Escribir la Historia / reescribir la Historia

Escribir la Historia / Reescribir la Historia

Uno de los artículos publicados en Cuadernos de Fútbol fue aireado por los medios de comunicación más diversos, recogido en muchísimos foros de fútbol y focalizado como punto de referencia para quienes escriben o reescriben la Historia. En efecto, Copas que fueron Ligas y Ligas que fueron Copas recibió titulares como: «El CIHEFE no homologa la Copa de 1903 a 1909» (Diario As), «Proponen quitarle 4 títulos al Madrid y uno al Barça» (La Vanguardia), «Le quiere quitar cuatro títulos históricos al Madrid y uno al Barcelona» (Marca), hasta ¡Le quieren robar cuatro títulos al Madrid! (Defensacentral y BlogMadrid), «Podrían quitarle una Copa al Sevilla» (eldesmarque.es), o «la fifa no kiere darnos la copa del 37« (granotas.es)… Eso sin entrar en valorar las aportaciones de los lectores aprovechando el apartado de «opinión» que la mayoría de las páginas de internet tienen a su disposición.

El aspecto que más me llamó la atención, dentro de la diversidad de comentarios, fue el de acusarnos de «reescribir la historia». El argumento principal era defender lo que «todos» sabemos del pasado tal y como nos ha llegado. Lo contrario es mover, cambiar, tergiversar, manipular la Historia. Lo que algunos llaman «reescribir».

Y tienen razón en cuanto al concepto «reescribir», pues no deja de ser sinónimo de revisar, adaptar, opininar… dándole una nueva interpretación, es decir, todos valores subjetivos que siempre son cuestionables pues suelen ir acompañados de notables concesiones a las simpatías, posicionamiento o ideología del autor.

Lo que sucede es que por la distancia en el tiempo, lo que muchos no saben es que la versión que la mayoría tiene de la historia del fútbol es de por sí una «reescritura» de la misma y por lo tanto se mueven en una adaptación o interpretación en el mejor de los casos, hasta llegar a la total manipulación cuando nos referimos al «reescritor» sin escrúpulos.

Así, por ejemplo, en nuestro artículo citábamos que las primeras competiciones coperas se disputaron por puntos enfrentándose todos conta todos. Ese hecho conocido por los que en aquellos años disputaron la competición fue modificado por «reescritores» posteriormente al identificar el torneo con la Copa y cuadricular el palmarés citando como final el último partido de la competición. Eso es «reescribir» la historia. No hubo final (entendida como el partido decisivo entre los dos últimos equipos tras la eliminación del resto de rivales), hubo clasificación por puntos y el vencedor fue el que más puntos sumó. Esta rectificación altera el cómputo de finalistas… porque no los hubo.

Otra inocente -porque propiamente no tiene trascendencia- «reescritura» fue la final de la Copa de la RUECF protagonizada por el FC Barcelona y la Real Sociedad. Fijada a dos partidos, donde, como se produjo empate en ambos enfrentamientos, fue necesario un encuentro de desempate. Vicente Martínez Calatrava nos escribe la historia de esa final en el artículo Una final de Copa de ida y vuelta, contrarrestando así un error histórico (Cuadernos de Fútbol nº 9), pues muchos contabilizan el «partido de vuelta» como primer desempate.

Los errores involuntarios pueden ser más considerables. Hago referencia a la medalla de plata de España en Amberes 1920. Los «reescritores» de la Historia recompusieron el desarrollo del torneo olímpico de tal manera que justificaron la clasificación de España en segundo lugar, pese a quedar eliminada por Bélgica en el segundo partido, porque fue necesario adjudicar la medalla de plata tras la retirada de Checoslovaquia. Nada más lejos de lo que ocurrió y, por lo tanto, de lo que vivieron los protagonistas. La organización dispuso de dos torneos paralelos: uno dirigido a la medalla de oro y otro dirigido a la medalla de plata, donde entraban los equipos que quedaban eliminados del anterior. España cayó con Bélgica y consecuentemente pasó al segundo torneo donde, tras derrotar a Suecia primero, Italia después y Holanda en la final  ganó por méritos propios esa medalla de plata. Más tarde, algún «reescritor», ignorante del doble sistema de competición, reconstruyó el medallero justificando con una carambola de unas suopuestas repescas la entrada de España en podium. Nadie lo cuenta mejor que Félix Martialay en Amberes. Allí nació la furia española.

Otra página «reescrita» de la Selección Nacional corresponde al España-Portugal del 29 de mayo de 1927 que tuvo que jugarse el mismo día del Italia-España por el calendario. Todavía hay quien sigue copiando al «reescritor» de los años 50 que desclasificó el partido como España «B» y de golpe le quitó la internacionalidad a los 11 jugadores que defendieron la camiseta nacional. Recuperar este partido en el palmerés de la Selección Absoluta no se trata de cambiar la Historia, sino de evitar que la cambien.

También ha habido «reescritores» de la Historia con intereses muy evidentes. Incluso en épocas relativamente tempranas, a pesar de que los pioneros de nuestro fútbol todavía vivían. José Ángel Berrando en sus memorias manuscritas sutilmente oscurece la fecha de fundación de la Real Unión Española de Clubs de Football (que fue en 1912), remontándola a 1910 y validando con ello la organización del trofeo de Copa de San Sebastián a cargo de la Real Sociedad. Nada que ver con la realidad. Pero esa supuesta «reescritura» sirvió para que la Real Sociedad, que nunca había ganado la Copa, se alineara en el grupo de los «minimalistas», los seis clubs que la habían ganado, y así formar parte de la élite que originó el Primer Campeonato de Liga en 1928. Años después todavía hay quien contabiliza el título del Club Ciclista de 1909 en el palmarés de la Real Sociedad, que paradójicamente todavía no existía cuando se disputó aquella copa.

Ni que decir tiene que los «reescritores» pierden más credibilidad cuando confunden sus hipótesis como documentación. Ahí ya se combina el partidismo del mal investigador, el empeño personal, la ideología política y el resultado es nefasto. Es el caso de los errores de bulto que han aparecido en la «Historia del Llevant UD», obra prevista en cuatro tomos de los que ya se han publicado los dos primeros. Con ello no les quito el mérito del tiempo invertido en recoger documentación y testimonios. Simplemente señalo que esa labor en ciertos capítulos la echan a perder por anteponer su idea preconcebida a la lógica evaluación de los datos. Es el caso de insistir hasta la saciedad y el aburrimiento del lector que la inscripción en el registro civil del FC Cabañal de 1907 corresponde a la del Levante FC de 1909, y así aumentar en dos años la antigüedad del club. Dos entradas diferentes en el registro civil corresponden a dos sociedades diferentes, por muy estrecha vinculación que uno quiera interpretar que había entre ellas. Más tarde, rechazan la desaparición del primer Levante FC en la segunda década, sin ninguna documentación válida: tan sólo argumenta que la represión política de la clase trabajadora de los Poblados Marítimos de Valencia hacía que la prensa local omitiese cualquier referencia de sus actividades deportivas, en vez de reconocer la profunda crisis que el fútbol valenciano sufrió en ese período que llevó a la desaparición de los clubs más importantes, como el primer FC Valencia. Finalmente, la aparición del tomo II vino acompañada con el anuncio a bombo y platillo de la publicación de argumentos irrebatibles para el reconocimiento oficial de la Copa España Libre. Después de firmar una lamentable entrada sin aportar nada nuevo al tema, José Ricardo March confunde su opinión sobre el informe de CIHEFE con la presentación de pruebas irrefutables. Para ser más concretos, su exposición «objetiva» se basa en que la circular federativa del 3 de octubre de 1936 donde se indica que «se suspende la temporada de juego para todas las competiciones oficiales dependientes de la Nacional» no dice lo que a primera lectura se entiende, sino que en sí se desprende que con ello la Nacional  da permiso a las territoriales para organizar la Liga y/o la Copa. Por eso, -siguiendo la línea argumentativa de José Ricardo March- en la zona mediterránea, las territoriales acordaron un calendario oficial con carácter nacional y organizar, al menos, el Campeonato de España. No tiene ni actas, ni circulares, ni notas de prensa donde se divulgue tal decisión. Según esa hipótesis (delegar en las territoriales la organización de las competiciones nacionales), cualquier federación regional, sin importar qué bando contendiente controlase su territorio, tendría potestad para organizar su Campeonato de Liga y/o su Campeonato de España (la Copa) -dependiendo de sus posibilidades-, e incluso podría haber reclamado la participación en el Campeonato del Mundo de 1938. Confundir la hipótesis como prueba es asumir el significado más peyorativo de «reescribir» la Historia.

Con este repaso podemos ver que quienes «reescribieron» los acontecimientos aprovecharon la falta de memoria colectiva de los aficionados para transmitir su versión. Posteriormente los malos historiadores, aquello que se limitan a copiar literalmente lo que encuentran publicado sin revisar el contenido, potenciaron y extendieron la «reescritura» hasta convertirla en la única versión conocida. Así, de tanto repetir, el error se acaba fijando. CIHEFE apuesta por escribir la Historia y devolver a sus protagonistas el contexto más fidedigno posible, y éste es nuestro compromiso.

 




Dos estadios, múltiples finales

No creo que existan en el mundo muchos países que hayan tenido la oportunidad de disfrutar de las mejores finales que hayan tenido posibilidad de organizar. Este caso si se da en España y en tan solo dos de sus estadios ha podido condensar todo.

En este mes de Mayo de 2010 tendremos la oportunidad de presenciar dos finales de postín en nuestro país. Una es la final del Campeonato de España a celebrar en el Camp Nou barcelonés y otra la final de la Liga de Campeones en el Santiago Bernabeu madrileño. Hay más finales, por supuesto, pero estas dos son de una dimensión de primer nivel.

Estos dos estadios son de lo más espectacular que uno pueda encontrar.

El Estadio Santiago Bernabeu fue inaugurado e14 de diciembre de 1947 con una capacidad inicial de 75.000 espectadores. En 1957 sufrió una ampliación donde consiguió alcanzar las 125.000 localidades. Para el Campeonato Mundial de Fútbol 1982 el cambio fue total a todos los niveles. Se cubrió buena parte de las localidades, se añadieron dos videomarcadores por primera vez en España, se mejoraron vestuarios, sala de prensa, oficinas y los accesos, rebajando el número de localidades a 91.000 debido al cambio de localidades de pie a sentado. En 1992 volvió a ampliarse alcanzando las 106.000 localidades, todas las nuevas de asiento y dotando al césped de calefacción para evitar las heladas. En 1998, por ley, pasaron todas las localidades a ser de asiento situando la capacidad en 74.000 espectadores. Por último, en 2001 se aprobó una nueva ampliación hasta superar las 80.000 localidades, todas de asiento.

El Camp Nou, por su parte, fue inaugurado el 24 de septiembre de 1957. 90.000 espectadores acudieron a la primera cita. En 1981, con motivo del Campeonato Mundial de Fútbol amplió el número de localidades a 120.000. En 1994, para adecuarlo a la normativa que obligaba a que todas las localidades fuesen de asiento, hubo de rebajarse el nivel del césped para crear más asientos, situándose finalmente en 99.000 el número de localidades.   

Ambos han sido protagonistas de las mejores finales que un aficionado al fútbol puede disfrutar. Bien en uno o en otro, o en ambos, se han celebrado un Campeonato Mundial de Fútbol, un Campeonato de Europa de Selecciones, finales de la Copa Intercontinental, de la Copa de Europa o Liga de Campeones, de la Recopa, de la UEFA, de la Supercopa de Europa, de la Copa Latina, del Campeonato de España…

Ahora pasaremos a ver las finales de la Copa de Europa celebradas en el Estadio Santiago Bernabeu y las finales del Campeonato de España disputadas en el Camp Nou.

 Santiago Bernabeu.

 1957

 Real Madrid 2 Fiorentina 0.

 El 30 de mayo el Real Madrid se presenta como ganador de la primera edición y con todas las intenciones de revalidar el título en su propia casa. A su vez la Fiorentina, con su estrella brasileña Julinho intenta que esto no ocurra.

Un estadio engalanado para la ocasión y lleno hasta la bandera con 125.000 espectadores esperaba al campeón y al aspirante.

La primera parte finalizó con empate a cero y con las defensas superando claramente a las delanteras.

En la segunda parte, continuó la misma tónica aunque con mayor dominio madridista rompiendo finalmente la tela de araña tejida por los italianos.

 1969.

 Milán 4 Ajax 1.

 El 28 de mayo Milán y Ajax protagonizaron la final de la Copa de Europa. Por primera vez fue televisado en España un partido de fútbol en color. Para ello el Estadio Santiago Bernabeu hubo de reforzar considerablemente su iluminación.

En total ambos clubes solicitaron 20.000 entradas aunque luego aparecieron en Madrid mucha más cantidad de hinchas. Finalmente unos setenta mil espectadores presenciaron la final en directo. En cuanto a la prensa hubo acreditaciones para 589 periodistas, 9 cadenas de radio y 24 cadenas de TV de 21 países. En España se vio el partido en sistema SECAM -francés-, pero ni Italia ni Holanda vieron el partido en color.

Era previsible el contraste de estilos, el fútbol fuerza representado por el Ajax y el fútbol reposado del Milán. Una exhibición de fútbol por parte del Milán le hizo llevarse el título. Hizo cuatro goles pero tuvo más ocasiones ante un rival desarbolado por completo.

Ortiz de Mendíbil, árbitro internacional español, hizo un buen arbitraje.

 1980.

Nottingham Forest 1 Hamburgo 0.

 Nuevamente un 28 de mayo el Santiago Bernabeu acoge una final de la Copa de Europa, en esta ocasión protagonizada por el Nottingham Forest inglés y el Hamburgo alemán. Se conmemoraba la 25ª edición. Unos 35.000 aficionados vieron la final en directo, más de la mitad de ellos pertenecientes a los clubes finalistas. La afición madrileña se quedó en casa viendo por la televisión. La eliminación en semifinales del Real Madrid frente al Hamburgo fue el motivo.

No fue una buena final. Es más, fue una de las de peor recuerdo por el nivel de juego. El Hamburgo tomó la iniciativa en parte porque el Nottingham le cedió el balón y el terreno y se lo quitó para lanzarse al contragolpe. Así hicieron los ingleses su único gol mientras los alemanes desperdiciaron varias ocasiones por el buen trabajo del portero inglés.  

 Camp Nou.

 1970.

Real Madrid 3 Valencia 1.

 Es la primera ocasión que el Camp Nou recibe la mayor fiesta del fútbol español. Acude la plana mayor del gobierno encabezado por Francisco Franco y esposa, el Príncipe Juan Carlos y la princesa, Luis Carrero Blanco y Juan Antonio Samaranch.

Ese 29 de junio la fiesta la puso la afición ché que acudió en masa a Barcelona apoyando su animación con todo tipo de pirotecnia. 25.000 valencianos frente a 2.500 madrileños apoyados por algunos más residentes en Cataluña, aunque el grueso de la afición catalana presente en el estadio lo hiciera a favor de los levantinos.

