Un juego de caballeros: homenaje al nacimiento del fútbol moderno.

Un juego de Caballeros (nombre original: The English Game), es una serie emitida en la plataforma televisiva Netflix que, más que un relato histórico, es un homenaje al nacimiento del fútbol moderno. Centrado y dirigido para los amantes del fútbol, el argumento se hila y se teje con otras historias transversales para mantener el interés de un público más amplio. Para que el texto mantenga un desarrollo compacto, el guionista Julian Fellowes, ha retorcido los hechos verídicos y los ha hecho encajar en esos seis capítulos de los que consta. Insisto en que no hay que exigirle un rigor histórico porque no es un documental. Es Literatura, y como tal, recurre a unas fuentes originales como punto de inspiración, lo cual no impide que la ficción se apodere del texto.

La serie alcanza dos objetivos con muy buena nota. Por un lado, la ambientación histórica es excelente ya que maneja con respeto el espíritu de la documentación a la que tuvo acceso. Y por el otro, resalta el papel del fútbol en la personalidad de sus protagonistas, sus valores éticos, morales, así como la función que este deporte acaba asumiendo dentro de una conflictiva sociedad industrial.

Todo gira en torno a la llegada del profesionalismo al fútbol y el efecto demoledor que provoca en un juego diseñado en el seno de las universidades de élite inglesas. La aparición del primer jugador que vive de la práctica de este deporte convulsiona todo el entramado, desde el concepto de lealtad a los compañeros  y al equipo hasta el reglamento de las competiciones.

El deporte profesional nace a partir de las apuestas, cuando los protagonistas participan del dinero que se mueve por esta causa. Es un hecho fácil de entender: intervienen promotores, público y deportistas un todo girando en torno al resultado. Detrás de cada apuesta hay una amalgama de intenciones: simpatías, conocimiento del juego, intuición personal, visión premonitoria, búsqueda de un dinero rápido… Una práctica tan antigua como el deporte mismo.

El competidor profesional fue fácil de encontrar en los deportes individuales como el atletismo o el boxeo. Al principio como meras atracciones en ferias. En esa fase se ajustaba a un modelo parecido al de las apuestas en las carreras de caballos, o bien, al cara o cruz de un duelo. En España también eran habituales las apuestas en las partidas de pelotas. Pío Baroja así lo refleja en su novela Zalacaín el aventurero. Allí no solo se cruzan las apuestas entre aldeanos y forasteros sino también simpatías políticas entre liberales y carlistas.

También hay constancia de que las apuestas repercutiesen en los deportes de equipo. En 1719 un partido de cricket entre las representaciones de Londres y Kent saltó a la prensa por la importante suma de dinero que se recaudó en apuestas.

Y es en el cricket inglés donde encontramos el antecedente más directo: en 1806 se organizaron una serie de partidos entre Gentlemen y Players, es decir, entre amateurs y profesionales o, desde la óptica de clase social, clase media-alta frente a clase trabajadora. Los primeros practicaban el juego por entretenimiento mientras que los otros cobraban bien de las apuestas o bien de cantidades pactadas previamente. Pronto se pudo ver cómo se impondría la superioridad de los profesionales.

La aparición y auge del fútbol en la sociedad inglesa acabó asumiendo esa dualidad entre amateur y profesional, acentuada por factores sociales y culturales que en un principio fueron ajenos al cricket: la industrialización y la identificación del colectivo con los colores de un club. La industrialización acrecentó las diferencias, especialmente en las condiciones de vida, entre las clases trabajadoras y las más acomodadas. El proletariado, mal pagado y explotado, apenas ganaba para malvivir, a veces sin cubrir las necesidades más elementales. Bajo esas premisas el fútbol se fusionó con la gente de tal manera que, aunque no solucionaba sus verdaderos problemas, sí extendía por todos los rincones de la población un sentimiento unitario y una identificación en un mismo objetivo: el equipo representativo de la ciudad o del barrio. Era así que el éxito deportivo de los jugadores era motivo de alegría de todos, aliviando la penosa realidad en que vivían.

Fueron los propietarios de las fábricas, también contagiados de esos sentimientos, los que empezaron a dar cierto trato de favor a sus obreros-jugadores y con la aparición de los sindicatos, el profesionalismo fue un hecho consumado ya que gracias a las cuotas se podía liberar a los compañeros para que entrenasen y se preparasen mejor para el próximo partido. Así nació el fútbol profesional. Las compensaciones económicas no tardaron en dar un nivel de vida superior al que les correspondía como obreros y tanto la cotización como el prestigio de los deportistas trajo como consecuencia los traspasos y sentimientos encontrados: traición al club de origen, aspiraciones de mejorar y triunfar en la vida.

Frente a todo esto estaban los adinerados sureños de la zona de Londres. Procedentes del seno de las importantes universidades inglesas fundaron la Football Association en 1863. Consiguieron popularizar sus reglas siendo en 1872 cuando se jugó la primera final de la hoy prestigiosa FA Cup. Entonces se inscribieron 15 clubs, todos de la zona sur –Londres y alrededores, con la excepción de Queens Park de Glasgow-. La competición fue creciendo en el número de participantes y extendiéndose geográficamente. En la edición 1873/74 ya entró el Sheffield FC –el club de fútbol en activo más antiguo de la historia-. Y en la 1877/78 compitieron equipos de la zona industrial de Lancashire tales como el Manchester RC y Darwen FC, el equipo representante de una pequeña ciudad próxima a Blackpool. Estas incorporaciones darían el espaldarazo definitivo al fútbol en su disputa con el rugby por ganar la supremacía deportiva en Inglaterra.

La entonces elitista Football Association se consideraba dueña del fútbol y lo definía como un deporte de caballeros, en una combinación de fuerza, inteligencia y táctica junto a la nobleza que exigía la deportividad. El profesionalismo aparecía como una grave amenaza para estos valores, tomando el ejemplo de lo sucedido con el cricket, donde el dinero desequilibraba el potencial de los participantes y corrompía el espíritu de la competición al repartir beneficios materiales cuando el objetivo era la satisfacción moral de la victoria.

Es en la temporada 1878/79 cuando empieza Un juego de Caballeros, justo en las vísperas de la eliminatoria entre el Old Etonians FC –un club formado por antiguos alumnos del Eton College- y el Darwen FC, cuyos jugadores son obreros de una fábrica de tejidos local acuciada por la caída del precio del algodón. Para la población es todo un acontecimiento la marcha del conjunto pues ha alcanzado la quinta ronda de la FA Cup, tras eliminar a Eagley FC de la norteña Bolton y a los londinenses del Remnants FC.

James Walsh, propietario de la fábrica y presidente del club, ha tenido una brillante idea: contratar a dos jugadores del equipo escocés Partick FC de la zona de Glasgow, club que había recorrido la región de Lancashire un año antes jugando partidos de exhibición. Fergus Suter y Jimmy Love se incorporan al Darwen FC y se convierten en los verdaderos héroes tras jugar dos partidos a muerte contra los favoritos, encuentros no faltos de polémica ya que los amateurs aplicaban el reglamento a su conveniencia. Eliminado el Darwen FC, en esa edición de la FA Cup se proclamaría campeón el Old Etonians, capitaneado por Arthur Kinnaird, quien años después sería presidente de la Football Association.

Las consecuencias de ese partido sostienen la trama de la serie que refleja las aspiraciones individuales de cada personaje y las de la comunidad, con sus dilemas éticos y morales. Con la intención de no desvelar más detalles del argumento de la serie, por si algún lector desea verla, solo señalaremos que a partir de ese momento Fergus Suter, movido por su pasión por el fútbol, tendrá como principal objetivo en su vida ganar la FA Cup, así como para el resto de su gente recibir un reconocimiento, ganarse el respeto y hacerse un sitio en el mundo de este deporte.

(Continuar leyendo si se ha visto la serie completa)

ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD

Como ya hemos dicho, la ficción solo aspira a ser verosímil y no tiene que ajustarse estrechamente a unos hechos concretos. Los guionistas son libres para recurrir a cualquier licencia porque su objetivo es entretener, además de transmitir un mensaje. Y aquí lo consiguen. Demos, pues, un repaso a la verdadera historia, a los hechos documentados que no dejan de ser atractivos. Llegado el caso, haremos alguna referencia del episodio en que se refleja en la serie.

En efecto, Fergus Suter (21 de noviembre de 1857 – 31 de julio de 1916) es considerado como el primer futbolista profesional de la historia. Se ganaba la vida como albañil en su natal Glasgow. Allí jugó entre 1876 y 1878 en el Partick FC, un club de segunda línea muy inferior al Queens Park, Vale Of Leven o Rangers, conjuntos que aportaban a sus mejores jugadores a la selección escocesa. El historiador Andy Mitchell resalta que uno de los fundadores del Partick FC en 1875, era William Kirkham, originario de Darwen y especializado en tintes dentro de la industria textil. De ahí que muy pronto el Partick FC organizara sus excursiones por el norte de Inglaterra.

Por entonces, el fútbol escocés había desarrollado el pase y ajustado la táctica a esta innovación técnica sobre el terreno de juego. Era un recurso desconocido para los ingleses que movían más sus piezas en bloque de una forma más parecida al rugby. Gracias a esta novedad Escocia llevaba derrotando a Inglaterra durante tres años consecutivos:

04/03/1876    Glasgow        Escocia – Inglaterra  3-0

03/03/1877    Londres        Inglaterra – Escocia  1-3

02/03/1878    Glasgow        Escocia – Inglaterra  7-2

El Partick FC, como ya hemos dicho, se convirtió en un visitante asiduo por Lancashire entre 1876 y 1879, mostrándose muy superior a los equipos locales. Entre otros resultados destacan dos partidos:

1 enero 1879: Darwen, 0; Partick, 7.
2 enero 1879: Blackburn Rovers, 2; Partick, 4.

Muy probablemente esos partidos sirvieron de escaparate para que se gestase en la mente de James Walsh, el presidente del Darwen, la idea de contratar a uno de los jugadores más destacados del Partick, máxime cuando su equipo estaba a punto de enfrentarse a uno de los favoritos para ganar la FA Cup.

Hay que señalar que el Darwen Cricket and Football Club ya contaba con jugadores profesionales de cricket que, al uso de la época, también practicaban el fútbol, aunque como amateurs. Entre ellos figuraba Tommy Marshall–en la serie pasa cedido al Blackburn como sustituto del lesionado Jimmy Love-, quien era además destacado atleta en los circuitos profesionales del país. En 1880 Marshall tuvo el honor de formar en la selección inglesa.

Por lo tanto la oferta de Walsh a Suter no era tan original como parece. Solo se estaba proyectando sobre el fútbol la fórmula que funcionaba en el cricket. Fergus Suter aceptó la propuesta, muy probablemente alentado porque otros compañeros del Partick ya se habían trasladado a Darwen, entre ellos Jimmy Love, posiblemente por unas mejores condiciones laborales que ofrecía la industria textil. Aprovechamos para señalar que el papel de Jimmy Love en la serie es totalmente ficticio porque ni pasó al Blackburn ni se tiene noticias del motivo exacto por el cual dejó el fútbol –más abajo explicamos los que se sabe del histórico Jimmy Love-.

El debut de Suter con el Darwen fue, ya reseñado, contra el Old Etonians. En el primer partido se produjo un épico 5-5, pues el equipo de trabajadores llegó a igualar un 5-1 adverso con el que se había llegado al descanso. Jimmy Love marcó dos goles en ese partido. El desempate, omitido en la serie acabó en tablas 2-2, por lo que fue necesario un tercer partido donde ya el Old Etonians se impuso por 6-2. El juego al estilo escocés desconcertó al Old Etonians, mejor conjuntado y preparado. Eso les obligó a emplearse a fondo para derrotar al sorprendente equipo de Lancashire. En la ficción el capitán del Old Etonians, introduciendo modificaciones tácticas, decide marcar de cerca, sin renunciar a jugadas violentas, a Suter para que no pueda hacer su juego. Esa derrota no impidió que el pueblo de Darwen festejase como un éxito el haber complicado tanto el triunfo al mejor conjunto inglés del momento.

Era la primera vez que un equipo de trabajadores comprometía la supervivencia de un club de la elite. Este hecho se ofrece en el serial como el choque entre el fútbol primitivo y el fútbol moderno. Los partidarios del amateurismo esconden bajo los valores de la honestidad y la deportividad su temor a perder el control sobre el juego y cederlo a manos de gente capaz de venderse por dinero. No contemplan que ese dinero procede de las ilusiones de una clase trabajadora oprimida, que aúna ilusiones en un equipo con el que comparte la alegría del triunfo.

En realidad esa eliminatoria entre el Old Etonians y el Darwen fue un hito, no solo por la presencia de un jugador que cobraba, sino que se confirmaba que el fútbol se empezaba a descentralizar. Porque el Darwen además era un miembro destacado de la recién constituida Lancashire Football Association, nacida en el seno de una sociedad que vivía y pensaba bajo las difíciles condiciones de la industrialización del s. XIX.

Aprovechando la gran popularidad del fútbol fue en Blackpool donde se consolidó la idea de formar por primera vez un equipo plenamente profesional financiado a partir de la venta de entradas. Un trato de favor para los jugadores que eran remunerados muy por encima del salario que hubiesen percibido como obreros.

En verano de 1880 Fergus Suter no se resistió ante la propuesta del Blackburn Rovers –en la serie Blackburn FC- y aceptó cambiar de equipo. Los periódicos de la época se hicieron eco del primer traspaso compensado entre clubs por un jugador, así como de la repercusión social que tuvo, pues en Darwen no le perdonaron tal traición. Estos hechos quedan reflejados en el serial donde además de un juego violento –en este capítulo se produce la ya comentada grave lesión de Jimmy Love- también se apunta una rivalidad entre los partidarios de uno y otro equipo que acaba en una pelea campal en las gradas.

Estos incidentes no pasaron desapercibidos, tanto la facilidad de cambio de club por parte de los jugadores como la violencia de sus seguidores, lo que llevó a una reunión polémica de la directiva de la Football Association que decidió la suspensión de los equipos profesionales. Esta decisión fue revocada ya que no tenía base en su reglamento: propiamente no se hacía mención al profesionalismo y, por lo tanto no estaba prohibido expresamente, y, además, los incidentes no se habían producido en un partido oficial de la FA Cup, por lo que se escapaban de su jurisdicción. En la serie se focaliza todo en torno al Blackburn FC al que a vísperas de la final se le sanciona por aquellos actos violentos, pero se revoca la decisión, (entre medio en el relato televisivo Suter y Kinnaird mantienen una ficticia conversación de jugador a jugador en la que se exponen los ideales del vejo fútbol amateur y el fútbol moderno con su inevitable profesionalismo) ante el plante que presentaron los equipos del norte industrial ya bajo el paraguas de la Lancashire FA. El profesionalismo era imposible de detener y la Football Association acabaría reconociéndolo oficialmente en 1885.

A partir de aquí el guion de televisión despacha la historia en un solo capítulo y en un solo partido, la final de la FA Cup entre el Old Etonians y el Blackburn FC –bajo este nombre aglutina en uno al Blackburn Olympic y al Blackburn Rovers, clubs totalmente independientes-, lo que en realidad aconteció en cuatro temporadas y varios equipos más. Un peaje pagado para hacer más comercial el producto que posiblemente no convenza al historiador, que hubiese preferido un relato más fidedigno.

Lo que en verdad sucedió fue que en la FA Cup de la temporada 1980/81 el Blackburn Rovers cayó eliminado en la segunda ronda por el Sheffield Wednesday mientras que el Darwen, ya sin Suter, hizo una excelente campaña: 8-0 al Brigg Town, 5-1 al Sheffield FC, 5-2 al Sheffield Wednesday, 15-0 al Romford para caer 4-1 en semifinales ante el Old Carthusians, equipo que acabaría proclamándose vencedor de la FA Cup al derrotar 1-0 en la final al Old Etonians. El Darwen contaba con tres jugadores internacionales con Inglaterra: Thomas Brindle y Tot Rostron junto al ya reseñado Tommy Marshall.

En la edición 1881/82 el Blackburn Rovers llegó a la final pero cayó derrotado por el Old Etonians por 1-0. Fergus Suter jugó de left back, defensa izquierdo.

Un año después, finalmente, un equipo del norte logró imponerse. Fue el Blackburn Olympic, que derrotó al Old Etonians por 2-1 en la prórroga. En este partido se inspiró el guionista para dar punto final a la historia, aunque Suter no marcó ninguno de los dos goles por la sencilla razón de que no era jugador del Blackburn Olympic y por lo tanto no participó. Desde esta temporada ya nunca más vencería la FA Cup un equipo aficionado.

Pero la historia de Fergus Suter no acabó aquí. Finalmente vio materializado su sueño al año siguiente, en la temporada 1883/84, con un Kennington Oval londinense abarrotado con 12.000 espectadores, cuando el Blackburn Rovers se alzó por primera vez con la FA Cup tras derrotar por 2-1 al Queens Park de Glasgow. Una victoria con muchísimo mérito ya que el conjunto escocés era prácticamente la base de la selección de su país. El Blackburn Rovers revalidó el título en 1885 -2-0 al Queens Park de Glasgow- y 1886 -2-0, tras 0-0 al West Bromwich Albion- siendo Fergus Suter junto con Herby Arthur, Hugh McIntyre, Jimmy Forrest, Jimmy Douglas, James Brown y Joe Sowerbutts los jugadores que alcanzaron el honor de ganar esta competición en tres temporadas consecutivas. Fergus Suter continuaría su carrera como profesional en el Blackburn Rovers hasta la temporada 1888/89, cuando se disputó la primera liga profesional de la historia del fútbol. En esa primera edición de la Liga Suter solo jugó un partido y lo hizo sustituyendo al portero Herby Arthur.

Y hemos dejado a modo de anexo al Jimmy Love histórico y documentado que no tiene que ver mucho con el personaje que actúa en la serie. Simplemente se convierte en un elemento más de apoyo a la narración central para acentuar la nobleza de Suter que es consciente del daño que provoca en Darwen marchándose, la poca comprensión que recibe en un principio, pero que al final se impone la lealtad y la profunda amistad habida entre los dos. La grave lesión de Love –es provocada por una dura entrada en un partido-, como hemos dicho nada documentada, también sirve para mostrar la rivalidad visceral entre los dos equipos y el trato de favor que reciben los nuevos profesionales –el club costea las atenciones médicas del jugador-. Lo que sí sabemos es que Love llegó antes que Suter al Darwen y dejó de jugar por motivos desconocidos en 1879. El historiador británico Andy Mitchell aporta una extraordinaria documentación sobre Jimmy Love tras dejar Darwen: se alistó en 1880 con los Royal Marines. En 1882 fue movilizado a Egipto, donde intervino en varias operaciones militares. Falleció en Ismailía (Egipto) como consecuencia de unas fiebres.

UN JUEGO DE CABALLEROS – ficha técnica

Título: Un juego de caballeros

Título original: The English Game

Reparto:

Edward Holcroft Arthur Kinnaird Capitán del Old Etonians FC
Kevin Guthrie Fergus Suter Jugador profesional
Charlotte Hope Margaret Alma Kinnaird Esposa de Arthur Kinnaird
Niamh Walsh Martha Almond Novia de Fergus Suter
Craig Parkinson James Walsh Presidente del Darwen FC
James Harkness Jimmy Love Compañero de Suter
Ben Batt John Cartwright Presidente del Blackpool FC
Gerard Kearns Tommy Marshall Jugador del Darwen FC
Henry Lloyd-Hughes Alfred Lyttelton Jugador del Old Etonians FC
Kerrie Hayes Doris Platt Esposa de Jimmy Love

 




El fútbol en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna (I). París 1900

PrimerosJJOO01Nos encontramos en un año olímpico, 2020. Como todos ya saben, sin embargo, la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha provocado un aplazamiento de los JJOO de Tokio al verano de 2021.

Pese a ello, o tal vez precisamente por ello, iniciamos una serie de artículos en los que recordaremos a los campeones olímpicos de fútbol en sus primeras ediciones, también nos detendremos en la participación española.

