Domènec “Mingu” Balmanya: 1956-1958. Segunda parte

Balmanya201La temporada 56-57 terminó en Can Barça con un magnífico sabor de boca para los socios y aficionados del club blaugrana, debido a la brillante conquista de la Copa del Generalísimo y la «Pequeña Copa del Mundo» de Caracas. Cundía por fin el optimismo, después de varios años de «vacas flacas», y la inminente inauguración del nuevo campo, el magnífico estadio cuya construcción se estaba ya finalizando a marchas forzadas en los límites del término municipal de Barcelona con el de Hospitalet de Llobregat, junto a la Travesera de Les Corts, no hacía sino aumentar esa agradable sensación. Volvía el Barça Triomfant

Para encarar, pues,  una temporada que se presagiaba victoriosa, Domènec Balmanya va a contar con los siguientes efectivos: Ramallets, Estrems, Olivella, Brugué, Biosca, Gracia, Segarra, Gensana, Vergés, Flotats, Bosch, Basora, Hermes González, Villaverde, Ribelles, Kubala, Evaristo, Eulogio Martínez, Luís Suárez, Sampedro, Coll y Tejada. Eran baja algunos nombres cargados de historia como Seguer o Manchón. Pero sin duda el gran acontecimiento de la campaña, posibles títulos aparte, lo va a constituir la culminación de la gran obra que tenía ilusionado a todo el barcelonismo. el nuevo campo. Pero no adelantemos acontecimientos…

PRIMERA RONDA

El calendario había dictaminado que en la primera jornada, a disputar el día 15 de septiembre de 1957, abrieran el fuego los dos equipos que habían cerrado la Liga anterior, Barcelona y Sevilla, aunque ahora en el nuevo feudo blaugrana, pero debido al compromiso sevillista en la Copa de Europa, el partido se va a aplazar hasta el 10 de octubre, de modo que el estreno del campeonato 57-58 se producirá el 22 de septiembre en «Mestalla», frente a un Valencia reforzado por los brasileños Walter y Machado, un encuentro en el que los catalanes fueron mejores pero la contienda acabó en tablas, con sendos tantos del veterano Pasieguito y el recién llegado Evaristo. Balmanya presentó la siguiente alineación: Ramallets; Olivella, Brugué, Segarra; Vergés, Gensana; Basora, Villaverde, Eulogio Martínez, Evaristo y Tejada. Llamaba la atención nuevamente la ausencia de Kubala, aun no recuperado del todo de una intervención quirúrgica para corregir una osteopatía dinámica del pubis, realizada el mes de julio anterior.

El día 24 de septiembre, festividad de la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, va a tener lugar el brillante acto de inauguración del nuevo campo del «Club de Fútbol Barcelona» (como se le llamaba oficialmente durante la práctica totalidad del régimen franquista), que al no poseer tampoco un nombre concreto – no lo tendrá  hasta 1965, cuando se le bautice con la aséptica denominación de «Estadio del Club de Fútbol Barcelona» -, muy pronto va a ser conocido a nivel popular como el «Camp Nou», y así se le sigue llamando hoy, aunque ya haya cumplido los 58 años de existencia. Ese día, que amaneció despejado y radiante en Barcelona, se van a celebrar diversos actos y solemnidades, folclóricas y religiosas, pero el plato fuerte lo constituirá un encuentro internacional amistoso entre el primer equipo del Barça y una selección de Varsovia, con el morbo que siempre proporcionaba en aquellos años el enfrentarse a un conjunto de «tras el Telón de Acero», ya que los contactos deportivos eran prácticamente inexistentes, aunque el arranque de las competiciones internacionales del Viejo Continente (Copa de Europa y Copa de Ferias, y más tarde la Recopa) irá haciéndolos más habituales a lo largo de los años 60.

El partido, iniciado a las cinco de la tarde y que concluirá con el triunfo de los azulgranas por 4 goles a 2, va a tener también su pequeña anécdota. No es que se amañase el resultado, pero al parecer – según declaraciones posteriores del propio Balmanya – se llegó a un acuerdo con los polacos, a través del intermediario que los había contratado, su compatriota Jules Ukrainczyk, para que el primer gol del nuevo campo fuese marcado por un jugador barcelonista, a lo que los eslavos van a acceder, a cambio de una pequeña compensación económica. Fue el paraguayo Eulogio Martinez quien abrió el marcador del nuevo estadio, y lo celebrará lanzándose al interior de la red que acababa de batir en señal de alegría. Los tantos restantes serían obra de Tejada, Sampedro y Evaristo, y este fue el equipo que presentó el cuadro catalán en tan señalada fecha: Ramallets; Olivella ( Gracia ), Brugué, Segarra; Vergés ( Flotats ), Gensana ( Bosch ); Basora ( Hermes González ), Villaverde ( Sampedro ), Eulogio Martínez ( Ribelles ), Kubala ( Evaristo ) y Tejada. Como dato curioso, señalar que  Ladislao Kubala, seguramente el gran responsable de haber dejado pequeño al viejo «Les Corts», obligando a la construcción de un recinto moderno y de mayor capacidad,  a punto estuvo de no poder ser alineado, al no hallarse del todo recuperado de su operación.

Y en la tercera jornada (que para el Barça era en realidad la segunda), los de Balmanya van a conseguir un resultado espectacular a domicilio, al superar en el «Insular» a una Union Deportiva Las Palmas diezmada por una seria epidemia de gripe con un insultante 0 a 7, obra de Basora y Villaverde (dos cada uno), Evaristo, Tejada y Martínez. En la cuarta, todavía con un partido menos, se estrena el flamante «Camp Nou» en partido oficial – 6 de octubre – y el Jaén se lleva seis golitos (6 a 1), marcados por Tejada y Martínez, ambos por partida doble, Villaverde y Kubala – que por fin reaparecía en partido de competición  – . Por fin, el día 10 de octubre, se va a disputar el encuentro aplazado de la primera jornada, en el que el Barça se deshará sin demasiados apuros de un Sevilla que no era el de la temporada anterior ni muchísimo menos. 3 a 0, con goles de Tejada, en dos ocasiones, y Villaverde, y la anécdota para la historia de recibir la primera visita de Franco en el coliseo barcelonista.

Al finalizar esta jornada, la clasificación va a quedar de la siguiente manera: líderes el Real Madrid y el Barcelona con 7 puntos, tercero el Español con 6, y a continuación un grupito formado por Athletic de Bilbao, Atlético de Madrid, Osasuna, Celta y Jaén con 5. Y en la fecha siguiente duelo por todo lo alto, porque se enfrentarían Madrid y Barça en el «Bernabéu», los dos grandes favoritos para la consecución del título.

Balmanya va a encarar el choque con ciertas precauciones, alineando a Flotats como teórico extremo derecho, con el «7» a la espalda, aunque asignándole su clásica misión de «secante» de Alfredo Di Stefano. A las órdenes del colegiado aragonés señor Rey Martínez, ambos equipos presentaron las siguientes formaciones: por el Real Madrid, Domínguez; Atienza, Santamaría, Lesmes; Santistéban, Zárraga; Kopa, Marsal, Di Stefano, Rial y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Brugué, Segarra; Verges, Gensana; Flotats, Villaverde, Eulogio Martínez, Evaristo y Kubala. Fueron muy superiores los «merengues», que vencieron a los azulgranas por 3 goles a 0, marcados por Kopa, Rial y Di Stefano, e incluso se hicieron merecedores a un resultado más abultado. El Madrid se afianzaba en el liderato, dejaba al Barça a dos puntos, y le tomaba una importante ventaja en el tanteador particular de ambos equipos.

La sexta jornada lo dejó todo como estaba. El Barça venció con muchos apuros a la siempre difícil Real Sociedad, merced a un solitario gol de Segarra, mientras que los blancos triunfaban en Jaén por 0 a 2. Osasuna era sorprendente tercero, empatado con el Barça a dos puntos del líder, y por detrás empezaba a enseñar las uñas el Atlético de Madrid, esta temporada dirigido por Daucik. Y precisamente fueron los rojiblancos madrileños los mayores beneficiados al finalizar la siguiente jornada, la séptima, pues el Barça cayó en Gijón, derrotado por un Sporting «matagigantes» (3 a 2, con tantos de Evaristo y Tejada ), el Madrid no pudo pasar de un empate a cero en Las Palmas, y el Osasuna dobló la rodilla en Vigo. Eran líderes los de Bernabéu (12 puntos), seguidos por Atlético de Madrid y Español con diez, mientras que el Barça caía a la cuarta plaza, con 9.

En la octava fecha  los de Balmanya ascendieron un puesto en la clasificación gracias a su clara victoria sobre un Athletic en horas bajas (3 a 0, con dos goles de Kubala y otro de Evaristo). El Madrid se deshacía apuradamente, igual que le había ocurrido al Barça poco antes, de una correosa Real Sociedad, y Atlético de Madrid y Osasuna hacían tablas en «San Juán». El Barça se mantenía a tres puntos del Real Madrid. Pero va a reducir la ventaja de los blancos a uno solo siete días más tarde, porque mientras que los azulgranas vencen en «Zorrilla» al Valladolid por 1 a 2 (ambos obra de Eulogio Martínez), el Madrid cae también en «El Molinón» ante de Sporting gijonés, contundentemente derrotado por 3 a 0. Ahora el Barça es segundo, a un único punto del Real Madrid, y empatado con Atlético y Español.

Concluye el primer tercio del campeonato con la décima jornada. Se mantienen las mínimas distancias entre madridistas y culés, pero van a aflojar «colchoneros» y «periquitos». El Real Madrid aplasta a un desconocido Athletic de Bilbao por 6 a 0, la tarde del maravilloso gol de Marsal a Carmelo, mientras que el Barça solventa el primer verbi barcelonés jugado en el «Camp Nou» al derrotar al Español por 3 a 1 en un gran partido, con tantos de Evaristo, Tejada y Kubala.  El Atlético de Madrid, por su parte, tan sólo pudo sacar un empate en su visita a un Sevilla que se debatía sorprendentemente en los últimos lugares de la tabla. Los números del Barça no son nada malos: 7 victorias, 1 empate y 2 derrotas (una de ellas en el dificilísimo desplazamiento al «Bernabéu»), con 26 goles a favor y 11 en contra, para un total de 15 puntos, un ritmo que de mantenerse podría valerle el título.

Simultáneamente con la Liga, el Barça va a retornar a una Copa de Ferias donde no había jugado desde aquella primera eliminatoria contra la Selección de Copenhague en la temporada 55-56. El 23 de octubre de 1957 se enfrenta al Birmingham City en la ciudad británica, donde cae derrotado por 4 a 3, marcando los tantos azulgranas Tejada, Evaristo y Eulogio Martínez. El 13 de noviembre los ingleses rinden visita al flamante «Camp Nou», y el Barça se impone gracias a un solitario gol de Kubala. Es necesario, pues, acudir a un tercer partido de desempate, que se celebra el 26 de noviembre en la localidad suiza de Basilea – un lugar que luego volvería a cruzarse en la historia barcelonista -, y allí los pupilos de Balmanya derrotan a los británicos por 2 a 1, con dianas de Evaristo y Kubala.

Sin embargo, el segundo tercio liguero no puede comenzar peor para los intereses catalanes. El Celta, uno de los equipos revelación de la temporada, les va a derrotar en Vigo por un contundente 4 a 0, en un partido donde los celestes marcaron férreamente a las estrellas visitantes, y consiguieron sus goles en fulgurantes contraataques. Por su parte, el Real Madrid vencía en «Zorrilla» al Valladolid con un solitario gol de Di Stefano, y el Atlético de Madrid hacía tablas en el «Metropolitano» frente a un Valencia en posición de colista, que casi durante un par de meses se vio obligado a jugar todos sus partidos como visitante, en campo contrario, puesto que su terreno de juego de «Mestalla» había quedado provisionalmente inservible debido a la gran riada del Turia del 14 de octubre,  que devastó la ciudad,  ocasionando numerosas víctimas mortales y enormes pérdidas materiales (luego le tocaría disputar una serie consecutiva de choques en campo propio, remontando posiciones hasta terminar finalmente cuarto)

La jornada duodécima tampoco fue muy favorable para el Barça, pues en ella su desventaja respecto al Real Madrid va a aumentar a cuatro puntos. El visitante de turno del «Camp Nou», el Atlético de Madrid, se va a llevar un punto tras un bronco partido que merecieron ganar los «colchoneros»  y que finalizó con empate a dos. Kubala hizo los dos goles azulgranas, uno de ellos al trasformar un penalti, y Luís Suárez fue expulsado. Los blancos, con 20 puntos,  se distanciaban de sus dos perseguidores, Barça y Atlético, que se quedaban con 16. No obstante, esa considerable ventaja se va a ver aminorada a a semana siguiente, cuando el Real Madrid  caiga también en Vigo (2-1), el Atlético venza con facilidad al Jaén en el «Metropolitano» (4 a 1), y el Barcelona puntúe en Zaragoza (1-1, con gol de Bosch) Los blancos son líderes, con dos puntos de ventaja sobre sus rivales ciudadanos, y tres sobre Barça y Celta, que estaba despachando una magnífica primera vuelta.

La fecha número 14 del campeonato va a ser beneficiosa para los intereses azulgranas, puesto que Real Madrid y Atlético se dejarán un punto cada uno al empatar a cero en el «Bernabéu» en un partido que levantó una gran expectación. Como el Barça derrota sin complicaciones a Osasuna en el «Camp Nou» (3 a 0, con goles de Tejada, 2, y Eulogio Martínez) y el Celta no pasa tampoco de la igualada en su visita a «Atocha», las posiciones en cabeza van a quedar de la siguiente manera: líder el Real Madrid con 21 puntos, segundo y tercero Atlético de Madrid y Barcelona con 19, y cuarto el Celta con 18.

Finaliza la primera ronda el domingo 29 de diciembre de 1957, dejando las cosas absolutamente igualadas, como si todos los partidos anteriores no hubieran servido de nada. El Real Madrid cae en Zaragoza en un mal encuentro de los «merengues» (3 a 1), mientras que el Barça apabulla a domicilio al Granada en «Los Cármenes» (0 a 4, obra de Martínez, Kubala, Tejada y Basora), y el Atlético por su parte se deshace de la Real Sociedad, tan defensiva como siempre, en el «Metropolitano», por un ajustado 2 a 0. El Celta se descuelga al perder sorprendentemente ante el Sporting de Gijón en «Balaídos». Triple empate en cabeza, a 21 puntos, con celtiñas y españolistas tres puntos abajo.

Balmanya202SEGUNDA RONDA

Se inicia la segunda vuelta de la competición con un cambio de líder. El Barcelona, triunfador en Sevilla por 1 a 2, desplaza a un Real Madrid que vuelve a tropezar en su salida, esta vez en «San Juan» ante Osasuna, que le vence por 1 a 0, aunque el Atlético mantiene el tipo, eso sí, con muchos apuros, derrotando en su feudo madrileño a un animoso Sporting por 3 goles a 2. El Barça realizó un gran partido en un «Nervión» que pronto sería jubilado. Arza por los locales y Tejada marcaron en el primer tiempo, y Kubala consiguió el gol de la victoria culé en la reanudación. Fue expulsado el paraguayo Hermes González, un jugador que no va a tener ninguna suerte en su paso por el club azulgrana. Barça  – líder por mejor cociente general – y Atlético de Madrid encabezaban la tabla, y les sigue el Real Madrid a dos puntos.

Inmediatamente después de las fiestas navideñas van a celebrarse elecciones presidenciales en el Barça. Tan sólo se presentan dos candidatos, el presidente en ejercicio, Francesc Miró-Sans, y el ex-directivo Antoni Palés, un industrial del ramo de la panadería al que Miró había destituido a causa de sus críticas a la política económica y al presidencialismo que a su juicio mostraba el máximo mandatario blaugrana. Los comicios tienen lugar el día 7 de enero de 1958, y Miró-Sans, beneficiado por el «efecto Camp Nou»,  bate fácilmente a su adversario por 158 votos a 55 (tan sólo tenían derecho al sufragio los socios compromisarios; ya se habían acabado las alegrías de las anteriores y atípicas elecciones de 1953…)

La jornada 17 va a traer otro cambio de líder. El Barça es incapaz de derrotar a un Valencia en pleno proceso de  recuperación en el «Camp Nou». Kubala inauguró el marcador, pero el brasileño Machado empató para los levantinos. El Madrid derrota fácilmente al Granada por 4 a 0 en el «Bernabéu», pero el gran triunfador del domingo fue el Atlético de Madrid, que se impuso en el siempre complicado «San Mamés» al Athletic por 1 a 2, encaramándose así a la cabeza de la clasificación.  El Barça era segundo, a un punto, y el Madrid tercero, a dos, con el Celta ya descolgado, cuarto a cinco del líder.

El gran derrotado de la jornada 18 va a ser el Real Madrid, batido por el colista Sevilla en «Nervión» (3 a 2), mientras que los «colchoneros» aplastaban a un flojísimo Valladolid en el «Metropolitano», 7 a 0, y el Barça pasaba más apuros de los previstos para imponerse a una Unión Deportiva Las Palmas que causó una buena impresión en el «Camp Nou», aunque finalmente sucumbiría por 2 a 0, marcados por Kubala y Evaristo. Atlético y Barcelona, primero y segundo respectivamente,  mantenían sus posiciones, con sólo un punto de diferencia, pero el Madrid se alejaba a cuatro de los rojiblancos, que parecían haber vuelto por sus antiguos fueros..

Sin embargo las distancias se van a acortar de nuevo en la jornada siguiente, la decimonovena, demostrando que se estaba disputando un campeonato muy igualado. Caen los dos primeros, y el gran beneficiado va a ser el tercero en discordia, el Real Madrid. El Atlético es goleado en «Sarriá» por el Español, 4 a 1, con un hat-trick del argentino Coll, un resultado demasiado amplio pero no del todo imprevisible, mientras que el Barça volvía de vacío de su visita a uno de los conjuntos que pugnaban por no perder la categoría, el Jaén, que derrotó a los catalanes por un mínimo pero suficiente 1 a 0, tras un pésimo partido azulgrana.

Al domingo siguiente, 2 de febrero de1958, se va a disputar el primer Barça-Real Madrid en el «Camp Nou», y los madridistas se convertirán en los primeros en llevarse los dos puntos del nuevo coliseo barcelonista. Los blancos despacharán un partido perfecto,  imponiéndose con todo merecimiento a los locales gracias a los tantos de Marsal y Rial. Arbitró el señor Ortiz de Mendíbil, del colegio vizcaíno, y estas fueron las alineaciones que presentaron ambos equipos: por los azulgranas, Ramallets; Segarra, Brugué, Gracia; Bosch, Gensana; Evaristo, Kubala, Martínez, Suárez y Tejada, y por los «merengues», Alonso; Marquitos, Santamaría, Lesmes; Santistéban, Zárraga; Kopa, Marsal, Di Stefano, Rial y Gento. El Atlético de Madrid, vencedor por un apretado 2 a 1 sobre el Celta en la capital, continuaba como líder, con el Real Madrid a dos puntos y los blaugranas ahora en tercera posición, a tres. No había sido un buen segundo tercio de Liga para los de Balmanya, con menos puntuación y menor producción  goleadora que en el tercio inicial.

La tercera y  última parte de la competición se inicia con la jornada 21, que va a presenciar un nuevo cambio en la cabeza. Ahora será el Atlético de Madrid el principal damnificado, al perder claramente en Las Palmas por 3 a 0. El Real Madrid, el nuevo líder, venció sin grandes problemas al Jaén en el «Bernabéu» (3 a 0), y el Barça logró  un magnífico resultado en el siempre difícil campo de «Atocha», al derrotar a la Real por 1 a 2 en un encuentro muy competido, con goles de Hermes González y Tejada, y una gran actuación de Kubala. Los blancos encabezaban la clasificación con 29 puntos, los mismos que el Atlético de Madrid, con el Barça tercero a un punto de ambos. La emoción estaba servida.

La jornada 22 dejó las cosas tal como estaban, ya que los tres primeros clasificados resolvieron sus compromisos con victoria. Muy ajustada la del Real Madrid ante Las Palmas, 2 a 1 en el «Bernabéu», con dos goles de Gento, amplia la del Atlético en «La Romareda» (0 a 3), y rutinaria la del Barça sobre el Sporting de Gijón en el «Camp Nou», un partido marcado por la niebla y que no pasaría a la historia. Vergés, Tejada y Kubala hicieron los tres tantos azulgranas.

Llegamos así a la jornada vigesimotercera, donde de nuevo va a producirse un cambio de líder, desbancando el Atlético al Real Madrid.  Los blancos no pueden pasar del empate en «Atocha» (2-2), y los rojiblancos aprovechan la visita de Osasuna al «Metropolitano» para adelantarles, al vencer a los navarros por 4 a 1, El Barça tenía un desplazamiento muy difícil a «San Mamés», y va a volverse de vacío, y con un fuerte correctivo, pues los «leones» le derrotarán por 4 a 1  en un gran partido que decantarían a su favor en el segundo tiempo. Arteche hizo tres de los goles rojiblancos, y Tejada consiguió el que a la postre sería el del honor para los azulgranas, que con este resultado quedaban a tres y a dos puntos de Atlético y Real respectivamente.

Abramos un paréntesis para reseñar que el 5 de marzo de 1958 se disputa en la capital del Reino Unido el partido de ida de la final de la primera edición de la Copa de Ferias, entre la Selección de Londres y el Barcelona. Esta fue la formación que puso en liza Balmanya, vistiendo los colores y en representación de la Ciudad Condal: Estrems; Olivella, Gensana, Gracia; Vergés, Ribelles; Basora, Villaverde, Martínez, Evaristo y Tejada. El partido terminó con un magnífico resultado de cara a la vuelta, empate a dos, siendo los autores de los tantos catalanes Martínez y Tejada.

Siete días más tarde del último partido liguero, y como ya venía siendo habitual, va a producirse un nuevo cambio de líder. El Atlético sólo puede traerse un punto de su visita a «Los Cármenes» (2 a 2), mientras que el Real Madrid se impone con claridad al Sporting en el «Bernabeu» (4-0). Y como quiera que el Barça aplasta en la Ciudad Condal al colista Valladolid por 7 a 1, con goles  de Evaristo (3), Kubala (2), Ribelles y Villaverde, se coloca a dos puntos de los equipos madrileños, conservando aun  algunas aspiraciones.

Aspiraciones que van a sufrir un duro frenazo, prácticamente ya definitivo, en la siguiente jornada, la vigesimoquinta, al perder en «Sarriá» frente al Español por 2 a 1. Merecido triunfo blanquiazul, aunque el tanto de la victoria lo marcó Olivella en propia puerta. Evaristo hizo el gol del Barça. El Atlético de Madrid, por su parte, también se dejó un punto en su feudo ante el Sevilla, mientras que el Real Madrid asaltaba y conquistaba una plaza tan difícil como «la Catedral», derrotando a domicilio al Athletic por 0 a 2, con goles de Rial y Marsal, en un partido donde su superioridad fue manifiesta. Así quedaba la clasificación: Real Madrid con 36 puntos, Atlético con 35, y Barça ya descolgado con 32. El título parecía cosa de los dos grandes rivales madrileños.

Y se va a decantar a favor de los blancos en e transcurso de la siguiente jornada donde el Real Madrid vence con más problemas de los previstos al colista Valladolid, que convirtió un claro 5-0 en un  mucho más decoroso 5-3, en un partido en el cual Di Stefano y el blanquivioleta Badenes anotaron sendos hat-tricks. La derrota del Atlético en «Mestalla» (2-0), parecía dejar expedito el paso hacia el triunfo final para los madridistas, que ya aventajaban a los «colchoneros» en tres puntos, a falta de tan sólo ocho por disputar, aunque los del «Bernabéu» tendrían aun que visitar el «Metropolitano» en la penúltima jornada. La triste victoria del Barça sobre el Celta en  el «Camp Nou», merced a un solitario gol de Gensana, parecía ya del todo intrascendente.

La jornada 27 va a dejar las cosas igual en lo tocante a los dos primeros clasificados, pero sentenciará ya definitivamente la suerte de un Barça que veía incluso peligrar un subcampeonato que podía valerle para disputar la Copa de Europa si el Real Madrid revalidaba de nuevo su título. Los blancos vencieron en «Sarriá» (2 a 4, con tres goles de Marsal), y los azulgranas cayeron precisamente ante el Atlético en la capital, en un partido que las crónicas de la época describen como entretenido y muy disputado, y en el que Tejada hizo el gol catalán. Y el domingo siguiente, pese a golear al Zaragoza (5 a 1: tres de Evaristo, más Ribelles y Tejada), será el último partido de Balmanya como entrenador azulgrana, mientras que los dos rivales de la capital solventaban sus compromisos con sendas victorias y proseguían su pugna, que finalmente – y tal como se preveía – iba a decantarse a favor del Real Madrid, que cantará el «alirón» precisamente en el feudo de su eterno rival, al empatar a uno en el encuentro decisivo. El Barça finalizará de nuevo como tercer clasificado, y aunque el Madrid conquistó la III Copa de Europa, sería el Atlético quien obtuviese plaza para el torneo continental

Según declaración del propio Helenio Herrera en su libro de memorias titulado «Yo», los directivos barcelonistas ya le habían contactado en el mes de febrero, pero él les dio largas porque todavía se debía a su club,  el  Belenenses lisboeta. Sin embargo, para finales de abril va a aceptar  trasladarse a Barcelona y hacerse cargo del equipo inmediatamente, aun cuando  faltaban todavía varios partidos para concluir la temporada, concretamente dos jornadas de Liga, el choque de vuelta de la final de la Copa de Ferias, y la Copa del Generalísimo. «El Mundo Deportivo» publica en su edición de 23 de abril de 1958 una nota facilitada por el «delegado de prensa del C. de F. Barcelona», uno de cuyos puntos dice lo siguiente: «aceptar la dimisión presentada de su cargo de don Domingo Balmanya, agradeciéndole los servicios prestados y sus reiteradas pruebas de afecto y vinculación a nuestro club». La retórica habitual y políticamente correcta, por supuesto, que en eso muy poco ha cambiado el fútbol…

Herrera había llegado a la Ciudad Condal por vía aérea en la tarde del viernes 18 de abril, hospedándose en un céntrico y lujoso hotel. Firma su contrato, que le unía al Barça para las dos siguientes temporadas, y el domingo presenciaría el Barcelona-Zaragoza, para ver en acción a sus nuevos pupilos, y especialmente al brasileño Evaristo, al que no conocía. su fichaje va a costarle al Barça nada menos que 1.200.000 pesetas de la época, compensando económicamente a Os Belenenses, y también a su anterior club en España, el Sevilla, con el que el técnico hispanoargentino todavía estaba bajo contrato, aunque suspendido por la Federación durante dos años (obstáculo que también la junta presidida por Miró-Sans consiguió orillar… )

Balmanya no va a asistir a la toma de posesión de Herrera (según propia confesión, se le recomendó que no acudiera, de modo que no pudo despedirse oficialmente de los jugadores, ni ceder el testigo a su sucesor). En sus declaraciones a «El Mundo Deportivo» (en la edición del 23 de abril de 1958 ), indicó que se iba satisfecho y con la cabeza alta. Añadió que consideraba muy complejas las causas de los males del Barça, que según su criterio afectaban a junta directiva, socios, público, jugadores, técnicos e inclusive a la prensa. También pensaba que todavía no se había «digerido» el nuevo estadio. Leyendo entre líneas era evidente su disgusto con alguno o algunos de los componentes de la directiva. Una directiva que en un principio, cuando comenzaron a surgir rumores acerca del relevo en el  banquillo, desmintió el fichaje de Helenio Herrera y reiteró públicamente su confianza en el entrenador gerundense, unas palabras que – como ya sabemos por larga experiencia – son casi siempre la antesala de un cese anunciado.

El balance de Domènec Balmanya como entrenador del Barça puede resumirse de la siguiente forma: había dirigido al equipo en 69 partidos oficiales, logrando 39 victorias (un 56,52 % del total), 13 empates y 17 derrotas, marcando los azulgranas a sus órdenes  174 goles y encajando 87. En su haber figuraban un título de Copa (1957), una «Pequeña Copa del Mundo» (1957), dos terceros puestos en la Liga, y la clasificación para la final de la primera edición de la Copa de Ferias, cuyo encuentro de ida se disputó mientras ocupaba aun el banquillo, lográndose un resultado que dejaba en franquía la consecución del torneo. Puede decirse, por lo tanto, que su experiencia había sido más positiva que la de sus dos inmediatos predecesores en el cargo, Sandro Puppo y Franz Platko, que habían dejado su palmarés barcelonista en blanco, aunque el gerundense había contado con dos temporadas de confianza en lugar de una sola, pero con un equipo en formación que explotaría muy poco después con Helenio Herrera en el banquillo, superando por dos veces en el Torneo de la Regularidad al Real Madrid de las 5 Copas de Europa.

CERCA DE MEDIO SIGLO MÁS DE FÚTBOL

Balmanya había nacido en una provincia fronteriza, y en algunos momentos su vida va a transcurrir a caballo entre España y Francia. Esto sucede nuevamente, sin ir más lejos, una vez que se desvincule del Barça. Volverá a Sete, la ciudad occitana donde actuó como futbolista durante parte de nuestra Guerra Civil, en esta ocasión  para dirigir al equipo local un par de temporadas. Dos años más tarde, en 1960, regresa a España, haciéndose cargo del Valencia, al cual en su segunda campaña, la 61-62, lleva hasta la final de la Copa de Ferias, que acabarían por conquistar los «ches» a principios de la siguiente campaña, precisamente frente al Barça (6 -2 y 1 a 1), tras haber sido aplazado el choque decisivo a consecuencia de la disputa del Campeonato Mundial en Chile, aunque quien se sentaría entonces en el banquillo levantino sería el técnico argentino Alejandro Scopelli.

Durante el curso 62-63 realizará las funciones de secretario técnico en el RCD. Español, que ese año actuaba en Segunda División, aunque va a conseguir el ascenso tras una reñida promoción contra el Mallorca. Viajero incansable, en la siguiente temporada, 63-64, le encontramos en Sevilla, al frente del Betis. Los verdiblancos contaban con un gran equipo (Pepín, Grau, Ríos, Colo, Martínez, Bosch, Lasa, Ansola, Luís, Molina, los jóvenes Rogelio y Quino…), y van a ser la gran revelación del torneo, clasificándose en tercer lugar tras Real Madrid y Barcelona. No seguirá sin embargo en «Heliópolis», aunque tampoco saldrá de Andalucía. El Málaga se beneficia de su magisterio, y cuajará también una gran campaña, al final de la cual ascenderá a la División de Honor tras superar en la promoción al Levante. En aquel equipo figuran futbolistas de la talla de Américo, Montero, Pepe Arias, el marroquí  Ben Barek, el internacional Chuzo, Benítez, Aragón, el veterano Pepillo, el malogrado Pedro Berruezo, el vasco Otiñano o el mítico Manolo Velázquez, cedido por el Real Madrid.

Pero tal vez el mayor triunfo de toda su larga carrera como entrenador lo va a lograr en la temporada 65-66. Bajo su batuta, y en el último año del viejo «Metropolitano», el Atlético de Madrid  se proclamará brillante campeón de Liga, un título que no conseguía desde el ya lejano 1951, por delante del Real Madrid «Ye-yé» y el Barça. Allí se reencontró con sus viejos conocidos Colo y Luís Aragonés (el otro jugador fichado del Betis, el infortunado Miguel Martínez, permanecía en estado de coma en un hospital, víctima de una cruel e implacable enfermedad), y con un ramillete de excelentes futbolistas: Madinabeitia, Rivilla, Griffa, Calleja, Glaría, Ufarte, Jones, Cardona, Mendonça, Adelardo o Collar.

Ha llegado a la cumbre, y los máximos rectores de nuestro fútbol deciden ofrecerle la dirección del combinado nacional, que acababa de ofrecer un muy discreto rendimiento en el Campeonato del Mundo de 1966, en Inglaterra, donde cayó en la primera fase, con derrotas ante Argentina y la RFA, y un triunfo por la mínima frente a la débil Suiza. Balmanya va a estar al timón de la selección  hasta mayo de 1968. Su objetivo será clasificar a España para la fase final de la Eurocopa que se disputa en la primavera del 68, y tratar de revalidar el título conquistado brillantemente ante la URSS en Madrid, cuatro años antes.

Debuta en el banquillo del combinado nacional el 23 de octubre de 1966, en Dublín ante la República de Irlanda (0-0). Va a dar la alternativa a una nueva generación de destacados futbolistas (Osorio, Sáez, Canós, Tonono, Rifé, Gárate, Grosso, Vavá, Marcial, Velázquez, José María…), pero no logrará su propósito, pues los entonces campeones del mundo, Inglaterra, se cruzan en el camino de los nuestros y les eliminan, impidiéndoles optar a mayores cotas. Balmanya dirigirá a la Selección Española en un total de 11 ocasiones, obteniendo un balance de cuatro victorias, tres empates y cuatro derrotas (tres de ellas infligidas por Inglaterra). Le va a sustituir en el cargo el doctor Eduardo Toba, que también fracasará en el objetivo de clasificar a nuestro equipo nacional para una cita aun más importante, el Campeonato del Mundo de 1970, que se celebraría en México.

En ese punto de su carrera, Balmanya acepta una jugosa oferta del presidente del Barcelona, Narcís de Carreras, para convertirse en  secretario técnico del club azulgrana, con Salvador Artigas de entrenador. Durante su gestión el Barça realizó dos fichajes «de campanillas»: el ariete del Real Zaragoza Bustillo, y el centrocampista del RCD. Español Marcial, ambos internacionales. Cesará en su cargo al dimitir Carreras y toda su Junta Directiva, a causa de los malos resultados del equipo. Con la temporada 70-71 ya comenzada, es contratado para tratar de enderezar el rumbo de un Real Zaragoza donde aun sobrevivían los últimos «magníficos», Santos y Villa, y que amenazaba con irse a pique. Pero no lo va a conseguir, será destituido después de ocupar su banquillo durante doce partidos, y el equipo maño, tras quince años ininterrumpidos en la máxima categoría, ganando títulos nacionales e internacionales, se irá irremisiblemente al pozo de la Segunda División.

En 1972, y después de tomarse un año sabático, Balmanya se comprometerá de nuevo con un conjunto de Segunda, el Cádiz, que deseaba fervientemente cambiar de categoría. No lo logrará en  sus dos temporadas de estancia en la Tacita de Plata, pero va a poner las bases de un equipo que pocos años más tarde dará por fin el gran salto. De aquel cuadro amarillo a sus órdenes va a salir  un fenomenal jugador, Migueli, al que seguramente «Mingu» recomendó encarecidamente a su querido Barça. Pondrá punto final a su carrera como técnico – al igual que ya había hecho como jugador – en el Sant Andreu barcelonés, donde va a ser relevado precisamente por su antiguo compañero César Rodríguez en la temporada 75-76, logrando el Pelucas salvar del descenso al equipo cuatribarrado.

Pero una despedida tan poco airosa no puede hacer borrar su dilatado currículo como técnico y profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores. Y esa sabiduría, atesorada a lo largo  de muchas décadas de dedicación al fútbol, la continuará derramando a través de las ondas de la radio en calidad de comentarista, casi siempre al lado del entonces popularísimo José María García. Toda una vida consagrada por entero al deporte-rey, y que se apagará definitivamente el 14 de febrero de 2002, en la Ciudad Condal, al fallecer víctima de un infarto con 87 años de edad, encontrándose todavía en plena lucidez.  A título póstumo se le concedió la Medalla de Plata al Mérito Deportivo, que venía a unirse a otras muchas distinciones a las que se había hecho acreedor por su buen hacer profesional

NOTA. Para la elaboración de este artículo se han manejado las siguientes obras:

HISTORIA DEL CAMPEONATO NACIONAL DE LIGA. Enrique y Nicolás Fuentes. EFSA. Ibérico Europea de ediciones. 1970

YO. MEMORIAS DE HELENIO HERRERA. Editorial Planeta 1962

CRÓNICAS DEL BARÇA. Antoni Closa. El Observador de la actualidad. 1991

Revista BARÇA

Diario EL MUNDO DEPORTIVO




Domènec “Mingu” Balmanya: 1956-1958. Primera parte

Balmanya01A diferencia de lo ocurrido con otros técnicos, el paso por el Barça de Domènec Balmanya, el entrañable Mingu, no representó el cénit de su carrera como técnico, sino más bien una de sus primeras etapas. Saltó del banquillo de un recién estrenado «Camp Nou» con sólo 43 años, a pesar de que su encanecido cabello le hacía aparentar unos cuantos más, a una edad en la que muchos entrenadores aun lo tienen todo por demostrar. Y él lo demostró – o mejor dicho, lo corroboró – en numerosos equipos, e incluso en algún que otro despacho, durante las dos décadas siguientes, hasta que su vida particular – familia y negocios – le retiró del fútbol «activo», aunque seguiría cultivando su gran pasión en calidad de comentarista radiofónico hasta prácticamente el momento de su muerte.

Domènec Balmanya Perera nace en Girona el 29 de diciembre de 1914. Su padre tenía una pequeña carpintería en la calle Anselm Clavé, y el chico va a crecer sanote y fuerte, y muy pronto empezará a propinarle patadas a un balón o a lo que se terciase y tuviera forma más o menos redonda, a la vez que cantaba en el coro de la iglesia del Mercadal. En La Dehesa, hermosa arboleda situada a las afueras de la capital gerundense pasará buena parte de esos años formativos, puliendo su técnica individual y aprendiendo a conducir el balón con la cabeza bien alta, si no quería estamparse de morros contra alguno de sus muchos árboles. Alumno del Colegio de los Hermanos de La Salle, donde cursa estudios de Comercio, se inicia en los infantiles del Girona FC. Aun en edad juvenil, y gracias a su poderosa constitución física, muy pronto formará parte del equipo reserva de los rojiblancos, en Segunda Regional.

Sus primeros pasos los dio como delantero, pero en la temporada 33-34 el entrenador José Luís Zabala le bajó a la medular, situándole en la posición de volante derecho. En la campaña siguiente ya ingresa en la primera plantilla del Girona, militando en Segunda División, y destaca tanto que el Barça le va a fichar al terminar dicho curso. El Girona cobró 15.000 pesetas por el traspaso, y el jugador 10.000, que para entonces no estaba nada mal, con un sueldo mensual de 500 pesetas, y una prima de 150 por partido ganado, fruto de unas negociaciones llevadas por su propio padre. Ya en las filas del Barça va a convertirse en uno de los titulares indiscutibles, a las órdenes del técnico irlandés Patrick O´Connell, actuando como medio izquierdo. Los azulgranas, tras algunos años muy grises, contaban entonces con un buen equipo, en el que junto al joven y fornido Mingu figuraban gente de la talla de Nogués, Areso, Zabalo, Berkessy (con el que tendrá posteriormente ciertos desencuentros durante su etapa de entrenador del Real Zaragoza), Raich, Ventolrá, Escolá, Enrique Fernández o Munlloch. En la Liga se clasifican en mitad de la tabla, pero en la Copa llegan hasta la final, aunque son derrotados en «Mestalla» por el Real Madrid (2-1), en un vibrante encuentro donde Balmanya resulta lesionado.

UNA CARRERA PARTIDA EN DOS POR LA GUERRA

Con el estallido de la Guerra Civil se suspenden todas las competiciones nacionales, pero los jugadores barcelonesas reinician los entrenamientos como si nada hubiera ocurrido en agosto de 1936, con vistas a disputar el Campeonato de Cataluña y una nueva e improvisada competición, la Liga Mediterránea, en la que finalmente se impondrán los azulgranas. Con posterioridad, entre mayo y octubre de 1937, el equipo dejará una convulsa Ciudad Condal para embarcarse en una larga gira  por México y Estados Unidos, que entre otras cosas servirá para restañar el maltrecho estado económico de la entidad culé, muy resentido por las numerosas bajas de socios y las escasas recaudaciones de los partidos que seguían jugándose en «Les Corts» en plena Guerra.

A la hora del regreso a Barcelona, algunos futbolistas van a optar por quedarse en México, mientras que otros pasarán a la vecina Francia. Entre estos últimos se encuentra Balmanya, que va a enrolarse en el Séte, un equipo de la Primera División gala, representativo de una pequeña ciudad occitana, en la región del Languedoc-Rosellón, próxima a Montpellier y cuna de grandes escritores y artistas como el poeta Paul Valery, el cantautor Georges Brassens o el guitarrista flamenco «Manitas de plata». Allí actúa junto a  sus compañeros Escolá y Raich, y va a proclamarse campeón de la Liga del país vecino en 1938-39. El 1 de abril de 1939 finaliza la Guerra Civil Española, pero el primero de septiembre del mismo año estalla la que pronto va a convertirse en Segunda Guerra Mundial, y entonces Balmanya deja el Séte, retornando a su ciudad natal, Girona. Las autoridades deportivas del nuevo estado franquista van a suspender por largo tiempo a todos los futbolistas que no se habían incorporado a la España Nacional, de modo que Mingu verá nuevamente truncada su carrera deportiva, y tendrá que sobrevivir durante estos difíciles años dedicándose al negocio familiar de carpintería, mientras mantenía mínimamente la forma jugando partidos de Festa Major por los pueblos.

Al final, los seis años de suspensión impuestos en un primer momento van a quedarse sólo en dos, y así, al iniciarse la temporada 1941-42 ya puede reincorporarse a un Barça renquean, que durante aquella misma campaña se verá obligado a jugar la promoción para mantener la categoría (lo que consigue goleando al Murcia, 5 a 1, en un partido disputado en Madrid), pero una semana antes había conquistado la «Copa del Generalísimo», al derrotar al Athletic de Bilbao por 4 a 3, en un encuentro de lo más emocionante, que se disputó en el viejo campo de Chamartín el 21 de junio de 1942, y en el que el Barça presentó la siguiente alineación: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalench, Llácer; Sospedra, Escolá, Mariano Martín, Balmanya y Bravo.

Continuará como jugador barcelonista en las dos siguientes campañas, para fichar en 1944 por el Nàstic de Tarragona, cobrando 25.000 pesetas. En total se enfundó la elástica blaugrana en   111 ocasiones, marcando   16 goles. Su trayectoria resultó partida de raíz por nuestra contienda fratricida, impidiendo seguramente que llegase a cotas más elevadas (jamás fue internacional, por ejemplo, aunque también en su época se jugaban muy pocos partidos entre selecciones, por culpa de la Guerra Mundial). Con los bermellones va a ascender desde Tercera a Primera División, donde debutan los de la Imperial Tarraco en la temporada 47-48. Balmanya llegará a realizar incluso las funciones de jugador-entrenador en el curso 1949-50, durante el tramo final del campeonato. Una vez colgadas las botas en el Sant Andreu (1950-51), va a sacarse el título de entrenador regional, y será segundo de su promoción en el cursillo del Nacional, tras Salvador Artigas. Incluso  – todo un estudioso – llegará a realizar un curso en Reims, Francia.

Se estrena en el banquillo en 1952, dirigiendo a su Girona en Tercera División, pero muy pronto, en noviembre de dicho año, recibe la llamada de un Real Zaragoza en apuros, para intentar salvarlo del descenso, cosa que finalmente no pudo lograr. No obstante, continúa al frente del equipo año en Segunda, iniciando la temporada 53-54, aunque al concluir la décima jornada presenta su dimisión a causa de los malos resultados, iniciándose una batalla de declaraciones cruzadas entre Mingu y su predecesor en el cargo,  Elemer Berkessy – que seguía viendo en Zaragoza-. Se daba la curiosa circunstancia de que ambos técnicos habían coincidido como jugadores en las filas del Barça durante la temporada 35-36, y que luego Berkessy fue alumno de Balmanya en la Escuela Nacional de Preparadores, según nos cuenta en su magnífico y documentadísimo artículo, publicado hace unos meses en «Cuadernos de Fútbol»,  Vidal Viñarás de Blas.

En la temporada 54-55 Balmanya casi logra ascender al Real Oviedo, subcampeón del Grupo 1 de Segunda, pero a la postre sólo podrá clasificarse en tercer lugar  en la liguilla de ascenso. Y tras un año en blanco, va a ser el elegido  por el presidente Francesc Miró-Sans para sustituir a Platko en un Barça que lleva ya tres años sin rascar bola. Su experiencia en los banquillos no es mucha, pero su prestigio como profundo conocedor del fútbol le acompaña ya a dónde quiera que va.

EL BARÇA LE BRINDA SU PRIMERA GRAN OPORTUNIDAD COMO ENTRENADOR

En una época en la que aun no se habían inventado los stage de pretemporada -y casi ni se empleaba dicho concepto, sino que se hablaba de «preparación», y posteriormente de «rodaje»- Balmanya, tras la preceptiva presentación en «Les Corts» el lunes 6 de agosto,  se va a llevar a sus flamantes pupilos a la localidad gerundense de Ribes de Freser.  Se conservan varios interesantes testimonios gráficos de la estancia allí de la plantilla barcelonesa, entre ellos la fotografía (ver debajo) de todo el grupo sentado en los peldaños de una gran escalinata de piedra, con el nuevo técnico y sus auxiliares Ángel Mur Navarro y Claudio Pellejero detrás suyo, de pie y con los brazos cruzados, como si fueran los profesores de una clase de aplicados alumnos.

Balmanya02Tras unos días de oxigenación esnifando los puros y límpidos aires pirenaicos, el plantel blaugrana va a regresar a la Ciudad Condal el sábado 11 de agosto.

Se produce  el acostumbrado movimiento de altas y bajas, que ese verano tiene especial incidencia debido al ascenso del España Industrial a Primera División, aunque para poder competir en la máxima categoría del fútbol español se verá obligado a cambiar su nombre por el de «Club Deportivo Condal», ya que la reglamentación entonces vigente impedía la presencia de clubes con nombres de empresa («La España Industrial» era una conocida factoría textil ubicada en el barrio barcelonés de Sants y dedicada al hilado, tejido y estampado del algodón). Dadas las especiales relaciones entre ambos clubes (de hecho, el recién ascendido venía a ser en la práctica un autentico filial del Barça, aunque las autoridades federativas no lo considerasen así), varios jugadores de la plantilla profesional azulgrana pasarán al nuevo primerdivisionario (Goicolea, Hanke, Castañer, Gonzalvo III, Navarro II y Moll), mientras que de sus filas promocionan al Barça el guardameta Pere Estrems, el defensa Ferrán Olivella y el centrocampista Martí Verges, que se unen a las incorporaciones producidas a finales de la anterior temporada 55-56: Ribelles y Gensana, ambos procedentes de la U.E. Lleida, el gerundense Coll y los paraguayos Melanio Olmedo y Eulogio Martínez. De manera que la plantilla barcelonista para la temporada 1956-57 va a quedar configurada de la forma siguiente: Ramallets, Estrems, Olivella, Seguer, Biosca, Brugué, Olmedo, Gracia, Segarra, Gensana, Flotats, Bosch, Vergés, Basora, Tejada, Mandi, Ribelles, Coll, Villaverde, Sampedro, Kubala, Eulogio Martínez, Luís Suárez y Manchón. Causan baja los delanteros Areta II, que pasa al Valencia, y Moreno, que se va a la Unión Deportiva Las Palmas.

Balmanya va a protagonizar una pequeña revolución, dando cancha a lo que dará en llamarse «el equipo experimental». Por aquellos días de 1956 estaba muy de actualidad el término «desestalinización», para referirse al proceso iniciado por el dirigente soviético Nikita Kruschev, el nuevo hombre fuerte del Kremlin, que había denunciado en el XX Congreso del PCUS los «errores» cometidos por el Camarada Stalin, repentinamente fallecido en marzo de 1953. Una vez muerto el todopoderoso líder, la URSS emprende una tímida liberalización conocida como «el Deshielo». Pues bien: en el Barça va a hablarse también de «deskubalización», en el sentido de tratar de limitar la excesiva dependencia que el equipo tenía respecto al juego de su gran estrella surgida del frío. Balmanya  será el encargado de llevar a cabo este reajuste, ocasionado también por el lento pero inexorable declive físico de un Laszi muy castigado por las lesiones, apostando por jóvenes valores de la cantera catalana -los citados Olivella, Vergés y Gensana- que alcanzarían la internacionalidad con la Selección Absoluta antes de que finalizase la temporada de su debut en la máxima categoría, mientras que el guardameta Pere Estrems tendrá que contentarse con permanecer a la sombra del incombustible Ramallets. Del Girona había llegado el extremo ambidiestro Lluis Coll, un jugador que prometía mucho pero al que la mala suerte en forma de lesiones y la gran  competencia en su demarcación (Basora, Manchón, Tejada, Czibor, Villaverde…) impidieron triunfar. También con Balmanya en el banquillo se consolida en el lateral izquierdo de la zaga Sigfrid Gracia, al que Platko había convertido en titular durante el curso anterior. Y, por supuesto, lo hace también el talentoso y casi imberbe Luís Suárez, que irá tomando la manija del equipo, para disgusto de los más acérrimos partidarios de Kubala, porque entre la afición comienza a producirse una especie de cisma, dividiéndose estúpidamente  en dos bandos, «suaristas» y «kubalistas», cuando juventud y experiencia eran perfectamente compatibles en la misma alineación. Y eso, sin contar con el nuevo fichaje para la temporada 56-57, el paraguayo Eulogio Martínez, un delantero tan hábil como rompedor, auténtico «abrelatas» de las defensas contrarias.

Los cambios también traen aparejado el eclipse de algunos jugadores. Gonzalvo III, tras su brillante carrera, pasará a reforzar al Condal, mientras que el peso específico de hombres como Seguer, Flotats, Bosch o Manchón desciende notablemente. No así el de Estanislau Basora, que va a conocer algo parecido a una segunda juventud, ni tampoco el de Segarra, quien una vez desplazado del lateral izquierdo por el joven Gracia, será capaz de reciclarse en la zona media del campo, demostrando gran brillo y jerarquía.

El equipo va a presentarse ante su afición el miércoles 22 de agosto, en un partido amistoso en el cual el Barça vence claramente al Racing de París por 5 goles a 2, obra de Tejada (2), Sampedro, Suárez y Villaverde. Esta fue la alineación azulgrana: Ramallets (Estrems); Gensana (Olivella), Biosca (Brugué), Olivella (Gracia): Bosch (Vergés), Segarra; Tejada (Basora), Villaverde, Kubala (Sampedro), Martínez (Suárez) y Coll (Tejada). Balmanya, en sus exclamaciones a la prensa, va a criticar la impaciencia de la afición, argumentando que «formar un equipo no es cosa de un día ni de semanas, sino de meses». Añade que el trabajo diario ha variado en lo referente a la preparación física, ahora más intensa, y en aspectos tácticos del juego, y pide paciencia hasta que se logre la necesaria compenetración de un conjunto que pretende evolucionar con mayor rapidez que antes. También, durante la nueva temporada, va a aprovechar los jueves para sustituir el entrenamiento de ese día por partidos amistosos disputados en «Les Corts» contra equipos catalanes de Tercera División, alineando en ellos a los suplentes habituales, a jugadores aun faltos de ritmo tras salir de una lesión,  y a jóvenes promesas.

PRIMER ACTO…

El domingo 9 de septiembre de 1956 arranca una nueva edición del Campeonato Nacional de Liga, la que suponía el número 26 desde su inicio. El Barça de Balmanya lo hace en «Les Corts», con el recién ascendido Osasuna como contrincante y la siguiente alineación: Ramallets; Olivella, Biosca, Gracia; Bosch, Segarra; Mandi, Villaverde, Kubala, Suárez y Coll. Palmas de tango y discreta victoria local, con un gol en cada tiempo, obra de Bosch y Villaverde. El primer líder del campeonato va a ser el Real Madrid, tras vencer ampliamente en el «Bernabeu» al Condal, a pesar de todos sus refuerzos barcelonistas (6-0)

Segunda jornada. Derrota en Valladolid (2-1). Los locales pusieron más nervio y velocidad que el Barça. En la primera parte el ex-azulgrana Badenes y el catalán Murillo anotaron el 2-0, y en la segunda Basora acortó distancias nada más iniciada la reanudación. Líder Real Madrid, con 3 puntos, empatado con Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Zaragoza, Las Palmas, Real Sociedad y Sevilla, y el Barça un punto abajo.

Tercera jornada. Marcador de escándalo en «Les Corts»: Barça 7-Atlético de Madrid 3. Floja defensa «colchonera» y cuatro tantos de Luís Suárez y 3 de Justo Tejada, y eso que no jugó Kubala…El Real Zaragoza es sorprendente líder, con cinco puntos, mientras que el Barça ocupa la quinta plaza con cuatro.

Cuarta jornada: Jaén 1-Barça 2. Dominio azulgrana y defensiva local. No obstante abrieron el marcador los andaluces con un tanto de Antoniet, pero Tejada empató antes del descanso, y Luís Suárez, de tiro lejano, consiguió el gol de la victoria barcelonesa. El Athletic de Bilbao es nuevo líder (7 puntos), y el Barça segundo con 6, encabezando un grupo de seguidores completado por Sevilla, Las Palmas y Valladolid. El Real Madrid, vigente primer campeón de Europa, no había empezado bien la competición, y era octavo, con tan sólo cuatro puntos.

Quinta jornada. El Barça – que seguía sin poder contar con Kubala – vence en «Les Corts» sin grandes apuros al Deportivo de La Coruña por 3 a 1 (Suárez, Sampedro y Villaverde). Ahora los blaugranas son segundos en solitario, a un punto del Athletic de Bilbao que comanda la clasificación.

Jornada 6. Choque en la cumbre entre los dos primeros clasificados. El Barça va a lograr un magnífico resultado en el terreno del vigente campeón liguero. Mayor dominio rojiblanco pero peligrosos contraataques azulgranas. Los dos tantos se marcaron en la segunda parte, obra de Suárez -que se estaba mostrando muy goleador en este comienzo de temporada- y Maguregui. Las posiciones seguían igual que una semana antes, pero el Real Madrid ya era cuarto, a sólo dos puntos del líder.

Jornada 7. Tropiezo del Barça en el «Estadio Insular» ante Las Palmas, que venció por la mínima gracias a un gol logrado en la primera mitad. Buena defensiva local, y un Barça que defraudó en su paso por Canarias pese a la reaparición de Kubala. El Athletic de Bilbao seguía al frente de la tabla, pero el Barça cae a la cuarta posición, a 3 puntos de los «leones». El Real Madrid ya es segundo, a dos puntos de los vascos.

Jornada 8. Barça 1- Real Sociedad 0. Victoria catalana con grandes apuros. El cerrojo donostiarra mantuvo su portería a cero hasta 10 minutos antes del final, cuando el joven Vergés batió al meta guipuzcoano. El Bilbao continuaba arriba con 14 puntos, el Real Madrid era segundo (12), y el Barça tercero con 11, empatado con Valladolid, mientras  que Sevilla y Las Palmas ocupaban la quinta y sexta plaza, respectivamente, a cuatro del líder.

Jornada 9. Gran partido en «Mestalla», con dos equipos volcados al ataque y constantes alternativas en el marcador. El resultado final fue de empate a 3, con goles blaugranas de Eulogio Martínez (su primer tanto en Liga), Tejada y Manchón, este último a sólo dos minutos del pitido final. Dos de los goles «ches» los hicieron ex-barcelonistas: Estéban Areta y «Cheché» Martín. El R. Madrid alcanzaba en la cabeza al Athletic, al derrotarle claramente en el «Bernabéu» por 3-0 (Mateos, Kopa y Gento). Barça y Sevilla son tercero y cuarto, a dos puntos de «merengues» y bilbaínos.

Jornada 10. Nuevo duelo de titanes en «Les Corts»: Barça 1-Real Madrid 0. Mejor juego barcelonista, que mereció una victoria más amplia, frustrada por la gran actuación del meta merengue Juanito Alonso. Suárez marco el único tanto del encuentro en el minuto 46, y el flamante fichaje madridista, el delantero francés Raymond Kopa, falló dos claras oportunidades. A las órdenes del vizcaíno Ortiz de Mendíbil ambos equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Barça, Ramallets; Olivella, Brugué, Gracia; Vergés, Gensana; Tejada, Sampedro, Eulogio Martínez, Suárez y Manchón, y por el Real Madrid, Alonso; Atienza, Oliva, Lesmes II; Santistéban, Zárraga; Kopa, Marsal, Di Stefano, Mateos y Gento. De nuevo era baja Kubala.

Al finalizar el primer tercio de la competición, la tabla estaba encabezada por el Athletic de Bilbao, con 16 puntos y 4 positivos, seguido por el Real Madrid, Barcelona y Sevilla, empatados los tres a 14 puntos. El Barça ofrecía un balance de 6 partidos ganados, 2 empatados y otros tantos perdidos, con 21 goles a favor (pocos) y 12 en contra. Por otra parte, su gran estrella, Kubala, tan sólo había podido participar en tres encuentros.

Jornada 11. En «Torrero» el recién ascendido Zaragoza va a dar buena cuenta del Barça por 2 a 0, ambos conseguidos en la primera parte, obra de Domingo y Wilson. Dominio alterno en un partido emocionante que dejó al Barcelona cuarto de la general, a 2 puntos del nuevo líder, el Real Madrid, que aprovechó también la derrota del Athletic en «Balaídos» para encaramarse al frente de la clasificación.

Jornada 12. El Barça se deshace con facilidad del Celta en «Les Corts» (4-1: Manchón, Sampedro, Gracia y Tejada), pero el Real Madrid vence en «Mestalla» (1-2), y el Athletic de Bilbao derrota al Condal por 3 a 0 en «San Mamés». Siguen líderes los blancos, empatados a puntos con los «leones», con Barça y Sevilla a 2 puntos.

Jornada 13. Mal resultado para el Barça, ya que en duelo fratricida en «Les Corts», jugando como visitante, no fue capaz de pasar del empate ante el Condal. Estas fueron las formaciones: por los condalistas, Goicolea; Simó, Rodri, Castañer; Gonzalvo III, Roma; Moll, Duró, Moya, Salvador y Bertrán, y por los azulgranas, Ramallets; Olivella, Brugué, Gracia; Vergés, Gensana; Tejada, Sampedro, Eulogio Martínez, Suárez y Manchón. Marcó primero Manchón, en el 28, pero empató Duró en el minuto 70. El encuentro se disputó  el 1 de diciembre de 1956, a las órdenes del colegiado señor Blanco Pérez. Y como tampoco el Athletic de Bilbao se lució (perdió 3-0 en Sarrià), el Madrid – que derrotaba al Las Palmas en el «Bernabéu» por el mismo resultado abría brecha en la tabla: 20 puntos, con los vascos y el Sevilla con 18, y el Barça con 17.

Jornada 14. Otro mal resultado blaugrana. En el derbi local, Barça 1 (Manchón)-Español 1 (Coll), en un partido decepcionante,  flojo aunque igualado. Pero el Real Madrid tropieza en su casa frente al Real Zaragoza (3-3), y el Sevilla es apalizado en «San Mames» (5-0). Clasificación: Real Madrid (21), Athletic (20), Barça y Sevilla (ambos con 18)

Jornada 15. Choque de los grandes en «Nervión», con victoria merecida de un buen Sevilla sobre el Barça. 2 a 0 en la primera mitad (Ramoní y Arza), y Bosch que acorta distancias en la segunda. Ramallets atajó un máximo castigo. El Real Madrid, por su parte, vence con claridad al Celta en «Balaídos» (0-3), y el Athletic de Bilbao se impone en Pamplona a Osasuna (1-2). Al llegar al ecuador de la competición, el Madrid es líder – y honorífico «Campeón de Invierno» – con 23 puntos, y le siguen Athletic (22 ), Sevilla (20) y Barça, ya algo descolgado con 17, un registro muy pobre.

SEGUNDO ACTO…

Jornada 16. El Barça no parece levantar cabeza en cuanto a resultados, pero despacha un gran encuentro en «San Juan» frente a Osasuna, con empate final a 2. Se adelantó con sendas dianas de Eulogio Martínez y Kubala (que reaparecía), pero luego los navarros equilibraron la contienda en sólo tres minutos. Vencedor del Condal en «Les Corts» (0-1), el Real Madrid no aflojaba, mientras que el Sevilla se deshacía con apuros de la Real Sociedad en la capital hispalense (3-2), y el Athletic caía en «Zorrilla». Los merengues se distanciaban de sus perseguidores: 3 puntos con respecto a Bilbao y Sevilla, y 6 al Barça, igualado con un buen Valladolid, donde destacaban sus dos goleadores Murilo y Badenes.

Jornada 17. Mal Día de Reyes para el Athletic (cae en San Mamés 1-4 ante el Atlético de Madrid) y Sevilla (pierde 2-0 en Mestalla), y bueno en cambio para Real Madrid (7 a 2 al Español en el «Bernabéu») y Barça (4-0 al Valladolid, con dos tantos de Kubala y Eulogio Martínez y Basora completando la goleada). Ahora los blancos aventajan en 5 puntos a Bilbao y Sevilla, y continúan con el Barça a 6. La liga parecía ponérseles de cara…

Jornada 18. Las distancias  se estrechan debido a los marcadores de este domingo. Cae el Real Madrid en «Nervión» (2 a 0), el Athletic sorprendentemente también en Jaén (4-2) y el Barça – esto ya más lógico – en el «Metropolitano» (2 a 1, con tanto de Basora). Así queda la tabla: 1º Real Madrid (27), 2º Sevilla (24), 3º y 4º Atlético de Madrid – que entra en la pugna – y Athletic de Bilbao (22), y 5º Barça (21)

Jornada 19. Esquiva para las aspiraciones de Sevilla (pierde 3-1 en Zaragoza) y Atlético de Madrid – derrotado en «Atocha» por 2 a 1 -, y mejor para Athletic (2 a 0 al Deportivo de La Coruña en San Mamés) Real Madrid (apurada victoria casera ante Osasuna, 2-1) y Barça, 4 a 2 al Jaén, con tantos de Suárez (2), Basora – de nuevo en gran forma –  y Manchón. El Real Madrid es líder con 29, seguido de Athletic y Sevilla con 24, mientras que el Barça ocupa la cuarta plaza con 23.

Jornada 20. Gran victoria barcelonista en «Riazor» aplastando a un débil Deportivo, 1-6 (Kubala 3, Martínez, Suárez y Manchón). El Real Madrid empata a 3 en «Zorrilla», el Sevilla vence 2-0 al Celta en «Nervión». y el Athletic de Bilbao cae goleado 4-0 en  el «insular». Madrid 30, Sevilla 26, Barça 25, y los dos Atléticos con 24.

Jornada 21. El Barça acaba con todas las aspiraciones del Athletic de Bilbao al derrotarle en «Les Corts» por 2 a 0, con goles de Tejada y Eulogio Martínez en un partido flojo en el que el técnico rojiblanco Daucik presentó un equipo plagado de suplentes, reservando a los titulares para un crucial compromiso en la Copa de Europa. Y en la misma Barcelona, el Condal va a golear contra todo pronóstico al Sevilla por 5-1 (Allende 2 y Basora II 3), mientras que también de manera sorprendente el Atlético de Madrid se llevaba los dos puntos en su visita al «Bernabéu» (0 a 2, con tantos de Peiró y Miguel a la contra), en un pésimo partido de los blancos. La cabeza se estrechaba: 1º Real Madrid (30), 2º Barça (27), 3º y 4º Atlético de Madrid y Sevilla (26) y 5º Athletic de Bilbao (24)

Jornada 22. Vencen los cinco primeros clasificados, y todo permanece igual. El Barça golea en «Les Corts» a la UD. Las Palmas, 6 a 1, con tantos de Bosch (2), Villaverde, Eulogio Martínez, Basora y Kubala, de penalty.

Jornada 23. El Real Madrid se distancia un poco más del Barça, pues mientras los blancos derrotan en la capital al Deportivo de La Coruña con un solitario gol de Mateos, los azulgranas no pueden pasar del empate en «Atocha» (2-2) ante la Real Sociedad, aunque consiguieron nivelar un 2-0 adverso con goles de Eulogio Martínez y Kubala. El Sevilla, por su parte, vence a Las Palmas en «Nervión» (3-1), el Atlético de Madrid pierde 1-0 en Vigo, y el Athletic conquista «Mestalla» (1-2). Real Madrid 34, Barça y Sevilla 30, Atlético de Madrid y Athletic 28.

Jornada 24. Se estrecha mucho la cabeza. El Real Madrid cae en «San Mames» (4-2), el Sevilla lo hace más estrepitosamente aun en «San Juan» – 5 a 2-, el Atlético de Madrid golea al Condal en su feudo del «Metropolitano» (6-2), y el Barça derrota con apuros al Valencia (3 a 2). Basora, Villaverde y Eulogio Martínez marcaron por los catalanes, y Areta II e Iborra por los levantinos. El Madrid ya sólo le sacaba dos puntos al Barça (34-32), y cuatro a un trío perseguidor formado por los dos Atléticos y el Sevilla. El título estaba todavía abierto. Y al domingo siguiente se disputaría un trascendental R. Madrid-Barça en el «Bernabéu»…

Jornada 25. En el «partidazo» de la jornada el Real Madrid va a derrotar por 1 a 0 al Barça, igualando el goal average particular y abriendo de nuevo una considerable brecha. En un encuentro pleno de emoción y con mayor dominio local, Joseíto va a hacer el único gol en el minuto 21. Así formaron ambos equipos, a las órdenes del señor González Echeverría: por los blancos, Juanito Alonso; Becerril, Oliva, Atienza; Muñoz, Zárraga; Joseíto, Kopa, Di Stefano, Mateos y Gento, y por los blaugranas, Ramallets; Olivella, Brugué, Gracia; Vergés, Bosch; Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Suárez. El Atlético de Madrid vence en «Sarriá» (0-1), y el Sevilla se impone al Valladolid por 2 a 0 en «Nervión». El Athletic empataba en Zaragoza, y parecía despedirse definitivamente de sus ilusiones de revalidar el título. Así quedaba la tabla: R. Madrid 36, Barcelona, Atlético de Madrid y Sevilla 32, y Athletic 31.

Jornada 26. Vuelven a estrecharse las posiciones, pues el Real Madrid cae estrepitosamente en un embarrado «Atocha», donde la Real le pasa por encima (3-0). El Barça derrota en «Les Corts» al Zaragoza por 4 a 2, todos obra de un Basora como en sus mejores tiempos. Y el Sevilla, en un encuentro también clave, se impone en el «Metropolitano» 1-2 al Atlético de Madrid. Así queda la clasificación, a falta de solamente cuatro jornadas para la conclusión del campeonato: 1º Real Madrid (36), 2º y 3º Barça y Sevilla (34), Athletic de Bilbao con 33, y Atlético de Madrid 32.

Jornada 27. Vencen los tres primeros, y todo sigue igual, con los dos Atléticos descolgándose definitivamente. El Real Madrid se impone al Valencia en la capital (2-0: Mateos y Gento), el Sevilla supera por 3 a 0 al Jaén (los tres goles obra de Arza), y el Barça triunfa 0-2 en «Balaídos», jugando a la contra, con tantos de Suárez y Tejada. A falta de tan sólo tres encuentros el Madrid es líder con 38 puntos, seguido de Barça y Sevilla con 34.

Jornada 28. Continúa el mano a mano Madrid-Barça , mientras que el Sevilla se descuelga de la lucha por el título. Los «merengues» golean a domicilio a la UD. Las Palmas (1-5), los azulgranas le hacen una manita a su filial Condal en «Les Corts» (5 a 0, obra de Suarez, Basora, Manchón, Martínez y Salvador en propia puerta), dejando a los condalistas en una delicada situación, y el Sevilla cae sorprendentemente en «Riazor», ante un Deportivo de La Coruña que lucha denodadamente  por la permanencia. Con ya únicamente cuatro puntos en juego, el Real Madrid aventaja al Barça en dos (con el goal average particular igualado, y el cociente general de goles de ambos muy parejo. Athletic de Bilbao y Sevilla se encuentran a cuatro puntos, y tan sólo los andaluces tienen una remotísima posibilidad de conseguir el título, pues su balance particular con los blancos les es positivo, pero necesitarían hacer pleno, y que los merengues no puntuasen, y además contar con lo que hiciese el Barça…

Jornada 29. Todas esas especulaciones se van a cortar de raíz, pues el Real Madrid hace los deberes y se proclama nuevo campeón por la vía rápida, cantando el alirón  a orillas del Ebro, pues vence en «Torrero» al Zaragoza por 1 a 2, con goles de Mateos, en sendos contragolpes, mientras que el Barça cae en «Sarriá» ante el Español por 2 a 0 (obra de Faura y Arcas, ambos logrados en la segunda mitad). Mal partido culé, sin paliativos, con expulsión de Bosch y extraña falta de intensidad. Los de Balmanya ya únicamente pueden aspirar al segundo puesto (que podría darles acceso a la Copa de Europa  en el caso de que los merengues la conquistasen de nuevo). Para ello era necesario que venciesen a su rival, el Sevilla, que visitaba «Les Corts» para cerrar la competición.

