Vic Buckingham: flema británica para el banquillo del Barça. 1970-71. Segunda parte

El Barça inicia los entrenamientos de cara a la nueva temporada. Son 24 los jugadores que componen la plantilla, a saber: Sadurní, Reina, Mora, Rifé, Gallego, Eladio, Franch, Ramoní, Romero, Torres, Zabalza, Juan Carlos, Fusté, Rexach, Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany, Bustillo, Dueñas, Martí Filosía, Asensi, Castro y Pujol. Doce catalanes y el resto foráneos, fifty-fifty. También arranca sus actividades el nuevo filial azulgrana, procedente de la fusión entre el Condal y el Atlético de Cataluña. Su nombre: Barcelona Atlético. Y así se expresaba su nuevo presidente, el señor Viladomiu: “El nombre de Barcelona Atlético lo tenía aprobado el Barcelona. Las decisiones fundamentales las toma el Barcelona. En la parte técnica, el club es una continuación de los sistemas de Buckingham”. Sus últimas palabras suponían una interesante declaración de principios, pero durante muchos años la promoción de futbolistas para el primer equipo va a ser escasa, y su engarce en éste muy problemático, y habrá que esperar hasta la llegada de Johan Cruyff al banquillo barcelonista, en 1988, para encontrar por fin una auténtica política de cantera, cuyos frutos serán a la larga esplendorosos.

La  plantilla barcelonista se traslada a la localidad pirenaica de La Molina dentro de la primera fase de su preparación, para pasar unos días en plena naturaleza, oxigenándose con el aire puro de la montaña. Ni que decir tiene que el gran objetivo para la inminente campaña 70-71 es la conquista del título de Liga, diez años después de la obtención del último entorchado (1959-60). Sorprendentemente Asensi –que cumplía el servicio militar– va a presentarse lesionado. Y tras una serie de amistosos intrascendentes, útiles tan solo para mejorar la puesta a punto, el Barça debuta ante su afición en la V edición del Trofeo “Joan Gamper”. El rival es el Dynamo de Moscú, un buen equipo ruso aunque no demasiado conocido en Occidente, y cuyo mayor atractivo de cara al aficionado lo constituía la presencia en la portería del mítico guardameta soviético Lev Yashin, a la sazón ya a punto de retirarse, y hasta la fecha de hoy el único cancerbero que ha conseguido ganar el prestigioso “Balón de Oro”

Pero el compromiso va a saldarse con una estrepitosa derrota azulgrana por 0 a 5. Haciendo gala de una excelente preparación física y de un fútbol ágil y moderno, los moscovitas destrozarán  literalmente al Barcelona, poniendo al desnudo todas sus carencias, tanto ofensivas como defensivas. Reseñemos para la historia la alineación que sufrió tan doloroso varapalo: Reina; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Alfonseda (Fusté), Dueñas, Bustillo, Castro (García Castany) y Rexach. En el partido para el tercer y cuarto puesto los locales vencerán al Schalke 04 alemán por 1 a 0 (con gol de Fusté), pero no conseguirán disipar la pésima impresión dejada la noche anterior en el ánimo de sus incondicionales. El trofeo lo conquistará finalmente el Ujpest Dosza húngaro, que vence a los rusos por 3 a 1 en una brillante exhibición. Era la primera vez que el Barça no se alzaba con el Gamper.

Un grupo de socios barcelonistas pide que el “Camp Nou” lleve el nombre del presidente que promovió su construcción, Francesc Miró-Sans. Su petición será estudiada en la Asamblea Ordinaria. La duración de ésta va a ser únicamente de 53 minutos, ya que no se producirá discusión alguna en ninguno de los puntos del orden del día, y al final tampoco se presentará la solicitud de cambio de denominación para el Estadio, puesto que el propio ex mandatario renunció expresamente a ello por carta, al comprobar que la idea no había tenido una favorable acogida. De modo que el recinto en el que el Barça disputaba sus partidos va a seguir siendo conocido oficialmente como “Estadio del Club de Fútbol Barcelona”, aunque popularmente todo el mundo continuaría refiriéndose a él como “el Camp Nou”, o a veces “el Nou Camp”

PRIMERA VUELTA DE UN CAMPEONATO DE LIGA IGUALADÍSIMO

En los siguientes amistosos, tras la debacle sufrida ante los rusos del Dynamo, el Barça no acaba de convencer, y en ese clima dubitativo con respecto a las auténticas posibilidades del equipo  va a producirse el debut liguero, rindiendo visita al siempre difícil “San Mamés”. En la Catedral, sin embargo, los azulgranas no harán en absoluto un mal partido y conseguirán arrancar un valioso positivo (1 a 1). Se adelantó en el marcador Pujol, pero terminó empatando Uriarte. Esta fue la alineación barcelonista: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero –que sustituía al sancionado Eladio–; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial (Fusté) y Pujol. Estas buenas sensaciones se confirmarían a la semana siguiente, con una rotunda victoria sobre el Real Zaragoza en el “Camp Nou”, por 5 goles a 2. El equipo fue el mismo que se trajo un punto de Bilbao, y los cinco goles fueron obra de Rexach (2), Juan Carlos (2) y Zabalza.

Pero este repentino optimismo, se va a ver algo mermado con un par de desagradables sorpresas. Tanto Dueñas como Asensi, los dos fichajes-estrella de la temporada, tendrán que ser intervenidos quirúrgicamente a causa de sendas lesiones de origen no muy claro. Y en el caso del alicantino, este se verá obligado a pasar de nuevo por la mesa de operaciones algunas semanas más tarde. Decididamente, en el Barcelona siempre ocurrían cosas de lo más inesperado… Aunque al menos en cuanto a resultados no había demasiada queja. En la tercera jornada se pudo ganar en Vigo, pero el empate –1 a 1– tampoco era una mala noticia. Gol de Martí Filosía en “Balaídos”, y la siguiente formación: Sadurní; Rifé, Gallego (Romero), Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Fusté y Pujol.

Primera eliminatoria de la Copa de Ferias frente a un adversario poco temible, el Katowice polaco, un modesto equipo procedente de la región minera de Silesia. Triunfo a domicilio con gol de Rexach, y este equipo: Sadurní; Rifé, Gallego Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Fusté y Pujol. El pase a la siguiente ronda parecía asegurado, aunque en el “Camp Nou” los polacos  a punto están de dar la gran sorpresa, pues se adelantan con un peligrosísimo 0 a 2, que dejaría al Barça fuera del torneo. Pero los azulgranas reaccionan en la segunda mitad, y terminan imponiéndose por 3 a 2, con tantos de Pujol, Martí Filosía y Rexach. Jugaron los mismos once que en Katowice, con Marcial reemplazando a Fusté en el segundo tiempo. Durante el partido tuvo lugar un lamentable incidente entre Gallego y parte del público. Y es que el central gaditano andaba de los nervios estos días, porque también se las vio tiesas con el fotógrafo de la revista RB Horacio Seguí, un gran profesional de acrisolado barcelonismo. El club le impuso una sanción al futbolista por estos hechos.

Que Carles Rexach atravesaba por un extraordinario momento de forma, va a volver a ponerse de manifiesto en la cuarta jornada, con motivo de la visita del Sabadell al “Camp Nou”. Se adelantaron los laneros por obra del prematuramente desaparecido Rafael De Diego, pero Marcial, Torres y Rexach –con dos extraordinarios tantos– le dieron la vuelta al marcador, hasta situar en él un claro 4-1. Con razón la mencionada RB bautizó aquella semana al de Pedralbes como “el Niño de Oro del fútbol español”, en el curso de un impactante reportaje gráfico realizado en la cámara acorazada de una entidad bancaria barcelonesa. Estos fueron los hombres que derrotaron a los vallesanos entrenados por Pasieguito: Sadurní: Rifé, Romero, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Reina y Fusté reemplazaron a Sadurní y a Marcial, ambos lesionados.

La sonrisa del técnico inglés delata que las cosas marchaban bien...

La sonrisa del técnico inglés delata que las cosas marchaban bien…

El excelente momento del Barça quedó confirmado al domingo siguiente, en su visita a Elche. Tarde de mucha lluvia y campo impracticable, pero aun así los azulgranas se alzan con la victoria por 0 a 1 (gol de Pujol), un resultado que pudo ser aún mayor si Martí Filosía no llega a desperdiciar un máximo castigo. Esta fue la alineación: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos (Romero), Martí Filosía, Marcial y Pujol. Y en partido nocturno adelantado al sábado, los blaugrana van a dar buena cuenta del Español en un derbi que tan sólo tuvo color local, con goles de Martí Filosia (2) y Marcial. El equipo fue el mismo que había triunfado en “Altabix”, con el único cambio de Romero por Eladio, lesionado.

Debido al nombramiento de Joan Gich como nuevo Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, quedaba vacante el puesto de gerente en el organigrama barcelonista, y Montal lo va a cubrir con un hombre joven (39 años), el economista Armand Carabén. Carabén, un excelente profesional que se movía en círculos próximos a la oposición socialista catalana, aunque totalmente ajeno al fútbol hasta aquel momento, va a ser pieza clave en futuras y trascendentales operaciones, algo a lo que tampoco será ajena la nacionalidad de su esposa, Marjoleen De Meer, procedente de los Países Bajos. Y en este clima de euforia por la buena marcha del equipo, el Barça va a visitar el siempre complicadísimo “Santiago Bernabéu”. El Real Madrid no atravesaba entonces por su mejor momento, aunque dichos partidos en la cumbre eran siempre impredecibles. Pero en esta ocasión nada raro va a suceder, y los azulgranas regresarán de la capital con dos valiosísimos puntos en la buchaca, algo que tan solo había ocurrido en una oportunidad en las dos últimas décadas, concretamente en la temporada 65-66. Zabalza será el autor del único gol del partido, marcado en la primera parte de fuerte disparo, y ello va a permitir al Barcelona mantenerse imbatido tras siete semanas de competición, compartiendo la cabeza de la tabla con el Atlético de Madrid. Estos fueron los héroes del “Bernabéu”, recibidos triunfalmente a su llegada al Aeropuerto del Prat, horas después: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Una alineación que, con el único cambio de Eladio en el lateral izquierdo, estaba ya convirtiéndose en clásica. Y es que las cosas, cuando funcionan, es mejor no tocarlas.

Martí Filosía, la gran apuesta personal de Buckingham.

Martí Filosía, la gran apuesta personal de Buckingham.

Pero, no obstante, había un amplio sector de la afición barcelonista que le negaba  sistemáticamente el pan y la sal a uno de sus jugadores: Martí Filosía. El espigado delantero de Palafrugell nunca había gozado de muchas simpatías en la grada, pese a su origen catalán y ampurdanés. Se le consideraba demasiado frío y lento, y con escaso espíritu combativo, reproches similares a los que poco antes había recibido otra perla de la cantera, su gran amigo Carles Rexach. Sisu interpretaba el fútbol de manera muy distinta a Zaldúa, por poner un ejemplo de jugador con limitados recursos técnicos, pero que suplía esa carencia a base de una constante entrega, de un continuo batallar durante los noventa minutos, por lo cual gozaba del favor general del público culé. Filosía, por el contrario, era un futbolista de notable clase, dotado de un buen disparo con ambas piernas y un excelente remate de cabeza, con una visión de la jugada que le permitía desplazar el esférico al primer toque y jugar incluso sin balón, pero declinaba la persecución de pelotas imposibles de alcanzar, negándose a realizar baldíos esfuerzos pulmonares, y ese concepto del fútbol tan moderno, tan adelantado a su tiempo, no sintonizaba con el gusto de un aficionado rutinario y conservador, que creía únicamente en las virtudes de “sudar la camiseta”, haciendo de él un elemento tan polémico como incomprendido.

La derrota ante la Juventus de Turín  -1 a 2- en la siguiente eliminatoria de la Copa de Ferias, va a suponer un relativo jarro de agua fría. El equipo italiano no fue mejor, pero sí más resolutivo, destacando sus grandes estrellas Anastasi y Haller, así como  los jóvenes Causio y Bettega. Marcial hizo el gol de un Barcelona que formó así: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial y Pujol. Y otra desagradable sorpresa la  constituirá el nuevo patinazo en el “Camp Nou” ante un Valencia muy serio, que aquella temporada contaba con Alfredo Di Stéfano en el banquillo. Con el marcador 0 a 1, Martí Filosía malogró un penalty, incidencia que en absoluto ayudaba a mejorar sus profundas diferencias con buena parte del público. La alineación azulgrana fue la misma que unos días antes había caído también ante la Juve.

Y en medio de estas contrariedades, al menos un par de buenas noticias: la recuperación de Dueñas y Asensi marchaba viento en popa, y ambos jugadores  podrían reforzar en breve a una delantera cuya producción goleadora comenzaba a descender de nuevo en los últimos partidos, aunque la causa de ello radicase en el superior nivel de los equipos a los que se enfrentaba el Barça, bastante más sólidos que los Zaragoza, Sabadell o Español. Sólido era también el Sevilla preparado por el austríaco Max Merkel, pero en el “Sánchez Pizjuán” los azulgranas van a recuperar los dos positivos que les había birlado el Valencia (0 a 1). Nuevo gol de Rexach, que fue suficiente para doblegar a los hispalenses y situar al Barcelona como líder, con la siguiente alineación: Reina; Rifé (García Castany), Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosía, Marcial  (Alfonseda) y Pujol. A reseñar el hecho de la presencia de Miguel Reina en la portería, decisión con la que Buckingham  inauguraría una etapa en la que el cordobés actuaría en terreno contrario, mientras que Sadurní lo haría en el “Camp Nou”, donde recibía más apoyo que el guardameta andaluz. Al regreso del equipo, nuevo recibimiento jubiloso en El Prat. Parecía que volvían las buenas costumbres…

Y hablando de volver…El que también retornaba a la selección española era Quimet Rifé, que ya había sido internacional absoluto en 1967-68, en la época de Balmanya. Entonces lucía el número 7 a la espalda, pero ahora lo hará como lateral derecho, demarcación en la que estaba desempeñándose con notable solvencia. Junto con sus compañeros de equipo Gallego y Rexach, va a formar parte del combinado nacional que batirá por 3 a 0 a Irlanda del Norte en el “Sánchez Pizjuán” sevillano, encuentro en el que Charly inauguraría el marcador con un terrorífico disparo de los suyos, desde una buena distancia. Con los del Ulster jugó el gran George Best, pero el nivel de sus compañeros dejaba mucho que desear, y el melenudo astro del Manchester United no podía hacerlo todo él sólo…

Tocaba ahora desplazarse a Turín, a intentar remontar el adverso marcador del encuentro de ida. Era una misión muy difícil, y no se va a culminar con éxito. Los piamonteses volvieron a triunfar por 2 a 1, y pusieron punto final a la andadura del Barça por una Copa de Ferias que iba a desaparecer en esta misma temporada, sustituida por un torneo de hechuras similares, pero organizado directamente por el máximo ente futbolístico continental, la Copa de la UEFA. Esta fue la alineación que resultó derrotada en el “Estadio Communale”: Sadurní; Rifé, Gallego, Romero; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos (García Castany), Alfonseda, Marcial (Martí Filosía) y Pujol. Y mientras esto ocurría, el Real Zaragoza –que deambulaba por los puestos de cola de la clasificación– va a dirigirse al Barça en busca de refuerzos, concretamente pretendiendo el fichaje de Zaldúa, que en esta temporada no estaba contando para nada en los esquemas de Mr. Buckingham. Y cuando todo hacía indicar que ya existía acuerdo por parte del jugador y de la Directiva, el traspaso va a quedar en agua de borrajas. Montal se compromete con el bravo delantero a organizarle un partido de homenaje en una fecha aún por designar. El navarro cumplía ya su décima temporada en el club, y era aun relativamente joven –29 años–, pero sus días como azulgrana parecían estar ya contados…

En un encuentro marcado por el signo de las reapariciones –Eladio y Bustillo–, el Granada le puso las cosas bastante difíciles en el “Camp Nou” al Barça, que solamente pudo ganar por un apretado 2 a 1, con goles de Alfonseda y Rexach. Éste fue el equipo: Sadurní; Romero, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Bustillo, Alfonseda y Pujol. Ni el lateral izquierdo ni el ariete cuajaron una buena actuación, y el futuro barcelonista de ambos se antojaba incierto. En el caso de Eladio, a causa de su relativa veteranía –30 años–, y en el del delantero aragonés, porque se temía que ya no volvería a recuperar el nivel anterior a su gravísima lesión en el “Bernabéu”. El  Barça continuaba, una semana más, al frente de la clasificación general.

En “Atocha”, sin embargo, los pupilos de Buckingham van a salir derrotados por primera vez en campo contrario en partido de Liga. No se les daba nada bien el terreno de la Real Sociedad a los azulgranas, que encajaron el solitario gol de Arzac en el minuto 79, cuando acariciaban ya un valioso positivo, y formaron así: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Martí Filosa, Marcial y Pujol. Y una semana más tarde un buen Sporting de Gijón, retornado este año a la máxima categoría y con jugadores tan estupendos  en sus filas como los internacionales Quini y Churruca, sucumbe por 2 a 0 en el “Camp Nou”, siendo los autores de los goles barcelonistas Alfonseda y Martí Filosía, y esta la alineación del líder: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Pujol (ocho catalanes, ojo al dato). Y aprovechando la festividad del 8 de diciembre, el Estadio va a vestirse de gala para recibir al vigente campeón de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental, el Feyenoord de Roterdamm, en un entretenido partido amistoso que finalizó con victoria azulgrana por 3 tantos a 2 (Rexach, en dos ocasiones, y Martí Filosía fueron sus autores). Otro de los grandes atractivos de este choque internacional lo constituyó el debut de Asensi como jugador barcelonista, casi medio año después de su fichaje. El alicantino mostró buenos detalles, pero acusó, lógicamente, su prolongada inactividad. El público culé, por su parte, no acudió al “Camp Nou” en el número que cabía esperar tratándose de un rival tan cualificado.

Tras su visita a “La Rosaleda” malacitana, el Barça va a seguir al frente de la Liga merced a una nueva victoria –0 a 1– conseguida por medio de otro afortunado gol de Charly Rexach. En el Aeropuerto del Prat, una vez más, se producirá un cariñoso recibimiento a altas horas de la noche. Y es que la sufrida hinchada blaugrana se sentía legítimamente feliz de ver cómo el equipo de sus amores volvía a ocupar una posición acorde con su historial. Estos fueron los jugadores que derrotaron al Málaga: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Fusté (García Castany). Como es lógico, los triunfos tenían una clara repercusión sobre la economía del club, y así lo confirmaba el propio Montal: “En lo que llevamos de Liga se ha recaudado un cincuenta por ciento más que en la anterior”. Y añadía: “Hasta ahora Buckingham ha sabido coordinar a los jugadores. Rexach no tiene precio”

La derrota en Las Palmas, sobre todo por la forma en que esta se produjo –en dos de los goles canarios tuvo una desafortunada intervención Eladio– no va a contribuir sin embargo a ensombrecer un panorama por lo demás bastante despejado, sino que será interpretada como un mero accidente. Tanto “Atocha” –escenario de la anterior– como el “Insular”, parecían campos gafes para un Barça capaz de imponerse en el “Bernabéu”, el “Manzanares” o “Mestalla”, pero al que se le atragantaba puntuar en los  feudos de dos clubes mucho más modestos, aunque sus características no les iban en absoluto a los azulgranas, bien sea por el empleo pertinaz y contumaz de la manguera en el caso de los norteños, o por lo muy pesado y largo del viaje a las Islas Afortunadas. Esta fue la alineación barcelonista ante los amarillos: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Alfonseda, Marcial y Pujol (sustituido por Asensi, que hacía de este modo su debut en partido oficial). Rexach y Marcial hicieron los dos tantos catalanes, que no sirvieron para sacar nada positivo.

Mr. Buckingham en el banquillo del "Camp Nou", junto a su ayudante Rodri, y acompañado de Ángel Mur Sr., el utillero Claudio Pellejero, y los suplentes de aquella tarde: Reina, Romero y García Castany.

Mr. Buckingham en el banquillo del «Camp Nou», junto a su ayudante Rodri, y acompañado de Ángel Mur Sr., el utillero Claudio Pellejero, y los suplentes de aquella tarde: Reina, Romero y García Castany.

El año 1970 va a terminar con un gran choque por todo lo alto en el “Camp Nou”, pues se enfrentaban dos de los máximos aspirantes al título, Barça y Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga. El partido será televisado en directo a toda España, y ese detalle, unido a lo desapacible de una noche metida en frío y lluvia, hizo que los graderíos no presentasen el buen aspecto que cabía esperar, registrándose poco más de media entrada. Sin embargo el equipo no se dejó llevar por el ambiente invernal, y sentenció el encuentro en una excelente primera mitad (2 a 0), con tantos de Marcial y Rexach. Presionaron más los colchoneros en la reanudación, pero no consiguieron batir a Sadurní, de manera que el Barça iba a proclamarse campeón de invierno, coincidiendo con el final de la primera vuelta. Los azulgranas contaban con 22 puntos, por 21 el Valencia y el Atlético de Madrid, con el Real Madrid más distanciado, aunque a sólo tres de la cabeza. Habían ganado 10 partidos, empatado 2 y perdido 3, con 26 goles a favor y 12 en contra. Esta fue la alineación que recuperó el liderato para los de Mr. Buckingham: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol.

Carles Rexach, de quien su madre confiesa que “de pequeño dormía con un balón en la cama”, marcha al frente de la tabla de goleadores, aunque no le va muy a la zaga el rojiblanco José Eulogio Gárate, uno de los mejores realizadores de la época, por más que se tratase de un período muy parco en tantos, donde los sistemas defensivos casi siempre les podían a los atacantes, con la subsiguiente merma de espectacularidad en el juego. Y ya que hablamos de goles, es de reseñar que en el tradicional partido que el club regalaba a sus socios la mañana de Navidad, un equipo barcelonista formado por los suplentes habituales –y con el tercer guardameta de la plantilla, Mora, bajo los palos– va a ser ampliamente derrotado por el potente conjunto búlgaro del Bandera Roja de Sofía, que vencerá por 1 a 4, poniendo cierta nota de incertidumbre entre la afición, con respecto al hipotético rendimiento de dichos jugadores si tenían que integrarse en el once titular.

UNA SEGUNDA VUELTA DE INFARTO

El equipo azulgrana inaugura 1971 con un resultado adverso. En el arranque de la segunda vuelta, jornada 16, se enfrenta al Athletic de Bilbao en el “Camp Nou”, y pierde por un sorprendente 0 a 1. El único gol bilbaíno lo marcó Zubiaga a cinco minutos del final, y el guardameta vasco Iribar cuajó una actuación portentosa. En la clasificación general, el Barça cae a la tercera posición con 22 puntos, a uno de los líderes, Valencia y Atlético de Madrid. Pero a Mister Buckingham no parece preocuparle demasiado la derrota ante los Leones: “ Se ha jugado para ganar y eso es lo que cuenta de cara al futuro”. Estos fueron los once barcelonistas que patinaron en el primer encuentro del año: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol. En la segunda parte Alfonseda sustituyó a Pujol.

En la decimoséptima jornada el Barça va a recuperar los dos puntos que cedió ante el Athletic, derrotando al Real Zaragoza a domicilio por 1 a 2 en un partido en el que no pudo alinearse el máximo goleador del equipo, Carles Rexach, debido a unas ligeras molestias en el muslo derecho. El gol que abrió el marcador lo consiguió el zaragocista Martín, pero Marcial –que jugó un encuentro sensacional– y Pujol van a remontar para los de Buckingham, que presentó en “La Romareda” el siguiente once: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Alfonseda, Marcial, Martí Filosía, Asensi (Zabalza) y Pujol. A la jornada siguiente  visita el “Camp Nou” el Celta, en partido que también va a ser televisado en directo. El juego dejará bastante que desear, y tal vez el detalle más curioso es que los tres goles del encuentro (2 a 1 a favor del Barça) serán obra de jugadores celestes. Los azulgranas fueron anotados involuntariamente por los celtistas Manolo y Costas al desviar un par de balones comprometidos, mientras que el único que subiría al casillero de los de “Balaídos” lo hizo el delantero Doblas. Jugaron por los locales: Sadurní; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Marti Filosía (Asensi), Marcial y Pujol. La visita de la expedición viguesa sirvió también  para que ambas directivas rubricasen el pase del medio internacional Enrique Costas al Barça, fichaje que se haría público pocos días más tarde. Su precio: diez millones de pesetas y el traspaso del centrocampista gallego Santiago Castro al Celta. Por cierto: los azulgranas eran líderes de nuevo con 26 puntos, uno más que el Atlético de Madrid.

El siguiente desplazamiento era de los más cortitos, sólo hasta la “Nova Creu Alta”. Y al igual que en la temporada anterior, salta nuevamente la sorpresa y el Sabadell se impone por un ajustado 2 a 1. Garzón abrió el marcador, empató Rexach, y otra vez Garzón hizo el tanto definitivo. Con este resultado, el Barça cedía la primera plaza al Valencia, que ahora le aventajaba en un punto. Pero tal vez la nota más negativa del partido fue la pérdida del eficaz centrocampista cántabro Juan Carlos, que resultó lesionado de gravedad en un tobillo a consecuencia de un choque con un paisano suyo, el ex barcelonista Marañón, el mismo jugador que también había estado involucrado en la gravísima lesión sufrida la temporada anterior por el bilbaíno Javier Clemente. Estos fueron los  hombres que cayeron una vez más ante los correosos arlequinados: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Juan Carlos (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Pujol (Alfonseda)

Se inicia febrero con otro inesperado tropiezo en el “Camp Nou”, al empatar a cero con el colista Elche en un partido sencillamente lamentable. Esta fue la alineación azulgrana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, García Castany; Rexach, Marcial, Alfonseda (Martí Filosía), Asensi y Pujol. Juan Carlos pasa por el quirófano para ser intervenido de una rotura de los ligamentos tibio-peróneos. El plazo de recuperación marcado es de dos meses y medio, con lo que se pierde ya lo que resta de Liga. Y en la jornada 21, nada menos que un derbi: Español-Barcelona en “Sarriá”. Pero en esta ocasión la bolita va a caer del lado de los azulgranas, que en un partido tenso y de escaso juego –el derbi arquetípico, vamos…– se imponen por 0 a 1, con un gol marcado por el discutidísimo Marti Filosía en el minuto 42 del primer tiempo. La alineación barcelonista fue la siguiente: Reina; Rifé, Gallego, Paredes – que hacía así su debut oficial–; Torres, Zabalza (Asensi); Rexach, Romero, Marti Filosía, Marcial y Pujol. En la clasificación general, el Barça es tercero, a un punto del líder, el Valencia.

No deja de ser curioso que un Barça-Real Madrid se celebre el “Día de los Enamorados”, pero el calendario había fijado la fecha del 14 de febrero, y ambos equipos van a saltar al bien cuidado césped del “Camp Nou” para cumplir con su obligación lo mejor posible. También llamaba la atención que el encuentro no fuese televisado en directo, con lo que se preveía una suculenta taquilla para las arcas barcelonistas. Y si bien entró dinero en cantidad, en cambio los dos puntos  saldrían rumbo hacia la capital, ante la desilusión del numerosísimo público que se congregó en el feudo culé. Grande hizo el gol madridista, y el Barça formó con: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Romero; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Asensi y Pujol (Alfonseda).

La lucha por el título se había complicado bastante para el Barça, después de los negativos resultados ante Athletic, Elche y Real Madrid, dejando escapar cinco puntos valiosísimos, y el siguiente desplazamiento era nada menos que a “Mestalla”, donde aguardaba el Valencia de Di Stéfano, que esta temporada estaba rindiendo a un magnífico nivel, con un sistema defensivo muy difícil de batir. En la alineación barcelonista van a producirse dos importantes novedades: la reaparición de Fusté, el hombre sobre el que había pivotado el juego azulgrana durante casi una década, y el debut en partido oficial de Teófilo Dueñas en el centro del ataque. Con ellos en el equipo, el Barça cuajará una magnífica actuación, y tan sólo la mala suerte le va a privar de llevarse los dos puntos en litigio, teniendo que conformarse con un muy meritorio empate a uno, que sin embargo no le servía para neutralizar el goal average particular favorable a los chés. Al inicial tanto de Rexach, respondieron los levantinos con una jugada muy afortunada que les dio el empate, ya que un fuerte disparo de Paquito, rechazado por  la madera, rebotó en Reina y se introdujo en la portería catalana. Muchos aficionados culés en las gradas, y numerosas oportunidades para los pupilos de Mister Buckingham, que formaron de la siguiente manera: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Fusté; Rexach, Marcial (Zabalza), Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

La nota emotiva del choque de “Mestalla” había girado en torno al debutante Dueñas, cuyo padre falleció la noche anterior, aunque al hijo no se le comunicó la noticia hasta la terminación del partido. Y tal vez como homenaje póstumo hacia su progenitor, el futbolista manchego va a tener ante su nuevo público la presentación que sueñan todos los futbolistas: tres goles y una soberbia actuación. La víctima será el Sevilla, que cayó derrotado por 5 a 2. Pujol y Marcial hicieron los otros dos goles de un Barça que formó así: Reina; Rifé, Gallego, Paredes (Eladio); Torres, Asensi; Rexach, Marcial, Dueñas, Marti Filosía y Pujol. La facilidad rematadora de Dueñas mereció amplios comentarios, e incluso hubo  quienes le compararon con el mítico César Rodríguez. ¿Había encontrado por fin el Barça ese ariete goleador que parecía negársele una y otra vez? En la clasificación, los azulgranas eran ahora cuartos, pero a un solo punto del equipo que la encabezaba, el Valencia. No se recordaba una pugna tan reñida por el título desde hacía muchísimo tiempo, ya que hasta cuatro equipos (Valencia, Barça, Atlético de Madrid y Real Madrid) mantenían una cerrada pugna. Y las aspiraciones barcelonistas van a recibir un fuerte espaldarazo a la semana siguiente, tras su brillante triunfo por 0 a 2 en “Los Cármenes”, el siempre espinoso feudo del Granada. Goles de Rexach, que continuaba pisando fuerte de cara al “Pichichi”, y esta alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

La siguiente víctima del excelente estado de forma culé es la Real Sociedad, que sale goleada del “Camp Nou” por 4 a 0, con tantos de Fusté, Asensi y dos de Rexach, uno de ellos de penalty. Jugaron: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Marcial. Y nueva confirmación de este momento tan dulce, y de las muy fundadas aspiraciones al título, con otro valiosísimo triunfo a domicilio en Gijón, aunque los goles –marcados por Asensi y Rexach– no llegaron hasta los últimos diez minutos. Se alinearon en “El Molinón” los mismos once que habían goleado a la Real una semana antes. Parecidas dificultades tuvo el Barça para derrotar al Málaga en la jornada 28. Solamente un gol de Fusté a los 32 minutos de la segunda parte pudo doblegar a la buena defensa malacitana. La alineación triunfadora fue la siguiente: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Asensi (Zabalza); Rexach, Fusté, Dueñas (Alfonseda), Martí Filosía y Marcial. Y a la jornada siguiente se despide la Liga del “Camp Nou” con otro ajustado triunfo ante la UD. Las Palmas –2 a 0–, con goles de Martí Filosía Y Rexach. Los azulgranas formaron con el mismo equipo que había superado al Málaga, con los recambios de Zabalza y Alfonseda. Ya tan sólo restaba un encuentro para finalizar tan disputada Liga, y nada estaba aún decidido…

Una fotografía polémica. Haciendo alarde de un sentido del humor no muy bien aceptado por los "culés", Buckingham le suplica a Daucik, entrenador del Español, para que sus pupilos derroten al Valencia.

Una fotografía polémica. Haciendo alarde de un sentido del humor no muy bien aceptado por los «culés», Buckingham le suplica a Daucik, entrenador del Español, para que sus pupilos derroten al Valencia.

De los cuatro aspirantes al título, el único ya descolgado era el Real Madrid, pero tanto Valencia –que acababa de solventar in extremis sus dos últimos partidos– como Atlético de Madrid podían arrebatarle el campeonato al Barça. Encabezaba la tabla el conjunto ché con 43 puntos, seguido del cuadro catalán con 42 y el Atlético de Madrid con 41. Los levantinos visitarían en la última jornada a un Español que no se jugaba nada en “Sarriá”, mientras que colchoneros y culés se verían las caras en la ribera del Manzanares. En todo caso, al Barça no le convenía un empate final a puntos con los de “Mestalla”, ya que estos tenían a su favor el goal average particular. Lo más seguro era ir a ganar a Madrid –con lo que seguirían superando en la clasificación a los rojiblancos–, y esperar que el Valencia perdiese en terreno blanquiazul. No lo tenían nada fácil los de Buckingham, que no dependían de sí mismos, pero todo estaba aún por dilucidarse.

Y lamentablemente, las cosas no salieron bien en esta última jornada de infarto y transistores, y el Barça no pudo cantar el tan ansiado alirón, que ya venía resistiéndose desde hacía once años. El Valencia no consiguió puntuar en “Sarriá”, de donde salió derrotado por un gol del españolista Lamata, pero Atlético y Barcelona hicieron tablas –1 a 1–, que era precisamente el peor resultado para ambos, pues una victoria de cualquiera de los dos le hubiese dado el título al vencedor. El Barça abrió el marcador  en el minuto 14 del segundo tiempo por mediación de Martí Filosía, cuando ya había marcado también el Español, y durante unos instantes fue virtual campeón, pero la alegría duraría  solamente cuatro minutos, pues el colchonero Luís no tardó en igualar la contienda, sin que ya el resultado volviera a alterarse. Jugaron de azul y grana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Marcial; Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol. A las 18 minutos del segundo tiempo Asensi sustituyó a Dueñas, y a los 31 Zabalza reemplazó a Fusté. Según parece en los vestuarios, una vez acabado el partido, Agustí Montal no pudo reprimir las lágrimas. Y es que se había estado muy cerca en esta ocasión, rozando la gloria con la punta de los dedos…

El equipo que estuvo a punto de coronarse Campeón de Liga en el Estadio del Manzanares: Reina, Rifé, Eladio, Torres, Gallego, Marcial, Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

El equipo que estuvo a punto de coronarse Campeón de Liga en el Estadio del Manzanares: Reina, Rifé, Eladio, Torres, Gallego, Marcial, Rexach, Fusté, Dueñas, Martí Filosía y Pujol.

El Barça había obtenido idéntica puntuación que el nuevo campeón –43– y nada menos que 20 positivos de treinta posibles, pero algunos tropiezos en su campo habían resultado mortales de necesidad, sobre todo la inesperada derrota por 0 a 2 ante el propio Valencia en la primera vuelta. Los levantinos no ganaban el Torneo de la Regularidad desde la temporada 46-47, y en su triunfo había sido clave la fortaleza defensiva. Alfredo Di Stéfano, que tantos y tantos partidos le había amargado al Barça en su época de jugador madridista, parecía abonado a repetir la jugada, ahora desde el banquillo. Pero la campaña azulgrana no era para echarla en saco roto, pues había sido capaz de mantener el pulso hasta el mismo final, y ello hacía augurar que el tan ansiado triunfo liguero podía no estar ya muy lejano… Además, el desenlace de este reñidísimo campeonato confirmaba que el Real Madrid había perdido la supremacía del fútbol español (dos temporadas consecutivas sin ganar la Liga), y eso representaba siempre una buena noticia en Can Barça. Y por añadidura no todo era decepción, puesto que Carles Rexach había conquistado el Trofeo “Pichichi” al máximo goleador, con 17 tantos, los mismos que el atlético José Eulogio Gárate, que compartió con el de Pedralbes el codiciado galardón. Desde que Cayetano Re lo obtuviese en la temporada 64-65, ningún otro jugador azulgrana había vuelto a inscribir su nombre en él.

REVANCHA EN LA COPA

Por lo tanto, con el buen sabor de boca que el equipo había dejado en la afición, se esperaba mucho de la Copa. Y el primer adversario no era precisamente de los más temibles: el modesto equipo castellonense del Villarreal, ascendido a Segunda División la temporada anterior. Pero en el partido de ida disputado en “El Madrigal” (el actual “Estadio de la Cerámica”) va a producirse una desagradable sorpresa, pues los locales, contra todo pronóstico, se impondrán al Barça por 1 a 0, en un encuentro en el que el reciente fichaje Enrique Costas –que acababa de firmar por tres temporadas– debutó oficialmente con los azulgranas, que formaron así: Reina; Rifé, Paredes, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Fusté, Dueñas, Marcial y Alfonseda. Como puede verse, casi el equipo de gala, con las únicas ausencias de Gallego, Asensi y Martí Filosía.

En un flojo partido de vuelta, el Barça conseguirá pasar la eliminatoria, aunque no sin apuros. Discreto triunfo por 2 a 0, con goles de Martí Filosía y Dueñas y la siguiente alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Martí Filosía, Dueñas, Marcial y Asensi. A destacar que por estas mismas fechas el entrenador barcelonista, Mister Buckingham, se encontraba aquejado de serias molestias en la espalda, que le impidieron viajar  a Villarreal –donde dirigió al equipo su segundo, Rodri– e incluso sentarse en el banquillo en el “Camp Nou”, teniendo que presenciar el encuentro desde el túnel que daba acceso a los vestuarios. Estos problemas de salud ponían en grave riesgo su continuidad al frente del Barça.

Los octavos de final de la Copa van a deparar un nuevo enfrentamiento entre los dos clubes con mejor historial hasta entonces –y también hasta la fecha– en el Torneo del KO: Barça y Athletic de Bilbao. El encuentro de ida se juega en la Catedral, y el equipo azulgrana regresa con una derrota por la mínima –1 a 0–, que confiere al partido de ida un gran interés, porque la remontada era perfectamente posible. Actuaron en “San Mamés”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Martí Filosia (Dueñas), Asensi, Marcial (Zabalza) y Pujol. En el minuto 20 de la primera parte resultó lesionado Martí Filosía, y ahí va a terminar la temporada para el polémico delantero de Palafrugell. Será intervenido quirúrgicamente de una “ruptura de la vaina de los peróneos del tobillo izquierdo”, lo cual le va a suponer unos dos meses de inactividad.

En un estupendo partido, televisado en directo a toda España –al igual que lo había sido el choque de ida– el Barça va a imponerse al Athletic por un claro 3 a 0. Abrió el marcador Rojo II, al introducir el balón dentro de su propia meta, y luego Dueñas y Rexach (este último al transformar un penalty) redondearon el resultado. Era un triunfo de los que daban prestigio, ya que marcarle tres goles al fenomenal guardameta José Ángel Iribar no estaba al alcance de todos los equipos. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas (Dueñas); Rexach, Marcial, Asensi, Zabalza y Pujol.

En otro orden de cosas, el defensa barcelonista Franch va a aceptar la oferta del Sabadell, y se enrolará en el conjunto arlequinado. Se despide declarando: “Si no he podido triunfar en el Barcelona no ha sido por culpa mía”. Pero mucho más dulce será la despedida de José Antonio Zaldúa, el bravo jugador navarro que había capitaneado al Barça en las últimas temporadas –desde que la llegada de Gallego desplazara a Olivella del equipo titular–, teniendo el honor de levantar el primer “Gamper”, la Copa de Ferias del 66, y sobre todo la épica Copa del 68, la de la Final de las botellas. En su última temporada como azulgrana, Mister Buckingham no había contado en absoluto con él en partido oficial, e incluso se había especulado con su posible traspaso al Zaragoza, pero sin embargo, y siguiendo el camino de tantos antiguos compañeros suyos, su destino va a ser la “Nova Creu Alta”. Aunque antes de engrosar las filas del Sabadell, el Barcelona le va a rendir el merecido homenaje a su incansable entrega y honradez profesional, con un partido ante el Standard de Lieja, en el que los blaugranas se impondrán por 2 a 1.

Los cuartos de final no van a constituir tampoco ningún problema para el Barça, debido a la escasa entidad del rival, el Deportivo de La Coruña. Goleada en el “Camp Nou” –4 a 0–, con tantos de Dueñas, Rexach (2, uno de penalty) y Marcial. En la segunda parte va a reaparecer durante unos minutos el cántabro Juan Carlos, ya repuesto de la grave lesión sufrida en terreno vallesano. Esta fue la formación barcelonista que dejó prácticamente sentenciada la eliminatoria: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Dueñas, Asensi y Rexach. En “Riazor” el conjunto azulgrana se tomará las cosas con calma, y el resultado final será un anodino empate a cero, con este once: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Zabalza; Alfonseda, Costas, Dueñas, Marcial y Rexach.

Pero en las semifinales aguarda un auténtico coco, el Atlético de Madrid. Y eso ya son palabras mayores, aunque el primer partido, disputado a la vera del Manzanares, arroja un estupendo resultado, que coloca a los barcelonistas con muchas posibilidades para alcanzar la gran final. 0 a 1, con gol de Marcial, y el siguiente equipo, que hizo un fútbol muy serio: Reina; Rife, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Pujol (Alfonseda). Por estos mismos días también se produce un simpático acontecimiento, y es el homenaje que se celebra en la localidad costera de Calella en beneficio de Eulogio Martínez, el mítico delantero barcelonista de los años 50 y primeros 60, inolvidable autor, entre otros muchos goles, del primer tanto que subió al marcador del “Camp Nou”, la tarde de su inauguración ante la Selección de Varsovia. El Abrelatas atravesaba por una delicada situación económica, y un grupo de amigos se conjuró para echarle una mano y ayudarle a salir del  trance. El acto resultó un éxito económico y de público, y en él pudo verse en acción a los Veteranos del Barça, demostrando aquello de  que “Quien tuvo, retuvo…” El entrañable Eulogio –al que sus eternos problemas con el peso y una terrible desgracia familiar habían amargado los últimos tramos de su carrera deportiva– se ganaría el sustento de ahí en adelante regentando un bar, hasta que años después, mediada la década de los años 80, un lamentable accidente de tráfico segó su vida cuando aún no había cumplido los cincuenta.

Los problemas de salud de mister Buckingham no terminaban de remitir, y ante esa tesitura la directiva barcelonista va a plantearse el relevo en el banquillo. Su sucesor será un técnico de primerísimo nivel, el holandés Rinus Michels, que acababa de llevar al Ajax de Ámsterdam a la conquista de su primera Copa de Europa. En el entorno culé se piensa que la elección de Michels constituye la prueba fehaciente de que aún se mantenía muy vivo el interés por fichar, tan pronto como la normativa lo permitiera, a Johan Cruyff, que ya era aclamado sin ningún género de dudas como el mejor jugador de Europa, por no decir del mundo.

En ese clima de moderado optimismo de cara al futuro, va a producirse la clasificación del Barça para una nueva final de Copa. No sin apuros, ciertamente, porque el Atlético de Madrid empatará en el “Camp Nou”, fallando alguna que otra ocasión cantada, pero el 1 a 1 pasaporta a los azulgranas hasta el partido definitivo, que se jugaría en el Estadio “Santiago Bernabéu”, entonces escenario habitual de este tipo de eventos, y con el campeón de Liga, el Valencia, como adversario. Abrió el marcador Teófilo Dueñas, y Gárate logró la igualada. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial (Asensi), Dueñas, Zabalza y Pujol. El próximo entrenador, Rinus Michels, asistió al encuentro, y tomó buena nota de las evoluciones de los que muy pronto iban a ser sus pupilos.

El  domingo 4 de julio de 1971 era la fecha señalada para la disputa de esta nueva final de Copa mediterránea entre valencianos y catalanes –la tercera ya, tras las dos casi consecutivas de los años 1952 y 1954–. En una noche muy calurosa, y a las órdenes del colegiado guipuzcoano señor Sainz Elizondo, ambos equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Valencia, Abelardo; Sol, Barrachina, Vidagany; Jesús Martínez, Claramunt I; Sergio (Claramunt II), Poli, Ansola (Forment), Paquito y Valdez, y por el Barça: Reina, Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Asensi. El partido –y no es ningún tópico– va a resultar no apto para cardíacos. Se adelantaron los levantinos mediada la primera parte merced a un discutido penalty que transformó Pepe Claramunt. Poco después –a los 32 minutos–, Marcial, lesionado,  hubo de ser sustituido por el veterano Fusté, cuyo concurso iba a ser decisivo en el encuentro. Recién comenzada la segunda mitad los chés incrementaron su ventaja, al marcar Paquito en acrobática postura y desde muy cerca, tras un fallo defensivo azulgrana. La cosa pintaba muy mal para el Barça, pero entonces apareció Fusté, que aprovecharía un golpe franco para batir a Abelardo, acortando distancias. Y una nueva sustitución se iba a producir en el bando barcelonista, en el minuto 17 de este segundo período, cuando abandona el terreno de juego Dueñas para ser relevado por Alfonseda. Zabalza va a lograr la igualada con un tiro lejano, que cogerá a Abelardo a contrapié, y con ese resultado se llegará a la prórroga, tras ser expulsado Sol, y con Gallego lesionado cuando ya estaban agotados los dos cambios reglamentarios, quedando el gaditano como una mera figura decorativa. En una jugada confusa, en la que los valencianistas reclamaron falta a su portero, Zabalza va a adelantar al Barça, pero Valdez, al cepillar un balón a la salida de un córner, establecerá un nuevo empate casi inmediatamente. Se juegan ya los últimos minutos del choque, y cualquiera de los dos equipos puede decantar la balanza a su favor, pero Fusté se sacará de su chistera un gran pase en profundidad a Alfonseda, y el delantero catalán va a conseguir el gol de la victoria, que coronará al Barcelona como nuevo campeón de Copa, trofeo que el general Franco entregaría instantes después a un exultante Quimet Rifé.

La expedición azulgrana regresó de Madrid el lunes día 5, por la tarde. En el Aeropuerto del Prat se habían congregado miles de barcelonistas para recibirla, muchos de los cuales escoltaron a los triunfadores durante todo el trayecto hasta la Plaça Sant Jaume, donde el trofeo sería ofrecido a la ciudad, una ciudad que volvía a vibrar de nuevo con la victoria de su club más representativo, en una final que ha pasado a la historia por los muchos goles marcados y por toda la emoción acumulada hasta el postrer pitido del juez de la contienda. Algunos días más tarde, Vic Buckingham se despedía de todos los barcelonistas por medio de una carta abierta, en la cual expresaba su tristeza por tener que dejar la dirección técnica del equipo, y hacía una valoración de las cualidades de cada miembro de la plantilla. Va a dejar tras de sí una estela de caballerosidad y simpatía, y los culés le valorarán como a un auténtico gentleman.

    Rinus Michels ya ejerce de entrenador en "Can Barça". Y con él, Martí Filosía regresa al banquillo de los suplentes.

Rinus Michels ya ejerce de entrenador en «Can Barça». Y con él, Martí Filosía regresa al banquillo de los suplentes.

Uno que se va, y otro que viene…Rinus Michels suscribe contrato como nuevo entrenador del Barcelona el martes 13 de Julio (supersticiosos abstenerse). De sus primeras declaraciones como tal –y en castellano– entresacamos algunos párrafos: “no puedo olvidarme de Buckingham y lamento mucho que una inoportuna lesión le haya obligado a dejar el puesto. Me gustaría llevar al Barcelona al primer plano del fútbol nacional, convertido en el mejor equipo de España. También deseo hacer un brillante papel en la Recopa, para que el club pueda recuperar su prestigio internacional, un tanto maltrecho en los últimos años. No puedo hablar a fondo de la plantilla, pero tengo la impresión que con unos pequeños retoques se puede lograr un gran equipo”.

En Madrid se celebra el pleno anual de la Federación Española de Fútbol. Se aprueba el calendario para la Liga 71-72, correspondiéndole al Barça jugar su primer partido en el “Camp Nou”, frente a la Real Sociedad, y a la semana siguiente desplazarse hasta “Sarriá” para contender con el Español. También resultó aprobada la propuesta del Barcelona para que los árbitros fueran designados por sorteo, y no por libre designación del Comité Nacional para cada jornada. A todo esto, la plantilla barcelonista se encontraba ya disfrutando de sus vacaciones. Haciendo un somero balance de la temporada concluida, Rexach se alzaba como el máximo goleador en partidos oficiales, consiguiendo 20 tantos, mientras que Torres no había faltado a ninguna cita, todo lo contrario que Zaldúa, Ramoní, Mora y Franch, que quedaron inéditos, salvo en amistosos. Los cuatro abandonarían en breve la disciplina blaugrana, aunque el prometedor Mora lo hará en calidad de cedido. Su destino va a ser el Elche, donde se reencontraría con sus antiguos compañeros Sanjuán y Romea, y también con los canteranos Chiva y Sitjá, que ni siquiera llegaron a debutar con el primer equipo. Y, por último, el Barça conoce también por esas fechas al que iba a ser su primer rival en la Recopa. Se trataba del modesto Destillery, de Belfast, y la perspectiva del desplazamiento al Ulster ponía los pelos de punta a los responsables del club, dada la situación de abierta violencia por la que atravesaba en aquellos momentos Irlanda del Norte.

Recapitulando, Vic Buckingham había dirigido al Barça en 66 partidos oficiales, con las siguientes estadísticas: 36 victorias (el 54,55 % de los encuentros disputados), 14 empates y 16 derrotas. Con él en el banquillo, el equipo azulgrana había conseguido 104 goles, encajando a su vez  56 tantos. Un subcampeonato de Liga (empatado a puntos con el campeón) y un título de Copa eran sus poderes en temporada y media de trabajo, siendo tal vez su mayor lunar un par de rápidas eliminaciones europeas, a pies de sendos conjuntos italianos.

MR. VIC DESPUÉS DEL BARÇA

Pocos meses más tarde, sin embargo, Mr. Buckingham va a sorprender al mundillo futbolístico español haciéndose cargo de un Sevilla en horas bajas, cuando se rumoreaba que todavía cobraba del Barcelona. El equipo hispalense había arrancado bien la Liga 71-72, reforzado con jugadores de calidad y contrastado experiencia (Garzón, De Diego, Juan Antonio –estos tres debutando ya en el torneo de Copa de 1971–, Manolín Bueno, el eterno suplente de Gento, o el ex-españolista y ex-barcelonista Ramoní ), y a la altura de la jornada número 15, casi en el ecuador del campeonato, ocupaba la cuarta posición en la tabla, pero una serie de malos resultados le llevaron a las puertas del descenso, al puesto 14 (perdían la categoría los tres últimos equipos de la clasificación, de entre 18 conjuntos), y en la jornada vigésimo tercera va a cesar el técnico griego Yiannis Dan Georgiadis (Itaca, 1922-Atenas, 1998), un auténtico trotamundos, que hablaba seis idiomas y había dirigido nada menos que en una decena de países, siendo sustituido interinamente durante una semana por un hombre de la casa, Fernando Guillamón, y en la 25 por el propio Buckingham, que no obstante será incapaz de evitar la catástrofe. Va a debutar en el “Pizjuán” ante un siempre difícil Atlético de Madrid, en un choque saldado con  tablas (3 a 3), y este fue el primer equipo presentado por el técnico británico: Rodri; San José (Manolín Bueno), Costas, Hita; Pazos, Toni,; Juan Antonio, Lora, De Diego, Eloy y Berruezo. Su balance al frente de los de “Nervión” ofrece los siguientes números: 2 partidos ganados, 3 empatados y 5 perdidos, con 11 goles a favor y 16 en contra. También dirigiría a los andaluces en una eliminatoria copera, en la que resultaron superados por el Español (3 a 1 en “Sarria” y empate a 3 en el “Sanchez Pizjuán”). Tras un largo paréntesis de tres años, en la temporada 75-76 reaparece en el fútbol heleno, dirigiendo durante esa campaña a Olympiacos. Y tres años más tarde hace lo propio con el Rodos F.C, retirándose al finalizar el curso 79-80, a punto de cumplir los 65 años. Este pionero de tantas cosas en lo futbolístico va a fallecer en Chichester, Inglaterra, el 26 de enero de 1995, a la edad de 79 años, dejando tras de sí el imborrable recuerdo de su caballerosidad y buen hacer profesional.

Y con este artículo damos fin a la larga serie dedicada a los entrenadores del Fútbol Club Barcelona entre los años 1944 y 1971. La arrancamos allá por febrero de 2015 con la figura de Pep Samitier, el legendario Home Llagosta, el técnico con el que entran los modernos métodos de preparación en el banquillo azulgrana, y la finalizamos con la llegada de Rinus Michels, un auténtico Número 1 europeo y mundial, el entrenador top de 1971, el hombre que acababa de hacer campeón de Europa por primera vez al Ajax de Ámsterdam, abanderando una determinada y novedosa idea del Deporte-Rey, un concepto llamado a hacer fortuna, el Futbol Total. Con Michels al frente, la Junta Directiva que presidía Agustí Montal confiaba en que el Barça diera por fin un salto cualitativo, el Gran Salto Adelante –por emplear la terminología maoísta, tan de moda entonces en el mundo de la política–, recuperando la hegemonía del fútbol español y superando a un Real Madrid que, tras más de tres lustros de insultante dominio, comenzaba a mostrar signos de flaqueza. Lo acaecido a partir de este momento, ya forma parte de otra historia…




Vic Buckingham: flema británica para el banquillo del Barça. 1970-1971. Primera parte

Hay entrenadores que dejan tras su paso –breve o dilatado– un buen sabor de boca, y también hay técnicos que hacen aumentar el consumo de vino espumoso cuando hacen mutis por el foro, para que los que se quedan celebren su marcha. El inglés Vic Buckingham pertenecía con todos los honores al primer grupo. El Barça recuperó con él la antañona y entrañable institución del Mister, aquella denominación de origen anglosajona que había acuñado un término precioso para referirse al responsable de dirigir un equipo de fútbol desde el siempre inestable banquillo, y que en el club blaugrana no se aplicaba a un británico desde hacía casi tres décadas (el último había sido el irlandés Patrick O´Connell en 1940).

Mr. Buckingham contaba con dos nada banales argumentos a su favor. Por una parte, el prestigio del que entonces gozaba el fútbol inglés –y el británico en general– entre nosotros. Inglaterra era la vigente campeona del Mundo, tras derrotar en Wembley en el verano de 1966 a la selección de la RFA (República Federal de Alemania), y el Celtic escocés y el Manchester United habían sido los ganadores de la Copa de Europa en 1967 y 1968 respectivamente. No era extraño, por consiguiente, que los técnicos procedentes del Reino Unido gozaran de una alta estima, como sin ir más lejos había ocurrido el verano anterior, cuando el inglés Ronnie Allen fue contratado para dirigir al Athletic de Bilbao. Y por otra parte, Buckingham pasaba por ser nada menos que el descubrir del jugador de moda en el fútbol europeo, el holandés Johan Cruyff, al que había hecho debutar con sólo 17 años en el Ajax de Amsterdam, y que se había convertido en objeto de deseo para el propio Barça…, siempre y cuando se abrieran las fronteras españolas –cerradas desde 1962–, permitiendo el fichaje de futbolistas extranjeros.

Victor Frederick Buckingham –sin nada que ver con el palacio de cabecera de los monarcas del Reino Unido– había nacido en Greenwich, Inglaterra, el distrito del este de Londres por donde pasa el famoso Meridiano, el 23 de octubre de 1915. Como futbolista hizo sus primeras armas en el Northfleet United, en la temporada 34-35, pasando a continuación al Tottenham Hotspur FC, y permaneciendo en el conjunto londinense hasta la fecha de su retirada, en 1949. Pertenecía a una generación de futbolistas británicos que había visto abruptamente interrumpida su carrera deportiva por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, aunque tan accidentado paréntesis no rezaría para su estricto coetáneo, Sir Stanley Matthews, cuyas mejores temporadas llegaron precisamente tras la finalización del conflicto, con 30 años cumplidos, batiendo todos los récords de longevidad y retirándose… ¡en 1965!, cuando ya los Beatles triunfaban en medio mundo. Centrocampista defensivo, Buckingham disputó con los Spurs 230 partidos. Debutó como entrenador, tras hacer sus pinitos en Noruega, dirigiendo a conjuntos amateurs (Oxford University, Pegasus AFC, Bradford Park Avenue AFC), entre 1950 y 1953, y a partir de esta fecha se hizo cargo del West Bromwich Albion, con el que casi consigue un doblete, pues le hizo campeón de la FA Cup en 1954, y subcampeón de Liga en esa misma campaña 53-54. Allí va a tener a sus órdenes a un delantero centro de gran olfato goleador llamado Ronnie Allen, con quien coincidirá años más tarde en España.

En 1959 dejó Inglaterra para ponerse al frente del Ajax de Amsterdam, donde consiguió el campeonato de la Eredivisie en 1959-60.

Una imagen de su primera estancia en Holanda (1960)

Una imagen de su primera estancia en Holanda (1960)

En 1961 regresó a su país, como técnico del Sheffield Wednesday, con el cual se enfrentó al Barcelona en cuartos de final de la Copa de Ferias de la edición de 1961-62, venciendo por 3 a 2 sobre un terreno cubierto de nieve en el estadio de Hillsborough –el mismo que sería escenario de una gran tragedia el 15 de abril de 1989, cuando 96 personas resultaron muertas a causa de una avalancha durante una semifinal de la FA Cup entre el Liverpool y el Nottingham Forest–, pero cayendo eliminado en el “Camp Nou” al sucumbir por 2 a 0, con goles de Evaristo y Kocsis. Su reputación, no obstante, va a verse de algún modo empañada cuando en 1964 se le relacionó con un escándalo referente a las apuestas, en el cual se vieron involucrados tres futbolistas de su equipo. Aunque nunca pudo probarse su intervención en el caso, tres jugadores del SW fueron declarados culpables de aceptar sobornos para amañar un partido en diciembre de 1962, y sentenciados a diversas penas de cárcel e inhabilitados de por vida para la práctica del fútbol profesional.

En 1964 regresa al fútbol holandés, y nuevamente al Ajax, donde el 15 de noviembre de 1964 va a hacer debutar frente al GVAV Groningen a un flaco muchachito de tan sólo 17 años y de nombre Johan Cruyff. No consigue el título liguero (que fue para las vitrinas del Feyenoord), y retorna a su país para dirigir al Fulham durante tres temporadas, hasta que en 1968 viaja hasta Grecia, donde se hará cargo del modesto Ethkikos de Pireo. Al comenzar el invierno 1969-70, y tras unos meses de descanso, le encontramos ya dispuesto para iniciar una nueva aventura, para conocer otro país y otro fútbol, de la mano de la nueva Junta Directiva capitaneada por Agustín Montal, con toda su larga experiencia a cuestas, y la innegable elegancia de todo un gentleman británico, sombrero incluido. En un principio, su contrato es únicamente hasta el final de la temporada 69-70.

SU CREDO FUTBOLÍSTICO

Convendría hablar un poco de la filosofía de Vic Buckingham como técnico, antes de pasar al relato de sus avatares durante el año y medio en el que ocupó el complicadísimo banquillo del Barça. Este londinense alto e inteligente (había estudiado incluso Economía), le hablaba así acerca de su trabajo al periodista Santiago Codina, en una interviú publicada en las páginas de La Actualidad Española:

”Para ser un buen entrenador no resulta indispensable haber sido antes un buen jugador, pero si considero preciso haber sido futbolista profesional, sin necesidad de haber llegado a ser un superclase. Con haber conocido el fútbol por dentro es suficiente. Ahora bien, no cabe duda que el hecho de haber sido un gran jugador, un renombrado internacional, ayuda mucho. Pero no basta. Prueba de ello es que muchos futbolistas que habían triunfado clamorosamente en los campos de juego quisieron luego ser entrenadores y fracasaron en esta actividad. La razón está en que esa capacidad que habían tenido para jugar al fútbol no la han tenido para transmitir sus conocimientos. Los conocimientos son necesarios, pero las facultades para saber transmitirlos también. Los jugadores deben ver en el entrenador a uno de ellos. Uno que sabe lo suficiente para enseñarles algo que ellos todavía desconocen. Y que sabe, además, el modo de enseñárselo. Entonces los jugadores te respetan. Y entonces eres un buen entrenador”.

Y prosigue: “El balón es la herramienta de trabajo para el jugador. Por tanto, este debe dominarlo a la perfección. Pero debe también conseguir el máximo provecho de tal dominio. Durante el partido, no todo depende de lo que uno hace, sino también de lo que haga el contrario. Nunca hay que olvidar esta verdad. Y como nunca se sabe lo que el contrario va a hacer, instintivamente hay que acertar con la reacción adecuada. Tengo mis técnicas previendo esto. Trátase de ejercicios colectivos con el balón, donde lo inesperado se produce, donde los reflejos mentales son tan importantes como la destreza en el manejo de la pelota”.

Acerca de la preparación física decía lo siguiente:

“Indudablemente la preparación física es esencial. Si las fuerzas no responden, poco sirve la clase de un jugador. Ahora bien, al enfocar los ejercicios tendentes a mejorar la forma física de los jugadores, no hay que olvidar que aquella va a ser empleada cara al balón. Y aplicada al juego del fútbol. En consecuencia, a través de esos ejercicios, ha de estimularse la rapidez de reflejos, unir el esfuerzo a la mente, someter aquel al buen resultado de la acción. Por otra parte, y puesto que esa clase de ejercicios acostumbran a ser los más tediosos en el entrenamiento, hay que romper la rutina, de modo que los jugadores no sólo se limiten a imitar, sino también que el desarrollo de tales ejercicios les obligue a pensar, a tener la mente atenta y en plena tensión”.

Y añadía, hablando de los ejercicios de contacto personal:

En una curiosa pose, recién llegado

En una curiosa pose, recién llegado

“Por regla general, el contacto físico entre los jugadores de uno y otro bando queda reglamentariamente excluido del fútbol, pese a lo cual inevitablemente se producen cargas, encontronazos, trabazones…Pues bien, de cada una de esas situaciones imprevistas el jugador debe saber zafarse con ventaja. De ahí la importancia que yo doy a estos ejercicios, máxime cuanto que los mismos ayudan a vencer la timidez, a no temerle al choque ni a la corpulencia del adversario. Y contribuyen, por tanto, a que los jugadores ganen seguridad y confianza en sí mismos”.

Tenía las cosas muy claras, y no se andaba por las ramas:

“Sin buenos jugadores ningún entrenador puede triunfar. Cuando un profesional del fútbol ficha por un club como el Barcelona, en cuanto a técnica y dominio del balón poco o nada le queda por saber, y por consiguiente su preparación debe centrarse en mejorar su condición física –porque saber sin poder de nada sirve– y conseguir el acoplamiento de su juego al de los demás”.

Confesaba su admiración hacia Matt Busby, manager del Manchester United, quien a mediados de los años 50 dio la alternativa a una brillante y joven generación, y tras la tragedia de Múnich no se desalentó y supo hacer otro nuevo equipo, que finalmente ganaría la Copa de Europa. Consideraba también al fútbol inglés como el mejor del mundo en aquel momento, tanto en juego como en organización, y por lo tanto comprendía que fuese el modelo para muchos clubes de otros países. No obstante opinaba que eso no se conseguiría a corto plazo, y que era un error pensar lo contrario, pues las mentalidades de los jugadores eran distintas, y también las costumbres de los clubes, y por lo tanto la transformación sólo podía llegar de manera gradual:

“Así, en el Barcelona, ello lo han de conseguir los jugadores y el club por sí mismos y no porque yo esté aquí. Yo lo único que puedo hacer es tratar de inculcar lo mejor del fútbol inglés al servicio de un club español”.

Decía esto con respecto a su forma de  trabajar:

“Tengo mi propio sistema de entrenar. Pero mentiría si dijera que es totalmente original. Los viajes, la experiencia y los conocimientos adquiridos han contribuido a establecer mis particulares sistemas. Yo, como entrenador, me creo inteligente, pero no creo saber más que nadie. Eso sí, soy muy buen observador. Y como que he visto a muchos y excelentes preparadores en pleno trabajo, consciente o inconscientemente, he adoptado algunos de sus métodos, de sus ideas. De igual forma que muy posiblemente ellos hayan adoptado alguno mío Por otra parte, nunca se sabe bastante. Siempre se puede aprender más. Y yo creo tener una mente receptiva, siempre dispuesta a captar ideas ajenas que combinar con las propias”

Definía de la siguiente forma al entrenador ideal:

“Ante todo, debe tener consideración y respeto hacia los jugadores, pero exigirles a ellos que también le respeten. El trato reciproco debe ser un trato entre caballeros. Debe de hacer gala de tacto y psicología, pues no todos los jugadores son iguales”.

Para él los grandes jugadores eran de algún modo equiparables a los artistas:

“Y los artistas a veces tienen sus rarezas, y hay que saber comprenderlos, siempre y cuando no peligre la disciplina”

No veía muchas diferencias sociales y temperamentales entre los futbolistas británicos y los españoles, porque, por regla general, tanto en las islas como en España los futbolistas procedían de la clase obrera, y merced al deporte se habían convertido en personajes populares y habían mejorado socialmente. Ello entrañaba ciertas reacciones temperamentales que había que saber comprender. Consideraba también, cuando se le preguntaba acerca del porcentaje de responsabilidad que le correspondía al entrenador en los éxitos y los fracasos del equipo, que este era alto en los fracasos y bajo en los éxitos. Que los campeonatos los ganaban los jugadores, y los perdía el entrenador. Y proseguía, desgranando  los requisitos necesarios para ejercer positivamente su difícil profesión:

“El entrenador debe tener la edad suficiente para, sin ser viejo, ser ya veterano y muy experimentado en el oficio. Debe ser algo filósofo para saber reflexionar y analizar, también algo psicólogo para comprender las mentalidades ajenas. Debe ser laborioso, sincero y honesto, y no debe jamás considerarse más importante él que el equipo o el club dónde trabaja. Debe saber la forma de conseguir el máximo rendimiento físico de los jugadores a sus órdenes, debe lograr que la destreza propia de los mismos pueda manifestarse plenamente durante los noventa minutos que dura un partido, debe saber estimular la capacidad mental y los reflejos psíquicos de estos jugadores, y debe también saber acrecentar al máximo su capacidad de combate, su espíritu luchador aplicado al fútbol”.

 Como ayudante suyo, Buckingham va a contar con los servicios de Ted Drake, toda una leyenda en el fútbol inglés de antes de la Segunda Guerra Mundial. Edward Joseph Drake (Southampton, 1912-Londres, 1995), jugaba como delantero centro (amén de practicar también a un gran nivel el criquet), y tras iniciarse en el club de su ciudad natal, The Saints, pasó a unirse en 1934 al gran Arsenal creado por el entonces recientemente fallecido Herbert Chapman, equipo que dominó las competiciones inglesas durante la década de los 30. Ariete fuerte, poderoso y pleno de bravura, fue cinco veces internacional con los Pross (marcando 6 goles), pero su brillante trayectoria también resultó bruscamente cercenada por la guerra, durante la cual combatiría enrolado en la RAF como piloto, no sin antes dejar un excelente registro personal de 238 partidos disputados entre Primera y Segunda División, con un balance de 171 goles en su haber. Retirado a los 33 años a causa de una lesión, se convirtió en entrenador, dirigiendo al Chelsea londinense durante 9 temporadas –de 1952 a 1961–, en las que conseguiría el campeonato de Liga de la campaña 54-55. Fue el segundo de Buckingham durante tan sólo 6 meses, pero aun así tuvo tiempo de sembrar en el “Camp Nou” valiosas enseñanzas.

Buckingham y Drake firman el contrato que les une al Barça hasta el 30 de junio de 1970

Buckingham y Drake firman el contrato que les une al Barça hasta el 30 de junio de 1970

HISTORIA DE MEDIA LIGA

En la decimoséptima jornada del Campeonato Nacional de Liga, al Barcelona le correspondía visitar el Estadio de “Riazor”, para enfrentarse a un Deportivo de La Coruña en apuros. En el terreno gallego se sentará por primera vez en el banquillo azulgrana Mister Buckingham. El técnico inglés aun no dominaba, lógicamente, el castellano (ni por supuesto el catalán), por lo que el club va a poner a su disposición durante varios meses a un intérprete, un norteamericano apellidado Getman. El partido  se saldará con un triste empate a cero, pero, bueno, al fin y al cabo “punto es punto…”. Esta fue la primera alineación presentada por el entrenador británico: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. Como puede verse, un equipo muy similar a los que venía alineando Seguer.

A la jornada siguiente visita el “Camp Nou” el Pontevedra, otrora equipo correoso donde los hubiera, pero en aquellos momentos hundido en la cola de la clasificación y prácticamente con un pie ya en Segunda, a pesar de que aún restaba casi media Liga por disputarse. Discreta victoria azulgrana por 2 a 0 con un juego que no acababa de convencer a nadie. Los dos goles barcelonistas fueron marcados por Martí Filosía (que sería expulsado en el minuto 34 de la primera parte, por propinarle una patada a un contrario, algo que no se compadecía mucho con su supuesta frialdad) y Gallego, que estaba convirtiéndose en uno de los principales argumentos ofensivos del Barça, sino el que más. Buckingham alineó a los siguientes hombres para su presentación en el Estadio: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial (Romea), Martí Filosía, Fusté (García Castany) y Castro. Al finalizar el encuentro, llamó poderosamente la atención una frase del técnico debutante, reproducida en la primera página de la influyente Revista Barcelonista (RB): “Voy a formar mi equipo para 1974”. Palabras que indicaban un profundo desconocimiento acerca de la peculiar idiosincrasia del fútbol español, tan diferente en tantas cosas del británico, y que se caracterizaba, sin ir más lejos, por la absoluta falta de respeto hacia el trabajo de los entrenadores, a los que no solía otorgárseles confianza y continuidad en cuanto los resultados se torcían un poco.

Muy pronto le va a llegar al manager inglés su primer compromiso serio, pues el bombo quiso que en la Copa de Ferias se enfrentaran dos históricos venidos a menos, Barcelona e Inter de Milán. El primer partido se va a jugar en el “Camp Nou”, con el aliciente añadido de ver de nuevo en acción a un Luís Suárez ya muy veterano, aunque ahora sin Helenio Herrera dirigiéndole desde la banda, pues al Mago le había sustituido un técnico casi homónimo, el hispanoparaguayo Heriberto Herrera, HH II. Boninsegna adelantará en el marcador a los lombardos, empatará Fusté –que resultó lesionado en el momento de conseguir el gol–, y deshará la igualada el italiano Bertini. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Castro, Martí Filosía, Fusté (García Castany y luego Romea) y Pujol.

2 de enero de 1970: la primera sesión preparatoria de Mr. Vic en Can Barça

2 de enero de 1970: la primera sesión preparatoria de Mr. Vic en Can Barça

El Barça arrancará un muy meritorio empate al domingo siguiente, en la cancha de uno de los dos grandes favoritos al título, el Athletic de Bilbao (el otro era el Atlético de Madrid). El partido tenía también el interés de enfrentar a dos técnicos británicos, pues el banquillo de “San Mamés” estaba ocupado por el inglés Ronnie Allen, viejo conocido de Buckingham. La expedición azulgrana aprovechó el desplazamiento para depositar una corona de flores sobre la tumba del que fuera gran árbitro internacional español, el vizcaíno Juan Gardeazábal, recientemente fallecido. Y ya sobre el terreno de juego, Buckingham estuvo muy cerca de ganarle la partida a su compatriota Allen, y si no lo logró fue a causa de un penalty por manos involuntarias de Gallego, que les sirvió a los Leones para conseguir el definitivo empate a uno. Uriarte convirtió en gol la pena máxima, mientras que Pujol hacía el tanto de un Barça que formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol.

Antes del encuentro el técnico británico concedió una entrevista a La Actualidad Española, en la que declaró lo siguiente: “Me interesaba el Barcelona. Es un equipo grande e histórico, por eso no lo dudé cuando me llegó la proposición. Ahora bien, en el Barcelona actual hay cosas que no andan derechas. Si en seis meses no consigo ponerlas como una vela, me voy” (¿ya no veía tan fácil llegar a 1974?). Al haberse incorporado tarde al Barça, consideraba que ya no podía optar al tíitulo liguero, y todas sus aspiraciones se reducían a alcanzar una buena clasificación, que cifraba en un cuarto o quinto puesto, pero con vistas a la Copa mantenía las máximas ilusiones.

Y a la semana siguiente, en partido televisado en directo, aguardaba el otro conjunto vasco de Primera División, la Real Sociedad de San Sebastián. Marcó muy pronto Juan Carlos, pero empataría Silvestre y los donostiarras se cerrarían muy bien atrás, fieles a su fama y a su estilo, hasta que Rexach deshizo la igualada en los últimos compases del encuentro, al transformar un máximo castigo. Esta fue la alineación azulgrana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol. En la clasificación general el Barça figuraba con 22 puntos, en la séptima plaza, a seis del líder, el Athletic de Bilbao.

Comienza el mes de febrero con el desplazamiento a Milán para disputar el partido de vuelta de la eliminatoria de Copa de Ferias. Y la niebla va a ser la gran protagonista del encuentro, puesto que a los 33 minutos de juego de la primera parte el árbitro se verá obligado a suspender el partido, cuando ganaban los milaneses por 1 a 0. En un principio se esperó durante un buen rato, por ver si remitía la espesa bruma que impedía casi por completo la visión, pero ello no ocurrió, y el juez de la contienda no tuvo más remedio que suspender definitivamente el choque, que se jugaría de nuevo desde el minuto 1, con el marcador a cero, a la semana siguiente. Así formó el equipo barcelonista en este encuentro fantasma: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro y Pujol.

Entre medias, los azulgranas acudirán a la “Nova Creu Alta” para medirse con el Sabadell. En un partido loco los vallesanos van a remontar un 0 a 2 adverso, y acabarán imponiéndose por 3 a 2, con un par de tantos del ex barcelonista Marañón, que estaba atravesando por su mejor momento futbolístico con más de 30 años de edad. Rexach y Alfonseda hicieron los goles de un Barça que acabó defraudando a los muchos seguidores que le habían acompañado hasta el feudo arlequinado, donde formó de la siguiente manera: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza (Romea); Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Castro (Sanjuán) y Pujol. A continuación, el equipo tomó de nuevo el avión para desplazarse hasta Milán. En esta oportunidad la niebla no va a ser ya un obstáculo –el partido se jugó a mediodía– pero el marcador final, 1 a 1, supondrá el definitivo adiós del Barça a la competición. El tanto blaugrana lo marcó Rexach, y se malograron ocasiones para superar o igualar al menos la eliminatoria. Este fue el equipo que puso en liza Mr. Buckingham en su segunda visita a “San Siro” en una semana: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Martí Filosía y Pujol (Castro).

El siguiente compromiso liguero llevaría al Sevilla hasta el “Camp Nou”, con muchas ganas de revancha para los catalanes a causa del 3 a 0 de la primera vuelta. También le añadía atractivo al choque la presencia de Max Merkel en el banquillo hispalense, puesto que  el austríaco era el técnico elegido por Baret para entrenar al equipo azulgrana en caso de haber ganado las elecciones. Sin embargo, el encuentro no respondió en absoluto a la expectación despertada. Ganó el Barça merced a un solitario gol de Juan Carlos, conseguido a cinco minutos del final, y  formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Marcial; Rexach, Fusté, Alfonseda, Juan Carlos y Castro. Tras este partido los de Buckingham ocupaban la octava plaza de la clasificación general.

Se inicia marzo con la visita al terreno  del otro  máximo aspirante al título, el Atlético de Madrid. El juego del Barça deja bastante que desear, pero se cosecha un resultado muy positivo, empate a uno. El equipo barcelonista consiguió igualar gracias a un sorprendente disparo de Rexach desde casi el centro del campo, que pilló en la inopia al cancerbero local Rodri. A los 36 minutos de la primera parte resultó expulsado Quimet Rifé. Esta fue la alineación azulgrana en el “Vicente Calderón”: Reina; Rifé, Ramoní, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Martí Filosía, Fusté y Romea (Alfonseda).

El Barça va a imponerse por la mínima –1 a 0– en el siguiente partido disputado en el “Camp Nou” ante el Valencia. La gran noticia de la tarde la constituyó el hecho de que el solitario gol que valió los dos puntos fue logrado por Marcial, que hasta la fecha había sido incapaz de perforar las redes contrarias, extremo que tenía bastante preocupados tanto a los técnicos como a los seguidores barcelonistas, que se hacían cruces acerca de la sequía goleadora de un jugador de tanta  clase. Este fue el equipo que derrotó a los Chés: Reina; Rifé, Ramoní, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Marcial, Zaldúa, Martí Filosía y Alfonseda. Después del partido, Mr. Buckingham pronunció otra frase que no tenía desperdicio: “No cambié a ningún jugador al no permitir el reglamento todas las sustituciones que hubiera deseado hacer”. Y si Marcial acababa de estrenarse como goleador, al domingo siguiente iba a ser el propio Barça quien iba a estrenarse como vencedor en campo contrario, ya que hasta entonces únicamente había sido capaz de arrancar empates en sus desplazamientos. La víctima será el Celta de Vigo en “Balaídos”, en partido también televisado en directo a toda España. Los azulgranas triunfaron por 1 a 2, con tantos de Zaldúa y Martí Filosía y esta alineación: Reina; Rifé, Gallego, Zabalza; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Después de esta jornada, la tabla de realizadores barcelonista continuaba encabezada por Gallego y Rexach, con seis goles cada uno.

Por estos mismos días, las máximas instancias rectoras del deporte español van a desestimar de nuevo la posibilidad de abrir la puerta a la contratación de jugadores extranjeros. Por lo visto en el Barça se habían hecho ciertas ilusiones de que la prohibición, existente desde 1962, podía ser derogada –con lo cual quedaría expedito el camino para el fichaje de Cruyff–, pero al parecer varios clubes que de forma oficiosa se habían mostrado favorables a la apertura de nuestras fronteras futbolísticas, se volvieron misteriosamente atrás en el último momento, ignorándose las razones. Por otra parte, comienza a rumorearse el interés del  Barça  por el interior izquierdo ilicitano Asensi, uno de los pocos valores jóvenes de nuestro fútbol con auténtica proyección.

Estos once consiguieron la mayor goleada de la temporada: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach,Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda

Estos once consiguieron la mayor goleada de la temporada: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach,Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda

Los últimos resultados positivos habían catapultado al Barça hasta el tercer lugar de la tabla con 31 puntos, aunque todavía se hallaba a 6 del líder, el Athletic de Bilbao, y por lo tanto prácticamente descartado para la lucha por el título. Dicha trayectoria triunfal la va a corroborar el duro correctivo que se le  infligirá al Mallorca, que va a caer por 5 a 1 en el “Camp Nou”, en un buen partido de la delantera azulgrana, alcanzando por primera vez en la temporada dicho guarismo en el marcador. Martí Filosía –en dos ocasiones–, Fusté, Zaldúa y Alfonseda fueron los goleadores de un Barça que formó con: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach (Pujol), Zaldúa, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda.

El día 19 de marzo, festividad de San José, el Barça va a desplazarse hasta la barriada barcelonesa de Sant Andreu –cuyo equipo representativo militaba entonces en la categoría de plata del fútbol español– para enfrentarse a los locales en el encuentro de inauguración de su nuevo terreno de juego. Los azulgranas se anotaron el triunfo merced a un gol de Fusté. Y en la jornada 27 de Liga, un nuevo positivo, esta vez cosechado en “Los Cármenes”, frente al Granada (0 a 0), y con la siguiente formación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Se daba la curiosa circunstancia de que Mr. Buckingham aún no había visto perder al Barça en el Torneo de la Regularidad, puesto que en su única derrota de la segunda vuelta –en Sabadell– el técnico inglés no se encontraba presente, sino de viaje en Holanda.

Y parecía también que al fin el “Camp Nou” se había abonado a los goles, porque en el siguiente encuentro en el feudo barcelonista estos van a conseguirse con profusión: Barça 4 Real Zaragoza 2. Rexach y Alfonseda pusieron un claro 2 a 0 en el marcador, pero los zaragocistas Quirós y Villa obtuvieron la igualada, para ser de nuevo Alfonseda y por último Eladio quienes lograsen el resultado definitivo. Esta fue la alineación azulgrana en un entretenido partido ya casi primaveral: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté; Rexach, Zaldúa (Zabalza), Martí Filosía, Marcial y Alfonseda (García Castany). Pero la tendencia se quiebra en el último compromiso liguero celebrado en el Estadio, en la jornada 29: Barça 0 UD. Las Palmas 0. Vuelta a las andadas, decepción…y pañuelos en las gradas. Estos fueron los protagonistas de un anodino choque: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Fusté, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. Y otra comentada frase de Mr. Buckingham: “Les aseguro que yo también sentí deseos de sacar el pañuelo”.

La Liga 69-70 toca a su fin en Elche, y el Barça no va a poder conseguir su objetivo de terminar el campeonato en tercer lugar. Los locales se juegan la permanencia, y  triunfarán por 1 a 0, con gol de Asensi, precisamente el jugador que pretendía el Barça. Este fue el equipo que perdió en “Altabix”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach (García Castany), Fusté, Martí Filosía, Marcial y Alfonseda. El Atlético de Madrid se  proclamaría campeón del torneo por delante del Athletic de Bilbao, tras un emocionante mano a mano entre ambos conjuntos rojiblancos. Descendieron a Segunda Pontevedra, Mallorca y Deportivo de La Coruña. El Barça se clasificó en cuarto lugar, con 35 puntos y un balance de trece victorias, nueve empates y ocho derrotas. Había marcado 40 goles y encajado 31. Su eficacia rematadora, como se ve, seguía bajo mínimos, con una misérrima media de poco más de un gol por partido.

EL GURUCETAZO

Esta temporada el Español militaba en Segunda División (al final ascendería, junto con Sporting de Gijón y Málaga), pero no por ello los aficionados van a verse privados de vivir la especial emoción de un derbi. El sorteo quiso que culés y periquitos se enfrentasen en la primera ronda de la Copa del Generalísimo, y el partido de ida corresponde disputarlo en “Sarriá”. Allí salta la sorpresa, pues los blanquiazules –con los que debutó un muchachito de 18 años llamado Daniel Solsona– van a  imponerse por 2 goles a 1. Marcó primero Amas, empató Alfonseda, y obtuvo el gol de la victoria blanquiazul un jugador con pasado barcelonista, Giralt. Este fue el equipo presentado por Buckingham: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos (Zabalza); Alfonseda, García Castany, Marti Filosía, Marcial (Rexach) y Pujol.

Y en un partido amistoso jugado en la localidad costera de Calella va a reaparecer, antes de lo esperado, Miguel Ángel Bustillo, ausente del equipo desde su desgraciada lesión en el primer partido de Liga. Y mientras unos reaparecen, llenos de ilusión por hacerse con un puesto en el once titular, otros van preparando las maletas. El próximo 30 de junio terminaban contrato cuatro jugadores de la plantilla barcelonista: Pellicer, Martí Filosía, Zabalza y el guardameta Valiente, incorporado al equipo esta temporada. Martí Filosía y Zabalza eran relativamente optimistas de cara a la renovación, todo lo contrario que Pellicer. Lo curioso del caso es que también Valiente –al fin y al cabo, el cuarto portero– confiaba en renovar…

La vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa deparará un partido flojísimo en el “Camp Nou”, aunque el Barça no va a encontrar grandes dificultades para superar al Español. 3 a 1 en el marcador, con tantos de Gallego, Martí Filosía y Pujol por los azulgranas, y Mingorance para los blanquiazules, y la siguiente alineación: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Juan Carlos); Rexach, Marcial, Alfonseda, Martí Filosía y Pujol. Ante un panorama tan triste en lo deportivo, una de las pocas cosas capaces de ilusionar a la afición eran los fichajes, y uno de muchas campanillas va a hacerse por fin realidad. Tal cómo se rumoreaba insistentemente en las últimas semanas, el centrocampista internacional del Elche Juan Manuel Asensi suscribe contrato con el Barcelona. Las cifras de la operación son exorbitantes, y la revista RB calcula que el traspaso le costará al Barcelona un total de 21 millones de pesetas, pues la marcha de los defensas Sanjuán y Romea al club franjiverde  forma parte de los flecos.

El flamante  mister del Barça observa flemáticamente las evoluciones de sus nuevos pupilos junto a su intérprete

El flamante mister del Barça observa flemáticamente las evoluciones de sus nuevos pupilos junto a su intérprete

El próximo adversario en la Copa es el Celta, otro equipo asequible sobre el papel, aunque en la ciudad viguesa el rendimiento barcelonista continúa siendo muy pobre, y el equipo regresa para Barcelona con un 1 a 0 en contra, que sin embargo no parece constituir un obstáculo insalvable. Estos fueron los que jugaron en “Balaídos”: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Martí Filosía, Zaldúa (Castro), Marcial y Pujol. En la vuelta, tal como se preveía, el Barça tampoco va a pasar excesivos apuros para eliminar a los celestes, aunque todos los goles llegaron en la segunda parte, tras una primera mitad muy floja. Reapareció en partido oficial Bustillo, y lo celebró marcando en un remate de cabeza desde cerca y sin mucha dificultad. Los otros dos tantos los hicieron Torres y Marcial. Esta fue la alineación barcelonista: Reina; Rifé, Gallego Eladio; Torres, Juan Carlos (Castro); Rexach, Martí Filosía, Bustillo, Marcial y Pujol.

Pero muy pronto se van a acabar las peritas en dulce, porque el siguiente adversario es nada más ni nada menos que el Real Madrid. El partido de ida se disputa en el “Santiago Bernabéu”, un campo que a Bustillo le traía recuerdos agridulces, recuerdos de dos goles marcados en cinco minutos fulgurantes de juego barcelonista, y también de una gravísima lesión que le había mantenido en dique seco durante todo el campeonato. Y en un alarde de absoluta carencia de deportividad, el jugador va a ser recibido con insultos por parte de algunos aficionados cuando salte –todavía en ropa de calle– junto a sus compañeros para inspeccionar el estado del césped antes del partido. Partido que, por cierto, no va a pintar nada bien para los intereses azulgranas, aunque a tenor del juego desplegado por ambos equipos la victoria madridista por 2 a 0 pueda antojársenos corta. Fue muy protestado uno de los goles merengues, al considerar los jugadores barcelonistas que Amancio arrancaba en posición de fuera de juego. Actuaron los mismos once futbolistas que habían eliminado al Celta, con la única salvedad de la sustitución de Pujol por Alfonseda en el segundo tiempo.

Con el 2 a 0 adverso, sin embargo, aún no estaba todo perdido. Era una misión muy complicada empatar la eliminatoria, y ya no digamos superarla, pero teniendo en cuenta que el Barça jugaría una hipotética prórroga al calor de su afición –a la que nada le motivaba tanto como los duelos contra los blancos–, todavía existían fundadas esperanzas  de poder dar la campanada. El partido iba a jugarse un sábado por la noche, concretamente el día 6 de Junio de 1970. Por primera vez en bastantes años no estaba presente la televisión, y como juez de la contienda había sido designado un joven árbitro guipuzcoano nuevo en la categoría y en la plaza: José Emilio Guruceta Muro. Los barcelonistas se aprestaban a vivir una noche que deseaban fuese mágica y también histórica. Y de hecho lo va a ser, pero por razones muy distintas de las que ellos y ellas esperaban…

Casi al final del primer tiempo, Rexach lanzó uno de aquellos durísimos disparos suyos, marca de la casa, y el balón, después de tocar en ambos postes, se introdujo en la meta blanca. La remontada parecía posible, y el segundo tiempo se anunciaba épico, con un Barça poniendo cerco continuo al marco madridista. Pero, antes de que llegase el anhelado segundo gol azulgrana, hacia el minuto 14 de la reanudación, se va a producir uno de esos hechos destinados a pasar a los anales de nuestro fútbol. Velázquez, protagonizando una contra en solitario y a punto ya de entrar en el área, es derribado por Quimet Rifé con una entrada por detrás. Hoy en día algo así hubiese supuesto la expulsión del defensor, pero en 1970 se castigaba únicamente pitando la falta, que era lo que el numeroso público congregado en el “Camp Nou” esperaba. Mas cual no sería su sorpresa, cuando vieron que el señor Guruceta –que se encontraba siguiendo la rápida jugada desde el centro del campo, bastante alejado del lugar de autos– iniciaba un vertiginoso sprint para señalar inapelablemente el punto de penalty.

Tan  clamoroso error arbitral, dadas las especiales circunstancias que acompañaban al choque, iba a producir un verdadero conflicto de orden público. Las protestas arreciaron en las gradas, el césped se llenó de almohadillas, y los jugadores del Barça se comieron literalmente a Guruceta, tratando de que se volviese atrás en su decisión, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. El máximo castigo fue transformado finalmente por Amancio estableciendo el empate, pero el partido ya estaba sentenciado. El capitán barcelonista Eladio fue expulsado por mofarse del colegiado (según el acta, “por aplaudirle con ambas manos”), y el juego prosiguió a duras penas –incluso hubo un conato de abandono por parte de los azulgranas–, entre un continuo griterío y un masivo lanzamiento de almohadillas, hasta que en un momento dado el público decidió invadir el césped, cosa que hicieron por millares, sin que las fuerzas de seguridad presentes en el Estadio fueran capaces de impedírselo. Ante tan graves hechos, Guruceta dio por terminado el encuentro unos cinco minutos antes de su reglamentaria finalización. La Policía Armada acabó por cargar contra los espectadores rebeldes para disolver aquella espontánea manifestación, produciendo numerosos contusionados, y luego los incidentes prosiguieron en el exterior, desplazándose centenares de aficionados hasta la fuente de Canaletas y la zona superior de las Ramblas, donde continuaron hasta avanzada hora de la madrugada dando rienda suelta a su herido sentimiento culé. Esta fue la alineación barcelonista que vivió en primera persona uno de los acontecimientos más memorables de toda la historia del club: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Juan Carlos, Alfonseda, Marcial y Pujol. Por supuesto, y con dicho resultado, el Barça quedaba eliminado de la Copa.

Durante días, la España futbolística no habló de otra cosa. El club azulgrana cursó inmediatamente dos enérgicos telegramas de protesta, uno dirigido a la Delegación Nacional de Deportes, y el otro a la Federación Española de Fútbol. Y al fin y al cabo puede decirse que va a salir bastante bien librado de todo el asunto, pues el “Camp Nou” no sería clausurado a causa de los gravísimos incidentes acaecidos –solamente se le apercibió al Barça que si volvían a repetirse unos hechos similares, se le cerraría el recinto–, y la entidad recibirá una sanción económica (90.000 pesetas) que hoy se nos antoja discreta, siendo suspendido Eladio durante dos partidos oficiales. Guruceta, en cambio, va a ser tratado con mucha mayor severidad, puesto que  será inhabilitado por espacio de seis meses, lo cual motivó la dimisión del presidente del Colegio Nacional de Árbitros, señor Plaza, dimisión que por cierto retiraría pocos días después.

Tal vez no tenga nada que ver con todo esto –o tal vez sí–, pero semanas más tarde se va a producir un relevo en la cumbre del deporte español, donde José Antonio Samaranch, el hombre bajo cuyo mandato se acuñó el popular slogan “Contamos contigo”, será sustituido por otra personalidad catalana, y precisamente procedente del propio Barça, Joan Gich Bech de Careda, a la sazón su gerente. En breve sería también aprobada una generosa subvención oficial a fondo perdido – 50 millones de pesetas–, que a la entidad barcelonista le va a venir de perlas para acometer las obras de  construcción de un pabellón polideportivo acorde con su categoría  (el futuro Palau Blaugrana), y también las de la Pista de Hielo, algo que sin duda iba a redundar en breve plazo, y de manera muy positiva, en el rendimiento de algunas  secciones cuasi profesionales del club, como eran las de Baloncesto, Balonmano o Hockey sobre Patines.

No podemos dejar pasar la ocasión sin tomar prestado un significativo artículo publicado por Manuel Vázquez Montalbán en las páginas de la revista Triunfo, el órgano de referencia de la izquierda española, al igual que el ya reseñado del otoño anterior ( “Barça, Barça, Barça: más allá del fútbol”). Se titulaba “Noche de amor y guerra en el Nou Camp” (sic), y esta era la particular versión de los hechos por parte de tan destacado intelectual y escritor:

“Veinte, treinta mil almohadillas llenan la noche de extrañas coloraciones, y detrás de las almohadillas surgen los primeros espectadores. No saltan para agredir al árbitro. Saltan para decir a los jugadores que se vayan. Se mezclan algunos seguidores del Real Madrid con sus gorras blancas, dispuestos a conseguir las elásticas de sus jugadores. Pero la oleada de gente va en aumento. El señor Guruceta empieza a inquietarse. Nadie le tocó ni un pelo en toda la noche, pese a que estuvo rodeado por cinco mil personas; pero alguien le aconseja el pies para qué os quiero y el hombre, con sus liniers, inicia la lucha contra el cronómetro y corre como John Carlos en sus mejores tiempos y, puesto a correr, igual le da el terreno llano que los escalones que le abren la puerta del vestuario. El campo ya es del pueblo; cinco, seis, diez mil personas pasean banderas del Barça, gritan el nombre del club, avanzan hacia el palco presidencial. El espectáculo supera al mejor partido que ustedes hayan visto en su vida. Los colores del verano y el entusiasmo de los cuerpos, el césped verde, las amapolas-almohadillas, la noche de azul oscuro, cohetes, banderas azulgranas y una íntima, total satisfacción de las gentes más ecuánimes, incluso los burgueses con puro de tribuno gritan por fin… ¿Por fin, qué? La respuesta está en un pozo oscuro, profundo, que tal vez algún día pueda clarificarse. La fiesta, en el césped, la protagonizan los espectadores de las localidades más económicas, que han saltado todas las barreras habidas y por haber y han llegado al ágora verde e iluminada (…) Hoy es fiesta. Se respira libertad y la noche tiene los colores más propicios. El público grita, aplaude, jalea el “¡Barça, Barça, Barça!” por encima de la derrota que ya asumen, pero paladeando la victoria estética y moral de una noche en la que el público cree hacer justicia, cree vencer por encima del Comité de Competición, de la Real Federación Española y de unos cuantos etcéteras”.

En otro orden de cosas, la Junta Directiva del Barça, aparte de seguir protestando por el Caso Guruceta, va a tomar varios acuerdos. Concede la baja a Pellicer y a Valiente, renueva a Zabalza y a Martí Filosía, y también al entrenador, Mister Buckingham, a este por el plazo de un año. Aparte de estas decisiones, se procede a la contratación de otros dos futbolistas de cara al próximo curso 1970-71. Uno es un fichaje de los que calificaríamos como modestos  debido a su no excesiva cuantía económica, el del jugador del CD. Sabadell José Luís Romero, pero por el otro –a pesar de no tratarse de un jugador de Primera División– se va a pagar una elevada suma de dinero, hasta 9 millones de pesetas, acompañados de varias cesiones a su equipo de origen, el Rayo Vallecano. Se trata del delantero centro del conjunto representativo de la populosa barriada madrileña, el manchego Teófilo Dueñas, que había venido destacando por sus dotes como realizador, justo lo que entonces el Barça buscaba con mayor ahínco. Para el cuadro rayista se irán, a guisa de contraprestación, los delanteros Roselló y Nieto y el centrocampista Puig, hijo de Curta, el gran defensa de los años 40. El Barça continuaba desprendiéndose a precio de saldo de sus canteranos, para adquirir jugadores foráneos a golpe de talonario, una política que no estaba rindiendo precisamente muchos frutos…

Por estos mismos días la Revista Barcelonista se va a apuntar un gran tanto propagandístico con la publicación en sus páginas de un  reportaje sensacional, ya que su editor, Carles Barnils i Vila, invita al matrimonio Cruyff, que se encontraba pasando unos días de vacaciones en Palma de Mallorca, a visitar Barcelona. En la Ciudad Condal, aparte de enseñarles las numerosas bellezas de la capital catalana, los rectores de RB consiguen que Johan Cruyff y su joven y bella esposa Danny acudan al “Camp Nou”, donde la gran estrella holandesa accede incluso a vestirse con el uniforme azulgrana y a realizar algunas evoluciones con balón sobre el césped. En el reportaje en cuestión se va a recordar que fue precisamente Mr. Buckingham, el entrenador azulgrana, quien descubrió e hizo debutar a Johan en el Ajax con tan sólo 17 años, a la par que el futbolista asegura que su antiguo mentor deportivo triunfará en el Barcelona.

A pesar de los gravísimos incidentes acaecidos en el reciente choque entre el Barça y el Real Madrid  (o tal vez a causa de ello), el “Camp Nou” va a ser designado como sede de la final de la Copa del Generalísimo, a la que –tal cómo entonces era preceptivo– acudiría el mismísimo Franco para entregar el trofeo que llevaba su nombre al capitán del equipo vencedor. En esta ocasión van a clasificarse para el encuentro decisivo Real Madrid y  Valencia, aunque en las gradas únicamente se darán cita los seguidores de ambos conjuntos, ya que el público habitual del coliseo azulgrana se retraerá, pensando que no se le había perdido nada en dicho evento. En un gran partido, los blancos van a triunfar por 3 goles a 1, y Paco Gento recibirá la Copa de manos de su tocayo, el Caudillo, en la que será la última visita de ambos al “Camp Nou”, puesto que el veloz extremo cántabro se va a retirar al concluir la siguiente temporada (pero ya no será alineado en el Barça–Madrid de la Liga 70-71), y en cuanto a Franco –al que aún le quedaban cinco años y pico de vida–, el Dictador  no volverá a pisar el recinto barcelonista.

Interesantes declaraciones de Vic Buckingham a la revista RB: “Creo, sinceramente, que el Barcelona me ha renovado contrato por lo que pueda hacer y no por lo que he hecho. El equipo no ha mejorado bajo mis órdenes, pero ahora conozco a fondo a los jugadores de la plantilla. Lo fácil es fichar a diez jugadores cada temporada, pero yo quiero hacer triunfar a los jóvenes de la cantera, como en otros tiempos. Martí Filosía posee cualidades mentales, físicas, técnicas y de habilidad para triunfar en el Barcelona”. El bienintencionado técnico inglés seguía pensando que el impaciente e improvisador Barça de 1970 era equiparable al Arsenal, el Liverpool o el Manchester United…

Surge por estas fechas, sin demasiado fundamento, el rumor de que el Inter de Milán pretendía el fichaje de Marcial Pina, que no había brillado demasiado en su primera temporada como blaugrana. Montal se apresurará a responder: “No queremos que ocurra con Marcial lo que pasó con Suárez, cuyo traspaso hemos llorado todos los barcelonistas”. Y de hecho no llegará a ocurrir tal cosa, por más que algunos años más tarde el nombre del rubio jugador volvería a estar en cuestión, asociado al de clubes de muchísima menos enjundia que los negriazules milaneses, al fin y al cabo uno de los grandes del Calcio y dos veces campeón de la Copa de Europa y la Intercontinental.

La temporada 69-70 da ya sus últimos coletazos. Algunos jugadores, como Zabalza y Pujol, aprovechan sus vacaciones para contraer matrimonio, y el fútbol español celebrará su pleno anual (en el cual se va a aprobar la ampliación de la Primera División a 18 clubes para la campaña 71-72, a instancias del CD. Sabadell y su dinámico presidente, Don Ricardo Rossón). En el calendario del curso inminente, al Barça le corresponde abrir el fuego ante el Athletic de Bilbao en “San Mamés”, auténtico plato fuerte de la primera jornada de la Liga 70-71. Mientras, Montal hace balance: “Como presidente hago examen de conciencia cada día. Después de conocer las virtudes y defectos del señor Buckingham, creímos conveniente renovarle contrato. Sería un error reducirle la sanción a Guruceta”. Y contesta a la Federación: “No temo a la advertencia de futuros castigos, si son por defender a mi club y a la afición barcelonista y barcelonesa”




Los 1260 minutos de Josep Seguer (1969)

En octubre de 1969 no va a ocurrir como en los aún no muy lejanos casos de  Pepe Gonzalvo y Vicente Sasot, entrenadores que saltaron al banquillo azulgrana cuando todavía faltaba buena parte de la temporada por cubrir, y permanecieron allí hasta su conclusión, quizás porque en esta oportunidad va a producirse también por el medio un relevo presidencial, y el nuevo mandatario llegará al cargo con ideas propias sobre qué tipo de persona debía encargarse de la dirección técnica del equipo. Pero no obstante, el perfil profesional del interino que reemplazará a Salvador Artigas va a ser muy similar al del de otros inquilinos provisionales del puesto, dado que era el responsable de dirigir a uno de los dos conjuntos filiales del Barcelona, el de más solera, el Condal, a la sazón integrado en la Tercera División. Y parafraseando al muy parafraseado Gabriel García Márquez, bien podía decirse que la de Artigas, futbolísticamente hablando, fue la crónica de una muerte anunciada, pues tras la fallida campaña 68-69, y no digamos ya después del bochornoso episodio del frustrado fichaje de Helenio Herrera en el mes de junio, su cotización en la bolsa de valores azulgranas había descendido muchísimos enteros, y todo el mundo era consciente de que al primer revés sería despedido, o se marcharía cinco minutos antes de que le enseñasen la puerta de salida, como de hecho así ocurrió al perder el Barça su primer partido oficial de la temporada 69-70, tras caer en “Atocha”, batido por la Real Sociedad por un mínimo 1 a 0

UN JUGADOR DE CLUB EJEMPLAR

Josep Seguer i Sans nació el 6 de mayo de 1923 en Can Patetis, una modesta casa situada en la Plaça de la Vila de Parets del Vallés, pequeña localidad de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona, cercana a Granollers y distante 23 kilómetros de la Ciudad Condal. Parets contaba entonces con poco más de 1.500 habitantes, ocupados principalmente en las faenas agrícolas, y también en una fábrica textil que llegó a dar trabajo a medio millar de obreros, un porcentaje elevadísimo teniendo en cuenta su escasa población. Los padres de Seguer, Joan y Flora, eran personas de condición humilde, trabajadores textiles y dueños de una pequeña tienda de alpargatas, mientras que el abuelo materno regentaba una barbería, oficio que Josep aprendería pronto, siéndole muy útil durante su adolescencia y juventud, incluso cuando ya formaba en las filas del Barça (eran otros tiempos, obviamente, tiempos de durísima Posguerra). Su padre va a fallecer en un accidente en 1939, poco después de finalizada nuestra contienda fratricida, y él tenía tres hermanos pequeños, de modo que no tuvo más remedio que arrimar el hombro, compatibilizando los afeitados y los cortes de pelo con las patadas a diversos tipos de improvisados objetos de forma más o menos esférica, tarea en la que se afanaba con entusiasmo desde sus primeros años escolares, pues siempre le tiró más el balón que los libros…

En 1940 va a ser descubierto por un vecino que era ojeador del Barça, mientras jugaba en el C.F. Parets, el equipo de su pueblo. Con anterioridad había llegado a hacer una prueba por el Español (entonces más boyante deportivamente e institucionalmente que los azulgranas), pero no le interesaron las condiciones económicas que los responsables pericos le ofrecían, a pesar de que a los blanquiazules les convenció su juego (entonces actuaba como delantero centro, aunque no en la versión del típico ariete rompedor, a lo Campanal o Mundo, sino mostrando clase y finura). Sin embargo los de “Les Corts” sí consiguieron ficharle, a cambio de un partido de Festa Major a disputar en el propio pueblo. Con 17 años Seguer va a integrarse en el conjunto de Aficionados –o Amateur– del Barça (donde entrenaba un par de días a la semana, con compañeros como los futuros internacionales Argila y Joaquim Navarro, el Fifo). Más tarde sería cedido al Granollers, debutando en el primer equipo blaugrana en la temporada 43-44, con 20 años, pero no dejaría definitivamente las tijeras y la navaja hasta 1947, cuando contrajo matrimonio y ya había sido campeón de Liga con el Barça.

Seguer, en plena madurez futbolística

Seguer, en plena madurez futbolística

En sus primeras campañas con los barcelonistas no jugó mucho, pues se alineaba preferentemente como interior derecho, y en dicha demarcación había un rival muy difícil de desbancar, su tocayo Escolá, una de las estrellas del Barça de los años 40. Pero siempre que el Mister –entre los años 1944 y 1947 nada menos que el legendario Samitier– le brindaba su confianza, Seguer jamás le defraudaba. Era un interior muy trabajador y sacrificado, un todoterreno lo llamaríamos hoy, en absoluto exento de clase ni de llegada. Por fin, a partir de la temporada 47-48 va a convertirse en un fijo de las alineaciones, tanto con el uruguayo Enrique Fernández como con el efímero Ramón Lloréns o más tarde el eslovaco Fernando Daucik. Será este quien retrase finalmente su posición hasta las zonas laterales de la defensa, poco después de implantada la WM, tanto en la izquierda como en la derecha, y allí conocerá sus mejores días, como uno de los imprescindibles del mítico equipo de les Cinc Copes (temporada 1951-52), y degustará también las mieles de la internacionalidad, disputando cuatro partidos con la selección española en el año 1952, todos ellos de carácter amistoso. La irrupción como lateral derecho de Ferran Olivella a partir de 1956 va a ir arrinconándole, y su aportación a aquel equipo que en la temporada 56-57 dirigía Domenec Balmanya será ya meramente testimonial, suponiendo su salida del plantel blaugrana con sólo 34 años de edad, aún en plenas facultades físicas, muy  poco castigado por las lesiones y habiéndose cuidado siempre como un profesional ejemplar.

Josep Seguer va a disputar un total de 470 partidos con el Barça, entre oficiales y amistosos, 216 de ellos correspondientes al Campeonato Nacional de Liga, obteniendo 133 goles. Su brillantísimo palmarés como jugador incluye 5 Ligas (44-45, 47-48, 48-49, 51-52 y 52-53), 4 Copas del Generalísimo (1951, 1952, 1953 y 1957, pese a que en esta última no jugó un sólo encuentro, aunque pertenecía a la plantilla) y 2 Copas Latinas (1949 y 1952), amén de otros trofeos de menor relevancia. Permanecerá bajo la disciplina azulgrana durante nada menos que 17 temporadas, y el día en que reciba la carta de libertad, desvinculándole de la entidad, lo recordaría siempre como uno de los más tristes –sino el que más– de su vida deportiva, y tampoco se le va a brindar un más que merecido encuentro de homenaje, a diferencia de otros compañeros suyos con menor tiempo de pertenencia al club, pero todo eso no va a menguar un ápice su arraigado sentimiento barcelonista. Muy al contrario, pues sintiéndose todavía con fuerzas como futbolista, va a aceptar la oferta de un club de Segunda División aunque histórico, el Real Betis Balompié, ya que así no tendría que enfrentarse a su querido Barça.

Seguer, capitán del Barça

Seguer, capitán del Barça

Un Betis donde actuaban también elementos de la calidad del guardameta Américo, el futuro madridista Isidro, León Lasa, el ex del Real Madrid Castaño, su antiguo compañero Jordi Vila o un joven Luis Del Sol. Los verdiblancos van a conseguir esa campaña, la 57-58, retornar de nuevo a la máxima categoría, de la que estaban ausentes desde hacía quince años, tras una larga y penosa travesía del desierto. Ya de nuevo en la élite, Seguer colgará las botas, pero tras ejercer como ayudante del técnico vasco Antonio Barrios, va a sentarse en el banquillo de los de “Heliopolis” a finales del curso 58-59, llegando incluso dirigirles en una eliminatoria copera frente al propio Barça, en la que los sevillanos cayeron en la capital hispalense por un concluyente 0 a 6, pero en el choque de vuelta lograron ser el primer equipo capaz de marcarle tres goles a los azulgranas en el “Camp Nou”, sucumbiendo por un decoroso 4 a 3.

Seguer va a poner fin en ese momento a su aventura andaluza, regresando a Cataluña para vigilar más de cerca sus negocios particulares. Pero picado aun por el gusanillo, volverá brevemente al fútbol activo enrolándose en las filas del Manresa, club con el que disputa una fallida promoción a Segunda División en la campaña 59-60, y al que dirigirá desde el banquillo en la temporada siguiente, jugando de nuevo la promoción a Segunda, también sin suerte. Y en 1961, tras el triunfo de Enric Llaudet en las elecciones presidenciales del Barça, va a integrarse en el nuevo organigrama barcelonista como responsable del equipo Amateur y ayudante de Kubala, técnico del primer equipo. Por sus manos pasarán algunos destacados jugadores del conjunto de Aficionados, que poco más tarde ascenderían a las filas del propio Barça, tales como Comas, Rodés, Borrás, Montesinos, Mas o Lluis Vidal, así como Ángel Mur Jr, quien tras militar en el Condal, Sporting de Gijón y Sant Andreu, se convertirá en masajista del Barça a partir de 1973.

Compaginaría su trabajo al frente del Amateur barcelonista con labores de segundo de los sucesores de Kubala, sus también antiguos compañeros Pepe Gonzalvo y Cesar Rodríguez, hasta que en octubre de 1964 va a recibir la oferta de la U.E. Lleida, en Tercera División, y en la Terra Ferma conseguirá que un equipo que había iniciado la temporada de forma irregular logre ascender nuevamente a la categoría de plata del fútbol español. Gozando de un notable presupuesto para fichajes –5 millones de pesetas de la época– va a conseguir mantener sin apuros al conjunto lleidatá durante el curso 65-66, aunque en la campaña siguiente dejará su banquillo tras un mal comienzo liguero.

Su siguiente destino sería en una localidad próxima a su pueblo natal, la industriosa Terrassa, de cuyo equipo representativo se hace cargo en octubre de 1967, llevándolo hasta la promoción de ascenso a Segunda, aunque infructuosamente. Renueva con el conjunto egarense para la 68-69, donde quedan clasificados en tercera posición, y de cara a la 69-70 regresará a Can Barça, para hacerse cargo del más veterano de los dos filiales barcelonistas, el Condal, uno de los gallitos de la Tercera catalana. Allí es donde, inesperadamente, va a encontrarse con la gran oportunidad de su vida profesional como entrenador, nada menos que la dirección del primer equipo azulgrana, en una de las últimas decisiones del Consejo Directivo presidido por Narcís de Carreras, muy tocado ya por la crisis de resultados y la fractura social existente en el seno del barcelonismo.

