Aquellos torneos de verano… (I)

Los torneos de verano tuvieron su época dorada a mediados de los años 60 hasta casi los 80. Hoy conocidos como bolos de verano, de los que todavía se desmarcan los históricos Teresa Herrera de La Coruña y el Ramón de Carranza de Cádiz, eran torneos mucho más allá de la puesta a punto de un equipo. Los actuales preparadores físicos se llevarían las manos a la cabeza al pensar que en esos enfrentamientos el aficionado exigía a sus jugadores ya el máximo rendimiento cuando tan solamente llevaban una quincena de días de entrenamientos. Y es que los responsables de tales eventos invertían todos los esfuerzos, tanto económicos como organizativos, para completar un cartel digno de «pequeñas copas del mundo».

Hoy vamos a recordar la edición XXVIII del Teresa Herrera, que por sus protagonistas y por su ubicación cronológica fue un perfecto adelanto de lo que la temporada 1973/74 iba a dar de sí.

147

Era un cartel con cuatro grandes equipos:

Ajax de Amsterdam, por tercer año consecutivo campeón de Europa, y campeón de liga holandesa. Era el equipo de moda en el continente con una alineación inolvidable, capitaneada por Johan Cruyff, con el que el FC Barcelona ya estaba en plenas negociaciones.

El fútbol del Este europeo estaba representado por los campeones de Checoslovaquia y Hungría, respectivamente el Spartak Trnava y el Ujpesti Dosza. Los checos poseían un equipo fuerte y firme, sin fisuras. El internacional Adamec era su figura. La temporada anterior había quedado eliminados en cuartos de final por el Derby County en la Copa de Europa. Más conocidos eran los húngaros porque no hacía mucho se enfrentaron en la máxima competición europea al campeón español, Valencia CF, al que superaron en los dos partidos. Entre sus principales jugadores estaban Horvath, Fazekas, Toth, Bene, Zambo y los hermanos Dunai, Antal y Ede.

El Atlético de Madrid, campeón de liga española, se presentaba en su primer compromiso serio de una temporada que iba a ser muy larga. Los rojiblancos traían algunas novedades importantes. El club decidió rescindir (y de paso ahorrarse un dinero que le debían) el contrato con el entrenador alemán Max Merkel aprovechando sus desafortunadas declaraciones, «estoy de España hasta las narices«, en la prensa germana. Cierto es que la plantilla del Atlético nunca estuvo de parte de su entrenador. El triunfo en la pasada liga, se decía, se debió al peso que Luis tenía entre sus compañeros, siendo su verdadero director de juego.  El argentino Juan Carlos Lorenzo fue elegido como sustituto. Una decisión favorecida por el hecho de que el Atlético había fichado a dos argentinos, Heredia y Ayala, como su pareja de extranjeros (aunque por estar concetrados con su selección no pudieron desplazarse a La Coruña). También era una importante novedad la incorporación de Miguel Reina, procedente del FC Barcelona, traspasado por motivos internos del club barcelonés.

La Coruña se engalanaba para ver una edición espectacular y sobresaliente de uno de los mejores torneos amistosos del mundo. Confluían fútbol de gran calidad y rumores y gestiones, porque el CF Barcelona desplazó a su gerente, D. Armando Carabén, donde coincidió con D. Agustín Sr. Domínguez, secretario general del Real Madrid. El club madridista anunciaba su renuncia a contratar a Johan Cruyff. Mientras, el jugador holandés afirmaba que el único contrato que conocía era el que le ligaba con el Ajax, club al que debía defender. De todas formas, no estaba al margen de las conversaciones entre el Barcelona y el Ajax, claro está. Entonces la cifra estaba en 170 millones de pesetas, cantidad que obstaculizaba cualquier tipo de negociación.

Y el 3 de agosto empezó la fiesta:

ATLÉTICO MADRID – UJPESTI DOSZA 4-2

Árbitro: Lobo (Portugal).

Goles: 1-0 (23′) Becerra. 1-1 (27′) Bene. 2-1 (30′) Ovejero. 3-1 (54′) Luis. 4-1 (56′) Becerra. 4-2 (61′) Bene.

Atlético Madrid: Reina; Melo, Ovejero (Eusebio 65′), Benegas, Vapón; Bermejo, Luis, Irureta; Ufarte (Alberto 65′), Gárate, Becerra.

Ujpesti Dosza: Szentmihalyi; Nosko, Harsangi, Nagy, E Dunai III; Horvath, Fazekas, Toth; Bene, A Dunai II (Kellner 65′), Zambo.

Las mejores condiciones físicas de los húngaros, que ya estaban jugando su campeonato nacional, solo sirivió para poner en aprietos a un Atlético decisivo en el ataque. Cambio de entrenador que no de juego: firmeza defensiva y velocidad en el contragolpe. Reina era un refuerzo idóneo porque el equipo ganaba en confianza atrás. Luis, Gárate y Becerra se mostraron intratables, desmontaron la defensa rival cuantas veces se acercaron al área. Pese a que el Ujpesti mostró una extraordinaria calidad, los cuatro goles recibidos fueron un lastre insalvable.

La gran sorpresa al día siguiente:

227

SPARTAK TRNAVA – AJAX AMSTERDAM 5-3

Arbitro: Oliva (España).

Goles: 0-1 (10′) Rep. 0-2 (17′) Hulshoff. 0-3 (54′) Neeskens. 1-3 (59′) Hagara. 2-3 (64′) Adamec. 3-3 (74′) Krajovic. 4-3 (76′) Kuna. 5-3 (89′) Adamec.

Spartak Trnava: Keketi; Dobias, Majernik, Hagara, Varadin; Hrusecky, Kuna, Krajcovic; Martinkovic, Adamec, Kabat (Kramlik 46′).

Ajax Amsterdam: Stuy; Suurbier, Blakenburg, Hulshoff, Krol; Haan, Neeskens; N Muhren (A Muhren 59′), Rep, Cruyff, Keizer.

El público se rindió ante el Spartak que se reitró al final del partido con una ovación impresionante. Acababan de remontar un 0-3 al mejor equipo del mundo. Sucedió que mientras el Ajax respondía con goles al empuje checo, éstos no cedían en su esfuerzo, aumentando si cabe la velocidad de su juego. Y esa insistencia tuvo su fruto porque acabaron superando a sus rivales en todos los terrenos. Lograron cinco goles en casi media hora.

Consolación y final:

El Ajax de favorito a último

UJPESTI DOSZA – AJAX AMSTERDAM 0-0

(por penaltis 4-3, el Ujpest se clasificó en tercer lugar)

Arbitro: Paredes (Portugal).

Ujpesti Dosza: Szentmihalyi; Kolar, Harsangi, E Dunai III; Horvath, Nagy, Hegyi, Toth (Nosko 60′); Bene, Kellner, Zambo.

Ajax Amsterdam: Wever; Suurbier, Hulshoff, Blakenburg, Krol; Haan, Neeskens, A Muhren; Rep, Cruyff, Keizer.

Ambos equipos entraron al campo con mucho respeto al rival. El Ujpesti no quería dar facilidades y el Ajax no estaba para correr más riesgos tras el descalabro del día anterior. Entre un juego lento y poco decidido los minutos prolongaron el 0-0 hasta el final del partido. Como información anecdótica: Muhren, Krol y Rep marcaron su penalti, mientras que Neeskens y Keizer lo fallaron. Cruyff no lanzó.

Y gol de oro en la final.

317

ATLÉTICO MADRID – SPARTAK TRNAVA 2-1

Arbitro: Garrido (Portugal).

Goles: 1-0 (47′) Irureta. 1-1 (65′) Dobias. 2-1 (137′) Gárate.

Atlético Madrid: Reina; Melo, Eusebio, Capón; Adelardo (Bermejo 70′), Benegas; Ufarte (Alberto 70′), Luis, Gárate, Irureta, Becerra.

Spartak Trnava: Keketi; Dobias, Majernik, Hagara, Varadin; Hrusecky, Martinkovic; Krajcovic, Kuna, Adamec, Kramlik (Paulac 46′).

Con 1-1 al final del partido, se disputó una prórroga de 30 minutos. Como el resultado se mantuvo, se prolongó el partido hasta que un equipo marcase, cambiándose de campo cada diez minutos. A los siete minutos de la segunda serie, con el gol de Gárate, finalizó el torneo.

El Atlético fue el mejor del torneo. Fue quien supo confiar en sus virtudes futbolísticas sin desestimar sus limitaciones. Fue el más inteligente. No cayó en la posible arrogancia como el Ajax, ni en la refinada virtuosidad como el Ujpesti. Ni confió en la fortaleza como en el Spartak. Al contrario, conocedor de la habilidad de sus delanteros, los arropó con mimo desde atrás, para que brillasen solamente cuando contasen con ventaja en la jugada. Conscientes de tener una defensa simplemente contundente, trabajó el juego en centro del campo, donde dosificó mejor sus opciones y así, con paciencia, supo recoger el beneficio del triunfo. El Spartak empujó y trató de encerrar al Atlético. Y el Atlético se refugió en Reina, posiblemente el mejor del equipo en los primeros 90 minutos. Pero el Atlético sabía como ninguno aguantar y golpear, así se adelantó en el marcador. La tenacidad checa les llevó al empate. Pero la firmeza del Atlético los fue desgastando. Así hasta las prórrogas. Así hasta el contragolpe definitivo. Luis para Gárate, amago del delantero centro y gol.

Epílogo:

El Ajax de Amsterdam acabó traspasando a Johan Cruyff al FC Barcelona. Cayó eliminado en la primera eliminatoria que disputó en la Copa de Europa ante el CSKA de Sofía (fue en octavos de final porque estaba exento de la anterior por ser el vigente campeón). También perdió la liga holandesa.

El Spartak Trnava se cruzó con el Ujpesti Dosza en cuartos de final de la Copa de Europa, donde, tras una igualadísima eliminatoria, cayó en los penaltis. No pudo revalidar el título de campeón de liga de su país.

El Ujpesti Dosza, una vez superado el Spartak Trnava se enfrentó en semifinales al Bayern Munich, con el que perdió 3-0 tras un empate a uno en casa en la ida. De todas formas confirmó su dominio en el fútbol húngaro y volvió a ganar la Liga.

El Atlético de Madrid tuvo una temporada especial. Alcanzó un nivel de juego impresionante que le llevó a la final de la Copa de Europa y a rozar el trofeo. En España solo fue superado por el FC Barcelona donde recaló Johan Cruyff, si bien le queda la satisfacción de ser el primer equipo que le derrotó en Liga, 2-0 en el Calderón.




La sindicación de futbolistas en España

El 30 de junio de 1926, nuestro fútbol abrazó legalmente el profesionalismo. Bien es verdad que ya antes sobreabundaban las figuras del amateur marrón, el participante en «bolos» a cambio de billete de tren, fonda y unos duros, e incluso el profesional encubierto. Pero a partir de aquel verano, nadie podría ser descalificado por dedicarse al fútbol en cuerpo y alma, con dinero de por medio. Parecería lógico pensar que, ya profesionales, siendo en puridad trabajadores por cuenta ajena, los futbolistas procuraron agremiarse, defender sus comunes intereses mediante la creación de un sindicato. Pues nada de eso tuvo lugar hasta bien corridos los años, por mucho que no escaseasen motivos de reivindicación.

Ciertamente, el sueño de un sindicato fue acariciado por algunos jugadores durante largo tiempo. Félix Pérez, a partir de crearse el Campeonato Nacional de Liga en 1929, removió las aguas cuanto pudo en el vestuario del Madrid, sin hallar demasiado eco. Sin embargo en 1936, durante un banquete para celebrar la consecución del título copero «merengue», Zamora y Quincoques solicitaron la palabra y en el uso de ella pusieron sobre el tapete los derechos del futbolista. Su herida sangraba, puesto que ese mismo año un tribunal ordinario había dictado sentencia favorable a Eduardo Ordóñez, medio del At. Madrid y antiguo jugador del Real, por impago de haberes. El buen futbolista, que habría de abandonar el deporte para convertirse en figura lírica, saltando como barítono al cartel de varias zarzuelas, dibujó sin proponérselo el embrión sindicalista.