Jornada 30.  En un partido decisivo para obtener el subcampeonato, el Sevilla va a salir airoso del feudo azulgrana, y pocos días más tarde recibirá el premio en forma de participación en la tercera edición de la Copa de Europa, al proclamarse el Real Madrid también campeón continental al derrotar por 2 a 0 a la Fiorentina en el mismísimo estadio «Santiago Bernabéu». Ambos conjuntos van a presentar las siguientes alineaciones, con el señor Birigay como árbitro: por los locales, Ramallets; Olivella, Brugué, Gracia; Vergés, Segarra; Basora, Kubala, Martínez, Suárez y Tejada, y por los visitantes, Busto; Romero, Campanal, Valero; Maraver, Enrique; Pepín, Arza, Pepillo, Domenech y Amaro. Se adelantó el sevillista Enrique en el minuto 21, e igualó Kubala en el 46, pero los catalanes fueron incapaces de deshacer el empate.

Por consiguiente, el Barça va a terminar en tercera posición la Liga 1956-57, con 39 puntos y 9 positivos, a cinco del campeón Real Madrid. Había vencido en 16 ocasiones, empatado en 7 y doblado la rodilla en otras tantas, con un balance de 70 goles a favor y 37 en contra. Con respecto a la temporada anterior, había hecho ocho puntos menos. Los socios y aficionados culés no podían considerarse satisfechos. Pero todo va a cambiar en cuanto arranque la Copa…

…Y UN FELIZ EPÍLOGO

La edición de 1957 la disputan únicamente los 16 equipos que militan en la Primera División, y el sorteo dictamina que el Barça se empareje en octavos de final con el Atlético de Madrid. El encuentro de ida tiene lugar en el «Estadio Metropolitano» el 28 de abril, y la eliminatoria va a quedar sentenciada allí mismo, pues los azulgranas se imponen por 2 a 5. Kubala (2), Martínez, Basora y Tejada marcaron por el conjunto catalán. Y el partido de vuelta va a constituir un inolvidable festival del jugador paraguayo Eulogio Martínez, autor nada menos que de siete  goles (y le anularon otros dos). El octavo fue obra de Kubala, y el choque concluyó con un aplastante 8-1 favorable a los propietarios del terreno. El Barça acababa de fichar por esos días a un gran delantero brasileño, Evaristo de Macedo, y este, al observar cómo se las gastaba el ariete guaraní, teórico rival suyo para el puesto, comentó algo así como «no sé para qué me han traído aquí. Tal vez me den una escoba para barrer el vestuario»

Los cuartos de final enfrentan al Barça con el reciente Campeón de Liga, el Real Madrid, y de nuevo el primer encuentro se disputa en la capital. En esta ocasión las fuerzas estuvieron más niveladas, aunque tampoco a nadie le hubiera extrañado una victoria azulgrana. El primer tiempo acabó con el momentáneo triunfo de los locales por dos goles a uno. Marcó por delante Kubala, de tiro flojo pero esquinado, pero poco después igualó Di Stefano al transformar un penalti por manos de Segarra y al que casi llega Ramallets. A diez minutos del descanso se adelantan los locales mediante un buen cabezazo de la «Saeta Rubia». A poco de iniciarse la segunda parte gran jugada de Kubala, que cede a Basora para que el buen extremo consiga el empate. A partir de ahí dominio visitante, que no se tradujo en nuevos goles. El menudo y rapidísimo Flotats realizó uno de sus acostumbrados y excelentes marcajes a Di Stefano, que sin embargo fue el mejor del Madrid.

El encuentro de vuelta se disputa en «Les Corts» el 19 de mayo, y en él los azulgranas van a golear al Real Madrid en otra tarde inspiradísima. Jugando únicamente con Villaverde y Martínez en punta, y Kubala y los extremos evolucionando desde la medular, pero con un enorme despliegue físico en todos sus elementos, el Barça llegó al descanso con un 2 a 0 a su favor, obra de Martínez y Kubala. En la reanudación de nuevo Martínez en tres ocasiones y Villaverde redondearon la goleada, un aplastante 6 a 1, con un autogol de Olivella que no sirvió para nada.

Una vez eliminado el «coco», el panorama parecía expedito para un Barça que atravesaba un momento de forma sensacional, como hacía años que no conocía. Las semifinales las van a disputar   un «irregular Español», un «tesonero Valencia» y una «modesta pero entusiasta Real Sociedad», por emplear los adjetivos que les dedica el librito «La lucha por la Copa», con textos de Víctor Arévalo y publicado en Zaragoza por «Ediciones Deportivas Dinámico», la artesanal empresa aragonesa responsable del popular calendario que en las décadas siguientes fue una especie de pequeña Biblia para los aficionados a la historia y estadística del fútbol español, antes de la llegada de Internet y las bases de datos.

El bombo va a emparejar a donostiarras y catalanes. El día 2 de junio, en «Atocha», el Barça deja vista para sentencia  la eliminatoria al derrotar contundentemente a la escuadra txuriurdin por 1 a 5, con tantos de Tejada y Martínez por partida doble, y Villaverde. El tanto del honor realista lo marcó Gordejuela de penalti en la primera parte, que terminó con victoria visitante por 1 a 2. La única nota triste de un encuentro en el que no se alineó Kubala fue la grave lesión del defensa central barcelonista Gustau Biosca, que se produjo en el minuto 40 de la primera parte, obligándole a abandonar definitivamente el terreno de juego al minuto 10 de la reanudación, aunque la inferioridad numérica no hizo mella alguna en un Barça lanzado y en vena de aciertos. El partido de vuelta ya fue un mero trámite. El Barça – en cuyas filas Brugué reemplazó al lesionado Biosca –  volvió a repetir el mismo resultado que había cosechado en la Bella Easo. Un solo tanto en la primera mitad, obra de Villaverde, y la goleada en la segunda, con una nueva diana de  Villaverde, más las de Martínez – en dos ocasiones -, y Vergés, esta   de formidable disparo desde 30 metros. Ucelay hizo el único tanto vasco.

Y como quiera que el Español consiguió eliminar al Valencia (1-0 en «Sarriá» y empate a uno en «Mestalla»), a la final van a llegar por vez primera – y única hasta la fecha – los dos eternos rivales barceloneses. Esto es lo que dice la obra citada al referirse al marco del partido definitivo, con la alambicada y retórica prosa de la época: «En cuanto se supo que el C. de F. Barcelona y el R.C.D. Español se habían proclamado finalistas, la Federación Catalana de fútbol y las directivas de ambos clubs, haciéndose portavoces de los fervientes deseos de la afición barcelonesa y de toda la región, solicitaron de las altas esferas de Madrid que se diera autorización para que el Estadio de Montjuich, de la Ciudad Condal, fuera el que albergara tan fausta solemnidad balompédica. Por disposición de S.E. el Jefe del Estado se accedió a tal ruego, y se vieron así colmados los cabales anhelos de las partes directamente interesadas.

Desde luego, la gran masa deportiva catalana podía estar orgullosa. Dos representantes suyos, los de más personalidad y con más gloriosos laureles, llegaban gallardamente a esta cita sin parangón en el fútbol nacional, para dirimir un título que, fuere cual fuere su conquistador, quedaría enraizado en el rico solar de aquellas cultas e industriosas tierras, que son prez y pulso de España.

Revisando la historia, teníamos que el C. de F. Barcelona había protagonizado diecisiete finales, saliendo victorioso en doce ocasiones, en tanto que el R.C.D. Español había tomado parte en seis, ganando dos de ellas»

Lógicamente, el Barça era el gran favorito para alzarse con el título. Le avalaban unos números impresionantes: cinco partidos ganados y uno empatado, con 31 goles (16 de ellos marcados por Eulogio Martínez) a favor y sólo 8 en contra, pero el Español presentaba un curioso balance: había vencido en todos los encuentros disputados en «Sarrià», y empatado en las tres salidas, y si bien solamente había logrado 8 tantos, su meta únicamente había sido perforada en 3 ocasiones. Además, se trataba de una final, y ya se sabe que en ese tipo de partidos, a vida o muerte, puede saltar la sorpresa. Y a punto estuvo de hacerlo, pues el marcador no se movió hasta el minuto 34 de la segunda parte. Pero antes expliquemos brevemente el contexto en el cual tuvo lugar el partido decisivo del «Torneo del KO» del año 1957. Sigamos con el relato original:

 «El Jefe del Estado y su señora presidieron el encuentro. Terminado este, Su Excelencia entregó el preciado trofeo al capitán del conjunto vencedor. La tarde, de una bonancible temperatura y con un radiante sol, coadyuvó a la mayor brillantez del acontecimiento, y el Estadio de Montjuich cubrió totalmente su cabida. Hubiera sido preciso un recinto de doble aforo para complacer las peticiones de entradas que no pudieron atenderse».

A las órdenes del árbitro del Colegio navarro señor Daniel Zariquiegui, ambos conjuntos presentaron aquel 16 de junio de 1957 las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Brugué, Segarra; Vergés, Gensana; Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Sampedro, y por el Español -entrenado por el mítico Ricardo Zamora-, Vicente; Argilés, Cata, Faura; Gámiz, Casamitjana; Ruiz, Sastre, Cruellas, Oswaldo y Moll.  En el Barcelona era baja, naturalmente, Biosca, así como Luisito Suarez, que no había jugado en toda la Copa, y llamaba la atención la presencia del joven Sampedro en detrimento de los más experimentados Manchón y Tejada, mientras que el Español contaba con una sensible ausencia, la de su delantero Arcas, expulsado en el encuentro de vuelta de semifinales, en «Mestalla», y sancionado a consecuencia de ello.

El partido, jugado con una gran deportividad,  va a responder a lo esperado: un gran ataque contra una buena defensa, nervios, emoción y escaso juego, con mayoría de ocasiones del lado azulgrana, y no se va a decantar del lado barcelonista hasta el minuto 79, cuando Vergés bota con temple una falta, y Sampedro se adelanta a la zaga blanquiazul para batir de cabeza a un Vicente hasta entonces inexpugnable. Con un par de oportunidades más para el Barça, y otra para el Español, finaliza un encuentro del que puede decirse que los azulgranas (con Vergés y Gensana inconmensurables) fueron justos vencedores, adjudicándose con todo merecimiento su decimotercer título copero.

Y el Barça culminará su magnífico final de temporada pocos días más tarde con el triunfo en la «Pequeña Copa del Mundo» de Caracas, borrando así el mal sabor de boca dejado en el mismo escenario cuatro años antes. Ahora va a imponerse a Sevilla, Botafogo y Nacional de Montevideo, saliendo además imbatido del torneo, con cuatro victorias y dos empates, marcando 17 goles (Villaverde y Evaristo 6, Tejada 3, Gensana y Martínez) y encajando solamente 6. Suárez y Kubala no formaron parte de la expedición, lo cual resalta aun más el triunfo, aunque el equipo puso en liza ya a sus nuevos fichajes, el brasileño Evaristo y el paraguayo Hermes González.. A la vuelta el «Gran Capitán» Segarra descenderá por la escalerilla del avión que trae al Barça del otro lado del «Charco» llevando en sus manos un nuevo y valioso trofeo. La primera campaña de Mingu en el banquillo culé va a saldarse, por lo tanto, con un notable alto. Había, pues,  fundadas esperanzas de que en el siguiente curso, el 57-58, el Barça prosiguiera por esa senda triunfal. Plantilla no le faltaba para ello…

NOTA. Para la confección de este artículo se han consultado las obras «HISTORIA DE LA LIGA» y «LA LUCHA POR LA COPA», así como diversos ejemplares del diario «EL MUNDO DEPORTIVO» y la revista «BARÇA»




Platko: El oso rubio de Hungría en el banquillo (1955-56)

Platko01Después de dos técnicos sin pasado azulgrana, Daucik y Puppo, en 1955 va a sentarse en el banquillo de «Les Corts» otro antiguo jugador del club. Pero no se trataba de un futbolista cualquiera, sino de una de las leyendas de gran equipo de los años 20, la década de oro barcelonista hasta aquel momento: Platko, el guardameta húngaro que tuvo la responsabilidad de sustituir a Ricardo Zamora en el marco blaugrana, y salió airoso en el empeño. Llamado Ferenc por su nacimiento en tierras magiares, conocido también como Franz, pues cuando vino al mundo lo hizo en calidad de súbdito del Imperio Austrohúngaro, o incluso Francisco, ya que gran parte de su carrera deportiva, como jugador y posteriormente como entrenador, la va a realizar en países hispanoparlantes, había nacido en Budapest, el 2 de diciembre de 1898, mientras España perdía sus últimos jirones  coloniales, como Ferenc Plattko Kopiletz, en una familia en la que también habría otros dos futbolistas, su hermanos Karoly (Carlos) e István (Esteban), que igualmente serían entrenadores en España entre los años 20 y 50 del pasado siglo.

Alto y corpulento, con un físico muy apropiado para defender la portería de las fieras acometidas de los delanteros de los años 20 y 30, Platko (generalmente llamado así a efectos futbolísticos, con una sola «t») era un guardameta muy completo, con un gran dominio del juego aéreo, una notable capacidad de blocaje y una valentía rayana en la temeridad (rasgo este por el que sería inmortalizado). Sus primeros años como arquero le encontramos en el Vasas húngaro, WAC de Viena, Middlesbrough F. C. inglés y Sparta de Praga, regresando finalmente a su país -una Hungría ahora ya independiente, tras el desenlace de la Primera Guerra Mundial – y a su ciudad de origen, donde militaría en el MTK de Budapest. Se dará a conocer ante la afición barcelonista merced a dos excelentes actuaciones defendiendo la meta de este club en sendos partidos amistosos disputados contra el Barça en «Les Corts» los días 14 y 26 de diciembre de 1922, en los cuales conseguirá mantener su portería a cero (0-0 fue el resultado de ambos choques), frente a una delantera azulgrana donde formaban hombres como Samitier, Vinyals, Piera, Clemente Gracia y Sagi Barba.

El Barça acababa de perder a Ricardo Zamora, fichado por el RCD Español, y su meta la defendían  entonces, temporada 1922-23, Bruguera, como titular, y los porteros suplentes Uriach y Pascual. Los directivos culés van a llegar a un acuerdo con el club de procedencia y con el propio jugador, y este va a incorporarse a la disciplina barcelonista. Su presentación como azulgrana se producirá en un amistoso celebrado el 27 de mayo de 1923 en «Les Corts», frente al conjunto inglés del Bishop Auckland, y en el que los catalanes se impusieron por 5 goles a 0, conseguidos por Sagi Barba y Martí, ambos por partida doble, y Lakatos. Esta fue la primera alineación blaugrana de la que formó parte el gran arquero magiar: Platko; Planas, Surroca; Samitier, Stamper, Carulla; Piera, Lakatos, Martí, Alcántara y Sagi Barba. Su debut oficial, sin embargo, va a hacerse bastante de rogar, y no tiene lugar  hasta casi año y medio más tarde, con motivo de un partido correspondiente al Campeonato de Cataluña, también disputado en el campo de «Les Corts», el 12 de octubre de 1924, y con el Martinenç como rival. El resultado final fue de empate a uno (con gol de Sagi Barba), y este fue el once culé: Platko; Planas, Walter; Torralba, Elías, Bosch – el padre del jugador internacional de los años 50 -; Vinyals, Martí, Piera, Alcántara y Sagi Barba.

La 1924-25  va a ser la temporada de su definitiva consagración, convertido ya en guardameta titular. Pero sin duda alguna su momento de gloria llegará en la final del Campeonato de España celebrada en Santander, en los viejos «Campos de Sport del Sardinero», el 20 de mayo de 1928, con la Real Sociedad de San Sebastián como contrincante. Allí, en un partido épico y durísimo, disputado «a cara de perro» y que finaliza en tablas, su temeraria valentía le va a pasar factura, saliendo descalabrado en la cabeza tras un choque con uno de los impetuosos delanteros. donostiarras, y quedando caído y ensangrentado sobre el césped, pero reteniendo el balón entre sus manos.  Vuelve al campo, con un aparatoso vendaje, una especie de turbante, y su gran pundonor no le va a pasar desapercibido a un ilustre espectador del choque, el poeta andaluz Rafael Alberti, que para honrar su bravura compondrá la famosa «Oda a Platko», donde le define con una fórmula entre lírica y zoológica:  «Oso rubio de Hungría». No podrá alinearse, sin embargo, en el encuentro de desempate, que se juega 48 horas más tarde en el mismo escenario, y finaliza también con empate a uno, ni tampoco en el partido definitivo, más de un mes después – el 29 de junio, e igualmente en terreno santanderino -, y en el que el Barça se impone ya a los guipuzcoanos por 3 goles a 1. En ambos encuentros le sustituyó Ramón Lloréns, un guardameta de reducida estatura pero que despachó también dos fenomenales actuaciones.

LA FORJA DE UN TÉCNICO DURO Y EXIGENTE

Platko va a formar parte de la plantilla azulgrana durante siete años, desde 1923 a 1930. En total disputará 189 encuentros, y en su palmarés figura la conquista de los siguientes títulos: 6 Campeonatos de Cataluña (1923-24 – aunque no llegó a jugar ningún partido -, 1924-25, 1925-26, 1926-27, 1927-28 y 1929-30), 3 Campeonatos de España (1925, 1926 y 1928), y el primer Campeonato Nacional de Liga disputado en nuestro país (1928-29). Con posterioridad va a militar en el Racing Club de Madrid, para finalizar su carrera como futbolista en activo en las filas del Basel suizo, en 1933. Allí va a hacer también sus pinitos como entrenador, en la temporada 32-33, pasando después a Francia, donde dirige al F.C. Mulhouse y al Racing Club de Roubaix.

Durante la campaña 1934-35 va a hacerse cargo de la preparación del Barça, por encargo de la directiva que presidía Esteve Sala. Cuenta con una buena plantilla a sus órdenes, en la que figuran futbolistas como Nogués, Zabalo, Guzmán, Berkessy, Pedrol, Ventolrá, Raich, Escolá, Morera, Cabanes y Enrique Fernández (este ya en la Copa). El equipo se proclamará Campeón de Cataluña, finalizará en sexta posición en el Campeonato Nacional de Liga (a 10 puntos del campeón, el Real Betis Balompié), y en la Copa de España, tras dejar en la cuneta al Sporting de Gijón, va a caer eliminado en cuartos de final por un equipo de Segunda División, el Levante FC, tras un partido de desempate celebrado en el campo zaragozano de Torrero, y en el que vencieron los valencianos por 3 a 0.

A partir de aquí iniciará una trayectoria de trotamundos, que le llevaría a ocupar banquillos en diversos países (Portugal, Estados Unidos, Inglaterra – nada menos que el Arsenal – y Rumanía), para volver a recalar en España durante nuestra Guerra Civil, dirigiendo al Celta de Vigo. En 1939 cruza el Charco, y se establece en Chile, donde va a convertirse en uno de los técnicos más reputados de la historia futbolística del país andino. Dirige en varias épocas al Colo-Colo, con el que se proclamará campeón de la Liga chilena en los años 1939, 1941 (invicto) y 1945. También dirigirá al Santiago Wanderers, al Santiago Morning y a la Selección Nacional de Chile (la genuina «Roja»), así como a dos de los principales conjuntos argentinos, River Plate y Boca Juniors, con un pequeño paréntesis español en la temporada 45-46, en la que se hace cargo de un Real Valladolid que entonces militaba en Tercera División.

El diario «El Mundo Deportivo», en su edición correspondiente al domingo 3 de julio de 1955, informa en su primera plana del fichaje de F. Platko como nuevo entrenador del Barcelona: «Platko entrenador del Barcelona. Así lo confirma la directiva azulgrana». Y añade que ha recibido del C. de F. Barcelona la nota siguiente:  «Debidamente considerado el informe favorable suscrito por el secretario técnico del club, don José Samitier Vilalta, e impuesto de otros que se han recibido por diferentes conductos, el Consejo Directivo, en reunión de esta fecha, ha estimado procedente aceptar en principio la oferta de don Francisco (sic) Platko Kopiletz, para ocupar el cargo de preparador del cuadro de jugadores profesionales del Club de Fútbol Barcelona, previo  cumplimiento de las disposiciones reglamentarias y sujeción a la posterior resolución de los organismos competentes». Y finaliza el rotativo: «Queda confirmada, por lo tanto, la noticia que hace varios días dimos desde estas mismas columnas»

La Junta que preside Miró-Sáns apuesta de nuevo por un entrenador de un perfil determinado, que al igual que en el caso de su predecesor, el italiano Sandro Puppo, se caracteriza -al margen de sus indudables conocimientos tácticos y técnicos- por hacer hincapié en los aspectos disciplinarios, con el propósito manifiesto de que el húngaro ate en corto a una plantilla tan excelente en lo futbolístico como voluble en otros apartados. En su paso por el fútbol chileno se le consideraba como un D.T. (Director Técnico, como gustan de llamar por esos lares) revolucionario. Conocido allí como «el Gringo», introdujo la «WM», con la que ya se había familiarizado durante su experiencia como responsable del Arsenal londinense, y trató de llevar por el camino del profesionalismo a los futbolistas chilenos, no precisamente ejemplares en ese terreno, ganándose fama de tipo duro, muy duro, pero que también hacía de todo un poco, pues ponía gran énfasis en la preparación física, utilizando nuevos métodos de entrenamiento – sobre todo para los porteros-, así como en los aspectos tácticos, marcaba la dieta alimenticia de sus pupilos, y hasta les daba masajes y supervisaba la curación de heridas y lesiones.

55-56: PRIMERA RONDA

Platko va a contar con los siguientes jugadores para tratar de conseguir títulos tras dos años de sequía: Ramallets, Goicolea, Seguer, Biosca, Gracia, Brugué, Hanke, Bosch, Segarra, Flotats, Gonzalvo III, Castañer, Tejada, Villaverde, Kubala, Suárez, Manchón, Areta II, Mandi, Moll, Navarro II, Sampedro, Basora y Moreno. Son bajas con respecto a la temporada anterior los  guardametas Velasco y Caldentey, el delantero Vila (que pasa al Valencia) y sobre todo un histórico, el capitán barcelonista César, el entrañable «Pelucas», que va a fichar por el equipo de su tierra, la Cultural Leonesa, que acababa de ascender por vez primera a la máxima categoría. Los jóvenes Castañer y Sampedro son los únicos refuerzos para esta campaña, durante la cual tres antiguos e ilustres internacionales con los que no va a contar el nuevo técnico, Gonzalvo III, Basora y Moreno, serán cedidos a la U.E. Lleida, a la sazón militando en Segunda División. Al finalizar el curso se incorporarán también dos destacados futbolistas paraguayos, el defensa Melanio Olmedoo y el delantero Eulogio Martínez, aunque actuarán sólo en algunos amistosos, así como los leridanos Gensana (central) y Ribelles (interior) y el extremo gerundense Lluís Coll.

Platko02El Campeonato Nacional de Liga de la temporada 55-56 levanta el telón el domingo 11 de septiembre de 1955., con un Real Sociedad-Barça en «Atocha». Se imponen los azulgranas por la mínima, 1 a 2, con tantos de Segarra y Luís Suárez y la siguiente formación: Ramallets; Seguer, Biosca, Segarra; Flotats, Bosch; Mandi, Villaverde, Kubala, Suárez y Manchón. Como puede observarse, Platko vuelve a confiar en Biosca para el puesto de defensa central, pero no así en Basora, cuya demarcación la ocupa el asturiano Mandi. El primer líder de la competición va a ser el Atlético de Madrid, en virtud de su aplastante victoria sobre el Hércules en el «Estadio Metropolitano», 9 a 0.

Precisamente catalanes y madrileños se enfrentan en la siguiente jornada, en «Les Corts», donde van a hacer tablas (2-2), mercando los goles locales el uruguayo Villaverde por partida doble. Encabeza la tabla la Union Deportiva Las Palmas, con 4 puntos, por 3 los colchoneros y culés. En la tercera fecha el Barça conseguirá dos valiosos positivos al imponerse a domicilio al Murcia en «La Condomina», merced a un tanto logrado por Villaverde. Continúa al frente de la clasificación el conjunto canario, mientras que los blaugranas son terceros.

La cuarta jornada es testigo de una clara victoria barcelonista sobre el Deportivo de La Coruña en «Les Corts», 4 a 1 (Segarra, Manchón, Villaverde y Tejada. Sorprendentemente los amarillos se mantienen en cabeza, con cuatro victorias en otros tantos encuentros, con el Barça como segundo. Pero los de Platko van a conseguir el liderato al domingo siguiente, aprovechándose de la fuerte derrota de los isleños en «San Mames» (5-0), a le vez que los azulgranas vencen al Hércules en su visita a Alicante por 2 a 3 (Suárez, Villaverde y Tejada). El Athletic, entrenado por Daucik, es cuarto, con 6 puntos.

Los catalanes confirman su liderato una semana más tarde, al golear precisamente al Las Palmas en «Les Corts», 4 a 0, con tantos de Tejada (2), Kubala y Suárez. Los «leones» ya son segundos con 8 puntos, a 3 del Barça. Y todo sigue igual tras la séptima jornada, en la que los de Platko se imponen con ciertas dificultades al Alavés en la Ciudad Condal (3 a 1: Kubala, Segarra y Manchón). Pero al domingo siguiente van a perder la imbatibilidad en el siempre complicado terreno de «Zorrilla», al caer por 1 a 0 ante los castellanos, merced a un gol de Domingo a pase de Murillo, en un partido muy igualado. El Athletic  derrota en el derbi regional a la Real Sociedad por 3 a 0, y continúa como segundo, pero ahora a un solo punto de los azulgranas. Tras los bilbaínos, a 3 del líder, se halla un cuarteto perseguidor formado por Atlético de Madrid, Sevilla, Valladolid y U.D. Las palmas. Llama poderosamente la atención el retraso del Real Madrid, el campeón de las últimas dos temporadas, que ocupa la undécima posición, a 6 puntos del Barça.

La novena jornada ofrece un partido siempre atractivo, Barça-Sevilla en «Les Corts». Va a ser un magnífico encuentro, en el que los blaugranas se impondrán finalmente por 3 a 1 (Manchón, por partida doble, y Kubala, haciendo el tanto andaluz Pepillo). El Bilbao no ceja, y triunfa en un campo muy difícil, el «Metropolitano», derrotando a sus «primos» madrileños por 2 a 3. Y justamente siete días después va a producirse cambio de líder, coincidiendo con el final del primer tercio del campeonato. El Barça visita el «Santiago Bernabéu», y cae ante un renqueante pero siempre peligroso Real Madrid por 2 goles a 1.

Platko no va a poder contar ni con Ramallets  (sustituido por Goicolea) ni con Kubala, consiguiendo el gol de la victoria el zaguero madridista Marquitos, que a dos minutos del final deshace la igualada (antes habían marcado Rial y Manchón). Buen partido azulgrana, a pesar de las notables ausencias. El Athletic, al golear al Murcia en «San Mames» (7 a 1) era el nuevo líder, con un punto de ventaja sobre el Barça y dos sobre Las Palmas, el equipo revelación. Excelente primer tercio de la competición para vascos y catalanes, que en el caso de los azulgranas se expresa en 7 victorias, 1 empate y 2 derrotas, con 23 goles a favor (no muchos: el Athletic ha conseguido 34) y 11 en contra, que suponen 15 puntos y 5 positivos, a uno de los rojiblancos.

La jornada número 11 ve la victoria del Barça sobre el Valencia en «Les Corts» (4 a 2, con dos dianas de Kubala, más los tantos de Villaverde y Areta). Va ser un triunfo muy laborioso, en un encuentro de gran vistosidad para el aficionado. Y como quiera que los pupilos de Daucik sólo fueron capaces de arrancar un punto en su visita a «Riazor», ambos conjuntos empatan ahora en cabeza, con 17 puntos. Pero al domingo siguiente el Barça tropieza también en tierras galaicas, siendo incapaz de imponerse al Celta (0-0), mientras que el Athletic vence en «San Mamés» al Hércules por 3 a 1, y vuelve a situarse con un punto de ventaja, en vísperas del choque que enfrentará a ambos conjuntos siete días más tarde en «Les Corts», y que puede tener una gran influencia sobre el resultado final del campeonato.

Es el 18 de diciembre de 1955, y los contendientes van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barça, Ramallets; Hanke, Biosca, Gracia; Bosch, Segarra; Tejada, Villaverde, Kubala, Areta y Manchón, y por el Athletic, Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Bilbao, Marcaida, Arieta, Uribe y Gainza. Inaugura el marcador Tejada (minuto 15), pero Marcaida (68) y Uribe (75), le dan la vuelta al resultado en un buen partido de los rojiblancos, que ahora aventajan a su gran rival en tres puntos (21 a 18)

Justamente siete fechas después, el día de Navidad, tendrá lugar un hito histórico: el primer encuentro de competición europea del Barça, al margen de su participación en las ediciones de 1949 y 1952 de la «Copa Latina». La competición recibirá el nombre de «Copa de Ciudades en Feria», y su formato difiere en algunos aspectos de su coetánea, la «Copa de Europa», que acababa también de ponerse en marcha. Así, su desarrollo va a ser más dilatado, no ciñéndose a los límites de una sola temporada regular (está primera edición se desarrollará entre los años 1955 y 1958), y los equipos que tomarán parte en ella podrán ser tanto clubes como selecciones a base de jugadores que militan en diversos equipos de ciudades europeas donde se celebren ferias de muestras, como por ejemplo Barcelona. Pero en este caso concreto, no van a figurar futbolistas del gran rival ciudadano, el RCD. Español, sino únicamente azulgranas – al parecer por invitación expresa de la Federación Catalana al Barça – , aunque no vestirán su equipación habitual, sino que llevarán la representativa de la ciudad (camisola blanca y pantalón negro, con el escudo de Barcelona en el pecho).

El encuentro  va a disputarse en la mañana de Navidad, con el campo de  «Les Corts» lleno a rebosar. El rival es la Selección de Copenhague, formada por jugadores con carácter amateur, y el Barça se impone fácilmente por 6 goles a 2. El primer tanto «europeo» de la historia del Barça – así como también el segundo –  será marcado por el delantero navarro Estéban Areta  en el minuto 8 de partido, a pase de Kubala. Esta fue la formación «barcelonesa»: Ramallets; Seguer, Biosca (Brugu ), Gracia; Bosch, Segarra (capitán); Tejada, Villaverde, Kubala, Areta y Manchón.

Se reanuda la Liga el primer día de 1956, con un interesantísimo Español-Barça en «Sarriá». Pero el choque no responde a las expectativas creadas, aunque el Barça se lleva pos dos puntos en litigio gracias a un claro 0 a 3 (Kubala, Brugué y Tejada, todos conseguidos en la segunda parte). Y como el Athletic vence con apuros al Alavés en «San Mamés» (3 a 2),los rojiblancos continúan tres puntos arriba. El Real Madrid, que ha ido recuperándose poco a poco, ya es tercero, pero a 6 puntos de los «leones». Siete días más tarde finaliza la primera vuelta. El Barça derrota fácilmente a la Cultural Leonesa en «Les Corts» (4 a 0, con tantos de Areta, Suárez, Tejada y Manchón), pero como el Athletic vence a su vez al Valladolid en «Zorrilla» (2-4), las cosas siguen igual. Los números del Barça en esta primera ronda de la competición son excelentes: 10 victorias, 2 empates y sólo 3 derrotas, con 35 goles a favor y 15 en contra, lo que arroja un magnífico balance de 22 puntos y 6 positivos, pero el Athletic se muestra intratable, y su ventaja resulta ya de consideración, amén de tener el goal average particular también a su favor gracias a su importantísimo triunfo en «Les Corts»

55-56: SEGUNDA RONDA

La decimosexta jornada contempla la victoria del Barça sobre la Real Sociedad en la Ciudad Condal (2 a 0, con goles de Biosca y Bosch), pero el Athletic no afloja, y vence también al Sevilla en «Nervión» por 1 a 2  tras un gran partido (con tantos de Arieta y Mauri). Siguen los tres puntos de ventaja. Que se mantienen también tras el final de la decimoséptima jornada, en la que ambos conjuntos sacan adelante difíciles compromisos: el Barça derrota en el «Metropolitano» al Atlético madrileño por 0 a 2 (Tejada y Areta), mientras que los vizcaínos se deshacen del Real Madrid en «San Mamés» por 3 a 1 (Gainza, Garay y Marcaida, con Olsen salvando el honor «Merengue»)

En la fecha número 18 los azulgranas pasan grandes apuros para derrotar al Murcia en su propio feudo (1 a 0, conseguido por Manchón de tiro lejano). Se trata de una victoria inmerecida pero muy importante, ya que los rojiblancos, después de 13 jornadas imbatidos, caen en Valencia por 1 a 0 (gol de Seguí), y la cabeza se estrecha, pues ahora la ventaja del Athletic se reduce a un solo punto. Pero las posiciones no se alteran al final de la siguiente jornada: aplastante victoria del Barça en La Coruña (0 a 7, con goles de Manchón, Kubala y Sampedro, por partida doble, más otro de Villaverde, y goleada del Athletic al Celta de Vigo en «San Mamés», 4-0. Sigue el codo a codo (31 puntos frente a 30)

Y en la jornada 20, coincidiendo con las dos terceras partes del campeonato, va a producirse nuevo cambio de líder. El Barça derrota en «Les Corts» al Hércules de Alicante tras un partido espectacular (6 a 4, con hat-trick de Kubala, más otros tres tantos obra de Biosca, Bosch y Sampedro), mientras que el Athletic únicamente logra empatar en Canarias (1 a 1), y los azulgranas se colocan en primer lugar por mejor cociente general de goles. Al domingo siguiente no varían las posiciones, pues un gol de Sampedro le da una injusta victoria a los catalanes en el «Insular» (0-1), conseguida ante un rival que acabó el partido con sólo nueve jugadores, mientras que los bilbaínos vencen en «Sarriá» merced a una solitaria diana de Arteche.

Todo sigue igual a la conclusión de la vigesimosegunda jornada, con triunfos del Barça sobre el Alavés en «Mendizorroza» (1 a 3, tantos de Mandi y Villaverde, 2) y del Athletic sobre la Leonesa en La Catedral (3-0), pero en la siguiente el Barça va a lograr despegarse un poco, pues los azulgranas solventan con victoria su enfrentamiento ante el Valladolid en «Les Corts» (2 a 0, obra de Segarra y Kubala), pero los de Daucik no pasan del empate en su verbi regional frente a la Real Sociedad en el terreno donostiarra de «Atocha» (2 a 2), aunque los txuriurdin obtuvieron la igualada ya en tiempo de descuento. Pero las tornas se invierten una semana más tarde, cuando es el Barça quien no puede con el Sevilla en «Nervión» (0-0), mientras que en el duelo entre los dos atléticos, en Bilbao, los «leones» vencen por 2 a 0 e igualan en la clasificación a 39 puntos, aunque los blaugranas mantienen el liderato gracias a su mejor cociente anotador.

La vigesimoquinta jornada es testigo de otro nuevo duelo  de titanes: Barça-Real Madrid en «Les Corts». Dos goles de Villaverde les van a dar el triunfo a los azulgranas, que cuajaran un gran primer tiempo, mientras que en la reanudación un inconmensurable Ramallets impedirá que los delanteros blancos marquen. Y como el Athletic va a caer sorprendentemente en Murcia (2 a 1), el Barça se adelanta ahora con dos puntos de ventaja (41-39). Las cosas parecen ponerse de su parte, pues ya depende únicamente de sí mismo, a falta del crucial partido de «San Mamés»

Pero esa ventaja va a reducirse muy pronto a un solo punto, tras rendir visita a «Mestalla»  a la semana siguiente. El Valencia se impone al Barça por 4 a 2,  con una destacada actuación del ex-blaugrana Vila (autor de dos goles, siendo los autores de los otros tantos «ches» Seguí y Mañó), mientras que por los catalanes anotaron Bosch y Villaverde. Gran primer tiempo de los levantinos, y reacción barcelonista en la segunda   mitad, que no fue suficiente para evitar la primera derrota después de 12 jornadas sin perder un encuentro. El Athletic, por su lado, sólo pudo sacar un empate (2 a 2) en su propio feudo ante el Deportivo de La Coruña, por lo que los hombres de Platko continuaban arriba.

La jornada 27 no altera las posiciones de los dos encarnizados rivales. El Barça se deshace del Celta en «Les Corts» con muchísimos apuros, gracias a dos tantos de Kubala, mientras que el delantero celeste Mauro consigue el de los vigueses. El segundo gol azulgrana llegó en el minuto 96, a causa del mucho tiempo perdido durante el partido. El Athletic va a vencer cómodamente al Hércules en Alicante (0-3). En la siguiente jornada podía decidirse el título, puesto que los rojiblancos recibirían en su feudo de La Catedral a los azulgranas, que contaban con un solo punto de ventaja (44 por 43)

El 8 de abril de 1956 se disputa tan trascendental encuentro. A las órdenes del colegiado aragonés señor Arqué, ambos equipos presentan las siguientes alineaciones: por el Athletic, su equipo de gala, es decir, Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Gainza, mientras que Platko pone en liza a Ramallets; Seguer, Biosca, Gracia; Bosch, Segarra; Mandi, Villaverde, Flotats, Kubala y Manchón. Llama la atención la presencia de Flotats, habitual medio volante, como teórico delantero centro, aunque el técnico magiar lo solía utilizar como refuerzo para sus líneas de contención en algunos desplazamientos comprometidos. El partido va a tener escasa calidad, debido a los nervios y a la tensión, por lo mucho que estaba en juego, pero la victoria local por 1 a 0 será justa con arreglo a su desarrollo. Maguregui marcó el único tanto en el minuto, al rematar una falta botada por el veteranísimo Gainza. Los «leones», a falta de dos jornadas para la finalización del campeonato, superan al Barça por un punto, y tienen el goal average particular a su favor, en caso de producirse un empate a puntos.

El primero de esos dos partidos finales va a dejar las cosas como estaban. El Barça derrota por la mínima al Español en «Les Corts», gracias a un solitario tanto de Villaverde, en un encuentro decepcionante, mientras que los vascos salen triunfadores de su compromiso en Vitoria ante el Alavés. Por cierto,  que este partido tuvo que aplazarse hasta el lunes, al derrumbarse  una tribuna metálica provisional instalada en «Mendizorroza» debido a la enorme expectación levantada por el choque. El Athletic venció con claridad (0 a 3, obra de Marcaida, Gainza y Uribe). 46 puntos del líder  por 45 de su perseguidor, y toda la ventaja para los rojiblancos, que en la última jornada recibirían en «San Mamés» a un Valladolid que no se jugaba nada, mientras que el Barça se desplazaba a León, para enfrentarse a una Cultural ya descendida. Al Athletic le bastaba con el empate para proclamarse campeón y cantar el «Alirón» delante de su parroquia..

Como de hecho así ocurrió. El Barça hizo sus deberes en León, derrotando a los locales mediante un solitario gol de Luisito Suárez, pero el Athletic no falló. 3 a 0 a los blanquivioletas (Arieta, en dos ocasiones, y Marcaida), con lo que vuelve a alzarse con el título de Liga, con un solo punto de ventaja sobre los azulgranas, trece años después de su último triunfo en el Torneo de la Regularidad, allá por la temporada 42-43. La campaña barcelonista había sido magnífica, superando en puntuación lo conseguido en anteriores ediciones donde se proclamó campeón (1951-52 y 1952-53), aunque con el lunar de marcar pocos goles, únicamente 67, el balance más pobre desde que se jugaba la Liga de 16 equipos. Los de Platko vencieron en 22 encuentros, hicieron tablas en 3, y solamente doblaron la rodilla en 5 ocasiones, encajando nada más que 26 goles (a menos de uno por partido), lo que les había valido para sumar 47 puntos y 17 positivos, que a la postre sirvieron de poco ante la extraordinaria campaña despachada por los discípulos de Daucik. Pocos días después, el conjunto blaugrana disputará su segundo encuentro en el torneo ferial, empatando a 1 gol (Villaverde) en tierras danesas y en horario nocturno – toda una novedad , y clasificándose para  la siguiente fase, que ya no se jugaría hasta entrada la temporada 57-58.

«EXPEDIENTE INFORMATIVO» Y RELEVO

Como ha sido habitual durante mucho tiempo en Can Barça,  la Copa – entonces «del Generalísimo»- aparecía a modo de premio de consolación para enjugar el fiasco liguero. La inician  los azulgranas el 6 de mayo de 1956, derrotando al Hércules en «La Viña» por 1 a 2 (con tantos de Villaverde y Bosch), pero a continuación pasan apuros para eliminar a los alicantinos, ya que en el encuentro de vuelta celebrado en «Les Corts» no pueden pasar del empate (1-1, con gol de Sampedro). Su rival en cuartos de final va a ser nada menos que el Español, con el que no se veían  las caras en el Torneo del KO desde hacía bastante años. La visita a «Sarriá» no va a ser fructífera, porque caen derrotados por un claro 3 a 1 ( Villaverde salvó el honor culé), pero las espadas seguían en todo lo alto, y la remontada era posible al calor del público de  «Les Corts». Sin embargo, en ese preciso momento van a precipitarse los acontecimientos…

El martes 22 de mayo, la Junta Directiva del Barça convoca a los representantes de la prensa barcelonesa a una conferencia que se celebra en un céntrico hotel de la Ciudad Condal. Allí, el secretario técnico de la entidad, Josep Samitier, va a exponer lo siguiente: » Desde hace tiempo las relaciones entre el entrenador señor Platko y los jugadores habían dejado de ser lo francas y cordiales que deben ser, para que en un equipo pueda imperar la disciplina, el compañerismo y la moral necesarias. Esta situación se había agudizado de tal manera en estos últimos tiempos, que la Directiva me encargó la redacción de un informe que diera amplia y cumplida información sobre lo que en realidad ocurría entre el entrenador y los jugadores. Este informe constituye un resumen de la amplia información que me fue necesario recoger para que fuera un fiel reflejo de las verdaderas causas que habían planteado la actual situación. Este informe lo entregué a la Junta Directiva, y esta, mientras estudia la solución que crea más conveniente a los intereses del club, tomó el acuerdo de relevar a Platko del cargo de entrenador, encargándome a mí, interinamente, que desempeñe las funciones de tal»

Samitier va a hacer constar con mucho interés que – tal como recoge el diario «El Mundo Deportivo», de cuyas páginas hemos extraído los hechos – «desempeñaré el cargo de entrenador, con carácter de interinidad, o sea, mientras la directiva termina el estudio del expediente abierto, en cuyo momento, sea cual sea el acuerdo que tome, tiene ya asegurado el servicio de un entrenador titular». Y termina diciendo el secretario técnico azulgrana: «que el momento es difícil y que habré de encontrarme con muy serias dificultades, pero pondré en mi labor el mayor interés y todo mi saber para salir airoso de mi cometido». Al final del acto, los representantes de la prensa barcelonesa, con el mítico periodista José Luís Lasplazas a la cabeza, fueron obsequiados con un vino español.

Pero el relevo en el banquillo no va a obrar milagros, y los blanquiazules dejarán por el camino a sus eternos rivales blaugranas merced a un resultado espectacular, empate a 4 (Tejada, 2, Kubala y Manchón hicieron los tantos culés). El partido tendrá la anécdota añadida de la famosa apuesta realizada por el delantero «perico» Julián Arcas con el dueño de un popular bar, y en la que el españolista alardeaba de que le marcaría nada menos que cuatro goles a Ramallets, que fue exactamente la cantidad de veces en la que el almeriense batiría aquella tarde al legendario guardameta azulgrana.

La eliminación en la Copa, aunque ya de hecho relevado de su cargo, va a significar el punto final de la trayectoria de Platko como técnico barcelonista. El equipo se queda de nuevo en blanco por tercer año consecutivo, pero aunque no se habían alcanzado los objetivos propuestos, el balance del húngaro al frente de una plantilla con la que , según sus palabras, nunca llegó a entenderse debido a su dureza y exigencia (y también a la escasa profesionalidad de alguno de sus miembros, tal como asimismo dejaba entrever), era no era en absoluto desdeñable, con un 76,47 % de victorias en los 35 partidos oficiales disputados (en su primera experiencia, en 1934-35, había obtenido un 51,35 de triunfos), superando de este modo los registros de míticos y laureados técnicos como el propio Pep Samitier, Enrique Fernández o Ferdinand Daucik. Evidentemente, lo que había faltado era suerte y acierto en los partidos decisivos. Con posterioridad tan sólo se situaría por encima de ese porcentaje -aparte de Enric Rabassa, que tan sólo dirigió al Barça en 6 encuentros en 1960- un entrenador de la talla de Helenio Herrera (entre los años 1958 y 1960), puesto que los recientes Pep Guardiola, el malogrado Tito Vilanova y Gerardo «Tata» Martino, quedaron por  debajo de sus números, aunque en lo tocante a títulos obtenidos no haya color, sobre todo en el caso del primero, con un «sextete» en su haber..

Platko03TRISTE Y SOLITARIO FINAL

Tras abandonar el Barça, la carrera de Platko como técnico entrará en un franco declive. San Luís de Quillota, un modesto club de una localidad chilena cercana a Valparaíso  fue su última responsabilidad antes de alejarse definitivamente de los banquillos. En 1974, con motivo del 75 Aniversario del Barça («Bodas de Platino») va a visitar por última vez la Ciudad Condal, en compañía de su esposa Olga. Establecido en Santiago de Chile, en el apartamento F del número 0112 de la avenida Santa María, concedió su última entrevista en 1981, y los últimos años de su vida van a ser muy tristes, en un ambiente de enfermedad, pobreza y olvido. Padecía un cáncer, y los gastos derivados de su tratamiento arruinarán su economía, sumiendo al anciano matrimonio en la pobreza.

Con grandes dificultades de movilidad (estaba en silla de ruedas), llegará a enviar varias cartas a las oficinas del Fútbol Club Barcelona, solicitando ayuda (al parecer, una asociación de antiguos jugadores de Chile le entregaba una asignación mensual, así  como también medicinas, pero esta ayuda se interrumpió posteriormente). En sus misivas hacía también mención al frío que ambos pasaban en su domicilio durante el invierno, y proponía diversas fórmulas para conseguir el dinero que tan imperiosamente necesitaban, tales como la colaboración de cada socio culé con una peseta, o la celebración de un partido amistoso en su beneficio. O incluso una colecta entre los socios para auxiliar a quien se definía como «un verdadero héroe de la final de Santander», incluso más viejo que el propio Barça (había nacido casi un año antes de fundarse el club). A cambio, ofrecía las medallas de oro que le acreditaban como Campeón de España.

Va a recibir finalmente ayuda de la entidad blaugrana, pero fallecerá el 2 de septiembre de 1983, a los 84 años de edad. Antes de morir la había dicho a su esposa Olga, su inseparable compañera, las siguientes palabras: «Cuando yo me muera quiero que mandes al F.C. Barcelona todos mis recuerdos que guardo en el viejo arcón. Nunca podré olvidar a este gran club». Sus restos permanecieron durante más de 30 años en el Mausoleo de Antiguos Deportistas Juan Ramsey, en el cementerio General de Santiago de Chile, hasta que hace tan sólo unos meses fueron trasladados, según informó el diario «El Mercurio», al panteón donde reposan los ex-cracks de Colo-Colo.

Nota. Para la confección de este artículo, entre otras fuentes, se han consultado las siguientes obras: «Historia del Campeonato Nacional de Liga» e «Historia de la Copa», ambas escritas por Enrique y Nicolás Fuentes y publicadas por Ibérico Europea de Ediciones S.A. en 1970 y 1971, respectivamente, así como diversos números de los diarios «El Mundo Deportivo» y «El Mercurio»




Sandro Puppo, el único técnico italiano del Barça (1954-1955)

SandroPuppo01Nunca un técnico italiano había dirigido al Barça hasta aquel momento, y ninguno más ha vuelto a hacerlo desde entonces. En su contratación seguramente se valoraron un par de aspectos relevantes. En primer lugar, que procedía de una de las principales culturas futbolísticas del planeta, con dos Campeonatos del Mundo en su haber, y unas competiciones reñidas y espectaculares, con un concepto del Deporte-Rey bastante más adelantado que el nuestro, y en segundo, el hecho de haber clasificado a la floja y prácticamente desconocida selección de Turquía para la cita mundialista de Suiza en el verano del 54, tras eliminar al combinado nacional español en un tercer partido disputado en el Estadio Olímpico de Roma (de nada servía entonces la diferencia de goles: España había vencido por 4-1 en Madrid, y caído derrotada por 1 a 0 en Estambul ), un encuentro desgraciado ya desde antes del pitido inicial, pues un misterioso telegrama alertando sobre la situación burocrática de Kubala (nacionalizado español desde 1951) impidió la alineación de Laszi, y más tarde, al finalizar el tiempo reglamentario con empate a 2 tantos, se procedió a realizar un sorteo para dilucidar cuál de las dos selecciones seguía adelante, y la mano inocente la puso un muchacho italiano, un «bambino» llamado Luigi Franco Gamma, que con los ojos vendados extrajo la papeleta de los otomanos (quienes después tendrían el detalle de invitarle a acompañarles en Suiza)

Pero, ¿ quién era este Sandro Puppo que iba a sentarse en el mismo banquillo que habían ocupado antes Pep Samitier, Enrique Fernández o Ferdinand Daucik ? Su nombre completo era Alessandro Puppo, y había nacido en la localidad transalpina de Piacenza el día 28 de enero de 1918, en plena Primera Guerra Mundial. Su ciudad natal era – y es – la capital de la provincia homónima, y está situada en la región de la Emilia-Romaña, en la llanura del Pó, el principal río de Italia. Entonces contaba con algo más de 50.000 habitantes (hoy tiene casi el doble), y se encuentra a medio camino entre Milán y Parma. La biografía de sus primeros años es curiosa, puesto que su padre era violinista, y Sandro pasará parte de su adolescencia en Shanghai, una ciudad exótica y fascinante en esos años 30. En China va a comenzar a jugar al fútbol, en el equipo del colegio, y en 1934, de regreso a su ciudad natal, ficha por el equipo local, el Piacenza.

El joven Sandro posee una excelente planta  – medía 1,78 – y va a ocupar en el campo la demarcación de medio centro, en aquel fútbol que aun no había asimilado los sistemas de la «WM», que estaba poniendo en práctica por esos mismos años Herbert Chapman, el legendario manager del Arsenal londinense. Su buen rendimiento le lleva a ser convocado para la Selección Italiana que tomará parte en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. Será suplente en aquel combinado que va a ganar la Medalla de Oro, pero un año más tarde, en 1937, fichará por uno de los mejores conjuntos italianos, la Ambrosiana-Inter, nombre que ostentaba entonces el Internazionale de Milán, obligado por el régimen fascista a modificar su identidad, italianizándola (San Ambrosio es el patrón de la capital lombarda) . Con los negriazules no jugará mucho, pero se va a proclamar Campeón de Liga, conquistando el scudetto de la temporada 37-38, y también la Copa de Italia del año siguiente, en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Sus mejores temporadas vendrán cuando pase al Venezia, donde actuará hasta 1945, añadiendo también a su palmarés una nueva Copa de Italia, en 1941.

Finalizado el conflicto regresará brevemente al Piacenza, para militar con posterioridad de nuevo en el Venezia (1946-47), en la A.S. Roma (1947-49), y despedirse de la práctica activa del fútbol en el modesto Thiene (campaña 1949-50), Como técnico ya había hecho sus pinitos en el Piacenza, como entrenador-jugador, y repetirá la experiencia en el Thiene, pasando después a otro club viejo conocido suyo, el Venezia, y más tarde al Roveretto. En 1952 iniciará una nueva aventura en un escenario muy diferente, pues va a hacerse cargo de la preparación de la Selección de Turquía, de cara al Campeonato del Mundo de 1954, a celebrar en Suiza, meta que finalmente conseguirá a costa del combinado nacional español, ofreciendo un decoroso rendimiento en tierras helvéticas, pues cae ante la RFA (4-1) y golea a la débil Corea del Sur (7 a 0), quedando eliminada en partido de desempate ante los germanos (7 a 2 a favor de los futuros Campeones del Mundo)

EL SUSTITUTO DE DAUCIK

Aureolado por el triunfo que suponía haber apeado a España en su camino hacia el Mundial, la Junta Directiva presidida por el joven y dinámico Francesc Miró-Sans, que acababa de poner la primera piedra de lo que tres años más tarde sería uno de los mejores estadios del mundo, el «Camp Nou» (inaugurado en septiembre de 1957), pensó en Puppo para sustituir al cesado Daucik y tomar firmemente las riendas de un equipo que había perdido la hegemonía del fútbol español en favor de un Real Madrid liderado por Alfredo Di Stefano, y del que se rumoreaba que sus principales estrellas estaban demasiado acomodadas. Se esperaba, en una palabra,   que impusiera disciplina y metiese en cintura a los jugadores. Pero antes de poner manos a la obra, su llegada a la Ciudad Condal va a estar rodeada de cierto misterio, pues el Club no le presentará oficialmente a la prensa hasta que apruebe el examen que lo capacitaba para entrenar en España, tal como contó en 1994, en las páginas de la desaparecida revista «Don Balón», el periodista Julián Mir (fundador y director durante muchos años del semanario y posterior diario deportivo «Dicen»)

Sandro Puppo proyectaba una imagen atípica para un entrenador de fútbol, con aquellas gafas suyas que le daban el aspecto de un intelectual o un profesor universitario. Y los que así pensaban no andaban del todo descaminados, pues era un hombre refinado y culto – cualidades que no siempre acostumbraban a darse en su oficio -, y con una exquisita formación musical, ya que tocaba muy bien el violín – de casta le venía…- y el piano, y también va a ser un asiduo a las representaciones operísticas del Liceo barcelonés. Pero le habían contratado para poner orden, y a ello se va a aplicar inmediatamente, contando con los siguientes efectivos humanos para tratar de devolver al Barça a la primera línea del fútbol español: Ramallets, Velasco, Goicolea, Caldentey, Seguer, Biosca, Segarra, Brugué, Gracia, Hanke, Flotats, Bosch, Gonzalvo III, Basora, Villaverde, Kubala, Luís Suárez, Manchón, Mandi, Areta II, Moreno, Tejada, Moll, Navarro II y César.

Causan baja con respecto a la temporada anterior Maristany, Vila (que actuará en el España Industrial, y posteriormente pasará al Valencia), Duró, Aloy y Aldecoa, que ya había jugado en las postrimerías de la campaña 53-54 en el Sporting de Gijón. Las novedades – aparte de Luisito Suárez y Areta II, debutantes en el primer equipo durante el torneo copero de 1954 – son el jugador uruguayo del Deportivo de La Coruña Dagoberto Moll. el extremo oviedista Mandi, el regreso de Alfonso Navarro, Navarro II o Navarrito, y sobre todo el fichaje del también uruguayo Ramón Alberto Villaverde, un delantero de gran calidad, procedente del Millonarios de Bogotá, donde había jugado al lado del mismísimo Alfredo Di Stefano. Sobre el papel era una plantilla excelente, repleta de internacionales absolutos por España, y muy capaz de aspirar a todo.

Puppo va a tomar algunas decisiones sorprendentes, pues prescindirá en la mayoría de partidos de los internacionales Biosca y Basora. Gustáu tan sólo va a jugar un partido de Liga, sustituido en el centro de la zaga por el joven Brugué, y en cuanto a Estanislau, el extremo disputará solamente 9 encuentros ligueros, ocupando su lugar Mandi y Tejada. La temporada 54-55 va a ser testigo igualmente del inexorable declive de dos de las grandes estrellas del equipo, el centrocampista Mariá Gonzalvo, Gonzalvo III (que sólo se alineará en 7 partidos de Liga), y César Rodríguez,  «El Pelucas», con el que Puppo contará nada más que en 4 ocasiones, y como defensa central, aprovechándose de su dominio del juego aéreo. Por el contrario va a depositar su confianza en el checoslovaco Hanke, que firmará su mejor temporada como barcelonista, alineándose en 24 encuentros, mientras que el jovencísimo Luisito Suárez aparece por el equipo titular en 7 ocasiones, jugando también en varias oportunidades con el España Industrial, en Segunda División.

La presentación del Barça ante su público va a tener lugar  el 2 de septiembre de 1954, ante el Stuttgart alemán. En esa noche el Barça inaugura la iluminación artificial de «Les Corts» (a escasos meses del inicio de las obras de su nuevo terreno de juego, el futuro «Camp Nou») y a la vez rinde también un emotivo homenaje a uno de sus más fieles servidores, el «Avi» Manuel Torres, toda una institución en el Club, barraquer del Campo de la Calle Industria y del propio «Les Corts», que cuidaba como si fuera su propia casa (que lo era). Sandro Puppo presentó la siguiente alineación frente al potente conjunto germano: Ramallets; Seguer, Biosca, Segarra; Flotats, Bosch (Gonzalvo III); Basora (Mandi), César (Suárez), Areta II (Moreno), Villaverde y Manchón. Victoria azulgrana por 3 goles a 1, marcados por Manchón, Bosch y Moreno, y ausencia de Kubala, aun  recuperándose de la grave lesión de ligamentos sufrida en «San Mames» en partido de Copa.

TEMPORADA 54-55. PRIMERA VUELTA

El debut liguero se produce también en «Les Corts», el domingo 12 de septiembre, frente a un rival siempre complicado como era el Sevilla. Sin embargo los de Puppo van a triunfar con holgura por 4 a 2, marcando los tantos catalanes Villaverde, Manchón, Seguer (de penalti) y Mandi, y con esta formación: Ramallets; Seguer, Brugué, Hanke; Gonzalvo III, Segarra; Mandi, Villaverde, Areta II, Suárez y Manchón. Cuatro novedades en la delantera con respecto al torneo anterior. Pero en la segunda jornada el equipo no pasa del empate (2-2) en su visita a Vitoria para enfrentarse al recién ascendido deportivo Alavés. El Athletic de Bilbao, dirigido por Daucik, comanda la clasificación.

SandroPuppo02En la tercera jornada el Barça se impone por la mínima al Español en «Les Corts» merced a un solitario gol de Areta II conseguido en los compases finales del encuentro. En ese momento ocupa el liderato, empatado a puntos con Valencia y Athletic, pero en la cuarta fecha su empate en Vigo (1-1) le deja a un punto de levantinos y vascos. Para la quinta jornada hay buenas noticias: reaparece Kubala, y un Atlético de Madrid muy venido a menos sucumbe en «Les Corts», fuertemente goleado por 4 a 0, con tantos de Tejada (3) y Manchón. En la sexta los azulgranas encajan su primera derrota de la temporada, al caer contundentemente en «Mestalla» ante el Valencia (4 a 1), con goles del catalán Buqué (3) y Seguí para los «ches», mientras que Manchón salva el honor blaugrana en un encuentro donde Kubala demostró hallarse aun lejos de su antigua forma. Los bilbaínos continuaban como líderes.

Victoria mínima en «Les Corts» ante el Las Palmas siete días más tarde, con un tanto de Moreno cuando ya el partido finalizaba, e importante triunfo a domicilio en «La Rosaleda» al domingo siguiente (1 a 2, con goles de Manchón y Moreno). Los azulgranas son segundos, a 2 puntos del Athletic. Aplastan al débil Racing de Santander en «Les Corts» en la novena jornada, con un Kubala ya muy mejorado, y alcanzan a los «leones» en la cabeza de la clasificación, a la que también se acerca el Real Madrid, vigente campeón. Y en la décima fecha, lucha por el liderato en «San Mames» entre los dos gallitos, que acaba en tablas, 1 a 1, con goles de Arteche y Villaverde, en el que constituye el primer partido de Ferdinand Daucik frente a sus antiguos pupilos.

Finaliza el primer tercio de la competición encabezando la tabla el Real Madrid, empatado a puntos con blaugranas y rojiblancos, pero los merengues van a consolidar su privilegiada posición siete días más tarde, en la undécima jornada, al derrotar contundentemente al propio Barça en «Chamartín» por 3 a 0, con goles de Di Stefano (de penalti muy discutido), Rial y Joseíto. Como tropiezan también los bilbaínos (que no pueden pasar del empate en «Riazor», frente al Deportivo de La Coruña), los madrileños son líderes con un punto de ventaja sobre los rojiblancos y dos sobre el conjunto catalán.

Las posiciones se estrechan un poco en la jornada número 12, pues mientras los merengues empatan en Vigo frente al Celta, el Barça gana al Deportivo en un gris partido disputado en «Les Corts» (3-1), y los de Bilbao se deshacen del siempre correoso Real Valladolid por un mínimo pero suficiente 1-0, compartiendo el liderato con los blancos, pero perdiéndolo a la semana siguiente al empatar en «Atocha» a 3 tantos, en el derbi regional vasco, mientras Real Madrid y Barça sacan adelante sus respectivos compromisos (5 a 1 del Real a los coruñeses en la capital, y 1-2 del Barça en «Zorrilla» ante los blanquivioletas)

Todo sigue igual en la jornada decimocuarta (El Real Madrid derrota al Atlético por 1-0 en el derbi madrileño, el Athletic se impone con claridad al Hércules en «San Mamés» por 3 a 0, y el Barça hace lo propio con la Real Sociedad en «Les Corts», por 4 a 1). Y concluye la primera vuelta del torneo el 19 de diciembre de 1954, con un mal resultado para los de Puppo, que caen por 1-0 en «La Viña» ante el Hércules, uno discreto para el Athletic (1 a 1 en Sevilla) y otro excelente para el Real Madrid (0-1 en «Zorrilla»). Los merengues son líderes en el ecuador del campeonato, aventajando al Athletic en 2 puntos y al Barça en 3.

SandroPuppo03UNA REÑIDA SEGUNDA VUELTA

Con su importante victoria en Valencia al iniciarse la segunda ronda (1-3), los de Bernabeu mantienen a la misma distancia al Barça (no obstante su buen triunfo en «Nervión» ante el Sevilla por 0 a 2, obra de Villaverde y Moreno), mientras que el Bilbao no pasa del empate en otro duelo regional, esta vez en «Mendizorroza» y frente al animoso Alavés (2.2). Sin embargo la jornada 17 va a suponer un ligero frenazo para las aspiraciones  madridistas, sorprendentemente igualados en su propio feudo por una excelente Real Sociedad, aunque lo compensen con la también inesperada derrota rojiblanca en «San Mames» frente al Español (1-2). El Barça, por su parte, se deshace con claridad del Alavés (5-2, con dos dianas de Kubala). Estas son las posiciones: Real Madrid 27 puntos, Barça 25, y Athletic 23.

Y en la jornada 18 el Athletic va a quedar ya muy descolgado de la cabeza, al perder en «Balaídos» ante el Celta por 1-0. El Real Madrid tan sólo empata (1 a 1) en su visita a Las Palmas, en el transcurso de un accidentado encuentro, mientras que el Barça solventará con cierta holgura su derbi en «Sarriá» (2-4, con «hat-trick» de Manchón), en un encuentro en el que los periquitos merecieron mejor suerte. Se colocan los de Puppo a sólo un punto del líder Real Madrid, que ya aventaja en cinco a los bilbaínos. Y siguen las cosas prácticamente igual tras la fecha 19. Victoria clara de los blancos sobre el Hércules (3-0) en el recién bautizado Estadio «Santiago Bernabéu», y del Barça sobre el Celta (5 a 2, con «hat-trick» de Kubala) en «Les Corts», y la cosa aun se pone más emocionante al término de la vigésima jornada, pues si bien el Barça empata en el «Metropolitano» (2-2) ante el Atlético, con goles de Moll y Manchón, el Madrid cae derrotado contra todo pronóstico en «La Rosaleda» (3-1), frente a un Málaga que se debatía en la cola de la clasificación. Ambos equipos ocupan ahora el liderato, empatados a 30 puntos, aunque los de la capital  encabezan la tabla gracias a su mejor goal average particular con los blaugranas.

La vigesimoprimera  jornada no produce ningún cambio, pues ambos conjuntos despachan sus respectivos compromisos con victoria: 3-1 del Real Madrid ante el Sevilla en el «Bernabéu», con tres goles de Héctor Rial, y 4 a 1 del Barça en «Les Corts» al Valencia, con tantos de Bosch, Areta II, Mandi y Kubala, aunque les costó mucho trabajo «abrir la lata», no lográndolo hasta el minuto 71. Pero al domingo siguiente el Barça va a sufrir un grave tropiezo en su visita a Canarias, al pinchar ante la Unión Deportiva por 2 a 0, mientras que los blancos se paseaban en «El Sardinero» ante el Racing (0 a 4). 2 puntos de diferencia, pero con la perspectiva  de que el Real Madrid rindiese visita muy pronto a «Les Corts»

La vigesimotercera jornada va a dejar las cosas como estaban, pues el Real se deshace fácilmente del Alavés, y el Barça golea al Málaga en la Ciudad Condal, con un nuevo triple de Kubala, que parecía volver por sus fueros. Y continuarán también igual en la siguiente jornada, porque ambos equipos vuelven de vacío de sus respectivos desplazamientos. Lógica la derrota madridista por 2 a 0 en «San Mamés», que metía de nuevo a los rojiblancos en la lucha por el título, aunque con escasas probabilidades, pero absolutamente inesperada la del Barça en Santander (2-1) ante el colista, donde no sólo perdieron el partido en el último minuto de juego, sino también a su gran estrella, Laszi Kubala, lesionado para varias semanas con fractura de clavícula. Al finalizar esta jornada la situación en la cabeza de la general  era la siguiente: Real Madrid 36 puntos, Barcelona 34, y Athletic de Bilbao 32. Y siete días más tarde los «leones» visitarían «Les Corts», en un choque que se antojaba trascendental.

Y en esa vigesimoquinta jornada el Barça va a perder ya casi todas sus opciones de aspirar al título, al caer en su propio feudo ante los rojiblancos por 2 a 3. Los de Puppo acusaron  enormemente la ausencia de Kubala, y fueron superados con claridad por los vascos, para los que marcaron Uribe, Marcaida y Arieta, mientras que Areta II y Villaverde hacían los goles locales. El Real Madrid, por su parte, derrotó en el «Bernabéu» con claridad al Español (5 a 1), en un partido en el que Di Stefano anotó cuatro goles. Los blancos eran ahora líderes destacados, con cuatro puntos de ventaja sobre Athletic y Barça, aunque en la siguiente jornada tendrían que visitar también «Les Corts»

Y van a salir vivos de allí (2-2), mientras que el Barça  enterraba casi definitivamente todas sus esperanzas. El Madrid jugó a la contra ante un equipo  que seguía acusando en demasía la falta del lesionado Kubala. Gento logró los dos goles merengues, y Basora y Moll los azulgranas. El Madrid sacaba 3 puntos al Athletic y 4 al Barça, cuando restaban únicamente cuatro jornadas, con lo que las cosas les pintaban fenomenal de cara a revalidar el título. Y en la jornada 27 les van a pintar aun mejor, pues los resultados les alejarán ya a 5 puntos de sus dos perseguidores, pues mientras que los blancos goleaban al Celta en el «Bernabéu» (5-1), el Athletic doblaba la rodilla en Valladolid (1-0), y el Barça no podía pasar del empate (2-2) en «Riazor» ante el Deportivo,

Tras la jornada 28 el Real Madrid podía considerarse ya virtualmente Campeón, tras empatar en La Coruña (3-3). El Athletic vencía a la Real Sociedad (1-0), y el Barça goleaba al Valladolid (5-0), pero a falta de dos jornadas por disputarse, los blancos aventajaban ya a vascos y catalanes en 4 puntos. Y van a cantar el «Alirón» por segundo año consecutivo precisamente en el feudo de su eterno rival madrileño, el «Estadio Metropolitano», al derrotar al Atlético por 2-4. El Athletic, por su parte, perdía en Alicante ante el Hércules (3 a 2), y de nada le servía al Barça su victoria en «Atocha» ante la Real, 0 a 2, con tantos de Moll de penalti y Villaverde.

