Historia de la International Football Association Board – I Reunión (1886)

Libro de Actas

La primera asamblea de la International Board se celebró en los salones de la Football Association en Londres, el miércoles 2 de junio de 1886. Estuvieron presentes el comandante Marindin (que ocupó la presidencia) y C.W. Alcock (quien actuó como secretario) representando a Inglaterra; los señores R. Brown (presidente) y A. Kennedy (vicepresidente) de la Asociación Escocesa; los señores A. H. Hunter (secretario) y Roberts de la Asociación Galesa y los señores J. Sinclair (vicepresidente) y J. McAley (secretario) de la Asociación Irlandesa.

Una vez que el comandante Marindin dio a conocer el orden del día la asamblea procedió a elaborar los estatutos de la International Board, siendo adoptados los siguientes (Ver tarjeta)

El comandante Marindin deseaba que el congreso homologara la siguiente resolución, a saber: «Que los jugadores no llevarán ningún tipo de saliente en las suelas o en el tacón de sus botas con la excepción de tiras de cuero lisas de un patrón autorizado».

Gales respaldó la propuesta pero, ante las reticencias de Escocia e Irlanda, finalmente la moción fue retirada.

Con discursos de agradecimiento al presidente y al secretario se dio por concluido el acto.

EL CALZADO EN EL REGLAMENTO DE FÚTBOL

Entendemos que siendo esta la primera entrega cuyo propósito será el de establecer una comparación entre los más antiguos textos reglamentarios emanados de la IFAB y los actuales oficiales, es preciso realizar un ejercicio que presupone una aclaración básica pero ineludible y que es que hay que tener en cuenta que quienes fueron pergeñando las leyes del juego eran quienes, con la práctica activa de ellos mismos, daban por sentados principios que eran para ellos obvios.

Decía Sir Percy Royds en su monumental obra «La historia de las reglas del rugby» que no había que sorprenderse por lo incompleto del enunciado de ellas en un comienzo, ya que ésa precariedad estaba vinculada a que quienes practicaban el juego se «presuponía poseían un conocimiento práctico» del mismo.

Lo mismo sucedía en el incipiente football association, donde los mismos que lo jugaban -quizás hasta sin saberlo- estaban escribiendo los primeros capítulos de las reglas que lo regirían.

Si bien reconocemos el año de 1863 como el de la redacción del primer reglamento, base de nuestro deporte actual, el que pasó a ser acatado por quienes lo diseñaron, nada menos que los integrantes de la recientemente fundada Football Association, de la que fue su primer Presidente don Arthur Pember, un destacado abogado londinense, lo cierto es que su loable preocupación fue la de distinguir los principios básicos de dos deportes que se iban diferenciando notoriamente como lo eran el fútbol y el rugby. No había tiempo para las minucias y éstas debieron esperar.

Cuando se funda la International Football Association Board (IFAB) en 1882, aunque comienza a funcionar en 1886  presidida en primera instancia por George Marindin, aparece por fin el ente que resultará el regulador de las leyes del juego en forma definitiva.

Pasando al análisis del acta de la primera reunión que hemos trascripto más arriba, podemos observar que la primera ponencia referida a las reglas de juego se refiere concretamente a eliminar la peligrosidad del calzado a utilizar por los jugadores.

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Esta inquietud, que como hemos visto no tuvo repercusión como para su tratamiento, sirve para marcar de todos modos una constante que mantendrá desde entonces el Reglamento de Fútbol y que está relacionada con la protección del físico de los participantes en el juego.

Así es como desde hace largos años, la actual regla 4 en su primer párrafo determina la prohibición del uso de objetos peligrosos para los demás jugadores, concepto ampliado en 1997 al propio usuario.

En lo relativo al calzado permitido para la práctica, es curioso el contrasentido de conceptos al existir resoluciones como las de la IFAB del 22 de junio de 1952, cuando contestando una inquietud de la Federación Alemana aclara que «no es obligatorio el calzado», mientras que la citada regla 4 le dedicaba una enorme extensión a la descripción de las exigencias del mismo.

Así podíamos observar largos párrafos detallando que las tiras que se podían apreciar en las suelas debían ser «de cuero o caucho, transversales y llanas, de 12,7 mm. de largo como mínimo y redondeadas en sus extremos», los tacos «de cuero, caucho, aluminio, plástico o material similar, redondos y planos y con un diámetro mínimo de 12,7 mm, con alvéolos de metal interiores y sin salientes»y las tiras y tacos combinados «únicamente aplicadas en las suelas y de no más de 19 mm de espesor».

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Para complementar estos conceptos aparece en 1959 el Comité de Arbitraje de  FIFA (hoy Comisión de Arbitraje) recomendando al árbitro diligencia en controlar el estado de las botas. La IFAB hace suya esta recomendación mediante una decisión de 1990.

Paralelamente a esta situación, año a año una decisión IFAB insistía en la no obligatoriedad del uso de las botas o botines, siempre que no se permitiera la presencia simultánea en campo de jugadores con ellos y desprovistos de ellos, ratificando lo ya expresado de la preocupación por el posible daño al que se podrían exponer quienes se presentaran sin protección en sus pies.

Ya hacia fines de la década de 1970 se observa lo anacrónico de la redacción de la regla 4 sobre este tema, especialmente cuando se indica como obligatorio que -en caso de utilizarse botines- estos deberán mostrar un mínimo de diez tacos de 10 mm como mínimo de ancho. Y es que ya en vísperas del Mundial 1978 se podía leer en publicidades sobre botas para fútbol una extensa gama de ofertas que incluían suelas con no más de ocho tacos.

Esto provocó que la IFAB tras algún tiempo reaccionara y entendiera que era inútil seguir con las antiguas exigencias ante el avance de la tecnología en el diseño y la confección del calzado.

Y es que así se le llamó en las reglas: «calzado» desde 1980.

En 1990 se produce un cambio total en la redacción de la consabida regla 4 y se introduce el concepto de «equipo básico obligatorio» para el jugador, que hasta entonces sólo tenía carácter de decisión de la IFAB. El mismo queda constituido por la camiseta, el pantalón corto, las medias, EL CALZADO y las espinilleras, siendo este último elemento incorporado ese año.

Desde entonces el calzado ha devenido de uso obligatorio. Sin embargo, la regla no ha caído en la tentación de largas descripciones sobre su diseño o confección. Simplemente habrá que ceñirse a que debe ser un calzado PARA fútbol y a lo establecido por el párrafo primero de la regla que condiciona su aceptación por parte del árbitro, quien juzgará si existen dudas sobre su peligrosidad para quien lo usa o los demás jugadores.

De los elementos exigidos para el equipo básico obligatorio, es innegable que el calzado es el que presenta mayores posibilidades de constituirse en fuente de riesgos para quien lo usa o el resto de los participantes, por lo que aparece como muy razonable que los árbitros extremen el celo en su control previo a los encuentros o cuando un jugador resuelve cambiarlo en su transcurso.




¿Cuándo se creó el Sevilla F.C.?

En los últimos años se ha vivido una fuerte controversia sobre la fundación del Sevilla FC que puede repasarse en infinidad de blogs, foros, artículos de prensa y libros. Un grupo muy activo de historiadores sevillistas (D. Carlos Romero, D. Juan Luis Franco, D. José Manuel Ariza, D. Juan Castro Prieto y otros) ha sacado a la palestra un gran número de hallazgos procedentes de archivos y hemerotecas sobre el club de fútbol que existió en Sevilla entre 1890-1892 y han desarrollado la hipótesis de que se trata del mismo Sevilla FC de 1905 y, por consiguiente, de la actualidad. Frente a esta teoría se ha alzado otro no menos activo grupo de historiadores del entorno del Betis (D. Juan Antonio Zancarrón, D. Iñigo Vicente, etc.) y del Recreativo de Huelva (con D. Antonio Bálmont a la cabeza) argumentando que en ningún caso el Sevilla de 1890 puede identificarse con el de 1905 y llegando más lejos al afirmar que el Sevilla FC se fundó en 1908 y que la Sociedad de Football creada en 1905 era un club distinto.

Es realmente admirable la laboriosidad de estos investigadores, como «rebuscador de prensa y cosas» (tal y como, despectivamente, nos han definido) me identifico con todos ellos y les agradezco su trabajo. Si en todas las capitales españolas tuviéramos grupos como los que hay en Sevilla y todos nuestros archivos y hemerotecas estuvieran tan «peinados» como los de la capital andaluza la historia del deporte español no tendría tantas zonas de penumbra.

En el trasfondo de la polémica se esconde la cuestión del Decanato. Del Decanato del fútbol español en general y del sevillano en particular. Hemos vivido polémicas similares sobre la fundación de otros clubs e incluso sobre la RFEF o el COE.

Cada artículo defendiendo una teoría ha tenido respuesta de los oponentes y viceversa, se ha llegado a un enfrentamiento muy duro no exento en ocasiones de descalificativos personales y acusaciones de manipulación de documentos y pruebas. Ha sido tal el aluvión de información que puede resultar difícil tener una visión de conjunto en la actualidad. Algunas personas ajenas a la polémica pueden preguntarse por esta cuestión y perderse en un océano de foros y blogs e informes extensísimos de muchos folios. Tal vez sea momento de resumir los puntos de debate y exponer los argumentos de unos y otros. Y de dar una respuesta estrictamente personal a la pregunta ¿cuándo se fundó el Sevilla FC?

Soy consciente de que entro en terreno minado y que este artículo va a ser examinado con lupa y voy a recibir más palos que una estera, pero vamos a intentarlo. Tan sólo me gustaría recalcar que las conclusiones a las que llegue en este artículo serán personales y en ningún caso del CIHEFE como grupo y explicar que no soy simpatizante de ninguno de los clubs «afectados» (Sevilla FC, Real Betis, Real Club Recreativo) ni tengo interés o preferencia alguna en que el Sevilla FC sea más o menos antiguo.

Pero basta de excusas, excusatio non petita, accusatio manifesta.

Vamos al lío:

– El Club de Football de Sevilla de 1890.

Las últimas evidencias sobre el Club de Football de Sevilla fundado en 1890 por los británicos residentes en la capital andaluza localizadas en hemerotecas extranjeras (especialmente en el diario escocés The Dundee Courier and Argus) son muy importantes y demuestran que dicho club llegó a estar mejor organizado de lo que creíamos.

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Porque es de justicia recordar que ya era conocida la existencia de este equipo y la disputa del famoso partido del 8 de marzo de 1890 frente al Huelva Recreation Club en el Hipódromo de la Tablada. En un libro clásico como la Enciclopedia General de los Deportes editada por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes en 1954 encontrábamos ya reseña de dicho partido. En este libro cada club o federación ofrecía sus datos básicos y una breve nota histórica de su trayectoria. En el capítulo del Recreativo de Huelva leemos esto (Pág.950):

«Buena prueba de ello la tenemos en el partido jugado en Sevilla el día 8 de marzo de 1890 entre el Huelva Recreation Club y un equipo formado por la colonia inglesa de aquella capital, cuya noticia daba el periódico «La Provincia», de Huelva, en su número correspondiente al día 12 de marzo. Dice así: «El día 8 del actual salieron con dirección a Sevilla veintidós socios del Huelva Recreation Club, para jugar un partido de «foot-ball» con los ingleses residentes en aquella capital.» Este partido, afirma el periódico, es el primero que de tal deporte se juega en España.»

Significativamente, en el capítulo dedicado al Sevilla FC en la misma obra (Pág.869), se explican los orígenes de dicho club sin citar al equipo de 1890:

«Algunos ingleses residentes en Sevilla, consiguieron interesar a algunos jóvenes en el deporte del fútbol, hacia 1900, cuando aun no existía ninguna peña o club deportivo en Sevilla…»

Este primer club sevillano de fútbol disputó seis encuentros entre 1890 y 1892 siempre frente a sus vecinos y (mayoritariamente) compatriotas de Huelva. A partir de 1893 desaparecen sin dejar rastro. La hipótesis que afirma que a pesar de no disputar partidos siguieron existiendo como sociedad y que en 1905 se regularizaron está basada (además de en la similitud del nombre) en lo siguiente: uno de los fundadores del Sevilla de 1905 (Charles Langdon) era hijo de uno de los linieres del partido del 8 de marzo de 1890 (el doctor Langdon) y existen fotos muy posteriores en las que aparecen juntos directivos del club de 1890 y de la sociedad de 1905.

Los críticos lo consideran insuficiente y recuerdan que tenemos un lapso de tiempo extenso (1893-1905) entre los dos clubs y los fundadores de 1905 no conocían el precedente de 1890 o lo habían olvidado pues nunca lo citaron en sus memorias o declaraciones.

– La Sociedad de Football de Sevilla de 1905.

Está muy extendida y es comúnmente aceptada la fundación del Sevilla FC en 1905. Concretamente el 14 de octubre de 1905.

Diario Sevilla, 12-9-1905

Diario Sevilla, 12-9-1905

Existen referencias en prensa a la fundación de la Sociedad de Football de Sevilla, testimonios de protagonistas como José Luis Gallegos o Luis Ybarra y Osborne y así aparece reflejada esa fundación en 1905 en los Estatutos del Sevilla FC de 1914.

Sin embargo no tenemos inscripción en el Registro de Asociaciones hasta el 4 de marzo de 1909. Se justifica esta tardanza en el incendio que en 1906 destruyó el Gobierno Civil y sus archivos y forzó a una segunda inscripción tras haberse perdido la primera efectuada en 1905.

Desde otros sectores se afirma que esta Sociedad de Football de 1905 y el Sevilla FC de 1908 son sociedades diferentes y lo fundamentan en noticias de prensa de 1908 en las que se anuncia la fundación del club, el testimonio de familiares y allegados de José María Miró Trepat que le recordaban como «fundador» del Sevilla FC y dudas sobre la inscripción en el Registro de Asociaciones e incluso sobre los Estatutos de 1914.

El Mundo Deportivo, 18-11-1908

El Mundo Deportivo, 18-11-1908

Lo cierto es que existen argumentos para defender las dos posturas, aunque el nombre exacto «Sevilla Foot-ball Club» no aparece en prensa hasta 1908 y previamente se habla de «la Sociedad de Foot-ball de Sevilla».

Se tratara o no de la misma sociedad es innegable que la llegada a Sevilla (en busca de un clima más favorable a su salud) de José María Miró Trepat (Montevideo, Uruguay, 15 de septiembre de 1872) supuso una reorganización del fútbol en la ciudad gracias a su entusiasmo y su patrimonio. Miró Trepat ya había sido presidente del Español de Barcelona y había financiado su primer estadio junto al Hospital Clínico, en Sevilla repetiría al financiar el Campo del Mercantil. José María Miró fue un sportman integral y llegó a ser olímpico en tiro en Amberes 1920, pocos clubs pueden presumir de contar con un deportista olímpico entre sus presidentes.

Sobre la inscripción en el Registro en 1909 y el incendio de 1906 los defensores de la «hipótesis 1908» argumentan que las sociedades que ya estaban inscritas antes del incendio pudieron conservar su antigüedad al inscribirse de nuevo en el Registro reconstruido.

Y el Sevilla FC no lo hizo. No defendió que era de 1905 y ya estaba inscrito. Aunque siempre tendremos la duda de si dicha reclamación no se realizó por desidia o desconocimiento.

El tema de los Estatutos de 1914 es más complejo (si cabe). Ya que dichos estatutos contienen un error flagrante que tiene difícil explicación.

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«Con aprobación del ex-gobernador de la provincia de Sevilla, excelentísimo Sr. D. José Contreras Carmona, en catorce de Octubre de mil novecientos cinco…»

Una frase literal (cambiando nombres y fechas) a la que figura en los Estatutos del FC Barcelona de 1911 que sirvieron de inspiración:

«Con aprobación del ex-gobernador de la provincia de Barcelona, Excmo. Sr. D. Francisco Manzano en dos de diciembre de 1902…»

El problema es que D. Francisco Manzano era el gobernador civil de la provincia de Barcelona el 2 de diciembre de 1902, pero D. José Contreras Carmona NO lo era de la provincia de Sevilla el 14 de octubre de 1905. Había dimitido el 20 de enero de 1905 siendo substituido por Manuel Cano que a su vez fue substituido por José de Laguardia el 1 de julio de 1905. El gobernador civil de la provincia de Sevilla el 14 de octubre de 1905 era el señor Laguardia, no el señor Contreras que se había marchado nueve meses antes. Este baile de gobernadores recuerda aquella frase del alcalde en la novela de Edmond About: «El señor Prefecto, que siempre ha tenido para con nosotros igual benevolencia, aunque lo hayan cambiado varias veces desde 1846…»

He encontrado entre los historiadores sevillistas dos explicaciones a este aparente error: la primera (cuyo autor es D. A. Ramírez) dice que el Sr. Contreras era el gobernador cuando se presentaron los estatutos pero ya no lo era cuando se produjo la inscripción…Resulta difícil de aceptar este retraso de nueve meses. En todos los casos que conocemos el proceso era rápido.