Durante el banquete, aquellas voces pudieron ser acalladas. Sánchez Guerra, a la sazón mandatario madridista y político a quien la inminente Guerra Civil llevaría al exilio mexicano tras unos meses de cautiverio, no era, precisamente, hombre falto de buenas palabras. Pero el 4 de setiembre de ese mismo año, a poco de producirse el alzamiento, tomaría cuerpo en Barcelona el primer Sindicato de Futbolistas, Entrenadores y Masajistas, adherido a U.G.T.

Con el triunfo de Franco en la Guerra Civil sólo hubo espacio para el sindicato vertical. Sobrevinieron 30 años de normas y vida reglamentada, salpicados de declaraciones en rebeldía, admoniciones severas y reinado despótico del derecho de retención. A nadie se le ocurrió alentar el germen de la discordia o el sindicalismo. ¿De qué hubiera servido?. Los artistas, aún gozando de una sección sindical, sólo habían logrado un carnet profesional, luego del correspondiente examen ante el tribunal de turno. ¿Quién podía juzgar a un futbolista, sino su propio público domingo tras domingo?. Y además, ¿de qué se quejaban aquellos ricachones, cuando sus fichas equivalían a doce años de trabajo sobre un andamio o junto a un horno de fundición, y seis en el despacho de cualquier jefe con corbata y secretaria?.

Ciertos titulares de prensa ayudaban a no perder la perspectiva en aquella España con cartilla de racionamiento. «Multa de cuatro millones y medio de ptas. a La Campanilla S.A., con cese definitivo de la industria, por irregularidades análogas a las cometidas por otras entidades del consorcio de la panadería de Madrid» (3-II-1948). «Empiezan a venderse las medias sin costura» (15-IV-1948). «Desde hoy las casas de Toledo dispondrán de agua potable, al quedar inaugurado ese servicio» (23-IX-1948). «300 personas reciben tratamiento antirrábico en Zaragoza, después de haber comido carne de ovejas mordidas por perros hidrófobos» (29-XII-1948). «5.000 avulenses inician en Villatoro una gran batida contra los lobos» (11-IV-1949). ¿Quién hubiera tomado en serio a unos privilegiados, si el agua potable no llegaba siquiera a demasiados domicilios, el vecindario se contagiaba de rabia o engullía serrín con el pan?. La España hambrienta y sin divisas, la del emblema dominguero y el sueño de unas medias sin costura, gastaba 640.280 ptas. en el fichaje de los extranjeros Humberto Jiménez, Prais y Salaverry, o pagaba 150.000 de ficha a Helenio Herrera, con sueldos mensuales de 7.000, cuando el salario medio no sobrepasaba las 1.500. ¿Acaso existía entre los futbolistas algún motivo para la reivindicación?.

Pues sí, los había. Quedaron sobre todo de manifiesto, tras algunas desgracias. La viuda del infortunado «colchonero» Martínez, fallecido en un hospital después de varios años en coma vegetativo, a finales ya de los años 60,  no vio reconocida su reclamación de accidente de laboral. Y cuando poco después el sevillista Pedro Berruezo expiró en los vestuarios del Pasarón pontevedrés, los tribunales contemplaron con reticencias que un futbolista pudiera ser trabajador por cuenta ajena. 

Pero lo que más avinagraba al profesional del fútbol, junto a los incumplimientos de pago, era el derecho de retención, la posibilidad de quedar sujeto de por vida a un club, con incrementos del 10% en sus fichas. Algunos jugadores, como el guardameta donostiarra Ignacio Eizaguirre, cosechó fama de problemático por sus pertinaces exigencias de mejora salarial mientras estuvo en Valencia. Otros, como el también portero Acuña, por su nunca oculta ideología izquierdista. Al salmantino Vavá la normativa le robó millones durante sus grandes años de militancia en el Elche. Pero ninguno de ellos se convirtió en paladín de causas sindicalistas. Los héroes tuvieron otros nombres.

El primero fue José Cabrera Bazán (La Algaba, Sevilla 16-X-1928), hasta ahora único futbolista del que se tienen noticias, en pasar por la cárcel a causa de una reclamación laboral. Jugador del Betis, Sevilla, Jaén y nuevamente Betis, antes de retirarse por lesión en el recreativo de Huelva, compatibilizó la actividad deportiva con el estudio en la Universidad de Sevilla, doctorándose en Derecho del Trabajo, luego de haber jurado como abogado en 1958. Pronto comenzó a ejercer la docencia en la cátedra de Derecho de Manuel Clavero Arévalo, por entonces notable y respetado jurista del régimen. En 1968 ingresó en el PSOE, aún clandestino, y al año siguiente se hizo por oposición con la cátedra de Derecho del Trabajo en la Universidad de Santiago de Compostela. Su prestigio como abogado laboralista se había iniciado a raíz de publicar, en 1961, «El contrato de trabajo deportivo», un estudio sobre la relación contractual de los jugadores de fútbol profesionales, prologado por  el catedrático y personaje del Movimiento D. Manuel Alonso Olea.

El segundo fue Joaquín Sierra «Quino» (Sevilla 7-IX-1945), cuyo firme pulso contra la cerrazón bética derramó mucha tinta sobre el papel prensa en 1971.

Acreditado en el Betis como interior y delantero centro de tronío, «Pichichi» en 2ª División la temporada 1968-69, no aceptó renovar como verdiblanco hasta haber sostenido una entrevista con su presidente, el 29 de agosto de 1969. Tras acordar 3 años de contrato y un traspaso tan pronto llegasen ofertas de interés, debutó como internacional frente a Finlandia el 15 de octubre, marcando un gol. El presidente José Nuñez Navarro olvidó pronto sus promesas y «Quino» montó en cólera. «Volví a la disciplina del Betis por una promesa del presidente. Me dijo que si llegaba una oferta razonable me traspasaría e igualmente lo hubiera hecho con Benítez, Rogelio, o cualquier otro. Se presentó la ocasión y ya se ha visto», manifestó el jugador en los medios. Declarado en rebeldía por su negativa a jugar y seguir entrenándose, anunció durante la última semana de octubre de 1970 su decisión de retirarse, antes de aceptar la falta de palabra del mandatario y un estatus esclavista. José Nuñez Naranjo, por su parte, dijo no haber aceptado la oferta del Valencia al sumar sólo 10 millones, cuando solicitaban 18, cantidad excesiva para un jugador de 2ª División (el Betis llevaba 3 temporadas consecutivas en dicha categoría), según criterio valenciano. La FEF, obligada a intervenir, sancionó al delantero con un año de suspensión.

Todo fue una larga jugada de póquer. El Betis no podía permitirse el lujo de perder aquellos millones y Quino nada ganaba colgando las botas, como no fuese en su dignidad herida. Con cada semana en paro caería el precio del traspaso. Ambas partes administraban ese riesgo y Quino aguantó impertérrito.

En mayo de 1971, el Betis solicitó a la Federación el levantamiento de sanciones al futbolista. Atendida la petición, el sevillano se incorporó a los entrenamientos, dando muestras de no haber descuidado su puesta a punto durante tan larga inactividad. Vistas las orejas al lobo, los béticos rebajaron sus pretensiones. Y a finales de agosto, casi 10 meses después del plante, el traspaso quedó substanciado en los 10 millones originalmente ofrecidos, más la cobertura de unas obligaciones contraídas por el Betis, estimadas en 4.421.100 ptas. Quino, según manifestase a periodistas de la capital levantina, habría  puesto medio millón de su bolsillo para que la operación no naufragase.

Su acto rebelde le otorgó aureola de líder entre los futbolistas. Aunque en Valencia no acabara de lucir su clase, concluida esa etapa quiso regresar a la disciplina verdiblanca, desde donde le pusieron el veto. Firmó la cartulina del Cádiz y en la «Tacita de Plata» tuvo nuevos líos, llegando a forzar una huelga encubierta de bajo rendimiento, reclamando dinero.

Constituida la Asociación de Futbolistas Españoles (A.F.E.) en 1978, fue proclamado primer presidente. Y en ella, como si los círculos del balón debieran confluir siempre, se encontró con Cabrera Bazán, el otro pionero. Porque aquel 1979 Cabrera se convirtió en asesor jurídico de la Asociación, sustituyendo a Carceller, al tiempo que ejercía como primer secretario de la misma.

Cabrera aprovechó ese trampolín para su lanzamiento político, siendo elegido senador por Sevilla en noviembre de 1980 y designado Secretario General de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales. En julio de 1981 era abogado ejerciente en Málaga, senador del PSOE por Sevilla, Catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad de Málaga y asesor jurídico de la AFE. Reelegido senador del PSOE para la legislatura 1982-86, después de una campaña sustentada en el eslogan «Mete un gol en el Senado», poco antes había organizado la huelga de jugadores de fútbol que retrasó dos semanas el inicio del Campeonato liguero 1981-82, como protesta por el derecho de retención. En 1982 se cavó la fosa política, atreviéndose a llevar la contraria a Felipe González, quien un día se acercó hasta su escaño para decirle al oído: «Los cementerios políticos están llenos de cabezas calientes como la tuya». Felipe era un dios todopoderoso en el PSOE, según acreditaría otro peso pesado del partido como «Txhiki» Benegas, a lo largo de cierta indiscreta conversación telefónica. Obviamente, marcado a fuego por el presidente, no volvió a ser candidato. Pero continuó dando guerra.

A principios de 1990 asesoró una polémica operación inmobiliaria en Barbate, Cádiz, para la cual utilizaron como intermediario a Juan Guerra, dando origen al escándalo político que tanto daño habría de causar no sólo a Alfonso Guerra, sino al propio Partido Socialista.

Aquellos fueron tiempos convulsos. España se adaptaba a una nueva realidad, con tanta falta de experiencia como buenos deseos. Cabrera Bazán dejaría para la hemeroteca, en enero de 1990, una frase por demás desafortunada: «El tráfico de influencias deja de ser negativo cuando lo que se tramita a través de esa influencia es legítimo«. Resbalón impropio de quien tanto había luchado contra el imperio de la injusticia. Mientras tanto, como Presidente de la Cámara de Cuentas de Andalucía, ejercía con independencia y dedicación. Fue él, ni más ni menos, quien llevó a los tribunales a Jesús Gil, por negarse a entregar la documentación requerida para una auditoría.

La AFE también dio abundantes traspiés. Pese a que  no sólo se adhirieron a ella los profesionales nacidos en nuestro suelo, sino cuantos participaban en el Campeonato Nacional de Liga, uno de sus primeros gestos consistió en solicitar el control y hasta la reducción de futbolistas foráneos. Naturalmente, éstos no secundaron dicha moción y  alguno, como la pareja argentina del Real Madrid compuesta por Wolf y Roberto Martínez, se dieron de baja en inequívoca muestra de desacuerdo. No dejaba de resultar curioso, porque el segundo, en su doble condición de argentino y español, gracias a sus documentos falsificados, representó varias veces a nuestro país con la camiseta nacional.

«Quino» tuvo que dimitir como presidente, tras el fracaso de la tercera y hasta ahora última huelga de futbolistas convocada por la AFE. Cabrera Bazán falleció en Sevilla el 27 de abril de 2007, a los 78 años. Aunque hoy nadie pueda imaginar un fútbol sin Liga Profesional y sindicato de futbolistas, éste se hizo esperar lo suyo.




