Los presidentes de las federaciones españolas de fútbol

La historiografía del fútbol español está todavía, en gran mediada, en pañales. Es muchas veces sorprendentes cómo se pueden ignorar aspectos absolutamente esenciales de nuestra historia cuando por el contrario existen cada vez más estudios muy meritorios sobre aspectos que podrían ser secundarios como la historia de un club. O como se difunden sin cesar datos absolutamente erróneos.

Entre estas incógnitas tan sorprendentes está, ni más ni menos, la de cuántas federaciones de fútbol ha habido en España y cuáles han sido sus presidentes. El asunto como es natural daría para un libro entero, pero aquí solo tenemos la intención de plantear un esquema con las cuatro federaciones de fútbol que ha habido y los presidentes que han tenido para que sirvan de guía a quien le pueda interesar el asunto.

No incluimos en estas cuatro la que podríamos considerar una quinta, la Federación Gimnástica Española, fundada el 7 de junio de 1898 por el granadino Rafael Rodríguez Méndez, y que aunque aglutinó a algunas sociedades de fútbol (el Madrid FC entre ellas), nunca fue una federación (solo) de fútbol.

1. Federación Española de Clubs de Foot-ball

  • Fundada el 14-10-1909 en Madrid
  • Fue disuelta para crear la RFEF actual.
  • Tuvo los siguientes presidentes:

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2. Real Unión Española de Clubs de Foot-ball

  • Fundada en San Sebastián el 12 de diciembre de 1912, se constituyó contra la inoperancia de la anterior.
  • El 12 de febrero de 1913 recibió de Alfonso XIII el título de Real que hoy ostenta la RFEF.
  • Organizó el primer partido internacional de España, que tuvo lugar en Irún el 25 de mayo de 1913 contra una selección francesa. El partido terminó 1-1. El siguiente partido internacional no se jugó hasta siete años después.
  • Se disolvió para crear la actual RFEF.
  • Tuvo solo un presidente:

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3. Real Federación Española de Fútbol

  • Fundada en Madrid el 1 de septiembre de 1913, de existencia ininterrumpida hasta la actualidad.

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4. Federación Española de Foot-ball

  • Fundada el 15 de mayo de 1937 en San Sebastián, fue la federación española de la zona nacional durante la guerra.
  • Su máximo logro fueron los dos partidos internacionales jugados contra Portugal.
  • Se disolvió al terminar la guerra, quedando reintegrada en la RFEF.
  • Solo tuvo un presidente:

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Quedarse a las puertas de primera división (II)

Segunda entrega de esta serie donde se repasa el momento histórico de aquellos clubs que estuvieron tan cerca de la Primera División como lo que dura un partido: a 90 minutos de la gloria. Aquel día la fortuna no les quiso ayudar.

 1960/61 CA CEUTA

Tras una campaña muy igualada, a falta de una jornada el CD Tenerife y el Atlético de Ceuta se disputaban la primera plaza y el ascenso directo. Un punto a favor de los tinerfeños, además del gol-average. Así que era necesario que los isleños perdiesen en Almendralejo y los ceutíes ganasen al CD San Fernando.

Los dos partidos empezaron con signo contrario. Mientras el CF Extremadura lleva la iniciativa y el CD Tenerife resiste ordenadamente, el Atlético de Ceuta despliega su juego ofensivo esperando superar la sólida defensa de los locales. Tras 45 minutos de juego ambos partidos siguen igual. De todas formas, el reloj ya estaba jugando a favor de los canarios. Y así fue, porque aunque el equipo extremeño acrecentó su dominio de manera inútil, el CD San Fernando fue aprovechando el desgaste de los ceutíes, hasta llegar al minuto 70 cuando el delantero centro local Cantón obtuvo el único gol.

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El segundo puesto le dio paso a una nueva oportunidad: la promoción y como rival el Elche CF. El primer partido se decidió por la mínima, gol de Ayala, a favor de los norteafricanos. Renta pequeña que de saberla conservar significaría el ascenso. Y así se plantearon el partido de vuelta. Los ceutíes salieron dispuestos a perder tiempo y a emplearse con dureza. Los nervios y los malos modos protagonizaron los primeros minutos y los jugadores ceutíes los más castigados por el árbitro. Tras una tángana a los 16′ minutos Uriarte es expulsado y cinco minutos más tarde Álvarez cierra el paso del lateral Gómez con mucha fuerza y también debe abandonar el terreno de juego. El Atlético de Ceuta se queda con nueve jugadores y aguanta los ataques del Elche. Hasta el 36′ en que Romero iguala la eliminatoria. Y en la segunda parte, Cayetano Re, el delantero más bajito que llegó a ser máximo goleador de Primera, sentenció con dos goles más. Aún hubo un cuarto gol e incluso un nuevo expulsado, esta vez del Elche. En definitiva, el Atlético de Ceuta estuvo a 54 minutos de la Primera División. Es, por lo tanto, el club que más cerca ha llegado a estar de la Primera División sin alcanzarla a lo largo de su historia.

olmo-2 Sí hay que precisar que el Atlético Ceuta era el heredero directo del Atlético Tetuán, club hispano-marroquí que llegó a jugar una temporada en la Primera División.

 1967/68 CF CALVO SOTELO de Puertollano.

A falta de una jornada había un punto entre el Granada CF y el CF Calvo Sotelo. En caso de quedar igualados el Granada CF salía favorecido por el gol-average general. Los granadinos, por lo tanto, con un empate ya se proclamaban campeones.

No fue tan fácil. En el Luis Sitjar, los nervios agarratoran a los rojiblancos, aporvechándose de ello los locales con un gol a los 23 minutos. Mientras en Cádiz, los amarillos llevaban la iniciativa del juego, no en vano necesitaban ganar para eludir una posible promoción de permanencia. El Granada CF, con mala suerte pues tuvo dos remates en los postes, no llegó a equilibrar nunca el marcador. En el Ramón de Carranza, en cambio, desde el minuto 36, cuando se adelantaron los locales, la suerte quedó decidida. Los gaditanos lograron un contundente e inesperado 4-1.

