La llegada del foot-ball a Asturias (II). La era de los sportsmen
La fundación del COI y la disputa de unos Juegos Olímpicos cada cuatro años supondría el impulso definitivo de la cultura física, concepción vital que se había extendido por buena parte de Europa y América, fomentando la realización de actividades recreativas y la práctica de los nuevos sports (reglamentados fundamentalmente en los países anglosajones) como medio para alcanzar la plenitud del ser humano. Para lograr el bienestar integral de la persona, centrado en el binomio cuerpo/mente, se hacía necesario el desarrollo de las capacidades intelectuales tanto como introducir en la rutina del individuo el ejercicio corporal, evitando el pernicioso sedentarismo.

También habría sportsmen asturianos en otras latitudes. El gijonés Manuel F. Rubio, de 17 años, jugaba de medio en el F.C. Internacional
de Barcelona.
La práctica del sport se había convertido en un estilo de vida para los jóvenes de las clases más acomodadas. La palabra sportsman, surgida a principios del s. XVIII en Inglaterra para definir al que «gustaba de las actividades recreativas en el campo, como la caza o la pesca», pero también para referirse a mediados del XIX a un «profesional de las apuestas, especialmente en las carreras de caballos», transformaría su significado a finales de dicho siglo y comienzos del XX hasta terminar adquiriendo el que goza en la actualidad, «deportista», encarnando unos valores (deportividad, respeto a las reglas, honestidad, imparcialidad, integridad…) que prestigiaban su dedicación.
En nuestro país, esta moda no terminaba de ser bien vista por determinadas mentalidades, contrarias a unas diversiones que consideraban “elegantes, cultísimas pero perfectamente inútiles”. Asturias no sería una excepción, y no faltaban en la prensa opiniones en este sentido. En junio de 1902, en el diario El Comercio, un articulista se felicitaba de que los jóvenes gijoneses se mostrasen infranqueables a esas invasiones “modernistas”. Y señalaba:
«Nuestra juventud, bien entendido que me refiero a la de la burguesía y aun a la de la nobleza, salvo muy raras excepciones hace algo, no tiene ocios, ejercita sus actividades en el bufete, en el foro, en la oficina, en la fábrica, allí donde hace falta el concurso del trabajo, ejercicio el más noble, la mejor gimnasia del alma y del cuerpo. Dirásenos a los gijoneses que no tenemos una «juventud dorada» ¡Puede ser! Nuestros jóvenes tal vez no sepan vestir un smokin, tirar el florete o jugar una partida de foot-ball. Pero dudo yo de que los nombres de los más distinguidos sportmans se pronuncien en España entera con la admiración que el mundo de las letras, que el de la Banca y el de las grandes empresas; el mundo del trabajo, en sus diferentes manifestaciones, en fin, pronuncia los de muchos jóvenes asturianos, principalmente gijoneses (sic)…«.
“¡No tenemos tiempo para divertirnos!” era el revelador mensaje con el que finalizaba su alegato.
Pese a los deseos de los más inmovilistas, la cultura deportiva se extendía imparable y el tiempo de ocio de los más privilegiados lo ocuparían variadas actividades recreativas, en las que el ejercicio físico ostentaba un lugar predominante. En el Principado este movimiento se mostró en toda su dimensión a lo largo de 1903, año en el que se vivió una auténtica eclosión de los sports.
Como había señalado el secretario de la Unión escolar en los Anales de la Universidad de Oviedo (véase Cuadernos nº64), el equipo de fútbol universitario había logrado arraigar el deporte del balón en la capital. En efecto, ya en marzo de 1903 aparecía en El Correo de Asturias la noticia de la inminente constitución de un nuevo club:
“Según hemos oído asegurar, los alumnos de cuarto y quinto año del Instituto de esta ciudad de Oviedo, proyectan fundar un centro dedicado al juego del football, para cuyo efecto han decidido nombrar su junta directiva”.
Sabido es que en el acto inaugural de la Unión Escolar ovetense habían estado presentes profesores de Instituto, por lo que resultaría natural que los alumnos de secundaria intentaran emular a sus «mayores». ¿Fue éste el germen del equipo que, apenas un mes más tarde, se ejercitaba para preparar debidamente su presentación en el Campo de Maniobras? Lo cierto es que en El Carbayón del 4 de abril se anunciaba la disputa de un match de foot-ball que tendría lugar el día siguiente, domingo, entre dos teams del Foot-Ball Club Ovetense. De lo que no cabe duda es de que se trataba de una nueva sociedad, a tenor de lo manifestado por el gacetillero, que había sido invitado a presenciar los ensayos previos al choque:
“(…) Nos complacemos en manifestar la admiración que nos ha causado la destreza y resistencia de los jugadores, los cuales son en su mayor parte neófitos en este juego y creemos que los socios del Foot-Ball Club darán una gallarda muestra de energía física de nuestra juventud”.
Llegado el día, el proyectado match resultó un pequeño acontecimiento social (algo que se convertiría en tónica habitual durante la primera década del siglo XX), acudiendo distinguidas familias de la “buena sociedad ovetense” a presenciar el espectáculo, algunas llegadas en coche, para las que la sociedad organizadora había dispuesto sillas y bancos a tal efecto. Los miembros del primer equipo asturiano representativo de una ciudad formaron dos bandos, los azules, capitaneados por el señor Rubín, y los encarnados, a las órdenes del señor Fernández Quirós, actuando como referee el sr. Buylla Godino. Para la historia quedan las alineaciones de ese primer encuentro: Quirós, Colubi, Sampedro (O. y E.), Meana, Guerra, Peón (L.), Areces, Ramos, Eguíbar y Zaloña integraban el red team; mientras que Rubín, Vallado, Buylla (P.), Escandón, Montes, Ibáñez, Peña, A. Victorero, Bernardo, Pelayo y Mendoza Cortina actuaban en los blues. El partido finalizó con empate a un tanto, obra de Rubín para los azules y producto de una combinación entre Quirós y Ramos para los rojos, siendo los capitanes de ambos cuadros los jugadores más destacados, lo que no dejaba de resultar significativo.
Una semana después los socios del F.C. Ovetense, invitados por uno de sus compañeros, Rodrigo Uría, a la finca que su padre, diputado por Infiesto, tenía en Nava, volverían a vestirse de corto. En esta ocasión no habría goles entre azules y encarnados.
Muchos años después la prensa recogía los recuerdos de algunos de estos pioneros, siempre tamizados por el paso del tiempo, proporcionándonos información de sumo interés. En la entrevista realizada a Plácido Álvarez Buylla en la revista Estampa en 1936, el ministro de Industria, al referirse a sus comienzos deportivos, señalaba:
“(…) El Oviedo F.C., que era el equipo de la población en que nací, fue el que me acogió en su seno y en el que medí mis fuerzas primeramente. Me indujo a ello un muchacho que había venido de Inglaterra, donde pasó una temporada, y de donde regresó convertido en uno de los más entusiastas aficionados al deporte del fútbol.
Aquel muchacho fue levadura que había de servir para formar un núcleo de amantes del fútbol, entre los cuales yo me contaba (…)”.

