa Libertadores 1973. (Revista Estadio, 16 de octubre de 1973, p. 34).

El entrenador de Chile era Luis Álamos, quien se desempeñaba simultáneamente en el club Colo-Colo, subcampeón de la Copa Libertadores 1973. Había sido ayudante técnico de Fernando Riera, entrenador chileno que obtuvo el tercer lugar en el Mundial de 1962, y  a su vez dirigió en solitario a Chile en el Mundial de 1966, sin superar la primera fase (Marín, 1985).

La FIFA definió que el partido de ida, en Moscú, se realizaría el 26 de septiembre de 1973, mientras que la vuelta en Santiago tendría lugar el 21 de noviembre del mismo año.

3.2. Partido de ida: Chile da la sorpresa en Moscú

El 11 de septiembre de 1973 estaba previsto que la selección chilena iniciase su periplo hasta Moscú, con escalas en México y Suiza, donde disputarían amistosos con equipos locales. En tierras aztecasesperaban sumar a Carlos Reinoso y Alberto Quintano, ídolos del América; mientras que en Suiza se reunirían con el defensa Elías Figueroa, capitán del Internacional de Porto Alegre. Cabe destacar que Figueroa no jugaba con la selección desde 1967, ya que su club no habían aceptado cederlo para los compromisos internacionales (Marín, 1985).

Sin embargo, el golpe de Estado significó la cancelación de vuelos y el retraso de toda la operación. Los chilenos recién pudieron partir el 18 de septiembre, y solo en compañía de un reducido grupo de periodistas de El Mercurio, medio afín al nuevo régimen (Sánchez, 2021).

Fotografía de parte del plantel chileno en la Plaza Roja, durante un paseo por las calles de Moscú. Tomada por Eduardo Herrera Barros, defensa y entonces jugador de Santiago Wanderers. Obtenido de Sánchez, 2021.

Tal y como relata Axel Pickett en El partido de los valientes, el viaje de la selección chilena fue una verdadera odisea. Solo las características técnicas de un viaje semejante lo hacían complejo, a lo que debemos sumar el golpe militar y la abierta hostilidad entre ambas dictaduras ideológicamente opuestas (Vilches, 2016).

En México la selección chilena derrotó por 2-1 a la selección mexicana, con dos goles de Carlos Caszely, goleador de la Copa Libertadores 1973 con Colo-Colo, y recién incorporado al Levante. Sin embargo, la visita a México no fue exitosa; los dirigentes del América decidieron ceder solo al defensa Alberto Quintano, como de costumbre, pero se negaron a ceder al volante ofensivo Carlos Reinoso (Marín, 1985).

Tras superar muchas dificultades Elías Figueroa se incorporó a la selección en Suiza. El defensa debió superar la negativa de sus dirigentes, imponiéndose solo gracias a su condición de capitán del Internacional, y ante la providencial suspensión de un partido de la liga brasileña. En Zurich la selección chilena se enfrentó al Xamax Fútbol Club, derrotándolo con un solitario gol de Juan Crisosto (Pickett, 2003).

La última parte del viaje fue la más compleja; tras el golpe militar Chile y la URSS habían roto relaciones diplomáticas, y el ambiente era abiertamente hostil a los chilenos. Al aterrizar en Moscú las autoridades retuvieron a Carlos Caszely y Elías Figueroa, alegando irregularidades en sus pasaportes; en realidad esto solo fue una maniobra dilatoria, al tratarse de las principales figuras del equipo chileno (Axel Pickett, 2003)

Se ha difundido erróneamente que el médico de la selección, Elías Jacob, no viajó a Moscú, debido a que había temores fundados de que fuese detenido por los soviéticos, por ser miembro de la Fuerza Aérea (Sánchez, 2021, p. 53). Sin embargo, este autor ha podido comprobar que esto es falso, y que dicho profesional participó de toda la gira, así como del partido en el Estadio Lenin (Khromtsev, 2009).

En Moscú los chilenos pudieron visitar la ciudad, sin ser mayormente molestados en su hotel, gracias a la decisiva intervención de la FIFA, que deseaba evitar un incidente internacional con la delegación chilena (Sánchez, 2021).

De esta forma el 26 de septiembre de 1973 Chile y la Unión Soviética se enfrentaron en el Estadio Lenin, ante 70.000 espectadores (Marín, 1985). El ambiente era manifiestamente hostil, al punto de que los locales se negaron a intercambiar los tradicionales banderines, como muestra de repudio al régimen militar chileno (Retamal, 2006).

