Sistemas de clasificación en España a lo largo del tiempo

En un principio, la clasificación se establecía exclusivamente en base a los puntos obtenidos por cada equipo (2 puntos por victoria, 1 por empate, 0 por derrota), sin tener en cuenta para nada los goles marcados o encajados por cada equipo. Si dos o más equipos quedaban empatados a puntos, había que jugar partidos de desempate entre ellos para resolver la igualdad.

De cara a la temporada 1927-1928, la RFEF introdujo lo que entonces se llamó el “goal-average”, pero dio libertad a las Federaciones Regionales para seguir utilizando el sistema antiguo. Así, durante dos o tres años nos encontramos con algunos Campeonatos Regionales que se resuelven por puntos y otros que lo hacen por “goal-average”. Sin embargo, todas las competiciones de carácter nacional (la Copa y desde la temporada 1928-1929, la Liga) ya utilizan el “goal-average”.

En sus primeros años, el “goal-average” se aplicaba del siguiente modo:

  1. Los equipos se ordenan por puntos (siguen siendo 2 puntos por victoria)
  2. Si dos equipos quedan empatados a puntos, se miran los enfrentamientos directos entre ellos, y queda primero el que más goles hubiese marcado en dichos enfrentamientos. Si los dos han marcado los mismos goles, se acude al “goal-average” general, es decir el cociente entre los goles marcados y los goles encajados por cada equipo en todos los partidos disputados. Si aún así sigue habiendo igualdad, hay que recurrir a partidos de desempate.
  3. Si quedan más de dos equipos empatados  puntos, hay que recurrir a la llamada “liguilla particular”, consistente en hacer una clasificación teniendo en cuenta solamente los partidos disputados entre los equipos empatados. Los equipos se ordenan por puntos conseguidos en esta liguilla particular y, en caso de igualdad, por el cociente entre goles marcados y encajados, contando solamente los de la liguilla. Si sigue habiendo igualdad, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición. Si todavía siguen igualados, hay que recurrir a partidos de desempate.

Esta fórmula se aplica hasta la temporada 1952-1953 incluida. A partir de entonces, se introduce la siguiente variación en el punto 3, es decir, en la “liguilla particular”:

  1. Si quedan más de dos equipos empatados  puntos, hay que recurrir a la llamada “liguilla particular”, consistente en hacer una clasificación teniendo en cuenta solamente los partidos disputados entre los equipos empatados. Los equipos se ordenan por puntos conseguidos en esta liguilla particular. Si quedan equipos empatados a puntos dentro de la liguilla, se procede según cuál sea el caso:
    1. Si los equipos empatados son dos, se miran los enfrentamientos directos entre ellos dos y queda delante el que más goles haya marcado. Si así no se deshace el empate, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición, y si ahí también hay igualdad, hay que jugar partidos de desempate.
    2. Si los equipos empatados son todos los que participaban en la liguilla particular, se ordenan por el cociente entre goles marcados y encajados en esta liguilla particular. Si sigue habiendo igualdad entre algunos de ellos, se acude al cociente entre goles marcados y encajados en toda la competición, y si algunos siguen igualados, hay que  recurrir a partidos de desempate.
    3. Si los equipos empatados son más de dos, pero no son todos los que formaban la liguilla particular, se recurre a una nueva liguilla particular entre estos equipos empatados, con tratamiento idéntico a ella. Así puede ser necesario a recurrir sucesivas veces a dicha liguilla particular, según se vayan desempatando unos equipos y sigan igualados otros.

Como se puede ver, se ha dotado al desempate por liguilla de una recursividad, si bien hay que hacer notar que a la hora de mirar el cociente de goles solo se mira el de la liguilla de último nivel y, en caso de igualdad, se mira el cociente de goles general, sin tener en cuenta los de las liguillas de niveles intermedios.

Por ejemplo: supongamos una liga de veinte equipos, de los que cinco acaban empatados a puntos. En la liguilla particular entre los cinco (nivel 1), uno queda “desempatado” y los otros cuatro siguen empatados a puntos. Vamos a la liguilla particular entre los cuatro (nivel 2), y siguen empatados a puntos todos ellos. Miramos el cociente de goles de esta liguilla de nivel 2 y, si sigue habiendo igualdad, miramos directamente el cociente de goles global, sin mirar el cociente de la liguilla de nivel 1.

Este sistema estuvo en vigor hasta la temporada 1986-1987 (la de la mal llamada liga de los play-offs). A partir de la temporada 1987-1988 se reemplazó el cociente por la diferencia de goles (goles marcados menos goles encajados, en lugar de goles marcados entre goles encajados). El resto de condiciones de la clasificación siguió exactamente igual, incluidas las liguillas particulares a varios niveles.

La siguiente modificación se produjo a partir de la temporada 1995-1996 y consistió en que a partir de esa temporada las victorias otorgasen tres puntos en lugar de dos. Es una modificación que ya se había implantado anteriormente en las ligas de otros países o incluso en el Campeonato del Mundo (desde 1994), y que entró en vigor para las competiciones europeas también en la temporada 1995-1996.

La última modificación hasta la fecha se produjo en la temporada 2004-2005, y consistió en que si dos o más equipos siguen empatados después de aplicar todos los criterios anteriores, se clasifica primero el que más goles haya marcado en toda la competición. Es decir, cuando hay igualdad en la diferencia de goles general, se acude al número de goles marcados. Esta condición no se tiene en cuenta en las liguillas particulares; solamente en el total de la competición.

Adicionalmente, después de todo lo anterior, los últimos Reglamentos de la RFEF incluyen como criterio para deshacer desempates la clasificación del “Juego Limpio”. Es una medida que nunca se ha tenido que utilizar en una competición en categoría nacional.

Resumen cronológico:

  • Hasta 1927: Clasificación solo por puntos (2 puntos por victoria, 1 por empate).
  • 1927 a 1953: Se tiene en cuenta el “goal-average” (cociente de goles) y la liguilla particular a un nivel.
  • 1953 a 1987: Se amplía la liguilla particular a tantos niveles como sea necesario.
  • 1987 a 1995: Se cambia el cociente de goles por la diferencia de goles.
  • 1995 a 2004: Las victorias pasan a valer tres puntos.
  • 2004 hasta ahora: En caso de igualdad, se tiene en cuenta quién ha marcado más goles en el total de la competición.

Nota final:

En las clasificaciones de una competición no finalizada, los criterios de desempate entre dos o más equipos (enfrentamientos directos entre dos o liguillas particulares) solo se aplican cuando ya se han jugado todos los partidos entre los equipos implicados.




La culpa fue de mi amigo Jose

La culpa fue de mi amigo Jose. Corría la temporada 1977-1978 y hasta entonces yo sólo había visto unos pocos partidos de fútbol por la tele: algunos de la selección española, la final de Copa de Europa del Atleti contra el Bayern, aquel 0-5 del Madrid – Barça y muy poco más. Pero él se empeñó durante ese año en hablarme de la Liga, de la selección que iba a jugar el Mundial de Argentina y, sobre todo, del Palencia que entonces jugaba en la recién creada Segunda B. Y consiguió que me sentase a ver por televisión casi todos los partidos del Mundial 78, con aquel amargo sabor por la pronta eliminación de España por culpa del austríaco Krankl y del famoso fallo del gran Cardeñosa.

En aquel momento, quizá la cosa aún tuviera remedio, pero en ese verano, Jose me dio un calendario futbolístico de la Caja de Ahorros y Préstamos de Palencia, que en realidad era una edición de las páginas centrales del Dinámico ordinario (aquellas que servían para apuntar los resultados y los puntos de los equipos). Aquello fue demasiado. En cuanto empezó la temporada, sentí la necesidad de ir rellenando todas aquellas casillas vacías, y así cada domingo buscaba la Hoja Deportiva, que se repartía gratuitamente en los bares con los resultados del fin de semana. En Septiembre de 1978 acudí a La Balastera para ver por primera vez un partido de fútbol, un Palencia – Oviedo que finalizó con empate a uno. Cuando al acabar la temporada el Palencia ascendió a Segunda A por primera vez en su historia, la dosis de veneno futbolístico en mis venas ya había sido suficiente como para que la situación fuese irreversible.

Descubrí entonces la existencia del Superdinámico anual y tardé poco en pedir los tomos atrasados para tratar de calmar mi ansia de información. Por aquel entonces, ya empezaba a tener grandes cantidades de datos almacenadas (pero no organizadas) en cuadernos. Con el paso de los años llegó la informática, que nunca consiguió eliminar el papel, pero sí me permitió organizar mejor toda aquella maraña de resultados, alineaciones y datos sobre clubs de aquí y de allí.

El descubrimiento de Internet trajo para mí una sorpresa: había gente a la que le interesaban aquellos datos que yo había ido coleccionando para mi propio disfrute. Primero fue aquel foro de la Segunda B de Jorge Molina, y luego el de FutbolMe, luego rebautizado como FutbolPlus. Alguien pedía algún dato y yo, si lo tenía, lo facilitaba. Y del mismo modo, a veces era yo quien pedía información y muchas veces aparecía alguien que me la proporcionaba. Pero sacar datos en público es en cierto modo una responsabilidad: ya no valía con tener los nombres de los equipos de cualquier manera, o con tener lagunas en determinadas temporadas. Eso significó por un lado una revisión profunda de mis datos y, por otro, el descubrimiento de las hemerotecas para tratar de completar la información que me faltaba.

En esas estaba cuando un grupo de asiduos del foro de FutbolPlus decidió organizarse y crear AREFE, asociación de la que he formado parte desde el primer momento y que me ha ayudado a corregir errores y mejorar datos, al tiempo que fue otro escaparate al «mundo exterior».

En 2008 recibí una llamada de Víctor Martínez Patón, miembro del CIHEFE, que había oído hablar de mí y quería hablar conmigo. Un año más tarde, después de varias conversaciones y algunos trabajos en común, me ofreció la posibilidad de convertirme yo mismo en miembro del CIHEFE. Acepté un poco sin saber dónde me metía, pero con la intención de colaborar en lo que pudiera. En seguida llegaron los Cuadernos de Fútbol y luego los Anuarios y después muchos otros proyectos que, poco a poco, irán tomando forma. Y esto sólo es el principio.

Por cierto, después de todos estos párrafos, creo que aún no le he dado las gracias a mi amigo Jose, el culpable de todo…




Número monográfico sobre la historia de los clubes

En los últimos años con el surgimiento del interés por la estadística del fútbol, a veces como apoyo de la Historia y a veces como sustituta de esta, varios han sido los intentos por presentar un palmarés histórico completo del fútbol español, una clasificación histórica que abarcara hasta la hoy llamada tercera división (cuarta categoría). Principalmente tres: la Arefepedia, la Futbolteca y el Histórico de Dinámico.

Todos ellos partían para sus respectivos trabajos de la voluntad de establecer un criterio uniforme para el estudio de los «equipos de fútbol» en España que abandonara las ideas esencialistas que habían fundado cualquier trabajo anterior.

Estas ideas que denominamos «esencialistas» suponen aceptar que hay (que puede haber) esencia sin existencia, y que la existencia es en definitiva la realización de la esencia preexistente. Así la fundación del FC Barcelona, por ejemplo supone la realización de la idea de FC Barcelona. Por ello si la sociedad «realmente existente» FC Barcelona desaparece su idea puede «reencarnarse» en cualquier otra sociedad: el alma del FC Barcelona puede vivir sin el cuerpo del FC Barcelona.

Esta idea esencialista es la que está presente en afirmaciones que se oyen y se leen sin parar, tales como «el Burgos ya ha desaparecido tres veces» o «el Madrid se ha enfrentado X veces con el Málaga, Y cuando era CD Málaga y Z con el actual Málaga CF».

Bien es cierto que estas tesis esencialistas tienen su base en el hecho ya señalado en nuestros Cuadernos por José Manuel Rodríguez Pardo de que el fútbol es cosa de ciudades (político), y que por lo tanto las sociedades o los equipos que realmente juegan lo hacen representando a la ciudad. Siendo esto cierto, y por lo tanto con sentido, no lo es menos que esta perspectiva hace que el estudio de la competición sea imposible, ya que no solo obvia a los protagonistas realmente existentes (sociedades y equipos), sino que supone no tener en cuenta un dato fundamental: en cada ciudad siempre hay más de un equipo y estos no compiten entre sí por la representación de la ciudad.

Estos estudios anteriormente citados se han encontrado con problemas a los que, en nuestra opinión, no han sabido enfrentarse y resolver de forma definitiva. Y no lo han hecho porque en un momento u otro de sus estudios se han visto obligados a hacer «excepciones» al sistema que habían definido, es decir, se han visto obligados a reconocer que su sistema no funcionaba.

Por ello hemos decidido dedicar el presente número 18 de los Cuadernos de Fútbol monográfico para plantear un sistema de descripción y análisis que bajo ponencia de José del Olmo, Eugenio Llamas y Víctor Martínez Patón ha sido sometido a estudio de todos los miembros del CIHEFE y que en lo sucesivo se aplicará en todos nuestros estudios. Igualmente deberá ser aplicado en cualquier estudio que sobre la cuestión pretenda desarrollarse de acuerdo con criterios oficiales, ya se trate de un estudio sistemático o tan solo de un club determinado.




Sociedades y equipos: criterios para un análisis histórico

El análisis que presentamos parte de la constatación de dos hechos:

  1. En España hay «sociedades» que se inscriben en la RFEF para participar en las competiciones de fútbol que la propia RFEF organiza. En concreto desde 1928 la RFEF exige que las sociedades estén «legalmente constituidas».
  2. Cada sociedad puede inscribirse con varios «equipos» y así por ejemplo la sociedad Villarreal juega en la temporada 2010-11 en primera división y en segunda simultáneamente con sus equipos A y B. Pero además participa en categoría de juveniles, etc.

Dado que nuestro análisis se basa en estas dos afirmaciones, aparentemente sencillas, definimos a continuación con toda la precisión que nos es posible los conceptos de sociedad y equipo.

1. Sociedad

Tan solo algunas palabras sobre el concepto de «sociedad», cuyo significado está bien delimitado (definido) por la literatura técnico-jurídica (doctrina) española.

Designamos con el término «sociedad» (lat. societas) al contrato en virtud del cual unos sujetos (personas) se unen con un fin común, al que otorgamos por ficción jurídica «personalidad jurídica» propia, ajena a la de los propios socios que la constituyen (a pesar de que no es posible una sociedad sin socios -la legislación española admite, en el extremo, la figura de la «sociedad unipersonal»-).

Esta definición deliberadamente vaga permite incluir dentro de la figura genérica de «sociedad» tanto las sociedades en sentido estricto (ya sean civiles o mercantiles) como las asociaciones, entendiendo que la diferencia entre unas y otras es que en las primeras (sociedad en sentido estricto) el objeto es obtener beneficio económico para los socios, mientras que en las segundas el reparto de beneficios entre los socios está prohibido.

Hasta la ley de 1991 en España solo se inscribían en la RFEF asociaciones, conocidas habitualmente con el nombre inglés de club. Como es conocido hoy en día existen en nuestro país tanto asociaciones (clubes) como sociedades en sentido estricto (con la forma específica de sociedades anónimas deportivas, mercantiles por lo tanto). Estas últimas son en su mayoría el resultado de la transformación de forma jurídica de asociaciones preexistentes, que no obstante conservan como fecha de fundación la de la asociación, forma bajo la que adquirieron la personalidad jurídica (se fundaron). En todo caso la RFEF ha mantenido tanto en sus Estatutos (art. 13) como en el Reglamento general (RGRFEF, Libro II, título I) la denominación tradicional de «club» como sinónimo de sociedad en sentido genérico.

La doctrina jurídica no es unánime para precisar el momento en que una sociedad adquiere personalidad jurídica. La opinión mayoritaria es que esta se adquiere cuando la sociedad comienza a actuar en el tráfico o cuando da signos externos de su existencia (en nuestro caso jugar el primer partido de fútbol, una nota de prensa, etc.). Pero claro, esta tesis se enfrenta con una dificultad notable: es cuanto menos muy difícil que el primer acto de la sociedad sea notorio, sino que lo más normal es que haya actividad previa al primer acto externo. Por ello hay otra tesis, si bien minoritaria, que retrotrae la adquisición de personalidad jurídica (entendiendo este como el punto de realización efectiva del contrato) al acuerdo de la voluntad de los socios. Esto sobre la base de una de las definiciones tradicionales de contrato, «acuerdo de voluntad con fin lícito». Si una sociedad es un contrato, y este se realiza con el simple acuerdo de voluntades, será este momento en el que la sociedad adquiera la personalidad jurídica. Esta es grosso modo la tesis del catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Autónoma de Madrid Cándido Paz Ares.

Si bien entendemos que la segunda tesis está conceptualmente mejor construida, en cualquiera de los casos como historiadores necesitamos una prueba (externa) de que existe sociedad (el acuerdo de voluntades), por lo que a nuestros efectos ambas teorías quedan ecualizadas en la mayor parte de los casos. La prueba por excelencia será el acta de fundación de la sociedad o en su defecto una nota de prensa que dé noticia de dicha fundación. Ambas nos permitirán precisar la fecha exacta de la fundación (cronología absoluta). En ausencia de una u otra el primer partido de fútbol (o cualquier otra actividad) nos permitirá establecer una cronología relativa: la sociedad se fundó en algún momento anterior (coetáneo en el extremo), pero nunca posterior. La fecha de inscripción en el registro de asociaciones o en el mercantil (para las sociedades mercantiles) puede ofrecernos una cronología absoluta si los socios proceden a la inscripción para constituir la sociedad, o una cronología relativa si la inscripción la hacen una vez constituida la sociedad. A priori no podemos saber si nos hallamos ante uno u otro caso ya que la inscripción solo tiene efectos declarativos (no constitutivos); esto es, el Registro constata, declara, que la sociedad existe. No es que la sociedad se constituya mediante la inscripción.

A modo de resumen he aquí una breve nómina de documentación en la que podemos basarnos para establecer la fecha de fundación de una sociedad:

1. Documentación oficial

1.1 El acta de constitución de la sociedad: fecha que figure en dicha acta.

1.2 Estatutos de la sociedad: fecha que figure en dichos estatutos.

1.3 Fecha de inscripción en el registro oficial de asociaciones, de asociaciones deportivas o mercantil.

1.4 Fecha de solicitud de ingreso en la federación de fútbol correspondiente.

1.5 Participación en cualquier competición organizada por la federación de fútbol pertinente.

2. Documentación no oficial

2.1 Nota o reseña de prensa en la que se dé constancia de la creación de una sociedad.

2.2 Nota o reseña de cualquier actividad en la que participe la sociedad.

2.3 Anuncio o cartel publicitario en que se mencione la participación de la sociedad.

2.4 Epistolario privado entre los miembros fundadores de una sociedad donde se mencione la constitución o actividad de   dicha sociedad.

2.5 Documentación gráfica particular.

Por último hay que señalar que una sociedad puede perder su personalidad jurídica (dejar de existir) por su propia voluntad o por acción de la autoridad gubernativa en caso de incumplimientos de la legalidad vigente. Entre los casos de desaparición por voluntad propia destacan las fusiones con otras sociedades, ya sea por ser absorbida por la otra sociedad o por desaparición de ambas y creación de una nueva sociedad. La suspensión indefinida de sus actividades sin precisar la intención de reanudarlas en el futuro puede entenderse también como una desaparición, a menos que reanude sus actividades. No se considera suspensión de las actividades los períodos bélicos, estado de sitio, catástrofes naturales o situaciones legalmente reconocidas.

Estas son pues las sociedades que en la Federación Española de Clubs de Foot-ball (de 1909) y en la Unión Española de Clubs de Foot-ball (1912) se inscribían directamente a la federación nacional y que tras la fundación de la RFEF en 1913 se inscriben a las federaciones regionales correspondientes además de a la propia RFEF (art. 99.5 RGRFEF).

2. Equipo

Al igual que «sociedad», «equipo» es un término análogo, no unívoco. Es decir, se refiere a conceptos diferentes, aunque con relación entre sí. Precisar los diferentes conceptos de sociedad (en sentido genérico que incluye la asociación, y en sentido propio en que esta queda excluida) resulta fácil puesto que hay una amplísima literatura jurídica sobre el asunto. Ahora bien, nada parecido hay respecto del término «equipo», y para nuestro análisis es preciso especificar los posibles conceptos que se designan, que en principio son los cuatro siguientes:

  1. Sociedad: «El Real Madrid CF es el mejor equipo del siglo XX».
  2. Plantilla de jugadores: «El Real Madrid tiene buen equipo este año».
  3. Alineación de jugadores: «El Real Madrid presenta hoy un equipo lleno de suplentes».
  4. Derecho de equipo: «El Real Madrid no usa muchos jugadores del segundo equipo».

A nosotros el concepto que nos interesa es el último de los cuatro, cuyo análisis no resulta evidente. Es este hecho el que precisamente ha provocado hasta ahora la confusión que ha impedido su definición clara y precisa, que ya queda aclarada por nuestra glosa como «derecho de equipo».

Y es que en efecto, en este cuarto sentido el equipo es un derecho que otorga la RFEF a las sociedades inscritas de participar en las competiciones oficiales. El RGRFEF es claro en este sentido, según queda indicado en su art. 103, titulado «derechos de los clubs», en su apartado a): «[…] tomar parte en las competiciones oficiales […]» en tantas categorías como lo desee. Incluso hay una especificidad para las sociedades de categoría igual o superior a la segunda B, que tienen obligación de participar en todas las categorías desde juveniles a prebenjamines (art. 108.2).

