El tortuoso camino a las elecciones de la RFEF de 2004

1. Introducción

Ángel María Villar ha sido presidente de la Real Federación Española de Fútbol durante 29 años, a lo largo de siete mandatos que empezaron en su mayor parte sin necesidad de celebración de elecciones por ausencia de rival: 1992, 1996, 2000, 2008, 2012 y 2017. Solo en dos ocasiones tuvo rival: en las primeras elecciones de 1988 y en el año 2004.

Si las elecciones de 1988 contra Eduardo Herrera son relevantes porque fueron las que le permitieron a Villar alcanzar la presidencia de la RFEF, el proceso electoral del año 2004 será recordado para siempre por la particularidad de que su rival fue quien hasta dos años antes había sido el secretario general de la RFEF y máximo ejecutivo de la casa desde el año 1992: Gerardo González Otero.

Las elecciones tuvieron lugar el 26 de noviembre de 2004, y pese a que Gerardo contó con apoyos políticos, sociales y económicos del más alto nivel, no consiguió desbancar de la presidencia de la RFEF a Ángel Villar, que ganó las elecciones por 98 votos frente a los 77 conseguidos por González Otero y 1 por el tercer candidato, Sebastián Losada.

Concluía así un largo proceso de casi dos años durante el que Villar tuvo que enfrentarse a una sucesión de ataques diseñados de forma precisa e inteligente con el fin de impedir que pudiera presentarse a las elecciones o, en su caso, que perdiera todos los apoyos que el fútbol español le había brindado unánimemente en los años inmediatamente anteriores y que perdiera así las elecciones.

A tal efecto, y con documentación de la RFEF presuntamente filtrada a la prensa y a Javier Tebas, entonces vicepresidente de la Liga, este presentó sucesivas denuncias ante el CSD interesando la apertura de dos procedimientos ante el Comité Español de Disciplina Deportiva; se acordó la suspensión de la subvención estatal que anualmente recibía la RFEF, lo que provocó en la práctica un bloqueo económico de la entidad federativa; se incoó un procedimiento en el Tribunal de Cuentas; y se presentaron sucesivas denuncias penales que amenazaban a Villar con el ingreso en prisión. El éxito de cualquiera de estas acciones habría servido por sí solo para conseguir el objetivo de impedir la continuidad de Villar al frente de la federación.

Todo ello perfectamente orquestado, desarrollado de forma simultánea y aireado permanentemente a través de los medios de comunicación del grupo PRISA, que guardaban en la memoria los hechos que habían provocado su querella contra Villar en el año 1996. La relevancia de todas aquellas actuaciones en torno al proceso electoral en la RFEF alcanzó incluso al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que públicamente pocos días antes de ser ganadas las elecciones (5-3-2004) afirmó en el programa El Larguero de la Cadena Ser que “las noticias que he leído y he escuchado me parecen graves y deberían dar lugar a una exigencia de responsabilidades” en la RFEF. Y añadió que “sería planteable un decreto antiporta como el de Felipe González, en este caso con Ángel María Villar”.

La correcta descripción de todos los hechos ocurridos exige detenernos con cierto nivel de detalle, y por ello estudiaremos en epígrafes sucesivos los hechos previos en que se enmarcó la larga campaña electoral de casi dos años, las denuncias presentadas por Javier Tebas ante el Consejo Superior de Deportes y el bloqueo de la subvención que derivó de aquellas, para concluir con el proceso penal abierto contra Villar y algunos de los más altos directivos y empleados de la RFEF.

2. Hechos previos (1): la destitución de Gerardo González

El día 9 de enero de 2003 estaba prevista la celebración de la Comisión de Presidentes de Federaciones de Ámbito Autonómico, que tendría lugar en la sede de la RFEF en la madrileña calle de Alberto Bosch. Poco antes de la reunión, y sin previo aviso, cinco presidentes de federaciones autonómicas comparecieron en el despacho del presidente Villar con la intención de presentarle un documento que habían recibido y en el que se ponían de manifiesto algunas supuestas irregularidades, que consideraban ciertas, y en virtud de las cuales entendían necesaria la destitución inmediata del vicepresidente económico Juan Padrón y del administrador general José María Castillón.

Ante la sorpresa por tan inopinado y grave planteamiento, Villar propuso que tal informe fuera cuestión que se debatiera en la reunión que a los pocos minutos iban a tener con el resto de presidentes autonómicos. No sin reservas de algunos de los cinco, el documento fue objeto de lectura íntegra ante todos los presidentes. Su contenido generó la sorpresa de todos los presentes, que acto seguido exigieron conocer el nombre de quien había facilitado la información que estaba en la base del informe. Los cinco presidentes estuvieron de acuerdo en los nombres: el vicesecretario general Andrés Berlinches y el secretario general, Gerardo González Otero.

La reacción de los presentes fue airada, pues no solo entendían que el contenido de tales supuestas irregularidades no se correspondía con realidad alguna, sino que se alertaron ante lo que entendieron como falta de lealtad con la RFEF al haber extraído y distribuido documentación sobre la que los empleados tenían contractualmente expreso deber de sigilo. Por todo ello, varios de los presidentes autonómicos pidieron a Villar la inmediata destitución de Gerardo González y de Andrés Berlinches.

Tan solo ocho días más tarde, el 17 de enero, y tras haber mantenido Villar y Gerardo González diversas conversaciones, este último presentó ante el registro oficial de la RFEF una carta dirigida al presidente en la que ponía de manifiesto las mismas irregularidades que previamente había trasladado al grupo de cinco presidentes autonómicos. El hecho de presentarlo a través del registro federativo rompía por sí mismo la relación de confianza necesaria para el cargo de secretario general, por lo que su actuación no dejó otra solución al presidente que proceder a la destitución que le había pedido la mayoría de los presidentes autonómicos.

La RFEF le presentó a Gerardo dos posibles soluciones a su situación laboral: la de volver a su puesto anterior como director de relaciones externas o la de desvincularse definitivamente de la RFEF. Aquel optó por la segunda, y así se hizo constar en el contrato firmado entre las partes el día 29 de enero en virtud del cual recibiría una indemnización de 1.399.404 €. Entre otras cláusulas, constaba la exigencia de confidencialidad absoluta sobre todo aquello que hubiera sabido o conocido como consecuencia de su vinculación laboral con la RFEF.

Dos semanas después, el 14 de febrero, se celebró la siguiente reunión de la junta directiva de la RFEF, en la que se aprobaron los siguientes acuerdos:

1.- Ratificar todas las decisiones que el Presidente ha adoptado y respaldar las que adopte sobre la destitución del ex Secretario General de la RFEF.

2.- Manifestar la absoluta confianza en todos los miembros de la Junta Directiva y ejecutivos de la Real Federación Española de Fútbol en todas sus actuaciones.

3.- Pedir al Presidente, por el bien del fútbol, que ponga en marcha cuantas actuaciones sean necesarias para informar, y en su caso, aclarar, todo lo relativo a la situación creada, sirviéndose de todos los medios materiales y humanos que considere oportunos.

Cumpliendo el tercero de los acuerdos, solo tres días después, el 17 de febrero, el presidente Villar remitió al presidente del CSD un escrito en que interesaba la realización de un “informe de revisión limitada sobre diferentes cuestiones”, que posteriormente fueron especificadas en un escrito de 21 de marzo en las siguientes:

1) Situación de las Subvenciones de las Federaciones Territoriales o autonómicas del ejercicio 2002.

2) Aplicación de los precios de material deportivo estipulados en el contrato de suministro con la empresa Puma en la temporada 2001-2002

3) Primeras licencias profesionales.

a) Comprobación del destino a las categorías formativas, de los fondos procedentes de la tramitación de la primera licencia profesional en España de futbolistas comunitarios y extracomunitarios en los clubes de primera y segunda división del ejercicio 2002.

b) Situación de los fondos procedentes de los clubes inscritos en la LNFP, correspondientes a las primeras licencias profesionales de jugadores nacionales aficionados.

4) Situación de las indemnizaciones satisfechas por las correspondientes compañías de seguros en caso de lesión de los futbolistas pertenecientes a los clubes de primera y segunda división adscritos en la LNFP, en su concurrencia a las selecciones nacionales.

5) Situación de los pagos de los viajes de los familiares de los directivos de la RFEF que se consideran no

6) Situación del sistema de mejoras voluntarias de las prestaciones de la Seguridad Social a trabajadores de la RFEF (legislación relativa a exteriorización de compromisos de prestaciones complementarias)

7) Contingencias de naturaleza fiscal relativas a retenciones y pago del impuesto de sociedades:

a) Situación de las retenciones fiscales de jugadores de la selección nacional absoluta de los ejercicios 2002 y 2003.

b) Situación de las retenciones sobre las dietas de desplazamiento satisfechas a empleados de la RFEF en los ejercicios 2001 y 2002.

c) Situación de la liquidación del impuesto de Sociedades de los ejercicios 2001 y 2002.

8) Asuntos relativos a la Segunda División B:

a) Cuentas de la temporada 2001-02.

b) Situación de los ingresos por retransmisiones televisivas de la temporada 2001-02.

c) Situación de las percepciones de la empresa Adidas en concepto de balones de la temporada 2001-02.

d) Gastos de comisión, de macanización o programación informática, asesores y pleitos, en los ejercicios 2001 y 2002.

9) Comprobación del destino de parte de los fondos estipulados en el contrato suscrito entre la RFEF y Media Park, para la creación y mantenimiento de una escuela arbitral durante los ejercicios 2002 y 2003.

10) Situación de la oferta y pago parcial del Plan Estratégico de Gestión de la Ciudad Deportiva formulado por la empresa AFP Grupo en los ejercicios 2002 y 2003.

11) Situación de los pagos realizados por la RFEF del dinero procedente de la UEFA por la participación de los clubes españoles en competiciones europeas.

Según afirmó la propia RFEF en un comunicado del 10 de abril, “la pretensión de la RFEF cuando solicitó, con fecha 17 de febrero, un informe de revisión limitada, al amparo de la Ley del Deporte (artículo 36.2 e), era fundamentalmente conseguir que el propio Consejo Superior de Deportes tuviera la oportunidad, a través de los mecanismos que considerara oportunos, de comprobar y, en su caso, aclarar que no existe ningún tipo de irregularidad económica en la gestión federativa”.

3. Hechos previos (2): filtración documental y participación de los medios de comunicación

De forma simultánea con lo narrado en el epígrafe anterior, en los primeros días del mes de febrero llegaron varias cajas y carpetas con fotocopias de documentos federativos tanto al diario ABC como a los diversos medios del grupo PRISA.

Gracias a esa documentación, los citados medios de comunicación empezaron una intensa campaña contra el presidente de la RFEF y algunos de sus directivos, que generó descrédito social a la propia federación. Esos mismos documentos llegaron al despacho profesional de Javier Tebas, quien consideró oportuno presentarlos en los diversos procedimientos judiciales de los que hablaremos a continuación.

El secreto profesional que ampara tanto a periodistas (art. 20 CE) como a abogados (art. 24 CE) preserva la identidad de las fuentes de aquellas filtraciones de documentos, algunos de los cuales eran los que habían estado en la base del informe preparado por Gerardo González y Andrés Berlinches que los cinco presidentes territoriales habían trasladado a Villar el 9 de enero.

4. Primera denuncia de Javier Tebas ante el CSD y apertura de un expediente sancionador ante el Comité Español de Disciplina Deportiva

Dos semanas después de la destitución del secretario general de la RFEF, tuvo entrada el 18 de febrero en el registro del Consejo Superior de Deportes el primer escrito presentado por Javier Tebas, en el que acompañaba un amplio dossier de prensa en que se explica fundamentalmente que “los medios de comunicación han reflejado en sus noticias importantes irregularidades de administración y económicas la RFEF” (expositivo tercero) y que “los hechos mencionados han causado importante alarma social y suponen un importante desprestigio para la imagen del fútbol y del deporte en general” (expositivo cuarto). Concluía el escrito interesando la realización en la RFEF de una auditoría de gestión de los últimos cinco años.

Sin dar tiempo a obtener respuesta, el 26 de febrero presentó el Sr. Tebas un segundo escrito al que denominó “ampliación de denuncia” en que se refería a las presuntas retenciones efectuadas por la RFEF respecto a determinadas cantidades correspondientes a los seguros y las licencias de profesionales de clubes o SADs pertenecientes a la LFP y reiterando la solicitud de que el CSD encargara una auditoría de gestión de los últimos cinco ejercicios económicos de la RFEF.

El 13 de marzo presentó el Sr. Tebas un tercer escrito poniendo de manifiesto supuestas irregularidades contables al intentar “falsear” las cuentas y resultados al menos del ejercicio 2002 al contabilizar en ese ejercicio el pago de las cantidades correspondientes a indemnizaciones por lesiones y primeras fichas profesionales de los clubes de fútbol que en realidad no habían sido efectivamente abonadas en dicho ejercicio.

Al día siguiente, el 14 de marzo el Sr. Tebas presentó un cuarto escrito en el que “con la autorización del cliente” (al que no identificaba) aportaba fotocopias de facturas y recibos correspondientes a viajes realizados por personas pertenecientes a la RFEF en las que, a juicio del denunciante, se habrían añadido datos mecanografiados para imputar el pago de los viajes privados de estas personas y familiares a la RFEF. El petitum de este escrito es muy diferente a los anteriores, pues interesa al CSD que “tenga por admitido el presente escrito, lo acumule a los anteriores y previos los trámites oportunos resuelva ordenar una auditoría de gestión lo más urgente posible y asimismo proceda a enviar las denuncias realizadas al órgano de la administración estatal correspondiente para que, independientemente de las responsabilidades administrativas en las que puedan incurrir las personas afectadas, se investigue si los hechos pueden tener otro tipo de responsabilidad”. Pedía, en definitiva, el Sr. Tebas que se remitieran sus escritos como denuncia al juzgado decano de instrucción de Madrid para investigar posibles responsabilidades penales de los intervinientes, incluido el presidente Ángel Villar.

A la vista de estos sucesivos escritos de Tebas y los que Villar había presentado el 17 de febrero y 21 de marzo, la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes, presidida por Juan Antonio Gómez Angulo, previo informe de la abogacía general del Estado, acordó el 10 de abril remitir al Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) toda la información con el fin de que abriera un periodo de información previa para acordar las actuaciones que se debían seguir. Simultáneamente, el CSD rechazaba la petición del Sr. Tebas de realizar una auditoría general de la gestión de la RFEF de los últimos cinco años.

Iniciado el trámite previo de información reservada por parte del CEDD, y tras requerir a la RFEF determinada documentación para hacer un análisis previo sobre la pertinencia o no de abrir un procedimiento sancionador, mediante una providencia de 26 de septiembre dictada en el seno del Expediente 125/2003 acordó la apertura del citado procedimiento concretado en tres los siguientes hechos:

a) Retención presuntamente indebida del dinero proveniente de seguros concertados en relación a clubes cuyos jugadores seleccionados se han lesionado durante el desempeño de cometidos en la correspondiente selección nacional, y demora de su pago.

b) Retención presuntamente indebida de los ingresos que efectúan los clubes por inscripción de las primeras fichas profesionales, que no se entregaron en tiempo a los clubes formadores de los

c) Demora y retraso injustificado en el reintegro de los importes de determinados viajes y gastos particulares de directivos y familiares, efectuados con cargo a la Real Federación Española de Fútbol.

Tales hechos, en caso de ser finalmente probados, podrían ser constitutivos de las infracciones previstas en los arts. 76.2.d) de la Ley del Deporte y 15.c del RD 1591/1992, consistente en la incorrecta utilización de fondos privados. Las sanciones a que se enfrentaban los investigados eran, entre otras, la de inhabilitación (art. 79 de la Ley del Deporte) que habría impedido a Ángel Villar comparecer al procedimiento electoral de 2004. Se nombró instructor del expediente a Abelardo Rodríguez Merino y secretario a Carlos Hernández de la Torre y Galán.

Simultáneamente, y en aplicación del art. 7 del entonces vigente RD 1398/1993, de 4 de agosto, al tener conocimiento el CEDD de la existencia de un procedimiento penal abierto en el Juzgado de Instrucción 47 de Madrid por los mismos hechos, acordó “suspender el procedimiento del expediente disciplinario incoado por este Comité Español hasta que recaiga la resolución que corresponda en las diligencias previas incoadas ante el Juzgado nº 47 de Madrid”.

Efectivamente, como veremos en el epígrafe correspondiente, como el CSD no remitió las denuncias del Sr. Tebas al juzgado de instrucción tal y como este había interesado, fue el propio Sr. Tebas quien lo hizo, dando así lugar a las Diligencias Previas 459/2003 ante el Juzgado de Instrucción 47 de Madrid.

No obstante, y aunque el expediente sancionador se suspendió, es muy importante llamar la atención sobre el hecho de que la incoación lo era por la supuesta “incorrecta utilización de fondos privados”, en absoluto se hacía mención alguna a supuestas irregularidades en la utilización de los fondos públicos, lo que sin embargo motivaría la suspensión de la subvención según veremos en el epígrafe siguiente.

Para concluir, es preciso señalar que este expediente disciplinario ante el Comité Español de Disciplina Deportiva no se reabrió en 2013 cuando el Juzgado de Instrucción 47 de Madrid decretó el sobreseimiento definitivo de la causa penal, por lo que la hipotética responsabilidad administrativa de los denunciados se extinguió por prescripción (art. 80 de la Ley del Deporte).

5. La suspensión de la subvención pública del Consejo Superior de Deportes

El día 10 de marzo, siempre de 2003, el Consejo Superior de Deportes acordó la suspensión temporal de la subvención a la RFEF, que en aquel año iba a ser de 5.250.406,30 €. Aunque la resolución de concesión de subvenciones no se haría hasta el 1 de abril, era costumbre del CSD adelantar a las federaciones deportivas determinadas cantidades a cuenta con el fin de cumplir sus fines. Pocos días antes, el 14 de febrero, la RFEF había recibido un anticipo de 1.609.308 €, que finalmente sería el único que recibiera.

La citada resolución de 1 de abril del Secretario de Estado-Presidente del CSD de concesión de las subvenciones de 2003 se condicionaba la subvención de la RFEF a la realización de un “informe de revisión limitada”, que remitía precisamente al que había interesado el propio Villar en su escrito de 17 de febrero, adelantándose al que justo al día siguiente (18 de febrero) presentaría Javier Tebas denunciando las supuestas irregularidades. Según parece, fue Villar quien le sugirió a Gómez Angulo la conveniencia de introducir esa cláusula suspensiva a la espera de los resultados de ese procedimiento, obviamente confiado en los resultados positivos del mismo.

Como ya señalábamos anteriormente, lo extraño de la situación es que el destino de los fondos públicos de la RFEF no estaba en duda, sino que lo que se investigaba tanto en la vía administrativa como en la vía penal era el destino de fondos privados. Es decir, se bloqueaba una subvención pública que aun tramitada por la RFEF tenía como destino al conjunto del fútbol español bajo el pretexto de supuestas irregularidades en la gestión de fondos privados, lo que en sí mismo presuponía la correcta gestión de los fondos públicos.

De hecho, con rotundidad se expresó al respecto el propio secretario de Estado para el Deporte al empezar su intervención en la Comisión de Educación, Cultura y Deporte del Congreso el día 25 de junio de 2003[1]:

Señorías, comparezco ante esta Comisión para informar, de acuerdo con las solicitudes que obran en la Mesa y en el orden del día, de las actuaciones llevadas a cabo por el Consejo Superior de Deportes en relación con la Real Federación Española de Fútbol y sobre el uso o gestión de los recursos públicos en el seno de la misma, conforme refleja la petición del Grupo de Izquierda Unida. En relación con este punto -que insisto sólo figura en el literal de la solicitud de Izquierda Unida-, puedo afirmar rotundamente ante esta Cámara que todas las subvenciones públicas concedidas a la Real Federación Española de Fútbol por la Administración general del Estado, a través del Consejo Superior de Deportes como organismo competente, están perfectamente acreditadas y justificadas y han estado siempre destinadas al fin y al objeto previstos en las mismas. Señorías, sobre este asunto no cabe discusión al respecto. No obstante, la subvención pública a la federación fue suspendida por el Consejo Superior de Deportes hasta que se aclare la justificación de otros recursos distintos a los públicos en dicha federación. 

Por ello, el 18 de diciembre el Secretario de Estado acordó levantar la condición suspensiva impuesta a la subvención de la RFEF de 2003, si bien con la cautela de retener el dinero “hasta que las circunstancias y el cumplimiento de las obligaciones que ha de llevar a cabo la RFEF hayan sido consideradas suficientes por el CSD, quedando el crédito retenido en la fase administrativa que corresponda”.

Aunque el CSD no llegó nunca a realizar ninguna tarea inspectora en la RFEF, retuvo las cantidades correspondientes a la subvención de los ejercicios 2003, 2004, 2005, 2006 y parcialmente 2007. Esta carencia de ingresos económicos obligó a que la RFEF hipotecara los edificios de su sede social por un total de 18 millones de euros. Volveremos sobre ello en el epígrafe siguiente.

El CSD retuvo esas subvenciones amparándose en el procedimiento que se abrió en el Tribunal de Cuentas por acuerdo de su pleno de 17 de diciembre de 2003, en el que aprobó incluir en el Programa de fiscalizaciones del Tribunal de Cuentas para el año 2004, dentro del apartado V.2 “Informes especiales. Otras fiscalizaciones», la “Fiscalización de la financiación pública de la Real Federación Española de Fútbol y control del destino de dichos fondos por parte del Consejo Superior de Deportes (ejercicios 2002 y 2003)”.

Casi un año más tarde (octubre de 2004), y precisamente dos meses antes de las elecciones a la RFEF, el Tribunal de Cuentas empezó su actividad inspectora, requiriendo tanto al CSD como a la RFEF multitud de información tanto sobre el destino de las subvenciones como del control que había ejercido sobre las mismas. Huelga decir que la incoación de esta actividad sirvió nuevamente como herramienta para el proceso electoral federativo, sin buscar siquiera un mínimo disimulo. En este sentido baste con recordar cómo el diario As (18-10-2004) informó sobre el comienzo de la actividad inspectora del Tribunal de Cuentas con el antetítulo de “RFEF Elecciones”. Este procedimiento ante el Tribunal de Cuentas concluiría en el año 2006, y fue objeto de revisión jurisdiccional que no concluyó hasta el año 2009[2].

6. Segunda denuncia de Javier Tebas ante el CSD

Como se acaba de indicar, y dado el sucesivo bloqueo de las subvenciones estatales, la RFEF acordó hipotecar los inmuebles de su propiedad de la calle Alberto Bosch de Madrid, lo que llevó a cabo el día 15 de julio de 2003. El edificio sito en el nº 13 se hipotecó por una cantidad de 8.809.200 € y el sito en el nº 15 por 9.190.800 €, para un total de 18.000.000 €. Quien firmó la operación fue el propio presidente, que estaba habilitado para concertar operaciones de préstamo, incluso con garantía hipotecaria, en virtud de un acuerdo de la asamblea general de 5 de junio de 1998.

A pesar de que la operación nada tenía de irregular, y que la necesidad económica de la RFEF había sido provocada por la suspensión de las subvenciones motivada a su vez por las denuncias del Sr. Tebas, fue el propio Sr. Tebas quien interpuso una nueva denuncia ante el CSD el 29 de septiembre de 2003 imputando una supuesta infracción disciplinaria muy grave de abuso de autoridad (art. 76. 1 a de la Ley del Deporte) cometida por el Ángel Villar.

