Los escándalos arbitrales en los FC Barcelona – Real Madrid de la España franquista

Los escándalos arbitrales entre Barcelona y Real Madrid han sido siempre tema de acalorados debates en bares, medios de comunicación y cualquier rincón donde el fútbol irrumpa en la vida cotidiana. Aunque en la actualidad el apellido ‘Negreira’ resuena por todas partes, la polémica entre ambos clubes y el estamento arbitral no es algo reciente ni pasajero.

Las palabras de Duncan Shaw (1987), uno de los más reputados periodistas ingleses dedicados al fútbol español, sobre el arbitraje en los partidos entre FC Barcelona y Real Madrid son cuanto menos reveladoras. El autor inglés afirma que siempre se ha alegado, en particular por la dirección del Barça, que el Real Madrid se benefició sistemáticamente de la parcialidad de los árbitros y, de este modo, recibió una inmensa ayuda para ganar tantas Ligas y Copas. Shaw no niega que algunos árbitros parecen haber favorecido deliberadamente al Madrid. Pero otros, al parecer, han sido igualmente parciales hacia el FC Barcelona o el Atlético de Madrid, y en contra del Real Madrid. Shaw añade que podía entenderse que un árbitro favoreciese a uno de estos clubes, pero no a costa de otro de los grandes. El propio periodista señala que “parece que el único hecho irrefutable en toda esta cuestión es que los árbitros españoles han sido bastante malos, según los estándares europeos, y lo siguen siendo”.

Jimmy Burns (1999), otro de los autores ingleses con más conocimiento sobre la causa, señala a los árbitros deshonestos por convertirse en protagonistas de la tragedia que supuso la pérdida de la grandeza barcelonista. En el panorama nacional, Fernández Santander (1990) afirma que algunos de los árbitros sintieron un reverencial respeto por el equipo blanco y más concretamente por algunos de sus jugadores, como fue Di Stefano. Esto propició que muchas situaciones de conflicto en el área fuesen sancionadas con penalti, cuando de haber ocurrido con otros jugadores, quizá no se hubiesen pitado. La expresión más gráfica de los penaltis a favor del Madrid fue el pitado por Guruceta en el Camp Nou en 1970, el cual trataremos en las siguientes líneas.

Lo ocurrido en el célebre 11-1, resultado correspondiente al partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey de 1943 es ,quizá, el primero de los escándalos con ambos clubes como protagonistas sin alusión directa al cuerpo arbitral. Tras un partido de ‘trincheras’ en la ida (3-0), desde Madrid se preparó una ‘emboscada’ al FC Barcelona que, dicen, fue orquestada desde las posiciones más altas del régimen y de la que muchos abuelos le han hablado a sus nietos. De hecho, incluso el diario Marca (conocido por su simpatía con el Real Madrid) destacó la ‘incomprensible anormalidad’ que se vivió en aquel encuentro.

Además, la crónica publicada por un joven Juan Antonio Samaranch a sus 23 años en el diario La Prensa de Barcelona tuvo un gran impacto en el país debido a su contenido. Tras la publicación de este artículo, el periodista catalán fue ‘invitado’ a abandonar su puesto y el régimen le impuso una sanción que le prohibió ejercer el periodismo hasta 1952, momento en el que pudo volver a colaborar con la prensa.

En Barcelona, a partir de los años 90, este suceso se utilizó como prueba de que Samaranch fue censurado por destapar la intervención de las autoridades en el vestuario del Barcelona. Se llegaron a extraer frases de su artículo para vincularlo con una supuesta intervención del gobierno en el partido.

Este tan escandaloso como inusual partido se considera el primer gran escándalo entre ambos equipos, pero quizá no deberíamos achacar toda la culpa a la permisividad del cuerpo arbitral debido al momento convulso e incierto que vivía España debido a la reciente implantación del régimen franquista.

