Quince años sin Canito. El rebelde que fue futbolista.

El pasado 25 de noviembre se cumplieron quince años de la muerte de Canito, el claro ejemplo del futbolista que acabó de la peor manera tras una carrera más prometedora que consolidada, plagada de extravagancias y excesos.

El legendario Ladislao Kubala, que le hizo debutar con la selección española absoluta y más tarde le entrenó en el Barça, llegó a decir de Canito que «podía haber sido el mejor líbero de la historia del fútbol español». Muchos se atrevieron a compararle con Franz Beckenbauer.

Dotado de un físico privilegiado (1,82 m. de estatura y 80 kg. de peso), destacaba como defensa central o libre y unía clase y grandes facultades físicas: tenía buena colocación y anticipación, no rechazaba el choque y le encantaba salir con el balón controlado, elegante y altivo.

Murió el 25 de noviembre del 2000, con 44 años, en La Pobla de Montornès (Tarragona), en los brazos de su hermana Fina, que es la que cuidó de él en sus últimos meses de vida.

Murió arruinado económicamente y emocionalmente, muy enfermo, prácticamente solo y abrazado al recuerdo del fútbol, que durante mucho tiempo fue el motor que le permitió avanzar por un tránsito vital nada favorable y lleno de obstáculos.

José Cano López, conocido por el diminutivo Canito de su apellido para diferenciarle de otro Cano, más veterano, con el que coincidió en el CF Lloret en sus inicios, nació en Llavorsí, en el pirineo leridano, el 22 de abril de 1956. Su padre (José), un peón albañil, trabajaba en unas obras de aquella zona.

Seguramente, la muerte prematura de su progenitor fue el detonante del comportamiento posterior de Canito.

Con 6 años de edad, su madre (Antonia), incapaz de mantener a toda la familia, le dejó en acogida en el colegio de La Salle de Nuestra Señora del Port de Barcelona, donde creció entre huérfanos y niños abandonados e hizo vida callejera en la Zona Franca de la capital catalana.

Su único contacto con la familia era con un hermano mayor, que también jugó al fútbol, pero esa relación se truncó cuando éste se casó. Más tarde la retomaron, en un intento desesperado para que dejase las drogas.

Nada amante de los libros, dejó los estudios con 14 años. Prefería jugar al fútbol, aunque fuera de manera nada seria. Además, trabajaba esporádicamente, muchas veces haciendo de mozo de carga y descarga de camiones en Mercabarna.

Empezó a jugar al fútbol con el equipo del colegio donde estaba internado. En categoría juvenil, fichó por la Penya Barcelonista Anguera, convencidos sus valedores que rápidamente le captaría el Barça. Pero su rebeldía y falta de compromiso aplazaron su llegada al Camp Nou. En la Penya Anguera cobró su primer sueldo en el fútbol: 500 pesetas por partido.

Destacó en categoría regional con el Club Atlètic Iberia (1973-74), el equipo del barrio barcelonés donde se crió, y con el CF Lloret (1974-75). A pesar de su juventud, gobernaba los equipos desde la defensa.

En el mes de marzo de 1975, con 18 años, el RCD Espanyol le sometió a una prueba con el primer equipo. Le acompañó el extremo goleador Jaume Ventura, también del Lloret. Pero solo les convenció Canito, que ese verano fichó por el RCD Espanyol, tras seducir también al Real Madrid, que se interesó por su situación.

Confirmado su fichaje, el club blanquiazul decidió cederle la temporada 1975-76 a la UE Lleida, de Tercera división, con la intención de que el disciplinado y exigente técnico Juanito Vázquez, inquilino del banquillo leridano, domara su carácter e ímpetu juvenil y encauzase su carrera futbolística.

Canito01Pero en Lleida, a pesar de contar con solo 19 años, Canito regaló diferentes episodios extravagantes, que posteriormente serían una constante en su carrera.

En Lleida le llamaban «el pólvora», por su carácter explosivo: acabó volviendo loco al entrenador Juanito Vázquez, a quien destituyó la directiva leridana a media temporada, y se lió a tortas con el periodista local, Lluís Visa, por no estar de acuerdo con la crónica de un partido.

Solo la intervención del directivo del Español, Carlos Carenzi, logró calmar los ánimos y el Lleida reconsideró la intención de devolverle a su club de origen.

El sustituto de Vázquez en el banquillo del Lleida, Jordi Solsona, congenió mejor con Canito, que pretendía ser la estrella dentro y fuera del campo.

En Lleida se sacó el carnet de conducir, sorprendiendo a los más incrédulos con su capacidad intelectual, y echó un pulso a la directiva cuando exigió que le compraran el mismo traje blanco que lucía un directivo para seguir jugando.

Entre las extravagancias que cuentan sus excompañeros del Lleida destacan que, para llamar la atención, era capaz de ir en manga corta en el día más frío del invierno leridano o presentarse con el abrigo más grueso en el día más cálido de verano.

En la UE Lleida Canito jugó 32 de los 38 partidos de liga en el grupo tercero de Tercera división, compartiendo línea con Tanco, posteriormente destacado jugador del Rayo Vallecano y del Sabadell.

Entonces su ídolo referencial era el defensa del Real Madrid José Antonio Camacho, un año mayor que él. Canito soñaba en voz alta: «Quiero ser como Camacho y pasar de jugar en Tercera a Primera división en una sola temporada».

Y lo consiguió. La temporada 1976-77 regresó al Espanyol y el técnico José Emilio Santamaría le hizo debutar en Primera división el 24 de octubre de 1976, con 20 años, en el partido jugado en Sarrià frente al Elche CF (2-0). Canito sustituyó a José Manuel en el minuto 71.

Esa temporada jugó 12 partidos de liga en Primera y marcó 1 gol.

Canito02El servicio militar le llevó a jugar con el Cádiz CF la temporada 1977-78, también en Primera división.

Jugando en el Camp Nou con el equipo cadista se atrevió a hacerle un globo a Cruyff, a quien se encargaba de marcar. Era el 19 de febrero de 1978 y el Cádiz arrancó un punto al Barça (1-1).

Canito03La temporada 1978-79 regresó de nuevo al Espanyol y Canito se consolidó como un futbolista que enamoró por su potencial. Estaba en plenitud.

Ladislao Kubala le hizo debutar con la selección española absoluta el 21 de diciembre de 1978, en un amistoso en Roma frente a Italia (con derrota 1-0). Sustituyó a Eugenio Leal. Fue su única aparición con el combinado absoluto español.

Canito también fue una vez internacional con la selección española sub-21 (1976); 2 con la selección Amateur (1979), en la fase de clasificación para los Juegos de Moscú; y jugó en una ocasión con la selección B (1981).

Canito04Su buen momento deportivo se tradujo también en mayores ingresos económicos y pudo permitirse todos los caprichos que soñó de pequeño: por fin pudo comprarse un coche Seat 1430 metalizado, hacerse trajes exclusivos hechos a medida y alternar en la sala Bocaccio, famoso local de ocio de la Barcelona de la época.

Su vida desahogada y de lujo trascendió y se llegó a decir que Canito estrenaba coche cada mes, novia cada semana y ropa cada día.

Era tal su obsesión por vestir bien que llegó a hacer la apuesta de que vestiría ropa nueva cada día durante una temporada. Y no perdió la apuesta.

Canito05Pero ni en los mejores días, Canito se olvidó de sus amigos de las casas baratas, ni de los internados en el colegio de la Salle de Nuestra Señora del Port, a quienes visitaba para hacerles regalos y también para prestar dinero. Su generosidad era tan grande como su inocencia salvaje.

Finalizada la temporada 1978-79, con un Canito pletórico futbolísticamente, el presidente del Barça, Josep Lluís Núñez, se adelantó al Real Madrid y lo fichó al RCD Espanyol, a cambio de un traspaso de 40 millones de pesetas y los jugadores Bío, Fortes y Amarillo.

Con solo 23 años llegó a la cima de su carrera, pero a partir de entonces la caída sería imparable.

Canito06Nunca congenió con la camiseta azulgrana, a pesar de que la temporada 1979-80 la empezó de titular y en la segunda jornada de liga le marcó 2 goles al Betis. Los entrenadores Joaquim Rifé, primero, y Helenio Herrera, después, adelantaron su posición al centro del campo y esto le incomodó. Perdió protagonismo y afloró su rebeldía. No se adaptó.

Se hablaba más de sus extravagancias que de su juego. Se acostumbraba a presentar a los entrenamientos con ropa carísima, con sombreros Borsalino y acompañado de sus perros. Su excompañero en el Barça Carrasco explica que algunas veces se entrenó con la camiseta del Espanyol debajo de la azulgrana. Nunca ocultó que su corazón era blanquiazul.

El 20 de abril de 1980 recibió la bronca del Camp Nou tras celebrar ostensiblemente un gol del Espanyol en el campo del Hércules anunciado en el marcador.