La denuncia se presentó por Javier Tebas “como abogado y miembro de la Asamblea General de la RFEF, en representación del CD Badajoz SAD”, si bien el consejero delegado del club pacense presentó al mes siguiente un escrito (22 de octubre de 2003) afirmando que Tebas “durante el último año no ha detentado, ni orgánica, ni estatutariamente, poder de representación de esta sociedad, como sobradamente consta en la hoja de la sociedad del Registro Mercantil de Badajoz”. Por este motivo, el abogado del Estado consideró que, al no tener el denunciante el poder que afirmaba tener, la denuncia debía quedar sin efecto.

No obstante, el Secretario de Estado – Presidente del CSD dictó una resolución el 12 de noviembre de 2003 en la que entró al fondo del asunto y que resolvió en estos términos literales:

Tercero.- Por lo que se refiere a la imputada falta de autorización de la Asamblea General de la RFEF, que de acuerdo con el artículo 29 del Real Decreto 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones Deportivas Españolas, resultaría preceptiva para la realización de los actos objeto de la denuncia, no cabe ser tomada en consideración, toda vez que consta en el acta de la reunión de la Asamblea General de la RFEF, celebrada el 5 de junio de 1998, que en el punto 4.3 del orden del día se trató el asunto relativo a la «construcción de la Ciudad Deportiva de la RFEF», y en el que figura expresamente que “La Asamblea General acuerda delegar funciones en el Sr. Presidente para la adquisición de terrenos, financiación (préstamos, hipotecas y operaciones similares), firma de contratos, autorizaciones administrativas, adjudicaciones y en general, cuantos actos y negocios jurídicos fueren precisos para llevar el  proyecto a buen fin; así como autorizar la firma del convenio con el Alcalde de las Rozas, para la cesión de terrenos, por 96 votos a favor, ninguno en contra y 1 abstención».

Cuarto.- Por lo que se refiere a la imputación relativa a la falta de autorización del Consejo Superior de Deportes, que el artículo 36 b) de la citada Ley del Deporte, invocado por el denunciante, exige para el gravamen y enajenación de bienes inmuebles que hayan sido financiados, en todo o en parte, con fondos públicos del Estado, tampoco puede considerarse probada, toda vez que ni de la denuncia presentada ni de la documentación obrante en el expediente, ni de las actuaciones y comprobaciones llevadas a cabo por este organismo, cabe colegir que los bienes inmuebles objeto de la hipoteca hayan sido financiados total o parcialmente con fondos públicos del Estado.

En consecuencia, por todo ello, el Presidente del CSD declaró la inadmisión a trámite de la denuncia presentada contra el presidente de la RFEF “por no apreciarse la comisión de la infracción muy grave que se le imputa por parte del denunciante D. Javier Tebas Medrano, ni proceder en consecuencia que este Consejo Superior de Deportes ejerza las facultades previstas en el artículo 84 de la Ley del Deporte, en relación con la propuesta al Comité Español de Disciplina Deportiva de la incoación de expediente disciplinario”.

7. La acción penal ejercida por Javier Tebas

Como vimos anteriormente, la primera de las denuncias interpuestas por Javier Tebas ante el Consejo Superior de Deportes estaba conformada por cuatro escritos diferentes. En el último de ellos (14 de marzo de 2003) interesaba su remisión a los tribunales de justicia penal, y viendo que el CSD no procedió en ese sentido, tomó él mismo la decisión de presentar denuncia ante la jurisdicción ordinaria.

De este modo, el día 2 de junio la representación procesal de Javier Tebas presentó ante el juzgado decano de instrucción de Madrid un escrito al que llamó de “denuncia criminal” por delito societario (art. 295 CP), apropiación indebida (art. 252 CP) y falsedad en documento mercantil (art. 392 CP). El escrito estaba firmado por la letrada Beatriz Naranjo Aybar y la procuradora María Cruz Ortiz Gutiérrez.

Los denunciados eran el administrador general José María Castillón, el vicepresidente económico Juan Padrón, el vicepresidente Juan Espino y Antonio Borrás del Barrio, miembro de la junta directiva y presidente de la federación balear. Entre otras numerosas diligencias que se interesaban, estaba el interrogatorio a Ángel María Villar en calidad de testigo, y la entrada y registro en la sede de la RFEF.

Nueve días más tarde, el 11 de junio el magistrado titular del Juzgado de Instrucción 47 de Madrid, Ilmo. Sr. D. José Sierra Fernández dictó auto de incoación de diligencias previas, registradas con el nº 459/2003, en el que, entre otras decisiones, acordaba la personación de Javier Tebas como acusación particular. Fue precisamente a instancias del Sr. Tebas que poco después se cambió su posición procesal a la de acusador popular, tras la presentación de un aval de 12.000 €, de acuerdo con la Providencia de 7 de noviembre.

En los meses sucesivos la actuación procesal del Sr. Tebas fue muy intensa, desarrollada fundamentalmente mediante la presentación de hasta nueve escritos de “ampliación de la denuncia”, en los que permanentemente incorporaba hechos nuevos al procedimiento. Hubo escritos de 10 de julio, 26 de septiembre, 29 de septiembre, 23 de octubre de 2003, y 20 de enero, 11 de mayo, 30 de mayo y 26 de julio de 2004.

Esta sucesión de escritos desplegaba una técnica procesal que dudosamente era compatible con lo regulado en el entonces vigente art. 300 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que recogía la exigencia de que cada delito fuera objeto de un sumario diferente. En puridad, todos estos escritos de ampliación de denuncia eran en realidad denuncias nuevas, que en consecuencia debían haberse instruido en procedimientos independientes. Al acumular todas las denuncias en el mismo, se generó un macroproceso que exigía necesariamente una larga instrucción.

Por este motivo, el procedimiento fue calificado por las defensas de los imputados como “causa general”, y así lo expresó por ejemplo la defensa del Sr. Castillón, ejercida por el letrado Esteban Mestre, en un escrito de 2 de julio de 2004:

Que, en mi escrito de 28 de mayo pasado, ya hice constar que, de lo actuado hasta la fecha en las presentes actuaciones, esta parte había podido constatar que la parte denunciante pretende instituir, con estas Diligencias, una causa general contra mi mandante, los otros tres denunciados y, en ·definitiva, todo el equipo directivo de la Real Federación Española de Fútbol; instrumentándola además al servicio de intereses por completo espurios al proceso penal, como son los afanes electorales de un determinado grupo, que desea un cambio en la Presidencia y el equipo directivo actual de la Real Federación Española de Fútbol, y que a este fin utiliza mediáticamente la existencia del proceso que ahora nos ocupa.

Aunque el proceso se dirigió inicialmente contra las cuatro personas citadas, desde el escrito de 29 de septiembre de 2003 la representación procesal del Sr. Tebas insistió sin cesar en la pertinencia y necesidad de que se incluyera también entre los imputados a Ángel María Villar. Del mismo modo reiteró sucesivamente la procedencia de realizar una entrada y registro en la sede de la RFEF. Tales pretensiones fueron respondidas por primera vez por la Providencia de 7 de noviembre de 2003, que se expresó en estos términos:

En cuanto a la solicitud de la acusación particular de que declare el Sr. Villar como imputado, al no apreciar motivos suficientes para dicha citación; no ha lugar a lo solicitado, si bien, tal postura podrá modificarse en atención a las declaraciones que se efectúen, o al examen de la documental y periciales a practicar en esta fase de instrucción.

No ha lugar a la solicitud de mandamiento de entrada y registro en los locales de la RFEF, debido principalmente a la amplitud de la diligencia solicitada y al haber otros medios de conseguir la documentación que se interesa para probar las retenciones de dinero provenientes de seguros, o las cantidades presuntamente indebidas de los ingresos de las primeras fichas.

Esta misma providencia acordó la citación como imputados de Juan Padrón, José María Castillón, Juan Espino y Antonio Borrás, lo que tendría lugar el 17 de diciembre respecto de los dos primeros y el 18 de diciembre respecto de los dos segundos, si bien la del Sr. Borrás terminaría teniendo lugar el 9 de enero siguiente. A las declaraciones de los cuatro imputados, además de los letrados de los investigados y del representante del Ministerio Fiscal, acudió el Sr. Tebas en sustitución de la letrada que él mismo había designado para su defensa en el procedimiento.

A pesar de que el Sr. Tebas volvió a pedir la imputación de Villar al menos otras cinco veces antes de las elecciones de noviembre de 2004, el juez de instrucción se lo denegó y tal declaración no llegó a tener lugar hasta septiembre de 2005, cuando resultó inocua para los fines electoralistas que parecían dirigir toda la actuación de la acusación popular. En este sentido, es muy importante señalar que en todo momento la actuación del titular del Juzgado de Instrucción 47 rechazando la declaración de Villar estuvo avalada por el Ministerio Fiscal, cuyo representante asignado al caso era el Ilmo. Sr. Alejandro Luzón Cánovas, actualmente (2021) fiscal jefe de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada.

Por la citada acumulación de escritos de ampliación de denuncia presentados por la acusación popular, el objeto de las diligencias previas terminó siendo el siguiente:

  1. Retención por parte de la RFEF de distintas cantidades pertenecientes a los clubes y procedentes de la póliza de seguro contratada para cubrir eventuales lesiones que los jugadores pudieran sufrir mientras estuvieran jugando o entrenando con la selección nacional, supuesto regulado en el artículo 339 del reglamento general de la RFEF.
  2. Falta de entrega por la RFEF a los clubs formadores de los futbolistas de las cantidades que aquella recibe de todos los clubes que inscriben la primera ficha profesional de sus jugadores (arts. 128 y 129 del Reglamento RFEF).
  3. Falta de exteriorización del plan de pensiones de la RFEF.
  4. Pago de 60.101 € a la empresa AFP Grupo Consultores de un “informe fantasma” (sic) de cómo debe funcionar la ciudad deportiva de Las Rozas.
  5. Contrato de 1 de enero de 1997 suscrito por la RFEF con la mercantil Estudio 2000, SA (Puma) en virtud del cual esta adquiere la condición de proveedor oficial de las federaciones autonómicas. Según el denunciante, este contrato que ha sido renovado anualmente, resulta perjudicial para los intereses de la RFEF y tenía como único objetivo el de beneficiar a la empresa suministradora del material.
  6. Supuesta utilización de fondos propios de la RFEF para costear viajes privados de determinados directivos y familiares de estos.
  7. Posible delito de fraude de subvenciones en los cinco años anteriores a la incoación de la causa (1998-2002).
  8. Posible apropiación indebida cometida por Villar, que consistiría en que todos los ingresos que recibía procedentes de la FIFA y la UEFA los ingresaría en la RFEF, que después se los entregaría al propio Villar. Esta operativa tendría como único objetivo el de que fuera la RFEF quien hiciera frente a las comisiones bancarias por el cambio de divisa de francos suizos a euros.
  9. Supuesta apropiación indebida cometida por Villar, quien se habría beneficiado de excesos retributivos por parte de la RFEF.

Esta compleja amalgama de hasta nueve imputaciones diferentes fue la que dificultó la instrucción, que por este motivo se prolongó innecesariamente en el tiempo. Al margen de ello, es preciso adelantarlo, el procedimiento concluyó con el sobreseimiento de todas las actuaciones.

Para entender cuál era la posición de las defensas ante las múltiples y diversas acusaciones del Sr. Tebas, resulta pertinente el reproducir algunos párrafos de un escrito de 5 de septiembre de 2005 presentado por la representación procesal de Ángel María Villar y firmado por el letrado Luis Rodríguez Ramos. Entre otras afirmaciones, realizaba las siguientes:

Que la denuncia y sus sucesivas ampliaciones son un cúmulo de omisiones intencionadas e interpretaciones sesgadas y torticeras de una serie de hechos y circunstancias que su representado aclarará convenientemente.

Que el denunciante ha promovido denuncias «anónimas» en los medios de comunicación y, posteriormente, se ha servido de ellas para generar una notitia criminis que presentar ante este Juzgado.

Que el denunciante está instrumentalizando la Justicia, sirviéndose de las resoluciones dictadas por este Juzgado y aportando copia de las actuaciones a los medios de comunicación y diversos órganos deportivos (clubs de 1 a y 2ª División, Presidentes Federaciones Territoriales, Asamblea Federación de Fútbol de Cataluña), quebrantando así el secreto general o externo de la causa establecido en el art. 301 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Que el denunciante, en fin, en compañía del ex Secretario General y candidato en las recientes elecciones presidenciales de la R.F.E.F., D. Gerardo González (de quien ha reconocido en su declaración que recibió parte de la información utilizada en su denuncia), ha creado una trama destinada a conseguir, afortunadamente sin éxito, la derrota del Sr. Villar en esas elecciones.

8. Las defensas plantean que la acusación popular ha presentado supuestos documentos falsificados

Al margen de las consideraciones anteriores, mención aparte merece una concreta alegación que recogía este mismo escrito de 5 de septiembre de 2005, y que por su gravedad es conveniente reproducir literalmente (negritas en el original). Al margen de que el escrito sea de fecha posterior a las elecciones de 2004, los hechos a que se refiere (20 de enero y 8 de mayo de 2004) son ambos anteriores a tales elecciones. Decía así el escrito:

Que incluso, como ya han puesto de manifiesto algunas defensas, el denunciante se ha permitido aportar documentos falsos, unos manipulados y otros inventados. Y así:

a) A su escrito de 20 de enero de 2004 el denunciante adjuntaba (Doc. 6) dos fotocopias de sendas notas interiores de contabilidad de la R.F.E.F. que reflejaban compras de divisa, supuestamente al Presidente, realizadas el 17 y el 29 de junio de 1998. Tales documentos han sido alterados desde el momento en que en los originales no aparece la anotación manuscrita que precisamente menciona al Sr. Villar como el vendedor de la divisa.

b) A su escrito de 8 de mayo de 2004 el denunciante adjuntaba (Docs. 3 y 4) dos fotocopias: la supuesta nómina del Sr. Villar del mes de enero de 2003 y un hipotético listado con los salarios y Seguridad Social del mes de enero de 2004 correspondiente a los empleados de la R.F.E.F., en el que figura el Sr. Villar. Pues bien, Dña. Alicia Mateo Grande, cajera de la R.F.E.F. que tiene a su cargo en exclusiva la gestión de las nóminas, prestó declaración el 28 de octubre de 2004 manifestando que ambos documentos son una pura invención, sobre todo porque el Sr. Villar nunca ha cobrado por nómina y, por tanto, es imposible que aparezca en la aplicación informática utilizada para el tratamiento de las nóminas de la R.F.E.F. Ello sin contar con las incorrecciones que presentan, tales como cantidades (nunca ha percibido 12.020,24 euros/ mes), niveles (no existe el nivel «1 18 PRESIDENTE») y fechas (ambos documentos son de dos años diferentes y se han impreso el mismo día -08.04.2004-, lo que es absurdo, ya que se podría haber aprovechado para imprimir el listado y nómina del mismo mes y año).

Efectivamente, la alegación de que parte de la documentación presentada al procedimiento por la representación procesal de Javier Tebas no era novedosa, sino que ya la habían puesto de manifiesto las partes desde el escrito de 2 de julio de 2004 firmado por el letrado Esteban Mestre, expresado con la siguiente contundencia:

La parte denunciante, en su desesperado intento de alcanzar, en tiempo electoralmente eficaz, una decisión judicial que pudiera arrojar sospechas de honorabilidad sobre cualquiera de los imputados, o algún otro miembro incluso, del equipo directivo de la Real Federación Española de Fútbol, ha rebasado la línea de la legalidad, incurriendo en conductas que pudieran llegar a ser constitutivas de delito, y en algún caso con la apariencia de pretender llamar a error al Juzgado, y generar resoluciones infundadas, pero de indudable trascendencia mediática.

Dicho en términos estrictamente jurídicos, la representación procesal de Javier Tebas no pudo acreditar la realidad de los documentos que las defensas reputaban falsos. Sin embargo, ninguna de las partes personadas interesó la apertura de diligencias para investigar las posibles responsabilidades penales que pudieran haberse derivado de la actuación.

9. Terminación del procedimiento penal

Aunque queda al margen del objeto de este artículo, y por ello lo reseñamos de forma esquemática, no podemos dejar de señalar que tras siete años de instrucción, el nuevo titular del Juzgado de Instrucción 47 el Ilmo. Sr. D. Adolfo Carretero Pérez dictó el 15 de octubre de 2010 el auto de sobreseimiento provisional y archivo de la causa. Lo hizo a instancias del Ministerio Fiscal, que en un informe de 13 de octubre informó en tal sentido. La representación procesal de Javier Tebas interpuso recurso de reforma, que fue desestimado mediante Auto de 31 de marzo de 2011.

Contra ese auto interpuso recurso de apelación, que fue resuelto mediante el Auto 726/2012, de 10 de diciembre, por la Sección 4ª de la Audiencia Provincial de Madrid (ponente Ilmo. Sr. D. José Joaquín Hervás Ortiz). Este auto revocó parcialmente el sobreseimiento, limitando la reapertura a la supuesta utilización de fondos de la RFEF para pagar viajes privados de algunos familiares de los imputados y la falta de justificación de algunas dietas cobradas por los mismos. Sobre las otras ocho acusaciones se mantenía el sobreseimiento, que consecuentemente devino firme.

Reabierta la causa, y tras dar trámite a las partes para que alegaran lo que a su derecho conviniera, mediante Auto de 28 de enero de 2013 se acordó la continuación del procedimiento por los trámites del procedimiento abreviado contra Juan Padrón, José María Castillón, Juan Espino y Antonio Borrás por un presunto delito de apropiación indebida, mientras que se acordaba nuevamente el sobreseimiento respecto de Ángel María Villar, en estos términos (fundamento jurídico noveno):

En el caso del Sr. Villar, procede el sobreseimiento provisional porque el mismo informe pericial no le imputa viaje ni dieta alguna indebida, ni, en efecto, resulta que tenga obligación de garante respecto de la conducta del resto de los imputados, máxime cuando los organismos de control de la RFEF, la Asamblea General, la Comisión Delegada y, en su caso, el Consejo Superior de Deportes, le advirtiesen de la conducta irregular de los imputados, por lo que no cometió apropiación indebida, ni permitió por omisión que otros la cometiesen, sin que el acusador popular tenga legitimación para pedir la persecución de un delito de administración desleal porque no es público (art 296 C.P.), lo que es predicable del resto de los imputados respecto del delito del art 295 pero no del delito del art. 252 todos del C.P.

Y se añadía en el fundamento de derecho undécimo:

No consta acreditado que el Sr. Villar, presidente de la RFEF se apropiase de cantidad alguna, cobrase dietas injustificadas ni que tuviera la función de controlar las dietas de los demás miembros de la Federación imputados, ni que hubiese sido advertido por los organismos de control de La RFEF de la existencia de irregularidad contable en la conducta de los imputados, por lo que procede el sobreseimiento provisional respecto del mismo, conforme los art 641 nº l y 2 de la LECR.

Dictado el auto de transformación en procedimiento abreviado, y conferido el traslado a las acusaciones para que presentaran sus respectivos escritos de conclusiones, tanto el Ministerio Fiscal como el abogado del Estado se reiteraron en su pretensión de sobreseimiento de la causa. Por su parte, la representación procesal de Javier Tebas no presentó escrito alguno formulando acusación, por lo que en virtud del principio acusatorio que rige nuestro sistema penal, el titular del Juzgado de Instrucción 47 de Madrid dictó auto de sobreseimiento sin que por lo tanto los hechos llegaran nunca siquiera a ser juzgados.

Curiosamente, los diez años que duró este procedimiento penal se corresponden precisamente con los diez años más exitosos de la historia del fútbol español: la selección absoluta ganó dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010), la sub-21 dos Eurocopas (2011 y 2013), la sub-19 cinco Eurocopas (2004, 2006, 2007, 2011 y 2012), la sub-17 dos Eurocopas (2007 y 2008); una Eurocopa la sub-19 femenina (2004) y dos Eurocopas la sub-17 femenina (2010 y 2011); un Mundial de fútbol sala (2004) y cuatro Eurocopas de fútbol sala (2004, 2006, 2007 y 2011).

10. Conclusiones

Las diversas actuaciones llevadas a cabo para evitar, sin éxito, la victoria electoral de Ángel María Villar en el año 2004, incluyeron denuncias penales y administrativas interpuestas todas ellas por Javier Tebas. Con el proceso penal se generó la amenaza de un posible ingreso en prisión de Villar y algunos directivos, y con los procesos administrativos se consiguió el bloqueo efectivo de la RFEF al dejar esta de recibir la subvención estatal durante cuatro años y tener finalmente que proceder a un reintegro de casi cuatro millones de euros. Simultáneamente, a través de los medios de comunicación se perjudicó el buen nombre no solo de las personas investigadas, que resultaron todas ellas inocentes, sino de la propia RFEF y del conjunto del fútbol español.

A pesar de todo ello Ángel Villar ganó las elecciones por 19 votos a Gerardo González, y dio así comienzo el mandato que culminaría con la victoria de la Eurocopa de 2008, dando inicio a los cuatro mejores años de la historia del fútbol español y de cualquier selección nacional, al ganar un Mundial (2010) y dos Eurocopas consecutivas (2008 y 2012).

[1] Diario Oficial del Congreso de los Diputados, 25 de junio de 2003, núm. 787, pp. 24943 y ss.

[2] Excede del objeto de este artículo el explicar cuál fue el desarrollo del procedimiento ante el Tribunal de Cuentas. En todo caso no resulta improcedente señalar cómo el informe del Tribunal de Cuentas, emitido el 20 de julio de 2006 identificó determinadas irregularidades contables en la gestión de los fondos públicos por parte de la RFEF, sin que pudiera desprenderse responsabilidad penal por ello. El CSD inició tres procedimientos de reintegro por la subvención del año 2002, y se dictaron tres resoluciones de fecha 4 de julio de 2007 en virtud de las cuales se ordenó la devolución por parte de la RFEF de un total de 3.180.536,04 € de principal, más 732.290,58 € de intereses. Aunque la asamblea general acordó el 12 de julio de 2007 recurrir las tres resoluciones, el 29 de agosto la RFEF hizo efectivo el pago mediante dos transferencias, lo que permitió desbloquear las subvenciones pendientes.




Descubriendo a todos los jugadores internacionales españoles

Cuando Félix Martialay terminó de escribir en 1968 la primera edición de su magna obra Una historia de la selección española de fútbol, ya dejó escrito que los jugadores internacionales en categorías diferentes a la absoluta merecían no quedar en el olvido, pues “al fin y al cabo defendieron los colores españoles con el mismo entusiasmo y responsabilidad que los profesionales de la máxima categoría” (p. 11).

Posteriormente, en el prólogo de su Todo sobre todas las selecciones (2007), explicó con detalle cómo llegó al convencimiento de que era necesario atribuir la misma importancia a todos los jugadores, desde el campeón del mundo hasta el que jugó una sola vez con la selección sub-15, pues todos estaban igualados por su categoría: todos son internacionales con España. Decía así don Félix: “había muchos españoles que de adolescentes o de jóvenes habían sido internacionales con la misma emoción, entusiasmo y ardor que los super conocidos profesionales, que habían escuchado el himno español con un temor inefable y que habían defendido los colores de su patria con enorme fe” (p. 10).