Avanzando en el tiempo y en las décadas, nos detenemos a principios de los años 60. No hay otro escándalo arbitral de tanta repercusión entre FC Barcelona y Real Madrid hasta lo ocurrido en los octavos de final de la Copa de Europa de 1960-1961:  El conocido como escándalo de Mister Ellis y Mister Leafe fue la primera vez que la polémica arbitral, extranjera, esta vez,  salpicó a los clásicos del fútbol español. En ambas eliminatorias de los octavos de final, el Barça iba a contar con la ayuda de los dos árbitros de la «pérfida Albión».

El primer partido de la eliminatoria se jugó en el Bernabéu y fue arbitrado por Mister Ellis. Este árbitro inglés, que se encargó de arbitrar en la primera final de la Copa de Europa (1956) y en la primera final de la Eurocopa (1960), ambas en París, es considerado el primer colegiado cuya imagen y persona superó a su carrera en el fútbol y se convirtió en una personalidad mediática. Incluso en el prestigioso Oxford Dictionary of National Biography Online, una obra de referencia en línea que ofrece biografías detalladas de figuras destacadas de la historia británica, se le describe como toda una autoridad en el cuerpo arbitral anglosajón de la época: “Ellis aportó al arbitraje una habilidad rara vez igualada y contribuyó al desarrollo del juego moderno. El respeto con el que era tratado por jugadores y espectadores era el resultado de su combinación de buen humor y autoridad única. Los jugadores sabían que no tenía sentido discutir, pero sus relaciones con él eran joviales. Sabía cómo desactivar los enfrentamientos y, para deleite de espectadores, aprovechó cada oportunidad dentro de lo razonable para mantener que el juego fuese fluido”

Fig.2 Arthur Edward Ellis arbitrando, en una foto de archivo

En aquel encuentro, los equipos empataron 2-2 gracias a un penalti polémico precedido por un claro fuera de juego de Kocsis ,muy reclamado por el Real Madrid, que transformó el gallego, y primer Balón de Oro español, Luis Suárez. Las ayudas arbitrales de Ellis fueron patentes al permitir un juego duro y al borde de la expulsión por parte culé. De hecho, el prestigioso diario francés L’Equipe calificó como “el Crimen de Mr Ellis” a este partido de ida.

En el partido de vuelta se volvió a apreciar una ayuda arbitral, de nuevo, en contra del Real Madrid. El árbitro inglés concedió un gol al FC Barcelona precedido de una falta de un jugador culé y al equipo madridista le anuló cuatro tantos por presuntos fueras de juego. En ninguno de los cuatro casos había un jugador en posición antirreglamentaria. Tras terminar el partido, el mismísimo Santiago Bernabéu dijo, enfurecido:

“De cinco goles que hemos marcado sólo nos han dado uno por válido. El árbitro nos ha robado el partido. Una de las injusticias más grandes de la historia del fútbol”

El encuentro terminó 2-1 y el Barcelona avanzó a cuartos de final de la Copa de Europa. El árbitro de aquel segundo encuentro entre los titanes del fútbol español, mister Leafe, terminaría presentando una reclamación a la UEFA debido a los constantes empujones que recibió durante el encuentro de jugadores como Del Sol y Gento.

No sería este el único escándalo arbitral del tardo-franquismo. Tras la era dorada de Kubala y Di Stefano, el periodista inglés Sid Lowe (2014) subraya que hay dos partidos que “marcaron especialmente la rivalidad entre ambos clubes. Los dos en la Copa del Generalísimo. Fueron enfrentamientos que reflejaron, moldearon y definieron la rivalidad. Antonio Rigo en 1968 y Emilio Guruceta en 1970 pasarían a la historia como los árbitros de los dos partidos.

En 1968, la final de la Copa del Generalísimo se celebraba en el Santiago Bernabéu, un escenario idóneo para que el club de Chamartín levantase un nuevo trofeo. Entre las semifinales y la final pasaron doce días, demasiados para una sociedad ‘hipnotizada’ por el deporte rey. El motivo, tan inusual como político: la agenda de Francisco Franco. El ‘Caudillo’ tuvo que hacer un hueco en su apretada agenda para asistir a la final del trofeo que llevaba el nombre de su cargo.