Es conocido que los Juegos Olímpicos se restauran en Atenas en 1896 por iniciativa de Pierre de Coubertin, fundador del Comité Olímpico Internacional. Menos conocido es que Coubertin culminó con éxito diferentes proyectos que, desde hacía siglos, pero con especial fuerza a lo largo del siglo XIX (Arrechea, Sánchez Pato, Molina, 2019; Arrechea, 2018) habían intentado la restauración de los JJOO.

Un proyecto especialmente importante (e influyente en los planes de Coubertin) fue el de los Juegos Olímpicos de Wenlock (Inglaterra), impulsados por el médico William Penny Brookes desde 1850. En estos Juegos de Wenlock hubo eventos atléticos, juegos tradicionales como el quoits (juego similar al de la herradura) y deportes como fútbol o criquet (Arrechea, 2018).

Esta fue, entonces, la primera aparición del fútbol en unos Juegos Olímpicos: Wenlock 1850.

Los JJOO del Dr. Brookes se disputaron, de forma discontinua, hasta el fallecimiento de su fundador en 1895. En 1890 Coubertin le había visitado y felicitado por su gran labor.

Junto a Brookes y sus Wenlock Games, el más importante paso hacia el renacimiento de los Juegos Olímpicos como unos Juegos Internacionales, fue dado por el mecenas griego (nacido en la actual Albania) Evangelos Zappas con los Juegos Olímpicos de Atenas de 1859, 1870, 1875 y 1889 (Arrechea, 2018).

Fueron unos JJOO reservados para griegos y con eventos de atletismo, lucha, tiro, hípica, deportes acuáticos y concursos artísticos. Brookes escribió proponiendo que se ampliaran a competidores de todos los países, convirtiéndose en los JJOO que todos conocemos. No fue escuchado por los griegos, pero sí por Coubertin, que tomó la idea (Arrechea, 2018).

No hubo fútbol en estos JJOO atenienses de Zappas.

Para 1896 el gobierno griego tenía previstos unos Juegos Olímpicos (un decreto había recuperado en 1890 el concepto “Olimpiada” como unidad de tiempo de cuatro años), que por consejo de su colaborador heleno Demetrios Vikelas, Coubertin hizo converger con su propio proyecto, convirtiendo así los Juegos Olímpicos atenienses de 1896 en los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna.

No hubo fútbol en Atenas 1896, aunque en ocasiones se dice que sí mezclando datos de los Juegos Olímpicos Intercalados de Atenas 1906.

En sus planes iniciales (artículo Le Rétablissement des Jeux Olympiques, 15 de junio de 1894), Coubertin sí había incluido el fútbol entre los deportes (concretamente como uno de los “Juegos Atléticos”, junto al tenis o al “jeu de paume”) que podrían figurar en el programa olímpico.

Pero el escaso predicamento de los “nuevos deportes” (así como la falta de instalaciones) en la Grecia de 1896, provocó una caída de varios de ellos en el programa definitivo (fútbol, rugby, criquet, polo, hockey sobre hielo, waterpolo…), pese a alguna tímida protesta británica.

Atenas 1896 fue un éxito y los griegos intentaron quedarse con la sede permanente de los JJOO, pero Coubertin ya había decidido que la segunda edición se celebrara en París en 1900 (coincidiendo con una Exposición Universal).

La quinta Exposición en la capital francesa en menos de cincuenta años (1855, 1867, 1878, 1889 y 1900), el problema para Coubertin era que el Comisario de la Exposición (Alfred Picard) sentía el mayor de los desprecios hacia el deporte aficionado y no consideraba los Juegos Olímpicos como un evento digno de su Exposición.

Coubertin intentó inicialmente sacar adelante sus JJOO creando un comité organizador presidido por su amigo el vizconde de La Rochefoucauld, mientras la Exposición Universal anunciaba unos Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes dentro de su programa. El 19 de febrero de 1899 Daniel Mérillon fue nombrado presidente del comité organizador de los Concursos Internacionales y anunció un ambicioso programa con campeonatos del mundo de casi todos los deportes en categoría amateur y profesional, a raíz de ello el vizconde de La Rochefoucauld dimitió y el comité organizador de los JJOO París 1900 desapareció y con él los II Juegos Olímpicos de la Era Moderna (Arrechea, 2015, 2018).

Los Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes de la Exposición Universal de París 1900 fueron un gran evento con competiciones de más de treinta deportes y unos cincuenta y nueve mil participantes procedentes de más de treinta naciones, un gran triunfo enmarcado en el éxito global de la Exposición, abierta del 15 de abril al 12 de noviembre de 1900 con más de cincuenta millones de visitantes.

Hubo competiciones para deportistas amateurs, para profesionales, para militares y para escolares de: atletismo, remo, automovilismo, globos aerostáticos, colombofilia, críquet, croquet, ciclismo, esgrima, hípica, fútbol, golf, gimnasia, longue paume, tira y afloja, natación, pesca, rugby, salvamento y socorrismo, tiro, tiro con arco y ballesta, tiro al pichón, vela, waterpolo, bochas o pelota vasca. Muchas de ellas tuvieron estatus de «Campeonato del Mundo». Hubo críticas en la prensa por aspectos concretos como las instalaciones de atletismo o la organización de algunas pruebas, pero el balance fue muy positivo (Arrechea, 2015, 2018).

El problema para Coubertin, sin embargo, era enorme. Los Juegos Olímpicos previstos no se habían celebrado, no había habido ceremonias, ni entrega de medallas, ni se pronunció la expresión «Juegos Olímpicos» una sola vez. Los participantes no eran conscientes de estar participando en unos JJOO porque no estaban participando en unos JJOO. Coubertin reaccionó con su habilidad habitual y declaró que los Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes París 1900 habían sido los II Juegos Olímpicos de la Era Moderna París 1900, iniciando los preparativos para la III edición a celebrar en Estados Unidos (inicialmente en Chicago, finalmente sería en San Luis) en 1904. Cuando tuvo oportunidad impuso la celebración de unos nuevos JJOO en París (1924) para borrar esta teórica afrenta.

Para los historiadores olímpicos empezaba otra batalla. La de crear un palmarés y un medallero de los supuestos JJOO París 1900, decidiendo qué eventos y deportes de aquellos Concursos Internacionales habían sido “olímpicos” y cuáles no. Las discusiones entre historiadores aún perduran en la actualidad, pero el COI acabó aceptando en 2004 un informe elaborado por el historiador estadounidense Bill Mallon en que aplicando cuatro criterios (ser pruebas para amateurs, pruebas internacionales, sin hándicaps y sin limitaciones por edad o profesión), creó un palmarés y un medallero de París 1900 (Arrechea, 2015, 2018).

En París 1900 no se disputó realmente un torneo de fútbol, sino dos partidos de fútbol de tipo “exhibición” [aunque inicialmente eran cuatro los previstos, todos ellos del equipo local de la Union des Sociétés Françaises de Sports Athlétiques (USFSA) contra rivales extranjeros procedentes de Suiza, Alemania, Bélgica y el Reino Unido].

Finalmente, ni suizos ni alemanes viajaron a París y los únicos partidos disputados fueron el USFSA (Francia)-Upton Park FC (Reino Unido) y el USFSA (Francia)-combinado de Bélgica.

Tradicionalmente se ha dicho que el equipo belga era el de la Universidad de Bruselas, pero este extremo se ha desmentido en reiteradas ocasiones. De hecho, en el equipo belga había jugadores de diferentes clubes y de las universidades de Lieja, Lovaina y Bruselas y ni siquiera eran todos belgas, ya que figuraban un neerlandés (van Heuckelum) y un inglés (Thornton).

Los dos partidos se jugaron en el Velódromo de Vincennes ante escaso público, el 20 de septiembre el Upton Park FC derrotaba al combinado de la USFSA 4-0 (resultado dado por la mayoría de los periódicos, aunque Le Sport Universel Illustré dio un 6-2, probablemente confundiendo el primer partido con el segundo).

El 23 de septiembre la USFSA vencía al combinado belga 6-2.

No fue un torneo propiamente dicho, sólo dos partidos de exhibición. El esfuerzo por presentarlo como un “torneo olímpico” y hablar de una supuesta medalla de oro para el Reino Unido, una de plata para Francia y una de bronce para Bélgica, forma parte de la tendencia generalizada por adaptar a nuestros estándares actuales de lo que debe ser un torneo, una realidad que era bien diferente.

Aquellos partidos de exhibición en el marco de los Concursos de una Exposición Universal, no pretendían ser otra cosa que eso. Los equipos vencedores de los dos partidos recibieron un objeto de arte por sus victorias.

Los once jugadores del equipo londinense Upton Park FC eran: James Jones (1873-1955), Claude Buckenham (1876-1937), William Gosling (1869-1952), Alfred Chalk (1874-1954), Tom Burridge (1881-1965), Bill Quash (1868-1938), Richard Turner (1882-1960), Fred Spackman (1878-1942), John Nicholas (1879-1929), Jack Zeally (1874-1956) y Henry Haslam (1879-1942).

James Jones era el portero y el entrenador, todos eran nacidos en Inglaterra excepto Nicholas (nacido en Allahabad, India).

Upton Park FC en París 1900

Upton Park FC en París 1900

Los trece jugadores franceses que intervinieron en los dos partidos jugador por la USFSA fueron: Pierre Allemane (1882-1956), Louis Bach (1883-1914), Alfred Bloch (1877-?), Fernand Canelle (1882-1951), R. Duparc (1880-?), Eugène Fraysse (1879-?), Virgile Gaillard (1877-?), Georges Garnier (1878-1936), René Grandjean (1872-?), Lucien Huteau (1878-1975), Marcel Lambert (1876-?), Maurice Macaire (1881-?) y Gaston Peltier (1876-?).

Equipo de la USFSA en París 1900

Equipo de la USFSA en París 1900

Finalmente, los once jugadores del combinado belga en su único partido fueron: Marius Delbecque, Henk van Heuckelum (1879-1929), Raul Kelecom, Marcel Leboutte (1880-1976), Lucien Londot, Ernest Moreau de Melen (1879-1968), Eugène Neefs, Gustave Pelgrims (1878-1960), Alphonse Renier, Hilaire Spanoghe (1879-?) y Eric Thornton (1882-1945).

Su entrenador era Frank König (1874-1959). Como ya se ha mencionado, todos eran belgas excepto van Heuckelum (Países Bajos) y Thornton (Inglaterra).

Combinado belga en París 1900

Combinado belga en París 1900

Numerosos deportistas españoles participaron en estos Concursos de París 1900, pero no en fútbol. Aunque en una época de sportsmen, no debe sorprendernos la presencia de futbolistas en otras modalidades.

Por ejemplo, en remo participó un equipo del Real Club de Regatas de Barcelona en el que figuraban Juan Camps Mas (1883-1921), Orestes Quintana Vigo (1882-1909) y Ricardo Margarit Calvet (1883-1974), habían jugado en el FC Barcelona y en otros equipos barceloneses como el Universitari o el Rowing Foot-ball Club.

En la modalidad de Cesta Punta (Pelota Vasca) compitió y se proclamó Campeón del Mundo (formando pareja con José de Amézola) el sportman madrileño Francisco Villota Baquiola (1873-1950). En 2004, (en la reforma del medallero de París 1900 realizada por el COI tras el informe de Bill Mallon, a la que ya nos hemos referido), Villota y Amézola fueron reconocidos como campeones olímpicos y primeros medallistas españoles.

Francisco Villota sería, en 1903, uno de los fundadores del Athletic Club en Madrid, actual Atlético de Madrid (Arrechea, 2015, 2018).

FUENTES CONSULTADAS:

Arrechea, F. (2015). 1900. La Primera Aventura Olímpica Española. Madrid: CIHEFE.

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. Madrid: CIHEFE.

Arrechea, F., Sánchez Pato, A. & Molina, J.M. (2019). El Olimpismo entre los JJOO de la Antigüedad y la restauración coubertiniana. Materiales para la Historia del Deporte, 18, 105-114.

Drevon, A. (2000). Les Jeux olympiques oubliés. Paris 1900. París: CNRS Editions.

Farey, H. 2011. Football, Cricket and Quoits. A context for the early Wenlock Olympian Games. Journal of Olympic History, 19(1), 53-59.

Fowler, B. (1900, 29 de septiembre). Football Association. Les matches de l´Exposition. Le Sport Universel Illustré, p. 623.

Lennartz, K. & Teutenberg, W. (1995). II. Olympische Spiele 1900 in Paris. Kassel: Agon.

Lennartz, K., Bijkerk, T. & Kluge, V. (2008, diciembre). The Controversial Questions!

The Games of the Second Olympiad in Paris 1900. Journal of Olympic History (Special Issue), 3-7.

Les Sports à l´Exposition Universelle (1900, 6 de mayo). La Vie au grand air, pp. 418-450.

Mallon, B. (1998). The 1900 Olympic Games. Results for All Competitors in All Events, with Commentary. Jefferson & Londres: McFarland & Company, Inc., Publishers.




Balón y salsa rosa

Entre las cosas que de ningún modo hubiera podido consentir el franquismo autárquico, estaba la prensa “rosa”. O para ser más exacto, el cotilleo “rosa” tendente al amarillismo hepático. Mal, muy mal se tomaron algunos jerarcas la irrupción de “El Caso”, en un país donde apenas existía criminalidad, según estadísticas oficiales, y el nivel delictivo estaba más emparentado al hurto, la timoteca, el robo de gallinas, rifas fraudulentas, el abandono familiar o los casos de adulterio, que con fenómenos de criminalidad organizada. ¿A qué venía, entonces, un periódico sensacionalista en el imperio de la paz silente? “El Caso”, por más que nunca abordase cuestiones políticas -al menos explícitamente-, sufrió una denodada persecución censora. Y eso que sus directores editoriales o redactores jefes orillaban por sistema la sordidez de incestos, infidelidades manifiestas o “atentados contra el orden divino”, que era como entonces se enmascaraba la homosexualidad.

Aquella España nacional-católica fue por demás beligerante contra “el pecado contra natura”, el “vicio abominable” o la “afeminación”, términos igualmente elegidos para no llamar a las cosas por su nombre. Mientras, toleraba los prostíbulos, convertía a las “queridas” en signo de estatus social, y desde el confesionario se recomendaba paciencia a las esposas consentidoras, oración para encarrilar al cónyuge, o receptividad en el tálamo, como fórmula contra los descarríos, que la tendencia natural del varón, hija mía, les lleva a buscar fuera lo que no encuentran en casa. Ya se expuso hasta qué grado de ridiculez llegó la obsesión por no dar pie a malos entendidos, en el caso del defensa canario Machín, a quien durante 1939 y 40 se quiso alinear no por su apellido, sino como “Machorro”. Paralelamente, un régimen tan obsesionado por controlarlo todo, no quiso soslayar el caudal informativo que los porteros de finca urbana podían proporcionarle. En julio de 1941 fueron elevados a la condición de “agentes de la autoridad”, con el fin de vigilar los edificios y moradas donde prestaran servicios. Curiosa metamorfosis, cuando sólo unos meses antes se escribió sobre ellos: “Figura siniestra de librea y calzón blanco, que durante la guerra habían actuado de espías y delatores. El 80 por ciento de los asesinatos de Madrid se produjeron por las delaciones de los porteros”. Otra crónica mucho más dura, fechada el 5 de julio de 1939, los tildaba de “raza maldita en el Madrid marxista”. Obviamente, alguien debió pensar que su desaprovechamiento constituía un gran desperdicio. Años después, además, se hizo público y notorio que los serenos poseían, mediante la delación, un arma mucho más peligrosa que el chuzo. Gran parte de ellos, si no todos, ejercían como confidentes policiales, para desgracia de libertinos, adúlteros, gente de vida desordenada, noctámbulos de variada condición y, sobre todo, homosexuales.

La caza al homosexual, más que en aromas de cruzada, estuvo envuelta en tintes de divertimento para algunos policías. En “La Colmena”, el premio Nobel Camilo José Cela expuso una de esas razias moralizantes, aprovechando las regulares visitas de “invertidos”, “palomos” o “madrazas”, a salones de billar, donde se encandilaban “contemplando posturas”. Su detención, en todo caso, nada tenía de cuestión baladí, puesto que además de pecado, “desviación diabólica” y “perversión nefanda”, lo suyo era delito tipificado en la Ley de Vagos y Maleantes. La prensa, a veces, se hacía eco de su triste suerte: “Ayer fueron apresados en esta villa por escándalo público…” O: “Pasaron a disposición judicial tres pervertidos incursos en delitos contra el buen orden social, fruto de la persecución y control de vagos y maleantes”. Pero curiosamente, ni prensa, ni boletines radiados, abordaron nunca la condición de ciertos prohombres, artistas y figuras populares, sobre quienes los redentores del orden moral hubiesen podido tender su cerco.

Durante los años 40, la presunta homosexualidad de cierto futbolista internacional fue dada por cierta entre numerosos compañeros de profesión. Y varios lustros después, evocando tardes gloriosas, parte de quienes antaño lo tuviesen por compañero o adversario, abordaban la cuestión sin ambages. Huelga indicar que ningún cronista o redactor deportivo escribió jamás una línea al respecto. Y que si algún empleado de finca urbana o sereno con linterna y chuzo llegó a denunciarlo, su expediente debió ir directo a la papelera. Entonces, a falta de prensa “rosa”, las crónicas sociales, su teórico sucedáneo, tan de lectura entre achicoria o chispacito de anís, fijaban su atención en otras cuestiones: “Presentada en sociedad la hija de los Sres. García-Agúndez”. “El baile anual de Beneficencia constituyó todo un éxito”. “La rama española de la antigua dinastía búlgara recibió a la distinguida Srta. P. G., nieta de marquesa y brillante dama azul. Su futuro suegro, luciendo uniforme militar, abrió la sobremesa, amenizada por una orquestina de moda”. Si acaso, al despuntar los años 50 del pasado siglo se dio a entender con medias palabras lo que iba a quedar, balón de fútbol y faradaes de por medio, como soberbio escandalazo.

Gerardo Coque con la camiseta del At Madrid. Acababa de lograr el contrato de su vida y ni podía imaginar que iba a acabar malográndolo.

Gerardo Coque con la camiseta del At Madrid. Acababa de lograr el contrato de su vida y ni podía imaginar que iba a acabar malográndolo.

Gerardo Coque Benavente, su protagonista masculino (Valladolid 9-III-1928), había sido descubierto por Antonio Barrios cuando jugaba en el Zorrilla. Con 17 años lo incorporó al Real Valladolid, como aficionado, y tras dos campañas haciendo méritos debutaba con el primer equipo, para encadenar en 24 meses un par de ascensos, desde 3ª a 1ª División. Helenio Herrera, otro genio del esférico, fue el primero en afirmar que tenía ante sí una proyección extraordinaria. Interior sobrado de clase, con potente arrancada y mucho olfato de gol, sería internacional absoluto ante Irlanda, en Chamartín, anotando el primero de los 6 goles determinantes del triunfo, y otra vez al año siguiente, con el equipo “B” frente a Alemania, en Dusseldorf, para hincar la rodilla 5-3. Luego de 7 temporadas como blanquivioleta, durante el verano de 1953 fichaba por el At Madrid, dejando en las arcas vallisoletanas la entonces astronómica cantidad de un millón de ptas. Aunque nadie pusiera en duda lo acertado de esa apuesta “colchonera”, el destino, tan sembrado de imponderables, habría de convertirla en ruinosa.

A sus 26 años, Coque era un chico formal en la pacata y cerrada jaula vallisoletana. Una especie de gorrión sin trino, austero, hecho a la solemnidad de las procesiones, el tedio de los cafés, o los tañidos de campana llamando al ángelus, misas y rosarios. Demasiado formal y poco avezado, para no rendirse al empalago del neón y las noches madrileñas, donde Chicote ejercía su sacerdocio y los tablaos flamencos constituían el no va más. Aún no deambulaban americanos rubios, el whisky era visto como bebida de sibaritas y sólo unos pocos snobs se referían elogiosamente a cierto refresco negruzco, llamado “Coca-Cola”. Una de aquellas noches, alguien lo presentó a Lola Flores, entonces mito nacional. Y sus pasos habrían de enredarse irremisiblemente.