Dos años antes (2006) Martialay había dado otra lección: no nos olvidemos de aquellos jugadores que fueron convocados con España pero que nunca llegaron a jugar, porque ellos también tuvieron el honor de ser llamados por su país, viajaron con el equipo, se entrenaron, hicieron piña y estuvieron al servicio del seleccionador por si eran necesarios. Ellos también, aunque no llegaran a ser internacionales, merecen estar en los libros de historia de la selección nacional. Y por ello, en su libro Todo sobre la selección española aparecieron por primera vez todos los jugadores convocados en cada uno de los partidos de la selección absoluta. Lo mismo hizo con las selecciones inferiores en su libro Todo sobre todas las selecciones (2008).

En aquellas fechas hicimos un trabajo que recuerdo con mucho cariño para intentar identificar a todos los jugadores que habían sido convocados, apuntando el nombre y los dos apellidos, así como sus datos de nacimiento. Dado el enorme volumen de información, optamos por no publicar todos estos datos en los libros, pero los datos quedaron almacenados para siempre. Volcamos no solo el archivo personal de Martialay, sino que lo completamos con el del coronel Juan Garrido del Río y le añadimos no pocos detalles gracias a José Ignacio Corcuera. Además de las miles y miles de horas de don Félix, echamos juntos decenas de mañanas a completar todo aquello.

Fueron pasando los años y los datos allí quedaron fijos, y sin que don Félix pudiera actualizarlos como había hecho semana a semana durante cincuenta años. Hasta que un día del año 2017 mi querido amigo José López Carreño me dijo que esto no podía seguir así, y que había que recuperar la tarea de don Félix. Así que se puso a recuperar los diez años que nadie había estudiado entre 2007 y 2017. Sin apenas información disponible de la RFEF, López Carreño se puso a bucear entre las más diversas fuentes de información, a hablar con protagonistas y a completar uno a uno todos los partidos que había jugado España en esos diez años. Hasta tuvo que aprender unas cuantas palabras húngaras para poder encontrar algunos datos. Pero los encontró, y desde ese momento siguió actualizando todo hasta la fecha.

En enero de 2021 llegó el momento de juntar el viejo trabajo de don Félix con el de López Carreño, y a esa tarea nos pusimos gracias fundamentalmente a un magnífico equipo de periodistas formado por Lucía Alcaraz, Lucía Carrasco, Enaitz Gárate, Jon Urko García Rodríguez, Eneko Isasi, Jesús López Sánchez, Irene Ruiz Padillo y María Puras. Al terminar el mes de junio de 2021 teníamos por fin una base de datos única y totalmente actualizada con todos los partidos de todas las selecciones españolas y con todos los jugadores. Nadie, ni siquiera la Real Federación Española de Fútbol, tiene nada igual.

Y he aquí que llegó el momento de echar una vista atrás. José López Carreño había conseguido identificar al 100% de los jugadores desde 2007, pero en el trabajo anterior había unos doscientos de los que no teníamos los datos completos. De algunos nos faltaba el lugar de nacimiento, de otros la fecha, y junto a ellos había un pequeñísimo grupo de los que tan solo conocíamos el nombre deportivo y el equipo de procedencia. Era el momento de reanudar la investigación de 2007 y 2008 e intentar encontrar a esos doscientos jugadores y, sobre todo, sacar del anonimato a los que no teníamos identificados.

Fundamentalmente han sido José Vicente Olmos Mico, Fernando Arrechea, Alfonso del Castillo y Lartaun de Azumendi quienes se pusieron manos a la obra y han conseguido completar los datos de más del 60% de los que faltaban, incluyendo el desvelar a todos aquellos de los que solo sabíamos el nombre deportivo. Absolutamente todos. Una vez más, y perdón por la insistencia, un trabajo que nadie había emprendido hasta la fecha.

Pero claro, antes de tener a todos los jugadores nos faltó uno, que resultaba ser un auténtico callejón sin salida. Murillo, del Atlético de Madrid, jugador convocado en dos ocasiones con la selección sub-18 en la temporada 1963. ¿Quién era Murillo? Hicimos todas las búsquedas posibles en todos los medios al alcance, las mismas que habían dado excelentes resultados con el resto de jugadores. Pero Murillo se resistía, ninguna pista era buena y ni siquiera conseguíamos saber su nombre de pila. Así que a la desesperada se nos ocurrió utilizar el Twitter, explicar el trabajo que estábamos haciendo y pedir ayuda por si alguien podía conocer a Murillo o aportar algo sobre él. Era nuestra última esperanza, recurrir a lo que los policías llaman colaboración ciudadana.

Y hubo una primera respuesta. En el blog de Alfonso del Castillo se había publicado en diciembre de 2020 una foto magnífica de la selección en los entrenamientos, y ahí aparecía agachado nuestro Murillo. ¡¡Hay foto de Murillo!! Pero pronto habría más: la peña atlética Bendita Locura envía otra foto (Marca, 10-3-1963) y añaden el nombre de pila, Enrique. Domingo López, socio de CIHEFE, no tarda en encontrar otro recorte de prensa donde aparece la confirmación del nombre.

Ya teníamos el nombre y la foto, y con la ayuda de Hispaligas y de Bendita Locura completamos su trayectoria deportiva: jugó hasta 1965 en el Atlético de Madrid, la temporada 1965-66 la hizo en la Cultural Leonesa y la 1966-67 en el Talavera. José Ignacio Corcuera apostilla: en la Cultural jugó 21 partidos y anotó 2 goles.

La historia de nuestra búsqueda llamó la atención del periodista Manuel Yaben, que publica un reportaje en el diario digital El Independiente explicando el origen y el objeto de la investigación. ¡Hay que dar con Murillo! Casi de inmediato, Xesc Ramis nos da una nueva pista por Twitter: ha localizado a un jugador de bolos que se llama Enrique Murillo. ¿Será el que nosotros buscamos? Imposible de saber, el nombre no es muy frecuente, pero sin confirmación tajante no podemos arriesgarnos. Hemos avanzado mucho, pero nuevamente estamos en un punto muerto. ¿Cómo avanzamos?

En estas Lartaun de Azumendi consigue ponerse en contacto con Manuel Delgado Meco, famoso preparador físico del Athletic Club y de la Selección nacional, que compartió selección castellana con Murillo. Sí, recuerda bien a Murillo, pero no sabe darnos datos ni decirnos qué fue de él. Han pasado casi sesenta años… Eso sí, hay un pequeño detalle que no ha podido olvidar de: en las concentraciones Murillo solo hablaba de bolos, le encantaban los bolos. ¡¡Eureka, apareció, ya lo tenemos!!

La inmensa alegría ha sido que no solo hemos podido identificar a Murillo, sino que hemos podido hablar con él por teléfono y próximamente publicaremos una entrevista completa con él, el último jugador fantasma de los que han sido convocados con la selección española de fútbol.

Los que nos dedicamos a la investigación sabemos que pocas veces el éxito es tan rotundo, y que el camino está más lleno de sinsabores de que alegrías como esta. Son muchísimas veces las que hemos buscado jugadores con el mismo empeño y la búsqueda ha resultado infructuosa, el tiempo dedicado ha sido el mismo pero solo queda el mal sabor de boca de no haber podido hallar lo que buscabas. Afortunadamente no ha sido el caso, y por ello podemos decir que hemos conseguido identificar al 100% de los jugadores que han sido convocados con la selección española de fútbol, hayan o no debutado.

Hemos culminado así un trabajo único que empezó Félix Martialay en 1968 y que sin José López Carreño seguiría estancado en 2007. En otros países, menos laureados y con menos cultura futbolística que España, puede consultarse fácilmente por internet todos los partidos de sus selecciones, con identificación de todos los jugadores. Hasta el momento en nuestro país no ha sido posible, pero nosotros en CIHEFE haremos todo lo posible para ponerlo a disposición de todos los aficionados.

Si no hubiera sido por el trabajo de Martialay y López Carreño muchos de los datos que hemos podido recopilar se habrían perdido y sería imposible reconstruirlos, pues nadie se ha ocupado con el mismo esfuerzo y denuedo de la historia de nuestra selección nacional. Afortunadamente todos los aficionados al fútbol hemos contado con su esfuerzo y dedicación, y gracias a ellos se ha podido reconstruir toda la historia de nuestra selección nacional, lo que es un gran orgullo para CIHEFE y para todo el fútbol español.




La ausencia de público durante la temporada 2020/21 redujo sensiblemente la influencia del factor campo

La vuelta del público a las gradas, aunque sea de manera restringida y con aforos limitados por debajo de la capacidad de los estadios españoles, devolverá -aunque habrá que verlo respaldado por las estadísticas- al factor campo su debida influencia en las competiciones a doble vuelta o a doble partido.

Cuando se evalúa el factor campo podemos reconocer diferentes circunstancias que tradicionalmente han podido influir en el resultado de un partido. Durante muchos años ni siquiera había un balón oficial, se juegaba con el del propietario del terreno, que se limitaba a que el esférico estuviese dentro del reglamento. Tampoco había un único modelo de porterías que podían tener los palos redondos o aristados y se debía tener en cuenta la superficie de juego, no solo las dimensiones, sino su estado que iba desde la “alfombra” hasta “el patatal”, así como si estaba “blando” o “seco”, siendo “el barrizal” o el “empedrado” los extremos donde se podía jugar un partido. Superados los campos de tierra en las máximas categorías –se reabre el problema con la aparición de los campos de césped artificial-, hoy todavía se prestan a modificaciones la altura del césped -hierba corta/hierba larga-, la irregularidad del mismo -con calvas en algunas zonas-, el riego intermitente… a lo que habría que añadir las incidencias climatológicas que van desde la temperatura a los fenómenos atmosféricos, entiéndase por lluvia o nieve.

Hoy la mayoría de estas diferencias se han minimizado, o mejor dicho, se han uniformado en muchos aspectos. El propio reglamento de las competiciones ha definido mejor elementos como, por ejemplo, al imponer un único balón oficial -algo que además ha conllevado un rédito económico para su frabricante- o el diseño de las porterías. Y también se han igualado las condiciones del terreno con las nuevas técnicas que permiten desarrollar el juego sobre superficies perfectamente alisadas, con magníficos drenajes e incluso algunos campos con calefacción para eliminar la presencia de nieve. Hasta el reglamento se ha adaptado al introducir las pausas de hidratación para combatir el fuerte calor.

Sin embargo, la historia nos confirma que por encima de todos estos factores, posiblemente el que mayor incidencia ha protagonizado siempre ha sido el público. Porque el personal que asiste a los diferentes terrenos de juego de la Liga española tienen una fuerte tradición, con un fuerte arraigo. De por sí, la identidad de un club se conforma a través de sus aficionados.

No todas las hichadas animan con la misma intensidad ni muestran las mismas exigencias a sus jugadores, igualmente no todas presionan de la misma forma a los árbitros, quienes toman decisiones muchas veces condicionadas por el ambiente generado con el desarrollo del juego.

Por todo lo expuesto, se hace necesario poder medir hasta dónde influye el público, algo que se ha podido referenciar a través de la experiencia vivida en el Campeonato Nacional de Liga 2020/21, que ha pasado a la historia como el de las gradas vacías. La ausencia de público ya se había producido en la temporada anterior entre las jornadas 28 a 38 donde se pudo apreciar que las diferencias estadísticas entre locales y visitantes se habían reducido significativamente al compararse con las jornadas 1 a 27 en que sí asistieron los espectadores:

Temporada 2019/20

Jornadas 1-27

Jornadas 28-38

 

270 partidos

110 partidos

Victorias locales

129

45

 

47,8%

40,9%

Empates

75

30

 

27,8%

27,3%

Victorias visitantes

66

35

 

24,4%

31,8%

Goles locales

407

139

 

59,4%

54,1%

 

1,51 por partido

1,26 por partido

Goles visitantes

278

118

 

40,6%

45,9%

 

1,03 por partido

1,07 por partido

Las estadísticas registradas en los 380 partidos de la temporada 2020/21 fueron:

Temporada 2020/21

380 partidos

Victorias locales

158

 

41,6%

Empates

109

 

28,7%

Victorias visitantes

113

 

29,7%

Goles locales

520

 

54,6%

 

1,44 por partido

Goles visitantes

433

 

45,4%

 

1,14 por partido

Se puede apreciar que respecto a la segunda parte del Campeonato 2019/20 ha habido una ligera recuperación a favor de los locales en el global de 2020/21 ya que las victorias han pasado de 40,9% a 41,6%. Igualmente sucede con el porcentaje de goles locales que han subido de ser el 54,1% al 54,6%. Se puede apuntar que los jugadores se han ido acostumbrando a jugar sin público, pero aun así son ligeras diferencias que no contrarrestan el margen favorable que había habido para los locales en las temporadas anteriores.

De todas formas, si comparamos los números de la presente temporada con las últimas cinco en que hubo público en las 38 jornadas, es decir, el período que incluye las ligas de 2014/15 a 2018/19 se puede apreciar significativamente cómo la ventaja de jugar como local se ha visto condicionada sensiblemente:

 

Temporadas 2014-2019

Temporada 2020/21

 

1900 partidos

380 partidos

Victorias locales

882

158

 

46,4%

41,6%

Empates

468

109

 

24,6%

28,7%

Victorias visitantes

550

113

 

28,95%

29,7%

Goles locales

2971

520

 

57,4%

54,6%

 

1,56 por partido

1,44 por partido

Goles visitantes

2206

118

 

42,6%

45,4%

 

1,16 por partido

1,14 por partido

En definitiva los datos nos demuestran que la influencia del factor campo a favor del equipo local se ha visto reducida aproximadamente en un 5% a la hora de lograr la victoria. Igualmente se confirma que el público también influye a la hora de que el equipo local marque ya que el promedio realizador ha descendido de 1,56 del periodo 2014-2019 a 1,44 de la 2020/21.

En cambio el acierto realizador de los delanteros visitantes se ha mantenido muy próximo a la media de goles/partido: 1,16 para 2014-2019 y 1,14 para 2020/21.

Esta reducción en la influencia del factor campo no se ha manifestado por igual por equipos si atendemos a la clasificación:

En la temporada 2020/21 ha habido hasta tres equipos que han sumado más puntos fuera que en casa: FC Barcelona (38 puntos en casa/41 fuera), Cádiz (20/24) y Éibar (13/17), además del Real Madrid que obtuvo los mismos puntos en el Alfredo Di Stéfano que en los partidos que jugó como visitante. Nunca antes habían sido tantos equipos los que habían tenido mejores registros como visitantes que como locales.

Si comparamos el rendimiento particular de cada equipo en la temporada 2020/21 con el promedio obtenido entre las cinco últimas temporadas en las que hubo público (2014-2019), se puede observar de forma más detallada que la adaptación a jugar sin público influyó de manera muy diferente según qué equipo:

TABLA COMPARATIVA SOBRE PUNTUACIONES TEMPORADA 2020/21 – PROMEDIO PERIODO 2014-2019 1

 

TEMPORADA 2020/21

PERIODO 2014-2019

DIFERENCIA2

 

PC

PF

PT

PC

PF

PT

PC

PF

PT

Granada

31

15

46

20,33

11,00

31,33

10,67

4,00

14,67

Sevilla

43

34

77

42,00

21,40

63,40

1,00

12,60

13,60

Real Betis

35

26

61

28,00

20,50

48,50

7,00

5,50

12,50

Real Sociedad

33

29

62

30,60

20,80

51,40

2,40

8,20

10,60

Atlético Madrid

48

38

86

45,40

34,40

79,80

2,60

3,60

6,20

Celta de Vigo

30

23

53

30,40

18,80

49,20

-0,40

4,20

3,80

Levante

24

17

41

25,50

14,25

39,75

-1,50

2,75

1,25

Real Madrid

42

42

84

45,00

38,80

83,80

-3,00

3,20

0,20

Villarreal

30

28

58

34,60

24,60

59,20

-4,60

3,40

-1,20

Getafe

24

14

38

28,75

18,00

46,75

-4,75

-4,00

-8,75

Athletic

30

16

46

34,20

21,00

55,20

-4,20

-5,00

-9,20

Barcelona

38

41

79

49,00

42,00

91,00

-11,00

-1,00

-12,00

Alavés

24

14

38

28,67

22,00

50,67

-4,67

-8,00

-12,67

Éibar

13

17

30

28,20

17,80

46,00

-15,20

-0,80

-16,00

Valencia

31

12

43

34,80

25,40

60,20

-3,80

-13,40

-17,20

1 No se han tenido en cuenta los registros de Osasuna, Cádiz, Elche, Huesca y Valladolid por tener tan solo una temporada de referencia.

2 Es el resultado de restar a las cifras de la temporada 2020/21 el promedio obtenido en el periodo 2014-2019

Hasta diez equipos empeoraron sus números como locales respecto al promedio 2014-2019. A su vez hubo nueve conjuntos que mejoraron sus resultados en campo contrario.

Si dejamos al margen las estadísticas del Granada porque sus cifras de las dos últimas temporadas no tienen nada que ver con las obtenidas entre 2014 y 2019 -de luchar por la permanencia a hacerlo por un puesto en Europa-, la tabla ofrece suficientes atractivos que merecen ser comentados:

Ha habido cuatro equipos que han bajado muy significativamente su rendimiento coincidiendo con la ausencia de público, aunque en sentidos casi opuestos: Valencia (17,20 puntos menos), Éibar (16), Alavés (12,67) y Barcelona (12).

El caso del Valencia se puede calificar de atípico ya que donde realmente ha tenido un rendimiento muy por debajo de lo habitual ha sido en campo contrario. Que perdiese fuerza en Mestalla, casi cuatro puntos menos, entra en la lógica de una polémica gestión deportiva desde la dirección del club, circunstancias que no justifican en absoluto que el equipo tuviese resultados tan pobres en los desplazamientos.

En el polo opuesto está el Barcelona, que ha tenido un rendimiento como local especialmente por debajo de lo habitual respecto a sus últimas temporadas. No basta con señalar el cambio de entrenador -que bien justificaría haber obtenido un punto menos como visitante-, ya que son demasiados los once puntos no ganados en casa, siendo el peor registro después del del Éibar. Salvo que se entendiese que Koeman no ha sabido plantear los partidos como local, es evidente que la relación entre el equipo y su público es muy estrecha, hasta el punto de influir considerablemente en los resultados.

Y en este sentido, el Éibar ha sido posiblemente el equipo más perjudicado por jugar a puerta cerrada. Se puede afirmar que este ha sido el motivo extradeportivo más influyente en su pérdida de categoría ya que en lo que se refiere a los resultados fuera de Ipurúa solo han ido ocho décimas por debajo de la media del período 2014-2019.

Curiosamente el Camp Nou (98.772) e Ipurúa (8.164) son los estadios que marcan respectivamente el máximo y el mínimo aforo de la Primera División.

Por su parte, para el Alavés ha sido una temporada floja, sin poderse señalar que las gradas vacías fuesen el factor más influyente ya que sus números han sido malos tanto en casa como fuera. Junto al Alavés el mismo bloque entran el Athletic y el Getafe, pues en líneas generales, indistintamente tanto fuera como en casa han tenido números por debajo de su promedio quinquenal.

En el lado opuesto han estado los dos equipos sevillanos y la Real Sociedad. De estos tres, destaca el Sevilla FC puesto que en relación a los puntos obtenidos en casa ha sido una mejoría de solo uno, mientras que a domicilio la cifra sube a más de 12 puntos. Salta entonces la pregunta inevitable: ¿tanto se deja influir el equipo por el ambiente cuando se aleja del Sánchez Pizjuán o es que Lopetegui ha sabido transmitir otra mentalidad cuando se juega fuera? El resultado ha sido que el Sevilla ha entrado en la lucha por las primeras plazas y ha estado aspirando, al menos matemáticamente, al título de Liga hasta las últimas jornadas.

En una línea parecida a la de los sevillistas está la Real Sociedad, que ha mejorado ligeramente en Anoeta y más sensiblemente fuera, de ahí que obtuviese una temporada con balance muy positivo.

En esta terna de los que mejoraron sus estadísticas también entra el Real Betis, aunque destaca más porque se hizo más fuerte en casa (siete puntos por encima de su promedio) que fuera (cinco y medio por encima de su promedio).

Finalmente hubo cuatro equipos que rindieron dentro del rango previsible de sus propias estadísticas. La diferencia del Atlético de Madrid, campeón, frente a las del Real Madrid, subcampeón, estuvo en la ligera mejoría de los rojiblancos en relación a su promedio2014-2019, que se mostraron un poco más firmes tanto en casa como fuera. Los madridistas tuvieron su punto débil en el Alfredo di Stéfano donde sumaron tres puntos menos. Y cuando hay tanta igualdad en una competición, ya se sabe, el título se decide por detalles.

Finalmente Celta y Levante manifestaron moderadamente favorable la falta de público: el déficit como local quedó compensado con un mejor rendimiento como visitante, lo que llevó a los dos equipos a estar situados en la zona media. Tanto Celta como Levante fueron rivales incómodos en terreno contrario.

Para mayor documentación se adjunta la tabla pormenorizada del periodo 2014-2019 atendiendo a los promedios por partidos como local y visitante así como la diferencia final de sus registros.




Un sueño y dos intentos de sindicación futbolística

Cuando en 1927 nuestro fútbol abrazó estatutariamente el profesionalismo, a semejanza de lo ocurrido en Inglaterra cuatro lustros antes, y siguiendo hasta cierto punto los pasos de Hungría, Austria, Italia, o cuantos países disputaran un campeonato Nacional de Liga, ni uno sólo de quienes hasta entonces actuasen como “amateurs marrones” se preocupó de ver recogido legalmente su nuevo estatus. Mal podrían haberlo hecho, considerando que nuestros clubes se reservaban la parte del león, tal y como tuvo lugar al otro lado del Canal de La Mancha. En 1929, meses antes de que los ingleses abandonaran la UEFA sintiéndose agraviados -temerosos, en realidad, de que el órgano europeo “recomendase” recortes al abuso de poder federativo inherente al profesionalismo-, iniciaba su andadura nuestro primer torneo de Liga. Para entonces el draconiano derecho de retención, biga maestra durante los primeros tres cuartos de siglo en el fútbol profesional, se había enseñoreado de la pelota y su mundillo, a despecho de toda legislación societaria, laboral, e incluso canónica.

Pronto, los nuevos y todavía precarios profesionales de nuestro fútbol comenzaron a sentirse esclavizados. Podían ser populares, vivir dedicados al deporte, despertar envidias y entusiasmo allí por donde pasasen, y sentirse, en realidad, siervos de la gleba. Si como resultado de sus actuaciones sobre el césped recibieran ofertas jugosas por cambiar de camiseta, el club podía negarles la salida, aun cuando el contrato que los vinculara hubiese expirado. Más adelante, nada impedía a las entidades desentenderse de sus otrora piezas codiciadas, denegándoles la renovación tan pronto enfilasen la natural curva descendente. Para mayor escarnio, si las cuentas no cuadraban, parte de esas mismas directivas refractarias al traspaso dejaban cantidades a deber, conscientes de que a los jugadores damnificados tan sólo les asistía el derecho al pataleo. Los futbolistas podían ser profesiones a efectos federativos, pero no así para la legislación laboral. Más aún, al no estar su actividad tipificada como trabajo, ni merecían siquiera trato de empleados por cuenta ajena.