A los dos minutos el Madrid ya contaba con dos jugadores lesionados, aunque en ello nada tuvieron que ver los valencianistas. No fue un buen primer tiempo debido a la tensión que existía en la grada y que se trasladó a los jugadores, con lanzamiento de almohadillas incluido. Dos penaltis finalizando el primer tiempo llevaron los goles al marcador, uno para cada equipo, antes del descanso. En el segundo tiempo el dominio madridista es manifiesto consiguiendo dos nuevos goles y la Copa para sus vitrinas.

 

 

 




Pioneros españoles en el fútbol USA

Sabido es que los Estados Unidos nunca han destacado como país de fútbol, pese a la reiteración con que el empresariado local y la FIFA trataron de implantarlo. Los primeros esfuerzos se concentraron en el ámbito universitario, constriñéndolo a la esfera amateur. Luego se pasó a la importación de equipos completos, europeos y sudamericanos, para disputar unos bolos con formato de liguilla. Más tarde, tomando como referencia el sistema competitivo del Viejo Continente, con amplio derroche en los medios de difusión. Todo ello para fracasar sin ambages, aún mediando en sus estadios una fase final de Campeonato Mundial.

Pese a todo, probablemente aún resuene en los oídos de numerosos aficionados el eco de ciertos nombres míticos, como Pelé, Best, Gordon Banks, Chinaglia,  Kruyff, Cubillas o Cosmos de New York. Todos ellos corresponden a la segunda gran apuesta yankee por el «soccer» durante el pasado siglo, a lo largo de los 70. Lo que muchos más ignoran es que el primer intento, mediado el decenio anterior, estuvo preñado de apellidos procedentes de nuestro balompié.

alineacion

Corría 1966 cuando, al rebufo del Campeonato Mundial de Inglaterra, televisado en color para los Estados Unidos, un grupo de empresarios volvió sus ojos hacia la numerosísima colonia de descendientes europeos. Si aquel deporte paralizaba la vida en Inglaterra, Irlanda, Alemania, Italia, Escandinavia y los Países del Este, ¿no estarían perdiendo una buena posibilidad de hacer negocio, tomándoselo a broma?. De modo que pusieron manos a la obra, creando la «North American Soccer League».

Disponían de buenas instalaciones deportivas, enormes algunas de ellas (el campo del Baltimore tenía 120 metros de largo por 90 de ancho, similares a los de Los Ángeles, San Luis y el Yankee Stadium de New York). Por falta de aforo no iba a quedar la cosa (hasta 150.000 plazas en algún caso y entre las 20 y 30.000 en Pittsburg, Chicago, Filadelfia o San Francisco). Y las cadenas de televisión se decidieron a ayudar, retransmitiendo un partido en directo cada domingo, a las dos y media de la tarde, y otro en diferido, a mitad de semana, sobre las 9 de la noche. Pero aquella competición, por cuanto a calendario, estructura de los clubes, puntuaciones, formas de pago e incluso interpretación de las reglas arbitrales, tenía poco que ver con las europeas.

futbol-usa-2-enrique-mateo-usa

Enrique Mateo. Cleveland.

El campeonato se disputaba entre marzo y agosto, y para evitar sobresaltos financieros los clubes debían efectuar un depósito de 250.000 dólares. Cada plantilla venía a costar unos 400.000 dólares, oscilando las fichas para futbolistas del montón en torno a los 15.000. Se pagaba semanalmente, igual que en los teatros o cualquier otro tipo de espectáculo, y sobre el presupuesto global de una entidad modesta, como el Toronto Falcons, estimado en 18 millones de ptas. de la época, la mitad provenía de las cadenas televisivas y el resto de los espectadores, al pasar por taquilla. Las recaudaciones, empero, no permitían lanzar cohetes. Con asistencias medias comprendidas entre los 7.000 y 15.000 espectadores, los organizadores daban por descontadas las pérdidas al principio, es decir los años 1967 y 1968, iniciando la recuperación a partir de 1969. Las cuentas de la lechera errarían estrepitosamente, como bien pronto pudo verse. En Atlanta, Toronto y San Luis, sólo acudían a los estadios entre 5.000 y 8.000 personas. Y así, claro, los balances no cuadraban.

futbol-usa-1

La puntuación casi remitía al logaritmo, pues cada vencedor sumaba 6 puntos, y otro por gol marcado. Las primas de los futbolistas rondaban los 40 dólares por victoria, más 5 de pitanza por gol. No puede decirse que militar en aquel fútbol colmase la aspiración económica de muchas estrellas europeas. En las primeras divisiones de Inglaterra, Italia, España, Alemania u Holanda, se ganaba bastante más, si bien para algunos, como Jesús Tartilán, con ficha baja en el Español de Barcelona, «saltar de la España de Franco al sueño americano era algo serio, sin olvidar que a mí me salía a cuenta cobrar en dólares». De cualquier modo, aquel fútbol balbuceante contaba como punto a favor con lo intempestivo de su calendario, cuando la mayoría de los campeonatos de Europa tocaban a su fin, concluyendo poco después de haber arrancado las ligas del viejo continente. Esta circunstancia, unida al ansia aventurera de muchos, sobre todo de quienes veían acercarse la jubilación, acabo ejerciendo como potente imán para no pocos. Entre ellos, un buen puñado de españoles. 

El antiguo merengue Juan Santisteban, que ya había pasado por el «calcio» años antes, vivió una segunda juventud en Baltimore, junto al guardameta Carmelo Cedrún (a quien convirtieron su apellido en «Sedrún») el defensa canario Calixto Méndez (Las Palmas, Málaga, Levante y Recreativo de Huelva), y el «españolizado» ariete argentino Domingo Arcángel López (Orense, Deportivo de La Coruña, Gimnástica de Torrelavega, Xerez, Alcoyano y Salamanca). Un trotamundos del cuero como José Mª Vidal, en modo alguno hubiera admitido pasar de largo ante semejante experiencia. Había vestido las camisetas del Salamanca, Plus Ultra, Zaragoza, Granada, Murcia, At Ceuta, Real Madrid, Málaga, Levante, Mallorca y Valladolid, antes de dejar inconclusa la temporada 1966-67 en el Rotterdam holandés, desde donde prefirió despedirse como profesional en el Filadelfia Spartans, junto a los húngaros de nuestro campeonato Laszlo Kaszas y Tibor Szalay. Janos Kuzsman, otro húngaro españolizado por su militancia en el Betis, Sans, Español y Castellón, veló armas en el Filadelfia Spartans y Cleveland Stokers. Antonio Collar (Murcia, At Madrid, Coruña y Las Palmas), hermano del gran extremo internacional con magnífica trayectoria «colchonera» Enrique Collar, también cruzó el charco para enrolarse en el Vancouver Royals. Pero donde más «españoles» recalaron fue en el Toronto Falcons, propiedad del agente inmobiliario Joseph Peters. Empezó llegando a su banquillo en 1967 el checo Ferdinand Daucik, campeón con el Barcelona y At. Bilbao, además de polémico por cuantos clubes de nuestra geografía fue pasando. Con él, como solía tener por costumbre, hizo el viaje su hijo Yanko (Indauchu, Betis, Real Madrid y más tarde San Andrés, Español y Xerez), delantero centro con mejor planta que resultados. Como las cosas empezaron a no marcharles bien, pidieron ayuda a la familia. Y Ladislao Kubala, siempre buen yerno, acudió con sus hijos Branko y Laszika. 

antonio-collar-y-bob-cram

Antonio Collar y Bob Cram.

Branko era un futbolista contrastado desde que debutase con el Español, siendo su padre el mandamás del banquillo. Aunaba técnica y precisión, fuerza y clase. Disputó 24 partidos en aquella edición, de ellos 15 en la Liga. Su hermano, en cambio, todavía muy verde, sólo jugó con el Hungaria, filial del Toronto, que competía en el campeonato amateur. Tras su regreso a Barcelona lograría hacerse futbolista, saltando del Europa Aficionado al primer equipo en 1968-69, con los del escapulario en 3ª División. Pero pese a no jugar, Laszika, como vástago más joven de una gloriosa estirpe, contribuyó al lanzamiento publicitario del Toronto. «Kubala: único futbolista del mundo en jugar con sus dos hijos», tituló la prensa norteamericana. Y cuando la antigua estrella marcó un gol en el mismo partido que su hijo Branko había cantado otro, los redactores no necesitaron estrujarse el cerebro. «La familia Kubala derrota al Sant Louis».        

parera

Parera.

Pero es que en el Toronto también jugaron aquella misma temporada el algecireño Juan Lima (At Cordobés y Elche, antes de volar a Canadá, y Castellón, Jaén, At Ceuta, Algeciras y Marbella después), el guardameta donostiarra Benegas (Real Sociedad, Valladolid, Córdoba, Sabadell, Badalona y Hércules). Y en 1968, ya con Kubala en el banquillo de los Falcons, hicieron sus pinitos el azcoitiarra Miguel Iguarán (Oviedo, Mallorca y Pontevedra) y el lateral levantino José Luis Ponce (Águilas, Orense, Albacete, Constancia y Elche), con paso posterior por el Córdoba, Calvo Sotelo de Puertollano y Real Murcia, donde habría de vivir un drama al enredarse en el uso y abuso de los estimulantes. También en 1968, aunque en el Cleveland Stokers, dio cuenta de su clase Enrique Mateos, junto al ya citado Jesús Tartilán y al posteriormente bien conocido por nuestros pagos Sergio Kresic. Y aún hubo más.

El internacional asturiano Alvarito (Caudal, Langreano, Oviedo, At Madrid y Murcia), luego de haber mejorado su inglés en Irlanda, donde jugó seis meses con ficha amateur, cubrió dos campañas en el White Cups de Vancouver y otras tantas en el Santa Bárbara californiano. Para concluir, varios compatriotas casi desconocidos, cuyo rastro apenas dejó huella en nuestro campeonato, también probaron suerte en clubes menores: el portero Ricardo Ordóñez en el Dallas Tornado, el defensa Miguel Crespo en el Montreal Olympique, y el centrocampista Joaquín Rey en el Vancouver Royals, compartiendo vestuario con el atacante José Arranz.

En casi todos los casos fue el antiguo internacional «colchonero» Alfonso Aparicio quien ejerció como banderín de enganche. Los representantes de futbolistas no son un invento nuevo y el otrora gran defensa apostó por ejercer como tal, durante unos años, antes de convertirse en eterno delegado de campo en El Manzanares.

Nuestros paisanos vivieron distintas suertes. El durangués Carmelo, meta internacional durante su amplia trayectoria en San Mamés, al que Iríbar acabó enviando al Español en lo que se antojaba ocaso de su carrera, disfrutó de lo lindo en Baltimore, ya graduado como pícaro cervantino. Frecuentemente saltaba al campo con un alfiler oculto en el dobladillo del pantalón. Si ganaban y los contrarios les tenían embotellados, pinchaba la pelota cuantas veces hiciera falta, arañando, así, preciosos minutos. Durante un partido con el At. Bilbao llegó a lesionar a sus tres defensas. Mordía a propios y extraños en lanzamientos de córner. Disputaba cada partido como si fuera el último de su vida. A los 37 años tenía decidido retirarse, cuando llegó la oferta del Baltimore Bay. Por si acaso les asustaba su edad, se agenció un pasaporte y fe de vida donde sólo confesaba 28 primaveras, subió al avión y defendió el nuevo marco. «Cobré 20.000 dólares, fuimos subcampeones y pretendían renovarme por otra temporada más» dijo a su vuelta. «Pero no estoy loco. Voy disparado hacia los 40 años, aunque allá crean otra cosa, y por mucho que haya jugado allí 48 partidos, me faltan reflejos. Toca decir adiós».

branko-kubala1

Arcángel tampoco se quedó atrás a la hora de arreglar su documentación. Para la Federación Española había nacido en 1937, mientras los norteamericanos daban por bueno 1941. Enrique Mateos, otro internacional, tan sólo dibujó un paréntesis entre la Gimnástica de Torrelavega y el Toluca cántabro, al que Marquitos pretendió convertir en un viejas glorias merengue. Vidal estaba ya para pocos trotes, Kaszas se alineó como centrocampista, volviendo al año siguiente a su antigua demarcación en el Tarrasa, y el extremo Szalay, importado desde el fútbol turco, iba a salir del Filadelfia Spartans porque no le rodaban bien las cosas, cuando al anotar 4 goles se convirtió en ídolo. Ponce fue repescado por el Córdoba, gracias a 270.000 ptas. en concepto de cesión, y años después, transformado en adicto a la Centramina, habría de ingresar en Carabanchel tras robar un coche en Madrid y atracar una entidad bancaria. Fue el suyo un caso sonado, porque puso sobre el tapete la existencia de doping en el fútbol de los años 70. Pero por suerte, y eso es lo verdaderamente importante, supo salir del hoyo. Yanko Daucik se aseguró un hueco en la historia del «soccer», al convertirse en primer máximo goleador de esa liga, con 20 goles en 17 partidos.

A su regreso, varios entonaron abundantes loas. Los Estados Unidos, entonces, con sus coches larguísimos, los rascacielos y una vida instalada en el tecnicolor del perpetuo consumo, ejercían inmensa fascinación sobre el españolito que empezaba a saber de otros mundos gracias al flujo turístico y cambiaba el «Biscúter» por un «Seiscientos». Si acaso reservaban alguna censura para los árbitros, empeñados en no cortar brusquedades desde el falso axioma de que a mayor violencia más espectáculo. Contaban que varios de esos árbitros habían sido importados desde Inglaterra o Escocia, al igual que los comentaristas de televisión, que los mejores conjuntos eran el San Luis de Sekularak y Sostic, y el San Francisco del ruso Stayanovic o los brasileños Duarte y Fernández, cada uno de ellos con 8 y 10 yugoslavos, respectivamente. Que el Atlanta, compuesto en su mayoría por italianos y argentinos, se llevaba la palma a la hora de repartir leña. Que el Pittsburg era, en realidad, una especie de sucursal alemana. Por cuanto se refería a la pretensión de enraizar el «soccer», eran muy optimistas. Kubala incluso los veía como hábiles organizadores. «Existe otra liga que es de giras; de organización de partidos con equipos de todo el mundo. Son torneos con el Dukla de Praga, el Dinamo de Zagreb o el Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, que disputan entre sí un trofeo. Esta Liga, para darle al fútbol seriedad, pasará ahora a formar parte de la Federación de Fútbol de Washington. Quieren que el fútbol esté controlado bajo una sola organización que vele por sus intereses».

La realidad fue distinta. Para empezar, el Cleveland Strokes del gallego Jesús Tartilán se deshacía, pese a haber quedado subcampeón. Tartilán, que había firmado por dos años, tuvo que darse una vuelta por Ponferrada, antes de reengancharse en el Boston. Su testimonio no engañaba: «Tienen buenas ideas. Cuando llegamos a Cleveland, cortaron las calles y nos pusieron a dar toquecitos. Todo lo montan a la americana. Divisiones divididas en Conferencias, 2 partidos por semana, mucha mercadotecnia… Hasta nos mandaban a las escuelas a dar conferencias. Pero no hay afición. Ver campos para 40.000 espectadores con 4.000 personas, da muy mala espina».