Imposible saber qué pudo ver “La Faraona” en él. Ternura, quizás, desvalimiento. Puede, incluso, que la timidez de un triunfador tan neófito como para no creer ni en su propio triunfo. Comoquiera que fuese, el futbolista sucumbió al hechizo de la cantante y bailaora.

Aquella primera temporada en el At Madrid, no se le dio mal, pese a todo. Titular indiscutido, disputó 24 de los 30 partidos ligueros, anotando 8 goles. Quedaban lejos de los 19 celebrados en el Valladolid la campaña 50-51, o los 13 en 27 partidos de 1952-53. Parte de la afición rojiblanca, los peor informados respecto a sus noches de humo tabaquizo, palmas y francachela, se las prometían felices ante el Campeonato 54-55. Todos, incluido él mismo, desconocían que iba a constituir un descenso por el tobogán de su perdición.

Tanto protagonismo fuera de los campos de fútbol, silenciado oficialmente, no dejaba de asomar a los mentideros. Siembre había un taxista, algún camarero, empleados de hotel y gente bien informada, cuchicheando sobre el tormentoso enredo que unía a la pareja, primero cuando Coque tenía novia formal, y posteriormente ya casado. Como es lógico, su inmersión en la vida nocturna lo aniquiló deportivamente. Sin fuelle, desganado, en muy baja forma y con la cabeza lejos del balón, aquella sordina impuesta por la censura estuvo lejos de beneficiarle. Un día, de pronto, se supo que acompañaba a la artista en su gira americana. Para entonces la rumorología campaba a sus anchas. Tanto es así, que algunas fotos “autorizadas” documentaron su huida. El Atlético se quedaba sin futbolista en pleno torneo 54-55, y la joven e incrédula esposa, sin marido. Lola Flores, anticipada a su tiempo y mujer que siempre supo hacer de su capa un sayo -sin duda ente la tolerancia con que se miraba al artisteo-, apenas si recibió reproches, como no fuere en muy reducidos ámbitos canónicos. Manolete y Lupe sino tampoco habían ocultado su amancebamiento, mediante posados para publicaciones nacionales y extranjeras. Y qué decir de Luis Miguel Dominguín, seductor implacable y coleccionista de aventuras. O de la posterior conducta escandalosa de Ava Gardner, y su efímera relación sentimental con el torero y poeta catalán Mario Cabré, sobre la que el matador tanto presumiera. Había, en el fondo, distintas varas de medir. La reservada a ciudadanos de a pie, severísima, y otra más laxa para pecadores contumaces. El humorista Miguel Gila supo ilustrarlo al rememorar una gira por el Norte de África con su compañía de revista: “Junto a la aduana había varias ventanillas para tramitar la documentación. El rótulo de una me sorprendió mucho: “Artistas y Prostitutas”. Pues bien, para humillación de las chicas, todas tuvieron que pasar por ella con sus papeles en regla”.

La gira de Lola Flores resultó larga y exitosa. A Gerardo Coque, en cambio, se le hizo larga y triste. Roto el hechizo de los primeros meses, agotada la química, para “La Faraona” ya no fue sino juguete sin utilidad. Él mismo se sentía a disgusto, fuera de ambiente, rodeado de aplausos que sentía ajenos, añorando los estadios. Ya de vuelta, frustrado y arrepentido, se reconciliaría con Marina, la esposa abandonada, otra eterna “novia” española, devota, fiel y entregada, como la de “Diego Valor” -vallisoletana también-, la sueca Sigrid, de “El Capitán Trueno”, o Claudia, patricia romana rendida a la rusticidad de “El Jabato”, celtíbero en lucha contra un imperio. Trató también de regresar al fútbol, aun siendo consciente de que después dos años y medio dando la espalda al balón, éste pudiera haberse despachado con un divorcio.

Su primera intentona ante la directiva vallisoletana resultó decepcionante: “Fui a pasar la Navidad en casa de mis padres y hablé con el presidente -confesaría-. Pero mis condiciones no fueron aceptadas”. Luego estuvo en conversaciones con el Real Jaén. Viajó, incluso, hasta la capital aceitunera, pespunteando un acuerdo bastante sólido. “Pero entonces me dijeron que debía ser yo quien corriese con el costo de mi baja en el At Madrid, y como nunca se había hablado de eso, pues no acepté”. Por fin, en febrero de 1958 suscribía un acuerdo con el Granada C. F. Volvía a sonreír ante los informadores, muy ilusionado. Aseguraba sentirse a punto, luego de entrenar en Madrid, no el Metropolitano, donde expresamente se le prohibiera hacerlo, considerándolo apestado, sino en la Casa de Campo, a solas. De fumar dos cajetillas de tabaco diarias, había pasado a siete pitillos. Y apenas bebía para no engordar. Cuando Saucedo Aranda, firma habitual en la prensa andaluza, le preguntara si no habría perdido estilo y juego, a raíz de tanta inactividad, se mostró disconforme: “El estilo nace con uno y jamás se pierde. En cuanto al juego, es cuestión de proponérselo”. Aseguró, también, sentirse impaciente por saltar al césped, por ser el mismo de antes, si acaso un jugador más práctico, al haber ganado en experiencia. Y sobre todo que no buscaba dinero, “sino recuperar mi antiguo sitio, tanto en el fútbol como en la sociedad. ¡Se cambia tanto cuando se piensan despacio las cosas!”.

El redactor puntualizaba que el futbolista vivía en Granada, acompañado de su esposa y su padre. Y que todos habían encontrado en la directiva granadina muchísima hospitalidad. El propio Coque remataba: “Entiendo perfectamente mi situación, y necesito que alguien deposite en mí una gran confianza”.

Ese alguien desde luego no fue Scopelli, entrenador del equipo andaluz, puesto que tan sólo le permitió alinearse en un partido de Liga. Como se le firmara contrato por cuanto quedaba de campaña, regresó a Valladolid, donde le hicieron hueco cara al ejercicio 58-59, en 2ª División. De nuevo, otra experiencia frustrante. Mediado enero de 1959 sólo se había alineado en 3 ocasiones y convalecía de una lesión. Era consciente, además, que su paso por el Granada tuvo todos los requisitos de un mal negocio: “Entre que estuve poco tiempo, me alojé en un hotel, y corrió de mi cuenta resarcir al At Madrid, a cambio de la libertad, esa reaparición arrojó saldo desfavorable”. Para colmo, la afición vallisoletana acababa de entregarse a otro interior de nuevo cuño, técnico, sacrificado y elegante: el futuro internacional y campeón de Europa Jesús Pereda. Aunque su equipo ascendiese a 1ª, resultaba obvio que a Coque no iban a renovarle.

Tan sólo daría muestras de renacer en los Campos de Sport de El Sardinero, con el club cántabro en 2ª División (temporada 59-60). Pero logrado el ascenso, su retorno entre los mejores (campaña 60-61), con 32 años a cuestas, le hizo encarar lo evidente: El antiguo gran jugador se había aguado en aquellas noches de vino amargo, flor fresca en el ojal y parpadeo de candilejas. Todavía una última temporada en la Cultural y Deportiva Leonesa, con 8 goles en 28 partidos mientras arañaba unos últimos duros por campos de 2ª, sirvieron de preámbulo a otra andadura en los banquillos, dirigiendo a la Leonesa (campeonatos 62-63 y 63-64), Europa Delicias y Real Valladolid, donde descubriría a Julio Cardeñosa, internacional y cerebro bético de gran recuerdo, a raíz de foguearse junto al Pisuerga.

La indómita Lola Flores continuó triunfando en el cine, la discografía y una televisión que pasaba del blanco y negro al color. Gerardo Coque tampoco había sido su único “affaire” relacionado con el fútbol, puesto que la afición “culé” se deshizo en lenguas respecto la relación que mantuviese con el defensa central Gustavo Biosca. “La Faraona” presentaba programas, sufría, incluso, el cornalón económico de la Agencia Tributaria por no declarar sus ingresos e, incombustible, habría de convertirse en la folclórica más activa de su generación. El 11 de noviembre de 2003, durante los actos conmemorativos del 75 aniversario fundacional, él recibiría de Carlos Suárez, presidente blanquivioleta, la insignia del club en oro y brillantes. Falleció poco después en Valladolid, el 5 de junio de 2006, a los 78 años, siendo sepultado en el cementerio del Carmen.

Gerardo Coque quedó por fuerza para la historia del balón, como el gran futbolista que apuntara y no quiso, no supo, o su carácter y el torrente vital de un Madrid engañoso, le permitieron ser.

Martín Mora Moragues, en un cromo de la época que soñaba con la titularidad bermellona.

Martín Mora Moragues, en un cromo de la época que soñaba con la titularidad bermellona.

Mientras Coque colgaba las botas, otro futbolista iba a saltar de la prensa deportiva a la de “amenidades”, primitiva denominación del género conocido más adelante como “cotilleo”. Para entonces, el primer Plan de Desarrollo urdido por ministros tecnócratas del Opus Dei, se traducía en una modernización a ultranza. Los años 60 llegaban con un pan bajo el brazo, y hasta con queso y leche en polvo, excedentes norteamericanos de la Guerra de Corea, servidos como ayuda a la infancia en países subdesarrollados. Uno de cada cuatro valles inundables se transformaba en presa, crecían las exportaciones, las playas se llenaban de turistas y hasta irrumpía, medio de tapadillo al principio, muy pronto servida en grandes tiradas, la prensa del corazón, todavía sin atreverse a soñar con un futuro en papel couché. Pues bien, a ese papel basto, tintado en dos colores y con portada en cuatricromía, asomó el portero Martín Mora Moragues (Algaida, 3-VI-1938).

Mocetón de 1,90, macizo, afable y cercano, tras destacar en el cuadro juvenil del San Luis sería fichado por el Real Club Deportivo Mallorca, aunque sus estudios en Barcelona le obligaran a pasar un año en blanco. Cedido al Porreras la campaña 1958-59, pasó sucesivamente por el España de Lluchmayor y Constancia de Inca, bajo cuyo marco habría de proclamarse portero menos goleado del fútbol nacional. Sólo entonces -verano de 1961- los bermellones se apresuraron a recuperarlo, brindándole la oportunidad de debutar en 1ª División. Un sueño hecho realidad, para quien desde luego no veía en el deporte un medio de vida, sino simple afición; enfermiza si se quiere, de puro intensa, pero afición, al fin y al cabo.

Nacido en el seno de una familia acomodada y aparejador de carrera, regentaba el Hotel Cannes, en Palma de Mallorca, además de vivir enfrascado en el día a día de una empresa constructora, cuando entrenamientos y partidos se lo permitían. Distaba mucho de ser futbolista al uso. Hasta el punto de que todo cuanto económicamente le proporcionaba el balón, fichas incluidas, lo distribuía entre organizaciones benéficas. ¿Cuánto dinero estima que habrá donado?, le preguntaron una vez. Y él respondió como católico de misa diaria que era, sin apartarse del Evangelio: “Sobre eso prefiero no pronunciarme. Es preferible que tu mano izquierda no sepa qué hace la derecha”. Afirmó igualmente, con 23 años y en una entrevista concedida poco después de ingresar en el primer equipo mallorquín: “Todo me ha resultado fácil en la vida, aunque ahora está costándome trabajo conseguirlo”. Se refería a la titularidad en el equipo donde, por cierto, no tuvo demasiada suerte.

Seis partidos de Liga durante su primera campaña y sólo 3 en la segunda, lastrada por una lesión con paso por el quirófano para extraerle un menisco, constituyeron todo su aval en la categoría reina. Otro, probablemente, hubiese enmascarado en excusas tan honda decepción. Él no. Aunque el público del viejo Lluís Sitjar no siempre le tratase bien, trascendió que cuando su entrenador, el antiguo portero Saso, lo apartase de la titularidad, lejos de enfurruñarse supo ser agradecido por haberlo mantenido en ella más de lo que sus actuaciones merecían. E igualmente que, a Cobo, su sustituto, estuvo tranquilizándole antes de saltar al campo, puesto que la responsabilidad del debut lo tenía bastante alterado. Gesto repetido durante el descanso, entre alabanzas a todas sus intervenciones, sin plantearse, siquiera, que el afianzamiento del vizcaíno implicaba para él un virtual ostracismo. Magnífico compañero, en suma, y excelente hombre de equipo.

Pero todo iba a dar un vuelco para él cuando trascendiera su romance con Maruja García Nicolau, recientemente proclamada Miss Europa. Porque entonces, tanto la prensa “seria” como la balbuciente de cotilleo, se ocuparon a fondo del asunto: “La bella y el futbolista”, tituló “Marca”. “Idilio junto al balón”, enunció otro medio. Y hasta cierto ocurrente juntaletras se atrevió a urdir: “Un portero se lleva el mejor trofeo”. La vida en Palma de Maruja García, hasta ese momento dependienta, y el gigante Martin Mora, se tornó mucho más complicada. Desde que Fabiola de Mora se convirtiese en reina de Bélgica, sus veraneos entre Guetaria y Zarauz habían desatado por nuestros pagos cierta inclinación hacia el famoseo. Aun no siendo habitual demandar autógrafos, se perseguía al famosillo o famosa en tropel, a manera de procesiones improvisadas. Algo que sobre todo Martín Mora llevaba bastante mal.

“Tengo los nervios deshechos por todo el jaleo que se ha armado en torno a nosotros”, confesó al periodista Fernando Albert, enero de 1963. “La gente no se da cuenta de que esto pertenece a nuestra intimidad. Si hasta me han achacado que en uno de los últimos partidos encajé un gol por mirarla a ella, que estaba sentada en la tribuna. Desde el campo no veo a nadie, claro. Sólo me preocupo del balón”. Achacaba su reciente inseguridad a tantas críticas personales, aviesas e injustas: “Salgo a jugar nervioso, casi desquiciado. Maruja y yo sólo somos una pareja como las demás. Critican, sobre todo, nuestra diferencia social, cuando ni yo he de sentirme culpable de poseer dinero, ni ella por no tenerlo. Creo que me retiraré al final de temporada. Me va a suponer un gran sacrificio, porque no existe actividad que me guste tanto como el fútbol. Pero estoy decidido”. Su relación había saltado a los medios, cabalgando entre la chiquillada y cierta mala fe: “Me engañó un amigo. Nos hizo unas fotos a Maruja y a mí, y después las repartió a la prensa”. E incluso los padres de él se lo tomaron a la tremenda: “Se oponían al principio, sí. Pero la han conocido y están encantados”.

Lógicamente, el periodista tampoco pasaba de largo ante la esperanzada novia, descrita como “chiquilla definitivamente bonita, que se comporta como si no lo supiera”, con “la cara limpia, sin una sola pincelada de pintura”, y modesta, además, al poner en su boca: “No tiene ningún mérito ser bonita. Se nace bonita o fea y no hay quien lo remedie”. Más adelante le dedicaba otro párrafo, que hoy apelotonaría en barricadas a muchas defensoras del más gestual y combativo feminismo: “Puede que la juventud de Maruja no le dé para saber muchas cosas, pero por lo menos conoce una fundamental. Sabe callar. Y sonreír. Ha podido ser estrella y rechazó todas las ofertas que le llegaron para hacer cine”. Perfecta imagen de mujer dispuesta a la renuncia, cuando a ellas se les pedía supeditación al hombre y entierro de sueños personales, como garantía de felicidad familiar. Habilidoso pluma en mano, Fernando Albert cerraba su trabajo con final feliz: “Martín tiene 24 años. Maruja 19. Están viviendo una historia de cuento de hadas. La bella y el futbolista. Dos muchachos jóvenes, con toda la vida por delante”.

Martín Mora no colgaría los guantes en 1963, conforme asegurase. Optó por regalarse otro campeonato, el correspondiente a 1963-64, en el Soledad palmesano. Luego, sin acritud ni cuentas pendientes, ya casado, prefirió centrarse en la gestión del hotel -aseguraba tenerlo un tanto abandonad-, y sus negocios inmobiliarios, por más que ello tampoco representase el definitivo adiós al fútbol, integrado en la Agrupación de Veteranos del Mallorca. Ni al fútbol ni a otras actividades deportivas, cabe decir, puesto que habría de convertirse en el primer presidente de la Federación Balear de Tenis.  Aquella prensa que con tanta atención contemplase su idilio, muy bien pudiera haberse ocupado de él unos años antes, a raíz del gesto que lo engrandeciese como persona.

Durante un choque contra el Soledad (temporada 1958-59), defendía el marco del Porreras con 2-0 a favor. Los de Palma apretaban, buscando acortar distancias, y el árbitro señaló dos penaltis durante los minutos que restaban para la conclusión. Finalizado el partido con empate a dos, buena parte del público quiso cobrarse venganza. Martín, entonces, no sólo protegió al trencilla con su imponente corpachón, sino que medio en volandas se lo llevó hasta el vestuario. En su acta, el colegiado reflejó tanto esos incidentes como la decisiva actuación del portero local, evitando lo que pudo haber concluido malísimamente. Desde ese mismo día 30 de noviembre, el Colegio Balear de Árbitros puso manos a la obra en lo que pretendió fuese cálido homenaje, plasmado semana y media después con la imposición al guardameta de su insignia de oro, primera vez que se otorgaba a un jugador.

Desgraciadamente, las buenas noticias rara vez saltan a letra impresa.

Y también es lástima que no todos los cuentos de hadas tengan final feliz. Una riquísima heredara italiana mecida entre plumas de ángel desde la cuna, y un extremo brasileño de raza negra con humildísimo origen, también creyeron protagonizar el suyo, sin saber que el brujo malvado triunfaría. Él se llamaba José Germano. Y ella iba a ser bautizada por los medios como Condesita Giovanna.

Germano en un cromo de “Panini”, impreso a finales del año 1962.

Germano en un cromo de “Panini”, impreso a finales del año 1962.

Mediados los años 60, Italia y lo italiano estaban muy de moda por nuestros pagos. Las canciones triunfadoras en el festival de San Remo saturaban las ondas radiofónicas. Claudio Vila, Domenico Modugno, Betty Curtis, Rita Pavone, Tony Dallara, Ggliola Cinquetti o Little Tony, eran objeto de inmensa admiración. “Al di lá” había enamorado a miles de parejas, aunque sus estrofas les resultaran ininteligibles. Peiró, Luis Del Sol, y sobre todo el galleguito Luis Suárez Miramontes -único balón de oro español hasta la fecha- triunfaban a lo grande en el “Calcio”. Más que el cine transalpino en sí, gustaban muchas de sus protagonistas. Silvana Mangano, en cada reposición de “Arroz Amargo”, Gina Lollobrigida, Claudia Cardinale, Sofía Loren… Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Nieves Conde, Fernando Fernán Gómez, o el húngaro afincado en España Ladislao Vajda, entre otros, trasladaron el neorrealismo italiano al celuloide nacional en varios de sus títulos, con singular éxito. Además, en Roma residía el Papa, y eso era mucho decir en un país oficialmente ultracatólico. Italia venía a ser para muchos españoles algo así como el vecino rico, país donde se disfrutaba primero de los automóviles que luego iba a fabricar “Seat”, arrinconando a cochecitos de tiovivo como el “Biscuter”, la furgoneta “Iso”, o “El huevo”, especie de cochinilla metálica ensamblada en Munguía, con sólo tres ruedas y accesible a través de una puerta frontal, que incluía tanto el parabrisas como su espartano salpicadero. En medio de tal panorama resultó imposible apagar cualquier eco del affaire Germano – Giovanna.