Cuando hicieron mella los impagos, fruto en parte de malas administraciones, aunque también del marasmo económico subsiguiente al crac bursátil de 1929, los futbolistas afectados, y aquellos que viesen pelar las barbas del vecino, quisieron organizarse. Hubo alguna reclamación fuera del ámbito federativo, saldada con allanamiento judicial, y hasta tanteos, más que gestiones propiamente dichas, en la órbita de la F.E.F. Un esfuerzo vano, puesto que los detentores de todos los derechos no estaban por la idea de ceder lo más mínimo. Reinaba, todavía, Alfonso XIII. Un Alfonso XIII debilitado en su autoridad y carisma, tras abrazar a Primo de Rivera y aquella “dictablanda” dirigida contra los más débiles. Bullían discursos republicanos. La C.N.T., aglutinante del ideario anarquista, esparcía su simiente por barriadas obreras y latifundios. El imposible axioma de “Ni Dios, ni gobierno, ni amo”, unido a aquel otro surgido de la lucha sindical y el pistolerismo de los años 10 – “¡Hasta que sean fuego las estrellas!”– prendió también entre algunos futbolistas. El “merengue” Félix Pérez parece que nunca estuvo adscrito a la C.N.T., y muchísimo menos “El Divino” Ricardo Zamora Martínez. Pero ambos, sobre todo el primero, soñaron con crear un Sindicato específico, como medio para embridar a los patrones del cuero. Zamora, hombre muy de derechas, habría de limitarse a nadar y guardar la ropa. Si amagaba con el Sindicato en discursos y entrevistas, luego, consciente de su valor simbólico, prefería abordar la senda más práctica. ¿Que le llegaban ofertas para disputar algún amistoso, como refuerzo de tronío en cualquier choque festivo? Pues se enrolaba con el beneplácito de su club, algo que a ninguno de los “pross” británicos, por ejemplo, se le hubiera consentido. ¿Que subía el coste de la vida? Pues a pedir aumentos, luego de susurrar ante cualquier gacetillero las ventajas de un sindicato de clase. Y así, entre “bolos” muy bien pagados por la región levantina, Cataluña, Gibraltar o Melilla, y subiditas de sueldo, sus patrones creían alejarlo de un proyecto sindical que probablemente nunca figuró entre sus prioridades.

Otros, por el contrario, se le tomatón muchísimo más en serio.

El 31 de agosto de 1929 llegaban noticias sobre una “Asociación Nacional de Trabajadores del Fútbol” desde donde se anunciaba el empeño de establecer contacto con la R.F.E.F. y las distintas Territoriales. Su propósito era acordar un entendimiento, e incluso su inserción en estos organismos, así como dilucidar el marco reservado a su pretendido Comité Paritario de Trabajadores del Fútbol, en su interlocución con la Federación. Toda una ofensa para el ente federativo, tenedor de todos los derechos, como aglutinante de los clubes. Y un “paso hacia el abismo”, en expresión literal de distintos portavoces, que ni por asomo estaban dispuestos a concesiones. Así, sólo cuatro días después (4-IX-1929) la Federación Española anuncia su propósito de implicar al Gobierno en lo que calificaban como “intromisión intolerable de la Asociación Nacional de Trabajadores”. Y reforzando tal postura, el Sr. Cabot, una de las cabezas más claras entre cuantos dirigían aquel fútbol, se pronunciaba con respecto a la Unión de Trabajadores (6 de setiembre). Una semana mal contada fue suficiente para poner en pie de guerra a la patronal del esférico:

“La sindicación de los jugadores, si pretendieran convertir su organización en una fórmula de resistencia, tendrá mal futuro. En cambio si promoviesen la creación de un montepío como fórmula de apoyo y protección gremial, les resultará más fácil llevarlo a efecto. El propósito de equiparar al futbolista con un trabajador, y plantear comités paritarios, me parece absurdo, ya que si los Comités buscan intervenir en modificaciones futbolísticas legales, sería una calamidad difícil de imaginar. Lo de un montepío para jugadores ya se viene estudiando, y hasta se habló al respecto en la última Asamblea. 

Sobre la retención del jugador profesional, ahora es mucho más lógico su reglamento que el vigente hasta hace poco para el futbolista amateur, puesto que algunos jugadores se veían obligados a competir en un club determinado si éste no quería cederlo. Hay, en cambio, jugadores que llegan a la inmoralidad y hasta el abuso, exigiendo primas y condiciones exageradas para renovar por su club. Es una mala costumbre, que las grandes entidades deberían cortar de raíz. El mismo F. C. Barcelona, uno de los que abogaron más por la implantación del profesionalismo en nuestro país, no ha sabido luego aplicar el reglamento profesional, encontrándose con casos de resistencia entre su plantilla. Casos que podrían haberse atajado con una firme disciplina. Parece, de cualquier modo, que ahora se han decidido a cortar situaciones intolerables. No, en la generalidad de los clubs no se ha entendido aún qué representa el profesionalismo. En fin, si los jugadores desean una protección o un Montepío, no habrá estridencias, porque el caso está previsto y se viene estudiando desde hace tiempo. Cualquier otra cosa desembocará irremediablemente en una confrontación”.

Por su parte el señor Echaniz, antiguo secretario del Madrid y a la sazón desempeñando idéntico cargo en el Unión Sporting de Madrid, afirmaba entre otras cosas lo siguiente:

“Es prematura la Asociación de Trabajadores del Fútbol, dadas las circunstancias por las que atraviesa este deporte. Me parece muy loable la idea de crear un Montepío profesional, pues proporcionará a los jugadores un medio de vida más allá de su carrera deportiva. Pero los jugadores no tienen derecho a enfrentarse a unos clubes que tan magníficamente les han tratado, salvo raras excepciones. Los directivos nos hemos desvivido por atender a los futbolistas, haciendo que no les faltase nada con respecto a lo estipulado en el contrato. Créanme, sería muy doloroso si ahora los viéramos poniéndose frente a nosotros”.

Tanto toque a rebato entre la patronal deportiva por fuerza debía mostrar su efecto. Bastaron unas pocas jornadas para que los primeros síntomas de debilidad asomaran entre el colectivo de jugadores en lucha. Así, el 13 de setiembre de 1929 se daban de baja en la Asociación, Quesada, Santos, Flores y Ordóñez, todos ellos del Unión Sporting madrileño. Otros muchos, paulatinamente, secundaron su paso atrás, haciendo que el globo se desinflara. El primer anhelo sindical pespunteado desde Madrid se convirtió rápidamente en historia, para alborozo de federativos y prohombres del balón.

Félix Pérez (Nº 8), en el Madrid de 1928. A la izquierda Méndez y a la derecha, del 9 al 11, Gual, Uribe y Del Campo. La de Félix Pérez fue una de las primeras voces en abogar por un sindicato futbolero.

Cabría pensar si los futbolistas no desaprovecharon una oportunidad de oro con la proclamación republicana. Bien mirado, se antoja difícil concluir que ninguno de los ya constituidos Sindicatos los acogiese con alborozo. “Hasta las estrellas de fútbol se sindican” -hubiera sido un formidable axioma-. “¿Acaso tú no tienes derechos que defender?”. Pero eran tiempos revueltos. Se hablaba de expropiaciones, de una reforma agraria con ribetes de requisa pura y dura, de redistribuir riquezas. Y aunque entonces las estrellas del esférico ni mucho menos fuesen ricas, quintuplicaban largamente los devengos de muchos jornaleros sin camiseta o pantalón corto. ¿Podía descartarse, acaso, que en medio de tanta confusión ese sindicato se volviera en contra de los más favorecidos? O mejor aún: ¿Podía prosperar el sueño reivindicativo sin el concurso de las figuras más reconocibles? Puesto que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, ni a uno sólo de nuestros ilustres se le ocurrió dar algún paso al frente. Como mucho, ciertos amagos no poco espaciados.

Félix Pérez, uno de quienes más abogase por la sindicación desde el vestuario del Real Madrid, allá en los últimos años 20, estaba poco menos que retirado cuando en 1936, durante un banquete para celebrar la consecución del título copero, Ricardo Zamora y Jacinto Quincoces solicitaron la palabra, poniendo sobre el tapete los derechos del futbolista. Su herida sangraba, puesto que ese mismo año un tribunal ordinario había dictado sentencia favorable a Eduardo Ordóñez, medio del At. Madrid y antiguo jugador “merengue”, por impago de haberes. El buen futbolista, que habría de abandonar el deporte para convertirse en figura lírica, saltando como barítono al cartel de varias zarzuelas, trazó sin proponérselo el futuro embrión sindicalista.

Ordóñez, involuntario germen de la sindicación deportiva, entrevistado por Fuentes Peralba. Detrás los hermanos Mazarrasa, uno de ellos jugador “colchonero” asesinado en Paracuellos del Jarama. Fuentes Peralba fue pionero por nuestros pagos de las retransmisiones futbolísticas en directo.

Aquellas voces pudieron ser acalladas, entre el jolgorio de un banquete ya con coñac y puros de por medio. Rafael Sánchez Guerra, todavía presidente madridista y político a quien la inminente Guerra Civil llevó primero al exilio mexicano tras unos meses de cautiverio, y luego a vestir hábito de lego dominico en Villava, no era precisamente hombre falto de buenas palabras. Pero el gesto de Quincoces y Zamora anticipaba lo que iba a ocurrir en breve, tras el alzamiento militar, la arriesgadísima maniobra republicana de armar a los obreros como desesperado intento por mantenerse en el poder, y la nauseabunda sangría que habría de asolar durante treinta y tres meses a todo el país. Porque en Cataluña, varios jugadores de segundo rango creyeron ver el instante del ahora o nunca.

Se daba por descontado que la sublevación militar caería por sí sola, que la guerra, en todo caso, iba a ser cuestión de semanas. Y que cuanto se levantara en medio de tanta incertidumbre, entre consignas y voces incendiarias, muy bien pudiera quedar para los restos. Así, mientras los medios se hacían eco de la detención de “aristócratas” por suelo catalán -parte de ellos contabilizados más adelante como víctimas mortales de tanta sinrazón-, se fue pergeñando el primer sindicato abierto a todos los profesionales del fútbol, no sólo jugadores, sino también técnicos, masajistas y empleados de oficina, adscrito a la UGT. Aquella primera directiva presidida por Esteban Pedrol, correoso jugador “culé”, todo pundonor, aunque con técnica muy rupestre, la completaban José Cristiá (vicepresidente), Alberto Sánchez (secretario), Domingo Vilaseca (vicesecretario), Fernando Díez (tesorero), José Luis Zabala, vocal primero y contador, y el internacional españolista Pedro Solé, como vocal simple. Ese “Sindicat de Profesionals del Fútbol”, constituido de forma oficial el 2 de setiembre de 1936, fijó su sede en el local que antes ocupase el “Casal de la Bella Parla”, pudiendo observarse en su balcón, la hoz y el martillo, el emblema de la UGT, y la tipografía del recién nacido ente. Según asegurasen sus directivos, bastaron siete días para contar con casi 200 asociados. Entre ellos, según recogiera la prensa, debían figurar Teruel, Rafael González, Claudio, el portero Iborra, Loyola, Vantolrá o Domingo Carulla, reconvertido ya en entrenador, puesto que al parecer frecuentaban asiduamente esa oficina. Y no parece descabellado suponer que mientras el Sindicat engrasaba su maquinaria, los bulos, o quién sabe si maledicencias acerca de a lo que aspiraban, pudo hacerle daño, puesto que sólo desde tal perspectiva cabe explicarse esta misiva remitida a “El Mundo deportivo”, para su pase a la rotativa:

“Camarada director de El Mundo Deportivo:

Le agradeceremos la publicación de la siguiente nota.

El Comité Ejecutivo del Sindicat de Profesionals del Fútbol hace constar que no ha autorizado a ningún compañero para que haga manifestaciones de ninguna clase, referente a acuerdos tomados o a soluciones para el futuro. Asimismo, que son infundadas las manifestaciones aparecidas en el diario de su digna dirección, referente a que hemos tomado el acuerdo de declararnos libres, sin compromiso alguno con nuestros clubes respectivos. Otra cosa es que hayamos abolido por completo el derecho de retención.

El Sindicat de Profesionals del Fútbol, cuyo local social ha quedado instalado en Claris, 38, principal, ruega a todos los compañeros profesionales del fútbol, entrenadores, jugadores, masajistas, que pasen por el local social para recibir nota de los acuerdos adoptados”.

Firmaban Pedrol y Sánchez, como presidente el primero y secretario el segundo.

En efecto, la primera medida sindical consistió en dar por abolido el derecho de retención, advirtiendo tanto a los clubes como a la Federación Catalana que no se iniciaría ninguna Liga o torneo, sin que todos asumiesen el órdago. Igualmente se comprometían a respetar la vigencia de cuantos contratos se hubieren firmado ya, pero eso sí, previa revisión de sus cláusulas. Trataban de evitar subterfugios muy comunes y claramente lesivos para los futbolistas ante cualquier litigio, como era apalabrar cantidades económicas mensuales o anualidades muy superiores a lo reflejado contractualmente. Ninguno de los documentos ya firmados o por rubricar sería validado sin el correspondiente visto bueno sindical. Por otra parte, los clubes que mantuvieran alguna deuda con sus jugadores, técnicos o masajistas, no podrían inscribirse en ninguna competición. Aunque en claro gesto de buena voluntad y ante las dificultades del momento, se daba por válido un reconocimiento de deuda y el compromiso de liquidarla en plazo breve.

Todo eran ventajas para los profesionales, y un trágala para clubes y Federación. Más que un sindicato reivindicativo parecía echarse al camino una apisonadora de amplio tonelaje. Sin duda consciente de ello, Esteban Pedrol anunció no tener intención de perjudicar a ningún club, ni pretender dirigirlos por el expeditivo método de recurrir a incautaciones. Un punto sobre el que si bien se ha escrito, dándolas por realizadas, hasta hoy no ha podido mostrarse ningún pliego u orden confirmando tal supuesto. Resulta innegable que varios afiliados al sindicato participaron en alguna incautación, incluidas las del Español y Barcelona, donde el propio Pedrol acabaría gozando de un cargo directivo. Todo induce a suponer, pues, que las actuaciones de ese puñado de futbolistas respondieron no a directrices sindicales, sino al libre albedrío personal.

Más problemas surgieron con la nueva Federación Catalana, a la que en cierta medida también se pretendía fiscalizar. El 12 de setiembre de 1936, se reunieron con los sindicalistas Pedrol y Alberto Sánchez, los federativos Peiró, Pi, Eroles y Guardia, acordando que el órgano representativo de los profesionales contara con un miembro en el Comité Ejecutivo de la Federación, otro en el Comité de Competición, y que el Consejo Regional de Apelación quedara distribuido a partes iguales entre federativos y sindicados, a razón de cuatro voces y votos cada uno. Para evitar suspicacias, su presidente no podría detentar cargos en ningún club y su papeleta tendría carácter decisorio ante los presumibles casos de empate. El capítulo económico parece tuvo mucho que ver en la composición del Campeonato Catalán, compuesto por dos grupos: Primera “A” (6 equipos), y Primera “B” (con 8). Se adujo que ampliar el número de contrincantes resultaría económicamente muy lesivo, si no del todo insostenible.  

Pronto surgieron cuestiones especiales, implicando a jugadores residentes en Cataluña que durante el ejercicio anterior hubiesen competido en otras regiones, o viceversa. Los catalanes Miró, Oró y Ribas, que acababan de competir con el Murcia, anunciaron públicamente su decisión de considerarse libres. Y otro tanto el gallego Chas, que jugaba en el Club Deportivo Español. ¿Qué podía entenderse como jugador catalán? ¿El que compitiera en clubes de la Territorial catalana, o únicamente los catalanes de nacimiento o naturaleza, cualquiera que fuese el lugar donde desarrollaran su actividad? Finalmente por salir del charco, la Federación Catalana declaraba en libertad a todos los futbolistas que no hubiesen renovado contrato con su anterior en fecha anterior al 23 de setiembre de 1936, anticipándose en un día al escrito remitido desde la Española, según el cual todo futbolista perteneciente a entidades de la zona rebelde quedaba autorizado a fichar por cualquier otro, si éste se hallase en áreas republicanas.

No debe sorprender tamaña capitulación de la “patronal” futbolística, impensable hoy día, pero harto justificada durante el verano de 1936, cuando distintas organizaciones ácratas o de izquierda radical incautaban comercios de toda índole, vehículos, industrias, viviendas, palacetes, hoteles y, naturalmente, clubes de fútbol. Máxime, mientras milicianos de esas mismas organizaciones exhibían su fuerza por las calles, armados con fusiles procedentes de arsenales militares(1). Tanto la Federación Catalana como sus más señeros clubes operaban ya bajo control y vigilancia de los incautadores, las mismas siglas, en suma, que ahora avalaban el balbuciente sindicato. Denominar negociación a las conversaciones mantenidas entre representantes de ese embrión sindical y el órgano federativo, constituye puro eufemismo.

Collage del Barcelona en 1935. Pedrol, futuro presidente del sindicato de futbolistas organizado en Cataluña, es el señalado con una “X”. Varios logros indiscutibles, bien es cierto que arañados en tiempos muy convulsos, quedaron en nada a partir de 1939.

El primer gran pleito resuelto favorablemente al sindicato, gracias a la equiparación de fuerzas en el Consejo Regional de Apelación, tuvo por protagonista a su secretario, Alberto Sánchez, muy modesto futbolista que compitiera con el equipo “B” del F. C. Barcelona a lo largo del ejercicio 1935-36, hasta lesionarse en una rodilla.

Como tantos otros jóvenes con el servicio militar pendiente, su contrato recogía que el importe de la “cuota”(2) corría a cargo de la entidad. La directiva “culé”, en efecto, había satisfecho el primer plazo, pero se negaba a aflojar las 750 ptas. correspondientes al segundo y último, argumentando que carecía de todo sentido hacerlo, cuando su jugador fue excedente de cupo. Es decir, que se había librado de ir a la mili. Para Sánchez, aquel contrato iba a misa. Daba igual si no debía entregar esas 750 ptas. a un tercero, ocupante de su plaza en el ejército. Aquella cantidad equivalía a una ficha y lo natural era respetarla. Además, el club le dio de baja el 30 de junio, hallándose lesionado, sin seguir una costumbre generalizada consistente en prolongarle el vínculo, al menos hasta que estuviese en condiciones de seguir compitiendo. Pues bien, el Consejo de Apelación sentenció contra el Barça. Y no sólo obligándole a abonar las ya citadas 750 ptas., sino otras 610, importe del sastre militar por un uniforme que ya nadie usaría, si no era en Carnaval, más tres mensualidades íntegras, tiempo previsto de tratamiento en la Mutual, y el 50 % de tres más, eventualmente necesarias para una completa recuperación.

A los clubes, conforme resultaba obvio, les tocaba jugar sistemáticamente en campo ajeno y ante árbitros poco imparciales. El viejo anhelo de un sindicato de futbolistas nacía viciado y con pocas posibilidades de arraigo.

Bien pronto la terca realidad bélica, traducida en llamadas a filas, cierre de competiciones y sustitución de las mismas por esporádicos partidos sin otro afán que el recaudatorio con fines políticos, añadida a una gira del F. C. Barcelona trufada de deserciones tanto en México como en Francia, iba a encargarse de aguar el proyecto sindical. Iborra o el extremo internacional Martín Vantolrá, así como otros muchos entre las dos centenas de afiliados, ya ni siquiera estaban en España. Aquella flor de un día, marchita y sin perfume, apenas si fue un recuerdo vago tras el triunfo de los militares alzados. Luego la ilegalización de UGT o cualquier otro sindicato, a mayor gloria del vertical falangista, los ajustes de cuentas y una reanudación de actividad balompédica con saludos brazo en alto y vítores a Francisco Franco, sirvió de ataúd al reciente pasado. La segunda intentona sindical, reducida al ámbito catalán, acababa de rodar sin puntilla.

Tras la caída de Barcelona, desde las linotipias sometidas al bando “nacional” hubo abundancia de venablos dirigidos no ya contra los sindicalistas, por sus recientes veleidades, sino a todo el colectivo de jugadores en el extranjero: “Llegará la hora de ajustar cuentas con esos malos españoles, cuando vuelvan a matar su hambre en la saciedad española”. “Marca”, portavoz deportivo de los triunfadores, repasaba algunos de aquellos nombres, para que el aficionado no pudiera olvidarlos fácilmente: “En Francia se hallan jugando los barcelonistas Balmanya, Raich y Zabalo, y en México casi la totalidad del equipo: Iborra, Rafá, García, Vantolrá, Urquiaga y Gual”. Otros medios se hacían lenguas sobre los restos en Argentina y México del naufragado Euzkadi; los Blasco, Pablito, Cilaurren, Zubieta, Iraragorri, ambos Regueiro, Lángara, Emilín… Tenía no poca gracia hablar de saciedad en una España famélica, cuando el año 1940 registró el mayor número de defunciones en todo el siglo XX. En Argentina se pasaba tanta hambre, que seis años y medio después su presidente Juan Domingo Perón resolvería no pocos dramas domésticos haciendo llegar a nuestros puertos buques cargados de trigo, patatas, carne y demás alimentos no perecederos.

“¿Son rojos o son nacionales? -se preguntaba “Marca”, acerca de los “culés” emigrados-. Hay diversidad de opiniones, si bien la mayoría llegan acordes a la misma conclusión: que son unos frescos, jugando a dos cartas en espera de decidirse con toda clase de seguridades por una de ellas; la que gane”. El mismo medio criticaba al fútbol catalán, “mediatizado por unos arribistas”, si bien su argumentación valía para tantas otras regiones del bando triunfador y no pocos futbolistas más: “Cataluña ha visto casi todos sus deportes desaparecidos por completo. El fútbol fue el único que pudo sostenerse a base de equipos llamados militares, ya que quienes los integraban quedaban exentos del servicio en las trincheras, y de los peligros que atizaba el tristemente célebre Negrín”. Del Sindicat de Profesionals del Fútbol ni una palabra. Como si nunca hubiera existido, y sus efímeros logros constituyesen una ensoñación. Al fin y al cabo nunca ejerció como sindicato de clase, y nadie pudo mostrar pruebas sobre su hipotética vinculación en las incautaciones deportivas. De haber surgido alguna, la suerte de Pedrol, por ejemplo, hubiera sido otra. Desde luego sufrió represalias. Las reservadas a cuantos como él optaron por contemplar desde Francia el desarrollo bélico, tras la gira azulgrana por México. Un año en blanco, sin paso por la cárcel como otros muchos sindicalistas, especialmente del agro, la industria, el funcionariado o la enseñanza. Sus días de presidencia en el Sindicat no comportaron penalidades suplementarias.            

Ya en la campaña 1940-41, con 31 años y casi cuatro de paro deportivo, volvió a descolgar las botas con muy escaso provecho. Algún choque amistoso y un solo partido de Liga le sirvieron de despedida. Como suele ocurrir a todos los jugadores enérgicos, de mucho físico y pobre técnica, su merma de facultades acentuó hasta lo indecible anteriores carencias. Una vez retirado se dedicó al ajedrez, con más que notables resultados, sin desoír esporádicas llamadas de su club azulgrana para ejercer funciones técnicas.  