La segunda (de D. Carlos Romero) posible explicación es la que afirma que la expresión «ex-gobernador» indica que el Sr. Contreras había dejado de ser gobernador el 14 de octubre de 1905 pero había asesorado al Sevilla FC en la redacción de los estatutos en su calidad de jurista. Basta comparar con los Estatutos del FC Barcelona de 1911 para entender que la expresión «ex-gobernador» indica que no es el gobernador en 1911 (o en 1914 en el caso del Sevilla) pero que sí lo era cuando los estatutos fueron aprobados.

Desde los sectores más críticos con este error en los Estatutos del Sevilla FC de 1914 se habla abiertamente de falsificación (posiblemente efectuada hacia 1960). Personalmente no tengo por costumbre acusar a nadie de delitos (aunque hayan prescrito) como falsedad documental o prevaricación si carezco de pruebas y además me resulta difícil creer que alguien llevara a cabo (en 1960, nada más y nada menos) algo así sólo para poder decir que su club es tres años más antiguo de lo que es. Me inclino por un error cometido en 1914.

También se ha incidido en el hecho de que los responsables del Sevilla FC en 1913-1914 cuando se redactan estos estatutos con José Luis Gallegos a la cabeza fueran los responsables de la Sociedad de 1905 podría explicar su afán por reivindicar su papel fundador y ningunear a Miró Trepat. Al fin de cuentas era un forastero que apenas vivió unos pocos años en Sevilla.

– Conclusiones

Existió un Club de Football de Sevilla fundado en 1890 que desaparece de la prensa en 1893 y se fundó una Sociedad de Football de Sevilla el 14 de octubre de 1905. La hipótesis que defiende que se trata del mismo club que fue fundado de facto en 1890 y de iure en 1905 parece lejos de ser demostrada. El principal hándicap es la falta de continuidad, la ausencia de partidos durante doce años y el hecho de que los fundadores de 1905 desconocían el antecedente de 1890-1892. Los defensores de la teoría 1890 llevan a cabo una aplicación del argumentum a silentio. Como no hay noticias de que el Club de Football de Sevilla de 1890 se hubiera disuelto defienden que siguió existiendo aunque no desarrollara actividad alguna durante años. Podría aplicarse idéntico argumento a la inversa (y creo sinceramente que sería más lógico): la total ausencia de noticias indica la desaparición del club.

Tenemos un caso parecido al Club de Football de Sevilla de 1890-1892 en Barcelona: la Sociedad de Foot-ball fundada por los ingleses de la Ciudad Condal en 1893 (que previamente jugaban como equipo de la Iglesia Metodista) y que desaparece en 1896, aunque en este caso sus jugadores siguen disputando partidos como «Equipo Inglés» o «Equipo de la Colonia Inglesa» hasta que se fusionan el 13 de diciembre de 1899 con el recién (29 de noviembre) fundado FC Barcelona. Infinitamente mayores son los vínculos entre la Sociedad de Foot-ball de Barcelona de 1893 y el FC Barcelona de 1899 que los que se han demostrado hasta la fecha entre el Club de Football de Sevilla de 1890 y la Sociedad de Football de Sevilla de 1905 y, sin embargo, no afirmamos que se trate de la misma entidad. Es un antecedente importante y directo, pero no la misma sociedad.

Si forzamos los argumentos y aplicamos un sesgo o prejuicio que nos lleva a priorizar las pruebas que avalan nuestra hipótesis y a despreciar las que lo cuestionan resulta fácil afirmar que el Sevilla es de 1890 por una mera cuestión de similitud de nombre, coincidencia geográfica y correlación coincidente. Post hoc, ergo propter hoc.

Obviamente sí aceptamos este tipo de razonamiento podemos afirmar que el FC Barcelona es de 1893 (o incluso anterior) y el Gimnàstic de Tarragona de 1863, etc. ya que les conocemos antecedentes directos de esas fechas. Puede ser una deriva peligrosa.

Pero aunque no crea (por ahora al menos) que el Sevilla FC sea de 1890 no puede descartarse al 100% que los investigadores sevillistas logren aportar pruebas en el futuro que demuestren esa continuidad entre 1893 y 1905. Llegado ese día no tendré inconveniente alguno en así reconocerlo y felicitarles. Siempre he celebrado la respuesta de John Maynard Keynes cuando le reprocharon haber cambiado de opinión sobre un tema: «When my information changes, I alter my conclusions. What do you do, sir?»

¿Pero entonces cuándo se funda el Sevilla FC?, ¿en 1905 o en 1908? Pues, sinceramente, no lo sé con certeza. Veamos lo que tenemos:

– Tenemos noticias de la fundación de un club de football en Sevilla en 1905 y testimonios de directivos (José Luis Gallegos, Luis Ybarra) que así lo avalan.

– Tenemos la información que nos proporcionan los Estatutos de 1914 que por otra parte contienen un gran error (la identidad del gobernador civil el 14 de octubre de 1905) que ya hemos comentado.

– Tenemos una inscripción en el Registro de Asociaciones el 4 de marzo de 1909 [para más inri en la misma página que el Betis (asiento 283) pero con posterioridad (asiento 288)] pero sabemos que el Gobierno Civil de Sevilla se había quemado en 1906 con los archivos y los libros que contenían las inscripciones realizadas hasta la fecha.

– Tenemos noticias de 1908 que hablan por primera vez del «Sevilla Foot-ball Club» con esta expresión exacta y de su reciente constitución y tenemos numerosos testimonios que recuerdan a José María Miró Trepat como fundador del Sevilla FC en 1908.

Tenemos, por lo tanto, pruebas directas e indirectas contradictorias. Tenemos pruebas que, aplicando el sesgo al que hacía referencia anteriormente, nos permiten afirmar con rotundidad que el Sevilla FC es de 1905 o de 1908.

Depende de nuestros prejuicios y de nuestra hipótesis previa.

Como personalmente no tengo prejuicios ni hipótesis previa respondo a la pregunta «¿cuándo se fundó el Sevilla FC?» con la misma expresión que aportó alguien hacia 1937 cuando se le preguntó eso en el Gobierno Civil de Sevilla:

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«Se ignora». Lo ignoro.

Aunque el hecho de que 14 de octubre de 1905 sea una fecha mayoritariamente aceptada hasta fechas recientes legitima a su utilización apelando a la tradición y deberían ser los defensores de la fundación en 1908 los que tendrían (al igual que los de 1890) que demostrar su tesis aportando nuevas pruebas. Como un Acta Constitutiva. Por ejemplo.




Partidos amañados

Hace algún tiempo, Javier Tebas, abogado y exvicepresidente de la Liga de Fútbol Profesional, aseguró desde «Onda 0» estar convencido de que en nuestro deporte rey se amañaban partidos. Semejante aseveración despertaría cierta hostilidad en determinados medios. «Si tan seguro está de algo así, ¿por qué no toma medidas la organización a que pertenece o perteneció durante tanto tiempo?», se preguntaron unos. E incluso otros, volcando mucha más hiel: «¿Se puede saber qué hacen en la L.F.P., aparte de cobrar sueldos magníficos?. ¿Mirar hacia otro lado?». Pero lo cierto es que Tebas añadió un apunte fundamental, omitido alegremente en ciertos foros. «Estoy convencido de que se adulteran partidos -dijo-. Pero una cosa es la certeza moral y otra muy distinta la certeza jurídica. Hay que demostrarlo».

Muy cierto. Nuestro fútbol ha visto apaños, chanchullos, trueques y transacciones más propias de trilero que de ejecutivo, no ya desde que desembarazándose de falsos pudores arrinconase el amateurismo marrón para abrazar la profesionalización, sino incluso antes, cuando, al menos en teoría, imperaban la autoestima y el amor a los colores. Entonces, al igual que iba a ocurrir en decenios posteriores, resultaba poco menos que imposible demostrar la evidencia. ¿Quién, o quiénes iban a aportarla?. ¿Los mismos que se vendían?. ¿Y cómo?. ¿Confesando su indignidad?. ¿Devolviendo lo ingresado, hincándose de rodillas ante la afición y, naturalmente, haciendo las maletas de inmediato?. Los chanchullos quedaban una y otra vez en agua de borrajas, porque los héroes en general no abundan.

Javier Tebas, todo un experto en los pecados del fútbol. Seguro que no le faltaban razones para expresarse como lo hizo.

Javier Tebas, todo un experto en los pecados del fútbol. Seguro que no le faltaban razones para expresarse como lo hizo.

Desde esta misma página se han apuntado situaciones mucho más que sospechosas, si bien carentes de esa «certeza jurídica». Vayan ahora un par de casos más, separados por sus buenos 30 años y circunscritos no a entidades de postín, sino a la modestia más genuina. Evidencia de que la compraventa afectaba, y en buena lógica debe seguir afectando, a cualquier categoría.

Allá por los años 40 del pasado siglo, las competiciones de 2ª y 3ª División eran un puro galimatías. Con las infraestructuras en un estado calamitoso, autobuses quemando gasógeno y trenes que jamás llegaban a la hora, desde la FEF se entendió imprescindible recortar los traslados para el fútbol de bronce, ahorrándole, de paso, dispendios que su depauperada economía tampoco hubiese podido afrontar. Consecuentemente, se formaron grupos reducidos, donde casi todos los choques serían de máxima rivalidad. Ligas, en resumen, con 10 competidores a doble vuelta, y 18 partidos. Competiciones tan breves que forzosamente debían complementarse. Así, concluida esa liga regular, se disputaba otra «Liga Intermedia» entre los mejor clasificados de grupos de proximidad. Y finalmente, para los gallitos de este segundo torneo y los descolgados de 2ª División, una definitiva tercera fase, denominada «de ascenso». Ese fue el marco donde se desenvolvía el Albacete la ya remota edición liguera 1946-47.

Tras sumar 68 goles en la primera fase o Liga Regular, con un promedio próximo a los 4 por partido, obtuvo su clasificación, junto al Tomelloso, para la fase intermedia. Y allí, en la penúltima jornada de, fue donde estalló el gran escándalo, en choque trascendental con la Cultural Leonesa.

Al término del primer tiempo vencían los leoneses con todo merecimiento por 3-1. Sin ser el suyo exactamente un paseo, lo cierto es que habían apabullado a los manchegos. En el vestuario, las preceptivas filípicas del entrenador derrotado, alguna fugaz visita de directivos y un chorrito de agua milagrosa para los magullados. El grito de conjurados y otra vez a jugar. ¿A jugar?. No exactamente, al decir de los cronistas, por cuanto respecta a los muchachos de la Cultural. Su acometividad del primer tiempo parecía haberse esfumado. No corrían, o cuando se decidían a hacerlo ni siquiera llegaban al balón, perdían pelotas fáciles, no apoyaban al compañero en las escasas jugadas… Un bochornoso espectáculo aromatizado de tongo, hasta para el mismísimo árbitro, que habría de reflejar en su acta un 3-5 final.

Los albaceteños, sin embargo, no pudieron saborear la «victoria», puesto que desde la FEF se empleó jarabe de palo, previa investigación del Comité de Competición a espaldas de ambos clubes, hurtándoles de ese modo la posibilidad de emplear argumentos en su defensa:

«En virtud del acuerdo del Comité de Competición, y por haber incurrido en faltas previstas en la Circular número 3 de la temporada 1945-46, epígrafe «sesiones de juntas-resultados irregulares», los clubs C. D. Leonesa y Albacete Balompié fueron excluidos de la competición cuando faltaba por jugar un partido, cuyos puntos se adjudicaron, según lo previsto en el art. 235 del Reglamento, a los respectivos contrarios, R. Valladolid y S. Gimnástica Lucense».

En román paladino, el Albacete, aspirante a la fase de ascenso, quedaba en la cuneta y con su historial por los suelos, como presunto autor de soborno.

Las cosas, por supuesto, no terminaron ahí. Heridos en su orgullo, sintiéndose víctimas de una «grave injusticia», toda la localidad manchega se puso en pie de guerra. Cerraron los comercios, hasta 20.000 vecinos con pancartas contra la Federación o el Comité de Competición, y gritando «¡Injusticia, Injusticia!», se arracimaron en manifestaciones teóricamente espontáneas. Algo semejante a lo ocurrido en Vigo y la ciudad de la Giralda sesentaitantos años después, cuando Sevilla C. F. y Real Club Celta fueron descendidos a 2ª por incumplimiento económico. Y como habría de acontecer con Celta y Sevilla, también al Albacete se le doró en parte la píldora.

Alcanzó tal nivel la revolera manchega que el propio gobernador civil, Antonio Rodríguez Costa, intervino para apaciguar a los manifestantes. En realidad, el hombre estaba atrapado entre dos fuegos. En pleno franquismo de mano dura, con las manifestaciones prohibidas, si no eran jaleando al caudillo, tipificado como delito cualquier congregación de más de 6 personas en la vía pública, 20.000 enojados ciudadanos agitando pancartas podían ser vistos como una auténtica provocación. Bien mirado, Rodríguez Costa sólo hubiera podido tomar dos caminos: el de la fuerza, perdiendo cualquier rasgo de representatividad ante sus administrados, o el de la templanza, aderezada de buenas palabras. Y, hombre inteligente, se decantó por cuanto menos le comprometía.

Él mismo coordinó gestiones ante altas instancias del régimen, dando finalmente su visto bueno a una comisión del club deseosa de ser escuchada por miembros de la FEF y hasta -al menos así se pretendía- por el propio general Moscardó, Delegado Nacional de Deportes. Para que nada faltase, el «Diario de León» se sumaba a la cacofonía, recogiendo en sus páginas una velada coz al Salamanca, favorecido por la resolución federativa, y muy en especial a su presidente:

«Se ha clamado por la justicia y se ha aplicado a presuntos vendedores y compradores de partidos, pero, ¿quién la aplica al presidente del Salamanca, al que le ha costado 12.000 ptas. el acceso a la fase final?».

Aún siendo aquellos tiempos de autocensura, de pensar muy bien lo que se escribía, puesto que entonces jefes de redacción y subdirectores leían cada texto antes de pasar a la linotipia, algunos diarios nacionales hicieron memoria sobre otros casos con implicación de clubes más poderosos, a los que no se aplicó tanto correctivo. Entre tanto, conocedores de que desde altos estamentos políticos se pensaba levantar las sanciones para no enturbiar más los ánimos, la junta directiva de la FEF decidía presentar su dimisión, como protesta. El caso, en efecto, fue revisado, quedando sin validez la expulsión de manchegos y leoneses. Pura patraña, si se mira bien. Floritura de capote, sin asomarse a los cuernos del toro. Porque la realidad fue que aquellos dos partidos suspendidos no se jugaron nunca, que Valladolid y Salamanca pasarían a la siguiente fase, en detrimento del Albacete, si bien ninguno de los dos alcanzara en primera instancia el ascenso a 2ª División. Sólo de rebote, tras promocionar con el Real Santander -Franco había abolido las denominaciones extranjeras, como Sporting, Athletic o Racing-, los vallisoletanos pudieron colarse en el fútbol de plata por la gatera. Para mayor insatisfacción manchega, el secretario general, Sr. Cabot, se reafirmaba y desdecía en el mismo párrafo del acuerdo definitivo, al redactar: «Queda en suspenso la eliminación de los clubs, pero la Circular tercera de los estatutos se ha aplicado con justicia».

Nunca pudo aclararse quién y a qué precio compró aquel partido en León, por más que aún faltando «convicciones jurídicas», como probablemente matizara hoy Javier Tebas, todo apunte a la existencia de compraventa. Se dijo en voz no muy alta, esparciéndose luego como rumor, que el soborno pudo haberlo realizado un gran aficionado a la caza y la pesca, con cargo en los Sindicatos. Presunción a la que, de cualquier modo, tampoco se quiso bautizar con nombre y apellido.