José Germano de Sales había nacido en Conselheiro Peña, paupérrima comunidad negra de Minas Gerais, el 25 de marzo del 1942. Como aprendiz de futbolista, desde el modestísimo Gavea pasó junto a su hermano Fío Maravilha a la cantera del Flamengo, un salto espectacular, rubricado cuando debutara en un amistoso ante el River Plate bonaerense. Sólo tenía 17 años y su descaro, regate y fe en el triunfo, iban a permitirle estrenarse de forma oficial poco después (octubre de 1960). Su irrupción fue espectacular, hasta el punto de verse incluido en la selección que iba a disputar el Panamericano de 1959 y la fase clasificatoria para los Juegos Olímpicos de Roma. Dueño ya de la camiseta número 11 en las alineaciones del Flamengo, los medios cariocas lo dieron por seguro en el mundial de Chile (1962), ante el aval que ofrecían sus 87 actuaciones domésticas. Y ello pese a que el flanco izquierdo de la “canarinha” se antojara propiedad de Pelé y Zagalo, ambos con dos títulos mundiales y afirmando estar listos para celebrar el tercero consecutivo. Garrincha y Vavá también parecían insustituibles. Didí, en cambio, a quien durante su pobre temporada en el Real Madrid de Di Stefano se le diera por acabado, ofrecía más dudas. Pero al final Didí estuvo en la lista, luego de que el seleccionador se arrancase en alguna entrevista con malos presagios respecto a los jóvenes: “La juventud siempre es cosa seria. El futuro les pertenece, así que dejémosles alcanzarlo poco a poco. Para Chile miremos mejor hacia el presente”.  Y fiel a esos postulados, dejó a Germano y a otras promesas pujantes con la miel en los labios.

Puesto que los duelos con pan son más llevaderos, a José Germano el suyo debió durarle poco. Desde Europa le llagaban cantos de sirena. Tanto Altafini como Sani, italobrasileños del “Calcio”, se dijo habrían ponderado ante la directiva milanesa su regate demoledor. Fuese verdad o fantasía, lo cierto es que acabó ingresando en el Milán, con una ficha que multiplicaba por 5 sus anteriores devengos.

No, no lo tuvo fácil en Italia, por cuyo fútbol si bien habían pasado numerosos extranjeros, no existían precedentes de jugadores negros. Llegó a escribirse que a una parte de la afición se le atragantó desde su llegada, que habría sido víctima de un racismo latente y soterrado. Imposible saber si fue verdad. Se antoja más probable le acometiese la saudade, entre ese frío piamontés cargado de nieblas, o la añoranza de tanto sol y “garotas” cimbreantes a ritmo de samba. En todo caso, Nereo Rocco, entrenador forjado en la rácana escuela “calcística” no podía ser más refractario al juego preciosista y zumbón. Parece, además, que tampoco Germano le entró por el ojo derecho, puesto que rápidamente iba a colgarle el dudoso apodo de “Bongo-Bongo”, a saber, si extraído de cualquier película con selvas de atrezo y tarzanes insufribles. El caso es que, si bien debutó espectacularmente, con dos goles en su primera comparecencia liguera, durante los siguientes 12 choques, mojada su pólvora, iría muy, pero que muy a menos, justificando con sus actuaciones la cesión de que sería objeto, avanzado noviembre de 1962, al Génova, también de la Serie “A”, para firmar 2 goles en 12 actuaciones. Campeón en la Copa de Europa correspondiente a 1963, cuando Altafini con sus dos tantos batiese al Benfica de Coluna, Torres y Eusebio en el estadio de Wembley, tan sólo pudo asomar durante la ronda previa en dicho torneo, ante el muy endeble campeón de Luxemburgo, anotando, eso sí, un gol.

Germano, todavía solo futbolista, cuando en su cabeza no había otro pensamiento que el triunfo deportivo.

Germano, todavía solo futbolista, cuando en su cabeza no había otro pensamiento que el triunfo deportivo.

Su retorno a la Piazza del Duomo y el Castello Sforzesco estuvo envuelto en mal fario. Un grave accidente de circulación lo tuvo varios meses en dique seco y luego, olvidado por todos excepto por el contable “rossonero”, a quien entraban los siete males viendo naufragar la inversión, tuvo que aceptar otra salida más humillante, ahora hacia el modesto Alessandria.

No faltaron voces empeñadas en achacar su fracaso a zancadillas donde el fútbol poco temía que ver. Apuntaban, además, a cierto multimillonario, conde, al parecer, aunque desde ciertos ámbitos se le discutiera el título, con fábricas de helicópteros y motocicletas, prestigio consolidado y mucha mano para según qué asuntos. Aunque José Germano ni siquiera se hubiese cruzado con él, cometió la osadía de enamorar a su única hija. Y eso, claro, bastó para desatar hostilidades.

Todo sucedió por pura casualidad. El club lombardo estaba construyendo su ciudad deportiva de Milanello, y en tanto la concluían su elenco acostumbraba a ejercitarse físicamente en unos campos de entrenamientos lindantes a un área de equitación, muy frecuentada por miembros de familias pudientes. Allí, Giovana Agusta se fijó en el brasileño y debió sentir atracción por su exotismo. Cruzaron unas palabras. A ella le gustó el acento portugués, suave y arrastrado, se diría que abanicado por esa brisa cálida que inunda los corazones de cachaza. Y a él tanto desparpajo, aquella sonrisa fresca, su educada desenvoltura. Siguieron viéndose, hablando, riendo y jugando a sentirse iguales en una sociedad dada a mantener distancias. Sin advertirlo, se habían vuelto inseparables. Cuando el Conde Agusta tuvo constancia de todo aquello, actuó como caballero herido. ¿Quién era ese negro sin ilustración ni otro mérito que correr tras la pelota, para embobar a su hija? Una relación semejante no iba a parte alguna. Y puesto que Giovanna, terca y caprichosa, apenas hubiese sido contrariada, debió montar una zapatiesta soberbia. Su padre, entonces, habría recurrido a la diplomacia, alejando al muchacho cuanto le fue posible.

La “contesina” y Germano, ya pasto de la prensa amarillista.

La “contesina” y Germano, ya pasto de la prensa amarillista.

La condesita, sin embargo, no estaba acostumbrada a ceder. Con Germano en Génova o en Alessandria, la relación siguió adelante. Y se mantuvo cuando desde el club milanés lo embarcasen hacia Brasil para enrolarlo en el Palmeiras, donde por cierto cuajó una gran temporada. Campeón Paulista en 1966, otra vez internacional ante Uruguay, festejando una victoria 3-0 con gol en su haber, semejaba ser el de antes, aquel extremo eléctrico y pinturero, vivaz, nacido para poner en pie a los graderíos. Lo malo era que hubiese un océano entre Giovanna y él, demasiado profundo y ancho para no constituir un serio obstáculo. Dispuestos a reencontrarse, urdieron un plan definitivo. Germano buscaría algún equipo europeo, no italiano, puesto que allí les aguardaba la red del Conde Doménico. Tampoco había tanto donde elegir, considerando que entonces el fútbol de medio continente estaba cerrado a la importación. Francia, quizás, Suiza, aun contando con su restrictiva legislación de extranjería, Bélgica… Germano se decantó por Lieja, dando la cesión por medio hecha a los directivos milaneses, todavía propietarios de sus derechos federativos. La del Standard, en fin, iba a ser su camiseta para el ejercicio 1966-67.

Apenas Germano hubo puesto un pie en el aeropuerto de Bruselas, la “Contessina” Agusta daba el portazo, plantándose en Bélgica, acogida primero por unos amigos y más adelante alojada en un discreto hotel. Desde allí anunció a sus padres su propósito de casarse, para chocar nuevamente con el muro que tan bien conocía. Así las cosas, Germano y Giovanna, mediante el expeditivo método de un embarazo, pusieron al señor Conde entre la espada y la pared: O boda con su aquiescencia, o escándalo al por mayor. Y para sorpresa de ambos, el Conde, en un primer momento, prefirió lidiar con el escándalo.

No es fácil seguir tanta ida y vuelta concentrada en muy pocos días. Los medios brasileños publicaron relatos confusos e inexactos. Los italianos claramente al dictado del Conde Agusta. Y los españoles entre el asombro y la broma, equivocando incluso la verdadera identidad de Germano, toda vez que el único jugador conocido por ese nombre a este lado de los Pirineos era Germano Luis de Figueiredo (Alcántara 23-XII-1932 – Linda a Velha 14-VII-2004), barbudo y gran defensa del mejor Benfica. Así las cosas, tampoco faltaron charletas de este tipo entre aficionados, quinto de cerveza en mano: “No sé yo que habrá visto esa condesa en semejante tipo, medio calvo y con barbazas de guerrillero castrista”. “Pues eso, hombre, que da la nota. Las mujeres que lo tienen todo suelen salir por peteneras”.

La prensa belga sigue siendo, hoy día, fuente más fiable. Y entre los firmantes de aquellas crónicas sobresalía el oficio de Marcel de Leener, a menudo también corresponsal del diario “Marca”.

Tras el órdago de Giovanna, su madre fue la primera en intermediar, desplazándose hasta Bélgica. Nada obtuvo, sino una contundente reafirmación. El Conde, entonces, amenazó infructuosamente con desheredarla. Visto que el vínculo sanguíneo sólo servía para enconar posturas, se apeló a otras fórmulas. Giovanna, que venía sirviéndose del abogado Emil-Edgar Jeunehomme, contrató también al profesor Cuyvers, otro letrado de Lieja, para negociar en su nombre. Hubo reuniones de leguleyos. Al menos tres, y todas inútiles. Un martes, por fin, se dieron cita en el Palace Hotel, de Bruselas, el Conde Agusta, su hermano Conradi, el abogado milanés M. Conti, el también letrado Cuyvers, representando a la condesita, y ella misma. Durante hora y media volvieron a salir todo tipo de argumentos por ambas partes. Germano probablemente acabaría regresando a Brasil. ¿Qué iba a hacer ella? ¿Acompañarle? ¿Romper definitivamente con su familia? ¿Acabar con un linaje tan antiguo? Además, se trataba de un negro carente de educación. ¿Podrían vivir ambos sin dinero, cuando los ahorros del fútbol se esfumasen? ¿De verdad se creía en condiciones de parir hijo tras hijo, calzar chancletas, acarrear agua en cualquier favela, zurcirse la ropa y vivir amontonada entre prostitutas, delincuentes, drogadictos o borrachos? ¿Y ellos? ¿A ellos no iba a dolerles su pérdida? Que se olvidaran de ejercer como abuelos. Adiós al linaje, a la sucesión. Ya podían quemar las fábricas y el dinero. Total, para qué iba a servirles, como no fuese para que un día cayese en manos de Hacienda.

Tras una frugal comida volvieron a reunirse durante 45 minutos, sin asomo de acuerdo. Esa misma tarde la condesa tomaba un “Caravelle” desde Italia, incorporándose a la negociación, ya en plena noche. El padre propuso entonces un matrimonio civil, con dos años de moratoria hasta hacerlo efectivo por la iglesia, algo a lo que Giovanna se negó en redondo. El padre y su hermano acabaron cediendo: “Es una auténtica siciliana” -sintetizó el progenitor-. Ha tomado una decisión y cree que será feliz. Si no llegara a serlo, ya no podrá culpar a nadie y habrá de enfrentarse a las consecuencias”. A las 09,45 del día siguiente, la Condesa tomaba otro avión hacia Milán. Su esposo, al abandonar Bruselas algún tiempo después, se mostraba abatido. Consciente de que un escándalo continuado perjudicaría a sus negocios, manifestó: “He llevado el combate hasta agotar mis fuerzas y he perdido. Siento escalofríos tan sólo al pensar que un día deba estrechar la mano a ese hombre”. Al despedirse de su hija, añadió: “Pase lo que pase, recuerda que siempre has de ser una Agusta. No voy a desheredarte. Sería indigno de nuestra familia. Tendrás todo lo que te corresponde por nacimiento y quién sabe si ese dinero te proporcione la felicidad”.

Quedaba expedito el camino para leer las amonestaciones en el municipio de Angleur, residencia de Germano. Campanas, confeti, música de armónium y alfombra de flores, tras cuatro años y medio de relación a escondidas, citas fugaces y lucha contra muy distintos elementos.

La pareja contrayendo nupcias. Comieron pocas perdices y apenas si les quedó tiempo de sentir algo parecido a la felicidad.

La pareja contrayendo nupcias. Comieron pocas perdices y apenas si les quedó tiempo de sentir algo parecido a la felicidad.

El 17 de junio de 1967 tuvo lugar el enlace, con toda la prensa “rosa” celebrando por anticipado el seguro éxito de sus tiradas. “Han querido un matrimonio sencillo, y nosotros, los belgas, que somos su familia, recogemos ese deseo. Este es un matrimonio cristiano y conciliar, que va más allá de las lenguas y las razas”, afirmó el padre Bernard, celebrante en la capilla de Santa Bernardette, luego de que un oficial certificase la unión civil en la alcaldía. Durante la ceremonia se patentizó que la aristocrática familia no había perdonado, pues ni uno sólo de sus miembros estuvo presente. A Giovanna parece le dio igual, vista la sonrisa con que todos los fotógrafos la retrataron. “Vestida de rosa y con abrigo blanco, sus grandes ojos negros miraban muy abiertos, esforzándose en comprender”, narraron los medios al día siguiente. Se dio la coincidencia de que esa misma fecha nuestra prensa iba a recoger otra escueta nota de la agencia Alfil: “Luis Suárez y su esposa Nieves llegaron a Milán procedentes de Madrid. El matrimonio Suárez tiene la idea de encontrarse con el capitán del Inter, Armando Picchi, y después continuar su luna de miel por el sur de Italia”. Concluidos los campeonatos de Liga, para los futbolistas junio suele ser mes de bodas.

Aunque Germano y la condesita se las prometieran muy felices, si en su vida hubo rosas, tampoco faltaron espinas. Con sólo 26 años, él decidía colgar las botas, y 24 meses después la pareja se separaba. El nacimiento de la pequeña Lulú, lejos de cimentar su unión, constituyó un anticipo del naufragio. Que el Conde Agusta nunca cejó en su propósito de dinamitar aquella unión, parece evidente. Circularon versiones, a partir de indicios, sobre distintas maniobras. Parece, incluso, que podría haber entregado al futbolista los fondos con que adquiriese una granja sita en Conselheiro Peña, a cuya explotación estuvo dedicándose desde 1970. Todo, con tal de apartarlo definitivamente de Giovanna.  Allí, en su pueblo, el ya exfutbolista contrajo un nuevo matrimonio y fue padre de dos hijos más.

A su antigua esposa tampoco le faltaron motivos de aflicción. Tras contraer segundas nupcias con un empresario norteamericano, cuando ese segundo marido se viera envuelto en un escándalo financiero volvió a separarse. Y aún reincidiría, formando pareja con cierto médico relativamente conocido por su atención a los niños sin recursos.

José Germano de Sales, internacional brasileño y Campeón de Europa, rey efímero y sin corona para la prensa del corazón, falleció el 30 de setiembre de 1998, a los 56 años, víctima de un infarto fulminante mientras trabajaba en su granja.

Casi en paralelo a las vicisitudes de Germano, ya en el olvido Martín Mora y la primera Miss Europa mallorquina, el balón volvió a vestirse de gala para dos futbolistas del Real Madrid. Pirri se casaba con la actriz cinematográfica Sonia Bruno, y su compañero de línea media, el navarro Zoco, con la cantante María Ostiz. María continuó grabando discos, muy bien acogidos por el público, e interviniendo esporádicamente en alguna gala. Sonia Bruno, en cambio, decidió dar por terminada su andadura entre focos, cámaras y platós. Toda la prensa rosa del momento se ocupó de aquellos enlaces o del primer hijo de Sonia y Pirri, cuando nadie pensaba en salvaguardar la identidad de los menores. Uno de aquellos medios afirmó sin rubores, en relación con la actriz: “Ahora, puesto que su marido se gana muy bien la vida, ya podrá dedicarse a sus labores. El cine, en adelante, quedará tan sólo para los domingos”.

A partir de ahí, iban a ser muchos los emparejamientos o enredos de futbolistas con modelos de pasarela, artistas populares, “mises”, cantantes o rostros de la pequeña pantalla. Convertidos en pieza más cotizada que los toreros, un amplio elenco de jugadores iría saltando de la sección de deportes a otra cada vez más amarilla. Sólo veteranos compañeros de profesión, en su amplia mayoría retirados, sabían que años antes sus propias veleidades, incluso las públicas y notorias, quedaron salvaguardadas. Siendo el sexo gran tabú, el sexto mandamiento obsesión de capelos cardenalicios, alzacuellos y sotanas, mal podía tolerar un régimen abrazado a la cruz, determinadas exhibiciones. Máxime cuando propalar hechos ciertos revestía carácter de injuria, si afectaban al buen nombre del interpelado.

“¡Ay, de quién escandalizare! -solía escucharse desde los púlpitos-. Más les valiera atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse a la mar”.

Redonda frase evangélica, muy válida, por ejemplo, en Luarca, Bermeo, Combarro, Cadaqués, Cartagena o Torremolinos, pero de dudoso efecto en Los Monegros, la meseta castellana, Extremadura o Albacete, sin un mal charco en lontananza.

La libertad de expresión, al fin y al cabo, no aparecía en los 10 Mandamientos, ni asomaba entre los 5 de la Santa Madre Iglesia.




Los equipos de la Liga. Córdoba Club de Fútbol

CordobaCF01CordobaCF02Córdoba Club de Fútbol (Clasificación-33)

Se adjuntan los datos numéricos del Córdoba Club de Fútbol en las temporadas que ha militado en 1ª División y desde la temporada 1956/57 en 2ª División hasta la temporada 2018/19 inclusive. Aparecen en el primer cuadrante los jugadores, partidos disputados por todos los jugadores siendo titulares, goles anotados, penaltis transformados, goles encajados en propia puerta, tarjetas rojas o expulsiones con las que han sido sancionados. A continuación en el siguiente cuadrante, los puntos obtenidos: por temporadas, goles, tarjetas y puntos totales que ha conseguido el equipo, según los coeficientes de puntuación otorgados en “Baremación de jugadores. La valoración de los futbolistas”, que se ha detallado en el artículo nº 80 de esta revista digital.

 

Jugd.

Ptd.1ª

Ptd.2ª

Gol 1ª

Pen.1ª

P/P 1ª

Gol.2ª

Pen.2ª

P/P 2ª

TR1ª

TR2ª

571

3.102

14.135

285

18

8

1.605

82

31

19

181

 

Pt.Tpda.1ª

Pt.G.1ª

Pt.Exp.1ª

Pt.Tpda.2ª

Pt.G.2ª

Pt.Exp.2ª

Ptos

2.369’950

271’6

-28’5

5.525’202

925’79

-176’2

8.887’842

Desglose de Temporadas del Córdoba Club de Fútbol.-

Denominación

Temporadas

Club Deportivo San Álvaro 1951-1954
Córdoba Club de Fútbol 1954 en adelante

 

Categorías

%

1ª División

9

13’04
2ª División

33

47’83
2ªB División

21

30’43
3ª División

4

5’80

Regional

2

2’90

T O T A L

69

100

Composición de los jugadores del Córdoba Club de Fútbol.-

Jugadores 571 de los que 45 han sido porteros.

División

Titulares

Goleadores

Otr.Jugd.

Suplentes

Total

67

16

32

2

117

240

98

144

30

512

1ª y 2ª

50

5

3

58

Total

257

109

173

32

571

 

Titulares: Son los jugadores que han sido los titulares de cada equipo, por haber disputado entre los 11 jugadores que componen el equipo incluido el portero más minutos en las jornadas de cada temporada que el resto de los jugadores del equipo.

Goleadores: Aparecen los jugadores que han anotado goles y no han sido titulares de los equipos en la temporada.

Otros Jugadores: Son los jugadores que no han sido titulares de los equipos en las temporadas y tampoco han anotado algún gol, pero si han actuado de titulares en alguna o varias jornadas de alguna temporada.

Suplentes: Son los jugadores que han intervenido sustituyendo a algún compañero de equipo no siendo titulares en ninguna jornada y que tampoco han anotado algún gol.