Canito jugaba de titular contra el Athletic, en un partido muy trabado para el Barça, que acabó ganando 1-0, con gol de Simonsen de penalty, y la afición no entendió que el defensa aplaudiese y festejase de manera exagerada, desde el centro del campo, el gol de Morel en Alicante, que ayudaba al Espanyol en su objetivo de evitar el descenso a Segunda división.

La temporada 1980-81 fue su última temporada en el Barça, primero con Kubala en el banquillo y posteriormente otra vez con Helenio Herrera. Solo jugó 6 partidos de liga. Ese curso ganó el único título en su carrera futbolística, la Copa del Rey.

El 3 de diciembre de 1980 empezó a despedirse del cuadro azulgrana cuando, en el partido de vuelta de la Copa del Rey, en el Camp Nou, contra la UE Lleida, le expulsaron en el minuto 7, con tarjeta roja directa, por una dura entrada a un rival. En el momento de abandonar el campo, el público le silbó y él respondió desafiante aplaudiéndoles.

El Barça le expedientó y Helenio Herrera le puso definitivamente la cruz por su indisciplina y falta de compromiso.

En el verano de 1981 se produjo su tercer y último regreso al Espanyol, propiciado por el traspaso del portero Urruti al Barça.

Su última etapa en el equipo de Sarrià empezó con una anécdota que ejemplifica el carácter más infantil que malévolo de Canito: el 7 de junio de 1981, en la final del Trofeo Ibérico disputado en El Vivero de Badajoz, entre el At. Madrid y el Espanyol (4-1 para los colchoneros), se sintió tan agraviado por su expulsión que, al final del partido, entró en el vestuario arbitral y puso a remojo toda la ropa de calle del árbitro Ausocua Sanz y de sus auxiliares.

Pero en el cuadro blanquiazul coincidió con otro entrenador que no aceptó sus desplantes, José María Maguregui, con el que nunca congenió y aceleró su marcha del club de su vida al final de temporada.

Entonces fichó por el Real Betis Balompié, donde jugó 2 temporadas en Primera división (1982-84). En Sevilla se casó en la catedral y dio muestras de su generosidad enfermiza: en un conocido restaurante, muchos fueron a comer con la cuenta a cargo de Canito; y una mañana pidió cambio de 5.000 pesetas en billetes de 100, que dio a cada niño que se le acercó a pedir un autógrafo.

Pero también fue capaz de pelearse con un jugador juvenil bético durante un partido de entrenamiento o con un aficionado que le recriminó alguna acción desde la grada.

Canito07Marchó del Betis, sin cumplir las 3 temporadas que tenía de contrato, porque no se sentía suficientemente querido y no entendía que el público valorase más a su compañero Mantilla que a él.

Le dejaron a deber 15 millones de pesetas. Al cabo de un año le avisaron del Betis que podía ir a cobrarlos. Se presentó en Sevilla y, al ver que solo le pagaban 14.300.000 pesetas, se enfadó y rompió el cheque en mil pedazos. El Canito de los excesos.

Su último equipo en España de Primera división fue el Real Zaragoza (1984-85), que le fichó a última hora como relevo de urgencia del defensa internacional Salva. No tenía ficha. Era el único jugador de la plantilla que solo cobraba un sueldo mensual de 110.000 pesetas. El club maño se curó en salud por sus antecedentes disciplinarios.

Canito08Su mala relación con el entrenador Enzo Ferrari, con el que casi llegó a las manos, precipitaron su marcha del club.

Una muesca más en su trayectoria de pésima sintonía con la mayoría de entrenadores que le dirigieron.

En total, Canito jugó un total de 179 partidos de liga en la Primera división española, repartidos entre 5 equipos: RCD Espanyol (1976-77, 1978-79 y 1981-82, 74 partidos), Cádiz CF (1977-78, 20 partidos), FC Barcelona (1979-81, 25 partidos), Real Betis Balompié (1982-84, 54 partidos) y Real Zaragoza (1984-85, 24 partidos).

Tras su paso por Zaragoza, Canito decidió abandonar el fútbol español, argumentando que presionaba demasiado a los jugadores profesionales, y emigró al fútbol portugués para jugar una temporada en el CF Os Belenenses (1985-86).

De regreso a España empezó su descenso a los infiernos. Con 30 años, su físico ya no respondía y pasó con más pena que gloria por los clubes que le promocionaron en sus inicios: lo intentó primero en el CF Lloret, de Tercera división, donde tenía una ficha de 800.000 pesetas, toda una fortuna para la categoría, pero no acabó la temporada 1986-87. El Real Murcia de Kubala intentó recuperarlo para el fútbol profesional, pero sin éxito. Y su último equipo fue el del barrio, la Gimnástica Iberiana (1987-88), donde ya era una sombra de lo que fue.

A partir de los 33 años, sin el timón del fútbol al que agarrarse, la vida de Canito discurrió por el alambre. El coqueteo inicial se convirtió definitivamente en dependencia de las drogas y del alcohol.

Abandonado por su mujer y sus supuestos amigos se quedó solo y completamente arruinado: invirtió en pisos y videoclubs que tuvo que malvender muy mal asesorado.

Quizás fuera más fantasía fanfarrona que realidad, pero en su momento presumió de haber tenido más de 200 millones de pesetas en el banco.

Extremadamente generoso con sus amigos, muchos le traicionaron cuando su vida tocó fondo y encontró muy pocos apoyos.

Recurrió a algunos excompañeros del fútbol para poder comer y pagarse una pensión y saciar sus vicios cada vez más destructores con un cuerpo otrora atlético.

Muchas noches las tuvo que pasar en algún banco de las calles de Barcelona, durmiendo entre cartones y periódicos para protegerse del frío y habiendo ingerido solo grandes cantidades de Coca Cola, como estimulante para sustituir la droga cuando no tenía dinero para comprarla.

En enero de 1996, cuatro años antes de morir, reconoció a la revista Interviu sus excesos. Bajo el desgarrador titular «Pido una oportunidad para poder sobrevivir» explicaba: «He tomado todo lo que se puede tomar (…) Desde los 33 a los 35 años me metía de todo en el cuerpo, hasta alucinógenos. Me daban seguridad en la vida, porque las palabras me salían solas y me ayudaba a que las mujeres me escucharan (…) No tengo muchas esperanzas en el futuro, me siento pesimista. Mi panorama es muy negro. Por la mañana me levanto temprano, busco trabajo y algo para comer y pagar la pensión».

Canito09El FC Barcelona atendió su petición de auxilio y, a través de su Agrupación de Exjugadores, le sufragó primero una pensión en la calle Escudellers de Barcelona y posteriormente, visto su grave problema de drogadicción, concertó su ingreso en centros de la asociación Egueiro en Valls y Santes Creus, pero sirvió de muy poco porque, a pesar de su deterioro físico, con gravísimos problemas de circulación en sus piernas, Canito continuaba siendo un díscolo indisciplinado imposible de controlar.

Pocos meses antes de morir se fue a vivir con su hermana Fina, en una casa de una urbanización de La Pobla de Montornès, a unos 20 kilómetros de Tarragona.

Las agrupaciones de exjugadores del FC Barcelona y del RCD Espanyol aportaban cada una 15.000 pesetas al mes, que ingresaban en la cuenta de su hermana, para ayudar en la manutención de su exfutbolista.

Canito falleció con 44 años el 25 de noviembre del año 2000. Murió entre los brazos de su hermana Fina. A las dos y media de la tarde empezó a encontrarse mal mientras estaba comiendo. Se levantó de la mesa y llamó a su hermana quejándose que le dolía la garganta. Fue el último gesto del rebelde que fue futbolista.Canito10




La muerte del capitán del Lleida

Se cumplen 70 años de la muerte del futbolista del Lleida Manuel Iglesias.

CapitanLleida01El miércoles 18 de abril de 1945, a las 8 de la tarde, murió Manuel Iglesias Orriols, el capitán del entonces club conocido como Lérida Balompié, antecesor de la UE Lleida.

Acababa de cumplir 31 años y el fatal y rápido desenlace golpeó cruelmente a toda la sociedad leridana por la popularidad del futbolista.

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Según consta en el acta de defunción, firmada por el juez municipal José Agelet de Saracíbar, la causa de la muerte fue un abceso cerebral, que es la acumulación de pus en el cerebro causada por una infección.

CapitanLleida04Por tradición oral, siempre se ha explicado que Iglesias se constipó durante el invierno de 1945, porque entonces los jugadores se tenían que duchar con agua fría. Este constipado mal curado derivó en una infección en el oído derecho, que no se pudo tratar correctamente por la falta de antibióticos en la época.

En 1945, en el tramo final de la Segunda Guerra Mundial, la penicilina llegó a Barcelona y sólo se le suministraba a quien la podía pagar, ya que un bote costaba 1.500 pesetas (unos 9 euros) en cualquier hospital.

Es curioso de señalar que pocos meses después de la muerte de Iglesias, el 24 de octubre de 1945, el científico escocés Alexander Fleming recibió el Nobel de medicina después de haber descubierto la penicilina en el año 1929.