Treinta y dos años más tarde, durante la competición liguera correspondiente a 1978-79 y también en la provincia leonesa, tuvieron lugar otros hechos cuajados de características rocambolescas.

Mario Rolando Castro Fernández, para el fútbol Rolando, acababa de aprobar las oposiciones de Magisterio y tuvo que trasladarse a Avilés, donde se le adjudicó  destino. Jesús Tartilán, entrenador de la actualmente aletargada Unión Deportiva Cacabelense, conocedor de sus virtudes sobre el césped, le animó a fichar por el equipo. Lógicamente sólo podría desplazarse a Cacabelos o donde los bercianos rindieran visita, el mismo día del partido. Y como ejercitarse por su cuenta, sin método ni aplicación táctica, siempre es complicado, gestionó con la directiva y técnicos del Avilés incorporarse a los entrenamientos de aquel elenco. Pintoresca situación, puesto que leoneses y avilesinos compartían grupo de 3ª División.

Rolando, centrocampista organizador nada despreciable, sólo se incorporó a la U. D. Cacabelense bien avanzada la primera vuelta del Campeonato, pero aún así no se libraría de vivir un formidable esperpento. Todo se produjo en los estertores de la competición, cuando S. D. Ponferradina, Deportivo Gijón y Real Avilés C. F.  pugnaban por el primer puesto y los avilesinos debían visitar el campo de Cacabelos. «Esa semana entrené con toda normalidad, aunque a lo largo de la misma surgieran bromas por parte de los jugadores del Avilés, diciéndome que no me esforzara demasiado -narró el protagonista, ya retirado, a José Cruz Vega Alonso-. Pero sin más trascendencia. Yo había hablado con la directiva de la Unión, solicitando algún obsequio para el Avilés, por lo bien que se habían portado conmigo, y de hecho se acordó entregarles unos estuches de vino a cada desplazado».

Llegó el día del partido y cuando Rolando entraba en el campo, un directivo asturiano se acercó a preguntarle si le interesaría jugar con ellos la siguiente temporada. Al contestar afirmativamente, puesto que iba a seguir otro curso académico en la villa avilesina, el directivo ya no anduvo por las ramas: «Pues mira, te prometo una buena ficha si durante el partido de hoy te inhibes lo suficiente y facilitas nuestro triunfo». Si bien el muchacho empezó tomándoselo a chacota, la insistencia del directivo le hizo comprender que hablaba absolutamente en serio. Incómodo, se lo quitó de encima asegurándole que si en su mano estaba, iba a realizar el mejor de los partidos.

Hallándose ya equipado, le llamó aparte el encargado de material del Avilés. Llevaba en la mano un talón con un buen importe, como prima para todos, y pese a escuchar otra negativa rogó lo comentase a sus compañeros, reiterando que el ofrecimiento de jugar con ellos la siguiente campaña seguía en pie. Además de volver a rechazarlo, esta vez se lo contó todo a Tartilán, quien, veterano del fútbol -incluso había militado en la liga estadounidense finalizando los 60- le recomendó no ocultarlo a la plantilla, en evitación de posibles males mayores. Así lo hizo y entre todos decidieron salir a ganar.

Román Tomás López, Román en las alineaciones de esa misma temporada, corroboraba el testimonio: «Tartilán dijo que si aceptábamos, no se sentaba en el banquillo. Nos pusimos de acuerdo en que había que salir a por todas». Y vaya si lo hicieron. Un penalti transformado por Berros otorgó la victoria al Cacabelense, para desesperación asturiana.

Tras el pitido final, el mismo directivo que formulase la primera oferta, quién sabe si temeroso de que el affaire saltase a la luz,  felicitó a Rolando por su actuación. «Además me pidió perdón, dando por bueno el resultado, porque creía que era mejor así. El martes siguiente volví a entrenar con los jugadores del Avilés, que no sabían nada, sin advertir durante el resto de la temporada ningún cambio en la relación que mantenía con aquel club».

La convivencia en cualquier vestuario, más aún si corresponde a clubes modestos, suele ser tan estrecha como para hacer difícil la observancia de secretos. Los futbolistas del Avilés no sabían nada entonces, pero acabaron conociéndolo todo. Y puesto que aquella temporada no estaban al día en cobros, montaron en cólera. No había dinero para satisfacer sus fichas, ¿y resulta que sobraba para sobornar adversarios?. ¿Acaso no hubiese sido mejor tenerlos motivados cumpliendo lo contratado?. Debían considerarles poco, si veían imposible el ascenso no mediando ayudas bajo mano. Resumiendo, la propia plantilla del Real Avilés acabaría aireando la mala ocurrencia de su directivo. «De no existir deudas, todo habría quedado tan sólo entre nosotros», concluía sabiamente Rolando, desde la atalaya del recuerdo.

Incontestable intento de soborno. Intento, nada más, porque quienes pudieron haberse vendido optaron por la honestidad, diciendo «no». Pero, ¿y si hubiesen aceptado el talón?. ¿Cuántos talones o promesas económicas no habrán servido para amañar partidos?. ¿Dónde y cómo amasar la «certeza jurídica» en esos casos?.

Dos ejemplos tan sólo, entre cien sospechas cimentadas sobre hormigón armado. Dos «certezas morales» que como punta de iceberg esconden su silenciosa amenaza. Quede a modo de moraleja que si al Albacete lo apartaron de la fase definitiva, tampoco el Real Avilés C. F. lograría ascender esa campaña. Sólo saboreó la miel en 1983, bajo la nueva denominación de Real Avilés Industrial. Respecto a Rolando, siguió ejerciendo su profesión docente, sin fichar por el club avilesino.




La confección del calendario de liga

Habitualmente diferenciamos las competiciones de fútbol por dos grandes modelos: sistema copa y sistema liga. Detrás vienen sucedáneos de las mismas, condicionados por la brevedad de su desarrollo, como liguilla, cuadrangular, eliminatoria directa, partido de desempate o el, préstamo ya no tan reciente, play-off, además de competiciones mixtas que incluyen fase de liga y fase de copa como la Liga de Campeones de la UEFA.

Explicar en qué consiste una competición copera se presenta sencillo: a base de eliminaciones directas acceden a la final los dos equipos que han superado todas las pruebas anteriores, resultando vencedor el que gane ese último partido. El número ideal de participantes ha de ser 2n, siendo n el número de rondas que se pretenden disputar. Una copa de cinco rondas debe contar con 32 equipos. Como no siempre se reúne ese número exacto se organizan rondas preliminares, o intermedias de ajuste, con tal de que a la hora de disputarse las más importantes (cuartos, semifinales y final) sí se pueda contar con 8, 4 ó 2 equipos.

El sorteo de los emparejamientos tradicionalmente se realizaba cada vez que una ronda estuviese completa. Actualmente, al estar tan recargado el calendario de competiciones, las federaciones tienden a establecer los cruces con cierta antelación, disponiendo unos cuadros de enfrentamientos a partir de vencedores de eliminatorias que van numeradas. Así, por ejemplo, el vencedor de cuartos 1 se enfrentará en semifinales al vencedor de cuartos 2 y el vencedor de cuartos 3 se eliminará con el vencedor de cuartos 4.

Algunos tradicionalistas se quejan de esta innovación porque se elimina la incertidumbre del sorteo. Un equipo modesto puede motivarse para pasar de ronda porque presupone que su próximo rival será, salvo sorpresas, un grande. Pero en esencia no altera el desarrollo de la competición ya que, una vez finalizada, esos cruces resueltos permiten interpretar que el destino estaba escrito desde la primera ronda.

El sistema liga se reconoce como una competición donde todos juegan contra todos. Técnicamente recibe el nombre de round robin. Si el número de participantes es reducido, establecer un calendario es bastante fácil. En un triangular, incluso se puede dejar abierto en función al primer resultado, para garantizar que el último partido, el tercero, sea el que decida el ganador del torneo.

La cuestión se complica según se amplíe el número de participantes. Nuesto Campeonato Nacional de Liga cuenta con 20 equipos, llegó a tener un par de ediciones con 22. Establecer el número de combinaciones diferentes posibles de 2 elementos, un partido, corresponde a una fórmula matemática determinada por un algoritmo que, por simplificar el texto, da un total de 190. Al tener en cuenta el orden de los elementos, local-visitante, esta cifra se duplica hasta 380.

Esencialmente pues, con estas 380 combinaciones registradas garantizamos que el equipo 1 disputará dos partidos contra los otros 19, uno como local y otro como visitante, es decir 38 encuentros. Hasta ahí, es todo muy sencillo.

La primera complicación aparece cuando además exigimos que todos los equipos jueguen simultáneamente sus 38 partidos. Lo que externamente conocemos como jornada no es más que la relación de 10 combinaciones simultáneas de emparejamientos entre los cuales no se puede repetir ningún elemento. Así, la primera jornada de un posible campeonato sería: Equipo 1-Equipo 2; Equipo 3-Equipo 4… Equipo 19-Equipo 20. Esta primera jornada podría decidirse por sorteo directo.

En cambio, el resto de jornadas es imposible confeccionarlo mediante sorteo directo porque más bien pronto tropezaríamos con emparejamientos repetidos obligándonos a rehacer una y otra vez las jornadas.

Para evitar esto, se dividen los elementos en dos filas que irán rotando de tal manera que al desplazarlas alternadamente en un sentido, cada vez quedan emparejados simultáneamente con un rival diferente. Para evitar que el ciclo entre en una repetición viciada es obligatorio fijar uno como comodín, que vaya saltando de un extremo a otro de su columna por cada rotación.

Pondremos un ejemplo sobre un posible campeonato de ocho equipos reconocidos como E1, E2, E3, E4, E5, E6, E7 y EC (comodín). Así se organizaría el calendario por jornadas (las flechas y el signo de igualdad indican el movimiento que corresponde a cada equipo para formar la siguiente jornada): 28 partidos agrupados en 7 jornadas.

Jornada 1
E1 ↓ E2 =
E3 ↓ E4 =
E5 ↓ E6 =
EC ↑↑ E7 =
Jornada 2
EC↓↓ ←E2
E1 = E4↑
E3 = E6↑
E5 → E7↑
Jornada 3
E2↓ E4=
E1↓ E6=
E3↓ E7=
EC↑↑ E5=
Jornada 4
EC↓↓ ←E4
E2 = E6↑
E1 = E7↑
E3 → E5↑
Jornada 5
E4↓ E6=
E2↓ E7=
E1↓ E5=
EC↑↑ E3=
Jornada 6
EC↓↓ ←E6
E4 = E7↑
E2 = E5↑
E1 → E3↑
Jornada 7
E6 E7
E4 E5
E2 E3
EC E1

Con este sistema se resuelve la organización de un round robin agrupando los enfrentamientos por jornadas independientemente al número de participantes, siempre que EC sea el elemento que «suba» o «baje» por cada rotación.

Según este ejemplo, el E1 jugará contra sus rivales siguiendo este orden: E2, E4, E6, E7, E5, E3 y EC. Y el equipo E2 tendrá este orden: E1, EC, E4, E6, E7, E5 y E3. Un aficionado fácilmente identificará una relación ordenada de rivales y llegará a la conclusión de que el E2 juega contra el que jugó previamente contra el E1.

Pero el calendario futbolístico pone otra condición: diferenciar los partidos en casa y fuera. Eso significa duplicar el calendario invirtiendo el orden de las columnas. El inconveniente principal es que EC, por ejemplo, jugaría toda la primera vuelta en casa y seguidamente toda la segunda vuelta fuera. E1 tendría 6 como local y 1 como visitante y así sucesivamente. Por razones obvias, es necesario compensar los partidos de una manera más repartida. Para ello introducimos una nueva alternancia, esta vez de columnas, que cambian cada jornada.

Aún hay que satisfacer otro requerimiento: que los equipos no jueguen tres partidos seguidos en casa o fuera. La solución está en EC que de la misma manera que pasa de abajo a arriba, en cada desplazamiento además debe cambiar de columna, salvo en la penúltima jornada para evitar esos tres partidos consecutivos condicionados. Así quedarían las jornadas 2, 4, 6 y 7, porque las 1, 3 y 5 no sufren cambios:

Jornada 2
E2 = ←EC↓↓
E4↑→ ←E1
E6↑→ ←E3
E7↑→ ←E5
Jornada 4
E4 = ←EC↓↓
E6↑→ ←E2
E7↑→ ←E1
E5↑ → ←E3
Jornada 6
EC↓↓→ ←E6
E7↑→ ←E4
E5↑→ ←E2
E3↑→ ←E1
Jornada 7
E6 E7
E4 E5
E2 E3
E1 EC

Comprobando el resultado final vemos que, por ejemplo, E3 tiene este calendario: E4 (casa), E6 (fuera), E7 (casa), E5 (fuera), EC (fuera), E1 (casa) y E2 (fuera). La segunda vuelta tendría el mismo orden de rivales cambiando el terreno de juego. Mantiene la alternancia exigida de partidos como local y visitante salvo ante la presencia de EC, donde enlaza dos salidas consecutivas para la primera vuelta, que serían dos partidos en casa en la segunda vuelta. Y es que EC, por su doble movimiento provoca que se jueguen dos jornadas seguidas bien en su propio campo bien en campo contrario.

Y para rizar el rizo, además, no queremos que algunos equipos que son de la misma localidad coincidan como locales o visitantes en la misma jornada.

Este requisito no es tan complicado, pero condiciona bastante el desarrollo del sorteo. Si nos fijamos, hay equipos que tienen calendarios opuestos. Cuando uno juega en casa el otro siempre juega fuera y viceversa. Basta con adjudicar un calendario a uno y automáticamente se adjudica a su vecino el otro. Por ejemplo, E1 y E7 cumplen esta condición. Así, en ejemplo imaginario, si el FC Barcelona corresponde a E1, por obligación E7 se adjudica al RCD Espanyol. Igual sucede con el E3 y E4. Si E3 es el Sevilla FC, entonces E4 será el Real Betis. E2 y E5 pueden corresponder al Valencia CF y Levante UD y finalmente E6 y EC los adjudicamos al Atlético Madrid y al Real Madrid, respectivamente.

Así hemos confeccionado un calendario perfecto donde ocho equipos, dos por cada ciudad, disputan una liga donde hay una alternancia de partidos locales-visitantes, nunca coinciden dos equipos de la misma población o dentro o fuera a la vez y, para darle más emoción, hemos reservado que en la última jornada, la 14, se enfrenten en el Bernabeu Real Madrid-FC Barcelona. Esta sería la supuesta primera jornada:

FC Barcelona – Valencia CF

Sevilla FC – Real Betis

Levante UD – Atlético Madrid

Real Madrid – RCD Espanyol

Además de la ya mencionada observación que puede hacer un aficionado al señalar que su equipo juega contra el rival que deja otro determinado a lo largo de la temporada, también podemos comprobar que en una determinada jornada los dos equipos de una ciudad juegan simultáneamente contra otros dos equipos de otra ciudad. Por eso es fácil ver que si el FC Barcelona juega contra el Valencia CF en esa misma fecha el Levante UD recibirá al RCD Espanyol. Pero esta coincidencia no se cumplirá dos veces, es decir, Cuando el Valencia CF juegue contra el RCD Español, Levante UD y FC Barcelona no podrán jugar en esa misma jornada entre sí. Es una cuestión matemática.

Desde la temporada 1933/34

Este sistema de ordenación de partidos se introdujo en la Primera División en la temporada 1933/34, precisamente la última que se disputó con 10 equipos.

Hasta entonces los calendarios habían tenido dos sistemas diferentes. Se confeccionaron unos calendarios mediante unas tablas. El que se utilizó para las temporadas 1928/29, 1929/30, 1931/32 y 1932/33 tenía dos inconvenientes: uno, los equipos jugaban dos partidos consecutivos como locales y otros dos como visitantes en la misma vuelta y dos, el principal, algunos equipos jugaban sus dos últimos partidos en casa o fuera, lo que provocaba cierta distorsión en la clasificación. En 1930/31 se introdujo otra tabla para la realización del calendario, pero no satisfizo a los clubs.

Una vez introducido el sistema explicado a partir de la temporada 1933/34, la confección de los calendarios de liga de todas las categorías, tanto nacionales como regionales fue muy sencilla. Se empezó a notar cuando se fue incrementando el número de participantes, especialmente en la Tercera División de los años 40. En el caso de que el número de equipos fuese impar, se adjudicaba un elemento al «descansa» y desarrollaba el mismo proceso que cualquier otro elemento. Así, un grupo con 15 equipos, disputaba igualmente 30 jornadas, si bien de 7 partidos cada una.