Si bien el derecho surge de quien tiene potestad de darlo y por lo tanto no puede ser preexistente a la existencia de la RFEF, entendemos que se puede aplicar analógicamente el concepto de derecho de equipo a las sociedades fundadas antes del 1 de septiembre de 1913. En consecuencia entenderemos que surge el derecho de equipo de acuerdo con el esquema siguiente:

a) Sociedades creadas antes del 1-9-1913

  • 1. Si la sociedad se crea para jugar al fútbol, de manera exclusiva o compartida con otros fines cualesquiera que sean (fundamentalmente la práctica de otros deportes) se entenderá que el equipo se crea simultáneamente a la sociedad. Por ejemplo el derecho de equipo principal (A) del FC Barcelona se entiende creado el 29-11-1899, fecha de fundación de la sociedad.
  • 2. Si una sociedad determinada creada con fines diferentes de la práctica del fútbol decide en algún momento posterior a su fundación añadir a sus fines la práctica del fútbol se entenderá creado el equipo en tal momento. Por ejemplo la Sociedad Gimnástica Española, creada en 1887, creó su equipo de fútbol (derecho principal o A) en 1907.
  • 3. Si una sociedad creada antes del 1-9-1913 pero con fines diferentes a la práctica del fútbol crea su sección de fútbol en momento posterior a la susodicha fecha se aplicará el punto siguiente. Es el caso, por ejemplo, del Club Gimnàstic de Tarragona, sociedad creada en 1886 y con fútbol solo desde 1914.

b) Sociedades creadas después del 1-9-1913

  • 1. Fecha de inscripción en la RFEF o en cualquier Federación Regional dependiente de esta. Cada inscripción creará un nuevo derecho, y en consecuencia cada baja dará fin al derecho. Se incluyen dos supuestos:

b. Una sociedad inscrita en una clase de competición (senior, por ejemplo) se da de alta en otra clase de competición (aficionados, juveniles, cadetes, etc.) o incluso que inscribe otro derecho en la misma clase de competición.

a. Una sociedad inscrita en la RFEF (creada antes o después del 1-9-1913) se da de baja y pasado un tiempo se vuelve a inscribir. Por ejemplo el Recreativo de Huelva, dado de baja en 1931 e inscrito nuevamente en 1932.

Las características propias del derecho de equipo las marca quien crea el derecho. Al igual que el Estado es quien marca las características del derecho de propiedad (una vez que ha creado y definido dicho derecho), la RFEF establece las características del derecho de equipo. Pues bien, al igual que el derecho de propiedad de un inmueble puede cambiarse de un propietario a otro, el derecho de equipo también puede pasar de una sociedad a otra según las normas que para la transmisión de dicho derecho rijan en cada momento (compraventa posible o no, etc.). Si bien siempre tiene que haber un propietario para dicho derecho, pues de lo contrario el derecho se extinguiría. Por ejemplo en el caso de las fusiones, que más adelante explicaremos detenidamente, dice el RGRFEF (art. 107.2): «el club resultante […] se subrogará en todos los derechos y obligaciones de aquellos».

Así pues un derecho de equipo siempre pertenece a una sociedad, pero esta no tiene por qué ser la misma a lo largo del tiempo.

En último lugar es preciso tener en cuenta que el derecho no viene dado por la categoría de liga en la que se participa, ya que este puede variar de una temporada a otra, por ascensos o descensos, sean estos por méritos deportivos o disciplinarios, e incluso puede quedar temporalmente en suspenso, bien por sanción o bien por no inscripción del equipo durante algún tiempo.

3. Conclusiones

Una sociedad puede contar con uno o varios equipos, que participarán en categorías diferentes de la competición (según el art. 110 RGRFEF hay un equipo principal y uno o varios dependientes). Además, podemos categorizar estos equipos en distintas clases, cada una de las cuales cumplirá con los criterios para participar en ciertas competiciones y no en otras. Entre estas ramas, cabe citar los equipos senior, aficionados, juveniles, cadetes, infantiles, etc., o incluso sub-21, sub-18, sub-15. Dentro de cada una de estas ramas, una sociedad puede inscribir uno o varios equipos (el equipo A, el B, etc.), que típicamente competirán en diferentes categorías.

De este modo una sociedad puede tener a su primer equipo senior en Primera, su segundo en Segunda B e incluso un tercero en Tercera; un primer equipo juvenil en División de Honor, un segundo en Liga Nacional, y así sucesivamente. Pero también una federación tiene varios equipos: selección absoluta, sub-21, sub-18, etc.

4. Aplicación del sistema a casos conflictivos

Por último presentamos la solución a una serie de casos conflictivos mediante la aplicación de los conceptos de sociedad y equipo.

a) Existe una sociedad que abarca distintas disciplinas deportivas, entre ellas el fútbol. En un momento dado, algunas secciones deciden «independizarse». Es un caso de segregación, en el que tendríamos dos sociedades diferentes: la que abarca distintas secciones, que sigue existiendo con aquellas secciones que no se independizan, y la que se dedica a las secciones que se desgajan, que se crea en este momento. Si la sección de fútbol se queda en la primera sociedad, la segunda es irrelevante para nosotros; si está entre las que se desgajan, tendremos que tratar las dos sociedades, aunque la primera dejará de tener importancia a partir del momento de la separación. El caso más probable es que solo exista un equipo que cedido a la nueva sociedad le permita seguir participando en competiciones con los mismos derechos que la temporada anterior. Por ejemplo, en 1909 se fundó la sociedad Reus Deportivo, que incluía varias secciones entre las cuales había una de fútbol. En 1951, esta última se separó de la anterior, cambiando su nombre a C.F. Reus Deportivo. Hay dos sociedades (Reus Deportivo, que sobrevive pero deja de ser relevante para nuestro estudio y C.F. Reus Deportivo, fundada en 1951) y un solo equipo, que pasó de una sociedad a otra en ese año.

b) Una sociedad con uno o varios equipos de fútbol absorbe a otra, que también tiene uno o varios equipos de fútbol. En este caso, la sociedad absorbente sigue existiendo, mientras la absorbida desaparece. En cuanto a los equipos, se pueden dar diferentes casos:

  • Los equipos de la sociedad absorbente siguen compitiendo y los de la absorbida desaparecen. Por ejemplo, el Atlético de Madrid absorbió en 1939 al Aviación Nacional y los equipos de este último no volvieron a competir.
  • Siguen existiendo todos o algunos de los equipos de ambas sociedades, por ejemplo unos como equipo A y otros como equipo B, o bien siguen los equipos senior de una sociedad y los juveniles de la otra. En este caso, habría una continuidad de los equipos, que en el caso de los pertenecientes a la absorbida pasarían de una sociedad a otra.
  • Los equipos de la sociedad absorbida siguen compitiendo y los de la absorbente desaparecen. Aunque parezca paradójico este caso es perfectamente factible (por ejemplo, si la sociedad absorbente estuviera en categoría inferior y la absorbida tuviera problemas económicos). En este caso, tendríamos una sociedad que desaparece y otra que continúa; los equipos de la que desaparece pasarían a la que continúa, y los de esta última desaparecerían.

c) A principios de los años 90 del siglo XX los antiguos filiales se integran dentro de sus matrices como equipos dependientes. La relación de filialidad se da entre sociedades; existe una sociedad matriz, y una sociedad filial; así pues, en este caso lo que se produce es una fusión por absorción de una sociedad, la filial, por otra, la matriz, en la que siguen existiendo los equipos de ambas sociedades. Según se ha explicado en el caso anterior, la sociedad filial desaparece, pero sus equipos siguen compitiendo, pasando de dicha sociedad filial a su sociedad matriz. Por ejemplo, el antiguo Rayo Cantabria fue una sociedad independiente vinculada por un contrato de filialidad al Racing de Santander, que en 1993 fue absorbida por este y su equipo pasó a ser el actual Racing B.

d) Una sociedad que no tiene ningún equipo de fútbol absorbe a otra que sí los tiene y los mantiene en la competición. La sociedad absorbida desaparecería, la absorbente seguiría existiendo (aunque antes no se dedicara al fútbol, su antigüedad correspondería a su fundación), y los equipos de la absorbida pasarían de una sociedad a otra.

e) Una sociedad que tiene uno o varios equipos de fútbol absorbe a otra que no los tiene. Este caso es irrelevante a nuestros efectos; la sociedad sigue existiendo y los equipos que le pertenecen, también.

f) Dos sociedades que tienen uno o varios equipos de fútbol se fusionan mediante el proceso de creación de una nueva y posterior desaparición de ambas. Los equipos ocuparán las plazas de uno o varios de los equipos de las sociedades fusionadas, pudiendo no ocuparse todas las plazas en cuestión, o bien aprovecharse las de categoría inferior como equipos dependientes. En cualquier caso, este o estos equipos seguirán existiendo, pasando de una de las sociedades que se fusionaron a la sociedad resultante. Si las dos sociedades fusionadas tenían sus equipos principales en distinta categoría, es fácil determinar cuál es el que sobrevive y cuál el que desaparece o pasa a ser el equipo B. Sin embargo, si dichos equipos estaban en la misma categoría, no es tan sencillo decidir cuál perdura y cuál desaparece (en este caso no cabe la posibilidad de que uno pase a ser el equipo B, puesto que dos filiales no pueden participar en la misma categoría). Para resolver podrían aplicarse diversos criterios, tales como la antigüedad de los derechos, la clasificación el año anterior o cualquier otro que se pudiera definir. Por ejemplo, en 1983 se funda el Real Avilés Industrial, por fusión del Real Avilés C.F. y el C.D. Ensidesa. Su primer equipo participa en Segunda B, categoría que correspondía al primer equipo del Ensidesa, mientras el del Real Avilés debía participar en Tercera División. En este caso, consideraríamos que hay una nueva sociedad, un equipo que deja de competir (el Real Avilés) y otro que pasa de una sociedad a otra (el Ensidesa, que pasa a llamarse Real Avilés Industrial).

g) Dos sociedades deciden una fusión por absorción: una desaparece y la otra cambia de nombre y quizá de uniforme, escudo, etc. En este caso, una sociedad sigue existiendo y sus equipos continúan compitiendo, mientras que la otra sociedad desaparece y sus equipos dejan de competir. Por ejemplo, en 1933 el Málaga Sport Club y el F.C. Malagueño acuerdan fusionarse, pero a última hora, para evitar la fuga de determinados jugadores, toman la decisión de dar de baja al Málaga Sport Club y cambiar de nombre al F.C. Malagueño por el de C.D. Malacitano.

h) Los cambios de nombre o los traslados de residencia no implican cambio de sociedad ni de equipo. Por ejemplo, el Guadix C.F. se traslada en 2005 a Granada y cambia de nombre a Granada Atlético C.F.; sigue siendo la misma sociedad y el mismo equipo.

i) Una sociedad no inscribe a uno o varios equipos durante un tiempo, bien por una sanción federativa que le excluye temporalmente de sus derechos, o bien por decisión propia motivada por las causas que sean. Posteriormente, decide volver a inscribir a dicho equipo o equipos. En este caso la sociedad sigue siendo la misma y el equipo o equipos también, ya que sus derechos de competición han estado suspendidos, pero no suprimidos. Es el caso del Real Oviedo al que se le permitió no competir en la temporada 1939-1940 por el estado en que quedó su estadio después de la Guerra Civil.

j) Una sociedad filial finaliza su contrato de filialidad con otra. En este caso no hay ningún cambio; siguen existiendo dos sociedades diferenciadas, cada una con sus propios equipos. Lo único que cambia es el contrato de filialidad, que se da por finalizado. Es el caso del actual Málaga C.F., que hasta 1992 (cuando se llamaba Club Atlético Malagueño) fue filial del antiguo C.D. Málaga, independizándose de él justo antes de que desapareciera.

k) Una sociedad independiente se convierte en filial de otra. Tampoco hay ningún cambio. Siguen existiendo las mismas dos sociedades, con la única diferencia de que aparece un contrato de filialidad entre ellas. Los equipos siguen siendo también los mismos, aunque si se diera el caso de que las dos tuviesen algún equipo en la misma categoría, uno de los dos se vería obligado a descender o desaparecer. Es el caso del Hellín Deportivo, que en 1994 se convirtió en filial del Albacete Balompié sin que se viese modificada ninguna de las dos sociedades, aunque el Albacete Balompié «B» se tuvo que retirar de la competición por estar inscrito en Tercera División, igual que el nuevo filial.

l) Reconversión. Una sociedad, por distintos motivos, puede dejar de competir en alguna(s) categoría(s) por redefinición de su actividad futbolística. Este hecho no afecta a su antigüedad, pues se trata de la misma sociedad. A lo largo de la historia ha habido sociedades que han dejado el fútbol profesional para competir sólo en categorías de aficionados o menores. También ha sucedido a la inversa y sociedades de ámbito aficionado se han reconvertido en sociedades exclusivamente profesionales. Actualmente se están dando casos de sociedades dedicadas al fútbol femenino que han ampliado su actividad al masculino.

m) Unión de dos o más sociedades. Esta unión de sociedades es en sí misma un nuevo contrato de sociedad, incluso si esta nueva sociedad tiene un fin muy concreto (participar en una competición determinada) y se constituye con fecha de disolución muy próxima a la de creación. En todo caso las sociedades formantes no pierden su personalidad jurídica individual, pues su pérdida supondría la disolución de la sociedad que se basa en ellas. Es el caso del Vizcaya que jugó la Copa del Ayuntamiento de Madrid en 1902 (por unión del Athletic y el Bilbao FC).




La promoción de permanencia en 2ªB

Desde 1987 la Segunda B ha estado formada por 4 grupos y la Tercera, primero por 17 y luego por 18. Esto ha obligado a utilizar distintas fórmulas para determinar quiénes descendían de una a otra categoría.

Después de la mal llamada Liga de los play-offs, en 1987 se amplió la Segunda B a cuatro grupos y la Tercera División a 17. Como de esta última categoría ascendían los campeones de cada uno de los grupos, era necesario que descendiesen 17 equipos de Segunda B a Tercera. Se estableció que descendiesen los cuatro últimos clasificados de cada uno de los cuatro grupos, más un equipo que sería el que menos puntos consiguiese de los que hubieran logrado la permanencia, resolviéndose la igualdad de puntos por la diferencia de goles, si fuese necesario.

Así, en la temporada 1987-1988 acabó descendiendo el Mestalla, del grupo cuarto, que consiguió 31 puntos, frente a los 32 del Arenteiro y los 33 del Badía y el Plasencia. Un año más tarde, Deportivo Aragón, Granada y San Sebastián de los Reyes acabaron con 32 puntos, mientras la Cultural de Durango quedaba fuera de peligro al sumar 33. El empate entre los tres primeros se resolvió en contra de los madrileños, que tenía una diferencia de goles de -15, frente a los -7 de los andaluces y los -3 de los aragoneses. La temporada 1989-1990 se saldó con el descenso del Atlético Marbella, con 31 puntos, librándose Pegaso y Teruel, con 33, y Eldense, con 34.

En la temporada 1990-1991 se introdujo una modificación en el sistema de ascenso de Tercera, consistente en la disputa de una fase de ascenso por los cuatro primeros de cada grupo, pero finalmente seguían siendo 17 los equipos ascendidos, de modo que los descensos de Segunda B no sufrieron ninguna modificación. Esa temporada, Izarra y Linense finalizaron con 31 puntos, librándose Cambados y Tomelloso con 32. Los descendidos fueron los navarros, con una diferencia de goles de -22 frente a los -9 de los andaluces. En la temporada 1991-1992 el damnificado fue el Gandía, con 30 puntos, salvándose Santurtzi y Maspalomas con 33 y Logroñés B con 34. Un año después, el descendido fue el Torrevieja, que acabó con 31 puntos, igual que el San Roque, pero con una diferencia de goles de -24, frente a los -11 de los onubenses. Tomelloso, con 32 puntos y Tudelano, con 33, también lograron la permanencia.

Pero el sistema de descensos utilizado hasta la fecha no tenía en cuenta las posibles diferencias de nivel entre los diferentes grupos y la Federación decidió resolver este problema instaurando la Promoción de Permanencia, que deberían disputar los clasificados en el puesto 16 de los cuatro grupos. Los encuentros de esta Promoción se jugarían a partido único en campo neutral determinado por la Federación, y consistiría en una primera eliminatoria en la que los dos vencedores lograrían la permanencia y una segunda que enfrentaría a los dos perdedores de la anterior, descendiendo a Tercera el que perdiese esta.

La primera Promoción, en la temporada 1993-1994 contó con la participación de Arosa, Valladolid B, Premiá y San Roque. En la primera eliminatoria el Premiá venció por 2-1 en la prórroga al Valladolid B en partido jugado en Tudela, mientras el San Roque derrotaba al Arosa por 3-1 en Ávila, ambos partidos jugados el 15 de Mayo de 1994. La eliminatoria definitiva se jugó en Ponferrada el 22 de Mayo, y en ella el Valladolid B mandó a Tercera al Arosa al vencerle por 2-1.

Un año después, fueron Fuenlabrada, Casetas, Gimnàstic de Tarragona y Cartagena los que participaron en la promoción. En la primera eliminatoria, el 28 de Mayo de 1995 el Fuenlabrada venció por 2-1 al Gimnàstic en Tudela y el Cartagena por 1-0 al Casetas en Cuenca. El 4 de Junio, en Teruel, el Gimnàstic venció por 2-1 al Casetas, que descendió así a Tercera División.

En la temporada 1995-1996 se introdujo la primera variación en este torneo y consistió en que las eliminatorias a partir de entonces se disputarían a doble partido, sorteándose el orden de campos, y teniendo en cuenta que los goles marcados en campo contrario valdrían doble en caso de empate. En esta temporada fueron Leganés B, Logroñés B, Sabadell y Benidorm los ocupantes de la decimosexta plaza de cada uno de los cuatro grupos. En la primera eliminatoria, el Logroñés B se salvó a costa del Sabadell, después de un empate a dos en su campo en el partido de ida y una victoria por 1-2 en el de vuelta. El Benidorm también logró la permanencia, después de vencer en casa por 2-1 al Leganés B y empatar a cero en tierras madrileñas. En la eliminatoria definitiva, el Sabadell viajó a Leganés después de haber empatado a uno en el partido de ida, pero venció por 0-2 en la vuelta y envió a los madrileños a Tercera División.

Un año después, el Huesca cayó ante el Getafe (2-1 en Alcoraz remontado por los madrileños con un 4-0 en la vuelta) y el Mar Menor ante el Polideportivo Almería (0-2 en tierras murcianas y empate a cero en Almería). El Huesca acabó cayendo a Tercera, tras empatar a uno en su campo contra los murcianos y perder por 5-0 en campo de estos.

En la temporada 1997-1998 Avilés Industrial y Mensajero cedieron sendos empates a cero en sus partidos de ida ante Zamora y Motril, pero en la vuelta los avilesinos vencieron por 1-3 en Zamora, mientras los canarios caían por 2-1 en Motril. La eliminatoria final se saldó con dos empates entre Zamora y Mensajero (2-2 en la ida y 0-0 en la vuelta), descendiendo los primeros por el valor doble de los goles en campo contrario.

En 1999 el Gimnàstic de Tarragona se convirtió en el primer conjunto en alcanzar las dos participaciones en esta competición, logrando la permanencia igual que cuatro años antes, tras eliminar esta vez al Caudal (0-0 en Mieres y 2-0 en Tarragona). En la otra eliminatoria de esta primera ronda el Aurrerá de Vitoria se deshizo del Algeciras (3-0 en la ida, 0-0 en la vuelta). El Caudal venció al Algeciras por 2-0 en el primer partido de la eliminatoria final y logró la permanencia tras perder por 1-0 en la vuelta. Los gaditanos tuvieron que hacer frente a dos enormes desplazamientos a Vitoria y Mieres, para acabar cayendo a Tercera División.

Un año después, Real Unión y Talavera se imponían como locales a Novelda y Avilés Industrial, por 3-0 y 3-1, respectivamente, y sufrían en la vuelta para lograr la permanencia, perdiendo los irundarras por 2-0 y los talaveranos por 1-0. En la ronda final, el Novelda vencía por 1-0 a los avilesinos y les enviaba a Tercera al empatar a uno en la vuelta.

En la temporada 2000-2001 por primera vez se resolvió una eliminatoria por penaltis, y fue entre dos conjuntos que repetían participación en la competición. Algeciras y Fuenlabrada empataron a un gol en ambos partidos, y después de la correspondiente prórroga en el partido de vuelta fueron los gaditanos los que se llevaron el gato al agua. En la otra confrontación de la eliminatoria, el Binéfar empataba a cero en su estadio ante el Conquense y perdía por 2-1 en el partido de vuelta. Finalmente, el Fuenlabrada cayó a Tercera División, después de haber empatado los cuatro partidos que disputó. En esta ocasión, sin embargo, no fue necesario llegar a los penaltis, ya que el empate de la ida en Binéfar fue sin goles, mientras en el de vuelta ambos conjuntos marcaron un gol.

Un año más tarde, el Melilla eliminó al Beasain (2-0 en su campo en la ida y 1-1 en la vuelta) y el Alcorcón a la Gimnástica de Torrelavega con dos empates, a cero en Santo Domingo y a uno en El Malecón. Los cántabros vencieron por 1-0 en la ida y lograron un empate a dos en Beasain, enviando así a los guipuzcoanos a Tercera División.

En 2003 el Langreo cayó ante el Linares (2-2 en la ida, 4-1 en la vuelta) y el Calahorra ante el Figueres (0-2 y 1-0). En la eliminatoria final, tras el empate a cero de la ida en Asturias, el Calahorra logró la permanencia tras vencer por 2-1 en La Planilla al Langreo.

Un año más tarde, el Betis B cayó ante el Alcalá (1-2 en Sevilla, 2-0 en Alcalá de Henares) y el Peña Sport no pudo con el Sabadell (1-1 en Tafalla, 3-1 en Sabadell). En la final el Betis B se convirtió en el único equipo que ha perdido los cuatro partidos disputados en la historia de esta promoción, tras caer por 1-2 ante el Peña Sport en Sevilla y luego por 1-0 en Tafalla.

La segunda tanda de penaltis en la historia de la competición se vivió en la temporada 2004-2005, entre Gramanet y Mirandés, que vencieron en sus respectivos campos por 1-0, logrando la permanencia los catalanes al imponerse en los lanzamientos desde el punto fatídico en la vuelta disputada en Miranda de Ebro. Por su parte, el Fuenlabrada disputó su tercera promoción de permanencia en Segunda B y se deshizo del Talavera (2-1 en la ida, 2-2 en la vuelta). Después de un empate a cero en Talavera en la ida, el Mirandés acabó cayendo a Tercera División tras volver a empatar, esta vez en su campo y a un gol.

En la temporada 2005-2006 se dio la curiosa circunstancia de que los cuatro partidos de la primera eliminatoria acabaron en empate. Baza y Amurrio empataron a uno en tierras andaluzas en la ida y repitieron resultado en la vuelta, decidiéndose la eliminatoria a favor de los alaveses en la tercera tanda de penaltis de la historia de la competición. Huesca y Castillo empataron a cero en campo del primero y a uno en el del segundo, logrando la permanencia los oscenses por el doble valor de goles en campo contrario. En la eliminatoria final el Baza hizo valer su superioridad venciendo por 0-1 en el partido de ida y sentenciando el descenso del Castillo con un 2-0 en la vuelta.