La Unión Soviética salió a la cancha con un 4-3-3, basándose en un juego de posiciones que explotó las bandas, pero sin profundidad, gracias a la efectiva dupla de centrales Figueroa-Quintano. En el arco Juan Olivares tuvo una noche brillante, evitando la principal acción de peligro generada por el joven Anatoly Kozhemyakin[2] (Dinamo de Moscú) en el primer tiempo. Chile respondió con un 4-4-2, que por largos pasajes derivó en un 6-3-1, dejando a Caszely como el único delantero, casi simbólico, a la espera del contragolpe, si fuera posible. (Revista Estadio, 9 de octubre de 1973).

La mejor ocasión del partido, en los pies de Anatoly Kozhemyakin. En la izquierda se puede apreciar al defensa Elías Figueroa. La leyenda de la imagen señala erróneamente el nombre del jugador. Obtenido de Khromtsev (2009).

Pese al control soviético del balón, los locales no pudieron superar a la defensa chilena, asegurándose el 0-0. Las figuras fueron el arquero Juan Olivares, de Santiago Wanderers, y los defensas Elías Figueroa y Alberto Quintano. El periodista Edgardo Marín resume así el encuentro: “la orden que reciben es una sola. Los soviéticos no pueden pasar […] Y los soviéticos no pasan”. (La Roja de Todos, p.171).

Sin perjuicio de la estrategia ultradefensiva, la prensa chilena de la época resaltó que el segundo tiempo fue más favorable a Chile, llegando incluso a desperdiciar dos ocasiones claras de gol (Revista Estadio, 9 de octubre de 1973).

Algunas fuentes han planteado que el arbitro brasileño, Armando Marques, favoreció el “juego duro” de Chile. Marques era un anticomunista convencido, por lo que se ha planteado que en realidad el colegiado fue favorable a los chilenos, versión alimentada por diversos medios chilenos (Kottis y Compagnon, 2018).

Sin embargo, este autor no encontró ninguna referencia favorable al árbitro en los reportes chilenos de la época. Tampoco se encontraron críticas al referato en la prensa soviética consultada, y ni siquiera los jugadores de dicho país criticaron la dirección de Marques, más bien culparon a su mala fortuna y la solidez defensiva de Chile, sin acusar violencia desmedida; por lo tanto, se debe considerar que esto es un elemento más de la leyenda que rodea al juego (Khromtsev, 2009).

Las autoridades soviéticas prohibieron la transmisión en directo del partido, por lo que los chilenos solo se enteraron del resultado del encuentro una vez concluido, y por llamada telefónica. En la misma URSS no fue muy distinto, ya que tras el empate se ordenó eliminar las grabaciones de la televisión estatal, por lo que es imposible acceder al partido completo. Solo subsisten fotografías, captadas por la prensa extranjera y local (Kottis y Compagnon, 2018).

Los militares chilenos celebraron con entusiasmo el resultado, calificándolo como “el partido de los valientes”(Kottis y Compagnon, 2018). Los seleccionados tuvieron un recibimiento triunfal en Santiago, e inclusive fueron felicitados personalmente por el general Pinochet, entonces presidente de la Junta Militar, quien declaró que:

“Para nosotros, miembros de la Junta de Gobierno, es muy grato saludarlos después de su comportamiento en un país con el que no tenemos ningún tipo de relaciones. Pese a los factores en contra, ustedes lograron lo que yo considero un verdadero triunfo” (Revista Estadio, 9 de octubre de 1973, p. 7).

3.3. Partido de vuelta: la retirada soviética y el partido fantasma

Tras el 0-0 en Moscú todo se definiría en Santiago, o al menos esa era la idea de la FIFA. A fin de dar una imagen de tranquilidad institucional, los dirigentes chilenos ofrecieron jugar el partido en el Estadio Nacional, principal recinto de la capital, que por esos días albergaba a unos 15.000 prisioneros políticos, en tránsito a otros centros de detención.

Los soviéticos, que se negaban a jugar en Chile alegando razones de seguridad de su plantel, se opusieron enérgicamente la posibilidad de jugar en el Estadio Nacional, alegando que dicho recinto era utilizado por los militares como centro de ejecuciones y torturas (Sánchez, 2021).[3]La prensa afín al nuevo régimen omitió la argumentación soviética, presentando la negativa a participar como una mera expresión de desprecio por él país, posición respaldada por miembros del nuevo gobierno (Vilches, 2016).