Cuando los equipos canarios accedieron a categoría nacional se modificó el sistema. Por cuestiones de distancia y desplazamiento, los equipos canarios, tanto en Primera como en Segunda División, disputaban consecutivamente dos partidos en campo propio y otros dos en campo contrario. La primera vez que se introdujo este sistema con equipos canarios fue en Segunda División Grupo Sur de la temporada 1952/53. Cuando la UD Las Palmas y el CD Tenerife jugaron en Primera División se extendió a esta categoría, manteniéndose hasta la temporada 1970/71, porque al año siguiente, con 18 equipos ya, no volvió a tenerse en cuenta la condición de insularidad. Previamente se había recuperado el sistema de rotaciones descrito en la Segunda División a partir de la temporada 1968/69 cuando se constituyó definitivamente en grupo único.

En los grupos donde no había equipos canarios, por ejemplo en Segunda División Grupo Norte se mantuvo el sistema de columnas y rotaciones ya expuesto.

¿Cómo pudo ser el sorteo de la presente temporada de Primera División?

Los veinte equipos no entran en un bombo único. El motivo está ya explicado: los que tienen sede en la misma ciudad no pueden jugar el mismo día en su propio campo, o sea, los representantes de Madrid, 2 y 2, Barcelona, Sevilla y Valencia. También hubo relación de proximidad entre Real Zaragoza y CA Osasuna. En cambio no se estableció este año entre los dos vascos ni los dos gallegos entre sí, algo habitual en temporadas anterirores. Por lo tanto, sueltos propiamente quedaron 10 equipos.

Desde la temporada 2011/12 se introdujo una nueva condición, muy discutible por cierto: que Real Madrid y FC Barcelona no se enfrenten en las primeras jornadas del campeonato. En la presente edición, después de comprobar que si pospone demasiado el gran duelo acaba coincidiendo con las semifinales de la Liga de Campeones y merma mucho a los dos rivales, se decidió hacerlo coincidir con la primera ronda directa de la competición europea, los octavos de final.

Ello condiciona muchísimo el sorteo.

En primer lugar hay que darle un número al FC Barcelona y más tarde sortear la jornada en que se debe disputar el primer clásico del año.

Jornada 1 El sorteo adjudicó al FC Barcelona el puesto E-11 y la jornada elegida fue la 7ª, en la que E-11 juega como local contra E-15, que a partir de ahora es el puesto adjudicado al Real Madrid.

Automáticamente RCD Espanyol y Atlético Madrid reciben respectivamente las referencias E-8 y E-4.

Seguidamente reparten las demas plazas ligadas. El Real Betis recibe la E2 que se opone a la E-17, para Sevilla FC.

E1 ↓ E2 =
E3 ↓ E4 =
E5 ↓ E6 =
E7 ↓ E8 =
E9 ↓ E10=
E11 ↓ E12=
E13 ↓ E14=
E15 ↓ E16=
E17 ↓ E18=
EC ↑↑ E19 =

Al Getafe CF le corresponde la E18, ligada con la EC, su opuesta, para el Rayo Vallecano. La E3 es para el Levante UD implicando al Valencia CF en la E16 y tenemos así un doble duelo valenciano-madrileño. Real Zaragoza tuvo la referencia E5 y CA Osasuna la E14.

Finalmente se reparten aleatoriamente las otras referencias: E1 Athletic Bilbao, E6 Real Valladolid, E7 RCD Mallorca, E9 RC Celta, E10 Málaga CF, E12 Real Sociedad, E13 RC Deportivo, y E19 Granada CF.

Jornada 1
E1/ Athletic Bilbao ↓ E2/ Real Betis =
E3/ Levante UD ↓ E4/ Atlético Madrid =
E5/ Real Zaragoza ↓ E6/ Real Valladolid =
E7/ RCD Mallorca ↓ E8/ RCD Espanyol =
E9/ RC Celta ↓ E10/ Málaga CF =
E11/ FC Barcelona ↓ E12/ Real Sociedad =
E13RC Deportivo ↓ E14/ CA Osasuna =
E15/ Real Madrid ↓ E16/ Valencia CF =
E17/ Sevilla FC ↓ E18/ Getafe CF =
EC/ Rayo Vallecano ↑↑ E19/ Granada CF =

Y ya tenemos la primera jornada completa. El calendario se desarrolla estableciendo las rotaciones comentadas por lo que tendrá como segunda jornada:

Real Betis-Rayo Vallecano; Atlético Madrid-Athletic Bilbao; Real Valladolid-Levante UD; RCD Espanyol-Real Zaragoza; Málaga CF-RCD Mallorca; Real Sociedad-RC Celta; CA Osasuna-FC Barcelona; Valencia CF-RC Deportivo; Getafe CF-Real Madrid y Granada CF-Sevilla FC.

Conociéndose el orden original de la primera jornada podemos reconstruir todo el calendario

Desde hace unos años la RFEF facilita el calendario oficial a los medios de comunicación de tal manera que no se ven con claridad las referencias. Es necesario reconstruirlo observando qué equipo juega en casa consecutivamente en las jornadas 2 y 3. Este equipo tendrá la referencia E2 y sus rivales serán EC en la 2ª jornada y E4 en la tercera. A partir de estas identificaciones se reconstruye la tabla aquí expuesta.

En cambio, originalmente la propia RFEF facilitaba el calendario de manera muy rigurosa, y así lo reproducían los periódicos de la época. Esto quiere decir que si encontramos la publicación de la primera jornada, sea de la categoría que sea, automáticamente podremos reconstruir el calendario completo. Es una gran ventaja para el investigador, especialmente en las categorías inferiores. De todas formas se corre un riesgo porque en muchas ocasiones los equipos, con permiso federativo, llegaron a acuerdos para alterar el orden de los partidos, por lo que siempre habrá que ir comprobando paso a paso, fecha a fecha el total desarrollo de la competición.




Positivos y negativos

Hablar de algo del pasado, dando erróneamente por supuesto que es conocido por todos, a veces hace a uno caer en la cuenta de que peina unas canas ausentes en los demás. En éstas estaba yo cuando, hablando de fútbol, saqué a relucir el tema de las antiguas clasificaciones en las que había puntos positivos y negativos, observando como surgían ante mí rostros de extrañeza que me obligaron a exponer en qué consistían. Ya que mis intentos por explicar tal puntuación me temo que no tuvieron demasiado éxito, intentaré hacerlo a continuación por escrito. A ver si tengo mejor suerte.

El sistema era una peculiaridad del fútbol español desde mediados del siglo XX que tenía como criterio básico atribuir a los puntos sumados a domicilio la consideración de «positivos» y a los perdidos como local la de «negativos». Era algo adicional a la verdadera puntuación: 2 puntos por victoria y uno por empate y se traducía en que quien ganaba un encuentro jugando como local, sumaba simplemente los puntos, sin más, al igual que quien perdía a domicilio, que tampoco veía afectada en absoluto su puntuación. Por el contrario, a quien sumaba un empate como visitante se le asignaba en esa puntuación paralela, un punto positivo, que eran dos de ganar, mientras al local que empataba se le adjudicaba un negativo, dos si perdía el encuentro. En la práctica, ni había suma de puntos extraordinarios por puntuar fuera de casa ni resta de los acumulados por perder o empatar en casa. Era algo adicional a la verdadera puntuación -la única válida-, si bien se le atribuía una gran relevancia, era asumido generalmente y recogido en todos los medios al publicar las tablas clasificatorias.

Hasta tal punto era así que, aparte de no entenderse una clasificación sin ellos, incluso se afirmaba que la auténtica puntuación era la que tenía en cuenta esos positivos y negativos y no los puntos reales sumados, como puede apreciarse en este ejemplo tomado del diario Voluntad de febrero de 1945, en el que se dejan de lado los puntos sumados por cada conjunto en beneficio de lo que llama «situación real»:

clas1

En un fútbol muy distinto al actual, se consideraba como normal ganar en casa, motivo por el que se castigaba con negativos perder puntos como local y se premiaba su obtención a domicilio, considerando como positivos los puntos acumulados por un equipo al actuar como forastero.

Con semejante planteamiento lo que se pretendía era aventurar la proyección de puntos que terminaría sumando un equipo al final de temporada si seguía a partir de un instante determinado con una trayectoria «normal» (ganar como local y perder a domicilio). Si lo normal era ganar en casa y perder fuera, un equipo que cumpliese con esa normalidad no acumularía ni positivos ni negativos y su puntuación final le llevaría a la zona media de la tabla. En una competición liguera de, pongamos, 16 equipos, 30 puntos sería lo normal (ganar los 15 partidos en casa, que equivalía a empatar los 30, tanto los de casa como los de fuera). Al final las cuentas salían y, en consecuencia, por ejemplo, quien acababa con 5 positivos terminaba con 35 puntos (5 más de lo normal) y quien lo hacía con 10 negativos terminaba la competición con 20 puntos reales (10 por debajo de lo normal). Y así en todos los casos.

Durante la competición, lo que permitían los positivos y negativos era aventurar cuál podría ser la puntuación final: siguiendo con el ejemplo de la Liga de 16 equipos, quien llevase en una determinada jornada 4 positivos debería terminar con 34, quien sumase 3 negativos 27, etc. siempre que cumpliese con esa «normalidad».

Cuando todos los participantes llevaban el mismo número de encuentros disputados, las diferencias entre el número de puntos reales en comparación con los adicionales era, como mucho, de dos, cuando no todos habían jugado los mismos en casa y fuera. Aquí vemos un ejemplo con dos jornadas consecutivas de febrero de 1947:

clas2

Existían mayores diferencias en determinados momentos cuando -por el propio calendario y/o por circunstancias extraordinarias como los aplazamientos de partidos, que hacían que los distintos equipos llevasen algunos partidos más como locales que como visitantes y viceversa-, se llegaba al extremo de entender que era mejor la situación de quien, en un momento determinado de la competición, por haber jugado más encuentros como visitante, tenía más positivos, aunque acumulase menos puntos reales, algo del todo injustificable, pero que había cuajado quizás por la costumbre.

Como ejemplo, a continuación puede verse una clasificación de febrero de 1976 en la que el At. Madrid es líder con un punto más que el Real Madrid pero tres positivos menos, al haber jugado 11 encuentros como local y 9 de visitante mientras los merengues llevaban disputados sólo 9 en casa y 11 a domicilio:

clas3

Pese a tener un punto menos existía la conciencia general de que la situación del R. Madrid era mejor que la del At. Madrid, pues tener 3 positivos más significaba que le quedaban más partidos por disputar en su campo, al contrario que los colchoneros, con lo que se aventuraba que sería más fácil sumar más puntos para los merengues de ahí en adelante. Aquella temporada 1975/76 sí se cumplió la predicción, pues la terminó ganando el R. Madrid con 48 puntos (+14). Pero fue segundo el Barcelona con 43 (+9) y tercero el At. Madrid con 42 (+8), con lo que parece claro que, en la práctica, tampoco es que el sistema fuese excesivamente fiable.

Para afirmar que un equipo era candidato al título y otro al descenso bastaba con ver los puntos reales que acumulaban en un momento determinado, sin necesidad de argumentarlo en base a los positivos y negativos. Además ambas cosas eran bastante coincidentes.

Aquí podemos ver otro ejemplo, de enero de 1991, en el que se observan las consecuencias de que, por diversas causas, no todos los equipos llevasen disputados el mismo número de encuentros:

clas4

Con el cambio aplicado desde la temporada 1995/96 por el que se otorgan tres puntos al vencedor de un encuentro, afortunadamente los positivos y negativos desaparecieron de un plumazo. Como si nunca hubiesen existido. Al margen de que el nuevo sistema imposibilitaba por sí solo llevar esa puntuación paralela, hacía tiempo que los argumentos en que se basaba habían perdido su fundamento, pues ya no era tan extraordinario ganar a domicilio. Es más, los casos de conjuntos que obtenían similares o mejores resultados jugando fuera de casa no eran tan excepcionales. Las tablas clasificatorias pasaron a recoger simplemente los puntos sumados por cada equipo. Y es que no hace falta más.




Los porteros de la selección

Innsbruck, Austria, 3 de junio de 2010. Las selecciones nacionales de Corea del Sur y de España disputan un amistoso que sirve de preparación a ambas para la inminente Copa del Mundo de Sudáfrica. Al comienzo de la segunda parte, el barcelonista Víctor Valdés debuta como internacional absoluto sustituyendo a Pepe Reina bajo los palos. Seguramente él no lo sabe, pero acaba de convertirse en el 49º portero del equipo español en toda su historia. Éstos han sido, hasta el día de hoy, por orden de internacionalidades,  los 49 guardametas que han defendido, en alguna ocasión, el marco de nuestra Selección:

Iker Casillas. Nació en Madrid, el 20 de mayo de 1981. Siempre en el Real Madrid desde su debut en 1999, un año después ya era internacional absoluto. Ha conquistado 1 Mundial, 2 Eurocopas, 5 Ligas, 1 Copa, 2 Copas de Europa, 1 Intercontinental, 1 Supercopa europea, 3 españolas, 1 Mundial Sub-20 y 1 Trofeo Zamora. Máximo internacional español desde noviembre de 2011, lleva disputados 143 partidos con la Selección, en los que ha recibido 79 goles. Uno de los principales iconos del fútbol mundial actual y mejor portero del mundo para la IFFHS en los últimos 5 años, sus asombrosos reflejos, sus paradas imposibles, sus espectaculares uno contra uno, sus decisivas actuaciones y su impresionante palmarés lo convierten, a sus 31 años, en uno de los grandes mitos del fútbol español de todos los tiempos.

Andoni Zubizarreta. Nacido en Vitoria el 23 de octubre de 1961, jugó en el Alavés, Athlétic, Barcelona y Valencia. Logró seis Campeonatos de Liga, tres Copas del Rey, tres Supercopas, una Copa de Europa, una Recopa y una Supercopa de Europa, además del Trofeo Zamora de la temporada 1986-87. Récord vigente de partidos jugados en la Primera División, con 622, fue el primero de nuestros futbolistas en alcanzar los 100 entorchados internacionales y en disputar 4 Mundiales con la Selección. Con 126 internacionalidades entre 1985 y 1998 y 99 goles encajados, vivió desde el banquillo el subcampeonato europeo logrado por España en 1984. Guardameta sobrio, nada amigo de alardes ni de excentricidades, muy sereno y de gran colocación.

Luis Miguel Arconada. Nació en San Sebastián el 26 de junio de 1954. Jugó siempre en la Real Sociedad, de la que fue su portero y capitán indiscutible durante la mejor época de la historia del club. Consiguió 2 Ligas, 1 Copa y 1 Supercopa, además de tres Trofeos Zamora de forma consecutiva. Insustituible también en el equipo nacional, disputó 68 encuentros y encajó 63 tantos, entre 1977 y 1985, siendo el primer jugador español en sumar 50 partidos con la Selección. Crucial en la Eurocopa-84, para bien y para mal. Sin él, posiblemente, nunca se hubiera jugado aquella final y jamás sabremos qué hubiera pasado en el decisivo choque, si no se le hubiese escurrido aquel balón bajo su cuerpo. Carismático, de agilidad felina y reflejos sobresalientes, fue uno de los grandes porteros europeos de su época.

José Ángel Iríbar. Nacido en Zaráuz (Guipúzcoa), el 1 de marzo de 1943. Fue durante 18 temporadas el indiscutible número uno en el marco del Athlétic, con el que logró 2 Campeonatos de Copa y 1 Trofeo Zamora, además de alcanzar la final de la Copa de la UEFA en 1977. Con la Selección sumó 49 partidos (42 goles) entre 1964 y 1976, plusmarca española durante muchos años. Titular en la Selección campeona de la Eurocopa-64 y en el Mundial de Inglaterra-66, elegante, seguro y de gran regularidad, ha sido considerado como uno de los mejores guardametas del fútbol mundial.