A Manuel Iglesias le intentó curar sin éxito el Dr. Josep Xammar, uno de los pocos especialistas en otorrinolaringología que había aquellos años en Lleida, en la clínica Montserrat.

Un colesteatoma puede justificar la muerte tan rápida del futbolista.

CapitanLleida05El exjugador del Lleida Manolo Bademunt, ya desaparecido, compartió habitación con Iglesias en sus últimos desplazamientos con el equipo antes de morir y siempre explicaba que, al levantarse por la mañana, el cojín de Iglesias aparecía manchado del pus que le supuraba de su oreja derecha.

Manuel Iglesias jugó su último partido con el Lleida el 25 de marzo de 1945, en el campo del Júpiter de Barcelona, con derrota del Balompié (4-0), en al Torneo de Clasificación de Tercera división. Aquel día jugó con fiebre y sin estar en plenitud de condiciones.

Con el exazulgrana Antonio Franco de entrenador, el Lérida Balompié jugó con: Florensa; Solsona, Doladé; Alonso, Bericua, Bademunt; Mejino, Campabadal, Roselló, Sellart e Iglesias.

18-01-1945. Equipo del Lérida Balompié en Girona: Doladé, Florensa, Solsona, Aldomà I, Alonso y Bademunt. Mejino, Campabadal, Roselló, Sentís e Iglesias.

18-01-1945. Equipo del Lérida Balompié en Girona: Doladé, Florensa, Solsona, Aldomà I, Alonso y Bademunt. Mejino, Campabadal, Roselló, Sentís e Iglesias.

La insistencia de compañeros y amigos obligaron a Iglesias a visitar al médico viendo su decrepitud imparable, pero ya fue demasiado tarde porque murió 24 días después.

Dejó viuda, Buenaventura Ginestà, y una hija de 4 años, Antonieta Iglesias, quien conserva viva en su memoria la última imagen que tiene de su padre: tendido inconsciente en la cama del hospital con la cabeza completamente vendada. Lloró desconsolada porque le dio un beso de

Antonieta Iglesias con 4 años y en la actualidad.

Antonieta Iglesias con 4 años y en la actualidad.

El entierro de Iglesias en la iglesia parroquial de Sant Llorenç de Lleida fue una gran manifestación de duelo. Los jugadores del Lérida Balompié y del CD Leridano, los dos clubs de fútbol de Lleida, transportaron el féretro y acudió al acto la máxima autoridad local de entonces, «el Excelentísimo señor Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, camarada José Manuel Pardo de Santayana y Suárez».

CapitanLleida08Cuatro días después de la muerte del compañero, el domingo 22 de abril, el Lleida, todavía en estado de shock, jugó en el campo del Granollers, de donde salió goleado 5-0. Se guardó un minuto de silencio y los jugadores llevaron crespones negros en las camisetas.

El martes 24 de abril el Lérida Balompié y el Leridano decidieron jugar un partido amistoso, en el campo de la carretera de Corbins de Lleida, a beneficio de su familia.

Las entradas costaban 5 pesetas y 3 para las señoras y los militares sin graduación.

En total, se recaudaron 8.808 pesetas (unos 53 euros), desgranadas de la siguiente manera: por el partido 5.475; la junta directiva del Balompié aportó 1.500; hubo un donativo anónimo de mil pesetas; 633 por los donativos recibidos en el campo; y un grupo de funcionarios de Hacienda donaron 200 pesetas.

La temporada 1944-45 Iglesias cobraba en el Lérida Balompié 300 pesetas de sueldo mensual y una ficha anual de 1.500 pesetas, a parte de las primas, que oscilaban entre las 50 y 100 pesetas por partido.

Además trabajaba de escribiente en la oficina de los Coloniales Francisco Franquet de Lleida, lo que le permitía ayudar económicamente a su familia de Sant Feliu de Llobregat, donde vivía su madre Joaquina.

El sueldo medio en la industria española el año 1945 era de 12,27 pesetas diarias (unos 0,07 euros) y el precio de un litro de leche era de 1,40 pesetas (0,01 euros).

A pesar de la ayuda recibida, la viuda de Iglesias tuvo muchos problemas económicos y empezó a trabajar en la cocina del Restaurante Zazurca de Lleida, que entonces tenía 48.000 habitantes.

Iglesias y su esposa en los Camps Elisis de Lleida.

Iglesias y su esposa en los Camps Elisis de Lleida.

Manuel Iglesias Orriols, nacido en Sant Feliu de Llobregat el 1 de enero de 1914, era un extremo zurdo rápido, hábil y con un disparo seco y poderoso. Era un auténtico especialista en el lanzamiento de faltas y penaltys.

CapitanLleida10Antes de la Guerra Civil española jugó con el Santfeliuenc, Santboià, Sabadell y Sants.

Iglesias con la camiseta del Santfeliuenc.

Iglesias con la camiseta del Santfeliuenc.

Durante la Guerra sirvió en el ejército republicano del aire y esto le provocó un exilio temporal a Francia y que posteriormente tuviese que marchar desterrado de su localidad natal como represalia.

Iglesias con el uniforme del ejército del aire republicano.

Iglesias con el uniforme del ejército del aire republicano.

Esto le condujo a Lleida en el año 1940. Con el Lérida Balompié (1940-45) jugó un total de 141 partidos oficiales y marcó 55 goles, 9 de los cuales de penalty.

Su apego a Lleida hizo que rechazase una oferta seductora del Mallorca, que quiso ficharle después de marcar 16 goles la temporada 1941-42.

26-09-1943. Iglesias ejerciendo de capitán del Lérida Balompié en Mallorca.

26-09-1943. Iglesias ejerciendo de capitán del Lérida Balompié en Mallorca.

El destino quiso que Manuel Iglesias muriese el mismo mes y el mismo año que Adolf Hitler y Benito Mussolini, ambos en el extremo opuesto de su ideología, que involuntariamente le condujo a Lleida.




El Lleida intenta fichar a Carles Rexach y las primas del presidente Vilaltella.

A finales de la temporada 1966-67 el Lleida (entonces UD Lérida) intenta el fichaje del delantero del Barça Carles Rexach.

En el club catalán están desesperados. A falta de solo 7 jornadas para el final de la liga del Grupo Sur de la Segunda división, el Lleida es el penúltimo clasificado, en zona de descenso directo, con 14 puntos, a uno de distancia del colista, que es el Condal, filial del FC Barcelona.

El Lleida solo ha sumado uno de los últimos 10 puntos posibles y viene de ser goleado en el campo del Constancia (3-0), que es el equipo que le precede en la clasificación y que también lucha para evitar el descenso.

Es el equipo menos goleador del grup (17 goles a favor) y uno de los más goleados (34). Las cosas no pintan nada bien en la segunda temporada consecutiva del Lleida en Segunda división.

El presidente del club, Ramon Vilaltella, no quiere ni oír hablar de la palabra descenso y pide a sus asesores que hagan lo que sea necesario para evitarlo.

Una de las opciones que contemplan es reforzar el equipo con un jugador de calidad contrastada. Es entonces cuando deciden consultar al Barça si existe la posibilidad de obtener la cesión del delantero Carles Rexach (Barcelona, 13-01-1947), que entonces tiene 20 años recién cumplidos y no dispone de minutos en el primer equipo del Barça, con el que había debutado el año 1965, con 18 años, en la Copa del Generalísimo.

El entrenador azulgrana de la temporada 1966-67, Roque Olsen, no cuenta con él para los partidos oficiales.

Carles Rexach en sus inicios con el FC Barcelona.

Carles Rexach en sus inicios con el FC Barcelona.

La temporada anterior, la 1965-66, Rexach le había marcado un gol al Lleida jugando con el Condal. En el Barça desde categoría infantil, es un extremo ambidiestro muy técnico y con un regate sorprendente, con buena visión del juego y magnífico chutador de faltas y penaltys.

Siguiendo los consejos de sus asesores, Ramon Vilaltella contacta con su homólogo en el Barça, el presidente Enric Llaudet, para solicitarle la cesión de esta perla de la cantera azulgrana.

Desde el primer momento Llaudet se muestra muy receptivo con la petición leridana y les dice que desde el Barça no pondrán ningún impedimento y que no pedirán cantidad económica alguna por la cesión del jugador. «Así no podréis decir que el Barça no ayuda al Lleida», les repite constantemente. El único obstáculo que debe superar el Lleida es convencer al jugador de bajar de categoría y jugar los 7 últimos partidos de liga con los leridanos.

Una vez hecha su gestión, Ramon Vilaltella deja el resto de la operación en manos de los directivos Jesús Figueres, Ramon París y Francesc Huguet, que son los que negocian directamente con el jugador.