«Perico» Rubín, con el uniforme de Hampstead.
Este muchacho no era otro que Pedro Rubín Faes, quien había estudiado en Hampstead, descollando en el equipo del colegio, especialmente en la faceta anotadora. A su regreso a la capital del Principado, su pasión por el deporte del balón le llevaría a intentar despertar el interés por dicho sport entre sus amistades y conocidos. Seguramente atraído por la incipiente efervescencia futbolística de la capital, no tardaría en introducirse en los círculos universitarios y estudiantiles con el fin de dar el impulso definitivo que llevase a la constitución de un club de football. Contaría con el concurso de otros decididos partidarios, como Santiago de la Riva, quien había trabado contacto con el juego mientras estudiaba en Suiza. Y desde luego con la total colaboración de los socios de la Unión Escolar Ovetense, muchos de los cuales integrarían las filas de la nueva sociedad.
Otro miembro de la saga de los Álvarez-Buylla, Vicente, hermano menor de Plácido, quien al igual que éste militó en las filas del Madrid F.C., dejaría escrito que los estudiantes de Instituto formaban el cuadro infantil del Foot-Ball Club Ovetense, en cuyas filas había jugado mientras cursaba primero de bachillerato. El primer equipo estaría compuesto por universitarios en su mayoría, sobre todo de la Facultad de Derecho, aunque también se alineaban elementos ajenos al ámbito estudiantil.
El 10 abril de 1926 en las páginas de La Voz de Asturias se recordaba a aquellos precursores del fútbol en la ciudad en un interesante artículo, del que rescatamos el siguiente párrafo:
“En un rincón del local que en la calle del Matadero, hoy Marqués de Gastañaga, ocupaba la Unión Escolar, fundaron su Club. Un armario les servía para guardar el material: un biombo para hacerse la ilusión de que en la loca algarabía de las reuniones estudiantiles, ellos eran algo aparte. No contaban con nada más que sus propios medios. Tenían que comprarse su equipo, pagarse sus desplazamiento y las sillas de la Asociación de Caridad que en el Campo de Maniobras colocaban a lo largo de la línea de faut, y en las que unas cuantas señoritas se solían ver en el compromiso de pasar dos horas bostezando ante los incomprensibles ardores de unos chicos que en traje… impropio, andaban a trompazos y patadas. Para que no faltara nada, hasta los mismos jugadores tenían que cargar con los palos de las desmontables porterías, armatostes que se guardaban una vez terminado el encuentro en una de las casas de los alrededores de aquel improvisado stand de juego”.
Peripecias que, inevitablemente, compartirían los correligionarios que, muy pronto, habrían de surgir en las vecinas villas de Gijón y Avilés donde, al igual que en Vetusta, serían estudiantes retornados del extranjero quienes impulsaran la formación de las primeras sociedades deportivas.
El día 8 de julio, en El Noroeste, aparecía la primera noticia futbolística de ámbito local en la prensa gijonesa. Se percibía el auge de las agrupaciones recreativas, porque se encontraba junto a otra en la que se informaba de la inminente organización de una sociedad de caza. En la nota se indicaba:
“Varios jóvenes de esta villa organizan diariamente partidas de foot-ball en el prado Redondo, al lado de la carretera del Obispo, prestando con tal motivo gran animación a aquel lugar, donde todas las tardes concurren muchos curiosos”.
Estos primeros escarceos no tardarían mucho en fructificar, y lo harían a lo grande. Porque a principios de agosto se informaba de la constitución del que puede ser considerado como primer club polideportivo fundado en Asturias, el Gijón Sport-Club. Una asociación que, aunque vertebrada en torno al fútbol, se encargaría de practicar y difundir variadas modalidades recreativas.
Es de justicia señalar el gran acogimiento que la flamante sociedad tuvo en los periódicos (donde confluyen siempre mentalidades contrapuestas). En el diario El Comercio, donde apenas un año antes se trivializaba la práctica de los sports, se congratulaban ahora por la creación de la primera agrupación deportiva en la ciudad en un brillante artículo en el que se equiparaba la educación física con el progreso. El autor, profesor de Gimnástica en el Instituto Jovellanos, bajo el título de «Gijón Sport-Club», exponía:
“Así se titula una sociedad deportiva recientemente creada en esta población.
¡Eureka! ¡Hosanna! ¡Aleluya!…
¡Surgió, al fin, Biblis!
Quien conozca el famoso desnudo del genial Chantron, podrá comprenderme. Dícese que representa a Biblis, la hermosa hija de Mileto, enamorada locamente de su hermano Cauno, en el momento en que sin fuerzas ya para perseguirle, cae al suelo rendida… Laceradas sus mórbidas carnes; desgreñada su hermosa cabellera; angustiosamente entreabiertos sus labios; la mano izquierda crispada sobre los ojos, con todo el nerviosismo del deseo anhelado y no satisfecho; el otro brazo extendido con negligencia y brotando de la diestra el cristalino manantial en que la convirtieron las compasivas Náyades… tal es el lienzo y tal la mitológica fábula en que se cree inspirado.
Y sin embargo no hay tales carneros.
Chantron, sportman hasta con los pinceles en la mano, fue más allá (o más acá, si así se quiere), y buscó en el moderno simbolismo auras que poetizar con su paleta… Aquella escultural mujer no es Biblis; sino la Educación física; ni Cauno es otro que el Progreso; ni el manantial es otra cosa que la fértil corriente pedagógica integral y cíclica que informar debe todo plan de enseñanza.
En efecto: la educación del ser en cuerpo y alma, va tras del Progreso de las naciones, persiguiendo su anhelo, el de la regeneración social, como Biblis tras de Cauno. Loca de amor por él, nada le arredra en su persecución: ni lo incestuoso del parentesco. Porque no hay duda; ella y él son tan hermanos como los hijos de Mileto… Nace el progreso del adelanto y perfeccionamiento: como la educación física. Lo mismo. El origen es común… Sólo que el Progreso corre y corre en alas de su propio engreimiento, y va dejando atrás ¡ingrato! a la pobrecita Educación, que rendida ya, cae al suelo sin fuerzas, aherrojada en el camino… Girones y solo girones de sus carnes son los sports que aquí, allá, acullá suelen servir de meta a las aspiraciones del hambre docente. Y la observación, la experiencia y la luz de la Verdad, gentiles Náyades de la Historia, convierten a la víctima en raudo caudal de mana, si ella bebiese en fuente tan pródiga.
Pero ¡ya se ve!… Solamente humedecemos los labios… y aquí, ni un tanto. Gimnástica más o menos razonada en el Instituto de Jovellanos; esgrima en el salón particular de Merlini… y basta; porque el ciclismo, no es ciclismo; el automovilismo, patrimonio de cuatro acaudalados; y el Foot-ball, el Rowing sport, el Skatin-team, el Yachting, el Cricket, el Lawn-tennis, el Ping-pong, el Match-box, etc… etcétera, cuentos de hadas en Gijón… y con eso, con nada más, preténdese conseguir el summum de equilibrio psicofísico a que es acreedor todo hombre en su dualista aspecto vital. ¡Con eso nos embromamos a nosotros mismos creyendo alcanzar el grado de perfectibilidad que nos corresponde! ¡Con eso basta al parecer! (…).”.
La presentación en sociedad de Gijón Sport-Club se produjo el 12 de agosto con un festejo ciclista en pleno centro de la ciudad, en el Paseo de San José, levantándose dos tribunas en los laterales de la pista habilitada por los socios de la entidad, además de cerrar el paso del público otras dos hileras de sillas. Al evento, como no podía ser de otro modo, acudieron las más distinguidas familias de la ciudad, ocupando las tribunas las señoras y señoritas y las sillas los jóvenes y las familias. La banda municipal de música amenizaba la fiesta.
El público aplaudía cada vez que un campeón lograba hacerse con una de las cintas, que habían sido bordadas previamente por varias de las señoritas presentes, circunstancia que habría de convertirse en una constante durante estos primeros tiempos del sport, en los que el papel de la mujer debía limitarse a ocupar una localidad, observar el desarrollo de los acontecimiento y, si acaso, agasajar a los vencedores. Merecen consignarse los nombres de los primeros triunfadores que, por este orden, fueron: Manuel García Cuervo, Rafael Suárez, Alberto Fernández y Vicente Sánchez.
El festejo sufriría un final abrupto al hundirse el tablado del kiosco de madera, donde aparte de los músicos se había subido casi un centenar de personas, muchachos en su mayoría. No hubo que lamentar heridos, pero la confusión reinante aconsejó cancelar el resto de la competición.