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Con la decepción de esa derrota el CF Calvo Sotelo afrontó la promoción contra el Córdoba CF. Los cordobeses cerraron muy pronto la eliminatoria con un 3-0 en El Arcángel, el antiguo, y repitieron triunfo, 3-1, en Puertollano.

 1968/69 CLUB FERROL

Consumada la reunificación de la Segunda División en un grupo único de 20 equipos, los tres primeros clasificados alcanzaban el ascenso automático. Sevilla CF y RC Celta ya lo tenían en su poder y faltaba un tercero que habría de salir entre el RCD Mallorca y el Club Ferrol. Un punto y gol-average para los mallorquines, por lo que el empate les bastaba. Y la última jornada sirvió para confirmar a los isleños. Les costó bastante porque tuvieron que esperar hasta el minuto 61 para marcar el primer gol y al 65 para el segundo. Luego el CD Alcoyano conseguiría su gol que no inquietaba en absoluto porque las noticias de Burgos eran favorables. Y, en efecto, los burgaleses tenían que confirmar su permanencia y gracias a un juego ofensivo desarbolaron al Club Ferrol. El delantero centro local Errandonea marcó los tres goles.

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 1977/78 BARACALDO CF

A falta de una jornada con el Real Zaragoza ya campeón, RC Recreativo (45), RC Celta (45) y Baracaldo CF (43) se disputaban las otras dos plazas de ascenso. El Baracaldo CF tenía la obligación de ganar y bastaba con que cualquiera de los dos que le superaban perdiese para ascender, puesto que el gol-average le favorecía en todos los casos, incluido un posible triple empate.

Aparentemente tanto como RC Celta como RC Recreativo tenían desplazamientos complicados puesto que sus respetivos rivales estaban implicados en el descenso. En cambio el Baracaldo CF visitaba a un ya descendido CD Tenerife.

Las necesidades se repartían en función de otros resultados, como así fue. El CD Castellón rival de los onubenses también tenía bastante con el empate, por lo que el 0-0, sin necesidad de pactarlo, fue fruto natural de sus propios intereses

Donde se conjuntaban más factores era en las Margaritas: el Getafe Deportivo tenía que eludir el descenso y necesitaba mejor la victoria que el empate. Y la picardía o la falta de deportividad fue su primera baza: el partido comenzó con diez minutos de retraso por la presencia en el campo de bandas de música y jolgorio de gente en fiestas isidriles, pese a la prohibición federativa. Y como las noticias eran favorables para los azulones, el 0-0 era buen resultado para todos.

Y en el Heliodoro Rodríguez tampoco hubo goles. Según el entrenador aurinegro, Fernández Mora, el equipo jugó nervioso y agarrotado. Además, las noticias de los otros dos partidos tampoco eran un incentivo.

Finalmente los tres partidos acabaron 0-0, no hubo cambios en las primeras plazas. Por el cotnrario, con esos resultados un cuádruple empate sentenció al Real Oviedo a la Segunda División B.

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1991/92 UE FIGUERES

A falta de una jornada, dos equipos tenían opciones a la única plaza disponible, pues el primer puesto ya estaba ocupado por el RC Celta. Rayo Vallecano y UE Figueres y un punto entre ellos. En la jornada anterior el Real Betis había quedado fuera de la lucha porque no había sabido aprovechar los sendos tropiezos de madrileños y ampurdaneses en sus respectivos desplazamientos. Todo quedaba para el último partido en el que al Rayo le bastaba el empate, gracias a su victoria en el Municipal de Figueras. Por lo tanto, solo una derrota rayista y una victoria del Figueres hubiesen dado la vuelta en la clasificación. Comenzaron los ampurdaneses metiendo presión al adelantarse muy pronto. A los seis minutos, con un gol de Márquez, hasta que a los 22′ Josete ponía al Rayo con ventaja. Al final de la primera parte volvían a tener esperanzas los blanquiazules porque el CD Castellón lograba empatar en Vallecas, así como Márquez confirmaba la victoria. Finalmente el Rayo, entrenado aquel año por José Antonio Camacho, marcó tres goles más que disiparon las ilusiones de la UE Figueres.

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La tercera posición aún le permitió jugar la promoción. El Cádiz CF debía defender un puesto en Primera División que había retenido momentáneamente en la última jornada gracias a su empate en casa ante el Sporting de Gijón. Cierto es que la UE Figueres no llegaba en su mejor momento y así se confirmó en el Ramón de Carranza. El 2-0 de la ida era demasiada desventaja para el equipo dirigido por Jorge D’Alessandro. En Figueras, el oficio del Cádiz CF le permitió controlar el partido, sentenciando prácticamente la eliminatoria en el minuto 76′ con un gol de Quevedo. Al final Altimira, el goleador local, estableció el empate, insuficiente.

1993/94 CD TOLEDO

A lo largo de una campaña muy regular, el CD Toledo se mantuvo entre las primeras plazas. Una temporada en la que el RCD Espanyol no concedía opciones a sus rivales en su retorno a Primera, el Real Betis se destacaba en las últimas jornadas en la segunda plaza. Gracias a sus dos últimas victorias los toledanos se clasificaron por delante del RCD Mallorca y lograron un cuarto puesto con derecho a disputar la eliminatoria de promoción.

El Real Valladolid había hecho una campaña bastante floja, con cambio de entrenador, Moré por Mesones, a mitad de campeonato. Parecía que el CD Toledo se presentaba más en forma y así se confirmó en el primer partido, en El Salto de Caballo, con victoria local por 1-0, gol de Paniagua. Los vallisoletanos sufrieron la expulsión de Cuaresma en el minuto 44′.

La vuelta en Zorrilla fue muy dura para el CD Toledo. La salida con fuerza de los locales tuvo fruto a los tres minutos con gol de Macón. Y antes del descanso el segundo, Juli. Brito Arceo, el árbitro, frenaba la tensión con tarjetas amarillas y, cuando Amavisca subió el tercer gol al marcador, llegaron las expulsiones del delantero Moreiras y del entrenador, Hurtado. Amavisca logró el cuarto y el medio Dani Peña también fue expulsado. Faltaban cuatro minutos, 4-0 en contra, nueve jugadores… 87 minutos de infierno les privó de la Primera División.

