CIHEFE cumple 25 años

                  Estimados amigos. El presente número de Cuadernos de Fútbol es un monográfico dedicado a CIHEFE, a toda la gente que ha participado y actualmente participa en esta asociación y a todos los que estudian, investigan y se interesan por la historia y la estadística del fútbol en general.

          CIHEFE cumple 25 años de existencia. Desde aquel 1 de febrero de 1987 en que dimos la señal de partida hasta hoy se ha recorrido un largo camino. Son muchos, muchísimos los que de una manera u otra han aportado el apoyo suficiente para que una idea inicial se haya materializado y haya perdurado durante un cuarto de siglo.

          Sirva este número para repasar las distintas etapas que ha recorrido la asociación. Para también conocer mejor a sus actuales componentes. Para animar a todos los que disfrutan con ella a unirse. Sirva este número de homenaje para todos aquellos que han creído en CIHEFE y no faltan nunca a su cita mensual en Cuadernos de Fútbol.

          A todos…

          Muchísimas gracias por estos 25 años de vida.




Historia de CIHEFE (I): antecedentes

Preliminar

          Cuando Nick Hornby publicó Fiebre en las gradas acertó de lleno en el sentido que el fútbol podía adquirir en una persona y, por extensión, en la sociedad. Es imposible separar el juego concebido esquemáticamente de su complicada contextualización. Como Gustavo Bueno expuso en I Foro Félix Martialay, se trata de una relación entre un núcleo y todo lo que lo envuelve. Aquello que sucede dentro de un rectángulo limitado por un reglamento no puede ser sencillo cuando han llegado a presenciarlo directa o indirectamente más de mil millones de personas.

         Hornby nos relata su vida de forma simultánea a la del club con que se ha identificado: el Arsenal FC. Y si en su biografía esta relación es estrecha e íntima, cuando hacemos la extensión al colectivo, se traspasa el límite del tiempo y del espacio; se llega al símbolo y a la identidad. Rainer Werner Fassbinder eligió el fútbol con esta intención al otorgarle casi un cuarto de hora en el tramo final de la película El matrimonio de María Braun. Las escenas se suceden con el fondo de la retransmisión radiada del partido más importante de la historia de Alemania: 4 de julio de 1954 -Alemania, la gran derrotada de la II Guerra Mundial, se proclama campeona del mundo-. Símbolo e identidad es lo que los analistas políticos y sociólogos interpretaron en las manifestaciones gualdirrojas por todas las plazas de España tras el éxito de 2010.

Los antecedentes

         Interés por la historia del fútbol existe desde que se redactó su primer reglamento. Y desde ese primer día, de igual manera que se empezó a escribir, también empezaron las interpretaciones, las versiones. Llamó la atención en su día la polémica que mantuvieron el Barcelona y el Catalá por el decanato del fútbol barcelonés a principios de s. XX. Y así se dio rienda suelta a todas las interpretaciones posibles, mezclándolas con los sentimientos, con las pasiones… Todavía hoy es frecuente comentar sobre lo que fue en su momento un torneo amistoso para sus protagonistas, y la revisión posterior de sus seguidores lo convirtió en el primer Campeonato de España.

         Historias de fútbol, de equipos, de jugadores… se han publicado muchísimas. Se mezclan las muy rigurosas y valiosas con las demasiado partidistas. La independencia del autor es fundamental. Independencia en todos los sentidos. Porque no solo es una cuestión de qué colores siente el autor, sino también de qué fuentes hace uso.

         En 1971 se constituyó la Deutscher Sportclub für Fussballstatistiken en Alemania. En Inglaterra fue en 1979 cuando se organizó la Association of Football Statisticians. La International Federation of Football History and Statistic en 1984 y a partir de ella en 1983 Italian Football Statistics y en 1987 el Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español. Nuestros amigos argentinos del Centro para la Investigación e Historia del Fútbol se constituyeron en 1989.

         La IFFHS marcó las pautas de investigación. La finalidad era conseguir la mayor documentación posible, establecer las estadísticas con rigor y correctamente referenciadas y reflejar los hechos históricos con objetividad, especialmente en aquellos donde existían versiones más enfrentadas. Todo ello en total coordinación con la FIFA. Fue necesario unificar criterios para todos los países, especialmente para poder establecer las correspondencias internacionales de selecciones, competiciones, clubs… Estos criterios fueron respaldados por la FIFA y así los aplica para fijar sus propios registros.

          CIHEFE nace motivada por conseguir una investigación objetiva rigiéndose por una metodología universal, consensuada y compartida con las demás asociacione similares, con el respaldo de la IFFHS.

 




Historia de CIHEFE (II): los comienzos

         Entre las Navidades de 1986 y comienzos del año 1987 se fue gestando la idea de formar una asociación semejante a las que ya estaban funcionando en otros países. Ver los trabajos y las referencias que se manejaban entre esos investigadores distaban mucho en calidad y profundidad respecto a la mayoría de los que circulaban por España. Por poner un ejemplo, no había ningún publicación, ni oficial ni privada, que abarcase todas las alineaciones de la Selección Española indicando nombre y apellidos de los jugadores, clubs de pertenencia y minutos de los goles marcados, tal y como se ofrecía en el Almanacco Illustrato del Calcio para la italiana. Dinámico nuestro recurso más próximo omitía los minutos de las sustituciones, movimiento del marcador, además de que nunca llegaba la actualización de sus tomos 3, 4 y 5 de su serie Super-Dinámico donde trató el tema.

         Así, José del Olmo, tras contactar con los otros tres españoles miembros de la IFS, Miguel Ángel Cruces, José L Liñeira García y José Luis Gómez, se decidió a hacer una llamada abierta al público, buscando a gente interesada en la idea. Por aquellas fechas el Diario As, de vez en cuando, publicaba alguna carta al director. Fue la puerta elegida:

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     «Perdone, en primer lugar, por robar unos momentos su atención rogándole lea y publique esta carta, dirigida más concretamente a sus lectores. Ni que decir tiene -si nuestro experimento llega a tener el éxito que está gozando en otros países- una de nuestras metas es estar a disposición de las publicaciones deportivas de forma desinteresada.

          Soy un gran aficionado al fútbol, y especialmente a la recopilación de datos históricos y estadísticos de este deporte.

          La estadística de fútbol es el centro y motivo de existencia de varias asociaciones en el extranjero, tales como la IFS, de Italia; la AFS, de Inglaterra, o la SFS, de Suecia; junto con la International Federation of Football History & Statistic (IFFHS), sociedad afín y colaboradora con la FIFA para el estudio de la historia del fútbol.

          Mi intención es formar en España una asociación parecida a éstas, que trate y profundice sobre temas de nuestro fútbol -campeonatos regionales, alineaciones de clubs de Liga y Copa, la selección, competiciones internacionales, torneos de verano, etc.-; es decir, un estudio realizado desde nuestra propia óptica.

          Así, nos interesa formar una red de colaboradores que cubra todo el territorio nacional para conseguir un alto rendimiento especializado en un club o región con el menor esfuerzo. De esta manera cada miembro de nuestra asociación aportará su propio material de investigación y archivo, con seriedad y rigurosidad, para ser contrastado por los demás miembros y poder ofrecer el estudio más completo y profundo sobre el fútbol español.

          Por todo ello, a través de este prestigioso diario, hago un llamamiento a todos los buenos aficionados a la historia y estadística de fútbol para recopilar datos nunca antes publicados. Actualmente estamos trabajando sobre la Liga en su primera etapa (1928-1936) y los clubs españoles en las competiciones europeas.

          Todos aquellos que estén interesados en recibir más amplia información, por favor, pónganse en contacto conmigo, escribiendo a:

          José del Olmo

          c/ Juan Llorens, 20

          46008 Valencia

          Y esto es todo. Sólo me falta de antes de despedirme agradecer de antemano la publicación de este llamamiento.

          Siempre a su disposición.

          José del Olmo. «

                 La publicación, el 1 de febrero de 1987, de la carta que José del Olmo envió al Diario As tuvo una tímida respuesta entre los lectores. Aunque la idea quedaba lo suficientemente expuesta, el público español no estaba acostumbrado a este tipo de actividades.

        Estos fueron los primeros que aceptaron formar parte de CIHEFE, citados por orden de antigüedad:

 José del Olmo, Miguel Ángel Cruces, Jorge González Buznego, Luis Javier Bravo, Joaquín Reino Fernández, José L Liñeira García, José Luis Gómez y Luis Font Blázquez.

    Hubo más gente que se interesó en el proyecto, pero por diversos motivos dejaron de ponerse en contacto. Con todo, también hay que citarlos en agradecimiento a su inicial interés que en su momento también sirvió para animar a poner en marcha la empresa:

 Andrés Vicente, Javier Botey Collado, José Francisco Tudela Lario, Ildefonso González, José Ramos Fernández, Jesús Martín Santana Ponce, Alfonso Peñalver de la Torre, Julio Salamanca, Roberto López San José y Francisco Duarte Pérez.

 Durante el mes de febrero la actividad fue bastante intensa. Fue necesario hacer un inventario del material que cada miembro disponía -libros, artículos, archivos, ficheros-, facilidad de acceso a las fuentes -bibliotecas, hemerotecas, clubs-, nivel de conocimientos -periodista, investigador, aficionado-… Además, a falta de un domicilio social –José del Olmo utilizaba su dirección particular para toda la correspondencia-, el nuevo grupo debía tener un punto físico de encuentro entre sus miembros cuanto antes. Por eso, y para que el empuje inicial no se diluyese con el tiempo, al mes de existir, CIHEFE editó el Boletín Oficial del Centro de Investigaciones de Historia y estadística del Fútbol Español con el primer material aportado íntegramente por sus miembros.

 Observando la portada de este primer número, junto a algunos artículos históricos como Historia de la promoción, La fundación del Sporting de Gijón o Historia de la Copa de Europa, también se pueden encontrar artículos de actualidad como Integrantes de la Regional Preferente en el terreno nacional y las tablas de resultados y clasificaciones finales de ligas tan diferentes como la Unión Soviética (División de Honor y 1ª División), Noruega (1ª y 2ª División), Dinamarca (1ª y 2ª División), Islas Feroe, Chile o Australia.