Se van a despedir tristemente de la competición ante su propio público, en «Les Corts», consiguiendo un raquítico empate ante un Hércules que iba a ser sorprendentemente sexto clasificado. El Barça ocupará finalmente la segunda plaza con 41 puntos y 11 positivos, a 5 del Real Madrid. Había ganado 17 partidos, igualado 7 y perdido 6, con un bagaje de 75 goles a favor y 39 en contra. El Athletic de Bilbao de Daucik, por su parte, obtenía un meritorio tercer puesto, tras presentar batalla durante buena parte del Campeonato. Y si se albergaban esperanzas de alcanzar la revancha en la Copa, estas también van a disiparse pronto…

Exento en octavos, de final – al igual que el Real Madrid – , el Barça va a enfrentarse en cuartos nuevamente al Deportivo de La Coruña, igual que el año anterior, pero esta vez sin sobresaltos: 7 a 0 en la ida en «Les Corts»  (con tres dianas del reaparecido Kubala) y 1-1 en «Riazor». Ya en semifinales, el sorteo le enfrenta al Athletic de Bilbao de Daucik. El primer partido se disputa en el feudo azulgrana, y allí los «leones» van a dejar prácticamente sentenciada la eliminatoria, imponiéndose por 0 a 2 en un partido en el que el meta internacional Carmelo Cedrún le detuvo un penalti a Kubala, desviando el balón a córner. En «San Mamés» ambos equipos harán tablas, marcando Laszi los dos goles catalanes. Pocos días después Sandro Puppo va a despedirse del Club, dado que los objetivos que este se marcó al contratarle no van a alcanzarse, pero al menos se fue con buen sabor de boca, tras un amistoso contra el Niza que cerraba la temporada, y recibiendo una gran ovación al salir a saludar desde el centro del campo, obligado por sus pupilos, con quienes finalmente había conseguido sintonizar este hombre, correctísimo caballero y estudioso del fútbol. En total había dirigido al Barça en 34 encuentros oficiales, con un balance de 18 victorias, 9 empates y 7 derrotas, con 85 goles a favor y 44 en contra (52,94 % de triunfos)

DE REGRESO A CASA: TURÍN-TURQUÍA-PIACENZA

Puppo continuará ejerciendo la agitada profesión del banquillo durante más de una década. Después de abandonar el Barça, su experiencia española  dirigiendo a una escuadra tan importante,  será una excelente carta de presentación para que nada menos que la Juventus de Turín, la Vecchia Signora, se fije en él, permaneciendo allí por espacio de dos temporadas. Con posterioridad entrenará a la Mestrina y a la Selección «B» de Italia, antes de regresar a Turquía, donde se hará cargo de nuevo del Besiktas y de la selección otomana, entre los años 1960 y 1962. En esta última fecha retorna a su país natal, donde trabajará en el Siracusa, Venezia y Triestina, antes de partir por tercera vez hacia Turquía – una constante en su carrera – para dirigir nuevamente al combinado de dicho país entre 1965 y 1966. Va a cerrar definitivamente el ciclo volviendo a sus orígenes, el Piacenza, donde ocupará el banquillo hasta su dimisión en octubre de 1967, cuando – sin haber cumplido aún los 50 – pondrá punto final a su trayectoria como técnico.

En 1968 va a aceptar un importante cargo en la principal empresa de su ciudad natal, Astra, fabricante de vehículos industriales y a la sazón dirigida por un antiguo presidente del Piacenza, trabajo donde le será muy útil su amplio dominio de varias lenguas extranjeras. En 1970 formará parte de un grupo de estudios técnicos de la FIFA, y en 1974 publica el libro «Calcio: quo vados», un ensayo en el que expone la evolución técnica y táctica del fútbol desde sus inicios hasta la década de los años 70. El 16 de octubre de 1986, a los 68 años de edad, fallece en Piacenza. Actualmente dos campos de fútbol de la localidad que le vio nacer llevan su nombre.

El Fútbol Club Barcelona, aunque en época reciente,  ha tenido ya algunos jugadores italianos en sus filas (Coco, Albertini y Zambrotta, los tres con más pena que gloria), e incluso en la actualidad cuenta como responsable de fútbol internacional, formando parte de la Comisión Técnica del Club, con otro ciudadano transalpino, Ariedo Braida, que desempeñó el cargo de Director Deportivo del A.C. Milan entre los años 1986 y 2013, el período de máxima brillantez del conjunto rossonero, pero el refinado y cosmopolita Sandro Puppo sigue siendo hasta la fecha el único inquilino del banquillo culé de dicha nacionalidad, y a pesar de la brevedad de su paso por Can Barça, bien se merece que le dediquemos este pequeño recuerdo.




Fernando Daucik, el técnico de las cinco copas (1950-1954). Segunda parte

Daucik201Como suele decirse vulgarmente, Daucik había dejado muy alto el listón tras la triunfal campaña 1951-52, cuya brillantez tardaría más de medio siglo en reeditarse en Can Barça. Cierto también que contaba con un capital deportivo y humano excepcional, que para la temporada 52-53 va a presentar los siguientes efectivos a sus órdenes: Ramallets, Velasco, Caldentey, Roselló, Martín, Biosca, Brugué, Curta, Seguer, Segarra, Gonzalvo III, Bosch, Maristany, Flotats, Basora, Hanke, César, Aloy, Kubala, Vila, Escudero, Aldecoa, Moreno, Manchón, Gracia y Boada. Son novedad respecto al curso anterior los guardametas Caldentey y Roselló, el central Brugué, los volantes Maristany y Flotats (este último procedente del Español), y los delanteros Hanke (un jugador de origen checoslovaco que militaba en el fútbol colombiano), Gracia y Boada, mientras que causan baja Calvet, Szegedi, Ferrer y Nicolau. También hay una importante novedad sentada en el palco, pues Agustí Montal i Galobart ha cedido la máxima magistratura barcelonista el 16 de julio de 1952  a su vicepresidente Enrique Martí  Carreto, otro importante empresario del gremio textil.

La Liga 52-53 va a dar comienzo el 14 de septiembre de 1952. El telón se levanta en «Les Corts», con un partido teóricamente fácil ante el Deportivo de La Coruña, presentando Daucik la siguiente alineación: Ramallets; Martín, Brugué, Seguer; Gonzalvo III, Bosch; Basora, César, Kubala, Moreno y Gracia. Los azulgranas van a pasar muchos apuros para ganar por la mínima (4-3), en un encuentro en el que el contraataque gallego causó estragos en su defensa, y Kubala falló un penalti. Y al domingo siguiente regresarán de vacío de Oviedo, donde los locales les derrotan por 2 a 1, pero lo peor va a llegar unos días después, cuando en un reconocimiento médico a Kubala se le descubra un grave proceso tuberculoso.

La noticia conmoverá a la Ciudad Condal y a todo el barcelonismo. Se llega incluso a especular con la posibilidad de que el as centroeuropeo – ya nacionalizado español – tenga que abandonar la práctica del fútbol. Afortunadamente no va a ser así, y entre la recia constitución física de Laszi y un sabio tratamiento, aderezado por una larga estancia en plena naturaleza en Monistrol de Calders, con descanso, aire puro y buenos alimentos, se va a obrar el milagro de recuperar a Kubala, la gran estrella del Barça, para el deporte de élite, aunque tendrá que estar ausente de los terrenos de juego desde finales de septiembre de 1952 hasta los últimos días de febrero de 1953, en total 18 jornadas consecutivas fuera del equipo.

Durante todo ese tiempo la sensación del campeonato la va a constituir el RCD. Español, que de la mano del técnico argentino Alejandro Scopelli pondrá en práctica un novedoso método de recuperación física, consistente en que los once jugadores blanquiazules de turno inhalen oxígeno mediante unas mascarillas  durante el descanso de los partidos. La cosa parece milagrosa, puesto que el Español va a tomar el liderato de la Liga al finalizar la tercera jornada, se mantendrá invicto hasta la número 12 (cayendo precisamente ante el propio Barça, en «Les Corts», en el transcurso de un accidentado derbi en el que se produjo una avalancha en las gradas, con numerosos heridos -llegó a hablarse incluso de un muerto, que habría sido ocultado por la férrea censura de la época – y la intervención de la Policía Armada ante lo que consideraban una «alteración del orden»), comandando la tabla hasta la decimoctava fecha, y manteniendo opciones de alzarse con su primer título de Liga hasta la jornada 27.

El Barça, sin Kubala, realizará una discreta primera vuelta, que se va a saldar con un provisional quinto puesto, a 6 puntos de su eterno rival ciudadano, pero paulatinamente irá acercándose a la cabeza de la clasificación, a medida de que el Español vaya perdiendo fuelle. . El 22 de febrero, en la jornada número 21, Kubala va a reaparecer en los Campos de Sport de El Sardinero, y a partir de ahí el equipo postulará su candidatura para revalidar el título. En la vigesimosegunda, tras aplastar al Zaragoza por 8 a 0 en «Les Corts», ya es cuarto, a dos puntos del Español, y en la jornada 24 se sitúa tercero, a un solo punto del nuevo líder, el Valencia. Sufre un frenazo en la siguiente, al caer derrotado en «Nervión» frente al Sevilla, pero a partir de ese momento ya no volverá a ceder ningún punto.

De ese modo, el 5 de abril de 1953, en la jornada número 26, vence a un Real Madrid que también tenía serias aspiraciones. 1-0 fue el resultado, obra de Moreno, en un partido tenso e igualado donde fueron expulsados Kubala y el jugador catalán del Real Madrid Oliva. Siete días más tarde, al derrotar al Español en «Sarriá» por  0 a 2 (con tantos de Manchón y Moreno) se sitúa como líder, empatado a puntos con el Valencia, posición que consolida al domingo siguiente en «Les Corts», superando precisamente a los valencianistas por 2 a 1, en un partido que puede considerarse como la auténtica «final» del campeonato, con goles de Manchón y Kubala.  Al final de dicha jornada el Barça aventajaba al Real Madrid en un punto, y a los «Chés» en dos.

La victoria azulgrana en Valladolid en la penúltima jornada , merced a un solitario tanto de Kubala, le daba prácticamente el título a los catalanes, si al menos lograban un empate en el último compromiso, frente a un discreto Athletic de Bilbao en «Les Corts», con Real Madrid y Valencia a la expectativa de un posible fallo. Fallo que no se va producir, porque – aunque con apuros – los pupilos de Daucik van a imponerse a los «leones» por 3 a 2, consiguiendo así su sexto título liguero. Mucho dominio azulgrana, llegando a botar hasta 16 saques de esquina. Moreno se adelantó en el marcador, empató Venancio antes del descanso, y en la segunda mitad Kubala (de riguroso penalti) y Bosch pusieron el 3-1 en el marcador, reduciendo distancias al final Gaínza.

El Barça sumaba 42 puntos y 12 positivos, aventajando en dos al Valencia y en tres al Real Madrid. Los de Daucik habían conseguido 19 victorias y 4 empates, totalizando 7 derrotas. Marcaron 82 goles (con el aragonés Moreno como máximo artillero) y encajaron 43, unos registros bastante similares a los del torneo anterior, salvo en el apartado anotador, donde se notaba claramente la ausencia de Kubala prácticamente en las dos terceras partes de la campaña.

Y esa racha victoriosa va a proseguir en la Copa del Generalísimo, donde los azulgranas van a ir eliminando sucesivamente a Valencia (5 a 0 y 1 a 1), Racing de Santander (la ronda más equilibrada, con victoria local montañesa por 1 a 0 , y remontada catalana en «Les Corts»: 3-0) y Atlético de Madrid (con estrépito: 8-1 en la Ciudad Condal y derrota mínima, 2 a 1, en el «Metropolitano»), hasta llegar a la gran final, que se celebraría nuevamente en el escenario habitual por aquellos años, el Estadio madrileño y madridista de «Chamartín». Allí, el 21 de junio de 1953, y a las órdenes del señor García Fernández, van a encontrarse los dos grandes clásicos del «Torneo del KO», Barça y Athletic de Bilbao.

Daucik presenta el siguiente equipo, en el que destaca la ausencia del veterano César: Ramallets; Seguer, Biosca, Segarra; Flotats, Gonzalvo III; Basora, Bosch, Kubala, Moreno y Manchón. Se impondrán los catalanes sin demasiados apuros por 2 a 1. Marcó Kubala en el minuto 46, y remachó el resultado Manchón en el 57, acortando distancias Venancio en el 61, con casi media hora por delante, pero ya no volvería a moverse el marcador, y el Barça haría historia, conquistando la Copa por tercer año consecutivo.

Los prolongados éxitos barcelonistas traen aparejada su invitación a un prestigioso torneo que entonces se celebraba anualmente en Caracas, la capital venezolana. Se trata de la denominada «Pequeña Copa del Mundo», y en esa edición se enfrentarán al Barça una selección local y los potentes cuadros de «la» Roma y el Corinthians brasileño. Lamentablemente los azulgranas no van  a mostrarse  a su altura habitual, tal vez por el cansancio acumulado en toda la temporada, y de ese modo su participación, que tuvo lugar entre los días 16 de julio y 1 de agosto de 1953, arrojará un muy discreto balance de cuatro derrotas y tan sólo dos victorias. También se habló por entonces de cierta «relajación» de los jugadores desplazados a Sudamérica…

Daucik2021953-54: UN AÑO SIN TÍTULOS, Y ADIOS A CAN BARÇA

La cuarta temporada de Daucik como técnico barcelonista, todo un récord desde los ya muy lejanos tiempos del inglés Jack Greenwell (1917-1923), cuando el fútbol español no era aun profesional, la encara el club azulgrana con los siguientes efectivos humanos: Ramallets, Velasco, Goicolea, Caldentey, Seguer, Biosca, Brugué, Segarra, Gracia, Gonzalvo III, Bosch, Maristany, Flotats, Basora, Tejada, Kubala, Aloy, Aldecoa, Hanke, César, Vila, Moreno, Manchón y Duró. Causan baja Roselló, Martín, Curta, Escudero y Boada, mientras que se incorpora el arquero del Real Valladolid Goicolea, así como los canteranos Tejada y Duró. La Liga va a comenzar en pleno «Caso Di Stefano», pretendido por Barça y Real Madrid, y su desenlace marcará profundamente el rumbo futuro de ambos clubes, teniendo también una gran repercusión sobre el devenir institucional de la entidad blaugrana, pues el presidente Martí Carreto dimitirá, y se convocarán elecciones para noviembre de 1953, que aprovechando un vacío legal se van a celebrar por sufragio universal de los socios varones y mayores de edad (algo insólito en la España de entonces), logrando la victoria el joven candidato – de tan sólo 35 años de edad – Francesc Miró-Sans sobre el veterano Amat Casajuana, y llevando como bandera electoral la construcción de un nuevo campo, un ambicioso proyecto que se materializaría en septiembre de 1957 con la inauguración del «Camp Nou».

La Liga 53-54 da comienzo el 13 de septiembre de 1953, y con muy buenas vibraciones para el Barça, ya que se impone a domicilio a la Real Sociedad en «Atocha» por 0 a 3, con dos goles de un Kubala que parece haber vuelto por sus fueros tras la grave enfermedad pulmonar que sufriese la temporada anterior. Azulgranas y merengues van a ir turnándose en el liderato durante las primeras jornadas, hasta llegar a la fecha séptima, el domingo 25 de octubre de 1953, que coincide con la renuncia barcelonista a todo posible derecho sobre Di Stefano, que ya había debutado en las filas del Real Madrid en la tercera jornada, y que en esta realiza un gran encuentro frente al que pudo ser su equipo (y el club que le trajo a España, tras su «exilio» deportivo en Colombia). Por 5 a 0 se imponen los blancos en «Chamartín», y el «Efecto Di Stefano» comienza ya a hacerse patente.

El Real Madrid continuará al frente de la clasificación, seguido de cerca por el Barça. Al llegar al ecuador de la competición los madridistas son primeros, con 23 puntos, seguidos por el Sevilla con 20 y el Barça con 19 (empatado con Athletic de Bilbao y un sorprendente Racing de Santander). La distancia entre ambos va a ir estrechándose (en la jornada decimoséptima es de sólo 2 puntos), a la espera de que los blancos rindan visita a «Les Corts». Pero en la jornada número 20 el Barça consigue alcanzar a su gran rival, y ponerse incluso por delante gracias a su mejor cociente general de goles (con ambos empatados a 28 puntos). Al domingo siguiente cambian las tornas, pues mientras que el Madrid se impone al Sevilla en «Chamartín» por un corto pero suficiente 1 a 0, el Barcelona va a caer derrotado en «Mestalla», ante el Valencia y por idéntico resultado.

Llega por fin el encuentro tan esperado, esta vez en la Ciudad Condal. El Barça parte con dos puntos de desventaja, y también se antoja muy difícil que pueda igualar o superar el marcador de la primera vuelta, aquel concluyente 5 a 0. Pero está a punto de conseguido, aunque se va a quedar a un solo gol de igualar su tanteo particular con el Real Madrid. Que fue paradójicamente el equipo que se puso por delante, por mediación del inevitable don Alfredo, aunque el Barça conseguirá empatar antes del descanso gracias al joven Tejada, y la segunda parte ya será suya por entero, añadiendo otros cuatro goles a su cuenta, obra de Tejada, César, Moreno y Manchón. Las crónicas de la época nos hablan también del estrecho y excelente marcaje que el menudo pero rapidísimo Flotats realizó sobre la «Saeta Rubia», anulando por completo a la estrella merengue.

Real Madrid y Barça están ya empatados a puntos, aunque los de la Capital cuentan con la ventaja del «goal average» particular. Pero esa situación tan sólo va a durar una semana, porque mientras que los azulgranas pinchan ante Osasuna en su visita a «San Juán», doblando la rodilla por 1 a 0 frente los navarros, los madrileños se imponen en el derbi frente al Atlético por la mínima (2 a 1), con dos tantos de Di Stefano. Y esa ventaja de dos puntos va a incrementarse a cuatro tras la jornada número 25, con la derrota del Barça en Santander  (4-3), y la goleada del Real Madrid sobre el Jaén (6 a 0). Sin embargo la cabeza de la tabla volverá a estrecharse a la semana siguiente, cuando los merengues pierdan en Valladolid un partido que ya parecían tener ganado a un cuarto de hora de su finalización (4 a 3 también), y los catalanes destrocen al Oviedo en «Les Corts» con un inapelable 9 a 0.

Llega la jornada 27, y la ventaja madridista aumenta de nuevo a cuatro puntos, porque mientras el Barça cae ante el Deportivo de La Coruña en su visita a «Riazor» (1 a 0), los blancos se deshacen con facilidad del Sporting de Gijón, goleándole por 4 a 0 (con tres dianas de Di Stefano) y enviando a los asturianos a Segunda División. Pero una vez más, siete días después, el que juega fuera falla, y el que lo hace en su casa no perdona. Ahora le toca al Real Madrid  salir derrotado de su visita a «Balaídos» (1 a 0 frente al Celta), y al Barça superar sin muchos apuros al Sevilla en «Les Corts», por 4 a 1. Quedan dos jornadas por disputarse, y el título está todavía por decidir, aunque la ventaja del cuadro madridista – dirigido por un ilustre «ex» del Barça, el uruguayo Enrique Fernández – parece clara, dependiendo únicamente de sí mismo. Los blancos reciben en «Chamartín» al Valencia y después se desplazarán a «Sarriá», para vérselas con el Español, mientras que los blaugranas recibirán precisamente a los pericos, y finalizarán el campeonato rindiendo visita a un Atlético de Madrid muy venido a menos esa temporada.

Y el suspense va a durar poco, porque la sorprendente derrota – y por goleada: 1 a 4 –  del Barça en «Les Corts» ante los blanquiazules, tras un partido calamitoso, le brinda en bandeja de plata su tercer título de Liga al Real Madrid, el primero desde 1933, veinte años atrás, pues los merengues no desaprovechan la ocasión, y derrotan claramente al Valencia por 4 goles a 0, tres de ellos obra de Alfredo Di Stefano, que al final va a proclamarse máximo realizador del Campeonato con 29 tantos, aventajando a Kubala en seis dianas. La última jornada ya es meramente anecdótica, y ambos equipos caen derrotados en sus respectivos desplazamientos a «Sarriá» y el «Metropolitano». El balance final del Barça en esta reñida competición no es demasiado bueno, pese al subcampeonato. Tan sólo va a conseguir 36 puntos y 6 positivos, que se desglosan en 16 victorias, 4 empates y 10 derrotas, demasiadas para un club de su categoría. Va a marcar 73 goles, una cifra discreta comparada con las de las últimas temporadas, encajando 39.

Y llega la Copa, con la posibilidad de resarcirse del fiasco liguero. Para este torneo el Barça va a reforzarse con dos jugadores, el jovencísimo Luisito Suárez, procedente del Deportivo de La Coruña (club del que se ficha también al uruguayo Dagoberto Moll, aunque este no puede jugar la Copa por su condición de extranjero, dado que la normativa entonces vigente lo prohibía), y el delantero del Real Oviedo Esteban Areta. Y precisamente en octavos se enfrentan Barça y Deportivo. Victoria contundente de los azulgranas en «Les Corts», por 4 a 0, pero un buen susto en «Riazor», donde los gallegos se imponen por 3 a 0 y están a punto de igualar la eliminatoria.

La siguiente ronda, cuartos de final, enfrenta de nuevo a los dos grandes clásicos  del «Torneo del KO», Barça y Athletic de Bilbao. En la Ciudad Condal vencen los catalanes por 4 a 2, y consiguen su pase a semifinales en «San Mamés», donde se produce un empate a un gol, en el transcurso de un partido marcado por la gravísima lesión de rodilla sufrida por Kubala, que le mantendrá en el dique seco durante varios meses, y que de algún modo va a significar el inicio de un largo y casi imperceptible declive. En semifinales va a vivirse un emocionante duelo en la cumbre Barça-Real Madrid, en el que los de Daucik van a tomarse la revancha de la derrota en Liga. Vencen los blancos por 1 a 0 en «Chamartín», – sin el concurso de Di Stefano, que tampoco podía alinearse por la citada normativa sobre jugadores extranjeros –  y caen en «Les Corts» por 3 a 1, con dos tantos del veterano César.

La final, repetición de la de 1952, va a enfrentar en el flamante coliseo madridista, recientemente concluido, a Barça – que la afronta por cuarto año consecutivo, habiendo ganado las tres anteriores – y Valencia. Tiene lugar el 20 de junio de 1954, y a las órdenes del árbitro señor González Echevarría, del Colegio Guipuzcoano, ambos equipos saltan al césped con las siguientes formaciones: por los azulgranas, Velasco – Ramallets fue aquella tarde suplente -; Seguer, Biosca, Segarra; Flotats, Bosch; Basora, Suárez, César, Moreno y Manchón, y por los levantinos, entrenados por el mítico Jacinto Quincoces, Quique; Quincoces II, Monzó, Sócrates; Pasieguito, Puchades; Mañó, Fuertes, Badenes, Buqué y Seguí. Está ausente también la gran estrella valencianista, el delantero holandés Faas Wilkes, por los motivos ya mencionados.

El Valencia va a imponerse, contra todo pronóstico pero con claridad, merced a un concluyente 3 a 0, con tantos marcados por Fuertes y el ex-azulgrana Badenes, este en dos ocasiones. En su momento se habló de un posible «plante» de los jugadores barcelonistas contra Daucik, pero eso es algo imposible de probar, y que pertenece a la eterna leyenda que se teje en torno al fútbol. Lo cierto es que los «Chés», que contaban también con un magnífico equipo a pesar de la baja ya comentada, cuajaron un gran partido, y borraron por completo a un Barça que sin Kubala perdía bastantes enteros, con un Suárez todavía demasiado tierno, un César ya muy veterano, y un Basora que tampoco atravesaba por sus mejores momentos.

Pero llegados a ese punto, la directiva presidida por Miró-Sans considerará que ya se había cerrado un ciclo triunfal (aunque de hecho era el primer año de Daucik sin conquistar al menos un título), y que era conveniente entregar la responsabilidad de la dirección del equipo a un nuevo técnico, alguien que pudiera insuflarle nuevos aires. El elegido va a ser el italiano Sandro Puppo, a la sazón seleccionador de Turquía, que había eliminado sorprendentemente a España en la fase de clasificación para el Mundial de Suiza, aunque con la inestimable ayuda de un muchacho italiano, el famoso «bambino», quien tras finalizar en tablas el partido de desempate celebrado en el Estadio Olímpico de Roma, había extraído la papeleta de los otomanos, facilitándoles el pasaporte para tierras helvéticas.

UNA LARGA TRAYECTORIA PROFESIONAL ( 1954-1977 )

El Athletic de Bilbao (entonces oficialmente «Atlético») llevaba cuatro temporadas de sequía, desde su último triunfo en la Copa del Generalísimo de 1950 ante el Real Valladolid (4-1), y sus rectores pensaron que nadie mejor que Daucik para revertir esa situación. Ya en «San Mamés», el técnico eslovaco va a ir «jubilando» paulatinamente a la mítica delantera de los Iriondo, Venancio, Zarra y Panizo, conservando únicamente al veterano «Piru» Gaínza como gran referencia de un pasado glorioso, y promoviendo a las filas del primer equipo a toda una nueva generación de «leones»

Los frutos comenzarán a cosecharse muy pronto. En esa temporada 1954-55 el Athletic es tercero en la Liga, y se alza con el título de Copa, tras eliminar al propio Barça (venciendo en «Les Corts», en un partido donde se produjo el hecho insólito de que el gran especialista Kubala fallase un penalti, desviado a córner por Carmelo), y derrotar en la final al Sevilla, entrenado por Helenio Herrera, merced a un solitario gol marcado por el joven Uribe. Y en el curso siguiente, el 55-56, los rojiblancos, superando al Barça y a un Real Madrid que, con Di Stefano en sus filas, había ganado los últimos dos Campeonatos de la Regularidad y que en esa misma campaña conquistaría la primera Copa de Europa, se alzan con el «doblete» (algo que no conseguían desde 1943), tras un emocionante pulso liguero con los azulgranas, y venciendo al Atlético de Madrid en la final copera (3 a 1), con una alineación que todo el mundo se sabía de carrerilla: Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Gainza.

La victoria en Liga da derecho a los bilbaínos a tomar parte en la II edición de la Copa de Europa, donde eliminan al Oporto portugués y al Honved húngaro (en plena revuelta del país magiar), para caer  finalmente ante el Manchester United, que un año más tarde sufrirá un terrible accidente de aviación en el aeropuerto de Munich, pereciendo varios de sus componentes. Y tal como había ocurrido antes en Barcelona, al parecer público y directiva no van a digerir bien un año sin títulos, y Daucik tendrá que abandonar el banquillo de «San Mamés», pero no sin antes dejar para la posteridad otra jugosa anécdota: haber alineado como extremo izquierda en sustitución de un lesionado Gaínza al guardameta internacional Carmelo Cedrún – aquel día portero suplente – , en el transcurso de un amistoso frente al Burnley inglés, lo cual le costará no pocas críticas. El experimento, lógicamente, no se volvería a repetir, pero a Daucik le cabe el mérito de haber forjado también una legendaria medular, la compuesta por Mauri y Maguregui, así como haber reconvertido a Jesús Garay en uno de los mejores centrales del mundo.

La siguiente etapa en su carrera profesional la cumplirá en el Estadio «Metropolitano», dirigiendo al otro Atlético, el de Madrid. No obtendrá títulos con él, pero le llevará hasta el subcampeonato liguero en la temporada 57-58, lo cual le va a brindar también la posibilidad de disputar la Copa de Europa en la campaña siguiente – al resultar ese año el Real Madrid campeón en ambas competiciones – , llegando hasta las semifinales, donde los «colchoneros» serán eliminados por los intratables  «merengues» tras un partido de desempate en Zaragoza, en el flamante recinto de «La Romareda». Allí también pondrá en liza una excelente y casi juvenil línea media, la formada por el antequerano Chuzo y el húngaro Peter Ilku, un jugador realmente desafortunado, malogrado por un gravísimo accidente de tráfico cuando se encontraba en su mejor momento. El Atlético de Madrid de Daucik, con jugadores de la talla de Rivilla, Calleja, Alvarito, Mendonça, Adelardo, Vavá, Peiró o Enrique Collar, sentará las bases para la escuadra triunfante de principios de los años 60 (ganadora de las Copas del Generalísimo de 1960 y 1961, y de la «Recopa» de 1962). Sin embargo va a ser destituido a principios de la temporada 59-60, tras el sexto encuentro de Liga, y se marchará al vecino país, a dirigir al Oporto.

No obstante regresa a España al año siguiente, para hacerse cargo de la preparación del Real Betis Balompié, que había retornado a la élite del fútbol español un par de años antes, después de una prolongada «travesía del desierto» que había durado tres largos lustros. Con el industrial gallego Benito Villamarín dirigiendo los destinos del club verdiblanco, Daucik va a consolidarlo en Primera División. Allí tendrá a sus órdenes a su propio hijo, el altísimo y prometedor Yanko (que terminaría fichando por el Real Madrid), y junto al que trabajará en algunos clubes más, así como también a un par de delanteros que pronto serían figuras: Luís Aragonés y Fernando Ansola.

Reemplazado nuevamente durante la campaña 62-63 (en la décima jornada), se tomará una especie de año sabático hasta ser contratado por un Real Murcia recién ascendido a Primera, también después de muchos años de transitar por la Categoría de Plata. Logrará la permanencia para los de «La Condomina», con una plantilla cuajada de ilustres veteranos: Marquitos, Alvarito, Dauder, Lalo, Miguel, Marsal, Merodio, Paz o Szalay….Su buen desempeño con los «pimentoneros» le llevará de nuevo a Sevilla, pero en esta ocasión a la «otra acera», al «Sánchez Pizjuán», para dirigir al conjunto blanco de la capital hispalense, un club que navegaba por la zona media de la clasificación, también muy alejado de sus mejores tiempos. No van a pasar demasiados apuros, y allí va a tener a sus órdenes a jugadores como Oliveros o Gallego, que inmediatamente firmará por el Barça, convirtiéndose en uno de los mejores centrales del Viejo Continente.

La temporada 65-66 Daucik va a afrontar un nuevo reto. Por primera vez en España toma las riendas de un equipo de Segunda División, la Sociedad Deportiva Indauchu, el simpático cuadro de barrio bilbaíno que militaba en el Grupo Norte. Lo hace en calidad de «director técnico» y por su amistad con el presidente del club. Va a dirigirlo durante casi toda la campaña, hasta la jornada 23, cuando es reclamado por el Real Zaragoza, uno de los primates de la División de Honor, al que va a dirigir en las últimas siete jornadas de Liga. Por sus manos, en las filas indauchutarras, pasará otra gran promesa, el delantero hispanoargentino (nacido en Sarandí, provincia de Buenos Aires) José Eulogio Gárate, también muy pronto militando en un grande, en este caso el Atlético de Madrid, aunque según contaba el propio Daucik en una entrevista concedida a la revista «RB» en junio de 1969, él mismo se lo ofreció al presidente blaugrana Enric Llaudet prácticamente «regalado»….

Instalado ahora a orillas del Ebro, dirige a los maños en lo que resta de temporada 65-66, y el equipo de los «Magníficos» resulta vencedor del Torneo del KO por segunda vez en su historia, derrotando al Athletic de Bilbao por 2 a 0, y clasificándose también para la final a doble partido de la Copa de Ciudades en Feria, que le enfrentaría al Barcelona, siendo aplazados ambos encuentros hasta comienzos de la temporada siguiente, debido a la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol en Inglaterra ese verano del 66.

El curso 66-67 lo consume íntegramente en Zaragoza, donde no consigue ganar la Copa de Ferias, tras traerse un excelente resultado del «Camp Nou» (0 a 1), por culpa de la gran noche del jovencito Lluís Pujol, autor de un «hat-trick» (2 a 4 en «La Romareda», favorable a los catalanes). En la Liga se clasifica en una decorosa quinta posición, pero en la Copa da la gran campanada al ser eliminado a las primeras de cambio por un Segunda, el Europa graciense, en partido de desempate disputado en Valencia. La mejor época de «los Magníficos» parece ya haber pasado…No se le renueva para la campaña siguiente, y otra vez se queda en expectativa de destino, hasta que a principios de 1968 se le va a brindar la oportunidad de salvar del descenso a un cuadro que ya parecía consolidado en Primera, el Elche. El conjunto de la ciudad de las palmeras había arrancado la temporada bajo la batuta de Alfredo Di Stefano, en el debut de la «Saeta Rubia» como técnico con una plantilla en la que figuraban futbolistas de la talla de Ballester, Canós, Lico, Llompart, Vavá o Asensi, pero al finalizar la primera vuelta del campeonato presenta unos números de lo más peligroso, ya que es colista con tan sólo 9 puntos y 5 negativos, con un balance de 3 partidos ganados, otros 3 empatados y 9 derrotas, únicamente 10 goles a favor y 24 en contra. Daucik se estrena en el banquillo ilicitano en la jornada 16, consiguiendo dos puntos de oro frente al Español en «Altabix» (1-0), y a partir de ahí su equipo iniciará una brillante escalada que le lleva a ser uno de los mejores conjuntos de la segunda ronda, consiguiendo 18 puntos más, que se desglosan en 8 victorias, 2 igualadas y solamente 5 derrotas, con 20 goles a su favor, y sólo 15 en contra. El Elche finaliza en undécima posición, con 27 puntos y 3 negativos, sin agobios.

Pero no se le renueva la confianza y el eslovaco decide coger las maletas e irse a hacer las Américas, enrolándose como entrenador del conjunto canadiense de los Toronto Falcons, que participa en la «North American Soccer League», torneo donde se encuentra con numerosos jugadores y técnicos españoles, entre ellos su cuñado Ladislao Kubala y el hijo de este, su sobrino Branko, amén de su propio vástago. De regreso en España  va a sustituir a Sabino Barinaga como responsable nuevamente de un Betis recién descendido donde brillan Rogelio y Quino, pero tampoco alcanzará a terminar la temporada. Sin embargo en la siguiente campaña, la 69-70, logrará otro de sus grandes éxitos al salvar a un casi desahuciado San Andrés, frenando en seco la caída libre de un club que parecía irse a Tercera sin remedio, mediante una segunda vuelta extraordinaria desde la jornada número 20. Su hijo Yanko le acompaña también en esta aventura.

Su buen hacer en la entidad andresense posibilitará que, sin tener que salir de Barcelona, se incorporé – nuevamente con Yanko de la mano – al RCD. Español, que acababa de recuperar la categoría. Lo va a mantener en Primera, y después se marchará al Cádiz, otra vez en Segunda, donde será uno de los cinco entrenadores que esa temporada 71-72 se turnarán en el banquillo del club más representativo de la «Tacita de Plata». Volverá a dirigir al San Andrés en un par de ocasiones más (1973-74 y 1976-77, temporada en la que el conjunto cuatribarrado desciende, poniendo así fin a su «edad de oro»), y también tendrá un paso por Tercera, dirigiendo al Levante UD en la campaña 74-75, contando con un delantero de auténtico lujo, el chileno Carlos Caszely, que de los «granotas» pasará al Español.

Con 67 años cumplidos se va a jubilar por fin de los banquillos, dejando tras de sí un registro fabuloso: 614 partidos dirigidos (la mayoría de ellos en Primera División) a lo largo de una carrera profesional de 27 años en nuestro país, con un balance de 285 victorias, 123 empates y 206 derrotas. Como técnico va a  conquistar 3  Campeonatos de Liga (1951-52, 1952-53 y 1955-56), 6 de Copa (1951, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1966), una Copa Latina (1952) y dos Copas «Eva Duarte» (las correspondientes a las temporadas 51-52 y 52-53), erigiéndose, en resumen, como uno de los técnicos más laureados de la historia de nuestro fútbol. Va a fallecer el 14 de noviembre de 1986, a los 76 años de edad, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, a consecuencia de una embolia cerebral.




Fernando Daucik, el técnico de las cinco copas (1950-1954). Primera parte

Daucik01Una teoría bastante extendida sostiene que el motivo que convenció a Kubala para fichar por el Barça en detrimento del Real Madrid, fue el hecho de que el club catalán accediese a contratar también a su cuñado Ferdinand Daucik como entrenador. Es posible, y también plausible, pero igualmente es preciso tener en cuenta que Daucik tampoco venía «de paquete», pues era ya un valor en sí mismo, y el Barça necesitaba entonces un técnico con garantías, tras la interinidad del animoso Ramón Llorens, que había sustituido provisionalmente, asesorado por Samitier, a un cuestionado Enrique Fernández.

Y es que Daucik no era precisamente un don nadie… Su equipo de «apátridas», el Hungaria, jugaba muy bien, y mostraba unas hechuras técnicas insólitas en nuestros lares, donde los aficionados todavía estaban boquiabiertos recordando la mítica gira del San Lorenzo de Almagro en el invierno 46-47, en pleno aislamiento español, tanto político como deportivo. «Don Fernando» era un magnífico representante de la rica escuela de fútbol centroeuropea, que entonces gozaba de un gran prestigio, pues Austria y Checoeslovaquia habían vivido un gran momento en la década de los 30, únicamente abortado por la Segunda Guerra Mundial, siendo saludadas como auténticas potencias, mientras que Hungría, ahora bajo su nueva administración comunista, lo iba a ser en la primera mitad de los años 50.

Daucik era un «zorro plateado». Apenas tenía 40 años, pero su creciente mechón de pelo blanco le hacía aparentar bastantes más. Y a sus innegables conocimientos técnicos y tácticos, iba a unir ahora una excelente plantilla a sus órdenes. Una plantilla donde figuraban talentos ya contrastados como Ramallets, Seguer, Gonzalvo III, Basora, Cesar o los argentinos Marcos Aurelio y Nicolau, al lado de jóvenes con un gran futuro por delante -Biosca, Segarra o Manchón -, y con su propio cuñado Laszi Kubala como gran estrella, aunque la suspensión federativa emanada de los organismos internacionales le dejaría fuera de juego durante toda la Liga 50-51. Además, Daucik no tardaría en promocionar a otros notables jugadores surgidos de la fértil cantera catalana  (Brugué, Aloy, Vila, Bosch, Gracia o Tejada), incorporando también a fichajes interesantes («Cheché» Martín, debutante en la malhadada Copa del 50, el internacional Aldecoa, el aragonés Moreno, el españolista  Flotats o el checoslovaco Hanke). Todos ellos van a configurar una plantilla de ensueño, un verdadero «Dream Team», mucho antes de que se acuñase la expresión, que dominará el fútbol español con autoridad durante dos temporadas, ganándolo todo, hasta que reaparezca el Real Madrid de la mano de Alfredo Di Stefano.

Al igual que todos los grandes técnicos, Daucik aportaba novedades, unas positivas, otras no tanto…Entre las segundas estaría la innovadora táctica del fuera de juego, que puso en práctica en un partido intrascendente para la clasificación final, pero que no dejaba de ser un «derbi». Aquel Español-Barça disputado en «Sarriá» la tarde del 15 de abril de 1951, pasaría a la historia como la victoria más amplia de los «pericos» sobre sus eternos rivales , desconcertados y pillados por sorpresa con el dichoso «off-side» («orsay», para los castizos). Resultado: 6 a 0

Pero el fiasco no volvería a repetirse, al menos por esa misma causa. Y Daucik iba a brillar poco después gracias a otra de sus genialidades, la osadía de hacer debutar a un joven Andreu Bosch, con 20 sólo años, precisamente en otro «derbi», y conseguir que le saliese bien el experimento, tanto,  que el chico se convertiría inmediatamente en titular y un fijo en las alineaciones, y llegaría pronto a internacional, cuando ser internacional era verdaderamente difícil, pues se disputaban muchos menos partidos entre selecciones que ahora, y no se estilaba la posibilidad de efectuar cambios.

Y luego estaba aquella  otra característica de la que Daucik -que tenía la dosis suficiente de egolatría para triunfar en un negocio tan complicado y competitivo como este- siempre se vanagloriaba: la agudeza y el instinto para cambiar de sitio a un jugador, y sacar de él lo máximo en su nueva demarcación. En el Barça eso ocurriría, sin ir más lejos,  con el canterano Sigfrid Gracia, al que hizo debutar como extremo izquierdo, para  posteriormente  revelarse como un magnífico lateral zurdo (en esa gran tradición de los «3» del Barça, que seguirían los Eladio, Julio Alberto, Sergi Barjuán,  o el actual Jordi Alba), aunque cuando el de Gavá se hizo con el puesto, Daucik ya no ocupaba el banquillo de «Les Corts», y sí el de «San Mamés», donde daría rienda suelta a sus veleidades experimentales

FUTBOLISTA DE ÉLITE

Ferdinand Daucik vino al mundo en la localidad de Sahy, el 30 de mayo de 1910. Sahy era una pequeña población situada en el sur de Eslovaquia, perteneciente entonces al Imperio Austrohúngaro. En la actualidad cuenta con algo más de 8000 habitantes, muchos de ellos de origen magiar, puesto que se encuentra muy cerca de la frontera con Hungría, más cercana a Budapest que a Bratislava. Fue el sexto de ocho hermanos (cuatro varones y cuatro mujeres, una de las cuales, Ana Viola, conocida familiarmente como «Ibi», contraería matrimonio con Ladislao Kubala). Su padre y sus tres hermanos mayores practicaban el fútbol, y le transmitieron su afición por ese deporte. En vísperas de la Primera Guerra Mundial ya tenía auténticas pelotas de cuero, traídas por su progenitor de Viena o Budapest, a dónde le llevaban sus negocios. Apenas levantaba dos palmos del suelo, y ya el balón era su juguete favorito. Sus vecinos, al verle pasar, solían preguntarle: «¿Pelota, dónde vas con el niño?»

Va a comenzar a jugar en un conjunto local, el FK. Slovan Sahy, pasando más tarde al KFC. Majorka Komarno. En 1928, con tan solo 18 años, ficha por el Slovan de Bratislava, donde permanecería por espacio de cinco temporadas, pasando a continuación al SK. Slavia de Praga, el que sin duda era entonces el mejor equipo de Checoeslovaquia, el nuevo país surgido tras la derrota en la Gran Guerra de las Potencias Centrales, y el desmembramiento del Imperio de los Habsburgo. Con el club de la estrella roja de cinco puntas estuvo entre 1933 y 1942. Como futbolista,  Daucik se inició en el ataque, ocupando preferentemente la demarcación de extremo izquierda, pero más adelante se convirtió en un gran defensa lateral, e incluso central, según la novedosa «WM». Con el Slavia va a conquistar 4 ligas checoslovacas, y será también internacional en numerosas ocasiones, tomando parte en los Campeonatos Mundiales de 1934 y 1938. Ya veterano, en 1942 y en plena Segunda Guerra Mundial, defenderá asimismo la camiseta de su país de origen, Eslovaquia, que va a tener una breve existencia como nación teóricamente independiente tras la anexión al Reich de la zona de los Sudetes, habitada mayoritariamente por población de lengua alemana, la ocupación del resto de Checoeslovaquia por los Nazis, y su posterior partición en dos entidades: el Protectorado de Bohemia y Moravia, y el Estado títere de Eslovaquia, al frente del cual se situará como presidente un sacerdote católico, Monseñor Josef Tiso (1887-1947), que sería ejecutado al finalizar la contienda a causa de su colaboración con el Tercer Reich.

UN MAESTRO EN EL BANQUILLO

Su carrera como entrenador comienza en 1942, dirigiendo al Slovan de Bratislava. Va a ser seleccionador eslovaco a continuación, hasta 1944, y una vez finalizado el conflicto será también el responsable del combinado de la nuevamente unificada Checoeslovaquia, hasta que problemas de índole política con las flamantes autoridades comunistas, que se habían hecho con el control absoluto en Praga a principios de 1948, le impulsen a abandonar el país. Es entonces cuando se crea el Hungaria, un equipo formado por futbolistas procedentes de países que habían quedado al otro lado del «Telón de Acero»: checoslovacos, húngaros, rumanos o yugoeslavos. Tomó ese nombre debido a que la mayoría de sus componentes eran de origen magiar.

El Hungaria se formó en Italia, donde sus miembros se establecieron  como refugiados. Forzados por la imperiosa necesidad de sobrevivir, decidieron  sacar algo de provecho de sus habilidades, alquilándose allá dónde quisieran verles jugar. Debido a su huida, estos deportistas habían sido sancionados por la FIFA, y no podían tomar parte en competiciones oficiales, pero sí en partidos amistosos. En 1950 el equipo va a ser contratado para disputar varios partidos en España, contra clubes de Primera División y la propia Selección Nacional, que se preparaba para tomar parte en el Campeonato del Mundo que se celebraría en Brasil, tras doce años de parón como consecuencia de la guerra. Según declaraciones del propio Daucik, «aquel equipo convenció por su juego, sistema y poderío», y en sus filas destacaba su  cuñado, Ladislao Kubala. El Real Madrid, que entonces atravesaba por una fase bastante gris, va a interesarse por ambos -según al propio Daucik-, pero finalmente no van a llegar a un acuerdo, y el astuto Pep Samitier, secretario técnico blaugrana, conseguirá llevarse a los dos al Barcelona, que tampoco pasaba precisamente por su mejor momento. Seguramente a los dirigentes «culés» les seducía más el rubio futbolista que aquel técnico que a sus 40 años lucía ya una canosa cabellera, pero Daucik también les solucionaba la papeleta de un banquillo vacío, aparte de ser un técnico de contrastada valía y gran prestigio.

El fichaje de la pareja centroeuropea va a tener lugar en junio de 1950, pero Laszi no podrá alinearse en competición oficial con el Barça hasta abril del año siguiente, ya en el torneo de Copa de 1951, debido a los problemas burocráticos inherentes a su suspensión por la FIFA, al haber huido de Hungría, donde tampoco hacía muy buenas migas con las nuevas autoridades comunistas. Daucik, por el contrario, tomará inmediatamente las riendas deportivas del equipo. El Barça había quedado quinto en la Liga anterior, la 49-50, siendo escandalosamente eliminado de la Copa por un club de segunda División, el Racing de Santander. En «Les Corts» va a encontrarse con la siguiente plantilla a sus órdenes: Ramallets, Velasco, Martín, Curta, Calvet, Segarra, Biosca, Gonzalvo III, Szegedi, Basora, Marcos Aurelio, Cesar, Aloy, Nicolau, Seguer, Manchón, Escudero, Vila Escuer, Torra, Peiró, Tejedor y Canal, más al suspendido Kubala, al que sólo va a poder utilizar en encuentros amistosos.

TEMPORADA 1950-51: RECUPERACIÓN

El Campeonato Nacional de Liga de la temporada 1950-51 arranca el 10 de septiembre de 1950 en «Les Corts». El Barça derrota contundentemente a la Real Sociedad por 8 a 2, con cuatro tantos de Cesar y el siguiente equipo: Ramallets; Calvet, Curta, Martín; Gonzalvo III, Szegedi; Basora, Marcos Aurelio, César, Aloy y Nicolau. En la segunda jornada cae ante el Atlético de Madrid en el «Metropolitano» por un resultado de escándalo, 6 a 4, y en la tercera le endosa un histórico 7 a 2 al Real Madrid en la Ciudad Condal, con tres dianas del argentino Nicolau, para volver a tropezar sorprendentemente en Murcia al domingo siguiente, donde los pimentoneros le superan por 3 a 2.

La irregularidad va a ser la tónica azulgrana en esta campaña, en la que desde muy pronto el equipo se descolgará de los puestos de cabeza, primero liderados por el Real Valladolid, y más tarde por el Sevilla y el Atlético de Madrid, que a la postre serán los dos equipos que se van a jugar el campeonato en la última jornada. Tan sólo en el postrer tramo liguero el Barça se acercará a esas posiciones de cabeza, colocándose únicamente a 2 puntos del líder, el conjunto «colchonero»,  en la fecha 24, pero una derrota en «Nervión» frente al Sevlla, en la jornada número 28, significará su adiós matemático a toda aspiración. Y al domingo siguiente, 15 de abril de 1951, encajará su peor derrota ante el rival ciudadano, el RCD. Español, en el famoso partido en el que Daucik tuvo la «genialidad» ya mencionada de alinear al defensa Calvet como delantero centro (aunque en un reciente partido frente al Málaga había anotado un par de goles), y poner en práctica la táctica del fuera de juego, dispositivo aun no perfeccionado, y que les brindó a los delanteros blanquizales la posibilidad de golear a su histórico contrincante, poniendo en el marcador del viejo «Sarriá», unos guarismos infamantes: 6 a 0. Al final el Barça va a clasificarse en cuarto puesto en aquel torneo, el primero disputado por 16 equipos. Su balance fue de 16 victorias, 3 empates y 11 derrotas, con 83 goles a favor y 61 en contra, una cifra bastante elevada, logrando 35 puntos y 5 positivos.

Sin embargo las cosas van a ser muy diferentes en la Copa, para la cual el Barça va a contar con dos importantes refuerzos: el internacional vasco -y antiguo «niño de la Guerra»- Emilio Aldecoa, procedente del Real Valladolid, y sobre todo el concurso de Ladislao Kubala, una vez superados ya todos los obstáculos burocráticos que se oponían a su participación en encuentros oficiales. Laszi va a debutar  en «Nervión» frente al Sevilla, y el Barça va a poner ya en franquicia la eliminatoria al vencer en el terreno hispalense por 1 a 2, con sendos tantos de Nicolau, refrendando su clasificación en «Les Corts», donde bate ampliamente a los andaluces por 3 a 0, marcando Kubala su primer gol como azulgrana al transformar un penalti con su insólita técnica, claro precedente de la célebre «paradinha.

La siguiente eliminatoria parece bastante más sencilla sobre el papel, pues el rival es el Atlético de Tetuán, recién ascendido aquella misma temporada a Primera División. En la ciudad norteafricana -entonces aun perteneciente a España- todo va a quedar ya visto para sentencia, al triunfar el Barça por 1 a 3, y en el encuentro de vuelta celebrado en «Les Corts» los blaugranas triunfan de nuevo holgadamente, 4 a 1, con el primer «hat-trick» de Kubala como jugador barcelonista. Sin embargo, en las semifinales ya espera un auténtico «hueso», el Athletic de Bilbao, entonces vigente campeón de Copa, y el equipo con mejor palmarés en el «Torneo del KO», con su mítica delantera compuesta por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.

En Barcelona los «leones» van a conseguir un excelente resultado, 0 a 0, que les hace concebir grandes esperanzas de proclamarse finalistas ante su propio público en «San Mamés». Llevados por el entusiasmo y la euforia, incluso sus incondicionales van a encargar miles de corbatas con los colores rojiblancos, para lucirlas en una final que se antojaba al alcance de la mano. Pero va a salirles el tiro por la culata, puesto que los azulgranas les dejarán con un palmo de narices -y con las corbatas de regreso al almacén- , al batirles por 1 a 2, con tantos de Nicolau y César. Nueve años después de su última experiencia, el Barça vuelve a clasificarse para el partido decisivo, el que puede coronarle nuevamente como Campeón de España.

El contrincante, teóricamente, tampoco es como para meter mucho miedo: la Real Sociedad de San Sebastián, la misma a la que derrotara el conjunto catalán en la mítica y épica final por triplicado de 1928, en Santander. Los donostiarras cuentan con un buen equipo, en cuyas filas destacan jugadores como Ignacio Eizaguirre, Ontoria, Epi, Barinaga o Alsúa II, dirigidos desde la banda por Benito Díaz, el «Tío Benito». Y efectivamente el partido, disputado en Madrid el 27 de mayo de 1951,  va a discurrir por los cauces esperados, y el Barça vencerá con relativa facilidad por 3 goles a 0, marcados por César  (en dos ocasiones) y Gonzalvo III. Este fue el once campeón, con la notable ausencia de Basora, lesionado en la semifinal: Ramallets (sustituido por  Velasco en el minuto 87); Calvet, Biosca, Segarra; Gonzalvo III, Martín; Seguer, Kubala, César, Aldecoa y Nicolau.

Bajo la sabia batuta de Daucik, el Barça había vuelto a obtener un título -el décimo de su historial copero- , y con Kubala en sus filas, bien secundado por Ramallets, Gonzalvo III, Basora o César, y jóvenes tan prometedores como Biosca, Segarra o Manchón, el club parece haber retornado a la senda de los triunfos. Buen balance, pues, en este primer año del eslovaco  como técnico del conjunto catalán.

1951-52: UNA TEMPORADA PARA ENMARCAR

Para el curso 51-52 se van a producir algunas novedades en la plantilla barcelonista. Causan baja el veterano defensa Curta, Marcos Aurelio, Canal y Peiró, mientras que se incorporan el aragonés Tomás Hernández Burillo conocido futbolísticamente como «Moreno», procedente de la S.D.  Huesca, y los catalanes Bosch, Brugué, Ferrer y Vila Soler. El debut liguero se produce el 9 de septiembre de 1951, nada menos que con un Español-Barça en «Sarriá», aun bajo el recuerdo de la goleada de hacía sólo cinco meses. En esta ocasión el marcador seguirá siendo esquivo para los colores azulgranas, pero tan sólo reflejará un tanto, el conseguido por el españolista Celma al transformar un máximo castigo. Estos fueron los once hombres que puso en liza Daucik para el primer compromiso oficial de la nueva campaña: Ramallets; Calvet, Biosca, Segarra; Gonzalvo III, Martín; Basora, César, Kubala, Tejedor y Nicolau.

Los primeros partidos no se van a desarrollar de forma brillante, con un Barça muy irregular, que vence por la mínima en «Les Corts» al Athletic de Bilbao (1-0), empata a uno en el «Metropolitano» con el vigente campeón, pero cae en su propio feudo ante un buen Valencia (1 a 3), que encabeza la clasificación. Luego el liderato pasará a manos del Atlético de Madrid, pero el Barça continúa dando una de cal y otra de arena, hasta el extremo de que al finalizar la séptima jornada, tras caer derrotado en «El Molinón» por el Sporting de Gijón, los pupilos de Daucik se encuentran en décimo lugar, a nada menos que siete puntos de los «colchoneros», que encabezan la tabla.

Pero a partir de dicho momento, los azulgranas comenzarán a remontar posiciones, aumentando sensiblemente su producción goleadora de la mano de un inspirado Kubala, que cuenta sus partidos por verdaderas exhibiciones de un fútbol nunca visto hasta entonces en nuestras latitudes, con un alarde de técnica y fortaleza física sin precedentes (ante el Celta, por ejemplo, conseguirá marcar cinco goles). La primera vuelta finaliza con los catalanes en cuarta posición, a tan sólo un punto del equipo que entonces lideraba la tabla, el Athletic de Bilbao. En el primer encuentro de la segunda ronda, con el Español como visitante en «Les Corts», Daucik va a dar otro de sus golpes de efecto, propiciando el debut del joven medio volante Andreu Bosch, con tan sólo 20 años. El muchacho, en quien el técnico eslovaco tenía plena confianza, no le va a decepcionar, convirtiéndose desde entonces en titular indiscutible.

Al domingo siguiente el Barça alcanza el liderato tras derrotar claramente al Athletic de Bilbao en el propio «San Mames» (0 a 3), aunque empatado a puntos con el Real Madrid. Lo perderá una semana más tarde, pero ya no se despegará de la cabeza. En la jornada 22 aplasta al Sporting de Gijón en «Les Corts» por 9 a 0, con un registro espectacular de Kubala: siete goles. En la siguiente se encarama de nuevo a la primera posición, tras empatar en «Riazor» con el Deportivo de La Coruña, y en la 25 recibe en la Ciudad Condal al Real Madrid, en un partido que puede decidir el título. Como de hecho así sucedió. Una gran tarde realizadora del veterano César (3 goles y una asistencia) hacen morder el polvo a los blancos, y el Barça se afianza en la clasificación, aunque no logra igualar el «goal average» particular con el cuadro merengue, que le había vencido en la primera vuelta por 5 a 1.

Los de Daucik abren ya brecha siete días más tarde, con su triunfo en «Balaídos» (1 a 2), aventajando en dos puntos a los de Chamartín y en tres a los «colchoneros». Una nueva goleada -7-0 en «Les Corts» al Racing de Santander- deja a los blancos ya a tres puntos, aunque el tropiezo en «Nervión» ante el Sevilla (3 a 0), sitúa ahora a un nuevo pretendiente al trono liguero, el Athletic de Bilbao, a 2 puntos. Pero en la jornada 29 el Barça va a proclamarse ya matemáticamente como nuevo campeón – su quinto entorchado -, al hacerle otro «siete» a la Unión Deportiva Las palmas. Y en la última fecha, se pasea triunfalmente a domicilio en Tetuán, derrotando a los norteafricanos por 2 a 5.

En total, los nuevos campeones han conseguido 43 puntos y 13 positivos, dejando al Athletic de Bilbao, segundo, a tres puntos. El balance es excelente: 19 victorias, 5 empates y 6 derrotas, con la friolera de 92 goles a favor ( a una media de 3 dianas por partido ), y encajando solamente 43 tantos. Pero este triunfo, con ser importante, sólo será el primero de una campaña gloriosa como no se conocía hasta entonces, que tan sólo podrá ser superada casi sesenta años más tarde, en la primera temporada de Pep Guardiola como técnico blaugrana

Tras la Liga, llega en seguida la Copa del Generalísimo, con un adversario de cuidado en octavos, el Atlético de Madrid. Pero sólo lo va a ser teóricamente, puesto que la superioridad blaugrana resultará aplastante: 2 a 4 en  la capital, y 5 a 1 en Barcelona. El siguiente en pasar por el aro será el modesto Málaga, que en la Costa del Sol ya resulta ejecutado con un 0 a 7 sin paliativos, refrendado a continuación por un amplio 6-1 en «Les Corts». El Valladolid, ya en semifinales, tampoco parece un obstáculo insalvable. Sale goleado en su visita a Barcelona, 5-0, aunque pone su honor a buen recaudo en «Zorrilla», al doblegar a los blaugranas por un insuficiente 3 a 1.

La final, celebrada en el nuevo estadio del Real Madrid (un escenario que estaba ya haciéndose habitual),  el 25 de mayo de 1952, enfrenta a los dos grandes conjuntos de la zona mediterránea, Barcelona y Valencia. Los azulgranas forman con Ramallets; Martín, Biosca, Seguer; Gonzalvo III, Bosch; Basora, César, Vila, Kubala y Manchón, mientras que los levantinos – dirigidos por el mítico Jacinto Quincoces – presentan a: Quique; Suñer, Monzó, Asensi; Mir, Puchades; Gago, Pasieguito, Badenes, Buqué y Seguí. Se van a adelantar los «ches» con un inquietante 2 a 0, ambos tantos obra del ex-azulgrana Badenes, pero en el minuto 40 Basora va a hacer el 1-2, y en el 72 Vila equilibra la contienda. Con empate a 2 se llega a la prórroga, donde el Barça va a terminar imponiendo su superioridad física con dos nuevos tantos, marcados por Kubala (en el 96) y César (a un minuto de la finalización del tiempo extra). El Barça se alza de este modo con su undécimo título de Campeón de España.

Pero no hay dos sin tres…Como vigente Campeón de la Liga española, al Barça le corresponde disputar de nuevo la Copa Latina, frente a sus homólogos de Francia, Italia y Portugal. En esta ocasión el torneo se celebra en París, y en el primer partido los blaugranas se deshacen sin demasiados problemas de la Juventus de Turín por 4 a 2. La gran final, disputada el 29 de junio de 1952, les enfrenta al campeón galo, el O.G.C. Niza, un conjunto que venderá cara su piel, aunque a la postre es derrotado por un solitario gol de César. El recibimiento a la expedición barcelonista, desde el momento que esta cruzó la frontera española, va a ser de los que hacen época, agasajados como auténticos héroes en todas las localidades catalanas por las que atraviesa la comitiva.

Aparte de estos tres títulos, el Barça va a conquistar también el Trofeo Duward, que premiaba al equipo más goleador del campeonato liguero, así como la Copa Martini Rossi, galardón que distinguía al conjunto menos goleado. Cinco copas, a las que podría sumarse en teoría una sexta, la «Eva Duarte», que desde hacía unos años venían disputándose los campeones de Liga y Copa, y que en esta edición no tuvo lugar, al obtener el Barça el «doblete». En resumidas cuentas: a falta de otros torneos continentales más enjundiosos, bien podía decirse que el Barça era entonces el mejor equipo de Europa. El binomio centroeuropeo Daucik-Kubala, junto a un plantel de excelentes futbolistas – desde el guardameta Ramallets al extremo izquierdo Manchón -funcionaba ya a pleno rendimiento, y aquel maravilloso Barcelona parecía no tener límites…

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Ramón Llorens, un hombre de la casa (1950)

RamonLlorens01En el protocolo del fútbol profesional, establecido ya hace bastantes décadas, la destitución, cese o dimisión de un entrenador en plena campaña acostumbra ser seguida por el nombramiento de un técnico-puente, hasta que un nuevo responsable es entronizado en el banquillo, con la esperanza de que la situación de crisis se reconduzca de manera positiva, regresen los buenos resultados y el equipo remonte puestos en la clasificación. No siempre se produce esa situación, claro está, y a veces los clubes ya tienen una nueva bala preparada en la recámara para ser disparada, y el relevo se produce de forma automática,  pero es bastante habitual que durante una o incluso varias semanas se mantenga dicha interinidad, y todas las partes implicadas sean conscientes de ello, así como de que tampoco se pueden esperar milagros, sino lo que en términos taurinos se conoce como «una faena de aliño»         En la larga historia del Barça esa circunstancia ha ocurrido en varias ocasiones, una de ellas a mediados de la temporada 1949-50, cuando el uruguayo Enrique Fernández, a cuyas órdenes el club había conquistado las ligas 47-48 y 48-49, así como la primera edición de la «Copa Latina», disputada en 1949, va a soltar las riendas del equipo, debido a los malos resultados y a una serie de puntuales desencuentros con sectores de la afición, la prensa y el propio club (se hablaba de enfrentamientos con varios destacados jugadores de la plantilla, y también con el secretario técnico Josep Samitier, predecesor suyo en el banquillo) Tras la decimoséptima jornada, y dos dolorosas derrotas consecutivas ante Real Madrid y Sevilla, Fernández va a presentar la dimisión, y la Junta Directiva presidida por Agustí Montal i Galobart nombrará en su lugar a Ramón Llorens, antiguo guardameta azulgrana y que entonces se hallaba al frente del equipo de Aficionados, desempeñando una magnífica labor y promocionando excelentes jugadores para la primera plantilla.

PEQUEÑO GRAN PORTERO

Ramón Llorens i Pujadas había nacido en la misma Barcelona, concretamente en el barrio del Poble Sec, en las faldas de la montaña de Montjuich -al igual que lo harían el futuro capitán del Barça y la Selección Española Ferrán Olivella, y el famoso cantautor Joan Manuel Serrat -, el Día de Todos los Santos de 1906. Había ingresado en el club a edad temprana, forjándose en sus categorías inferiores en la posición de portero. A despecho de su escasa estatura, demostró pronto tener grandes cualidades para el puesto. En los años 20 no era tan habitual como hoy en día que los arqueros poseyeran una aventajada estatura, pero ya en el Barça de dicha década actuaban dos míticos guardametas de considerable talla y envergadura, el catalán Ricardo Zamora y el húngaro Frantz Platko. Llorens, para destacar, demostraba cualidades tales como agilidad, reflejos, decisión y valentía. Su debut en la meta azulgrana va a producirse en un partido amistoso celebrado en «Les Corts» el 9 de mayo de 1926, con el Daring de Bruselas como rival. Perdieron los catalanes por 1 a 2, y esta fue su alineación: Llorens; Coma, Borrás; Elías, Ollé, Peiró; Vinyals, Scarone, Casanovas, García y Parera. Se trataba de un equipo cuajado de suplentes, pero en el que llamaba la atención la presencia del gran jugador uruguayo Héctor Scarone, futuro Campeón del Mundo con «la Celeste» en 1930, y que entonces había sido fichado por el Barça, aunque no rindió lo que se esperaba de él, pues nunca llegó a integrarse en el equipo, y abandonaría pronto la disciplina barcelonista.

En las campañas 26-27 y 27-28 el joven Llorens iría entrando poco a poco en la dinámica del equipo, jugando ya con cierta asiduidad. Su momento de gloria llegaría en el Campeonato de España de 1928, en la final disputada en los Campos de Sport de El Sardinero, en Santander, frente a la Real Sociedad de San Sebastián. Una final que va a durar más de un mes, 40 días para ser exactos, pues necesitó de tres encuentros para arrojar un vencedor. El primer partido, celebrado el 20 de mayo, ante unos 18.000 espectadores y bajo una lluvia típicamente norteña, se caracterizará por una gran dureza, siendo incluso calificado de «violento» por la prensa de la época. La primera parte terminó sin goles, y en la reanudación se adelantó el Barça, al marcar Samitier en el minuto 53, empatando los donostiarras cuando faltaban ya pocos minutos para concluir el encuentro, por mediación de Mariscal, en el minuto 83. Fue una auténtica batalla campal, dejando varias bajas en el bando catalán, entre ellas la del guardameta magiar Platko, herido en la cabeza, circunstancia que inspiró el famoso poema de Rafael Alberti, presente en el campo, la «Oda a Platko», en la que, entre otras cosas, se refiere al arquero blaugrana llamándole «oso rubio de Hungría». La lesión le incapacitará para jugar el encuentro de desempate, 48 horas después y en el mismo escenario, y allí va a tener Llorens  su gran oportunidad .

El segundo encuentro, disputado ya con buen tiempo, aunque soplara algo de viento,  va a ser también muy duro, expulsando el árbitro, el mítico Pedro Escartín, al azulgrana Guzmán y al blanquiazul Cholín. Nuestro hombre tan sólo va a encajar un gol, el conseguido por el realista Kiriki en el minuto 32, igualando la contienda Piera en el 69. La nueva igualada obligó a celebrar un tercer partido, de nuevo  en idéntico  escenario, aunque bastantes días más tarde, el 29 de junio de 1928, ya entrado el verano. Tarde soleada y casi lleno (17.000 espectadores), y en esta ocasión  el Barça va a imponerse con cierta claridad, por 3 goles a 1 – resultado con el que se llegó al descanso – , marcados por Samitier (minuto 8), Arocha (minuto 21) y Sastre (minuto 25), mientras que Zaldúa hacía el tanto vasco, que fue el de la momentánea igualada, a los 16 minutos. El partido ya discurrió por cauces más deportivos, aunque el colegiado, señor Pablo Saracho, tuvo que expulsar del terreno de juego a Carulla y a Mariscal por mutua agresión. Así formaron los campeones, que lo fueron por octava vez en su historia, conquistando su primer trofeo en propiedad: Llorens; Walter. Más; Guzmán, Castillo, Carulla; Piera, Sastre, Samitier (capitán), Arocha y Sagi-Barba

El pequeño guardameta barcelonés va a figurar en la expedición que cruzaría «el Charco», en la primera gira azulgrana por Sudamérica celebrada en ese mismo año 28, disputando varios partidos, y algunos meses después, cuando arranca el Campeonato Nacional de Liga, en febrero de 1929, se sentará en el banquillo, aunque no llega a jugar un solo encuentro. Platko primero, y más tarde Nogués, van a cerrarle el acceso a la portería, pero siempre que eran reclamados sus servicios, cumplía como los buenos. En la Liga 30-31, sin embargo, le tocó ser protagonista de la más dura derrota cosechada por el Barça en toda la historia del Torneo de la Regularidad, 12 a 1 en San Mamés ante el Athletic de Bilbao, el 8 de febrero de 1931. Se habló entonces de «huelga de piernas caídas» por parte de los jugadores, deseosos ya de cobrar más dinero en aquellos primeros compases del profesionalismo, pero si hubo algo así, el propio Llorens lo desconocía. El caso es que por primera vez en la Liga un equipo subía dos guarismos al marcador,, con nada menos que siete tantos obra del rojiblanco Bata,  y esta fue la alineación damnificada: Llorens; Zabalo, Portas; Martí, Roig, Castillo; Piera Goiburu (el autor del «gol del honor» azulgrana), Sastre, Arnau y Parera. En 1933, empero, va a causar baja en el club, tras recibir la carta de libertad, pero pronto retornará a él en calidad de jugador «amateur» (en el más genuino sentido del término), sin cobrar un céntimo y como suplente del internacional Nogués, manteniéndose ahí hasta 1936. Su último partido oficial lo jugará el 8 de diciembre de 1935, precisamente en los viejos «Campos de Sport de El Sardinero», escenario de sus momentos de gloria, y ante el Racing de Santander, que derrotó claramente por 4 goles 0 a un Barça que aquel día formó con él en la puerta, más Areso, Zabalo, Raich, Balmanya, Berkessy, Ventolrá, Bardina, Escolá, Enrique Fernández y Pagés. En total, en esas once temporadas, va a disputar 108 partidos.