Con el coche de Francesc Huguet, los tres de desplazan al domicilio de Rexach, en la zona de Pedralbes de Barcelona, y se reunen con el jugador y con su padre, que es el que lleva todas las negociaciones. Su padre, también de nombre Carles, se dedica al comercio y se destaca como un duro negociador. El Lleida le acaba ofreciendo 350.000 pesetas, más el sueldo, por los 7 partidos que quedan de liga. Una pequeña fortuna en aquella época. A pesar de las reticencias iniciales y tras una reunión maratoniana, el padre y el hijo acaban aceptando la oferta leridana.

Con la conformidad de los Rexach, los tres directivos del Lleida regresan a la capital leridana con la satisfacción por el trabajo bien hecho y convencidos de que harán feliz a Vilaltella: han conseguido la cesión de una de las estrellas emergentes del Barça, que puede ser un revulsivo para un Lleida que busca desesperadamente la permanencia.

Pero los tres directivos se llevan una sorpresa monumental cuando el presidente del club leridano les comenta que, tras todo el trabajo realizado, desestima la incorporación de Rexach.

Ramon Vilaltella les dice claramente que, tras reflexionarlo, prefiere invertir las 350.000 pesetas ofrecidas a Rexach en las primas necesarias para conseguir la permanencia y pontifica: «Lo Vilaltella no baixa («Vilaltella no baja»). Y lo acaba consiguiendo.

Ramon Vilaltella (Penelles, 19-02-1899), conocido respetuosamente como Don Ramon, es entonces un acaudalado empresario leridano que había hecho su fortuna con la venta de estropajos y flores artificiales.

Ramon Vilaltella, presidente del Lleida (1962-67).

Ramon Vilaltella, presidente del Lleida (1962-67).

En los 7 últimos partidos de liga, el Lleida es capaz de sumar 10 de los 14 puntos posibles (con 3 victorias, 4 empates y ninguna derrota) y consolida la permanencia en la última jornada de liga, con un empate a nada (0-0) en el campo del Mallorca. En este partido al Lleida solo le hace falta sumar 1 punto para evitar cualquier problema. Y es lo que consigue. Con este equipo: Patiño; Rori, Sabaté, Pantaleón; Iguarán, Forteza; Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

La expedición del Lleida tras obtener la permanencia en Mallorca.

La expedición del Lleida tras obtener la permanencia en Mallorca.

Por el camino, el Lleida suma una victoria «sospechosa» en el campo del Europa (1-3) en la 26a jornada de liga. Se le conoce com el partido del «tongo», que es lo que chilla el público que aquel día está en el campo de la calle Sardenya. El Lleida se adelanta en el marcador con un gol de Barberà, en el minuto 25, pero el centrocampista local José rompe el «guión» previsto, justo antes del descanso, con un disparo lejano que sorprende tanto a su autor como al portero del Lleida, Patiño. Pero en 2 minutos de la segunda parte (49 y 50) Vallejo y Cifre establecen el 1 a 3 definitivo en el marcador.

En los 7 últimos partidos de liga, el Lleida gana en el Camp d’Esports al Ceuta (3-0) y al Algeciras (2-0) y en el campo del Europa (1-3) y empata, en casa, contra el Málaga (1-1) y el Cádiz (1-1) y en los campos del Levante (3-3) y del Mallorca (0-0).

Equipo del Lleida que derrotó al Algeciras (2-0): Patiño, Castellví, Forteza, Sabaté, Iguarán y Pantaleón. Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

Equipo del Lleida que derrotó al Algeciras (2-0): Patiño, Castellví, Forteza, Sabaté, Iguarán y Pantaleón. Vallejo, Juanín, Cifre, Ferrando y Barberà.

La «inversión» de Ramon Vilaltella resulta satisfactoria porque el equipo consigue la permanencia y no se echa en falta la no llegada de Carles Rexach.

Aquella temporada el Lleida tiene oficialmente un presupuesto de 4,5 millones de pesetas.

El Lleida acaba en el duodécimo lugar de la clasificación, con 24 puntos, los mismos que tiene el primer equipo que promociona para no bajar, el Atlético Ceuta, pero al que supera en el gol average particular. Solo queda 2 puntos por encima del descenso directo.

Finalmente, los equipos que descienden directamente son el Algeciras y el Condal y promocionan el Constancia de Inca y el Atlético Ceuta, que consiguen la permanencia.

Una vez confirmada la salvación del equipo, el entrenador Rosendo Hernández, que había sustituido en el cargo a Josep Seguer en la 14a jornada de liga, pide al presidente la prima de 100.000 pesetas que tiene estipulada en su contrato por mantener al equipo en Segunda.

Ramon Vilaltella le recrimina que le haga esta petición, conscientes como son todos de la «inversión en primas» que le ha costado la permanencia al presidente, más que por los méritos deportivos del técnico canario.

Vilaltella le recrimina que tiene mucha cara de pedirle aquella prima «porque los partidos los he ganado yo».

Rosendo Hernández, sin inmutarse, le amenaza de explicar todos los tejemanejes a los medios de comunicación y Vilaltella acaba pagando también esta prima.

El técnico Rosendo Hernández en el Camp d'Esports de Lleida.

El técnico Rosendo Hernández en el Camp d’Esports de Lleida.

Al final de la temporada 1966-67 Ramon Vilaltella abandona definitivamente la presidencia del Lleida, después de ocuparla durante 5 temporadas y de invertir en el club mucho dinero a fondo perdido. Pero, tal como era su propósito, lo deja en Segunda división.

Lo que es evidente es que los asesores de Vilaltella no tuvieron mal ojo en aconsejarle el fichaje de Carles Rexach. La temporada siguiente, la 1967-68, se consolida en el primer equipo del Barça y es una de las revelaciones. En total, estuvo 16 temporadas en el primer equipo azulgrana, con el que jugó 449 partidos oficiales. Ganó 1 liga, 4 Copas de España, 1 Recopa y 1 Copa de Ferias. La temporada 1970-71 fue el máximo goleador de la liga española, con 17 goles, empatado con el delantero del Atlético de Madrid Gárate. «Charly» Rexach, «el noi de Pedralbes», fue 15 veces internacional con la selección española, con la que debutó en el año 1969.




La no inocentada de la UE Lleida.

El miércoles 28 de diciembre de 1955 el diario leridano La Mañana publica, en sus páginas de deportes, que el FC Barcelona cede a la UE Lleida (en aquella época UD Lérida), que competía sin demasiado éxito en el Grupo Norte de la Segunda división, a 3 jugadores internacionales: el extremo Estanislau Basora (Colònia Valls de Torroella, 18-11-1926) , el centrocampista Marià Gonzalvo (Mollet del Vallès, 2-07-1922) y el interior aragonés Tomás Hernández «Moreno» (Zaragoza, 19-02-1930), los 3 integrantes destacados del Barça de las 5 Copas (1951-52).

Edición del diario La Mañana del 28 de diciembre de 1955.

Edición del diario La Mañana del 28 de diciembre de 1955.

Como que el anuncio coincide con el Día de los Santos Inocentes, inicialmente los aficionados del Lleida se lo toman como una inocentada o una broma más de la jornada, pero dos días después el club les presenta como los refuerzos estrella para intentar evitar el descenso de Segunda división la temporada 1955-56.

Edición de La Mañana del 31 de diciembre de 1955.

Edición de La Mañana del 31 de diciembre de 1955.

Cuando llegaron al Lleida, Gonzalvo III tenía 33 años y había sido 16 veces internacional absoluto, Basora tenía 29 años y había sido 20 veces internacional y Moreno, con 25 años, había jugado 2 veces con la selección absoluta de España.

Gonzalvo III, Basora y Moreno el día de su presentación en Lleida.

Gonzalvo III, Basora y Moreno el día de su presentación en Lleida.

A pesar de la categoría de los jugadores, el entrenador húngaro del Barça, Franz Plattko, les tenía apartados de las alineaciones y el club azulgrana, ejerciendo el derecho de retención, se negó a traspasarles a otros equipos de Primera división, que mostraron su interés en incorporarlos a sus filas.

El técnico Franz Plattko con Gonzalvo III en el Barça.

El técnico Franz Plattko con Gonzalvo III en el Barça.

El presidente del Lleida, Josep Servat, hizo valer su amistad con su homólogo del Barça, Francesc Miró-Sans, para conseguir la cesión de los 3 jugadores sin tener que pagar, a cambio, ninguna cantidad económica al club azulgrana. El Barça les continuaba respetando sus respectivas fichas.

El presidente del Lleida Josep Servat el día de la presentación de los jugadores.

El presidente del Lleida Josep Servat el día de la presentación de los jugadores.

La condición que pusieron los jugadores fue que pudieran continuar entrenándose diariamente con el Barça e incorporarse sólo al Lleida para jugar los partidos de liga. A cambio, cada uno cobraba 5.000 pesetas por cada partido jugado y la misma prima que tenía el resto de la plantilla del Lleida por ganar. Después de los partidos, regresaban en coche a Barcelona, haciendo un alto en el camino en La Panadella para cenar.

La UE Lleida presentó a Basora, Gonzalvo III y Moreno el viernes 30 de diciembre de 1955 al mediodía, en las oficinas del club, y por la tarde viajaron con el resto de la plantilla, en autocar, a Santander, donde pasaron el último día del año concentrados.