RELEVO EN EL BANQUILLO

El diario El Mundo Deportivo abría su edición del miércoles 15 de octubre de 1969 con la siguiente noticia, a toda plana: “Seguer sustituye a Artigas”. Y este texto al pie de una gran fotografía suya:

“Los acontecimientos se han precipitado en el Barcelona tras la derrota de Atocha. Después de una reunión urgente celebrada ayer mañana en el domicilio del presidente azulgrana, se hizo pública la renuncia de Artigas al cargo de entrenador y su sustitución por José Seguer, hasta ahora técnico del Condal. Seguer tomará posesión hoy, a las 10 de la mañana. Pero ayer tarde, a las 7.15, ya recibió el espaldarazo oficial de manos de don Narciso de Carreras”.

Y ampliaba la noticia en su tercera página:

“La derrota de Atocha ha precipitado los acontecimientos en el Barcelona. La Junta Directiva se reunió ayer mañana en el domicilio del presidente, todavía no recuperado de la persistente gripe que le ha retenido en cama desde hace algunos días. En esta reunión se tomó el acuerdo, hecho público a media tarde, de aceptar la renuncia de Artigas, sustituyéndole por el ex internacional José Seguer, actualmente entrenador del Condal. El comunicado oficial dado por el club contenía el siguiente lacónico texto:

“El Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona comunica a sus asociados que don Salvador Artigas Sahún, que venía ejerciendo las funciones de entrenador del equipo profesional del club, ha pedido ser relevado de su cargo, aceptándose su renuncia y nombrando para sustituirle a don José Seguer Sans”

El nuevo entrenador, que tomará posesión de su cargo a las diez de la mañana de hoy miércoles, estuvo reunido con don Narciso de Carreras desde las 7.06 de la tarde hasta las 7.29. Le acompañó el directivo señor Uriach.

Después de esta entrevista, intentamos hablar con el presidente azulgrana, pero nuestro propósito resultó inútil. El señor Carreras había dado la orden terminante “de que no estaba visible para nadie”. No es posible asegurar si Seguer va a ser un entrenador-puente, como parece presumible, o no. Tal situación será objeto de nuevas deliberaciones en una próxima Junta Directiva”

El editorial de dicho diario hablaba de “relevo inevitable”. Lo transcribimos textualmente:

“Lo que ya hace unos días adelantamos en El Mundo Deportivo ha tenido plena confirmación: Salvador Artigas ha dejado el timón técnico del Barcelona en manos de un entrenador-puente, el ex internacional José Seguer.

Se veía llegar esta decisión, postergada después del desdichado affaire de este verano con intervención de HH. Los mentís generosos y oficiales no han servido, desde entonces, más que para ocultar una realidad que paso a paso ha ido consumiendo las últimas posibilidades de Artigas.

Tal vez el guillotinazo que se ha dado al caso no llega, como siempre ocurre, en el momento oportuno. Pero resultaba inevitable tanto más cuanto que a las circunstancias engendradas ha venido a conjugarse el clásico lema de “que alguien debe pagar el pato”. La derrota de Atocha necesitaba de algún responsable. Y no pueden dimitir, como es lógico, los once jugadores que allí actuaron.

Posiblemente Artigas no sea el hombre audaz que el Barcelona precisa en esta época vacilante azulgrana; pero sería cruel atribuirle la culpa de todo. De él se guardará siempre el recuerdo de un hombre trabajador, entusiasta, correcto y bueno, virtudes suficientes para despedirle con afecto, cariño y simpatía.

A José Seguer hemos de desearle, cómo no, el mayor éxito en la gestión temporal que ha iniciado. En el fondo, como Artigas, dependerá de que la plantilla puesta a sus órdenes rinda lo que de ella cabe esperar. Las tácticas son importantes, pero todavía lo son más los hombres encargados de concretarlas. Y en Atocha esos hombres no las cumplieron.

Esperemos que el sacrificio de Artigas sirva para algo más que para una polémica. Cuando la Liga está en sus inicios, el Barcelona puede decirse que ha perdido una batalla pero no la guerra. La junta directiva que en este asunto no ha hilado tan delgado como debiera, ha hecho bien en llevar a cabo una medida que puede servir de estímulo y reacción a todos. Sobre todo si los jugadores se dan cuenta de que la caída de Artigas es una sonora bofetada asestada a su propio prestigio de encumbrados y aplaudidos ases, aunque no siempre lo demuestren”

En su última entrevista antes del cese, Artigas se había mostrado abatido y desmoralizado, tremendamente decepcionado por el adverso resultado de “Atocha”, aunque este sólo dejaba al Barça a 2 puntos del líder Real Madrid. Pero era evidente que el nerviosismo cundía en la familia azulgrana, a causa del flojo desempeño del equipo lejos del “Camp Nou”, a excepción de la primera jornada en el “Bernabéu”. Seguer, por su parte, declaraba a El Mundo Deportivo cosas como las que siguen:

“El señor Carreras me ha dicho que había seguido mi carrera como entrenador y que depositaba en mí la responsabilidad de dirigir al equipo por lo que restaba de temporada”. Añadiendo que de él dependía en realidad la transitoriedad en el cargo, y recordando que Miguel Muñoz había entrado en el Real Madrid en el mismo plan, y que había echado raíces.

Y a la pregunta de si llegaba preparado para triunfar en el cargo, respondía de esta forma:

“Llevo muchas horas de vuelo; he acumulado bastante experiencia y creo que, en efecto, puedo triunfar. Además el hecho de que considere que tengo ante mí la oportunidad de mi vida como entrenador, hará que ponga el máximo de entusiasmo y esfuerzo. Luego la afición y la directiva dirán si sirvo o no para el puesto”

Seguer quería demostrar que “un barcelonista era capaz de brillar en un puesto de máxima responsabilidad”. Conocía a la plantilla, la había visto en acción, y manifestaba que jugaría aquel que lo mereciera, aquel que sobre terreno le demostrara que sabía hacerse digno de los colores que defendía. Se declaraba enamorado del “buen juego”, del fútbol-espectáculo, pero pensaba que siempre la brillantez debía ir acompañada de la debida efectividad.

Pero no todos los comentarios mostraban el mismo optimismo hacia el nuevo entrenador…Esto es lo que escribió por aquellos días Josep Morera Falcó, en las páginas de El Correo Catalán:

“Seguer no es entrenador para un Barcelona, y repito que no por falta de capacidad. No puede serlo, sencillamente, porque el equipo directivo no funciona, y porque, al no funcionar este, ha dejado que el otro equipo sea dominado y minimizado en su producción por una serie de clanes interiores que son los que vienen mandando por encima del entrenador. En esas condiciones, un entrenador “familiar” como Seguer está condenado al fracaso de antemano. Hoy, en el Barcelona, sólo cabe un entrenador casi diríamos que de látigo”

En la mañana del miércoles 15 de octubre de 1969, el mismo día en que Ladislao Kubala va a debutar ante Finlandia en La Línea de la Concepción como seleccionador nacional español en un intrascendente partido de la fase previa del Mundial-70, del que nuestro combinado ya había sido eliminado meses antes, Seguer es presentado oficialmente a los jugadores y a los medios de comunicación por el presidente Narcís de Carreras. Estas van a ser las palabras del máximo mandatario azulgrana:

“Nos hemos reunido aquí, como todos saben, para dar posesión a Seguer del cargo de entrenador del primer equipo del Barcelona. Sin embargo, deseo que mis primeras palabras sean en recuerdo y homenaje de simpatía al entrenador dimitido don Salvador Artigas, hombre que ha cumplido siempre con su deber llevado no sólo del contrato que le liga al club sino también por ese cariño a los colores del Barcelona. Artigas se ha ido, porque así lo han aconsejado las circunstancias, pero lo ha hecho con normalidad y sin estridencias, como un auténtico caballero que no tiene absolutamente nada que reprocharse, cosa con la que toda la directiva estamos plenamente de acuerdo bajo todos los conceptos.

El Consejo Directivo y la Comisión Deportiva del club hacía tiempo que en previsión de lo que podía suceder estaba estudiando una posible solución a los problemas deportivos del Barcelona y entre otras posibilidades, entraba lógicamente la de Seguer, hombre afecto a la plantilla de técnicos del club y de cuyas virtudes futbolísticas y humanas sería inútil hablar porque cuanto todos (sic) lo conocen sobradamente. Al fin hemos llegado a la conclusión de que teníamos en casa al hombre que necesitábamos para este momento, al elemento idóneo, a la solución precisa y por lo tanto hemos desechado otros que nos habrían llevado lejos de Barcelona y de las fronteras de nuestra patria.

El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer a la experiencia que atesora une una buena fe capaz de mover montañas.

El cenit como técnico, dirigir a su Barça

El cenit como técnico, dirigir a su Barça

Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan a nosotros porque de esta forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso, pero desearía pedir a la Prensa catalana, a esa prensa que tanto aprecio y admiro, que efectúe un llamamiento a los socios del Barcelona para que una vez más nos brinden incondicional apoyo, porque me consta que tanto el entrenador como los jugadores y también nosotros los directivos, lo precisamos. Si marchamos por los caminos de la serenidad y actuamos con política ágil y joven, que no tiene nada que ver con los años que cargamos muchos de nosotros sobre las espaldas, en el sentido físico de la palabra, el Barcelona recobrará su prestigio y volverá al lugar donde siempre estuvo en el pasado y del que jamás debió de descender”.

El presidente informó también que Isidre Flotats, el entrenador del Amateur, se haría cargo del Condal, y que Miguel Colomer seguiría como segundo entrenador, y a la pregunta de si el nombramiento de Seguer tenía carácter provisional, respondió “que en fútbol no había nada provisional ni permanente”, y también que de momento no se había impuesto ningún tipo de sanción a los jugadores, pero que lo harían con toda seguridad si fuera necesario, y que el Consejo Directivo “iba a estar encima, más que nunca, del equipo y de los jugadores”

Seguer, por su parte –y tras un fuerte entrenamiento que duró casi tres horas, alternando los ejercicios físicos con el manejo del balón y dedicando una especial atención a defensas y portero– declaró que había encontrado a la plantilla (de la que estuvieron ausentes los internacionales convocados con la selección española) muy bien físicamente, y que en cuanto al apartado técnico, todo el mundo sabía que en ese aspecto los jugadores del Barcelona eran inmejorables, añadiendo –a la pregunta de sí haría cambios en el próximo compromiso– que “prefería a jugadores que luchen a otros con más técnica pero con tendencia a inhibirse” (¿ aviso para navegantes?). La opinión de la plantilla sobre los últimos acontecimientos podía resumirse en estas palabras del capitán Zaldúa, aunque no todos sus miembros suscribían la última parte:

“Después de tratar a Salvador Artigas durante dos años reconozco que es un gran técnico y una bellísima persona. Los jugadores, que en este caso somos los que ganamos o perdemos los partidos, no hemos respondido a lo que él hubiera querido y, por lo tanto, nos sentimos responsables de su decisión”

CRÓNICA DE 14 PARTIDOS Y UNA ELECCIÓN PRESIDENCIAL

Seguer, debuta como entrenador ante su propia afición el sábado 18 de octubre de 1969, con un triunfo sobre el Sabadell –3 a 1–, en un partido sin relieve alguno. Esta fue la primera alineación que presentó el técnico natural de Parets del Vallés: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol (Pellicer), siendo los goleadores Zaldúa, en dos ocasiones, y Gallego. Por otro lado, Miguel Ángel Bustillo tiene que volver a ser intervenido quirúrgicamente “para suprimir el material plástico, después de una breve e intensa preparación preoperatoria”. Ello no alteraría los plazos de su recuperación, que se fiaban largos, tal vez para el próximo torneo copero, si es que el Barça pasaba las primeras eliminatorias…

Con sus pupilos en terreno húngaro

Con sus pupilos en terreno húngaro

También entra el antiguo comodín azulgrana con buen pie en Europa, pues el Barça se impone a domicilio a los magiares del Gyor por 2 a 3, con una gran actuación de Zaldúa, autor de dos goles (el otro lo marcó Pellicer). Estos fueron los vencedores en la localidad húngara: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juan Carlos (Ramoní), Pellicer (García Castany), Zaldúa, Castro y Rexach. Pero la gran decepción va a llegar en Sevilla, al domingo siguiente. En el “Sánchez Pizjuán” los locales –que acababan de regresar a la máxima categoría y estaban dirigidos por el duro preparador austríaco Max Merkel, conocido popularmente como Mister Látigo– borraron literalmente del campo a los azulgranas, y los derrotaron por un estrepitoso 3 a 0 que no tenía paliativos, ni siquiera la repentina indisposición de Gallego, que le impidió alinearse, ni tampoco la expulsión de Eladio por agresión al sevillista Lora. Estos fueron los protagonistas de la debacle: Reina; Franch, Ramoní, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé (Alfonseda), Marcial (García Castany), Zaldúa, Castro y Romea.

Y a la semana siguiente, el Atlético de Madrid va a cuajar una sensacional actuación en el “Camp Nou”, imponiéndose por 1 a 2 a un Barça desordenado y lento, que tan sólo exhibió afán de lucha. Alberto hizo los dos goles colchoneros, y Castro el de los azulgranas, que formaron con: Sadurní; Franch, Gallego, Romea (Sanjuán); Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro y Rexach. Al finalizar el encuentro se produce una espontánea concentración de socios y seguidores barcelonistas frente a la puerta principal de Tribuna. Se piden dimisiones. Con este resultado, el Barça caía a la undécima posición de la tabla, a cincos puntos ya del líder, el Real Madrid. Estas dos dolorosas derrotas consecutivas, con un nivel de juego paupérrimo, van a ser el detonante de la crisis que ya se venía gestando desde meses atrás, cuando la fallida contratación de HH terminó con la artificial y precaria unión de la Junta de Carreras, dejándola herida de muerte. Los rojiblancos madrileños solamente van a darle la puntilla. El día 5 de noviembre, Carreras y todo su Consejo Directivo  presentan la dimisión, abriéndose un proceso electoral en el que –según la normativa entonces vigente– sería nombrada una nueva Junta por votación en Asamblea General Extraordinaria de los Socios Compromisarios, elegidos a sorteo. El sufragio universal, ensayado sorprendentemente en 1953, cuando fue elegido Miró-Sans, aun tendría que esperar casi una década, hasta que volviese la democracia a España.

Narcís de Carreras, en una nota oficial del club, da cuenta de su decisión: “Deseo los mejores aciertos al que resulte elegido presidente y que además tenga la suerte de poder contar con las colaboraciones indispensables para que nuestro Barça conozca nuevos días de triunfo y de gloria”. La consecuencia de todo esto es que el nombre del Barça, una vez más, va a convertirse en la comidilla de los medios informativos y los aficionados al fútbol de España entera. Y entre tanto, el equipo languidece en el campeonato. Se arranca un positivo en Valencia (0-0), un resultado que en otras circunstancias sería bien recibido, pero que ahora apenas sabe a nada, pues tampoco los valencianistas atravesaban por su mejor momento. La alineación azulgrana fue la siguiente: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa (Rexach), Castro y Pujol.

Palabras muy interesantes y llenas de sensatez de un reciente  –y ya dimisionario– directivo. Pero no se trataba de un directivo más, de los de palco y puro, sino de un hombre que había sido cocinero, y muy bueno, por cierto, antes que fraile, Pepe Gonzalvo, “Gonzalvo II”: “ Al Barcelona le ocurre que carece de unos esquemas que son esenciales en el juego de hoy día. El conjunto coexiste, porque no puede existir alrededor de nada. Todo el mundo se ha preocupado de los fichajes más o menos grandes, pero nadie de crear un sistema que permita aprovecharlos. Se juega con la fuerza individual de que se disponga. Y eso no es bastante, naturalmente, para un club de la categoría del Barcelona” Al mismo tiempo, suenan ya una serie de nombres como posibles candidatos a la presidencia del Barça: Martí Cot, Agustí Pujol, Gibernau, Llaudet, Montal, Baret, Domenech, Miró-Sáns…

En la décima jornada de Liga el Barça se impone al Celta en el “Camp Nou” con muchos apuros (2 a 1, con goles de Zaldúa y Gallego). Y no es que precisamente los vigueses cuajaran un gran partido, pues, al contrario, causaron una muy pobre impresión, pero los azulgranas también se hallaban bajo mínimos. Esta fue su alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro (García Castany) y Rexach. Mientras, la voz de la calle parece optar por Pere Baret como su candidato favorito, y por Helenio Herrera como el entrenador más idóneo. Y es que pesaba mucho el hecho de que los últimos grandes triunfos del club datasen del bienio herrerista (1958-60), antes de iniciar una larguísima travesía del desierto sin apenas títulos de relieve. Por esos mismos días se celebra el sorteo de los 200 Socios Compromisarios que han de tomar parte en la Asamblea General Extraordinaria donde tendrá lugar la elección del nuevo presidente barcelonista. Entre los elegidos, hay 23 mujeres. Y con vistas a los comicios, va aclarándose también definitivamente el panorama, puesto que –descartados los señores Campabadal y Domenech– quedan frente a frente Agustí Montal y Pere Baret. Por cierto que en la prensa barcelonesa se va a publicar por estos días una nota en la que cuatro expresidentes del club, los señores Miró-Sans, Balaguer, Martí Carreto y Llaudet se mojan apoyando públicamente la candidatura de Agustí Montal.

En la undécima jornada de Liga el Barça va a hacer el ridículo en el campo del penúltimo clasificado, el Mallorca, donde caerá derrotado por 3 goles a 2. Las críticas son durísimas para un equipo que, según una portada muy gráfica, la del influyente semanario RB, se hunde cada día un poco más. Seguer estaba cosechando unos resultados bastante peores que Artigas, y todo el mundo era consciente de que a su interinidad le quedan tan sólo unas pocas semanas de vida, el tiempo suficiente para que el nuevo mandatario barcelonista entronizase al entrenador de sus preferencias en el banquillo del “Camp Nou”. Este fue el equipo que se cubrió de oprobio en el “Luís Sitjar”: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Al domingo siguiente se consigue una victoria por la mínima –1 a 0–  en el Estadio ante un  Granada que estaba despachando una notable campaña hasta la fecha. Reaparecieron Reina, Ramoní, Fusté y Rexach, y este último fue el autor del gol del triunfo de un Barça que formó de la siguiente manera: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Fusté y Rexach. Aun así, al final del partido volvieron a concentrarse numerosos hinchas barcelonistas ante la puerta principal de la Tribuna, para dejar patente su descontento.

Antes de que concluya el mes de noviembre, y coincidiendo con el 70 Aniversario de la fundación del club, es inaugurado el primer grupo de viviendas construidas en los terrenos que había ocupado el campo de “Les Corts”. Asisten a la ceremonia inaugural el hijo de Joan Gamper y el señor Carreras, presidente dimisionario del Barcelona. Asimismo se consigue el pase a la siguiente ronda europea, tras una nueva victoria ante los magiares del Vasas Gyor (2 a 0), con la siguiente alineación: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Los dos tantos son marcados por Zaldúa y un defensor húngaro en su propia puerta, pero en la Liga continúan los tropiezos. Derrota en Zaragoza por 2 a 1, con un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Rexach y Castro. En vísperas de unas elecciones que decidirían su futuro próximo, el Barça era noveno con 13 puntos, a ocho de la cabeza. Un lugar a todas luces indigno para una entidad de su prestigio y su historial.

Se anuncia que, en caso de salir elegido presidente Pere Baret, su hombre para el banquillo sería el rígido preparador austriaco Max Merkel, cuya campaña al frente del Sevilla estaba sorprendiendo a propios y a extraños, aunque la noticia causó aún más sensación, sobre todo en la capital hispalense. En cuanto a los planes del otro candidato, el señor Montal, este prefiere hablar de manager, pero no considera oportuno revelar su identidad. Lo único que se sabe de él es que ya está contratado en firme, y que es de nacionalidad inglesa. Pero mientras, todavía con un hombre de la casa como Josep Seguer en el banquillo, el equipo continúa cosechando derrotas. En esta ocasión en un campo tradicionalmente poco propicio para el Barça como el “Estadio Insular” de Las Palmas, donde los amarillos se imponen por 1 a 0 a los azulgranas, que pusieron en danza a: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial (García Castany), Zaldúa, Fusté (Juan Carlos) y Romea.

La elección presidencial había sido fijada para el día 18 de diciembre de 1969, y de las  cuatro precandidaturas presentadas –las de los señores Campabadal, Domenech, Baret y Montal– al final, tal como se preveía, quedaban únicamente en liza los dos últimos, representantes de sendas corrientes muy caracterizadas en el seno del barcelonismo. Pere Baret i Sabaté, financiero y hombre de negocios de 44 años de edad, directivo dimisionario de la Junta de Carreras, era el representante del sector llamémosle crítico –su slogan era “Por la Renovación” –, y pretendía arrancar las riendas del club de las manos del grupo social, la burguesía textil, que venía  monopolizando en la práctica los cargos directivos desde hacía un cuarto de siglo, mientras que Agustí Montal i Costa, empresario textil precisamente, de 34 años de edad y vicepresidente del club a la sazón (cuyo lema rezaba “Con el socio, todo; sin el socio, nada”), encarnaba claramente a la tendencia oficialista, que preconizaba la continuidad y recelaba mucho de posibles “saltos en el vacío”, aunque hablaba de “reestructuración”

La campaña electoral fue breve pero muy intensa, y en ella puede decirse que ambos candidatos llegaron con sus respectivos programas hasta el último rincón de Cataluña, por más que su suerte dependiese únicamente de un reducido colegio de votantes, compuesto por algo más de dos centenares de compromisarios designados mediante sorteo entre los socios del club, sistema que los dos contendientes censuraron públicamente, aunque –como es obvio– lo acataban. El Establishment barcelonista (ex presidentes, directivos, Socios de Mérito y demás prohombres ) apoyaba abierta y decididamente a Montal, un hombre de su plena confianza, uno de los suyos, hijo del presidente de las Bodas de Oro (Agustí Montal i Galobart), perteneciente al gremio textil, tradicional vivero de dirigentes blaugranas, y bien conectado con Banca Catalana, la joven institución financiera que, bajo el control de Jordi Pujol, estaba realizando una clara apuesta de tipo nacionalista por la economía y la cultura catalanas. Por el contrario, Baret –con su vitola de renovador a cuestas– recibió el respaldo de un barcelonismo más “popular”, el del socio de la General. La Revista Barcelonista (RB), editada por Carles Barnils, no ocultaba sus simpatías baretistas, y acusaba a Montal de ser el candidato del Grupo del Porrón, es decir, de un puñado de familias acomodadas que se habían pasado los cargos directivos casi de padres a hijos, por derecho de herencia (algo que, en el caso concreto de Montal, era rigurosamente cierto). En la candidatura de Baret no figuraba ningún ex directivo, mientras que en la de Montal iban nada menos que siete, que  por el mero hecho de serlo, se convertían en compromisarios natos, con derecho a voto, dato este muy interesante a tener en cuenta si se producía una elección igualada, tal como se preveía

Coloquios, debates y demás actos, en los que se utilizó con profusión la lengua catalana, oficialmente proscrita, desembocaron en la jornada electoral del 18 de diciembre de 1969, en el Palacio de las Naciones de la Feria de Muestras de Barcelona. Baret, que traía en su programa la contratación del técnico sevillista Max Merkel, partía –aunque por escaso margen– como favorito, y por lo tanto el desenlace de la votación constituyó una relativa sorpresa, ya que en el escrutinio el financiero badalonés fue en cabeza hasta que se contabilizaron las papeletas de los compromisarios natos (es decir, ex presidentes, directivos y Socios de Mérito1), quienes decantaron la balanza a favor del candidato continuista y en contra del adalid de la Ruptura, por un ajustado 126 a 112. Lo cierto fue que hubo poderes fácticos –como el propio Jordi Pujol– que movieron algunos hilos en la sombra para que Montal, uno de los suyos, resultase finalmente elegido. Cosas de la política, que por algo es la continuación del fútbol por otros medios, parafraseando a Clausewitz… A la salida del recinto se produjeron algunas escenas muy desagradables, y mientras que el nuevo presidente era acogido con frialdad –cuando no con abierta hostilidad– por parte de ese barcelonismo de base, en cambio el derrotado Baret fue aclamado por sus partidarios.

Finaliza la primera vuelta en el “Camp Nou” ante el Elche, cediendo el Barça un  decepcionante empate a uno, con gol de Pujol y el siguiente equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Pujol y Rexach. Al hacer su entrada en el palco presidencial, Agustí Montal fue recibido con división de opiniones, declinando  saludar a los socios tal como hasta entonces había sido habitual en todos los que le habían precedido en el cargo. Una vez concluido el partido, se repitió la ya acostumbrada concentración delante de la Tribuna, y de nuevo se vivieron  momentos de tensión, con parte de la hinchada dando rienda suelta a su descontento.

Pero siete días más tarde da comienzo la segunda ronda del campeonato, y lo va a hacer con un marcador mucho más del agrado de todos los culés, máxime teniendo en cuenta quién era el adversario. Y es que el Barça le gana por 1 a 0 al Real Madrid, con un gol de cabeza de Gallego al rematar un saque de esquina lanzado por Rexach, en un partido donde Seguer hizo jugar a Rifé como lateral derecho, con la expresa misión de marcar a Gento aprovechando su punta de velocidad. La prueba resultó positiva, y esa misma noche, ante toda España, Quimet iniciaría una nueva carrera como defensa –carrilero lo llamaríamos ahora–, en la que volvería a ser convocado para la Selección, ahora por Ladislao Kubala. En lo concerniente al juego, este no había mejorado gran cosa, pero al menos se había conjurado temporalmente el peligro de caer todavía más bajo en la clasificación. Así formó el equipo presentado por Seguer en el que iba a ser su último partido como responsable técnico del Barcelona: Reina; Rifé Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach (Romea), Marcial, Martí Filosía ( Zaldúa ), Castro y Pujol.

La elección de Agustí Montal i Costa como presidente del Barça abre, sin lugar a dudas, un nuevo capítulo en la historia del club. Con ella puede darse por finalmente concluido el período de relativa interinidad que se inició con la renuncia de Enric Llaudet a volver a presentarse a las urnas en septiembre de 1967, y señala el arranque de un cierto proyecto, difuso pero proyecto al fin y al cabo, que no es ajeno a una clara voluntad de catalanización de la entidad, primero de una forma lenta y gradual, pero después acelerando el ritmo, coincidiendo con los que van a ser los últimos años del régimen del general Franco. No habrá salto en el vacío –tal como temían algunos que ocurriría si triunfaba Baret–, y la continuidad quedaba garantizada con un equipo de gobierno infinitamente más cohesionado que la heterogénea Junta dirigida por Carreras, de modo que el nuevo Consejo Directivo pone manos a la obra sin demora.

Su primera decisión va a ser contratar a un nuevo entrenador. El elegido será el técnico inglés Vic Buckingham, poco –o nada– conocido entre los aficionados, pero con varios puntos destacados a su favor. También los flamantes rectores barcelonistas  comenzarán a presionar a las instancias federativas españolas para que por fin sea levantada la prohibición de fichar jugadores extranjeros. Y es que ya le tienen echado el ojo a una buena pieza: un muchachito holandés que milita en el Ajax de Amsterdam, flaco de carnes pero capaz de realizar los más diabólicos quiebros y marcar los goles más inverosímiles. Un chico con más aspecto de cantante Pop que de futbolista, llamado Johan Cruyff, que había sido casualmente descubierto por el propio Buckingham, haciéndole debutar en el cuadro holandés con sólo 17 años, y a quien aspiran a convertir en el santo y seña de un Barça triomfant.

Se despide el año con el tradicional partido navideño en el “Camp Nou”, en esta ocasión frente al Partizán de Belgrado, un atractivo conjunto yugoeslavo que le había disputado la final de la Copa de Europa al Real Madrid tan sólo tres años antes, pero que, a causa de la hogareña festividad del día, no congregó demasiada gente en las gradas. Empate a dos al final del choque, siendo Martí Filosía y García Castany los autores de los tantos barcelonistas. Y en la decimoséptima jornada del Campeonato Nacional de Liga, al Barcelona le corresponde visitar el Estadio de “Riazor”, para enfrentarse al Deportivo de La Coruña. En el terreno gallego se sentará por primera vez en el banquillo azulgrana Mister Buckingham. El técnico inglés aun no dominaba el castellano, por lo que el club va a poner a su disposición durante varios meses a un intérprete, Mr. Getman. El partido se saldará con un triste empate a cero, pero ya se sabe, “punto es punto…”. Esta fue la primera alineación presentada por el entrenador británico: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. Como puede verse, un equipo muy similar a los que venía alineando Seguer. El balance del de Parets del Vallés como responsable del banquillo del Barça se resume en 13 partidos oficiales disputados –encuentro nadalenc aparte–, con un balance de 6 victorias, 2 empates y 5 derrotas. El equipo a sus órdenes había marcado 17 goles, encajando 16 tantos. Unos números muy, muy discretos…

SEGUER SIGUE ENTRENANDO

Seguer junto a su sucesor, Vic Buckingham, y el ayudante de éste, Ted Drake

Seguer junto a su sucesor, Vic Buckingham, y el ayudante de éste, Ted Drake

Después de colaborar con Buckingham en el segundo tramo del curso 69-70, Josep Seguer va a hacerse cargo nuevamente de un conjunto de cara a la temporada 70-71, pero sin romper su vinculación con el Barça, puesto que se trataba del Barcelona Atlético, club resultante de la fusión de los dos filiales azulgranas, Condal y Atlético de Cataluña. Militará en Tercera División, reuniendo futbolistas de la talla de Irazusta, Laredo, Gelo, Laguna, Cortés, Puig Viñeta, Chiva, Sitjá o Rodri, pero en la campaña siguiente, privado de sus mejores elementos, descenderá a categoría regional. Entonces Seguer va a tomar las riendas de un histórico, el Badalona, sin moverse prácticamente de casa, y al año siguiente, 1973-74, se sentará en el banquillo de un viejo conocido, el Manresa. Entre 1974 y 1976 entrenará a otro modesto con pedigree, el Jupiter, y en 1976-77 bajará hasta el delta del Ebro para dirigir al Tortosa. Siguiendo con su particular volta a Cataluña, en el curso 77-78 ocupa la dirección técnica del Terrassa, en Segunda, en una época en la que el cuadro egarense albergaba aspiraciones de ascenso a la máxima categoría, con jugadores como el brasileño Bío, que no tardará en pasar a las filas del mismísimo Barça.

Durante el bienio 1978-80 le encontramos al norte de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Castellón y más concretamente en un Villarreal donde nadie podía soñar todavía con futuros éxitos. No consigue llevarlo de vuelta a Segunda, pero va a tener el honor de descubrir y promocionar a uno de los mejores y más completos centrocampistas españoles de las dos siguientes décadas, el longevo Robert Fernández, actual secretario técnico del Barça, quien muy pronto destacará en las filas del Valencia y conseguirá la internacionalidad, fichando por los azulgranas en 1986 a las órdenes de Terry Venables. Figueras (80-81), Gavá (81-82) y Reus (82-83) serán sus últimos equipos, y con 60 años cumplidos Seguer se despedirá de los banquillos y sus constantes tensiones, para atender más de cerca sus negocios particulares (había sido una hormiguita, primero como distribuidor de una conocida y popular marca de cerveza, y más tarde regentando varias tiendas de artículos de regalo en la zona alta de Barcelona).

Después vendrá un tiempo de reconocimientos y homenajes, absolutamente merecidos tratándose de un hombre que como futbolista en activo no recibió la misma atención mediática que otros compañeros más famosos del legendario equipo de les Cinc Copes, pero que desde la modestia y el sacrificio lo había dado todo por los colores azulgranas. Buena prueba de ello fue el excelente libro biográfico titulado Josep Seguer. El primer comodí del Barça, escrito por su paisano el periodista Toni López y publicado por el Ayuntamiento de Parets del Vallés en mayo de 2000, de donde proceden no pocos datos incluidos en este trabajo. Avecindado en el municipio tarraconense de Vandellós i Hospitalet de l´Infant, en la comarca del Baix Camp, Josep Seguer va a fallecer en el hospital de Reus el primer día de 2014, a los 90 años de edad, siendo enterrado en el cementerio de su localidad de residencia. Era uno de los últimos componentes de aquel equipazo que lo ganó todo en la temporada 1951-52, y por desgracia hoy ya no queda con vida ninguno de quienes formaron parte de un conjunto legendario, que tantas tarde de gloria dio a los colores azul y grana.




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Tercera parte

Se cierra el ejercicio futbolístico 68-69 con un amistoso ante la Fiorentina, reciente campeón del Calcio, en tierras toscanas –2 a 0 a favor del Barça, ambos obra de Fusté–, y con una mini gira por los Estados Unidos, concretamente Nueva York y Chicago. Allí el Barça –reforzado por el canterano Sanjuán y el lateral arlequinado Arnal, que ocupa la plaza del lesionado Eladio– le gana dos partidos a la Juventus de Luis Del Sol, la Vecchia Signora, y un tercero a una selección norteamericana. Será precisamente durante ese viaje cuando se produzcan una serie de hechos que dinamitarán el inestable consenso existente en el seno de la Junta que preside Narcís de Carreras, profundizando la división interna del club.

En contra de la opinión de parte de la Directiva y amplios sectores de la afición culé, se le va a renovar el contrato a Salvador Artigas –el primer entrenador barcelonista desde Daucik que iniciaría su tercera temporada consecutiva en el banquillo–, pero casi inmediatamente, en una reunión del mismo Consejo, se realiza una votación acerca de la conveniencia de fichar o no a Helenio Herrera, a la sazón técnico de la Roma, como nuevo entrenador del Barça. El hecho resultaba tan increíble como insólito, habida cuenta de la recentísima ratificación de Artigas, no obstante lo cual, dicha votación arrojará un resultado favorable a la vuelta de HH, por once votos afirmativos (entre ellos, el del propio presidente), y siete en contra, lo que implicaba la automática rescisión del contrato que acababa de firmarse con el técnico catalán. Una decisión tan surrealista iba a ser, empero, justificada por cierto directivo con las siguientes palabras: “Yo siempre preferiré pasar vergüenza un día, que no todo el año”. Ante semejante estado de cosas, tres de los directivos del bando favorable a Artigas presentan su dimisión con carácter irrevocable.

Pere Baret parece estar detrás de este pulso, que podía convertirle en el auténtico Hombre fuerte del Barça, relegando a Carreras al papel de mera figura decorativa. El propio Baret, en compañía del gerente Joan Gich y el directivo Luís Viza, vuela a Italia para convencer al Mago a golpe de talonario, ofreciéndole unas cifras fabulosas: diez millones de pesetas de ficha anual, cincuenta mil de sueldo mensual, bonificaciones dobles y premios especiales por el título de Liga (dos millones) y los de Copa del Generalísimo y de Ferias ( un millón). Estas cantidades, que podían poner en peligro la estabilidad económica del club, tan laboriosamente conseguida, mostraban un elocuente contraste con los emolumentos percibidos por Artigas la temporada anterior: 2.333.000 pesetas en total.

El vicepresidente Agustí Montal, que había acompañado al equipo en su gira estadounidense, exhibió abiertamente su malestar nada más regresar a Barcelona, así como también los directivos dimisionarios. Y la crisis pasó de la Junta a la propia afición, que fue posicionándose a favor y en contra del fichaje de Herrera, aunque con mayor peso para sus detractores, puesto que el prestigio del técnico trotamundos –al que Enric Llaudet ya había querido traerse en 1965, con un cheque en blanco– no era ya el mismo de años atrás, y se censuraban tanto sus comportamientos de divo como su desmedido amor hacia el vil metal. Esta fuerte oposición va a hacer recapacitar a Carreras y a sus adictos, que –dónde dije Diego…– se volverán atrás en sus intenciones, y el día 13 de Junio, después de una nueva reunión y votación, expresarán públicamente su renuncia al fichaje de Don Helenio “en aras de la cohesión del club”, reiterando su confianza en Salvador Artigas, auténtico convidado de piedra en toda esta lamentable historia.

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Escándalo H.H. Movida en La Masía

Y era tal la pasión que ya entonces levantaban el Barça y sus continuas cuitas, que ese mismo día, mientras la Junta permanecía reunida, se va a producir una manifestación de un centenar de partidarios de HH ante “La Masía”, sede social del club, con el propósito de presionar a Carreras para que no cambiase el sentido de su voto. Al ser este negativo a sus preferencias, los manifestantes reaccionaron violentamente, intentando incluso agredir a varios periodistas. Un hecho verdaderamente insólito para la España de 1969, la misma que conjugaba la ausencia de libertades públicas con los Estados de Excepción. Pero el Barça ya era entonces, tal como había proclamado en su toma de posesión el propio Carreras, más que un club.

La primera consecuencia de estos graves acontecimientos, va a ser la automática dimisión de Pere Baret, la cabeza visible del complot proherrerista. Pero aun así, la fractura social era ya muy profunda, y si los resultados deportivos de la inminente temporada no acompañaban de salida, el volcán barcelonista podía entrar en erupción. Terriblemente incómoda era también la situación personal y profesional del propio Salvador Artigas, que había sido expresamente repudiado por más de la mitad de la Junta Directiva tan sólo unos días después de ser ratificado en el cargo, quedando el técnico catalán –como reza el dicho popular– “a los pies de los caballos”

UNA BRILLANTE PRETEMPORADA

Con semejante Espada de Damocles suspendida sobre su cabeza cana, Artigas inicia los entrenamientos con vistas a la nueva campaña 69-70. Son novedades en el equipo –aparte de Bustillo y Pujol, incorporados ya en el último torneo copero– los defensas Sanjuán, del filial Condal, y Romea, procedente del Badalona, los cedidos García Castany y Alfonseda (que vuelven de su triunfal estancia en el Calvo Sotelo de Puertollano), y Ramoní, un ex  jugador del Español que venía del Granada, club a donde se iban a cambio, tras su breve periplo barcelonista, Fernández y Juanito, al igual que lo haría también Palau –este a su equipo de origen, el Sabadell– a punto de arrancar la Liga. También causan baja tres nombres ilustres: Jorge Mendonça, Chus Pereda, y el veterano capitán Ferrán Olivella, que recibirá un merecido homenaje por sus muchos años de entrega a los colores blaugrana. El angoleño pasará al Mallorca, ascendido nuevamente a Primera, y el burgalés se marchará para la “Nova Creu Alta”, el tradicional cementerio de elefantes del Barça.

En su parlamento del día de la presentación, el presidente Carreras se expresa de la siguiente manera: “Hemos de borrar del diccionario barcelonista las palabras desgracia y mala suerte”. Y un detalle que no les pasó desapercibido a los informadores que cubrían el acto fue que los aficionados asistentes –no muy numerosos por cierto– no aplaudieron a los jugadores al aparecer estos en el terreno de juego. Era un síntoma palpable de la tensión latente que se vivía en Can Barça, tensión que podía explotar en cualquier momento. En otro orden de cosas, resultaba curioso observar cómo el Centro de Deportes Sabadell se iba llenando de antiguos jugadores barcelonistas, pues ya contaba con siete jugadores que tenían pasado azulgrana: Comas, Lluís Vidal, Pereda, Marañón, Torrent, Zaballa y Montesinos. Por el contrario, causaba baja en las filas arlequinadas Juan Seminario, que retornó al fútbol peruano.

La pretemporada presenta un apretado y extenso calendario de citas para la puesta a punto del equipo. Para empezar –y tras el primer amistoso en Granollers, saldado con un misérrimo 1 a 2– un nuevo torneo de verano, el de Palma de Mallorca. El Barça se enfrenta primero a un viejo conocido, el Hamburgo de Uwe Seeler, al que elimina por penalties después de concluir el tiempo reglamentario con empate a dos, y en la final se deshace apuradamente del Standard de Lieja belga merced a un solitario tanto de Pujol, marcado a ocho minutos de la terminación. Estos fueron los jugadores que inauguraron el palmarés del torneo palmesano: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol. Desde la Isla de la Calma el Barça vuela hasta Málaga para tomar parte en el “Costa del Sol”. Vence a los argentinos de River Plate también gracias a los penalties –después de un 0-0–, con Sadurní deteniendo hasta tres máximos castigos, y luego protagoniza un maratoniano partido ante el Corinthians, que se resuelve, una vez finalizado el tiempo reglamentario con empate a uno, mediante lo que ahora llamaríamos Gol de Oro, conseguido por los brasileños ¡en el minuto 142! Estos fueron los protagonistas del que sin duda habrá sido uno de los partidos más largos de toda la historia del Barça, sino el que más: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Rifé, Zaldúa (Castro), Bustillo, Pujol (Palau) y Rexach.

En plena juventud aun fallece el ex jugador azulgrana Alfonso Navarro Perona, conocido futbolísticamente como Navarro II y cariñosamente por los aficionados como Navarrito. Era hermano de Joaquín Navarro, el Fifo, que también había militado en el Barcelona en los primeros años 40, pero cuya carrera transcurrió mayoritariamente en las filas del Real Madrid. Navarro II, que actuó asimismo en el equipo merengue, pero también en una larga lista de clubes (Valladolid, Osasuna, Condal, Tarrasa, Lleida o Nástic de Tarragona), era un jugador tan genial como desconcertante, capaz de lo mejor y lo peor en el mismo partido. Se alineó con el Barça en la segunda mitad de los cuarenta, y regresaría fugazmente a “Les Corts” a mediados de la década siguiente.

En los mentideros futbolísticos barceloneses comienza a circular el insistente rumor de que el españolista Marcial puede fichar de un momento a otro por el club azulgrana. De confirmarse, sería una auténtica bomba, la gran noticia futbolística del verano del 69. Pero antes viene el “Gamper”. En su cuarta edición, el trofeo que honra la memoria del ciudadano suizo considerado como fundador del club cuenta con el morbo añadido de traer al “Camp Nou” nada menos que al verdugo azulgrana en la todavía reciente final de la Recopa, el Slovan de Bratislava. El Real Zaragoza –como un fleco de la “Operación Bustillo”– y el Estudiantes de La Plata, vigente campeón de la Libertadores y la Intercontinental, completan el lucido póker de participantes. En la primera ronda el Barça –amarga victoria– derrota a los eslovacos por 2 a 1, y en el encuentro final se impone por el mismo resultado a los aragoneses, con tantos de Bustillo y Pujol y este equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Palau, Zaldúa, Bustillo, Castro y Pujol.

El cuarto compromiso de esta sobrecargada pretemporada es el “Mohamed V”, que se celebraba en la mítica –gracias al cine– ciudad marroquí de Casablanca. Tras vencer al Sao Paulo por 2 a 0, el Barcelona va a adjudicarse el torneo gracias a los lanzamientos desde el punto de penalti, después de empatar a dos goles con el Bayern de Múnich, el fortísimo cuadro alemán donde militaban estrellas del calibre del guardameta Sepp Maier, el Kaiser Beckenbauer o el gran goleador Torpedo Muller. Hecho curioso fue que todos los lanzamientos que se necesitaron para superar a los bávaros –cuatro– los ejecutase el mismo jugador: Martí Filosía. Estos fueron los campeones del prestigioso trofeo magrebí: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Ramoní; Rifé, Zaldúa, Martí Filosía, Castro y Roselló.

Pero estaba escrito que la gran noticia de este verano barcelonista de 1969 no iban a ser las esperanzadoras victorias del primer equipo en los torneos estivales –por lo demás, poco trascendentes–, sino un fichaje que batiría todos los records establecidos hasta entonces en nuestro fútbol, el del rubio jugador blanquiazul Marcial Pina. El Español, que había realizado un fuerte desembolso económico para reforzarse y aspirar a conseguir algún título, acababa de descender sin embargo a Segunda División. Marcial, lógicamente, no deseaba jugar en dicha categoría, y los de “Sarriá” necesitaban dinero imperiosamente, y más después del estallido del “Caso MATESA”, un enorme escándalo financiero en el que se hallaba directamente involucrado su presidente, el empresario de maquinaria textil Juan Vilà Reyes. La “Operación Marcial”, tal como publicó un conocido semanario, podía suponer la salvación para ambos clubes. Al Español –regido provisionalmente por una Gestora– le aportaría una liquidez inmediata, y en cuanto al Barcelona, le permitiría ilusionar de nuevo a sus alicaídos socios y seguidores, ganando un gran jugador, un hombre que podía convertirse en el líder del equipo, una figura de la que los azulgranas habían estado huérfanos desde la marcha de Kubala y la de quien, con toda seguridad, hubiese recogido su cetro, el gallego Luis Suárez.

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Marcial, el gran fichaje del verano del 69

Las cifras del traspaso eran mareantes, las más altas pagadas hasta la fecha en el fútbol español. Y mientras Marcial cruzaba la Diagonal, 18 millones de pesetas tomaban la dirección contraria, y los periquitos recibían también la cesión del prometedor delantero menorquín Roselló. Era una apuesta muy fuerte y arriesgada la que habían hecho Carreras y los suyos, pero parecía evidente que tras el fiasco con Helenio Herrera y toda la movida que este llevó aparejada, el presidente barcelonista necesitaba con urgencia de un revulsivo que devolviera la ilusión a unos socios y aficionados demasiado escépticos últimamente. De hecho, al conocerse oficialmente la noticia del fichaje, un numeroso grupo de hinchas culés se presentaron delante de las oficinas del club, en “La Masía”, para manifestar su alegría.

El partido de homenaje a Ferrán Olivella será el último acto de la preparación barcelonista de cara a la inminente Liga. El Gran Capitán se llevó el cariño y los aplausos del que fuera su público durante trece temporadas en el primer equipo –y también un buen pellizco económico, pues la recaudación ascendió a casi 6 millones de pesetas–, pero por desgracia tan emotivo acontecimiento no pudo redondearse con una victoria azulgrana, ya que el Palmeiras brasileño se impuso por 1 a 2. Pereda y Palau se alinearon en este encuentro por última vez en las filas del Barça. Ambos se unirían a un Sabadell que se estrenaba en competición europea –Copa de Ferias–, gracias al magnífico cuarto puesto logrado la temporada anterior.

Y justo antes de iniciarse la Liga, va a estallar también un escándalo futbolístico que a la larga acarreará trascendentales consecuencias. Se trata del denominado “Caso de los Paraguayos”. El Barça y el Valencia se interesarán por un joven y al parecer excelente jugador de nacionalidad guaraní, un tal Severiano Irala, procedente del Cerro Porteño, y al final son los azulgranas quienes se llevan el gato al agua, como vulgarmente se dice. A pesar de la prohibición de fichar futbolistas extranjeros, en vigor desde 1962, en distintos equipos españoles venían militando habitualmente numerosos jugadores de origen hispanoamericano, en su mayoría paraguayos. Eran los llamados oriundos, quienes –para poder tomar parte en nuestras competiciones– debían cumplir dos requisitos: ser hijos de padres españoles, y no haber actuado como internacionales en la selección absoluta de su país. Y precisamente ahora se va a descubrir que Irala ya había jugado con el combinado paraguayo, lo que por consiguiente le inhabilitaba para alinearse en España. Pero la cosa se complica aún más al conocerse que otros dos compatriotas suyos que ya tomaban parte en nuestras competiciones desde la temporada anterior –el valencianista Aníbal Pérez y un reciente fichaje del Real Madrid, el ex malacitano Sebastián Fleitas Miranda– también habían vestido la camiseta de la selección de Paraguay. Lógicamente, y ante este evidente agravio comparativo, el Barcelona va a poner el grito en el cielo por boca de su presidente, Narcís de Carreras, pero sus enérgicas protestas no hallarán eco alguno en la Federación, y quedarán reducidas a un mero desahogo, el Derecho al pataleo.

UN IRREGULAR INICIO LIGUERO

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Feliz arranque de Liga en el Bernabéu: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza, Reina (portero suplente); Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol.

Así las cosas, va a abrirse la Liga 1969-70 el día 14 de Septiembre, con un clásico por todo lo alto: Real Madrid-Barcelona en el Estadio “Santiago Bernabéu”. Marcial y el susodicho Fleitas van a acaparar todas las miradas. Artigas alinea de entrada a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Zaldúa y Pujol. Salen en tromba los azulgranas, y a los cinco minutos ya tienen un claro 0 a 2 a su favor, obra del ariete Bustillo. Pero paulatinamente el Madrid va ir metiéndose en el partido, y el juego se equilibra. El controvertido Fleitas acorta distancias, y a continuación el mismo jugador iguala el marcador, yéndose ambos equipos al descanso con un 2-2. En la reanudación, los merengues van a cobrar ventaja merced a un gol del veteranísimo Gento, y poco más tarde se producirá la jugada más polémica del encuentro.

En un lance cercano a su área, el defensa central blanco De Felipe entra sin contemplaciones a Bustillo, trabando la rodilla del atacante. El goleador aragonés queda tendido en la hierba, y el juego continúa durante un par de minutos, hasta que el árbitro, el vizcaíno Ortiz de Mendíbil, ordena que el lesionado sea retirado del césped, lo que harán entre su compañero Pujol y el portero rival Junquera. Le reemplaza Pellicer en el minuto 14 de esta segunda parte (en lo que constituye el primer cambio de un jugador barcelonista de campo en la historia de la Liga, merced a una nueva normativa que permite dos sustituciones por bando). Embriagada por la briosa reacción de su equipo, la afición del “Bernabéu” pide más goles, y Rexach les responde con un hermoso tanto de volea, que coloca en el marcador el definitivo empate a tres. Cuajó un magnífico partido el centrocampista gallego Santiago Castro.

Bustillo se rompe para toda la temporada

Bustillo se rompe para toda la temporada

Era un comienzo de Liga muy esperanzador, aunque enturbiado por la grave lesión de Bustillo, precisamente cuando este parecía haberse destapado como el delantero centro resolutivo y realizador que el Barça llevaba buscando desde los tiempos de Re. Gravedad que se va a confirmar tras las primeras radiografías. Este fue el parte facultativo: “Rotura total de la inserción inferior del ligamento lateral interno en sus dos capas superficial y profunda. Desinserción periférica del menisco interno. Rotura del ligamento cruzado anterior”. La intervención quirúrgica subsiguiente fue efectuada por el eminente e inevitable doctor Cabot en una clínica barcelonesa, y el tiempo de recuperación se calculaba en ocho o nueve meses, lo que venía a significar que la Liga ya había terminado para Bustillo cuando aún no había hecho más que empezar. El percance del ariete aragonés era un ladrillo más que venía a engrosar el muro de las irreconciliables diferencias que separaban al Madrid y al Barça. El club azulgrana se sentía perjudicado por los estamentos deportivos españoles capitaneados, paradójicamente, por el catalán Juan Antonio Samaranch), y consideraba que estos llevaban mucho tiempo barriendo para la capital, y que dicha actitud de discriminación y favoritismo no podía seguir manteniéndose ya impunemente.

Con Marti Filosía en lugar del lesionado Bustillo, el Barça se enfrenta a los daneses del Odense en partido correspondiente a los treintaidosavos de final de la Copa de Ferias. El choque del “Camp Nou” deja ya prácticamente decidida la eliminatoria, ya que vencen los locales por 4 a 0, con dos goles del citado Martí Filosía, otro de Zaldúa, y el restante marcado en propia puerta por los nórdicos, que, o bien eran muy inferiores a los noruegos del Lyn, o mucho había mejorado en Barcelona en tan sólo unos meses. Artigas alineó a: Reina; Franch, Gallego, Eladio (Romea); Ramoní, Castro; Pellicer, Marcial, Martí Filosía, Zaldúa (Rexach) y Pujol. La segunda jornada de Liga, sin embargo, volvió a mostrar a un Barça inoperante de cara a la portería contraria, un equipo romo que únicamente pudo superar al Deportivo de La Coruña en el último cuarto de hora, merced a un afortunado remate del central Gallego a la salida de una falta. Los blanquiazules, dirigidos por el antiguo jugador del Barça de las Cinco Copas José María Martín, fueron batidos por un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Castro, Zabalza; Rexach, Zaldúa (Ramoní), Martí Filosía (Pellicer), Marcial y Pujol, cuya incisiva verticalidad levantó al público de sus asientos.

En la tercera jornada, y a pesar del resultado –0 a 0–, tanto Pontevedra como Barça jugaron al ataque en “Pasarón”, aunque sus muchas oportunidades no se vieron coronadas por el éxito. Este fue el equipo presentado por Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Rifé (Ramoní), Zabalza; Pellicer, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. El guardameta Reina, después de tres temporadas prácticamente en blanco (1966-69) parecía haberse ganado con sus últimas actuaciones la confianza de su entrenador, y muy pronto también la del flamante seleccionador nacional, Ladislao Kubala, que le convocará en su primera lista. Por el contrario, las acciones de Salvador Sadurní, que había cuajado muy buenas temporadas tras el retorno de Pesudo al Valencia, cotizaban ahora a la baja. Cosas del fútbol…

Los mentideros futbolísticos barceloneses no paran, y ahora hacen circular otro rumor muy persistente: que el entrenador azulgrana Salvador Artigas tiene los días contados. Los resultados hasta el momento, sin ser excelentes, tampoco eran malos, pero el técnico había quedado ya muy tocado por el “Caso Herrera”, que venía a demostrar palpablemente que no contaba con el respaldo mayoritario de la Junta Directiva y en cualquier momento podía saltar del banquillo. Mientras tanto, va a tener lugar la Asamblea General Ordinaria del club, donde se facilitarán datos como el número de socios con que contaba el Barcelona a 30 de Junio de 1969 –54.769–, o el monto total de la deuda de la entidad a la misma fecha, que ascendía a 32.260.384 pesetas, quedando aún pendientes de cobro importantes cantidades procedentes de la venta de “Les Corts”, con lo que bien se podía afirmar que la situación económica del Barcelona se encontraba bastante saneada.

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

A Artigas ya le quedaban muy pocos telediarios

Van a cesar como directivos los señores Moreta, Valls Taberner, Baret y Godó, que serán sustituidos por el antiguo jugador y entrenador Pepe Gonzalvo (Gonzalvo II), Jordi Martí Lluma, Antoni Amat y el doctor Gonçal Lloberas, respectivamente. Del discurso del presidente Carreras pueden entresacarse algunas frases significativas: “La labor deportiva en la pasada temporada fue mala. El Socio se merece mucho más. Hay que tener la humildad de reconocerlo así para mejorar todo lo que se pueda y tenga que ser mejorado. En un club como el Barcelona las soluciones son difíciles y han de ser producto de una labor de continuidad”. Sensatas palabras, las del primer mandatario barcelonista, aunque no siempre había predicado con el ejemplo…También hacía una llamada “a la sensatez y al buen humor” el nuevo miembro de la Junta Directiva barcelonista doctor Lloberas, un destacado profesional de la Medicina que entonces mantenía un interesante programa radiofónico.

Juego, emoción y goles, en cambio, con motivo de la visita del líder Athletic de Bilbao al feudo barcelonista. Los locales, en un buen partido, llegaron a tener un rotundo 3-0 a su favor (Zaldúa, Rexach y Pujol), que en los últimos minutos recortaron los vascos con un par de tantos. En el Barça, el jugador más destacado, domingo tras domingo, venía siendo el hábil y ratonero extremo Lluís Pujol, cuyas brillantes actuaciones le valdrían muy pronto una efímera internacionalidad. Jugaron ante los Leones: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. Y un gol de Rexach y otro de Pellicer van a derrotar nuevamente al Odense, ahora a domicilio y con esta alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Torres (Sanjuán); Ramoní, Zabalza (García Castany); Pellicer, Juan Carlos, Marti Filosía, Fusté y Rexach. El siguiente adversario del Barça en la competición ferial sería otro conjunto modesto, el Vasas Gyor húngaro.

En la Liga, muy igualada, el equipo comparte el liderato con Sevilla, Real Madrid y Zaragoza, pero el público está molesto con Artigas, y éste tampoco parece encontrarse muy a gusto, porque tras la quinta jornada –en la que el Barça sale derrotado una vez más de “Atocha” ante la Real Sociedad por 1 a 0, en un partido muy flojo de los azulgranas– el técnico presenta su dimisión con carácter irrevocable. La falta de confianza de la Directiva, y la gran presión que supone sentarse semana tras semana en el banquillo del “Camp Nou”, explican que el buen preparador catalán acabase por arrojar finalmente la toalla. Esta fue la última alineación que presentó el correctísimo Salvador Artigas: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté (Pellicer); Rexach, Marcial, Zaldúa, Juan Carlos y Pujol. En total, había dirigido al Barça en 87 partidos oficiales, con el siguiente balance: 44 victorias, 24 empates y 19 derrotas, con 144 goles a favor y 77 en contra, y un porcentaje del 50,57 de encuentros ganados.

Para sustituirle provisionalmente es designado Josep Seguer, antiguo jugador internacional del club y a la sazón entrenador del filial Condal, en Tercera División. En líneas generales, todos los medios informativos barceloneses se hacen eco de la noticia poniendo de manifiesto la titubeante trayectoria que sigue el club a la hora de tomar decisiones. En la presentación de Seguer, un histórico del legendario equipo de las Cinco Copas, Narcís de Carreras va a pronunciar las siguientes palabras: “El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer, a la experiencia que atesora, une una buena fe capaz de mover montañas. Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol, y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan porque de esa forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso”

ARTIGAS DESPUÉS DEL BARÇA

No obstante Salvador Artigas va a permanecer muy poco tiempo en el paro. El Valencia había comenzado la temporada muy renqueante, y tras la quinta jornada (clasificado en decimotercera posición, con 3 puntos y un negativo) despedirá a su responsable, Joseíto, haciéndose cargo del equipo un antiguo jugador ché de la década de los 50, el catalán Enrique Buqué. Pero ante su escasa experiencia en los banquillos –tan sólo había dirigido a Badalona y Abarán en Segunda– Artigas va a ser contratado para formar con él una especie de tándem, entonces nada habitual. La fórmula, sin embargo, no les va a funcionar nada mal a los de “Mestalla” (estadio que, por cierto, aquella misma temporada pasa a denominarse oficialmente “Luis Casanova”, en honor del mítico presidente que había dirigido la Edad de Oro del club del murciélago). El Valencia va a concluir la Liga 69-70 en quinta posición, empatado a 35 puntos con el tercero, el sorprendente Sevilla preparado por el austríaco Max Merkel, el propio Barça (cuarto) y el Real Madrid (sexto), y en el subsiguiente torneo de Copa del Generalísimo llegará hasta la final, que disputaría en el “Camp Nou” contra el Real Madrid, cayendo derrotado ante los de la capital por 3 a 1, resultado adverso con el que los de la ciudad del Turia inician otra nueva serie de derrotas consecutivas en el encuentro decisivo (en el 71 perderían frente al Barça, y en el 72 sucumbirían a pies del Atlético de Madrid), una triple hiel que ya habían conocido a mediados de los años 40, cuando fueron derrotados en 1944 y 1945 por el Athletic de Bilbao, y en 1946 por el conjunto merengue.

El fichaje de Alfredo Di Stefano como nuevo entrenador valencianista de cara a la temporada 70-71, procedente de un Boca Juniors al que la Saeta Rubia había hecho campeón del Nacional de 1969, va a suponer el final de la breve etapa Buqué-Artigas. Pero el técnico catalán va a comprometerse inmediatamente con el Elche, localidad muy cercana a la turística Benidorm, sede de sus negocios particulares. Artigas, sin embargo, llega a un conjunto franjiverde muy debilitado ya, que apenas sí había podido mantener la categoría en la campaña anterior, y que estaba sometido a un acelerado proceso de descapitalización, pues acababa de desprenderse de dos de sus figuras, los internacionales Ballester (traspasado al Real Madrid) y Asensi (al Barça), siguiendo con su pragmática política de vender a sus estrellas con periodicidad bienal (Re en el 62, Cardona en el 64, Marcial en el 66, Lico en el 68…), para poder equilibrar así su modesta economía y seguir manteniéndose milagrosamente en Primera División. Pero ese modelo ya estaba en crisis, y el conjunto ilicitano (reforzado con el veterano Guillot y donde se mantenían Canós, Llompart y Vavá) va a comenzar desastrosamente la temporada 70-71, y tras la novena jornada, y ocupando la duodécima posición, Artigas será cesado. Se ocupan sucesivamente de la dirección de los de “Altabix” Otto Bumbel, Iborra y Llopis, que no podrán impedir el descenso el club de la ciudad de las palmeras tras doce maravillosos años formando parte de la élite del fútbol español.

Artigas permanecerá el resto de la temporada sin trabajo, pero apenas iniciado el curso siguiente, el 71-72, vuelve a sentarse en un banquillo. Esta vez su destino es “San Mamés”, no lejos de la otra ciudad donde poseía negocios, San Sebastián. Allí va a sustituir en la novena jornada, y debutando con victoria en el “Camp Nou”, al inglés Ronnie Allen, al frente de un Athletic donde destacaban, junto al mítico e incombustible Iribar, los Sáez, Arangúren, Larrauri, Zubiaga, Arieta, Villar, Uriarte, Carlos o los hermanos Rojo. En el Botxo será conocido como el Monje de Lezama, a causa de su perfil ascético y su cabeza cana, cubierta en los frecuentes días de lluvia norteña por la capucha del chubasquero, que le conferían cierto aspecto frailuno. Clasificará a los Leones en una discreta novena posición, y no renovará contrato.

Arranca la temporada 72-73 sin equipo, pero en febrero de 1973 va a recibir la llamada de un Sevilla todavía bajo el tremendo trauma de la muerte de Pedro Berrueco en “Pasarón” y que no conseguía salir del pozo de la Segunda División, aceptando la oferta para dirigir al cuadro hispalense. Era la primera vez que iba a alejarse de sus zonas de confort (Cataluña, Levante, País Vasco y región sudoccidental de Francia). No logrará el ansiado ascenso, pero sí un hito digno de reseñar, como fue eliminar al mismísimo Barça de la Copa del Generalísimo, venciéndole en el “Sánchez Pizjuán” por 3 a 1, y cayendo en el “Camp Nou” por un insuficiente 1 a 0. Tras dicho torneo va a abandonar definitivamente la profesión, centrándose en sus negocios particulares. Fallecerá en Benidorm casi un cuarto de siglo más tarde, el 6 de septiembre de 1997, víctima de un ataque cardíaco, a la edad de 84 años, siendo incinerado.




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Segunda parte

La temporada 68-69 arranca en Can Barça bajo el signo de la esperanza. Esperanza de que por fin el club azulgrana pueda romper la insultante hegemonía que el Real Madrid venía ejerciendo sobre el fútbol español desde hacía ya demasiados años. La Copa, brillantemente conquistada en el mismísimo feudo del club blanco tras la épica “Final de las botellas”, parecía avalar ese íntimo anhelo de todo el barcelonismo, encorajinado aún más si cabe por un hecho que va a tener lugar tan sólo unas pocas semanas después de dicho partido.

En efecto, la modorra estival va a ser violentamente sacudida de súbito por unas explosivas declaraciones del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, posiblemente escocido todavía por la reciente e inesperada derrota de los suyos en la final copera. Bernabéu, en su tradicional retiro veraniego de la localidad alicantina de Santa Pola, donde acostumbraba a dedicarse a la pesca, concederá una entrevista al semanario Murcia Deportiva, publicada el día 27 de julio, en la que –entre otras cosas– dice: “A Vila –por el presidente del RCD. Español– lo admiro. Sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club que se llama Español ya es digno de admiración”. Y también lanzaba esta otra andanada: “No están en lo cierto quienes dicen que no quiero a Cataluña. La quiero y la admiro…a pesar de los catalanes”.

Ni que decir tiene que estas polémicas y escasamente diplomáticas declaraciones –hoy las definiríamos como políticamente incorrectas– de un hombre que no solía morderse la lengua, van a caer como una auténtica bomba en toda Cataluña. La totalidad de la prensa barcelonesa se hará eco de ellas, repudiando las palabras del patrón de la Casa Blanca, y el habitualmente mesurado Narcís de Carreras, como portavoz más autorizado de la Gent Blaugrana, las va a valorar muy negativamente, añadiendo que: “Más peligrosos que los separatistas son los separadores”. Carreras, además, exigirá una rectificación pública a su colega madridista, pero Bernabéu pasa olímpicamente del tema, y continúa saliendo tranquilamente a pescar todas las mañanas en su barca (a la que había bautizado con el nombre de Saeta Rubia, borrado sin embargo cuando Alfredo Di Stéfano abandonó la disciplina merengue). El hecho va a enturbiar gravemente las relaciones entre ambos clubes, haciendo que muchos culés cierren filas ante lo que consideran una nueva agresión –siquiera verbal– del centralismo.

En medio de este clima de enfrentamiento latente, va a tener lugar la presentación oficial de la plantilla barcelonista el día 12 de agosto, fecha en la que se reanudan los entrenamientos a las órdenes del sempiternamente risueño Salvador Artigas. Son novedad las incorporaciones de Palau, Juan Carlos, Franch y Castro, amén del gaditano Juanito, quien ya había debutado en partidos amistosos en las postrimerías del curso 67-68, así como la promoción al primer equipo del canterano García Castany, cedido a Osasuna. Por el contrario, causa baja Lucien Muller, cuyo contrato finalizaba el anterior 30 de junio, regresando el francés a su país natal, donde apurará sus últimos días como jugador en activo en las filas del Stade de Reims, al lado de otro mito del balompié galo, Raymond Kopa, recientemente fallecido. Al Sabadell, e incluidos en la “Operación Palau”, van a irse Torrent, definitivamente traspasado, y Vidal y Pujol en calidad de cedidos, confiándose en que disfrutaran allí de una continuidad que pudiera beneficiarles de cara a un hipotético retorno. Estos son, pues, los futbolistas con los que contará el técnico catalán para afrontar los retos de la nueva temporada: Sadurní, Reina, Lucho, Torres, Gallego, Eladio, Franch, Olivella, Zabalza, Fusté, Fernández, Juan Carlos, Rifé, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa, Rexach, Juanito, Castro, Pellicer, Mendonça, Palau, García Castany y Jiménez,

El acto no pudo ser presidido por el máximo dirigente barcelonista, ya que Narcís de Carreras iba a sufrir un aparatoso accidente de automóvil aquella misma madrugada, cuando se dirigía a la Ciudad Condal desde su localidad natal, La Bisbal d´Empordá, en compañía del vicepresidente Sentís. En su lugar oficiaría otro de los vices, Miquel Sabaté i Pijoan (curiosamente también procurador en las Cortes franquistas entre 1967 y 1971), desplazándose a continuación la totalidad de los jugadores al centro hospitalario donde se encontraban internados Carreras y Sentís, para interesarse por su estado.

Tras varias sesiones de intensivos entrenamientos, se disputa el primer amistoso de la temporada, saldado con una fácil victoria azulgrana en Granollers por 5 a 1. El “Gamper” calienta ya motores. La revista Barça, el órgano oficioso del club, publica una entrevista y reportaje gráfico con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que se confiesa gran seguidor azulgrana. Este hecho viene a corroborar que en este momento el barcelonismo no caminaba ya en sintonía con la llamada España Oficial, puesto que tras su espantada eurovisiva Serrat había sido vetado en  radio y  televisión, considerado como persona non grata, y esa prohibición va a prolongarse durante muchos años, incluso hasta después de la muerte del propio Franco, y tan sólo desaparecería definitivamente con la Transición. También resultaba significativo que esta misma revista publicase artículos firmados por el periodista y escritor antifranquista aragonés Eliseo Bayo, quien algunos años más tarde, en 1974, sería detenido, acusado de actividades terroristas  a consecuencia del sangriento atentado perpetrado por ETA en la madrileña calle del Correo, y liberado posteriormente al no tener relación alguna con los hechos. Decididamente, este Barça de finales de los 60 era ya entonces bastante más que un simple club de fútbol…

La inauguración de la III edición del Trofeo “Joan Gamper” va a servir a modo de homenaje y desagravio hacia el equipo campeón de Copa, que por fin pudo dar la vuelta triunfal, y delante de su propio público. Para tomar parte en el cuadrangular habían sido contratados tres equipos de indudable renombre y atractivo para el aficionado: el siempre difícil Athletic de Bilbao, el Werder Bremen, uno de los “gallitos” de la Bundesliga alemana, y, a modo de auténtico plato fuerte, el Flamengo de Río de Janeiro, un cuadro de fútbol  preciosista y de gran calidad, donde militaba un viejo conocido de la afición culé, Walter Machado da Silva, el célebre chófer negro de Llaudet, frustrado fichaje un par de temporadas atrás, pues finalmente sólo pudo disputar partidos amistosos, siendo malvendido de vuelta a su país. El  21 de agosto el Barça se deshace sin mayores problemas del Werder Bremen por 3 a 0 (obra de Mendonça, Rifé y Juanito), mientras que los brasileños vencen al Athletic por un corto pero suficiente 1-0. La gran final se juega el día siguiente, y va a resultar un encuentro memorable, por su espectacularidad. Los azulgranas se imponen por 5 a 4 a un Flamengo donde Silva brilló a gran altura. Marcaron Mendonça y Palau –ambos por partida doble, y Fusté, y éste fue el equipo presentado por Artigas: Reina (Sadurní); Franch (Fusté), Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Palau, Mendonça, Pellicer (Pereda) y Rexach.

El siguiente test para este Barça dispuesto a todo es el Trofeo “Carranza”, que en esta edición se disputaba como “Homenaje al Fútbol Español”. Por lo tanto participaban en él cuatro de los más prestigiosos conjuntos nacionales: El Valencia –en calidad de vencedor de la última edición–, el Atlético de Madrid, el Real Madrid y el Barcelona. Quiso la fortuna que Madrid y Barça se enfrentasen en semifinales, reeditando de ese modo la reciente y polémica final de Copa. Existía el lógico afán  de revancha en las filas madridistas, pero otra vez iban a quedarse los blancos con la miel en los labios. Los azulgranas, con el joven delantero gaditano Juanito en plan estelar, van a derrotarles nuevamente, en esta oportunidad sin ningún autogol que pudiese de algún modo enturbiar el resultado (2 a 1). Abrió el marcador el propio Juanito, ante el delirio de sus paisanos, empató el veterano Paco Gento, y cuando el tiempo reglamentario estaba ya a punto de concluir, el bravo Zaldúa, un jugador especializado en marcarle goles a los merengues, va a conseguir el tanto de la victoria barcelonista en un vibrante choque que se disputó en todo momento con gran deportividad

Y como quiera que el Atlético de Madrid había derrotado con claridad al Valencia, la final ofrecía también ocasión para un nuevo desquite, esta vez el de los colchoneros, eliminados también un par de meses antes en una polémica semifinal copera. Artigas, sorprendiendo a propios y a extraños, va a prescindir de salida de algunos de los puntales de la victoria sobre los blancos –el triunfador Juanito, el goleador Zaldúa…–, pero más sorprendente aun será el arbitraje del colegiado asturiano Mariano Medina Iglesias, que expulsará del terreno de juego nada menos que a tres futbolistas: Gallego, Pereda y Ufarte. Un defensa rojiblanco, Calleja, va a conseguir el único gol del partido, y el valioso “Carranza” se marchará para las vitrinas del club de la calle del Barquillo.

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el "Camp Nou": Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

La primera decepción de la temporada 68-69. Estos once no pudieron con la Real Sociedad en el «Camp Nou»: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

Mas pese al revés, no cunde en absoluto el desánimo entre la afición. Hay confianza en el equipo, y este responde goleando estrepitosamente por 7 a 1, en un amistoso celebrado en el «Camp Nou», al Olympique de Lyon, uno de los primates de la Liga francesa, con goles marcados por Gallego, Zaldúa (2), Pereda, Fusté, Juanito y el condalista Roselló. En la portería azulgrana tuvo una excelente actuación el joven guardameta Mora, una de las grandes promesas de la cantera, y contaron también con algunos minutos otros dos chicos del filial, Paredes y Campos. Y con una alineación plagada de teóricos suplentes, y formada por Sadurní; Franch, Olivella, Borrás; Fernández, Juan Carlos; Oliveros, Castro (García Castany), Martí Filosía, Pellicer y Palau, el Barça va a imponerse también en el Trofeo “Concepción Arenal” de El Ferrol,  derrotando por 2 a 0 (Palau y Martí Filosía)  a un Real Zaragoza con todos sus titulares.

DECEPCIONANTE PRIMERA VUELTA: TROPIEZOS FRENTE A LOS MODESTOS

Sin embargo, estas fundadas expectativas van a sufrir un serio contratiempo en el partido inaugural de la Liga 68-69, adelantado al sábado 14 de septiembre. La Real Sociedad, un equipo sobre el papel muy inferior entonces,  arrancará un sorprendente empate a cero en el mismísimo feudo barcelonista –al igual que en la temporada anterior–, merced en gran medida a la extraordinaria actuación de su guardameta, el joven Esnaola. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé. Filosía sustituyó en el eje del ataque a Mendonça, ausente por motivos personales, y Rexach, debido a sus deberes militares, tampoco pudo ser de la partida.

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

Artigas y sus chicos campo a través en Lugano

El resultado va a dejar un tanto perpleja a la afición culé, que tardaría cierto tiempo en volver a ver a su equipo in situ, ya que los azulgranas debían desplazarse acto seguido a la localidad suiza de Lugano, para disputar el encuentro de ida de los dieciseisavos de la Recopa frente los locales, y a continuación rendirían visita consecutivamente a dos campos harto difíciles: el «Manzanares», donde se medirían otra vez al Atlético de Madrid, su recentísimo verdugo del “Carranza”, y el «Estadio Insular», en el que tendrían que verse las caras con la UD. Las Palmas, el equipo revelación de la campaña 67-68. No era el comienzo soñado, pero tampoco había tiempo para demasiadas lamentaciones…

Y las cosas no pudieron comenzar mejor el miércoles europeo. En tierras helvéticas, en un partido duro y reñido donde incluso el rocoso Gallego resultó noqueado por un delantero rival, el Barça obtuvo una valiosa victoria que ponía muy en franquía la eliminatoria. Se trataba de un oponente teóricamente asequible, pero en el ánimo de Artigas y sus muchachos pesaba todavía el recuerdo de la negativa experiencia del año anterior frente al Zurich, un conjunto de similar potencial, y tal vez por eso el entrenador azulgrana planteó el encuentro con muchas precauciones, haciendo debutar al paraguayo Pedro Fernández Cantero en la medular, junto a su tocayo Zabalza. Y fue precisamente el navarro quien conseguiría el único gol del partido, de lejano y potente disparo. Por aquellas mismas fechas iba a ser noticia también la renovación del contrato de Fusté, uno de los cerebros del equipo. La firma se había venido retrasando desde las postrimerías de la temporada anterior, ya que ambas partes no terminaban de ponerse de acuerdo en lo referente a las cantidades a percibir por el jugador. El de Linyola va a pasar a cobrar algo más de un millón de pesetas por cada uno  de los tres años suplementarios acordados, y en el momento de su retirada, el club se comprometía a organizar en  beneficio del futbolista un encuentro de homenaje.

El compromiso frente al Atlético de Madrid, una excelente piedra de toque para calibrar las auténticas aspiraciones al título del Barcelona, va a salir sin embargo a pedir de boca. Un gol marcado por Chus Pereda de fuerte disparo desde fuera del área le  proporcionará al Barça dos puntos importantísimos, sirviendo como revancha de la accidentada final del «Carranza». El partido registró también el debut oficial del ex arlequinado Palau. Y se redondeó la jugada con otro magnífico resultado en Canarias, ya que un empate sin goles en el mismo escenario donde sólo un año antes el Barça había recibido un severo correctivo por parte de los Tonono, Castellano, Guedes, Gilberto II, Germán y compañía, por fuerza tenía que considerarse muy positivo. La zaga estaba mostrándose inexpugnable en estas primeras jornadas –ni un solo tanto en contra había recibido aún–, y únicamente faltaba que los delanteros ajustasen el punto de mira y vieran puerta por fin. El Real Madrid, con tres victorias en otros tantos partidos, comandaba ya la clasificación, pero nadie esperaba que pudiese mantener un ritmo semejante durante mucho tiempo. Y finaliza el mes de septiembre con la celebración de la Asamblea General Ordinaria del club. El clima reinante es de moderado optimismo y fe en el futuro, y como rasgo más destacado del acto figura el anuncio por parte de Carreras del déficit de la entidad, que se eleva ya únicamente a 13.233.000 pesetas.

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

6 internacionales del Barça, pero casi todos de contención

La Selección Española de Fútbol, ahora bajo las órdenes del doctor Eduardo Toba, sustituto de Balmanya en el cargo, ultima su preparación de cara  a la fase previa del Campeonato del Mundo a celebrar en México en 1970, y en la que le corresponde  enfrentarse a los combinados nacionales de Yugoslavia, Bélgica y Finlandia. En Lyon se disputa un partido amistoso contra Francia (España vencería finalmente por 1 a 3), para el que el flamante seleccionador va a convocar nada más ni nada menos que a seis jugadores azulgranas: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza y Pereda. Torres y Zabalza son nuevos en las lides internacionales, mientras que Pereda –Campeón de Europa en el 64– regresa a la convocatoria después de casi tres años de ausencia desde la última llamada. Hacía mucho tiempo que el Barça no aportaba tantos hombres al equipo nacional, pero el gran estado de forma de su línea defensiva no le había pasado desapercibido a Toba.

Después del favorable marcador traído de tierras helvéticas, el encuentro de vuelta contra el Lugano no reviste mayores dificultades. El Barça vence por un claro 3 a 0, siendo Mendonça –en dos ocasiones– y Zaldúa los autores de los goles. Muchísimos más problemas, sin embargo, planteará la visita del Pontevedra en la cuarta jornada de Liga. Pese a saltar al «Camp Nou» con varias sensibles bajas, los gallegos aguantan el cero a cero inicial hasta escasos minutos del final, arropados principalmente en la gran actuación de su portero Cobo, que lo va a parar todo a excepción del remate de Fusté en el minuto 86, que a la postre les daría los dos puntos a los locales. Por vez primera en lo que iba de temporada jugaron los mismos once hombres que se habían proclamado campeones de Copa ante el Madrid. Un Madrid que, por cierto, sumaba ya 8 puntos, dos más que el Barça, aunque el próximo calendario de los de Artigas parecía bastante más asequible que el madridista, ya que los blancos debían rendir visita a «Mestalla» y el «Manzanares» antes de recibir a los barcelonistas en su estadio, el día 16 de Noviembre.

Pero las cosas empezaron a torcerse en «Los Cármenes», ante el recién ascendido Granada. Un fallo del habitualmente segurísimo Sadurní, que acosado por el paraguayo Ferreira  –el mismo jugador que había estado a prueba por el Barça unos meses antes– acabó introduciendo la pelota en su propia portería, fue suficiente para que los andaluces se llevasen el partido, defendiendo después numantinamente el resultado frente a un Barça que no arriesgó lo necesario. Es la segunda gran decepción de la temporada, cuando el tropiezo ante la Real en el arranque liguero ya casi se había olvidado. Solamente se llevaban disputadas cinco jornadas, y el Real Madrid ya aventajaba en cuatro puntos a los azulgranas. Artigas – que alineó en la Ciudad de la Alhambra a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pellicer, Mendonça, Fusté y Palau– fue muy criticado por prescindir de Pereda, Zaldúa y Rexach.

SalvadorArtigas204Preocupaba enormemente la ineficacia realizadora de la vanguardia barcelonista  –tan sólo dos goles marcados en cinco partidos de Liga–, y para paliar dicho problema, la Junta de Carreras va a entablar negociaciones con el Real Zaragoza, con vistas a hacerse con los servicios del joven delantero centro internacional aragonés Miguel Ángel Bustillo. Balmanya, en su calidad de secretario técnico, cierra la operación a orillas del Ebro: el Zaragoza ingresará 8 millones de pesetas, más los  traspasos de Oliveros y Borrás, dos futbolistas que contaban muy poco para Artigas. La afición y la prensa barcelonesa reciben el fichaje con relativo escepticismo, pues Bustillo –todavía una promesa, al fin y al cabo– no era un hombre que ilusionase de manera especial a un público tan exigente como el del «Camp Nou». Curiosamente, el siguiente  visitante del estadio azulgrana era…el Real Zaragoza. Tal vez picados en su amor propio, los delanteros barcelonistas se destapan finalmente esa tarde, y les endosan cuatro dianas a los maños, un equipo muy venido a menos últimamente.

Mendonça hizo dos tantos –uno de ellos de cabeza, precioso– y Zaldúa y Rexach (el de este último también de magnífica factura), redondearon una feliz tarde de fútbol en la que el Barça se reencontró con el gol. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pereda, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero el Real Madrid, que venció en Valencia en el último minuto, no aflojaba. Claro que todavía quedaban muchos puntos por disputar, y también momentos para emocionarse sinceramente, como el homenaje que se le tributaría el día 23 de octubre en el «Camp Nou» a Sandor Kocsis, el entrañable y legendario Cabeza de Oro, el fenomenal futbolista húngaro a quien el público culé no había olvidado. El Estadio registra una estupenda entrada, recaudándose algo más de 2 millones de pesetas. El adversario no era un equipo cualquiera, sino el Hamburgo alemán, el mismo conjunto al que se enfrentó Kocsis en aquella reñidísima semifinal de la Copa de Europa 1960-61, y que sólo pudo ser eliminado tras un tercer partido en el Estadio «Heysel» de Bruselas, desempate que fue posible porque el magiar consiguió un milagroso gol con la testa en el último minuto del choque de vuelta disputado en la ciudad hanseática. Con anterioridad, el equipo de la Agrupación de Veteranos del Barcelona va a enfrentarse al mítico conjunto de las Cinco Copas, disfrutando el público de lo lindo con las evoluciones de los ases de ayer. El partido propiamente dicho concluyó con la victoria germana por 2 a 3. Reforzaron al Barça expresamente para la ocasión el valencianista Waldo, el canario Guedes, el vallesano Arnal, el pontevedrés Roldán y el interista Luis Suárez, quien por fin se reconcilió con su antigua parroquia tras el célebre incidente de la butifarra del verano del 65.

Noviembre arranca, futbolísticamente hablando, con la disputa de la séptima jornada del Campeonato Nacional de Liga. El rival de turno es el siempre difícil Elche, y el escenario el campo de «Altabix», abarrotado en una tarde de mucho viento, tanto, que hasta hizo doblegarse con su fuerza a las palmeras. El comienzo del partido se retrasó más de la cuenta, ya que hubo que reubicar al numerosísimo público asistente. El Barça –que formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach– despachó un gran encuentro, y se llevó dos valiosos puntos con toda justicia. Pereda y Rifé hicieron los goles barcelonistas mientras que Vavá, casi al final, salvaba el honor ilicitano. Y unos días más tarde, el «Camp Nou» va a acoger otro partido amistoso,  esta vez a beneficio de la Cruz Roja, entre una selección catalana –en la que figuran numerosos jugadores azulgranas– y el Atlante mexicano. Vencieron los catalanes por 2 a 0, marcados por Rexach y Pujol, el jugador cedido por el Barça al Sabadell, y que estaba realizando una fenomenal campaña en las filas laneras, lo cual con toda seguridad le valdría el ser repescado por el Barcelona para la próxima temporada.

Llega la octava jornada de Liga. En principio, parecía propicia para recortar distancias, ya que el Real Madrid se enfrentaba a su eterno rival en el «Manzanares», y el Barça recibía la visita del Málaga, aunque los de la Costa del Sol estaban despachando hasta la fecha una buena campaña, destacando en sus filas el goleador paraguayo Fleitas, uno de tantos oriundos  como entonces militaban en el fútbol español. El partido respondió a la tónica que ya venía siendo habitual en el «Camp Nou», salvo la tarde del Zaragoza: mucha presión local, con profusión de vicegoles, y acertadas intervenciones del cancerbero visitante, en esta ocasión Goicoechea. Para colmo, a los 25 minutos del segundo tiempo el árbitro, el navarro Zariquiegui, expulsó a Pereda y al andaluz Monreal por agresión mutua, lo cual venía a representar un serio contratiempo para los azulgranas, ya que el burgalés sería castigado con total seguridad con algún partido de suspensión, perdiéndose así el importante choque del «Santiago Bernabéu» la semana siguiente. Pero al menos el Barça salvó los muebles, porque a sólo 8 minutos del final un fallo del guardameta vasco del Málaga le dio ocasión a Rexach para anotar el gol de la pírrica victoria. Sin embargo, el Real Madrid no cedía, y salió del feudo colchonero con un nuevo triunfo, ocho de ocho. Como para minarle la moral al más pintado…Artigas presentó ante  los malacitanos a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Palau, Zaldúa, Pereda y Rexach

Y llega el día –o mejor dicho, la noche– del gran duelo. Las cámaras de TVE lo llevaron a los hogares de toda España, pero no en su integridad, como era lo normal, porque únicamente se conectó con el Estadio «Santiago Bernabéu» muy avanzada la primera parte, cuando ya se había movido el marcador. El Barça puso en liza a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Palau, Fusté y Rexach. Buen primer tiempo azulgrana, adelantándose los de Artigas por mediación de Zaldúa, habitual verdugo madridista, pero el ímpetu blanco equilibra pronto la contienda merced a un remate de cabeza de Pirri, tanto conseguido en posición dudosa. En la segunda parte parece que el encuentro puede terminar en tablas, hasta que en el minuto 32 un oportunista José Luís se aprovecha de un choque entre Eladio y Sadurní para marcar el gol de la victoria local. Con este resultado, el Madrid aventajaba ya al Barça en 6 puntos, y pese a la buena marcha de la UD. Las Palmas, ponía ya bastante tierra de por medio respecto a sus perseguidores con un registro espectacular e insuperable: nueve triunfos en otros tantos partidos.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Salvador Artigas. Preocupación por la marcha del Barça. La sonrisa ha desaparecido.

Ventaja que se aminora un poquito en la siguiente jornada, décima del campeonato, ya que los de la capital van a dejarse su primer punto de la temporada en «Pasarón», al no poder doblegar al siempre difícil Pontevedra del Hai que roelo. dirigido por el ex madridista Héctor Rial, y tener que conformarse con un empate. El Barça, por su parte, se enfrenta a un capitidisminuido Español en el «Camp Nou». Pereda sigue fuera del equipo por sanción, y debuta en encuentro oficial el cántabro Juan Carlos. Fue un derbi arquetípico, parco en buen fútbol y pródigo en incidencias, que registró la gravísima lesión del lateral derecho internacional blanquiazul Osorio. Los delanteros barcelonistas continuaban con la pólvora mojada, y tuvo que ser un defensa, Torres, quien lograse el único gol del partido, cuando ya éste daba sus últimas boqueadas. Jugaron de azulgrana: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Y un hecho curioso y remarcable de estos postreros días de noviembre de 1968 va a ser la revelación pública de que el delantero barcelonista Jorge Alberto Mendonça era Testigo de Jehová. Posiblemente muchos aficionados supieron por vez primera de la existencia de esta confesión religiosa –autorizada oficialmente tan sólo un año antes, en el marco de una nueva ley de libertad de cultos inspirada por la doctrina del Concilio Vaticano II– gracias a la noticia de que el buen futbolista angoleño profesaba dicha fe. Mendonça era unánimemente considerado como un hombre inteligente, dentro y fuera del campo, y esta declaración suya fue muy comentada.

El último mes del año 68 comenzó mal para los aficionados culés, con otra nueva gran decepción. El Barça va a tropezar ante el recién ascendido y vicecolista Deportivo de La Coruña en «Riazor» –1 a 0–, y se situaba ya a siete puntos del líder Madrid, y a tres de la UD. Las Palmas, segunda en la general. Estos fueron los hombres que encajaron la tercera derrota de la temporada: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Pereda, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. La delantera continuaba bajo mínimos –once goles en otros tantos partidos–, y aunque la defensa era la menos batida de toda la categoría (tan sólo cinco dianas, y ninguna de ellas recibida en el «Camp Nou»), eso no le servía a nadie de consuelo. Tampoco colaba el argumento de que el desplazamiento hasta La Coruña –en el tren expreso conocido popularmente como el Shangai– era muy largo y pesado, y que el equipo había llegado muy cansado a la ciudad gallega. La afición estaba empezando a impacientarse, y ni jugadores ni técnicos se libraban ya de sus críticas. En unos pocos meses, el ambiente de euforia con que había arrancado la temporada parecía haberse volatilizado.

Algo se calmó la cosa, no obstante, gracias a los cuatro goles que el Barça va a endosarle al colista Córdoba en el «Camp Nou». Fusté, Juanito, Pereda y Palau fueron sus autores, con el siguiente equipo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach. Tampoco era mal resultado el empate a uno conseguido en «San Mamés», por mucho que el Athletic no fuera ni su sombra. Ante unos renqueantes leones –o más bien “cachorros”– Pereda puso por delante a su equipo a los 30 segundos de juego, aunque el joven Igartua obtuvo finalmente el empate con un buen disparo (actuaron en la Catedral : Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach). Pero la ventaja del Madrid no se reducía, pues si bien empató en su casa sorprendentemente ante el Elche, al domingo siguiente vencía con todo merecimiento a un buen Málaga en «La Rosaleda», mientras el Barça se imponía con apuros al Sabadell en el «Camp Nou», merced a dos goles de Zaldúa. La nota triste del partido la constituyó la aparatosa lesión sufrida por Gallego, quien en un choque fortuito con su compañero Eladio recibió un fuerte golpe en la cabeza, resultando conmocionado. Artigas presentó el siguiente once frente a los de Pasieguito: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach.

La mañana festiva del 25 de diciembre el Barça recuperó una hermosa tradición, regalándoles a sus socios un partido internacional navideño, algo que hoy sería de todo punto impensable, pero que en 1968 –cuando no existían ni la AFE ni la Liga de Fútbol Profesional, y ni tan siquiera se vislumbraban aun en lontananza– era perfectamente factible. El adversario tenía un innegable atractivo: el Sparta de Praga, un conjunto que había protagonizado emocionantes duelos con los azulgranas en el pasado, en los felices y lejanos años 20, y que aportaba  cierto morbo, el  que desprendían entonces los conjuntos del Este de Europa, pertenecientes a  países de más allá  del Telón de Acero. En un buen partido, los checos –que aquel mismo año se habían enfrentado al Real Madrid en la Copa de Europa– sucumbieron ante el Barça por 3 a 1.

La primera vuelta del torneo liguero concluyó el 30 de diciembre con un clásico, Valencia-Barça en «Mestalla». En las filas barcelonistas era baja Gallego, aun no repuesto del todo del violento coscorrón del día del Sabadell. Su lugar lo ocupó el veterano Olivella. El partido fue decepcionante, pues las defensas dominaron por completo a los ataques y el marcador inicial no se alteró. Actuaron frente a los chés: Sadurní; Franch –que debutaba oficialmente–, Olivella, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé. El Real Madrid – que venció en el «Bernabéu» al Las Palmas en un gran encuentro –se proclamaba oficioso Campeón de Invierno, con 27 puntos y 11 positivos (un registro asombroso), aventajando a catalanes y canarios en siete puntos, y dejando la Liga prácticamente sentenciada cuando todavía restaba por disputarse su segunda mitad. La  trayectoria de los merengues era, sencillamente, impresionante, pues marchaban imbatidos, y tan sólo habían cedido tres empates. Habían marcado 29 goles, y únicamente  encajado 12, y su delantero Amancio –que acababa de jugar con la Selección de la FIFA en un amistoso ante Brasil– figuraba a la cabeza de la tabla de realizadores con 10 tantos.

Los números del Barça, sin ser malos, no resistían la comparación con los blancos: 8 victorias, 4 empates, y 3 derrotas, con 18 goles a favor y –el único dato positivo– solamente 6 en contra, todos ellos recibidos fuera de su estadio. La zaga azulgrana era, de largo, la mejor del campeonato, pero la vanguardia dejaba mucho que desear, saliendo a poco más de un gol por partido, un registro que era superado nada menos que por nueve equipos. Únicamente un milagro, en forma de una desastrosa racha madridista, podía concederle opciones al equipo de Artigas, pero había que contar también  con los amarillos de la Unión Deportiva Las Palmas.

A pesar de que, según la unánime opinión del barcelonismo, los árbitros habían favorecido en varias ocasiones puntuales al Real Madrid, concediéndole goles muy dudosos y perdonándole penas máximas bastante claras, el aficionado blaugrana no podía estar muy contento con su equipo. Había concebido grandes esperanzas tras el triunfo copero y la espléndida pretemporada realizada, pero su Barça no acababa de carburar. Le costaba Dios y ayuda hacer un gol, y no daba el espectáculo que sus numerosos y fieles socios y seguidores anhelaban. Por el contrario, practicaba las más de las veces un fútbol ramplón y adocenado, el mismo que lamentablemente había sido habitual en los últimos años. Las alegrías de la Copa sonaban ya como algo muy lejano, una especie de efímero espejismo. 1969 comenzaba, pues, sin muchos motivos para el  optimismo de  una hinchada que acumulaba ya demasiados fracasos en sus castigadas retinas.

UNA SEGUNDA VUELTA AUN PEOR: NI SIQUIERA SUBCAMPEONES; RELEGADOS A LA TERCERA PLAZA

El balón volvió a rodar de nuevo la víspera de Reyes, en el vetusto campo de «Atocha». El Barça necesitaba imperiosamente la victoria, y Artigas planteó el partido al ataque, pero la muralla realista  –una vez más– resistió bien los embates azulgranas, y para más inri un par de contragolpes pusieron el marcador muy favorable para los locales. El partido terminó finalmente 2 a 1, ya que Zaldúa acortó distancias. La ventaja merengue se ampliaba así a ocho puntos, y la UD. Las Palmas pasaba a la segunda posición. Estos fueron los once que jugaron en la Bella Easo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé.

La visita del Atlético de Madrid colocaba al Barça entre la espada y la pared. Pero en esta oportunidad las cosas marcharon a pedir de boca. Pese a que los colchoneros se adelantaron con un tanto de Luis Aragonés, anotando así el primer gol que conseguía un visitante aquella temporada en el «Camp Nou», ello no fue óbice para que saliesen claramente  derrotados del feudo barcelonista. Juanito en dos ocasiones (uno de ellos de penalti), Zaldúa y Palau pusieron un claro 4 a 1 en el marcador, en una tarde desapacible en la que el equipo se reconcilió con su público. A la semana siguiente se disputaría en el mismo escenario un partido aún más crucial, ante la UD. Las Palmas, con el segundo puesto en juego, ya que los canarios aventajaban al Barça por un punto. Fueron los triunfadores de un gran partido jugado bajo la lluvia: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach

En el trascendental choque contra el cuadro amarillo, el Barça ejerció el dominio territorial, pero éste fue a la postre ineficaz, ya que los canarios opusieron un acertado dispositivo táctico que acabó  brindándoles una valiosísima victoria, gracias al gol marcado a última hora por Niz. Antes lo habían hecho Germán y Gallego, poniendo este último en evidencia al inoperante ataque barcelonista, que se resintió de la ausencia por lesión de Rexach, muy activo ante el Atlético de Madrid,  sustituido por un Quimet Rifé en horas bajas, que nada tenía que ver con el jugador que había conseguido la internacionalidad en la temporada anterior.

El título, por supuesto, representaba ya una quimera inalcanzable, pero también peligraba el subcampeonato. Y en un momento tan delicado, llegaban los cuartos de final de la Recopa (el Barça había quedado exento en octavos). El adversario era el modestísimo Lyn de Oslo, con jugadores que ni siquiera podían considerarse profesionales del fútbol, y que acudían a entrenar una vez concluida su cotidiana jornada laboral (ya que desempeñaban ocupaciones tan variopintas como técnico de refrigeración, conserje de hotel, maestro de escuela o cajero de banco, amén de algunos oficinistas y estudiantes). Debido  al rigurosísimo invierno escandinavo, con los campos absolutamente cubiertos de nieve y hielo y temperaturas muy por debajo de los 0 grados, los dos partidos se jugarían en Barcelona. Sobre el papel, los azulgranas no deberían tener ningún problema para superar a los animosos aficionados noruegos.

Pero casi nada salió tal como se esperaba. En el primer enfrentamiento, retransmitido en directo por las cámaras de TVE a todo el país –y con sólo unos dos mil espectadores en las frías gradas -, el Barça únicamente fue capaz de vencer, y a duras penas, por un escuálido 3 a 2, en un pésimo partido del que tan sólo se salvaron Zaldúa y Gallego, ambos llenos de pundonor ( los goles fueron obra de Zaldúa, Pellicer y Zabalza). Estos fueron los once barcelonistas que no convencieron a nadie: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Zabalza); Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé (Palau). Mas lo peor estaba aún por venir…Una semana más tarde, el sonrojo y la vergüenza alcanzarían ya cotas mayúsculas. Los nórdicos se van a adelantar en el marcador por 0 a 2, poniendo al equipo catalán contra las cuerdas, al borde mismo de la eliminación. El escasísimo público que se había desplazado hasta el «Camp Nou» no podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pero a pocos instantes del final, Gallego –que en los últimos partidos estaba mostrándose muy peligroso en ataque – se situó como ariete, y entre  Pellicer y el de Puerto Real (éste a tan sólo 6 minutos del final) consiguieron dos milagrosos tantos que salvaban los muebles y clasificaban al Barça para semifinales, aunque por los pelos. Justo es reseñar la alineación que cayó tan bajo: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Palau (Olivella), Juan Carlos (Fernández) y Rifé.

El enfado de la afición no podía estar más justificado. Habían sido dos partidos de lo peor que había presenciado el «Camp Nou» en sus cerca de  doce años de existencia, y de ellos podía extraerse una consecuencia abrumadora: la calidad del fútbol español –cuyo combinado nacional acababa de ser eliminado en la fase previa del Mundial de México-70 por la nada brillante selección de Bélgica cuando aún restaban tres encuentros por disputarse– se encontraba bajo mínimos históricos.

De regreso a la Liga, y con el título  perdido un año más –y ya iban nueve…–, prosiguen los resultados irregulares. En «Pasarón» se vence al Pontevedra por 0 a 1, con gol de Zaldúa. Artigas presentó en la ciudad gallega una alineación muy conservadora, formada por: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fernández; Pellicer, Juan Carlos, Zaldúa, Zabalza y Rifé. El Granada también va a ser batido ampliamente en el Estadio por 4 a 0, en partido televisado, con tantos de Franch, Gallego, Zaldúa y Juan Carlos, y este equipo, que jugará casi todo el partido con un hombre más, debido a la muy temprana expulsión del granadinista Lorenzo: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé. Después se empata a cero en Zaragoza, en un encuentro en el que los aragoneses desperdiciaron un penalti y en sus filas jugó su último partido contra el Barça el ariete Bustillo, que en el próximo torneo de Copa se incorporaría ya al Barcelona. Esta fue la alineación azulgrana en «La Romareda»: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Pellicer, Fusté, Juanito, Zabalza y Rifé. Una vez más, un once bastante conservador.

Pero después de estos buenos resultados, llega de nuevo la decepción. El Elche va a llevarse un punto del «Camp Nou» en un pésimo partido de los de Artigas. Se adelantó en el marcador Fusté, de un certero disparo, pero el ariete internacional ilicitano Vavá  establecería el empate definitivo al trasformar un máximo castigo. Los franjiverdes, entrenados por el técnico uruguayo Roque Gastón Máspoli, el legendario guardameta campeón del Mundo en el Maracanazo de 1950, causaron una grata impresión, todo lo contrario que un Barcelona, que formó con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach, que reaparecía pero no aportó nada positivo. En la clasificación general, los canarios de la UD. Las Palmas cobraban ya dos puntos de ventaja sobre el Barça –que venían a ser tres debido a su mejor goal average particular–, mientras que el Real Madrid se iba ya a  los nueve puntos, sin conocer todavía la derrota en la jornada 21.

Es un momento delicado por el que atraviesa el equipo, y la Directiva decide concentrar a toda la plantilla durante unos días en  S´Agaró, en plena Costa Brava, de cara a preparar  el próximo desplazamiento a Málaga. Y la medida parece surtir efecto, porque el Barça va a cuajar su mejor encuentro en campo contrario, a pesar de la lluvia y el barro que se encuentran en «La Rosaleda», y para el minuto quince de la primera parte  ya vencían por 0 a 3, conseguidos por Pereda, Pellicer y Juan Carlos. El cuadro azulgrana presentó la siguiente formación: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Marti Filosía –que volvía de este modo a la titularidad, muchos meses después de su última actuación oficial–, Juan Carlos y Rifé.

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

No pudieron romper la imbatibilidad del Real Madrid por muy poco: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé

El resultado de Málaga y  la visita del Real Madrid, todavía imbatido a esas alturas de la competición, despiertan de nuevo el interés del aficionado, animando el alicaído cotarro futbolístico. Podía ser tal vez el “Día de la Venganza”, o mejor dicho la noche, puesto que el duelo sería televisado en directo. El primer tiempo va a transcurrir con dominio madrileño, pero no se moverá el marcador. En la segunda mitad cambian las tornas, y el Barça toma la iniciativa. A los 25 minutos de la reanudación, un saque de esquina botado por Pellicer es rematado de espectacular chilena por Zaldúa, de espaldas a la portería, batiendo a Betancort. Es el delirio en las gradas, donde se ve posible el romper por fin la larguísima imbatibilidad merengue. Avanza inexorable el cronómetro, y parece que el clásico puede terminar con la mínima aunque suficiente victoria barcelonista, cuando a sólo cuatro minutos del final se produce una de esas jugadas absurdas llamadas a pasar a la historia: Gallego, habitualmente segurísimo, intercepta ingenuamente dentro del área, con ambas manos, un centro madridista sin aparente peligro. El gran defensa andaluz, en un instintivo acto reflejo, realiza un perfecto blocaje que el colegiado vizcaíno Ortiz de Mendíbil castiga, lógicamente, con penalti. Lo lanza el especialista Gento, burlando a Sadurní y abortando de ese modo la gran ilusión azulgrana. El Madrid seguirá imbatido una jornada más, y aunque establecerá un nuevo record de partidos sin conocer la derrota, no podrá concluir invicto el campeonato, ya que terminará cayendo derrotado en Elche, en el encuentro número 28. Estos fueron los protagonistas de esa frustrada ilusión culé: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé.

Por estos días –y como evidente consecuencia de la eliminación de nuestro combinado en la fase previa del Mundial-70–, va a ser cesado de su cargo el seleccionador nacional, doctor Toba. Para sustituirle, la Federación Española de Fútbol  nombrará  un triunvirato de interinos formado por los entrenadores de los tres conjuntos que marchaban al frente de la clasificación: Miguel Muñoz del Real Madrid, Luis Molowny de la Unión Deportiva Las Palmas y Salvador, Artigas del Barcelona, cuya misión será cumplir decorosamente con los compromisos que aún le restaban a nuestro equipo representativo hasta final de temporada (dos amistosos contra Suiza en Valencia y México en Sevilla, respectivamente, y dos encuentros oficiales valederos para un Mundial al que España lamentablemente no iba a acudir: la visita de la selección de Yugoslavia a la Ciudad Condal,  al propio “Camp Nou”, y el desplazamiento a Helsinki, para contender contra los teóricamente flojos finlandeses).

El Barça visita a continuación a su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, que atravesaba por una delicada situación a pesar de los refuerzos contratados a golpe de talonario, entre los que destacaban el ex colchonero Glaría y el centrocampista Lico, procedente del Elche. Los azulgranas van a despachar un partido muy discreto, teniendo su elemento más destacado en la figura de Salvador Sadurní, quien –haciendo honor una vez más a su nombre de pila – realizará varias paradas de antología y salvará a su equipo de una segura y merecida derrota. El empate a cero se considera, por lo tanto, como un mal menor para un Barcelona que formó en «Sarriá» con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rifé.

En la jornada número 26 el Barça golea en el «Camp Nou» al Deportivo de La Coruña por 4 a 1. Los tantos fueron marcados por Martí Filosía (2), Zaldúa y un jugador gallego en su propia meta. Pero el hecho más destacado –aparte del destape goleador del espigado delantero de Palafrugell– fue el debut en las filas barcelonistas del extremo izquierdo del filial Atlético de Cataluña, Nieto, que pasará desapercibido. Esta fue la alineación de la tarde de la fugaz presentación del jugador granadino: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa y Nieto. Y una mala noticia: Juan Carlos es intervenido quirúrgicamente por el prestigioso doctor Cabot de una rotura del menisco de su rodilla derecha. El tiempo de recuperación se cifraba en dos meses, con lo cual el joven centrocampista cántabro le decía prácticamente adiós a su primera temporada como jugador azulgrana. Por estas fechas también Mendonça es intervenido por el mismo galeno de una osteopatía dinámica  del pubis, pero su pronóstico era bastante más positivo, pues se calculaba que en el plazo de un par de semanas podría iniciar los ejercicios de recuperación.

Ante un Córdoba ya desahuciado, pero en el que se notaba la sabia mano de su técnico, Ladislao Kubala, el Barça cumple una nueva estación de su Via Crucis particular en esta temporada, siendo derrotado por 2 goles a 1. El tanto barcelonista lo anotó Nieto, y el equipo formó de la siguiente manera en «El Arcángel»: Sadurní; Torres, Olivella, Franch; Gallego, Pellicer; Rifé, Zaldúa. Martí Filosía, Castro –que hacía de este modo su debut– y Nieto. También se conoce por estos días el nombre del próximo rival del Barça en las semifinales de la Recopa. Se trataba del potente conjunto alemán del Colonia, en cuyas filas militaban varios internacionales germanos, entre los que destacaba con luz propia la auténtica figura del equipo renano, el magnífico centrocampista Wolfgang Overath, indiscutible en el combinado nacional teutón. Y hablando de Alemania, país donde por estos años 60 residía un buen número de emigrantes españoles que habían tenido que  buscarse la vida fuera de nuestro país, el Barça va a desplazarse a la localidad de Essen, en plena Cuenca del Rühr, para disputar un encuentro amistoso frente a una selección local, que se alzará con la victoria por 1 a 0.

Los azulgranas  vuelven a decepcionar a todos los suyos con otra nueva derrota en el «Camp Nou», esta vez ante el Athletic de Bilbao,  en un partido nocturno y lluvioso en el que la única nota positiva fue la actuación de Carles Rexach, a quien el triunvirato seleccionador va a convocar muy pronto, haciendo así su debut en la selección absoluta. Con este grave tropiezo en la antepenúltima jornada, se esfuman ya por completo las esperanzas de conseguir al menos el subcampeonato, puesto que la distancia que separaba a barcelonistas  de  canarios era matemáticamente insalvable: cuatro puntos que en la práctica eran cinco, debido  al mejor balance particular de los amarillos. Fusté desperdició un penalti, lanzado ingenuamente a las manos de Iribar, y el Barça presentó a: Sadurní; Franch, Olivella, Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Pellicer, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Sin embargo, el encuentro de ida de las semifinales de la Recopa, ante un adversario bastante más potente que los últimos rivales barcelonistas, va a arrojar un excelente resultado para los intereses azulgranas de cara a la  vuelta, empate a dos, con tantos  conseguidos por Zabalza y Fusté. Artigas sorprendió a propios y a extraños retirando a Rifé de la banda y situándolo en la medular, con la expresa misión de secar a la gran estrella germana Overath, el cerebro de su equipo, y Quimet cumplió sobresalientemente con el encargo. Hubo que lamentar, no obstante, la lesión de Gallego, el más firme puntal de la defensa catalana, que, aunque no tendría que pasar por el quirófano, sería baja ya para lo que  restaba de temporada. Esta fue la alineación presentada por el Barça a orillas del Rin: Sadurní; Franch, Gallego (Olivella), Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa (Castro), Martí Filosía, Pellicer y Rexach.

Por estos días se produce también una noticia triste: el fallecimiento de Andrés Witty, el socio número 1 del Barcelona, uno de los hombres que secundó a Gamper en los momentos fundacionales del club, casi setenta años atrás. Pero la moribunda Liga 68-69 tampoco depara muchas alegrías…El Barça rinde visita a la «Nova Creu Alta», para medirse a un sorprendente Sabadell que estaba despachando la mejor temporada de su historia, ya que al final lograría clasificarse en cuarto lugar, por delante de históricos del calibre de Valencia, Zaragoza o los dos Atléticos, lo cual le iba a dar derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Ferias. El encuentro, de mero trámite para ambos equipos, se saldó con un soso cero a cero, y el Barcelona presentaría la siguiente alineación: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Juanito, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

Los protagonistas de una noche mágica, goleando al potente Colonia: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach

El Barcelona se va a despedir de su mediocre Campeonato de Liga 68-69 con un nuevo empate, en esta ocasión ante el Valencia (1 a 1). Se trata del partido número 1000 de los azulgranas en el Torneo de la Regularidad, y por ese motivo los levantinos les harán entrega de un obsequio en los prolegómenos del choque. Artigas presentó una alineación revolucionaria, con una delantera muy joven: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Pereda, Fernández; Pellicer, Juanito, Palau, Castro y Nieto. Palau fue el goleador de la noche. Y es la hora de hacer balance…Con 36 puntos, 40 goles a favor y –eso sí– tan sólo 18 en contra, el Barça no puede pasar de un decepcionante tercer  puesto, superado incluso por la UD. Las Palmas, ya toda una brillante realidad, y a nada menos que a once puntos del campeón, el Real Madrid. Descendían a Segunda División Córdoba, Málaga y Español, y esto último podía constituir un pobre consuelo para algunos barcelonistas, al observar las desgracias del otrora gran rival ciudadano.

No obstante, en la Recopa van a soplar mejores vientos, una vez superado el sorpresivo trauma del Lyn noruego. En el partido de vuelta de las semifinales, el «Camp Nou» vivirá una de sus “noches mágicas” europeas. En uno de los mejores encuentros de los últimos tiempos, el Barça, con tres goles de Fusté y uno de Martí Filosía, borra literalmente del césped al difícil Colonia –4  a 1– y se clasifica con gran brillantez para la final, a celebrarse en la ciudad suiza de Basilea. La magistral actuación del Noi de Linyola  le abre de nuevo las puertas de la selección nacional. Jugaron por el Barcelona: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach. En los últimos minutos del partido, Pereda salió en sustitución de Pellicer.