In memoriam de Chus Pereda

Es posible que alguno deconozca quien era Jesús Pereda y que muchos de los más jóvenes, convencidos por la machacona martingala que se decía hasta hace poco de que «España nunca ganó nada» ignoren que nuestra selección nacional ya ganó la Eurocopa del año 1964, una edición en blanco y negro que tiene igual valor que las seis primeras copas de Europa ganadas por el Real Madrid, y en esa competición Pereda protagonizó un papel similar al que en los últimos tres años han tenido jugadores como Xavi, Torres o Iniesta, porque si Marcelino pasó al Olimpo de los dioses por marcar el gol de la victoria en la final frente a la extinta Unión Soviética, hay que destacar que Pereda fue el auténtico héroe del partido, quien abrió el marcador con el primer gol -como ya lo había hecho en la semifinal contra Hungría- y el que envió el centro a la cabeza del delantero zaragocista. Fue un interior de gran clase, magnífico organizador de juego, que unía, además, técnica y habilidad ante el gol, en cuya faceta realizadora se estrenó frente al Logroñés en categoría nacional, logrando marcar seis tantos en los quince partidos que disputó con la camiseta nacional.

 Jesús María Pereda Ruiz de Temiño nació el 15 de junio de 1938 en la localidad burgalesa de Medina de Pomar. Todos le conocían como Chus Pereda y en los medios futbolísticos de la época también se le llamó Polvorilla por su chispa explosiva y el carácter espontáneo. Tras iniciarse en el Alcázar de su pueblo natal, se incorporó como titular en el Valmaseda, la temporada 1954-55, hasta que una denuncia del Zalla, acreditando que por su edad no podía participar en competiciones regionales, le llevó al Indauchu juvenil. Posteriormente jugó dos temporadas en el primer equipo y debutó en Segunda División el 18 de marzo de 1956 ante el Sabadell en la vigésimoquinta jornada, disputando tres partidos en esa campaña, y en la siguiente treinta y cinco, marcando además 16 goles. Compartió vestuario con Iriondo, Zarra y Panizo, tres míticos delanteros del Athletic Club, por el que también pudo haber fichado, pese a las resticciones que el club bilbaíno imponía a los nativos fuera de los límites regionales y que se maquillaron alegando que el jugador había actuado con la selección juvenil de Vizcaya. Sin embargo fueron las pretensiones económicas del presidente del Indauchu, Jaime Olaso, lo que frustró la operación, ya que un millón de las pesetas de mediados de los cincuenta era todo un capital que el mandatario rojiblanco Enrique Guzmán no quiso abonar.

 El Real Madrid pagó 850.000 por su traspaso, apalabrándose 250.000 más si alcanzaba la internacionalidad. Cuando lució tal entorchado y los directivos indauchutarras exiguieron el cumplimiento de lo pactado, desde la presidencia merengue se adujo no podían cumplir  tal condición porque el muchacho ya no formaba parte de esa entidad. Estuvo en la plantilla madridista en la temporada 1957-58 y debutó en la Liga el 9 de febrero en Chamartín ante el Real Jaén, completando la delantera con Marsal, Di Stéfano, Rial y Gento. Ese partido y el de la última jornada en La Romareda, donde marcó su primer gol, fueron los únicos que jugó con la camiseta madridista en Primera, pero le sirvieron para estrenar su palmarés con el único título de Liga que ganó, aunque bien pudiera añadir la Copa de Europa que el equipo madridista conquistó esa misma temporada por tercera vez. La campaña siguiente fue cedido al Real Valladolid, con el que jugó veintisiete partidos y marcó diez  goles, que permitieron al equipo de Zorrilla proclamarse campeón de Segunda y retornar a la división de honor.

La llegada de los internacionales brasileños Didi y Canario al club madridista y el interés de éste por fichar a Pepillo, facilitaron el traspaso de Jesús Pereda y Ángel Segurola al Sevilla, como contraprestación a la operación realizada en el verano de 1959, jugando con el equipo durante dos temporadas (1959-61) un total de cincuenta y seis partidos de Liga. Debutó como internacional el 13 de marzo de 1960, formando parte de la llamada Selección Promesas -posteriormente nominada como sub-21- jugando frente a Italia en Palermo y luego volvió a actuar en esta categoría contra Francia. Dos semanas después, el 15 de mayo, hizo su debut con la absoluta en el Santiago Bernabéu ante Inglaterra en partido amistoso que España ganó por 3-0 jugando con: Ramallets; Pachín, Garay, Gracia; Vergés, Segarra, Pereda (Del Sol 44′), Eulógio Martínez, Di Stéfano, Peiró y Gento. En octubre de ese mismo año también formó parte del equipo nacional B que derrotó por 4-3 a la selección A de Marruecos en otro amistoso jugado en Granada.

 En junio de 1961 el FC Barcelona lo fichó para suplir la marcha de Luis Suárez al Inter de Milán y liderar el nuevo proyecto que su flamante presidente Enrique Llaudet planificaba como relevo del legendario ciclo de los Kubala, Ramallets, Czibor y Tejada. En esta nueva etapa actuó durante ocho temporadas (1961-69) y vistió la camiseta azulgrana un total de doscientos noventa y tres partidos en los que marcó ciento cuatro goles, cuarenta y dos de ellos en la Liga en ciento cuarenta y un partidos. Fue campeón de Copa en 1963 y 1968, ganando también la Copa Ciudades en Feria el año 1966. Posteriormente se incorporó al Sabadell donde estuvo la temporada 1968-69 y acabó en el Mallorca jugando cincuenta y un partidos en Segunda División durante dos temporadas (1969-71).

 Terminada su etapa como jugador se dedicó a entrenar en el equipo de empresa Danone y durante la temporada 1974-75 ejerció como seleccionador catalán de juveniles, para pasar a seleccionador nacional de esa misma categoría a partir del ejercicio siguiente, en que fue llamado por Pablo Porta para sustituir a Eduardo Toba. Permaneció como técnico de la Real Federación Española durante varios años, ayudando primero a Kubala, y luego a Luis Suárez, cuando éste se hizo cargo de la categoría Sub-21 y a quien relevó en 1988, hasta la incorporación de Javier Clemente a la Selección nacional en 1992, quien acabó echándolo, al manifestar que «cobraba demasiado para lo poco que hacía». En este tiempo logró dos campeonatos de Europa sub-16 y fue subcampeón del mundo en categoría sub-17 y sub-20. También tuvo ocasión e dirigir en un partido a la selección absoluta por enfermedad de Vicente Miera.

Posteriormente actuó como entrenador esporádico en clubes modestos, el Xerez entre ellos. Tuvo un restaurante especializado en pescados y mariscos. Al arrancar el siglo XXI constituyó, con un paisano burgalés, antiguo futbolista y orientado hacia negocios de construcción, una empresa de representaciones futbolísticas. Desde esa posición denunció el oscuro reparto de comisiones en el fichaje de los jugadores azulgrana, así como haberse hinchado artificialmente el precio por el que fue adquirido el brasileño Geovanni, que por otra parte constituyó un fracaso mayúsculo.

 Le conocí personalmente durante una tertulia televisiva cuando por entonces ultimaba la cuarta parte de la Historia y Estadística del Fútbol Español, que concluía con el famoso gol de Marcelino. Lo primero que le comenté era, la duda que tenía porque en la prensa consultada se le mencionase a él como autor del centro que posteriormente remató el delantero maño, y sin embargo en las imágenes que yo disponía, procedentes del No-Do, se veía al número 7 -que era Amancio- realizando la jugada. Me confirmó que la jugada era suya y que las imágenes estraban manipuladas, posiblemente porque carecían de la secuencia completa. Actualmente se ha podido recuperar la acción gracias a la grabación del partido que realizó la antigua televisión soviética. Además de todas las cualidades futbolísticas que desarrolló en los diferentes medios en los que actuó, su carácter le hizo entrañable para todos los que le conocieron, destacando su vitalidad, disposición y honestidad.

 El 27 de septiembre de 2011 falleció de madrugada víctima de un cáncer que él intento disimular hasta el último momento con su habitual jovialidad. Al día siguiente, los que admirábamos su personalidad estuvimos en su adiós. Allí estaban sus compañeros de selección con los que ganó su más prestigioso galardón, Iríbar, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio y otros muchos jugadores con los que compartió tardes de gloria a pocos metros de allí y formaban parte de mi album de cromos, que debido a los años -los suyos y los mios- no me fue posible reconocer. Fue una emotiva e insólita despedida como lo hacen las grandes figuras del estadio tras una actuación, saliendo del tanatorio en medio de una gran ovación.

Descanse en paz.

 




Hungría y el milagro de Berna

El fútbol vivió a comienzos de los años cincuenta una de sus mayores revoluciones. Entre 1948 y 1956, la selección húngara jugó 52 partidos, de los que sólo perdió uno, precisamente el que iba a consagrarla como el mejor equipo del mundo y, posiblemente, de la historia del fútbol europeo. Para muchos aficionados y especialistas, lo es de todas maneras. Fue una revolución futbolística que terminaría en 1956 con otra revolución, ésta de carácter político, pero que, durante algunos años, mostró a una maravillosa generación de jugadores que elevó el juego a un nivel desconocido hasta entonces.

Todos los que los vieron sobre el campo coinciden en una cosa: jugaban maravillosamente bien. Para los aficionados a ver partidos históricos, basta con decir que los vídeos de la Hungría de hace cincuenta años recuerdan más al fútbol actual que muchos partidos de hace dos o tres décadas. Los apoyos eran cortos. Los intercambios de posición, casi constantes. El balón se movía de un pie a otro a una velocidad que tardó décadas en igualarse.

146

En la portería estaba Gyula Grosics, uno de los mejores especialistas del mundo en su época. Un portero moderno, adelantado a su tiempo, como todo el equipo. Jugó 82 partidos internacionales lo largo de su carrera e intentó fichar por el Ferencvaros, el equipo de sus amores, pero el régimen comunista se lo impidió. En 2008, con 82 años, pudo por fin cumplir su sueño y jugó unos minutos bajo los palos en un partido amistoso contra el Sheffield United.

La defensa, formada por hombres como Buzanszky, Lorant y Lantos, destacaba por su calidad para sacar el balón jugado, pero era en el centro del campo empezaba lo mejor. Zacharias hacía el trabajo sucio y Josef Bozsik era el reloj del equipo. Marcaba el ritmo, ordenaba el ataque con pases cortos y solía romper las jugadas con un balón en profundidad hacia la delantera. Como casi todos los grandes centrocampistas de la historia, no era ningún portento físico. Se movía con cierta lentitud y no destacaba por su estatura. Sin embargo, tenía la capacidad que distingue a los mejores medios-centro: pensaba más rápido que los demás. Sabía hacia dónde debía ir la pelota desde antes de recibirla y su abanico de habilidades técnicas, aunque no fuese tan extenso como el de los genios que juegan 30 metros más cerca de la portería, incluía un control y un pase a ras de césped que casi nunca fallaban.

A partir de ahí, entraba en acción una de las mejores delanteras que ha dado el fútbol. Por la banda derecha solía moverse Lazslo Budai, un espigado extremo que cumplía con las labores más oscuras. Devolvía paredes, se desmarcaba una y otra vez, se incrustaba en el centro del campo para tocar el balón y ayudaba en defensa. Por la izquierda, Zoltan Czibor era un pequeño extremo zurdo que ha pasado a la historia como uno de los más grandes en su puesto por su velocidad y regate.

En el centro, tres hombres se repartían el ataque. Nandor Hidegkuti actuaba como falso delantero centro. Era uno de los veteranos del equipo y, gracias a su calidad y conocimiento del juego, organizaba el ataque cerca del área. Solía continuar lo que Bozsik había empezado unos metros más atrás. Sus pases terminaban una y otra vez en los pies de los dos interiores, Sandor Kocsis y Ferenc Puskas, que aportaban la mayor parte de los goles. Kocsis era el salto y el remate de cabeza. Puskas, la zurda precisa y potente. Todos ellos gastaban fama de bohemios, pero sobre el campo se entendían a la perfección. Nunca sobraban regates, nunca se tiraba a puerta si había un compañero mejor situado.