Cuando estalla la Guerra Civil, colaborar como asesor deportivo con el Comité de Trabajadores que se hace cargo del club tras la trágica muerte del presidente Josep Sunyol en el frente de Guadarrama, fusilado por las fuerzas sublevadas contra el gobierno del Frente Popular, y para evitar que la CNT confisque la entidad. Pero no se va a contentar con dar buenos consejos, sino que volverá a calzarse los guantes de nuevo a partir de 1937. No toma parte en la famosa gira por México y Nueva York, cuyos beneficios apuntalarían la maltrecha economía barcelonista en momentos muy difíciles, pero después llegará a actuar en más de 30 encuentros, tanto de carácter amistoso como   enmarcados en algunas de las competiciones que se disputan en la zona republicana (Campeonato de Cataluña 1937-38  o Liga Catalana de 1938) . Y va a darse la circunstancia de que será herido en dos ocasiones en el curso de los bombardeos que sufre la ciudad de Barcelona por parte de la aviación fascista italiana, una vez en el vientre y la otra en el hombro, según cuentan Josep M. Solé i Sabaté y Jordi Finestres en el libro El Barça en guerra (1936-1939)

DESCUBRIDOR DE TALENTOS Y ENTRENADOR DE EMERGENCIA

Una vez finalizada nuestra contienda fratricida, Ramón Llorens va a permanecer al servicio del Barcelona, haciéndose cargo durante décadas de diversos equipos de las categorías inferiores (infantiles, juveniles, «amateur», filiales…).

Su fructífero trabajo de cantera descubrirá a numerosos jugadores que luego rendirían señalados servicios al Barça. Bajo su sabia dirección el equipo de Aficionados se proclamó Campeón de España el 21 de mayo de 1949, en «Les Corts», al derrotar al Indauchu por 3 a 2, con el siguiente once: Garriga; Roma, Biosca, Blanch; Llabaría, Pintanell; Vallés, Bosch, Aloy, Ferrer y Manchón, con dos goles de Manchón y uno de Ferrer. Muy poco después medio equipo pasaría a formar parte de la primera plantilla del Barça, y concretamente Biosca, Bosch y Manchón no tardarían en ser internacionales. Fue este un partido curioso, pues – tal como contó nuestro compañero José Ignacio Corcuera en un interesante artículo publicado aquí mismo, en el número 46 de Cuadernos de Fútbol -, el Barcelona trató de llevar la final a su propio feudo, para enmarcarla dentro de la celebración de su 50 Aniversario, y para ello ofreció compensar a su rival, la S.D. Indauchu de Bilbao, con la muy respetable suma de 100.000 pesetas de la época, algo a lo que en concreto se opusieron dos destacados miembros del equipo vizcaíno, los hermanos Rafael y Jaime Escudero -más tarde él mismo jugador del Barça-, argumentando que ese hecho contravenía flagrantemente el espíritu «amateur», y negándose ambos en consecuencia a participar en la final.

El 29 de enero de 1950 Llorens va a debutar en el banquillo como entrenador del primer equipo, contando con la ayuda en la sombra del mismísimo Pep Samitier en calidad de «asesor técnico», y formando de hecho un tándem. Y en este caso, va a cumplirse una vez más esa ley no escrita que dice que a nuevo entrenador, partido ganado. 2 a 0 en «Les Corts» al Deportivo de La Coruña, que aquella temporada figuraba en los primeros lugares de la clasificación, con goles del argentino Marcos Aurelio y el gallego Guimerans en propia meta. Formaron ese día: Ramallets; Calvet, Corró, Curta; Gonzalvo III, Gonzalvo II; Basora, Marcos Aurelio, César, Aretio y Nicolau. Sin embargo, a la semana siguiente sufre su primer revés como técnico del Barça. El Valladolid le derrota por 2 a 1 en «Zorrilla» (con gol de Seguer), aunque se trata también de un excelente cuadro blanquivioleta, que esa misma temporada llegará hasta la final de Copa – que perdería ante el Athlertic de Bilbao por 4-1 -, con un magnífico equipo en el que destacaban el guardameta Saso, los hermanos Lesmes en defensa, la línea media Ortega-Lasala, y en el ataque los internacionales Coque y Aldecoa.

Pero en el siguiente desplazamiento se resarce con un excelente resultado logrado en «Atocha» ante la Real Sociedad, 2-4, con tantos de César, Basora, Aretio y Seguer. Y al otro domingo golea al Real Oviedo en «Les Corts», 5 a 0, con un «póker» de César y el tanto restante obra de Nicolau. Aunque la irregularidad del equipo se pone de manifiesto una vez más siete días más tarde, al caer en «Mestalla» ante el Valencia por un claro 4 a 0. Y sin embargo el 5 de marzo es capaz de imponerse en Barcelona al Atlético de Madrid – que a la postre sería el campeón -, con un solitario gol del argentino Humberto Giménez. Al domingo siguiente obtiene un gris empate a cero en Málaga, antes de que el campeonato se detenga para que la Selección Española prepare y dispute la eliminatoria contra su homóloga de Portugal, valedera para la clasificación con vistas al Mundial que ese verano se celebra en Brasil, y en la que el combinado nacional conquistará plaza para un certamen en el que obtendrá un brillante cuarto puesto.

Tras más de un mes de parón, la Liga se reanuda el 16 de abril, con victoria mínima azulgrana en «Les Corts» – 2 a 1 – sobre el Celta de Vigo, otro de los equipos-revelación de la campaña, gracias a los goles de César y Navarro II, finalizando el torneo con un descafeinado «verbi» frente al Español  en «Sarriá», que termina con empate a 2 (César y Gonzalvo III). Llorens había cogido al Barça en octava posición,  con 17 puntos y un negativo, y concluye el campeonato con el equipo ocupando la quinta plaza, con 29 puntos y tres positivos.

Para la Copa del Generalísimo el Barça va a contar con un par de importantes refuerzos, el delantero del Athletic de Bilbao Jaime Escudero, y el defensa del Deportivo de La Coruña José María Martín, un jugador con inquietudes artísticas, y que pronto llegaría a internacional. El sorteo empareja a los catalanes con el Racing cántabro (a la sazón «Real» Santander), que acababa de ascender de nuevo a Primera División tras una excelente temporada, y que contaba con una delantera muy goleadora. El primer partido se celebra en «Les Corts», y el Barça se impone con claridad por 4 a 1, con goles de César y el recién llegado Escudero, ambos por partida doble. La eliminatoria parece en franquía, pero en los «Campos de Sport de El  Sardinero», la tarde del 7 de mayo de 1950, va a saltar la gran sorpresa, y los montañeses conseguirán remontar la desventaja que se traían de la Ciudad Condal, superándola con un concluyente 5 a 1, con goles de Joseíto (2), Nemes, Alsúa II y Echeveste, mientras que Navarro II, ya al filo del tiempo reglamentario, hacía el tanto del honor para los azulgranas, que en esa tarde aciaga, la última de Ramón Llorens como responsable del primer equipo, presentaron la siguiente formación: Ramallets; Calo, José María Martín, Gonzalvo II; Gonzalvo III, Seguer; Basora, Escudero, César, Aretio y Navarro II

Un mes más tarde, el Barça va a descubrir en «Sarriá», el feudo españolista, a un extraordinario jugador que militaba en un equipo de expatriados, el Hungaria, donde actuaban futbolistas huidos de varios países del otro lado del «Telón de Acero» (Hungría, Checoeslovaquia, Rumanía, Yugoslavia…) . El delantero, rubio y fornido, poseedor de una calidad y un físico extraordinarios, se llama Ladislao Kubala, y el conjunto está entrenado por su cuñado, el técnico eslovaco Ferdinand Daucik, antiguo defensa internacional. Tras un corto pero azaroso proceso de negociación, Kubala – que no obstante estaba suspendido por la FIFA, a causa de su huida de Hungría por motivos políticos – suscribe contrato con el Barça, y con él también lo hace su cuñado Daucik, que será  el nuevo inquilino del banquillo barcelonista. Llorens, disciplinadamente, retorna a sus anteriores ocupaciones. En total había dirigido al Barça durante algo menos de cuatro meses, en 11 partidos, con un balance de 6 victorias, 2  empates y 3 derrotas, con 22 goles a favor y 17 en contra, y un porcentaje de triunfos del 54,55%

El 15 de junio de 1952 recibirá en «Les Corts» un merecidísimo homenaje, en un partido en el que el Barça derrotó al Olympique de Niza por 8 a 2, con Marcel Domingo defendiendo la meta del equipo galo. A principios de los años 70 cumplirá sus Bodas de Oro al servicio del Barça, en uno u otro puesto, siempre allá donde le necesitasen. Una peña blaugrana de la localidad vallesana de Rubí, llevará su nombre, y él viajará a menudo acompañando al equipo, en unos tiempos muy diferentes a los actuales, cuando los reveses eran más frecuentes que los triunfos, claro que estos, cuando se producían,  sabían a gloria bendita. Va a fallecer en Barcelona, la ciudad que le vio nacer, el 4 de febrero de 1985, a los 78 años de edad. Algunos años antes, con motivo del 75 Aniversario del club blaugrana, había declarado cosas como las siguientes:  «A mí me ha dado el Barcelona mucho más de lo que yo le di. Yo le presté mi servicio, mi fidelidad y mi apasionamiento, pero él me ha dado la vida». Y añadiría: «el Barça no me debe nada, pero me gustaría que cuando muriera, me envolviesen en su bandera que es la mía. Me gustaría que, una vez muerto, los barcelonistas dijeran que de algo he servido en el Barça y que los jugadores, sean quienes sean, me dediquen el primer gol del siguiente partido». Palabras suficientemente elocuentes y definitorias de lo que es  amor a unos colores, y que no necesitan de ningún comentario.




Enrique Fernández: dos ligas consecutivas, una copa latina … y a la calle (1947-1950)

EnriqueFernandez01En los años 40 el Barça ya tenía una larga tradición en eso de utilizar como entrenadores a antiguos jugadores azulgranas. Así, Greenwell, Forns, Platko, Planas, Guzmán, Nogués, Samitier y quien hoy nos ocupa, Enrique Fernández, van a ocupar su banquillo, buscando tal vez unos mejores resultados deportivos bajo la batuta de profesionales que ya conocían la casa, en mayor o menor grado, una política que se prolongaría en las décadas siguientes hasta llegar a la actualidad, con un ex-futbolísta culé tan carismático como el asturiano Luís Enrique Martínez al frente del equipo.

Después de tres años confiando en Josep Samitier, en los que el Barça había ido claramente de más a menos, la Junta Directiva presidida por Agustí Montal i Galobart, tal vez con la vista puesta ya en la cercana celebración del 50 Aniversario de la entidad blaugrana, decidió la contratación de otro antiguo jugador del club para dirigir al equipo, el uruguayo Enrique Fernández, que había militado en el conjunto barcelonista durante la temporada inmediatamente anterior al estallido de nuestra Guerra Civil, la 35-36, dejando muy buen sabor de boca entre los aficionados catalanes por su gran clase futbolística sobre el césped.

Enrique Fernández Viola era natural de Montevideo, la capital de la República Oriental del Uruguay, donde va a nacer el 10 de junio de 1912. Debuta profesionalmente como futbolista en 1931, en las filas de Nacional, uno de los dos grandes cuadros charrúas, pasando más tarde por otros dos conjuntos de la vecina Argentina, Talleres e Independiente de Avellaneda, para regresar a Nacional y cruzar «el Charco» en 1935, enrolándose en la plantilla del Barça. Internacional en 8 ocasiones con la «Celeste» ( con la que gana la «Copa América» de 1935 ), ocupaba la posición de interior izquierdo, desempeñándose con una gran calidad técnica y una más que notable capacidad de trabajo, y se va a insertar en un plantel azulgrana que ya iba mostrando evidentes signos de recuperación , acercándose al nivel de la década anterior después de varios años dando tumbos por las competiciones debido a la retirada o a la marcha de sus mejores futbolistas. En ese Barça de la temporada 35-36, va a encontrarse con jugadores tan destacados como los guardametas Iborra y Nogués, los defensas Areso y Zabalo, los medios Raich y Balmanya, y los delanteros Ventolrá, Escolá y Munlloch.

Esto es lo que escribe acerca de  Enrique Fernández el historiador barcelonista Jaume Ramón en un artículo publicado el 18 de diciembre de 1968 en el «Extra» navideño de la revista «Barça», que hacia el numero 683 de dicha publicación: «Ficha por el Barcelona en la temporada 1934-35, a las postrimerías de la misma, jugando el Campeonato de España en el que somos eliminado por el Levante en tercer partido jugado en «Torrero» (Zaragoza). En la temporada 1935-36 es donde el uruguayo nos demuestra su gran clase formando ala con el joven Munlloch. Su infiltración en el área es prodigiosa, así como sus lanzamientos al extremo. Fernández se convierte en la estrella del Barcelona y es hombre base del equipo. La Guerra Civil le devuelve a su país de origen, retornando de él para ser entrenador del equipo en las temporadas 1947-48 y 1948-49…»

Fernández va a jugar vestido de azul y grana un total de 39 partidos, marcando 22 goles. El Barça se clasifica en la Liga en quinta posición, pero en la Copa de España llega hasta la final, en lo que va a ser el último Madrid-Barça antes de la Guerra Civil, disputado el 21 de junio de 1936 en el campo valenciano de «Mestalla», y que terminó con el resultado de 2 goles a 1 favorable a los blancos, dejando para la posteridad la famosa imagen de la postrer parada de Ricardo Zamora a disparo del azulgrana Escolá, atenazando el balón entre una nube de polvo a falta de unos pocos minutos para la conclusión del choque. Así formó el Barça aquella tarde: Iborra; Areso, Bayo; Argemí, Franco, Balmanya; Ventolrá, Raich, Escolá, Fernández y Munlloch. El estallido del conflicto fratricida va a pillar a Enrique Fernández fuera de España, de vacaciones en su país, y aunque tenía contrato en vigor ya no regresará, por razones obvias. Vuelve a enrolarse en Nacional, con expreso permiso del Barcelona, pero una grave lesión de menisco en la rodilla derecha le retira de la práctica activa del fútbol prematuramente, con tan sólo 24 años. Pero continuará ligado al «Deporte-Rey» como entrenador, faceta en la que va a destacar tanto o más que como jugador, y así a mediados de la década de los años 40 nos lo encontramos ya dirigiendo precisamente a Nacional, uno de los equipos de su vida

Va a ser Rossend Calvet, un personaje clave en el Barça de esos años, una especie de «superfuncionario» que no sólo se ocupaba de aspectos jurídicos  – su especialidad, ya que era abogado -, quien recomiende encarecidamente su fichaje. Se va a desplazar a Barcelona en barco – no olvidemos que estamos en 1947, con la aviación comercial aun en mantillas -, arribando a la Ciudad Condal tras un largo y tedioso periplo, y el club  rodea su llegada de un insólito secretísimo, ordenándole que no haga declaraciones a la prensa, algo por lo que después los propios dirigentes blaugranas van a pedir disculpas a los medios informativos.

En lo humano, se le recuerda como un hombre sumamente educado y correcto – aunque también se le atribuye algún enfrentamiento sonado con determinado periodista barcelonés – , mientras que en lo profesional fue un entrenador muy competente en los aspectos técnicos. Hoy diríamos de él que sabía leer perfectamente los partidos, y era capaz de improvisar sobre la marcha, cambiar de táctica según iba el encuentro. No se trataba de un hombre excesivamente  versado en materia de preparación física, al igual que ocurría con su predecesor Samitier. Lo suyo era la motivación psicológica de los jugadores, y el planteamiento del partido y sus oportunas variaciones, pero conocía muy bien sus limitaciones y carencias, e intentaba  ponerles remedio. De ese modo, en sus primeros tiempos como responsable del Barça se hacía asesorar en dicho apartado por alguien más capacitado, y recibía lecciones por parte de un profesor de Educación Física, para luego poder llevar  a la práctica esos conocimientos en las sesiones de entrenamiento. Fernández en un principio va a mostrarse también reticente ante las nuevas tácticas, concretamente la famosa «WM», que ya había esbozado su antecesor en el cargo, retrasando a tal efecto al medio centro, e incrustándolo entre los dos zagueros y encomendándole la misión de salvaguardar la parcela central de la línea defensiva, pero finalmente acabará asimilando esta novedad, que ya se aplicaba en el resto de Europa y en otros clubes españoles.

EnriqueFernandez02PRIMER ACTO: 1947-48

Estos son los efectivos humanos con los que el técnico nacido en Montevideo va a contar para su primer curso en «Les Corts»: Velasco, Quique, Elías, Curta, Sans, Gonzalvo II, Gonzalvo III, Calvet, Navarro II, Basora, Seguer, Colino, Cesar, Periche, Bravo, Badenes, Escolá, Canal, Rueda, Amorós, Da Silva, Valle, Noguera y Florencio. Destaca la presencia de dos «ases» de importación llegados con la temporada ya iniciada: el brasileño Lucidio Batista Da Silva, que no cuajaría (las malas lenguas hablaban de su intensa vida nocturna…), y el argentino Florencio Cafferatti, un jugador de extraordinaria clase al que una grave lesión cortó de raíz la que podía haber sido una brillantísima carrera en el Barça. En esa excelente plantilla los hombres clave van a ser el guardameta Velasco, los dos hermanos Gonzalvo, y la fructífera sociedad atacante Basora-César.

El equipo arranca el Campeonato Nacional de Liga 47-48 rondando los primeros lugares de la clasificación. En la octava jornada, tras golear por 4 a 0 al Sporting de Gijón, se sitúa como líder, empatado a puntos con Valencia y Celta, pero pierde dicha posición a domingo siguiente, al salir fuertemente derrotado por el Sevilla en «Nervion», donde se deja también la imbatibilidad de la que disfrutaba hasta entonces. Se va a alejar de la cabeza al perder de nuevo en «Sarriá» en la jornada undécima ( 2 a 1 ), y empatar al domingo siguiente con el Valencia en «Les Corts» ( 1-1 ). La derrota en «San Mamés» ( 3-2 ) en la fecha 13 le aleja ya de la cabeza en cuatro puntos. El Valencia lidera la tabla con cinco puntos de ventaja en la jornada 16, una vez rebasado el ecuador de la competición, pero a partir de ese momento los levantinos irán aflojando, mientras que el Barça esprintará : 4 a 2 al Real Madrid en «Les Corts» (jornada 17), 2-1 al Sabadell también en su feudo (jornada 18), colocándose segundo, a tres puntos de los «Chés».

En la fecha 19 todo sigue igual, pues ambos «gallitos» caen en sus respectivas salidas a Sabadell y Vigo, y por el mismo resultado, 3 a 2, mientras que Atlético de Madrid y Sevilla presentan su candidatura al título. En la jornada 20 el Valencia cae en Bilbao ante el Athletic, y el Barça golea en casa a la Real Sociedad, situándose a sólo un punto de los levantinos, mientras que el Atlético de Madrid pierde 1 a 0 en Alcoy, y el Sevilla cae por 2-0 en Tarragona frente al Nástic. En la 21, el Valencia aplasta al Oviedo en «Mestalla» ( 6-1 ), el Barça triunfa 1-4 en Gijón, y el Atlético de Madrid aguanta el tirón (5-2 al Nàstic en el «Metropolitano»), mientras que el Sevilla se deshincha (cae 2-3 en «Nervion» ante el Real Madrid). Valencia es primero, segundo el Barça a un punto, y terceros los «colchoneros» a 2.. En la siguiente jornada, la que hace el número 22 de la competición, el Valencia gana 0-2 en «El Collao» al siempre animoso Alcoyano, el Barça aplasta al Sevilla en «Les Corts» ( 6-0 ), y los eternos rivales madrileños hacen tablas. El título parece ya un mano a mano entre valencianos y catalanes.

Jornada 23. Respiro del Valencia, que derrota por 3 a 1 al Nástic en «Mestalla», mientras que el Barça no pasa del empate ( 2 a 2 ) en el «Metropolitano». Dos puntos arriba los «Chés», con la perspectiva de recibir al Barça en la Ciudad del Turia en la penúltima jornada. Parecían claros favoritos para revalidar el título… Pero en la jornada 24 no pasan del empate en Madrid, frente a los merengues, mientras que el Barça golea al Español en «Les Corts»  y se sitúa a un solo punto. Y por fin, en la jornada número 25, disputada el 4 de abril de 1948, esto es lo que nos cuenta la estupenda  «Historia de la Liga» de Enrique y Nicolás Fuentes, publicada en 1969-70: «En Mestalla gran expectación por un partido que iba a decidir el título en la temporada que se estaba acabando. Una mala tarde de la defensa valenciana, en especial de su guardameta, facilitó la victoria del Barcelona y con ello las máximas, casi absolutas posibilidades, de lograr el triunfo final por parte de los azulgranas. Se adelantó Seguer para los catalanes en la primera parte, y luego empató Igoa, pero el segundo tiempo ya tuvo neto color blaugrana, con dos nuevos tantos obra de César y Badenes, ante el entusiasmo de miles de hinchas culés desplazados a Valencia». Así formaron ambos equipos, a las órdenes del árbitro señor Galende: por el Valencia, Ignacio Eizaguirre, Díaz, Juan Ramón, Pomar, Puchades, Asensi, Seguí, Rubio, Morera, Igoa y Epi, y por el Barça, Velasco, Elías, Curta, Gonzalvo III, Calvet, Gonzalvo II, Basora, Seguer, César, Badenes y Valle. Siete días más tarde, el  11 de abril de 1948, en la jornada 26 y última, el Barça remacha su éxito de la semana anterior venciendo con claridad al Athletic de Bilbao, 3 a 0 (Seguer, Badenes y Valle). Se proclama Campeón de Liga por tercera vez en su historia, con 37 puntos y 11 positivos. Había ganado 15 partidos, empatado 7 y perdido solamente 4, con 65 goles a favor y 31 en contra.

En la Copa del Generalísimo, sin embargo, no va a poder revalidar ese éxito, pues en la primera ronda en la que interviene, octavos de final, el Atlético de Madrid se muestra como un rival insuperable: 2-0 en el «Metropolitano» y 0 a 0 en la vuelta en «Les Corts». Cerrará la temporada brillantemente, no obstante,  conquistando el llamado «Torneo de Históricos», una competición que la Federación improvisó al ser rápidamente eliminados de la Copa Barcelona, Real Madrid y Athletic de Bilbao, disputándose en formato de liguilla a doble vuelta, y alzándose los blaugranas con el triunfo, al igual que hacen en La Coruña, llevándose  el trofeo «Teresa Herrera» al derrotar al Oporto por 2 a 1, con goles de Seguer y Noguera.

EnriqueFernandez03SEGUNDO ACTO: 1948-49

De cara a la temporada 48-49 estas van a ser las principales novedades que se producen en la plantilla azulgrana: causan baja Sans, Colino, Periche, Badenes, Rueda, Amorós, Escolá, Da Silva, Valle y tres futbolistas internacionales y muy importantes en el Barça de los años 40: Escolá, Bravo y Mariano Martín, minado este último por numerosas lesiones, mientras que son alta el guardameta Ramallets, tras su cesión al Valladolid, el defensa leonés Ricardo Rodríguez «Calo (hermano de César), los catalanes Cerveró, Virgós, Sagrera, Torra, y Serratusell,  y los argentinos  Nicolau y Marcos Aurelio, este ya avanzado el campeonato.. La Liga comienza el 12 de septiembre de 1948, y el Barça arranca con mucha fuerza ( 5 a 2 en «Les Corts» al Real Oviedo, con cuatro goles de César). Al domingo siguiente logra un gran triunfo en el nuevo estadio de «Chamartin» ante el Real Madrid, 1 a 2, y los azulgranas se convierten en líderes. Nueva goleada en la tercera cita liguera (5 a 1 al Coruña en la Ciudad Condal), y primer punto perdido en la cuarta (empate a dos en Tarragona), pero el Barça continúa en cabeza, aunque en la sexta fecha, al perder 1-0 en Sabadell, el Valencia le alcanza en la cabeza de la tabla, superándole al domingo siguiente, donde el Barça tan sólo consigue un empate en «Balaídos» frente al Celta ( 2-2 )

Recupera la primera posición en la octava jornada, tras vencer precisamente al Valencia en «Les Corts», en un encuentro trepidante en el que se pone 4 a 0 en el descanso (con «hat-trick» de Cesar), pero en la segunda mitad casi ve como los «Chés»  le empatan el partido que finaliza 4 a 3, después de otro «triple» del levantino Seguí. Pero en la novena jornada es derrotado 2 a 0 en el «Metropolitano», y el Atlético de Madrid le rebasa por un punto. Luego sería el Real Madrid  quien comandase la tabla durante varias jornadas de la 10 a la 14, siempre entre una gran igualdad, seguido por Atlético de Madrid, Barça y Valencia, hasta que en la fecha 15 los azulgranas derrotan nuevamente a los merengues, esta vez en «Les Corts» por 3 a 1, y son los colchoneros quienes se ponen en cabeza. Vuelve el Real Madrid a situarse arriba entre la 16 y la 18, pero en la 19 el Barça le iguala al ganar al Sabadell (1 a 4), y perder los blancos en Valladolid.

Siguen ambos conjuntos empatados en la jornada 20, con Atlético y Valencia ya distanciados a 4 puntos, pero se estrecha la cabeza al domingo siguiente, pues pierden ambos líderes, y la derrota catalana, precisamente en «Mestalla» ( 4-2 ), da nuevamente alas a los valencianistas, mientras que los rojiblancos se acercan también. Pero en la jornada 22 el Barça se pone de nuevo líder, aprovechando varios tropiezos (caen el Real Madrid en su propio feudo ante el Oviedo, y el Atlético Madrid sale goleado de «Les Corts», 4 a 0). Se aprieta de nuevo la clasificación en la jornada 23, pues el Barça pierde 2 a 0 en «San Mamés». El Valencia se sitúa a un punto, el Real Madrid a 2, y el Atlético a 3. En la jornada vigesimocuarta el Madrid vence en La Coruña ( 0 a 3 ), el Barça golea al Valladolid en «Les Corts» ( 6-0 ), y el Valencia aplasta al Athletic de Bibao en «Mestalla» (5 a 0), con lo que todo queda igual a falta sólo de dos encuentros.

El Barça tiene que visitar el siempre difícil terreno de «Nervión», pero allí va a superar claramente a los locales, pese al apretado 1 a 2 final. El Real Madrid, por su parte, saca adelante su compromiso ante el Nàstic de Tarragona, pero al hallarse a dos puntos del Barça, y con el «goal average» particular a favor de los catalanes, pierde ya todas sus opciones, al igual que el Atlético, a tres puntos. De modo que el único que podía arrebatarle el título al Barça era el Valencia. Si los de Enrique Fernández perdían el último partido ante su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, en «Les Corts», y el Valencia lograba derrotar al Sevilla en «Mestalla», sería campeón, pues tenía un mejor registro que el Barça en sus dos confrontaciones entre ambos. Pero no se va a dar el caso.

Ambos equipos sacaron adelante su partido. El Valencia venció a los hispalenses  por 2 a 0, y aunque el Barça pasó por más apuros (se adelantaron los «pericos», pero luego dos tantos de Cesar le dieron la vuelta al marcador), finalmente pudo revalidar su título por primera vez (era su cuarto entorchado liguero). Tras 26 jornadas había obtenido 37 puntos y 11 positivos, sin perder un solo punto en «Les Corts», con 16 victorias, 5 empates y otras tantas derrotas, habiendo marcado 66 tantos, y encajado solamente 36. Además, César Rodríguez se proclamaba también máximo goleador del campeonato, con 28 dianas. La celebración, ante su propio público, no pudo ser más entusiasta, justo en puertas de conmemorar las Bodas de Oro de la entidad.

Esta temporada va a ser testigo también del primer gran triunfo internacional del Barça. Se disputa la primera edición de  la «Copa Latina», participando los campeones de Liga de España, Portugal, Francia e Italia, preludio de las competiciones internacionales que van a aparecer a mediados de la década siguiente (Copa de Europa y Copa de Ciudades en Feria). Los partidos se celebran en terrenos españoles, y el Barça se deshace primeramente del campeón galo, el Stade de Reims, venciéndole en «Les Corts» por 5 a 0, y consigue el trofeo al derrotar en la final, disputada en Madrid el 3 de julio de 1949, en el flamante e inconcluso  estadio de Chamartín, al Sporting de Lisboa por 2 a 1, con goles de Seguer y Basora   y la siguiente alineación: Velasco; Calvet, Curta, Calo; Gonzalvo III, Gonzalvo II; Basora, Seguer, Canal, César y Navarro II

Con anterioridad el Barça había conquistado también la Copa «Eva Duarte», lejano precedente de la actual «Supercopa de España», que enfrentaba al Campeón de Liga y al de Copa, al derrotar al Sevilla por 1 a 0 en Valencia, con un gol de César (19 de diciembre de 1948). No le va a ir tan bien, sin embargo, en la Copa del Generalísimo de 1949. Elimina a partido único al Girona ( 9 a 0 ), y luego al Granada (2 a 2 en la ciudad de La Alhambra y 5 a 2 en Barcelona), pero cae ante el Valencia, pues no consigue remontar el 3-1 adverso encajado en «Mestalla», al vencer únicamente por 3-2 en «Les Corts». No obstante, el balance final de la temporada es magnífico

TERCER ACTO Y TELÓN: 1949-50

La tercera temporada de Enrique Fernández al frente del Barça, la 1949-50, presenta las naturales novedades. En la lista de bajas figuran Quique, Noguera y Florencio, mientras que se incorporan Isal, Corró, los sudamericanos Prais y Salaberry – ambos compatriotas del técnico charrúa – , Matamala, el argentino Giménez,  y Areitio ( estos dos últimos, una vez iniciada la campaña ). La Liga da comienzo el 4 de septiembre de 1949, con mal pie. El Barça es derrotado por 3 a 1 en «San Mamés», pero a la semana siguiente consigue una goleada histórica sobre el Nástic de Tarragona en «Les Corts», 10 a 1. Sin embargo su irregularidad – que va a ser la tónica de toda la temporada – se pone una vez más de manifiesto al ser vapuleado en el nuevo «Chamartín» por el Real Madrid ( 6-1 ). En la cuarta jornada, no obstante, logra otro marcador asombroso, 7 a 0 sobre el Sevilla en la Ciudad Condal, para proseguir con sus altibajos cayendo en la quinta fecha en «Riazor» , ante el Coruña, con una derrota sin paliativos, 3 -0.

Pierde la   Copa «Eva Duarte»  ante el Valencia, vigente campeón copero, por un marcador estratosférico, 7 a 4, aunque muy pronto el club va a celebrar con brillantez sus Bodas de Oro. La Junta Directiva que preside Agustí Montal i Galobart le dará el mayor realce a la efeméride, y entre un aluvión de actos de tipo deportivo, cultural y social, programa un torneo triangular donde el Barça se enfrenta al Boldklubben de Copenhague danés y al Palmeiras de Sao Paulo brasileño y del que sale vencedor, entre vibrantes sardanas, emotivos homenajes y espectaculares sueltas de palomas. Pero una vez reanudado el campeonato liguero, la situación no mejora un ápice.

El Barça se mantendrá siempre alejado de la cabeza de la clasificación, en una temporada muy igualada y abierta, marcando muchos goles, pero también encajando bastantes. Y dos derrotas consecutivas ante el Real Madrid en «Les Corts» ( 2-3 ) y Sevilla en «Nervión» – 5 a 2 –  van a suponer,  tras la disputa de la jornada 17 (22 de enero de 1950), la dimisión de un Enrique Fernández que además estaba abiertamente enfrentado a varios miembros de la plantilla (en concreto, se hablaba de César y los hermanos Gonzalvo, y se especulaba con la posibilidad de que los jugadores le hubiesen hecho «la cama»). En ese momento el equipo era octavo, a 6 puntos del líder, el Real Madrid, con un negativo y un balance provisional de 8 victorias, 1 empate y 8 derrotas. Le va a sustituir un hombre de la casa, Ramón Lloréns, antiguo guardameta de los años 20 y primeros 30, y a la sazón responsable del equipo de Aficionados. Con él en el banquillo, el Barça acabará la Liga en quinta posición, con 29 puntos, a cuatro del campeón, el Atlético de Madrid.

El balance de Enrique Fernández como entrenador barcelonista se va a resumir  en un total de 81 partidos oficiales dirigidos, con 46 victorias, 15 empates y 20 derrotas, 211 goles a favor y 121 en contra. El tanto por ciento de partidos ganados va a ser del 56,79 %. No obstante, y pese al excelente bagaje deportivo ( 2 Ligas y una Copa Latina como principales conquistas ), la estancia de Fernández en el banquillo del Barça no fue precisamente un lecho de rosas. Tendrá enfrentamientos puntuales con algunos miembros relevantes de la plantilla – aparte de los ya mencionados, el más grave se producirá con el defensor Jaume Elías, quien tras chocar con él no volverá a ser alineado -, y sus relaciones con Samitier, secretario técnico del club, no van a ser precisamente idílicas, sino un claro motivo de fricción, especialmente en sus últimos meses como blaugrana, cuando va a tener que soportar además varias pañoladas en el estadio a causa de la mala marcha deportiva del equipo – el público nunca acaba de  comprender que no siempre se puede ganar – y abundantes críticas por parte de la prensa.

Una vez fuera del Barça, el buen técnico uruguayo regresará a su país para dirigir a Nacional, entre 1950 y 1952, pero al año siguiente volverá a España, para ocupar el banquillo de un Real Madrid que llevaba 20 años sin ganar la Liga. Claro que los blancos, tras rocambolescas vicisitudes, se van a hacer con los servicios de un jugador argentino de ralos cabellos rubios y vocación todoterreno, Alfredo Di Stefano, y con él omnipresente sobre el campo, Enrique Fernández se apuntará su tercera Liga española, en la temporada 53-54, rompiendo así con la larguísima sequía merengue en el Torneo de la Regularidad.

No obstante abandonará la entidad presidida por Santiago Bernabéu a mediados del curso siguiente, concretamente tras la jornada 14 y con el equipo situado como líder. Rescinde su contrato de mutuo acuerdo con el club, y el militar cordobés José Villalonga, futuro seleccionador español, toma las riendas del equipo blanco, volviendo a revalidar el título. Fernández dirigirá con posterioridad al Colo-Colo chileno ( con el cual vuelve a ganar un campeonato liguero ), al Sporting de Lisboa, al Real Betis Balompié ( en la campaña 59-60, hasta su cese tras la décima jornada, con los verdiblancos en zona de promoción, siendo sustituido por Sabino Barinaga), a Gimnasia y Esgrima de La Plata – en dos períodos diferentes -, al River Plate bonaerense, al Palestino chileno, y a la Selección de Uruguay entre 1967 y 1969. Va a fallecer en la misma ciudad que le vió nacer, Montevideo, el 6 de octubre de 1985, a los 73 años de edad, dejando tras de sí el recuerdo de un excelente profesional, tanto dentro como fuera del terreno de juego, aunque en una plaza tan difícil como siempre ha sido Barcelona le tocase también recibir críticas, no siempre del todo justificadas.




Josep Samitier, el primer entrenador “moderno” del Barça (1944-1947)

Samitier01Para jugar al fútbol como diversión tan sólo hacen falta un grupo de personas – a ser posible número par – un balón que ruede (o algo semejante), y un terreno mínimamente practicable, así como la aceptación tácita de algunas sencillas reglas a las que atenerse. Cuando del juego se pasa al deporte, y para que esas normas se cumplan siempre a rajatabla, van a aparecer unos jueces teóricamente imparciales, el árbitro, y sus auxiliares. Las dimensiones del terreno de juego, de las áreas y de las porterías, se reglamentarán también, y lo que empezó siendo un mero pasatiempo, con los años devendrá en espectáculo de masas, con sus participantes activos convertidos en profesionales, mejor o peor pagados. Y para gestionar esos grupos humanos, mantenerlos en las mejores condiciones físicas y técnicas,  y situarlos sobre el campo con la óptima disposición táctica para vencer al adversario, surgirá la figura del entrenador, que con el paso de los años comenzará a ganar una dimensión mediática, semejante o superior a veces a la de un artista o incluso un político.

En los próximos meses recordaremos la peripecia de distintos técnicos que se han sentado en el siempre difícil y problemático banquillo del Barça. Y para arrancar – y siguiendo un estricto orden cronológico – nada mejor que empezar glosando la personalidad de Josep Samitier, que – con el permiso del hispanofilipino Paulino Alcántara – fue el primer crack «mediático» vestido de azulgrana, y también va a ser el primer entrenador en plantearse su trabajo según unos postulados que luego serían moneda común en el cargo, dejando atrás el amateurismo voluntarista para profundizar en una tarea plenamente profesional, que iría evolucionando al mismo ritmo que el fútbol se convertía en universal espectáculo de masas y caldera de pasiones no siempre bien encauzadas.

EL MAGO DEL BALÓN

Josep Samitier i  Vilalta nació en Barcelona el  2 de febrero de 1902. Desde las filas de un conjunto llamado  Internacional, de la barriada de Sants, dio el salto al Football Club Barcelona en 1919, cuando contaba únicamente 17 años (fichado a cambio de un traje con chaleco y un reloj de esfera luminosa). Allí permanecería por espacio de 13 temporadas, convirtiéndose en el futbolista español más popular de los años 20, la década que alumbró el profesionalismo en nuestro país, junto con su paisano Ricardo Zamora, también compañero de equipo en los primeros tramos de su carrera. Samitier sería un hombre clave en la primera «Edad de Oro»  del club azulgrana, esos mismos «Felices 20», que se sustancia en la conquista de 8 Campeonatos de Cataluña, 5 de España y precisamente el primer Torneo de la Regularidad, la Liga 28-29. Internacional con España en 21 ocasiones ( tomó parte en el debut de la Selección, en los Juegos Olímpicos celebrados en Amberes en 1920), acabó abandonando el club en 1932 – tras disputar 454 partidos, marcando la friolera de 326 goles – a consecuencia de un desencuentro con la directiva presidida por Joan Coma, fichando a continuación por un Real Madrid que entonces todavía no era el «eterno rival» de los blaugranas . Con los blancos estuvo un par de temporadas, en las cuales ganó una Liga (1932-33) y la Copa de 1934, cuya final se disputó precisamente en la Ciudad Condal, en el Estadio de Montjuich. Inmediatamente antes del estallido de nuestra Guerra Civil ya hizo sus pinitos como entrenador, dirigiendo al Atlético de Madrid. Luego pasaría a Francia, donde jugó en el O.G.C. Niza hasta 1939, cuando colgó las botas. Se responsabilizó brevemente del conjunto de la Costa Azul en 1942, y dos años más tarde, debidamente «depurado» por las nuevas autoridades españolas, ya estará en disposición de reintegrarse a nuestro fútbol.

Los primeros años 40, como es bien sabido, no fueron demasiado positivos para el Barça, temas políticos aparte. Deportivamente el equipo tan sólo pudo conquistar el último Campeonato de Cataluña (1939-40), y la Copa del Generalísimo de 1942, tras vencer en una vibrante final disputada en Madrid, en el viejo «Chamartín»,  al Atlético de Bilbao (entonces el nombre oficial del conjunto vizcaíno) por 4 a 3. Esa misma temporada se vio obligado a pasar por el traumático trance de tener que disputar la promoción de permanencia en Primera División, pues al final de la campaña había quedado clasificado en duodécima posición, aunque finalmente solventó el compromiso con relativa facilidad, tras golear al Real Murcia por 5 a 1 en el mismo escenario donde una semana antes se había proclamado campeón copero. Luego, aunque las cosas  mejoraron en las dos siguientes campañas (tercero y sexto, respectivamente), el balance tampoco fue satisfactorio, de modo que en la directiva barcelonista, entonces presidida por un militar, el coronel Josep Vendrell i Ferrer, antiguo Jefe de Orden Público en La Coruña, pensaron que «Sami» podía ser el revulsivo, y le pusieron al frente de un equipo que no acababa de carburar, sustituyendo al ex-guardameta azulgrana Joan Josep Nogués.

El hombre que iba a hacerse cargo de la dirección técnica del Barça  no era un tipo corriente. Había sido un futbolista de excepción, imprevisible y genial dentro de los terrenos de juego, y esa genialidad continuaba fuera del campo. Extravertido y mundano, de espíritu cosmopolita, «bon vivant» y elegante, era gran amigo de celebridades como Carlos Gardel – que incluso le dedicó uno de sus tangos – o Maurice Chevalier, y de él siempre se dijo que tenía una habitación permanentemente a su disposición en el Hotel Oriente, en plenas Ramblas, gestionado por la familia Gaspart, uno de cuyos miembros, Joan Gaspart y Solves (1944), acabaría siendo directivo (vicepresidente entre 1978 y 2000) y finalmente presidente del Barça (2000-2003), aunque no pasara precisamente a la historia por la brillantez deportiva de su mandato ni por la buena gestión económica, no obstante su indudable y acendrado barcelonismo.

EN EL BANQUILLO…

El nuevo entrenador, no obstante, va a encontrarse con una magnífica plantilla, llena de excelentes y jóvenes jugadores, y reforzada por un goleador, el castellonense Basilio. Un grupo humano en el que la experiencia la aportaban los internacionales Raich y Escolá,  así como otro jugador que retornaba del pasado, el defensa Ramón Zabalo, uno de los zagueros importantes en nuestro fútbol de antes de la Guerra. Estos son los hombres de que dispuso el antiguo «Mago del Balón» para afrontar la temporada 1944-45: Velasco, Quique, Elías, Curta, Zabalo, Calo, Benito, Raich, Gonzalvo II, Calvet, Sierra, Sans, Sospedra, Valle, Escolá, Martín, Gonzalvo III, Bravo, Rueda, Basilio, Riba, César y Seguer.

Samitier02Samitier va a introducir una serie de novedades en la preparación del equipo, normas que hoy nos parecen básicas pero que entonces no lo eran tanto, ni muchísimo menos, cuando el fútbol – en teoría profesional -, no era tan exigente y aun no había dejado atrás del todo ese amateurismo voluntarista del que más arriba hablábamos. Por ejemplo, controlar lo que comían y bebían sus pupilos, limitando el consumo de alcohol ( o al menos tratando de hacerlo cuando estaba en su mano ), y vigilando también su dieta alimenticia. Igualmente pondrá énfasis en la necesaria disciplina, estableciendo unos horarios de entrenamiento y unos ejercicios no discrecionales, y sobre todo con sesiones conjuntas, nada de adiestramientos personales, por libre, buscando siempre la mejor compenetración del equipo sobre el terreno de juego. Para conocer a los rivales y preparar tácticamente los partidos no contaba, obviamente, con los sofisticados medios técnicos que existen hoy en día, pero trataba de paliarlo  a su manera. Verbigracia, llevándose a sus jugadores a presenciar encuentros de equipos modestos, para que viesen los fallos que acostumbraban a producirse, y escarmentasen en cabeza ajena, ejerciendo su magisterio en la misma grada, como si estuviese impartiendo una clase. Va a mejorar, por supuesto, la preparación física, a la sazón muy deficiente, pero su auténtico punto fuerte será el trabajo psicológico. Ayudado por su enorme carisma ante los futbolistas, se convertirá en un estupendo motivador, con gran ascendiente sobre ellos. Además, las relaciones entre la plantilla van a soldar fuertes lazos de camaradería y amistad, que se traspasarán al terreno de juego. Son cosas que podían ocurrir entonces, cuando las fichas y los egos aun se mantenían bajo un estricto control. También recurrirá a trucos de viejo zorro, como ampliar las dimensiones del campo de «Les Corts» mediante el sencillo expediente de retirar las sillas de pista que circundaban el césped, con lo cual se ganaban algunos metros y se favorecía el juego azulgrana, más técnico que el de la mayoría de sus rivales. Asimismo introdujo una novedad de tipo táctico, retrasando a uno de los medios e incrustándolo entre los dos defensas, como zaguero central, con lo cual inauguraba el esquema del 3-2-5.

Todas esas innovaciones va a ponerlas en práctica en su primera temporada en el banquillo, ofreciendo una imagen que se hizo clásica, ataviado con su sombrero, su elegante gabán y su bufanda,  y el sempiterno habano entre los labios, todo un dandy. El Barça no abandonará en ningún momento los lugares de cabeza de la clasificación, algo a lo que sus socios y seguidores ya no estaban en absoluto acostumbrados, y en la jornada 17 se puso al frente de la tabla, manteniendo un duro pulso con Real Madrid y Atlético (sic) de Bilbao, hasta que en la penúltima fecha se proclamó campeón matemáticamente, 16 años después de su primer triunfo en el torneo inaugural. Van a ser claves las victorias ante los merengues en «Les Corts» por 5 a 0 y en «Mestalla» frente al Valencia (2 a 3). Sin embargo en la Copa, los «Leones» de San Mamés van a dar buena cuenta del Barça derrotándole en ambos partidos.

En la siguiente campaña, la 45-46, el Barça se refuerza con una serie de delanteros (Gamonal, Morera, Tito, Peralta, Colino, incluso el mayor de la saga de los Gonzalvo, Juli) para suplir a Basilio – que no había cuajado y regresa a las filas del C.D. Castellón – , Riba y Rueda. El equipo vuelve a realizar una buena campaña, y llega a la última jornada con serias posibilidades de revalidar el título. Para ello, sólo tiene que derrotar al Sevilla en «Les Corts», y será campeón. Pero sucede que los andaluces son precisamente el rival a batir, porque con el empate o la victoria la Liga se iría para «Nervión», y en efecto consiguen hacer tablas y coronarse en terreno blaugrana (en lo que es hasta ahora su único entorchado liguero). Y en la Copa, los mismos hispalenses vuelven a ser los verdugos de los barcelonistas, venciendo con un apabullante 8 a 0 en su campo, tras un partido muy duro y accidentado, convirtiendo el choque de vuelta en un mero trámite (1 a 0 a favor del Barça). La única alegría de la temporada se produjo el 23 de diciembre de 1945, en vísperas de la Navidad, cuando el Barça conquistó un lejano precedente de la actual Supercopa de España, la Copa de Oro «Argentina», que enfrentó a los campeones de Liga y Copa de la campaña anterior, azulgranas y rojiblancos bilbaínos, en «Les Corts», en un encuentro de marcador espectacular: 5 a 4 a favor de los locales.

Samitier encara su tercer curso en el banquillo con una plantilla en la que es alta Estanislau Basora, un joven exterior derecho de tan sólo 20 años que pronto se convertirá en leyenda, así como los delanteros Amorós, Canal, Navarro II, Periche y Badenes. César Rodríguez, el «Pelucas» es la indiscutible figura del equipo, su gran referencia atacante, Escolá ya enfila la recta final de su carrera, y en cuanto a Mariano Martín, el ariete se encuentra muy mermado por las lesiones, y su concurso es casi testimonial. A la postre la Liga se la llevará el Valencia, cuando el Atlético de Madrid – que en enero de 1947 va a recuperar su nombre originario, abandonando el de «Atlético Aviación» – parecía tener todos los pronunciamientos a su favor para proclamarse campeón (el Barça no pasa de la cuarta posición). Y la Copa también le sigue siendo esquiva a los catalanes, aunque en esta oportunidad no le eliminará un cuadro de su mismo nivel, sino un conjunto de Segunda Division que acababa de ascender a la máxima categoría, el histórico Gimnástico de Tarragona, el «Nàstic», que triunfa sorprendentemente por 0 a 2 en «Les Corts» en el encuentro de ida, siendo insuficiente la victoria mínima azulgrana en la ciudad imperial a la vuelta.

Samitier03…Y ENTRE BASTIDORES

Los fracasos deportivos llevan siempre aparejada la marcha del entrenador (a veces ni siquiera los éxitos garantizan su continuidad), y estaba claro que para Samitier, igual que  tres años antes para Nogués, había sonado la hora de decir adiós al banquillo barcelonista. De modo que va a cesar en el cargo, con un balance de 89 encuentros oficiales dirigidos, con 51 victorias, 16 empates y 22 derrotas, 182 goles a favor y 127 en contra, y un porcentaje de triunfos del 57,3 % . La nueva junta presidida por Agustí Montal i Galobart colocará en su lugar a otro ex-jugador del club, el uruguayo Enrique Fernández, un interior izquierdo de gran calidad técnica al que la Guerra Civil  cortó de raíz su trayectoria blaugrana. Samitier se convertirá a partir de ese momento en secretario técnico de la entidad, y el Barça  va a aprovechar sus amplios conocimientos futbolísticos y el innegable don de gentes de aquel hombre de mundo, un excelente «public relations» antes incluso de que se acuñe el término. Aunque su fuerte personalidad chocará con algunos de sus sucesores en el banquillo azulgrana, comenzando por el mismo Enrique Fernández. Depuesto este a principios de 1950 (tras conquistar dos ligas consecutivas, en 1947-48 y 1948-49), Samitier se convertirá en «asesor técnico» del entrenador provisional, Ramón Llorens, antiguo portero y compañero suyo en las alineaciones de los «Felices Años 20»

Como secretario técnico va a apuntarse grandes tantos. El primero de ellos, arrebatar en 1950 a Ladislao Kubala al Real Madrid, que ya estaba a punto de contratarlo. Samitier consiguió  que Kubala se decantase por el Barça, y con él vendrá también su cuñado, el entrenador de origen eslovaco  Ferdinand Daucik, que ocupará el banquillo blaugrana durante cuatro temporadas. Los buenos oficios de «Sami»  también tendrán algo que ver con el levantamiento de la suspensión federativa que pesaba sobre Laszi, a causa de su huida de Hungría, y ya por fin en abril del 51 el as centroeuropeo puede disputar encuentros oficiales, iniciando – él y el Barça – una trayectoria triunfal. En 1953 se trae para la Ciudad Condal a otro fenómeno, el argentino Alfredo Di Stefano, a la sazón jugando en el Millonarios de Bogotá. Pero este fichaje se frustrará finalmente por una serie de oscuras circunstancias que bien podrían ser el argumento de una excelente película de intriga, y sobre las que la historiografía barcelonista ha mantenido, desde 1980, la tesis de la existencia de una «mano negra» franquista maniobrando a favor de los intereses del Real Madrid. Para desquitarse del fiasco con la «Saeta Rubia», Samitier «pescará»  a otro gran jugador sudamericano, Ramón Alberto Villaverde, y algunos años más tarde al delantero brasileño Evaristo de Macedo. Ambos triunfaron en su paso por el Barça, ofreciendo un fenomenal rendimiento.

Con la llegada de Helenio Herrera al banquillo azulgrana en 1958, Samitier acabará por dejar de nuevo el Barça, ya que el enérgico temperamento de «HH» reclamaba para sí  amplias parcelas de decisión, más allá de la preparación del primer equipo (política de fichajes y de primas, por ejemplo). De modo que se irá de nuevo con su gran amigo Santiago Bernabéu durante algún tiempo, aunque volverá no tardando mucho a la Ciudad Condal, a su equipo de siempre, convertido ya en una especie de relaciones públicas oficioso del club, y derramando su gran magisterio futbolístico y humano en conferencias, coloquios y entrevistas. Va a fallecer en Barcelona el 4 de mayo de 1972, a la edad de 70 años, y sus exequias constituyeron una sincera muestra de dolor ciudadano, convocando en su último adiós a todo el fútbol español.




Toni Torres: sobriedad, eficacia y regularidad en la defensa azulgrana

Torres01Desde que existe el fútbol profesional, -y ya ha llovido…-ha habido grandes estrellas, y también jugadores llamados «de club», que se mueven con tanta discreción como eficacia, sin generar titulares en los medios, pero manteniendo siempre un rendimiento regular, haciéndose merecedores a la calificación de «notable» en cada partido. Son jugadores que no crean nunca conflictos, que se amoldan a los intereses del equipo, que juegan allá dónde les sitúan los técnicos, sin una protesta, adaptándose con total profesionalidad. Llegan a identificarse tanto con la entidad que defienden, que no podrían imaginarse vistiendo otros colores. Son indispensables para el equilibrio de un conjunto, como sólidos e inamovibles referentes en un paisaje tan cambiante como es el del fútbol. El Barça ha tenido varios así a lo largo de su historia. Uno de ellos fue Toni Torres, titular indiscutible durante toda una década, sin hacer ruido, sobrio y eficaz a machamartillo, un fijo para todos los entrenadores, desde Olsen a Michels, hasta que una mala tarde del equipo y una «manita» en el viejo Sarriá puso prácticamente fin a su carrera, y al año siguiente el técnico alemán Hennes Weisweiler decidió «jubilarle», junto a sus compañeros Rifé y Sadurní. No fue un jugador espectacular, como el andaluz Paco Gallego, ni un prodigio de velocidad o contundencia, cualidades que aureolaban al citado Rifé y a Eladio, respectivamente. Tampoco deslumbró con su clase, a imagen del llorado Benítez, pero siempre ofreció un rendimiento seguro. Procedente de la «Cataluña profunda», de una de esas pequeñas localidades que tantos y tan buenos futbolistas le han suministrado al Barça en sus ya 115 años de historia, supo ganarse el cariño de la afición con su trabajo sordo y tenaz, hecho de cientos de tardes cumpliendo satisfactoriamente con su cometido. Esta es su historia.

DE BALAGUER AL «CAMP NOU», VIA ALICANTE

Antonio Torres García nació en Balaguer, capital de la comarca ilerdense de La  Noguera, el 29 de julio de 1943. La localidad -que hoy es un importante centro hortícola e industrial -tenía entonces poco más de 6000 habitantes. Surgido de un entorno modesto y trabajador, destacó pronto en la práctica del fútbol, una de las pocas diversiones que entonces existían para los chavales, y el Barça le enroló en sus categorías inferiores. Se movía preferentemente por el centro de la defensa, en labores de contención, ayudado por un físico apropiado (alrededor de 1,78 de altura y 75 kilos de peso), y quemó etapas con rapidez, primero en el Juvenil azulgrana (1959-61), luego en el equipo de Aficionados (la temporada 61-62), y más tarde con el Condal, el conjunto filial, a la sazón en Tercera División, donde militó durante la campaña 62-63.

Va a debutar con la camiseta del Barça en un partido amistoso celebrado a finales de esa misma temporada en el terreno del Sant Andreu, donde un combinado blaugrana se impuso a los andresenses  por un marcador estratosférico, 4 a 9. Este fue el equipo que presentó el entonces técnico barcelonista José Gonzalvo, «Gonzalvo II», aquel 21 de abril de 1963: Celdrán (Comas); Borrás, Rodri (Torres), Gracia; Silveira (Albert), Fusté; Zaballa, Kocsis (Pacheco), Rojas, Szalay y Pereda. Una formación, como puede observarse, con varios jugadores condalistas en sus filas. Pero hacerse con un puesto en la primera plantilla era muy peliagudo para el joven futbolista de Balaguer, habiendo competidores tan serios como los internacionales Olivella, Garay, Gensana o Rodri, de modo que va a ser cedido, para rodarse y adquirir experiencia, a un equipo de categoría superior a aquella en la que venía actuando. Su destino será Alicante, uno de cuyos conjuntos representativos, el Hércules, militaba entonces en el Grupo Sur de la Segunda División.

Con el conjunto herculano, que por aquellas fechas  disputaba sus partidos como local en el campo de «La Viña», Torres va a permanecer por espacio de dos temporadas. En la primera, la 63-64, actuará ya en 20 partidos de Liga, una cifra muy respetable, disputando la promoción de ascenso contra el Real Oviedo, aunque el club levantino no podrá alcanzar finalmente su propósito. Y en la segunda ya hará pleno, interviniendo en los 30 partidos, y demostrando una de sus principales cualidades, la regularidad. Tan buen rendimiento le lleva a las convocatorias de  la Selección Olímpica, de cara a la clasificación para los Juegos de Tokyo de 1964 -que finalmente no se logró-, donde actuará en 8 ocasiones.

Visto su excelente desempeño por tierras alicantinas, nada más lógico y natural que los técnicos del Barça deseasen repescarlo, considerándole ya suficientemente preparado para dar el gran salto. Acababa de cumplir los 22 años, e inicia la pretemporada a las órdenes de un nuevo técnico, el argentino Roque Olsen. Junto a él son novedades en la plantilla azulgrana el sevillista Gallego, el levantinista Serafín y el jugador alsaciano, internacional por Francia, Lucien Muller, procedente del Real Madrid, y que no había llegado a un acuerdo con el club blanco para la renovación de su contrato, quedando por lo tanto libre. Olsen no va a contar con él en un primer momento, pues utiliza en la defensa al trío Benitez-Olivella-Eladio, y en la medular pone en liza a los recién fichados Muller y Gallego, este último en funciones más retrasadas. Pero tanto los malos resultados -el Barça, sorprendentemente, va a encajar hasta tres derrotas consecutivas en su propio feudo, alejándose de los primeros puestos de la tabla -como la lesión del propio Gallego, van a forzar al entrenador sudamericano  a hacer cambios en la alineación titular. Es la hora de Torres.

Y bien que aprovecha la oportunidad. Va a debutar oficialmente con el Barça en la ciudad belga de Amberes, el 17 de noviembre de 1965, en partido correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa de Ciudades en Feria, la Copa de Ferias, para entendernos. Caen los catalanes por 1 a 2 (el gol lo marcó Quimet Rifé), y este fue el once que presentaron: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Vergés y Serafín. Al domingo siguiente, en Elche, Torres repite en el equipo, y ya no se va a mover de él en lo que resta de temporada. El Barça irá remontando posiciones, con una prolongada racha de imbatibilidad, e incluso durante un momento soñará con obtener el título, que finalmente conquista el Atlético de Madrid, dirigido por el gerundense Domingo Balmanya. El de Balaguer va a cuajar una estupenda temporada, alineándose en 20 partidos de Liga, 8 de Copa (1 gol) y 10 de la Copa de Ferias. No podía comenzar con mejor pie.

Ese buen rendimiento va a proseguir en el siguiente curso, el 66-67, que empieza con dos triunfos históricos: la consecución del primer Trofeo Gamper, instituido en ese verano del 66 por el dinámico presidente blaugrana Enric Llaudet, y la conquista de la Copa de Ferias, pendiente desde la campaña anterior y dirimida ahora a doble partido frente  al Real Zaragoza. Torres va a disputar ambos choques, y en el de vuelta será expulsado en el minuto 89, tras un encontronazo con el blanquillo Canario, uno de los «Magníficos». Su balance serán 22 partidos de Liga y 4 en competición europea, aunque no se alineará en la Copa del Generalísimo, donde el Barça -tras eliminar sin ninguna brillantez al Málaga -cae derrotado por el Atlético de Madrid en ambos encuentros.

Salvador Artigas sustituye a Olsen en el difícil banquillo del «Camp Nou», pero el nuevo técnico continúa depositando su confianza en Torres, alineándole en cualquier demarcación de la retaguardia, donde  rendirá siempre de manera satisfactoria. Y la súbita muerte de Julio César Benítez, en vísperas de un crucial Barça-Real Madrid, le va a llevar al lateral derecho de la zaga, donde se mantendrá inamovible durante bastante tiempo. La temporada, que se saldó con el histórico triunfo en la Copa del Generalísimo en el mismísimo «Santiago Bernabeu», en la conocida como «Final de las botellas», arrojó estos números en el haber del ilerdense: 28 encuentros de Liga, 9 de Copa y 2 de Copa de Ferias. Ese verano va a contraer matrimonio con Teresa Pareja Bañón, a la que había conocido durante su estancia en Alicante, sobrina del que fuera guardameta internacional del Real Madrid en los años 40, Bañón.

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INTERNACIONAL E INAMOVIBLE

Toni Torres va a empezar la temporada 68-69 «como una moto», formando parte de un sistema defensivo casi imbatible: Sadurní, Torres, Gallego y Eladio, con el refuerzo del navarro Pedro Zabalza como medio de cierre, aunque el pamplonica también sabía cruzar la línea del centro del campo y sumarse al ataque con peligro. Por eso el flamante seleccionador nacional, el doctor Eduardo Toba, que sustituía precisamente en el cargo a Balmanya -recién reincorporado al Barça, ahora en calidad de secretario técnico – les va a convocar en bloque para el compromiso amistoso internacional que el combinado español disputaría frente al de Francia el 17 de octubre de 1968 en Lyon. Esta fue la formación aquella noche, a orillas del Ródano: Sadurní ( Iribar ); Torres, Gallego ( Germán ), Eladio; Pirri, Castellano ( Tonono ); Ufarte, Amancio, Luís, Marcial y Zabalza. Triunfó España por 1 a 3. Se alinearía también el 27 de octubre en Belgrado contra Yugoslavia (0-0), en partido valedero para la clasificación  con vistas al Campeonato del Mundo de México de 1970, el 11 de noviembre en Madrid ( Estadio «Santiago Bernabéu» ) contra Bélgica – 1 a 1 -, también en encuentro clasificatorio, así como en Lieja, el 23 de febrero de 1969, en la devolución de visita a los «diablos rojos», que al derrotar a la selección española por 2 a 1 en un accidentado partido, la dejarán fuera del Mundial azteca, y finalmente en otro amistoso, celebrado en Valencia, en el campo de «Mestalla», el 26 de marzo del 69, y en el que el equipo español venció al de Suiza por 1 a 0 ( con gol de Bustillo, ariete zaragocista recién fichado por el Barça ), y la siguiente alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Vidagañy; Guedes, Zabalza; Claramunt ( Ufarte ), Grosso, Bustillo, Velázquez y Rojo I. En total, cinco veces internacional «A»

En esta misma temporada Torres va a conseguir el que seguramente sería el gol más importante de toda su carrera, en la que va a marcar muy pocos. Fue en el «derbi» ante el Español, disputado en el «Camp Nou» el 24 de noviembre de 1968, y correspondiente a la décima jornada del Campeonato Nacional de Liga. El partido ya  enfilaba hacia su conclusión, sin que ninguno de los dos equipos hubiese inaugurado el marcador, cuando en el minuto 77 Torres acertó a rematar de cabeza desde el borde del área un saque de esquina botado por Rifé, batiendo al cancerbero blanquiazul Coll y convirtiéndose en el único tanto del encuentro. Su balance en esa campaña 68-69 va a resumirse en 29 partidos de Liga, 1 de Copa y 6 de Recopa. Y si no fue aun mejor, se debió a una lesión sufrida en el momento más inoportuno, en el encuentro de ida de los octavos de final de la «Copa de Su Excelencia el Generalísimo», la primera ronda aquel año en el «Torneo del KO», ya que en esa edición sólo participaron los equipos de la máxima categoría de nuestro fútbol, que entonces eran únicamente 16.

Sucedió en el campo de la Real Sociedad, el viejo «Atocha», en una tarde con el terreno muy embarrado, donde Torres iba a sufrir una fractura de clavícula nada más ponerse el balón en juego, aunque se reincorporó en la segunda parte como extremo derecho, en un rasgo de pundonor. El encuentro acabó con un contundente 5 a 1 favorable a los donostiarras, que eliminarían al Barça de la Copa, teniendo Torres que ser intervenido quirúrgicamente, y perdiéndose así la final de la Recopa, donde su baja se unió a la de Gallego, también lesionado unas semana antes, privando al equipo de sus dos puntales en el centro de la defensa, lo cual indudablemente influyó en el sorprendente resultado, adverso a los colores azulgranas por 2 a 3, ante un equipo como el Slovan de Bratislava, absolutamente nuevo en esas lides, con muy poca experiencia internacional.

Y es que la sorda labor de Toni Torres, que pasaba más desapercibida que la de sus compañeros de línea, era vital para el conjunto, y por eso su ausencia, en las contadísimas ocasiones en que esta se producía, la acusaba el equipo. Muy seguro saliendo al cruce, cortaba el avance enemigo, y le entregaba en seguida la pelota al compañero más próximo. A veces se le criticaba eso precisamente, que nunca se proyectase en ataque, que sus pases se limitaran a entregas a cinco metros y no realizase envíos en profundidad, para ganarle la espalda a los contrarios, o incursiones por la banda, acabadas en centros, pero es que en su concepto del fútbol privaba la seguridad por encima de cualquier otra consideración: hacer aquello para lo que estaba capacitado, y hacerlo bien, sin meterse nunca en camisa de once varas, ya fuera arriesgando la posesión del balón o adornándose innecesariamente para perderlo en zonas comprometidas. Él cumplía con su labor a plena satisfacción, ciñéndose a las tareas defensivas, y aunque el Barça cambiase de entrenador con frecuencia, Torres siempre formaba parte del equipo titular.

Comenzará la temporada 69-70 ya restablecido de su lesión de clavícula, de nuevo en el lateral derecho, y va a actuar en esa demarcación durante buena parte de la primera vuelta del campeonato ( también lo hará en la media, cuando ese lugar lo ocupe Franch ). Pero a partir del primer partido de la segunda ronda, con la visita del Real Madrid al «Camp Nou», Josep Seguer – el técnico que había sustituido provisionalmente a Salvador Artigas – decide colocar en dicha demarcación al extremo Rifé, para que con su velocidad pueda neutralizar al veterano Paco Gento, y el del Poble Nou ya se quedará en ese puesto hasta el final de su carrera, pasando Torres a situarse como segundo central, al lado de Gallego.

Ya no se moverá más de esa zona del campo, que defenderá con su acostumbrada eficacia, en una labor nada espectacular pero siempre muy positiva para los intereses del equipo. En esta temporada 69-70 sus números, como ya era habitual, van a ser excelentes ( 30 partidos de Liga, el pleno, 6 de Copa -con un gol marcado, al Celta – y 5 de Copa de Ferias ). Con el inglés Vic Buckingham como nuevo entrenador nada va a cambiar tampoco en la campaña 70-71, un año en el que el Barça lucha hasta el último minuto por conquistar el título de Liga, y conseguirá la Copa tras un vibrante partido frente al Valencia, con Torres en sus filas, naturalmente. Kubala, el seleccionador nacional,no va a contar sin embargo con él en sus convocatorias, pero en el Barça todos tienen claro que la alineación la componen el de Balaguer y diez jugadores más. Su balance esa temporada no puedo ser mejor, ya que no se pierde ningún compromiso oficial: 30 partidos de Liga, 9 de Copa y 4 en el torneo ferial.

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Y va a continuar del mismo modo en el curso siguiente, 71-72, ahora a las órdenes del holandés Rinus Michels. «Mister Marmol» tampoco tiene dudas respecto a su valía, y le hace jugar de nuevo en todos los partidos oficiales ( 34 de Liga, tras la ampliación de la máxima categoría a 18 equipos, 4 de Copa y 5 en las competiciones europeas, que se desglosan en cuatro encuentros de «Recopa» y la «Finalísima» de la Copa de Ferias, torneo que se extinguía en favor de la «Copa de la UEFA», y en la que el Barça derrota al Leeds United por 2 a 1 en el «Camp Nou», en el que iba a ser su único título de la temporada. Problemas físicos le impiden volver a hacer «pleno» en la campaña siguiente, 72-73. Aun así, su balance no es nada malo: 30 partidos de Liga, 4 de Copa y 2 en la flamante «Copa de la UEFA», en la que el Barça va a ser eliminado a las primeras de cambio por el Oporto portugués. Fue un mal año para el club, sin paliativos, y el crédito de Michels, que había aterrizado en la Ciudad Condal avalado de una gran fama, tras haber llevado al Ajax de Amsterdam a la consecución de su primera Copa de Europa en 1971, estaba agotándose rápidamente. Pero afortunadamente para él y para el propio Barça, la Federación Española de Fútbol va a levantar la prohibición de fichar jugadores extranjeros, vigente desde el ya lejano 1962, y los azulgranas podrán reforzar así su línea más floja, el ataque, con dos elementos de auténtico lujo: el peruano Hugo «Cholo» Sotil, y sobre todo el neerlandés Johan Cruyff, en aquellos momentos indiscutiblemente el mejor jugador del mundo.