Lugar de nacimiento de los jugadores del Córdoba Club de Fútbol.-

456 (79’86%) jugadores nacidos en España. 115 (20’14%) jugadores nacidos en países del extranjero. Los jugadores nacidos en Andalucía son 219 que representan (38’35%). La provincia de Córdoba aglutina el mayor porcentaje de jugadores. Los jugadores nacidos en Sudamérica son 66 (11’56%).

País/Provincia Jugadores

%

País/Provincia Jugadores
Córdoba

110

19’26

Paraguay

11

Sevilla

47

8’23

Guipúzcoa

11

Madrid

36

6’30

Huelva

11

Argentina

29

5’08

Málaga

11

Barcelona

24

4’20

Granada

10

Valencia

19

3’33

S.C.Tenerife

9

Cádiz

18

3’15

Murcia

9

Vizcaya

16

Jaén

9

Brasil

13

Otras

166

Asturias

12

T O T A L

571

Jugadores más destacados del Córdoba Club de Fútbol.-

Se relacionan en el cuadrante que se acompaña a los 40 jugadores del Córdoba Club de Fútbol que han obtenido mayor número de puntos. Se reflejan las temporadas que han pertenecido al equipo, las temporadas que han sido titulares, los goles anotados en sus diversas facetas, las tarjetas rojas o expulsiones con las que han sido sancionados, los puntos que han obtenido según baremación, los partidos disputados como titulares en el equipo y el número de la clasificación que tienen entre los 19.671 jugadores evaluados. En las primeras posiciones destacan los jugadores que participaron con el equipo en la década de los años 1960 en la competición de 1ª División, así Juanín, Simonet y Navarro que ocupan las puestos de podio constituyeron unos de los pilares fundamentales del equipo por su continuidad en las alineaciones. Las descripciones técnicas de los jugadores las ha completado Manuel Pedraza Pérez.

Juanín

Juanín

Jugador que manejaba bien los espacios, retrasaba su posición para armar el juego y era un llegador excelente, indetectable para los defensas. Su puesto era el de interior derecho. Era el número ocho y el eterno capitán del equipo. Especialista en el juego de estrategia y balón parado. Prácticamente infalible en los lanzamientos de penaltis.

Simonet

Simonet

Precursor del jugador carrilero, defensa capaz de subir y bajar con potencia y resistencia. Jugador de garra, comprometido e infatigable. Era el defensa diestro. Sus frecuentes galopadas por la banda diestra enloquecían a la afición por su fuerza y poderío físico. Sus subidas al ataque eran constantes y frecuentes durante todo el partido. Un jugador portentoso y comprometido.

Navarro

Navarro

Defensa polivalente que actuaba en cualquier posición de la retaguardia, ligado al Córdoba durante 15 temporadas. Su puesto habitual era el de defensa central, aunque se le utilizaba también como lateral para suplir la ausencia de algún compañero. Con un potentísimo golpeo del balón, era el especialista en los golpes francos directos. El Estadio coreaba y jaleaba su nombre “Navarro, Navarro, Navarro” cuando de lanzar una falta o un penalti se trataba. Era, el de Aranjuez, un gran jugador. Un “One club man” de club y muy querido por la afición cordobesista. Ha fallecido recientemente.

Cuesta

Cuesta

Extremo o interior derecho que destacaba por su facilidad de definición. Ligero y escurridizo y con buen sentido de gol, llegando al área en el momento oportuno anticipándose al contrario. Buen disparo y aceptable juego de cabeza. Era un jugador con gran despliegue físico, un auténtico pulmón en el centro del campo. El canterano fue pichichi de la 2ª División. Tenía un disparo duro y seco que sorprendía a los porteros, cuando lo veían disparar ya tenían el esférico alojado en las redes de la portería. Fue traspasado al R.C.D. Espanyol.

Ricardo Costa

Ricardo Costa

Centrocampista emblemático del equipo durante 10 temporadas que falleció prematuramente en accidente de tráfico. Era el hombre ancla del equipo. Su principal cualidad era la contundencia y el marcaje al hombre que lo ejercía de forma expeditiva. De él se decía en el mundillo futbolístico que “sus botas echaban chispas”. Muy temido por los delanteros rivales.

Molina

Molina

Portero que defendió al Córdoba C.F., durante ocho temporadas. Era sobrio y sin florituras pero de una gran regularidad. Trasmitía seguridad y confianza a sus defensas.

López

López

Lateral zurdo hábil, muy duro y noble. Se le recuerdan grandes actuaciones frente a jugadores muy hábiles a los que llegaba a anular. El ceutí era un jugador de pequeña estatura pero muy serio tácticamente y muy difícil de driblar.

Jara

Jara

Extremo izquierdo menudo, que amagaba las fintas para disparar con la izquierda. Hábil en el desborde por la banda y notable sentido de gol. Él solo era capaz de dislocar a cualquier defensa rival. Fue traspasado al Valencia C.F.

Miralles

Miralles

Interior derecho talentoso y de fácil disparo, con mucha tenacidad y agresividad, se adaptaba a diversas posiciones en ataque. Dominaba los dos pies, gran cabeceador. Jugaba también de delantero centro de referencia. Se fajaba muy bien con las defensas rivales y poseía un sencillo y gran disparo a puerta. En el partido del ascenso a 1ª División en Huelva en 1962 marcó un hat trick.

Luis Costa

Luis Costa

Jugaba como extremo derecho de ambas bandas, principalmente la diestra. Tenía gran calidad técnica. No era muy veloz pero con el balón en sus pies hacía diabluras. Grandes fintas y quiebros y cambios de ritmo. Un gran driblador y asistente de gol para sus compañeros del frente de ataque, sobre todo Miralles. El “rubio de oro” fue también años más tarde entrenador del Córdoba C.F.

Jugadores

TDI.

TPF.

Prov/País

Tit.

1G

1P 1pp

2G

2P 2Pp Tj. Puntos Ptd.

Clasif.

1

Juanín G.

1960/61

1969/70

huelva

10

44

11

 

21

1

   

232,977

273

 191

2

Simonet S.

1959/60

1968/69

madrid

10

2

           

185,600

273

 511

3

Navarro J.L.

1956/57

1969/70

madrid

8

4

1

 

7

4

3

1

146,169

251

 1.351

4

Cuesta M.

1969/70

1981/82

córdoba

6

9

   

54

6

   

136,360

201

 294

5

Ricardo Costa Á.

1958/59

1967/68

las palmas

7

3

 

2

     

2

134,017

206

 1.065

6

Molina M.Á.

1969/70

1976/77

huelva

8

           

2

103,004

235

 1.422

7

López F.

1963/64

1968/69

.marruecos

5

1

         

1

102,842

130

 411

8

Jara A.

1965/66

1969/70

. paraguay

4

21

   

12

     

98,396

101

 1.687

9

Miralles R.

1961/62

1964/65

valencia

4

26

   

7

     

94,750

94

 656

10

Luis Costa

1964/65

1969/70

alicante

4

10

         

1

87,381

101

 871

11

Paz J.

1956/57

1962/63

málaga

6

4

   

37

   

1

83,255

145

 2.279

12

Homar L.

1958/59

1964/65

islas baleares

5

5

   

23

     

82,550

135

 3.226

13

Varo F.

1969/70

1982/83

córdoba

4

         

1

4

82,254

197

 2.596

14

Mingorance

1962/63

1970/71

zamora

4

         

1

 

81,603

118

 805

15

García J.R.

1963/64

1970/71

lugo

3

             

81,082

112

 2.534

16

Rodri M.

1966/67

1972/73

córdoba

5

   

2

   

1

3

76,821

145

 3.487

17

Cruz Carrascosa

1969/70

1973/74

jaén

5

6

   

23

     

76,328

118

 1.341

18

Tejada R.

1963/64

1973/74

córdoba

4

6

 

1

4

 

1

 

76,115

109

 2.161

19

Burguete

1974/75

1977/78

valencia

3

     

47

1

 

2

75,462

111

 1.824

20

Benegas J.Mª.

1959/60

1963/64

guipúzcoa

5

             

73,778

125

 967

21

Cabrera C.

1963/64

1965/66

. paraguay

3

17

         

1

73,767

73

 3.146

22

Martí R.

1964/65

1967/68

lleida

4

2

           

70,000

85

 3.808

23

Torres Á.

1965/66

1972/73

córdoba

2

2

   

3

     

69,025

117

 3.911

24

Rojas J.C.

1968/69

1972/73

. paraguay

3

8

   

5

   

2

67,128

112

 4.050

25

Urbano J.

1972/73

1982/83

córdoba

4

     

15

   

7

66,338

157

 3.791

26

Martínez Pa.

1961/62

1965/66

león

3

5

           

66,200

91

 2.516

27

Riera L.

1965/66

1968/69

girona

2

14

         

1

64,740

66

 4.070

28

Salas C.

1970/71

1976/77

córdoba

4

     

10

 

1

 

63,027

136

 3.156

29

Ónega

1973/74

1976/77

. argentina

4

     

19

3

 

2

58,063

115

 4.621

30

Rivero R.

1974/75

1977/78

s.c.tenerife

2

     

23

1

 

1

54,776

100

 3.403

31

Asen

2007/08

2009/10

madrid

3

     

24

2

   

51,739

95

 3.806

32

Montenegro A.

2000/01

2004/05

. argentina

4

     

19

     

51,643

106

 3.247

33

Jauregi X.

2001/02

2004/05

guipúzcoa

3

             

51,081

134

 2.355

34

Escalante J.

1968/69

1974/75

córdoba

3

     

5

     

51,046

87

 3.346

35

Arteaga D.

2007/08

2010/11

sevilla

4

     

18

   

2

50,932

114

 3.932

36

Alfonso Pé.

1966/67

1969/70

guipúzcoa

2

4

         

1

50,576

61

 2.457

37

Alarcón An.

1971/72

1974/75

córdoba

3

             

48,060

97

 5.319

38

Pepe Díaz

2008/09

2012/13

córdoba

1

     

28

4

   

46,389

70

 5.470

39

Martínez H.

1973/74

1974/75

córdoba

2

     

24

     

45,396

71

 3.822

40

Álvarez G.

1974/75

1982/83

córdoba

3

     

6

   

2

45,217

104

 5.571

Goleadores del Córdoba Club de Fútbol.-

Se detalla en la relación que se adjunta a los jugadores del Córdoba Club de Fútbol hasta la temporada 2018/19 inclusive que más goles han anotado en el Campeonato Nacional de Liga, aparecen todos los goleadores que han marcado más de 10 goles en 1ª División y 20 goles en 2ª División, figuran también los goles anotados en lanzamientos de penalti. Juan García Díaz “Juanín” ha sido el máximo anotador en 1ª División con 44 goles y a Manolín Cuesta en 2ª División con 54 goles. Hay que destacar en 2ª División al pichichi: Burguete en la temporada 1975-76 con 20 goles. Hay que significar que el máximo goleador por temporada en 1ª División ha sido Miralles con 11 goles en la temporada 1962-63, y Juan Araujo en la temporada 1956-57 con 28 goles en 2ª División.

Juanín

Juanín

Cuesta

Cuesta

 

Jugadores

1G

1P 2G 2P  

Jugadores

1G

1P 2G 2P
Juanín G.

44

11

21

1

Xisco J.

1

26

1

Miralles R.

26

7

Asen

24

2

Jara A.

21

12

Martínez H.

24

Cabrera C.

17

Cruz Carrascosa

6

23

Riera L.

14

Homar L.

5

23

Arana J.R.

14

Rivero R.

23

1

Luis Costa

10

Olsen R.

23

Cuesta M.

9

54

6

Charles D.

22

Burguete

47

1

Sergi Guardiola

22

2

Paz J.

4

37

Andone F.

5

21

1

Pepe Díaz

28

4

Calero A.

21

Araujo J.

28

Otros

109

7

1.119

63

  T O T A L

285

18

1.605

82

Mejores Alineaciones del Córdoba Club de Fútbol.-

El Córdoba Club de Fútbol ha participado en la competición de Liga en 1ª División 9 temporadas, 7 temporadas consecutivas desde la temporada 1962-63 hasta la temporada 1968-69, siendo por tanto las alineaciones de estas temporadas las mejores alineaciones del equipo, hay que destacar la temporada 1964-65 que quedó en 5ª posición,  la temporada anterior 1963-64 y la temporada posterior 1965-66 figuró en el 11º puesto. Los jugadores Juanín y Simonet formaron parte de la alineación titular en todas las temporadas en 1ª División. Las fotografías de las formaciones han sido extraídas de la publicación PACO de Juan Algar.

1964-65  (1ª-5)  : Reina; Simonet, Mingorance, López F.; Martí, Ricardo Costa; Luis Costa, Juanín, Miralles, Tejada, Cabrera.

Formación 1964-65. Arriba: García, López, Simonet, Mingorance, Tejada, Ricardo Costa, Reina. Agachados: Luis Costa, Juanín, Miralles, Galilea, Benítez.

Formación 1964-65. Arriba: García, López, Simonet, Mingorance, Tejada, Ricardo Costa, Reina. Agachados: Luis Costa, Juanín, Miralles, Galilea, Benítez.

1963-64  (1ª-11): Benegas; Simonet, Mingorance, López F.; Tejada, Ricardo Costa; Juanín, Lapetra, Miralles, Cabrera, Egea.

Formación 1963-64. Arriba: Benegas, Simonet, Mingorance, Navarro, Tejada,  Ricardo Costa. Agachados: Cabrera, Lapetra, Fede, Juanito Vázquez, Conesa.

Formación 1963-64. Arriba: Benegas, Simonet, Mingorance, Navarro, Tejada,
Ricardo Costa. Agachados: Cabrera, Lapetra, Fede, Juanito Vázquez, Conesa.

1965-66  (1ª-11): Reina; Simonet, Martí, López F.; Ravelo, Ricardo Costa; Jara, Juanín, Violeta, Martínez P., Cabrera.

Formación 1965-66. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Martí, Ricardo Costa, Ortiz. Agachados: Luis Costa, Juanín, Jara, Riera, Alfonso.

Formación 1965-66. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Martí, Ricardo Costa, Ortiz. Agachados: Luis Costa, Juanín, Jara, Riera, Alfonso.

1962-63  (1ª-12): Benegas; Simonet, Mingorance, Navarro; Martínez P., Ricardo Costa; Juanito Vázquez, Juanín, Miralles, Paz, Homar.

Formación 1962-63. Arriba: Benegas, Simonet, Mingorance, Navarro, Egea,  Ricardo Costa. Agachados: Juanito Vázquez, Martínez, Miralles, Paz, Homar.

Formación 1962-63. Arriba: Benegas, Simonet, Mingorance, Navarro, Egea,
Ricardo Costa. Agachados: Juanito Vázquez, Martínez, Miralles, Paz, Homar.

1966-67  (1ª-12): García; Simonet, Navarro, López F.; Martí, Ricardo Costa; Luis Costa, Alfonso P., Riera, Juanín, Jara.

Formación 1966-67. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Martí, Ricardo Costa. Agachados: Luis Costa, Alfonso, Riera, Juanín, Jara.

Formación 1966-67. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Martí, Ricardo Costa. Agachados: Luis Costa, Alfonso, Riera, Juanín, Jara.

1967-68  (1ª-13): García; Simonet, Navarro, López F.; Martí, Rodri J.; Luis Costa, Juanín, Arana, Riera, Muñoz J..

Formación 1967-68. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Torres, Ricardo Costa, Ortiz. Agachados: Luis Costa, Juanín, Arana, Riera, Muñoz.

Formación 1967-68. Arriba: García, López, Navarro, Simonet, Torres, Ricardo Costa, Ortiz. Agachados: Luis Costa, Juanín, Arana, Riera, Muñoz.

1968-69  (1ª-16): García; Simonet, Toledo, Ponce; Jaén, Juanín; Rojas, Alfonso P., Arana, Jara, Luis Costa.

Formación 1968-69. Arriba: García, López Prieto, Toledo, Ponce, Escalante, Kubala, Torres, Ruiz. Agachados: Rojas, Alfonso, Jaén, Diego, Luis Costa.

Formación 1968-69. Arriba: García, López Prieto, Toledo, Ponce, Escalante, Kubala, Torres, Ruiz. Agachados: Rojas, Alfonso, Jaén, Diego, Luis Costa.

Clasificación y puntos del Córdoba Club de Fútbol.-

Se relacionan las temporadas que el Córdoba Club de Fútbol ha participado en la competición de Liga de 1ª y 2ª Divisiones con los puntos y clasificación obtenida, en letra negrita se indican las temporadas que estuvo en 1ª División. Hay que destacar que el equipo estuvo durante 7 temporadas consecutivas en 1ª División, quedando clasificado en 5ª posición en la temporada 1964-65.

Tpdas Ptos. Clas.   Tpdas Ptos. Clas.
1956-57

43

4

1977-78

32

18

1957-58

35

11

1981-82

36

13

1958-59

29

8

1982-83

22

20

1959-60

39

2

1999-00

57

12

1960-61

30

9

2000-01

56

12

1961-62

40

1

2001-02

53

13

1962-63

27

12

2002-03

50

15

1963-64

26

11

2003-04

49

16

1964-65

35

5

2004-05

46

19

1965-66

25

11

2007-08

50

18

1966-67

26

12

2008-09

53

13

1967-68

25

13

2009-10

55

10

1968-69

21

16

2010-11

52

16

1969-70

43

5

2011-12

71

6

1970-71

45

4

2012-13

54

14

1971-72

25

17

2013-14

61

7

1972-73

35

13

2014-15

20

20

1973-74

38

13

2015-16

65

5

1974-75

46

4

2016-17

55

10

1975-76

38

8

2017-18

51

16

1976-77

35

15

2018-19

34

21

Jugadores más expulsados del Córdoba Club de Fútbol.-

Se relacionan los jugadores expulsados en el Córdoba Club de Fútbol en la competición de 1ª y 2ª Divisiones. En el Córdoba Club de Fútbol, hay que destacar entre los jugadores expulsados a José Luis Urbano que acumuló 6 expulsiones en 2 temporadas.

Urbano

Urbano

Jugadores

TDI.

TPF.

1T 2T Tot.
Urbano J.

1972/73

1982/83

7

7

Gaspar G.

2008/09

2012/13

4

4

Luso

2013/14

2016/17

4

4

Varo F.

1969/70

1982/83

4

4

Soria M.Á.

2001/02

2003/04

4

4

López Silva

2011/12

2015/16

3

3

Aythami A.

2017/18

2018/19

3

3

Pablo Ruiz

2007/08

2008/09

3

3

Ito Á.

2007/08

2008/09

3

3

Ceballos J.C.

2008/09

2009/10

3

3

Rodri M.

1966/67

1972/73

2

1

3

Alfaro F.

1956/57

1958/59

3

3

Larrainzar Í.

2003/04

2004/05

3

3

Otros

17

136

153

T O T A L

19

181

200

Goleadores en propia puerta del Córdoba Club de Fútbol.-CordobaCF23

Jugadores

TDI.

TPF.

1pp 2Pp Total
Rodri M.

1966/67

1972/73

2

1

3

Navarro J.L.

1956/57

1969/70

3

3

Ricardo Costa Á

1958/59

1967/68

2

2

Tejada R.

1963/64

1973/74

1

1

2

Ceballos J.C.

2008/09

2009/10

2

2

Usero

2010/11

2010/11

2

2

Otros

3

22

25

T O T A L    

8

31

39

Jugadores seleccionados con la Selección de España del Córdoba Club de Fútbol.-

2 han sido los jugadores del Córdoba Club de Fútbol que han sido seleccionados con la Selección de España Absoluta, habiendo participado en 2 partidos. Se trata de José Mingorance y del paraguayo Vicente Anastasio Jara que se nacionalizó español con documentación falsificada.

Mingorance

Mingorance

Jara

Jara

 

Jugadores

Nombre y Apellidos

TDI.

TPF.