Ricardo Zamora. Nació en Barcelona el 21 de enero de 1901. Jugó en el Universitari, Español, Barcelona, Real Madrid y Niza francés. Consiguió 2 títulos de Liga, 5 Campeonatos de Copa y la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Amberes. El Divino, catalogado durante décadas como el mejor portero de todos los tiempos, fue uno de los personajes más populares de su época y, posiblemente, el primer futbolista mediático de la historia. Intuitivo, ágil, seguro, de gran colocación, espectacular en sus intervenciones y un verdadero ídolo de masas, entre 1920 y 1936 disputó 46 partidos internacionales (récord que se mantendría durante 40 años) y recibió 42 goles, «muchos de ellos, en fuera de juego», como él mismo aseguraba. Considerado hoy por la FIFA el 5º mejor cancerbero de la historia.

Santiago Cañizares. Nació en Madrid, el 18 de diciembre de 1969. De la cantera del Real Madrid, pasó por el Elche, Mérida y Celta de Vigo, antes de volver al equipo merengue, para terminar fichando por el Valencia. Su palmarés cuenta con 5 Ligas, 3 Copas del Rey, 3 Supercopas, 1 Liga de Campeones, 1 Copa de la UEFA, 1 Supercopa de Europa y 1 oro olímpico. Conquistó, también, 4 Trofeos Zamora, 1 con el Celta y 3 con el Valencia. Internacional en 46 oportunidades entre 1993 y 2006, encajando tan sólo 26 goles, nunca llegó a afianzarse como titular indiscutible, aunque su sobresaliente debut frente a Dinamarca hiciera presagiar todo lo contrario. Autoritario, acrobático y espectacular, sirvió de puente entre la época de Zubizarreta y la de Casillas.

Antonio Ramallets. Nació en Barcelona el 4 de julio de 1924. Defendió la portería del Europa, San Fernando, Mallorca, Valladolid y Barcelona, equipo éste último donde viviría su mejor época, pues no en vano, conquistó 6 Ligas, 5 Copas, 2 Copas Latinas, 2 Copas de Ferias y 5 trofeos como portero menos goleado de la Liga, récord aún vigente y sólo igualado por Víctor Valdés 52 años después. Con la Selección sumó 35 entorchados y encajó 50 goles, entre 1950 y 1961. Ágil y muy seguro, se convirtió en uno de los principales artífices del cuarto puesto logrado por España en el Mundial de Brasil, en donde fue catalogado como el mejor guardameta del mundo.

José Manuel Reina. Nació en Madrid el 30 de agosto de 1982. Actual inquilino de la meta del Liverpool, también ha jugado en el Barcelona y en el Villarreal, con el que logró dos títulos de la Intertoto. Con los de Anfield ha conquistado una Supercopa de Europa, una FA Cup, una Community Shield y una Copa de la Liga, además de 3 Guantes de Oro, trofeo que se concede en Inglaterra al portero que consigue más veces mantener su puerta imbatida. Internacional absoluto desde 2005, lleva jugados 26 partidos con nuestro equipo y ha recibido 15 dianas. Siempre a la sombra de Casillas, ha sido su suplente en los tres títulos consecutivos logrados por España, el Mundial 2010 y las Eurocopas 2008 y 2012.

Ignacio Eizaguirre. Nació en San Sebastián el 7 de noviembre de 1920. Defendió el marco de la Real Sociedad (en dos etapas), Valencia, Osasuna y Granada. A orillas del Turia se alzó con tres títulos de Liga, una Copa del Generalísimo y dos Trofeos Zamora. Disputó 18 partidos internacionales entre 1945 y 1952 y fue superado por los delanteros rivales en 31 oportunidades. Acudió al Campeonato del Mundo de Brasil, en donde jugó dos partidos, colaborando en la consecución del cuarto puesto de nuestra Selección. Hijo del también cancerbero Agustín Eizaguirre, llegó a convertirse en el mejor portero español de la posguerra.

Miguel Ángel González. Nacido en Orense, el 24 de diciembre de 1947. Guardameta del CD Orense, Castellón y Real Madrid. Uno de los mejores cancerberos en la historia del Madrid, con una prolífica carrera en Chamartín entre las temporadas 1968-69 y 1985-86, es decir, desde la época de los Yé-Yé hasta la de la Quinta del Buitre. Conquistó 8 títulos de Liga, 5 Copas, 2 Copas de la UEFA y 1 Copa de la Liga, junto con el Trofeo Zamora de la 75-76. En la Selección fue el portero que retiró a Iríbar, para ceder el testigo poco después a Arconada. Entre 1975 y 1978 disputó 18 encuentros internacionales y encajó 9 goles. Titular en el Mundial de Argentina y suplente en el de España, El Gato fue un verdadero felino bajo los palos.

Carmelo Cedrún. Nació en Amorebieta (Vizcaya), el 6 de diciembre de 1930. Catorce temporadas en el Athlétic, tres en el Español y una en Baltimore, Estados Unidos. En San Mamés logró una Liga, tres Copas y se ganó la internacionalidad absoluta en 1954. Hasta 1963 vistió la camiseta de España en 13 oportunidades, recibiendo 20 tantos. Disputó el Campeonato del Mundo de Chile en 1962. Padre del también portero Andoni Cedrún, sería el encargado de ceder el testigo en la meta del Athlétic a un jovencísimo José Ángel Iríbar.

Víctor Valdés. Nacido en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), el 14 de enero de 1982. Guardameta titular del mejor Barça de la historia, pertenece a la primera plantilla desde la temporada 2002-03 y ha conquistado ya 5 Ligas, 2 Copas, 5 Supercopas, 3 Ligas de Campeones, 2 Supercopas de Europa, 2 Mundiales de Clubes y 5 Trofeos Zamora (4 consecutivos), récord absoluto compartido con Ramallets, que lo convierten en el portero culé más laureado de la historia. A pesar de su enorme categoría bajo los palos, sólo ha disputado 11 partidos con la Selección absoluta, desde 2010, con 4 goles encajados. Ha vivido desde el banco los títulos de campeones del mundo (2010) y de Europa (2012) logrados por nuestro equipo nacional. Valiente, seguro y en constante progresión, es uno de los ejemplos más cristalinos de lo que significa compartir época bajo la alargada sombra de Iker Casillas.

Salvador Sadurní. Nació en Arbós (Tarragona), el 3 de abril de 1941. En las filas del FC Barcelona desde los 20 hasta los 36 años, período de tiempo en el que logró una Liga, tres Copas, una Copa de Ferias y tres Trofeos Zamora. Convocado para la Selección en numerosas ocasiones, el hecho de ser coetáneo de Iríbar sólo le permitiría disputar 10 partidos internacionales (8 goles encajados) entre 1963 y 1969. Todo un símbolo del barcelonismo, fue convocado para el Mundial de Chile-62  y para la fase final de la Eurocopa-64 conquistada por España.

José Francisco Molina. Vino al mundo en Valencia el 8 de agosto de 1970. Fue portero del Villarreal, Valencia, Albacete, Atlético de Madrid, Deportivo y Levante. Indiscutible en el Atlético del doblete, tras el descenso a Segunda de los rojiblancos en la temporada 1999-00, fichó por el Deportivo de La Coruña, donde se convirtió en uno de sus principales puntales durante 6 históricas temporadas. Logró una Liga, dos Copas, dos Supercopas y un trofeo Zamora. Con la Selección tuvo en 1996, probablemente, el debut más peculiar e insólito que un guardameta pueda imaginar, cuando el seleccionador, Javier Clemente, decidió darle el espaldarazo internacional alineándolo de extremo izquierda. Sus otros 8 partidos con la elástica nacional los jugó en su puesto natural, encajando 3 goles. Se despidió de la Selección en la Eurocopa de Bélgica y Holanda del año 2000.

José Vicente. Nacido en Barcelona el 19 de diciembre de 1931. Defendió las porterías del Español, Real Madrid, Mallorca y Deportivo. Con los de Chamartín logró 4 Campeonatos de Liga, 1 de Copa, 1 Copa Intercontinental y 3 Trofeos Zamora. En el equipo nacional le tocó ser suplente de grandes como Ramallets e Iríbar, por lo que sólo disputó 7 partidos y encajó 9 goles, entre 1961 y 1963. Conocido como El Grapas por su seguridad en el blocaje, jugó tres partidos de las rondas eliminatorias en la primera Eurocopa que ganó España.

Francisco Buyo. Nacido en Betanzos (La Coruña), el 13 de enero de 1958. Fue portero del Deportivo, Sevilla y Real Madrid, donde se convirtió en uno de los mejores cancerberos de su historia. Con los merengues conquistó 6 Ligas, 2 Copas del Rey, 4 Supercopas y 2 Trofeos Zamora. A pesar de ser uno de los  porteros más destacados de la época, sólo vistió la camiseta de la Selección en 7 oportunidades y recibió 2 tantos, entre 1983 y 1992. Debutó la feliz noche de la goleada a Malta, por lesión de Arconada, para luego convertirse en el eterno suplente de Zubizarreta. De intervenciones impresionantes, agilísimo, elástico y con cierta tendencia a la polémica, acudió a las Eurocopas de 1984 y 1988, aunque no disputó ningún minuto.

José Araquistáin. Nació en Azcoitia (Guipúzcoa), el 4 de marzo de 1937. Perteneció al Eibar, Real Sociedad, Real Madrid, Elche y Castellón. Todos sus títulos los consiguió vestido de blanco, con 6 Ligas, 1 Copa, 1 Copa de Europa y 1 Trofeo Zamora. Curiosamente, con sus dos últimos equipos alcanzó  sendas finales de Copa en 1969 y 1973, aunque perdió las dos frente al Athlétic. Internacional en 6 oportunidades entre 1960 y 1962, recibió 6 goles y defendió la portería española en el último compromiso del Mundial de Chile, ante Brasil, que supuso nuestra vuelta a casa.

Gregorio Blasco. Nació en Mundaca (Vizcaya), el 10 de junio de 1909. Perteneció al Arenas y al Athlétic, antes de su exilio americano tras el estallido de la Guerra Civil. Jugó también en la selección vasca, Real Club España y Atlante (ambos de México) y en el River Plate argentino. En San Mamés logró 4 Ligas, 4 Copas y 3 galardones como portero menos goleado de la Liga. En México conquistó 3 Ligas y 1 Copa. Probablemente, el mejor portero español de su época, Ricardo Zamora aparte. Fue precisamente este hecho, su coincidencia en el tiempo con El Divino, lo que le privó de una carrera internacional a la altura de su categoría. Cinco partidos entre 1930 y 1936 y sólo un gol recibido, de penalti, es su bagaje con nuestra Selección. Potente, rápido en las salidas y segurísimo, se asentó definitivamente en México, donde fallecería en 1983.

Miguel Reina. Nació en Córdoba el 24 de enero de 1946. Jugó en el Córdoba, Barcelona y Atlético de Madrid. Con el equipo culé logró 2 Copas, 1 Copa de Ferias y 1 Trofeo Zamora. A orillas del Manzanares alzó 1 Liga, 1Copa, 1 Copa Intercontinental, otro Trofeo Zamora y alcanzó la final de la Copa de Europa de 1974 que el Atlético perdió ante el Bayern de Munich. Con sólo 20 años fue la gran sorpresa de Villalonga en la lista para el Mundial de Inglaterra, como tercer portero, aunque el gran Iríbar le cerró las puertas de la Selección en no pocas ocasiones, por lo que sólo defendió nuestro marco en 5 oportunidades entre 1969 y 1973, encajando 3 goles. Padre del actual portero del Liverpool, poseía agilidad, elasticidad y vistosidad en sus intervenciones.

Javier G. Urruticoechea. Nació en San Sebastián el 17 de febrero de 1952. Jugó en la Real Sociedad, RCD Espanyol y FC Barcelona. Con el equipo culé conquistó una Liga, tres Copas del Rey, dos Copas de la Liga, una Supercopa y una Recopa de Europa, además de un Trofeo Zamora. Habitual en las convocatorias de la Selección, fue cinco veces internacional y encajó seis goles, entre 1978 y 1980. Espectacular, de grandes reflejos y especialista parando penaltis, fue el primer futbolista español convocado para tres Mundiales distintos (Argentina-78, España-82 y México-86), aunque no llegó a debutar en ninguno de ellos.

Alberto Martorell. Nació el 13 de marzo de 1916 en Madrid. Toda una vida dedicada al Español de Barcelona, portería que defendió durante doce temporadas y con el que logró la Copa del Generalísimo en 1940. Cuatro veces internacional (y 6 goles recibidos) entre 1941 y 1942. Se dedicó a ejercer su otra gran pasión, la medicina, una vez abandonado el fútbol con tan sólo 31 años.

Juan Carlos Ablanedo. Nació el 2 de septiembre de 1963 en Mieres (Asturias). Siempre en su Spórting de Gijón, donde obtuvo tres Trofeos Zamora y llegó a convertirse en toda una institución bajo los palos. Una memorable actuación suya en la final frente a Italia, le valió a la Selección Sub-21 su primera Eurocopa de la categoría, en 1986. Con la absoluta, disputó 4 partidos, siempre como sustituto de Zubizarreta y recibió 2 goles, entre 1986 y 1991, siendo citado para los Mundiales de México-86 e Italia-90. De agilidad y reflejos deslumbrantes, está considerado el mejor portero de la historia del Spórting.

José María Jáuregui. Vino al mundo el 15 de marzo de 1896 en Las Arenas (Vizcaya). Indiscutible en el Arenas de Guecho durante 18 temporadas, conquistó un Campeonato de Copa en 1919. Disputó tres partidos internacionales, los que jugó la Selección en los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928. Encajó 9 goles, 7 de ellos en el desempate de cuartos de final ante Italia. Con él bajo los palos, España alineaba por vez primera a un portero que no era Zamora.

Guillermo Eizaguirre. Nació el 17 de mayo de 1909 en Sevilla. Siempre ligado al club hispalense, con el que logró un Campeonato de Copa en 1935. Guardameta completo, elegante, seguro y algo exagerado en las formas, fue otro de los grandes damnificados por compartir época con Zamora, por entonces, el mejor portero del mundo. Muchas convocatorias y sólo tres veces internacional, en los años 1935 y 1936, con nueve balones recogidos del fondo de sus redes. Como seleccionador nacional llevó a nuestro equipo al cuarto puesto en el Mundial de Brasil, en 1950.

Antonio Jiménez, Toni. Nacido el 12 de octubre de 1970 en La Garriga (Barcelona). Jugó en el Figueres, Rayo Vallecano, Espanyol (en dos etapas), At. Madrid y Elche. Obtuvo dos Trofeos Zamora (uno en Segunda División) y fue el guardameta titular de la Selección Olímpica que se colgó la medalla de oro en Barcelona-92. Con la absoluta disputó 3 compromisos internacionales entre 1998 y 1999, en los que logró mantener su portería a cero.

Juan Alonso. Nació en Fuenterrabía (Guipúzcoa) el 13 de diciembre de 1927. Defendió el marco del Logroñés, Ferrol, Real Madrid y Plus Ultra. En Chamartín, en once temporadas, conquistó 4 Ligas, 2 Copas Latinas y las 5 primeras Copas de Europa del club, siendo así el guardameta español que más títulos de campeón de Europa ostenta. En un período de gran rivalidad en la meta de la Selección, disputó dos partidos internacionales en 1958 y 1959, encajando 3 goles. Su firmeza, eficacia y regularidad, hicieron de él uno de los mejores de la época.

José Casas, Pepín. Nació en Valencia el 16 de noviembre de 1931. Guardó la portería del Alicante, UD Las Palmas (en dos etapas) y Real Betis. En octubre de 1963 recibió la llamada del equipo nacional para el partido de vuelta de los octavos de final de la Eurocopa. Un gol de Gento y una extraordinaria actuación del pequeño gran cancerbero valenciano, sirvieron a España para seguir adelante en una competición que acabaría ganado. Su segundo y último entorchado internacional tuvo lugar en Mestalla, en diciembre de ese mismo año, con una derrota por 2 a 1 ante Bélgica.

Antonio Betancort. Nació en Las Palmas de Gran Canaria, el 13 de marzo de 1938. Jugó en la UD Las Palmas (en dos etapas), Deportivo y Real Madrid, con el que consiguió seis Campeonatos de Liga, dos Copas del Generalísimo, una Copa de Europa y dos Trofeos Zamora. Dos veces internacional y un gol encajado, en 1965, contra Eire, en la clasificación para el Mundial de Inglaterra. De complexión fuerte, sobrio y sin florituras, tuvo una gran competencia bajo los palos del Madrid y la Selección Nacional. Suplente de Iríbar en Inglaterra-66.