Gracias a eso, el equipo blaugrana va a lograr por fin coronarse campeón de Liga en la temporada 73-74, tras trece años de larga sequía, con una formación que practica un fútbol arrollador, liderado por Cruyff. Toni Torres es ahora el central titular, en detrimento de Gallego, en un equipo que habitualmente forma así: Sadurní; Rifé, Torres, De La Cruz; Costas, Juan Carlos; Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial. Se alinea en 31 partidos ligueros, 2 de Copa de la UEFA y 5 de Copa, donde otra inoportuna lesión le impide estar presente en la final del «Vicente Calderón», donde el Real Madrid se tomó cumplida revancha -4 a 0 – de la estrepitosa derrota encajada en el «Bernabéu» ante el Barça unos meses antes, el histórico 0 a 5.

DEL BANQUILLO…AL BANQUILLO

La temporada 74-75 se presenta, por lo tanto, adornada por los mejores presagios, con el equipo disputando después de muchos años la Copa de Europa, como vigente campeón liguero, y con serias aspiraciones a conquistarla, y el club celebrando sus Bodas de Platino, el 75 Aniversario de su fundación. Pero…Pocos días antes de la efemérides, el 24 de noviembre de 1974, en la novena jornada, un Barça irregular visita Sarriá, el feudo de su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, y va a recibir allí un duro varapalo. Los «periquitos» les derrotan por 5 a 2, y el revolcón dejará algunos  damnificados. Principalmente Torres, que va a pagar los platos rotos y saldrá del equipo, para ya no volver salvo en contadísimas ocasiones.

Y es que en su  caso, la presencia del joven Migueli y la del hispanobrasileño Mario Marinho le apartan de la titularidad (curiosamente su habitual compañero de tareas, Gallego, va a dejar también el Barça al finalizar esa temporada 74-75, regresando al Sevilla, su equipo de origen antes de fichar por los azulgranas). En esta campaña, pues,  los números de Torres van a bajar considerablemente (15 partidos de Liga, 4 en la Copa de Europa y ninguno en la Copa), pero eso no es nada comparado con la siguiente, la 75-76, en la que el nuevo técnico, el alemán Hennes Weisweiler, no le va a dar cancha en absoluto. El balance de Torres es paupérrimo (tan sólo interviene en un encuentro de Liga), y por eso, justo a punto de cumplir los 33 años de edad, decide colgar las botas.

Va a recibir, junto a Salvador y Quimet, sus compañeros en tantas batallas,  un cariñoso homenaje en el «Camp Nou», el 1 de septiembre de 1976 (al que ya nos hemos referido en anteriores artículos dedicados a Sadurní y Rifé), y al igual que el segundo de ellos, ingresará automáticamente en los servicios técnicos del Barça. En la temporada 78-79 dirige al Barcelona Atlético, el filial azulgrana, Y en abril del 79, ya con Josep Lluís Núñez  empuñando las riendas de la entidad, va a sentarse en el banquillo del primer equipo, como segundo de Rifé, tras el cese del antiguo compañero de ambos, Lucien Muller, el primer entrenador de la «Era Núñez»

Muy poco después, Toni Torres asistirá en directo a la primera gran victoria europea del Barça, la conquista de la Recopa del 79, derrotando en Basilea al Fortuna de Dusseldorf alemán (4 a 3 ), acompañados de un desplazamiento masivo de aficionados culés. Pero las «vacas gordas» no van a durar mucho en Can Barça…Rifé y Torres comienzan la temporada 79-80 en el banquillo, pero el equipo, a pesar de los importantes refuerzos (el más llamativo de ellos, la incorporación del danés Allan Simonsen), no carbura, y el goleador del equipo, el austríaco Hansi Krankl, incluso va a dejar la entidad. De modo que Rifé y Torres toman pronto el camino de tantos y tantos técnicos que les precedieron, siendo destituidos en marzo de 1980, llegando en su lugar una vieja gloria como Helenio Herrera, ya sobradamente sexagenario.

Torres retornará al banquillo del Barcelona Atlético, al cual dirigirá en Segunda B las temporadas 80-81 y 81-82, consiguiendo al final de esta el ascenso a Segunda A. En 1983 firma por el CD. Castellón, permaneciendo en la capital de La Plana hasta mediados de la campaña 84-85, cuando recibe una oferta del otro club en el que había militado como jugador, el Hércules de Alicante, que pasaba por serios apuros para mantenerse entre la élite del fútbol español. Es su debut en Primera División, y consigue asegurar la permanencia. Inicia la campaña siguiente, pero los malos resultados van a volverse contra él, siendo cesado tras ocho jornadas.

Posteriormente encaminará sus pasos hacia el deporte-base, donde había fundado, en 1984, un prestigioso centro de formación, la Escuela TARR, que recibe precisamente ese nombre de las iniciales de los cuatro antiguos jugadores internacionales del Barça que la crearon, Torres, Asensi, Rifé y Rexach. Y no sólo va a continuar ligado al fútbol mediante la enseñanza, sino a través de su propia familia. Su hijo Antonio Torres Pareja, va a seguir sus pasos, y actuando en la misma demarcación de defensa central. Más corpulento (1,83 de altura y 81 kilos de peso) que su padre, durante una carrera profesional de tres lustros, con casi 500 partidos en Segunda B, va a militar en clubes como el Mallorca B, el Nástic de Tarragona, el Benidorm y el Alicante, y tras su retirada será director deportivo del histórico Alcoyano durante varias temporadas. Y en cuanto a su hija Marta, va a contraer matrimonio con el alicantino Guillermo Amor, jugador internacional del Barça durante una década.

Toni Torres va a fallecer el 24 de febrero de 2003, víctima de una cruel enfermedad. Con él se iba uno de los mejores exponentes de la cantera catalana, un gran defensa y un magnífico jugador de club, siempre disciplinado y correcto, dándolo todo en defensa de sus colores, un central mítico dentro de esa extraordinaria tradición blaugrana que parte del recientemente fallecido Gustau Biosca, y llega hasta el ya mítico Carles Puyol, pasando por los Gensana, Olivella, Gallego, Migueli, Olmo, Alexanko, Nadal o Abelardo.




Eladio: el gran lateral izquierdo azulgrana de los años 60

Surgido de la excelente cantera catalana, y forjado en las categorías inferiores del Barça, Eladio Silvestre fue un defensa duro y expeditivo, de los que marcaban el territorio desde el minuto 1, no regalándole nada al delantero que osase aparecer por su parcela. Sucediendo en el lateral izquierdo de la zaga blaugrana a otro futbolista legendario como fue Sigfrid Gracia, durante casi una década – principalmente entre 1963 y 1971 – el dorsal número «3» del club del «Camp Nou» fue suyo en propiedad, asomándose también con cierta frecuencia a la Selección Española. Formó parte de un sistema defensivo tan eficaz como temido por su contundencia, pero no pudo retirarse en el equipo de su vida, prolongando su carrera deportiva en Alicante y Tarragona, hasta los 35 años, edad a la que colgó las botas. Esta es, a grandes rasgos, la peripecia de uno de los mejores zagueros españoles de los años 60.

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UN CHICARRÓN DE SABADELL

La industriosa ciudad vallesana, el principal núcleo lanero del país y una localidad muy vinculada también al deporte, va a ver nacer a Eladio Silvestre Graells, hijo del matrimonio formado por Antonio Silvestre, trabajador del sector textil, y Antonia Graells. El feliz acontecimiento se produjo el día 18 de noviembre de 1940, en un barrio cuyo nombre de algún modo ya prefiguraba la futura profesión del recién nacido, la Creu Alta, donde se encontraba el terreno de juego del Centre d´Esports Sabadell, el club  local que muy poco después ascendería por vez primera a la Division de Honor del fútbol español, para regocijo de una ciudad que entonces contaba sólo con un censo de 47.831 habitantes, pero que iba a experimentar un enorme crecimiento en el transcurso de las tres décadas siguientes, hasta triplicar de largo su población.

Sus primeros contactos con el deporte rey van a producirse acompañando a su padre como espectador de los encuentros que el equipo arlequinado disputaba en su modesto recinto, y como casi todos los niños de la Postguerra, el pequeño Eladio comenzará a obsesionarse con la práctica del fútbol. De recia constitución, destacará muy en el equipo del Colegio Mercantil, al que asistía desde los cinco años, para Ingresar después en el Gimnástico Mercantil de Sabadell. Llegan a oídos de los técnicos azulgranas tanto su fortaleza como sus grandes cualidades, y el mítico Josep Boter se encarga de ficharle con diecisiete años. Jugará en el Juvenil y el Aficionado del Barça, y llega a la Selección Nacional Juvenil, con la que disputará un torneo en la capital búlgara, Sofia, formando parte de un equipo en el que también actuaban otros dos futuros internacionales, su compañero en la cantera del Barça Ernesto Dominguez, y el valenciano Guillot. En la temporada 59-60 va a ser cedido a la U.E. Lleida, para foguearse, y después pasará a las filas del Condal, el filial barcelonista.

Pero con sólo 18 años ya va a debutar en un combinado de jugadores del primer equipo y el Condal. Sucedió el 15 de mayo de 1959, en Vilafranca del Penedés y frente al conjunto local, triunfando los blaugranas por 0 a 5, y Eladio saltará al terreno de juego en la segunda parte, junto con Ribes, Papiol y Casca. Esta fue la alineación de salida: Estrems; Asensi (hermano de Juan Manuel, el famoso internacional alicantino de los años 70 ), Rifé I, Martínez; Vergés, Torrent; Hermes González, García, Suárez, San Pol y Molina. Se presentaría en el «Camp Nou» el día de Navidad de ese mismo año 59, en un amistoso contra el Stade Français ( 5 a 0 para los catalanes ), y con este equipo: Medrano; Not, Brugué ( Pedrín ), Eladio; Salut, Flotats ( Hernández ); Suco, Loayza, Domínguez, Ribelles ( Fusté ) y Coll.

Tras varias temporadas en el Condal, va a pasar a formar parte de la plantilla profesional del Barça de cara a la temporada 62-63, a las órdenes de Ladislao Kubala. Tardará en entrar en el equipo, pues su puesto lo ocupa nada menos que el internacional y reciente mundialista Sigfrid Gracia. pero el Barça va mal clasificado, su juego deja bastante que desear, y se producen continuos cambios en la alineación. De modo  que en la jornada 14, el 30 de diciembre de 1962, y en el viejo terreno pamplonica de San Juan, Kubala va a darle la alternativa en encuentro oficial. Ganó Osasuna por 3 a 1, y el Barça formó de la siguiente manera: Sadurní; Foncho, Rodri, Eladio; Segarra, Gensana; Cubilla, Zaballa, Benítez, Villaverde y Vicente. Un once raro, con Zaballa de teórico interior derecho y Benítez como ariete.

Se va a mantener en el equipo titular durante varios partidos, pero será uno de los jugadores que pagará los platos rotos de la estrepitosa derrota ante el Real Madrid en el «Camp Nou», un 1 a 5 encajado en la noche del 27 de enero de 1963, en la decimoctava jornada. Gracia volvería al lateral izquierdo, y el nuevo entrenador blaugrana, el antiguo internacional Pepe Gonzalvo, apenas contará ya  con él. En total, en su primer curso como jugador del Barça va a actuar en 8 partidos de Liga y 2 de Copa, competición esta que conquistará el club de la Ciudad Condal , pero en la que el de Sabadell nuevamente va a «pagar el pato», pues vuelve a desaparecer del equipo titular tras una vergonzosa derrota en «Altabix» ante el Elche por 4 a 1, aunque luego los catalanes conseguirán igualar la eliminatoria en el «Camp Nou», deshaciéndose finalmente de los franjiverdes tras un partido de desempate celebrado en el «Santiago Bernabéu»

Pero su suerte va a cambiar, y para bien, con la llegada del nuevo técnico, el mítico César. El leonés confiará en sus grandes facultades, y Eladio no le va a defraudar. Se alinea como lateral izquierdo en el gaditano Trofeo Carranza y también en una breve gira por México, y cuando arranca la Liga se convierte en un fijo en las alineaciones, desplazando a un Gracia que entonces contaba sólo con 31 años. El Barça no gana la Liga – tiene que contentaste con el subcampeonato -, pero Eladio va a ser una de las grandes revelaciones del año. Al final va a actuar en 29 partidos ligueros, 7 de Copa y 3 de Recopa. Su juego, duro pero noble, intenso y expeditivo, le sitúa como uno de los zagueros más en forma del fútbol español. y todo el mundo parece tener claro que no tardará en recibir la llamada del seleccionador nacional

Esa llamada no se va a producir todavía en la temporada 64-65, pero en ella Eladio se afirma aun más si cabe en su demarcación- a veces, por necesidades del equipo pasa al otro lateral o incluso al centro de la defensa – , a despecho del pobre papel realizado por el Barcelona en todas las competiciones. Junto al uruguayo Benítez y el catalán Olivella forma un terceto defensivo de mucho peso, aunque en esa campaña reciban demasiados goles. El 25 de octubre de 1964, en el «Sanchez Pizjuán» sevillano, va a sufrir su primera expulsión como jugador del Barça, al repeler la agresión sufrida por su compañero de equipo Seminario en un partido lleno de brusquedades y  que terminó con tres jugadores – los sevillistas Gallego y Diéguez y el vallesano – en la caseta antes de tiempo.  Esta temporada, infructuosa por completo para los colores azulgranas, Eladio la va a despachar con un balance de 28 partidos de Liga, 6 de Copa y 7 de Copa de Ferias. La titularidad de este mocetón de 1,79 de altura y 80 kilos de peso estaba, pues,  ya más que consolidada.

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INTERNACIONAL Y MUNDIALISTA

No sucederá lo mismo en el curso siguiente, el 65-66, donde el equipo está cerca de conseguir el título liguero, cae en las semifinales de Copa ante el futuro campeón, el Real Zaragoza, y se clasifica para la final de la Copa de Ferias, a disputar precisamente contra el conjunto aragonés, en el mejor momento de su historia. Y sí, la llamada acaba por llegar. Y no para un compromiso cualquiera, sino para formar parte de la convocatoria de 22 jugadores que acudirán a Inglaterra en el verano del año 1966, a disputar el Campeonato del Mundo de Fútbol en su VIII edición. Gracias a su excelente rendimiento, Eladio va a figurar en el selecto grupo de jugadores que se concentran en Santiago de Compostela antes de acudir a la gran cita mundialista. Y debutará en un partido celebrado en el estadio coruñés de Riazor, el 23 de junio de 1966, frente al combinado de Uruguay. Españoles y charrúas hicieron tablas ( 1 a 1 ), y José Villalonga, nuestro seleccionador, presentó ese día el siguiente equipo:  Iribar; Sanchís, Zoco, Eladio; Del Sol, Glaría ( Violeta ); Ufarte, Peiró ( Amancio ), Marcelino, Lapetra ( Adelardo ) y Gento, que sería el autor del gol.

Ya en Inglaterra, Eladio sale también en el primer encuentro de la fase de grupos, jugado en Birmingham el 13 de julio de 1966, con derrota ante Argentina por 1 a 2 ( el debutante Pirri hizo el tanto español ). Este fue el once con el que Villalonga abrió nuestra efímera participación en aquel Mundial: Iribar; Sanchís, Gallego  ( que también hacía su presentación ), Eladio; Pirri, Zoco; Ufarte, Del Sol, Peiró, Suárez y Gento. Ya no volvió a jugar en aquella competición, pero había conseguido lo que a muchos futbolistas les está vedado. Por lo demás, su temporada siguió en la línea que ya venía siendo habitual: 29 partidos de Liga ( con 2 goles marcados ), 8 de Copa y nada menos que 11 en la Copa de Ferias, torneo en el que el Barça se clasificó para la final, contra el Real Zaragoza, a disputar al comienzo de la siguiente temporada, precisamente a causa de la cita mundialista en terreno británico.

Final a doble partido en la que va actuar Eladio, y que se desarrollaría con no poco suspense: 0 a 1 en la ida, en el «Camp Nou», un resultado que parecía dejar el título en franquea para los maños, y gran remontada blaugrana en «La Romareda», 2 a 4, el 21 de septiembre de 1966, en la noche feliz del jovencísimo Lluís Pujol, autor de un «hat-trick». Esta fue la alineación del Barça que se proclamó por tercera vez campeón del torneo ferial: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Más, Zaldúa, Fusté y Pujol.

La temporada, con la excepción de este título aplazado del curso anterior, fue mala para el Barça, pero Eladio siguió en sus trece, marcando el territorio, aunque una inoportuna lesión le tuvo varios partidos fuera del equipo titular. Al final completó 21 presencias en Liga ( con la nada desdeñable cifra de 3 goles ), 4 en la «Copa del Generalísimo», y 3 en competición europea. No pudo volver a la Selección, ahora pilotada por el catalán Domingo Balmanya, pues allí tenía dos serios competidores en su puesto, el valenciano del Real Madrid Manuel Sanchís – antiguo compañero suyo en los tiempos del Condal – y el gallego del Real Zaragoza Severino Reija.

Pero en el Barça no había quien le tosiera al mocetón de Sabadell, que incluso salía airoso en sus duelos con jugadores de banda derecha tan peligrosos como Ufarte, Amancio o Canario. En la campaña 67-68, 26 partidos de Liga, 8 de Copa y 1 de la Copa de Ferias son su registro personal. Y se proclama campeón del «Torneo del KO», en la histórica final contra el Real Madrid en el «Bernabéu», la «Final de las botellas», e 11 de julio de 1968. La gran defensa Benítez-Gallego-Eladio ( en la que Gallego había sustituido al veterano Olivella ), se va a truncar a causa del súbito fallecimiento del jugador uruguayo la víspera de un trascendental Barça-Madrid. Le va a reemplazar como lateral derecho el catalán Toni Torres, habitual volante de contención, configurando una nueva zaga casi inexpugnable, protegiendo a un Sadurní en plena forma.

 LA MURALLA DEL CAMP NOU

 Tan bien se va a desempeñar este sistema defensivo del Barça, que el nuevo seleccionador nacional, el doctor Eduardo Toba, les va a convocar en bloque en los albores de la temporada 68-69, junto al medio de cierre azulgrana, el pamplonica Pedro Zabalza. Eladio, por lo tanto, volverá a paladear las mieles de la internacionalidad ante Francia ( 1-3 en Lyon ), Yugoslavia ( 0 a 0 en Belgrado ) y por partida doble ante Bélgica ( 1 a 1 en Madrid y 2-1 en Lieja, resultado que apartó a España del camino hacia el Mundial de México de 1970 ). En este choque, sumamente bronco, se produjeron algunos graves incidentes, con el propio Eladio como principal protagonista. En el minuto 70 va a ser expulsado tras un rifirrafe con un jugador belga, y la policía le retirará del campo de manera harto expeditiva, llegando incluso a agredirle. Sus mismos compañeros, para evitar males mayores, salieron en su defensa, encerrándole con llave en el vestuario hasta que los ánimos se calmasen, aunque posteriormente el zaguero azulgrana fue denunciado ante las autoridades belgas.

Luego, cuando Toba sea reemplazado  provisionalmente por el triunvirato formado por Miguel Muñoz, Luís Molowny y Salvador Artigas, los técnicos de los tres conjuntos – Real Madrid, Unión Deportiva Las Palmas y Barcelona, respectivamente – que comandaban la Primera División, el lateral azulgrana dejará su puesto a su homólogo valencianista Vidagañy. La temporada 68-69, si bien fue positiva en lo individual para Eladio, no lo va a ser tanto a nivel colectivo. Terceros en Liga, eliminados en primera ronda de la Copa por la entonces modesta Real Sociedad, y sorprendentemente derrotados en la final de la Recopa por el Slovan de Bratislava eslovaco, el Barça va a tener que contentarse con ser el equipo menos goleado – tan sólo 18 tantos encajados en 30 partidos – , algo en lo que Eladio tiene no poca responsabilidad. 28 partidos ligueros, 2 de Copa y 6 de Recopa, certifican que seguía en la linea de siempre, cuidándose en extremo, tal como el semanario «Revista Barcelonista», más conocido por las siglas «RB» , informa en un reportaje en el que se ve a Eladio preparándose para la inminente temporada en Monitrol de Calders, en plena montaña, días antes de iniciar los entrenamientos, mientras la mayoría de sus compañeros apuran las vacaciones en la playa.

Va a seguir idéntica trayectoria en el curso siguiente, el 69-70, con la salvedad de que el sólido bloque  defensivo  blaugrana sufre una nueva modificación, ya que el extremo Rifé ocupará a mitad de campaña el lugar de Torres – que vuelve al centro de la zaga, escoltando a Gallego -, para aprovechar la gran velocidad de Quimet. 26 partidos de Liga, 6 de Copa y 5 de Copa de Ferias son su tarjeta de visita, pero el último compromiso oficial de la temporada va a ser de los que hacen época, nada menos que el Barça-Real Madrid del célebre «penalti de Guruceta». Tras su señalización y las subsiguientes protestas por parte de los jugadores del Barça, de los cuales Eladio era el capitán, este va a ser expulsado por el árbitro guipuzcoano, al parecer por decirle «eres un madridista, no tienes vergüenza», mientras le aplaudía. Tuvieron que sacarlo del campo entre su compañero Pujol y el madridista Sanchís, su viejo conocido de los lejanos días del Condal, una década atrás.

Ello va a suponer, lógicamente, una sanción, que Eladio cumplirá en el arranque de la siguiente temporada. Por lo demás, la campaña 69-70 va a ser positiva para el de Sabadell en el terreno personal, puesto que el nuevo seleccionador español, Ladislao Kubala – no en balde el mismo técnico que le había hecho debutar en el Barcelona – volverá a contar con sus servicios, alineándole en los partidos contra Finlandia ( 6 a 0 en La Línea ), República Federal de Alemania ( 2-0 en Sevilla ), Italia ( 2-2 en el «Santiago Bernabéu» ) y Suiza ( con victoria española en Lausana por 0 a 1 ), es decir, en la totalidad de los disputados por el combinado nacional esa temporada.

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BARCELONA-ALICANTE-TARRAGONA

Empieza el curso 70-71, como ya dijimos.  cumpliendo su sanción, y cuando regresa al equipo va a caer lesionado, aunque no de mucha gravedad. Pero, una vez recuperado no tendrá mayores problemas para volver a hacerse con la titularidad. La defensa Rifé-Gallego-Eladio, con el valioso refuerzo de Toni Torres, continúa siendo un baluarte muy difícil de expugnar, responsable en buena parte de los éxitos  blaugranas de esa temporada, en la que el equipo, ahora dirigido por el inglés Vic Buckingham, va a luchar hasta el último minuto por el título de Liga, que finalmente se irá para Valencia, y luego se tomaron la revancha en la Copa, derrotando a los «Chés» por 4 a 3 en una emocionantísima final, plena de alternativas en el marcador e incidencias, que se va a decantar ya en la prórroga a favor de los catalanes merced a un gol de Ramón Alfonseda, hoy presidente de la «Agrupació Barça Jugadors», la asociación de veteranos del Barça. Eladio, naturalmente, formará parte del equipo campeón: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial ( Fusté ), Dueñas ( Alfonseda ), Zabalza y Asensi. Balance personal del lateral sabadellense: 21 partidos de Liga, 8 de Copa y 2 de Copa de Ferias.

Y llegamos así a la temporada 71-72, la décima de Eladio en la plantilla profesional barcelonista, y también la última en la que va a permanecer bajo la disciplina del club del «Camp Nou». E igual que sucedió bastantes años atrás con Gracia, también ahora Eladio será desplazado del equipo titular por un jugador más joven, en este caso el vigués Quique Costas, a pesar de no tratarse de un lateral zurdo nato, pero Rinus Michels, el prestigioso entrenador holandés  que sustituye a Buckingham en el banquillo culé, parece preferirle al veterano defensor vallesano, por lo cual Eladio tendrá que resignarse a la suplencia. Va a actuar únicamente en 10 partidos de Liga, 4 de Recopa y otros tantos de la Copa del Generalísimo, donde se despedirá del que ha sido su club durante toda una década en el último encuentro oficial de la temporada, en el «Vicente Calderón» contra el Atlético de Madrid, con derrota azulgrana por 1 a 0, que les dejaba fuera del Torneo del KO. Esta fue la alineación  en el adiós de Eladio: Reina; Rifé, Torres, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Rexach ( Pujol ), Marcial, Dueñas ( Alfonseda ), Asensi y Pérez. La competencia aumentaba aun más con el fichaje del lateral internacional del Granada De La Cruz, y la opción era clara: retirarse o cambiar de aires.

Con la carta de libertad en el bolsillo, esos diez años como miembro del primer equipo del Barça le hacen acreedor a un encuentro de homenaje, como va a ocurrir ese mismo verano del 72 – sin ir más lejos – con su compañero Fusté, que también había suscrito ficha profesional en la temporada 62-63, y tomado la decisión de abandonar el fútbol en ese preciso momento ( decisión que luego alteraría, firmando sorprendentemente por el Hércules de Alicante ). Pero como Eladio se sentía aun con fuerzas para seguir jugando algunas temporadas más, va a llegar a un acuerdo para renunciar a ese partido y sus hipotéticos beneficios, recibiendo a cambio una compensación económica. A renglón seguido fichará también por el Hércules, en Segunda División, club que deseaba reforzarse con vistas a retornar a la máxima categoría.

Eladio va a permanecer en tierras alicantinas durante un par de temporadas, en las cuales será titular indiscutible del conjunto herculano ( 36 y 30 partidos, respectivamente, anotando cuatro dianas cada campaña ). En la segunda de ellas consigue el ansiado ascenso, pero no va a continuar en el club levantino, pues regresa a Cataluña, donde se enrola en las filas de otro histórico, el Nástic de Tarragona, a la sazón también militando en la categoría de plata del fútbol español. En la campaña 74-75 se alinea en 17 ocasiones con el cuadro bermellón, pero en la siguiente va a quedar en blanco, siendo ese el momento en el que decide retirarse, con 35 años de edad. Y se da la curiosa circunstancia de que todo un sistema defensivo del Barcelona ( Sadurní, Rifé, Torres y Eladio ) van a colgar las botas al mismo tiempo.

El balance final de Eladio como futbolista es muy notable, con el único lunar de no haber podido conquistar nunca el Campeonato Nacional de Liga. 3 veces Campeón de Copa ( 1963, 1968 y 1971 ), una de la Copa de Ferias ( 1965-66 ) y de la «Finalísima» de dicho torneo ( 1971 ), 10 veces internacional con la Selección Absoluta ( tomando parte en un Mundial ), 428 partidos con el F.C. Barcelona, de ellos 322 oficiales y 226 concretamente en Primera División, habiendo marcado un total de 14 goles vestido de azulgrana.

Pero lamentablemente esos mismos éxitos no le van a acompañar en su reincorporación a la «vida civil», pues no le irá bien en los negocios que emprendió. Sin embargo, con la generosa ayuda de sus antiguos colegas de profesión – que le conocían cariñosamente como «el boinas», debido a su peculiar corte de pelo, a la usanza de los antiguos romanos -, Eladio va a volver a «recuperar la posición», como cuando cubría incansablemente su demarcación, manteniendo a raya a los rivales. Su futuro profesional pasará por el cargo de responsable de unas instalaciones deportivas, dependientes de la Generalitat, donde prestará sus valiosos servicios hasta el momento de su jubilación. Hoy es uno de los referentes de una época del Barça, la llamada «Travesía del desierto» de los años 60, escasa en títulos pero muy importante a nivel histórico, pues en ella se acentuó la significación metafutbolística del club blaugrana.




Sadurní: Un record en la portería del Barça

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Hasta la fecha ningún guardameta ha permanecido tantos años bajo la disciplina del primer equipo azulgrana como Salvador Sadurní. Porteros muy longevos en la defensa del marco culé como Antoni Ramallets o Víctor Valdés no llegan a las 15 temporadas completas del arquero tarraconense como miembro del plantel barcelonista, desde su primera aparición, allá por las postrimerías de la  campaña 60-61, hasta el momento de su retirada, al finalizar la 75-76, aunque a diferencia de Ramallets o Valdés, Salvador no siempre fuera titular, y conociese largas estancias en el banquillo, circunstancia que, sin embargo, no le impidió acumular un excelente registro de 464 partidos – 331 de ellos oficiales – defendiendo los colores blaugranas.

Salvador Sadurní i Urpí nació el 3 de abril de 1941, en la pequeña localidad de L´Arboç (entonces oficialmente «Arbós del Panadés»), en la provincia de Tarragona. Se trataba de un pueblo con mucha historia, y que por aquel entonces contaba con unos 1500 vecinos (en la actualidad su población oscila en torno a los 5500 habitantes). L´Arboç había sido saqueada e incendiada en varias ocasiones a lo largo de los siglos, tanto durante la Edad Media como en 1808 ( en el curso de la Guerra de la Independencia ) o en 1836, con motivo de la Primera Guerra Carlista. Situado a 35 kilómetros de Tarragona y a 53 de Barcelona, ha sido también cuna de Aureli María Escarré i Jané (1908-1968), histórico Abad del monasterio benedictino de Montserrat durante muchos años, y vive principalmente de la agricultura (vid y cereales), así como de  algunas industrias (hilatura, vinícolas, vidrio…), destacando también en la artesanía del encaje de bolillos. A nivel anecdótico, es reseñable que cuenta también con una réplica de la Giralda sevillana, a escala 1: 2, levantada a finales del siglo XIX.

Sadurní comenzó a jugar al fútbol en el patio del Colegio Salesiano, siempre de portero. Como destacaba, no tardaron en enrolarle  en las filas del equipo juvenil del Vendrell, en la temporada 56-57. A la secretaría del Barça llegaron noticias que le definían como poseedor de una planta excepcional. Josep Boter, el hombre clave de las categorías inferiores del Barça en esa época, se desplazó entonces a la localidad tarraconense para observarle «in situ», y emitió un informe muy favorable («El chico tiene facultades, especialmente bajo los palos, estatura, peso y es valiente. Si la ficha es barata, vale la pena obtenerla» ). El Barcelona sólo tuvo que enviar a su equipo de aficionados, para disputar allí un partido de «fiesta mayor». El precio del autocar y la merienda-cena para los jugadores costó 6.000 pesetas de entonces, y este fue el coste  total del fichaje de Sadurní ( según cuenta la revista «BARÇA», en su número  686, correspondiente al 8 de enero de 1969 ). Salvador, pues, se integró en los juveniles del Barça, donde militaría durante las temporadas 57-58 y 58-59, proclamándose campeón de España en esta última campaña, tras dos partidos disputados en Madrid frente al Sevilla, y que finalizaron ambos con empate a dos tantos, alzándose los azulgranas con el título debido a su menor promedio de edad con respecto al rival. Sadurní disputó el primer encuentro, siendo sustituido en el segundo por Andrés Rodríguez Serrano, Rodri II, que sería también portero del Barça, así como de otros equipos ( Levante, Zaragoza, Real Valladolid, Jerez Deportivo…)

EN POCO MÁS DE UN AÑO, DE TERCERA DIVISIÓN AL MUNDIAL

De cara a la temporada 60-61, y con tres porteros como Ramallets, Rodri II y Medrano en la primera plantilla barcelonista Saduní va a ser cedido al Mataró, de la Tercera División, que pasaba grandes apuros para mantener la categoría. Si no había sitio para los más experimentados Celdrán y Piñol, difícilmente iba a haberlo para un muchacho de 19 años, a pesar de las grandes cualidades que apuntaba. Pero antes de que finalizase su campaña con los del Maresme, el Barça va a repescarlo, debido a las lesiones de Rodri II y Medrano. Así, en algún partido de Liga ya va convocado – por ejemplo, en el campo del Español, pero su debut oficial se producirá en 11 de mayo de 1961 en «El Molinón», en un partido de Copa frente al Sporting ( entonces «Real Gijón ). En la ida habían vencido ya los blaugranas por 7-1, y el encuentro se presentaba de este modo como un mero trámite, perfecto banco de pruebas para dar la alternativa a un joven jugador en una demarcación tan importante como la portería. Esta fue la formación barcelonista ese día: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Ribelles, Coll, Villaverde y Czibor. Vencieron los catalanes por 2-4, marcando los goles Villaverde (2 ), Coll y Czibor. Enrique Orizaola ocupaba el banquillo del Barça.

Con vistas a la temporada 61-62 van a producirse grandes cambios en la portería azulgrana. Se retira del fútbol el mítico Antoni Ramallets, y para sustituirle el Barça ficha a un prometedor guardameta, el castellonense José Manuel Pesudo, arquero del Valencia. Son también baja en la plantilla Medrano -que vuelve a su Argentina natal – y Rodri II, cedido al Racing de Santander, y por contra regresa de su préstamo a Osasuna Celdrán, con lo cual el trío de cancerberos va a estar formado por el levantino Pesudo y los catalanes Sadurní y Celdrán, entre los que tendría que escoger el nuevo técnico barcelonista, el también catalán Lluís Miró, casualmente antiguo portero del club en los primeros años 40 ( fue el guardameta que encajó el humillante 11 a 1 en partido de Copa frente al Real Madrid, disputado en el viejo campo de Chamartín en 1943 )

Miró va a dar de entrada la titularidad a Pesudo, en una decisión lógica, pues a pesar de su juventud era el más experimentado en Primera División, donde ya había jugado asiduamente durante dos temporadas y media. Pero Sadurní no se desespera ni baja la guardia, sino que sigue trabajando y entrenando con ahínco, consciente de que su oportunidad tiene que llegar. Y efectivamente llega, mediada la temporada y con un Barça ya alejado del liderato y no demasiado satisfecho con el rendimiento de su guardameta titular. Kubala – que ha reemplazado a Miró precisamente a causa de los malos resultados – le da la alternativa al de L´Arboç el 4 de febrero de 1962, en la vigesimosegunda jornada de Liga ante el Real Oviedo en el «Camp Nou», con victoria culé por 4 goles a 1 y la siguiente alineación: Sadurní; Segarra, Gensana, Gracia; Marañón, Garay; Pereda, Kocsis, Eulogio Martínez, Villaverde y Vicente. Sadurní responde a su confianza con una serie de buenas actuaciones, que impresionan también a los responsables del combinado nacional , Pablo Hernández Coronado como seleccionador y Helenio Herrera en el papel de preparador físico, que le van a incluir en la lista de 22 jugadores para el Campeonato del Mundo a disputar en Chile. No va a jugar allí un solo minuto ( Carmelo se alineará en  dos partidos,  y Araquistáin actuó en el otro), pero la convocatoria supondrá un gran espaldarazo  para un futbolista de sólo 21 años que acaba de iniciar su carrera profesional. En esta su auténtica temporada de estreno en el marco blaugrana, Sadurní va a intervenir en un total de 14 encuentros oficiales ( 9 de Liga, 3 de Copa y 2 de Copa de Ferias )

DEBUT COMO  INTERNACIONAL EN EL PROPIO «CAMP NOU»

En la siguiente temporada, la 62-63, Sadurní compartirá  el marco con Pesudo  casi «fifty-fifty» ( pues se va a alinear en 15 partidos de Liga ),  aunque el levantino se convertirá  en el arquero titular en el torneo copero, donde el de L´Arboç no llega ni a estrenarse y el Barça conquista el título, al batir en la final, disputada en el propio «Camp Nou»,  al Real Zaragoza por 3 a 1. No obstante es en esta campaña en la que Sadurní va a paladear por primera vez las mieles de la internacionalizad, y en su mismísima casa. En efecto, el 9 de enero de 1963 el coliseo barcelonista alberga un encuentro amistoso contra la selección de Francia, en el que el técnico español, José Villalonga, pone en liza la siguiente formación: Sadurní; Rivilla, Echeberría, Calleja; Glaría, Paquito; Collar ( Serena ), Adelardo, Morollón, Guillot y Gento. Empate sin goles y debut agridulce: Salvador mantiene su portería a cero, pero el equipo no consigue la victoria. El balance de la campaña, no obstante, es discreto: 19 encuentros oficiales ( los 15 ya mencionados en Liga, más otros 4 en Copa de Ferias )

Con un nuevo técnico en el banquillo azulgrana, el gran delantero leonés de los años 40 y 50 César Rodríguez, Sadurní va a completar su mejor temporada hasta entonces en el curso futbolístico 63-64, en el que paradójicamente comenzó jugando como titular Pesudo. Pero una lesión del castellonense le va a abrir de par en par las puertas del equipo, con el joven Comas como suplente suyo. El Barça está a punto de conquistar el título liguero, aunque en la recta final su rendimiento va a flojear y el título se lo queda nuevamente el Real Madrid, en la última temporada de Alfredo Di Stefano como jugador blanco. Los aficionados culés empiezan a familiarizarse con las grandes cualidades de Salvador, un portero alto -1,83 -, de gran envergadura  y con peso ( en torno a los 87 kilos ), bien colocado generalmente, sobrio en sus movimientos y valiente en las salidas pero al que aun le falta cierta seguridad que irá ganando con el tiempo, a base de partidos. 22 encuentros de Liga, 8 de Copa del Generalísimo y 1 de Recopa hacen un total de 31 compromisos oficiales, su mejor tarjeta de visita hasta la fecha.

Y al año siguiente, 1964-65, hace pleno, ya que consigue jugar todos los partidos oficiales, hasta completar 43 compromisos ( los 30 de Liga, más 6 de Copa y 7 en el torneo ferial ). Pesudo se pasa toda la temporada en blanco, y justo antes de comenzar esta fracasa un intento para fichar al veterano guardameta catalán Vicente, al que el Real Madrid acababa de dejar libre, pero que es descartado por los servicios médicos barcelonistas. Es una buena temporada para Sadurní a nivel personal – al final de la cual contraerá matrimonio -, pero en lo colectivo el equipo decepciona profundamente a todos sus socios y seguidores, no pasando del sexto puesto en la Liga, y sin llegar muy lejos en las dos competiciones restantes.

Sin embargo de cara a la temporada 65-66, con nuevo inquilino en el banquillo barcelonista – un antiguo jugador «merengue», el argentino  Roque Olsen -, un Pesudo ya recuperado va a retornar al marco azulgrana, tras unos primeros partidos jugados por Sadurní. El castellonense protagonizará como titular la gran remontada que llevará al equipo hasta las puerta del título liguero, aunque aflojará justo al final, para verse rebasado por el Atlético de Madrid, que será el campeón, y el Real Madrid. Y no sólo eso, sino que también va a proclamarse como el portero menos goleado de  toda la Primera División, haciéndose acreedor al prestigioso trofeo «Zamora». Y por si eso fuera poco, a Sadurní le crece la nómina de competidores, ya que a principios de 1966 el Barça ficha a un jovencísimo y muy prometedor guardameta cordobés, Miguel Reina, que parece llamado a ocupar la portería del club catalán para muchos años. Además, su estilo está en las antípodas del de Salvador, pues se trata de un arquero muy ágil y espectacular, con grandes reflejos, y que ya se hace con el puesto nada más aterrizar, pues si bien no puede alinearse en la Liga por haberlo hecho ya con el equipo representativo de la Ciudad de los Califas, actuará en los partidos de Copa de Ferias, y más tarde en los de la Copa del Generalísimo.

TRES TEMPORADAS COMO TITULAR INDISCUTIBLE, SU PRIMER «ZAMORA»,  Y DE NUEVO EN LA SELECCIÓN ( 1966-1969 )

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Pero, no obstante un panorama tan sombrío, las cosas acabarán evolucionando favorablemente para los intereses de Sadurní. Pesudo, tras su gran temporada, va a marcharse de vuelta a su club de origen, el Valencia, y Reina – tercer portero en el Mundial de Inglaterra tras su llegada -, si bien comienza jugando como titular en los partidos previos a la temporada 66-67 ( entre ellos, los correspondientes a la primera edición del Trofeo «Joan Gamper», recién creado por el dinámico y polémico presidente barcelonista Enric Llaudet ),  va a sufrir una grave lesión. Ante ello, Olsen no va a tener más remedio que recurrir a los servicios de Sadurní, ya que ni el tercer guardameta Rodés, ni el jovencísimo Mora – que viene pegando muy fuerte desde las categorías inferiores – poseen la experiencia suficiente como para alinearles en un puesto tan delicado y de tanta responsabilidad como es la portería del Barça.

De modo que Sadurní, aunque sea por la fuerza  de las circunstancias, retornará al marco blaugrana. Y a pesar de que el desempeño del equipo en esta temporada 66-67 no va a ser nada bueno, cumplirá su campaña más completa como guardameta barcelonista. Y la va a iniciar con muy buen pie, triunfalmente, ya que se corona campeón de la Copa de Ferias en la final aplazada desde la temporada anterior a causa de la disputa del Mundial inglés. La jugaron Real Zaragoza y Barcelona, y los maños van a imponerse en el choque de ida, en el «Camp Nou», por 0 a 1, con un solitario gol del brasileño Canario. Parecían tener todos los pronunciamientos a su favor para alzarse con el título, pero en la devolución de visita a «La Romareda» el joven Lluís Pujol, 19 añitos, va a hacer el partido de su vida, y con un «hat-trick» llevará al Barça en volandas hasta la consecución de su tercer título ferial, tras los de las dos primeras ediciones del torneo, 1955-58 y 1958-60, al vencer  los blaugranas por 2 a 4 ( el otro tanto lo marcó Zaballa ). Era el primer campeonato en cuya consecución intervenía directamente el guardameta de L´Arboç, y esta fue la formación que presentó el Barça en el feudo aragonés aquel 21 de septiembre de 1966: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol

Sin embargo, sólo dos meses más tarde, el mismo Barça era sorprendentemente apeado de la siguiente edición de la Copa de Ferias por el modesto conjunto escocés del Dundee United, que le derrota en ambos partidos. La Liga tampoco va a ser favorable para sus intereses, pues el Real Madrid, sin demasiados problemas, se impone de nuevo en el Torneo de la Regularidad, en una campaña que contó con el RCD. Español como animador y auténtico equipo revelación, ya que los blanquizales, con su mítica delantera de «los Cinco Delfines» ( Amas, Rodilla, Re, Marcial y José María ) se clasificaron en un brillante tercer lugar. Y en la Copa continuó la mala racha barcelonista, pues tras eliminar discretamente al Málaga, de Segunda División, los culés van a caer ante el Atlético de Madrid, superados tanto en el flamante estadio de la Ribera del Manzanares como en el propio «Camp Nou».

El curso va a saldarse para Sadurní con 32 partidos oficiales en su haber, 28  de Liga y 4 en la Copa de Ferias, en tanto que en la del Generalísimo Reina, ya recuperado de su grave lesión, regresará a la titularidad. Y como el Barça iba a contar con un nuevo técnico para la siguiente temporada, la 67-68 – el catalán y tocayo suyo Salvador Artigas, antiguo jugador del club en los años 30 y piloto del bando republicano en la Guerra Civil – se abre de nuevo para Sadurní un compás de espera, hasta ver por quien se decanta el entrenador recién llegado para ocupar un puesto de tanta responsabilidad como el de portero.

Y la decisión de Artigas va a ser que el de L´Arboç  se situe en el marco. Apuesta, por consiguiente, a favor de la experiencia, y el tarraconense no le va a defraudar, sino que despachará una gran temporada, a la que el título de Copa le pondrá la guinda. En la Liga 67-68 tampoco consigue el Barça coronarse campeón ( era el octavo año consecutivo en el que fallaba en sus aspiraciones ), pero aun así, le puso las cosas difíciles al Real Madrid, que revalidó su entorchado, con una estupenda Unión Deportiva Las Palmas ( con los Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes y Germán como grandes figuras ), que bajo la batuta de Luís Molowny conseguirá una muy meritoria tercera posición.

Es también el año de la súbita y llorada muerte de Julio César Benítez, el gran jugador uruguayo que va a fallecer en circunstancias aun hoy no del todo aclaradas, en vísperas de un trascendental Barça-Real Madrid, el sábado 6 de abril de 1968, el mismo día en que Massiel, representando a Televisión Española en el Festival de Eurovisión celebrado en Londres, logró el triunfo cantando el tema «La, la,la», después de que Joan Manuel Serrat hubiese renunciado a defenderlo, al no habérsele permitido interpretarlo en catalán ( aunque pocos meses más tarde el «Noi del poblé Sec» iniciaba una brillantísima carrera artística en castellano )

Aquella temporada también el Barça va a resultar eliminado de la Copa de Ferias a las primeras de cambio, a pies del aun más humilde Zurich suizo, pero en la Copa del Generalísimo se resarcirá por fin con creces de tanto fracaso. Pero antes Sadurní, que estaba cuajando una estupenda campaña, va a llevarse la alegría de retornar a la Selección Española por la puerta grande, algo que el mítico José Ángel Iríbar les estaba impidiendo a él y al resto de guardametas de su generación. El seleccionador nacional, el gerundense Domingo Balmanya, le convoca  para la decisiva eliminatoria de la Eurocopa frente a Inglaterra, entonces vigente Campeona del Mundo. Así, Sadurní va a alinearse en el partido de ida, en el mítico «Wembley» londinense, encajando un solo gol ( vencieron los británicos por 1 a 0, marcado por Bobby  Charlton en las postrimerías del choque ), y dejando de ese modo las espadas en todo lo alto para la vuelta, a disputarse en Madrid.  Ese día, el  8 de mayo de 1968, el de     L´Arboç volvió a defender el marco español, pero tuvo que sacar en dos ocasiones el balón de su portería, porque los ingleses vencieron por 1 a 2, eliminando así al combinado nacional de la Eurocopa 68. Este fue el equipo que presentó Balmanya: Sadurní; Sáez, Gallego, Canós; Pirri, Zoco; Rifé, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento

Pero en la Copa Sadurní y el Barça se van a desquitar. Caen sucesivamente eliminados el Sporting ( entonces «Real Gijón», de Segunda División ), la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao – con una actuación portentosa de Salvador en San Mamés – y el Atlético de Madrid ( tras una brillante y emotiva remontada en el «Camp Nou» ). La final, sin embargo, se presenta muy difícil y complicada, ya que el rival es nada menos que el Real Madrid, y en su propio feudo del «Santiago Bernabeu» ( entonces las finales no presentaban los desplazamientos masivos de aficiones que se ven ahora, de modo que el Barça iba a estar totalmente en minoría, en territorio «hostil» )

El encuentro, disputado el 11 de julio de 1968, respondió a lo que se esperaba de un choque de esas características, es decir, escaso juego y emoción a raudales. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres – que ocupaba la demarcación del fallecido Banítez -, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach. Arbitró el colegiado balear Antonio Rigo Sureda. Un solitario tanto, marcado en su propia puerta por el central madridista Fernando Zunzunegui, recientemente fallecido, nada más iniciarse el choque, le daría el triunfo al Barça. El partido va a ser muy accidentado, pues parte del público asistente reacciónó de manera incívica y muy poco deportiva, arrojando envases de cristal al terreno de juego, en señal de protesta por lo que ellos entendían como  arbitraje parcial del señor Rigo, que a su juicio había dejado de señalar como penalti alguna falta cometida por los blaugranas en su área. A causa de estos graves incidentes, el partido va a pasar a la historia del fútbol español como «la Final de las botellas», y traerá aparejada la prohibición de servir bebidas dentro de envases de vidrio en los terrenos de juego españoles. Sadurní cuajó una excelente actuación, poniendo  broche de oro a una brillante temporada, la de su definitiva consagración,  en la que se había alineado en 37 encuentros oficiales, desglosados de la siguiente manera: 28 en Liga, 1 en Copa de Ferias y 8 en la Copa del Generalísimo. Seguía viviendo en su pueblo natal, e iba a entrenar a Barcelona y volvía para almorzar, conduciendo su propio coche, sin sufrir nunca un solo percance en la carretera.

Salvador, a sus 27 años, pasaba pues por el mejor momento de forma de toda su carrera, y ello se va a corroborar en la campaña siguiente, la 68-69. Con Artigas  por segundo año consecutivo en el banquillo – algo inusual en el Barça de los 60 -, el club no va a realizar un buen campeonato ( incluso cederá su habitual segundo puesto, en favor de una sensacional U.D. Las Palmas ). El Real Madrid va a estar intratable de principio a fin de la competición – tan sólo perderá un único partido, en Elche, en la jornada 28  ), pero al menos en la faceta defensiva el Barça va a dar la talla, con un bloque compuesto por Sadurní, Torres, Gallego y Eladio, con Zabalza como refuerzo, muy difícil de batir. Tanto, que en los 30 partidos ligueros – Sadurní hará pleno, no perdiéndose ninguno –  tan sólo va a encajar 18 tantos, lo que le valdrá para conquistar por primera vez el trofeo «Ricardo Zamora» al guardameta menos goleado.

Tan brillante rendimiento le llevaría nuevamente a las filas de la Selección, donde competirá por el puesto con un Iribar en horas bajas. Sadurní va a jugar 6 partidos , entre ellos el de Helsinki, donde una España ya desahuciada para el Mundial de México-70, va a hacer no obstante el ridículo al caer ante la modestísima Finlandia por 2 goles a 0, en la que va a suponer  su última presencia en el equipo nacional. En total, Sadurní fue 10 veces internacional, una cifra que si bien es respetable en una época en la que se jugaban pocos partidos a nivel de selección, de no haber coincidido con «el Chopo» a buen seguro que hubiera sido bastante más elevada.

En la Copa, sin embargo, el Barça va a ser eliminado en primera ronda por la Real Sociedad, al caer estrepitosamente derrotado en Atocha por 5 a 1 – en una tarde aciaga donde pierde por lesión a uno de sus bastiones defensivos, Toni Torres ( con anterioridad había perdido también a su central titular, el andaluz Gallego )- y no poder superar o al menos igualar dicho tanteo en el «Camp Nou», con un insuficiente 3 a 0. Mucho mejor, aunque a la postre también decepcionante, sería su andadura por la Recopa, donde va a eliminar sin demasiados problemas al Lugano suizo, al Lyn noruego – este con muchas dificultades pese a lo endeble de los escandinavos –  y con brillantez al potente conjunto alemán del Colonia, para enfrentarse en la final de Basilea a un semidesconocido cuadro centroeuropeo, el Slovan de Bratislava, de Checoeslovaquia, ante el que caerá derrotado contra todo pronóstico por  2 a 3, en una tarde-noche de graves errores, tanto en la zaga como en el ataque. Esta fue la alineación que no pudo ser campeona en Basilea ( aunque el Barça se resarciría diez años más tarde, en el mismo torneo y con el mismo escenario ) : Sadurní; Franch ( Pereda ), Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro ( Mendonça ), Zaldúa, Fusté y Rexach. 38 partidos oficiales constituyen su segunda cifra más elevada hasta entonces ( tras la de 1964-65 ). con 30 en Liga, 2 de Copa y 6 en la Recopa, así como seis internacionalidades. Un año redondo en lo personal, aunque no en lo colectivo.

A LA SOMBRA DE MIGUEL REINA ( 1969-1973 )

1969-70, con Salvador Artigas por tercer año consecutivo en el banquillo catalán, se presenta con los mejores augurios para Sadurní, pero…Lógicamente va a comenzar la Liga defendiendo el marco azulgrana. Y el primer partido no puede ser más interesante : el gran clásico del fútbol español, enfrentando a Barcelona y Real Madrid en el «Bernabeu». Va a ser el encuentro de la tristemente célebre lesión de Miguel Ángel Bustillo, el ariete internacional aragonés que acababa de marcar dos goles en la portería blanca y tiene que ser retirado del terreno de juego tras una dura entrada del central merengue De Felipe. El choque – en el que debutaron Marcial por los blaugranas y Fleitas por los locales – finalizaría con un espectacular empate a tres. Y los tres tantos encajados por Sadurní no van a dejar muy feliz a Artigas, que para el siguiente compromiso liguero frente al Deportivo de La Coruña en el «Camp Nou», prescindirá del de L´Arboç, dándole la alternativa a Miguel Reina, que se va a hacer rápidamente con el puesto, llegando a debutar varias semanas después con la Selección Absoluta, en un partido contra Finlandia celebrado en La Línea de la Concepción, que también fue el primero en el que Ladislao Kubala dirigió al combinado nacional.

Va a ser el comienzo de una etapa muy negativa para Sadurní, en la que se asomará al equipo titular con cuentagotas. Para empezar, en aquella campaña 69-70 tan sólo va a jugar 5 partidos de Liga y 1 de Copa de Ferias, un balance incluso peor que el de la temporada de su debut efectivo, la 61-62. Poco importaba que el Barça quedase nuevamente en blanco ese año. No había debate en la portería. Aunque sí lo habría, curiosamente, en la siguiente, la 70-71.

En la pretemporada Reina continúa como titular indiscutible, gozando de la absoluta confianza del técnico inglés Vic Buckingham, a la sazón ocupando el banquillo barcelonista. Y así llegó el tradicional Trofeo «Joan Gamper», que cumplía su quinta edición, y hasta la fecha siempre se había quedado en las vitrinas del Barça. Entonces se disputaba con formato de cuadrangular, y el primer partido corresponde jugarlo contra un destacado equipo soviético, el Dynamo de Moscú. En 1970 era una absoluta novedad y un gran aliciente para el espectador ver a conjuntos de la URSS actuando en nuestros terrenos de juego, y el choque levantó una gran expectación, porque además en la meta rusa estaba nada más ni nada menos que un arquero legendario donde los haya, el fenomenal Lev Yashin,»la Araña Negra», elegido Mejor Futbolista Europeo, galardonado con el «Balón de Oro», en 1963, siendo hasta el día de hoy el único guardameta en conseguir semejante distinción, a pesar de hallarse ya en la recta final de su portentosa carrera.

Pero aquella noche de agosto los moscovitas, practicando un fútbol abierto y moderno, físico y técnico a la vez, de desmarques a los espacios abiertos, superaron a un Barça ramplón y romo, y le golearon a domicilio con un concluyente 0 a 5 ( y eso que el árbitro, el madrileño Antonio Camacho, les anuló dos tantos ). Todo el Barça estuvo fatal, pero el público la tomó con Reina, injustamente, porque el cordobés no había sido en absoluto el responsable de la debacle. De modo que en el encuentro de consolación para el tercer y cuarto puesto, frente al Schalke 04 alemán,va a ser Sadurní quien de nuevo ocupe la portería azulgrana.

Seguirá haciéndolo en los primeros compromisos ligueros, con un Barça que parte como líder en las jornadas iniciales, pero una derrota en el «Camp Nou» ante el Valencia – equipo que a la postre se haría con el título esa temporada- le apartará nuevamente de la portería, aunque Buckingham utilizará una curiosa fórmula para cubrir el puesto, alineando a Reina en los desplazamientos y utilizando a Sadurní en casa, por considerar que el aficionado culé  recibiría mejor al catalán que al andaluz. Esta curiosa alternancia de guardametas se va a mantener durante unas cuantas jornadas, en el tramo central de la competición, hasta que finalmente Reina vuelva a monopolizar el puesto, en el tramo final del campeonato, que el Barça tampoco conseguirá conquistar al empatar únicamente en el partido decisivo, en el «Manzanares», y ante el otro aspirante al título, el Atlético de Madrid, dándose así el único resultado que beneficiaba a un Valencia que, perdedor en «Sarriá» frente al Español, quedaba a expensas de lo que pasase en Madrid, pues una victoria azulgrana o rojiblanca le pondría la Liga en bandeja al ganador.

En la Copa Sadurní ni siquiera llega a estrenarse, y en cambio Reina va a cuajar excelentes actuaciones. Sucesivamente quedan eliminados Villarreal – entonces un cuadro modestísimo, recién ascendido a Segunda División -, Athletic de Bilbao, Deportivo de La Coruña y Atlético de Madrid, y en una final que ha pasado a la historia por lo emocionante y movido del marcador, el Barça vuelve a proclamarse Campeón de la Copa del Generalísimo al tomarse cumplida revancha sobre los valencianistas, venciéndoles por un épico 4 a 3. Los números de Sadurní van a mejorar algo ( 17 partidos oficiales: 13 en la Liga y 4 en la Copa de Ferias ), pero sigue muy lejos de sus mejores registros. Incluso llega a correr el rumor de que el Real Madrid se interesa por sus servicios, en un momento de indefinición en la meta blanca, con Betancort y Junquera en horas bajas, Miguel Ángel aun bisoño, y el murciano José Luís Borja fichado como solución de emergencia.

Con Rinus Michels ahora en el banquillo del «Camp Nou», la situación de Sadurní incluso empeora. Tan sólo juega 5 partidos de Liga en la campaña 71-72, más otros tres en competición europea. No obstante sigue trabajando para mantenerse a punto, siempre que el equipo requiera de sus servicios. Pero las cosas van de mal en peor, y así en el curso 72-73 tan sólo se alineará en un encuentro oficial, y eso debido a un sonado incidente. Esa temporada, por decimotercer año consecutivo, el Barça había fracasado en su asalto al título liguero. También había caído eliminado en la primera ronda de la Copa de la UEFA ( el torneo europeo que venía a reemplazar a la obsoleta Copa de Ferias ), y a pies del Oporto portugués. Quedaba tan sólo la Copa del Generalísimo como tabla de salvación, que ya lo había sido en algunas ocasiones ( 1963, 1968, 1971…)

El Barça va a deshacerse de su primer oponente, el decano del fútbol español, Recreativo de Huelva, sin  ninguna brillantez, y el sorteo le deparará un nuevo rival andaluz y de Segunda División, el Sevilla, que en aquellos momentos  navegaba por la Categoría de Plata. El encuentro de ida en el «Sánchez Pizjuán» va a ser desastroso, y el Barça cae derrotado por 3 a 1. Aquella noche, en su hotel de la capital hispalense, varios jugadores se reúnen en una habitación, para matar el rato jugando a las cartas, y no se les ocurre nada mejor que solicitar que les suban champán. Su petición llega a oídos de Michels, un técnico duro y amante de la disciplina ( no en balde era conocido como «Mister Mármol» ), que va a presentarse personalmente llevando el pedido en una bandeja, como improvisado camarero. Cuando los jugadores le ven aparecer, se quedan literalmente a cuadros. La violenta escena va a subir de tono, y en un momento dado las botellas y los vasos rodarán por los suelos, con tan mala fortuna que un vidrio va a lastimar en un pie a uno de los jugadores allí presentes, que no es otro que el guardameta Miguel Reina.

El escándalo trae cola. El club sanciona económicamente a todos los jugadores que actuaron en el «Pizjuán», por bajo rendimiento, pero también les impone una multa muy dura a los implicados en el incidente, y para el partido de vuelta – saldado con un insuficiente 1-0 -, Michels prescinde del concurso de Reina, y coloca en su lugar a Sadurní, en la que sería su única actuación oficial en toda la temporada. Poco después el guardameta cordobés abandona el Barcelona, traspasado al Atlético de Madrid. Una puerta a la esperanza parece abrírsele a Salvador, aunque  tendrá que disputarse el puesto con un paisano suyo, el también tarraconense Pere Valentí Mora, quien tras sucesivas cesiones a Mestalla, Real Oviedo y Elche, ya acumula la suficiente experiencia como para debutar en Primera División. Pero una lesión del de Vilaplana en la pretemporada le allanará el camino de la titularidad a Sadurní, teniendo el club que fichar al menorquín Capó de prisa y corriendo, para ejercer de suplente.

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DOS NUEVOS «ZAMORA» Y RETIRADA A LOS 35

La temporada 73-74 va a ser testigo de la «resurrección» deportiva de Sadurní, y también de un hecho histórico: catorce años después de su último título, el Barça vuelve a ganar la Liga. De la mano del astro holandés Johan Cruyff, fichado a golpe de talonario en el verano tras arduas negociaciones con el Ajax de Amsterdam, merced a la apertura de fronteras que permite contratar hasta dos jugadores extranjeros por club –  el otro fue el peruano Hugo «Cholo» Sotil -,  los azulgranas, después de un pésimo arranque liguero ( coincidiendo con el retraso del debut del «Flaco», debido a complicaciones de índole burocrática ), enhebran una gran racha de victorias en cuanto Cruyff puede alinearse por fin, que culminarán con el mítico 0 a 5 en el «Bernabeu» destrozando al Real Madrid a domicilio, y terminan proclamándose campeones matemáticamente en el gijonés estadio de «El Molinón», el 7 de abril de 1974, al derrotar a los locales por 2 a 4. El único «lunar» para Sadurní es no haber podido saltar al campo precisamente la noche del grandioso triunfo sobre los merengues, por culpa de una inoportuna lesión, jugando en su lugar Mora, que hacía de esa forma su debut oficial con el Barça. Pero en la alineación titular de esa gloriosa e inolvidable temporada sí que está Salvador con todo merecimiento: Sadurní; Rifé, Torres, De la Cruz; Costas, Juan Carlos; Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial.

El de L´Arboç va a jugar 30 partidos de Liga , y con sólo 22 goles encajados conquistará su segundo «Zamora». Y en la Copa sigue como referencia en el once blaugrana, llegando hasta la final, celebrada en el «Vicente Calderón» el 29 de junio de 1974, y donde el Real Madrid se va a tomar cumplida revancha del humillante 0-5 liguero, y goleará a los de Michels por 4 a 0, aunque en honor a la verdad hay que indicar que ni Cruyff ni Sotil pudieron alinearse, al impedir entonces la vigente reglamentación del Torneo del KO la participación de futbolistas extranjeros. En total, Sadurní va a disputar 39 partidos oficiales ( los 30 ya citados, más 2 de la Copa de la UEFA y 7 en la Copa del Generalísimo), su segundo registro más alto desde que era barcelonista.

La temporada 74-75 va a ser la del 75 Aniversario del Barça ( fundado en noviembre de 1899), y también la de su regreso, casi década y media después, a la máxima competición continental, la Copa de Europa, entonces reservada exclusivamente a los campeones de Liga de cada país. El Barça no va a poder revalidar su título liguero, puesto que su rendimiento – y también el de Johan Cruyff – bajará de manera muy sensible lejos del «Camp Nou», mientras que en la Copa de Europa llegará hasta las semifinales, aunque allí el Ledds United inglés ya resultó un obstáculo insalvable. Sadurní no va a empezar jugando el campeonato de Liga, pero una fuerte derrota en «Sarriá» frente al Español ( 5 a2 ), le devolverá a la portería. Al final, con 24 partidos jugados y 19 goles encajados, ganará su tercer y último «Zamora». En total va a alinearse en 33 encuentros oficiales ( los 24 ya mencionados, más 4 en la Copa y 5 en la principal competición continental )

Y llegamos así a la última temporada de Salvador Sadurní como futbolista en activo, la 75-76. Hay novedades en la dirección técnica del equipo, donde el prestigioso entrenador alemán Hennes Weisweiler – el «padre»  del Borussia Monchengladbach – va a reemplazar a un gastado Rinus Michels. Y también en la portería, con el fichaje del meta guipuzcoano «Pello» Artola. Con dos competidores jóvenes y de calidad, las posibilidades de Sadurní para jugar van a ser muy escasas, como de hecho se comprobará a lo largo de la campaña, en la que ni Weisweiler ni tampoco su sucesor a título interino, el cántabro Laureano Ruíz,  van a contar con él en una sola ocasión. De modo que, junto a otros dos ilustres veteranos procedentes también de la cantera, Quimet Rifé y Toni Torres, Salvador Sadurní va a abandonar la disciplina barcelonista  al finalizar  la temporada, retirándose los tres del fútbol. Recibirán el emotivo homenaje de toda la afición culé el día 1 de septiembre de 1976, en el «Camp Nou», en el transcurso de un partido amistoso que enfrenta al Barça con el Stade de Reims francés, y en el cual se imponen los azulgranas por 2 goles a 0.

Una vez colgados definitivamente los guantes, Sadurní – que también explotaba una próspera granja avícola en su localidad natal – orientará su futuro profesional lejos del fútbol, trabajando para una entidad de crédito de su  comarca, el Penedés. Va a pasar a formar parte del elenco de guardametas legendarios que han defendido la portería del Barça, al lado de Antoni  Ramallets – a quien de algún modo sucedió -, el prematuramente malogrado Urruti, Andoni Zubizarreta o el todavía en activo  Víctor Valdés, un futbolista que estaba llamado a superar su récord de permanencia en la meta blaugrana, aunque razones no aclaradas aun le empujaron a abandonar el club al final de la pasada temporada, cuando todavía le quedaba un considerable recorrido como arquero titular barcelonesa. De modo que Salvador Sadurní, conocido cariñosamente como «el Chato», a sus 73 años de edad, continúa siendo, hoy por hoy, el hombre-record bajo los palos blaugranas.

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Fusté: cerebro y motor del Barça de los años 60

Josep María Fusté i Blanch, Fusté a secas en las alineaciones, fue una de las grandes figuras del Barça y el fútbol español durante los años 60, y también uno de los héroes del que hasta hace no mucho era el único título oficial de nuestra selección, la Eurocopa de 1964, conquistada en el «Santiago Bernabéu» frente a la URSS, merced al legendario gol del zaragocista Marcelino. Participó también en el Mundial de Inglaterra de 1966, y se proclamó Campeón de Copa en los años 1963, 1968 y 1971, así como de la Copa de Ferias en la temporada 65-66 y de la Finalísima de dicha competición en 1971, aunque nunca llegó a ganar un título de Liga. Jugó 224 partidos en Primera División, con Osasuna y con el Barcelona, y 57 en Segunda con Osasuna y Hércules de Alicante, el club donde colgó las botas a los 32 años de edad.

Fusté nació en la pequeña localidad de Linyola, perteneciente a la comarca de la Pla d´Urgell, cerca de Lleida, el 15 de abril de 1941, y de no haber mediado su gran destreza en la práctica del fútbol, tal vez  se hubiese convertido en agricultor, en un típico «pagés» catalán, o ayudado a su hermano con el camión que este poseía. Pero el pequeño Josep María le pegaba muy bien al balón en el conjunto local, y muy pronto fue «descubierto» y entró en la órbita blaugrana, de la mano de Josep Boter, un mítico cazatalentos al servicio del club. Como juvenil va a proclamarse Campeón de España en 1959, en un once en el que también figuraba el guardameta Sadurní, tras empatar en la final con el Sevilla a dos tantos, tras dos encuentros, y alzándose con el trofeo debido a que el equipo barcelonista sumaba menos edad que su rival hispalense, un criterio que hoy nos parecería de lo más surrealista. Inmediatamente pasó a los aficionados del Condal, entonces conjunto nodriza blaugrana, y debutó con el primer equipo del Barça  el Día de Reyes de 1960, en el curso de un amistoso internacional que se disputó en el «Camp Nou», con el Rot Weiss de Essen alemán como contrincante, y que finalizó con victoria culé por 5 goles a 2, con la siguiente alineación: Medrano; Pinto, Rodri, Not ( Brugué ); Ribelles ( Salud ), Gensana; Suco, Loayza, Kocsis, Suárez ( Fusté ) y Coll ( Villaverde ). Sustituyendo nada menos que a Luís Suárez, Fusté marcó también uno de los goles azulgranas, en una afortunada presentación. Volvería a disputar algunos minutos en otro amistoso, varios meses más tarde, frente al Mónaco, con nueva victoria culé por 5 a 1.

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FOGUEÁNDOSE EN SAN JUÁN

Pero a pesar de su prometedora calidad, y debido a su juventud e inexperiencia, Fusté no va a tener por el momento un hueco dentro de la plantilla barcelonista, donde la presencia en su puesto de jugadores como Luís Suárez, Evaristo, Kubala, Villaverde, Ribelles o Vergés le cerraba el paso, por lo que, y de cara a la temporada 60-61, se marchará cedido a Osasuna, a la sazón dirigido por el técnico catalán y ex-jugador azulgrana Miquel Gual, junto con el guardameta Celdrán y el defensa Salvador. Con los navarros, recién descendidos a Segunda, va a despachar una gran campaña, jugando como interior izquierdo al lado de hombres como Félix Ruíz, Sabino, Zoco o Recalde, ascendiendo de nuevo a la División de Honor en calidad de campeón del Grupo Norte, tras una estupenda temporada en la que los pamplonicas sumaron 46 puntos de 60 posibles, con un espléndido balance de 21 victorias, 4 empates y sólo 5 derrotas, con 83 goles a favor – de los cuales el joven Fusté se anotó 18, habiendo jugado todos los partidos – y solamente 25 en contra.