Después de once años con el mismo formato, en la temporada 2006-2007 se produjo una modificación en el sistema de competición. El número de grupos de Tercera aumentó a 18 y por tanto también lo hizo el número de equipos ascendidos de dicha categoría. Para compensar el ascenso adicional la Federación decidió suprimir la última eliminatoria de la fase de permanencia en Segunda B, descendiendo directamente los dos perdedores de la primera. Para estrenar este formato, el Playas de Jandía se enfrentó al Extremadura, derrotándole por 3-0 en Fuerteventura y arrancando un empate a uno en Almendralejo, mientras en un duelo de filiales, el Valladolid B derrotaba en su campo por 2-1 al Valencia Mestalla y empataba a uno en la vuelta. De este modo, Extremadura y Valencia Mestalla se convirtieron en los primeros descendidos con el nuevo formato.

Un año después, el Villajoyosa arrancó un empate a uno de Tajonar ante el Osasuna B, pero perdió en la vuelta por 0-1. Mientras tanto, Baza y Villa Santa Brígida fueron incapaces de marcar un solo gol en los dos partidos que disputaron ni en la prórroga del segundo, que se acabó resolviendo por penaltis a favor de los canarios en su propio campo. Así, Villajoyosa y Baza descendieron a Tercera División.

En la temporada 2008-2009, el Terrassa se impuso por 2-0 al Antequera en el partido de ida y repitió victoria, esta vez por 2-3 en la vuelta. Por su parte, en un nuevo duelo de filiales, Las Palmas Atlético y Sporting B empataban a cero en tierras canarias, para imponerse contundentemente por 4-0 los asturianos en Mareo. Con estos resultados, fueron Antequera y Las Palmas Atlético los que perdieron la categoría.

Finalmente, en la temporada 2009-2010, Espanyol B y Guijuelo empataban a dos en el partido de ida, imponiéndose en la vuelta los salmantinos en su campo por 1-0. Por su parte, el Roquetas derrotó al Toledo por 1-0 en la ida y arrancó un empate a uno del Salto del Caballo en la vuelta. Espanyol B y Toledo, al perder sus eliminatorias, descendieron a Tercera División.

En total, en 17 temporadas, han sido 59 los equipos que han disputado las eliminatorias de Permanencia en Segunda B con sus distintos formatos. Sólo uno, el Fuenlabrada, ha participado en tres ocasiones, salvando la categoría en dos de ellas. Otros siete han participado en dos ocasiones, logrando la permanencia en ambas cuatro de ellos (Sabadell, Gimnàstic de Tarragona, Valladolid B y Talavera) y consiguiendo la permanencia una vez y descendiendo otra los otros tres (Baza, Avilés Industrial y Algeciras). Ningún equipo ha descendido dos o más veces a través de la Promoción de Permanencia.

En los 88 partidos disputados se han marcado 181 goles, siendo el máximo anotador el Sabadell con 10 goles en seis partidos, y el más goleado el Huesca, con 12 goles en seis partidos. Ningún equipo ha sido capaz de conseguir más de dos victorias en la competición y sólo uno ha perdido más de dos veces: El Betis B, con cuatro derrotas, todas ellas en la edición de la temporada 2003-2004, como ya se ha comentado.

El máximo goleador de la historia de esta competición es Pepe Mel, autor de cinco goles en total; uno con el Benidorm en la temporada 1995-1996 y otros cuatro con el Getafe en la 1996-1997. Por detrás de él, con tres goles, figuran Ahumada (San Roque 1993-1994), Fuentes (Huesca 1996-1997) y Víctor Curto (Terrassa 2008-2009). Pepe Mel no es el único jugador que ha anotado goles con dos equipos distintos; otros 5 jugadores consiguieron hacer dos goles con dos equipos distintos: Barba con el Getafe en la temporada 1996-1997 y con el Fuenlabrada en la 2000-2001; Bariego con el Zamora en la 1997-1998 y con el Caudal un año después; Garrido con el Linares en la 2002-2003 y con el Amurrio en la 2005-2006; Raúl con el Logroñés B en la 1995-1996 y con el Terrassa en la 2008-2009 y Rubén Blaya con el Figueres en la 2002-2003 y con la Gramanet en la 2004-2005. Sólo dos jugadores consiguieron anotar tres goles en un solo partido: Ahumada en el Arosa 1 – San Roque 3 de la primera eliminatoria de la temporada 1993-1994 y Pepe Mel en el Getafe 4 – Huesca 0 de la primera eliminatoria de la temporada 1996-1997.




La primera copa con participación masiva

La temporada 1943-1944 registró la novedad de la reintroducción de la Tercera División. Esta categoría se había suprimido en 1934, aunque tuvo una efímera reaparición en la temporada 1940-1941, que más bien fue una fase final entre los mejores clasificados de Regional. Fue en verano de 1943, una vez acabada la competición, cuando la Federación decidió crear la división de bronce del fútbol español, esta vez de forma definitiva, contando para ello con clubs que habían participado en el Torneo de Clasificación de la temporada anterior, más algunos que fueron designados directamente para tomar parte en la competición.

En un principio iban a componer la Tercera División 80 equipos estructurados en ocho grupos, pero la negativa de Carcagente y Olímpico de Játiva a participar en el grupo quinto con equipos de Aragón, provocó la división de este en dos subgrupos, uno con cinco equipos aragoneses y otro con ocho valencianos, de modo que finalmente fueron 83 los equipos participantes en la categoría. La liga regular finalizó el 6 de Febrero, clasificándose los campeones para la llamada Fase Final, de la que saldrían dos equipos ascendidos y otros dos que jugarían la promoción. El resto de equipos disputaría las primeras eliminatorias de la Copa del Generalísimo a partir del 20 de Febrero, junto a los doce campeones de Regional.

La competición liguera dejó como campeones de los ocho grupos de Tercera a Club Ferrol, Real Santander, C.D. Logroñés, C.D. Mallorca, Levante U.D., C.D. Cacereño, Elche C.F. y C.D. Málaga, que pasaron a la Fase Final y no disputaron las eliminatorias de Copa. Del resto de conjuntos de Tercera, sólo cinco, todos ellos valencianos, renunciaron a su disputa: U.D. Carcagente, C.D. Olímpico de Játiva, Nules C.F., C.D. Onteniente y Torrente C.F. A estos 70 equipos de Tercera se les sumaron los trece campeones de cada una de las Federaciones Regionales: Club Turista, C.D. Leonés, Cultural de Durango, C.D. Oberena, Maestranza Aérea de Logroño, C.D. Júpiter, S.D. Escoriaza, C.D. Mediodía, Gimnástica Abad, C.D. Electromecánicas, C.D. España de Lluchmayor, U.D. Melilla y Real Club Victoria, de Las Palmas.

La primera eliminatoria se disputó a partido único en campo de uno de los contendientes el 20 de Febrero y sirvió de ajuste para pasar de 83 a 64 equipos. Se registraron los siguientes resultados:

Pontevedra C.F.

2-1

C. Santiago  

Club Berbés

4-1

Club Turista  

U.D. Orensana

3-0

Club Lemos  

S.G. Lucense

4-1

C. Betanzos  

S.D. Ponferradina

3-0

C.D. Leonés  

C. Langreano

2-1

C.P. La Felguera  

Real Juvencia

3-1

R.D. Oriamendi  

C.D. Tanagra

6-1

Real Avilés C.F.  

R.S. Gim. Torrelavega

2-2

S.D. Barreda Balompié  

Gim. D. Burgalesa

1-2

C.D.F.N. Palencia (pr.)

Dep. Alavés

4-0

Tolosa C.F. (22-Febrero)

C.D. Vasconia

3-1

Real Unión Club (22-Febrero)

C.D. Izarra

2-7

Dep. Maest. Aérea Logroño  

U.D. Huesca

2-1

S.D. Escoriaza  

U.D. Teruel

2-0

C.D. Español Arrabal  

Trujillo C.F.

1-3

S.D. Emeritense  

U.D. Salamanca

1-1

A.D. Ferroviaria  

C.D.At. Baleares

3-1

C.D. España Lluchmayor (22-Febrero)

Sólo tres equipos visitantes lograron clasificarse (C.D.F.N. Palencia, Maestranza Aérea de Logroño y S.D. Emeritense), quedando otras dos pendientes de partido de desempate (Gim. Torrelavega – S.D. Barreda y U.D. Salamanca – A.D. Ferroviaria). Estos se disputaron el 22 de Febrero en campo del que había ejercido de visitante en el primer partido y mientras la Ferroviaria se deshacía del Salamanca al derrotarle por 6-2, Barreda y Gimnástica de Torrelavega volvían a empatar, esta vez a cero, y debían disputar otro desempate, el día 24, en el que el Barreda consiguió clasificarse al vencer por 1-0. Además, se registró la retirada del C.D. Tudelano, que debía haberse enfrentado al C.D. Oberena, clasificándose estos automáticamente.

La segunda eliminatoria también se jugó a partido único en el campo de uno de los contendientes, el 27 de Febrero. Entraron en liza los 64 clasificados, aunque la retirada del Victoria de Las Palmas dio la clasificación automática al Recreativo de Ónuba. Se registraron los siguientes resultados:

U.D. Orensana

1-1

S.G. Lucense  

Club Berbés

3-0

Pontevedra C.F.  

C.D.F.N. Palencia

3-1

S.D. Ponferradina  

C. Langreano

3-1

Real Juvencia  

S.D. Barreda Balompié

1-2

C.D. Tanagra  

C.D. Vasconia

0-3

Dep. Alavés  

C.D. Oberena

4-3

Dep. Maest. Aérea Logr.  

Club Sestao

3-0

Club Erandio  

S. Cult. D. Durango

0-3

S.D. Indauchu  

Gerona C.F.

3-3

U.D. Figueras  

Reus Dep.

1-1

C. Gim. Tarragona  

U.D. San Martín

1-2

C.D. Júpiter  

C.D. Acero

2-1

S.D. Sueca  

C.D. Eldense

1-0

C.D. Almansa  

Alicante C.F.

4-1

Crevillente Dep.  

Cartagena C.F.

5-1

C. Gim. Abad  

Lorca C.F.

0-3

Imperial C.F.  

Imperio C.F. M.

9-0

C.D. Toledo  

C.D. Manchego

3-2

C.D. Mediodía  

R.S.D. Alcalá

4-0

A.D. Ferroviaria  

C.D. Badajoz

2-0

S.D. Emeritense  

S. Olím. Jienense

4-3

Linares Dep.  

Real Bal. Linense

1-2

Algeciras C.F.  

Hércules Cádiz C.F.

4-0

Coria C.F.  

C.D. Córdoba

2-1

C.D. Electromecánicas  

C.At. Zaragoza

2-2

U.D. Huesca (pr.) (2-Marzo)

Arenas S.D. Zarag.

1-1

U.D. Teruel (1-Marzo)

Lérida Balompié

1-0

Tarrasa C.F. (5-Marzo)

C.D. Granollers

1-0

C.D.At. Baleares (2-Marzo)

Albacete Balompié

6-1

C.D. Cieza (28-Febrero)

U.D. Melilla

2-0

C.At. Tetuán (5-Marzo)

C.D. Tanagra, Deportivo Alavés, S.D. Indauchu, C.D. Júpiter, Imperial C.F. y Algeciras C.F. fueron los únicos visitantes capaces de clasificarse directamente, siendo necesario resolver mediante partido de desempate otras cinco confrontaciones:

29-Febrero:

S.G. Lucense

4-0

U.D. Orensana  

29-Febrero:

U.D. Figueras

1-0

Gerona C.F.  

29-Febrero:

C. Gim. Tarragona

1-0

Reus Dep.  

5-Marzo:

U.D. Huesca

2-1

C.At. Zaragoza  

3-Marzo:

U.D. Teruel

3-2

Arenas S.D. Zarag. (pr.)

La tercera eliminatoria fue la última que se jugó a partido único, el 5 de Marzo y en esta ocasión ya no hubo que lamentar la retirada de ninguno de los participantes. Se dieron los siguientes resultados:

S.G. Lucense

2-3

Club Berbés  

C.D.F.N. Palencia

4-0

C. Langreano  

C.D. Tanagra

2-1

Club Sestao (pr.)

S.D. Indauchu

0-1

Dep. Alavés  

U.D. Teruel

6-1

C.D. Oberena (12-Marzo)

Lérida Balompié

4-0

U.D. Huesca (12-Marzo)

C.D. Júpiter

3-0

U.D. Figueras  

C. Gim. Tarragona

2-0

C.D. Granollers  

C.D. Acero

6-2

Alicante C.F.  

Albacete Balompié

1-0

C.D. Eldense  

Imperial C.F.

2-1

Cartagena C.F.  

R.S.D. Alcalá

1-2

Imperio C.F. M.  

C.D. Badajoz

3-0

C.D. Manchego  

R.C. Recr. Ónuba

3-1

Hércules Cádiz C.F.  

Algeciras C.F.

1-2

S. Olím. Jienense  

C.D. Córdoba

4-2

U.D. Melilla (12-Marzo)

Esta vez no fue necesario ningún partido de desempate, resolviéndose todas las eliminatorias en el primer partido. Club Berbés, Deportivo Alavés, Imperio C.F. de Madrid y Olímpica Jienense fueron los únicos visitantes que pasaron a la siguiente ronda.

La cuarta ronda ya se disputó, como todas las siguientes, a doble partido. Los enfrentamientos tuvieron lugar el 19 y el 26 de Marzo, produciéndose los siguientes resultados:

2-0

C.D.F.N. Palencia

Club Berbés

0-1

 

1-2

C.D. Tanagra

Dep. Alavés

0-3

 

4-0

U.D. Teruel

Lérida Balompié

0-3

 

1-6

C.D. Júpiter

C. Gim. Tarragona

0-2

 

5-0

Imperio C.F. M.

C.D. Acero

1-3

 

3-1

Imperial C.F.

Albacete Balompié

0-5

 

1-0

C.D. Badajoz

R.C. Recr. Ónuba

0-2

 

1-1

S. Olím. Jienense

C.D. Córdoba

0-2

 

Entre estos resultados destaca el 1-6 conseguido por el Gimnástico de Tarragona en campo del Júpiter en la ida, así como las goleadas logradas por Imperio de Madrid sobre el Acero en la ida y Albacete sobre el Imperial en la vuelta, ambas por 5-0. Entre los 16 partidos sólo hubo dos victorias visitantes (la mencionada de los tarraconenses y la del Alavés en campo del Tanagra) y un empate (el conseguido por el Córdoba en Jaén).

Sin pausa, se pasó a la quinta eliminatoria, celebrada el 2 y el 9 de Abril, con los siguientes resultados:

3-0

C. Gim. Tarragona

U.D. Teruel

1-1

 

5-0

C.D.F.N. Palencia

Dep. Alavés

0-3

 

0-2

Imperio C.F. M.

Albacete Balompié

1-2

 

4-0

C.D. Córdoba

R.C. Recr. Ónuba

1-2

 

El Albacete fue el único que consiguió ganar los dos partidos y el Fábrica Nacional de Palencia logró la goleada de la eliminatoria al derrotar por 5-0 al Alavés.

La sexta fue la última eliminatoria antes de la entrada de los equipos «de campanillas» en la competición y de ella salieron los dos conjuntos que tendrían la oportunidad de enfrentarse a ellos. Se jugó los días 16 y 23 de Abril y se dieron estos resultados:

2-1

C.D.F.N. Palencia

C. Gim. Tarragona

1-3

 

1-0

Albacete Balompié

C.D. Córdoba

2-6

 

De poco sirvieron a Fábrica Nacional de Palencia y Albacete sus mínimos triunfos en la ida, porque ambos vieron como Gimnástico de Tarragona y Córdoba remontaban en la vuelta, con más apuros los catalanes y haciendo seis goles los cordobeses.

El Gimnástico de Tarragona llegó a los dieciseisavos de final después de haber disputado nueve partidos, de los que ganó seis, empató dos y solamente perdió uno, marcando veinte goles y encajando seis. Por su parte, el Córdoba jugó ocho partidos, en los que sumó cinco victorias, un empate y dos derrotas, haciendo veinte goles y recibiendo nueve. A ellos se unieron el Real Santander y el C.D. Mallorca, campeones de los dos grupos de la Fase Final de ascenso de Tercera, que se sumaron así a los 14 equipos de Primera División y 14 de Segunda.

Los dieciseisavos de final se jugaron los días 30 de Abril y 7 de Mayo de 1944, y ninguno de los cuatro equipos de Tercera consiguió superar la eliminatoria.

El Córdoba se enfrentó al Atlético Aviación, reciente subcampeón de Liga. En el partido de ida, jugado en el Estadio de América de la capital cordobesa, y fueron los locales los que se adelantaron en la primera parte con un gol de Cega, empatando Vázquez después del descanso. Sillero volvió a poner en ventaja al Córdoba, pero finalmente dos goles de Campos acabaron dando la victoria por 2-3 a los madrileños. Una semana después, el Atlético consiguió derrotar a los andaluces por 7-2, con dos goles de Vázquez, uno de Campos y otro de Taltavull para llegar con 4-0 al descanso; Arencibia aumentaba la ventaja en el segundo tiempo, acortando distancias por dos veces los cordobeses, por medio de Acedo y Vega. Finalmente, Taltavull y Machín dejaban el resultado en el definitivo 7-2.

Al Gimnástico de Tarragona le tocó en suerte el Español de Barcelona, jugándose el primer partido en la Ciudad Condal. En el primer tiempo sorprendieron los tarraconenses, que consiguieron irse al descanso con ventaja tras el gol marcado por Huguet. En la continuación empató Jorge y tuvo que ser un penalti transformado por Teruel el que pusiese el definitivo 2-1 en el marcador. Una semana después, el Gimnástico confirmó la buena impresión que había causado en la ida, y se impuso por 1-0 a los españolistas con un gol de Ailagas en el segundo tiempo, forzando así el partido de desempate. Este se jugó el día 9 en el campo de Las Corts y el Español consiguió adelantarse en el primer tiempo con dos goles de Viela, acortando distancias Vallés en la continuación para poner el 2-1 definitivo que dejó fuera de la competición al Gimnástico.

El Real Santander se enfrentó al Real Oviedo, cayendo con estrépito en la ida en Buenavista por 8-1, con dos goles de Herrerita y otros dos de Goyín para los locales y uno de Saras para los visitantes en el primer tiempo, a los que se sumaron uno de Emilín, otro de Antón y otros dos de Herrerita en la reanudación. Con la eliminatoria decidida, se jugó en El Sardinero el partido de vuelta una semana después y el Santander consiguió una clara pero insuficiente victoria por 3-0, con goles de Retamar en el primer tiempo y Llona y Álvarez en el segundo.

También el Mallorca cayó con estrépito en Sabadell en el partido de ida, por el resultado de 6-2. Gracia marcó dos goles para los locales en el primer tiempo, Gonzalvo puso el 3-0 ya en el segundo, Morales hizo dos goles para los visitantes y luego Del Pino, Pallás y nuevamente Del Pino aumentaron el marcador hasta el resultado definitivo. Una semana después, los baleares consiguieron apuntarse una mínima victoria por 1-0 con un gol de Morales en el primer tiempo, finalizando así su paso por la competición.

La Copa siguió su curso, ya sin equipos de Tercera División, y finalizó el día 25 de Junio de 1944 con la victoria del Atlético de Bilbao por 2-0 sobre el Valencia en el Estadio de Montjuich, después de que se jugaran 101 partidos entre equipos de la categoría de bronce y de Regional y otros 9 en los que un equipo de Tercera se enfrentó a otro de Primera.




Quíntuple empate para ascender a primera

En la temporada 1980-1981, cinco equipos acabaron empatados a 45 puntos en las primeras posiciones de la clasificación de Segunda A. Veamos cómo se resolvió este quíntuple empate para decidir qué tres equipos lograban el ascenso.

Cuando comenzó la competición de Segunda División en Septiembre de 1980 pocos podían imaginar la igualdad que iba a dominar la clasificación a lo largo de toda la temporada. La primera vuelta acabó con el Rayo Vallecano liderando la tabla con 23 puntos, los mismos que tenían Levante, Castellón y Racing de Santander. Pero es que a continuación había un auténtico goteo de equipos, cada uno de ellos a una distancia máxima de un punto del que le precedía, hasta llegar al décimo octavo clasificado, el Getafe, con 15 puntos. Por detrás sólo quedaban el Linares con 13 y el Ceuta con 12.

Faltando sólo cinco jornadas para el final, ocupaban las primeras posiciones Castellón y Racing de Santander, con 39 puntos, seguidos por Elche y Rayo Vallecano con 38, Málaga y Cádiz con 37, Alavés y Sabadell con 36 y Levante, Oviedo y Atlético Madrileño con 34. Dos semanas después, sólo los dos últimos parecían haberse descolgado un tanto, pero para el resto la clasificación se había comprimido aún más, con hasta cuatro equipos empatados en la primera posición. En la jornada 36 se descolgaron también Levante y Alavés, y en la penúltima se cayó también el Málaga, quedando seis equipos en una diferencia de tres puntos, aunque uno de ellos, el Castellón, ya había asegurado el ascenso.

La clasificación a falta de un único partido estaba encabezada por el Elche, con 45 puntos, los mismos que el Castellón. A dos puntos de distancia se situaban Racing de Santander, Rayo Vallecano y Cádiz y por detrás, a la espera de que pinchasen estos tres, estaba el Sabadell con 42 puntos. Las calculadoras echaron humo y facilitaron el dato paradójico de que el Castellón estaba ascendido matemáticamente y el Elche, que estaba por delante en la tabla, no lo estaba. ¿Cómo pudo ser esto?

Aclaremos en primer lugar que entonces las victorias valían sólo dos puntos (y así fue hasta 1995) y que en caso de igualdad a puntos, después de enfrentamientos entre los equipos implicados, no se tenía en cuenta la diferencia de goles, sino el cociente que resultaba al dividir los goles marcados entre los encajados (el paso de cociente a diferencia se dio en 1987).