Transcurridos 20 años, el panorama balompédico apenas había cambiado para los profesionales del fútbol, no sólo en nuestro país, sino en prácticamente todo el orbe. La catastrófica II Guerra Mundial, el enorme esfuerzo de reconstrucción europeo y una suma de economías debilitadas pugnando por el apuntalamiento a costa de múltiples sacrificios, convirtieron la pura supervivencia en objetivo esencial, si no único. Mediados los años 50, aún podían verse ruinas en grandes urbes del viejo continente. Italia fichaba extranjeros, ciertamente, pero el fútbol alemán, semiprofesional tan sólo, ni siquiera estaba en condiciones de disputar un torneo al uso, que abarcase todo su territorio. América, que apenas si fue azotada por ese inmenso descalabro y parecía atar a los perros con longanizas, tampoco es que tratase bien a sus artistas del cuero. En Argentina, un día, las grandes estrellas decidieron plantar cara a clubes y Federación, entendiendo pisoteados todos sus derechos individuales y colectivos. A la declaración de huelga se respondió con el ascenso de jóvenes canteranos. “¿Lo veis? -retaron dirigentes de Boca, River, San Lorenzo, Newell´s, Rosario, Estudiantes o Independiente-. No sois imprescindibles. El público sigue acudiendo a los estadios. Os moriréis de hambre mientras nosotros reducimos deudas, porque vuestros sustitutos nos salen más baratos”. Y aquellos jugadores argentinos optaron por enrolarse en clubes de México, Chile, Perú, o sobre todo Colombia, desvelando el sueño de muchos jerarcas en la F.I.F.A., ante el efecto que pudiera tener su rebelión en otros rincones del planeta. Distintas voces ponían en solfa el derecho de retención, argumentando que los jugadores no dejaban de ser sino esclavos muy bien remunerados. Como contrapeso, desde casi todas las Federaciones se maniobraba contra cualquier conato de activismo sindical.

Avanzados los años 50 del pasado siglo, cuando el Real Madrid comenzó a importar grandes astros extranjeros, uno de ellos, francés, pero descendiente de mineros polacos, hizo saber que en su país tampoco se respetaban los derechos del futbolista. Donde otrora tuvo lugar la revolución que cambiase el mundo, seguía pendiente una nueva y deportiva toma de la Bastilla. “No somos objetos, aunque se nos trate de ese modo. Hay jugadores que ni siquiera pueden opinar sobre el club al que deciden traspasarlos. Te vas a Le Havre, les dicen. O a Montpellier, Estrasburgo, Burdeos o Metz. Es mejor para ti, porque aquí ya no tienes sitio. Si eso se lo hiciesen a un obrero, podría desvincularse de la empresa y pedir trabajo en otra. A los futbolistas no se nos consiente. Negarnos a colaborar con ese mercado de carne humana implica la descalificación. Se nos receta el desamparo, la nada. A ningún ingeniero, contable, abogado, mecánico, chófer o carpintero, se le impide seguir desarrollando su profesión. ¿Por qué se nos puede hacer a nosotros? ¿Por qué las autoridades lo consienten? ¿Acaso el Derecho no rige para los profesionales del fútbol?”.

Raymond Kopa tenía fama de díscolo, al otro lado de los Pirineos, de hombre problemático y agitador. Él mismo reconoció esto último más de una vez, y expuso razonamientos en una biografía que ni siquiera causó gran impacto. Quien más y quien menos consideraba que a los hombres del balón les sobraban quejas y lágrimas. Si tanta envidia les inspiraba el resto de los mortales, podían empezar reduciendo sus saldos bancarios, llegó a escribirse.

Raymond Kopa, estrella de la selección francesa que pocas veces pudo ver en su auténtico puesto la hinchada del Real Madrid, nunca dejó de señalar la indefensión de los futbolistas ante el abuso de muchos clubes. La representación sindical constituyó para él una meta inalcanzable.

Pero en el universo futbolístico no faltaban argumentos para tocar a rebato. Aparte de las estrellas, había toda una galaxia de jornaleros mucho peor pagados y tan sometidos como los grandes ídolos a la tiranía de ese trato esclavista. Gente que si sufriera una lesión incapacitante debía apañárselas a la buena de Dios o, en el mejor de los casos, cumplidas las 30 ó 32 primaveras verse impelidos a improvisar otra existencia, sin grandes conocimientos ni habilidades. ¿Tan reprochable era su deseo de obtener réditos ante eventuales alzas en su cotización? ¿Por qué cuanto estaba bien visto entre honorables padres de familia, se antojaba despropósito para gentes de camiseta y pantalón corto?

Ya en 1967 continuaban sin reconocerse los sindicatos de futbolistas en Francia, Italia, Portugal, Holanda, Alemania, Grecia, Austria, Suiza, y por supuesto España. Bélgica había creado uno, todavía precario. En los países escandinavos, la Unión Soviética y sus satélites, los futbolistas seguían siendo teóricamente amateurs; más próximos a la realidad, por cierto, los daneses, suecos, noruegos y finlandeses, que los de Moscú, Leningrado, Sofía, Belgrado, Budapest, Odessa, Kiev o Minsk. Europa daba muestras de envidiable recuperación, y hasta Alemania Occidental gozaba de una Bundesliga de grupo único. Parecía buen momento para que los anhelos de sindicación merodeasen nuevamente en derredor de la pelota, aunque los grandes clubes del continente, sin excepciones, se debatieran entre una catarata de números rojos y amenazas de quiebra. Al menos es lo que pensaron desde la Federación Internacional de Sindicatos.

“El deporte en general, y el fútbol en particular, es actualmente una profesión que, además de juego, representa un espectáculo”, aseguró el 5 de junio su presidente, el belga M. Roger Blanpain, durante una conferencia en Milán. “Profesionalismo significa que quienes poseyendo cualidades para jugar al fútbol puedan dedicarse a su preparación, sabiendo garantizado su pan de cada día. El deporte, especialmente el fútbol, se ha convertido en un bien público, no sólo por cuanto representa para el prestigio nacional, sino como fundamento de una política saludable”.

Blanpain añadió igualmente: “En numerosos países, los futbolistas profesionales se baten por una organización sindical garante de sus derechos laborales y salarios decentes. Luchan, sobre todo, para convertirse en hombres libres mientras desarrollan una profesión libre. En la mayoría de los países ni siquiera se respetan los derechos de defensa que a todo el mundo civilizado asisten”. Y como colofón esbozaría los tres puntos que a su entender merecían convertirse en andamiaje de cualquier programa sindical deportivo: “Libertad de trabajo, seguridad del porvenir, y el derecho a controlar tanto las asociaciones como las mismísimas Ligas nacionales”.

Algunos medios españoles recogieron su alocución en las páginas deportivas. Otro, al menos, en las de Economía. Aunque lo cierto es que mayoritariamente mereció escasa cobertura en letra impresa. Y por una vez nada tuvo que ver en ello la censura gubernamental, infinitamente más suave desde que Fraga Iribarne se aviniese a retocarla. Esa sordina respondía sólo al puro desinterés, cuando tan arraigado estaba por nuestros pagos un comodín igualmente válido para rotos y descosidos: “¡Estas cosas aquí no pasan!”.

“España es diferente”, rezaba un slogan turístico que hizo furor. Y aunque la frase, todo un hallazgo para atraer divisas fuera sustituida por otra más tentadora –“España, un lujo a su alcance”-, buena parte de aquellos españoles concluyeron convencidos de que, en efecto, nada era igual a partir de la vertiente pirenaica Sur. Franco, arrinconada buena parte del viejo aparato falangista, gobernaba sin sobresaltos. De hecho en 1964, tres años antes de que el sindicalista belga hubiese agitado las aguas deportivas, celebró sus bodas de plata en el poder, maquillando la efeméride, eso sí, como “Conmemoración de 25 años de paz”. Cada primero de Mayo, asistía a la demostración sindical en el Estadio Santiago Bernabéu, donde “productores” de distintas provincias desarrollaban tablas gimnásticas corales, desfilaban como en una pequeña Olimpiada y los coros y danzas de la Sección Femenina anteponían sus jotas, sevillanas, muñeiras o sardanas, durante dos o tres interminables horas televisadas en blanco y negro, al ritmo de “Los Sirex”, “Los Cinco Latinos”, Bruno Lomas o “Los Relámpagos”, el acento meridional de Manolo Escobar, aún sin perder el carro, los tangos de Carlos Acuña, la trompeta de Rudy Ventura y las baladas del “Dúo Dinámico”, José Guardiola, Luis Gardey, Raphael o Michel, solista valenciano aclamado en Moscú, como tenían perfectamente aprendido cuantos presentadores asomaban por la pequeña pantalla. El belga Blanpain podía decir cuánto le pluguiese, que aquí imperaba un sindicalismo vertical bien empesebrado. Nuestros futbolistas, además, tenían poco de revolucionarios. Nadie perturbaba la paz española.

O eso se creía, hasta que mediado enero de 1968 el internacional Chus Pereda (Jesús Mª Pereda Ruiz de Temiño, Medina de Pomar, Burgos, 15-VI-1938), hablase medio al desgaire sobre la conveniencia de crear un sindicato futbolero.

El eco de sus palabras tuvo mucho de aldabonazo. “¿Es posible un sindicato para jugadores de fútbol?”, se preguntó desde un recuadro editorial el diario deportivo “Marca”. “¿Un sindicato de millonarios?”, tituló otra cabecera. “Lo lamento, pero yo no puedo sentir compasión hacia ellos”, enfatizó, a manera de cierre para su columnita, uno de los comentaristas más celebrados. Volvía a cernirse sobre los jugadores la imagen de jóvenes y aclamados héroes, mozalbetes caprichosos, distantes de la realidad nacional, en razón de su éxito social y económico prematuro, cuando en verdad les sobraban motivos de reivindicación. Para empezar, no cotizaban siquiera a la Seguridad Social. Sus clubes tenían suscritas con determinadas clínicas distintas pólizas asistenciales, la Mutualidad de Futbolistas se ocupaba de intervenciones recurrentes y cuantías indemnizatorias no ante casos de incapacidad, sino de mutilación grave o deceso. Y todo ello se traducía en claras diferencias de diagnóstico, tratamiento y pronóstico para el colectivo, a tenor de la capacidad económica de aquellas entidades. Numerosos elementos de 1ª y 2ª División tuvieron que correr durante el reciente pasado con el costo de intervenciones quirúrgicas privadas. Un solemne disparate, tratándose, como se afirmaba tan a menudo, de privilegiados.

Tampoco faltaron oportunistas con buen olfato, encabezados, como no podía ser de otro modo, por responsables del Sindicato Nacional del Espectáculo, rama, no lo olvidemos, de la única y vertical organización consentida desde el Movimiento. Así, a partir del 17 de enero de 1968, los futbolistas de 1ª comenzaron a recibir un escrito en los siguientes términos:

“El Sindicato Nacional del Espectáculo, y especialmente su sección de Deportes, viene observando con atención y sumo interés, desde hace ya mucho tiempo, las justas aspiraciones y propósitos que se han venido exteriorizando en diferentes ocasiones por algunos futbolistas muy destacados, que propugnan la fundación y establecimiento de una agrupación o asociación de carácter profesional, que venga a encauzar y resolver una serie de importantes problemas planteados en el seno de esta extendida rama del deporte. La previsión y seguridad asistencial, así como la defensa y apoyo en el ejercicio de los derechos profesionales, son materia de especial preocupación que recientemente ha vuelto a ponerse de actualidad con las declaraciones formuladas por un popular y aplaudido jugador azulgrana; declaraciones que se han difundido por los órganos de la Prensa especializada, con amplia repercusión en los demás medios informativos.

Por ello, estimando justa y muy razonable la aspiración, consideramos que ha llegado el momento de ponernos a disposición de los futbolistas españoles, ofreciéndoles nuestra colaboración y experiencia, tal y como ha venido haciendo el Sindicato con otros artistas profesionales, que hoy ya disponen de sus correspondientes y respectivas Agrupaciones y Organizaciones. Los matadores de toros, los artistas de cine, los directores-realizadores de películas, los apoderados taurinos, por no citar otros muchísimos, mantienen en fecundo y ventajoso funcionamiento sus propias asociaciones profesionales, que ellos mismos gobiernan y dirigen a través de toda nuestra geografía nacional, utilizada la extensa red montada en nuestros Sindicatos provinciales, comarcales y locales; servicios y Organización que también ustedes, los futbolistas españoles podrán utilizar, tan pronto como consideren y estimen oportuno.

A tales fines, en nombre de nuestro presidente nacional, don Jorge Jordana de Pozas -cuya juventud y estrecha vinculación al deporte constituyen suficiente garantía-, le ofrezco a usted y a todos los profesionales del fútbol-espectáculo, nuestra entusiasta colaboración para poner en marcha la Asociación Profesional de Futbolistas, en cuya fundación y establecimiento son muchos ya los que se manifiestan interesados.

En cualquier caso nos gustaría mucho recibir sus noticias y sugerencias”.

Jesús Mª Pereda, caricaturizado por “Cronos”. Su intento de agitar conciencias declarándose favorable a la sindicación, fue rápidamente aprovechado por responsables del Sindicato vertical para tratar de incluirlos en su segmento de Espectáculos. Aunque pueda sorprender, el régimen surgido de la Guerra Civil había obviado a los futbolistas.

Resumiendo: Asociación sí, pero nada de Sindicato específico. Aun con particularidades, debían compartir mantel con toreros, artistas de cine y teatro, tonadilleras, músicos, chicas de varieté, funambulistas, domadores de circo, payasos y bailarines.

Un día después, todos los kioscos vomitaban comentarios y opiniones. Básicamente, cada cual defendía lo suyo: “Crear una Asociación me parece bastante absurdo, en un caso tan particular como el de los jugadores -sintetizó el Sr. López Ruiz, director de la Mutualidad de Futbolistas-. Hablar de jubilación, por ejemplo, cuando se retiran a edad tan temprana, resulta ingenuo. Nuestra Mutualidad tiene un Consejo y una Comisión rectora, así como 18 delegaciones provinciales encargadas de tramitar asuntos. Al 31 de diciembre la cifra de afiliados alcanzaba los 122.110, incluyendo preparadores, árbitros, masajistas, etc. Atendemos la pérdida de salarios a causa de lesiones y no existe diferencia de trato entre profesionales, aficionados o juveniles, por más que, lógicamente, sean los profesionales quienes paguen cuotas superiores”.

El presidente de Barcelona, Narciso de Carreras, era abiertamente refractario: “No quiero opinar hasta que se pronuncien el Delegado Nacional de Educación Física y Deportes y el presidente de la F.E.F. Pese a todo no me lo tomo en serio. ¿Realmente cabe alguna relación entre un sindicato y los futbolistas?”. Sancho Dávila, expresidente federativo y en ese momento vicepresidente del Sevilla C. F., puso el dedo en la llaga: “Habrá que ver cómo se promulga la nueva Ley Sindical y entonces, sin distinción de categorías, podrán llevarse a cabo cuantas gestiones sean precisas, a través de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes y los clubes. Me extraña, no obstante, que parezca pretenda darse cobertura tan sólo a los de 1ª División, cuando son los menos necesitados de asistencia”. Desde el sindicato vertical se saldría al paso, entonces, puntualizando que estaban preparando otro escrito dirigido a los demás jugadores profesionales. Pereda, campeón de Europa en 1964, se mantenía en sus postulados: “Sigo en mi idea de agruparnos los profesionales del fútbol en un organismo nuevo. Lo que pueda ser finalmente, no seré yo sólo quien lo decida; tendrá que hacerse entre todos”.

Una realidad, empero, se imponía a cualquier opinión: los futbolistas deseaban algo más que una asociación. Y por supuesto ni se planteaban quedar encerrados en un cajón de sastre, junto a toreros, cupletistas, tragasables o conjuntos de la entonces denominada música “ye-yé”. ¿Razones? Cierta noticia del mismo día 18 puede proporcionarnos la clave:

“El presidente del Sindicato Nacional del Espectáculo, don Jorge Jordana de Pozas, ha hecho entrega ayer al gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Madrid, don José Manuel Pardo de Santayana, de un cheque por valor de 120.000 ptas., cantidad a que asciende la recaudación del partido de fútbol jugado el día de Navidad del pasado año entre toreros y artistas.

El encuentro fue organizado por el citado Sindicato, donde se encuentran encuadradas ambas actividades, para incrementar las cantidades asignadas a la Campaña de Navidad patrocinada por el Gobierno Civil de Madrid. Estuvieron presentes el actor Ángel de Andrés, el presidente del Rayo Vallecano, don Pedro Roiz, que cedió el campo, y el administrador del Sindicato, don Rafael Roja”.

¿Podían sentarse los futbolistas, codo a codo, con quienes tomaban el balón a modo de charlotada? Uno ya veterano, de los que desde hacía dos años venía anunciando su posible retiro, expuso en palabras lo que muchos compañeros pensaban: “Conmigo que no cuenten para lidiar becerros o subirme al cuello de algún elefante. O el Sindicato es otra cosa, o no será nada para mí”.

Ficha deportiva de “Chus” Pereda. Fue él quien agitó por primera vez las mansas guas del fútbol sesentero, con su idea de un sindicato profesional, ajeno a la verticalidad incuestionable del momento.

Transcurridas 24 horas desde la polvareda que levantase aquella interesada invitación del Sindicato franquista, Alfredo Rueda conseguía entrevistar a “Chus” Pereda. Y la voz que agitase unas aguas hasta entonces tranquilas, lejos de abordar caminos mil veces trillados, hizo gala de tanta ponderación como espíritu didáctico.

De entrada, aseguró no ver en el Sindicato -el vertical, se entiende-, a una hipotética Agrupación de Jugadores Profesionales, puesto que ni siquiera había imaginado un enrolamiento en el Sindicato del Espectáculo. “Creo que donde sí debíamos estar como Agrupación -dijo-, es bajo la tutela de nuestra Federación y la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes. El deporte profesional posee un marco específico dentro del propio deporte”. Con respecto a su idea acerca de la Agrupación, expuso: “Representa una llamada para todos los futbolistas profesionales de Primera, Segunda y Tercera División. Es un hecho que atraídos por el espejismo del fútbol, muchos jóvenes abandonan estudios o su futura capacitación profesional. Y son incontables los que no tienen suerte. Además, quienes como consecuencia de una lesión o enfermedad se ven fuera del deporte que para ellos lo ha sido todo, acaban a menudo en tierra de nadie. Deberíamos crear un seguro que les garantizase la continuidad de estudios pagados, así como una suma razonable, o incluso capacitarse en un oficio si tienen habilidad manual. Yo sólo he recogido un sentimiento que anima a los jugadores. Alguien debe lanzar la idea y estoy dispuesto a aportar mi experiencia de futbolista. Lo que no puedo hacer, lógicamente, es indicar qué estructura legal resultaría más conveniente, o extenderme sobre la línea económica de nuestra agrupación. En tal sentido será preciso el consejo de personas capacitadas, conocedoras de la materia”.

Con deficiencias respecto a la futura planificación del empeño, o sin ellas, el para entonces muy cuajado interior, puesto que próximo a la treintena cubría su penúltima temporada en el Barça, ya había echado cuentas: “Algo, sin embargo, tengo muy claro. Si somos 4.000 jugadores de fútbol profesionales, pagando 1.000 ptas. cada uno tendríamos un fondo inicial de 4 millones. Esa cantidad y sucesivas aportaciones, daría para que nosotros mismos remediásemos nuestros problemas asistenciales, sin duda el punto más importante. Luego la Agrupación también contempla otros horizontes que no juzgo oportuno comentar. Pero es obvia la necesidad de defensa de los futbolistas. Actualmente, por ejemplo, son muy bajos los devengos por fallecimiento e inutilidad”. Y con el claro propósito de no levantar suspicacias, remataba: “No se trata de crear una fuerza de presión sobre los clubes ni sobre nadie. Y muchísimo menos apartarnos del deporte”.

Abreviándolo un poco, muy conscientes del marco en que se movían, los jugadores trataban de apostar por un órgano asistencial auto gestionado, antes que por el combativo sindicalismo de clase. Tal vez entre los proyectos de futuro no desvelados estuviese su integración en la Seguridad Social. O establecer límites sobre el derecho de retención, herramienta que todos, sin la más mínima excepción, consideraban inicua. Pero no hubo modo de saberlo, porque la idea iba a encontrar múltiples obstáculos.

Tras rubricar 5 goles en los 21 partidos de Liga que Perada disputase como azulgrana durante el ejercicio 1968-69, fichó por el Sabadell para el de 1969-70. Pudo vérsele tan poco luciendo el blanco y azul arelequinado, que algunos medios aventuraron su retirada. No queriendo darles la razón, aún se mantuvo en la brecha dos temporadas más con el R.C.D. Mallorca, ya en 2ª División. 53 partidos de Liga y 7 goles sirvieron de broche a una formidable carrera de 18 campañas, con 8 camisetas distintas, además de las rojas y azules de nuestra selección nacional. Continuaba activo, por lo tanto, cuando despuntando el verano de 1972 la Agrupación de Futbolistas estuvo más cerca que nunca de hacerse realidad. Luego viviría una larga etapa como seleccionador nacional de juveniles y Sub-21.

Para cuando Javier Clemente, recién designado seleccionador nacional absoluto lo puso en la calle con malos modos (1994), llegando a manifestar “cobra demasiado para lo poco que hace”, ya había visto nacer no una Agrupación, sino el Sindicato que tanto añoraba.

Otra historia merecedora de una atención que los comentaristas de nuestro deporte rey prefirieron abordar desde la inmediatez, y raramente a posteriori, con la muy necesaria perspectiva. 

_________________________________

(1) .- El anecdotario de aquellos infaustos días resulta interminable. Vivir o morir respondía, a veces, a la pura casualidad, el capricho, o los reflejos fruto del más primario instinto de supervivencia. Con el destino de vidas y haciendas en manos revanchistas, a menudo carentes de toda preparación y conscientes de hallarse por encima del bien y el mal, cualquier conato de enfrentamiento resultaba temerario. A ese respecto puede servir como botón de muestra el mal trago de cierto cura, profesor de Religión en Madrid, que según narrase Mercedes Maraver, una de sus alumnas, salió bien librado gracias a la incultura de quienes nada bueno le reservaran:

Un día fueron los republicanos a su casa. Les habían dado un chivatazo e iban dispuestos a llevárselo. Le dijeron: “Nos han contado que usted es cura”. Él contestó: “Yo soy presbítero”. Ellos, entonces, se dijeron entre sí: “¿Ves? Si ya te había dicho yo que éste no tenía cara de cura”. El sacerdote volvió a asegurar que era presbítero y se salvó de esa manera”.

(2) .- La cuota era una cantidad económica predeterminada que cualquier soldado con posibles podía entregar al Estado (1.500 ptas.), para que otro ocupara su puesto. Además de desvirtuar el concepto de servicio militar obligatorio, semejante triquiñuela consentida profesionalizó, de facto, un ejército compuesto mayoritariamente por campesinos sin tierra, desarraigados carentes de oficio y gente con mal porvenir, en tanto rentistas, buena parte de la burguesía, e incluso menestrales acomodados, libraban a sus vástagos de una suerte arriesgada estando tan fresco el recuerdo de la sublevación rifeña, las correrías de Abd El-Krim, el desastre de Anual, los bombardeos sobre Melilla y la batalla de Uarga. Los futbolistas, por su parte, descubrieron junto a la pelota una curiosa vida simbiótica. Ellos se libraban de año y medio azaroso, al tiempo que los clubes podían seguir contando con su concurso.