En enero de 1969, el campeonato estadounidense se descomponía parcialmente. La Liga quedaba reducida a 8 equipos (Chicago, Oakland, Baltimore, Kansas City, Saint Louis, New York, Dallas y Atlanta) recayendo la dirección del torneo en Phil Woosman, máximo responsable del Atlanta. El periodista de El Mundo Deportivo Carlos Pardo se hizo eco del desplome: «Las noticias son desalentadoras para los amantes del balón redondo. Clubes que cierran, Ligas que se deshacen, cadenas de TV que cancelan sus contratos… y muchos jugadores, entre ellos varios españoles, que quedan en el aire».

Los norteamericanos, con su «football» como gran deporte invernal, el «base-ball» para el buen tiempo y el baloncesto para casi todo el año, parecían no dejar un hueco al fútbol europeo. ¿Por qué, si causaba furor al otro lado del océano?. Encargaron estudios de mercado, lucubraron sobre hipotéticas campañas de marketing, rehicieron sus números. Esfuerzo baldío.

Ocho años más tarde repitieron el mismo error. Volvieron a izar el andamiaje de una liga a lo grande, cuajada de nombres míticos al borde de la retirada (entre los que nuevamente hubo españoles), derrocharon millones y hasta contaron con el padrinazgo de Kissinger, por entonces auténtico presidente norteamericano en la sombra. No habían aprendido nada, por mucho que su error resultase bien simple. Olvidaron que el fútbol en Europa o Latinoamérica es un sentimiento arrullado desde la cuna, que los colores de la camiseta son una especie de segunda piel para el devoto seguidor, que el cariño, la veneración, no pueden improvisarse y menos aún adquirirse a golpe de talonario. Y sobre todo, que el fútbol no es en realidad un negocio al uso. Porque como dijese el gran Samitier durante su época de secretario técnico: «Si el fútbol fuera negocio ya se habrían quedado con él los bancos».

 Relación de futbolistas con paso por el Campeonato Nacional de Liga, pioneros en el fútbol USA. En bastardilla los extranjeros de nuestro fútbol

JUGADOR

CLUBES

P. LIGA

GOLES

Juan SANTISTEBAN Baltimore 1967 y 1968

39

2

CALIXTO Méndez Baltimore 1968

21

1

CARMELO Cedrún Baltimore 1968

23

Domingo ARCÁNGEL Baltimore 1968

18

7

José Mª VIDAL Filadelfia 1967

8

Tibor SZALAY Filadelfia 1967, Houston 1968, Kansas City 1970, Washington 1971

90

17

Laszlo KASZAS Filadelfia 1967, New York 1968, Saint Louis

32

Janos KUZSMAN Filadelfia 1967, Cleveland 1967 y 1969

30

4

BRANKO Kubala Toronto 1967 y 1968, Saint Louis 1968, Dallas 1968

32

5

Ladislao KUBALA Toronto 1967

19

5

YANKO DAUCIK
Toronto 1967 y 1968

21

25

Juan Mª BENEGAS Toronto 1967 y 1968

32

José PONCE Toronto 1968

30

Miguel IGUARÁN Toronto 1968

26

1

Juan LIMA Toronto 1968

31

4

Jesús TARTILÁN Cleveland 1968

29

Enrique MATEOS Cleveland 1968

31

16

Sergio KRESIC Cleveland 1967 y 1968

13

4

Antonio COLLAR Vancouver 1968

20

José ARRANZ Vancouver 1968

4

Joaquín REY Vancouver 1968

22

4

Ricardo ORDÓÑEZ Dallas 1968

3

Miguel CAMPO Montreal 1971

2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




Ascensos meteóricos

Desde la Segunda División hacia abajo, el máximo sueño de cualquier club es subir a la categoría superior. A lo largo de la historia, un puñado de equipos consiguió celebrar dos ascensos consecutivos para llegar a Primera. Veamos cuáles fueron.

Hércules F.C., 1934 y 1935

En la temporada 1933-1934, el Hércules F.C. finalizó en cuarta posición en su grupo de Tercera División, por detrás de Zaragoza, Elche y Gimnástico de Valencia, que fueron los que participaron en las distintas fases de ascenso. Sin embargo, la decisión federativa de ampliar la Segunda División y eliminar la Tercera hizo que los alicantinos consiguieran el ascenso en los despachos.

El conjunto herculano empezó con fuerza la temporada siguiente y se proclamó campeón del grupo tercero de la categoría de plata, después de una primera vuelta impecable con siete victorias en siete partidos. Junto con el Murcia, subcampeón, se clasificó para la fase final, en la que también estuvieron incluidos Celta, Valladolid, Osasuna y Sabadell. En este nuevo tramo de la competición, el Hércules se mostró intratable en casa, aunque fue más irregular a domicilio, sumando una única victoria, en Valladolid, unida a dos derrotas frente a Celta y Sabadell. El 28 de Abril de 1935 se disputó la última jornada, con Hércules y Celta empatados a doce puntos y, por detrás, Osasuna y Murcia, con once, debiendo enfrentarse los dos primeros en Alicante y los dos segundos en Pamplona. Al final, el triunfo local en ambos partidos, por 1-0 y 3-0 respectivamente, dio el campeonato a los alicantinos que en sólo un año pasaron de fracasar en su intento de ascenso a Segunda a verse en Primera División.

Real Valladolid Deportivo, 1947 y 1948

En la temporada 1946-1947 la travesía para lograr el ascenso de Tercera a Segunda era larga y complicada. En el grupo séptimo, el Real Valladolid Deportivo y el Salamanca se clasificaron para la denominada fase intermedia, después de conseguir 30 y 26 puntos, respectivamente, en los 18 partidos disputados. En la siguiente etapa, ambos quedaron encuadrados en el grupo primero, junto a otros seis campeones y siguiente etapa, ambos quedaron encuadrados en el grupo primero, junto a otros seis campeones ubcampeones. La competición, sin embargo, se vio reducida finalmente a solo seis equipos, tras la exclusión de Cultural Leonesa y Albacete por pactar la victoria de los segundos en el partido que enfrentaba a ambos. Nuevamente se clasificaron Valladolid y Salamanca para la fase final, por delante de Pontevedra, Fábrica Nacional de Palencia, Tomelloso y Lucense, después de sumar 15 y 12 puntos válidos (se descontaron los conseguidos ante los equipos excluidos) en 10 partidos. La fase final estaba formada por los tres campeones y los tres subcampeones de los grupos de la fase intermedia, accediendo dos equipos al ascenso directo y un tercero a jugar la promoción. El Mestalla y el Badalona ocuparon las dos primeras plazas, correspondiendo al Valladolid la tercera, que daba derecho a jugar la promoción, por delante de Osasuna, Salamanca y Melilla. La promoción se jugó en Oviedo el 13 de Julio y el rival del conjunto pucelano fue el Santander, decimosegundo clasificado de Segunda División, y la victoria correspondió a los blanquivioletas por el resultado de 3-1, logrando de este modo el ascenso de categoría después de una temporada maratoniana.

Mucho más simple resultó la competición de Segunda División en la temporada 1947-1948, con un único grupo formado por catorce equipos, de los que dos ascendían a Primera y dos descendían a Tercera, sin que se disputase ningún tipo de promoción. El Valladolid inició con fuerza la temporada y ya en la jornada décima se alzó a la primera plaza, tras vencer por 1-0 al Mestalla, perdiéndola una semana después al empatar a cero en Murcia, para recuperarla en la jornada siguiente, ya de forma definitiva, venciendo por 4-2 al Castellón. Los castellanos sentenciaron el ascenso a falta de dos jornadas, el 28 de Marzo de 1948, con una victoria sobre el Murcia por 5-3, y el campeonato llegó el 11 de Abril, en la jornada final, tras derrotar por 2-1 al Deportivo de la Coruña, que resultó subcampeón y acompañó a los pucelanos en su ascenso a primera. En su trayectoria liguera, sumaron 36 puntos en los 26 partidos disputados.

U.D. Lérida, 1949 y 1950

En la temporada 1948-1949, la U.D. Lérida militó en el grupo tercero de Tercera División, compuesto por equipos catalanes, aragoneses y baleares, resultando campeón con 37 puntos en 26 partidos, y ascendiendo de forma directa a Segunda División junto al Zaragoza, subcampeón. Los ilerdenses confirmaron matemáticamente el ascenso el 6 de Marzo de 1949, derrotando por 1-0 al Igualada y el campeonato el 3 de Abril, tras empatar a uno fuera de casa ante el Constancia. A continuación, los campeones de los seis grupos de Tercera disputaron una llamada fase final, cuyo único objetivo era determinar el campeón de la categoría, honor que recayó en el Albacete, acabando el Lérida en la tercera posición, con 10 puntos en 10 partidos.

Un año después, la Segunda División estuvo formada por dos grupos de 16 equipos, clasificándose los campeones y subcampeones para jugar una liguilla de cuatro equipos, de los que dos ascenderían directamente y los otros dos disputarían la promoción. Aunque el Lérida realizó una primera vuelta irregular, poco a poco fue mejorando sus resultados y en la jornada 22 derrotó por 6-1 al Ferrol, alcanzando así la segunda plaza por primera vez. El subcampeonato no quedó confirmado hasta la última jornada, en la que los catalanes vencieron por 0-1 a la Orensana, sumando 41 puntos en los 30 partidos disputados, por detrás del Santander que consiguió 48. Para la liguilla que decidiría quién ascendía a Primera directamente y quién jugaba la promoción también se clasificaron Alcoyano y Murcia, del otro grupo de Segunda. La competición fue trepidante, registrándose victorias locales en todos los partidos de las cinco primeras jornadas, excepto el Murcia – Santander de la cuarta, que acabó con empate a dos. En la quinta jornada, el Lérida perdió por 4-1 en tierras cántabras, llegándose a la última jornada con el Santander ya campeón con siete puntos, seguido de Murcia con cinco, y Lérida y Alcoyano con cuatro, igualados en el cociente de goles particular y con ventaja de los primeros en el general. El 25 de Junio, el Alcoyano recibía a los campeones y los catalanes al Murcia. En el partido disputado el Alcoy, los locales acabaron sucumbiendo por 1-2, mientras el Lérida conseguía el ascenso a costa de los murcianos tras derrotarles por 4-1.

U.D. Las Palmas, 1950 y 1951

La Tercera División de la temporada 1949-1950 estuvo formada por cinco grupos de 18 equipos cada uno. Los dos primeros de cada uno de ellos, se clasificaban para la fase final, y a ellos se sumaban los dos campeones de Canarias, para formar así dos grupos de seis equipos cada uno. En el segundo grupo de esta fase final participaron Toledo, Imperial de Murcia, Ceuta, Melilla, U.D. Las Palmas y Tenerife. En juego estaban dos plazas de ascenso directo y otras dos de promoción. En la penúltima jornada, el 25 de Mayo de 1950, pese a perder por 2-0 en Melilla, la Unión Deportiva lograba el ascenso gracias a la derrota del Imperial por igual resultado en Ceuta. Al final, los canarios se conformaron con el subcampeonato, por detrás del Melilla, logrando 14 puntos en los 10 partidos jugados.

La Segunda División de la temporada 1950-1951 estuvo formada por dos grupos, el primero con 17 equipos y el segundo con 15. En ambos, el campeón ascendía directamente y el segundo y tercero pasaban a la liguilla de promoción. Las Palmas quedó encuadrado en el grupo segundo y tuvo que esperar a la última jornada, el 8 de Abril de 1951, para confirmar su pase a la liguilla de promoción como tercer clasificado. Los canarios descansaban en esta última jornada, y debían esperar una auténtica carambola en los partidos que disputaban sus perseguidores Salamanca, Hércules y Córdoba. Al final, sólo los primeros lograron la victoria, mientras los alicantinos perdían y los cordobeses empataban. En la liguilla de promoción participaron Salamanca, Las Palmas, Zaragoza y Sabadell, de Segunda, junto a Málaga y Murcia. Sólo los dos primeros clasificados jugarían en Primera la temporada siguiente. Aunque Murcia, Sabadell y Salamanca perdieron comba desde el principio, la lucha entre Las Palmas, Zaragoza y Málaga resultó muy igualada, llegando a la última jornada el Málaga con 15 puntos, Las Palmas con 14 y Zaragoza con 13. El 8 de Julio de 1951, mientras el Zaragoza derrotaba por 3-2 al Murcia, la Unión Deportiva se deshacía del Málaga por 4-1, consiguiendo el ascenso a Primera y apartando a su rival del ascenso, en beneficio de los aragoneses.

Real Jaén C.F., 1952 y 1953

En una temporada atípica, la 1951-1952, el Real Jaén C.F. se proclamó campeón del grupo sexto de Tercera, consiguiendo 37 puntos en 26 partidos. En principio, aquel año se iba a realizar una reducción de grupos en Segunda y Tercera División, y por este motivo ningún equipo ascendería de esta categoría, de modo que el título de campeón tenía un valor exclusivamente testimonial. Sin embargo, después de finalizada la temporada, la Federación dio marcha atrás, no realizó la reducción y concedió el ascenso a los campeones de cada uno de los grupos de Tercera. El Jaén vio así premiada su regularidad con un ascenso inesperado.

Los jienenses quedaron encuadrados en el grupo sur de Segunda División en la temporada 1952-1953, junto a otros quince equipos. El campeón ascendía directamente a Primera, mientras segundo y tercero se clasificaban para la liguilla de promoción. Desde el primer momento el Jaén se mostró como el equipo revelación de la categoría, haciéndose con el liderato en la segunda jornada, para no perderlo hasta el final. Sin embargo, una derrota por 4-0 ante el Hércules, sublíder, en la penúltima jornada, obligó a los andaluces a esperar hasta el final para conseguir el ascenso, cosa que consiguieron al derrotar por 4-2 al Mestalla el 3 de Mayo de 1953, sumando así 41 puntos en 30 partidos.

Elche C.F., 1958 y 1959

El grupo décimo de Tercera en la temporada 1957-1958 estuvo formado por 17 equipos, clasificándose el campeón para la fase de ascenso y el subcampeón para la promoción. El Elche C.F. consiguió el campeonato con gran solvencia, sumando 55 puntos en 32 partidos, con 14 de ventaja sobre el subcampeón, la U.D. Cartagenera. Para lograr el ascenso a Segunda, los ilicitanos debían superar dos eliminatorias ante otros campeones de Tercera. En la primera, mostraron una gran superioridad ante el Jerez Industrial, al que batieron por 8-0 en tierras alicantinas en el partido de ida y por 3-4 en la vuelta en su propio campo. En la eliminatoria definitiva, el Mallorca demostró ser un rival mucho más serio, que consiguió vencer a los ilicitanos por 1-0 en la ida, pero no pudo evitar la remontada de estos en su campo por 4-2 en la vuelta.