Mariano García Remón. Nació en Madrid el 30 de septiembre de 1950. De la cantera del Real Madrid, pasó cedido por el Talavera y el Oviedo antes de recalar definitivamente en la primera plantilla, hasta su retirada quince temporadas después. De blanco logró 7 títulos de Liga, 4 de Copa, 2 Copas de la UEFA y 1 Copa de la Liga y mantuvo con Miguel Ángel, durante varios años,  una fructífera rivalidad por la titularidad de la portería madridista. Fue dos veces internacional, ambas en 1973 y recibió un gol. Portero muy completo, vivió un auténtico calvario con diversas lesiones graves que lastraron su gran proyección.

Abel Resino. Nacido en Velada (Toledo), el 2 de febrero de 1960. Pasó por el Toledo y el Ciempozuelos, antes de recalar en el Atlético de Madrid, donde se convertiría en uno de los mejores guardametas de España. Se retiró en las filas del Rayo Vallecano. Como colchonero conquistó dos Copas del Rey, una Supercopa y el Trofeo Zamora de la temporada 1990-91, la mejor de su carrera, con su plusmarca mundial de 1.275 minutos sin recibir un gol. Potente en el salto, autoritario con su defensa y de grandes reflejos, fue dos veces internacional (con tres goles), ambas en 1991, su mejor año.

Ricardo López. Nació en Madrid el 31 de diciembre de 1971. Ha jugado en el Real Ávila, Atlético de Madrid, Valladolid, Manchester United, Rácing de Santander y Osasuna, donde aún permanece. Con el Atlético logró una Liga y una Copa (fue el suplente de Molina en el gran año del doblete) y en Inglaterra, un Campeonato de Liga con el Manchester, club en el que se mantuvo dos temporadas. Dos veces internacional entre 2001 y 2002 y un gol encajado, viajó como portero suplente de Casillas al Mundial de Corea y Japón en 2002.

Manuel Vidal. Nació en Bilbao el 15 de octubre de 1901. Jugó en los tres grandes del fútbol español de su época, el Athlétic, con el que logró dos Campeonatos de Copa, el Barcelona, con el que conquistó la primera Liga en la temporada 1928-29 y el Real Madrid. El 22 de mayo de 1927, en un amistoso ante Francia disputado en Colombes, sustituía a Zamora bajo los palos de la Selección, disputando de esta manera, su único partido internacional. En los 41 minutos que estuvo en el campo, logró mantener su puerta a cero.

Juan José Nogués. Nació el 28 de marzo de 1909 en Borja (Zaragoza). Fue guardameta del Zaragoza y del Barcelona, equipo con el que logró la Copa del Generalísimo de 1942. Viajó como suplente al Mundial de Italia en 1934 y por lesión de Zamora, hubo de disputar el desempate de los cuartos de final frente a la selección anfitriona. Nuestro equipo cayó por uno a cero, lo que supuso el adiós de España al Campeonato y el de Nogués a la Selección.

José Pérez. Nació en Arrecife, Lanzarote (Las Palmas), el 24 de octubre de 1908. Después de pasar por equipos de las Islas como el Arenal y el Real Club Victoria, ficha por el Hércules de Alicante donde se convertiría en uno de sus principales baluartes. También jugaría en el Granada y el Marino. Fue el guardameta de la Selección en el primer partido de España después de la Guerra Civil, el 12 de enero de 1941. Disputó 42 minutos y no recibió ningún gol. El único internacional absoluto en la historia del Hércules.

José María Echevarría. Nacido en Algorta (Vizcaya) el 30 de octubre de 1920. De la cantera del Athlétic, logró el doblete con el primer equipo en la temporada 1942-43 y un Trofeo Zamora dos años antes. Seis veces seleccionado por el combinado nacional y una sola presencia en el marco español, en 1941, cuando sustituyó a Pérez en el primer compromiso internacional de la posguerra, recibiendo los dos goles de  Portugal (2-2). Con tan sólo 23 años, una enfermedad pulmonar le obligó a dejar la práctica del fútbol, poniendo fin a su corta y prometedora carrera como guardameta.

José Trías. Nació en Barcelona el 16 de octubre de 1921. Catorce temporadas guardando la meta del Español, interrumpidas por una en la que defendió la puerta del Murcia. Con los Periquitos alzó la Copa del Generalísimo en 1940 y le disputó a Martorell la titularidad bajo los palos durante varios años. Una vez internacional, en 1941, con victoria española sobre Portugal por 5-1.

Juan Acuña. Nació en La Coruña, el 13 de febrero de 1923. Toda su vida ligado al Deportivo, meta que defendería durante 20 años. Uno de los mejores guardametas de su generación y pretendido por todos los grandes de España, su fidelidad al equipo de su tierra le permitió lograr cuatro Trofeos Zamora pero, quizá, le privó de una carrera internacional acorde a sus excelentes condiciones. En diciembre de 1941, con 18 años y 10 meses, se convertía en el portero español más joven en debutar con la Selección, marca que aún perdura. En su único compromiso con España, recibió un gol. En 1950 viajó como tercer portero al Mundial de Brasil, donde no disputó ningún minuto, aunque sí pudo disfrutar de la cuarta plaza lograda por nuestro equipo.

José Bañón. Nacido el 19 de abril de 1922 en Alicante. Perteneció al Hércules y al Real Madrid, al que llegó con 21 años. Se adjudicó un Trofeo Zamora y alzó dos Campeonatos de Copa. De sorprendente elasticidad y agilidad, una afección pulmonar le retiró prematuramente, a los 27 años. Dieciocho convocatorias con la Selección y un partido disputado, en 1947, con dos goles recibidos.

Raimundo P. Lezama. Nació en Baracaldo (Vizcaya) el 29 de noviembre de 1922. A los 15 años, a causa de la Guerra Civil, marchó a Inglaterra donde permaneció  hasta 1941. Jugó en el Southampton y Manchester United, antes de regresar a España para enrolarse en el Arenas. De allí, al Athlétic, con el que vivió la época más gloriosa de su historia. Dos Ligas, seis Copas y un Zamora, junto a los Gaínza, Zarra, Panizo, Iriondo, Nando o Venancio, así lo atestiguan. Su influencia inglesa marcaría sus magníficas condiciones como guardameta, convirtiéndose en todo un innovador de la posición. El saque con la mano o a bote pronto, formaban parte de sus novedosos registros. Un partido internacional con dos goles encajados, en 1947, es su balance con la Selección. Uno de los grandes cancerberos vascos de la historia.

Fernando Argila. Nació el 26 de diciembre de 1922 en Barcelona. Comenzó dedicándose al baloncesto, aunque pronto cambiaría la canasta por los tres palos. Tres temporadas en el Barça (con un título de Copa) y 9 en el Oviedo, interrumpidas por la cesión de un año al Atlético de Madrid. En enero de 1954 ocupó por primera y única vez la portería del equipo nacional, ante Turquía, en partido clasificatorio para el Mundial de Suiza, con victoria española por cuatro tantos a uno.

Juan Antonio Deusto. Nació en Bilbao, el 8 de enero de 1946. Quince temporadas como profesional, repartidas entre el Athlétic, el Málaga y el Hércules. En San Mamés logró un título de Copa en cinco años, pero su eterna suplencia de un Iríbar en plenitud le obligó a emigrar al Málaga, donde viviría la cara y la cruz del fútbol. Un Trofeo Zamora en 1972, un partido internacional en 1973 y un descenso en 1975, año en el que aterrizó en el Hércules. Guardameta de una extraordinaria categoría, como a tantos otros coetáneos, Iríbar le privó de un mayor protagonismo. En su única presencia con la Selección, dos goles de Jupp Heynckes le amargaron el debut.

José Luis F. Manzanedo. Nació en Burgos, el 10 de febrero de 1956. Militó en el Burgos, Valencia, Valladolid, Sabadell y Cultural Leonesa. Con el cuadro ché consiguió 1Copa del Rey, 1 Recopa de Europa, 1 Supercopa de Europa y 1 Trofeo Zamora. De grandes reflejos y agilidad, otros grandes porteros de la época le cerraron las puertas de la Selección. Una vez internacional, en 1977, sustituyendo a Arconada en el descanso. Venció España y mantuvo su portería a cero.

José Manuel Ochotorena. Nació en San Sebastián, el 16 de enero de 1961.De la cantera del Real Madrid, debutó con los grandes con apenas 20 años por una huelga de jugadores profesionales. Dos temporadas después subió definitivamente al primer equipo, donde tuvo una gran competencia con Miguel Ángel primero y Buyo después. Con esa plantilla, levantó 3 Ligas, 1 Copa, 2 Copas de la UEFA y 1 Copa de la Liga. Fichó por el Valencia, con el que alcanzó su mejor nivel, con un Trofeo Zamora y la convocatoria para el Mundial de Italia en 1990. Jugó también en el Tenerife, Logroñés y Rácing de Santander. Una vez internacional, en 1989, con victoria sobre Polonia por 1-0.

Julen Lopetegui. Nacido el 28 de agosto de 1966 en Asteasu (Guipúzcoa). Perteneció al Real Madrid, UD Las Palmas, Logroñés, Barcelona y Rayo Vallecano. Sin apenas oportunidades en los dos grandes del fútbol español, sí pudo saborear, al menos, 1 Liga, 1 Copa, 4 Supercopas y 1 Recopa. En el Logroñés, sí gozó de oportunidades para demostrar que era uno de los mejores porteros de España. Jugó un partido con el equipo nacional, en 1994, y formó junto a Zubi y Cañizares el trío de guardametas para el Mundial de Estados Unidos. El único internacional en la historia del Logroñés y actual seleccionador Sub-21.

Juan Miguel García, Juanmi. Nació en Cartagena (Murcia), el 9 de marzo de 1971. Pasó por el Cartagena, Real Madrid, Zaragoza, Deportivo, Murcia y Nástic de Tarragona. Conquistó 3 Copas del Rey, 1 Recopa y 1 Supercopa. Cartagenero él, curiosamente disputó su único partido internacional en su ciudad natal, en un amistoso en el que España venció por 3-0 a Polonia, en enero de 2000.

César Sánchez. Natural de Coria (Cáceres), nació el 2 de septiembre de 1971. Perteneció al Valladolid, Real Madrid, Zaragoza y Valencia. Con los merengues vivió su mejor momento, pues no en vano consiguió 2 Ligas, 2 Supercopas, 1 Liga de Campeones, 1 Supercopa de Europa y 1 Copa Internacional, llegando incluso a arrebatarle la titularidad al mismísimo Casillas. De grandes condiciones y muy completo, no tuvo tanta suerte en la Selección, en la que jugó sólo un partido y recibió los 4 goles con los que Alemania nos vapuleó en un amistoso, en agosto de 2000.

Pedro Contreras. Nació en Madrid el 7 de enero de 1972. Perteneció a la plantilla del Real Madrid que logró 1 Liga, 1 Supercopa, 1 Copa de Europa y 1 Copa Intercontinental. Sin opciones de jugar en el club blanco, fue cedido una temporada al Rayo Vallecano, para terminar fichando por el Málaga (una Intertoto), el Betis (una Copa del Rey) y el Cádiz. Una vez internacional y cero goles recibidos, en octubre de 2002. El tercer portero de España en el Campeonato del Mundo de Corea y Japón.

Daniel Aranzubía. Nació el 18 de septiembre de 1979 en Logroño. Canterano del Athlétic, perteneció al primer equipo durante 8 temporadas, hasta recalar en el Deportivo de La Coruña en el verano de 2008. En el equipo de Riazor ha conquistado una Copa Intertoto y aún se mantiene como titular. En 1999 alternó el puesto con Casillas en el Mundial Sub-20 de Nigeria que conquistó España y fue el cancerbero titular en los Juegos de Sydney al año siguiente, donde nuestro equipo logró la medalla de plata. Con la Selección absoluta disputó un encuentro, sin recibir gol alguno, en junio de 2004. Convocado para la Eurocopa de Portugal de ese mismo año, vio desde el banquillo los tres partidos de nuestro equipo.

Diego López. Nació en Paradela (Lugo), el 3 de noviembre de 1981. Ha jugado en el CD Lugo, Alcorcón, Castilla, Real Madrid, Villarreal y Sevilla. Recientemente recuperado para el equipo de Concha Espina, por la lesión de Casillas, ocupa su portería desde el pasado mes de enero. Precisamente como suplente de Iker, vivió la consecución del Campeonato Nacional de Liga de la temporada 2006-07. Una vez internacional, en Macedonia, en agosto de 2009, manteniendo su puerta a cero. Muy seguro y con grandes reflejos,  fue el tercer portero en la Copa Confederaciones de Sudáfrica, en la que España se colgó la medalla de bronce.




La historia del C. D. Manchego y del R. Madrid, comparte un nombre común: Manuel Mendía Santos

Los estudios realizados del equipo madrileño apuntan que uno de sus fundadores fue Manuel Mendía Santos, que actuaba de mediocampista y delantero. Su condición futbolística no debió ser muy buena, sin embargo, porque en los entrenamientos de aquellos primeros tiempos actuaba en el  equipo reserva, llegando  a ser capitán pero del tercer equipo. Sin embargo su aportación al Madrid Foot ball Club (así se denominaba entonces el actual Real Madrid C. F.) será como directivo (en estos inicios los jugadores eran también los integrantes de la junta directiva) ocupando sucesivamente la secretaría, la tesorería y una vocalía en el periodo que estuvo en el club, entre 1901 y 1904, siendo precisamente el primer secretario en la historia de la sociedad, que además firmó el acta de la aprobación de los primeros Estatutos del Club en 22 de abril de 1902; dadas sus dotes artísticas, quedó encargado, junto al también socio y presidente accidental Enrique Varela, (eminente dibujando años después, coetáneo de Carlos Vázquez) en decorar el nuevo local del club en la avenida de Felipe II,  inmediato a la plaza de toros, en el madrileño barrio de Salamanca alquiladao en octubre de aquel mismo año, por 30 pesetas al mes.

A lo que vamos. Manuel Mendía, debió nacer en La Coruña hacia 1881 por lo que, como la mayoría de los sportman de la época eran estudiantes que mataban el gusanillo con la práctica del fútbol mientras encauzaban sus vida profesionales. Sus inquietudes le llevaban más allá, escribiendo en la prensa local bajo el seudónimo de M. Tossan (su segundo apellido era Santos).

Dejó el Madrid en 1904, y también la directiva, enrolándose en otro equipo madrileño, el Moncloa quizá buscando jugar en el primer equipo, lo que evidentemente no había conseguido en el Madrid. Aquí estuvo al menos hasta 1907, marchando a continuación a San Sebastián, donde se le ve jugando en el equipo del San Sebastián Recreation, y en 1910 en la recién creada Real Sociedad.

Para 1917 recaló en Ciudad Real donde ejercerá más de 33 años donde aprobó las oposiciones de profesor de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios y también en la de Magisterio simultáneamente. Aquí se mantendrá tal vez hasta los años cincuenta cuando se debió jubilar por su edad (en 1951 precisamente se le tributa un homenaje a su persona), siendo maestro entre otros, de López Villaseñor ó José Corral Díaz. Aunque tuvo una intensa y activa vida profesional concursando y obteniendo diversos premios en dibujo y pintura, se hará especialmente popular por la elaboración de pergaminos (que era el recurso de aquellos años para reconocer públicamente a los personajes ilustres, destacando el que elaboró por encargo de la Diputación provincial para entregar al Gobernador Civil en 1928). Para 1929 se incluye su nombre en el grupo de fundadores del Club Deportivo Manchego (fundado en 22.4.1929), equipo que tendrá una larga y azarosa vida futbolística con varias desapariciones (la última hace apenas unos meses), integrando la primera junta directiva que se eligió en torno al presidente Félix García Ibarrola, asignándole la vicepresidencia, que ya había ostentando curiosamente en el Real Madrid, veintisiete años atrás.




El nacimiento del fútbol en Costa Rica (1899)

Introducción

La vinculación formal de Costa Rica con la economía mundial -lograda a mediados del siglo XIX por medio del café- le permitió entrar en contacto más directo con diferentes formas de pensamiento y productos culturales que remodelaron todos los ámbitos de la vida del costarricense. A finales del siglo XIX con el ascenso de los liberales al poder, el país cuenta con una burguesía madura que crea un elaborado sistema de control social mediante el cual transmite e impone su visión al resto de la sociedad1. Dentro del proyecto político-cultural de este sector existe toda una intención por homogeneizar la cultura, donde su visión particular del mundo prevalece, imponiéndose a las demás agrupaciones sociales, asumiéndolas estas para la unidad de los fines económicos y políticos y para la unidad intelectual y moral.