Con 20 años el «Noi» de Linyola va a debutar en la máxima categoría, y despachará también una estupenda campaña con los rojillos: 26 partidos y 10 dianas, lo cual no estaba nada mal. Los navarros consiguen la permanencia, y a nivel individual Fusté va a ser convocado para actuar con la Selección Española «B» en un partido que se disputó el 10 de diciembre de 1961 en el estadio zaragozano de «La Romareda», y en el que los españoles derrotaron a sus homólogos de Francia por 3 a 2, con la siguiente alineación: Pesudo; Echeberría, Etura, Reija; Paquito, José Luís; Zaballa, Adelardo, Marcelino, Guillot ( Fusté ) y Manolín Bueno. El lleidatá saltó al terreno de juego a los 15 minutos de la primera parte, para reemplazar al valencianista Guillot, lesionado.

Su gran rendimiento, lógicamente, no va a pasar desapercibido para los servicios técnicos del Barça, que recién finalizadas las competiciones nacionales en ese curso 61-62 lo rescatarán urgentemente. Ya había actuado con el Barça en el «Trofeo Naranja» valenciano  de 1961, mientras permanecía cedido en Osasuna, y ahora va a unirse a la expedición azulgrana que toma parte en una serie consecutiva de giras ( por Grecia, Francia y diversos países de Centro y Sudamérica ), para que la maltrecha economía barcelonista, muy tocada por la onerosa factura de la construcción del «Camp Nou»,  pudiera recortar un poco su enorme déficit. En estos encuentros Ladislao Kubala, entonces entrenador blaugrana, va a retrasar su posición en el campo, alineándole como medio volante izquierdo. Pedro Escartín, árbitro, técnico y crítico, toda una institución en el fútbol español, había dicho de Fusté que «era una auténtica perla». Y muy pronto el de Linyola empezará a demostrar lo acertado de dichas palabras.

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DE VUELTA A CASA

La temporada 62-63, por lo tanto, va a ser la de su alternativa en el primer equipo del Barça. La inicia con un pequeño contratiempo, pues tras formar parte del conjunto que juega el partido de presentación en el «Camp Nou», frente  al AEK de Atenas ( 6 a 1 vencen los catalanes ) y los dos encuentros del «Trofeo Carranza» gaditano ( que el Barca conquista por segundo año consecutivo, derrotando al Real Zaragoza en la que tal vez sea la primera tanda de penaltis de la historia del fútbol español ), una inoportuna gripe le impide participar en el primer compromiso oficial de la campaña, el partido de ida de la final de la Copa de Ferias correspondiente al curso anterior, pero aplazada por falta de fechas a causa de la disputa del Campeonato del Mundo de Fútbol en Chile. La enfermedad le salvó de estar entre los once blaugranas que fueron ampliamente goleados por el Valencia, 6 a 2, en un encuentro nefasto de los pupilos de Kubala. De modo que su debut oficial en las filas barcelonistas va a producirse en el choque de vuelta, el 12 de septiembre de 1962, donde los locales no logran pasar de un muy insuficiente empate a 1, con la siguiente alineación: Pesudo; Benítez, Garay, Gracia; Vergés, Fusté; Cubilla, Villaverde, Kocsis, Goywaerts y Camps.

Fusté va a hacerse con un puesto en el once titular durante la primera vuelta liguera, en la que sólo falta en la tercera y decimocuarta jornadas, actuando también en cinco partidos de la Copa de Ferias además del de su debut, pero en la segunda ronda, con el relevo en el banquillo (Pepe Gonzalvo, «Gonzalvo II»,  sustituye a Kubala debido a los malos resultados el equipo ), tan sólo se va a alinear en un par de partidos, saldados ambos con derrota ( una estrepitosa, en el propio «Camp Nou» y  ante el Real Madrid, por 1-5, y otra mínima en La Coruña,  frente el Deportivo por 1 a 0 ). En la Copa del Generalísimo -que finalmente conquistarán los azulgranas al batir al Real Zaragoza por 3-1 en su propio feudo, salvando así una nefasta temporada- únicamente se alineará en la primera eliminatoria, frente al Real Murcia de Segunda División. En total va a actuar en 15 partidos de Liga ( 3 goles ), 2 de Copa ( 1 gol ) y 6 de Copa de Ferias (1 gol ). No era un mal balance para empezar…

La eclosión de Fusté como un futbolista de muchos quilates va a producirse en el curso siguiente, el 63-64, donde ya triunfará apoteósicamente. Jugador de gran clase, muy técnico y a la vez sumamente trabajador, con un buen físico ( 1,75 de estatura y en torno a los 75 kilos de peso ), cubriendo mucho campo, en posesión  de un excelente disparo a puerta con ambas piernas y también notable en los lanzamientos a balón parado, se va a convertir en el auténtico motor del equipo durante muchas temporadas, aunque en su etapa final cierta intermitencia y algunos problemas físicos vayan apartándole paulatinamente del equipo titular. Pero no adelantemos acontecimientos, porque la brillante carrera de Josep María Fusté i Blanch tan sólo está comenzando. La temporada 1963-64 va a iniciarla jugando como extremo izquierda, pero su labor será ubicua, cortando, subiendo, distribuyendo, y también definiendo. Partido tras partido es el jugador más destacado de un Barça que en esa campaña, bajo la batuta del técnico leonés César Rodríguez, el mítico «Pelucas» de los años 40 y 50, estará muy cerca de conquistar el título, aunque al final este se irá nuevamente -y por cuarto año consecutivo – para las vitrinas del Real Madrid.

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INTERNACIONAL Y CAMPEÓN DE EUROPA

El 11 de marzo de 1964 se produce por fin su esperado debut en la Selección Española Absoluta. El encuentro se disputa en el sevillano Estadio «Sánchez Pizjuán», donde el combinado nacional bate ampliamente al de la Republica de Irlanda por 5 a 1, en partido valedero para la clasificación para la fase final de la Eurocopa, que en esta su segunda edición se celebra en España, a caballo entre Barcelona y Madrid. Fusté, además, tuvo la fortuna de conseguir un gol, el segundo de la noche, en el minuto 15 de la primera parte, siendo así completa su alegría. José Villalonga, el seleccionador español, presentó el siguiente equipo: Iribar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Villa y Lapetra. Al mes siguiente Fusté jugaría su segundo partido internacional, en Dublín, donde España se impondría nuevamente a los irlandeses por 0 a 2, con dos tantos de Peru Zaballa, su compañero de equipo.

El Barça, con Fusté en plan figura, llega hasta las semifinales de la Copa del Generalísimo, pero ahí se va a topar con el Real Zaragoza de los «Cinco Magníficos», quedando finalmente eliminado. Pero aun así, el balance individual del de Linyola es excelente: ha jugado los 30 partidos de Liga, marcando 10 goles, más 7 encuentros del «Torneo del KO» ( con 3 tantos ) y 5 de Recopa ( otras 3 dianas ). Sin embargo, lo mejor quedaba aun por llegar. La Selección Española se clasifica para la fase final de la Eurocopa- entonces denominada «Copa de Europa de Selecciones Nacionales» -, y disputa las semifinales en Madrid (Estadio Santiago Bernebéu ), derrotando en un emocionante choque a Hungría en la prórroga por 2 a 1, con tantos de Pereda y Amancio. La gran final, preñada de connotaciones políticas ( en 1964 el Régimen de Franco conmemoraba los «XXV Años de Paz» ), enfrentaba por primera vez a España con la URSS, un cotejo que no había podido celebrarse cuatro años antes por «órdenes superiores». Pero ahora se trataba de un importante título en disputa, y se dejaron a un lado los escrúpulos de tipo ideológico.

El encuentro, que tuvo lugar el 21 de junio de 1964, en el «Santiago Bernabéu»,  resultó sumamente emocionante, y se resolvió en sus postrimerías – antes habían marcado nuevamente Chús Pereda y el soviético Jusainov – gracias al legendario tanto del ariete zaragocista Marcelino, batiendo al no menos mítico guardameta Yashine  El blaugrana Ferran Olivella, en su condición de capitán del combinado español, recibió el trofeo que acreditaba a España como mejor equipo continental. El equipo nacional, que aquella tarde memorable vistió completamente de azul-la URSS utilizó  su equipación habitual: pantalón blanco y camiseta roja, con los caracteres cirílicos «CCCP» en el pecho-, estuvo formado por los siguientes once jugadores: Iríbar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Luís Suárez y Lapetra.

CAMPEÓN MUNDIAL MILITAR Y MUNDIALISTA

Con el entorchado de campeón europeo todavía fresco, Fusté se dispuso a revalidar su magnífica campaña en las filas azulgranas. Pero la temporada 64-65 iba a suponer un ligero retroceso en su progresión futbolística, y tampoco arrojaría buenos resultados en el haber de su equipo. De hecho, el Barça no va a poder pasar del sexto puesto en el Campeonato Nacional de Liga, un lugar indigno de su brillante historial ( con cambio de entrenador incluido: Sasot por César ). Y tampoco le van a marchar mucho mejor las cosas en los otros dos torneos en los que participa, pues en la Copa, tras eliminar al Racing de Santander -entonces oficialmente conocido como «Real Santander»- y al Real Murcia, va a caer nuevamente ante el Real Zaragoza, mientras que en la Copa de Ferias la moneda le deja fuera de combate, al no poder superar en tres partidos al Racing de Estrasburgo. El de Linyola se alineó en 25 partidos ligueros ( 5 goles ), 4 de Copa ( 2 tantos ) y 5 de Copa de Ferias.

No obstante Fusté va a coronarse nada menos que campeón mundial en una curiosa competición, el Campeonato del Mundo de Selecciones Militares. España va a presentar un combinado formado por destacados futbolistas que en aquel momento se hallaban prestando el Servicio Militar, a las órdenes de un teniente coronel del Ejército del Aire, Luís Alfonso Villalaín, haciendo las veces de seleccionador. La fase final va a disputarse en el formato de liguilla, y el último partido le corresponde disputarlo a España frente a la selección de Marruecos Si vence, y Turquía no golea a Bélgica – será campeona. El encuentro tuvo lugar en el terreno gijonés de «El Molinón», el 7 de julio de 1965, festividad de San Fermín. España derrotó a los «soldados» marroquíes por 3 goles a 0, marcados por Ufarte ( 9´), Gallego ( 30´) y el propio Fusté ( 63´), y presentó el siguiente once: Rodri; Echarri, De Felipe, Rebellón; Martínez Jayo, Gallego; Ufarte, Oliveros ( Poli ), Grosso, Fusté y José María.

Tardará en entrar en el equipo titular en la siguiente campaña, la 65-66, con el antiguo jugador madridista Roque Olsen ocupando el banquillo azulgrana. Pero cuando se asiente en el once, será uno de los puntales de la espectacular remontada que va a llevar al Barça desde los últimos lugares de la tabla – el inicio liguero fue lamentable, sumando hasta tres derrotas consecutivas en el «Camp Nou», lo nunca visto – a luchar por el título, aunque finalmente hubo de contentarse con la tercera posición , tras Atlético de Madrid y Real Madrid. En la Copa avanza hasta las semifinales, donde – por tercera vez consecutiva – cae ante el Real Zaragoza que se proclamaría campeón del «Torneo del KO» por segunda vez en su historia. Pero va a ser en la Copa de Ferias donde los blaugranas darán lo mejor de sí mismos esa temporada, clasificándose para la final, a doble partido, donde les aguardaba como rival…el Real Zaragoza.

Sin embargo, y al igual que ocurrió en la temporada 61-62, la resolución del torneo ferial se aplazaría hasta el comienzo de la siguiente campaña, debido a la disputa del Campeonato Mundial de Fútbol en Inglaterra aquel verano. Y Fusté, tras acumular sobrados méritos, va a formar parte de la lista definitiva de convocados por el seleccionador nacional José Villalonga para tan trascendental cita, junto con sus compañeros de equipo Reina, Gallego, Olivella y Eladio ( también estará otro blaugrana, Lucien Muller, pero este en las filas de Francia ). No actuará en el primer partido de la fase de grupos, en el que España sucumbe frente a Argentina por 1 a 2, ni tampoco en el segundo, donde se vence con muchos apuros al flojo conjunto de Suiza por 2 a 1, pero sí que intervendrá en el choque decisivo ante la República Federal de Alemania, donde España se juega el ser o no ser en el campeonato.

Ese día, el 20 de julio de 1966, en el «Villa Park» de Birmingham, España va a formar con Iribar; Sanchís, Gallego, Reija; Zoco, Glaría; Amancio, Adelardo, Marcelino, Fusté y Lapetra ( cinco cambios con respecto al partido anterior ). Los pupilos de Villalonga se adelantarán  en el marcador mediada la primera parte, merced precisamente a un tanto de Fusté, pero los germanos no van a tardar demasiado en equilibrar la contienda, gracias a un gol marcado por el extremo Emmerich desde un difícil ángulo, para decantar definitivamente el partido a su favor a tan sólo 6 minutos del final, cuando su delantero centro Uwe Seeler consiga batir de nuevo a Iribar, dejando a España ya fuera del campeonato. El balance personal de Fusté como jugador blaugrana esa temporada va a ser el siguiente:  20 partidos de Liga ( 8 goles ), 7 de Copa ( 1 gol ) y 6 de Copa de Europa ( 4 goles ). Será su  segunda campaña más realizadora como culé

EL BARÓMETRO DEL BARÇA

Olsen continúa como entrenador barcelonista para la temporada 66-67, en cuyos albores el club blaugrana va a conquistar su tercera Copa de Ferias, al derrotar al Zaragoza en la final aplazada. Perdió el partido de ida en la Ciudad Condal por 0 a 1, pero remontó en «La Romareda» por 2 a 4, en una noche afortunadísima del joven Lluís Pujol, autor nada menos que de tres goles( el otro va a ser obra de Zaballa ). Fusté formó parte del once que se proclamó brillantemente campeón, y que presentó la siguiente alineación: Sadurní;  Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol. Pero este no va a ser el signo de la nueva temporada, donde una vez más el Barça se va a quedar en blanco: segundo en la Liga ( tras un Real Madrid que vuelve a obtener el Torneo de la Regularidad ), y eliminado a las primeras de cambio en Copa de Ferias ( ante el modesto Dundee United escocés ) y prácticamente lo mismo en la Copa, donde cae en segunda ronda ante el Atlético de Madrid. Fusté actuó en 26 partidos de Liga, marcando la muy respetable cifra de 10 goles ( siendo el héroe del partido contra el Real Madrid en el «Camp Nou», remontando un marcador adverso con dos tantos suyos ), 3 encuentros de Copa y 4 en la Copa de Ferias, consiguiendo 1 gol.

Mejor van a pintarle deportivamente las cosas al Barça en el curso futbolístico 67-68, por lo demás bastante traumático en lo institucional y humano. Porque es la temporada en la que Enric Llaudet deja por decisión propia la presidencia  – aunque muy presionado por sus opositores -, haciéndose cargo de la primera magistratura blaugrana el prohombre barcelonista Narcís de Carreras, antiguo directivo y también destacado  empresario textil, sector que controlaba el club desde hacía más de dos décadas. Y en el plano humano, va a producirse un luctuoso suceso: la muerte, en plena juventud, del futbolista uruguayo Julio César Benítez, que cae súbitamente enfermo de extrema gravedad, y fallece en vísperas de un trascendental encuentro liguero entre el Barça y el Real Madrid, decisivo para el título de Liga. Pero es también la temporada en la que el Barça va a proclamarse Campeón de la Copa del Generalísimo, derrotando a su gran rival blanco en la final disputada en el mismísimo «Santiago Bernabeu», meced a un solitario gol marcado en propia puerta por el defensa merengue Fernando Zunzunegui, recientemente fallecido.

Un nuevo técnico se sienta en el banquillo blaugrana, el catalán Salvador Artigas, quien -a igual que sus predecesores en el cargo – va a confiar ciegamente en Fusté, entregándole la manija del equipo. Así, el de Linyola va a alinearse en 24 partidos de Liga ( 5 goles ), 6 de Copa ( 1 gol ), y 1 de Copa de Ferias, no siendo mayor su aportación en este torneo debido a una nueva y sorpresiva eliminación de los culis por otro rival de potencial muy inferior, el Zurich helvética. Pero el histórico triunfo conseguido en Madrid, en un accidentadísimo partido que pasó a los anales de nuestro fútbol como «La final de las botellas», va a hacer que la moral de la «Gent blaugrana» suba muchos enteros. Ese día, el 11 de julio de 1968, el Barça formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

SU GRAN NOCHE ANTE EL COLONIA

Lamentablemente dicho triunfo no va a tener continuidad, porque el Barça de la campaña 68-69  volverá a las andadas, esto es, a su proverbial irregularidad. En la Liga ni siquiera va a poder lograr su habitual subcampeonato, que irá a parar a la gran Unión Deportiva Las Palmas de los Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes o Germán, mientras que en la Copa caerá sorprendentemente a las primeras de cambio ante una Real Sociedad que le golea en el viejo «Atocha», y consigue salir viva del «Camp Nou». Lo más positivo de la temporada es su actuación en la Recopa, donde tras eliminar sin demasiados apuros al Lugano Suizo, y con enormes dificultades al modestísimo Lyn de Oslo, le toca enfrentarse en semifinales a un duro rival como era el Colonia alemán. En el partido de ida, disputado en la ciudad renana, los blaugranas obtienen un esperanzador marcador, 2 a 2, con un gol de Fusté al transformar una falta, y un excelente marcaje sobre la gran estrella germana, Overath, a cargo de un reconvertido Quimet Rifé. Pero va a ser el partido de vuelta el que pasará al historial particular de Josep María Fusté con letras de oro.

Aquella noche, la del sábado 19 de abril de 1969, el Barça jugará sin duda el mejor partido de la temporada, y Fusté cuajará una de las actuaciones más brillantes – si no la que más – de su carrera como azulgrana. Con la contienda igualada a un tanto, va a marcar tres magníficos goles que conducirán en volandas al Barça a la final. Al descanso se había llegado con la eliminatoria empatada, pero en la segunda parte Fuste se va a destapar. En el minuto 53 recupera con tenacidad un balón, combina con su compañero Rifé, que se lo devuelve, y empalma un tiro raso que bate al portero alemán, mientras que en las gradas flamean pañuelos saludando su sensacional jugada. Y en el minuto 66 aprovecha una indecisión defensiva para rematar de imparable volea y conseguir el 3 a 1. Finalmente, en el minuto 78, Rexach bota un saque de esquina, Martí Filosía mata el balón de cabeza, y Fusté empalma una nueva volea que desata el entusiasmo en todo el campo y pone el 4 a 1 definitivo en el marcador.

Su extraordinaria actuación no pasará desapercibida para el triunvirato de seleccionadores – Miguel Muñoz, Luís Molowny y Salvador Artigas, los técnicos de los tres equipos que comandaban la tabla en Primera Division en aquel momento – que habían reemplazado interinamente al dimitido Doctor Toba tras el fracaso del combinado nacional, que no consiguió clasificarse para el Campeonato del Mundo de Fútbol que se celebraría en México en 1970. Fusté va a intervenir en los ya intrascendentes partidos contra Yugoslavia – en el propio «Camp Nou» – y Finlandia, donde la Selección Española cosechará una humillante derrota ante un cuadro entonces muy inferior, y cuyos integrantes ni siquiera eran profesionales. Reseñemos la alineación de este encuentro, celebrado en Helsinki el 25 de junio de 1969, el octavo y último de Fusté como internacional: Sadurní; Martín II, Tonono, Vidagany; Glaría, Zabalza ( Fusté ); Amancio ( Ballester ), Grosso, Bustillo, Velázquez y Asensi.

Triste fue también la suerte del Barça en la final de la Recopa, a donde llegó en buena medida gracias a los buenos oficios de Fusté. El partido se celebró en el Estadio «St. Jakob Park» de Basilea, el 21 de mayo de 1969, con un semidesconocido equipo centroeuropeo, el Slovan de Bratislava eslovaco ( entonces perteneciente a Checoeslovaquia ) como rival. Salvador Artigas, el técnico blaugrana, va a presentar la siguiente alineación: Sadurní; Franch ( Pereda ), Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro ( Mendonça ), Zaldúa, Fusté y Rexach. Eran bajas muy sensibles Gallego y Torres, dos puntales defensivos y ambos lesionados. Eso va a condicionar de manera muy notable el encuentro, ya que la zaga azulgrana se mostrará muy endeble, y arriba tampoco va a acompañar la suerte, saldándose el choque con la sorprendente derrota del equipo catalán por 3 goles a 2. 23 partidos de liga ( 3 goles ), 2 de Copa y 5 de Recopa ( marcando 4 tantos ) son el bagaje personal de Fusté en una temporada gris y decepcionante para el equipo, y que sólo se animó para el de Linyola con motivo de la eliminatoria contra el Colonia, cuando su gran rendimiento le devolverá efímeramente a la internacionalidad.

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LA FINAL DE COPA DEL 71:  EL CANTO DEL CISNE

La temporada 69-70 va a suponer un retroceso en la trayectoria personal de Fusté, porque puede decirse de algún modo que por primera vez pierde la titularidad, aunque las lesiones tengan algo de culpa en ello. Se va a perder casi toda la primera vuelta, muy negativa para el equipo, que será testigo no sólo del cese del entrenador Salvador Artigas ( sustituido provisionalmente por el antiguo jugador blaugrana Josep Seguer ), sino también por la dimisión de la Junta Directiva de Narcís de Carreras, abriéndose un proceso electoral que va a llevar a la presidencia del club a un nuevo empresario textil, Agustí Montal i Costa, hijo del presidente de las «Bodas de Oro», Agustí Montal i Galobart. En la segunda ronda, ya con el técnico inglés Vic Buckingham al frente del equipo, este va a levantar ligeramente el vuelo en la clasificación, y un recuperado Fusté jugará los últimos 9 encuentros del campeonato, donde el Barça se clasificó finalmente en cuarto lugar. En total, va a tomar parte en 15 partidos de Liga ( algunos incompletos, ya que a partir de esta temporada la reglamentación permite efectuar hasta dos cambios por partido ), marcando un único gol. . Disputaría tan sólo un partido de Copa,  y 4 de Copa de Ferias ( 1 tanto ). Estos números reflejan, sin lugar a dudas, que se trata de su campaña más floja desde que es jugador azulgrana. Es evidente que los fichajes del santanderino Juan Carlos y sobre todo el del españolita  Marcial, le restan protagonismo en el equipo, y rebajan considerablemente su peso específico y su aportación.

Y sus estadísticas no mejorarán precisamente en la temporada siguiente, la 70-71, aunque ese curso terminará para él mucho mejor de lo que empezó. Va a actuar en los cuatro primeros partidos ligueros, y también en la jornada número 13, pero tendrá que esperar hasta la fecha 23 para volver a ocupar un lugar en la formación titular de un Barça que a punto estuvo de conseguir el título, perdido en la última jornada al no ser capaz de derrotar al Atlético de Madrid en el «Vicente Calderón», permitiendo que el Valencia, dirigido por Alfredo Di Stefano,  conquiste la Liga por cuarta vez, algo que no lograba desde el lejano año 1947. En la Copa, donde el Barça llega a la final contra los «Chés», con la posibilidad de tomarse la revancha, no será  titular – también la llegada del ilimitado  Asensi al equipo le resta oportunidades – , pero las circunstancias van a jugar a su favor.

El 4 de julio de 1971 el Barça saltó al césped del «Santiago Bernabéu» para enfrentarse al Valencia con el siguiente equipo: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Asensi. La primera mitad no va a pintar bien, pues los levantinos se adelantarán en el marcador mediante un discutido penalti que Pepe Claramunt va a transformar batiendo a Reina. Además, Marcial tendrá que abandonar el rectángulo de juego debido a problemas físicos. De modo que Fusté, que últimamente no contaba mucho en los planes de Buckingham, va a reemplazarle. Y se inicia la segunda mitad con un nuevo mazazo para el equipo azulgrana, pues nada más reanudarse el encuentro Paquito va a la conseguir el segundo gol valencianista en un fallo defensivo, una ventaja que parecía ya insalvable. Pero entonces sale a relucir el talento de Fusté, que de certero golpe franco va a acortar distancias, con un zurdazo que se cuela pegado a la cepa del poste de la meta defendida por  Abelardo, volviendo a meter a los catalanes en el partido. Minutos después saltará al campo Alfonseda, en sustitución de Dueñas, y empatará Zabalza, en un tiro lejano, siendo expulsado Sol por protestar, aunque la posterior lesión de Gallego, con los dos cambios reglamentarios ya agotados por el entrenador británico, obligará al central andaluz a  permanecer en el campo, aunque muy mermado de facultades. El partido se va a la prórroga, y en ella nuevamente Zabalza pone por delante al Barça, aunque Valdez establecerá una nueva igualada. Y cuando faltaban sólo 8 minutos para completar el tiempo extra, con la cercana perspectiva de un segundo partido, otra genialidad de Fusté desequilibrará la balanza para el lado blaugrana, pues un pase suyo en profundidad va a aprovecharlo Alfonseda para burlar al guardameta valencianista y marcar el definitivo 4 a 3, que dará la Copa a los catalanes. 12 partidos de Liga ( 2 goles ), 3 de Copa ( 1 gol )  y 2 de Copa de Ferias fueron la aportación de Fusté al equipo en una temporada que puede calificarse globalmente de buena para los colores azul y grana.

Sin embargo, el excelente sabor de boca dejado por Fusté en la final no va a servirle para ganarse la confianza del nuevo técnico barcelonista, el holandés Rinus Michels, procedente del Ajax de Amsterdam, flamante ganador de la Copa de Europa. El de Linyola va a jugar el trofeo «Ciudad de Palma»  ( donde marcará dos goles ) y también el «Gamper», y aparecerá con cierta asiduidad en los primeros compases de la  Liga, donde el Barça cosechará malos resultados, pero después, cuando el equipo empiece a remontar posiciones,  apenas se va a contar con él. Al final el Barça perderá un año más el Campeonato Nacional de Liga, al caer sorprendentemente derrotado en Córdoba ante el cuadro de la Ciudad de los Califas, ya descendido a Segunda, cuando lo tenía todo a su favor para conseguir un título que no llevaba a sus vitrinas desde el ya lejano año de 1960. Tampoco las cosas marcharon mucho mejor en la Recopa y la Copa del Generalísimo. En resumen, un año para olvidar, con la excepción de la «Finalísima» de la Copa de Ferias, disputada el 22 de septiembre de 1971 entre el Barça y el Leeds United para dar paso a un nuevo formato de competición europea, la Copa de la UEFA, y que se saldó con triunfo azulgrana por 2 a 1 en el «Camp Nou», actuando el de Linyola durante los últimos once minutos del choque. Y en lo referente a Fusté, este curso arrojará las peores estadísticas de toda su carrera: 8 encuentros  ligueros, 2 de Copa y 4 a nivel continental, sin lograr un solo gol. Lo suficiente para tomar la decisión de retirarse, tras recibir el aplauso de una afición que le había sido siempre fiel. Atrás quedaban 389 partidos con el primer equipo del Barça, entre oficiales y amistosos, consiguiendo la nada desdeñable cifra de 108 goles.

HOMENAJE Y SORPRENDENTE REPESCA EN ALICANTE

El partido de homenaje a Fusté se va a celebrar el 30 de agosto  de 1972 en el «Camp Nou», con el Ferencvaros húngaro como rival. Este va a ser el último equipo barcelonista  en el que se alinee el «Noi de Linyola», visiblemente emocionado ante las sinceras muestras de cariño que la parroquia blaugrana le va a dispensar: Reina; Rifé, Gallego, De la Cruz; Cortés ( Torres ), Zabalza; Alfonseda ( Juanito ), Martí Filosía, Barrios, Fusté ( Asensi ) y Pérez ( Alfonseda ). El resultado fue de empate a dos ( marcando por los azulgranas Barrios y Juanito ). Todo parecía indicar que con aquel encuentro se ponía punto y final a la brillante trayectoria de Fusté como futbolista en activo, pero algunos días más tarde va a sorprender a propios y a extraños aceptando una oferta del Hércules de Alicante, que a la sazón militaba en Segunda División, y donde se reunirá con su compañero de tantos años en las filas blaugranas Eladio Silvestre. Con los herculanos va a disputar un total de 27 encuentros, marcando 2 goles, y allí sí que dirá adiós definitivamente a la práctica del fútbol a nivel profesional, aunque seguidamente comenzará a alinearse con asiduidad en el equipo de veteranos del Barça ( según la base de datos de la «Agrupación Barça Jugadors», como se denomina ahora, hasta en 565 ocasiones )

Fusté será el presidente de la Agrupación de Veteranos del Barça desde 1976 hasta 1989. En este año va a dejar el cargo para presentar su candidatura a las elecciones a la presidencia del Barça. Era la primera vez que Josep Luís Núñez se encontraba con oposición ( había sido reelegido sin lucha los años 1981 y 1985 ). Pero Fusté acabará por fusionar su candidatura con la del economista  Sixte Cambra, que será el rival del constructor en los comicios celebrados el 1 de abril de 1989. Nuñez obtendrá 25.441 votos ( el 59,1 % ), mientras que Cambra se quedará en 17.609 ( el 40,9 % ). Cuatro años más tarde  el vencedor le ofrece a su derrotado rival entrar en su junta directiva, en calidad de vicepresidente, y Cambra acepta la propuesta.

Como también aceptará Josep María Fusté,  pero mucho más adelante, tras el arrollador triunfo de Sandro Rosell en las presidenciales de 2010, convertirse en asesor deportivo del máximo mandatario blaugrana, junto con otros dos famosos ex-jugadores del club, Carles Rexach y Migueli. Desde entonces su presencia se ha hecho habitual en el palco del «Camp Nou», y su gran experiencia y amplios conocimientos sobre la materia aportan valiosos consejos a quienes toman las decisiones en Can Barça, primero Rosell, y ahora su «tocayo» Josep María Bartomeu. Y esta es, a grandes rasgos, la trayectoria de uno de los inmortales de nuestro fútbol, del fútbol catalán y del fútbol español, que no dejan de ser la misma cosa, pues el uno no se podría entender sin el otro, y viceversa.

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Las tres vidas de Quimet Rifé

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Ganó títulos con el Barça, como jugador y como entrenador. Sobre el césped pasó por diversas posiciones. Comenzó como interior en punta, marcando bastantes goles, luego se desplazó a la banda derecha, aprovechando su gran velocidad, y allí paladeó las mieles de la internacionalizad. Y cuando su rendimiento descendió, tras un breve paso por la línea medular, para aprovechar su rapidez en labores de marcador, se reconvirtió en un magnífico lateral derecho, donde esas mismas condiciones físicas le brindaron una especie de segunda juventud, regresando efímeramente al combinado nacional español. También le cupo el honor de capitanear al Barça y recoger en sus manos algunos valiosos trofeos, y después de recibir un muy merecido homenaje junto a otros dos históricos del fútbol catalán, Salvador Sadurni y Antoni Torres, ingresó en el «staff» técnico azulgrana, donde los avatares del fútbol le llevaron al banquillo, como máximo responsable del equipo que conquistaría la primera Recopa en Basilea, en mayo de 1979. Luego, esa máquina de triturar carne que casi siempre ha sido el club blaugrana le pasó factura, expulsándole del paraíso. Junto a varios antiguos compañeros de fatigas fundó una escuela de fútbol que se convertiría en una prestigiosa academia, y él mismo pasó a ser memoria viva de una entidad a la que entregó los mejores años de carrera profesional, aunque sus relaciones con ella no siempre hayan sido idílicas. Esta es su vida. O mejor dicho,  sus tres vidas…

Joaquim, conocido familiarmente como «Quimet», va a ser el segundo de la zaga de los Rifé. Su hermano mayor, Llorenç (Sant Celoni, 1938), jugó también en el Barça entre los años 1958 y 1962, alineándose en un total de 24 partidos, aunque al estar su puesto, el de defensa central, muy bien cubierto por jugadores de la talla de Rodri, Gensana o Garay, finalmente tuvo que cambiar de aires. Quimet nació en Barcelona, el 4 de febrero de 1942, en el barrio fabril y obrero del Poble Nou. Su casa estaba muy cerca del campo del histórico y modesto «Júpiter», equipo en el que haría sus primeras armas  y desde el que pasaría al Condal, el filial barcelonista, la temporada 61-62. Se desempeñaba entonces como interior en punta, preferentemente con el número «8» a la espalda, destacando tanto por su velocidad como por su olfato de gol. Por estas fechas va a compaginar el fútbol con su oficio de escayolista, en el sector de la construcción.

Va a debutar muy pronto con el primer equipo del Barça, aun con 19 años. Sucederá el 8 de noviembre de 1961, en el feudo azulgrana y en un amistoso internacional frente a un buen equipo francés, el Niza. Empate a dos ( con tantos de Páis y Benítez ), y esta fue la alineación azulgrana en un  día tan señalado para el joven Quimet: Sadurní ( Celdrán ); Olivella, Rifé I, Gracia; Páis, Segarra; Pereda, Rifé II, Zaldúa, Benítez y Vicente. Como puede verse, los dos hermanos Rifé compartiendo alineación, Mientras sigue actuando y marcando goles con el Condal, en Tercera División, volverá a asomarse al Barça en algunos amistosos, y también formará parte de la expedición que a finales de dicha temporada, mientras se disputa el Campeonato del Mundo en Chile, realiza una una gira por diversos países hispanoamericanos, alineándose en un par de ellos.

El Barça, para que prosiga con su progresión,  va a cederle al Racing de Santander ( entonces denominado oficialmente «Real Santander» ) la temporada 62-63, y para la capital cántabra se marchará el joven Joaquim Rifé, junto con otros barcelonistas a préstamo (Montesinos, Gasull y Balcells). El entrenador de los montañeses era el técnico catalán Miquel Gual, antiguo jugador barcelonesa, que confía ciegamente en él y le utiliza repetidamente como titular en el puesto de interior derecho. Sus números en «El Sardinero» son excelentes: 24 partidos y 10 goles. Parece que ha llegado su momento en el Barça.

Pero no. Jugará unos pocos amistosos más con el primer equipo, y se marchará nuevamente cedido, y esta vez incluso descendiendo de categoría, al Gimnástico de Tarragona, el histórico «Nástic», y en Tercera División. Con los bermellones va a despachar una excelente temporada – faltaría más -, y avanzada la campaña se le unirán otros dos jugadores barcelonistas que tampoco parecían tener sitio, el defensa internacional Rodri y el mediocampista Marañón. Los tres juntos, al lado de buenos futbolistas como Durán, Peter, López o Valero Serer, disputarán la fase de promoción a Segunda, pero el Nástic no conseguirá finalmente su anhelado propósito.

PRIMERA VIDA: VELOZ EXTREMO

Y cuando ya casi desesperaba de hacerse un hueco en la plantilla azulgrana, el entrenador César Rodríguez le va a rescatar para el primer equipo de cara a la siguiente campaña, la 64-65, haciéndole debutar oficialmente el 23 de septiembre de 1964 en un partido de Copa de Ferias contra la Fiorentina, en el «Camp Nou», con victoria para los toscanos por 0 a 1, y este once azulgrana: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Rifé, Pereda, Seminario, Benítez y Re. No volverá a asomarse a la alineación titular hasta el 1 de noviembre, cuando Vicenç Sasot, sustituto del «Pelucas» tras la debacle sufrida en «Vallejo» por los culés ( (Levante UD 5- Barça 1 ), le va a dar la alternativa en partido de Liga y de máxima rivalidad frente al Español, en el feudo blaugrana. Rifé tendrá además la suerte de ser el autor del único tanto del encuentro.

A partir de ese momento «Rifé II» – como entonces era conocido – va a hacerse con un puesto en el equipo como exterior derecho, desplazando al habitual titular, el cántabro Peru Zaballa, que tendrá que irse desterrado a la banda izquierda. Saludado entusiásticamente como un nuevo Basora, el rapidísimo Quimet va a ser convocado para la Selección Nacional Absoluta aun antes de terminar su primera temporada barcelonista, que se va a saldar con un balance de 28 partidos y 2 goles, entre las tres competiciones, Liga, Copa y Copa de Ferias.

En su segunda campaña como blaugrana ya será titular indiscutible en la banda derecha. En la Liga juega 29 partidos ( sólo falla en uno ) y consigue 9 goles, mientras que en la Copa va a alinearse en 7 ocasiones ( 3 tantos ) y en la Copa de Ferias lo hace en 11 encuentros, obteniendo 4 dianas. Será preseleccionado para el Mundial de 1966, aunque finalmente no llegará a viajar a Inglaterra con los 22 elegidos (fue descartado junto a su compañero Zaldúa y los zaragocistas Violeta y Villa). Actúa también en el primer trofeo «Joan Gamper», en los albores de la temporada 66-67, pero una lesión sufrida frente al Colonia alemán, le va a tener unas cuantas semanas en el dique seco, impidiéndole jugar la final  a doble partido de la competición ferial, aplazada de la anterior campaña debido a la disputa del Campeonato del Mundo, y en la que el Barça se corona campeón tras vencer al Real Zaragoza en «La Romareda» por 2-4, con un «hat-trick» del jovencísimo Luís Pujol, remontando el 0-1 adverso que traía de la ida.

Quimet va a seguir a un gran nivel en las temporadas 66-67 y 67-68. En la primera actúa en 23 encuentros ligueros ( 9 goles ), 4 de Copa ( un tanto ) y 2 de Copa de Ferias, donde el Barça es sorprendentemente eliminado a las primeras de cambio por el modesto conjunto escocés del Dundee United, mientras que en la segunda su trayectoria se sustancia en 24 partidos de Liga ( 3 goles ), 9 de Copa ( también logrando tres tantos ) y 1 de Copa de Ferias, donde de nuevo un cuadro poco conocido, el Zurich suizo, deja fuera de la competición al Barça en la primera ronda. Y en lo personal, en el verano de 1967 va a contraer matrimonio, y unos meses después consigue debutar por fin con la Selección Española Absoluta en un amistoso ante Suecia ( 3-1 ), el 28 de febrero del 68, en el «Sanchez Pizjuán» sevillano, marcando incluso un tanto, el tercero del combinado nacional, que formó esa noche de la siguiente manera: Iribar; Osorio, Tonono, Canós; Pirri ( Claramunt ), Gallego; Rifé, Amancio ( Luís ), Ansola, Uriarte ( Velázquez ) y Gento. Actuaría también en dos encuentros internacionales más: la devolución de visita a los escandinavos en Malmoe ( 1-1 ), y el encuentro de vuelta valedero para la clasificación para la fase final de la Eurocopa de Italia, disputado en el «Santiago Bernabéu» y en el que Inglaterra derrotó a España por 1 a 2, apeándola de la competición. Rifé culminó su espléndida temporada 67-68 proclamándose Campeón de Copa en el mismísimo feudo madridista, con los merengues del Real Madrid – y unas cuantas botellas – como adversarios, merced al solitario gol marcado en propia puerta por el defensa blanco Zunzunegui, precisamente al intentar despejar un peligroso centro del propio Rifé, nada más comenzar el partido.

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SEGUNDA VIDA: EXPERIMENTADO LATERAL Y CARRILERO

Sin embargo en el siguiente curso, el 68-69, su rendimiento bajó muchos enteros. Jugaba indistintamente en la banda derecha y en la izquierda, y tan sólo destacaba por su endiablada velocidad, pero sus acciones carecían de la menor efectividad, y ya ni siquiera marcaba goles. El técnico blaugrana Salvador Artigas va a ensayar con él en una nueva posición, como marcador en el centro del campo, para aprovechar su gran despliegue físico, y le va a colocar en la línea medular en Colonia, en una semifinal de la Recopa, con la misión de «secar»  a la gran figura del equipo rebano, el legendario Wolfgang Overath, y Quimet cumple a plena satisfacción. A la postre el Barça no pudo ganar la Recopa, al caer en Basilea ante el Slovan de Bratislava por 2 a 3. Una mala temporada, pues, en la que los números de Rifé fueron los siguientes: 22 partidos de Liga,  2 de Copa y 5 de competición europea, con el escasísimo bagaje de un único tanto, anotado en encuentro liguero ante el Elche, en «Altabix»

Pero también había nacido un nuevo Rifé, destinado ahora a labores de contención, y ese desplazamiento en el campo va a tener su confirmación unos meses más tarde, el 28 de diciembre de 1969, cuando el sustituto de Artigas en el banquillo azulgrana, el ex jugador catalán Josep Seguer, le ponga de lateral derecho ante el Real Madrid, en el «Camp Nou», marcando a un veteranísimo Gento. El experimento salé bien, y un Barça hasta la fecha renqueante en la clasificación vence a los madridistas por 1 a 0 ( gol del defensa central Gallego ) e inicia la remontada en la tabla. Esa temporada 69-70 Rifé se alineó en 17 partidos de Liga, 6 de Copa y 2 de la Copa de Ferias, y hay que reseñar que en encuentro copero de cuartos de final contra el Real Madrid, disputado en el «Camp Nou» la noche del 6 de junio de 1970, Quimet  va a ser el autor de la falta sobre el  madridista Velazquez, cometida más de un metro fuera del área, que el colegiado guipuzcoano José Emilio Guruceta Muro señaló como penalti a favor del equipo blanco, provocando uno de los mayores escándalos futbolísticos que ha conocido este país, con lanzamiento masivo de almohadillas e invasión del terreno de juego por parte de millares de socios y seguidores barcelonistas, lo cual obligó al malogrado árbitro vasco ( que perdería la vida en un accidente de tráfico ocurrido en 1987 ) a suspender el encuentro faltando aun varios minutos para su finalización con el resultado de 1-1, un marcador que dejaba a los azulgranas fuera del «Torneo del KO»

A partir de ese momento Quimet va a vivir una segunda juventud, que le lleva de nuevo a la Selección Nacional, el  11 de noviembre de 1970, esta vez de la mano de Ladislao Kubala. El partido, valedero para la clasificación con vistas a la Eurocopa de 1972, a celebrar en Bélgica, enfrentará a España con la selección de Irlanda del Norte, donde brillaba el fenomenal pero excéntrico George Best. Venció el combinado español por 3 goles a 0, marcados por Rexach, Pirri y Luís Aragonés, y Kubala va a presentar el siguiente equipo: Iribar; Rifé, Gallego, Sol ( Hita ); Violeta, Costas; Arieta II, Luís, Quini ( Lora ), Pirri y Rexach.

Esa temporada 70-71 actuará en 29 encuentros de Liga, 4 de Copa de Ferias y 9 de Copa, competición en la que el Barça vuelve a proclamarse campeón, derrotando en una de las finales más emocionantes y vibrantes que se recuerdan al Valencia por 4 goles a 3 en la prórroga, consiguiendo Ramón Alfonseda el tanto de la victoria. A Quimet Rifé, en calidad de capitán azulgrana, le va a corresponder recibir el trofeo de manos del general Franco, siendo esta la última ocasión en la que el dictador entregó la copa que entonces llevaba su nombre al Barça. En el curso siguiente, 71-72, y con el técnico holandés Rinus Michels en el banquillo, Rifé sigue firmemente instalado en la titularidad como lateral derecho, utilizando su gran velocidad para cortar internadas contrarias y proyectarse a su vez en ataque. 32 partidos de Liga, 3 de Copa y 4 de Recopa constituyen su positivo bagaje.

Con 30 años cumplidos continúa inamovible en la campaña 72_73 (33 partidos de Liga, 2 de Copa y 2 de la nueva Copa de la UEFA, que viene a sustituir de algún modo a la antigua competición ferial ). Pero en  su palmarés sigue faltando el tan ansiado título liguero, aunque el fichaje del astro holandés Johan Cruyff, en el verano de 1973, va a hacer posible que se cumpla tan anhelado sueño. Tras unos comienzos dubitativos, el equipo blaugrana va a tomar velocidad de crucero desde el momento del debut de Cruyff,  contando prácticamente sus partidos por victorias. Una senda triunfal cuyo principal jalón será el histórico 0-5 conseguido en el «Bernabéu» frente al Real Madrid, prólogo del «alirón» cantado pocas semanas más tarde, tras una nueva y resonante victoria a domicilio, esta vez en «El Molinón», el feudo del Sporting de Gijón, donde el Barça va a proclamarse ya Campeón de Liga de forma matemática, algo que se le venía resistiendo desde el ya lejano año 1960. Rifé será uno de los puntales de esta temporada gloriosa, participando en 32 compromisos ligueros. 1 partido de Copa de la UEFA y 7 de Copa,  completando una campaña en la que el Barça llega también a la final copera, pero en esa ocasión, y privado de sus dos extranjeros, Cruyff y Sotil, debido a la normativa vigente, va a tener que doblar la rodilla en el partido definitivo, encajando un severo correctivo – 4 a 0 – a pies precisamente del Real Madrid, que de esa forma va a tomarse la revancha de la humillante «manita» encajada en la Liga.

La temporada 74-75, en la que el Barça celebra su 75 Aniversario, le brinda también a Quimet Rifé la oportunidad de participar por vez primera en el principal torneo continental, la Copa de Europa. Había muchas esperanzas depositadas en ella, pero el Barça no va a poder superar al Leeds United inglés en semifinales. Tampoco conseguirá revalidar el título liguero, ni llegar demasiado lejos en la Copa. Una campaña decepcionante, en resumen, que va a suponer la marcha del entrenador Rinus Michels, quien será sustituido por el alemán Hennes Weisweiler. 27 partidos de Liga – un ligero descenso respecto a sus registros habituales -, 4 de Copa y 8 de Copa de Europa (ahí si lo jugó todo) fueron el balance del futbolista oriundo del Poble Nou.

Y llegamos así a la última temporada de Quimet Rifé como jugador en activo, la 75-76. Y si al comenzarla todavía no había tomado la decisión de retirarse, la absoluta falta de confianza en su capacidad que va a mostrar el técnico germano, le convencerá del todo para colgar las botas, pues ni se planteaba la posibilidad de proseguir su carrera deportiva en otro club que no fuera el Barça. Weisweiler, un entrenador caracterizado por su política de cantera,  apostará por el joven Corominas como lateral izquierdo, lo cual desplaza al habitual titular de esa demarcación, Toño De la Cruz, a la banda derecha -en la que también se alineará el gallego Tomé -, dejando sin sitio a Rifé. Pero el teutón, enfrentado abiertamente a la gran estrella barcelonista, Johan Cruyff, no logrará terminar la temporada en el banquillo del «Camp Nou», siendo reemplazado por el responsable del conjunto juvenil, el cántabro Laureano Ruíz, quien si volvió a confiar en Rifé para los últimos partidos, obteniendo el subcampeonato tras derrotar al Real Madrid en el mismísimo «Santiago Bernabéu» ( 0 a 2 ). Esta temporada del adiós va a ser, por lo tanto, la más parca de Rifé en lo tocante a rendimiento, con solamente 6 partidos de Liga, 3 de Copa y 2 de Copa de la UEFA. En total, y a lo largo de sus doce campañas en la primera plantilla del Barça, Rifé va a alinearse en 291 partidos de Liga, consiguiendo 23 goles, cifras que se elevan a 527 encuentros y 47 tantos sumando todos los compromisos oficiales y amistosos en los que tomó parte vestido de blaugrana.

El club le va a rendir un merecidísimo homenaje en el «Camp Nou», el 1 de septiembre de 1976, junto a sus paisanos y compañeros Salvador Sadurní y Toni Torres, que también se despedían del fútbol activo. El rival será el Stade de Reims francés, que sucumbe por 2 goles a 0, marcados por Neeskens y Olmo. Esta fue la última alineación de Quimet Rifé como futbolista profesional: Sadurní ( Mora ); Rifé ( Ramos ), Torres ( Costas ), Migueli, De la Cruz, Olmo, Neeskens, Rexach, Cruyff ( Sotil ), Asensi y Clares ( Amarillo ). A continuación pasará a integrarse en el  «staff» técnico blaugrana, nuevamente a las órdenes de Rinus Michels, que regresa para hacerse cargo del equipo tras la frustrada experiencia con Weisweiler ( decisión tomada por la directiva de Agustí Montal hijo, y en la que seguramente algo tuvo que ver la renovación de Johan Cruyff para las siguientes dos temporadas )

TERCERA VIDA: TÉCNICO Y MAESTRO

Muy avanzada ya  la temporada 78-79, Rifé  va a relevar a su antiguo camarada Lucien Muller -el primer técnico de la larguísima «Era Núñez» – como entrenador del primer equipo. Sucedió en la jornada 28 del Campeonato Nacional de Liga, y va a debutar en el banquillo con una contundente victoria ante el Sporting de Gijón, uno de los cuadros-revelación de aquel torneo -, al que el Barça golea por 6 a 0 en el «Camp Nou», el 21 de abril de 1979. Con su antiguo compañero de tantos años Toni Torres como ayudante, va a conquistar la Recopa a las pocas semanas, en la histórica final de Basilea contra el Fortuna de Dusseldorf, el 16 mayo de 1979, con victoria catalana por 4 a 3, lograda delante de 30.000 enfervorizados «culés». pero a la temporada siguiente una eliminación europea a pies del Valencia le cuesta también el puesto. Sustituido por el mítico y veterano Helenio Herrera, Rifé continúa no obstante formando parte del «staff» blaugrana, en calidad de Jefe de los Servicios Técnicos, hasta que otra de las crisis que periódicamente azotan Can Barça le defenestra de manera definitiva, tras un incidente con ciertas cintas magnetofónicas de por medio, lo cual dio pie a la prensa para hablar de un «Watergate barcelonista». En 1981, y durante unos meses,  dirigirá al Levante UD, en Segunda A, reemplazando al ex-madridista Pachín, y nada menos que con Johan Cruyff en las filas granotas. El sorprendente fichaje del astro holandés, ya en el ocaso de su fulgurante carrera, buscaba empujar al club valenciano hacia la División de Honor, pero no consiguió su propósito, aunque sí logró buenas taquillas allá donde «el Flaco» se presentaba.

Junto con sus antiguos compañeros Torres, Asensi y Rexach, Quimet Rifé va a fundar en los primeros años 80 la prestigiosa escuela de fútbol TARR ( llamada así por las iniciales de los apellidos de sus cuatro creadores ). Con la llegada de Joan Gaspart a la presidencia del Barça dirigirá el fútbol base barcelonista entre los años 2000 y 2003 ( siendo relevado con el advenimiento de la «Era Laporta» ), y encauzará también su actividad profesional a través de una empresa de equipamientos deportivos -entre otras cosas sirviendo césped sintético para terrenos de juego -, y trabajando con preferencia por la zona catalanobalear. Hoy está ya felizmente jubilado, y su autorizada opinión es recabada por los medios cuando se trata de hablar del Barca, el club al que ha consagrado buena parte de su vida este veloz extremo reconvertido en carrilero, y pionero de una forma de entender dicha misión entonces absolutamente adelantada a su tiempo.




El Pontevedra del “Hai que roelo” (1963-70): Tercera parte

TEMPORADA 66-67: UNA CAMPAÑA GRÍS

De cara a la temporada 1966-67 se va a producir un relevo en la dirección técnica del Pontevedra. Juan Ochoa abandonará el club granate con destino a la Unión Deportiva Las Palmas, dejando su puesto a otro entrenador de origen vasco, José Luís Molinuevo (Deusto, Vizcaya, 1917-Gijón, Asturias, 2002), que venía de una larga estancia de cuatro años en el banquillo del Sporting de Gijón (entonces denominado oficialmente «Real Gijón»). Molinuevo va a ponerse al frente de una plantilla en la que habían causado baja el guardameta Martín, Quiroga e Iglesias, y en la que eran novedad los porteros Lucho y Carmelo, el defensa orensano  Delfín Álvarez, un centrocampista nacido en la vecina Marín, Antonio, y el exterior cántabro Nando Yosu, procedente del Athletic de Bilbao. Por lo tanto, el cuadro de «Pasarón» va a afrontar el nuevo curso con los siguientes efectivos: Celdrán, Cobo, Lucho, Carmelo; Irulegui, Batalla, Cholo, Azcueta, Álvarez; Roldán I, Calleja, Antonio, Norat; Fuertes, Martín Esperanza, José Jorge, Neme, Odriozola, Yosu, Roldán II, Ceresuela, Vallejo y Plaza.

Fuertes

Fuertes

El torneo da comienzo el 11 de septiembre de 1966, y con signo positivo para el Pontevedra, ya que consigue arrancar un punto en el «Sanchez Pizjuán» sevillano ( 0 a 0). Esta fue la alineación que presentó Molinuevo en el debut liguero: Cobo; Álvarez, Batalla, Cholo; Calleja, Antonio; Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme y Odriozola. Pero el equipo se mete ya en negativos a la semana siguiente, al ser derrotado en «Pasarón» por el Real Madrid, merced a un gol de Amancio a diez minutos del final, en un encuentro en el que los gallegos adolecieron de falta de remate. Vuelven a caer derrotados siete días más tarde, en Alicante y frente al Hércules (1 a 0). La situación, si no grave dado lo temprano del momento, comienza ya a ser preocupante: penúltimos con un punto, y todavía sin marcar un solo gol.

Algo -lo de marcar -que se remedia en la cuarta jornada, aunque el tanteador no acaba de ser favorable, pues el Athletic de Bilbao se lleva un nuevo positivo del feudo pontevedrés ( empate a uno ). Neme hizo el gol local nada más comenzar el encuentro. El Pontevedra sigue penúltimo, y con la perspectiva de visitar al domingo siguiente un campo muy difícil, el «Camp Nou» barcelonés. Pero, como decía el desaparecido Vujadin Boskov, «fútbol es fútbol»… Se disputa  la quinta jornada del campeonato, es el 9 de octubre de 1966, y va a saltar la gran sorpresa en el coliseo catalán, pues aunque el Barcelona  dominará el juego durante la mayor parte del encuentro, el Pontevedra   capea el temporal muy bien, y -como ocurre bastantes veces -va a aprovechar un contragolpe para marcar por medio de uno de sus mejores hombres, el salmantino Neme, en el minuto 26 de la primera parte, y luego su defensa numantina hará el resto, en una tarde muy negativa para la delantera azulgrana. A las órdenes del colegiado madrileño Martínez Banegas, estas fueron las alineaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Barcelona, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Zaldúa, Vidal, Fusté y Pujol, y por el Pontevedra, Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Roldán I; Norat, Neme, José Jorge, Antonio y Yosu.

Batalla

Batalla

Con este resultado los gallegos salen momentáneamente de la zona de peligro, y una nueva victoria siete días más tarde, en derbi regional frente al Deportivo de La Coruña ( 1 a 0, marcado por José Jorge en la primera parte ) les coloca en la zona media, donde van a mantenerse a trancas y barrancas hasta el final de la primera vuelta, que concluyen en décima posición, con 13 puntos y 3 negativos. Pero la derrota en «Pasarón» ante el Barça, en la jornada número 20 ( 0 a 1, con gol de Rifé), les vuelve a colocar al borde de los puestos de promoción, y va a suponer el cese de Molinuevo, que es sustituido por el antiguo jugador del Real Madrid Héctor Rial.

Y tal como reza otro de los tópicos del fútbol, el cambio de técnico va a materializarse en victoria, y de nuevo en el partido de rivalidad regional contra el conjunto coruñés, al que el Pontevedra derrota en «Riazor» por 2 goles a 1 ( marcados por Martín Esperanza y Odriozola ), colocando a los deportistas en una situación muy comprometida. Y hablando de compromisos….Los pupilos de Rial no podrán respirar tranquilos del todo hasta la penúltima jornada, cuando al derrotar en «Pasarón» al Granada, merced a un solitario gol de Fuertes, consiguen ahuyentar del todo cualquier peligro. Al domingo siguiente, 23 de abril de 1967, ponen punto y final al Campeonato Nacional de Liga 66-67 en «La Romareda», donde caen derrotados ante el Real Zaragoza por 1 a 0, con este once: Cobo; Irulegui, Batalla, Álvarez; Antonio, Vallejo; Neme, Martín Esperanza, Ceresuela, Norat y Odriozola.

Cobo

Cobo

El balance final, aunque se logra salvar la categoría sin demasiados apuros, no es tan positivo como en el curso anterior. Los granates se clasifican en décima posición, con 27 puntos y 3 negativos. Han ganado 9 partidos, hecho tablas en otras tantas ocasiones, y salido derrotados 12 veces, con tan sólo 28 goles a favor, pero encajando únicamente 32 tantos, siendo la cuarta mejor defensa del campeonato. El delantero asturiano José Jorge fue su mejor artillero, con 9 dianas, seguido por Neme, con 5, y Ceresuela, que anotó cuatro tantos. En la Copa eliminan a dos conjuntos levantinos, Castellón y Hércules, pero son eliminados ya en cuartos de final por el Córdoba, que les vence en un partido de desempate celebrado en Madrid por 1 a 0

TEMPORADA 67-68:  TRANQUILIDAD ABSOLUTA

Con vistas a la campaña 67-68 prevalece la continuidad en el Pontevedra. Continuidad en la presidencia del club, que sigue ostentando, un año más, Miguel Otero Rodríguez, y también en el banquillo, donde se le concede un voto de confianza al argentino Héctor Rial. También  habrá pocas novedades en la plantilla granate, donde causan baja Lucho  – que pasa nada menos que al Barcelona – y Roldán I y José Jorge ( ambos con destino al Racing de Santander ), y llegan el joven  cantearon Fernández y el ex de la Real Sociedad Cacho. Estos son los hombres con los que va a contar Rial para afrontar la cuarta temporada del Pontevedra entre los grandes: Cobo, Celdrán, Carmelo; Irulegui, Batalla, Cholo, Azcueta, Álvarez; Calleja, Antonio, Norat; Fuertes, Martín Esperanza, Roldán II, Neme, Odriozola, Yosu, Vallejo, Ceresuela, Plaza, Fernández y Cacho.

Odriozola

Odriozola

El debut liguero se produce en el campo donostiarra de Atocha, donde la Real Sociedad retorna a la Primera División tras cinco temporadas en Segunda. Vencen los locales  gracias a un solitario gol marcado por Arregui en el minuto 15, y estas fueron las formaciones que presentaron ambos conjuntos: por los blanquiazules, Zubiarrain; Gorriti, Martínez, Ormaechea; Lema, Sagasta; Urreisti, Arzac, Arregui, Mendiluce y Boronat, y por los granates, Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Vallejo; Fuertes, Martín Esperanza, Neme, Antonio y Yosu.

Tras unos comienzos titubeantes, que le llevan al finalizar la quinta jornada en zona de promoción, el Pontevedra  comenzará a afianzarse en su propio feudo, haciendo de «Pasarón» un auténtico fortín. Algo que se va a poner de manifiesto en la decimosegunda jornada, cuando los pupilos de Rial apabullan al equipo revelación del campeonato, la Unión Deportiva Las Palmas, con un concluyente 3 a 0, con goles de Roldán II, Neme y Odriozola, este último de penalti. Y lo confirman allí mismo siete días más tarde con una nueva goleada, ahora nada menos que frente al mismísimo Real Madrid, el vigente campeón, al que derrotan también por otro 3 a 0, marcando en esta ocasión Roldán II, Antonio y Odriozola. A las órdenes del colegiado balear Rigo Sureda -que en esa temporada iba a situarse en el centro de la polémica arbitral -, los dos equipos formaron de la siguiente manera: por el Pontevedra, Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Antonio; Fuertes, Martín Esperanza, Roldán II, Neme y Odriozola ( es decir, el once de gala ), y por el Real Madrid, Junquera; Calpe, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento, o sea, casi el conjunto titular de ese año, con las únicas ausencias de Betancort y De Felipe, y si se quiere, de Miguel Pérez.

Al finalizar la primera vuelta, el 7 de enero de 1968, el Pontevedra ocupa la octava posición, con 16 puntos y sin positivos ni negativos.

Antonio

Antonio

Ha aumentado ligeramente sus registros goleadores ( contabiliza 18 tantos a su favor ), pero también ha empeorado en defensa, encajando 20 dianas. La segunda parte del campeonato presentará a un Pontevedra navegando siempre por las aguas tranquilas de la mitad de la tabla, y consiguiendo otro hito memorable: derrotar al Barcelona en la jornada número 26, frenando en seco sus aspiraciones al título. Esa tarde del 24 de marzo de 1968, con el balear Rigo de nuevo como juez de la contienda, un gol de Roldán II en el minuto 70 va a dejar a los azulgranas con escasas posibilidades para optar al triunfo liguero. Así formaron granates y blaugranas -que en esa ocasión vistieron camiseta blanca -: Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Antonio; Odriozola, Martín Esperanza, Roldán II, Neme y Yosu por los locales, y Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Zaldúa, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rifé por los visitantes, que presentaron una alineación muy defensiva, en el que supuso el último partido del gran futbolista uruguayo  Julio César Benítez, que fallecería súbita e inesperadamente días más tarde en la Ciudad Condal, el 6 de abril, en vísperas de un trascendental Barça-Real Madrid.

La Liga 67-68 toca a su fin el 28 de abril de 1968. En esa jornada, la  número 30 y última, un Sevilla ya descendido a Segunda División por vez primera en su historia y el Pontevedra van a hacer tablas en el «Sánchez Pizjuán» ( 2 a 2 ), marcando los goles gallegos Roldán II y Neme. Este fue el once que presentó Rial en terreno hispalense: Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Norat, Calleja; Fuertes, Martín Esperanza, Roldán II, Neme y Odriozola.

El Pontevedra va a terminar el campeonato en octava posición, con 31 puntos y un positivo, los mismos que en la excelente campaña 65-66. Venció en 12 ocasiones, empató en 7, y fue derrotado en once partidos, con un total de 36 goles a favor y 41 en contra. En su feudo de «Pasarón» tan sólo dejo escapar cuatro puntos, en otros tantos empates, sin llegar a conocer la derrota. El máximo anotador del equipo fue Roldán II, con 13 dianas, seguido de Odriozola ( 8 ), Neme ( 7 ) y Martín Esperanza ( 3 ). En la Copa, elimina con apuros a un segunda, el Recreativo de Huelva, el decano del fútbol español, para caer en octavos ante su gran rival, el Celta, que empata a 0 en «Pasarón» y vence en «Balaídos» por 2 a 1 (los celestes llegarían en aquella ocasión a las puertas de la final, cayendo derrotados en semifinales por el Real Madrid)

TEMPORADA 68-69: VUELVEN LOS APUROS

Con Rial nuevamente en el banquillo de «Pasarón», el Pontevedra encara el curso 68-69 con bastantes novedades en sus filas. Se marchan Carmelo, Azcueta, Álvarez, Cacho -que había pasado completamente desapercibido – y todo un histórico ( siete temporadas en el equipo ), el leonés Vallejo, que pasa al gran rival provincial, el Celta de Vigo, y para sustituirles vienen nada menos que ocho futbolistas: el guardameta Solana, De la Fuente ( cedido por el Real Madrid ), Cárdenas, los canteranos Suso, Nito y Barros,  Nico y el paraguayo Riveros. De modo que la plantilla granate queda configurada de la siguiente manera: Cobo, Celdrán, Solana; Irulegui, Batalla, Cholo, De la Fuente, Cárdenas; Calleja, Antonio, Norat, Suso, Nico, Nito; Fuertes, Martín Esperanza, Roldán II, Neme, Odriozola, Yosu, Ceresuela, Barros, Fernández, Plaza  y Riveros ( este se incorpora ya mediada la temporada ).

El campeonato se inicia con un excelente resultado en «Pasarón», donde el Valencia va a caer derrotado por 2 goles a 0 ( Roldán II y Neme ). Estos fueron los equipos aquel 15 de septiembre de 1968: por el Pontevedra, Cobo; De la Fuente, Batalla, Cholo; Norat, Calleja; Fuertes, Martín Esperanza, Roldán II, Neme y Yosu, y por el Valencia, Pesudo; Sol, Aníbal Pérez, Tatono; Jesús Martínez, Panchulo; Machicha, Waldo, Ansola, Paquito y Blayet. Durante las primeras jornadas el equipo va  a moverse cerca de los puestos de cabeza, con resultados tan positivos como el 3 a 0 que le endosa a la Unión Deportiva Las Palmas en la quinta fecha del campeonato en «Pasarón», conseguidos por Fuertes, Roldán II y Neme, y en la séptima jornada, tras empatar a dos tantos en «La Romareda», el cuadro granate es cuarto, pero a partir de dicho momento  bajará ostensiblemente sus prestaciones, finalizando la primera vuelta en el puesto décimo, con 14 puntos y 2 negativos, al borde de la zona peligrosa.

Seguirá rondando por ahí durante el resto del campeonato, con unos registros goleadores paupérrimos, aunque también recibiendo muy pocos tantos para ser un equipo que se debate en los últimos lugares de la tabla. La victoria ante el Málaga en la jornada 24, gracias a un gol del malacitano Montero en propia puerta, le va a proporcionar algo de oxígeno en un año donde descienden automáticamente los tres últimos, y al domingo siguiente consigue el resultado más llamativo de toda la temporada, al empatar a dos tantos con el Real Madrid en el mismísimo estadio «Santiago Bernabeu», en un entretenido partido televisado en directo a toda España. Fue la gran sorpresa de la jornada, uno de esos marcadores que rompen millones de quinielas. Gento y Amancio marcaron para los merengues, mientras que Fuertes y el joven canterano Barros lo hacían para el conjunto granate. Por cierto, que pocas semanas antes el propio Fuertes había formado parte de la  lista de convocados para la Selección Española, aunque finalmente no llegó a jugar.

La victoria contra el Español, otro de los equipos que se debatían por la cola, en la vigesimosexta jornada y conseguida merced a un gol del guaraní Riveros, hace respirar un poco al cuadro gallego, que luego no conseguirá pasar del empate con el ya descendido Córdoba, pero lo compensa acto seguido arrancando un meritorio 2-2 en «San Mamés» frente al Athletic, con goles de Fuertes y Odriozola ( de penalti). Se llega así a la última jornada con tres puntos de ventaja sobre el Málaga y dos sobre el Español. Las posibilidades de descender eran remotas, pues debería perder en «Pasarón» ante el Sabadell y al mismo tiempo ganar Zaragoza y Español a Córdoba y Málaga respectivamente.

Y afortunadamente para el cuadro pontevedrés no se dio semejante combinación de resultados, porque para empezar los gallegos consiguieron empatar a cero con los arlequinados, ante el delirio de su afición, El Zaragoza no pasó del empate ante los de la ciudad de los califas, y el Español salió fuertemente goleado de «La Rosaleda» por 4 a 0, aunque ese resultado tampoco le bastó al Málaga, que finalmente acompañaría a cordobeses y españolitas a Segunda. Al final el Pontevedra se mantuvo un año más en Primera, aunque en esta oportunidad con bastantes apuros. Ocupó la duodécima posición, con 27 puntos y tres negativos (7 victorias, 13 empates y 10 derrotas), y llamaba mucho la atención el hecho de que era el equipo menos goleador de toda la categoría, con tan sólo 20 tantos, pero únicamente había recibido 23, lo que le situaba como la tercera  defensa menos batida del campeonato, empatada con la del Elche, y únicamente  por detrás de las de Barcelona y Real Madrid, lo cual hablaba muy bien del sólido y excelentemente compenetrado bloque formado por Cobo, Irulegui, Batalla, Cholo y Calleja, jugadores que llevaban ya varias temporadas actuando juntos y rayando a un excelente nivel.