Todo aquello empezó a verse en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952. Hungría ganó la medalla de oro con facilidad, marcó 20 goles en cinco partidos y encajó sólo dos. La victoria por 6-0 en la semifinal contra Suecia, vigente campeona olímpica y una gran potencia en aquellos años, fue una de las primeras grandes demostraciones de Hungría a escala internacional.

El torneo olímpico les dio prestigio, pero la fama definitiva llegó con una victoria por 3 a 6 frente a Inglaterra, en un partido celebrado en el mítico estadio de Wembley en 1953. La lección fue tan aplastante que los historiadores británicos consideran que aquel día el fútbol inglés perdió su inocencia. Los inventores del juego comprobaron definitivamente que ya no eran sus grandes dominadores. Durante décadas, a pesar de las decepciones en campeonatos internacionales, seguían manteniendo su orgullo intacto, pero lo que ocurrió aquel día en Londres fue demasiado. Fue su primera derrota en casa contra un equipo del continente y, durante 90 minutos, los jugadores ingleses persiguieron el balón de un lado a otro del campo. Sólo la alegría ofensiva de los húngaros les permitió salvar la honra con tres goles.

En 1954 llegó el Campeonato del Mundo de Suiza y Hungría era la favorita indiscutible. Brasil aún no se había recuperado de la conmoción sufrida cuatro años antes tras la derrota frente a Uruguay en Río, y de hecho apenas quedaban jugadores de la selección que había maravillado en 1950. En Europa, el dominio mostrado por Hungría durante los cuatro años anteriores no dejaba muchas esperanzas al resto de selecciones.

El torneo comenzó con una fase de liguilla en la que Hungría se enfrentó y venció a Corea del Sur y Alemania Federal, con el increíble resultado de 17 goles a favor y 3 en contra. Como contra Suecia en el 52 e Inglaterra en el 53, aquellas goleadas resultaban escandalosas en partidos del máximo nivel, incluso en aquella época de juego de ataque y defensas despobladas.

El partido contra los alemanes se cerró con un 8-3 y una exhibición de juego, pero acabó con una pésima noticia. Una entrada del defensa Liebrich lesionó a Puskas, que había llegado a Suiza en su mejor momento y era considerado por casi todos como el mejor jugador del mundo. Tuvo que perderse los dos siguientes partidos y no reapareció hasta la final.

El partido de cuartos de final enfrentó a Hungría contra Brasil en uno de los choques más duros de la historia, que pronto pasaría a conocerse como «la batalla de Berna». Brasil no tenía la calidad de otras ocasiones y decidió apostar por el juego duro para intentar equilibrar las cosas. El árbitro, el inglés Arthur Ellis, permitió toda clase de patadas y aquello acabó resultando algo más parecido a una pelea de bandas que a un partido de fútbol.

Hungría se adelantó con dos goles antes del descanso y todo apuntaba a una nueva goleada. Sin embargo, Djalma Santos acortó distancias de penalti y el partido empezó a calentarse. Lantos volvió a marcar para Hungría y Julinho no tardó en anotar el 3-2. A partir de ahí, las crónicas no se ponen de acuerdo sobre lo que realmente sucedió. Al parecer, Nilton Santos, lateral izquierdo de legendaria elegancia, realizó una terrible entrada sobre Bozsik, que respondió con un directo a la cara del brasileño. Tras un breve combate entre dos de los mejores futbolistas de la historia, ambos fueron expulsados. Cuentan también que, unos minutos después, Djalma Santos se desentendió durante unos segundos del juego para perseguir a Czibor por el campo.

226

Poco antes de que terminase el partido, Hungría marcó el 4-2 definitivo y Humberto se convirtió en el tercer expulsado. Ellis pitó el final y, de forma inmediata, los jugadores de uno y otro equipo se liaron a puñetazos. Casi nadie se sorprendió después de haber asistido a 90 minutos de provocaciones y patadas, pero la cosa se complicó aún más cuando alguien rompió una botella en la cabeza del brasileño Humberto. Hay quien dice que fue un espectador. Otros aseguran que fue Puskas, que continuaba lesionado y había presenciado el partido sentado en el banquillo.

La semifinal contra Uruguay fue completamente diferente, lo que no deja de resultar paradójico teniendo en cuenta la fama que gasta la selección sudamericana. Fue un choque limpio, lleno de jugadas brillantes y que sólo se resolvió en la prórroga con un 4-2 a favor de Hungría. Uruguay, sin embargo, logró remontar un 2-0 en los últimos minutos y forzar la prolongación, con un partido antológico del central Santamaría.

La final se celebró el 4 de julio en el estadio Wankdorf de Berna. Hungría debía vencer a Alemania Federal, que tras el 8-3 de la primera fase había sorprendido al llegar tan lejos. A nadie se le hubiera ocurrido considerar aquello un partido equilibrado. Tras los durísimos cruces contra Brasil y Uruguay, el partido decisivo parecía para los húngaros un trámite ante un equipo claramente inferior. Incluso se forzó la reaparición de Puskas, que entró en el campo como capitán.

Después de 32 partidos consecutivos sin perder, Hungría comenzó con la intención de resolver la final lo antes posible. Dominaron y encerraron a Alemania en su área. En el minuto 6, Puskas marcó el primero, y en el 8 Czibor puso el 2-0. Todo iba según lo previsto, pero Alemania sacó su orgullo y sorprendió a los 60.000 espectadores que había en el estadio con dos goles de Morlock y Rahn en los minutos 10 y 19.

Durante el resto del partido, Hungría dominó y, en el segundo tiempo, falló varias ocasiones clamorosas. En el minuto 84, cuando Alemania parecía limitarse a esperar la prórroga, Rahn penetró en el área, disparó con la izquierda y batió a Grosics. Era el 3-2 y nadie podía creerlo. Por si todo aquello no resultaba suficientemente dramático, el árbitro anuló un gol de Puskas por fuera de juego a falta de dos minutos.

Hungría cayó y la República Federal de Alemania vio el partido como un símbolo de la recuperación del país tras la humillación y la vergüenza de la Segunda Guerra Mundial. Como le sucedió a Brasil en 1950, el mejor equipo del mundial había perdido la final de forma incomprensible ante un rival inferior.

Durante los dos años siguientes, la selección húngara siguió jugando muy bien y ganando casi todos sus partidos. Quizá incluso pensaban tomarse la revancha en 1958, pero todo acabó en 1956. El pueblo húngaro salió a las calles a reclamar un cambio en el régimen que le gobernaba y, como respuesta, las tropas soviéticas entraron en Budapest. La represión terminó con las expectativas de libertad para el país y, de paso, provocó el desmembramiento de la mejor selección de su historia.

En aquellos días, en plena confusión, en la selección nacional de fútbol sucedió lo que suele pasar en estos casos: cada uno intentó sobrevivir como buenamente pudo. El Honved Budapest, equipo donde jugaban casi todas las estrellas del país, se encontraba en Bilbao para jugar un partido de Copa de Europa contra el Athletic. Muchos aprovecharon que se encontraban en el extranjero para no volver a casa. Se desperdigaron por equipos italianos y españoles. Puskas fue sancionado por la FIFA y llegó a vivir durante una temporada prácticamente retirado, dicen que haciendo malabarismos con el balón a cambio de unas monedas. Otros, como Grosics y Bozsik, decidieron volver a Budapest y lograron más gloria que dinero en su país.

El éxito de todos aquellos jugadores en las grandes ligas occidentales convierte a aquella generación húngara en algo aún más extraordinario. A diferencia de otros grandes equipos de la historia, empezando por generaciones enteras de brasileños, sus mayores talentos no se diluyeron cuando se trasladaron a otro entorno y otro fútbol. Con más de 30 años y un sobrepeso evidente, Puskas fichó por el Real Madrid, formó parte de un equipo imparable junto a Alfredo di Stefano y agrandó aún más su leyenda. Kocsis y Czibor fueron a parar al Barcelona y, junto a su compatriota Kubala, ganaron varios títulos y se convirtieron en estrellas de la liga.

Pasaron muchos años hasta que un equipo provocó una fascinación similar. En el Mundial de 1974, la selección holandesa recordó en muchas cosas a la Hungría de 20 años antes. Como ellos, un grupo de jugadores técnicos e inteligentes, liderados por Johan Cruyff, desarbolaron a sus rivales con un juego ofensivo a base de pases cortos y rápidos, de desmarques e intercambios de posición. También maravillaron al mundo y también perdieron la final. Contra Alemania, por supuesto.

 

 




Maldiciones en el fútbol

El siniestro Wandkorf Stadion de Berna

 4 de Julio de 1954. Final de la Copa del Mundo de Suiza. La mejor Hungría de la historia. Una generación irrepetible de futbolistas. Boszik, Grosics, Hidegkuti, Puskas, Kocsis, Czibor …

Un adversario sin ninguna opción: una Alemania (RFA) que en la fase previa es machacada por los magiares por 8-3, que ni siquiera fue cabeza de serie y que alcanzó la final sorprendentemente.

Por el contrario, Hungría disputo dos auténticas batallas en cuartos y semifinales contra Brasil y Uruguay.

Llovía y Puskas jugó medio lesionado pero antes de alcanzar el primer cuarto de hora, el mismo Puskas y Czibor ponen el 2-0 en el marcador y las cosas en su sitio.

A partir de entonces nadie se explica lo que sucedió en el Wandkorf Stadion. A poco del descanso, Schaefer y Rahn empatan el partido.

En la segunda parte, Hungría acorrala a los alemanes y los palos cuadrados de aquellas malditas porterías devuelven dos disparos de Hidegkuti y uno de Kocsis. El meta Turek detiene lo imparable.

A falta de seis minutos para el final, un centro de Fritz Walter es rematado por Rahn y Grosics no puede hacer nada.

Sacando fuerzas de la desesperación, Puskas consigue empatar, pero el tanto se invalida por fuera de juego de Hidegkuti. Cuesta crerlo, pero Hungría ha perdido la final.

31 de Mayo de 1961. Final de la VI Copa de Europa. El Barça se enfrenta al entonces semidesconocido Benfica (aún sin Eusebio) en el Wankdorf Stadion y es el claro favorito.

El ataque lo forman Kubala, Evaristo, Kocsis, Suárez y Czibor.

Kocsis y Czibor vuelven al escenario de la derrota ante los alemanes siete años después. Los dos son supersticiosos y palidecen cuando comprueban que se les ha asignado el mismo vestuario que en la final de 1954.

Están convencidos de que aquello no puede terminar bien. Mientras Angel Mur le hace el masaje previo a Sandor Kocsis, el húngaro le dice: «Este partido no lo ganamos». Czibor, según cuentan, es más explícito: «Este campo, mierda».

El Barça pierde la final también por 3-2 después de hacer méritos para golear al Benfica. Cuatro balones se estrellan en los postes (uno de Kubala va de palo a palo para volver al campo) y los defensas portugueses sacan varias pelotas en la linea de gol.

Ramallets se marcó un tanto en propia puerta y regaló otro. Y el Benfica fue el sorprendente campeón. El Barça tardó trece años en volver a jugar la Copa de Europa y treinta y uno en ganarla.

La FIFA cambiaría a partir de aquella final la forma de los palos. Nunca más serían cuadrados.

Sandor Kocsis declaró poco después: «He entendido lo que sucedió. En este campo hay una maldición contra todo húngaro que lo pise».

El Wandkorf Stadion es demolido el 3 de Agosto del 2001. Un alivio, vamos. Pero antes, el Barça gana al fin en ese campo la final de la Recopa de Europa de 1989 contra la Sampdoria.