Veamos cuáles habían sido los resultados que se habían dado en los enfrentamientos directos entre estos seis equipos antes de aquella última jornada, que nos valdrán para aclarar lo que podía suceder en los empates que se pudieran dar entre ellos:

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Como vemos, falta el resultado del partido Elche – Cádiz, único enfrentamiento directo entre los seis primeros que debía disputarse en la jornada final. Los otros cuatro partidos en que estaban implicados estos equipos eran: Linares – Castellón, Racing de Santander – Levante, Sabadell – Málaga y Rayo Vallecano – Palencia. A continuación expondremos cuáles eran las posibilidades de cada equipo.

El Elche, líder con 45 puntos, ascendería seguro ganando o empatando, ya que en ese caso sólo el Castellón podría alcanzarle o superarle en la tabla. En caso de derrota ante el Cádiz, la situación se complicaría, ya que los gaditanos le alcanzarían en la clasificación, superándoles además en los enfrentamientos directos, ya que en la ida les habían derrotado por 2-0. En este caso, los ilicitanos necesitaban que no ganase ni Racing ni Rayo Vallecano, ya que cualquiera de los dos que entrase en un triple empate con Elche y Cádiz, o en un cuádruple incluyendo también al Castellón, si perdía, les dejaba en la cuarta posición (o quinta, si venciesen los dos). El Elche, pues, dependía de sí mismo para ascender, pero la derrota podía dejarle fuera.

El Castellón también tenía 45 puntos y, como los ilicitanos, ascenderían seguro ganando o empatando. En caso de derrota, si el Elche no perdiese con el Cádiz, su única posibilidad de quedar fuera sería que ganasen Racing de Santander y Rayo Vallecano, y en el triple empate acabasen últimos. Pero si nos fijamos en los resultados, vemos que en los enfrentamientos entre estos tres equipos el Castellón tenía seis puntos, por cuatro del Racing y dos del Rayo. Sólo queda saber qué ocurriría si el Cádiz ganase en Elche. En este caso, gaditanos e ilicitanos quedarían empatados a 45 puntos con el Castellón, así que para que estos cayeran a la cuarta o quinta plaza era necesario que ganasen Racing o Rayo, o los dos. Si se diese esta última circunstancia, habría un quíntuple empate, en el que el Castellón sumaría diez puntos, por nueve de gaditanos y cántabros y seis de ilicitanos y vallecanos. Si se diese el cuádruple empate incluyendo al Racing, el Cádiz tendría ocho puntos, el Castellón siete, el Racing seis y el Elche tres. Y si el empate incluyera al Rayo en lugar del Racing, Cádiz y Castellón tendrían siete puntos y Elche y Rayo cinco. Por tanto, en ningún caso el Castellón caería más debajo de la segunda plaza. Por este motivo, el Castellón, pese a estar momentáneamente por detrás del Elche en la tabla, estaba matemáticamente ascendido.

 El Racing de Santander también tendría asegurado el ascenso en caso de vencer. En caso de victoria del Cádiz, podría acabar en un cuádruple empate incluyendo también a Castellón y Elche, que ya hemos visto que dejaba terceros a los cántabros; en uno quíntuple, si también ganaba el Rayo, que les dejaba segundos o terceros (dependiendo del resultado que se diera en la victoria del Cádiz) o, en caso de que el Castellón no perdiera, en un triple empate con Elche y Cádiz (seis puntos para los gaditanos, cinco para los cántabros, sólo uno para los ilicitanos), o en uno cuádruple, que incluyera también al Rayo (ocho puntos para el Racing, siete para el Cádiz, cinco para el Rayo y cuatro para el Castellón). Con el empate, la situación se complicaba; Elche y Castellón ya resultaban inalcanzables, así que el Racing necesitaba que no ganasen Cádiz ni Rayo Vallecano, que les superarían en la tabla. Los empates de cualquiera de estos dos equipos o la victoria del Sabadell, les emparejaría en la tabla. El Racing salía airoso del cuádruple empate con estos tres equipos, y de cualquiera de los triples empates con dos de ellos (si el empate era con Cádiz y Sabadell, los tres estarían empatados a cuatro puntos, pero por goles marcados en los enfrentamientos directos, los cántabros serían primeros). En los empates dobles, el Racing superaba a Rayo y Sabadell, y estaba igualado con el Cádiz. En este último caso, habría que recurrir al cociente de goles general, y aquí los gaditanos superaban a los santanderinos. Por último, si el Racing perdía, aún podía ascender, pero para ello era necesario que perdiesen también Cádiz y Rayo, y que no ganase el Sabadell.

El Rayo, a pesar de estar empatado a puntos con Racing y Cádiz, tenía unas perspectivas mucho más complicadas. Aun ganando, no tenían el ascenso asegurado. Si ganaban también Racing y Cádiz, acabaría en un empate quíntuple (si perdía el Castellón), o cuádruple, quedando fuera de las plazas de ascenso en ambos casos. Si el Racing ganaba y el Cádiz no, se daría un triple empate si perdía el Castellón (seis puntos para los castellonenses, cuatro para el Racing y dos para el Rayo) o uno doble con el Racing, del que también salían malparados. Si ganaba el Cádiz y no lo hacía el Racing, podía darse un cuádruple empate con Castellón y Elche (que ya vimos que dejaba fuera a los rayistas) o un triple empate si el Castellón puntuaba (Cádiz cinco puntos, Rayo cuatro, Elche tres), que sería el único caso en que ascendieran los vallecanos. Si el Rayo empataba, salía perdiendo en el cuádruple empate con Racing, Cádiz y Sabadell, así como en los triples empates en los que estuviese incluido el Racing, pero sí ascendía si se producía un triple empate con Cádiz y Sabadell, o dobles empates con cualquiera de estos dos equipos. Así pues, en caso de empate, el Rayo necesitaba que perdiera el Racing y que no ganara el Cádiz. La derrota del Rayo le dejaría definitivamente en Segunda División un año más.

El Cádiz era el equipo que parecía tener la llave del ascenso de todos los demás, según el resultado que consiguiese en Elche. Su victoria le garantizaba el ascenso en todos los casos, al quedar empatado a puntos con el Elche, ya que esto le aseguraba la superioridad en cualquier triple, cuádruple o quíntuple empate en el que entrasen también Castellón, Racing de Santander o Rayo Vallecano. Si el Cádiz empataba en Elche, habría que recurrir a los posibles empates con Racing, Rayo y Sabadell, dándose la circunstancia de que salía perjudicado en el empate cuádruple y en todos los triples posibles, así como en el doble contra el Rayo, pero estaba igualado con Racing y Sabadell, teniendo que recurrir en este caso al cociente de goles general, que tenían muy favorable los gaditanos. Por tanto, en caso de empate, el Cádiz ascendería si perdían Racing y Rayo y no ganaba el Sabadell, o si el Racing empataba o el Sabadell ganaba, siempre que no se diesen ambas circunstancias. Por último, una derrota del Cádiz le dejaría sin ascenso a Primera.

El Sabadell era el que más complicado lo tenía. Sólo tenía opciones en caso de victoria, y estas pasaban porque perdiesen Racing, Rayo y Cádiz, ya que tenía perdido el cuádruple empate, así como todos los triples y dobles con cualquiera de ellos, excepto con el Cádiz, que lo tenía igualado, pero con una enorme desventaja en el cociente de goles general.

Todo lo anterior se resume en que el Castellón ya estaba ascendido, al Elche le valía con el empate y tenía mínimas opciones incluso con la derrota, Racing y Cádiz dependían de sí mismos en caso de ganar, tenían opciones empatando y los cántabros incluso perdiendo, el Rayo no dependía de sí mismo y sólo tenía opciones ganando o empatando, y el Sabadell sólo tenía opciones, y no muchas, en caso de ganar.

Los cinco partidos cruciales se jugaron el 24 de Mayo de 1981 a las cinco y media de la tarde. El primer gol se marcó en Sabadell, cuando en el minuto 7 Bonacic adelantó al Málaga; en el 19 el Rayo se complicó la vida al encajar un gol de Chaparro que ponía por delante al Palencia. El Sabadell empata en el 22 por medio de Mercader, mientras el Linares hacía el 1-0 al Castellón en el 28 por medio de Díaz. En el 30 Díez marcaba el empate del Rayo y en el 32 llegaba el primer gol que daba un vuelco a la clasificación, al hacer Zúñiga el 0-1 para el Cádiz en Elche. De ahí al final de la primera parte llegaron cuatro goles más en Sabadell (Bío volvía a adelantar al Málaga, Orejuela II y Lino remontaban para los vallesanos y Serrano restablecía el empate) y uno en Santander, que se adelantaba frente al Levante en el minuto 37 con un gol de Quique.

Al descanso, el Castellón perdía por 1-0 en Linares; el Racing ganaba por el mismo tanteo al Levante; el Cádiz vencía por 0-1 en Elche y los otros dos encuentros registraban sendos empates; a tres el Sabadell – Málaga y a uno el Rayo Vallecano – Palencia. Con estos resultados, se producía un cuádruple empate en cabeza, que daba el ascenso a Cádiz, Castellón y Racing, por este orden y dejaba fuera al Elche, así como al Rayo y al Sabadell, que quedaban descolgados. Pero aún quedaban 45 minutos.

El segundo tiempo empezaba con un nuevo gol del Málaga en la Nova Creu Alta, en esta ocasión de José en el minuto 51. Poco después, nuevo vuelco en la clasificación al empatar Chomin para el Elche en el 55, sacando al Cádiz de los puestos de ascenso, que en ese momento correspondían a Elche, Castellón y Racing. El Castellón empataba en Linares con un tanto de Mestre en el minuto 65 y la emoción iba aumentando hasta que llegó el decisivo minuto 78, en el que Mejías volvía a adelantar al Cádiz en Elche, dejando las cosas como estaban antes del descanso. Juanito ponía por delante al Linares ante el Castellón en el 80, Marian hacía concebir esperanzas al Rayo al remontar en el 81 el tanto inicial del Palencia y Bonacic hacía el último gol de la jornada para el Málaga en Sabadell, alcanzando el resultado de 3-5.

Se llegó así al final de los partidos, con la derrota del Castellón por 2-1 en Linares, la victoria del Racing por 1-0 sobre el Levante, las del Cádiz por 1-2 en Elche y el Málaga por 3-5 en Sabadell, y la del Rayo por 2-1 sobre el Palencia. De los seis aspirantes, cinco acababan empatados a 45 puntos, mientras el Sabadell se quedaba en los 42 y era superado por el equipo que le acababa de derrotar. Con el 1-2 del Cádiz en Elche, los resultados entre los cinco primeros clasificados a lo largo de la temporada deparaban la siguiente clasificación:

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El Castellón ocupaba la primera plaza, por haber sumado 10 puntos en los enfrentamientos directos. Cádiz y Racing de Santander tenían 9 puntos, y estaban igualados en los partidos que jugaron entre ellos (victoria del Racing por 1-2 en el Ramón de Carranza y del Cádiz por 0-1 en El Sardinero). Para deshacer la igualdad, hubo que recurrir al cociente de goles general, y aquí el Cádiz 55 goles a favor por 37 en contra, que daba un cociente de 1,4865, mientras el Racing había marcado 48 y había encajado 40, por lo que su cociente era de sólo 1,2. Elche y Rayo Vallecano sumaban 6 puntos, quedando por delante los ilicitanos, que habían empatado a uno en su campo frente al Rayo y habían vencido por 0-2 en Vallecas.

Curiosamente, el Castellón ascendía un puesto a pesar de su derrota, y se proclamaba campeón de Segunda División, acompañándole el Cádiz como subcampeón y el Racing como tercer clasificado. Fuera se quedaban el Elche, que una semana antes era líder, y el Rayo Vallecano vivía una circunstancia opuesta a la del campeón, al perder un puesto a pesar de ganar su partido.




El récord del Salmantino

El pasado 9 de Mayo, en el estadio Amador Alonso, el Salmantino perdía por 2-1 frente al Venta de Baños, poniendo fin a 33 años consecutivos en Tercera División, récord histórico en la categoría.

En 1977 se creó la Segunda B y se amplió la Tercera División de cuatro a seis grupos. Por este motivo, se produjo un aumento en los ascensos desde Regional Preferente a la categoría de bronce. En concreto, en el grupo organizado por la Federación Oeste, se pasó de un ascenso directo y una plaza de promoción a cinco ascensos directos. Esta circunstancia fue aprovechada por el C.D. Salmantino, que alcanzó el subcampeonato y acompañó a Gimnástica Arandina, Burgos Promesas, Valladolid Promesas y Venta de Baños en el salto de categoría.

El filial charro ya había participado en otras once ocasiones en Tercera División, desde que consiguió su primer ascenso a dicha categoría en 1956, cuatro años después de su fundación, hasta 1976, cuando descendió por última vez.

Durante dos años, el Salmantino salvó la categoría con apuros, acabando en decimocuarta posición a dos puntos del descenso en 1978, y subcolista empatado con el último clasificado, que descendió, en 1979, viéndose favorecido por una nueva ampliación de la Tercera, que pasó de seis a ocho grupos. Pero a partir de aquí, el cambio fue radical. En la temporada 1979-1980 estuvo luchando por el ascenso hasta la última jornada, logrando el subcampeonato a un solo punto del ascenso. Una nueva ampliación llevó al Salmantino al grupo octavo, donde ya sólo participaban equipos de la Federación Oeste, convirtiéndose el filial charro en uno de los equipos fuertes del grupo.

En 1982 consiguieron clasificarse por primera vez para la fase de ascenso a Segunda B tras ser subcampeones. En la primera eliminatoria les correspondió enfrentarse al Binéfar, consiguiendo una victoria por 1-0 en el partido de ida, que fue remontado por los oscenses con claridad (4-0) en la vuelta.

Pasaron doce años hasta que el filial charro consiguió clasificarse otra vez para el ascenso, alcanzando nuevamente el subcampeonato en la temporada 1993-1994. En esta ocasión, se enfrentó en una liguilla a Móstoles, Caudal y Endesa de As Pontes, ascendiendo finalmente los madrileños, mientras el Salmantino se tuvo que conformar con la tercera posición. Un año después, repitió subcampeonato y volvió a jugar la liguilla de ascenso, esta vez frente a Endesa de As Pontes (que ascendió), Leganés B y Lealtad, ocupando los charros la última plaza, tras sumar solamente dos empates en los seis partidos.

Tras un año de paréntesis, el Salmantino volvió a la fase de ascenso en 1997, después de acabar en tercera posición. En la liguilla, el Leganés B consiguió el ascenso, siendo el Compostela B y el Navia los otros rivales del filial charro, que acabó siendo tercero. A partir de la temporada siguiente, 1997-1998, el equipo compitió con el nombre de U.D. Salamanca B. En 1998 acabó cuarto en la liga regular y participó nuevamente en la liguilla de ascenso, en la que ocupó la tercera posición, por detrás de Lalín (que ascendió) y Aranjuez y por delante del Navia.

En la temporada 1999-2000, el Salamanca B alcanzó por primera y única vez el campeonato del grupo octavo de Tercera División, y firmó su mejor temporada en las liguillas de ascenso, ya que llegó con opciones a la última jornada, en la que el Siero acabó consiguiendo el ascenso con un solo punto más que los salmantinos, que acabaron segundos por delante de Alcalá y Lalín. Un año más tarde, el Salamanca B disputó su última fase de ascenso a Segunda B, tras acabar terceros en la liga regular. Su participación no pasó de discreta, ocupando la cuarta posición por detrás del Celta b, que ascendió, el Lealtad y el Las Rozas.

Desde entonces, el Salamanca B fue firmando temporadas con resultados discretos año tras año. En 2008, volvieron a cambiar su nombre, pasando a llamarse U.D. Salamanca B C.D. Salmantino, aunque para todos sus aficionados y rivales se quedó simplemente en Salmantino. En la temporada 2008-2009, el filial charro firmó una primera vuelta regular y una segunda mucho más floja, anunciando quizá lo que iba a ocurrir un año después.

Desde el principio de la temporada 2009-2010, el Salmantino ocupó posiciones muy cerca de la parte baja de la tabla, alternando algunos buenos resultados con otros malos. Con todo, su victoria en Almazán en la jornada 32 hizo renacer sus esperanzas de permanencia, pero a partir de ahí los charros no consiguieron volver a sumar tres puntos. En la penúltima jornada caían en su feudo ante sus vecinos del Santa Marta por 1-2, llegando así a la última fecha sin depender de sí mismos. La derrota del Aguilar en Astorga les habría dado la posibilidad de salvarse si hubieran ganado, pero cosecharon una nueva derrota, esta vez en Venta de Baños, y descendieron a Regional.

Atrás quedaron 33 temporadas, en las que el Salmantino logró ser campeón una vez y disputar la fase de ascenso a Segunda B en siete ocasiones. Disputó 1.258 partidos, de los que ganó 535, empató 361 y perdió 362, marcando 1.824 goles y encajando 1.280. Dos equipos isleños, el Tenisca y el Alaior, con 31 temporadas consecutivas en Tercera son los aspirantes a superar la marca del filial charro.




Ascensos meteóricos

Desde la Segunda División hacia abajo, el máximo sueño de cualquier club es subir a la categoría superior. A lo largo de la historia, un puñado de equipos consiguió celebrar dos ascensos consecutivos para llegar a Primera. Veamos cuáles fueron.

Hércules F.C., 1934 y 1935

En la temporada 1933-1934, el Hércules F.C. finalizó en cuarta posición en su grupo de Tercera División, por detrás de Zaragoza, Elche y Gimnástico de Valencia, que fueron los que participaron en las distintas fases de ascenso. Sin embargo, la decisión federativa de ampliar la Segunda División y eliminar la Tercera hizo que los alicantinos consiguieran el ascenso en los despachos.

El conjunto herculano empezó con fuerza la temporada siguiente y se proclamó campeón del grupo tercero de la categoría de plata, después de una primera vuelta impecable con siete victorias en siete partidos. Junto con el Murcia, subcampeón, se clasificó para la fase final, en la que también estuvieron incluidos Celta, Valladolid, Osasuna y Sabadell. En este nuevo tramo de la competición, el Hércules se mostró intratable en casa, aunque fue más irregular a domicilio, sumando una única victoria, en Valladolid, unida a dos derrotas frente a Celta y Sabadell. El 28 de Abril de 1935 se disputó la última jornada, con Hércules y Celta empatados a doce puntos y, por detrás, Osasuna y Murcia, con once, debiendo enfrentarse los dos primeros en Alicante y los dos segundos en Pamplona. Al final, el triunfo local en ambos partidos, por 1-0 y 3-0 respectivamente, dio el campeonato a los alicantinos que en sólo un año pasaron de fracasar en su intento de ascenso a Segunda a verse en Primera División.

Real Valladolid Deportivo, 1947 y 1948

En la temporada 1946-1947 la travesía para lograr el ascenso de Tercera a Segunda era larga y complicada. En el grupo séptimo, el Real Valladolid Deportivo y el Salamanca se clasificaron para la denominada fase intermedia, después de conseguir 30 y 26 puntos, respectivamente, en los 18 partidos disputados. En la siguiente etapa, ambos quedaron encuadrados en el grupo primero, junto a otros seis campeones y siguiente etapa, ambos quedaron encuadrados en el grupo primero, junto a otros seis campeones ubcampeones. La competición, sin embargo, se vio reducida finalmente a solo seis equipos, tras la exclusión de Cultural Leonesa y Albacete por pactar la victoria de los segundos en el partido que enfrentaba a ambos. Nuevamente se clasificaron Valladolid y Salamanca para la fase final, por delante de Pontevedra, Fábrica Nacional de Palencia, Tomelloso y Lucense, después de sumar 15 y 12 puntos válidos (se descontaron los conseguidos ante los equipos excluidos) en 10 partidos. La fase final estaba formada por los tres campeones y los tres subcampeones de los grupos de la fase intermedia, accediendo dos equipos al ascenso directo y un tercero a jugar la promoción. El Mestalla y el Badalona ocuparon las dos primeras plazas, correspondiendo al Valladolid la tercera, que daba derecho a jugar la promoción, por delante de Osasuna, Salamanca y Melilla. La promoción se jugó en Oviedo el 13 de Julio y el rival del conjunto pucelano fue el Santander, decimosegundo clasificado de Segunda División, y la victoria correspondió a los blanquivioletas por el resultado de 3-1, logrando de este modo el ascenso de categoría después de una temporada maratoniana.

Mucho más simple resultó la competición de Segunda División en la temporada 1947-1948, con un único grupo formado por catorce equipos, de los que dos ascendían a Primera y dos descendían a Tercera, sin que se disputase ningún tipo de promoción. El Valladolid inició con fuerza la temporada y ya en la jornada décima se alzó a la primera plaza, tras vencer por 1-0 al Mestalla, perdiéndola una semana después al empatar a cero en Murcia, para recuperarla en la jornada siguiente, ya de forma definitiva, venciendo por 4-2 al Castellón. Los castellanos sentenciaron el ascenso a falta de dos jornadas, el 28 de Marzo de 1948, con una victoria sobre el Murcia por 5-3, y el campeonato llegó el 11 de Abril, en la jornada final, tras derrotar por 2-1 al Deportivo de la Coruña, que resultó subcampeón y acompañó a los pucelanos en su ascenso a primera. En su trayectoria liguera, sumaron 36 puntos en los 26 partidos disputados.

U.D. Lérida, 1949 y 1950

En la temporada 1948-1949, la U.D. Lérida militó en el grupo tercero de Tercera División, compuesto por equipos catalanes, aragoneses y baleares, resultando campeón con 37 puntos en 26 partidos, y ascendiendo de forma directa a Segunda División junto al Zaragoza, subcampeón. Los ilerdenses confirmaron matemáticamente el ascenso el 6 de Marzo de 1949, derrotando por 1-0 al Igualada y el campeonato el 3 de Abril, tras empatar a uno fuera de casa ante el Constancia. A continuación, los campeones de los seis grupos de Tercera disputaron una llamada fase final, cuyo único objetivo era determinar el campeón de la categoría, honor que recayó en el Albacete, acabando el Lérida en la tercera posición, con 10 puntos en 10 partidos.