                                            LLANTO Y CRUJIR DE DIENTES

Este resultado hace renacer  las ilusiones de la afición, bastante alicaída últimamente. Se confía en volver a ver de nuevo a un Barça pletórico en la Copa del Generalísimo, donde iba a estar  reforzado por Bustillo –el ariete titular de la selección– y el repescado Pujol, que había despachado una fenomenal temporada en ese sorprendente Sabadell clasificado en  cuarto lugar. Pero la baja de Gallego, y la desgraciada lesión de Torres, su sustituto en el eje de la zaga, van a partir por la mitad a la línea más regular y entonada del equipo. Sobre un «Atocha» muy embarrado, como era tradicional –¡ esa manguera ¡… –, el de Balaguer quedará muy pronto fuera de combate  por culpa de una luxación de clavícula con desgarro de ligamentos, y eso explica en buena medida la posterior debacle azulgrana. Los donostiarras se imponen por un aplastante 5 a 1, que aun pudo ser más amplio, ya que Sadurní detuvo un penalti, y a los locales les fue anulado un gol. Rexach salvó el maltrecho honor de un Barcelona que formó de la siguiente manera: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol

El Barça está ya prácticamente fuera del Torneo del KO, pero algunos todavía se aferran a un clavo ardiendo. El equipo se vacía en un esfuerzo titánico, y a punto está de igualar la eliminatoria. No lo consigue, pero por muy poquito, ya que el emocionante encuentro de vuelta concluye con un insuficiente 3 a 0 (Zaldúa 2, y Pujol), y Esnaola, como ya venía siendo habitual, les va a hacer la Pascua a los azulgranas una vez más, realizando soberbias paradas. El equipo fue el mismo que en el partido de ida, con el cambio obligado del lesionado Torres –que también sería intervenido por el inevitable doctor Cabot- por Olivella, el veterano capitán que se perfilaba como titular en la inminente final de Basilea.

Tan sólo  un triunfo en  la Recopa podía salvar la temporada, ejerciendo de reparador bálsamo sobre el dolorido cuerpo barcelonista. En teoría –y después de eliminar brillantemente al duro Colonia– el rival que esperaba en  Basilea, el semidesconocido equipo eslovaco del Slovan de Bratislava, no parecía un adversario demasiado temible, pero el panorama azulgrana en aquellos momentos no era precisamente lo que se dice muy alentador, ya que a los lesionados Gallego, Torres y Juan Carlos, venía a unírseles una nueva baja, la de Martí Filosía (lastimado en una muñeca en el curso de un amistoso internacional de preparación contra el Stoke City inglés, que se saldó con una inoportuna derrota por 2 a 3 ), y tampoco podrían alinearse Bustillo y Pujol, por no estar inscritos previamente para la competición.

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

No pudo ser. Este Barça cayó en la final de la Recopa ante el Slovan de Bratislava: Sadurní; Franch,
Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach

El 21 de mayo de 1969 saltan al terreno de juego del Estadio «Sant Jakob» de Basilea los siguiente once barcelonistas: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach. Pero apenas iniciado el encuentro, a los 30 segundos, marcan ya los centroeuropeos gracias a un fallo de Olivella. A continuación se lesiona Franch, que tiene que ser sustituido por Pereda. Al cuarto de hora las cosas parecen comenzar a enderezarse cuando Zaldúa consigue el empate, aunque la alegría azulgrana dura poco, pues dos nuevos errores de Olivella sitúan el marcador en un peligroso 3 a 1 favorable a los eslovacos.

En la  segunda mitad, Mendonça –que reaparecía tras largo tiempo sin jugar– reemplaza a Castro. Rexach acorta distancia al marcar con un lanzamiento directo de córner, lo que ahora se conoce como gol olímpico, pero Zaldúa yerra dos claras ocasiones, y el partido termina con 3 a 2 a favor del Slovan. Un encuentro, en suma, marcado por el signo del infortunio, y que guarda muchas similitudes con otra final, la de la Copa de Europa perdida en la  vecina Berna en 1961 mismo resultado, semejante entidad del rival, parecidos errores defensivos, idéntica desgracia ante el marco contrario -, colofón digno para una temporada funesta, que sin embargo aún guardaba en la recámara alguna mayúscula sorpresa…




Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Primera parte

Los entrenadores de fútbol, al igual que los políticos norteamericanos o los militares del Pentágono, pueden dividirse en halcones y palomas. Hablando en clave blaugrana, si Roque Olsen era evidentemente un halcón, su sucesor encajaría más en la categoría de paloma, a despecho de la dureza de sus primeros métodos de preparación, porque se trataba de un hombre afable, risueño y correctísimo. Así pues, va a producirse un giro copernicano, de 180 grados, en el banquillo del Barça, ya que al argentino Olsen, hombre con fama de hosco y poco diplomático con la prensa y auténtico sargento de hierro para sus pupilos, le reemplazará un técnico en las antípodas de su carácter, el catalán y barcelonés Salvador Artigas (aunque alguna fuente –BD Fútbol– da la localidad toledana de Talavera de la Reina como su lugar de origen), persona cordial y mesurada donde las hubiera.

El relevo acontece en un momento en el que el crédito del máximo dirigente blaugrana, Enric Llaudet, se está agotando a marchas forzadas, mientras crece la oposición hacia su gestión, tildada de personalista y autoritaria, sobre todo en las páginas del influyente semanario Revista Barcelonista (conocido popularmente por las siglas «RB”). Llaudet está ya con el agua al cuello tras otra temporada de fracasos y mal juego (el título de Copa de Ferias conseguido frente al Zaragoza pertenecía en estricta justicia a la anterior campaña, la 65-66, y la final se había aplazado a causa de la disputa del Mundial de Inglaterra), porque las tres competiciones correspondientes al curso 66-67 se habían saldado con otros tantos reveses. El empresario textil parecía estar ya en las últimas, aislado y dando palos de ciego, y si la baza de Olsen había sido una decidida apuesta por la disciplina, para meter en cintura a una plantilla excelente pero aparentemente acomodada, con Artigas se va a jugar la carta de una preparación física más exigente y un mayor rigor defensivo, conceptos deficientemente implantados en el primer equipo del Club de Futbol Barcelona, la denominación oficial del Barça en el año 1967.

Se barajaban diversos nombres para ocupar el cargo (los brasileños Otto Bumbel y Aymoré Moreira, el chileno Fernando Riera, el argentino Renato Cesarini, el uruguayo Roque Gastón Máspoli…), pero finalmente el elegido va a ser un técnico cuya carrera profesional había transcurrido casi en su práctica totalidad en tan sólo dos clubes, uno español y el otro francés, y ambos no separados por demasiada distancia: la Real Sociedad de San Sebastián y el Girondins de Burdeos. Y la suya era una biografía más que curiosa… Para empezar, existe cierta discrepancia con respecto a su fecha de nacimiento, que el Diccionario de técnicos y directivos del Fútbol Club Barcelona (Ángel Iturriaga. Editorial Base, 2011) sitúa en 1913, en la Ciudad Condal, mientras que el Diccionari del Barça (Antoni Closa, Jordi Blanco i altres. Enciclopedia catalana S.A., 1999), la data un año más tarde, en 1914. Incluso en alguna fuente aparece la muy improbable fecha de 1918. La tan socorrida Wikipedia, por su parte, sostiene que Salvador Artigas Sahún había nacido en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Ya contara con 53 o 54 años de edad, su cabello plateado le hacía aparentar alguno más. Como futbolista había hecho sus primeras armas en el Cataluña y el San Martín, pasando a continuación al juvenil del Barça. Perteneció al primer equipo azulgrana entre los años 1932 y 1934, alineándose en un total de 10 partidos, 3 de ellos correspondientes a la Liga 32-33, con el balance de un gol marcado en esa misma temporada, frente al Español. A juicio de quienes le habían visto jugar, era un interior derecho «habilidoso, ratonil y filtradizo», que dominaba la pelota y tenía una gran facilidad como distribuidor de juego, por su soltura de tobillos, un buen chutador que colocaba el balón fulminantemente con ambos pies. Pese a ello, y a militar en un Barça de transición, muy alejado de los títulos nacionales y de las posiciones de cabeza, tuvo que abandonar la disciplina azulgrana en 1934, con poco más de 20 años, pasando al FC. Levante, uno de los dos clubes que algunos años más tarde iba a dar lugar a la fusión de la que resultaría el actual Levante Unión Deportiva.

En Valencia, y actuando en Segunda División, Salvador Artigas va a vivir en primera persona uno de los momentos culminantes de la historia levantinista, la eliminación del mismísimo Barça en los cuartos de final de la Copa de 1935, en plena II República. En el partido de ida, disputado en «Les Corts», ya se produjo un esperanzador empate a 2, siendo Artigas el autor del primer tanto de los suyos. En la vuelta, en el terreno de juego del «Camino Hondo», hubo de nuevo tablas (1-1), teniendo que dilucidar ambos equipos el pase a la siguiente ronda en un encuentro de desempate que se celebró el martes 11 de junio de 1935 en el campo zaragozano de «Torrero», y donde los del Grao superaron sorprendentemente al Barça con un claro 3 a 0. Estas fueron las alineaciones que protagonizaron tan histórico choque: por el Levante, Vidal; Calpe (padre del posterior lateral granota y madridista Antonio Calpe), Puig I; Núñez, Dolz, Porrera; Puig II, Artigas, Calero, Felipe y Aparicio, y por el Barça, Nogués; Zabalo, Arana; Guzmán, Berkessy, Lecuona; Ventolrá, Morera, Escolá, Enrique Fernández y Ramón. Como puede observarse, un cuadro cuajado de internacionales y futbolistas importantes, que no pudieron evitar encajar dos goles de Aparicio y uno de Felipe. Los valencianos caerían en semifinales ante el Sabadell, que también sería derrotado en la final por un Sevilla que conquistaba así su primer Campeonato de España. Al año siguiente, un infausto día de julio, estallará nuestra Guerra Civil.

Artigas jugará por última vez con el Levante en febrero de 1937, unos meses antes de que el conjunto de los Poblados Marítimos se proclamase campeón de un improvisado torneo disputado en la zona republicana, la llamada «Copa de la España Libre» ( Trofeo Presidente de la República, o sea, Manuel Azaña ), en la que intervienen equipos catalanes y valencianos , y cuya final va a enfrentarles con sus rivales ciudadanos de «Mestalla», a los que derrotará por un gol a cero el 18 de julio de 1937 –menuda fecha…– en un encuentro celebrado en Barcelona, en el campo de «Sarriá»

Por razones obvias –estábamos en 1967– la prensa de la época no lo mencionó, pero posteriormente se ha presentado siempre a Salvador Artigas como antiguo piloto de caza del bando republicano, a veces incluso de forma un tanto melodramática como «el último aviador de la República», a los mandos del último aeroplano que despegó del territorio aún controlado por la República rumbo a un incierto exilio francés, como si se tratara de una versión masculina y catalana de Hanna Reitsch, la aviadora que le propuso a Hitler abandonar un Berlín en llamas. Poco se sabe de este interludio bélico en su biografía, aunque a juzgar por lo publicado en la página web de ADAR (Asociación de Aviadores de la República), parece suficientemente probada su participación en el conflicto fratricida. De dicha fuente extraemos la siguiente información:

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

Artigas pilotaba uno de estos durante la Guerra Civil.

«Salvador Artigas Sahún nació en Barcelona el 23 de febrero de 1913. Durante la Guerra Civil se inscribe en las convocatorias gubernamentales para alumnos-piloto y viaja a Francia, donde realiza el curso de vuelo elemental en la escuela de vuelo de Agen, completando su formación militar en la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí, cerca de Los Alcázares, Murcia, que dirigía el comandante Isidoro Giménez. En el mes de agosto de 1938 se incorporó a la 3º escuadrilla de Polikarpov I-16 (un monoplano de fabricación soviética, conocido popularmente como Mosca por los republicanos y Rata por los nacionales) del Grupo 21, en la que combatió en la batalla del Ebro y campaña de Cataluña, donde voló como punto izquierdo del Jefe de Escuadrilla Ángel Sanz Bocos Vallecas. El 6 de febrero de 1939, los aviones restantes de la escuadrilla recibieron la orden de despegar y aterrizar en el aeródromo de Toulouse, pero se produjo un ametrallamiento de su base por parte de la aviación nacional, en el que se incendiaron los aviones de Vallecas y varios pilotos, por lo que sólo pudieron despegar los moscas de Artigas, José Balsa Gutiérrez y Carreras. Artigas no localizó el aeródromo de Toulouse pero reconoció el campo de Agen donde había hecho sus prácticas de vuelo y aterrizó con sus compañeros, siendo trasladado al campo de concentración de Gurs».

Permanecerá internado durante algún tiempo en dicho campo, situado en el departamento de los Pirineos Atlánticos y que era conocido como «el campo de los vascos», a causa de la gran cantidad de prisioneros de dicha procedencia que albergaba. A este respecto, resulta curioso recordar lo que se escribía sobre Artigas en un número extra del diario El Mundo Deportivo titulado «40 años de campeonatos nacionales de Liga» y publicado en noviembre de 1968. En la ficha biográfica correspondiente al entonces entrenador del Barça, se decía lo siguiente: «Cuando estalló el Movimiento Nacional sus padres se trasladaron a Burdeos ( Francia ), y allí Artigas continuó su carrera deportiva jugando con el Girondins donde formaban algunos españoles como Mateo, Urtizberea, Mancisidor, y entrenaba el conjunto francés el prestigioso técnico Benito Díaz». Como se ve, ninguna mención  a aviones republicanos, campos de concentración o exiliados…Y efectivamente, en la temporada 38-39, tras salir de Gurs a instancias del mencionado  Benito Díaz, va a militar brevemente en el cuadro bordelés, pasando en la campaña siguiente al Le Mans Union Club 72, donde le va a pillar otro conflicto bélico, este de dimensiones aún mayores: la Segunda Guerra Mundial.

Continuará jugando al fútbol en el país vecino, derrotado, dividido y ocupado, donde no obstante seguirán disputándose competiciones a nivel regional, y tras la Liberación se integrará en un cuadro bretón, el Stade Rennais, entre los años 1944 y 1949, fecha esta última en la que decide regresar a España, de nuevo de la mano del Tío Benito, sin que al parecer tuviera grandes problemas. Jugará durante tres temporadas en la Real Sociedad, al lado de futbolistas de la talla de Bagur, Ignacio Eizaguirre, Murillo, Marculeta, Ontoria, Pérez, Caeiro, Basabe, Epi, Castivia, Igoa, Barinaga o Alsúa II. Con él en sus filas, los txuri urdin llegarán a la final de la Copa del Generalísimo de 1951, en la que serán derrotados por el Barça (3 a 0), aunque Artigas no se alineará en dicho partido. En total, sumará 70 presencias ligueras con el conjunto guipuzcoano.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

Salvador Artigas en su época de jugador realista.

En 1952 atraviesa de nuevo la frontera francesa y da comienzo a su carrera como técnico ocupando el banquillo de su último club galo, el Stade Rennais. En 1955 regresa a España, y entonces su destino será de nuevo el club donostiarra, de cuya preparación se ocupará hasta 1960, consiguiendo mantenerlo siempre en posiciones desahogadas de la zona media de la tabla, salvo en su última campaña como técnico realista, la 59-60, en la que los de «Atocha», clasificados en el puesto decimocuarto entre 16 equipos, se verán obligados a disputar la promoción de permanencia ante el Córdoba, saliendo finalmente airosos. Entonces cruzará de nuevo el Bidasoa y la frontera, y se hará cargo del Girondins, donde realizará una destacada labor por espacio de siete temporadas, alcanzando la final de la Copa de Francia en 1964, y clasificándose como subcampeón de Liga en 1964-65 y 1965-66.

TIEMPOS DE MUDANZA EN CAN BARÇA

Acorralado por un verdadero clamor opositor, Llaudet va a iniciar su última temporada como máximo dirigente barcelonista tirando, una vez más, la casa por la ventana. El club se deshace a precio de saldo de jugadores que no le interesan, en los que ya no cree, y ficha a cambio de elevadas sumas de dinero a valores aun por contrastar. Así, el canario Foncho –que en absoluto había realizado una mala temporada, llegando incluso a ser seleccionado para el equipo nacional, aunque al final no jugara– va a irse al Real Zaragoza, entrenado ahora, curiosamente, por Roque Olsen. Zaballa, el máximo goleador azulgrana en la pasada Liga, Montesinos y Seminario tomarán el camino de la vecina Sabadell (un itinerario que a partir de ese momento va a convertirse en habitual),  Silva retorna a Brasil en el marco de una operación deficitaria, ya que no se pudo recuperar íntegramente el fuerte desembolso hecho por el carioca, y los jóvenes Rodés, Mas y García Castany –un muy prometedor juvenil gerundense, de excelente planta y magnífica técnica– recalarán en Osasuna, a modo de compensación por el fichaje de un destacado jugador pamplonica, el medio Pedro Mari Zabalza.

Del Deportivo de La Coruña vendrá Pellicer, un delantero gallego del que se esperaba que pudiese reeditar los triunfos de sus paisanos Luis Suárez, Amancio o Veloso, y que había llamado la atención últimamente, marcándoles cinco goles a dos rivales tan cualificados como Real Madrid y Español. Otro fichaje de cierto relieve va a ser el del exterior derecho del Sevilla, Oliveros, al que no tardaría en unírsele un futbolista mucho más modesto, Jiménez, un andaluz procedente del Badajoz de Tercera División, que se había proclamado   máximo goleador español de todas las categorías nacionales en la temporada anterior. Como tercer portero el Barça contratará también los servicios del pontevedrés Lucho, e igualmente, y a título de prueba, van a aterrizar en el «Camp Nou» tres jóvenes jugadores paraguayos en calidad de oriundos –es decir, hijos de padres españoles y que aún no habían sido internacionales– Sus nombres: Aranda, Samaniego y Fernández, que a la postre será el único que se quede. Y al frente de ellos y del resto de la plantilla, de manera un tanto sorprendente, Llaudet va a colocar al técnico catalán Salvador Artigas como responsable del primer equipo azulgrana.

El domingo 4 de junio de 1967 el diario El Mundo Deportivo anuncia la contratación de Artigas como nuevo entrenador barcelonista, y publica la siguiente nota oficial emitida por el club:

«El C. de F. Barcelona comunica a sus señores socios y simpatizantes haber llegado en el día de hoy a un acuerdo con don Salvador Artigas, contratando sus servicios de entrenador para la plantilla profesional del club en la temporada 1967-68. El señor Artigas se desplazará a nuestra ciudad el próximo día 12, para firmar el oportuno contrato»

En varios medios franceses se confirma el acuerdo, añadiéndose que el técnico catalán  –»aunque no existe ninguna razón que le obligue a separarse del Girondins, donde es muy apreciado, profesional y personalmente– tiene intereses familiares que le atraen a trasladar su residencia a Barcelona». Por su parte, el presidente Llaudet había comunicado la noticia al Consejo Consultivo del club en el curso de una reunión celebrada el viernes 2 de junio. La decisión de contratar a Artigas la había tomado el propio Llaudet, junto con su Consejo Directivo. El Mundo Deportivo informaba también que las condiciones económicas del nuevo entrenador consistían en el cobro de un millón de pesetas en concepto de ficha, más un sueldo mensual de 25.000 cucas.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas acaba de hacer realidad un sueño: ya es entrenador del Barça.

Artigas va a llegar a la Ciudad Condal el 11 de junio, a última hora, tras viajar en su automóvil particular  desde San Sebastián, mientras que su esposa, Ana Jato, se desplazaría desde la localidad alicantina de Benidorm (donde el matrimonio poseía otro par de negocios –una zapatería y una peluquería–, que se unían así a las dos tiendas de calzado que ambos regentaban en la capital guipuzcoana), y por el mismo medio de locomoción. El día 13 va a firmar contrato en «La Masía» y será presentado oficialmente a la prensa. Llaudet comunica la noticia a los distintos medios, en el transcurso de un acto en el que también tomará la palabra el decano de los informadores deportivos barceloneses y director de El Mundo Deportivo, José Luis Lasplazas, que glosará tanto sus conocimientos técnicos como «sus valiosas cualidades humanas». El presidente azulgrana contará asimismo que en uno de sus viajes a Milán, realizado con la intención de traerse de nuevo a Helenio Herrera, este le había recomendado el nombre de Artigas, del cual tenía las mejores referencias, como una posible opción para el banquillo azulgrana. Llaudet añadirá que espera que Artigas «haga comprender a la plantilla barcelonista (que teóricamente define como formada por elementos muy buenos), que aparte de ser hombres de clase deben de poner el esfuerzo necesario a que están obligados como profesionales. En tal caso no hay duda que habremos conseguido el objetivo propuesto».

Al ser entrevistado, Artigas confesará que firmar por el Barça constituía el momento culminante de su vida deportiva. Va a reconocer que se tenían depositadas grandes esperanzas en su trabajo, y que confiaba en no defraudar a nadie, añadiendo que «sólo ambicionaba formar con los jugadores y la directiva un sólo equipo, con una dignidad enorme y unos grandes deseos de triunfar y satisfacer a esa gran masa de aficionados, a la corriente de opinión de Cataluña y de cuantos quieren al Barcelona en el mundo entero». También esperaba sacar el máximo provecho de sus nuevos pupilos, conocerlos lo más pronto posible y empezar el trabajo en las mejores condiciones de cara a la próxima temporada, haciéndose una idea de las posibilidades físicas y técnicas de cada hombre. Y finalizaba declarando que su deseo era terminar su vida deportiva en el Barça.

Vicente Sasot va a dirigir al equipo en el Trofeo Ibérico de Badajoz, donde se enfrentará a los portugueses del Sporting lisboeta y a los brasileños del Flamengo carioca, pero antes de partir para tierras extremeñas, el 20 de junio, tendrá lugar en los vestuarios del «Camp Nou» una presentación privada de Salvador Artigas a la plantilla, realizada a puerta cerrada, de riguroso incógnito, sin convocar siquiera a la prensa. Llaudet, acompañado de varios de sus directivos, introducirá al nuevo técnico ante 25 jugadores. Artigas, por su parte, únicamente afirmará que «venía a trabajar con la mayor de las ilusiones, puesto el corazón al servicio del Barcelona» Días más tarde, tras ver en acción a sus chicos en Badajoz (se clasificaron en última posición en el triangular, empatando con los lusos y perdiendo ante los brasileños en un partido muy duro y accidentado), Artigas declarará que «el Barcelona es un buen equipo, no el gran conjunto que todos quisiéramos que fuera», añadiendo lo siguiente cuando se le pregunta por lo que le falta al Barça:

«Lo que le falta al Barcelona todos lo saben. Si queremos que sea este gran equipo hay que cubrir esos huecos. Si, por el contrario, optamos por recurrir a la cantera, echando mano de estos jóvenes valores –y estaba refiriéndose evidentemente, a los Rexach, Pujol, Vidal, Borrás, Mora, Martí Filosía…– que si estoy conforme con todos reúnen unas condiciones estupendas, tendremos que tener paciencia…y aguantar a estos muchachos a que se pulan. A que cuajen. Son los únicos caminos a seguir» Y acto seguido dan comienzo las vacaciones.

SUDANDO LA CAMISETA

En el "Camp Nou" se alza el telón de la temporada 67-68

En el «Camp Nou» se alza el telón de la temporada 67-68

A las órdenes de Salvador Artigas, la plantilla reanuda los entrenamientos el día 3 de agosto, con la siguiente nómina de futbolistas: Sadurní, Reina, Lucho, Benítez, Torres, Gallego, Eladio, Olivella, Torrent –repescado del Sabadell–, Muller, Zabalza, Fernández, Borrás, Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté, Rexach, Rifé, Pellicer, Pereda, Vidal, Pujol, Martí Filosía, Endériz, Jiménez y Zaballa, quien muy pocas fechas antes del comienzo de la Liga firmará por el Sabadell.

Y al igual que el año anterior, la presentación oficial del conjunto azulgrana tiene lugar aprovechando la celebración del II Trofeo “Juan Gamper” (tal cómo se denominaba entonces). Participan, junto con el Barça, el Bayern de Múnich alemán, el Boca Juniors argentino y el Atlético de Madrid, y van a ser los anfitriones quienes finalmente se lo queden, derrotando en el primer partido a los bávaros por 2 a 1, y en la final a los colchoneros por idéntico resultado. El equipo parece hallarse en un buen momento de forma, y tal vez no eran ajenos a ello los métodos de entrenamiento de Artigas, que estaban causando sensación por lo inusuales. Se basaban en el footing campo a través, y también en la utilización de pesas y halteras –que habían quedado arrinconadas en las instalaciones del club desde los ya lejanos tiempos de Brocic–, y a causa de su dureza, el preparador será bautizado popularmente como Mister KO.

Cuando el 1 de Septiembre de 1967 el presidente Enric Llaudet comparece ante la Asamblea General Ordinaria, su posición ya era prácticamente insostenible. Cinco de sus directivos habían presentado la dimisión, y el Consejo Consultivo que se había sacado de la manga, pretendiendo aglutinar a diferentes personalidades barcelonistas, nacía prácticamente muerto, con la renuncia de un hombre tan carismático como Nicoláu Casáus en su primera reunión. La situación de Llaudet era muy precaria debido al fallido “Caso Osés”, y contaba también con una dura oposición, ejemplificada tanto por el activo hombre de negocios Pere Baret, como por el ya citado semanario “RB”, inspirado por su editor Carles Barnils, muy crítico hacia su gestión.

También sudaba de lo lindo "Mister KO"...

También sudaba de lo lindo «Mister KO»…

En la Asamblea, Llaudet no va a tener más remedio que recular y convocar elecciones anticipadas para enero de 1968, y unos días más tarde, en el transcurso de una entrevista concedida al prestigioso periodista Manuel del Arco, anunciará que no piensa presentarse a la reelección, así como su convencimiento de que –en aras de la unidad del club– era necesario que hubiera un único candidato, para no ahondar más en las divisiones internas y tratar de restañar las heridas abiertas en el seno de la entidad. Acto seguido, Llaudet deja el club en manos de una Gestora y se descuelga con algo muy típico de su singular personalidad: marcharse de safari a África. Se abre de este modo una especie de interregno de facto, donde pueden vislumbrarse ciertas maniobras para hacerse con el control del club, pero cobra cada vez mayor fuerza el papel de Narcís de Carreras, un prohombre de la industria textil, el sector que había pilotado ininterrumpidamente la nave azulgrana desde hacía casi un cuarto de siglo. Carreras, un destacado militante de la Lliga en su juventud, y secretario personal y albacea testamentario de Francesc Cambó, el legendario político conservador catalán, poseía una bonita colección de cargos profesionales y civiles (incluido el de Procurador en Cortes por su provincia natal, Girona), pero sobre todo era un hombre muy respetado por el barcelonismo más allá de  facciones y capillas, una figura capaz de aunar voluntades en lugar de restarlas. Había ejercido ya importantes responsabilidades directivas en el pasado, formando parte de las juntas de Agustí Montal i Galobart (1948-52) y Enric Martí Carreto (1952-53), dimitiendo de su cargo a raíz del turbio “Caso Di Stefano”, y también había sonado como presidenciable en los comicios de 1953 y 1961 (en los primeros se dijo que había sido vetado por la Falange, y en los segundos declinó la posibilidad de presentarse). En esta ocasión la cosa parecía ir en serio, y Carreras se perfilaba cada día más como la única personalidad capaz de reconducir la grave situación por la que atravesaba el club.

Y pasando de despachos, conciliábulos y mentideros  para volver  a los terrenos de juego, el Campeonato Nacional de Liga 1967-68 arranca para el Barça el día 10 de Septiembre de 1967, con un difícil desplazamiento a Zaragoza. Artigas va a alinear en «La Romareda» a Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Oliveros, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rexach, quien de este modo debuta oficialmente en competición liguera. El partido resultó emocionante hasta su último suspiro, pues a poco más de un cuarto de hora para la conclusión vencía el Barça por 1-2, con tantos marcados por Fusté y Rexach, pero una gran reacción zaragocista le dio la vuelta al marcador, y los aragoneses terminaron venciendo por 3 a 2. A los azulgranas se les quedó cara de tontos, como acostumbra a suceder en estas ocasiones, y regresaron a la Ciudad Condal de vacío. El juego del equipo no había convencido, pero la semana siguiente iba a deparar un auténtico plato fuerte. Nada más ni nada menos que un derbi Barça-Español en el «Camp Nou»

Y como suele ocurrir en este tipo de enfrentamientos, prevalecieron los nervios y la incertidumbre por encima de la calidad futbolística, que dejó bastante que desear. Tan sólo a ocho minutos del final pudieron los barcelonistas romper el empate inicial, merced a un providencial gol del defensa Gallego. Estos fueron los apurados triunfadores del partido de “la Máxima”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Vidal, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero tampoco pintaban mucho mejor las cosas en la Copa de Ferias, el habitual torneo europeo de consolación para el Barça. Al igual que un año antes, el sorteo le había emparejado con un rival teóricamente inferior, el Zúrich suizo, pero una vez más va a saltar la sorpresa. Los helvéticos se impusieron en su terreno por un claro 3 a 1, ante una formación azulgrana con demasiados jugadores no habituales: Reina; Borrás, Olivella, Torres; Gallego, Torrent; Rifé, Pereda, Zaldúa, Endériz y Jiménez. Zaldúa abrió el marcador (tras serle anulado otro tanto minutos antes), pero los suizos empataron en las postrimerías del primer tiempo, se adelantaron mediada la segunda parte, aprovechándose del bajón físico de los centrocampistas azulgranas, y remacharon su sorprendente victoria en los minutos finales del partido con un nuevo gol, poniendo en evidencia una vez más a la zaga barcelonista.

En el encuentro de vuelta el Barça únicamente fue capaz de vencer por la mínima, gracias a un solitario tanto obra también del navarro Zaldúa, expresando el público su enfado por el deficiente juego del equipo con un masivo lanzamiento de almohadillas. Resultado: eliminados de la competición continental por segundo año consecutivo a las primeras de cambio, y por rivales muy modestos. El malestar y el desaliento comenzaban a cundir nuevamente entre la sufrida afición barcelonista, un año más. Fueron los protagonistas del fiasco: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Casi todos los teóricos titulares, pero ni con esas…

El empate sin goles arañado en «San Mamés», en un encuentro donde las defensas se impusieron a las delanteras y que registró también las expulsiones de Benítez y el bilbaíno Rojo, no fue suficiente para mitigar ese decaído estado de ánimo. Actuaron en La Catedral: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Muller; Oliveros, Pellicer, Zaldúa, Fusté y Rexach. Al domingo siguiente el Atlético de Madrid arrancaría un merecido empate del «Camp Nou». La iniciativa fue siempre de los azulgranas, pero los colchoneros, jugando al contragolpe –como a ellos siempre les ha gustado–, se adelantaron con un tanto de Luis, aunque dos minutos después empataría Rexach. Este fue el equipo que presentó Artigas: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Pellicer, Mendonça, Fusté y Rexach.

Las cosas, no obstante, empezarían a mejorar en la quinta jornada, en «Mestalla», donde por fin el Barça cuajó un gran encuentro y derrotó al Valencia por 1 a 2, con goles de Fusté y Mendonça, más otro tanto anulado y un penalty escamoteado por el árbitro. Jugaron –y lo hicieron francamente bien– estos once: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Pero una semana más tarde tocó sufrir de nuevo ante el modesto Betis, entrenado por el mítico César, al que tan sólo se pudo superar por un raquítico 2 a 1 (Oliveros y Fusté), con la siguiente formación: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Tampoco fue para lanzar voladores, a pesar del positivo cosechado, el empate a uno – Zaldúa y el ex  barcelonista Zaballa– logrado frente al Sabadell en la «Nova Creu Alta», el flamante feudo arlequinado, donde Artigas puso en acción a: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Al Córdoba se le venció también apuradamente en el «Camp Nou» –3 a 2–, con tantos de Zabalza, Zaldúa y Rifé, este último a sólo tres minutos del final, remontando un resultado adverso e introduciendo algunos cambios en el equipo (Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Pellicer, Fusté y Rexach). Pero las cosas volvieron a mejorar en Elche, donde el Barça ganó con solvencia (0 a 2), gracias a sendas dianas de Vidal y Rifé, con un excelente marcaje de Gallego sobre Vavá, el goleador local, y esta alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Vidal, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

BARÇA 2-BETIS 1: Una de las primeras alineaciones ligueras de Artigas: Sadurní; Benítez, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

El descalabro va a llegar, no obstante, en la visita al «Estadio Insular», donde la Unión Deportiva Las Palmas, el equipo revelación del campeonato, les endosará un severo correctivo a los azulgranas –4 a 1–, aunque  estos no jugaron tan mal, e incluso lograron adelantarse en el marcador con un tanto de Zaldúa. Recibieron la paliza de los canarios: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los platos rotos los va a pagar al domingo siguiente el Pontevedra, que salió goleado del «Camp Nou» por 4 a 0, en un  choque en el que marcaron Rexach –por partida doble–, Eladio y Mendonça. Jugaron los mismo once que habían sido goleados por los amarillos.

Sobre el papel la salida más comprometida de la temporada era la visita al «Santiago Bernabéu», terreno donde el Barça únicamente había obtenido una victoria en Liga en los últimos 18 años. En una noche muy fría, con no demasiado público y televisión en directo, ambos conjuntos –los dos máximos aspirantes al título, con permiso del Atlético de Madrid– presentaron las siguientes alineaciones: por los propietarios del terreno, Betancort; Calpe, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento, y por el Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Los azulgranas tenían poco que perder y mucho que ganar, y no les va a ir mal del todo, pues cuajarán un meritorio partido ante el siempre difícil Real Madrid. Se adelantaron en el marcador los blancos, por medio de un discutido penalty que transformó el veterano Gento mediado ya el segundo tiempo, pero Zaldúa igualó la contienda trece minutos más tarde. En definitiva, un excelente resultado, que permitía al Barça mantenerse en el grupo de cabeza, a la zaga del líder, el Atlético madrileño, y en compañía de merengues y canarios.

Y una semana más tarde, en vísperas de Navidad y ante el Málaga, el Barça alcanzaba el liderato, algo que no ocurría desde los albores de la temporada 65-66. No obstante, los de la Costa del Sol opusieron una fuerte resistencia y vendieron cara la derrota, aunque el buen guardameta Américo no pudo evitar el tanto del navarro Zabalza, que daba la victoria a los pupilos de Artigas. El Barça era primero, empatado a puntos con los colchoneros. Un magnífico regalo de Pascuas para todos sus aficionados, con los siguientes once futbolistas haciendo las veces de “Papá Noel”: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.

Pero ya dice el refrán  que “dura poco la alegría en la casa del pobre”, y el Barça de aquellos años 60, a despecho de su brillante historial y su enorme proyección, distaba todavía de ser el gran equipo de décadas anteriores. El último día de 1967 le tocaba visitar al colista Sevilla, un histórico en horas muy bajas, en horario matutino, y salía del «Sánchez Pizjuán» sin su efímero liderato, y también con la sensible baja de Jorge Mendonça, expulsado por el juez de la contienda –muy protestado– junto con el hispalense Isabelo, con quien había tenido sus más y sus menos. Había marcado primero Lora (un futuro internacional), y ya en la segunda mitad igualó Fusté al convertir un máximo castigo, para ser finalmente el sevillista Bergara quien desequilibrase el marcador a falta de un cuarto de hora para la conclusión, mediante otro penalty. Jugaron los mismos que habían vencido al Málaga siete días antes, y así terminaba para el Barça, futbolísticamente hablando, el año 1967, trescientos sesenta y cinco días más bien parcos en satisfacciones y triunfos.

ENTRAMOS EN EL EMBLEMÁTICO 68

Con la mirada puesta en el inminente relevo de Enric Llaudet como presidente del club, el equipo afronta la primera cita deportiva del nuevo año 1968, frente a una Real Sociedad que, a guisa de ejemplo, había caído en el «Bernabéu» por un aplastante 9 a 1. Era baja Mendonça, sancionado con un partido de suspensión por el Comité de Competición (también Salvador Artigas resultó multado por sus declaraciones al finalizar el encuentro del «Sánchez Pizjuán”), y su puesto iba a ser cubierto por Pellicer, al que acompañaron Sadurní, Benítez, Gallego, Eladio, Torres, Zabalza, Rifé, Pereda –que también reaparecía tras una larga ausencia del once titular–, Fusté y Rexach. El partido no hizo sino confirmar la fama que desde siempre arrastraban los de «Atocha» como equipo ultradefensivo. Los donostiarras saltaron al «Camp Nou» con la única intención de no recibir muchos goles, y tal vez arrancar algún punto, y lo consiguieron, gracias –entre otras cosas– a la portentosa actuación de su joven guardameta Esnaola. El resultado final –0 a 0– constituyó una de las grandes sorpresas del campeonato, y supuso un serio golpe para las aspiraciones barcelonistas de conquistar el título. Pero el equipo se congraciaría con sus seguidores tan sólo una semana más tarde, frente al Real Zaragoza.

Fue aquel un encuentro para recordar. Y no solo por los cuatro goles blaugranas (Mendonça en dos ocasiones, Zaldúa y Rifé) por ninguno de los maños, sino también por la sencilla y emotiva ceremonia que tuvo lugar en sus prolegómenos. El presidente saliente, Enric Llaudet, que unos días después cedería los trastos a su sucesor, Narcís de Carreras, se dirigió al centro del terreno de juego, posó para los reporteros gráficos junto a sus futbolistas, se despidió cariñosamente de su leal capitán, José Antonio Zaldúa, y por último se fundió en un efusivo abrazo con el mandatario entrante, abandonando instantes después el césped con lágrimas en los ojos, aclamado por un público que, si bien le había criticado –y con razón– anteriormente, en aquella hora deseaba premiar, por encima de todo, su innegable entrega e inquebrantable fidelidad al club de sus amores. Actuaron: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça Fusté y Rexach.

Tres días más tarde, el 17 de enero de 1968, en el Salón de Actos del Fomento Nacional del Trabajo, la antigua –y también futura– patronal catalana, tuvo lugar la proclamación de Narcís de Carreras, único candidato, como nuevo presidente del que entonces se denominaba oficialmente “Club de Fútbol Barcelona”. En un acto de 33 minutos de duración, estas fueron las últimas palabras de Enric Llaudet como presidente del Barça: “Es para mí una satisfacción dejar el club en manos de una persona tan barcelonesa, tan barcelonista y tan catalana como es el amigo Carreras. Otra cosa sería que lo tomara una persona que yo no considerara apta para llevar el club. Con el señor Carreras podemos dormir tranquilos. Y nada más. Mi corazón está con vosotros, ahora y siempre”. Del discurso del nuevo mandatario entresacamos algunas frases: “La emoción del momento; la emoción de llegar a la presidencia del Barcelona y la emoción de sentirme al lado de Llaudet y su junta, no es para explicarlo. Vengo con todo aquel entusiasmo que vosotros podéis pedir, porque el Barcelona es algo más que un club de fútbol; el Barcelona es algo que llevamos todos los barcelonistas muy adentro. No encuentro palabras para poder daros las gracias. Solo os hago una promesa: que pondremos todo nuestro esfuerzo y trabajo para que el Barcelona ocupe siempre un lugar destacado. Lo primero será procurar que el equipo gane partidos, porque la fuerza la da el equipo. Por lo demás, vamos a continuar la obra de Llaudet y, como él mismo nos ha pedido, a mejorarla con fe y entusiasmo. Por el Barcelona lo daremos todo. Damos gracias a Llaudet y a su junta por esta realidad que nos ha legado. Nada más. Me despido de vosotros con una sola palabra: ¡Visca el Barça!“

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Enero de 1968: Enric Llaudet,mandatario saliente, y Narcís de Carreras, presidente entrante, se funden en un cariñoso abrazo.

Posiblemente en este emotivo acto se pronunció por vez primera –si no con esas mismas palabras, al menos con idéntico sentido– una frase llamada a hacer historia: “El Barça es más que un club».

El nuevo Consejo Directivo estaba formado por los siguientes cargos y señores: Presidente: Narcís de Carreras; Vicepresidentes: Miquel Sabaté, Josep M. Sentís y Agustí Montal; Tesorero: Josep Escaich; Vicetesorero: Felix Valls Taberner; Contable: Pere Viladomiu; Vicecontable: Esteve Bassols; Secretario: Marcel.lí Moreta; Vicesecretario: Román La Rosa, y Vocales: José María Azorín, Pere Baret, Miquel Cabré, Raimón Carrasco, Joan Gich, Miquel Granada, Joan Piera, Joan Uriach, Andreu Valldeperas, Josep Vergés y Lluís Viza.

Se trataba de una Junta teóricamente “de unidad”, como tantas veces se había invocado en los últimos meses, en la que iban a tomar asiento destacadas personalidades barcelonistas, representando distintas sensibilidades, con ideas y maneras muy diferentes de ver las cosas ¿Acertarían a recomponer la palpable y evidente fractura social? Eso era algo que sólo el tiempo podría decir. Lo próximo, por lo pronto, era proseguir con las escaramuzas futbolísticas, encaminadas a lograr un título que se resistía pertinazmente desde hacía casi ocho años. Y, de paso, resolver también algunos flecos –como se diría hoy– relacionados con la plantilla. Nos estamos refiriendo, concretamente, al caso de dos jugadores sudamericanos: el brasileño Walter Machado da Silva y el uruguayo Eduardo Endériz. Silva, que había sido cedido al Santos, va a ser traspasado definitivamente al Flamengo carioca. Se cerraba así una operación desafortunada desde el principio, aunque al menos con la recuperación de siete millones y pico de pesetas, más de las dos terceras partes del dinero invertido en su fichaje, pero su breve periplo barcelonista quedaría para siempre en los anales del club como uno de los mayores despropósitos de toda su historia. Y en cuanto a Endériz, un futbolista que tampoco había podido alinearse con asiduidad –aunque en su caso debido a pura mala suerte, en forma de continuas lesiones–, va a ser transferido a un Sevilla que se debatía en la cola de la clasificación, y necesitaba perentoriamente refuerzos que le ayudaran a salir del pozo.

Algo sí había hecho bien Llaudet durante sus dos mandatos: reducir notablemente la deuda, y ponerla en el camino de su extinción. A 17 de enero de 1968, el día que Carreras y su Junta tomaron posesión, la deuda del Barça ascendía a 178.383.853 pesetas –cincuenta y tantos millones menos que en junio de 1961, cuando Llaudet se hizo cargo del club–, y además faltaban por cobrar todavía gran parte de los 226 millones en que se había vendido «Les Corts», con lo que cuando concluyese el pago aplazado de dichos terrenos, y si no se emprendían nuevas aventuras financieras, las cuentas barcelonistas se equilibrarían por vez primera en muchos años.

Ya sin Silva y sin Endériz, el Barça va a afrontar una difícil salida a «Sarriá», para medirse nuevamente con su eterno rival ciudadano. El Español de los Cinco Delfines no era ya el de la temporada anterior –cuando había alcanzado un muy meritorio tercer puesto liguero–, pero a buen seguro que pondría toda la carne en el asador para derrotar a los azulgranas. El partido, en efecto, se desarrolló según el guión habitual en esta clase de enfrentamientos –es decir: nervios y precauciones defensivas, brusquedades y emoción por doquier–, y terminó decantándose finalmente del lado blanquiazul gracias a un solitario gol marcado a los 26 minutos de la segunda parte por el ex barcelonista Cayetano Re, quien se erigía así en el verdugo de su antiguo equipo, del que había tenido que salir por la puerta falsa tras un nebuloso episodio en el que brilló la proverbial falta de tacto del inefable Roque Olsen. La alineación barcelonista fue la misma que se había impuesto contundentemente al Zaragoza.

El Athletic de Bilbao visita el «Camp Nou» el último domingo de enero. Los vascos llegan con su goleador Uriarte y mucha ambición, pues tan sólo se encuentran a cuatro puntos de la cabeza. El encuentro resultó muy complicado para los locales, y se resolvió con un triunfo mínimo por 1-0, marcado por Oliveros, que reaparecía, al rematar de forma magnífica un buen centro de Quimet Rifé. En los últimos compases el árbitro, Antonio Rigo Sureda, del Colegio Balear (que también había pitado el partido de la primera vuelta) expulsó a Benítez y al bilbaíno Sáez por una mutua agresión. El defensa uruguayo –que va a negar que se produjese dicha agresión, declarando que “a partir de ahora tendré que jugar con un lirio en la mano”– será sancionado por el Comité de Competición con cuatro partidos de descanso para que refrenase sus ímpetus. Artigas presentó el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Tras esta jornada el Barça comparte el segundo puesto de la clasificación general con el Atlético de Madrid y la Unión Deportiva Las Palmas, todos con 23 puntos, a tres del líder, el Real Madrid.

El mes de febrero comienza con un gran choque en las alturas. El Barça visita el campo del Atlético de Madrid en un partido que podía ser decisivo para el futuro de sus aspiraciones,  relanzándolas o, por el contrario, frenándolas en seco. La alineación azulgrana fue la formada por Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Un gol de Zaldúa a los 31 minutos de juego, rematando un saque de esquina botado por Oliveros, le va a suponer al Barça dos valiosísimos positivos, amén de permitirle superar –en la tabla y en el goal average particular– a un adversario directo en la lucha por el título. Sin embargo al domingo siguiente, y pese a jugar en casa, al amparo de su público, el equipo no sabrá rentabilizar el pinchazo del líder, que no pudo pasar del empate en el «Bernabéu» frente al Athletic bilbaíno. El Valencia será un hueso demasiado duro de roer, y se va a llevar un punto para «Mestalla». Se adelantaron en el marcador los azulgranas –que pusieron en liza a los mismos once hombres que acababan de triunfar en Madrid– por mediación de Mendonça, pero en el último minuto el valencianista Terol se va a aprovechar de un mal saque de puerta de Sadurní para equilibrar la contienda in extremis. Por consiguiente, continúan los tres puntos de desventaja con respecto a los merengues, pero en la próxima jornada había fundadas posibilidades de menguar esa diferencia, ya que mientras que los de Artigas visitaban la cancha de un Betis vicecolista, los pupilos de Muñoz tendrían que vérselas en el Estadio de la ribera del Manzanares con su eterno rival colchonero, también muy necesitado de puntos.

Pero tan optimistas previsiones saltaron hechas añicos a causa del morrocotudo batacazo que el Barça se pegó en el «Benito Villamarín», el auténtico sorpresón de la jornada. Sobre  un terreno embarrado ambos equipos jugaron abiertamente al ataque, pero los béticos tuvieron su tarde, y llegaron a ponerse con un rotundo 4-1 a su favor, reducido por los catalanes en los últimos minutos. Quino, Rogelio y Landa (2) marcaron por los andaluces, mientras que Fusté de penalty y Zaldúa en dos ocasiones lo hicieron por los barcelonistas, que presentaron la siguiente alineación: Sadurní; Borrás, Gallego, Torres; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. El Real Madrid, que no pasó del empate en el derbi capitalino, incrementaba no obstante su ventaja a cuatro puntos, y los azulgranas quedaban relegados al tercer puesto por un cada día más entonado Las Palmas.

Entretanto, el Barça se refuerza de cara al futuro. Santiago Castro, interior del Racing de Ferrol y uno de los jugadores más destacados de la Segunda División, es el primer fichaje para la próxima temporada. El defensa condalista Paredes marcha cedido al cuadro departamental como parte de esta operación. Y es también por estas mismas fechas cuando se da carpetazo definitivo al incómodo “Caso Silva”. El jugador, aun perteneciente al Barça, hace un viaje relámpago hasta la Ciudad Condal para formalizar su traspaso al Flamengo. El futbolista aprovecha la coyuntura para agradecer las muchas muestras de simpatía recibidas, pero asegura que no volvería a repetir la experiencia. Y el mes de febrero se despide con otro derbi regional, Barcelona-Sabadell en el «Camp Nou». Los vallesanos se lo pusieron difícil al Barça, y a sólo siete minutos de la conclusión el marcador señalaba un peligroso empate a uno, con goles de Palau –el tanto que abrió la cuenta– y Mendonça. Pero Oliveros y Eladio enmendaron finalmente tan amenazante situación. El once barcelonista (que venció pero no convenció)  fue el siguiente: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rifé. Pero sin duda la gran alegría de la jornada se la dio a todos los culés el mismísimo Real Madrid, al caer derrotado en su propio feudo ante el Valencia por 0 a 2, inyectando de ese modo una gran dosis de emoción a la Liga, pues su ventaja con respecto a Barça y Las Palmas se reducía ahora a sólo dos puntos, y con la perspectiva de varios enfrentamientos directos entre los tres conjuntos, sin descartar aún del todo a Atlético de Madrid, Valencia y Athletic de Bilbao.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

Benítez, feliz en los albores de su última temporada. Faltaban solamente unos meses para una tragedia que nadie podía imaginar.

En otro orden de cosas, se da ya por hecho –aunque se desmienta oficialmente– el fichaje del seleccionador nacional Domenec Balmanya como próximo secretario técnico del Barça (incluso se baraja la cifra de siete millones y medio de pesetas por cinco años de contrato). Pero el entrañable Mingu no podrá incorporarse a la disciplina azulgrana hasta el día 1 de Julio, justo cuando expira su vínculo con la Federación Española de Fútbol. La noticia es bien acogida por el barcelonismo, ya que el organigrama del club había carecido de dicha figura desde los ya lejanos tiempos de Pep Samitier, quien abandonó el cargo a causa de sus desavenencias con Helenio Herrera a finales de los años 50, frustrándose posteriormente, por diversas razones, tanto la llegada del prestigioso Pedro Escartín como la del polémico Casildo Osés.

El primer domingo del mes de marzo el Barça se desplaza hasta la Ciudad de los Califas para disputar un encuentro trascendental frente a un Córdoba que también se juega mucho. Salvador Artigas va a presentar en «El Arcángel» una alineación que podría calificarse como revolucionaria, pero también de acusado matiz conservador, compuesta por los siguientes once futbolistas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Rifé, Vidal, Mendonça, Zabalza y Pujol. Los andaluces pusieron mucho entusiasmo en la pelea, pero eso no pudo evitar que un gol de Pujol a los 70 minutos diese el triunfo al Barça. El Madrid, por su parte, venció también a domicilio, en el campo del vicecolista Betis. El Elche, un visitante casi siempre incómodo, era el siguiente rival a recibir en el «Camp Nou», y en esta ocasión también va a dar mucha guerra antes de entregar el partido. Marcó primero Mendonça, y empató acto seguido Lico, una de las estrellas ilicitanas. Volvió a adelantarse el Barça con un gol de Vidal, pero nuevamente equilibró el marcador otra gran promesa alicantina, el jovencísimo Asensi (18 años). Finalmente Zabalza y Oliveros establecieron el 4-2 definitivo. Esta fue la alineación azulgrana: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Vidal, Mendonça, Pujol y Rifé. Continúan los dos puntos de ventaja del Real Madrid, y la UD. Las Palmas, también a dos del Barça, iba a ser el próximo equipo que pasase por el «Camp Nou», en un encuentro que se antojaba trascendental para el futuro del campeonato.

Una de rumores…El Sabadell pretende hacerse para el torneo de Copa con los servicios de Torrent, que ya había jugado las dos temporadas anteriores con los arlequinados y que en esta campaña no estaba contando demasiado para Artigas. Y otro más: el Barça está interesado en el lateral del Badalona Franch. A cambio, iría al equipo costeño el defensa condalista Ortí. También se especula con la posibilidad de que el codiciado volante ilicitano Lico pase a un club grande. Se habla del Barcelona, pero su elevada cotización –ocho millones– hace su fichaje poco menos que imposible. Y también por estos días, la gran familia azulgrana va a vestirse de luto a consecuencia de la tragedia acaecida en el hogar del dinámico directivo Pere Baret. En un incendio declarado en el domicilio familiar, situado en la parte alta de Barcelona, fallece su hijo de once años, Jordi. El propio Baret sufre también graves quemaduras.

Llegan los amarillos, dirigidos por el ex madridista Luís Molowny. Los de Artigas, con varias importantes reapariciones, formaron así: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Rexach y Rifé. El Barça va a marcar dos goles en los primeros diez minutos, obra de Zaldúa y Muller, con lo que el partido queda prácticamente decidido. Y si no se logró superar el goal average  favorable a los canarios  por el fuerte varapalo de la primera vuelta, en buena medida fue por culpa de la muy protestada actuación del árbitro de turno, el balear  Rigo –ya todo un viejo conocido de la afición barcelonista en general y de Julio César Benítez en particular–, que pasó por alto dos claros penalties en el área visitante, uno hecho a Zaldúa, y el otro cometido sobre Mendonça. Con este resultado, la cabeza de la Liga echaba chispas. El Madrid se había dejado un punto en «El Arcángel», y ya sólo aventajaba en uno al Barça, con quien tendría que enfrentarse quince días más tarde en el «Camp Nou». El gran sueño de todo el barcelonismo parecía aun posible…

Pero las cosas empezaron a torcerse en el campo de «Pasarón». Decepcionante encuentro del Barça y derrota mínima –1 a 0– frente al correoso Pontevedra. A Artigas se le criticó su planteamiento ultradefensivo, que no se modificó hasta que marcaron los gallegos, pero ya era demasiado tarde. Los barcelonistas –que vistieron camiseta blanca por la similitud de colores con los locales– formaron con: Sadurní; Benítez, Torrent, Eladio; Torres, Gallego; Zaldúa, Zabalza, Mendonça, Fusté y Rifé. Como puede observarse, un equipo plagado de jugadores de retaguardia. El líder, que cumplió con su obligación venciendo al Elche en el «Bernabéu» por 2 a 0, aprovechó el inesperado tropiezo catalán para volver a colocarse con tres puntos de ventaja. Una ventaja que podía ser ya definitiva, pues aunque los azulgranas salieran vencedores en el partidazo del día 7 de abril, todavía seguirían estando a un punto de los blancos, con lo que estos continuarían dependiendo únicamente de sí mismos.

Dos noticias más de estos últimos días de marzo. Por una parte, reseñar el leve accidente de tráfico que sufrió el entrenador barcelonista Salvador Artigas, cuando en compañía de su familia se dirigía en su flamante “Porsche” a Benidorm, localidad alicantina en la que poseía varios negocios y una residencia, y por otra, el anuncio ya oficial del fichaje de Domenec Balmanya, todavía seleccionador nacional, como director técnico del Barça para la próxima temporada. Lo hizo el presidente Carreras en el transcurso de una rueda de prensa convocada en “La Masía”, con la que pretendía inaugurar una serie de periódicos contactos con los medios informativos, para ponerles al corriente de la actividad del club.

LÁGRIMAS…

En la tarde del sábado 6 de abril, en vísperas del trascendental y decisivo partido contra el Real Madrid, el barcelonismo recibió, entre conmocionado e incrédulo, la terrible noticia de la muerte de Julio César Benítez. Víctima de un rápido proceso, que afectó a todos sus órganos hasta producirle un paro cardíaco, el jugador había fallecido alrededor de las 16 horas, en la clínica barcelonesa de la Cruz Roja. La causa del óbito, según se informó, había sido al parecer una intoxicación producida por la ingesta de unos mariscos en mal estado, que el futbolista charrúa había consumido en el curso de una reciente excursión a Andorra, en compañía de su ex compañero de equipo Rodri y las esposas de ambos. En el principado pirenaico ya se sintió indispuesto, pero no le concedió demasiada importancia. Acudió a entrenar el martes, con aparente normalidad, pero empeoró rápidamente, aunque con el tratamiento administrado, y gracias a su fuerte naturaleza, experimentó una evidente mejoría, y el jueves y el viernes se le creyó ya fuera de peligro. En un principio se le diagnosticó una simple urticaria. Sin embargo, el futbolista uruguayo ya había padecido una grave hepatitis años atrás –concretamente en 1963–, que le obligó a guardar reposo absoluto y le tuvo apartado de los terrenos de juego durante varios meses.

En la madrugada del sábado se va a agravar su estado, y a las 6 de la mañana es trasladado a la Cruz Roja. A primera hora de la tarde, los médicos que le cuidaban hicieron público el siguiente parte facultativo: “El paciente Julio César Benítez Amoedo sufre un proceso tóxico infeccioso que ha dado lugar a un cuadro de colapso con manifestaciones purpúricas y fallo renal agudo. Pronóstico: gravísimo”. Poco después, en presencia de compañeros y directivos, dejaba de existir. Al parecer, algunas de sus últimas palabras, fruto del delirio, fueron “Pasa la pelota, Eladio”, “¡Ya es nuestro el partido!”, “¡Faltan cuatro minutos y ganamos dos a cero!” Genio y figura.

La triste noticia se extendió por la ciudad como un reguero de pólvora. Nadie podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Y es que parecía increíble que un deportista joven como Benítez, la imagen misma de la salud y la fortaleza, aquel niño grande de temperamento volcánico en el campo, pero bondadoso corazón fuera de él, pudiera haber muerto víctima de algo tan minúsculo como una bacteria o un virus. Pero las decenas de miles de socios y seguidores culés no tuvieron más remedio que rendirse ante la terrible evidencia al contemplar el cuerpo sin vida del ídolo caído, expuesto en la capilla ardiente que se instaló en el antepalco del «Camp Nou», para recibir el último adiós de sus admiradores, y ante el que desfiló ininterrumpidamente durante 24 horas una ingente cantidad de personas.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Los restos mortales de Julio César Benítez salen del escenario de sus grandes éxitos a hombros de sus compañeros.

Por supuesto, el partido que debía disputarse al día siguiente se aplazó de mutuo acuerdo entre las directivas de ambos clubes, fijándose para el martes día 9. Lo deportivo pasaba así a un segundo plano ante la magnitud del drama humano que se estaba viviendo en Can Barça. Nunca, en los casi 69 años de existencia de la entidad azulgrana, había muerto un jugador en activo, en plena temporada, ni nunca ha vuelto a ocurrir. El sepelio, celebrado el lunes 8, a las cuatro de la tarde, en la Iglesia Parroquial de San Odón, se convirtió –y pocas veces el tópico fue tan cierto y certero– en una impresionante manifestación de duelo. El féretro, cubierto con la bandera azul y grana, fue llevado en hombros por sus compañeros, relevándose, entre el gentío que abarrotaba los aledaños del «Camp Nou», escenario tantas tardes y noches de las proezas futbolísticas del malogrado Julio César. Su madre vino expresamente desde Uruguay. Se calcula que unas cien mil personas siguieron in situ la salida de los restos mortales de Benítez hacia el cercano Cementerio de Les Corts, donde recibió cristiana sepultura. Decenas de coronas, enviadas por los principales clubes españoles y por anónimos aficionados colmaron hasta los topes una flotilla de furgonetas. Fue un acto para recordar, sincero y sentido.

Sin embargo, corrieron por la Ciudad Condal insistentes rumores acerca de la muerte del futbolista, rumores que no coincidían para nada con la versión oficial. Eran historias fantásticas, que hablaban incluso de un asesinato por envenenamiento, relatos más propios de la Serie Negra que de las páginas deportivas, y según  alguna de ellas, el jugador uruguayo habría perecido víctima de una venganza, perpetrada por cuenta de algún personaje importante y poderoso a causa de líos de faldas. Sea como fuere, su propia viuda –una antigua artista de la noche zaragozana– concedería una entrevista muchos años más tarde, al cumplirse el 40 aniversario del inesperado óbito, en el curso de la cual abundaba en la teoría del envenenamiento, añadiendo que al cadáver de su marido se le practicó una biopsia, cuyos resultados no le fueron nunca revelados a ella, y asegurando que este no había comido ninguna clase de marisco. Al margen de esto, diversos testimonios dan fe de que el futbolista no se cuidaba precisamente como correspondería a un deportista profesional. Seguramente jamás sabremos toda la verdad acerca de lo ocurrido.

Elucubraciones aparte, el mazazo que sufrió la plantilla barcelonista fue de una  dimensión tal, que ante la fulminante desaparición del querido compañero se olvidaron por unas horas de todo lo demás, incluido el título que Barça y Real Madrid tenían que dilucidar sobre el cuidado césped del «Camp Nou». Pero la vida sigue, y –como dicen siempre los americanos– “el Espectáculo debe continuar”. De modo que los artistas hicieron de tripas corazón, y se aprestaron a interpretar su papel lo más dignamente posible. La irreparable ausencia de Benítez en el lateral derecho de la defensa fue cubierta, al igual que en otras ocasiones, por el siempre eficaz Antoni Torres, y por lo tanto el Barça saltó al terreno de juego en la tarde-noche del martes 9 de abril con su equipo de gala: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. Se guardó, como es natural, un minuto de silencio en memoria del gran ausente, y nunca fue mayor ni más ominoso un homenaje semejante en el coliseo barcelonista.

Cuando por fin echó a rodar el balón, el Barça no tardó en adelantarse en el marcador, merced a un cabezazo de Zaldúa, el bravo futbolista de Elizondo, a los 12 minutos de juego, pero el Madrid empató por mediación de Pirri al filo del descanso, y en la segunda parte ya no se alteraría el resultado, a pesar de la fuerte presión azulgrana. El partido terminó pues en tablas, y los tres puntos de ventaja que mantenía el equipo blanco, a falta de otras tantas jornadas para la finalización del campeonato, parecían ya una distancia insalvable. Y se ampliaron a cuatro en la jornada siguiente, puesto que mientras los de la capital solventaban su compromiso ante el Pontevedra con una victoria, mínima pero suficiente, el Barça –a pesar de jugar muy bien y crear numerosas oportunidades– no pudo pasar del empate en «La Rosaleda» malacitana. Rexach abrió el marcador, pero el brasileño Wanderley (hermano del goleador valencianista Waldo) lo equilibró de nuevo al batir a Reina, que sustituía al habitual arquero titular, Sadurní. Los merengues se proclamaron campeones de Liga por decimotercera vez al domingo siguiente, al derrotar por un apretado 2 a 1 a la UD Las Palmas, mientras que el Barça se aseguraba también prácticamente el subcampeonato por segundo año consecutivo tras vencer holgadamente al Sevilla, al que enviaba a Segunda División merced a dos goles de Zaldúa y otro de Rexach (3 a 0), resultado que aun pudo ser mayor de no mediar varios disparos a la madera. Esta fue la alineación que Salvador Artigas puso en liza frente a los desahuciados jugadores hispalenses: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Muller, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach.

En la última jornada los azulgranas le devolvieron el empate de la primera ronda a una Real Sociedad que se veía así obligada a disputar la promoción si quería mantenerse en la máxima categoría. Gallego fue el autor del tanto barcelonista, conjunto que formó en «Atocha» con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pellicer, Zabalza; Rifé, Pereda, Mendonça, Zaldúa y Rexach. Con este resultado, el Barça se proclamaba subcampeón de Liga con 39 puntos, a tres del Real Madrid (15 victorias, 9 empates y 6 derrotas, con 48 goles a favor y 29 en contra). El máximo realizador del equipo había sido Zaldúa, con 12 tantos, mientras que Gallego era el único jugador que se había alineado en todos los partidos. Un año más –y ya iban…– el Barça se jugaría la posibilidad de salvar la temporada en el Torneo del KO. El equipo, ciertamente, había mejorado con relación a campañas anteriores, pues había mostrado una mayor regularidad, y en determinados momentos de la competición pareció incluso capaz de alzarse con el título, pero seguía faltándole ambición y pegada en los instantes decisivos, defectos de los que –polémicas arbitrales al margen– no adolecía su gran rival, el Real Madrid.

Varios jugadores barcelonistas finalizaban sus contratos el día 30 de junio de 1968. Se trataba de Olivella, Gallego, Muller, Fusté, Rifé y Torres. De este sexteto, Muller era quien lo tenía más claro, ya que en dicha fecha quedaría libre, y seguramente colgaría las botas –contaba ya  34 años–, con la intención de convertirse en entrenador. Olivella –32 recién cumplidos– renovaría probablemente por una campaña más, como premio a sus muchas temporadas de fieles servicios al club, y en cuanto al resto, se daba casi por segura la continuidad de todos ellos, dada su edad y su rendimiento. Y en lo tocante al capítulo de refuerzos para el curso siguiente, el Barça va a fichar a Juan García Torres, Juanito, un delantero del Cádiz –del Grupo Sur de la Segunda División–, que jugaba preferentemente por la zona derecha del ataque y al que sus paisanos conocían como el “Amancio gaditano”, pues era todo un ídolo en el «Ramón de Carranza». También se especulaba con la posibilidad de contratar a Palau, goleador del Sabadell y un futbolista que parecía ser del agrado de Balmanya, el nuevo director técnico blaugrana.

…Y SONRISAS

En la entonces denominada “Copa de Su Excelencia el Generalísimo”, al Barça le  toca emparejarse en dieciseisavos con el Sporting gijonés, entonces también oficialmente conocido como “Real Gijón”. El primer partido se va a disputar en el «Camp Nou», y allí, en un encuentro mediocre sin más historia que los goles y la grave lesión del defensa rojiblanco Florín, el Barça  decantará  claramente la eliminatoria a su favor, pues el 5 a 0 final no concedía ya demasiadas opciones a los asturianos de cara a la vuelta. Jugaron: Sadurní; Borrás, Olivella, Torres; Pellicer, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Martí Filosía y Rexach, y marcaron los tantos Martí Filosía –que volvía al equipo titular muchos meses después de su debut–, Rexach, Mendonça, Zaldúa y el defensa visitante Echevarría en propia puerta. En  la devolución de visita a «El Molinón», el Barça presentó una formación con garantías (Reina; Torres, Olivella, Eladio; Zabalza, Torrent; Oliveros, Martí Filosía, Mendonça, Fusté y Rifé), pero en los primeros compases va a saltar la sorpresa, puesto que los locales, con una salida en tromba, se colocaron muy pronto con un claro 2 a 0 a su favor. Sin embargo el partido fue calmándose poco a poco, tal como convenía a los intereses azulgranas, y el Barça pasó a controlar la situación, no obstante lo cual el marcador ya no se movería.

Rexach y Pujol, dos futbolistas que seguían vidas paralelas (ambos tenían la misma edad, procedían de las categorías inferiores y debutaron en el primer equipo con una semana de diferencia), se incorporan al Servicio Militar, y por consiguiente van a ser baja para lo que resta de torneo copero. Por otro lado, el Sabadell se interesa por Torrent, pero todavía no existe acuerdo entre ambos clubes. Y con vistas también a la siguiente temporada, el Barça va perfilando su nuevo organigrama: Joan Gich es nombrado Gerente, y Domenec Balmanya anuncia sensibles cambios en la parcela técnica. El próximo adversario en la Copa será la Real Sociedad, una vez solventada con éxito su promoción de permanencia ante el Real Valladolid. Era novedad en las filas catalanas Pereda, que en las dos últimas temporadas había actuado muy poco por culpa de una inoportuna racha de lesiones. Artigas, antiguo jugador y entrenador realista, pensó que en un campo embarrado –como casi siempre lo estaba el viejo «Atocha»– sería positiva la aportación de Chús, un futbolista formado precisamente en terrenos norteños y pesados (se había revelado en el Indauchu bilbaíno). Saltaron pues al feudo donostiarra los siguientes hombres: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Torrent, Zabalza; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Y la victoria sonrió esta vez al Barça por 0 a 2, marcados por el guardameta local Zubiarraín en su propia puerta y por el resucitado Pereda. En la vuelta, el Barça aplastará a los blanquiazules con un inapelable 6 a 1 (Mendonça 3, Rifé, Pereda y Gallego). Y el sorteo de cuartos de final va a deparar un duelo de históricos que hacía tiempo que no se producía: Athletic de Bilbao-Barcelona, con la ida en el «Camp Nou». Una eliminatoria sobre el papel muy complicada.

Noticias de las categorías inferiores… El equipo infantil del Barça se proclama campeón de España en la fase final celebrada en Málaga, con estos resultados: 2-1 al Sevilla, 5-0 al OJE de Salamanca, 1-0 al Puerto malagueño, y 2 a 0 al Inmaculada de Gijón. Por otra parte el Condal, que militaba en Tercera División, reforzado por el jugador barcelonista Jiménez –y durante la temporada regular también por Martí Filosía–, va a intentar el asalto a la Categoría de Plata del fútbol español, pero es eliminado por el Orense, al perder en la ciudad gallega por 2 a 0, y vencer en el «Camp Nou» por un insuficiente 2-1. Es de reseñar que los orensanos habían ganado absolutamente todos sus partidos de Liga en su grupo de Tercera, una proeza insólita que reflejaron puntualmente numerosos medios de comunicación.

Se celebra el encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa del Generalísimo en el estadio azulgrana. Vence el Barça por un muy esperanzador 3-1, aunque el partido distó mucho de ser un paseo para los catalanes, ya que su tercer tanto no llegó hasta el minuto 89. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Oliveros, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rifé. Fue precisamente Quimet quien abrió el marcador, para empatar luego el defensor vasco Echeberría, redondeando Oliveros el resultado definitivo con dos oportunas dianas. Chus Pereda, que estaba a punto de cumplir treinta años y parecía atravesar una segunda juventud, cuajó una fenomenal actuación. En la vuelta en La Catedral, el héroe del partido va a ser Salvador Sadurní, que lo paró todo haciendo honor a su nombre de pila, y el Barça siguió adelante en la competición merced al empate sin goles conseguido en «San Mamés»

Por estas fechas se produce otra triste noticia para la gran familia barcelonista. Fallece Modesto Amorós, quien durante la friolera de 46 años estuviera al servicio del Barça como utillero y cuidador del material (siendo sustituido en dicho puesto, al jubilarse, por Claudio Pellejero). Con él se iba un trozo de historia viva del Barcelona, casi medio siglo, y también una gran persona, muy querido por todos los jugadores con los que tuvo estrecha relación. Y en otro orden de cosas, el Real Murcia realiza gestiones –aunque sin éxito– para conseguir los servicios de Borrás y Vidal, al mismo tiempo que aterrizan en el «Camp Nou» una serie de futbolistas, para ser sometidos a prueba: los paraguayos Ferreira y Colman, el goleador leonés García, y el veloz extremo zurdo avilesino Emiliano. Ninguno de ellos se quedaría en el Barça.

Las semifinales de la Copa van a deparar un auténtico plato fuerte a los aficionados, un Atlético de Madrid-Barcelona que para los azulgranas podía constituir la revancha de la eliminatoria del año anterior, en la que habían sido doblemente derrotados por los colchoneros. El primer partido, disputado en el «Manzanares» bajo un fuerte calor, termina con un escueto 1 a 0 favorable a los propietarios del terreno, tanto conseguido a los nueve minutos  de juego por el rojiblanco Luis al rematar de cabeza una falta botada por Ufarte. El resultado podía considerarse francamente benigno para el Barça, que no había hecho un buen partido pero esperaba darle la vuelta a la eliminatoria con el apoyo de su público.

Otro refuerzo más: Juan Carlos Pérez, conocido futbolísticamente como Juan Carlos, centrocampista del Racing montañés, y a quien llamaban “el Pirri de Santander”. Con esta nueva adquisición prosigue la política de fichajes modestos, a la espera de que cuajen en magníficas realidades. Mientras, la cantera catalana le ofrece al Barça un ramillete de jóvenes con un envidiable futuro por delante: el guardameta Mora, el defensa Sanjuan, el interior García Castany, el punta Alfonseda…Y una esplendorosa realidad, sin ir más lejos, es Gallego, indiscutible central de la Selección Nacional, que va a ser galardonado con el Trofeo “Patricio Arabolaza”, instituido por los diarios “Arriba” y “Marca” para premiar la Furia Española.

Se disputa en el «Camp Nou», coincidiendo con la Verbena de San Pedro, el decisivo encuentro de vuelta de la semifinal Barça-Atleti. Fue un choque pleno de nervios y plagado de incidencias, en la mejor tradición copera. En la primera parte se adelantaron los madrileños con gol de Adelardo, poniendo las cosas muy cuesta arriba. Ya mediada la segunda mitad va a producirse la jugada más polémica del partido. Mendonça es objeto de penalty en el área colchonera, por sendos agarrones de San Román y Griffa. La clara falta, que no dejaba lugar a dudas, va a ser señalada por el colegiado balear señor Rigo (un árbitro ya sobradamente familiar para jugadores y aficionados barcelonistas), siendo muy protestada por los visitantes. El máximo castigo lo lanza Fusté, equilibrando el marcador, y muy poco después Zaldúa hace el 2-1 que empata la eliminatoria (en 1968, conviene recordarlo de nuevo, no se aplicaba aún el valor doble de los tantos conseguidos en campo contrario en caso de igualdad). El partido entra entonces en una fase de gran emoción e incertidumbre, hasta que – ya en período de descuento, pues se habían perdido varios minutos en atender y retirar al jugador rojiblanco Iglesias, lesionado– será nuevamente el navarro Zaldúa, entrando al remate de forma harto heterodoxa ¡con la rodilla!, quien consiga el tanto que le da al Barça al pase a la final.

Como es lógico y natural, se desborda la alegría entre los seguidores barcelonistas, que en gran número invaden el terreno de juego para abrazar alborozados a sus ídolos. Es en ese preciso momento cuando tiene lugar un lamentable incidente, ya que la Policía Armada –los tristemente célebres Grises– va a disolver con contundencia –a porrazo limpio, vamos– una espontánea manifestación de júbilo, de carácter estrictamente deportivo, produciéndose las correspondientes carreras y contusiones, algo a lo que el público que permanecía en las gradas responderá increpando a las fuerzas represivas y lanzando masivamente almohadillas, en una escena insólita en nuestros campos, y que de nuevo tiñe de sangre el coliseo blaugrana, al igual que sucediera en «Les Corts» en 1952, en el curso de aquel Barça-Español que pudo degenerar en auténtica catástrofe (y que al parecer se cobró alguna víctima mortal) Pero también va a haber  sus más y sus menos en el mismísimo vestuario de los flamantes finalistas… En esta ocasión, los protagonistas fueron el directivo blaugrana Pere Baret y el ex  presidente de la entidad Enric Llaudet, quien arremetió contra el primero con la intención de agredirle, lo que causó una gran sorpresa entre todos los presentes, a despecho de las malas relaciones que siempre habían mantenido en el pasado ambos personajes.

Sin embargo, incidentes al margen, lo destacable era que –cinco años después– el Barça iba a jugar de nuevo una final de Copa. Claro que en esta ocasión las cosas no parecían tan sencillas como en 1963, cuando se derrotó por un claro 3 a 1 a un entonces bisoño Real Zaragoza y en el propio «Camp Nou», bajo la mirada del Dictador y todos sus dignatarios. En esta oportunidad, el adversario iba a ser nada menos que el Real Madrid, y el escenario del choque el mismísimo estadio «Santiago Bernabéu», un marco nada neutral y bastante más hostil para los azulgranas de lo que lo fuera el feudo catalán para los aragoneses. Y la prensa madrileña, una vez que se conoce que el omnipresente Rigo será el árbitro de la final, tampoco contribuye a rebajar precisamente la tensión, insinuando cierta parcialidad del colegiado balear. Tal era el enrarecido ambiente que le esperaba el Barça en la Casa Blanca  el 11 de julio de 1968.

Pero mientras llegaba el momento de la verdad, la hora de meterse en la boca del lobo y jugarse toda la temporada a una sola carta, el equipo de Artigas ultima su preparación con un par de encuentros amistosos internacionales en el «Camp Nou». El primero sirve como presentación para Juanito, uno de los nuevos fichajes, y tiene como rival a un prestigioso cuadro austriaco, el Rapid de Viena. El resultado es de empate a dos, y el menudo delantero gaditano va a apuntar buenas maneras, marcando uno de los tantos barcelonistas. El otro partido tiene como rival a los portugueses de Os Belenenses, y termina con una clara victoria azulgrana por 4 a 1. En este choque puede alinearse el quinto Carles Rexach, gracias a un permiso concedido por sus superiores militares.

El día 11 de julio, en el «Santiago Bernabéu» y con toda la afición española congregada delante del  televisor, va a disputarse algo más que una final de Copa, uno de esos partidos llamados a convertirse en historia de nuestro fútbol. Y no precisamente por su nivel de juego, tirando a mediocre, sino por el cúmulo de  incidencias que se producirían dentro y fuera del césped, así como por la significación tan especial que tendrá el resultado final. A las órdenes del colegiado balear Antonio Rigo Sureda, puesto en la picota por el madridismo ya antes de que echase a rodar el balón, los dos equipos finalistas saltan al campo con las siguientes alineaciones: por el Real Madrid, Betancort; Miera, Zunzunegui, Sanchís; Pirri, Zoco; Serena, Amancio, Grosso, José Luis y Miguel Pérez, y por el Barcelona, Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach. Actúan como capitanes el cántabro Miera y el navarro Zaldúa, respectivamente.

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería...

Un error que vale un título: Zunzunegui bate a Betancort, pero él no quería…

En el Madrid hay ausencias importantes, como las de los habituales titulares Junquera, Calpe, De Felipe –lesionado casi toda la temporada–, y sobre todo su ala izquierda, compuesta por Velázquez y el veterano Gento, mientras que el Barça presenta a su once de gala, ya que a última hora Rexach ha recibido permiso de sus mandos para desplazarse hasta Madrid, lo cual deja fuera de la alineación al andaluz Ángel Oliveros, que venía actuando muy satisfactoriamente durante todo el torneo. El partido se pone muy pronto en franquía para el Barcelona, ya que a los 6 minutos de juego un centro de Rifé es desviado hacía su propia portería por el central madridista Zunzunegui, batiendo involuntariamente a Betancort. A partir de ese momento el equipo blanco se lanzará a un furibundo acoso sobre el portal defendido de forma sensacional –y en ocasiones providencial– por Sadurní, con esporádicos contragolpes del lado azulgrana. El Barça sobrevive como gato panza arriba, y la presión del Madrid se acentúa aún más si cabe en la segunda mitad, período en el que van a producirse algunas jugadas conflictivas dentro del área barcelonista, sobre todo un presunto derribo a Serena que exacerbará de tal forma los ánimos de los seguidores locales, hasta el punto de ocasionar el lanzamiento de numerosos envases de vidrio desde las gradas al terreno de juego, con grave riesgo para la integridad física de los futbolistas. Pero el marcador ya no se  moverá, y el Barcelona va a proclamarse nuevo campeón de Copa tras cinco largos años de sequía de títulos nacionales.

El General Franco hace entrega del trofeo que lleva su nombre a Zaldúa, el capitán azulgrana, pero los jugadores azulgranas no podrán dar la tradicional vuelta de honor alrededor del campo debido a la lluvia de objetos arrojados desde la grada con una total falta de deportividad y civismo, impactando alguno de ellos incluso en la propia copa y abollándola. Pero al parecer aquella cálida noche de julio el mal comportamiento no fue algo privativo de varios centenares –si no miles– de exaltados hinchas madridistas… En el palco de autoridades se va a producir una jugosa anécdota de tintes surrealistas, siempre según testimonios del bando catalán: al finalizar el encuentro con la victoria culé, la esposa del ministro de la Gobernación, general Camilo Alonso Vega, le dice al presidente madridista: ¡Qué pena, Santiago, hemos perdido!” Alonso Vega, tratando de mostrarse diplomático, tercia: “Anda, mujer, felicita al presidente del Barcelona” –por Narcís de Carreras, allí presente–, a lo que doña Ramona Bustelo, ni corta ni perezosa, responde, dejando las cosas aun peor: “Claro, le felicito. Porque Barcelona también es España, ¿no?» A Carreras no le sale del alma otra cosa más que un elocuente no fotem, Senyora ( “no me j…, Señora” )

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

Presidente y entrenador exultantes de felicidad tras un triunfo épico.

En Barcelona el recibimiento a los triunfadores del «Bernabéu» va a ser apoteósico, como hacía muchos años que no se veía en la Ciudad Condal. En el Aeropuerto de El Prat les aguardaban millares de aficionados, exhibiendo pancartas tan expresivas como una que rezaba “Bienvenidos héroes, supervivientes de la selva virgen”, u otra donde, debajo de una botella, podía leerse ”Arma secreta del Real Madrid”. El partido va a ser conocido desde aquel momento como la Final de las botellas (y hablando de botellas, a raíz de este encuentro la Federación Española de Fútbol va a prohibir la venta de bebidas con envase de cristal en todos los campos del país, pagando el pato, como tantas veces, justos por pecadores). Más tarde, la expedición barcelonista acudirá a la Basílica de La Mercé, a postrarse a las plantas de la Patrona de la ciudad, para terminar su recorrido triunfal en la Plaça Sant Jaume, el tradicional escenario de las grandes solemnidades culés, entre el clamor y los vítores de una auténtica muchedumbre que colapsaba los accesos. En el Ayuntamiento, el presidente Carreras, en catalán, ofreció la Copa a la ciudad y a sus seguidores, respondiéndole el Alcalde, señor Porcioles, también en lengua vernácula. Con posterioridad a este acto protocolario, fueron presentados desde el balcón del Consistorio todos y cada uno de los jugadores del equipo campeón de España, aclamados por su fervorosa hinchada.

Tampoco tenía desperdicio el inefable parte médico que hizo público el Real Madrid después de finalizado el encuentro: “José Luis: conmoción cerebral al recibir una patada de Pereda sobre la apófisis mastoides. Pirri: luxación de la articulación acromion clavicular, por la voltereta que le hizo dar Eladio. Será operado el sábado por la mañana en el Sanatorio Ruber. Serena: contusión sobre el muslo derecho por rodillazo de Zabalza”. Evidentemente, en lugar de tratar de calmar unos ánimos muy exaltados, venía a echar más leña al fuego…

Y con las imágenes de la gesta del «Bernabéu» aún muy vivas en la retina de los aficionados, cae definitivamente el telón sobre la temporada futbolística 1967-68, que para el Barça y el barcelonismo había sido una de las más agitadas de los últimos años, con un relevo presidencial, una trágica desaparición, y un valioso título cosechado en sus postrimerías. Los culés confiaban en que el equipo hubiese enderezado ya su errático rumbo anterior, y esperaban que el trofeo recién conquistado marcara el comienzo de una nueva era de satisfacciones y éxitos deportivos, bajo la batuta del triunvirato Carreras -Balmanya-Artigas. La situación económica del club estaba mejorando, lenta pero perceptiblemente, y la gran inyección financiera que había supuesto la venta de «Les Corts» iba notándose ya en la paulatina reducción de la deuda. Optimismo era lo que se respiraba en este largo, cálido y por tantas razones inolvidable verano de 1968.




Roque Olsen: Disciplina, mucha disciplina (1965-1967). Segunda parte.

Nunca en lo que iba de década se había vivido en Can Barça un clima tan optimista como en los prolegómenos de la campaña 66-67. Y la euforia no podía achacarse precisamente a los nuevos fichajes, aunque uno de ellos en concreto vaya a traer mucha cola, pero de eso ya hablaremos más tarde…Por lo pronto, hay que destacar dos hechos que iban a tener una gran importancia de cara al futuro barcelonista: la creación del Trofeo “Joan Gamper”, y el traslado de la sede social y las oficinas del club a una vieja masía de principios del siglo XVIII, reconstruida al efecto. Cuenta la leyenda que al presidente Enric Llaudet se le ocurrió la idea del “Gamper” jugando al billar. Sea o no cierta la anécdota, la verdad es que el proyecto va a constituir un rotundo acierto. Se trataba de un nuevo torneo de verano, a imagen y semejanza de los ya clásicos “Carranza” y “Teresa Herrera”, un cuadrangular que serviría tanto de presentación del equipo y sus novedades de cada temporada ante una afición ávida de fútbol tras el paréntesis estival, como de fuente de ingresos suplementarios para las arcas del club, que aunque contaban ya con la perspectiva de una gran inyección económica debido a la venta de «Les Corts», siempre andaban necesitadas de dinero. Y, por supuesto, el “Gamper” cumpliría también la misión de honrar la memoria del fundador del Club, una personalidad  muy poco apreciada por el régimen franquista. Así lo probaba el hecho de la desaparición de su nombre de la calle que se le dedicó antes de la Guerra Civil, y tampoco había podido prosperar la propuesta para que se bautizase como “Estadio Gamper” al «Camp Nou» (que tras consulta a los socios, la temporada anterior, había recibido la aséptica denominación oficial de “Estadio del Club de Fútbol Barcelona”), después de que  fracasasen, por diferentes motivos, los intentos de darle el nombre de Miró-Sans o Kubala, este último bastante poco oportuno después de la sonada marcha de Laszi al Español.

El Barça recupera un edificio histórico llamado a hacer historia.

El Barça recupera un edificio histórico llamado a hacer historia.

En cuanto a “La Masía”, una  vieja muestra de la arquitectura tradicional  catalana, levantada en 1702 en el lugar denominado Can Plans, esta había servido como almacén de maquetas y planos durante la construcción del «Camp Nou», y ahora va a sustituir al coqueto chalet modernista del Pasaje Méndez Vigo como sede de las oficinas del club, albergando también la sala de trofeos y la planta noble. Al acto de su inauguración, el 26 de Septiembre de 1966, se le dará un gran realce social. Pero estaba escrito que no iba a terminar ahí la historia del más que centenario edificio…

Pasando al obligado capítulo de altas y bajas, y empezando por los que se marchaban, a las ya conocidas retiradas de Rodri, Gracia, Kocsis y Gensana (quien, sin embargo, aún seguiría jugando algunos partidos con el Condal, por pura afición), va a unírseles, sorprendentemente, la de un Martí Vergés aún relativamente joven –32 años– y en plenitud de facultades físicas, tal como lo atestiguaban los 31 partidos, casi todos ellos oficiales, que el gerundense había disputado en la temporada anterior. También abandonaba el Barça el navarro Serafín, rumbo al Real Murcia. Había gozado de escasas oportunidades, ciertamente, pero en ellas tampoco demostró grandes cosas. Más importante –aunque dejaba el puesto bien cubierto– era el retorno de Pesudo a su club de origen, el Valencia. Por el contrario, un solo fichaje de cierto relieve, a falta de otra operación aún por resolver, y pendiente de cuestiones federativas de altura. Se trataba del centrocampista uruguayo Eduardo Endériz, que militaba en las filas del Real Zaragoza. Va a venir, no obstante, convaleciente aún de una seria lesión. También se incorporan a la primera plantilla seis jóvenes futbolistas procedentes del filial CD Condal: Rexach, Pujol –ambos ya habían debutado oficialmente hacía más de un año–, el guardameta Rodés, el defensa Borrás, el centrocampista Mas, y el espigado delantero Narcís Martí Filosía. El Barça, de este modo, parecía realizar una fuerte apuesta a favor de la cantera. Por consiguiente, la plantilla del CF Barcelona para la temporada 66-67 va a quedar configurada de la siguiente manera: Sadurní, Reina, Rodés, Benítez, Gallego, Eladio, Foncho, Olivella, Borrás, Muller, Torres, Montesinos, Endériz, Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté, Zaballa, Mas, Vidal, Marti Filosía, Rexach, Seminario y Pujol. En total, 24 jugadores, catorce de ellos catalanes.

El capitán Zaldúa recibe el Primer Trofeo Joan Gamper de manos del hijo del homenajeado, ante la mirada del presidente Llaudet y el gobernador civil de Barcelona y futuro ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi.

El capitán Zaldúa recibe el Primer Trofeo Joan Gamper de manos del hijo del homenajeado, ante la mirada del presidente Llaudet y el gobernador civil de Barcelona y futuro ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi.

Tras varios encuentros amistosos a lo largo de la región –Réus, Lérida, Granollers–, el Barça va a presentarse ante su público con motivo de la primera edición del torneo “Joan Gamper”. Van a completar el póker de participantes el Anderlecht belga, el Nantes francés y el Colonia alemán. Los azulgranas romperán el fuego el día 30 de Agosto de 1966, enfrentándose a los de Bruselas con la siguiente e histórica alineación: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Van a vencer por 2 goles a 1, siendo sus autores Fusté y Zaldúa. En la gran final del 1 de Septiembre se enfrentan al Colonia, que había superado en el primer partido al Nantes por 3 a 2 (en la consolación, los belgas apabullarían a los bretones por 7 a 0). Olsen repitió equipo, y en un partido discreto y bronco el Barça se impuso por 3 a 1 a los renanos, conquistando así su primer “Gamper”. Fusté, Rifé y Vidal obtuvieron los goles azulgranas, pero Quimet y el guardameta Reina van a resultar lesionados de consideración.

El sábado 10 de Septiembre, en partido adelantado a la jornada, el «Camp Nou» levantó el telón de la Liga 66-67. El anfitrión recibe al Córdoba, que pese a adelantarse en el marcador y plantear un partido netamente defensivo, acabará sucumbiendo por un claro 4 a 1. Fusté, Montesinos, Vidal y Zaballa hicieron los goles de un Barcelona que formó con: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Fusté y Vidal. Un buen aperitivo para el encuentro de ida de la finalísima de la Copa de Ferias del siguiente miércoles ante el Real Zaragoza. La ilusión por conquistar un título que se le resistía al Barça desde 1960 –fecha del último triunfo– era enorme, pero también lo será la decepción, pues tras los primeros 90 minutos el marcador va a señalar un 0 a 1 favorable a los maños. El tanto de Canario ponía las cosas muy difíciles para la vuelta. Jugaron los mismos once que lo hicieron en el estreno liguero contra el Córdoba.

Pero el milagro va a producirse siete días más tarde en «La Romareda». Olsen introduce cambios en la formación –Foncho por Benítez, el debutante Mas por Muller– , e incorpora también al joven Lluís Pujol (19 años) en lugar de Seminario, inicialmente designado y repentinamente enfermo. Este fue el once que saltó al terreno aragonés para disputar el segundo acto de la final ferial: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol. Los locales, por su parte, pusieron en liza a los mismos jugadores que habían vencido en el «Camp Nou», es decir: Yarza; Irusquieta, Santamaría, Reija; Páis, Violeta; Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. El partido va a resultar muy emocionante, con constantes alternativas, y Torres y Canario resultarán expulsados. Esta fue la marcha del tanteador:

3´     0-1      Pujol

24´   1-1      Marcelino

86´   1-2      Pujol

87´    2-2     Marcelino

89´    2-3     Zaballa

112´  2-4     Pujol

La plantilla azulgrana posa con el trofeo conquistado en Zaragoza

La plantilla azulgrana posa con el trofeo conquistado en Zaragoza

Con el 2 a 3 (cabe recordar, una vez más, que entonces los goles conseguidos en campo contrario todavía no tenían valor doble en caso de empate), se llegó a la prórroga, y en ella Pujol, culminando un letal contraataque, marcará el tanto decisivo, a pocos instantes del final. El noi de Castellbell i el Vilar va a entrar así en la historia barcelonista con letras de oro, y el club se apunta su mayor éxito deportivo en lo que iba de década. ¿Habría cambiado con este resultado su ya tradicional dinámica perdedora? Pronto saldríamos de dudas…

Por lo pronto, el partido del día 25 de Septiembre contra el CD Sabadell va a ser una fiesta: desfile de las distintas secciones del club, actos folklóricos, y el capitán Zaldúa mostrando la tercera Copa de Ferias a la fiel y sufrida hinchada culé desde el centro del terreno de juego. El encuentro, sin embargo, no pasaría de discreto, y el Barça se va a anotar la victoria por 2 a 0, con tantos de Vidal y Zaballa, que acabaron doblegando la cerrada defensa arlequinada. Esta fue la alineación: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Endériz –que debutaba y resultó lesionado–, Zaldúa, Fusté y Vidal. Llamaba poderosamente la atención la ausencia en el equipo titular de Pujol, el héroe de «La Romareda». A efectos clasificatorios, esta no era para el Barça la tercera jornada, sino en realidad la segunda, puesto que aquella había sido aplazada hasta noviembre a causa de las obras de construcción del nuevo campo del Atlético de Madrid en la ribera del Manzanares, aun no concluidas.

Todavía bajo los efectos de la euforia, el Barça viaja a Elche para medirse al equipo local. El resultado va a ser sin duda alguna el más llamativo de la jornada. A la media hora de juego vencían los azulgranas por 1 a 3, pero el cuadro franjiverde reaccionó brillantemente y acabó llevándose el partido. Zaldúa y Pujol (en dos ocasiones) marcaron los goles de un sorprendente –y sorprendido– Barça, que formó con: Sadurní; Foncho, Gallego; Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Mas y Pujol. El ex condalista Molina, ahora en las filas ilicitanas, marcó dos goles. Y con todo y ser anormal el resultado de «Altabix», aún lo va a ser más el registrado la siguiente jornada en el «Camp Nou», uno de esos que destroza cualquier quiniela. El Pontevedra, vicecolista, dio la gran sorpresa al llevarse los dos puntos del feudo azulgrana merced a un estupendo trabajo defensivo y al acierto en un contragolpe del único internacional granate, Neme. El Barça, por supuesto, estuvo rematadamente mal en ataque. Jugaron, y perdieron contra todo pronóstico: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Zaldúa, Vidal, Fusté y Pujol. La clasificación estaba comandada por el Valencia, con 9 puntos, seguido por el Real Madrid con 8 y el Español con 7. El Barça era undécimo, con sólo cuatro puntos aunque con un partido menos.

Aprovechando la festividad del 12 de octubre, la Virgen del Pilar, el Barcelona va a rendir un cálido, emotivo y muy merecido homenaje a los recientemente retirados Sigfrid Gracia y Martí Vergés. El contrincante elegido para tan señalada ocasión  será nada más y nada menos que el Benfica lisboeta, de infausto recuerdo para todos los culés, con su gran estrella al frente, el mozambiqueño Eusebio, máximo artillero del Mundial de Inglaterra celebrado sólo unos meses antes. El partido resultó muy entretenido, y finalizó en tablas –Zaballa y el propio Eusebio fueron los goleadores–, y quedan para la historia ambas formaciones: por el Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Gracia (Eladio); Vergés (Montesinos), Torres; Pereda, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Zaballa, y por los portugueses, Costa Pereira; Cavem, Humberto, Jacinto; Cruz, Santana; Coluna, Nelson, Torres, Eusebio y Yuca.

No era muy habitual que el Barça perdiese tres encuentros seguidos de Liga, pero tal hecho va a producirse en este mes de Octubre de 1966. El rival es ahora el Español, que estaba mostrándose como la auténtica revelación del campeonato, con una delantera goleadora formada por Amas, Rodilla, Re, Marcial y José María, cuyo brillante juego les mereció el calificativo de “Los Cinco Delfines”. El encuentro de «Sarriá» va a levantar una gran expectación, pero los periquitos serán netamente superiores, fraguando su victoria en el primer tiempo, para luego pasar a defenderla. Rodilla y Re marcaron los dos goles blanquiazules, y en el Barça –que jugó francamente mal– hizo su debut oficial el espigado delantero ampurdanés Narcís Martí Filosía. Este fue el equipo presentado por Roque Olsen: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Torres; Zaballa, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Pujol. El Barça, con este resultado, caía a zona de promoción, a seis puntos ya del líder, el Valencia.

La Liga se detiene para que la Selección Española se enfrente a  la de la República de Irlanda en Dublín, en encuentro valedero para la Eurocopa, y el Barça le devuelve al Benfica la visita que el cuadro lisboeta le hizo días antes, con motivo del homenaje a Gracia y Vergés. Van a imponerse los lusos por un gol a cero. La derrota no acrecienta el prestigio internacional del Barça, pero no tiene mayor trascendencia. Sí la tiene, en cambio –y mucha– la que va a sufrir el Barça en el propio «Camp Nou» a pies de un modesto conjunto escocés, el Dundee United, en la primera eliminatoria de Copa de Ferias que disputaba después de haberse coronado campeón frente al Zaragoza (1-2). Pésimo partido azulgrana, que formó con Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Fusté, Torres; Pereda, Muller, Zaldúa, Martí Filosía y Rifé, que de este modo hacía su reaparición después de la lesión sufrida ante el duro Colonia. Fusté va a marcar el único gol barcelonista. El enfado de la afición es patente, pero el capitán de la nave –que incluso se encontraba fuera de Barcelona la noche en que se despidió a Gracia y a Vergés– parecía no inmutarse. De hecho, Llaudet se guardaba un as en la bocamanga. Y nunca mejor dicho…

Mientras, el Barça continúa su gris periplo liguero. Derrota sin demasiados problemas al Granada por 3 a 0, en un partido cuya única historia fueron los dos goles conseguidos por el defensa Eladio (el otro lo hizo Vidal). Estos fueron los vencedores de los granadinos: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa. Y el 1 de Noviembre, aprovechando la festividad de Todos los Santos, el Barça disputa por fin su partido aplazado en el nuevo feudo del Atlético de Madrid. Esta vez sí, esta vez el equipo cuaja un buen partido, y con un gol de Zaballa se lleva los dos puntos. Jugaron por primera vez en el flamante estadio a la vera del Manzanares: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa.

La mayor goleada de la temporada la consiguieron estos once: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa

La mayor goleada de la temporada la consiguieron estos once: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa

El Barça es quinto en la general, con 8 puntos, a cuatro del líder, el Valencia. Y será cuarto al final de la siguiente jornada, la octava, ya que consigue otro excelente resultado a domicilio en Zaragoza. Dominaron más los locales, pero un error defensivo blanquillo propició que Zaballa, nuevamente, marcase el único gol del partido. Jugaron los mismos once que acababan de derrotar a domicilio a los colchoneros. Y en la novena jornada va a confirmarse la recuperación barcelonista con un inapelable 5 a 0 al Sevilla en el «Camp Nou». Se alineó la misma formación triunfante en Madrid y Zaragoza, y los goles fueron obra de Costa (en propia meta), Rifé, Fusté y Vidal en dos ocasiones. El Sevilla causó una paupérrima impresión, y se situaba como penúltimo de la tabla, con sólo 6 puntos y cuatro negativos. El Barça, por su parte, ya era tercero –empatado con el Español–, a solamente dos puntos de los líderes Valencia y Real Madrid.

A la jornada siguiente visitaría el «Bernabéu», y el resultado podría ser esclarecedor para su futuro en el campeonato, pues sacar algo positivo del feudo merengue le daría alas. Pero antes había que jugar la vuelta de la Copa de Ferias contra el Dundee United en tierras escocesas. Los azulgranas traían un marcador  desfavorable del encuentro de  ida, pero  eran perfectamente capaces de invertir la situación. Torres más altas ya habían caído, y tan sólo era preciso recordar la reciente final contra el Zaragoza, pero en esta ocasión no se va a repetir el milagro. En un terreno difícilmente practicable, el Barça se hundió de nuevo y encajó un claro 2 a 0 que le dejó fuera de su Copa de Ferias a las primeras de cambio. Estos fueron los  protagonistas del nuevo fiasco continental: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa.

Con este panorama, los mismos once futbolistas  saltarán al césped del Estadio «Santiago Bernabéu» –en mucho mejor estado– para intentar reeditar el éxito de la temporada anterior. Sin embargo tal cosa  no va a ser posible, en un encuentro marcado por una extraña decisión arbitral. El empate a cero se mantendrá durante todo el tiempo reglamentario, y en ello va a tener bastante que ver el acierto de Sadurní, deteniendo varios balones con marchamo de gol, pero cuando ya pasaban tres minutos de la hora  –el árbitro, el vizcaíno Ortiz de Mendíbil, alegaría después que se le había parado el reloj– el madridista Veloso conseguiría batir por fin la meta barcelonista, anotando el gol del triunfo para sus colores, aunque el partido se iba a prolongar todavía hasta un teórico minuto 98 (otras fuentes hablan incluso del 102). Sea como fuere, el barcelonismo en pleno se mostraría indignado por el incidente, que vendría así a privarle de un magnífico resultado. Ahora, por el contrario, la brecha entre ambos equipos se ampliaba a 4 puntos de diferencia.

Siete días más tarde el Barça recibe al Hércules de Alicante en el «Camp Nou», con los cambios de Olivella por Gallego –sancionado a causa de sus discrepancias verbales con el árbitro del «Bernabéu»– y Zaldúa por Vidal en el eje del ataque. Un gol del reaparecido ariete navarro, otro de Fusté y dos de Rifé son suficientes para lograr un claro 4 a 1 en un partido sin historia. El Barça seguía a cuatro puntos de la cabeza. Que aumentarían a cinco a la semana siguiente, aunque un empate sin goles en el siempre difícil «San Mamés» no dejaba de ser un buen resultado. Seminario suplió al lesionado Zaballa en la punta izquierda del ataque, y Sadurní cuajó otra espléndida actuación bajo los palos. Y se van a pasar apuros para superar a  la Unión Deportiva Las Palmas en la decimotercera jornada (2 a 1). En una tarde de mal juego, el Barça consiguió darle la vuelta al marcador con goles de Rifé y el amarillo José Luís en propia puerta. Antes había anotado Gilberto para los canarios. Zaldúa, siempre valiente e impetuoso, sufrió una espectacular brecha en la cabeza. Actuaron los mismos once que lo habían hecho en Bilbao.

Todos los futbolistas –y máxime los delanteros– sueñan con una actuación como la que cuajó Peru Zaballa la noche del 18 de Diciembre de 1966, en un partido contra el Deportivo de La Coruña televisado en directo para toda España. Reaparecía el buen exterior cántabro, y al anunciarse su alineación por los altavoces parte del público la recibió con silbidos, silbidos que se trocarían en aplausos después de ver cómo el de Castro Urdiales conseguía cuatro goles –dos de ellos de bellísima factura–, en el que sin duda fue su encuentro más completo  vestido de azulgrana (el otro tanto lo obtuvo Rifé, y sirvió para abrir el marcador en la primera parte). Y eso que los gallegos no lo hicieron mal del todo, no obstante. Jugaron en la inolvidable noche del montañés: Sadurní; Benítez, Gallego –que volvía también al equipo, una vez cumplida su sanción–, Foncho; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Vidal, Fusté y Zaballa. Y con un amistoso en el «Camp Nou» frente al F.A.R. marroquí, en el tradicional partido navideño, el Barça va a cerrar un agridulce año 1966. El resultado fue de 4 a 0 (Zaldúa 2, Fusté y Vidal), y el choque sirvió para ver en acción a hombres poco habituales, tales como Reina –que reaparecía igualmente después de su intervención quirúrgica–, Borrás, Rexach o Pujol.

Es el momento ahora de referirnos a un curioso caso que va a producirse durante esta temporada, protagonizado por un fenomenal futbolista brasileño, el delantero del Flamengo de Río de Janeiro Walter Machado Da Silva, Silva, para abreviar. Se trataba de un excelente jugador de color –como se decía entonces–, que se caracterizaba por una técnica exquisita y un gran poderío rematador, una auténtica perla negra, vamos… Incluso con anterioridad a su actuación con la Canarinha en el Mundial de Inglaterra ya había llamado la atención de Enric Llaudet, que se reservó una opción de compra. El gran problema, sin embargo, era que las fronteras españolas continuaban cerradas a cal y canto en lo relativo a la contratación de futbolistas extranjeros –una situación que duraba desde 1962–, aunque al parecer al dinámico presidente barcelonista le constaba (¿tal vez algún soplo procedente de las Altas Esferas?) que su reapertura era inminente, y con mayor motivo después del poco lucido papel de nuestra Selección Nacional en Inglaterra, lo que parecía aconsejar  el aporte de savia nueva a nuestro anquilosado campeonato doméstico… El caso es que el bueno de Llaudet, sin pensárselo dos veces, va a decidir fichar al as carioca a cambio de una cantidad de dinero que rondaba los 10 millones de pesetas, la más elevada que había pagado nunca el Barça por un solo futbolista. Llaudet –audaz hombre de empresa, al fin y al cabo– estaba convencido de que había realizado una jugada maestra, adelantándose al resto de los clubes españoles. Pero seguía siendo una jugada muy arriesgada…

Porque la normativa que prohibía la importación de futbolistas extranjeros no acababa de ser derogada, ni siquiera con la llegada a la poltrona del nuevo Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, el catalán Juán Antonio Samaranch, sustituto del falangista Elola Olaso. Pero ello no era óbice para que Llaudet siguiese adelante con sus planes. En el mes de febrero de 1967 Silva va a volar a Barcelona, será presentado oficialmente como nuevo jugador del club, y de inmediato se incorporará a la expedición azulgrana que partía rumbo a Caracas para disputar un Triangular, junto con Botafogo y Peñarol. En la capital venezolana sólo jugará el segundo partido, ante sus compatriotas, marcando un gol. Pero volvamos unas semanas atrás, y retomemos el hilo de nuestra historia, a la espera de que llegue el tan ansiado nihil obstat de las autoridades deportivas españolas, y Silva pueda debutar oficialmente y convertirse en el gran crack que el Barcelona necesitaba desde hacía años.

La primera vuelta de la Liga 66-67 va a terminar muy negativamente para el Barça, el mismo día que se inicia el año 1967. Los de Olsen, que eran segundos, a cinco puntos del Real Madrid, visitan «Mestalla», y aunque el Valencia ya no era el de las primeras jornadas –algo, por otra parte, ya tradicional en los levantinos–, los chés le regalarán a su afición un gran partido, desarbolando por completo a los azulgranas en la segunda parte, con tantos de Poli, Ansola y el brasileño Waldo, quien tras varios años en España se alzará por fin esta temporada con el preciado trofeo al Máximo Goleador. Jugaron, y fueron abultadamente derrotados: Sadurní; Benítez, Gallego, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

UNA SEGUNDA VUELTA INSUFICIENTE

Termina, pues, la primera vuelta, con un Barça muy alejado de la cabeza. Es líder destacado e invicto el Real Madrid, con 25 puntos y 11 positivos, y le siguen el Español –auténtica revelación del torneo– a cuatro puntos, el Valencia a cinco, y el Barça a seis. El balance de los blaugranas no es del todo malo (19 puntos, con nueve partidos ganados, un empate y cinco perdidos, y 30 goles a favor por 14 en contra), pero su retraso ya es preocupante. La esperanza es que se produzca una remontada semejante a la de la temporada anterior, y que el Madrid –que aún tiene que visitar el «Camp Nou» en la jornada 25– coja un bache y pueda ser alcanzado. Pero el Barça no depende en absoluto de sí mismo, y eso es siempre muy impredecible y peligroso. Sobre todo cuando se pierden partidos que a priori parecen asequibles, como el de «El Arcángel», uno de esos campos donde se debe puntuar siempre si se aspira a algo. Pero va a ser que no… El Barça se adelantó en el marcador con un gol de Vidal, pero a base de coraje los verdiblancos cordobeses remontaron hasta vencer por 2 a 1. El equipo ya estaba a siete puntos de la cabeza, y la cosa empezaba a pintar muy mal. Jugaron en la Ciudad de los Califas: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Borrás –que hacía su debut oficial con el Barça–; Rifé, Muller, Vidal, Pujol y Zaballa.

Una semana más tarde llega al «Camp Nou» el Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga y victorioso en sus dos visitas anteriores. Pero en esta ocasión se va a imponer el Barça, aunque los madrileños se hicieron tal vez acreedores a un mejor resultado. El colchonero Urtiaga inauguró el marcador a favor de los locales, al introducir el balón en su propia meta cuando mayor era el dominio de los atléticos, y Fusté y Benítez consiguieron los otros dos goles catalanes, mientras que Luis –de penalty– y Mendonça marcaban para los rojiblancos, en cuyas filas hacía entonces sus primeras armas un prometedor y joven delantero de origen vasco y nacido en Argentina, José Eulogio Gárate, que puso en no pocas dificultades a todo un internacional como Gallego. Jugaron por el Barça: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Borrás, Torres; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Fusté y Pujol.

Y en la decimoctava jornada el Barça va a decir ya prácticamente adiós a sus remotísimas posibilidades de obtener el título al caer derrotado en «La Creu Alta» por el Sabadell (2 a 0). Los arlequinados se encontraban en un buen momento de juego, y a la media hora ya campeaba en el marcador de su vetusto campo el resultado definitivo. Los ex azulgranas Camps y Marañón marcaron los goles vallesanos. El Barça quedaba cuarto, ya a 9 puntos del Real Madrid, todavía invicto, superado también por Valencia y Español. Olsen alineó en terreno lanero al mismo once que había derrotado por la mínima al Atlético de Madrid.