No había ningún húngaro en el equipo. ¿sería por eso?

 La maldición de Bela Guttman 

 Bela Guttman fue un trotamundos tanto de jugador como de entrenador. De orígen judío había nacido en Budapest en 1900. Su etapa portuguesa es impresionante: gana la Liga de 1959 con el Oporto y con el Benfica consigue las de 1960 y 1961 y las Copas de Europa de 1961 (3-2 al Barça) y 1962 (5-3 al Madrid).

Durante el verano de 1962 pide a la directiva un aumento de sueldo; las negociaciones se envenenaron y el Benfica decidió cesar a Bela Guttman, el cual antes de abandonar el club lanza la frase que lo hizo famoso en vida y después de ella: «Sin mí, el Benfica no volverá nunca a ganar una Copa de Europa».

Nadie se lo tomó en serio entre otras cosas porque aquél Benfica iba directo a la leyenda: Eusebio, Coluna, Germano, José Augusto, Santana, Simoes … configuraban el mejor grupo que las «aguilas» tuvieron jamás. En la final de la Intercontinental de 1962, ya sin Bela Guttman y con el chileno Fernando Riera en el banquillo, el Santos de Pelé maltrata a los benfiquistas: 3-2 en Río de Janeiro y 2-5 en Lisboa.

Pero claro, la Intercontinental no era una competición «europea». En 1963 el Benfica vuelve a alcanzar la final de la Copa de Europa y es el favorito ante el AC Milan. El partido se juega en Wembley y los italianos contra todo pronóstico se imponen por 2-1. En 1965 de nuevo el Benfica en la final europea. No es justo que se jugara en San Siro … ante el Inter de HH, pero los lusos vuelven a perder por 1-0.

Todavía en 1968, los portugueses con algunos de sus hombres importantes ya veteranos llega a su quinta final de la Copa de Europa. El Manchester United les espera otra vez en Wembley y la delantera del Benfica inolvidable: Jose Augusto, Coluna, Eusebio, Torres y Simoes. Tampoco hay suerte. El partido acaba con empate a uno y en la prórroga el Manchester hace un auténtico destrozo: 4-1. Al Benfica lo entrenaba el brasileño Otto Gloria.

En 1981 muere Bela Guttmann en Viena. Y en 1983 las «aguilas» llegan a la final de la Copa de la UEFA para enfrentarse al Anderlecht belga y Guttman seguía riéndose desde el cielo porque el Benfica -dirigido por Sven Göran Ericksson- tampoco gana la UEFA (1-0 pierde en Bruselas y 1-1 en Da Luz).

En 1988 se juega en Sttutgart la final de la 33ª Copa de Europa. Benfica – PSV Eindoven. 0-0 final y lanzamiento de penaltys. El PSV Campeón de Europa. La culminación a todo este entorno maligno, ocurre en 1990. De nuevo el Benfica intenta en su octava final continental, romper el maleficio.

Como en 1963, el adversario es el AC Milan. La final se juega en Viena y en las horas previas una delegación del Benfica encabezada por el mítico Eusebio visita la tumba de Bela Guttman, rezan ante ella y le hacen una ofrenda floral. Es inútil. El Milan de Sacchi se impone 1-0 con gol de Rijkaard en lo que hasta ahora, es la última aparición del Benfica en finales europeas.

49 años después, la maldición de Bela Guttman sigue haciendo efecto y además en este espacio de tiempo los benfiquistas han tenido que ver como su eterno rival, el Oporto ganaba dos veces la Copa de Europa y la Intercontinental (1987 y 2004) y lo superaba en palmarés europeo consiguiendo además una Copa de la UEFA en 2003. ¿Quien fue el genio que decidió echar a Guttmann?




Xerez Club Deportivo 1942

Muchos aficionados están cansados de clubes que se inventan fechas de fundación anteriores, que celebran centenarios que no lo son, y es curioso como en Jerez (¡cómo no!) nos empeñamos en hacer justamente lo contrario, en quitarnos años.

 Se habla de la fecha de fundación del Xerez C.D. el 24 de Septiembre de 1947, y no podemos negar que la fecha es muy bonita, es incluso simbólica, por el hecho de que ese día se celebra la patrona de nuestra ciudad, pero no es más cierto que ese día el hecho que sucede es que los señores que van a entrar en la nueva directiva (si, nueva directiva, esto implica que había una directiva anterior, y con esas palabras se especifica en la prensa de época) piden el apoyo para el club. Antes de su llegada ya se había abierto incluso la campaña de socios y el equipo ya estaba jugando partidos de preparación.

 Jerez Club Deportivo o Club Deportivo Jerez, que es lo único que a mi modo de ver no está claro, ya que no se define claramente si esta nueva directiva le cambio el orden a las siglas, o simplemente la prensa de la época lo hacía erróneamente, algo muy habitual al nombrar a los equipos, ponerle las siglas delante o detrás dependiendo del momento.

 En marzo de 1942 ya se hablan de las primeras gestiones para la creación del actual Xerez C.D., que fructifican el 6 de Julio de 1942, a mi entender la fecha de fundación y con José Núñez de Villavicencio como primer presidente. Se llega a hacer un partido de presentación del equipo, pero finalmente el equipo no compite ni en esta ni en la siguiente temporada «por causas ajenas a su voluntad» según anuncia el Diario Ayer.

 Además el Xerez C.D. en ningún caso nace como filial del Xerez F.C. (el club de la ciudad en más alta categoría en la época), que ya tenía compitiendo un equipo B, con los jugadores que no eran habituales en sus partidos y jugadores jóvenes a prueba. Lo que si había era colaboración mutua y ganas de los chavales del nuevo club de jugar en el equipo de mayor categoría de la ciudad.

En octubre de 1944 se reorganiza el Xerez C.D., que no era otra cosa que darle un nuevo empujón al club. Desde esta reorganización el equipo juega 3 temporadas en regional, jugando por el ascenso a tercera división en la temporada 1946-1947.

 En la temporada 1945-1946 se produce un hecho que sería trascendental en la historia del Xerez C.D. y es que el Xerez F.C. desciende a tercera división y debido a las deudas desaparece. En la temporada 1946-1947 los directivos intentan por todos los medios reflotar al Xerez F.C. pero al no conseguirlo es lo que lleva en Septiembre de 1947 a estos directivos a desembarcar en el Xerez C.D. para formar parte de la nueva directiva, reforzar el equipo y traer nuevos socios, todos estos términos, «reforzar», «nuevos socios» y demás hablan a las claras de que llegaban a un equipo ya formado y simplemente le estaban dando un impulso al equipo.

 Y el último dato más que significativo es que en Junio de 1969 el diario La Voz del sur publica la celebración de los 25 años del Xerez C.D., es decir, la celebración de los primeros 25 años desde el debut en 1944 del Xerez C.D. en competición oficial, a pesar de que la fundación se produce en 1942, pero no compite.

Es hora de hacer honor a nuestra historia, de corregir los datos erróneos y tomar de una vez la fecha de fundación correcta de nuestro club, 1942.




Lángara, un goleador de leyenda

El 18 de abril de 1948 Isidro Lángara jugaba en el campo de La Corredera de León el encuentro de la entonces Copa del Generalísimo que enfrentaba a su equipo, el Real Oviedo, con el local de la Cultural y Deportiva Leonesa. Sería el último de toda una leyenda del fútbol cuya figura ha sido rescatada del olvido para muchos por distintos medios de comunicación con motivo del final de la temporada 2010/11 y el récord de goles anotados en una Liga por Cristiano Ronaldo, quien ha batido la marca que ostentaban Zarra y Hugo Sánchez, pero que no ha podido hacer lo propio con la de haber marcado por partida triple (los hoy famosos «hat tricks») en tres jornadas consecutivas, algo que Lángara consiguió en las jornadas 9ª, 10ª y 11ª de la temporada 1934/35 al hacerles respectivamente 3 goles al At. Madrid, otros 3 al Valencia y 4 al Español.

145

Y es que pese al tiempo transcurrido, hay marcas establecidas por Lángara que resisten todavía la comparación con las actuales, mientras alguna incluso parece muy difícil de batir.

Aquella mencionada tarde que a la postre significaría su despedida, fue fiel reflejo de lo que hizo a lo largo de su trayectoria deportiva: marcar goles, pues fue el autor de 2 de los 4 que anotaron los ovetenses, dos más de los muchos de quien ahora, más de sesenta años después, puede que haya sido todo un descubrimiento para los jóvenes aficionados desconocedores de las gestas de futbolistas de otros tiempos que hoy serían «cracks» mediáticos.   

La historia futbolística de Lángara comenzó a finales del año 1930, cuando por mediación de los incipientes «intermediarios» de la época llegó a oídos de los dirigentes del Real Oviedo la existencia de un muchacho que por Tolosa empezaba a llamar la atención en el fútbol de la zona por la extraordinaria dureza con la que golpeaba al balón, organizándole éstos una prueba en la capital del Principado para comprobar la certeza de esas afirmaciones. Aquel chico que, como casi todos entonces, compatibilizaba el trabajo con jugar al fútbol en su pueblo y alrededores soñando desde que tenía uso de razón con emular a los héroes de Amberes, respondía al nombre de Isidro Lángara Galarraga y había nacido en Pasajes Ancho (Guipúzcoa) el 15 de mayo de 1912. Viajó hasta tierras asturianas y a fe que demostró enseguida que su disparo era terrorífico. Uno de los guardametas del conjunto azul dijo que disparaba con mucha más dureza que Félix Sesúmaga, prototipo por entonces de chutador. Al entrenador de los oviedistas, el irlandés Patricio O’Connell, le bastaron unos minutos para recomendar su contratación, afirmando que era «un diamante en bruto».

Lángara no tardó en justificar la fama con la que llegaba, al contrario; aquel joven de 18 años que había asombrado en la prueba a la que había sido sometido, pocos días después debutó en competición oficial haciendo lo que ya no dejaría de hacer en el resto de su vida deportiva: golear. El 7 de diciembre de 1930, comienzo del campeonato liguero de 2ª división con el partido entre el Real Oviedo y el Ath. de Madrid y 4-1 en el marcador final, con 2 goles de nuestro protagonista.

Su primera temporada la cerró anotando 15 goles en 18 encuentros de Liga en 2ª división, pese a que las injerencias de los directivos presionaban para que no actuase como delantero centro (puesto que ocupaba un canario llamado Álamo para quien eran sus preferencias), en contra del criterio de Mr. O’Connell y principal motivo para que el irlandés no continuase dirigiendo el equipo la temporada siguiente.

Pese a que O’Connell ya no estaba, el sentido común se impondría y la campaña 1931/32, primera que disputaría desde el inicio, Lángara sería el delantero centro del equipo, consagrándose plenamente, incluso a nivel nacional. Y es que además de anotar 22 goles en 16 encuentros ligueros (más otros muchos correspondientes al Campeonato Regional y al torneo copero), con 19 años y sin haber jugado más que en 2ª división, le llegaría su primer entorchado internacional. Si bien es cierto que en ello quizás tuvo que ver la costumbre existente entonces de contar con algún jugador local, disputándose en Oviedo el que fue único compromiso de nuestra selección aquel año (24/04/1932), que el elegido por el seleccionador José María Mateos fuese Lángara cuando en la disciplina del conjunto carbayón había otros futbolistas con cualidades y más «nombre» en el mundo del fútbol (los también atacantes Gallart o Galé, por ejemplo, procedentes del Español y del R. Madrid, respectivamente), es un buen ejemplo de lo que ya había dado que hablar el guipuzcoano por su facilidad anotadora y terroríficos disparos que eran temidos por los guardametas rivales. En aquel debut internacional, cómo no, marcó.