La expedición del Lleida dentro del autocar que les conduciría a Santander.

La expedición del Lleida dentro del autocar que les conduciría a Santander.

Debutaron el primer día del año 1956 en el campo El Sardinero, contra el Real Santander (hoy Racing Club), con derrota leridana por 3-0, en la 14a. jornada de liga, la penúltima de la primera vuelta del campeonato.

Aquel día el Lleida jugó con: Gascon; Jarque, Gensana, Carmelo Mòdol; Gonzalvo III, Esquerda; Basora, Ribelles, Guillamon, Moreno y Arocena.

Frente a ellos, el técnico cántabro, Nando, alineó: Lobera; Campón, Barrenechea, Santín; Pardo, Maristany; Arsuaga, Gómez, Tarro, San Emeterio y Urdiales. Los goles los marcaron Tarro y 2 Pardo.

Edición de La Mañana del 3 de enero de 1956.

Edición de La Mañana del 3 de enero de 1956.

En El Sardinero, Enric Gensana (Lleida, 3-06-1936), uno de los mejores jugadores de la historia del Lleida, hizo un gran partido. Gonzalvo quedó enamorado de su juego y posteriormente recomendó su fichaje al Barça.

Precisamente, Gensana, que entonces sólo tenía 19 años, guardaba tanto respeto a Gonzalvo, con quien compartía línea medular, que sobre el terreno de juego no sabía cómo llamarle para darle instrucciones y se dirigía a él gritándole: «Señor Mariano, señor Mariano !».

Gonzalvo III el día de su debut en el Camp d'Esports.

Gonzalvo III el día de su debut en el Camp d’Esports.

El debut de los 3 internacionales en casa fue la semana siguiente, el 8 de enero de 1956. A pesar del frío y de la niebla leridana, más de 6.000 espectadores llenaron el Camp d’Esports, con 75.000 pesetas de recaudación. El Lleida derrotó al Real Gijón (hoy Real Sporting) per 3-0, con 2 goles de Moreno y otro de Gonzalvo III y una magnífica actuación de Basora.

Moreno, Gonzalvo III y Basora el día de su debut en el Camp d'Esports de Lleida.

Moreno, Gonzalvo III y Basora el día de su debut en el Camp d’Esports de Lleida.

El entrenador del Lleida, el exportero del Barça Josep Valero, repitió el mismo equipo titular que en Santander.

Arriba: Larrosa, Carmelo Mòdol, Gensana, Esquerda, Gonzalvo III, Jarque y Gascon. Abajo: Basora, Ribelles, Guillamon, Moreno y Arocena.

Arriba: Larrosa, Carmelo Mòdol, Gensana, Esquerda, Gonzalvo III, Jarque y Gascon. Abajo: Basora, Ribelles, Guillamon, Moreno y Arocena.

Mientras que Basora y Gonzalvo acabaron la temporada 1955-56 con el Lleida y contribuyeron a su salvación, Moreno abandonó la disciplina leridana en febrero para fichar por la UD Las Palmas de Primera división.

Basora jugó un total de 16 partidos de liga (sólo se perdió 1 desde su llegada al Lleida), Gonzalvo III 14 y Moreno sólo 6.

Arriba: Gascon, Gensana, Carmelo Mòdol, Enric Giménez, Jarque, Gonzalvo III y Larrosa. Abajo: Basora, Ribelles, Arocena, Moreno y Esquerda.

Arriba: Gascon, Gensana, Carmelo Mòdol, Enric Giménez, Jarque, Gonzalvo III y Larrosa. Abajo: Basora, Ribelles, Arocena, Moreno y Esquerda.

Después de su paso por el Lleida, Estanislau Basora, «El monstruo de Colombes», volvió al Barça para jugar, demostrar su clase y todavía regresar a la selección española.

Gonzalvo III jugó después en el Condal y en el Figueres y Moreno en el Zaragoza y en el Arenas de la capital aragonesa.

Basora con la camiseta del Lleida.

Basora con la camiseta del Lleida.

El Lleida, con el concurso de sus 3 rutilantes estrellas, logró el objetivo de mantenerse en Segunda división y despertar mucha expectación en todos los campos en los que jugó con Gonzalvo III, Basora y Moreno.




El himno del entrenador

La UE Lleida desapareció el verano de 2011, pero su himno continua vigente.

El nuevo club naciente Lleida Esportiu lo tomó prestado y, cada vez que el equipo juega en el Camp d’Esports, sus acordes suenan cuando el equipo local salta sobre el terreno de juego. La letra original elude la nomenclatura del club anterior y sólo se refiere a «el Lleida», lo que ha beneficiado al nuevo usuario.

El himno del Lleida data de 1986 y lo compuso el entonces entrenador del equipo Jordi Gonzalvo, hijo del mítico exjugador internacional del Barça Josep Gonzalvo II, integrante de la selección española que disputó el Mundial Brasil 1950.

Jordi Gonzalvo Solà (Barcelona, 13-06-1947) cumplía la temporada 1986-87 su segundo ejercicio en el banquillo leridano, tras su paso por la Gramenet, el Canovelles i el Figueres.  Posteriormente también entrenó al Mollerussa, Sant Andreu, Levante, Terrassa, Nàstic de Tarragona, Castellón y Cádiz. Desde el año 2001 ejerce de comentarista de fútbol en la televisión autonómica catalana.

Jordi Gonzalvo dirigiendo al Lleida en 1987.

Jordi Gonzalvo dirigiendo al Lleida en 1987.

Sus éxitos deportivos le daban entonces cierta popularidad en Lleida, hasta el punto que se adelanta a las estrellas futbolísticas del futuro y llega a gravar anuncios publicitarios de electrodomésticos para los medios de comunicación locales. Con estudios de medicina, él mismo se define como «bohemio, romántico y muy profesional».

Jordi Gonzalvo en su faceta más mediática.

Jordi Gonzalvo en su faceta más mediática.

En la cresta de la ola y con el equipo como firme aspirante al ascenso a Segunda A, que al final de la temporada conseguiría, Jordi Gonzalvo le propone al presidente de la UE Lleida, Mario Duran, componer y grabar el himno del club, que hasta entonces no tenía.

El técnico barcelonés, que hasta su llegada a Lleida en 1985 combinaba su faceta de entrenador con la de representante artístico, tenía una buena formación musical: 8 años en el Conservatorio Municipal de Barcelona con estudios acabados de guitarra clásica. En el pasado, mientras jugaba también de centrocampista organizador en diferentes clubs catalanes, había tocado con otros compañeros en pubs y discotecas, sobretodo música country y ligera. Durante su etapa como entrenador de la UE Canovelles (1981-82) ya había compuesto la letra y la música del himno de este equipo catalán.

Gonzalvo también utilizaba y aplicaba la música en los entrenamientos de su equipo, buscando «la coordinación y el equilibrio en los movimientos de los jugadores».

Tras la sorpresa inicial por la propuesta recibida de su entrenador, el presidente del Lleida da su aprobación y Gonzalvo pone en marcha toda la maquinaria para culminar su obra artística.

El tècnico barcelonés ya llevaba tiempo componiendo en secreto, aprovechando los días libres y las noches de insomnio. Primero escribe la letra del himno y posteriormente le pone la música, que arranca inspirada en La pequeña serenata nocturna, de Mozart.

El primero en escucharlo es el presidente del Lleida Mario Duran. Gonzalvo le interpreta el nuevo himno tocando él mismo la guitarra.

El himno se graba de manera casi artesanal en un estudio de Ràdio Lleida. Empiezan a las 5 de la tarde del 10 de diciembre de 1986 y acaban a las 7 de la mañana del día siguiente. La cena se la sirven en el estudio tras pedirla a un restaurante por teléfono. Son prácticamente 14 horas frenéticas que más de una veintena de personas pasan encerradas con un único propósito: salir de allí con la obra terminada.

Jordi Gonzalvo dirigiendo a la orquesta durante la grabación.

Jordi Gonzalvo dirigiendo a la orquesta durante la grabación.

Utilizan un magnetófono de 8 pistas y se graba en tiempo real, por lo que cualquier error obligaba a volver a empezar. La anécdota es que el sonido chirriante de la puerta del estudio, que se abre y cierra accidentalmente, provoca más de una repetición. Las carcajadas iniciales se tornan exabruptos con el paso de las horas.

La música la interpretan la orquesta Harlem’s de Cervera, con cuyo responsable, Ignasi Orobitg, Gonzalvo contactó el 4 de diciembre (festividad de Santa Bárbara) y le advirtió que quería grabar el himno del Lleida en un máximo de 2 días. Sin tiempo de ensayar, el día convenido abren las partituras y tocan a la vista. Posteriormente, a esta orquesta, en muchos conciertos de Fiesta Mayor que dan en diferentes pueblos del entorno de Lleida, les piden que interpreten también el himno del Lleida como parte del repertorio.