La Liga sufre un nuevo parón, que el Barça va a aprovechar para desplazarse a Caracas, para disputar el triangular citado más arriba, junto con el Peñarol uruguayo y el Botafogo brasileño. Silva, que acababa de llegar a Barcelona y había comenzado ya a entrenarse con el primer equipo, se une a la expedición, a la espera de que las autoridades deportivas españolas le brinden el tan esperado placet. Ya en la capital venezolana, el Barça logrará un excelente triunfo sobre el Peñarol, a la sazón campeón de la Copa Intercontinental, al que derrota merced a un tanto  del postergado Seminario, y pierde por 2 a 3 frente al Botafogo, en un encuentro que supuso el debut de Silva, que marcaría un gol (el otro sería obra también de Seminario). De regreso a España, la competición se reanuda el día 5 de febrero de 1967 con un Barça-Elche. Los ilicitanos acostumbraban a ser unos visitantes muy incómodos en el «Camp Nou», pero en esta oportunidad no van a ser unos rivales de consideración. El partido reflejó una amplia superioridad azulgrana, y terminó con un holgado 3 a 0 (Rifé 2, y Pereda). Pazos, el veterano meta franjiverde, le detuvo un penalty al especialista Julio César Benítez. Jugaron: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Borrás; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa.Lo más destacable de la vigésima jornada no va a ser la victoria del Barça en el complicado «Pasarón» por 0 a 1 –con lo cual les devolvía a los pontevedreses el sorprendente resultado de la primera vuelta–, sino la pérdida de la imbatibilidad del Real Madrid en «La Romareda» (2-1), en un partido en el que los madridistas se presentaron con una alineación plagada de suplentes, para reservar a la mayoría de los titulares con vistas a un crucial compromiso europeo frente al temible Inter de Milán de Suárez y HH. Volviendo al choque del Barça en las Rías Bajas, Rifé sería el autor del solitario gol que campeó en el marcador, con este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Aún con su primera derrota a cuestas, el Madrid parecía prácticamente inalcanzable. Pero si bien el título era ya una quimera, no así el subcampeonato, pues el Valencia y el Español perdían gas paulatinamente. Y era precisamente el Español el próximo visitante del «Camp Nou», en un encuentro donde se pondrían en juego dos puntos muy importantes, y en el que el Barça trataría de superar el desfavorable score endosado por sus eternos rivales en el terreno de la carretera de Sarriá. El 19 de febrero de 1967 se celebró este insólito derbi casi en la cumbre, con las siguientes alineaciones: por parte del Barça, Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa, y por el Español, Carmelo; Osorio, Ramoní, Riera; Juan Manuel, Miralles; Amas, Marcial, Re, Rodilla y José María. Los blanquiazules sacaban un equipo teóricamente muy ofensivo, con seis Delfines en liza. Los pericos, no obstante, van a tratar de mantener el empate inicial, pero su propósito no se verá coronado por el éxito. Zaballa, Eladio y Fusté marcan por el Barça, mientras que Re hará el solitario tanto españolista. Con este resultado los azulgranas se colocaban en segunda posición, a siete puntos del Real Madrid, aventajando en uno al Español. El goal average particular entre ambos conjuntos quedaba igualado, pero el general era muy favorable a los barcelonistas.La buena racha continúa en el siguiente partido, tras el cual el Barça regresa con dos nuevos positivos de Granada, en un choque que de entrada se le puso difícil con el gol de Almagro para los andaluces, pero que consiguió remontar merced a un penalty absurdo que transformó Benítez, y a un inapelable tanto de Zaballa en el último minuto. Jugaron en «Los Cármenes»: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Vidal, Endériz –que reaparecía después de varias lesiones– y Zaballa. Y el martes 28 de Febrero, el Barça va a disputar en el «Camp Nou» el que sería el primero de una serie de  encuentros amistosos organizados para intentar amortizar el elevado coste del fichaje del “deseado” Silva. El rival es el Feyenoord de Rotterdam, que cae derrotado por 2 goles a 1. El astro brasileño no marcará –los tantos serán obra de Fusté y Pereda– pero les va a poner los dientes largos a los aficionados culés con algunas espectaculares acciones.

Olsen esboza una sonrisa. No debía ir mal el partido...

Olsen esboza una sonrisa. No debía ir mal
el partido…

Marzo se iniciará con otro buen resultado. El Barça vence por 2 a 1 al Real Zaragoza, con goles de Fusté y Pereda. Los maños distaban ya  de ser los de anteriores temporadas, y en el «Camp Nou» se presentaron con un nuevo y joven delantero centro procedente de la cantera aragonesa y llamado Miguel Ángel Bustillo, cuyos destinos volverían a cruzarse no tardando mucho con los del Barça. Vencieron a unos Magníficos ya en horas bajas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Vidal, Fusté y Zaballa. Y la  racha barcelonista prosigue en Sevilla, donde un claro 0 a 2 va a dejar a los hispalenses en desairada situación. Zaldúa y Fusté marcaron los goles de un Barça que formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Tras este partido restan ya tan solo seis jornadas para que concluya el campeonato. El Real Madrid es líder con 39 puntos, y el Barça segundo con 33. En la siguiente jornada ambos equipos se van a enfrentar en el «Camp Nou», y en caso de victoria madridista esto supondría prácticamente asegurar el título para los blancos. Pero no será así y la Liga va a cobrar de nuevo cierto interés, dado que el Barça les  inflige a los del «Bernabéu» su segunda derrota en el torneo. Un fallo de Gallego va a dar oportunidad a Amancio para inaugurar el marcador, pero los merengues  no serán capaces de aprovechar el ligero desconcierto de sus rivales. En una buena segunda mitad azulgrana Fusté consigue el empate, y el mismo jugador logrará el tanto de la victoria en el último minuto. El colegiado balear señor Rigo –otro nombre a retener para el futuro– expulsó al defensa madridista Miera. El Barça formó con el mismo once que había vencido en el «Sánchez Pizjuán» sevillano.

Pero los esperanzadores cuatro puntos de distancia entre ambos candidatos al título, van a convertirse ya en cinco a la siguiente jornada, pues si bien el Madrid cumple con lo previsto al derrotar al Deportivo de La Coruña en el «Bernabéu», los de Olsen no pasarán del empate en «La Viña» –1-1–, frente a un Hércules que fue superior pese a debatirse en los últimos lugares. Rifé hizo el tanto de un Barça que volvió a repetir equipo por tercera jornada consecutiva. Unos días más tarde se celebra un nuevo amistoso en el Estadio, para lucimiento de Silva y consuelo del tesorero. Se va a saldar con una contundente victoria ante el Cagliari italiano por 4 goles a 1, con tantos de Seminario, Muller, Fusté y el propio as brasileño. La afición se pregunta cuándo podrá disfrutar por fin de la gran clase del carioca en un partido oficial, pero la autorización federativa sigue sin llegar…Jornada vigesimoséptima: el Madrid empata en «Mestalla» (0-0), y el Barça derrota al Athletic de Bilbao en el «Camp Nou» por 3 a 1. Los blancos están cuatro puntos arriban, pero tan sólo restan ya tres jornadas para finalizar el campeonato, y el milagro parece imposible, porque en ellas el equipo de Miguel Muñoz no tendrá que salir siquiera de la capital: dos compromisos en el propio «Bernabéu», y su primera visita al flamante estadio de la ribera del Manzanares. Ante los vascos el Barça jugó mal, pero la renuncia al ataque del rival propició el triunfo azulgrana, que se materializó con goles de Benítez –de penalty–, Zaldúa y Pereda, y estos once hombres sobre el campo: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Seminario. Y el 9 de Abril los resultados de la jornada número 28 dan ya matemáticamente el título al Real Madrid, a falta de dos encuentros para la conclusión del torneo. El Córdoba no fue un obstáculo para los blancos –3 a 0–, mientras que el Barça perdía inesperadamente por 2 a 0 en el «Estadio Insular», en un partido en el que los amarillos se jugaban mucho y cuajaron una excelente actuación, con goles de Guedes y León. Los blaugranas presentaron en Canarias a: Sadurní; Benítez, Gallego, Eladio; Muller, Torres; Rifé, Endériz, Zaldúa, Fusté y Seminario.Con el subcampeonato ya asegurado, al Barça le restaban únicamente dos intrascendentes compromisos por afrontar. En «Riazor», con los coruñeses ya descendidos a Segunda División, rotunda victoria barcelonista en otro partido sin historia ni gran esfuerzo (0 a 3), con goles de Fusté, Endériz y Zaldúa y esta alineación: Reina –en su primer encuentro liguero con el Barça–; Borrás, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. Y al martes siguiente, otro amistoso más para sufragar la “Operación Silva”. Esta vez el rival es el Standard de Lieja. Empate a uno, pero la gran noticia no va a ser la ya habitual presencia del brasileiro, sino el nuevo fichaje barcelonista, el delantero angoleño Jorge Alberto Mendonça, procedente del Atlético de Madrid, club donde había militado las nueve últimas temporadas.Y es que Llaudet, ante el creciente malestar de la afición a causa de la deriva deportiva y el ya más que presumible fiasco del “Caso Silva”, considera que debe retomar la iniciativa, y regalarle un caramelo a los sufridos y abnegados socios culés. Mendonça, en efecto, era un gran jugador, un delantero de enorme clase y talento, aunque no muy goleador y en cierto modo bastante frío sobre el campo. Se trataba de un futbolista inteligente, capaz de ofrecer grandes tardes, pero también de pasar casi desapercibido. Y aunque sólo contaba con 28 años, y sin estar lo que vulgarmente se dice “acabado”, de algún modo parecía ya de vuelta de bastantes cosas… Además, no va a ser un fichaje en absoluto barato, ya que el Barça tendrá que desembolsar una cantidad cercana a los 12 millones de pesetas para hacerse con sus servicios, y para más inri Llaudet pagaría otros dos millones más al Atlético para que el angoleño pudiera alinearse ya con su nuevo equipo en el inminente torneo de Copa. Una apuesta muy fuerte del visceral mandatario azulgrana, quizás demasiado fuerte…

La Liga 66-67 concluye el 23 de Abril, festividad de la Virgen de Montserrat, con un intrascendente Barça-Valencia. Triunfo azulgrana por 2 a 1, marcando los goles sendos defensas, Benítez y Gallego. Este fue el once que cerró el campeonato: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El balance final del Torneo de la Regularidad va a ser como sigue: el Barça se proclamará subcampeón  (algo que no ocurría desde la temporada 63-64) con 42 puntos –un registro nada desdeñable–, a cinco del Real Madrid. Marcó 58 goles, los mismos que el campeón, pero encajó 29, siete más que éste. Teniendo en cuenta que los blancos habían perdido únicamente dos partidos, era evidente que el Barça había fallado en encuentros teóricamente asequibles, como el del «Camp Nou» ante el Pontevedra (aquel 0 a 1 que tantas quinielas rompió), la sorprendente derrota en Elche tras ir ganando 1 a 3, las dos derrotas consecutivas en campo contrario  ante Córdoba y Sabadell, y la reciente de Las Palmas. Con sólo haber ganado cuatro de esos puntos, y contando con que el Madrid-Barça hubiese terminado a su hora (con empate a cero), las cosas habrían sido muy distintas: Barcelona, 47 puntos; Real Madrid, 46. Pero, en fin, eso no eran más que meras especulaciones a toro pasado…

UNA COPA CORTA Y DESASTROSA

Último partido oficial de la temporada 66-67: Olsen abandona definitivamente el banquillo barcelonista. Tras él, el guardameta Reina

Último partido oficial de la temporada 66-67: Olsen abandona definitivamente el banquillo barcelonista. Tras él, el guardameta Reina

La Copa, como de costumbre, constituía la última tabla de salvación para dar sentido a una temporada mediocre. Arranca en el «Camp Nou», ante el recién ascendido Málaga, con un escuálido 1 a 0 para el Barça gracias a un gol de Rifé, y un nivel de juego que no invitaba precisamente al optimismo. Intervinieron: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Endériz, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Mendonça y Zaballa. El nuevo fichaje Jorge Mendonça, pasó sin pena ni gloria en este su debut oficial, contagiado del espeso tono general. Pero, con todo, la eliminatoria se va a salvar sin excesivas complicaciones, ya que el Barça se apuntará un nuevo triunfo en «La Rosaleda» por 1 a 2, con goles de Vidal y Mendonça (su primer tanto en partido serio como barcelonista). Esta fue la alineación que presentó Olsen en la capital de la Costa del Sol: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Pereda, Mendonça, Vidal, Fusté y Rifé. El sorteo quiso que se enfrentasen en octavos de final Barça y Atlético de Madrid. Los colchoneros habían despachado una Liga irregular, pero van a ser muy superiores a los azulgranas en el cómputo global de los dos partidos. En su nuevo campo se imponen por 2 a 0 a estos once barcelonistas: Reina; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Pereda, Mendonça, Vidal, Fusté y Rifé. En el encuentro de vuelta se repite el resultado, y la parroquia culé va a hacer ostensible su enfado. Llaudet deberá abandonar el palco precipitadamente, entre generales muestras de desaprobación, con abundante música de viento y flamear de pañuelos. Estos fueron los once hombres que el día 21 de Mayo de 1967 despidieron otra temporada en blanco: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Gallego; Rifé, Mendonça, Vidal, Fusté y Zaballa.

El cierre definitivo del curso 66-67 va a tener lugar en Badajoz, donde el Barcelona tomará parte en el “Trofeo Ibérico”, empatando a un tanto con el Sporting de Lisboa y perdiendo ante los brasileños del Flamengo por 1 a 0, en un partido en el que se registraron algunas tanganas típicamente sudamericanas. Antes, el Barça había continuado su serie de amistosos  para amortizar el fichaje de Silva recibiendo en el «Camp Nou» a Standard de Lieja (1 -1), Nottingham Forest (1-2) y Peñarol (0 a 2), desplazándose también a París (empate a 2 frente al Nantes) y a la Ciudad Eterna, donde cayó ante el Roma por 2 a 0. Al concluir la temporada, la situación de Llaudet había dado un giro de 180 grados con respecto al final de la campaña anterior. Las cañas se habían trocado en lanzas, y de nada valía su buena gestión económica ante los continuos fracasos deportivos, aderezados con el “Caso Silva”, donde la DND se va a mostrar inflexible, no dando su brazo a torcer y manteniendo las fronteras de nuestro fútbol cerradas a cal y canto para los jugadores extranjeros. De este modo, Silva sólo va a poder disputar un total de 14 partidos amistosos con el Barça, y Llaudet se verá obligado a buscar desesperadamente dónde acomodarlo, decidiéndose por cederlo al Santos, el equipo de O Rei Pelé, para traspasarlo posteriormente al Flamengo, su club de origen. El mandatario  barcelonista tratará de ironizar sobre un tema que maldita la gracia que tenía, y ante la pregunta de un periodista acerca de qué iba a hacer  con Silva, respondió con una frase muy ocurrente, pero ya entonces –y mucho antes de que se inventara la expresión– muy poco políticamente correcta: “Siempre me había hecho ilusión tener un chófer negro”. El corolario de todo este desafortunado asunto será que la prohibición de importar futbolistas extranjeros va a permanecer en vigor aun durante seis largos años, hasta la primavera de 1973, cuando –y en buena medida gracias a las presiones del propio Barça, que destapó la fraudulenta maniobra de los falsos oriundos– se acabe por permitir el fichaje de dos jugadores por club.Pero de alguna manera el presidente Llaudet va a intentar capear el fuerte temporal de críticas, tomando de nuevo la iniciativa. Para ello, decide democratizar las estructuras del club, y crear un «Consejo Consultivo” formado por prohombres del barcelonismo,  que le pueda servir a modo de coartada y pararrayos. De esta especie de senado  formarán parte diversas personalidades de reconocida raigambre blaugrana, como por ejemplo el joven y dinámico financiero Pere Baret, y el fundador de “Peña Solera”, el fabricante Nicoláu Casaus. Dicho organismo va a aprobar el fichaje de un nuevo entrenador, ya que Roque Olsen –muy censurado por la prensa– había perdido incluso el respaldo de Llaudet. El elegido –la prensa barajaría varias opciones, como Fernando Riera, Aymoré Moreira, Otto Bumbel o Roque Gastón Máspoli, todos ellos sudamericanos –va a ser Salvador Artigas, un técnico barcelonés de 53 años de edad (aunque sus plateadas sienes le hacían parecer mayor). Artigas había sido en su juventud jugador del Barça durante un breve período, sirviendo en la Guerra Civil como piloto de caza en el bando republicano. Exiliado de España tras el final de la contienda, jugó varias temporadas en Francia, para regresar más tarde a nuestro país y enrolarse en la Real Sociedad de Benito Díaz, el legendario Tío Benito. Una vez retirado de la práctica activa del fútbol, había dirigido al cuadro donostiarra, así como al Girondins de Burdeos, a este último durante un largo período. Pasaba por ser un excelente preparador físico, partidario de métodos de entrenamiento por entonces novedosos, como el footing campo a través, y era un hombre extremadamente educado y afable, en las antípodas del ex –madridista y huraño Olsen

Otro fichaje, sin embargo, va a provocar  una seria crisis en el seno de este Consejo Consultivo,  y por extensión en  todo el barcelonismo. Llaudet, por su cuenta y riesgo, contratará también al argentino Casildo Osés como secretario técnico. Se alzan numerosas voces contrarias, y el citado Casáus, personaje de gran influencia en el entorno azulgrana, dimite de su puesto. Entonces el sudamericano, viendo que no gozaba de muchas simpatías en Can Barça, va a descolgarse con unas declaraciones explosivas: “Mi gran pecado –afirma– es no ser catalán. Tanto, que casi pienso que antes de ir a Cataluña tendré que pasar a ver al Papa para que me excomulgue por no ser catalán. Parece que allí hay discriminaciones. De la misma manera que hay negros y blancos, locos y cuerdos, hay catalanes y no catalanes”. Las palabras de Osés van a provocar un fulminante rechazo por parte de amplios sectores de la afición blaugrana, dado lo muy sensibilizado que ya estaba entonces el ambiente respecto a estos temas, y en vista de ello la directiva barcelonista se apresurará a revocar su nombramiento, pero con esta nueva metedura de pata en su haber puede decirse que Llaudet ya tenía los días contados como presidente del Barça.

Volviendo a Olsen, su paso por el Barça –el más prolongado desde los ya lejanos tiempos de Daucik, al conseguir completar dos temporadas enteras, cumpliendo íntegramente su contrato– puede sustanciarse en los siguientes números: dirigió un total de 88 partidos oficiales, con un balance de 51 triunfos, 11 empates y 26 derrotas, marcando sus pupilos 158 goles y encajando 83, con un porcentaje de victorias del 57,95 por ciento. Al Campeonato del Mundo de 1966, celebrado en Inglaterra, habían acudido seis futbolistas a sus órdenes: Reina, Gallego, Olivella, Eladio y Fusté por España (tras ser descartados en el stage de Compostela Rifé y Zaldúa), y Muller por Francia. No confió en Rexach, y utilizó con cuentagotas a un Pujol que le había dado la Copa de Ferias. Prescindió de todo un Pichichi como Re, y marginó al peruano Seminario, un jugador que había llegado al Barça con la vitola de crack.

UN CUARTO DE SIGLO RODANDO POR ESPAÑA

Cuando Roque Olsen abandona el Barça aún no ha cumplido los 42 años, de modo que se le presenta por delante una larga etapa en la que se ganará la vida con la compleja y casi siempre ingrata profesión de los banquillos futbolísticos. Y en su larga trayectoria post blaugrana, especialmente vinculada a tres ciudades, Elche, Sevilla y Las Palmas, la primera estación va a ser una vieja conocida, Zaragoza. El club blanquillo, tras una temporada gris con Daucik como técnico (en la que se clasificó en quinto lugar, muy alejado de la cabeza, e incluso protagonizo una humillante eliminación copera en dieciseisavos de final ante el histórico aunque humilde Europa graciense, un club que se mantenía apuradamente en Segunda División), va a confiar de nuevo en el entrenador argentino, con la esperanza de volver a reverdecer laureles. Pero los Magníficos están ya en franco declive (y Lapetra, por ejemplo, apenas si podrá jugar un par de partidos por culpa de las lesiones), de modo que los maños vuelven a ser quintos, sin ningún brillo, fracasando también nuevamente en la Copa. No obstante, Olsen sigue al frente del equipo para la temporada 68-69, aunque no tardará en saltar de su puesto, pues va a ser cesado al finalizar la novena jornada, con el equipo situado como penúltimo clasificado, con tan sólo 5 puntos y 5 negativos. Le sustituirá César, que consigue salvar al cuadro de «La Romareda» en el último partido y por los pelos, con solo un punto más que el descendido Málaga. Únicamente figura en su haber el hecho de haber confiado –esta vez sí– en el joven ariete aragonés Miguel Ángel Bustillo, que va a debutar con la Selección Absoluta y fichará por el Barca, al que se incorporaría en el torneo copero de 1969.

Tras algunos meses en paro, Olsen vuelve a conseguir trabajo de cara a la campaña 69-70, para dirigir a un Celta de Vigo que había regresado a la élite tras toda una década de ausencia. En la plantilla celeste figuraban jugadores como Hernández, Herminio, Manolo, Costas, Lezcano, Jiménez, Almagro, Juan, Jaime Cano, Abel, Pocholo o Rivera, un buen plantel, en suma. Tras una discreta primera vuelta con el conjunto de «Balaídos», finalizada en novena posición, con 14 puntos y 2 negativos, al concluir la jornada número 23, con el equipo olívico clasificado en décimo lugar, lejos de la zona de descenso, va a ser no obstante relevado del cargo. No se moverá sin embargo de Galicia, pues le contrata el Deportivo de la Coruña, que había descendido precisamente al final de esa temporada 69-70. Y tampoco en «Riazor» conseguirá acabar la campaña, pues tras la jornada decimoséptima es reemplazado por Arsenio Iglesias, quien a la postre conseguirá el ascenso para el cuadro deportivista

Viene luego en su currículo una larga etapa ilicitana, pues de largo en términos futbolísticos se puede definir el trienio que pasa en Elche. El primer año, 71-72, no consigue por muy poco el objetivo del cuadro franjiverde, que no es otro que el retorno a la División de Honor, pero sí lo va a lograr en el curso siguiente, el 72-73, con una plantilla en la que, junto a los relativamente veteranos Canós, González, Llompart, Romea, Jaime Cano o Almagro, figuran jóvenes valores como el guardameta Mora (cedido por el Barça), el paraguayo Montero, Melenchón, Sitjá, Chiva o Alvarito. Consigue mantener a los de «Altabix» el siguiente año en Primera (reforzados por otro préstamo azulgrana, el Milonguita Heredia, y un ex como Alfonseda), y abandona la ciudad de las palmeras para afrontar otro nuevo reto en Sevilla, donde el cuadro del «Sánchez Pizjuán» pena sus pecados en Segunda.

Olsen en su etapa como técnico sevillista

Olsen en su etapa como técnico sevillista

Logra ascender a los de Nervión al finalizar la 74-75, como terceros aunque aventajando al cuarto en cinco puntos. A sus órdenes aparecen nombres como Súper Paco, Martínez Jayo, Pablo Blanco, Sanjosé, Jaén, Víctor Espárrago, Julián Rubio, Acosta, Plaza, el mítico gambiano Biri Biri o los antiguos internacionales Hita y Lora. Cumple allí dos temporadas, dejando al equipo clasificado en la 75-76 como undécimo, en la zona media de Primera.

Su siguiente escala va a ser Las Palmas, donde logra que el equipo amarillo vuelva a cuajar una excelente campaña, pues al final son cuartos, lo que les permite a los del «Insular» jugar competición europea (Copa de la UEFA) en el curso siguiente. En Gran Canaria, Olsen va a tener a sus órdenes nada menos que a seis compatriotas suyos (Carnevalli, Wolff, Brindisi, Fernández, Morete y Verde), junto a algunos ilustres veteranos –Martín Marrero, Hernández, Castellano y Germán–, y jóvenes como Gerardo, Félix o Juani.

Sin embargo no seguirá en la Unión Deportiva en la temporada 77-78 (en la que el conjunto canario, dirigido por Miguel Muñoz, llegaría a la final de la Copa del Rey, cayendo derrotado ante el Barça), sino que regresará a un Elche en apuros –Esteban, Gilberto Yearwood, Félix Palomares, Montero, Trobbiani, Gómez Voglino, Finarolli o Cristo son algunos de sus pupilos– , al cual no consigue enderezar, siendo cesado tras la jornada 26. A continuación dirigirá en Segunda División durante dos campañas al Cádiz, al que logra ascender de nuevo a Primera al finalizar la temporada 79-80, con una plantilla donde figuran Sandokan Juan José, Linares, Pepe Mejías, Mané, Baena, Ramón, Luque o Ibáñez, y luego se trasladará a Huelva, para conducir a un Recreativo donde ensaya sus últimos remates Aitor Aguirre, aunque es relevado tras la jornada 29.

Se toma después un par de años sabáticos, y vuelve al tajo en la segunda vuelta de la temporada 83-84, retornando de nuevo a Elche, cogiendo al cuadro alicantino en la jornada 21, relevando a Cayetano Re, y consiguiendo con un equipo donde militan jugadores como Miguel, Pérez García, Belanche, Anquela o Boria, el padre del colchonero Saúl Ñíguez, otro ascenso más a la máxima categoría. Pero tampoco se queda allí para paladearlo… Regresa a Las Palmas, en la 84-85, y obtiene su séptimo y último ascenso, de la mano de futbolistas como Pérez, Felipe, Farías, Félix, Contreras o Saavedra. Y una vez más se marcha con la misión cumplida para establecerse por cuarta vez –sí, lo han adivinado–: ¡en Elche! Es la campaña 85-86, y los locales porfían en Segunda, aunque en esta ocasión Olsen no consigue su objetivo a pesar de contar con gente de la talla del hondureño Gilberto, el goleador Paco y un joven Claudio Barragán, y es reemplazado tras 28 jornadas sentándose en el banquillo de los del «Martínez Valero» )

Otro año sabático, y vuelta a empezar con la temporada 87-88. Tras regresar brevemente a sus orígenes y dirigir al Córdoba durante 17 jornadas, en Segunda B –una categoría indigna de su prosapia– , acude a otra plaza conocida para él, Las Palmas, donde completa la campaña desde la decimoséptima a la última jornada, pero no logra tampoco evitar el descenso del conjunto amarillo. En la 88-89 le encontramos de nuevo en el «Sánchez Pizjuán», en las trece últimas jornadas de competición. Es el tercer técnico sevillista en una temporada difícil para los andaluces, a pesar de contar con una excelente plantilla donde se dan cita los Dassaev, Diego, Mino, Nando, Martagón, Salguero, Rafa Paz, Francisco, Zúñiga, Ramón o Toni Polster. Va a descansar en la siguiente, para volver una vez más a Las Palmas en la segunda vuelta de la 90-91, con el propósito de ayudar a un equipo que no consigue salir de la categoría de plata, con los charrúas Belza y Vidal, y Alexis Trujillo.

Sú última etapa como entrenador la cubrió en el Estadio Insular

Sú última etapa como entrenador la cubrió en el Estadio Insular

En la campaña siguiente, la 91-92, será el tercero de los cinco técnicos que conocerán los grancanarios, a los que dirige entre las jornadas 13 y 23, ya con la salud muy quebrantada. El 9 de febrero de 1992 se sienta por última vez en el banquillo de «La Condomina», donde el Real Murcia derrota a los suyos por 2 a 1.

Atrás quedará una brillante trayectoria como técnico que se prolonga durante más de tres décadas, con la friolera de 792 partidos dirigidos entre Primera y Segunda División. Su palmarés como entrenador  puede resumirse en 7 ascensos (en los que participa parcial o totalmente), 3 descensos, y un único título, la Copa de Ferias de la temporada 65-66 con el Barcelona, aunque la mayor parte de su carrera va a transcurrir ligada a entidades medianas o modestas. Hombre serio, severo, áspero al decir de algunos, al que alguien definió un día en un blog como un «hierático, gélido entrenador argentino con pinta de espía ruso», apostó siempre por un concepto del fútbol más combativo que vistoso –no en balde se le había apodado el Tanque en su época de jugador–, supervisado por su irreprochable honestidad profesional. Va a fallecer en Sevilla el 15 de junio de 1992, a los 66 años de edad.




Roque Olsen: disciplina, mucha disciplina (1965-1967). Primera parte.

Después de una serie de entrenadores con mayor o menor pasado azulgrana en el terreno de juego (Miró, Kubala, Gonzalvo II, César y Sasot), el sexto hombre contratado como técnico para dirigir a la plantilla del Barça por Llaudet en sus primeros cuatro años de mandato -recién refrendado por el minúsculo colegio de socios compromisarios- va a ser, paradójicamente, un personaje con pedigree madridista, el argentino Roque Olsen, que había vestido de blanco durante buena parte de la década de los años 50, antes de iniciar una todavía breve pero exitosa carrera en los banquillos, que con sólo 40 años de edad le había convertido ya en uno de los preparadores más cotizados del momento. Y rizando aún más el rizo, va a ser precisamente Olsen el único técnico barcelonista desde Daucik (1950-1954) que completará dos temporadas enteras al frente del equipo, ocupando uno de los puestos más complicados del Viejo Continente futbolístico, superando a auténticas leyendas que habían dado muchos días de gloria al club enfundados en la camiseta blaugrana.

La cosa no dejaba de tener su mérito, sobre todo habida cuenta de que Olsen no era precisamente un hombre que fuese haciendo amigos allá dónde iba, pues –a despecho de su innegable valía profesional– estaba en posesión de un carácter que no le granjeaba demasiadas simpatías, ni en el vestuario ni con la prensa, siempre más proclive a técnicos de sonrisa fácil. Claro que es muy posible que el propio Llaudet, al encomendarle la responsabilidad de gobernar un plantel de gran calidad pero difícil manejo, estuviera buscando precisamente eso: un entrenador que pusiera el énfasis en la disciplina y el trabajo duro, que no se casase con nadie, que fuera capaz de meter en cintura a un colectivo brillante pero en exceso acomodado, un sargento de hierro, en una palabra…

Roque Germán Olsen Fontana había nacido en la localidad argentina de Viale, en la provincia norteña de Entre Ríos, el 9 de septiembre de 1925. Por su apellido y el tono rubio de su cabello, no es difícil sospechar un más o menos cercano origen danés o nórdico. Se va a criar no muy lejos de allí, en una población llamada Sauce de Luna, perteneciente a la misma provincia. De fornida constitución física, dará sus primeras patadas a un balón en conjuntos locales, comenzando en el Club Social Sauce de Luna, siguiendo por el Peñarol, y llegando al Club Atlético Patronato de la Juventud Católica de Paraná. Pasará al Club Atlético Tigre (en Primera División) en 1949, y al año siguiente fichará por el Racing de Avellaneda, un club que entonces ostentaba la hegemonía en el fútbol argentino. Es un delantero que se mueve por las posiciones centrales del ataque, duro, combativo y no excesivamente técnico, pero con olfato de gol.

Formando junto a Di Stefano en la delantera blanca

Formando junto a Di Stefano en la delantera blanca

En la temporada 1950-51 el Real Madrid va a fichar a dos jugadores argentinos, el puntero derecho Antonio Mario Imbelloni, procedente de Almirante Brown, y a Roque Olsen, al que utilizará preferentemente como interior diestro, con el número 8 a la espalda. Llega ya con la campaña muy avanzada, y en ese curso sólo va a actuar en 5 partidos de Liga, aunque firmando 4 goles, pues en su debut, efectuado el 25 de marzo de 1951, en el nuevo «Chamartín» (que aun tardaría algunos años en terminarse del todo y ser bautizado como «Santiago Bernabéu») consigue nada menos que un hat-trick ante el Murcia (6 a 0), pero en el siguiente, 51-52, es ya un fijo en las alineaciones, interviniendo en todos los encuentros ligueros (30) y marcando la nada desdeñable cifra de 17 tantos. Seguirá en esa línea en las dos temporadas posteriores, aunque a partir de la 54-55 la llegada del colchonero Pérez Payá y la de su compatriota Héctor Rial, así como la aparición de los jóvenes Marsal y Mateos, irá restándole protagonismo paulatinamente, hasta abandonar el club blanco al finalizar la campaña 56-57. En total participó en 110 partidos de Liga con el Real Madrid, convirtiendo 60 goles.

Siendo ya un veterano de 32 años va a pasar a un Segunda División, el Córdoba (1957-1960). En sus dos primeras temporadas como verdiblanco jugará como titular, con buenos registros anotadores, mientras que en la última su aportación es ya testimonial. Claro que no se limita a ser únicamente jugador del club de la ciudad de los califas, sino que ya desempeña el puesto de entrenador, que ya había simultaneado brevemente con su actuación sobre el césped al poco de avecindarse a la vera del Guadalquivir. Desde 1959 es el máximo responsable técnico del cuadro cordobés, y allí será donde consiga su primer gran éxito en los banquillos, logrando el ascenso a Primera División al finalizar la temporada 1961-62 como campeón del Grupo Sur de la categoría de plata.

En la campaña del debut en División de Honor, la 62-63, logra la permanencia del conjunto andaluz sin demasiados apuros -nunca ocupó puestos de descenso-, con una plantilla en la que destacan jugadores como Benegas, Simonet, el internacional Mingorance, Navarro, Ricardo Costa, Ramón Marañón, Egea, Juanito Vázquez, el marroquí Riahi, Juanín o Miralles. Pero no va a seguir junto a la Mezquita, sino que cruzará toda España para hacerse cargo del Deportivo de La Coruña, que acababa de descender a Segunda, y al que va a devolver a la máxima categoría –sería ya su segundo ascenso– tras realizar una estupenda temporada 63-64, en la que los gallegos se proclaman campeones del Grupo Norte con suficiencia. Pampols, Aurre, Domínguez, Escolá, Loureda, el peruano Montalvo, Jaime Blanco, Lamelo o el internacional Veloso son algunos de sus pupilos.

Sus éxitos no van a pasar desapercibidos, y con vistas a la campaña 1964-65 Olsen recibe la llamada de todo un grande, el Real Zaragoza que se acaba de proclamar campeón de la Copa del Generalísimo y de la Copa de Ferias con su extraordinaria delantera de Los Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra), acompañados de jugadores de tanta valía como el cancerbero Yarza, los defensas Cortizo, Santamaría y Reija, los centrocampistas Isasi y Violeta, o unos suplentes de lujo llamados Duca y Sigi. En «La Romareda» no va a conseguir ningún título, pero su tarjeta de visita no puede calificarse en absoluto como un fracaso, pues conduce al equipo maño hasta su tercera final copera consecutiva (donde van a ser netamente superiores, aunque son vencidos a la postre por el Atlético de Madrid merced a un solitario gol del hondureño Cardona), llegando hasta las semifinales de la Recopa y clasificándose en tercera posición en el Campeonato Nacional de Liga, tras Real Madrid y Atlético, y aventajando a escuadras tan potentes como Barcelona y Valencia.

Vicente Sasot no va a seguir en el Barça. Su interinidad se había prolongado durante lo mucho que restaba del curso 64-65, pero la mediocridad del juego desplegado y el pobre papel realizado en todas las competiciones aconsejan un cambio drástico en el banquillo. Llaudet, refrendado en su cargo para otros cuatro años, va a sondear a Helenio Herrera, que estaba triunfando apoteósicamente en Milán al frente del Inter (campeón de la Copa de Europa de 1964 y 1965), pero la opción del Mago no prosperará, y empiezan a sonar los nombres del francés Marcel Domingo, antiguo portero del Atlético de Madrid y el RCD Español y que a la sazón dirigía al modesto Pontevedra, al que acababa de ascender de nuevo a Primera División, y el de Roque Olsen. Incluso llegó a hablarse también de la posibilidad de que Daucik, que tampoco continuaría en el Sevilla, volviese al Barça, más de una década después de su marcha.

Es la candidatura de Olsen la que va a ir ganando enteros, y parece confirmarse que el argentino será el inquilino del banquillo barcelonista para la próxima temporada 65-66, hasta el punto que  el diario «El Mundo Deportivo» llega a anunciar en su edición del 29 de mayo de 1965 que el técnico ya había firmado por el Barça en la oficina madrileña del conocido intermediario Luis Guijarro. Pero hay un pequeño problema, y es que Olsen tiene aún contrato en vigor con el Real Zaragoza hasta el 30 de junio –entonces la fecha clásica de finalización de los compromisos futbolísticos–. Y además, para darle un plus de morbo al asunto, el caprichoso bombo dictamina que Zaragoza y Barcelona se enfrenten entre sí en los cuartos de final de la Copa de Su Excelencia el Generalísimo. La situación recuerda a la vivida dos años atrás, cuando aragoneses y catalanes disputaron la final copera en el «Camp Nou», y el entrenador zaragocista, César, ya estaba apalabrado con el Barça…

A causa de ello se alzarán algunas voces airadas en la ciudad del Ebro, pidiendo que Olsen no se siente en el banquillo maño frente sus futuros pupilos, pero el entrenador va a pasar de ese ambiente enrarecido, dirige a los suyos en una espectacular victoria por 6 a 4 en «La Romareda», y declara que su mayor deseo sería alcanzar con el Zaragoza el título de Copa. Del cual va a estar más cerca tras derrotar a los azulgranas a domicilio en el encuentro de vuelta (0 a 1). Aun así, no suelta prenda respecto a su futuro, y se limita a declarar que todavía  continúa con contrato en vigor, aunque en Barcelona se bromea con la posibilidad de que Olsen se hubiese comprado ya una gramática catalana. Pero mientras, todo el mundo es consciente de que la noticia está al caer, e incluso se publican en «El Mundo Deportivo» líneas como las que siguen, definiéndolo con un estilo que recurre en demasía a cierto adverbio de tiempo:

«Es, sobre todo, una persona que reúne magníficas condiciones humanas, de discreción, corrección y bondad. Acoge siempre con simpatía a los informadores y siempre su charla es amable y entretenida. Lo que no es siempre, desde el punto de vista de los periodistas, tan substanciosa como se querría, porque Roque Olsen piensa mucho antes de contestar, y alude (sic) con elegancia y con suave ironía aquellos temas que pueden juzgarse inoportunos o indiscretos. Para estas ocasiones tiene siempre una sonrisa y un «slogan» que siempre hizo gracia escuchar; «esas son cosas mías…«

Son palabras que meses después alguna influyente publicación deportiva barcelonesa –y estoy pensando en concreto en el semanario «Revista Barcelonista» («RB»)– no va a compartir en absoluto… A nivel anecdótico, reseñemos que Roque Olsen estaba casado con la actriz y cantante española Ana María Parra, la intérprete de la canción que daba título a la popular película «Las chicas de la cruz Roja» ( Rafael J. Salvia, 1958 ), en la que también intervenía el futbolista Ricardo Zamora Jr., hijo del legendario guardameta de antes de nuestra guerra, y que asimismo actuaba defendiendo los tres palos.

Por fin, en la edición de «El Mundo Deportivo» del 2 de julio, el presidente Llaudet anuncia oficialmente el fichaje de Olsen, tras llegar con él a un acuerdo. De modo que su llegada a Barcelona era ya  inminente, y allí se reuniría también con Vicente Sasot y José María Gibernau, vicepresidente del Barça y responsable de la Comisión Deportiva del club, a fin de estructurar las plantillas del Barcelona y el Condal para la próxima temporada 65-66. El técnico argentino va a ser  presentado a la prensa a las 8 y media de la tarde del miércoles 7 de julio de 1965, festividad de San Fermín, por el citado señor Gibernau. Ante los informadores, Olsen manifiesta «estar muy feliz y deseoso de trabajar, y por supuesto de triunfar». Aun no se atreve a juzgar a su nuevo equipo con total objetividad, al desconocer sus problemas pero expresa su deseo de verle entre los clubes punteros del fútbol español. Considera que la base de los éxitos está en la disciplina. Firma por un año, pero dice que le gustaría quedarse en el Barça el resto de su vida deportiva, pues se trata de la gran oportunidad de su carrera, y promete no escatimar esfuerzos para corresponderle. Añade que tendrá a sus órdenes una buena plantilla, que espera no obstante refuerzos, y que en los recientes fichajes de Muller y Gallego fue consultado por parte de la directiva azulgrana.

Pocos días más tarde, en el número 506 de la revista «Barça», correspondiente al 29 de julio, ya muy cerca de la fecha de reanudación de los entrenamientos, abriendo así la temporada 65-66, Olsen se definía claramente como entrenador: «soy trabajador y tengo por norma que en la plantilla de jugadores haya una total disciplina y no tolero el menor desvío o problema». Añadiendo que atajaría la menor veleidad de vedettismo: «para mí todos (los jugadores) son iguales. Creo que el fútbol es un deporte de conjunto». Al banquillo del «Camp Nou» llegaba, por lo tanto, un técnico de armas tomar…

PRETEMPORADA

La primera temporada del segundo mandato de Llaudet se inicia, pues,  con el tradicional movimiento de altas y bajas en la plantilla. Abandonan el Club Goywaerts, cuyo contrato finaliza y que sorprendentemente firma por el Real Madrid, y Jesús Garay, quien a pesar de haber realizado una buena campaña el curso anterior se marchará a un Málaga recién ascendido. También pasará al Condal en calidad de cedido Enric Gensana, en la esperanza de que pueda recuperar el nivel anterior a la grave lesión de rodilla sufrida en Grecia, lo cual, por desgracia, ya no va a ser posible. Montesinos y Zaldúa –que junto al citado Gensana habían estado cedidos a Osasuna– se reincorporarán a la primera plantilla. Por el contrario, Torrent será prestado nuevamente, en esta ocasión al Sabadell, que retorna a la Primera División del fútbol español tras muchos años de ausencia. Por su parte Rexach y Pujol, a pesar del buen sabor de boca que había dejado su participación en la Copa, van a continuar fogueándose en las filas del Condal (de nuevo en Segunda), mientras que el canario Vicente hará el viaje a la inversa después de su buen rendimiento con el filial, y Camps tomará también el camino de Sabadell, muy lejos ya de ser aquel fulgurante jugador que cruzase la Diagonal en 1962.

Cuatro son los refuerzos para esta temporada 65-66. Lucien Muller, un excelente medio alsaciano del Real Madrid, internacional francés, no llega a un acuerdo para renovar con los blancos debido a sus elevadas pretensiones económicas, y acepta la oferta del Barcelona. Tiene ya 31 años, pero se confía en que prestará aun buenos servicios, aportando su amplia experiencia. Tampoco es ningún jovencito el navarro Serafín (29 primaveras), mas su extraordinario partido ante el Barça la aciaga tarde del 5 a 1 en «Vallejo» le proporciona el pasaporte para el «Camp Nou», donde dispondrá de la gran oportunidad de su carrera. El fichaje estelar, no obstante, es el del joven Francisco Fernández Rodríguez, conocido futbolísticamente como Gallego, el rubio y bravo defensa central del Sevilla. El precio es elevado –8 millones–, pero a sus 21 años ya es toda una espléndida realidad, y el Barça se lo arrebata al mismísimo Real Madrid, también muy interesado en sus servicios para reemplazar al veterano Santamaría. Gallego es uno de los jugadores españoles con mayor proyección –internacional con la Selección “B” y Campeón del Mundo de Selecciones Militares–, y se espera que forme con el experto Muller una fortísima línea medular, ya que el central titular, Ferrán Olivella, se encuentra aún en magnífica forma. Mucho más modesta, finalmente,  es la incorporación de otro futbolista de corte defensivo, el leridano de Balaguer Antoni Torres, quien, surgido de las categorías inferiores del Club, ha permanecido por espacio de dos temporadas en calidad de cedido en el Hércules de Alicante, y regresa ya como un cuajado zaguero.

La plantilla barcelonista para la temporada 65-66, por lo tanto, va a quedar compuesta por los siguientes efectivos: Sadurní, Pesudo, Benítez, Olivella, Eladio, Foncho, Gallego, Rodri, Gracia, Vergés, Torres, Montesinos, Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté, Zaballa, Pereda, Vidal, Re, Seminario, Kocsis, Pujol –muy pronto en el primer equipo, tras un breve paso por el Condal–, Vicente y Serafín. En total, 25 jugadores, un elenco que parece suficiente para poder aspirar a todo, haciendo posibles los sempiternamente optimistas comentarios del aficionado culé al comienzo de cada campaña: ¡Ja tenim equip! y ¡Aquest any, sí!

Olsen habla para la prensa el día de la presentación del equipo

Olsen habla para la prensa el día de la presentación del equipo

Para dirigir a estos 25 hombres, Llaudet apuesta por un entrenador que, a diferencia de todos sus técnicos hasta ese momento –de Miró a Sasot, pasando por Kubala, Gonzalvo y César– no tuviese nada que ver en absoluto con la entidad. Olsen procedía del banquillo de «La Romareda» al igual que César, pero su carácter estaba en las antípodas de la afable personalidad del leonés, pues era bastante más seco y adusto, y en el trato con los jugadores, como ya hemos dicho, hacía siempre mucho hincapié en la disciplina. De él se escribió que era discreto en el aspecto técnico, y que flojeaba en el terreno psicológico (aunque en etapas posteriores de su carrera se afirmó también lo contrario) , pero lo cierto es que no va a gozar de una relación fluida ni con sus futbolistas ni tampoco con los medios de comunicación, pese a lo cual, y sorprendentemente, conseguirá mantenerse en su puesto durante dos temporadas completas, algo que, repetimos,  nadie había logrado desde los ya lejanos tiempos de Daucik, ni tan siquiera Mingu Balmanya o Helenio Herrera, dos técnicos más expertos y reputados que Olsen, sobre todo el segundo.

Estas eran las principales novedades en lo concerniente al capítulo deportivo, pero en cuanto a los asuntos económicos, y justo antes de que echase a rodar el balón, va a producirse una noticia muy favorable para la entidad barcelonista. El 13 de agosto de 1965 el Consejo de Ministros reunido en La Coruña, habitual residencia veraniega del Jefe del Estado,  Generalísimo Franco, aprobará definitivamente el expediente de recalificación de los terrenos de «Les Corts», lo cual significaba que oficialmente se habían superado ya todos los obstáculos, y el Barça podía disponer a su antojo de tan extraordinaria fuente de ingresos.

Se ponía de este modo punto final a un auténtico Via Crucis burocrático iniciado en diciembre de 1961, con la primera petición de Llaudet al Consistorio barcelonés, bien acogida por el Alcalde Porcioles. En junio de 1962 el Pleno del Ayuntamiento había aprobado una nueva ordenación de la zona, autorizando la edificación en una cuarta parte de su superficie, y en mayo de 1963 la Asamblea Extraordinaria de Compromisarios le otorgaba carta blanca al presidente azulgrana para realizar todas las gestiones que considerase oportunas, hasta que por fin el 25 de febrero de 1965 la Dirección General de Urbanismo da validez al cambio de calificación de los terrenos, y el asunto entra ya en su recta final.

A partir de ese momento Llaudet va a poner manos a la obra, buscando el mejor postor. Pocos días después de producirse el trascendental acuerdo del Consejo de Ministros, se hace pública la presentación de una oferta de 205 millones de pesetas por la parcela, efectuada por el abogado barcelonés Sabata Anfruns en representación de “un potente grupo inmobiliario” que deseaba construir en el solar del antiguo recinto barcelonista. El día 15 de septiembre de 1965 la Asamblea Extraordinaria del club va a aprobar la venta de «Les Corts» por dicha cantidad. Seguidamente el citado Sabata depositará la suma de 5 millones de pesetas en concepto de “paga y señal”. Todo parece indicar que el Barça está a punto de entrar en una nueva etapa de su historia, en la que la consolidación económica traerá aparejado el esperado retorno a los laureles deportivos…

Y hablando de lo deportivo…El Barça abre el nuevo curso con un amistoso en Lérida, donde vence fácilmente al equipo local por 3 a 1 (con goles de Vicente, Re y Kocsis). Pero el verdadero plato fuerte de la pretemporada lo constituye la presentación ante de su público, el 25 de agosto, frente a todo un Inter de Milán, vigente Campeón de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental, lo que equivalía decir que se trataba, oficialmente, del mejor equipo del mundo en aquel preciso momento. Además, la presencia en sus filas de Luis Suárez –acompañado por el también español Joaquín Peiró– y en el banquillo la del inefable Helenio Herrera, a quien Llaudet había “sondeado” antes de decidirse por Olsen– presagiaban un espectáculo de lo más atractivo, que supondría asimismo la alternativa para los nuevos fichajes, Gallego, Muller y Serafín.

A las órdenes del árbitro del colegio catalán señor Pintado, los dos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barça, Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Muller; Serafín (Rifé), Pereda, Re, Seminario y Vicente, y por los negriazules, Sarti; Burgnich, Guarneri, Facchetti; Picchi, Bedin; Jair, Mazzola, Peiró, Suárez y Corso. Es decir, el once de gala. El Inter, según las crónicas de la época, no se va a emplear muy a fondo, y no tardará en llegar el primer tanto local, obra de Chus Pereda. El público, molesto por el pobre espectáculo que estaban ofreciendo los milaneses, comenzó a silbarles, y especialmente a Luis Suárez, quien tras un remate a las nubes provoca la general protesta de los espectadores del Gol Norte, a lo que el gran jugador gallego, visiblemente enfadado, responde con un corte de mangas –conocido popularmente en Cataluña como butifarra–. Helenio Herrera, con buen criterio y en evitación de males mayores, optará por sustituirle, retirándose el futbolista del terreno de juego en medio de una bronca monumental. El partido terminó con un claro 4 a 1 a favor de los locales, con nuevo gol de Pereda y dos tantos más de Re y Seminario, conquistando el Barcelona un artístico trofeo donado especialmente para la ocasión por la casa “Danone”. Se trataba sólo de un encuentro amistoso, y jugado al amparo de su público, pero el abultado resultado va a disparar –quizás prematuramente– el optimismo del Soci y del aficionado culé en general.

UNA PRIMERA VUELTA DECEPCIONANTE

La Liga 1965-66 arranca el 5 de septiembre de 1965 en el «Camp Nou», con la visita de un recién ascendido, el Mallorca. El Barça, en un partido mediocre, tendrá que aguardar hasta la segunda mitad para decantar el marcador a su favor frente a un irrelevante conjunto balear. El encuentro tuvo que ser dirigido por un juez de línea, el señor Valdecabras, debido a la indisposición del árbitro designado, el colegiado valenciano Lloris. Marcaron los tantos barcelonistas Pereda (2) y Seminario, y esta fue la primera alineación oficial que presentó Roque Olsen: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente. Al domingo siguiente, y 17 años después de su última visita, el Barça acude de nuevo el vetusto feudo arlequinado de «La Creu Alta» para enfrentarse al Centro de Deportes Sabadell, en un partido que había despertado una enorme expectación en la ciudad vallesana, y en el cual la mayor experiencia barcelonista va a imponerse al entusiasmo de los locales. Vall marcó por el cuadro lanero, mientras que Pereda, Rifé y Re lo hacían por parte de los azulgranas, que gracias a este triunfo se convertían en líderes por mejor coeficiente de goles con respecto al Real Madrid. Olsen repitió el mismo equipo que ya había triunfado en la primera jornada.Arranca también una nueva edición de la Copa de Ferias con el desplazamiento barcelonista a la localidad holandesa de Utrecht, para enfrentarse con el modestísimo conjunto del DOS. En la ciudad donde tuvo lugar la firma del histórico tratado que puso fin a la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, el resultado fue un triste empate sin goles. Olsen, por tercer partido consecutivo, siguió confiando en los mismos hombres. Y con el único cambio del navarro Serafín en lugar del canario Vicente, el Barça va a dar buena cuenta del Betis (4 a 1) en la tercera jornada de  Liga. Tres tantos de Cayetano Re y uno de Pereda encajó el cuadro verdiblanco, que se presentó en el «Camp Nou» con excesivas precauciones defensivas y acabó siendo goleado. El delantero paraguayo del Barça volvía a encabezar la tabla de realizadores con cuatro tantos –empatado con su compañero Pereda y con el ilicitano Vavá–, y el Barça se mantenía en todo lo alto, codo con codo junto al Real Madrid, que le aventajaba tan sólo merced a su mejor coeficiente.

Pero la triunfal trayectoria azulgrana se iba a ver truncada al domingo siguiente en «Pasarón», ante un sorprendente Pontevedra encaramado a los primeros puestos. Los gallegos, haciendo gala de una gran seguridad defensiva, doblegaron a base de veloces contraataques la mejor técnica barcelonista, y se llevaron los dos puntos con goles de Ceresuela y Neme. El Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Serafín. Y la quinta jornada se salda también con un resultado francamente desfavorable, ya que el Valencia –que llevaba catorce años sin ganar en terreno catalán– va a volverse para «Mestalla» con los dos puntos en sus alforjas, merced a un gol conseguido a diez minutos del final. Mayor dominio local, pero su delantera tuvo la pólvora mojada a excepción de Re, autor del único tanto de los de Olsen, mientras que Roberto y Muñoz lo hacían por los chés. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente.

Al miércoles siguiente victoria balsámica ante los inocentes neerlandeses del DOS (7 a 1). Reaparecía en el equipo titular el navarro Zaldúa, una vez concluida su cesión a Osasuna, y lo va a hacer a lo grande, pues conseguiría nada menos que cinco goles, completando el varapalo Vergés y Benítez. Estos fueron los once azulgranas que aplastaron al endeble cuadro de Utrecht: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Serafín, Pereda, Zaldúa, Seminario y Vicente. El siguiente desplazamiento a Córdoba va a reportar tan sólo un punto, pero menos da una piedra… 0 a 0 en «El Arcángel», con este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Pereda, Montesinos, Zaldúa, Fusté y Seminario. Como se ve, una delantera muy atípica  –en la que faltaban, por una u otra causa, Rifé, Re, Vicente y Serafín–, y que no fue capaz siquiera de estrenarse. A destacar la presencia en la portería local de un espectacular cancerbero de tan sólo 19 años de edad, Miguel Reina, al que ya hemos mencionado en alguna ocasión, y del que se rumoreaba insistentemente que estaba en el punto de mira de los técnicos del Barcelona.

Debacle en el «Camp Nou» en la séptima jornada (17 de octubre), con motivo de la visita del Atlético de Madrid. Gran partido de los colchoneros, que vencieron nada menos que por 1 a 4, con contraataques irresistibles para la defensa azulgrana, que además cometió abundantes errores. Gallego fue el autor del solitario tanto local, mientras que Ufarte, Adelardo, Luis –de penalty– y Mendonça marcaron por los madrileños, que compartían liderato con el Valencia mientras que el Barça se quedaba ya a cuatro puntos de la cabeza. Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rife, Pereda, Re, Montesinos y Seminario fueron los once involuntarios protagonistas de esta verdadera hecatombe. Y al domingo siguiente se enfrentaban en «Sarriá» los dos eternos rivales barceloneses, y el juego –como acostumbra a suceder en estos casos– va a dejar bastante que desear. Bergara marcó por el Español, y Rifé lo hizo por un Barça que puso en liza a: Pesudo –que reaparecía tras casi dos años de ausencia–; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Re.

Y desde Can Perico la expedición  barcelonista viajaría hasta Amberes, para disputar el partido de ida correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa de Ferias contra el Royal Antwerp. Victoria mínima de los belgas por 2 a 1, lo cual, vistas las circunstancias por las que atravesaba el equipo, no venía a ser un mal resultado… Actuaron en tierras flamencas: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres –que hacía así su debut en partido oficial con el Barça–; Rifé, Montesinos, Zaldúa, Pereda y Serafín. El tanto azulgrana lo consiguió Quimet Rifé.

Habría que remontarse a muchos años atrás para recordar tres derrotas consecutivas del Barça en su campo. El culpable de la tercera va a ser el Real Zaragoza, que no había tenido un comienzo de Liga demasiado feliz y que va a salir del «Camp Nou» con los dos positivos, gracias a un gol del brasileño Canario. Otro mal partido de los azulgranas, que no estaban dando una a derechas en estos inicios del campeonato y ya se encontraban situados en octava posición, a 7 puntos del líder, el Atlético de Madrid, con lo que –siendo realistas– ya podía casi darse por perdida la Liga un año más. Sin embargo, y en contra de su costumbre, Enric Llaudet no parecía muy dispuesto a cargarse de nuevo al entrenador… Jugaron –bastante mal, por cierto– contra los maños: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vicente. Por estos días también circuló entre los mentideros futbolísticos el rumor de que el Barça estaba interesado en contratar los servicios del delantero español del Inter de Milán Joaquín Peiró. Pero tanto la edad del jugador –muy próximo a cumplir 30 años– como las elevadas condiciones económicas de su traspaso, hicieron inviable el fichaje del antiguo interior izquierdo del Atlético de Madrid.

El 21 de noviembre, e inmerso en una situación muy delicada, el Barça rinde visita al campo de «Altabix». No se desplaza con la expedición azulgrana su entrenador, Roque Olsen, que se hallaba en su Argentina natal por asuntos particulares. Dirige pues al equipo su segundo, Sasot. La alineación barcelonista fue la siguiente: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Re y Vicente. El Elche va a imponerse por la mínima, con un solitario gol de Vavá. El Barça cae de este modo al undécimo lugar de la clasificación general, con 8 puntos y 2 negativos, nada menos que a nueve puntos del líder, el Atlético de Madrid, y a su regreso Olsen va a tomar medidas drásticas. Oído el informe de Sasot, decide separar del equipo, y con carácter indefinido, a Re y a Vicente, alegando bajo rendimiento. Y también va a marginar de ahí en adelante a Seminario, aunque el delantero peruano no había jugado en «Altabix». El paraguayo y el canario ya no volverán a vestir más la camiseta blaugrana, e incluso se les prohibirá expresamente ejercitarse en las instalaciones del club, hecho hasta entonces insólito. Unos meses más tarde, el goleador guaraní cruzará la Diagonal, comprando su baja por mediación del hombre de negocios futbolísticos catalán Juan Obiol y fichando por el Español, equipo con el que va a poder disputar tanto la Copa de Ferias como la del Generalísimo. En cuanto a Vicente, se irá al Peñarol uruguayo, para poco después volver a España, recalando en las filas del Granada.

Cumplido ya un tercio del campeonato, la situación del Barça se antoja pésima. Tras sus tres triunfos iniciales ante adversarios débiles, no había vuelto a ganar un solo partido, consiguiendo únicamente 2 puntos de 14 posibles. Por ello ante el Sevilla –el siguiente visitante del generoso «Camp Nou»– Olsen va a introducir varias novedades en el equipo, y alineará ante los hispalenses a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Pujol y Zaballa. Las principales variaciones afectan al ala izquierda del ataque, con la incorporación del jovencísimo Lluís Pujol –que venía jugando muy satisfactoriamente en el filial Condal, en Segunda División– y la reaparición del extremo cántabro Pedro Zaballa, aunque en esta ocasión ocupando la banda opuesta a aquella en la que había sido habitualmente alineado. Y parece que los cambios le sentaron bien al Barça, pues va a imponerse con relativa facilidad a los hispalenses por 3 a 0, con goles de Zaldúa, Zaballa y Vergés. También pintarán mejor las cosas en la Copa de Ferias, ya que el equipo solventa su difícil compromiso ante los belgas del Amberes, que se presentaban con un gol de ventaja. 2 a 0 para el Barça, con tantos de Rifé y Zaballa, y este equipo: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Pujol y Zaballa. La nota negativa del partido la constituye la grave lesión de Chus Pereda, que se fracturó los ligamentos de la clavícula en una mala caída, y tendría que pasar por el quirófano.

El desplazamiento a Málaga parecía en principio propicio para iniciar la escalada consiguiendo algo positivo, vista la relativa mejoría que experimentaba el equipo, pero este no va a rayar a un buen nivel en «La Rosaleda», y se irá de vacío, derrotado por 1 a 0. Esta fue la formación barcelonista: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente visitante del «Camp Nou» sería el Athletic de Bilbao, y eso producía recelos en la parroquia culé ante la patente irregularidad azulgrana, pero sin embargo en esta ocasión los puntos volverán a quedarse en casa, gracias a un solitario gol de Zaldúa. Estos fueron los vencedores de los leones, ahora más bien cachorros: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Seminario y Zaballa.

LA GRAN REMONTADA

Los protagonistas de la gesta: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa, junto al incombustible Ángel Mur Sr.

Los protagonistas de la gesta: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa, junto al incombustible Ángel Mur Sr.

Un magnífico regalo de Navidad para toda la sufrida afición blaugrana. El domingo 19 de diciembre de 1965 se produce una brillante e inesperada victoria en el «Santiago Bernabéu» frente al mismísimo Real Madrid. El Barça no ganaba un partido liguero en el feudo blanco desde la temporada 48-49, hacía ya la friolera de 17 años (en la Copa lo había hecho en 1959 y 1962), pero esta vez los de Olsen van a cuajar un encuentro memorable, triunfando sin paliativos. El resultado, vista la dispar trayectoria de ambos conjuntos en lo que iba de campeonato, bien podía considerarse como una auténtica sorpresa. El Barça saldrá al campo sin precauciones defensivas, dominando por completo el partido y obteniendo un marcador que casi podía calificarse como histórico, y corto a tenor de sus merecimientos. A los 8 minutos de juego ya había marcado sus dos primeros goles por mediación de Fusté –quien, ya concluido su preceptivo período de instrucción en el Servicio Militar, regresaba al equipo titular como una pieza básica e inamovible–. Félix Ruiz redujo distancias, pero Zaldúa logró el tanto definitivo, todo ello antes de que finalizase la primera mitad. Estos fueron los once héroes de aquella fría tarde invernal en el «Bernabéu»: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

El Barça va a cerrar la primera ronda del torneo recibiendo en la Ciudad Condal en partido matinal a la UD. Las Palmas, que venderá cara su piel, cayendo derrotada por un apretado 3 a 2, con tantos de Muller, Benítez y Eladio. La alineación fue la misma que había triunfado tan brillantemente la semana anterior en Madrid, un equipo que devendría en clásico, manteniéndose inalterado durante diez partidos consecutivos de Liga, todo un record. El balance de la primera vuelta, no obstante, va a ser muy discreto. El Barça es sexto con 16 puntos, a 7 del líder, Atlético de Madrid. Ha marcado 23 goles –una cifra muy baja– y encajado 18.

El primer compromiso del nuevo año 1966 arrojará un resultado muy positivo para los intereses barcelonistas, pues concluye con una victoria por 2 a 1 en el «Luis Sitjar» ante el Mallorca, con goles de Rifé y Zaballa, los dos extremos que con sus constantes permutas traerán por la calle de la amargura a las defensas contrarias. La formación fue la misma que ya se estaba convirtiendo en habitual mientras las lesiones y las sanciones la respetasen, y el Barça acortaba distancias con respecto a la cabeza, aprovechando la derrota de los colchoneros en el «Metropolitano» ante el Zaragoza. Y la desventaja se reduciría a sólo cuatro puntos una semana más tarde, pues mientras los atléticos empataban a cero en Elche, los barcelonistas goleaban sin piedad al Sabadell  en el «Camp Nou» –5 a 0–, en un duelo regional que tan sólo tuvo color azulgrana, con tantos de Fusté (2), Zaldúa (2) y Benítez. La Liga parecía este año más igualada que nunca, con tres equipos en liza, aspirando a todo.

A la jornada siguiente el Barça demostró que continuaba en alza, arañando otro positivo en el campo del Betis, aunque este fuera producto de la buena defensa azulgrana y del escaso acierto rematador de los verdiblancos. ¿La alineación?: la de siempre. La misma que jugaría siete días más tarde en el «Camp Nou» ante un Pontevedra que ya no era el cuadro revelación de los primeros compases, y que caería derrotado bajo la lluvia por un contundente 3 a 0, obra de Rifé, en dos ocasiones, y de Eladio. Con este resultado el Barça ya era tercero, empatado con el Athletic de Bilbao, a cuatro puntos de los dos equipos madrileños, que comandaban la tabla. Distancia que se mantendría intacta tras la siguiente jornada, pues si bien el Atlético derrotaba a sus homónimos bilbaínos en el «Metropolitano», y el Madrid vencía a domicilio en Córdoba, los azulgranas no les iban a la zaga y salían airosos de «Mestalla», donde un Valencia sumido en una profunda crisis no fue nunca enemigo (0 a 2). El Barça se mostraría muy firme defensivamente, y letal en las contras, dominando el partido –sobre todo en el segundo tiempo–, y decantándolo a su favor con goles de Fusté y Zaballa. Jugó el equipo habitual, y con esta ya iban ocho jornadas consecutivas sin conocer la derrota.

Que se ampliarían a nueve contando la siguiente, en la cual los barcelonistas se deshacen de un difícil Córdoba en el «Camp Nou». Sus dos principales rivales jugaban entre sí en el «Bernabéu», y el triunfo cayó del lado madridista por 3 a 1. El Barça, pues, ya estaba a tan sólo 2 puntos de los colchoneros, ahora segundos de la general. Los cordobeses se adelantaron en el marcador con un gol de Cabrera, pero Fusté, en dos ocasiones, y Zaldúa le dieron la vuelta al marcador. En el marco del equipo andaluz debutó el guardameta García, ya que su arquero titular, Miguel Reina, acababa de ser traspasado precisamente al Barça, a cambio de la cuantiosa suma de 8 millones de pesetas –cantidad jamás pagada hasta entonces por un portero–, un fichaje en cierto modo discutido, pues el Barça contaba ya en su plantilla con dos cancerberos de calidad contrastada (y uno de ellos, Salvador Sadurní, todavía muy joven), y tenía en la recámara a una gran promesa, Pere Valentí Mora, formándose aún en las categorías inferiores.

Y hablando de dinero… El 14 de Enero el abogado Sabata Anfruns, el mismo que había firmado meses atrás una opción de compra por los terrenos de «Les Corts», enviará una carta al presidente Llaudet, informándole que no podía llevar a cabo dicha operación, ya que sus socios norteamericanos se había retirado del proyecto, dejándole literalmente en la estacada. Por consiguiente, va a perder los cinco millones de pesetas depositados en concepto de “paga y señal”, y la Junta Directiva del Barça, reunida con carácter de urgencia, decidirá abrir un nuevo plazo de presentación de ofertas. Además, se va a establecer un precio mínimo de venta de 210 millones de pesetas con el pago al contado, y un depósito previo del 10 por ciento. Asimismo, se resolverá la inmediata demolición del antiguo recinto, para lo cual ya se contaba con el oportuno permiso municipal. De este modo, el día 2 de Febrero de 1966, en el transcurso de un acto hondamente emotivo, que congregó en el viejo «Les Corts» a millares de barcelonistas de todas las edades y condiciones para darle su último adiós al estadio donde tantas tardes de gloria se habían vivido, el propio Llaudet, con lágrimas en los ojos, va a proceder a iniciar simbólicamente el derribo de las gradas a golpe de piqueta.

El mismo día en que se producía tan histórico y entrañable acontecimiento, el Barça retornaba a la Copa de Ferias en la República Federal Alemana ante el Hannover 96, que va a derrotarle por un estrecho 2 a 1 en tierras sajonas. El conjunto azulgrana varió un poco su formación–tipo, presentando a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa. José Antonio Zaldúa fue el goleador barcelonista. Y a renglón seguido se juega un partido muy importante en el «Metropolitano», de gran trascendencia para la clasificación final, y que supone un brusco parón para las aspiraciones colchoneras. Un Barça en magnífico momento superó claramente a un Atleti que acusaba un ligero descenso de forma y que perdía así, en dos jornadas consecutivas, frente a sus más directos rivales. Muller fue el autor del único gol del encuentro, y los catalanes actuaron con su once habitual, es decir: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El Real Madrid, que no pudo pasar del empate en «Sarriá» frente al Español, lideraba ahora la tabla con 32 puntos, y le seguían rojiblancos y blaugranas, ambos con 29.

El Barça va a saltar a la segunda posición a la semana siguiente, aprovechándose  del tropiezo de un Atlético que tampoco podrá pasar de la igualada frente al Mallorca en el «Luis Sitjar». Los barcelonistas, por su parte, derrotaron al Español por 4 a 2 en un derbi trepidante. En el «Camp Nou» se adelantaron los azulgranas con dos goles muy tempraneros, pero en sólo dos minutos Rodilla y Di Stefano nivelaron la contienda, aunque más tarde dos nuevos tantos culés situarían  el marcador definitivo. Zaballa –en dos ocasiones–, Fusté y Rifé fueron los goleadores, y la alineación, la misma de siempre. La vuelta ante los germanos del Hannover 96 deparará otro emocionante espectáculo, y el 1-0 final dejará las espadas en todo lo alto, a expensas de un partido de desempate que la veleidosa fortuna decidió que se celebrase en terreno alemán. Fusté fue el autor del solitario gol de un Barça que formó con los once habituales.

El técnico argentino imparte instrucciones a varios de sus pupilos: Vicente, Gracia, Seminario, Benítez y Pereda

El técnico argentino imparte instrucciones a varios de sus pupilos: Vicente, Gracia, Seminario, Benítez y Pereda

Mucho era lo que se jugaba el Barcelona en «La Romareda» en la vigesimocuarta jornada, pero a pesar de que no pasó del empate –siempre un buen resultado en un campo tan difícil–, la derrota del Real Madrid en Elche le va a situar a tan sólo dos puntos del liderato, empatado con los colchoneros. El encuentro se jugó de poder a poder, y el Barça actuó con más aplomo, mientras los locales se atropellaban en su intento de marcar a trompicones. Gallego sustituyó a Olivella en el centro de la defensa. La vigesimoquinta jornada, sin embargo, va a significar una decepción para todos los socios y aficionados culés, puesto que el Barça será incapaz de derrotar al Elche en su propio estadio, poniendo así fin a una larga racha de resultados positivos. El 0 a 0 tras los 90 minutos reglamentarios suponía un duro revés para sus aspiraciones al título. El ataque azulgrana no supo ni pudo franquear la cerrada defensa ilicitana, y pecó de imprecisión y falta de serenidad. Jugaron: Pesudo; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En la clasificación, el Barça quedaba ahora en tercera posición, a un punto del Atlético y a tres del Real Madrid, ambos triunfadores en sus respectivos compromisos.

Entre medias, el Barça disputa su partido de desempate frente al Hannover 96 en terreno germano, el Niedersachsen Stadion. El encuentro fue muy reñido y acabó en tablas (1-1), de modo que la moneda va a volver a decidir qué equipo pasa a la siguiente ronda, pero en esta oportunidad favorecerá al Barça. Pujol marcó el gol del conjunto barcelonista, que formó con Reina –que hacía así su debut–; Benítez, Olivella, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda (reaparecido tras una larga inactividad), Pujol, Muller y Zaballa. Y la vigesimosexta jornada de Liga va a dejar las cosas prácticamente como estaban, pues el Barça seguirá a 3 puntos del líder Real Madrid, mientras que el segundo, el Atlético, se le escapará un punto más hacia arriba, al golear a un Pontevedra ya deshinchado, mientras que los merengues no pasaban del empate en Málaga. El Barça igualó también en el «Sánchez Pizjuán», en el curso de un encuentro bronco donde se adelantó en el marcador por mediación de Fusté, aunque luego empataría Diéguez para el Sevilla, siendo ya inútil el postrer dominio barcelonista. Resultó lesionado Zaldúa. Este fue el equipo de Olsen: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Al domingo siguiente las cosas continuaron igual, pues vencieron los tres primeros de la clasificación, a falta ya de tan sólo tres partidos. El Real Madrid se impuso al Athletic de Bilbao en el «Bernabéu» (2 a 0), el Atlético cosechó una valiosísima victoria en «Mestalla» (1 a 2), mientras que el Barça vencía sin grandes problemas por 4 a 0 a un flojo Málaga que dio demasiadas facilidades, sobre todo en defensa. Pesudo detuvo un penalty lanzado por el ex azulgrana Jesús Garay, y Rifé, Pujol (2) y Zaballa hicieron los goles de un Barcelona que presentó a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Pujol, Muller y Zaballa.

El caprichoso sorteo de la Copa de Ferias quiso que en los cuartos de final se enfrentasen los dos eternos rivales barceloneses, Español y Barça. Va a ser el primer Euroderbi de la historia –y hasta el momento el único–, y el partido de ida corresponde disputarlo en el «Camp Nou». Los blanquiazules habían eliminado con anterioridad al Sporting de Lisboa –tras un épico encuentro– y al Bandera Roja búlgaro. El 16 de marzo de 1966 el feudo blaugrana se llenará hasta los topes para presenciar tan señalado enfrentamiento, pero los casi cien mil asistentes no van a salir muy satisfechos con el espectáculo futbolístico que ofrecerán ambos equipos. El Barça, lógicamente, buscará con mayor ahínco la portería rival, defendida por el veterano Carmelo Cedrún, pero únicamente acertará a batirle en una ocasión, estando los de «Sarriá» a punto de lograr el objetivo que perseguía su conservadora táctica. Benítez será el autor de este solitario tanto, que lo dejaba todo por decidir de cara al emocionante choque de la vuelta. Los dos conjuntos de la Ciudad Condal presentaron las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Reina –que debutaba oficialmente ante su público–; Benítez, Gallego, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Pujol, Fusté y Zaballa, y por el RCD. Español, Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Álvarez, Sabaté; Rodri, Riera, Re, Ramírez y José María. A destacar la ultradefensiva formación de los de Sarriá, con Riera y Ramírez incrustados en la teórica delantera, y la alineación de Cayetano Re ante su antigua parroquia.

La vuelta se celebrará siete días más tarde, pero antes el Barça va a viajar hasta «San Mamés», a jugarse su ser o no ser en la Liga, una Liga que se había puesto ya muy cuesta arriba a falta solamente de tres jornadas para su conclusión. Y la nota más destacada de esta jornada número 28 va a ser el tropiezo azulgrana ante los leones, que le dejará ya matemáticamente fuera de la lucha por el título, pues tanto el Atlético como el Real Madrid sacaron adelante sus respectivos compromisos, y eran ya virtualmente inalcanzables. Pese a las circunstancias que acompañaban al choque, los bilbaínos pusieron más empeño en la pelea que los catalanes, aun con el handicap de contar con dos lesionados, los zagueros Orúe y Echeberría. Arieta II va a ser el autor del único gol del encuentro, abortando ya toda opción barcelonista. Olsen presentó el siguiente equipo: Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Seminario –que reaparecía tras largo tiempo marginado de la formación titular–, Muller y Zaballa.

Tras este decepcionante resultado, el Euroderbi de «Sarriá» cobraba mayor interés aún si cabe. Lógicamente, también el feudo españolista presenta un gran lleno. Las tornas cambiarán, porque aquí va a ser el Barça el conjunto que salga a la defensiva para conservar su exigua ventaja, aunque sin renunciar al contraataque. Y esta táctica va a darle fruto, porque no sólo no encajaría ningún gol, sino que incrementará su ventaja merced a un nuevo y bonito tanto marcado por el reaparecido Vidal. Estos serán los protagonistas de ambos equipos: Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Sabaté, Ramírez; Idígoras, Re, Di Stefano, Rodilla y José María por los blanquiazules, y Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Seminario y Zaballa por el Barça. Los azulgranas estaban ya en semifinales de la Copa de Ferias.

En la Liga tan sólo les restaba ejercer el papel de jueces de la competición, pues debían recibir en la penúltima jornada al Real Madrid, y no es necesario indicar cuál de los dos equipos madrileños era el preferido en Can Barça para obtener el título… Los merengues aventajaban a los colchoneros en un punto, y además tenían el goal average entre ambos a su favor, pero también eran muy conscientes de que el Barça no iba a regalarles nada. Como efectivamente sucedió, ya que la jornada número 29 iba a saldarse con un espectacular cambio de líder, puesto que el Atlético derrotó fácilmente a la UD. Las Palmas en el «Metropolitano», mientras que los blancos fueron incapaces de sacar algo positivo del «Camp Nou». Los azulgranas les combatieron con sus mismas armas, es decir, entrega y codicia, y terminaron haciéndose con el partido. Marcó primero Paco Gento para los de Muñoz, al aprovechar un error de Julio César Benítez, pero Quimet Rifé y  Peru Zaballa le dieron la vuelta al marcador. Estos fueron los 22 contendientes: por el Barça, Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa, y por el Real Madrid, Betancort; Calpe, De Felipe, Sanchís; Pirri, Zoco; Veloso, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento.

El Barça ya había cumplido con su obligación –y de mil amores…– y el desenlace de la Liga 65-66 dependía ya enteramente de lo que hiciesen ambos conjuntos capitalinos, que iban a vencer en sus compromisos respectivos, convirtiendo en definitiva e inamovible la mínima ventaja rojiblanca de un punto. El Real Madrid se deshizo sin contemplaciones del Mallorca, al cual empujaba a Segunda División goleándole por 5 a 1, mientras que el Atlético derrotaba al Español en «Sarriá» por 0 a 2, estando a punto de hacerle promocionar –los periquitos se salvaron in extremis merced a su mejor balance particular con el Málaga. ¿Y el Barça? El Barça bien, gracias, de vacaciones en Canarias, donde perdió frente a los amarillos por 2 goles a 1, en un partido del todo intrascendente. Jugaron en el «Insular»: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Vergés; Rifé, Montesinos, Vidal, Fusté y Serafín. Gallego salvó el honor barcelonista.

Terminaba así uno de los torneos más igualados de los últimos años, con un Atlético de Madrid que, en su despedida del viejo «Metropolitano», ponía fin al incontestable dominio de sus eternos rivales –cinco campeonatos consecutivos–, conquistando un título que se les venía resistiendo desde la temporada 50-51, cuando lo habían obtenido por última vez a las órdenes de Helenio Herrera. En lo tocante al Barça, éste iba a clasificarse en un honroso tercer lugar, con 38 puntos y 8 positivos, a seis del campeón, con 51 goles a favor y 27 en contra. Una clasificación muy decorosa, habida cuenta de su desastroso primer tercio liguero. Una espectacular remontada –que le llevó a permanecer imbatido desde la decimotercera hasta la vigesimoctava jornada– no había sido suficiente para lograr el título, pero le añadió un plus de emoción al desenlace del campeonato. En otro orden de cosas, el guardameta azulgrana Pesudo se hacía con el Trofeo “Ricardo Zamora” al cancerbero menos goleado, al recibir únicamente 15 tantos en los 22 encuentros que había jugado.

SEMIFINALISTA DE COPA Y FINALISTA DE FERIAS

Y ahora quedaban todavía por delante la Copa del Generalísimo y la de Ferias… El Torneo del KO –al igual que la temporada anterior– va a comenzar para el Barça en los viejos “Campos de Sport de El Sardinero”, ante el equipo representativo de la capital montañesa. Y de nuevo  se resolverá con victoria barcelonista, en esta ocasión por 2 goles a 0, con tantos de Quimet Rifé y el cántabro y ex racinguista Peru Zaballa. Jugaron: Reina; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Rexach –que retornaba así al equipo titular en el mismo escenario de su debut, justamente un año antes– y Zaballa. La vuelta va a deparar una goleada barcelonista de escándalo, 8 a 0, con tantos de Zaballa (2), Zaldúa (2), Pereda, Rexach, Torres y Montesinos, y la siguiente alineación: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rexach, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente rival es el recién descendido Mallorca, con el primer envite en terreno balear. En el «Luis Sitjar» los azulgranas despacharán un pésimo partido, viendo como los bermellones les superaban por un claro y sorprendente 2 a 0, que ponía las cosas difíciles de cara al encuentro de vuelta. Jugaron en la “Isla de la Calma”: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Rexach, Fusté y Zaballa.

Mientras, en la Copa de Ferias se va a producir un extraño incidente con el rival que había caído en suerte para las semifinales, el Chelsea inglés. El primer partido correspondía disputarlo en el terreno londinense de «Stanford Bridge», pero –y ya con el Barça presente en la capital británica– el Chelsea va a negarse a jugar, pretextando un supuesto mal estado del césped. La verdad era que los Blues tenían a varios de sus futbolistas lesionados, y no deseaban afrontar la eliminatoria en dichas circunstancias. De modo que se alteró el orden de los encuentros, y se jugó primero en Barcelona. Allí, en un buen partido, los azulgranas obtienen una renta de dos goles (2 a 0), que bien podía ser suficiente. Marcaron Fusté y Zaldúa, y estos fueron los once triunfadores del «Camp Nou»: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. A reseñar que en el cuadro de las Islas actuaban dos jóvenes llamados Terry Venables y Alan Harris, que un par de décadas más tarde serían entrenador y segundo del Barça, respectivamente.

A Olsen todavía no se le había helado la sonrisa en Can Barça

A Olsen todavía no se le había helado la sonrisa en Can Barça

El buen momento blaugrana va a confirmarse al domingo siguiente, con la eliminación del Mallorca de la Copa. De nada les sirvieron a los isleños sus dos goles de ventaja, puesto que Montesinos (en dos ocasiones), Rifé, Pereda y Zaldúa pusieron en el marcador un claro 5 a 1. Estos fueron los once triunfadores: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El francés Lucien Muller, debido a su condición de extranjero, no podía alinearse en este torneo. Ya en cuartos de final, el Elche no parecía un rival demasiado temible, aunque en la Liga los enfrentamientos entre ambos conjuntos se habían saldado globalmente a favor de los alicantinos. En el «Camp Nou» –donde actuaron los mismos hombres que habían dejado en la cuneta a los mallorquines– el cuadro ilicitano montó un fuerte dispositivo defensivo, y no salió demasiado malparado, ya que únicamente Zaballa acertó a batir al veterano Pazos, en un gran remate de cabeza en plancha. Con este raquítico 1 a 0 era previsible que el Barça sufriera de lo lindo en «Altabix».

Como de hecho sufrió, y mucho, en su devolución de visita a «Stanford Bridge», donde el Chelsea igualó la eliminatoria en una noche no muy inspirada de la retaguardia barcelonista. Jugaron, ya con el terreno en buen estado (es decir, con el once inglés al completo): Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. No obstante, el panorama no pintaba mal del todo, pues el partido de desempate se celebraría en el propio «Camp Nou», y el factor cancha podía ayudar a decantar la eliminatoria hacia el lado catalán. Y hablando de eliminatorias, los cuartos de final de la Copa también se resolverían de forma positiva para los intereses azulgranas. El Elche, obligado a abrir sus líneas si quería marcar, fue menos enemigo en «Altabix» de lo que lo había sido en la Ciudad Condal, y va a caer derrotado por un inapelable 0 a 2 (obra de Zaldúa y Zaballa). El Barça presentó la siguiente alineación: Reina; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Y, tres meses después de la histórica y emotiva demolición de «Les Corts», va a producirse una auténtica bomba informativa: una nota oficial del club comunica que existe un acuerdo para vender los terrenos del antiguo campo. Este fue su histórico texto:

Hoy, a las 7 de la tarde, se procederá a la venta del antiguo campo de «Les Corts». Actuará en nombre del Club Enric Llaudet Ponsá; el comprador es el grupo inmobiliario “Habitat”, representado por el abogado José María Figueras Bassols. El precio de venta es de 226 millones de pesetas. La superficie es de 26.900 metros cuadrados, de los cuales se destinarán a zona deportiva y jardines públicos una superficie de 15.3000 metros cuadrados, o sea, más del sesenta por ciento. En la zona deportiva se instalará una cancha de Baloncesto, una piscina olímpica, una pista de Hockey, etc. El resto del solar, aparte de la zona del jardín público y los viales, se destinará a centro comercial y apartamentos. Los socios del Club de Fútbol Barcelona sic tendrán prioridad en la adjudicación de los apartamentos. El plazo de realización de este proyecto se calcula en tres o cuatro años. Ya se ha comenzado el estudio definitivo del proyecto arquitectónico para conseguir que el conjunto urbanístico que se edifique tenga la máxima calidad y representatividad en la ciudad, en congruencia con el emplazamiento y con la situación deportiva del Club

Huelga decir que este acuerdo va a suponer la definitiva solución de los graves  problemas económicos que aquejaba al club azulgrana en la última década, desde los ya lejanos tiempos de la construcción del «Camp Nou». El grupo comprador era de reconocida solvencia, y no se esperaban mayores problemas para cobrar. Aun así, y a pesar de lo que se había aprobado expresamente en la Asamblea –abono al contado–, la Junta Directiva aceptará que el pago se lleve a cabo en cuatro plazos, a razón de 60 millones de pesetas anuales, aunque después ni siquiera esos plazos se cumplirían debido a dificultades del grupo financiero. Sea como fuere, el Activo del Barça va a pasar a ser de 231 millones (los 226, más los 5 de la «paga y señal» ya reembolsada), superando al Pasivo, que era de 220 millones. Por lo tanto, puede decirse que Llaudet se había anotado un éxito por todo lo alto con esta operación. En consecuencia, la popularidad del presidente barcelonista se hallaba en su cénit, y una ola de optimismo invade la entidad. Además, se esperaba que los triunfos deportivos sonrieran de nuevo al Barça tras esta importantísima inyección económica.

En tan favorable contexto se va a afrontar la recta final de la temporada: una nueva semifinal de Copa ante el Real Zaragoza, el verdugo de las dos ediciones anteriores, y el desempate europeo frente al Chelsea. El primer compromiso no pintará bien, porque en la ida los maños arrancarán un buen resultado en el «Camp Nou» (2 a 2). Polémico arbitraje del señor Gómez Platas, que anuló un gol a Zaldúa, a todas luces legal ya que su acoso reglamentario provocó que el guardameta Yarza perdiese el esférico y el navarro terminase por alojarlo dentro de las mallas. Fusté y Rifé marcaron los goles de un Barcelona que formó con: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En el partido de vuelta Sadurní, Foncho y Vergés sustituyeron a Reina, Benítez y Pereda respectivamente, pero no pudieron evitar, pese a la gran actuación del cancerbero de L´Arboç, que los zaragocistas consiguieran por cuarto año consecutivo el pase a la final –que ganarían al Athletic bilbaíno–, merced a un solitario gol de Carlos Lapetra. Ya sólo quedaba la Copa de Ferias… Pero el 25 de Mayo de 1966 el «Camp Nou» va a ser escenario de una de esas noches mágicas que entonces el Barça les regalaba muy de tarde en tarde a su inmensa legión de incondicionales. En el transcurso de un partido memorable, los azulgranas van a borrar literalmente del campo al Chelsea, derrotándole por 5 goles a 0 (Rifé 2, Fusté 2, y Zaballa). Estos fueron los once brillantísimos triunfadores; Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.

Con este broche de oro va a ponerse punto final a la temporada 65-66, puesto que a causa de la inminente disputa del Campeonato del Mundo de Fútbol en Inglaterra, Barcelona y Zaragoza –que también se había clasificado para la final de la Copa de Ferias– convendrán de común acuerdo en posponer los dos partidos decisivos hasta principios de la próxima temporada. El Barça aporta a la Selección Nacional varios jugadores (Reina, Gallego, Eladio, Olivella y Fusté), así como Muller, que formará parte del combinado francés. Rifé y Zaldúa, que también habían estado concentrados en Santiago de Compostela con el resto del equipo, serán descartados a última hora por el seleccionador Pepe Villalonga.

Pero hasta que se eche el cierre definitivo, aun se disputarán tres partidos amistosos, dos de ellos en el «Camp Nou» y el otro en «San Mamés». En Bilbao se empata a uno frente al Athletic, y en los dos celebrados en la Ciudad Condal van a producirse resultados no demasiado felices. Frente al Vasco da Gama brasileño, y como homenaje al antiguo jugador de los años 20 Josep Planas, se cosechará un empate a uno, con los béticos Antón y Rogelio y los ilicitanos Lico y Vavá reforzando al Barça, y a continuación  la Selección de Uruguay –que ultimaba su puesta a punto de cara al Mundial británico– va a derrotar por 0 a 1 a los azulgranas, que presentaron el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Torres, Gracia; Vergés, Borrás; Zaballa, Rexach, Vidal, Seminario y Serafín. Este encuentro, disputado el 28 de junio de 1966, coincidiendo con la tradicional Verbena de San Pedro, lo aprovechará Llaudet para rendir también un pequeño homenaje, con la entrega de sendas placas conmemorativas de la ocasión, a cuatro veteranos futbolistas que dejaban el club: Rodri, Kocsis, Gracia y Gensana. Sigfrid Gracia había sido relegado al banquillo hacía varias temporadas por la juventud y la potencia de Eladio. Rodri y Kocsis únicamente aparecían ya en contados amistosos, y en cuanto a Enric Gensana, intentaba recuperar su antiguo nivel alineándose con el Condal, en Segunda División, pero sus esfuerzos no se habían visto coronados por el éxito, en vista de lo cual había decidido desvincularse de la entidad a los 10 años justos de su ingreso en ella. Otro jugador, aunque este sí muy utilizado por Olsen durante toda la temporada, se les unirá pronto en su marcha: Martí Vergés. Desaparecen así –a falta del capitán Ferrán Olivella– los últimos vestigios del triunfal Barça de Helenio Herrera.




Vicente Sasot: otro hombre de la casa (1964-1965)

sasot01«Solución de emergencia», «entrenador-puente», «hombre de la casa», «interino», «provisional»…Todos y cada uno de esos términos son aplicables a Vicente Sasot, el técnico que va a hacerse cargo de la preparación del primer equipo del Barça en la sexta jornada de la Liga 1964-65, y que se mantendrá en el banquillo azulgrana hasta el final de la temporada. Ciertamente otras interinidades habían sido o serán más breves (estoy pensando en Ramón Lloréns, Enric Rabassa, Enrique Orizaola, José Gonzalvo o el posterior Josep Seguer), y puede sorprender que un profesional con un currículo más bien escaso y poco destacado, como era el caso de Sasot, permaneciera durante tanto tiempo al frente del Barça, pero de hecho eso fue lo que ocurrió. A aquellas alturas de la campaña aun podía revertirse el muy deficiente inicio liguero (tres derrotas en cinco partidos, doce goles encajados y el equipo en  décima posición, a 6 puntos del líder), y el banquillo del «Camp Nou», a pesar de la crisis deportiva que vivía el conjunto azulgrana, seguía siendo un bocado apetitoso, pero, o bien no fructificaron las gestiones para contratar a un nuevo técnico, o bien el presidente Llaudet tenía la suficiente confianza en que Sasot pudiera conseguir buenos resultados con una magnífica plantilla que contaba en sus filas con tres recentísimos campeones de la Eurocopa-Olivella, Fusté y Pereda-, amén de cracks como Re o Seminario, a los que no podía habérseles olvidado jugar al fútbol en cuestión de unas pocas semanas. Eso, o que no había un duro en Caja para traerse a un mirlo blanco

Vicente Sasot Fraucá, a pesar de lo que parecían indicar sus apellidos, era aragonés, originario de la localidad oscense de Peñalba, no lejos de la catalanoparlante Franja de Ponent,  donde había nacido un 21 de enero  de 1918. Discreto futbolista en la demarcación de defensa izquierdo, se había iniciado en el Sant Cugat, allá por 1935, para actuar brevemente en el Barça durante el confuso período de la Guerra Civil, en la temporada 37-38, interviniendo en 9 partidos y formando una línea zaguera de rotunda identidad-Babot-Sasot-, pasando una vez finalizado el conflicto al Real Valladolid (entre 1939 y 1942, posiblemente mientras cumplía su servicio militar, una de aquellas interminables Milis de los años cuarenta), y más tarde al Sabadell, con el que ascendería a Primera División, llegando a participar en tres encuentros de la máxima  categoría, para colgar finalmente las botas en la Unió Esportiva de Sants, en la que militó desde 1944 hasta 1949.

Va a sacarse el título de Entrenador Nacional en una de las primeras promociones, junto a los Miguel Muñoz, Pepe Gonzalvo, Emilio Aldecoa, Elemer Berkessy o Julio Antonio  Elícegui. Como técnico dirigirá a la U.E. Sants, Reus Deportivo, Selección Juvenil Catalana y U.E. Lleida, esta en Segunda División (temporada 56-57), de donde será cesado tras quince jornadas, contando el equipo de la Terra Ferma con únicamente  4 puntos, y una plantilla en la que los jugadores más destacados eran el futuro blaugrana y valencianista Enric Ribelles y su paisano Luís Lax (que formaría parte posteriormente de cuadros como el RCD. Español, Real Murcia y Sevilla CF.). En 1957 va a entrar en la órbita del Barça, donde se ocuparía con honesta e irreprochable profesionalidad del fútbol base (Infantil, Juvenil y finalmente el filial Condal, al frente del cual se encontraba en octubre de 1964)

La revista «Barça» va a definirle como un hombre «amable, simpático y sencillo», y en la portada del número 466, correspondiente al 22 de octubre de 1964, dice lo siguiente:

«Vicente Sasot lleva siete años en el Barcelona. Ayudante de Kubala, ayudante de Gonzalvo y últimamente entrenador del Condal, Sasot arrastra una experiencia indiscutible (¡). Falta ahora que demuestre sus talentos. No sabemos-y creemos que también para él es un misterio-si afronta el cargo con el mismo carácter provisional que se le ha otorgado o con la confianza admirable de quien, conocedor de sus propias fuerzas, está dispuesto a conquistarlo por derecho propio y no por la carambola de una crisis que le ha puesto en una senda ambiciosa, pero difícil e incómoda. A Sasot le deseamos, por supuesto, el mayor de los éxitos, y el equilibrio necesario para, en las circunstancias en que salta a la popularidad, no dejarse llevar ni por vanidades inútiles ni por consejos peligrosos»

Sasot va a ser, pues,  el quinto entrenador de la “Era Llaudet”. No se trataba de un brillante ex-jugador –como en el caso de todos sus antecesores: Lluís Miró, Kubala, Gonzalvo II y César-, sino de un modesto preparador que había dedicado toda su trayectoria  a labores de formación. Su interinidad iba a durar hasta final de temporada, y el oscense trataría de capear el temporal lo mejor que sabía y podía. Antes de su debut había recibido la notificación de su nuevo cargo con tranquilidad, y en la creencia de que estaba capacitado para ejercerlo con dignidad y suficiencia, como un acto más de servicio al club, con el que veía personalmente colmadas todas sus ilusiones desde que ingresara en el Barcelona, siete años atrás, y se sentía el hombre más feliz del mundo. Consideraba que su obligación era aceptar el ofrecimiento que le habían hecho, y permanecer en el cargo disciplinadamente hasta que el club juzgase conveniente relevarle, con absoluta responsabilidad y autoridad, escuchando sugerencias,  pero rechazando imposiciones. Valoraba aquel paso como la mayor oportunidad de su vida, y pensaba aprovecharla para de ese modo poder tratar de tú a tú a los más destacados colegas de su ímproba (sic) profesión. Añadía que su relación con los futbolistas de la primera plantilla del Barça iba a ser muy diferente de la que tenía con los del Condal, ya que opinaba que «con el profesional se deben medir las palabras y andar con pies de plomo en todo cuanto se hace o dice». No era partidario de suprimir la ración de vino que se servía a los jugadores en las comidas (lo encontraba «tonificante y digestivo»), e insistiría en que fumasen lo menos posible, aunque eso ya quedaba al libre arbitrio de cada uno. Se proponía también aumentar el ritmo de los entrenamientos en intensidad, para conseguir «una mayor velocidad técnica» y «sentido de la evolución del marcaje». Consideraba también interesante el contar con la colaboración de un «profesor de cultura física» (lo que hoy llamaríamos un preparador físico)

Cuando el domingo 18 de octubre el equipo salte al césped del «Camp Nou» para medirse al Athletic de Bilbao, su contrincante de turno, será recibido con una fuerte pitada por parte del público, un público que ya estaba harto de presenciar lamentables espectáculos futbolísticos desde hacía  demasiado tiempo, y que iría desertando de las gradas paulatinamente. No obstante, los bilbaínos pagarán los platos rotos, y a pesar de la presencia de Iribar en la portería, resisten únicamente 45 minutos, y en la segunda parte tendrán que resignarse a ver su marco perforado hasta en cuatro ocasiones, obra de Re (2), Fusté y Zaballa. Sasot, seguramente para no desmoralizar más aun a sus hombres, alineó al mismo equipo que había caído con estrépito en «Vallejo». En la clasificación general el Barça es séptimo con 6 puntos, a seis del líder, Atlético de Madrid, y a cuatro de Real Madrid y Zaragoza. Una vez finalizado el encuentro, Sasot declaraba lo siguiente :

«Estoy satisfecho, mejor dicho, muy satisfecho del rendimiento que mis hombres han dado sobre el terreno de juego»

La Directiva, en vista de ello, decidió perdonarles a los jugadores la fuerte multa impuesta a raíz del varapalo de «Vallejo». La pregunta que se hacían los sufridos fieles culés era: ¿ sería el equipo capaz de enmendar todavía su triste destino en esta Liga 64-65 que, recién iniciada, se había puesto ya tan cuesta arriba ?  Pero desde luego, no lo parecía, pues a la jornada siguiente, y a despecho de los malos resultados cosechados por sus rivales más directos, el Barça tampoco logró sacar ningún punto en su visita al «Sánchez Pizjuán», donde cayó derrotado ante el Sevilla por 2 a 1, en un accidentado partido, cuajado de brusquedades, violencia y expulsiones. Tomaron por anticipado el camino de los vestuarios los andaluces Diéguez y Gallego y el catalán Eladio, pero los hispalenses, aun con un hombre menos, van a ser superiores y remontarán el tanto inicial de Zaballa con goles de Rivera y Agüero. Formaron por el Barça: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re.

En la octava jornada toca derbi, esta vez con Kubala en el banquillo españolista, pero con Di Stefano en el campo, liderando el ataque de los blanquiazules. Partido insulso, en el que Sasot hace debutar oficialmente en Liga a Joaquim Rifé, que va a ser precisamente el autor del único gol del encuentro, ganado por estos once hombres: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia – que sustituía al sancionado Eladio-; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Re, Rifé y Fusté. A la semana siguiente van a enfrentarse en el Bernabéu los dos grandes, aunque los azulgranas, bastante venidos a menos, no harán precisamente honor a su historia y sucumbirán por un claro 4 a 1. Debutaba aquella tarde con el Real Madrid un joven ceutí de tan sólo 19 años apodado Pirri (aunque durante una buena temporada figuraría como “Martínez” en las alineaciones blancas). Lo hace como interior izquierdo, en lugar nada menos que de Puskas, sancionado a causa de una expulsión en la jornada anterior, y va a ser uno de los destacados del partido junto con el gallego Amancio, que consiguió lo que hoy llamamos hat-trick. El otro gol merengue lo marcó Serena, mientras que Re – que ya marchaba al frente de la tabla de realizadores – lograría el único tanto barcelonista. El título, después de este resultado tan adverso, ya no era más que una quimera, con los dos conjuntos de la Capital y el Real Zaragoza ocupando las posiciones de privilegio. Jugaron y fueron goleados en el «Bernabéu»: Sadurní; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torrent; Pereda, Rifé, Re, Fusté y Seminario.

Vuelve la Copa de Ferias al «Camp Nou», con la visita  de un equipo escocés entonces poco conocido a nivel continental, el Celtic de Glasgow, que va a caer derrotado por 3 a 1 (Zaldúa, Seminario y Re). A destacar la alineación del navarro Zaldúa, por primera y única vez esta temporada, ya que el gran momento de Re le había relegado a una eterna suplencia. Vencieron a los blanquiverdes: Sadurní; Foncho, Eladio, Benítez; Torrent, Vergés; Rifé, Pereda, Zaldúa, Seminario y Re.

Ante el Córdoba, siguiente visitante liguero del Estadio, el Barça  volverá a vencer con autoridad, 4 a 1, Jugaron: Sadurní, Benítez, Garay – que reemplazaba a Ferrán Olivella, lesionado en un amistoso de la Selección Española frente a Portugal-, Eladio  (que retornaba a la formación titular tras su sanción); Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Seminario y el joven Vidal, siendo los goles obra de Re, en dos ocasiones, Seminario y Vidal. Defendía el portal cordobesista un jovencísimo guardameta que estaba dando ya mucho que hablar: Miguelito Reina.

El Barça va a decir prácticamente adiós a sus remotas aspiraciones al título tras perder en Elche por 2 a 0. El Real Madrid, líder, le aventajaba ya en siete puntos, mientras que los puestos de promoción quedaban a tan sólo dos. Los ilicitanos fueron superiores a un Barça que bajaba muchos enteros lejos de su feudo. Ramos y el joven goleador Vavá hicieron los tantos de los locales, que luego se defendieron con orden y eficacia de los deslavazados ataques barcelonistas. En el conjunto alicantino destacaba también un jovencito rubio con tan sólo 18 años de edad y de nombre Marcial, que jugaba al fútbol como los mismos ángeles, con una clase y una elegancia como no se habían visto en nuestros terrenos desde la marcha de Luís Suárez a Italia. Esta fue la alineación que presentó Sasot en «Altabix»: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vidal. Pero al menos va a salvarse la eliminatoria de Copa de Ferias ante el Celtic, con un empate a cero en tierras escocesas y la siguiente alineación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Kocsis, Re, Fusté y Seminario

Nueva goleada en el «Camp Nou», en esta oportunidad a un Real Oviedo que transitaba por los últimos lugares de la tabla. Marcaron Vidal y Re (ambos en dos ocasiones) y Seminario, y este fue el once barcelonista: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Vidal, Re, Fusté y Seminario. Y a la semana siguiente el Barça dió señales de haber despertado de su letargo lejos del la Ciudad Condal, y lo hizo frente a un equipo en buen momento de juego, el Valencia. La mayor técnica azulgrana superó al ardor de los chés, y los dos puntos viajaron hacia Las Ramblas. Abrió el marcador el valencianista Waldo, al ejecutar un golpe franco con la habitual destreza que se gastaba el brasileño, pero Goywaerts, Fusté, Re y Seminario colocarían el 1 a 4 en el marcador de «Mestalla», acortando distancias finalmente el uruguayo Héctor Núñez de penalty. El Barça ascendía hasta el sexto puesto de la clasificación, pero el líder, el Real Madrid, seguía a siete puntos. Estos fueron los triunfadores de un partido televisado en directo a toda España, entonces algo no demasiado habitual: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Vidal, Re, Fusté y Seminario.

Al otro domingo, sendos goles de Seminario y Re van a proporcionarle al Barça una trabajada y merecida victoria por 2 a 0 sobre el potente Real Zaragoza, tercero de la general. Buen partido de los catalanes, que pusieron en danza a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Pereda, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario. Pero a la semana siguiente  el Barça vuelve a tropezar en su salida, esta vez en el terreno del Betis. Aunque Fusté va a adelantar a los culés, los verdiblancos terminarían por imponerse, dándole la vuelta al marcador por mediación de Rogelio y Molina. El Barça presentó el mismo equipo que había derrotado a los maños siete días antes. Con este partido finalizaba la primera vuelta del campeonato y el Barça era quinto, con 16 puntos y 2 positivos, un balance muy pobre si lo que se pretendía era aspirar a todo. 8 encuentros ganados y 7 perdidos – aun no conocía el empate-, con 37 goles a favor (una buena marca, sin embargo), pero nada menos que 25 tantos en contra – demasiado vulnerable, pues-. Re se mantenía en lo más alto de la tabla de goleadores con 14 dianas.

UNA DISCRETA SEGUNDA VUELTA

La segunda vuelta comienza mejor, sin embargo. El 3 de Enero de 1965 el Barça se deshace fácilmente en el «Camp Nou» de la Unión Deportiva Las Palmas por 4 a 0. Seminario, en dos ocasiones, Re y Fusté hicieron los goles de un equipo que presentó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts -que se estaba convirtiendo en un fijo en los esquemas de Sasot-, Re, Fusté y Seminario. Una semana más tarde el Barça visita el Estadio «Metropolitano», dispuesto a escalar posiciones en la general, pero va a encontrarse con un firme aspirante al título. Se adelantó el Barcelona, pero en el descanso el marcador señalaba ya el que sería el resultado definitivo. Cardona (2) y Ufarte hicieron los goles rojiblancos, mientras que Seminario y Re marcaban para los azulgranas. Y la visita del colista Coruña se va a saldar con una discreta victoria barcelonista por 2 a 0, obra de los inevitables Re y Seminario. Batieron al flojo cuadro gallego, condenado a un descenso anunciado: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.

Al miércoles siguiente regresaba la Copa de Ferias. En tierras alsacianas el Barça arrancó un esperanzador 0 a 0 ante el modesto Racing de Estrasburgo, un resultado que parecía poner ya en franquía la eliminatoria. Jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio: Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Kocsis, Fusté y Seminario. Y unos días después el Barça escalaba a la cuarta plaza  al triunfar en Murcia por 0 a 2, en un partido en el que hubo sus más y sus menos. Pereda – que reaparecía en encuentro de Liga – hizo el primer gol, y Re aumentó la ventaja barcelonista, pero a partir de ese momento van a comenzar los incidentes: lanzamiento masivo de almohadillas al terreno de juego, suspensión del partido durante cinco minutos, agresión de un juez de línea a Vergés, etc. Pero el marcador se mantendrá ya inamovible. Sasot alineó en «La Condomina» a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Goywaerts y Seminario.

En la vigésima jornada el Barça continúa en cuarto lugar al vencer en el «Camp Nou» al Levante por 4 goles a 2, en un partido en el que-una vez más-los valencianos le dieron mucho trabajo. Rifé, Pereda, Re y Seminario hicieron los tantos barcelonistas, cuyo equipo formó de la siguiente manera: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. Sadurní precisamente va a hacer posible el empate del Barça en «San Mamés», al desbaratar todos los intentos del Athletic para marcar en un partido entretenido pese a la ausencia de goles. Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Seminario van a acompañar al magnífico guardameta de L´Arboç en “la Catedral”. Se trataba de la primera igualada  barcelonista en lo que iba de campeonato.

Devolución de visita del Racing de Estrasburgo en la competición ferial, y lo que se presumía un plácido trámite, va a  complicarse en demasía, pues  el empate final a dos tantos obliga a ambos contendientes a disputar un tercer partido, que para los alsacianos supone ya todo un triunfo, por más que corresponda jugarlo en el propio «Camp Nou». Para este decepcionante encuentro de vuelta, el Barça formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario.

Muchos goles – 4 a 3 – ante el Sevilla, en un entretenido partido celebrado el Día de los Enamorados. Re hizo otros dos tantos, que le afianzaban todavía más al frente de la tabla de realizadores, y los otros dos fueron obra de Vidal, un joven al que algunos comentaristas deportivos ya saludaban como el sucesor de Kocsis – postergado, por cierto, durante toda la temporada-, al encontrar en su juego ciertas similitudes, salvando las distancias,  con el del fenómeno magiar. Estos fueron los once futbolistas que se impusieron a un buen Sevilla: Sadurní; Benítez, Garay, Eladio; Foncho, Fusté; Rifé, Goywaerts, Re, Vidal y Seminario. El Barça era cuarto, a siete puntos de la cabeza, ocupada ahora por el Atlético de Madrid.El derbi de «Sarriá» frente al Español se va a saldar sin goles ni demasiado juego. El  Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Benítez, Re, Goywaerts y Seminario. Y a la semana siguiente se recibe al Real Madrid en el «Camp Nou». Las posibilidades de conquistar el título son remotísimas, pues los blancos aventajan al Barça en siete puntos, pero una victoria azulgrana podría contribuir a maquillar algo la deficiente temporada, según acostumbraba a ocurrir entonces en Can Barça. Pero ni por esas…El Madrid va a dar un paso de gigante para hacerse con su quinto Campeonato de Liga consecutivo al vencer en el feudo culé por 2 goles a 1. Se adelantaron los locales en el primer tiempo, por mediación del inevitable Cayetano Re, pero después del descanso, y en tan sólo siete minutos, los madridistas le dieron la vuelta al marcador con tantos de Pirri y Serena. Esta fue la formación azulgrana que no pudo derrotar al gran rival: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.

Y una semana más tarde, en Córdoba, donde los andaluces estaban mostrándose intratables, una nueva derrota desplaza al Barça hasta la sexta posición. 1 a 0 para los verdiblancos, y este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torrent, Vergés; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Fusté. Pero hagamos un inciso, entre partido y partido, para reseñar que por estas fechas el Barcelona va a ceder a un par de  jugadores  de su primera plantilla a Osasuna, que pugna por mantener la permanencia en Segunda División. Se trata del defensa Gensana y el ariete navarro Zaldúa, que pasarán a reforzar a los de «San Juan» junto a Montesinos, quien a causa del Servicio Militar ya actuaba con los rojillos desde el inicio de la temporada.

El miércoles 18 de marzo se disputa el tercer y definitivo partido de la eliminatoria de Copa de Ferias contra  el Racing de Estrasburgo. Sasot cuenta para este compromiso con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario. No se va a mover el marcador en todo el tiempo reglamentario, y aunque los jugadores barcelonistas batieron en dos ocasiones al guardameta galo, el árbitro anulará ambos tantos (y también Fusté estrellará un balón en la madera). Y como entonces la normativa de la competición no contemplaba la posibilidad de desempatar recurriendo a las tandas de penalties, será  una caprichosa moneda lanzada al aire la que dicte sentencia, en esta ocasión contraria a los intereses barcelonistas. Va a escocer esta sorprendente eliminación, y mucho, por tener lugar ante un adversario netamente inferior, a diferencia de lo sucedido un año antes frente al potente Hamburgo.

Pero la vida sigue, y la Liga también. El Elche visita en el «Camp Nou» a un Barça en horas bajas, y se lleva un punto para «Altabix». Seminario hizo el gol barcelonista en un partido mediocre donde Sasot alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa – que reaparecía después de una larga ausencia por lesión-, Rifé, Re, Goywaerts y Seminario. Y nuevo traspiés en Oviedo, ante un claro aspirante al descenso que se encontró con un Barça muy desmotivado, lo cual aprovecharon los asturianos para vencer por 2 a 0. Estos fueron los once hombres que, una vez más, defraudaron en el «Carlos Tartiere»: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Kocsis – que también volvía al equipo tras varios meses de ostracismo-, Re, Goywaerts y Fusté.

Partido de mero trámite frente al Valencia, aunque la victoria por 2 a 0 sirvió para calmar un poco los encrespados ánimos de la afición, muy molesta con el equipo, y para brindarle ya prácticamente a Cayetano Re su Trofeo Pichichi como máximo goleador, tras las dos dianas que el delantero paraguayo le coló a Ricardo Zamora Junior, el hijo de “El Divino”. Estos fueron los once barcelonistas que derrotaron a sus vecinos mediterráneos: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Vidal, Fusté y Re.

El último desplazamiento de la Liga es a «La Romareda», donde un Zaragoza brillantemente clasificado en  tercera posición no tendrá demasiados problemas para deshacerse de los azulgranas por 2 a 0. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Benítez, Vidal, Fusté y Re. Y se despide una campaña tan gris el domingo 18 de Abril en el «Camp Nou», ante un Betis venido a menos y que aun así arrancará un valioso positivo que sirve para salvarle de la promoción. Pañolada del público para castigar el mal juego barcelonista de todo el curso, y estos once hombres soportándola estoicamente sobre la hierba: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Vidal, Pereda y Re.

LLAUDET REVALIDA SU MANDATO, Y EL EQUIPO NO REMONTA EL VUELO

El balance final del campeonato es francamente desolador. El Barcelona, al igual que en 1962-63, se clasifica en sexto lugar, un puesto del todo indigno de su historial, contabilizando tan sólo 32 puntos, y a quince del campeón, nuevamente el Real Madrid, que ha conseguido imponerse en un emocionante sprint a su eterno rival colchonero. Los azulgranas han vencido en 14 partidos, empatado 4 y perdido 12, marcando 59 goles y encajando 41. El único consuelo lo constituye el hecho de que Re se corona como máximo goleador del campeonato, con 25 tantos. El resto del equipo colaboró con el paraguayo para conseguir ese éxito, permitiéndole lanzar los penalties.