Luis Adaro, el primero de pie por la derecha, en el equipo del Chateau Lancy (1898)
Como puede presuponerse, los miembros del Sport-Club pertenecían a la alta burguesía gijonesa, y algunos de ellos ya habían jugado al fútbol mientras estudiaban en el extranjero. Luis Adaro Porcel, que había cursado estudios de ingeniería en Suiza y Alemania, fue uno de los principales introductores del deporte del balón. En el equipo escolar de Chateau de Lancy, colegio cerca de Ginebra, había dado sus primeros puntapiés. Otros, como los hermanos Isaac e Ismael Fernández (futuros Figaredo[1]), tras culminar sus estudios universitarios en Lieja (Bélgica) regresaron como entusiastas sportsmen.
Que las relaciones entre la juventud regional era fluida y los intereses comunes lo demuestra el hecho de que sólo cinco días después, el 17 de agosto, se disputaba el primer partido entre ciudades. En el «prado Redondo», situado en la zona del Humedal, se enfrentaban el equipo local y el F.C. Ovetense, oficiando Francisco Marrodán, presidente del Sport-Club, como juez de la contienda. El triunfo sonrió a los de casa por un ajustado 2-1, con tantos de Rodríguez e Isaac Fernández para los de Gijón y de Santiago para los de Oviedo. Las alineaciones de ambos cuadros fueron las siguientes:
Gijón Sport-Club: Eduardo Prendes, Castrillón, Gilledo, Moré, García, Rodríguez, Mencía, Ismael Fernández, Adaro, R. Alvargonzález e Isaac Fernández.
Foot-ball Club Ovetense: Los tres colubis, Mori, Meana, Guerra, Bernardo, San Pedro, Ovidio, Rubín, Uría y Santiago.
En la crónica del match, publicada en El Comercio, se informaba de que el público había salido muy satisfecho, haciendo votos por nuevos festivales del mismo género.
Antes de la devolución de visita, que habría de coincidir con las fiestas de San Mateo, un mes más tarde, la sociedad gijonesa tuvo tiempo de organizar un entretenido espectáculo en la plaza de toros de El Bibio. Una competición ciclista, una carrera a pie y una «partida de foot-ball» dieron lustre al evento, que finalizó con una carrera de burros con obstáculos que haría las delicias del respetable.