Un año después, la Segunda División estuvo formada por dos grupos de 16 equipos, clasificándose los campeones y subcampeones para jugar una liguilla de cuatro equipos, de los que dos ascenderían directamente y los otros dos disputarían la promoción. Aunque el Lérida realizó una primera vuelta irregular, poco a poco fue mejorando sus resultados y en la jornada 22 derrotó por 6-1 al Ferrol, alcanzando así la segunda plaza por primera vez. El subcampeonato no quedó confirmado hasta la última jornada, en la que los catalanes vencieron por 0-1 a la Orensana, sumando 41 puntos en los 30 partidos disputados, por detrás del Santander que consiguió 48. Para la liguilla que decidiría quién ascendía a Primera directamente y quién jugaba la promoción también se clasificaron Alcoyano y Murcia, del otro grupo de Segunda. La competición fue trepidante, registrándose victorias locales en todos los partidos de las cinco primeras jornadas, excepto el Murcia – Santander de la cuarta, que acabó con empate a dos. En la quinta jornada, el Lérida perdió por 4-1 en tierras cántabras, llegándose a la última jornada con el Santander ya campeón con siete puntos, seguido de Murcia con cinco, y Lérida y Alcoyano con cuatro, igualados en el cociente de goles particular y con ventaja de los primeros en el general. El 25 de Junio, el Alcoyano recibía a los campeones y los catalanes al Murcia. En el partido disputado el Alcoy, los locales acabaron sucumbiendo por 1-2, mientras el Lérida conseguía el ascenso a costa de los murcianos tras derrotarles por 4-1.

U.D. Las Palmas, 1950 y 1951

La Tercera División de la temporada 1949-1950 estuvo formada por cinco grupos de 18 equipos cada uno. Los dos primeros de cada uno de ellos, se clasificaban para la fase final, y a ellos se sumaban los dos campeones de Canarias, para formar así dos grupos de seis equipos cada uno. En el segundo grupo de esta fase final participaron Toledo, Imperial de Murcia, Ceuta, Melilla, U.D. Las Palmas y Tenerife. En juego estaban dos plazas de ascenso directo y otras dos de promoción. En la penúltima jornada, el 25 de Mayo de 1950, pese a perder por 2-0 en Melilla, la Unión Deportiva lograba el ascenso gracias a la derrota del Imperial por igual resultado en Ceuta. Al final, los canarios se conformaron con el subcampeonato, por detrás del Melilla, logrando 14 puntos en los 10 partidos jugados.

La Segunda División de la temporada 1950-1951 estuvo formada por dos grupos, el primero con 17 equipos y el segundo con 15. En ambos, el campeón ascendía directamente y el segundo y tercero pasaban a la liguilla de promoción. Las Palmas quedó encuadrado en el grupo segundo y tuvo que esperar a la última jornada, el 8 de Abril de 1951, para confirmar su pase a la liguilla de promoción como tercer clasificado. Los canarios descansaban en esta última jornada, y debían esperar una auténtica carambola en los partidos que disputaban sus perseguidores Salamanca, Hércules y Córdoba. Al final, sólo los primeros lograron la victoria, mientras los alicantinos perdían y los cordobeses empataban. En la liguilla de promoción participaron Salamanca, Las Palmas, Zaragoza y Sabadell, de Segunda, junto a Málaga y Murcia. Sólo los dos primeros clasificados jugarían en Primera la temporada siguiente. Aunque Murcia, Sabadell y Salamanca perdieron comba desde el principio, la lucha entre Las Palmas, Zaragoza y Málaga resultó muy igualada, llegando a la última jornada el Málaga con 15 puntos, Las Palmas con 14 y Zaragoza con 13. El 8 de Julio de 1951, mientras el Zaragoza derrotaba por 3-2 al Murcia, la Unión Deportiva se deshacía del Málaga por 4-1, consiguiendo el ascenso a Primera y apartando a su rival del ascenso, en beneficio de los aragoneses.

Real Jaén C.F., 1952 y 1953

En una temporada atípica, la 1951-1952, el Real Jaén C.F. se proclamó campeón del grupo sexto de Tercera, consiguiendo 37 puntos en 26 partidos. En principio, aquel año se iba a realizar una reducción de grupos en Segunda y Tercera División, y por este motivo ningún equipo ascendería de esta categoría, de modo que el título de campeón tenía un valor exclusivamente testimonial. Sin embargo, después de finalizada la temporada, la Federación dio marcha atrás, no realizó la reducción y concedió el ascenso a los campeones de cada uno de los grupos de Tercera. El Jaén vio así premiada su regularidad con un ascenso inesperado.

Los jienenses quedaron encuadrados en el grupo sur de Segunda División en la temporada 1952-1953, junto a otros quince equipos. El campeón ascendía directamente a Primera, mientras segundo y tercero se clasificaban para la liguilla de promoción. Desde el primer momento el Jaén se mostró como el equipo revelación de la categoría, haciéndose con el liderato en la segunda jornada, para no perderlo hasta el final. Sin embargo, una derrota por 4-0 ante el Hércules, sublíder, en la penúltima jornada, obligó a los andaluces a esperar hasta el final para conseguir el ascenso, cosa que consiguieron al derrotar por 4-2 al Mestalla el 3 de Mayo de 1953, sumando así 41 puntos en 30 partidos.

Elche C.F., 1958 y 1959

El grupo décimo de Tercera en la temporada 1957-1958 estuvo formado por 17 equipos, clasificándose el campeón para la fase de ascenso y el subcampeón para la promoción. El Elche C.F. consiguió el campeonato con gran solvencia, sumando 55 puntos en 32 partidos, con 14 de ventaja sobre el subcampeón, la U.D. Cartagenera. Para lograr el ascenso a Segunda, los ilicitanos debían superar dos eliminatorias ante otros campeones de Tercera. En la primera, mostraron una gran superioridad ante el Jerez Industrial, al que batieron por 8-0 en tierras alicantinas en el partido de ida y por 3-4 en la vuelta en su propio campo. En la eliminatoria definitiva, el Mallorca demostró ser un rival mucho más serio, que consiguió vencer a los ilicitanos por 1-0 en la ida, pero no pudo evitar la remontada de estos en su campo por 4-2 en la vuelta.

El Elche quedó encuadrado en el grupo Sur de Segunda en la temporada 1958-1959 junto a otros quince equipos. El campeón ascendía directamente y el subcampeón jugaba la promoción. El Elche empezó muy fuerte y se hizo con el liderato en la segunda jornada, manteniéndose en esa posición hasta que, faltando tres jornadas, perdió por 2-0 en el campo del Plus Ultra y se vio superado en la tabla por el Levante. Sin embargo, la alegría de los valencianos duró sólo una semana, ya que su derrota por 2-0 en Málaga fue aprovechada por los ilicitanos, que se impusieron al Murcia por 2-1. En la jornada final, el 19 de Abril de 1959, el Elche certificó su ascenso al vencer en Tenerife por 0-3, alcanzando los 40 puntos en 30 partidos, 3 más que su perseguidor, el Levante.

Real C.D. Mallorca, 1959 y 1960

En la temporada 1959-1960, el Real Mallorca se proclamó campeón del grupo octavo de Tercera División, con 54 puntos en 30 partidos, clasificándose así para la fase de ascenso a Segunda. En la primera eliminatoria, le correspondió enfrentarse al Sans barcelonés, con el que empató a cero en tierras catalanas, para vencerle por 3-0 en el partido de vuelta. En la eliminatoria final, los mallorquines volvieron a empatar en tierras catalanas, esta vez a dos goles ante el Gimnástico de Tarragona, al que golearon por 6-0 en el partido de vuelta, logrando así el ascenso.

Dieciséis equipos competían en el grupo Sur de Segunda en la temporada 1959-1960 por un puesto de ascenso directo a Primera y otro de promoción. El Mallorca se metió en la pelea desde el principio, teniendo como rival al Levante al principio y al Córdoba cuando se desinflaron los valencianos. A la última jornada llegó como líder el Córdoba, con 39 puntos, seguido por el Mallorca con 38 y el Jaén con 37. El 17 de Abril de 1960, los tres conjuntos debían jugar fuera de sus terrenos y, mientras el Jaén perdía por 3-0 ante el Extremadura y el Córdoba caía por 1-0 en San Fernando, el Mallorca lograba la victoria por 1-2 en el campo del Levante, aupándose así a la primera posición y logrando el ascenso directo a la categoría de oro del fútbol español.

Centro de Deportes Sabadell C.F., 1964 y 1965

En la temporada 1963-1964 los equipos catalanes estaban encuadrados en el llamado grupo sexto y séptimo de Tercera División; un grupo formado por la fusión de lo que antes eran dos, y que proporcionaba dos puestos para la fase de ascenso a Segunda y otros dos para la de promoción, cuando en el resto de grupos sólo se clasificaba uno para cada una. El Sabadell se proclamó campeón de este grupo, formado por 20 equipos, sumando 58 puntos. En la primera eliminatoria por el ascenso superó por 3-1 al Castellón en tierras catalanas, cosechando una derrota por 1-0 en la vuelta. En la final se enfrentó al Albacete al que venció en ambos partidos, por 0-1 en la ida disputada en tierras albaceteñas y por 3-0 en la vuelta.

En la temporada 1964-1965, el Sabadell fue uno de los 16 equipos que formaron el grupo Norte de Segunda División. Aunque sus inicios no fueron buenos, poco a poco fue remontando posiciones, hasta llegar a la última jornada en la tercera posición con 37 puntos, muy lejos del Pontevedra, campeón indiscutible con 45 puntos, y por detrás del Gijón, que tenía 38. Ambos conjuntos jugaban en casa frente a dos rivales que se jugaban la permanencia. Los asturianos recibían al Osasuna sabiendo que el empate les valía, a no ser que el Sabadell venciese por doce goles o más al Europa. A la hora de la verdad, el Osasuna salvó la categoría tras vencer por 0-3 en Gijón, mientras el Europa se condenó a la promoción de permanencia, al perder por 2-1 ante un Sabadell que conseguía así el campeonato y la clasificación para la promoción de ascenso. El rival que correspondió en la única eliminatoria de promoción fue el Real Murcia, que había acabado en décimo tercera posición en Primera. En el partido de ida se registró un empate a dos en la Condomina, consiguiendo el Sabadell finalmente el ascenso en el de vuelta, jugado el 13 de Junio de 1965, al vencer por 1-0 a los pimentoneros.

Real Murcia C.F., 1972 y 1973

En la temporada 1971-1972 el Real Murcia participó en el grupo cuarto de Tercera División, formado por 20 equipos, de los que uno ascendía directamente a Segunda y otro jugaba la promoción. Los pimentoneros se proclamaron campeones y lograron así el ascenso, tras sumar 62 puntos en 38 partidos, 3 más que sus vecinos del Cartagena, a los que tocó jugar la promoción.

La Segunda División en la temporada 1972-1973 estaba formada por un único grupo de 20 equipos, de los que tres ascendían directamente a Primera. El Murcia fue escalando posiciones poco a poco, y consiguió el liderato en la jornada 14, tras vencer por 0-1 al Hércules. Nadie fue capaz de desbancar a los murcianos de esa posición a lo largo de la temporada. El ascenso se confirmó a tres jornadas del final, el 6 de Mayo de 1973, con un empate a tres en el campo del Sabadell. Dos semanas después, un nuevo empate, esta vez a cero en Santander, confirmó el campeonato logrado por los pimentoneros, con 54 puntos en 38 partidos.

U.D. Salamanca, 1973 y 1974

El Salamanca jugó en el grupo segundo de Tercera División en la temporada 1972-1973, junto a otros 19 equipos, disputándose una plaza de ascenso directo y otra de promoción. Los salmantinos no dieron opción a sus rivales y alcanzaron el campeonato con 59 puntos en 38 partidos, 8 más que el Atlético Madrileño que sería quien disputase la promoción de ascenso.

En la temporada 1973-1974, los charros participaron en el único grupo de Segunda División, formado por 20 equipos de los que tres ascendían a Primera. El Salamanca empezó la temporada en la zona media de la clasificación, pero su regularidad les permitió alcanzar definitivamente los puestos de ascenso en la jornada 16, tras vencer por 2-0 al Linares. En la jornada 29 un empate a uno en Cádiz aupó a los salmantinos a la primera posición, aunque una semana después la perdieron al caer por 0-1 ante el Hércules. El 19 de Mayo se disputó la penúltima jornada y en ella el Salamanca conseguía matemáticamente el ascenso al derrotar por 1-0 al Betis, que también estaba ascendido. Finalizaron los salmantinos en tercera posición con 48 puntos en 38 partidos, por detrás de Betis y Hércules que sumaron 51 y 49 puntos.

A.D. Almería, 1978-1979

En la temporada 1977-1978 se creó la Segunda División B, formada por dos grupos de 20 equipos, de los que dos ascendían directamente a Segunda A. El Almería participó en el grupo segundo y logró el ascenso al acabar campeón con 56 puntos en 38 partidos, tres más que el Algeciras, subcampeón.

En la temporada 1978-1979, la Segunda A estaba formada por un grupo único de 20 equipos, de los que tres ascendían directamente a Primera. El Almería pasó gran parte de la temporada en la zona media alta de la tabla, sin perder nunca de vista las primeras posiciones. En la jornada 35 los andaluces alcanzaron los puestos de ascenso por primera vez, tras vencer por 2-1 al Betis. Una semana después, derrotaron por 0-2 al Racing de Ferrol para conseguir matemáticamente el ascenso y el campeonato en la siguiente jornada, el 10 de Junio de 1979, al batir por 3-0 al Castellón. El Almería completó la temporada con 47 puntos en 38 partidos, los mismos que el Málaga, subcampeón, y con tres de ventaja sobre Betis, Elche, Valladolid y Granada, siendo los primeros los únicos que consiguieron el ascenso.

Albacete Balompié, 1990 y 1991

En la temporada 1989-1990 el Albacete jugó en el grupo tercero de Segunda B, formado por 20 equipos de los que uno lograba el ascenso directo. Los manchegos consiguieron el campeonato, sumando 60 puntos en 38 partidos, cinco más que el Melilla, que ocupó la segunda posición.

En la temporada 1990-1991, la Segunda A estaba formada por un grupo de 20 equipos, de los que dos ascendían directamente y otros dos jugaban la promoción. El Albacete alcanzó la segunda plaza en la jornada 11 tras vencer por 5-1 al Figueres y desde entonces estuvo toda la temporada en puestos de ascenso o de promoción. Se llegó a la última jornada con el Murcia en la primera posición, con 48 puntos, el Albacete segundo, con 47, seguido por Deportivo de la Coruña con 46 y Málaga con 45, todos ellos con opciones de ascenso directo y con la promoción ya asegurada. El calendario fijó que Deportivo y Murcia se enfrentasen en Riazor, mientras el Málaga recibía al Éibar y el Albacete al Salamanca. El 9 de Junio de 1991 los manchegos derrotaron a los salmantinos por 2-0 y lograron no sólo el ascenso a Primera, sino también el campeonato, al caer los pimentoneros por 2-0 en La Coruña, propiciando que fuese el Deportivo el que ocupase la otra plaza de ascenso, mientras el Málaga cosechaba un intrascendente empate a cero contra el Éibar.

U.D. Salamanca, 1994 y 1995

En la temporada 1993-1994, el Salamanca fue campeón del grupo primero de Segunda B, con 56 puntos en 38 partidos, clasificándose de este modo para la liguilla de ascenso a Segunda A. Las Palmas, Baracaldo y Levante fueron los rivales de los salmantinos en esta fase, en la que volvieron a proclamarse campeones con 8 puntos en 6 partidos, uno más que Las Palmas que acabó en segunda posición.

Un año después, la Segunda A estaba formada por 20 equipos, de los que ascendían directamente dos y promocionaban otros dos. El Salamanca estuvo al acecho toda la temporada, pero no consiguió alcanzar la cuarta plaza hasta la jornada 32, pese a empatar a uno en El Helmántico ante el Extremadura. El 10 de Junio de 1995, los salmantinos aseguraron matemáticamente su presencia en la promoción, tras derrotar por 2-1 al Villarreal. Finalizaron la temporada con 45 puntos en 38 partidos, por detrás de Mérida con 56 y Rayo Vallecano con 53, que ascendieron directamente, y Lleida con 46, que se adjudicó el otro puesto de promoción. El rival de Primera de los charros fue el Albacete, que se hizo con una victoria por 0-2 en el partido de ida, dejando la situación muy difícil para los salmantinos. Pero en la vuelta, disputada en Albacete el 28 de Junio, el Salamanca igualó el resultado de la ida en el tiempo reglamentario y marcó otros tres goles en la prórroga para dejar el marcador en un 0-5 que les dio el ascenso a Primera.

Málaga C.F., 1998 y 1999

El Málaga fue campeón del grupo cuarto de Segunda B en la temporada 1997-1998 con 73 puntos en 38 partidos. En la liguilla de ascenso le correspondió enfrentarse a Beasain, Talavera y Terrassa y consiguió nuevamente el campeonato, con 10 puntos en seis partidos, los mismos que los egarenses, a los que superó por la diferencia de goles general.

En la temporada 1998-1999, la Segunda A estaba formada por 22 equipos, de los que ascendían directamente dos y promocionaban otros dos. El Málaga pasó gran parte de la primera vuelta en la zona media de la tabla, pero ya en la jornada 21 alcanzó el subliderato tras ganar por 2-3 en el campo del Sevilla. Siete jornadas después, una victoria por 0-1 ante el Mallorca B les dio la primera plaza, de la que sólo estuvieron ausentes una semana, en la jornada 31, tras caer en su campo por 1-2 ante el Badajoz. El 30 de Mayo de 1999, cuando aún faltaban tres jornadas para el final, el Málaga logró el ascenso matemáticamente, tras derrotar por 3-2 al Albacete. Una semana más tarde, se aseguraron también la primera posición, tras empatar a tres en Santiago ante el Compostela. La temporada finalizó con 79 puntos en 42 partidos, cinco más que el Atlético de Madrid B (que no podía ascender) y seis más que el Numancia, que les acompañó en el ascenso de categoría.

Resumen

En total, han sido catorce las ocasiones en la que el ascenso a Primera lo ha conseguido un equipo que acababa de ascender y, entre ellos, sólo uno, el Salamanca lo ha hecho dos veces. Hay que reseñar que, además, otros quince equipos consiguieron dos ascensos consecutivos militando en categoría nacional, al pasar de Tercera a Segunda A estando un solo año en Segunda B. En la temporada inaugural de la Segunda B, la 1977-1978, lo consiguieron el Racing de Ferrol, el Castilla, el Almería y el Algeciras; en la 1978-1979, el Gimnástic de Tarragona; en la 1980-1981, el Mallorca; en la 1987-1988, el Mollerussa; en la 1988-1989, el Palamós; en la 1989-1990, el Orihuela; en la 1990-1991, el Compostela; en la 1991-1992, el Marbella y el Villarreal; en la 1992-1993, el Toledo; en la 2000-2001, el Polideportivo Ejido; en la 2002-2003, el Málaga B y en la 2007-2008, el Girona. Cabe destacar entre todos ellos al Almería, que es el único equipo que ha conseguido hasta la fecha tres ascensos consecutivos, militando siempre en categoría nacional: jugó en Tercera la temporada 1976-1977; en Segunda B la 1977-1978; en Segunda A la 1978-1979 y en Primera la 1979-1980. ¿Quién será el próximo?




El minuto negro del Mirandés

En 1927 se fundó en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro el Club Deportivo Mirandés. Después de varios años en categorías regionales, alcanzó la Tercera División en 1944, de donde sólo se ausentó tres temporadas antes de su ascenso a la recién creada Segunda B en 1977. En su debut en esta categoría ocupó una meritoria cuarta plaza, manteniendo sus opciones de ascenso a Segunda A hasta tres jornadas antes del final.

El 18 de Julio de 1978 se presentó ante su afición el nuevo proyecto del Mirandés, manteniendo a Victoriano Aguirrebeña como presidente y a Manuel Arano como entrenador. El objetivo de igualar o mejorar lo realizado la temporada anterior se antojaba complicado, tras los descensos de Oviedo y Tenerife que venían a incrementar la dureza del grupo.

Los burgaleses empezaron la temporada en la zona medio alta de la tabla, con victorias locales ante Bilbao Athletic y Lugo, empatando fuera con el Sestao y cosechando su primera derrota en Pontevedra en la jornada cuarta, de la que se recuperó con cinco victorias consecutivas que le llevaron a alcanzar el liderato. Una derrota por 1-0 en Avilés frente al Ensidesa devolvió a los mirandeses a una segunda plaza que sólo abandonaría momentáneamente en la jornada 22, pese a ganar en Lugo, tras ser superado en el cociente de goles por el Tenerife, que además era el único equipo que había puntuado en Anduva, al arrancar un empate a uno en un partido que tuvo que jugarse en dos días, tras suspenderse por la niebla.

En la jornada 27, el líder, Bilbao Athletic, perdió por 2-0 en Torrejón y el Mirandés aprovechó para arrebatarle la primera plaza tras derrotar por idéntico resultado al Atlético Madrileño. La clasificación estaba muy apretada en la parte alta de la tabla, con los burgaleses en lo más alto con 36 puntos, seguidos por el filial bilbaíno y el Palencia con 34, Tenerife con 33, Cultural Leonesa y Orense con 32, Oviedo con 31 y Sestao y Torrejón con 30.

La derrota por 3-0 del Mirandés en la jornada 30 en Irún redujo aún más las diferencias en la tabla, quedando siete equipos en solo tres puntos, pero dos victorias consecutivas de los burgaleses, el Palencia y el Oviedo, dejaron a estos tres conjuntos como los principales implicados en la lucha por el ascenso a falta de tres jornadas. Faltando cuatro jornadas para el final quedó como líder el Mirandés, con dos puntos de ventaja sobre el Palencia y tres más sobre el Oviedo, y además con el «goal-average» particular ganado frente a ambos equipos. Tres puntos más, y los rojillos alcanzarían el ascenso a Segunda División A.

El 27 de Mayo, el Mirandés caía por 3-1 en Zamora, lo que aprovecharon palentinos y ovetenses para acercarse en la tabla, tras vencer fuera de casa al Bilbao Athletic y el Lugo, respectivamente. La semana siguiente, los tres hacían valer su condición de locales, quedando el Mirandés, aún líder, a un solo punto del ascenso, que debía lograr en la penúltima jornada, en Tenerife, o en la última, en Anduva frente al Langreo, dos conjuntos que ya no se jugaban nada.

El día 10 de Junio el conjunto burgalés perdió la primera oportunidad, al caer derrotado en el Heliodoro Rodríguez por 2-1. Los rojillos aguantaron el empate a cero hasta el minuto 75, empataron de penalti en el 83 y encajaron el gol de la derrota, también de penalti, en el 88. Mientras tanto, el Palencia empataba a uno en Lugo, arrebatando el liderato al Mirandés, y el Oviedo ganaba 0-1 en Orense, quedando a un solo punto.