Desde la FIFA se envió una comisión especial a Santiago, presidida por Helmuth Kaeser, secretario general de la organización, con el fin de analizar las condiciones de seguridad en el país, y la situación del estadio. Rápidamente los militares comenzaron a trasladar los prisioneros, a fin de ofrecer una mejor impresión a los visitantes. El informe de Kaeser fue claro y contundente:

«La situación en Santiago de Chile es normal. He recorrido sus calles, visité el Estadio Nacional, conversé con gente de todos los niveles, y no encontré nada que impida la realización del encuentro» (Revista Estadio, 9 de noviembre de 1973, p. 54).

Por lo tanto, la Unión Soviética estaba obligada a viajar hasta Chile para jugar el partido definitivo.

Hubo negociaciones secretas entre la Asociación Central de Futbol de Chile la FIFA, a fin de conseguir realizar el partido, pero en otro estadio del país, o inclusive aceptar que se jugar en cancha neutral; sin embargo, la filtración de esta información a la prensa arruinó las tratativas, y reafirmó la decisión soviética de no jugar el partido de vuelta (Sierra, 2022).

Es importante considerar que, al menos en Chile, el empate en Moscú era visto como un triunfo moral. Además, tras conocerse las dificultades sufridas por el plantel no había disposición a perder la localía. Ante esto, Chile insistió en jugar en el Estadio Nacional, y los soviéticos rechazaron acudir al país andino, decisión que informaron solo tres días antes del partido. (Revista Estadio, 20 de noviembre 1973)

Pese a que los soviéticos no acudirían a jugar en Santiago, la selección chilena realizó tres partidos de preparación en el Estadio Nacional, todos en noviembre de 1973. El primero fue un empate a cero con Cerro Porteño (Paraguay), una victoria 2-0 ante el Atlanta (Argentina), y una derrota 5-0 frente al Santos en el Estadio Nacional, sin Pelé en cancha (Marín, 1985).

El 21 de noviembre de 1973, poco antes del partido con Santos, los dirigentes chilenos organizaron uno de los eventos más extraños del futbol mundial. Se informó a la prensa local que por reglamento FIFA era necesario acreditar la inasistencia soviética; para ello la selección salió a la cancha, en formación normal, y sin oposición se anotó un único gol, en lo que se pretendía era la muestra de la victoria chilena.

Francisco Valdés, capitán chileno, anota el gol contra la selección fantasma de la URSS. (Revista Estadio, 27 de noviembre de 1973, p. 3).

La revista Estadio criticó duramente la puesta en escena organizada por la Asociación Central de Fútbol señalando correctamente que no existe ninguna regla semejante:

“Ese ‘gol reglamentario‘ o ‘simbólico‘ o como quiera llamársele, no existe en el fútbol. Ni en el más modesto partido de barrio -o de campo- se procedería tan burdamente para sancionar un W. O. Pero se hizo pasar por ese bochorno a la Selección chilena con una desaprensión irritante” (Revista Estadio, 27 de noviembre de 1973).

Más allá del absurdo gol fantasma, el objetivo de dicho partido era cubrir el déficit financiero que causó la falta del partido con la URSS; la asociación chilena de fútbol demandó infructuosamente el pago de una indemnización de $200.000 USD ($1.200.000USDde 2024) por concepto de derechos televisados y venta de entradas en lo que se esperaba sería un partido a estadio lleno(Revista Estadio, 27 de noviembre de 1973).

Evidentemente desde la FIFA ignoraron el partido fantasma, y decidieron convocar a una reunión de directiva al efecto para decidir el resultado. Finalmente, el 5 de enero de 1974 se confirmó que el partido era adjudicado como victoria chilena por 2-0, ante la inasistencia del combinado soviético. No se pagó la indemnización reclamada por los chilenos, pero lograron asegurar su participación en la Copa del Mundo 1974 (Marín, 1985).

  1. Conclusiones

El trabajado empate de Chile en Moscú fue opacado por un absurdo partido fantasma en Santiago, el cual no tuvo ningún efecto real en la clasificación al Mundial de Alemania Federal 1974. Chile logró clasificar gracias al empate en Moscú y el posterior W.O soviético.

La selección chilena quedó ubicada en el grupo 1, junto al local Alemania Federal, Alemania Oriental, y Australia. En el partido inaugural los locales derrotaron a Chile 1-0, con un solitario remate de Paul Breitner. En el segundo encuentro selección chilena igualó a un tanto con Alemania Oriental, cerrando su participación con un deslucido 0-0 frente a una entonces débil Australia.