Prov/País

P.S.
Mingorance José Mingorance Chimeno

1959/60

1970/71

Zamora

1

Jara Vicente Anastasio Jara Segovia

1965/66

1971/72

Paraguay

1

T O T A L

2

Jugadores del Campeonato del Mundo y Europa del Córdoba Club de Fútbol.-

Se acompaña relación de los jugadores que figurando en el Córdoba Club de Fútbol han disputado las fases finales de los Campeonatos del Mundo y Campeonatos de Europa. El jugador rumano Florin Andone es el único que jugó una fase del Campeonato de Europa con su equipo Rumanía estando vinculado al equipo en la temporada. Aparece el país, el Campeonato del Mundo (M) y el Campeonato de Europa (E) que figuró, las temporadas que se alinearon en el equipo, así como la clasificación que ostentan entre los   19.671          jugadores evaluados por el sistema de baremación que se ha detallado.

Andone

Andone

Selección de extranjeros.-

Jugadores

E/M

Nombre y Apellidos

TDI.

TPF.

País

Clasif.

Andone F.

E16

Florin Andone

2014/15

2015/16

,rumanía

 2.835

Cáceres F.

M94

Fernando Gabriel Cáceres Zaya

2004/05

2004/05

. argentina

 597

Ghilas N.

M14

Nabil Ghilas

2014/15

2014/15

argelia

 7.417

Dante

M06

Dante Rafael Lòpez Farina

2003/04

2003/04

uruguay

15.410

Lauren B.

M98/02

Lauren Bisan-Etame Mayer

2009/10

2009/10

.camerún

 4.466

Salenko

M94

Oleg Anatolyevich Salenko

1999/00

1999/00

,rusia

 4.164

Serban

E00

Dennis Georgian Serban

2002/03

2002/03

,rumanía

 6.340

Selección de España.-

Jugadores

TDI.

TPF.

Nombre y Apellidos

Prov/País

M/E

Clasif.

Del Bosque

1971/72

1971/72

Vicente del Bosque González

salamanca

E76/80

 564

Raúl Bravo

2013/14

2013/14

Raúl Bravo Sanfélix

valencia

E04

 4.379

Reina M.

1964/65

1965/66

Miguel Reina Santos

córdoba

E72

401

Reyes J.A.

2017/18

2017/18

José Antonio Reyes Calderón

sevilla

M06E04

707

Roberto F.

1999/00

2000/01

Roberto Fernández Bonillo

castellón

M90E84/88/92

15

Sanchís M.

1971/72

1971/72

Manuel Sanchís Martínez

valencia

M66E68

372

Jugadores Internacionales del Córdoba Club de Fútbol.-

Selección de extranjeros.-

Jugadores

Nombre y Apellidos

TDI.

TPF.

País

Clasif.

Arias Ca.

Carlos Erwin Arias Eguez

2011/12

2011/12

. bolivia

 15.293

Bergdich

Zarkaya Bergdich

2016/17

2016/17

marruecos

 8.692

Bilic

Mate Bilic

2004/05

2004/05

,croacia

 1.206

Blati Touré

Ibrahim Blati Touré

2018/19

2018/19

burkina fasso

 13.244

Dominichi

Jorge Eduardo Dominichi Mejías Lamas

1973/74

1974/75

. argentina

 4.835

Fleurquin

Andrés José Fleurquin Rubio

2003/04

2003/04

. uruguay

 4.639

Fredrik

Sven Olof Fredrik Soderstrom

2004/05

2004/05

,suecia

 14.509

Gato Fernández

José Carlos Fernández González

2000/01

2000/01

. bolivia

 15.840

George

Christer George

2003/04

2003/04

,noruega

 12.833

Héldon

Augusto Héldon Ramos

2014/15

2014/15

.cabo verde

 14.279

Jonay H.

Jonay Miguel Hernández Santos

2004/05

2004/05

. venezuela

 14.045

Krhin

Rene Krhin

2014/15

2014/15

,eslovenia

 7.818

Olivera A.

Andrés Nicolás Olivera

2003/04

2003/04

. uruguay

 3.038

Pierini

Alessandro Pierini

2004/05

2008/09

,italia

 5.941

Pineda J.P.

Jean Paul Pineda Cortés

2015/16

2015/16

. chile

 16.354

Ramzi

Adil Ramzi

2002/03

2002/03

.marruecos

 12.794

Razak

Brimah Razak

2015/16

2016/17

.ghana

 6.909

Ruberth Morán

Dickson Ruberth Morán Puleo

1999/00

1999/00

. venezuela

 15.656

Saja

Diego Sebastián Saja

2004/05

2004/05

. argentina

 8.222

Selección de España.-

Jugadores

TDI.

TPF.

Nombre y Apellidos

Prov/País

Clasif.

Estella

1977/78

1977/78

Juan José Estella Salas

barcelona

 1.839

Fernando S.

2002/03

2002/03

Fernando Sánchez Cipitria

madrid

 1.480

Guillamón F.

1957/58

1958/59

Fernando Guillamón Rodríguez

sevilla

 124

Ito Á.

2007/08

2008/09

Antonio Álvarez Pérez

badajoz

 808

Javi Moreno V.

2007/08

2007/08

Javier Moreno Valera

valencia

 1.843

Larrainzar Í.

2003/04

2004/05

Íñigo Larrainzar Santamaría

navarra

 377

Verdugo

1969/70

1970/71

Juan Verdugo Pérez

córdoba

 468

Relaciones familiares del Córdoba Club de Fútbol.-

En el  cuadrante que se inserta se adjuntan a los jugadores que han figurado en el Córdoba Club de Fútbol y que han tenido alguna relación familiar. H.- Hermano. HI.- Hijo. P.- Padre. Figuran en el mismo número los jugadores que han tenido alguna relación familiar. Se detallan las temporadas que pertenecieron al equipo, así como el número de la clasificación que disponen entre los  19.671 jugadores evaluados. Hay que destacar a los hermanos Fran y Bernardo Cruz que jugaron juntos en la demarcación de defensas en el equipo la temporada 2013-14.

Los hermanos Fran Cruz y Bernardo

Los hermanos Fran Cruz y Bernardo

Jugadores

TDI.

TPF.

Fam.

Nombre y Apellidos

Clasif.

Moisés G.

2002/03

2002/03

053H

Moisés García León

 228

Gerardo G.

2009/10

2010/11

053H

Gerardo García León

 314

Borja B.

1982/83

1982/83

153HI

Francisco de Borja Benegas Alarcón

 11.965

Benegas J.Mª.

1959/60

1963/64

153P

Juan María Benegas Sánchez-Aguirre

 967

Juanito Gon.

1999/00

2002/03

224H

Juan Bautista González Maestre

 6.247

Jesús G.

2000/01

2000/01

224H

Jesús Manuel González Maestre

 18.567

Rubén Cuesta

2000/01

2000/01

242HI

Rubén de la Cuesta Vera

 17.875

Cuesta M.

1969/70

1981/82

242P

Manuel de la Cuesta Martínez

 294

Carlos A.

1971/72

1977/78

349H

Juan Alias Aguilar

 6.504

Miguelín A.

1967/68

1967/68

349H

Miguel Alias Aguilar

 17.464

Fran Cruz

2012/13

2013/14

389H

Francisco de Paulo Cruz Torres

 5.391

Bernardo C.

2013/14

2013/14

389H

Bernardo Víctor Cruz Torres

 6.011

Jugadores con más partidos de titulares en el Córdoba Club de Fútbol.-

Se detallan en esta relación a los jugadores del Córdoba Club de Fútbol que han disputado más de 111 partidos como titulares en el equipo en las competiciones de Liga en 1ª y 2ª Divisiones, se significan las temporadas que han pertenecido al equipo. Es coincidente y también anecdótico que Juanín y Simonet, compañeros en las 7 temporadas consecutivas que estuvo el equipo en 1ª División, han disputado el mismo número de partidos como titulares y están muy destacados con respecto a sus seguidores.

Simonet (arriba) y Juanín (abajo)

Simonet (arriba) y Juanín (abajo)

Jugadores

TDI.

TPF.

Ptdo.  

Jugadores

TDI.

TPF.

Ptdo.

1

Juanín G.

1960/61

1969/70

273

13

Jauregi X.

2001/02

2004/05

134

Simonet S.

1959/60

1968/69

273

14

López F.

1963/64

1968/69

130

3

Navarro J.L.

1956/57

1969/70

251

15

Benegas J.Mª.

1959/60

1963/64

125

4

Molina M.Á.

1969/70

1976/77

235

16

Cruz Carrascosa

1969/70

1973/74

118

5

Ricardo Costa Á

1958/59

1967/68

206

López Ramos

2001/02

2004/05

118

6

Cuesta M.

1969/70

1981/82

201

Mingorance

1962/63

1970/71

118

7

Varo F.

1969/70

1982/83

197

19

Torres Á.

1965/66

1972/73

117

8

Urbano J.

1972/73

1982/83

157

20

Ónega

1973/74

1976/77

115

9

Paz J.

1956/57

1962/63

145

21

Arteaga D.

2007/08

2010/11

114

Rodri M.

1966/67

1972/73

145

22

García J.R.

1963/64

1970/71

112

11

Salas C.

1970/71

1976/77

136

Rojas J.C.

1968/69

1972/73

112

12

Homar L.

1958/59

1964/65

135

24

Burguete

1974/75

1977/78

111

  Fuentes J.R.

2009/10

2012/13

111

Jugadores nacidos en Córdoba y Andalucía predominan en alineaciones titulares.-

En las alineaciones titulares del Córdoba Club de Fútbol predominan los jugadores nacidos en la provincia de Córdoba y la comunidad de Andalucía en un porcentaje del 38’35%. Hay que destacar las temporadas 1969-70 (5), 1971-72 (7), 1972-73 (7) y 1982-83 (9) en donde los jugadores integrantes de estos lugares eran los más abundantes, entre paréntesis figuran los jugadores nacidos en Córdoba. Se señalan con letra negrita los jugadores que no eran de la comunidad de Andalucía.

1982-83  (2ª-20): Luna (Borja); Juan Carlos C., Campos, Juanjo, Vinuesa; Lucas S., Monzón, Urbano; Marcelo, Pérez, López Colodrero.

Formación 1982-83: Arriba: Monzón, Juanjo, Borja, Lucas S., Luis Martínez, Campos. Agachados: Vinuesa, Chiqui, López Colodrero, Pérez, Peque.

Formación 1982-83: Arriba: Monzón, Juanjo, Borja, Lucas S., Luis Martínez, Campos. Agachados: Vinuesa, Chiqui, López Colodrero, Pérez, Peque.

1969-70  (2ª-5)  : Molina; Ponce, Rodri J., Verdugo; Jaén, Torres; Cuesta, Juanín, Cruz Carrascosa, Diego, Jara.

Formación 1969-70. Arriba: Molina, Ponce, Toledo, Verdugo, Jaén, Varo.  Agachados: Rojas, Juanín, Jara, Diego, Luis Costa.

Formación 1969-70. Arriba: Molina, Ponce, Toledo, Verdugo, Jaén, Varo.
Agachados: Rojas, Juanín, Jara, Diego, Luis Costa.

1971-72  (1ª-17): Molina; López M., Rodri J., Cepas; Escalante, Alarcón; Rojas, Fermín, Cruz Carrascosa, Tejada, Cuesta.

Formación 1971-72. Arriba: Campos, López M., Torres, Sanchís, Rodri, Tejada. Agachados: Rojas, Fermín, Causanilles, Del Bosque, Cuesta M.

Formación 1971-72. Arriba: Campos, López M., Torres, Sanchís, Rodri, Tejada. Agachados: Rojas, Fermín, Causanilles, Del Bosque, Cuesta M.

1972-73  (2ª-13): Molina; López M., Piñel, Rodri J., Cepas; Tejada, Alarcón; Escalante, Cruz Carrascosa, Cuesta, Jiménez.

Formación 1972-73. Arriba: Molina, López M., Rodri, Puig, Alarcón, Tejada.  Agachados: Julito, Escalante, Garrido, Cuesta M., Jiménez.

Formación 1972-73. Arriba: Molina, López M., Rodri, Puig, Alarcón, Tejada.
Agachados: Julito, Escalante, Garrido, Cuesta M., Jiménez.

Jugadores extranjeros en el Córdoba Club de Fútbol.-

El Córdoba Club de Fútbol ha dispuesto de 115 jugadores nacidos en países del extranjero que representan un porcentaje algo superior al 20% del total de los jugadores. La mayoría de los jugadores se incorporaron en las temporadas posteriores al año 2000, especial relevancia tiene la temporada 2014-15 que militó el equipo en 1ª División, en la que aparecen 6 jugadores nacidos en el extranjero. Se señalan con letra negrita a estos jugadores. El resto de temporadas que se detallan eran 4 los jugadores.

2014-15  (1ª-20): Juan Carlos M.; Gunino, Crespo, Íñigo López, Pantic, Edimar; Deivid, Borja García; Fede Cartabia, Andone, Ghilas.

2014-15: 15 (42’86%) jugadores de 35 jugadores en plantilla.

2 Francia: Bijime, Ghilas N.. 2 Brasil: Edimar, Ryder Matos. 2 Argentina: Fede Cartabia, Zuculini B. 1 Italia: Rossi F. 1 Serbia: Pantic A. 1 Portugal: Bebé. 1 Camerún: Ekeng.

1 Uruguay: Gunino. 1 Japón: Havernaar. 1 Cabo Verde: Héldon. 1 Eslovenia: Krhin.

2004-05  (2ª-19): Saja; Marc Bertrán, Berruet, Selu, López Ramos; Cristian Álvarez, Montenegro, Villa; Ruano, Bilic, Txiki.

Formación 2014-15. Arriba: Pantic, Deivid, Íñigo López, Luso, Juan Carlos.  Agachados: Ghilas, Borja García, Ekeng, Campabadal, Fede Cartabia, Cresp.

Formación 2014-15. Arriba: Pantic, Deivid, Íñigo López, Luso, Juan Carlos.
Agachados: Ghilas, Borja García, Ekeng, Campabadal, Fede Cartabia, Cresp.

2004-05: 13 (34’21%) jugadores de 38 jugadores en plantilla.

6 Argentina: Armentano, Cáceres F., Cristian Álvarez D., Montenegro A., Saja, Silvio González. 2 Brasil: Anderson Co., Marchiori F., 2 Venezuela: Jonay H., Leo Jiménez.

1 Croacia: Bilic. 1 Suecia: Fredrik. 1 Italia: Pierini.

Formación 2004-05. Arriba: Saja, Berruet, Anderson Costa, Marc Bertran, Pierini, López Ramos. Agachados: Leo Jiménez, Fredrik, Ruano, Txiki, Cristian Álvarez.

Formación 2004-05. Arriba: Saja, Berruet, Anderson Costa, Marc Bertran, Pierini, López Ramos. Agachados: Leo Jiménez, Fredrik, Ruano, Txiki, Cristian Álvarez.

2007-08  (2ª-18): Valle; Dani, Pablo Ruiz, Pierini, Diego Reyes; Acciari, Ito, Asen; Arteaga D., Cristian Álvarez, Arthuro.

2015-16  (2ª-5)  : Razak; Stankevicius, Deivid, Rodas, Cisma; Luso, Fidel; Pedro Ríos, Xisco, Andone, Markovic.

Formación 2015-16: Arriba. Falcón, Stankevicius, Luso, Cisma, Deivid, Rodas, Xisco. Agachados: Raúl de Tomás, Nando, Fidel, Víctor Pérez.

Formación 2015-16: Arriba. Falcón, Stankevicius, Luso, Cisma, Deivid, Rodas, Xisco.
Agachados: Raúl de Tomás, Nando, Fidel, Víctor Pérez.




“Como rojos os merecéis todo lo que os pase”. Alberto Lorenzo, periodista y directivo de Osasuna fusilado.

AlbertoLorenzo01Revista Panenka (febrero de 2020), especial Osasuna, artículo de Félix Monreal sobre la historia club, señala los fusilados del 36 y ¡sorpresa!, a los ya conocidos, añade uno nuevo: Alberto Lamas. Llamamos a Félix, nos dice que aparece en actas del club, va a consultar su archivo y ya nos avisará. Consultamos el Fondo Documental de la Universidad Pública de Navarra que está en la Red: ¿Se trata de Alberto Lorenzo o Alberto Lamas? El padrón municipal de 1935 nos lo aclara: Alberto Dionisio Lorenzo Lamas. Le comentamos a César Layana, trabaja en el Instituto Navarro de la Memoria Histórica, conoce a su familia y nos pone en contacto con Pili Jaurrieta de Obanos. Hablamos con ella, no lo conoció, pero guarda su memoria a través de todo los que le contaba su madre. Además de su testimonio, rastreamos la hemeroteca a ver qué encontramos.

Alberto nació en Pamplona (9/10/1900) y murió fusilado en la Bardena (5/8/1936). Fue detenido en Obanos (19/7/1936) en casa de su familia y encarcelado en el Fuerte de San Cristóbal. El día que nació él, falleció su madre. Francisco Lorenzo Morón, su padre, era militar. Dejó la crianza en manos de Francisca Armendáriz, trabajaba como servicio en casa de los Lorenzo, en la calle San Antón de Pamplona. Alberto vivió con Francisca, su padre se encargaría de la manutención y de sus costear sus estudios. Alberto desarrolló su vínculo familiar con Francisca, entre Pamplona y Obanos, donde solían acudir.

A la edad de 16 años, nota del Diario de Navarra, participa con un donativo de cinco pesetas para homenajear a Jose María Huarte. Alberto inició sus estudios en la Universidad de Zaragoza en 1918; después, trabajaría como periodista. Pili, sobrina nieta de Francisca, relata lo que su madre le contaba, tiene algunas fotografías y cartas que nos hace llegar: el certificado de notas de la Universidad… La madre de Pili quemó, entre las pertenencias de Alberto en Obanos, aquello que consideraba comprometido, una vez que lo fusilaran. La represión fue durísima y se extendió a las familias de las víctimas.

Alberto era un joven atractivo, con apariencia distinguido, como de clase social alta. Acudía con frecuencia a Obanos a casa de Francisca. De carácter abierto, compartía con cualquiera del pueblo. Tenía novia (Camino Sarasa) y pensaban casarse. En la calle San Miguel, cerca de la plaza San Nicolás, había un comercio de alimentación donde trabajaba ella.

Imposible encontrarnos con Pili. En el momento que conocemos el caso da comienzo el confinamiento actual. Por WhatsApp nos envía fotografías y cartas de Alberto. Hablamos por teléfono en varias ocasiones. En una fotografía aparece Alberto con la insignia de Osasuna (escrito a mano aparece el año 1923). Umbelino Urmeneta diseñó el escudo y compartía amistad con Alberto. Le comentamos a Pili, se sorprende, nunca había reparado en el detalle. Tiene un valor incalculable, de todos los fusilados de Osasuna, es el primero que recoge un sello que lo identifique con el club.

Formó parte de la directiva de Osasuna en la temporada 1926, dato aportado Félix Monreal. Pili desconocía su vinculación con el club. Se repite con frecuencia. Son los papeles los que identifican a estos osasunistas olvidados. Después de la guerra y la represión, las familias sufrieron en silencio durante décadas. El dolor apenas dejó espacio al rato sobre otros aspectos vitales, de lo cotidiano, de anécdotas de quienes les quitaron la vida violentamente. EL manto de silencio y desconocimiento que tratamos de superar para que el centenario no deje a nadie en el olvido.

Alberto profesionalmente era periodista. Director de “La Voz de Navarra” durante un año, en un periodo indefinido a finales de los años 20. Se fundó en 1923, tras el golpe fascista de 1936 sería clausurado por su tendencia nacionalista vasca, publicándose después en su rotativa y sede el “Arriba España”. Pili nos muestra cartas enviadas a su madre Francisca, en la parte superior, el membrete del periódico. Eran sanfermines… no hay mucha gente como se esperaba, en los pueblos la cosecha iba con retraso… habla de su nuevo cargo de director… insinuaciones respecto al Diario de Navarra…

Había sido simpatizante del nacionalismo vasco. Se repite con cada familia que nos reunimos de aquellos fundadores de Osasuna. Como director de “La Voz de Navarra” encontró diferencias con el PNV y acaba por distanciarse. Evoluciona hacia posiciones de izquierda. En 1930 funda y dirige el periódico “Democracia” junto a Ramón Bengaray, amigo y compañero, quien imprimía el periódico en su imprenta. Directivo de Osasuna en ese período y fusilado como Alberto en el 36, como Natalio Cayuela y como otros tres más.