Las matemáticas decían que en la última jornada, que jugaban los tres equipos en sus respectivos feudos, Mirandés y Palencia ascenderían con el empate, mientras el Oviedo necesitaba ganar y esperar a que uno de los otros dos perdiese. La suerte estaba echada, y se decidiría el 17 de Junio a partir de las seis de la tarde, con Langreo, Pontevedra y Pegaso como convidados de piedra a las fiestas o dramas de Anduva, La Balastera y el Carlos Tartiere.

La tarde empezó bien para el Palencia, que marcó el 1-0 en el minuto trece, gracias a un penalti transformado por Teixidó. Cuando faltaban unos segundos para llegar al descanso, fue el Mirandés el que se puso por delante en su partido, gracias a un gol de Mata. Mientras tanto, en el Carlos Tartiere, el Oviedo no conseguía deshacer el empate inicial ante el subcolista. Hubo que esperar al minuto setenta y uno para que los asturianos hiciesen por mediación de Herbera el gol que les daba opciones de ascenso. Poco después, en el minuto 80, Manzano conseguía el empate del Langreo en Miranda, pero este resultado aún era suficiente para los locales. En los minutos siguientes, acabaron los partidos de La Balastera y el Carlos Tartiere, con fiesta por todo lo alto en Palencia, y decepción en Oviedo. Pero el último capítulo aún no estaba escrito y así, en el minuto 90, Atilano aprovechaba los nervios de los jugadores del Mirandés para hacer el 1-2 que apartaba a los burgaleses de la Segunda A y daba al Oviedo un ascenso que unos segundos antes daba por imposible. La crónica deportiva finaliza aquí, con la alegría inesperada de los asturianos y la amarga decepción de los mirandeses.

Pero hubo una historia paralela de este «no-ascenso» del Club Deportivo Mirandés. Conforme iba avanzando la temporada, empezó a circular un rumor que decía que a los burgaleses no les interesaba subir a Segunda División porque no tenían potencial económico para afrontar dicha categoría. Incluso se sugirió que la temporada anterior los rojillos no habían apretado lo suficiente para no verse envueltos en la lucha final por el ascenso. La afición mirandesa veía con preocupación todos estos comentarios, ya que de confirmarse, podrían frustrar el sueño de alcanzar la Segunda División.

Cuando se produjo la remontada del Langreo en los últimos minutos del último partido, muchos vieron la prueba de que sus temores estaban fundamentados; incluso se insinuó que la defensa mirandesa no había hecho muchos esfuerzos por evitar el segundo gol visitante. Nunca sabremos si hubo algo de cierto en ello, pero el hecho es que numerosos aficionados mirandeses se quedaron en el estadio increpando a sus jugadores, técnicos y, sobre todo, directivos. El escándalo fue mayúsculo y, como consecuencia de él, el presidente se vio forzado a presentar su dimisión irrevocable unos días después. Aunque también se alzaron voces sugiriendo que el Langreo pudo haber recibido una importante prima de sus vecinos del Oviedo, la opinión predominante fue la que indicaba que el partido y el ascenso se habían vendido.

El club acusó el golpe; la pérdida de credibilidad entre muchos de sus propios aficionados le ocasionó numerosos problemas económicos que le llevaron a perder la categoría tres años después, militando desde entonces mayoritariamente en Tercera División, salvo tres temporadas en Segunda B, hasta que en 1995 descendió a Categoría Regional. Sin embargo, este momento crítico marcó el principio del resurgir del Mirandés, con una numerosa afición entregada a sus colores. En 1997 llegó el retorno a Tercera División y en 2003 un nuevo ascenso a Segunda B. En la temporada de su reestreno en esta categoría, reverdecieron viejos laureles y se clasificaron para disputar la fase de ascenso a Segunda A, en la que acabaron cediendo ante el Pontevedra. Un nuevo e inesperado descenso a Tercera cortó la progresión deportiva del club, pero no redujo el empuje de la afición que, cuatro años después, vio como su equipo recuperaba la Segunda B tras superar sucesivamente a los equipos de La Muela, Peña Sport y Jerez Industrial, abriendo la puerta para un nuevo intento de alcanzar la categoría que se les escapó en 1979 por un minuto fatídico.




El esperpento del Francia-Kuwait

El 16 de Enero de 1982 se celebró en el Palacio de Congresos de Madrid el sorteo de la fase final del Campeonato del Mundo de Fútbol que se debía disputar en Junio y Julio de ese mismo año en España. Las 24 selecciones se repartieron en seis grupos, adjudicándose de antemano los cabezas de serie a las sedes que eligió la organización. Así, a Inglaterra le correspondió el grupo cuarto, cuya sede estaba compartida entre Bilbao y Valladolid, con la ventaja para los británicos de que jugarían todos sus partidos en el Estadio de San Mamés, correspondiendo al resto de selecciones alternar entre dicho estadio y el Nuevo José Zorrilla de Valladolid. Celebrado el sorteo, el grupo quedó compuesto, además de los ingleses, por Francia, Checoslovaquia y Kuwait. Dos de ellos se clasificarían para la siguiente ronda.

El 16 de Junio se enfrentaron Inglaterra y Francia en San Mamés, registrándose la victoria de los primeros por 3-1. Un día después, en el Nuevo Zorrilla, Kuwait conseguía un sorprendente empate ante Checoslovaquia, dejando además pinceladas de buen fútbol en algunos momentos.

El 20 de Junio los ingleses sellaron su pase a la siguiente ronda, al vencer por 2-0 a los checoslovacos, dejando una sola plaza libre que debían disputarse el resto de selecciones en los tres partidos que aún quedaban.

A las 5 y cuarto de la tarde del día 21 de Junio saltaron al césped del Nuevo Zorrilla los representantes de las selecciones francesa y kuwaití, bajo las órdenes del colegiado soviético Miroslav Stupar, con nutrida y ruidosa presencia de aficionados de ambos países. El partido empezó con buen juego de ambos equipos, aunque con mejores ocasiones por parte de los franceses, que acabaron adelantándose en el marcador en el minuto 31 gracias a un tanto de Genghini al lanzar una falta directa. Kuwait acusó el gol y se retiró al descanso con un 2-0 en contra, al marcar Platini tras una jugada personal en el minuto 43. En el minuto 2 de la segunda parte Six hizo el 3-0, siendo Al Buloushi quien acortó distancias en el 24.

La crónica «normal» del encuentro finaliza diez minutos más tarde, cuando se produjo un hecho sorprendente. El centrocampista francés Giresse realizó una buena jugada dentro del área rival y se disponía a driblar a un rival para tirar a puerta. En ese instante, uno de los espectadores que animaban a la selección gala hizo sonar un silbato, interpretando los jugadores kuwaitíes que el árbitro había señalado fuera de juego. Giresse finalmente se deshizo de su rival (que se detuvo al escuchar el silbato), lanzó a puerta y marcó gol. El árbitro se dirigió al centro del campo dando por válido el tanto, mientras los jugadores kuwaitíes protestaban airadamente y acababan dirigiéndose al túnel de vestuarios.

En el palco se encontraba el Jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, hermano del Emir de Kuwait y presidente de la Asociación de Fútbol de Kuwait. Al empezar el incidente bajó al césped del Nuevo Zorrilla, donde dialogó durante varios minutos con sus jugadores y con el árbitro soviético, rodeados por periodistas y miembros de la Policía Nacional. Finalmente, el Jeque volvió a su lugar en el palco, y los jugadores al suyo en el campo. Pero lo más sorprendente es que Miroslav Stupar se retractó de su decisión anterior, no concedió el gol de Giresse y ordenó continuar el partido con un bote neutral en el punto en que se encontraba el jugador francés antes de disparar a puerta. Durante todo este tiempo, el espectador que había provocado el incidente se refugiaba en el anonimato de la grada, guardando prudentemente el silbato en su bolsillo. Seguramente ni se imaginaba la trascendencia que iba a tener su acción.

El partido dio poco más de sí. Bossis hizo el 4-1 definitivo en el minuto 89 y poco después el colegiado señalaba el final del encuentro sin aplicar ningún descuento, quizá con ganas de desaparecer del lugar de los hechos, consciente de la gravedad de la decisión que había tomado. Un día después, la FIFA decidió dar por válido el resultado del partido, al tiempo que imponía una multa de 25.000 francos suizos a la Federación Kuwaití por conducta antideportiva, amonestaba al Jeque Fahad y a la organización del estadio, y suspendía a Miroslav Stupar hasta una nueva sesión de la Comisión de Árbitros.

A falta de una jornada, con Inglaterra clasificada con cuatro puntos, Francia, con dos, tomaba una ligera ventaja frente a Checoslovaquia y Kuwait, con un punto cada una. El 24 de Junio, otra vez en el Nuevo Zorrilla, franceses y checoslovacos empataban a uno, quedando estos últimos eliminados, mientras aquellos debían esperar que Kuwait no venciese a Inglaterra un día después por más de cuatro goles. Como era de suponer, el milagro no se produjo y los ingleses vencieron por 1-0 a los kuwaitíes en San Mamés, sellando de este modo la clasificación de Francia para la siguiente fase.

La selección francesa acabó ocupando la cuarta plaza en el Campeonato del Mundo, después de una polémica semifinal en Sevilla contra Alemania; la kuwaití abandonó España después de disputar tres partidos en Valladolid, con el balance de un empate y dos derrotas. Del árbitro Miroslav Stupar poco más se supo, mientras el Jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah volvió a aparecer en las noticias cuando se supo de su muerte a manos de tropas iraquíes cuando estas invadieron Kuwait el 2 de Agosto de 1992, poco más de diez años después de su papel protagonista en la esperpéntica situación que se vivió en el Nuevo Zorrilla.




De dos a tres puntos por victoria

En 1981 la Liga inglesa introdujo la modificación de conceder tres puntos por victoria en lugar de dos como se había hecho hasta entonces. Esta medida pretendía favorecer el juego ofensivo, al castigar a los equipos especuladores que buscasen el empate inicial, aunque desde el primer momento tuvo sus detractores, que basaban sus argumentos en que cuando un equipo marcase un gol se volvería conservador para mantener sus tres puntos en vez de buscar un resultado más amplio.

Inicialmente fueron pocas las federaciones del resto del mundo que se acogieron a este sistema de puntuación (Israel en 1982, Turquía en 1987, Noruega en 1988…), hasta que en 1994 la F.I.F.A. decidió utilizarlo primero en la fase final del Campeonato del Mundo disputado en Estados Unidos y luego en el resto de competiciones organizadas por este organismo, dándole el espaldarazo definitivo.

La U.E.F.A. adoptó los tres puntos por victoria a partir de la temporada 1994-1995, y lo mismo hicieron muchas federaciones nacionales, entre las que destacan la francesa y la italiana. Un año más tarde, el resto de Ligas importantes, entre ellas la española, también dejaron atrás el viejo sistema de dos puntos por victoria.

Después de catorce años, podemos evaluar desde un punto de vista numérico los efectos que tuvo este cambio. En particular, cabría pensar que se hubiera reducido el número de empates y que hubiera aumentado el número de goles marcados. Veamos si esto ha sido realmente así, y comprobemos también qué cambios hubiera habido en cuanto a campeones de Liga, ascensos y descensos en las tres categorías más altas de nuestro fútbol, si las victorias hubieran seguido siendo premiadas con sólo dos puntos.

¿Se ha reducido el número de empates?

El gráfico que aparece a continuación representa el porcentaje de empates respecto a partidos jugados en cada temporada desde la fundación de la Liga española desde 1929 hasta la actualidad, en Primera, Segunda A y Segunda B, sombreando las temporadas a partir de la 1994-1995:

Porcentaje de empates por temporada

Porcentaje de empates por temporada

Como podemos ver, hasta mediados de los años 60, en la Liga española el porcentaje de partidos que acababan en empate estaba entre el 15 y el 20 %, salvo excepciones puntuales que se situaban muy ligeramente por encima o por debajo de esas cifras. En un plazo muy breve, entre 1964 y 1969 se produjo un rápido crecimiento hasta llegar a los alrededores del 25%, donde se mantuvo más o menos estable hasta principios de los 80. En ese momento se produjo un nuevo incremento hasta situarse en el entorno del 30 %, con un máximo del 32,98 % en la temporada 1990-1991. Con esta situación llegamos a la temporada 1994-1995, en la que se produjo el cambio a las victorias de tres puntos. Si miramos la parte derecha del gráfico, comprobamos que la tendencia se mantuvo en torno al 30 % de empates, aunque ligeramente por debajo. Hay que destacar que en Primera División, en las temporadas 2007-2008 y 2008-2009 se ha producido un considerable descenso en el porcentaje de empates hasta el 21,84 %, cifra más propia de los años 60 que de los actuales. Esta reducción, sin embargo, no se ha producido en Segunda A ni Segunda B.

La temporada con más empates en Primera fue la 1984-1985, con un 35,62 %; en Segunda A y en Segunda B fue la 1990-1991, con un 38,95 % y un 32,11 %, respectivamente y en promedio fue también esta misma temporada, con un 32,98 %. Todas ellas son anteriores a 1995.

A partir de estos datos parece que, efectivamente, la medida de poner tres puntos por victoria implicó una reducción, aunque pequeña, al número de empates. Aún es pronto para saber si el descenso de los dos últimos años en Primera División se generalizará a todas las categorías y se mantendrá en el tiempo o si es algo puntual.

¿Ha aumentado el número de goles por partido?

El siguiente gráfico presenta el promedio de goles por partido temporada a temporada en la Liga española, en Primera, Segunda A y Segunda B, sombreando las temporadas a partir de 1995:

Promedio de goles por partido

Promedio de goles por partido

En este gráfico vemos que el promedio de goles por partido experimentó un descenso continuado desde valores superiores a 4 al comienzo de nuestra Liga, hasta quedar ligeramente por encima de 2 a principios de los setenta. Se produjo entonces una ligera recuperación hasta los 2,5 goles por partido en unos pocos años y, desde entonces, la cifra ha estado siempre entre esa cifra y los 2,146 que hubo en la temporada 1990-1991, que fue el mínimo histórico hasta la fecha. La introducción de los tres puntos por victoria en 1995 no afectó al promedio de goles por partido de las tres máximas categorías de nuestra Liga.

Sin embargo, si miramos exclusivamente los partidos de Primera División, vemos que el promedio ha pasado de estar alrededor de 2,5 goles por partido antes de 1995 a mantenerse entre los 2,5 y los 3 después de esa fecha. Parece que la entrada en vigor de los tres puntos por victoria sí ha favorecido al promedio de goles anotados en los partidos de Primera División, aunque no haya ocurrido lo mismo en el resto de categorías.

¿Qué hubiera cambiado en las clasificaciones si hubiéramos seguido con dos puntos por victoria?

Solamente una vez habría cambiado el campeón de Liga en Primera División. En la temporada 2006-2007, el Real Madrid quedó campeón empatado a 76 puntos con el Barcelona, al que superó por los resultados en sus enfrentamientos directos. Si las victorias hubiesen valido dos puntos, el Barcelona hubiera resultado campeón con 54 puntos, por los 53 del Real Madrid.

En cuanto al descenso de Primera a Segunda A, el gran beneficiado habría sido el Extremadura. En la temporada 1996-1997, habría intercambiado su puesto de descenso directo con el Rayo Vallecano, que acabó en Promoción; en la temporada 1998-1999, habría evitado jugar la promoción, a costa del Deportivo Alavés. Además, en la temporada 2003-2004 el Espanyol habría descendido en lugar del Valladolid, en la 2005-2006 lo habría hecho la Real Sociedad en lugar del Deportivo Alavés, en la 2007-2008 el perjudicado habría sido el Osasuna, salvándose el Zaragoza y en la 2008-2009 el puesto de descenso del Betis habría sido para el Sporting de Gijón.

En Segunda División, en la temporada 1998-1999 el Sevilla habría perdido su puesto de promoción de ascenso a costa de Las Palmas, en la 1999-2000 el Salamanca habría ascendido en lugar del Osasuna, en la 2004-2005, el Éibar en lugar del Deportivo Alavés y en la 2008-2009, el Hércules en lugar del Tenerife. El Barcelona B habría descendido en la 1995-1996 en lugar del Sestao, en la 1997-1998, el Logroñés en lugar del Jaén, en la 1998-1999, el Éibar en lugar del Mallorca y en la 2007-2008 el propio Éibar en lugar del Racing de Ferrol.

En Segunda B, habría habido 23 cambios en cuanto a los cuatro equipos que juegan la fase de ascenso, 29 en el puesto de promoción de permanencia y 18 en los puestos de descenso directo.

Conclusiones

Según hemos visto, los datos dicen que el cambio de dos a tres puntos por victoria trajo una pequeña reducción en el número de empates y, sólo en el caso de la Primera División, un aumento en el número de goles marcados. Sin embargo, no podemos deducir que realmente la causa de estas variaciones sea realmente dicho cambio, puesto que no podemos saber qué habría ocurrido de haberse mantenido los dos puntos por partido ganado.

En cuanto a los cambios en algunas clasificaciones, se puede decir lo mismo. Si las victorias hubiesen valido dos puntos en lugar de tres, la mentalidad de algunos equipos en las últimas jornadas podría sido distinta y quizá algunos resultados hubieran cambiado en ellas.




La reducción y ampliación de la Segunda B en 1986 y 1987

Cuando en 1977 se creó la Segunda División B, la Liga española quedó formada por una Primera División con dieciocho equipos, una Segunda A con 20, y la citada Segunda B, con dos grupos de 20. Por debajo quedaba la Tercera División, formada inicialmente por seis grupos, que se ampliaron a ocho en 1979, a trece en 1980 y a catorce en 1983. Sin embargo, el auge del baloncesto estaba restando público al fútbol, y los dirigentes de los clubes de la Liga de Fútbol Profesional decidieron buscar nuevos alicientes modificando el sistema de competición.

El 17 de Mayo de 1985 se reunió el Comité Ejecutivo de la L.F.P., y acordó el primer esbozo de lo que debería ser la competición en la temporada 1986-1987: la Primera División se mantendría con dieciocho equipos, la Segunda quedaría formada por dos grupos de dieciocho equipos y desaparecería la Segunda B. La principal novedad consistía en la introducción de lo que se denominó incorrectamente play-off: una serie de liguillas de seis equipos que se jugaría al final de la Liga regular y serviría para determinar la clasificación final y los puestos de campeón de liga, ascensos y descensos, en base a acumular los puntos obtenidos en ambas fases. En Primera, los seis primeros clasificados jugarían por el Campeonato y los puestos de acceso a la Copa de la UEFA excepto uno, los seis intermedios jugarían por ese puesto restante en la UEFA, y los seis últimos tratarían de evitar los puestos de descenso. En Segunda, los seis primeros de cada grupo se distribuirían en otros dos grupos de seis, ascendiendo a Primera los dos campeones y el mejor subcampeón, mientras que los otros veinticuatro equipos formarían cuatro grupos de seis, descendiendo a Tercera los colistas de cada grupo y los dos peores excluyendo a estos.

La propuesta se debía concretar en la Asamblea de la Liga de Fútbol Profesional el día 26 de Junio, que se anunciaba controvertida, por la oposición mostrada por la mayoría de clubes de Segunda B, algunos de los cuales incluso planteaban hacer una huelga en caso de aprobarse la remodelación prevista. Las negociaciones fueron largas y complejas y finalmente se llegó a un acuerdo que tampoco dejó satisfechos a los clubes de Segunda B y se aprobó con su abstención: la Primera División quedaba exactamente igual que en la propuesta inicial; la Segunda A quedaba compuesta por un único grupo de dieciocho equipos, distribuyéndose en la segunda vuelta los doce primeros en dos grupos para disputar los tres puestos de ascenso, y los seis últimos en otro que decidiría los tres de descenso; la Segunda B quedaba reducida a un único grupo de veintidós equipos, que no disputarían segunda fase. En la temporada de transición, no se modificaban los ascensos ni descensos en Primera y Segunda A, pero sí en Segunda B, de donde sólo ascenderían los campeones de los dos grupos, descendiendo a Tercera los clasificados a partir del noveno puesto incluido, ascendiendo de esta última categoría únicamente cuatro equipos.

Con esta propuesta sobre la mesa, se celebró el 19 de Julio la Asamblea Ordinaria de la Real Federación Española de Fútbol. La sesión fue maratoniana, no alcanzándose el acuerdo definitivo hasta bien entrada la tarde. Finalmente, la propuesta de la Liga de Fútbol Profesional fue aprobada sin más modificación que la ampliación a seis de los puestos de ascenso de Tercera a Segunda B en la temporada de transición y el consiguiente descenso de los octavos clasificados de ambos grupos de esta última categoría.

La temporada 1986-1987 en Segunda B empezó el 1 de Septiembre y finalizó el 18 de Mayo. En el Grupo Primero, el Alavés arrancó la competición de forma fulgurante, seguido de cerca por el Figueras, mientras Orense, Real Burgos, Salamanca, Pontevedra, Palencia, Lleida, Binéfar y San Sebastián trataban de afianzarse en los puestos que otorgaban la permanencia. El 15 de Diciembre, en la jornada 16, los vitorianos visitaban a los ampurdaneses y acabaron encajando un 4-0 que dio a estos un liderato que ya no perderían en lo que quedaba de temporada. Finalizó la primera vuelta con el Figueras en la primera posición con 29 puntos, seguido por el Alavés con tres menos, Orense y Real Burgos con 25, Pontevedra con 23, y Lleida y Salamanca con 22 cerrando los puestos de permanencia, a los que aspiraban Palencia y Andorra con 21, Binéfar con 20, Zamora y Endesa con 19 y San Sebastián con 18 y un partido menos.