El Elche quedó encuadrado en el grupo Sur de Segunda en la temporada 1958-1959 junto a otros quince equipos. El campeón ascendía directamente y el subcampeón jugaba la promoción. El Elche empezó muy fuerte y se hizo con el liderato en la segunda jornada, manteniéndose en esa posición hasta que, faltando tres jornadas, perdió por 2-0 en el campo del Plus Ultra y se vio superado en la tabla por el Levante. Sin embargo, la alegría de los valencianos duró sólo una semana, ya que su derrota por 2-0 en Málaga fue aprovechada por los ilicitanos, que se impusieron al Murcia por 2-1. En la jornada final, el 19 de Abril de 1959, el Elche certificó su ascenso al vencer en Tenerife por 0-3, alcanzando los 40 puntos en 30 partidos, 3 más que su perseguidor, el Levante.

Real C.D. Mallorca, 1959 y 1960

En la temporada 1959-1960, el Real Mallorca se proclamó campeón del grupo octavo de Tercera División, con 54 puntos en 30 partidos, clasificándose así para la fase de ascenso a Segunda. En la primera eliminatoria, le correspondió enfrentarse al Sans barcelonés, con el que empató a cero en tierras catalanas, para vencerle por 3-0 en el partido de vuelta. En la eliminatoria final, los mallorquines volvieron a empatar en tierras catalanas, esta vez a dos goles ante el Gimnástico de Tarragona, al que golearon por 6-0 en el partido de vuelta, logrando así el ascenso.

Dieciséis equipos competían en el grupo Sur de Segunda en la temporada 1959-1960 por un puesto de ascenso directo a Primera y otro de promoción. El Mallorca se metió en la pelea desde el principio, teniendo como rival al Levante al principio y al Córdoba cuando se desinflaron los valencianos. A la última jornada llegó como líder el Córdoba, con 39 puntos, seguido por el Mallorca con 38 y el Jaén con 37. El 17 de Abril de 1960, los tres conjuntos debían jugar fuera de sus terrenos y, mientras el Jaén perdía por 3-0 ante el Extremadura y el Córdoba caía por 1-0 en San Fernando, el Mallorca lograba la victoria por 1-2 en el campo del Levante, aupándose así a la primera posición y logrando el ascenso directo a la categoría de oro del fútbol español.

Centro de Deportes Sabadell C.F., 1964 y 1965

En la temporada 1963-1964 los equipos catalanes estaban encuadrados en el llamado grupo sexto y séptimo de Tercera División; un grupo formado por la fusión de lo que antes eran dos, y que proporcionaba dos puestos para la fase de ascenso a Segunda y otros dos para la de promoción, cuando en el resto de grupos sólo se clasificaba uno para cada una. El Sabadell se proclamó campeón de este grupo, formado por 20 equipos, sumando 58 puntos. En la primera eliminatoria por el ascenso superó por 3-1 al Castellón en tierras catalanas, cosechando una derrota por 1-0 en la vuelta. En la final se enfrentó al Albacete al que venció en ambos partidos, por 0-1 en la ida disputada en tierras albaceteñas y por 3-0 en la vuelta.

En la temporada 1964-1965, el Sabadell fue uno de los 16 equipos que formaron el grupo Norte de Segunda División. Aunque sus inicios no fueron buenos, poco a poco fue remontando posiciones, hasta llegar a la última jornada en la tercera posición con 37 puntos, muy lejos del Pontevedra, campeón indiscutible con 45 puntos, y por detrás del Gijón, que tenía 38. Ambos conjuntos jugaban en casa frente a dos rivales que se jugaban la permanencia. Los asturianos recibían al Osasuna sabiendo que el empate les valía, a no ser que el Sabadell venciese por doce goles o más al Europa. A la hora de la verdad, el Osasuna salvó la categoría tras vencer por 0-3 en Gijón, mientras el Europa se condenó a la promoción de permanencia, al perder por 2-1 ante un Sabadell que conseguía así el campeonato y la clasificación para la promoción de ascenso. El rival que correspondió en la única eliminatoria de promoción fue el Real Murcia, que había acabado en décimo tercera posición en Primera. En el partido de ida se registró un empate a dos en la Condomina, consiguiendo el Sabadell finalmente el ascenso en el de vuelta, jugado el 13 de Junio de 1965, al vencer por 1-0 a los pimentoneros.

Real Murcia C.F., 1972 y 1973

En la temporada 1971-1972 el Real Murcia participó en el grupo cuarto de Tercera División, formado por 20 equipos, de los que uno ascendía directamente a Segunda y otro jugaba la promoción. Los pimentoneros se proclamaron campeones y lograron así el ascenso, tras sumar 62 puntos en 38 partidos, 3 más que sus vecinos del Cartagena, a los que tocó jugar la promoción.

La Segunda División en la temporada 1972-1973 estaba formada por un único grupo de 20 equipos, de los que tres ascendían directamente a Primera. El Murcia fue escalando posiciones poco a poco, y consiguió el liderato en la jornada 14, tras vencer por 0-1 al Hércules. Nadie fue capaz de desbancar a los murcianos de esa posición a lo largo de la temporada. El ascenso se confirmó a tres jornadas del final, el 6 de Mayo de 1973, con un empate a tres en el campo del Sabadell. Dos semanas después, un nuevo empate, esta vez a cero en Santander, confirmó el campeonato logrado por los pimentoneros, con 54 puntos en 38 partidos.

U.D. Salamanca, 1973 y 1974

El Salamanca jugó en el grupo segundo de Tercera División en la temporada 1972-1973, junto a otros 19 equipos, disputándose una plaza de ascenso directo y otra de promoción. Los salmantinos no dieron opción a sus rivales y alcanzaron el campeonato con 59 puntos en 38 partidos, 8 más que el Atlético Madrileño que sería quien disputase la promoción de ascenso.

En la temporada 1973-1974, los charros participaron en el único grupo de Segunda División, formado por 20 equipos de los que tres ascendían a Primera. El Salamanca empezó la temporada en la zona media de la clasificación, pero su regularidad les permitió alcanzar definitivamente los puestos de ascenso en la jornada 16, tras vencer por 2-0 al Linares. En la jornada 29 un empate a uno en Cádiz aupó a los salmantinos a la primera posición, aunque una semana después la perdieron al caer por 0-1 ante el Hércules. El 19 de Mayo se disputó la penúltima jornada y en ella el Salamanca conseguía matemáticamente el ascenso al derrotar por 1-0 al Betis, que también estaba ascendido. Finalizaron los salmantinos en tercera posición con 48 puntos en 38 partidos, por detrás de Betis y Hércules que sumaron 51 y 49 puntos.

A.D. Almería, 1978-1979

En la temporada 1977-1978 se creó la Segunda División B, formada por dos grupos de 20 equipos, de los que dos ascendían directamente a Segunda A. El Almería participó en el grupo segundo y logró el ascenso al acabar campeón con 56 puntos en 38 partidos, tres más que el Algeciras, subcampeón.

En la temporada 1978-1979, la Segunda A estaba formada por un grupo único de 20 equipos, de los que tres ascendían directamente a Primera. El Almería pasó gran parte de la temporada en la zona media alta de la tabla, sin perder nunca de vista las primeras posiciones. En la jornada 35 los andaluces alcanzaron los puestos de ascenso por primera vez, tras vencer por 2-1 al Betis. Una semana después, derrotaron por 0-2 al Racing de Ferrol para conseguir matemáticamente el ascenso y el campeonato en la siguiente jornada, el 10 de Junio de 1979, al batir por 3-0 al Castellón. El Almería completó la temporada con 47 puntos en 38 partidos, los mismos que el Málaga, subcampeón, y con tres de ventaja sobre Betis, Elche, Valladolid y Granada, siendo los primeros los únicos que consiguieron el ascenso.

Albacete Balompié, 1990 y 1991

En la temporada 1989-1990 el Albacete jugó en el grupo tercero de Segunda B, formado por 20 equipos de los que uno lograba el ascenso directo. Los manchegos consiguieron el campeonato, sumando 60 puntos en 38 partidos, cinco más que el Melilla, que ocupó la segunda posición.

En la temporada 1990-1991, la Segunda A estaba formada por un grupo de 20 equipos, de los que dos ascendían directamente y otros dos jugaban la promoción. El Albacete alcanzó la segunda plaza en la jornada 11 tras vencer por 5-1 al Figueres y desde entonces estuvo toda la temporada en puestos de ascenso o de promoción. Se llegó a la última jornada con el Murcia en la primera posición, con 48 puntos, el Albacete segundo, con 47, seguido por Deportivo de la Coruña con 46 y Málaga con 45, todos ellos con opciones de ascenso directo y con la promoción ya asegurada. El calendario fijó que Deportivo y Murcia se enfrentasen en Riazor, mientras el Málaga recibía al Éibar y el Albacete al Salamanca. El 9 de Junio de 1991 los manchegos derrotaron a los salmantinos por 2-0 y lograron no sólo el ascenso a Primera, sino también el campeonato, al caer los pimentoneros por 2-0 en La Coruña, propiciando que fuese el Deportivo el que ocupase la otra plaza de ascenso, mientras el Málaga cosechaba un intrascendente empate a cero contra el Éibar.

U.D. Salamanca, 1994 y 1995

En la temporada 1993-1994, el Salamanca fue campeón del grupo primero de Segunda B, con 56 puntos en 38 partidos, clasificándose de este modo para la liguilla de ascenso a Segunda A. Las Palmas, Baracaldo y Levante fueron los rivales de los salmantinos en esta fase, en la que volvieron a proclamarse campeones con 8 puntos en 6 partidos, uno más que Las Palmas que acabó en segunda posición.

Un año después, la Segunda A estaba formada por 20 equipos, de los que ascendían directamente dos y promocionaban otros dos. El Salamanca estuvo al acecho toda la temporada, pero no consiguió alcanzar la cuarta plaza hasta la jornada 32, pese a empatar a uno en El Helmántico ante el Extremadura. El 10 de Junio de 1995, los salmantinos aseguraron matemáticamente su presencia en la promoción, tras derrotar por 2-1 al Villarreal. Finalizaron la temporada con 45 puntos en 38 partidos, por detrás de Mérida con 56 y Rayo Vallecano con 53, que ascendieron directamente, y Lleida con 46, que se adjudicó el otro puesto de promoción. El rival de Primera de los charros fue el Albacete, que se hizo con una victoria por 0-2 en el partido de ida, dejando la situación muy difícil para los salmantinos. Pero en la vuelta, disputada en Albacete el 28 de Junio, el Salamanca igualó el resultado de la ida en el tiempo reglamentario y marcó otros tres goles en la prórroga para dejar el marcador en un 0-5 que les dio el ascenso a Primera.

Málaga C.F., 1998 y 1999

El Málaga fue campeón del grupo cuarto de Segunda B en la temporada 1997-1998 con 73 puntos en 38 partidos. En la liguilla de ascenso le correspondió enfrentarse a Beasain, Talavera y Terrassa y consiguió nuevamente el campeonato, con 10 puntos en seis partidos, los mismos que los egarenses, a los que superó por la diferencia de goles general.

En la temporada 1998-1999, la Segunda A estaba formada por 22 equipos, de los que ascendían directamente dos y promocionaban otros dos. El Málaga pasó gran parte de la primera vuelta en la zona media de la tabla, pero ya en la jornada 21 alcanzó el subliderato tras ganar por 2-3 en el campo del Sevilla. Siete jornadas después, una victoria por 0-1 ante el Mallorca B les dio la primera plaza, de la que sólo estuvieron ausentes una semana, en la jornada 31, tras caer en su campo por 1-2 ante el Badajoz. El 30 de Mayo de 1999, cuando aún faltaban tres jornadas para el final, el Málaga logró el ascenso matemáticamente, tras derrotar por 3-2 al Albacete. Una semana más tarde, se aseguraron también la primera posición, tras empatar a tres en Santiago ante el Compostela. La temporada finalizó con 79 puntos en 42 partidos, cinco más que el Atlético de Madrid B (que no podía ascender) y seis más que el Numancia, que les acompañó en el ascenso de categoría.

Resumen

En total, han sido catorce las ocasiones en la que el ascenso a Primera lo ha conseguido un equipo que acababa de ascender y, entre ellos, sólo uno, el Salamanca lo ha hecho dos veces. Hay que reseñar que, además, otros quince equipos consiguieron dos ascensos consecutivos militando en categoría nacional, al pasar de Tercera a Segunda A estando un solo año en Segunda B. En la temporada inaugural de la Segunda B, la 1977-1978, lo consiguieron el Racing de Ferrol, el Castilla, el Almería y el Algeciras; en la 1978-1979, el Gimnástic de Tarragona; en la 1980-1981, el Mallorca; en la 1987-1988, el Mollerussa; en la 1988-1989, el Palamós; en la 1989-1990, el Orihuela; en la 1990-1991, el Compostela; en la 1991-1992, el Marbella y el Villarreal; en la 1992-1993, el Toledo; en la 2000-2001, el Polideportivo Ejido; en la 2002-2003, el Málaga B y en la 2007-2008, el Girona. Cabe destacar entre todos ellos al Almería, que es el único equipo que ha conseguido hasta la fecha tres ascensos consecutivos, militando siempre en categoría nacional: jugó en Tercera la temporada 1976-1977; en Segunda B la 1977-1978; en Segunda A la 1978-1979 y en Primera la 1979-1980. ¿Quién será el próximo?




Misterios olímpicos (IV). Deportistas españoles en Londres 1908 y Estocolmo 1912

La historia oficial de nuestro olimpismo afirma que, entre la prácticamente desconocida aventura de 1900 y la “primera participación oficial” en Amberes 1920, no hubo presencia española en los Juegos Olímpicos. Como todas las afirmaciones rotundas es cuando menos matizable, como casi todo lo referente a los orígenes del olimpismo hispano, es simplemente falso.
En 1900 participaron en las competiciones de los “Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes” (hoy reconocidas como los II Juegos Olímpicos) 8 españoles: los pelotaris Francisco Villota y José de Amézola, los remeros Orestes Quintana, Joan Camps, Antonio Vela, Ricardo Margarit y José Fórmica-Corsi y el duque de Gor en esgrima, además de otros muchos en competiciones “no olímpicas” y de algunos españoles nacionalizados franceses, como el ciclista Fernando Sanz, hijo ilegítimo de Alfonso XII. En la competición de gimnasia participó (y quedó 7º) un gimnasta de Orán (departamento de
la Argelia francesa poblado a finales del XIX y principios del XX por una mayoría de españoles para preocupación de las autoridades coloniales galas) llamado Joseph (o José) Martínez, nacido en 1878 de padres españoles y nacionalizado francés con posterioridad.