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El fútbol como trofeo autonómico

El fútbol, por su capacidad para arrastrar masas y como manifestación social de primer orden, ha sido politizado desde muy lejanos tiempos. ¿Acaso no estuvo presente la política, en los «oriundi» de Mussolini?. ¿No fueron alardes de fuerza los partidos que la Wehrmacht disputó contra agrupaciones de trabajadores, durante la II Guerra Mundial?. La Unión Soviética y sus satélites convirtieron en militares rebajados de actividad a sus futbolistas de elite, y por lo tanto en «amateurs», para acaparar medallas olímpicas. Esos mismos regímenes impidieron la exportación de sus estrellas, primero con carácter absoluto y más tarde en tanto no hubiesen alcanzado una edad asociada al declive físico. La dictadura de Ceausescu amañó sin rubores su propio Campeonato, para que Rumanía tuviese un Balón de Oro. El sátrapa Gaddafi entregó la Federación Libia a uno de sus hijos. En la vecina Portugal, fue sonado el desplante de varios internacionales durante los prolegómenos del amistoso que los enfrentó a España el 30 de enero de 1938, mientras nuestros campos se empapaban de sangre. Acevedo, del Sporting, no estiró los dedos al hacer el saludo fascista. Quaresma, de Os Belenenses, permaneció firme. Simoes y Amaro, del mismo equipo, levantaron los puños y fueron detenidos para sufrir el «hábil» interrogatorio de la policía política…

Por nuestros pagos también se saludó a la romana antes de cada partido, durante la más dura posguerra. Poco antes, mientras nuestros compatriotas morían en las trincheras, se disputó una Liga Mediterránea con mucho más carácter político que deportivo. Diecisiete futbolistas vascos recorrieron Europa y parte de América en una gira propagandístico-deportiva, auspiciada por el gobierno del primer «lehendakari», el antiguo futbolista José Antonio Aguirre. Cuando la ONU sugirió a los países miembros retirar de Madrid a sus embajadores, la gira del San Lorenzo de Almagro fue utilizada no sólo como bálsamo piadoso, sino como hermanamiento con una Argentina ahíta de carne y trigo. El mismo régimen franquista extendió su alfombra roja entre Kubala y el Barcelona, a modo de desagravio con una ciudad condal en rebeldía, tras la subida de los billetes de tranvía. ¡Qué decir del gol de Zarra en Brasil, ante la pérfida Albión!. O del Real Madrid, convertido en apisonadora europea. Y del mismísimo cabezazo de Marcelino, en el estadio Bernabeu, con el que la pecadora Rusia mordería el polvo ante toda Europa, gracias a las cámaras de televisión. El fútbol, en efecto, ha sido utilizado hasta el empacho por las dictaduras.

Pero, ¿sólo por ellas?. Según el escritor Manuel Alegre, en su día vicepresidente del Parlamento portugués, «quizás sea tiempo de reflexionar sobre la irresistible promiscuidad que, en democracia, se verifica entre política y fútbol. La política se sirve del fútbol como nunca, al tiempo que los dirigentes del fútbol también se sirven de la política. Lo que no es bueno para el fútbol ni para la política, y mucho menos para la democracia».

Vienen muy a cuento estas frases, si reparamos en cuanto hicieron algunos de nuestros políticos no con la democracia en abstracto, sino con el fútbol, al socaire del despliegue autonómico. Porque a medida que las autonomías, piedra angular de nuestra transición demócrata, se afianzaban, cuando consideraron cubiertos sus grandes objetivos, acabaron posando miradas golosas sobre el fútbol. Incluso sobre el más destartalado y pobre. El de campos terrizos y apenas 800 espectadores. El de tercera División.

En los albores de la transición, el nuevo mapa político encajaba muy mal con el del fútbol. La Comunidad Autónoma vasca no sólo carecía de Federación, sino que el balompié alavés dependía de la Territorial Guipuzcoana, en tanto Vizcaya iba por libre. Andalucía, Asturias, las islas Baleares, Cantabria, Cataluña, Extremadura, Galicia y Aragón tenían más suerte, aunque esta última mantuviera en su seno a Soria, provincia castellanoleonesa en el nuevo orden administrativo. La Federación Castellana incluía a Madrid (autonomía provincial), Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara (las cuatro englobadas en Castilla-La Mancha) y Ávila y Segovia (Castilla y León). La murciana englobaba a Murcia (otra autonomía uniprovincial), Albacete (Castilla-La Mancha) y Alicante (Comunidad Valenciana), a excepción de Alcoy, enclave o sector al que los estrategas del cuero llevaban años sumiendo en una especie de limbo. Las islas Canarias estaban divididas en sus dos provincias. La Federación Navarra incluía el territorio navarro (Comunidad Foral) y parte de La Rioja, entonces todavía denominada Logroño. La Federación Valenciana sólo se ocupaba de Castellón, Valencia y la comarca de Alcoy. Y por fin la Federación Oeste, con León, Zamora, Salamanca, Valladolid, Palencia y Burgos, o sea una especie de Comunidad Castellanoleonesa sin completar. Acomodarse a los nuevos tiempos no fue coser y cantar. Álava, por ejemplo, tuvo que comenzar creando su propia Territorial, adjudicándose Campeonatos Interpueblos o federando a cuadrillas de amigos. A La Rioja parecía faltarle fuelle para caminar sola. Soria, tan conectada a Zaragoza por razones históricas, temió ser vista en su nuevo emplazamiento con cierto desdén. Castilla-La Mancha debía partir desde cero.

Como la época resultó convulsa y los problemas muy serios (ruido de sables, aguda crisis económica, distribución del más bien escaso erario público, negociaciones para acceder al mercado Común Europeo), el fútbol siguió durante algún tiempo su propio camino, sin importunar a nadie. Pero cuando las grandes estrategias parecieron haber cuajado con la solidez del cemento, alguien debió pensar que si las autonomías habían nacido para administrar la sinergia territorial, carecía de sentido no entrar a saco en el mundo del cuero. Y lo hicieron. En algún caso como elefante en cacharrería, entre sal gorda y sainete más propio de los hermanos Álvarez Quintero. Así ocurrió en Murcia, la temporada 1987-88.