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Estaba claro que la tecnología era más bien rudimentaria. Todos los textos se picaban a máquina de escribir y, después de una maquetación se montaban las páginas.

          La primera cuota anual quedó fijada, como dice el presupuesto publicado en el primer boletín, marzo de 1987, en 1500 pesetas, con las que se afrontaba la edición de los cinco primeros números correspondientes al año 1987.

 Los contenidos, totalmente de producción propia y originales, tan diversos se mantuvieron durante los cuatro primeros boletines. Inicialmente seguía las mismas pautas que la publicación que hacía la IFS. Ya en ellos CIHEFE marcó una línea de investigación y de exposición de los trabajos por entonces inusuales en las publicaciones españolas.

 En un año el número de miembros de CIHEFE creció hasta llegar a 32. Ayudaron a su expansión algunas apariciones en la prensa, especialmente mediante la difusión de noticias de la agencia EFE y la admisión en la IFFHS, que le abrió las puertas a todo el mundo.

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 Al cerrarse 1987 el grupo inicial se había ampliado con los siguientes miembros:

  Arturo S Rodríguez Lázaro, Pedro Durán, Antonio del Olmo, Mariano Vara Fernández, José Tomás Salvador, José Ángel Crespo, Ferruccio Scaglione (Italia), Nuno Anschel Vasconcelos (Portugal), Domenico Polimeno (Italia), Ramón Moraleda, Danilo Ronzani (Italia), Everardo J Santamaría, Eduardo García Arias, Juan Antonio Ferre Alós, Antoni Arqué Alavedra, Alfonso Carlos Iglesias, Ricardo Fernández Jiménez, David Faro Domínguez, Francisco Lázaro Real, Franco Fabi (Italia), Gabriel Sánchez Guinea, Serge Mioche (Francia), Francesco de Francesco (Italia), y Frank van den Broek (Países Bajos).




Historia de CIHEFE (III): la consolidación (1988-2002)

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          1988 significó la total consolidación de la asociación. El material que inicialmente entraba en los boletines se fue perfilando por las propias exigencias. Era necesario poner a la misma altura que la de los demás países importantes los datos estadísticos. Entonces no existía ninguna publicación ni ningún investigador conocido que tuviese en su poder todas las alineaciones del Campeonato Nacional de Liga. Ni siquiera los resultados de Segunda División estaban correctamente recopilados -solo existía una aproximación de Dinámico– y el desconocimiento de la Tercera División era total. Los miembros de CIHEFE se dieron cuenta de que realmente eran los pioneros de la investigación histórica del fútbol español. Había que revisar prácticamente todo: nombres oficiales de los clubs según las distintas épocas, fichas de los jugadores -lo más elemental: nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento se desconocía-, resultados de los campeonatos regionales…

         Se empezó a revisar una por una todas las crónicas de todos los encuentros ligueros. Y así se fue recopilando, partido a partido, los primeros campeonatos. Surgieron las primeras discrepancias con las publicaciones más conocidas. Las investigaciones llevaban a resultados, a veces, totalmente enfrentados a la bibliografía considerada más fiable. Y tras comprobar una y otra vez los datos, estos eran compartidos por los miembros de CIHEFE a través de los boletines.

         A partir del número 6 (enero 1988), los boletines ya solo trataban el Campeonato Nacional de Liga en sus tres divisiones, la historia de la Copa de Europa y los campeonatos regionales.

          También aumentó el número de miembros durante este año:

          Giuseppe Greco (Italia), Gil Carrasco, Miguel Ángel Gascón Romero, Salvatore Lo Presti (Italia), José Luis Macías, José Esteve Sans, Josep Agustí García Huerta, Manuel Lozano, Octavio Calatayud Prieto y Mariano López Prieto.

         Entre ellos destacaba la presencia del periodista Salvatore Lo Presti. Emprendedor e innovador, llevó a cabo la idea de editar un volumen donde cupiese toda la información del fútbol en un año. Esta publicación se editó bajo el nombre de Annuario del Calcio Mondiale y desde su primera edición de 1988 CIHEFE fue la asociación encargada de la sección de España.

          En 1989 la frecuencia de los boletines varió. Pasó a ser mensual con 28 páginas cada número, desarrollando una alternancia temática. Los meses impares incluían la Primera División totalmente desglosada jornada a jornada; mientras que los números de los meses pares se dedicaban a temas estadísticos.

         También apareció el Anuario CIHEFE 1988/89. Era la primera vez en España que se publicaba desde los años 50 un volumen que incluía toda la información del fútbol español. Tuvo un extraordinario éxito, superando el grave inconveniente de la limitada tecnología de edición.

          En Pascuas de 1989 a través del entonces secretario de la RFEF, Gerardo González, que seguía muy de cerca la evolución de CIHEFE facilitando información personalmente, Félix Martialay se puso en contacto con CIHEFE. Félix acababa de cerrar el libro del 75 Aniversario de la RFEF -efectivamente en 1988, fecha correcta, como posteriormente Víctor Martínez Patón demostró de manera irrefutable- y pensaba continuar con su trabajo centrado en la Selección Española. Claro está que no se limitaba a una relación de resultados y alineaciones; mucho más ambicioso, su obra contextualizaba en profundidad cada partido con una revisión panorámica de todos los aspectos reseñables temporada a temporada. Realmente era la historia del fútbol español.

         Dese el primer momento se puso a trabajar con CIHEFE. No dudó en ningún momento en poner todo su trabajo de tantos años a disposición de la asociación. Sus frecuentes visitas a la RFEF, entonces en Alberto Bosch, sirvieron para estrechar más la relación entre ambos organismos. Fue la época de los últimos anuarios de la RFEF, que actualmente son muy buscados por el caudal de información que contenían.   

      La línea de trabajo de CIHEFE se fue concentrando con el tiempo a dos campos. El terreno histórico seguía avanzando sobre el Campeonato Nacional de Liga recogida en los boletines, cuya periodicidad varió dependiendo de los años. Y la actualidad se presentaba en el anuario, que no fallaba año tras año.

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Portada del Anuario CIHEFE 1993/94, con un dibujo exclusivo de Antonio Laveda.

          Ambas publicaciones gozaban de un gran prestigio. Gracias a la introducción de la tecnología informática, mejoró mucho la calidad de impresión, con ello superando muchos inconvenientes que presentaban los primeros números. La máquina de escribir fue desplazada por el ordenador. Y después de trabajar con el World Perfect como procesador de textos, finalmente se adoptó el Word de Microsoft.

          Pero la trayectoria de CIHEFE entró en una ecuación desproporcionada. Los campeonatos de Liga que se investigaban cada vez eran más extensos y complicados: más número de equipos, más número de jornadas, sustituciones, tarjetas. Pero el número de miembros activos de CIHEFE, es decir, aquellos que realmente aportaban información se reducía.

          La lista de miembros varió a lo largo de todo este tiempo. Por diversos motivos, algunos amigos dejaban la asociación. Igualmente, también otros que se unían, aunque en el tramo final, CIHEFE fue reduciendo cada vez más su círculo.

          Para completar la relación de todos los que fueron parte de CIHEFE de una manera u otra, además de los mencionados anteriormente, es obligado citar, por orden de antigüedad, a: Miguel Santos Fermosell, Humberto Pereira da Silva (Portugal), Riccardo Rossi (Italia), Rafael Jiménez Sampedro, Félix Martialay, Corrado Calero (Italia), Martin Simons (Bélgica), John Moore (Reino Unido), Kees Doleman (Países Bajos), John de Bruin (Países Bajos), Francesco Mascalchi (Italia), Lorenzo Conti (Italia), Ronald Bauer (Países Bajos), Stéphane Daugan (Francia), Günter Göttlicher (Austria), Carles Lozano Ferrer, Enrico Cavallo (Italia), Dan Tengstedt (Dinamarca), y Jorge Valverde.

          En marzo de 2001 se editó el Boletín oficial del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español nº 70 que cubría la información correspondiente al Campeonato Nacional de Liga temporada 1983/84. Fue el último boletín. La edición de cada número era muy laboriosa, pero tan solo dos personas se encargaban prácticamente de ella. Los últimos cuatro años fueron cubiertos exclusivamente, tanto boletines como anuarios por Félix Martialay y José del Olmo. El formato que tenía la asociación era insostenible.

          Desde 1987 a 2001 fueron 70 números. CIHEFE quiere agradecer a todos los que participaron en los 15 años de recopilación y edición de todos estos trabajos. El Campeonato Nacional de Liga fue el objetivo de investigación más amplio. En él trabajaron en sucesivas épocas: Javier Bravo Mayor, Ramón Moraleda, Miguel Santos Fermosell, Miguel Ángel Cruces, Jorge González Buznego, José del Olmo, Félix Martialay. Pero hubo otros temas, de los que hay que destacar los Campeonatos Regionales de Valencia (José del Olmo) y Asturias (Jorge González Buznego), sin olvidarnos el número especial que editamos sobre el Campionat de Catalunya de Carles Lozano. Miguel Ángel Cruces, Javier Bravo Mayor y José del Olmo trabajaron la historia de la Copa de Europa; así como las fichas históricas de clubs realizadas por Luis Font Blázquez.

                   También es justo nombrar a todos aquellos participaron en la confección de los anuarios entre 1988 y 2002: Javier Bravo Mayor (1988/89), Ramón Moraleda (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97), Miguel Santos Fermosell (1988/89, 1989/90, 1990/91), José Esteve Sans (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1994/95, 1995/96, 1996/97), Miguel Ángel Cruces (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1992/93), Jorge González Buznego (1988/89), José del Olmo (1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97, 1997/98, 1998/99, 1999/00, 2000/01, 2001/02), Félix Martialay (1989/90, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95, 1995/96, 1996/97, 1997/98, 1998/99, 1999/00, 2000/01, 2001/02), Rafael Jiménez Sampedro (1989/90), Jorge Valverde (1991/92, 1992/93) y Carles Lozano (1994/95)

 

 




Historia del CIHEFE (IV): el despacho de la calle General Orgaz

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  Diversas circunstancias se sucedieron de tal manera que la edición y publicación de los boletines y anuarios quedó suspendida. La dirección de CIHEFE se vio obligada a tomar esta decisión. La frecuencia de los boletines se tuvo que espaciar ya que la densidad de cada número así lo exigía. Cada uno tenía 60 páginas de pura estadísitca. En 1997 fueron trimestrales. En 1998 se redujo a tres números. La intención era mantener un frecuencia cuatrimestral en 1999, pero no fue posible: solo se editó el primero correspondiente al primer tercio del año. En el año 2000 se pudo materializar los dos números que faltaban. Viendo que se hacía inviable este sistema, se decidió que con el pequeño remanente que tenía la asociación se editase el último número y repartirlo gratuitamente, junto con el anuario entre los 15 miembros que todavía permanecían inscritos. Pese al apoyo recibido en todos los sentidos, el gran obstáculo era el tiempo disponible. Así se cerró una etapa realmente increíble.