Tal y como en Moscú, durante el mundial de 1974 los chilenos mostraron una gran solidez defensiva, gracias a la dupla de centrales formada por Elías Figueroa y Alberto Quintano. Figueroa se consagraría tras su paso por el mundial, logrando obtener el título de mejor futbolista de América en los años 1974, 1975, y 1976.

La selección soviética tampoco pudo clasificarse para el Mundial de 1978, celebrado en Argentina, gobernada a la sazón por una brutal dictadura militar; cabe destacar que en dicho proceso los soviéticos no cuestionaron la realización del mundial en dichas condiciones, pese a que muchos estadios argentinos fueron utilizados directamente como centros de tortura y exterminio de prisioneros políticos.

Chile nunca volvería a enfrentar a la selección soviética. Recién en 2017 los sudamericanos enfrentaron a la selección rusa,registrándose un empate a un gol en el Arena CSKA de Moscú.

Bibliografía

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Kottis, Alexandros; Compagnon, Olivier. (2018). Un butdans la Guerrefroide. Le match Chili-URSS du 21 novembre 1973. En Archambault, Fabien; Beaud, Stéphane; y Gasparini, William (Eds.) Le football des nations: Des terrains de jeuaux commun autés imaginées. Éditions de la Sorbonne, París, Francia.

Marín, Edgardo. (1985). La roja de todos(selección chilena de fútbol 1910-1985). Obtenido de: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9852.html

Pickett, Axel. (2023). El partido de los valientes. Editorial Cinco Ases, Santiago, Chile.

Revista Estadio (1973). N°1573, del 2 de octubre de 1973. Editora Nacional Quimantú, Santiago, Chile.

Revista Estadio (1973). N°1574, del 9 de octubre de 1973. Editora Nacional Quimantú, Santiago, Chile.

Revista Estadio (1973). N°1575, del 16 de octubre de 1973. Editora Nacional Quimantú, Santiago, Chile.

Revista Estadio (1973). N°1579, del 9 de noviembre de 1973. Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, Chile.

Revista Estadio (1973). N°1580, del 20 de noviembre de 1973. Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, Chile.

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Retamal, Pablo (2006). “Más que una pasión, un sentimiento nacional”: El fútbol chileno y la conformación de un discurso nacionalista: 1962 – 1973 – 1974. Tesis para obtener el grado de Licenciado en Historia. Universidad de Chile. Obtenido de https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/110317

Sánchez Acevedo, Manuel. (2021). Historia social e imaginarios. Uso y abuso del deporte de masas. El caso de la selección chilena de fútbol entre los años 1973 y 1982. Tesis para obtener el grado de Licenciado en Historia y Licenciado en Educación. Universidad de Valparaíso, Chile. Obtenido de: https://repositoriobibliotecas.uv.cl/handle/uvscl/4131

Sierra Calderón, Pablo. (2022). Un balón con comba violenta: el fútbol chileno durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1987). En Quirón, Revista de estudiantes de historia Núm. Especial (2022): Memorias del XIX Encuentro de Estudiantes de Historia, pp. 8-31. Obtenido de: http://revistafche.medellin.unal.edu.co/ojs/index.php/quiron/article/view/456

Vilches Parra, Diego (2016). Del Chile de los triunfos morales al “Chile, país ganador”. La identidad nacional y la selección chilena de fútbol durante la Dictadura Militar (1973-1989). En Historia Crítica, núm. 61, pp. 127-147, Universidad de los Andes, Chile. Obtenido de: https://revistas.uniandes.edu.co/index.php/hiscrit/article/view/4481

[1] Entre 1948 y 1980 el torneo olímpico de fútbol solamente incluyó a selecciones amateur. Las selecciones de los países socialistas dominaron rápidamente dicho torneo.

[2] Anatoly Kozhemyakin era un joven delantero nacido en 1953; con 24 goles en 64 juegos se alzaba como una de las principales promesas del fútbol soviético. Sin embargo, tenía fama de indisciplinado, por lo que fue suspendido por su entrenador, el legendario Lev Yashin; regresó poco después del partido con Chile. Falleció trágicamente tras quedar atrapado en un ascensor moscovita con un amigo; decidieron liberarse sin la ayuda del operador, y cuando Anatoly escalaba la puerta el elevador se accionó nuevamente, atrapando al joven delantero, quien falleció inmediatamente.

[3] Este argumento soviético fue reutilizado en 1984, cuando boicotearon los Juegos Olímpicos d Los Ángeles. También se puede encontrar paralelos con la determinación española de no presentarse a jugar contra los soviéticos en la Eurocopa de 1960.