Irulegui

Irulegui

Restaba tan sólo la disputa de la Copa del Generalísimo, que aquel año se reservó en exclusiva para los equipos de la División de Honor, y en la que el Pontevedra resultó eliminado a las primeras de cambio, octavos de final, por un  gran Elche integrado  por los Araquistáin, Ballester, Iborra, Canós, Llompart, Lezcano, Vavá o Asensi, un magnífico equipo dirigido por el técnico uruguayo Máspoli, que llegaría hasta la mismísima final del torneo del KO, para caer únicamente frente al Athletic de Bilbao, que muchos años después de su último triunfo volvía a coronarse de nuevo como «rey de copas» merced a un solitario gol de Arieta II en las postrimerías del partido

TEMPORADA 69-70: EL FINAL DE UN SUEÑO

Luís Belló Martínez (Cieza, Murcia, 1929), antiguo jugador del Real Zaragoza y el Hércules de Alicante, y que había dirigido a los «Magníficos» cuando estos conquistaron la Copa del Generalísimo y la Copa de Ferias de 1964, y ascendido al final de la temporada 65-66 al Hércules a Primera División, es el nuevo técnico granate, en sustitución de Héctor Rial, que se marcha precisamente al Zaragoza. Y la principal novedad antes de iniciarse la sexta temporada del Pontevedra Club de Fútbol en Primera División es el traspaso del extremo derecho asturiano Fuertes,  que recala en el Valencia. Para intentar reemplazarle  viene un jugador que acostumbra a moverse por su misma demarcación, Huerta, que ya había debutado el curso anterior con los de «Mestalla». También causan baja De la Fuente, Yosu y Ceresuela, otro histórico de la época del primer ascenso, mientras que en el capítulo de altas – aparte del ya mencionado – se van a incorporar, algunos de ellos a lo largo de la temporada, los siguientes jugadores: Luisín, Amavisca, García Sáiz, Ardao, Polo, Albino, Néstor García, José y Hachero. Así que  Belló contará con los siguientes efectivos a sus órdenes: Cobo, Celdrán, Solana, Ardao; Irulegui, Cárdenas, Batalla, Suso, Luisín, Cholo, Amavisca; Calleja, Norat, Antonio; Huerta, Martín Esperanza, García Sáiz, Roldán II, Barros, Nico, Fernández, Plaza, Neme, Riveros, Odriozola, Polo, Albino, Néstor García, José y Hachero.

La Liga 69-70 arranca el domingo 14 de septiembre de 1969, y el Pontevedra  tropezará ya en el primer partido, y en su propio terreno. El Granada, por mediación de Miralles al aprovechar una acción de contragolpe, va a llevarse los dos primeros puntos de «Pasarón», en un partido que no merecieron perder los gallegos. Belló presentó la siguiente alineación en este adverso debut liguero: Cobo; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Antonio; Huerta, Martín Esperanza, Roldán II, Neme y Odriozola ( Riveros. Primer jugador de campo granate que sustituye a un compañero en partido de Liga )  ). Como se ve, un equipo absolutamente continuista, con la única salvedad del recién llegado Huerta.

Una serie de malos resultados (derrotas en Zaragoza y Elche, y un empate en «Pasarón» ante el Barça ) van a llevar a los pontevedreses en la jornada número 4 al último lugar de la clasificación, una posición que prácticamente ya no abandonarán en todo el torneo. En la quinta fecha una nueva derrota en casa ( 1 a 3 a pies del Real Madrid ) corrobora su crisis, y va a suponer la destitución de Belló al frente del equipo. Será sustituido interinamente por Campos ( jornadas sexta a octava ) y Carolo, que se sentará en el banquillo en la novena, para cederle ya el sitio definitivamente al técnico francés Louis Hon, antiguo jugador del Real Madrid, pero los resultados  no van a mejorar en absoluto, sino que ahondarán todavía más el espantoso bache por el que atraviesa el club granate, que poco a poco va descolgándose como «farolillo rojo»

Levanta un poco cabeza -pero sólo un poco -, en la décima jornada, en la que se impone en «Pasarón» al Sabadell por 2 a 1, con goles de los veteranos Neme y Martín Esperanza. En la tabla  ( que cierra el Mallorca con tan sólo 2 puntos ) ocupa el penúltimo lugar, con 4 puntos y seis negativos. Pero en la siguiente fecha cae de nuevo a la última plaza, de donde ya no se moverá hasta el final del Campeonato.  No vuelve a puntuar hasta la decimonovena jornada( empate a uno ante el Elche en «Pasarón» ), de modo que va a encajar nada menos que ocho derrotas consecutivas. Ya es únicamente cuestión de tiempo que se consume el descenso, cosa que se producirá de forma matemática al finalizar  la jornada número 27.

La Liga termina para los granates igual que empezó, siete meses atrás, con una nueva derrota en «Pasarón» ( 0 a 2 ) ante el Mallorca, otro de los equipos que  acompañarían al Pontevedra a Segunda. Este fue el once que puso en liza Louis Hon en el que iba a ser – hasta la fecha – el último partido de los de las Rías Bajas como equipo de Primera Division: Celdrán; Irulegui, Luisín, Amavisca; Hachero, Calleja; Huerta, García Sáiz, Roldán II, Plaza y Polo. Como puede observarse, una alineación muy diferente a la que inició el campeonato.

Calleja

Calleja

Los números finales eran escalofriantes: dieciseisavo y último de la clasificación general, con sólo 13 puntos ( y nada menos que 17 negativos ). 4 partidos ganados, 5 empatados y la friolera de 21 encuentros perdidos, con 20 goles a favor y 46 en contra. Roldán II fue el máximo anotador, con 9 dianas, seguido a gran distancia por Neme ( 4 ) y García Sáiz ( 3 ).Curiosamente, y cuando ya estaba todo perdido, el Pontevedra consiguió tres victorias consecutivas, en las jornadas 24, 25 y 26, absolutamente inútiles, pero que le supusieron casi la mitad de su puntuación final.Y como triste colofón a una campaña desastrosa, los granates – que habían eliminado al Onteniente en dieciseisavos de final – van a ser apeados de la Copa de forma estrepitosa por el Real Zaragoza, que se impuso en «Pasarón» por 2 a 1 y remató la jugada aplastando a los galaicos en «La Romareda» con un abrumador 8 a 0

EPÍLOGO: LAS RAZONES DE UN DECLIVE

¿ Porqué descendió el Pontevedra, y porqué lo hizo de una manera tan estrepitosa ?  En el fútbol, y en sus resultados, inciden muchos factores, pero parece evidente – a la luz de los datos que aportaremos a continuación – que la plantilla del Pontevedra había ido envejeciendo paulatinamente, con lo que eso significa para el rendimiento físico de un equipo, habida cuenta de que las principales señas de identidad del cuadro granate eran el esfuerzo, la entrega y el sacrificio, con lo que paliaban sus limitaciones técnicas. No obstante los jugadores clave iban cumpliendo años, sin que llegara a producirse el natural relevo en esos puestos. Muchos futbolistas del equipo titular ya rebasaban la treintena al comenzar la última temporada en la élite, la 69-70: Cobo ( 32 ), Irulegui ( 32 ), Batalla ( 34 ), Cholo ( 36 ), Calleja ( 32 ), Martín Esperanza ( 33 ) o Neme ( 30 ), es decir, todo el sistema defensivo y la columna vertebral del conjunto. Y la marcha de uno de los puntales de la delantera, el exterior Fuertes, también contribuyó a empeorar un poco más las cosas, restándole competitividad  a los pontevedreses.

También se trataba de una plantilla corta, en el sentido de que los teóricos suplentes entraban poco en el equipo, a no ser por causas de fuerza mayor como lesiones, enfermedades o sanciones ( faltaba aun mucho para que los técnicos comenzasen a manejar el concepto de las  «rotaciones» ). Ese desfase entre titulares y reservas hacía que, al producirse bajas, los reemplazantes no pudieran sustituir con plenas garantías a los ausentes. Y es evidente que la modestia económica del club, también impedía reforzarse convenientemente,  acudiendo a un mercado de fichajes que estaba por las nubes, a causa de normas tan restrictivas como el derecho de retención y la prohibición de importar jugadores extranjeros, a no ser que estos fueran hijos de padres españoles y no hubiesen actuado en su correspondiente combinado nacional ( los famosos «oriundos», muchos de ellos de muy dudosos orígenes…). Además, el factor campo, que había sido decisivo para la permanencia, puesto que «Pasarón», con sus reducidas dimensiones y su terreno a menudo impracticable, resultaba muy incómodo para el visitante, se va a mostrar muy asequible para los forasteros en esta funesta campaña, y el Pontevedra nunca se había distinguido precisamente por su gran rendimiento a domicilio, ya que el 77,3 % de sus puntos totales en la categoría los había logrado con el respaldo de su afición. El balance final del paso por Primera División de los granates se sustancia, pues,  en 180 partidos disputados a lo largo de 6 temporadas, con 53 victorias, 44 empates y 83 derrotas ( 150 puntos en total ), habiendo marcado 165 goles y encajado 221.

La temporada 69-70 va a ser  sencillamente catastrófica, con unos guarismos de récord en lo negativo. Y aunque el descenso matemático no se produjo hasta el final de la vigesimoséptima jornada, ya a mitad del campeonato el Pontevedra parecía irremisiblemente condenado, porque muy pocas veces un equipo ha presentado unos números tan pobres en el ecuador de la competición. Y si el fútbol, como tantas veces se ha dicho, es un estado de ánimo, un cúmulo de sensaciones, las que emitía el simpático club de «Pasarón» no podían ser peores…

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En 1970, por consiguiente, va a iniciarse una larguísima travesía del desierto que llega hasta ahora mismo. Los granates se mantendrán en Segunda durante varias temporadas, descendiendo a Tercera al concluir el curso 72-73. Desde entonces su hábitat natural han sido la Segunda «B» y la Tercera División, categoría donde milita en la actualidad, con las excepciones de las campañas 76-77 y 2004-05, cuando actuaron en la División de Plata. Pero a sus aficionados más veteranos nadie podrá arrebatarles el recuerdo de que una vez, en un tiempo ya muy lejano, vieron morder el polvo en «Pasarón» a todos los grandes del fútbol español. Porque a aquel Pontevedra legendario, realmente, «había que roelo»

FUENTES CONSULTADAS

HISTORIA DEL CAMPEONATO NACIONAL DE  LIGA. TOMO II. Enrique y Nicolás Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones SA. 1970

HISTORIA DE LA COPA. Nicolás y Enrique Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones SA. 1970-71

PONTEVEDRA CLUB DE FÚTBOL. Cincuenta años de historia. Miguel Domínguez Vaz. Diputación de Pontevedra. 1995

REVISTA BARÇA : 1963-1970

REVISTA BARCELONISTA ( RB): 1965-1970

WEB BD FUTBOL ( Base de datos )

WEB OFICIAL PONTEVEDRA CF




El Pontevedra del “Hai que roelo” (1963-70). Segunda parte

Tras su gran temporada en Segunda, el curso 64-65, el Pontevedra regresa a la máxima categoría del fútbol español con la pretensión de que su nuevo paso por ella no sea tan breve como en la experiencia anterior. Para lograr dicho propósito, el club granate refuerza su plantilla en determinadas posiciones. Para empezar, se marchan Recalde (al Badalona),  y Pose (al Algeciras), y los tres porteros -el cedido Rodri regresa al Atlético de Madrid, Mújica pasa al Burgos y también se va Fermín – y llegan otros tantos nuevos guardametas: el catalán Celdrán, procedente del Elche, y los vascos Cobo  ( Sporting de Gijón ) y Martín ( Indauchu ). En la defensa es novedad el experimentado lateral derecho de la Real Sociedad Irulegui, en la zona ancha el centrocampista del Orense Quiroga, y en la delantera el extremo derecho asturiano Fuertes, del Real Valladolid, así como el soriano Plaza.

También hay novedades en el banquillo, donde un técnico veterano, Juan Ochoa (Juan Otxoantezana Milikua, Plencia, Vizcaya, 1912. Fallecido en 1998), va a sustituir al joven Marcel Domingo. Ochoa tendrá a sus órdenes a la siguiente plantilla: Celdrán, Cobo, Martín, Azcueta, Batalla, Cholo, Irulegui, Calleja, Vallejo, Norat, Roldán I, Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme, Odriozola, José Jorge, Quiroga, Roldán II, Plaza e Iglesias. Miguel Otero Rodríguez continúa como presidente de la entidad.

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1965-66: PRIMERA VUELTA

La Liga 1965-66 va a dar comienzo el 4 de septiembre de 1965 en «La Rosaleda», frente a un conjunto también recién retornado a Primera, el C.D.Málaga. Empate a cero, y esta alineación por parte de los gallegos: Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Roldán I;  Neme, Martín Esperanza, Ceresuela, Vallejo y Odriozola. Para comenzar no estaba mal un positivo, pero va a estar mucho mejor el resultado de la segunda jornada, donde el primer visitante de «Pasarón», el Athletic de Bilbao, sucumbe por un claro 3 a 0. Un resultado tan abultado sorprenderá a todo el mundo, máxime teniendo en cuenta que en el partido inaugural  los «Leones» se habían merendado al Betis por un aplastante 6 a 1. Pero los pontevedreses van a realizar un sobresaliente encuentro, tanto en defensa como en ataque. Neme abrió el marcador en el primer minuto, y él mismo se encargó de hacer el 2-0 en el 27, cerrando la cuenta Vallejo en el 80, cuando ya el choque enfilaba hacia su recta final. Resultó lesionado el bilbaíno Etura, y el cuadro gallego se colocaba en el tercer lugar de la clasificación general.

En la tercera jornada los granates no van a poder sacar nada positivo, pero es que el desplazamiento se las traía: nada menos que al feudo del vigente campeón liguero, todo un Real Madrid. Aun así, los de Ochoa plantaron cara muy dignamente, causando una grata impresión, y sólo doblaron la rodilla mediante un solitario gol del veteranísimo Puskas conseguido ya en el minuto 73 de juego. Pero al domingo siguiente, 26 de septiembre, iban a conseguir una de esas resonantes victorias que dan prestigio a un equipo. Visitaba «Pasarón» el Barça, que a la sazón encabezaba la tabla en compañía del Atlético de Madrid. Los locales mostraron una gran seguridad defensiva ante la delantera catalana, la más realizadora de la categoría hasta el momento, y sus veloces contragolpes doblegaron la mejor técnica azulgrana. Ceresuela marcó en el minuto 12, y Neme remachó la victoria en el 50. Estas fueron las alineaciones, a las órdenes del buen colegiado vizcaíno señor Gardeazábal: por el Pontevedra, Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Roldán I; Neme, Martín Esperanza, Ceresuela, Vallejo y Odriozola, y por parte del Barcelona, Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Serafín. Los gallegos eran cuartos por la cabeza.

Y saltarían a la tercera posición a la semana siguiente, al derrotar a domicilio al Mallorca en un magnífico encuentro por un concluyente 0 a 3, obra de Neme, en dos ocasiones, y Odriozola, marcando dos tantos más que no subieron al marcador. Y siete días más tarde, el 10 de octubre de 1965, se va a producir un hecho histórico, pues merced a su victoria en «Pasarón» sobre el Sabadell (2 a 1), el Pontevedra va a alcanzar por primera vez en su historia el liderazgo de la División de Honor, aunque empatado a 9 puntos con Valencia, Atlético de Madrid y Real Madrid. Martín Esperanza abrió el marcador para los gallegos en el minuto 5, empató Morollón para los arlequinados en el 65, y deshizo finalmente la igualada Neme en el 81. Un Neme que, con 6 tantos en su haber, pasaba a encabezar también la tabla de goleadores.

Sin embargo la séptima fecha del campeonato  arrojó un jarro de agua fría sobre los animosos jugadores y seguidores pontevedreses. El colista Betis, con un Mateos en magnífica forma,  venció rotundamente al flamante líder  en el «Benito Villamarín», por 3 a 0, con tantos de Girón ( 2 ) y Ansola, descendiendo los gallegos a la cuarta posición. Pero van a rehacerse rápidamente con un nuevo triunfo lejos de sus lares, en esta ocasión en el «Estadio Insular» y frente a la Unión Deportiva Las Palmas, donde el publico canario acabó rendido ante la espléndida labor de conjunto del cuadro granate, que se llevó justamente la victoria con un solitario tanto del cántabro Odriozola, conseguido en el minuto 28 de la primera parte. El Pontevedra seguía cuarto en la general y ya se perfilaba como el auténtico equipo-revelación del campeonato

Ascendería una posición en la novena jornada, refrendando su gran momento de forma, al derrotar con claridad en «Pasarón» a un Valencia que estaba despachando un gran inicio de campeonato. Ceresuela en el minuto 45, y Neme en el 51 pusieron el 2 a 0 en el marcador. Y completarían la tercera parte de la Liga con otro resonante triunfo como visitantes, batiendo en «El Arcángel» a un siempre difícil Córdoba por 0 a 2, , en sendos fallos defensivos de los verdiblancos muy bien aprovechados por Ceresuela y Odriozola. Ya eran segundos, con 15 puntos y 7 positivos, a dos del líder, el Atlético de Madrid, y por delante de conjuntos  del calibre de Real Madrid, Athletic de Bilbao, Zaragoza  y Barcelona.

La undécima jornada va a ser otra de esas fechas históricas que se graban con letras de oro en la historia de un club. Es el 28 de noviembre de 1965, y se van a enfrentar en «Pasarón» el líder y el segundo clasificado. El choque  despierta una expectación sin precedentes, y va a ser incluso retransmitido por radio a muchos países latinoamericanos, donde residía una amplia colonia gallega, que sufragará el elevado coste que conlleva tal cobertura. Con arbitraje del catalán Pintado Viu, estas fueron las formaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Pontevedra, Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Vallejo; Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme y Odriozola, y por el Atlético de Madrid, Madinabeytia; Rivilla, Griffa, Colo; Ruíz Sosa, Glaría; Ufarte ( pontevedrés de nacimiento, aunque formado futbolísticamente en Brasil), Luís, Mendonça, Adelardo y Collar, un auténtico equipazo. Un tiempo para cada cuadro,  mejores los locales en la primera parte, pero superados por los colchoneros en la segunda mitad, en la que solamente la gran actuación del guardameta Celdrán impidió el triunfo  madrileño. Pero fue Odriozola  quien conseguiría el único gol del encuentro, en el minuto 46, un tanto que situaba de nuevo al Pontevedra al frente de la clasificación, con 17 puntos y 17 positivos, empatado con Atlético de Madrid y Valencia, pero aventajándoles gracias a su mejor «goal average» particular con ambos.

La gesta del club granate, representativo de una pequeña capital de provincia que apenas pasaba de 50.000 habitantes,  no va a pasar desapercibida, ni dentro, ni tampoco fuera de nuestras fronteras. Es por estos mismos días cuando un grupo de aficionados  comienza a exhibir una pancarta en la que aparece  un hueso, y la leyenda «Hai que roelo», así, escrita en gallego («Hay que roerlo», en castellano»), frase que se populariza con rapidez, y cuyo recuerdo llegará  hasta nuestros días. También la prensa se hace eco de una curiosísima anécdota. En un fútbol ya tan profesionalizado  como el español, en el que sus estrellas cobran elevadas fichas y sabrosas primas, el capitán del modesto equipo que provisionalmente lidera el campeonato, Eduardo Dapena Lis, «Cholo», se gana la vida conduciendo a diario un trolebús de la línea Pontevedra-Marín. La noticia, al parecer, salió incluso en el mismísimo diario moscovita «Pravda», órgano oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética, aunque la edición -por razones obvias -no llegó nunca a España.

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Pero la suerte de la siguiente jornada, la número 12, va a ser esquiva. En su visita a «Sarriá», el Pontevedra  saldrá derrotado ante el Español por un claro 2 a 0, ambos conseguidos en la segunda parte por Miralles, en un partido en  donde únicamente destacó la actuación del guardameta Celdrán, catalán de origen. Los granates descienden a la tercera posición, tras su efímero liderato, y en la fecha que hace el número 13, tampoco les acompañará la fortuna, pues el Zaragoza se lleva un punto de «Pasarón», en un buen encuentro donde Neme se adelantó en el marcador, pero el uruguayo Endériz igualaría finalmente para los maños. Los gallegos siguen en el tercer puesto.

El miércoles 8 de diciembre de 1965, festividad de la Inmaculada Concepción, se va a celebrar el el estadio «Santiago Bernabéu» de Madrid un partido internacional con carácter amistoso entre las selecciones de España e Inglaterra. La gran novedad es la presencia del delantero del Pontevedra Neme entre los convocados por el seleccionador nacional José Villalonga. Su gran temporada no ha pasado desapercibida, y va a ser premiado de ese modo. Neme, es decir, Nemesio Martín Montejo, nacido el 31 de diciembre de 1939 en Sanchón de la Sagrada, provincia de Salamanca, es el primer jugador charro en llegar a la Selección Absoluta ( tras él lo harían Luciano Sánchez «Vavá», Vicente Del Bosque, Luís García, Patxi Ferreira y Álvaro Arbeloa ), y  saltará al campo en el minuto 35 de partido, sustituyendo a Carlos Lapetra. Tan sólo llegaría a jugar en esta ocasión con «la Roja», aunque con anterioridad estuvo convocado para el encuentro de desempate que disputó España contra la República de Irlanda en el Parque de los Príncipes de París el 10 de noviembre de 1965, y que le brindó al combinado nacional el pasaporte para el Mundial de Inglaterra gracias a un solitario gol de Ufarte. Estas fueron las formaciones que españoles y británicos presentaron la noche del debut de Neme como internacional: por España, Iribar; Sanchís, Olivella, Reija; Glaría, Zoco; Ufarte, Adelardo, Marcelino, Ansola y Lapetra ( Neme ), y por inglaterra, Banks; Cohen, Jackie Charlton, Wilson; Moore, Stiles; Ball, Hunt, Bobby Charlton, Baker ( Hunter ) y Eastham. Marcaron Baker y Hunt, y el arbitraje corrió a cargo del trencilla italiano «Signore» Concetto Lo Bello.

La jornada 14 tampoco resultó fructífera para un Pontevedra que parecía estar perdiendo algo de gas. El Elche, con un equipo en el que destacaban jóvenes como Canós, Lico, Marcial o Vavá ( autor de los dos goles ) realizó un gran partido y se deshizo de los gallegos por 2 a 0. Los de Ochoa seguían en la tercera plaza. Pero van a alcanzar la segunda, el honorífico «Subcampeonato de invierno», en la última fecha de la primera vuelta, al imponerse en «Pasarón» al Sevilla por la mínima -2 a 1 – con goles de Vallejo y Neme, y Cardo para los andaluces. Completaban así, a pesar de los últimos tropiezos, un excelente primer tramo de  competición, muy por encima de cualquier expectativa. 20 puntos y 6 positivos, que se desglosaban en 9 triunfos, 2 empates y tan sólo 4 derrotas, con 19 goles a favor y nada más que 11 encajados. El líder, el Atlético de Madrid, les aventajaba en tres puntos, y el Valencia y el Real Madrid tenían la misma puntuación que los gallegos. De «Pasarón», convertido en un auténtico fortín, únicamente había volado un punto.

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1965-66: SEGUNDA VUELTA

La segunda ronda la inicia el Pontevedra en casa, el 2 de enero de 1966, superando ampliamente al Málaga por 3 a 0, en un encuentro jugado sobre un auténtico barrizal. Neme en dos ocasiones, ambas en la primera mitad, y Fuertes en la segunda, fueron los autores de los goles. El jugador salmantino encabezaba en aquel momento la tabla de realizadores, empatado a 11 tantos con el colchonero Luís Aragonés. Los granates van a perder, no obstante, la segunda plaza, tras su visita al siempre complicado campo de «San Mamés». En «la Catedral» el Athletic se impondrá por 2 a 0 sin jugar un buen partido, pero el Pontevedra se presentó con demasiadas bajas en sus filas. El joven Ormaza y Argoitia fueron los autores de los goles rojiblancos, ambos en la primera parte, y el cuadro gallego sufrió la expulsión de Calleja mediada la segunda mitad.

El encuentro más interesante de la decimoctava jornada se juega en el terreno de «Pasarón», donde se enfrentan el tercero – Pontevedra – y el segundo, Real Madrid, separados únicamente por un punto. Sin embargo el cuadro local no saldrá airoso del trance, y verá como se distancia un poco más de la cabeza. Los blancos despacharon un partido muy completo, de lucha constante, y se adelantaron con un inapelable 0 a 3, obra de Amancio, en dos ocasiones, y Pirri. Neme hizo el gol del honor para los locales.

La puntilla a las ya remotas aspiraciones pontevedresas, se la dio el Barça en el «Camp Nou», al endosarle un inapelable 3 a 0. Sobre un campo bastante embarrado, los gallegos resistieron con su portería a cero durante toda la primera parte, pero después vieron como Eladio, y ya en las postrimerías del encuentro Rifé por partida doble, conseguían un claro resultado que aun pudo ser mayor, con arreglo a los merecimientos de ambos conjuntos. El Pontevedra ya era quinto, y estaba ofreciendo en los últimos partidos un rendimiento muy inferior al de la primera vuelta. Aunque afortunadamente para ellos, en la jornada número 20 fueron capaces de derrotar por la mínima a un Mallorca muy necesitado de puntos. Neme, el hombre-gol de los granates, abrió el marcador, empató acto seguido el bermellón José Luís, y ya en la segunda parte Iglesias hizo el 2-1 definitivo. El Pontevedra era cuarto,  justo cuando se cumplían las dos terceras partes del campeonato.

Pero retrocederá un par de posiciones a la siguiente jornada, la número 21, tras perder en Sabadell por un gol a cero, marcado por el lanero Vidal, en un partido crucial para los de la «Creu Alta», sumidos en plena zona de descenso. Y también se aliviará un poco el colista Betis siete días más tarde en «Pasarón», al arrancar un meritorio empate sin goles. Resultado sorprendente, pero que reflejaba a las claras cómo los gallegos iban deshinchándose paulatinamente. Van a salir mejor librados, no obstante, en la jornada 23, también en su feudo, tras derrotar por 1 a 0 a otro equipo que se debatía en terreno  peligroso, la Unión Deportiva Las Palmas, gracias a un gol de Vallejo, conseguido a pocos minutos de comenzado el encuentro. El cuadro gallego se mantenía cómodamente en sexta posición, con el Valencia, séptimo, a cinco puntos de distancia.

Precisamente era el campo del Valencia el que los pontevedreses visitaban en la siguiente jornada, la que hacía el número 24. Y van a salir fuertemente goleados de «Mestalla». 4 a 0 para los «ches», con tantos de Palau, Paquito, Guillot y Totó. Y continuaron los malos resultados siete días más tarde, cuando el Córdoba visitó Pontevedra y cosechó un valioso empate a uno . Neme, una vez más,  adelantó a los locales en el marcador al filo del descanso, pero Juanín igualó en la reanudación para los de la Ciudad de los Califas. El declive granate era ya muy evidente, y aun se puso más de manifiesto en la siguiente jornada, cuando le tocó visitar el domicilio de uno de los más firmes candidatos al título, el Atlético de Madrid, que le batió ampliamente por 4 a 0, conseguidos por Luís, Cardona, Adelardo y Collar, a pesar de que los gallegos opusieron bastante resistencia en la primera parte, para bajar los brazos a continuación.

Respiraron algo en la jornada 27, donde un  Español muy necesitado de puntos rindió visita  «Pasarón». Ceresuela, en dos ocasiones, y Fuertes pusieron el 3 a 0 en el marcador. Tras este partido el Pontevedra ascendía provisionalmente a la quinta plaza. Pero de ahí le descabalgaría una nueva derrota, esta vez en «La Romareda», ante el Real Zaragoza, que en un encuentro de mero trámite se impuso sin grandes dificultades en la segunda mitad, con dos tantos marcados por Gozalo, un suplente habitual, y el «magnífico» Santos. Peligraba incluso la sexta plaza.

Y seguía peligrando al término de la penúltima jornada, pues el Elche se llevaba otro positivo de «Pasarón», en un partido que no tenía más trascendencia que ver si el ilicitano Vavá, una de las grandes revelaciones del campeonato, era capaz de alzarse con el «Trofeo Pichichi» al máximo goleador. Por lo pronto, no va a conseguir marcar, aunque el que si lo hizo fue su compañero Lezcano, que casi al final del tiempo reglamentario logró la igualada, neutralizando el gol anotado por Fuertes mediada la primera parte.. Precisamente esos dos mismos equipos, Pontevedra y Elche, se disputarían la sexta plaza en la trigésima y última jornada del torneo.

Y al final, quien se va a llevar el gato al agua  será el conjunto franjiverde, que derrotará en «Altabix» a su gran rival regional, el Valencia, por 2 a 1 ( con un tanto de Vavá, que finalmente se alzará con el «Pichichi», desbancando al colchonero Luís Aragonés), mientras que los granates caían en el «Sánchez Pizjuán», derrotados por el Sevilla merced a un solitario gol de Lizarralde. Terminaba así, con la victoria del Atlético de Madrid, uno de los campeonatos más abiertos y disputados de los últimos años, donde los dos equipos madrileños y el Barcelona habían rivalizado por el título, y el Pontevedra se convirtió en el gran animador durante casi las dos terceras partes del torneo.

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BALANCE FINAL

A la conclusión de la Liga 65-66, el Pontevedra era séptimo, con 31 puntos y un positivo. Había conseguido la victoria en 13 partidos, hecho tablas en 5 ocasiones, y salido derrotado en 12 encuentros, con  31 goles a favor y 34 en contra. Su primera vuelta había sido excelente, muy por encima de lo esperado, pero en la segunda sus números ya habían dejado bastante que desear. De ello habla a las claras el hecho de que su puntuación en la primera ronda del campeonato casi dobla a la cosechada en la segunda, y en cuanto a su balance de goles, mientras que en el tramo inicial marcó 19 y sólo encajó 11, en el segundo las tornas se invertirían, obteniendo únicamente 12 tantos, mientras que su meta era perforada en 23 ocasiones. Si su primera vuelta, en lugar de ser excepcional, hubiera concluido con similares guarismos, el cuadro pontevedrés habría descendido a Segunda sin remisión.

En «Pasarón» los granates habían obtenido 24 de esos 31 puntos, con un saldo de 10 victorias, 4 empates y una sola derrota ( ante el Real Madrid ), marcando 25 goles y encajando únicamente 9, mientras que como visitantes consiguieron  7 puntos, gracias a 3 victorias y un empate,  regresando derrotados en 11 ocasiones, anotando solamente 6 dianas y recibiendo 25. Queda meridianamente claro, pues, que el Pontevedra basó su buena temporada en la fortaleza que exhibió como local en su terreno de juego, donde únicamente va a ceder seis puntos, mientras que en los desplazamientos se mantuvo en un excelente tono durante la primera vuelta, pero en la segunda fue incapaz de traerse un solo positivo para sus lares.

Restaba todavía por jugarse la Copa, aunque en el «Torneo del KO» la trayectoria pontevedresa iba a ser breve. Emparejado con otro equipo gallego, el Deportivo de La Coruña, que acababa de ascender a Primera División como campeón del Grupo Norte, el primer partido de la eliminatoria de dieciseisavos de final se disputa el 10 de abril, y los herculinos obtienen una clara victoria en «Pasarón» por 0 a 2. En la vuelta, los granates logran imponerse por 2-1, pero su victoria va a ser insuficiente para seguir adelante.

Finalizaba así una temporada histórica, en la que el cuadro de «Pasarón» se había impuesto a casi todos los grandes del fútbol español, dejando un gratísimo sabor de boca a sus aficionados y haciéndoles vibrar como nunca. La gran incógnita estribaba ahora en saber si el Pontevedra sería capaz de reeditar en la siguiente campaña un rendimiento tan brillante ( a despecho del «pinchazo» final ), o, por el contrario, su magnífico desempeño iba a ser flor de un día. La solución, en el próximo y último capítulo de esta serie.




El Pontevedra del “Hai que roelo” (1963-1970). Primera parte

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Tan sólo seis años duró la aventura del Pontevedra Club de Fútbol en la élite del fútbol español . Representante de una ciudad provinciana de poco más de 50.000 habitantes, incluso en aquellos años 60 donde nuestro balompié vivía con presupuestos mucho más ajustados que los actuales, su permanencia en Primera División, redondeando incluso alguna brillante temporada y haciendo de su humilde feudo de «Pasarón» un fortín donde se estrellaban los grandes o se veían obligados a sudar sangre para arrancar algo positivo, parecía algo milagroso, logrado a base de mucho esfuerzo y una administración de sus escasos recursos, materiales y humanos, sumamente juiciosa. En 1970 el sueño terminó abruptamente, y desde entonces no ha vuelto el club granate a polarizar la atención nacional. Pero hubo un tiempo, ya hace casi medio siglo de aquello, en que de Pontevedra surgió un temible grito de guerra: «¡ Hai que roelo!»

Se trataba de un club muy joven, que de hecho en 1963, cuando asciende a Primera, aun no había cumplido siquiera sus Bodas de Plata. De hecho su fundación databa de los años de nuestra Postguerra, pues había tenido lugar el 16 de octubre de 1941, como resultado de la fusión entre los dos clubes más importantes de la ciudad en aquel momento, el Eiriña y el Alfonso C.F., que dividían infructuosamente las escasas fuerzas futbolísticas de aquella pequeña capital que ni siquiera era la localidad más poblada de la provincia, siempre a la sombra, en lo económico, cultural y deportivo, de la cercana ciudad portuaria de Vigo.

El primer presidente del nuevo club ( cuya equipación constaba de camiseta granate y pantalón blanco, que con el tiempo se tornaría en azul marino) fue Fernando Ponte Conde, y el 28 de diciembre de 1941, festividad de los Santos Inocentes, tuvo lugar la presentación en sociedad del Pontevedra C.F., en el transcurso de un partido que le enfrentó, precisamente, al Real Club Celta de Vigo en el Estadio Municipal de Pasarón. El encuentro terminó en tablas, 3 a 3, y esta fue la primera alineación que presentaron los locales: Manolo; Ruibal, Hermida; Calviño, Quico II, Ernesto; Castillo, Lorenzo, Corbacho, Besada e Iglesias.

LA TEMPORADA DEL ASCENSO: 1962-63

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El Pontevedra inició su andadura en categoría Regional, y militó  en Tercera División durante catorce años consecutivos, con un breve retorno a  Regional en la campaña 57-58. Al término de esta ascendió nuevamente a Tercera, y tan sólo permaneció dos cursos más en ella, pues al final de la 59-60 lograba el ansiado pase a la categoría de plata del fútbol español, con Ángel Agrasar Vidal como presidente y Cuqui Bienzobas ocupando el banquillo. Quedó campeón de su grupo de Tercera, el Primero, con unos números excelentes ( 46 puntos -seis más que el segundo clasificado, el Arsenal de El Ferrol -, con 21 victorias, 4 empates y 5 derrotas, 89 goles a favor y 28 en contra ), y el  va a lograr el ascenso el jueves 16 de junio de 1960, festividad del Corpus Christi, en el terreno leonés de «La Puentecilla» y ante  el Burgos,  tras dejar por el camino al Caudal de Mieres ( al que apeó después de un encuentro de  desempate en Santander ). Se trataba también de un tercer partido, pues en «Pasarón» habían caído los castellanos por 3 a 1, igualando estos la contienda gracias al 2 a 0 logrado en «Zatorre». El gol de Guillermo en la prórroga, marcado casi desde el centro del campo, va a llevar en volandas a los granates hasta Segunda, entre la inmensa alegría de los millares de pontevedreses desplazados hasta León en coches particulares, autobuses e incluso un tren fletado especialmente para la ocasión. Estos fueron los héroes de aquel memorable encuentro: Estévez; Kaki, Deza, Balea; Marcelino, Guillermo; Fidel, Cholo, Carballinés, Pirelo y Ferreiro.

El debut en Segunda, en el llamado «Grupo Norte», tiene lugar el día 11 de septiembre de 1960 en el propio «Pasarón», ante el filial de la Real Sociedad, el San Sebastián Club de Fútbol, más conocido cariñosamente como el «Sanse», vivero de tantos grandes jugadores «txuriurdín» durante décadas. El resultado va a ser de empate a uno, y el Pontevedra presentará la siguiente alineación: Gato; Kaki, San Martín, Cholo; Trujillo, Rebeca; Rojo, Ribada, Iglesias, Ferrada y Ferreiro. Al final los granates ocuparán una muy meritoria quinta plaza, únicamente por detrás del campeón, Osasuna, y de los otros tres equipos gallegos, Celta, Deportivo de La Coruña y C.D. Orense. Sumarán 31 puntos y un positivo, que se desglosan del siguiente modo: 11 partidos ganados, 9 empatados y 10 perdidos, con 39 goles a favor y 40 en contra.

En la 61-62 quedan novenos, con Cuqui Bienzobas todavía de entrenador. Salvan la primera eliminatoria copera frente al Levante, pero son eliminados por un Primera, el Mallorca. Y de cara a la temporada 62-63, el presidente del club, Miguel Domínguez Rodriguez, contrata como técnico a Rafael Yunta Navarro, más conocido como «Rafa» ( 1920-2011 ), antiguo jugador del Real Madrid y el Real Valladolid en los años 40. El auténtico «gallito» del grupo era el RCD. Español, que acababa de descender por vez primera a Segunda, y estos son los efectivos con los que el Pontevedra se apresta a encarar su tercera temporada en dicha categoría: Gato, Cholo, Pastor, Calleja, Firi, Vallejo, Recalde, Ceresuela, José Jorge, Iglesias, Ferreiro, Estévez, Bea, Deza, Tucho Sampedro, Lamorena, Carlos, Fito, Marcelino, Guillermo, Dobarán y Bolita.

Sorprendiendo a propios y a extraños, los granates van a despachar una magnífica campaña, llegando a la antepenúltima jornada como líderes, y con el segundo puesto – que daba derecho a disputar la promoción de ascenso – ya asegurado. El rival era nada menos que el Español, y en el mismísimo «Sarriá». Pero los pontevedreses no se van a amilanar, y sacarán el partido adelante, llevándose los dos puntos al vencer por 1 a 2 ( con goles de Vallejo y Rivas en propia puerta, mientras que Castaños marcaba para los blanquizales ). Ya solamente les faltaba un punto para conseguir el ascenso directo, y restaban dos partidos: recibir al rival provincial, el Celta, en «Pasarón», y desplazarse luego a los Campos de Sport de «El Sardinero» para jugar el último encuentro de la liga regular contra el Real Santander, la denominación oficial del Racing cántabro por aquellos años.

El 14 de abril de 1963 va a disputarse un verbi trascendental, ante un Celta que no se jugaba absolutamente nada, pero que tampoco estaba dispuesto a regalarles los puntos a sus vecinos. Estas fueron las alineaciones: por el Pontevedra, Gato, Pastor, Firi, Cholo; Calleja, Vallejo; Recalde, Ceresuela, José Jorge, Iglesias y Ferreiro, y por el Celta, Cantero, Quinocho, Lasheras, Zunzunegui, Rori, Polito, Álvarez, Costoya, Téllez, Germán y Marcelino. El arbitraje corrió a cargo del colegiado montañés Ruíz Alciturri. A los 7 minutos de juego se adelantaron los vigueses por mediación de Polito, y los celestes van a seguir dominando el encuentro, poniendo toda la carne en el asador ( se rumoreaba la existencia de una prima de 30.000 pesetas «por barba», ofrecida por el Español ). Las cosas no van a mejorar durante la segunda mitad, de manera que la hinchada pontevedresa tenía el corazón en el puño, temiendo por el resultado.

Faltaban únicamente ocho minutos para concluir el choque cuando los vigueses concedieron un saque de esquina. Lo botó el navarro Recalde, el portero céltico Cantero despejó el balón con los puños, y el esférico va a llegar a Ferreiro, al borde del área, que lo cede en corto al aragonés Rafa Ceresuela, para que este empalme un disparo que entra por toda la escuadra. El tanto salvador va a pasar a la historia como «el gol del ajo» debido a una curiosa anécdota. Instantes antes de producirse tan decisiva jugada Ceresuela salió momentáneamente del campo, para atarse una bota, y al parecer, y sin percatase de ello,  se sentó encima de una cabeza de ajos (lo cual  en nuestro imaginario popular siempre se ha dicho  que atrae a la  suerte ). Y también se cuenta que uno de los agentes de la Policía Armada ( los «grises», para entendernos ), la encargada de mantener el orden durante el partido, se lo comunicó a sus compañeros de servicio, añadiendo que el Pontevedra iba a marcar de inmediato.

Sea como fuere, «Pasarón» – y por ende toda la ciudad -estalló de júbilo, y el marcador ya no se movería, de modo que aquel bendito punto conseguido in extremis, y con tanto esfuerzo, llevaba al Pontevedra a lo más alto. El balance final de la campaña 62-63 se materializaba en 41 puntos y 11 positivos, logrados gracias a 16 victorias y 9 empates, cediendo únicamente 5 derrotas, con 44 tantos  a favor y 31 en contra, siendo los principales goleadores Ceresuela (12 ), Vallejo ( 11 ) y José Jorge ( 11 ).

En tan sólo cinco años el club había pasado de Regional a Primera División. Una trayectoria fulgurante para una entidad que contaba con poco más de veinte años de existencia.

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TEMPORADA 63-64: DEBUT EN LA ÉLITE

El Pontevedra CF va a afrontar su debut en Primera División con el  siguiente plantel de jugadores, nuevamente a las órdenes de  «Rafa», como entrenador: Fermín, Gato, Múgica; Azcueta, Batalla, Cholo, Deza; Calleja, Vallejo, Pastor; Recalde, Martín Esperanza, José Jorge, Iglesias, Ribada, Ceresuela, Marcaida, Sosa, Lamorena,  Carlos, Julián Roldán y Paz. Eran altas con respecto a la campaña del ascenso el portero vasco Múgica ( Vergara ), el defensa catalán Batalla, procedente del Orense, el guardameta Fermín ( Real Madrid ), el lateral Azcueta ( Real Oviedo ), el extremo Ribada (Osasuna ), el uruguayo Sosa, el delantero Marcaida – que había sido campeón de Liga y Copa con el Athletic de Bilbao -, el pequeño de los hermanos Roldán ( Julián ), y Paz, mientras que causaban baja con respecto a la plantilla del ascenso Firi, Ferreiro, Estévez, Bea, Tucho Sampedro, Fito, Marcelino, Guillermo, Dobarán y Bolita

El debut de los granates en la máxima categoría del fútbol español se va a producir el 15 de septiembre de 1963 en «Pasarón», ante su propio público, y con el Real Zaragoza, flamante subcampeón de Copa y ya con todos los «Magníficos» en nómina, como primer rival. A las órdenes del colegiado vizcaíno señor Birigay Nieva, estas fueron las alineaciones que presentaron ambos conjuntos en tan histórica tarde: por el Pontevedra, Fermín; Azcueta, Deza, Cholo; Calleja, Vallejo; Recalde, Martín Esperanza, José Jorge, Ceresuela y Ribada, y por el Real Zaragoza, Cardoso; Zubiaurre, Pepín, Reija; Isasi, Violeta; Canario, Sigi, Marcelino, Villa y Lapetra. Se adelantaron en el marcador los maños, merced a un penalti transformado por el peruano Sigi en el minuto 51, y cuando ya el encuentro daba sus últimas boqueadas, en el 87, empató el verinés Ignacio Martín Esperanza, consiguiendo así el primer tanto pontevedrés en la División de Honor.

Los siguientes partidos fueron adversos para el cuadro dirigido por «Rafa», que perdió en el Camp Nou ante el Barcelona en la segunda jornada (3 a 1), empató sin goles frente al Sevilla en «Pasarón» en la tercera, y cayó en el campo del también recién ascendido Levante en la cuarta (3 a 1). Ocupaba al término de dicha jornada el penúltimo lugar de la clasificación, con tan sólo dos puntos.

Pero en la quinta jornada, disputada el 13 de octubre de 1963, el Pontevedra va a conseguir su primera victoria en la máxima categoría, delante de su público y  de forma muy holgada. La víctima fue un Real Oviedo muy venido a menos, que en nada recordaba al equipo revelación de la temporada anterior ( tercer clasificado ). Los goles de los gallegos fueron marcados por José Jorge, en dos ocasiones, Martín Esperanza y Ceresuela, anotando José María el tanto del honor para los asturianos. Con esta victoria el Pontevedra salía momentáneamente de las posiciones de peligro.

Al domingo siguiente caía nuevamente por 3 a 1 – parecía abonado a dicho resultado en terreno contrario – en su desplazamiento a San Mamés, y volvía a tropezar más tarde en casa, y esta vez gravemente ( 0 a 1 ante el Elche ) en la séptima jornada. En la octava, visitaba nada menos que el «Santiago Bernabéu», donde caía por el ya habitual 3 a 1. Se hallaba en zona de promoción, con 4 puntos y 4 negativos.  Afortunadamente para sus intereses pudo salir airoso del siguiente encuentro, derrotando en «Pasarón» por 2 a 1 a un Córdoba que estaba realizando hasta la fecha una meritoria campaña. Y siete días más tarde arrancaba su primer positivo en «Sarriá», al empatar con un Español que, pese al refuerzo del veterano Kubala, se debatía en las últimas posiciones de la tabla.

Lograron salir los pupilos de «Rafa» momentáneamente de la zona peligrosa en la undécima jornada ( 8 de diciembre de 1963 ), al derrotar por 2 a 0 a un Betis que llegaba como una de las revelaciones del torneo ( al final los verdiblancos acabarían la Liga en tercera posición ), tras un sensacional encuentro en el que botó hasta 17 saques de esquina contra la portería defendida por el guardameta internacional Pepín, siendo Martín Esperanza – que se estaba revelando como el goleador del conjunto granate – el autor de los dos tantos.

Al domingo siguiente – y ya parecía una maldición – el Pontevedra volvió a a salir derrotado por el inevitable 3 a 1 de su visita a «Mestalla», pero en la decimotercera jornada, y como inesperado regalo de Navidad, va a ofrecer a sus incondicionales la primera victoria a domicilio, al derrotar en «Zorrilla» al Real Valladolid ( la otra revelación de la campaña anterior y ahora colista ) merced a un gol conseguido por José Jorge cuando ya el encuentro, de muy baja calidad, enfilaba su recta final. El Pontevedra era ahora undécimo, con 11 puntos y un solo negativo, y comenzaba a poner tierra de por medio con respecto a los colistas Español y Valladolid, que ocupaban los puestos de descenso automático.

Van a despedir el año 63 los pontevedreses con otra nueva victoria, esta vez en «Pasarón» y frente al Real Murcia por la mínima ( 2 a 1 ), con tantos de Iglesias y José Jorge, escalando en la general nada menos que hasta la séptima plaza, aunque empatados a puntos con varios equipos. Cierra la primera vuelta una nueva visita a la capital de España, en esta ocasión al «Metropolitano», donde un Atlético de Madrid en horas bajas  y que estrenaba nuevo entrenador ( Adrián Escudero, que tan sólo ocuparía el banquillo colchonero esa jornada, siendo sustituido por Sabino Barinaga ) vence apuradamente a los gallegos por 3 a 2, marcando por los locales Ramiro, Collar y Ribes, y por los visitantes José Jorge y Marcaida.

El balance final de esta primera ronda, sin embargo, era bastante positivo, pues el Pontevedra había ganado cinco partidos, empatado tres y perdido siete, con un saldo de 19 goles a favor y 23 en contra, lo que hacía un total de 13 puntos y un único negativo en su casillero. De repetir en la reanudación unos resultados similares, podía lograr el gran objetivo de la permanencia, aunque con apuros.

Pero la segunda vuelta no va a ser tan brillante, como veremos a continuación. Para empezar, la inician los pontevedreses con una derrota, mínima pero derrota al fin, en «La Romareda», donde caen ante el Real Zaragoza por 3 a 2, con sendos tantos de Ribada que no fueron suficientes. El descenso en la tabla ya es grande, al borde mismo de la zona de promoción. Y al domingo siguiente visita «Pasarón» el líder, el Barcelona, que va a salir airoso del compromiso. Sin hacer un gran fútbol, los azulgranas se imponen en el segundo tiempo por 0 a 2, con un extraordinario gol del paraguayo Re y otro de Zaballa, obtenido con la colaboración involuntaria de la defensa granate. El Pontevedra es ahora decimotercero, y promocionaría de terminar en ese momento la Liga.

Las cosas no fueron mejor en la jornada 18, perdiendo ampliamente en el «Sánchez Pizjuán» ante el Sevilla por 3 a 0. Y siete días mas tarde el Levante se llevó para tierras valencianas un positivo de «Pasarón», al empatar a uno ( con gol local de José Jorge ), dejando a los granates con un preocupante menos cuatro. En la jornada número 20 mejoran ligeramente las cosas al enjugar uno de esos negativos en Oviedo, arrancando un empate sin goles en el «Carlos Tartiere» a un rival directo,  con el que se consigue decantar favorablemente el «goal average» particular. Tampoco pintará nada mal la jornada siguiente, al doblegar a un mediocre Athletic de Bilbao en «Pasarón» por un claro 2 a 0, obra de José Jorge y Martín Esperanza, este último de penalti.

Al domingo siguiente la derrota en Elche – ante otro de los cuadros revelación de la temporada, que finalizaría el torneo en quinta posición – entraba dentro de lo previsible, pero lo que constituyó una auténtica sorpresa, destrozando cantidad de quinielas, fue imponerse al nuevo líder, el Real Madrid, en su primera visita a «Pasarón», siete días más tarde, el 1 de marzo de 1964, una valiosísima victoria conseguida a base de coraje y lucha constante para doblegar a los blancos con un gol de Ceresuela, marcado en el minuto 43 de la primera parte. Con arbitraje del guipuzcoano González Echevarría, estas fueron las alineaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Pontevedra, Gato; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Iglesias; Recalde, Marcaida, José Jorge, Ceresuela y Martín Esperanza, y por el Real Madrid, Vicente; Isidro, Santamaría, Pachín; Muller, Zoco; Amancio, Evaristo, Di Stefano, Puskas y Manolín Bueno, es decir, el equipo de gala con las únicas ausencias de Félix Ruíz y Paco Gento.

Con 19 puntos en su haber, el Pontevedra escalaba un puesto y se acercaba a la salvación, fortalecida su moral  gracias al triunfo sobre los merengues, vigentes campeones de Liga. Pero por algo dicen que «dura poco la alegría en la casa del pobre»… Derrotado en Córdoba por un solitario gol, el cuadro gallego  se asoma de nuevo al abismo, aunque una nueva victoria en la vigesimoquinta jornada sobre el Español, otro rival directo al que se superaba en el computo particular, les proporcionaba a los de «Rafa» un vital balón de oxígeno: 3 a 1 en «Pasarón», con goles de Ribada, en dos ocasiones, y José Jorge.

El Valladolid, con tan sólo 13 puntos, parece ya definitivamente desahuciado, pero Oviedo, Español, Córdoba y Pontevedra, e incluso los históricos Valencia y Athletic de Bilbao, se debaten en la zona de peligro, con una plaza de descenso y dos de promoción pendiendo sobre sus cabezas como Espada de Damocles. Restan únicamente cinco partidos, y el Pontevedra cuenta con 21 puntos, y salidas al campo del Betis y al del Murcia, recibiendo en «Pasarón» al Valencia ( necesitado ), Valladolid ( prácticamente descendido ) y Atlético de Madrid ( probablemente en zona neutra ) en la última jornada. Cuatro, cinco o incluso seis puntos parecen posibles, pero lo que nadie podía imaginarse es que el equipo granate no iba a conseguir ya ni un sólo punto, perdiendo lastimosamente los cinco últimos partidos y yéndose directamente al pozo de la Segunda División de la mano de un Real Valladolid qué sí reaccionó ( va a conseguir 6 puntos en esas cinco postreras jornadas ), aunque ya demasiado tarde.

La visita al Betis se saldará con una clara derrota en el «Benito Villamarín» por 3 a 0, dejando al equipo ya algo descolgado en zona de promoción, a dos puntos del primero de los que se salvaban, el Córdoba, pero la derrota en «Pasarón» ante el Valencia en la jornada 27 ( con gol del brasileño Waldo ) les acerca también al precipicio del descenso automático. Ante esa tesitura, el partido frente al Valladolid en «Pasarón» era crucial para ambas escuadras: los castellanos incluso podían irse ya a Segunda matemáticamente a pesar de ganar, si puntuaban Oviedo y Español, y el Pontevedra, de no vencer, se vería inmerso de lleno en la zona de descenso. Y, pese al resultado favorable a los blanquivioletas, ambos equipos van a salir del encuentro ya prácticamente condenados.

El Valladolid se impondrá por 1 a 2. Morollón, el delantero internacional también venido a menos, va a adelantar a los castellanos, empatando los gallegos con un gol de Ealo en propia puerta, pero Haro  establecerá el marcador definitivo. Las victorias del Español, ante un buen Zaragoza, y el Real Oviedo ( a domicilio en San Mamés ) envían matemáticamente a los de Pucela a Segunda, y dejan al Pontevedra tomadísimo, no dependiendo ya de sí mismo,  sino de lo que hagan españolitas y oleteases,  y también el Córdoba y el Murcia, que todavía no se encuentran a salvo.

El partido de «La Condomina», era, por lo tanto, crucial para las aspiraciones de ambos conjuntos, lo que se dice una auténtica final, en la que los pimentoneros, dirigidos por el veterano técnico eslovaco Fernando Daucik, se van a llevar dos puntos de oro, merced a un apretado 2-1. Encuentro dramático, de alta tensión, con un juego de pésima calidad y muchos nervios, en el terreno de juego y en las gradas. Todos los goles se marcaron en la primera parte. Lax adelantará a los locales en el minuto 11, empatará Ribada en el 20, y De la Fuente deshará la igualada en el 44, al borde del descanso. Las cosas, a la finalización de esa penúltima jornada, quedaban de la siguiente manera, con el Valladolid ya descendido: el Pontevedra tenía 21 puntos y recibía a un Atlético de Madrid que ya no se jugaba nada ( de modo que bien podía ganar ), mientras que el Español, con 23, recibía también a un Sevilla al que tampoco le iba nada en el envite ( así que podía vencer, y lo hizo ), el Córdoba, con 24, afrontaba en «El Arcángel» a un Levante ya salvado ( y al que perfectamente podía derrotar, como de hecho sucedió ), y más difícil, siempre en teoría, lo tenía el Real Oviedo, que visitaba  el «Santiago Bernabéu», donde  un Real Madrid ya campeón no parecía demasiado dispuesto a estrenar el título sin brindarle  una alegría a sus incondicionales, de modo que lo más factible era que los azules saliesen derrotados, y eso mismo es lo que ocurrió. De todos modos, la situación del Pontevedra era desesperada, porque del descenso directo tan sólo podría salvarle una derrota españolista, y el mal menor sería lograr meterse en la promoción.

Pero, como ni siquiera fueron capaces de hacer los deberes, los granates se van a condenar al infierno ellos solitos, al caer derrotados en «Pasarón» por un Atlético de Madrid que les batió al contragolpe, con un gol del hispanoguineano Miguel Jones a sólo tres minutos del final. Acompañaba así a Segunda al Real Valladolid, mientras que Español y Oviedo se veían abocados a la promoción, difícil trámite que ambos equipos lograrían sortear finalmente. La segunda vuelta del Pontevedra había sido, sencillamente, calamitosa. Tan sólo va a conseguir 8 puntos, ganando 3 partidos, empatando 2, y saliendo derrotado en 10 ocasiones, marcando únicamente 11 goles y encajando 22. Algunos fichajes, concretamente los del vizcaíno Marcaida y el uruguayo Sosa, van a resultar un auténtico fracaso, y al equipo lo mantendrán únicamente hasta su desplome final los goles de José Jorge ( 8 ), Martín Esperanza ( 7 ) y Ribada ( 5 ), porque estos dos últimos jugadores si ofrecieron un rendimiento más acorde a las expectativas depositadas en ellos.

TEMPORADA 64-65: DE NUEVO CAMPEONES DE SEGUNDA

La afición estaba lógicamente desencantada ante el efímero paso por la División de Honor, pero no era el momento de desanimarse. «Rafa» abandona el banquillo de «Pasarón», y para sustituirle.  la directiva presidida ahora por Miguel Otero Rodríguez contrata a un técnico joven, el francés Marcel Domingo ( 1924-2010), antiguo guardameta del Atlético de Madrid y del RCD. Español, célebre tanto por su seguridad bajo los tres palos como por sus jerséis de colores chillones, con los que el cancerbero galo aseguraba que ponía nerviosos a los delanteros contrarios. Lógicamente van a producirse cambios en la plantilla. Se van Gato, Ribada, Pastor, Marcaida, Deza, Sosa, Carlos, Lamorena y Paz, y llegan el portero riojano Rodri, cedido por el Atlético de Madrid, el extremo cántabro Odriozola, el delantero salmantino Neme, y tres jugadores de la cantera gallega: el mayor de los hermanos Roldán, Constantino ( a partir de ahora «Roldán I» ), Pose y Norat. Así quedo conformada la plantilla a las órdenes de «Monsieur» Domingo: Rodri, Azcueta, Batalla, Cholo, Calleja, Vallejo, Odriozola, Neme, Ceresuela, Iglesias, Martín Esperanza, Mugica, Roldán I, Recalde, Roldán II, José Jorge, Fermín, Pose y Norat.

Sin embargo el nuevo curso comienza mal, con una derrota por 3 a 1 en «El Molinón» ante otro de los favoritos para el ascenso, el Real Gijón, como se conocía entonces al Sporting. Incluso el Pontevedra va a sufrir en este partido la expulsión de dos jugadores, el guardameta Fermín y Martín Esperanza. Pero ese primer fiasco inicial no sería, ni muchísimo menos, la tónica general, pues el Pontevedra volverá al final de la temporada 64-65 a Primera División por la puerta grande, como campeón del Grupo Norte y asegurando el ascenso de forma matemática a falta aun tres jornadas, con 45 puntos y 15 positivos ( seis de ventaja sobre el segundo clasificado, el C.E. Sabadell ), con un magnífico balance de 20 victorias, 5 encuentros terminados en tablas y solamente 5 derrotas, con 48 goles a favor y la extraordinaria cifra de tan sólo 17 tantos encajados, lo que da fe de su excelente sistema defensivo. Los máximos anotadores del conjunto granate fueron Neme ( 15 ), Iglesias ( 8 ), Ceresuela ( 6 ), Roldán II ( 4 ) y Martín Esperanza, Vallejo y José Jorge ( cada uno de ellos con 2 tantos )

La excepcional campaña del Pontevedra se cimentó en un «Pasarón» absolutamente infranqueable para sus rivales, ya que ni un solo punto voló del feudo granate. En tan sólo un año había vuelto la ilusión a una hinchada que tentada estuvo de creer que la experiencia de la temporada 63-64 había sido un espejismo. Pero lo que ni los más optimistas del lugar podían llegar a sospechar, era que el equipo de sus amores se iba a codear muy pronto con los grandes del fútbol español, tratándoles de tú a tú. Pero de esas tardes de gloria y esplendor sobre la hierba ya hablaremos, largo y tendido, el próximo mes.




Campeonato Nacional de Liga 1962-63: dos equipos revelación a falta de uno (Real Oviedo y Real Valladolid)

El equipo revelación es uno de los tópicos al uso del fútbol nuestro de cada día, el modesto  que se cuela de rondón en el festín de los grandes, al menos a la hora de los entremeses o el primer plato, el visitante inesperado que anima la rutina depredatoria donde siempre los peces de mayor tamaño – histórico y presupuestario – se tragan a los chicos. El fenómeno ocurre casi todos los años, pero en la liga española a veces se presenta por partida doble. Por ejemplo, en la ya lejana temporada 1962-63, en la que dos humildes conjuntos de provincias, aunque orgullosos de sus blasones, el Real Oviedo y el Real Valladolid, se encaramaron a los primeros lugares de la clasificación, y durante varias jornadas incluso rivalizaron por el liderato con el todopoderoso Real Madrid de los Di Stefano, Puskas, , Santamaría, Gento o Amancio. Para la historia de ambos clubes esa campaña resulta imborrable, aunque las jóvenes generaciones de aficionados la desconozcan por completo. Mas para eso precisamente estamos nosotros, para recordar cuando en dos terrenos de juego humildes se pudo soñar durante algunos meses con empresas más elevadas que lograr la simple permanencia en la categoría. Pero antes de ponernos manos a la obra y analizar detalladamente el desarrollo de esta  temporada inolvidable para asturianos y castellanos, conviene recordar de dónde venían ambas escuadras…

El Real Valladolid, por lo pronto, procedía de Segunda División, triunfante en la promoción de ascenso a la máxima categoría tras quedar clasificado como subcampeón del Grupo Norte. Los de Pucela habían ascendido a la División de Honor por vez primera al final de la temporada 47-48, y se mantuvieron en la élite durante diez temporadas consecutivas, alcanzando su momento cumbre en la campaña 49-50, cuando tras un notable desempeño liguero, aflojando únicamente en el último tramo, consiguieron clasificarse para la final de la Copa del Generalísimo, en la que cayeron en la prórroga por 4 a 1 frente al Athletic de Bilbao, por entonces el gran clásico del «Torneo del KO». Descendidos al finalizar el curso 57-58, recuperaron rápidamente la categoría al año siguiente, con un equipo conocido como el de «los monaguillos», por la juventud de muchos de sus componentes (Ramírez, Mirlo, Morollón, Pereda, Beascoechea…). Permanecieron en Primera con apuros durante dos campañas, y nuevamente al finalizar la 60-61 se fueron a Segunda. Allí, como ya hemos dicho,  ocuparon la segunda plaza  del Grupo Norte, con 40 puntos y 10 positivos sobre 60 posibles ( eran ligas de 30 partidos, con 2 puntos por victoria y 1 por empate ), con 17 triunfos, 6 partidos finalizados en tablas y 7 derrotas, y la muy estimable cantidad de 64 goles a favor por tan sólo 31 en contra.

En la promoción de ascenso les correspondió a los blanquivioletas el verse las caras con todo un histórico venido a menos, el RCD. Español, que jamás había perdido la categoría desde el comienzo del Campeonato Nacional de Liga, allá por el año 1929, aunque ya había tenido que defender su puesto entre los grandes en más de una ocasión. El partido de ida se disputó en Barcelona, y los de «Sarriá» lo liquidaron con un corto 1-0, marcado por el delantero brasileño Indio a los 27 minutos de juego. A poco de comenzar la segunda parte, los locales desperdiciaron una gran oportunidad para abrir brecha en el marcador, al enviar el argentino Carranza un penalti a las manos del guardameta vallisoletano Calvo. El encuentro de vuelta se disputó en el viejo «Zorrilla» el 6 de mayo de 1962, con  la gran expectación que es de suponer. A las órdenes del colegiado valenciano señor Birigay, ambos equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Real Valladolid, Calvo; Gómez, García Verdugo, Pinto; García, Sanchís; Mirlo, Ramírez, Morollón, Rodilla y Molina, y por el RCD. Español, Joanet; Argilés, Abel, Ribas; Gordejuela, Bartolí; Muñoz, Domínguez, Sastre, Indio y Camps, una formación cuajada de jugadores de corte defensivo, previsiblemente para tratar de mantener la exigua ventaja blanquiazul. Tardó en moverse el marcador, hasta que García consiguió inaugurarlo en el minuto 74, y ya planeaba sobre ambos conjuntos el fantasma de un partido de desempate cuando el salmantino Rodilla, futuro jugador españolista, consiguió el 2-0 definitivo, el tanto que devolvía a los pucelanos a Primera División, y desalojaba por vez primera a los periquitos de su sempiterno lugar entre la élite.

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En cuanto al Real Oviedo, su campaña 61-62 fue menos épica, aunque también atravesaron por momentos de apuro, librándose de la promoción en la última jornada por un solo punto. El cuadro azul se clasificó finalmente en décimo puesto, con 27 puntos y 3 negativos, y el siguiente balance: 10 victorias, 7 empates y 13 derrotas, con 27 goles a favor y 47 en contra. En teoría la única aspiración de ambos clubes para el  curso siguiente era lograr la permanencia, y en cuanto a los refuerzos, los asturianos incorporaron a sus filas a varios jugadores ( el meta Madriles, los defensas  Solé y Datzira , el medio Icazurriaga, y los delanteros Parés, Livinho y Joao Jorge, los dos últimos brasileños), mientras que los castellanos mantenían  prácticamente la misma plantilla del año anterior, con el central uruguayo Pini como única gran novedad. No repetían, sin embargo, los respectivos entrenadores, dándose la curiosa coincidencia de que tanto uno como otro habían tenido tres ocupantes en el banquillo durante el curso 61-62: Paco Lesmes ( de la jornada 1 a la 16 ), Manuel Soler ( de la 17 a la 30 ) y Heriberto Herrera ( sólo en los partidos de promoción ) en el Real Valladolid, y Fernando Argila ( de la jornada 1 a la 7, Enrique Rubio Sañudo -futuro presidente de la entidad  – en la octava, y Álvaro ( desde la novena a la finalización del campeonato ) en lo que respecta al Real Oviedo.

Veamos ahora quienes eran los hombres que iban a afrontar la temporada 62-63 en ambos clubes. La plantilla del Real Oviedo, dirigida por el ya veterano técnico vasco Juan Otxoantezana Milikua (más conocido entonces como Juanito Ochoa ), estaba compuesta por los siguientes jugadores: Alarcia, Madriles, Boudón; Toni, Datzira, Marigil, Álvarez, Solé, Azcueta; Iguarán, Paquito, Icazurriaga, Agustín; Girón, Sánchez Lage, José Luís, Joao Jorge, José María, Livinho, Alejandro, Alcorta, Larrea, Artabe, Parés, Moncho y Calleja. El Real Valladolid, por su parte, presentaba los siguientes efectivos, a las órdenes del novel técnico catalán Antoni Ramallets, legendario guardameta del Barça y la Selección Española, que recibiera el sobrenombre de «El gato de Maracaná»: por su gran actuación en el Mundial brasileño de 1950: Calvo, Estrems, Zumalabe; García Verdugo, Pini, Pinto, Domenech, Paredes; Ramírez, Sanchís, García, Ealo; Aramendi, Endériz, Morollón, Rodilla, Molina, Robert, Joselín, Martínez y Rodríguez.

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PRIMERA VUELTA ( 16 de septiembre de 1962-6 de enero de 1963 )

La edición número 32 del Campeonato Nacional de Liga arrancó el domingo 16 de septiembre de 1962. El Valladolid se desplazó a Córdoba, donde el cuadro local debutaba como equipo de Primera división, y perdió por 1 a 0, mientras que el Oviedo era goleado en «La Romareda»  ( 5 a 0 ) por un Real Zaragoza en vena de aciertos,  que aun no era el de «Los Magníficos» pero tenía una delantera temible, en la que junto a Marcelino y Lapetra brillaban veteranos como Miguel y Duca, y jóvenes como el peruano Juan Seminario, «Pichichi» la temporada anterior. En esta primera clasificación del curso, los castellanos eran decimoterceros, y los asturianos penúltimos.

En la segunda jornada ( 23 de septiembre ), ambos conjuntos vencieron en su propio terreno. El Oviedo al Córdoba por 2 a 0 ( José María y Sánchez Lage ) y el Valladolid a Osasuna con más apuros ( 2 a 1, obra de Sanchís y Morollón ), Es en la tercera fecha del campeonato ( 30 de septiembre ) cuando los dos estrenan su casillero de positivos. El Oviedo triunfa en Pamplona sobre Osasuna por 2 a 3 ( con tantos de Iguarán, Sánchez Lage y Girón ), mientras que el Valladolid arranca un empate sin goles en el «Luís Sitjar» ante el Mallorca. Los asturianos ya son sextos, y los castellanos ocupan la novena posición.

La cuarta jornada ( 7 de octubre ) confirma el buen momento de ambos cuadros. El Valladolid derrota al Athletic de Bilbao en «Zorrilla»  por 2 a 1, con goles de Morollón y Aramendi, y los ovetenses se deshacen del Mallorca en el «Tartiere»  por un claro 2-0 ( Paquito y Larrea ). El Oviedo ya es cuarto, a dos puntos del líder Real Madrid, y tras él marchan los blanquivioletas, en quinta posición. La siguiente jornada ( 14 de octubre ), frena algo a los dos conjuntos, puesto que el Oviedo  – que no obstante juega un buen encuentro -resulta derrotado en San Mamés por un Athletic muy acertado,  3 a 1, haciendo el brasileño Livinho el tanto de los astures, y el Valladolid empata en Sevilla ante el Betis, 2 a 2, con goles de Morollón y Aramendi. Ahora los de Pucela son cuartos, mientras los asturianos ocupan la sexta plaza.