Durante ese ejercicio, especialmente a lo largo del verano, el enfrentamiento entre las federaciones Murciana y Española fue constante. Todo ello a raíz de que en Murcia se considerase ilógico que los clubes alicantinos continuaran compitiendo con los murcianos.

Entre las atribuciones de las Comunidades Autónomas se hallaba la de constituir grupos de 3ª División con clubes de su ámbito, por más que una asamblea del fútbol español hubiese acordado mantener las cosas como estaban. Armados con «su» razón, el 30 de junio de 1987 los directivos de Federación Murciana acordaron la composición de una Tercera estrictamente autonómica en el ejercicio venidero. Para ello ascenderían los equipos clasificados entre el 7º y 15º puesto de la Territorial Preferente en la recién finalizada campaña. A Cehegín, Algar, La Manga, Cabezo de Torres, Jumilla, Caravaca, Calasparra, Mazarrón y Bullense, parecía haberles tocado la lotería, y creyéndose en 3ª comenzaron a componer sus plantillas. Desde la Federación Española, sin embargo, se exigió que el fútbol de bronce continuara como estaba. Jesús Zamora, presidente de la Murciana, quién sabe si aplaudido desde algún despacho político, se reafirmó en su primera decisión. La respuesta de Madrid no pudo ser más directa: Ahí están los calendarios de 3ª; con clubes alicantinos incrustados en Murcia.

No queriendo ser menos, la Federación Murciana también sorteó el calendario de «su 3ª División», con fecha de inicio el 30 de agosto. Las entidades alicantinas implicadas recibieron el correspondiente aviso desde la Española: si no comparecían en los lugares y fechas señalados por Madrid, el primer partido se consideraría perdido por 3-0. Y de conformidad con el Reglamento de Competición, una segunda espantada acarreaba la descalificación. Los días fueron pasando y a cuatro jornadas del inicio ningún club sabía a qué carta quedarse.

El martes 25 de agosto, José Luis Moraga, vicepresidente de la Federación Murciana, propuso que los 10 equipos alicantinos disputasen una liga entre ellos, mientras los 20 murcianos hacían otro tanto. Al final, los respectivos campeones se enfrentarían a doble partido para determinar cuál de ellos se encaramaba a 2ªB. Pero la Federación Española se mantuvo en sus trece. El miércoles 26, todos los clubes de 3ª fueron convocados a asamblea en el hotel Hispano, de Murcia. Los nervios estaban a flor de piel, las posturas muy encontradas, y en medio de un escándalo mayúsculo hubo quienes acabaron desembocando en el insulto personal. Todo porque el vicepresidente de la Murciana, José Luis Moraga, y su asesor jurídico, confesaron no existía posibilidad legal de enfrentarse a Madrid. Cualquier radicalismo, según se les había advertido, podía significar cinco años de suspensión.

La chapuza había sido enorme. El presidente del modestísimo Algar indicó que algún directivo de la Murciana debería acompañarle hasta su pueblo para explicar que no eran de 3ª División a tres días del gran debut. «¿Quién me acompaña a quitar los carteles del calendario murciano?», instó. Por su parte, los clubes con plaza garantizada en 3ª, reprochaban el lío en que contra toda lógica les habían zambullido. A la hora de votar una resolución, Beniel, La Unión, Olímpico de Totana, Águilas, Yeclano, Naval de Cartagena y Santomera, se decantaron por competir con el calendario de la Española. Torre Pacheco, Torreagüera e Imperial de Murcia prefirieron abstenerse. Sólo La Alberca mostró su solidaridad, alineándose con los equipos murcianos ascendidos a espaldas de la Federación Española. Respecto a éstos, hubo amplia discrepancia. Para algunos, no debían participar en la votación. Al fin y al cabo, su derecho a militar en 3ª no provenía de los campos de fútbol, sino de un despacho ahora muy cuestionado. Como el acuerdo resultaba inviable, se propuso convocar otra reunión para el jueves 27, luego aplazada hasta el viernes 28.

Ese viernes, a 48 horas de iniciarse el Campeonato, acordaron constituir un grupo autonómico murciano formado por los 9 equipos clasificados desde el puesto 7º hasta el decimoquinto en la categoría Regional Preferente. No es que se hubiera reducido el número de participantes en la categoría, sino que se creaba una nueva, denominada Tercera División Autonómica, que a efectos federativos de Madrid seguiría equivaliendo a Regional.

Disparate pluscuamperfecto, porque los componentes de esa nueva categoría volverían a ser equipos de Preferente al concluir la temporada, toda vez que esa Tercera Autonómica iba a desaparecer. Para conformar un grupo estable, se ascendió también al Jabalí Nuevo, ocupante del puesto 16 en la Preferente de 1986-87. Y como la Liga iba a ser muy corta, a partir de su conclusión, el 10 de enero de 1988, los mismos equipos y mediante idéntico sistema de todos contra todos, llenarían el calendario con un recién creado I Trofeo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. El ganador del mismo se embolsaría 2 millones de ptas.

Aún se recuerda en Murcia la raquítica asistencia a los partidos de ambas competiciones. Los clubes no sacaban ni para pagar el arbitraje, conforme se desprende de las 4.000 ptas. recaudadas por el Jumilla al recibir al Bullense, a falta de otro partido para finiquitar el Trofeo Comunidad Autónoma. Baste indicar que el presupuesto jumillano esa temporada alcanzaba los 9 millones de ptas.

Sobre escándalo y disparate, una buena porción de ruina.

La temporada 1988-89, es decir la siguiente, 9 de aquellos 10 clubes volvieron a verse las caras en la Territorial Murciana. Sólo La Manga, como primer clasificado, pudo subir a 3ª. El resto, en bancarrota económica, tuvieron que tragarse sueños, promesas y  amargura.

Años más tarde, la Tercera División Murciana lograría hacerse realidad. Todas las Autonomías tuvieron su 3ª. Desde las más extensas, como Andalucía (allí hay dos grupos) hasta la más minúscula. Incluso La Rioja, pese a su escaso número de habitantes, a lo esquelético de su fútbol, y luego de varios años compartiendo grupo con Navarra.