El Foot-Ball Club Ovetense en 1903. De arriba abajo y de izquierda a derecha forman:
Manuel Navia Osorio, Luis Navia-Osorio y Victorero. Lorenzo Campa, Meana y Alejandro Ceballos. Enrique Ramos, Santiago de la Riva, Pedro Rubín, Ovidio Pelayo y Arturo Bernardo
Finalmente, el 15 de septiembre, los equipos de Oviedo y Gijón volvieron a verse las caras, esta vez en el campo de maniobras de la capital, para disputar lo que algunos tildaron pomposamente como Campeonato de Asturias. El empate a cero final no deslució el espectáculo, que fue seguido por numerosa concurrencia. Al final del choque los socios del club local obsequiaron a sus contrincantes y a varios jugadores de Avilés, que habían presenciado el partido, en el local de la Unión Escolar.
De esta forma, haciendo mención a los representantes de otra ciudad, se nos daba a conocer la existencia de una nueva agrupación deportiva, esta vez en Avilés. Allí, las inquietudes de Ramón Fernández-Arenas, quien tras retornar de Estados Unidos impartía clases de inglés y contabilidad en una academia, habían hecho surgir un pequeño núcleo de aficionados al baseball. Ramón había estudiado en varios colegios del estado de Nueva York, y había tenido la oportunidad de practicar diversos sports, como el patinaje sobre hielo, el béisbol o el Rugby football. Diversas circunstancias impidieron que el deporte más popular en Norteamérica prendiera en la ciudad, lo que no fue óbice para que los afanes deportivos de este grupo de entusiastas les animara a embarcarse en un nuevo proyecto, que esta vez sí cristalizaría. Mucho tuvieron que ver en ellos dos jóvenes que acababan de regresar de Inglaterra, Eusebio Abascal y Jesús Gutiérrez, conocedores del juego del fútbol. Eran primos, el primero de ellos nacido en Liverpool, y habían traído consigo no sólo un balón sino también un reglamento del Foot-ball Association.
En la prensa de la época encontramos constancia de este cambio de rumbo. Así, el 20 de septiembre, en El Progreso de Asturias, se indicaba:
“Los jóvenes que componen el Club de Sport Base Ball, hace días que están ensayando el Foot Ball para jugar un partido con sus compañeros de Oviedo y Gijón”.
En breve espacio de tiempo se celebró una asamblea constituyente en la que se formaría una directiva interina, bajo la presidencia de Alberto Solís Pulido, dando origen a una nueva sociedad que, con el nombre de Avilés Sport-Club, habría de contar con sede, gimnasio y campo de deportes; tarea a la que se dedicaron de inmediato con notable éxito.
El 11 de octubre de ese mismo año se estrenaría la novel asociación, organizando el primer partido de fútbol celebrado en la villa del Adelantado. El rival no fue otro que el Foot-Ball Club Ovetense, y el encuentro fue muy disputado pese a no moverse el marcador. Las alineaciones de este histórico choque, jugado en el campo de El Carnero, fueron las siguientes:
Avilés: Ramón Fernández-Arenas; Ibarra, Carreño; Hevia, Gutiérrez, Isaac Fernández; Villamil, Bustelo, Abascal, Panizo y Orobio;
Oviedo: Luis Navia-Osorio; Meana, Manuel Navia-Osorio; Campa, Ramos, Ceballos; Gallego, Riva, Rubín, González y Pelayo;
Una semana después se producía la devolución de visita en el ovetense campo de maniobras, con el arbitraje del Sr. Montes al igual que en el primer choque. En esta ocasión el conjunto ovetense se impuso por dos tantos a cero.
Todavía antes de finalizar este año, lleno de acontecimientos deportivos, habría noticia de una nueva sociedad asturiana de foot-ball, con la peculiaridad de que en este caso se había constituido fuera de la región. En El Carbayón del 23 de noviembre se daba cuenta de la directiva y el primer equipo de la «Federación Asturiana», formada por estudiantes universitarios en la capital de España. Nombres y apellidos que en algunos casos eran ya sobradamente conocidos en el panorama futbolístico regional, al formar parte de los distintos clubes deportivos de Asturias.
Pronto empezaría a ser habitual que los jóvenes que cursaban estudios superiores en las universidades españolas o extranjeras se enrolaran en los equipos locales para, al regresar al Principado durante las vacaciones de verano, integrar las filas de los teams de sus ciudades de origen.
Así culminaba un año decisivo en la implantación de los sports en el Principado. Caballerosidad y deportividad habían sido las señas de identidad de las distintas sociedades contendientes, deseosas de estrechar lazos de amistad unas con otras. Sin embargo, los repetidos enfrentamientos comenzarían a generar tensiones y la competencia por premios y trofeos acabaría por desatar las primeras polémicas. La rivalidad regional estaba a punto de comenzar.
“Referencias”
– Díaz Roncero, Francisco (1936, 4 julio). Yo he sido defensa del Madrid (entrevista a Plácido Álvarez-Buylla Lozana). Estampa (pág. 9-12, 47). Madrid.
– Dwight Whitney, William & Smith, Benjamin Eli (1889). The Century Dictionary. An Encyclopedic Lexicon Of The English Language. Nueva York. The Century Co. http://www.global-language.com/century/
– Fernández Díaz, Melchor (1977). Historia del Deporte Asturiano. Ayalga Ediciones. Gijón.
– Fernández Riera, Macrino (2010). Deporte y Educación Física en Asturias. De los inicios a la Guerra Civil. Gijón. Instituto Rosario de Acuña y Zahorí ediciones.
– Izquierda Rojo, José María (1994, 4 abril). El verdadero origen del fútbol en Oviedo. La Nueva España. Oviedo. http://www.realoviedo.info/origen.htm
– Johnson, Samuel (1792). A Dictionary of The English Language in which the Words are deduced from their Originals, explained in their Different Meanings. Londres. Varios editores.
https://books.google.es/books?id=bXsCAAAAQAAJ&pg=PT7&hl=es#v=onepage&q&f=false
– Rendueles, Alberto y Valverde, Jorge (1995). Avilés y su Fútbol. Un Siglo de Historia. Editorial JVAR. Avilés.
– Sarmiento Birba, Manuel et al. (2001). Un Siglo del Sporting. La Nueva España. Editorial Prensa Ibérica. Oviedo.
Prensa
– Los Deportes. Barcelona.
– El Comercio. Gijón.
– El Correo de Asturias. Oviedo.
– El Carbayón. Oviedo.
– El Progreso de Asturias. Oviedo.
– El Noroeste. Gijón.
– Diario de Avilés. Avilés.
– La Voz de Asturias. Oviedo.
– La Nueva España. Oviedo.
– El Español. Semanario de los españoles para todos los españoles. Madrid.
[1] Mediados los años veinte, cambiarían su apellido por el del topónimo Figaredo, parroquia del municipio asturiano de Mieres del que era originaria la familia, y en el que se encontraban las concesiones mineras que su padre empezó a explotar en el S. XIX, origen de la fortuna y el imperio familiar
El 9 de junio de 1914 se jugó el primer partido de fútbol femenino en España entre dos combinados de un club llamado Spanish Girl´s Club, formado en Barcelona y organizado por Paco Brú Sanz (jugador del Barça y empleado del ayuntamiento de Barcelona, futuro seleccionador nacional en Amberes 1920). El presente artículo pretende recuperar la memoria de aquellas pioneras y rendirles un modesto homenaje ahora que se aproxima el debut de la selección española femenina en un Mundial.