Arbitrada por Rigo, que ya había provocado la ira de muchos seguidores del Atlético de Madrid por su actuación arbitral en las semifinales que disputaron los colchoneros y el propio Barcelona, la final se decidió en los primeros instantes gracias a un temprano gol del equipo culé mientras que el Real Madrid se quejó por dos penaltis no señalados. El mismo Real Madrid ya había presionado a la federación para que cambiase la designación arbitral tras el precedente de la ronda anterior.

Las quejas de los aficionados madridistas fueron tan desproporcionadas que, como recuerda Lowe (2014), el encuentro pasará a la historia como la final de las botellas, después de que los aficionados arrojasen cientos de ellas. El partido se suspendió momentáneamente pero cuando los jugadores regresaron al campo, los aficionados siguieron tirando objetos. Se arrojaron botellas de cristal y algunas alcanzaron a los jugadores. Todo ocurrió simplemente por la decisión arbitral de no pitar dos penas máximas a favor de los locales.

Fig.3 La ‘Final de las Botellas’ tras el lanzamiento de cientos de ellas al terreno de juego

En cuanto a Rigo, su reputación quedó afectada de por vida. En 1975, la federación presidida entonces por Porta lo vinculó a una supuesta red de árbitros liderada por el madrileño Antonio Camacho, quienes, según se decía, ofrecían sus servicios al mejor postor. El escándalo salió a la luz con todo detalle, no hubo sanciones oficiales; simplemente, los implicados fueron apartados discretamente. Rigo fue uno de los afectados en aquel proceso, aunque nunca se aclaró del todo su papel en aquella red. Para el Madrid, su designación para la final representó un favor injustificado hacia el Barça, mientras que para el equipo azulgrana, su destitución fue la enésima muestra del poder que tenía el Madrid

Fig.4 Extracto del Diario Marca sobre el escándalo Camacho del 17 de Marzo de 1976 y que afectó a Rigo

Dos años más tarde, Barça y Real Madrid volvieron a encontrarse en una de las ya últimas ediciones de la Copa del Generalísimo. Según Lowe (2014), lo ocurrido en este partido está considerado por muchos como el mayor escándalo de la historia del fútbol español. Todo ocurrió debido a que el árbitro del partido, Emilio Carlos Guruceta, pitó un penalti a favor del Real Madrid sobre un jugador que cayó claramente fuera del área culé. Es curioso comprobar cómo los autores divergen sobre la distancia exacta a la que cayó el jugador del Real Madrid con respecto al área del Barça. Lowe habla de 1,5 metros. Fernández Santander (1990), de dos metros. Burns (1999), en cambio, habla de tres metros.

Fig.5  Extracto del Diario Marca referente al penalti que pitó Guruceta al Real Madrid frente al Barcelona en la Copa del Generalísimo de 1970. Velázquez, jugador del Madrid, asegura que cayó en el área pequeña, dando a entender con ello que el penalti estaba bien señalizado.

Como no podía ser de otra forma, Santiago Bernabéu declaró que era un penalti como una catedral. Una vez Amancio transformó el penalti, Guruceta se transformó, afirma Lowe, en el anticristo barcelonista.

Fig.6 Portada del Diario Marca sobre el escándalo Guruceta del 7 de Junio de 1970

La insensatez del colegiado provocó que se desatase una ira generalizada en el Camp Nou. El escándalo fue monumental, siendo su primera consecuencia la expulsión del lateral azulgrana Eladio. El público comenzó a lanzar almohadillas al verde. Los jugadores barcelonistas hicieron ademán de abandonar el terreno de juego, aunque el entrenador, Buckingham, lo impidió. Según Burns (1999), el partido no siguió jugándose:  Los aficionados abandonaron sus asientos para ocupar el césped y pidieron a los jugadores que se fueran. La invasión de campo ocurrió cinco minutos antes del final del encuentro. Todo lo que los aficionados estaban haciendo en el Camp Nou podía ser castigado por el régimen, pero Lowe (2014) destaca que se sintieran tan reforzados como para hacerlo expresa hasta qué punto la sociedad y la situación política habían evolucionado en una España en la que Franco cada vez se sentía más anciano y se retiraba progresivamente de la primera línea. Mientras tanto, en las gradas se encendieron hogueras y, fuera, en los alrededores del estadio, comenzaron las cargas policiales en varios puntos colindantes con el feudo culé. Guruceta tuvo que recibir protección por parte de la policía, e incluso corre el rumor de que se le puso un uniforme policial para poder sacarlo del estadio. Los jugadores del Real Madrid tuvieron que ser escoltados hasta la localidad de Castelldefels.