Se afilió a Izquierda Republicana. Más tarde, funda el semanario “Abril”, de tendencia republicana, será su director en Pamplona. Lo cuenta a la familia por carta, fechada en Madrid, donde participa en las reuniones constituyentes. En el padrón municipal del año 1935 su domicilio es C. Mayor 52, 2º. Pili cree que esa dirección sería el local del semanario o del partido (no hemos podido comprobar), siempre creyó que vivía en San Antón.

El 17 septiembre de 1935 fue encarcelado, como director de “Abril”, por la publicación de un artículo que denunciaba el caso “Luis de Sirval”. Periodista asesinado por unos legionarios en comisaría, a quienes con anterioridad había denunciado por haber asesinado a sangre fría a la joven revolucionaria Aída De La Fuente, durante la represión de la revolución de Asturias. Hechos que ocurrieron en Oviedo en 1934. Los legionarios fueron condenados a seis meses de prisión por el asesinato de Sirval. El caso se convirtió en un escándalo. Unamuno, Machado, Azorín y otros intelectuales lo denunciaron públicamente. Alberto escribió:

Con el alma angustiada, avergonzado de nuestra propia fe, con asco insuperable, hemos asistido a través de las columnas de los periódicos a la vista del proceso por la muerte de Luis Sirval. Hemos podido comprobar que de nuevo existe en España una casta de intocables. Y ellos son quienes imponen unos fallos inicuos a unas togas que no desean sino besar unas botas, este es el enemigo. Habladle de la monstruosidad Sirval. Os contesta con un ligero movimiento de hombros ¿A dónde vamos, Señor? Recordamos que por repartir una hoja se ha condenado a seis años de presidio a un joven de diez y siete años; que por dar un viva están presos, condenados a varios años algunas gentes, que están, en fin, llenas de presos las cárceles de España, mientras pasean orgullosos e insolentes, los del 20 de Agosto, mientras Dimitrio Ivanof, matador de Luis Sirval, sale a la calle hecho un héroe del orden y de la patria…

Alberto se defiende, dice que él no lo escribió, sólo lo publicó. El juez sentencia: desacato a la autoridad, un mes y un día de prisión. Su abogado defensor Enrique Astiz Aranguren, republicano miembro de AR y luego de IR, fusilado en Undiano (8/8/1936), también era amigo de Jesús Monzón. Encontramos una reseña en la “La Vanguardia” del día siguiente, informan de la presencia periodistas extranjeros en Pamplona, denuncian públicamente el encarcelamiento.

La amistad que le unía a Ramón Bengaray y a Urmeneta, aparece también en sus últimos días de vida. El día del golpe, el 18 de julio de 1936, marchó a Obanos a casa de la familia a esconderse de quienes querían detenerlo, alguien del pueblo lo delató (Pili sabe quién fue), que fumara, cuando nadie lo hacía, hizo sospechar a alguno. Un conocido falangista de Puente quien acudió armado y preguntó por Alberto. Clara, la madre de Pili, le dijo que no estaba en casa, la encañonó y le amenazó con matarla, Albero se entregó.

En una nota del Diario de Navarra (26/7/1936) se dice que fue detenido por la guardia civil de Puente al infundir sospechas, confesó haber salido de la ciudad en compañía de su correligionario Ramón Bengaray y puesto a disposición de la autoridad militar.

Clara llamó a Pamplona a un conocido, y le dijeron que lo habían llevado preso al Fuerte. En dos ocasiones acudieron con el taxista de Obanos al alto del monte Ezkaba, querían entregar ropa y comida para Alberto. No lo consiguieron, el tercer día, les habían avisado que lo iban a poner en “libertad”. El capellán del Fuerte, que era de Obanos, les dijo: “Como rojos, os merecéis todo lo que os pase”. Se dieron la vuelta, un guardia de Artajona, les aseguró que estaba en El Fuerte, que le pidió un cigarro y éste le regaló el paquete porque sabía que lo iban a matar en la Bardena. Era 5 de agosto de 1936.

Años después el capellán apareció en casa de Clara y esta le respondió: “No te recibo con metralleta como tú lo hiciste, pero en esta casa no entras ni vas a poner un pie”. Se marchó. Cada 5 de agosto, Clara rezaba por Alberto. Cuando Miguel Javier Urmeneta aparecía en la prensa como alaclde, Pili le oía decir a su madre: “Uno de estos Urmeneta le iba a pasar a Alberto a Francia”. Umbelino Urmeneta, autor del escudo de Osasuna, con toda probabilidad era quien iba a ir a rescatarlo, ingresó en prisión el día 23 de julio. En diciembre se exilió a Francia, nos lo cuenta su hija Zuria, donde vivieron seis años. Muchos años antes diseñó el escudo de Osasuna, el que luce Alberto en su solapa.

OSASUNAren memoria.




La explosión de Rafa Benítez: CD Tenerife 2000/2001

Históricamente, el fútbol ha sido una disciplina elitista y resultadista, donde las oportunidades son escasas y los triunfos demasiado perecederos. Este contexto, no beneficia de ninguna manera a aquellos profesionales que buscan su desarrollo y evolución, y mucho menos si se trata de personas sin experiencia previa que avale su trabajo. De esta manera, son muchos los entrenadores, preparadores físicos, pensadores e incluso futbolistas incomprendidos, que no han sido capaces de triunfar en este mundo, por falta de valentía de algunos dirigentes o por una comprensión del juego, adelantada a la época donde les tocó ubicarse.

Afortunadamente, este no es el caso de uno de los entrenadores españoles más reconocidos a nivel internacional, debido a los grandes éxitos cosechados en multitud de equipos y países: Rafael Benítez. Sin embargo, una carrera tan prolífera en los banquillos no se establece como fruto de la casualidad ni por el talento de jugadores concretos en momentos puntuales, sino que el éxito en clubes tan diversos como Valencia, Liverpool o Inter de Milán, demuestra grandes dotes de liderazgo y una gran versatilidad de esquemas de juego, que le han permitido consagrar un currículum para nada desdeñable. Aunque toda historia triunfal tiene un comienzo, para muchos desconocido, y en este caso, el destino quiso que la explosión meteórica del técnico madrileño tuviera lugar en Tenerife, con un equipo muy joven pero extremadamente talentoso.

Aunque cabe considerar a Benítez como mucho más que un entrenador al uso, puesto que, junto a su cuerpo técnico, fue uno de los precursores en España de lo que posteriormente se conocería como entrenamiento integral, donde los jugadores ejercitan el aspecto físico mientras trabajan numerosos ejercicios con el balón como protagonista. De hecho, uno de los denominadores comunes durante todas sus experiencias profesionales ha sido la preparación física de todos sus futbolistas. Llegando incluso a afirmar que los jugadores toman mejores decisiones cuando se encuentran en buena forma física, aumentando sus pérdidas y decisiones erróneas en los momentos en los que no se encuentran en su óptimo rendimiento.

Línea ascendente en los banquillos nacionales

Tras una carrera como jugador poco triunfal, Rafa comienza su trayectoria como técnico en las categorías inferiores del Real Madrid, en el lugar donde se había formado como futbolista en su juventud, y la que siempre había considerado su casa.

A finales de los ochenta comenzó a entrenar a futbolistas en edad juvenil, con los que consiguió sus primeros triunfos en los banquillos, en forma de Ligas y Copas en esa categoría. Unos títulos que le dieron la oportunidad de coger las riendas del Real Madrid Sub-19, con el que volvió a triunfar en forma de dos Copas de S. M. Rey y una Liga en la temporada 1992/1993. Estos logros le permitieron ascender en el escalafón interno del conjunto madridista, hasta llegar al primer filial madridista en la temporada 1993/1994, llegando a un Real Madrid B en transición, donde destacaban nombres como Morales o Dani García Lara.

Pero su paso por el filial iba a ser realmente corto, solamente estaría al frente del equipo 27 jornadas, cuando su buen hacer iba a llamar la atención de Vicente del Bosque, con quién se incorporaría como entrenador adjunto a la dirección del primer equipo esa misma temporada, tras la destitución de Benito Floro. La temporada siguiente volvería a establecerse como técnico del primer filial madridista, terminando, esta vez sí, el curso completo.

Su buen rendimiento, le valió sus primeras oportunidades fuera de la organización madridista. Primero en Valladolid, un equipo recién ascendido a Primera División por los problemas financieros de otros clubes, lo que permitió al equipo pucelano establecerse en la máxima categoría del fútbol español, en cuyas filas se podía encontrar futbolistas de la talla de Iván Campo, Rubén Baraja o César Sánchez. Aunque esta experiencia no acabó como se esperaba, ya que, tras 23 jornadas, Rafa fue destituido de su cargo por los malos resultados cosechados. Era un equipo muy joven, sin experiencia en la élite y que tardó en aclimatarse a la categoría, pero con mucho talento como refrendan los nombres anteriores.

Esta desilusión, actuó como aprendizaje clave en su trayectoria en los banquillos, del que derivó la oportunidad de aterrizar en Pamplona, para dirigir al Club Atlético Osasuna que por entonces se encontraba en Segunda División. Sin embargo, esta sería una de las experiencias más desastrosas de su carrera como entrenador, ya que solo estuvo al frente del equipo navarro durante 9 jornadas.

Estos fracasos culminarían con la llegada de un éxito realmente poco esperado, y que serviría para comenzar a labrarse un nombre a nivel nacional. En la temporada 97/98, Rafa Benítez se hizo cargo del Extremadura en Segunda División, tomando el testigo de Jesús María Ortuondo, un técnico clave en la historia del conjunto extremeño y con el que consiguió su primer ascenso a primera, dos años antes. Un conjunto humilde y que no contaba con grandes figuras a priori, pero que a base de buen juego y saber estar, consiguieron la heroicidad del ascenso a primera, el segundo de toda su corta historia.

Aunque la siguiente campaña en la máxima categoría fue otro cantar, y a pesar de sus esfuerzos acabando la temporada en decimoséptima posición, terminó por descender a la categoría de plata por el sistema clasificatorio entonces imperante.

Después del descenso con el equipo extremeño, Rafa estaría una campaña completa sin equipo, tras la cual le llegaría la posibilidad de entrenar a un conjunto diferente y que por aquel entonces se hallaba en Segunda División, el CD Tenerife, una oportunidad que cambiaría por completo su trayectoria en los banquillos.

Una temporada para enmarcar

En verano del año 2000, Rafa aterrizaba en Tenerife para hacerse cargo de un conjunto que había invertido en la llegada de multitud de jugadores jóvenes, procedentes de las canteras de los mejores equipos del país, que buscaban una oportunidad para reivindicarse.

De hecho, ese curso no solo iba a ser la consagración del técnico madrileño, sino que también lo sería de un conjunto de jugadores que verían como su carrera daría un salto meteórico. Aunque sin olvidarnos del matiz, de que muchos de ellos venían de jugar en Segunda B, por lo que esa temporada debutaron en la división de plata del fútbol español. Una oleada de juventud diseñada para complementar a jugadores ya experimentados, que configuraban el núcleo sólido de un vestuario que soñaba con el ascenso.

Rafa Benítez en su etapa en Tenerife, temporada 2000/2001. Fuente: https://atlanticohoy.com/front/post/tag/el-estreno-de-rafa-benitez

Rafa Benítez en su etapa en Tenerife, temporada 2000/2001. Fuente: https://atlanticohoy.com/front/post/tag/el-estreno-de-rafa-benitez

De esta manera llegaron futbolistas de edad Sub-23, en busca de minutos de aprendizaje, sin saber que sería un trampolín excelente para llamar a la puerta de equipos de prestigio mundial. En ese periodo de fichajes estival, llegaron nombres de la talla de Curro Torres, lateral procedente de la cantera del Valencia; Luís García y Antonio Hidalgo, que llegaban desde el filial blaugrana; David Charcos, que ponía rumbo a Tenerife directamente desde la cantera de Atlético de Madrid, Pep Lluís Martí, que cambiaba ese verano Mallorca por Tenerife o Sergio Aragoneses, que llegaba procedente del filial del Celta de Vigo. También se fichó a un centrocampista mexicano, que desplegaría prácticamente la totalidad de su carrera en el fútbol español, y que sería internacional con la selección azteca en más de 100 ocasiones como Gerardo Torrado. Nombres a los que hay que sumar el de Miguel Ángel Ferrer “Mista”, que ya había aterrizado en Las Islas un año antes desde el filial madridista, y que sería determinante en este curso. Esta generación de insolente juventud, se incorporaría a un conjunto donde ya brillaban futbolistas históricos del equipo tinerfeño como Federico Lussenhoff, Alexis Suárez, Pier Luigi Cherubino o Igor Simutenkov.

Y es que tal era el potencial de aquella plantilla, que 25 de sus jugadores, incluyendo algunos canteranos que participaron en aquel curso como Ayoze Díaz, llegaron a debutar en la máxima categoría del fútbol español. 4 de ellos participaron en la máxima competición continental, alguno de ellos incluso jugando finales como Curro Torres y llegando a alzarse con el cetro como es el caso de Luis García. Cuatro de ellos alcanzaron a debutar con la selección nacional absoluta (Luis García, Curro Torres, Pier y Mista), mientras que cuatro integrantes más de esa plantilla fueron internacionales con sus respectivos países (Torrado con México, Simutenkov con Rusia, Marioni y Pablo Paz con Argentina).

Rafa se establecía en la isla tinerfeña con el aval de su ascenso con el Extremadura y con una fama de juego poco vistoso, que le ha acompañado toda su carrera. Sin embargo, este Tenerife era un conjunto con oficio y con una buena base táctica, otorgada por su entrenador, pero también era un equipo muy ofensivo y extremadamente competitivo.

Prueba del dominio del equipo en las dos áreas, fueron los 58 goles a favor en toda la temporada (tercer mejor registro del campeonato tras el Sevilla y el Atlético de Madrid), y los 32 goles en contra recibidos (segunda mejor cifra tras el Recreativo de Huelva).  Estos números fruto del trabajo colectivo, sirvieron por engrandecer dos nombres por encima del resto: Sergio Aragoneses en la portería y Luís García como realizador, que, a pesar de no ser delantero centro, finalizó el curso con 16 dianas como cuarto máximo realizador de la categoría.

Paco Ayestarán y Pep Lluís Martí celebrando el ascenso del CD Tenerife. Fuente: https://www.tintaamarilla.es/noticia/2017/09/27/155/25771-El_breve_y_exitoso_paso_de_Ayestaran_por_el_CD_Tenerife.html

Paco Ayestarán y Pep Lluís Martí celebrando el ascenso del CD Tenerife. Fuente: https://www.tintaamarilla.es/noticia/2017/09/27/155/25771-El_breve_y_exitoso_paso_de_Ayestaran_por_el_CD_Tenerife.html

Todas estas circunstancias facilitaron el ascenso del CD Tenerife a Primera División, tras haber finalizado la temporada en tercer lugar tras los dos equipos sevillanos: el Sevilla y el Betis. Un ascenso, que como en el caso del Extremadura, no era uno de los objetivos principales a principio de curso, pero que sirvió para llamar la atención de grandes conjuntos.

Como resultado de la extraordinaria temporada, el siguiente curso se produjo una desbandada. Comenzando por el héroe en los banquillos, puesto que el Valencia puso sus ojos sobre Rafa Benítez, al que acabaría firmando ese mismo verano. Ese cambio de aires también arrastraría a dos de los héroes del ascenso, Curro Torres y Mista, que, de la misma manera, aterrizaron en la capital del Turia. Tampoco seguiría el máximo goleador de la temporada, ya que Luís García cambió Tenerife por Valladolid ni Gerardo Torrado. Lo que produjo una cierta inestabilidad, que terminaría por traducirse en el descenso el año siguiente, tras finalizar el curso en penúltima posición, bajo la dirección de Pepe Mel en primer lugar y de Javier Clemente posteriormente.

De Tenerife al estrellato

Realmente, Rafa Benítez siempre ha expresado su gratitud al club tinerfeño, recordando con mucho cariño aquella temporada que pasó en Canarias. Rememorando el aprendizaje adquirido, el fútbol realizado y los extraordinarios futbolista que tenía a su disposición.

Y no es para menos, ya que ese curso redondo le valió la oportunidad de sustituir a Héctor Cúper al frente de un Valencia, que venía de ser finalista de la Champions League el año anterior. Una oportunidad absolutamente aprovechada por el técnico madrileño, puesto que con el equipo ché, ganó 2 Ligas y un Copa de la UEFA.

Estos títulos le llevaron a firmar por el Liverpool en su primera experiencia en el extranjero, donde marcaría una época y saborearía las mieles del triunfo tras ganar la Champions League, en la tan recordada final en Estambul frente al Milán en el año 2005. Ese equipo pasará a la historia del fútbol como el “Spanish Liverpool”, puesto que contaba con cinco jugadores nacionales entre su plantilla (Xabi Alonso, Luís García, Morientes, Josemi y Antonio Núñez), a los que se unieron posteriormente Pepe Reina y Fernando Torres.

Después se produjeron experiencias diversas con el Inter de Milán, Chelsea, Nápoles o incluso su queridísimo Real Madrid, con resultados dispares. Aunque todas estas vivencias alrededor del mundo le han permitido alzarse con trece títulos internacionales en tres países diferentes, además de conseguir diversos galardones individuales entre los que destacan: dos veces nombrado mejor entrenador por la UEFA, en las temporadas 2003-2004 y 2004-2005; la distinción como Mejor Entrenador del Mundo por La Gazzetta dello Sport en 2009 o las seis veces distinguido como Manager del Mes en la Premier League, entre los años 2005 y 2013.

Por lo tanto, se puede considerar la carrera de Rafa Benítez de todo punto exitosa en los banquillos de media Europa, pero con un inicio y punto de inflexión bastante desconocido en el banquillo del Heliodoro Rodríguez López de Tenerife, de donde saltó al estrellato del fútbol mundial.

Webgrafía

https://atlanticohoy.com/front/post/tag/el-estreno-de-rafa-benitez

http://www.rafabenitez.com/web/es/palmars/12/

https://www.tintaamarilla.es/noticia/2017/09/27/155/25771El_breve_y_exitoso_paso_de_Ayestaran_por_el_CD_Tenerife.html




Aquel penalti de Riquelme

Seguro que cualquier amante del fútbol tiene guardado en algún lugar de su memoria la imagen de Juan Román Riquelme besando el clásico balón Nike Total 90 a círculos color naranja, conjurándose y relamiéndose antes del momento más importante de su carrera deportiva.

En el fútbol, como en el cine, hay obras que no necesitan tener un final feliz para que pasen a la posteridad, es más, en muchos casos son esos finales trágicos los que conmueven tanto al espectador que provocan una admiración eterna y terminan ganándose un hueco en la historia de sus respectivas categorías. Que se lo pregunten a Vincent Cassel en “El Odio” de Mathieu Kassovitz, o a los más de 10.000 aficionados del Alavés desplazados a Dortmund para presenciar la final de la UEFA de 2001.

Aquella noche del 25 de abril del 2006 se desplegó la alfombra roja en una pequeña ciudad de 46.000 habitantes en la provincia de Castellón que, por un día, se iba a convertir en el epicentro del futbol mundial. El Madrigal albergaba unas semifinales de Champions League entre el equipo local, el Villarreal, y el mítico Arsenal de Arsène Wenger. Sobre el césped inmaculado del estadio, 22 de los mejores artistas que aquella generación de fútbol europeo conocía.