El 11 de junio aparecía otra crónica en el Mundo Deportivo, ésta aún menos afortunada que las anteriores y repleta de comentarios machistas:
Los dos equipos del club (Montserrat y Giralda) prosiguieron con sus partidos amistosos durante la primavera y el verano de 1914. Tenemos crónicas diversas de nuevos encuentros, como el del 11 de junio (empate a uno), por ejemplo esta de El Diluvio el 12 de junio:
El 14 de junio en Sabadell (campo del Atlètic): Montserrat 4 – Giralda 1. Con homenaje y ovaciones en la ciudad vallesana incluídos. Crónica de El Diluvio el 17 de junio de 1914:
El 21 de junio viajaron a Mataró (campo del Tiro Nacional). El Diluvio informó el 26 de junio de 1914 sin dar el resultado:
El 29 de junio disputaron un nuevo encuentro en Barcelona (campo del España) con victoria del Montserrat 2-1. Informó brevemente El Poble Català el día 30:
El 6 de julio de 1914 se disputaría el primer partido de fútbol femenino fuera de la provincia de Barcelona. En Reus (Tarragona) «ante numerosa y distinguida concurrencia»: Giralda 2 – Montserrat 0. Informó La Vanguardia el 7 de julio de 1914.
No tenemos más noticias del Spanish Girl´s Club. Parece que se negoció la posibilidad ya apuntada de que jugaran en Pamplona un partido que serviría para inaugurar el nuevo campo del Punching Club, pero no se concretó