En la segunda vuelta, el Figueras fue consolidando poco a poco su liderato, mientras el Alavés cedía ante el empuje de Burgos y Salamanca. En los puestos de permanencia se fueron consolidando poco a poco Lleida y Orense, mientras se descolgaban Pontevedra y Binéfar y Palencia y San Sebastián se disputaban la última plaza. El 20 de Abril, en la jornada 34, el Figueras vencía por 4-1 al Andorra y se proclamaba campeón del grupo, consiguiendo así la plaza de ascenso. Una semana después conseguían la permanencia Salamanca, Alavés y Real Burgos y en la penúltima jornada se metían también Lleida y Orense, quedando un solo puesto libre, que fue para el Palencia, tras vencer por 3-0 al Andorra y superar finalmente al San Sebastián que perdía por 2-1 en Binéfar. San Sebastián, Pontevedra, Hospitalet, Zamora, Binéfar, Endesa de Andorra, Gimnástic de Tarragona, Andorra, Sporting Atlético, Arosa, Compostela, Barcelona Aficionados y Lalín daban con sus huesos en Tercera. Sin embargo, en el mes de Agosto Alavés y Palencia no consiguieron saldar las deudas que tenían con sus jugadores y perdieron la categoría, repescándose a San Sebastián y Pontevedra para ocupar sus plazas.

En el Grupo Segundo el Orihuela arrancó con fuerza, pero a partir de la jornada sexta se fue desinflando, cediendo ante el Levante y la Linense, que se disputaron el liderato a lo largo de toda la primera vuelta. Para las plazas de permanencia se vivió una fuerte pugna entre Poblense, Calvo Sotelo, Córdoba, Granada, Talavera, Jaén (aunque este último luego se fue descolgando), estando al acecho Alcoyano, Betis Deportivo y Xerez.  Al final de la primera vuelta, la Linense era líder con 24 puntos, los mismos que el Levante, seguidos por el Granada con un menos, el Córdoba con 22, Orihuela y Poblense con 21 y, en la última plaza de permanencia, el Xerez con 20, empatado con Talavera y Calvo Sotelo, con un solo punto de ventaja sobre Betis Deportivo, Ceuta, Manacor y Parla, dos sobre Plasencia, Jaén y Linares y tres sobre el Alcoyano. Descolgados de esta pelea quedaban Algeciras con 14 puntos, Alcalá con 13 y Lorca con 11.

En la segunda vuelta empezó con fuerza el Granada, que se aupó al liderato, al tiempo que el Levante se descolgaba de la lucha por el ascenso e incluso caía fuera de los de permanencia. Sin embargo, en la jornada 26 el Xerez se hizo con la primera posición, manteniendo un interesante pulso con la Linense hasta la última jornada. En la pelea por los siete primeros puestos se vivieron continuas alternativas, con la entrada en ellos del Ceuta y, más adelante, el Alcoyano, mientras Levante, Orihuela y Calvo Sotelo iban cediendo posiciones. Hasta la jornada 35 no aseguraron Xerez y Linense la permanencia, sumándose a ellos Córdoba, Ceuta y Granada en la 37. Se llegó a la última jornada con Xerez y Linense con 45 puntos y Córdoba y Ceuta con 43 disputándose la plaza de ascenso, Granada sin nada en juego con 41, y Alcoyano y Poblense con 40, Calvo Sotelo y Orihuela con 39 y Levante con 38 luchando por dos de permanencia. Con su victoria por 1-0 sobre el Ceuta, el Xerez consiguió el campeonato y el ascenso, mientras el Alcoyano vencía por 2-0 al Talavera y el Poblense por 2-1 al Granada y ocupaban ambos los puestos aún pendientes de permanencia. Calvo Sotelo, Orihuela, Levante, Parla, Plasencia, Talavera, Linares, Betis Deportivo, Manacor, Alcalá, Jaén, Algeciras y Lorca fueron los conjuntos descendidos a Tercera.

A los doce equipos de ambos grupos que lograron la permanencia se unieron Albacete, Aragón, Tenerife y Atlético Madrileño, descendidos de Segunda, así como Lugo, Mallorca Atlético, Polideportivo Almería, Gandía, Alcira y Éibar, ascendidos de Tercera, formando así un grupo de 22 equipos de todos los rincones de España, incluidas las islas, con el consiguiente gasto en desplazamientos para todos ellos. A pesar de todas las dudas planteadas, la competición en Segunda B empezó sin más variaciones el 31 de Agosto de 1986, con tres puestos de ascenso a Segunda A y cuatro de descenso a Tercera en juego.

Tras unas primeras jornadas con constantes cambios en la clasificación, Tenerife y Burgos fueron subiendo puestos hasta copar las dos primeras plazas, seguidos de cerca por Lleida, Salamanca, Granada, Pontevedra y Éibar. Por la parte de abajo, Poblense y Ceuta se aferraron a las dos últimas plazas, precedidos por Aragón, Mallorca Atlético, Linense, Atlético Madrileño y Gandía. El 18 de Enero finalizó la primera vuelta, con el Tenerife liderando la tabla con 30 puntos, seguido por Real Burgos, Lleida y Granada a dos puntos, Éibar y Salamanca con 26 y Pontevedra con 24. Por abajo, el Poblense estaba descolgado con 11 puntos, precedido por Ceuta y Aragón con 15, Mallorca Atlético con 16, Orense con 17, Polideportivo Almería, Linense y Gandía con 18. En tierra de nadie, Atlético Madrileño, Alcoyano, Lugo, Alzira y Córdoba tenían 21 puntos, San Sebastián 20 y Albacete 19.

Pero unos días antes, el 8 de Enero había tenido lugar una reunión que iba a acabar provocando un cambio en el transcurso de la competición: los clubes de Tercera División solicitaron el aumento de la Segunda B a cuatro grupos de veinte equipos para la temporada siguiente. En la reunión estaba presente José Luis Roca, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, y dio el visto bueno a la propuesta, prometiendo llevarla a la reunión de la Junta Directiva federativa del día siguiente. En esta nueva Junta, se decidió la convocatoria de una Asamblea Extraordinaria para el 26 de Febrero, en la que se estudiaría la reestructuración propuesta. Incluso antes de que se confirmase la ampliación, en el mismo mes de Enero se aprobó el reparto de las 58 nuevas plazas en Segunda B entre los distintos grupos de Tercera: ocho ascensos para el grupo catalán, siete para el formado por Madrid y Castilla la Mancha y otros siete a repartir entre los dos grupos andaluces, cinco para el grupo gallego y para el valenciano, tres para el vasco, el de la Federación Oeste, el canario, el murciano, el extremeño y el aragonés y dos para el asturiano, el cántabro, el balear y el navarro – riojano.

A pesar de la oposición de la Liga de Fútbol Profesional y la amenaza de la Asociación de Futbolistas Españoles de convocar una huelga, el 26 de Febrero se dio luz verde a la ampliación de la Segunda B para la próxima temporada en los términos planteados anteriormente, al tiempo que se ampliaba también la Tercera División a diecisiete grupos, uno por cada Comunidad Autónoma, con excepción de Andalucía, que conservaba dos grupos, uno compartido con Ceuta y otro con Melilla, y Navarra y la Rioja que seguían compitiendo juntos. Respecto del número de equipos ascendidos al final de la presente temporada, se confirmó la propuesta anterior, sin más modificación que el hecho de que los cuatro terceros clasificados de los grupos que sólo contaban con dos ascensos, disputarían una promoción contra los cuatro últimos de Segunda B.

Con esta modificación a la vista, continuó la competición en Segunda B. El Tenerife fue poco a poco incrementando su ventaja y consolidando su liderato, centrándose la disputa por la segunda y tercera posición entre Real Burgos, Lleida, Granada y Salamanca, con el Éibar al acecho aunque sin llegar a conectar con ellos. Por la parte de abajo, el Poblense y el Mallorca Atlético se hundían en las últimas plazas, con Ceuta, Aragón, Polideportivo Almería y Albacete luchando por evitar los otros dos puestos que ya no eran de descenso sino de promoción. Se llegó así el 17 de Mayo a la jornada 38, a falta de cuatro para el final, con el Tenerife en la primera posición, con 54 puntos, seguido por Lleida y Granada con 51 y Real Burgos y Salamanca con 48. Por abajo, el Poblense tenía 21 puntos, el Mallorca Atlético 26 y por delante estaban Polideportivo Almería y Ceuta, con 30, Aragón con 31 y San Sebastián con 33.

Pero las sorpresas no acabaron ahí. Cuando aún no había finalizado la competición en Primera y Segunda División, ni los clubes, ni los jugadores, ni la propia Federación estaban satisfechos con el desarrollo de la misma, planteándose volver al sistema tradicional de Liga a doble vuelta sin ningún añadido posterior en forma de liguilla complementaria. El 20 de Mayo se reunieron en la sede del Consejo Superior de Deportes representantes de la A.F.E., de la L.F.P. y de la R.F.E.F., y no sólo llegaron al acuerdo de suprimir la última fase de la competición a partir de la próxima temporada, sino que además decidieron aumentar la Primera y Segunda División a 20 equipos cada una. Para ello, suprimieron los descensos de Segunda A, aumentaron los ascensos de Segunda B de tres a cuatro, y eliminaron la promoción entre los cuatro últimos de Segunda B y los cuatro terceros de Tercera División a los que correspondía disputarla. Como quiera que en esta categoría ya había concluido la competición, Langreo, Laredo, Badía y Mirandés consiguieron el ascenso sin tener que esperar más trámite.

Quedaban cuatro jornadas en Segunda B y el aliciente por la parte baja de la tabla había desaparecido, aumentando sin embargo por la zona alta, al haber una plaza disponible más. En la jornada 40 llegaron los primeros dos ascensos matemáticos, al vencer el Tenerife por 5-1 al San Sebastián y el Lleida por 3-0 al Poblense. Una semana después, fue el Granada quien ganó por 0-2 al Aragón y aseguró su puesto en Segunda A para la temporada siguiente, quedando para la última jornada una única plaza libre, a la que optaban Salamanca, con 53 puntos y Real Burgos, con 52, con el aliciente de que ambos debían enfrentarse entre sí en el campo del primero. En un partido pleno de emoción, Tamayo adelantó a los burgaleses en el segundo tiempo, empatando Biota cuando quedaban veinte minutos. Los locales dieron por bueno el resultado, que les daba el ascenso, y se encerraron en su campo. Pero en el último minuto Eizmendi marcó el definitivo 1-2 que dejaba a los charros cariacontecidos y mandaba al Real Burgos a Segunda A.

Se cerró de este modo una temporada en la que los equipos tuvieron que estar pendientes de las distintas resoluciones federativas que iban surgiendo periódicamente, y no sólo de los resultados que cosechaban en el terreno de juego. Esta situación provocó fuertes desencuentros entre los rectores de nuestro fútbol, y culminaron con la exclusión de los clubes de Segunda B de la Liga de Fútbol Profesional, a la que habían pertenecido desde su creación.




La mejor temporada del Palencia, en el filo de la navaja

El fútbol en la ciudad de Palencia alcanzó su punto más alto en las cuatro temporadas que el Palencia C.F. estuvo en Segunda División A, entre 1979 y 1984. En ellas sumó dos descensos a Segunda B (en 1981 y 1984), una permanencia lograda en la última jornada (en 1980) y una brillante campaña en la que perdió sus opciones matemáticas de ascenso a Primera en el penúltimo partido (en 1983), pero estuvo a punto de perder la categoría unos meses más tarde por su difícil situación económica, arrastrada de varios años antes.

En la temporada 1981-1982, el club castellano, entrenado por segundo año consecutivo por Miguel Ángel Montes, conseguía retornar a Segunda A tras vencer al Zamora por 2-0 cuando aún quedaba una jornada más por disputarse. Sin embargo, la escasa calidad del fútbol desplegado por los morados a lo largo de todo el año había enfrentado a la afición con el técnico, que decidió no seguir en el banquillo a pesar del éxito conseguido.

El 5 de Junio se celebró la Asamblea General de socios y en ella la Directiva, encabezada por Leandro Palacios, informó de que el déficit acumulado de la entidad ascendía a más de 82 millones de pesetas, 59 de ellos procedentes de temporadas anteriores a los que había que sumar 23 de la actual. Además, había que reunir 32 millones antes de Agosto para saldar las deudas con los jugadores y evitar así el descenso de categoría. Se aprobó un presupuesto de 70 millones, con el objetivo de llegar a los 3.000 socios, prácticamente el doble de los que había el año en curso.

A pesar de las dificultades, la Directiva empezó a trabajar en la confección de la nueva plantilla, empezando con la contratación de Luis Costa, procedente del Huesca, para el puesto de entrenador. Aprovechando la presencia de sus selecciones para disputar el Mundial de España, el Palencia negoció con el salvadoreño Huezo y el hondureño Bethancourt, llegando finalmente a un acuerdo con el primero para que vistiera la camiseta morada la temporada siguiente. El 22 de Julio, ante 3.000 personas, tuvo lugar la presentación del primer equipo en el estadio de La Balastera, presentando las novedades de Zubeldia, procedente del Zaragoza, Prados, del Almería, Merayo, del Athletic y López Murga, del Athletic B, además de los ya citados Huezo y Luis Costa. A lo largo de la pretemporada se sumarían también Belanche, del Zaragoza, Luna, del Valladolid y Módigo, del Recreativo de Huelva, aunque también se registró la baja del paraguayo Chaparro, que había sido el jugador más destacado de las últimas temporadas, fichado por el Racing de Santander.

Pero entretanto había que resolver también la situación económica, y para ello el primer paso fue pedir a los jugadores que continuaban en el equipo que retirasen sus denuncias a cambio de cobrar sus deudas a lo largo de la temporada que iba a empezar. Se llegó a un acuerdo con todos ellos excepto el palentino Sambade y se redujo la necesidad inmediata de dinero a un total de 15 millones de pesetas, según el club morado, 25 millones según la AFE. El Palencia se presentó ante la Federación con diez millones y medio, alegando que los otros cuatro y medio correspondían a la deuda que mantenía la propia Federación con el club por el reparto de las quinielas. Pese a la oposición inicial de la AFE, finalmente la Federación dio el visto bueno y el Palencia consiguió mantener la categoría que había conseguido unos meses antes.

La pretemporada ya fue un anuncio de lo que se iba a ver en el campeonato de Liga, con fáciles goleadas ante diversos equipos de la provincia, y buenos partidos ante rivales más serios, con victorias por 2-0 ante el Oviedo en La Balastera y por 2-1 ante el Atlético Madrileño en la semifinal del Trofeo Ciudad de Zamora, así como un empate a uno frente al Racing de Santander en el último partido de pretemporada. El único lunar fue la derrota por 2-0 en la prórroga ante el Racing Portuense en la final del trofeo zamorano, después de un polémico partido en el que fueron expulsados los morados Cano, Maldonado y Chaparro, que supuso para los dos primeros una sanción de tres semanas sin poder disputar competición oficial.

Llegó así el 5 de Septiembre, fecha en que el Palencia debía desplazarse a Sabadell para disputar el primer partido de Liga. Pero dos días antes, cuando la Directiva fue a formalizar las fichas de los nuevos jugadores, se encontró con que la Federación no las admitió, alegando que habían aparecido deudas con ex-jugadores después de que el club hubiera presentado la documentación que evitó el descenso de categoría. Estas deudas correspondían a casos que estaban aún en el juzgado, pero los directivos no tuvieron tiempo material de demostrarlo antes del partido, así que hubo que realizar el primer desplazamiento con jugadores del Cristo Olímpico, filial entonces del Palencia, más el portero Llacer y el delantero Mediavilla, que tenían contrato en vigor desde la temporada anterior. Aún así, los morados fueron capaces de plantar cara en el primer tiempo a los locales, que se fueron al descanso con un raquítico 1-0, aunque acabaron hundiéndose en la reanudación hasta llegar al definitivo 5-0.

Tres días después, con el problema con las fichas ya resuelto, el Palencia debutó en la Copa del Rey con una mínima victoria por 0-1 frente a la Toresana, con la única baja del salvadoreño Huezo, que aún no había recibido el «transfer» internacional. El mes de Septiembre transcurrió con dos meritorias victorias locales ante el Rayo y el Deportivo, ambas por 1-0, una derrota en Castellón por 2-0, y una fuerte goleada por 7-1 en la vuelta de la Copa. Después del primer punto que se escapó de La Balastera, en un empate a cero contra el Mallorca, el 6 de Octubre volvieron a aparecer los problemas económicos, al denunciar los jugadores que seguían de la temporada anterior que se han ido agotando los plazos prometidos por la Directiva y aún no han cobrado ni una peseta de las cantidades que se les adeudaban de dicha temporada. El presidente alegó que el número de socios es escaso (sólo 1.500, frente a los 3.000 esperados) y que las taquillas también están siendo flojas.

Después de empatar a dos en el difícil campo del Elche, y sólo dos días antes de recibir al líder, el Real Murcia, en La Balastera, los jugadores que seguían de la temporada anterior, decidieron encerrarse en el domicilio del club, de donde sólo saldrían para disputar los partidos oficiales. A continuación siguió un intenso cruce de declaraciones entre ambas partes en los diferentes medios de comunicación, tanto locales como nacionales, que produjo un claro enfrentamiento del que no parecía haber solución. Aún así, el domingo los jugadores convocados se desplazaron a La Balastera, hicieron un gran partido, y consiguieron vencer por 1-0 al todopoderoso Murcia, con un gol del debutante Huezo, que por fin había recibido su «transfer».

La Directiva, sobrepasada por la situación, decidió convocar una Asamblea Extraordinaria de socios, para tratar de encontrar soluciones. Esta se celebró el lunes día 25, un día después de perder en el Vicente Calderón por 1-0 contra el filial colchonero, desperdiciando numerosas oportunidades de gol para conseguir un resultado mejor. La presencia de socios en la Asamblea fue masiva y sirvió para que los directivos expusieran la difícil situación económica y plantearan la posibilidad de dimitir si no se presentaban al menos 20 voluntarios que les ayudasen a generar ingresos y a negociar con los jugadores, ya que el enfrentamiento personal impedía llegar a ningún tipo de acuerdos con ellos. Una a una se fueron presentando 21 personas dispuestas a llevar a cabo esta función, creándose así lo que se llamó la Comisión de los 21. Los jugadores, presentes en la Asamblea, anunciaron que abandonaban su encierro que duraba ya 10 días, como gesto de buena voluntad, a la espera de negociar con la recién creada Comisión.

Mientras el Palencia derrotaba al Xerez por 4-2 y al Recreativo en su campo por 0-1, y eliminaba en la Copa a la Arandina venciendo por 0-2 en El Montecillo y por 2-1 en La Balastera, la Comisión de los 21 empezó a hacer su trabajo. En una nueva Asamblea Extraordinaria expuso sus ideas para mejorar ingresos (rifas al descanso de los partidos, sorteo de un coche en combinación con la Lotería del Niño, fijar media jornada de ayuda al club cada mes…) al tiempo que los socios rechazaban el intento de dimisión de la Junta Directiva de Leandro Palacios.

Tras una derrota en La Balastera por 0-1 ante el Linares, el Palencia encadenó una racha de cuatro victorias consecutivas, 1-4 en Mendizorroza, 4-0 al Oviedo, 1-3 en Córdoba y 1-0 al Cartagena y se aupó a la tercera posición en la clasificación, que daba el ascenso directo en Primera. Entre medias, el Deportivo de La Coruña eliminó a los morados de la Copa, venciendo por 2-3 en La Balastera y 3-0 en Riazor. Tras un empate a uno en el Rico Pérez ante el Hércules llegó una derrota por 0-2 ante el Cádiz en La Balastera, seguida por un 3-1 adverso en el Bernabeu ante el Castilla el día de Reyes. Tres días después, los morados se reencontraron con la victoria al conseguir un 2-1 ante el Barcelona Atlético, pero un penalti pitado por el colegiado Jiménez Muñoz de Morales, que significó el momentáneo empate de los catalanes, provocó las iras del público produciéndose el lanzamiento de algunos objetos desde la grada, uno de los cuales impactó en el árbitro. El Comité de Competición decretó la clausura de La Balastera por dos partidos, que tuvieron que jugarse en Burgos, al no aceptar la Federación que se disputasen en Valladolid por estar a menos de 50 kilómetros de Palencia. Los partidos del exilio se saldaron con una victoria por 2-0 sobre el Sabadell y un empate a uno frente al Castellón. Entre ambos, se cosechó una derrota por 2-0 en Vallecas ante el Rayo.

Mientras tanto, los jugadores acusaron a la Directiva de un intento de engaño, al haberles pagado con unos talones que no se pudieron hacer efectivos. Tras un amago de dimisión de la Comisión de los 21 y de plante por parte de los jugadores, al final no se produjo ninguna de las dos cosas, aceptando los miembros de la Comisión ejercer la labor de mediadores entre las partes enfrentadas. Una vez resuelto el conflicto, el Palencia consiguió llegar al subliderato en la clasificación, el puesto más alto en su historia, tras vencer por 0-2 en un gran partido a un Deportivo que acabó con ocho jugadores. A continuación llegaron tres partidos con idéntico resultado, 1-0, adverso en Mallorca y Murcia y, en medio, favorable contra el Elche en La Balastera, en un partido con historia, ya que los jugadores morados denunciaron un intento de compra por parte de personas ligadas al club alicantino. Pero en una nueva vuelta de tuerca, la situación se volvió a complicar, al solicitar los jugadores Llacer, Joaquín y Baquero a la Federación que les concediese la baja ante el impago de sus salarios por parte del club, y aceptar esta dicha solicitud.

Sólo tres días después del fallo federativo, el Palencia recibió al Atlético Madrileño, y nuevamente saltó la polémica, al lograr el filial rojiblanco el definitivo empate a uno en los minutos de descuento, después de una jugada muy discutida por los locales. Los ánimos se encresparon y algunos aficionados trataron de agredir al árbitro, Mazorra Freire, que tuvo que abandonar el campo varias horas más tarde disfrazado de policía nacional. Nuevamente, la Federación clausuró La Balastera por dos partidos, aunque esta vez sí permitió que se disputaran en el Nuevo Zorrilla de Valladolid.

Después de una victoria por 0-1 en Xerez, el Palencia empató a cero con el Recreativo en el primer partido del «exilio», para luego caer por 2-0 en Linares y empatar a uno frente al Alavés nuevamente en Valladolid. A estas alturas, y en vista de la precaria situación económica, la mayoría de los jugadores estaban negociando con otros equipos, de Primera y Segunda División, para jugar en ellos la siguiente temporada. Aún así, realizaron un último esfuerzo para tratar de conseguir el ascenso de categoría, con un épico empate a cero en Oviedo en un partido pasado por agua, seguido de una victoria por 4-0 ante el Córdoba, otro empate sin goles en Cartagena y una brillante victoria por 2-0 sobre el Hércules.