Al margen de esta nueva decepción – y ya iban…-el Barcelona se dispone a afrontar un nuevo período electoral, pues tocan a su fin los preceptivos cuatro años de mandato que había obtenido Enric Llaudet en junio del 61, aunque la fecha de la consulta – prevista inicialmente para el día 22 de Septiembre, aprovechando la celebración de la Asamblea General de Socios Compromisarios – va a adelantarse al domingo 15 de Mayo. La normativa vigente entonces al respecto no contemplaba la posibilidad de elegir al presidente de un club de fútbol mediante sufragio universal de sus asociados mayores de edad, sino que disponía que la elección deberían llevarla a cabo un reducido número de  Compromisarios – tan sólo unos pocos centenares – elegidos por sorteo entre la masa social.

En el aspecto meramente deportivo, la gestión de Llaudet no podía considerarse fructífera – un solo título, y de índole menor, en cuatro años-, pero eso no le va a impedir presentarse a la reelección. Y a pesar de la existencia de cierto movimiento opositor (simbolizado en la creación de la “Revista Barcelonista” – más conocida por las siglas “RB” – un semanario de vocación abiertamente crítica, publicado por un grupo de profesionales de la información deportiva escindidos de la revista “Barça” y capitaneados por Carles Barnils Vila), únicamente aparecerá un candidato dispuesto a contender con el temperamental empresario textil. Se trataba de Josep María Vendrell, antiguo Jefe de la Guardia Urbana de Barcelona y a la sazón próspero industrial hotelero. Vendrell carecía de un programa definido, pero va a utilizar un curioso método para atraerse las simpatías de los Socios Compromisarios: invitarles un domingo a uno de sus hoteles de la Costa Brava, a fin de aleccionarles sobre las presuntas bondades de sus planes en caso de obtener la presidencia del Club.

Y mientras se producen estas maniobras, el Barça encara una nueva competición, la Copa del Generalísimo, y como siempre con la esperanza de poder llegar en ella lo más lejos posible, e incluso salvar la temporada proclamándose campeón. Para empezar, los dieciseisavos de final los dirime contra un club del Grupo Norte de la Segunda División, el histórico Racing de Santander – entonces oficialmente denominado “Real Santander”-. Y el partido de ida, disputado en los viejos “Campos de Sport del Sardinero”, va a pasar a la historia. Y no precisamente por la especial  brillantez del juego desplegado – suficiente para golear a domicilio a los cántabros por 1 a 4 y dejar ya sentenciada la eliminatoria-, sino porque Sasot hará debutar en él a un muchacho rubio y espigado de 18 años, aun en edad juvenil, llamado Carles Rexach. Con el correr del tiempo, este Rexach se iba a convertir en uno de los grandes mitos del Barça, siendo uno de los jugadores que más veces defendería la camiseta azulgrana. La primera alineación barcelonista con Charly dentro va a ser la formada por: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Rife, Re, Pereda y Rexach. Los cuatro tantos fueron obra de Re (2), Rifé y el propio Rexach, que tendrá así ese feliz debut con el que todos los futbolistas sueñan.

En el encuentro de vuelta, Sasot decide dar también la alternativa a otro chico del Juvenil, el menudo interior zurdo en punta Lluís Pujol. Pujol, desde luego, no iba a alcanzar las mismas cotas que Rexach en el transcurso de su irregular carrera barcelonista, pero su nombre acabaría inscribiéndose igualmente en letras de oro en la historia del Club, a causa de su brillantísima y decisiva intervención en determinado partido. Pero no adelantemos acontecimientos…Reseñemos únicamente que Pujolet se estrenó a lo grande, marcándoles un par de goles a los montañeses – que tampoco estaba nada mal-, completando Fusté y Pereda el 4 a 0 definitivo. Su primer once titular fue este: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Rexach.  Un ala izquierda cien por cien juvenil, como se puede ver.

Las votaciones tienen lugar justo antes de jugarse este encuentro de Copa frente al Racing – 15 de mayo de 1965-, y con una asistencia de compromisarios menor que en los anteriores comicios de 1961. Enric Llaudet va a ser reelegido por una abrumadora mayoría, 164 a 35. Es de señalar que previamente numerosas voces – incluida la del propio Llaudet – se habían mostrado partidarias del sufragio universal, reclamando su autorización, algo que ya se había producido sorprendentemente en las elecciones de 1953, tras el “Caso Di Stefano”  y la dimisión de la Junta de Enric Martí Carreto, cuando Francesc Miró-Sáns derrotó a Amat Casajuana i Pfeiffer. Pero aun así, el sistema de compromisarios va a continuar vigente hasta la Transición (se utilizaría todavía en las dos elecciones que ganó Agustí Montal hijo, en 1969 y 1973), siendo las de mayo de 1978 – que darían el triunfo a Josep Lluís Núñez – las primeras en las que tuvieron derecho a voto todos los socios y socias mayores de edad.

Con Llaudet reelegido para un nuevo período de cuatro años (en el que se esperaba que llegasen a buen puerto las gestiones para la recalificación urbanistica de los terrenos de «Les Corts», mejorando la situación económica del club y por ende sus resultados deportivos), el Barça se apresta a disputar los octavos de final de la Copa ante el Real Murcia. No se trataba de un adversario de cuidado, y la renta del partido de ida en el «Camp Nou» – 4 a 1 – parece suficiente de cara a la vuelta en «La Condomina». Marcaron Pujol, Re, Pereda y el pimentonero Antonio Ruíz en propia puerta, y el conjunto azulgrana presentó la siguiente alineación: Sadurní; Foncho; Olivella, Eladio; Vergés, Benítez; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Vidal.

En  el segundo partido, sin embargo, van a pasarse algunos apuros, y el Murcia se impondrá a la postre por un insuficiente 1-0. El choque – en el que haría su debut en las filas locales el guardameta José Luís Borja, futuro jugador del Real Madrid y del Real Club Deportivo Español-, fue presenciado por escaso público, y en él saltaron a la hierba los siguientes jugadores vestidos de azul y grana: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Torrent, Fusté; Rifé, Vergés, Vidal, Pereda y Re.

En cuartos de final, en cambio, el rival  ya es de armas tomar: el Real Zaragoza, vigente Campeón de Copa y verdugo de los barcelonistas en la edición anterior. Se juega primero en «La Romareda», y allí lo hacen: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. El encuentro no defraudó a nadie, y el resultado final fue espectacular, diríase que “de los de antes de la Guerra”: 6 a 4 a favor de los maños. El Barça va a adelantarse hasta en tres ocasiones, aunque al final tendrá que doblar la rodilla ante los Magníficos. Esta fue la marcha del marcador:  1-0. Canario, minuto 7; 1-1. Seminario, minuto 20; 1-2. Eladio, minuto 23; 2-2. Violeta, minuto 35; 2-3. Vergés, minuto 46; 3-3. Marcelino, minuto 50; 3-4. Fusté, minuto 53; 4-4. Isasi, minuto 60; 5-4. Santos, minuto 70; 6-4. Villa, minuto 73

Tan desacostumbrado número de goles –en una época en la que ya empezaban a imponerse las tácticas defensivas– hizo reaccionar a una afición que últimamente venía desertando de las gradas del «Camp Nou», y que en esta ocasión agotó el papel. Sin embargo, un Zaragoza que ya parecía haberle tomado la medida al Barça va a volver a anotarse el triunfo, esta vez con un gol de Marcelino al filo del descanso. Terminaba así, como escribe Antoni Closa en su imprescindible obra “Croniques del Barça”, otra temporada más para olvidar. Esta fue la última formación azulgrana del estéril curso 64-65: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario.

Sasot va a achacar buena culpa del fracaso de la temporada a «la falta de conjunción de líneas», añadiendo que «no se han llegado a conjugar los esfuerzos individuales en pro del equipo». No obstante, en algún capítulo aprovechaba para sacar pecho, pues se congratulaba de la buena puesta a punto física de toda la plantilla, expresada en el hecho de que el Barça, a lo largo de la campaña, «no había tenido ni un solo jugador lesionado por desgarros musculares o esguinces». Consideraba, por lo tanto,  que su preparación física había sido del todo meritoria. No había conseguido ningún título-algo que no podía echársele en cara  precisamente a él, pues otros colegas en teoría más cualificados habían tropezado también en la misma piedra-, y tampoco el sexto puesto en la Liga era precisamente para que un club como el Barcelona tirase voladores, al igual que su desafortunada eliminación tras un tercer partido en el propio «Camp Nou» ante el modesto Estrasburgo francés (lo de caer en la Copa del Generalísimo ante el potente Zaragoza de los Magníficos ya entraba más dentro de la lógica), pero al menos con él como entrenador un jugador azulgrana volvía a conquistar el Trofeo Pichichi (el paraguayo Re, con 25 dianas). Había sido  el único técnico barcelonista que confió en el belga Goywaerts (que ficharía luego por el Real Madrid), apostando asimismo por Quimet Rifé,  y también le cupo el honor de haber dado la alternativa-aunque en el curso de una sencilla eliminatoria de Copa ante el Racing de Santander) a dos jovencitos de tan sólo 18 años de edad, firmes promesas de la Pedrera y llamados a escribir páginas gloriosas en la historia del club-sobre todo el segundo-, llamados Carles Rexach y Lluís Pujol. En el terreno de lo meramente estadístico, Sasot había dirigido al Barça en 36 partidos oficiales, con el siguiente balance: 16 victorias, 8 empates y 12 derrotas (un escueto 44,44 % de triunfos), con 66 goles a favor y 42 en contra.

sasot02NUEVOS RETOS Y NUEVOS HORIZONTES

El de Peñalba  seguirá vinculado al Barça durante tres años más. En la primera temporada, la 65-66, actuará como segundo del nuevo técnico blaugrana, el ex-jugador madridista Roque Olsen (al que incluso suplirá en el banquillo durante una breve ausencia del argentino), mientras que en las dos siguientes volverá a hacerse cargo de la preparación del Condal. En la campaña 66-67 va a verse privado de los mejores y más prometedores futbolistas del cuadro filial (Rodés, Borrás, Mas, Martí Filosía, Rexach y Pujol, estos últimos los dos adolescentes que él había hecho debutar con el primer equipo blaugrana en la Copa del 65), y no podrá evitar el descenso de los condalistas a Tercera Division, y en la 67-68, aun realizando un extraordinario campeonato -con una plantilla en la que destacaban el guardameta Mora y el delantero Alfonseda- no logrará el retorno a la División de Plata, tras tropezar ante un intratable Orense (que tampoco conseguiría a la postre su propósito de volver a Segunda)

En julio de 1968, y tras once años de pertenencia al Barcelona, declara en las páginas del diario «El Mundo Deportivo» que ha aceptado una oferta del Mallorca para dirigir al cuadro bermellón en Segunda División, una categoría que en el inminente curso 68-69 estrena nuevo formato, compuesta por 20 clubes tras la drástica reestructuración que se había cargado a los dos grupos, Norte y Sur, con 16 equipos cada uno. Para firmar contrato con los isleños le habían persuadido varios argumentos: su cercanía a Barcelona, sus aspiraciones de ascenso, y el tema económico, en el que había existido total acuerdo. Consideraba que el club balear tendría que reforzar su linea de ataque si quería optar a estar entre los tres primeros clasificados (lugares que suponían el ansiado pase a la élite de nuestro fútbol), y de hecho esto va a ocurrir, con el fichaje de los veteranos extremos Canario (Real Zaragoza), uno de los ya míticos Magníficos,  y Camps (Sabadell), así como el goleador jiennense Conesa.

Sin embargo no permanecerá demasiado tiempo en Palma… El 5 de febrero de 1969 va a ser apartado del banquillo mallorquinista, al considerarse injuriosas por parte del club unas declaraciones suyas a la prensa. Ese mismo día la directiva balear le propone o bien la rescisión del contrato, o abrirle expediente, y 24 horas más tarde es cesado de su cargo y sustituido interinamente por su segundo, el argentino y aun miembro de la plantilla bermellona Juan Carlos Forneris, ex jugador del Elche. El día 20 de ese mismo mes es fichado el técnico uruguayo Sergio Rodríguez, pues al carecer Forneris del preceptivo título de entrenador, necesitaba que en el banquillo se sentase a su lado alguien que sí poseyera dicha cualificación burocrática, y ambos formarán tándem hasta el final de la temporada, logrando el anhelado ascenso, pues el Mallorca consigue clasificarse en tercera posición, la última que daba acceso a la División de Honor, tras Sevilla y Celta, y superando a un correoso Racing de Ferrol. Sasot ya era muy discutido en los mentideros futbolísticos de la isla, pues se le acusaba de no saber sacarle todo el rendimiento posible a la gran plantilla que tenía a sus órdenes (y en la que también figuraban elementos tan destacados como Gost, Doro, Sans, Victoriero, Robles, Candela, Cano, Parera, Terol o el internacional Ernesto Domínguez, la gran figura del equipo). El Mallorca se imponía bien a sus rivales en el «Luís Sitjar», pero fuera sufría horrores para puntuar (de hecho, tan sólo había ganado hasta entonces un partido a domicilio). Y además sus profundas desavenencias con la directiva le van a costar el puesto.

Su experiencia en la localidad ciudadrealeña de Puertollano, al frente del Calvo Sotelo en la siguiente campaña, la 69-70, va a ser la última en el fútbol de categoría llamémosle nacional, puesto que a partir de dicho momento tan sólo dirigiría a equipos de Tercera División. Tampoco va a poder finalizar la temporada en tierras manchegas, pues debido a la mala marcha del equipo -en el que no obstante figuraban jugadores como García Fernández, Fabián, Gelo, Biosca, su antiguo conocido Candela, Vilar, Ortega, Villapún, Feliu o Yosu-va a ser destituido tras la jornada 21. Con posterioridad entrenará al Calella, Girona (en dos etapas: 1972-74 y 1979-80), Lleida (1974-75) y Atlético Baleares (1975-76).

Su amor hacia el fútbol  base le llevó en sus últimos años de vida a derramar su magisterio entre  los chavales del modesto Martinenc. Pero no llegaría a viejo. Un día comenzó a sentir un agudo dolor en el pecho, una especie de molesta opresión, pero no le dio mayor importancia hasta que pocas fechas después su corazón ya le falló definitivamente. Era el 12 de abril de 1985, y dejaba de existir a los 67 años de edad. Va a morir tranquilamente, sentado en su sillón, tras la siesta, antes de dirigirse a impartir su clase en la Escuela de Entrenadores, en su propia casa y junto a los suyos.

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César Rodríguez: La gran oportunidad del pelucas (1963-1964). Segunda parte

CesarRodriguez201El 12 de Enero de 1964, iniciando la segunda ronda liguera, van a enfrentarse Barcelona y Valencia en el «Camp Nou». Los levantinos, que presentaban numerosas bajas y andaban sumidos en un profundo bache – duodécimos, con 2 negativos –  recibirán un duro varapalo: 4 a 0. Los goles del cómodo triunfo azulgrana los anotaron Zaldúa (2), Zaballa – el tanto que significó el número 2000 de los conseguidos por el Barça en el Campeonato Nacional de Liga – y Kocsis. Esta fue su alineación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Vicente. El Madrid continuaba a 2 puntos de distancia tras su importante victoria en San Mamés por 3 a 2.

El Barça visita por vez primera el campo pontevedrés de «Pasarón» en su siguiente desplazamiento. Los gallegos no andaban precisamente sobrados de puntos, y el partido se presentaba difícil, aunque a la postre el Barça, sin hacer un gran juego, va a llevarse la victoria merced a los goles de Re –un tanto extraordinario– y Zaballa, este último con la colaboración de la defensa local. Jugarán: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. El conjunto blanco, que por su parte derrotó con muchos apuros al Elche por 1 a 0 (fallando los alicantinos un penalty) continuaba segundo, a 2 puntos. Ventaja que se mantendría tras la siguiente jornada, la número 18, pues si  bien los madrileños derrotaban al colista Real Valladolid  con muchos apuros, con un raquitico 2-1, el Barça se deshacía  comodamente del Murcia por 4 a 1, con goles de Fusté, Kocsis, Re y Pereda. Formaron contra los “pimentoneros”: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente, los mismos once de «Pasarón»

Cambio de líder en la decimonovena jornada. El Atlético de Madrid no atravesaba por su mejor momento, pero va a constituir un escollo insuperable para el Barça en su visita al «Metropolitano», venciéndole por 1 a 0, marcado por el veterano Collar a la media hora de juego. Los colchoneros fueron superiores, y el Barça hubo de inclinar la cabeza pese a la mayor calidad técnica de sus hombres. Este fue el equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re. Y como el Real Madrid venció por 0 a 1 en su visita a Córdoba, marcando Gento a sólo 5 minutos del final, los merengues aventajaban por primera vez al Barça en la clasificación, merced a su mejor average particular.

Ventaja que se iba a incrementar a un punto tras la vigésima jornada, pues los madridistas derrotan en el «Bernabeu» al Español, penúltimo de la general, gracias a otro solitario gol de Gento a poco de comenzado el encuentro, y los azulgranas no eran capaces de pasar del empate en su partido sabatino frente al Real Zaragoza en el «Camp Nou». Resultado justo estas tablas, producto del gran juego de ataque de los Cinco Magníficos. Villa, Canario e Isasi hicieron los goles aragoneses, mientras que Vicente, Kocsis y Re marcaban para el Barça, que presentó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente.

Las cosas van a seguir iguales después de la vigesimoprimera jornada, ya que tanto el líder Real Madrid como su perseguidor Barcelona caerán derrotados en sus respectivas salidas al «Benito Villamarín» bético y el «Zorrilla» vallisoletano. Bueno, iguales no, pues ya quedaba una jornada menos para finalizar el campeonato, y tampoco podía equipararse perder frente al colista –Valladolid– a caer ante el cuarto clasificado (Betis). El Madrid, además, presentó notables ausencias –Muller, Félix Ruíz y Puskas– y cayó derrotado merced a un penalty bastante discutido. El Barça, por su parte, protagonizaba nuevamente la sorpresa de la jornada, al regresar de vacío de orillas del Pisuerga. El Valladolid no  ganaba un partido desde el 8 de Diciembre, pero los blanquivioletas cuajaron su mejor encuentro de la temporada, mientras que el Barça mostraba un perfil asombrosamente opaco, con solamente Benítez-antiguo jugador pucelano –aportando afán de lucha. Rodilla hizo los dos goles castellanos, y el Barça formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Gensana, Montesinos; Zaballa, Pereda, Re, Fusté y Vicente. A reseñar que Gensana saltó al campo con algunos kilos de más.

La distancia entre ambos equipos se hizo todavía mayor al concluir la vigesimosegunda jornada, pues el Barça no pasó del empate en el «Sánchez Pizjuán», mientras que el Real Madrid derrotaba por 2 a 0 al Valencia en el «Santiago Bernabéu». El partido de Sevilla fue bronco y trabado, con numerosas brusquedades y marrullerías por parte de los jugadores de ambos equipos, lo que acabó por enfadar al publico, que arrojó numerosas almohadillas al terreno de juego. Pereda inauguró el marcador, pero sólo cinco minutos después empató Rivera para los de casa. Los azulgranas formaron con: Sadurní; Benitez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Goywaerts, Re, Pereda y Vicente.

Jornada número 23: se aprieta la cabeza, pues el Madrid cae sorprendentemente en Pontevedra por 1 a 0, en un partido donde los locales se jugaban mucho, y el Barça derrota con amplitud al Levante  (6 a 2). Encuentro muy movido el del «Camp Nou», donde también se les anuló un gol a los levantinistas y Re falló un penalty. A los 28 minutos de juego ya vencía el Barça por 4 a 0, pero los valencianos no se rindieron,  manteniendo la tensión hasta el final. Pereda (3), Re (2) y Vicente hicieron los tantos barcelonistas, mientras que Juliá salvaba el honor granota con dos dianas. El Barça presentó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Goywaerts, Re, Pereda y Vicente, es decir, los mismos de Sevilla.

Las cosas van a retornar a dónde estaban tras la vigesimocuarta jornada. El Madrid solventará sin problemas su compromiso ante el Murcia en la capital (4 a 1), pero el Barça volverá a defraudar, saliendo derrotado del campo del vicecolista Oviedo, superado por el entusiasmo y buen juego de los carbayones. José Luís e Icazurriaga lograron los dos goles asturianos, mientras que Zaballa anotaba para un paupérrimo Barça en el que se alinearon: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. Dos puntos de desventaja con respecto al Madrid, cada vez menos tiempo para enmendar los errores, y un solo punto cosechado en las últimas cuatro salidas. No era lo que se dice un panorama demasiado halagüeño para los de César, no señor…

La vigesimoquinta jornada va a dejar las cosas como estaban. O, mejor dicho, va a acercar aun más al Real Madrid hacia la consecución de su cuarto título de Liga consecutivo. En el duelo de eternos rivales librado en el Estadio «Metropolitano», los de Miguel Muñoz conseguirán derrotar al Atlético merced a un  tanto logrado por Amancio, en un partido con dominio territorial colchonero pero peligrosos contraataques merengues. El Barça, por su parte, vencerá apuradamente al Athletic de Bilbao (2 a 1), gracias a los dos goles de Pereda. El Madrid aventaja ya al Barça en cuatro positivos, aunque en puntuación real sean sólo dos, pero mientras que los blancos parecen ir claramente hacia arriba, los azulgranas marchan titubeantes. Jugaron contra los leones: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Montesinos, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente.

Siete días más tarde la ventaja madridista se incrementa todavía más, pues mientras  los merengues derrotan en el «Bernabéu» a un siempre difícil Zaragoza por 3 a 1, el Barça no puede pasar de un empate sin goles en «Altabix», un resultado que en otras circunstancias se hubiera dado por bueno, pero que ahora francamente sabía a poco. El Elche, en su  línea de toda la temporada, cuajó un gran encuentro, y los azulgranas no arriesgaron demasiado, tal vez pensando en el trascendental choque de la semana siguiente frente al Líder en el «Camp Nou». Se opusieron a los ilicitanos estos once hombres: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Fusté.

El encuentro cumbre de la temporada tendrá lugar el Lunes de Pascua 30 de marzo de 1964, día festivo en Cataluña. Hay tres puntos y tres positivos de diferencia entre ambos conjuntos, que vienen a ser prácticamente cuatro, atendiendo al amplio goal average particular favorable a los blancos. A las órdenes del colegiado andaluz señor Ruíz Casasola, los dos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vicente, y por el Real Madrid, Vicente; Isidro, Santamaría, Pachín; Muller, Zoco; Serena, Amancio, Felo, Puskas y Gento. Eran de destacar las ausencias de Di Stefano en el Madrid, y Kocsis en el Barcelona. Abrió el marcador Gento, de fuerte disparo, empatando Zaldúa, pero a un minuto del descanso Puskas va a deshacer la igualada, transformando un golpe franco con sus habituales potencia y maestría.. El partido no decepcionó a los espectadores, pero sí el resultado, y el publico interpretó que el árbitro Ruiz Casasola había influido en la victoria madridista, pasando por alto algún claro penalty cometido en el área blanca, y manifestó ruidosamente su desaprobación hacia el colegiado.

El resultado venía a decidir virtualmente el título a favor del Real Madrid, que aventajaba ya a los barcelonistas en cinco puntos, a falta únicamente de tres jornadas, por lo que a la semana siguiente podía proclamarse ya de forma matemática campeón con tan sólo sumar otro punto, lo que de hecho ocurrió al empatar en el «Bernabéu» frente al Sevilla, a la par que el Barça vencía inútilmente en Córdoba por 2 a 0, con goles de Fusté y Zaballa, y la siguiente alineación: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal. Las dos siguientes jornadas, por consiguiente, ya no alterarían para nada la clasificación final. En la número 29 el Barça aplastaría a un renqueante Español por 5 a 0, complicando a los periquitos en los puestos de peligro. Muchos pitos para Kubala, que visitaba por primera vez su antiguo feudo como rival, y goles de Re (un hat-trick), Kocsis y el veterano Sigfrid Gracia. Estos fueron los claros vencedores de un derbi muy desigual y descafeinado: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal.

La Liga 63-64 concluyó para el Barça el sábado 25 de Abril en el «Benito Villamarín», derrotando al Betis, equipo revelación y brillante tercer clasificado, por 3 goles a 2, en un partido de trámite que resultó emocionante por la marcha del marcador. Segarra, Re y Zaldúa anotaron para los azulgranas, y Ansola y Rogelio para los béticos, presentando Cesar la siguiente alineación:  Sadurní; Benítez, Garay, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Zaldúa, Fusté y Vicente. De este modo el Barça se proclamaba Subcampeón de Liga, con 42 puntos y 12 positivos, a cuatro del Campeón, Real Madrid. Había marcado 74 goles y encajado 38, completando su mejor actuación liguera desde la triunfal temporada 59-60. Cayetano Re, con 17 tantos, era su máximo artillero. El equipo incluso se había mostrado más resolutivo en ataque que el propio Real Madrid – 13 goles más-, aunque los blancos habían recibido  15 dianas menos. Los de Muñoz habían vencido en los dos enfrentamientos directos – con un claro parcial de 6 a 1-, pero los cuatro puntos que el Barça se había dejado en el “José Zorrilla” y el “Carlos Tartiere”, en el momento culminante de la competición, habían sido claves. Entre las jornadas 19 y 27 el equipo solamente había conseguido siete puntos de los 18 posibles, y ahí radicó su adiós al campeonato, un campeonato que había tenido a su alcance en una temporada en la que el Real Madrid comenzaba a dar ya evidentes signos de cansancio y debilidad, impresión que vendría a corroborar su derrota en la final de la Copa de Europa ante el Inter de Milán, su nuevo fracaso en la Copa del Generalísimo, y la marcha de quien había sido su santo y seña, su buque insignia desde 1953, Alfredo Di Stefano.

COPA 64 : ¿ HABRÁ DE NUEVO PREMIO DE CONSOLACIÓN ?

CesarRodriguez202No obstante, César había conseguido que su  Barça, después de tres campañas muy grises, volviera a ilusionar a la afición, y eso, con un equipo sin refuerzos, y algunos nombres ilustres muy castigados ya por la edad. Con un notable podía calificarse la campaña liguera de los pupilos del entrañable Pelucas. Además, existía entonces un dicho  en Can Barça: “ Siempre nos quedará la Copa”… Así había sido en temporadas tan decepcionantes como la anterior, la 62-63, y así lo seguiría siendo durante mucho tiempo, cuando las competiciones de mayor enjundia se saldaban con sonoros fiascos. Por lo tanto, el Barça va a afrontar el Torneo del KO de 1964 con la esperanza de revalidar su triunfo de un  año antes frente al Zaragoza dirigido por el propio César.

El primer asalto  será pan comido, pues el Tenerife – un conjunto de la zona media del Grupo Sur de la Segunda División – no va a ser rival. En el «Camp Nou» quedó ya resuelta la eliminatoria con un  contundente 7 a 1, con goles de Zaldúa y Re (por partida doble ambos), Benítez de penalty, Pereda y Fusté. El partido de vuelta en Canarias fue un mero trámite que se saldó con una victoria mínima para los tinerfeños por 2 a 1, ante un relajado Barça casi en plan de vacaciones. En la Ciudad Condal jugaron Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vidal, mientras que en el “Heliodoro Rodríguez” Vidal actuó en el puesto de Pereda, y el de este lo ocupó el canario Vicente, para que pudiera lucirse ante sus paisanos, y saludar a familiares y amigos.

Los octavos de final corresponde jugarlos contra el Córdoba, que tampoco parecía un adversario muy temible sobre el papel… De hecho, la eliminatoria ya quedó bien encarrilada en “El Arcángel”, donde los de César se impusieron por 2 a 1, con tantos de Zaldúa y Re. Jugaron en la Ciudad de los Califas: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa; Pereda y Re. En la vuelta,  nuevo triunfo barcelonista por 4-2, con goles de  Pereda, Kocsis, Re y Benítez, y la siguiente formación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Montesinos; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re. En cuartos de final, el bombo se empeña en reeditar con sólo unas pocas semanas de diferencia el derbi barcelonés, obligando a Kubala a pasar un nuevo Via Crucis en el «Camp Nou», escuchando de todo. 3 a 1 en el feudo barcelonista, con dos tantos de falta de Benítez y otro de Fusté, y este once: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vidal. En «Sarriá», nueva victoria azulgrana por 4 a 2, con Zaldúa  (2), Kocsis y Re como goleadores, y el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re.

Ya están las huestes azulgranas en semifinales, pero allí les aguarda un hueso muy duro de roer: el Real Zaragoza, con su delantera de los Cinco Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra), que acaban de proclamarse Campeones de la Copa de Ferias, precisamente en Barcelona y frente a otro conjunto español, el Valencia. El partido de ida en el «Camp Nou» se resuelve con una apretada victoria azulgrana por 3 a 2 (Fusté en dos ocasiones, y Kocsis). Y en “La Romareda” el árbitro, señor López Zaballa, con 1 a 0 en contra, anula incomprensiblemente un gran gol a Zaldúa, a todas luces legal, y cuando ya se mascaba la prórroga, Isasi hace el 2 a 0 en el tiempo de descuento y decreta la eliminación del Barça, tomándose cumplida revancha los maños de su derrota en la final de la edición anterior. En la Ciudad Condal jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Pereda y Re, mientras que en la capital aragonesa  Gracia sustituía a Eladio como lateral izquierdo.Sin embargo eso no supone todavía el fin de la temporada 63-64, porque los muchachos de César no podrán tomarse aun su reglamentario descanso veraniego, sino que tendrán que subirse a un avión para realizar una larga y agotadora gira por las Américas, vinculada a los traspasos de Silveira y Cubilla. Pero antes, el día 21 de Junio, tres de ellos-Olivella, Fusté y Pereda-van a coronarse como campeones de Europa de Selecciones Nacionales, al derrotar España a la URSS por 2 tantos a 1 en el Estadio «Santiago Bernabéu» de Madrid, merced al legendario gol de Marcelino al no menos mítico Yashin, a pase de Chus Pereda, quien se había encargado también de abrir el marcador, al igual que en la semifinal contra Hungría. Ferrán Olivella, como capitán del combinado nacional español, tendrá el honor de alzar el codiciado trofeo, en el marco de un acontecimiento deportivo muy cargado de connotaciones políticas debido a la naturaleza del rival, la Unión Soviética, precisamente en los mismos días en los que el Régimen de Franco conmemoraba a bombo y platillo los “XXV Años de Paz”, que para ellos significaban también la derrota del Comunismo, simbolizado por la propia Rusia Soviética.

Antes de tomar el avión para acudir -una vez más- a hacer caja por los campos del Nuevo Continente, el Barça va a hacer público un fichaje sensacional, rompiendo así con la política de austeridad económica que Llaudet había mantenido durante el último año. Se trata del delantero peruano Juan Seminario, cuya relación con el Club ya venía de antiguo. Efectivamente, en el verano de 1959 Helenio Herrera, entonces entrenador barcelonista, había viajado a Sudamérica para traerse en la maleta algún jugador interesante. En Argentina contrató al guardameta del Club Tigre, Carlos Medrano, que pasaría por España con bastante más pena que gloria, y en Perú ficharía a dos de los más destacados ases locales, Miguel Loayza y Juan Seminario. El primero no cuajaría a causa de su propensión a la dolce vita, y en cuanto al segundo, no llegaría a debutar con el Barça, pues lo impidió una duplicidad de firmas, ya que al parecer también se había comprometido – o más bien lo habían comprometido – con el Real Zaragoza. De modo que se fue para Portugal, a jugar con el Sporting de Lisboa, y en 1961 retornó a España, esta vez para jugar con los zaragocistas, ya que el Barcelona le cedió todos sus derechos al club aragonés para allanar el fichaje de Julio César Benítez, que por aquellos días destacaba en «La Romareda». A orillas del Ebro este interior izquierdo en punta, técnico y goleador, triunfaría apoteósicamente, obteniendo el Trofeo  “Pichichi” al máximo realizador de nuestra Liga. En los albores de la temporada 62-63 la Fiorentina  se presentó con un saco de millones para llevárselo a Italia, y el club aragonés – que ya contaba en su puesto con el magnífico Juan Manuel Villa y con su jovencísimo y prometedor compatriota Sigi, que al final no explotaría – le dejó marchar. En el Calcio no va a alcanzar el mismo rendimiento que en Zaragoza, por una serie de factores, y en 1964 los dirigentes de la escuadra toscana le dejan partir por fin rumbo a Barcelona, a cambio de la nada despreciable suma de 8 millones de pesetas.

César, que ya le había tenido a sus órdenes en Zaragoza, era su mayor valedor. Mantenía con él una estrecha amistad, que llegaba incluso hasta el extremo de formar sociedad para explotar intereses turísticos en la isla de Mallorca. Sin embargo, el mejor momento de forma de Seminario ya había pasado – contaba con 28 años de edad-, y también ciertos problemas físicos vendrían a condicionar sus prestaciones sobre el terreno de juego. Para la gira americana regresa también un futbolista de perfil mucho más modesto, el medio de cierre Torrent, un canterano que había jugado cedido en la Unión Deportiva Las Palmas durante varias temporadas. Pero, a pesar de estos refuerzos, el lógico cansancio arrastrado de toda la campaña anterior va a pasarle factura al equipo, y el balance deportivo de esta excursión a través del Nuevo Continente será francamente negativo. Así, el Barça se clasifica en último lugar en un torneo cuadrangular celebrado en Buenos Aires, siendo derrotado por River Plate (1 a 5), Boca Juniors (2 a 3) y Botafogo (0 a 2). En la localidad argentina de Córdoba araña un triste empate ante Talleres, y en Perú-en partido a beneficio de los centenares de víctimas de la terrible catástrofe del Estadio Nacional de Lima, acaecida unos meses antes-obtiene otra igualada a dos tantos frente al Sporting Cristal. A continuación, ya en México, otro empate a 2 contra el Atlante, una victoria mínima ante el Guadalajara (3 a 2), y nuevas tablas con el Monterrey (4 a 4).

Si el balance deportivo había sido en general discreto, al menos en lo económico el Club cerraría el ejercicio con superavit, mientras proseguían las gestiones para poner en valor los terrenos de «Les Corts», una vez aceptada parcialmente por el Ayuntamiento barcelonés la petición de recalificación que había sido formulada por la Junta Directiva presidida por Enric Llaudet, pasando de zona verde a edificable. Entretanto Juan Vilá Reyes, entonces Vicepresidente del RCD. Español y auténtico hombre fuerte de la entidad blanquiazul, va a ofrecerle a Llaudet la cantidad de 100 millones de pesetas a cambio del antiguo coliseo blaugrana, a lo que este – furibundo antiespañolista – se va a negar en redondo, añadiendo que el Español siempre tendría que pagar cincuenta millones más que el mejor postor para hacerse con la propiedad de «Les Corts». Otra propuesta perica, la de vender «Sarriá» y jugar de alquiler en el «Camp Nou», pagando por anticipado 60 millones de pesetas por siete años de arrendamiento, tropezará también con la drástica y tajante negativa del máximo mandatario barcelonista.

COMIENZA LA TEMPORADA 1964-65 CON RENOVADAS ILUSIONES

CesarRodriguez203César inicia su segunda temporada al frente del primer equipo del Club de Fútbol Barcelona. Causan baja con respecto a la campaña anterior Marañón, Cubilla (traspasado a mediados de curso al River Plate argentino), Vicente y Montesinos – cedidos al Condal y Osasuna, respectivamente – y sobre todo Joan Segarra, el Gran Capitán, que se retira del fútbol activo tras quince años perteneciendo al Barça. Para homenajearle como se merecía, el Club va a organizar un partido internacional amistoso ante el potente equipo alemán del Borussia de Dortmund. Por contra, se incorporan Seminario y Torrent – que ya habían debutado durante la gira americana – y el joven Joaquim Rifé – o “Rifé II”-, tras su cesión al Nàstic de Tarragona, de donde regresa también el veterano Rodri. Así queda conformada la plantilla: Sadurní, Pesudo, Comas, Benítez, Olivella, Eladio, Foncho, Rodri, Gracia, Vergés, Garay, Torrent, Gensana, Montesinos, Rifé, Pereda, Re, Fusté, Seminario, Zaballa, Zaldúa, Kocsis, Goywaerts, Vidal, Camps y Vicente.

El homenaje a Segarra va a servir como presentación de este Barça 64-65 ante su público. En los prolegómenos del encuentro el futbolista es condecorado por Juan Antonio Samaranch, a la sazón Delegado de Deportes en Cataluña, recibiendo todo el cariño y el reconocimiento de la gran familia blaugrana. El Barça derrota al equipo germano por 4 a 2, marcados por Kocsis (2), Seminario y Re, y el Gran Capitán va a despedirse de su afición formando parte del siguiente once: Sadurní; Foncho, Garay (Eladio), Eladio (Gracia); Segarra (Vergés), Fusté; Zaballa (Rifé), Kocsis, Seminario (Zaldúa), Pereda y Re.

La UD. Las Palmas había retornado a la Primera División del fútbol español tras varios años de ausencia, y para las Islas Afortunadas se fue el Barça, dispuesto a iniciar con buen pie la nueva temporada. Pero no pudo ser. Los amarillos se impusieron por 2 goles a 1 (Germán, por partida doble, y Re). El público del «Insular» disfrutó de lo lindo con los suyos – donde estaba empezando a forjarse una extraordinaria generación de futbolistas, con los Tonono, Castellano, Guedes, Germán, Gilberto y León-, y en el Barça únicamente el debutante Seminario dio muestras de su innegable clase. Esta va a ser la alineación azulgrana en el estreno oficial del curso 64-65: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Garay, Fusté; Zaballa, Kocsis, Seminario, Pereda y Re.

Una semana más tarde,  nuevo batacazo, esta vez en el propio «Camp Nou» y frente a un Atlético de Madrid muy reforzado. Los colchoneros van a actuar con gran rapidez y acierto rematador, con el recién incorporado Ufarte (conocido también como Espanhol durante su periplo brasileño) en plan figura. Cayetano Re inauguró el marcador, pero Adelardo en dos ocasiones y Mendonça colocaron un claro 1 a 3 en el marcador, acortando finalmente distancias Seminario. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Seminario, Pereda y Re. El Barça, hecho insólito, era uno de los colistas, junto a otros tres equipos que aun no habían puntuado. Rivales directos como el Real Madrid, el Zaragoza o el mismo Atlético de Madrid, ya encabezaban la tabla con 4 puntos. Con este panorama, el miércoles 23 de Septiembre visita una Barcelona en plenas fiestas patronales de la Mercé  la Fiorentina, el anterior equipo de Seminario, para iniciar una nueva edición de la Copa de Ciudades en Feria. Los italianos, fieles a su estilo, montan un férreo catenaccio, y encima marcan en uno de sus contragolpes. El 0 a 1 parece augurar un brevísimo paso de los blaugranas por la competición. Esta fue la alineación barcelonista: Sadurní; Eladio, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Rifé –que hacía su presentación oficial-, Pereda, Seminario, Benítez y Re

Con la cabeza de César pendiendo de un hilo, el Barça se desplaza hasta «Riazor» para medirse con el Deportivo de La Coruña, y empieza a enderezar un poco el rumbo gracias a su victoria por 2 a 1 (Pereda y Re). Jugaron: Sadurní; Benitez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent – que debutaba así en partido oficial-; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re. El Barça impuso la ley de su mayor calidad en un encuentro bronco, en el que supo aprovechar a su favor los fallos de la defensa local. Y siete días más tarde va a protagonizar la goleada de la jornada al aplastar al Real Murcia por 8 a 1 en el «Camp Nou», en un partido donde, pese al chaparrón de goles, no fue su zaga lo peor del cuadro pimentonero. A los 7 minutos de juego ya mandaban los azulgranas por 2 a 0. 4 a 0 al final del primer tiempo, y otras tantas dianas en la segunda mitad, consiguiendo el murcianista Ribada el tanto del honor para su equipo a tan sólo cuatro minutos del final. Pereda (en 4 ocasiones) y Seminario y Re, ambos por partida doble, hicieron los tantos de un equipo con  una letal puntería y que alineó a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re.

Con la moral a tope, el Barça se dirige a Florencia para intentar la hazaña de la remontada en el «Communale». Y esta vez sí se produce el milagro, puesto que dos goles de Seminario – con razón dice el refrán que no hay peor cuña que la misma madera… – dejan fuera del torneo ferial a los toscanos. Jugaron en la preciosa Ciudad del Arno: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fuste y Re. Con estos últimos resultados parecía que la deriva  de la nave barcelonista comenzaba ya a corregirse, y además al domingo siguiente se rendía visita a «Vallejo», y el Levante, penúltimo de la general, todavía no había sido capaz de marcar un solo gol.

Pero estaba escrito que el día 11 de Octubre de 1964 el Barça iba a protagonizar uno más de sus legendarios fiascos. Un sorprendente Levante estrenará su casillero anotador goleándole sin piedad por 5 a 1, en un encuentro histórico para el club de los Poblados Marítimos. Wanderley y Serafín, dos cada uno, y Torréns van a marcar por los valencianos, mientras que Fusté de penalty lo hará por el Barça (Seminario fallará otro máximo castigo en los últimos minutos del encuentro, estrellando el balón en un poste). A la media hora de juego ya vencían los locales por 3 a 0, anticipándose en todos los lances a un cuadro azulgrana-vistió camiseta blanca esa infausta tarde-que tal vez acusó el cansancio del miércoles europeo. Jugaron los mismos once triunfadores de Florencia – de héroes a villanos-, pero, a pesar de la vergonzosa manita, lo peor estaba aún por llegar… Cuando, una vez finalizado el partido, el presidente Llaudet se persona en el hotel donde se aloja la expedición barcelonista, no encuentra a nadie, y tendrá que esperar varias horas hasta que aparezcan. Entonces – y en esta oportunidad con toda la razón del mundo – Llaudet va a montar en cólera, y ese monumental enfado traerá aparejadas de inmediato consecuencias muy graves. De regreso a Barcelona la Junta Directiva se reúne con carácter de urgencia, haciendo público el siguiente comunicado con fecha 13 de octubre:

“Como consecuencia del resultado del partido disputado el pasado domingo frente a la UD. Levante, y conocidos los detalles de la pobre demostración de juego ofrecida por nuestro equipo, totalmente desacorde con la categoría profesional de sus componentes, con el prestigio de nuestra entidad y con el respeto que se merecen sus asociados y su masa de simpatizantes, se impone una fuerte sanción al señor entrenador y a los jugadores que actuaron en el partido en cuestión”

César y sus jugadores habían reconocido que el Barça jugó rematadamente mal en «Vallejo», siendo superado por los granotas en todos los terrenos. Pero el anuncio de las sanciones había pillado por sorpresa a los interesados, empezando por el propio Pelucas, que consideraba que no existía razón alguna para que él fuese sancionado. Sin embargo el equipo va a entrenar con normalidad el martes 13 de octubre en  el campo de fútbol de la Zona Deportiva anexa al «Camp Nou», a las órdenes del técnico leonés. Este, enterado por la prensa de las intenciones de la Directiva declaraba lo siguiente:

«Confío que quienes tomaron el acuerdo tendrán la amabilidad de comunicármelo verbalmente o por escrito, y entonces creo que tendré opción a expresar mi punto de vista»

La multa de César va a ascender nada menos que a 50.000 pesetas, y la de sus hombres a 25.000 por barba. Y lógicamente, una vez conocida la decisión de la Directiva, a César no le queda más remedio que presentar su dimisión  por una elemental cuestión de dignidad. “Con esta sanción” – explicará – continuar en el cargo suponía reconocer unas faltas que no había cometido”. En una nueva nota informativa, con fecha 14 de octubre, el Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona anuncia que César Rodríguez ha presentado su dimisión, que ésta le ha sido aceptada, y que provisionalmente se hace cargo de la preparación del equipo el segundo entrenador, señor Vicente Sasot.

El presidente Llaudet, por su parte, afirma que la sanción económica no tenía la intención de hacer dimitir a César. Pero este, que esperaba que el asunto pudiera resolverse finalmente  con unas palabras conciliadoras y una nota del club suspendiendo las sanciones, asegurará que al no producirse eso, y sin autoridad ni confianza plenas, consideraba prácticamente imposible el seguir como si no hubiese ocurrido nada. En la mañana del jueves 15 acude puntualmente al «Camp Nou», pero no para dirigir la sesión preparatoria, sino para recoger sus pertenencias personales y despedirse de todos, ante el estupor general de jugadores y empleados (el masajista Ángel Mur era uno de los más afectados por su marcha), no pudiendo reprimir sus emociones y abandonando las instalaciones barcelonistas con lágrimas en los ojos, expresando cuánto le dolía haber tomado aquella decisión, dejando de nuevo a un club al que consideraba como su segunda casa. Después declararía que no era consciente de haber cometido ninguna falta, sino que-llevado por su barcelonismo-se había esmerado en el cumplimiento de su deber, reconociendo también que el equipo no había actuado últimamente conforme a la categoría de sus jugadores, casi todos internacionales, ni al nivel requerido por el prestigio del Barça, pero que para que esto no ocurriera, con tiempo había advertido de la necesidad de reforzar la plantilla, en concreto fichando a un extremo izquierdo (recordemos que Camps se hallaba lesionado desde hacía más de un año, y que Vicente haba sido cedido al Condal), pero que por diferentes causas, ajenas a él, dichos fichajes no se efectuaron, aunque él había puesto su máximo interés en superar todas las dificultades, pues su mayor ilusión consistía en triunfar como entrenador del Barcelona.

Había sido un entrenador de convicciones ofensivas-prolongando su propia personalidad como jugador-, entregando la manija del equipo a un joven Fusté, que no va a decepcionarle, y depositando también su confianza en hombres como Zaballa, Kocsis, Re y Pereda, así como haciendo debutar a los prometedores Montesinos y Vidal. Bajo su batuta el Barça disputará 50 partidos oficiales, de los cuales 30 acabarán en victoria, con 6 empates y 14 derrotas (60 % de triunfos), y un balance de 125 goles a favor y 71 en contra, que-pese a la ausencia de títulos -no son malos números, los mejores desde la época de Helenio Herrera y la efímera etapa de Enric Rabassa. Nuevamente el club blaugrana había quemado a una de sus leyendas, y Llaudet se aprestaba a investir a su quinto técnico en poco más de tres años, un honesto profesional como Sasot, el clásico hombre de la casa, pero sin experiencia en la dirección de un vestuario de élite. Su primera decisión, ante la inminente visita al «Camp Nou» de un adversario siempre tan peligroso como el Athletic de Bilbao, será apostar por los mismos once hombres que la habían pifiado de lo lindo en «Vallejo», con la esperanza de que-tras el lógico abucheo de una afición herida en su orgullo-fueran capaces de reconducir la situación de acuerdo con su innegable capacidad futbolística…

ENTRENANDO EN LAS CUATRO ESQUINAS

No obstante el técnico leonés no permanecerá demasiado tiempo en el paro…Tan sólo tres meses, porque el 17 de enero de 1965, en la jornada número 18, va a volver a sentarse en un banquillo, en esta ocasión el del Real Mallorca, perteneciente al Grupo Sur de Segunda División. El equipo, curiosamente, no marchaba nada mal a las órdenes del antiguo defensa valencianista Juan Ramón, ni muchísimo menos (en ese momento eran colíderes), pero al parecer los jugadores no le tragaban, y ya se sabe…En la decisión de César para aceptar el cargo es evidente que va a pesar el hecho de que tenía negocios particulares en la isla, concretamente en el sector turístico. En esas trece jornadas restantes conseguirá que el club balear ascienda automáticamente a Primera, como campeón. Otro nuevo éxito en su carrera, aunque la clasificación estaba ya bien encauzada.

De cara a la campaña 65-66, la de su retorno a la máxima categoría, el Mallorca va a reforzarse a base de bien, con la intención de consolidarse en la élite. De ese modo, son fichados una serie de jugadores importantes y de contrastada valía y experiencia, como eran los uruguayos Pini (Valladolid) y Héctor Núñez (Valencia), los  oviedistas Iguarán y José Luís, el brasileño del Zaragoza Duca, o el bélico Molina. Sin embargo las cosas no marcharán bien, y César va a ser destituido tras la duodécima jornada, con el conjunto bermellón en una situación complicada, aunque no todavía angustiosa, siendo sustituido por otro ex futbolista legendario, el argentino Héctor Rial, que no conseguirá salvar la permanencia.

En la campaña 66-67 César va a irse hasta la otra esquina de España, para dirigir a un Celta de Vigo que no acababa de salir del pozo de la Segunda. No lo va a conseguir tampoco de la mano del Pelucas, a pesar de contar con un equipo donde destacaban hombres como Manolo, Costas, Silvestre, Abel o Rivera. Nuevo largo desplazamiento para la temporada siguiente, 67-68, en esta ocasión a Sevilla y para hacerse cargo de todo un histórico, el Betis, que acababa de ascender a Primera. Allí se encuentra con una generación de talentosos jóvenes (Antón, Cristo, González, Landa, Quino, Rogelio…), pero las cosas no van a rodar bien, y con el equipo verdiblanco hundido en el fondo de la tabla, como colista, deja su banquillo después de la séptima jornada. Sus sucesores no lograrán enderezar la nave, y al finalizar aquel curso futbolístico el Betis desciende de nuevo, llevando de la mano nada menos que a su eterno rival, el Sevilla..

No comienza trabajando en la campaña 68-69, pero no tardará en recibir la llamada de un antiguo conocido, el Real Zaragoza, donde había dejado tan buen sabor de boca. Al finalizar la novena jornada los maños se encuentran en una posición absolutamente indigna de su brillante historial, ocupando la penúltima plaza. Ciertamente los Magníficos ya están de capa caída (Canario se ha marchado al Mallorca, Villa y Lapetra se encuentran lesionados, y Santos y Marcelino ya no son ni sombra de lo que fueron), pero en el cuadro aragonés hay mimbres suficientes para aspirar a algo más que salvar la categoría a final de temporada, con los internacionales Violeta y Bustillo. No sin esfuerzo, y en la última jornada, César va a conseguir que los de «La Romareda» permanezcan un año más entre los mejores del fútbol español. Y una vez cumplida la misión, se alejará del Ebro, esta vez ya definitivamente.

Su próxima escala va a ser Alicante, tomando en sus manos a un Hércules hundido en Tercera. Consigue el ascenso a la Categoría de Plata-el cuarto de su carrera como entrenador-, aunque en la temporada siguiente, la 70-71 (y con una plantilla en la que figuraban los dos hermanos Machado da Silva, los brasileños Waldo y Wanderley, aunque ya muy veteranos) será cesado tras 14 jornadas en un curso agitadísimo para los herculanos, con nada menos que cinco ocupantes en su banquillo, y el dato curioso de que César, después de ser destituido, volverá a sentarse más adelante y brevemente en el mismo lugar, hasta que un nuevo técnico tome posesión de él (su antiguo pupilo Kocsis, que logró la permanencia del club blanquiazul).

Regresará a Mallorca en otra nueva etapa de su carrera profesional, haciéndose cargo del cuadro bermellón en la sexta jornada de la campaña 73-74, pero va a hacerlo en un mal momento, tanto deportivo como económico, de la entidad balear, y saltará de su banquillo tras la jornada 19 de la temporada siguiente, 1974-75. Su último equipo va a ser el Sant Andreu barcelonés, también en Segunda, al que dirigirá  en las quince últimas jornadas de la campaña 75-76, salvándolo del descenso, con una plantilla donde destacaba la presencia de jugadores como Serena, Marti Filosía o Antonio Martín, hijo de su antiguo compañero en el Barça de los años 40 Mariano Martín.

En los albores de la temporada 80-81 lo encontramos como ayudante de otro viejo amigo y coequipier,  Kubala, en la segunda experiencia de este como entrenador blaugrana. Y una vez destituido Laszi, pasará a ocuparse de otras parcelas técnicas en el club de sus amores, hasta que abandone definitivamente el mundo del fútbol. Si su carrera como jugador en activo superó los 20 años (de 1939 a 1960), su trayectoria en los banquillos casi alcanzó también las dos décadas, desde su exitosa experiencia como jugador-entrenador en el Elche, hasta mediado el decenio de los 70. No conquistó ningún título-fue subcampeón de Liga con el Barça y de Copa con el Zaragoza-, y logró cuatro ascensos, dos a Primera (Elche y Mallorca) y otros dos a Segunda (Elche y Hércules),  y pese a ser destituido en varias ocasiones por culpa de los malos resultados, siempre fueron los técnicos que le sucedieron quienes se comieron el marrón del descenso, nunca él…

Va a fallecer el 1 de marzo de 1995, a los 74 años de edad, el mismo día en que se jugaba en el «Camp Nou» el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League, enfrentando a su Barça con el París Saint-Germain, pero el equipo azulgrana no pudo brindarle una victoria-1 a 1 fue el resultado del choque-a quien fuera el artífice de tantos y tantos triunfos en los difíciles años 40 y 50…




César Rodríguez: la gran oportunidad del pelucas (1963-1964). Primera parte

CesarRodriguez01César vuelve a casa. César Rodríguez, tras aquella fallida intentona para recuperarle como secretario técnico -o algo similar- en las postrimerías de la temporada 59-60, inmediatamente después de la marcha de Helenio Herrera, retorna a su Barça, al equipo a cuya disciplina había pertenecido durante diez y seis años, de 1939 a 1955, los mejores de su vida como gran futbolista. Y no lo hace sólo gracias a su leyenda de vieja gloria, sino en virtud de una corta pero exitosa trayectoria como entrenador. Para quien no conozca demasiado de un delantero que hizo historia en los años de nuestra Posguerra, vayan por delante algunos datos que nos servirán para situar mejor al personaje.

César Rodríguez Álvarez va a nacer en León el 6 de julio de 1920, en una familia trabajadora pero de posición desahogada. Su padre poseía una fundición en la capital leonesa, y a pesar de no gustarle el fútbol, engendrará a tres hijos que se calzarán las botas de tacos, llegando dos de ellos a Primera División. Porque junto a César van a estar Ricardo, Calo, que acompañará a su hermano menor en el Barça como jugador durante seis temporadas, entre los años 1944 y 1950, y también Severino. Todos ellos, en algún momento, defenderán los colores de la Cultural y Deportiva Leonesa.

El futuro Pelucas comenzó dándole al balón en el equipo del Frente de Juventudes de su ciudad natal, de donde va a ficharle el Barça por la irrisoria cantidad de 600 pesetas. Claro que sólo se trataba de una promesa, recién superada la edad juvenil, y tampoco el país estaba para muchos gastos, pues acababa de finalizar una larga, sangrienta y devastadora guerra civil. En su primera temporada como barcelonista el joven César jugará muy poco, tan sólo algunos partidos del Campeonato de Cataluña, competición que iba a finalizar su andadura precisamente en esa campaña 1939-40, siendo cedido para ir fogueándose, primero al C.D. Sabadell, y más tarde -y con motivo de su destino en el servicio militar- al Granada.

A la vera de la Alhambra permanecerá durante dos temporadas. En la primera logrará el ascenso a la máxima categoría con el cuadro nazarí, y en la segunda, la 41-42, va a completar una excelente trayectoria, terminando como segundo máximo goleador del campeonato con 26 tantos, a sólo uno del Pichichi Mundo, en el eje de una delantera en la que formaban junto a él los Marín, Trompi, Bachiller y Liz. Lógicamente el Barça-un Barça en horas bajas, pues a pesar de conquistar el título de Copa se va a ver obligado a disputar la promoción para asegurarse la permanencia en la élite del fútbol español -se apresura a repescarle, aunque en las filas azulgranas, y durante unas cuantas campañas, jugará como interior, ya que el impetuoso Mariano Martín era quien ocupaba entonces la demarcación de delantero centro.

Con un físico nada deslumbrante -medía 1,72 y pesaba algo menos de 70 kilos, César va a convertirse en uno de los mejores arietes de su generación, sin necesidad de poseer la recia complexión de los Campanal, Mundo, Mariano Martín, Araujo  o Zarra. Era un excepcional rematador de cabeza, sobre todo cuando los balones se los centraba milimétricamente medidos su compañero Estanislau Basora, con quien estableció una larga y fructífera sociedad, pero asimismo disparaba muy bien con ambas piernas, y sabía resolver las meleés dentro del área a base de  certeros punterazos. Además, poseía una depurada técnica con el balón en los pies, y era sumamente trabajador. Un futbolista completo, en una palabra. Durante años fue la máxima estrella del Barça, y su mejor goleador, hasta la llegada de Ladislao Kubala, y tan sólo la coincidencia en el tiempo con el mítico Telmo Zarra, y el escaso número de compromisos entre selecciones que entonces se disputaban, le impidieron sumar más de 12 internacionalidades, privándole, por ejemplo, de alinearse en el Mundial brasileño del 50, donde fue suplente.

En la temporada 54-55, ya con 34 años cumplidos y muy pocos cabellos en su cabeza, posiblemente de tanto utilizarla para rematar, el técnico italiano Sandro Puppo va a prescindir de sus servicios, lo que le lleva  incluso a jugar algunos partidos con la S.D. España Industrial, el filial barcelonista, en Segunda División. En total vestiría la camiseta del Barça en 433 ocasiones, anotando la friolera de 294 goles, 232 de ellos en encuentros oficiales, lo que le valió ser el mayor artillero azulgrana durante prácticamente medio siglo hasta casi ayer mismo, marzo de 2012, cuando Lionel Messi le da alcance antes de cumplir  los 25 años, estableciendo el argentino unas marcas que van a ser muy difíciles de superar.

A continuación, de cara a la temporada 55-56,  César volvería a su tierra, para reforzar a la Cultural Leonesa en su primera y hasta ahora única experiencia en la élite, donde se reencontraría con su hermano mayor Calo (va a ser el primer goleador de sus paisanos en la División de Honor, al igual que antes lo fuera con el Granada). Y tras una breve estancia en el Perpignan francés, retorna a España para enrolarse en las filas de un modesto club de Tercera División, el Elche, que de su mano, y en calidad de jugador-entrenador, ascendería en el curso de dos vertiginosas campañas hasta la máxima categoría. Actuando en la demarcación de central-donde ya había jugado en alguna ocasión con el Barça-, el leonés va a colgar las botas vestido de verdiblanco con casi 40 años de edad.

CesarRodriguez02Su brillante trayectoria no podía pasar desapercibida, y el Real Zaragoza -que deseaba consolidarse en Primera y brillar como le correspondía al equipo  representativo de la capital aragonesa- va a llamar a su puerta en 1960, al no prosperar su fichaje con el Barcelona. A orillas del Ebro, y recién llegado, Cesar conseguirá  la proeza de clasificar a los de «La Romareda» en el tercer puesto del Campeonato Nacional de Liga. En los años siguientes continuaría flirteando con las alturas de la tabla, y en 1963 llevará al club maño a su primera final de Copa. El partido se disputa en el «Camp Nou», contra un Barça muy necesitado de títulos pero también indiscutiblemente más experimentado en esas lides,  y por ende al amparo de su público, pero la derrota no va a constituir ningún drama para los zaragocistas, que estaban gestando un gran equipo – al que tan sólo le faltaba la incorporación del brasileño Canario para completar una delantera de ensueño-, y los triunfos no se harían esperar.

REGRESO A CAN BARÇA

Pero esos días de gloria llegarán ya sin César en el banquillo. El Barça, como ayer el Zaragoza, llama también a la puerta del leonés, y el entrañable Pelucas no se lo va a pensar dos veces, pues no en balde había pronunciado una frase inequívoca acerca de sus más íntimos deseos: “Al Barcelona iría hasta de conserje”. Con ello quería expresar su gran amor hacia la entidad donde había alcanzado sus mayores éxitos deportivos, pero Llaudet le tenía reservado un cargo de bastante más enjundia que una simple conserjería: ejercer la dirección técnica de una plantilla que, si bien acababa de proclamarse campeona de Copa, arrastraba indudables carencias. Los ases de los años 50 se habían marchado ya-o enfilaban el ocaso-, y las jóvenes promesas no parecían estar aun en condiciones de tomar su relevo con las debidas garantías. Además, en Caja no había – literalmente-ni un duro.

El Barça y César se comprometieron de algún modo antes de disputarse la final de Copa entre catalanes y aragoneses, un partido que, curiosamente, jamás habían ganado los azulgranas mientras el leonés ocupaba el banquillo zaragocista. Pero su firma no va a ser inmediata, porque a la breve gira por Argentina y Uruguay que ponía el colofón a la temporada 62-63 acudiría aun Pepe Gonzalvo en calidad de responsable técnico. El Mundo Deportivo, en su edición del 6 de julio de 1963, anunciaba que «Cesar firmará hoy el contrato de entrenador con el Barcelona». Y añadía que un delegado del club blaugrana se había trasladado a León a tal efecto. El presidente Llaudet ya había manifestado con anterioridad su interés por hacerse con los servicios del Divino Calvo, interés que reiteraría en la cena subsiguiente a la final de Copa, donde hablaron de ello los máximos mandatarios de Barça y Zaragoza.

En su entrevista con el directivo catalán señor Sabater (sic), Cesar le expresa que «deseaba asumir toda la responsabilidad como entrenador, lo que entrañaba la correspondiente capacidad de maniobra». No va a poner condiciones económicas (es decir, lo que se conocía como firmar en blanco), rechazando ofertas de Portugal (Benfica y Sporting). Añade que a su juicio el Barça cuenta con un excelente cuadro de jugadores, por lo cual de momento no se necesita fichaje alguno, pues opina que todos tienen la suficiente calidad como para formar un once que pueda aspirar a todo.

El día 10 de julio de 1963 El Mundo Deportivo publica en primera plana la siguiente nota del club azulgrana: «El consejo Directivo del C. de F. Barcelona se complace en poner en conocimiento de sus asociados y simpatizantes que en el día de hoy ha suscrito contrato por un año, renovable, como entrenador del cuadro de jugadores profesionales de este club, nuestro ex jugador don César Rodríguez Álvarez». De esa forma se desmienten los rumores según los cuales Llaudet había desistido de la contratación de César. El 12 de julio el Barça regresa a la Ciudad Condal de su minigira sudamericana. Comienzan las vacaciones. Se informa que los entrenamientos se reanudarán el 5 de agosto.

El 26 de julio César afirma en las páginas de El Mundo Deportivo que únicamente fichará por un año con el Barcelona, y que no aceptará compartir la responsabilidad con un secretario técnico. Son declaraciones realizadas en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, de camino de León a Barcelona, hechas al corresponsal de la agencia «Alfil», acompañado de su esposa Emma y su hermano Calo. El Pelucas se dirige a Barcelona para firmar su contrato, y desmiente que ya lo haya hecho, pues hasta ese momento tan sólo tenía un compromiso verbal con el club azulgrana. Añade que todavía no habían hablado nada de dinero, y que sólo firmaría por una temporada, como era su costumbre, después «ya veríamos…» Define el ser preparador del Barça como «la mayor satisfacción de su vida», ya que lo lleva muy dentro y lo quiere como cosa propia, y al estar de acuerdo en lo deportivo, lo económico no constituirá ningún obstáculo. Dice que se quedará con 25 jugadores. Habrá bajas, pero no sabe nada de fichajes, aunque cree que no llegará ningún extranjero, y pueden irse Villaverde y Cubilla. Considera que la temporada será exigente, y espera el máximo rendimiento de la plantilla y el total apoyo de la afición y la directiva, concluyendo que trabajará con el mayor entusiasmo, y todo eso unido hará que el Barcelona conquiste grandes laureles.

El domingo 28 de julio, en la localidad gerundense de S´Agaró, en plena Costa Brava, César va a firmar contrato por un año con el Barcelona, y ya es oficialmente su nuevo entrenador. Insiste en su deseo de no aceptar interferencias del secretario técnico, y avanza que los entrenamientos comenzarán el lunes 5 de agosto para los jugadores que no se habían desplazado a América, y una semana más tarde, el día 12, para el resto de la plantilla. El equipo tomará parte por tercer año consecutivo en el Trofeo «Carranza» gaditano, y en los primeros días de septiembre cruzará de nuevo el Atlántico, para disputar tres partidos amistosos en México, antes de dar comienzo a su andadura en el Campeonato Nacional de Liga de la temporada 1963-64, debutando en el campo de «Mestalla» frente al Valencia.

César va a desplegar una intensa actividad, con visitas a «Les Corts», el escenario de sus triunfos, y al monumental «Camp Nou», conversaciones con la Directiva, e incluso subiendo hasta la localidad de Monistrol de Calders, para ver en acción a los muchachos del Condal, el filial barcelonesa, que entrenaban allí con Vicenç Sasot. Y por fin llega el día 5 de agosto, cuando comparecen en el coliseo azulgrana 12 de los miembros de la plantilla, que por una u otra razón no habían tomado parte en la excursión americana. Son los siguientes: Olivella, Benítez, Szalay, Celdrán, Foncho, Garay, Vicente, Gensana y Segarra, así como Rifé II, Gasull y Piñol, que habían estado cedidos durante la campaña anterior. A estos se les unieron un grupo de jugadores condalistas formado por los más prometedores (Comas, Montesinos, Mas, Albert, Vidal, Gili, Borrás, Balcells y Torres). Siete días más tarde, el 12 de agosto, se les suman los expedicionarios a América: Pesudo, Eladio, Gracia, Vergés, Villaverde, Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis, Cubilla, Sadurní, Goywaerts, Re, Fusté, Marañón y Rodri. Son bastantes más de los 25 que contempla la reglamentación federativa-concretamente 37-, y es evidente que habrá nuevas cesiones y también algunos que causarán baja. Camps, lesionado de gravedad a finales de la temporada 62-63 y con un largo proceso de convalecencia y recuperación por delante, tiene la ficha en suspenso.

En nuevas declaraciones a El Mundo Deportivo, el técnico leonés manifiesta que ha firmado en blanco (desmintiendo así las elevadas cantidades con las que se había especulado), y también su intención de descartar a varios jugadores hasta quedarse con los 25 permitidos-Szalay, Piñol y Gasull estarán seguramente entre los que se vayan). Se muestra optimista ante la temporada que se avecina, con el aperitivo del «Carranza» y el viaje a México. En el ambiente futbolístico se habla de un Barça recuperado por Gonzalvo, y al que César se propone relanzar por la senda de los grandes triunfos, tan frecuentes sólo unos pocos años atrás.

RUEDA EL BALÓN

Después de dos temporadas de cuantiosos dispendios mientras el club hace frente con muchos agobios a la multimillonaria factura del «Camp Nou», sin llegar a vislumbrar todavía una salida rentable para su otro gran activo, el viejo «Les Corts», César va a encontrarse  con un panorama huérfano de refuerzos. No hay dinero para fichar, y por consiguiente deberá conformarse con lo que hay en casa, promocionando al primer equipo a tres muchachos del Amateur y que habían comenzado ya a entrenar con el Condal: el guardameta Ismael Comas, el centrocampista Ramón Montesinos, y el delantero Lluís Vidal. Por el contrario, causarán baja en el plantel el uruguayo Silveira, un as que nunca llegó a aclimatarse al fútbol español, el húngaro Szalay – prácticamente inédito en su paso por el  Barcelona – y el veterano Villaverde, al que pronto se le agradecerán los muchos servicios prestados con un partido de homenaje, y que irá a dar sus últimos coletazos como profesional, en calidad de cedido,  al Racing de Santander, un club que entonces mantenía una excelente relación con la entidad azulgrana. El retorno de otro jugador también a préstamo, y casualmente montañés, Marañón, no pasará de ser un detalle anecdótico.

Estos son los hombres con los que finalmente César va a afrontar su primera temporada en Can Barça, en la que constituye su gran oportunidad como entrenador: Sadurní, Pesudo, Comas, Foncho, Olivella, Rodri, Eladio, Benítez, Gracia, Garay, Montesinos, Fusté, Gensana, Vergés, Segarra, Marañón, Zaballa, Kocsis, Re, Pereda, Vicente, Cubilla, Goywaerts, Zaldua, Vidal y Camps (aunque la ficha de este último, debido a lo prolongado de su proceso de recuperación tras la gravísima lesión sufrida, va a quedar en suspenso)

El día 9 de Julio el Barça había disputado el último partido de su gira sudamericana en Buenos Aires, ante el Boca Juniors (1-2), y el día 25 de Agosto arranca su andadura en la capital del Maresme, con un amistoso en el que derrota al Mataró por 9 goles a 0. Viene luego su participación en el prestigioso «Carranza» gaditano, invitado por tercera vez consecutiva en calidad de ganador de la última edición. En el primer partido cae de nuevo ante el Benfica, y por el mismo marcador que en la malhadada final de Berna, 2 a 3 (Kocsis falló un penalti). Y en el encuentro de consolación disputado al día siguiente se impone con claridad al Valencia por 4 a 1.

Otra vez hay que hacer las maletas para volver a cruzar el Charco, en esta ocasión rumbo a México, donde existía una numerosa colonia catalana, en buena parte compuesta por exiliados republicanos que deseaban ver en vivo y en directo al equipo más representativo de su patria chica, y entre ellos varios ex-jugadores barcelonistas como Iborra, Ventolrá o Munlloch. Allá el Barça golea al Universidad (6 a 1), empata con una selección de Guadalajara y Mexico (1-1) y cae derrotado ante el Oro por 1 a 2. Pero la verdadera noticia de esos últimos días de verano no está en tierras aztecas, sino en la propia Ciudad Condal, donde va a estallar una auténtica bomba: ¡Ladislao Kubala ficha por el RCD. Español…y como jugador!

Laszi había llegado a ofrecerse a Llaudet para regresar a los terrenos de juego e intentar así galvanizar a un equipo renqueante. Sucedió en el curso de la maratoniana reunión que técnico y presidente mantuvieron después del empate frente al Mallorca en el «Camp Nou», a principios de enero de 1963. Llaudet había rechazado el ofrecimiento de Kubala, pero éste en su fuero interno se sentía todavía futbolista, y por eso va a aceptar una oferta para calzarse nuevamente las botas, aunque procediese de la “acera de enfrente”. La polémica, pues, estaba servida, y en aquellas fechas lo más suave que tuvo que escuchar el hispanohúngaro fue que le llamasen “traidor”. Era comprensible: la afición barcelonista le había idolatrado como a muy pocos, brindándole incluso un emotivo y multitudinario – y también lucrativo-homenaje cuando anunció su retirada, y ahora veía cómo se pasaba a las filas del enemigo. Pero afortunadamente el tiempo todo lo cura, y los culés terminarían olvidando la “traición” de su antiguo ídolo, y perdonándole tácitamente, hasta el punto de que Kubala, convertido ya en un prestigioso entrenador tras su dilatada etapa como seleccionador nacional español, ocuparía brevemente el banquillo azulgrana en la temporada 80-81, siendo sustituido – ironías del destino – nada menos que por…Helenio Herrera.

La Liga 63-64 se inicia en «Mestalla», contra el Valencia, el sábado 14 de septiembre, en partido nocturno adelantado a la primera jornada. Para su debut oficial, César pone en liza el siguiente equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Gensana, Segarra; Goywaerts, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Llueve abundantemente sobre la Ciudad del Turia, y cuando aun no se llevaba disputado un tercio del partido, en el minuto 28, una auténtica tromba de agua obliga a suspender el encuentro, ya que el diluvio había afectado también a la instalación eléctrica, produciéndose un apagón. Ante la imposibilidad de reparar la avería y reanudar el juego, se acuerda aplazar el choque para el día 13 de noviembre.

Coincidiendo con las fiestas de La Mercé, Patrona de la Ciudad Condal, el Barça hace su presentación ante el público culé, y frente a un adversario nuevo en esa plaza, el recién ascendido Pontevedra. César opone a los gallegos la siguiente alineación: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Vergés; Pereda, Kocsis, Zaldúa, Re y Fusté. Juego discreto y fácil victoria azulgrana por 3 a 1, con tantos de Fusté, Vergés y Pereda, anotando para los pontevedreses el catalán Batalla. Como dato anecdótico, reseñar que el descanso del partido fue amenizado por una banda de música holandesa – de Maastricht, en concreto-, que se hallaba en Barcelona precisamente con motivo de sus fiestas patronales.

Arranca la Copa de Europa de Campeones de Copa, más conocida como Recopa , torneo en el que tomaba parte el Barça por vez primera, y lo hace con un desplazamiento a Dublín para enfrentarse con el modesto conjunto irlandés del Shelbourne. El Barça va a dejar sentenciada ya la eliminatoria venciendo por 2 a 0 (Zaldúa y Pereda), con el siguiente equipo: Sadurní; Olivella, Garay, Eladio; Gensana, Segarra; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Goywaerts y Fusté. Y la tercera jornada de Liga será testigo de una aplastante victoria azulgrana en Murcia, materializada en los últimos ocho minutos de juego, período en el que el equipo va a conseguir tres goles. Se adelantó el ex-bilbaíno Merodio para los locales, pero Fusté  dará la vuelta al marcador con dos goles, y ya en las postrimerías del encuentro Zaldúa – con otras dos dianas – y Garay  redondearán  la “manita”. La única nota negativa fue la grave lesión del propio Garay, quedando en dique seco para el resto del campeonato. Estos fueron los brillantes triunfadores de «La Condomina»: Sadurní; Olivella, Garay, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. El 6 de Octubre, en la cuarta jornada, el Barça recibe la visita del Atlético de Madrid, un rival siempre peligroso. Esta fue la alineación: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Vergés; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. En un buen encuentro, los azulgranas van a imponerse a los colchoneros con relativa facilidad, 3 a 1, con goles de Cubilla, Pereda y Re.

Un desplazamiento complicado a Zaragoza, al día siguiente de la festividad de la Virgen del Pilar. Ante el entusiasmo del público que llenaba «La Romareda», los maños se tomarán cumplida revancha de su derrota en la última final de Copa, venciendo en el encuentro más destacado de la quinta jornada por 2 goles a 0, ambos conseguidos por el veterano delantero Murillo, antiguo jugador del España Industrial. El Barça no supo aprovechar sus fases de dominio para inaugurar el marcador, y lo pagaría muy caro. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Gensana; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Por el contrario, resultó un trámite sencillo  la devolución de visita de los irlandeses del Shelbourne. Los azulgrana van a triunfar sin demasiado esfuerzo por 3 goles a 1, conseguidos por Kocsis, Fusté y Re. Estos once hombres fueron los protagonistas del estreno de la Recopa  en el «Camp Nou»: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Zaballa, Goywaerts, Kocsis, Re y Fusté.

Sexta jornada de Liga, Barça-Real Valladolid, y un debut: el joven Montesinos. Este fue el equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Montesinos; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Fusté. Los de Pucela ya no eran los mismos de la temporada anterior –cuartos clasificados y equipo revelación, junto con el Real Oviedo-, pero plantearán batalla hasta doce minutos antes del pitido final, momento en el que Sandor Kocsis consigue el gol de la victoria para los locales. Antes lo habían hecho Fusté por los azulgranas, y Rodilla por los castellanos. Y al domingo siguiente nuevo partido en casa, en esta ocasión frente al Sevilla, pero no se van a pasar los mismos apuros que contra los blanquivioletas, ya que los Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Vicente cuajarán una gran actuación, aplastando a los hispalenses con un contundente 6 a 0, con tantos de Zaldúa, Kocsis – ambos por partida doble-, Zaballa y Pereda.

El Barça va a aprovechar su desplazamiento a tierras valencianas, donde le correspondía enfrentarse al recién ascendido Levante UD, para solventar también el partido de «Mestalla», aplazado desde la primera jornada. En «Vallejo» se marcarán nueve goles – 4 a 5 – y habrá emoción a raudales en ese primer duelo entre los dos conjuntos blaugranas de la máxima categoría. Se va a adelantar el Barça por 0 a 3 y 1 a 4, pero una gran reacción de los locales les llevará a empatar el encuentro, que sólo podrán desnivelar los barcelonistas en los últimos minutos, merced a un fallo  de la defensa granota. Re en tres ocasiones – una de ellas, la decisiva-, Kocsis y Pereda marcaron los goles catalanes. César presentó la siguiente alineación: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Vicente. En «Mestalla», tres días más tarde y  en horario nocturno al tratarse de jornada laborable, el partido aplazado comienza con el cronómetro a cero, sin que la casi media hora jugada sirviese ya para nada. El Barça forma con: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Vergés, Gensana; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Fusté. Nada más iniciado el choque, Gensana resultó lesionado con una brecha en la cabeza a consecuencia de un encontronazo con Héctor Núñez, pero reapareció diez minutos después, con un aparatoso vendaje. Posteriormente le serían aplicados cuatro puntos de sutura, tantos como positivos arrancaría finalmente el Barça en esta excursión al antiguo Reino de Valencia. Pereda y Fusté van a hacer los dos únicos goles de un compromiso en el que el Barça rayó defensivamente a gran altura.

El sorteo de la Recopa decreta que el Barcelona se vea otra vez las caras con un viejo conocido suyo, el Hamburgo SV. Aun están presentes en la mente de los aficionados los tres encuentros que fueron necesarios para eliminar al potente conjunto alemán de la Copa de Europa de 1960-61, con aquel  milagroso tanto in extremis de Kocsis en la ciudad hanseática, que sirvió para forzar el desempate, ganado finalmente por los azulgranas en el estadio bruselense de Heysel. Pero antes de recibir de nuevo a los peligrosos germanos en el choque de ida, con su gran figura, el goleador Uwe Seeler, el Barça deberá de enfrentarse en el «Camp Nou» a un Real Oviedo que tampoco era ya el de la campaña pasada, privado de sus dos grandes figuras Paquito y Sánchez Lage, fichados ambos por el Valencia. El Barça, una vez disputado el encuentro aplazado desde la primera jornada, ya era líder en solitario, aventajando a su sempiterno rival, el Real Madrid, en tres puntos. Segundo y tercero respectivamente lo eran  Betis y Elche, las nuevas revelaciones del campeonato. Los asturianos presentarán una fuerte resistencia, ya que el Barça únicamente va a poder derrotarles por un exiguo 2 a 1, pese a acabar los visitantes con diez hombres por expulsión del defensa Toni. El guardameta oviedista lo parará todo, a excepción de los goles de Zaballa y Re. El conjunto catalán puso en acción a: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Vicente.

El miércoles 20 de Noviembre de 1963 -tan sólo un par de días antes de que el asesinato en Dallas del presidente de los Estados Unidos,  John Fitzgerald Kennedy, conmocionase al mundo entero – el «Camp Nou» se viste de gala para presenciar el choque contra el Hamburgo. El Barça sale con Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Cubilla. La emoción y las continuas alternativas en el marcador  serán las notas predominantes de un  partido que se saldará con un espectacular empate a 4 tantos. Fusté (2), Pereda y Zaballa harán los goles locales, mientras que el  temible Uwe Seeler va a ser la figura del equipo alemán, anotando dos dianas en su haber.

En la décima jornada el Barça rinde visita al siempre complicado terreno de «San Mamés». La gran novedad en la alineación es su inédita línea medular, compuesta por Marañón – que de este modo volvía a la formación titular, año y medio después de su última aparición oficial, con una cesión al Córdoba por el medio – y Gensana, quien tras su grave lesión en Grecia asomaba ya con cuentagotas por el once, y únicamente en partidos de mucho compromiso y en campo contrario, tal cómo había ocurrido con anterioridad en «Mestalla» y «La Romareda». El equipo que se enfrentó a los leones estará formado por: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Marañón, Gensana; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Re y Fusté. Los bilbaínos van a ser muy superiores a un Barça que jugó encogido, y se impondrán por un claro 2 a 0, con sendos tantos conseguidos en la primera media hora, obra de Mauri y Arieta.

La Liga sufre un parón para que la Selección Española dispute un encuentro amistoso en Valencia ante Bélgica, siendo derrotada por 1 a 2, y con Olivella, Pereda y Zaldúa en el combinado nacional. Se reanuda el campeonato el día 7 de Diciembre, sábado, con un nocturno e interesante Barcelona-Elche. Los ilicitanos llegaban como cuartos clasificados, a un solo punto de los azulgranas, pero los pupilos de César van a despachar un buen partido, y vencerán por un rotundo 3-0. Kocsis, en dos ocasiones, y Fusté convertirán los tantos de un Barça que pondría en liza a: Pesudo; Segarra, Olivella, Eladio; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Fusté y Cubilla. Mientras, el Real Madrid caía derrotado en Zaragoza, y el Barça volvía a aventajar a los blancos en tres puntos. La siguiente jornada traería un enfrentamiento en la cumbre entre ambos conjuntos en el «Santiago  Bernabéu», cuyo resultado podría marcar en buena medida el futuro de la competición.

Pero antes, sin embargo, había que devolver visita al Hamburgo, para tratar de continuar vivos en la Recopa. César, consciente del gran poderío atacante de los teutones, va a plantear una defensa numantina, aunque sin renunciar a contraataques peligrosos, y el Barça arrancará un épico 0 a 0 con Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Segarra; Gracia, Fusté, Goywaerts, Kocsis y Re. Como entonces aun no se tenía en cuenta  el valor doble de los tantos obtenidos en campo contrario en caso de empate, será preciso celebrar un tercer partido, para el cual va a fijarse la fecha del 18 de Diciembre, una semana después, en la ciudad suiza de Lausana, sede del COI, el Comité Olímpico Internacional.

Con la perspectiva de tan crucial compromiso a 72 horas vista, el Barça compareció en el «Bernabéu» con el siguiente equipo: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Vidal – que debutaba en partido oficial-, Fusté y Cubilla. Uno que llegaba, el joven del Amateur Lluís Vidal, un futbolista técnico y muy prometedor, y otro que se iba, el uruguayo Luís Cubilla, quien ya no volvería a vestir más la camiseta azulgrana, pues muy pronto sería traspasado al River Plate bonaerense. El Barça no va a forzar la máquina en el feudo madridista, y los merengues  impondrán su letal capacidad de remate para obtener un rotundo 4 a 0, con tres goles de Puskas (uno de ellos de penalti) y otro de Di Stefano. Los barcelonistas jugaron bien en el centro del campo, pero carecieron de profundidad. Con este resultado continuaban como líderes, pero con los blancos pisándoles ya los talones, a un solo punto de diferencia y con el goal average particular muy favorable para los de la Capital ante la posibilidad de una igualada final a puntos, tal como había sucedido en la memorable temporada 59-60. Elche y Betis, por su parte, seguían en tercer y cuarto lugar.

El desempate de Lausana, disputado sobre un terreno completamente helado, va a serles esquivo a los colores azulgranas. “Mojarían” primero los alemanes, pero Kocsis  le dio la vuelta al marcador con dos tantos, hasta que un par de  desgraciadas jugadas producto del mal estado del césped, en sendas cesiones a Pesudo, les permitieron a los germanos lograr el definitivo 3 a 2 y llevarse la eliminatoria. Una vez más, Suiza le había traído mala suerte al Barça, y a Sandor Kocsis en particular. Para tan desafortunada cita, César presentó este once: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Kocsis, Goywaerts, Re y Fusté.

La decimotercera jornada, con el equipo ya totalmente centrado en la Liga, enfrentará al Barça y al Córdoba en el «Camp Nou». El líder, que formó con Sadurní – que retornaría de ese modo a la portería para un larguísimo período, al resultar lesionado Pesudo en una mano-; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Fusté y Vicente, obtuvo una laboriosa victoria, ya que los cordobeses incordiaron lo suyo en todo momento. El primer tiempo concluyó con empate a uno- Zaballa y Vázquez-, y en la reanudación nuevamente Zaballa y Re dieron los dos puntos a los blaugranas. Que se afianzaban en la primera plaza, puesto que el Real Madrid caía derrotado por uno a cero en su visita al «Sánchez Pizjuán», marcando de golpe franco el gol sevillista un jovencísimo defensa de rubios cabellos, cuyo nombre de guerra comenzaba a sonar con insistencia: Gallego.

Una vez pasada la Navidad, el 29 de Diciembre, se va a disputar de nuevo – tras un año de interrupción debido al descenso de categoría del Español – el clásico derbi barcelonés. El partido tenía el morbo añadido de ser el primero en el que el “traidor” Kubala iba a enfrentarse a sus antiguos colores. Se jugará de poder a poder, y el empate final   se consideró justo por ambas partes. Paredes marcó los dos goles blanquiazules, y Kocsis y Fusté, de penalti, los azulgranas, que utilizaron a estos once futbolistas: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia; Montesinos, Vergés; Zaballa, Kocsis, Re, Benítez y Fusté. La diferencia con respecto al Madrid se reducía a 2 puntos, ya que los merengues habían despedido el año 63 venciendo claramente al Levante en el «Santiago Bernabéu»

El Barça va a proclamarse “Campeón de Invierno” en el «Camp Nou» a la jornada siguiente, tras derrotar con claridad a  otra de las escuadras revelación de la temporada, el Real Betis Balompié entrenado por el técnico catalán Doménec Balmanya, por 4 a 1. La novedad más importante en las filas barcelonistas la  constituyó la vuelta al equipo titular del uruguayo Julio César  Benítez, una vez superada una grave enfermedad hepática. Precisamente el propio Benítez marcaría uno de los cuatro goles, siendo los tres restantes obra de Kocsis, Re y Pereda, mientras que Ansola dejaba a buen recaudo el honor verdiblanco. Jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Fusté; Zaballa, Pereda, Re, Kocsis y Vicente. El Real Madrid, vencedor a domicilio del Oviedo, seguía a 2 puntos de distancia. Concluía así la primera vuelta, y el cuadro catalán albergaba fundadas esperanzas de hacerse con el título. Con César en el banquillo parecían haber vuelto el espectáculo y los goles…CesarRodriguez03




Josep Gonzalvo, Gonzalvo II: un socio se hace cargo del equipo (1963)

Gonzalvo01Enero de 1963.  Nuevamente tomaba las riendas del equipo azulgrana un antiguo jugador del Barça, tal vez con la esperanza de que el cariño hacia el club obrase milagros. En este caso se trataba de Josep Gonzalvo Falcón, miembro intermedio de una saga de futbolistas que habían destacado en el panorama deportivo catalán de la Posguerra, Juli, Josep y Mariá, sobre todo los dos últimos, que habían sido internacionales y mundialistas en 1950, amén de vestir los colores blaugranas durante muchas temporadas, sobre todo el benjamín de la dinastía, Mariá, conocido como Gonzalvo III. Juli, Gonzalvo I, era el mayor, y había militado en el Español – con el que se proclamaría campeón en la primera edición de la «Copa de Su Excelencia El Generalísimo» en 1940-, Real Zaragoza, Sabadell y brevemente también en el propio Barça.

La familia Gonzalvo era de origen aragonés, pero se había instalado en la población barcelonesa de Mollet del Vallés. Juli nació en Gelsa, Zaragoza, el 11 de abril de 1917, pero Josep ya lo hizo en tierras catalanas (16 de enero de 1920), así como también Mariá (22 de junio de 1922). Va a iniciarse en el fútbol en el C.F. Mollet, al lado de sus hermanos, para pasar después a la Sociedad Deportiva Ceuta, en la temporada 1941-42, aprovechando que realizaba su servicio militar en dicha ciudad norteafricana (entonces plaza de soberanía). A continuación fichó por el Centro de Deportes Sabadell, donde coincidiría con su hermano Juli, debutando con los arlequinados en Primera División en la campaña 1943-44. Un año más tarde firma contrato con el Barca, donde ya jugaba Mariá. Allí conquistaría 3 Ligas (44-45, 47-48 y 48-49) y la Copa Latina de 1949. Disputó con los azulgranas 198 partidos y marcó 5 goles en sus seis temporadas de estancia en «Les Corts», alineándose como volante o lateral izquierdo, con sus 1,72 metros de altura y 66 kilos de peso, mostrando siempre un buen nivel técnico y una gran condición física y resistencia, las condiciones idóneas para su puesto .

En 1950 va a participar con la Selección Española  en el Mundial celebrado en Brasil (en total se alinearía en 8 ocasiones con el combinado nacional), y a su regreso ficharía sorprendentemente por el Real Zaragoza, entonces en Segunda División, tras rechazar ofertas de Español y Real Madrid. El conjunto aragonés era conocido en aquellos momentos como el Zaragoza rico, pues también se llevó a otro mundialista, Rosendo Hernández, canario y perico (la prensa bromeaba acerca de la posibilidad de que los maños hubiesen descubierto una mina de oro en las inmediaciones de «Torrero», entonces su terreno de juego). En la campaña 50-51 el reforzado club blanquillo asciende de nuevo a la máxima categoría, pero después Gonzalvo II va a caer enfermo, y se perderá la totalidad de la temporada siguiente. Reaparece en la 52-53, mas no puede evitar que los aragoneses desciendan de nuevo, y en 1954, con 34 años de edad, cuelga las botas. Pronto tendrá el título de entrenador nacional en el bolsillo, aunque tardará en sacarle brillo….

UNA SEGUNDA VUELTA PARA OLVIDAR

El domingo 13 de Enero de 1963  Josep Gonzalvo se sentaba por vez primera en el banquillo del «Camp Nou» con motivo del partido Barcelona-Athletic de Bilbao, con el que se abría la segunda ronda del campeonato. El encuentro no respondió a esa clásica máxima que reza que  ”a nuevo entrenador, victoria segura”. El Athletic acudía a Barcelona en una posición desairada, pero va a regresar a sus lares con un valioso punto, tras noventa minutos en los que fallaron tanto el conjunto como las individualidades barcelonistas. 0 a 0 al final, otra decepción más para unos aficionados  francamente ya hartos, y esta alineación, la primera de las que formaría el antiguo Gonzalvo II: Sadurní; Foncho, Garay, Eladio; Vergés, Gensana; Zaballa, Villaverde, Cubilla, Pereda y Camps. El Barça era séptimo, a 7 puntos del Real Madrid, una posición harto indecorosa para un club de su brillante historial.

En estas circunstancias supo a poco el empate cosechado al domingo siguiente en el «Benito Villamarín», frente al Betis, con gol de Vergés (1 a 1) y estos once hombres: Sadurní; Foncho, Garay, Eladio; Vergés, Gensana; Zaballa, Villaverde, Re, Pereda y Gracia. Pero la gran debacle estaba por venir…La noche del 27 de Enero de 1963, y con las cámaras de Televisión Española como testigos, el Barça va encajar la que hasta ahora es su peor derrota a domicilio frente al Real Madrid, un infamante 1 a 5. Así formaron los dos equipos: por los blancos, Vicente; Isidro, Santamaría, Casado; Muller, Pachín; Amancio, Félix Ruíz, Di Stefano, Puskas y Gento, y por los azulgranas, Sadurní; Foncho, Garay, Eladio; Vergés, Gensana; Re, Villaverde, Kocsis, Fusté y Pereda. El Madrid, sin pisar a fondo el acelerador, supero en todo al Barça. y le venció de manera clara y rotunda con goles de Puskas (3, uno de ellos de penalti), Di Stefano y Gento, mientras que Re hacia el solitario tanto barcelonista, que ni siquiera cabe llamar del honor ante la magnitud de la tragedia.

El Barcelona tocaría fondo en la Liga 62-63 tras caer derrotado en La Coruña frente al Deportivo por 1 a 0, en la siguiente. Eso le supuso colocarse nada menos que a 12 puntos del líder y en novena posición, con 18 puntos y 2 negativos, a tan sólo tres de los puestos de promoción. La mano de Gonzalvo no estaba notándose en absoluto, pues desde que se había hecho cargo del equipo este no había sido capaz de ganar aun ningún partido. Pero seguramente el problema no residía en la personalidad de uno u otro técnico, sino que era mucho más profundo: una plantilla en la que los nuevos no habían logrado reemplazar todavía con garantías a los veteranos, y además asolada por una plaga de lesiones que impedían la menor continuidad. También se echaban mucho en falta los goles que acostumbraban a marcar Evaristo y Eulogio Martínez, ambos traspasados al final de la temporada anterior. Sus sustitutos, Re y Zaldúa, no estaban aportando lo esperado por diversas razones  – inadaptación, falta de puntería, problemas físicos… -, y en cuanto a Kocsis, su temporada estaba siendo sencillamente lamentable.

Todos estos factores se unían para explicar el pésimo momento por el que atravesaba el equipo, pero como el fútbol es imprevisible, una semana más tarde el Barça va a conseguir la goleada del campeonato, y a domicilio. Sucedió en el terreno malagueño de «La Rosaleda», donde la defensa local falló más de la cuenta y los azulgranas realizaron un gran partido, que tal vez podía significar su despertar en la competición. Tras varios meses de inactividad por lesión reapareció el navarrico Zaldúa, que sería autor de un par de goles, completando el resultado Pereda (2), Camps y el malacitano Portolés en propia meta por partida doble. Estos fueron los grandes triunfadores en la capital de la Costa del Sol: Pesudo; Foncho, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Pereda, Villaverde, Zaldúa, Re y Camps.

Y al domingo siguiente otra nueva amplia victoria –4 a 0 al Elche en el «Camp Nou»– va a hacer pensar que los numerosos males del equipo empezaban a tener remedio. Zaldúa consiguió un hat-trick, y el otro tanto fue obra de Pereda. El equipo será el mismo que había goleado a los malagueños, pero durante el partido Pesudo tuvo que ceder su puesto a Celdrán por lesión. Tras estas dos resonantes victorias, no obstante, tampoco extrañó demasiado que el Barça regresase con una mínima derrota del «José Zorrilla», ante un Valladolid que no en balde era tercero de la general. Morollón hizo el solitario gol castellano, suficiente para vencer a un Barça que formó así: Pesudo; Rodri, Garay, Gracia; Gensana, Segarra; Pereda, Villaverde, Zaldúa, Silveira y Camps

El otro equipo revelación de la Liga, el Real Oviedo, sucumbió siete días más tarde en el «Camp Nou» por 2 a 1, merced a dos tantos marcados por Re y Camps. Los asturianos tenían un estupendo equipo, que formó de la siguiente manera: Madriles; Toni, Datzira, Marigil; Iguarán, Paquito; Girón, Sánchez Lage, José Luís, Joao Jorge y José María. Destacaban en los azules los centrocampistas Paquito y Sánchez Lage, que muy pronto pasarían al Valencia, y también un jovencísimo exterior izquierdo llamado José María. El Barcelona, por su parte, alineó a: Pesudo; Rodri, Garay, Gracia; Gensana, Segarra; Pereda, Re, Zaldúa, Villaverde y Camps.

En sus dos últimas visitas al campo de «Mestalla» el Barça había sido fuertemente goleado por 6 a 2. La primera derrota había supuesto el cese de Luís Miró como técnico barcelonista, y la segunda, la pérdida de nada menos que una Copa de Ferias. Pero en esta ocasión – y en vísperas de las tradicionales Fallas – el Barça  va a desquitarse de ambos varapalos y se llevará los dos puntos gracias a un concluyente 0 a 3, materializado por Pereda (2) y Zaldúa. Con este triunfo los de Gonzalvo ascendían hasta la quinta posición. Estos fueron sus artífices: Pesudo; Foncho, Garay, Gracia; Gensana, Segarra; Pereda, Re, Zaldúa, Villaverde y Camps.

En la vigesimoquinta jornada – en la que el Real Madrid se proclamaría matemáticamente campeón, al superar ya en diez puntos y el goal average particular al segundo clasificado, el Atlético de Madrid – el Barça daría un paso atrás en sus aspiraciones de lograr una clasificación decente, al no poder imponerse a un  apremiado Sevilla en el «Camp Nou». 0 a 0 al final de los noventa minutos. Fracasaron ante los hispalenses los mismos once hombres que una semana antes habían triunfado rotundamente en Valencia. Y volviendo al Alirón  del Real Madrid, este triunfo – que suponía el noveno de sus campeonatos de la Regularidad -le situaba ya en primer lugar en el histórico de la Liga, superando los ocho títulos que tenía el Barça. Era una prueba más de que los azulgranas, tras varias temporadas muy por debajo de su nivel, habían perdido definitivamente la hegemonía del fútbol español.

Y parecía que – además –  retornaban los malos resultados, aunque este del «Metropolitano» entraba dentro de lo esperado. Por 4 goles a 2 vencieron los colchoneros en un partido ya intrascendente. Los tantos barcelonistas los anotaron Zaldúa y Re, y el equipo formó de la siguiente manera: Pesudo; Foncho, Garay, Gracia; Gensana, Segarra; Pereda, Villaverde, Zaldúa, Re y Camps. Con el único cambio de Vergés por Gensana, estos mismos jugadores fueron también incapaces de derrotar al Real Zaragoza en su visita al «Camp Nou» (0 a 0). Sí se consiguió la victoria, en cambio, en la primera visita azulgrana al terreno cordobés de «El Arcángel», donde el Barça se impuso por 1 a 2, con sendas dianas  de Zaldúa, que se había convertido en el verdadero hombre-gol del equipo una vez repuesto de la grave lesión que le había mantenido apartado de la formación titular durante cinco meses. Derrotaron al Córdoba: Pesudo; Foncho, Garay, Eladio; Benítez, Segarra; Zaballa, Re, Zaldúa, Pereda y Vicente.

Una de cal, y otra de arena… Tercer empate a cero consecutivo en el «Camp Nou», ahora ante un Osasuna que se debatía en la cola de la clasificación y para quien este valiosísimo punto podía resultar vital. Nuevo fiasco barcelonista, en un choque en el que incluso los navarros pudieron ganar. Muchos cambios en la alineación catalana, afectando al rendimiento de sus futbolistas, que formaron de la siguiente manera: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Silveira, Garay; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Benítez y Vicente. Y triste final de una campaña lamentable en Mallorca, con una nueva derrota por 2 goles a 0 ante el cuadro local, que aun así tendría que promocionar. Estos fueron los once azulgranas que despidieron un campeonato para olvidar: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Garay; Cubilla, Villaverde, Zaldúa, Benítez y Vicente.Al final, el Barça ocupaba la sexta posición de la tabla, con 31 puntos y un único positivo, su peor clasificación liguera desde la temporada 43-44. Había ganado 11 partidos, empatado 9 y perdido 10, con un paupérrimo balance de 45 goles a favor y 36 en contra, cifra esta última que no estaba nada mal, ya que el Madrid, el campeón, había encajado tan sólo dos menos, y el subcampeón, Atlético de Madrid, los mismos. Pero el número de victorias era muy escaso, y de ahí la pésima clasificación. Los fichajes no habían dado el rendimiento esperado. Goywaerts permanecía inédito por culpa de la normativa vigente, y en cuanto a Cubilla y Silveira, sus prestaciones dejaban mucho que desear, sobre todo en el caso del segundo, por lo que Llaudet va a decidir mandarlo de vuelta para Sudamérica, aceptando la oferta del Boca Juniors porteño. A Cubilla se le dará otra oportunidad, y en cuanto a Re y Camps, jugadores ya experimentados en la competición española, se confiaba que pudiesen mejorar sus actuaciones, lo mismo que los canteranos Eladio y Fusté. El balance particular de Gonzalvo, que había dirigido toda la segunda vuelta, se concretaba en 5 victorias, 5 igualadas y 5 derrotas, con 22 goles a favor y 16 en contra. Había conseguido un punto menos de Kubala, y el Real Madrid le aventajaba nada menos que en 18.

UNA COPA MARATONIANA Y AGÓNICA, PERO CON FINAL FELIZ

La Copa del Generalísimo se va a iniciar ante un rival en principio no demasiado peligroso, el Real Murcia. Pero mientras tanto, el Barça  realizará una minigira por tierras alemanas, donde se  enfrentará en sendos partidos amistosos al Hannover y al Waldhof, haciendo las delicias de los miles de emigrantes españoles desplazados por motivos de trabajo a la próspera RFA. Los azulgranas van a  vencer en ambos encuentros, y al menos harán felices por unas horas a unos cuantos compatriotas. Y aprovechando este inciso entre dos competiciones, vamos a referir a continuación una pintoresca historia que tiene como protagonistas a varios viejos trofeos conquistados muchos años atrás por el Barça, una historia que bien podría ser el argumento de una comedia costumbrista.

Gonzalvo02Resulta que algún directivo barcelonista, obsesionado por la idea de hacer Caja a toda costa, va a venderle a un chatarrero algunas antiguas copas  en mal estado que se apilaban de cualquier manera en las dependencias del club, a cambio de una ínfima cantidad de dinero (700 pesetas). El hecho llegó a oídos de alguna peña españolista, y los eternos rivales decidieron aprovechar la situación para hacer una gracieta, de modo que le encargaron a dicho chatarrero que hiciese unos pequeños orinales con el escudo barcelonista, reciclando el material.  Carles Barnils, que era el editor del semanario “Barça” desde la muerte de su hermano Josep María, acaecida en Diciembre de 1961, se enteró de lo que maquinaban aquellos pericos, y, ni corto ni perezoso,  va a actuar de inmediato para atajar de raíz semejante humillación. Comprará todos los maltrechos trofeos al chatarrero de marras, y encargará a costa de su propio bolsillo que estos se fundan en un curioso diseño, que recibirá el nombre de Copa de Tots y será entregado al club, rindiéndole un señalado servicio. Hoy la Copa de Tots se exhibe en el Museu del Barça.

También por aquellos días de mayo de 1963, concretamente el 7 de ese mes,  se va a celebrar una  Asamblea General Extraordinaria dedicada monográficamente al tema de «Les Corts», y en la cual los socios compromisarios otorgarán carta blanca al presidente Llaudet para que este realice las gestiones oportunas que puedan conducir a la venta de los terrenos. Se  aprobarán los siguientes cuatro puntos: 1º) Autorizar la demolición del campo cuando se creyese conveniente. 2º) Autorizar los contratos que hiciesen falta para regular las operaciones. 3º) Autorizar la convocatoria de subastas a partir de los 100 millones de pesetas, y 4º) Autorizar la parcelación de «Les Corts» en caso de inexistencia de ofertas. El 17 de mayo Llaudet va a solicitar al Gobierno Civil el preceptivo permiso para derribar «Les Corts», permiso que le será concedido unos meses más tarde.

El partido de ida de la eliminatoria contra el Real Murcia se juega en el «Camp Nou», y el Barça derrota a los pimentoneros por un 3 a 1 tras una discreta actuación. Cubilla, Benítez y Fusté marcaron los goles, y el equipo formó de la siguiente manera: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Garay, Segarra; Cubilla, Benítez, Zaldúa, Fusté y Camps. En la vuelta, tan solo la gran actuación de Pesudo evitó el descalabro. Los murcianos vencieron por 1 a 0, y se quedaron a las puertas del desempate. Estos once hombres jugaron en «La Condomina»: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Garay; Cubilla, Benítez, Zaldúa, Fusté y Camps

En la siguiente eliminatoria toca en suerte otro equipo del Sudeste, el Elche. Sobre el papel no constituía un rival inasequible, pero el mal momento barcelonista hace que cualquier adversario, por modesto que este parezca, resulte en la práctica muy complicado. Como de hecho va a suceder. En «Altabix» el Barça  llegará al minuto 70 con un buen resultado – 1 a 1, con goles de Lezcano y Zaldúa – y jugando en superioridad numérica por la lesión del ilicitano Chancho, pero en la recta final del encuentro va a hundirse estrepitosamente, y los franjiverdes conseguirán tres tantos más, obra de Luís Costa (2) y Romero, que también va a fallar un penalti. Al finalizar el partido, con un humillante 4 a 1 en contra, Gonzalvo, visiblemente enfadado, hará unas explosivas declaraciones: “Casi me alegro de que haya pasado esto. Es mejor que nos eliminen y que dejemos de hacer el ridículo por los campos de España. Por suerte, ya me queda poco tiempo de ser entrenador del Barça”. Estos fueron los once futbolistas que salieron  goleados de «Altabix»: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Segarra, Gensana; Pereda, Benítez, Zaldúa, Re y Camps.

Difícilmente se podía caer más bajo, y sin duda alguna las  duras palabras  de su técnico van a actuar como revulsivo para los jugadores barcelonistas, que  se conjurarán para sacar adelante una eliminatoria que se había puesto tan cuesta arriba. El «Camp Nou» recibió a los suyos de uñas, con pancartas y una pitada antológica, como no podía ser menos, pero desde el primer minuto los  azulgranas van a poner todo lo que estaba de su parte para borrar el infamante baldón del encuentro de ida. A los 6 minutos Camps abría el marcador, pero, y a pesar del insistente dominio barcelonista, el Elche va a conseguir empatar en el minuto 39 por mediación del hondureño Cardona, que poco después sería expulsado. El Barça  seguirá presionando sobre la meta de Pazos, y el 2 a 1 llegará en el minuto 70, obra de Gensana, y le seguirán dos tantos más, conseguidos por Benítez y Zaldúa, este último a tan sólo seis minutos del final. Estos fueron los once hombres que equilibraron el cruce de octavos en una tarde plena de ímpetu y vergüenza torera: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Pereda, Benítez, Zaldúa, Kocsis y Camps.

Aquella temporada 62-63 fue, decididamente,  la de los desempates. Este era ya el tercero (los dos anteriores, con desigual resultado, habían tenido lugar en la Copa de Ferias, frente a Os Belenenses y Estrella Roja). El escenario elegido fue el Estadio «Santiago Bernabéu», y allí los blaugranas van a imponerse por un exiguo aunque suficiente 2 a 1. Pereda hizo los dos tantos de un Barcelona que formó de la siguiente manera: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Pereda, Benítez, Zaldúa, Kocsis y Camps. El equipo  estaba ya en cuartos de final, y allí le esperaba uno de los cuadros revelación de la temporada: el Real Valladolid entrenado por Antoni Ramallets.

El primer encuentro se jugó en la capital castellana, y los blanquivioletas van a adelantarse por un mínimo 2 a 1. Zaballa hizo el gol azulgrana, y el equipo fue el siguiente: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Segarra, Vergés; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Camps. Sin embargo, en la vuelta el Barça no tendrá demasiadas dificultades para remontar el resultado con un claro 4 a 1, con tantos de Kocsis (2), Zaballa y Zaldúa. Villaverde por Segarra fue el único cambio introducido por Pepe Gonzalvo. Kocsis realizó un extraordinario partido, y uno de sus goles fue de una factura sensacional, marcado de cabeza y desde fuera del área. También se notaba positivamente en la línea de ataque la incorporación de Zaballa, el rápido e incisivo exterior derecho cántabro.

Gonzalvo03En las semifinales aguardaba  un rival de más entidad, el Valencia (la otra semifinal enfrentaba a Zaragoza y Real Madrid). El partido de «Mestalla» va a saldarse con un 2 a 2 que dejaba las cosas bien encarriladas para la vuelta en el «Camp Nou». Zaldúa anotó los dos goles catalanes, y esta fue la formación barcelonista: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Gensana, Segarra; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Villaverde y Camps. Pero antes de jugarse la vuelta – que se esperaba  concluyese con un Barça nuevamente finalista de Copa – va a visitar de nuevo la Ciudad Condal el Santos de Pelé, que en aquellos momentos bien podía considerarse como el mejor equipo del mundo, ya que era el vigente campeón de la Copa Libertadores de América y de la Copa Intercontinental. El Barça, reforzado con el uruguayo del Valladolid Endériz, se impondrá de nuevo a los brasileiros – con todos sus ases presentes – por 2 goles a 0, marcados por Pereda y Zaballa. Un triunfo de los que otorgan prestigio internacional.

Pero el Valencia va a mostrarse bastante  más correoso que Pelé y sus compañeros, ya que el premio era nada más y nada menos que una final de Copa. La primera parte concluye sin que  llegue a inaugurarse el marcador, y en la reanudación, a los diez minutos de juego, el charrúa Héctor Núñez aprovecha un contragolpe para hacer el 0 a 1, resultado que de mantenerse así dejaba fuera de la final a los barcelonistas. Estos, como es natural, no se van a conformar, y pondrán cerco a la portería defendida por  el hijo del Divino Ricardo Zamora, pero no podrán conseguir el tanto del empate hasta el minuto 86, cuando Gensana se beneficie de un rebote para marcar el 1 a 1. Cuarto partido de desempate de la temporada, pues. Igualaron in extremis ante los valencianistas: Pesudo; Foncho, Olivella, Gracia; Segarra, Gensana; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Camps.

El «Santiago Bernabéu» va a ser otra vez el escenario del tercer encuentro, que caerá también del lado azulgrana gracias a un solitario gol de Martí Vergés. Estos fueron los once jugadores que, cuatro años después, consiguieron clasificarse nuevamente para una final copera: Pesudo; Rodri, Olivella, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Vergés, Zaldúa, Kocsis y Camps. En la otra semifinal, y contra todo pronóstico, el Real Zaragoza superó al Real Madrid, y por consiguiente jugaría su primera final de Copa. En «La Romareda» se habían impuesto los aragoneses por un claro 4 a 0, marcador que en su feudo no fueron capaces de igualar los blancos, quienes únicamente vencieron por 3 a 0, y además tuvieron que  soportar la expulsión de Alfredo Di Stefano.

Como quiera que el General Franco debía visitar de nuevo Barcelona – ya había estado en Cataluña el otoño anterior, con motivo de la terrible riada que había azotado varias comarcas -, se decidió que la final tuviese lugar por  vez primera en el «Camp Nou», recinto que en su todavía corta existencia ya había albergado un par de encuentros amistosos de la Selección Española (el último de ellos en enero de aquel mismo año, ante Francia, con debut del guardameta Sadurní como internacional absoluto) e incluso una de aquellas fastuosas Demostraciones Sindicales que tenían lugar cada Primero de Mayo, como respuesta del régimen franquista a la tradicional festividad reivindicativa del Movimiento Obrero, oficialmente proscrita en España. Se fijó la fecha del 26 de Junio para la celebración del partido.