Sin embargo, la tarea que tenía por delante Balmanya no iba a resultar fácil y, como era de prever, el equipo acabó la temporada en la última posición de la tabla con tan solo 17 puntos. El Real Zaragoza volvía a Segunda División.
Balmanya atacaba a su antecesor Berkessy en el semanario barcelonés “Dicen”, una vez consumada la dimisión del técnico gerundense como entrenador del Real Zaragoza. Estas fueron, íntegramente, las
“Sr. D. Eduardo Fuembuena.






































76 Simón Lecue Andrade. Arrigorriaga (Vizcaya). 11.02.1912




47 Eduardo Herrera Bueno “Herrerita”. Gijón (Asturias). 05.07.1914




18 Edmundo Suárez Trabanco “Mundo”. Baracaldo (Vizcaya). 22.01.1916







20 Epifanio Fernández Berridi “Epi”. Donostia. 24.04.1919

2 César Rodríguez Álvarez. León. 05.07.1920.
22 Silvestre Igoa Garciandía. Añorga-Donostia. 05.09.1920
45 Juan Araujo Pino. La Carolina (Jaén). 20.11.1920
83 Ignacio Eizaguirre Arregui. Donostia.07.11.1920


11 Agustín Gainza Bikandi. Basauri (Vizcaya). 28.05.1922
15 José Luis López Panizo. Sestao (Vizcaya). 12.01.1922
69 José Juncosa Bellmunt. Les Borges Blanques (Lleida). 02.02.1922
5 Juan Arza Íñigo. Estella (Navarra). 18.06.1923







7 Alfredo Di Stéfano Laulhe. Buenos Aires (Argentina). 04.07.1926

24 Adrián Escudero García. Madrid. 24.11.1927
72 Miguel González Pérez. Santa Cruz de la Palma (St.C.Tenerife). 27.04.1927
98 Laszlo Kubala Stecz. Budapest (Hungría). 10.06.1927
100 Vicente Seguí García. Valencia.13.12.1927
Pese a su indudable talento futbolístico, el nombre de Ramón Herrera, apodado “el sabio” ha quedado en un segundo plano ante el de su hermano pequeño, Eduardo Herrera, “Herrerita”. Se trata de uno de los jugadores con más personalidad que haya habido en nuestro fútbol. Su hermano, sí es una figura más divulgada. Contratado por el Oviedo cuando comenzó a despuntar en el Sporting, en un polémico fichaje del que ya se habló en Cuadernos de Fútbol su figura se engrandeció convirtiéndose en uno de los jugadores más grandes del fútbol astur. Internacional absoluto, firmó por el Barcelona una campaña al no poder disputar la competición el Oviedo, máximo goleador ovetense de la historia… Hasta la propia capital asturiana decidió ponerle su nombre a una calle.
Fuentes:









16 de septiembre de 1970
30 de septiembre de 1970
21 de octubre de 1970
5 de noviembre de 1970
10 de marzo de 1971
24 de marzo de 1971
14 de abril de 1971
28 de abril de 1971
2 de junio de 1971
El fútbol gaélico es un deporte de equipo originario de Irlanda, donde es el más popular junto con el hurling. Proviene de un antiguo deporte irlandés llamado caid y del que ya hay referencias en el año 1527. Aun así, hasta el 1884 no se establecen sus reglas gracias a la Gaelic Athletic Association (GAA).


El campeonato más antiguo del mundo es el All-Ireland Football Championship. Este es su palmarés.
Los partidos se celebrarán entre un equipo representativo irlandés y un equipo australiano, bajo las reglas de compromiso conocidas como las reglas del fútbol internacional. Las Reglas Internacionales se crearon para poder disputar partidos entre los equipos que practican el fútbol australiano y el fútbol gaélico. Hasta el momento las selecciones de Australia (australiano) y Eire (gaélico) son las únicas que han disputado encuentros bajo estas reglas. Las reglas del juego están hechas para mantener cierto equilibrio entre las reglas del fútbol gaélico y el fútbol australiano. Los cambios en las reglas están a cargo de la GAA (Gaelic Athletic Association) y AFL (Australian Football League). En la actualidad, estas son:
El terreno de juego es similar al del fútbol gaélico y el hurling. Tendrá forma de rectángulo con unas medidas de 145 por 90 metros.
Desde la base de los dos postes exteriores se traza una línea perpendicular a la línea de los 13m, la cual se une con la mencionada línea. A 3,8m del exterior de cada poste de la meta se traza una línea perpendicular a la línea de los 13m, la cual se adentra 4,5 metros en el terreno. Los extremos de estas líneas son unidos por otra, que totaliza 14m. El área de menor tamaño recibe el nombre de área o rectángulo pequeño, mientras que el mayor recibe el nombre de área o rectángulo grande.
El resultado final de cada partido se detalla con el formato goles-overs-behinds (total). Por ejemplo, «
Palmarés:
La disputa de las Series de las Reglas Internacionales es entre la selección australiana de fútbol australiano, también conocido como footy o aussie rules, seleccionada por la Australian Football League (AFL) y la selección irlandesa de fútbol gaélico, seleccionada por la Gaelic Athletic Association (GAA). Ambas selecciones se convierten en esta ocasión excepcional en las selecciones australiana e irlandesa de reglas internacionales (international rules football team).
Croke Park es propiedad de la GAA y es el templo de los juegos gaélicos. Tiene una capacidad de 82300 espectadores y está situado en Dublín. En él se celebran deportes como el fútbol gaélico y el hurling. Hasta 2007 (11-2-2007 no se disputó un partido de rugby) la GAA tenía prohibida la disputa de encuentros de deportes británicos como fútbol y rugby. Cuando en 2007 el estadio de Lansdowne Road fue demolido la GAA permitió que fuese utilizado para ello, a pesar de las protestas de los puristas irlandeses.
Patear
Pase con la mano
4. Los principales métodos de defender a un jugador son los siguientes:
Anotación
La selección gallega disputó el Mundial, siendo encuadrada en el grupo formado por Argentina, Sudáfrica y Golfo Pérsico. También acudió la selección femenina. En este campeonato hubo un solo grupo. También se dispuitó el Mundial de Clubes, este con la participación de los campeones de las distintas confederaciones (Europa, Gran Bretaña, Nueva York, resto de Estados Unidos, Canadá, Australasia, Asia y el organizador, el campeón de Oriente Medio.
Primera referencia a la GAA en prensa española
No sabemos ciertamente si con anterioridad a lo actual se jugó en alguna ocasión al fútbol gaélico en España pero debemos recordar que desde hace siglos hay varios colegios irlandeses en España y que tanto el localizado en Valladolid como el de Salamanca jugaron al fútbol asociación, llegando incluso el último, Hamilton FC, a jugar un Campeonato de España. ¿Pudieron jugar gaélico en algún momento?. De momento no hay pruebas.
La mayor parte de los clubes españoles se encuentran en Galicia. Allá, Wenceslao García fue el pionero e impulsor del fútbol gaélico. En la actualidad es directivo de la Confederación Europea (Europe GAA) y comisionado para la Selección Galega.
https://www.youtube.com/watch?v=v72OBVn1_NU
Campeonato Ibérico masculino:
Campeonato Ibérico femenino:
La Asociación Galega de Futbol Gaélico (AGFG) nace el 9 de marzo de 2013 por la iniciativa de un pequeño grupo de equipos pioneros del fútbol gaélico en La Coruña; Fillos de Breogán, Irmandinhos A Estrada y Mecos O Grove. El club pionero de esta zona son los coruñeses Fillos de Breogán, fundados en 2010 Este club en realidad se llama A Coruña GAA pero para competir el equipo masculino utiliza el de Fillos de Breogán y el femenino Fillas de Breogán. Ártabros de Oleiros es su equipo filial.
El 16 de marzo de 2013 comenzó a andar la primera edición de la Liga Galega, una de las pocas existentes en Europa y que le da un reconocimiento muy importante en los estamentos de la GAA.