En 1904 no participó en los Juegos Olímpicos de San Luis ningún deportista español, pero coincidiendo con
la Exposición Universal y los JJ.OO. se inauguró cerca de la entrada principal a la “World´s Fair” el primer frontón “industrial” de pelota vasca en Estados Unidos, esta coincidencia física y temporal llevó a algún medio (“Los Deportes”, 28 de agosto de 1904) a comentar que “España estaba debidamente representada en San Luis”.
A los “Juegos Intercalados” de Atenas 1906 tampoco viajó ningún deportista nacional, pese a que se había fundado el Comité Olímpico Español bajo la presidencia del marqués de Cabriñana del Monte con ese objetivo y los organizadores griegos se habían ofrecido a pagar el viaje y la estancia a 20 deportistas españoles.
Tampoco se “activó” el marqués de Cabriñana para conseguir que hubiera participación española en Londres 1908 (motivo por el que, al año siguiente, el Infante Carlos forzó su renuncia y sustitución por el marqués de Villamejor), pero eso no quiere decir que no hubiera españoles compitiendo en Londres. Los hubo, aunque bajo otra bandera.
Louis Segura y Antoine Costa (gimnastas) compitieron en 1908 con la delegación francesa. Louis Segura (en ocasiones Ségura) Bretons había nacido en Sidi Bel Abbes (departamento de Orán, Argelia francesa) el 23 de julio de 1889 y fue inscrito como “espagnol” en su partida de nacimiento. En Londres ganó una medalla de bronce y en Estocolmo 1912 una plata.

Antoine Costa nació en Orán el 23 de octubre de 1884, también compitió en 1912. En su partida de nacimiento también figura la anotación “espagnol”.
En Estocolmo 1912 se repitió la ausencia “oficial” española (lo que despertó muchas críticas y forzó a Villamejor a constituir “su” COE y a comunicárselo por carta a Coubertin, hoy en día se considera oficialmente esta misiva como el nacimiento del Comité Olímpico Español, algo con lo que discrepamos abiertamente aunque no sea el motivo de este artículo); pero hubo deportistas españoles que si estuvieron en Suecia (en la delegación de Francia, nuevamente) y volvieron al podio.
Louis Segura (plata), Antoine Costa y Marcos Torres Candela (en ocasiones “Marco Torrès”, nacido en Sidi Bel Abbes el 22 de enero de 1888, “espagnol” al ser registrado su nacimiento).
Marcos Torres repetiría Juegos en Amberes 1920 (donde, por fin, hubo delegación del COE) y allí ganaría para Francia dos preseas (una plata y un bronce).

Los gimnastas hispano-franceses de Orán también consiguieron varios mundiales de gimnasia individuales (Joseph Martínez en 1903 y Marcos Torres en 1909 y 1913) y colectivos y numerosos campeonatos de Francia.

 

La pregunta que sin duda surgirá en el lector es: “¿pero eran ciudadanos españoles o franceses cuando compitieron y ganaron medallas?”, difícil saberlo hoy en día, pero en mi opinión poco relevante.
Dada la “generosidad” de las leyes de naturalización francesas de la época (la de 1851 era de doble ius soli, es decir, que un nacido en Francia cuyo padre o madre hubieran nacido en Francia tenía derecho a ser francés y este caso era aplicable a Louis Segura, la de 1889 era de ius soli simple, pero vigente a partir de los 21 años, momento en el que el sujeto debía escoger entre mantener la nacionalidad de sus padres o hacerse francés), es fácil imaginar que todos estos gimnastas eran franceses cuando compitieron en los JJ.OO., aunque siempre habrá dudas. En todo caso reitero que me parece irrelevante y que no es el objetivo de este artículo ofrecer en bandeja de plata al olimpismo español nuevas medallas que no merece.
El objeto que buscaba es recuperar del olvido a estos grandes deportistas de origen español que hoy nadie recuerda ni en su país natal (Argelia), ni en su país de adopción al que tanta gloria dieron (Francia), ni en el país que sus padres debieron abandonar huyendo del hambre y cuya nacionalidad tuvieron al nacer (España).

 

Para saber más:

http://olimpismo2007.blogspot.com

“1900. La Primera Aventura Olímpica Española”.

 http://www.bubok.com/libros/16391/1900-LA-PRIMERA-AVENTURA-OLIMPICA-ESPANOLA

 




La colección de la temporada que no lo fue

En estos tiempos de memoria histórica y reescritura orwelliana de la misma, parece adecuado echar una mirada hacia una colección sorprendente, la dedicada a la temporada 1936-37, una temporada que, al menos, en los términos conocidos hasta ese momento nunca se celebró. 

Pero recordemos, si bien, escuetamente en qué manera se celebraban las competiciones por aquel entonces. En líneas generales, en los años 30 solía comenzar la temporada con los partidos del campeonato regional, que se iniciaban a mediados de septiembre y se alargaban hasta finales de octubre, o principios de noviembre. A continuación se desarrollaba el campeonato de Liga, que comenzaba entre el fin de noviembre y el principio de diciembre y se alargaba, en dos vueltas, hasta marzo e incluso abril, disputándose posteriormente el torneo de Copa, entre los equipos que se habían hecho acreedores a la disputa del mismo. Estas temporadas cubrían 8 meses y fueron el crisol en el que se forjaron la mayoría de edad de nuestra liga y el desarrollo imparable del deporte rey en España.

22222222333333333

Como es bien sabido, el 18 de julio se inició la Guerra Civil con el consabido trastorno e impacto en todos los sectores de la vida del país, entre ellos, como no, el fútbol. La temporada 1936-37 no tuvo la oportunidad de arrancar, al menos no en el modo habitual hasta ese momento. La ruptura, casi inmediata, del territorio español en dos zonas: nacional y republicana, hizo inviable el mantenimiento de las competiciones nacionales como Liga y Copa, produciéndose, en cambio, un aumento de las competiciones regionales, con ejemplos abundantes como la Liga del Mediterráneo o el Campeonato Gallego.

4444444

El Monopolio de Cerillas y Fósforos, dependiente de la Hacienda Pública del gobierno de la República, editó una colección incluida en sus cajetillas de 30 cerillas, que costaban 5 céntimos, en la que en la parte superior de la caja aparecía un dibujo realista, probablemente basado en una fotografía, de un futbolista. Lo primero que sorprende es el gran número de jugadores que componen la colección: 384. Las cerillas debieron distribuirse a pesar de que la temporada 1936-37 no se celebrara con la normalidad deseada. Los cromos, obtenidos al recortar la parte superior de la cajita de cerillas, llevan la leyenda «Temporada 1.936-1.937» en la parte superior y en la parte inferior aparece el número del cromo junto al nombre del jugador. Una vez recortados, los cromos tienen unas dimensiones aproximadas de 3 cms. x 4’5 cms.; además las cajitas incluían vales sorpresa canjeables por décimos de lotería de tres pesetas. Un detalle a resaltar es que los jugadores aparecen con su nombre y apellido, pero no se hace referencia al equipo al que pertenecen, lo cual complica la asignación de un equipo a los jugadores representados.

11111

La difusión de estas cerillas debió ser muy amplia, pues hasta nuestros días han llegado algunas colecciones completas y aún es posible encontrar cajitas intactas, incluyendo hasta las cerillas. Vista esta colección con los ojos de la actualidad resulta un valioso documento en el que aparecen jugadores que tuvieron que huir al exilio y nunca más jugaron en España, junto a leyendas que escribirían más adelante sus nombres con letras de oro en el fútbol español de la década de los años 40, así como el mundial de Brasil en 1950.




Sagas internacionales (II): hermanos e internacionales

Gabriel y Juanito Alonso

 Los hermanos Alonso han provocado no pocas dificultades a estudiosos y curiosos. ¿Son realmente hermanos? Si lo son, ¿por qué Gabriel se apellidaba Alonso Aristiaguirre y Juanito lo hacía Adelarpe Alonso? ¿Acaso es un error y ambos tenían, como es lógico, los mismos apellidos? La respuesta más buscada por algunos radicaba en que cuando nació el hermano mayor la madre era soltera, y por lo tanto le dio al hijo sus dos apellidos; cuando Juan nació, era hijo legítimo del matrimonio de su madre con el Sr. Adelarpe. Nacidos ambos en la guipuzcoana localidad de Fuenterrabía, jugaron durante tres años juntos en el Madrid. Sin embargo no tuvieron el privilegio de defender juntos a España.

Gabriel Alonso nació el 9 de noviembre de 1923. Jugador fogoso y luchador, inició su carrera deportiva en la primera temporada de posguerra, en el Real Unión. Tres temporadas más tarde pasó al Ferrol, y de ahí, en 1946 al Celta de Vigo. Fue precisamente como jugador del club vigués cuando jugó la mayor parte de los doce partidos internacionales que disputó. Entre ellos los seis partidos que España disputó en el Mundial de Brasil, en 1950. De hecho uno de los motivos por los que Gabirel Alonso ha pasado a la historia del fútbol español es por haber iniciado la jugada de contraataque que concluyó con el celebérrimo gol de Zarra en el partido contra Inglaterra.

Su paso al Madrid, en la temporada 1951-52 le llegó con 28 años, ya en el declive de su carrera. Aunque había intentado incorporarse al Madrid junto con Miguel Muñoz y Pahíño en 1948, la directiva viguesa se negó a traspasarlo. Con el equipo merengue jugó finalmente tres temporadas, y tras dos años en el Málaga, se retiró en 1956-57 en el Rayo Vallecano.

 Su hermano Juanito nació el 13 de diciembre de 1927. Se inició futbolísticamente en el Kerizpe de su pueblo, cuya meta comenzó a defender con sólo 15 años. Cuatro años después el Logroñés pidió sus serivicios, pero al año siguiente, en 1947, tuvo que ir a Ferrol para hacer la mili. Y allí, como ya le había ocurrido a su hermano por idéntico motivo, jugó dos años. Y desde Ferrol dio directamente el paso al Madrid. Portero de extraordinarios reflejos, sobrio, seguro y poco dado a exhibiciones para la galería, su baja estatura le provocó algún problema. ¡Once temporadas defendió la portería madridista! ¡Y con qué éxito!: campeón de Liga en 5 ocasiones y de la Copa de Europa en 4.      

En la Selección no tuvo mucha suerte, ya que Ignacio Eizaguirre, Carmelo y Ramallets le frenaron el camino. Tan sólo jugó con España dos veces, sendos amistosos ante Irlanda del Norte e Italia en 1958 y 1959.

 Arieta I y Arieta II

 Ignacio y Antonio, los hermanos Arietaaraunabeña, se llevaban entre sí ni más ni menos que trece años. Demasiados para que pudieran compartir carrera futbolística… Nacidos ambos en Durango, jugaron toda o casi toda su vida en el Athletic de Bilbao, entonces Atlético, continuando prácticamente Antonio la carrera de Ignacio. ¡Fueron 25 años consecutivos en los que un Arieta se alineó en el Athletic! Aunque coincidieron tres de años en San Mamés, entre 1964 y 1966, ya era el ocaso de la carrera de Arieta I, por lo que no tuvieron la oportunidad de vestir juntos la camiseta nacional.

Ignacio Arietaaraunabeña Piedra nació el 21 de agosto de 1933. Tras formarse en el equipo de su pueblo, el Cultural de Durango, pasó al Gecho en 1950, del que dio el salto definitivo al Athletic, justo en la misma temporada. Y a partir de ahí, fueron dieciséis temporadas consecutivas las que Ignacio vistió la camiseta rojiblanca. Fue en la práctica el relevo de Zarra, eso sí, tan difícil de relevar… Fue campeón de Liga en una ocasión, 1955-56, y de Copa en tres, 1955, 1956 y 1958.

 Su primer partido de internacional fue precisamente el centésimo de nuestra Selección: el 17 de marzo de 1955 en Madrid, en el que desde hacía apenas dos meses se llamaba Estadio Santiago Bernabeu. Aunque en esa ocasión no consiguió marcar, sí lo hizo en los otros dos partidos internacionales que disputó: ante Suiza (0-3) el 19 de junio de 1955 y ante Inglaterra en Wembley (4-1) el 30 de noviembre del mismo año.

 Antonio María nació el día de Reyes de 1946. Comenzó a jugar en el Athletic en 1964, y «tan sólo» estuvo diez temporadas jugando como un león. Campeón de España juvenil en 1963, consiguió en 1969 la Copa del Generalísimo. Ariete en su primera época, su buena técnica lo llevó a adaptarase más a puestos pegados a la banda. En 1974 se marchó del club de sus amores para retirarse en el Hércules de Alicante, donde jugó dos temporadas más en Primera.

 Fue internacional en siete ocasiones entre 1970 y 1972. Su debut, el 11 de febrero de 1970 ante Alemania Federal fue extraordinario, ya que Arieta II anotó los dos goles españoles; el partido en efecto terminó con 2-0. Su único partido de competición oficial lo jugó el 11 de noviembre de ese 1970, también en el Sánchez Pizjuán, ante Irlanda del Norte. Arieta no marcó, pero España venció por 3-0; Rexach, Pirri y Luis Aragonés, capitán aquel día, fueron los autores de los goles.

Chirri I y Chirri II

Los hermanos Aguirrezabala, conocidos popularmente como Chirri I y Chirri II, nunca llegaron a jugar juntos, ni siquiera en su equipo común, el Athletic Club de Bilbao. Los siete años de diferencia de edad, que podían haberlos hecho coincidir en el terreno de San Mamés, fueron insalvables debido a la prematura retirada de Chirri I para dedicarse a los estudios de Ingeniería Industrial y Farmacia.

Marcelino Aguirrezabala Ibarbia, conocido deportivamente como Chirri I, nació en Bilbao el 29 de marzo de 1902. Su trayectoria deportiva fue muy breve: tras jugar en el Erandio en la temporada 1921-22 pasó al Athletic al año siguiente. En el club de San Mamés permaneció sólo tres años más antes de su retirada. Chirri I fue considerado uno de los jugadores más importantes del club bilbaíno en los años 20, con el que se proclamó campeón de España en 1923.

A pesar de disfrutar de una corta carrera deportiva, vistió la camiseta internacional española en 5 ocasiones. Debutó contra Italia el 9 de marzo de 1924 (0-0) y se despidió el 4 de octubre de 1925, frente a Hungría, venciendo por 0-1. Su partido más importante, el único oficial, fue el de los Juegos Olímpicos de París, en que España cayó eliminada en el primer partido ante Italia.

Ignacio Aguirrezabala, Chirri II, nació también en Bilbao, el 10 de mayo de 1909. Interior con mucha clase, fue magnífico constructor del juego atacante y un gran suministrador de pases a los delanteros en punta. Jugó siete temporadas en el Athletic, comenzando precisamente el año de inicio de la Liga, 1928-29. Su palmarés con los leones es brillantísimo: campeón de Liga en 1930-31, 1933-34 y 1935-36, y de Copa en 1930, 1931, 1932 y 1933.

Curiosamente Chirri II fue menos veces internacional que su hermano, en cuatro ocasiones. Debutó ante Italia en Gijón el 22 de abril de 1928 (1-1) y se despidió cuatro años más tarde en la inauguración del Carlos Tartiere de Oviedo, contra Yugoslavia. Chirri II no llegó a jugar ningún partido oficial con nuestra Selección, ya que no fue convocado para los Juegos Olímpicos de Amsterdam (1928).