La política, como se ve, también exigió su porción de fútbol en democracia. Y a veces lo hizo a la brava, sin diálogo, aligerando a entidades muy débiles de su escaso patrimonio y, lo que es peor, pisoteando la ilusión de muchos anónimos seguidores.

Quizás algún día los políticos escarben votos ocupándose de cuestiones más serias.

                       




Etimología (III): córner

El córner es «la forma de reanudar el juego cuando el balón traspasó completamente la línea de meta (por tierra o por el aire) sin haberse obtenido gol, si fue tocado o jugado en último lugar por un jugador del equipo defensor», según define con precisión Javier Rodríguez Ten en su Reglamento práctico de fútbol (Madrid, 2001). El diccionario de la RAE, bajo la voz ‘córner’, remite simplemente a ‘saque de esquina’ sin dar la definición, aunque sí aporta otra, cuyo significado es extensión del primero: «lance del juego del fútbol en el que sale el balón del campo de juego cruzando una de las líneas de meta, tras haber sido tocado en último lugar por un jugador del bando defensor».

 El córner no es uno de los lances del juego que más riesgo entraña para el equipo defensor, pero posiblemente sí sea uno de los más emocionantes para el espectador: unos dieciséis jugadores metidos en el área esperando un balón bombeado desde la esquina; todo vale, empujar, sujetar al contrario por el uniforme, apoyarse para saltar más alto… Está en la memoria de todos que Míchel llevó ese «todo vale» a cotas inesperadas cuando jugó contra el Valladolid de Valderrama…

 En algunas ocasiones los saques de esquina también se han utilizado para desempatar. En España y en competición oficial solo una vez se ha desempatado por mayor número de saques de esquina lanzados: en la primera eliminatoria de la Copa del Generalísimo 1967-68, en que el Recreativo de Huelva eliminó al Oviedo.

 Pero sin duda la jugada más bella y famosa es cuando un jugador mete un gol lanzando el balón directamente desde el córner, lo que conocemos como gol olímpico. Curiosamente el primero, el que le dio nombre, no se marcó en unos Juegos Olímpicos, sino a la vuelta de ellos. El 1 de octubre de 1924 la selección uruguaya, campeona olímpica en París, fue invitada a jugar en Buenos Aires un partido contra su vecina Argentina; el resultado era de uno a uno cuando Cesáreo Onzari, jugador argentino, lanzó un córner que entró directamente en la meta uruguaya. Al gol se le llamó olímpico ya que sirvió para ganar a los recientes campeones olímpicos, que se vanagloriaban de ser la mejor selección del mundo. Ese tipo de gol se había considerado ilegal hasta pocos días antes, en que la International Board lo había legalizado.

La descripción y el estudio de la palabra no será menos curioso ya que, como veremos, el inglés ‘corner’ está directamente emparentado ni más ni menos que con nuestros cuernos. Veámoslo.

La raíz indoeuropea *ker designa tanto el cuerno como la cabeza. A través de unos procesos morfológicos complicados, que intentaré explicar del modo más sencillo, tenemos en español palabras tan dispares en apariencia como ‘cráneo’ ‘cuerno’ o ‘ciervo’.

 Del grado e de la raíz (*ker) tenemos el griego ‘keras’, «cuerno», del que derivan cultismos en español como ‘queratina’ (materia córnea de las uñas, pezuñas, cuernos, etc.) o ‘rino-cer-onte’, que es un animal con un cuerno en la nariz (‘ris, -rinos’, «nariz»; cfr. ‘oto-rrino’). Y también el latino ‘cerebrum’, del que nos llegan nuestros ‘cerebro’ y ‘cerebelo’.

 A partir de la raíz en grado cero (*kr) y con una ampliación en ‘n’, llegamos al griego ‘kranion’, del que derivan nuestro ‘cráneo’ y sus derivados técnicos, entre los que destaca ‘hemicránea’ y su resultado vulgar ‘migraña’, que etimológicamente resulta ser una enfermedad que afecta a la mitad de la cabeza. Del mismo grado cero, y a través del escandinavo, nos ha llegado el ‘reno’, que recibe pues su nombre de su peculiar cornamenta. La misma designación la encontramos en el latín ‘cer-vus’, nuestro ‘ciervo’.

 Por último, para llegar a nuestro ‘cornu’, hemos de partir del grado cero de la raíz, que genera un apoyo vocálico en ‘o’, más la ampliación en nasal. ‘Cuerno’, ‘mancuerna’ (pareja de animales atados de los cuernos a las patas, para impedir que huyan) o ‘capri-cornio’ (con cuernos de cabra) son algunas de las palabras españolas que derivan del étimo latino.

 Pero en latín tardío se creó una forma secundaria ‘cornarium’, con un significado colectivo similar al español ‘cornamenta’. Tal evolucionó al francés como ‘cornier’, y de ahí la tomó el inglés, en que quedó como ‘corner’. El primer testimonio inglés de nuestra palabra lo encontramos en Britton en 1292, ya con el significado de ‘esquina’. Y aunque pueda sorprender en principio la evolución semántica de cuerno a esquina, ésta ya había tenido lugar en latín: por metáfora la palabra pasó a designar objetos con forma de cuerno, como vasos, trompetas, la trompa del elefante, la córnea del ojo o el pico de un pájaro; dando un paso más se pasó a designar el vértice (o esquina) que forma el cuerno. Curiosamente en español hemos tenido una evolución semántica muy similar: nuestra ‘esquina’ deriva de una palabra germánica (*skina) que designaba en origen a una barrita de madera, metal o hueso, y que pasó a nuestro significado actual «por comparación de una esquina con un hueso saliente», explica Corominas.

 Fue el 28 de marzo de 1887, en la revista Sporting Life, cuando apareció por primera vez la palabra ‘corner’ designando la acción del fútbol, significado con el que ha llegado al español. En francés actual, sin embargo, el anglicismo se utiliza también para designar a una asociación de especuladores que acaparan un producto con el fin de provocar artificialmente la subida de su precio, que tiene su origen en la expresión inglesa ‘to drive into a corner’, «arrinconar», y cuyo uso data de 1853.