Existe otra variedad de fútbol gaélico en España que es llamado “mixto” que también mantiene una liga en Galicia y algún otro club en España. Esta variante es una escisión del juego que permite que los equipos estén compuestos tanto por hombres como mujeres.
Fuentes:
Todos los viajeros fallecieron. Veintisiete pasajeros más cuatro miembros de la tripulación: tres directivos del Torino (Sres. Arnaldo Agnisetta, Ippolito Civalleri y Egri Erbstein); el entrenador inglés Mr. Lesly Lievesley; masajista, Sr. Cortina; el organizador del encuentro, Sr. Andrea Bonaiuti; los periodistas Renato Casalbore (director de Tuttosport, de Turín), Renato Tosatti (de la Gazzetta del Popolo) y Luigi Cavallero (de La Stampa); el comandante del avión Sr. Meroni; el segundo piloto, Sr. Bianchardi; el radiotelegrafista Sr. Trangazzi y el mecánico Sr. D’Inca.
Después de aquel partido, quedaban cuatro jornadas por disputarse para finalizar la Liga. Los enfrentamientos establecidos por el calendario eran las escuadras de Fiorentina, Génova, Palermo y Sampdoria.
Alfio BALBIANO: Nacido el 17-2-1931. Jugó la jornada 36ª. Anteriormente había disputado la jornada 9ª. Posteriormente, jugó otros 12 partidos con Torino en la Serie A.
Para la segunda edición de la Copa de Europa de Naciones se produce un considerable aumento de inscripciones. Hasta doce países que no disputaron la Eurocopa de 1960 solicitan su participación en el torneo, lo que obliga a jugar una ronda clasificatoria previa a los octavos de final. El sistema de competición se mantiene igual. Eliminatorias a doble partido hasta conocer los cuatro semifinalistas, de entre los que se designará la sede para la fase final. Para la primera ronda, con 29 selecciones inscritas, son declarados exentos la Unión Soviética como campeona vigente y Austria y Luxemburgo por sorteo. En los trece emparejamientos resultantes apenas hay sorpresas. Tal vez, la eliminación de Inglaterra, futura campeona mundial, que sale goleada de París. El choque entre Bulgaria y Portugal necesitará de un desempate en Roma, para dar el pase a los búlgaros, mientras la eliminatoria Albania-Grecia no llegará a jugarse. Los griegos se habían retirado por motivos políticos. Finalmente, Suecia, Dinamarca, Hungría, España, Bulgaria, Francia, Albania, República de Irlanda, Irlanda del Norte, Alemania Oriental, Holanda, Yugoslavia e Italia, lograrán pasar el corte.

Mariano García Remón. Guardameta


Ángel Pérez García. Defensa


Antonio García Navajas. Defensa

Rafael García Cortes. Defensa


Francisco García Hernández. Centrocampista
Como suele decirse vulgarmente, Daucik había dejado muy alto el listón tras la triunfal campaña 1951-52, cuya brillantez tardaría más de medio siglo en reeditarse en Can Barça. Cierto también que contaba con un capital deportivo y humano excepcional, que para la temporada 52-53 va a presentar los siguientes efectivos a sus órdenes: Ramallets, Velasco, Caldentey, Roselló, Martín, Biosca, Brugué, Curta, Seguer, Segarra, Gonzalvo III, Bosch, Maristany, Flotats, Basora, Hanke, César, Aloy, Kubala, Vila, Escudero, Aldecoa, Moreno, Manchón, Gracia y Boada. Son novedad respecto al curso anterior los guardametas Caldentey y Roselló, el central Brugué, los volantes Maristany y Flotats (este último procedente del Español), y los delanteros Hanke (un jugador de origen checoslovaco que militaba en el fútbol colombiano), Gracia y Boada, mientras que causan baja Calvet, Szegedi, Ferrer y Nicolau. También hay una importante novedad sentada en el palco, pues Agustí Montal i Galobart ha cedido la máxima magistratura barcelonista el 16 de julio de 1952 a su vicepresidente Enrique Martí Carreto, otro importante empresario del gremio textil.
1953-54: UN AÑO SIN TÍTULOS, Y ADIOS A CAN BARÇA