Jordi Gonzalvo, que figura como productor ejecutivo del disco, se atreve a cantar alguna estrofa. La primera voz es la del popular cantante leridano Jaume Oró, buen amigo del técnico, acompañado de Carlos Trebol, Carlos Capilla, Toni Alentà, Glòria Martín, Irene Olivé, Judith Mestres y la mujer de Jaume Oró, Charo.

Agustí Parramona y Lluís Parisé son los técnicos de grabación y la sonorización es de la empresa Sounders.

Todos trabajan de manera altruista y la compensación es una cena en el restaurante La Dolceta, propiedad del presidente del club.

La polémica surge cuando se descubre que el músico leridano Lluís Payà ya tenía compuesto otro himno por un encargo anterior del club. A pesar de su protesta, no se le tiene en cuenta y su Himne de la UE Lleida (compuesto en 1981) queda en el olvido. La primera estrofa canta «Jo sóc un simpatitzant de la UE Lleida./ Vaig cada diumenge al camp a animar l’equip de Lleida./ Lleida, Lleida, crido amb il·lusió./ Lleida, Lleida, i tot va millor.»

El himno compuesto por Gonzalvo suena por primera vez en el Camp d’Esports de Lleida el 14 de diciembre de 1986, en la 16a jornada de liga de Segunda B, antes del partido UE Lleida-2 San Sebastián CF-1. A cada espectador se le regala un papel con la letra del himno para que pueda cantarlo.

Copia de la letra del himno regalada a los socios del Lleida.

Copia de la letra del himno regalada a los socios del Lleida.

Tiene muy buena acogida y los 5.000 singles en vinilo editados se agotan rápidamente. Se vendían a 99 pesetas (0,6 €)  en el centro comercial Pryca de Lleida, patrocinador del equipo esa temporada. En la portada del disco aparece la plantilla del Lleida al completo, que esa temporada 1986-87 consiguió el ascenso a Seguna A. Hoy esos discos ya son piezas de museo.

Portada del disco grabado en 1986.

Portada del disco grabado en 1986.

Jordi Gonzalvo consiguió finalmente lo que pretendía, que su paso por la UE Lleida (1985-88) no sólo fuera recordada por sus logros deportivos. Aún hoy reconoce que se emociona cuando acude al Camp d’Esports y escucha su obra coreada por los espectadores.




El Padre Comadran: el sacerdote futbolista

Josep Maria Comadran Vila (Sabadell, 11-02-1948) ya no quiere echar más la vista atrás.

Se ha desprendido de todas sus memorias futbolísticas para no tener que recordar y, quizás, arrepentirse de la decisión no tomada.

En el fondo, continúa albergando la duda de si hubiese podido llegar a jugar en la élite del fútbol, como soñaba de pequeño. A punto de cumplir los 66 años, aún hoy muchos aficionados que le reconocen y recuerdan sus proezas  le trasladan la misma pregunta.

Pero ya no hay vuelta atrás, ni margen para el arrepentimiento: Comadran priorizó sus convicciones religiosas ante sus cualidades futbolísticas.

Admirador de Kubala, era un extremo ambidextro goleador, hábil, rapidísimo y con un cambio de ritmo que los más atrevidos comparaban con el de Cruyff.

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Esta combinación tan atractiva de virtudes con el balón despertaron, en su momento, el interés de diferentes equipos de nivel para ficharle, pero, ante la duda, él siempre regresaba al seminario.

Tuvo la oportunidad de convertirse en el primer sacerdote en ser profesional del fútbol en un equipo de categoría nacional porque ofertas no le faltaron, tanto en sus inicios en Béjar como en la recta final en Balaguer.

Comadran futbolista

Comadran futbolista

Comadran sacerdote

Comadran sacerdote

Josep Maria Comadran, padre escolapio, es el segundo de once hermanos. Sus padres se dedicaban al negocio textil. Con 11 años se levantaba a las 6 de la mañana para poder ir a jugar al fútbol y su equipo se financiaba los gastos aportando un duro cada jugador. Estudió en las Escuelas Pías hasta cuarto de Bachiller.

Empezó a destacar en el Atco. Sabadell (1960-61), pero su vocación religiosa le obligó a dejar el fútbol federado durante los años de formación: con 14 años entra en el seminario escolapio de Alella (Cataluña) y posteriormente en el de Irache (Navarra) y Albelda de Iregua (la Rioja).

Con 18 años se traslada a Salamanca, donde obtiene la licenciatura en Teología y Filosofía en la Universidad Pontificia. Es allí donde su carrera futbolística recibe el impulso que tambalea las convicciones de Comadran.

Jugando un partido entre seminaristas, un directivo de la UD Salamanca se fija en él y le propone una prueba. Pero lo tiene todo en contra: el entrenador de turno le dice que no quiere sacerdotes en su equipo y sus superiores le recuerdan constantemente que el fútbol va unido «al vicio y las mujeres», nada aconsejable en su situación.

Finalmente, Comadran ficha por el CD Béjar Industrial (1970-72), en el que destaca 2 temporadas en la categoría regional y consiguen el ascenso a Tercera. Allí acostumbraba a despojarse de la sotana por la noche y escaparse a los entrenamientos, sin escuchar las prohibiciones de sus superiores.

CD Béjar Ind. 1970-71. Blázquez, Navarro, Bonilla, Jesús, Sera, Guerra y Maside (ent.). Comadran, Tomás, Carmona, Isi y Paquito.

CD Béjar Ind. 1970-71. Blázquez, Navarro, Bonilla, Jesús, Sera, Guerra y Maside (ent.). Comadran, Tomás, Carmona, Isi y Paquito.

En esa época el Atlético de Madrid también se interesa por él, después de observarle en un partido amistoso. Las crónicas de entonces cuentan que le llegan a ofrecer 800.000 ptas. de ficha, pero él insiste en no apartarse de su camino.

Héctor Rial le convoca para formar parte de una selección española universitaria, pero una lesión en la espalda le impide acudir a la cita. Parece un aviso y supone un punto de inflexión. Es entonces cuando decide olvidarse del fútbol profesional. Pero no será de manera definitiva.

Regresa a Cataluña, donde cumple con su labor religiosa y también juega en diferentes equipos, los más cercanos a la Escuela Pía donde desarrolla su actividad docente: CF Vilanova (1972-73), UE Sitges (1973-74), FC Vilafranca (1974-76) y CF Balaguer (1976-81).

FC Vilafranca 1975-76. X, Jiménez, Fenollosa, Mateu, Fos II, Clemente, Anés y Fos I. Brics, X, Cervera, Maya, Aguilera y Comadran.

FC Vilafranca 1975-76. X, Jiménez, Fenollosa, Mateu, Fos II, Clemente, Anés y Fos I. Brics, X, Cervera, Maya, Aguilera y Comadran.

CF Balaguer 1976-77. Antonio Montoliu, Gabriel, Castellví, Garra, Jose Mari, X, Florejachs, Hipólito, Solé y Roberto (padre  del actual entrenador del Everton Roberto Martínez). Linares (masajista), Comadran, Sellart, Alsina, Salas y Perales.

CF Balaguer 1976-77. Antonio Montoliu, Gabriel, Castellví, Garra, Jose Mari, X, Florejachs, Hipólito, Solé y Roberto (padre del actual entrenador del Everton Roberto Martínez). Linares (masajista), Comadran, Sellart, Alsina, Salas y Perales.

La rapidez coincide en el Comadran futbolista y sacerdote: oficia misas breves para mantener a los feligreses, que siguen con curiosidad y admiración sus evoluciones en los campos de fútbol.

Jugando en el Balaguer, la UE Lleida, recién ascendida a Segunda B (1977-78), le ofrece 200.000 ptas. de ficha para incorporarlo a su plantilla. Por aquella época estaba destinado en el convento que la orden de los escolapios tenían en Balaguer. Comadran, ya con 29 años, es consciente de que es su última oportunidad para hacer realidad su sueño infantil de jugar al fútbol profesionalmente. Su duda le da un protagonismo no deseado y llena páginas de periódicos porque puede convertirse en el único sacerdote futbolista de todas las categorías nacionales del fútbol español. Entonces se publica que «el acondicionamiento de su ficha está supeditada a que su superior le conceda la oportuna licencia». Esto le abruma y acaba por rechazar la oferta del Lleida, consciente de que deja pasar el último tren.

Periódico ABC 17/08/1977.

Periódico ABC 17/08/1977.

Caricatura en la revista Blanco y Negro 25/08/1977.

Caricatura en la revista Blanco y Negro 25/08/1977.

Diario de Lérida 31/07/1977.

Diario de Lérida 31/07/1977.

Retorna al Balaguer, donde era todo un ídolo, y después ficha por los modestos Club Atlètic Castellserà (1981-83) y Joventut Bisbalenca CF (1983-85). Como colofón a su trayectoria futbolística, todavía juega un par de años más en Francia, mientras se saca el título de profesor de francés.