Los equipos de la Liga. Barakaldo C.F.

Barakaldo Club de Fútbol (Clasificación-46)

Se adjuntan los datos numéricos del Barakaldo Club de Fútbol en las temporadas que ha militado en el Campeonato Nacional de Liga de 2ª División. Aparecen en el primer cuadrante los jugadores, partidos disputados por todos los jugadores siendo titulares, goles anotados, penaltis transformados, goles encajados en propia puerta, tarjetas rojas o expulsiones con las que han sido sancionados. A continuación en el siguiente cuadrante, los puntos obtenidos por temporadas, goles, tarjetas y puntos totales que ha conseguido el equipo, según coeficientes de puntuación otorgados en “Baremación de jugadores. La valoración de los futbolistas”, que se ha detallado en el artículo nº 80 de esta revista digital.

Jugd.

Ptd.2ª

Gol.2ª

Pen.2ª

P/P 2ª

TR2ª

346

9.339

1.246

78

19

64

 

Pt.Tpda.2ª

Pt.G.2ª

Pt.Exp.2ª

Ptos

4.435.662

618.3

-53.8

5.000.162

Desglose de Temporadas del Barakaldo Club de Fútbol.-

Denominación

Temporadas

Baracaldo Foot-ball Club

1917-1937

Club Deportivo Baracaldo-Oriamendi

1937-1942

Club Deportivo Baracaldo-Altos Hornos

1942-1958

Club Baracaldo Altos Hornos

1958-1971

Baracaldo Club

1971-1973

Baracaldo Club de Fútbol

1973-1995

Barakaldo Club de Fútbol

1995 en adelante

 

Categorías

%

2ª División

30

33.33

2ªB División

37

41.11

3ª División

23

25.56

T O T A L

90

100

Composición de los jugadores del Barakaldo Club de Fútbol.-

Jugadores 346 de los que 38 han sido porteros.

División

Titulares

Goleadores

Otr.Jugd.

Suplentes

Total

189

57

97

3

346

Titulares: Son los jugadores que han sido los titulares de cada equipo, por haber disputado entre los 11 jugadores que componen el equipo incluido el portero más minutos en las jornadas de cada temporada que el resto de los jugadores del equipo.

Goleadores: Aparecen los jugadores que han anotado goles y no han sido titulares de los equipos en la temporada.

Otros Jugadores: Son los jugadores que no han sido titulares de los equipos en las temporadas y tampoco han anotado algún gol, pero si han actuado de titulares en alguna o varias jornadas de alguna temporada.

Suplentes: Son los jugadores que han intervenido sustituyendo a algún compañero de equipo no siendo titulares en ninguna jornada y que tampoco han anotado algún gol.

Lugar de nacimiento de los jugadores del Barakaldo Club de Fútbol.-

Es significativo que la más de la mitad de los jugadores del Barakaldo C.F., han nacido en la provincia de Vizcaya, quedando pendientes los nacidos en Vascongadas y S/D, figurando otros lugares de nacimiento próximos a Vizcaya con porcentajes muy ínfimos. Solo han sido 5 los jugadores nacidos en países del extranjero: los argentinos Cioffi y Osvaldo, los franceses Brun y Peri y Jones de Guinea Ecuatorial.

Provincia

Jugadores

%

Vizcaya

206

59’54

S/D

63

18’21

Vascongadas

30

8’67

Cantabria

13

3’76

Guipúzcoa

7

2’02

Navarra

5

 

Otras

22

 

T O T A L

346

 

Jugadores más destacados del Barakaldo Club de Fútbol.-

Se relacionan en el cuadrante que se acompaña a los 30 jugadores del Barakaldo Club de Fútbol que han obtenido mayor número de puntos. Se reflejan las temporadas que han pertenecido al equipo, las temporadas que han sido titulares, los goles anotados en sus diversas facetas, las tarjetas rojas o expulsiones con las que han sido sancionados, los puntos que han obtenido según baremación, los partidos disputados como titular en el equipo y el número de la clasificación que tienen entre los  20.564 jugadores evaluados. Muy destacado figura Tori, jugador de larga trayectoria en el equipo, le siguen Doro y Larreina, ambos jugadores de trayectorias largas en el equipo así como excelentes goleadores. La mayoría son nacidos en la provincia de Vizcaya.

Tori

Doro

Larreina

Delantero centro de fuerza y pundonor con garra y entrega, de fuerte complexión y sin brillantez técnica, prototipo de la furia.

Bergaretxe

Defensa central, que ostentaba la capitanía del equipo en buena parte de su trayectoria, muy exigente y organizado, provenía del Athletic Club

Ariznabarreta

 

Poli

Ligado al equipo también como entrenador, compaginaba su actividad deportiva con la laboral en la empresa de Altos Hornos de Vizcaya. Muy dispuesto para ayudar al equipo por lo que gozaba del reconocimiento y afecto de la afición.

Gozalo

 

Sáinz

Jugador rápido, hábil y valiente, que desempeñaba su demarcación en cualquier puesto de delantera. Muy apreciado por la afición.

Olarieta

Panizo II

 

Jugadores

TDI.

TPF.

Prov/País

Titul

2G

2P

2Pp

Tar

2ª D.

2ª Gol

2ªT.

Puntos

Ptd

Clasif.

1

Tori

1942/43

1951/52

 vizcaya

6

18

 

 

 

95,566

10,30

 

105,866

170

 2.458

2

Doro E.

1942/43

1948/49

vizcaya

4

28

 

 

 

66,903

17,80

 

84,703

104

 2.031

3

Larreina

1972/73

1978/79

álava

5

22

 

 

 

63,504

14,30

 

77,804

159

 3.604

4

Bergaretxe A

1947/48

1955/56

vizcaya

7

 

 

3

1

77,431

-0,51

-1,0

75,921

172

 2.114

5

Ariznabarreta

1946/47

1953/54

vizcaya

5

36

8

 

 

55,260

16,20

 

71,460

126

 3.058

6

Poli B.

1940/41

1946/47

vizcaya

4

1

 

 

 

60,140

0,45

 

60,590

89

 4.631

7

Gozalo J.

1939/40

1944/45

 vizcaya

4

15

 

 

2

53,442

7,75

-1,7

59,492

77

 3.699

8

Sáinz E.

1974/75

1980/81

vizcaya

3

28

 

 

 

39,841

18,20

 

58,041

88

 4.447

9

Olarieta

1947/48

1955/56

vizcaya

5

4

1

 

2

56,795

1,95

-1,7

57,045

120

 3.466

10

Panizo II

1949/50

1956/57

vizcaya

3

24

7

 

1

46,206

9,75

-0,7

55,256

120

 4.708

11

Larrazábal T.

1934/35

1941/42

..Vascongadas

4

18

3

 

 

47,077

7,65

 

54,727

62

 4.957

12

Gojenuri S.

1950/51

1954/55

vizcaya

4

23

1

 

 

42,575

10,20

 

52,775

107

 1.900

13

Venancio P.

1947/48

1955/56

vizcaya

2

37

8

 

 

31,261

20,65

 

51,911

55

 223

14

Gárate J.

1939/40

1946/47

vizcaya

4

24

 

 

3

40,655

12,20

-2,4

50,455

62

 5.387

15

Carmelo M.

1972/73

1980/81

vizcaya

3

18

4

1

1

40,992

10,45

-1,0

50,442

98

 4.807

16

Bilbao Ví.

1941/42

1944/45

vizcaya

4

14

4

 

1

44,150

7,10

-1,0

50,250

61

 2.955

17

Abiega

1973/74

1978/79

vizcaya

3

5

 

1

1

47,681

3,00

-1,0

49,681

114

 4.882

18

Bata A.

1939/40

1943/44

vizcaya

4

24

 

 

2

39,796

11,00

-1,4

49,396

55

 105

19

Calvo Á.

1942/43

1951/52

vizcaya

3

28

2

 

2

35,857

14,30

-1,4

48,757

61

 386

20

Pedrín L.

1946/47

1955/56

vizcaya

4

2

 

 

2

47,509

1,10

-1,4

47,209

106

 4.257

21

Bilbao V.

1972/73

1974/75

vizcaya

3

 

 

 

 

47,200

 

 

47,200

113

 1.095

22

Carlos S.

1972/73

1974/75

vizcaya

3

1

 

1

 

45,165

0,40

 

45,565

108

 1.113

23

Ucelay F.

1944/45

1948/49

vizcaya

4

1

 

 

1

44,239

0,65

-1,0

43,889

72

 3.730

24

Urruchurtu I.

1955/56

1960/61

vizcaya

4

9

1

 

 

39,032

3,90

 

42,932

102

 6.035

25

Bastida J.

1953/54

1958/59

vizcaya

3

4

1

 

 

39,811

1,65

 

41,461

105

 6.164

26

Manolo Ló.

1974/75

1980/81

cáceres

2

2

 

 

 

39,967

1,30

 

41,267

96

 6.182

27

Armandín B.

1952/53

1954/55

vizcaya

3

24

 

 

 

29,600

10,80

 

40,400

74

 4.464

28

Arrieta F.

1946/47

1951/52

vizcaya

1

23

 

 

2

27,412

14,35

-2,0

39,762

51

 2.674

29

Markaida

1949/50

1951/52

vizcaya

3

26

 

 

 

27,700

11,70

 

39,400

71

 335

30

Barrio M.

1953/54

1965/66

vizcaya

2

23

 

 

 

28,800

10,35

 

39,150

72

 3.887

Goleadores del Barakaldo Club de Fútbol.-

Se detalla en la relación que se adjunta a los jugadores del Barakaldo Club de Fútbol que más goles han anotado en el Campeonato Nacional de Liga de 2ª División, aparecen todos los goleadores que han marcado más de 20 goles, figuran también los goles anotados en lanzamientos de penaltis. Venancio Pérez ha sido el máximo artillero con 37 goles, siendo Mentxaka con 19 goles anotados en la temporada 1959-60 el máximo anotador por temporada.

Venancio

Mentxaka

 

Jugadores

TDI.

TPF.

2G

2P

 

Jugadores

TDI.

TPF.

2G

2P

Venancio P.

1947/48

1955/56

37

8

 

Gárate J.

1939/40

1946/47

24

 

Ariznabarreta

1946/47

1953/54

36

8

 

Panizo II

1949/50

1956/57

24

7

Mentxaka F.

1958/59

1965/66

29

 

 

Arrieta F.

1946/47

1951/52

23

 

Calvo Á.

1942/43

1951/52

28

2

 

Barrio M.

1953/54

1965/66

23

 

Doro E.

1942/43

1948/49

28

 

 

Gojenuri S

1950/51

1954/55

23

1

Sáinz E.

1974/75

1980/81

28

 

 

Larreina

1972/73

1978/79

22

 

Markaida

1949/50

1951/52

26

 

 

Prieto J.A.

1952/53

1953/54

20

 

Armandín B.

1952/53

1954/55

24

 

 

Otros

 

 

796

52

Bata A.

1939/40

1943/44

24

 

 

T O T A L

 

 

1.215

78

 Mejores Alineaciones del Barakaldo Club de Fútbol.-

El Barakaldo Club de Fútbol ha participado 30 temporadas en la competición de Liga de 2ª División, que representa 1/3 de la historia del equipo, así estuvo en esta categoría desde la temporada 1934/35 de forma consecutiva hasta la temporada 1960/61, a excepción de la temporadas 1945/46 y 1957/58, por lo que es un equipo puntero y clásico de la 2ª División. Las formaciones de las mejores temporadas son las que se citan a continuación. Las fotografías han sido extraídas de la publicación PACO de Juan Algar y de la aportación de José María Cuevas sobre el libro de Barakaldo C.F. 75 años de Fútbol de Carlos Ibáñez.

1953-54 (2N-2)  : Urquiola; Pedrín, Bergaretxe, Elorriaga; Ariznabarreta, Goyo, Prieto, Hurtado; Panizo II, Gojenuri, Armandín.

1935-36 (2II-3)  : Antolín; Pablito, Rey; Félix Pérez, Chisu, Julián Ramón, Larrazabal, Pachuco Prats, Ortúzar; Zárraga, Cachelo.

1977-78  (2ª-4)  : Aizpuru; Martín A., Docal, Aguirrebengoa; Benito, Abiega; Bengoetxea, Duñabeitia, Larreina, Sarabia, Carmelo.

Formación 1977/78: Arriba: Aizpuru, Manolo, Docal, Aguirrebengoa, Delgado, Martín A.. Agachados: Bengoetxea, Duñabeitia, Larreina, Sarabia, Carmelo.

1948-49  (2ª-5)  : Cayetano; Olarieta, Bergaretxe, Fernández M., Ucelay F.; Albizua, Careaga, José Luis, Venancio, Guridi, Tori.

Clasificación y puntos del Barakaldo Club de Fútbol.-

Se relacionan las temporadas que el Barakaldo Club de Fútbol ha participado en la competición de 2ª División con los puntos y la clasificación obtenida. Destacar que desde la temporada 1946/47 hasta la temporada 1956/57 ha militado de forma consecutiva en esta categoría en 11 temporadas. Destaca la temporada 1977-78 que quedó en 4ª posición y a un puesto de ascender a 1ª División.

Tpdas

Ptos.

Clas.

 

Tpdas

Ptos

Clas.

1934-35

13

I-6

 

1953-54

38

I-2

1935-36

17

II-3

 

1954-55

33

I-6

1939-40

12

II-5

 

1955-56

28

I-10

1940-41

16

I-11

 

1956-57

31

I-10

1941-42

14

I-6

 

1958-59

31

I-6

1942-43

13

I-5

 

1959-60

29

I-9

1943-44

19

11

 

1960-61

22

I-15

1944-45

13

14

 

1964-65

28

I-9

1946-47

21

11

 

1965-66

14

I-16

1947-48

24

9

 

1972-73

39

8

1948-49

29

5

 

1973-74

39

10

1949-50

26

I-10

 

1974-75

33

15

1950-51

29

I-12

 

1977-78

44

4

1951-52

33

I-5

 

1978-79

28

19

1952-53

31

I-7

 

1980-81

31

19

Jugadores más expulsados del Barakaldo Club de Fútbol.-

Se relacionan a los jugadores del Barakaldo Club de Fútbol que han sido expulsados con tarjetas rojas. Jaime Gárate y Juan Ramón Docal, han  sido los máximos sancionados, siendo este último quien en la temporada 1977/78 fue expulsado en 3 ocasiones, caso insólito fue que en el partido contra el Real Jaén en el estadio de La Victoria jienense, la fuerza pública pretendió detenerlo por alteración de orden público.

Docal

Jugadores

TDI.

TPF.

2T

Gárate J.

1939/40

1946/47

3

Docal J.R.

1977/78

1978/79

3

Calvo Á.

1942/43

1951/52

2

Bata A.

1939/40

1943/44

2

Arrieta F.

1946/47

1951/52

2

Urruchurtu F

1972/73

1973/74

2

Gozalo J.

1939/40

1944/45

2

Benito J.J.

1973/74

1977/78

2

Olarieta

1947/48

1955/56

2

Latatu

1964/65

1965/66

2

Pedrín L.

1946/47

1955/56

2

Antolín R.

1934/35

1940/41

2

Orive F.

1956/57

1958/59

2

Otros

 

 

36

T O T A L

 

 

64

Goleadores en propia puerta Barakaldo Club de Fútbol.-

Jugadores

TDI.

TPF.

2Pp

Bergaretxe A.

1947/48

1955/56

3

Zamacona J.Mª.

1958/59

1960/61

3

Alconero

1939/40

1940/41

2

Otros

 

 

11

T O T A L

 

 

19

Jugadores seleccionados con la Selección de España del Barakaldo Club de Fútbol.-

El Barakaldo Club de Fútbol ha constituido un vivero de jugadores de la cantera vizcaína, es quizás unos de los lugares de nacimiento con mayor incidencia en el número de jugadores de 1ª y 2ª Divisiones, muchos de estos jugadores han recalado en el Athletic Club. En los listados que se acompañan se reflejan las temporadas que pertenecieron al equipo, el lugar de nacimiento así como la clasificación que ostentan entre los 20.564        jugadores baremados.

Dani

Sarabia

 

Jugadores del Campeonato del Mundo y Europa del Barakaldo Club de Fútbol.-

Jugadores

TDI.

TPF.

Provin.

M/E

Nombre y Apellidos

Clasif

Dani R.

1972/73

1973/74

vizcaya

M78E80

Daniel Ruiz-Bazán Justa

 57

Etxeberria L.Mª

1972/73

1972/73

vizcaya

M62E64

Luis María Etxeberria Igartua

 442

Gorostiza G.

1946/47

1946/47

vizcaya

M34

Guillermo Gorostiza Paredes

 9

Ontoria

1956/57

1956/57

guipúzcoa

M50

Sebastián Ontoria Escolar

 67

Sarabia M.

1977/78

1977/78

vizcaya

E84

Manuel Sarabia López

 172

Zarra

1956/57

1956/57

vizcaya

M50

Pedro Telmo Zarraonandia Montoya

 4

Jugadores Internacionales del Barakaldo Club de Fútbol.-

Jugadores

TDI.

TPF.

Provin.

Nombre y Apellidos

Clasif

Alconero

1939/40

1940/41

vizcaya

Pedro Alconero Artagoitia

 181

Bata A.

1939/40

1943/44

vizcaya

Agustín Sauto Arana

 105

Canito S.

1947/48

1947/48

vizcaya

Nicanor Sagarduy Gonzalo

 99

Escalza J.

1972/73

1972/73

vizcaya

Francisco Javier Escalza Ellacuria

 647

Iriondo R.

1953/54

1953/54

vizcaya

Rafael Iriondo Aurtenetxea

 63

Lezama R.

1955/56

1955/56

vizcaya

Raimundo Pérez Lezama

 691

Liceranzu J.

1980/81

1980/81

vizcaya

Jesús Íñigo Liceranzu Otxoa

 1.361

Mieza

1939/40

1939/40

vizcaya

Juan José Mieza Goiri

 1.911

Orúe J.Mª.

1951/52

1951/52

vizcaya

José María Orúe Aranguren

 87

Pachuco Prats

1935/36

1935/36

vizcaya

Manuel Prats Guerendiain

 3.552

Pérez-Payá

1948/49

1948/49

alicante

José Luis Pérez-Payá Soler

 1.226

Urkizu

1947/48

1947/48

vizcaya

Juan José Urkizu Sustaeta

 2.247

Venancio P.

1947/48

1955/56

vizcaya

Venancio Pérez García

 223

Relaciones familiares del Barakaldo Club de Fútbol.-

En el cuadrante que se inserta se adjuntan a los jugadores que han figurado en el Barakaldo Club de Fútbol y que han tenido alguna relación familiar: H.- Hermanos.

Pr.- Primos. Figuran con el mismo número los jugadores que han tenido alguna relación familiar, se detallan las temporadas que pertenecieron al equipo así como la clasificación que disponen entre los 20.564 jugadores baremados.

Jugadores

TDI.

TPF.

Fam.

Nombre y Apellidos

Clasif.

Mieza

1939/40

1939/40

258H

Juan José Mieza Goiri

 1.911

Mieza II

1939/40

1939/40

258H

Bernabé Mieza Goiri

 7.639

Urruchurtu F.

1972/73

1973/74

457H

Francisco Javier Urruchurtu Lecue

 2.737

Urruchurtu I.

1955/56

1960/61

457H

Ignacio Urruchurtu Lecue

 6.035

Echeberria J.

1955/56

1955/56

505H

Jorge Echeberria Igartua

 16.892

Etxeberria L.Mª.

1972/73

1972/73

505H

Luis María Etxeberria Igartua

 442

Egusquiza J.

1952/53

1952/53

608Pr

José Egusquiza Zárraga

 9.674

Egusquiza M.

1964/65

1965/66

608Pr

Miguel Ibarreche Egusquiza

 3.809

Relación de jugadores que han jugado en el Athletic Club y Barakaldo C.F..-

Se incluye cuadrante de los jugadores que han participado en el Barakaldo C.F. y Athletic Club en las competiciones de Liga de 2ª y 1ª Divisiones respectivamente,  en donde aparecen las temporadas que han militado. Jugadores que han participado al final, inicio e indistintamente en las dos épocas de su vida deportiva en ambos equipos. Son 62 los jugadores que se relacionan.

Equipo

Jugadores

TDI.

TPF.

TDI.

TPF.

Equipo

Athletic

Bata A.

1929/30

1935/36

1939/40

1943/44

Barakaldo

Athletic

Gorostiza G.

1929/30

1939/40

1946/47

1946/47

Barakaldo

Athletic

Urkizu

1929/30

1934/35

1947/48

1947/48

Barakaldo

Athletic

Petreñas

1931/32

1932/33

1939/40

1940/41

Barakaldo

Athletic

Aroma

1934/35

1934/35

1935/36

1935/36

Barakaldo

Athletic

Doro E.

1935/36

1935/36

1942/43

1948/49

Barakaldo

Athletic

Mieza

1935/36

1945/46

1939/40

1939/40

Barakaldo

Athletic

Yurrebaso

1935/36

1935/36

1939/40

1939/40

Barakaldo

Athletic

De la Campa

1939/40

1939/40

1941/42

1941/42

Barakaldo

Athletic

Llorente Fe.

1939/40

1939/40

1941/42

1950/51

Barakaldo

Athletic

Iriondo R.

1940/41

1952/53

1953/54

1953/54

Barakaldo

Athletic

Jáuregui S.

1940/41

1941/42

1947/48

1947/48

Barakaldo

Athletic

Leicea

1940/41

1940/41

1943/44

1943/44

Barakaldo

Athletic

Zarra

1940/41

1954/55

1956/57

1956/57

Barakaldo

Athletic

Albizua L.

1942/43

1945/46

1948/49

1948/49

Barakaldo

Athletic

Lezama R.

1942/43

1956/57

1955/56

1955/56

Barakaldo

Athletic

Bergaretxe A.

1944/45

1946/47

1947/48

1955/56

Barakaldo

Barakaldo

Fernández Ma.

1944/45

1948/49

1946/47

1947/48

Athletic

Athletic

Gainza M.

1944/45

1948/49

1949/50

1951/52

Barakaldo

Athletic

Mugarra J.

1944/45

1949/50

1946/47

1946/47

Barakaldo

Athletic

Venancio P.

1944/45

1954/55

1947/48

1955/56

Barakaldo

Barakaldo

Aníbal U.

1946/47

1950/51

1947/48

1947/48

Athletic

Barakaldo

Arrieta F.

1946/47

1951/52

1948/49

1950/51

Athletic

Athletic

Arechavala T.

1947/48

1947/48

1948/49

1948/49

Barakaldo

Barakaldo

Canito S.

1947/48

1947/48

1948/49

1962/63

Athletic

Barakaldo

Cayetano G.

1948/49

1948/49

1949/50

1950/51

Athletic

Athletic

Maguregui J.