En vísperas de la gran final – en la que el Barça, por su mayor experiencia en este tipo de eventos, partía como claro  favorito –  va a caer lesionado de gravedad uno de los teóricos titulares, el extremo izquierdo Antoni Camps, que en el curso de un partido de festa major celebrado en su pueblo sufrirá una muy seria lesión de ligamentos en la rodilla, percance que incluso estará a punto de retirarle del fútbol prematuramente (se va a pasar un par de temporadas “en blanco”), cosa que finalmente no llegaría a ocurrir, aunque afectó a su futuro rendimiento, al impedirle volver a alcanzar su máximo nivel. También en los días previos al choque sonó insistentemente el rumor de que el entrenador zaragocista César Rodríguez  estaba ya apalabrado como nuevo técnico del Barcelona para la temporada 63-64, rumor que se convertiría en realidad muy pronto. El Pelucas nunca había ocultado la gran ilusión que le haría volver al club de sus amores – “Al Barça iría hasta de conserje”, había declarado en cierta ocasión -, y Llaudet va a brindarle muy pronto la gran oportunidad de su vida como preparador.

El 26 de Junio de 1963, a las órdenes del colegiado vizcaíno señor López Zaballa, saltaron al bien cuidado césped del «Camp Nou» un veterano en esas lides, el Club de Fútbol Barcelona, y un absoluto novel, el Real Zaragoza,  con las siguientes alineaciones: por los aragoneses, Yarza; Cortizo, Santamaría, Zubiaurre; Isasi, Pepín; Marcelino, Villa, Murillo, Sigi y Lapetra, y por los catalanes: Pesudo; Rodri, Olivella, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Vergés, Zaldúa; Kocsis y Pereda. Ejercieron como capitanes Yarza y Segarra, respectivamente. Y el Barça, confirmando el pronóstico, va a encarrilar muy pronto el partido, con un gol de Pereda cuando tan sólo se llevaban jugados 9 minutos. Antes del descanso Kocsis  anotará el 2 a 0, que ponía ya las cosas muy difíciles para los maños, y una vez reanudado el encuentro, en el minuto 15 de la segunda parte, Zaldúa va a aprovecharse de una mala inteligencia entre Yarza y Santamaría  para meter el pie y marcar el 3 a 0 que sentenciaba ya definitivamente la final. Villa acortaría distancias con un remate desde muy cerca instantes después, pero será algo ya meramente anecdótico, sin hacer peligrar en ningún momento el triunfo azulgrana.

Se trataba de un título inesperado, habida cuenta del flojísimo rendimiento del Barça durante toda la temporada, justo hasta el  4-1 de «Altabix», que fue el hito decisivo, el turning point, el factor clave para hacer reaccionar a un equipo que casi ofrecía electroencefalograma plano. Joan Segarra – ya en la recta final de su brillante y dilatada carrera deportiva – va a poder levantar una nueva Copa del Generalísimo. “¿Otra vez por aquí, Segarra?”, cuenta la leyenda que le dijo el Caudillo al Gran Capitán azulgrana al entregarle el trofeo que llevaba su nombre en el palco de Honor, una Llotja  en la que el propio presidente barcelonista no había sido capaz de reprimir sus instintos de fervoroso hincha culé, saludando los goles de su equipo de una forma muy poco protocolaria, tal como puede observarse viendo los noticiarios de la época. Pero, en medio de la lógica alegría por el título, Pepe Gonzalvo no va a cambiar de idea y dejará la dirección del equipo, tal como ya había anunciado antes del partido, cualquiera que fuese el resultado.Un encuentro amistoso en el «Camp Nou» frente al Standard de Lieja belga (4 a 2 para el Barça, con el retorno del cedido Marañón), y una breve gira por Sudamérica, con escalas en Buenos Aires – victoria ante un combinado porteño y derrota mínima frente a Boca Juniors – y Montevideo (empate a dos tantos con una selección de la capital uruguaya), van a poner el broche a la temporada 62-63, algunos días más tarde de la fecha tradicional en la que vencían los contratos de los futbolistas, el 30 de junio. Y hablando de contratos, el rumor insistente va a hacerse realidad, y el día 10 de Julio, mientras la plantilla se encontraba aun por tierras sudamericanas, es presentado oficialmente César Rodríguez como nuevo entrenador del Club de Fútbol Barcelona, en sustitución del provisional Josep Gonzalvo. Llaudet pensaba que había encontrado por fin al hombre ideal para ocupar el banquillo azulgrana. Pronto íbamos a salir de dudas… El resumen de la trayectoria de Gonzalvo como entrenador del Barça se sustanciaba en un total de 26 encuentros oficiales disputados a sus órdenes, con un balance de 11 victorias, 7 empates y 8 derrotas, con 44 goles a favor y 31 en contra, lo que significaba un pobre porcentaje de triunfos del 42,31 %

Con posterioridad Pepe Gonzalvo sería profesor y director de la Escuela Nacional de Entrenadores, a la par que regentaba sus propios negocios particulares. También ejercerá como vocal en la Junta Directiva presidida por Agustí Montal i Costa, entre diciembre de 1969 y julio de 1971, fecha en la que dimitió por estar en desacuerdo con la sustitución de Vic Buckingham por Rinus Michels. Va a  dirigir a la Selección Catalana en un encuentro amistoso contra la de la URSS, celebrado el 9 de junio de 1976 en el «Camp Nou», al amparo de la nueva situación política generada por la muerte de Franco, con una discreta entrada (alrededor de 35.000 espectadores),  y el resultado final de empate a 1, presentando la siguiente alineación: Mora, Ramos, Costas, Verdugo, Ortiz Aquino, Neeskens- autor del gol catalán -, Rexach, Solsona, Cruyff (Manolín Cuesta), Marcial (Fernández Amado) y Caszely. En realidad se trataba de un combinado de jugadores del Barcelona y el Español, sin importar el origen de los protagonistas (al parecer estaba previsto que interviniesen también futbolistas de los equipos catalanes de Segunda División – Sant Andreu, Barcelona Atlético y Nàstic de Tarragona -, pero los soviéticos se negaron a ello)

Gonzalvo II  va a a fallecer a las 8 de la mañana del día 31 de mayo de 1978, en el Hospital Clínico y Provincial de Barcelona, a consecuencia de las complicaciones derivadas de un proceso postoperatorio, con sólo 58 años de edad. Sus hermanos Juli y Marià le sobrevivirían hasta ya entrado el siglo XXI, pues el mayor moriría el 20 de julio de 2003, mientras que el benjamín de la saga lo haría el 7 de abril de 2007. Sin embargo el apellido Gonzalvo permanecería vivo, no sólo en la memoria de los buenos aficionados, sino también en el mundillo futbolístico de las últimas décadas, puesto que dos hijos del propio Josep, Jordi y Josep María, iban a dedicarse también al difícil oficio de los banquillos, el primero dirigiendo a clubes como Lleida, Figueres, Sant Andreu, Levante, Terrassa, Nàstic, Castellón o Cádiz, y el segundo responsabilizándose del Barça B, Reus Deportivo o Figueres.




Ladislao Kubala: Laszi en el banquillo. 1961-1963. Segunda parte

Kubala201El socio y el seguidor culé confiaba  en que la temporada 62-63 supusiera el renacimiento deportivo del Barça, comenzando por el triunfo en la final de la Copa de Ferias que se iba a disputar a doble partido en los primeros días del mes de Septiembre ante el Valencia, con su primer asalto en la ciudad del Turia. Ladislao Kubala, vistos los resultados de la campaña anterior, va a continuar al frente del equipo, un equipo en el que van a producirse un par de novedades con relación a las postrimerías de la campaña anterior: el fichaje de otro futbolista uruguayo de renombre, el centrocampista Alcides Silveira, procedente del Independiente de Avellaneda argentino, y la incorporación del canterano Eladio Silvestre, un fornido lateral izquierdo natural de la vecina Sabadell. Por el contrario, van a causar baja dos auténticos ases, Eulogio Martínez y Evaristo de Macedo. El hispanoparaguayo, a pesar de su juventud – 26 años – y su reciente participación en el Mundial de Chile, acusaba continuos problemas de sobrepeso, y tampoco puede decirse que su relación con Kubala, antiguo compañero suyo tan sólo un año atrás, fuese muy buena, de modo que firmará por el Elche, un destino habitual para sus compatriotas. Y en cuanto al brasileño, que había sido el máximo goleador del equipo la temporada anterior, sus problemas con la Directiva estaban vinculados a su repetida negativa a tomar la nacionalidad española (para no ocupar plaza de extranjero, debido a la nueva y restrictiva reglamentación), por lo cual se le acaba concediendo la baja. Y al igual que ocurrió en el caso de Tejada la temporada anterior, el Real Madrid va a apresurarse a contratarlo, aunque por  el conjunto blanco va a pasar con más pena que gloria en las dos temporadas en las que vestirá sus colores. Abandonan también la disciplina barcelonista Pais, traspasado al Mallorca (Kubala no va a confiar en el joven jugador gallego, a diferencia de Miró, su predecesor en el cargo) y el mayor de los hermanos Rifé – que suscribirá contrato por el Deportivo de La Coruña-. En cuanto al menor de la saga, Quimet, es cedido al Racing de Santander, mientras que Marañón se va al Córdoba, también en el marco de una cesión.

COMIENZA A RODAR EL BALÓN

Estos son los hombres que forman la plantilla azulgrana para el nuevo curso: Sadurní, Pesudo, Celdrán, Foncho, Garay, Gracia, Benítez, Rodri, Eladio, Olivella, Gensana, Segarra, Vergés, Zaballa, Cubilla, Pereda, Kocsis, Re, Zaldúa, Fusté, Camps, Vicente, Szalay, Villaverde, Silveira y Goywaerts. Con estos efectivos, el Barça se presenta oficialmente ante  su parroquia la noche del 25 de Agosto de 1962, en un amistoso que le enfrenta al conjunto griego del AEK de Atenas, un flojo rival al que se golea fácilmente por 6 a 1. Esta fue la primera alineación que elegiría Kubala en la temporada 62-63: Pesudo (Sadurní); Rodri, Olivella, Gracia; Vergés, Fusté; Cubilla, Villaverde (Kocsis), Zaldúa (Re), Goywaerts y Camps. Hay nada menos que cuatro novedades en la línea de ataque, y los tantos serán obra de Villaverde (2), Camps, Kocsis, Re y Vergés. Seguidamente el equipo vuela  rumbo hacia Cádiz, para tomar parte en el Trofeo Ramón de Carranza, en calidad de vencedor de la edición anterior. El primer partido le enfrenta al San Lorenzo de Almagro bonaerense, con su gran estrella Sanfilippo. Vencen los azulgranas por un apretado 3 a 2, con goles de Villaverde, Re y Goywaerts.

En la gran final se ven las caras dos conjuntos españoles, Barcelona y Zaragoza. 0 a 0 en el tiempo reglamentario, 1 a 1 en la prórroga, obra de Re y Marcelino, y victoria del Barça en los lanzamientos desde el punto de penalti, un método para deshacer igualadas que se va a estrenar precisamente en esta edición del codiciado trofeo gaditano. El segundo “Carranza” ya está en la butxaca. Pero tan solo seis días después de este triunfo de prestigio, el Barça afronta su gran compromiso pendiente en el campo de «Mestalla». Con televisión en directo, ambos equipos forman con las siguientes alineaciones: por el Valencia, Zamora; Piquer, Quincoces, Mestre; Sastre, Chicao; Héctor Núñez, Ribelles, Waldo, Guillot y Yosu, y por el Barcelona, Pesudo; Benítez, Rodri, Olivella; Vergés, Gracia; Cubilla, Kocsis, Re, Villaverde y Camps. Tras un comienzo esperanzador, en el que el cuadro azulgrana se pone por delante en el marcador 1 a 2, con tantos de Kocsis, los de Kubala se vendrán abajo y terminarán encajando una goleada de escándalo, 6 a 2, idéntico resultado que en el último choque liguero jugado en el mismo escenario. Guillot (3), Yosu (2) y Héctor Núñez marcaron los goles chés en esta noche aciaga para el barcelonismo.

Cuatro días más tarde se disputará el partido de vuelta en Barcelona, pero ya como un mero trámite, dada la gran ventaja valencianista. Los levantinos presentan la misma alineación de la ida, mientras que en el Barça Kubala pone en liza a: Pesudo; Benítez, Garay, Gracia; Vergés, Fusté; Cubilla, Goywaerts, Kocsis, Villaverde y Camps. Marcó por delante Kocsis, ya en la segunda mitad, para empatar finalmente el joven Guillot, el auténtico héroe de esta finalísima a doble partido. El Valencia recibió el trofeo que le acreditaba como campeón de manos de Sir Stanley Rous, Presidente de la FIFA, en lo que va a constituir la primera gran decepción de la temporada, aunque en teoría correspondiese a la campaña anterior.

La Liga 62-63 se inicia el 16 de Septiembre de 1962, y en un campo difícil, «San Mamés», donde el Barça no acostumbraba a cosechar resultados positivos, y con el equipo fuertemente cuestionado a causa de su triste exhibición frente al Valencia. Por consiguiente, Kubala introducirá numerosos cambios en la alineación titular, quedando esta configurada de la siguiente forma: Sadurní; Foncho, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Kocsis, Zaldúa, Fusté y Camps. Va a mostrarse superior el Athletic de Bilbao, pero los errores arbitrales minarán su moral y darán a la postre el triunfo a los azulgranas. Se adelantaron los rojiblancos con gol de Menchaca, Kocsis y Camps dieron la vuelta al marcador, y Arieta empató. Y en la segunda parte de nuevo Camps, en posición de fuera de juego, brindó la victoria al Barça.

El mayor atractivo de la segunda jornada desde el punto de vista culé -visita del Betis al «Camp Nou»- lo constituye el debut de Alcides Silveira en las filas azulgranas. La alineación fue la misma que había ganado en San Mamés, con el único cambio de Segarra por el jugador uruguayo, pero ni el partido ni la actuación de Silveira van a convencer en absoluto a los aficionados. Zaldúa consiguió el único gol del encuentro en la primera mitad, y tan sólo el joven Fusté se salvará en la delantera local, muy floja. El rendimiento exhibido ante los verdiblancos sevillanos no hacía presagiar nada bueno para el próximo desplazamiento, el siempre complicadísimo Estadio «Santiago Bernabéu», donde el Barça no vencía  en partido de Liga-ni tan siquiera arrancaba un punto – desde la temporada 48-49.

Y la tradición va a seguir manteniéndose  en esta ocasión (2 a 0). El encuentro resultó aburrido, pero el Real Madrid fue más eficaz de cara a la portería contraria que un Barcelona que se quedará en meros fuegos de artificio. Di Stefano marcó los dos goles, uno en cada tiempo, y Kubala va a presentar la siguiente alineación: Sadurní; Foncho, Benítez, Rodri; Segarra, Garay; Cubilla, Vergés, Zaldúa, Villaverde y Pereda. Con este resultado, el conjunto blanco pasaba a encabezar la tabla con 6 puntos – tres victorias en otros tantos partidos-, y el Barça se quedaba con 4. Y al miércoles siguiente volvía una nueva edición de la Copa de Ferias, cuando aun no se habían apagado los ecos de la final a doble partido contra el Valencia. El adversario era el Os Belenenses lisboeta, y el Barça se va a traer de la capital lusa un buen marcador – empate a un gol-, con tanto de Fusté y esta alineación: Sadurní; Foncho, Rodri, Benítez; Vergés, Garay; Cubilla, Pereda, Zaldúa, Fusté y Camps. Lo peor del encuentro fue la grave lesión del joven Zaldúa, que le  tendrá varado en el dique seco por espacio de varios meses.

La visita del Deportivo de La Coruña la  aprovechará la cuestionada delantera azulgrana para destaparse por fin: 5 a 2. Inauguró el Barça el marcador con un gol en propia puerta de un ex-blaugrana, Llorenç Rifé, pero dos tantos del internacional Veloso pusieron en ventaja a los gallegos, aunque tan sólo un par de minutos le bastaron a los locales para remontar esa delicada situación y encaminarse hacia la goleada final, con dianas de Pereda, Re (2) y Fusté. Este fue el equipo que batió tan ampliamente a los herculanos: Sadurní; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Garay; Cubilla, Pereda, Re, Fusté y Camps. A destacar que en este encuentro se reencontraron tres prometedores futbolistas que habían sido campeones juveniles de España en 1959: Sadurní, Fusté y Escolá, el hijo del gran delantero de los años 30 y 40, ahora en las filas deportivistas.

La vuelta ante  Os Belenenses va a deparar una desagradable sorpresa, ya que los catalanes van a ser incapaces de superar a los portugueses, viéndose así obligados a jugar un tercer partido de desempate. Se repitió el 1 a 1 de la ida – en esta ocasión fue Cayetano Re el goleador-, con un decepcionante Barça que formó de la siguiente manera: Sadurní; Foncho, Rodri, Benítez; Vergés, Garay; Zaballa, Pereda, Re, Fusté y Camps. Al domingo siguiente el Málaga pagaría los platos rotos en el «Camp Nou», ya que el propietario del terreno no tuvo demasiados inconvenientes para endosarle un severo 4 a 0, con goles de Fusté (2), Re y Camps. Jugaron los mismos once hombres que no habían podido eliminar unos días antes a los lusos. Y Kubala introduce algunas novedades en la alineación para el siguiente partido, en el que el Barça arrancará un punto de Altabix (1 a 1, con gol del reaparecido Gensana),  un choque que se caracterizó por los desordenados ataques del equipo local y la sistemática pérdida de tiempo por parte de los barcelonistas, que formaron con: Pesudo; Foncho, Rodri, Benítez; Gensana, Garay; Zaballa, Villaverde, Re, Fusté y Camps.

El  miércoles 24 de Octubre de 1962 va a tener  lugar en el «Camp Nou» un encuentro internacional amistoso  entre el Barcelona y el Mantova italiano con motivo de recaudar fondos con destino a los damnificados de la gran riada que había asolado la vecina comarca del Vallés  semanas antes. Las lluvias torrenciales que acostumbran a producirse en las regiones del Levante español a finales de verano y principios de otoño, habían desencadenado una verdadera tromba de agua en la noche del 25 de Septiembre, provocando el desbordamiento de los ríos Llobregat y Besós, que flanquean la ciudad de Barcelona. En aquellos años de fuerte emigración a Cataluña, muchas personas de humilde procedencia y escasos recursos habían edificado precariamente sus viviendas en los cauces secos o rieras, que resultaron inundados con vertiginosa rapidez y en medio de la oscuridad, destruyendo la riada todo lo que encontró a su paso y cobrándose  cientos de víctimas mortales. Jamás llegó a saberse con certeza el verdadero número de desaparecidos – hay incluso quien habla de varios millares-, ya que la transparencia informativa no era precisamente una de las notas que distinguían al régimen franquista, pero la magnitud de la tragedia fue tal, que toda España se volcó en ayuda de los centenares de miles de damnificados, destacándose en esta tarea de movilización de las conciencias humanitarias el periodista radiofónico Joaquín Soler Serrano. El partido contra el Mantova, celebrado un mes después de estos luctuosos  acontecimientos, formó parte de dicho torrente solidario, y lo de menos fue el resultado, aunque ganó el Barça por 1 a 0, con un tanto de Re.

En la séptima jornada visita el «Camp Nou» el Real Valladolid. Los pucelanos, entrenados por el legendario Antoni Ramallets en su primera experiencia en los banquillos, estaban despachando un notable campeonato hasta la fecha, y el domingo anterior habían dado buena cuenta del mismísimo Real Madrid en su terreno de Zorrilla, goleándole por 4 a 2 tras un soberbio partido. Reseñemos, pues, las alineaciones de azulgranas y blanquivioletas en el encuentro disputado el 28 de Octubre de 1962: por el Barça, Pesudo; Foncho, Rodri, Benítez; Villaverde, Garay; Pereda, Kocsis, Re, Fusté y Vicente, y por los vallisoletanos, Calvo; García Verdugo, Pini, Pinto; Ramírez, Sanchís; Aramendi, Endériz, Morollón, Rodilla y Molina, un estupendo equipo que terminaría clasificándose en una brillante cuarta posición. El Barcelona pasaría muchos apuros para doblegar a los castellanos, a los que se impondría finalmente por un ajustado 2 a 1, con tantos de Re y Kocsis.

El feudo blaugrana va a ser también el escenario del desempate entre Barça y Os Belenenses, que se saldará con otro apretado 3 a 2 favorable a los locales, con goles de Pereda, Benítez y Kocsis, y la siguiente alineación: Pesudo; Foncho, Olivella, Benítez; Villaverde, Garay; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. Y de vuelta a la Liga, la segunda derrota del campeonato, y ante el otro equipo revelación, el Real Oviedo. Vencieron los asturianos por un claro 3 a 1, que aun pudo ser más amplio si los delanteros locales no llegan a fallar goles prácticamente cantados. El canario Vicente salvó el honor de un Barça que formó así en el  «Carlos Tartiere»: Pesudo; Foncho, Garay, Benítez; Villaverde, Fusté; Zaballa, Kocsis, Re, Pereda y Vicente. Pero a pesar del resultado adverso, el Barça no se alejaba todavía mucho en la tabla, encabezada por el Real Madrid con 12 puntos – los pupilos de Laszi tenían a su vez once-, debido a que los merengues también contaban en su haber, al igual que los barcelonistas, con dos derrotas.

Sin embargo el Barça va a defraudar una vez más en el «Camp Nou» con motivo de la visita del Valencia, en un partido que acabó con empate a uno, pues al gol de Vicente le contestaron los levantinos con otro de Héctor Núñez, y la cosa aun pudo ser peor si el meta barcelonista no llega a detener un penalti. Este fue el equipo presentado por Kubala: Sadurní; Foncho, Gensana, Gracia; Villaverde, Garay; Pereda, Kocsis, Re, Fusté y Vicente. Y a la semana siguiente el Barça   se irá alejando un poquito más de la cabeza al caer derrotado en el «Sánchez Pizjuán» por 1 a 0, en una nueva demostración de impotencia. Volvía a la formación titular Silveira, pero su concurso no sirvió de mucho. Esta fue la alineación blaugrana: Sadurní; Foncho, Rodri, Gracia; Silveira, Garay; Cubilla, Kocsis, Benítez, Fusté y Camps. Llamaba  la atención poderosamente que Benítez se alinease como delantero centro, síntoma de que las cosas no iban nada bien y de que cundía el desconcierto. Los nuevos fichajes, o no estaban rindiendo lo esperado – caso de Re y los dos uruguayos-, o bien no podían actuar debido a la reglamentación, tal como ocurría con el belga Goywaerts, que únicamente podía alinearse en partidos de Copa de Ferias. Algo mejores eran las prestaciones de Camps, pero sin hacer olvidar al gran extremo izquierdo que había sido en las filas del Español, y el único que estaba dejando buenas sensaciones era el más modesto de los nuevos, Fusté, el Noi de Linyola, que ya en la temporada anterior y en las filas de Osasuna había dado muestras de su gran calidad.

Tras un parón obligado por  los compromisos internacionales de la Selección Española de cara a la Eurocopa de 1964, se reanudó la Liga ya en el mes de diciembre con un Barça-Atlético de Madrid que vino a poner de manifiesto, una vez más, el bajo momento de forma barcelonista (0 a 0), pero antes, y aprovechando el mencionado receso, los azulgranas habían realizado una minigira por Europa, jugando tres victoriosos encuentros amistosos en Edimburgo (1 a 3), Berlín (1 a 2) y París (1 a 2), que al menos situaron en buen lugar el pabellón del club  e inyectaron algo de dinero en  Caja. Ante los colchoneros, sin embargo, se volvió a las andadas, en un partido en el que las defensas se impusieron a los ataques, y que aun así bien pudo haberse ganado de no desperdiciar Sandor Kocsis varias claras ocasiones para marcar. Esta fue la alineación que dejó ya al Barça  a cuatro puntos de la cabeza: Sadurní; Foncho, Garay, Gracia; Vergés, Silveira; Cubilla, Pereda, Kocsis, Fusté y Camps.

Tampoco era como para tirar cohetes el resultado que se cosechó en Belgrado, en partido de ida de la siguiente eliminatoria de la Copa de Ferias, ante el Estrella Roja. 3 a 2 vencieron los serbios, marcando dos uruguayos, Cubilla y Villaverde, los goles barcelonistas. Jugaron en tierras balcánicas: Celdrán; Foncho, Olivella, Gracia; Rodri, Vergés; Cubilla, Villaverde, Silveira, Fusté y Camps. Continuaban las alineaciones surrealistas: ahora era Alcides Silveira el que ocupaba la teórica posición de delantero centro. Y también continuaban las derrotas en campo contrario. En «La Romareda» el Barça volvió a demostrar que no era ya el de años anteriores, y sucumbió ante la rapidez y la peligrosidad de los aragoneses, que estaban poniendo los cimientos de un equipo legendario. 2 a 1 para el Real Zaragoza (con tantos maños de Murillo, de penalti, y Villa, y Sigfrid Gracia por el Barça) y un equipo compuesto por: Sadurní; Foncho, Garay, Gracia; Silveira, Vergés; Cubilla, Pereda, Kocsis, Fusté y Vicente.

El Estrella Roja, ya en vísperas de las fiestas navideñas, rinde su preceptiva devolución de visita al «Camp Nou», y únicamente va a salir derrotado por un solitario gol de Cubilla, con lo que fuerza un partido de desempate en campo neutral. Jugaron los mismos que habían sido derrotados en «La Romareda», con el único cambio de Benítez por Kocsis en el centro del ataque. El húngaro no parecía atravesar precisamente por su mejor momento, pero el recurso a Julio César  como ariete-a pesar de la gran clase y potencia del futbolista charrúa-se antojaba como una solución punto menos que desesperada. Sin embargo Kubala la volvió a ensayar al domingo siguiente frente al Córdoba, y no le salió del todo mal, porque el uruguayo fue el autor de uno de los dos goles – el otro fue obra de Vergés – que le dieron los dos puntos al Barça frente al recién ascendido equipo de la ciudad de los Califas, con el que por cierto venía un jugador cedido por el Barcelona, el cántabro Ramón de Pablo Marañón.  La alineación que derrotó por un apurado 2 a 1 a los andaluces fue la misma que se había impuesto también por la mínima a los yugoeslavos.

ANATOMÍA DE UNA CRISIS

El Barça despidió el año 1962 con una nueva derrota  en un desplazamiento, cayendo por 3 a 1 en el campo pamplonica de «San Juan» frente al siempre animoso Osasuna. Villaverde salvó el honor barcelonista, conjunto que puso en liza a: Sadurní; Foncho, Rodri, Eladio; Segarra, Gensana; Cubilla, Zaballa, Benítez, Villaverde y Vicente. Llamaban la atención varios detalles: la insistencia de Kubala por colocar a Benítez en la punta del ataque, la alineación de un extremo derecho nato como era Pedro Zaballa en la demarcación de interior, y el debut de Eladio en el lateral izquierdo de la zaga, en lugar del habitual Gracia. Comenzaba de este modo la brillante trayectoria barcelonista del sabadellense Eladio Silvestre, un defensor fornido, duro y expeditivo que iba a usufructuar el dorsal número “3” durante casi una década.

Se inicia 1963 con el Barça alejado a cinco puntos de  la cabeza, en la que figuraban el Real Madrid y un sorprendente Real Oviedo. Y no era mayor la diferencia, porque los merengues estaban rindiendo esta temporada por debajo de lo esperado-de hecho, habían sido sorprendentemente eliminados en la primera ronda de la Copa de Europa por el Anderlecht belga-, y ya se habían dejado unos cuantos puntos por esos campos de Dios. Pero el primer partido del nuevo año seguiría la tónica negativa de los últimos meses. Se celebró en Niza, ciudad designada para albergar el encuentro de desempate entre el Barcelona y el Estrella Roja de Belgrado, y terminó con la eliminación de los azulgranas al caer derrotados ante los balcánicos por 1 a 0. Estos fueron los protagonistas de una triste visita en pleno invierno a la Costa Azul: Sadurní; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Benítez, Fusté y Cubilla.

Alarmada por los malos resultados, la directiva  va a hacer pública el día 4 de enero la siguiente nota, para tratar de salir al paso de la profunda inquietud que empezaba a apoderarse de la gent blaugrana:

«Los reveses deportivos de nuestro equipo profesional han creado un clima de desilusión en nuestra ingente masa de socios y simpatizantes, que este Consejo Directivo, por su representación no ignora y cada uno de sus componentes, como un socio más, comparte.

Aun admitiendo que no existe la invencibilidad en la práctica de cualquier deporte, el historial del Club de Fútbol Barcelona, la plantilla de jugadores y técnicos de que dispone, habían hecho esperanzar (sic) una mejor clasificación en este momento de la actual Competición de Liga.

El Consejo Directivo, con plena conciencia y responsabilidad, de cuanto acontece, estima que debe mantener la suficiente serenidad para afrontar lo que puede suponer una desafortunada fase transitoria en la actuación del equipo, y que la adopción de cualquier actitud o medida precipitada e irreflexiva, sólo conduciría a empeorar la situación.

Al estimar la ponderada actitud mantenida por los asociados y simpatizantes azulgranas a lo largo de las actuales competiciones, desea este Consejo solicitar de los mismos, el apoyo que precisa nuestro equipo para superar la circunstancia del momento»

Las cosas iban de mal en peor, y la crisis va a estallar definitivamente el día de Reyes, con motivo de la visita del Mallorca. Los baleares – que en la jornada anterior habían goleado en el «Luís Sitjar» al mismísimo Real Madrid, venciéndole por 5 a 2 – confirmaron su buen momento de forma y se llevaron un positivo de regreso a la isla (1 a 1). Zaballa fue el autor del gol barcelonista, y esta fue la alineación que se ganó las iras de una afición ya muy cansada de aguantar fiasco tras fiasco: Sadurní; Foncho, Gensana, Eladio; Vergés, Segarra; Zaballa, Re, Cubilla, Fusté y Vicente. A  la finalización del partido se van a precipitar los acontecimientos.  Llaudet  y Kubala  estuvieron reunidos durante casi toda la noche-se habló de cinco  horas-en el domicilio particular del presidente, discutiendo la situación y sus posibles soluciones, y al parecer, en un momento dado, Laszi llegó a ofrecerse al presidente como jugador, creyendo que su presencia sobre el campo podía galvanizar a los que aun no hacía mucho tiempo eran sus compañeros de equipo. Llaudet, sin embargo, va a rechazar rotundamente el ofrecimiento, y optará por cambiar de entrenador, el recurso clásico. Sólo llevaba año y medio en el cargo, y ya había caído su segundo técnico…

Tras salir de su reunión con el máximo mandatario azulgrana, Kubala se encaminará hacia su hogar, para hacer partícipe a su familia de lo acordado, y a las 9 de la mañana del día 7 de enero se personará en el «Camp Nou», para dirigir su último entrenamiento. Una vez finalizados los ejercicios, y ya en el vestuario, Laszi informará  a toda la plantilla acerca de la situación y de su relevo al frente del equipo. Entre los futbolistas habrá sorpresa-aunque algunos ya debían sospechar algo-e incluso lágrimas. Y a la una de la tarde, en el local social del club, Llaudet va a convocar a la prensa para informarles del acuerdo tomado, con arreglo a la siguiente nota oficial:

«El Consejo Directivo del C. de F. Barcelona, de acuerdo con el contenido de su nota del pasado día 4, ha estudiado con todo detenimiento la situación planteada por la marcha del equipo profesional habiendo consultado con su entrenador don Ladislao Kubala, a fin de adoptar las medidas más apropiadas en beneficio del club, para devolver al conjunto azulgrana el ritmo y éxito que por su historial se merece, admitidas las circunstancias de tipo psicológico y moral que están actualmente evidenciadas en el seno del equipo.

Tras esta consulta se ha confirmado, como ya se señaló en anteriores declaraciones, el pleno deseo, por parte del Consejo directivo, de elogiar el gran interés demostrado por el señor Kubala al frente del equipo.

El señor Kubala, pese a la convicción de que su trabajo ha redundado en beneficio del club, ha ofrecido toda clase de facilidades para que le pueda ser rescindido el contrato que, como entrenador, le une al C. de F. Barcelona, a fin de facilitar las soluciones que la entidad estime más convenientes para su inmediato futuro.

En su virtud, se rescinde el repetido contrato, cesando don Ladislao Kubala como entrenador del equipo profesional, encargándose de la preparación del mismo a don José Gonzalvo Falcón, ex jugador internacional del club»

Enric Llaudet, visiblemente emocionado, calificó el hecho como «desagradable», y dio cuenta de la reunión de la directiva con el entrenador tras el partido jugado contra el Mallorca, para tratar de buscar una solución a la grave situación por la que atravesaba el equipo. Se rechazó la oferta de Kubala, formulada por escrito, para incorporarse como jugador, tanto por considerar que a los dos años de su retirada-en realidad año y medio-no podría ya rendir satisfactoriamente, como por creer perjudicial para los propios futbolistas la presencia de su entrenador junto a ellos en el campo. En vista de todo esto, el propio Kubala les pasó la patata caliente, como diríamos hoy, es decir, que les invitó a que fueran ellos, la Directiva, quienes buscasen la solución más adecuada, que va a pasar por la rescisión de su contrato, que le ligaba al club hasta el 30 de junio de 1963.

Llaudet quiso agradecer también la postura y facilidades dadas por Kubala para la rescisión de su compromiso, e insinuó incluso una posible dimisión en bloque de la Junta si no se lograba enderezar la situación, después de  reconocer los méritos y los esfuerzos de Kubala. Lamentó el «resultadismo» que presidía el mundo del fútbol, con la necesidad de buscar siempre una «cabeza de turco» cuando las cosas no marchaban bien, para a renglón seguido-dónde dije digo…-añadir que si con la dimisión del Consejo Directivo todo se arreglase, él y el resto de sus miembros la presentarían de inmediato, pero que en un momento como aquel consideraba que era su deber mantenerse firme, al pie del cañón, continuando hasta lograr corregir el rumbo torcido. E insiste en que no se había fichado a ningún jugador sin el previo informe favorable de Kubala (algo que este posteriormente desmentiría) ni del anterior técnico, Lluís Miró. Y tras agradecer a los socios su paciencia y a la prensa su colaboración, Llaudet va a dar por concluido el acto y se despide con un ! Visca el Barça y fe en la victoria !. Se iniciaba otro nuevo capítulo en  la larga y ajetreada historia del club blaugrana.

Pepe Gonzalvo, el Gonzalvo II de las alineaciones de los años 40 y el Campeonato Mundial de 1950 en Brasil, estaba en posesión del título nacional, y había sido presidente de la Escuela Regional Catalana de Preparadores y del Colegio Catalán de Entrenadores, Y va a declarar lo siguiente: » he aceptado porque creo que era un honor y mi deber servir nuevamente al Barcelona». Dedicado profesionalmente a sus negocios particulares y carente de experiencia manejando equipos de nivel, subrayará su carácter provisional, de solución de emergencia, y por lo tanto únicamente hasta final de temporada. Añadirá que en esas condiciones de interinidad no podía ser objeto de remuneración económica (o sea, que va a asumir el cargo de manera desinteresada, como «servicio del socio al club»). No se plantea seguir aun en el caso de conseguir éxitos, pues eran muchas sus obligaciones particulares. Estaba dispuesto, no obstante, a trabajar todo lo que fuera necesario por el bien del club, procurando elevar la moral del cuadro de jugadores. Creía que con toda la segunda vuelta por delante todavía podía hacerse una buena campaña, y señala que ejercerá sus funciones sin ninguna limitación, con plena y total autoridad, pero que también aceptará de buen grado cuantos consejos puedan darle los técnicos del Barcelona. Pide un margen de confianza y apoyo al equipo de cara al próximo partido. Inmediatamente sería presentado a todos los jugadores en la zona de vestuarios, y pasaría a dirigir su primer entrenamiento. Unos pocos días más tarde, concretamente el domingo 13 de Enero, se sentaba por vez primera en el banquillo del «Camp Nou» con motivo del partido Barcelona-Athletic de Bilbao, con el que se abría la segunda ronda del campeonato.

LASZI CRUZA LA DIAGONAL: ALTA TRAICIÓN

Kubala202A medida que vayan pasando los días después de su cese, Kubala-que en un primer momento, según sus propias palabras,  había acatado disciplinadamente la decisión de la directiva azulgrana, por considerar que la misma había sido tomada pensando únicamente en el  interés de la entidad- va a experimentar una creciente sensación de desasosiego, considerándose maltratado por los dirigentes del Barça. Llegará a declarar que el club le impuso jugadores, como fue el caso de los uruguayos Silveira y Cubilla, que no eran personalmente de su agrado, mientras que marginaba a Goywaerts, que sí entraba en sus planes, y que Llaudet hizo oídos sordos a todas sus peticiones (el lateral rojiblanco Rivilla, el inglés Bobby Charlton y el yugoeslavo Sekularac, e incluso su sobrino Yanko, que finalmente se enrolará en el Real Madrid). Su desvinculación del Barcelona va a ser total, puesto que la «Escuela de Jugadores», que él había puesto en marcha, con técnicos como su compatriota Bela Sarossi y sus antiguos compañeros Seguer y Flotats, se irá al garete por motivos presupuestarios, y tendrá que pasar década y media larga hasta que Josep Lluís Núñez rescate la idea y materialice el gran sueño de la pedrera con la creación de «La Masía», en 1979.

En su fuero interno aun se sentía futbolista, y esa frustración llegará de algún modo a oídos de los responsables del eterno rival ciudadano del Barça, el RCD. Español-ya se movía por allí el dinámico empresario textil Juan Vilà Reyes en calidad de vicepresidente-, que le tentarán con una posible vuelta a los terrenos de juego. No es cuestión de especular aquí sobre si Kubala atravesaba problemas económicos y recibió una interesante oferta del club perico, con la cual tampoco tendría que salir de Barcelona, en cuyas inmediaciones poseía un hermoso chalet en plena naturaleza, en la localidad de San Quirze de Safaja. Algunas fuentes aseguran que iba a cobrar medio millón de pesetas al mes, mientras que otras hablan únicamente de un simbólico salario de 500 pesetas mensuales, dado que no podía suscribir ficha de «amateur». Lo que si es significativo fue la reacción de importantes sectores del barcelonismo mediático, que van a recibir su sorprendente fichaje por la entidad blanquiazul, firmado el 5 de septiembre de 1963, a muy pocas fechas del comienzo de la temporada 63-64, como una auténtica traición, una puñalada por la espalda a quienes tanto le habían idolatrado durante largos años, volcándose en su homenaje, y recibiendo a cambio la mayor de las ofensas. Era más que un cambio de camiseta-o de chaqueta-; era un cambio de trinchera. Con motivo de aquel auténtico terremoto futbolístico, van a publicarse cosas tan duras como lo siguiente, aparecido en las páginas del semanario «Barça», de algún modo órgano oficioso del club:

«…Olvidarse de que tiene ya muchos años, de que engaña a todos con sus hipotéticas posibilidades de juego, del adiós que parecía definitivo a una afición que le adoró, para cometer la bajeza-sí, la bajeza-de fichar por el Español, demuestra que aquella calidad humana que le suponíamos está absolutamente ausente del corazón y la cabeza del «as». Kubala demuestra ahora que la inteligencia de los pies no tiene nada que ver con la otra, con la auténtica. Kubala demuestra que no es inteligente. Ha jugado una carta falsa y nadie en el futuro creerá en él. Creemos que lo mejor que puede hacer es hacer pronto las maletas y marcharse, porque su final será estrepitoso. En España tenemos muchos defectos, pero algunas virtudes. Entre ellas, la repugnancia instintiva al que tiene pasta de traidor»

Atleta portentoso, sin embargo no había descuidado en ningún momento su preparación física y se mantenía en plena forma, tanto, que a los 36 años ofrecía mejor estampa que muchos futbolistas más jóvenes y en activo. Y va a rendir muy decorosamente en esa última temporada, jugando la friolera de 35 partidos (y marcando ocho goles), aunque no podrá impedir que el Español caiga a puestos de promoción y tenga que jugarse la permanencia frente al Sporting de Gijón-entonces todavía «Real Gijón»-, al que superará sin demasiados problemas. Va a seguir en el club perico, pero ahora dirigiendo desde el banquillo. Vilá Reyes, el auténtico hombre fuerte de la entidad de «Sarriá». se va a rascar los bolsillos para reforzar el equipo con una serie de magníficos jugadores, entre los que destaca por encima de todos la contratación de Alfredo Di Stefano, al que, ya con 38 años, dejará marchar el Real Madrid, y que se pondrá inmediatamente a las órdenes de su gran amigo Laszi. La Saeta Rubia será la principal novedad en el mercado de fichajes del verano del 64, incluso por encima de incorporaciones tan señaladas como las de Seminario, Ufarte o Luís. Con él  llegarán también los Carmelo (desplazado por el joven Iribar de la portería de «San Mamés»), Kuszman, Osorio, Bergara, Ramírez, Riaji, Rodilla  o Vall. No obstante,  la campaña españolista va a ser gris, y los blanquiazules tampoco anduvieron muy lejos de las posiciones de peligro, aunque al final no pasaron apuros. Como anécdota reseñemos que Kubala va a hacer debutar en Primera División, y con sólo 16 años y 83 días, a su hijo Branko, que más tarde le acompañaría en su aventura americana.

Vinieron luego un fallido intento para dirigir al Elche-en el verano del 63 ya le había pasado algo parecido con el Murcia-, y una nueva vuelta al terreno de juego, que en esta ocasión ya será la definitiva, en Suiza y en Norteamérica, cuando se intentó poner en marcha nuevamente lo que allí se conoce como soccer. Numerosos futbolistas españoles y algunos extranjeros de nuestra Liga cruzaron entonces el Charco, atraídos por el dulce olor de los dólares (Mateos, Kuszman, Fernando Mendonça, Jesús Tartilán, Szalay, Benegas, Iguarán, Ponce, Lima, Kaszas, Antonio Collar, Santistéban, Carmelo Cedrún…), y Laszi, aparte de disputar sus últimos minutos como futbolista, ya con 40 años .-la misma edad a la que se va a retirar su amigo Di Stefano-  entrenará  allí a los Toronto Falcons.

De regreso a España, y concretamente a la Ciudad Condal, a comienzos del curso 68-69-a todo esto el barcelonismo, enfrascado en otras guerras, ya le había perdonado su traición-, no tardará en incorporarse al banquillo de un club en serios aprietos, el Córdoba de los Simonet, Jaén, Juanín, Alfonso, Arana, Rojas o Luís Costa, que en la jornada 11 se encuentra ya en última posición, con sólo 6 puntos y 6 negativos, tras haber destituido a su entrenador, el catalán Fernando Argila. El equipo andaluz pronto estará desahuciado, pero con Kubala a los mandos los verdiblancos mejorarán sensiblemente la calidad de su juego, obteniendo algunos resultados muy notables (empates ante Real Madrid en «El Arcangel» y Valencia en «Mestalla», y victorias sobre Barça y Atlético de Madrid, esta última a domicilio). Al final no podrán eludir el descenso, tras siete años consecutivos en la élite, pero la labor de Kubala al frente del cuadro cordobés no va a pasar en absoluto desapercibida para los responsables de la Real Federación Española de Fútbol, que pensarán en el hispano-magiar para ponerle al frente de la Selección Nacional, que había quedado fuera el Mundial que se iba a celebrar en Mexico al año siguiente, y cosechado un absoluto y sonrojante fracaso en su último partido, al caer derrotada por la modestísima Finlandia (cuajada de jugadores amateurs) en Helsinki por 2 a 0.

SELECCIONADOR NACIONAL. BATIENDO RECORDS DE LONGEVIDAD EN EL CARGO

Kubala203Kubala, de alguna manera, va a revolucionar al combinado nacional, insuflándole un nuevo espíritu, eminentemente combativo. Para empezar, debutará en un encuentro  intrascendente pero cargado de connotaciones políticas. Se trataba del último compromiso de la fase clasificatoria para el Mundial azteca del 70, del cual España ya hacía meses que había sido eliminada. Se celebró el 15 de octubre de 1969, en la localidad gaditana de La Línea de la Concepción, un escenario insólito para dicha clase de choques, con Finlandia como adversario, y vencieron los nuestros por un concluyente 6 a 0. La elección del escenario vino marcada por el histórico contencioso con el Reino Unido a causa de Gibraltar. Desavenencias entre los gobiernos español y británico habían conducido al cierre de la Verja, y a la consecuente expulsión de numerosos trabajadores españoles del Peñón, y ello puso en marcha un plan especial de ayuda para la comarca del Campo de Gibraltar, uno de cuyos resultados sería la construcción de un estadio de fútbol en La Linea, al que se bautizó con el nombre de «José Antonio» (Primo de Rivera, se entiende). Allí van a estrenarse los Kubala Boys, como dio en llamarse a la Selección, que aquel señalado día presentó la siguiente alineación: Reina; Gaztelu, Barrachina, Eladio; Violeta, Pirri,; Amancio, Velázquez, Gárate (Quino), Asensi  y Gento (Pujol), siendo los autores materiales de la goleada Gárate (2), Pirri,Velázquez, Amancio y Quino.

Tendría que esperar unos cuantos meses el siguiente compromiso internacional, y ya con carácter amistoso. De hecho fueron dos encuentros, muy próximos en el tiempo,y estos sí sirvieron como buena piedra de toque, pues los rivales eran sendas selecciones de campanillas, nada menos que la RFA, la anterior subcampeona del Mundo, e Italia, que había conquistado la última Eurocopa, la de 1968. El primer partido se disputó en el «Sánchez Pizjuán» sevillano, y el resultado supuso todo un subidón de moral para nuestro alicaído fútbol, que venció a los germanos por 2 a 0. Kubala alineó al sevillista Lora, un jugador modesto pero todo entrega y sacrificio, que de algún modo va a convertirse en el símbolo de este nuevo combinado hispano, cuya filosofía resumirá Laszi en la fórmula «querer, saber y poder». Pocos días después, y en el «Bernabéu» madrileño, España obtendrá otro buen resultado, un empate a dos contra la Squadra Azzurra, tras remontarles un 0 a 2 a los italianos.

Seguirán luego algunos triunfos más en confrontaciones amistosas, y llegará el primer revés de la Era Kubala, cuando los nuestros no logren clasificarse para la fase fin de la Eurocopa de 1972, superados por la selección de la URSS. También quedaremos fuera del Mundial de Alemania-74, eliminados por Yugoslavia en un desempate disputado en Frankfurt. Y de la Eurocopa del 76, donde el obstáculo insalvable será en esta ocasión la RFA. No obstante, los responsables de la RFEF-primero Pérez-Payá y más tarde Pablo Porta-seguirán confiando en Kubala y le mantendrán en el cargo. De ese modo conseguiremos volver a estar presentes de nuevo en una gran cita internacional al lograr la clasificación para el Campeonato del Mundo a celebrar en Argentina en 1978, al superar esta vez a Yugoslavia tras un partido épico en Belgrado.

Sin embargo no nos irá nada bien en tierras argentinas, donde caeremos a las primeras de cambio, pero Laszi sigue hasta la siguiente Eurocopa, la de 1980, donde un nuevo fiasco ya va a ser demasiado, y pondrá fin a su dilatadísimo período como máximo responsable de nuestro fútbol a nivel de Selección. Inmediatamente va a aceptar una oferta de Josep Lluís Núñez-que en dos años de presidencia ya había quemado a tres entrenadores-y volverá a Can Barça, ya del todo perdonado por la gent blaugrana, para se hacerse cargo de una plantilla de ensueño en la que se reúnen futbolistas como Migueli, Alexanko, Simonsen, Schuster, Rexach, Quini, Krankl, Asensi o Lobo Carrasco.

Pero en su caso se va a volver a hacer realidad el viejo dicho de que «segundas partes no son buenas»-y eso que las primeras tampoco habían sido como para tirar voladores…-. Laszi va a permanecer únicamente en el cargo las nueve primeras jornadas de Liga, porque los resultados mandan, con el equipo mal clasificado en el campeonato y eliminado de la Copa de la UEFA tras una estrepitosa derrota en el «Camp Nou» ante el Colonia alemán por 0 a 4. Será reemplazado en el banquillo por un Helenio Herrera ya septuagenario, en la que constituirá su tercera y última etapa como técnico blaugrana. Protagonistas directos de aquellos hechos como Charly Rexach, que apuraba ya sus últimos meses en el Barça, señalarán el hecho de que Kubala era «demasiado buena persona», dando a entender que fue incapaz de gestionar correctamente un vestuario repleto de grandes jugadores pero difíciles de manejar.

Seleccionador en Arabia Saudí, a su regreso a España dirigirá brevemente al Real Murcia (13 partidos en la temporada 86-87), y al año siguiente al Málaga, club que conseguirá finalmente el ascenso a Primera División cuando él ya no ocupe su banquillo, y donde tuvo a sus órdenes a jugadores como Juanito y Esteban. En 1992 va a colaborar con su gran magisterio al triunfo de la Selección Olímpica Española en los juegos celebrados en Barcelona, y su último cometido como entrenador será dirigir brevemente a la Selección de Paraguay en 1995. Durante casi toda la década de los 90 presidiría también la Agrupación de Veteranos del Barça, que tan encomiable labor social realiza entre quienes un día fueron aclamados en el estadio, y después la vida les negó el éxito.

Ladislao Kubala Stecz va a fallecer el 17 de mayo de 2002, a punto de cumplir los 75 años, a causa de una enfermedad degenerativa cerebral. La capilla ardiente, por la que desfilaron miles de personas para dar su último adiós a quien tanto les hiciera disfrutar con su fútbol mágico, se instaló en la zona presidencial del «Camp Nou», y el féretro con sus restos mortales fue portado a hombros por ex jugadores tan ilustres como Alfredo Di Stefano, Gustau Biosca, Eduard Manchón, Estanislau Basora, Joan Segarra, Josep Bertomeu, Luís Suárez, Antoni Ramallets y Mariá Gonzalvo.Kubala204




Ladislao Kubala: Laszi en el banquillo. 1961-1963. Primera parte

Kubala01La “Era Miró” va ser muy breve, apenas seis meses. En efecto, y tal como se temía, Llaudet va a decapitar –metafóricamente hablando- a su primer técnico tras la debacle de «Mestalla», realizando una apuesta muy fuerte y arriesgada con su sustituto, que no va a ser otro que el mismísimo Ladislao Kubala, que a la sazón dirigía la “Escuela de Jugadores”, y cuyo apoyo durante el reciente proceso electoral había contribuido indudablemente a la victoria del empresario textil. Al principio Laszi opondrá reparos a la oferta del presidente (las responsabilidades de su nuevo cometido en el fútbol base, apenas estrenado, y por supuesto el hecho – bastante anómalo – de tener que pasar a dirigir a quienes tan sólo pocos meses atrás eran compañeros suyos), pero la insistencia de Llaudet, tan persuasivo como visceral, va a obligarle a aceptar su proposición. De modo que Kubala se dispone a entrenar por vez primera a sus nuevos pupilos-muchos de ellos,  repito, antiguos compañeros -el viernes 24 de octubre de 1961. Al filo de las once de la mañana, ataviado con pantalón largo negro y jersey blanco con cuello y puños encarnados, saltaba al terreno de juego del «Camp Nou» acompañado de los jugadores disponibles. Llaudet ya había presentado a su segundo técnico a la plantilla, en un sencillo acto celebrado en el vestuario del estadio, tras informarles del acuerdo tomado por la directiva blaugrana.

Kubala debuta en el banquillo barcelonista en el propio «Camp Nou» tan sólo dos días más tarde, ante el Elche, en un partido en el que los azulgranas pasaron muchos apuros para doblegar finalmente a los franjiverdes, que contraatacaron siempre con mucho peligro. 3 a 2 al final, con goles de Evaristo (2) y Pereda para los locales, mientras que Gargallo marcaba para los visitantes por partida doble. Esta fue la primera alineación de la nueva etapa: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Pais, Segarra; Zaballa, Zaldúa, Evaristo, Pereda y Vicente. Un equipo, como se puede observar, cuajado de jugadores fichados aquella misma temporada. Kubala parecía apostar por la savia joven

Finaliza la primera vuelta, tras un amistoso contra el Djurgardens sueco (4-1 en el «Camp Nou», con los suplentes habituales en liza y goles de Martínez, Szalay, Villaverde y el debutante Gasull), con la visita a Santander, donde el Barça le arranca un punto al Racing en un partido sin demasiado juego, marcando el tanto catalán Evaristo – que le seguía los pasos al zaragocista Seminario en la clasificación del “Pichichi”-. Este fue el equipo que actuó en los «Campos de Sport de El Sardinero»: Celdrán; Foncho, Rodri, Olivella; Segarra, Gracia; Villaverde, Kocsis, Evaristo, Pereda y Vicente. El balance, en el ecuador del campeonato, es francamente desalentador para el Barcelona, situado en cuarto lugar con 18 puntos, a ocho del Real Madrid, con 35 goles a favor – que no era un mal registro-, pero nada menos que 27 en contra (casi dos tantos encajados por partido). Quedaba ya meridianamente claro a aquellas alturas de la Liga que el objetivo era alcanzar el subcampeonato, que en caso de que los madridistas conquistasen su sexta Copa de Europa, le daría opción al Barça para jugar la máxima competición continental en la temporada siguiente. Por otra parte, la interinidad de Kubala va a prolongarse sine die, pues a esas alturas de la campaña resultaba ya muy difícil encontrar un técnico de garantías para que se hiciee cargo del banquilloPor estos días – concretamente el 9 de Diciembre de 1961 –la gran familia barcelonista se va a vestir de luto a consecuencia del trágico accidente de automóvil que le costará la vida a Josep María Barnils Vila, junto con sus padres (su secretaria fue la única superviviente), al precipitarse el coche en que viajaban al pantano de Oliana. Barnils había sido el fundador y editor de la revista “Barça”, aparecida justamente seis años atrás, a finales de 1955, y fue siempre un decidido partidario de la construcción del «Camp Nou», apoyando firmemente el proyecto de Miró-Sans. En el momento de su muerte continuaba dirigiendo el popular semanario, que a partir de entonces pasaría a manos de su hermano Carles. El acto del sepelio constituyó una impresionante y multitudinaria manifestación de duelo ciudadano.

El Barça va a dejar prácticamente sentenciada la segunda eliminatoria de la Copa de Ferias al golear al potente conjunto yugoeslavo del Dynamo de Zagreb por 5 a 1 en la Ciudad Condal, con una excelente actuación de Evaristo (tres goles). Completaron la “manita” Pereda y Kocsis, y este fue el once vencedor: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Pereda, Kocsis, Evaristo, Garay y Villaverde. Mal comienzo, en cambio, de la segunda vuelta liguera, pues el Barça cae por 1 a 0 en el «Sánchez Pizjuán» sevillano, e incluso ha ve ver como los hispalenses le relegan ya al quinto lugar de la tabla. El ex-madridista Mateos marcó el gol andaluz, y los azulgranas poco pudieron hacer ante la pujanza de los locales. Jugaron: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Pereda, Kocsis, Zaldúa, Garay y Villaverde. Sin embargo, y tal como se esperaba, el equipo seguía adelante en la competición ferial, tras hacer tablas – 2 a 2 – en su devolución de visita a Zagreb. Ambiente gélido en la capital croata, y tantos de Zaballa y Evaristo. Kubala puso en liza la siguiente alineación: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Pereda, Evaristo, Villaverde y Vicente.

TIEMPO DE CONSULTAS Y HOMENAJES

Kubala02El tradicional partido amistoso internacional de la matinal navideña será sustituido en esta ocasión por un torneo triangular en el que, junto al Barça, participan el Liegeois belga y el Pirmasens alemán. Se impone, lógicamente, el conjunto catalán, que vence a los belgas el día 24 por 5 a 2, y a los germanos por 4 a 1 en la festividad de San Esteban. Y el último día del año 61 va a tener lugar un acontecimiento de gran trascendencia para el futuro de la entidad. El dinámico Enric Llaudet convoca a todos los socios barcelonistas a una magna concentración en el campo de «Les Corts», con el propósito de recabar su opinión acerca de una hipotética venta del  terreno. En una mañana llena de discursos y actuaciones de las distintas secciones del Club (no faltó, incluso, un entrenamiento del primer equipo ante los ojos de millares de incondicionales), esta especie de referéndum culé, con urnas de por medio – algo insólito en el dictatorial y nada participativo panorama del fútbol español de entonces –  arrojará un claro pronunciamiento favorable a la venta de la vieja “Catedral”. Y aunque solamente una tercera parte de los 18.000 asistentes va a depositar su papeleta, Llaudet tomará buena nota del sentir de la masa social, e iniciará las oportunas gestiones  ante el Ayuntamiento de Barcelona, de cara al cambio de calificación de los terrenos, pasando de «equipamiento deportivo» a «zona urbanizable»

Y volviendo al fútbol, un día antes, el 30 de diciembre de 1961, va reanudarse la Liga en el «Camp Nou», con un partido contra la Real Sociedad. El Barça no tendrá piedad de los donostiarras, inmersos en las posiciones de cola, y les vencerá por un rotundo 5 a 0 (Kocsis 3, y Martínez 2), con este equipo: Pesudo; Foncho, Garay, Gracia; Segarra, Villaverde; Pereda, Kocsis, Martínez, Evaristo y Vicente. Y entre semana realizará una minigira por Grecia, que se salda con sendas victorias frente al AEK de Atenas (0 a 6) y el Olympiakos de Pireo (0 a 2). El Club necesita dinero fresco, y no escatima esfuerzos a sus jugadores. Pero estos demostrarán hallarse en buena forma al domingo siguiente, aunque el colista Tenerife – en su primera visita al coliseo azulgrana – nunca fue un enemigo de cuidado. 5 a 2 (Kocsis y Villaverde, ambos con dos tantos, y Pereda), y este once para iniciar el año 1962: Pesudo; Foncho, Garay, Gracia; Villaverde, Segarra; Pereda, Kocsis, Martínez, Evaristo y Vicente.

La del 10 de Enero va a ser una noche con mucho morbo en el «Camp Nou». El encuentro tiene carácter amistoso, pero significa el regreso de Helenio Herrera y Luís Suárez, ahora en las filas del Inter de Milán, a la que fuera su casa. El gallego actuará de nuevo ante su antiguo público, que no siempre le había tratado con justicia a pesar de su enorme clase, y el técnico se va a enfrentar ahora, a nivel de colegas, con Kubala, con quien tuviera sus más y sus menos en la última etapa de Laszi como futbolista. Muchos atractivos, pues, y una excelente entrada en el recinto barcelonista, con la consiguiente y jugosa recaudación. El Barça va a presentar de salida a: Pesudo; Rodri, Garay, Gracia; Villaverde, Segarra; Pereda, Kocsis, Evaristo, Marañón y Vicente (en la segunda mitad efectuaría numerosos cambios). Empate a uno en el primer tiempo, con sendos goles de falta materializados por Evaristo y Corso, y en la reanudación llegaría el tanto de la victoria local, obra de Zaballa al cabecear en plancha un servicio de Pereda. A destacar el pegajoso marcaje al que Marañón, teórico interior izquierdo, sometió a Luisito Suárez, impidiéndole brillar.

Y tras este amistoso, retorna la Liga con todo un clásico: Athletic de Bilbao-Barça en «San Mamés». Emoción, buen juego y fuerte pugna entre ambos equipos, con un Barça que a punto estuvo de empatar (3 a 2). Gracia, de penalty, y Segarra marcaron los goles de un conjunto azulgrana que formó con: Pesudo; Rodri, Garay, Gracia; Villaverde, Segarra; Zaballa, Kocsis, Evaristo, Marañón y Pereda. Después de esta jornada, la decimonovena, podía decirse ya que el Real Madrid tenía medio título en el bolsillo, puesto que aventajaba al segundo clasificado, el Atlético de Madrid, en siete puntos (que eran diez en el caso del Barça). Y precisamente ambos equipos, Real Madrid y Barça, habían de verse las caras al domingo siguiente en el «Camp Nou»

Gran expectación en el feudo azulgrana, aunque no va a ser un partido brillante, sacrificándose la calidad del espectáculo al férreo marcaje entre los dos conjuntos, destacando especialmente la vigilancia de Marañon sobre Luís Del Sol. Evaristo en dos ocasiones y Kocsis hicieron los goles locales, y Félix Ruíz  el de los blancos, en cuyas filas destacó el portero catalán y ex-españolista Vicente, que evitó la goleada con magníficas intervenciones. Kubala alineó a: Pesudo; Benítez, Garay, Gracia; Marañón, Segarra; Villaverde, Kocsis, Martínez, Evaristo y Pereda. El resultado metía nuevamente de lleno al Barça en la lucha por el subcampeonato, posición que adquiría mayor interés a medida que el Real Madrid iba superando eliminatorias de la Copa de Europa.

Pero la siguiente salida, precisamente ante un rival directo como el Zaragoza, no iba a ser nada positiva para los intereses barcelonistas, pese al gran juego desplegado por ambos cuadros. Benítez, en propia puerta, Seminario y Murillo marcaron por los maños, mientras que Villaverde y Pereda lo hacían por el Barcelona. En los banquillos se sentaban dos antiguos compañeros del legendario equipo de las Cinco Copas, César y Kubala. Este último presentó en «La Romareda» a: Pesudo; Rodri, Garay, Gracia; Marañón, Gensana; Pereda, Kocsis, Martínez, Benítez y Villaverde.

Vuelve la Copa, con una eliminatoria bastante sencilla sobre el papel, frente al Deportivo de La Coruña, entonces gallito de Segunda División. El primer partido se disputó en «Riazor», y pareció dejarlo ya todo  visto para sentencia, con un claro 1 a 3 favorable a los barcelonistas, con tantos de Pereda (2) y Zaldúa. Jugaron: Celdrán (Sadurní); Marañón, Rodri, Olivella; Vergés, Gensana; Szalay, Zaldúa, Martinez, Pereda y Vicente. Como puede verse, actuaron en la ciudad herculana unos cuantos jugadores nada habituales en las alineaciones de Kubala. Y el Barça va a deshacerse con facilidad del Real Oviedo en el siguiente compromiso liguero. 4 a 1 (Martínez, Kocsis, Villaverde y Pereda) y este once: Sadurní; Segarra, Garay, Gracia; Marañón, Gensana; Pereda Kocsis, Martínez, Villaverde y Vicente.

El 7 de febrero de 1962, en el «Camp Nou», el Barça rendirá un merecido aunque tardío homenaje a dos futbolistas que lo habían dado todo por el Club, Gustau Biosca y Mariá Gonzalvo, Gonzalvo III. La particularidad de tan emotivo encuentro reside en que ambos jugadores, en contra de lo que solía ser habitual en este tipo de eventos,  no van a vestirse de corto. La popular estrella cinematográfica Sara Montiel  realizará el saque de honor, y el rival será nada menos que el Campeón Intercontinental, el Peñarol de Montevideo, que vencerá por un contundente 0 a 3, vengándose de ese modo de su derrota ante el Barça  en el «Trofeo Carranza» del verano anterior. El Barça puso en liza a; Sadurní; Segarra, Gensana, Gracia; Vergés, Garay; Pereda, Zaldúa, Martínez, Villaverde y Vicente.

Bastante mejor resultado cosecharían los azulgrana al domingo siguiente, en Sevilla y frente al Betis, en un partido ganado por 3 a 2 después de ir perdiendo 2-0. Martínez (2) y Kocsis hicieron los goles de un equipo que formó con: Sadurní; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Garay; Pereda, Martínez, Kocsis, Villaverde y Vicente. Y en la jornada número 24 el Barça se encarama ya a la segunda posición, aprovechando los tropiezos de Zaragoza y Atlético de Madrid, merced a su victoria sobre Osasuna por 3 a 1 (Benítez, Garay y Villaverde). Estos fueron los vencedores de los navarros: Sadurní; Benítez, Gensana, Gracia; Verges, Garay; Zaballa, Pereda, Martínez, Kocsis y Villaverde. Pero antes se ha eliminado ya al Deportivo de La Coruña en la Copa con otro 3-1 en el «Camp Nou», tras un partido intrascendente. Los gallegos presentaron un equipo plagado de reservas, y sucumbieron merced a los goles de Vergés (2) y Martínez. El Barça, por su parte, formó con: Celdrán; Foncho, Rodri, Olivella; Vergés, Pais; Zaballa, Zaldúa, Martínez, Benítez y Szalay.

Dramático derbi en «Sarriá» la tarde del 25 de Febrero. Debido a la gran cantidad de lluvia caída sobre el terreno de juego, el césped estaba completamente encharcado, pero los azulgranas se adaptaron mejor a él que los blanquiazules, que se debatían al borde de los lugares de promoción. Martínez adelantó al Barça, Villaverde fue expulsado por agredir al durísimo Argilés, y Santos consiguió la igualada final. El Barça presentó a: Sadurní; Benítez, Gensana, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Vergés, Martínez, Evaristo y Villaverde.

Tras este encuentro, la expedición barcelonista se desplazó hasta tierras inglesas, para solventar frente al Sheffield Wednesday su nueva eliminatoria de Copa de Ferias. En el estadio de Hillsborough – años más tarde tristemente célebre por una avalancha que ocasionaría cerca de un centenar de  víctimas mortales en el transcurso de una semifinal de la F.A. Cup entre el Liverpool y el Nottingham Forest , el 14 de abril de 1989– los británicos van a imponerse por 3 a 2 (marcando por el Barça Villaverde y Evaristo). Jugaron: Celdrán; Benítez, Rodri, Gracia; Segarra, Garay; Pereda, Vergés, Evaristo, Kocsis y Villaverde.

El Barça, con la vista puesta en el segundo lugar, recibe en el «Camp Nou» a un Mallorca situado en la zona tibia. En un partido discreto va a vencer por un ajustado 3 a 2, siendo Martínez, Evaristo y Vergés los autores de los goles. Kubala alineó a: Sadurní; Benítez, Gensana, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Vergés, Martínez, Evaristo y Vicente. El sorprendente empate del Real Madrid en su propio terreno ante Osasuna, deja a los blancos a sólo cinco puntos de ventaja sobre un Barça que ya es segundo, beneficiándose también del tropiezo del Atlético de Madrid. Lástima que a la Liga ya sólo le restasen cuatro jornadas…

El martes 6 de Marzo de 1962 el Barça rinde un nuevo homenaje a otro de sus héroes, en esta oportunidad  nada menos que a Don Antoni Ramallets, retirado el verano anterior tras década y media defendiendo la portería del conjunto catalán. El rival es el Hamburgo, que tanta resistencia opusiera a los azulgranas un año atrás en la Copa de Europa. En los prolegómenos del encuentro, el Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, Camarada José Antonio Elola-Olaso, le impone al “Gato de Maracaná” la Medalla al Mérito Deportivo, la misma distinción que había recibido Ladislao Kubala hacía bien poco. El Barça va a ser reforzado para la ocasión por el valencianista Chicao y el peruano del Real Zaragoza Juan Seminario, el “Pichichi” de la Liga, que pudo haber vestido de azulgrana algunos años antes de no mediar una engorrosa duplicidad de firmas. Esta fue la última alineación del legendario guardameta en las filas del Barça de sus amores: Ramallets (Sadurní); Benítez, Gensana (Rodri), Chicao (Olivella), Segarra (Montesinos), Garay; Zaballa, Evaristo, Martínez, Seminario (Vicente) y Villaverde. Van a vencer los azulgranas por un rotundo 5 a 1, con tantos de Martínez, Evaristo, Pereda, Vicente y Vergés.

Crucial, por si las moscas, era el siguiente partido liguero, que enfrentaba en el «Metropolitano» madrileño  al Atleti y al Barça. Si el Real Madrid caía en Sarriá ante un Español muy necesitado de puntos, y los azulgranas vencían en el feudo colchonero, las distancias entre ambos se reducirían a tan sólo 3 puntos, aunque únicamente restarían ya tres jornadas por disputar. Pero de esta, la vigesimoséptima del calendario, van a salir madridistas y barcelonistas igual que estaban, ya que si bien los blancos no fueron capaces de pasar del empate en terreno blanquiazul, el Barça tampoco pudo derrotar a los rojiblancos en un partido jugado sobre un auténtico barrizal. Un tiempo para cada equipo, y goles de Jones y Segarra. Kubala alineó a los siguientes once futbolistas: Sadurní; Benítez, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Zaballa, Vergés, Martínez, Evaristo y Vicente.

Con el título ya prácticamente decidido a favor de los merengues, el Barça le da un buen zarpazo al subcampeonato al golear al Valencia por 4 a 0, mientras que el Atlético de Madrid sucumbía en «San Mamés». Muy flojos los levantinos, que eran igualados por los catalanes en el score particular. Tantos de Vergés, Martínez y Evaristo (2), y el siguiente equipo: Sadurní; Olivella, Gensana, Gracia; Segarra, Vergés; Zaballa, Kocsis, Martínez, Evaristo y Vicente.

Y por si existía aun alguna duda, el Barça afianza su segunda posición al vencer por vez primera al Elche en el difícil campo de «Altabix», por 2 goles a 1 (Martínez y Kocsis). El terreno de juego estaba convertido en una verdadera laguna-una constante en esta temporada-, pero aun así se vio buen fútbol en el feudo ilicitano. Actuaron  por los azulgranas: Sadurní; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Villaverde, Kocsis, Martínez, Vergés y Vicente.

Al miércoles siguiente el Barça se juega el ser o no ser en la Copa de Ferias ante el Sheffield Wednesday, que llegaba con un gol de ventaja del partido de ida. Sin embargo Evaristo y Kocsis van a dejar en la cuneta a los ingleses, que en todo momento constituyeron un serio adversario. Estos fueron los once hombres que llevaron al Barça hasta la semifinal: Sadurní; Benítez, Gensana, Garay; Vergés, Segarra; Pereda, Kocsis, Evaristo, Villaverde y Vicente.

Concluye la Liga 61-62 el domingo 1 de Abril en el «Camp Nou», con la visita de un Racing de Santander que lucha por eludir los puestos de cola. Pero los cántabros van a caer estrepitosamente ante un Barça muy inspirado de cara a la portería contraria. 8 a 0, nada menos, obra de Vicente (2), Kocsis (2), Martínez, Zaballa, Vergés y  Santamaría en su propia meta. Estos fueron los artífices de la mayor goleada de la temporada: Sadurní; Benítez, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Zaballa, Kocsis, Martínez, Villaverde y Vicente. Con este resultado, el histórico cuadro montañés caía a la promoción, que terminaría perdiendo ante el Málaga, con el consiguiente descenso de categoría.

El Real Madrid se proclamaba Campeón de Liga por segundo año consecutivo, aunque con unos registros netamente inferiores a los de la campaña anterior, pese a que nunca llegaría a ver en peligro su privilegiada posición (en la primera vuelta obtuvo ya 26 puntos sobre los 30 posibles, pero en la segunda tan sólo fue capaz de sumar 17). El Barça terminaba a tan sólo tres puntos de los blancos, y quedaba a la espera de lo que hicieran estos en la Copa de Europa. Los azulgranas habían salido vencedores en 18 ocasiones, empatando 4 y perdiendo 8 encuentros. Su poderío goleador era muy notable – 81 tantos-, pero los 46 tantos encajados constituían una cifra manifiestamente mejorable.

LA COPA, TAMPOCO

Kubala03Las esperanzas culés – aparte del probable triunfo merengue en la Copa de Europa-estaban depositadas ahora en el «Torneo del KO», que de entrada les enfrentaba a un rival muy asequible, el Basconia de Basauri, por más que el modesto cuadro vizcaíno hubiese logrado la proeza de eliminar previamente a todo un Atlético de Madrid, el campeón de las dos ediciones anteriores. Pero la eliminatoria ya quedó vista para sentencia en el campo de «Basoselay», pues los barcelonistas se impusieron allí por 0 a 2 (Zaldúa y Orive en propia puerta). Muchas novedades en la formación catalana, que estuvo compuesta por: Pesudo; Foncho, Garay, Olivella; Marañón, Vergés; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Pais y Szalay. A destacar que en las filas del conjunto vasco se alineaba como portero un espigado y jovencísimo futbolista llamado José Ángel Iríbar, cuyas buenas maneras no habían pasado desapercibidas para los técnicos catalanes, hasta el punto de interesarse por su contratación.

El encuentro de vuelta, ya del todo intrascendente, se jugó en el «Camp Nou» el día 8 de Abril, y va a significar un auténtico varapalo para el entusiasta cuadro basconista. Nada menos que diez goles, diez, le van a marcar los delanteros azulgranas al prometedor Iríbar, y ante un correctivo semejante va a enfriarse mucho el interés por su fichaje, aunque el cancerbero no fuese, ni muchísimo menos, el peor de su equipo. Szalay (3), Vergés (2), Zaldúa (2), Pereda (2) y Zaballa van a hacer los goles de un Barça que formó con: Pesudo; Foncho, Garay, Olivella; Marañón, Vergés; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Pais y Szalay.

El bombo va a deparar un enfrentamiento estelar para los cuartos de final de la «Copa de Su Excelencia el Generalísimo»: Real Madrid-Barcelona. Pero antes los de Kubala volarán hasta Milán, para devolverles a los interistas su visita amistosa del pasado mes de Enero. Se impondrán los negriazules por 1 a 0, en un partido que sirvió como aperitivo para el gran choque del domingo siguiente.

Ese día, 15 de Abril de 1962, el Barça va a saltar al césped del «Santiago Bernabéu» con los siguientes once jugadores: Sadurní; Benítez, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Villaverde, Kocsis, Martínez, Vergés y Vicente. Los precedentes eran negativos en la Liga (donde los azulgranas  no vencían a los blancos a domicilio desde la ya lejana temporada 48-49), pero no así en los torneos coperos, pues aun estaba reciente el 2 a 2 de la Copa de Europa de la campaña anterior, y todavía podía recordarse sin demasiado esfuerzo un claro 2 a 4 conseguido en la Copa del 59. Y en esta ocasión,  la fortuna va a sonreírle de nuevo al Barça, pues ganará por 0 a 1, merced a un solitario gol marcado en el minuto 72 del partido por el hispanoparaguayo Eulogio Martínez, culminando una rápida jugada de contraataque bien llevada entre Vicente y Kocsis. Los chicos de Kubala van a brillar a gran altura en todas sus líneas.

La excelente racha continúa tres días más tarde en Belgrado, donde los barcelonistas dan un paso de gigante hacia la final de la Copa de Ferias al derrotar al fuerte conjunto del Estrella Roja por 0 a 2 (Zaldúa y Pereda). Muchas novedades en la alineación titular, que estuvo compuesta por: Sadurní; Olivella, Rodri, Gracia; Marañón, Garay; Zaballa, Zaldúa, Evaristo, Villaverde y Pereda. Todo parecía indicar que la temporada podía cerrarse brillantemente con la consecución de algún título. Por lo pronto, un simple empate en el «Camp Nou» bastaría para dejar en la cuneta al todopoderoso Real Madrid…

Llueve sobre la Ciudad Condal, y se ven numerosos paraguas en las gradas del coliseo barcelonista cuando saltan a su mojado césped Real Madrid y Barça. Los de la Capital, conscientes de lo mucho que se juegan, salen dispuestos a remontar el resultado de la ida desde el pitido inicial, y se hacen con el mando del partido en la primera mitad, controlando el centro del campo, pero no van a conseguir perforar el marco contrario, ni tampoco los locales, pese a que ambos equipos gozarían de ocasiones para ello. Será en la reanudación cuando lleguen los goles y se desborde la emoción. En el minuto 65 el madridista Del Sol consigue el 0 a 1 e iguala la eliminatoria. Y a tan sólo seis minutos del final Puskas pone el 0 a 2, al rematar un excelente servicio de Gento. Parece que todo está ya perdido, pero Chús Pereda va a hacer el 1 a 2 un par de minutos más tarde, restableciendo la igualdad en el cómputo global. Una igualdad que tampoco durará mucho, pues en el último minuto es nuevamente Puskas el que bate a Sadurní, estableciendo el marcador que ya sería definitivo. Fue expulsado el madridista Felo, y el Barça se despidió de la Copa poniendo en danza este once: Sadurní; Benítez, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Pereda, Kocsis, Martínez, Villaverde y Vicente, mientras que los blancos formaban con: Araquistáin; Casado, Santamaría, Miera; Felo, Pachín; Tejada, Del Sol, Di Stefano, Puskas y Gento.

FINALISTAS EN LA COPA DE FERIAS, Y UNA GIRA MARATONIANA POR DOS CONTINENTES

Kubala04Eliminación amarga, como siempre ocurre ante el gran rival, en parte paliada por la brillante clasificación para la final de la Copa de Ferias, que se alcanza venciendo de nuevo al Estrella Roja de Belgrado, en esta ocasión por 4 goles a 1 (Zaldúa 2, Kocsis y Vicente), con este equipo: Pesudo; Foncho, Rodri, Olivella; Marañón, Garay; Zaballa, Zaldúa, Evaristo, Kocsis y Vicente. El otro finalista va a ser también un equipo español, el Valencia, en su primera participación europea. Y el hecho de que en el plazo de unas pocas semanas comience a disputarse el Campeonato del Mundo en Chile, propicia que ambos clubes se pongan de acuerdo para posponer la final a doble partido hasta los inicios de la temporada siguiente. A reseñar que el Barça va a aportar siete hombres a la expedición española que saldrá hacia el país andino: Sadurní, Rodri, Garay, Gracia, Vergés, Segarra y Eulogio Martínez.

Mas pese a ello, el equipo barcelonista   seguirá todavía en activo, con una larguísima lista de partidos amistosos que principiarán el 30 de Abril ante el Flamengo brasileño, y no concluirán hasta el 29 de julio, en San Salvador contra el FAS. El Barça va a arrancar su larguísima gira en Europa, con cuatro encuentros en Grecia (Olympiakos, AEK, Panathinaikos y Selección de Salónica), para pasar posteriormente a Bélgica, Francia e Italia, y cruzar “el Charco” el 1 de Julio , con un periplo que le llevará a Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia y El Salvador. Y mientras que en el Viejo Continente los resultados van a ser desiguales – con algunas derrotas frente a equipos teóricamente inferiores-, en el Nuevo el Barça va a salir invicto, empatando únicamente dos partidos: uno en Montevideo frente al Peñarol, Campeón sudamericano, y otro en Guayaquil ante su homónimo ecuatoriano. En tierras americanas el Barça podrá disponer ya de todos sus jugadores internacionales, a causa de la rápida eliminación del combinado español en la primera fase del Mundial chileno, así como también de sus nuevos fichajes.

Se trata, en este capítulo, de cuatro destacados futbolistas, dos de los cuales ya actuaban en nuestra competición doméstica: el delantero paraguayo del Elche Cayetano Ré, y el extremo izquierdo del RCD. Español Antoni Camps, cuyo equipo acababa de descender a Segunda División por primera vez en su historia. Los otros dos son el centrocampista belga Fernando Goywaerts, procedente del Brujas, y el extremo derecho uruguayo Luís Cubilla, una de las mayores figuras del fútbol sudamericano, que militaba en el Peñarol de Montevideo. Junto con ellos, van a gozar también de oportunidades un grupo de canteranos formado por Fusté, Celdrán y los hermanos Rifé, Llorenç y Joaquim. Y así finaliza la temporada 61-62, que pese a todos sus avatares no puede considerarse del todo perdida, ya que el equipo aun tenía la posibilidad de proclamarse Campeón de la Copa de Ferias en la aplazada final contra el Valencia, a celebrar en los primeros días de septiembre. La calidad de los nuevos refuerzos-capítulo este que incluso se incrementaría con alguna prestigiosa incorporación-hacía que la afición fuese moderadamente optimista de cara al inminente curso 62-63. Kubala, refrendado en el cargo,  no había conseguido todavía ningún título, cierto, pero la Directiva estaba contenta con su trabajo, y esperaba que este pudiera fructificar muy pronto.

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Lluís Miró: el primer técnico de la era Llaudet no se come los turrones (1961)

LluisMiro01En el particular argot de nuestro fútbol español, cuando un entrenador es cesado de su cargo en las primeras jornadas de Liga, o en todo caso antes de Navidades, se dice de él que «no llegó a comerse los turrones», en alusión al tradicional dulce que se consume por esas fechas. Tal decisión es síntoma de que las cosas ruedan mal, o al menos de que los objetivos propuestos a principios de curso están lejos de alcanzarse, y se tiene la esperanza de que el nuevo ocupante del banquillo pueda enderezar la situación. En el Barça, desde que se inició el Campeonato Nacional de Liga en la temporada 1928-29, con el advenimiento del profesionalismo, una contingencia semejante no había ocurrido nunca hasta 1961, aunque varios técnicos sí habían sido destituidos o dimitido antes de finalizar la temporada (Romá Forns en la 28-29, Patrick O´Connell en la 39-40, Ramón Guzmán en la 41-42, Enrique Fernández en la 49-50, Franz Platko en la 55-56 – una vez finalizada la competición y a falta de tan sólo un partido oficial para acabar la campaña -, Domenec Balmanya en la 57-58, Helenio Herrera en la 59-60 ¡tras proclamarse campeón!,  y Ljubisa Brocic justamente en la anterior, la 60-61. El «agraciado» con este dudoso honor va a ser un prestigioso entrenador catalán y antiguo portero del club, Lluís Miró Doñate

Entre el cúmulo de novedades que la temporada 1961-62 va a presentar en Can Barça, se hallaba el nuevo responsable de la primera plantilla profesional, Lluís Miró.  Va a nacer en la Ciudad Condal el 3 de marzo de 1913, y se inicia como guardameta en un clásico del fútbol barcelonés, la Unió Esportiva de Sants, donde militará entre los años 1930 y 1933. Luego pasará al Cartagena, mientras presta su servicio militar en la ciudad departamental, concretamente en la Marina, para integrarse dos años más tarde, en 1935, en el Real Murcia. Tras el final de la Guerra Civil, y a instancias de su «colega» Ramón Lloréns,  fichará por el Barça. Pero antes tendrá que comprar previamente su libertad al club pimentonero, que hacía valer sus derechos prebélicos y se negaba a concederle la baja sin alguna compensación. Miró va a abonar a los murcianos 3500 pesetas que tenía ahorradas, y podrá así firmar por el Barça, donde sólo cobraría 400 al mes, de modo que bien puede decirse que jugó gratis para los azulgranas durante 9 meses (así era entonces el nivel salarial del más popular de nuestros deportes, claro que  los españolitos de a pie de la inmediata Postguerra lo pasaban aun mucho peor…)

Al principio Miró – un portero del que se decía que tenía «la altura de Ricardo Zamora y la corpulencia de Platko» –  apenas interviene (tan sólo 2 partidos de Liga en la temporada 39-40), pues el titular es el veterano e internacional Nogués, pero poco a poco va entrando en el equipo titular (11 encuentros ligueros en la campaña 40-41), y al año siguiente ya puede considerársele como el propietario habitual del portal azulgrana, pues es alineado en 17 compromisos del Torneo de la Regularidad, así como en la Copa del Generalísimo de 1942, que el Barça va a conquistar brillantemente al vencer en la final al Athletic de Bilbao por 4 a 3 en partido celebrado en Madrid, donde los catalanes presentaron la siguiente alineación: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalench, Llácer; Sospedra, Escolá, Mariano Martin, Balmanya y Bravo (y siete días más tarde, en el mismo escenario, se imponen en partido de promoción al Real Murcia, el club de procedencia de Miro, por un concluyente 5 a 1, ahuyentando así el fantasma del descenso)

Su último curso como arquero blaugrana va a ser el 1942-43. En la Liga juega casi siempre (en 19 ocasiones), teniendo a Argila y Font como suplentes, pero en la Copa va a ser víctima destacada de uno de los más severos correctivos que ha sufrido el Barça en toda su historia, el 11 a 1 que le infligió el Real Madrid en el viejo «Chamartín», en la vuelta de las semifinales del «Torneo del KO» de 1943, en una aciaga tarde que la historiografía barcelonista considera como «la madre de todos los agravios» inferidos por el centralismo al club blaugrana, un partido sobre cuyas circunstancias, dentro y fuera del terreno de juego, se continúa especulando hoy en día, 73 años más tarde, cuando todos sus protagonistas en el bando culé – y me imagino que también en el merengue…- están ya muertos.

Alto, bien parecido, de facciones distinguidas, aristocráticas, unánimemente calificado como «elegante, educado y caballeroso», sus compañeros acostumbraban a gastarle con frecuencia inocentes bromas en los hoteles donde se alojaba el equipo, instigando a los botones para que reclamasen de viva voz al teléfono al «Señor Duque de Miró». En el terreno de juego imponía su aventajado físico, en un fútbol en el que a menudo participaban guardametas que frisaban el metro setenta, o incluso más bajos. Aun así, le tocó vivir una época de transición en la entidad azulgrana, caracterizada por un flojo rendimiento deportivo, encajando demasiados goles con la protección de únicamente un par de defensas, que para mayor «inri» casi nunca eran los mismos. Esa situación, no obstante, comenzó a revertirse cuando el Barça incorporó el novedoso sistema de la «WM», retrasando al medio Rosalench al centro de la zaga, con la misión de «secar» a los arietes rivales.

Aquel choque en la Capital, donde tuvo que recoger hasta en once ocasiones la pelota del interior de la portería encomendada a su custodia, supuso su despedida como jugador en activo. Un retiro tan prematuro (contaba solamente con 30 años de edad) se explica a causa de unas dolencias crónicas en la espalda, que ningún tratamiento médico de la época fue capaz de erradicar. De hecho, tuvo que jugar la final copera de 1942 infiltrado con dos inyecciones de novocaína. Su balance como guardameta del Barcelona puede resumirse en un total de 99 partidos disputados, en un período difícil y turbulento.

LluisMiro02ENTRENADOR DE PRESTIGIO

Resuelto a hacerse entrenador, primero obtendrá el título regional, y más tarde el nacional, en un cursillo celebrado en Burgos en 1950, teniendo como compañeros de promoción a otros dos hombres con pasado – y futuro – barcelonista, Balmanya y a Salvador Artigas. Y va a darse la curiosa circunstancia de que, debido a sus grandes conocimientos técnicos y tácticos, pasará de alumno a profesor de la Escuela de Preparadores. A pesar de contar con ofertas de clubes de categoría superior, prefiere iniciar su trayectoria profesional en los banquillos desde abajo y sin salir de Cataluña, en el Terrassa de Tercera División. Con los egreses cumplirá tres temporadas, y en 1952 se pasará a la vecina localidad de Sabadell para dirigir al cuadro arlequinado. En 1953 es contratado por el Real Valladolid, consolidado en la zona media de Primera División, donde vivirá tres campañas, hasta 1956, al frente de un equipo donde destacan jugadores como el guardameta Saso, los defensas internacionales Matito y Lesmes I, o los goleadores Domingo y Murillo.

Mientras dirige a los de Pucela, la Federación Española de Fútbol va a encargarle la preparación del equipo nacional de cara a un partido amistoso que se disputaría en tierras helvéticas. Había un comité seleccionador formado por Juan Touzón, Pablo Hernández Coronado, José Luís del Valle y Emilio Jiménez Millas, y el encuentro se celebró el 19 de junio de 1955 en Ginebra, con victoria de España sobre Suiza por 0 a 3. Los goles fueron marcados por Collar, Arieta y Maguregui, y esta fue la alineación del combinado hispano: Carmelo; Guillamón, Garay, Campanal II; Mauri, Maguregui; Arteche, Kubala, Arieta, Domenech y Collar. Llama la atención la presencia de seis jugadores del Athletic de Bilbao y de tres del Sevilla (ambos conjuntos habían disputado la final de Copa aquel mismo año, un par de semanas antes), así como la ausencia de futbolistas del Real Madrid y la convocatoria de un único barcelonista, Kubala.

Repetirá ese cometido en un par de ocasiones, con Guillermo Eizaguirre como seleccionador. La primera el 27 de noviembre de 1955, en el Dalymount Park de Dublin, donde se enfrentan – también con carácter amistoso, como entonces era la costumbre – los equipos de Irlanda y España, con empate a 2 final y el siguiente equipo: Carmelo; Guillamón, Garay, Campanal II; Mauri, Segarra; Miguel, Maguregui, Pahiño -autor de los dos tantos españoles-, Domenech (Arteche) y Collar. Tres días más tarde, en Wembley, España es goleada por Inglaterra (4 a 1), con este once: Carmelo; Segarra, Garay, Campanal II; Mauri, Maguregui; Miguel, Pérez-Payá, Arieta – que salvó el honor patrio batiendo al meta británico -, Domenech y Collar.

Avalado por su buena labor al frente de los del Pisuerga (incluso el Atlético de Madrid quiso llevárselo para el «Metropolitano», teniendo contrato en vigor con los blanquivioletas, pagando nada menos que un millón de pesetas de la época como fichaje, y la recaudación de un partido entre ambos clubes en el feudo rojiblanco), Miró va a ser contratado a continuación por un alicaído Valencia, en la esperanza de que su trabajo ayude a relanzar de nuevo al cuadro «che». En la ciudad del Turia se va a pasar dos años y medio, desde 1956 hasta mediados de la temporada 58-59, viviendo personalmente la gigantesca riada que en octubre de 1957 devastó la capital levantina. Son años, no obstante, muy grises para los de «Mestalla», con una plantilla en la que conviven jugadores jóvenes como Pesudo, Piquer, Quincoces, Mestre, Sendra, Sócrates, Iborra o Mañó, con veteranos de la talla de Pasieguito, Puchades, Fuertes o Seguí, y algunas incrustaciones foráneas (Walter, Machado, Joel…), así como el fugaz goleador Ricardo.

Mediada la campaña 58-59 cesa en el Valencia y  va a responder a la desesperada llamada de un Celta de Vigo que se iba derecho a Segunda. Llega a «Balaídos» en la jornada número 18, sustituyendo a Luís Casas «Pasarín», pero no puede evitar el descenso de un equipo que ya se había convertido en un clásico de la máxima categoría. Sin embargo su prestigio no había desaparecido de un plumazo, y ahora es el Sevilla el que solicita sus servicios, precisamente para cortar con la dinámica de un par de años de mala racha, en los que había compaginado una participación en la Copa de Europa y peligrosos coqueteos con el abismo, algo impensable para un histórico club que atesoraba una Liga, 2 Copas de España y el Torneo Nacional de 1939 en su sala de trofeos. El Sevilla de Lluís Miró no va a levantar ninguno, pero su nivel de juego y resultados mejorará ostensiblemente. En su defensa brillan dos internacionales,  Campanal (un superatleta) y el eficaz Valero, cuenta con una línea medular que devendría legendaria – Achúcarro-Ruiz Sosa – y un ataque repleto de jugadores talentosos, donde se dan cita los sudamericanos Agüero y Diéguez, el alicantino Antoniet, el gallego Rivera, el andaluz Loren, el burgalés Chús Pereda y el húngaro Tibor Szalay. La temporada 59-60 la finaliza el cuadro hispalense en cuarta posición, con triunfos tan sonados como el que consiguió sobre el Real Madrid (4 a 1, en un flamante aunque inconcluso «Sánchez Pizjuán»). No obstante va a saltar  del banquillo sevillista tras la vigesimotercera jornada de la Liga 60-61, con el equipo clasificado en décima posición, con tres negativos,

Sin embargo en esa misma temporada Miró había vuelto a la Selección Española como entrenador en dos partidos amistosos, y con el triunvirato formado por José Luís Costa, Ramón Gabilondo y José Luís Lasplazas en calidad de comité  seleccionador. El primero de ellos se va a disputar el 26 de octubre de 1960 en el londinense y legendario Estadio de Wembley, donde los nuestros caerán derrotados ante Inglaterra por 4 a 2. Jugaron aquel día: Ramallets; Marquitos, Santamaría, Gracia; Ruíz Sosa, Vergés; Mateos, Del Sol, Di Stefano, Luís Suárez y Gento, siendo autores de los dos goles españoles Del Sol y Suárez. El segundo compromiso se celebró sólo cuatro días más tarde, y va a tener como marco el Prater vienés, donde la Selección de Austria «se merendó» literalmente a la nuestra con un concluyente 3 a 0. Aquel día actuaron Ramallets (Araquistáin); Rivilla, Santamaría (Garay), Gracia; Ruíz Sosa, Del Sol; Pereda, Mateos (Chuzo), Di Stefano, Luís Suárez y Gento.

LluisMiro03AL FRENTE DE UN BARÇA RENOVADO

El Barça de Llaudet arranca con muchas caras nuevas. El dinero cobrado por el traspaso de Luís Suárez al Inter, en lugar de contribuir a enjugar la enorme deuda barcelonista, va a servir para agotar casi el mercado nacional. Del Sevilla vienen Jesús Pereda, un jugador que había militado incluso en las filas del Real Madrid, alcanzando la internacionalidad en el cuadro andaluz, y el húngaro Tibor Szalay, conocidos en el «Sánchez Pizjuán» como “el Ala del Miedo”; del Valladolid procede el navarro José Antonio Zaldúa,  un impetuoso ariete adolescente, del Racing de Santander el extremo derecha cántabro Pedro Zaballa, del Real Zaragoza el poderoso todoterreno uruguayo Julio César Benítez, del Valencia el prometedor cancerbero José Manuel Pesudo, presunto sucesor del gran Ramallets, del Celta de Vigo el centrocampista  Antonio Pais, de Canarias, en fin, el exterior izquierda de la Unión Deportiva Las Palmas Vicente González Sosa…Futbolistas todos ellos jóvenes y con mucho futuro por delante, que están llamados a tomar el relevo de unos ases con demasiado plomo ya en sus piernas. Así quedaba configurada la plantilla barcelonista para la nueva temporada 61-62: Pesudo, Sadurní, Celdrán, Benítez, Garay, Gracia, Rodri, Foncho, Olivella, Vergés, Segarra, Gensana, Pais, Marañón, Pereda, Zaballa, Kocsis, Eulogio Martínez, Evaristo, Vicente, Rifé I, Szalay, Zaldúa y Villaverde.

Y para dirigirlos, Llaudet va a contratar a Lluís Miró, antiguo jugador azulgrana veinte años atrás y cuyo último encuentro con el Barça había sido el tristemente célebre 11 a 1 ante el Real Madrid en el viejo «Chamartín», en la Copa del Generalísimo del 43. Y si Miró era el presente, Ladislao Kubala representaba el porvenir, colocado al frente de una flamante  “Escuela de Futbolistas”, donde se esperaba que se forjasen los nuevos valores,  llamados un día a revivir las glorias del Club. El nuevo presidente cumplía de ese modo  uno de sus compromisos electorales, confiando en que las doctas enseñanzas de un maestro tan cualificado como Laszi pudiesen  fructificar pronto en esplendorosas realidades.

El domingo 11 de junio, diversos medios informativos de la Ciudad Condal anunciaron que Lluís Miró sería el nuevo entrenador del Barcelona. La tarde anterior habían sido convocada en el local social de la entidad , y la impresión era que se les iba a comunicar una noticia de gran calado, como de hecho así fue: «nombrar entrenador del primer equipo profesional del Club a don Luís (sic) Miró Doñate, con efectividad a partir del día 1 de julio próximo». A continuación, el técnico catalán procedió a firmar el contrato que le ligaba al Barcelona.

También se anunció que, en aras a la obligada austeridad presupuestaria, el conjunto filial, el C.D. Condal, renunciaba a su plaza en la Segunda División del fútbol español, pasando a militar en el grupo catalán de Tercera, para de ese modo ahorrarse un buen pico en materia de desplazamientos. Igualmente se informó de otra renuncia. El  Barça no realizaría durante el verano una gira por distintos países sudamericanos, debido a la escasez de jugadores con contrato en vigor, y a que su caché tendría que ir forzosamente a la baja, puesto que el Barcelona no podría presentar en dicha gira al recién traspasado Luís Suárez ni a otros jugadores con «gancho»

El 1 de agosto de 1961 dan comienzo en el «Camp Nou» los entrenamientos de cara a la temporada 61-62. Pasadas las 10 de la mañana, y tras mostrarles Llaudet a los informadores el local donde hasta entonces estaba instalado un quirófano, y anunciarles que a partir de ese momento se convertiría en sala de prensa, van a saltar al terreno de juego los componentes  de la plantilla profesional barcelonista (con la única excepción de Zaballa, que cumplía su servicio militar en tierras africanas, en la lejana Sidi Ifni), con el presidente y el técnico a la cabeza, seguidos de directivos, periodistas y redactores gráficos. Así lo cuenta «El Mundo Deportivo»:

«Formando todos un amplio círculo – en el centro don Enrique Llaudet y el entrenador – y bajo un sol abrasador, volvió a tomar el uso de la palabra el presidente, a quien por cierto no se le puede pedir ni más claridad, sencillez y brevedad en la exposición de sus palabras o ideas.

Empezó presentándonos de una manera oficial al nuevo entrenador don Luís Miró, de quien dijo que se le había conferido los máximos poderes,  es decir, que su labor no se verá interferida ni por la Junta Directiva siquiera, a la vez que le pidió  fuera para los jugadores como un hermano mayor. Aludió luego a don Antonio Tamburini (fabricante textil de Sabadell y veterano directivo), de quien dijo será para los jugadores un padre mayor que premiará y castigará.

Subrayó que pretendía levantar al equipo del estado de postración en que había estado sumido en la temporada pasada y que al efecto la Junta Directiva velará porque en la plantilla reine la alegría y el optimismo.

– No esperamos – añadió –  frutos inmediatos de la labor que se va a iniciar. Que los edificios no se empiezan por los tejados sino por sus cimientos. Por eso recabo paciencia a todos, público, prensa. Y de una manera casi incidental dejó explotar la bomba de su desbordante barcelonismo: «quienes desde la grada nos silben no los consideramos barcelonistas»

Y terminó su parlamento recabando la ayuda de la prensa.

Tras intervenir brevemente el director de «El Mundo Deportivo», don José Luís Lasplazas (decano de los informadores deportivos barceloneses), serían presentadas las nuevas caras, y hacia las 10 y media se iniciaron los ejercicios físicos de la plantilla a las órdenes de Lluís Miró, anunciando este que en días sucesivos su ritmo iría aumentando, y para algunos jugadores habría doble sesión de entrenamiento. A título anecdótico, reseñemos que se anunció que iba a someterse a prueba a un futbolista turco llamado Seref, que ocupaba la posición de delantero (jugador que, obviamente, no se quedaría en la plantilla blaugrana)

Ya en plena pretemporada se lesiona Pereda, cuyo debut por  consiguiente habría de retrasarse, así como el del cántabro  Zaballa. El equipo se encuentra de este modo casi sin extremos, puesto que Coll se ha ido (al Valencia, junto con Ribelles y algunos millones, a cambio de Pesudo), Beitia pasa al Tenerife y Suco al Racing santanderino, mientras que el Barça deja marcharse también a Tejada y a Czibor. Ambos se unirán sin demora a los eternos rivales: el primero al Real Madrid, donde despachará una excelente temporada, aunque a la siguiente el fichaje del coruñés Amancio le relegará al banquillo, y el genial “Pájaro Loco” al Español, por el que va a pasar con más pena que gloria en una campaña aciaga para los de Sarriá, que por vez primera darán con sus huesos en la Segunda División.

Dentro de la preparación para una campaña de la que la afición espera mucho – como siempre -, el Barça se desplaza a Cádiz, invitado nuevamente a tomar parte en el prestigioso Trofeo «Carranza», entonces todo un acontecimiento futbolístico. En el primer partido elimina al River Plate argentino, que cuenta en sus filas con el español y ex – sevillista Pepillo, cedido por el Real Madrid a los porteños. En la final, el triunfo sonríe de nuevo a los colores azulgranas. El rival es nada menos que el Peñarol de Montevideo, uno de los mejores cuadros sudamericanos, donde militaba un extremo derecha que muy pronto llamaría la atención de los responsables barcelonistas, Luís Cubilla. Dos goles de Kocsis acercan el preciado galardón gaditano a Barcelona, y quedan para la historia los nombres de los vencedores: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Segarra (Vergés), Gensana; Martínez, Kocsis, Evaristo, Villaverde (Garay) y Zaldúa.

En el marco incomparable de un «Camp Nou»  lleno a rebosar para rendir un merecido homenaje a Kubala, los triunfadores de la “Tacita de Plata” posan junto al primer “Carranza” conquistado por el Barça. Luego – blaugranas por una noche – se les unirán los merengues Ferenc Puskas y Alfredo Di Stefano, que no han querido perderse la despedida de su gran amigo, aunque rival, Laszi. El encuentro, como es natural, resulta de lo más emotivo y el resultado va a ser  lo de menos, aunque aquel Barça de auténtico superlujo se impuso por 4 goles a 3 al Stade de Reims francés, con dos tantos de Puskas, otro de Di Stefano y uno de Benítez, el joven talento charrúa que conjugaba al cincuenta por ciento potencia y clase. Esta fue la última alineación barcelonista del crack cuyo maravilloso juego había dejado pequeño «Les Corts» y obligado a la construcción de aquel moderno y grandioso recinto: Ramallets; Foncho, Rodri, Gracia; Segarra, Benítez; Szalay, Kubala, Di Stefano, Puskas y Zaldúa (con numerosos cambios tras el descanso)

La Liga 61-62 calienta ya motores. El día 3 de Septiembre se abren de nuevo las puertas del Estadio en partido nocturno, con la presencia del Sevilla. El encuentro no pasa de discreto, con un tiempo para cada equipo y un marcador final de 3 a 2 a favor de los propietarios del terreno. Kocsis (2) y Eulogio Martínez hacen los goles locales, y Miró va a presentar la siguiente alineación: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Benítez, Gensana; Zaldúa, Evaristo, Martínez, Kocsis y Villaverde. Como puede observarse, predominaba aun la veteranía en la formación titular.

Primera salida, y primera decepción de la temporada. En «Atocha», la Real Sociedad vence por 2 a 1 al Barcelona, en un encuentro donde Julio César Benítez va a conocer también la primera de sus varias expulsiones vistiendo la zamarra azulgrana. Estos fueron los once derrotados en el feudo donostiarra: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Szalay, Evaristo, Zaldúa, Benítez y Villaverde. Pero no hay tiempo para lamentaciones, pues el Barça debe viajar inmediatamente hasta Berlín, para iniciar su ya tradicional participación en la Copa de Ciudades en Feria, y el choque se salda con una derrota mínima por 1-0 y este equipo puesto en liza en la antigua capital germana: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Zaldúa, Kocsis, Evaristo, País y Villaverde. Y un nuevo desplazamiento liguero, esta vez al terreno del recién ascendido Tenerife, entrenado por un viejo conocido de la afición barcelonista, el yugoeslavo Ljubisa Brocic. Aquí sí que el Barça va a imponer su neta superioridad, y se lleva los dos puntos. Marcaron Evaristo, en dos ocasiones, y Kocsis, y este fue el once azulgrana: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Zaldúa, Kocsis, Evaristo, Pais y Villaverde.

Y al domingo siguiente, en el «Camp Nou», todo un clásico, el Athletic de Bilbao, por más que se encontrase en horas bajas, con los antaño fieros leones muy capitidisminuidos. El gran aliciente del partido lo constituye la presentación del extremo montañés Zaballa, por fin libre de sus deberes militares. Y el muchacho va a cumplir a plena satisfacción. Sus fulgurantes internadas por la banda derecha, culminadas con letales asistencias, levantarán al público de sus asientos, y le  harán pensar que ya se ha encontrado sucesor para el legendario Estanislau Basora, retirado tres años antes. Vence el Barça 4-2, con tres dianas del brasileño Evaristo y una del uruguayo Villaverde, y queda para la historia el primer once blaugrana del buen exterior de Castro Urdiales: Pesudo; Foncho, Rodri, Gracia; Pais, Gensana; Zaballa, Kocsis, Evaristo, Zaldúa y Villaverde. En la clasificación, el Real Madrid es líder con 8 puntos – cuatro victorias de cuatro partidos – y el Barça marcha tercero con 6, pero al domingo siguiente ambos conjuntos tendrían que verse las caras en el «Santiago Bernabeu»

Es el partido grande de la quinta jornada, el día 1 de octubre de 1961 (justo la fecha en la que se cumplen 25 años de la proclamación del General Franco como “Caudillo”, en plena Guerra Civil), y los blancos van a salir vencedores por 2 a 0 en un encuentro jugado de poder a poder. Mucha emoción, y superioridad de cada equipo en un tiempo, más acusada la del Madrid en la primera mitad. Puskas y Del Sol fueron los autores de los tantos merengues, y el árbitro vizcaíno Gardeazábal  – según la versión culé –  “se comió”  un claro penalty en el área madridista con 1-0 en el marcador. Estos fueron los once futbolistas que  utilizó Luís Miró: Pesudo; Foncho, Gensana, Gracia; Pais, Garay; Zaballa, Zaldúa, Martínez, Villaverde y Pereda, que de ese modo hacía también su debut con el Barça.

Con este resultado, la Liga comienza a ponérseles cuesta arriba a las huestes azulgranas, que ven distanciarse a su máximo rival ya a cuatro puntos. Que se convertirán en cinco al término de la siguiente jornada, pues si bien el Real Madrid logra su sexta victoria consecutiva en «San Mamés», el Barça no puede pasar del empate en el «Camp Nou» ante el Zaragoza de César Rodríguez (que aun pudo conseguir un resultado mejor si no llega a desperdiciar un penalty a su favor). Los aragoneses causaron muy buena impresión, y anotaron los goles Vicente para el Barça y Marcelino para los de «La Romareda». Este fue el equipo barcelonista: Pesudo; Foncho, Gensana, Gracia; Marañón, Garay; Pereda, Evaristo, Martínez, Kocsis y Vicente.

Mal pintaba el Torneo de la Regularidad, pero al menos el Barça había podido superar con holgura su primera eliminatoria ferial el miércoles anterior, al imponerse a la Selección de Berlín por un claro 3 a 0 (Evaristo 2, y Zaldúa), en un partido en el que el jovencísimo ariete navarro, lesionado, marcó el clásico “gol del cojo”. Jugaron, y se clasificaron, los siguientes hombres: Pesudo; Foncho, Gensana, Gracia; Pais, Garay; Zaballa, Zaldúa, Evaristo, Kocsis y Vicente.

Un Barcelona en baja forma iba sin embargo a triunfar con facilidad en Oviedo, donde los asturianos, colistas, dejaron mucho que desear. Marcaron Villaverde y Garay, y este fue el once barcelonista en el “Carlos Tartiere”: Pesudo; Benítez – que regresaba a la formación titular, una vez cumplida su sanción -, Gensana, Gracia; Marañón, Garay; Zaballa, Pereda, Evaristo, Villaverde y Vicente. El Barça continuaba a cinco puntos del Real Madrid, pero al siguiente domingo  pareció despertar de su letargo al destrozar en la Ciudad Condal al Betis de los Daucik, padre e hijo, por un concluyente 6 a 1 (Villaverde 3, Evaristo 2, Kocsis y Ansola para los verdiblancos). Miró alineó a: Pesudo; Benítez, Rodri, Gracia; Segarra, Garay; Zaballa, Kocsis, Evaristo, Villaverde y Pereda.

Pero el equipo volvió a las andadas una semana más tarde en Pamplona, siendo frenado por un Osasuna muy luchador. Serena (2) y Sabino marcaron por los navarros, mientras que Benítez lo hacía por el Barça. Jugaron en “San Juan” : Pesudo (Celdrán); Rodri, Gensana, Gracia; Segarra, Benítez; Zaballa, Kocsis, Evaristo, Villaverde y Pereda. Con los rojillos se alineó una gran promesa barcelonista, Fusté, cedido por segundo año consecutivo al cuadro pamplonica.

En la décima jornada van a enfrentarse nuevamente los eternos rivales barceloneses en el «Camp Nou». El Español, con un equipo cuajado de ilustres veteranos como Gordejuela, Rial o Czibor, no atravesaba por su mejor momento, ni muchísimo menos, y tampoco el Barça podía permitirse volver a perder puntos en su estadio. La emoción, pues, estaba servida. Pero ambos conjuntos van a ofrecer un espectáculo muy mediocre, que se acabó decantando a favor de los locales merced a dos goles de Benítez y Vergés. Jugaron aquel derbi: Pesudo; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Pais; Pereda, Kocsis, Evaristo, Benítez y Szalay.

Con un tercio   del campeonato ya consumido, el panorama no parecía demasiado halagüeño para el Barça, tercero a 5 puntos de un Real Madrid que solamente había perdido un partido hasta la fecha, y encajado únicamente cuatro tantos (por 14 el Barcelona), pero el siguiente compromiso no puede ir peor para los intereses blaugranas, ya que los pupilos de Miró van a salir derrotados del «Luís Sitjar» mallorquín por 3 a 1. Evaristo hizo el único gol catalán, y Benítez sufrió una nueva expulsión. Los protagonistas de este frustrado desplazamiento a tierras baleares fueron: Pesudo; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Pais; Pereda, Zaldúa, Evaristo, Benítez y Vicente. El Madrid se escapa ya a 7 puntos de distancia, y Atlético de Madrid y Zaragoza superan también a los azulgranas. Por cierto, que en las filas de los maños estaba destacando la facilidad goleadora de un delantero peruano llamado Juan Seminario, el mismo jugador al que unos problemas burocráticos  (una duplicidad de firmas) habían impedido fichar por el Barça un par de años atrás, y que ahora – formando parte de la “Operación Benítez” –  ya se alineaba de pleno derecho con el cuadro de la Ciudad del Ebro, encabezando la clasificación del Trofeo “Pichichi”.

El partido más atractivo de la duodécima jornada van a disputarlo en el «Camp Nou» Barcelona y Atlético de Madrid. Empezarán marcando los «colchoneros» por mediación del angoleño Mendonça, un auténtico superclase, pero el tanto visitante espoleó a los de casa, y Evaristo (en tres ocasiones) Pereda y Zaldúa acabarán por golear a los madrileños. El Barça presentó la siguiente alineación: Pesudo; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Pereda, Zaldúa, Evaristo, Pais y Vicente.