Producto de la europeización cultural de la burguesía nacional, las políticas sociales del Estado se concentraron en controlar, vigilar, civilizar y supervisar a los diferentes sectores subalternos, con el fin de popularizar y vulgarizar los valores y prácticas burguesas, las cuales se consideraban de acuerdo al ideario liberal como los que podían llevar al país al progreso, todo lo cual era producto de la cultura secularizante y cosmopolita en la que se desenvolvía dicho sector desde mediados del siglo XIX.2

Fundamentado en el contexto anterior es que el presente artículo pretende estudiar la importancia de la aparición del fútbol en Costa Rica en 1899 en el tiempo libre de los diferentes sectores sociales costarricenses.

La atrevida intromisión: La aparición del fútbol en Costa Rica (1899)

Con la fundación del Jockey Club de Costa Rica en 1873 se introduce el deporte en este país, su práctica estará estrechamente vinculada con las principales colonias extranjeras radicadas en San José y Puerto Limón -europeas y estadounidense principalmente-, ya que debido a sus lazos socio afectivos con la burguesía nacional y a sus intereses comerciales en torno al café y al banano, es lógico que los primeros clubes deportivos se fundaran en aquellos dos lugares, reforzando así la identidad de clase de esos sectores. De lo anterior se deriva el hecho de que las primeras asociaciones deportivas se dedicaran a actividades que sólo estaban al alcance de sus integrantes, debido a que ellos tenían el suficiente tiempo libre, dinero y preocupación por su salud y apariencia física, aspectos que les permitían sostener sus asociaciones, las cuales tenían un carácter clasista y exclusivo. Basta con observar los nombres de las disciplinas a que se dedicaban: hípica, beisbol, ciclismo y esgrima.3

La revisión de fuentes hemerográficas de Costa Rica confirma que el inicio de las prácticas del fútbol en este país se ubica a principios de julio de 1899 en San José, más específicamente en La Sabana, según lo comprueba La Opinión del martes 4 de julio del año antes citado:

«El domingo estuvimos presenciando [el juego

de Foot-Ball] en la Sabana, formado por per-

sonas de nuestra culta sociedad. Nos parece la

distracción bastante higiénica y algo divertida.

¡Very Well!»4

La Sabana

La Sabana

Otra de las primeras noticias que se tienen acerca de la práctica del balompié, es una que La Prensa Libre publicó el día jueves 6 de julio de 1899, donde se destaca la ejecución que algunos niños hacían de este deporte:

«Bueno y conveniente es el juego de pelotas para

los niños porque ello, más que nada, desarrolla la

musculatura y da vida al organismo. Pero debiera

buscarse para esos juegos ciertos lugares como las

plazas ó la Sabana, y no las calles públicas en donde

siempre hay transeúntes. Sabemos que el martes hubo

varias personas que fueron golpeadas por las bolas. Eso

debe de corregirlo la policía».5

Es de notar cómo se trataba de corregir la práctica desordenada del fútbol en las calles josefinas de antaño y se procuraba encauzar su práctica en sitios donde no afectara la integridad física de las personas, como era La Sabana, por ejemplo.

Junto con lo anterior, hay que señalar la idea que se plantea de que muy posiblemente en sus orígenes en el país la práctica del fútbol era coto cerrado de las personas adultas. Sin embargo, se sabe que algunos niños dejaban de asistir a la escuela, por preferir la práctica del «juego de pelota»:

«[De nuevo] encargamos a la policía los grupos

de niños que se forman en las calles públicas a

jugar a la pelota, con el peligro inminente de las

narices de los transeúntes; por la esquina de

La Granja ya no se puede pasar; se ve que los

niños de esos lados han dejado la escuela para

atender al juego; que grandes batidas las que se

forman allí».6

Los continuos partidos de fútbol realizados en 1899 provocaron poco a poco gran admiración entre los espectadores, según se desprende de un artículo de periódico de agosto de 1899:

«[El juego] de [foot-ball] que tuvo lugar el domingo

en la Sabana, demuestra que ya los sportmen han

adquirido mayor afición al divertimento [english

divertiment] y mas destreza en el sport. Oy yes,

very well, [a]ll right. -God save the queen».7

De la cita anterior se puede deducir la importancia que las costumbres inglesas tenían entre la burguesía, así como la apropiación que realizó en este sentido.

A los aficionados al balompié no les importaban las inclemencias del tiempo, por ejemplo, en la mañana del domingo 3 de setiembre de 1899 hubo en La Sabana gran número de jugadores practicándolo, aún cuando el suelo estaba mojado por haber llovido el día anterior.8

La principal diferencia entre el fútbol y el resto de las disciplinas deportivas que se practicaban hasta ese momento, es que este introduce dos elementos que se encuentran ausentes en las otras disciplinas deportivas: la representación nacional y la lucha deportiva entre el grupo dominante y el sector trabajador -este último representado por ingleses-, lo cual ocurre en el ambiente de fiesta cívica del 15 de setiembre de 1899, fecha en que se celebra la independencia nacional.

Estos dos elementos son fundamentales, ya que las otras disciplinas deportivas se realizaban básicamente entre individuos pertenecientes al mismo estrato social, donde no existía la participación del elemento trabajador.

El Equipo Costarricense. De pie en el orden usual: Frederic Nutter Cox, Fernando Montealegre, Juanito Montealegre y Carlos Millet. Segunda fila: Chale Chamberlain, Óscar Pinto, Enrique Brenes Mora, Arturo Brenes Mora y Chame Carranza. En el suelo: Roberto Pinto, Mariano Montealegre, Alberto Brenes Mora y Gonzalo Quirós Fonseca. Foto propiedad de Rodrigo Calvo.

El Equipo Costarricense. De pie en el orden usual: Frederic Nutter Cox, Fernando Montealegre, Juanito Montealegre y Carlos Millet. Segunda fila: Chale Chamberlain, Óscar Pinto, Enrique Brenes Mora, Arturo Brenes Mora y Chame Carranza. En el suelo: Roberto Pinto, Mariano Montealegre, Alberto Brenes Mora y Gonzalo Quirós Fonseca. Foto propiedad de Rodrigo Calvo.

Los nombres de los contendientes en el partido del viernes 15 de setiembre de 1899 son los siguientes:

Equipo Costarricense: Alberto Brenes Mora (capitán), Óscar Pinto, Gonzalo Quirós, Enrique Brenes Mora, Arturo Brenes, Guillermo Montealegre, Mariano R. Montealegre, Jaime Carranza, Carlos Millet, Juan Montealegre y Roberto Pinto. Suplentes: R. Giralt y J.M. Quirós Blanco.

Equipo Extranjero: R. Johnston (Capitan), C. White, G. Riotte, J. Fenton, J. Harbottle, R. Baird, E. Jenkins, J. Phillips, T. Richards, B. Baldroin y D. White. Suplentes: Dr. H. Farmer y W. Desborough. Juez: Dr. H. Pirie.9

El Equipo Extranjero. De pie en el orden usual: Frederic Nutter Cox (segundo de izquierda a derecha), Jim Kelly, Charles Lankester y Robert Johnston. Segunda fila: William White, John Scott, Robert Bishop, Thomas Johnston y Robert Baird. En el suelo: Andy Phillips, John Guillen y William Farmer. Foto propiedad de Rodrigo Calvo.

El Equipo Extranjero. De pie en el orden usual: Frederic Nutter Cox (segundo de izquierda a derecha), Jim Kelly, Charles Lankester y Robert Johnston. Segunda fila: William White, John Scott, Robert Bishop, Thomas Johnston y Robert Baird. En el suelo: Andy Phillips, John Guillen y William Farmer. Foto propiedad de Rodrigo Calvo.

Otro de los primeros encuentros balompédicos de los que se tiene conocimiento fue el estaba previsto para mediados de octubre de 1899, entre el segundo equipo del Club Sportmen de La Sabana -con lo que se supone que esta asociación haya estado integrada por más de once jugadores- y el «Partido Azul» del Liceo de Costa Rica, destacándose entre estos últimos algunos muy tenidos por su destreza, entre los que sobresalen algunos futuros políticos, médicos e intelectuales como: León Cortés Castro, Joaquín García Monge, Solón Núñez y Tobías Zúñiga Montufar.10

Es fundamental señalar la participación de los alumnos del Liceo de Costa Rica, que era el principal centro educativo del país, donde ingresaban a estudiar jóvenes provenientes de lugares alejados del Valle Central, los cuales esparcieron la práctica del fútbol al retornar a sus lugares de origen.

Un hecho que distinguió al fútbol del resto de las otras disciplinas deportivas fue la asistencia de un Presidente de la República a un partido de dicho deporte, ya que el Lic. Rafael Iglesias Castro asistió en la mañana del lunes 25 de diciembre de 1899 a presenciar el partido efectuado entre costarricenses e ingleses, lo cual parece haberle impreso a este deporte un carácter «oficial», pues contaba con el patrocinio del Presidente:

«Para estimular el gusto del foot-ball y sabiendo

que este juego desarrolla el vigor del cuerpo a la

par que corrige las costumbres, el señor Presidente

de la República ha ofrecido a los jóvenes que se

dedican a tan saludable ejercicio, su cooperación

en todo sentido».11

Lo anterior permite esbozar la idea de que el Presidente Iglesias trataba de impulsar el fútbol como un deporte de interés nacional, al cual tenía acceso el sector popular costarricense. Aunque es probable que el verdadero interés de don Rafael en el fútbol era recobrar popularidad, ya que es sabido que gobernó en forma dictatorial durante los ocho años que estuvo en el poder.12

Lic. Rafael Iglesias Castro. Presidente de Costa Rica (1894-1898) y (1898-1902)

Lic. Rafael Iglesias Castro. Presidente de Costa Rica (1894-1898) y (1898-1902)

Con respecto al partido en mención, hay que apuntar que dio inicio a las ocho y media de la mañana, siendo amenizado por la banda marcial. Cada equipo portaba su correspondiente uniforme y los ingleses ostentaban en su campo un hermoso pabellón británico. El partido fue ganado por los ingleses, sobresaliendo entre los perdedores Óscar Pinto, quien conquistó ese día, el puesto de mejor jugador de fútbol de Costa Rica.13

Conforme nuevas diversiones comenzaron a ser aceptadas y practicadas por la burguesía josefina -como fue el caso del fútbol-, se comenzó a pensar en introducirlas entre las formas de celebración, que hasta ese momento se conocían en San José, siendo una de las más importantes las ya famosas fiestas cívicas de esta ciudad:

«Ya es tiempo de que abandonemos la rutina ridícula

y la tradición sosa. Nuestras fiestas cívicas, como

hasta ahora se han celebrado, no pasan de ser un

reflejo de barbarie ó de incultura al menos. Esas

mascaradas grotescas, esas corridas de toros y

á veces de vacas, esa manera de divertirse

bacanalmente el pueblo, á fuerza de licor blanco

ó sea de guaro; esa alegría manifestada en la riña

y en el salvajismo de los alaridos inarmónicos y

olorosos á anís y ron colorado; esa fiebre de juego

prohibido y de abuso sin límites, nada bueno dicen

a favor de la cultura y de la moralidad del pueblo.

Que vengan los carnavales en donde el arte

resplandece, los festejos delicados, los

beneficiosos sports y todo aquello que no

evoque la memoria llena de polvo de la era de

la conquista y de la vida de los indios

incivilizados».14

Del párrafo anterior sobresale un discurso que tiene el objetivo de «civilizar», «educar», y a la vez, «modernizar» las formas tradicionales de celebración y festejo que los sectores populares venían conservando y practicando hasta ese entonces, con el fin de adaptarlas a nuevas formas de diversión que se consideraban más cultas, como por ejemplo, los carnavales y los juegos deportivos.

A principios de diciembre de 1899, el entusiasmo por el balompié comienza a convertirse en un aspecto muy importante para los habitantes de la ciudad de San José, ya que en esta se habían formado tres equipos de fútbol.15

Conclusión

Con respecto al origen del fútbol en Costa Rica este se encuentra directamente vinculado a jóvenes estudiantes pertenecientes a las principales familias de la burguesía cafetalera nacional y a alumnos y personal docente del Liceo de Costa Rica, destacándose los estudiantes de esta institución como elementos propagadores del fútbol en el ámbito nacional.

Los factores que hicieron del balompié un deporte con características especiales para el costarricense son los siguientes: introduce el elemento de representación nacional y la lucha deportiva entre el grupo dominante y el sector trabajador, factores que diferencian al fútbol de las demás disciplinas deportivas que se venían practicando a fines del siglo XIX, las cuales eran ejecutadas entre individuos pertenecientes al mismo grupo social.

Otro factor que marcó la diferencia en el fútbol es que fue el primer deporte al que asiste un Presidente de la República, lo que posiblemente le haya imprimido un carácter oficial y de interés nacional, aunque es probable que también haya sido un medio para ganar popularidad y hacer imagen política.


1 Gil Zúñiga, José Daniel. «Controlaron el espacio, hombres, mujeres y almas 1880-1941». En: Seminario: «Fin de Siglo XIX e identidad nacional en México y Centroamérica». Museo Histórico Cultural Juan Santamaría. Alajuela, Costa Rica, 11-14 de mayo de 1999.

2 Molina Jiménez, Iván y Palmer, Steven, eds. Héroes al gusto y libros de moda. Sociedad y cambio cultural en Costa Rica (1750-1900). San José: Editorial Porvenir, 1992; ________.  El paso del cometa. Estado, política social y culturas populares en Costa Rica (1800-1950). San José: Editorial Porvenir, 1994; Molina Jiménez, Iván. El que quiera divertirse. Libros y sociedad en Costa Rica (1750-1914). San José: EUCR, 1995; Fumero Vargas, Patricia. Teatro público y Estado en San José 1880-1914. Una aproximación desde la historia social. San José: EUCR, 1996; Acuña, Gilbert, et al. «Las exhibiciones cinematográficas en Costa Rica (1897-1950)». Memoria de Seminario. Licenciatura en Historia. Universidad de Costa Rica. 1996; Enríquez Solano, Francisco José. «Diversión pública y sociabilidad en las comunidades cafetaleras de San José: El caso de Moravia (1890-1930)». Tesis de Maestría en Historia. Universidad de Costa Rica. 1998; Urbina Gaitán, Chester. «¿Promoción o prevención? Alcoholismo, Estado e Iglesia en Costa Rica (1850-1936)». En: Repertorio Americano. Heredia: EUNA. Nueva Época. Nro. 7. Enero-Junio de 1999; _________. «Programas radiales, Estado e identidad nacional costarricense (1938-1939)». En: Revista Electrónica de Historia.  Vol.1. Nro.  3.  Abril-Junio del 2000. En: http://ns.fcs.ucr.ac.cr/~historia/portada.html ________. «Homogeneizando culturas. Peleas de gallos, corridas de toros y Estado en Costa Rica (1883-1914)». En: «Revista de Ciencias Sociales». San José: EUCR. Año 43. Nro. 89. 2000-II; y, _________. «Circo, nigromancia y prestidigitación en Costa Rica (1867-1914). Una aproximación desde la historia social». En: ibid. San José: EUCR. Año 43. Nro. 95. 2002-I. En general estas obras refieren que el Estado usó la sociabilidad para transmitir patrones culturales e identitarios -principalmente de tipo nacionalista- con el fin de mantener el respeto a la jerarquía de clase. Sin embargo, su control social se concentró alrededor del Valle Central, región que resumía en torno a sí la idea de nación.

3 Urbina Gaitán, Chester. Costa Rica y el deporte (1873-1921). Un estudio acerca del origen del fútbol y la construcción de un deporte nacional. Heredia: EUNA, 2001. pp.21-62.

4 La Opinión. 4 de julio de 1899. p.3. El paréntesis es mío.

5 La Prensa Libre. 6 de julio de 1899. p.3.

6 ibid. 7 de julio de 1899. p.3. El paréntesis es mío.

7 ibid. 22 de agosto de 1899. p.3. Los paréntesis son míos.

8 La República. 5 de setiembre de 1899. p.2.

9 ibid. 15 de setiembre de 1899. p.3.

10 ibid. 18 de octubre de 1899. p.3. Con respecto a los nombres de los posibles integrantes del «Partido Azul» del Liceo de Costa Rica se obtuvieron de los libros de registro del Liceo de Costa Rica de 1899 y 1900 y los bachilleres de 1899.