1948/49

1948/49

1949/50

1952/53

Barakaldo

Athletic

Areta I

1949/50

1956/57

1959/60

1959/60

Barakaldo

Barakaldo

Estenaga

1949/50

1949/50

1950/51

1952/53

Athletic

Barakaldo

Markaida

1949/50

1951/52

1952/53

1961/62

Athletic

Barakaldo

Tini G.

1950/51

1951/52

1951/52

1951/52

Athletic

Athletic

Santillán A.

1951/52

1951/52

1952/53

1952/53

Barakaldo

Barakaldo

Azkarate

1952/53

1952/53

1953/54

1956/57

Athletic

Barakaldo

Egusquiza J.

1952/53

1952/53

1953/54

1953/54

Athletic

Barakaldo

Barrio M.

1953/54

1965/66

1959/60

1959/60

Athletic

Athletic

Onaindía

1953/54

1957/58

1954/55

1955/56

Barakaldo

Barakaldo

Merodio A.

1954/55

1955/56

1955/56

1962/63

Athletic

Barakaldo

Beitia G.

1955/56

1956/57

1957/58

1959/60

Athletic

Barakaldo

Echeberria J.

1955/56

1955/56

1964/65

1965/66

Athletic

Athletic

Izagirre

1955/56

1956/57

1956/57

1956/57

Barakaldo

Athletic

Echániz M.

1956/57

1957/58

1958/59

1958/59

Barakaldo

Athletic

Torre J.Mª.

1957/58

1959/60

1960/61

1960/61

Barakaldo

Barakaldo

Mentxaka F.

1958/59

1965/66

1960/61

1964/65

Athletic

Athletic

Zorriketa

1958/59

1968/69

1959/60

1959/60

Barakaldo

Barakaldo

Aiarza I.

1960/61

1960/61

1962/63

1962/63

Athletic

Athletic

Etxeberria L.Mª

1961/62

1971/72

1972/73

1972/73

Barakaldo

Athletic

Latatu

1961/62

1961/62

1964/65

1965/66

Barakaldo

Athletic

Argacha

1963/64

1963/64

1964/65

1965/66

Barakaldo

Athletic

Orue L.

1964/65

1964/65

1964/65

1965/66

Barakaldo

Barakaldo

Dani R.

1972/73

1973/74

1974/75

1985/86

Athletic

Barakaldo

Escalza J.

1972/73

1972/73

1973/74

1979/80

Athletic

Athletic

Zuluaga

1972/73

1972/73

1974/75

1974/75

Barakaldo

Athletic

Garay I.

1973/74

1977/78

1974/75

1974/75

Barakaldo

Barakaldo

Madariaga J.I.

1973/74

1973/74

1974/75

1976/77

Athletic

Athletic

Martín A.

1973/74

1976/77

1977/78

1978/79

Barakaldo

Barakaldo

Oñaederra

1973/74

1974/75

1975/76

1976/77

Athletic

Barakaldo

Otaolea

1973/74

1980/81

1975/76

1975/76

Athletic

Athletic

Bengoetxea L.

1976/77

1980/81

1977/78

1977/78

Barakaldo

Athletic

Sarabia M.

1976/77

1987/88

1977/78

1977/78

Barakaldo

Athletic

Rastrojo

1979/80

1979/80

1980/81

1980/81

Barakaldo

Barakaldo

Liceranzu J.

1980/81

1980/81

1981/82

1987/88

Athletic

Jugadores con más partidos de titulares en el Barakaldo Club de Fútbol.-

Se detallan en esta relación a los jugadores del Barakaldo Club de Fútbol que han disputado más de 77 partidos como titulares en el equipo en la competición de 2ª División, se significan las temporadas que han pertenecido al equipo. Muy destacados figuran los tres primeros jugadores: Bergaretxe, Tori y Larreina.

Jugadores

TDI.

TPF.

Prov.

Ptd

 

Jugadores

TDI.

TPF.

Prov.

Ptd

1

Bergaretxe A

1947/48

1955/56

vizcaya

172

 

13

Doro E.

1942/43

1948/49

vizcaya

104

2

Tori

1942/43

1951/52

vizcaya 

170

 

 

Urquiola F.

1952/53

1958/59

vizcaya

104

3

Larreina

1972/73

1978/79

álava

159

 

15

Urruchurtu I.

1955/56

1960/61

vizcaya

102

4

Ariznabarreta

1946/47

1953/54

vizcaya

126

 

16

Carmelo M.

1972/73

1980/81

vizcaya

98

5

Olarieta

1947/48

1955/56

vizcaya

120

 

17

Manolo Ló.

1974/75

1980/81

cáceres

96

 

Panizo II

1949/50

1956/57

vizcaya

120

 

18

Aguirrebengoa

1977/78

1980/81

vizcaya

91

7

Abiega

1973/74

1978/79

vizcaya

114

 

19

Goyo G.

1952/53

1955/56

vizcaya

89

8

Bilbao V.

1972/73

1974/75

vizcaya

113

 

 

Poli B.

1940/41

1946/47

vizcaya

89

9

Carlos S.

1972/73

1974/75

vizcaya

108

 

21

Sáinz E.

1974/75

1980/81

vizcaya

88

10

Gojenuri S.

1950/51

1954/55

vizcaya

107

 

22

Arechalde

1972/73

1974/75

vizcaya

87

11

Pedrín L.

1946/47

1955/56

vizcaya

106

 

23

Ormaza O.

1956/57

1960/61

vizcaya

85

12

Bastida J.

1953/54

1958/59

vizcaya

105

 

24

Gainza M.

1949/50

1951/52

vizcaya

83

 

 

 

 

 

 

 

25

Gozalo J.

1939/40

1944/45

 vizcaya

77

Jugadores nacidos en Vizcaya predominan en las alineaciones titulares.

El Barakaldo Club de Fútbol ha sido un equipo en donde ha predominado la labor de cantera en los jugadores que han conformado su juego, así por esta circunstancia la mayoría de los jugadores que han constituido las alineaciones titulares se ha basado en jugadores, por tanto, nacidos en la provincia de Vizcaya. En las alineaciones que se presentan a continuación, se da la circunstancia que todas las formaciones, salvo los jugadores que se marcan con letra negrita han nacido en la provincia de Vizcaya.

1951-52 (2N-5) : Maguregui; Landeta, Bergaretxe, Gaínza, Orúe J.Mª.; Ariznabarreta, Markaida, Olarieta; Calvo, Gojenuri, Panizo II.

1953-54 (2N-2)  : Urquiola; Pedrín, Bergaretxe, Elorriaga; Ariznabarreta, Goyo, Prieto, Hurtado; Panizo II, Gojenuri, Armandín.

Formación 1953-54: Arriba: Armandín, Pedrín, Bergaretxe, Elorriaga, Prieto, Urquiola.
Agachados: Iriondo, Goyo, Ariznabarreta, Gojenuri, Hurtado.

1950-51 (2N-12): Goicolea; Olarieta, Bergaretxe, Gainza; Ariznabarreta, José Luis, Markaida; Goiburu, Aníbal, Panizo II, Tori.

Formación 1950-51: Arriba: Gainza, Olarieta, Fonseca, Bergaretxe, Panizo II, Maguregui.
Agachados: Tori, Ariznabarreta, Tini, X, Landeta.

1947-48  (2ª-9)  : Mezo; Bergaretxe, Aguirre, Olarieta, Ucelay F., Canito; Jáuregui, Muga; Venancio, Baniandrés, Doro.

Formación 1947-48: Arriba: Doro, Venancio, Arrieta, Járugui, Olarieta, Ucelay, Aguirre.
Agachados: Bergaretxe, Canito, Carbelo, Muga.

1952-53 (2N-7)  : López; Pedrín, Elorriaga, Ortuondo, Bergaretxe; Goyo, Prieto; Azkarate, Armandín, Bustamante, Gojenuri.

Formación 1952-53: Arriba: Portero suplente, Pedrín, Panizo II, Elorriaga, Egusquiza, Prieto, López. Agachados: Armadín, Gojenuri, Bergareche, Goyo, Santillán.

1954-55 (2N-8)  : Urquiola; Bastida, Pedrín, Ortuondo; Armandín, Goyo, Greño, Gojenuri; Cárcamo, Onaindía, Cortázar.

1955-56 (2N-10): Urquiola; Bastida, Arana, Axpe; Barrio, Goyo, Guinea, Gorostiza Ga.; Cortázar, Beitia, Onaindía.

Formación 1955-56: Arriba: Txetxu, Aguirre, Bergaretxe, Bastida, Tito, Gorostiza, López, Ortúzar (Entrenador). Agachados: Onaindia, Ibarrondo, Goyo, Cortazar, Beitia.

1959-60  (2N-9)  : Fernández J.A.; Zamacona, Aitor, Ormaza, Aranguiz; Eraña, Zorriketa, Bolinaga, Flórez; Urruchurtu I., Mentxaka.

Formación 1959-60: De pie: Fernández J.A., Aitor, Aranguiz, Zamacona, Eraña, Ormaza, Ruiz. Agachados: Romero, Bolinaga, Mentxaca, Urruchurtu I., Zorriketa.

1972-73  (2ª-8)  : Bilbao V.; Carlos S., Ramírez Escudero, Arechalde; Escalza, Nando; Dani, Ibarrondo, Larreina, Urruchurtu F., Lalo.

Formación 1972-73.Arriba: Bilbao V., Carlos, Ramírez Escudero, Arechalde, Tito, Nando.
Agachados: Dani, Escalza, Uriona, Urruchurtu F., Ortiz.

1973-74  (2ª-10): Bilbao V.; Carlos S., Madariaga, Arechalde; Abiega, Oñaederra; Dani, Urruchurtu, Larreina, Otaolea, Ortiz.

Formación 1973-74: Arriba: Bilbao V., Carlos S., Madariaga, Arechalde, Nando, Abiega.
Agachados: Dani, Benito, Larreina, Víctor, Lalo.




Diego Armando Maradona y la Argentina Juvenil en el Mundial de Japón (1979). La creación de narrativas por parte de la Dictadura militar argentina

Introducción

El análisis a la figura de Diego Armando Maradona (30 de octubre de 1960-25 de noviembre de 2020) ha traspasado los límites de la cancha para introducirse en la conformación discursiva del pensamiento popular argentino-latinoamericano. Sus gambetas, que ya se hacían ver desde muy joven cuando integraba la clase 1960 en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors ––conocidos como Los Cebollitas––, han conducido a espacios de discusiones sociopolíticas en torno a sus acciones y sus silencios. Desde su adherencia a Fidel Castro y a todo el imaginario de la Revolución Cubana, o el respaldo a Carlos Menem y su gobierno neoliberal, lo sitúan en una cierta contradicción o movilidad ideológica propia de sus fintas, lo que ha causado la admiración o el rechazo a ambos lados de la cancha política. Aunque, sus primeros ademanes con el mundo político no fueron por decisión propia, sino impuestas por la dictadura militar (1976-1983) comandada por Jorge Videla[1]. En efecto, la generación que disputó el Mundial Juvenil en Japón (1979) fue entendida por el régimen como una continuación del Mundial Adulto, que se había desarrollado en Argentina un año antes: perfeccionar las narrativas patrióticas, lo que acercaría los jóvenes al régimen y legitimaría la institución.

En consecuencia, el presente escrito busca dar luces con relación a la instrumentalización político-discursiva que la dictadura militar argentina hizo de la selección de su país que participó, y ganó el Mundial de fútbol juvenil de Japón 1979. Específicamente nos centraremos en analizar un esfuerzo discursivo concreto que intentó resaltar: 1) una bandera de lucha por la unión nacional, y 2) un modelo normativo de lo que debían ser los jóvenes, en virtud de la hazaña deportiva comandada por su figura insigne, Diego Armando Maradona. Para ello; en primera instancia, describiremos la participación histórica de la selección juvenil y la importancia política que tuvo. Posteriormente, identificaremos y ponderaremos los elementos que permitieron las articulaciones discursivas. Para finalizar con una reflexión que intentará englobar las aristas del caso estudiado para problematizarlas en un contexto problemático de mayores dimensiones.

Para los entendidos en la materia, esto no necesariamente significa algo nuevo para el país trasandino. Sin ir más lejos, como mencionamos, un año antes del suceso, el régimen se esforzó en limpiar su imagen internacional y por unificar la nación con base en el cometido de los dirigidos por el director técnico Cesar Menotti (Roldán, 2007).

No obstante, cuando se habla del Mundial juvenil de 1979 la reflexión no necesariamente ha sido abundante. Es todavía un libro abierto que requiere ser revisado y pensado como un suceso igualmente provechoso para los objetivos de una cruenta dictadura. En efecto, para comprender esta época tan traumática, pero duradera, resulta útil estudiar fracciones de la historia que permitieron, en cierto sentido, la expansión del proyecto dictatorial de Videla. En este sentido, no es equívoco apuntar posibles relaciones entre un deporte tan popular en el país, los triunfos que se tuvo en este y un mando militar que estuvo dispuesto a usufructuar hasta el último momento de este periodo de oro que vivió la selección argentina.

  1. El camino hacia la gloria: Argentina en Japón 79’

Un año después de haberse consagrado campeones del mundo en su tierra, Menotti tenía otro desafío de envergadura: llevar a los pibes a la gloria máxima en la cita sub-20 desarrollada en Japón. Para ello, confió en el trabajo de scouting realizado por Ernesto Duchini que ojeó a talentos de la talla de Ramón Díaz, hábil y encarador delantero de River Plate; Juan Simón, defensa central de respetable presencia perteneciente a los registros de Argentinos Juniors; Gabriel Calderón, mediapunta de factura técnica envidiable que deslumbraba en Racing. Nombres más que interesantes, pero menores frente a la estrella y capitán del equipo: Diego Armando Maradona, quien ya encandilaba al mundo con la camiseta número “10” de Argentinos Juniors gambeteando rivales en los pastos de “La Paternal”, y atrayendo la atención de clubes extranjeros como el Sheffield United. La calidad de los mencionados más las tácticas del “flaco”, hacían presagiar que la cita en tierras niponas sería victoriosa. Fantasía que comenzaba a tomar forma en el Sudamericano sub-20 realizado en Uruguay a inicios de 1979 (12 de enero-31 de enero), en donde lograron darle sentido al “tiqui-taca” vertical que promulgaba Menotti. Aunque el título quedó en manos del local, la albiceleste generó esperanza hacia al futuro gracias a su buen juego, y la satisfacción de eliminar a Brasil en la última fecha por medio de la solitaria anotación de Hugo Alves. De hecho, la química generada más el antecedente reciente del título de la adulta implicó el favoritismo del plantel en la cita planetaria, como bien señala el propio Maradona: “era un orgullo muy grande porque yo estaba convencido de que él [Menotti] era el artífice de meternos en la cabeza a todos que ser campeones morales ya no servía para nada” (Maradona, 2000: 20).

En el torneo, el equipo fue imparable: veinte goles a favor y solo dos en contra, invictos. Con sendas goleadas a Indonesia y Argelia, ambas por 5-0, con una semifinal ganada a Uruguay que rememora todo lo que significa el “Clásico del Río de la Plata”: rusticidad, juego físico y “guapura”. Gracias a un 2-0, con los tantos de Ramón Díaz y de Maradona, la albiceleste llegó a su segunda final consecutiva en un año. El partido definitivo se jugó contra la Unión Soviética en el Estadio Olímpico de Tokio, donde se vislumbró un choque de paradigmas: el fútbol total de Menotti contra el pragmatismo y juego físico de Kornushov. Pese a que los soviéticos empezaron ganando gracias al cabezazo de Ponomarev, Argentina confió en sus capacidades, sin caer en el nerviosismo, logrando dar vuelta el resultado a través de los goles de Alves ––de penal––, Díaz ––en una jugada que recuerda al barrilete cósmico del “pelusa” contra los ingleses–– y Maradona ––tiro libre–– dando como marcador final un categórico 3 a 1. Nuevamente Argentina es campeón del mundo, nuevamente en Dictadura. Así, en este epígrafe nos proponemos desarrollar el discurso patriota que se construyó alrededor de este campeonato, en específico el focalizado en la figura de Diego Maradona comprendido en la época como el “pibe de oro”.

La final del campeonato no solo representaba la obtención de un título, sino el triunfo de una batalla ideológica que hacía suponer la legitimación de la lucha subversiva que lideraba Jorge Videla. Puesto que, la Unión Soviética simbolizaba el discurso antagónico: el comunismo. Ganarle a los soviéticos consistía una victoria en el plano de las ideas que perpetuaba los valores difundidos por la Junta Militar hace un año en el Mundial del 1978, a saber, la juventud como el actor protagónico y constructor de la nación con base en el orden, el sacrificio, la autoexplotación y el respeto a la autoridad (Bolchinsky, 2018: 99). Así, el proyecto político del régimen encontró en el fútbol un baluarte en su imaginario social, el cual se complementó con la figura de Dios y el nacionalismo exacerbado. En otras palabras, se reafirmó la narrativa disciplinadora, pues el éxito deportivo refrendó la victoria del orden versus la subversión y la nación contra el socialismo. De hecho, medios de la época como El Gráfico trabajaron esta idea señalando en su crónica sobre el partido decisivo cualidades futbolísticas y de “calidad” humana del plantel albiceleste: “[el equipo era] un grupo correcto dentro y fuera de la cancha[2], y más aún, el símbolo de una corriente futbolística generosa, espectacular y agradable”[3].

En este aspecto, podemos apreciar como al equipo argentino se le dio ciertos valores, los cuales hablaban de la integridad como personas. Más aún, representaba a la disciplina. Lo contrario al equipo soviético, quienes sufrieron de una invisibilidad narrativa transformándolos en unos desconocidos siendo que eran el otro finalista del torneo. Debido a que, se tenía que situar a la albiceleste como una agrupación honesta, digna representante de la nación y del esfuerzo del pueblo argentino. Se construyó un “nosotros” definido alrededor de los jóvenes, el cual era funcional a la idea de la Junta ––presente desde la configuración del Mundial 78’–– que entendía a este grupo como la “cara visible de la Argentina, testimonio de una supuesta potencialidad nacional, que dirigida en un sentido adecuado […] podría conducir al éxito de todo un pueblo” (Bolchinsky, 2018: 105). Demostrando que la subversión no era un valor que retribuía, sino la disciplina, el respeto y el orden. De modo que, se apuntó a los opositores como traidores y parásitos que impedían al país crecer como nunca antes se había visto.

La construcción del discurso no solo era propiciada por la Junta, también encontró agentes en otros actores sociales que, decididamente o no, articularon los significantes claves. Por ejemplo, el periodista en cancha de El Gráfico, Hernesto Onesime, señaló la importancia que adquirió la selección tanto en la historia de los mundiales juveniles como en el país anfitrión, pues la Argentina se transformó en un elemento valioso para la concepción futbolera de los japoneses. Esto se debía a que los jugadores, al igual que la patria: «[jugaban] con todos, acá ganamos todos. Esa es una de las tantas enseñanzas que dejaron con su victoria»[4]. Sobre esto, Maradona indicó que los nipones habían generado una buena relación con Argentina durante el transcurso de la Copa gritando los goles, aplaudiendo a los jugadores y celebrando los triunfos. De forma que, con la obtención del título el estadio se vino abajo aclamando a los campeones, pidiendo que acercaran el trofeo a las gradas vociferando “¡Ar-gen-tina, ¡Ar-gen-tina!(Maradona, 2000: 24).

Ahora bien, en la interna del camarín, antes del partido decisivo, Menotti realizó la última arenga al equipo. En las indicaciones se habló tanto del orden como la diversión por jugar al fútbol. El discurso del entrenador se había matizado con respecto al Mundial del 78, ya no había una disciplina total. Se lograba combinar aspectos técnicos con la magia pura del barrio. Dando como resultado un equipo con mucho poder ofensivo, en el cual el arco contrario era el principal objetivo. Esto deleitaba a los hinchas, y a la prensa en general. La mezquindad ––el mayor ejemplo de esto es el 0-0 contra Brasil en el 78’–– se había dejado de lado por un juego ambicioso, que honraba a la tradición del futbolista argentino de “buen toque” de balón. Las palabras de Menotti antes del partido clave lo revelan:

“señores, ustedes ya son campeones, no me importa el resultado de este partido, ya han demostrado que son los mejores del mundo. Nada de patadas o locuras. Vayan, jueguen y divierten a los 35.000 japoneses que están en las tribunas”[5].

Con esta plática los jugadores salían a disputar el partido más importante de sus cortas carreras. El triunfo no solo fue de ellos, Videla lo celebró como si en sus pies estuviera la responsabilidad de patear el penal de Alves. En este sentido, Maradona ha manifestado que es probable que la Junta los haya utilizado ––y al plantel del 78’–– con fines políticos para poder legitimarse en el poder, aunque no lo sabe con certeza cierta. Mas, esto no es causal para desvalorizar la obtención del título: “no sé si los milicos que estaban en el gobierno en aquel momento nos usaban […] Seguramente sí, porque eso hacían con todos. Pero una cosa no quita la otra: ni se puede ensuciar aquello por culpa de los milicos” (Maradona, 2000:21)

La celebración de la gente fue propia de un carnaval. Las plazas de las principales ciudades del país se aglutinaron de personas, no les importaba el frío de un crudo invierno, estar despierto a las 3:00 o 4:00 de la mañana–– se jugaba con una diferencia horaria aproximada de siete horas–– o estar en medio de un toque de queda. El fútbol le daba una nueva alegría a Argentina. Así, el regreso de los campeones fue caótico, en las calles el clamor popular lo hacía sentir.

No obstante, la alegría colisionó con la cruda realidad. En esas mismas fechas la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) arribó a Argentina por las denuncias internacionales sobre los crímenes de lesa humanidad (Franco, 2002. p, 200). Por consiguiente, podemos situar dos imágenes tan contradictorias como potentes: 1) las celebraciones por el segundo título mundial, y 2) la peregrinación de las madres hacia Plaza de Mayo con la angustia de no saber dónde estaban sus hijos (Lvovich, 2009). La tensión en el ambiente supuso que Videla estuviera unido junto al plantel. Para ello realizó diferentes conmemoraciones, hubo un pomposo recibimiento en la Casa Rosa a los dirigidos por Menotti, en donde se les recalcó su labor como representantes de la patria y de la nación frente al concierto internacional. Se siguió la línea de acción del mundial pasado, en el cual se acusó la existencia de una campaña “antiargentina”. Asimismo, se destacó la disciplina como baluarte del logro, reflejando en los pibes el orden que debía regir en la sociedad argentina: “han dado una prueba inequívoca de disciplina, de orden, que significa sin más reconocer el principio de autoridad. Había alguien que mandaba, imponía horarios, imponía exigencias y ustedes cumplieron” (Citado en Roldán, 2007: 137)

Igualmente, debemos señalar que la historia pudo haber sido distinta. Esto se debe a que seis jugadores del plantel ––Calderón, Simón, Barbas, García, Escudero y Maradona–– fueron llamados al Servicio Militar obligatorio[6]. Miguel Ángel Lara nos cuenta que los Militares al darse cuenta de que Maradona estaba en la lista de seleccionados, suspendieron temporalmente la convocatoria. Estos citan al capitán y le dictan sus obligaciones por la Argentina[7]:

“la nación necesita de usted, de su juventud, de quienes dan ejemplo en el mundo del deporte, así que debe asumir la responsabilidad de un duro trabajo y un gran esfuerzo como parte de la gran empresa [el Estado]; usted, joven jugador, puede y debe convertirse en ejemplo. Puede por su popularidad, y debe hacerlo porque su estatus de figura pública conlleva la responsabilidad de ser un buen ejemplo”[8].