Parón de la Liga con motivo de un encuentro de la Selección Española contra la de Marruecos, valedero para la fase previa del Campeonato del Mundo a celebrarse en Chile en 1962. El Barça lo aprovecha para disputar un par de amistosos en su estadio. En el primero de ellos empata a dos con el Niza, en un encuentro donde hizo su presentación un joven interior nacido en el barrio del Poble Nou, surgido de las filas del histórico Júpiter y llamado Joaquim Rifé, o Rifé II, ya que el mayor de la saga era su hermano Llorenç, que en aquel momento formaba parte de   la plantilla barcelonista, en calidad de  defensa central. El segundo amistoso le enfrenta al cuadro sueco del Orgrytte, y se saldó con un resultado de verdadero escándalo, 7 a 4 a favor del Barcelona. Villaverde y Zaldúa (dos goles cada uno), Benítez, Evaristo y Szalay fueron los autores de los tantos de un choque en el que el público se divirtió de lo lindo con la auténtica salsa del fútbol.

GOLEADA EN «MESTALLA» Y CRISIS EN CAN BARÇA

La Liga se reanuda el domingo 19 de Noviembre de 1961 con otra salida complicada, en este caso a Valencia. Y el campo de «Mestalla» va a ser testigo en esta ocasión de una auténtica debacle barcelonista. Memorable tarde de los “chés”, dirigidos por «Mingu» Balmanya, con una delantera en vena de aciertos que desarbolará por completo a la zaga catalana. Sendra y el brasileño Recamán van a ser los auténticos motores de un equipo que le pasará literalmente por encima a los azulgranas. Ficha, Waldo (4) y el ex – barcelonista Ribelles al transformar un penalty, marcaron por los locales, mientras que Evaristo y Villaverde lo hacían por el Barça, que presentó a Pesudo; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Pais; Zaballa, Zaldúa, Evaristo, Villaverde y Pereda. El Real Madrid estaba ya a 9 puntos, una distancia prácticamente insalvable, y la Liga bien podía darse  por perdida.

Finalizado el partido de «Mestalla», Luís Miró va a hacer unas durísimas declaraciones, poniendo incluso en duda la vergüenza profesional de sus jugadores. Según cuenta el diario  «El Mundo Deportivo» en su edición del lunes 20 de noviembre de 1961, Miró, tras el varapalo y ante un grupo de informadores, manifestó el gran disgusto que le habían producido los seis goles encajados por el Barcelona, y a la pregunta de la prensa acerca de a qué atribuía el resultado, no se va a recatar en mostrar su indignación:

«A que el Barcelona ha jugado poco y el Valencia ha estado sensacional en todos los aspectos. Yo no esperaba un partido así de mis jugadores. No lo podía esperar sobre todo después de su gran victoria sobre el Atlético de Madrid. El resultado de esta tarde puede ser algo circunstancial, un accidente del partido, pero no la forma como han actuado los jugadores del Barcelona que no pusieron nunca nada ante el Valencia de hoy, que ha jugado mucho y ha gustado más. No comprendo como han podido jugar tan mal…siendo los mismos que de forma tan brillante actuaron en el último partido. Yo que acostumbro a ser comprensivo otras veces, en esta ocasión debo manifestarme con toda claridad, aunque a  algunos les parezca muy crudas mis impresiones.

Preguntado Lluís Miró  por si el hecho de encajar dos goles casi seguidos (se referían al 1-0 y al 2-0, marcados por los valencianistas en cuestión de un minuto, algo que volverían a hacer en las postrimerías del segundo tiempo con el 5-2 y el 6-2) pudo  influir en la actuación del Barcelona, esto fue lo que respondió el técnico catalán:

» No hay razón que justifiqué una derrota así. Y en cuanto al Valencia le diré que esta tarde ha estado estupendo no solo de juego y en velocidad sino, también, en su sentido de la anticipación»

Una vez más, una fuerte marejada azotaba  Can Barça, y se esperaban movimientos de manera inminente. La cabeza del propio Miró pendía de un hilo, y se sospechaba  que Llaudet podía destituirle en cuestión de horas. El miércoles 22 se va a celebrar en el Camp Nou un inoportuno amistoso, que en mejores circunstancias  podría haber servido de pequeña revancha ante el verdugo del Barça en la final de Berna, el Benfica, pero que en esta delicada coyuntura pasaba a un segundo plano, sepultado entre un mar de rumores. Miró se va a sentar todavía en el banquillo, y será testigo de cómo catalanes y portugueses – en los que ya se alineaba Eusebio, la “Perla Negra” mozambiqueña – hacían tablas (1 a 1)

En la edición de «El Mundo Deportivo» correspondiente  al 23 de noviembre se va a informar que, sobre las 8 de la noche del día anterior, una emisora de radio local va a lanzar al éter la noticia de que Miró había presentado su dimisión, lo cual correrá como un reguero de pólvora, hasta al punto de que a la finalización del encuentro entre el Barça y el Benfica una auténtica avalancha de informadores acribillará a preguntas al propio técnico, que lo desmentirá, añadiendo su total ignorancia sobre el tema. Pero ya  se sabe que muy a menudo el rumor es tan sólo la antesala de la noticia, y un día más tarde, el viernes 24 de noviembre de 1961, el mismo «El Mundo Deportivo»  llevará en su primera plana la siguiente información:

«Miro ya no es entrenador del Barcelona. Kubala lo será a título interino»

Y la ampliaba en su segunda página mediante una nota oficial del propio Club de Futbol Barcelona, añadiendo que  Kubala tomaría posesión de su cargo esa mañana. Este es el texto completo del comunicado de la directiva azulgrana, fechado en la Ciudad Condal el 23 de noviembre de 1961:

«En reunión celebrada en el día de hoy, el Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona adoptó, entre otros, los siguientes acuerdos:

a) Aceptar la dimisión presentada por el entrenador don Luís Miró

b) Que, con carácter interino, asuma las funciones de entrenador del equipo el actual director técnico don Ladislao Kubala.

c) Imponer severa amonestación y multa a todos los jugadores de la plantilla que actuaron el pasado domingo en Valencia, por su injustificada falta de interés y rendimiento»

El propio «El Mundo Deportivo» apostilla esta información con la siguiente nota de redacción:

«En realidad, por nuestra parte, no sabemos si sería más apropiado calificar el escrito que antecede de nota oficial de la Directiva del Barcelona o bien como confirmación a una noticia propalada por una emisora local al atardecer del pasado miércoles, tras haberse demostrado palpablemente hasta qué punto estaba en lo cierto el comentarista radiofónico sobre una decisión que, todavía, no había acordado la Junta Directiva del Barcelona, en la reunión de anoche. Por otra parte ha de sorprender aun más al lector que el propio presidente del Barcelona, don Enrique Llaudet y el entrenador don Luis Miró, no se recatasen en manifestar tras el partido jugado recientemente contra el Benfica que, los hechos no fundamentaban el rumor que por entonces circulaba. Una vez más, sin embargo, ha quedado demostrado que no todos los sectores de información gozan, como mínimo, de un trato de igualdad por parte de quienes, por sus cargos, deberían otorgarlo, pese a que oficialmente se pretenda respaldar sus decisiones con el refrendo de una Junta Directiva reunida con carácter extraordinario»

Y sigue en la misma página otra información encabezada por la frase «El suspense fue largo. Sigo siendo entrenador del Barcelona» pronunciada por Luís Miró a las 10 de aquella intensa noche. Esto es lo que contaba «El Mundo Deportivo»: «Durante la espera de la nota oficial que nos facilitó el C. de F. Barcelona, de resultas de la reunión extraordinaria que celebró su Consejo Directivo en dos sesiones (la primera se prolongó hasta las veintidós horas en el local social de la entidad, y la segunda muy avanzada la madrugada de hoy, en otro lugar de la ciudad) en el intervalo de ambas, el entrenador señor Miró, justamente al salir de la primera, comunicó visiblemente emocionado a los informadores que aguardaban el resultado de aquella, que no había dimitido de su cargo y que, hasta aquel momento, continuaba siendo el entrenador del club. Añadiendo, que después de cenar volverían a reunirse y se facilitaría una nota explicativa de la situación»

Y apostilla EMD, con evidente ironía:

«Parece ser que los humores de la digestión de la cena llevaron al ánimo de directivos y técnicos a dar un cambio radical a la situación existente pocas horas antes»

El sábado 25 de noviembre, el medio ya tantas veces citado publica en su primera página la siguiente información:

«D. Enrique Llaudet posesionó ayer a Kubala en el cargo de entrenador interino del C. de F. Barcelona», acompañando su titular con una fotografía en la que aparecía Llaudet presentando el nuevo técnico a una plantilla que en su mayoría había sido compañera suya tan sólo unos meses antes.  El relevo en la dirección técnica del equipo merecía también el siguiente comentario:

«Una etapa termina y otra se inicia en la dirección técnica del C. de F. Barcelona. La dimisión de Luís Miró, obligó a la directiva del club azulgrana a suplir su vacante y para ello determinó que fuera Ladislao Kubala quien, al menos por el momento, ocupara el cargo de entrenador. En el gráfico vemos al presidente, don Enrique Llaudet, acompañado de varios directivos, en el momento de informar a los jugadores de la plantilla, del acuerdo tomado por la directiva»

Ladislao Kubala, a la sazón al frente de la neonata «Escuela de Futbolistas» y cuyo apoyo durante el reciente período electoral había contribuido indudablemente a la victoria del empresario textil, dejará ese puesto a regañadientes, oponiendo reparos a la oferta del presidente (las responsabilidades de su nuevo cometido, apenas estrenado, y el hecho, bastante anómalo, de tener que pasar a dirigir a quienes tan sólo cinco meses atrás eran compañeros suyos de vestuario y alineación), pero al final la insistencia de Llaudet va a obligarle a aceptar su proposición, en cumplimiento de una de las cláusulas de su contrato – que preveía dicha contingencia – , y se hará cargo del primer equipo de manera provisional, hasta que se encuentre un nuevo técnico. Laszi saltará al «Camp Nou» para dirigir su primer entrenamiento a las 11 de la mañana del viernes 24 de noviembre.

La labor de Luís Miró en su breve etapa como entrenador barcelonista puede resumirse en las siguientes cifras: 15 partidos oficiales dirigidos, con un balance de 8 victorias, 1 empate y 6 derrotas. El equipo había marcado a sus órdenes 34 goles, encajando 25. El porcentaje de triunfos conseguidos bajo su batuta era del 53,33 %. Su mayor logro había estribado en la conquista del Trofeo «Carranza» (el primero de los torneos veraniegos gaditanos que el Barça se adjudicaba), así como en la superación de la primera eliminatoria de la Copa de Ferias, dejando en la cuneta  a la Selección de Berlín. En el momento de su cese el equipo ocupaba la cuarta posición de la tabla, con 15 puntos y 3 positivos, a nueve del líder, el Real Madrid.

LluisMiro04MIRÓ LEJOS DEL «CAMP NOU»

Su medio año escaso al frente del conjunto blaugrana, a pesar de que su «dimisión»  se había producido aun no alcanzado el ecuador de la Liga, va a acrecentar el prestigio de Miró como técnico, propiciando su marcha al extranjero. Trabajará primero en Francia, dirigiendo al Olympique de Marsella, en 1962-63, y al curso siguiente, la temporada 1963-64, pasa a Italia una vez ya iniciada la competición (en la undécima jornada), para hacerse cargo de una AS Roma que atravesaba por una pésima racha, hundida en los últimos lugares de la clasificación. Conseguirá superar la crisis, situando a los giallorossi fuera de peligro, pero sus desavenencias con el presidente de la entidad romanista precipitarán su salida del Calcio. En el Olímpico va a tener a sus órdenes a futbolistas tan destacados como Cudicini, Malatrasi, Sormani (los tres campeones de Europa con el Milan en 1969), De Sisti, Manfredini o el «as» argentino Angelillo.

De regreso a España, en 1965  recibe la llamada del C.D.Málaga, que acababa de ascender de nuevo a Primera División, de la mano de su viejo amigo Domenec Balmanya. «Mingu» va a fichar por el Atlético de Madrid (al que haría Campeón de Liga en la campaña 65-66, por quinta vez en su historia, y quince años después de su último entorchado con Helenio Herrera), y Miró le sustituirá en el banquillo del club de «La Rosaleda». A su lado va a tener a algunos ilustres veteranos tales como Piquer, Garay, Pepillo – los tres apurando sus últimos días de futbolistas – o el marroquí Abdallah Ben Barek, junto con los Américo, Montero, Arias, Vallejo, Benítez, Martínez, Aragón, Otiñano, Ficha o un jovencito nacido en Melilla y llamado Pedro Berruezo.

Sin embargo no conseguirá consolidar a los malacitanos en la máxima categoría, que estos finalmente van a perder al ser batidos en la promoción por sus vecinos y eternos rivales del Granada. Esta va a ser su última experiencia como preparador en activo. A continuación va a presidir el Colegio Catalán de Entrenadores, a cuyo frente permanecerá por espacio de tres años, y en 1970 abandona definitivamente el veleidoso mundo del fútbol para consagrarse a sus negocios particulares (poseía un hotel en pleno Eixample barcelonés, en sociedad con su antiguo compañero de equipo y gran amigo Balmanya). Fallece en Barcelona, la misma ciudad que le vio nacer, el 15 de septiembre de 1991, con 78 años de edad.




Enrique Orizaola: casi un campeón de Europa (1961)

EnriqueOrizaola01Nunca fue una estrella, ni en los terrenos de juego (su carrera transcurrió entre la Segunda y la Tercera División, y sin salir de su región natal) ni en los banquillos, aunque siempre ejerció como un gran profesional, y las circunstancias le permitieron sentarse en uno de los más prestigiosos y difíciles del fútbol europeo, el del Barça de principios de los años 60 del pasado siglo, coincidiendo con el final de un ciclo victorioso para el club blaugrana, y allí a punto estuvo de hacer historia, convirtiéndose en el primer entrenador barcelonista en conquistar una Copa de Europa, pero el Benfica de Lisboa y unos postes de sección cuadrada se lo impidieron, y finalmente ese honor recaería en Johan Cruyff, tres décadas más tarde, en 1992, en el londinense y legendario estadio de Wembley, y ante la Sampdoria genovesa.

Enrique Orizaola Velázquez nació en Peñacastillo, al lado mismo de Santander, un 26 de marzo de 1922. Por la edad, casi pudo ser soldado en la Guerra Civil, en aquella llamada «Quinta del biberón», pero afortunadamente para él, encauzó su vida muy pronto detrás de un balón. En 1941 va a comenzar a jugar en el principal equipo de su tierra, el Racing, entonces denominado oficialmente «Real Santander» porque el primer franquismo abominaba de los términos extranjerizantes en aquel difícil período de la «No beligerancia». Con los de «El Sardinero» estuvo siete temporadas, moviéndose entre Segunda y Tercera, en la que fue una de las peores décadas – sino la que más – del conjunto montañés, aunque al final tanto sufrimiento tuvo recompensa. Orizaola ocupaba posiciones del centro del campo en adelante, y las estadísticas nos cuentan que llegó a jugar 126 partidos, marcando una quincena de goles.

En 1948 fichó por la otra entidad señera del fútbol cántabro, la Real Sociedad Gimnástica de Torrelavega, la Gimnástica para entendernos. Con los de «El Malecón» permaneció por espacio de tres temporadas, la primera de ellas en Tercera, y las dos restantes en la Categoría de Plata. En la campaña 49-50 a punto estuvo de ascender a la División de Honor con los blanquiazules, que finalmente se deshincharon, clasificándose en quinto lugar, pero antes se dieron el gustazo de derrotar por vez primera en un partido oficial disputado en los viejos «Campos de Sport de El Sardinero» a sus grandes rivales de la capital. Los santanderinos sí que subirían aquel año, tras una campaña sensacional, y con una delantera que hizo diabluras e historia, la formada por Nemes, Joseito, Mariano, Alsúa y Echeveste, responsable de la cifra de 99 goles a su favor, superando nada menos que en 7 puntos al segundo clasificado, el Lérida.

En 1951, y con tan sólo 29 años de edad, Enrique Orizaola decide colgar las botas, y algún tiempo después, tras sacarse el carné de entrenador, va a comenzar una carrera en los banquillos que le llevaría a conocer prácticamente toda la geografía española a lo largo de tres décadas. Su bautismo de césped, no obstante, lo hizo en casa, dirigiendo a los dos clubes en los que había militado como jugador, primero en la Gimnástica de Torrelavega, y más tarde en el Racing, al que condujo en Segunda División entre los años 1956 y 1958, con elementos como el futuro internacional zaragocista Paco Santamaría, Santín, Vicedo o el genial veterano Rafael Alsúa. La temporada 58-59 la inició en el Real Jaén, recién descendido de Primera, donde coincidió con los Oliva, Arregui, Haro, Sará o Ficha, pero antes de que terminase dicha campaña fue traspasado al Real Murcia, de la misma categoría, a cambio de una cantidad, práctica – entonces y ahora – muy poco común. En Murcia Orizaola va a permanecer hasta 1960. Con los de «La Condomina» lograría la hazaña de empatar a 2 goles en el «Camp Nou», en la Copa del 59, resultado aun más meritorio si tenemos en cuenta que los azulgranas no habían cedido un solo punto en su estadio en toda aquella triunfal temporada a las órdenes de Helenio Herrera. Entre sus pupilos estarán hombres como Campillo, el futuro internacional Foncho, Chancho, Felipe Mesones – más tarde técnico de relieve -, Aznar, Manolet o Montaner. Y al año siguiente recibirá una de esas propuestas que es imposible rechazar, aunque sea en calidad de segundo de a bordo. Al parecer también pudo irse al Español, Betis,Valencia u Oviedo, clubes interesados en él, pero será finalmente el mismísimo Barcelona quien se haga con sus servicios.

EnriqueOrizaola02LA GRAN OPORTUNIDAD DE SU VIDA

Orizaola es presentado en Can Barça el 17 de junio de 1960. Su cometido, en principio, iba a ser únicamente ayudar al nuevo técnico azulgrana, el yugoeslavo Ljubisa Brocic, que carecía del título de entrenador válido en nuestro país y tenía poco conocimiento del idioma, para que este pudiese superar el cursillo nacional a realizar en Madrid durante el mes de julio. Va a cumplir  su misión de manera satisfactoria, ya que el balcánico sale airoso del examen, y puede ocupar el banquillo barcelonista con todas las de la ley. Pero en lugar de marcharse, aceptará quedar como ayudante de Brocic. En declaraciones a la prensa afirma estar dispuesto a ocupar el lugar del serbio si así lo decide la directiva catalana, y que «sabrá esperar su oportunidad»

Y esta va a llegarle finalmente, y no tardando mucho, en enero de 1961. La trayectoria del equipo, asolado por una plaga de lesiones y malos resultados, es errática, y aunque a las órdenes de Brocic el Barça ha logrado la proeza de ser el primer equipo que elimine al Real Madrid de la Copa de Europa, por la Liga transita con más pena que gloria, tercero a 8 puntos del líder, que es precisamente el cuadro merengue, y tampoco sus perspectivas en la Copa de Ferias parecen ser muy halagüeñas, pendiente de rendir visita a Edimburgo en partido de vuelta contra un Hibernians que había arrancado un espectacular marcador del «Camp Nou» en la ida, 4 a 4.

El debut de Orizaola en el banquillo blaugrana va a producirse en un desplazamiento fuera de Barcelona, en el terreno vallisoletano de «Zorrilla», un encuentro teóricamente asequible donde podría hacer bueno el clásico axioma de «a entrenador nuevo, victoria segura». Pero las cosas no van a salir bien, y los blanquivioletas se impondrán a los catalanes por 1 a 0, marcado por un jovencísimo delantero navarro de apenas 19 años llamado José Antonio Zaldúa. Al finalizar esa jornada, la decimoséptima, el Barça tendrá ya una desventaja de diez puntos con respecto al intratable líder Real Madrid. Este fue el primer once alineado por el técnico montañés: Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Villaverde, Evaristo, Kubala y Beitia. La derrota al miércoles siguiente, en un amistoso internacional ante la Universidad de Chile en el «Camp Nou» – en un partido en el que actuaron varios jugadores del Condal – no pasó de ser un hecho anecdótico, pero en aquella aciaga temporada hasta las anécdotas adquirían tintes negativos.

Tres jornadas ligueras consecutivas llevaba el Barça sin vencer, un hecho que seguramente no se registraba desde hacía mucho tiempo, pero al menos en la que hacía el número 18 se quebró la mala racha, aunque fuera de forma apurada, en el propio «Camp Nou» y ante un rival de los teóricamente  inferiores, el Real Betis Balompié de los Daucik, padre e hijo. Gensana y Kubala hicieron los goles barcelonistas, en un partido en el que debutó oficialmente el canario Foncho. Pero al domingo siguiente, vuelta a las andadas. En los «Campos de Sport de El Sardinero», el Racing de Santander derrota a un Barça desconocido por 1 a 0,  mediante a un tanto marcado por un ex – azulgrana, Francisco Sampedro, el héroe de la final copera del 57. Y la diferencia con respecto al Real Madrid era ya de auténtico escándalo: 12 puntos.

En esta tesitura, casi pareció una sorpresa que una semana más tarde el Barça fuera capaz de vencer en su visita a la Ciudad Condal  al segundo clasificado y entonces vigente Campeón de Copa, el Atlético de Madrid. Mas pese a que los «colchoneros» dominaron en la parcela central durante casi todo el encuentro, los pupilos de Orizaola se mostraron  más resolutos,   imponiéndose  finalmente por 2 goles a 0, marcados por Czibor y Evaristo. La situación del Club, sin embargo,  era muy delicada en varios frentes. Al acusado talante personalista del presidente  Miró-Sans, muy criticado en numerosos ámbitos,  y a la gravísima crisis económica generada por la elevada factura de la construcción del «Camp Nou», se les habían venido a unir en los últimos meses los malos resultados deportivos, con la excepción de la Copa de Europa. Tal como dice Antoni Closa en su notable obra “Cróniques del Barça”, el socio barcelonista “comenzaba a estar cansado, y no se va a sorprender demasiado cuando el secretario Joaquim Viola declare en una entrevista que, si no se vendían rápidamente los terrenos del viejo campo de Les Corts, la quiebra del Club era inevitable”

Pero aun así, el Consejo Directivo va a dar algunos palos de ciego, como por ejemplo  la fallida contratación del antiguo árbitro y seleccionador español Pedro Escartín como secretario técnico a cambio de una cifra millonaria, oferta que el propio Escartín rehusará aceptar, consciente del berenjenal en el que podía meterse. Así las cosas, a principios de este mes de Febrero de 1961 y según cuenta el citado Closa, una comisión formada por diversas personalidades blaugranas y por representantes de las peñas va a entrevistarse con Miró-Sans. Del encuentro no saldrán demasiado contentos, y el día 17 de dicho mes, en un comunicado que hacen público, van a pedir la dimisión inmediata del presidente y todos sus directivos “apelando al buen sentido y al amor por los colores azul y grana que se les supone”. Su objetivo era “la reorganización de la entidad”, y «evitar que el Barcelona estuviese inmerso en el más vergonzoso desastre deportivo”. Puesto así contra las cuerdas, y recibiéndolas desde todos los sitios, Francesc Miró-Sans, el hombre cuya fe había movido montañas hasta el punto de levantar el mejor y más moderno estadio de Europa, presenta su dimisión con carácter irrevocable el último día de febrero, tomando provisionalmente las riendas del Club una Comisión Gestora encabezada por el vicepresidente Antoni Juliá de Capmany (1911-1964), cuyo principal cometido será la preparación de unas nuevas elecciones presidenciales. La Gestora, creada el 1 de marzo, va a fijar la fecha del 7 de Junio para la celebración de estas elecciones. Pero mientras se producen estos trascendentales acontecimientos en el plano institucional, en los terrenos de juego sigue rodando el balón, y con desigual fortuna para los intereses barcelonistas. En «Atocha» continúa la racha de derrotas en las salidas, que ya venía durando un par de meses. En esta ocasión la Real Sociedad va a imponerse por 3 goles a 2, en un partido en cuya segunda parte los azulgranas estuvieron a merced de los donostiarras. Vergés y Villaverde marcaron los goles del conjunto catalán. Tampoco resultó mucho mejor la visita del Elche a terreno barcelonista (3 a 3). Fue la gran sorpresa de la jornada 22, pues los franjiverdes se debatían en el último lugar de la clasificación, y a punto estuvieron incluso de llevarse los dos puntos en un buen partido de los alicantinos y francamente desastroso de un Barça que ya había caído al cuarto puesto de la tabla, a quince puntos del Real Madrid. Los goles azulgranas los anotaron Martínez, en dos ocasiones, y Evaristo.

El 22 de febrero volvía la Copa de Ferias, con un difícil compromiso en Edimburgo, y en un momento de juego particularmente bajo, aunque al menos el equipo podía ir ya contando con la recuperación de algunos ilustres lesionados, por más que estos careciesen del adecuado ritmo de competición. Sin embargo había una baja importante: la de Antoni Ramallets. Ante los escoceses Orizaola pudo presentar el siguiente equipo: Medrano; Foncho, Gensana, Garay; Vergés, Segarra; Evaristo, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde.  El partido no va a pintar nada bien, y de hecho supondrá la primera eliminación del Barça en un torneo que había dominado desde su inicio en las ya lejanas Navidades de 1955. Los británicos vencieron finalmente por 3 a 2, gracias a un penalty muy dudoso señalado por el colegiado alemán Herr Malka a sólo cinco minutos de la conclusión, que motivó las más que airadas protestas del guardameta Medrano, llegando hasta el extremo de intentar agredir al colegiado, algo que pudo dar motivo a la descalificación barcelonista para posteriores ediciones de la competición, cosa que finalmente no ocurrió, pero que sí supuso de hecho el adiós de un jugador que en ningún momento se había sentido cómodo en el Club, siempre bajo la alargada sombra del mítico Ramallets. Los dos goles azulgranas, a la postre inútiles, fueron conseguidos por Martínez y Kocsis. Y de regreso de tan turbulento desplazamiento, un derbi. Pero un derbi bastante descafeinado, ya que ambos equipos barceloneses transitaban con más pena que gloria por la clasificación general, aunque los blanquiazules tampoco podían descuidarse demasiado. Y parece que el Barça se lo tomó con más interés que su eterno rival, ya que despertó de su letargo y se impuso por 1 a 2 en «Sarriá» en un partido de muy escasa calidad, con goles de Luís Suárez y Evaristo. La gran novedad en el once barcelonista fue la presencia como guardameta titular de Rodri II, que hasta entonces únicamente había saltado al campo para reemplazar a un lesionado Ramallets en «Altabix». Este iba a ser, por otro lado, el último partido en el que el Barcelona sería presidido por Francesc Miró -Sans, que presentaría su dimisión un par de días más tarde. Pero la leve mejoría – tan sólo de resultados – experimentada en el feudo «perico», no se pudo confirmar al domingo siguiente en el «Camp Nou» frente al Valencia, ya que los levantinos se marcharon con un positivo en sus alforjas. En sus filas destacó la actuación del guardameta Pesudo, un nombre que pronto les iba a ser muy familiar a los aficionados barcelonistas. Abrió el marcador Tejada, pero el Barça se dedicó a contemporizar más de la cuenta, lo que aprovecharon los “chés”  para hacerse con el control del encuentro y obtener finalmente el gol del empate. Al miércoles siguiente volvía a Barcelona la Copa de Europa, con un partido ante un rival que en teoría no debería  ofrecer grandes dificultades, el campeón checoeslovaco Spartak Kralové. Y de hecho no las ofreció, porque el Barça se impuso nítidamente por un 4 a 0  – Tejada en dos ocasiones, Evaristo y Kubala – que dejaba ya sentenciada la eliminatoria gracias al buen hacer de los siguientes hombres: Ramallets; Foncho, Gensana, Garay; Vergés, Segarra; Tejada, Evaristo, Kubala, Suárez y Villaverde. Pero a buen seguro que lo más recordado del partido fue un sencillo acto que tuvo lugar instantes antes del pitido inicial: la entrega del “Balón de Oro” a Luís Suárez, galardón que  le había sido concedido unos meses atrás – concretamente en Diciembre de 1960 – por votación de una serie de prestigiosos periodistas deportivos de todo el Continente bajo los auspicios de la revista gala “France Football”, y que le distinguía como el mejor futbolista europeo del año anterior. Suárez se había impuesto en la votación nada menos que a Ferenc Puskas y a Uwe Seeler. El premio había sido instaurado en 1956 (su primer ganador fue el mítico exterior derecho británico Stanley Matthews), y hasta la fecha Suárez ha sido el único jugador español en recibirlo. El Barça corrigió su último tropiezo casero con una nueva victoria a domicilio, en esta oportunidad en el «Sánchez Pizjuán» sevillista. Un gol de Ribelles fue suficiente para llevarse los dos positivos y dejar a los locales en una desairada posición, a tan sólo tres puntos  del descenso. Reapariciones de Olivella – como central -, Gracia y Coll, y un Barça que era tercero, a tres puntos del segundo en discordia, el Atlético de Madrid. Acto seguido, en tierras checas, partido de trámite frente al Spartak Kralové, que se salda con empate a uno (Suárez). Como ya venía siendo habitual en los desplazamiento a los Países del Este (o del “Telón de Acero”, como entonces se decía), no viajaron ninguno de los futbolistas de origen húngaro exiliados en España (Kubala, Kocsis y Czibor)La goleada de la Liga la va a conseguir el Barça el domingo 19 de marzo de 1961, festividad de San José, al aplastar al Granada, colista y claro candidato al descenso, por un concluyente 8 a 2. Kubala consiguió cuatro de esos goles, siendo el resto obra de Suarez (2) Ribelles y Coll.  Y al domingo siguiente, en el «Santiago Bernabéu», se jugó un encuentro que bien pudo haber sido la auténtica “final” del torneo, pero que a estas alturas ya se había convertido en un mero trámite para ambos equipos. El Barça resistió bien en la primera mitad, llegándose al descanso con un esperanzador 0 a 0, pero en la segunda parte se vino abajo, adelantándose el Madrid hasta un claro 3 a 0, con goles de Del Sol, Di Stefano y Puskas. Ya relajados los locales, los azulgranas maquillaron el resultado en los últimos minutos, gracias a sendos tantos de Kubala y Suárez. Estos fueron los protagonistas de tan intrascendente clásico: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Segarra, Garay; Vergés, Ribelles, Kubala, Suárez y Coll. Un Barcelona cargado de suplentes es derrotado en el «Camp Nou» por un Zaragoza que, bajo la batuta de César, estaba realizando un notable campeonato, el mejor de su historia hasta entonces, siendo el joven Marcelino – un nombre que posteriormente daría mucho que hablar – el autor del solitario gol maño. Esta fue la alineación de circunstancias que puso en juego Orizaola, reservando a muchos titulares para el importantísimo compromiso de Copa de Europa del miércoles siguiente, día 12 de Abril, frente al potente conjunto alemán del SV Hamburgo; Rodri II; Foncho, Olivella, Pinto; Marañón, Vergés; Tejada, Ribelles, Martínez, Suárez y Coll. El equipo hanseático se presentó en Barcelona con su gran estrella, el delantero centro Uwe Seeler, pero el auténtico héroe del partido va a ser el guardameta Schnoor, que lo parará todo menos el remate de Evaristo en el minuto 46. El encuentro de vuelta se auguraba muy difícil, debido a la exigua ventaja azulgrana. Jugaron: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Segarra, Garay; Villaverde, Evaristo, Kubala, Suárez y Czibor. Y la Liga se interrumpe para la disputa en Madrid de un encuentro internacional amistoso contra Francia, en el que Ladislao Kubala defenderá por última vez los colores de la Selección Española, actuando como capitán. El Barça aprovecha a su vez el parón para medirse en otro amistoso a los brasileños del Canto do Río, lo cual da oportunidad de ver en acción a los suplentes habituales, y también a jugadores como el condalista Peter Ilku, un joven futbolista húngaro que también había huido de su país cuando los sucesos del 56, enrolándose en el Atlético de Madrid y sufriendo poco después un gravísimo accidente de automóvil que frenó en seco su progresión, o el prometedor guardameta tarraconense Salvador Sadurní (natural de L´Arboç del Penedés)Último desplazamiento del campeonato a Palma de Mallorca, donde el Barça se las verá por vez primera con los locales en partido liguero. Pero el debut en el «Luís Sitjar» no va a ser muy afortunado que digamos, ya que los bermellones se impondrán por un claro 3 a 1 a un Barça desmotivado y cuajado de reservas. Ribelles hizo el único tanto de un equipo demasiado apático. Y llega así el 26 de Abril de 1961, con la devolución de visita a Hamburgo. Una fecha que podía ser histórica para el Barça, si este conseguía alcanzar su primera final de la Copa de Europa, o unirse a la lista de decepciones de aquella temporada. Pero según iba desarrollándose el partido todo hacía prever lo segundo, ya que los germanos van a superar el gol de desventaja que se traían de la ida merced a dos tantos de Seeler y Wuff. Mas el Barça no se rindió, y puso cerco a la portería defendida por Schnoor, con la intención de lograr al menos igualar la eliminatoria y forzar un tercer partido. Sin embargo, la batalla parecía ya perdida cuando va a producirse el milagro. En el último minuto del choque Suárez escapa por su banda, centra con aquel inimitable estilo suyo, y Kocsis – más “Cabeza de Oro” que nunca – desvía el balón al interior de la red alemana. Ya no quedaba tiempo para más. Habría tercer partido, pues, y este se jugaría en terreno neutral, aunque no muy lejos de Alemania, en el Estadio Heysel de Bruselas. Actuaron en el emotivo encuentro de Hamburgo: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Kubala, Evaristo, Kocsis, Suárez y Suco. Antes, no obstante, el Barça deberá echarle el cierre a la muy decepcionante Liga 60-61. Y lo hará en su propio feudo, ante un flojo Real Oviedo que se debate en los puestos de cola, y dejando la puerta abierta a todo tipo de susceptibilidades, pues va a caer derrotado a pies de los asturianos, que de esa forma rehuyen el descenso directo, aunque no pueden evitar el mal menor de la promoción. El equipo azul  vencerá por 3 a 5, yendo siempre por delante en el marcador. 1 a 3 al finalizar el primer tiempo, con goles de Marañón  (el ovetense)  y Luís – un joven y prometedor delantero apellidado Aragonés – por partida doble, y Villaverde por el Barça. En la reanudación acorta distancias Pinto, vuelve a ampliarlas otro delantero de gran proyección, Ansola, Tejada coloca el 3 a 4, y de nuevo Luís hace el tanto definitivo. Estos fueron los once protagonistas de una triste tarde primaveral de fútbol: Rodri II; Olivella, Rodri I, Pinto; Gracia, Marañón; Tejada, Ribelles, Martínez, Villaverde y Czibor. El Barça va a clasificarse finalmente en cuarta posición, a nada menos que a 20 puntos del Real Madrid, el nuevo campeón. Sus números son los siguientes: 13 victorias, 6 empates y 11 derrotas, con 62 goles a favor y 47 en contra para un total de 32 puntos y únicamente dos positivos. Se trataba de los peores registros azulgranas desde que existía la Liga de 16 equipos, establecida en la campaña 1950-51.

El Estadio Heysel, que veinticuatro años más tarde sería escenario de una de las más luctuosas tragedias del fútbol continental en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa disputada entre el Liverpool y la Juventus, abre sus puertas el día 3 de Mayo de 1961 para que Barcelona y Hamburgo diluciden cuál de los dos se enfrentará al Benfica portugués en la final de la VI edición del torneo, a celebrar en la capital suiza, Berna. El Barça no va a fallar en esta ocasión, y un gol de Evaristo en el minuto 43 de la primera parte, ya al filo del descanso, desequilibrará la balanza a su favor. Estos son los nombres de los once héroes que aquella histórica tarde bruselense actuaron ante los reyes belgas, Balduino y la española Fabiola: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Kubala, Kocsis, Evaristo, Suárez y Czibor. La gran final estaba señalada para  el 31 de mayo, pocos días antes de las elecciones que darían al Barça una nueva directiva y un nuevo presidente. Van a fracasar todos los intentos de elaborar una candidatura unitaria, “de consenso” diríamos hoy, pues el hombre destinado a encabezarla, el prestigioso Narcís de Carreras, antiguo secretario de Francesc Cambó y albacea testamentario del gran político conservador catalán,  rechazará la propuesta a pesar de que el 17 de Abril se hace público un documento de apoyo firmado por varios ex -presidentes, socios de mérito, antiguos jugadores y un buen número de personalidades barcelonistas. Es entonces cuando aparecen ante la luz publica dos candidatos, ambos antiguos miembros de la Junta Directiva de Miró-Sans, de la que habían dimitido por hallarse en franco desacuerdo con su política, a la que tildaban de “personalista y autoritaria”. Sus nombres: Enric Llaudet y Jaume Fuset. Se trata de dos hombres jóvenes y bien situados en la sociedad barcelonesa, aunque con distinto perfil profesional. Llaudet es un renombrado empresario textil, y representa la continuidad del sector de la burguesía que controlaba los destinos del Barça desde hacía quince años, mientras que el joyero Fuset, de algún modo, venía a ser el adalid de cierta renovación. La Copa del Generalísimo del año 61 va a tener una breve andadura para este Barça finalista europeo que vela sus armas ante su cita helvética con la historia. El primer rival, el Sporting de Gijón, no causará problemas. En Barcelona un concluyente 7 a 1 deja ya las cosas vistas para sentencia. Goles de Kubala (3), Gensana, Suco, Czibor y Villaverde, con este equipo: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Suco, Ribelles, Kubala, Villaverde y Czibor. En la vuelta en «El Molinón» debuta oficialmente el meta Sadurní, y se produce un nuevo triunfo azulgrana, en esta ocasión por 2 a 4, con tantos de Villaverde (2), Coll y Czibor. Jugaron en la industriosa ciudad asturiana: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Ribelles, Coll, Villaverde y Czibor. Pero en la siguiente ronda el Español  será ya un obstáculo insalvable. Sorpresa en el partido de ida, pues los “periquitos” se imponen a domicilio en el «Camp Nou» por 2 a 3, tras un mal encuentro de los locales. Kubala y Kocsis hicieron los goles de un Barça que formó con: Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Segarra, Garay; Tejada, Kocsis, Kubala, Villaverde y Czibor. En «Sarriá» vuelven a triunfar los blanquiazules por 2-1. Kubala – que sería expulsado – marcó el gol de los azulgranas, que presentaron a Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Garay; Tejada, Ribelles, Martínez, Kubala y Czibor.

La Gestora había fijado la fecha de los comicios presidenciales para el día 7 de Junio, pero en mitad del período electoral va a producirse un acontecimiento que tendrá una enorme trascendencia para el inmediato futuro deportivo de la entidad: el traspaso de Luís Suárez al Inter de Milán. Desde el momento de su marcha al club transalpino, Helenio Herrera va a porfiar para que su presidente, Angelo Moratti, fiche al que acaba de ser proclamado “Mejor Jugador de Europa” y galardonado con el “Balón de Oro”. La mareante oferta italiana encontrará a un Barça sumido en un evidente vacío de poder, y pese a que la Gestora y su presidente, Juliá de Capmany, entablarán largas negociaciones, al final catalanes y lombardos llegarán a un acuerdo, cerrando la operación en la entonces estratosférica cifra de 25 millones de pesetas – record absoluto para la época -, a tan sólo cinco días de la finalísima de Berna, y con la aquiescencia de ambos candidatos. De esta forma el Barça ingresaba un dinero que su deficitaria economía necesitaba con urgencia, pero desde el punto de vista deportivo la operación significaba un negocio ruinoso, porque con la marcha del genial jugador gallego el equipo perdía irremediablemente al hombre destinado a ser su líder durante toda la naciente década de los años 60, tal como lo había sido Kubala en los 50. Se pecó, con toda seguridad, de precipitación, ya que – si bien la situación financiera de la entidad era angustiosa -, el Barça poseía también un potencial suficiente como para sacarle del atolladero sin necesidad de recurrir a tan drástica mutilación de su capacidad futbolística. La ausencia de Suárez  gravitará, de hecho, sobre todo el largo período en que el equipo va a carecer de un referente sólido en el campo, hasta el fichaje de Johan Cruyff, doce años después. Doce años sin ganar una sola Liga por cierto…

AQUELLA MALDITA FINAL. . .

En medio de esta batahola de acontecimientos, el Barça va a desplazarse hasta Berna, donde estaba citado con su propia historia el miércoles 31 de mayo de 1961. Era baja en la expedición barcelonista su gran capitán, Joan Segarra, puesto que en el partido de vuelta frente al Español había recibido un pelotazo en los ojos que le iba a dejar temporalmente sin visión, siendo ingresado en un centro hospitalario y perdiéndose por lo tanto la final. El Barça llega a la capital helvética como gran favorito. Poco importaban sus sucesivos fracasos en la Liga, la Copa de Ferias y la Copa del Generalísimo. En la máxima competición europea los azulgranas se habían mostrado intratables, y un equipo que había sido capaz de eliminar al todopoderoso Real Madrid – aunque en circunstancias harto polémicas -, teóricamente no debería  pasar grandes apuros para derrotar a los portugueses del Benfica, un buen conjunto pero a todas luces inferior a los de Orizaola. Entrenaba a los lisboetas el veterano técnico húngaro Bela Guttman, a cuyas órdenes actuaba un excelente ramillete de futbolistas lusos: Costa Pereira, Germano, José Augusto, Aguas, Coluna o Cavem. El Wankdorfstadion ofrece un lleno hasta la bandera – en torno a los treinta mil espectadores -, con presencia de centenares de seguidores culés llegados desde todos los rincones de Cataluña, y miles de emigrantes españoles en las gradas para animar al Barça. A pesar de la ya mencionada baja de Segarra, o la ausencia de Olivella, Orizaola  podrá disponer de un auténtico equipazo, hasta el extremo de permitirse el lujo de dejar fuera de la alineación a hombres tan importantes como Tejada, Eulogio Martínez o Villaverde. A las órdenes del colegiado suizo Gottfried Dienst, ambos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Benfica – que vestía sus tradicionales camiseta roja y pantalón blanco – jugarán Costa Pereira; Angelo, Germano, Cruz; Neto, Saraiva; José Augusto, Santana, Aguas, Coluna y Cavem, mientras que por el Barcelona (también con su indumentaria habitual) lo harán Ramallets; Foncho, Gensana, Gracia; Vergés, Garay; Kubala, Kocsis, Evaristo, Suárez y Czibor. Para Ladislao Kubala y Luís Suárez – e igualmente para Ramallets y Czibor – este iba a representar su último partido con el Barça, aunque por razones bien distintas. Mientras que Laszi había tomado ya la decisión de abandonar la práctica activa del fútbol, desdeñando sustanciosas ofertas llegadas desde Italia y Argentina, el gallego tenía ya hechas las maletas para marcharse inmediatamente a San Siro.

El Barça llevó siempre el peso del encuentro, y no tardó demasiado tiempo en inaugurar el marcador. A los 20 minutos, un medido centro de Suárez lo cabecea a la red Kocsis, con su estilo inconfundible, batiendo a Costa Pereira. Parecía que la final se ponía en franquía para los azulgranas, mejores y más experimentados que los lisboetas en ese tipo de compromisos, pero diez minutos después, en el 30, un contraataque va  a dar ocasión al ariete portugués Aguas para igualar el choque. Y prácticamente a continuación, en el minuto 32, un defectuoso despeje de cabeza de Gensana no puede ser atajado por Ramallets, quien deslumbrado por el sol acaba por introducir el balón  en su propia portería. Un duro mazazo para el Barça, que, sin embargo, no le perdió la cara al partido en ningún momento, aunque sus intentos por enderezar el marcador  van a resultar infructuosos. Y ya en la segunda mitad, en el minuto 55, el mozambiqueño Coluna, sin duda el futbolista de más clase de aquel conjunto  – donde aun no se alineaba asiduamente el sensacional Eusebio – engancha una buena volea al borde del área que supone el 3 a 1 y coloca las cosas muy complicadas para los catalanes. Aunque estos en ningún momento se van a amilanar, y siguen poniendo cerco a la meta defendida por Costa Pereira, con más corazón que acierto. Es en ese momento cuando van a entrar en acción los tristemente célebres postes de sección cuadrada del Wankdorfstadion, que repelerán hasta cuatro disparos barcelonistas. Dos serán obra de Kocsis y Czibor, pero el más difícil todavía le corresponderá a Kubala, que verá  cómo la pelota rematada por él golpea en la base de uno de los maderos, se pasea paralela a la línea de gol, toca en el otro poste, y sale finalmente rechazada. Tampoco faltarán defensores lisboetas que, con su portero ya rebasado, eviten que penetre  el esférico. Czibor va a reducir distancias en el minuto 75, con un fuerte disparo desde fuera del área, pero entre la madera, Costa Pereira y algunos providenciales despejes sobre la misma raya, el resultado va a permanecer ya inalterable hasta el momento en que Herr Dienst pite el final del encuentro, desatándose el júbilo entre los futbolistas y los seguidores portugueses. Aguas levantará el preciado trofeo minutos más tarde, entre la desolación y la incredulidad de los jugadores azulgranas y sus muchos incondicionales desplazados hasta Berna. Y cuenta la leyenda que un adolescente llamado Joan Gaspart, que se encontraba en Suiza aprendiendo el negocio  hotelero, fue uno de los más afectados por la inesperada derrota de sus colores. En esta ocasión, el tradicional recurso a la mala suerte para justificar un revés no va a ser en absoluto un tópico. Es muy difícil encontrar en la ya larga historia de las finales continentales el caso de otro equipo que haya sufrido  una fortuna tan adversa en el trance decisivo, ni siquiera el Bayern de Munich en el encuentro celebrado en el propio «Camp Nou» en 1999, cuando en tan sólo dos minutos vio como el Manchester United le daba la vuelta al marcador  y se alzaba con el título.

Toda la prensa europea va a hacerse eco de semejante infortunio. Así, “El Mundo Deportivo” escribirá que el Barça mereció ganar “al menos por tres goles de diferencia”, lo mismo que el diario madrileño “Informaciones”. Por su parte “Le Figaro” de París titulará su crónica “El mejor fútbol de Europa no pudo ser campeón”, y el rotativo helvético “Tribune de Laussane” señalará que “El Benfica venció a un equipo que fue superior en todo, excepto en suerte”, añadiendo que “si el fútbol se decidiera a los puntos, como el boxeo, el Barça habría vencido ampliamente”. Vencedor moral, por lo tanto, unánimemente proclamado como tal, pero desgraciadamente los vencedores morales ni pasan a la historia ni inscriben sus nombres en el palmarés de las competiciones, sino que sus merecimientos quedan reducidos a la letra pequeña, mientras que los grandes titulares son siempre para los campeones, ya sean estos justos o injustos triunfadores. A título anecdótico reseñemos que los jugadores barcelonistas, a pesar de la derrota ante el Benfica, van a percibir 25. 000 pesetas de prima cada uno (se había estipulado  un premio de 75. 000 en caso de victoria)

Finalizaba una época – o un ciclo, como se dice ahora – Y el equipo, que tantos y  brillantes triunfos había cosechado, entraba también en un proceso de desmantelamiento y diáspora. Quien saliese vencedor de las elecciones del día 7 de Junio, Llaudet o Fuset, tendría que comenzar de nuevo casi desde cero, pero con el handicap añadido de una enorme deuda que pesaba como una losa sobre el club blaugrana. Berna había sido ya gafe para otro equipo con vitola de gran favorito y todos los pronunciamientos de su parte. En aquel mismo campo se había disputado la final del Campeonato del Mundo de 1954, en la que la maravillosa selección húngara de los Puskas, Kocsis, Czibor, Hidegkuti, Grosics y compañía había sucumbido, contra todo pronóstico, frente la de la República Federal de Alemania, después de haber goleado a los teutones en la fase previa. Kocsis y Czibor, que habían jugado aquel dramático partido en el que los magiares llegaron a disfrutar de un claro 2 a 0 a su favor, para acabar perdiendo por 3 a 2, no las tenían ya todas consigo cuando conocieron cuál era la sede escogida por la UEFA para la final del 61. Eran dos hombres supersticiosos, y ese mal augurio que presentían se iba a acentuar aun más al comprobar que al Barça le tocaba ocupar el mismo vestuario del Wankdorfstadion que ellos habían utilizado siete años antes. Incluso Kocsis llegaría a comentarle a Ángel Mur, mientras recibía de este el preceptivo masaje, una frase lapidaria: “Este partido no lo ganaremos”

ELECCIONES PRESIDENCIALES Y DESPEDIDA

Pero era menester lamerse las dolorosas heridas de la derrota y seguir adelante.  Berna pudo significar el broche de oro para una etapa triunfal de la historial del Barça, pero sin embargo supuso un cambio de tendencia, de ciclo, inaugurando una larguísima era de incertidumbre. En pocas semanas un Barça en plena crisis económica y deportiva iba a mudar su cara: nuevo presidente y directiva, nuevo entrenador, y nuevos jugadores. Llegaba el tiempo de las elecciones, en las que estaba en juego el futuro de la entidad. Llaudet o Fuset, Fuset o Llaudet, dos hombres jóvenes y dinámicos, y de indudable fervor barcelonista, que deseaban romper con ese pasado que simbolizaba  el dimitido presidente Francesc Miró-Sans, cuya directiva ambos habían abandonado bastantes meses atrás. El programa de Fuset era más innovador, por así decirlo. En el aspecto social, el industrial joyero proponía la supresión de la Comisión de Disciplina, entendida esta como un órgano de carácter represivo, que impedía las legítimas discrepancias de los socios hacia quienes mandaban. También preconizaba la colocación de buzones de sugerencias en el Estadio y en las oficinas del Club, para que la masa social pudiera expresar sus deseos, así como la creación del Casal del Soci y de una sección cultural (que no sólo de fútbol vive el culé…). En el terreno económico, Fuset era partidario de las cuentas claras, aspecto que se había reprochado – y mucho – al dimisionario Miró-Sans. El socio debería  ser informado puntualmente de la situación de la Tesorería, y las cuentas sometidas a fiscalización por parte de expertos externos, es decir, lo que hoy llamaríamos “auditorías”

Llaudet, por su parte, se presentaba arropado por un programa de “Diez Puntos”. Entre ellos figuraba la constitución de una especie de “Senado” azulgrana, formado por los ex – presidentes y los socios de mérito, y también la elaboración de un Reglamento de Régimen Interior que propiciase la participación de los asociados. Propugnaba un Plan de Austeridad en lo económico, la “amateurizacion” de todas las secciones deportivas del Club, y la creación de una “Escuela de Jugadores”, puesta bajo la dirección de Ladislao Kubala, lo cual venía a  significar el apoyo tácito del carismático Laszi a su candidatura. Asimismo prometía la convocatoria de un referéndum para decidir el futuro del viejo campo de Les Corts, un valioso activo cuya venta podía suponer la solución de buena parte de los acuciantes problemas económicos por los que atravesaba el Club.

Las elecciones se realizaron por el sistema del voto mediante compromisarios, entonces en pleno vigor con la única excepción de las celebradas en  1953. El reducido colegio electoral lo formaban solamente 220 socios – la entidad contaba entonces con alrededor de 40. 000 asociados -, y los comicios van a tener lugar en un clima de absoluta cordialidad. Llaudet se impondrá a su contrincante por un estrecho margen de tan sólo 24 papeletas, 122 a 98, y el candidato derrotado – como no podía ser menos en esta atmósfera de fair play – se va a ofrecer incondicionalmente para colaborar con el  recién elegido mandatario. Un flamante presidente que se encontrará con una deuda de 284 millones de pesetas, una auténtica monstruosidad. Esta va a ser su Junta Directiva: vicepresidentes, Rossend Peitx Jordana y Eugeni Borés; tesorero, Lluís Rosal; vicetesorero, Ignasi Berenguer; contable, Josep Sánchez; vicecontable, Ignasi Vancells; secretario, Josep Puig; vicesecretario, Florenci Coll; vocales, Joan Piera, Artur Pibernat, Ramón Martí, Jordi Soler, Santiago Salvat, Francesc Jover, Antoni Tamburini, Enric Piera y Antoni Riera.

La Gestora encabezada por Juliá de Capmany deja por lo tanto paso al industrial textil Enric Llaudet, y el flamante mandatario va a contratar al prestigioso técnico catalán Lluís Miró para que se haga cargo de la primera plantilla profesional del Barça, a la que van a llegar inmediatamente nada menos que ocho fichajes: Pesudo, Benítez, Pereda, Szalay, Zaballa, Zaldúa, Vicente y Páis. Por el contrario, abandonan el Club nombres llenos de gloria, comenzando por Luís Suárez, traspasado al Inter de Milán por aquellos 25 astronómicos millones de pesetas (una cantidad que entonces parecía exorbitante, en aras de paliar la gigantesca deuda del club, pero que a la postre resultó un ruinoso negocio en lo deportivo), y siguiendo por Kubala, Ramallets – ambos retirados -, Tejada (rumbo al Real Madrid), Czibor – que cruzó la Diagonal con destino al Español – y Ribelles y Coll, los dos incorporados al Valencia en el marco de la «Operación Pesudo». En un ambiente de austeridad, marcado por la peliaguda coyuntura económica, Llaudet va a confiar en enderezar la nave azulgrana, aunque no sabía que esta iba a quedarse varada en el desierto durante muchos, demasiados años.

Pero antes de echar el definitivo cerrojazo  a la desdichada campaña 60-61, el primer equipo aun disputará varios partidos amistosos, y en ellos se alineará ya el primer refuerzo barcelonista para el próximo curso, el guardameta José Manuel Pesudo, procedente del club de «Mestalla», un hombre que estaba llamado a suceder nada menos que al mítico Antoni Ramallets. Destaquemos una clara victoria sobre el propio Valencia en el Camp Nou (6 a 1), que sirve como presentación del nuevo cancerbero frente a quienes eran sus compañeros tan sólo unos días antes, otra goleada al Atlético de Portugal – 5 a 0 -, que supone la despedida de Kubala (dos goles) ante su público, a la espera de su partido de homenaje, y la participación del Barça en el Trofeo Naranja de la Ciudad del Turia, derrotando en semifinales al Botafogo de Garrincha y Didí por 3 a 2 (Tejada 2, y Evaristo) y cayendo en la final ante los anfitriones (reforzados por el barcelonista Kocsis) por 3 a 4, en el choque que pone el broche  final a una temporada aciaga a más no poder. Reseñemos para la historia esta última alineación del curso 60-61: Pesudo; Rodri, Gensana, Gracia; Vergés, Garay; Tejada, Kubala, Martínez, Evaristo y Villaverde. Lo dicho: terminaba un ciclo glorioso, y alboreaba, incierta, una nueva época. Y en el momento del adiós, estos van a ser los números que dejaba Orizaola en su experiencia como entrenador del Barça: 24 partidos oficiales dirigidos, con un balance de 10 victorias, 3 empates y 11 derrotas, lo cual hace un muy discreto porcentaje de triunfos obtenidos del 41,67 %. A sus órdenes el equipo consiguió 53 tantos, pero encajó 41. Al final el técnico montañés, al igual que todo el barcelonismo, se quedó con la miel en los labios.

EnriqueOrizaola03UNA AUTÉNTICA VUELTA A ESPAÑA EN LOS BANQUILLOS

Una vez libre de su compromiso con el Barça, Enrique Orizaola va a ser nombrado en febrero de 1962 responsable de la Selección Juvenil Española con vistas a participar en el Torneo Internacional de la UEFA que se celebraría en Rumanía en abril de dicho año. Allí, la actuación de nuestros chavales no fue demasiado brillante, pues cayeron ante Hungría y Turquía, y únicamente pudieron empatar con Francia, quedando fuera de la siguiente fase. Orizaola contó con un grupo de jugadores en el que formaban algunas futuras figuras y nombres importantes del fútbol español, tales como Gallego, Zunzunegui, Aranguren – autor del único gol de nuestro combinado -, Suco, Germán o Uriarte.

De cara a la temporada 62-63 el santanderino va a recalar en Pamplona, para intentar mantener a Osasuna en la máxima categoría. Ya no estaban en el conjunto navarro ni Zoco ni Fusté, y el equipo era joven e inexperto, y descenderá finalmente. En la campaña siguiente, la 63-64, fichará por el Real Oviedo, otro modesto, y aunque los carbayones acababan de firmar su mejor temporada en la élite, con un tercer puesto, superando a Barcelona, Zaragoza, Valencia o Athletic de Bilbao también habían perdido a dos de sus puntales, Paquito y Sánchez Lage, traspasados al Valencia. De modo que el conjunto azul va a marchar toda aquel curso a trompicones, y aunque al final conseguirá la permanencia tras superar al Hércules en la promoción, Orizaola ya no estará sentado en su banquillo para verlo, sustituido en la jornada 18 por el doctor Toba, futuro seleccionador nacional.

Su siguiente destino va a ser Valencia, y concretamente el campo de «Vallejo». El Levante afrontaba su segunda temporada en la División de Honor, con una plantilla en la que destacaban jugadores como el internacional Domínguez, el defensa Calpe – pronto en las filas del Real Madrid – o los delanteros Wanderley (hermano del valencianista Waldo) y Serafín, un extremo goleador que acabará siendo fichado por el Barça. Pero a pesar de esos mimbres, el cuadro granota va a verse durante toda la campaña rondando por la zona de peligro. Finalmente consigue eludir el descenso directo, pero va a caer en la promoción ante el Málaga.

Orizaola hará una vez más las maletas, en dirección hacia la otra punta del país. Coge a un Deportivo de La Coruña que también acaba de bajar, y lo lleva de nuevo a la élite como campeón del Grupo Norte de Segunda. Ya no forma Veloso con los gallegos, pero si algunos otros buenos jugadores como Joanet, Lariño, Aurre, Domínguez, Escolá, Pellicer, Chapela, Loureda o el peruano Montalvo. Una vez en Primera, el equipo se refuerza con algunos ilustres veteranos de la talla del guardameta Vicente, el internacional Campanal o el argentino Sánchez Lage, pero los resultados no van a acompañar, y el técnico santanderino es relevado en la jornada 19. Su sucesor, el uruguayo Dagoberto Moll, antiguo jugador deportista,  tampoco puede enderezar la nave, y el conjunto herculino hará honor una vez más a su fama de «equipo ascensor», en esta ocasión con trayectoria descendente.

El Real Valladolid, que llevaba unas cuantas temporadas de gris andadura por Segunda, va a pensar en Orizaola para intentar remontar el vuelo una vez comenzada ya la Liga, tras la quinta jornada. Y casi lo consigue, porque finaliza la campaña 67-68 como subcampeón del Grupo Norte, lo que le da derecho a jugar la promoción de ascenso, aunque será superado por la Real Sociedad. No va a seguir en el conjunto castellano, sustituido por el veterano Antonio Barrios, pero cuando se llevan únicamente jugados siete partidos vuelven a llamarlo. Y a orillas del Pisuerga concluye el curso 68-69, con un equipo donde ya no figura Melo traspasado al Atlético de Madrid el año anterior, pero en el que destacan nombres como Aguilar, De la Cruz, Alberto, Astráin, Lorenzo, Lasa, Docal o Lizarralde.

No comienza en ningún banquillo la temporada 69-70, pero a mitad del campeonato le llaman de una nueva plaza, Salamanca, donde la Unión Deportiva, recién ascendida a Segunda, pasa también serios apuros. En los 24 partidos en los que dirige a los charros (con los Huerta, Simonet, Frasco o Fermín entre sus chicos) no consigue revertir la situación, y se enfrenta a una nueva pérdida de categoría. Tampoco se halla en la línea de salida al iniciarse la siguiente campaña, la 70-71, pero no tarda demasiado en volver a sonar su teléfono. Ahora es el Rayo Vallecano el club que solicita sus servicios. Con los de la populosa barriada madrileña va a estar hasta el final de la temporada 71-72, con una plantilla en la que destacan jugadores de la talla de Aráez, Curta, Felines, Illán, Roselló, Nieto, Bordons, Veloso o Potele, aunque no consigue el gran objetivo del club de Vallecas, el anhelado ascenso a Primera, que aun tendrá que esperar varios años para materializarse.

Su próxima parada será la «Nova Creu Alta» sabadellense, con la vista puesta en el retorno del club arlequinado a la máxima categoría, algo que no se va a lograr, y además será cesado tras la jornada 19, sustituido por Antonio Jaurrieta, a pesar de contar a sus órdenes con futbolistas de la talla de Martínez, Franch, Marcelino, Vilar, Pini, Herrera, Montesinos, Garcia Soriano, Palau, Zaldúa, Jara o Cristo . Regresa al Deportivo de La Coruña en la campaña siguiente, la 73-74, siendo uno de los cuatro técnicos que se suceden en el banquillo de los de «Riazor», pero tampoco va a impedir que el cuadro gallego, con los Aguilar, Bellod, Zugazaga, Cervera, Cortés, Loureda, Beci, Vavá o David Vidal,  se precipite al abismo de la Tercera División. Es su último trabajo en las dos principales categorías de nuestro fútbol, donde dejó un balance de 430 partidos, entre Primera y Segunda. Con posterioridad dirigirá a una serie de conjuntos modestos (Xerez Deportivo, Club Atlético Marbella, Gimnástico de Melilla, Albacete Balompié, Calvo Sotelo, Badajoz…). Durante buena parte de la década de los años 80 trabajará nuevamente para el Barça, confeccionando informes para técnicos como César Luís Menotti, Terry Venables, Luís Aragonés y Johan Cruyff. Entre 1989 y 1991 realiza labores de gerente en el Real Zaragoza – era también profesor mercantil -, y en la temporada 1993-94 va a llevar la dirección deportiva de un Albecete Balompie convertido ya en «el Queso Mecánico». En sus últimos años, concretamente en 2007,  tendrá que pasar por uno de los trances más duros y dolorosos que pueden acaecerle a un ser humano en esta vida: ver como su hijo fallecía a una edad aun muy temprana. Enrique Orizaola Paz, que así se llamaba su vástago, nacido en 1950, era abogado, y había sido presidente del Córdoba CF. entre diciembre de 2003 y mayo de 2006.

Orizaola va a morir el 10 de junio de 2013 en la misma ciudad que le vio nacer, Santander, a la edad de 91 años. Fue historia del fútbol cántabro y español, y estuvo también a un palmo de la gloria aquel condenado 31 de mayo de 1961 en Berna. Allá donde fue, al margen de los veleidosos resultados, dejó siempre un buen sabor de boca por su corrección y profesionalidad – era un gran estudioso de nuestro Deporte Rey, llevando un amplio y completo fichero de jugadores en aquellos nada fáciles tiempos preinformáticos-. Lástima que en 1961 los postes de las porterías fueran aun de sección cuadrada. . .




Ljubisa Brocic, un caballero de los Balcanes (1960-1961)

Brocic011960-61 es una temporada crucial en la historia del Barça. Pudo ser la de su consagración internacional, sucediendo al Real Madrid en la hegemonía futbolística europea, pero sin embargo va a suponer el inicio de una larguísima travesía del desierto que prácticamente durará dos décadas, a pesar del fugaz brillo emanado del rutilante  fichaje de Johan Cruyff, hasta que el club blaugrana obtenga su primera Recopa en la ciudad suiza de Basilea, en mayo de 1979, frente al Fortuna de Düsseldorf y ante 30.000 enfervorizados seguidores que se dieron cita en el ya desaparecido estadio St. Jakob, que diez años antes había sido también testigo de otra gran decepción del cuadro barcelonista, derrotado por el Slovan de Bratislava en su primera final del torneo reservado a los campeones coperos, igual que en 1961 va a caer en su primer asalto al principal título continental, la Copa de Europa, batido por el Benfica lisboeta y la mala suerte en forma de unos condenados postes de sección cuadrada que escupieron un poker de disparos.

El Barça va a afrontar esta campaña ya sin Helenio Herrera en el banquillo, y sumido en una grave crisis económica, con la factura del «Camp Nou» gravitando amenazadoramente sobre sus maltrechas finanzas, incapaz de sacarle rentabilidad por el momento al viejo terreno de «Les Corts». Aun así, el equipo se reforzará notablemente, sobre todo en sus líneas traseras. La principal novedad estribará en el fichaje del magnífico central del Athletic de Bilbao Jesús Garay, un fijo en la Selección Española y un zaguero de gran clase, tan noble como eficaz. Tras toda una década vestido de rojiblanco, Garay va a dejar en las arcas de los leones la nada despreciable suma de 6 millones de pesetas, con las que el club vizcaíno sufragará la mayor parte de la construcción de una nueva tribuna en «San Mamés», que debido a ello va a ser popularmente conocida como «la Tribuna Garay»

El presidente azulgrana Miró-Sans tiene que tomar la nada fácil decisión de poner al frente del primer equipo a un técnico de reconocida solvencia. Enric Rabassa nunca fue más que una solución provisional, de emergencia, para tratar de finalizar decorosamente una campaña por otra parte en absoluto mala-sino más bien  todo lo contrario-en lo deportivo, y la opción de César va a tornarse inviable al firmar este por el Real Zaragoza. Tras sopesar la candidatura del francés Albert Batteux, el fabricante del gran Stade de Reims de los años 50 (con el que había logrado cuatro Ligas galas y una Copa de Francia, más dos subcampeonatos de la Copa de Europa en 1956 y 1959 respectivamente, cayendo en ambas ocasiones ante el Real Madrid), finalmente el elegido va a ser Ljubisa Brocic, un técnico yugoeslavo con amplia experiencia en varios países.

Brocic nace el 3 de octubre de 1911 en la localidad de Guca, entonces perteneciente al reino de Serbia. Como jugador había militado en el SK Jugoslavija de Belgrado, un club polideportivo de vida breve, fundado en vísperas de la Gran Guerra y disuelto por colaboracionista -había disputado competiciones durante la ocupación del país por las fuerzas del Eje- a instancias de las nuevas autoridades comunistas en 1945, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, pasando todas sus instalaciones-estadio, campos de entrenamiento y oficinas-,  así como la mayoría de sus jugadores e incluso su uniformidad (camiseta rojiblanca y pantalón blanco) a formar parte del recién constituido «Estrella Roja» de la capital yugoeslava. En 1946 había sido seleccionador de Albania, con la que ganó la Copa Balcánica. Dirigió después a varios equipos de su país (Metalac Belgrado, el propio Estrella Roja, y Vojvodina de Novi Sad). Con los capitalinos obtuvo dos títulos, en 1951 y 1952-53, pero en esta última fecha protagonizó ciertos problemas con trasfondo político, que van a suponer de hecho su exilio.

Al parecer, durante un viaje del combinado yugoeslavo por Brasil (en el que Brocic formaba parte de la expedición), se mantuvieron algunos contactos con exiliados chetniks (los chetniks eran una fuerza armada serbia de carácter nacionalista, conservador y monárquico, que había jugado un ambiguo papel durante la ocupación alemana e italiana de Yugoeslavia, a veces combatiendo a los invasores, y otras colaborando con ellos contra el movimiento guerrillero acaudillado por Tito). También había enojado a las autoridades deportivas de Belgrado al permitir que refugiados serbios y croatas se fotografiasen con los jugadores de la Plavi.

Por este cúmulo de circunstancias va a abandonar el país balcánico, pasando primero a Egipto, donde dirigirá a su selección en 1954-55, y posteriormente al Líbano, entonces conocida como la «Suiza de Oriente Medio». En 1956 retorna a Europa, al PSV Eindhoven neerlandés, y en 1957 pasa a Italia, a la Juventus. Conduce a la Vecchia Signora hasta la consecución de su décimo scudetto, en la campaña 57-58, con un equipo en el que brillan  el argentino Omar Sivori y el británico John Charles. Sin embargo, en el curso siguiente será destituido tras la octava jornada del campeonato, yendo la Juve cuarta, a sólo dos puntos del líder. La temporada 59-60 la consume nuevamente en Holanda, de vuelta al PSV, y a su conclusión es cuando acepta la oferta del Barça.

UN SERBIO EN EL BANQUILLO BLAUGRANA

El lunes 30 de mayo de 1960 Ljubisa Brocic va a ser presentado oficialmente a la plantilla profesional barcelonista por el presidente del club, señor Miró-Sans, a quien acompañaban la casi totalidad de los miembros de su junta directiva. Según cuenta «El Mundo Deportivo», en su parlamento el señor Brocic «expuso la necesidad que había de la más perfecta posible compenetración entre todos los elementos del club, para conseguir los éxitos que se pretenden que mantengan al Club de Fútbol Barcelona en la línea histórica de su prestigio y fama». Finalmente «se mostró complacido y honrado ante la perspectiva de entrenar en fecha cercana a jugadores de tanta nombradía como los que en aquel momento tenía el gusto de conocer personalmente y al propio tiempo poder contribuir de una manera efectiva en los triunfos que esperan seguramente al Club de Fútbol Barcelona»

Se enfrentaba  de entrada, no obstante, con una importante traba burocrática, puesto que su título de entrenador no era convalidable en España (me atrevo a aventurar que por proceder de un país de los llamados de «Tras el Telón de Acero», con los que el régimen franquista no mantenía relaciones diplomáticas y casi de ningún otro tipo). De modo que Brocic, para poder sentarse en el banquillo azulgrana, no va a tener más remedio que superar el intensivo Cursillo Nacional que se celebraba en Madrid durante el verano. Como apenas sabía castellano, y para ayudarle en el trance, el Barça va a contratar a un joven técnico santanderino, Enrique Orizaola, que dirigía entonces al Real Murcia de Segunda División, equipo que había causado una grata impresión en la Ciudad Condal en la Copa de 1959, cuando puso en grandes apuros al Barça, llegando incluso a empatar en el partido de ida en el «Camp Nou». El objetivo va a conseguirse con creces, ya que Brocic aprueba el curso (es el octavo de su promoción), superando tanto las pruebas físicas como las de conocimientos técnicos y tácticos. El eficiente Orizaola, una vez cumplida su misión, no abandonará el club, sino que será designado ayudante suyo.

Investido ya de toda su autoridad, Brocic se va a encontrar con una plantilla de ensueño a sus órdenes, un auténtico «Dream Team» avant la lettre, en el que además del ya citado fichaje de Garay son altas el defensa canario Alfonso Rodríguez Salas «Foncho», procedente del Murcia, club del que también llegará ya muy avanzada la temporada el cántabro Ramón De Pablo Marañón, mientras que de «San Mamés» viene otro refuerzo, el extremo izquierdo Gonzalo Beitia, que había sustituido en dicha demarcación nada menos que al mítico Piru Gainza, usufructuario del puesto durante casi dos décadas. También van a integrarse en la primera plantilla dos jóvenes guardametas, Andrés Rodríguez Serrano, conocido como «Rodri II», y el tarraconense Salvador Sadurní, campeón de España juvenil, y que será cedido al Mataró hasta bien avanzada la campaña. Por contra, causan baja el veterano Isidre Flotats, que pasa al RCD. Mallorca, recién ascendido a Primera, el central Brugué, que se retira del fútbol aun en plena juventud sin haber podido superar una grave lesión, el peruano Loayza (con destino a Boca Juniors), y Rifé I, que jugará en el Atlético de Ceuta mientras cumple su servicio militar en la ciudad norteafricana. El prometedor Josep María Fusté, una de las joyas de la cantera azulgrana, va a ser cedido al Osasuna, entrenado por el catalán Miquel Gual, junto con otros dos barcelonistas, Celdrán y Salvador, mientras que el defensa Eladio-que también se había asomado al primer equipo en algún amistoso, al igual que Fusté-completa su formación en el Condal. Así queda el maravilloso grupo vestido de azul y grana: Ramallets, Medrano, Rodri II, Sadurní, Olivella, Foncho, Rodri I, Gensana, Garay, Gracia, Pinto, Vergés, Marañón, Segarra, Ribelles, Tejada, Suco, Kubala, Kocsis, Evaristo, Eulogio Martínez, Luís Suárez, Villaverde, Czibor, Coll y Beitia. Hay que hacer notar que la gran estrella del conjunto, Ladislao Kubala, ya con 33 años de edad, había estado unas semanas antes a punto de marcharse al Colo-Colo chileno.

Una vez iniciados los entrenamientos, el 8 de agosto, se especula con que Brocic pretende darle un nuevo estilo de juego al Barça. Antes de disponer de toda la plantilla a sus órdenes (los jugadores internacionales, que se encontraban realizando una gira por Sudamérica con la Selección Española, no se incorporaron hasta el día 15), efectúa ya sesiones dobles de preparación, mañana y tarde,  y a buen ritmo, preconizando un estrecho contacto con el balón, a diferencia de otros técnicos anteriores, con vistas a mejorar la técnica individual de sus nuevos pupilos.

El técnico serbio va a causar una grata impresión por su porte, modales y cordialidad. De su experiencia y currículo se esperaba que el equipo-que por segundo año consecutivo afrontaba cuatro competiciones-pudiera beneficiarse, y también que el ambiente del vestuario mejorase, tras el tenso enfrentamiento entre Helenio Herrera y Kubala. En cuanto a su modus operandi, Brocic introduce también nuevos métodos de preparación física, los llamados entrenamientos «de fuerza», consistentes en el uso de pesas y halteras (que una vez fuera del banquillo el balcánico dormirán el sueño de los justos durante años en algún almacén del «Camp Nou», hasta que en 1967 Salvador Artigas las rescate y vuelva a utilizarlas)

La pretemporada del Barça no puede ser más prometedora, ya que va a ganar absolutamente todos los partidos disputados en una gira triunfal por Europa, en la que los blaugranas derrotan a domicilio a Ajax (3-4), Newcastle (3-4), Hamburgo (2-3) y Standard de Lieja (2-5). Con tan altas expectativas, la Liga 60-61 levanta su telón nuevamente con un enfrentamiento entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, aunque esta vez en feudo rojiblanco, el 11 de septiembre de 1960. Se creyó oportuno, por mutuo acuerdo entre ambos clubes, que Jesús Garay no debutase precisamente ante su antiguo equipo, al que profesaba un gran cariño (el traspaso se había efectuado exclusivamente por motivos económicos), y por consiguiente Brocic va a poner en danza el siguiente once para arrancar el torneo: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor. Es decir, el mismo equipo base de Herrera, con la ausencia de Segarra. Justa victoria azulgrana por 0 a 2, con tantos de Czibor, venciendo la resistencia de los vascos, en cuyas filas se notó la inexperiencia de algunos de sus jugadores.

Garay debutó por fin en el «Camp Nou» al domingo siguiente, frente al Real Valladolid. Ajustado triunfo barcelonista por 2 a 0, con goles de Suárez y Kocsis, resultando lesionado de gravedad Coll. El Barça es líder con 4 puntos, uno más que el Sevilla. Y sale aun más reforzado de «Heliópolis», donde consigue su tercer triunfo consecutivo a costa del Betis. Gran partido de Suárez, y goles del propio Luisito, Kocsis y Czibor. Por los verdiblancos mojó un jovencito rubio y muy espigado llamado Yanko Daucik, hijo del famoso entrenador del equipo de las «Cinco Copas»-a la sazón al frente del cuadro hispalense-y por consiguiente sobrino de Kubala, que no jugó en la capital andaluza. Los azulgranas encabezan la tabla, y a dos puntos les siguen Valencia, Racing de Santander, Español y los dos equipos madrileños.

Arranca también  la segunda participación barcelonista en la Copa de Europa, en esta oportunidad  ante el Lierse, el campeón belga, que montará todo un cerrojazo en el «Camp Nou», que al menos les sirve para no salir goleados. 2 a 0 a favor de los catalanes – Czibor y Suárez-, con este equipo: Ramallets; Rodri, Garay, Gracia; Vergés, Gensana; Kubala, Evaristo, Kocsis, Suárez y Czibor. Y en la cuarto jornada de Liga, cuarta victoria azulgrana. Un nuevo 2 a 0 ante un Racing de Santander animoso pero sin mordiente, con dos tantos de Kubala. En las filas montañesas, algunos viejos conocidos de la afición culé, como el guardameta Piñol, el húngaro Kazsas y el valenciano Sampedro, inolvidable protagonista, merced a su solitario y decisivo gol, de la final de Copa del 57 en «Montjuich» frente al Español. A todo esto, el Barça encabeza la clasificación con 8 puntos y 4 positivos, con dos de ventaja sobre el Real Madrid.

Sin embargo, esta ligera ventaja va a perderla ya a la semana siguiente, pero antes ha de rendir visita a la cancha del Lierse, para disputar el partido de vuelta, que a la postre  resultará más sencillo que el del propio «Camp Nou», pues se impondrá por un claro 0 a 3 (Evaristo 2, y Villaverde), aunque tendrá que lamentar las lesiones de Kubala y Kocsis, de cierta consideración ambas. Y en el «Metropolitano», el Atlético de Madrid infligirá al Barça su primera derrota de la temporada. Muchas bajas en la formación barcelonista (Tejada, Kubala, Kocsis, Suárez y Czibor entre ellas, toda una delantera titular), y de ello va a resentirse el equipo, sin capacidad ofensiva a excepción del brasileño Evaristo. Collar y Mendonça marcaron los goles colchoneros. El Real Madrid alcanza a los azulgranas en la cabeza de la clasificación, igualando a 8 puntos.

Y coincidiendo con  la festividad del Pilar, día 12 de Octubre, se inicia la otra competición continental que disputa el Barça esta temporada, la Copa de Ferias. El partido se juega en la localidad croata de Zagreb, ante una potente selección local, y al frente del equipo no viajará Brocic, debido a su condición de exiliado político, dirigiendo a los jugadores desde la banda su segundo, Orizaola. Buen resultado (empate a uno, con gol de Villaverde), y esta alineación: Ramallets; Pinto, Garay, Gracia; Vergés, Gensana; Suco, Ribelles, Evaristo, Segarra y Villaverde.

El Barça va a continuar como líder, ahora en solitario, aprovechando el pinchazo del Real Madrid en su propio feudo ante el Sevilla tras la sexta jornada de Liga, en la que se deshace de la Real Sociedad en el «Camp Nou» con un estrepitoso 6 a 2, que aun pudo ser mayor si Evaristo no malogra un máximo castigo. Marcaron los goles blaugranas el propio Evaristo (3), Czibor, Gensana y Eulogio Martínez. Los donostiarras acusaron en demasía la ausencia de su meta titular, Araquistáin. En el cómputo general, el Barça les saca un punto de ventaja a la pareja perseguidora compuesta por ambos equipos madrileños. Y en la vuelta de la eliminatoria ferial, reñido encuentro ante el Zagreb, que se salda con una victoria mínima pero suficiente por 4 a 3, después de adelantarse los balcánicos con un inquietante 0 a 2. Suárez, Martínez, Gensana y Czibor fueron los goleadores.

 El Barça va a perder el liderato en «Altabix», en la séptima jornada, para no volver a recuperarlo ya más. Fue una auténtica sorpresa, pero el Elche, en vena de aciertos, volvió a derrotar a los azulgranas al igual que había hecho en la temporada anterior, en esta ocasión con tantos de Guerrero y Romero. Se lesionó Ramallets, siendo sustituido por el joven Rodri II, a tiempo para encajar uno de los goles locales. Suárez marcó para el Barça. Y en la fecha siguiente, derbi. El Español, que venía realizando un buen campeonato hasta entonces, va a salir goleado del «Camp Nou» (4 a 1). Los de Brocic dominaron durante todo el encuentro, y consiguieron sus goles por mediación de Tejada (2), Suárez y Kocsis. En la general, los merengues son primeros con 13 puntos, uno de ventaja sobre los azulgranas. Pero el sorteo para los octavos de final de la Copa de Europa  va a deparar una auténtica bomba: un nuevo enfrentamiento entre el Barça y el Real Madrid.

¡ EL REAL MADRID ELIMINADO DE «SU» COPA DE EUROPA !

Brocic02El Estadio «Santiago Bernabeu» es el escenario del partido de ida, el día 9 de Noviembre de 1960. Estas serán las alineaciones: por el Real Madrid, Vicente; Pachín, Marquitos, Casado; Vidal, Del Sol; Herrera, Mateos, Di Stefano, Puskas y Gento, y por el Barça; Ramallets; Rodri, Garay, Gracia; Vergés, Gensana; Villaverde, Evaristo, Kocsis, Suárez y Czibor. Arbitra el Señor Ellis, inglés, cuyas decisiones van a traer mucha cola, erigiéndose en uno de los protagonistas del encuentro.

El resultado final fue muy esperanzador para los intereses barcelonistas de cara a la vuelta, empate a dos, con tantos de Mateos y Gento para los blancos, y Luisito Suárez – el segundo de ellos al trasformar un penalty –para los azulgranas. Este máximo castigo, que estableció la definitiva igualada en el marcador, estuvo rodeado de una gran polémica, ya que la acción vendrá precedida de un posible fuera de juego de Kocsis. El linier levantó su banderín, pero el árbitro consideró que no había nada ilegal en la jugada e hizo caso omiso del gesto de su auxiliar, para indicar acto seguido la pena máxima en una falta del guardameta local, el catalán Vicente, al barcelonista Czibor, infracción que – según los blancos – se había cometido fuera del área. En un ambiente muy crispado por las acaloradas protestas del público y los jugadores madridistas, Suárez no falló desde el punto de penalty, obteniendo así el empate con el que finalizaría el choque. La decisión, el día 23 de Noviembre en el Camp Nou.

Pero antes de este nuevo “Partido del Siglo”, el Barça jugará un par de encuentros de Liga con desigual fortuna. En «Mestalla», en la novena jornada, se impondrá sin grandes dificultades al Valencia, con dos goles de Ribelles, aquel jugador leridano que HH solía utilizar en los desplazamientos en lugar de Kubala, que en esta oportunidad sí formó parte de la alineación. Y a tres días del trascendental compromiso contra los blancos, recibe al Sevilla en el «Camp Nou». Los andaluces, que estaban realizando un buen campeonato a las órdenes del antiguo portero barcelonista Lluís Miró, van a arrancar unas meritorias tablas, luchando durante los 90 minutos. Marcó primero Kubala, y empató después Agüero, para adelantarse de nuevo el Barça con gol de Gensana, e igualar definitivamente el sevillista Diéguez. Al Barça se le anularon dos goles. Con este resultado el Barça, al finalizar el primer tercio de la competición, se hallaba en segunda posición con 15 puntos, a sólo uno del líder, el Real Madrid.

El 23 de Noviembre de 1960 va a pasar con letras de oro a la historia del Fútbol Club Barcelona, pues en dicha fecha el equipo entrenado por Ljubisa Brocic conseguiría la proeza de eliminar por vez primera al Real Madrid de la Copa de Europa, cuyas cinco anteriores ediciones habían sido conquistadas de manera consecutiva por el conjunto blanco. Gran lleno en el Camp Nou, enorme expectación y, a las órdenes del árbitro inglés Mister Leafe, las siguientes alineaciones: por el Barça, Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Kubala, Evaristo, Kocsis, Suárez y Villaverde, y por el Real Madrid; Vicente; Marquitos, Santamaría, Casado; Vidal, Pachín; Canario, Del Sol, Di Stefano, Puskas y Gento.

En el minuto 33 va a llegar el primer gol barcelonista. Nacerá de las botas de Kubala, el hombre más destacado del partido, y lo va a materializar Martí Vergés, aunque la pelota golpeada por el mediocampista gerundense rebotará en el madridista Pachín, colándose en el marco defendido por Vicente. El 2 a 0 va a hacerse mucho de rogar, hasta el minuto 82, pero merecerá la pena. Un centro de Olivella desde la derecha lo va a rematar de cabeza acrobáticamente, lanzándose en plancha, el brasileño Evaristo, anticipándose a la intervención de Vicente. La fotografía que muy oportunamente captará tan espectacular tanto va a dar la vuelta al mundo, y aun hoy es de inserción obligada en cualquier libro que glose la trayectoria del Barça, cincuenta y cinco años después. Tomamos prestada la pluma del prestigioso periodista deportivo barcelonés Alfredo Rueda, en un artículo publicado en el especial navideño de la revista «Barça» en 1969, para recrear con mayor detalle un gol tan hermoso como histórico:

“Cuando el fotógrafo hundió su dedo sobre el disparador de su máquina actuó con esa inexplicable intuición que permite al profesional del periodismo gráfico dar un testimonio de los más asombrosos momentos de un partido para solaz y satisfacción de los aficionados. El balón partió de la derecha. El Barcelona atacaba sobre la portería norte del Camp Nou. De pronto, la pelota centrada por Olivella, parecía buscar la cabeza del ariete azulgrana Evaristo. Era un balón peligroso para Vicente, pero quedaba a medio camino entre él y Evaristo. Lógicamente tenía ventaja Vicente, ya que el portero puede emplear sus brazos, en este caso los largos brazos de un guardameta de elevada estatura, ante un delantero centro de talla media. En verdad, mientras el balón describía una curva perfecta sobre la boca de gol, pocos creían que Evaristo iba a poder ganar la acción a Vicente. De pronto, el delantero del Barcelona se lanzó en plancha por los aires. Su decisión fue más bien la actitud de un hombre que confía en poder volar, así como suena. Y el poder, la convicción de Evaristo, le llevaron hasta el balón antes de que Vicente pudiera tocar la pelota con su mano derecha extendida con auténtica desesperación. Evaristo conectó un violento cabezazo. Cien mil gargantas prorrumpieron en el grito mágico del fútbol: ¡¡ Gol !!

Pero no todos quedaron tan contentos con el resultado final. En el Real Madrid se insistiría largamente en los cuatro goles, cuatro, que el colegiado inglés Mister Leafe les había anulado, cargándole expresamente con la responsabilidad de su eliminación. Por su parte Brocic va a dejar también para la historia una frase que más o menos decía lo siguiente: «el Real Madrid es un equipo muy grande, tanto, que sólo el Barcelona puede eliminarlo».

A TRANCAS Y A BARRANCAS

Tras la gran hazaña continental, de nuevo el regreso a la realidad liguera de cada jornada, donde el Barça aun tenía todas sus opciones intactas. Por más que no fuese capaz de ganar en Granada, donde los locales realizaron un magnífico partido y a punto estuvieron de conseguir la victoria, aunque el choque acabó en tablas – 1 a 1-, con gol azulgrana a cargo de Evaristo. Ahora el Real Madrid aventajaba a los pupilos de Brocic en dos puntos. Pero el espectáculo debe continuar, como siempre dicen en los USA, ¿y a que no adivinan quién iba a ser el próximo visitante del «Camp Nou»? Pues sí, precisamente ese mismo equipo que están pensando…

El partido, como no podía ser de otro forma, lo van plantear los madridistas muy enrabietados, a modo de revancha de su recentísima eliminación. De manera que el 4 de Diciembre de 1960 comparecieron en el feudo barcelonista dispuestos a borrar la humillación de la infamante derrota de once día antes (que en realidad no lo había sido en absoluto, pues cayeron por la mínima ante un conjunto del potencial del azulgrana). Y en esta ocasión la fortuna va a sonreírles, aunque justo es reconocer su superioridad, basada en buena medida en el gran partido de Gento, que se impuso siempre a Olivella en su duelo particular, y bien puede decirse que allí terminó la carrera del defensor del Poble Sec como lateral. Di Stefano y Del Sol adelantaron al Madrid, y Eulogio Martínez y Villaverde equilibraron la contienda. Pero entonces comenzó el gran show del extremo cántabro, autor del tercer gol, con el cual se llegó al descanso. En la segunda mitad nuevamente Gento y Di Stefano colocaron un claro 2 a 5 en el marcador, reduciendo distancias Kubala con el tercer tanto azulgrana. Nada que reprochar a la victoria merengue, cimentada en un demoledor contraataque, ante el que de poco sirvió el dominio territorial barcelonista. Este fue el equipo que presentó  Brocic en el encuentro de la máxima: Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Kubala, Evaristo Eulogio Martínez, Suárez y Villaverde.

Con este resultado el Real Madrid aventajaba ya al Barça en cuatro puntos, distancia que se incrementaría a cinco en la siguiente jornada, en la que los blancos vencieron apuradamente al Real Valladolid, mientras que los azulgranas no pasaban del empate en «La Romareda» ante el Real Zaragoza, con gol de Luís Suarez. El título comenzaba a alejarse  de  un Barça demasiado irregular, asolado por una plaga de continuas lesiones  que obligaban a introducir cambios en la formación titular a cada partido. Por otra parte, el Real Madrid se estaba mostrando intratable, y llevaba también camino de pulverizar todos los records.

La jornada número catorce será testigo de otra nueva exhibición merengue, esta vez  en terreno del Betis, donde también ganaron “sin apearse del autobús “ (0 a 5), mientras que el Barça derrotaba por 4 a 2 en el «Camp Nou» a un Mallorca que dio más guerra de la esperada en su primera visita liguera, y al que únicamente la facilidad goleadora de Evaristo (3 tantos) consiguió doblegar. El otro gol lo marcaría Suarez. La portería del conjunto de la Isla de la Calma estaba defendida por el hijo del mismísimo Ricardo Zamora, «el Divino»

La Liga va a sufrir un parón debido a la Navidad, y el día 27 de Diciembre se jugará en terreno barcelonista un nuevo partido de Copa de Ferias. El adversario no parecía excesivamente temible – el Hibernians de Edimburgo-, pero los escoceses van a ser un hueso demasiado duro de roer y se irán para sus lares con un merecido empate a cuatro. Por el Barça marcaron Kocsis, en tres ocasiones, y Evaristo, y se alineó el siguiente equipo: Ramallets; Segarra, Garay, Gracia; Verges, Gensana; Villaverde, Kocsis, Evaristo, Kubala y Beitia. El año 1960 se despide con mal humor por parte de los socios y seguidores culés, y la figura el entrenador, como de costumbre,  está en el punto de mira. El juego del equipo no convence, y se rumorea el próximo cese del técnico balcánico

Finaliza la primera vuelta el día de Año Nuevo de 1961, y bien puede decirse que esa tarde se acabaron las remotas esperanzas que podía albergar el Barça de volver a revalidar su título de campeón, pues el Real Oviedo, con gol del ex-azulgrana Hermes González – vence en su feudo de «Buenavista» por 1 a 0, dejando ya al Barça a siete puntos del Real Madrid, y superado incluso en la segunda posición por el Atlético de Madrid. Para colmo de males, se va a lesionar Luís Suárez. Los números del equipo en esta primera ronda no son precisamente para tirar voladores: 19 puntos, que se desglosan en 8 victorias, 3 empates y 4 derrotas, con 33 goles a favor y 20 en contra.

Se inicia la segunda vuelta con un resultado negativo en el Camp Nou, donde el Athletic de Bilbao arranca un empate a dos que supondrá el final de Ljubisa Brocic como entrenador del Barcelona, cuando tan sólo llevaba seis meses en el cargo. Aguirre hizo los dos goles rojiblancos, mientras que Evaristo y Tejada marcaban los tantos de un renqueante Barça que formó así en el que va a ser último partido del serbio como responsable del cuadro catalán: Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Kocsis, Evaristo, Kubala y Villaverde. Y el Madrid,  a 8 puntos ya.

Llegados a esa situación, se dudaba abiertamente del liderazgo de Brocic, y se aseguraba que-sin menoscabo de sus cualidades personales y técnicas-el equipo en nada había ganado cambiando a Helenio Herera por el balcánico. Los malos resultados y las continuas lesiones – que algunos achacaban a sus peculiares métodos de entrenamiento – le ponían en la picota, a pesar de ser también responsable de una verdadera proeza, tal como fue la eliminación del Real Madrid en octavos de final de la Copa de Europa. Además, se argumentaba que el fichaje de Garay, de cuya gran calidad nadie dudaba, había alterado el estilo de la defensa azulgrana, pues al tratarse de un central muy técnico, al que le gustaba salir con el balón controlado  y abandonar frecuentemente sus dominios, ello redundaba en la inseguridad de las líneas traseras, que estaban recibiendo más goles de lo habitual.

A las 9 de la noche del 12 de enero de 1961, el Club de Fútbol Barcelona va a convocar en su sede social de la Vía Layetana a la prensa deportiva de la Ciudad Condal, para darle cuenta puntual de sus últimas y trascendentes decisiones, según cuenta «El Mundo Deportivo» en su edición del día siguiente. La reunión tuvo lugar en el más amplio de los salones del local barcelonista, con la presencia de los componentes  del Consejo Directivo del Club, encabezados por su presidente, Miró-Sans, que tomó la palabra para comunicar que los acontecimientos deportivos se habían precipitado en las últimas horas, y aconsejaban «una estructuración vertebral de urgencia», que quedaba reflejada en la nota oficial que a continuación va a dar lectura el secretario del club, don Joaquin Viola Sauret, futuro alcalde de Barcelona en los años 1975-76, y asesinado más tarde en su propio domicilio junto con su esposa por un grupo terrorista :

«El Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona ha estudiado con tiempo cierta reorganización de gobierno y servicios del club, ponderando debidamente el aspecto deportivo y el económico-administrativo, que están en innegable y recíproca dependencia. El momento actual aconseja no demorar la reforma. El rendimiento de nuestro primer equipo profesional en sus últimas actuaciones, no corresponde a las esperanzas depositadas en su valía, ni a la responsabilidad que tenemos contraída de defender nuestro glorioso nombre, y aun el de todo el fútbol nacional en las competiciones de Copa de Europa y Copa de Ferias, pero hasta el último minuto debemos esforzarnos en ganar o mejorar nuestra posición en las competiciones nacionales. Otra cosa, sería una deserción moral.

Ciertamente, la continuidad en el número y gravedad de nuestros lesionados, puede ser una parcial justificación, nunca total. Por ello nuestro primordial objetivo es rectificar el signo y volver a la vía de los triunfos propuestos y que nuestra afición legítimamente demanda, así como lograr la mayor solidaridad entre todos los buenos barcelonistas, cuya fe y respectivo deber no puede naufragar si el momento presenta dificultad.

A dicho fin, por unanimidad, se han tomado los siguientes acuerdos:

1º. Delegar la gestión ordinaria del Consejo en la Comisión Ejecutiva, prevista en el artículo 45 de los Estatutos, y compuesta por el Presidente, el Secretario, el Contador y el Tesorero, sin perjuicio de especiales delegaciones en otros miembros del Consejo, para cometidos determinados.

2º. Intensificar las relaciones interiores y exteriores del club.

3º. Aceptar el cese, a petición propia, del entrenador don Ljubisa Brocic, cuya caballerosidad y entrega a su labor merecen nuestro público reconocimiento, haciéndose  cargo de nuestro primer equipo profesional, don Enrique Orizaola, con toda la autoridad, autonomía y responsabilidad propias de tan delicado cargo.

4º. Reestructurar nuestros servicios técnico-deportivos, de modo que profesionales, en Comité o individualmente, tengan distribuida toda la competencia y respectiva responsabilidad, sin otras interferencias del Consejo que las connaturales a su alta misión de gobierno, especialmente en cuanto a la jerarquía y disciplina, y relaciones económico-contractuales.

Confiamos que estas medidas y voluntad sin reservas y coordinada de cuantos deseen cumplirlas y desarrollarlas, servirán eficazmente a los fines propuestos, se restablecerá la efusión barcelonista, a lo que nunca será obstáculo nuestro personal sacrificio, lograremos la necesaria colaboración de la sensata critica y, en definitiva, se levantará la moral de nuestros jugadores, para volver al nivel de victoria en todas las competiciones, al tiempo que se sentarán bases firmes para lograrlo en las venideras y para el desarrollo esplendoroso de nuestro querido club»

Y firman, en Barcelona a 12 de enero de 1961, el Presidente, Francisco (sic) Miró-Sans, y el Secretario, Joaquín Viola. Era evidente la voluntad de concentrar fuerzas-y poder-en un reducido núcleo dirigente, para afrontar el delicado momento, deportivo y económico, por el que atravesaba la entidad blaugrana. Y de este modo el joven técnico cántabro, que  había entrado en Can Barça casi de hurtadillas, con la misión de apoyar en todo lo posible a Brocic  para que este consiguiese su título de entrenador homologado para España, se veía ahora repentinamente responsabilizado  de la dirección de una gran plantilla que, si bien deambulaba con más pena que gloria por la Liga, aun seguía viva y coleando en las dos competiciones continentales.

UN TÉCNICO TROTAMUNDOS

Brocic03Pese al cese, el prestigio de Brocic no había desaparecido de la noche a la mañana, de manera que va a recibir otra oferta para seguir entrenando en nuestro país. Pero en esta ocasión no vendrá de uno de los «grandes», sino de un conjunto recién ascendido por primera vez a la División de Honor, el Club Deportivo Tenerife, y hacia las Islas Canarias se irá el buen técnico serbio. Los tinerfeños tenían un buen conjunto, en el que formaban varios jugadores que pronto serían figuras en el fútbol español, como eran los Ñito, Colo, Santos, Justo Gilberto, o José Juan, junto a futbolistas de reconocida solvencia, pero aun así su paso por la Primera División va a ser fugaz.Brocic va a dirigir al Tenerife solamente en las primeras ocho jornadas del Torneo de la Regularidad, y eso que los chicharreros debutaron con muy buen pie en la máxima categoría, goleando en el «Heliodoro Rodríguez López» a la Real Sociedad por 4 a 1, con tantos del posteriormente «magnífico» Eleuterio Santos (2), Paquillo y José Juan, y la siguiente formación: Ñito; Colo, Correa, Paquillo; Villar, Álvaro; Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Aguirre. En la segunda jornada cayeron en «Sarriá» por 2 a 0, algo previsible, así como la derrota en su propio feudo ante el Barça a la semana siguiente, por 1 a 3, que les ponía ya con negativos, aunque en la cuarta jornada, y de nuevo en casa, volverían a vencer con amplitud, en esta ocasión a un Mallorca que sorprendentemente había arrancado con gran fuerza y ostentaba el liderato, 3 a 0, en un excelente encuentro donde marcaron Santos, Beitia y Aguirre de penalti.

A esas alturas eran sextos en la tabla, pero en la fecha siguiente fueron goleados en «San Mamés» por el Athletic, 5 a 0, y siete días más tarde, en un nuevo desplazamiento a la Península, van a caer por un solitario tanto, y de penalti, en el «Metropolitano» frente al Atlético de Madrid, y luego en la séptima volverán a sucumbir en el «Heliodoro…», aunque nada menos que ante el campeón, el Real Madrid (0 a 3), algo muy lógico, por otro lado. Son decimoterceros, con 4-4, pero en la octava jornada logran su tercera victoria, ante un gris Valencia, y entonces justamente es cuando va a ser cesado Brocic, con el equipo en zona de promoción, en el puesto 14, con 6 puntos y 4 negativos, pero habiendo jugado con los rivales más difíciles a excepción del Zaragoza.

Le sustituirá Vicente Gimeno Perales, provisionalmente durante tres jornadas, y a partir de la fecha número 12 ocupará el banquillo Enric Rabassa, paradójicamente el mismo técnico a quien él relevó en el Barça, y que no conseguirá finalmente la permanencia. Con posterioridad el preparador serbio seguirá ejerciendo su profesión durante casi dos décadas, tanto en Oriente Medio como en nuestras antípodas, puesto que dirigirá a las selecciones de Kuwait, Bahrein-donde se retirará de los banquillos-y Nueva Zelanda, así como al conjunto australiano South Melbourne Hellas. Va a fallecer precisamente en dicha ciudad el 16 de agosto de 1995, a la edad de 83 años.

Pero su debut no hizo honor al tópico, pues el Barça regresó derrotado de una nueva salida teóricamente asequible, a Valladolid, donde los locales se impusieron por un gol a cero, marcado por un joven e impetuoso ariete navarro llamado José Antonio Zaldúa. Esta fue la primera alineación presentada por el montañés: Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Villaverde, Evaristo, Kubala y Beitia. La derrota al miércoles siguiente, en un amistoso internacional ante la Universidad de Chile en el Camp Nou – en una partido en el que actuaron varios jugadores del Condal – no pasó de ser un hecho anecdótico, pero en aquella temporada hasta las anécdotas adquirían tintes negativos.

Tres jornadas ligueras consecutivas llevaba sin vencer el Barça, un hecho que seguramente no se registraba desde hacía mucho tiempo, pero al menos en la que hacía el número 18 se quebró la mala racha, aunque fuera de forma apurada, en el propio Camp Nou y ante un rival de los teóricamente  inferiores, el Real Betis Balompié de los Daucik, padre e hijo. Gensana y Kubala hicieron los goles barcelonistas, y el equipo formó con: Ramallets; Foncho – que hacía así su debut en encuentro oficial-, Garay, Gracia; Vergés, Gensana; Tejada, Villaverde, Kocsis, Kubala y Beitia. Pero al domingo siguiente, vuelta a las andadas. En los Campos de Sport del Sardinero, el Racing de Santander derrota a un Barça desconocido por 1 a 0,  mediante a un tanto marcado por un ex-barcelonista, Francisco Sampedro, el héroe de la final copera del 57. Y la diferencia con respecto al Real Madrid era ya de auténtico escándalo: 12 puntos. Este fue el once que actuó en la capital montañesa: Ramallets; Foncho, Garay, Gracia; Gensana, Vergés; Tejada, Ribelles, Eulogio Martínez, Evaristo y Villaverde.




Enric Rabassa, un técnico olvidado (1960)

EnricRabassa01Miró-Sans va a destituir a Helenio Herrera a causa de la segunda derrota del Barça en el «Camp Nou» (la primera también se la había infligido el Real Madrid, en la Liga 57-58). Podía parecer sorprendente que con el brillante palmarés azulgrana de HH («doblete» el año anterior, y una nueva Liga y la final de la Copa de Ferias bien encarrilada) tuviera que dejar su puesto por culpa de la eliminación ante todo un tetracampeón europeo, algo nada extraño dado el inmenso potencial madridista. Los números de Herrera eran sencillamente excelentes (94 partidos oficiales dirigidos, con 71 victorias, 10 empates y tan sólo 13 derrotas, con 295 goles a favor y 95 tantos encajados, lo que arrojaba un porcentaje total de victorias del 75,33 %). Claro que el desencuentro de Herrera con la Directiva blaugrana ya venía de antiguo, debido a una acusada personalidad que levantaba ronchas, con el telón de fondo de las fuertes tensiones de tesorería que sufría la entidad a causa de la muy onerosa construcción del «Camp Nou»

El propósito del presidente era, al parecer, contratar como secretario técnico a César Rodríguez, el entrañable «Pelucas», y buscar juntos un nuevo ocupante para el banquillo. César, con casi 40 años, había retornado a la élite del fútbol español con el Elche, al que subió de Tercera a Primera en tan sólo dos temporadas, en calidad de jugador-entrenador. De hecho, el leonés va a presenciar el partido de vuelta de la final de la Copa de Ferias ante el Birmingham City, pero su compromiso con el conjunto franjiverde, que llegará bastante lejos en la Copa (hasta las semifinales), impidió su incorporación inmediata, y de ese modo, con el paso del tiempo, su opción se irá diluyendo.

La solución de emergencia, la más sencilla, será poner al equipo en manos del ayudante de Helenio Herrera, Enric Rabassa. Su nombre completo era Josep Enric Rabassa, Llompart, y había nacido en Barcelona el día 19 de abril de 1920. En su juventud fue jugador de equipos modestos como la U.E. de Sants, Badalona, Sant Celoni y Sant Sadurní , y en la temporada 1953-54 va a efectuar el Curso Nacional de Entrenadores, aprobándolo.  Se iniciará dirigiendo al Poble Sec, de la barriada barcelonesa del mismo nombre, para más adelante pasar a entrenar a los juveniles del Barça, y luego  convertirse en ayudante de Platko, Domenec Balmanya, y finalmente de Herrera, tarea que va a simultanear en la temporada 59-60 con la dirección del Condal, después de que su entrenador, Juan Gómez De Lecube, cesase en el cargo en la jornada 17. Suya va a ser la responsabilidad de afrontar el segundo partido de la final de la competición ferial, que el empate sin goles en St. Andrews había dejado bien encarrilada, y también la de tratar de revalidar el «doblete» de la temporada anterior, alzándose de nuevo con el triunfo en la Copa del Generalísimo. Pero vayamos por partes…

El debut de Rabassa en el banquillo barcelonista va a producirse en el terreno ferrolano de «Inferniño», el 1 de mayo de 1960. En realidad se trataba de un partido de mero trámite, por cuanto el Racing de Ferrol ya había sido ampliamente goleado en el «Camp Nou», en un encuentro celebrado entre los dos compromisos de Copa de Europa ante el Real Madrid. El resultado había sido de 7 a 1 a favor de los azulgranas, con tantos de Tejada (2), Kubala (2), Loayza, Martínez y Suco. En el choque de vuelta el Barça va a volver al imponerse por 1 a 3, conseguidos por Czibor, en dos ocasiones, y el peruano Loayza, y este fue el primer once presentado por Rabassa: Medrano; Olivella, Rodri, Pinto; Flotats,Vergés; Suco, Tejada, Loayza, Ribelles y Czibor.

El día 4 de mayo de 1960 el Barça saltó al césped del «Camp Nou» para dirimir el asalto final a la segunda edición de la Copa de Ferias con el siguiente equipo: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Coll, Ribelles, Martínez, Kubala y Czibor. El encuentro no tuvo demasiada historia, puesto que los catalanes se impusieron a los británicos sin grandes problemas por 4 goles a 1, marcados por  Martínez, Czibor (2) y Coll. El Barça contaba sus participaciones en dicho torneo por victorias. Lástima de la eliminación ante el Real Madrid, que abortó un hecho insólito durante mucho tiempo: la posibilidad de que un mismo club ganase dos competiciones continentales el mismo año.

EnricRabassa02El rival en octavos de final de la «Copa del Generalísimo» tampoco era precisamente de los más temibles, sino otro Segunda División, aunque con el aliciente de que se trataba de un cuadro de la región, el Terrassa (entonces «Tarrasa C.F. «). Sin embargo, plantearía mayores problemas que los gallegos de la ciudad departamental, aunque en absoluto insalvables. En el cuadro vallesano actuaban algunos jugadores con buena trayectoria en Primera, pero ya venidos a menos, como era el caso del ex-barcelonista Navarro II (Alfonso Navarro o «Navarrito», hermano de Joaquín «el Fifo) y el antiguo delantero del RCD. Español Cruellas. En el «Camp Nou» sólo cayeron por 4 a 2, en un partido que tampoco pasaría a los anales del deporte y en el que los goles azulgranas fueron obra de Martínez, por partida doble, Ribelles y Segarra. Esta fue la alineación azulgrana: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés Gensana; Tejada, Ribelles, Martínez, Kubala y Czibor. En la vuelta, de nuevo se impuso el Barça al conjunto egarense, por un corto aunque suficiente 1 a 2, con goles de Martínez y Ribelles, y el siguiente once: Ramallets; Olivella, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Kubala, Martínez, Ribelles y Coll.

La siguiente eliminatoria ya fue harina de otro costal: nada menos que el «Rey de Copas», el Athletic de Bilbao, con el partido de vuelta en «San Mamés», donde el Barça había caído aquella misma temporada por 4 a 1. Rabassa puso en liza en el «Camp Nou» a Ramallets; Olivella, Gensana, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Kubala, Martínez, Suárez y Czibor, y el resultado fue favorable para los colores azulgranas por 3 a 1, con goles de Kubala (2) y Tejada, pero dejaba aun las espadas en alto para la vuelta. El 12 de junio saltaron al césped de «la Catedral» los Ramallets; Vergés, Olivella, Gracia; Ribelles, Segarra; Tejada, Kubala, Martínez, Suárez y Villaverde, que no pudieron impedir que los leones les superasen de largo, consiguiendo un marcador que dejaba al cuadro catalán fuera del «Torneo del KO», 3 a 0.

Esta agitada  temporada 1959-60 va a finalizar con la disputa de cuatro encuentros internacionales de carácter amistoso. En los tres primeros, el Barça cayó ante la Sampdoria en Genova por 4 a 0, y se impuso en la Ciudad Condal a Monaco y Padova por 5 a 1 y 3 a 1, respectivamente, para cerrar la campaña en el «Camp Nou» el 3 de julio de 1960, recibiendo nada menos que la visita del Santos, con Pelé al frente. Y en esta ocasión los azulgranas podrán tomarse el desquite de la fuerte derrota encajada un año antes, 1 a 5, aunque presentando un equipo de circunstancias. Estos fueron los onces que disputaron tan atractivo compromiso: por el Barça, Ramallets; Segarra, Olivella, Gracia; Vergés, Ribelles; Tejada, Suárez, Martinez, Kubala y Villaverde, y por el conjunto paulista, Laercio; Carlos, Mauro, Calvet; Formiga, Zito, Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. Los de Rabassa van a despachar una primera parte de ensueño, yéndose al vestuario con un concluyente 4 a 0 a su favor, obra de Kubala (2), Villaverde y Suárez, aunque en la reanudación los brasileños reaccionarán, consiguiendo tres goles (Pepe, en dos ocasiones, y el propio Pelé)

RABASSA FUERA DEL BARÇA

El tema de la continuidad de Rabassa al frente del equipo no llegó a plantearse, pero la opción César fue perdiendo enteros paulatinamente. Al final el Barça volvería a apostar por un técnico extranjero y prestigioso, el yugoeslavo Ljubisa Brocic, que había dirigido a equipos como el PSV Eindhoven y la Juventus de Turín, un caballero de grises cabellos y modales muy correctos, que apenas conocía nuestro idioma – no digamos ya el catalán…-, y que tendría que afrontar nuevamente cuatro competiciones, dos domésticas, y las otras dos continentales. El balance de la interinidad de Enric Rabassa se materializaba en la práctica consecución del título ferial, con 5 victorias en 6 partidos oficiales jugados, en los que se habían marcado 16 goles y encajado 9. El porcentaje de victorias podía parecer altísimo, un 83,3 %, pero también era justo añadir que el número de encuentros disputados con Rabassa en el banquillo había sido muy pequeño.

¿ Y qué fue de Rabassa una vez descargado de sus obligaciones con el primer equipo del Barça ?  Pues continuó entrenando, aunque su carrera en los banquillos no iba a ser demasiado dilatada. En la temporada 60-61 volvió al Condal, en el Grupo Norte de la Segunda División, dirigiendo los 30 partidos del filial barcelonista, que iba a perder la categoría al finalizar aquella campaña, aunque no por deméritos deportivos (había terminado la Liga en duodécima posición), sino porque el nuevo mandatario azulgrana, el empresario textil y antiguo directivo Enric Llaudet, decidió que los condalistas actuasen en Tercera, para reducir gastos (recuérdese la pésima situación económica del club).