El conjunto oviedista se había quedado esa temporada a las puertas del ascenso a 1ª división, logro que sí obtendría en la campaña 1932/33, con lo que la repercusión que se aventuraba podría tener un Lángara que de nuevo había obtenido unos registros goleadores más que notables (24 tantos en 18 partidos disputados de Liga), se suponía mucho mayor.

Su ausencia de la selección nacional en los siguientes cuatro encuentros tras el de su debut, disputados entre abril y mayo de 1933, en beneficio de Elícegui (como él militando en 2ª división, en el Ath. Madrid), provocaría un fuerte debate sobre quien debía ocupar dicho puesto en el equipo nacional. Incluso en Oviedo se organizó un encuentro amistoso en septiembre de 1933 entre sus equipos, donde el enfrentamiento entre carbayones y colchoneros pasó a un segundo plano, siendo el duelo entre Lángara y Elícegui lo relevante. Se marcaron aquella tarde 8 goles, con ambos protagonistas como únicos goleadores, si bien el reparto no fue nada equilibrado: Lángara 7 – Elícegui 1.

En 1ª división el rendimiento anotador de Lángara sería extraordinario, superior incluso al que se podía esperar. Los azules conformaron una delantera temible, bautizada como «eléctrica», en la que Casuco, Gallart, Herrerita y Emilín eran un complemento excelente para que el ariete alcanzase registros sobresalientes. En esa campaña 1933/34, además de totalizar 24 goles en 8 encuentros del Campeonato Regional y 9 en 6 partidos de Copa, los 27 tantos anotados en 18 partidos de Liga en 1ª división le otorgaron el primer puesto en la tabla de goleadores.

Con semejantes números la puerta de la selección se le abrió a la fuerza, y con Amadeo García Salazar como seleccionador, en los trascendentales compromisos que le esperaban a España Lángara no falló. En la clasificación para el Mundial de Italia de 1934 los españoles se disputaban una plaza con Portugal: 9-0 fue el resultado del primer encuentro disputado en territorio español (11/03/1934), con 5 obra de Lángara. En el partido de vuelta, una semana después: 1-2, con Lángara como autor de los goles españoles. Aquel muchacho que iba a cumplir 22 años tenía ante sí la ocasión de darse a conocer al mundo entero. Pero Mussolini cortó de raíz la trayectoria de España, y con ello la de Isidro Lángara.

Después del debut mundialista el 27 de mayo en Génova venciendo a Brasil por 3-1 con 2 goles de Lángara, el partido frente a Italia en Florencia cuatro días después iba a hacer que el belga Baert cortase de raíz las expectativas de los españoles, superiores en el terreno de juego. Y tras el 1-1, en el desempate el suizo Mercet culminó la tarea ya sin Lángara, lesionado como sus compañeros Zamora, Ciriaco, Fede, Lafuente, Iraragorri y Gorostiza en el encuentro anterior, que se había convertido en una batalla campal, con victoria por la mínima de los italianos ante una heroica España

El recibimiento en España de los héroes que sólo habían sucumbido ante las presiones de Mussolini para que Italia se proclamase campeona mundial sería apoteósico, si bien nada servía como consuelo tras lo sucedido.  

Las siguientes temporadas supondrían la confirmación de Lángara: dos veces de nuevo máximo goleador en la 1ª división española (defendiendo la camiseta de un Oviedo tercero en ambas Ligas, con la que posiblemente era la mejor línea atacante del país) e indiscutible en el equipo nacional.

En julio de 1936 un Lángara en plenitud presentaba unos números que hablaban por sí solos, con unas medias goleadoras en todas las competiciones oficiales que superaban ampliamente el gol por partido:

– En el Campeonato Regional: 73 goles en 32 encuentros.

– En Copa: 16 goles en 15 partidos.

– En Liga de 2ª división: 61 tantos en 52 partidos.

Ratificadas sobradamente al máximo nivel:

– Había anotado 81 goles en los 61 partidos de 1ª división que había disputado (únicamente se perdió uno) en tres temporadas en las que fue máximo goleador destacado de los tres campeonatos.

– Y en sus 12 actuaciones con la selección (desde 1934 jugó todos los partidos de España salvo el desempate mundialista frente a los italianos) perforó la portería rival nada más y nada menos que en 17 ocasiones.

Tenía 24 años y el fascismo se iba a cruzar de nuevo en su camino, en esta ocasión con una gravedad muy superior a la primera, cuando le impidió acceder con España a las semifinales del Campeonato del Mundo: el estallido de la Guerra Civil paralizó todas las competiciones nacionales y la actividad de una selección española que no pudo acudir al Mundial de 1938. De hecho Lángara no podría repetir una participación mundialista (la posterior II Guerra Mundial suspendería los Campeonatos Mundiales hasta 1950) ni volvería a jugar con España.

Con la Guerra Civil, como tantos, su situación iba a depender del lugar en el que se encontrase tras el estallido. De hecho y estando en zona republicana, en principio fue acusado de haber combatido la revolución de 1934 (en Asturias había sido llamado a filas), si bien tras aclararse el caso pasó a integrar la selección que promovió el gobierno vasco para recaudar fondos. Se vio inmerso en una situación política que le sobrevino, y como sólo quería jugar al fútbol, la gira planificada por Francia parecía una buena opción en principio, confiando en una pronta resolución del conflicto. Después, al no tener la guerra el pronto final que algunos predijeron, la gira se prolongó por toda Europa. Jugaron en Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, la URSS,… viajando incluso hasta Inglaterra, donde no llegaron a actuar por cuestiones políticas. Dentro de aquel grupo de futbolistas, junto a Lángara se encontraba gran parte de la selección española del momento (Blasco, Pedro y Luis Regueiro, Zubieta, Muguerza, Cilaurren, Aedo, Areso,…), deparando sus encuentros gran expectación.  

Ante la prolongación de una guerra cuyo avance apuntaba cada vez con más claridad al triunfo del bando franquista, el grueso de la selección decidió viajar a México, donde Euskadi dejaría constancia sobrada de su potencial, con Lángara como figura haciendo más y más goles. Fue el centro de atención del seleccionado, pues su fama había cruzado el charco. Todo el mundo quería ver a aquel delantero de disparo terrorífico al que tras uno de sus goles a la URSS consecuencia de uno de sus cañonazos, el árbitro le había examinado la bota, atónito ante la potencia del disparo.

Terminado el conflicto bélico el deseado regreso a España se presentaba sumamente complicado por las posibles represalias de los ganadores para quienes, por circunstancias, habían estado en el lado opuesto, aunque no hubiesen hecho otra cosa que jugar al fútbol. Lángara recalaría entonces en el fútbol argentino, en San Lorenzo de Almagro, con quien, una vez más, dejaría desde el primer día evidencia de su eficacia. Y es que el 21 de mayo de 1939, un cansado Isidro Lángara que había llegado poco antes al puerto tras un largo viaje, enfrentándose San Lorenzo y River Plate, debutó en el viejo Gasómetro marcando nada más y nada menos que 4 goles, todos en la 1ª parte en poco más de media hora. El «ciclón de Boedo» ganó 4-2 y el nuevo delantero blaugrana, que en su aparición en el campo  había causado una impresión entre cómica y preocupante por la baja forma que mostraba su aspecto tras el viaje que había realizado, entró de lleno en el corazón de los seguidores sanlorencistas. Entre quienes presenciaron aquel debut en las gradas del Gasómetro estaba un pibe seguidor de River que años más tarde igualaría la marca de ser máximo goleador en los principales campeonatos ligueros de tres países distintos: Alfredo Di Stéfano.

Tras anotar 35 goles en aquella primera Liga a la que había llegado una vez iniciada y fuera de forma, la fama de Lángara le hizo ser la principal figura de la gira que San Lorenzo realizó por Brasil entre diciembre de 1939 y enero de 1940. Equipos como Flamengo, Botafogo o Vasco de Gama mordieron el polvo ante el conjunto argentino. Incluso formaron un combinado con los mejores elementos de cada uno retando al equipo sanlorencista, si bien el resultado fue el mismo: con un espectacular Lángara anotando un gol tras otro, San Lorenzo regresó a su país invicto.

En la siguiente temporada Lángara anotaría 34 goles, encabezando la tabla de goleadores.

Sus números bajarían algo en las posteriores, culminando su periplo de poco más de cuatro temporadas en la Liga argentina con 113 goles en 121 partidos (según datos del Libro de Oro de San Lorenzo recogidos por Manuel Sarmiento Birba en su libro «Yo Isidro Lángara»), ratificando más que de sobra la fama de realizador con la que había llegado.

En 1943 su anhelo por regresar a España le hizo poner fin a su periplo argentino, si bien por diversas circunstancias la vuelta se iba a retrasar, siendo su siguiente parada México, donde era un ídolo tras su paso con Euskadi y donde un año antes había estado de gira con San Lorenzo siendo el autor de 23 de los 42 goles que el equipo anotó en una decena de partidos disputados. Al país azteca había viajado con la intención de despedirse de sus amigos antes de regresar a la madre patria, aunque a la postre se enrolaría en el Club España, con quien terminaría jugando tres años en los que anotó 105 goles en 80 encuentros de un torneo liguero cuyo fútbol más técnico y lento se adaptó muy bien a quien ya tenía una edad que le hacía emprender la cuesta debajo de su portentoso físico, y dos nuevos títulos de máximo goleador del torneo. Lograba de esa manera proclamarse máximo realizador de los campeonatos ligueros de tres países distintos (tres veces en España, una en Argentina y dos en México), algo que harían años más tarde Di Stéfano (en Argentina, Colombia y España) o Romario (en Brasil, Holanda y España).

La figura de Lángara era tan relevante que, como anécdota, basta decir que sus antiguos compañeros en el Real Oviedo contaban que le escribían cartas que no llevaban en el sobre más indicaciones que ISIDRO LÁNGARA (MÉXICO). ¡Y llegaban a su destinatario sin el menor problema!

Pese a contar con 34 años y no ser el mismo que había abandonado España una década atrás, Lángara regresó por fin a su país para disputar la temporada 1946/47, anotando la nada despreciable cifra de 18 goles en un campeonato liguero en el que jugó 20 encuentros, lejos de los 34 tantos de Zarra pero cerca de los obtenidos por el resto de goleadores del momento (sólo le superaron el madridista Pruden con 25, y con 19 dianas el gijonés Méndez y el españolista Calvo). Incluso fue convocado para jugar con la selección española frente a Irlanda en Dublín el 2 de marzo de 1947, si bien presenció el encuentro desde el banquillo; Zarra era entonces indiscutible.

Su reaparición en el fútbol español fue todo un acontecimiento. Si como es lógico, el regreso a Oviedo resultó apoteósico, parecido interés fue despertando en los sitios por donde jugaba, sin que influyesen las cuestiones políticas.

La sombra de Lángara en el equipo carbayón era tan alargada que la sustitución de su figura se había convertido en toda una obsesión tras la reanudación de las competiciones al final de la Guerra Civil, hasta el punto de que al regreso de Lángara los azules se encontraron con todo un póker de arietes de primer nivel en su plantilla: junto con Lángara estaban el veterano Chas y los jóvenes Echevarría y Cabido, ante lo cual Chas y Cabido se fueron cedidos, al Caudal de Mieres el primero y al Deportivo de la Coruña el segundo. Lángara llegaría a decir que para qué le habían hecho regresar si Echevarría era mejor que él.

En la temporada 1947/48 su participación ya fue bastante más escasa (disputó únicamente 9 encuentros de Liga en los que no obstante marcó 5 goles). 

Con 36 años regresó a México donde hizo sus pinitos como entrenador en Puebla sin excesiva fortuna.