  Club Atlètic Castellserà 1981-82. En la fila de abajo, el tercero por la izquierda.

Club Atlètic Castellserà 1981-82. En la fila de abajo, el tercero por la izquierda.

Joventut Bisbalenca CF 1984-85. Vidal, López, Pérez, Castro, Cano, Fernández, Rovira y Comadran. Lluís, Andújar, Galofré, Porras, Sabrià, Ribas y Prieto.

Joventut Bisbalenca CF 1984-85. Vidal, López, Pérez, Castro, Cano, Fernández, Rovira y Comadran. Lluís, Andújar, Galofré, Porras, Sabrià, Ribas y Prieto.

En los vestuarios de todos los equipos donde jugó sólo pedía una cosa a sus compañeros: que no blasfemasen contra Dios en su presencia. A pesar de su discreción y educación casi exagerada no siempre le respetaron ni los futbolistas ni las aficiones rivales. En más de una ocasión salió llorando de algún campo de fútbol, producto de la dureza recibida por algún defensor contrario o de la impotencia generada por no poder rebelarse. Pero nunca le expulsaron de un terreno de juego porque huía de las disputas y tenía un espíritu conciliador.

Todos los sueldos ganados como futbolista los entregó siempre a sus superiores, excepto las primas, que las dedicaba a sus gastos personales. Hubo un presidente que le daba 1.000 pesetas después de cada partido.

Acabada su trayectoria como jugador, nunca se desvinculó del fútbol y entrenó a diferentes equipos formativos. Durante su labor de coordinador del fútbol base de la UE Tàrrega entrenó en sus albores al internacional Joan Capdevila (campeón del Mundo y de Europa con la selección española).

Pasado vivido. Para Comadran todo esto ya son recuerdos y de ellos parece huir cuando rechaza amablemente remover su memoria, todavía llena de pasajes futbolísticos por mucho que intente evitarlo.

Obras consultadas:

-90 anys de futbol a Balaguer. Joan Bové i Joan Martínez.

-FC Vilafranca 1904-2004. Crònica de cent anys de futbol. Josep Ma Batet.

-40 años de historia del CD Béjar Industrial. José de Frutos Martín.

-Cinquantenari del CF Vilanova (1951-2001). Diversos autores.

-Joventut Bisbalenca CF. Un club modest i senyor. Pere Saumoy.




La pena de Paco Pitarch

La historia de Francisco Pitarch Dellà no tiene un final feliz. Su fútbol de seda se acaba abruptamente como su vida y deja un vacío difícil de entender, en una persona que transmitía calidez, ternura y alegría. Pero el 14 de junio de 1977 toma la decisión más importante de su vida y se suicida, con apenas 50 años cumplidos.

Rompeolas de la Barceloneta.

Rompeolas de la Barceloneta.

Esa mañana abandona la vivienda de su madre en El Prat de Lobregat, donde había regresado después de una derrota personal, como si nada pasase. Se despide de todos con una sonrisa en la boca: «xe, me voy a la Barceloneta a bañarme. Tengo ganas. He quedado con unos amigos. No os preocupéis si llego tarde porque tengo la intención de pasar todo el día allí». Estas son las últimas palabras que pronuncia. Por entonces ya hacía tiempo que arrastraba problemas con la bebida, supuestamente provocados por la soledad depresiva en la que lo había sumido la marcha a Francia de su esposa y de sus tres hijos. Sin embargo, nadie sospechaba nada, hasta que las horas de espera se convirtieron en eternas y apareció la policía para comunicarles la mala noticia: el exfutbolista se había arrojado al mar desde el rompeolas de la Barceloneta y se había ahogado. En una de las taquillas de la playa la policía localizó una nota manuscrita por él, en la que exculpaba a todos de su drástica decisión y sólo hablaba mal de su esposa.

Paco Pitarch y su esposa Montse.

Paco Pitarch y su esposa Montse.

Paco Pitarch era el más pequeño de 6 hermanos, uno de los cuales, Antoniet, murió en la Guerra Civil española. Sus padres, Domingo y Vicenta, eran originarios de Castellón. Se trasladaron a El Prat de Llobregat para fabricar cántaros y también para trabajar él de carretero con caballos. A su madre la conocían como «la cantarera».

En El Prat, donde nació el 24 de febrero de 1927, comenzó a jugar al fútbol. Primero en el equipo Academia Práctica y después con el Marina, antes de llegar al primer equipo del Prat, con sólo 15 años, donde cobraba 10 pesetas por partido y un duro por cada gol marcado. Jugaba de extremo o de interior por la banda derecha y destacaba por su rapidez y habilidad. Era más bien menudo, porque no superaba el 1,65 de estatura y con muchas dificultades pesaba más de 60 kilos. Pero era tan elegante en el campo como fuera de él: le gustaba peinar constantemente su cabellera ondulada.

Después de jugar con el Mataró (1943-44) y con el Tarrasense (1944-45), el FC Barcelona se fijó en él y le incorporó a su equipo de Aficionados (1944-45), con 18 años. Tras su breve paso por el Barça, regresó al Mataró (1945-49) y cumpliendo el servicio militar jugó con la UD Melilla (1949-50). De su etapa en el Zaragoza (1950-53) destaca su debut en Primera división: fue el 14 de octubre de 1951, en Torrero, con victoria ante el Valladolid (2-1). Aquel día Berkessy alinea en la delantera aragonesa Pitarch-Bello-Pío Alonso-Davi-Tino.

Paco Pitarch en el Barça Aficionados.

Paco Pitarch en el Barça Aficionados.

En el Lleida (entonces UD Lérida), donde llega durante el verano de 1953 con 26 años y acompañado del defensa del Zaragoza, Calo, hermano del delantero internacional del Barça César, juega 2 brillantes temporadas (1953-55). La primera (1953-54) juega los 40 partidos oficiales (juntamente con Perella son los únicos en hacerlo), marca 14 goles y el equipo se queda a las puertas de ascender a Primera división, después de jugar la promoción de ascenso. La segunda temporada (1954-55), también en Segunda división, juega 27 de los 30 partidos oficiales y marca 3 goles.

Sus compañeros de vestuario le recuerdan como una persona idealista, sensible y con gusto por la poesía, que leía y escribía durante los desplazamientos del equipo. Muchos de sus compañeros se aprovechaban de su habilidad con la pluma y le pedían que les escribiese las cartas a la novia. A parte, era un consumado jugador de billar. Pero sobretodo le recuerdan alegre y presumido: cuidadoso con su vestimenta y con su imagen personal.

Paco Pitarch en el Lleida.

Paco Pitarch en el Lleida.

El verano de 1955 abandona el Lleida y ficha por el Hércules de Primera, junto con sus compañeros en el equipo leridano Granés y Pellicer. Aquella temporada (1955-56) la acaba con la Balompédica Linense, junto a Pellicer, para jugar la fase de ascenso a Segunda división.

En total, jugó 44 partidos en Primera divisón y marcó 7 goles.

Posteriormente juega con el Elche de la Cooperativa (1956-58), Calvo Sotelo de Puertollano (1958-60) y Orihuela Deportiva (1960-61). Hay que destacar que en su segunda temporada en el Calvo Sotelo protagonizó un incidente que no casaba en absoluto con su carácter: le sancionaron con 19 partidos de suspensión, que después se rebajaron a 8, por agredir a un juez de línea en un partido contra el Villarrobledo (20 de septiembre de 1959), estando él en la grada. Este fue el principio del final de su carrera futbolística.

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Se establece en Alicante con su familia y monta una peluquería a su mujer Montse, también de El Prat, con la que tiene 3 hijos: Lidia, Yolanda y Paquito.pacopitarch06

Fruto de un desengaño amoroso con su esposa, el matrimonio se rompe y Pitarch pierde el norte de su vida. Se siente traicionado y engañado y su sensibilidad aflora en exceso, hasta el punto de buscar la autodestrucción. El alcohol le transforma y esto sirve de excusa a su mujer para que le abandone definitivamente y se vaya con sus 3 hijos a Francia. Paco Pitarch se queda solo y, después de unos meses en que se va consumiendo, decide regresar a El Prat de Llobregat, donde vive su madre y buena parte de su familia, en los bajos de la calle Manuel Beltran. Sin embargo, su trayectoria vital ya iba a la deriva, tal como lo demuestra el final tan trágico que tiene.

En la partida de defunción del Registro Civil, aséptica notaria de una realidad no deseada, pone como causa de la muerte de Paco Pitarch «insuficiencia cardiorespiratoria» y como último domicilio conocido «Hotel Río de Oro de Benidorm».

Desde el año 1977 reposa en el cementerio de Collserola, en Barcelona.




La llegada del fútbol a Lleida

El fútbol ya se practicaba en la ciudad de Lleida en el año 1903.  A esta conclusión llegamos después de leer la primera mención que de este deporte se hace en la prensa local: en la portada del Diario de Lérida del domingo 13 de septiembre de 1903 se publica el «Programa de las ferias y fiestas que han de celebrarse en esta ciudad en los días 12 al 16 del corriente». Para el lunes, 14 de septiembre, está programado «A las 5 de la tarda gran partido de Foot-ball en el Campo de Marte».