 A comienzos del verano de 2000 hubo una cumbre entre estudiosos e investigadores de fútbol. CIHEFE llevaba muchos años trabajando temas esenciales del fútbol español que no habían sido tratados en profundadidad anteriormente. Pero quedaban muchos otros temas que por los motivos ya señalados, estaban lejos de ser abordados. En esa otra línea estaba Carlos Castro Pinhão, especialista y autor de importantes libros sobre el fútbol gallego. Tras el correspondiente intercambio de cartas, llamadas telefónicas y e-mails -entonces convivían esos medios de comunicación- se organizó una reunión en el restaurante-bar El Parterre, en la calle Alberto Bosch, de Madrid -al lado de la antigua sede de la RFEF-. Junto a Carlos Castro Pinhão, allí acudieron Juan Manuel Julián, que estaba publicando un interesantísimo anuario de la Segunda División B, Pedro Luis Ferrer, historiador del Real Zaragoza, Ángel Lebaniegos Sánchez, especialista en la historia del Cádiz CF, Jorge Valverde Alonso, historiador avilesino y autor de obras fundamentales de sobre la historia del fútbol asturiano, José Ignacio Corcuera, especialista en biografías y trayectorias de jugadores, José Vicente Tejedor Carnicero, de Zaragoza, Bernardo de Salazar, Víctor Martínez Patón, que había llegado a CIHEFE en 1999, Luis Javier Bravo Mayor, Félix Martialay y José del Olmo.

Fue una reunión bastante fructífera, en el sentido de que todas los asistentes pudieron compartir sus preferencias en profundidad. Con todo, las tendencias estaban claramente definidas. Por un lado aquellos cuyas preferencias se centraban en un punto más o menos epecífico de estudio y por el otro los que seguían entendiendo la necesidad de seguir trabajando los aspectos generales fundamentales donde todavía faltaba mucho por hacer. Objetivos totalmente compatibles aunque un poco difícil de armonizar. Más cuando no había una publicación conjunta que mantuviese unidas a todas las partes. Con todo, las colaboraciones y el intercambio de información siguió funcionando y actualmente CIHEFE sigue en contacto con la mayoría de los asistentes a aquella reunión. Si que hay que destacar que desde entonces José Ignacio Corcuera tuvo su sitio reservado en CIHEFE.

Estaba claro que la falta del medio material de comunicación provocaría en CIHEFE un giro muy importante en su trayectoria como entidad. El nexo que mantuvo firme la asociación entre un período y el otro fue Félix Martialay. Su inagotable capacidad le permitía transmitir toda la información que se le solicitaba y además dedicarse a la redacción y publicación de sus propias obras: La implantación del profesionalismo en el fútbol español y el nacimiento accidentado del torneo de liga (1996), Las grandes mentiras del fútbol español (1997), España en la Copa del Mundo (1998),  España en la Eurocopa (2000) -estas tres últimas con Bernardo de Salazar-, ¡Amberes!: allí nació la furia española (2000), y Aquellos domingos de gloria. 1939-1976. Los años heroicos del fútbol español (2002).

 Con sus obras Félix Martialay marcó la nueva línea que CIHEFE iba a seguir: esclarecer los hechos más controvertidos con la documentación más completa, recuperar la historia original maltratada por las versiones erróneas y por quienes las copiaron y las divulgaron hasta hacerlas oficiales.

Con Las grandes mentiras del fútbol español inauguró una etapa fructífera de colaboración con Bernardo de Salazar.

Entonces el domicilio social de CIHEFE se trasladó en la práctica al despacho de Félix en la calle de General Orgaz de Madrid. Allí se reunían los miembros madrileños casi semanalmente. Y también pasaron por allí muchos investigadores amigos de la reunión de El Parterre, para charlar, comentar, solicitar o intercambiar datos, consultar algunas versiones… y Félix siempre dispuesto.

 Vicente Martínez Calatrava también visitó a Félix Martialay. Por iniciativa personal se había lanzado a recopilar una obra magna, hoy reconocida como la enciclopedia del fútbol español. Titulada Historia y Estadística del Fútbol Español, se puso en contacto con CIHEFE, dada la coincidencia de nombres. Ni que decir tiene, el encuentro fue uno de esos cruces en la vida que parece que el destino reserva por voluntad de los dioses. Ya en la segunda edición del primer volumen de su obra los nombres de Bernardo de Salazar, Víctor Martínez Patón y Félix Martialay destacan entre los agradecimientos y colaboraciones.

Las investigaciones de CIHEFE, detenida sine die la publicación de los boletines, se centraron en dos objetivos: la afiliación completa de jugadores de Primera División y el Campeonato de España. Eran otros dos puntos importantes de la historia en los que las asociaciones internacionales nos aventajaban. Los dos frentes llevaron trayectorias diferentes por su propia naturaleza. Así el listado de jugadores exigía una y otra vez una revisión, debido a que un buen número había sido dado de alta con distinto nombre o, a la inversa, bajo un mismo nombre habían jugado dos personas distintas. De esta manera, circulaba el listado v.1.0, o el v.2.1, cual programa informático, según se hubiesen actualizado las correcciones. Por otro lado, el Campeonato de Copa era una constante caja de sorpresas, donde aparecían eliminatorias completas que no estaban reseñadas en ninguna publicación anterior, o el sistema de competición no se parecía en nada a la versión que nos había llegado hasta entonces.

 Aunque el contacto de los miembros de CIHEFE era muy fluido, facilitado por el avance de las tecnologías que permitían el intercambio de documentos al día, se vio que era necesario establecer una reunión anual donde si fijasen a través del diálogo colectivo los objetivos del grupo. Así se acordó que el 28 de diciembre sería la fecha de encuentro en asamblea de todos los miembros. Era la reunión cumbre que marcaba la línea de trabajo. Además las reuniones semanales en el despacho de General Orgaz de los miembros madrileños y los encuentros en Benidorm, dos veces al año, entre Félix Martialay y  José del Olmo eran los referentes de seguimiento.

También durante esta época se fijó una estrecha colaboración con la RFEF, que produjo la publicación de algunas obras fundamentales de Félix Martialay ya mencionadas como La implantación del profesionalismo en el fútbol español y el nacimiento accidentado del torneo de liga (1996), España en la Copa del Mundo (1998),  España en la Eurocopa (2000) y ¡Amberes!: allí nació la furia española (2000). Además de Félix, Víctor Martínez Patón colaboraba en la revista mensual Fútbol. Puntualmente fueron incluidos sus artículos de centrados sobre diferentes aspectos de la historia del fútbol. En 1999 se incluyó en la revista federativa el suplemento de contenido específicamente histórico Cuadernos de Fútbol dirigido por Félix Martialay. Nuestros Cuadernos tomaron el nombre en homenaje a aquellos y a su creador.

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La dimensión de Félix Martialay como historiador de fútbol no ha tenido precedentes en nuestro país y así lo reconoció la propia RFEF al concederle la insignia de oro en diciembre de 2005 y que el propio Félix dedicó a sus compañeros de CIHEFE cuando tomo la palabra para agredecer tal distinción.

 De esta época, posiblemente, el hecho que más destaque, por su repercusión mediática, sea el informe que CIHEFE realizó por petición federativa sobre la Copa España Libre de 1937 con el que el 10 de julio de 2009, la Asamblea de la RFEF acordó por amplia mayoría -132 votos en contra, ninguno a favor y dos abstenciones- rechazar la oficialidad del torneo, solicitada desde el mismo Congreso de los Diputados.

 Finalmente, en 2005 la Real Academia de la Historia encargó a CIHEFE la redacción y documentación de las biografías correspondientes a los hombres más importantes de la historia del fútbol para la obra Diccionario Biográfico Español.  Los personajes elegidos, que no podían ser más de cien, tenían que haber nacido antes de 1950. Tras la elaboración de varios listados y con la certeza de que no iban a entrar todos los que se lo merecían, los miembros de CIHEFE fueron evaluando la aportación histórica de jugadores, árbitros y directivos del fútbol español hasta cerrar la lista. Sin lugar a dudas ha sido el mayor reconocimiento oficial que ha recibido la asociación y sus miembros. Se hace obligatorio añadir que la biografía de Félix Martialay, por su trayectoria como militar, profesor universitario, crítico de cine e historiador de fútbol forma parte de tan ambiciosa obra.

 




Historia del CIHEFE (V): la era digital

La relación entre RFEF y CIHEFE estaba planteada dentro de una estrecha colaboración, pero había que dejar constancia de la total independencia que nuestra asociación debía tener. Durante el período anterior en varias ocasiones la exposición de los datos o las conclusiones de las investigaciones no eran cómodas para las dos partes. Está claro que la RFEF tiene como función inmediata regular y organizar la práctica del fútbol en todo el territorio. Exige a sus miembros el cumplimiento de estas normas. Queda, pues, en un plano menos prominente aquellos aspectos referidos a la historia, que muchas veces se escapan de la propia competencia de la federación. Así pues, teniendo como único objetivo la investigación de los hechos históricos referidos al fútbol los miembros de CIHEFE decidieron retomar la idea inicial y poder divulgar entre un público más amplio el trabajo realizado.

 Habían pasado prácticamente 20 años desde la fundación de la asociación. Los miembros de CIHEFE eran consultados constantemente por los medios de comunicación, aparecían en programas de radio y televisión e incluso se les solicitaba para dar algunas charlas en foros especializados.  El prestigio conseguido a base de mucho trabajo alcanzaba ya el ámbito internacional. Así nos lo reconoce la propia Wikipedia en italiano cuando explica los miembros de la IFFHS:

L’IFFHS è un’organizzazione decentralizzata composta da 200 membri di 120 paesi nel cinque continenti, i quali lavorano nelle investigazioni riguardanti la storia del calcio di ogni paese. Il membro più noto è il CIHEFE (Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español), che collabora attivamente con la RFEF.