Con las inevitables discrepancias entre las fuentes, gol arriba o abajo, sus 322 goles en 291 partidos de las máximas competiciones ligueras de España, Argentina y México a lo largo de más de una década (con el paréntesis bélico, cuando se encontraba en su plenitud) hablan por sí solos, teniendo en cuenta además que nunca jugó en equipos «grandes», de los acostumbrados a obtener títulos. Como referencia podría apuntarse que su sustituto natural como centro delantero del fútbol nacional, Telmo Zarra, logró 252 goles en 278 encuentros de Liga. En sus dos etapas Lángara logró sobrepasar el centenar de goles (104) en la 1ª división española sin necesidad de alcanzar los cien partidos (únicamente jugó 90).

Quizás podría afirmarse que la vida futbolística de Lángara, pese a estar plagada de éxitos relevantes, no alcanzó las cotas que podría haber alcanzado. Y es que las circunstancias de la época tan convulsa que le tocó vivir no fueron precisamente las más propicias.

Partiendo de que comparar distintas épocas no tiene mucho sentido y de que nunca sabremos cuál habría sido el rendimiento de las figuras de otros tiempos en el fútbol actual ni de las de hoy en el de hace décadas, que Lángara resista en algunas clasificaciones estadísticas pese a haberle tocado vivir unos tiempos tan distintos en todo (medios de comunicación, inexistencia de galardones como el Balón o la Bota de Oro, etc., etc.) deja bien a las claras que estamos ante uno de los más grandes goleadores de la historia del fútbol; sus números le avalan.

 

 

EDUARDO MUÑ




Gran teatro de chocolates E. Juncosa: una colección única

En los tiempos que corren un poco de sal y pimienta se agradece. Un espectáculo bien desarrollado, planificado y disfrutado en buenas condiciones, es todo un lujo. Todos albergamos pequeños sueños, irrealizables la mayoría, que en determinados casos se hacen factibles y se suman a nuestra experiencia vital. Ver un partido de fútbol en tu localidad del campo de tu equipo favorito, y que ese partido se gane es uno de los sueños que domingo a domingo (ahora ya casi en cualquier día de la semana) atraviesan la fina y misteriosa capa del sueño para aparecer mágicamente en nuestra realidad. Y el lugar donde eso ocurre ha sido llamado, con un acierto que salta a la vista, el teatro de los sueños. Es posible que Old Trafford, el campo del Manchester United, sea de todos los que existen el más reconocible y el que, tal vez, haya ostentado tal apelativo desde más tiempo, pero es innegable que todos los campos se convierten en teatros de los sueños una vez empieza a rodar el balón. En ese teatro de escenario verde y patio de butacas circular aparecen los actores que deben llevar a cabo la hazaña, nada despreciable, de la transmigración del sueño a la vida real. Cierto es que algunos de los actores o bien no hacen correctamente su trabajo, o sobreactúan; otros se toman demasiado literalmente lo de aparecer en el teatro de los sueños y, directamente, mudan de naturaleza, cambiando la de futbolista por vulgar cómico teatrero. Una especie esta última que empieza a extenderse de forma algo alarmante por nuestra vapuleada Liga BBVA. Y llegados a este punto, el lector deberá preguntarse, ¿de qué va este artículo?

 Como esas películas que solo se han visto una vez y cuyo recuerdo nos persigue toda la vida, regalándonos y hurtándonos al mismo tiempo imágenes evocadoras indispensables para comprendernos a nosotros mismos; como una cara fascinante vista fugazmente en una gran aglomeración, huidiza, que nos deja impactados durante un par de días, así deberíamos calificar a esta sorprendente colección, de la cual tan solo conozco un ejemplar (quizá este artículo haga que aflore algún otro). La colección de Chocolates Evaristo Juncosa conocida como Gran Teatro es una rara avis, uno de esos hallazgos que hacen del coleccionismo una afición apasionante.

2xgranteatrocaja1

Chocolates E. Juncosa comercializó en los años 20 una onza de chocolate para la elaboración de chocolate a la taza, con agua o leche, bajo el nombre de «Desayuno». La onza de chocolate venía en el interior de una cajita, que simulaba en su parte superior el escenario de un teatro con un telón a medio abrir. Enganchado a la cajita mediante un remache, un disco de papel contenía la imagen de cuatro jugadores que podían visualizarse haciendo girar el disco en el sentido contrario a las agujas del reloj. Una flecha señalando al jugador indicaba el nombre del mismo. Las dimensiones de la cajita son 4’5 cms. x 6’4 cms. x 1’1cms. El disco mide 4’7 cms. de diámetro, y las fotos de los jugadores miden 1’1 cms. x 1’6 cms. Dado el carácter coleccionable del envase del chocolate, es de suponer que debían existir diferentes discos con diferentes jugadores, siendo siempre idénticos los de cada grupo de cuatro.

2xgranteatrocaja2

 A día de hoy tan solo ha aflorado una de estas cajitas en un estado bastante bueno, donde aparecen los siguientes jugadores:

 Disco A (en sentido contrario a las agujas del reloj)

Alcántara (F. C. Barcelona)

Sagi-Barba (F. C. Barcelona)

Walter (F. C. Barcelona)

Alcázar (C. D. Europa)

 En el disco conocido salta a la vista la preponderancia del F. C. Barcelona sobre uno de sus rivales más aguerridos de entonces, el C. D. Europa. En cualquier caso, las fotografías, que encajan en el marco troquelado de la cajita, nos muestran a esos actores, ya míticos, que hicieron realidad tantos sueños, grandes y pequeños en este gran teatro de la vida.

2xgranteatrodisco2xgranteatrocaja4




Augurio Perera, padre del tenis

OTROS DEPORTES: AUGURIO PERERA. PADRE DEL TENIS

144

 El nacimiento del tenis, como el de muchos deportes, es objeto de polémicas y debates entre historiadores. Tradicionalmente se había atribuido su paternidad al mayor Walter Clopton Wingfield y se hablaba de diciembre de 1873 como la fecha del inicio del tenis moderno o «lawn tennis». No se debe olvidar la existencia del «real tennis» o «jeu de paume», deporte medieval del que son formas locales supervivientes la pelota vasca, la pelota valenciana, el «pallone» italiano o el «kaatsen» frisón y del que descienden todos los deportes de raqueta y, singularmente, el tenis moderno.

 Desde los años 80 una nueva versión ha tomado fuerza y parece haberse impuesto como definitiva:

Es la que afirma que, entre 1859 y 1865 dos personajes llamados Henry Gem y Augurio Perera (dándole generalmente mayor protagonismo al primero con expresiones como: «Harry Gem and his friend Augurio Perera developed a game…») crearon en casa del segundo (en Birmingham) un juego de raquetas al que llamaban «lawn rackets», «lawn pelota» o «lawn tennis».

Posteriormente se trasladaron a Leamington Spa donde siguieron jugando al nuevo deporte y fundaron un club en 1872.

 Es esta una polémica que llevaba tiempo dormida (como tantas) y que había pasado bastante desapercibida en España. Mientras tanto en Inglaterra la figura de Gem ha sido objeto de homenajes y libros y su amigo Perera ha sido paulatinamente ninguneado (pese a que Gem dejó escrito que el gran mérito en la creación del juego era suya y se jugó por primera vez en su casa) y se ha puesto en cuestión que fuera español.

En una publicación muy reciente titulada Court On Canvas: Tennis in Art, leemos: «Howewer, there is no evidence that Perera actually came from Spain».

Extraordinario, primero se otorga la paternidad del tenis a Gem («y a su amigo Perera») y posteriormente se pone en duda que el pobre Augurio fuera español («no evidence»).

Así se escribe la historia.

 Mientras en España, con alguna excepción como el periodista de Marca Fernando Carreño (que recientemente citó a Perera en Twitter), nadie parece dispuesto a investigar quién era Augurio Perera y sí era realmente español.

 Se ha especulado con la conexión de Augurio Perera con la familia Perera de Barcelona que en el siglo XIX tenía minas de carbón y una compañía de ferrocarriles, también se ha citado que el escritor Ignasi Agustí tenía un bisabuelo llamado Joan Bautista Perera:

http://ca.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Augurio_Perera

Son datos importantes y es muy probable que nuestro Augurio Perera perteneciera a dicha familia catalana, pero faltan documentos que prueben su origen, ahora en entredicho. Vamos a ello.

 Podemos aportar:

Dos registros de entrada («England, Alien Arrivals, 1810-11, 1826-1869») de Augurio Perera a Gran Bretaña:

– el 7 de agosto de 1837 al puerto de Londres. «Augurio Perera. Native of: Spain.»

– el 20 de enero de 1839 al puerto de Londres. «Augurio Perera. Native of: Spain»

 225

 Su certificado de matrimonio («England Marriages, 1598-1973»). El 1 de junio de 1847 en la iglesia de St.Peter en Lancaster con la irlandesa Charlott Louisa O´Donnell. Figura su nombre de bautismo completo: Juan Bautista Luis Augurio Perera, hijo de Augurio Perera.

El censo inglés de 1871 («1871 England Census») en el que aparece como Augurio Parera, nacido en España (aunque «Naturalised British Subject») y residente en Edgbaston con su esposa Louisa y sus hijos Fanny Elizabeth, Joseph Carles Augurio, Adrianne Louisa y Carmen Mariana.

En el censo inglés de 1841 aparecen dos Augurio Perera, ambos españoles, de 40 y 15 años. Con toda seguridad nuestro protagonista (Juan Bautista Augurio Perera) y su padre. Ambos comerciantes y ciudadanos españoles. Parece que viajaban con frecuencia a Inglaterra y tenían casas. Juan Bautista Augurio finalmente se casaría allí y formaría su familia. En 1871 se había nacionalizado británico.

 Su rastro se pierde en 1881 (sólo encontramos en los censos ingleses a su hijo Joseph Carles). Quizás Augurio regresó a España o tal vez emigró a Sudamérica donde también tenían negocios…

Quedan dudas sobre Augurio Perera (¿nació en Barcelona?, ¿dónde murió?), pero nadie podrá afirmar de nuevo que «no hay evidencias» sobre su origen.

El padre (o uno de los padres) del tenis moderno era español.

 




Hace 100 años (octubre 1911)

HACE 100 AÑOS

Don Juan Peris de Vargas es elegido como nuevo presidente del FC Barcelona.

El Sr. Hardoy es elegido presidente del CD Español de Barcelona.

 Don Normand J. Cinnamond es elegido presidente de la Federación Catalana de Clubs de Foot-Ball.

 En Madrid, el estudiante y jugador del Athletic Club Bilbao-Madrid Juan M. Elordui Saracibar, de 22 años, ha sido atendido en la Casa de Socorro del Congreso por una lesión de carácter grave, causándose la fractura de la clavícula izquierda, en la Avenida de la Plaza de Toros mientras practicaba el «foot-ball». El encuentro se jugó frente al Madrid FC en terreno de este.

Hay rumores acerca de una unión entre el Madrid FC y la Real Sociedad de San Sebastián.

En la Federación Catalana son admitidos los clubes Stadium y Cataluña y son dados de baja por falta de pago Provenzal, Iluro, Oriental, Ibérico y Condal.

El FC Franco-Español adquiere unos terrenos para su nuevo campo. Para ello ha invitado a una sociedad modesta, el Andresense FC, club nacido hace tres años de los socios de L’Avenç Nacionalista Republicà, de la barriada de San Andrés del Palomar de Barcelona. El resultado fue favorable a los andresenses por 2 a 1.

 Para celebrar su fundación la sociedad Iruña FC ha organizado un festival deportivo. Dicho club se ha enfrentado en un partido de fútbol al Pamplona FC. Venció el Pamplona por siete goles a cero.

Aparece el nueco catálogo de material deportivo del Sr. Sanromá.