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El problema es que ya no hay más reseñas de este partido ni de ningún otro, en los ejemplares anteriores y posteriores a la fecha señalada. Es por ello que no conocemos ni los contendientes ni el marcador de dicho encuentro. Se supone que disputaron el partido jugadores locales, pero con el asesoramiento de gente de fuera, donde el fútbol ya estuviera establecido. Lo único que nos aclara la nota periodística es la localización: se anuncia que se jugarà en el Campo de Marte, que en aquellos primeros años del siglo XX era una gran planicie despoblada situada a los pies de la Seu Vella, donde se celebraban las ferias de ganado de la época y también hacían la instrucción los soldados residentes en la Seu Vella. A medida que aquella zona se fue urbanizando (hoy en día forma parte del barrio Zona Alta de Lleida), trasladó a los primeros «futbolistas» de la ciudad a la espaciosa planicie situada en la cima de la meseta de Gardeny, emplazamiento militar primero y actualmente Parc Tecnològic empresarial de la ciudad.

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De cualquier manera, la paternidad del fútbol en Lleida siempre se le ha otorgado a Prudencio Manuel Azoz Arizcuren, a quien se considera el introductor de este deporte en la ciudad en el año 1910, tal como publica Joan Prenafeta en su libro Historia del deporte leridano (1947).

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Nacido en la localidad navarra de Alsasua en 1889, Azoz llegó a Lleida durante el mes de marzo de 1910, procedente de Barcelona, para trabajar de administrativo en la fábrica de aceites que la firma Manuel Porcar Tió tenía en la ciudad. En Barcelona, donde vivía con su familia desde los 11 años, jugó al fútbol con diferentes clubs modestos, como el del club de tenis la Salut, donde su padre trabajaba de cocinero. Y esta afición la trasladó a Lleida, cumplidos ya los 21 años.

Tal como describe Joan Prenafeta en su libro «Movido por su afición y al objeto de conservar la agilidad y facultades físicas trajo consigo, junto con el equipaje, las prendas para vestirse de jugador. El primer día festivo de marzo de 1910 cogió el balón partiendo hacia el Campo de Marte y allí ataviado con pantalón corto de color blanco, medias y zapatos de reglamento, empezó a jugar solitariamente, causando extraño asombro a cuantos transitaban por la carretera cercana que probablemente pensaban en sus adentros la inutilidad del ejercicio y la ridiculez del vestido que llevaba para practicarlo e incluso, por los comentarios que en alguna ocasión captó de los expontáneos (sic) espectadores, creíanle expuesto a una pulmonía. Fueron varias las veces que acudió al citado Campo de Marte pero casi siempre debía jugar sin conseguir lo probasen quienes le contemplaban, ya que de esta forma hubiérase distraído y hecho menos monótono su ejercicio. Pero más adelante algunos chiquillos y soldados, siguiendo sus lecciones, intentaron jugar mostrándose reacios en hacerlo porque la falta de costumbre no permitíales dar dirección a las patadas a la pelota fallando la mayor parte de las veces mientras en otras tropezaban con el pie en el suelo o perdían estabilidad cuando levantaban la pierna para devolver un balón alto, percances debidos a la falta de práctica. Azoz era un entusiaste deportista y si bien, según cuenta, no jugaba en el Campo de Marte con aires de inventar el fútbol en Lleida porque su intención era entrenarse y captar a quien pudiera interesarle con el fin de organizar ataques a gol que convirtiesen más eficaz su entreno, en cambio la novedad que esto representaba para quienes le contemplaban, la admiración que les producía el dominio de la pelota de Azoz que tanto con los pies como con la cabeza, constituyó probablemente, incluso sin habérselo propuesto, la iniciación de la pràctica del balompié en ésta al darlo a conocer y por ello es justo figure en el primer relato de la historia del fútbol leridano».

Y es así como aquel joven alto y fuerte, bigotudo y desvergonzado, introdujo la práctica del fútbol en la ciudad de Lleida, que entonces tenía unos 24.000 habitantes y vivía de espaldas a un deporte que llegó a España a finales del siglo XIX.

Manuel Azoz, que junto con su hermano también practicó otros deportes como la pelota vasca y el tenis, murió soltero en el barrio de Gràcia de Barcelona el 21 de noviembre de 1974, con 85 años. Sólo vivió un par de años en Lleida, pero su huella permanece intacta en la historia del deporte local.

Pero al margen de Azoz, la colectivización del fútbol en Lleida se consolida cuando los trabajadores extranjeros de la Canadiense (la empresa que entre 1912 y 1916 construye en Lleida las compuertas, el canal y la central de Seròs) se unen a los practicantes locales para jugar partidos.

La Barcelona Traction Light & Power, popularmente conocida como la Canadiense, es una empresa colonial, instalada en diferentes localidades de Catalunya con el objetivo de electrificar el país.

Pere Almacelles, en la revista Ciudad de junio de 1963, escribe un artículo en el que explica que, en los primeros años del siglo XX, sin especificar ninguna fecha, los jóvenes de la buena sociedad leridana practican el «foot-ball» de forma más festiva que otra cosa, en la planicie de Gardeny. Cita los apellidos Banqué, Llorens, Segarra Plubins y Felip y dice que se orientan en la reglamentación que publica la revista deportiva francesa La Vie Au Grand Air. Lo que la revista denomina dribler le balon, ellos lo traducen como baila con la pelota. Así no es extraño que los curiosos que les observan les califiquen despectivamente de bailarinas, por las posturas que adoptan. Además, como que no pueden usar las manos, ponen los brazos en la espalda o en la cintura, lo cual aumenta su ridiculez.

El fútbol llega con cierto retraso a Lleida, a diferencia de otras localidades catalanas y españolas. El hecho de ser una ciudad del interior no ayuda nada, porque los puertos marítimos son la principal vía de entrada de este deporte en la península, gracias a los marineros y a los trabajadores británicos.

El primer equipo de fútbol del que se tiene constancia en la ciudad de Lleida es el Montserrat, en el año 1913. Lo forman alumnos del colegio Montserrat de los Hermanos Maristas y juegan en la planicie de Gardeny. Pero su valor es más testimonial que práctico porque el fútbol, como otros deportes, no se consolida en Lleida hasta que los partidos políticos no trasladan al escenario deportivo sus rivalidades.

El 23 de enero de 1913 el diario local El Ideal publica que «para conseguir formar una entidad futbolística convocamos a todos los aficionados». A partir de este anuncio se organiza un partido, en Gardeny, con dos equipos de 7 jugadores cada uno, que se denominan Català y Espanyol.

Pero el primer club de fútbol de Lleida no se constituye oficialmente hasta el 1914.

El 11 de junio de 1914 El Ideal publica que se constituye la sociedad denominada Club de Foot-ball Lleida, que podemos considerar el primer club de fútbol de la ciudad. El presidente es Manuel Andreu, el vicepresidente Carlos La-Rosa, el secretario Emilio Pardiñas, el tesorero Aurelio Núñez y los vocales son José Vera y José Llorens.

Este mismo periódico publica que pocos días después, el domingo 21 de junio, a las 11 de la mañana, se reunen en las Casas Consistoriales los fundadores de la Asociación Foot-ball Lleida para constituirse oficialmente. El presidente es Mario Sol y tienen unos 60 socios.

Estos clubs tenían la problemática de tener que encontrar equipajes, pelotas, botas y un campo donde poder jugar.

Esta situación de aparente provisionalidad dura hasta el año 1917. Durante este periodo inicial, el fútbol se practica en Lleida con más ilusión que posibilidades de poder competir. Los clubes nacen y mueren con la misma rapidez por la falta de facilidades.

Es así como se fundan diferentes equipos: Associació Cultural Catalanista de Lleida y Club Colonial (1915) y Atlético Metalúrgico (1916).

La situación no varía hasta el año 1917, que es cuando los partidos políticos comienzan a interesarse por el fútbol y le dan el impulso definitivo en Lleida.

Primero es el Partido Radical con el FC Lleidatà (1917); después Joventut Republicana con el FC Joventut (9-11-1918) y finalmente la Penya Deportiva Salvat, de orientación política conservadora, con el FC Lleida (1-2-1923). Cada uno de estos equipos construye su propio campo de fútbol, con especial mención para el todavía existente Camp d’Esports, inaugurado por Joventut Republicana el 1-1-1919, como una de las mejores instalaciones deportivas de Catalunya de la época y con un coste de más de 100 mil pesetas.

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Nacen las rivalidades y el apasionamiento de los seguidores y el fútbol se consolida definitivamente en Lleida porque se convierte en un deporte de competición.

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Josep Pérez, jugador del FC Lleida.

Josep Pérez, jugador del FC Lleida.

Josep Castillo, jugador del FC Joventut.

Josep Castillo, jugador del FC Joventut.