Había que aprovechar el camino ya recorrido y había que adaptarse a los nuevos tiempos. Cual lema de un partido político debíamos aunar experiencia y progreso. Revitalizar CIHEFE pasaba por volver a las publicaciones abiertas al público, pero dándoles una diversidad temática que nos permitiese abordar constantemente los diferentes aspectos de la historia. En pocas palabras se decidió recuperar la publicación de Cuadernos de Fútbol, ahora en formato digital.

 También se hizo necesario actualizar la imagen. Antonio Bálmont ya se había presentado por General Orgaz motivado por un artículo de Bernardo de Salazar aparecido en la revista de la RFEF. Centrado en sus investigaciones entorno a la historia del Real Club Recreativo de Huelva no dudó en aportar sus conocimientos en Dirección y Gestión de Empresa.

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 Durante finales de 2008 y comienzos de 2009 la actividad de CIHEFE se hizo más intensa. Se redactaron unos nuevos estatutos y se actualizó el registro de la asociación en los dominios de internet, ya que cihefe.org ya existía desde 2002 aunque sin actividad pública. Es época en la que otros grupos de historiadores y amantes de los datos futbolísticos se estaban organizando en internet. CIHEFE ve que es necesario que toda su experiencia acumulada en tantos años sea compartida con las otras inquietudes, sin ninguna intención de rivalizar y sí aceptando que el fútbol se puede abordar desde una gran diversidad de formas. En ese período de intenso trabajo Víctor Martínez Patón contacta con Eugenio Llamas, de AREFE, le invita a formar parte de CIHEFE, y él acepta.

 Así se da el primer paso de la era digital para CIHEFE. El 1 de julio de 2009 sale a la luz el primer número de Cuadernos de Fútbol, que es recibido por el público con gran aceptación. La variedad de contenidos, el nivel de investigación de los artículos, la documentación o la exposición estadística y la amplitud de criterios hacen de Cuadernos… una publicación especial. Reseñada como revista oficial de CIHEFE se presenta como una puerta de expresión para todos: tanto para los miembros de la asociación como para los colaboradores independientes. Sin perder tiempo, por iniciativa de Eugenio Llamas y  Luis Javier Bravo Mayor, a los que posteriormente se une Vicente Martínez Calatrava se pone en marcha la recuperación del Anuario, cuya primera edición sería la correspondiente a la temporada 2009/10. En un hecho singular, el Anuario CIHEFE 2009/10 quedó disponible para el público en general de forma gratuita mediante descarga. Significó un nuevo éxito para la asociación ya que recibió las mejores críticas por parte del público.

El 9 de septiembre de 2009 CIHEFE tuvo el golpe más duro que hubiese podido recibir. Falleció Félix Martialay. Ciertamente la evolución de su enfermedad nos dirigía resignadamente hacia el inevitable desenlace, pero nadie se podía hacer a la realidad de su ausencia. En una reunión de urgencia el mismo 10 de septiembre la junta directiva lo nombró presidente honorario. Un año después, Víctor Martínez Patón materializó sus gestiones dando lugar al I Foro Félix Martialay en el CEU San Pablo de Madrid, donde participó uno de los mayores filósofos españoles de la historia, Gustavo Bueno. Junto a él también intervinieron en el homenaje a don Félix el entonces director general adjunto al presidente del Real Madrid Jorge Valdano y el director del diario Marca Eduardo Inda, además de Iván Vélez, José Manuel Rodríguez Pardo y varios miembros CIHEFE.

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La continuidad de Cuadernos… y la segunda edición del Anuario significó la consolidación de CIHEFE en internet. Gracias a ello encontramos a muchos nuevos amigos así como recuperamos algunos que se habían alejado a lo largo de los años. Sus comentarios de apoyo o sus dudas sobre algunos artículos, sus observaciones… todo ayudaba. Fiel a su principio, la revista, además de ser la portavoz oficial de la asociación en cuanto el artículo estuviese firmado por CIHEFE, también permite que cada miembro exprese con toda libertad y a nivel personal sus propias conclusiones. Y en su afán de ser punto de encuentro de todos los amantes de la historia y la estadística, Cuadernos ha dado pie a que muchos otros investigadores pudiesen divulgar sus trabajos y sus observaciones llevando una línea totalmente heterogéna. A veces, los contenidos de algunos artículos han mantenido unas hipótesis totalmente enfrentadas entre sí, que han podido provocar cierta polémica, no cabe duda -riesgo que CIHEFE asumía al publicarlos pero también es cierto que los únicos responsables eran sus propios autores-. Con todo el balance de participación ha sido muy interesante y positivo. Cuadernos… ha sido el medio por el que Fernando Arrechea, impresionante historiador del deporte olímpico, y Alberto Díaz Gutiérrez, gran observador del fútbol en general desde el Principado de Asturias y autor de 100 años del Real Sporting de Gijón, se presentaron en CIHEFE y tras la asamblea de diciembre 2011 pasaron a ser miembros de la asociación. Además CIHEFE cuenta con colaboradores activos como José Benavent Mahíques, especialista en el fútbol valenciano, Fernando Cuesta Fernández, interesado en los entresijos de la historia del FC Barcelona, Daniel López Lázaro, con dos interesantes artículos en la revista, y Eduardo Muñoz Valdés, buen conocedor del fútbol asturiano. Otros amigos participan en la revista de CIHEFE destacando Francisco García Cubero que prácticamente no falta nunca a su cita mensual para contarnos cada vez un aspecto de la historia del fútbol a través de la colecciones de cromos. Junto a él también han participado en Cuadernoscon mayor o menor número de artículos Juan Luis Franco Sánchez, Jorge Horacio Gallego, Juan Antonio Garre Clemente, Iván Vélez Cipriano, José Manuel Rodríguez Pardo, César de la Prida, José Antonio Ortega, José Cantero Verni, Antonio Fernández, Carlos Romero, Ernesto Alba, Oriol Pagés Rosique, Ricardo Ismael Gorosito, Carlos Bolumar Aiguadé, Carlos de Mateo, Carlos Molina Molina, J Antonio Zancarrón Pérez, Jaime Gómez Rodríguez, José Probes, Juan Ignacio Gallardo, Julio César Iglesias, Luis M Macía Aparicio, Luis Prats, Manuel Verdugo Fernández, Marcos Antonio Morán Gutiérrez y Rafael Romero Tarrio. CIHEFE agradece a todos su colaboración y especialmente por compartir sus inquietudes con nosotros en Cuadernos de Fútbol.

 En la última asamblea de la IFFHS de diciembre de 2011 tuvimos la satisfacción de recibir expresamente las felicitaciones de los miembros más destacados del Comité Ejecutivo por nuestra publicación digital Cuadernos de Fútbol.




Encontrando amigos a través del fútbol

         Al fútbol llegué un 20 de mayo de 1962 en el Estadio Nacional de Lima. Fue el primer partido de fútbol que presencié, iba a cumplir 6 años. Aquel día Perú cayó derrotado ante Inglaterra por 4-0 cuando tan solo tres años antes el combinado sudamericano había vencido por 4-1. Cuánto han mejorado estos ingleses, pensé.

         Más tarde, cuando se celebraban los «25 años de paz» mi familia decidió regresar a España. Allí asistí a un Real Madrid-Atlético de Copa, con victoria local por 1-0 con gol de Grosso. Me encantó el ambiente, pero me perdí la vuelta en el Metropolitano, y me perdí los cuatro goles con los que los atléticos remontaron la eliminatoria. Entonces decidí no perderme ningún dato más.

         Coleccionista de cromos, lector asiduo del Marca y del As, acumulaba datos y fotos de fútbol por todos sitios. Recuerdo con admiración las láminas que publicó El Alcázar -¡quién iba a decirme que detrás de ellas estaba Félix Martialay!- donde cada jugador venía acompañado de una perfecta biografía. Así me acerqué a Amancio, Pirri, Zoco, Iríbar, Luis o Gárate… todos de la Selección. Mi afán me llevó a tratar de hacerlo extensible a todos los jugadores de Primera División. El Dinámico, ya en esa época, se me había quedado pequeño.

         Un día, ya vivía en Valencia, recién cumplidos los 17, me presenté en la redacción del bisemanario Record local pidiendo trabajo. Entonces todo era más espontáneo. Debí de hacerle gracia al director, Chicote, y me retó a escribir un avant-match de los partidos de los equipos españoles en la inmediata jornada europea. A la media hora le entregaba los tres folios solicitados y tras una lectura más o menos detenida llamó a Salva y le dijo: esto en las páginas centrales.

         Estuve un año trabajando para Record. Entrevistas, crónicas, artículos de opinión… todo lo que exigía un periódico provinciano de esa época. Mucho trabajo y muy poco jornal. Los periodistas, al menos los menos famosos, ganaban muy poco. Al poco tiempo me llamaron de Mundo-Balón Ediciones. Era una empresa que se dedicaba a confeccionar unos cuadernillos que se entregaban gratuitamente a la entrada de los partidos de los principales clubs. Mundo-Balón llegó a editar los partidos del Real Madrid, FC Barcelona, Valencia CF, así como torneos de verano como el Teresa Herrera o el Carranza. Yo estaba encargado de toda la documentación, tanto de actualidad como la histórica: ficha del equipo visitante, plantilla, historial, datos, números… Si recuerdo algún programa en especial, ese fue un Real Madrid-Derby County de Copa de Europa. Se editó un número extraordinario, con el doble de páginas. El número fue un éxito, hasta el punto que llegaron numerosas cartas del extranjero solicitándolo. Una de ellas era de un tal Dr. Alfredo W. Pöge, de Leipzig.

         Ciertamente esa revista me abrió contactos en el extranjero. Cuando en 1977 dejé Mundo-Balón, ya me había alejado de forma definitiva del mundo del periodismo. Colaboré circunstancialmente con Sport International, una empresa comercial que trabajó con la selección brasileña en su preparación para el Mundial de Argentina. También me consultaban de la prensa local para datos, principalmente sobre los equipos extranjeros que se iban a enfrentar al Valencia. No en vano, mantenía contacto con buenos estadísticos del fútbol europeo. Ellos me animaron a publicar en 1980 en dos volúmenes la estadística más importante del fútbol español: España – Todos los resultados y Encuentros de la Selección Española.