 




Nacionalizados, oriundos, emigrantes y algún extranjero en la selección española

Entre los futbolistas que han defendido los colores de la selección española de fútbol desde Amberes 1920 hasta nuestros días podemos encontrar 39 que no nacieron en el territorio español actual. Preciso lo de «actual» porque algunos nacieron en territorios como Filipinas, Marruecos o Guinea Ecuatorial cuando eran posesiones o protectorados españoles.

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Podemos dividirlos en varías categorías según sus circunstancias vitales:

-Hijos de emigrantes españoles o nacidos en el extranjero de padres españoles por diversas circunstancias:

Sería el caso de Marcelino Galatas (Filipinas), Luis Cembranos (Suiza), Cristóbal «Curro» Torres (Alemania), Gerardo Miranda (Mauritania), Armando Álvarez (Francia), Ramón Zabalo (Inglaterra), Roberto López Ufarte (Marruecos), Albert Celades (Andorra), Emilio Sagi «Sagi Barba», José Eulogio Gárate y Eduardo Arbide (Argentina), Francisco Martín Arencibia (Cuba) o Thomas Chistiansen (Dinamarca, madre española).

-Nacidos en territorios coloniales españoles independizados o perdidos con posterioridad:

Paulino Alcántara (Filipinas), José Antonio Ramos y José Luis López (Marruecos Español) y Álvaro Cervera (Guinea Española).

-Iberoamericanos oriundos o con doble nacionalidad:

Alfredo Di Stéfano, Juan Carlos Heredia, Mario Pernía, José Antonio Pizzi, Héctor Rial, Roberto Martínez, Rubén Cano, Juan Carlos Touriño y Óscar Rubén Valdez (argentinos), Heraldo Becerra, Henrique Guedes «Catanha», Donato Gama y Marcos Senna (brasileños), Jesús Alonso (cubano), José Emilio Santamaría (uruguayo) y Eulogio Martínez, Heriberto Herrera y Anastasio Jara (paraguayos).

-Extranjeros nacionalizados:

Ladislao Kubala y Ferenc Puskas (Hungría), Pier Luigi Cherubino (Italia).

-Como caso más especial destacamos el de un jugador que siendo ciudadano argentino y sin tener la nacionalidad española (aunque sus padres la tenían) jugó 6 partidos con España entre 1925 y 1928 (marcando 6 goles además):

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Juan Errazquin. Nacido en Leones (Argentina) el 22 de junio de 1906 de padres vascos, delantero del Real Unión de Irún, fallecido en 1931 de tuberculosis. En 1928 fue convocado para los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, al llegar se solicitó por la organización los pasaportes y comprobaron estupefactos que era ciudadano argentino. A nadie se le había ocurrido tramitarle la nacionalidad española, lo que demuestra lo laxas que eran las costumbres al respecto en la época.

Es un tema que ya abordamos al hablar de Ricardo Saprissa, ciudadano salvadoreño que representó a España en tenis (JJOO de París 1924 y Copa Davis 1930) y fue internacional en hockey sobre hierba, amén de destacado jugador de fútbol del RCD Español de Barcelona:  http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2011/04/ricardo-saprissa-el-primer-centroamericano-en-unos-juegos-olimpicos/

Los jugadores nacidos en el extranjero que han tenido una aportación más destacada a la selección han sido:

-Alfredo Di Stéfano (31 partidos y 23 goles entre 30/01/1957 y 10/12/1961)

-Marcos Senna (28 partidos y 1 gol entre 01/03/2006 y 03/03/2010. Campéon de Europa en 2008)

-José Antonio Pizzi (22 partidos y 8 goles entre 30/11/1994 y 19/06/1998)

-Ladislao Kubala (19 partidos y 11 goles entre 05/07/1953 y 02/04/1961)

-José Eulogio Gárate (18 partidos y 5 goles entre 22/10/1967 y 17/04/1975)

Fuente principal consultada: Martialay, Félix, Todo Sobre la Selección Española, Librerías Deportivas Esteban Sanz, S.L., Madrid, 2006.




Tarjetas postales-Campeonato de españa 1922-23

La reciente y destacable película de Woody Allen, Midnight in Paris, nos presenta a un escritor de guiones americano fascinado con el París de los años 20. Hasta tal punto está subyugado por aquella época que, en lo que es el núcleo central de la película, viaja varias veces en el tiempo, siempre a medianoche, cual Cenicienta moderna, para reencontrarse con sus héroes artísticos y literarios: los Scott Fitzgerald, Picasso, Dalí, Buñuel, Hemingway o Cole Porter. Quizá el personaje de Allen no sea el único al que los años veinte seduzcan de un modo perturbador. He de confesar que a mí me pasa un poco igual. Algo tiene esa época de promesa incumplida de modernidad sobrevenida, de ilusión cubriendo como un suave visillo la realidad que permitió que afloraran múltiples expresiones artísticas y sociales novedosas, entre las cuales no podemos dejar de lado unas de las más influyentes: los sports.

Con origen en el interior de clubes selectos y de restringido acceso, los sports se fueron convirtiendo en un logro de la era moderna y, cuando los años veinte ya estaban plenamente instalados en la vida de la sociedad española, se convirtieron en una expresión de la modernidad que modeló nuevos fenómenos como la cultura de masas. En ese contexto histórico y sociológico se sitúa la colección que presentamos este mes.

El Urodonal era un medicamento, de patente francesa, que a finales de la primera década del siglo XX ofreció una mejora en la calidad de vida a los enfermos de artritis y reuma. Pronto las bondades del Urodonal cruzaron la frontera y se instalaron en Barcelona, extendiendo sus ventajas terapéuticas a los españoles con problemas reumáticos o de ácido úrico. El Urodonal era el mascarón de proa de una amplia gama de productos para tratar casi cualquier mal. Todos esos productos venían de la mano del Urodonal y entraron también en el mercado español a través de los mismos laboratorios. Éstos, imitando una tendencia que ya era habitual en España, decidieron echar mano del nuevo fenómeno popular: el foot-ball, para promocionar sus productos y a través de una colección de tarjetas postales difundieron sus productos, como el Sinuberase (Normalizador intestinal), Jubol (Laxante racional), el Pageol (Vence la blenorragia), Jubolitán (Cura radical de hemorroides) o Gyraldose (Higiene íntima).