1. La temporada

Durante aquella temporada 2005/2006 en la localidad de Vila-real se respiraba un ambiente de confianza, sus calles ponían de manifiesto que el fútbol puede marcar el ritmo de una ciudad. Durante la temporada anterior, el Villarreal, un equipo que había acumulado menos de 10 años en la máxima competición nacional, se había clasificado para jugar la máxima competición europea. “La il.lusió de tot un poble”, como clama el himno del club, se vivía a pie de calle. Pero esa ilusión no sólo se evidenciaba en la localidad castellonense, el Villarreal era la revelación de la liga española, su estilo de juego traspasaba fronteras y es que gran parte de las figuras de aquella plantilla histórica provenían del cono sur de la América Latina. Incluso a día de hoy, 14 años más tarde, no es extraño encontrar argentinos o uruguayos que recuerdan aquel equipo con un cariño y una nostalgia que invita a pensar que de verdad sentían el Villarreal C.F. tanto cómo los propios aficionados locales.  Los Forlán, Arruabarrena, Viera, Sorín o Lucho Figueroa entre muchos otros estaban viralizando al Submarino amarillo en sus países natales.

“El Ingeniero” Pellegrini había diseñado una plantilla bárbara, plagada de jugadores con el hambre y la frescura necesaria para revolucionar un club y lo mejor de todo es que estaban bajo la varita de uno de los más finos directores de orquesta que ha visto la liga española. Juan Román Riquelme era el líder indiscutible de aquel proyecto. Llegado de Barcelona en la 2003-2004 y criado en una de las más fructíferas canteras del fútbol mundial, la de Argentinos Juniors, conocida como “el semillero del mundo”, en Vila-real había sacado el violín para con su música hacer bailar a su equipo al ritmo que a él le parecía el conveniente para cada partido.

La comunión que se vivía aquella temporada entre afición y jugadores era indescriptible, tanto que no era extraño ver al mismo Riquelme, que vivía en un apartamento en el centro de la ciudad, caminando hacia el Madrigal unas horas antes de un partido mientras charlaba con los aficionados que iba encontrando a su paso hacia el estadio. Una de esas tantas actitudes en el fútbol anterior a los 2010’s que nuestras futuras generaciones, seguramente, nunca puedan llegar a entender.

La Liga de Campeones en aquella temporada era un objetivo desmedido, hacer un buen papel para un club debutante no era más que una utopía, pero… ¿Quién le iba a negar a un equipo con esa proyección el sueño de competir con los más grandes en su primera Champions League? Es como decirle a un niño de 6 años que no va a llegar a ser futbolista, porque solo llega uno entre un millón, porque siempre va a haber alguien mejor que él… Lo más probable es que sea cierto pero ningún padre, por mucho que lo intente, es capaz de quitarle esa ilusión a su hijo. Así era aquel Villarreal, un equipo con la moral por las nubes y con la ingenuidad de un niño que acababa de llegar a la “élite”.

En el sorteo quedó un grupo complicado. El Manchester United de los buenos tiempos, con Van der Saar, Scholes, Nani y un joven Cristiano Ronaldo que por aquellos años ya era la mayor promesa de Europa.  Los otros rivales eran Benfica y Lille, dos de los equipos más fuertes de sus respectivos bombos.

El destino iba a querer que en la primera aparición del Villarreal en Champions el Madrigal iba a recibir al “coco” del grupo, el Manchester United. Recuerdo perfectamente aquel partido porque iba a tener la suerte de que, tras un sorteo realizado entre todos los niños poseedores de un abono de temporada 2005-2006, yo iba a salir por aquel túnel de vestuarios de la mano de un joven Gabi Heinze que daba la sensación de que iba a jugar una pachanga de entrenamiento. Aquel partido, entre un aspirante real a llegar a la final de París y, seguramente, la que se presentaba como “cenicienta” del grupo terminaría en tablas a 0.

Foto www.revistapoble.net

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Unos meses más tarde, y contra todo pronóstico, el Villarreal acabaría su primera fase de grupos como líder mientras que los Red Devils quedaban relegados a la cuarta plaza.

El equipo revelación pasaba a la fase final de la Champions gracias al descaro del que no tiene nada que perder porque solamente con la hazaña de llevar el himno de la Champions al Madrigal ya se consideraban ganadores. Esa confianza hacía imparable a aquel Villarreal que iba apartando con relativa facilidad a todos los rivales que se cruzaban en su camino, un camino hacia ni siquiera ellos sabían dónde. Aquel equipo simplemente disfrutaba y hacía disfrutar de su fútbol a los aficionados, imaginando que aquel sueño se podía alargar como un chicle hasta que éste ya no diera más de sí. Así cayó el Glasgow Rangers en Octavos y así se plantaron sin ni siquiera imaginarlo en los cuartos de final de la Liga de Campeones 2005-2006.

En una época en la que la capital del fútbol mundial parecía establecerse en la región de la Lombardía italiana, aquellos tiempos en los que los “Derby’s de la Madonnina” eran mucho más mediáticos que en la actualidad y los Inter vs AC Milan eran auténticas batallas a fuego, al Villarreal le tocaría enfrentarse a figuras de la talla de Verón, Recoba, Zanetti, Materazzi, Figo o Martins. Con una estrella por encima de todos ellos, “El Emperador” Adriano. Ese Inter de Milán que todos hubiéramos escogido para jugar una partida del PES5 en la PlayStation 2 tendría la faena de parar los pies a aquel “niño” que se había colado a jugar en el patio de los mayores.

Tras un partido intensísimo en San Siro, que terminaría con 2-1 en el marcador, el Madrigal acogería su mayor cita hasta la época. Una afición entregadísima que no solo contaba con los 20.000 locales que se reunían en la grada aquel día, el Villarreal iba levantando cada vez más simpatía entre los aficionados al fútbol españoles y su buen trato de balón enamoraba a media Europa. Todos ellos estaban enganchados a la televisión aquel 4 de abril del 2006.

El Inter partía como claro favorito, pero sólo bastaron 10 minutos de la primera parte para que, desde la banda, Roberto Mancini tuviera claro que esa noche se iba a sufrir, y mucho. La principal referencia ofensiva de aquel todopoderoso Inter, el brasileño Adriano, quedó totalmente anulado por la pareja formada por Quique Álvarez y Juan Manuel Peña. El Villareal jugaba alegre, fiel al estilo que le había llevado hasta aquella oportunidad única y, para suerte de los visitantes, la primera mitad terminó sin goles. En la reanudación el equipo local siguió sometiendo sin descanso al Internazionale con un Juan Pablo Sorín inspiradísimo en cada acción en la que participaba y con el derroche de magia del Juan Román Riquelme de las grandes noches. Precisamente, sería este último quien, en el minuto 58, pondría un balón exquisito al corazón del área visitante. Por allí aparecería el Vasco Arruabarrena que con el último pelo de su cabeza peinaba la rosca de Román y sobrepasaba la salida en falso de Toldo. El Inter iba a caer eliminado y lo único que destacaría de cuadro neoazzurro hasta el final del encuentro serían los codos afilados del rocoso Materazzi que eran reflejo de la impotencia de un Goliat del futbol mundial que había visto como el imprudente Villarreal le había dado un baile hasta dejarlos mareados para entonces clavarles la estocada final.

El Madrigal enloqueció. Y con el Madrigal también todo el futbol español. Los medios se hacían eco de aquella proeza, con su pase a las semifinales de la máxima competición europea el Villareal de la temporada 2005-2006 se había convertido en el mejor debutante de la historia de la Champions League.

Foto Diario Marca 5 de abril de 2006

Foto Diario Marca 5 de abril de 2006

En abril de 2006 la élite del fútbol mundial se componía de los 4 mejores equipos de Europa en aquel momento. Acompañando a los imponentes Barça, Milán y Arsenal se había colado, una ronda más, el revolucionario Villarreal.

Volvamos al principio, al retrato de una ciudad que, como os he contado, no cabía en orgullo por su equipo de fútbol. Allí 2000 aficionados del Villarreal tiraban de ahorros y compraban su billete a Londres para ver un partido que, ellos mismos sabían, podía no volverse a repetir nunca. El Villarreal se había visto emparejado con el Arsenal de Thierry Henry, Robert Pires y un tan joven como desequilibrante José Antonio Reyes. Todos ellos bajo las instrucciones de una de las más respetadas figuras del futbol inglés, el francés Arsène Wenger. La ida en el mítico Highbury Park dejaría un resultado negativo pero esperanzador para los debutantes. El marcador se quedaba en un 1-0 a favor del Arsenal con un gol de Kolo Toure casi al borde de la primera parte.

Aquella semana la ciudad de Vila-real se paralizó por completo, cualquiera que hubiera visitado la localidad durante aquellos días hubiera pensado que la gente que allí vivía no le importaba nada más que el fútbol. Y no se hubiera equivocado, lo cierto es que no había una persona en Vila-real que no estuviera contando los días para que llegara aquel 25 de abril. Niños, niñas, ancianos, jóvenes, aficionados y detractores, gente que no había prestado atención al fútbol en su vida, todos ellos se movilizaron por el orgullo de su pueblo. Fue uno de esos momentos que explica una idea que muchos defendemos a ultranza: El verdadero sentido del fútbol va mucho más allá del de un deporte que enfrenta 11 contra 11 con un balón de por medio.

2. El partido

Y después de la cuenta atrás llegaba el día, las calles de Vila-real eran una fiesta. A mucha gente seguramente le daba igual el resultado final pero el simple hecho de que los focos del fútbol mundial se pusieran sobre su localidad era motivo de celebración y una experiencia que, los que habían seguido a aquel equipo vagando entre ligas regionales y 3a División, nunca podrían haber imaginado vivir.

Sobre las 20.00 de la tarde de aquel 25 de abril del 2006 se conocían dos alineaciones que se convertirían en históricas. Manuel Pellegrini dibujaba un 4-4-2 con Barbosa en portería. Javi Venta, Quique Álvarez, Peña, Arruabarrena en defensa. Josico, Senna, Sorín en el mediocampo con Forlán y Guille Franco en la delantera. Cómo de costumbre, libertad para Riquelme, a quien era imposible atribuirle una posición fija en la cancha. Estos eran, como diría Michael Robinson durante la retransmisión, “los 11 gladiadores amarillos” que tendrían la oportunidad de escribir un nuevo capítulo de oro en la historia del club.

En un estadio lleno hasta la bandera todavía se podían leer pancartas de algunos aficionados que, orgullosos, clamaban “Som de Primera” cuando su equipo no sólo estaba en Primera División, sino que, en aquel momento, era la envidia de cualquier club europeo por estar a un paso de ganar un billete para la gran final de París.

Suena el himno de la Champions y los jugadores del Arsenal pasan en fila a dar la mano a los 11 “gladiadores”. En la retransmisión, un exaltado Carlos Martínez grita: “¡Cómo me gusta que sea Riquelme el último jugador al que dan la mano!” en algo así como una premonición de que el devenir de aquella noche mágica iba a pasar por las manos del argentino.

En la primera parte el Arsenal se hizo pequeñísimo, la pareja de centrales volvió a echar el cerrojo y, como ya hicieran con Adriano en los cuartos de final, minimizaron hasta el absurdo a Thierry Henry, toda una estrella de aquella generación. El Villarreal era un huracán. La afición “grogueta” vibraba mientras los miles de Gunners situados en la grada visitante sufrían el vendaval al que estaban siendo sometidos sus jugadores.

En la segunda parte el Villarreal iba a poner la última marcha para morir con todo. Dos cabezazos del Guille Franco y un gol anulado al mexicano hacían temblar a todo el conjunto londinense, parecía que era cuestión de tiempo que el Submarino Amarillo abriera el marcador para forzar la prórroga, pero pasado el minuto 80 y después de haber puesto contra las cuerdas a la defensa infranqueable del arsenal, esa defensa que hacía 10 partidos que no recibía un solo gol, parecía que el Villarreal empezaba a perder fuelle.

Creo que nunca olvidaré aquellos últimos minutos. Yo, un niño de 10 años, estaba sentado junto a mi padre, como de costumbre, en el Fondo Norte del estadio. Aquella noche formulé una vez más la pregunta que siempre hacía a mi padre cuando las cosas se ponían feas en el Madrigal: Papá, ¿Cuantas ocasiones crees que nos quedan? Mi padre, al que yo tenía como una especie de adivino, me contestó: “Nos queda una, mínimo. Si la metemos ganamos el partido”.

3. El penalti

Minuto 88, aquellos 11 “gladiadores” ya frustrados y con las fuerzas justas veían como se escurría de sus manos el sueño de toda una ciudad. Pero entonces, Juan Pablo Sorín, uno de los principales embajadores del submarino amarillo en Argentina, metía un balón desesperado al área, en la que todos sabían iba a ser una de las últimas oportunidades que aquel equipo iba a tener esa noche. Un joven Clichy, preso por los nervios que debe provocar jugar los últimos minutos de una semifinal europea, no acierta en el rechace y antes de que pueda enmendar su error, el astuto Jose Mari, que había entrado al terreno de juego durante la 2a mitad, se anticipa al francés para ser arrollado dentro del área.  Allí estaba, como había vaticinado mi padre, ante nuestros ojos, los ojos de las 24.000 personas que allí se encontraban y los de las miles y miles de personas que seguían aquella semifinal desde todo el mundo. Valentin Ivanov lo señala. Es penalti. Después de un par de segundos de silencio sepulcral El Madrigal explota. La gente no sabe ni qué hacer. En la televisión, una de las más reconocidas parejas de la historia del periodismo deportivo español, esa formada por Carlos Martínez y Michael Robinson, se desgallita de alegría. El milagro había ocurrido, después de 87 minutos de constancia, moral y fe el Villarreal estaba ante la oportunidad de su vida. Mi padre, como siempre para mí, había acertado.

Después de la locura colectiva, toda una ciudad empieza a sudar frío. Allí todavía no se había conseguido nada, ese penalti se tenía que convertir en gol. Acto seguido todas las miradas se pusieron sobre Él. Riquelme, el mismo que había esperado a todos los jugadores del arsenal al final de la fila para darles la mano, iba a ser, como no podía ser de otra manera, el encargado de asumir la responsabilidad.  Juan Román, “el hombre que nació en un iglú”, el tipo más tranquilo que el mundo del fútbol haya conocido besó la pelota en una imagen que quedará para la historia del fútbol y la plantó sobre el punto de penalti. La presión allí era inimaginable, todos hubiéramos querido patear aquel penalti, aunque a la hora de la verdad muy pocos nos hubiéramos atrevido.

Fotografía de Juan Carlos Cárdenas / Agencia E.F.E.

Fotografía de Juan Carlos Cárdenas / Agencia E.F.E.

Aquel momento fue algo parecido a ese instante justo antes de morir en el que, según dicen, te pasa toda tu vida por delante. Todos vimos pasar aquella maravillosa temporada 2005-2006 ante nuestros ojos. Al protagonista seguramente le vendría a la mente, entre otras cosas, el cruel rechazo sufrido por parte de un FC Barcelona del que seguramente se iba a poder vengar si convertía aquella pena máxima. “El Último 10” tomó siete metros de carrera y todo el Madrigal contuvo la respiración. Pareció que toda la frescura y el hambre insaciable de aquel revolucionario Villarreal se derritió en la carrera de Riquelme hasta el punto de penalti. Flojo, inocente y sin fe. Lehmann venció hacia su izquierda y paró aquel balón manso cuyo rechace ganó la zaga del arsenal ante la incredulidad de todos los allí presentes. Aquel torpedo de realidad hundió al Submarino. Cuánto había costado llegar hasta allí y que rápido se esfumaba la ilusión…

Fotografía copyright www.arsenalpics.com

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Riquelme pone cara de no entender nada y el presidente Fernando Roig rompe a llorar desconsolado como la mayoría de los allí presentes. El Villarreal vaga por el campo muerto en vida. Sólo se escuchan los cánticos que, los pocos aficionados a los que les queda algo de aliento, dedican a su estrella. El árbitro pita y sentencia uno de los partidos más crueles vistos hasta la época.

Jugadores, afición y directiva lloran desconsolados. Impotentes, pero no decepcionados porque aquel equipo había muerto de pie, con sus valores a cuestas y fiel a su manera de entender el fútbol hasta el minuto 93. Aquella gesta convertía a los jugadores amarillos en mártires de una época y por ello recibirían, entre lágrimas, una de las mayores ovaciones que se ha visto en el estadio de El Madrigal.

4. El legado

Durante las semanas posteriores a aquel partido, la ciudad de Vila-real parecía estar de luto oficial. El sueño les había elevado tan alto que les iba a costar asimilar aquella caída. Habían estado tan cerca. Todavía restaban 4 partidos de La Liga 2005-2006 y, aún bajo ese clima de derrotismo, el Villarreal conseguía encadenar 2 victorias y 2 empates para asegurarse la 7a plaza en liga. Pero esa no era, seguramente, la principal preocupación de la afición.

“Yo no maté a nadie, sólo erré un penal…” El líder estaba muy tocado, Riquelme estaba totalmente superado por la situación que le estaba tocando afrontar. Conscientes de ello, unos días más tarde de aquel fatídico penalti y justo enfrente del edificio en el que vivía el argentino con su familia, un grupo de hinchas colocaban una enorme pancarta en la que se podía leer “GRANDE ROMAN”.

Como era lógico, la afición amarilla no tenía ningún tipo de rencor hacia su estrella sino todo lo contrario. En aquel momento solo había palabras de agradecimiento y admiración para él, por haber dirigido al submarino hasta aquella cita histórica.

Pero, como siguiendo la estela de su compatriota y amigo Diego Armando Maradona en su amada Nápoles, a Román se le apagaba la luz. Hizo un buen mundial aquel verano, pero en su vuelta a España nada sería igual. Su música ya no transmitía la misma alegría, el Madrigal traía demasiados recuerdos tristes y en el mercado de invierno el argentino buscó refugio en sus raíces, como hace cualquier ser humano ante una crisis emocional. Aquello fue seguramente una muestra de respeto hacia sí mismo y hacia la ciudad que le había hecho sentir como en casa. El paso a un lado de la leyenda que sabe que no va a poder mejorar lo ya demostrado.

Juan Román Riquelme dejó en herencia su varita mágica a tres emblemas del submarino amarillo. Marcos Senna, Santi Cazorla o Bruno Soriano tomaron ese rol durante los años en los que “El Último 10” dejaba sus últimos destellos de clase en su país natal, entre Boca y Argentinos Juniors respectivamente hasta su retirada profesional en enero de 2015.

Desde aquel 25 de abril de 2006 hasta el día de hoy el Villarreal ha conseguido establecerse como uno de los clubs más sólidos de la Primera División española, logrando un subcampeonato de Liga en la 2007-2008 y, aunque con un rocambolesco descenso en 2012, el submarino ha vuelto a jugar habitualmente competiciones europeas. Sin embargo, aún con el buen hacer de su equipo, la ciudad de Vila-real tiene una espina clavada que le será muy difícil de sacar.

Seguramente muchos piensen que aquel Villarreal mereció haber llegado a la gran final de París. Es cierto que aquello hubiera sido la guinda en la carrera europea de la pareja Riquelme-Forlán. Un homenaje al fútbol de toque que tanto se pondría de moda en la posterior década de los 2010’s.

Puede que en Vila-real no se vuelva a ver nada igual, de hecho, lo más probable es que así sea. Seguramente aquella generación fue algo así como el cometa Halley, que pasa una vez cada 75 años, con suerte. Una de esas ocasiones en las que se alinean todos los astros y algo mágico sucede. Astros españoles, argentinos, uruguayos, brasileños. Astros veteranos y astros jóvenes alineados con una afición entregada que enamoró a todo romántico del balompié.

14 años después, “la ilusión de todo un pueblo” sigue latente. El equipo de fútbol local sigue marcando el ritmo de vida de esa ciudad que mira nostálgica al pasado con la esperanza de volver a vivir una noche tan mágica como la de aquel 25 de abril.

Porque de la ilusión también se vive. Porque no sólo pasan a la historia los finales felices y porque el fútbol todavía le debe al Villarreal una final europea.

Fotografía de Agencia E.F.E.

Fotografía de Agencia E.F.E.