         En 1982 el holandés Jan Buitenga, junto con sus numerosos conocidos por toda Europa inició una experiencia insólita hasta el momento. Creó el Soccerinfo y la revista European Football Newsletter: una publicación mensual que solo se distribuía por correo para subscriptores.

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En ella se recogían todos los resultados de Primera y Segunda División de todas las ligas europeas con la finalidad de documentar fielmente a los estadísticos. Entonces el único medio de comunicación era el servicio postal, con todos sus inconvenientes. Cada lunes enviaba puntualmente mi informe.

         Así nos fuimos conociendo, siempre por correo, gente de todos los confines. Recuerdo a Teoman Hunal (Turquía), George Kusunelos (Grecia), Serge van Hoof (Bélgica) -hoy editor de Hearts Books-, Frank Tivey (Inglaterra), Dimtcho Dimitrov (Bulgaria), Claudio Nicoletti (Italia)… hasta que un día me llegó una carta desde Leipzig.

         La IFFHS era una idea en ciernes y necesitaba de gente que creyera en ella. Alfredo Pöge transmitió su entusiasmo de tal manera que su iniciativa en 1984 ya tenía cuerpo. Se publicó la revista Fussball-Weltzeitschrift que rompió con toda la dinámica de la época. Artículos ilustrados con fotos de gran calidad, documentación rigurosa y contrastada y siempre recogida de las fuentes más directas.

         El empuje de la IFFHS tuvo su repercusión en toda Europa. Al año en Italia se constituyó la Italian Football Statistics, dispuesta a revisar y organizar la historia del fútbol italiano porque no tenían suficiente con el Almanacco Illustrato del Calcio, algo así como nuestro Dinámico, pero más completo, con todas las alineaciones desarrolladas -sin fichas pitonisas– y la actualización del fútbol italiano año a año.

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Publicación de la IFS que inspiró a CIHEFE para editar sus primeros boletines

          Allí, en la IFS, coincidimos cuatro españoles por diversos motivos: Miguel Ángel Cruces, José L Liñeira García, José Luis Gómez y yo. Los cuatro entendimos que era necesario que en España se organizara algo parecido. Aparentemente la historia de los grandes clubs estaba al alcance de todos. Era una impresión superficial, pues, cada vez que tenía que enviar mi aportación a la IFFHS me daba cuenta de nuestras limitaciones históricas: contradicciones, falta de datos rigurosos, errores repetidos/copiados de un autor a otro… y así escribí al As.

         El 1 de febrero de 1987 se publicó la carta y nació CIHEFE. A finales de ese mismo mes ya aparecía el boletín número 1. A partir de ese momento la edición de los boletines y el Anuario CIHEFE se convierten en el centro de mi trabajo.

        

No abandoné mi compromiso con Jan Buitenga, que se veía desbordado por el éxito de su empresa, hasta el punto que tuvo que dejarlo. Entonces Mike Hammond retomó la iniciativa para publicar el European Football Yearbook, siguiendo la línea de recoger en un único volumen toda la información del fútbol europeo en un único volumen. La primera edición incluye los datos de la temporada 1987/88. Se ha seguido publicando con diferentes editoriales anualmente, salvo algunas excepciones, hasta hoy. Actualmente está patrocinado por la propia UEFA.

         En 1992 fui elegido miembro del comité ejecutivo de la IFFHS representante de Europa Latina. Y en el 2007 ocupé el puesto de vicepresidente segundo tras dejar el cargo por motivos de edad el belga Jean-Norbert Fraiponts.

 

            CIHEFE ocupa un lugar destacado en mi vida, porque gracias a la asociación de tan grandes historiadores e investigadores he podido satisfacer una de mis principales inquietudes. Pero, por encima de todo eso, hay algo más importante, que no tiene ningún precio, y es que CIHEFE me ha permitido encontrar a extraordinarios amigos, verdaderos compañeros de la vida.




Biografía futbolera

Mi afición por el fútbol fue relativamente tardía, debí de llegar al asunto con siete u ocho años. Y con una razón muy concreta, y es que los dos vecinos de mi piso se juntaban siempre para ver al Madrid y lo hacían con cervezas, patatas fritas, almendras y otras maravillas parecidas. Así que me hice futbolero pero con la condición de ver el fútbol con los vecinos y poder meterle mano a las patatas y a las palomitas, que con mi llegada al club aparecieron.

 Y como además de las patatas fritas me gustaba leer, Wences, uno de mis vecinos, me pasaba siempre el Marca al día siguiente, y muy poco después empecé a tener mis primeros libros de fútbol. Y hasta una pomposamente llamada enciclopedia, con la que estaba convencido de poder saberlo todo.

 A través de la sección de contactos del Don Balón conocí a otra gente a la que le gustaban los libros y la historia, a los que muchas veces engañé con mi edad para que me tomaran en serio. ¡Solo tenía doce o trece años! De aquellos primeros años de estudio e intercambio recuerdo especialmente a Carlos Castro y a Julio Jareño, que tiene una de las mejores colecciones de cromos de España. Y al simpático gaditano Ángel Lebaniegos, que fue quien me presentó a Félix Martialay.

 Fue en el verano de 1996, y desde entonces mi vida futbolera cambió para siempre. Y también el resto de mi vida. Don Félix me lo enseñó todo. Siempre que intento explicar lo que ha significado para mí me quedo sin palabras, y de hecho han pasado dos días desde que escribí la frase anterior y esta que ahora termina. Pero para lo que aquí toca me enseñó qué es la historia, y a cómo ser historiador. Y todo eso aplicado al fútbol. O todo eso partiendo del fútbol, ya que no en vano él no solo hacía historia del fútbol sino que sobre todo lo que hacía era historia de España a través del fútbol. Eso y no otra cosa son los varios volúmenes sobre la guerra y también las historias de cada temporada a las que dedicaba no menos de 400 folios por cada una (¡y las hay de hasta 800!).

 El caso es que con una edad casi impúdica don Félix me adoptó, y mi vida pasó a no tener sentido sin él. Hablábamos siempre y como mínimo una vez a la semana, y siempre teníamos proyectos que nos ocupaban. Todo eso con el CIHEFE como marco, que me aceptó en 1999.

 Extrañamente mi entrada coincidió con el comienzo de la época más opaca de la asociación por razones que lo hicieron necesario. Los proyectos comunes fueron terminándose, la lista de jugadores de primera división y la historia de la Copa se terminaron y los malos mengues ayudaron a que no se desarrollaran más proyectos. Hubo unos años que siempre que llegaba septiembre y don Félix se iba de vacaciones le caía un disgusto encima, y no merecía la pena estar así.

Pero ese tiempo de silencio fue muy prolífico. Don Félix escribió mucho (más que el tostao, decía él), yo a su lado aprendí a investigar e investigué mucho, y empecé una colaboración estrecha con Javier Bravo. Y a pesar de que los dos intentamos evitarlo, terminamos siendo amigos, lo que probablemente terminó truncando nuestra antes fecunda colaboración. El café de media mañana al principio duraba lo justo para tomarse el café, y ahora a veces vamos directamente al bar y no damos ni palo. ¡Qué verano nos pegamos corrigiendo la base de datos de la Liga!

Y luego apareció también Corcuera, de quien tanto he aprendido y con quien me he tomado los champiñones más agradables de mi vida mientras arreglábamos el mundo en la plaza de Unamuno. Y por varias veces. Y Vicente Martínez Calatrava, con su enciclopedia nunca suficientemente valorada.

 Todo ello gobernado siempre por nuestro presidente Del Olmo, cuya amistad entiendo un privilegio. Él es ni más ni menos que el inventor del CIHEFE, y sin él nada de esto habría sido posible. Con eso creo que todo queda dicho.

 Y ahora ya va camino de tres años en que volvimos a la plaza pública, que ahora está en Internet. Y fueron llegando primero Eugenio, luego Arrechea, nuestro gijonés Alberto Díaz y mi buen amigo Antonio Bálmont, al que no dejo de meter en líos.

 Este lío en el que me metí yo solo por comer patatas y palomitas ha terminado así. Le he dedicado miles de horas de mi vida y las que me quedan. Pero gracias a ellas he aprendido mucho y he vivido mucho, si es que son dos cosas diferentes. No solo he conocido a todos mis compañeros del CIHEFE, al lado de los que me queda muy grande estar, sino que también he tenido acceso a cosas y a gente que de otra manera habrían quedado imposibles. Incluyendo al hoy socio de honor Gustavo Bueno, al que conocí para hablar de fútbol.

 Pues sí, me ha regalado tantas cosas el CIHEFE y la historia del fútbol…

 

 

 

 




El fútbol es mi vida

El fútbol es mi vida. Aficionado desde el primer día, socio de un club con 3 años de edad, futbolista, fundador de un club, árbitro, investigador… mi familia me lo inyectó en vena o venía de fábrica, da igual, el caso es que ni un solo día de mi vida ha pasado sin pensar en fútbol.

 No existía cuaderno o libro de mi etapa escolar que no incluyese anotaciones, estadísticas, palmarés, alineaciones, fotos o pegatinas referidas a mi amado deporte.

Lector diario de As o Marca, los empollaba y succionaba hasta la última página para poder comentar con amigos que tenían la misma inquietud. Aquí tengo que acordarme especialmente de algunos amigos de mi niñez y adolescencia como Manolo, Fernando y Chaque (Javi). Ellos saben quienes son aunque seguramente ahora les parezca una tontería aquella afición.  Los cuadros estadísticos y las magníficas fotos que aparecían íban siendo coleccionadas en cuadernos que aún aparecen por el sótano de mis padres. Los pósters de El Alcázar que coleccionó mi padre para mi, las fotos y reportajes de As Color, los álbumes de cromos (¡qué bonitos los escudos de la UD Las Palmas y la Real Sociedad! siempre mis favoritos).

 Con el tiempo se íba acumulando la información en diferentes carpetas, que después fueron cajas, y después… Bueno, perdón Marimar, algún día colocaré el trastero.