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Se trata de una bonita colección de 8 tarjetas postales «Union Postale Universelle» en la que aparecen los 7 vencedores de las distintas zonas de la geografía española, en la competición de la Copa de España, así como la del Atletich Club de Bilbao, campeón del torneo en 1923. En la esquina inferior izquierda del reverso se identifican las tarjetas como Serie 1, de la A a la H. Las fotos muestran las alineaciones de un modo muy diferente al que habitualmente solemos ver en los tiempos actuales. Cada postal lleva los nombres de los jugadores que componen la alineación. También hay alguna postal con publicidad al dorso de alguna farmacia quie servía los productos de los laboratorios del Urodonal. Ahí va el listado de la colección:

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A  Atletich Club de Bilbao – Campeón de España 1922-23

B  C.D. Europa – Campeón de Cataluña 1922-23

C  Real Madrid F.C. – Campeón del Centro 1922-23

D  F.C. Valencia – Campeón de Levante 1922-23

E  Real Sporting de Gijón – Campeón de Asturias 1922-23

F  F.C. Sevilla – Campeón de Andalucía 1922-23

G  Real Sporting de Vigo – Campeón de Galicia 1922-23

H  Real Sociedad de San Sebastián – Campeón de Guipuzcoa 1922-23

Publicidad en el anverso

1 Urodonal

2 Poral

3 Depurativo Dr. Manget

4 Sinuberase

5 Globeol

6 Gyraldose Higiene íntima

7 Pageol

8 Jubol

9 Jubolitan

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Dorsos

1 Farmacia Nueva de Puig, Coso 6, Zaragoza

Siendo una colección antigua y relevante, no es de las realmente difíciles de completar. Con un precio alrededor de los 15 a 20 euros por tarjeta, es posible conseguirla por unos 150 a 200 euros, en muy buenas condicioones.




Nuevas consideraciones sobre la primera referencia al foot-ball en España (Jerez, 1870)

Durante el pasado mes de Mayo la Fundación Xerez CD llevó a cabo un amplio y variado programa de actos para conmemorar el centenario de la creación del primer equipo de fútbol que existió en Jerez de la Frontera, el Jerez Foot-ball Club (1911), en los que se hizo una revisión de la historia del balompié en esta ciudad. Ante este hecho, han resurgido con fuerza las voces que desde Huelva niegan la posibilidad de que la ya popular noticia aparecida en el periódico jerezano El Progreso el 1 de Noviembre de 1870 haga referencia a la práctica del fútbol asociación, es decir, el fútbol como hoy lo conocemos. Recordemos que el texto de la cita periodística afirma literalmente que «por la tarde gozarán los aficionados a porrazos de un rato de foot-ball«.

Esta reacción, que incluso ha llevado a cuestionar sin ninguna base la autenticidad del susodicho diario conservado en la Hemeroteca de la Biblioteca Municipal, responde a un supuesto intento desde Jerez de arrebatar a la zona onubense el honorífico título de cuna del fútbol español. A este respecto ya nos posicionamos en una ocasión anterior afirmando que aunque en Jerez se hubiese podido jugado antes al fútbol que en Huelva, esta provincia seguiría siendo la que ejerció un papel más relevante y trascendental para el desarrollo, consolidación y difusión del balompié en nuestro país. Y es que en ningún momento se ha cuestionado la hegemonía de Huelva como el principal foco de arraigo y expansión del fútbol español porque de lo que estamos debatiendo es del lugar en el que se jugó por primera vez al foot-ball. Y como se verá a continuación, Jerez tiene mucho que decir a este respecto ya que ambas cuestiones no son incompatibles. Haciendo un paralelismo, aunque los primeros rascacielos de la historia se construyeron Chicago, al poco tiempo la vanguardia de este tipo construcciones se trasladó a Nueva York donde adquirieron su verdadera personalidad y repercusión.

Los principales argumentos con los que desde Huelva se trata de refutar a Jerez como la ciudad en la que se dieron las primeras patadas a un balón de foot-ball ya fueron rebatidos en el número 6 de esta publicación por lo que en esta ocasión los recordaremos brevemente. En esencia, sostenían por un lado que la expresión a porrazos apunta a la rudeza propia de los inicios del juego, carente por entonces de la técnica y precisión actuales, y no a que se tratase de rugby. Así mismo, exponían algunas noticias posteriores a 1870 alusivas a la práctica del foot-ball en Jerez y ponían el acento en la nula tradición rugbística de esta ciudad.

Pero quizá la cuestión más controvertida es la concerniente a la fecha de introducción en nuestro país de las nuevas reglas propias y diferenciadoras del fútbol respecto al rugby, por lo que para su abordaje proponemos el siguiente fragmento extraído de un libro que publicaré próximamente y que llevará el título de 140 Años de Fútbol en Jerez (1870-2010):

«Esta reveladora noticia constituye la mención más antigua publicada en un medio de comunicación del vocablo foot-ball aplicado a un evento deportivo en nuestro país y señala a Jerez como la primera ciudad de España en la que se practicó el fútbol, lo que obligaría a reescribir la historia del balompié nacional en sus comienzos otorgando a nuestra ciudad un protagonismo relevante en la misma. Inicialmente, el estilo y la técnica de juego eran todavía muy rudimentarios y los jugadores se disputaban la pelota propinándose patadas, pisotones y empujones. De este modo, el foot-ball fue percibido por la sociedad española como un deporte violento y en consecuencia resultaba muy frecuente recurrir a expresiones como a porrazos, y peleas en la zona onubense, para referirse a estos primeros partidos de fútbol. No obstante, el empleo del término foot-ball a secas puede generar dudas sobre si la reseña hace alusión en realidad a un encuentro de football-rugby o de football-association, que era la denominación utilizada en Inglaterra para designar al fútbol jugado con los pies. Y es que hasta la creación en 1871 de la Rugby Football Union ambas modalidades no separaron sus caminos definitivamente y la palabra foot-ball se usaba indistintamente para designar ambas variantes del juego. Por este motivo, cuando una noticia menciona la celebración de un encuentro de foot-ball durante este periodo nunca se tiene la certeza absoluta de que se trate de fútbol o de rugby, confusión que se extendió hasta principios del siglo XX.(2) y diferenciado sustancialmente del rugby en cuanto a su reglamentación y al espíritu del juego, es decir, primando la habilidad sobre la fuerza, el dribbling sobre la melé. En este sentido, la ausencia absoluta en los años sucesivos de tradición rugbística en Jerez es otro argumento en favor de que se tratara de una partida de fútbol asociación.«.