Se impusieron varias sanciones tras todo lo ocurrido. Guruceta recibió seis meses de suspensión por generar un problema de orden público debido a su mala actuación. Eladio, el primer jugador que le recriminó al colegiado su actuación y que fue consecuentemente expulsado, fue sancionado con dos partidos. Montal, vicepresidente del Barça, recibió un expediente por sus protestas y declaraciones y el Barcelona tuvo que pagar una multa de 90.000 pesetas, además de un apercibimiento de cierre del estadio. Sin embargo, el partido se dio por concluido con un empate (1-1), ya que el Barcelona reclamó que se reanudase desde el minuto previo a la polémica pena máxima.

El escándalo también salpicó a los altos mandos del fútbol nacional. José Plaza, presidente del Colegio de Árbitros, dimitió en desacuerdo con la sanción a Guruceta. Además, Juan Antonio Samaranch, ya como Delegado Nacional de Deportes, también renunció y fue reemplazado por Juan Gich, quien hasta ese momento era gerente del Barcelona. Como resultado de estos cambios, el Real Madrid decidió abandonar oficialmente la Federación en una decisión histórica.

El arbitraje de Guruceta, en pleno enfrentamiento Madrid-Barcelona, fue considerado tanto por aficionados como por prensa local como una afrenta a Catalunya El partido y lo ocurrido después provocó que la rivalidad entre ambos clubes subiese un escalón y, de alguna manera, posicionó al FC Barcelona como un eslabón más en el emergente movimiento catalanista, convirtiendo al equipo en un icono con el que identificarse como acto de resistencia a todo lo que oliese a nacionalismo español. Pocos habían osado enfrentarse tan abiertamente al régimen hasta aquel momento, y el deporte resultó ser el vehículo perfecto para ello.

Además, siempre según Lowe (2014),  poco tiempo después de lo ocurrido en el Camp Nou, el polémico árbitro vasco fue visto conduciendo un BMW nuevo. Por si pudiera haber alguna duda sobre esto, se comprobó que el presidente del Anderlecht belga admitió 20 años más tarde que le pagó un millón de francos belgas para que contribuyese a la eliminación del Nottingham Forest en la Copa de la UEFA de 1984.

De hecho, Guruceta fue tan mediático tras lo ocurrido que incluso todos los periódicos del país, también los deportivos, se hicieron eco de su trágico fallecimiento el 25 de febrero de 1987 tras sufrir un accidente de coche en Fraga, Huesca.

Fig.7 Portada del Diario Mundo Deportivo del 26 de febrero de 1987 tras la muerte de Guruceta.

Si algo es evidente en los altibajos del fútbol, es que el árbitro siempre será la excusa perfecta, o al menos la más recurrente, tanto para merengues como para culés, para evitar reconocer el mérito del otro tras una victoria en uno de los numerosos clásicos disputados o en los cientos que aún están por jugar. Al fin y al cabo, la rivalidad también radica en no querer (o no saber) reconocer los logros del eterno rival y echarle la culpa a un tercero. En este caso, para bien o para mal, ese tercero es el cuerpo arbitral.

Referencias bibliográficas

Burns, J. (1999). Barça, la pasión de un pueblo. Barcelona. Anagrama Empúries.

Fernández Santander, C. (1990). El Fútbol durante la guerra civil y el Franquismo. San Martín, Madrid.

Lowe, S. (2014). Miedo y asco en la Liga. Léeme, Madrid.

Shaw, D. (1987). Fútbol y Franquismo. Alianza Editorial, Madrid.

Referencias Web

Jeffrey, H. (2004, 23 septiembre) Ellis, Arthur Edward, obtenido de https://www.oxforddnb.com/display/10.1093/ref:odnb/9780198614128.001.0001/odnb-9780198614128-e-72380