En un momento determinado, José del Olmo se cruzó en mi camino. Qué diferente hubiese sido mi vida si no hubiese comprado ese día el As. A muchos les puede parecer una tontería pero para mi ha sido una manera de vivir, como lo fue la práctica futbolística o alguna variante del rocanrol. A raíz de nuestro encuentro él encauzó mi desordenada (aún lo es en muchas ocasiones) manera de trabajar mis investigaciones y gracias a su invitación pude conocer a otros «bichos raros» como yo. No estaba solo, ¡qué alegria y qué alivio!. No voy a dar nombres porque no quiero olvidarme de nadie.

En estos 25 años CIHEFE ha pasado varias etapas, como muy bien ha relatado José del Olmo, ha tenido altibajos pero sabemos que sigue la misma línea marcada desde sus inicios. La historia de CIHEFE no es ni más ni menos que la misma lucha que sostuvieron los clubes españoles en sus inicios. Afortunadamente somos de los que sobrevivieron y se afianzaron.

 Por último, quiero animar a todos aquellos investigadores, por modestos que se sientan, a unirse a este proyecto que sigue viento en popa. En CIHEFE hay sitio para todo el mundo. La prueba fehaciente es que yo estoy dentro de CIHEFE.




Un paso lógico

 Así, a bote pronto, se me ocurre que aunque mi incorporación a CIHEFE tuviese lugar hace 12 años, cuando la agrupación llevaba andado un buen trecho, ese paso no dejaba de resultar lógico.

Recuerdo que el viejo «Carrusel Deportivo» de Chencho, Antonio de Rojo, Langarita o Pepe Bermejo, aquel de anís La Asturiana y coñac Decano, » Caballero, ¡qué coñac!», solía poner fondo a mis juegos infantiles los domingos de invierno. Eran tiempos de Gento, Segarra, Puskas, Carmelo y Koldo Aguirre, entonces todavía Luis, porque el franquismo dejaba poca cabida a lenguas no imperiales. También despuntaba una perla peruana apellidaba Seminario. Y otro joven de idéntica procedencia apodado Sigi, con tanta técnica individual como escaso fondo físico. Cuando el Bachiller me llevó a Bilbao, pude ver en directo las marrullerías de Griffa, el buen toque de Uribe, las galopadas de Arteche, el saber estar de Zoco, por muy patoso que pareciera, las palomitas de Pazos, la eficacia de  Jorge Mendonça, el tesón de Simonet y la pasmosa seguridad de un neófito Iríbar, ataviado siempre de negro, como Felipe II. También, sobre todo si andaba escaso de fondos, solía ver a los Barrena, Zorriqueta, Urquijo e Irusquieta, del Indauchu. Es lo que tenía la 2ª División: Garellano era campo más barato.

Hacia 1965 llegó a mis manos el primer Dinámico. Quiero decir que fue entonces cuando supe de su existencia. Y desde ese instante comencé a glosar en un cuaderno las trayectorias de nuestras estrellas. Ficha, del Málaga, había estado antes en el Valencia. Lalo, del Murcia, era el del Granada y Oviedo. Ramos, un uruguayo prematuramente calvo, había pasado por Madrid y Santander antes de recalar en Elche. Eulogio Martínez había sido «culé» antes de lucir el escudo colchonero… No sabía muy bien a dónde me llevaba semejante empeño, pero disfrutaba haciéndolo. Diez años más tarde, cuando empecé a cruzar los Pirineos por razones profesionales, descubrí en Italia unos anuarios detalladísimos. Todo un lujo, vaya. Un ataque de envidia muy poco sana. Y es que allí, hasta los álbumes editados por Panini para sus cromos contenían filiación y trayectorias completas de cada futbolista. Después de todo, pensé, mi manía no era tan rara. Mejor aún, hubiera sido innecesaria de vivir en Italia y ser el calcio «mi» campeonato.

Por esa misma época, otros asuntos relacionados con el fútbol me atraían poderosamente. El bochornoso escándalo de los falsos oriundos, por ejemplo. Una cincuentena de sudamericanos con partidas de nacimiento falsas, pases internacionales sin ningún crédito y rostro de cemento Portland, introducidos a martillazos en nuestros equipos. Los había con padres postizos; argentinos fingiéndose paraguayos; hijos, nietos y biznietos de españoles, con rasgos y constitución inequívocamente guaraní; y hasta uno, al parecer, con abuelo de Celta de Vigo y abuela de Hércules de Alicante. Un filón demasiado jugoso para no reclamar mi atención. Nada, a lo que se ve, parecía responder fielmente a cuanto nos contaban. De manera que buceé cuanto pude en aquellas aguas turbulentas. Luego resultó que un par falsos españoles vistieron la camiseta de nuestra selección nacional, para escarnio federativo y censura ácida de UEFA y FIFA. Se echó tierra al asunto y aquí paz y después olvido, que la cuestión daba para poca gloria.

Tampoco se sostenían otras muchas «verdades absolutas» de nuestro balompié. ¿Qué era eso de que nuestros futbolistas apenas emigraban a campeonatos extranjeros?. Por supuesto que salían. Y no sólo en los 60, años de oro para Luis Suárez, Del Sol y Peiró en el calcio, sino en los 50, cuando conseguir pasaporte resultaba harto complicado para demasiados españoles, y los clubes de la piel de toro habían convertido el derecho de retención en cadena perpetua. Se iban a puñados. A Portugal, a México, a Francia, a Venezuela y Brasil, incluso a Sudáfrica, los Estados Unidos o Australia. Y qué decir de la hojarasca escondida entre deslumbrantes historias oficiales de clubes. Un mismo hecho merecía interpretaciones radicalmente contradictorias, dependiendo de la fuente manejada. La historia del fútbol, dispersa y a menudo dudosa desde su origen, estaba por escribirse. Abundaban relatos de oídas, o «de memoria», chirriantes tan pronto se enfrentaban al hecho o hechos desnudos. Sólo había que remangarse, tomar aliento y ponerse a ello.

Como siempre ocurre, unas cosas me condujeron a otras. Al preguntarme qué ocurría con muchos astros tras colgar las botas, cómo se sentían al volver a ser «mortales» -tropo de Emilio Butragueño por demás lúcido-, destapé una caja de sorpresas. Abundaban los casos patéticos, los despeñados desde el cuerno de la abundancia, hasta el punto vivir situaciones muy complicadas. Sus años sobre el césped no les habían vacunado para las zancadillas de la existencia. Fui sumando hasta un centenar de «Muñecos rotos». También me picó la curiosidad respecto a las quinielas. José María García habló y escribió bastante sobre el reparto de sus pingües beneficios, pero a nadie parecía haber interesado su historia. Al remangarme descubrí que ni siquiera nacieron en la fecha que aún hoy dan por válida en el Patronato, sino varios años antes. Curioso en verdad, puesto que precisamente en el Patronato tenían motivos para saberlo bien. Al poner en marcha el montaje que hoy conocemos, contrataron a uno de los más significados organizadores de quinielas precedentes.

Esta carrera de fondo venía llevándola en soledad, sin abandonar nunca las fichas de futbolistas. A veces, interrogando a cualquier protagonista o en contacto con la secretaría de algún club, tropezaba con otros «locos» igualmente aislados. Luego del habitual «¿y por qué le interesan a usted estas cosas, si no es indiscreción?», podía surgir al hallazgo: «Pues mire, suele andar por aquí otro muchacho con parecidos intereses. Debo tener su teléfono». El «muchacho» a veces era un socio, en otras ocasiones alguien enfrascado en redactar la historia de la entidad, o incluso cualquier vieja gloria ansiosa por poner en marcha la agrupación de veteranos. Como ocurre en todas las carreras de fondo, no todos divisaban la pancarta de meta.

Deben haber pasado doce años desde que un día, ojeando ejemplares atrasados de «Don Balón», tropecé con el anuncio de quien se decía amante de la estadística e historia futbolera. Apenas dos líneas en tipografía menuda, bajo una foto de buen tamaño. Le escribí. Una carta clásica, de las de sello y buzón, porque entonces no existía el «ADSL». Si acaso, una «RDSI» lenta como caballo del malo en westerns de serie B. Tuve respuesta e iniciamos una cordialísima relación. Él frecuentaba a Bernardo Salazar y Félix Martialay, cuyos libros yo conocía bien. Me contó estaba enfrascado en la enciclopédica tarea de historiar el Campeonato de España, la Copa, para entendernos. Cien años, partido a partido, con sus alineaciones, árbitros, goleadores y sustituciones, cuando éstas comenzaron a ser reglamentarias. Era Víctor Martínez Patón, y algún tiempo después supe que para ser tomado en serio prefirió no acompañar su foto al anuncio, sino la de su padre. Víctor aún estaba en el Instituto.

Meses más tarde hubo un encuentro de futboleros en Madrid, junto a la antigua sede federativa. Sin padrinazgo ni entrega de trastos, vi en aquello algo parecido a una toma de alternativa. Desde ese instante me sentí componente de CIHEFE.

La irrupción del ordenador proporcionó orden, agilidad y método a mis fichas de futbolistas. Me asomé puntualmente a los «Cuadernos» que como complemento de su revista editaba la RFEF. Un día, al igual que otros miembros de CIHEFE, me vi redactando sucintas biografías para el Diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Historia. Y por fin confluyeron las fichas de Félix, pulquérrimas, aunque de trazo enrevesado, con las que yo iniciara hacia 1965, sin haber cumplido los 14. Hoy deben superar las 30.000.

Conforme aseguraba al principio, mi ingreso en CIHEFE resultó tardío. Quizás perdiera el tiempo en lentos meandros. Pero hasta los ríos perezosos concluyen desembocando en otro más caudaloso.

CIHEFE, entre tanto, seguirá buscando ese mar de historias difusas, enredadas y ocasionalmente oscuras, que junto a páginas brillantes y espacios en blanco acompañan al fútbol español.