Sin embargo, el nacimiento en 1863 de la Football Association (F.A.) en Londres había consolidado la separación oficial en la reglamentación de ambas variantes ya que, aunque un gran número de clubes se mantuvieron fieles al rugby, otros unidos en torno a esta nueva federación se decantaron por la práctica del fútbol tradicional o dribbling game y comenzaron a organizar encuentros sujetos a las denominadas Reglas de Cambridge (1848), introduciendo ligeras modificaciones que prohibían tanto el uso de las manos para trasladar el balón como el juego brusco para derribar contrarios. Con ello se pretendía crear «un estilo propio, más hábil frente al tumulto que representaba la vieja normativa» (1). De este modo, si tenemos en cuenta que a partir ese año ya se celebraban partidos de football-association, es perfectamente compatible desde el punto de vista cronológico que el encuentro jugado en Jerez se rigiera por las normas de la federación inglesa de fútbol, que habían comenzado a difundirse hacía ya siete años y que podrían haber arribado a la ciudad favorecidas por el intenso y secular vínculo existente con Inglaterra durante todo el siglo XIX derivado del comercio del vino, traducido en frecuentes y periódicos viajes de negocios entre ambos destinos.

Así mismo, el célebre documental cinematográfico Fútbol, el nacimiento de una pasión (Jesús Sánchez Romeva, 2005) ilustra la expansión del football-association por todo el mundo mediante la recreación de un encuentro celebrado en Minas de Riotinto en 1873 en el que todavía está permitido a los jugadores atrapar un balones aéreos con las manos y patearlos inmediatamente (marck). Por tanto, aunque en el partido celebrado en Jerez en 1870 esta regla del juego también se contemplara, ello no implicaría que se tratara de rugby sino más bien de un encuentro de football-association en un momento de plena evolución de sus normas dentro del proceso de fijación de su forma definitiva

En consecuencia, estos datos corroboran la idea de que Jerez fue el lugar por el que el foot-ball penetró en territorio español y donde por primera vez el público tuvo un conocimiento directo de la práctica de este deporte. Pero, en nuestra opinión, este relevante hecho no debe restar trascendencia a la consideración de Riotinto como el otro gran foco de expansión del fútbol español. En Jerez este deporte se practicó de manera intermitente e informal, desconociéndose los nombres de los primeros equipos y jugadores, los resultados de los encuentros, etc., mientras que en Huelva lo hizo con mayor regularidad convirtiéndose durante las siguientes dos décadas sin duda en el principal, y en ocasiones en el único, núcleo de actividad futbolística del país.

Como hemos visto, Jerez fue testigo de los titubeantes primeros pasos del fútbol en España, al igual que sucedió con otros muchos deportes de origen británico que encontraron en nuestra ciudad un entorno propicio para desarrollarse. Este carácter pionero se formó básicamente como resultado de la concurrencia de dos factores. Por un lado, los miembros de la alta burguesía y la nobleza jerezanas, cuyo apego por la cultura inglesa constituía uno de sus principales rasgos definitorios, solían enviar a sus hijos a estudiar a algunas de las más prestigiosas escuelas de Inglaterra. Durante sus largas estancias estos jóvenes se impregnaban de las costumbres y tradiciones británicas de la época, importando de este modo a su regreso a Jerez todo deporte más o menos de moda con el que entraban en contacto y del que posteriormente disfrutaban en exclusiva las élites más acomodadas. El ejemplo más significativo lo constituye probablemente Pedro Nolasco González Soto (1849-1946), dueño por aquellos años de las bodegas González-Byass y escolarizado durante su adolescencia en diferentes escuelas inglesas. Este destacado sportman fundó en 1868 el Jerez Gun Club, la primera sociedad de tiro de pichón de España; creó en 1870 el Jerez Polo Club, el equipo de polo más antiguo del país y habilitó en su bodega la primera pista de tenis de hierba de la que se tiene noticia allá por 1884.

El segundo y no menos importante aspecto que contribuye a explicar la pronta implantación del fútbol y otros deportes de procedencia anglosajona a finales del siglo XIX en la ciudad es la influencia ejercida por la importante colonia de ciudadanos británicos establecidos en torno al negocio de la exportación de vino. Y es que el foot-ball arribó a Jerez como divertimento de los jóvenes ingleses empleados en las bodegas, quienes habitualmente disputaban sus encuentros en los terrenos de las viñas

Por todos estos motivos creemos que existen argumentos suficientes para sostener, mientras no se demuestre lo contrario, cosa que no ha sucedido, que la noticia aparecida en El Progreso en 1870 alude a la primera ocasión en que el fútbol fue jugado en España. E insistimos, que Jerez sea la ciudad española pionera en el juego del foot-ball, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta que la presencia británica de manera regular en la zona data del siglo XVIII con la instalación de clanes como el de los Byass, Humbert, Gordon, Williams, etc., no va en menoscabo del prestigio y reconocimiento que merecidamente posee el papel jugado por la cuenca minera onubense en la historia del fútbol nacional.

Ernesto Alba Reina.

 

Notas:

(1). En Las Reglas de Cambrige (Cuadernos de Fútbol, CIHEFE, Nº 4. Noviembre de 2009), por Luis Javier Bravo Mayor.

(2). En esta línea también se expresa Luis Javier Bravo Mayor, miembro del CIHEFE, cuando afirma que «el fútbol moderno comenzó su andadura a mediados del siglo XIX sin poder concretar una fecha exacta. Fue construyéndose poco a poco«. En Las Reglas de Cambrige (Cuadernos de Fútbol, CIHEFE, Nº 4. Noviembre de 2009).