Gonzalvo II y Gonzalvo III

José y Mariano Gonzalvo Falcón, que jugaron juntos en el Barcelona durante seis años, tienen el privilegio de ser los dos hermanos que más veces han jugado juntos defendiendo la camiseta de la Selección. Hasta en seis alineaciones de España aparecen los hermanos Gonzalvo, cinco de ellas en el Mundial de Brasil, en los partidos contra Estados Unidos (3-1), Chile (2-0), Inglaterra (1-0), Uruguay (2-2) y Brasil (1-6). Su primer partido juntos había sido un par de meses antes, el dos de abril, precisamente en el partido de ida de clasificación para Brasil: España 4 – Portugal 1.

José, el mayor de los dos, nació el 16 de enero de 1920 en Mollet del Vallés, provincia de Barcelona. Tras jugar en el equipo de su pueblo, en el Ceuta y en el Sabadell, fichó por el Barcelona en 1944. Medio volante y lateral izquierdo, era muy fuerte y resistente a pesar de la fragilidad que aparentaba por su escasa estatura. Con el equipo culé se proclamó campeón de Liga en las temporadas 1944-45, 1947-48 y 1948-49; de la Copa Latina en 1949, de la Copa de Oro en 1945 y de la Copa Eva Duarte en 1948. En 1950 fichó por el Zaragoza, pero aquejado de una tuberculosis pulmonar no pudo cumplir el contrato que había firmado por tres años. Se retiró en 1955 tras disputar su último año como futbolista en el España Industrial de Barcelona, en Segunda División. Vistió la camiseta de España en un total de 8 ocasiones.

Mariano, el más pequeño de los hermanos, también nació en Mollet del Vallés, el 22 de agosto de 1922. Con tan sólo veinte años, y tras haber pertenecido al Mollet, Europa y Zaragoza, jugó su primer partido con el Barcelona. Centrocampista e interior derecha de enorme categoría, con clase y gran espíritu de lucha, tenía buena llegada a gol y un eficaz remate de cabeza. Trece fueron las temporadas que Gonzalvo III defendió los colores azulgranas, y llegó a rechazar una oferta sensacional del Torino italiano, porque, según él, no se veía defendiendo otros colores que los del Barcelona. En su última etapa fue cedido al Lérida y al Condal, filial del equipo culé. Se proclamó campeón de Liga en las ediciones 1944-45, 1947-48, 1948-49, 1951-52 y 1952-53, de la Copa Latina en las ediciones de 1949  y 1952, de la Copa del Generalísimo en 1951,1952 y 1953, de la Copa de Oro en 1945 y de la Copa Eva Duarte en 1948, 1952 y 1953. La mayor parte de esos titulos los consiguió junto con su hermano José, al que dobló en número de partidos internacionales, con un total de 16 encuentros.

Lesmes I y Lesmes II

Aunque los ceutíes hermanos Lesmes Bobed, de padre vallisoletano, se llevaban cuatro años de diferencia, ambos se dieron a conocer al mismo tiempo, cuando en 1949 ficharon por el Valladolid. Y también pudieron haberse estrenado juntos de internacionales de no haber sido porque el seleccionador Iribarren dejó a Rafael, Lesmes II, en el banquillo de Chamartín el 6 de enero de 1954. El partido contra Turquía, ida de la eliminatoria de clasificación para el Mundial de Suiza, fue la única ocasión en que Francisco, Lesmes I, vistió la camisa de España.

Francisco, Lesmes I, nació en Ceuta el 6 de noviembre de 1922. Segurísimo en el juego aéreo, dotado de gran colocación y con buena técnica, fue uno de los mejores centrales españoles durante varios años. Jugó en el Valladolid 12 años, y no pudo vestir camisetas de mayor entidad, pese a disponer de suculentas ofertas, porque las sucesivas directivas blanquivioletas se negaron reiteradamente a traspasarlo.

No ocurrió lo mismo con su hermano Rafael, nacido el 9 de septiembre de 1926. Antes de que el Atlético de Tetuán reclamara sus servicios en 1945 estuvo a punto de dejar el fútbol ya que acababa de sacarse una oposición en el Cuerpo de Automovilismo. Al final se decantó por el fútbol y, tras cuatro años en Tetuán, fichó junto con su hermano mayor por el Valladolid. Lesmes II sólo estuvo tres años en Pucela, y fichó por el Madrid, en el que jugó un total de ocho temporadas. Lateral con gran sentido táctico, inteligente y con más clase de la habitual para ese puesto, destacó por su buena colocación y ventaja en al cruce. Campeón de Liga en cuatro ocasiones (1953-54, 1954-55, 1956-57 y 1957-58), su mayor éxito son las cinco Copas de Europa de su palmarés particular: 1956, 1957, 1958, 1959 y 1960.

Internacional en dos ocasiones, frente a Francia en marzo de 1955 y frente a Irlanda del Norte en 1958, fue uno de los españoles que viajó a Brasil en 1950 para disputar la mejor Copa del Mundo en la historia de España. Sin embargo Lesmes II no llegó a disputar ni un solo minuto. 

Luis María y Aitor López Rekarte

 Más de trece años separan a los dos hermanos López Rekarte; media generación que ha visto, entre otras cosas, cómo el segundo apellido de los hermanos ha pasado de Recarte a Rekarte. Esa diferencia, además de cambiar el apellido (cuya versión en ortografía vascuence fue utilizada también por el hermano mayor al final de su carrera), hizo que los dos hermanos ni jugaran en el mismo equipo ni  se enfrentaran nunca entre sí. Cuando Luis María se despedía del fútbol en Mallorca, en la temporada 1996-97, Aitor jugaba su última temporada en el filial de la Real Sociedad. Al año siguiente daría el paso al primer equipo, pero ya sería demasiado tarde para encontrarse con su hermano en un terreno de juego.

 Luis María nació en Mondragón (Guipúzcoa) el 26 de marzo de 1962. Inició su carrera deportiva en el Alavés, en el que jugó tres temporadas en Segunda y dos más en Segunda B. Aunque en sus comienzos jugó como medio, con incorporación fácil al ataque, fue reconvertido en lateral y triunfó en dicha demarcación. Del equipo vitoriano fichó en 1985 por la Real Sociedad, de la que tres años después daría el paso al Barcelona. Precisamente con el equipo catalán se proclamó campeón de Liga en 1990-91, de Copa en 1990 y de la Recopa de Europa en 1989, en cuya final anotó el segundo gol. Con el Deportivo de La Coruña, por quien fichó en 1991, también consiguió un título de Copa, en 1995. Internacional absoluto en cuatro ocasiones, todas ellas fueron en 1988 y en partidos de carácter amistoso.

 Aitor nació también en Mondragón, el 18 de agosto de 1875. Canterano de la Real, jugó cuatro temporadas en el segundo equipo antes de dar el salto al primero, en 1997. Jugador habitual en las categorías inferiores de nuestra Selección, ha jugado un total de 28 partidos, logrando como mayor éxito la Copa de Europa sub 21 en 1998. Convocado por Luis Aragonés en los dos primeros partidos de éste al frente de nuestra Selección, sólo llegó a jugar el día 3 de septiembre de 2004, en partido amistoso ante Escocia (1-1).

 Alfonso y Luis Olaso

 Los hermanos Olaso fueron los primeros hermanos internacionales que jugaron juntos. Curiosamente el mismo día que tal hecho ocurría, los hermanos Regueiro, aunque por separado, también se apuntaron a la lista de hermanos internacionales. Todo ocurrió el 29 de mayo de 1927, esa extraña ocasión en que España jugó dos partidos, uno frente a Portugal en el Metropolitano y otro frente a Italia en Bolonia. En el caso de los Olaso, ambos viajaron a Italia y ambos fueron alineados; para Luis era su cuarto y último partido de internacional, y para Alfonso era el primero y también el último.

 Luis Olaso Anabitarte nació en Villabona (Guipúzcoa) el 15 de agosto de 1900. Extremo izquierda de gran calidad, jugó en el Athletic Club de Madrid desde 1919 hasta 1929: tras disputar la primera temporada liguera con el club colchonero fue fichado por el Madrid, con el que obtendría sus mayores éxitos deportivos: las Ligas de 1931-32 y 1932-33, tras cuya consecución se retiró del fútbol. Internacional en cuatro ocasiones, todas ellas de carácter amistoso: debutó en 1921 y no volvió a vestir los colores de España hasta 1927, en que lo hizo en las tres ocasiones restantes.

 Por su parte, Alfonso Olaso, nacido el 14 de febrero de 1904 también en Villabona, nunca «traicionó» al club de sus amores, el Athletic madrileño, al que se había incorporado en 1922 y con el que desarrolló toda su carrera deportiva. Internacional sólo en la mencionada ocasión, falleció en el frente de Teruel durante la Guerra Civil, en 1938.

 Luis y Pedro Regueiro

 Los hermanos Regueiro iniciaron junto con los Olaso la nómina de hermanos internacionales el 29 de mayo de 1927. Y aunque tanto Luis como Pedro vistieron aquel día la camisa de España, no lo hicieron en el mismo partido: Luis jugó en Italia y Pedro en Madrid. Además de aquella extraña ocasión, ambos hermanos coincidieron hasta cuatro veces defendiendo a nuestra Selección: el 10 de enero de 1928, el 12 de mayo de 1935, el 19 de enero de 1936 y el 23 de febrero de 1936. Los partidos fueron respectivamente contra Portugal (2-2), Alemania (1-2 para España), Austria (4-5 perdió España) y Alemania (1-2 para los germanos); todos ellos fueron amistosos. En el Alemania-España de 1935 los hermanos sólo coincidieron siete minutos sobre el terreno: Luis Regueiro fue titular, pero Pedro sólo jugó entre los minutos 2 y 8, supliendo momentáneamente a Lecue, lesionado por un encontronazo con Quincoces.

 Pedro Regueiro Pagola nació en Irún el 19 de diciembre de 1909. Medio ala de gran potencia física y bastante calidad, fue tildado de frío a pesar de su probada eficacia. Ingresó en el Real Unión de Irún en 1925, y de él pasó en 1932 al Madrid, un año después que su hermano. Esa misma temporada se proclamó campeón de Liga, al igual que de Copa en 1934 y 1936. Fue internacional en cinco ocasiones.

 Luis nació también en Irún, el 1 de julio de 1908. Comenzó a jugar en el Touring Club de Irún, del que pasó a los infantiles del Real Unión de Irún en la campaña 1923-24, y un año después al primer equipo irundarra. Interior de regate perfecto, muy incisivo y con buen disparo de derecha, creó escuela gracias a su inteligencia en el terreno de juego. En 1931 ingresó en el Madrid, al que hizo campeón de Liga en su primera temporada de blanco, así como en la siguiente, una vez llegado su hermano Pedro; además también consiguió junto a su hermano las dos Copas que sumar a la ya obtenida en 1927 con el Real Unión. Convocado por los distintos seleccionadores de España en 29 ocasiones, fue internacional en 25 partidos, entre el 22 de mayo de 1927, donde venció a Francia en Colombes por 1-4, y el 3 de mayo de 1936, en que salió victorioso frente a Suiza por 0-2. Con su hermano Pedro se exhilió en México, aprovechando la gira que el Euzkadi llevó a cabo durante la Guerra Civil. En el país azteca se casó con Isabel Urquiola, hermana del futbolista y compañero de exilio. Luis, uno de sus 6 hijos, llegaría a ser internacional por el país azteca.

 Rojo I y Rojo II

 Los hermanos Rojo Arroitia compartieron los vestuarios de San Mamés durante siete temporadas, entre 1970 y 1977. Precisamente las que el menor de los dos, José Ángel, jugó con los leones. Y es que su hermano José Francisco, Chechu para el fútbol, había debutado con el Athletic cinco años antes, en 1965, y se retiraría otros cinco después de que su hermano se marchara en 1977 al Racing de Santander. El único encuentro internacional de José Ángel, el 17 de octubre de 1973, tuvo la fortuna de coincidir en el terreno de juego con su hermano Chechu, precisamente en la única ocasión en que éste fue capitán de nuestra Selección. Aquel partido, disputado en Estambul para celebrar el cincuentenario de la República de Turquía, que terminó con empate a cero, fue también el del estreno internacional de otro jugador del Athletic, Ángel María Villar.

 Chechu Rojo, que nació el 28 de enero de 1947, jugó diecisiete temporadas con el Athletic, en las que disputó un total de 414 partidos de Liga. Es el segundo jugador que más partidos ligueros ha disputado con los de San Mamés, sólo detrás de Iríbar, con 466. Campeón de Copa en 1969 y 1973 contra Elche y Castellón respectivamente, fue un extremo izquierda de gran técnica, capacidad de improvisación y fuerte carácter, que le ocasionó no pocas dificultades con los árbitros. Internacional en 18 ocasiones con la selección absoluta, marcó 3 goles. Tras retirarse, comenzó a ejercer de entrenador, con notable acierto, en las categorías inferiores del Athletic de Bilbao. También ha entrenado al Celta, Osasuna, Lérida, Salamanca, Zaragoza, Athletic Club y Rayo Vallecano.

 José Ángel, nacido el 19 de marzo de 1948 en Bilbao, comenzó jugando en el Indauchu. Tras tres temporadas en el segundo equipo de Bilbao pasó a las categorías inferiores del Athletic, de las que un año más tarde daría el paso al primer equipo, en 1970-71. Jugador de brega en el centro del campo, aunque se había iniciado en posiciones más avanzadas, terminó su carrera en el Racing de Santander, en el que se retiró en 1980. El único título de su palmarés es la Copa del Generalísimo de 1973.

 Julio y Pachi Salinas

 Los hermanos Salinas, que apenas se llevan un año de edad, tuvieron la oportunidad de jugar juntos, de enfrentarse, de que Julio intentara golear a Pachi y de que Pachi intentara evitarlo con férreos marcajes sobre su hermano. Ambos debutaron en Primera en la temporada 1982-83 en el Athletic, y hasta que Julio abandonó el club al terminar 1985-86, se alinearon juntos en infinidad de ocasiones. A partir de ese momento, y hasta la retirada de Pachi en 1997-98 se inciaron esos morbosos enfrentamientos. Pero con toda probabilidad los días más importantes en común fueron el 14 de septiembre y el 12 de octubre de 1988, cuando ambos vistieron juntos la elástica nacional.

 Julio Salinas Fernández, que nació en Bilbao el 11 de septiembre de 1962, es uno de los jugadores más importantes de finales de los ochenta y principios de los noventa, como bien demuestra su palmarés: campeón de Liga en 6 ocasiones, dos de Copa, dos Supercopas de España y una de Europa, además de una Copa de Europa y una Recopa. Casi nada. Delantero centro de enorme habilidad dentro del área, puede que anárquico pero casi siempre genial, destacó sobre todo en la protección del balón y en deshacerse del contrario con quiebros inverosímiles en un palmo. Luego, a veces, fallaba lo más fácil. ¡Cuántas veces nos hemos acordado todos de cuando se quedó solo ante el portero italiano en el Mundial de 1994! Eso sí, pocos se han acordado de que sin su participación en la ronda previa jamás habríamos llegado a la fase final.