 

 

 

 

 

José Ignacio Corcuera




CIHEFE y yo

No soy de los que llevan el fútbol innato en los genes, tampoco estuve dotado para disputar partidos de competición -porque lo hice en una ocasión y ya no me alinearon más- ni tampoco pasé mi niñez con un balón pegado a los pies, como veo cada fin de semana en chavalines de menos de diez años. Aprendí a distinguir un balón de fútbol de una pera cuando ya había cumplido esa edad y recuerdo que mi primer partido que tuve oportunidad de ver fue a través de la entonces incipiente televisión y en la terraza de un bar. Se trataba de un Real Madrid – Peñarol de Montevideo, final de la primera edición de la Copa Intercontinental. Sí, llovió mucho desde entonces, porque eso fue a finales del verano de 1960, pero recuerdo claramente las circunstancias de ello, como el primer partido que presencié en directo: el debut del Valencia CF en la antigua Copa Ciudades en Feria contra el Nottigham Forest, ganado por el equipo de Mestalla por 2-0 marcados por Waldo, el nuevo goleador brasileño del equipo y mi primer ídolo futbolístico. En el espacio de un año entre ambos partidos, surgió mi pasional afición por el fútbol como cuando surge un primer amor adolescente, coleccionaba cromos, daba patadas hasta a las piedras y seguía minuciosamente las competiciones a través de la radio, pero sobre todo empecé a interesarme por la historia del fútbol, intentando recuperar los años perdidos con algunas publicaciones, más bien escasas, hasta que descubrí la hemeroteca municipal y sus tesoros, donde acudía cada sábado por la tarde (entonces se podía) a rebuscar como rata de biblioteca.

Durante varios años estuve revisando periódicos antiguos y a través de ellos descubrí que antes de la Liga hubo unos apasionantes Campeonatos Regionales, que la Copa no siempre se llamó «del Generalísimo» y que había una trayectoria futbolística esbozada de manera superficial, que casi nadie abordó de forma prolija y veraz. Recopilaba infinidad de datos, noticias y resultados, todo ello de puño y letra, porque ni existían fotocopias, ni escaner, ni sistemas reproductores al alcance de usuarios, logrando una documentación valiosa y completa, anotada en diversos cuadernos que aún conservo, no tardando en decidir el destino de mis investigaciones: desarrollar la historia del fútbol español.

El 13 de diciembre de 1977, según consta en el cuaderno, empecé a redactar las primeras líneas de esta obra, retrocediendo a los albores de nuestro fútbol. Dos años después inicié una Segunda parte, que abarcaba el periodo entre 1920 y 1939, con cuatro años de trabajos y algunos intentos fallidos de mecanización, alternando periodos de dedicación intensa con largas etapas de calma, y en la redacción de la Tercera parte, a principio de los noventa, ya pude contar con la inestimable ayuda de un ordenador, sin el cual hubiera sido casi imposible continuar. Vistos los primeros resultados impresos decidí plantearme la publicación de la obra, cuando mi actividad profesional me lo permitiera, justo al inicio del año 2000.

Fue por entonces cuando supe de un grupo denominado CIHEFE, pionero en España en la investigación futbolística, y de algunas de sus actividades y publicaciones. Conocía también algunos trabajos editoriales de alguno de sus miembros como Félix Martialay y Bernardo de Salazar, y mi interés de contactar con ellos pude realizarlo a través de un amigo común, quedando citados el 14 de diciembre de 2001 en el antiguo local social de la Federación, en la madrileña calle de Alberto Bosch, donde también tuve ocasión de conocer a Víctor. Durante toda la tarde y parte de la mañana siguiente estuvimos intercambiando opiniones, detallándome la actividad de CIHEFE en los casi quince años de existencia, entre los que destacaba la publicación de los boletines, que ya tenía oportunidad de conocer, así como la asamblea de futboleros realizada meses antes, y los artículos que se publicaban en los Cuadernos de Fútbol de la revista federativa. Por mi parte, expuse el proyecto que tenía preparado y la viabilidad del mismo, ofreciéndome cualquier tipo de ayuda que necesitase, como así ocurrió. Poco después conocí a su presidente José Del Olmo, a quien también expuse mi intención de formar parte del grupo, que por esas fechas su actividad de investigación se centraba en unos puntos muy concretos y había un menor contacto con el público en general.

Mientras tanto mi proyecto salió adelante. Un boceto de la Primera parte, publicado de manera precaria, fue diseñado de nuevo y maquetado, aunque de aquel manuscrito iniciado veinticinco años antes, apenas se pudo rescatar las primeras frases para hacer una introducción, y posiblemente hoy, ni eso. Las tres primeras partes fueron revisadas y renovadas, contando para ello con la inestimable colaboración tanto de Félix como de Bernardo, pudiendo cotejar los datos que disponía con lo publicado por los boletines de CIHEFE, y además tuve oportunidad de conocer otras personas que habían formado parte del grupo, y sobre todo a dos grandes amigos, como Juan Manuel Julián y Carlos Castro. En noviembre de 2002 apareció la Segunda parte, poco después la Primera y Tercera, y en años sucesivos la tres partes restantes con conforman la obra Historia y Estadística del Fútbol Español, hasta el año 2000.

Con la reactivación del grupo y la nueva etapa que se inició a mediados de 2009 con la publicación de la revista oficial Cuadernos de Fútbol a través de la web, mi actividad aumentó, colaborando en la redacción de alguno de los artículos y posteriormente en la coordinación editorial del Anuario que desde hace dos temporadas venimos publicando a final de la campaña. Y hacia la próxima primavera está previsto la aparición de un anexo a la Historia y Estadística del Fútbol Español, donde la aportación del grupo CIHEFE ha sido determinante. Un nuevo volumen de la obra que recogerá el periodo entre 2000 y 2010, culminando con la conquista de la Copa del Mundo.

 Vicente Martínez Calatrava




La culpa fue de mi amigo Jose

La culpa fue de mi amigo Jose. Corría la temporada 1977-1978 y hasta entonces yo sólo había visto unos pocos partidos de fútbol por la tele: algunos de la selección española, la final de Copa de Europa del Atleti contra el Bayern, aquel 0-5 del Madrid – Barça y muy poco más. Pero él se empeñó durante ese año en hablarme de la Liga, de la selección que iba a jugar el Mundial de Argentina y, sobre todo, del Palencia que entonces jugaba en la recién creada Segunda B. Y consiguió que me sentase a ver por televisión casi todos los partidos del Mundial 78, con aquel amargo sabor por la pronta eliminación de España por culpa del austríaco Krankl y del famoso fallo del gran Cardeñosa.

En aquel momento, quizá la cosa aún tuviera remedio, pero en ese verano, Jose me dio un calendario futbolístico de la Caja de Ahorros y Préstamos de Palencia, que en realidad era una edición de las páginas centrales del Dinámico ordinario (aquellas que servían para apuntar los resultados y los puntos de los equipos). Aquello fue demasiado. En cuanto empezó la temporada, sentí la necesidad de ir rellenando todas aquellas casillas vacías, y así cada domingo buscaba la Hoja Deportiva, que se repartía gratuitamente en los bares con los resultados del fin de semana. En Septiembre de 1978 acudí a La Balastera para ver por primera vez un partido de fútbol, un Palencia – Oviedo que finalizó con empate a uno. Cuando al acabar la temporada el Palencia ascendió a Segunda A por primera vez en su historia, la dosis de veneno futbolístico en mis venas ya había sido suficiente como para que la situación fuese irreversible.

Descubrí entonces la existencia del Superdinámico anual y tardé poco en pedir los tomos atrasados para tratar de calmar mi ansia de información. Por aquel entonces, ya empezaba a tener grandes cantidades de datos almacenadas (pero no organizadas) en cuadernos. Con el paso de los años llegó la informática, que nunca consiguió eliminar el papel, pero sí me permitió organizar mejor toda aquella maraña de resultados, alineaciones y datos sobre clubs de aquí y de allí.

El descubrimiento de Internet trajo para mí una sorpresa: había gente a la que le interesaban aquellos datos que yo había ido coleccionando para mi propio disfrute. Primero fue aquel foro de la Segunda B de Jorge Molina, y luego el de FutbolMe, luego rebautizado como FutbolPlus. Alguien pedía algún dato y yo, si lo tenía, lo facilitaba. Y del mismo modo, a veces era yo quien pedía información y muchas veces aparecía alguien que me la proporcionaba. Pero sacar datos en público es en cierto modo una responsabilidad: ya no valía con tener los nombres de los equipos de cualquier manera, o con tener lagunas en determinadas temporadas. Eso significó por un lado una revisión profunda de mis datos y, por otro, el descubrimiento de las hemerotecas para tratar de completar la información que me faltaba.

En esas estaba cuando un grupo de asiduos del foro de FutbolPlus decidió organizarse y crear AREFE, asociación de la que he formado parte desde el primer momento y que me ha ayudado a corregir errores y mejorar datos, al tiempo que fue otro escaparate al «mundo exterior».

En 2008 recibí una llamada de Víctor Martínez Patón, miembro del CIHEFE, que había oído hablar de mí y quería hablar conmigo. Un año más tarde, después de varias conversaciones y algunos trabajos en común, me ofreció la posibilidad de convertirme yo mismo en miembro del CIHEFE. Acepté un poco sin saber dónde me metía, pero con la intención de colaborar en lo que pudiera. En seguida llegaron los Cuadernos de Fútbol y luego los Anuarios y después muchos otros proyectos que, poco a poco, irán tomando forma. Y esto sólo es el principio.

Por cierto, después de todos estos párrafos, creo que aún no le he dado las gracias a mi amigo Jose, el culpable de todo…




Orgullosos de ser los pioneros en España

Cuando contacte por primera vez con mi buen amigo Víctor, creí que rondaría los 50. Fue curioso, lo que recuerdo con mayor nitidez es estar hablando con D. Félix Martialay en su despacho de Madrid y de pronto ver aparecer alguien joven, que en un primer momento emparenté con algún empleado de las oficinas del diario que dirigía Félix. Eso fue hace ya unos cinco años, cuando terminaba mis pesquisas que luego darían lugar a mi primer libro.

 ¿El CIHEFE?, a mi ni me sonaba. Y la verdad es que el tema de la historia del fútbol en general había pasado por mi vida de un modo silencioso, sin hacer ruido. El ruido lo tuvieron que hacer los de fuera para que  yo me empezara a interesar. Bendito ruido, que diría aquel.

Y luego, ya que estábamos, Félix me planteó resolver en la medida de las posibilidades históricas, claro está, el asunto del Onuba FC en 1931 y las dudas sobre el Decanato del Recre que tenía Bernardo de Salazar. Cosa que no tuve más que aceptar…más que nada para no dejar el trabajito a medio hacer.