El 21 de octubre se disputa la sexta jornada, y el Valladolid recibe en «Zorrilla» al líder, el Real Madrid. Los locales van a despachar un soberbio encuentro, acabando con la imbatibilidad de los merengues, que son alcanzados en el liderato por sus vecinos del Atlético de Madrid. El choque fue sumamente emocionante, y en él los blanquivioletas van a igualar dos veces la ventaja madridista, para luego decantar a su favor el marcador con dos nuevos goles. Marcó primero Puskas, empató Endériz, nuevamente Puskas adelantó a los blancos, Rodilla consiguió equilibrar el resultado, y en la recta final del encuentro el extremo izquierdo Molina y otra vez Rodilla pusieron en todo lo alto el 4-2 definitivo, consiguiendo una victoria histórica. Por su parte, el Real Oviedo se deshizo por la mínima del Betis en el «Tartiere» en un partido vibrante que registró nada menos que siete goles, siendo obtenidos los de los azules por Girón, en dos ocasiones, Paquito y José María, anotando Luís Aragonés ( 2 ) y Areta II por los verdiblancos.  El Valladolid era cuarto, y el Oviedo sexto, ambos con 8 puntos, cerca de los puestos de cabeza, y se empieza a hablar ya de equipos revelación.

La séptima jornada ( 28 de octubre ) significará un parón para ambos, ya que van a salir derrotados de sus respectivas visitas. Claro que los rivales eran de aúpa, Barcelona y Real Madrid. En el «Camp Nou» los azulgranas se van a imponer a los castellanos por un ajustado 2 a 1, haciendo Endériz el gol blanquivioleta, mientras que en el «Bernabéu»  los merengues vencen a los carbayones por el mismo resultado, con tantos de Félix Ruíz y Gento, marcando Girón para un Oviedo que jugó bien, pero fue poco incisivo de cara a la meta contraria. Al finalizar esta séptima jornada, los vallisoletanos siguen en cuarta posición y los asturianos en sexta. Haciendo un inciso en el desarrollo de la Liga, resulta interesante reseñar que el día 1 de noviembre se van a enfrentar en el Estadio «Santiago Bernabéu» las selecciones de España y Rumanía, en partido valedero para la Copa de Europa de Naciones, la que después sería popularmente conocida como «Eurocopa». España goleará ampliamente a los rumanos por 6 a 0, y en el combinado nacional debuta el oviedista Paquito, formando línea media con el colchonero Jesus Glaría, señal de que su magnífico rendimiento en las filas azules no le pasaba desapercibido al nuevo seleccionador nacional, José Villalonga.

El día 4 de noviembre se disputa la octava jornada del campeonato, y el Oviedo va a conseguir otro de esos triunfos que dan moral y prestigio a un equipo modesto, al derrotar claramente en el «Carlos Tartiere»  a todo un Barcelona, que llegaba como segundo clasificado. Y aun pudo ser mayor el resultado si los delanteros locales no hubiesen fallado ocasiones clarísimas para marcar. José María, el catalán Parés y Girón  anotaron para los asturianos, y el canario Vicente hizo el solitario tanto barcelonista. El Valladolid se impuso también sin demasiados problemas al Málaga por 2 a 0, con dianas de Morollón y Molina. Balance de la jornada: Valladolid cuarto y Oviedo sexto, los dos con 10 puntos y 2 positivos, a dos de los colíderes, los equipos madrileños.

La novena fecha del campeonato ( 11 de noviembre ) fue triunfal para ambos, que se imponen en campo contrario. El Valladolid lo hizo en «Altabix», superando al Elche por 2 a 3, marcando Rodilla, Morollón y Endériz, y el Oviedo venció más claramente en «La Rosaleda», 1-3, con tres goles de su delantero José Luís, aunque sufrió la expulsión de Girón. El Valladolid seguía siendo cuarto, y el Oviedo ya era quinto, ambos con los mismos puntos, doce, y cuatro positivos. Volvieron a triunfar en la siguiente jornada, la décima ( 18 de noviembre ), en la que los asturianos apabullaron al Elche en el «Tartiere» con un inapelable 6 a 1 (con goles de José María e Icazurriaga -en dos ocasiones- , José Luís y Sánchez Lage, mientras el Valladolid encontraba más resistencia en el Deportivo de La Coruña, al que va a derrotar por 3 a 1, con tantos de Molina, Morollón y el deportista Manín en propia puerta. Al finalizar esa jornada – que marcaba el primer tercio de la competición -, los vallisoletanos ya eran segundos, a un solo punto del Real Madrid, al igual que los asturianos, que ocupaban la tercera posición debido a su peor coeficiente general.

La undécima jornada ( 9 de diciembre ) va a deparar, por fin, el el primer enfrentamiento directo entre los dos equipos que más estaban llamando la atención en lo que iba de campeonato. El partido se disputó en «Zorrilla», y puso en las taquillas el cartel de «no hay billetes». Los dos conjuntos presentaron las siguientes alineaciones: por el Real Valladolid, Calvo; García Verdugo, Pini, Pinto; Ramírez, Sanchís; Aramendi, Endériz, Morollón, Rodilla y Molina ( es decir, el equipo de gala ), y por el Real Oviedo, Alarcia; Toni, Datzira, Azcueta; Icazurriaga, Paquito; Parés, Sánchez Lage, José Luís, Iguarán y José María, con las ausencias destacadas de los titulares Marigil y Girón, todos ellos a las órdenes del colegiado vizcaíno señor López Zaballa. Un tiempo para cada equipo, aunque los locales aprovecharon mejor las ocasiones y se impusieron por 2 a 0, con tantos marcados por Morollón y Rodilla en la primera mitad. Después de este resultado el Valladolid continuaba en segunda posición de la tabla con 16 puntos, uno menos que el Real Madrid, y el Oviedo descendía provisionalmente a la cuarta plaza, igualado con el Atlético de Madrid.

Ambos cuadros volvieron  a ponerse a la par en la duodécima jornada ( 16 de diciembre ), pues mientras que el Oviedo derrotaba en la capital asturiana al Deportivo de La Coruña, merced a un solitario gol del argentino Sánchez Lage, el Valladolid caía derrotado en Mestalla ante el Valencia, en un espectacular partido en el que subieron ocho goles al marcador. Los «ches se adelantaron con dos tantos de ventaja, pero los castellanos lograron igualar a tres, aunque los levantinos acabaron por decantar el resultado a su favor. Waldo y Guillot ( en dos ocasiones ) y Héctor Núñez marcaron por los locales, y Molina, Rodilla y Morollón por el Valladolid, que ahora era tercero, igualado de nuevo con el Oviedo, cuarto, ambos con 16 puntos y cuatro positivos.

Victorias locales claras de asturianos y castellanos en la jornada número 13 ( 23 de diciembre ). El Oviedo superó al Valencia por 2 a 0, marcando el joven y prometedor José María por partida doble, a la vez que el Valladolid se deshacía del Sevilla ( 3-1) en el transcurso de un gran encuentro en el que Morollón abrió el marcador al transformar un penalti, empató el hispalense Oliveros, y después el mismo Morollón y Rodilla, los dos máximos artilleros blanquivioletas, decantaron el resultado hacia su bando. Valladolid segundo, y Oviedo tercero, con 18 puntos y cuatro positivos, alejándose de escuadras en teoría tan potentes como Barcelona, Valencia y Athletic de Bilbao.

La decimocuarta jornada ( 30 de diciembre ) va a suponer la llegada del Oviedo a la cabeza de la clasificación, igualado a puntos con el Real Madrid, aprovechando que los del «Santiago Bernabéu»  son amplia y sorprendentemente derrotados en Mallorca, ante el cuadro bermellón, por 5 a 2. Los asturianos, por el contrario, se imponen al Sevilla en el «Sánchez Pizjuán» sobre un terreno impracticable, por 2 goles a 3, marcando por el Oviedo José Luís, José María e Iguarán. El Valladolid, sin embargo, va a salir también goleado del «Metropolitano», tras un gran encuentro de ambos conjuntos, saldado con la victoria de los colchoneros por 5 a 2, un marcador tal vez demasiado abultado para los merecimientos de los pupilos de Ramallets, que llegaron a adelantarse  por 1 a 2, con sendos tantos de Rodilla, aunque el Atlético de Madrid, en un extraordinario segundo tiempo les endosó cuatro goles. La clasificación general, tras disputarse el último partido del año 1962,  va a quedar de la siguiente manera: segundo el Real Oviedo, con 20 puntos y 6 positivos, los mismos que el líder Real Madrid, y cuarto el Valladolid con 18 puntos y 4 positivos.

Finaliza la primera ronda del campeonato el domingo 6 de enero de 1963, Día de Reyes. Y Sus Majestades de Oriente les traen buenos regalos a ambas aficiones. En Oviedo los azules golean – 3 a 0 -a todo un aspirante al título, el Atlético de Madrid, que presentó batalla pero sucumbió en la segunda parte, período en que fue expulsado su lateral internacional Rivilla. José Luís consiguió los tres goles asturianos. Y en «Zorrilla» el Valladolid se va a imponer con más apuros, por 2 a 1,  a otro rival importante, el Real Zaragoza, con goles de los inevitables Morollón y Rodilla. De modo que el balance de esta primera mitad de la Liga va a ser excelente para los dos equipos: el Oviedo es segundo, empatado a 22 puntos y 6 positivos con el Real Madrid, y el Valladolid ocupa la tercera posición, con dos puntos y dos positivos menos. Si los dos son capaces de repetir ese sensacional rendimiento en la segunda vuelta, estamos hablando casi de números de campeón. Lo cierto es  que la permanencia, la principal aspiración de ambos a principios de temporada,  ya no parece correr peligro…

SEGUNDA VUELTA ( 13 de enero de  1963-21 de abril de 1963)

El 13 de enero arranca la segunda fase del campeonato, pero antes, el miércoles 9, se disputa en el «Camp Nou» barcelonés un amistoso internacional entre las selecciones de España y Francia, que termina sin que llegue a inaugurarse el marcador. Pero lo más significativo va a ser la presencia en el combinado nacional tanto del oviedista Paquito, que ya había actuado en dos ocasiones con el equipo español, como la del blanquivioleta Morollón, que debutaba en esas lides, y que a la sazón encabezaba la clasificación de goleadores con 11 tantos, por delante de dos monstruos como los madridistas Puskas y Di Stefano, y de su propio compañero de equipo Rodilla.

Pero el partido del domingo siguiente iba a resultar igualmente memorable para el madrileño Emilio Morollón, puesto que va a anotar nada menos que cuatro tantos en la estrepitosa goleada de los suyos  al Córdoba ( 6 a 0 ), siendo Rodilla y Sanchís los autores de los otros dos. El Oviedo, por su parte, encontrará muchas más dificultades en el Zaragoza, al que derrota en el «Tartiere» gracias a un solitario tanto marcado por Sánchez Lage. Las posiciones en la tabla no se modifican: Oviedo colíder junto al Madrid, y Valladolid en tercer lugar.

Sin embargo la decimoséptima jornada ( 20 de enero ), va a resultar muy negativa para ambos conjuntos, ya que los dos van a salir fuertemente derrotados en sus respectivos desplazamientos. El Oviedo caerá en «El Arcangel» ante el Córdoba por un rotundo 4 a 0, conseguido ya por los andaluces en la primera media hora de juego, y el Valladolid, aunque dominará más en «San Juán», se limitará a recoger el balón de dentro de su portería ( 4 -1 para Osasuna, salvando Aramendi el honor castellano ). Las posiciones en la tabla no se modifican, empero, aunque el Real Madrid esprinta merced a su victoria en Riazor frente al Deportivo, y toma dos puntos de ventaja sobre el Oviedo.

Jornada número 18, 27 de enero de 1963. El Real Madrid abre un poco más de brecha en la cabeza de la clasificación, gracias a su aplastante victoria en el «Camp Nou» sobre el Barcelona, 1 a 5, con 3 goles de Puskas, más dos dianas de Di Stefano y Gento. El Oviedo, sin embargo, va a proporcionar la sorpresa de la jornada, al no poder pasar del empate en el «Tartiere» ante un Osasuna que llegaba situado en los últimos lugares. Campo típicamente norteño, en muy malas condiciones, y ventaja momentánea para los navarros, al transformar un máximo castigo, enjugada luego por el empate local, conseguido por Girón. El Valladolid, por su parte, se comporta mejor, y derrota al Mallorca en Pucela por 2 a 0, siendo Rodilla y Molina los autores de los goles. Asturianos y castellanos se mantienen en segunda y tercera posición, respectivamente, pero la ilusión de aspirar a todo se va diluyendo poco a poco.

Y más que se diluirá en la siguiente jornada, la decimonovena ( 3 de febrero ), cuando ambos conjuntos regresen de vacío de sus respectivas salidas, y con el mismo adverso resultado, 3 a 0. El Athletic de Bilbao fue el verdugo de un  Valladolid muy peleón, en un partido marcado por la presencia de la nieve sobre el césped, mientras que en Mallorca los locales se deshicieron con suma facilidad del cuadro azul. Las posiciones de ambos equipos no se modifican, pero el Real Madrid ya le saca cinco puntos al Oviedo, mientras que el Atlético madrileño se sitúa ya a un solo punto de los vallisoletanos.

El 10 de febrero se disputa la jornada número 20, y el campeonato consume su segundo tercio, con un intratable Real Madrid ya muy destacado en cabeza, con 6 puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, que ahora son dos, el Valladolid y el Oviedo, empatados a 26 puntos merced al nuevo tropiezo asturiano, esta vez en su propio terreno y ante el Athletic de Bilbao – empate a uno -. Jugaron mejor los asturianos, pero el guardameta vasco Carmelo se erigió en la figura del encuentro, parándolo todo a excepción de un remate de Sánchez Lage. También despachó una gran actuación el arquero vallisoletano Calvo, impidiendo la derrota de los suyos en «Zorrilla» ante el Betis. Y como los sevillanos no consiguieron marcar y el Valladolid sí lo hizo en una única ocasión, obra de su «Pichichi» Morollón, los dos puntos se quedaron en casa.

La vigesimoprimera jornada ( 17 de febrero ) va a vivir otro enfrentamiento en la cumbre, el que disputaron Real Madrid y Valladolid en la capital de España. Y los merengues van a devolverle el tanteo de la primera vuelta a los castellanos, puesto que se impondrán por un claro aunque excesivo 4 a 1, con goles de Felix Ruíz ( 2 ), Amancio y Gento, anotando Morollón el tanto visitante. El Oviedo volverá a perder, esta vez en el «Benito Villamarín» ante el Betis, y tras un buen partido donde los hispalenses fueron más efectivos en el remate ( 2 a 1 ). Icazurriaga marcó para los asturianos. El Real Madrid ya aventaja nada menos que en siete puntos al segundo clasificado, que ahora es el Atlético de Madrid, con 27. Valladolid y Oviedo eran tercero y cuarto, respectivamente, a uno de los colchoneros. Era evidente que su rendimiento había bajado en picado, y también que sus posiciones de privilegio comenzaban a peligrar.

El 24 de febrero, vigesimosegunda jornada, el Real Madrid dio ya la puntilla a las remotísimas aspiraciones oviedistas al derrotar a los azules en el «Tartiere» merced a un solitario gol de Puskas. Por su parte, el Valladolid salvó los muebles en «Zorrilla», donde doblegó al Barça con un tanto de Morollón, que nuevamente se ponía al frente de la clasificación de goleadores. Los castellanos seguían terceros, mientras que el Oviedo caía a la quinta plaza, superado también por el Valencia, y con el Zaragoza a sus alcances.

La jornada número 23 se disputó el 3 de marzo, y nuevamente los marcadores no les fueron muy propicios a blanquivioletas y azules. Menos al Oviedo, por supuesto, que caía en el «Camp Nou» por un escueto pero suficiente 2-1( con gol del brasileño Joao Jorge ), mientras que el Valladolid arrancaba un punto en «La Rosaleda», al empatar a un tanto con un Málaga metido de lleno en zona peligrosa. Ramírez fue el autor del gol de los de Pucela. Ambos equipos conservaban sus posiciones de la semana anterior.

El 10 de marzo se jugó la vigesimocuarta jornada, muy negativa para el Valladolid, y más esperanzadora para el Oviedo, que tras siete partidos sin ganar se reencontró con la victoria, al derrotar al Málaga por 2 a 0, con goles de Joao Jorge y Sánchez Lage. Debacle del Valladolid ante el Elche en «Zorrilla» ( 0 a 2 ). El cuadro local  fue sorprendido por dos contragolpes ilicitanos, y vio como el segundo puesto se  alejaba. Valladolid tercero, y Oviedo cuarto. Ese fue el balance de la jornada.

Y la que hacía el número 25 del campeonato volvió a ser funesta para ambos conjuntos, que salieron derrotados en sus respectivos desplazamientos. El Deportivo de La Coruña venció al Valladolid por 1 a 0 en «Riazor», y el Elche se impuso al Oviedo en «Altabix» por 2 a 1, con goles de Romero y Cardona, mientras que Sánchez Lage marcaba por los astures. El Real Madrid, merced a su apretado triunfo en el «Bernabéu» por 4-3 sobre el segundo clasificado, el Atlético de Madrid, se proclama ya matemáticamente campeón de la Liga 62-63 a falta aun de cinco jornadas por disputarse. El Valladolid es tercero momentáneamente, y el Oviedo cae a la quinta posición, rebasado por el Valencia.

El 24 de marzo, correspondiente a la vigesimosexta jornada, se vieron de nuevo las caras Real Valladolid y Real Oviedo, esta vez en el «Carlos Tartiere». A las órdenes del árbitro ceutí señor Cózar, estas fueron las alineaciones: por el cuadro asturiano, Madriles; Azcueta, Datzira, Marigil; Iguarán, Paquito; Girón, Sánchez Lage, Joao Jorge, José Luís y José María, y por los blanquivioletas, Estrems; García Verdugo, Pini, Pinto; Ramírez, Sanchís; Aramendi, Joselín, Morollón, Rodilla y Molina. El partido no tuvo historia, y la superioridad oviedista fue total, 4 a 0, con goles de Joao Jorge ( 2 ), Sánchez Lage e Iguarán. En la clasificación general, el Oviedo, tercero, adelantaba al Valladolid, quinto, superándole por un punto, e inclinando también el «goal average» particular a su favor.

La siguiente jornada, la 27, invirtió sin embargo las tornas, pues mientras que el Valladolid derrotaba al Valencia por 1-0 en «Zorrilla» con un nuevo gol de Morollón, los asturianos caía en La Coruña por 2 a 1, en un encuentro donde el brasileño Joao Jorge, autor del tanto «carbayón» , resultaría expulsado. El Valladolid volvía a ser tercero, pero ya lejos del subcampeonato, y el Oviedo pasaba ahora a ocupar la cuarta plaza, aunque muy amenazada por un cuarteto de perseguidores formado por Valencia, Zaragoza, Barcelona y Athletic de Bilbao.

En la jornada 28, correspondiente al 7 de abril, ambas escuadras van a salir derrotadas, pero la del Oviedo en Mestalla va a ser sonada, 5 a 0, y ante un rival directo, que le relega hasta la sexta plaza. El brasileño Waldo marcó tres goles, y el Oviedo fue una sombra de lo que había sido durante buena parte de la temporada. Más decorosa fue la caída del Valladolid en el «Sánchez Pizjuán» ante el Sevilla, 3-2, con un «doblete» de Rodilla. Los vallisoletanos eran ahora cuartos, pero con muchos equipos tras su estela.

LLegamos ya a la penúltima jornada del campeonato, la que se disputó el 14 de abril, y en ella los asturianos se desquitaron del varapalo sufrido en tierras levantinas, aunque a costa de un Sevilla que entraba así en terreno peligroso. 5 a 1 para los pupilos de Ochoa, marcados por Iguarán ( en dos ocasiones ), Toni, José María y José Luís. El Valladolid, por su parte, tampoco lo hizo mal, y se impuso en su feudo a un Atlético de Madrid que ya tenía asegurada la segunda posición. 2 a 1 para los blanquivioletas, con goles de los de siempre, es decir, Morollón y Rodilla. De cara al último partido saldrían como tercero el Valladolid, y cuarto el Oviedo, a la espera ambos de revalidar o invertir dichas posiciones, que serían las mejores de su historial liguero hasta entonces

Y por fin, tras treinta fechas y ocho meses de competición, el Campeonato Nacional de Liga 1962-63 llega a su fin. Para el Valladolid lo hace encajando un severo correctivo en «La Romareda»  ante el Real Zaragoza ( 6 a 2, salvando Rodilla el honor pucelano por partida doble ), mientras que el Oviedo conseguía un meritorio empate sin goles en el «Estadio Metropolitano» ante el subcampeón Atlético de Madrid. De ese modo, ambos cuadros revelación quedaban finalmente empatados a 33 puntos, ocupando los asturianos la tercera plaza gracias a su mejor «goal average» particular con respecto a los castellanos, cuartos.

BALANCE FINAL

Real Oviedo y Real Valladolid animaron el campeonato hasta la decimonovena jornada, en la que el Real Madrid ya cobró una evidente ventaja sobre ambos ( 5 y 6 puntos, respectivamente ). Pero su primera vuelta fue tan excelente como sorprendente, con unos guarismos que daban casi proyección de campeón, aunque al final el Real Madrid tan sólo se dejó once puntos por el camino, y conquistó el torneo con una superioridad aplastante, aventajando nada menos que en doce puntos al segundo clasificado, el Atlético de Madrid. Y si bien  a priori nadie esperaba un rendimiento tan sobresaliente por parte de un recién ascendido y de un equipo que se había salvado por los pelos de la promoción la campaña anterior, diversos factores van a coincidir para explicar el gran desempeño de azules y blanquivioletas.

Por un lado, su propio potencial, basado en un centro del campo muy potente, que en el Oviedo estaba formado por el asturiano Paquito, el vasco Iguarán y el veterano futbolista argentino Sánchez Lage, la estrella del equipo, apoyados en una estupenda defensa, Toni, Datzira y Marigil, con dos buenos extremos, Girón y sobre todo el jovencísimo José María, posteriormente toda una leyenda en las filas del Real Club Deportivo Español, y por el centro el vasco José Luís, mientras que en el Valladolid el triángulo mágico de la zona central lo componían el valenciano Sanchís, el manchego Ramírez y el uruguayo Endériz, con dos extremos muy incisivos, el argentino Aramendi y el alicantino Molina, y dos auténticos hombres-gol moviéndose por el centro del ataque, el madrileño Morollón y el salmantino Rodilla, sin desdeñar una zaga donde el también madrileño García Verdugo, el  charrúa Pini y el malagueño Pinto, ex del Barça, imponían su ley.

El hecho de que tanto Ochoa como Ramallets encontrasen una alineación ideal, y pudieran disponer de sus principales efectivos durante toda la campaña, colaboró eficazmente al buen resultado final, aunque es evidente que ambos equipos bajaron ostensiblemente su rendimiento en la segunda mitad de la competición. Así el Oviedo, que hizo 22 puntos en la primera vuelta, tantos como el que más, únicamente conseguiría 11 en la segunda, atravesando por una larga racha de malos resultados. Si su balance de goles había sido positivo en los quince primeros partidos ( 34 frente a 22, o sea + 12 ), en los segundos se invirtió dicha tendencia ( 18 frente a 24, es decir, -6), y en cuanto al Valladolid, los castellanos van a conseguir en la primera ronda 20 puntos ( 31 a 24 en goles ), y sólo 13 en la segunda ( 20 a 29 en goles ). Y también, y sin ánimo de menospreciar la gesta de Oviedo y Valladolid, es justo señalar que algunos equipos teóricamente fuertes como Barcelona, Zaragoza, Valencia o Athletic de Bilbao van a despachar una campaña muy gris, sobre todo en el caso de los «leones», que terminarán la Liga incluso con negativos.

El gran desempeño de los vallisoletanos va a suponer que el cuadro blanquivioleta sea invitado a tomar parte en la International Soccer League, un intento de popularizar el fútbol en los Estados Unidos mediante la organización de un torneo en el que tomaban parte diversos equipos europeos y algunos cuadros locales. Los pucelanos van a jugar un total de seis encuentros durante el mes de julio de 1963, la mayor parte de ellos en Nueva York, ganando dos, empatando uno y perdiendo tres. El año anterior, curiosamente, el invitado de la Liga española había sido el Real Oviedo.

Sin embargo, ambos cuadros no van a tener continuidad en la siguiente temporada, 63-64. El Oviedo perderá a dos de sus futbolistas más destacados, Paquito y Sánchez Lage, traspasados al Valencia por culpa de las estrecheces económicas del club, mientras que el Valladolid se desprende del centrocampista charrúa Endériz, fichado por el Real Zaragoza, de García Verdugo, que pasa también al Valencia, y de Molina, que recala en el Betis, por motivos análogos. Los asturianos, muy lejos de repetir la exitosa campaña 62-63, se verán abocados a jugar la promoción para mantenerse en Primera, lo que finalmente lograrán al imponerse al Hércules de Alicante, pero lo del Valladolid va a ser infinitamente peor, puesto que los castellanos descenderán como colistas, con una puntuación muy pobre: 19 puntos y 11 negativos. Las bajas en la plantilla habían afectado a los dos equipos, evidentemente, al marcharse jugadores muy importantes para su esquema, pero también el hecho de verse muy pronto con negativos, pesó sobre su moral. Y es que el fútbol no deja de ser  un estado de ánimo, y el encantamiento ya había abandonado el «Carlos Tartiere» y «Zorrilla», rumbo a otros lares ( 1963-64 fue el año del Betis y el Elche, que tomaron a su vez el relevo como equipos revelación ) . Pero al menos fue un bonito espejismo mientras duró…




La era dorada del C.E. Sabadell (1965-1972). Segunda parte

TEMPORADA 68-69: UN HISTÓRICO CUARTO PUESTO

Martínez, Echevarría, Comas; Isidro, Pini, Arnal, Romero, Diego; Marañón, Torrent, Muñoz, Frigols; Ortuño, Montesinos, Vidal I, Garzón, Pujol, Latorre, Seminario y Zaballa. Estos son los hombres con los que va a contar Pasieguito para una nueva campaña luchando en la máxima categoría del fútbol español. Las principales novedades las constituyen la marcha de Vall, que retorna al Español tras su larguísima cesión, y la de Antoni Vidal, fichado por el Real Madrid, así como la retirada del gran capitán Ángel Sertucha, el central que jugaba con un pañuelo anudado a la frente ( que recibe un merecidísimo homenaje el 27 de octubre de 1968, en un partido amistoso contra el Athletic de Bilbao, con triunfo rojiblanco por 1 a 4 ) y también la de Casado. Igualmente Camps pasa al Mallorca, equipo donde el buen extremo colgará definitivamente las botas. Por contra, ingresan en el club dos jugadores de procedencia levantina: el veterano lateral valenciano Alberto Arnal, con muchas temporadas de experiencia con los de Mestalla, y el joven interior del Onteniente, flamante Segunda División,  José Luís Garzón. También regresa Romero, cedido el último año al Xerez, y además, las proverbiales buenas relaciones existentes entre Barça y Sabadell vuelven a dar sus frutos, con el traspaso definitivo de Torrent, y la cesión de Pujol y Lluis Vidal, el hermano mayor del ahora jugador madridista.

Los arlequinados inician la liga con muy buen pie, victoria en Los Cármenes sobre el recién ascendido granada, mediante un gol de Garzón. Y a la siguiente jornada incluso se colocan como provisionales líderes del campeonato -igualados con Real Madrid y UD. Las Palmas- tras vencer en la Nova Creu Alta al Real Zaragoza con un solitario tanto de Torrent. Ya no volverán a abandonar los primeros lugares, mostrándose muy seguros en su propio terreno – con la única excepción de una derrota ante el Atlético de Madrid -, y finalizando la primera vuelta con 15 puntos y un positivo. Pero en la segunda ronda conseguirán mejorar aun ese resultado, y el cuadro lanero va a acabar en cuarto lugar, tras Real Madrid, Las Palmas y Barcelona ( y por encima de clubes mucho más poderosos como Atlético de Madrid, Valencia, Real Zaragoza o Athletic de Bilbao ), con 32 puntos y dos positivos y un excelente balance de 10 victorias, 12 empates y solamente 8 derrotas, con 33 goles a favor y 34 en contra, posición que les da derecho a tomar parte en la Copa de Ferias la siguiente temporada. Garzón, con 9 tantos, y Pujol con 8, fueron los máximos goleadores del cuadro de Pasieguito, que una vez más fue ratificado en el banquillo, demostrando los buenos frutos que pueden dar la confianza y la continuidad. El equipo se había hecho fuerte en la Nova Creu Alta, donde había conseguido 22 puntos, cediendo únicamente seis empates y una sola victoria visitante, mientras que a domicilio había obtenido 10 puntos, con dos triunfos y seis igualadas. El Sabadell era en aquel momento el segundo club catalán, ya que el RCD. Español, con una plantilla impresionante – Osorio, Mingorance, Lico, Glaría, Amas, Marcial, Re, Rodilla o José María – , acababa de descender a Segunda División por segunda vez en toda su historia.

Lamentablemente, y dado su excelente rendimiento, el Barça va a repescar a Lluís Pujol ya para el torneo de Copa ( a la vez que renunciaba a sus derechos sobre el otro Lluís, Vidal, cuyo desempeño durante la temporada no había pasado de discreto ). Al mismo tiempo se especulaba acerca del posible interés del club azulgrana por Fernando Ortuño, jugador que había destacado en el tercio final de la competición liguera, llamando la atención de los principales clubes españoles, pero finalmente el joven delantero oriundo de Granollers va a continuar en las filas arlequinadas, donde ya se consagrará definitivamente en la siguiente temporada.

TEMPORADA 69-70: UN PASEO POR EUROPA Y SALVADOS POR LOS PELOS

De cara al curso 69-70, con la aventura europea como gran novedad, el C.E. Sabadell se refuerza con un par de jugadores veteranos pero de talla internacional. Estamos refiriéndonos al bilbaíno Luís Aguirre y al ex-barcelonista Chús Pereda, dos nombres ilustres del fútbol español de la época. También causa alta el joven Cristo, un prometedor extremo procedente del Real Betis Balompié, así como Palau, que retorna a su club de origen  después de  una experiencia no demasiado positiva en Can Barça. Por el contrario, son baja Echevarría, Frigols, Latorre y Seminario, quien tras una década en el fútbol europeo, regresa a su Perú natal. De modo que la plantilla arlequinada va a quedar formada por los siguientes hombres: Martínez, Comas, Nicolau; Isidro, Pini, Arnal, Muñoz, Diego, Camps II, Romero, Farrás; Marañón, Torrent, Montesinos, López; Zaballa, Pereda, Aguirre, Ortuño, Garzón, Cristo, Vidal I y García.

La temporada arranca muy positivamente, y al finalizar la tercera jornada el Sabadell es segundo en la tabla, empatado a puntos con el líder Athletic de Bilbao y con el Real Madrid. Y tampoco le van nada mal las cosas en su debut en competición europea, pues consigue un esperanzador resultado en el partido de ida de los treintaidosenos de final de la Copa de Ferias, al derrotar al Brujas belga por 2 a 0 en la Nova Creu Alta. Tan histórico encuentro se disputó el día 17 de septiembre de 1969, y los pupilos de Pasieguito presentaron la siguiente alineación: Comas; Isidro, Pini, Arnal; Montesinos, Muñoz; Zaballa, Pereda, Palau, Garzón y Cristo. Los tantos  fueron conseguidos uno en cada tiempo, el primero por Zaballa a los 38 minutos de juego, y el segundo y definitivo por Cristo, en el minuto 86 de partido. Sin embargo, en la devolución de visita a la preciosa ciudad flamenca, los laneros van a pagar la novatada, y serán aplastados por los locales con un concluyente 5 a 1, que pone un abrupto final a su aventura europea. Palau hizo el gol del honor en el minuto 59 -que supuso el momentáneo 4 a 1 – y el Sabadell presentó el siguiente once: Comas; Isidro, Pini, Arnal; Marañón, Muñoz ( Romero ); Ortuño, Montesinos, Palau, Garzón y Zaballa.

Y también, a partir de la cuarta jornada liguera, el conjunto arlequinado va a entrar en una dinámica negativa que le llevará muy cerca de los puestos de descenso ( en esta temporada, concretamente, los tres últimos de la clasificación final ). De dicha zona de peligro le sacarán los dos resultados con los que concluye la primera vuelta: una victoria sobre el Sevilla en la Nova Creu Alta, y sobre todo un inesperado triunfo en el propio terreno del líder, el Atlético de Madrid, con un solitario gol de Vidal que fue como un auténtico regalo de Navidad para la afición arlequinada ( el partido se jugó el día 21 de diciembre ) y que les dejó, en el ecuador de campeonato, en la décima posición, con 14 puntos y dos negativos, abriendo una considerable brecha con respecto a los ya casi desahuciados Pontevedra y Mallorca, aunque la tercera plaza de descenso se preveía que iba a estar muy reñida. Y es que aquellas navidades del 69 fueron especialmente felices para los habitantes de la industriosa ciudad lanera en general,  y los seguidores arlequinados en particular, con una verdadera lluvia de millones, puesto que en el sorteo extraordinario de la Lotería Nacional, celebrado el día 22 de diciembre, resultó premiado con el «Gordo» el número 59.536, cuyas doce series habían sido vendidas íntegramente en Sabadell, y en concreto en la Administración número 3. El número fue adquirido por el tesorero de la Peña Futbolística Arlequinada, y estaba muy repartido entre sus socios y simpatizantes.

La segunda vuelta va a traer dos triunfos de prestigio en la Nova Creu Alta, de esos que convierten a un equipo pequeño en «matagigantes». El primero se consigue al derrotar al Barça por 3 a 2, con dos goles y una magnífica actuación del veterano Marañón, tras remontar un 0-2 adverso, y el segundo, el 1 de marzo de 1970, es una goleada histórica sobre el Real Madrid – al que los arlequinados  no vencían desde la temporada 1946-47 -, que cae por tres a cero, con goles de Marañón, Garzón y Ortuño. Esta fue la alineación que puso en liza Pasieguito en tan señalada jornada: Martínez; Isidro, Pini, Arnal; Montesinos, Marañón; Ortuño ( Cristo ), Romero ( Torrent ), Vidal I, Garzón y Palau. Tras este resultado el Sabadell parecía tener ya definítivamente asegurada la permanencia, un año más, pero ya no volverá a ganar otro partido, y a cada semana iría perdiendo gas, hasta el punto de llegar al último encuentro, en su propio feudo y ante un Atlético de Madrid que se jugaba nada menos que el título, salvado por los pelos, a pesar de que ganaron todos sus rivales directos ( y los laneros perdieron ante los colchoneros, que se proclamaron campeones ), gracias a su mejor «goal average» particular con el Deportivo de La Coruña, finalmente descendido. El balance  del conjunto vallesano quedaba como sigue: 10 victorias, 5 empates y 15 derrotas, con 31 goles a favor y 37 en contra, y un total de 25 puntos y 5 negativos, lo que le suponía ocupar la decimotercera posición.

Tras una campaña 68-69 muy tranquila, habían vuelto de nuevo los apuros. Pero el presidente Rossón tenía un plan que tal vez podía significar una buena dosis de seguridad para su equipo, la ampliación de la Primera División de 16 a 18 equipos, algo que finalmente el Pleno de la Federación Española de Fútbol va a aprobar para que entre en vigor en la temporada 1971-72. A más equipos, mayores posibilidades de que los que ya están dentro puedan permanecer. Pero dejemos el fútbol de los despachos y regresemos al fútbol que se juega sobre el césped… El curso 69-70 va a completarse con la disputa de una nueva edición de la «Copa del Generalísimo», y en dieciseisavos el Sabadell se deshace sin demasiadas dificultades del Mestalla, filial valencianista, tras una derrota por la mínima en la ciudad del Turia ( 1 a 2 ), y un claro triunfo en la Nova Creu Alta ( 3-0 ). En octavos el rival a batir va a ser la Real Sociedad ( 2 a 0 para los locales en Sabadell, y 1 a 0 para los donostiarras en el viejo Atocha ). Pero en cuartos, el Athletic de Bilbao  va a ser ya un obstáculo insalvable, pues los leones remontarán en San Mamés, con un ajustado marcador de 2 a 0, la desventaja que se traían de la Nova Creu Alta, donde habían sido doblegados por 2 goles a 1.

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TEMPORADA 70-71: UN CURSO GRÍS

La última temporada con sólo 16 equipos en Primera la afronta el Sabadell con el mismo equipo a los mandos – Rossón y Pasieguito -, y un puñado de novedades en la plantilla. Vienen Martín, Taulats, Jenaro, García Soriano, Quiles, De Diego, Otiñano, Rodri, el paraguayo Jara, y regresa de su decepcionante periplo por el Real Madrid Antoni Vidal, -que dada la presencia en el equipo de su hermano mayor Lluís pasará a ser conocido como «Vidal II» -, y se van Diego, Camps II, Farrás, García y dos jugadores importantes en la última campaña, el defensa Romero y el delantero Ortuño, traspasados a Barcelona y Real Madrid respectivamente. En teoría la plantilla no debería resentirse de la marcha de estos dos últimos para «hacer caja». Llama la atención la presencia  de nada menos que seis jugadores procedentes de la región valenciana: Martínez, Martín, Arnal, Jenaro, Garzón y Quiles. Estos son los efectivos con los que Pasieguito trataría de conseguir la permanencia, un año más: Martínez, Comas, Nicolau: Isidro, Pini, Arnal, Martín, Torrent; Taulats, López, Jenaro, Montesinos, Marañón, Garzón; De Diego, Quiles, , Palau, García Soriano, Cristo, Vidal I, Vidal II, Otiñano,  Rodri y Jara.

Al producirse la ampliación de la categoría en la campaña siguiente, tan sólo van a descender a Segunda dos equipos, ascendiendo cuatro. Y desde bastante temprano Elche y Zaragoza, tal vez un tanto sorprendentemente a la vista de su historial anterior, ocuparán los dos últimos puestos. La trayectoria del cuadro arlequinado, por consiguiente, no va a tener demasiados sobresaltos por ese motivo, aunque en absoluto puede considerarse como buena, pues al final va a sumar tan sólo 21 puntos, el registro más pobre desde que regresara a la División de Honor en 1965, ocupando por segundo año consecutivo la decimotercera posición. 8 triunfos, 5 partidos terminados en tablas y 17 derrotas, con sólo 28 goles a favor y la friolera de 49 en contra, no eran en absoluto unos buenos números, a pesar de haber vuelto a salvar la categoría. El guipuzcoano Rafael De Diego, que había llegado procedente del Real Madrid ( y que años más tarde fallecería prematura y trágicamente en la localidad asturiana de Luanco, a consecuencia de una explosión de gas ), fue el artillero más destacado de los laneros, obteniendo 9 dianas.

Tal vez la nota más positiva de toda la temporada – al margen de conseguir nuevamente la permanencia – fue lograr un nuevo triunfo en la Nova Creu Alta sobre el gran y poderoso rival regional, el Barça. Sucedió en la jornada número 19, el  24 de enero de 1971. Marcó primero Garzón en el minuto 34, empató Rexach para los azulgranas en el 49, y en el 68 de nuevo Garzón hizo subir al marcador el resultado que ya sería definitivo. Esta fue la alineación arlequinada: Martínez; Martín, Pini, Arnal; Montesinos, Marañón; García Soriano ( Palau ), Jenaro, De Diego, Garzón y Quiles. En las filas del equipo iba produciéndose la natural renovación, pues desaparecían veteranos como Isidro ( que al final de la campaña se retiraría del fútbol, y muy pronto se vería aquejado de graves problemas en la vista ), y les sustituían jóvenes como Martín, García Soriano, Jenaro o Quiles.

Muy decepcionante va a ser el breve paso del Sabadell por la «Copa del Generalísimo», ya que será eliminado a las primeras de cambio por un equipo de Segunda División, el Club Deportivo Logroñés, para más «inri» recién ascendido a la categoría de plata del fútbol español. En la Nova Creu Alta vencieron los de Pasieguito por un escuálido 1 a 0, para caer en Las Gaunas por 2 a 0. El resultado no hacía presagiar nada bueno de cara a la siguiente campaña, un presentimiento negativo que el traspaso al Sevilla de las dos máximas figuras del equipo ( al menos en lo tocante a la efectividad goleadora ), De Diego y Garzón, no hacía sino acentuar. La incertidumbre, una vez más, iba a ser inseparable compañera de la fiel afición arlequinada.

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TEMPORADA 71-72: AMARGO DESPERTAR DE UN HERMOSO SUEÑO

La Primera División del fútbol español estrena su nuevo formato, con 18 equipos y el correspondiente incremento de fechas, y posiblemente también de recaudaciones. En Sabadell se confía en no sufrir los apuros de las dos últimas campañas, pero todo el mundo reconoce que aun así la papeleta se presenta complicada. Algunos nombres ilustres como Isidro – al que se le tributa también un merecido homenaje con un partido frente a la Unión Española de Chile – o Torrent abandonan el equipo, al retirarse de la práctica activa del deporte. Les acompañan en su adiós Comas, Nicolau, López y Rodri, más los dos valiosos elementos traspasados al Sevilla, De Diego y Garzón, algo que ya se estaba volviendo habitual para cuadrar el presupuesto al final de cada ejercicio. Son nuevos, el guardameta Irazusta, casualmente sobrino de Pasieguito, el barcelonista Franch – del que se espera que pueda cubrir dignamente la ausencia de Isidro -, Catalán, Piñel, Moya, el valencianista Vilar (teórico sustituto de Torrent ), Castellanos, Burgos, y finalmente un par de jugadores con vitola internacional: el navarro Zaldúa, tras diez temporadas en el Barça, y el paraguayo Jara, procedente del Valencia, que se va a encontrar en la plantilla lanera con otro compatriota de su mismo apellido. Estos son los mimbres de que dispone el ya veterano ocupante del banquillo de la Nova Creu Alta para intentar hacer un buen cesto:  Irazusta, Martinez; Martín, Franch, Pini, Catalán, Vilar, Romero, Piñel, Arnal, Moya;  Jenaro, Montesinos,  Marañón, ,Taulats, López, Castellanos;  Zaldúa, Quiles, Cristo, Jara I,  Vidal I, Garcia Soriano, Palau,  Burgos, Otiñano, y Jara II

La temporada 71-72 empieza mal, pero va a aun acabar peor. En el primer compromiso liguero el Sporting de Gijón se llevará los dos puntos del feudo vallesano. Esta fue la alineación que actuó en el estreno oficial de la temporada, aquel 5 de septiembre de 1971: Martinez; Franch, Pini, Martín; Catalán, Marañón; Jara, Montesinos, Zaldúa, Jenaro ( Palau ) y Quiles ( Cristo ). El siguiente partido es una visita al Vicente Calderón, donde el Atlético de Madrid aplasta a los arlequinados con un contundente 5 a 0, de modo que al final de la segunda jornada van a ostentar el farolillo rojo. Tres victorias ante el Betis, Deportivo de La Coruña y Burgos les permiten respirar un poco y salir provisionalmente de los puestos de peligro en la jornada número 12, pero a partir de dicho momento enhebrarán una serie de resultados negativos ( seis encuentros consecutivos sin conocer la victoria ),  que van a situarlos nuevamente a la cola de la clasificación, lugar que prácticamente ya no abandonarán hasta el final del campeonato.

Una sorprendente victoria ante el Atlético de Madrid ( 3 a1 en la Nova Creu Alta, con goles de Franch, Jara II y Cristo ) les da un poco de aire, pero tras una nueva derrota en su propio feudo ante el Real Madrid, en la jornada 22, ya van a ocupar en propiedad la última posición, hasta el momento en que se produzca el descenso matemático, varias jornadas antes de concluir la competición. Restando unos pocos partidos, y como prueba de buena vecindad, el Barcelona va a cederle al Sabadell a su antiguo jugador Romero, dado que el nuevo técnico blaugrana, el holandés Rinus Michels, no contaba con él, pero evidentemente su concurso no será suficiente para enderezar el rumbo de una nave que se iba a la deriva. El 14 de mayo de 1972 el C.E. Sabadell, tras siete inolvidables años en la élite,  se va a despedir de la Primera División para una larga temporada. Y lo va a hacer con una derrota en la Nova Creu Alta ante la Unión Deportiva Las Palmas por 0 a 1, y con la siguiente alineación: Martínez; Franch, Vilar, Arnal; Montesinos, Romero; García Soriano, Jenaro, Vidal I ( Cristo ), Palau y Quiles. El cuadro catalán había sumado únicamente 23 puntos, que se desglosaban en 7 victorias, 9 empates y 18 derrotas, con 27 goles a favor y 52 en contra, un balance en verdad paupérrimo.

Para poner el colofón a tan nefasta temporada, los de Pasieguito van a ser eliminados de la Copa nuevamente a las primeras de cambio, y otra vez por un equipo de Segunda División, en este caso el Pontevedra, pues a pesar de vencer los laneros en Pasarón por 0 a 1, en la devolución de visita los gallegos se impondrán por 0 a 2. Se abría así una nueva etapa en la historia del club arlequinado, una etapa en la que ya no iba a estar dirigido ni por Ricardo Rossón – aunque este continuaría aun en el cargo una temporada más –  ni por Pasieguito. Entre 1972 y 75 va a militar en Segunda División, descendiendo a Tercera en esa última fecha. Permanecería allí durante un par de temporadas, para retornar a la categoría de plata – ahora denominada «Segunda A» en 1977, manteniéndose  en ella hasta 1983. Una campaña en Segunda B, la 83-84, sería el prólogo de otra fase brillante en la historia del club lanero, aunque en esta ocasión bastante más breve. Tras actuar dos años en Segunda A, el C.E. Sabadell asciende a Primera División en 1986, con un equipo del que forman parte jugadores como Capó, Lino, Serrat, Perico Alonso, Joaquín Villa, Merayo o Nacho. Dos temporadas entre los grandes, nuevo descenso a Segunda A, para caer hasta Tercera por deudas en 1993-94, jugar la mayor parte del tiempo en Segunda B, y por fin regresar a Segunda A en 2011, categoría en la que milita actualmente.

El balance de estas siete campañas consecutivas en Primera División, entre 1965 y 1972,  se sustancia en 214 partidos disputados, con 66 victorias, 48 empates y 100 derrotas, marcando 218 goles y encajando 307. El cuadro lanero había ido formando cada temporada su respectiva plantilla a base de retales, haciendo honor a la especialización textil de su ciudad, con jugadores desechados por equipos grandes ( se le podría comparar con el famoso «Salón de los rechazados», aquella exposición que se celebró en París en el año 1863 y en la que colgaron sus cuadros los pintores impresionistas, al margen de los canales oficiales del arte de su época ), puesto que se van a vestir de arlequinados muchos jugadores que eran descartados por clubes como el Barcelona, Real Madrid, Valencia o Athleic de Bilbao. La mayoría venían con denominación de origen blaugrana ( Torrent, Marañón, Comas, Montesinos, Zaballa, Seminario, Lluís Vidal, Palau, Pereda, Franch, Zaldúa…), pero los había también con pasado merengue ( Isidro, Casado, De Diego… ), valencianista ( Martínez, Cabello, Arnal, Jara, Vilar…) o rojiblanco ( Sertucha, Izaola, Latorre, Mauri… ). Lo que apenas sí hay son canteranos catalanes, pues el Barça se llevaba a casi todos los jugadores que despuntaban en la región ( como, por ejemplo, un oriundo de la misma Sabadell, el lateral izquierdo internacional Eladio Silvestre ). Una experiencia futbolística, por lo tanto, de lo más meritoria, compitiendo con los grandes sin un elevado presupuesto, apostando por la continuidad en la dirección técnica, y haciendo siempre de la necesidad virtud.




La era dorada del C.E. Sabadell: 1965-1972 (Primera parte)

En casi todas las temporadas aparece un «equipo revelación», un conjunto que no forma parte de los grandes de la categoría y del que no se esperan a priori brillantes resultados, pero que se las arregla para situarse en los primeros lugares de la tabla. Le ocurrió también al C.E. Sabadell durante su periodo más largo de estancia en la Primera División del fútbol español, entre los años 1965 y 1972, cuando se clasificó en una más que meritoria cuarta posición (temporada 1968-69), lo cual le dio derecho a jugar al año siguiente la Copa de Ciudades en Feria, o «Copa de Ferias» a secas, una competición continental que hoy podría homologarse a la «Europa League»

Entonces el cuadro vallesano se llamaba oficialmente «Centro de Deportes Sabadell», y era un club con escasa experiencia en la División de Honor. Fundado en 1903, había comenzado a llamar la atención a mediados de los años 30, poco antes de nuestra Guerra Civil. Militaba entonces en Segunda, y en la temporada 33-34 se había proclamado contra todo pronóstico Campeón de Cataluña, imponiéndose brillantemente a los habituales primates Barça y Español, con un fenomenal registro (11 partidos ganados, 1 empatado y 2 perdidos; 34 goles a favor y 19 en contra, y un total de 23 puntos, tres más que los dos grandes equipos barceloneses). Tomó parte, por consiguiente, en la edición de la Copa de 1935 – que entonces se denominaba «Campeonato de España» – y tras eliminar a Celta, Betis y Levante, se clasificó para la final, donde se encontraría con el Sevilla CF, que también accedía a ella por vez primera. El encuentro decisivo tuvo lugar en el terreno madrileño de Chamartín, el 30 de junio de 1935, con arbitraje de Pedro Escartín, y concluyó con el rotundo triunfo de los hispalenses por 3 a 0, marcados por Campanal (en dos ocasiones) y Bracero. Estas fueron las formaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Sevilla, Guillermo Eizaguirre; Euskalduna, Deva; Alcázar, Segura, Fede; López, Torróntegui, Campanal, Tache y Bracero, y por el Sabadell, Massip; Morral, Blanch; Argemí, Font, Gracia; Sangüesa, Calvet, Gual, Barceló y Parera.

Pronto vendría la contienda fratricida, que en lo futbolístico se saldaría con la suspensión de las competiciones nacionales y también con la muerte y el exilio de numerosos jugadores, pero tras ella se iba a producir de nuevo un buen momento para los de la Creu Alta, que lograrían ascender a Primera División en la temporada 42-43. Militarían en ella durante las campañas 43-44, 44-45, 46-47, 47-48 y 48-49, pero tras su segundo descenso padecerían una prolongada «travesía del desierto», que les llevaría incluso al pozo de la Tercera División en 1963, aunque en el transcurso de únicamente dos temporadas, 63-64 y 64-65, pasarían del infierno al paraíso.

Pero tal vez convendría antes hablar un poco del marco donde se inscribía este curioso club de singular y arlequinada equipación, sin parangón entre sus homólogos.

Sabadell era sin discusión, a mediados de los años 60 del siglo pasado, la capital lanera de España. Había sido una de las localidades pioneras de la Revolución Industrial en la Cataluña del XIX, hasta el punto de recibir el apelativo de «la Manchester catalana». Ya en el siglo XX, su población  aumentó de manera vertiginosa, dado el poder de atracción que sus numerosas fábricas ejercían sobre los inmigrantes de la España menos favorecida. De ese modo pasaría de 23.375 habitantes en el año 1900, a los 105.339 de 1960, es decir, que había más que cuadruplicado su población. Ese incremento demográfico se mantuvo durante los años 60 – a mitad de la década cuenta ya con unos 150.000 habitantes -, lo cual trajo aparejado un crecimiento urbano descontrolado, con un gran déficit en equipamientos (alumbrado, pavimentación, alcantarillado, enseñanza…). Sin embargo había un aspecto en el que Sabadell era modélica dentro de aquella España aceleradamente desarrollista pero en tantos órdenes subdesarrollada aun: el deporte. No en vano, en 1967 la «Asamblea de periodistas deportivos españoles» va a proclamar a la localidad vallesana como «la ciudad piloto del deporte español», puesto que en ella tenían su sede más de medio centenar de sociedades dedicadas a diferentes disciplinas, y a que contaba con unas instalaciones de las que no disponían entonces muchas capitales de provincia.

TEMPORADA 64-65: POR FIN EL ASCENSO, 16 AÑOS DESPUÉS

El Sabadell regresó a Segunda tras su breve paso por la Tercera División durante la campaña 63-64. En el Grupo VII de Tercera, los arlequinados quedaron campeones, con 58 puntos conseguidos en 38 partidos. Ganaron 27 encuentros, empataron 4 y perdieron 7, con un magnífico balance de 92 goles a favor y 42 en contra. En la fase de ascenso les tocó enfrentarse primero al C.D. Castellón, al cual eliminaron con ciertos apuros, cayendo por 1 a 0 en Castalia y ganando por 3 a 1 en la Creu Alta. Más asequible resultó el siguiente y último rival, el Albacete Balompié. En la ciudad manchega el Sabadell se impuso ya por 0 a 1, redondeando la faena con una clara victoria por 3 goles a 0 en su feudo. Era el 14 de junio de 1964.

De nuevo en Segunda, los laneros afrontaron la temporada con los siguientes efectivos: Martínez, Romero, Quincoces; Diego, Sertucha, García Verdugo, Izaola, Arqué, Marañón- que se iría al Levante mediada la campaña -, Tejedo, Martí, Noya, Castaños, Navarro, Cabello, Planellas, Palau, Sabino, Periquín, López, Basaras, Peña y Roger. Eran nuevos tres jugadores procedentes del Valencia, el guardameta Martínez, el veterano defensa García Verdugo y el delantero Cabello, así como el ex-barcelonista Ramón Marañón y el ex-malloquinista Arqué. También se incorpora un joven valor formado en la cantera blaugrana, Palau.  El entrenador va a ser el antiguo internacional del Valencia Bernardino Pérez Elizarán, más conocido futbolísticamente como Pasieguito, componente de una mítica línea medular junto al legendario Antonio Puchades. El Sabadell realizará una gran campaña, acabando la temporada como segundo clasificado del Grupo Norte gracias a la sorprendente derrota del Sporting de Gijón en el último partido, en su feudo de «El Molinón» y ante un renqueante  Osasuna (0 a 3), mientras que los arlequinados se imponían por la mínima al Europa, el club escapulado del barrio barcelonés de Gracia  ( 2 a 1 ).

El equipo asturiano había llegado a esa última jornada con un punto más que los laneros – 38 por 37 -, con el «goal average» particular entre ambos igualado y el general muy favorable, de modo que un simple empate, pasase lo que pasase en «La Creu Alta»  llevaría a los rojiblancos a la promoción, pero saltó la sorpresa. Los catalanes, por lo tanto, se clasificarán para jugar la promoción de ascenso, que les corresponde disputar frente al Real Murcia, que defendía la categoría. En el primer encuentro, en «La Condomina», el 6 de junio de 1965, se produce un esperanzador empate a 2, con goles de Cabello y esta alineación: Martínez; García Verdugo, Sertucha, Diego; Arqué, Martí; Cabello, Palau, Sabino, Navarro y Castaños. En el partido de vuelta, celebrado en «La Creu Alta», el 13 de junio, los vallesanos se impusieron por un solitario tanto, marcado también por el valenciano Cabello en el minuto 75. La alineación fue la misma que siete días antes.

Coincidiendo con el ascenso, va a hacerse cargo de la presidencia el dinámico industrial textil Ricardo Rossón, que ya había ejercido dicho cargo entre los años 1955 y 58. Se da la circunstancia de que recoge el testigo de manos del propio alcalde de Sabadell, su colega en el Gremio de Fabricantes Antoni Llonch (el emblemático  primer edil vallesano   Josep María Marcet  también había regido los destinos del club durante varios periodos)

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TEMPORADA 65-66: AL BORDE DEL ABISMO

El Centro de Deportes Sabadell afronta la temporada de su retorno a la Primera División con los siguientes efectivos: Martínez, Benegas, Romero, Quincoces; Isidro, Sertucha, Muñoz, Alavedra, Pedreño, Diego, Izaola; Mauri, Martí, Torrent, Arqué, Hernández; Vall, Noya, Sabino, Vidal, Camps, Ortuño, Morollón, Navarro, Castaños y Palau. Eran novedades en la plantilla el veterano guardameta Benegas,  los madridistas Isidro y Morollón, el levantinista Pedreño, el mítico «león» Mauri, el españolista Vall, los barcelonistas Alavedra, Torrent, Vidal y Camps, Hernández – el padre de Xavi – y el joven Ortuño. Por contra, son baja García Verdugo, Tejedo, Cabello – uno de los hombres claves del ascenso, cedido por el Valencia, que regresa a Mestalla -, Planellas, Periquín, López, Basaras, Peña y Roger. Muchas altas, que en teoría refuerzan al cuadro arlequinado en esta su nueva aventura por la élite del fútbol español.

El calendario va a depararles un terrorífico comienzo de temporada, con Real Madrid y Barça como enemigos en los primeros compromisos. Los de Pasieguito se estrenan el sábado 4 de septiembre de 1965 en partido nocturno, nada menos que en el Santiago Bernabéu, ante el cuadro merengue -vigente campeón liguero- y con el siguiente equipo: Martínez; Muñoz, Sertucha, Diego; Arqué, Torrent; Palau, Martí, Sabino, Navarro y Castaños. Van a defenderse bien y únicamente caerán derrotados merced a un solitario tanto de Pirri, anotado en el minuto 51. Y ocho días más tarde, con una Creu Alta hasta los topes, claramente desbordada por las expectativas de la nueva categoría, reciben a todo un Barça  en un encuentro donde la experiencia de los azulgranas se acabará imponiendo al entusiasmo de los locales por 1 a 3, marcando Vall el primer gol vallesano en esta nueva andadura por la Primera División.

Al término de esta segunda jornada el Sabadell es el farolillo rojo de la tabla, pero todo el mundo parece estar de acuerdo en pensar que lo peor ya ha pasado…Y de hecho, al domingo siguiente los arlequinados logran su primer triunfo, y en campo contrario, al derrotar al Mallorca con un gol de Muñoz en el Luís Sitjar de Palma. Sin embargo, los laneros no van a abandonar las posiciones de peligro en toda la primera vuelta, que para ellos termina con un paupérrimo balance de tan sólo 8 puntos ( con seis negativos ), como colistas, con tres victorias, dos empates y diez derrotas, 14 goles a favor y 22 en contra. Aun así, la directiva va a seguir apostando por Pasieguito. La segunda vuelta se inicia con unos derroteros muy similares, pero dos cruciales victorias en casa y por la mínima, ante rivales directos, Mallorca y Las Palmas, les dan vida de nuevo. En la jornada vigésimo tercera, y tras otra buena racha, conseguirán salir por vez primera de los puestos de descenso directo y promoción tras una sorprendente victoria en Mestalla, merced a un gol de Vall, aunque vuelven de nuevo a la zona de peligro en las jornadas 24 y 26, para respirar un poco en la 29, la penúltima, tras derrotar a otro claro competidor, el Málaga, por 3 a 2 en la Creu Alta. Así afrontan la última y definitiva jornada con opciones de salvarse del todo, pero también de caer en promoción e incluso descender.

Visitan San Mames y son claramente derrotados por el Athletic (3 a 0), y al final van a acabar con los mismos puntos que los dos conjuntos que bajan, Mallorca y Betis, pero su mejor average particular les permite el mal menor de la promoción. Disputada esta casi tres meses después de finalizada la liga regular, esta va a suponer para el cuadro arlequinado la permanencia, merced a su victoria sobre el Celta de Vigo por 2 a 0 ( Torrent y Vall ), y su empate sin goles en la ciudad gallega. Estos son los hombres que consiguieron mantener la categoría: Martínez; Isidro, Sertucha; Muñoz; Mauri, Torrent; Vall, Noya, Sabino, Marti y Camps (en el segundo encuentro, Alavedra y Palau sustituyeron a Sertucha y Camps respectivamente)

Curiosamente, en la «Copa del Generalísimo» los vallesanos realizarán un buen papel, eliminando en dieciseisavos de final al Europa, tras un partido de desempate en Barcelona en el que vencen por 2 a 0 ( 1-1 y 0-0 habían sido los resultados de los dos encuentros ), superando al Real Valladolid en octavos ( 2 a 0 en Sabadell y derrota mínima por 1 a 0 en la capital castellana ), y cayendo ante el Zaragoza, futuro campeón, en cuartos, aunque por un tanteo inapelable: 1-4 en la «Creu Alta» y 3 a 0 en «La Romareda»

TEMPORADA 66-67: TRANQUILIDAD  Y ADIÓS A LA VIEJA «CREU ALTA»

Se había sufrido mucho, aunque con final feliz, y de cara a la campaña 66-67, con un nuevo terreno de juego ya en construcción, se producen algunas novedades para apuntalar al equipo. Llegan los guardametas Echevarría y Rovira, el lateral internacional del Real Madrid Casado, el defensa Romero, el medio Ruiz, retorna Ramón de Pablo Marañón, así como Cabello, y son también alta varios jugadores de vanguardia ( los levantinos Bautista y Portalés, y el vasco Latorre ). Por contra, se van los guardametas Benegas, Romero y Quincoces, Alavedra, Pedreño, Hernández, Arqué, Mauri, Morollón, Navarro y Castaños, siendo cedidos a causa del servicio militar Diego y Ortuño. Así queda configurada la plantilla para el nuevo curso: Martínez, Echevarría, Rovira; Isidro, Sertucha, Casado, Muñoz, Romero; Marañón, Torrent, Ruiz; Vall, Palau, Noya, Vidal, Camps, Cabello, Bautista, Portalés, Sabino, Latorre y Martí.

Tras los grandes agobios del curso anterior, la temporada 66-67 va a ser de una relativa placidez en cuanto a los resultados y la posición del equipo en la tabla. Arrancan los laneros en los primeros lugares – en la sexta jornada son quintos, superando incluso al propio Barça, aunque en la decimoquinta, al finalizar la primera vuelta, los de Pasieguito caen al undécimo puesto, con 12 puntos y un negativo, dentro de la zona peligrosa. Sin embargo las cosas van a pintar mucho mejor para ellos en la segunda ronda, que se inicia con una goleada al Hércules en la Creu Alta ( 5 a 2 ), y un meritorio empate en San Mames ante el Athletic de Bilbao, que meten de lleno al cuadro catalán en la zona media.

Su posición se consolida en la jornada número 18, cuando el Barça visita Sabadell y es claramente batido por 2 goles a 0, marcados por Camps y Marañón – dos ex-azulgranas – en la primera media hora de juego. Dejemos constancia para la historia de las alineaciones de ambas escuadras en aquel ya lejano 22 de enero de 1967: por los arlequinados, Martínez; Isidro, Sertucha, Casado; Marañón, Torrent; Vall, Palau, Noya, Vidal II y Camps, y por los barcelonistas, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Borrás, Torres; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Fusté y Pujol. En total, doce jugadores catalanes sobre el campo, seis por cada equipo.

Para la vigésima jornada, en la que los vallesanos van a golear en su feudo al potente Valencia por 3 a 0, el equipo ya suma ocho jornadas consecutivas imbatido, y situado en el séptimo lugar de la tabla, observa muy de lejos los puestos de peligro. Al final va a clasificarse en una magnífica octava plaza con 30 puntos, sin positivos ni negativos, con un balance de 11 partidos ganados, 8 empatados y 11 perdidos, con 35 goles a favor y 38 en contra, habiéndose movido casi siempre por la zona media. El atacante Palau va a ser su artillero más destacado, consiguiendo un total de 10 tantos. En la Copa va a eliminar en dieciseisavos de final a la Real Sociedad, venciendo en ambos partidos por 0 a 2 y 3 a 1, para caer en octavos frente al Granada por 0 a 1, en un tercer partido de desempate celebrado en Madrid, tras sendos empates a uno en «Los Cármenes» y la «Creu Alta»

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TEMPORADA 67-68: NUEVO CAMPO Y APUROS AL FINAL

Con Pasieguito una temporada más en el banquillo, el Sabadell va a afrontar esta tercera campaña consecutiva en Primera División – en la que estrenará su flamante campo – con importantes novedades. Causan alta cuatro jugadores procedentes del Barcelona, el cántabro Zaballa, los canteranos Comas y  Montesinos,  y el peruano Seminario, un fichaje de campanillas este, por más que el astro sudamericano se encontrase ya en el declive de su carrera deportiva, tras un paso no demasiado brillante por Can Barça. También son novedad futbolistas de perfil más modesto como el levantino Frigols, García e Isidro II, un extremo montañés procedente del Atlético de Madrid, y también un veterano defensa central uruguayo de escasa cabellera llamado Pini, que daría un excelente rendimiento. También regresan los «licenciados» Diego y Ortuño. Por el contrario son baja en la plantilla Rovira, Torrent – que retorna al Camp Nou tras su cesión -, Ruíz, Noya ( traspasado al Atlético de Madrid ), Cabello, Bautista, Portalés, Sabino, Latorre y Martí. Por consiguiente, la plantilla arlequinada estará compuesta por: Martínez, Echevarría, Comas; Isidro I, Pini, Muñoz, Sertucha, Casado, Frigols, Diego; Marañón, Montesinos, García; Vall, Palau, Seminario, Vidal, Zaballa, Ortuño, Camps e Isidro II

El 20 de agosto de 1967 se va a proceder a la inauguración de la Nova Creu Alta, un precioso recinto con capacidad para  20.000 espectadores ( de ellos 4870 sentados ), mientras que el viejo campo tan sólo podía albergar a unos 7500 en total. Su construcción había costado unos 27 millones de pesetas, siendo el arquitecto que lo proyectó Gabriel Barcons. En el partido inaugural el C.D. Sabadell se va a enfrentará al Barcelona, y conseguirá la victoria por 1 o 0, siendo el jugador Vall el primero en marcar en el nuevo campo. En los prolegómenos del encuentro un helicóptero del Aeroclub de Sabadell se posó en el centro del terreno de juego, y de él descendió la «pubilla» de la ciudad, la señorita Clara Vila, llevando el balón con el que iba a disputarse el choque. El Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, el catalán Juan Antonio Samaranch, realizó el saque de honor, en presencia de los capitanes de ambos conjuntos, Sertucha y Zaldúa, autoridades asistentes y trío arbitral, encabezado por el señor Pintado, del Colegio Catalán. Estas fueron las formaciones que presentaron ambos equipos en tan histórico encuentro: por el Centro de Deportes Sabadell, Martínez ( Comas ); Isidro I, Sertucha, Casado ( Diego ); Marañón ( Muñoz ), Pini; Vall, Palau, Seminario, Montesinos e Isidro II ( Camps ), y por el Barcelona, Sadurní ( Reina ); Borrás ( Benítez ), Torrent ( Olivella ), Eladio ( Tores ); Muller ( Endériz ), Gallego ( Zabalza ); Oliveros ( Zaballa ), Vidal ( Pereda ), Zaldúa ( Pellicer ), Fusté ( Pujol ) y Jiménez ( Rexach ). El único gol del partido se produjo en las postrimerías de la primera parte. Isidro II bota un córner, Seminario peina de cabeza la pelota, y Vall la envía imparablemente al fondo de las mallas.

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La temporada comenzó bien para los arlequinados, que en la octava jornada se encontraban en  la quinta posición de la tabla,  con 9 puntos, por delante de clubes como Athletic de Bilbao, Español, Valencia o Zaragoza, pero van a ir perdiendo fuelle, y finalizan la primera vuelta en la undécima posición, con 14 puntos, que no constituían en absoluto un mal registro, pero que en esta ocasión les dejaban cerca de los puestos de promoción. Van a iniciar la segunda fase del campeonato muy bien, derrotando al líder, el Atlético de Madrid, por 1 a 0 en la Nova Creu Alta, con un solitario gol de Vall, aunque una mala racha de resultados les acercará a la zona peligrosa. Así, en la jornada 26 están ya en puestos de promoción, pero una victoria ante el Español en la fecha 29 (2 a 1) y un buen empate en San Mames a un gol, les van a dejar un año más en Primera, superando por tan sólo un punto al promocionista Córdoba. En el «Torneo del KO», y tras apear de la competición por los pelos al Xerez Deportivo en dieciseisavos (0 a 2 y 3 a 0), caen estrepitosamente eliminados ante el Real Zaragoza en octavos: 0 a 0 en la «Nova Creu Alta» y 1 a 5 en «La Romareda»

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