 Real Sociedad – Biarritz English Club              6-1

Barcelona – España                                                    3-0

Real Sociedad – Stade Bordelais                                 6-2

Sporting Club de Irún – Athletic Club              1-0

Oviedo FC – Sporting Gijonés                        5-1

Real Sociedad – Stade Bordelais                                5-2

Sporting Club de Irún – Biarritz Tracket Club   2-0

Barcelona – Universitary                                             2-1

Gimnástico – Barcelona                                              0-0

Irún Sporting Club – Real Sociedad                            1-1

Iruña – Pamplona                                                        0-7

Barcelona – Real Sociedad                                         0-1

Español – Fragata Presidente Sarmiento                      6-2

Athletic Club – Sporting Club Irún                               1-2

 Uruguay – Argentina                                                   1-1

Alemania – Austria                                                      1-2

Finlandia – Suecia                                                       2-5

Argentina – Uruguay                                                   2-0

Uruguay – Argentina                                                   3-0

Luxemburgo – Francia                                    1-4

Hungría – Suiza                                                           9-0

Alemania – Suecia                                                      1-3

 

Polideportivo.

 Se funda el Sindicato de Periodistas Deportivos.

 El Norte Deportivo es una nueva publicación editada en San Sebastián. También lo es Guipúzcoa Deportiva.

 En Bañolas (Gerona) se ha inaugurado el local social de la sociedad Lago Sport Club.

 En la fiesta deportiva organizada por el Gimnástico SC se celebraron varias pruebas deportivas. En football se enfrentaron los equipos 2ª y 3ª de dicha sociedad finalizando con empate a cero. En la carrera de velocidad a pie y en la de salto de altura se proclamó vencedor E. Brugués. En la prueba atlética de resistencia ganó Pierna. En la pruba ciclista denominada de lentitud venció F. Serrats. Tachonera fue el ganador de las pruebas de lucha greco-romana. Para finalzar se jugó un partido entre los primeros equipos del club y del Barcelona por la Copa Vicente. Ha quedado aplazada la resolución de dicha copa por haber empatado a cero en dicho encuentro.

Carreras ciclistas y pedestres en Madrid organizadas por la Sociedad Gimnástica Española. Juan Sansano vence en la carrera ciclista de 25 kilómetros y Luis Gutiérrez en la carrera a pie de 5 kilómetros.

 Ciclismo.

 Convocado en Barcelona el XIV Congreso de la UVE para el mes de diciembre.

 Ya comienza a hablarse de la Vuelta a Cataluña.

 Marcos vencedor en Hostafranchs en la prueba de 21 kilómetros. Crespo venció en la de 39 kilómetros reservada para corredores de 2 y 3ª categoría.

Vallotton vencedor en el Trofeo de Francia.

 El Velo Club Llevallois venció en el Lion Rugissant.

Canepari vence en la Vuelta a Emilia. De 44 corredores que comenzaron tan solo finalizaron 5.

Wouters vence en la Vuelta a Limbourg.

 El Gran Premio de Boulogne, prueba de medio fondo disputada sobre 80 kilómetros, fue ganada por Guignard.

 En el 6º Campeonati italiano por carretera ha vencido en la prueba profesional sobre 290 kilómetros Beni y en la amateur sobre 229 kilómetros Azzini.

 Carreras en el Velódromo de Balmes. La carrera de velocidad es ganada por Escalé. En la carrera a 30 vueltas Pallarés fue el vencedor. De estas pruebas se filmó una película que se proyectó en el cine Ideal de esta localidad.

 Organizada por la Sociedad Ciclista Bilbaína se ha corrido el Campeonato ciclista bilbaíno en carretera sobre la distancia de 100 kilómetros. Lorenzo Oca se ha adjudicado el título de campeón.

 En las carreras de Gerona venció Manuel Planells.

En elvelódromo de Buffalo, Óscar Egg bate el récord del mundo de 50 kilómetros con un tiempo de 1 hora, 14 minutos y 47 segundos.

 Ernesto Antonieti es elegido presidente del Club Ciclista del Nuevo Velódromo de Sans.

 El campeón de España Jaime Durán se adjudica el Campeonato de Tortosa.

 Motor.

 Carrera de cuesta en Gallion. La marca española Hispano-Suiza obtiene el primer premio de su categoría y la primeraposición en la clasificación general en coches de serie.

Los vencedores de la clase turista fueron: Griffon (motocicletas ¼ litro), NSU (motocicletas 1/3 litro), Mototri Contal (tricars), Violette (coches 1ª categoría), Bugatti (coches 2ª categoría), Barré (coches 3ª categoría), Barré (coches 4ª categoría), Hispano-Suiza (coches 5ª categoría), Laurin-Klément (coches 6ª categoría), Mors (coches 7ª categoría), Benz (coches 8ª categoría), Pipe (coches 12ª categoría) y Motobloc (coches 13ª categoría).

En la clase velocidad fueron: Peugeot (motocicletas menos de 50 kilos), Alcyon (coches copa de coches ligeros), Peugeot (coches copa de las voiturettes) y Gasté (fórmula libre).

 La carrera en cuesta de Angers dio los siguientes vencedores: Michel (motocicletas kilómetro en llano), Savignec (coches kilómetro en llano), Michel (motocicletas kilómetro en cuesta).

 Resultados de las carreras celebradas en Brooklands. En coches Horniman vence en la prueba de 9 kilómetros y en motos Hands vence en la de 13 kilómetros. En coches rápidos (que hubiesen alcanzado 112 km/h en otras pruebas) vence Coatalen. En coches menos rápidos de esta velocidad ganó Pullin. La pruba de Hándicap 9 kilómetros fue para Hale y la carrera de 80 kilómetros para 15 HP fue para Coatalen.

 En el GP Motociclista celebrado en el Velódromo de Marsella se dieron los siguientes resultados: Georges gana el Criterium de ¼ de litro y Nicolás el de 1/3 de litro. Ladiv se llevó la prueba de 50 kilómetros.

 En la París – Reims, categoría ¼ de litro vence Poulain; en la de 1/3 de litro lo hace Lacroix; enla 3ª categoría libre Naas y en Tricars Dubois.

 En Amberes se han corrido dos carreras. Una, la Copa S. de Yong y la segunda la Copa Flamand ambas ganadas por L. Elskamp.

Bergdoll vence en las 500 millas de Nueva York.

 El Concurso de resistencia de Ginebra es ganado por el equipo Piccard – Pictet.

 Gran Premio de la Exposición de Turín de 100 kilómetros en motocicleta. Los resultados fueron:

l.ª categoría, más de 1/2 litro.-  Bellorini

2ª categoría, 112 litro.- Riva

3ª categoría, 1/3 litro. –  Nécher

categoría, O/300litro.- Acerboni

categoría, 1/4 de litro.- Bondino

 

Carrera en cuesta de Mont Verdún de motocicletas.

1ª cat. hasta 333 cms. cúbicos. Vencedor Mazué.

2ª cat. hasta 417 cms. cúbicos. Vencedor Vache.

3ª cat. hasta 500 cms. cúbicos. Vencedor Escoffier.

4ª cat. 500 cms. cúbicos en adelante. Vencedor Debeaune.

5ª cat. remolques y sidecars. Vencedor David.

Concurso de rendimiento. Vencedor Yenni.

 La carrera automivilista organizada por la Sociedad Sportiva de Rosario entre ciudad, Buenos Aires y regreso sobre 900 kilómetros ha proclamado vencedor a Andrés castro conduciendo un FIAT.

 

Aeronáutica.

 Renaux, tras volar 6.830 kilómetros, se proclama vencedor en el Premio Quentin – Bauchart.

 En Wiener-Neustadt, el teniente Biar, hace dos tentativas para establecer nuevos récords delmundo. En la primera, bate el récord de vuelo con un pasajero estableciéndolo en 250 kilómetros. En la intentona con dos pasajeros también logró batirlo y establecerlo en 112 kilómetros. Hay que recordar que el teniente también es el recordman mundial en altura con dos pasajeros.

 Hípìca.

 Campeonato de saltos en Ondarreta (San Sebastián). En el Campeonato de salto de altura, Jubileo cuyo jinete es H. Horment saltó 2’10 metros proclamándose así ganador. En el Campeonato de salto de longitud Joyeux montado por Costa salta 6’50 metros con lo cual consigue el primer premio.

 Náutica.

 Regatas en San Sebastián. Copa Charana y Copa del Club para J. Peña y JM Peña.

 Tiro de pichón.

El Premio Guimaraes queda repartido entre Camino, Owers y Angulo. En la poule reglamentaria a un pichón del mismo premio salen vencedores a la par Camino y Cole.

En el premio David Leonino hasta cuatro tiradores hubieron de repartírselo. Ochoa, Oliva, Angulo y Grandval mataron igual número de pichones. La poule reglamentaria por series también se dividió en cuatro tiradores. Camino. I. Urcola, Gavito y Ochoa.

El Premio Torrubia da dos vencedores, Manuel Camino y Burés. La poule a un pichón se la repartieron Roberts, Germaert y Maton.

Premio Roberts. Germaert, Ostolaza y Gavitose lo reparten. La poule es para Manuel Camino y Germaert.

El Premio Donnea es repartido entre Ostolaza, Gavito y Manuel Camino. La poule se la repartieron entre Burés y Grandval.

Gran Premio del Gran Casino para Ostolaza. La poule a un pichón es para Nemo y Angulo.

El Premio Freemen se lo reparten Angulo y Malon. La poule es para Bermejillo y da Costa Pino.

En el 2º Campeonato de San Sebastián resulta vencedor el Conde J. Fastré. La poule se la reparten Garnaest y Damour.

Premio Carapano. Ganado por Urcola. La poule es para Girona y Amigües.

 En San Sebastián también hubo tiradas.

El Gran Premio Gurtubay fue repartido entre Urcola y Bary.  La poule la ganó Ocho.

El Premio Germander fue para Urcola.

El Premio La Scala se lo repartieron Malon y Angulo y la poule para Da Costa Pinto.

El Premio Angulo, que sirve para cerrar la temporada, fue repartido entre el Marqués Villamayor, Ochoa y Grandval. La poule la ganó este último.

Lucha.

 Organizado por el Real Club Natación de Barcelona se han realizado unos combates en los que han salido vencedores Grau, Font y Barguñó. En el combate entre Ardiz y Bassols, tras 15 minutos de pelea, hubo de darse como combate nulo.

 Patín.

 Comienza en Madrid la temporada para los patinadores.

 Natación.

 Bernardo Picornell es reelegido como presidente Club Natación Barcelona.

 Ténis.

 El Club de Tenis de Barcelona ha organizado su 8º Concurso de tenis.

Nota.- Un buen amigo que nos lee desde los inicios, Francisco Ortiz, me corrige en dos datos que aparecieron en el pasado número. Afortunadamente hay gente interesada no solo en fútbol, y más aún, interesada hasta este extremo. Que cunda el ejemplo.

 Dos cuestiones a cambiar:

En el mes de junio, motociclismo: Lapize efectivamente ganó la París-Bruselas pero no de motos, sino la de ciclismo.

En el mes de julio, automovilismo: GP de Francia.
En realidad fue el GP de l´A.C.F. (Automobile Club France) que era el club de automovilismo más importante de Francia entonces. El GP de Francia con esa denominación no comenzó hasta 1968. De todas formas este es un dato menor, en muchos sitios de la red (y algunos libros…) lo llaman a ambos eventos GP de Francia. No acabó solo Hemery, sabiendo que Mundo Deportivo lo puso así (los demás datos están todos bien) Acabaron 2 pilotos más, Friedrich (Bugatti) a 2 vueltas y Gabriel (Rolland-Pilain) a 3 vueltas. No sé el motivo por el cual MD especificó que solo acabó 1 vehículo, salvo que hubiera un límite de tiempo (no he leído el reglamento de entonces…) Es seguro que los 3 pilotos que menciono acabaron la prueba.

Náutica

 La Copa La Riva fue ganada por el balandro Fera propiedad de Arturo Mas y cuyo patrón es el Sr. González.