 Y ahí empecé a conocer a Félix, y a Víctor, a Javier Bravo, a Corcuera…y luego a Del Olmo, y al CIHEFE y a la IFFHS….y…Arrechea, y, luego nos metimos con el diseño de la marca y su posicionamiento, y luego con la revista oficial tan gratamente recibida por la IFFHS. Y claro está…¿Cómo no pertenecer al Centro pionero de España en investigación de fútbol?, ¿Cómo no pertenecer a la referencia nacional en esto de la investigación y estadística?, ¿Cómo no pertenecer al que marca el paso?.




En busca de CIHEFE

En mi caso, debo reconocer que no comencé a interesarme por la historia del fútbol hasta la adolescencia. Mi pasión era jugar y, al igual que el resto de críos de la época, disfrutaba en los recreos y, ya tras las clases, en el patio del colegio dando patadas al balón. Después, ya en plan más formal, integrando los equipos de futbito del Elisburu, antes de pasar a jugar en campo, en categoría infantil. Como el resto de colegiales, intercambiaba los cromos de los jugadores de la época (aunque reconozco también que nunca llegué a completar ninguna colección), y más allá de ver los encuentros por televisión y escuchar los «carruseles» por la radio aquellas tardes de domingo, sólo las hojas deportivas que se repartían por los bares con los resultados y clasificaciones me acercaban a lo que, posteriormente, se convertiría en una feliz obsesión.

Posiblemente fue a raíz del Mundial ’82 cuando empecé a recopilar artículos relacionados con la historia futbolera, pues el esperado evento trajo consigo la publicación de fichas, reportajes, y lo que hoy llamaríamos merchandising. Aún conservo el calendario del torneo, de aquel estrepitoso fracaso de nuestra Selección, el tongo en El Molinón, el maravilloso fútbol brasileño y el inopinado triunfo italiano.

Seguí jugando unos años más, ya en categoría juvenil con La Clotas hasta que, cumplidos los dieciséis, colgué las botas para dedicarme a los estudios. Curiosamente, una de las primeras publicaciones que coleccioné fue la revista Goleada, editada por el Club Vanguardia, que contenía las fichas y crónicas de los partidos de categoría infantil y juvenil en Gijón. Un lujazo para la época. Recordando aquellos tiempos puedo decir que jugué frente a algunos de los futbolistas asturianos que harían historia en la década siguiente. Así en el Elisburu infantil compartí vestuario un par de temporadas con Marcelino, futuro defensa central internacional con el Mallorca, por entonces baluarte en nuestro centro del campo hasta que el Sporting se lo llevó a Mareo. Ya después nos enfrentaríamos como rivales, como también lo hice con Luis Enrique (éste ya desde los tiempos de pista, cuando jugaba en el Xeitosa; ¡qué bien movían el balón!), Manjarín o Abelardo.

En fin, lo del fútbol como artista no pudo ser, así que supongo que la forma más natural que encontré de continuar vinculado con el deporte fue el seguimiento del mismo. Y no sólo el del fútbol. Mi hermano y yo consumíamos con devoción casi todos los acontecimientos que retransmitía la única televisión del momento: las reuniones atléticas, el baloncesto, el ciclismo, el balonmano, la natación…, y, cuando llegaban los JJOO, aquello era el acabose… Empezamos a crear nuestros propios archivos de competiciones, records del mundo, europeos, de España… No había tiempo para otra cosa en esos interminables veranos, felizmente sin otras preocupaciones.

No obstante para mí el fútbol era lo primero y, conforme fueron pasando los años, terminé dejando un poco de lado el resto de deportes para profundizar en la apasionante historia del balompié. Empecé a visitar asiduamente las bibliotecas para devorar los libros y enciclopedias que albergaban y fotocopiar los artículos y datos más interesantes, descubrí el superdinámico a través de unos tomitos que mi padre tenía guardados por casa y empecé a crear mi propia, y aún modesta, biblioteca. Así mismo, empecé a sacarle provecho al vídeo, pues cualquier reportaje histórico, programa que pudiera proporcionar imágenes antiguas o resúmenes de partidos de épocas pasadas, terminaba formando parte de mi videoteca.

Una investigación para determinar el número goles y encuentros jugados por Quini, el goleador sportinguista, me llevó a visitar la hemeroteca de la Cámara de Comercio de Gijón. Y allí, en aquel lugar absolutamente mágico, con decoración de película decimonónica, entre la penumbra, rodeado de los enormes anaqueles y estanterías abarrotados de tomos, fue donde se terminó de conformar mi espíritu investigador. Concluido el trabajo, decidí presentarlo a la redacción de deportes del diario El Comercio, donde fue recibido con agrado y no sólo me animaron a completarlo con una entrevista al jugador, sino que me permitieron ir a la sede del periódico para cotejar algunos datos consultando la edición en microfilm (afortunadamente no quemé el edificio ¿eh, Carlos?) y revisar el maquetado final. Ese sería mi primer acercamiento al periodismo y, por descontado, mi primera publicación.

La investigación sobre la historia del Sporting tenía que ser, lógicamente, el siguiente paso. Me interesaba fundamentalmente el apartado estadístico, ya que no venía recogido en ningún libro anterior. Quería saber no solo los hechos, sino los datos, las cifras de los Villaverde, Meana, Herrera…etc. Así que, durante los años siguientes, compatibilicé los estudios universitarios con la investigación. La Biblioteca Jovellanos de Gijón y la Pérez de Ayala de Oviedo fueron, junto a la Cámara de Comercio y, sobre todo, el archivo municipal de Gijón, en la Torre del Reloj, los centros de la misma. Estoy muy agradecido por el trato recibido en todos ellos, pero me gustaría resaltar al personal del archivo por su amabilidad ante lo que se les vino encima, porque creo que les hice sacar las colecciones completas de El Comercio y Voluntad. Tomo tras tomo. Desde aquí mi saludo a Moncho, Alicia, Eduardo y Vicente.

Durante estos años llegó a mis manos un libro que rompería todos mis esquemas y me obligaría a intentar ser más preciso en la labor investigadora. Me refiero a Las grandes mentiras del fútbol español. Escrito con una contundencia desacostumbrada en los libros de fútbol y cierta mala leche, todo hay que decirlo, la profusión de datos que Bernardo de Salazar y Félix Martialay vertían en cada capítulo para sustentar cada denuncia o rebatir cada falsedad o información sesgada resultaba demoledora. Descubrí entonces que existía un centro de investigación sobre el fútbol español. Ni que decir tiene que, desde ese momento, seguí la trayectoria de ambos historiadores, que además resultó muy prolífica en los siguientes años. Comprobé que sus nombres ya aparecían en obras anteriores que tenía en mi poder, pues si Bernardo había colaborado en una historia sobre el Real Madrid editada por ABC en los ochenta, Félix era el director del documental sobre la Historia de la Copa del Generalísimo que tenía en mi videoteca. A través de sus libros supe algo más acerca de CIHEFE y de algo llamado Cuadernos de Fútbol. Parecía interesante. Pero ¿qué era eso? ¿Lo editaba la Federación? ¿Se compraba en algún sitio? ¿Había que suscribirse?

Hube de hacer un alto en mis labores de investigación mientras pasaba una temporada en Londres. Allí me encontré con otro mundo en lo que se refiere a la historiografía futbolística. Las bibliotecas estaban plagadas de libros y enciclopedias y, lo que era aún más asombroso, existían vídeos y DVD’s con las historias completas de los principales equipos (casi tres horas de imágenes, algo inaudito en España). Además, tras cada temporada (sobre todo si resultaba exitosa), los clubes sacaban vídeos con el resumen de la misma. Y por supuesto, visité Sportspages, entonces en Charing Cross Road, una pequeña tienda deportiva, verdadero centro neurálgico de la parafernalia futbolística en las islas, donde, literalmente, me puse las botas con libros y partidos antiguos.

Mientras me encontraba en la capital inglesa conocí a través de las páginas de As, donde ya trabajaba Bernardo de Salazar, la formidable tarea de Vicente Martínez Calatrava. La historia más completa jamás publicada del fútbol español. Una obra ciclópea que se convertiría a partir de entonces en una fuente de información y consulta permanente. Y a través de cada volumen, nuevamente CIHEFE, y más nombres de historiadores que iba anotando mentalmente.

Tras regresar a la península, continué con mis pesquisas y tuve la fortuna de que Editorial Nobel se interesara en la obra e iniciara contactos con el Sporting para convertirla en el Libro del Centenario del Club, como a la postre sucedería. Este hecho me permitió tratar con notables periodistas asturianos, del pasado y del presente, que gentilmente aceptaron colaborar en el mismo y, gracias al interés del diario As, contactar con uno de mis ídolos, Bernardo de Salazar, con quien intercambié abundante correspondencia, cotejando información, datos, dudas …

Publicado el libro y tras colaborar en la edición para Asturias de As durante el centenario, me trasladé a Madrid como una más de las leyendas urbanas del Principado (Areces dixit). Aquí conocí personalmente a Bernardo. Lamentablemente, mucho mejor ratón de biblioteca que relaciones públicas, no llegaría a encontrarme con Félix. Mi único contacto, cuando todavía me encontraba en Gijón, fue el de hacerle llegar el libro del Sporting por correo, por el que se había interesado, para que lo recogiera de mi parte en librerías Esteban Sanz, ya que había ciertos problemillas de distribución fuera de Asturias. Un triste consuelo.

Lo demás es presente. Algunos proyectos frustrados, otros en mente, y la continua recopilación de datos y estadísticas. Y, de pronto, la página web de CIHEFE. Y los Cuadernos de Fútbol. Ahí estaban muchos de los nombres que había leído en aquellos libros. Contactar era el siguiente paso, ¿por qué no? Así lo hice y han terminado por aceptarme como uno más. Ya puedo poner caras a lo que antes sólo eran letras sobre el papel.

En este número descubriréis la apasionante historia de CIHEFE. Y nombres, muchos más nombres que han puesto su granito de arena para que este proyecto saliera adelante. Si a ti también te apasiona la historia del fútbol te animo a que des el paso. ¡Ahora es fácil! Está a un clic de ratón.