De modo que el técnico catalán va a cambiar de aires. Comienza el curso 61-62 nuevamente como ayudante del efímero entrenador azulgrana Lluís Miró, pero muy pronto recibirá una interesante aunque arriesgada  oferta: sustituir en el banquillo del C.D. Tenerife, que militaba por vez primera en la División de Honor, a Vicente Gimeno Perales, que a su vez había reemplazado a Brocic. Lo hace desde la duodécima jornada hasta el final de la Liga, pero no puede conseguir la permanencia del cuadro canario, al cual toma ya como colista, con sólo 6 puntos y arrastrando 6 negativos, y cuyo descenso no es capaz de evitar – este se produce matemáticamente en la jornada número 27, en calidad de  «farolillo rojo» -, a pesar de contar con una plantilla en la que figuraban futbolistas como Ñito, Colo, Larraz, Justo Gilberto, Eleuterio Santos (uno de los  futuros «magníficos» del Real Zaragoza), José Juan o Gonzalo Beitia, antiguo jugador azulgrana.

Va a comenzar la Liga 62-63 en el banquillo del Deportivo de La Coruña, también recién ascendido a la máxima categoría. Pero antes, en la pretemporada, el cuadro blanquiazul se proclamará brillante vencedor de la XVII edición del trofeo «Teresa Herrera», en la que sus pupilos derrotan nada menos que al Benfica portugués, entonces vigente bicampeón de la Copa de Europa, por 4 goles a 2, marcados por Montalvo, Veloso, Antonio Ruíz y Loureda o Jaime Blanco, según las fuentes. Estas fueron las alineaciones de aquel histórico e inolvidable 9 de septiembre de 1962 en Riazor: por el Benfica, Costa Pereira; Angelo, Germano (Raúl), Cruz; Caven, Humberto; José Augusto, Eusebio, Aguas, Coluna y Simoes, y por el «Depor», Padrón; Miche, Rifé I, Domínguez; Antonio Ruíz, Aurre; Loureda, Escolá, Veloso, Jaime Blanco y Montalvo.

EnricRabassa03Sin embargo, en la décima jornada será cesado y sustituido por Rodrigo García Vizoso. En aquel momento el conjunto gallego – que finalmente descendería a Segunda – ocupaba la decimotercera posición, con 7 puntos y 3 negativos. Con posterioridad volvería a Cataluña, para dirigir al Hospitalet, en la categoría de plata, de cuyo banquillo va a saltar también en la jornada número 23, reemplazado por un antiguo jugador azulgrana, el uruguayo Dagoberto Moll. A partir de ese momento su carrera discurrirá por los derroteros de la Tercera División, entrenando al Atlético Baleares y al Réus Deportivo, este último en la temporada 68-69. En 1971 va a causar baja en el Colegio de Entrenadores, dedicándose a otras actividades, como por ejemplo la hostelería, explotando el bar «Kek Duna», propiedad de Zoltan Czibor, el inolvidable «Pájaro Loco» , quien – según cuenta el semanario «Revista Barcelonista», popularmente conocido como «RB», en marzo de 1967 – se lo arrendará por 25.000 pesetas mensuales. Víctima de una larga y penosa enfermedad, Enric Rabassa fallece en Barcelona el 29 de diciembre de 1980, con solamente 60 años de edad. Sirvan estas líneas como recuerdo y homenaje a un técnico modesto, que puso su profesionalidad y buen hacer al servicio del Barça en una coyuntura difícil, solventando la papeleta con buena nota.EnricRabassa04




Helenio Herrera. 1958-1960. Segunda parte

HelenioHerrera201Antes del inicio de la temporada 1959-60 Helenio Herrera, en funciones de secretario técnico, va a visitar Perú y Argentina, para presenciar partidos y observar jugadores. Le van a acompañar en el viaje su mujer y sus hijos Helenio y Rocío, y  regresará con tres contrataciones: los peruanos Miguel Loayza y Juan Seminario, jóvenes y grandes figuras en el país andino, y el guardameta argentino Carlos Medrano. Van a ser fichajes baratos (1 millón los dos peruanos, y 900.000 pesetas el argentino), pero el Barça va a sacar muy poco provecho de ellos. El arquero no podrá discutirle la titularidad a un Ramallets de nuevo en gran forma, aunque su presencia  le servirá como estímulo  para no dormirse en los laureles, y en cuanto a los dos restantes, uno de ellos, Loayza,  apenas sí jugará, abducido por los encantos de la gran ciudad a juicio de quienes siguieron entonces su trayectoria barcelonesa, y el otro, Seminario, ni siquiera llegaría a debutar, pues problemas burocráticos (al parecer había firmado también una opción con un intermediario)van a impedir su alineación. Terminaría yéndose cedido al Sporting de Lisboa, quedando posteriormente desvinculado del club azulgrana.

El verano del 59 va a ser parco en movimientos de jugadores en Can Barça, pues únicamente se marchan el guardameta Estrems, que pasa al Real Valladolid, su colega Larraz, y el delantero paraguayo Hermes González, que irá a engrosar las filas del Real Oviedo, siendo alta los ya mencionados junto con el extremo gallego Suco, procedente del Racing de Ferrol -que se incorpora una vez iniciada la temporada-, y el lateral canterano Pinto, que venía actuando asiduamente en el Condal. De modo que para afrontar las cuatro competiciones de esta superexigente temporada 59-60 -Copa de Europa y Copa de Ferias van a solaparse en el calendario intersemanal- Helenio Herrera va a contar con los siguientes efectivos: Ramallets, Medrano, Olivella, Rodri, Brugué, Rifé, Gracia, Pinto, Flotats, Gensana, Segarra, Vergés, Tejada, Suco, Loayza, Kubala, Ribelles, Evaristo, Kocsis, Eulogio Martínez, Luís Suárez, Czibor, Villaverde y Coll.

En la pretemporada va a producirse un resultado sensacional, incluso tratándose de un partido amistoso: Barça 12-Viena 1. Marcaron Evaristo (5), Suárez (2), Martínez (2), Villaverde, Tejada y Gensana. Y también tiene lugar  la primera participación del Barcelona en el trofeo gaditano «Ramón de Carranza», que se iba a convertir muy pronto en todo un clásico de nuestro fútbol estival. En el primer encuentro los blaugranas derrotaron al Standard de Lieja belga por 4 a 3, con goles de Czibor (2), Kocsis y Evaristo, clasificándose para la final, donde les esperaba nada menos que el Real Madrid, tetracampeón de la Copa de Europa. El encuentro va a ser muy disputado, y se saldará con victoria madridista por 4 tantos a 3 (Czibor, Villaverde y Evaristo hicieron los goles barcelonistas), y también con la grave lesión de Kocsis a consecuencia de una dura entrada de Santamaría, que abortaría su gran momento de juego y le mantendría alejado del equipo durante toda la primera vuelta de la inminente Liga.

HelenioHerrera202LIGA 59-60: PRIMERA VUELTA

La Liga 59-60 rompe el fuego el domingo 13 de septiembre de 1959. Para el Barça lo hace con un encuentro siempre atrayente, la visita del Athletic de Bilbao al «Camp Nou». Y los de Herrera van a prolongar el estado de gracia de la temporada anterior derrotando con claridad a los vascos por 4 a 1. Evaristo, Suárez, Martínez y Czibor hicieron los goles locales y Torre el bilbaíno,  en un partido arbitrado por el guipuzcoano González Echeverría y que presentó las siguientes alineaciones: por los azulgranas, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Villaverde, Evaristo, Martínez, Suárez y Czibor, y por los rojiblancos, Carmelo; Orúe, Garay, Rentería; Aguirre, Etura; Arteche, Marcaida, Torre, Uribe y Echave. Ya no estaba el veteranísimo y legendario Piru Gainza con los leones, y Kubala seguía ausente de la alineación titular, igual que a finales de la temporada anterior

Sin embargo la segunda jornada de competición se va a saldar con una sorpresa mayúscula: el recién ascendido Elche, con César como jugador-entrenador, derrota contra todo pronóstico por 2 a 1 al conjunto catalán en su feudo de «Altabix». El dominio va a corresponder al Barça, pero los ilicitanos van a ser más efectivos de cara a la meta contraria. Se adelantaron los de Herrera con un tanto de Suárez, pero Pahuet y Cardona van a darle la vuelta al marcador. El Barça se quedaba así a dos puntos del líder, el Atlético de Madrid.

La tercera jornada, no obstante, será más favorable, 6 a 0 a Osasuna en la Ciudad Condal, en un partido cuya primera mitad finalizó sin que se modificase el resultado inicial, aunque en la reanudación los blaugranas van a arrollar a los navarros con goles de Evaristo (3), Martínez (2) y Segarra. En la tabla, nada menos que siete equipos empatados en cabeza con 4 puntos cada uno, R. Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Real Sociedad, Valladolid, Granada y Betis, dentro de una tónica de gran igualdad.

Pero unas semanas antes, el 3 de septiembre, el Barça iba a debutar en la Copa de Europa, con la esperanza de llegar muy lejos en el torneo. El sorteo va a enfrentarle al CDNA de Sofia, campeón de Bulgaria, y para allá se irá la expedición azulgrana, de la que no formaban parte sus tres jugadores húngaros (Kubala, Kocsis -aunque este se hallaba lesionado- y Czibor), pues al tratarse de exiliados políticos entraba dentro de lo posible que fueran detenidos por las autoridades comunistas, puesto que ambos países, Hungría y Bulgaria, se hallaban bajo la órbita soviética y eran integrantes del llamado «Pacto de Varsovia». El partido va a terminar con un resultado favorable a los intereses azulgranas, empate a dos goles, marcados por  Segarra y Martinez. Se jugó duro en el Estadio del Ejército, y Luís Suárez falló un penalty. Esta fue la primera alineación que presentó el Barcelona en un torneo que al principio iba a resistírsele, pero a la larga le reportaría grandes satisfacciones: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Ribelles, Evaristo, Martínez, Suárez y Villaverde.

Mas pese a la alegría por el resultado, el regreso en vuelo charter va a ser muy azaroso. El avión se encontrará con una fuerte tormenta sobre el Mediterráneo occidental, y todos los pasajeros las van a pasar canutas, lo cual dará pie a otra de esas jugosas anécdotas que cincelarían la leyenda herreriana, cuando al técnico, para levantar la alicaída moral de los suyos, que ya estaban casi rezando por sus amenazadas vidas, no se le ocurrió otra cosa que gritar de repente «¡ Mañana entrenamiento a las once !», lo cual distendió un poco el ambiente, tranquilizando relativamente a la expedición catalana, que poco después aterrizaría sana y salva en la Ciudad Condal, aunque con el susto todavía en el cuerpo..

El encuentro de vuelta va a servir para inaugurar la iluminación nocturna del «Camp Nou», y por supuesto también para dejar en la cuneta al cuadro búlgaro, que sucumbirá por 6 goles a 2, conseguidos por Kubala y Evaristo, tres cada uno. Y a la semana siguiente nuevo compromiso europeo. Partido de vuelta valedero para la Copa de Ferias, con devolución de visita al Inter, en la capital lombarda. Otra exhibición barcelonista, con triunfo final por 2 a 4, obra de Martínez (2), Kubala y Tejada. El Barça seguía pisando fuerte en el continente…

Partido importante en la cuarta jornada liguera, con visita al «Metropolitano», uno de los terrenos más difíciles de la categoría, y que al final no lo va a ser tanto, pues los azulgranas se impondrán merced a un solitario tanto marcado por Czibor  en el minuto 64, subrayando la superioridad catalana sobre los colchoneros. Con este resultado el Barcelona se encaramaba a la cabeza de la clasificación, superando en un punto a Real Madrid, Oviedo, Betis y un sorprendente Elche. Posición que mantiene al domingo siguiente, tras golear al Sevilla en el «Camp Nou», 5 a 0, con dianas de Kubala (2), Czibor (2) y Martínez.

Pero los de Herrera van a perder el liderato siete días más tarde, en Oviedo, al caer derrotados por 2-0 ante el conjunto carbayón (Lalo y Segarra en propia meta). El líder es ahora el Real Madrid, empatado a 9 puntos con los azulgranas.  Y en la séptima jornada se produce un resultado espectacular, pues el Barça aplastará a una flojísima Unión Deportiva Las Palmas en el «Insular» nada menos que por 0 a 8, en una exhibición ofensiva donde pusieron los goles Martínez, Villaverde, Gensana, Suárez (3)y Evaristo (2). El Madrid seguía encabezando la clasificación tras derrotar también muy ampliamente a Osasuna en el «Bernabéu», 7 a 0.

De regreso a la Copa de Ferias, el Barça va a viajar hasta la capital yugoeslava para medirse a una Selección de Belgrado. Nuevamente. al igual que ocurrió con el desplazamiento a Bulgaria, se quedan en Barcelona los húngaros. Al final, el marcador señala un esperanzador empate a uno, siendo Evaristo el autor del tanto azulgrana. Y en la Liga el Barça logra alcanzar a los merengues en la cabeza, aprovechando que estos empatan a 3 en el derbi madrileño, mientras que los catalanes se deshacen sin grandes dificultades del Real Valladolid por 5 a 1, aunque fueron los blanquivioletas los que se adelantaron en el marcador. Martínez (2), Suarez (2)y Kubala hicieron los goles locales. El Barcelona es líder por mejor coeficiente de goles.

Nuevo compromiso internacional entre semana, en esta ocasión de la Copa de Europa, partido de ida de los octavos de final . Se trata de una visita muy complicada, a «San Siro», para enfrentarse con el Milan, pero el momento dulce de los discípulos de Herrera les conduce de nuevo a un sonado triunfo sobre una de las mejores escuadras continentales, 0 a 2, con goles de Vergés y Suárez, que dejan ya muy encarrilada la eliminatoria. Y la jornada liguera número nueve trae nuevo cambio de líder, pues el Barça no puede pasar del empate a cero en «Los Cármenes» frente al Granada, en un partido gris donde los andaluces fueron incluso mejores. Los madrileños encabezaban la tabla con un punto más que los catalanes, y tras ellos, a cierta distancia, se asomaban los dos Atléticos.

En la décima jornada el Barça va a recuperar la cabeza al vencer por 3 a 0 y sin mayores complicaciones a la Real Sociedad en el «Camp Nou» (Gensana, Suárez y Kubala), mientras que el Madrid pinchaba en «Buenavista» ante un  Oviedo que realizó un gran partido y se hizo merecedor a la victoria, aunque al final el marcador señaló un injusto empate a uno. Los dos grandes ya les sacaban tres puntos a sus inmediatos perseguidores, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao. Finalizaba el primer tercio del campeonato, y los números del Barça eran excelentes: siete victorias, un empate y dos derrotas, con 33 goles a favor y tan sólo 6 en contra, lo cual arrojaba un balance de 15 puntos y 5 positivos. Y al domingo siguiente, en el «Santiago Bernabéu», se enfrentarían una vez más los dos colosos, con el liderato y buena parte del título en juego..

Pero antes el Barça tendría que recibir al Milán en el «Camp Nou», para dirimir el pase a la siguiente ronda de la Copa de Europa. Aunque los milaneses no van a ser enemigo, pues sucumbirán por 5 a 1, con tantos de Czibor (2), Martínez, Segarra y Kubala. Clasificados para cuartos de final, y líderes en la Liga. No parecía aquel precisamente el peor momento para enfrentarse a uno de los partidos cumbre de la temporada…

Sin embargo, en la Capital iban a pintar bastos. El Real Madrid se impondría por 2 goles a 0, abriendo brecha en la clasificación. El Barça no estuvo a la altura que se esperaba, y el Madrid acabó llevándose la victoria. Mateos marcó a poco de comenzar el encuentro, y Di Stefano, faltando ocho minutos para el final, redondeó el resultado. Estas fueron las alineaciones, a las órdenes del colegiado     vizcaíno señor  Gardeazábal: por el Madrid, Domínguez; Marquitos, Santamaría, Ruiz; Vidal, Zárraga; Herrera, Didí, Di Stefano, Mateos y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Suco, Evaristo, Martínez, Suárez y Villaverde. Ausencias importantes en los dos bandos  (Puskas, Kubala, Czibor…), y un debut en las filas barcelonesas, el del joven extremo gallego Suco. El Real Madrid aventajaba ahora en 2 puntos a los azulgranas, en 3 al Athletic, y en 4 a su eterno rival rojiblanco.

Duodécima jornada, y nuevo cambio de líder. El Real Madrid va a tropezar en «Zorrilla» ante un reforzado Valladolid que no estaba realizando una mala campaña. El estado del terreno de juego, muy embarrado, no favorecía el juego madridista, más técnico, y el entusiasmo y el coraje de los castellanos pusieron el resto: 3 a 1, con goles de Morollón, Mirlo y Endériz para los locales, y Gento para los blancos. Y como quiera que el Barça se deshiciese sin ninguna dificultad del Betis en el «Camp Nou», 6 a 0 (Evaristo, 2, Vergés, Martínez, Gensana y Kubala), eran ahora los de Herrera quienes pasaban de nuevo al frente de la tabla por mejor coeficiente de goles, mientras el Athletic de Bilbao se acercaba peligrosamente, a tan solo un punto de la cabeza.

Y nuevo compromiso intersemanal, esta vez valedero para la Copa de Ferias: Barça 3 (Kubala, Evaristo y Martínez)-Selección de Belgrado 1. Un nuevo paso adelante hacia los objetivos de una temporada tan exigente. Pero en la Liga, el número 13 va a traerles mala suerte a los pupilos de Herrera, que en dicha jornada rinden  visita en «Mestalla» y saldrán derrotados por 2 a 0, siendo ambos tantos obra del delantero uruguayo Héctor Núñez. El partido ya se torció en el primer minuto, cuando abrieron el marcador los «ches», y pese al insistente dominio azulgrana estos no consiguieron igualar el choque, viendo como los levantinos, por el contrario, les hacían un nuevo gol. El Madrid recuperaba otra vez la cabeza, con un punto de ventaja sobre el Athletic y dos sobre el Barça.

La decimocuarta jornada no va a contemplar alteración en el pulso madrileño-catalán, aunque será muy negativa para un Athletic de Bilbao fuertemente goleado  (5 a 0)en el «Sánchez Pizjuán»  por un excelente Sevilla donde brillaban los jóvenes Szalay y Chús Pereda (dos tantos cada uno)y el paraguayo Agüero (autor de la diana restante). El Real Madrid derrota a la Real Sociedad en «Atocha» por 1 a 3, tras un excelente partido, mientras que el Barça va a tener muchos problemas para superar al Español en el «Camp Nou», lo que únicamente conseguirá gracias a un gol de penalti marcado por Kubala.

Y la primera vuelta del campeonato 59-60 va a finalizar el 27 de diciembre de 1959, abriendo aun mayor brecha el Real Madrid, que derrota al Las Palmas en el «Bernabéu» por un corto pero suficiente 2 a 0, obra de Gento y Didí, mientras que el Barcelona caía al tercer puesto al ser justamente derrotado en Zaragoza  por 3 a 1, en un partido donde sus grandes estrellas, Kubala y Suárez, no estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellas, salvando Villaverde el honor catalán. La tabla marcaba la mayor distancia hasta la fecha entre merengues y culés, cuatro puntos, con la perspectiva de tener que desplazarse los segundos en la próxima jornada al siempre difícil «San Mamés», para medirse a un conjunto rojiblanco que se había encaramado ya al segundo lugar de la general, a tres puntos del líder.

HelenioHerrera203LIGA 59-60: SEGUNDA VUELTA

1960 no empieza nada bien para los intereses del Barça, pues el domingo 3 de enero va a recibir un fuerte varapalo en «la Catedral». El cuadro azulgrana, diezmado por la gripe,  comparece con una alineación de circunstancias a un partido muy intenso donde si bien comienza marcando Martínez, el tanto visitante enrabietará a los leones, que se desmelenarán y terminan goleando a los de Herrera, merced a dos tantos de Arieta, y sendas dianas de Arteche y Marcaida. Gracias a que el Real Madrid regresó también de vacío en su visita a «Heliópolis», derrotado por el Betis por 1 0, la distancia entre ambos seguía siendo la misma, cuatro puntos, con el Athletic a uno solo de los merengues. Al domingo siguiente no se alteraría la distancia entre madrileños y catalanes, pero al no poder pasar del empate el Athletic en Valladolid, los vascos aflojarían un poco. El Real Madrid venció con muchos apuros al Valencia en el «Bernabéu» (2 a 1), y el Barça se impuso también sin brillantez al Elche en el «Camp Nou», 2-0, con goles de Kocsis y Suarez.

La jornada número 18 sí va a ser positiva, puesto que el Real Madrid tampoco regresó de «Sarriá» con los dos puntos, concediendo un empate a uno, y el Barcelona triunfó en el siempre difícil terreno de «San Juán», en un partido vibrante que sirvió para hundir un poco más a Osasuna en el fondo de la tabla. Los pamplonicas llegaron a igualar en dos ocasiones los goles de Suárez y Martínez, pero no pudieron impedir que el delantero hispanoparaguayo consiguiera finalmente el tanto de la victoria. El Athletic, por su parte, resolvió bien la papeleta, derrotando ampliamente al Granada en «San Mamés», por 3 a 0. A falta de doce jornadas por disputarse, la clasificación quedaba así: primero el Real Madrid, con 26 puntos, segundo el Athletic de Bilbao con 25, y tercero el Barça con 23. Más atrás, a la expectativa, quedaban Atlético de Madrid, Sevilla y Betis.

Al domingo siguiente todo va a quedar igual, pues vencieron los tres de arriba (con apuros el Madrid, brillantemente el Athletic en «Atocha», y con cierto desahogo el Barça en su feudo). Los azulgranas se impusieron por la mínima, 2 a 1, a un Atlético de Madrid que con ese resultado parecía descartado ya para cualquier aspiración al título. El partido fue muy competido en su primera mitad, pero en la segunda el Barça se adelantó  con goles de Evaristo y Kubala, este último al transformar un penalty, y únicamente acortarían distancias los rojiblancos a cinco minutos del final, por mediación de Polo.

Jornada 20. En ella va a ser el Athletic el más perjudicado, al caer en su propio campo frente al Real Madrid, 1 a 3, con cual pierde la segunda posición en favor del Barça. Sobre un terreno pesado, paradójicamente, los blancos van a ser mejores. Puskas, en dos ocasiones, y Pepillo hicieron los goles madridistas, mientras que Uribe marcaba para los vascos, inaugurando el marcador. El Barcelona va a pegar el acelerón imponiéndose en el terreno de otro de los conjuntos destacados de la temporada, el Sevilla. Los azulgranas dominaron ampliamente la parcela central del «Sánchez Pizjuán», y lograron un contundente 0 a 3, obra de Campanal, en propia meta, Suárez y Segarra. El Madrid era líder con 30 puntos, seguido de Barça y Athletic  con 27.

La vigesimopimera jornada no va a modificar esas posiciones en lo referente a blancos y azulgranas, aunque relegará a los rojiblancos bilbaínos a la tercera plaza, merced a su derrota en «Heliópolis». El conjunto blanco apaliza sin piedad al Elche en el «Bernabéu», 11 a 2, en un partido en el que Pepillo marcó cinco goles y Puskas logró cuatro, y el Barça se deshace en el «Camp Nou» con más dificultades de las previstas del Real Oviedo, que montó peligrosas contras. Evaristo (2)y Gensana anotaron para los de Herrera, mientras que el tanto asturiano lo hizo Vergés en propia meta. Real Madrid primero con 32 puntos, Barça segundo con 29, y Athletic tercero con 27, cuesta abajo últimamente. Pero antes de que dé comienzo un histórico sprint  final entre madrileños y catalanes, la Copa de Europa va a retornar al «Camp Nou». El adversario de los azulgranas en los cuartos de final es el Wolverhampton Wanderers, el campeón de Inglaterra, conocido popularmente como «The Wolves» («los lobos»). Sin embargo no va a ser enemigo en la ida, derrotado ampliamente por 4 a 0 (Villaverde en dos ocasiones, Kubala y Evaristo), un marcador que les pone las cosas muy difíciles para la vuelta.

La fecha número 22 tampoco cambia nada, ya que los dos primeros se imponen a los dos últimos de la general. Con más apuros el líder, que vence a Osasuna en Pamplona por 1 a 2, y aparatosamente el Barça, que le endosa otros ocho goles, al igual que en la primera vuelta, a la UD. Las Palmas. 8 a 0, en tarde inspiradísima de Eulogio Martínez, autor de cinco tantos, completados por los que hicieron Suco, Vergés y Olivella. El Bilbao ganaba al Valencia, pero aun le separaban cinco puntos del primer clasificado, y diría adiós a sus remotas aspiraciones siete días más tarde en «Sarriá», derrotado por el Español gracias a un solitario gol de Braga. El Barça, por el contrario, parecía lanzado, y el barro de «Zorrilla» no fue obstáculo para que superase ampliamente por 1 a 4 al Valladolid, con tantos de Suárez, Evaristo y Martínez (2), marcando el defensa Matito para los locales. La Liga ya perecía únicamente cosa de dos, con el Madrid en primera posición, y el Barça a tres puntos.

Que se reducirían a solamente uno al concluir la jornada 24. El Real Madrid visitaba el «Sánchez Pizjuán», y salía claramente derrotado por 4 a 1 tras un gran encuentro del Sevilla, con tantos de Szalay (2), Pereda y Antoniet, y Puskas por los merengues. El sevillista Ruiz Sosa y el ex-madrididista Chús Pereda rayaron a gran altura, y el guardameta Dominguez evitó una mayor goleada. Momento dulcísimo para un Barça que aun tenía que recibir a su gran rival en el «Camp Nou», y que el día 2 de marzo de 1960 iba a escribir una de las páginas más brillantes de su historial en «Molineux Ground», el terreno del Wolverhampton.

El húngaro Sandor Kocsis, «Cabeza de Oro», regresa al equipo titular, y lo hace a lo grande, obteniendo un póker de goles. Hasta la fecha ningún equipo del continente había vencido en un campo británico en partido de competición europea, y precisamente el Barça de Herrera va a ser el primero en lograr semejante proeza. Los azulgranas se imponen por 2 a 5 (Villaverde hará el otro gol catalán)y cómo sería su exhibición, que al finalizar el partido los ingleses van a formar un improvisado pasillo para aplaudir a los sudorosos y exhaustos barcelonistas, en una hermosa muestra de  fair play.

De nuevo en la Liga, el Real Madrid respira un poco gracias al relativo frenazo del Barça en «Atocha», donde no consigue romper el 0-0 inicial, en buena medida por culpa de la magnífica actuación del meta realista Araquistáin. Y como el Madrid no desaprovecha la visita del Oviedo a la capital, y les endosa un concluyente 8 a 1 a los azules, su ventaja va a aumentar ahora a dos puntos. Puskas, el asturiano Chús Herrera y Di Stefano marcaron por partida doble. A la semana siguiente los blancos debían desplazarse a Barcelona para disputar un encuentro que se antojaba decisivo para el título. Si ganaban los locales, y conseguían igualar o superar el 2 a 0 adverso del «Bernabeu», ya sólo dependerían de ellos mismos, aunque con semejante tónica de igualdad tal vez habría que echar mano de las matemáticas para dilucidar un posible empate a puntos…

El 20 de marzo de 1960 va a tener lugar uno de esos choques que se producen cada año y acostumbran a calificarse como «el partido del siglo». Estas serán las formaciones presentadas por ambos equipos: por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Coll, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde, y por el Real Madrid, Dominguez; Marquitos, Santamaría, Miche; Vidal, Ruiz; Herrera, Pepillo, Di Stefano, Puskas y Gento. Llamaban la atención las ausencias de Kubala, Evaristo, Czibor, Gensana y Tejada por el bando azulgrana, y las de los brasileños Canario y Didí, reciente campeón mundial, en los blancos. El árbitro fue el señor González Echeverría, perteneciente al colegio guipuzcoano. El Real Madrid planteó el encuentro a la defensiva, consciente de que un resultado positivo en el feudo azulgrana le daría prácticamente el título, y el marcador inicial va a mantenerse hasta el minuto 5 de la segunda parte, cuando Kocsis acierta a batir a Domínguez. Di Stefano conseguirá empatar pronto, en el 58, pero Eulogio Martínez deshará la igualada inmediatamente, en el 60, y dos minutos más tarde Villaverde establece el 3 a 1 definitivo ante el delirio del público culé, equilibrando así el tanteador de la primera vuelta.

El Barça alcanzaba así el liderato, por mejor cociente general de goles (2,77 por 2,48 de los blancos). Restaban solamente cuatro jornadas, y el calendario parecía ligeramente más benigno para los madridistas, que recibirían en el «Bernabéu» al Valladolid  y a la Real Sociedad, debiendo desplazarse a Granada-todos ellos conjuntos de la parte baja de la clasificación-y a Las Palmas (con la Unión deportiva ya desahuciada), mientras que el Barça iría al campo del Betis y al del Español, enfrentándose a Valencia y Zaragoza en el «Camp Nou».

Nada cambió en la jornada número 27, aunque el Valladolid a punto estuvo de dar la gran sorpresa en terreno madridista, donde realizó un magnífico encuentro y solamente pudo ser derrotado merced a un discutido gol logrado por Puskas. El Barça, por su parte, despachó brillantemente su visita a «Heliópolis», donde superó al Betis por 0 a 3, con tantos de Martínez, Evaristo y Kocsis. Y entre semana tuvo que afrontar nada menos que el partido de ida de la final de la Copa de Ferias, que en el estadio de St. Andrews le enfrentaría al Birmingham City. Pero los de Herrera, luchando en tres frentes-aun quedaba la Copa del Generalísimo-sacaron un excelente resultado en terreno británico, 0 a 0, que hacía prever los mejores augurios para el encuentro de vuelta. Jugaron: Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Coll, Kocsis, Eulogio Martínez, Ribelles y Villaverde (todo el ataque titular de la campaña anterior-Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor-estuvo ausente, y ni con esas…)

La vigesimoctava jornada tampoco alteró la clasificación, aunque el Real Madrid volvió a sacar adelante su compromiso con muchos apuros, en un partido no apto para cardíacos disputado en «Los Cármenes» y que presentaba un preocupante empate a tres hasta que un defensor granadino, a escasos minutos de la terminación, introdujo el balón en su propia portería, dándoles los dos puntos a los merengues. El Barça tampoco resolvió con facilidad su compromiso ante un Valencia, que nunca arrojó la toalla. Gensana y Martínez adelantaron a los catalanes, y el brasileño Joel acortó distancias, poniéndoles el corazón en un puño a los socios y seguidores barcelonistas. Si la semana siguiente el Barça era capaz de alzarse con la victoria en «Sarriá», podía meterse medio título en el bolsillo, ya que mantenía su ventaja en el cociente general. Pero no sería nada fácil…

Y efectivamente no lo fue, pues el empate inicial se mantuvo hasta nueve minutos antes del final, cuando Suárez remató de volea un córner botado por Evaristo, y Eulogio Martínez, materialmente bajo los palos, sólo tuvo que empujar la pelota al fondo de las mallas, consiguiendo dos puntos de oro.  Estas fueron las alineaciones en uno de los derbis barceloneses más emocionantes y decisivos de la historia de ambos conjuntos: por el Español, Vicente; Argilés, Bartolí, Dauder; Sastre, Recamán; Ribera, Muñoz, Indio, Ribas y Camps, y por el Barça, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Vergés, Gensana; Martínez, Kocsis, Evaristo, Suárez y Villaverde, con el navarro Zariquiegui  como árbitro. Mientras, el Real Madrid vencía por 4 a 0 a la Real Sociedad en el «Bernabéu», con tres goles de Pepillo y otro del donostiarra  Irulegui en su propia meta, pero mejorar el cociente azulgrana parecía ya fuera de su alcance. De modo que si el Barça era capaz de vencer al Zaragoza en el último partido, al calor de todo su público, revalidaría el título, independientemente de lo que hiciese el Real Madrid en su visita a Canarias. En la Ciudad Condal ya estaban preparando el festejo, con globos, flores y sardanas…

Y aquella tarde, la del 17 de abril de 1960, todo salió a pedir de boca en Can Barça. Los azulgranas se impusieron contundentemente al cuadro aragonés por 5 goles a 0. Abrió el marcador Gensana en la primera mitad, y luego en el segundo tiempo fueron cayendo los tantos en el portal año, obra de Segarra, Martínez (2) y Evaristo o Suárez, según las fuentes. Apoteosis y vuelta triunfal al «Camp Nou». Pero el espectáculo no se detenía…La Diosa Fortuna había querido que el rival barcelonista en las semifinales de la Copa de Europa, cuyo encuentro de ida se celebraría solamente cuatro días más tarde, fuese….¡ el Real Madrid !

La victoria por la mínima de los blancos en el «Insular» no les sirvió para nada, pero casi sin tiempo para descansar iban a disponer muy pronto de una oportunidad para tomarse la revancha. El primer partido se jugaría en la capital, y esperaban recibir a un Barça un tanto relajado por la celebración del triunfo liguero tras un campeonato más reñido que ninguno anterior, pues jamás había tenido que recurrirse al cociente general de goles para conocer el nombre del campeón (3,07 frente a 2,55), reflejo de la enorme igualdad existente. Ambos equipos finalizaron con 46 puntos y 16 positivos, que en el caso de los azulgranas se habían conseguido merced a 22 victorias y 2 empates (con 6 derrotas, el doble que en la campaña anterior), marcando 86 goles y encajando 28. Era el octavo entorchado liguero que conquistaba el club catalán desde el inicio de la Liga, allá por 1929, con lo cual afianzaba su hegemonía en lo tocante al Torneo de la Regularidad.

HelenioHerrera204ELIMINACIÓN ANTE EL MADRID Y CESE FULMINANTE

De cara al trascendental encuentro europeo del «Bernabéu», el Barça se concentra en La Berzosa, en plena Sierra de Madrid. Y allí van a producirse algunos incidentes que de algún modo condicionarán el desenlace de la eliminatoria. Cuenta la leyenda barcelonista que los jugadores, alentados por Herrera-que se había distinguido siempre por apoyar las reivindicaciones  económicas de sus chicos-van a pedir que la Directiva aumentase la prima, a lo que esta al parecer se negó (aunque según algunas fuentes, lo que en realidad sucedió fue que un portavoz de los futbolistas preguntó si se iba a mantener la prima extraordinaria percibida tras eliminar tan brillantemente al Wolverhampton, o si se volvería a las cantidades estipuladas a comienzos de temporada). El club atravesaba por una grave situación financiera, lastrado por el enorme desembolso que había supuesto la construcción del «Camp Nou», y además la masa salarial de la primera plantilla había experimentado un considerable incremento desde la llegada al banquillo de HH, pasando de 9 millones de pesetas en la campaña 57-58 a 21 al finalizar el curso siguiente. También van a producirse algunos roces entre determinados futbolistas, todo lo cual no constituía precisamente el mejor clima para afrontar un partido tan delicado.

La noche del 21 de abril de 1960 van a saltar al terreno de juego del «Santiago Bernabéu» los siguientes hombres: por el Real Madrid, Domínguez; Marquitos, Santamaría, Pachín; Vidal, Ruiz; Herrera, Del Sol, Di Stefano, Puskas y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Coll, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde. En las filas madridistas eran novedad Pachín, procedente de Osasuna, y Del Sol, la gran estrella del Betis, mientras que en el conjunto azulgrana se echaban en falta nombres como Olivella, Tejada, Kubala, Evaristo o Czibor. Los azulgranas no van a realizar un buen partido y caen derrotados por 3 a 1, aunque se mantuvo con una derrota por la mínima hasta tres minutos del final. Di Stefano, en dos ocasiones, y Puskas hicieron los tantos merengues, mientras que Martínez anotaba por los catalanes. No era un buen resultado, pero tampoco una diferencia insalvable.

Sin embargo en el partido de vuelta, celebrado en la festividad de la Virgen de Montserrat, el Barça no sólo será incapaz de igualar la ventaja madridista, sino que va a ser batido de nuevo en toda regla, y el resultado aun pudo ser peor, de no mediar una gran actuación de Ramallets. Puskas, por partida doble, y Gento van a ser los verdugos del cuadro catalán, cuyo honor salvará el solitario tanto de Kocsis. La derrota-la primera que el equipo sufría en su propio feudo desde hacía un par de temporadas-lógicamente sienta fatal en la Junta presidida por Miró-Sans, quien va a tomar la decisión de destituir fulminantemente de su cargo a Helenio Herrera, algo que se hará efectivo tres días después de la debacle, el 30 de abril. Mas pese a ello, HH no se va a quedar precisamente en la calle….

El técnico hispanoargentino tenía como es natural buenos partidarios en Barcelona, avalado por sus grandes éxitos, pero también había un sector nada despreciable de la afición y de la prensa que no le tragaba. Y en previsión de unos problemas que acabaron por presentarse, meses antes de su cese ya había firmado un precontrato con el Inter de Milán, uno de los principales equipos italianos, que le ofrecía una remuneración de lo más generosa. De modo que no le importó demasiado tener que volver a hacer las maletas. Aunque  primero, como vulgarmente se dice, «la armó»…Al día siguiente de ser despedido, y en compañía de cierto periodista deportivo, se dio el gustazo de pasear por medio de las Ramblas. Naturalmente muchos aficionados le reconocieron, y comenzaron a asaetarle a preguntas acerca de lo que había sucedido realmente en la eliminatoria contra el Madrid. Y en un momento dado, como diría Johan Cruyff, su presencia provocó un gran tumulto e incluso fue levantado en hombros por algunos simpatizantes, acudiendo la policía a ver lo qué motivaba aquella alteración del orden público. De ahí surgió la leyenda de que HH había sido agredido, algo que él mismo desmentiría en sus «memorias», publicadas poco después. Provisionalmente su segundo, Enric Rabassa, iba a sustituirle en el banquillo del Barça para afrontar el encuentro de vuelta de la final de la Copa de Ferias, a la espera de la contratación de  un técnico de mayor prestigio y garantía.

UN TRABAJO EN ITALIA

Una vez en Italia, Helenio Herrera va a encontrarse con un panorama muy diferente al que dominaba entonces en el fútbol español. En el país transalpino el Deporte Rey se vivía con igual o mayor pasión que entre nosotros, pero los clubes estaban capitaneados por grandes industriales, que los gestionaban como si se tratasen  de una más de sus empresas. Angelo Moratti (1909-1981), el hombre que le contrata en 1960, es el patrón del Inter, un magnate del mundo del petróleo, y le va a conceder carta blanca. Pero aun así, pudiendo trabajar a su aire, sin molestas intromisiones directivas, sus primeras temporadas en el Calcio no serán todo lo triunfales que HH y los tifossi hubiesen deseado, pues la Juventus de Turín y el Milan son temibles competidores, y se alzan con el scudetto de las campañas 60-61 y 61-62, respectivamente, a pesar de que los negriazules poseen un magnífico equipo, liderado por un Luís Suárez en plena forma, que había abandonado al Barça en 1961, previo pago de 25 millones de pesetas, una cantidad de dinero entonces exorbitante.

Pero finalmente en 1962-63 el título va a ir a parar a las vitrinas del club lombardo, que un año más tarde derrotará a un envejecido Real Madrid en la final disputada en el Prater vienés, coronándose como nuevo Rey de Europa. Es el triunfo de una escuadra donde brillan los Sarti, Burgnich, Guarneri, Facchetti, Tagnin, Picchi, Jair, Mazzola, Milani y Corso, a los que pronto se unirán los Bedin, Domenghini o Peiró, todos ellos dirigidos por la mágica batuta de HH y liderados en el campo por el insuperable talento de Luís Suárez. Ese mismo año 1964 caerá también la Copa Intercontinental, al batir al Independiente de Avellaneda. Y en la campaña siguiente, la 64-65, la Grande Inter hará triplete:  un nuevo scudetto, su segunda Copa de Europa consecutiva, conquistada en el mismísimo «San Siro» ante el Benfica de los Costa Pereira, José Augusto, Torres, Eusebio, Coluna y Simoes, y otra Intercontinental, también a expensas de Independiente. Es el momento álgido del club y de Herrera, aunque su equipo no conseguirá despertar la misma admiración a la que se hicieron acreedores el Madrid de las cinco primeras Copas de Europa, el Ajax de Cruyff, el Milan de Arrigo Sacchi o el Barça de Guardiola, al considerarlo el paradigma del odioso catenaccio, en un momento en que el fútbol ofensivo comenzaba a recular, mirando más a la portería propia que hacia la contraria.

El Inter de Herrera obtiene un tercer título de Liga en la temporada 65-66, pero va a ser eliminado en semifinales de la Copa de Europa por el Real Madrid «Ye-yé», y allí terminará su breve reinado. Al año siguiente, 1967,  conseguirá de nuevo alcanzar su tercera final continental, en Lisboa, donde caerá contra todo pronóstico frente a un semidesconocido Celtic de Glasgow, cuyos once jugadores procedían todos de la ciudad escocesa o sus alrededores y les superan por 2 a 1, en un encuentro que no pudo disputar Luís Suárez por lesión. En 1968, coincidiendo con el abandono de la presidencia por Moratti, HH pondrá fin a su etapa interista, pasando a La Roma, donde ganará la Copa de Italia de 1969, y se mantendrá, con algún paréntesis, hasta 1973. En el curso 73-74 retorna al Inter, pero un infarto, a principios de 1974, le aparta del banquillo, siendo sustituido por Luís Suarez. Algún tiempo después volverá a la brecha dirigiendo al modesto Rímini, en la Serie B, al cual consigue salvar del descenso en primera instancia, pero que pese a toda su sabiduría se precipitará al pozo más adelante. Es su último trabajo en Italia, al margen de escribir autorizadas columnas, impartir doctas conferencias, conceder sabrosas entrevistas, y-por supuesto-contemplar y disfrutar la vida serenamente desde el dorado retiro de su palacete veneciano.

HelenioHerrera205BARCELONA, 20 AÑOS DESPUÉS: EL LARGO ADIÓS

Sus grandes éxitos al frente del Barça habían movido a los responsables de la Federación Española de Fútbol a utilizar en la temporada 1959-60 sus servicios como entrenador del combinado nacional, algo que repetirían con vistas  al Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Chile en 1962, cuando ya Herrera dirigía en el Calcio. Esa etapa de la carrera profesional de HH está minuciosamente documentada en el magnífico artículo que le dedica José Hernández Armenteros, y que fue publicado en los números 52 y 54 de «Cuadernos de Fútbol», de modo que únicamente haré mención de ella. En enero de ese mismo año 62 también va a regresar a la Ciudad Condal por unas horas con el Inter de Milán, para disputar un amistoso internacional en el «Camp Nou», registrando el coliseo azulgrana una gran entrada en un partido que concluyó con victoria barcelonista por 2 goles a 1, obra de Pereda y Zaballa, siendo Corso el autor el tanto negriazul. Volvió de nuevo como visitante al feudo culé en el verano de 1965, con ocasión del encuentro, igualmente con carácter amistoso, que sirvió como presentación del cuadro catalán ante su público. En esta ocasión el Barça derrotó más ampliamente a los milaneses, por 4 a 1, causando una magnífica impresión en un choque marcado por un feo gesto que Luís Suárez dirigió al que había sido su público, motivando que Herrera le sacase del campo.

Enric Llaudet, presidente de la entidad blaugrana entre junio de 1961 y enero de 1968, intentó en varias ocasiones contratar de nuevo a HH, una de ellas en el citado año 1965, cuando llegó a ofrecerle un cheque en blanco. Pero la oportunidad en la que Herrera estuvo más cerca que nunca de volver a sentarse en el banquillo del «Camp Nou» tuvo lugar en junio de 1969, apadrinada por el sucesor de Llaudet, Narcís De Carreras, y por el auténtico hombre fuerte de su ilusoria «Junta de Unidad», el polémico hombre de negocios Pere Baret, que en las postrimerías de aquel mismo año sería candidato a la presidencia barcelonista. Las cantidades ofrecidas eran astronómicas, superiores a los 10 millones de pesetas por temporada, y el hecho produjo un auténtico cisma en la Directiva y la afición culé, pero finalmente todo quedó en agua de borrajas (haremos amplia alusión a este mismo tema en un próximo artículo acerca del técnico catalán Salvador Artigas, que a corto plazo fue el auténtico damnificado por el Affaire Herrera)

De su otoñal dolce vita veneciana, en compañía de su tercera y última esposa, la periodista italiana Fiora Gandolfi, le va a sacar uno de sus equipos de referencia, el Barça, tras la destitución de Quimet Rifé, en marzo de 1980. Los catalanes marchaban francamente mal clasificados en la Liga española (figuraban en octavo lugar), y no sólo estaban totalmente descartados para el título, sino que sobre el club pendía la amenaza de no clasificarse para ningún torneo europeo, lo cual sería la primera vez que ocurriría en toda su historia. Era necesario, pues, dar un golpe de timón a la nave azulgrana, pero a aquellas alturas de la temporada muy pocos técnicos solventes se hallaban aun con el cartel de «libre», y un Josep Lluís Núñez cada vez más  cuestionado va a pensar en el «Mago», cuando justamente se cumplían 20 años de su marcha del «Camp Nou»

Liderado por un Herrera casi ya septuagenario desde el banquillo (como ya indicamos, la verdadera edad de HH va a estar siempre envuelta en el misterio), auxiliado por su antiguo Gran Capitan, Joan Segarra, como segundo, el Barça mejorará notablemente sus pobres prestaciones (6 partidos ganados, 4 empatados y una sola derrota), y va a finalizar en cuarto lugar-aunque a 15 puntos del campeón, el Real Madrid-consiguiendo seguir enganchado a Europa, al clasificarse para la Copa de la UEFA, batiendo récords una temporada más (es el único club  que ha estado permanentemente presente en competición continental desde que estas se iniciaron en 1955). Cumplida la misión con éxito, el veterano técnico va a retornar a orillas del Adriático, ejerciendo desde la distancia el descansado cargo de asesor presidencial.

Pero va a tomar las riendas del equipo nuevamente a poco de comenzar la temporada siguiente, 1980-81. Ladislao Kubala, tras finalizar la Eurocopa de Italia, había abandonado después de once años el puesto de Seleccionador Nacional, aceptando la oferta de Núñez para dirigir al Barça, tarea en la que contará con dos auténticos refuerzos de lujo: el gran goleador asturiano Enrique Castro Quini, y el joven zaguero vasco José Ramón Alexanko. Sin embargo las cosas no van a funcionar. El Barça camina a trompicones por la Liga-marcha undécimo clasificado en la novena jornada-, y el detonante de la crisis  se produce al ser estrepitosamente eliminado el equipo de la Copa de la UEFA por el Colonia, que tras ser derrotado en la ciudad renana por 0 a 1, va a golear a domicilio a los blaugranas en el «Camp Nou», 0 a 4.

Con Herrera al mando, las cosas vuelven a mejorar, y ahora con mayor brillantez que el año anterior. El equipo se recupera y pasa a los primeros lugares, discutiendo el título de Liga a Atlético de Madrid, Real Madrid y Real Sociedad, y tal vez únicamente el secuestro de Quini, perpetrado en el peor momento, cuando el Barça iba lanzado, le va a alejar del campeonato, aunque sí logrará alzarse con la Copa del Rey de 1981, al derrotar en la final disputada en el «Vicente Calderón» al Sporting de Gijón por 3 a 1, precisamente con dos dianas de «el Brujo» a sus antiguos compañeros. HH dejará para la historia y su leyenda particular nuevas y jugosas anécdotas, como por ejemplo cuando, en vísperas de un Barça-,Madrid declarará que el desaparecido Juanito «se marcaba solo», algo que va a producir la airada reacción del temperamental  jugador merengue, que marcará un gol en el partido y se irá derechito hacia el banquillo barcelonista para recomendarle a su provecto entrenador «que se vaya al asilo»

Pero HH no va a hacerle caso al futbolista nacido en Fuengirola, y en lugar  de ingresar en una residencia geriátrica retornará a su confortable palacete veneciano, donde aun disfrutó de bastantes años de plácida y placentera vida, hasta que por fin su corazón se detuvo el 9 de noviembre de 1997. Recibiría sepultura en un lugar elevado, cara al sol, tal como había pedido en alguna ocasión, un sitio desde donde podría gozar de una panorámica mayor que la ofrece un banquillo situado a ras del terreno de juego. Había sido un hombre carismático y genial, un técnico que escribió páginas brillantísimas, tanto en su profesión como en la más que centenaria historia del fútbol mundial, una de esas personalidades irrebatibles cuyo recuerdo siempre permanecerá imperecedero en la memoria de los aficionados y cuya fama será transmitida a las generaciones futuras.

MUCHO MÁS QUE UN ENTRENADOR: UN TÉCNICO CARISMÁTICO Y REVOLUCIONARIO

La pregunta del millón: ¿qué aportó Helenio Herrera al fútbol europeo de mediados del siglo XX? ¿Cuáles fueron las innovaciones que este técnico visionario  introdujo en el oficio de entrenar? Pues no precisamente pocas, y estas atañen a aspectos tales como el estudio metódico del rival, la preparación psicológica, física y táctica de los suyos, la profesionalización definitiva del propio jugador, o los sistemas mediante los que estos evolucionan  sobre el terreno de juego. Desmenucémoslos

Herrera fue un estudioso del fútbol, un técnico adelantado a su tiempo y que trataba de no dejar nada al azar, a esa «dinámica de lo impensado» como a veces se ha definido al más popular y universal de los deportes. Preparaba los partidos minuciosamente, gracias a que confeccionaba  fichas de todos los jugadores de los equipos rivales, con sus principales características, valiosas anotaciones que guardaba en cuadernos, aunque no los exhibía públicamente, a diferencia de la famosa «Libreta de Van Gaal». (este auténtico tesoro sería heredado a su muerte por uno de sus jugadores-fetiche, el lateral izquierdo interista Giacinto Facchetti, pionero de los carrileros). Es un hecho sobradamente conocido que cuando fichó por el Inter de Milán fue su propio hijastro, el cineasta y escritor asturiano Gonzalo Suárez, a la sazón periodista deportivo que firmaba sus artículos y crónicas con el seudónimo de «Martin Girard» , quien le pasaba informes de los equipos con los que iba a competir el cuadro negriazul, . Incluso cuando finalizaba la temporada les entregaba a sus jugadores un detallado plan de trabajo para las vacaciones, que incluía ejercicios físicos a realizar y una dieta alimenticia a seguir, para evitar que compareciesen el día de la presentación oficial del equipo con sobrepeso. Y es que HH estaba en todo…

Pero su aportación no se quedaba únicamente en la preparación táctica, simbolizada por el uso de la pizarra magnética y el concepto de «libero», un futbolista descargado de otras tareas, y que podía colocarse indistintamente delante o detrás de la línea defensiva, ya fuera apagando fuegos y barriendo balones (el «defensa escoba»)o iniciando el juego, buscando el pase a los compañeros mejor situados. Por ello se le tildaba de defensivo (hoy le llamaríamos «amarrategui»), atribuyéndosele ser el inventor del catenaccio, pero el beton suizo o el «cerrojo» que practicaba la Real Sociedad de Benito Díaz, el legendario «Tío Benito» , son cronológicamente anteriores. HH prescribía marcajes individuales, que fueron la tónica general hasta hace algunas décadas, cuando se impuso por doquier la cobertura zonal, y los marcajes al hombre se convirtieron en algo poco menos que herético.

Todo buen aficionado ha oído hablar maravillas de sus grandes dotes como psicólogo, un aspecto en el que fue también pionero. HH era un excepcional motivador para sus jugadores, de los que sacaba siempre el mayor partido, convenciéndoles de que eran superiores a sus rivales, no importaba el renombre que estos tuvieran. Conocía perfectamente al futbolista por haber sido «cocinero antes que fraile», sabía de su mentalidad, y dado su carácter de  hombre experimentado y cosmopolita, hecho a sí mismo, culto y  conocedor de varios idiomas, lograba meterse a sus pupilos en el bolsillo, y tenía un gran ascendiente sobre ellos. El jugador de aquella época, años 50 y 60,  era, por lo general, mucho más ingenuo y menos viajado que el actual, que casi desde edad infantil cuenta ya con un representante y se las sabe todas, y de ese modo caía fascinado ante la personalidad de HH, y este hacía con el lo que quería

Se ha llegado a hablar de magia e hipnotismo, de rituales y juramentos antes de saltar al césped, sobre todo en los partidos importantes. Eso forma parte de la leyenda de Herrera, pero lo cierto es que era un auténtico mago motivando a sus pupilos, y sabía generar como nadie el necesario de espíritu de grupo. Entre otras cosas, lo hacía colocando carteles en el vestuario, que con frases sencillas, claras y rotundas convenciesen al jugador de que era mejor que su contrincante, y le predispusiesen a salir y comese el prau, como decimos en Asturias. También le acompañaban acusaciones de que drogaba a sus futbolistas, en una época donde no existían los controles antidoping. Lo cierto es que los estimulaba a base de té y café, llegando a administrarles aspirinas, con mucha parafernalia y disimulo, consiguiendo un efecto placebo. Y para rematarlo, era un maestro absorbiendo buena parte de la agresividad de los públicos contrarios,  al desfilar ante ellos ostensiblemente en la previa, y así estos se desahogaban a voz en grito, y cuando salían los suyos al campo la pitada y la hostilidad eran menores.

En lo referente a sus métodos de entrenamiento, Helenio Herrera también fue un innovador.  Seguía un plan de trabajo semanal sistemático, que redundaba en la profesionalización de sus pupilos, superando el semiamateurismo que hasta entonces había presidido el fútbol español en lo tocante a la preparación, y haciendo hincapié en el aspecto físico, una faceta en la que nuestro país estaba bastante atrasado con respecto a otras naciones europeas. El lunes baño y masaje para los que habían jugado el domingo, con presencia de toda la plantilla. El martes una sesión suave. El miércoles trabajo fuerte, eminentemente físico-era el día más temido por los futbolistas-. El jueves continuaba a ese nivel, e incluía el partidillo entre todo el grupo que ya se ha convertido en un clásico. El viernes se volvía a entrenar  suave. El sábado se dedicaba al viaje,  o se efectuaba la concentración si se jugaba en casa, y de ese modo los chicos saltaban al campo el domingo (entonces casi siempre se jugaba ese día) con auténtica «hambre de balón». Y corriendo como gamos, porque para Herrera el fútbol moderno estaba basado en la velocidad, con la cual podían ganarse todas las batallas individuales: «piensa rápido, y juega rápido» era uno de sus lemas más queridos, repetido hasta el paroxismo.

Su sistema de juego en el Barça presentaba un equipo armado desde atrás, con un hombre libre-aunque entonces aun no se le denominaba así-apoyando a la defensa, un centro del campo fuerte, extremos retrasados («complejos» los llamaba él, y los utilizaría también en el Inter, como era el caso del teórico «11», Mario Corso)y contras letales en campo contrario. Esa filosofía, aplicada en los desplazamientos, podría ejemplificarse perfectamente con la siguiente frase: «A Antonio (Ramallets)que no le marquen, que arriba ya Tejada, Evaristo, Eulogio, Kubala, Kocsis o Suárez enchufarán alguna…

Gestionaba  el vestuario como un verdadero jefe de personal. Defendía a capa y espada los intereses de quienes le respondían en el campo, y de ese modo exigía a la Directiva que recompensase económicamente su buen rendimiento, algo que le trajo muchos problemas en un Barça endeudado hasta las cejas. Pero ejercía igualmente otras funciones, afines a lo que siempre se ha conocido como «Secretaría Técnica», pues realizaba fichajes por su cuenta y riesgo. Pedía-y solían concedérselos-plenos poderes, y no quería ver a los directivos ni en pintura, invadiendo su terreno. A ellos también les desagradaba ese modus operandi, pero mientras el equipo marchase bien hacían de tripas corazón transigían, aunque afilaban sus cuchillos para cuando pintasen bastos….HH y los medios informativos se retroalimentaban. Al técnico le encantaba gozar incluso de mayor  protagonismo que sus propios  jugadores, y para la prensa era todo un caramelo, alguien que les regalaba continuamente declaraciones sensacionales y magníficas y ocurrentes frases para componer  los titulares. Pero también va a denunciar una vez fuera del club la existencia de lo que hoy llamaríamos  «el Entorno  culé», en fecha tan temprana como 1962, refiriéndose a periodistas, dirigentes y aspirantes a serlo. Para el Barça » el Entorno» venía  a ser algo parecido, salvando todas las distancias, a lo que representaba en los Estados Unidos el «complejo militar-industrial» que censurase el presidente Eisenhower en su discurso de despedida de la Casa Blanca: una realidad inexcusable y mediatizadora  que se hallaba siempre presente, al margen de la buena o mala marcha del equipo, aunque naturalmente los resultados negativos tenían  la virtud de activarla.

Esa personalidad ególatra y fecunda, seductora y moldeada a sí misma a través de una vida rica en experiencias, se manifestaba también en su vida privada. Entrenó en Francia, España e Italia, y se casó con una mujer de cada una de dichas nacionalidades. La francesa le dio cuatro hijos, dos la española María Morilla-que aportó asimismo uno anterior, el citado Gonzalo Suárez- y finalmente tuvo otro con  la italiana. Y es que también en el amor fue cosmopolita y trotamundos, de manera que nada en su trayectoria resultaba  ordinario, vulgar, común…Helenio Herrera, genio y figura.

Para la realización de este trabajo, se han consultado las siguientes fuentes bibliográficas, hemerográficas y digitales:

HISTORIA DEL CAMPEONATO NACIONAL DE LIGA. Enrique y Nicolás Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones. 1970

HISTORIA DE LA COPA. Enrique y Nicolás Fuentes. Ibérico Europea de Ediciones. 1971

¡ BARÇA, BARÇA, BARÇA ¡ HISTORIA del  F.C. BARCELONA. Jaume Ramón. La Gran Enciclopedia Vasca. 1974

CRÓNICAS DEL BARÇA. Antoni Closa. El Observador. 1991

YO. MEMORIAS DE HELENIO HERRERA. Planeta. 1962

HELENIO HERRERA. Pere Escobar y Pichi Alonso. Barcanova. 1998

CARA I CREU. EL  F.C. BARCELONA SOTA EL FRANQUISME. 1939-1975. Jaume S. Sabartés. Laia. 1982

REVISTA «BARÇA»

BD FUTBOL

LA WEB DEL CULÉ




Helenio Herrera: el primer entrenador mediático. 1958-1960 (Primera parte)

HelenioHerrera01En 1958 las estrellas del fútbol español podían llamarse Di Stefano, Kubala -ambos ya veteranos -, Luís Suárez, Gento (mucho más jóvenes), Kopa, Rial, Peiró, Collar, Segarra, Garay, o cualquiera de los ases extranjeros que invadieron nuestro mercado en dicha fecha (Puskas, Vavá, Walter, Kocsis, Czibor, Sánchez Lage…), pero siempre se trataba de jugadores, de los atletas, artistas o actores que protagonizaban el espectáculo. Había entre nosotros técnicos de renombre y prestigio, por supuesto, como por ejemplo el eslovaco Ferdinand Daucik, que ya había dirigido nada menos que a Barcelona, Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid, pero ninguno de los ocupantes, siempre provisionales, del banquillo era capaz de eclipsar a los que intervenían sobre el césped. ¿ Ninguno… ?

Esta aseveración no es cierta del todo, pues sí existía un técnico con el suficiente carisma como para erigirse en una estrella tan refulgente como los futbolistas que actuaban a sus órdenes. Se llamaba Helenio Herrera, un trotamundos difícil de encasillar en una nacionalidad concreta (había nacido en Argentina, de padres españoles -andaluces por más señas -, su carrera como jugador se había iniciado en el Marruecos Francés, para luego continuar en la Metrópoli, y se había forjado como entrenador en el país vecino y en España, con un breve paréntesis portugués). Su currículo profesional presentaba ya algunos brillantes triunfos, y en nuestra tierra había llevado al Atlético de Madrid a la conquista de dos títulos de Liga consecutivos, en las temporadas 1949-50 y 1950-51, logrando con el Sevilla un casi imposible subcampeonato, superando los hispalenses al mismísimo Barça y a los dos Atléticos,  y clasificándose para jugar la Copa de Europa. Sus conocimientos tácticos y técnicos estaban, pues, fuera de toda duda, pero a ellos añadía una fuerte y acusada personalidad, y unas dotes de psicólogo y motivador por entonces inéditas en el mundo del fútbol.

Por todo ello no resultó extraño que Francesc Miró-Sans, el presidente azulgrana,  pensara en él para ponerle al frente de un Barça que acababa de estrenar un estadio de fábula y contaba con una plantilla de ensueño, pero no acababa de remontar el vuelo en el sentido triunfal que desearía  su gran masa de socios, aficionados y seguidores. Y con Herrera va a irrumpir -arrolladoramente, como todo lo suyo -la modernidad, pues el flamante técnico culé era rabiosamente moderno, tanto por su intensa relación con los medios informativos como por el hecho de que su propia identidad podía ser etiquetada en  unas llamativas y sonoras siglas, «HH», precisamente en un tiempo donde estaba muy presente, de candente actualidad, la existencia de un arma nuclear terriblemente letal, la «Bomba H», lo cual daba pie para todo tipo de chascarrillos. Y es que Helenio Herrera, al igual que ocurría con algunos famosos directores cinematográficos del momento, que eran más importantes que sus estrellas, y cuyo nombre constituía el principal reclamo de cara a la taquilla (privilegio del que participaban un selecto grupo de elegidos: Alfred Hitchcock, el primero de ellos, John Ford, Frank Capra, Billy Wilder, Federico Fellini o Ingmar Bergman), tenía el don de eclipsar, o casi,  a las figuras que estaban a sus órdenes.

UNA BIOGRAFÍA APASIONANTE

La biografía de Helenio Herrera es digna de una buena novela o una gran película. Contiene la cantidad precisa de elementos fuera de lo corriente como para  hacer atractiva una historia, en cuyo transcurso se forja una personalidad excepcional, ambiciosa, excesiva, irritante a veces, pero siempre fascinante. HH siempre abonó su mito con algo de misterio, su trayectoria no siempre aparece nítida, sino que existen en ella algunas zonas de sombra -aunque no empañan un ápice su extraordinaria aventura, llena de éxitos y boutades -tales como la cuestión de su verdadera edad, e incluso el hecho de haber jugado o no en la Selección Francesa.

Su nacimiento se fecha a menudo en 1916, los días 10 o 19 de abril -hay discrepancias sobre la fecha en que fue registrado -, pero bien pudo haber tenido lugar en 1910, o 1913, tal como aparece en algunas fuentes. La verdad es que Herrera siempre ofreció un aspecto de madurez física e intelectual, bastante por encima de sus futbolistas, lo que ya era palpable cuando dirigía al Atlético de Madrid, con sólo 33 o 34 años oficiales. La impresión que nos comunica es la de un hombre de mundo, con larga experiencia vital a sus espaldas, conocedor de todos y cada uno de los resortes que pueden motivar a un futbolista profesional de veintitantos, ingenuo, elemental y mucho menos formado que él. Era un autodidacta que había hecho acopio de esas vivencias a través de un largo periplo cosmopolita, e irradiaba un influjo irresistible sobre sus pupilos. Yo, personalmente, me inclinaría por 1910 como fecha de nacimiento, pero para nuestro trabajo no constituye un dato excesivamente relevante. Lo que importa es cómo se va a ir forjando el carácter de un hombre hecho a sí mismo, como dirían los norteamericanos (self made man), con esa magnética personalidad y una gran confianza y seguridad en sus potencialidades, así como un innegable componente ególatra y exhibicionista (lógico dada la naturaleza del trabajo que le hizo famoso), pero siempre fundado en una capacidad técnica, táctica y psicológica fuera de lo común, que le condujo a la cima, al éxito y a la gloria, en un campo tan difícil y competitivo como el del fútbol profesional.

Hasta nosotros ha llegado la imagen de un Helenio Herrera hipermediatico (cuando prácticamente ningún colega suyo lo era), con una irrefrenable incontinencia verbal, aureolada por ese puñado de frases que siempre se repiten al referirse a él -«se juega mejor con diez que con once», «ganaremos sin bajar del autobús»…-, pero, amén de ser un pionero en el empleo a su favor de los modernos medios de comunicación, fue un técnico magnífico, carismático y revolucionario, que introdujo métodos y sistemas novedosos, y colocó buena parte de los cimientos del fútbol moderno.

Como lugar de origen aparece Buenos Aires, lo que le convierte teóricamente en ciudadano argentino, aunque sea la República del Plata el país que menos incidencia vaya a tener en su formación posterior. Es inscrito como Helenio Herrera Gavilán (al parecer por un error, pues el deseo paterno era llamarle «Heleno»). Sus padres fueron dos emigrantes españoles, andaluces para más señas, Francisco Herrera, «Paco el Sevillano», un carpintero de ideas anarquistas, y María Gavilán, una criada. El matrimonio trabajaba en Gibraltar, el padre en los astilleros, y la madre sirviendo en casa de unos ingleses, pero no salían de pobres, y además tuvieron que sufrir la muerte de sus tres hijos. La emigración, pues, aparecía ante sus ojos -como para tantos otros millones de menesterosos -como la única posibilidad de abandonar una situación tan penosa y lamentable, y pusieron en ella todas sus ilusiones y sus parcos ahorros, subiéndose en Algeciras a un barco que zarpaba rumbo a la Argentina.

Por esa razón  Helenio va a ver la luz en la gran urbe porteña, pero por poco tiempo, porque tampoco dicho país demostró ser El Dorado para la familia Herrera, que sólo algunos años después de llegar al Nuevo Mundo van a tomar de nuevo sus humildes bártulos para abordar otro buque. En esta ocasión el destino será la zona francesa del Protectorado de Marruecos, y en concreto la ciudad de Casablanca, de reminiscencias tan cinematográficas ella. En su infancia el futuro entrenador va a conocer privaciones y miseria, y por lo tanto resulta lógico que el dinero pasara a ser una de sus principales preocupaciones. Esa fama de «pesetero» que siempre le acompañó estaba más que justificada por las circunstancias de su propia biografía: hermanos muertos en plena niñez y que no llegó a conocer, y unas precarias condiciones, habitando en chabolas de los barrios marginales de Casablanca y buscándose la vida desde muy crío. Todo eso fue moldeando un carácter inconformista y ambicioso, que le convirtió en un ganador. Su currículo profesional es impresionante: 7 campeonatos de Liga (4 en España y 3 en Italia), 3 de Copa (dos en nuestro país y la otra en Roma), 2 Copas de Europa y otras 2 Intercontinentales con el Inter, y 1 Copa de Ferias con el Barça, amén de muchos otros trofeos menores. Es evidente, a la luz de tanta orfebrería conquistada, que «HH» era mucho más que un bocazas arrogante y prepotente: un técnico preparadísimo, cerebral e innovador, cuyas responsabilidades excedían en mucho a las de un simple ocupante temporal del banquillo, invadiendo funciones más propias de un secretario técnico, un directivo, o incluso un presidente de club.

Comenzó pateando latas por los áridos descampados de Casablanca, para más tarde  confeccionar improvisadas pelotas de papel o de trapo, utilizando para ello las medias de su madre. De ahí pasó a los equipos federados del fútbol base marroquí, hasta pegar el gran salto a la Metrópoli. En Francia va a ir retrasando progresivamente su posición sobre el terreno de juego, hasta afianzarse en la línea defensiva. Nunca fue un gran jugador, pero suplió esas  carencias a base de coraje, entrega y empuje, derrochando nervio y velocidad, que iban a ser sus premisas una vez convertido en entrenador. Militará en varios clubes galos (Français, Red Star, CASG, Charleville, Stade Français…), a la vez que trabaja en diversos oficios y para importantes empresas como Citröen y Saint Gobain (el fútbol francés no podía considerarse entonces, en el período de Entreguerras, una actividad del todo profesional, como de hecho ocurría en muchos otros países). Vivirá  algunos malos tragos durante la Guerra y la ocupación alemana, como por ejemplo cuando tiene que huir de París en bicicleta y se encuentra de manos a boca con tropas nazis que se batían en retirada, pero su proverbial buena estrella –baraka lo llamarían en la Casablanca de su infancia-, nunca le va a abandonar, y consigue salir airoso de ese y algún otro trance peligroso.

Al llegar la paz, y antes de colgar las botas, comienza a entrenar, poniendo en práctica todo lo que había aprendido. El Puteaux es su primer club, y luego pasa al Stade Français. Allí va a descubrir a futbolistas tan destacados como el magrebí Larbi Ben Barek o el guardameta Marcel Domingo, a los que luego tendrá bajo sus órdenes en España. Y hablando de España…Su buen hacer en los banquillos no va a pasar desapercibido en nuestro país, a medida que se reanudan los contactos internacionales a nivel de clubes, y el Atlético de Madrid le hace una oferta que no podrá rechazar. Pero sucede que los colchoneros ya tienen entrenador, Taioli, y van a ceder a Herrera a un recién ascendido, el Real Valladolid, para que se vaya fogueando y tomándole la medida a  nuestras competiciones. Pucela es, por lo tanto, la primera singladura de su periplo español, tras pasar por su Argentina natal, el Protectorado de Marruecos y Francia

En el «Metropolitano» va a contar con una excelente plantilla, en la que -aparte de su compatriota Domingo y de Ben Barek, apodado «la Perla Negra» -figuran los Riera, Aparicio, Lozano, «Lobito» Hernández, Silva, Mújica, Juncosa, Miguel, Pérez Payá, Carlson o Escudero. HH los convierte en el mejor equipo español, ganando las ligas de 1949-50 y 1950-51, amén de otros trofeos de menor relieve, aunque luego los rojiblancos madrileños tendrán que ceder el cetro de la supremacía futbolística nacional al Barça de «las Cinco Copas», dirigido desde el banquillo por Daucik y en el terreno de juego por el portentoso Laszi Kubala, un personaje que volverá a cruzarse en su camino años más tarde. Una vez agotada la racha triunfal, y al cambiar el club de presidente, empiezan los problemas, y Herrera cesará en su puesto, para acto seguido hacerse cargo de un equipo en apuros, el Málaga, al que sin embargo no conseguirá salvar, a pesar de la evidente mejora de su juego. Estamos en la temporada 52-53, y de cara a la liguilla de promoción va a ser contratado por el Deportivo de La Coruña, que de su mano logrará la permanencia. Durante su breve estancia en «Riazor»  conoce a un prometedor juvenil llamado Luisito Suárez, cuyo enorme talento le maravilla. Años más tarde se convertiría en su jugador-franquicia.

Del norte al sur….Le ficha el Sevilla, presidido entonces por Ramón Sánchez  Pizjuán, donde va a pasar cuatro años inolvidables. Promueve a jugadores jóvenes como el asturiano Campanal, un superatleta -, el melillense Pepillo o el coriano Ruiz Sosa, que se convierten en figuras, y con el club hispalense aportará numerosos efectivos a la Selección Nacional, logrando también que veteranos como el navarro Arza rindan a su lado como en sus mejores tiempos (obteniendo el «Pichichi» en 1954-55). El equipo andaluz transita siempre por los primeros lugares, en 1955 llega a la final de Copa, perdiendo únicamente por 1 a 0 ante el Athletic de Bilbao de Daucik -que al año siguiente hará «doblete»-, alcanza el subcampeonato en 1956-57, y por consiguiente el derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Europa, y vence también en los prestigiosos trofeos «Teresa Herrera» y «Carranza».

Pero con la súbita muerte de Sánchez Pizjuán, al que se hallaba muy unido y que le había otorgado auténtica carta blanca para dirigir al equipo, comienzan nuevamente los problemas, de modo que aprovechando un incidente con un directivo sevillista Herrera fuerza su marcha del club, cuando todavía le restaban dos años de contrato. La Federación le suspende precisamente por ese período de tiempo, obligándole a reincorporarse posteriormente a la entidad andaluza para cumplir lo firmado. Es entonces cuando decide marcharse a  Portugal, donde la sanción federativa española no tiene efecto. Allí se hace cargo del Os Belenenses de Lisboa (1957-58), consiguiendo buenos resultados, pero en febrero del 58 ya le contactan los emisarios del Barça, para que intente reflotar un conjunto que camina sin pena ni gloria y ya hace cinco años que no gana la Liga. En un principio HH les da largas, pero en abril accede a desplazarse a la Ciudad Condal y tomar las riendas del cuadro azulgrana. El Barça, a todo esto, ya había conseguido que le retirasen la suspensión federativa, aflojando un millón de pesetas para indemnizar a los hispalenses y otras 200.000 para los lusos, como desagravio por privarles de su técnico. De modo que va a dar comienzo la «Era Herrera» en Can Barça. Su alargada sombra planeará después, durante toda la década de los 60, sobre el club catalán, que está muy cerca de volver a contar con sus inestimables servicios en 1965 y 1969. Finalmente, cuando ya su gran prestigio sea únicamente historia, logrará de algún modo reverdecer viejos laureles en 1980 y 1981, primero clasificando al equipo para la Copa de la UEFA, y más tarde conquistando la Copa del Rey, su última victoria en el banquillo.

FICHAJE POR EL BARÇA

Herrera dirigirá al Barça en los dos últimos compromisos ligueros, ya intrascendentes, que se saldan con una derrota por la mínima en Pamplona ante Osasuna (2 a 1, con gol de Suarez) y una clara victoria frente al Granada en el «Camp Nou», 4 a1, con dos goles de Basora, más sendos tantos de Martínez y Suárez. Al final, el cuadro azulgrana se clasificará nuevamente en tercera posición, perdiendo por segundo año consecutivo la posibilidad de jugar la Copa de Europa, al vencer el Real Madrid en ambos torneos, derecho que le corresponde al Atlético de Madrid, subcampeón. Este es el balance azulgrana en el campeonato 57-58: tercero, con 38 puntos y 8 positivos, a siete del campeón y a 4 del subcampeón. 17 victorias, 4 empates y 9 derrotas, con 69 goles a favor  y 38 en contra, aventajando en sólo dos puntos a un Valencia que había sufrido un campaña de lo más accidentada, a causa de la riada que devastó la ciudad del Turia en octubre del 57.

Va a sentarse en el banquillo en el partido de vuelta de la final de la primera edición de la Copa de Ferias, torneo que ya se les había puesto de cara a los azulgranas tras el empate a dos conseguido en la capital británica. Y pese al gran potencial de la selección londinense, formada por jugadores del Totenham, Arsenal, West Ham y Chelsea entre otros clubes, el Barça -que todavía viste el uniforme representativo de la Ciudad Condal-, aplasta a los ingleses por un contundente 6 a 0, obtenidos por Suárez y Evaristo (por partida doble), Martínez y Vergés. Así formó el primer campeón del torneo ferial aquel 1 de mayo de 1958: Ramallets; Olivella, Brugué, Segarra; Vergés, Gensana; Tejada, Evaristo, Martínez, Suárez y Basora. Ocho jugadores nacidos en Cataluña en el equipo.

Y en cuanto a la Copa del Generalísimo, bajo sus órdenes el equipo eliminará con facilidad al Real Zaragoza (3-4 en La Romareda, con tantos de Suarez, 3, y Kubala,  y 8 a 0 en el Camp Nou (Kubala 2, Martínez 2, Suárez 2 y Tejada 2) y al Valencia, derrotado en la Ciudad Condal por 3 a 0 (Gensana, Tejada y Kubala), y en «Mestalla» por 0 a 1 (Martínez), cayendo en semifinales ante el Athletic de Bilbao, que a la postre sería el campeón. Se impusieron los leones en «San Mamés» por 2 a o, pero en la vuelta, en un encuentro vibrante disputado bajo la lluvia, con un campo impracticable, el Barça estuvo a punto de forzar un tercer partido de desempate, al vencer por 4 a 3 (Basora 2, Martínez y Tejada)

Se va a cerrar la temporada 57-58 con un partido internacional amistoso en el «Camp Nou» entre el Barça y el Enschede holandés, que sirve de homenaje a Basora, quien abandona el fútbol con sólo 32 años, y todavía rindiendo a plena satisfacción. Van a vencer los azulgranas con un marcador sin paliativos, 8 a 3, con goles de Evaristo (3), Martínez, Segarra, Kubala, Tejada y el recién fichado Kocsis, y esta fue la formación que puso en liza Herrera aquel 29 de junio de 1958: Ramallets (Estrems); Olivella, Gensana, Gracia; Segarra (Suárez), Bosch; Tejada Kubala, Martínez (Evaristo), Kocsis y Basora, que -a diferencia de lo habitual -jugó el encuentro íntegramente.

HelenioHerrera02TEMPORADA 1958-59: PRIMERA VUELTA

Las principales novedades van a ser por una parte la marcha de un auténtico mito como Estanislau Basora, que como ya hemos dicho  se retira del fútbol con únicamente 32 años de edad  y aun en plenitud de facultades (de hecho, en su última temporada en activo había vuelto a ser internacional, y en el partido oficial que supuso su adiós, en las semifinales de la Copa ante el Athletic de Bilbao, se despidió marcando dos goles), y también la de Andreu Bosch, que a los 27, cuando los futbolistas llegan a su madurez, abandona el Barça para integrarse en las filas del Real Betis Balompié, que acababa de retornar a la élite después de muchas temporadas vegetando en categorías impropias de su brillante historial. Por contra, el club azulgrana va a realizar dos verdaderos fichajes de lujo, los delanteros húngaros Sandor Kocsis y Zoltan Czibor, integrantes de la mejor selección magiar de todos los tiempos.

Kocsis y Czibor, enrolados en el Honved, el equipo del Ejército, no van a regresar a su país en el momento que se produce la insurrección popular contra el régimen estalinista y satélite de Moscú, inmediatamente sofocada a sangre y fuego por los tanques soviéticos. Kocsis, «Cabeza de Oro», se refugiará en el fútbol suizo, concretamente en el Young Fellows, mientras que Czibor, el «Pájaro Loco», lo hará en Italia, donde jugó algunos amistosos con la AS Roma. Uno y otro llegan a la Ciudad Condal antes de finalizar la temporada 57-58, y se alinean en algunos amistosos. Son dos jugadores ya veteranos -ambos van a cumplir 29 años -, pero todavía le darán bastantes tardes de gloria al Barça, sobre todo Kocsis, quien permanecerá en la entidad catalana por un período de ocho temporadas. También se incorporan al equipo el defensa Rodri, que ya había jugado en Primera División dos años antes, con el Condal, Llorenç Rifé -otro zaguero -y el guardameta Larraz, así como Coll, que igualmente había militado en el filial. Por contra, Sampedro, el héroe de la final copera del 57, pasa a las filas condalistas, al igual que Biosca, que intenta recuperarse de la grave lesión sufrida en dicha competición, aunque finalmente no lo logrará y se verá obligado a retirarse, .

Así queda configurada la plantilla barcelonista de cara a la inminente temporada 58-59: Ramallets, Estrems, Larraz, Olivella, Rodri, Brugué, Rifé, Gracia, Flotats, Segarra, Gensana, Vergés, Tejada, Hermes González, Kubala, Ribelles, Evaristo, Kocsis, Eulogio Martínez, Suarez, Villaverde, Czibor y Coll. Herrera ha hecho oídos sordos a los propósitos de la directiva azulgrana, que barajaban el desprenderse de algunas de las figuras del equipo (concretamente Ramallets, Segarra, Evaristo y Luís Suárez), alegando que su rendimiento en la última temporada dejaba bastante que desear. Por el contrario, el nuevo técnico va a confiar ciegamente en ellos, que le responderán realizando todos una magnífica temporada. Herrera introducirá también una importante innovación en el trabajo cotidiano que tiene lugar en Can Barça, pues el equipo deja de entrenar en «Les Corts» para pasar a hacerlo en el «Camp Nou» («se debe entrenar donde se juega», fue su explicación).

Herrera pone todo su énfasis en conseguir un conjunto rápido y fuerte, físicamente a punto. Un equipo bien armado desde atrás, fortaleciendo la parcela defensiva, logrando el control del centro del campo, y siempre con una gran velocidad de ejecución, sorprendiendo en ataque, tanto por la intrínseca calidad de sus delanteros (podía presentar dos líneas de ataque completamente diferentes pero de una similar calidad) como por la explosiva rapidez de sus contras. Todo ello se pondrá ya de manifiesto antes de iniciarse el campeonato de Liga. El Barça va a realizar una gira por diversos países europeos (Suiza, Bélgica y Holanda), que arroja un balance espectacular: cinco partidos jugados, con tres victorias y dos empates, marcando la friolera de  26 goles goles y encajando 8. Los augurios no pueden ser mejores. Y van a confirmarse ya en el encuentro que abre la Liga 58-59, en el Camp Nou frente al Valencia.

Esa primera jornada se disputa el domingo 14 de septiembre de 1958, y ambos equipos presentan las siguientes alineaciones: por el Barça, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Evaristo, Martinez, Kubala y Czibor, y por el Valencia, Goyo; Mestre, Quincoces, Sócrates; Sendra, Piquer; Mañó, Ricardo, Machado, Walter y Fuertes. Tras un primer tiempo anodino, que terminó con victoria mínima barcelonista por 1 a 0, en la reanudación el equipo azulgrana se va a desatar, consiguiendo cinco nuevos goles. Los autores de los tantos serán Evaristo (2, uno de ellos el que abrió la «lata»), Martinez (2), Tejada y Czibor, despachando este último un magnífico encuentro, así como el debutante Rodri, que realizará un excelente marcaje al delantero brasileño Machado, bastante más alto que el zaguero catalán.  Arbitró el señor Ortiz de Mendíbil, del colegio vizcaíno.

En la segunda jornada al Barça le toca visitar el siempre difícil terreno de «Atocha». Las crónicas de la época nos hablan de un partido de escasa calidad, con dos equipos demasiado precavidos que hicieron tablas. Evaristo logró el gol azulgrana. Tampoco va a ser muy destacado el juego barcelonista en la tercera jornada, donde se impone fácilmente al Granada en el «Camp Nou», con goles de Czibor, Kubala y Suárez. Los azulgranas son terceros en la tabla, con 5 puntos, a uno del sorprendente líder, el Betis, que acababa de volver a Primera División tras década y media de ausencia, y contaba sus partidos por victorias.

Pero la cuarta fecha va a traer cambio de líder, pues los bélicos ceden su primer encuentro en «Sarriá», frente al Español, lo que va a aprovechar el Real Madrid para encaramarse a lo más alto de la clasificación, tras aplastar a Osasuna en el «Bernabéu» por 8 a 0. Aunque el Barça no pierde comba y se sitúa en segunda posición, merced a un brillante partido en el flamante «Sánchez Pizjuán» hispalense, superando  a un entusiasta Sevilla por 0 a 2, marcados por Evaristo y Segarra, en un choque que contó con la nota negativa de la grave lesión del central barcelonista Brugué, lo que obligó a los catalanes a jugar la segunda parte con sólo diez hombres (¿ tal vez se acuño allí la célebre frase de Helenio Herrera ?)

La quinta jornada deja las cosas por la alturas tal como estaban. El Real Madrid derrota en Sevilla a un Betis que parece deshincharse tras su fulgurante comienzo (2 a 3), mientras que el Barça se deshace con facilidad del Athletic de Bilbao por 3 a 0 en el «Camp Nou», donde los «leones» no fueron tan fieros, con goles de Czibor, Kubala y Suárez. Un punto arriba los madrileños. Distancia que se va a mantener en la sexta jornada, con victoria de los blancos en la capital (3 a 0 al Zaragoza), y gran triunfo azulgrana en «Sarriá», con un Kubala como en sus mejores tiempos. Suárez, Tejada y Evaristo hicieron el claro 0 a 3. Al domingo siguiente, enfrentamiento en la cumbre en el «Camp Nou», Barça-Real Madrid, separados ambos por un solo punto, mientras que el Atlético de Madrid era tercero, a tres puntos de los azulgranas y cuatro de los merengues.

El 26 de octubre de 1958, en la séptima jornada, el Barça se va a alzar con el liderato al derrotar ampliamente al Real Madrid por 4 a 0, dominándole en todos los terreno. El brasileño Evaristo de Macedo realizó un partido compuestísimo, anotando tres goles, siendo el cuarto obra de Tejada. Fueron expulsados Czibor y Santamaría, y ambos equipos formaron de la siguiente manera, a las órdenes del colegiado vizcaíno señor Birigay: por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Flotats, Segarra; Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor, y por el Real Madrid, Alonso; Marquitos, Santamaría, Lesmes II; Santistéban, Zárraga; Kopa, Rial, Di Stefano Puskas y Gento. Ahora el Barça encabezaba la clasificación con 13 puntos, aventajando los madridistas en uno y a los colchoneros en tres. Los azulgranas eran ya el único equipo imbatido, y tan sólo habían encajado un gol en siete jornadas de competición.

Pero la general va a dar un vuelco a la jornada siguiente, en la que los pupilos de Herrera regresan de su visita a «El Molinón» con una sorprendente derrota a pies del Sporting de Gijón, que ya les había superado en el mismo escenario la temporada anterior. Más rápidos y entusiastas, los asturianos se impusieron a la mayor técnica catalana con goles de Rodríguez II e Iborra, mientras que Evaristo marcaba para el Barça. El Real Madrid era nuevo líder con 14 puntos, tras endosarle una «manita» a sus eternos rivales ciudadanos en el «Bernabéu» (5 a 0). Después venía el Barça con 13, aventajando en tres a Atlético y Athletic. La Liga parecía cosa de dos…

Impresión que se vería corroborada tras la novena jornada. El Atlético de Madrid no podía pasar del empate en el «Metropolitano» ante el Sporting, lo mismo que el Athletic de Bilbao en su visita a «Atocha», mientras que Madrid vencía en Oviedo (0 a 2), y el Barça hacía lo propio con un defensivo Celta en el «Camp Nou» (2 a 0, obra de Gensana y Evaristo, que pasaba a encabezar la clasificación de goleadores). Y hagamos un inciso en el devenir de la Liga, para reseñar que el 12 de noviembre de 1958 el Barça se va a estrenar en la segunda edición de la Copa de Ciudades en Feria, rindiendo visita al terreno del Basilea helvético, un campo que volvería a cruzarse en su historia en un par de señaladas ocasiones. Los azulgranas saldrán victoriosos por 1 a 2, con tantos de Evaristo y Gensana, poniendo en franquía la eliminatoria, cuyo partido de vuelta ya no se haría esperar demasiado, tan sólo unos dos meses escasos…

Vuelve la Liga, que consume su primer tercio. El Barça se desplaza a otro complicado terreno norteño, el «San Juán» pamplonica, donde tampoco consigue salir con los dos puntos. Cuentan que fue un gran partido, en el que se adelantó la escuadra catalana por medio de Suárez, remontaron los navarros a base de furia, y Tejada, casi al final, logro la igualada definitiva. Y como quiera que el Real Madrid batía en la capital al Valencia (3 a 0), se afianzaba en el liderato, con dos puntos de ventaja sobre los azulgranas, y con el resto de seguidores ya a una considerable distancia. Los números del Barça en este primer tercio de competición eran magníficos: 16 puntos y 6 positivos (7 victorias, 2 empates y sólo una derrota, con 27 goles a favor y únicamente 5 en contra), pero es que el Madrid se mostraba intratable, pues salvo la fuerte derrota del «Camp Nou», contaba todos sus partidos por victorias, habiendo marcado la escalofriante cifra de 35 tantos.

No obstante en la undécima jornada los blancos van a ceder un nuevo punto, pues en San Sebastián no pasaron de un empate a cero ante la siempre correosa Real Sociedad en el curso de un mal partido, lo que aprovechó el Barça (que se impuso con cierta dificultad al Betis en la Ciudad Condal, a despecho del marcador final, 4 a 1, con tantos de Evaristo, Kubala, Kocsis y Suárez), para aminorar la ventaja merengue a un solo punto. Sin embargo siete días más tarde los de Herrera van a tropezar en «La Romareda» ante el Real Zaragoza, que les derrotó por 2 a 1, siendo Tejada el autor del tanto culé El Real Madrid, triunfador del Granada en su feudo por 2 a 0, va a despegarse ahora en cabeza, aventajando a los azulgranas en tres puntos.

La decimotercera jornada no trajo cambio alguno en cabeza. El Real Madrid venció en su desplazamiento al «Sánchez Pizjuán» por 1 a 3  a un Sevilla que se debatía en los últimos lugares, y que en nada recordaba a aquel equipo combativo que tanto se había significado precisamente con HH en el banquillo. Di Stefano seguía como en sus mejores tiempos, y había venido a unírsele un Puskas ya veterano y con sobrepeso, pero letal ante la meta contraria. El Barça, por su parte, no tuvo problemas para deshacerse de la UD. Las Palmas por un claro 5 a 1, marcados por Suárez (2), Evaristo, Kubala y Felo en propia puerta. Continuaban los tres puntos de diferencia de los blancos sobre los de Herrera.

Que bajaron a sólo dos el domingo siguiente. En el «Bernabéu» Real Madrid y Athletic de Bilbao hicieron tablas, en un buen partido donde Carmelo le detuvo un penalti a Di Stefano, mientras en el «Camp Nou» el Barça destroza literalmente a un Atlético de Madrid dirigido por Daucik pero incapaz de aspirar a nada, a pesar de los dos grandes refuerzos de su delantera, el angoleño Mendonça y el brasileño Vavá, campeón del Mundo con Brasil en Suecia. Evaristo en dos ocasiones -no había estado con la Canarinha pero aquí era «Pichichi»-, Tejada, Czibor y Vergés redondearon el escandaloso 5 a 0.  Y la primera vuelta va concluir dos semanas más tarde, el Día de los Inocentes, y nada menos que con un cambio de líder, pues el Barcelona, rotundo triunfador en Oviedo, va a aprovecharse  de la inesperada derrota madridista en «Sarriá» frente al Español por 2 a 0, en otro de esos típicos partidos donde el equipo técnicamente superior se ve sorprendido por la velocidad y el nervio del teóricamente inferior, que le va a derrotar con goles de Aguirre y Coll. Mientras tanto, el Barça despachaba un magnífico encuentro en «Buenavista», con un extraordinario Luís Suárez llevando la manija. 2 a 4, y goles de Evaristo (2), Tejada y Suárez.

Al término de la primera fase del campeonato, el Barça encabezaba la clasificación por su mejor tanteo particular con el Real Madrid. Ambos sumaban 24 puntos, que en el caso de los azulgranas se desglosaban de la forma siguiente: 11 victorias, 2 empates y 2 derrotas, con 48 goles a favor y 11 en contra. Los de Herrera habían conseguido alcanzar y superar a los madridistas en capacidad goleadora merced a sus últimos abultados resultados. Y si su ataque resultaba demoledor, su defensa era también la menos batida de todo el campeonato. La segunda vuelta, con las difíciles salidas a «Mestalla»,  «San Mamés», «Bernabéu» y «Metropolitano», se presentaba apasionante, con los dos Atléticos a la expectativa por si los de arriba se dormían…

TEMPORADA 1958-59. SEGUNDA VUELTA

El Barça inicia la segunda ronda con un siempre complicado desplazamiento a «Mestalla», a pesar de que el Valencia ya no era el equipo temible de la década anterior o la primera mitad de los 50. Pero los azulgranas se impondrán por completo a los «Chés», no reflejando el resultado su absoluta superioridad, 1 a 2, con goles de Tejada y Coll, y el mérito añadido de que no se alineó ninguna de sus dos grandes figuras, Kubala y Suárez. Y como el Real Madrid le endosó nada menos que diez goles a la UD. Las Palmas en el «Bernabéu», ambos equipos seguían comandando la general, con el Athletic de Bilbao a cuatro puntos.

El Día de Reyes, el «Camp Nou» volvió a ser escenario de un partido de la Copa de Ferias. Rendía visita el Basilea suizo, que va a ser nuevamente derrotado (5 a 2, con tantos de Czibor, en dos ocasiones, Villaverde, Evaristo y Hermes González) y por consiguiente eliminado de la competición. Y la decimoséptima jornada resultará bastante favorable para los intereses blaugranas, puesto que el Barça va a derrotar por 4 a 2 a la Real Sociedad en el «Camp Nou», con goles de Evaristo, Vergés, Tejada y Ansola en propia meta, mientras que el Real Madrid sólo podía cosechar un triste empate a cero en el feudo de uno de los colistas, el Sporting de Gijón, de modo que los de Herrera eran ahora líderes en solitario con un punto más que los merengues.

Todo va a seguir igual tras la jornada número 18. El Madrid derrota al farolillo rojo,  el Celta, por 3 a 0 en la capital, y el Barça se impone claramente al Granada en «Los Cármenes» por 1 a 4, con goles de Suárez, Coll y Evaristo (2). Y tampoco la fecha siguiente altera las cosas, con apurada victoria madridista en Pamplona ante Osasuna, 1 a 2, y fácil triunfo barcelonista sobre el Sevila en la Ciudad Condal, 4 a 0, con hat-trick de Tejada, y Czibor completando la goleada.  Pero el panorama bien podría cambiar siete días más tarde, pues el Barça visitaba en «San Mamés» a un Athletic que todavía  contaba con remotas aspiraciones, mientras que el Real Madrid recibía a un buen Betis, aunque no se esperaban sorpresas.

Y el Barça va a salvar el difícil obstáculo con nota, superando a los bilbaínos en su propio feudo, tal como había vaticinado un optimista Helenio Herrera, que también profetizaba la victoria de los suyos en el mismísimo «Bernabéu». El partido, arbitrado por el colegial valenciano señor Asensi, fue intenso y vibrante, y se saldó con victoria catalana por 1 a 2. Llevaron la iniciativa los locales, pero los contraataques visitantes fueron siempre peligrosos. Se adelantó el Barça en el marcador por mediación de Tejada, en el minuto 15, empató Uribe en el 50, y finalmente Segarra deshizo la igualada a cinco del final. Fue expulsado Eulogio Martínez. Estas fueron las alineaciones: por el Athletic, Carmelo; Orúe, Etura, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Aguirre, y por el Barça, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Evaristo, Martínez, Suárez y Coll. Como se ve, ausencias importantes en ambos conjuntos: Garay, Merodio, Gainza, Kubala y Czibor.

La jornada 21 deja también las cosas como estaban, a la espera del encuentro en la cumbre, Real Madrid-Barça, la semana siguiente. Los blancos triunfaron en Zaragoza por 1 a 2, con goles de Gento y Puskas, mientras el Barça se imponía a su rival ciudadano el Español, por 5 a 3, en un partido emocionante y con muchos goles, disputado sobre un campo prácticamente anegado a causa de la lluvia, con tantos de Tejada, Kocsis (2), Suarez y Kubala.

Y por fin llega el gran día, el 15 de febrero de 1959, con una expectación inusitada. El partido es incluso televisado en directo por una incipiente TVE que aun llegaba a escasos puntos del país, pero cuya señal podía ya ser captada en Barcelona, donde se agotaron las existencias de receptores. A las órdenes del colegiado cántabro señor García Fernández, ambos equipos formaron de la siguiente manera: por el Real Madrid,  Domínguez; Marquitos, Santamaría, Miche; Santistéban, Zárraga; Herrera, Kopa, Di Stefano, Puskas y Gento, y por el Barcelona, Ramallets; Olivella, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Coll. Los azulgranas se defendieron con acierto hasta casi el final del choque, cuando Chús Herrera remató una buena jugada de Kopa, consiguiendo el único tanto del encuentro, que devolvía el liderato a los merengues, con un punto de ventaja sobre su gran rival. La Liga ya era únicamente cosa de dos, pues el Athletic de Bilbao no había podido seguir el ritmo de ambos colosos, y se había venido abajo definitivamente.

Pero muy poco le va a durar la primera posición a los merengues, pues la van a perder  tan sólo siete días más tarde, derrotados en su visita al «Metropolitano» por el Atleti. 2 a 1 a favor de los rojiblancos, con goles de Peiró y el brasileño Vavá para los colchoneros, y Di Stefano para los blancos.  Y mientras, el Barça daba buena cuenta del Sporting de Gijón por 4 a 1, con tantos de Kubala, Tejada (2) y Suárez. Con ese resultado, los de Herrera eran ahora  líderes con un punto de ventaja sobre los de la capital, y tenían el goal average particular a su favor. Y la jornada 24 no va a traer alteraciones, aunque al Barça le costó mucho trabajo sacar los dos puntos de «Balaídos», gracias a un oportunismo gol logrado por Segarra -que se estaba especializando en conseguir tantos decisivos-en el minuto 85. La crónica del partido reseña un curioso incidente, la persecución de los jugadores barcelonistas a un juez de línea, que al levantar el banderín había hecho que el árbitro, Ortiz de Mendibil, les anulase un gol. El Real Madrid, por su parte, derrotó sin problemas al Oviedo en el «Bernabéu» (4 a 0)

La jornada 25 aumentó la ventaja catalana  sobre su único perseguidor. El Real Madrid  tropezó en «Mestalla», donde no pudo pasar del empate a uno ante el Valencia, y gracias, pues Walter falló un penalti en el último minuto. Mientras, en el «Camp Nou» los azulgranas golearon a Osasuna, 6 a 0, con tantos de Evaristo (2), Gensana, Suárez, Kubala y Tejada. La única nota negativa del partido fue la grave lesión del delantero brasileño Evaristo, que hasta aquel momento comandaba la tabla de realizadores, y al que una rotura de ligamentos va a dejar fuera de combate para todo lo que restaba de temporada. Ahora eran dos los puntos de ventaja de los de Herrera.

No se alteró la clasificación en la jornada siguiente, la que hacía el número 26. El Madrid goleó sin contemplaciones a la Real Sociedad (6 a 1), y el Barça también se deshizo a domicilio del Betis merced a una gran segunda parte, una vez expulsado del campo la gran figura verdiblanca, Del Sol. Empate a uno en la primera mitad, obra de Lasa y Segarra, y vendaval catalán en la reanudación, con tantos de Czibor   (2), nuevamente Segarra y Ribelles, amén del bético Castaño, hasta redondear el 5 a 2 final. Tampoco habría cambios en la fecha 27. El Real Madrid venció con claridad al Granada en «Los Cármenes (0 a 3), y el Barça derrotó por el mismo resultado al Zaragoza en la Ciudad Condal, siendo los autores de los goles Martínez, en dos ocasiones, y Kocsis, que apenas sí había entrado en el equipo hasta entonces. Seguían los dos puntos de ventaja.

Que se mantendrían también a finalizar la vigesimoctava jornada. El Real Madrid aplastó a un apurado Sevilla en el «Bernabéu» (8 a 0), pero los dos positivos que se trajo el Barça de Canarias le hacían ya casi acariciar nuevamente el título. Buen partido de los azulgranas en el «Insular», con goles de Luís Suárez y Eulogio Martínez, uno en cada tiempo. Continuaban los dos puntos de ventaja, a falta únicamente de cuatro por disputarse, y con un calendario muy favorable para los pupilos de Herrera que si bien debían visitar el siempre difícil «Metropolitano» al domingo siguiente, en la última jornada, recibirían en Barcelona a un Oviedo que seguramente ya no se jugaría nada.

Y el «Alirón»  no va a hacerse esperar, pues el empate barcelonista en el feudo colchonero, 1 a 1, unido a la derrota de los merengues en «San Mamés» (4 -1), significará que de nuevo, seis años después de su último título, el Barça se proclama con toda brillantez campeón de Liga. Buen partido en la capital, con goles de Vavá y Segarra, ambos en la primera mitad, y un Atlético que mereció mejor resultado, y debacle madridista en Bilbao, donde el Athletic desarboló a los blancos en la segunda parte, con un hat-trick de Maguregui, siendo Gento expulsado. Los azulgranas ya aventajaban a los madrileños en tres puntos, y eran matemáticamente campeones.

Y le pusieron un broche de oro a su gran campeonato al domingo siguiente, 19 de abril de 1959, al derrotar al Real Oviedo en el «Camp Nou» por un inapelable 7 a 1, ante el alborozo de su público, con goles de Martínez (3), Tejada (2), Suárez y Kubala, este último al transformar un penalti, mientras que el argentino Sánchez Lage salvaba el honor asturiano. A las órdenes del colegiado alicantino señor Bañón (hermano de un antiguo guardameta internacional del Real Madrid), ambos equipos formaron de siguiente manera: por el Barça, Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Kubala, Martínez, Suárez y Czibor, y por el Oviedo, Barea; Marigil, Alarcón, Laurín; Casamitjana, Álvarez; Cuervo, Sánchez Lage, Romero, Lalo y Amarilla. Poco importaba ya su resultado, pero el Real Madrid fue incapaz de vencer en el «Bernabéu» al Español (3 a 3), con lo cual los blancos finalizaban la competición de la regularidad a cuatro puntos de distancia de su gran adversario.

Con esta victoria, la séptima en su palmarés, el Barça rompía el empate que existía en el apartado de títulos ligueros, con los tres grandes históricos, Athletic de Bilbao, Barcelona y Real Madrid, liderando la clasificación de entorchados con 6 campeonatos cada uno. El cuadro de Herrera va a pulverizar todos los registros existentes en la Liga española, desde que esta pasó a ser disputada por 16 equipos en la temporada 50-51. El equipo azulgrana  batirá el récord de puntos conseguidos, 51 (y por lo tanto también el de positivos, obteniendo 21), de victorias (24, con sólo 3 empates y únicamente 3 derrotas), y de goles marcados, consiguiendo 96 tantos, a una media de 3 por partido, aunque no el de goles encajados, pues si bien sólo vio perforada su meta en 27 ocasiones, tanto el Real Madrid, el año anterior, como el propio Barça, en la temporada 55-56, habían recibido uno menos, 26.

Pero no todo iban a ser rosas en Can Barça… Una personalidad tan arrolladora como la de Helenio Herrera tenía que entrar inevitablemente en conflicto con alguien del club, era sólo cuestión de tiempo. En lo tocante a las relaciones con el vestuario, lo único que va a ensombrecer un panorama triunfal será el llamado «Caso Kubala». La que hasta aquel momento era la principal estrella del conjunto azulgrana. ya enfilaba su declive, y Herrera, que no tenía un pelo de tonto, se dio perfectamente cuenta de ello. El técnico respetaba y admiraba a Kubala como el grandísimo jugador que había sido, pero consideraba que a sus cerca de 32 años ya carecía de la velocidad y la continuidad en el esfuerzo que mostraba antes, aunque conservase incólume toda su enorme clase, que entre otras cosas le permitía seguir siendo un maestro en la ejecución de penalties y golpes francos. Pero sus facultades ya no eran las idóneas para los reñidos partidos en campo contrario, de ahí que en varias ocasiones le sustituyese por un hombre de bastante menos calidad como era Ribelles, pero mucho más joven y trabajador.

Y además le va a entregar la manija del equipo a Luís Suárez, un descomunal talento emergente, en detrimento del hispanohúngaro, lo cual va a producir un auténtico cisma en las gradas del «Camp Nou», dramáticamente divididas entre «suaristas» y «kubalistas». Todo eso, lógicamente, no es del agrado de Laszi, que reaccionará con una especie de huelga de brazos caídos, borrándose de numerosos partidos, alegando dolencias y enfermedades casi imposibles de verificar. De modo que la Directiva, informada de la situación por Herrera, va a presentarle una especie de ultimátum: o se volvía a reintegrar al seno del equipo, con su mejor voluntad de colaboración, o se le concedería la baja. Y en esas estaba el Barça cuando arranca el torneo copero, y de ahí que Kubala no tomase parte en él.

También se va a producir un conflicto de competencias con el cuasi sempiterno secretario técnico del club, el legendario Josep Samitier, el «Mago del balón», el home llagosta de los Felices 20. Porque Herrera era bastante más que un simple entrenador, y a la manera de los managers británicos su alargada mano pretendía llegar a todos los rincones, pidiendo -y por el momento logrando -plenos poderes. No contento con preparar  al equipo, física y tácticamente, y hacer las alineaciones, también decidía y realizaba contrataciones personalmente de jugadores, y marcaba incluso la política de primas y fichas, algo que, por descontado, no les hacía ninguna gracia a Miró-Sans y a sus directivos, ni tampoco al veterano Samitier, que harto de ser puenteado y ninguneado, va a terminar por coger los bártulos e irse de nuevo al Real Madrid de su buen amigo Santiago Bernabéu, como ya ocurriese en su etapa de jugador, a principios de los años 30.

UNA NUEVA COPA Y «DOBLETE»

Con la euforia por el título de Liga aun muy presente, una semana más tarde el «Camp Nou» va a abrir otra vez sus puertas para iniciar la disputa de la «Copa de Su Excelencia el Generalísimo». El primer rival, sobre el papel, no parecía muy temible: el Real Murcia, a la sazón militando en Segunda, donde había finalizado la Liga en un discreto sexto lugar. Pero se hizo realidad aquello de que «no hay enemigo pequeño», y los pimentoneros  se van a llevar para su tierra un sorprendente e ilusionan empate a 2. Chancho en su propia puerta, y Martínez hicieron los dos goles blaugranas en este decepcionante encuentro. Pero los de Herrera, y por los pelos, conseguirán decantar la eliminatoria a su favor al vencer en «La Condomina» por un solitario 0 a 1, obra de Martínez, que parecía haber tomado el relevo goleador del  lesionado Evaristo.

Y antes de encarar la siguiente ronda copera, los octavos de final, el Barça va a afrontar una nueva eliminatoria de aquella «guadianesca» segunda edición de la Copa de Ferias. El contrincante de turno era un buen equipo italiano, el Internazionale de Milán, el «Inter», y el resultado será claramente favorable para los intereses catalanes, 4 a 0, con tantos de Ribelles (en dos ocasiones), Villaverde y Segarra.. De regreso al «Torneo del KO», espera un recién descendído, el Sporting de Gijón. 0 a 0 en la ciudad asturiana, y un set  en blanco en el «Camp Nou» (6 a 0), obra de Martínez (3), Kocsis (2) y Suárez.

El siguiente adversario va a ser el Betis, que había cuajado un buen torneo liguero pero no parecía un enemigo de cuidado para este Barça enrachado. Tanto, que ya en «Heliópolis» quedó resuelta la eliminatoria: 0 a 6 a favor del Barça, con cuatro tantos de un Kocsis que empezaba a salirse, rematando la faena Martínez y Segarra. El encuentro de vuelta fue de mero trámite, aunque el marcador concluyó con un tanteo mucho más ajustado, 4 a 3 a favor de los locales, con goles de Gensana (2), Suárez y el inevitable Kocsis.

Las semifinales presencian un nuevo enfrentamiento en la cumbre, Real Madrid-Barça, que podía servir de revancha para los blancos, recientes campeones de la Copa de Europa por cuarta ocasión consecutiva, tras batir al Stade de Reims francés en Stuttgart. El partido de ida se jugó en el «Bernabéu», y al descanso se va a llegar con un claro 2 a 0 a favor del Madrid. Pero en el vestuario visitante, cuando todos los jugadores azulgranas esperaban recibir una soberana bronca por parte de Herrera, este les va a sorprender con uno de sus clásicos goles de efecto, felicitándoles efusivamente y asegurándoles que aquel encuentro ya estaba ganado, pues los madridistas se habían vaciado por completo  en la primera mitad, y no tardarían en venirse abajo en la reanudación.

Y dicho y hecho. En una fabulosa segunda parte, y espoleados por las mágicas palabras de su entrenador,  los pupilos de HH van a darle la vuelta al marcador, imponiéndose finalmente por un rotundo 2 a 4, con dos dianas de Suárez y otras dos de…Kocsis. La vuelta, a pesar de tratarse del Madrid, fue también un trámite, y los catalanes volvieron a superar a sus grandes rivales con un 3 a 1, marcando Suárez por partida doble y Villaverde (aquel día Kocsis no «mojó»). Ya estaba el Barça en la final, donde tendría que verse las caras con un contrincante inédito, el Granada, que para asombro de propios y extraños había ido salvando eliminatorias, hasta llegar al partido decisivo.

Con los azulgranas como grandes favoritos, va a celebrarse este el día 21 de junio de 1959, en el entonces acostumbrado marco del «Santiago Bernabéu». Arbitró el colegiado valenciano señor Asensi, a cuyas órdenes los equipos presentaron las siguientes alineaciones: por el Barça, Estrems (en lugar del titular Ramallets); Olivella, Rodri, Gracia; Gensana, Segarra; Tejada, Kocsis, Martínez, Suárez y Villaverde, y por el Granada, Piris; Becerril, Vicente, Larrabeiti; Ramoní, Pellejero; Vázquez, Carranza, Loren, Benavídez y Arsenio. El partido no tuvo color, y los de Herrera se impusieron por un amplio 4 a 1, obra de Kocsis (2), Martínez y Tejada, mientras que Arsenio hacía el gol del honor para los nazaríes. Con este resultado el Barcelona volvía a lograr el «doblete», el tercero de su historia tras los conseguidos en 1951-52 y 1952-53.

Va a echarse el cierre a una temporada inmejorable con la disputa de un interesante partido internacional amistoso en el «Camp Nou», que enfrentó a un equipo del Barça y al conjunto brasileño del Santos, donde actuaba la gran sensación del Campeonato del Mundo jugado en tierras suecas el año anterior, el jovencísimo Edson Arantes do Nascimento, «Pelé». La alineación puesta en liza por los azulgranas no era la más idónea para enfrentarse a los paulistas, y el resultado fue bastante escandaloso, 1 a 5 favorable a los sudamericanos. El Barça contó con el refuerzo de dos futbolistas del Español, Bartolí y Recamán, y formó de la siguiente manera: Larraz; Rifé I, Bartolí, Pinto; Verges, Recamán; Villaverde, Evaristo, Kocsis, Ribelles y Czibor. Pero de cara a la temporada siguiente la afición no podía ser más optimista, animada por el gran reto de disputar por vez primera la Copa de Europa, y tratar de poner fin a la hegemonía madridista en dicha competición.

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