 Julio jugó 56 partidos internacionales y anotó 25 dianas. Participó en la fase final de tres Copas del Mundo (México, Italia y Estados Unidos) y en dos de la Eurocopa, Alemania 1988 e Inglaterra 1996.

 Francisco Salinas, Pachi, también nació en Bilbao, el 17 de noviembre de 1963. Central eficaz, su juego se caracterizaba por ser fuerte y contundente. Campeón de Liga las dos ediciones consecutivas de Clemente, 1982-83 y 1983-84, así como de Copa en 1984. Cuando en 1992 el Athletic decidió prescindir de sus servicios, parte de la afición céltica observó su fichaje con gran recelo, ya que entendían que Pachi ya tenía poco fútbol. Y sin embargo rindió admirablemente en Vigo durante 6 temporadas y se convirtió en uno de los jugadores más carismáticos del equipo vigués.

 Pachi sólo fue internacional en dos ocasiones, y en ambas se alineó con su hermano: el 14 de septiembre de 1988 en el Carlos Tartiere de Oviedo, en que Pachi fue titular y Julio entró supliendo a Butragueño; y el 12 de octubre siguiente, en el partido por la Copa de la RFEF, en que España empató con Argentina en el Sánchez Pizjuán. En el segundo ninguno de los dos hermanos fue titular.

 




Estadio de Buenavista: un hito histórico

La evolución del mundo del fútbol en muchos aspectos puede tildarse de tan lenta que, sobre todo en comparación con otros deportes, roza el inmovilismo. Uno de los que ha evolucionado de manera muy premiosa es el de los estadios en los que se desarrolla. La rápida consolidación de una actividad que arraigó de tal manera que pronto se convirtió en un fenómeno de masas no llevó de la mano la modernización de los campos de fútbol. Por ejemplo hasta hace bien poco no se ha regulado la obligación de que las localidades sean de asiento, algo dado por supuesto desde siempre para otro tipo de espectáculos.

Y es que por ser la cuna del fútbol, cuando se habla de los campos típicos del fútbol ingles a todos se nos vienen a la memoria esos incómodos graderíos plagados de columnas sosteniendo las cubiertas para proteger a los espectadores de las inclemencias meteorológicas,  modelo seguido en el resto del mundo durante la implantación del novedoso deporte, y de los que, aunque de manera testimonial, todavía existen algunos ejemplos en la actualidad.

La utilización del hormigón armado como elemento básico en la construcción de estadios iba a suponer una verdadera revolución para este tipo de instalaciones, pese a que tuvo lugar mucho tiempo después de la aparición de esta técnica constructiva, a mediados del siglo XIX. Sorprendentemente se produjo de forma simultánea en dos lugares distantes y sin relación como son Florencia y Oviedo.

Corría el año 1929 cuando el arquitecto italiano Pier Luigi Nervi ganó el concurso para construir el Estadio Municipal de Florencia con un proyecto que llamó la atención por su forma ovalada y algo asimétrica en el que destacaba una tribuna cubierta sin pilastras que obstruyesen la visión. El estadio fue visto como una obra maestra arquitectónica, innovadora para la época. El empleo del hormigón armado permitía elementos novedosos como escaleras de caracol fuera del flujo de espectadores, una cubierta sin apoyos (las vigas en voladizo posibilitaban sostener una arriesgada visera de hormigón visto) o una torre de Maratón visible desde todos los rincones de la ciudad.

 foto-1

 Las obras se iniciaron en 1930 y duraron más de dos años, si bien el que sería llamado Estadio Giovanni Berta se inauguró oficialmente -inconcluso- el 13 de septiembre 1931 con un partido entre la Fiorentina y el Admira Viena. Tras su completa finalización en 1932 luciría en todo su esplendor en el Campeonato del Mundo disputado en Italia en 1934.

 foto-21

 Casi de manera paralela, en enero de 1930, los arquitectos Francisco Casariego, Enrique R. Bustelo y el ingeniero Ildefonso Sánchez del Río presentaron un proyecto para construir un nuevo estadio en Oviedo en el que la interpretación funcional aportada por Sánchez del Río con la gran innovación que suponía el uso del hormigón armado como componente fundamental (casualmente en España se había usado por primera vez también en Oviedo para los forjados de la cárcel, iniciada en 1898 e inaugurada en 1907), hacía posible un resultado brillante. Sánchez del Río ideó la construcción de una tribuna basada en una estructura de pórticos planos de hormigón armado que funcionaban como piezas de dominó colocadas en hilera unidas a través de elementos secundarios. El resultado era un graderío de más de 4.000 localidades de aforo, con cómodos asientos cubiertos por una visera que no precisaba de ninguna columna de sujeción en sus más de 100 metros de longitud que obstaculizase la visión del terreno de juego. Fue bautizada como la «tribuna Sánchez del Río» en homenaje a quien la ideó y pasó a ser la seña de identidad del Estadio de Buenavista.

La obra iba a causar admiración, brillando espectacularmente en una inauguración por todo lo alto que tuvo lugar el 24 de abril de 1932 con ocasión del encuentro internacional de selecciones que disputaron España y Yugoslavia.

 foto-3

 foto-4

 Así pues las ciudades de Florencia y Oviedo estrenaron casi a la vez dos estadios para sus equipos de fútbol representativos (casualmente tanto la Fiorentina como el Real Oviedo nacieron el mismo año -1926- y ambos por fusión de dos conjuntos de la ciudad) marcando un hito en la construcción de estadios por la utilización a gran escala del hormigón armado.

Pero el futuro les depararía caminos opuestos, pues mientras el estadio florentino sigue en pie, ahora bajo la denominación de Estadio Artemio Franchi, con diversas remodelaciones pero luciendo orgullosa la tribuna pionera en su género construida en los años treinta del siglo pasado, el Estadio de Buenavista (rebautizado como Carlos Tartiere en 1958) y su desafiante tribuna principal iban a sufrir numerosos avatares.

Destruido durante la Guerra Civil española (lo que motivó la adopción de una medida sin precedentes en nuestro fútbol como fue la dispensa especial concedida al Real Oviedo para no competir en la temporada 1939/40, la primera tras el conflicto bélico, reservándosele la plaza que ostentaba en 1ª división y reincorporándose a la competición en la 1940/41) fue reconstruido, si bien, tras medio siglo de vida, con ocasión de la disputa del Campeonato del Mundo en España en 1982 el estadio sería totalmente remodelado y la «tribuna Sánchez del Río» demolida.

 foto-5

 Desgraciadamente la piqueta ha hecho que en la actualidad no nos queden más recuerdos de lo que fue una obra vanguardista que las fotografías y que para tener cierta idea de cómo era la tribuna que en su momento causó asombro sólo exista la opción de contemplar las tribunas del madrileño hipódromo de la Zarzuela (monumento histórico artístico desde 1980), obra de Eduardo Torroja, diseñadas en 1935 tomando como ejemplo la tribuna del estadio ovetense.

 




Agustí Montal i Galobart: el gran presidente de la posguerra

Con toda justicia puede decirse de él que fue el primer gran presidente barcelonista de la Postguerra, tomando las riendas de la entidad en una época  difícil, en la que un poder político omnímodo vigilaba y controlaba muy de cerca todas las manifestaciones ciudadanas, incluso las teóricamente menos inocuas, siempre y cuando tuviera a bien no prohibirlas. Enrique Piñeyro y de Queralt, Marqués de la Mesa de Asta, impuesto por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes que entonces presidía el General Moscardó, el laureado defensor del Alcázar de Toledo, no había sido  un mal dirigente, teniendo en cuenta sus antecedentes ( se trataba de un «cuerpo extraño» al barcelonismo, y ni tan siquiera aficionado al fútbol ), y su sucesor, el coronel Vendrell, antiguo Delegado de Orden Público en La Coruña, presentó también un balance objetivamente positivo, pero la figura de Agustí Montal va a suponer una innovación en varios aspectos de capital importancia.

Para empezar, Montal fue el primer mandatario desde 1939 en no ser designado directamente por la Superioridad, sino que resultó elegido desde dentro del propio Club. No por los socios, naturalmente ( algo que la normativa vigente no permitiría  hasta 1978, en plena Transición Democrática, con la extraña salvedad de las elecciones de 1953 que consagraron  a Francesc Miro-Sans ), pero al menos sí por los miembros  de la Junta Directiva, que le promovieron en Septiembre de 1946, poniéndole  al frente de un colectivo en el que se integrarían prohombres de tan acrisolado barcelonismo como Narcís De Carreras, Enric Martí i Carreto, Francesc Naudón, Josep Deop o Antoni Tamburini . Con él, además, va a inaugurarse una tradición llamada a tener larga vida en el seno del Barça: que la presidencia sea ostentada por un destacado representante de la burguesía textil catalana, sector social cuya preponderancia se prolongará también  hasta 1978, cuando la elección del magnate inmobiliario Josep Lluís Núñez rompa con esa especie de ley no escrita, como claro reflejo de la pérdida de peso específico del gremio textil en la economía y la sociedad catalanas, y su paulatina desaparición de la escena.

 Aparte de eso, Agustí Montal padre va a ser el principal responsable  de una cierta normalización en la vida interna del club, insuflando nuevas energías a una entidad deportiva que ya estaba recuperando tanto sus niveles prebélicos de afiliación ( 26.000 socios en 1946 ), como ocupando de nuevo un sitial preferente entre la élite del fútbol nacional, lo que se había puesto  de manifiesto con la consecución del segundo título de Liga de la historia del Barça, en la temporada 1944-45, gracias a una plantilla en la que ya figuraban nombres tan míticos como los  Velasco, Curta, Elías, Calvet, Gonzalvo II, Gonzalvo III, Seguer, César, Martín o Bravo, al lado de los veteranos Raich o Escolá, estos dos últimos convenientemente «depurados». Un gran equipo que juega en un Les Corts recién ampliado, con una nueva tribuna cuyo airoso voladizo, sin ninguna clase de columna que lo sustente, constituye una asombrosa obra de ingeniería civil.

 Bajo el mandato de Montal se va a reunir la primera asamblea general  de socios de un club de fútbol español tras el conflicto civil, en 1948, aunque fuera únicamente a nivel de compromisarios, y además  se van a recuperar símbolos muy queridos para la entidad, tales como el busto de bronce de Joan Gamper, que volverá al antepalco de Les Corts – lo que hoy llamaríamos «zona noble» -, o la antigua denominación de la calle dedicada al Fundador en las cercanías del estadio por el Consistorio barcelonés en tiempos de la República, y que había tomado el aséptico nombre de «Crisantemos» después de la guerra. Pero Montal va a ser también el presidente que estará al timón de la nave  azulgrana en un momento triunfal ( los dos campeonatos de Liga consecutivos en las temporadas 1947-48 y 1948-49 ), y el que  organizará la celebración de  las Bodas de Oro del club, en Noviembre de 1949, para conmemorar el 50 Aniversario del Barça, que se desarrollaron  con una gran brillantez y participación popular, convirtiéndose en el primer acontecimiento ciudadano de relieve que tenía lugar en Barcelona desde el final de la Guerra Civil. Con motivo de  dichos fastos tuvieron lugar  un torneo triangular de fútbol – en el que participaron el Palmeiras brasileño, el Boldklubben de Copenhague, y por supuesto el propio Barça – , diversos encuentros y pruebas de otras disciplinas deportivas, y una serie de actos festivos entre los que no faltó un multitudinario baile de sardanas, honrándose también al primer presidente de la entidad, el inglés Walter Wild, así como la memoria del inmortal Joan Gamper, cuyo nieto realizó el saque de honor en los prolegómenos del primer partido, entre el Barça y el conjunto danés.

 Paralelamente, el barcelonismo va a iniciar un amplio debate acerca de la necesidad de volver a ampliar Les Corts, cuyo aforo se estaba  quedando a todas luces  insuficiente, o, por el contrario, avanzar hacia la construcción de un nuevo campo, algo que la creciente dimensión del Barça exigía, tal como ya había hecho el Real Madrid al inaugurar a finales de 1947 lo que pocos años más tarde se llamaría «Estadio Santiago Bernabéu». Entretanto Montal, bien aconsejado por el «Mago» Samitier,  va a tener el enorme acierto de  fichar en Junio de 1950 a Ladislao Kubala, un fornido y rubio jugador húngaro fugitivo del «Terror Rojo», quien muy pronto se convertiría en un auténtico fenómeno de masas en la Ciudad Condal, revolucionando nuestro anquilosado fútbol.  A raíz de este hecho, el debate acerca del campo aumentará en intensidad, y aunque tan crucial decisión no será tomada en el curso de su mandato, va a ser él quien previsoramente adquiera unos terrenos en el extremo de la Travesera de Les Corts, aledaños al Cementerio y la Maternidad, lindando ya con el término municipal de Hospitalet de Llobregat, en los que finalmente se levantará el Camp Nou.

Durante su último año en el cargo, Montal padre fue testigo privilegiado de la gloriosa temporada de «las Cinco Copas» ( 1951-52 ), en la que un fabuloso equipo donde se alineaban Ramallets, Seguer, Biosca, Segarra, Gonzalvo III, Bosch, Basora, César, Kubala, Vila y Manchón, y que todos los niños se sabían de carrerilla, conquistó Liga, Copa, Copa Latina  ( que disputaban los campeones ligueros de Portugal, España, Francia e Italia ) y los trofeos Duward  – al equipo más goleador – y Martini Rossi  – al menos goleado. Con la satisfacción del deber cumplido, y dejando a su Barça en la cumbre indiscutible del fút bol español, Montal  cederá su puesto el 16 de Julio de 1952 a otro ilustre representante del gremio textil, Enric Martí i Carreto, vicepresidente y mano derecha suya en la Junta, al que no tardando mucho le iba a tocar lidiar con una auténtica «patata caliente» como sería el famoso «Caso Di Stefano», con su intrincada maraña de intereses deportivos, económicos y hasta políticos. Pero eso, como diría el gran Rudyard Kipling, ya es otra historia..

         




El tercer tiempo de los protofutbolistas del XIX

A veces nos perdemos en datos, en historias y en legalidades, en las que nunca pensaron los protofutbolistas del siglo XIX.

Para ellos el tercer tiempo era casi tan importante, o más, como la misma partida en sí. De hecho, en algunas de las crónicas recogidas del periódico La Provincia, de Huelva, se dedica más espacio a la actividad social que a las propias partidas.

Hagamos un pequeño recorrido por ese tercer tiempo disfrutado por ingleses, onubenses y sevillanos, en los primeros años de esos noventa decimonónicos.

Tenemos tres escenarios, dos en Sevilla, el Café Suizo y el Grand Hotel de París; y uno en Huelva, el Hotel Colón. Volvamos al siglo XIX.