De este modo, podemos observar como la Junta, al igual que en el 78’, tenía un plan para utilizar el fútbol a su favor, ya sea como ejemplo de disciplina o medio de legitimación. Resalta la figura de Maradona, ya que era la más apreciada entre los amantes del fútbol y famosa entre los espectadores comunes. Se había consolidado como jugador, y logró sobreponerse a su exclusión a último minuto de la lista de convocados para el Mundial adulto. Entendía que Japón 79’ podía ser su punto de inflexión como capitán de la escuadra. De igual forma, lo pensó el régimen, que centraron sus esfuerzos en crear una imagen de esfuerzo y amor a la bandera que debía hacer eco en todos los argentinos. Este imaginario podemos asociarlo a la construcción del “pibe de oro”. En efecto, en los próximos párrafos nos proponemos dar algunas perspectivas de esta idea.

            1.1 El pibe de oro y la resignificación del talento de barrio

El medio periodístico trasandino, y el público en general, quedó desconcertado cuando Menotti oficializó la lista de convocados para el Mundial de 1978, pues Diego Armando Maradona estaba excluido del torneo. Las razones apuntan a la juventud del jugador, Daniel Roldán manifiesta que no se pudo adaptar a la férrea disciplina instaurada por el entrenador (Roldán, 2007. p, 136). El propio Maradona da a entender que fue marginado por estos motivos (Maradona, 2000: 19), ya que se necesitaban jugadores de experiencia para enfrentar la competencia. Empero, una de las máximas del fútbol es que este siempre te da revanchas, como pudimos observar.

En este sentido, centrándonos en el “10”, se visualiza una consolidación de su persona más allá de lo deportivo. Puesto que, se estableció como una figura de resonancia popular capaz de movilizar sentimientos sin importar la clase social. Todos querían ser Maradona: algunos por su fama, otros por el orgullo de defender a su país exitosamente. Así nacía la leyenda, el “pibe de oro”, el héroe de orígenes humildes perteneciente a la modesta Villa Fiorito, que por su esfuerzo lograba romper las barreras sociales triunfando tanto a nivel personal como colectivo representado a la nación. En efecto, sucesos como llevar a su familia a conocer por primera vez el mar durante el transcurso del Sudamericano sub-20 en Uruguay, o ser la cara publicitaria de marcas como Coca-Cola o Puma a los diecinueve años (Maradona, 2000: 21).

Estas ideas hicieron eco en la Junta, quienes decidieron explotar este discurso manifestando la posibilidad de “ganarle” a la vida por medio del autosacrificio desmesurado. En otras palabras, transformar a la juventud en “hijos del rigor” alejándolos de caminos subversivos, en una lógica bastante paternalista: “en el imaginario militar de aquellos años, el joven no era “subversivo” per se, más sí un sujeto manipulable, que podía ser “engañado” y caer en las trampas de la subversión” (Bolchinsky, 2018: 102).

Ahora bien, la idea del “pibe de oro” no se remonta a la figura de Maradona, sino que tiene como origen la década de 1920 cuando el periodista Ricardo Lorenzo, alias Borocotó, construyó una teoría del fútbol argentino en El Gráfico (Archetti, 1998: 107). El uruguayo entendía que los futbolistas descendientes de británicos disponían de una serie de movimientos mecanizados y repetitivos aferrados a un plan previo. Una situación contraria vivían los nacidos en Argentina, que gozaban de una mayor inspiración individual, la cual implicaba un constante regateo al rival transformándolos en jugadores más sorpresivos que no se ajustaban a un libreto. Por consiguiente, los pibes eran los futbolistas que destacaron por su habilidad personal más que por el juego asociado (Archetti, 1998: 107-108). Lo interesante radica en que el pibe debía practicar en los potreros, Archetti manifiesta que este espacio se entiende como el territorio pampeano donde el gaucho deambulaba gran parte del día. De hecho, El Gráfico lo caracterizó de esta forma:

“un pibe de cara sucia, con una cabellera que le protestó al peine el derecho de ser rebelde; con los ojos inteligentes, revoloteadores, engañadores y persuasivos, de miradas chispeantes que suelen dar la sensación de la risa pícara […] su actitud debe ser característica, dando la impresión de que está realizando un dribbling con la pelota de trapo” (Archetti, 1998: 108-109).

Entonces, ¿podemos conceptualizar a Maradona como un pibe? Según Archetti, opinión compartida por Marcello Serra (2015), el astro argentino entraba en esta categoría. Es más, las eximias características del jugador lo hacían valer de la denominación del “pibe de oro” (Archetti, 1998: 111). Ahora, si deseamos problematizar esta “idea futbolera” con base en los aspectos políticos-sociales dicho a lo largo de este escrito, la propuesta queda bajo una interrogante. En virtud de que, no podía existir una plena libertad como la que gozan los pibes en un contexto autoritario, la construcción discursiva de Maradona queda sobredeterminada a los intereses de la Junta. Esta aprovechó las condiciones materiales en la cual surgió Diego para construir un imaginario sobre el esfuerzo personal: si él pudo, todos podemos. Incluso, como vimos, se les liberó de tareas vitales para el régimen como era el Servicio Militar, pues su obra en la cancha fue suficientemente trascendental para la nación.

En síntesis, el Mundial del 79’ fue la consolidación de los imaginarios patriotas instalados por la Dictadura a fin de legitimarse. Este creó diferentes formas de acción, ya sea por el rito de ver a los jugadores en la madrugada o por el gran recibimiento de la Junta en la Casa Rosada. Igualmente, el capitán del equipo, Maradona, se estableció como un símbolo de la historia futbolera, y como baluarte de la identidad nacional. La representación del pibe de oro asocia el esfuerzo personal como medio de superación.

Consideraciones finales

Finalmente, a pocos meses de que se cumpla el primer aniversario de la muerte de Diego Maradona, se vuelve necesario situar la atención en los orígenes de su figura con el objetivo de comprender el medio político-social en el que se cimentó su leyenda. Sus opiniones políticas que tanto hicieron eco al final de su carrera y en el retiro, son indispensables para comprender el porqué de su impacto más allá de la cancha, y para ello resulta fundamental situar el análisis en “sus primeros pasos”.

Asimismo, a partir de lo expuesto se puede proponer el rechazo a la clásica tesis que versa al deporte rey como el “opio moderno de los pueblos” (Alabarces, 2018, p. 239). Por el contrario, pensar el fútbol resulta un ejercicio necesario para comprender espacios tan extensos como el continente europeo o americano. Como hemos intentado dar en cuenta, el fútbol es una actividad que es bastante más complicada que un simple calmante para las masas[9]. Este ––dentro de muchas cosas–– puede ser un espacio en donde se dan importantes luchas políticas que son claves para el imaginario colectivo. Así, por ejemplo, tanto la concepción del cuerpo como las trayectorias de esfuerzo de los jóvenes argentinos toman nuevas direcciones y significaciones con eventos como el Mundial trabajado en el presente escrito[10]. Por ello, es que resulta importante recalcar el valor que tiene repensar sucesos futbolísticos de tal magnitud en tanto no se agotan en el mero hecho deportivo[11].

De este modo, el equipo juvenil argentino que participó en el Mundial de Japón (1979) se instauró en el discurso del régimen como un claro modelo de lo que debía ser la sociedad argentina, sobre todo los jóvenes: disciplinados, esforzados, amantes de la patria y ganadores. Todas estas características tomaron aún más fuerza en la figura de Maradona, emblema y capitán del equipo, que fue asimilado a la figura del “pibe de oro”. Esto fue una interpelación de las narrativas oficiales, lo que implicó la resignificación de un concepto que databa de la “antigüedad” del fútbol argentino con el fin de “actualizarlo” al nuevo contexto imperante.

Así pues, no solo fueron los resultados deportivos lo que llevó a la gente a madrugar en pleno toque de queda, también fue ese imaginario, ese ideal de auto-superación que veían en esos jóvenes, lo que los llamaba a creer que si era posible superar las adversidades solo con el esfuerzo individual.

Bibliografía

Alabarces, P. (2018). Historia mínima del fútbol en América Latina. El Colegio de México.

Archetti, E. (1998). El potrero y el pibe. Territorio y pertenencia en el imaginario del fútbol argentino. Nueva Sociedad, 101-119.

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[1] Hay que hacer la necesaria mención de que Videla fue el general que más tiempo estuvo en el poder, desde 1976 a 1981. Siendo reemplazado por Roberto Viola debido a la crisis institucional que vivía el país. En suma, se vivieron tres cambios de mandos más: Leopoldo Fortunato Galtieri (1981-1982) y Reynaldo Bignone (1982-1983).

[2] Las cursivas son nuestras.

[3] El Gráfico. (2020, 07 septiembre). 1979: La revista juvenil campeón mundial. Obtenido de https://www.elgrafico.com.ar/articulo/1098/33629/1979-la-revista-del-juvenil-campeon-mundial.

[4] Ídem.

[5] Cruz, E. (2020, 7 de septiembre). El fútbol soñado de aquéllos «pibes» que hacían madrugar. El Litoral. Obtenido de:

https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/257388-el-futbol-sonado-de-aquellos-pibes-que-hacian-madrugar-la-seleccion-del-79-que-deslumbro-al-mundo-deportes.html.

[6] Lara, Miguel Ángel. (2014, 4 de enero). Maradona, la milicia, la dictadura y el Mundial juvenil de 1979. Diario Marca online. Obtenido de:

https://www.marca.com/reportajes/2011/12/el_poder_del_balon/2014/01/27/seccion_01/1390857026.html

[7] Finalizado el torneo, Diego, en nombres de sus compañeros, pidió que se les suspendiera definitivamente la realización de la colimba, lo cual fue aceptado.

[8] Ídem.

[9] Por supuesto esta aseveración no es exclusiva para el fútbol. Así, por ejemplo, para comprender la expansión de los white collars (clase media profesional) y sus vicisitudes de Estados Unidos se debe tener en cuenta el impacto tuvo el baseball en sus espacios de sociabilidad. Algo similar podría decirse con el rugby y su vinculación sociocultural con la población sudafricana blanca. O con el cricket que a pesar de su herencia colonial británica es tremendamente popular en la India.

[10] Lo mismo podría decirse en referencia a los mitos que envuelven al fútbol mundial. Esto pudiendo observarse en el caso icónico del Real Madrid C.F. y las supuestas confabulaciones con la dictadura de Franco. Algo que ha dañado la imagen del club, lo cual ha invitado diversas refutaciones apoyadas por datos concretos. Vease, https://www.futbolgate.com/investigaci%C3%B3n/franco-y-el-real-madrid-cronolog%C3%ADa-de-una-mentira.

[11] Cabe señalar que esta caracterización no se agota en los estudios contemporáneos. De hecho, la literatura especializada se ha dedicado a establecer, por ejemplo, vínculos entre el deporte, el cuerpo, el género y/o articulaciones sociales-políticas. En este sentido, véase: Elias & Dunning (1992), Durán (2014), Scharagrodsky (2011), entre otros.




El CE Europa elimina al campeón de Copa del Rey en 1967, el Real Zaragoza de los 5 magníficos

El CE Europa fue uno de los 10 equipos que integraron la primera edición de la Liga Española. Un club de barrio de Barcelona, concretamente de Gracia, que pasó tres temporadas en la élite a finales de los años 20 y principios de los 30, y que en las décadas posteriores vivió luces y sombras, con sonadas victorias en Copa de Rey y ascensos a Segunda División, aunque también muchos años en categorías regionales.

Desde hace varias temporadas ha sido uno de los equipos punteros en la Tercera División, en el grupo 5, donde compiten los equipos catalanes, y en la 2020-2021 ha conseguido el ascenso a Segunda RFEF, después de la reestructuración de categorías.

En sus ya 114 años de historia al equipo escapulado se le recuerdan las ya mencionadas tres temporadas en Primera División (1928-1931), una final de Copa del Rey en la que cayó contra el Athletic de Bilbao (1922-23), y también en esta competición, una eliminatoria de dieciseisavos de final en la que fue capaz de derrotar al campeón, el Real Zaragoza, en 1967.

El conjunto maño por entonces era uno de los más potentes a nivel estatal, vigente campeón de la conocida como Copa de su Excelencia el Generalísimo (durante el periodo 1939-1976) y compitiendo en la Copa de Ferias a nivel continental. Los zaragocistas poseían uno de los ataques más recordados en la capital aragonesa con el repóquer de ases formado por Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra, más conocidos como “Los 5 magníficos”.

Llegaba el CE Europa a la eliminatoria militando en Segunda División, en la que era una de sus épocas más laureadas, después de unos años compitiendo en categorías inferiores. La eliminatoria contra el Real Zaragoza era una oportunidad de volver a salir a la palestra para el equipo barcelonés y no desaprovecharon la ocasión para eliminar a todo un Real Zaragoza que era una de las sensaciones a nivel nacional, pese a vivir un bache en su juego.

Primer partido: CE Europa 0-1 Real Zaragoza

El primer partido de la eliminatoria se jugó en feudo barcelonés y el Europa consiguió plantar cara a un Real Zaragoza que se llevó el triunfo por un 0 a 1, con gol de Villa a pase de Marcelino. Según crónicas de la época “En terreno de juego europeísta de Gracia, el titular tuvo que habérselas con un Zaragoza aguijoneado por sus seguidores, y también por el título que todavía poseen. De ahí que sea lógico el resultado favorable para el conjunto aragonés, superior tanto en individualidades como en el bloque, ante un animoso Europa- al que pudieron ver muchos aficionados en la pantalla pequeña-, no obstante mantuvo a raya al calificado rival que solo pudo anotarse un gol a su favor.” [1] No jugó Lapetra, en un partido que Heraldo de Aragón tituló en su crónica del 2 de mayo como “Juego pobre, copero, y victoria del Zaragoza sobre el Europa (0-1)”[2]. La crónica la finalizaba así su redactor, José Maria Doñate: “No puedo creer que el Europa venga a la Romareda con el mismo afán combativo y de lucha que lució en su campo. Si fuera así, va a ser muy difícil marcarle goles; pero lo que de todas todas no puede hacerse es jugar a la espera. Aquí tendrá que abrir el Zaragoza su libro y explicar lo que es un furioso y ofensivo partido copero”. [3]

Heraldo de Aragón 2 de mayo de 1967 página 16 / Fuente: Hemeroteca Municipal de Zaragoza

Segundo partido: Real Zaragoza 0-1 CE Europa

El segundo partido tuvo lugar el 7 de mayo de 1967 en el estadio zaragozano de La Romareda. Todo un lujo para los jugadores del Europa poder disputar un encuentro en un marco incomparable como el campo del Real Zaragoza. La presión de jugar en ese estadio, de verse las caras contra el vigente campeón y de traer el resultado desfavorable de 0 a 1 de la ida no hizo mella en el cuadro barcelonés, y asaltaron La Romareda con idéntico resultado que en la ida, pero en este caso a su favor. Un gol de Bordons aprovechando un rechace al filo del descanso, hizo crispar aún más el ambiente en el feudo zaragocista, que ya tenía los ánimos alterados por la mala trayectoria en Liga del equipo aragonés en las últimas jornadas. “Lamentable actuación del Campeón de España”[4]. Así tituló Heraldo de Aragón la crónica del encuentro. En el partido destacó la gran actuación del conjunto catalán, y sobre todo la figura de su portero Pampols, que hizo varias intervenciones de mérito. Como recogía Mundo Deportivo en su edición del día 8 de mayo de 1967, el técnico zaragocista, Daucick, mostraba el descontento por el juego de su equipo con estas palabras “Pésimo partido y peor resultado. El Europa ha jugado de la misma forma los dos partidos. Es decir, no dejando jugar a mi equipo, al que no le va nada este sistema de juego.”[5] El técnico zaragocista también cargó contra el mal ambiente en las gradas cuando se le preguntó por dónde prefería jugar el tercer partido, el del desempate. “Por lo menos espero jugar en un campo donde el público sea imparcial” o “Del público prefiero no decir nada”[6]. El partido se había jugado en La Romareda, pero como también se explica al inicio de la crónica, “La serie de malos encuentros que viene firmando el Real Zaragoza, tanto en los finales de Liga como en esta eliminatoria de Copa, ante el buen equipo catalán del Europa, ha terminado esta tarde con un nuevo flamear de pañuelos.”[7] El mismo entrenador Daucick se enteraría por el periodista Fermín Moros que el tercer partido se jugaría en Mestalla, para su sorpresa. “No sé nada de nada”[8]. Palabras de Daucick que ya no estaría al frente del equipo maño en el tercer partido de la eliminatoria, siendo Andrés Lerín el nuevo entrenador.

Heraldo de Aragón 9 de mayo de 1967 página 16 / Fuente: Hemeroteca Municipal de Zaragoza

Tercer partido (desempate): CE Europa 2-0 Real Zaragoza

El estadio valencianista de Mestalla seria testigo de la gesta del equipo europeísta, que eliminaría por 2 a 0 al Real Zaragoza, que perdería su condición de campeón de la competición. Mestalla animó desde el primer minuto al conjunto catalán y abucheó al zaragocista, quien se plantó de nuevo en la capital del Turia sin uno de sus magníficos, Carlos Lapetra. 

Los medios calificaron la victoria del conjunto catalán como “justa” ante un Real Zaragoza donde “los aragoneses, en especial su delantera, han demostrado un bajo estado de forma” y de “fracaso estrepitoso del Real Zaragoza”[9].

La expedición del CE Europa fue recibida por sus aficionados a la entrada a Barcelona con mucho entusiasmo y también con las gradas llenas en el campo de la calle Cerdeña. Certificaban así una de las grandes hazañas del conjunto del barrio de Gracia con una afición ávida de triunfos y de éxitos, que pudo rememorar el pasado del conjunto escapulado en la élite del futbol español, y que en las últimas décadas había pasado muchos apuros a nivel deportivo. En la siguiente eliminatoria esperaba el Córdoba CF, que no dio ninguna opción al conjunto catalán y lo apeó de la competición, pero el CE Europa ya había hecho historia superando a un Real Zaragoza que pasaba por un bache a nivel deportivo, pero que era uno de los grandes del futbol español.

Referencias

  • Redacción. Martes 2 de mayo de 1967, La Vanguardia. Página 30 (Hemeroteca Digital La Vanguardia)
  • Doñate, José María. Martes 2 de mayo de 1967, Heraldo de Aragón. Página 16 (Hemeroteca Municipal de Zaragoza Signatura P0178)
  • Moros, Fermín. Lunes 8 de mayo de 1967. Mundo Deportivo. Página 4 (Hemeroteca Digital Mundo Deportivo)
  • Redacción. Martes 9 de mayo de 1967, Heraldo de Aragón. Página 16 (Hemeroteca Municipal de Zaragoza Signatura P0178)
  • Ansuátegui, Álvaro. Miércoles 10 de mayo de 1967. La Vanguardia. Página 40 (Hemeroteca Digital La Vanguardia)

Redacción. Jueves 11 de mayo de 1967. La Vanguardia. Página 44 (Hemeroteca Digital La Vanguardia)

[1] Martes 2 de mayo de 1967, La Vanguardia, página 30

[2] Martes 2 de mayo de 1967, Heraldo de Aragón, página 16

[3] Martes 2 de mayo de 1967, Heraldo de Aragón, página 16

[4] Martes 9 de mayo de 1967, Heraldo de Aragón, página 16

[5],[6],[7],[8] Lunes 8 de mayo de 1967, Mundo Deportivo, página 4

[9] Miércoles 10 de mayo de 1967, La Vanguardia, página 40




La Veleta

El fútbol, desde sus orígenes, ha sido considerado un deporte masculino, dirigido a hombres fuertes y rudos. En los años 20 y 30 del siglo pasado, la práctica de esta disciplina por parte de las mujeres estaba prohibida, porque los médicos estimaban que era dañino para la salud. Además, en la sociedad estaba mal visto jugar a fútbol y era impensable ver a una fémina practicarlo.

Sin embargo, hubo pioneras dispuestas a romper los estereotipos y las reglas instauradas. Como fue el caso de Ana Carmona Ruiz, más conocida como Nita Carmona, una malagueña que nació el 16 de mayo de 1908 en el barrio de Capuchinos, y que se considera la primera futbolista de España. Pero lograr este hito no iba a ser nada fácil.

Fue el periodista veleño Jesús Hurtado, quién recopilando todas las figuras que habían pasado por el Vélez CF, dio con el apodo “Veleta”. Un mote que le llevaría a encontrar una historia única: “Preguntaba a las personas mayores del barrio y la mayoría ocultaban la verdad tras una sonrisa cómplice, algunos no querían hablar del tema, hasta que descubrí que detrás de ese nombre se encontraba Nita” asegura Hurtado.

Anita Carmona desafió las normas vistiéndose de hombre. Se cortó el pelo y se ocultaba con vendas el pecho para disimular la silueta. Gracias a esto y a la complicidad de sus compañeros, pudo jugar partidos con el Sporting de Málaga y el Vélez CF. “Por eso el apodo de Veleta, porque entraba al vestuario como una mujer y salía disfrazada como un hombre” añade Hurtado. 

Once del Vélez CF en 1922. En el centro, Anita Carmona. Archivo Jesús Hurtado

No obstante, como asegura el periodista, “este disfraz no serviría en muchas ocasiones, y ya fuese por los propios jugadores del equipo rival, que no veían bien que una joven jugase al fútbol y que hasta incluso les ganase a dar patadas, o por los propios aficionados que la delataban o denunciaban”.

Carmona fue castigada y descalificada por disputar partidos con los conjuntos malagueños y su familia la envió al pueblo (Vélez Málaga) tras descubrirla. Aconsejados por un tío médico que aseguraba ser la mejor opción “para no seguir poniendo en riesgo su vida”.

Fue gracias al párroco Francisco Míguez Fernández, fundador del Sporting de Málaga, que Nita pudo cumplir el sueño de practicar este deporte. “Para entrar en el club, Carmona comenzó como ayudante del masajista Juanito Marteache. Además, era la encargada de lavar las equipaciones. Al final, logró disputar algunos encuentros con el equipo, pero sólo los que celebraban fuera de casa para no ser reconocida”, expresa Hurtado.

Cartel del estadio creado por el párroco Francisco Míguez Fernández. Velezedario

De Anita apenas se tienen un par de fotografías, que el periodista Jesús Hurtado logró en sus investigaciones. “La que sale posando con el balón se la hizo en unos carnavales, las fotos en esa época eran costosísimas, y ella, para no levantar sospechas, dijo que iba disfrazada de futbolista”, afirma.

Anita Carmona vestida con la equipación del Sporting de Málaga. Archivo Jesús Hurtado.

Lamentablemente, la historia de Nita acabó pronto. La malagueña falleció en 1940, a los 32 años, debido a una fiebre exantemática, conocida entonces como ‘el piojo verde’. Anita Carmona fue enterrada en el cementerio de San Rafael, en un acto al que acudieron muchos jugadores y compañeros de equipo.

La última gran reivindicación de Nita fue que la enterrasen con la camiseta del Sporting de Málaga. Una muestra de amor a su gran pasión: el fútbol, del que, por mucho que se empeñasen, nunca lograron separarla.