Se llegó así al momento decisivo de la temporada. Faltando tres jornadas, Cádiz y Palencia estaban empatados en la cuarta plaza, a sólo dos puntos de la tercera, ocupada por el Deportivo. Por delante, sólo estaban el Murcia, ya ascendido, y el Mallorca, con tres puntos más que los gallegos. Gaditanos y palentinos se enfrentaron en el Ramón de Carranza, para decidir quién de ellos se convertía en la alternativa para disputar la plaza de ascenso a los deportivistas. Los jugadores morados echaron el resto, jugaron un gran partido y se lo pusieron realmente difícil a los locales, pero les falló la puntería y acabaron encajando el único gol del partido cuando sólo quedaba un cuarto de hora. El ascenso se puso prácticamente imposible, al ser necesaria una carambola a tres bandas que difícilmente se iba a producir. La penúltima jornada tuvo sabor a despedida, ya que la afición era consciente de que la mayoría de los jugadores no estarían en el club la temporada siguiente, si es que el Palencia conseguía evitar la desaparición. Los morados vencieron por 1-0 al Castilla a base de coraje, y perdieron las opciones matemáticas de ascenso. En este partido, además, se produjo una grave lesión del delantero morado Mediavilla, de quien se decía que tenía apalabrado su fichaje por el Betis, y que tardó más de un año en recuperarse, perdiendo la oportunidad de jugar en Primera División.

Antes de la última jornada, una vez perdidas las opciones de ascenso, la mayoría de jugadores solicitó a la Federación Oeste la rescisión de sus contratos por impagos, siendo aceptada su petición. Ante esta situación, la Directiva, de acuerdo con la Comisión de los 21 (que ya contaba con menos miembros ante el abandono de algunos de ellos), decidió acudir al Miniestadi sin ninguno de los integrantes de la primera plantilla. Acabó así la Liga de la misma manera que empezó, presentando una formación basada en jugadores del Cristo Olímpico que, como en la primera jornada, plantaron cara pero acabaron perdiendo por 2-0 frente al filial azulgrana.

Quedaba aún un último coletazo de la temporada, al tener que disputarse la Copa de la Liga, en la que los morados debían enfrentarse a doble partido al Deportivo de la Coruña. Pero, al no poder presentar el Palencia un once mayoritariamente compuesto por jugadores de la primera plantilla, los gallegos reclamaron ante la Federación, y esta les dio la razón, clasificándoles automáticamente para la siguiente ronda sin necesidad de disputar el partido.

A partir de este momento, en Palencia se vivió un verano frenético en lo futbolístico, ante la dificultad de mantener el club en la categoría e incluso de garantizar su supervivencia. La Directiva encargó una auditoría de cuentas, cuyo resultado se plasmó en Asamblea General. El resultado fue mucho más favorable de lo esperado, ya que la última temporada acabó con un leve superávit de 4 millones de pesetas, a pesar de contar con sólo 2.054 socios. La Directiva presentó su dimisión irrevocable y en la misma Asamblea se formó una Comisión Gestora, presidida por Carlos Herrero, que puso la condición de recaudar al menos 12 millones de pesetas en la campaña de socios antes del 30 de Julio. El objetivo se cumplió con creces, ya la Comisión informó de que intentaría negociar con los jugadores para que perdonasen la mitad de las cantidades que se les adeudaban, usando como argumento la imposibilidad de pagarlo todo y la total seguridad de que lo que cobrarían en caso de desaparición del club sería mucho menos. Esta negociación recibió el visto bueno de una nueva Asamblea de Socios, que puso como condición que sólo se siguiera adelante si todos los jugadores aceptaban la rebaja.

Siguieron días de reuniones, viajes y negociaciones, hasta que, faltando 24 horas para que se cerrase el plazo dado por la AFE, Joaquín, recién fichado por el Deportivo de la Coruña, se convirtió en el último jugador que aceptó perdonar la deuda. Al día siguiente, el Palencia depositó poco más de 15 millones en la Federación y, de este modo, evitó el descenso de categoría y garantizó su supervivencia. Era el 19 de Agosto de 1983 y, a falta de poco más de dos semanas para que empezase la Liga, el club morado no tenía entrenador y contaba con unos pocos jugadores. A marchas forzadas se hizo una nueva plantilla y se contrató a Juan Carlos Touriño para que ocupase el banquillo. El 4 de Septiembre, el nuevo Palencia debutó en Balaídos con una derrota por 2-1, pero esto ya es el principio de otra historia.




El Torneo Relámpago de Mallorca en 1961

El 7 de Junio de 1961 se celebraron elecciones a la presidencia del Barcelona, venciendo apuradamente Enrique Llaudet a Jaime Fuset. Pocos días más tarde, el nuevo mandatario barcelonista comunicaba a la prensa que había llegado a un acuerdo con la directiva del Condal para que se convirtiera otra vez en filial azulgrana, al tiempo que renunciaba a seguir en Segunda División para la próxima temporada.

La competición regular en esta categoría había finalizado el 30 de Abril, con el equipo barcelonés, en el Grupo Norte, ocupando la decimosegunda plaza, la última que otorgaba la permanencia, por delante del Real Gijón (nombre entonces del Sporting) y del Sestao, que debían jugar la promoción, y del Baracaldo y Tarrasa, que habían descendido automáticamente a Tercera. Como quiera que la eliminatoria de permanencia aún no se había disputado, desde Gijón se solicitó que se otorgase la permanencia al club de aquella ciudad y que se adjudicase al Baracaldo la suya en la promoción.

Sin embargo, los directivos barcelonistas no comunicaron a tiempo la renuncia del Condal a la Federación, de modo que la competición siguió su curso y, en ella, Gijón y Sestao perdieron su plaza en Segunda ante Burgos y Cartagenera, respectivamente, descendiendo así a Tercera División. Sin embargo, entre los gijoneses quedó la esperanza de que en el momento en que el club barcelonés hiciera oficial su renuncia, ellos recuperarían la categoría recién perdida. Mientras tanto, desde la Federación Catalana se pedía que, para decidir quién ocupaba la plaza del Condal, se disputase una eliminatoria a partido único entre Gimnástico de Tarragona y Badalona, por ser los campeones de los dos grupos catalanes de Tercera División o que, como mínimo, se disputase un torneo entre estos dos equipos y los tres de Segunda División que habían perdido la categoría en la promoción (los mencionados Gijón y Sestao, del Grupo Norte, más el Castellón, del Grupo Sur).

La renuncia oficial del Condal acabó llegando a la Federación el 13 de Julio, en vísperas de la reunión de su Pleno Anual que, finalmente, decidió que se disputase un torneo cuyo campeón sería el que ocupase la plaza de los barceloneses en Segunda División. El torneo se debía disputar en Mallorca entre el 12 y el 20 de Agosto y en él participarían siete equipos: los tres de Segunda que habían descendido en la Promoción (Real Gijón, Sestao y Castellón), más los cuatro campeones de Tercera que habían perdido el ascenso en la última eliminatoria (Sevilla Atlético, Ferrol, Badalona y Amistad de Zaragoza). El conjunto gijonés sintió vulnerados sus derechos y presentó recurso ante la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes. Dicho recurso fue desestimado en la reunión de la Delegación el 28 de Julio.

Mientras tanto, se había realizado ya el sorteo del torneo, bautizado como Torneo Relámpago, correspondiendo jugar una primera eliminatoria que enfrentaría el día 12 al Sevilla Atlético con el Ferrol y al Badalona con el Amistad, completándose el día 13 con el partido que jugaría el Sestao contra el Real Gijón, mientras el Castellón quedaba exento. El día 15 se enfrentarían entre sí los vencedores de los dos primeros partidos y por otro lado, el clasificado de la eliminatoria entre Sestao y Real Gijón frente al exento Castellón. La final se jugaría entre los vencedores de las semifinales el día 20. Los árbitros serían los mallorquines Simó Fiol, de Primera División y Martorell y Rigo, de Segunda. La taquilla de los seis encuentros se acumularía y se repartiría entre los clubs participantes en función del número de partidos disputados, pero si hubiese pérdidas, estas serían asumidas al cincuenta por ciento por la Federación, y el resto a repartir entre los participantes. También se estableció que, por falta de tiempo, no habría partidos de desempate; en caso de igualdad al final de los noventa minutos, se jugaría una prórroga de treinta minutos en dos tiempos y, si persistiera el empate, se decidiría el vencedor por sorteo.

Los siete equipos implicados empezaron a trabajar duramente para conseguir la financiación que les permitiera afrontar los elevados gastos que comportaba un desplazamiento a Baleares, registrándose finalmente la renuncia del Sestao, que no pudo reunir el dinero necesario. Aunque en un principio se pensó en modificar el sistema de competición, disputándose una primera eliminatoria entre los seis equipos y posteriormente una liguilla entre los tres clasificados, finalmente se decidió seguir adelante con lo ya sorteado, con la única modificación de que el Real Gijón quedaba clasificado para las semifinales que debía disputar contra el Castellón. Además, el partido entre el Badalona y el Amistad de Zaragoza se desplazó al día 13, evitando así jugar dos encuentros el mismo día.

El sábado día 12 se jugó el primer partido, entre el Sevilla Atlético y el Ferrol, registrándose la contundente victoria de los primeros por tres goles a cero, tantos marcados por Guillermo en propia puerta y Segurola, en el primer tiempo, y Anca, también en propia puerta, en el segundo, protestando los ferrolanos dos goles anulados que les fueron anulados por el colegiado Simó Fiol. Así, el filial sevillista se clasificó para la semifinal, en la que esperaba al vencedor del duelo del día siguiente.

El domingo se enfrentaron el Amistad de Zaragoza y el Badalona, con arbitraje de Martorell, y fueron los aragoneses los que se llevaron el gato al agua, al vencer por dos a uno, con goles de Terren y Molina, contestados con otro de López para los badaloneses.

El martes día 15 hubo sesión doble en el Luis Sitjar, donde se celebraron los dos partidos de semifinales de este torneo. El primero de ellos, enfrentaba al Sevilla Atlético con el Amistad de Zaragoza, con el arbitraje de Rigo. Después de un primer tiempo de dura pugna entre ambos, fue en el segundo cuando los sevillistas consiguieron imponerse en el juego, consiguiendo dos goles por mediación de Blanco y Moya, que dejaron el marcador en un dos cero que aún pudo haberse ampliado en los últimos minutos.

A continuación se jugó el encuentro entre Castellón y Real Gijón, arbitrado por Martorell, y en él se batieron records de emoción, por lo incierto del marcador y por el desenlace final. En el primer tiempo, el Castellón aprovechó su velocidad para hacer el primer gol del partido por medio de Vallejo. Los gijoneses se lanzaron a un ataque desenfrenado, que se vio interrumpido por la lesión de Biempica, llegándose al descanso con el 1-0 favorable a los levantinos. Al poco de empezar el segundo tiempo, Granados hizo el empate para los asturianos, lo que provoca la reacción castellonense, plasmada con un gol de Diego, que con el paso de los minutos pareció definitivo. Sin embargo, en el último instante, un defensa del Castellón derribó al gijonés Montes, sancionando el árbitro el penalti que dio lugar al empate a dos logrado por Castañer y a la consiguiente prórroga. En esta, después de un primer tiempo sin más movimiento en el marcador, en el segundo adelantó nuevamente Diego a los castellonenses, haciendo Montes el definitivo empate a tres nada más sacar de centro. Conforme a lo reglamentado, no podía haber partido de desempate, así que la clasificación se tuvo que decidir por sorteo. Fue el secretario de la Federación Balear de Fútbol el encargado de lanzar la moneda al aire, favoreciendo la suerte al Real Gijón, que se clasificó de este modo para jugar la final contra el Sevilla Atlético.

Por fin, el 20 de Agosto, con arbitraje de Simó Fiol, se disputó el partido que habría de decidir quién ocupaba la plaza del Condal en la división de plata. Aunque en principio el Real Gijón se consideraba favorito para alzarse con el triunfo, la baja de Biempica por su lesión en el partido de semifinales hacía que aumentasen las opciones del Sevilla Atlético. Por los asturianos se alinearon Madriles; Martínez, Altisen, Castañer; Medina, Emilio; Lastra, Pocholo, Ortiz, Montes y Granados, mientras los sevillistas comparecieron con Cardoso (que luego sería sustituido por León); Romero, Herrera, Luque; Quirós, Moya; Muñiz-Romero, Fábregas, Segurola, Ramoncito y Blanco. Los gijoneses se hicieron con el mando del partido, consiguieron adelantarse en el marcador en el minuto 18 por mediación de Lastra, tras un centro de Castañer, y buscaron sentenciar el resultado por la vía rápida, fallando numerosas ocasiones de gol, hasta que Granados, al rematar un córner sacado por Lastra, conseguía el 2-0 cuando faltaban dos minutos para el descanso, finalizando así el primer tiempo. A la vuelta de vestuarios el panorama cambió radicalmente. El Sevilla Atlético se hizo con el control del partido, buscando dar la vuelta al marcador mientras el Real Gijón dejaba pasar los minutos. Faltando doce minutos para el final, Blanco, de fuerte disparo desde el borde del área, conseguía reducir la diferencia y hacía que la emoción volviera a aparecer sobre el césped del Luis Sitjar. Pero el marcador ya no se volvió a mover y el 2-1 final devolvió a los gijoneses a la categoría que habían perdido dos meses antes. La lógica decepción de los sevillistas contrastó con la alegría de los vencedores, que celebraron su ascenso en medio de la ovación del público balear.

Gracias a la renuncia del Condal y a su triunfo en el Torneo Relámpago, el Sporting de Gijón sigue siendo a fecha de hoy uno de los equipos que nunca ha jugado en una categoría por debajo de Segunda División, aunque su nombre figurase durante dos meses entre los participantes en Tercera.




Disolución y refundación de la Cultural Leonesa

La Cultural y Deportiva Leonesa, fundada en 1923, inició la temporada 1930-1931 con el doble objetivo de revalidar su título de Campeón Regional de Castilla – León (llevaba tres consecutivos) y ascender a Segunda División, categoría que acababa de perder después de dos temporadas.

La competición regional se disputó a cuatro vueltas y en ella se enfrentaron los culturalistas al Real Valladolid Deportivo y al debutante C.D. Palencia. Pese a conseguir cuatro victorias frente a estos últimos, el conjunto leonés pinchó frente a su eterno rival, sumando dos derrotas y dos empates, el último de los cuales, en Valladolid, entregó el título a los blanquivioletas y dejó a la Cultural como subcampeón. Quedaba por delante la participación en Tercera División para buscar el ascenso a la categoría de plata, pero este objetivo también se torció, consiguiendo el Celta de Vigo la única plaza para la promoción de ascenso, y finalizando los leoneses en una triste sexta posición, sólo por delante del Racing de Madrid y el Stadium Avilesino. El decepcionante rendimiento deportivo se vio acompañado en las últimas jornadas por la escasa afluencia de público al estadio de Guzmán y esto hacía prever las dificultades económicas que no tardaron en surgir.

Con la temporada ya terminada, el 26 de Abril de 1931, la directiva organizó un partido amistoso contra el C.D. Logroño, que se saldó con la victoria visitante por 1-8. Tras este varapalo, se convocaron dos Juntas Generales de socios, una ordinaria el 15 de Mayo y otra extraordinaria el 24 del mismo mes, saldada esta última con la dimisión de varios directivos que constituía un anuncio de lo que iba a suceder. Todavía se organizó un nuevo partido amistoso el 29 de Junio, siendo esta vez el visitante el Oviedo, que se llevó una rotunda victoria por 0-8 ante una escasísima asistencia de público.

En una nueva Junta General celebrada el 5 de Julio se produjo la dimisión irrevocable de toda la Junta Directiva, que convocó a una reunión a todos los aficionados leoneses el día 8 de Agosto, para tratar la disolución del club y la búsqueda de soluciones para que no desapareciera el fútbol en León. El resultado de esta reunión, ante la ausencia de socios de la Cultural, fue la creación de un nuevo club «amateur» que agrupase a los aficionados leoneses, y que competiría en el campeonato de no federados o en el Regional.

Diario de León, 22/12/1931

Diario de León, 22/12/1931

El día 14, don Eladio Martínez fue elegido presidente de la nueva sociedad, y cuatro días después se decidió que el nombre de esta sería Unión Deportivo Leonés. El nuevo presidente acudió el 23 de Agosto a la Asamblea de la Federación Regional de Castilla – León, en representación de su club y de la Cultural Leonesa, comunicando la imposibilidad de esta última de participar en competición esta temporada, y solicitando la inclusión de su club en el próximo Campeonato Regional de Segunda Categoría, que finalmente fue aceptada por los presentes.

Durante el mes de Septiembre de 1931, el nuevo club se hizo con el arrendamiento de unos terrenos «en la calle San Mamés (junto a la Beneficiencia)» y los acondicionó a marchas forzadas como campo de fútbol. Mientras tanto se establecieron contactos con conocidos futbolistas leoneses y se formó la plantilla que habría de afrontar el Campeonato Regional.

La competición empezó en el mes de Octubre y finalizó en Febrero, consiguiendo los leoneses el subcampeonato tras perder por 3-0 un polémico desempate ante el Salamanca en Valladolid.

Pero antes de esto aún consiguió la Cultural Leonesa dar sus últimos coletazos: La Federación Española publicó el calendario de los distintos grupos de Tercera División y en el primero de ellos, junto al Stadium Avilesino, Valladolid, Eiriña y Racing de Ferrol, figuraba el conjunto culturalista, al que correspondía descansar en la primera jornada, el 20 de Diciembre, y visitar a los ferrolanos en la segunda, el 27 del mismo mes. Inmediatamente se iniciaron las gestiones oportunas y el 5 de Diciembre la directiva culturalista llegó a un acuerdo con la del Unión Deportivo Leonés, por el que este club le cedería sus jugadores y a cambio recibiría todo lo recaudado en taquilla. Además, se programó un partido de entrenamiento con público el día 11, que serviría para inaugurar el nuevo estadio de San Mamés.

Pero todo se quedó en las buenas intenciones. El 22 de Diciembre, el Secretario de la Cultural, Pedro Salvadores, informó de la decisión de su club de no participar en la Tercera División, al no haber conseguido la cesión por parte del Unión Deportivo de los jugadores necesarios, y convocó una Junta General para disolver definitivamente el club. Dos días después respondió el Secretario del Unión Deportivo, indicando que su club había ofrecido más jugadores y que estos no fueron aceptados por los culturalistas. Finalmente, el 29 de Diciembre de 1931, el Comité Ejecutivo de la Federación Nacional aceptó la disolución de la Cultural y Deportiva Leonesa.

El Unión Deportivo Leonés siguió compitiendo dos años más, ahora dentro de la Federación Asturiana, en la que había sido incluida la provincia de León. En la temporada 1932-1933 participó en el Campeonato de Primera Categoría, realizando una pésima campaña que le llevó a descender a Segunda, donde se enfrentó a otros cuatro conjuntos leoneses (Deportiva Bañezana, Deportiva Ponferradina, Astorga F.C. y Recreo Industrial). Consiguió el campeonato, pero perdió la promoción para ascender, ante el Círculo Popular de la Felguera. Tras este fracaso deportivo, el Unión Deportivo Leonés se extinguió, sólo tres años después de su fundación.

Uno de sus rivales de la última temporada, el Recreo Industrial, convocó una reunión en Abril de 1935, para tratar de crear un club que compitiera en el próximo campeonato Regional y aspirase al ascenso de categoría. La reunión se celebró el día 7 y en ella se aprobó la desaparición del Recreo Industrial, y la fundación de un nuevo club, cuyo nombre sería León F.C., y que una semana más tarde ya disputaba su primer partido oficial, cayendo por 1-2 ante la Ponferradina, que acabaría proclamándose campeón. El 31 de Julio, la Federación Asturiana comunicó que, por incumplimiento de sus obligaciones, daba de baja al León F.C., que desaparecía así, apenas tres meses después de haber sido fundado.

En Septiembre de 1935 se organizó un nuevo club, con el nombre de Sociedad Cultural Leonesa, para participar en el Campeonato Regional de Primera Categoría de la recién creada Federación Leonesa de Fútbol, integrada por las provincias de León, Palencia y Zamora. El día 15 se jugó un amistoso entre una selección local y el Athletic Club de Mieres, correspondiendo el triunfo a los leoneses por el resultado de 6-0. A partir de esta selección se formó la plantilla que, sólo una semana después, debutaba en el campeonato venciendo por 6-1 a la S.D. Bañezana. El 24 de Noviembre finalizó este campeonato, con el triunfo de la Sociedad Cultural Leonesa, que le dio opción a participar en la fase de ascenso, perdiendo en la primera eliminatoria en Enero de 1936 ante el Club Gijón. Pocos meses después, el inicio de la Guerra Civil significó la extinción de este nuevo club, que tampoco llegó al año de existencia.

Cuando la Guerra estaba cerca de su finalización, ante la falta de actividad bélica en León, se empezó a fomentar la celebración de distintos partidos amistosos, entre equipos formados a partir de las distintas unidades militares presentes en la provincia. Entre todos ellos destacaba el equipo del S.E.U., que se había hecho con la propiedad del antiguo campo de San Mamés, rebautizado como «campo del S.E.U.». En Agosto de 1939 se anunció la disolución de la Federación Leonesa y la inclusión de las provincias de León, Palencia y Zamora en la Asturiana. Rápidamente se iniciaron las gestiones para contar con un nuevo club en León y así, cuando el 12 de Octubre se enfrentó el S.E.U. al Santa Ana, lo hizo ya con la denominación oficiosa de «Cultural Leonesa».

Un mes más tarde, el 12 de Noviembre, se celebró en el Bar Azul la Asamblea fundacional de la nueva Cultural y Deportiva Leonesa. En ella, cumpliendo con las obligaciones propias del momento, se nombró presidentes de honor a los Gobernadores Civil y Militar, al Jefe Provincial del Movimiento, al Presidente de la Diputación y al Alcalde de la ciudad, y se eligió presidente a don Francisco González Valdés. En los días siguientes se abrió el plazo de alta de socios, se formalizó la plantilla con la que la Cultural habría de iniciar el Campeonato Regional en Diciembre y se cumplió con los requisitos necesarios para darse de alta en la Federación a todos los efectos. Se puso fin así a ocho años en los que tres clubs de efímera existencia trataron de reanimar a la afición leonesa, sin conseguirlo.

Diario de León, 13/11/1939

Diario de León, 13/11/1939