11 La República. 25 de diciembre de 1899. p.3.

12 Para más información acerca de la dictadura del Lic. Rafael Iglesias Castro se recomienda la lectura del libro: Orlando Salazar Mora. El apogeo de la República Liberal en Costa Rica 1870-1914. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1990.

13 La República. 29 de diciembre de 1899. p.2.

14 ibid. 21 de setiembre de 1899. p.2. La negrita es mía.

15 ibid. 5 de diciembre de 1899. p.3.




La Copa Seamen’s de 1904: el trofeo más antiguo de Andalucía

La vinculación entre el «Huelva Recreation Club» y el «Seamen´s Institute» onubense  fue muy estrecha a partir de 1896, cuando el Recreation Club se pone en manos de los rectores del Seamen´s, que en gran medida eran los mismos que los del Club, para que de ese modo tutelaran los pasos de éste a partir de entonces.

El carácter futbolístico del Recreativo se perpetua bajo la tutela del Seamen´s Institute:

El Recreativo de Huelva, tenía un marcado carácter futbolístico, tal y como lo pone de relieve el hecho de que llegó a jugar, que se sepa documentalmente, entre 1888 y 1893 un total de 17 partidas de football frente por ejemplo a las 6 reuniones de lawn tennis y cricket.

Dicha circunstancia además, también queda puesta de manifiesto con el testimonio del propio D. José Muñoz, en el mes de Marzo de 1892 en la revista «Crónicas del Sport», Vocal del Club en 1889 y que luego también fuera vicepresidente del Recreativo en 1904. Como dato curioso podemos también añadir que fue el propio Sr. Muñoz el que donó la Copa Seamen´s de la que versa este artículo. Leamos lo que dice su testimonio y cómo deja muy claro que «principalmente se disputaban partidas de football«:

copa-seamens-1

La práctica del football, que a partir de 1896 quedó circunscrita a los marineros ingleses y la colonia inglesa, siguió desarrollándose en los terrenos del Velódromo, cedidos exclusivamente al «Huelva Recreation Club» en 1892 por la Compañía minera de Rio Tinto.

Si bien existen bastantes referencias al respecto,  el Recreativo de Huelva, durante dicha etapa, aún bajo la tutela del propio Seamen´s Institute, obviamente siguió teniendo autonomía propia. De hecho esto queda bastante de relieve en la siguiente nota de prensa de 2 de Febrero de 1899, en la que se cita al Sr. Williams Alexander Mackay como «presidente del Huelva Recreation Club» y abiertamente se habla de los «demás invitados de la junta«:

copa-seamens-2

(………)

copa-seamens-3

Finalmente, el «Huelva Recreation Club», decide retomar su andadura al margen del Seamen´s Institute y en enero de 1903 notifica dicha decisión al propio Alcalde de Huelva:

copa-seamens-4

El 15 de Mayo de 1903, el Dr. Mackay hace público en una nota de prensa que aparece en el diario «La Provincia» el que sería el «nuevo Reglamento» del Club Decano. Dicho Nuevo Reglamento fue presentado el 18 de Mayo de 1903 en el Gobierno Civil de la Provincia conforme a la Ley de Asociaciones de 1887, al objeto de hacer las modificaciones pertinentes oportunas en su anterior inscripción. Dicha nota de prensa es del 20 de Mayo de 1903:

copa-seamens-5

20 de Mayo 1903. “La Provincia”

20 de Mayo 1903. “La Provincia”

Durante todo ese periodo el Club se afana en mejorar y construir nuevas instalaciones en el Velódromo para regocijo de los nuevos socios. Finalmente en Octubre de 1904 el nuevo pabellón y nuevas instalaciones del Club para el football y el Cricket ya estaban listas para su uso.

La inauguración «no oficial», de las nuevas instalaciones se produce el 15 de Octubre, con una partido de football entre el Club Onubense y el Club de Riotinto.

La historica disputa de la Copa Seamen´s:

El día 30 del mes de Abril de 1904 el Seamen´s y el Recre acordaron una partida de football entre los socios del «Huelva Recreation Club» y los marineros del «Seamen´s Institute» para la cual se ponía en juego una bonita Copa de Plata donada por el entonces Vicepresidente y activo socio D. José Muñoz: La «Copa Seamen´s«.

Y si bien existen algunos indicios de partidas disputadas anteriormente entre ambos «teams», por causas no del todo claras dicho match previsto para el día 30 de Abril finalmente no pudo disputarse quedando pospuesto para el 6 del mes de Noviembre. Es probable que teniendo en cuenta la inminente inauguración del nuevo Pabellón e instalaciones del Club para finales del mes Octubre de ese año, ambas instituciones decidieran hacer coincidir con los actos de la propia inauguración la disputa de dicha hermosa Copa de plata.

Finalmente el partido entre ambos equipos se jugó como decíamos el día 6 de Noviembre de 1904, según consta en la diario local «La provincia» de ese mismo día. Y el resultado, otra vez no fue nada positivo para el cuadro Recreativista: 4-2 ganaron los británicos.

Diario El Gráfico. 18 Noviembre de 1904

Diario El Gráfico. 18 Noviembre de 1904

El Gráfico. 18 Noviembre de 1904. La Copa ganada por el Seamen´s

El Gráfico. 18 Noviembre de 1904. La Copa ganada por el Seamen´s

La Copa Seamen´s no se trataba de un título que fuera dirimido a una sola partida o a un único desafío, sino que tenía por objeto estar en posesión y custodia de aquel que la ganara en la última edición en la que dicha Copa hubiera sido puesta en litigio, si bien aquel que la ganara tres veces consecutivas finalmente se haría con la propiedad de la misma. Se trata de una tradición típicamente británica y que trataba de perpetuar los lazos deportivos entre dos o mas «teams».

Así pues en el primer desafío la Copa se fue a las vitrinas del Seamen´s, pero los del Recreativo no debieron quedarse muy conformes y dos domingos después, el 20 de noviembre de 1904, vuelven a disputarla. La victoria por fin sonríe a los del Recreativo, según se expone la prensa local onubense.

Existen algunos indicios de que el «Huelva Recreation Club» había levantado la Copa de la Raza en 1893 y la Copa Heráldica en 1898, pero fehacientemente y en base a pruebas documentales estrictas se puede considerar que es ese día del 20 de Noviembre de 1904 la primera vez que un capitán del Recreativo de Huelva levanta una copa ganada por el Club Decano. Fue William Alcock, ante un emotivo discurso del Reverendo Jeffrey, en la Capilla Anglicana del propio «Seamen´s Institute».

A partir de ahí se sucedieron los partidos, varios cada año, llegando a contabilizarse, según se puede extraer en el diario «La Provincia», hasta 40 encuentros disputados entre el «Seamen´s» y el «Recreation Club».

Finalmente el 1 de enero de 1911 el Recre gana al Seamen´s por 12-0 y la Copa de plata pasa a ser propiedad definitiva del «Real Club Recreativo de Huelva» al tratarse de la tercera victoria consecutiva, según «La Provincia» del 2 de Enero de ese año.

El Recreativo de Huelva, antes de ese 1 de Enero, ya había ganado en otras ocasiones tres veces seguidas al Seamen´s, pero la propiedad de la Copa siguió disputándose entre ambos. Parece obvio que era clara la voluntad del Club y del propio Seamen´s de mantener la tradición establecida en 1904 y los lazos de hermandad existente entre ambos desde 1896.




La tournée de los argentinos «Gimnasia y Esgrima»

Corría el mes de enero de 1931 cuando desembarcaba en nuestro Puerto de La luz, la Delegación deportiva enviada a Europa, el equipo campeón de la Argentina, «Gimnasia y Esgrima», de La Plata. Dicha embajada, serían nuestros huéspedes. En nuestro «terruño» jugaron cinco encuentros. Hoy vamos a reseñarles el primero de ellos.

—oOo—

Domingo, 11 de enero de 1931

AMISTOSO INTERNACIONAL

GIMNASIA Y ESGRIMA

MARINO .C.

Dosis de ensueños, emotividad, carácter, ilusión, fantasía, pasión, y… cuantos otros «ingredientes» o «regates» se quieran introducir en la coctelera para la jornada deportiva de hoy

El Gimnasia y Esgrima, vence al Marino F. C.

escudo

3 – 2. El Stadium. Con motivo del encuentro de fútbol concertado entre el Gimnasia y Esgrima, de La Plata, República Argentina y el Marino F. C., subcampeón de Gran Canaria, presentaba el Campo de Deportes España, uno de sus habituales aspectos, en días de gran solemnidad balompédica.

La gradería «popular», salvo algunos claros, se encontraba abarrotada de público, lo propio ocurría con la «universitaria», y en las sillas de pista, palcos, preferencia y otros sectores del campo, el público ocupaba asientos en gran número.

El interés que había despertado el encuentro era grande. Y se justificaba sobradamente. El equipo forastero había triunfado en Madrid y Barcelona, frente a fuertes cuadros de reconocida valía y ello era aliciente principalísimo para que el debut del equipo argentino, arrastrara al Campo de Deportes España aquella formidable masa de aficionados al noble deporte.

Antes de comenzar. Flotaba en el ambiente la impaciencia que se había apoderado de todos los que nos encontrábamos en el campo, y los comentarios y augurios sobre el resultado del encuentro eran muchos y variados.

Los equipos en la cancha. A las tres y veinticinco minutos irrumpió en la cancha el Gimnasia-Esgrima, que es recibido con una prolongada salva de aplausos, a los que contestan los homenajeados con los ¡hurras! de rigor. Momentos después aparecen los subcampeones, repitiéndose la ovación.

El árbitro. De común acuerdo entre los directivos de ambos clubes, es designado para arbitrar el encuentro el colegiado don Ambrosio Díaz Casanova, uno de los más competentes de nuestro Colegio.

Sorteo del campo y entrega de un banderín. Verificado el correspondiente sorteo del campo eligen puerta los forasteros, que optan por la del poniente, y Guerra, hace entrega al capitán forastero de un artístico banderín con los colores populares.

Y entre los ¡hurras! de los azules y los aplausos del público, los jugadores pasan a ocupar sus puestos respectivos.

Alineación de los equipos. Los «onces» contendientes se alinearon así:

Gimnasia-Esgrima: Bottasso; Di Giano, Tarrio; Chalú, Minella, Belli; Curell, Arrillaga, Díaz, Demaría y Morgada,

Marino: Aparicio; Matías, Guerra; Del Pino, González, Rodríguez; Victorio, Sosa, Domingo, Toledo y Sosa II

Comienza el partido. A las tres y treinta en punto Domingo pone en juego el balón y la delantera azul, en rápido avance, se desborda hacia la portería forastera, falla Tarrio, en la defensa y Victorio se cuela limpiamente, centra un balón muy pegado al marco, interviene Bottasso y la jugada degenera en un córner, que Toledo envía fuera del campo por encima de las mallas. El público deja oír sus primeros aplausos.

Seguidamente una nueva arrancada de los populares degenera en otro córner, que saca Rodríguez y que Minella se encarga de alejar.

El referee corta el juego impetuoso de los subcampeones pitando varios «fauts».

A un fallo de Guerra, el ala derecha forastera se interna en los terrenos del goal y Aparicio interviene con gran soltura deteniendo un balón que le sirve Arrillaga.

Una jugada espeluznante. El esférico desde la tripleta central popular, pasa a los pies de Toledo, que lo cede, con mucha rapidez a Victorio, corre éste la línea, centra de manera admirable y Sosa I, mete la cabeza, besando el balón el larguero.

La ovación, premiando la bonita jugada, es atronadora.

A continuación un chut de Arrillaga, origina un córner en la puerta popular, que es tirado sin consecuencias.

El primer «goal». Corresponde el honor de hacer funcionar por primera vez el marcador a los de casa y en la siguiente forma:

La línea de ataque azul y en vistoso avance llega a las mallas encomendadas a Bottasso, sin que pudieran impedirlo medios y defensas forasteros, a pesar de los esfuerzos realizados y a un centro de Victorio, templado, matemático, enorme, Toledo remata a «goal» fuertemente, perforando la puerta de los campeones argentinos.

Han transcurrido dieciocho minutos de juego y la ovación que suena en el campo dura largo tiempo.

Otro córner y el empate. Demaría chuta a «goal» y Aparicio detiene el balón a duras penas. Se castiga con otro córner el marco de los campeones argentinos, que es sacado por Victorio y va fuera, empujado el balón por el viento y, poco después, Casanova anula un precioso avance de los blanquinegros por «off-side» marcadísimo de Curell.

Y a los veinticinco minutos de juego Díaz, el excelente delantero centro del Gimnasia-Esgrima, obtiene de forma espléndida el empate aprovechando un pase de Curell.

Dos córners más y… final del primer tiempo. Como cosa más importante anotamos a continuación un chut de Domingo, que muere en las manos de Bottasso. Un córner contra el Marino, que saca Curell, algo abierto y que Toledo aleja. Los repetidos fallos de Del Pino y la actuación francamente mala de González, que motiva peligrosas coladas de los forasteros es causa de que nuestros defensas tengan que multiplicarse en sus puestos, especialmente Guerra, y por último, un córner contra el Marino, por el ala derecha que Toledo se encarga también de alejar.

El segundo tiempo. Apenas comenzado los forasteros atacan una y otra vez, promoviendo momentos de verdadero peligro ante el marco defendido por Aparicio, ataque que se prolongan y que son causa de que se tiren dos córners seguidos contra los azules, uno de ellos por despeje apretadísimo del meta popular.

El silbato del «referee» señala poco después la propia falta en los terrenos de nuestros adversarios y tirado por Rodríguez, Minella se encarga de despejar, alejando todo peligro.

Hay aplausos prolongados para un tiro de Domingo, que recoge Bottasso y la defensa azul se luce una y otra vez en sus continuas intervenciones.

Un córner que degenera en «goal». Victorio saca con poco acierto un córner contra los forasteros. Anotamos un buen tiro de Arrillaga, que Aparicio lanza por encima del larguero, salvando un tanto seguro y sacado por Morgada, lo remata Díaz de cabeza, muriendo el balón dentro de las mallas populares.

Han transcurrido veinte minutos de la segunda parte.

El tercer «goal» de los argentinos. A continuación se tira otro córner contra el Gimnasia-Esgrima. Avanza luego, rápido, el quinteto atacante forastero y un chut de Arrillaga, desde lejos, no esperado por Aparicio, sorprende la buena fe de éste y se cuela por la portería como Pedro por su casa. Fue una verdadera sorpresa para todos en general.

Este tanto se lo apuntaron los argentinos tres minutos después del segundo.

El segundo «goal» del Marino y final del partido. A una salida inoportuna del meta forastero, los populares están a punto de conseguir un goal. Se tira luego un córner contra el Marino, sin que provocara algo que mereciera la pena de anotarse y cinco minutos antes de finalizar el partido Sosa I, aprovechando un centro de Victorio, bate brillantemente a Bottasso.

Después, sólo muchos deseos de empatar por parte de los azules y no pocos de los argentinos por conservar la victoria.

Impresión final. La impresión que nos ha producido el Gimnasia-Esgrima, no puede ser mejor.

Es un once en que sus componentes obedecen a una técnica de juego, de positivos resultados. Observan una colocación excelente, pasan con soltura al compañero, sin regateos inútiles, con conocimiento de causa y en el ataque mantienen un acoplamiento perfecto. Ante el marco, su serenidad es desconcertante y extraña para nosotros. De ahí – nuestro juicio – que su juego rinda tanto provecho. Este equipo nos va a dar muchos disgustos, si la cosa no se enmienda.

De los componentes del once forastero brillaron con luz propia Minella, Arrillaga y Morgada, sin que esto quiera decir que el resto no valga. Si algo flaqueó fue la defensa, y en el primer tiempo tan solo, pues en el segundo estuvo admirable.

El Marino, mereció perder y perdió. Ha sido una de las tardes en que peor se ha desenvuelto en el campo. Salvo los quince o veinte minutos primeros, en todo lo demás no dio pie con bola.

El arbitraje de Casanova inteligente e imparcial.

Manuel Navarro Tejera es autor de la página «Historia del fútbol canario» www.historiadelfutbolcanario.es

Agradecimientos a Ángelo Clerici, Ricardo Gorosito, Patricio Minig y Jorge Gallego por su colaboración.