Despojemos a los recortes de prensa de su corsé tipográfico y volemos con la imaginación, sentémonos con ellos en el banquete.

 foto-11

Estamos en la calle Sierpes de Sevilla. Son las ocho menos cuarto de la noche del ocho de marzo de mil ochocientos noventa. En el guardarropa del Café Suizo van dejando sus paraguas, y sombreros unos animosos señores que van llegando al lugar de encuentro. Algunos sacan sus pañuelos para secarse y afilar los bigotes que el vientecillo les ha mojado. Una lluvia que no les molesta, muchos de ellos están acostumbrados a este clima.

Entran en un salón acogedor y elegantemente adornado y se van sentando alrededor de las mesas. Gente de negocios, de la industria sevillana y onubense, con intereses británicos, dispuestos a pasar un buen rato.

El Sr. Johnson, Vice Cónsul inglés ha sido invitado a este banquete y en él recae el honor de presidirlo.

Conversan sobre tranvías, empresas de agua, vino, trenes, de naranjas y mermeladas, de minas, de barcos, de fundiciones, de cereales, de maquinaría agrícola, en una charla amigable y distendida. Un buen grupo de amigos que se está divirtiendo y hablando de sus cosas.

Entre todas esos diálogos, hay uno que sobresale, el del football. Veintidós amigos salieron esta mañana de Huelva en el tren correo para tomar parte de la primera partida de football que se juega en España. Las bromas de los sevillanos sobre los dos goals y la calidad de sus oponentes, generaba «discusiones» jocosas.

La ópera también era tema de conversación, los onubenses querían adecuar en condiciones un teatro en Huelva, ya que lo que había no reunía condiciones y se acercaban las conmemoraciones del IV Centenario. Más de una vez se habían reunido con sus amigos sevillanos para asistir a representaciones en esta ciudad, se vivían los años de mayor esplendor de la ópera de ese siglo XIX, el año anterior se habían celebrado setenta y una representaciones, y la capital hispalense era el centro operístico de la época.

Entre risas recordaban el buen rato que había echado el pasado verano en el Eslava y de como volvían canturreando por la Puerta de Jerez. Recordaban lo apacible que aquella estancia, con el frescor de la arboleda circundante y la brisa del río. Discutían por recordar la fecha, al final quedaron conformes que fue el 27 de julio, cuando asistieron al estreno en Sevilla de «Carmen», del francés Bizet.

¡Qué maravilla ese teatro de verano en los Jardines de Eslava! Las noches de moda rebosaba el teatro, así como el café instalado en el jardín contiguo, y tanto uno como otro resultaban una verdadera delicia.

Así fueron pasando los platos y la conversación cada vez era más distendida, hasta que llegaron los brindis.

Se puso de pie el Sr. Johnson, y se levantaron los presentes. Tras un pequeño silencio con su copa en alto, brindó por las familias reales de España e Inglaterra, a lo que los alborozados comensales, alzando las suyas, contestaron con un atronador: ¡Hip, hip, HURRA! Repetido hasta la saciedad entre taponazos de nuevas botellas de Champagne que se unían al jolgorio y el tintineo cristalino de las copas que chocaban. Estaban viviendo un momento grande y lo presentían jubilosos.

Luego entre vítores y aplausos, el Sr. Maccoll, capitán del Club de Sevilla, brindó con palabras muy cariñosas por el onubense, las cuales fueron generosamente contestadas por el Sr. Allcock, Capitán del Club de Huelva.

Continuaron otros brindis, que, como suele ser obligado en estos casos, fueron pasando lista a todos los que tuvieron algo que ver con el acontecimiento que celebraban, pasando de unos a otros el turno de levantar la copa, y que era por todos contestado con algarabía. Estaban disfrutando.

Como no podía ser de otra forma, tras los brindis, comenzó la juerga.

La ópera y la zarzuela, la moda del momento, se llevaron la parte estelar. Los más lanzados se atrevieron con algunas arias y otras piezas. Algunos lo hacían francamente bien. Entre aplausos y bravos, y algún que otro pito socarrón, la velada continuaba volando el tiempo.

El reloj corría y marcó la una. Fue el momento de dar por finalizada la reunión. Habían pasado un día inolvidable, y los que habían cogido el tren correo por la mañana se despidieron de sus amigos, altamente agradecidos de las muchas deferencias que habían recibido, y se emplazaban para repetir lo vivido, la próxima vez a orillas del Atlántico.

En la calle Sierpes, bajo un mismo paraguas, un par de amigos, uno de cada equipo, seguían recordando la jornada vivida y seguían haciendo el coro con el cántico general que llenaba los espacios intermedios entre los distintos solos…

(Pónganle música de la Obertura de «Carmen»)

Laaara La-lá,la-la-lala-lalaraaaaaalará,laaara La-lá,laaara La-lá..,¡VIVA EL HUELVA RECREATION CLUB!, VIVA EL SEVILLA FOOTBALL CLUB!,Laaara La-lá,la-la-lala-lalaraaaaaalará,laaara La-lá,laaara La-lá…

 Cambiamos de escenario, y de aires. Ahora nos acariciará la espumosa brisa del Atlántico.

Días después El Baluarte del 29 de marzo, nos muestra la forma de organizar estos banquetes:

«El Club Recreativo de Huelva ha invitado al Club de Football de Sevilla (…)

A las ocho de la noche del mismo día (el de la fecha) se dará un espléndido banquete en el Hotel Colón, en honor de los socios del Club Sevillano.

Los señores socios del Club Recreativo que deseen obtener billetes para dicho banquete deberán comunicarlo al secretario, Sr. Palin»

Esta vez la victoria fue para el Recreativo y La Provincia, al día siguiente nos narraba el banquete:

«A las ocho próximamente empezó el banquete en el gran salón del Hotel Colón. El Sr. Adam ocupaba la presidencia y terminada la comida brindó dicho señor por las familias reales de España é Inglaterra.

Como de costumbre, varios señores ejecutaron difíciles piezas al piano y otros cantaron, con el objeto de entretener a sus amigos del Club Sevillano, en honor del cual era dado el banquete».

El «Hotel Colón» inaugurado en 1.883, es un conjunto lujoso compuesto por cuatro edificios. Fue el emplazamiento con la categoría suficiente para celebrar los acontecimientos del IV Centenario del Descubrimiento de América… 

Volvemos a Sevilla, ahora en 1891, estamos ahora en el Grand Hotel de París, el cual estaba situado en la Plaza del Pacífico, hoy de la Magdalena, allí celebraron el tercer tiempo de las partidas celebradas en Sevilla en 1891.

 foto-31

En primer lugar leamos lo que nos contaba Salvador López en La Provincia del 2 de enero de 1891 sobre el tercer tiempo de la partida del día anterior:

«Por la noche, a las ocho, se reunieron todos a comer en el Hotel de París, donde reinó la más cordial alegría, y en medio del mayor júbilo se dieron cita para concurrir el Club de Sevilla el 14 del próximo Febrero á la ciudad de Huelva, con objeto de pagar la visita que hoy hacían en nuestra capital.»

Del partido del 12 de diciembre del mismo año, sabemos poco. Una escueta reseña el día del partido, y cuatro días después La Provincia nos dejaba un recorte en el que nos da una idea de cómo era tratado el football en ese momento. Tres párrafos, el primero para presentar a los equipos contendientes. Transcribimos literalmente el segundo y tercer párrafo, con la crónica del partido y la de sociedad, respectivamente.

«Ambos trabajaron admirablemente y resultó un empate.

El Club sevillano obsequió al nuestro con un espléndido banquete en el Hotel de París del que salieron nuestros amigos altamente agradecidos por la exquisita amabilidad de los sevillanos.»

De nuevo en Huelva para el último encuentro que tenemos recogido y que tiene una particularidad especial, esta es que el tercer tiempo se jugó antes que la partida.

Cuatro días antes, «La Provincia» anunciaba que el «sábado próximo se efectuará una importante partida de Foot-Ball». Ese sábado al que hace referencia estaba fechado con el día 20 de febrero de 1892.

El Club Recreativo lo tenía todo previsto para agasajar al Club Sevillano, el gran salón del Hotel Colón estaba preparado para la celebración del tercer tiempo, pero el tren de los sevillanos no pudo llegar con tiempo para el desafío. De esta forma, la partida se jugó el domingo y el banquete se celebró el sábado.

foto-41

«En la noche del sábado fue obsequiado el Club Sevillano con un banquete en el gran salón del Hotel Colón. El menú fue espléndido y al hacer su presentación los Sres. Gonzalez Byass, Domecq, y Monsieur Pommery la animación fue grande, é hicieron uso de la palabra el Sr. Adam, Macoll (capitan del Club sevillano), y los señores Seras, Alcock, Vazquez de Zafra (D. Mariano) White y Muñoz.

Pasaron varios señores al piano y cantaron algunas canciones, en varios idiomas.

A las doce próximamente nos retirábamos del salón, altamente entusiasmados y satisfechos de la fiesta, que dejara gratos recuerdos a todos y deseando que se repitan con frecuencia.

En el tren mixto de ayer salieron para Sevilla los Sres de aquel Club, bajando a despedirlos casi todos los socios del Club Recreativo.» (La Provincia, 22 de febrero de 1892).

 Aquí los despedimos nosotros también, en otra ocasión hablaremos de esos trenes que unían Huelva y Sevilla y que hacían posibles esas primeras partidas.

 Notas finales.

– En el recorte del plano del Café Suizo se ha retocado el original para destacar la finca señalada con el número 123 para hacerla más visible, en marrón oscuro en el original. Dicha finca es la que hoy ocupa la librería «BETA«.

– El «Teatro Eslava» estaba ubicado donde hoy está el Hotel «Alfonso XIII«.

– Las referencias sobre ópera están extraídas de «La ópera en Sevilla en el siglo XIX» de Andrés Moreno Mengíbar.

– El texto sobre el Café Suizo es una recreación del recorte de prensa publicado en el número de 6 «Cuadernos de Fútbol».

 




Hace 100 años (mayo 1910)

Para el Campeonato de España de este año, primero organizado por la Federación Española de Clubs de Foot-Ball, han quedado inscritos FC Barcelona y CD Español de Barcelona; Español FC, Sociedad Gimnástica Española de Madrid y Agrupación Excursionista Pedestre; Vigo FC, Real Fortuna FC de Vigo y Teis FC; RCD Sala Calvet de La Coruña; Irún Sporting Club de Irún;  Bilbao FC de Bilbao y Academia de Infantería de Toledo.

Los premios son, para el campeón una Copa de plata del Rey D. Alfonso, 11 medallas de oro del Ayuntamiento de Madrid, título de Campeón de España y 11 suscripciones de España Deportiva. Para el segundo clasificado, 11 medallas de plata del Ayuntamiento de Madrid y 11 suscripciones de España Deportiva.

Para quedar en posesión de la copa precisa ser ganada tres años consecutivos.

Es parte del programa de festejos del mes de Mayo en Madrid.

En un primer momento iba a disputarse en el terreno de la Sociedad Gimnástica Española, corriendo con los gastos de los arreglos la organización del campeonato, pero finalmente no ocurrió así. El Tiro de Pichón ha sido vallado para impedir el paso a los «distraídos». Para mayor comodidad del público las entradas pueden retirarse en el kiosco situado frente al antiguo café de Fornos.

Antes de la disputa de los partidos de campeonato se juegan partidos entre equipos infantiles.

Finalmente solo tres equipos disputan el Campeonato. Estos son los resultados.

Español – Coruña 1-0.

Barcelona – Coruña 5-0.

Español – Barcelona 2-3.

Así queda campeón el FC Barcelona.

 *Se han realizado negociaciones con el Athletic de Bilbao para que este se reintegre a la disciplina federativa pero los resultados han sido nulos quedando el Athletic sin posibilidades de jugar frente a clubes federados.

 

* Convocada Asamblea de la Federación Española de Clubs de Foot-Ball con los siguientes puntos:

1º.- Lectura y aprobación del acta de la sesión anterior.

2º.- Lectura y discusión de la Memoria presentada por el Comité ejecutivo.

3º.- Examen y aprobación de cuentas del ejercicio de 1909-1910.

4º.- Discusión y aprobación del reglamento general de la Federación española de Clubs de foot-ball.

5º.- Elección de cargos del Comité ejecutivo.

6º.- Discusión de cuantos asuntos propongan, reglamentariamente, los señores asambleístas.

 * En Madrid ha comenzado la fase de clasificación para el Campeonato de España. Gimnástica vence a Excursionista por cinco a cero. La Gimnástica y el Español empatan a cero goles en el partido decisivo. En el partido de desempate Español vence por dos goles a cero consiguiendo la clasificación para el Campeonato de España.

* Partidos amistosos a nivel internacional de equipos españoles. En Toulouse (Francia) el Barcelona se impone a la Real Sociedad de Foot-Ball de San Sebastián por 2 tantos a 1 en la final de la Copa de los Pirineos y en el campo de la calle Muntaner el Español de Barcelona se impone a los franceses del Stade Bordelais por 4 goles a 0.

El Barcelona recibe la visita del Stade Helvetique siendo derrotado por un gol contra dos de los suizos.

Con motivo de las fiestas de Figueras y a cargo del Sport Club Ampurdanés se disputó un partido amistoso internacional entre los clubes Barcelona y Sporting Club Nimes de Francia. 4 goles a 0 vencieron los catalanes. Tras este partido hubo un concurso atlético con carreras a pie donde Peris, footballista del Barcelona, ganó la de 100 metros; Suñer, de Figueras ganó la del kilómetro y Brú, footballista también del Barcelona venció en saltos sin trampolín con 1’50 metros de marca final.

En San Sebastián la Real Sociedad vence al Burdeos por un gol a cero. Repiten enfrentamiento al día siguiente venciendo nuevamente el equipo txuri-urdin por siete goles a tres.

 * A nivel nacional tenemos el amistoso celebrado en Barcelona entre los clubes España de Barcelona y Valencia. Vencieron los barceloneses por 4 goles a 0 a los blancos valencianos.

 * En Murcia hay gran afición al foot-ball existiendo una sociedad que cuenta con 100 socios, 6 equipos, dos de ellos infantiles y que entrena en la Plaza de Toros por no disponer de otras instalaciones, aunque el Ayuntamiento tiene una petición de dicho club para que ceda algún terreno para la práctica de este sport.

 * Con motivo de la celebración del 25º aniversario de la fundación del Colegio Alfonso XII de El Escorial estaban programados unos partidos de foot-ball y ejercicios de gimnasia sueca en los cuales se entregarían valiosos premios donados por SS.MM. D. Alfonso y Dª. María Cristina, siendo suspendidos a causa del mal tiempo.

* En la Feria de Badajoz hubo concurso de foot-ball.

 * En la feria de La Carolina se celebró un match entre los equipos de Linares y Jaén dentro del programa de festejos. Vencieron los de Linares llevándose la copa de plata en disputa regalada por el ayuntamiento.

 * Aprovechando la visita a Madrid para la disputa del Campeonato de España el Real Club Deportivo de La Coruña es agasajado en el Centro Gallego de la capital y celebra unas sesiones gimnásticas con el maestro Calvet a la cabeza.